La Tora Del Rebe Najman - Bereshit

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El REBE NAJMÁN SOBRE LA TORÁ IDEAS DE BRESLOV SOBRE LA LECTURA SEMANAL DE LA T ORÁ

COMPILADO POR JAIM KRAMER

EDITADO POR Y. HALL

TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL

GUILLERMO BEILINSON

BERESHIT GÉNESIS

Publicado por BRESLOV RESEARCH

INSTITUTE Jerusalem/New York

Copyright © 2012 Breslov Research Institute ISBN 978-1-928822-61-5 Ninguna parte de esta publicación podrá ser traducida, reproducida o archivada en ningún sistema o transmitida de ninguna forma y de ninguna manera, electrónica,

mecánica, fotocopiada o grabada o de cualquier otra manera, sin el consentimiento previo, por escrito, del editor.

Título del original: REBBE NACHMAN’S TORAH

Para más información: Breslov Research Institute POB 5370 Jerusalem, Israel. Breslov Research Institute POB 587 Monsey, NY 10952-0587 Estados Unidos. Breslov Research Institute

c\o G.Beilinson calle 493 bis # 2548 Gonnet (1897) Argentina. e-mail: [email protected] Diseño Gasner

de

cubierta:

Ben

Indice

Prefacio Reconocimientos Conceptos Generales Comienzos Desde el Comienzo hasta el Final Génesis/Bereshit Parashat Bereshit Parashat Noaj Parashat Lej Lejá Parashat Vaierá

Parashat Jaié Sara Parashat Toldot Parashat Vaietze Parashat Vaishlaj Parashat Vaieshev Parashat Miketz Parashat Vaigash Parashat Vaiejí

Glosario

Prefacio

“Éste es el libro de las generaciones del hombre” (Génesis 5:1). Los Cinco Libros de Moisés, conocidos como el JuMaSh (‫חומש‬, de la palabra hebrea JaMeSh [‫חמש‬, 5]), abarcan un período de cerca de 2500 años. Los capítulos iniciales del Libro del Génesis cubren los 2000 años desde Adán hasta Abraham, con los siguientes capítulos del Génesis abarcando cerca de 300 años desde Abraham hasta el

fallecimiento de Iosef. Los primeros capítulos del Libro del Éxodo tratan sobre los 210 años de esclavitud en Egipto y el resto del JuMaSh cubre los cuarenta años desde el Éxodo hasta el fallecimiento de Moisés. Esto en cuanto a un libro de “historia” que es mucho más que historia. Los Cinco Libros de Moisés también son conocidos como la Torá. La palabra Torá (‫ )תורה‬proviene de la raíz horá (‫הורה‬, enseñar o guiar), pues la Torá es el maestro y la guía. En Su gran amor por nosotros, Dios nos dio la Torá como Su regalo, para que sea nuestra

guía en todo momento y en todas las situaciones. A través de sus historias y leyes la Torá tiene por objetivo definir para nosotros lo que es recto y lo que es incorrecto, lo que es bueno y lo que es malo y cómo cultivar una constante conciencia del Uno Que creó todo. Pero, ¿cómo podemos aprender de aquello que nos presenta la Torá? ¿Cómo podemos vivir al igual que los Patriarcas y Moisés? ¿Estamos condenados a las disputas familiares de Ishmael e Itzjak, de Iaacov y de Esaú, de Iosef y sus hermanos? ¿Cómo podemos hacer propia la esclavitud en Egipto, el Éxodo, la Apertura del Mar y las tribulaciones del pueblo judío en su

viaje a través del “desierto”? ¿Qué es el Tabernáculo? ¿Dónde está nuestro maná? ¿Qué hay de las maldiciones de Bilaam y quiénes son los “espías” entre nosotros? Y ¿qué significan las diferentes leyes de la Torá para nuestra manera de pensar de este siglo XXI? En verdad, la Torá es un libro cerrado y su estructura lacónica revela muy poco sobre aquello de lo que realmente trata. Las historias sobre las vidas de los fundadores del judaísmo no nos dicen nada sobre cómo vivir nuestras propias vidas. Por ello, debemos volvernos hacia los Sabios, cuyos extensos comentarios en la Mishná, en el Talmud, en el Midrash y

en la Kabalá, al igual que en los escritos de los comentaristas a lo largo de las épocas, nos permiten alcanzar una mayor sensibilidad ante el mensaje que guarda la Torá para nosotros. “¡Shema Israel - Oye, Israel! Dios es nuestro Señor. Dios es Uno” (Deuteronomio 6:4). Quizá el mensaje más grande que transmite la Torá esté encapsulado en el Shema Israel, el versículo que expresa nuestra fe en Dios y nuestra voluntad de seguir Sus directivas. Cuando recitamos Shema Israel, les anunciamos a todos que Dios es Uno - el Dios Único Que creó todo. A pesar de las muchas y

diversas partes de la Creación, todo emanó del Dios Único. Por lo tanto todo en el mundo -sí, todo- tiene algo de Divinidad en sí. Esto significa que cada uno y cada cosa tiene la capacidad de conectarse con Dios, porque ya es parte de Dios. También significa que todo en la vida puede reflejar a Dios. Cada pensamiento, cada palabra y cada acto puede ser el portador de un mensaje de Dios, diciéndonos que debemos ser más conscientes de nuestro Creador. En ninguna otra parte este mensaje está más claro que en la Torá, que proclama la Unidad de Dios. Esto puede comprenderse a través de lo siguiente.

Es bien conocido que la Torá contiene 613 mitzvot (preceptos) (Makot 23b). La palabra miTzVá (‫ )מצוה‬proviene de la raíz TzeVet (‫צות‬, unir, amarrar). Cuando llevamos a cabo una mitzvá, nos unimos nosotros y el mundo con Dios. Las 613 mitzvot están divididas en 248 preceptos positivos y 365 prohibiciones. Esos mandamientos engloban todos los aspectos de nuestra relación con Dios, con nuestros congéneres humanos y con todo lo que existe. Con esos preceptos Dios otorgó todas las herramientas necesarias mediante las cuales el hombre puede conectarse con Él y llevar a toda la

creación hacia su perfección final. El cuerpo humano también tiene 248 miembros (enumerados en Ohalot 1:8), correspondientes a los preceptos positivos de la Torá y 365 tejidos conectivos, venas y tendones, correspondientes a las 365 prohibiciones de la Torá (Zohar I, 170b). Así, el hombre fue hecho sobre el patrón de la Torá - no sólo su alma, sino también su cuerpo. La Torá es el eslabón que permite que el hombre experimente y sienta la Divinidad investida en él. Enseña el Zohar (III, 73a): “Dios, la Torá e Israel son uno”. Cuando recitamos Shema Israel, anunciamos la Unidad de Dios. Cuando estudiamos la

Torá, hacemos lo mismo: proclamamos que Dios y Su Torá son uno, reconocemos la presencia de Dios en nuestras vidas y comenzamos a desarrollar una relación personal con nuestro Creador.

» Los mensajes que la Torá nos envía y su importancia para una vida plena, están explicados magistralmente en las enseñanzas del Rebe Najmán de Breslov (1772-1810) y de su discípulo más importante, el rabí Natán (1780-1844). La forma en que desarrollan sus discursos, revelando la presencia de Dios en cada aspecto de la vida, nos

ayuda a comprender y a aplicar el mensaje de la Torá en nuestras propias vidas. Luego de estudiar aunque sea un poco de las enseñanzas de Breslov, uno llega a tener la sensación de que Dios está con uno en cada página, llamándolo, “¡Ven! ¡Aquí estoy para ti!”. Ésta ha sido mi experiencia personal y la de muchos de mis amigos y colegas. Tanto el Rebe Najmán como el rabí Natán nos impregnan con el sentimiento de que podemos ser partícipes activos en la Creación y que cada uno de nosotros, mediante nuestros pensamientos, palabras y acciones, puede hacer del mundo un lugar mejor. Nos hacen sentir que somos Adán y Eva

en el Jardín del Edén, embarcándonos en un nuevo comienzo. Como si estuviésemos de pie frente al Árbol de la Vida y al Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, armados con la posibilidad de elegir entre sucumbir a los llamados de la Serpiente o nutrirnos del Árbol de la Vida. Y que aquello que elijamos impactará en el futuro de la humanidad y del mundo.

» Dado que la Torá contiene muchos consejos para la vida, podremos beneficiarnos más si la estudiamos bajo la orientación de los Tzadikim, cuyas lecciones proporcionan la mejor guía

(cf. Likutey Halajot, Birkot HaPeirot 5:17).

El rabí Natán hace notar que el comentario de Rashi es el mejor y el más importante para estudiar la Torá, dado que se apega al significado simple de los versículos dirigiéndonos hacia las enseñanzas de los Sabios en lugar de dedicarse a discusiones filosóficas (Likutey Halajot, Tefilá 4:7). Por este motivo y en lugar de citar las fuentes originales en el Talmud o en el Midrash, la presente obra cita principalmente las interpretaciones de los versículos hechas por Rashi, las cuales agregan profundidad y razón a los comentarios de Breslov. Es sabido que las pocas palabras utilizadas por Rashi en sus ideas incluyen, en sí mismas, páginas

enteras de comentarios, y el Rebe Najmán y el rabí Natán suelen citarlas y desarrollarlas en la forma de notables consejos. Esta obra no tiene la intención de ser una traducción “verdadera” del Jumash. Es posible comprobar en las traducciones y comentarios ya editados las diferentes maneras en que puede traducirse cada versículo, junto con docenas de interpretaciones. Aquí presentamos una traducción que se ajusta al significado simple del versículo pero que se presta al comentario del Rebe Najmán y del rabí Natán.

Es nuestro deseo que los lectores lleguen a apreciar la relación personal que es posible desarrollar con Dios y los niveles que pueden alcanzarse mediante estas elevadas enseñanzas. Que Dios nos dé la sabiduría para comprender Sus mensajes y aplicarlos de la manera adecuada. Entonces podremos ser merecedores de ver la Venida del Mashíaj, la Reconstrucción del Templo y el Retorno de los Exilados, pronto y en nuestros días. Amén. Jaim Kramer Iyar 5771 Mayo 2011

Reconocimientos

Enseñó el Rebe Najmán: “Siempre debes estar agradecido con la persona que te da algo” (El Libro de los Atributos, Caridad A:13). Comenzar el agradecimiento hacia todas las personas que ayudaron para la realización de este libro podría tomar tantos años como llevó preparar el texto mismo. En su lugar, pedimos perdón a los muchos al limitar nuestro reconocimiento a aquellos que han sido los soportes primarios de El Rebe

Najmán sobre la Torá, desde sus comienzos hasta el día de hoy. Primero y ante todo nuestro reconocimiento para Alvin y Elaine Gordon quienes pusieron en marcha todo este proyecto con la inocente pregunta, “¿Existe algún comentario del Rebe Najmán sobre la lectura semanal de la Torá?”. Habíamos comenzado a recolectar el material sobre la Biblia y no estábamos seguros sobre qué hacer con ello. Su pregunta nos llevó a organizar el material y a presentarlo parashá tras parashá, versículo por versículo, dándoles a los lectores un “manual” del pensamiento de Breslov para realzar sus estudios semanales y

conversaciones en la mesa del Shabat. A medida que se corrió la voz de que estábamos preparando un proyecto de Jumash, varias personas se sumaron para ayudar con el financiamiento. Además de los Gordons y de la Lowenstein Foundation, fuimos bendecidos con la ayuda de Steve y Beryl Reich, Jay y Lisa Knof y David Menaged. Otros más, de una larga lista de dignos donantes, ofrecieron su tiempo, trabajo y dinero para mantener en marcha este esfuerzo. Entre todos ellos se destacan Diana Korzenik y la familia Steinberg de Toronto, quienes han sido sólidos pilares para el sustento de éste y de muchos otros proyectos del

Breslov Research Institute. Considerando el tiempo y los costos implícitos en este largo proyecto, fuimos bendecidos más aún recientemente por Ira Berkowitz, quien, como un caballero de brillante armadura, se hizo presente con una considerable contribución en memoria de su querida madre, que descanse en paz. Nuestra más profunda apreciación para R' Iaacov Dovid Shulman, quien les dio sentido, en inglés, a las profundas ideas del Likutey Moharán del Rebe Najmán. Y “aunque todos los mares fuesen tinta y todas las cañas plumas de escribir”, no serían suficientes para agradecer a Y. Hall por la excelente

traducción del Likutey Halajot del rabí Natán, al volcarlo en un lenguaje comprensible incluso para el lego. También agradecemos a B. Aber por el soberbio diseño gráfico. Gracias también a todo nuestro equipo, cuyas ideas ayudaron al fluir de esta obra. Y a mi esposa por estar conmigo. Compré un magneto para nuestro refrigerador que lo dice todo: “Yo no sufro de estrés, pero lo produzco”. Y aun así ella estuvo conmigo. Quiera Dios ayudarnos a ver la finalización de este proyecto y de muchos otros y podamos todos ser

dignos de ver la Llegada del Mashíaj, la Reconstrucción del Templo y el Retorno de los Exilados, pronto y en nuestros días. Amén. J.K.

Agradecemos a Ediciones Sigal, Buenos Aires, su amable permiso para utilizar la traducción al español de La Biblia.

Conceptos Generales

Aquellos familiarizados con las lecciones del Rebe Najmán saben que éstas suelen comenzar con una cierta premisa que es luego desarrollada utilizando textos de prueba tomados de la Biblia, del Talmud, del Midrash, de la Kabalá, del Zohar y de otras enseñanzas. Construyendo y agregando más ideas, el Rebe entreteje un tapiz increíblemente hermoso englobando toda la lección. El rabí Natán sigue el mismo patrón en sus discursos. Para el estudiante de Breslov, estas lecciones

combinan un profundo comentario de los versículos bíblicos junto con una gran riqueza de consejos para la vida. Pero para el editor que busca aislar cada enseñanza no es fácil discernir las piedras preciosas de los consejos sobre cada versículo. Es necesario profundizar en los escritos del Rebe Najmán y del rabí Natán para encontrar esas pepitas de oro, pues están intrincadamente bordadas en sus discursos, de una manera exquisita. Así, la compilación de esta obra implicó extraer virtualmente cada lección “fuera de contexto” y desarrollarla como una unidad autónoma. En su mayor parte, los

comentarios del Rebe Najmán y del rabí Natán se sustentan por sí mismos, pero muchos de ellos son mejor comprendidos en el contexto original. Por lo tanto presentamos este capítulo como conceptos básicos de El Rebe Najmán sobre la Torá. Es posible encontrar varios temas básicos y recurrentes a lo largo de las enseñanzas de Breslov, entre ellos: la fe, la verdad, la moral, el cuidado del pacto de Abraham, el lugar central del Tzadik en el judaísmo, dar caridad o actuar de manera caritativa, alegría y felicidad, guardar y/o cuidar los pensamientos y la primacía del estudio de la Torá y de la plegaria. Dado que estas ideas son

centrales al pensamiento judío, se presentan una y otra vez en las enseñanzas del Rebe Najmán y siempre desde un punto de vista diferente. Hay tres que se destacan más que las otras: la fe, el pacto y el Tzadik. La Fe Como explica el Rebe Najmán: “Afortunados somos de que Moisés nos diera la Torá que empieza con ‘En el comienzo creó Dios los cielos y la tierra’. Se nos ordena creer en Dios sólo mediante la fe y no entrar en especulaciones intelectuales” (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #5). Ello se debe a que la fe está

imbricada dentro del Acto mismo de la Creación, como está escrito, “Todas Sus obras están hechas con fe” (Salmos 33:4). El rabí Natán explica además que la fe es absolutamente necesaria en cuatro áreas. Éstas son: la fe en Dios, la fe en la Torá como un regalo de Dios, la fe en los líderes rectos (e.g. Moisés, el rey David y todos los verdaderos Tzadikim y líderes de la nación judía a lo largo de las épocas) y quizás la más significativa de todas, la fe en uno mismo – en el hecho de que uno es importante a los ojos de Dios, que sin importar cuán lejos se sienta de Dios uno siempre puede volver a Él, que tiene un propósito en la vida, que tiene la fe y

la confianza necesarias para tratar con los demás y la fuerza interna para cambiar los hábitos y mejorar su vida (cf. Likutey Halajot, Masá u-Matán 3:6). También incluidas en el concepto de la fe se encuentran la verdad y la honestidad, dado que la fe implica fidelidad y la capacidad de confiar en los demás, una situación que sólo es posible mediante la honradez. El Pacto El tema de la moralidad y del cuidado del pacto hace referencia al Pacto de Abraham, el brit milá (el pacto de la circuncisión). El brit milá no es

una ceremonia religiosa que es celebrada un día y olvidada al siguiente. Es el pacto eterno entre Dios y el pueblo judío. El retiro del prepucio del órgano sexual simboliza el retiro de todo lo que es impuro en la vida de la persona; con pureza en la mente y en el corazón la persona puede entonces utilizar el órgano de procreación para ser un socio de Dios en el proceso continuo de la creación del mundo. Es impensable que se pueda llegar al abuso de ese poder procreador para propósitos lujuriosos, pues ello envenena el mundo con deseos cada vez mayores y degradantes. Cuando la persona guarda el pacto y eleva sus pensamientos e intenciones morales, se eleva a sí misma y a muchos otros, hacia

una conciencia más exaltada de honestidad, de decencia y de pureza. En palabras del Rebe Najmán: “El principal camino para acercarse a Dios es el cuidado y la rectificación del pacto” (Likutey Moharán I, 29:4). El Tzadik El Tzadik es quizás el tema más recurrente en las enseñanzas del Rebe Najmán pero es, probablemente, el concepto menos comprendido. Este concepto se menciona por primera vez en una frase del Talmud: Dice el rabí Elazar: El mundo entero fue creado debido a un solo

Tzadik. Esto lo aprendemos del versículo “Dios vio que la luz era buena” (Génesis 1:4). “Bueno” no es otra cosa que el Tzadik, como está escrito, “Di del Tzadik que es bueno” (Isaías 3:10). El rabí Jiá dijo en nombre del rabí Iojanan: Pues el mundo será mantenido en aras de un solo Tzadik, como está escrito, “El Tzadik es el cimiento del mundo” (Proverbios 10:25) (Ioma 38b). Es axiomático el que el Tzadik sea una figura central del judaísmo. Su tenacidad en el servicio a Dios pese a todos los obstáculos -como atestigua el ostracismo de Abraham debido a su rechazo de la idolatría y de su enseñanza

en la creencia en Dios- y su completa anulación delante de Dios al servir como líder de la nación -como Moisés que estuvo dispuesto a “borrarse” a sí mismo si Dios no perdonaba la rebelión del pueblo judío (Éxodo 32:32)- ha salvado al pueblo judío una y otra vez a lo largo de nuestra extensa historia. Ello se debe a que el Tzadik trasciende este mundo material y alcanza una comprensión de lo espiritual incluso mientras existe en el plano físico. Como tal, es una especie de puente entre nosotros y Dios. Por supuesto, ningún judío necesita de un intermediario entre él y Dios. Dios ciertamente no necesita que nadie actúe como Su intermediario y tampoco nosotros, porque siempre

podemos buscar a Dios y encontrarlo. Pero el Tzadik ya ha encontrado a Dios y, por lo tanto, para decirlo de una forma más simple, conoce la manera eficaz de hallarlo. Esto significa que es la persona adecuada para enseñarnos aquello que debemos saber para poder acercarnos a Dios. Aun así el Tzadik es mucho más que un maestro que nos da una óptica Divina. El Tzadik se encuentra en un plano tan elevado que en verdad llega a ser el emisario de Dios para hacernos llegar Su mensaje. Sólo Moisés pudo traernos la Torá tal cual la conocemos y sólo los muy grandes Tzadikim de cada generación -los profetas, los reyes

justos, los Sabios líderes, los Gaonim, los Codificadores y demás- son capaces de transmitirnos las instrucciones de Dios, la Torá. (En su obra clásica, el Mishne Torá, Maimónides presenta una lista de los líderes de cada generación desde Moisés hasta el final de la era Talmúdica). Y los Tzadikim reciben desde Arriba el poder para enseñar la Torá tal cual lo consideren adecuado por ejemplo, los Sabios Talmúdicos introdujeron muchas leyes y guías nuevas para preservar la observancia de la Torá. De la misma manera, en cada generación, los Tzadikim ejercen un “poder Divino” para dirigir a la nación de acuerdo a su comprensión de la Torá y en concordancia con la generación en

la cual viven. Éste es un concepto muy audaz, pero no es nuevo. De la Torá misma aprendemos que el Tzadik tiene poder. A lo largo de las Escrituras, encontramos el versículo “Vaidaber IHVH el Moshé lemor - Dios le habló a Moshé, diciendo” (Éxodo 13:1; 14:1; 25:1; 30:11; et al.). Vaidaber (‫וידבר‬, “Él habló”) proviene de la misma raíz que DaBaR (‫רבר‬, líder) (Rashi sobre Deuteronomio 31:7; ver Sanedrín 8a). El rabí Natán explica que cuando Dios le habló a Moisés, no sólo le habló a él y le dio directivas, sino que también le pasó esa directiva y liderazgo al mismo Moisés. Con cada Vaidaber, Dios le entregó el

liderazgo y la dirección a Moisés, para que él implementase las enseñanzas tal como lo considerase adecuado (Likutey Halajot, Milá 2:8). Entender la grandeza del Tzadik es algo esencial para nuestra comprensión de la Torá. El Talmud, el Midrash, el Zohar, la Kabalá y virtualmente todas las enseñanzas jasídica están repletas de afirmaciones sobre la grandeza del Tzadik y de su rol central en el judaísmo. El Rebe Najmán enfatiza en su enseñanza más importante sobre el hitbodedut que cada persona debe desarrollar su propia y directa conexión con Dios (Likutey Moharán I, 52; Ibid. II, 25). Pero el Tzadik es un Tzadik,

un líder que se entrega en aras de los demás sin buscar remuneración alguna y que continuamente dará de sí mismo hasta el fin. Todos comprenden la importancia de tener líderes calificados - ¡no hace falta más que ver la expresión de emoción y determinación en un día electoral cuando la gente corre a las urnas para votar por el político más mediocre! Pero el Rebe Najmán considera el liderazgo desde un punto de vista muy diferente. Su concepto del liderazgo incluye personas tales como Abraham, Moisés, el rey David y el rabí Akiba, personas que entregaron sus vidas por los demás sin ocuparse de sí

mismas. Por ese motivo, la Torá termina con el fallecimiento de Moisés, pues una vez que nos unimos a un Tzadik así, estamos en el sendero correcto. Pero en verdad la Torá no termina sino que comienza una y otra vez. Y es por eso que encontraremos muchas enseñanzas en El Rebe Najmán sobre la Torá que se explican al comprender el papel del Tzadik en nuestras vidas.

Comienzos

Comienzos Éste es el libro de las generaciones del hombre (Génesis 5:1) Cada año repetimos el ciclo de la lectura semanal de la Torá. Cada lectura se divide en siete porciones, una para cada día de la semana. Aunque cada año repetimos la Torá, ella es siempre un libro nuevo, pues refleja las situaciones únicas de cada persona y le otorga comprensión e inspiración para atravesar los desafíos y adversidades de la vida. La Torá contiene alusiones dirigidas a cada uno de nosotros; es la

historia de la vida de cada individuo. Cada uno puede encontrarse a sí mismo en la lectura de la Torá de ese día y de esa semana e inspirarse con ello (Likutey Halajot I, p. 196a-392). La Torá La Torá es llamada un “testimonio” - es el testimonio de la realidad y de la Unidad de Dios. La Torá, con sus leyes y estatutos, los Libros de los Profetas y los Escritos, al igual que el Talmud, el Midrash, el Zohar, la Kabalá y todos los comentarios que acompañan a esas obras encajan entre sí con una increíble precisión y perfección. Incluso un

mínimo conocimiento de la Torá y de sus contenidos demuestra que no es algo producto de la obra del hombre, sino testimonio de nuestro Creador Quien nos dio la Torá. Así, está escrito, “Las Tablas eran obra de Dios y la escritura era la escritura de Dios” (Éxodo 32:16) (Likutey Halajot VII, p. 30-16a). La Torá fue dada luego de veintiséis generaciones Antes de que Dios diese la Torá debía haber, por parte de la humanidad, una manifestación del deseo por ella y por la Divinidad. Así, la Entrega de la Torá se retrasó por veinte generaciones (de Adán a Noaj, diez generaciones; de

Noaj a Abraham, diez generaciones; Itzjak, Iaacov, Leví, Kehot, Amran y Moisés, seis generaciones [Jaguigá 13b]), hasta que todas las buenas aspiraciones y anhelos de los Tzadikim de esas generaciones llenaron al mundo de buenos deseos. Entonces fue dada la Torá (Likutey Halajot VI, p. 74). La lectura de la Haftará y el Maftir El Maftir es el último pasaje de la Torá leído durante los servicios del Shabat y de las festividades; la Haftará es la lectura de los escritos de los Profetas, cuyo tema se relaciona con la lectura de la Torá de esa semana. La costumbre de leer el Maftir y la Haftará

fue instituida en épocas Talmúdicas durante un período de decretos que prohibieron la lectura pública de la Torá. En esa época, los Sabios instituyeron la costumbre de leer un pasaje de los Libros de los Profetas en lugar de la lectura de la Torá. Hoy en día, esa Haftará se recita luego de la lectura regular de la Torá. Los profetas hablan generalmente del consuelo de la nación judía al final de los tiempos - así, la palabra maFTiR (‫ )מפטיר‬alude a PaTuR (‫פטור‬, exceptuado) o al final del sufrimiento en mérito por haber mantenido la Torá. La haFTaRá (‫ )הפטרה‬también representa un comienzo, como en PeTeR jamor (‫פטר‬

‫)חמור‬, un “asno primogénito” que PoTeR (‫פוטר‬, que exceptúa) al vientre de otro nacimiento primogénito (ver Rashi sobre Éxodo 13:2). Al comenzar nuevamente, podemos renovarnos y renovar nuestra actitud hacia el servicio a Dios, mereciendo así ser testigos del fin de todo sufrimiento (Likutey Halajot I, p. 452). Estudiando con Rashi Por mucho, el comentario de Rashi es el mejor y el más importante para estudiar la Torá, dado que se apega al significado simple de los versículos dirigiéndonos hacia las enseñanzas de los Sabios en lugar de dedicarse a discusiones filosóficas (Likutey Halajot I,

p. 348).

Cierta vez varias personas estaban alabando los comentarios de Rashi en presencia del Rebe Najmán. La esencia de la conversación era el hecho de que para una comprensión directa de la Biblia sólo hacía falta el comentario de Rashi, pues muchos de los otros comentaristas se apoyaban en los filósofos (Tzadik #410). El Rebe hizo notar, “Es posible que ustedes no se den cuenta, pero Rashi es como el hermano de la Torá. Cada judío, desde su infancia, estudia la Torá Escrita y la Torá Oral con los comentarios de Rashi. Piensen en ello y comprenderán la grandeza única de Rashi” (Sabiduría y

Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #223).

Desde el Comienzo hasta el Final

La festividad de Simjat Torá engloba la idea de que la Torá no tiene un comienzo, un medio y un final. En ese día, cuando terminamos el ciclo de lectura anual de la Torá con la última sección del Deuteronomio, retornamos inmediatamente al comienzo con la lectura de la primera sección del Génesis. Las siguientes enseñanzas subrayan la unión entre el final del Jumash y su comienzo.

Bereshit... ante los ojos de todo Israel La Torá comienza con la letra Bet (‫ )בת‬de Bereshit (‫ )בראשית‬y termina con la letra Lamed (‫ )ל‬de IsraeL (‫)ישראל‬ (Deuteronomio 34:12). Juntas estas letras conforman la palabra LeV (‫לב‬, corazón). El espíritu del hombre reside en su corazón, motivándolo constantemente hacia alturas cada vez más elevadas (Likutey Moharán I, 10:7). Más aún, la Torá representa el corazón, el asiento del espíritu (Likutey Moharán I, 10:7). Cuanto más nos asociemos con la Torá, más plenamente podremos desarrollar nuestro espíritu.

Así, vemos que el Santo Nombre de Dios Elohim aparece treinta y dos veces en el relato de la Creación, correspondiente al valor numérico de la palabra LeV (‫לב‬, corazón) (Likutey Moharán I, 19:9). Esto enseña que cuando sincronizamos nuestros corazones con Dios, podemos percibirlo a través de cada una de las facetas de la Creación. Bereshit... ante los ojos de todo Israel La Torá misma es el epítome de la idea de lo que la Torá tiene por objetivo. Comienza con Bereshit, la “Expresión Oculta” - implicando que Dios está oculto de nosotros y que no

tenemos idea alguna sobre Él. Concluye con “lo que Moisés hizo ante los ojos de todo Israel” (Deuteronomio 34:12) implicando que la Torá está ahora revelada para todos. La Torá nos enseña que, por un lado, Dios es inefable y que nunca podremos llegar a conocerlo; pero, al mismo tiempo, el mundo está lleno de Su gloria y Su gloria se encuentra constantemente ante nuestros ojos (Likutey Halajot V, p. 60). Bereshit... ante los ojos de todo Israel La palabra BeREShIT (‫)בראשית‬ contiene las palabras RaShEi (‫ )ראשי‬y BaT (‫)בת‬. Esto hace referencia a cuatro niveles: los Rashei, que son tres

“líderes” o “cabezas” (Jesed, Guevurá, Tiferet) y Bat (Maljut). Esos cuatro niveles corresponden a los cuatro colores del ojo (el blanco/esclerótica, el rojo/músculo, el color/iris y el negro/pupila). Así, la primera palabra de la Torá habla sobre la visión - i.e., la Providencia Divina (Likutey Halajot II, p. 4 a). La Providencia Divina es atraída desde el reshit, desde el comienzo mismo de la Creación, directamente de Dios Mismo. La persona debe atraer la Providencia Divina hacia su propia visión y “ante los ojos de todo Israel”, para que todos puedan percibir constantemente la presencia de Dios y la

Providencia Divina que dirige nuestras vidas (Likutey Halajot II, p. 10). Simjat Torá y Bereshit La festividad de Sukot corresponde a la sefirá de Biná (Comprensión). Llevar a cabo la mitzvá de la suká le permite a la persona construir una casa. Esto es como está escrito, “Con sabiduría se construye la casa y con comprensión se la mantiene” (Proverbios 24:3). Observar la festividad de Sukot es también beneficioso para la protección de los rebaños. Esto es debido a que: Biná corresponde al corazón. Los

seres humanos son únicos en el hecho de que, siendo niños, se nutren de los pechos que se encuentran cerca del corazón de la madre - a diferencia del ganado, que se nutre de la ubre que está cerca de los órganos excretores. La misma idea se aplica en el sentido espiritual. Cuando la persona se comporta de la manera apropiada, recibe el sustento de Biná, el corazón. De lo contrario, desciende al nivel de un animal que toma el sustento de los “deshechos”. En este último caso, se nutre de aquello que les correspondería a los animales, impidiendo que estos reciban un sustento adecuado en un nivel espiritual.

En Sukot, esa persona vuelve a conectarse con Biná -el corazónpermitiendo así que los animales reciban el sustento apropiado. Más aún, en Sukot (más precisamente en Simjat Torá), completamos el ciclo de la lectura de la Torá y la comenzamos nuevamente. La Torá corresponde a Zeir Anpin, que está enraizado en Biná. De esa manera, comenzamos nuevamente nuestra relación con la Torá al volver a empezar su lectura inmediatamente después de Sukot (Likutey Moharán I, 266).

Génesis Bereshit

Parashat Bereshit 1:1 En el comienzo creó Dios los cielos y

la tierra En el comienzo creó Dios los cielos y la tierra Moisés nos hizo un gran favor al comenzar la Torá con las simples palabras, “En el comienzo creó Dios los cielos y la tierra”. De esta manera, nos proveyó de un modelo de fe que no implica ninguna sofisticación ni filosofía (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #219).

En el comienzo creó Dios los cielos y la tierra

El mundo fue creado principalmente con el objetivo de probar la fe del hombre. Cierta vez, un seguidor del Rebe Najmán estaba teniendo dudas. El Rebe le dijo: “Está escrito que toda la creación llegó a la existencia sólo debido a gente como tú. Dios vio que habría gente que se aferraría a nuestra sagrada fe, sufriendo en gran manera debido a la confusión y a las dudas que constantemente la atacarían. Él percibió que superarían esas dudas y que se mantendrían firmes en sus creencias. Fue debido a esto que Dios trajo a la existencia toda la creación” (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #222).

En el comienzo La Torá comienza específicamente con el relato de la Creación para infundir en nosotros la fe en que Dios creó el mundo entero “a partir de la nada”. Éste es el fundamento de la fe (Likutey Halajot II, p. 250). Bereshit-Creó Dios La palabra BeREShIT (‫)בראשית‬ tiene las mismas letras que Bait REShIT (‫בית ראשית‬, “primero es la casa”), haciendo referencia al hogar de la persona. La persona misma refleja la Torá, como en “Ésta es la Torá, un hombre” (Números 19:14). Las paredes de

cada hogar lo demarcan como una propiedad individual - esto hace referencia al Individuo, al Dios Único, a Quien pertenece realmente la casa (Likutey Halajot III, p. 414). Así, el comienzo de la Torá nos dice cómo prepararnos para vivir una vida de Torá: dedicándole nuestros hogares a Dios. Bereshit La palabra BeREShIT (‫)בראשית‬ puede ser escrita como Beit REShIT (‫בית‬ ‫)ראשית‬. La palabra Beit (‫ )בית‬puede ser leída como la palabra BaIT (‫בית‬, hogar) y la palabra reshit (comienzo) puede comprenderse como haciendo referencia a la Torá (Vaikrá Rabah 36:4). Así, la

palabra Bereshit -bait reshit- nos enseña que la persona que construye su vida sobre los principios de la Torá beneficia a su hogar. Esto se refleja en el hecho de que al retornar a nuestros hogares después de la festividad de Sukot, comenzamos nuevamente la lectura de la Torá precisamente desde Bereshit (Likutey Moharán I, 266). Bereshit Jalá (el diezmo de la masa de harina entregada a los cohanim), los Bikurim (los primeros frutos) y la Trumá (los diezmos) son llamados “primero”. El mundo fue creado en mérito al cumplimiento de estas mitzvot (Bereshit Rabah 1:4).

Este Midrash enseña que la caridad es el pilar principal y fundamental de la Creación. Antes de llevar a cabo cualquier actividad creativa es adecuado dar caridad (Likutey Halajot III, p. 216 a). Bereshit-El anteproyecto del mundo Estaba con Él como una criatura (amon) (Proverbios 8:30). No leas AMoN (‫אמון‬, criatura), sino UMaN (‫אומן‬, anteproyecto) (Bereshit Rabah 1:1).

La Torá es el anteproyecto del mundo. Todo se mantiene mediante las

combinaciones de letras de la Torá (Likutey Moharán I, 33:3). Por lo tanto uno siempre puede encontrar la Torá, que provee de un sendero hacia Dios, en todo lo que existe en la creación. Bereshit La palabra Bereshit también puede ser traducida como “en aras de la cabeza”. El mundo fue creado en aras de Israel, que es su cabeza (Vaikrá Rabah 36:4).

Al crear el mundo, Dios anticipó el orgullo y la alegría que sentiría por las buenas acciones de Su nación, Israel. De modo que creó todo en el mundo de acuerdo a cómo reflejaría ese orgullo y alegría (Likutey Moharán I, 17:1). Algunas

personas pueden reflejar la belleza de las montañas; otras, la belleza de los bosques o incluso de los desiertos. Cada judío debe ser consciente de cuán importante es a los ojos de Dios y saber que de una manera u otra refleja la belleza de la Creación Bereshit El comienzo de la sabiduría es el temor a Dios (Salmos 111:10).

Las letras de la palabra BeREShIT (‫ )בראשית‬pueden ser transpuestas para formar las frases IaRe BoSheT (‫בשת‬-‫ירא‬, temor-humildad) y IaRe ShaBaT (‫שבת‬-‫ירא‬, temor-Shabat). ShaBaT (‫)שבת‬ se asocia con el arrepentimiento, pues

contiene las mismas letras que TaShuV (‫תשב‬, “te arrepentirás”). Así, con la palabra Bereshit, la Torá indica la importancia de buscar el temor a Dios. Con ese temor, la persona puede alcanzar profundos niveles de humildad delante de Dios, de modo que aunque caiga, siempre podrá retornar a Él (Likutey Moharán II, 72; Ibid., I, 38). Más aún, IaRe BoSheT (temor-humildad) indica que la humildad de la persona debida a su comprensión de la tremenda grandeza de Dios- la inspira a temer a Dios (Likutey Moharán I, 22:10). Bereshit

Las letras de la palabra BeREShIT (‫ )בראשית‬pueden ser transpuestas para formar la frase IaRe ShaBaT (‫ירא שבת‬, “aquel que guarda el Shabat”). En mérito a guardar el Shabat la persona merecerá el temor a Dios (Likutey Halajot III, p. 1a). Bereshit La palabra BeREShIT (‫ )בראשית‬tiene las mismas letras que IaRe ShaBaT (‫ירא‬ ‫שבת‬, “aquel que guarda el Shabat”) (Tikuney Zohar #9, p. 24b). El Shabat equivale a toda la Torá (Ierushalmi, Shabat 1:8).

La Torá precedió a la creación del

mundo en 2000 años (Bereshit Rabah 8:2). Dado que el Shabat se compara con toda la Torá, podemos decir que el Shabat también precedió al mundo en 2000 años. Esos 2000 años están representados por el límite de 2000 amot (codos) fuera de los límites de la ciudad, en los cuales está permitido caminar en el Shabat. Ese límite también corresponde al límite de la mente, que impone restricciones sobre aquello que es posible comprender, sobre lo que se encuentra más allá de nosotros y en aquello donde debemos fortalecer nuestra fe. Gracias a esos límites podemos atraer los intelectos de la Torá y la santidad del Shabat, para reconocer que la Creación es obra de Dios (Likutey

Halajot III, p. 102).

Bereshit bará Elohim Nuestros sabios enseñan que el rey egipcio Ptolomeo les ordenó a los setenta ancianos de Israel traducir la Torá al griego. Al hacerlo, los ancianos alteraron la traducción de varios versículos para evitar una mala interpretación. Cambiaron el versículo “Bereshit bará Elohim - En el comienzo creó Dios” y pusieron en su lugar “Elohim bará bereshit - Dios creó en el comienzo”. De otra manera, Ptolomeo podría haber leído el versículo como “[Una entidad llamada] ‘En El Comienzo’ creó a Dios” (Meguilá 9a).

El Rebe Najmán enseña que los ancianos tuvieron que alterar ese versículo porque, en su forma pura, la Torá es tan intensa que la persona que se encuentre lejos de Dios no podrá comprenderla apropiadamente. Es por ello que la Torá, al igual que el Talmud y el Midrash, contiene narraciones e historias - estos son los vehículos a través de los cuales la luz de la Torá puede serles transmitida a personas relativamente simples y carentes de conocimiento. El Rebe agrega que ello explica por qué muchos Tzadikim conversan sobre temas mundanos con sus seguidores. Con ello les transmiten conceptos de Torá en un formato simple que pueden aferrar (Likutey Moharán II,

91).

Bereshit-La Expresión Oculta El mundo fue creado con Diez Expresiones (“Dios dijo...”). Pero sólo nueve veces la Torá registra la frase “Dios dijo”. Esto enseña que Bereshit es una Expresión Oculta (Rosh HaShaná 32a).

Así como Bereshit es una Expresión Oculta, la presencia de Dios está oculta en la Creación. Cuando la Torá afirma: “La tierra estaba confusa y desolada, con la oscuridad sobre la faz del abismo, y el espíritu de Dios sobrevolaba sobre la superficie de las aguas” (Génesis 1:2), ello nos da

esperanzas. Pese a todo lo que puede abrumar a la persona y desestabilizar su vida, Dios está con ella y la puede sacar de su confusión y caos (Likutey Halajot III, p. 213a). Este punto se hace más claro aún por el hecho de que la Torá nunca menciona la creación de las aguas, sólo que el espíritu de Dios “sobrevolaba sobre la superficie de las aguas”. Aunque ciertas cosas de la Creación ocultan la Divinidad, siempre debemos saber que Dios está presente (Ibid., p. 430). Bereshit-La Expresión Oculta El arrepentimiento fue creado antes que el mundo (Pesajim 54a).

La Expresión Oculta de Bereshit alude a la Torá Oculta que sostuvo al mundo antes de la Revelación en el Sinaí. La Torá Oculta es la raíz de la Creación y de ella provino todo lo demás. Cada Expresión sucesiva reveló más y más de la gloria de Dios, hasta que el mundo entero estuvo lleno de Su gloria. La Expresión Oculta de Bereshit es más elevada que la Torá. Cuando una persona transgrede, la Torá demanda el castigo por la mala acción que ha sido cometida. Teóricamente, el arrepentimiento no debería ayudar pero sí lo hace, pues el arrepentimiento está enraizado en Bereshit, la Torá

Oculta. Esto también explica porqué el recitado del Kadish puede darles méritos a los padres fallecidos. Ostensiblemente, todo lo que la persona logra durante su vida queda en sus registros como un crédito o un demérito. ¿Cómo es posible que los esfuerzos de otra persona puedan cambiar ese registro? Pero en la plegaria del Kadish decimos, “Quien es exaltado más allá de todas las bendiciones y alabanzas” esto hace referencia a la Expresión Oculta, la raíz de todo, que conecta directamente con el arrepentimiento y la rectificación (Likutey Halajot V, p. 88-45a). Bereshit-La Expresión Oculta

¿Por qué debe estar oculta una de los Diez Expresiones? Existen tres formas de manifestación de la voz de Dios: mediante un sonido directo, a través un sonido reflejo y mediante la mezcla de ambos. El sonido directo es aquél de Dios hablándonos -a nuestras almasenviándonos mensajes y dándonos directivas para poder servirlo. Si oyésemos esa voz de manera directa no tendríamos libertad de elección. El Midrash relata que los judíos en el Sinaí abandonaron sus almas cada vez que oyeron directamente la voz de Dios, pues era demasiado intensa para ellos (Shmot Rabah 29:4).

El sonido reflejo es similar a un eco, es como si la voz de Dios golpease el mundo material y se reflejase desde allí. Esa voz es más fácil de oír, pero está teñida del materialismo con el cual está en contacto. Uno no debe cometer el error de pensar que ella es sólo la voz de Dios, no sea que el materialismo implícito en el sonido reflejo lo abrume y lo lleve al error e incluso al ateísmo. La Expresión Oculta es una mezcla que contiene el potencial del sonido directo junto con el sonido reflejo. Es este tercer tipo de sonido el que debemos escuchar y el cual nos permite reaccionar positivamente

(Likutey Halajot VI, p. 18a).

Bereshit El mundo fue creado mediante Diez Expresiones (Avot 5:1).

La primera de estas Expresiones es la palabra Bereshit. Ésta es una Expresión Oculta, en la que nada es dicho - en contraste con las nueve siguientes Expresiones reveladas, cada una de las cuales es introducida por la frase Vaiomer Elohim (Dios dijo). Como un todo, esas Diez Expresiones corresponden a los Diez Mandamientos, indicando que el poder de la Creación se encuentra en la Torá.

Las nueve Expresiones Reveladas corresponden a la Torá Revelada. Con sus ordenanzas, recompensas y castigos, la Torá Revelada representa el ámbito de la justicia, que es una manifestación de la bondad de Dios en el hecho de que nos muestra el sendero que Él desea que sigamos. La Expresión Oculta, Bereshit, corresponde a la Torá Oculta, que contiene los misterios de la Kabalá y los misterios de la Creación. Esa Torá Oculta incluye elementos para un nivel oculto de bondad, conocido como el Tesoro de Dones Inmerecidos, que Dios creó para retrasar la aplicación de la justicia y darle a la persona la posibilidad de arrepentirse (ver Likutey Halajot VIII, p. 121b).

Bereshit El rabí Eliezer afirma que el mundo fue creado en el mes de Tishrei. El rabí Ioshúa dice que fue creado en Nisán (Rosh HaShaná 10b). El arrepentimiento fue creado antes que el mundo (Pesajim 54a).

La palabra BeREShiT (‫)בראשית‬ alude a estos dos puntos de vista. La primera letra, Bet (‫)ב‬, que tiene el valor numérico de 2, está seguida por la palabra REShiT (‫ראשית‬, comienzo). Bet reshit indica “dos comienzos” - i.e., Tishrei y Nisán (Likutey Moharán I, 49:6). Debido a que esos meses representan

nuevos comienzos, ambos son propicios para el arrepentimiento Bereshit Las letras de la palabra BeREShiT (‫ )בראשית‬pueden ser ordenadas para formar la frase ROSh BaIT (‫ראש בית‬, “cabeza de la casa”). La “cabeza” hace referencia al Tzadik y la “casa” al mundo. El primer paso en el acercamiento a Dios debe ser buscar al Tzadik (Likutey Moharán II, 67). Bereshit-La Tierra Santa Rashi pregunta por qué la Torá comienza con el relato de la Creación en lugar de hacerlo con los preceptos, que son su

raison d'être. Para responder a esta cuestión, cita el versículo, “El poder de Sus obras Él le relató a Su pueblo, para darles la herencia de las naciones” (Salmos 108:6). Rashi explica que debido a que Dios creó el mundo entero, éste le pertenece y Él puede darle cualquier parte a quien considere adecuado. Si las naciones del mundo reclaman y cuestionan diciendo que los judíos tomaron la Tierra de Israel de manera ilegal, ellos pueden responder afirmando que en el comienzo Dios se las dio a los gentiles pero que luego Él la tomó de ellos y se la dio a los judíos (Rashi sobre Génesis 1:1).

En el versículo citado por Rashi, “El poder de Sus obras Él le relató a Su pueblo”, la palabra koaj (‫כח‬, poder)

tiene el valor numérico de 28. Esto corresponde al número de letras en el primer versículo del Génesis (Likutey Moharán I, 44:1). De esa manera, la Torá nos enseña que cuando reconocemos el poder de Dios revelamos la santidad de la Tierra Santa, que Dios le dio específicamente a Su pueblo elegido (Ibid., II, 78). El rabí Natán presenta una dificultad con respecto a la explicación de Rashi: ¿Qué valor puede tener esa respuesta para los gentiles? Afirma que es posible que no sirva para ellos. Pero cuando nosotros proclamamos nuestra fe en Dios e invocamos Su poder, ello fortalece nuestra propia fe en Dios y

refuerza nuestra creencia en nuestro derecho para poseer la Tierra Santa (cf. Likutey Halajot, Shomer Sajar 4:1). Bereshit-La Tierra Santa ¿Por qué la Torá comienza con Bereshit? Si las naciones dicen, “Ustedes son ladrones, porque tomaron por la fuerza la tierra que les pertenece a las siete naciones cananeas”, debes decirles, “El mundo entero le pertenece a Dios, Quien lo creó. Él puede darle la tierra a quien lo desee” (Rashi).

Y si tú les dices, ¿ellos te escucharán? La verdad del tema es que las klipot -y por extensión, las nacionessiempre proclaman que todo es de ellas.

La cáscara siempre precede al fruto; por lo tanto las naciones recibieron el control de la Tierra Santa antes que los judíos, y es por ello que afirman que nosotros les robamos la Tierra. Sin embargo cuando estudiamos y observamos la Torá, revelamos la voluntad de Dios en el mundo. Entonces las naciones se ven forzadas a admitir la verdad y a desistir de sus reclamos (Likutey Halajot VIII, p. 155a). Bereshit-La Tierra Santa ¿Por qué la Torá, que relata la historia del pueblo judío, comienza con el Acto de la Creación? Es un reproche para las naciones del mundo, que podrían reclamar que la Tierra de Israel les

pertenece a ellas. Podríamos indicar este pasaje y responder, “Dios creó el mundo entero y a Él le pertenece. Él les dio la Tierra a ustedes. Pero luego se la sacó y nos la dio a nosotros” (Rashi).

Dios nos dio la Tierra Santa para observar la Torá, como en “Él te dio la tierra de las naciones... para que observes Sus leyes y Su Torá” (Salmos 105:44-45). Por lo tanto, cuando observamos la Torá, la Tierra es nuestra. Y al observar la Torá, todos llegarán a ser dignos de ver la grandeza de Dios y tendrán fe en que fue Él quien creó el mundo entero. Llegarán entonces a conocer a Dios y a reconocer nuestro derecho a la Tierra. Si no observamos la Torá le damos pie a los reclamos de las

otras naciones (Likutey Halajot I, p. 237a474). Bereshit-La Tierra Santa ¿Por qué la Torá comienza con Bereshit? Si las naciones dicen, “Ustedes son ladrones, porque tomaron por la fuerza la tierra que les pertenece a las siete naciones cananeas”, debes decirles, “El mundo entero le pertenece a Dios, Quien lo creó. Él puede darle la tierra a quien lo desee” (Rashi).

El poder para convencer al mundo de que la Tierra Santa nos pertenece yace en la Torá, que detalla la Creación de Dios y Su propiedad. Sin la Torá, no tenemos reclamo alguno de la Tierra.

¿Qué sostuvo al mundo hasta que fue dada la Torá? Matnat Jinam - la bondad de Dios, el Tesoro de Dones Inmerecidos. Para que podamos exponer la Torá y reclamar la Tierra debemos traer una Torá pura que debe ser hecha descender apropiadamente desde Arriba. Mediante la plegaria podemos acceder a esa Torá, rogando a Dios y pidiéndole que haga descender Su bondad sobre nosotros en lugar de pedir Su beneficencia diciendo que esperamos que nuestras plegarias sean respondidas debido a que lo merecemos. El primer tipo de plegaria es la ofrecida por los grandes Tzadikim tales como Moisés (ver Rashi

sobre Deuteronomio 3:23). Tal plegaria es

respondida desde el Tesoro de Dones Inmerecidos de Dios - el mismo Tesoro que sostuvo al mundo hasta la entrega de la Torá. En cuanto al segundo tipo de plegaria, que demanda resultados en base a la recompensa por las acciones, aquel que la articula es comparable a un ladrón que demanda y toma lo que desea. Orar de esa manera niega el concepto del Tesoro de Dones Inmerecidos de Dios y va en contra de los ideales de una Torá pura recibida a través de la Bondad. Más aún, dado que el Tesoro de Dones Inmerecidos es conceptualmente la Torá Oculta que

sostuvo al mundo, tal persona demuestra que no se apoya en la Torá para su sustento. Así, las naciones que dicen que los judíos tomaron la tierra como ladrones tienen una queja legítima. Pero cuando Le oramos a Dios para que nos otorgue de Su Tesoro de Dones Inmerecidos, afirmamos que la Torá sustenta al mundo, dándonos el derecho a la Tierra (Likutey Halajot VIII, p. 221b). Bereshit-La Tierra Santa Dios creó el mundo para revelar Su voluntad. Si encontramos y revelamos Su voluntad, podremos conquistar la Tierra Santa. Más aún, cada lugar que conquistemos y

transformemos en un lugar de santidad, tal como una sinagoga (cf. Meguilá 29a), revelará la voluntad de Dios. Así, construir una sinagoga o algún otro elemento de santidad es equivalente a conquistar la Tierra Santa (Likutey Halajot I, p. 464). Bereshit-La Tierra Santa ¿Por qué la Torá comienza con el relato de la Creación en lugar de hacerlo con la primera mitzvá dada a los judíos, la declaración de la Luna Nueva? De acuerdo a Rashi, el relato de la Creación viene a enseñarnos que la Tierra Santa nos pertenece. En realidad, no podemos establecer y declarar la

Luna Nueva sin conocer los misterios de la intercalación, que sólo pueden ser adquiridos a través de la santidad de la Tierra Santa y del ordenamiento de los Sabios que pueden declarar la Luna Nueva (Sanedrín 2a). De modo que la Torá debía comenzar con el relato de la Creación, para revelar la santidad de la Tierra Santa y poder así tomar esa santidad y esa capacidad de declarar la Luna Nueva (Likutey Halajot III, p. 232). Elohim La tradición judía enseña que Dios comenzó a crear el universo con el atributo del juicio, como se evidencia por la mención de su Santo Nombre Elohim durante todo el relato de la

Creación. Pero una vez que comenzó a hacerlo, lo “reconsideró”, si así pudiera decirse, y unió el juicio con la compasión (Rashi).

El juicio representa tzimtzum (constricción o restricción). Ese tzimtzum preparó el camino para la creación de la mala inclinación (dado que el atributo del juicio representa el “lado izquierdo”, de donde toman su sustento las fuerzas del Otro Lado). Así, Dios creó primero el mundo con el atributo del juicio, que corresponde, si así pudiera decirse, a Su “mala inclinación”. Entonces “quebró” Su “mala inclinación” al incorporar en la Creación el atributo de la compasión.

Ello fue para crear el poder de la libertad de elección, mediante el cual también el hombre puede quebrar su mala inclinación (Likutey Moharán I, 72). Bereshit-Juicio/Compasión En el comienzo, se elevó en el Primer Pensamiento de Dios el crear el mundo mediante el atributo del juicio. Sin embargo Dios vio que el hombre no sería capaz de sobrevivir con el juicio estricto, de modo que unió el atributo de la compasión con el atributo del juicio (Rashi).

Sabemos que Dios creó el mundo para mostrar Su compasión (Etz Jaim 1:2; ver Likutey Moharán I, 64:1). Si es así,

¿por qué comenzó la Creación utilizando el atributo del juicio? ¿Dónde está la compasión en el juicio? La respuesta es que Dios quiso que el mundo operase de acuerdo a un sistema de justicia estricta. En tal mundo, de transgredir y merecer el castigo, la persona reconocería inmediatamente a Dios como la Causa de su sufrimiento y se volvería a Él para el perdón. Al anularse delante de Dios, se acercaría a su Creador, lo que constituye la compasión más grande. Sin embargo, Dios percibió que la vasta mayoría de las personas sería incapaz de existir en un sistema así. Después de todo, ¿quién es verdaderamente capaz de

alcanzar tal nivel de anulación? Por lo tanto unió la compasión al juicio y utilizó ambos para crear el mundo. Esto explica el significado de “la luz original que le permitía a la persona ver el mundo entero. Dios vio que los malvados harían mal uso de ella y la ocultó para los Tzadikim” (Jaguigá 12a). Esa gran luz, la luz de la Divinidad, le permite a aquel que se anula ante Dios “ver” lo que el Infinito puede ver. Dios ocultó esa luz para los Tzadikim, quienes saben cómo anularse ante Dios (Likutey Halajot II, p. 237a-474-238a). Bereshit-Juicio/Compasión

Es sabido que Dios creó el mundo para revelar Su compasión (ver Etz Jaim 1:2). Si es así, ¿por qué comenzó la Creación utilizando el atributo del juicio? En verdad, Dios quiso que el juicio gobernase debido a Su gran compasión. Quería que el hombre ganase su recompensa en lugar de recibirla como un regalo. (Es decir, la compasión de Dios se despierta debido a los pecados de la persona, que Él perdona. De esta manera la persona no gana la recompensa debido a su propio mérito). Los atributos de Dios se encuentran en verdad más allá de toda comprensión. Aun cuando Él aplica la

bondad, hay un elemento de justicia en ello y al instituir los juicios, estos van unidos a la compasión (Likutey Halajot VIII, p. 20a). Elohim Inherente a cada nueva situación se encuentra el atributo Divino del juicio. Así como toda la Creación llegó a la existencia después del Tzimtzum, de la misma manera sólo podemos alcanzar nuestros objetivos después de enfrentar las restricciones de cada nueva instancia de tzimtzum -con su caos, vacío y oscuridad- hasta llegar a la luz (Likutey Moharán I, 84).

Bereshit bará Las dos primeras palabras de la Torá son Bereshit bará (“En el comienzo creó”). La palabra BaRÁ (‫ )ברא‬puede ser vista como la primera mitad de la palabra BeREshit (‫)בראשית‬. Así, podemos ver a Bereshit como una palabra entera y a bará como una media palabra. Bereshit está entera en el hecho de que indica la realidad primaria antes de la Creación, cuando sólo Dios existía. Ese nivel está representado por la plegaria, cuando la persona se une con Su Creador. Bará es una media palabra, en la medida en que representa la

realidad que sigue al Acto de la Creación; esa realidad se presenta como separada de Dios (aunque ello no es así). Ese nivel está representado por la Torá, donde la persona estudia sobre Dios y aprende a orar y a quedar sumido en su Creador (Likutey Moharán I, 22). Bereshit bará Elohim Las letras finales de las palabras BereshiT barA ElohiM (‫בראשת ברא‬ ‫ )אלהים‬pueden ordenarse para deletrear EMeT (‫אמת‬, verdad) (Tikuney Zohar, final).

La verdad es el sello de Dios y el mundo entero se sostiene sobre este fundamento (Likutey Halajot I, p. 158).

Bereshit bará Elohim Las primeras palabras de la Torá, BereshiT barA ElohiM (‫בראשת ברא‬ ‫)אלהים‬, forman un doble acróstico. Las letras iniciales de esas palabras deletrean BaBA (‫בבא‬, arameo para “portal”). Y las letras finales pueden ordenarse para deletrear EMeT (‫אמת‬, verdad) (Tikuney Zohar, final). BaBA es una referencia a los tratados Talmúdicos de BaBA Kama (‫בבא קמא‬, Primer Portal), BaBA Metzía (‫בבא מציעא‬, Segundo Portal), BaBA Batra (‫בבא‬ ‫בתרא‬, Tercer Portal), que tratan sobre las leyes de los daños, de los negocios y del intercambio, de la propiedad y de la herencia, respectivamente.

Dios creó el mundo con intelecto,

como afirma el versículo: “Todo fue hecho con sabiduría” (Salmos 104:19). Para que la Creación pueda continuar el hombre debe cuidar su propio intelecto. Esto se logra adhiriéndose a la verdad, que es una parte inherente de la Creación. Si el hombre no cuida su intelecto, cae presa de BaBA - de los conflictos y daños también inherentes a la Creación (Likutey Halajot VIII, p. 234b).

1:2 La tierra estaba

confusa y desolada, con la oscuridad sobre la faz del abismo, y el

espíritu de Dios sobrevolaba sobre la superficie de las aguas

La creación de las aguas

Las aguas fueron lo primero creado en el mundo (ver Rashi sobre Génesis 1:1), haciendo referencia al jidush ha-olam (renovación del mundo). Por ello el agua es el medio para purificar de todas las impurezas, dado que simboliza la renovación (Likutey Halajot II, p. 22). La tierra estaba confusa y desolada, con la oscuridad... y el espíritu de Dios sobrevolaba sobre la superficie de las aguas Dios creó el mundo en aras de los judíos, que son llamados reshit (primero) (Vaikrá Rabah 6:4).

Dios creó el mundo en la anticipación del orgullo que sentiría por el pueblo judío. Pero inmediatamente después de la Creación, la tierra estaba “confusa y desolada, con la oscuridad”, dado que las acciones que tenían lugar en ese mundo cubrían y ocultaban la fuente de ese orgullo. Aun así, el espíritu de Dios podía encontrarse en las “aguas” - i.e., en los actos de caridad. Al dedicarse a la caridad, el hombre puede elevarse al nivel en que Dios se enorgullece de él, revelando así ese orgullo - i.e., el espíritu de Dios (Likutey Halajot VII, p. 41a). Confusa y desolada, con la oscuridad sobre la faz del abismo... el espíritu de

Dios “Confusa”, “desolada”, “oscuridad” y “abismo” hacen referencia a los cuatro exilios (Bereshit Rabah 2:4). El “espíritu de Dios” es el espíritu del Mashíaj (Zohar I, 192b).

Dios ve el final desde el mismo principio. En el comienzo, Él previó que habría exilios y sufrimiento. Pero también en el comienzo creó la fuente del consuelo para ese sufrimiento: Mashíaj y la Redención. Más aún, el espíritu de Dios “sobrevolaba” sobre las profundidades. Incluso en medio del sufrimiento, el “espíritu de Dios” sobrevuela precisamente sobre la persona (Likutey Halajot II, p. 236).

Confusa y desolada Dios creó un vacío en el cual Su Presencia no estaba manifiesta. Pero también hizo accesible Su espíritu, “sobrevolando sobre la superficie de las aguas”. Esto significa que es posible contrarrestar el vacío y encontrar a Dios en este mundo. “Agua” es una referencia a la Torá (cf. Isaías 55:1) y el “espíritu de Dios” alude al espíritu del Mashíaj (Zohar I, 192b), quien anulará en última instancia las confusiones de este mundo. Es posible despertar el espíritu de Mashíaj al traducir en nuestras propias palabras

la Torá que estudiamos particularmente, en nuestra lengua materna. Al repetir la Torá en nuestro propio idioma, llevamos su santidad hacia lo mundano y acercamos la era mesiánica (Likutey Moharán I, 118). El “espíritu del Mashíaj” hace referencia, en particular, al profundo sentido de moralidad del Mashíaj. Podremos unirnos a ese espíritu si nos comportamos de manera pura - ello nos permitirá “sobrevolar sobre la superficie de las aguas” - i.e., estudiar la Torá en profundidad (Ibid., II, 32). Confusa y desolada

La tierra confusa y desolada representa el mal que puede abrumar a la persona. Para rectificar ese mal, uno debe encontrar su contraparte de bien. Esa capacidad se encuentra en el “espíritu de Dios” - es decir, el espíritu de Mashíaj, que siempre encuentra el bien en todas las cosas. Así, la Torá afirma inmediatamente: “Dios dijo, ‘Haya luz’” -que corresponde al bien“y Dios separó entre la luz y la oscuridad” - dado que al buscar el bien uno puede separar el bien del mal (Likutey Halajot I, p. 3a). El espíritu de Dios sobrevolaba sobre la superficie de las aguas

Cuando hay tohu vavohu demasiada confusión- no se puede percibir ni experimentar a Dios. Aun así es posible ser conscientes de que Dios siempre está cerca, “sobrevolando”. En cualquier momento, la persona puede unirse a Dios y traer una revelación de la Divinidad (Likutey Halajot III, p. 306). El espíritu de Dios El “espíritu de Dios” puede encontrarse en la Torá. Cuando estudiamos la Torá y generamos nuevas ideas de Torá, literalmente atraemos hacia nosotros el espíritu de Dios (Likutey Moharán II, 72; Ibid., I, 78).

El espíritu de Dios Un arpa colgaba sobre la cama del rey David. A medianoche el viento del norte (rúaj tzafón) soplaba sobre ella y lo despertaba para servir a Dios (Berajot 3a).

Rúaj (viento) también significa “espíritu”. TzaFóN (‫צפון‬, “del norte”) es similar a TzaFuN (‫צפון‬, oculto) - i.e., algo oculto en el corazón. El viento del norte que despertaba al rey David para servir a Dios es el “espíritu de Dios que sobrevolaba sobre la superficie de las aguas”. Ese espíritu está oculto dentro del corazón de cada uno y lo despierta para servir a Dios (Likutey Moharán I, 8:2).

La oscuridad sobre la faz del abismo... Haya luz ¿Por qué los carneros preceden a las ovejas en los rebaños? Es como en la Creación: Primero fue la oscuridad y luego la luz (Shabat 77b). (Los carneros son generalmente más oscuros que las ovejas).

La semilla de una planta medicinal debe ser cuidada para que pueda germinar apropiadamente y sus cualidades terapéuticas tengan efecto. De la misma manera, la fe debe ser cuidada para que sus cualidades sean efectivas. Más aún, la fe debe preceder a la curación. ¿Por qué? “Es como en la

Creación: Primero fue la oscuridad y luego la luz”. “Oscuridad” significa la falta de consejo; “luz” representa un consejo claro. La persona que está rodeada por la “oscuridad” de la indecisión debe buscar el consejo de aquél que pueda revelarlo. Ése es el Tzadik, de quien se dice “agua profunda es el consejo en el corazón del hombre mas el hombre sabio la extraerá” (Proverbios 20:5). El “agua” -i.e., el consejo- cuida a la “semilla” -la fe- que germina en los vegetales y hierbas que pueden curar. Así, primero viene la “oscuridad”, que hace enfermar a la persona. Entonces llega la “luz” - el consejo, la fe y la curación (Likutey Moharán II, 5:2-3; Likutey Halajot VIII, p.

86b).

1:3 Dios dijo, “Haya luz” y hubo luz. Creación

En el Primer Día, todo fue creado en estado potencial, para ser actualizado en su propio día (Rashi). La luz original creada en el Primer Día fue considerada demasiado grande para este mundo por lo que fue ocultada para los Tzadikim en el Futuro (ver Bereshit Rabah 12:6).

La creación demuestra el proceso de poner en acto aquello que está en potencia. Desde el comienzo mismo existieron los obstáculos -el caos, la desolación y la oscuridadrepresentando los impedimentos que cada persona debe enfrentar al tratar de crearse una vida espiritual. Es necesario

perseverar. Entonces “Dios dijo, ‘Haya luz’ y hubo luz” - significando que la luz que se encuentra allí, en potencia, llegará a la existencia. Depende de cada persona buscar y revelarla (Likutey Halajot IV, p. 149a-298). La luz de la creación “Luz” hace referencia a lo que existe después de la Creación. Antes de la Creación, todo es considerado “oscuridad” - i.e., más allá de la comprensión (Likutey Halajot II, p. 466). Bereshit... tohu vavohu... haya luz Reshit (“el comienzo”) representa

la verdadera sabiduría. Tohu vavohu (“caos y desolación”) representa las sabidurías seculares que intervienen para alejar a la persona de Dios. Aun así “el espíritu de Dios” está siempre presente, “sobrevolando sobre la superficie de las aguas”. Para revelarlo, necesitamos la “luz” - las enseñanzas y la guía de los Tzadikim (Likutey Halajot VII, p. 282). Dios dijo, “Haya luz” y hubo luz “Haya luz” - ésta es la mano derecha. “Y hubo luz” - ésta es la mano izquierda (Tikuney Zohar #30, p. 74a).

Las dos manos representan todo acto de creación, dado que son los

miembros mediante los cuales podemos hacer, formar y construir lo que fuere, a partir de los primeros pensamientos hasta el producto final terminado. Por lo tanto las manos representan la “definición”. El espíritu de Dios es la fuerza que efectúa la creación, pero al comienzo de todo esfuerzo creativo ese espíritu se encuentra oculto en la oscuridad y la confusión. Cada vez que queramos convertir nuestros pensamientos e ideas en actos concretos, deberemos primero “definir” qué es lo que queremos hacer. Ello nos ayudará a superar los desafíos y los obstáculos -la oscuridad y la confusión- que se levantan para cerrarnos el paso, y a revelar el espíritu de Dios para que nos

ayude a lograr el objetivo (Likutey Halajot II, p. 370).

1:4 Dios vio que la luz era buena. Dios

separó entre la luz y la oscuridad. Dios vio que la luz era buena La luz original era tan brillante que permitía ver de un extremo del mundo al otro. Dios previó que los malvados harían mal uso de ella y la ocultó para los Tzadikim en el Futuro (Bereshit Rabah 12:6).

Desde el comienzo mismo de la creación, Dios previó todo lo que sucedería, hasta el final de los tiempos. De manera similar, debe ser nuestro objetivo mirar hacia el fin del tiempo, hacia el lugar más allá de nuestra vida temporal y centrarnos en el Mundo que Viene. Así, “Dios vio que la luz era buena” - Él vio que no era para este mundo y la ocultó para los Tzadikim (Ibid., 12:6). La persona que desee ver esa luz deberá por lo tanto unirse a los Tzadikim, seguir sus sendas y centrarse siempre en el objetivo final (Likutey Halajot I, p. 284). Dios vio que la luz era buena

“Dios vio que la luz era buena” - i.e., que sería buena para ocultarla (Bereshit Rabah 12:6).

La “luz” de la Torá hace referencia a sus misterios. Es necesario profundizar en la Torá para alcanzar esa luz. También la luz del Tzadik está igualmente oculta (Likutey Moharán I, 33:5). La luz era buena Dios ocultó la luz que creó en el Primer Día de la Creación para que los malvados no pudieran utilizarla. Esa luz era tan tremenda que debió ser ocultada pues de otra manera habría abrumado a

los indignos. Pero los Tzadikim merecen ver esa luz, dado que aunque está oculta, ilumina este mundo. La luz de los Tzadikim también está oculta del mundo y la gente no siempre merece percibir quiénes son ellos. Aun así, su luz también ilumina a este mundo y aquel que los busque merecerá contemplarla (Likutey Halajot I, p. 22). La luz era buena Dios quiso que Su luz brillase para toda la humanidad. Pero esa luz era tan grande que la gente no habría podido recibirla de una forma mesurada, buena y beneficiosa. Por lo tanto Dios la ocultó para que cada persona la

contemplase dentro de los límites de su capacidad y no más (Likutey Halajot II, p. 414). Dios vio que la luz era buena... Dios llamó a la luz “día” y a la oscuridad llamó “noche” La “luz” es el medio mediante el cual podemos ver y comprender lo que nos rodea. “Buena” hace referencia a la Torá (Avot 6:3). Así, los términos “luz”, “buena” y “día” corresponden a la conciencia espiritual. La “oscuridad”, por otro lado, representa la restricción de esa conciencia (Likutey Moharán I, 74). En el momento de la Creación, la

oscuridad precedió a la luz. De manera similar, la persona tiene que comenzar con la fe, que funciona durante la oscuridad llamada “noche”, cuando la visión y el conocimiento están limitados. Entonces debe obtener el consejo, tal cual se alude en el versículo “Él revela las profundidades que estaban ocultas en la oscuridad” (Job 12:22). “Las profundidades” corresponden al consejo, como en el versículo “Agua profunda es el consejo en el corazón del hombre” (Proverbios, 20:5) (Likutey Moharán II, 5:2). Sólo después de experimentar la “oscuridad” es posible alcanzar la “luz” - i.e, la visión y la comprensión apropiadas.

Haya luz... Dios separó... un día La luz y la oscuridad no pueden servir juntas. Por lo tanto “Dios [las] separó” (Rashi).

La luz es daat (conocimiento). La oscuridad es insensatez (Likutey Halajot I, p. 7a). Al separarlas, Dios hizo que fueran diferentes. Una vez que fueron distintas, pudieron entonces unirse, dado que cada una conocía su lugar. Así, “Fue el anochecer y fue la mañana, un día” (Likutey Halajot I, p. 100a).

1:5

Dios llamó a la luz “día” y a la oscuridad llamó “noche”. Fue

el anochecer y fue la mañana, un día. Dios llamó a la luz “día” Todo buen arquitecto tratará de diseñar siempre estructuras nuevas y diferentes. El Arquitecto del mundo

ciertamente crea cosas nuevas cada día. Cada día debe brillar mucho más, con una luz adicional. Podemos emular a Dios renovándonos constantemente y encarando con frescura cada nuevo día, agregando luz y bondad a nuestras vidas (Likutey Halajot I, p. 123a-246). Dios llamó a la luz “día” La frase “Dios llamó a la luz ‘día’” implica que debemos infundir intelecto y luz espiritual a cada uno de nuestros días (Likutey Moharán II, 4:8). Es decir, cada día tiene que iluminar más que el anterior (Likutey Halajot IV, p. 171a). La principal luz del día es la Providencia Divina. Aquel que cree que

la naturaleza constituye un poder independiente está hundido en la noche y en la oscuridad (Ibid., I, p. 153a-306). A la oscuridad llamó “noche” “Oscuridad” hace referencia al Talmud de Babilonia (ver Sanedrín 24a).

Los comentaristas explican que ésta no es una descripción del Talmud mismo, Dios no lo permita, sino de la dificultad de estudiarlo y recordarlo. Durante nuestro largo exilio, el Talmud -que encarna la Ley Oral- nos ha mantenido unidos como nación. De este modo, puede ser comparado con la fe, de la que también necesitamos en los

tiempos oscuros (Likutey Moharán I, 35:4). Dado que el Talmud corresponde a la “noche”, es particularmente propicio estudiarlo (o estudiar la Mishná, su fundamento) durante la noche (Ibid., I, 3). Dios separó entre la luz y la oscuridad “Luz” hace referencia a las historias sobre los Tzadikim. “Oscuridad” hace referencia a las historias sobre los malvados (Bereshit Rabah 3:8).

Sólo la persona que puede percibir la diferencia entre la luz espiritual y la oscuridad espiritual puede diferenciar entre las historias

sobre Tzadikim y las historias sobre los malvados. El Midrash relata que Pinjas, el Tzadik, era capaz de volar - pero también el malvado Bilaam (ver Bamidbar Rabah 22:5). El mal imita al bien. Si bien es posible que se cuenten historias similares sobre los Tzadikim y sobre los malvados, uno debe aprender a diferenciar entre la luz verdadera y su pálida imitación (Likutey Moharán I, 234). Muchas veces esas historias parecen similares. Debemos aprender a diferenciar entre lo que es la luz verdadera y lo que es la oscuridad, porque las historias sobre los Tzadikim

traen luz al mundo mientras que las historias sobre los malvados traen oscuridad (Likutey Halajot I, p. 106a). Noche y día Cada día de la vida de una persona contiene una noche y un día tanto subidas como bajadas. Nuestra principal misión en la vida es combinar ambas, para comprender que incluso en la oscuridad hay luz y que, por otro lado, pese a la luz y a los buenos momentos, también puede haber situaciones difíciles. Con esa comprensión alcanzaremos la verdadera fe y llegaremos a reconocer a Dios (Likutey Halajot II, p.202-102a).

Fue el anochecer y fue la mañana Sólo es posible alcanzar la “luz del día” y el intelecto si se reconoce que existe la “noche” y las restricciones que lo preceden (Likutey Halajot I, p. 208a). Fue el anochecer y fue la mañana, un día El tiempo mismo es una creación engendrada por la palabra Bereshit (ver Jaguigá 12a).

Este mundo se encuentra encuadrado en el tiempo y en el espacio. Nuestra misión es trascender el tiempo y el espacio y unir “antes de la Creación”

con “después de la Creación” (Likutey Halajot I, p. 40a). Iom Ejad El versículo debería haber dicho “el Primer Día”. En su lugar está escrito, “Un Día”, para indicar que Dios es Uno (Rashi).

El término “Un Día” indica que en ese tiempo todo estaba incluido en la Unidad de Dios (Likutey Halajot V, p. 97a). La creación de los ángeles Los ángeles fueron creados en el Segundo Día, para que nadie pudiese decir que el ángel Mijael extendió [los cielos] hacia el sur mientras que el

ángel Gabriel los extendió hacia el norte (Bereshit Rabah 3:8; ver Rashi).

Dios no necesitó de ayudantes para crear el mundo. Sin embargo, creó los ángeles para implantar en la Creación la idea de la libertad de elección. Si Dios gobernara abiertamente y de manera exclusiva, nadie elegiría oponerse a Su voluntad. Al ocultar Su autoridad y asignar mensajeros para llevar a cabo Sus deseos, Dios hizo que Su autoridad fuese menos obvia, dándole a la humanidad la libertad de decidir cómo pensar y actuar. Así, en el Primer Día de la

Creación, Dios creó el mundo y todo lo que contiene. En el Segundo Día creó a los ángeles para llevar a cabo las tareas específicas de cada creación. El hombre puede ahora decidir si acepta que todo lo que le sucede -incluso si parece tener lugar a través de un intermediarioproviene sólo de Dios o no (Likutey Halajot VII, p. 207a).

1:6 Dios dijo, “Haya un

firmamento en medio de las aguas que separe las aguas de las aguas”.

Haya un firmamento en medio de las aguas En el comienzo de la Creación todo era una simple unidad. Pero en el Segundo Día, Dios creó el firmamento para separar las “aguas inferiores” de las “aguas superiores”. Cada una de esas “aguas” deseaba estar cerca de Dios y clamaron y Le rogaron por ese privilegio (Tikuney Zohar 5, p. 19b). Vemos entonces que el firmamento mantiene a las aguas inferiores lejos de Dios. Cuanto más grande sea el valor de nuestro objetivo, mayores serán los obstáculos que debamos enfrentar. Y una

vez que hayamos alcanzado ese objetivo, más grande será nuestra satisfacción por haberlo hecho y por haber superado los desafíos del camino. Dios creó un “firmamento” que nos separa de nuestro objetivo espiritual. Si realmente deseamos la Divinidad y la espiritualidad, clamaremos a Dios y Le rogaremos que nos acerque a Él. Pues los obstáculos que enfrentamos en nuestra búsqueda espiritual no tienen la intención de mantenernos alejados sino de aumentar nuestro deseo de alcanzar el conocimiento de Dios (Likutey Moharán I, 66:4).

Que separe las aguas de las aguas Cuando las aguas fueron separadas, las aguas inferiores comenzaron a llorar. Cada una de ellas decía: “¡Yo quiero estar delante del Rey!”. [Por lo tanto] Dios hizo un pacto con las aguas asegurándoles que serían colocadas sobre el Altar [en el Templo, durante la festividad de Sukot] (Tikuney Zohar 5, p. 19b).

Las aguas inferiores “lloraron” porque no sabían que era posible revelar Divinidad a través de ellas. El firmamento representa al Tzadik, quien les demuestra a aquellos que están “debajo” que incluso ellos pueden revelar Divinidad (Likutey Halajot II, p.

29a).

1:7 Dios hizo el firmamento y separó las aguas que estaban

debajo del firmamento de las aguas que estaba sobre el firmamento. Y así

fue. Separó las aguas que estaban debajo del firmamento de las aguas que estaba sobre el firmamento... Que las aguas debajo de los cielos se junten en un lugar. La separación de las aguas representa una disputa para beneficio del mundo (Bereshit Rabah 4:6). De manera similar vemos que muchas disputas en el Talmud son para beneficio del mundo. Esto puede verse en el versículo “Que las aguas debajo de los cielos se junten (‫יקוו‬, iKaVu) en un

lugar” - es decir, que las aguas divididas deben unirse. Una miKVe (‫מקוה‬, pileta con agua utilizada para la purificación ritual) tiene el mismo poder de crear unidad a partir de la división. Así, sumergirse en una mikve es propicio para la paz y la unidad (Likutey Halajot VI, p. 7a).

1:9 Dios dijo, “Que las

aguas debajo de los cielos se junten en un lugar y que aparezca

la tierra seca”. Y así fue. Que las aguas debajo de los cielos se junten en un lugar y que aparezca la tierra seca Las “aguas” representan daat (conocimiento de Dios), como en “El mundo estará lleno del conocimiento de Dios, como las aguas cubren el fondo

del mar” (Isaías 11:9). Nuestra misión en la vida es recolectar todo el daat que podamos y juntarlo en “un” lugar - en otras palabras, reconocer al Dios Único. Como decimos en el Shemá, “Dios es nuestro Señor, Dios es Uno” (Deuteronomio 6:4). Entonces “se verá la tierra seca”, pues la tierra corresponde a la fe. Cuando la persona utiliza su intelecto para buscar a Dios alcanza el nivel de la fe en Dios (Likutey Halajot III, p. 306).

1:11 Dios dijo,

“Produzca la tierra planta y hierba que dé simiente, árbol de fruto que

produzca fruto según su especie, cuya simiente esté en él sobre la tierra”.

Y así fue. Árbol de fruto que produzca fruto según su especie Cuando Dios les ordenó a los árboles reproducirse y dar frutos según su propia especie, las hierbas hicieron una inferencia con respecto a ellas: “Si los árboles, que son grandes y no se reproducen estando cerca, deben dar frutos sólo de acuerdo a su propia especie, entonces, ¿cuánto más esto se aplica a nosotras, pues somos pequeñas y nos reproducimos en proximidad?”. Al oír esto los ángeles

proclamaron: “¡Que la gloria de Dios sea por siempre!” (Julín 60a).

El Rebe Najmán aplica esta idea a la unión marital. “Árboles” corresponde a los Tzadikim, quienes son grandes en estatura y cuyas relaciones maritales no se llevan a cabo de manera seguida, “en proximidad”, sino que están limitadas al Shabat (cf. Ketuvot 62b). “Hierbas” corresponde a la gente común, que tiene relaciones maritales seguido - i.e., durante la semana. El hecho de que los ángeles proclamasen: “¡Que la gloria de Dios sea por siempre!”, nos enseña que todos deben ser cuidadosos y mantener la santidad en esa área de la vida - incluso los

Tzadikim más elevados. De esa manera hacen la voluntad de Dios, al igual que las plantas, que se reproducen sólo “de acuerdo a su propia especie” (Likutey Moharán I, 11:7). Árbol de fruto que produzca fruto La persona también debe transformarse en un “árbol que da frutos”. Mediante el estudio de la Torá podrá encontrar el consejo para acercarse a Dios (Likutey Halajot VIII, p. 149b). Realizar buenas acciones también corresponde a “un árbol que da frutos”.

1:16

Dios hizo las dos grandes luminarias: la luminaria mayor para regir el día

y la luminaria menor para regir la noche, y las estrellas. Las dos grandes luminarias

Originalmente, Dios hizo al sol y a la luna de igual tamaño. Pero la luna se quejó, “¿Cómo pueden dos reyes utilizar la misma corona?” (Julín 60b). En el versículo, la palabra hebrea para “luminarias” (‫מארות‬, MeORoT) está deletreada de manera deficiente, sin la letra vav (‫מאורות‬, MeOROT), implicando que la disminución de la luna fue una MeARá (‫מארה‬, maldición) debido a ese tipo de habla (Rashi sobre Génesis 1:14, 16).

Las “dos grandes luminarias” debían ser el intelecto y la fe. Es decir, tanto aquello que la persona puede comprender utilizando el intelecto como aquello que está más allá de su capacidad intelectual deberían ser iguales en la mente. Pero la luna (que

corresponde a la fe) se quejó, “¿Cómo pueden dos reyes utilizar la misma corona?”, indicando que quería ser la luz más grande. (Pues mediante la fe uno puede alcanzar niveles mucho más elevados que los asequibles a través del intelecto [dado que la fe puede alcanzar el Infinito, mientras que el intelecto no]) (Likutey Halajot III, p. 214). Dios le dijo entonces a la luna, “Ve y hazte pequeña”, pues cuando la persona trata de alcanzar niveles que están más allá de su capacidad, debe ser refrenada. Aunque Dios espera que uno busque aquello que está más allá, es necesario cuidarse y no traspasar las propias capacidades. Las dos grandes luminarias

La creación tuvo por objetivo exponer al hombre a la verdad. Dios es verdad y Su sello es la verdad. La persona que busque la verdad podrá experimentar a Dios. Pero no siempre percibimos la verdad; hay veces en que necesitamos creer que existe y buscarla a partir de esa fe. El sol y la luna hacen referencia a la verdad y a la fe, respectivamente. Dios quiso que ambas fuesen iguales. Sin embargo, en este mundo, la luz de la verdad es demasiado intensa para que la mayoría de las personas puedan recibirla de manera directa. Necesariamente la Divinidad debe estar

oculta, de modo que la única manera de recibir la luz de la verdad es a través de la fe. Por lo tanto, la luna fue disminuida, para demostrar que la fe debe recibir la luz del sol, de la verdad (Likutey Halajot VII, p. 6-4a). Las dos grandes luminarias El sol y la luna fueron creados de igual tamaño, pero luego la luna fue disminuida. Al calcular el ciclo lunar exacto y la reaparición de cada Luna Nueva, nuestros Sabios ponen en armonía el ciclo solar con el ciclo lunar. Por lo tanto, al observar el Rosh Jodesh, rectificamos el daño de la luna, en vistas al día en que “la luz de la luna será

como la luz del sol” (Isaías 30:26) (Likutey Halajot II, p. 340). La luminaria mayor... la luminaria menor El Sol -la “luminaria mayor”representa la sabiduría, que ilumina el sendero de la persona y la dirige hacia su objetivo. La luna -la “luminaria menor”- representa la fe, que guía a la persona cuando no puede comprender las circunstancias del viaje de su vida. Es por ello que la luna brilla durante la noche, en la oscuridad - pues en los momentos más oscuros de la vida, la fe ilumina el sendero (Likutey Moharán I, 35:5-6).

Originalmente, las dos luminarias fueron creadas iguales - así, la fe debería ser tan sólida como el intelecto. Sin embargo, Dios disminuyó a la luna por ello la persona debe luchar para construir su fe, especialmente cuando se enfrenta con desafíos. Debe trabajar constantemente para fortalecer la fe hasta que, en palabras del profeta, “la luz de la luna sea como la luz del sol” (Isaías 30:26) (Likutey Moharán I, 1:2). Las dos grandes luminarias, la luminaria mayor... la luminaria menor El Sol representa un conocimiento

claro; la luna indica una falta de conocimiento. Ambos fueron creados iguales, pues por mucho que sepa la persona, debe comprender que hay mucho más que aún no conoce. Sin embargo, la luna protestó diciendo, “¿Cómo pueden dos reyes utilizar la misma corona [de conocimiento y de falta de conocimiento?” - ver Likutey Moharán I, 24]. Así, la luna fue disminuida - ella crece y decrece, tal como la persona que aumenta su conocimiento pero olvida lo que ha aprendido. Sin embargo, tanto el sol como la luna -un conocimiento claro y la falta de conocimientoson absolutamente

esenciales, pues Keter, el nivel más elevado de comprensión, es “conocer a Dios, pero aceptar que Él está más allá de todo conocimiento”. La luna miró más allá de su nivel y perdió algo de su importancia. También la persona debe saber cuándo ir detrás del conocimiento y de la comprensión más grandes y cuándo desistir (Likutey Halajot I, p. 414208a). La luminaria menor La luna representa la sefirá de Maljut, que corresponde a la plegaria. Esa “luminaria menor” debe ser elevada hasta transformarse en una “luminaria mayor” - en la sefirá de Biná, que

corresponde al arrepentimiento y al conocimiento de Dios (Likutey Moharán I, 49:5-6). Orarle a Dios lleva al verdadero arrepentimiento. Las dos grandes luminarias Originalmente, Dios hizo al sol y a la luna de igual tamaño. Pero la luna se quejó, “¿Cómo pueden dos reyes utilizar la misma corona?” (Julín 60b). En el versículo, la palabra hebrea para “luminarias” (‫מארות‬, MeORoT) está deletreada de manera deficiente, sin la letra vav (‫מאורות‬, MeOROT), implicando que la disminución de la luna fue una MeARá (‫מארה‬, maldición) debido a ese tipo de habla (Rashi sobre Génesis 1:14, 16).

Esa disminución es la causa de las enfermedades infantiles, pues una reducción de la luz de la luminaria menor corresponde a la reducción de la fuerza vital de los niños pequeños (Taanit 27b). El hecho de que falte la vav indica la presencia de Lilit, una fuerza maligna que ataca a los niños (Zohar III, 234a). Esa fuerza es llamada LILIT (‫)לילית‬ debido a que siempre está lloriqueando (‫מיללת‬, mIaLeLet) y trayendo IeLaLá (‫יללה‬, gemidos) al mundo, produciendo canciones de lamentación (Likutey Moharán I, 151; Ibid., 226).

Esto también explica por qué la gente malvada, que está unida a esa klipá de la depresión, canta melodías

tristes y melancólicas (Likutey Moharán I, 226). La luz disminuida de la luna y la energía de Lilit corresponden a una debilitada capacidad de ver y de elegir el sendero apropiado en la vida (ver también Ibid., I, 205). Las estrellas Por haber sido disminuida, la luna recibió a cambio la compañía de las estrellas (Julín 60b).

Las estrellas representan a los Tzadikim (cf. Daniel 12:3) quienes encuentran el bien incluso en los momentos más oscuros y reconocen el

mérito en las personas más indignas. Sus acciones rectifican la disminución de la luna (Likutey Halajot II, p. 304).

1:20 Dios dijo, “Produzcan las aguas enjambres de criaturas

vivientes y aves que vuelen sobre la tierra, por la faz del firmamento

de los cielos”. Aves Las aves fueron creadas a partir de una combinación de los elementos “agua” y “tierra”. Ellas ocuparon un estrato entre lo humano y lo animal, dado que poseían algo del poder del habla (de ahí su continuo piar). El habla es una combinación de los planos del Cielo (las “aguas superiores”) y de la tierra; por lo tanto, al igual que las aves, el habla consiste de “agua” y de

“tierra”. Dado que el habla está asociada con el Cielo y con la tierra, cuando la persona se expresa de la manera apropiada conecta el Cielo con la tierra (Likutey Moharán I, 11:8).

1:24 Dios dijo, “Que la tierra saque

criaturas vivientes, según su especie, animales y reptiles y bestias de la tierra,

según su especie”. Y así fue. Que la tierra saque criaturas vivientes, según su especie La “tierra” es equivalente a la sefirá de Maljut, que está asociada con la tierra. Por lo tanto la tierra -al igual que Maljut- representa la Ley Oral. Y la Ley Oral es la fuente del espíritu de todo

ser vivo, como afirma el versículo: “Que la tierra saque criaturas vivientes, según su especie” (Likutey Moharán I, 12:1).

1:26 Dios dijo, “Hagamos un hombre a nuestra

imagen y según nuestra semejanza, para que tenga dominio sobre los peces del

mar y sobre las aves del cielo y sobre las bestias y sobre

la tierra y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra”.

Hagamos un hombre a nuestra imagen y según nuestra semejanza En el Libro de Ruth, cuando Naomi le preguntó a Ruth quién le había dado el trigo que había traído al hogar, Ruth le respondió, “El nombre del hombre para quien yo hice (asiti) hoy es Boaz” (2:19). El Zohar enseña que ese versículo está hablando de la caridad, que está aludida en la palabra ASiti (‫עשיתי‬, hice). La raíz de esa palabra es la misma que la raíz de la palabra naASé (‫נעשה‬, hagamos), haciendo referencia a la creación del hombre (Zohar I, 13b).

Dios creó al hombre para ser caritativo y bueno (Likutey Moharán I, 37:3; Ibid. II, 2:4). La “imagen” correspondiente a la esencia espiritual

del hombre- le da caritativamente su luz a la “semejanza” - correspondiente al cuerpo del hombre. El concepto de caridad también se aplica al matrimonio. Cada una de las partes de la relación matrimonial es o bien un benefactor o bien un beneficiario. Como tal, el esposo y la esposa siempre deben considerar y tomar en cuenta al otro. Cuando su relación es de mutua bondad, se los considera como completos - un “ser humano” pleno (Likutey Moharán I, 13:5). Hagamos un hombre Dios creó a Adán (un solo individuo) para que cada persona (un nuevo “Adán”)

pudiera decir que el mundo fue creado para ella (Sanedrín 37a).

Por lo tanto cada individuo tiene la responsabilidad de evitar el pecado, que daña al mundo y a los demás. En su lugar, debe mejorar el mundo, particularmente orando por todo lo que existe - incluso por el reino animal, vegetal y mineral (Likutey Moharán I, 5:1). La creación del hombre El hombre fue creado con la capacidad de alcanzar dos tipos de iluminación intelectual. Una consiste en la sabiduría y el conocimiento que llegan después de años de esfuerzo; la

otra es un influjo de intelecto que le llega a la persona de manera súbita, abriendo su mente. Este último tipo de iluminación intelectual es un regalo de Dios, un espíritu sagrado que la persona puede alcanzar como resultado de haber santificado sus ojos, sus oídos, su nariz y su boca, evitando la inmoralidad y buscando la verdad. La frase “Por detrás y por delante Tú me has creado” (Salmos 139:5) (que hace referencia a la creación de Adán y Eva, “espalda con espalda”) alude a esos dos tipos de intelecto - uno que llega lentamente desde “atrás” y el otro que se abre súbitamente desde “adelante” (Likutey Moharán I, 21:1).

La creación del hombre Durante dos años y medio, las escuelas de Shamai y de Hilel discutieron sobre si estaba bien haber creado al hombre, hasta que llegaron a la conclusión de que habría sido mejor si no hubiese sido creado (Eruvin 13b).

Siendo así, ¿por qué Dios creó al hombre? La respuesta es que, si sólo se toma en cuenta el trabajo y el sufrimiento del hombre en este mundo, entonces de hecho, habría sido mejor que no hubiese sido creado. Pero en el contexto de la capacidad del hombre para alcanzar el objetivo final del Mundo que Viene, es ciertamente mejor

el haber sido creado (Likutey Moharán II, 39). Hagamos un hombre Los ángeles clamaron, “No hagas al hombre, porque pecará contra Ti”. Dios respondió, “¡¿Acaso no me llaman Compasivo?!” (Pesikta de-Rav Kahana 24:7).

Los ángeles no podían comprender cómo Dios podría derivar placer por el servicio de los seres humanos. Sólo Dios, Quien Se conoce a Sí Mismo, podía crear un ser corpóreo que le daría deleite a los niveles más elevados, a Dios Mismo (Likutey Halajot V, p. 24).

1:27 Dios creó al hombre a Su imagen, a imagen de Dios

lo creó; hombre y mujer los creó. Hombre y mujer Adán y Eva fueron creados originalmente espalda con espalda, luego de lo cual Dios los separó para que pudiesen volverse y estar uno frente al otro (Berajot 61a).

De la misma manera, para volvernos hacia Dios, debemos primero “separarnos” de nuestro apego a este mundo material (Likutey Moharán I, 108). Para continuar con la metáfora: Primero debemos separarnos de nuestra alienada relación con Dios, para poder estar frente a Él y relacionarnos con Él. Dios creó al hombre Los ángeles arguyeron con Dios, “No hagas al hombre, porque pecará contra Ti” (Pesikta de-Rav Kahana 24:7).

Pero Dios creó al hombre, porque Él es compasivo más allá de toda descripción. Dios vio que en cada generación habría Tzadikim que

trabajarían para infundir en la gente el conocimiento de Dios y que finalmente la llevaría de retorno a Su servicio (Likutey Halajot III, p. 37a). Sin embargo, de las acusaciones de los ángeles surgen todas las disputas y las discusiones entre la gente (Likutey Halajot II, p. 360). Adán fue creado último El Shabat, el día en que Dios culminó Su Creación, representa el Mundo que Viene, el nivel de “más allá del tiempo”. Adán fue creado precisamente antes del Shabat, porque la misión del hombre es elevar todas las cosas, desde el nivel de estar gobernadas por el tiempo hacia el nivel

más allá del tiempo (Likutey Halajot III, p. 420).

1:28 Dios los bendijo y les dijo: “Sean fecundos

y multiplíquense, llenen la tierra y conquístenla. Tengan dominio sobre los peces del

mar y sobre las aves del cielo y sobre todo animal que se

mueve sobre la tierra”. Sean fecundos y multiplíquense La necesidad de tener hijos y de multiplicar la descendencia apunta a un objetivo singular. Aunque habrá muchas mentes e intelectos individuales, todos estarán de acuerdo en unirse y servir al Dios Único (Likutey Halajot VIII, punto 69b-70a). Sean fecundos y multiplíquense

Así como la persona debe ser fecunda en el sentido físico, también debe ser fecunda en el sentido espiritual. Debe estudiar Torá y desarrollar ideas originales a partir de sus estudios, pensamientos que “darán frutos” y la acercarán a Dios. En verdad, cada alma que llega a este mundo representa un nuevo pensamiento de Torá (Likutey Halajot VI, p. 156). Sean fecundos y multiplíquense Aunque la Creación de Dios es diversa, ella es una extensión de Dios Mismo. Por lo tanto, el mundo es realmente una unidad. En particular,

cada ser humano refleja la Divinidad de una manera u otra, pues todos están hechos “a la imagen de Dios”. Así, es una mitzvá tener hijos, pues la existencia de cada niño constituye una expresión adicional de Divinidad (Likutey Moharán II, 37). Sean fecundos y multiplíquense Ésta es la primera mitzvá de la Torá y su importancia no puede ser subestimada. Pues esta mitzvá representa el cuidado del pacto. Cada persona debe encargarse de tener hijos y todos -tanto el Tzadik como la persona simple- son capaces de traer almas puras al mundo. En verdad, el santo rabí

Shimón bar Iojai tuvo ancestros que fueron gente simple, pero de ellos provino un gran Tzadik quien dijo que tenía el poder de rectificar el mundo entero (Suká 45b). De manera similar, de la unión de Iehudá y de Tamar (Génesis 38), nacerá finalmente el Mashíaj (Likutey Halajot III, p. 26a). Sean fecundos y multiplíquense Uno no puede simplemente vivir su vida y luego partir de este mundo. Es necesario que deje detrás su daat, su conocimiento de Dios, el cual podrá ser transmitido más aún por sus hijos (Likutey Halajot VI, p. 14). Ésta es la mitzvá de tener hijos, para perpetuar la

propia vida a través de descendientes que alcancen el conocimiento de Dios. Ello se debe a que el propósito esencial del matrimonio es la propagación de la especie. Dejar hijos alude a la idea de recordar a una persona por siempre. Esa memoria “eterna” implica recordar a Dios y al propósito último de la Creación: ser digno del Mundo que Viene (Likutey Halajot II, p. 364). Sean fecundos y multiplíquense Mientras Adán estuvo solo, solamente había uno - correspondiente a la verdad, que es una. Tan pronto como hubo dos (Adán y Eva) llegó a la existencia la potencialidad de la

mentira. La mentira, y el mal que deriva de ella, extraviaron al hombre, al punto en que Adán y Eva terminaron comiendo del Árbol del Conocimiento, en contra del expreso mandamiento de Dios. Entonces Caín mató a Abel y la Generación del Diluvio, de la cual está escrito, “Cuando los hombres se multiplicaron en el mundo” (Génesis 6:1), se volcó al ateísmo y a la idolatría. ¿Por qué, entonces, la primera mitzvá de la Torá le ordena al hombre “ser fecundo y multiplicarse”? ¿Por qué instituiría Dios una mitzvá que lleva a la mentira, a los celos y a todo tipo de pecado? La respuesta es que, específicamente de esa manera, el

hombre puede ejercer la libertad de elección. A partir de la multiplicidad el hombre buscará al Uno y se embarcará en su propio e individual sendero para reconocer a Dios (Likutey Halajot VI, p. 200a-400). Sean fecundos y multiplíquense El Rebe Najmán dijo cierta vez, “La persona debe orar para tener muchos hijos, ¡pese a lo que pueda resultar de ellos! Pues cuando llegue Mashíaj rectificará al mundo entero y todos serán rectificados - desde el mismo Adán (Avenea Barzel p. 21, #4). Multiplíquense y llenen la tierra

“Llenen la tierra” - porque “el mundo entero está lleno de Su gloria” (Isaías 6:3). Es decir, debemos llenar la tierra con gente que llene al mundo con la gloria de Dios (Likutey Halajot I, p. 157a).

1:31 Dios vio todo lo que

había hecho y he aquí que era muy bueno. Y hubo anochecer y

hubo mañana: el día sexto. Que era muy bueno “Muy bueno” - ésta es una referencia al Ángel de la Muerte (Bereshit Rabah 9:10). Es “muy bueno” que exista la muerte, pues sin el temor a la muerte la gente pasaría sus vidas en frivolidades, pensando que siempre habría tiempo más tarde (ver Bereshit Rabah 9:6-12).

“El Ángel de la Muerte” representa todo el mal que existe en el mundo. La presencia del mal hace posible elegir entre el bien y el mal; cuando la persona vence al mal eligiendo el bien, alcanza una gran recompensa. Más aún, ése mismo mal vencido se vuelve el fundamento sobre el cual la persona puede construir la estructura del bien (Likutey Moharán I, 38:7). Como resultado de la muerte, el alma puede ascender al mundo que es enteramente bueno. Así, la persona siempre debe mirar más allá de este mundo y centrarse en la Recompensa Futura, la que le posibilitará alcanzar la alegría (Likutey Moharán II, 33).

Que era muy bueno “Muy bueno” - es una referencia al Ángel de la Muerte (Bereshit Rabah 9:10).

La frase “que era muy bueno”, que representa la existencia del Ángel de la Muerte y del mal, aparece en la descripción del Sexto Día de la Creación, el día en que Dios creó al hombre. Tal como Dios tuvo la intención de que el hombre Lo reconociesen y Lo sirviese, de la misma manera, cada persona debe persuadir al ámbito del Ángel de la Muerte a ser consciente de Dios (Likutey Moharán I, 10:3).

Que era muy bueno Mientras la persona se encuentra investida en un cuerpo físico sólo puede conocer a Dios de una manera oculta. Pero después de la muerte, al abandonar su corporeidad, podrá conocer la esencia de Dios. Así, la muerte es “muy buena” (Likutey Halajot I, p. 109a). Que era muy bueno Adán trajo la muerte al mundo al comer del Árbol del Conocimiento. Sin embargo, la muerte es ahora una “bendición”, dado que purifica el cuerpo antes de que éste se levante en la Resurrección. Por lo tanto, “era muy

bueno” - ésta es la muerte (Bereshit Rabah 9:10) (Likutey Halajot I, p. 134). Y hubo anochecer y hubo mañana: el día sexto. Las letras de la palabra BeREShIT (‫ )בראשית‬pueden ordenarse para formar las palabras BaRA ShIT (‫ברא שית‬, “Él creó seis”). Dios creó los Seis Días originales (Likutey Moharán I, 63:1), de los cuales el principal fue el Sexto. Ese día corresponde a la sexta de las siete sefirot inferiores, Iesod (Fundamento), que implica la moralidad. En ese día fue creado el hombre - el fundamento del mundo.

El Sexto Día “El Sexto Día” - esto alude al sexto día del mes de Sivan, cuando fue dada la Torá (Rashi).

Creado el viernes, en vísperas del Shabat, el hombre debía llevar a toda la Creación a un estado de Shabat y de descanso. Es imposible entrar al Shabat a no ser que uno trabaje durante los seis días de la semana que lo preceden; y el esfuerzo principal de la preparación para el Shabat tiene lugar precisamente el viernes. Por lo tanto, aquel que se ocupa durante la semana y trabaja en aras del Shabat conecta los día de la semana con el Shabat y une este mundo con el Mundo que viene (dado que el

Shabat es una sesentava parte del Mundo que Viene). Por lo tanto explica Rashi: “‘El Sexto Día’ - esto alude al sexto día del mes de Sivan, cuando fue dada la Torá” - dado que la Torá forma el lazo de unión entre dos mundos opuestos (Likutey Halajot I, p. 228a). El Sexto Día La tierra estuvo inestable hasta que fue dada la Torá (Rashi).

En verdad, la Torá estuvo presente en el mundo desde el momento de la Creación, pues la Torá es lo que sustenta al mundo. Sin embargo, ello hace referencia a la Torá Oculta, que corresponde a la Bondad de Dios que

sustenta a los indignos. Esa forma de sustento no es la ideal. Por lo tanto toda la Creación esperó “El Sexto Día” -el sexto día del mes de Sivan, cuando fue dada la Torá- para que el mundo pudiera sustentarse con la Torá en su estado revelado (Likutey Halajot VIII, p. 3a). El Sexto Día Esto alude al sexto día del mes de Sivan, cuando fue dada la Torá (Rashi). El mundo fue creado mediante la Torá (Bereshit Rabah 1:1). De acuerdo al plan original de Dios, la Torá debía haber sido dada en la milésima generación después de la Creación. Pero Dios vio que debido a la

gente malvada que surgiría en cada generación, el mundo no podría existir sin Torá. De modo que Se la dio a la humanidad en la vigésimo sexta generación (de Adán a Noaj, diez generaciones; de Noaj a Abraham, diez generaciones; Itzjak, Iaacov, Leví, Kehot, Amram, Moisés, seis generaciones) (Jaguigá 13b-14a).

De acuerdo al Midrash, dado que el mundo fue creado para la Torá, ¿por qué Dios entregó la Torá sólo en la vigésimo sexta generación? ¿Cómo pudo el mundo subsistir sin Torá durante tanto tiempo? Y si Dios hubiese esperado hasta la milésima generación, ¿habría habido algún Tzadik para recibirla en una fecha tan tardía? Y de haber habido

Tzadikim, ¿acaso no la habrían merecido inmediatamente en lugar de esperar a la milésima generación? En verdad, hubo Tzadikim que sirvieron a Dios incluso antes de la entrega de la Torá, tales como Abraham (Kidushin 82b) y los otros patriarcas. Más aún, “Cada generación posee Tzadikim iguales a Abraham” (Bereshit Rabah 56:7). Con la presencia de esos Tzadikim, el mundo podría haber existido sin Torá, pues le habrían enseñado a la gente a servir a Dios. De ese modo Dios podía retrasar la Entrega de la Torá hasta la milésima generación permitiendo que los Tzadikim le enseñasen a la gente y la ayudasen a aclarar y a purificar el poder

de imaginación, que había sido dañado con el pecado de Adán. De esa manera, podríamos haber recibido la Torá en un estado absolutamente refinado y puro, que habría inhibido cualquier deseo de pecado. Sin embargo, en cada generación, encontramos gente malvada que se burla de los Tzadikim y los calumnia, haciendo muy difícil que el resto de la humanidad pueda beneficiarse de ellos. Por lo tanto Dios nos entregó la Torá mucho antes, pese a no haber sido completamente dignos de ello, dado que la entrega misma produjo una limpieza de la imaginación, purificando nuestra fe hasta cierto grado. Esa purificación nos

permite superar las acusaciones de los malvados (Likutey Halajot II, p. 123a-124a). Iom HaShishi La letra hei de Iom HaShishi (‫יום‬ ‫הששי‬, el Sexto Día) refleja la hei de HaMotzi (‫המוציא‬, en la bendición por el pan). Es una hei ha-idia (una hei específica), enseñándonos que todo nuestro sustento está enraizado en el Acto de la Creación (Likutey Halajot II, p. 13a-26).

2:2

En el séptimo día completó Dios Su obra que Él había hecho. Y

descansó en el séptimo día de toda Su obra que Él había hecho.

El Séptimo Día Los seis días de la semana corresponden al Árbol del Conocimiento del Bien y Mal. El Shabat, el séptimo día, corresponde al Árbol de la Vida (cf. Zohar I, 27a).

Daat (Conocimiento) consiste de tres grupos de conceptos opuestos: permitido y prohibido, apto y no apto, puro e impuro. Los seis días de la semana representan nuestro proceso de separar entre esos estados de ser para servir apropiadamente a Dios. Por tanto son días de trabajo. Si la persona se arrepiente pero entonces cae debido a que no tiene un control pleno de sus

emociones y de su intelecto, ese arrepentimiento corresponde a los días de la semana, al Árbol del Conocimiento en el que el bien y el mal están mezclados. El Shabat, por otro lado, representa el Árbol de la Vida. Cuando la persona se arrepiente definitivamente, ello corresponde al Shabat, el “día de descanso” de los malos deseos. Las letras de la palabra ShaBaT (‫)שבת‬ pueden reordenarse para formar la palabra TaShuV (‫תשב‬, “te arrepentirás”). El Shabat representa el verdadero arrepentimiento (Likutey Moharán I, 79). El Séptimo Día

Los seis días de la semana están divididos en tres pares (Bereshit Rabah 11:8). Pero el Shabat está apareado con el pueblo judío. La persona que observa el Shabat puede regocijarse con su pareja, si así pudiera decirse (Likutey Moharán I, 277). Dios hizo al mundo en seis días y descansó en el Shabat “Hizo al mundo” representa un “despertar desde abajo”, significando el esfuerzo del hombre para hacer y trabajar durante los seis días de la semana. “Descansó en el Shabat” representa un “despertar desde Arriba”,

en que todo es hecho solamente por Dios, pues Él muestra Su benevolencia aunque no llevemos a cabo un “despertar desde abajo” (Likutey Halajot III, p. 2).

En el séptimo día completó Dios Su obra... Y descansó en el séptimo día ¿Qué le faltaba al mundo? Descanso. Llegó el Shabat y con él llegó al descanso (Rashi).

El descanso que fue creado en el Shabat completó el Acto de la Creación. Pues el descanso que viene con el Shabat -el punto focal de los seis días de la semana- sustenta al mundo (Likutey

Halajot II, p. 109a).

Dios completó Su obra La persona también debe considerar que toda su tarea está completa en el Shabat (Rashi sobre Éxodo 20:9).

Por esa razón, se nos prohíbe pedirle a Dios, durante el Shabat, por nuestras necesidades mundanas, dado que en ese momento todo debe ser considerado como completo y perfecto (Likutey Halajot III, p. 8a). Siete Días de la Creación... siete semanas del Omer Cada uno de los Siete Días de la

Creación refleja un diferente tzimtzum (constricción) del tiempo y del espacio, dentro del cual se formó la creación de ese día. De manera similar, cada día que contamos durante las siete semanas del Omer refleja un diferente tzimtzum del intelecto restringido. Aquel que domina su intelecto puede centrarse en la fe, mediante la cual es posible encontrar la Divinidad en todas las partes de la creación, como en “Todas sus obras son fe” (Salmos 33:4). Así, la Cuenta del Omer refleja la grandeza de la fe, pues le permite a la persona restringir su intelecto y centrarse en la fe. Luego puede recibir la Torá (ver Likutey Halajot III, p. 109a).

2:3 Dios bendijo el Séptimo Día y lo santificó, porque en él

Dios descansó de toda Su obra que Dios creó para hacer. Dios bendijo el Séptimo Día

Al observar el Shabat como un día de descanso, expresamos nuestra fe en que Dios creó el mundo y descansó en el Séptimo Día. Así, el Shabat corresponde a la fe, que es la fuente de todas las bendiciones, como está indicado en el versículo “El hombre de fe posee abundantes bendiciones” (Proverbios 28:20). Por lo tanto “Dios bendijo el Séptimo Día” - pues, al igual que la fe, el Shabat es la fuente de todas las bendiciones para la humanidad (Likutey Moharán I, 31:2). Dios bendijo el Séptimo Día y lo santificó

La bendición siempre acompaña a la santidad. Por lo tanto el Séptimo Día -el Shabat- contiene bendiciones. La santidad hace referencia específicamente a un hablar sagrado. La persona que dice palabras santas obtiene la bendición (Likutey Moharán II, 2:5). Creó para hacer ¿Por qué el hombre fue creado incompleto (i.e., sin un brit milá)? Todo fue creado incompleto. El trigo requiere la molienda. Los garbanzos requieren ser procesados... De modo que también el hombre requiere una rectificación (Bereshit Rabah 8:6).

Todo artesano requiere de herramientas y de elementos para su tarea. Por ejemplo, el orfebre necesita oro en bruto y el herrero necesita un martillo y un yunque, sin los cuales no pueden realizar sus tareas. ¿Quién otro, sino Dios, creó las primeras herramientas que el hombre utilizó para crear más herramientas? Si es así y Dios puede crear todas las primeras herramientas necesarias, ¿por qué Le dio al hombre la necesidad de trabajar? ¿Por qué Dios no creó todo listo y dispuesto para el disfrute del hombre? La respuesta es que todo en este mundo debe atravesar un proceso de rectificación. El trigo debe ser molido

para transformarse en harina, las vestimentas deben ser tejidas a partir de las fibras, y así en más. Dios creó al hombre incompleto para que pudiese trabajar y alcanzar la perfección - para él mismo y para toda la creación (Likutey Moharán I, 19:final). El principal medio de purificación es la moralidad; por lo tanto, el hombre fue creado con el requerimiento de la circuncisión (Likutey Halajot VIII, p. 158a). Así, Dios creó todo en un estado imperfecto para darle al hombre la responsabilidad de llevar a la Creación al nivel de la perfección. Y le dio al hombre la libertad de elección para crear, construir y perfeccionar, o -Dios

no lo permita- para destruir. La palabra hebrea UMaN (‫אומן‬, artesano) es similar a la palabra EMUná (‫אמונה‬, fe), pues Dios le encomendó al hombre hacer su parte fielmente (Ibid., p. 161a). Porque en él Dios descansó de toda Su obra que Dios creó para hacer Dios comenzó a crear los demonios en la tarde del viernes. Cuando empezó el Shabat, sólo sus espíritus habían sido formados y no hubo tiempo para hacerles un cuerpo (Zohar I, 47b).

El Rebe Najmán hace un paralelo entre esa enseñanza y la persona que se deja arrastrar por las fantasías y las ilusiones. Si uno no se prepara para el

Shabat, sus pensamientos estarán “desencarnados” y no residirán dentro de una estructura confiable (Likutey Moharán I, 54:6).

2:4 Éstas son las generaciones de los Cielos

y de la tierra cuando fueron creados, en el día en que Dios

hizo la tierra y los Cielos. Elohim y IHVH Originalmente Dios planeó crear el mundo mediante el atributo del juicio (Rashi sobre Génesis 1:1). Más tarde, atemperó Su Creación con el atributo de la compasión, dado que sólo los muy grandes Tzadikim hubieran sobrevivido

en un mundo de justicia estricta (tal como vemos con los patriarcas: “Elohim [el atributo del juicio] que me guió” [Génesis 48:15]). El atributo del juicio permanece en el Espacio Vacío que fue dejado luego que Dios contrajera Su Presencia (el Tzimtzum), dándole lugar a la inclinación al mal. La mala inclinación está enraizada en el juicio. La fortaleza para quebrar la mala inclinación tiene sus raíces en la compasión y la misericordia (correspondientes al Santo Nombre de Dios IHVH). Cada vez que la persona conquista su mala inclinación trae la compasión y la misericordia a este mundo (Likutey Halajot I, p. 72a-144).

Behibaram La palabra beHiBaRAM (‫בהבראם‬, “cuando fueron creados”) tiene las mismas letras que ABRaHaM (‫)אברהם‬, en cuyo mérito fue creado y se sustenta el mundo entero (Bereshit Rabah 12:9).

Abraham representa la persona que busca a Dios. Este mundo fue creado y se mantiene incluso en mérito a una sola persona que busque a Dios (Likutey Halajot IV, p. 272). Behibaram Generalmente hablando, la persona no logra nada mediante la ira o la fuerza. Incluso si logra algo, mucho más habría

alcanzado de haber usado la bondad (Rebe Najmán, tradición oral de Breslov).

Esta idea se encuentra aludida en la palabra beHiBaRAM (‫בהבראם‬, “cuando fueron creados”) cuyas letras pueden reordenarse para deletrear BeABRaHaM (‫באברהם‬, “en Abraham”). Abraham representa el atributo de jesed (bondad). Esto enseña que todas las nuevas creaciones están enraizadas en la bondad (Likutey Moharán II, 2:3). El atributo de la bondad, que corresponde a Abraham y está aludido en la palabra Behibaram, es necesario especialmente para criar a los niños

(Ibid., I, 67:7).

Behibaram Antes de que Dios comenzase la Creación, el mundo era considerado una “realidad contingente”. Pero después que Dios creó las almas judías, el mundo se volvió una “realidad necesaria”. Es decir, la creación de las almas “forzó” a Dios, si así pudiera decirse, a crear el mundo para ellas (ver Likutey Moharán I, 52). La Torá alude a esa relación en la palabra beHiBaRAM (‫)בהבראם‬, dado que fue ABRaHaM (‫)אברהם‬, el progenitor de la nación judía, quien hizo que el mundo llegase a la existencia (Likutey Halajot II, p. 234a).

Dios Confía en Dios por siempre, pues Dios (Iáh) es la Roca de los mundos (Isaías 26:4).

El Nombre Divino IáH (‫ה‬-‫ )י‬está compuesto por las dos primeras letras del Tetragrámaton, IHVH (‫ה‬-‫ו‬-‫ה‬-‫)י‬. La letra iud (‫)י‬, que representa la sabiduría y el intelecto de la Torá, corresponde a la sefirá de Jojmá. La letra hei (‫)ה‬, que tiene el valor numérico de 5, corresponde a los Cinco Libros de Moisés, al igual que a las cinco clases de consonantes que aparecen en la Torá (gutural, palatal, lingual, dental y labial).

La persona que utiliza los tres poderes del intelecto (Jojmá, Biná y Daat) y el poder del habla para estudiar Torá se vuelve verdaderamente un ser humano - Adam. ADaM tiene el valor numérico de 45, que es igual al valor numérico de IáH (15) multiplicado por 3 (i.e., los tres intelectos). Por lo tanto el versículo de Isaías debe ser comprendido como significando: “Con la Torá, Dios creó todos los universos en aras del Hombre” (Likutey Moharán I, 101).

2:5

Y ningún arbusto del campo se hallaba aún en la tierra y ninguna

hierba del campo había brotado todavía, porque Dios no había hecho llover sobre

la tierra y no había hombre para trabajar del suelo. Ninguna hierba del campo había brotado todavía

Las hierbas se mantuvieron en la superficie de la tierra y esperaron hasta que Adán rogase por lluvia (Rashi).

El Séptimo Día de la Creación, Dios “descansó de toda Su obra que Dios creó para hacer” (Génesis 2:3) – significando que Él le dio el mundo ahora al hombre para que continuase trabajando y completando lo que Él había iniciado. De esa manera, Dios creó las hierbas pero esperó a que el hombre completase la Creación orando por la lluvia que ayudaría a su crecimiento (Likutey Halajot II, p. 260).

2:7

Dios formó al hombre del polvo de la tierra. Y sopló en

sus narices un aliento de vida y el hombre vino a ser un

alma viviente. Vaiitzer Vaiitzer (‫וייצר‬, “Él formó”) se deletrea con dos iuds, una de ellas aparentemente superflua. Esto indica que hubo dos tipos de creación: una para el bien y otra para el mal (Zohar III, 111a); una para el juicio y otra para la bondad (Berajot 61a) (Likutey Moharán I, 48:1).

VaIiTzeR viene de la palabra IoTzeR (‫יוצר‬, crear o formar) y está relacionada con la palabra IeTzeR (‫יצר‬,

la inclinación de la persona). Los pensamientos del IeTzeR HaTov (la buena inclinación) de la persona forman cosas buenas, mientras que los pensamientos de su IeTzeR HaRa (mala inclinación) forman cosas malas (Likutey Moharán I, 49:1). Adán fue formado de la tierra Dios creó a ADaM (‫אדם‬, hombre) específicamente a partir de la ADaMá (‫אדמה‬, tierra) para que cuando buscase a Dios a partir de su existencia densa y material pudiese experimentar la gloria de Dios, que llena toda la tierra (Likutey Halajot VII, p. 52a).

Adán fue formado de la tierra En un aspecto, la tierra representa el denso materialismo; en otro, simboliza la humildad. El hombre fue creado de la tierra para que domine los deseos materiales en su esfuerzo por acercarse a Dios. Entonces la tierra -el denso materialismo- se transformará en Nada (Likutey Halajot VII, p. 114). Nishmat Jaim NiShMat (‫נשמת‬, aliento) está relacionado con NeShaMá (‫נשמה‬, alma), transformando este versículo en “Él sopló en sus narices un alma viviente”. El alma proviene de Dios Mismo. Por lo

tanto el alma es suprema y el cuerpo debe subordinarse a ella (Likutey Halajot I, p. 108a). Él sopló en sus narices un aliento de vida El aliento está asociado con la vida. Uno respira a través de la nariz, que representa la paciencia. Y esto es particularmente así en el caso de un profundo suspiro (Likutey Moharán I, 8:1). Él sopló en sus narices un aliento de vida Dios creó al hombre a partir de los Cielos y de la tierra para asegurar la paz en Su Creación. Pues en el Primer Día,

Él creó los Cielos y la tierra. En el Segundo Día, hizo el firmamento; en el Tercer Día, la tierra; en el Cuarto Día, los cuerpos celestes; en el Quinto Día, los peces. Si Adán hubiese sido creado exclusivamente a partir de la tierra, se le habría dado cuatro días a la Creación de los productos terrestres y sólo tres días a las creaciones celestes. De modo que Dios sopló Su aliento en Adán, haciendo de Adán un producto tanto de los Cielos como de la tierra, para que no hubiese celos y reinase la paz (Rashi).

El principal designio de la Creación fue que la paz reinase en todos sus segmentos. Todo -todas las chispas de santidad, todos los niveles de la creación- estarían juntos, al unísono, elevando a todas las cosas hacia Dios. Y

así habría sido, si Adán no hubiese comido del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. Al comer del Árbol, Adán introdujo el odio y los celos en la creación. Así, la serpiente fue maldecida, “Yo pondré el odio entre tus descendientes y los de ella” (Génesis 3:15) (Likutey Halajot IV, p. 223a). El hombre vino a ser un alma viviente. Los animales también son llamados “almas vivientes”. Pero el hombre es más grande, pues posee el intelecto y el poder del habla (Rashi).

El hombre es llamado un alma viviente porque sólo él tiene el intelecto para buscar a Dios, para comprender a

partir de todas las otras partes de la creación que Dios existe y para comunicarles ese conocimiento a los demás (Likutey Halajot II, p. 175a). El hombre vino a ser un alma viviente “Un alma viviente” - un espíritu hablante (Targúm Onkelos).

Volverse verdaderamente un “hombre” en el sentido espiritual significa que uno alcanza el habla - la comunicación que está asociada con una elevada conciencia (Likutey Moharán I, 60:8).

2:8 Dios había plantado un jardín en el Edén, al oriente, y

puso allí al hombre que había formado. Dios puso a Adán en el Jardín del Edén Adán era inmediatamente De no haber comido el fruto

tan elevado que entró en el Jardín del Edén. pecado, podría haber del Árbol de la Vida y

trascendido las constricciones del tiempo y del espacio. Podría haber ascendido a los niveles más elevados, al mismo Trono de Gloria (Likutey Halajot I, p. 39a).

2:9 Dios había hecho brotar del suelo

toda clase de árboles gratos a la vista y buenos para comer, y

también el Árbol de la Vida en medio del jardín y el Árbol

del Conocimiento del Bien y del Mal. El Árbol de la Vida En el cuento del Rebe Najmán titulado “Los Siete Mendigos” (Los Cuentos del Rebe Najmán #13), el Mendigo del Quinto Día habla de un Árbol que tenía tres raíces -fe, temor y humildad- y

un tronco que era la verdad. De alguna manera todas las personas están conectadas con ese Árbol, pues es la raíz de todas las almas. Ello es una alusión al Árbol de la Vida. Los cuatro atributos -fe, temor, humildad y verdad- son el sendero hacia el arrepentimiento. Ellos corresponden a los cuatro sonidos del shofar que oímos en Rosh HaShaná - tequía, shevarim, terúa y el tequía final. Esos atributos son recordados específicamente en Rosh HaShaná pues es el día en que fue creado Adán y el mismo día en el cual pecó. Dado que Adán fue expulsado del

Jardín del Edén, su misión y la de sus descendientes es volver a elevar al hombre hacia su nivel original, no corrompido, en el Jardín. Esto se logra haciendo sonar el shofar, dado que el sonido (o voz) actúa como intermediario entre lo material y lo espiritual, entre este mundo y el Jardín del Edén. Después de que Adán comió del Árbol, Dios lo llamó. Adán respondió, “Escuché Tu voz en el Jardín” (Génesis 3:10). Dios había despertado el concepto de la voz para inspirar en Adán el arrepentimiento. También nosotros podemos despertar el arrepentimiento mediante los sonidos del shofar en Rosh HaShaná, rectificando el pecado de

Adán que ocurrió en Rosh HaShaná y mereciendo el Árbol de la Vida (Likutey Halajot VII, p. 210a). Etz HaJaim, Etz HaDaat La palabra hebrea ETz (‫עץ‬, árbol) proviene de la misma raíz que la palabra ETza (‫עצה‬, consejo). El Etz HaJaim (Árbol de la Vida) y el Etz HaDaat (Árbol del Conocimiento) representan el consejo que la persona busca a lo largo de su vida. De haber comido del Árbol de la Vida, Adán habría recibido el consejo apropiado sobre cómo vivir. Entonces realmente habría vivido por siempre,

pues no se hubiera visto obligado a confrontar consejos contradictorios y ciertamente habría alcanzado el Mundo que Viene. Pero debido a que comió del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, cayó en la difícil situación en la que siempre debe enfrentar la elección entre el “bien” (i.e., el buen consejo) y el “mal” (i.e., el consejo malo y equivocado). Todos los descendientes de Adán tienen que buscar ahora el sendero de retorno al Árbol de la Vida. Pero debido al pecado de Adán, nos vemos confrontados con la “espada giratoria” las múltiples elecciones que nos impiden ver inmediatamente el consejo

real, verdadero y bueno, necesario para “vivir por siempre”. Sin embargo, aquellos que se unen a los verdaderos Tzadikim -quienes han encontrado el sendero de retorno al Jardín del Edénpueden superar a la “espada giratoria”, dado que reciben de ellos un consejo bueno y apropiado (Likutey Halajot III, p. 233a; ver también Ibid., p. 235a). El Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal El Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal es un medio tanto para el bien como para el mal. También es llamado klipá noga (literalmente, “una cáscara brillante”), una fuerza que

contiene tanto el bien como el mal (como opuesta a las otras klipot, que son totalmente malignas). El Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal representa el idioma arameo, que es un medio entre el Lenguaje Sagrado (el hebreo) y las otras setenta lenguas. Así, hay tres niveles el nivel santificado (el Lenguaje Sagrado), el nivel mundano (el arameo) y el nivel no santo (las setenta lenguas). Eva corresponde al habla. Por lo tanto la Serpiente se acercó a ella y contaminó su pureza adulterándola con el idioma arameo, lo mundano (Likutey Moharán I, 19:4).

2:10 Un río salía del Edén para regar el Jardín. De

allí, se separaba en cuatro ríos. El Jardín del Edén El Tzadik es el Jardinero del Jardín del Edén (Zohar II, 166b).

Así, todo aquel que esté cerca de un verdadero Tzadik podrá experimentar el deleite del Jardín (Sabiduría y

Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #252).

Un río salía del Edén para regar el Jardín. De allí, se separaba en cuatro ríos. “Un río salía del Edén” - esto corresponde a la plegaria. “Para regar el Jardín” - esto corresponde a la Torá. La plegaria connota aquello que está más allá de toda descripción - algo que la persona anhela pero que está lejos de ella. La Torá representa aquello que es posible alcanzar - lo que está delante de la persona y le es accesible. El “río” viene a “regar el jardín” -

es decir, la plegaria permite que la persona comprenda y tenga acceso a la Torá. La plegaria y la Torá ayudan al crecimiento de las plantas - i.e., hacen que las almas crezcan espiritualmente. “De allí, se separaban” - la Torá hace que el mal se separe y se aleje de la persona. “En cuatro ríos” - esto hace referencia a las cuatro letras del Tetragrámaton, que son la raíz de todo lo que existe y son, más específicamente, la fuente del bien que se encuentra en los cuatro elementos (Likutey Moharán I, 8:7). Un río salía del Edén

Ese río representa la fuente de aguas necesarias para la mikve. Aquel que se sumerge en una mikve se sumerge en las aguas del Edén (Likutey Halajot IV, p. 436; ver también Aguas del Edén: Una mirada profunda al significado de la Mikve por el rabí Aryeh Kaplan, ed. Sukat David).

Un río salía del Edén... se separaba en cuatro ríos... el oro de aquella tierra era bueno Nuestro principal objetivo es traer Divinidad a todo lo que hacemos, imbuir a cada cosa de vitalidad. Dado que todo en este mundo requiere de sustento, el acto de traer Divinidad también trae

vida y sustento. Así, “Un río salía del Edén” - esto indica que la Divinidad estaba siendo traída a este mundo y que se manifestaba en el sustento provisto por los ríos. Había tal abundancia de Divinidad, que incluso había “oro, oro bueno y beneficioso” (Likutey Halajot VIII, p. 291a).

2:15 Dios tomó al hombre

y lo puso en el Jardín del Edén, para trabajarlo y cuidarlo.

Dios tomó al hombre “Dios tomó al hombre” - Él extrajo a Adán de los cuatro elementos, que corresponden a los bajos deseos del hombre (Zohar I, 27a).

Sólo cuando uno trasciende esos deseos puede ser llamado un “hombre” (Likutey Moharán I, 37:3). Cuando la persona se arrepiente, Dios la separa de sus bajos deseos y la acerca a Él (Ibid., I, 79).

2:16

Dios le ordenó al hombre, diciendo, “De todo árbol del jardín comerás”.

De todo árbol del jardín comerás ¿Por qué se le ordenó a Adán comer de todos los árboles de Jardín del Edén, cuando el principal mandamiento era no comer del Árbol del Conocimiento? Al ordenarle a Adán comer de los otros árboles, Dios le reveló la gran recompensa de comer en santidad: ello lleva al hombre a la perfección. Aquel que come en santidad se asemeja a uno que come el maná, al igual que alguien que come las comidas del Shabat. Ese tipo de comer lleva a la persona a anhelar la Divinidad y a acercarse a Dios. Más aún, ello revela la voluntad

Divina. Por el contrario, comer del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal es un acto enraizado en el ámbito de este mundo y no puede llevar a la persona hacia la perfección. Así, Adán recibió la orden de comer de los otros árboles y, al mismo tiempo, se le instruyó no comer del Árbol del Conocimiento (Likutey Halajot II, p. 1810a).

2:17 “Pero del

Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, no comerás pues en

el día que de él comas, con seguridad morirás”. Pero del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, no comerás La primera mitzvá que se le

encomendó a Adán fue no comer del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. Esa mitzvá es muy importante porque al comer en santidad, es posible hacer que descienda la voluntad Divina hacia este mundo y conectarlo con todos los mundos superiores. Al transgredir esa mitzvá, Adán produjo una separación entre este mundo y todo lo demás, envenenando su alma. Como castigo, fue maldecido con la mortalidad. Al igual que Adán, que separó los mundos, la mortalidad separa el cuerpo del alma. La Torá es la rectificación para la mortalidad de los hombres, dado que permite una vez más unificar el mundo inferior con los

mundos superiores (Likutey Halajot II, p. 26-14a). Así, cuando los judíos recibieron la Torá en el Sinaí, dejaron de estar envenenados (Shabat 146a) y se vieron libres del gobierno del Ángel de la Muerte (Vaikrá Rabah 18:3). Pues en el día que de él comas Cada día conlleva en sí tanto bien como mal. Uno debe siempre buscar el bien en cada día y asegurarse de que el bien domine al mal. Quien no hace el esfuerzo, “come del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal” y deja que el mal se apodere de él (Likutey Halajot VII, p. 64).

2:18 Dios dijo, “No es bueno que el hombre esté solo. Le

haré una ayuda contrapuesta a él”. Le haré una ayuda contrapuestas a él El hombre y la mujer están enraizados en el nivel de Keter, que representa la capacidad de pensar las cosas en profundidad y alcanzar decisiones acertadas. Keter incluye dos funciones opuestas: por un lado, la

tendencia a buscar el nivel más elevado y, por otro, una función inherente que actúa como una restricción, impidiendo que avance más allá del nivel en el cual se encuentra hasta no estar listo para ascender un grado más en la escala espiritual. (Cada una de las Diez Sefirot, en cada uno de los mundos, está compuesta de Diez Sefirot, y hay cientos y cientos de niveles y sub-niveles. En cada nivel hay un Keter que busca avanzar hacia el nivel siguiente [ver Likutey Moharán I, 24 para una explicación detallada; ver también Anatomía del Alma, Capítulo 16]).

Así, la Torá afirma: “Le haré una ayuda contrapuesta a él” - pues en su

raíz, esas funciones opuestas trabajan en armonía, una para hacer avanzar a la persona y otra para refrenarla. Sólo mediante el matrimonio, cuando el hombre y la mujer se unen, puede Keter funcionar de la manera apropiada (Likutey Halajot VI, p. 36a).

2:19 Dios formó de la tierra

todo animal del campo y toda ave del cielo y los llevó al

hombre para ver cómo los llamaría. Todo lo que el hombre llamó a

cada alma viviente tal fue su nombre. Todo lo que el hombre llamó a cada alma viviente tal fue su nombre Dios creó el mundo para que el hombre lo completase, como está escrito, “Que Dios creó para hacer” (Génesis 2:3). El hombre completa a la

Creación revelando la Divinidad en cada cosa. Por lo tanto Adán les dio nombres a todas las criaturas. Un nombre alude a la esencia de la criatura y su fuente está en el Nombre de Dios. Cada vez que se menciona ese nombre, ello invoca la grandeza de Dios (Likutey Halajot III, p. 7a). Nefesh jaiá hu shemó La frase nefesh jaiá hu shemó (“alma viviente tal fue su nombre”) puede ser interpretada como significando que es posible encontrar el alma viviente de la criatura en su nombre. En otras palabras, la fuerza vital de la persona y su misión en la

vida están asociadas con su nombre (Likutey Moharán I, 56:3; Ibid., II, 66). Algunas personas completan su misión temprano y entonces reciben una nueva misión y, en correspondencia con ello, un nuevo nombre. Enseñan nuestros Sabios que Moisés tuvo muchos nombres (Sanedrín 19b), pues debió realizar muchas tareas y requirió de diferentes nombres para cada una de ellas. Por el mismo motivo, es costumbre darle un nuevo nombre a una persona muy enferma. Pues dado que cumplió con el destino indicado por su nombre original, se le otorga un nuevo nombre asociado con una nueva misión (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #95).

Su nombre La persona que desea darle su “nombre” a Dios -i.e., mantenerse en el servicio a Dios sin importar cuánto la critiquen los demás- es considerada como si se hubiese sacrificado en aras del Nombre de Dios (Likutey Moharán I, 260). Su nombre La esencia de la persona puede inferirse a partir de la combinación de letras de su nombre. Por ejemplo, el Rebe Najmán indicó la esencia de su discípulo, R’ Shimón (‫שמעון‬, ShiMoN)

haciendo notar que las letras de su nombre podían reordenarse para formar la frase AvON MaSh (‫עון מש‬, “lejos del pecado”). Alguien más con el nombre Shimón podría resonar con un reordenamiento diferente de las letras quizás incluso ShaM AvON (‫שם עון‬, “hay pecado”) (Dios no lo permita). A partir de esto podemos ver que el nombre de la persona puede contener el secreto de su existencia, aunque mucha gente comparta el mismo nombre (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #44).

Su nombre El

nombre

de

un

objeto

corresponde al objetivo espiritual último de la realidad. Conociendo el nombre de algo podemos comprender su esencia Divina y alcanzar la realidad de la era mesiánica. Esta idea se encuentra aludida en la palabra hebrea SheMOT (‫שמות‬, nombres), que es un acrónimo de la frase Tajlit Maasé Shamaim Vaaretz (‫תכלית מעשה שמים וארץ‬, “El objetivo de la obra de los Cielos y la tierra”) (liturgia del viernes por la noche) (Likutey Moharán II, 39).

Su nombre El nombre de la persona forma

una vestimenta para el alma luego de su muerte (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #95). Es decir, la manera en cómo se comporta y deja un nombre detrás de sí, se vuelve la “vestimenta” de su alma y el modo en que es vista en el Mundo que Viene.

2:20 El hombre dio nombres a

todos los animales, a los pájaros del cielo y a las bestias salvajes.

Pero el hombre no encontró una ayuda contrapuesta a él. Adán dio nombres La luz de Dios, que permea toda la

creación, puede encontrarse en los componentes de cada cosa del mundo. Esos componentes están reflejados en las letras de su nombre. De este modo la persona puede encontrar a Dios en esas letras (Likutey Moharán I, 19:7). Ello está aludido en la frase “El hombre dio nombres”. Adán llevó la luz de Dios a cada cosa de la creación a través del nombre que le dio. Mediante nuestro conocimiento de esos nombres también nosotros podemos reconocer a Dios y acercarnos a Él (Ibid.; Sefer HaMidot, Verdadero Conocimiento, B:1-2). Adán dio nombres a todos

Un nombre es algo verdaderamente maravilloso. Con una palabra es posible describir cualquier cosa que, de otra manera, requeriría de muchas palabras para representarla. Tomemos por ejemplo, una mesa. Podemos llamarla “una superficie plana de madera con cuatro patas adosadas, que se mantiene en pie por sí misma y permite que la gente se siente alrededor y ponga cosas sobre ella”. O podemos decir simplemente “mesa”. Sin los nombres descriptivos, seríamos incapaces de comunicar verdaderamente nuestros deseos. No habría negocio ni comercio alguno. Trata de describir a una persona. Luego di su nombre, que expresa todo sobre ella en una sola

palabra. Lo mismo se aplica a Dios. Sin un Nombre, ¿cómo podríamos referirnos a Él? Sin embargo, debemos tener mucho cuidado y recordar constantemente que el Nombre es meramente una descripción de lo que Dios es y de lo que Él puede hacer. En verdad, nunca puede describirlo en Su totalidad (Likutey Halajot I, p.112a-113a). Adán dio nombres Fue a partir de su comprensión de este mundo que Adán pudo nombrar a cada cosa de la creación. Pudo incluso darle un Nombre a Dios (Bereshit Rabah

17:4), pues también alcanzó un cierto

conocimiento de Dios. Ese conocimiento se basó en su reconocimiento de la fuerza vital que subyace detrás de cada cosa (Likutey Halajot V, p. 25a). Ello se debe a que el nombre encarna la esencia del alma. Es posible saber todo sobre una persona con sólo mencionar su nombre. El nombre también encarna la fuerza vital de la persona. Así, cuando Adán les dio nombres a todas las criaturas, les trajo su fuerza de vida desde su raíz (Ibid., II, p. 100). Una ayuda contrapuesta a él “Adán” corresponde al sonido de la voz de la persona, “Eva” a su

articulación en el habla. El habla de la persona es su “ayuda”. Con ella, es posible buscar a Dios en todo momento - incluso en los momentos más oscuros, cuando la fuerza negativa se opone y oprime a la persona (Likutey Moharán I, 19:8). Hagamos al hombre... una ayuda contrapuesta a él Si lo merece, ella será una ayuda. Si no lo merece, ella se le opondrá (Rashi). Antes de crear al hombre, Dios se aconsejó con Su Corte Celestial (“Hagamos al hombre”). La Bondad dijo, “Crea al hombre, pues hará actos de bondad”. La Verdad dijo, “No hagas al hombre, pues estará lleno de mentiras”.

La Rectitud dijo, “Crea al hombre, pues se comportará de manera recta y será caritativo”. La Paz dijo “No hagas al hombre, pues andará en disputas”. ¿Qué hizo Dios? Arrojó a la Verdad a la tierra, como está escrito, “Tú arrojaste la verdad a la tierra” (Daniel 8:12). Los ángeles preguntaron, “Señor del Universo, la Verdad es Tu sello e insignia. ¿Por qué la has desdeñado?”. Dios le ordenó entonces a la Verdad que se elevase de la tierra, como está escrito, “La verdad surgirá de la tierra” (Salmos 85:12; Bereshit Rabah 8:5).

Este Midrash es difícil de comprender. ¿Por qué Dios arrojaría Su propio sello, la Verdad, a la tierra al punto en que incluso los ángeles tuvieron que preguntarle qué quería

significar con ello? Segundo, ¿cómo pudo haber una discusión entre la Verdad y Dios, dado que Dios Mismo es la verdad y fue Su voluntad crear al hombre (lo que en definitiva hizo)? ¿Cómo es posible que la Verdad discuta con la Verdad? Y tercero, ¿por qué la Paz no fue reprendida, dado que también se opuso a la voluntad de Dios? Existe la verdad y también está el corazón de la verdad - el emeser emes, la real verdad. La verdad es que el hombre estaría lleno de mentiras y de disputas. Llegaría a creer que sólo su punto de vista es el verdadero. Por ese motivo, la Verdad exclamó que el hombre sería mentiroso, pues la

percepción de la verdad de cada persona es limitada. El hombre no puede percibir que aunque haya muchas personas con diferentes ideas, siempre hay un solo corazón de la verdad. La persona que renuncie voluntariamente a la victoria de su propio punto de vista merecerá contemplar la real verdad y encontrar al Dios Único dentro de la diversidad de la humanidad. Por lo tanto Dios arrojó esa verdad unilateral a la tierra, una verdad que no permite que otras personas expresen sus percepciones de la verdad, pues no es la real verdad. La tierra representa el materialismo, en el cual está oculta la

Verdad de Dios. Pero aun así y mediante la fe, es posible alcanzar, en ella, el conocimiento de Dios. Así, la Verdad fue arrojada hacia abajo para que la persona pudiera nutrir su fe y hacer que la verdad germinase; y entonces encontrar a Dios. Eva fue creada como una ayuda en contraparte de Adán. Entre ambos debían reconocer la necesidad de buscar el corazón de la verdad, que los habría protegido del pecado, trayendo al mundo una manifestación de Dios y de Su Verdad. Éste es el significado profundo de “Si lo merece, ella será una ayuda. Si no lo merece, ella se le opondrá”. Al trabajar juntos, pueden encontrar la real

verdad. De lo contrario, experimentarán constante oposición, disputas y desafíos. La Paz también objetó la creación del hombre, pero no fue arrojada a la tierra. Ello se debe a que la principal fuente de disputas yace en la percepción de la verdad que tiene la persona. Si su percepción se refina al punto de reconocer la real verdad, entonces la paz puede reinar, desapareciendo las disputas (Likutey Halajot IV, p. 398-404, 402-202a, 406-207a). Hagamos al hombre... una ayuda contrapuesta a él Si lo merece, ella será una ayuda. Si no lo merece, ella se le opondrá (Rashi).

“Si lo merece” - dependiendo de los pensamientos y de las acciones de la persona, ¡esto puede cambiar muchas veces durante un solo día! (rabí Eliahu Jaim Rosen). Una ayuda contrapuesta a él... hueso es de mi hueso y carne es de mi carne... el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá con su mujer El hombre representa la verdad. La mujer representa la fe. La verdad es una luz demasiado poderosa para recibirla de manera directa. Es imposible enfrentar la verdad absoluta i.e., Dios- y transmitir la Divinidad en

su forma pura. Es necesario hacer un filtro de la verdad misma, un recipiente que pueda reflejar adecuadamente la luz de la verdad y transferirla hacia los demás. Por lo tanto la mujer fue creada del hombre -“hueso es de mi hueso y carne es de mi carne”- ésta es la fe. “Padre” y “madre” representan el intelecto. Uno debe abandonar el intelecto en aquellos temas que se encuentran más allá de su comprensión y unirse con su esposa, con la fe. Sólo entonces podrán llegar a ser “una carne” - pues la fe y la verdad juntas pueden reflejar la absoluta verdad (Likutey Halajot IV, p.234 a-488).

2:21 Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, el cual

se durmió; y tomó una de sus costillas y cerró con carne en

su lugar. Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre La somnolencia que cayó sobre Adán representa el Árbol del Conocimiento, que contiene tanto bien como mal. La persona puede irse a dormir con el objetivo de refrescar su alma y dedicarse a una vida de espiritualidad y de buenas acciones o con la intención de renovar su fuerza y así poder perseguir los placeres materiales.

En el último caso, enfrentará innumerables elecciones, muchas de las cuales la extraviarán. El valor numérico de la palabra TaRDeMa (‫תרדמה‬, dormir) es equivalente al de TaRGUM (‫תרגום‬, la traducción al arameo). La persona que “pasa la vida durmiendo” sin ocuparse de concretar su potencial espiritual es propensa a ser influenciada por el mal que se encuentra en el Targúm. En particular, “dormir” puede referirse a los pecados involuntarios, cuando las buenas intenciones de la persona están entremezcladas con las malas acciones (Likutey Moharán I, 19:final). Dios hizo caer un profundo sueño

sobre el hombre “Dormir” está asociado con la lujuria. Dormir implica los ojos cerrados -i.e., dañados- que actúan como mensajeros para despertar la lujuria. Por lo tanto, cada mañana, al despertar y abrir los ojos, estamos obligados a comenzar nuevamente a aceptar el yugo del Cielo (recitando el Shemá). De esa manera podemos eliminar nuestro sueño/lujuria y traer su antídoto: la Torá (Likutey Halajot I, p. 152a). Vaiapel VaIaPeL (‫ויפל‬, “hizo caer”) es un

acrónimo de la frase Pe La-hem Ve-lo Idaberu (‫פה להם ולא ידברו‬, “tienen boca pero no hablan”) (Salmos 115:5). Para anular el mal -para “ponerlo a dormir”no se debe hablar mal. Vemos que Iosef fue capaz de interpretar los sueños -que le llegan a la persona dormida- porque trascendió el nivel del dormir (Likutey Moharán I, 19:4). Cerró la carne La palabra vaiSgor (‫ויסגר‬, “Él cerró”) marca la primera aparición en la Torá de la letra hebrea samaj (‫)ס‬. Samaj connota un “soporte”, un medio para sustentar al hombre en sus tareas. Mientras el hombre esté solo no tendrá

soporte. Debe estar casado. En un nivel más profundo, Adán representa la voz y Eva representa el habla. La voz sola no es suficiente para sustentar a la persona frente a sus desafíos espirituales; necesita del habla para articular y comunicar el estudio de la Torá y para la plegaria. La letra samaj tiene el valor numérico de 60. Si un ingrediente no kosher se mezcla con alimento kosher, la mezcla puede ser declarada kosher si hay 60 veces la cantidad de ingredientes kosher frente a los no kosher. Para poder superar la adversidad, Adán -la voznecesita una samaj - un soporte y una

ayuda. Ésta es Eva, que representa el habla articulada y santificada (Likutey Halajot IV, p. 114a). Cerró con carne en su lugar Cuando Dios separó a Eva de Adán, cerró la carne en el lugar de la incisión (Berajot 6a). Dios formó a la mujer como un “depósito”, amplio en la base y angosto hacia arriba, para que pudiese llevar a sus hijos (Berajot 61a).

JaTaJ (‫חתך‬, incisión) es similar a JiTuJ (‫חתוך‬, articulación). La formación de Eva indica la creación de un habla sagrada y articulada (Likutey Moharán I, 19:3). La palabra “deposito” connota el temor a Dios, como en el versículo “El

temor a Dios es Su depósito” (Isaías 33:6). Mediante el habla sagrada (representada por Eva) la persona puede alcanzar el temor a Dios (Likutey Moharán I, 19:3) y más tarde llegar a una profunda comprensión de Dios (Ibid., I, 60:3).

2:22 Y de la costilla que

Dios había tomado del hombre hizo una mujer y la trajo al hombre.

De la costilla que Dios había tomado del hombre hizo una mujer y la trajo al hombre Había la imagen de un trono y sobre la imagen del trono una imagen como la apariencia de un hombre sobre él (Ezequiel 1:26).

Adán corresponde a “un hombre sobre él” y Eva -“la madre de toda vida” (Génesis 3:20)- corresponde al “trono”, que es la fuente de todas las almas. Cuando Adán y Eva se unieron, hicieron posible que el hombre gobernase sobre toda la creación incluso sobre los ángeles. Esto es lo que se quiere decir con el versículo “De la

costilla que Dios había tomado... una mujer y la trajo al hombre”. Dios tomó la energía de Eva, la fuente de todas las almas y se la dio a los seres humanos. Así, Dios le dio Su tremenda autoridad al hombre para que pudiese gobernar sobre los ángeles (Likutey Moharán II, 1:2). Más específicamente, Dios le dio al hombre el poder de superar su propio “ángel” - su mala inclinación (rabí Eliahu Jaim Rosen). Adán y Eva Dios hizo recto al hombre pero ellos buscaron muchos artificios (Eclesiastés

7:29). Como un individuo, el hombre -Adánera recto. Pero tan pronto como fue creada Eva hubo dos seres humanos, ellos buscaron muchos artificios (Rashi).

Mientras el hombre está solo, es un individuo; representa la verdad, la absoluta verdad, pues la verdad es sólo una. Pero tan pronto como Eva entra en escena, “uno” se vuelve “dos”. Siempre que haya más de uno la mentira podrá manifestarse. De haber estado solo, Adán nunca habría sucumbido a la sugerencia de la serpiente. Pero la serpiente fue capaz de convencer a Eva, pues ella representa un “segundo

sendero”, el sendero arraigarse a la mentira.

que

permite

La mentira se manifiesta en Eva porque ella fue creada mientras Adán estaba “dormido”, lo que representa una conciencia restringida (la imaginación como opuesta al intelecto). Específicamente, la mentira se arraiga en imaginaciones e ilusiones (Likutey Halajot IV, p. 193a-386, 196a). La palabra hebrea para dormir, SheINá (‫)שינה‬, es similar a ShINui (‫שינוי‬, cambio). La conciencia restringida del dormir hace posible la mentira, los cambios y las diferencias entre las personas (Likutey Halajot IV, p. 195).

2:23 El hombre dijo, “Ésta vez hueso es de mi hueso y

carne es de mi carne. Ésta será llamada mujer, pues fue tomada del

hombre”. Ésta será llamada mujer, pues fue tomada del hombre El lenguaje es similar (Rashi).

A partir de este versículo podemos ver que el mundo fue creado con el Lenguaje Sagrado. Adán llamó a la mujer IShá (‫)אשה‬, que es similar a la palabra ISh (‫איש‬, hombre). En palabras de Rashi, “Lashón nofel al lashón - El lenguaje es similar” o más literalmente, “El lenguaje cae sobre el lenguaje”. “Ésta” hace referencia al habla,

como en el versículo, “Esto es lo que su padre les dijo” (Génesis 49:28) (Likutey Moharán I, 34:1; Ibid., 19:3). Eva -la mujercorresponde al habla perfeccionada. Cuando el habla de la persona es sagrada, anula el hablar maligno. Así, el comentario de Rashi puede leerse como enseñando que “el lenguaje profano cae ante el lenguaje sagrado” (Likutey Moharán I, 19:3).

2:24 Por lo

tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se

unirá con su esposa, y serán una sola carne. Por lo tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá con su esposa

Por medio de un espíritu sagrado, Dios les hizo saber a Adán y a Eva que la promiscuidad estaba prohibida (Rashi).

A partir de esto podemos inferir que cuando la persona alcanza un espíritu sagrado puede anular sus pasiones (Likutey Moharán I, 19:3). El Rebe Najmán enseñó también: “Simplemente haz el bien y trabaja con honestidad en tus devociones. Si eres persistente, el bien quedará y el mal desaparecerá automáticamente” (Tzadik #447). Serán una sola carne

Uno debe unir su carne con el habla -representada por Eva- de modo que la carne se anule ante el habla sagrada. En otras palabras, que lo material se una con lo espiritual (Likutey Moharán I, 75).

2:25 El hombre y su mujer

estaban desnudos, pero no sentían vergüenza. El hombre y su mujer desnudos

estaban

En el Jardín del Edén no hacían falta las vestimentas. Entonces, se podía alcanzar el conocimiento de Dios sin necesidad de investir ese conocimiento en una “prenda”. Luego del pecado de

Adán, se hicieron necesarias las vestimentas para alcanzar el conocimiento de Dios, pues la luz es tan grande que no es posible recibirla de manera directa. Es por ello que Adán estaba cubierto originalmente con vestimentas de or (‫אור‬, luz) (Likutey Halajot I, p. 46a-92). El hombre y su mujer desnudos

estaban

Antes del pecado no existía la humildad, de modo que no hacían falta las vestimentas. Dado que el pecado produce humillación, Adán y su esposa se avergonzaron de caminar desnudos después de comer del Árbol. La

vestimenta también representa el temor, pues “el temor es humildad” (Nedarim 20a) y la humildad conduce hacia el temor a Dios. Ese temor es la rectificación del pecado (Likutey Halajot I, p. 89a). No sentían vergüenza Antes de comer del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, Adán y Eva eran puros y sin lujuria, por lo tanto no sentían vergüenza alguna. La vergüenza es resultado de la transgresión (Likutey Moharán I, 19:3). No sentían vergüenza

Antes de pecar, Adán y Eva no tenían motivo alguno para sentirse avergonzados, pues sus mentes eran totalmente puras. Tampoco temían al mal de ojo (que representa los celos, la lujuria y las malas intenciones de los demás). Sin embargo, cayeron víctimas del mal ojo de la serpiente cuando ésta los persuadió de comer del árbol prohibido, diciendo, “Tus ojos se abrirán” (Génesis 3:4). Después de pecar, Dios les hizo vestimentas. Aquel que ha caído víctima del mal ojo debe aprender a ocultarse de él, a “vestirse” para protegerse (Likutey Halajot III, p. 261a-522). Usar tzitzit en las vestimentas rectifica el mal ojo, vemos

así que el versículo “No vayan detrás de sus corazones y detrás de sus ojos” (Números 15:39) se encuentra en el pasaje donde se menciona a los tzitzit (Likutey Halajot III, p. 522).

3:1 La serpiente era el más astuto

de todos los animales que Dios había hecho. Y le dijo a la

mujer, “¿Es que Dios realmente dijo que no deberían comer de ningún árbol

del jardín?”. La serpiente era el más astuto Esto hace referencia a la gente cuyas palabras malignas y heréticas producen un tremendo daño (Likutey Moharán I, 63) y astutamente utilizan la filosofía para atrapar a los demás (Likutey Halajot III, p. 32). La serpiente era el más astuto La serpiente toma su fuerza de la astucia, de daat (Likutey Halajot II, p.

113a). Esta astucia hace referencia al

ateísmo. Ser demasiado “inteligente” puede alejar a la persona de Dios (Likutey Halajot II, p. 11a). La serpiente era el más astuto El hecho de que la gente deba luchar con sus pensamientos y conciencias se debe a la “inteligencia” de la serpiente, que le trajo la muerte a la humanidad. El dormir, una forma de conciencia restringida, también proviene de la serpiente. La persona debe evitar el sueño -la conciencia restringida- y los cuestionamientos y malos pensamientos que invaden e irrumpen en su mente, limitando su conciencia de Dios (Likutey

Halajot I, p.15a-15b; ver también Likutey Moharán I, 117).

La serpiente Conceptualmente, las confusiones que el hombre enfrenta son llamadas zuhamot hanajash (el veneno de la serpiente), que está relacionado con la klipá noga. El profeta Ezequiel habla de tres fuerzas totalmente malignas y de una cuarta fuerza, noga, compuesta tanto de bien como de mal (ver Ezequiel 1). Todas las confusiones, las dudas y las dificultades -en la fe al igual que en la vida- surgen de esa klipá (ver Likutey Halajot II, p. 116a-232).

Los árboles del jardín Es necesario ser muy cuidadosos y no exceder los límites del intelecto, apoyándonos solamente en una fe pura y simple. Es posible percibir si alguien ha ido más allá de los límites de su propio intelecto en las restricciones que se impone. La serpiente incitó a Eva al preguntarle qué árboles eran los que ella y Adán podían comer. En esa pregunta estaba implícita una sutil acusación: “Si sirven a Dios, ¿cómo pueden pensar siquiera en comer? ¡No es correcto que la persona coma un alimento material cuando desea dedicar su vida a lo

espiritual!”. Deseando probar su propio grado de piedad, Eva le respondió, “Dios nos dijo que no debíamos comer del Árbol del Conocimiento. Además, ¡ni siquiera debemos tocarlo!” (Génesis 3:3). Al agregar una restricción inventada por ella, propició su caída (Likutey Halajot V, p. 10-6a).

3:3 “Del fruto del árbol

que está en medio del jardín, Dios dijo, ‘No coman de él ni

lo toquen, pues de hacerlo morirán’”. El Árbol del Conocimiento Hay un concepto de las cosas que es bueno y hay un concepto de las cosas que es malo. También hay algo que forma el equivalente a un puente entre los dos opuestos. El Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal

representa ese puente, pues contiene tanto bien como mal. De manera similar, vemos que el Lenguaje Sagrado -las palabras de espiritualidad- se contrapone a un habla mala - palabras profanas, calumnias, mentiras y demás. El Targúm (literalmente, “traducción”, haciendo referencia a la traducción aramea del Jumash [i.e., Targúm Onkelos]) forma el puente entre esas dos clases de habla. (Por ese motivo, el Talmud y el Zohar están escritos en arameo, al igual que la plegaria del kadish). El lenguaje del Targúm representa el habla mundana. Al tomar el habla y las conversaciones cotidianas y utilizarlas para el bien,

transformamos lo mundano en espiritual. El kadish trasciende todos los niveles y pasa a través de todas las Puertas de Hierro que están cerradas a nuestras plegarias, pues lleva incluso lo mundano hacia el ámbito de lo santo. Así, el kadish -i.e., el poder del Targúm- puede elevar todo hacia los niveles más elevados (Likutey Halajot I, p. 81a). El Árbol del Conocimiento El Árbol era una viña (Sanedrín 70a).

El vino de uvas promueve el dormir y el dormir es una sesentava parte de la muerte. Tal como el Árbol trajo la muerte, el vino trae el dormir.

Por el contrario, beber vino en los momentos designados para la santidad tales como en el Shabat y las Festividades- promueve la vida, generando un gran despertar y anhelo por alturas espirituales mayores (Likutey Halajot I, p. 92a). Ni lo toquen La serpiente empujó a Eva contra el Árbol y dijo, “Así como no hay muerte al tocarlo, no hay muerte si se come de sus frutos” (Rashi).

Debido a un estudio incorrecto de la Torá, Adán y Eva agregaron otro mandato a la prohibición de comer del Árbol. Cayeron víctimas de los

razonamientos de la serpiente y se dejaron arrastrar hacia discusiones que llevaron a falsas interpretaciones de la Torá y a restricciones innecesarias (jumrot). Como resultado, “embellecieron” la única mitzvá que Dios les había ordenado formulando otro mandamiento: “No se nos permite tocar el Árbol”. Ello produjo su caída (Likutey Halajot II, p. 164). No coman de él ni lo toquen, pues de hacerlo morirán La serpiente sabía que el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal correspondía a la klipá noga, que contiene tanto bien como mal. Por lo

tanto le dijo a Eva, “Si el Árbol fuera totalmente impuro, uno se corrompería con el solo hecho de tocarlo”. De esa manera, convenció a Adán y a Eva de que podían tomar el bien del Árbol y no ser corrompidos por el mal que había en él (Likutey Halajot III, p. 54). Así como su comer en pecado trajo todos los daños, comer en santidad rectifica ese pecado. De modo que la rectificación del pecado de Adán se logra mediante la comida del Shabat (Ibid.).

3:5 “Pues

Dios sabe que en el día que coman de él sus ojos se

abrirán y serán como Dios, conocedores del bien y del mal. Serán como Dios

La serpiente le dijo a Eva, “¡Dios comió de este Árbol y creó el mundo!” (Rashi).

Cuando Adán comió del Árbol del Conocimiento, dañó el acto de comer dándole primacía al consumo material por sobre el sustento espiritual. Adán y Eva fueron confundidos por la serpiente, quien implicó que el mundo no había sido creado ex nihilo (iesh mi-ain, “algo a partir de la nada”), sino que un mecanismo específico -el fruto del Árbol- era el responsable de haber traído el mundo a la existencia. La búsqueda del sustento material lleva a la negación del papel de Dios en la Creación. La persona que no crea que

Dios puede darle lo que necesita sufrirá de la maldición de tener que trabajar para ganarse el sustento. La rectificación del pecado de Adán comienza con estar dispuestos a oír y a escuchar la voz de Dios (Likutey Halajot II, p. 11a). Serán como Dios La serpiente le dijo a Eva, “¡Dios comió de este Árbol y creó el mundo!” (Rashi).

La serpiente trató de que lo material tomase la primacía. Pero Dios precedió a la Creación, creando el mundo ex nihilo. No había ningún Árbol del cual Él “comiese” antes de la Creación - ¡Sólo estaba Dios! Tener fe

en Dios y en el jidush haolam (la renovación diaria de la Creación) protege a la persona del ateísmo (Likutey Halajot I, p.148). Adán, Árbol Toda mentira que no comience con verdad no será aceptada (Rashi sobre Números 13:27; Sotá 35a).

La serpiente le mintió a Eva, diciendo que si comía del Árbol, no moriría. Sedujo y convenció a Eva de la “verdad” de sus palabras hasta que logró que ella y Adán pecaran. ¿Cómo es que la mentira puede ser tan convincente? Es necesario que esté

enraizada en la verdad, pues de otra manera no tendría posibilidad de ser aceptada. ¿Qué es esa verdad? En su raíz, todas las cosas son una. No hay diferencia entre el oro, la plata, el cobre y demás. No hay diferencia entre uno, cien ó mil, porque en su raíz, todas las cosas son una - el Dios Único. Sólo cuando se despliegan en este mundo se vuelven diferentes. De esta manera, la mentira, que comienza con la verdad, se disfraza de verdad (Likutey Halajot IV, p. 104-53a). Serán como Dios La serpiente afirmó que Dios Mismo había comido del Árbol del

Conocimiento, lo que le había dado el poder de crear mundos. Esta afirmación generó arrogancia en Adán, quien pensó que también él se volvería grande y todopoderoso. De haberse mantenido humilde, habría vivido por siempre. En su lugar, fue expulsado del Jardín del Edén y se volvió mortal. Pero al morir y retornar al polvo, vuelve a la humildad. De esta manera merece la Resurrección (Likutey Halajot I, p. 83a). Serán como Dios La seducción de la serpiente hizo que Eva vacilara, pensando que podría llegar a obtener la sabiduría Divina para comprender el razonamiento detrás de

los decretos y de las leyes de Dios. Incluso hoy en día, aquel que insiste en conocer y comprender los motivos de Dios antes de cumplir con una mitzvá, al igual que Eva, “come” del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. En su lugar, es necesario tener una fe absoluta en Dios, aunque uno no sepa ni conozca Sus motivos. Tener fe es una rectificación para el haber “comido del Árbol” (Likutey Halajot I, p. 205a-410).

3:6 La mujer

vio que el árbol era bueno para comer, una delicia para los ojos

y deseable para alcanzar la sabiduría. Tomó de su fruto y comió y

también le dio a su esposo y él comió. Bueno para comer, una delicia para los ojos y deseable para alcanzar la sabiduría

Las tres descripciones del Árbol hacen referencia a las tres pasiones básicas. “Bueno para comer” hace referencia a la gula. “Delicia para los ojos” hace referencia a la inmoralidad. “Deseable” hace referencia a la avaricia. El daño del Árbol del Conocimiento impactó en todas las pasiones (Likutey Halajot V, p. 328). La mujer vio... una delicia para los ojos y deseable para alcanzar la sabiduría El daño más grave de Adán y Eva se produjo en la vista. Este daño fue causado por el mal ojo de la serpiente, que los llevó a pecar. Sólo después de

haber comido del Árbol, Adán y Eva comprendieron que estaban desnudos y necesitaron vestimentas para ocultarse de la vista de los demás, del mal ojo (Likutey Halajot II, p. 182a). ¡Su comer del Árbol dañó sus ojos y su intelecto! Ahora el hombre debe apartar la vista de todo aquello que despierte la pasión y rectificar su intelecto (Likutey Halajot III, p. 8a). Una delicia para los ojos Adán miró donde no debía, yendo más allá de su campo de visión y comprensión, indagando intelectualmente sobre lo que Dios quería de él. La “espada giratoria”

colocada a la entrada del Jardín de Edén (Génesis 3:24) representa las oscilantes emociones de Adán y el haber sucumbido a la gula cuando pensó que podía comer del Árbol. Todos aquellos que indagan intelectualmente en los mandamientos de Dios terminan en el pecado (Likutey Halajot II, p. 314). Y él comió Adán dañó su fe en los Sabios al haber corrompido la fe en sí mismo y en su capacidad de creer que podía elevarse hacia grandes alturas espirituales. No se respetó lo suficiente como para no aceptar el consejo de la serpiente y comer del Árbol (Likutey

Halajot III, p. 240).

Adán comió Conocimiento

del

Árbol

del

La persona puede alcanzar el nivel de saber que todo proviene de Dios, tanto el bien como el mal. Con ese conocimiento, puede reconocer la Unidad de Dios y percibir a Dios tanto en el bien como en el mal. Adán recibió la orden de no comer del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal para que no se viese expuesto al “bien y mal” y se mantuviese dentro del conocimiento de la Unidad de Dios. Al comer del Árbol, llegó a

percibir el “mal” como una entidad separada. Ésta fue su maldición, pues ahora debe trabajar muy duro para anularse nuevamente delante de Dios y así recuperar el conocimiento de la Unidad de Dios (Likutey Halajot V, p. 184a368). Adán comió Conocimiento

del

Árbol

del

Adán pecó al comer del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. Su pecado produjo una mixtura de bien y de mal, mezclando dos entidades separadas. Si Adán hubiese comido del Árbol de la Vida, su comer le habría dado mayor fortaleza y vitalidad. Pero

el comer del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal lo llevó a contemplar más allá de su capacidad y comprensión. Ya no podía mirar a cada cosa por separado y trató de alcanzar lo inalcanzable (Likutey Halajot IV, p. 204). El pecado de Adán ¿Cómo pudo Adán pecar si aún no poseía la mala inclinación al pecado? Antes de la Creación, sólo estaba Dios, un estado perfecto de santidad. Tan pronto como la Creación llegó a la existencia, también llegó a la existencia un estado de pureza. Pero dentro de ese estado de pureza se hizo posible ir hacia

la santidad o hacia la impureza. Pues incluso en un estado de pureza, la impureza existe en potencia. Adán tenía que purificarse para que estuviera en condiciones de entrar en el ámbito de la santidad. Pero la serpiente vio que Adán era vulnerable y lo atacó antes de que entrase en ese estado. Ello hundió a Adán y al mundo entero en la impureza y en la mentira (Likutey Halajot IV, p. 196a). Así, el hombre debe actuar rápidamente para alcanzar la santidad y protegerse, no sea que caiga presa de sus debilidades. El pecado de Adán Después de comer del Árbol, Adán se

separó de su mujer y estuvo derramando simiente en vano durante 130 años. Ese pecado fue el causante del exilio de los judíos en Egipto (Ari, Shaar HaPesukim, Shemot; ver Eruvin 18b).

Parecería ser que el Éxodo de Egipto rectificó el pecado de la inmoralidad, señalando el fin de todos los exilios. Sin embargo, existe otra causa para la inmoralidad y la corrupción del pacto: la justicia inapropiada. Hasta que la justicia no se perfeccione, los jueces indignos que administran juicios falsos serán la causa principal de la inmoralidad y del exilio (Likutey Halajot III, p. 110a).

3:7 Los ojos de ambos se abrieron y supieron que estaban desnudos.

Y cogieron hojas de higuera e hicieron para sí ceñidores. Los ojos de ambos se abrieron Esto

significa

que

comprendieron

(Rashi).

Abrir los ojos a la comprensión es como la salida del sol, cuando su luz es brillante. Cerrar los ojos a la comprensión puede ser comparado con el atardecer (Likutey Moharán I, 16). Los ojos son los mensajeros del intelecto. De acuerdo a cómo se mire algo ello determinará su comprensión (Ibid., I, 21:2).

Para crecer espiritualmente es necesario abrir los ojos del intelecto, ello permite percibir mayores niveles de existencia (Ibid., I, 74).

Cuando la persona desarrolla la confianza en Dios, espera en Él la satisfacción de sus necesidades diarias. Así, al abrir los ojos, es capaz de percibir la Providencia Divina (Ibid., I, 76; Ibid., I, 225).

3:8 Ellos oyeron la voz de

Dios que se paseaba por el Jardín a la brisa del día. El

hombre y su mujer se ocultaron de Dios entre los árboles del jardín.

Ellos oyeron la voz de Dios Adán recibió una mitzvá: no comer del Árbol del Conocimiento. Pero sin embargo tenía un profundo y ardiente deseo de reconocer a Dios y, en base a ese deseo, fue más allá de sus límites y pecó. Cuando oyó la voz de Dios que venía hacia él en la brisa del día -el momento en que las restricciones están presentes en el mundo- reconoció el error de haber ido más allá de sus parámetros. Entonces mereció arrepentirse delante de Dios (Likutey Halajot II, p. 456).

3:11 Y Él dijo: “¿Quien te ha dicho que estabas desnudo? ¿Acaso

has comido del Árbol del cual te ordené que no comieses?”. ¿Acaso has comido del Árbol?

¿Dónde encontramos a Hamán (‫ )חמן‬en la Torá? HaMin haEtz (‫המן העץ‬, “¿...del Árbol?”) (Julín 139).

Aquel que no come en santidad trae a la memoria el pecado de Adán, quien comió del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. Esta clase de comer invoca el poder de Hamán (Likutey Halajot II, p.113 a). HaMin haEtz La palabra HaMin se deletrea igual que Hamán. Comer del “fruto prohibido” lleva hacia Hamán, la cima de la arrogancia y del orgullo (Likutey Halajot I, p. 178).

HaMin haEtz El Árbol era regado por el río, que representa la voz de la amonestación. Hamán trató de suprimir esa amonestación. En contraste con ello, los Tzadikim merecen oír la voz de amonestación y regar el Árbol para que sea beneficioso (Likutey Halajot I, p. 98). HaMin haEtz No sólo está Hamán aludido en la Torá sino que, de hecho, proviene de la Torá - del pecado de Adán cuando comió del Árbol del Bien y del Mal. El Árbol representa la Torá. Cuando Adán

comió del Árbol, haciendo que se mezclasen el bien y el mal, también se mezclaron las combinaciones de letras de la Torá. Si la persona no es cuidadosa en el estudio de la Torá, tratando de llegar a las conclusiones apropiadas -es decir, que no separa lo correcto de lo incorrecto o no deduce el consejo adecuado que debe seguirentonces, de hecho, puede equivocarse debido a la Torá misma (ver Ioma 72) (Likutey Halajot V, p. 178a). Adán comió del Árbol Para Adán, el mandamiento de Dios de no comer del Árbol del Conocimiento era una cuestión de fe:

Adán debía creer que era capaz de oír el mandamiento y de obedecerlo. Para Eva, la prohibición le fue transmitida a través de Adán, y como tal, representaba “la fe en los Tzadikim”. Al dejar que la serpiente la confundiese, Eva dañó su fe en el Tzadik, en Adán. Y cuando persuadió a Adán de pecar, hizo que también él perdiese su fe. En cierto sentido, Adán también demostró una corrupción de la fe en los Tzadikim, pues él sabía que había sido formado directamente por Dios y que su alma incluía todas las almas de la humanidad. Reconociendo su grandeza, debería haberse mantenido firme frente a la tentación. La misma idea se aplica a

cada uno de nosotros. Si supiésemos de la grandeza de nuestras almas, nunca pecaríamos ni cometeríamos el mínimo daño. Al cuidar nuestra fe en los Tzadikim -al igual que en el “Tzadik dentro de nosotros”- podremos merecer el sustento espiritual (Likutey Halajot VIII, p. 137a-137b). Adán comió del Árbol La impaciencia de Adán lo hizo pecar, trayendo la maldición de ganarse el sustento que es, en sí misma, un desafío diario a la paciencia del hombre. El Midrash llama a la impaciencia “ira” (cf. Bamidbar Rabah 19:9).

Sólo mediante la paciencia es posible construir un muro protector para la riqueza. Aquel que se encoleriza pierde su riqueza. Más aún, la ira de Adán dañó la riqueza misma, haciéndola descender a un lugar de exilio. Así vemos que toda la riqueza del mundo había sido llevada a Egipto durante la hambruna, al lugar del exilio judío. En la época del Éxodo, el pueblo judío, que esperó la redención con gran paciencia, mereció llevarse toda esa riqueza (Likutey Halajot VII, p. 210). Adán comió del Árbol Hay una fuerza que acerca a la

persona a Dios y una fuerza opuesta que la lleva hacia el Otro Lado. Comer puede representar cualquiera de ambas fuerzas. Cuando Adán comió del Árbol, esa fue una acción que llevó a la muerte. En el extremo opuesto se encuentra el comer en santidad, que rectifica ese pecado y lleva a la vida (Likutey Halajot VIII, p. 137a). Adán comió del Árbol Al comer del árbol, Adán hizo que las chispas de santidad se dispersaran por el mundo entero. Ahora todo debe ser rectificado y purificado para retornar al ámbito de la santidad (Likutey Halajot II, 56a).

Adán, Etz HaDaat Tanto el pecado de comer del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal como el pecado de la Generación del Diluvio, produjeron el mismo resultado: la mezcla del bien y del mal. Para rectificar los daños producidos por cada persona -que son resultado de la mezcla del bien y del mal- es necesario comer en santidad y elevarle plegarias a Dios. Comer en santidad rectifica el pecado de haber comido del Árbol. La plegaria reactiva el Acto de la Creación, la santificación de la Tierra Santa. El diluvio de la época de Noaj no cubrió la Tierra Santa. Así, la plegaria es el

medio para evitar las aguas del diluvio y las abrumadoras confusiones generadas por nuestros daños (Likutey Halajot II, p.16). El daño producido por Adán al comer El pecado de Adán yace en buscar la dulzura del alimento material en lugar de buscar su nutriente espiritual. En el día de Rosh HaShaná (el Sexto Día de la Creación, el día en que Adán y Eva fueron creados y pecaron), ambos cayeron presa de la astucia de la serpiente y se volvieron víctimas de su filosofía. Nosotros rectificamos el pecado de Adán al sumergir el pan en la miel en Rosh HaShaná, implicando que

buscamos la dulzura espiritual de nuestro alimento y el deseo de dirigirnos hacia Dios (Likutey Halajot II, p. 82). Adán, el árbol La capacidad de recordar el Mundo que Viene depende de la mirada de la persona. Si mira hacia adelante y más allá del horizonte, recordará el objetivo final. Adán y Eva corrompieron la visión (“Ella vio que el árbol era bueno para comer”), lo que dañó su recuerdo del Mundo que Viene. Como castigo por ese pecado la muerte llegó al mundo. La muerte es de hecho una bendición, porque fuerza a la

persona a reconocer que debe mirar más allá de este mundo y hacia el futuro, al Mundo que Viene. La rectificación del daño a la memoria se encuentra en la Torá, pues la Torá lleva a la vida - la verdadera vida del Futuro (Likutey Halajot VIII, p. 177a-177b).

3:13 Dios le dijo a Eva,

“¿Qué es lo que has hecho?”. La mujer respondió, “La serpiente me aconsejó

y comí”. La serpiente me aconsejó La serpiente pudo controlar a Eva utilizando palabras astutas y ella sucumbió debido a su locura. Como enseñaron nuestros Sabios: “La persona no peca a no ser que haya sido dominada por un espíritu de locura” (Sotá 2a) (Likutey Moharán I, 19:3). La serpiente me aconsejó HiShIanI (‫השיאני‬, “me aconsejó”)

es similar a NiSUiN (‫נשואין‬, matrimonio). Recibir el consejo de alguien puede compararse a una mujer que recibe la simiente de su esposo. Así como lleva tiempo para que la simiente se transforme en un niño, crezca y madure, de la misma manera, el consejo toma su tiempo para dar frutos. Eva quiso recibir un consejo que le diera una gratificación inmediata; por lo que fue envenenada por él. En última instancia, toda la humanidad quedó contaminada; sólo los judíos (durante la Revelación en el Sinaí) lograron una purificación temporal (ver Shabat 146a). Si uno busca un consejo, debe acercarse a los verdaderos Tzadikim

quienes son conocedores de la Torá y han alcanzado la verdad (Likutey Moharán I, 7:3).

3:14 Dios le dijo a la serpiente, “Por cuanto

has hecho esto, maldita serás más que toda bestia y más que todo

animal del campo; sobre tu vientre andarás y polvo comerás todos los días

de tu vida”. Maldita serás La serpiente trajo treinta y nueve maldiciones al mundo (diez para Adán, diez para Eva, diez para la serpiente y nueve para la tierra) (Tikuney Zohar 48, p. 85). Nuestros Sabios hacen una lista de treinta y nueve categorías de trabajos prohibidos en el Shabat (Shabat 73a), correspondientes a esas treinta y nueve maldiciones.

Si la persona cae presa de la maldición de la serpiente, asume el yugo de tener que trabajar para ganarse el sustento. Sin embargo, aquel que acepta el yugo de Dios alcanza el “Shabat” y su tarea se ve mitigada (Likutey Moharán I, 38:7). Entonces su trabajo es un paralelo de la manera en que esas treinta y nueve categorías de tareas fueron aplicadas para construir y mantener el Santo Tabernáculo (cf. Ibid., I, 11:4). Maldita serás La palabra “maldita” está asociada tanto con la serpiente como con Canaán, quien recibió la maldición de ser un esclavo (ver Génesis 9:25).

La serpiente trajo la muerte al mundo al persuadir a Eva de que comiese del Árbol del Conocimiento. El sueño es una sesentava parte de la muerte (Berajot 57b). Así, la maldición de la serpiente produce un letargo -o “una mentalidad de esclavo”- asociado con la falta de propósito (Likutey Moharán I, 117). Es necesario trascender la maldición de la serpiente y llenar los días con vitalidad. Sobre tu vientre andarás La serpiente, tóxico, fue privada “Piernas” representa que, de acuerdo

cuyo hablar era de sus piernas. el habla sagrada a la Kabalá,

corresponde a la sefirá de Maljut. En general, la persona que carece de un habla sagrada no tiene “piernas” que la sustenten. Los judíos, que recibieron la Torá, se vieron purificados del veneno de la serpiente; por lo tanto la Torá los describe como habiendo estado “de pie” en el Sinaí (Éxodo 19:17) (Likutey Moharán I, 38:6). Polvo comerás todos los días de tu vida La serpiente fue condenada a “comer polvo”. Éste es el “polvo de oro” (Job 28:6) - i.e., el dinero.

La frase “Polvo comerás todos los días de tu vida” puede ser traducida como: “El polvo consumirá todos los días de tu vida”, pues aquél que hipoteca su vida en aras de ganancias financieras será consumido por las preocupaciones monetarias. Esto lleva a la tristeza y a la depresión (Likutey Moharán I, 23:6). De manera similar, vemos que los principales venenos de la serpiente son la pereza y la depresión (aludidas en los términos “tierra” y “polvo”) (Ibid., I, 189).

3:16

Él le dijo a la mujer, “Multiplicaré en gran manera los dolores de

tu preñez, con dolor parirás hijos; a tu marido estará sujeto tu deseo

y él regirá sobre ti”. Con dolor parirás hijos El trabajo de parto se aplica en un sentido espiritual al “dar nacimiento” a un nuevo intelecto. El sufrimiento del embarazo y del parto corresponde a las dificultades de comprender nuevas ideas y de entender la Divinidad. Así como la mujer en trabajo de parto clama debido a sus dolores, de la misma manera, la

persona debe clamar a Dios debido al dolor de no comprender la sabiduría que busca. Esa angustia la ayudará a “dar nacimiento” a una nueva comprensión. Y así como un niño llora, indicando el crecimiento de sus capacidades mentales, de la misma manera, el adulto deberá llorar continuamente y pedir la ayuda de Dios para crecer espiritualmente (Likutey Halajot IV, p. 240a).

3:17 Él le

dijo a Adán, “Debido a que escuchaste la voz de tu mujer y

comiste del árbol del que te ordené, diciendo: ¡No comas de él!, maldita

sea la tierra por tu causa; con tristeza comerás de ella todos los

días de tu vida”. Por tu causa la tierra será maldecida Aunque la tierra fue maldecida debido al pecado de Adán, las diez mitzvot que llevamos a cabo antes de disfrutar de los bienes de la tierra eliminan esa maldición. Estas mitzvot son: 1) No arar el campo con dos tipos de animales diferentes; 2) No plantar juntos diferentes

tipos de semillas; 3) No ponerle bozal al buey mientras trabaja el campo; 4) Dejar una pequeña cantidad de la cosecha para los pobres (leket); 5) Dejar detrás las gavillas olvidadas durante la cosecha (shijá), para los pobres; 6) Dejar una esquina del campo sin cosechar (peá), para los pobres; 7) Apartar trumá (el primer regalo, aproximadamente 1/100 del producto) para el Cohen; 8) Apartar maaser (10% del producto) para el Leví; 9) Apartar maaser sheiní (segundo diezmo, también el 10%), para ser comido por el

dueño del campo en Jerusalén o ser entregado a los pobres, dependiendo del año; 10) Apartar jalá (una pequeña cantidad de la masa antes de ser horneada) para el Cohen (Oraj Jaim 167). El número 10 corresponde a la letra iud (‫)י‬, que representa la santidad. Al realizar esas diez mitzvot, atraemos santidad hacia la tierra y entonces ésta nos devuelve abundancia y bendiciones (Likutey Halajot VIII, p. 184a). Con tristeza comerás Ésta es la maldición que también

pende sobre nuestras propias vidas, dado que debemos afanarnos para obtener el sustento. Ello proviene del hecho de que Adán comió del Árbol i.e., dañó el consejo apropiado sobre cómo uno debe ganarse la vida. La rectificación para este pecado es la fe en los Tzadikim, pues ellos han perfeccionado su consejo y pueden traer satisfacción y alegría a nuestras vidas (ver Likutey Halajot III, de. 234a-468). Con tristeza comerás Aquel que no crea que el sustento le llega a través de la Providencia Divina lo recibirá a través de la tristeza y las preocupaciones. Es necesario tener

fe en que Dios provee - con ello se puede trascender la maldición de Adán (Likutey Moharán I, 23:1). Con tristeza comerás de ella Originalmente Dios tuvo la intención de que el alimento del hombre creciese listo para ser comido. Pero debido al pecado de Adán, todos los alimentos contienen ahora una mezcla de bien y de mal, y deben ser “purificados” antes de su consumo. La maldición de trabajar para obtener el pan -tal como la necesidad de separar la paja del trigo o de podar las viñas para hacer crecer las uvas- significa el proceso de purificar el bien del mal. De manera similar, la

persona debe purificar su fe, retirando las mentiras y la locura para que su fe se mantenga pura (Likutey Halajot II, p. 16a). Con tristeza comerás La falta de conocimiento es la pobreza más grande. Al comer del Árbol, Adán dañó su conocimiento -la conciencia de la Providencia Divina- y fue maldecido con tener que comer con tristeza y sufrimiento. Esto alude al esforzarse en la búsqueda del sustento y no ser capaz de buscarlo directamente a través de la Providencia Divina (Likutey Halajot I, p.44). Con tristeza comerás

Si Adán no hubiese pecado, no habríamos tenido que trabajar tan duramente. Todas nuestras necesidades habrían sido cubiertas a través de la plegaria. Ahora, es necesario esforzarnos, tanto en el trabajo como con la plegaria, para invocar las bendiciones de Dios que prevalecían en el Jardín del Edén (Likutey Halajot III, p. 14). Con tristeza comerás La maldición de la serpiente lleva al trabajo - a las treinta y nueve clases de tareas. Esto da como resultado la depresión, que se manifiesta en un pulso

aletargado. Suspirar y respirar profundamente puede aliviar el pulso aletargado y llevar a la alegría (Likutey Moharán I, 56:9). Maldita sea la tierra... con tristeza comerás Enseñó el Rebe Najmán: Para ciertos pecados, el castigo es quedar endeudado. Aquel que es castigado por ese pecado se encuentra en una deuda constante. Todo el mérito del mundo no logra borrar ese castigo... Esos pecados pueden incluso hacer que también otros se vuelvan deudores. Cuando tales transgresiones se hacen comunes, aumentan los deudores en el mundo.

El remedio es arrepentirse en general de todos los pecados. Aunque no sepas qué pecado es el que causa las deudas, arrepiéntete en general y pide a Dios que te salve de ese pecado en particular. El momento para tal arrepentimiento es cuando uno se encuentra en un estado de conciencia expandida. El deudor está siempre en un estado de conciencia restringida. Enseñaron los Sabios: “Diez medidas de sueño llegaron al mundo. Nueve fueron tomadas por los esclavos” (Kidushin 49b). El dormir es un estado de conciencia restringida y el deudor es un esclavo, como afirma el versículo: “El que toma prestado es esclavo de quien le presta” (Proverbios 22:7). Las nueve medidas de sueño tomadas por los

esclavos son las medidas de la conciencia restringida del deudor. Por lo tanto, es necesario arrepentirse de ese pecado cuando uno se encuentra en un estado de conciencia expandida (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #102).

El Rebe Najmán no reveló cuál era el pecado que causaba la deuda. Una tradición oral entre los jasidim de Breslov mantiene que es el daño al pacto, más precisamente, el onanismo (rabí Eliahu Jaim Rosen). Este pecado está asociado con Adán, quien estuvo emitiendo simiente en vano durante 130 años (Eruvin 18b). Y, como dice el versículo: “A causa de una cortesana el

hombre se ve reducido a buscar un trozo de pan” (Proverbios 6:26). El rabí Natán explica que la maldición de tener que trabajar para ganarse el sustento, traída por Adán debido a ese pecado, fuerza a muchas personas a endeudarse para poder subsistir. Así, todos los pecados resultantes de la deuda provienen del pecado de Adán. Más aún, la mayor parte de los préstamos requieren de bienes inmuebles como garantía, dado que la tierra fue maldecida junto con la humanidad (Likutey Halajot VIII, p. 48a).

3:18

“Y germinará para ti espinos y abrojos y comerás la hierba del

campo”. Comerás la hierba del campo... Con el sudor de tu rostro comerás el pan Cuando Adán oyó que comería hierba, tembló. “¿Acaso yo y el burro comeremos lo mismo?”, clamó. Dios le respondió: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan” (Avot de-rabí Natán 1:7).

Si la persona come de una manera animal, puede afiebrarse hasta el punto en que su cuerpo comience a temblar. Transpirar es una cura para esa fiebre.

Cuando Adán oyó que estaría condenado a comer hierbas, temió llegar a comer como un animal. Tembló y oró para no caer presa de las tendencias animales. Dios le informó cómo podía protegerse: “Con el sudor”. ¿Qué sudor era ése? “De tu rostro”. Es decir, la persona debe invocar su intelecto (su “rostro”) para buscar una forma más elevada de vida como ser humano. Entonces comerá de la manera adecuada a los seres humanos (Likutey Moharán I, 263). Comerás la hierba comerás el pan

del

campo...

Adán tembló al oír que debía

comer hierbas - i.e., alimento animal. Cuando Dios vio ese temblor le dijo a Adán, “Comerás el pan”. El temor y los esfuerzos honestos rectifican el alimento (Likutey Halajot II, p. 36). Hierba... pan En el Seder de Pesaj primero comemos el karpas para hacernos recordar las “hierbas” que se supone que debemos consumir si no rectificamos nuestras vidas. Sin embargo, si estamos dispuestos a transpirar y a esforzarnos en el servicio a Dios, conduciéndonos de la manera apropiada y con orden (i.e., Seder), mereceremos comer pan (matzá) y otros

alimentos aptos para el consumo humano (Likutey Halajot II, p. 40).

3:19 “Con el sudor de tu rostro comerás el pan

hasta que vuelvas a la tierra de donde fuiste tomado; porque polvo eres

y al polvo volverás”. Con el sudor de tu rostro comerás Bezeat apija (“con el sudor de tu rostro”) significa literalmente “con el sudor de tu nariz”. ¿Por qué la nariz? Porque la persona respira a través de la nariz y ese respirar expresa sus deseos más íntimos, tanto para bien como para mal. Más aún, el aire que respira rodea y envuelve a la persona, creando un ámbito que puede ser bueno o malo, en

el cual debe vivir. Los malos pensamientos y deseos envenenan el entorno, causándole grandes dificultades. Aquel que desee elevar las actividades mundanas, como el trabajo y el comer, hacia niveles de santidad, deberá respirar santidad y tener buenos pensamientos. De esa manera, podrá comer “con el sudor de su nariz” (Likutey Halajot VIII, p. 170a). Con el sudor de tu rostro El profeta Isaías habla de un rocío que hace referencia al “rocío de la Torá” (Isaías 26:19; ver Ketuvot 111b). TaL (‫טל‬, rocío) tiene el valor numérico de 39. Esto significa que la persona que

trabaje en la Torá se verá libre de trabajar en las treinta y nueve clases de tareas. Por el contrario, aquel que se aleje de la Torá comprobará que el “rocío de la Torá” se transformará en el “sudor de su rostro” y tendrá que trabajar para ganarse el sustento (Likutey Moharán I, 159). Con el sudor de tu rostro comerás el pan Las iniciales de las palabras Bezeat apija tojal lejem (‫אפיך תאכל לחם‬ ‫בזעת‬, “con el sudor de tu rostro comerás el pan”) tienen el valor numérico combinado de 437 (más cuatro unidades por las cuatro letras mismas), que es

igual al valor numérico de Al HaSheJiTá (‫על השחיטה‬, “con respecto al faenado de un animal”) en la bendición “Quien nos ordenó con respecto al faenado de un animal”. La amargura de ganarse la vida puede endulzarse comiendo carne kosher que ha sido faenada de la manera apropiada y recitando las bendiciones correspondientes al alimento (Likutey Moharán I, 37:6).

3:20 El hombre

le dio a su mujer el nombre de Eva (Java) por haber sido

ella la madre de todos los vivientes. Java Eva representa el habla. Su nombre, JaVaH (‫)חוה‬, es un acrónimo de la frase Hamatereji Jesed Verajamim (‫המעטרכי חסד ורחמים‬, “Quien te corona de bondad y compasión”) (Salmos 103:4).

Aquel que alcance un habla apropiada será recipiente de la bondad y de la compasión de Dios (Likutey Moharán II, 16). La madre de todos los vivientes La mayor parte de la gente cree que el hombre no tiene ningún poder frente a la “Madre Naturaleza”. Pero nosotros, los judíos, sabemos que nuestras plegarias pueden trascender la naturaleza. El Rebe Najmán explica que Eva representa el habla - i.e., palabras de plegaria y de súplica. El nombre JaVaH (‫חוה‬, Eva) tiene el valor numérico de 19, uno más que la palabra JaI (‫חי‬, vida). Así, Eva -la plegaria- es

la “madre de todos los vivientes”, dado que ella trasciende la naturaleza. Nuestras plegarias trascienden la “Madre Naturaleza” y pueden producir milagros (Likutey Moharán I, 216). La madre de todos los vivientes Existe una categoría llamada “honor” o “gloria”. Ésta es la “madre de todos los vivientes”, pues es la fuente de todas las almas. Al fallecer, el alma es llevada hacia su fuente, el “honor”. Es necesario cuidarse cuando nos llegue algún nuevo honor, pues es posible que haya venido para llevar el alma de retorno a su fuente. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el honor llega

para traer un nuevo espíritu y elevar a la persona hacia nuevas alturas aquí, en la tierra (Likutey Moharán I, 67:1). Adam y Java ADaM (‫ )אדם‬representa el orden, dado que las letras de su nombre están escritas en el orden correlativo en que aparecen en el alfabeto hebreo (alef, dalet, mem). Java (‫חוה‬, Eva) representa el desorden, dado que las letras de su nombre aparecen en sentido retrógrado de acuerdo al alfabeto hebreo (jet, vav, hei). El orden corresponde a la luz del día y el conocimiento; el desorden representa la noche y la falta de conocimiento. Generalmente dormimos

durante la noche porque es el momento en que reinan los juicios, las restricciones y la falta de orden. Al dormir, nos entregamos conceptualmente a Dios durante el período de tiempo en que las cosas están en contra nuestro para, de esa manera, llevarlas de vuelta a lo “normal”, al orden (Likutey Halajot I, p. 46). La serpiente hizo que Eva pecase basándose en el desorden. La mala inclinación ataca cuando la persona está confundida. Si Adán y Eva se hubiesen unido en una unión santa, habrían creado el orden incluso a partir de una situación desordenada. Pero las tentaciones fueron muy grandes. La serpiente convenció a

Eva de que Dios le estaba reteniendo la grandeza al hombre, “pues Él comió de ese Árbol y creó el mundo. También tú puedes ser como Dios... Dios sabía que serían como Él y todo artesano odia a sus competidores” (Rashi sobre Génesis 3:5). En su confusión, Eva sintió que también ella podría rectificar los problemas por sí misma, sin recurrir a Dios. Eso fue orgullo, pues, ¿quién creó el orden y el desorden en primer lugar? Por lo tanto Adán y Eva fueron maldecidos con una tierra que daría espinos (Génesis 3:18) - una vida desordenada que ahora debe ser rectificada a través del sudor y del trabajo (Likutey Halajot I, p. 25a-50-26a).

3:21 Dios hizo vestimentas de piel para el hombre y para su

mujer y los vistió. Vestimentas de luz Originalmente, Adán llevaba vestimentas de or (‫אור‬, luz - escrito con alef, vav, resh). Luego de pecar, tuvo que usar vestimentas de or (‫עור‬, cuero - escrito con ain, vav, resh) (Tikuney Zohar #58, p. 92b; ver también Bereshit Rabah 20:12).

La “piel” original del hombre era traslúcida, como las uñas, reflejando

luz. El hombre debe trabajar para transformar su piel en materia parecida a las uñas. Durante la ceremonia de la havdalá que marca el final del Shabat, es costumbre mirar la luz de las velas reflejada en nuestras uñas. Esta costumbre nos indica que debemos aprender a discernir entre la piel y las uñas, al igual que entre lo correcto y lo incorrecto y entre lo bueno y lo malo. Debemos aprender a purificar nuestros cuerpos para reflejar la luz del alma (Likutey Halajot I, p. 100a). De hecho, ¡si Adán no hubiese pecado, habría transformado su cuerpo en un alma! (Likutey Halajot I, p. 216-109a). Vestimentas de luz, vestimentas de

cuero La Torá es una gran luz. Plasmada 2000 años antes de la Creación (Bereshit Rabah 8:2), la Torá ilumina miles de mundos y miles de niveles. Se divide en porciones semanales, versículos, palabras y letras para contener y filtrar su luz de manera pequeña y mesurada. De acuerdo a la Kabalá, la sefirá de Jojmá representa “mil”. (Biná representa “cien”, Zeir Anpin representa “diez” y Maljut corresponde a “uno”). Es sabido que Jojmá, es una luz demasiado grande para ser recibida sin ser filtrada. Si Adán no hubiese comido del Árbol del Conocimiento, habría sido

capaz de recibir la gran luz de Jojmá y de percibir a Dios a través de la luz de la Torá, que ilumina miles de mundos. Habría sido capaz de “usar” vestimentas del luz y de vivir por siempre (ver Génesis 3:22). Pero debido al pecado de Adán, ahora debemos utilizar vestimentas de cuero. Éstas corresponden a los Tefilín, que están hechos de cuero (Tikuney Zohar #69, p. 105). Los Tefilín representan un gran intelecto filtrado y contenido. Y aunque Adán estuvo destinado a vivir 1000 años, tuvo que fallecer antes debido a que había perdido la capacidad de alcanzar Jojmá, los “miles” (Likutey Halajot VII, p. 16a-32).

Vestimentas de cuero Estas vestimentas representan los Tefilín (que están hechos de cuero), que la Kabalá asocia con elevados niveles de conciencia. Tales vestimentas representan el logro del conocimiento de Dios. Ese conocimiento hace a la persona más humilde y la inspira al arrepentimiento. Entonces puede rectificar su pasado y retornar al Edén. Los Tefilín representan la vida (Menajot 44b), correspondiente al Árbol de la Vida y no al Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. Al colocarnos los Tefilín atraemos vida

hacia nosotros (Likutey Moharán I, 38:6). Dios hizo vestimentas para el hombre y para su mujer Antes de pecar, Adán no necesitó “vestimentas” - es decir, no tuvo necesidad de que la Divinidad estuviese “investida” para él, dado que era capaz de alcanzar percepciones de Dios de manera directa. Su pecado disminuyó su intelecto, de modo que de ese momento en adelante sólo pudo recibir la Divinidad a través de filtros y “vestimentas”. Así, “Dios hizo vestimentas para el hombre y para su mujer”, para que pudiesen alcanzar percepciones de Divinidad (Likutey

Halajot VII, p. 219a).

Dios hizo vestimentas para el hombre y para su mujer... los querubines Originalmente, Adán y Eva estuvieron cubiertos con vestimentas de or (‫אור‬, luz) - la luz de la Divinidad. Después del pecado, se hicieron necesarias vestimentas de or (‫עור‬, cuero). Originalmente, el hombre fue diseñado para beneficiarse de la luz de Dios de manera directa, pero ahora esa luz le llega “investida” y oculta dentro de “vestimentas”. Esas vestimentas están representadas por los querubines apostados a la entrada del Jardín del Edén. Ahora el hombre debe, de alguna

manera, pasar a través de esos querubines para volver a entrar al Jardín del Edén, la luz de Dios. Desde un comienzo, las vestimentas estuvieron hechas de lana o de lino. La lana hace referencia a la gran luz de Dios; el lino hace referencia a los juicios y a las restricciones (i.e., las vestimentas mismas). La Torá prohíbe cubrirse con shaatnez (una combinación de lana y lino en la misma prenda). Pues tal vestimenta oscurece la luz de Dios en lugar de revelarla (ver también Deuteronomio 22:11) (Likutey Halajot I, p. 58).

3:23 Dios lo arrojó del Jardín del Edén, para trabajar la tierra

de la cual había sido tomado. Dios lo arrojó del Jardín del Edén Adán se arrepintió de su pecado y trajo un sacrificio para Dios. El animal que sacrificó tenía un solo cuerno (Julín 60a).

KeReN (‫קרן‬, cuerno) es similar a KaRaN (‫קרן‬, brilló). Ese brillo

corresponde a la luz espiritual de los Tefilín. Para arrepentirse, Adán sacrificó sus deseos animales y materiales. Como resultado, alcanzó la iluminación de la gran conciencia de Divinidad, que corresponde al uso de los Tefilín (Likutey Moharán I, 38:6). Dios lo arrojó del Jardín del Edén La expulsión de Adán del Jardín del Edén debió tener lugar el viernes, el día en que pecó. Sin embargo, el Shabat lo protegió y sólo fue expulsado cuando éste término (Zohar II, 138a).

Las letras de la palabra ShaBaT (‫ )שבת‬pueden reordenarse para formar la palabra TaShuV (‫תשב‬, “te arrepentirás”).

Debido a que Adán se arrepintió pudo invocar el mérito del Shabat, que lo protegió (Likutey Moharán I, 79). De manera similar las letras de ShaBaT (‫ )שבת‬pueden ser reordenadas para formar la palabra BoSheT (‫בשת‬, humildad). Cuando uno logra la humildad puede invocar el mérito y la protección del Shabat (Ibid., I, 38:7). Dios lo arrojó del Jardín del Edén... expulsó al hombre Este “expulsar” es el ser desterrado de una vida tranquila. Ahora el hombre debe viajar y estar en constante movimiento para ganarse el

sustento. Y así como el Shabat protegió a Adán, permitiéndole quedarse en el Jardín del Edén un día más después de su pecado, de la misma manera el Shabat protege a cada persona de esa “expulsión” al menos un día a la semana (Likutey Halajot III, p. 106). Adán fue giratoria

arrojado...

la

espada

Fue expulsado después del Shabat, pues el Shabat lo protegía (Zohar II, 138a).

Todo aquel que trate de llevar a cabo algún acto sagrado enfrentará obstáculos y confusiones. La única manera de evitar esas confusiones es

manteniéndose firme en la fe, que es, conceptualmente, el Shabat (dado que al observar el Shabat, proclamamos nuestra fe en Dios) (Likutey Halajot III, p. 6a-12). El Shabat protege a Adán El pecado de Adán al comer del Árbol del Conocimiento representa todos los tipos de pecados posibles. Pero, como hemos visto, el Shabat lo protegió. Por lo tanto, la observancia del Shabat representa la protección y la rectificación de todos los pecados (Likutey Halajot III, p. 74a). Adán, Shabat

Después del Shabat, Dios le otorgó a Adán el intelecto para hacer fuego golpeando dos piedras entre sí (Midrash Tehilim 92).

Dios le dio a Adán ese conocimiento específicamente después del Shabat, para mostrarle cómo llevar la luz del Shabat hacia los días de la semana (Likutey Halajot III, p. 189a-378).

3:24 De modo

que expulsó al hombre y colocó a los querubines al este del Jardín

del Edén y una espada giratoria llameante para cuidar el camino al Árbol

de la Vida. La espada giratoria llameante para cuidar el camino al Árbol de la Vida La espada giratoria hace referencia a las disputas y a los conflictos. Cada persona afirma que su punto de vista es el sendero correcto por donde se debe andar. Esto produce confusión con respecto a cuál es el camino que se debe seguir para acercarse a la Torá, al Árbol de la Vida (Likutey Halajot V, p. 228).

La espada giratoria La espada giratoria corresponde a la mala inclinación, que continuamente cambia de forma y se manifiesta de diferentes maneras para aquel que la está contemplando. La mala inclinación es especialmente adepta a convencer a la persona de que ciertos actos son importantes y dignos de ser mitzvot. De esa manera, atrapa a la persona en un ciclo de acciones que, aunque pueden ser buenas, finalmente la llevan al mal. Este fenómeno se manifiesta especialmente entre la gente erudita que suele tomar cierta posición y entonces discutir y generar conflictos debido a

sus ideas (Likutey Halajot VI, p. 163a-326). La trampa dispuesta por la mala inclinación es la raíz de todos los conflictos y disputas entre los judíos de hoy (Likutey Halajot VI, p. 166a). La espada giratoria La espada giratoria representa las Cámaras de los Intercambios en las cuales todo en este mundo se transforma continuamente (cf. “El mal en bien y el bien en mal... la oscuridad en luz y la luz en oscuridad” [Isaías 5:20]). Abraham se casó con la sierva de Sara, su esposa, y fue padre de Ishmael. Aunque Sara más tarde dio a luz a Itzjak, Ishmael reclamó la prominencia. De manera similar,

Itzjak tuvo dos hijos, Iaacov y Esaú. Aunque su madre, Rebeca, recibió la profecía de que el mayor serviría al menor (Génesis 25:23), Esaú, el primogénito, reclamó la supremacía. Lo mismo se aplica a cada individuo. Todas las dudas y las confusiones que acechan a la persona surgen del pecado de Adán y de la espada giratoria, que pone la primacía en el mundo material y suprime y oculta el mundo espiritual (Likutey Halajot I, p. 206-104a).

4:1 El

hombre conoció a Eva, su mujer, la cual concibió y dio a luz

a Caín y dijo: “He adquirido un varón del Señor”. El hombre conoció a Eva, su mujer “Conocer” - esto implica la unión

marital (Rashi).

Éste mismo concepto es un paralelo de la unión entre las sefirot de Jojmá (correspondiente a Adán) y Biná (correspondiente a Eva), que se produce a través de la sefirá de Daat (Conocimiento) (Likutey Moharán I, 15:6). Una relación puede comenzar sobre una base emocional; sin embargo, sólo puede desarrollarse apropiadamente sobre la base del “conocimiento” - i.e., el intelecto. Si el “conocimiento” está presente puede existir la unidad. Por el contrario, si falta el “conocimiento”, no puede haber unidad (Ibid., I, 43).

El hombre conoció a Eva, su mujer “Conocer” - esto implica la unión marital (Rashi).

Cuando la pareja se une con amor y respeto, ello se refleja en la calidad de sus hijos (Likutey Moharán I, 53). El hombre conoció a Eva, su mujer la cual concibió Aquel que no tiene hijos es considerado como un muerto (Nedarim 64b).

El pecado de Adán y Eva trajo la muerte al mundo. La rectificación para

ese pecado es un proceso continuo que sólo concluirá con la llegada del Mashíaj. Hasta entonces, la rectificación se lleva a cabo en cada generación a través del nacimiento de los hijos. ¿Cómo funciona esto? El principal daño producido por haber comido del Árbol del Conocimiento es el daño en la fe en los Tzadikim. Los Tzadikim son quienes clarifican la ley; sin ellos, quedamos en la confusión, enredados entre el bien y el mal y con falta de claridad en la Torá. La persona común se enfrenta constantemente con la necesidad de diferenciar entre lo que es recto y lo que es incorrecto. La fe en los Tzadikim, en

sus enseñanzas y en su guía, nos ayuda a centrarnos, pues los Tzadikim saben cómo aclarar la ley y traer la paz. Un niño nace debido a una unión, lo que indica paz. Así, el nacimiento de un niño representa una rectificación del daño producido a la fe en los Tzadikim y, por extensión, del pecado por haber comido del Árbol del Conocimiento (Likutey Halajot IV, p. 158-80a).

4:3 Y aconteció

que al cabo de algún tiempo, Caín trajo de los frutos de la

tierra como ofrenda a Dios. Caín trajo de los frutos de la tierra Trajo lino de mala calidad como sacrificio (Rashi).

El lino es un cultivo insignificante como para hacer un sacrificio a Dios. El hecho de que Caín trajese una ofrenda de lino indica una actitud negativa y caracteriza por lo tanto a aquél que mira

lo malo en los demás (Likutey Halajot VIII, p. 181b).

4:4 Abel ofreció también de los primogénitos de su

rebaño y de los sebos de ellos. Dios hizo caso de Abel y

de su ofrenda. Caín y Abel Caín trajo lino, una ofrenda inferior. Abel trajo lana, una ofrenda importante. El lino corresponde a los juicios; Caín representa a aquellos que juzgan a los otros de manera crítica. Cuando Caín vio que su magra ofrenda había sido rechazada, se encolerizó. Ello hizo que los juicios se fortaleciesen y lo controlasen, llevándolo a asesinar a su hermano Abel (Likutey Halajot I, p. 30a-

60).

4:6 Dios le dijo a Caín, “¿Por qué estás enojado

y por qué ha decaído tu semblante?”. ¿Por qué ha decaído tu semblante? La imagen Divina de la persona está grabada en su rostro. Cuando su rostro “decae” -por ejemplo, al demostrar ira- pierde esa imagen Divina (Likutey Moharán I, 57:6).

4:7 “¿No es cierto que si obras bien habrá una elevación?

Pero si no haces el bien el pecado yacerá a la puerta. Su

deseo será hacia ti pero tú podrás dominarlo”. Si obras bien habrá una elevación SeET (‫שאת‬, “habrá una elevación”) es un acrónimo de la frase Sfat Emet Tikon (‫שפת אמת תכון‬, “El

lenguaje

de

verdad perdurará”) (Proverbios 12:19). Cuando la persona dice la verdad, eleva a la realidad, generando una revelación duradera de la Divinidad. Por el contrario, aquel que no dice la verdad oculta la Divinidad (Likutey Moharán I, 48). El pecado yacerá a la puerta Petaj (puerta) significa literalmente “abertura”. Esa “abertura” hace referencia a la boca, como en el versículo “Cuida la abertura de tu boca” (Mija 7:5). Si la persona habla de manera impropia el pecado puede apoderarse de ella (Likutey Moharán I, 19:3, 38:2).

“Abertura” también puede ser una referencia a la imaginación. Si uno no controla su imaginación se abre a diferentes tipos de impurezas (Ibid., I, 25:final). El pecado yacerá a la puerta Petaj (puerta) significa literalmente “abertura”. Esa abertura representa el Espacio Vacío, que nos parece carente de Divinidad. Cada vez que la persona se aleja de Dios, crea un Espacio Vacío y permite que entre el pecado (Likutey Halajot VIII, p. 122b). El pecado yacerá a la puerta

El Otro Lado está junto a la “puerta”, esperando una abertura para entrar en la vida de la persona. Por lo tanto, colocamos en la puerta una mezuzá, que contiene el Santo Nombre de Dios, para impedir así que entre el Otro Lado (Likutey Halajot III, p. 484). De manera similar, al acercarnos a Dios, atraemos a Dios hacia nosotros, colocando cerca nuestro una “mezuzá” un medio de protección- para resguardarnos del Otro Lado. Su deseo será hacia ti pero tú podrás dominarlo Si lo deseas, serás capaz de dominarlo (Rashi).

El Rebe Najmán dijo cierta vez que nadie tiene una mala inclinación que no pueda superar. Si la persona no pudiese superar la inclinación, Dios no se la habría dado (ver Likutey Moharán II, 46; Likutey Halajot II, p. 222).

4:8 Caín le habló a su

hermano Abel. Y sucedió que al estar ellos en el campo, se levantó

Caín contra Abel, su hermano y lo mató. Caín mató a Abel El mundo entero no era suficientemente grande para Caín también tenía celos de la porción de su

hermano. Esos mismos celos arden hoy en día dentro de las familias. Pese a todo lo que los padres hacen para proveer a sus hijos, si éstos no están satisfechos con su porción y permiten que la envidia y la avaricia controlen sus vidas, pueden estallar amargas luchas entre los hermanos incluso antes de que la herencia se divida (Likutey Halajot II, p. 127a). Caín le habló a su hermano Abel Cuando Adán se corrompió al comer del Árbol, también trajo el daño y el conflicto a su simiente. Así, inmediatamente después, Caín y Abel comenzaron a discutir. Esa disputa fue el

antecedente de todos los conflictos y disputas que vendrían después, especialmente la oposición en contra de los Tzadikim. El conflicto entre Caín y Abel engendró el conflicto entre Koraj y Moisés, al igual que todos los otros conflictos en contra de los Tzadikim, tales como aquellos en contra del Ari, del Baal Shem Tov, del Rebe Najmán y demás (Likutey Halajot III, p. 248).

4:12 “Cuando trabajes

el suelo, no volverá más a darte su fuerza. Vagabundo y errante serás

en la tierra”. No volverá más a darte su fuerza Cuando hay derramamiento de sangre la tierra no entrega su producto y ello lleva a la inflación (Likutey Moharán II, 60). Un vagabundo Debido a que pecó, Caín cayó bajo las restricciones del espacio. No tuvo lugar alguno y debió vagar

constantemente. Donde fuera que deseaba vivir o trabajar no tenía seguridad ni descanso (Likutey Halajot I, p. 78).

4:14 “He aquí que me arrojas hoy de

sobre la faz de la tierra, y de Tu rostro me esconderé. Andaré

vagabundo y errante en la tierra y cualquiera que me halle me matará”.

Me arrojas hoy de sobre la faz de la tierra, y de Tu rostro me esconderé El mundo entero está lleno de Su gloria (Isaías 6:3).

Cuando la persona comete un pecado se aleja de Dios, de Su gloria que llena el mundo entero. Es como si hiciese retornar a la tierra nuevamente al tohu vavohu (confusión y desolación), privada de la presencia de Dios. Por lo tanto Caín dijo, “Me arrojas hoy de sobre la faz de la tierra”, porque ya no tenía ningún lugar; su mundo estaba destruido.

Caín comprendió que había cometido un terrible pecado al asesinar a Abel y buscó retornar a Dios. Dijo, “¡Estoy tan lejos de Dios!”, y comenzó a buscar a Dios. Clamó, “¿Aié? ¿Dónde estás?”. Debido a que Caín se arrepintió, Dios le hizo una señal de que había sido aceptado: un cuerno en su frente. Ese cuerno representa el shofar que hacemos sonar en Rosh HaShaná, recordando el carnero de la Atadura de Itzjak, cuando Itzjak dijo, “¿Dónde (Aié) está el carnero para el sacrificio?” (Génesis 22:7). Esa pregunta, “¿Aié?”, revela dónde está oculto Dios (Likutey Halajot IV, p. 160-162).

4:20 Adá dio nacimiento a Iaval, el cual fue padre de los

que habitan en tiendas y tienen ganado. Fue padre de los que habitan en tiendas y tienen ganado... su hermano... fue padre de todos los que manejan el arpa y la flauta Con la aparición del primer pastor, surgieron los instrumentos

musicales. ¿Qué conexión hay entre ambos? Primero, la canción es tan poderosa que puede elevar a la persona hacia Dios. Así, cuando el pastor hace música, evita descender a un comportamiento animal, aunque esté viviendo entre animales. Además, cada hoja de hierba tiene su propia melodía con la cual alaba a Dios. Un campo de hierbas contiene muchas melodías, cada prado con su propia tonada. Esto explica la variedad musical que se encuentra en el mundo; en particular, explica por qué los pastores de diferentes tierras cantan

diferentes melodías. El pastor que conoce las melodías del campo puede nutrir las hierbas cantando las tonadas apropiadas para alimentar a su rebaño. Los patriarcas y el rey David fueron pastores. También eran pastores de su pueblo - de su “rebaño”. Al estudiar la música de su entorno, fueron capaces de nutrir espiritualmente a su pueblo y de acercarlo a Dios (Likutey Moharán II, 63).

4:21 Fue

padre de los que habitan en tiendas y tienen ganado... su hermano... fue

padre de todos los que manejan el arpa y la flauta. El arpa y la flauta... herramientas de

trabajo Hacer música implica separar los buenos sonidos de los malos sonidos, lo que corresponde a la misión del hombre de separar las chispas sagradas del ámbito del mal. Para hacer música, el músico debe mover sus manos sobre el instrumento para que emerjan diferentes sonidos, creando así una melodía. De forma similar, la persona que se dedica con honestidad a los negocios -por ejemplo, pagándoles a sus obreros a tiempo y no cobrando interés- eleva las chispas de bien ocultas en el ámbito del mal. Así, la canción y el trabajo logran la misma rectificación (Likutey Halajot VIII, p. 186b).

4:26 Set también tuvo un hijo y lo llamó Enosh. Entonces

se comenzó a invocar el nombre de Dios. Entonces se comenzó a invocar el nombre de Dios La idolatría se volvió algo común (Rashi).

La esencia del ateísmo y de la idolatría yace en la negación del Nombre de Dios. El Nombre de Dios implica Su eternidad: las letras del Tetragrámaton, IHVH (‫ה‬-‫ו‬-‫ה‬-‫ )י‬implican HaIáH (‫היה‬, “Él fue”), HoVéH (‫הוה‬, “Él es”) y IiHéH (‫יהיה‬, “Él será”). En su lugar, las idolatrías le atribuyen poderes sobrenaturales a las deidades hechas por el hombre. De aquí la prohibición de “No mencionar los nombres de otros dioses” (Éxodo 23:13) (Likutey Halajot I, p. 228). Entonces se comenzó a invocar el nombre de Dios Todo aquel que observe el Shabat, aunque sirva a los ídolos, tal cual

sucedió en la generación de Enosh, verá perdonados sus pecados (Shabat 118b).

El Shabat representa el Nombre de Dios (Zohar II, 88b). La persona que no guarda el Shabat daña el Nombre de Dios, algo que es equivalente a la idolatría. Pero aquel que observa el Shabat honra el Nombre de Dios y ese honor, que revela a Dios, tiene el poder de efectuar el perdón de todos los pecados, aunque la persona haya servido a los ídolos (Likutey Halajot III, p. 9a).

5:2

Hombre y mujer Él los creó. Los bendijo y llamó su nombre Adán,

el día en que fueron creados. Llamó su nombre Adán La apelación de “Adán” sólo puede ser dada cuando el hombre y la mujer están unidos. Cuando se unen en armonía son dignos de ser llamados Adán, un ser humano (Likutey Halajot V, p. 197a).

5:28 Lemej vivió ciento ochenta y dos años y engendró un

hijo. Engendró un hijo... Lo llamó Noaj En los versículos precedentes se indica que la gente recibía su nombre al nacer. Pero Noaj no recibió su nombre al nacer. En ese tiempo, los juicios Divinos prevalecían en contra del mundo. Mientras Noaj no tuvo un nombre, no se vio expuesto a esos juicios. Aprendemos de aquí que en épocas de sufrimiento, la persona debe ocultarse (Likutey Moharán I, 174).

5:29 Lo llamó Noaj, diciendo, “Éste nos consolará de nuestra obra y

la tristeza de nuestras manos, a causa de la tierra que Dios ha

maldecido”. Éste nos consolará de nuestra obra NoaJ (‫ )נח‬fue llamado así debido a que le trajo a la humanidad NeJamá (‫נחמה‬, consuelo) en la obra de sus manos. La principal depresión y sufrimiento experimentados por la gente se centran alrededor del trabajo para ganarse el sustento - i.e., “La tristeza de nuestras manos” (Likutey Halajot II, p. 9a). Éste nos consolará de nuestra obra El Tzadik [a través de sus enseñanzas] trae consuelo para todos los

sufrimientos (Likutey Halajot I, p. 198). Además, el término “obra” hace referencia a los seis días de la semana. El Shabat, al igual que Noaj, trae el alivio de esa tarea (Likutey Moharán II, 2:5). La tristeza de nuestras manos Cuando la persona se siente triste, su pulso -medido en la muñeca cerca de la mano- se deprime y se vuelve lento (Likutey Moharán I, 56:9). Es necesario descansar y volver a la alegría para revitalizar el flujo de la sangre.

6:4

Los gigantes estaban en la tierra en aquellos días y también después

de que se llegaron los hijos de los gobernantes a las hijas de

los hombres y ellas les dieron hijos; éstos fueron los poderosos que desde

los tiempos antiguos fueron hombres de renombre. Los gigantes estaban en la tierra en aquellos días NeFiLIM (gigantes) significa literalmente “los caídos”. Estos eran ángeles caídos (Ialkut Shimoni, Bereshit 6, #47).

Debido a que los ángeles fueron incapaces de enfrentar y de superar la inclinación al mal, sucumbieron ante los atractivos del mundo material (Likutey Moharán I, 244). Sin embargo, el alma del ser humano está enraizada en un ámbito superior al de los ángeles; por lo tanto el hombre tiene el poder de superar la mala inclinación. (Los ángeles residen en el Mundo de Ietzirá. Pero el alma humana proviene del Trono de Gloria de Dios, en el Mundo de Beriá).

6:5

Dios vio que era grande la maldad del hombre en la tierra y

que toda la inclinación de los pensamientos de su corazón era solamente mala

todos los días. Solamente mala todos los días Las letras finales de raK rA koL haioM (‫רק רע כל היום‬, “Solamente mala todos los días”) deletrea la palabra AMaLeK (‫)עמלק‬. Amalek representa las fuerzas del mal que dirigen a la persona hacia los malos pensamientos. Por lo tanto se nos ordena: “Recuerda lo que te hizo Amalek” (Deuteronomio

25:17)

- cuídate de sus intentos y

ataques para poder vencerlo (Likutey Halajot II, p. 205a).

6:6 Dios Se arrepintió de haber hecho al hombre en

la tierra y Se afligió en Su corazón. Se afligió en Su corazón El corazón es el lugar de la alegría y de la tristeza. Cuando la tristeza gobierna al corazón, surge un

“diluvio” de sufrimientos y de juicios (Likutey Moharán I, 24:2). Se afligió en Su corazón Nada causa más tristeza que los pecados. La Presencia Divina, que es llamada “corazón”, se entristece debido al pecado. Cuando llevamos a cabo las mitzvot, especialmente con alegría, rectificamos esa tristeza (Likutey Halajot I, p. 199a). Se afligió en Su corazón Dios siempre busca maneras de hacer que descienda abundancia al mundo. Cuando la gente realiza buenas

acciones, Él siente alegría y le entrega Su beneficencia a toda la humanidad. Pero cuando la gente se rebela en Su contra, Su alegría disminuye y ello hace posible que los juicios afecten al mundo (Likutey Moharán I, 5:2).

6:8 Pero Noaj halló gracia a

los ojos de Dios. Noaj halló gracia a los ojos de Dios “Los ojos de Dios” hacen referencia a la Providencia Divina. El ojo tiene cuatro colores: el blanco de la esclerótica, el rojo del músculo, el color del iris y el negro de la pupila. Esos cuatro colores corresponden a las sefirot de Jesed, Guevurá, Tiferet y Maljut.

También el dinero tiene colores que corresponden a las sefirot, tales como el oro y la plata (al igual que los diferentes colores del papel moneda impreso). Cuando la persona da dinero para caridad, los colores del dinero despiertan las correspondientes sefirot estos son los “ojos” de Dios que se manifiestan como la Providencia Divina. Entonces la persona halla favor a los ojos de Dios y hace que sus hermosos colores -que también manifiestan la gloria de Dios- se revelen en el mundo para que todos los puedan contemplar. Debido a que Noaj realizó actos

caritativos, halló favor a los ojos de Dios (Likutey Moharán I, 25:4).

Parashat Noaj 6:9 Estas son las generaciones de Noaj: Noaj era

un tzadik, era perfecto en su generación. Noaj andaba con Dios. Éstas son las generaciones de Noaj

Debido a que el Tzadik es el líder de la generación, todos sus contemporáneos están asociados con él y son llamados por su nombre (Likutey Moharán II, 67). Éstas son las generaciones de Noaj El nombre de Noaj se repite para reflejar el hecho de que cada Tzadik tiene dos espíritus: uno en este mundo y uno en el Mundo que Viene (Zohar I, 59).

Cuando el Tzadik experimenta un ascenso -así sea debido a su crecimiento espiritual o por haber llegado el momento en que debe dejar este mundo-

el espíritu superior desciende para elevar el espíritu inferior, y así unirse. En ese momento, un discípulo cercano puede beneficiarse del ascenso del Tzadik y recibir incluso una doble porción de revelación Divina (Likutey Moharán I, 66:1).

Éstas son las generaciones de Noaj... Noaj andaba con Dios La Torá se expresa como si Noaj hubiese fallecido (él “andaba con Dios”), dejando detrás a su contemporáneos. Cuando el Tzadik fallece, no hay pérdida para él, porque es muy grande y

respetado en el Mundo que Viene - allí, él “anda con Dios”. Pero aquellos que quedan detrás sufren una gran pérdida (i.e., un “diluvio”) (Likutey Moharán II, 67). Noaj... Elohim NoaJ (‫ )נח‬simboliza la paz, pues su nombre comparte la misma raíz que la palabra NaJ (‫נח‬, descanso). Elohim, el Santo Nombre de Dios, hace referencia a los juicios. Noaj representa el Tzadik perfecto de cada generación que continuamente busca mitigar y endulzar los juicios de Dios (Likutey Halajot VIII, p. 27a).

6:12 Dios contempló la tierra y he aquí que estaba corrompida porque

toda carne había corrompido su camino sobre la tierra. Porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra “Carne” hace referencia a la

sexualidad. Cuando las personas se pervierten, “corrompen su camino” en el sentido de que se dañan a sí mismas. Así, la Generación del Diluvio produjo su propia desaparición (Likutey Moharán I, 31:4).

6:13 Dios le dijo a Noaj,

“El fin de toda carne ha llegado delante de Mí, porque la tierra

está llena de violencia a causa de ellos y he aquí que voy

a destruirlos con la tierra”. El fin de toda carne El “fin de toda carne” hace referencia a aquellos que menosprecian a los demás, buscando siempre sus puntos negativos e intentando destruirlos - i.e., poner “fin a toda carne” (Likutey Moharán I, 38:2).

Se llenó de robo Aunque la generación estaba hundida en la idolatría y en la inmoralidad, el decreto final sólo fue emitido debido al robo (Rashi).

La Torá es el pilar del mundo. Sin embargo, Dios no entregó la Torá sino hasta el año 2448 de la Creación. El Diluvio tuvo lugar unos 800 años antes. Si no había Torá para sustentar al mundo y mostrarle a la gente el sendero correcto, ¿por qué fueron castigados? La respuesta es que la Torá estaba presente, pero de una forma oculta. Se manifestaba en el comercio y en la manera en que la gente se comportaba

entre sí, bajo la categoría de derej eretz (literalmente, “el camino de la tierra” i.e., el respeto por los demás). Al robarse entre sí, la Generación del Diluvio demostró que no le importaba en absoluto el derej eretz. Debido a ello el decreto fue sellado (Likutey Halajot VIII, p. 219-220a). Se llenó de robo Aunque la generación estaba hundida en la idolatría y en la inmoralidad, el decreto final sólo fue emitido debido al robo (Rashi).

Existen dos tipos de inmoralidad: la clase que surge de los malos deseos del hombre y aquella que emerge del

juicio corrupto (tanto en las cortes como en las propias elecciones de la vida). Aunque, debido a los deseos inmorales, la persona puede descender a los niveles más bajos de la impureza, sin embargo, es posible ayudarla a salir de esa situación. Es mucho más difícil reparar la inmoralidad de aquel que ha pervertido el sentido de la justicia. Esto explica por qué el decreto en contra de la Generación del Diluvio no quedó sellado sino hasta que la gente comenzó a robarse entre sí. Al hundirse en el nivel más bajo de inmoralidad, pervirtiendo el juicio, el decreto se selló en su contra (Likutey Halajot VII, p. 24).

6:14 “Haz para ti un arca de madera de ciprés. Harás

el arca con compartimientos y deberás cubrirla con brea por dentro y por

fuera”. Haz para ti un arca Teivá (arca) también significa “palabra”. Las “aguas” del Diluvio hacen referencia al Mar de Sabiduría i.e., la sabiduría de la Torá. La Torá requiere recipientes para que se la pueda captar. Aquellos que dañan el pacto y malgastan su simiente destruyen sus recipientes. Esto hizo que las aguas se transformasen en un Diluvio, dado que en ese tiempo no había dónde contener las aguas del Mar de Sabiduría. Por lo tanto, las aguas del diluvio se fortalecieron, elevándose y cubriendo

toda la tierra. Noaj era un Tzadik capaz de traer la Torá para él mismo (Noaj estudiaba la Torá [Rashi sobre Génesis 7:2]). Por lo tanto su teivá, sus palabras de Torá, le sirvieron de protección frente a las aguas del diluvio que cubrieron al resto de la humanidad que había rechazado a Dios. Aun así la teivá de Noaj no fue capaz de salvar a los otros. En contraste, Moisés también entró en un “arca” (cuando su madre lo colocó en el río siendo un infante) (Éxodo 2:3). Dado que Moisés estaba destinado a recibir la Torá y a hacerla descender para toda la humanidad, su teivá - sus palabras de Torá- fue suficientemente grande como

para salvar a todos (Likutey Halajot I, p. 382). Harás el arca con compartimentos KiNim (‫קנים‬, compartimentos) es similar a KeN (‫קן‬, nido de pájaro) (Bereshit Rabah 31:9). El Talmud enseña que la enfermedad denominada tzarat (confundida generalmente con la “lepra”) es un castigo por la calumnia (Erjin 16). Para purificarse de la tzarat, la persona debe traer un sacrificio de pájaros - pues, como dicen nuestros Sabios: “Que los pájaros que pían constantemente vengan y hagan expiación por la persona que habla constantemente” (Vaikrá Rabah 16:7).

Teivá (arca) también significa “palabra”. El “arca” de la persona, su refugio del diluvio de negatividad que la abruma, consiste en rectificar cada una de sus “palabras”. Así, nuestros Sabios asocian los compartimentos del arca con nidos de pájaros - que son un recordatorio de las aves que se llevaban como sacrificio para rectificar el habla. Y cuando se alcanza un habla perfecta, ello crea pureza que lleva finalmente a la paz y a la unidad (Likutey Moharán I, 14:9).

6:16

“Haz una luz para el arca y termínala a un codo desde

arriba. Pondrás la puerta del arca en su costado. Le harás pisos bajo,

medio y superior”. Haz una luz para el arca ¿Qué era esa “luz”? Algunos dicen una ventana y algunos dicen una piedra preciosa (Rashi).

La diferencia conceptual entre ambas es que una piedra preciosa brilla desde dentro mientras que una ventana es un medio a través del cual brilla otra luz. El comentario de Rashi puede ser

interpretado como sigue: “Algunos dicen una piedra preciosa” - las palabras dichas por algunos surgen desde dentro. Son la absoluta verdad. “Algunos dicen una ventana” - otras personas dicen palabras que provienen de fuera de ellas. La verdad debe brillar hacia ellas (Likutey Moharán I, 112). Una luz Noaj recibió la orden de construir el arca con un techo inclinado que debía tener una luz en su cúspide. La persona debe aprender a mirar hacia arriba, más allá de este mundo material, al Cielo, y a anularse ante Dios. Si Noaj hubiera sido capaz de alcanzar una completa

anulación, habría efectuado el perdón para toda su generación, tal como hizo Moisés con la suya. Pero dado que Noaj sólo alcanzó una anulación parcial, Dios, en Su bondad, le permitió entrar al arca para al menos “encerrarse” del mundo y protegerse él mismo y su familia (Likutey Halajot II, p. 482). Termínala a un codo desde arriba Las iniciales de las palabras Amáh Tejalena Milemaalá (‫אמה תכלנח‬ ‫מלמעלה‬, “termínala a un codo desde arriba”) conforman la palabra EMeT (‫אמת‬, verdad). Las palabras deben ser verdaderas, especialmente cuando son vistas desde el aspecto Celestial -

“desde Arriba”. AMáH (‫אמה‬, codo) indica el habla. Las dos primeras letras de esta palabra, Alef (‫ )א‬y Mem (‫)מ‬, corresponden a Esh (‫אש‬, fuego, calor) y Maim (‫מים‬, agua o fluidos), con los cuales se produce el habla. La letra hei (‫ )ה‬tiene el valor de 5 e indica los cinco sonidos fonéticos (gutural, palatal, lingual, dental y labial) (Likutey Moharán I, 112). Pondrás la puerta del arca en su costado Petaj (puerta) significa literalmente “abertura”. Las palabras de

verdad crean una abertura para que otra gente pueda percibir cómo salir de su oscuridad (Likutey Moharán I, 102). Le harás pisos bajo, medio y superior Cuando decimos las palabras de la plegaria con verdad, éstas sustentan todos los niveles de la existencia (Likutey Moharán I, 112).

6:17 “Pues Yo,

he aquí, que voy a traer un diluvio de aguas sobre la tierra

para destruir de debajo del cielo toda carne que tiene en sí aliento

de vida: todo lo que está en la tierra perecerá”. El diluvio Hasta la Revelación en el Sinaí,

cuando la continuación del mundo se hizo dependiente de la aceptación de la Torá por parte de los judíos, la humanidad estuvo sustentada en la bondad de Dios. Sin embargo, el castigo se hizo presente en este mundo (e.g., el Diluvio, la Torre de Babel, la destrucción de Sodoma y Gomorra). El motivo de esta aparente dicotomía es que Dios desea jesed (bondad) y está dispuesto a evitar el castigo si la gente reconoce Su bondad, incluso de una manera lejana. Tal reconocimiento le da al mundo el mérito de tener un recipiente en el cual captar Su bondad. Pero si la gente niega a Dios por completo, destruye sus recipientes y no puede ya ser receptora de Su bondad. Así, el

sufrimiento pudo existir incluso en un mundo sustentado por la bondad. Cuando el mal prevaleció durante la Generación del Diluvio, sólo Noaj se salvó gracias a la bondad de Dios. Como enseñan nuestros Sabios: “Incluso Noaj estaba incluido en el decreto de aniquilación del Diluvio, pero halló favor a los ojos de Dios” (Sanedrín 108a). Diez generaciones más tarde, Abraham se hizo conocido como el “hombre de jesed (bondad)” y sus acciones le trajeron estabilidad al mundo. Así, Abraham mereció ser el primero en revelar la Tierra Santa, porque él activó el propósito de la Creación: el deseo de Dios de hacer el

bien a Sus criaturas y de revelar Su poder. Ese poder se manifiesta cuando los judíos se vuelven dignos de recibir la Tierra Santa, terminando con los reclamos que las otras naciones tienen sobre ella (Likutey Halajot I, p. 490-246a). El diluvio La principal lección del Diluvio apunta al avasallador “diluvio” de los pensamientos perturbadores que la persona experimenta a lo largo de la vida. Los más poderosos son los pensamientos de inmoralidad, responsables del Diluvio en la época de Noaj (ver Rashi sobre Génesis 6:12).

Aunque el Diluvio cubrió el planeta entero, no llegó a la Tierra Santa (Zevajim 106b). Sin embargo, unas pocas gotas entraron en la Tierra. Así, el “diluvio” de los pensamientos perturbadores amenaza con cubrir a cada persona, incluso a aquellas que tratan de mantener un nivel de santidad. La única esperanza es huir hacia la Tierra Santa -santificar las “fronteras”como una protección en contra de esos pensamientos. Esto puede lograrse uniéndonos a los Tzadikim. Pues “los Tzadikim heredarán la Tierra” (Salmos 37:29) - la santidad de la Tierra Santa se nos revela por medio de los Tzadikim, pues sus

enseñanzas y su guía nos ayudan a encontrar refugio de las aguas del diluvio. Por lo tanto está escrito, “Dios recordó a Noaj [que es llamado un Tzadik]” (Génesis 8:1), y poco tiempo después, “Dios le dijo a Abram, ‘Ve... a la Tierra’” (Ibid., 12:1), dado que la revelación de la Tierra Santa comienza con los Tzadikim (Likutey Halajot I, p. 482242a). Mabul MaBUL (‫מבול‬, diluvio) es similar a bilBUL (‫בלבול‬, confusión) (Likutey Halajot II, p. 16). Los pensamientos confusos son como un diluvio que inunda a la persona durante sus

plegarias. El Talmud enseña que el Diluvio no inundó la Tierra Santa (Zevajim, 113b). Cuando despertamos el mérito de la Tierra Santa, esos pensamientos confusos no pueden avasallarnos (Likutey Moharán I, 44). Las aguas del diluvio Las “aguas del diluvio” son equivalentes a las “muchas aguas” (Rashi sobre Cantar de los Cantares 8:7).

Las “aguas del diluvio” hacen referencia a las naciones que quieren someter y destruir al pueblo judío.

También hacen referencia al amor y al temor que la persona siente por las cosas de este mundo, disociados del amor y del temor a Dios. Cuando la persona se siente humilde delante de Dios, experimenta una intensa vergüenza ante Él, como si su sangre (comparable a las aguas del diluvio) estuviera siendo derramada. Entonces, la Presencia Divina la protege de las “aguas del diluvio” que amenazan con cubrirla (Likutey Moharán II, 83).

7:8 De los

animales puros y de los animales que no eran puros, de las aves y de todo lo

que se arrastra sobre la tierra.

Los animales que no son puros La Torá podía haber dicho de manera más sucinta “los animales impuros”. Pero utiliza ese circunloquio para enseñarnos la importancia de evitar un habla vulgar (Pesajim 3a).

A veces la persona se ve invadida por un diluvio tan grande de problemas

que le es imposible hablar directamente. La solución es entrar en la teivá, que significa tanto “arca” como “palabra”. Así como Noaj entró en la teivá para escapar del Diluvio, uno debe entrar en las palabras sagradas para escapar de sus problemas. Para acceder a esas palabras sagradas es necesario utilizar una manera indirecta de hablar (Likutey Moharán I, 38:3).

7:19 Las aguas

se elevaron por sobre la tierra y fueron cubiertas todas las altas montañas

que había bajo todo el cielo. Las aguas se elevaron... y fueron cubiertas todas las altas montañas El pecado de la Generación del Diluvio fue el onanismo (Nidá 13a).

La historia del diluvio comienza con “El fin de toda carne ha llegado ante

de Mí” (Génesis 6:13). Ese “fin de toda carne” hace referencia a la emisión en vano de semen. Este pecado es tan grave pues el alma creada por la emisión en vano carece de un cuerpo en el cual residir, similar a los demonios que tienen alma pero no cuerpo. Esto lleva a un comportamiento “demoníaco”. Sin un cuerpo, el alma no puede cumplir con las mitzvot; por lo tanto nunca puede alcanzar un estado de rectificación. También el pecado de Adán y Eva se describe en esos términos: “Ambos estaban desnudos” (Ibid., 2:25) - i.e., no tenían “vestimentas”, carecían de prendas con las cuales vestir sus almas. El daño del onanismo es tan

grande que afecta también a la mente. “Las aguas se elevaron” - i.e., la simiente fue expelida. “Fueron cubiertas todas las altas montañas” - esto hace referencia al intelecto, el lugar más elevado del cuerpo. Dado que la persona consideró a la simiente como “externa”, por lo cual la emitió en vano, ésta ascendió hacia su mente embotándola con una materia externa que no es importante para su vida. Como resultado, sus pensamientos se fragmentan y no puede encontrar el consejo apropiado. (El Zohar enseña que la simiente se origina en la mente; así, la simiente emitida en vano equivale a una mente desperdiciada [Zohar Jadash 15a]).

Para rectificar este pecado, es necesario trabajar en la Torá y generar nuevas interpretaciones de aquello que se estudia, aumentando así los escritos de la Torá. Las 600.000 letras de la Torá corresponden a las 600.000 almas de Israel. Al proveer de “nuevos cuerpos” para las letras de la Torá, se crean cuerpos paralelos para las almas correspondientes a esas letras, muchas de las cuales son almas desnudas creadas debido al onanismo. Así, está escrito, “De hacer muchos libros [de Torá] no hay fin (KeiTz)” (Eclesiastés 12:12) - pues esos libros rectifican el KeiTz kol basar (“el fin de toda carne”), el pecado de la emisión en vano (Likutey

Halajot VI, p. 10-6a-12).

En otra instancia el rabí Natán escribe que el hecho de financiar la impresión de libros de Torá también es considerado parte integral de la rectificación de este pecado (ver Likutey Halajot, Birkat HaShajar 5:33). Y por supuesto, la rectificación principal de esta transgresión es el Tikún HaKlalí, el Remedio General del Rebe Najmán, que implica el recitado de Diez Salmos, en este orden: 16, 32, 41, 42, 59, 77, 90, 105, 137, 150 (ver El Tikún del Rabí Najmán, publicado por el Breslov Research Institute).

7:22 Todo lo que tenía en sus narices hálito de espíritu de

vida de cuanto había en la tierra seca, murió. Todo lo que tenía en sus narices hálito de espíritu de vida... murió El habla no es lo único que puede

impactar en otra gente; incluso el aire que respiramos puede afectar a los demás. Dios le ordenó a Noaj que se encerrase en el arca para escapar del castigo a los malvados, pues el aliento de esos malvados era suficiente para arrastrarlo al pecado. Afirma la Torá: “Todo lo que tenía en sus narices hálito de espíritu de vida... murió”, porque fue su hálito malvado el que contaminó el aire e hizo que Noaj tuviese que huir. Más aún, el Talmud enseña que el diluvio no entró en la Tierra Santa (Zevajim 113b). Si fue así, ¿cómo murió la gente que vivía allí durante el diluvio? El Talmud responde que murieron debido al hevel, ¡debido al aire! (Likutey Halajot VIII, p. 164a).

8:11 La Paloma volvió a él a la hora de la

tarde y he aquí que traía una hoja fresca de olivo en su

pico. Así supo Noaj que habían bajado las aguas de sobre la tierra.

Una hoja de olivo La hoja de olivo alude al aceite con el cual se encendería la Menorá en el Templo. Esa luz iluminaría hasta los momentos más oscuros de la vida - las aguas del diluvio que amenacen con ahogar a la persona (Likutey Halajot I, p. 262-132a).

8:16 “Sal del

arca tú y tu mujer y tus hijos y las mujeres de tus

hijos contigo”. Sal del arca A Noaj se le tuvo que ordenar tanto entrar al arca como salir de ella, porque no estaba seguro de su capacidad para salvarse por medio de las plegarias y menos aún de salvar al mundo entero. Para poder salvarse, tuvo que ocultarse dentro del arca - es decir, “ocultarse” en un lugar de plegaria y de Torá. También tuvo que recibir la orden de dejar el arca, dado que no sabía qué debía hacer al salir de la casa de estudios.

Es la voluntad de Dios que vivamos en un mundo material donde debemos buscar la Divinidad. No podemos vivir siempre dentro de los confines del “arca”, envueltos en nuestras plegarias. Por lo tanto, pese a lo seguro del arca, debemos “salir” y experimentar los desafíos de la vida, las subidas y las bajadas (Likutey Halajot III p. 48a).

8:18 Y salió

Noaj y con él sus hijos y su mujer y las mujeres de

sus hijos. Noaj deja el arca Cuando Noaj dejó el arca y vio que el mundo estaba destruido, comenzó a orar. “¡Pastor tonto!”, le reprochó Dios. “¿Por qué no oraste pidiendo misericordia por tu generación antes de que cayese el diluvio?”. Moisés, por otro lado, fue un verdadero pastor, pues él oró por su rebaño y hasta estuvo dispuesto a entregar su vida por él (Zohar I, 106a).

El error de Noaj fue no conocer el valor y el poder de la plegaria. Se le

ordenó construir un arca de proporciones específicas para asegurar la supervivencia de toda clase de criaturas y plantas del mundo. Teivá (arca) también significa “palabra”, pues el arca de Noaj puede ser construida por cualquier persona de acuerdo a la manera en que Le ore a Dios. Así está escrito, “El arca se posó en el séptimo mes” (Génesis 8:4) - esto alude al mes de Tishrei y a las plegarias que ofrecemos en Iom Kipur. Es decir, el arca representa las plegarias y las súplicas ofrecidas en Iom Kipur (Likutey Halajot III, p. 48a).

8:20

Noaj construyó un altar a Dios. Tomó de todo animal puro y

de toda ave pura y ofreció holocaustos sobre el altar. Noaj ofreció sacrificios Noaj representa al Tzadik de la

generación. Al ofrecer sacrificios de animales puros, Noaj los elevó. Es decir, anuló el denso materialismo representado por su carne y le permitió a la humanidad alimentarse con ello (Likutey Halajot IV, p. 95a).

8:21 Dios sintió la fragancia suave,

y Dios dijo a Su corazón, “No volveré más a maldecir a la

tierra debido al hombre; porque la inclinación del corazón del hombre es mala

desde su juventud. Nunca más volveré a herir todo viviente, como acabo de

hacerlo”. Dios dijo a Su corazón, “No volveré más a maldecir” La sefirá de Biná corresponde al corazón. Allí, los juicios Divinos son mitigados en su raíz (Likutey Moharán I, 49:7). Dios decretó la caída del diluvio pues sintió tristeza en Su corazón debido al comportamiento de la humanidad. La frase “Dios dijo a Su corazón” significa que Él estaba llevando ese decreto a Su corazón -la sefirá de Biná- para mitigarlo. A partir de este versículo también aprendemos que para superar la tristeza es necesario alegrar el corazón.

La inclinación del corazón del hombre es mala desde su juventud Las personas rectas controlan sus corazones, mientras que los malvados son controlados por sus corazones (Bereshit Rabah 34:10).

Para que la persona pueda controlar su corazón -el asiento de las emociones- debe unirlo a su intelecto, para que sea éste quien gobierne (Likutey Moharán I, 33:7).

8:22

“Mientras dure la tierra, siembra y siega, frío y calor, verano e invierno,

día y noche no cesarán”. Siembra y siega, frío y calor, verano e invierno, día y noche Todo lo que existe dentro del tiempo y del espacio es esencialmente disímil. La siembra y la cosecha, el verano y el invierno, el día y la noche, todos representan disparidades en el tiempo. Los climas cálidos y los climas

fríos reflejan disparidades en el espacio. Todas estas variaciones apuntan a la grandeza de Dios, Quien utilizó un solo molde para crear cosas totalmente diferentes. La grandeza de Dios se manifiesta cuando hay paz, algo que une todas las diferencias. La Torá trae paz porque une el cuerpo con el alma y el tiempo y el espacio con los niveles que trascienden el tiempo y el espacio (ver Likutey Halajot II, p. 168a).

9:2 “Y sea

el temor y el pavor de ustedes sobre todo animal de la tierra

y sobre toda ave del cielo y sobre todo lo que se arrastra

sobre el suelo y sobre todos los peces del mar: en sus manos

han sido entregados”. Y sea el temor y el pavor de ustedes sobre todas las criaturas Cuando la persona posee la “imagen de Dios”, las otras criaturas le temen. Sin embargo, cuando monta en cólera, la “imagen de Dios” la abandona (Likutey Moharán I, 57:6).

9:3

“Todo lo que se mueve y vive les servirá de alimento; así

como la vegetación, les he dado todo”. Todo lo que se mueve y vive les servirá de alimento El faenado ritual y el consumo de la carne animal elevan el alma del animal y efectúan una rectificación del mundo. Sin embargo, antes del pecado

de Adán, todo en el mundo se encontraba en estado puro y no requería de rectificación alguna. Por ello estaba prohibido el consumo de la carne animal. Cuando Adán comió del Árbol del Conocimiento, también los animales comieron de él (Bereshit Rabah 19:5). Así, todo descendió a niveles tan bajos que el hombre no pudo siquiera rectificar a los animales consumiendo su carne. Pero la humanidad descendió más aún: en la generación de Noaj, la gente estaba cometiendo los peores pecados e incluso los animales llevaban a cabo actos licenciosos; ello hizo que fuesen destruidos por el diluvio. Toda vida digna de ser salvada fue reunida en el arca.

Después que Noaj dejara el arca, el mundo comenzó un proceso de rectificación. Dado que los animales que quedaron con vida contribuirían ahora a la restauración del mundo, fueron considerados dignos de ser elevados. Así, desde la época de Noaj, la humanidad recibió permiso para comer carne animal – siempre y cuando el animal fuera faenado de manera kosher, lo que genera su rectificación. Sólo los peces no requieren del faenado ritual, pues se mantuvieron puros desde el comienzo del tiempo (Likutey Halajot IV, p. 26a-52).

9:4 “Pero no comas la carne de una criatura que aún esté

viva”. Pero no comas la carne de una criatura que aún esté viva... no obstante, de la sangre de ustedes pediré cuenta El precepto de no comer carne de un animal aún vivo está ubicado específicamente junto al precepto que prohíbe el asesinato (Génesis 9:5), pues son literalmente el mismo concepto. Los animales tienen almas y chispas de santidad que deben ser elevadas a través del faenado kosher. Aquel que corta y come carne de un animal aún vivo impide que el alma y las chispas sean

elevadas. Ello constituye el “asesinato” de esa alma y de esas chispas. Por ello la Torá yuxtapone los dos preceptos (Likutey Halajot IV, p. 21a).

9:16 “El arco iris estará en la nube

y Yo lo veré para acordarme del pacto eterno entre Dios y toda

alma viviente en toda carne que hay sobre la tierra”. El pacto eterno La persona que guarda el pacto -i.e., la

pureza sexual- es considerada un Tzadik (Zohar I, 59b).

Noaj

fue llamado “Tzadik” (Génesis 6:9) pues en una generación hundida en la inmoralidad sexual, mantuvo los patrones más elevados de pureza personal. Dado que todos los Tzadikim mantienen tal nivel de moralidad, están asociados con el pacto del arco iris que Dios estableció con Noaj. Así, ellos pueden despertar la brillante luz del arco iris; esa luz es un paralelo de la revelación de los misterios de la Torá (Likutey Moharán I, 42). El arco iris estará en la nube y Yo lo

veré para acordarme El arco iris tiene tres colores primarios correspondientes a los Patriarcas que, a su vez, representan las sefirot de Jesed, Guevurá y Tiferet. Esas sefirot también corresponden a los elementos de fuego, aire y agua. Dado que esos tres elementos se combinan para generar la canción (a través del “fuego” o calidez de la garganta, el “agua” o los fluidos de la boca y el “aire” que sale de los pulmones), cuando cantamos una plegaria ante Dios, despertamos el mérito del pacto del arco iris que Dios estableció con la humanidad y el mérito

de los Patriarcas. Así, cantar una plegaria ante Dios mitiga los juicios severos (Likutey Moharán I, 42).

9:18 Los hijos de Noaj que salieron del arca

fueron Shem, Jam y Iafet. Jam La palabra JaM significa literalmente “caliente”. JaM representa un pacto corrompido, la conducta de alguien que “entra en calor” para pecar (Likutey Halajot I, p. 95a). Más aún, el valor numérico del nombre JaM es 48. Los ardientes deseos de la persona en

este mundo pueden ser contrarrestados por las cuarenta y ocho maneras con las que se adquiere la Torá (Avot 6:6) (Likutey Halajot I, p. 134a).

9:21 Y bebió del vino y se embriagó,

quedando descubierto en medio de su tienda. Y bebió del vino y se embriagó, quedando descubierto en medio de su tienda Cuando la persona alcanza un daat completo, obtiene la verdadera compasión y comprende la importancia

de sacrificarse por los demás (Likutey Moharán II, 8:3). Noaj demostró su debilidad al tomar vino, simbolizando un daat restringido. Aunque era un gran Tzadik, Noaj no oró por sus congéneres con la disposición y el autosacrificio que Moisés demostró por la nación judía. Debido a que Noaj carecía de un daat completo para rectificar el pecado de Adán y detener el diluvio, cayó desnudo, al igual que Adán (Génesis 2:25), sin vestimentas (Likutey Halajot I, p. 92-47a).

9:22

Jam, el padre de Canaán, vio la desnudez de su padre y se

lo contó a sus dos hermanos afuera. Jam, el padre de Canaán, vio la desnudez de su padre Jam, el padre de Canaán, expuso la desnudez de Noaj, pero Shem y Iafet utilizaron vestimentas (i.e., tzitzit) para cubrir la vergüenza de su padre. JaM

(literalmente, “caliente”) representa la mala inclinación, que trata de empujar a la persona (i.e., “calentar” su cuerpo) hacia el pecado. La mala inclinación domina a la persona despertando su imaginación y sus deseos. Es por ello que los descendientes de Jam, los cananeos, poseyeron la Tierra Santa durante muchos siglos: el Malo venció a las fuerzas de la santidad sacándole la Tierra para quedarse con ella. Pero la fe que Moisés inspiró en la nación judía venció a Canaán. Los judíos tuvieron fe en la promesa de Dios y merecieron reconquistar la Tierra (Likutey Halajot I, p. 48a).

9:23 Shem y Iafet tomaron el manto y se lo pusieron sobre

los hombros y anduvieron hacia atrás y cubrieron la desnudez de su padre;

vueltos los rostros, no vieron la desnudez de su padre. Shem y Iafet tomaron el manto... Maldito sea Canaán

El “manto” es una referencia a los tzitzit, que protegen a la persona de la inmoralidad inherente al abuso al que sometió Canaán a su abuelo, Noaj. Canaán fue maldecido por su comportamiento. Él es comparable a la Serpiente, que también fue maldecida (Likutey Moharán I, 7:4; Ibid., II, 1:10).

9:25 “Maldito sea Canaán”, dijo.

“Esclavo de esclavos será de sus hermanos”. Esclavo de esclavos Canaán fue maldecido al igual que la Serpiente, condenado a la pereza y a la dejadez (Likutey Moharán I, 117).

11:4 Ellos dijeron, “Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre cuya cúspide

llegue al Cielo. Hagámonos un nombre para que no nos dispersemos sobre la

faz de la tierra”. Una torre con su cúspide en el Cielo La Torre de Babel fue construida para vanidad y orgullo. Sus constructores querían agasajarse a sí mismos y separarse de Dios. No eran tontos que pensaban que podían ascender al Cielo y “luchar” con Dios. Más bien, querían utilizar la filosofía y las malas intenciones para generar el ateísmo. Lo mismo se aplica a aquellos

que construyen sinagogas y otros tipos de instituciones religiosas con intenciones egoístas: con ello alejan a la gente de Dios (Likutey Halajot I, p. 248a).

11:26 Teraj vivió setenta años y engendró a

Abram, a Najor y a Haran. Abram Abram era uno (Ezequiel 33.24).

Abraham era “uno” en el sentido de que estaba solo en su búsqueda de Dios. Aunque había nacido en una familia de idólatras y toda su generación

consistía de idólatras, buscó a Dios pese a la oposición que tuvo que enfrentar. De la misma manera, todo aquel que desee servir a Dios no deberá temerle a la oposición que encuentre. Aunque enfrente dificultades provenientes de sus padres, de sus suegros, de su esposa, amigos y demás, debe continuar buscando a Dios hasta que, al igual que Abraham, llegue a Él (Likutey Moharán II, Prefacio). Abram Nuestros sabios enseñan que Abraham no tuvo ningún maestro espiritual. ¿De dónde aprendió sobre Dios? Sus riñones se volvieron como dos fuentes que

fluían con sabiduría Divina (Bereshit Rabah 95:3).

A veces la persona tiene un profundo anhelo de servir a Dios y de estudiar la Torá, pero es incapaz de hacerlo, por el motivo que fuere. Ese poderoso deseo alcanza el Corazón Superior, sobre el cual se encuentran inscritas enseñanzas de Torá. El Corazón Superior le permite servir a Dios pese a su falta de conocimiento. Entonces, al igual que Abraham, puede recibir la vitalidad para acercarse a Dios desde su propio interior (Likutey Moharán I, 142).

11:28 Haran murió en vida de su padre Teraj, en la tierra

de su nacimiento, en Ur Kasdim. Haran murió… Kasdim.

en

Ur

Teraj acusó a su hijo Abraham ante Nimrod de haber destruido sus ídolos y Nimrod hizo que Abraham fuese arrojado a un horno ardiente. Harán pensó, “Si Abraham triunfa, estaré de su lado y si triunfa Nimrod, estaré de su

lado”. Cuando Abraham triunfó al ser salvado de la muerte en el horno, le dijeron a Harán, “¿De qué lado estás?”. Harán respondió, “Estoy del lado de Abraham”. Entonces lo arrojaron al horno ardiente y allí fue incinerado (Rashi).

Abraham fue acusado y perseguido por todos. Lo arrojaron al fuego (Ur Kasdim significa literalmente “el fuego de Kasdim” [Caldea]) diciendo que era un ateo, porque negaba a sus dioses. Aun así se mantuvo firme en su búsqueda de la verdad, trabajando para encontrar a Dios (Likutey Halajot IV, p. 400). Abraham y Nimrod

Abraham, el único que creía en el verdadero Dios, fue llamado ateo por Nimrod. Esta mentira sólo podía tener sus raíces en las Cámaras de los Intercambios, donde el bien y el mal se mezclan para obstaculizar la percepción de la verdad (Likutey Halajot I, p. 210). Ur Kasdim Afirma la Torá: “Dios, tu Señor, es fuego” (Deuteronomio 4:24). Aquellos que vacilan en su fe encuentran difícil soportar ese “fuego”. Pero aquel que está verdaderamente unido a Dios no sólo puede vivir con ese “fuego”, sino que puede recibir vitalidad de él. Así,

vemos que cuando Dios se le apareció a Moisés en la zarza ardiente, ésta no fue consumida por el fuego, reflejando la firme fe de Moisés en Dios (Likutey Halajot III, p. 494). La devoción y el apego a Dios determinan la capacidad de la persona para sobrevivir y sortear los “elementos” - los obstáculos y las pruebas que la confrontan a lo largo de su vida.

11:29 Abraham y

Najor tomaron mujeres para ellos. El nombre de la mujer de Abraham era

Sarai y el nombre de la mujer de Najor era Milká, hija de

Harán, padre de Milká y padre de Iská. Sarai SaRai (más tarde, Sara) fue llamada así debido a que era una SaR (gobernante o autoridad) sobre el mundo entero (Berajot 13a).

Su autoridad se ponía de manifiesto en su capacidad para revelar el reinado de Dios (ver Likutey Moharán I, 74). El nombre SaRai (‫ )שרי‬es similar a la palabra ShiR (‫שיר‬, canción). Esto indica que mediante la “autoridad” de Sara, llega al mundo el Reinado de Santidad - que es la canción sagrada (Ibid., I, 49:1).

11:32 Los

días de Teraj fueron doscientos cinco años. Teraj murió en Jarán. Teraj murió en Jarán... Dios le dijo a

Abram, “Vete... a la tierra” “Teraj murió en JaRáN” alude al fin del JaRóN af, la ira Divina que indica la impaciencia. Cuando uno conquista la impaciencia, merece “ir a la Tierra Santa” de manera inmediata (Likutey Halajot I, p. 67a). Ello se debe a que la Tierra Santa representa el aspecto de la paciencia (Likutey Moharán I, 155:2).

Parashat Lej Leja 12:1 Dios le dijo a Abram, “Vete de

tu tierra y del lugar de tu nacimiento y de la casa de

tu padre, a la Tierra que Yo te mostraré”. Vete... a la Tierra que Yo te mostraré Dios le ordenó a Abraham: “Vete... a la Tierra que Yo te mostraré”,

sin decirle cuál era esa tierra. ¿Cómo, entonces, pudo saberlo Abraham? Él evaluaba la naturaleza espiritual de cada territorio por el cual iba pasando hasta que, en la Tierra Santa, pudo experimentar directamente la Providencia de Dios (ver Zohar I, 78a; Likutey Moharán I, 44). Vete... a la Tierra Dios envió a Abraham a la Tierra Santa pues el mérito de la Tierra es bueno para tener hijos. La Tierra Santa también es el lugar de la plegaria. Sin embargo, la plegaria dicha en cualquier otro lugar también es buena para tener hijos (Likutey Moharán I, 48).

Vete de tu tierra y del lugar de tu nacimiento y de la casa de tu padre Abraham representa el alma de la persona que desea servir a Dios. Tal persona debe dejar detrás su “tierra” (su materialismo), su “lugar de nacimiento” (sus placeres sensuales y la depresión) e incluso la “casa de su padre” (la familia que trata de detenerla en su servicio a Dios). Libre de esos lastres, puede viajar a la Tierra Santa - a la santidad, al lugar en donde reina suprema la alegría. En ese lugar, “Haré de ti una gran nación” (pues podrás revelarles la Divinidad incluso a los demás), “Te bendeciré” (pues entonces podrás atraer

y recibir todas las bendiciones), “Haré que tu nombre sea grande” (aumentará tu vitalidad) y “serás una bendición” (pues las bendiciones quedarán contigo). Más aún, al dejar detrás tu pasado y al aceptar la espiritualidad, aunque tengas que descender más tarde a “Egipto” (las dificultades y los desafíos de la vida), tendrás la fortaleza como para ascender de allí e incluso llevar contigo muchas chispas de santidad (Likutey Halajot II, p. 145a). Vete... a la Tierra Dios no le reveló a Abraham la Tierra inmediatamente para que, de esa manera, creciese su deseo por la Tierra

Santa (Likutey Halajot II, p. 45a). Dios no le reveló a Abraham cuál era la tierra; él tenía que descubrir por sí mismo cuál era la tierra a la que se refería Dios. Cuando el Cielo prueba a una persona, se le restringe y oculta el saber de lo que debe hacer. Sólo mediante el deseo de llevar a cabo la voluntad de Dios podrá encontrar el sendero adecuado. Si busca la verdad es decir, si busca a Dios- llegará al sendero correcto. Lo mismo se aplica a la Atadura de Itzjak. Dios le dijo a Abraham que debía sacrificar a Itzjak en una de las montañas, sin especificar sobre cuál de ellas (Génesis 22:2). Ello tuvo la intención de intensificar la

prueba de Abraham y aumentar su recompensa al superar ese desafío (Likutey Halajot I, p. 212a-424).

Vete de tu tierra y del lugar de tu nacimiento y de la casa de tu padre... Haré de ti una gran nación, Te bendeciré y haré que tu nombre sea grande Dios no le reveló a Abraham cuál era la Tierra, para aumentar así su amor por ella (Rashi).

Los desafíos que debió enfrentar Abraham también deben ser afrontados por sus descendientes. Lej Leja significa literalmente “Ve hacia ti” - ve hacia tu

alma. Que es tu verdadero yo. Que todos tus viajes y búsquedas se centren en descubrir tu alma y su raíz. ¿Cómo es posible lograrlo? Yéndote “de tu tierra” - alejándote del materialismo, de las atracciones físicas de este mundo. No importa cuán profundamente pienses que has descendido en la existencia material, debes saber que también puedes dejarla detrás. “Del lugar de tu nacimiento” - de donde hayas nacido y fuiste criado. “De la casa de tu padre” - de tu familia, amigos y vecinos. Aunque tus comienzos hayan sido humildes puedes anhelar por grandes alturas. No es necesario que cargues siempre con tu historia.

“Vete... a la Tierra que Yo te mostraré”, es la prueba más importante para la persona en este mundo. Dios no le muestra a la persona inmediatamente aquello que ha logrado, porque de conocer la recompensa por sus esfuerzos no tendría más libertad de elección. Por lo tanto Dios no le indica la dirección, dejando que busque por sí misma. Aquel que se mantenga firme encontrará finalmente “la Tierra” -el objetivo que debe alcanzar- y en especial el objetivo final, el Mundo que Viene. “Haré de ti una gran nación” podrás superar a tus enemigos. “Te bendeciré” - traerás todas las

bendiciones para beneficio de la humanidad. “Haré que tu nombre sea grande” - merecerás un conocimiento de Dios sin precedentes. “Serás una bendición” - porque aquel que busca servir a Dios se mantiene firme en sus devociones pese a todos los obstáculos que deba enfrentar. Así, siempre será bendecido y se sentirá bendecido. De modo que Abraham llevó a Lot consigo. Lot representa la mala inclinación. Incluso si la persona domina su mala inclinación y cumple con la palabra de Dios, las fuerzas del mal siempre están dispuestas, asegurando la continua existencia de la libertad de elección. Tan pronto como

Abraham entró a la Tierra, se desató una hambruna que lo obligó a descender a Egipto. También esto fue una prueba, forzándolo a dejar el ámbito de la santidad que había adquirido tan poco tiempo antes. Lo mismo sucede con cada persona. Pero, al retornar al ámbito de la santidad, uno trae consigo “ganado, plata y oro” (Génesis 13:2) - las chispa de santidad que estaban atrapadas en el ámbito del mal. Cuando uno se levanta y retorna hacia la santidad, se vuelve digno de elevar también las chispas caídas (Likutey Halajot III, p. 98-100). Lej leja de tu tierra y del lugar de tu nacimiento y de la casa de tu padre, a la Tierra que Yo te mostraré

Lej leja (literalmente, “Ve hacia ti mismo”) significa que a donde vayas, siempre debes buscarte “a ti mismo” buscar el punto de verdad dentro de ti. Cada individuo tiene su propio punto de verdad. Para encontrarlo, debes dejar detrás tu “tierra” - los deseos materiales, pues cada tierra posee sus propias búsquedas materiales, algunas anhelan el dinero, otras la inmoralidad y demás. Debes dejar detrás tu “lugar de nacimiento” - los deseos físicos. Y abandonar tu alcurnia familiar - el deseo de recibir honor y respeto. Todo esto impide que la persona encuentre la verdad. Entonces te harás digno de la “Tierra” - de la santidad (Likutey Halajot

VIII, p. 207a-207b).

Abraham fue el primero en ir a la Tierra Santa Abraham es llamado “el corazón voluntarioso” pues le ofreció su corazón a Dios. Aunque no recibió la Torá, Abraham fue capaz de perfeccionar su servicio Divino mediante un inmenso deseo y anhelo de Dios. Su fuerte voluntad le permitió enfrentar al mundo entero, que en ese momento estaba totalmente habitado por idólatras. Debido a su voluntad, Abraham fue digno de ser el primero en revelar la santidad de la Tierra Santa. Y mereció un hijo, ITzJaK (‫)יצחק‬, llamado así

debido a la TzJoK (‫צחוק‬, alegría) que resulta del gran anhelo y deseo de Dios, lo que hace que Dios revele Su orgullo por nosotros (Likutey Halajot II, p. 82a).

12:2 “Haré de ti una gran nación, Te

bendeciré y haré que tu nombre sea grande. Y serás una bendición”.

Haré de ti una gran nación, Te bendeciré... Lot fue con él... Abram prosiguió su viaje marchando hacia el sur “Haré de ti una gran nación” - es por esto que decimos en la plegaria de las Shmone Esere “El Dios de Abraham” (Rashi). Enseñó el Rebe Najmán: La fe, la plegaria, los milagros y la Tierra de Israel son conceptualmente la misma cosa. No es posible alcanzar la fe, la plegaria, los milagros ni la Tierra de Israel sin la verdad. Por ejemplo, aquel que trata de orar se ve acosado por la oscuridad, por pensamientos externos que lo confunden. Para superar esos pensamientos debe buscar la verdad -

i.e., debe recitar las plegarias tan honestamente como pueda (Likutey Moharán I, 9).

Debido a que Abraham era un hombre de la verdad, mereció la fe, la plegaria y la Tierra Santa. Decimos “el Dios de Abraham” porque mediante su verdad, Abraham reveló a Dios al mundo. Mereció la Tierra Santa debido a que ése es el lugar de la plegaria y allí ascendió a niveles mucho más elevados de oración y de fe. Pese a los esfuerzos de Abraham, Lot fue con él. LoT (‫ )לוט‬implica LaTuta (‫לטותא‬, “maldición” en arameo), representando la oscuridad que envuelve

a la persona que desea orar, incluso en la Tierra Santa, pues esas confusiones atacan constantemente. Anticipándose a ello, Abraham siempre miró hacia el sur. (Utilizando la orientación metafórica de la persona enfrentando el este, como suele ser descrito en el Talmud [Bava Batra 25b], el sur hace referencia al lado derecho, al lado de la verdad). Al buscar constantemente la verdad pudo superar la oscuridad y los pensamientos externos (Likutey Halajot VIII, p 206a-206b). Haré de ti una gran nación, Te bendeciré y haré que tu nombre sea grande “Te bendeciré” - con dinero (Rashi).

La

riqueza

hace

muchos

amigos

(Proverbios 19:4).

Debido a la riqueza que obtendría Abraham, muchos buscarían ser sus amigos. Ello, a su vez, “haría que su nombre fuese grande”, difundiéndose su fama. Finalmente se volvería “una gran nación”, pues sería capaz de difundir enseñanzas sobre Dios, inspirando a los demás en el servicio al Creador (Likutey Halajot III, p. 478). El Rebe Najmán agrega que al darle caridad al Tzadik, uno también “hace muchos amigos” (Likutey Moharán I, 17:5). Te bendeciré y haré que tu nombre sea

grande Dios bendijo a Abraham con riqueza. La riqueza engrandece el nombre de la persona (haciéndola famosa) y aumenta la grandeza de su alma, permitiéndole lograr grandes cosas. Como resultado, la gente se siente atraída y busca su amistad. La persona acaudalada debe actuar para beneficio de la humanidad influenciando a aquellos que están cerca para que retornen a Dios, tal cual hizo Abraham (Likutey Moharán I, 59:5). Te bendeciré y haré que tu nombre sea grande. Y serás una bendición Dios le prometió a Abraham que tendría

hijos, riqueza y un buen nombre (Rashi).

Todas esas recompensas dependen de daat, que corresponde a la letra hei (‫( )ה‬Likutey Moharán I, 53). Por lo tanto Dios le cambió el nombre de Abram (‫ )אברם‬a AbraHam (‫( )אברהם‬Likutey Halajot II, p. 45a).

12:5 Y Abram tomó

a Sarai, su mujer y a Lot, hijo de su hermano, con todos

los bienes que habían adquirido y las almas que habían hecho en Jarán;

y salieron para ir a la tierra de Canaán y llegaron a la

tierra de Canaán. Las almas que habían hecho en Jarán Aquel que acerca a otros a Dios, tal cual hizo Abraham, crea un ámbito en el cual se revela la gloria de Dios - y ese ámbito es conocido como un palacio sagrado para Dios (Likutey Moharán I, 59:1). Las almas que habían hecho en Jarán “Las almas que habían hecho” - esto hace referencia a la gente a quien

Abraham y Sara convirtió al servicio a Dios (Rashi).

Abraham buscaba continuamente alcanzar un mayor conocimiento de Dios y ese conocimiento se lo transmitía inmediatamente a los demás. Debido a que todo lo que aprendía tenía el objetivo de ser enseñado a los demás, Abraham ejemplifica el atributo de jesed (bondad) (Likutey Moharán I, 58:5). Las almas que habían hecho en Jarán Aunque Abraham y Sara eran estériles, santificaron sus pensamientos y deseos en un grado tal que, con su unión, pudieron crear las almas de los prosélitos (Zohar III, 168a).

En verdad, las almas de los prosélitos se crean a través de la unión de parejas sagradas. Esto nos enseña que las almas de los conversos son muy elevadas (Likutey Moharán II, 72). Jarán El nombre JaRáN (‫ )חרן‬es similar a JoRiN (‫חרין‬, “un hombre libre”). Abraham estaba libre de malos deseos por lo que pudo enseñarles a los demás sobre Dios e influenciar su crecimiento espiritual. Su sirviente Eliezer también pudo enseñarles a los demás sobre Dios; sin embargo, Eliezer

carecía de la capacidad de hacer prosélitos (Likutey Moharán I, 31:5). Las almas que habían hecho en Jarán Abraham sufrió una terrible oposición durante sus actividades de difusión del conocimiento de Dios. Solía llegar a una ciudad y correr clamando “¡Ay!” y la gente iba tras él como quien persigue a un demente. Solía argumentar con ellos tratando de mostrarles que estaban atrapados en una manera de pensar profundamente equivocada. Era muy ducho con todos los argumentos y las racionalizaciones que utilizaban para justificar sus prácticas idólatras. La idolatría de los

antiguos iba unida con toda clase de creencias espurias y Abraham las conocía muy bien. Solía demostrar la falsedad de sus ideas y revelar las verdades sobre las cuales se funda nuestra sagrada fe. Algunos jóvenes se sentían atraídos por él. En cuanto a los mayores, Abraham nunca trató de acercarlos pues ya estaban firmemente arraigados en sus falsas creencias y habría sido demasiado difícil hacerlos cambiar. Pero los jóvenes se sentían atraídos por él. Solía ir de una ciudad a otra y ellos corrían tras él. Pero los padres y las esposas de esos jóvenes se oponían fuertemente a su nueva fe, diciendo que

habían caído víctimas de las malas influencias y se habían arruinado. Su hostilidad era tan grande que algunos de los jóvenes volvían a sus viejas maneras bajo el peso de la presión doméstica de sus padres, esposas y suegros. Sin embargo, algunos se mantuvieron firmes en su apego a Abraham. Abraham le dedicó un gran esfuerzo a la difusión de la fe verdadera. Escribió libros - miles de libros. Tuvo numerosos hijos y podemos asumir que si ellos eran sus hijos, todos debieron seguir la senda de la rectitud. Incluso Ishmael se arrepintió. Sin embargo, más tarde, cuando Abraham consideró la manera de asegurar la supervivencia de

su legado de libros y enseñanzas, sopesó profundamente a cuál de sus hijos debería dejárselo. Finalmente decidió dejarle todo a Itzjak (ver Génesis 25:5) y así lo hizo (Tzadik #395).

12:6 Abram pasó por la tierra hasta

el lugar de Shejem, hasta Elon Moré. Los cananeos estaban entonces en la

tierra. Abram pasó por la tierra... construyó un altar Principalmente, en la Tierra Santa es posible ser digno de percibir la revelación de Dios (Likutey Halajot II, p. 50).

12:9 Abram continuó

viajando, marchando hacia el sur Abram continuó viajando, marchando hacia el sur... Hubo una hambruna en la Tierra. Abram descendió a Egipto Abraham fue hacia el sur, pero se desató una hambruna y desde allí debió descender a Egipto. NeGueV (‫נגב‬, sur) puede ser asociado con NeGuiVá (‫נגיבה‬, sequedal). Abraham, que representaba a

Jesed (Bondad) que está asociado con el agua, viajó para llevar la humedad hacia los lugares secos y yermos. Mitzraim (Egipto) significa literalmente “estrechez”. Cuando la persona peca, despierta los juicios de Dios, que crean restricciones y constricciones - i.e., “estrecheces”. El hambre representa el ayuno que asume la persona como parte del proceso de arrepentimiento. Se dirige hacia el “Neguev” -el ámbito superior de la compasión y de la bondad- y lleva la energía de esa bondad hacia las mismas dificultades “estrechas”, hasta que éstas son superadas (Likutey Moharán I, 62:5).

12:10 Hubo una hambruna en la tierra. Abram descendió a Egipto

para habitar temporalmente allí, porque era penosa el hambre en la tierra.

Hubo una hambruna en la tierra Esta hambruna hace referencia a la prueba más importante que debe pasar la persona, el hecho de tener que ganarse el sustento. Tan pronto como “Abraham” -el buscador espiritual- intenta entrar en el ámbito de la santidad, se ve asediado por las pruebas y las tribulaciones que rodean el sustento. Éstas lo “fuerzan” a descender a Egipto, donde es rodeado por las trampas de lo material. Deberá fortalecerse pues sólo así tendrá el mérito de ascender (Likutey Halajot III, p. 98-100). Vete... a la Tierra... hambruna... Abraham descendió a Egipto

Dado que la Tierra Santa es tan importante y Dios Mismo le dijo a Abraham que fuese allí, ¿por qué Dios hizo caer la hambruna que forzó a Abraham a dejar la Tierra tan pronto como había llegado? Por todo el mundo se encuentran dispersas las chispas de santidad, pero su principal rectificación tiene lugar en la Tierra Santa. Por ello Dios envió a Abraham a la Tierra Santa. Dios trajo la hambruna con el fin de que Abraham descendiese a Egipto y recolectase y elevase las chispas de santidad que estaban fuera de la Tierra.

Cada uno de los descendientes de Abraham tiene esa misma tarea. Cada judío debe hacer lo posible por vivir en la Tierra Santa. Pero a veces alguien desea vivir en la Tierra y no puede hacerlo por el momento. Al presente, su tarea es elevar las chispas que se encuentran fuera de la Tierra y que son parte de su alma. Esto explica por qué mucha gente va y vuelve continuamente a la Tierra Santa. También hay personas que desean viajar allí pero enfrentan enormes obstáculos. Al anhelar profundamente por la Tierra, uno atrae su santidad y obtiene la fortaleza para superar todos los desafíos. Entonces se vuelve digno de entrar a la Tierra, rectificando las chispas que lo

acompañan. ¿Qué sucede cuando alguien experimenta obstáculos en su servicio a Dios incluso luego de haber estado en la Tierra Santa? Sus dificultades surgen del hecho de que ha entrado inadvertidamente a un lugar sagrado, que representa un bitul (anulación) ante Dios. Ahora debe traer esa santidad consigo y llevarla a los lugares que están fuera de la Tierra. Ese esfuerzo produce las obstrucciones en su servicio Divino. La perseverancia en el servicio a Dios y el anhelo por la Tierra Santa traerán finalmente la rectificación de todo ello (Likutey Halajot II, p. 490).

12:15 Los oficiales del faraón la vieron y se la alabaron al

faraón; y la mujer fue llevada a la casa del faraón. La mujer fue llevada a la casa del

faraón Sara fue llevada a las profundidades de la impureza para buscar las chispas de santidad que allí estaban ocultas. Tuvo éxito en su tarea, pues el faraón les dio a Abraham y a Sara muchos regalos (Génesis 12:16) i.e., ella extrajo las chispas de santidad de ese lugar. También puso en movimiento la salvación futura del pueblo judío luego de haber estado esclavizado en Egipto (Likutey Halajot I, p. 424). La mujer fue llevada a la casa del faraón

Cuando las autoridades egipcias vieron lo bella que era Sara, se la llevaron al palacio del faraón. El faraón y sus siervos fueron castigados hasta que liberaron a Sara y le dieron a Abraham generosos regalos. Sara representa el habla sagrada. El nombre SaRa (‫ )שרה‬está relacionado con la palabra SaR (‫שר‬, autoridad) y es con la boca que uno emite los edictos. Así, el Zohar enseña que la sefirá de Maljut (Reinado) corresponde a la boca (ver Tikuney Zohar, Introducción, p. 17a). Los egipcios representan las fuerzas del mal. El descenso a Egipto de Abraham y Sara simboliza la persona

sucumbiendo y descendiendo al ámbito del mal. Allí, la belleza de Sara -del habla sagrada- es capturada y llevada al faraón. Las letras de la palabra FaROH (‫פרעה‬, faraón) pueden reordenarse para formar la palabra HaOReF (‫הערף‬, la cerviz). Esto indica que las fuerzas del mal intentan atrapar el habla sagrada dentro de la garganta, impidiendo su articulación. Muchas veces esas fuerzas tienen éxito al punto en que la persona llega a olvidar totalmente sus orígenes santos. Pero el habla sagrada nunca pierde la conexión con su fuente. Incluso en el ámbito del mal se une con otras chispas de santidad. Entonces, cuando

finalmente emerge, lleva consigo todas las chispas de santidad con las cuales estuvo en contacto. Éste es el significado de los “regalos” que el faraón le dio a Abraham. No sólo Abraham abandonó el ámbito del mal sino que extrajo muchas chispas de santidad y de bondad que habían sido atrapadas por las fuerzas del mal (Likutey Moharán I, 62:5; Ibid. I, 163). Aprendemos de esto que nunca hay que perder la esperanza. Aunque hagamos algo malo, aún podemos escapar. Si nos fortalecemos con la fe y la plegaria, podremos redimirnos. También nos unimos a otros que requieren la rectificación y los

ayudamos a mejorar sus vidas. La mujer fue llevada a la casa del faraón SaRa (‫)שרה‬, de la palabra SaR (‫שר‬, autoridad), representa el Reinado de Santidad. El Otro Lado siempre busca apoderarse del Reinado de Santidad pero, aunque lo logre, nunca es para su beneficio. En definitiva y debido a Sara, Dios golpeó al faraón y a los egipcios con una plaga, viéndose forzados a pagarle a Abraham una compensación monetaria. Este episodio es un antecedente de Moisés castigando más tarde a los egipcios con las plagas (Likutey Halajot I, p. 182). (Lo mismo

sucedió con Esther, quien fue llevada a la casa de Ajashverosh y así será siempre y continuará siendo hasta la llegada del Mashíaj).

13:1 Abram subió de Egipto, él y su

mujer, y todo lo que tenía y Lot con él, hacia el sur.

Abram subió de Egipto Debido a que Adán comió del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, ahora todo en el mundo está compuesto tanto de bien como de mal. A veces los dos están en equilibrio, a veces hay más bien que mal y a veces predomina el mal. Los Tzadikim de cada generación están dedicados a una guerra entre el bien y el mal y esa lucha continuará hasta la llegada del Mashíaj. Si vemos que un Tzadik está en contacto con los malvados, debemos comprender que su intención es extraer todo el bien y las

chispas de santidad del ámbito del mal (Likutey Moharán I, 8:5). Cuando el trabajo de Abraham en Egipto hubo terminado, pudo salir de allí. Grandes imperios y poderosas ideologías han llegado al mundo influenciando a mucha gente, pero hoy en día se encuentran solamente en los libros de historia. Su función fue alejar a la gente de Dios. Cuando les fue retirado el bien que tenían atrapado, terminó su poder. Cada generación tiene sus tentaciones. Pero, en última instancia, terminan su carrera, el bien se libera y el mal perece.

13:3 Y anduvo en sus viajes desde el sur hasta Bet El,

hasta el lugar donde había estado su tienda originalmente, entre Bet El y

Ai. Y anduvo en sus viajes Algunos dicen que pagó sus deudas. Otros opinan que retornó a las posadas donde se había alojado originalmente en su viaje a Egipto (Rashi).

Las deudas se acumulan cuando uno permite que el mal invada su vida (esto está explicado en profundidad en el Likutey Halajot, Halvaah 5). Abraham, que

siempre buscaba la Divinidad, nunca le dio posibilidades al mal para que entrase en su vida. Por ejemplo, inmediatamente después de llegar a la Tierra Santa, Abraham se vio forzado a

dejarla y a descender a Egipto. No tenía ni un centavo para el viaje y tuvo que tomar prestado. Aun así nunca perdió la esperanza y continuó buscando a Dios y a la Divinidad. Tuvo éxito en el hecho de que amasó una gran riqueza en Egipto y pudo pagar sus deudas. Esto también se aplica a los lugares en los cuales se albergó. Allí adonde iba, Abraham le traía Divinidad a su vida. Por tanto, fuera donde fuese que viajase, era capaz de “volver” a su lugar - el lugar en la Divinidad (Likutey Halajot VII, p. 66-34a).

13:7

Hubo una disputa entre los pastores de los rebaños de Abram y los

pastores de los rebaños de Lot. Los cananeos y los perizeos habitaban entonces

en la Tierra. Hubo una disputa... Los cananeos... habitaban entonces en la Tierra

KeNANI (‫כנעני‬, cananeos) es similar a la frase Kan ANI (‫כאן עני‬, “aquí hay pobreza”). Donde hay disputas hay pobreza. Pero la paz trae abundancia (Likutey Moharán I, 277). Hubo una disputa... Los cananeos y los perizeos habitaban entonces en la

Tierra La disputa se produjo debido a que otras naciones aún tenían alguna autoridad en la Tierra. Para liberar a la Tierra de la controversia, debemos anular el Otro Lado. Cuanto más lejos nos mantengamos de las disputas y de las controversias, más se anulará el Otro Lado (Likutey Halajot VII, p. 292). Los cananeos y los perizeos habitaban entonces en la Tierra Todavía no había llegado el momento para que Abraham y sus descendientes tuviesen la Tierra (Rashi).

Cuando Dios creó el mundo, les

entregó la Tierra Santa a los cananeos. Sólo más tarde Se la dio al pueblo judío. ¿Por qué no les dio la Tierra a los judíos primero? Una pregunta similar puede hacerse con respecto a la Torá. Dios no les dio la Torá a los primeros seres humanos que creó, sino que permitió que pasasen veintiséis generaciones antes de dársela a los judíos. ¿Por qué esperó? Una respuesta es que si la Torá hubiese sido entregada inmediatamente, la ley de la Torá habría debido ejecutarse cada vez que alguien hubiese transgredido. Las primeras generaciones estaban compuestas por terribles pecadores, de modo que Dios

tuvo misericordia de ellos y en su lugar mantuvo al mundo a través de Su Tesoro de Dones Inmerecidos. Ese Tesoro sustenta a aquellos que están lejos de Dios y que carecen del mérito para recibir bendiciones. La Torá y la Tierra Santa son sinónimos, pues la Tierra de Israel es el único lugar en el que la Torá puede cumplirse en su totalidad. Si Dios les hubiese dado la Tierra a los judíos desde un comienzo, la ley de la Torá habría entrado en vigor cada vez que los judíos hubieran pecado y habrían sido rápidamente expulsados de la Tierra. Y peor aún, de haber perdido su posesión, nunca habrían podido

extraerla del Otro Lado - de Canaán, las fuerzas del mal. Para impedir que esto sucediese, Dios les dio primero la Tierra a los idólatras y sustentó su santidad oculta a través de Su Tesoro de Dones Inmerecidos. Cuando los judíos más tarde reclamaron la Tierra, estuvieron en una mejor posición para guardar sus mitzvot y su posesión. Abraham fue el primero que comenzó a revelar la santidad de la Tierra, incluso en su ocultamiento. Siguiendo su ejemplo, podemos fortalecer nuestra fe en el hecho de que también nosotros pronto volveremos a la Tierra Santa. Incluso hoy en día, Dios sustenta la santidad de la Tierra

de una manera oculta, y finalmente nos la volverá a dar tal como Lo prometió (Likutey Halajot V, p. 70a-141-71a).

13:9 ¿No está toda la tierra delante de ti?

Sepárate, por favor, de mí; si tú vas hacia la izquierda, yo iré

a la derecha; y si tú vas a la derecha, yo iré a

la izquierda”. Si tú vas hacia la izquierda, yo iré a la derecha; y si tú vas a la derecha, yo iré a la izquierda Abraham le dijo a Lot, “Si tú vas hacia la izquierda, yo iré hacia el sur; y si yo voy hacia el sur, tu estarás a mi izquierda. Sea cual fuere lo que elijas, estarás siempre a mi izquierda” Rabah 42:6).

(Bereshit

El versículo afirma que Abraham le dio a Lot para elegir, ir a la derecha o a la izquierda. El Midrash dice que

Abraham tomó su decisión y le dio a Lot la única opción de ir hacia la izquierda. ¿Es acaso ésta la manera de hacer la paz, negándole al otro la posibilidad de elegir? Abraham representa la verdad. Lot representa la mentira. La Verdad le estaba diciendo a la Mentira, “Sepárate de mí. Sea cual fuere la dirección que elijas, yo iré en sentido contrario. Si tratas de confrontarme con el ‘lado izquierdo’ -i.e., con los malos deseos y los malos pensamientos que provienen del Otro Lado- yo elegiré el ‘lado derecho’ - el lado de la Torá y de la plegaria. Y si eliges el ‘lado derecho’ es decir, si la mala inclinación se

enmascara con falsas enseñanzas de Torá y mitzvot inventadas- entonces yo iré hacia el ‘lado izquierdo’ - haré exactamente lo contrario. Sea como fuere, yo elegiré la senda de la verdad”. En ambos caso, Lot, el símbolo de la mentira, siempre se mantendría en el lado izquierdo, el lado del mal. Mientras Abraham buscase sólo la verdad, entonces, sin importar qué elecciones le fueran presentadas por el lado izquierdo, el lado de la mentira, Abraham se aseguraría de mantenerse en el lado opuesto (Likutey Halajot VIII, p. 206b-207a).

14:15 Él y sus siervos se desplegaron contra ellos de noche. Los

persiguieron hasta Jová que está a la izquierda de Damasco. Él y sus siervos se desplegaron contra ellos de noche

Aunque Lot era un malvado, Abraham persiguió a los Cuatro Reyes para rescatarlo, porque sabía que Lot tenía algunos puntos buenos, incluso en su “noche” - sus momentos más oscuros (Likutey Halajot I, p .5a). Es decir, Abraham, el “hombre de jesed (bondad)”, siempre busca los puntos buenos incluso en personajes como Lot, la gente más malvada.

14:18 Malkitzedek, el

rey de Shalem, sacó pan y vino. Él era un Cohen del Supremo.

Malkitzedek... sacó pan y vino Es necesario ser mentalmente fuertes y muy decididos para traer el sustento. Al vencer a los Cuatro Reyes, Abraham demostró ser un líder poderoso y decisivo. Por lo tanto Malkitzedek le dio regalos -pan y vinocomo una alusión a los sacrificios y a las libaciones de vino que serían ofrecidas en el Templo. Los sacrificios en el Templo revelan la Divinidad y mediante esa revelación, Abraham fue capaz de traer el sustento y la bendición para todos (Likutey Halajot V, p. 438). Malkitzedek... era un Cohen del

Supremo Malkitzedek es otro nombre para Shem, uno de los tres hijos de Noaj. Era el rey de Jerusalén (Rashi; Bereshit Rabah 43:6). Nuestros Sabios enseñan que, originalmente, Dios tuvo la intención de darle el sacerdocio a Shem, para que sus descendientes pudieran cumplir con el servicio del Templo. Pero debido a que bendijo a Abraham antes de bendecir a Dios, él y sus descendientes perdieron ese privilegio (Nedarim 32b).

La persona debe llenar su boca de alabanzas a Dios. La intención de Malkitzedek al alabar a Abraham fue buena, pero debería haber recordado

que Dios siempre está primero (Likutey Moharán I, 34:7).

15:5 Y le sacó afuera y dijo: “Mira, por

favor, hacia el cielo y cuenta las estrellas, si las puedes contar”; y

le dijo: “Así será tu descendencia”. Y le sacó afuera y dijo: “Mira, por favor, hacia el cielo... Así será tu descendencia” Dios sacó a Abraham fuera de este mundo y lo puso por sobre las estrellas (Rashi).

La bendición de tener hijos que

Abraham recibió cuando Dios lo elevó por sobre los cielos enseña que los judíos, los descendientes de Abraham, sobrepasan a las fuerzas naturales; por lo tanto siempre pueden lograr cosas que parecen estar más allá de su alcance (Likutey Halajot I, p. 20a). Dios le mostró a Abraham que sus descendientes trascenderían las leyes del sistema estelar. Podrían alcanzar niveles más allá del tiempo y del espacio (Likutey Halajot V, p. 158).

15:6 Él

creyó en Dios y Dios se lo consideró como caridad. Él creyó en Dios y Dios se lo consideró como caridad

Mediante la fe, la persona puede destruir la idolatría (incluidas, en un sentido más amplio, las falsas creencias). Abraham fue la primera persona en creer verdaderamente en Dios y así fue capaz de contrarrestar la idolatría de su generación (Likutey Moharán I, 28:2). Aquel que tenga dudas podrá superarlas fortaleciendo su fe. Esto revelará el atributo de bondad de Abraham, lo que fortifica la fe. Él creyó en Dios y Él se lo consideró como caridad La fe y la moralidad sexual están interrelacionadas. La fe corresponde a la sefirá de Maljut (Reinado) y la

moralidad sexual a la sefirá de Iesod (Fundamento), que se encuentra directamente por sobre Maljut. Por encima de ambas está la sefirá de Jesed (Bondad). La persona que alcanza la fe y la moralidad sexual crea un recipiente con el cual puede hacer descender y captar la bondad de Dios. Abraham poseía ambos atributos. Él “creía” en Dios y eso le fue “considerado como caridad”. La palabra “caridad” corresponde a la sefirá de Iesod (que “da”). Abraham fue la primera persona en difundir la fe en Dios y también el primer hombre en ser circuncidado (una señal de pureza sexual) (Likutey Moharán I, 31:6). Por ello

es el paradigma de la bondad. Él creyó en Dios y Dios se lo consideró como caridad La caridad alcanza su perfección cuando uno da debido a que Dios lo ha ordenado - aunque ello lo deje con poco dinero. Así, podemos leer el versículo como “Él creyó en Dios; la caridad que dio fue considerada verdadera caridad”. Éste es el mismo concepto de abstenerse de trabajar en Shabat. Aquel que se abstiene de trabajar porque Dios lo ha prohibido y que cree que Dios es Quien provee, demuestra su fe en Dios (Likutey Moharán I, 31:2).

15:8 “Señor, Dios, ¿En qué sabré que la he de heredar?”.

En qué sabré Cuando Abraham cuestionó la promesa de Dios de que heredaría la Tierra Santa, dañó la fe, la plegaria y la Tierra Santa. Ello generó el decreto de los 400 años de exilio de sus descendientes en Egipto - una nación idólatra y orientada a hacía lo material, alejada de Dios, de la plegaria y de los milagros. Al descender a Egipto, Iaacov y sus hijos tuvieron la intención de rectificar ese daño. Iaacov representa el portal general a través del cual pueden

ascender todas las plegarias. También hay doce portales de la plegaria, correspondientes a las Doce Tribus. Debido al hecho de que Iaacov y sus hijos representan la plegaria perfecta, pudieron descender al exilio que se había generado por el daño a la plegaria producido por Abraham y así rectificarlo. Cuando se rectificó ese daño y llegó el momento del Éxodo, se manifestaron los milagros a los ojos de todos. Los judíos fueron redimidos y salieron hacia la Tierra Santa, la herencia de Abraham (Likutey Moharán I, 7:1; Ibid., I, 9:6).

En qué sabré Esta duda y daño en la fe, que es un daño en la Providencia Divina y en daat (cf. las palabras de Abraham, “¿En qué sabré?”) trajeron el exilio en Egipto. Más aún, “un profundo sueño cayó sobre Abram” - también implica una caída del daat, de la conciencia. Esta caída del daat daña la Tierra Santa y produce el exilio y el sufrimiento (Likutey Halajot I, p. 20a). En qué sabré La pregunta de Abraham demuestra un daño en daat: “¿En qué sabré?”. Daat está representado por la

Tierra Santa, que corresponde al intelecto sagrado. Para rectificar ese daño en los descendientes de Abraham, Dios le dijo, “Tu simiente será extranjera en una tierra ajena” (Génesis 15:13). Ellos serían exilados de la Tierra Santa, del daat, de un estado tranquilo de la mente, hacia “una tierra ajena” - un estado mental turbulento (Likutey Halajot V, p. 72). En qué sabré En el momento del Pacto Entre las Mitades (ver Génesis 15:9-21), Abraham tuvo que decidir qué castigo sufrirían sus descendientes en caso de pecar. Eligió el exilio en lugar del Gueinom.

Sin embargo, hay una excepción. Aquellos que se oponen descaradamente a la gente dedicada al servicio a Dios no son castigados con el exilio sino con Gueinom (Likutey Moharán I, 22:12).

15:13 Él le dijo a Abram,

“Sabe con toda seguridad que tu simiente será extranjera en tierra ajena, donde

la reducirán a servidumbre y la oprimirán cuatrocientos años”. Tu simiente será extranjera en tierra ajena Aquí Dios le insinuó a Abraham

sobre los futuros exilios que tendrían que soportar los judíos para rectificar las chispas de santidad diseminadas por el mundo entero (Likutey Halajot II, p. 130a).

15:14 “Mas también juzgaré a la nación

a quien hubieren servido y después de esto saldrán con gran riqueza”.

Saldrán con gran riqueza Esto hace referencia a los pidionot (el dinero para redención). Cuando un pidion llega a manos del Tzadik, éste puede efectuar una redención del sufrimiento y de los juicios. Así, la riqueza de los egipcios que llegó a manos de los judíos mitigó el decreto de exilio desde la época de Abraham (Likutey Halajot I, p. 238).

16:8 “Hagar, sierva

de Sarai, ¿de dónde vienes y adónde vas?”, le dijo. “Huyo de Sarai,

mi señora”, respondió. Huyo de Sarai, mi señora Cuando Sara, que representa el Reinado de Santidad, se hace manifiesta, entonces la sierva Hagar, que representa las fuerzas del Otro Lado, debe huir (Likutey Moharán I, 36:3). Esto significa que cuando aceptamos el yugo del Cielo, nos liberamos de las fuerzas del mal.

16:11

El ángel de Dios le dijo, “He aquí que estás encinta y

parirás un hijo y le darás el nombre de Ishmael, porque Dios ha

oído tu plegaria”. Dios ha oído tu plegaria El nombre IShMAEL (‫ )ישמעאל‬está compuesto de las palabras IShMA EL (‫ישמע אל‬, “Dios oirá”). IShMAEL también puede traducirse como “mercader”, y la palabra hebrea más común para designar un mercader, sojer (‫)סחר‬, tiene el significado relacionado de “rodear”. La Kabalá habla de una sabiduría

trascendente -una revelación cada vez más profunda de la Divinidad- que circunda el intelecto de la persona. Cuando uno ora y Dios oye su plegaria, es posible alcanzar esa sabiduría (Likutey Moharán I, 7:9, Ibid., I, 9:4).

17:1 Abram tenía noventa y nueve

años de edad. Dios se le apareció a Abram y le dijo, “Yo

soy El Shadai. Anda delante de Mí y sé perfecto”. Anda delante de Mí y sé perfecto TaMiM

(‫תמים‬,

perfección)

es

simplicidad. Debido a que Abraham era simple, obtuvo la perfección (Likutey Halajot I, p. 246a). Anda delante de Mí y sé perfecto El (Rashi).

prepucio

es

una

imperfección

El prepucio representa la mentira. Es una imperfección que no pertenece al lugar en donde está y debe ser retirada. Tal como el prepucio le quita la imagen Divina al hombre, la mentira aleja a la persona de la Divinidad. Así, el camino hacia la perfección y el logro de una imagen Divina es la circuncisión, la marca de la verdad (Likutey Halajot V, p. 190).

Hithalej lifanai La palabra hithalej (‫התהלך‬, andar) representa los pies, simbolizando los niveles más bajos y mundanos de la realidad, tales como el comer y el ganarse el sustento - i.e., los medios que le permiten a la persona mantenerse sobre sus pies. Lifanai (‫לפני‬, “delante de Mí”) también puede ser traducido como “hacia Mi Rostro”. Abraham era tan puro que fue capaz de elevar lo mundano -los “pies”- hacia el nivel del Rostro de Dios, la Providencia Divina, que está asociada con el Pan de la Proposición (Lejem HaPanim - literalmente, “pan del Rostro”). La persona que alcance

ese nivel no tendrá que trabajar para ganarse el sustento. Pues la naturaleza entera trabajará para ella (Likutey Moharán I, 31:9).

17:5 “No se llamará más Abram tu nombre,

sino que Abraham será tu nombre, porque te he hecho padre de una

multitud de naciones”. Abram... Abraham... Estableceré Mi pacto El pacto es pureza, el emblema del Tzadik. Cuando se hace el pacto, éste revela el nombre y la grandeza del Tzadik. Por lo tanto, al aceptar el pacto, el nombre de Abraham fue “agrandado” de Abram a Abraham (Likutey Halajot I, p. 101a). Abram... Abraham... Sarai... Sarah

Con los nombres de Abram y Sarai, no podían tener hijos. Antes de que pudiesen ser padres, requerían del agregado de la letra hei (‫ )ה‬a sus nombres. Esa letra representa daat (conocimiento). (La letra hei funciona como un artículo definido -“él”implicando un conocimiento específico). La persona puede perfeccionar su conocimiento enseñando a los demás a servir a Dios, pues al hacerlo, las preguntas agudizan su mente. Así, al instruir a los demás en el servicio a Dios, Abraham y Sara alcanzaron esa hei y pudieron concebir (Likutey Moharán I, 53).

La palabra daat también implica una unión que da frutos. La persona puede lograr un nivel de conocimiento tan grande que hasta el conocimiento propio que tiene Dios sólo será mayor en cinco áreas (Likutey Moharán I, 53). Abraham y Sara alcanzaron ese nivel y fueron así capaces de concebir.

17:10 “Éste es Mi pacto

que guardarás entre Yo y tú, y tu simiente después de ti: que

cada varón sea circuncidado”. Milá - El Pacto La milá es exaltada, pues trece pactos fueron hechos sobre ella (Nedarim 31b).

El número 13 representa el exaltado nivel de Atik, Keter, que también representa “Largo de Días” y los Trece Atributos de Misericordia. Al realizar la milá, atraemos la santidad de

“Largo de Días”, una larga vida. Más aún, al realizar la circuncisión, la persona puede alcanzar un nivel de trascendencia del tiempo (Likutey Halajot V, p. 76a). Así, la milá es exaltada, pues esos pactos pueden “alargar los días de la persona”. Podemos decir también que el día de cada persona parece limitado; es decir, después de todo, sólo dura veinticuatro horas y trae sus propias distracciones. Pero al guardar el pacto, uno siente una disminución de la presión del tiempo y puede aprovechar al máximo su día.

17:14

“Más en cuanto al varón incircunciso, que no tuviese circuncidado el prepucio, esa

alma será extirpada de su pueblo; pues quebrantó Mi pacto”. Un varón incircunciso A partir de este versículo aprendemos

que la milá se realiza en el lugar en donde se puede diferenciar entre un hombre y una mujer (Rashi).

ZaJaR (‫זכר‬, varón) es como ZiJaRon (‫זכרון‬, recuerdo). NaShim (‫נשים‬, mujeres) es como NiShion (‫נשיון‬, olvido). Estos son dos niveles diferentes. Uno debe esforzarse por recordar a Dios y tener presente el Mundo que Viene. También debe olvidar las vanidades, las pasiones y la inmoralidad de este mundo. Uno tiene que retirar el prepucio - i.e., retirar la locura que nubla la mente y daña la capacidad de recordar y diferenciar (Likutey Halajot V, p. 150).

Parashat Vaierá 18:1 Dios se le apareció en la Arboleda

de Mamré, mientras estaba sentado a la entrada de la tienda, durante el

calor del día. Dios se le apareció Fue específicamente al estar enfermo y débil (después de la milá) que Abraham tuvo el mérito de una revelación de Dios. Lo mismo se aplica a todo aquel que esté enfermo y débil merece que la Presencia Divina repose sobre él (Nedarim 40a). De manera similar, en Jánuca y en Purim, las festividades que caen en los días (débiles) de la semana, uno merece la

Presencia Divina (Likutey Halajot I, p. 24). Dios se le apareció en la Arboleda de Mamré Mamré le aconsejó a Abraham que se hiciese la circuncisión (Rashi).

La Arboleda de Mamré alude a los dos Árboles del Jardín del Edén: el Árbol de la Vida y el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. MaMRé (‫ )ממרא‬es similar a TeMuRá (‫תמורה‬, intercambio), porque hay un sendero que lleva al Árbol de la Vida y, por otro lado, están las Cámaras de los Intercambios en las cuales el bien y el mal están mezclados, distorsionando el camino de la persona. Abraham

representa la persona que busca a Dios; en virtud de sus esfuerzos, encuentra el sendero correcto y Dios se le aparece. Más aún, debido a su gran deseo de Divinidad, “Mamré” o las Cámaras de los Intercambios mismas le dan a Abraham el consejo para cuidar el pacto, para buscar la santidad. La Torá describe la profundidad del deseo de Abraham por la Divinidad: “Estaba sentado a la entrada de la tienda, durante el calor del día”. Cuando la persona busca la espiritualidad, debe aprender a esperar alguna abertura, alguna entrada, y nunca perder la esperanza. Debe esperar pacientemente, pese al “calor” - pese a sus ardientes

deseos. Si se mantiene firme, merecerá que Dios se le aparezca. “Vio a tres caminantes” - pues el ascenso hacia la santidad demanda de muchos esfuerzos; no es posible entrar en el primer intento. “Él corrió” - porque Abraham realizaba las mitzvot con alegría y celo (Likutey Halajot VI, p. 41a-80).

18:4 “Tomen por favor un

poco de agua. Laven sus pies y descansen debajo del árbol”. Laven sus pies

Abraham pensó que eran árabes que adoraban el polvo de sus pies y él se ocupaba de que la idolatría no entrase en su hogar (Rashi). El orgullo y la ira son equivalentes a la idolatría (Sotá 4b; cf. Nedarim 22a).

Los “pies” corresponden a las plegarias. Para alcanzar los misterios de la Torá es necesario superar el orgullo y la ira, y rectificar las plegarias (Likutey Moharán I, 10:6).

18:8 Él

tomó manteca, leche y el becerro que había preparado y los dispuso delante

de ellos. Y se quedó de pie junto a ellos, debajo del árbol

y ellos comieron. Los ángeles comieron con Abraham ¿Por qué Abraham sintió que era necesario darles de comer a los ángeles? El esfuerzo de purificar el alimento constituye una importante batalla, una que los ángeles no tienen que luchar. Pero Abraham sabía que un día los ángeles tratarían de impedir que Dios les diese la Torá a sus hijos, el pueblo judío. Los ángeles argüirían que los judíos serían incapaces de superar todas las pruebas necesarias para

purificar su comida y sus almas, y que por ello no merecían el gran regalo de la Torá. Cuando Moisés ascendió al Cielo para recibir la Torá, los ángeles trataron de alejarlo. Dios transformó el rostro de Moisés en el rostro de Abraham y les preguntó a los ángeles, “¿Acaso no es éste con quien ustedes comieron?”. Los ángeles guardaron silencio (Shmot Rabah 28:1). Los ángeles visitaron a Abraham después de que había realizado la mitzvá de la circuncisión, que es el equivalente categórico de aceptar toda la Torá. Por lo tanto Abraham les dio a

los ángeles algo para comer, mostrándoles algunos de los desafíos que los seres humanos debían enfrentar en el mundo material antes de ser capaces del ascenso a la verdadera espiritualidad (Likutey Halajot II, p. 136).

18:19 “Porque Yo lo he conocido,

que ordenará a sus hijos y a su casa después de él, para

que guarden el camino de Dios, haciendo rectitud y justicia; para que Dios

haga venir sobre Abraham lo que Él le ha dicho”. Ordenará a sus hijos La principal devoción de los

Tzadikim consiste en traer el conocimiento de Dios al mundo, para todas la generaciones (Likutey Halajot II, p. 23a). Ordenará a sus hijos y a su casa después de él, para que guarden el camino de Dios, haciendo rectitud y justicia... Abraham oró por la gente de Sodoma En nuestro mundo, la compasión y la justicia no son realmente compatibles, pero están unificadas en el sistema Divino de recompensa y castigo. Aun así, uno debe hacer su parte para despertar la compasión Divina durante los momentos en los que prevalece el

juicio Divino. Abraham sabía esto. Aunque ya había sido enviado un ángel para destruir a Sodoma, y aunque Abraham sabía que sus habitantes eran pecadores, oró para la salvación de Sodoma. Si bien las plegarias de Abraham no salvaron a la gente de Sodoma, él logró su objetivo. Logró despertar la compasión Divina hacia Lot y sus hijas y, a través de ellos, fue canalizada hacia el mundo el alma del Mashíaj (la hija mayor de Lot dio nacimiento a Moab, el ancestro de Ruth, la bisabuela del rey David, el ancestro del Mashíaj). El ejemplo de Abraham nos enseña que también nosotros podemos orar para despertar la compasión Divina, incluso en épocas de

justicia y de juicio (Likutey Halajot VIII, p. 28b-29a). Haciendo rectitud y justicia ¿Cómo es posible hacer TzeDaKa (‫צדקה‬, rectitud) y mishpat (juicio y/o justicia) al mismo tiempo? Al dar TzeDaKa (‫צדקה‬, caridad) a los estudiosos de la Torá, uno permite que continúen con sus estudios y lleguen a conclusiones halájicas - decretos legales vinculantes que revelan mishpat (Likutey Halajot VIII, p. 72b). Ordenará a sus hijos y a su casa después de él, para que guarden el camino de Dios, haciendo rectitud y

justicia El Rebe Najmán dijo que se sintió grandemente motivado a servir a Dios por las historias sobre Tzadikim que oyó en el hogar de sus padres (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #138). Éste es el principal legado que

Abraham nos dejó a nosotros, sus descendientes, para que podamos “guardar el camino, haciendo rectitud y justicia”.

18:22 Los

hombres se apartaron de allí y se encaminaron hacia Sodoma. Abraham aún estaba

de pie delante de Dios. Abraham aún estaba de pie delante de Dios “Estar de pie” representa la plegaria. Si la persona ora en un makom kavua (‫מקום קבוע‬, un lugar fijo), el Dios de Abraham la ayudará (Berajot 6b).

Kavua (‫קבוע‬, fijo) también puede traducirse como “con persistencia”.

Abraham representa la sefirá de Jesed, como en “El mundo está hecho con bondad (jesed)” (Salmos 89:3). Si la persona ora con persistencia puede alcanzar el equivalente a un nuevo mundo - la manifestación de milagros (Likutey Moharán I, 44). Abraham aún estaba de pie delante de Dios... Abraham se acercó Se acercó para orar (Rashi). Abraham estableció la Plegaria de la Mañana (Berajot 26b).

Los Cuatro Hijos mencionados en la Hagadá de Pesaj aluden a Itzjak (el hijo sabio), Esaú (el hijo malvado),

Iaacov (el hijo simple) e Ishmael (el hijo que no sabe cómo preguntar). Ellos eran los hijos de Abraham. Nuestros Sabios enseñan que Abraham estableció Shajarit (la Plegaria de la Mañana), que puede perfeccionar y rectificar a cualquier clase de persona. La palabra ShaJaRiT (‫ )שחרית‬es un acrónimo de Sheeino Iodea (‫שאנו יודע‬, “aquel que no sabe”), Jajam (‫חכם‬, el hijo sabio), Rashá (‫רשע‬, el hijo malvado) y Tam (‫תם‬, el hijo simple) (Likutey Moharán I, 30:6).

18:27

Abraham respondió y dijo, “He aquí, he tenido el atrevimiento de hablar

al Señor, yo que soy polvo y cenizas”. Yo soy polvo y cenizas Para orar apropiadamente, se necesitan las cualidades de “polvo” y “cenizas”. “Polvo” hace referencia a la

humildad y a conectarse con los Tzadikim que han fallecido y que descansan en el polvo. “Cenizas” corresponde a superar los rasgos negativos (Likutey Moharán I, 55:5). Yo soy polvo Debido a que el Tzadik es humilde, se lo compara con el elemento “tierra”. Y así como la tierra atrae a los objetos, de la misma manera el Tzadik atrae a la gente. Sin embargo, algunas personas resisten esa atracción, porque existe una fuerza contraria - el poder de un habla maligna (Likutey Moharán I, 70). Yo soy polvo y cenizas

Debido a que Abraham dijo, “yo soy polvo (tierra) y cenizas”, sus descendientes merecieron las dos mitzvot: la tierra de la sotá y las cenizas de la Ternera Roja (Julín 88b).

El polvo o la tierra, representan formas de purificación, la capacidad de “escoger” entre varias ideas y puntos de vista para constatar cuál es la verdad y cuál no. Ésa es la función de la tierra utilizada para probar a la sotá, la mujer sospechosa de adulterio (ver Números 5:16-28). Sin embargo, las cenizas de la Ternera Roja van un paso más allá, purificando lo impuro al tiempo de hacer que lo puro se vuelva impuro (Ibid., 19:1-10). Esos poderes de

purificación surgen de su fuente Arriba, que es extremadamente elevada. Abraham, quien quería salvar a Sodoma y a sus habitantes le dijo a Dios que él no era más que “polvo y cenizas” tratando de revelar el bien inherente en la gente de Sodoma, anulándose a sí mismo como “polvo y cenizas” para alcanzar así su raíz, de la cual podría traer la salvación y la purificación para todos ellos (Likutey Halajot IV, p. 55a-110).

19:11 Hirieron de

ceguera a los hombres que estaban a la entrada de la casa, desde

el pequeño hasta el grande, y ellos trataron en vano de encontrar la

entrada. Hirieron de ceguera a los hombres que estaban a la entrada de la casa Petaj (puerta) significa literalmente “abertura”. Uno debe buscar siempre el pasaje hacia la santidad, para entrar por él. Aquellos que son indignos se ven confundidos por variedad de problemas que los llevan lejos de esa entrada. Así, “Hirieron de ceguera a los hombres que estaban a la entrada” - se les impidió encontrar la abertura hacia la santidad (Likutey Halajot VII, p. 176a).

19:17 Y cuando los sacaron afuera, uno le dijo: “Escapa por tu

vida; no mires tras de ti, no te detengas en toda la llanura;

huye a la montaña, no sea que mueras”. Huye a la montaña Huye a la “montaña” - hacia Abraham (Rashi).

La montaña es un lugar de refugio. La Torá se compara con una “montaña”,

al igual que Abraham, el paradigma de la bondad. Ante las dificultades, es posible encontrar refugio en la Torá y en los actos de bondad (Likutey Moharán I, 38:7).

19:30 Lot subió de Tzoar y habitó

en la montaña, junto con sus dos hijas; porque tuvo miedo de quedarse

en Tzoar. Habitaron entonces en la cueva, él y sus dos hijas. Habitaron entonces en la cueva, él y

sus dos hijas Encontré a Mi siervo David. ¿Dónde? En Sodoma (Bereshit Rabah 41:4).

Desde la época de la Creación, la preciosa alma del rey David estuvo atrapada en las garras del Otro Lado. Para liberar un alma tan preciosa, Dios puso en movimiento una serie de incidentes. Primero, Lot durmió con su propia hija, quien dio a luz a Moab. Luego Iehudá visitó a su nuera, Tamar, quien dio nacimiento a Peretz. Ruth, una descendiente de Moab, se convirtió al judaísmo y se casó con Boaz, descendiente de Peretz. Finalmente, el rey David llegó a nacer gracias a esa

unión. El hecho de que el rey David hubiera de sufrir tanto durante su vida se debió a que su alma estuvo atrapada en las profundidades del Otro Lado, que trató desesperadamente de aferrarse a ella (Likutey Halajot I, p. 104a-208).

20:5 “¿No me dijo él: ‘Ella

es mi hermana’? Y ella también dijo, ‘Él es mi hermano’. En la

inocencia de mi corazón y con pureza de mis manos he hecho esto”.

¿No me dijo hermana”?

él:

“Ella

es

mi

Avimelej se sorprendió cuando Dios lo acusó de inmoralidad con Sara; él pensó que era inocente de toda mala acción. De acuerdo a la percepción de la verdad de Avimelej, Abraham era el culpable porque le había hecho creer que Sara era su hermana y que no estaba casada. Por lo tanto Dios le dijo a Avimelej, “Yo sé que hiciste lo que hiciste pensando que eras inocente. Pero no estás libre de inmoralidad. Si estuvieses libre de inmoralidad, nunca le habrías preguntado a Abraham sobre Sara. Debido a que estás tan hundido en la inmoralidad, tu percepción de la

verdad está distorsionada y piensas que eres inocente cuando no es así” (Likutey Halajot IV, p. 412-207a).

20:7 “Ahora devuelve la mujer del hombre, porque

él es profeta y orará por ti para que vivas; pero si no

la devuelves, sabe que de seguro morirás tú y todos los que son

tuyos”. Devuelve la mujer del hombre Los Patriarcas revelaron a Dios al mundo entero mediante el poder de su plegaria. En este respecto, cada uno de ellos hizo referencia al lugar de la plegaria con un nombre diferente. Abraham lo llamó “montaña”, Itzjak lo llamó “campo” y Iaacov, lo llamó “casa” (Pesajim 88a).

Abraham fue el primero en revelar a Dios. Dado que en esa época muy poca gente era consciente de Dios, esa manifestación fue llamada “montaña” (cf. Génesis 22:2), que en general no es accesible.

Itzjak reveló más aún la presencia de Dios en el mundo. Cuando estableció la Plegaria de la Tarde, hizo referencia al lugar de la plegaria como “campo” (cf. Ibid., 24:63). Un campo es más accesible que una montaña. Sin embargo, no todos lo utilizan. Entonces, cuando Iaacov oró, llamó al lugar de la plegaria una “casa” (cf. Ibid., 28:17). La cual es algo que todos necesitan. Nuestra misión es elevar la plegaria desde los niveles conceptuales de “montaña” y “campo” al de “casa”, para que todos puedan reconocer el

poder de la oración. Además, si bien siempre debemos orarle a Dios, también debemos reconocer que sólo los Tzadikim conocen el verdadero sendero de la plegaria. Así, debemos viajar para estar con el Tzadik y pedirle que ore por nosotros y nos muestre cómo orar apropiadamente. Todo esto está aludido en la narrativa de Avimelej tomando a Sara, la esposa de Abraham y viéndose forzado a devolverla. El nombre Avimelej (‫ )אבימלך‬está compuesto por dos palabras, AVI (‫אבי‬, “mi deseo”) y MeLeJ (‫מלך‬, rey), denotando la persona que desea

gobernar. Algunas personas creen, infundadamente, que son Tzadikim y le dicen a la gente que se acerque a ellos para sus plegarias. Son comparables a Avimelej, quien tomó por la fuerza a Sara (que representa tanto la autoridad como la plegaria). Tales falsos líderes deben rectificarse devolviéndole la plegaria al Tzadik, quien puede elevar la plegaria a su nivel apropiado. Por lo tanto Dios le dijo a Avimelej, “Devuelve la mujer del hombre, porque él es profeta”. HaSheV (‫השב‬, devuelve) es un acrónimo de Har (‫הר‬, montaña), Sadé (‫שדה‬, campo) y Bait (‫בית‬, casa). Debido a que Avimelej dañó la plegaria, ahora debía llevar su

plegaria al Tzadik, a Abraham. De esa manera, él elevó la plegaria (eshet, “la mujer de”) a través de los tres niveles hasta que se volvió universalmente conocida. La palabra ESheT (‫ )אשת‬es un acrónimo de la frase Adonai Sefatai Tiftaj (‫אדני שפתי תפתח‬, “Dios, abre mis labios”) (Salmos 51:17), connotando la plegaria. Más aún, Abraham está descrito como un profeta porque la palabra NaVI (‫נביא‬, profeta) está relacionada con la frase NiV sefataim (‫ניב שפתיים‬, “expresión de los labios”), que también connota la plegaria (Likutey Moharán I, 10:4). Aprendemos de aquí que cuando las plegarias alcanzan la perfección, es

posible lograr la profecía (Ibid., II, 1:8).

20:16 Le dijo a Sara, “He aquí, le he dado

mil piezas de plata a tu hermano. Considera que esto será una cobertura

para los ojos de todos los que están contigo y para todos los

demás”. Una cobertura para los ojos Los ojos corresponden a los cuatro Colores Superiores asociados con las sefirot de Jesed, Guevurá, Tiferet y Maljut. El oro y la plata representan los Colores Superiores. Cuando un judío da su “oro y plata” (i.e., dinero) para caridad, los ojos de Dios lo contemplan favorablemente. Además, ese judío hace posible que los ojos de otras personas puedan ver esa belleza, los colores Divinos. Cuando el judío está en posesión

de su dinero, el cual utilizará para llevar a cabo mitzvot, el dinero brilla con una belleza superior. Como resultado, las naciones lo desean. Pero tan pronto como el dinero deja las manos del judío, deja de revelar los Colores Superiores y pierde su brillo. La frase “una cobertura para los ojos” puede hacer referencia a un objeto hermoso al que todos quieren mirar. Todos miraban el dinero que Avimelej le dio a Abraham, porque cuando llegó a sus manos brilló con una belleza superior (Likutey Moharán I, 25: al 4).

21:2

Sara concibió y dio a luz un hijo de Abraham, en su

vejez, al tiempo exacto que le había dicho Dios. Sara concibió y dio a luz un hijo de Abraham, en su vejez Sara concibió en Rosh HaShaná, el Día

del Juicio (Rosh HaShaná 11a).

Itzjak representa la sefirá de Guevurá, que es conocida como el atributo Divino del juicio y que representa el temor. Enseña el rey Salomón: “El temor a Dios aumenta los días” (Proverbios 10:27). Así, el nacimiento de Itzjak -que representa el temor a Dios- llevó al estado de “vejez” (de “muchos días”) (Likutey Moharán I, 60:5).

21:5 Abraham

tenía cien años cuando le nació su hijo Itzjak. Itzjak le nació a Abraham Muchas veces la persona desea entrar por los Portales de la Santidad,

pero las dificultades la rodean y le cortan el paso. Esto sucede debido a que aún tiene alguna impureza de la cual no es consciente y que debe manifestarse para poder eliminarla. Así, al comenzar sus devociones, es posible que la persona experimente una emisión nocturna o algo parecido. De manera similar, Abraham fue padre primero del corrupto Ishmael. Sólo después pudo ser padre de Itzjak, un hijo nacido en la santidad (Likutey Moharán II, 117).

21:6

Sara dijo, “Dios me ha hecho feliz. Todo el que lo oiga se

regocijará por mí”. Itzjak... Dios me ha hecho feliz Itzjak fue el primer niño nacido judío. Fue llamado Itzjak porque la santidad de la nación judía depende de su alegría al llevar a cabo las mitzvot y el servicio a Dios (Likutey Halajot II, p. 146a). El nacimiento de Itzjak... risa ITzJaK (‫ )יצחק‬es como TzJoK

(‫צחק‬, risa y alegría). ¿Por qué esa alegría? Por el hecho de que a partir de un acto aparentemente mundano, la unión de un hombre con una mujer, puede nacer un Tzadik santo. ¿Por qué nos alegramos en una boda? Porque de esa pareja pueden surgir grandes Tzadikim que rectifiquen el mundo (Likutey Halajot III, p. 52).

21:12 Dios le dijo

a Abraham, “No te preocupes a causa del muchacho y de tu sierva;

de todo lo que te diga Sara, oye su voz, porque en Itzjak

será llamada tu simiente”. Porque en Itzjak será llamada tu simiente Sólo alguna de la simiente de Itzjak será santa y así mantendrá un lazo con Abraham (Rashi sobre Génesis 17:19).

Estos serán los hijos de Iaacov, quienes eventualmente heredarán la Tierra Santa. Esaú no es considerado un descendiente de Itzjak y por tanto no

tiene lugar en la Tierra Santa (Likutey Moharán I, 9:5).

21:23 “Y ahora júrame por Dios que no te

portarás falsamente conmigo, ni con mis hijos, ni con mis nietos. Muéstrame a

mí y a la tierra en la cual has estado viviendo la misma

bondad que yo te he mostrado a ti”. Yo, mis hijos ó mis nietos Avimelej mencionó tres generaciones, porque hasta ese punto se extiende la compasión natural de la persona por sus descendientes (Rashi).

Esta idea puede ser aplicada a la creación del mundo. Dios quiso revelar Su compasión y por lo tanto creó a los seres humanos quienes serían capaces de apreciarla. Pero nuestra capacidad de apreciar la compasión de Dios se extiende sólo desde el momento de la Creación en adelante - el flujo de eventos que puede ser poéticamente llamado “yo, mis hijos y mis nietos” (Likutey Moharán I, 64:6).

21:25 Abraham

reprendió a Avimelej con motivo de un pozo de agua que los siervos

de Avimelej le habían arrebatado. Abraham cavó pozos Abraham cavó pozos superiores, extrayendo y haciendo descender todo el conocimiento Divino que pudo obtener para enseñarle al mundo sobre Dios (Likutey Halajot II, p. 52a).

21:33 Él plantó un árbol en Bersheva y allí invocó el Nombre

de Dios, Señor del Mundo. Él plantó un árbol Plantó un árbol para darles de sus frutos a sus huéspedes y para enseñarles a bendecir al Uno que los alimentó (Rashi).

Mediante un comer rectificado (es decir, el acto de comer para obtener fuerza espiritual) uno llega a ser digno

de buscar el Nombre de Dios y hacer que también los demás lo busquen (Likutey Halajot II, p. 138). Comer en santidad produce una elevación del Nombre de Dios, permitiendo que se manifieste mucho más abiertamente en el mundo (Ibid., III, p. 22).

21:34 Abraham habitó en

la tierra de los filisteos muchos días. Abraham habitó en la tierra de los filisteos muchos días “El temor a Dios aumenta los días” (Proverbios 10:27).

En el momento en que Abraham

hizo su primer viaje al territorio de los filisteos, éstos no temían a Dios, tal cual se ejemplifica en el hecho de que Abimelej secuestró a Sara. Abraham pudo revelar el temor a Dios incluso en esa tierra y por lo tanto habitó allí “muchos días” - lo que corresponde a “aumentar los días”. Lo mismo ocurrió cuando Itzjak entró en el territorio filisteo de Guerar (Génesis 26). Inicialmente, su rey, Abimelej, no temía a Dios y llevó a Rebeca, por la fuerza, a su hogar (hasta que Dios le dijo que se la devolviese a Itzjak). Itzjak logró llevar el temor a Dios a Guerar y así, “prolongó allí los días” (Génesis 26:8) - lo que corresponde

a “aumentar los días” (Likutey Moharán I, 60:3).

22:2 “Toma a tu hijo, al único, al que

amas, a Itzjak y vete a la tierra de Moriá, y ofrécelo allí

en sacrificio sobre uno de los montes que Yo te diré”. Sobre uno de los montes

Dios no le informó inmediatamente a Abraham cuál era el monte al cual debía ascender. Así actúa Dios: Retiene momentáneamente la información y luego se las revela a los Tzadikim. Esto aumenta su recompensa (Rashi).

De la misma manera actúa Dios con nosotros. Él Se oculta para alentarnos a buscarlo. Entonces, luego de encontrarlo gracias a nuestros propios esfuerzos, descubrimos qué es lo que Él realmente quiere de nosotros (Likutey Halajot VII, p. 110).

22:3

Abraham se despertó temprano en la mañana, aparejó su asno y tomó dos

de sus jóvenes consigo y a su hijo Itzjak. Partió leña para el

sacrificio y levantándose fue al lugar que le había dicho Dios. Abraham se despertó temprano

Abraham representa la mañana, que es la cualidad de jesed (bondad). Uno puede actuar como Abraham y revelar la bondad de Dios encontrando la “luz” y el bien en las otras personas.

22:4 Al tercer día, Abraham levantó

los ojos y vio el lugar desde lejos. Vio el lugar desde lejos Abraham vio el lugar del Templo, donde sus descendientes servirían a Dios (Ialkut Rubeni).

Pero lo que vio estaba muy lejos, pues en ese momento estaba yendo hacia ese mismo lugar para sacrificar a Itzjak. Sacrificar a Itzjak significaba que no tendría ningún descendiente. Pero aun así, en su visión profética, Abraham vio a sus descendientes sirviendo en el Templo. Después del episodio en el que Dios le dijo que debía sacrificar a Itzjak, Abraham se dispuso a buscar una esposa para su hijo. Ese matrimonio también estaba distante, pues Itzjak tenía treinta y siete años y Rebeca recién había nacido. Y pese a la promesa de Dios de que la Tierra le sería dada a él y a sus descendientes, Abraham tuvo que

pagar una fortuna por un lugar donde inhumar a Sara. Y luego resultó que Rebeca era estéril y que habría muchos desafíos y disputas entre Esaú y Iaacov. Aun así, Abraham vio y supo que la salvación llegaría finalmente; pero estaba lejos. Abraham nos enseña a no perder nunca la esperanza, pues la salvación, aunque esté lejana, finalmente llegará. En verdad, si miramos bien, la veremos venir. Pero debemos tener la paciencia suficiente como para esperarla (Likutey Halajot V, p. 136a-272).

22:5

Abraham les dijo a sus mozos: “Quédense aquí con el asno, y yo

y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos y volveremos a ustedes”.

Quédense aquí con el asno IM hajamor (‫עם החמור‬, “con el asno”) también puede leerse como AM hajamor (‫עם החמור‬, “pueblo del asno”). Esto hace referencia a las personas que están “ensilladas” con sus deseos materiales y son comparadas con asnos (Ketuvot 111a). Pero Abraham e Itzjak salieron de allí y fueron a servir a Dios (Likutey Halajot I, p. 110a).

22:6 Abraham tomó

la leña para el sacrificio y la puso sobre Itzjak, su hijo. Tomó

en su mano el fuego y el cuchillo y caminaron los dos juntos.

Tomó... el maajelet Todo lo que los judíos reciben en este mundo se debe al mérito de Abraham al tomar el maajelet [para sacrificar a Itzjak] (Bereshit Rabah 56:3).

Maajelet (cuchillo) significa literalmente “alimentar”. Si el carnicero ritual es digno, hace que la gente pueda ser alimentada, pues el mérito de su mitzvá trae abundancia al mundo entero. Por el contrario, un carnicero ritual indigno trae pobreza (Likutey Moharán I, 37:5).

22:9

Al llegar al lugar que le había dicho Dios, Abraham construyó allí

el altar y puso en orden la leña y ató a Itzjak, su

hijo, y lo colocó sobre el altar, encima de la leña. Ató a Itzjak, su hijo

Ésta fue la más difícil de las diez pruebas de Abraham (Sanedrín 89b).

A juzgar por la rectitud de Abraham, la Atadura de Itzjak no constituye en verdad una prueba. Incluso una persona simple habría sido capaz de pasar semejante prueba si Dios se le hubiera aparecido. La verdadera prueba de Abraham fue no cuestionar a Dios, aunque los mensajes que había recibido de Él parecían contradictorios. Primero Dios le había prometido que el pueblo judío descendería de Itzjak. Ahora le estaba pidiendo que sacrificase a Itzjak. Pero Abraham no se detuvo en esas contradicciones. Él sabía que los caminos de Dios no son los caminos del

hombre; Dios trasciende todo y por lo tanto puede hacer cosas opuestas que son incomprensibles para el hombre. Así, Abraham llamó al monte “El Monte donde Dios Verá” (Génesis 22:14). Aunque el hombre no puede ver ni comprender los caminos de Dios, “Dios ve”. En verdad, la misma cima del monte sobre la cual Itzjak debía ser sacrificado era el Monte del Templo, donde los descendientes de Abraham servirían a Dios (Likutey Halajot VIII, p. 34b-35a). Ató a Itzjak, su hijo Al final, Abraham no sacrificó a

Itzjak. Pero ambos ganaron un tremendo mérito por su inmenso deseo de cumplir con la voluntad de Dios. Ese gran deseo de sacrificarse por Dios fue implantado en la nación judía, lo que explica por qué vemos tantos judíos a lo largo de tantas generaciones que se han sacrificado voluntariamente en aras de Dios (Likutey Halajot VIII, p. 163b).

22:12 “No extiendas tu

mano contra el muchacho ni le hagas nada; porque ahora sé que tú

eres temeroso de Dios ya que no Me has negado a tu hijo

único”. No Me has negado JaSaJta (‫חשכת‬, retenido) es similar a JoSheJ (‫חשך‬, oscuridad). La “oscuridad” de las dudas retiene y aleja a la persona de la santidad. Sin embargo, incluso dentro de la “oscuridad” es posible encontrar la luz de la Divinidad (Likutey Moharán I, 115).

Parashat Jaie Sara 23:1 Fue la vida de Sara cien años

y veinte años y siete años, los años de la vida de Sara

Fue la vida de Sara cien años y veinte años y siete años, los años de la vida de Sara Fueron iguales en bondad (Rashi).

Cien años representan las cien bendiciones que se deben recitar a diario. Esas bendiciones descienden gracias a la plegaria -i.e., “las palabras de nuestras bocas”- que se forman a partir de las veintisiete letras del alfabeto hebreo (veintidós letras más cinco consonantes finales). Así, las cien bendiciones y las veintisiete letras se combinan para conformar la “vida de

Sara” - una buena vida, una vida de Divinidad (Likutey Halajot V, p. 458). Cien años y veinte años y siete años A los cien años, ella era como de veinte años, sin pecado. A los veinte, ella era tan hermosa como una joven de siete. Y todos sus años fueron iguales en bondad (Rashi).

Existen cuatro niveles de humildad: ser más humilde que aquellos que son más grandes que uno, ser más humilde que aquellos que son iguales a uno, ser más humilde que aquellos que son menos que uno y, si uno es la persona más humilde, ser mucho más humilde todavía (Likutey Moharán I, 14:4).

La humildad es la esencia de la vida, en especial la vida en el Mundo que Viene (ver Likutey Moharán II, 72). Sara refleja el cuarto nivel de humildad, el de ser la persona más humilde. Tanto a los cien años como a los veinte y a los siete, ella fue siempre la más humilde. Y “todos sus días fueron buenos”, pues de esa manera, alcanzó la verdadera humildad, que es la esencia de la vida (Likutey Halajot V, p. 280a). Cien años y veinte años y siete años, los años de la vida de Sara A los cien años, ella era como de veinte años, sin pecado. A los veinte, ella era tan hermosa como una joven de siete. Y

todos sus años fueron iguales en bondad (Rashi).

La palabra shaná (año) aparece cuatro veces en este versículo, correspondiente a los cuatro pasajes incluidos en los tefilín, que traen vida. Así como cada fase en la vida de Sara estuvo llena de bondad y de renovación -cien eran como veinte y eran como siete- y Sara siempre renovó su vida con nueva vitalidad, de la misma manera, los tefilín nos dan el poder de renovar nuestras vidas (Likutey Halajot I, p. 79a).

22:3

Abraham se levantó de delante de su muerto y habló a los hijos

de Jet, diciendo: Habló a los hijos de Jet “Los hijos de Jet” están mencionados diez veces en este pasaje. Esto enseña que cuando uno ayuda al Tzadik a adquirir su posesión, es como si cumpliese con los Diez Mandamientos (Bereshit Rabah 58:8).

La santidad de la Tierra Santa fue establecida desde el momento de la Creación, pero no se reveló hasta que Abraham le compró a Efron la

propiedad que contenía la Cueva de Majpelá. Abraham tuvo que debatir con Efron para comprarle la propiedad, porque esa compra representaba el establecimiento de la fe, que corresponde a la Tierra Santa. Al revelar la santidad de la Tierra que había sido establecida desde el momento de la Creación, Abraham también invocó los Diez Mandamientos, que están enraizados en las Diez Expresiones de la Creación (Likutey Halajot V, p. 238).

23:8

Él habló con ellos, diciendo, “Si es el deseo de ustedes que sepulte

mi muerto de delante de mí, escúchenme y rueguen por mí a Efron,

hijo de Tzojar”. Si es el deseo de ustedes NaFShejem (‫נפשכם‬, “el deseo de ustedes”) proviene de la misma raíz que NeFeSh (‫נפש‬, alma). La amplitud de los deseos puede percibirse en las devociones del alma. Si el RaTzón (‫רצון‬, voluntad) de servir a Dios es grande, entonces RaTz (‫רץ‬, corre) a servir a Dios (Likutey Halajot II, p. 262). Efron

El nombre EFRon (‫)עפרון‬ comparte la misma raíz que la palabra AFaR (‫עפר‬, tierra) indicando pereza y depresión, una falta de fe. La fe, por otro lado, se compara con germinar y crecer (Likutey Moharán I, 155). Así, la vida y la renovación de la vitalidad que generan los tefilín están ocultas debido a Efron, a la pereza. Abraham, el hombre de fe, puede extraer la fuerza vital de manos de Efron y agregarle luz (Likutey Halajot I, p. 156-158).

23:9

“Que me dé la Cueva de Majpelá, que él posee, la cual está

al extremo de su campo. Que me la dé por su valor completo,

para posesión de sepultura, ante ustedes”. La Cueva de Majpelá Había una gran luz en la Cueva de Majpelá, proveniente del Jardín del Edén. Pero Efron no la percibía, por lo que estaba ansioso de venderla. Abraham vio la luz y supo que ella marcaba la entrada al Jardín del Edén.

Así, estaba deseoso de comprarla. De manera similar, tanto la persona común como el Tzadik están expuestos a los tremendos niveles de Santidad que abundan en el mundo, pero sólo el Tzadik los aprecia. La persona sabia busca superar su insensatez y los deseos materiales para acercarse al Tzadik, quien puede revelarle esa tremenda belleza Divina (Likutey Moharán I, 17:2). La Cueva de Majpelá Majpelá (literalmente, “doble”) indica las cuatro parejas que estaban enterradas allí: Adán y Eva, Abraham y Sara, Itzjak y Rebeca, Iaacov y Lea (Rashi).

Esas cuatro parejas están simbolizadas por los tefilín, en los cuatro pasajes de los tefilín de la mano y en los cuatro pasajes de los tefilín de la cabeza. Al colocarse los tefilín es posible “entrar en la cueva” (Likutey Halajot I, p. 156).

23:16 Abraham oyó a Efron

y Abraham le pesó a Efron la plata que había dicho, oyéndolo los

hijos de Jet, cuatrocientos siclos de plata, corriente entre mercaderes. Cuatrocientos corriente

siclos

de

plata,

Para algo tan sagrado como la Cueva de Majpelá, que es el portal hacia el Jardín del Edén y la entrada a través de la cual pasan las almas después de la muerte, Abraham estaba dispuesto a pagar lo que fuese y no recibirla como un regalo. Ello se debe a que el dinero judío que es utilizado para el cumplimiento de las mitzvot y el estudio de la Torá es, en sí mismo, muy santo y tiene el poder de anular las klipot. Al comprar la cueva, Abraham indicó que estaba dispuesto a dar su riqueza para anular las klipot que podrían rodear ese lugar sagrado. De esa manera, reveló la espiritualidad y la Divinidad que estaban dentro (Likutey Halajot VIII, p. 10b).

Cuatrocientos siclos de plata KeSeF (‫כסף‬, plata) está relacionado con KiSuFin (‫כסופים‬, anhelo). Los 400 siclos de plata representan los 400 mundos de anhelo que los Tzadikim alcanzarán en el Mundo que Viene (Zohar I, 123b).

Cuanto más grande sea la sed espiritual de la persona, más grande será su placer al saciarla. La recompensa para los Tzadikim en el Mundo que Viene será el saciar su gran sed de Dios (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #259).

Abraham compró la Cueva de Majpelá

La compra de la Cueva de Majpelá constituye el comienzo de la conquista de la Tierra Santa. Abraham se la compró a los hijos de Jet, la primera de las siete naciones. Jet (‫)חת‬ representa JaIaT (‫חית‬, “bestia salvaje”) (Salmos 68:31). La Tierra Santa no puede conquistarse a menos que “quebremos la bestia” que llevamos dentro (Likutey Halajot II, p. 94).

24:1 Abraham era

anciano y entrado en días y Dios bendijo a Abraham con todo.

Abraham era anciano Hasta que Abraham no oró por ello, la gente no envejecía. Abraham e Itzjak se veían iguales y no era posible diferenciarlos. De modo que Abraham oró para verse anciano (Bava Metzía 87a).

La palabra zaken (anciano) también hace referencia a la sabiduría (Kidushin 32b). La idea de “envejecer” está enraizada en la sabiduría superior y de ella derivan la imaginación y la fe de la persona. Abraham fue el primero en revelar la fe en Dios. Revelar la fe representa tanto una clarificación de la imaginación

(de la cual la fe forma parte integral) como un eventual logro del intelecto (que representa la verdad - el verdadero conocimiento de aquello de lo cual uno tiene fe). Debido a que Abraham se dedicó a buscar la fe y la verdad mereció volverse un zaken, un anciano (Likutey Halajot V, p. 92). Abraham era anciano... y Dios bendijo a Abraham con todo “Anciano” representa sabiduría. Mediante la sabiduría, Abraham fue bendecido con todo - es decir, obtuvo la paz (Likutey Moharán I, 27:7).

Cuando la persona alcanza el

nivel de “ancianidad” -un anciano sabio- es bendecida con gran riqueza. Esa riqueza le permite profundizar en los misterios de la Torá y aumentar su comprensión de la Divinidad (ver Ibid., I, 60:2). Ba baiamim Ba baiamim (“entrado en días”) también puede traducirse como “él vino con sus días”. Abraham le infundió a cada día su atributo de bondad (Likutey Moharán I, 84). Ba baiamim Hay una cantidad de niveles de

santidad principales separados por niveles de santidad intermedios. Uno debe ascender de un nivel a otro, teniendo cuidado de no saltear ningún nivel intermedio. Ba baiamim (“entrado en días”) también puede traducirse como “él entró en muchos días”. Abraham utilizo cada día y cada momento de cada día. Así, alcanzó tremendos niveles de santidad, incluyendo la santidad que se encuentra dentro de los niveles intermedios. Aunque la persona no utilice sus días de la manera apropiada, debe al menos intentar alcanzar los niveles principales de santidad, corriendo

rápidamente de uno al otro (Likutey Moharán II, 59). Bakol Abraham tuvo una hija cuyo nombre era Bakol (Bava Batra 16 b).

La “hija” de Abraham corresponde a la fe (Likutey Moharán I, 57:4). Así como la persona nutre a su hija, igualmente debe nutrir su fe. La “hija” de Abraham también corresponde a las bendiciones y a la plegaria (Ibid., II, 83). Bakol

El valor numérico de la palabra bakol (‫בכל‬, “con todo”) es equivalente al de la palabra baiam (‫בים‬, “en el mar”). Abraham representa la sefirá de Jesed (Bondad), que es la primera de las siete sefirot inferiores. La primeras seis de las siete sefirot inferiores corresponden al partzuf de Zeir Anpin, y la última es la sefirá de Maljut (Reinado). La “hija” de Abraham es Maljut, que corresponde al habla sagrada y al mar. Maljut es un producto de Jesed (Likutey Moharán I, 38:8).

24:2

Abraham le dijo a su siervo, el más anciano de su casa,

el cual estaba a cargo de todo lo que tenía: “Te ruego que

pongas tu mano debajo de mi muslo”. El más anciano de su casa, el cual estaba a cargo de todo lo que tenía Este siervo era Eliezer, que poseía la Torá de su amo y era una autoridad en los estudios de su señor (Ioma 28b).

El firmamento, que fue hecho en el Segundo Día de la Creación, sirve como una separación que implica la presencia de un pacto entre dos partes. Existen dos clases de firmamentos. El firmamento superior, que divide entre las aguas superiores y las aguas inferiores (i.e., entre el Cielo y la tierra o entre Zeir Anpin y Maljut), corresponde a la moralidad sexual, que está representada por la sefirá de Iesod que diferencia a Zeir Anpin de Maljut y que también los une. El firmamento inferior, que divide entre lo puro y lo impuro, corresponde al conocimiento de la Torá, que explica las diferencias entre ambos. Abraham

corresponde

al

firmamento superior y a la moralidad sexual. Eliezer, el siervo de Abraham, corresponde al firmamento inferior y al conocimiento de la Torá (Eliezer era versado en todas las enseñanzas de Abraham [Ibid.]). La persona debe abocarse a alcanzar un elevado nivel de moralidad sexual (al igual que Abraham) y de conocimiento de la Torá (como Eliezer) para ser lo más perfecta posible y permitir que la bondad de Dios descienda desde el punto más elevado de Zeir Anpin hasta los ámbitos de lo impuro, para purificarlos (ver Likutey Moharán I, 31:5-6).

24:8

“Y si la mujer no quisiera seguirte, entonces estarás libre de éste,

mi juramento; pero no hagas volver a mi hijo allá”. Y si la mujer no quisiera seguirte Si la esposa no se aviene a los

deseos de su esposo, ello se debe a que él no ha cuidado su pacto de la manera apropiada. El marido representa la sefirá del Iesod, a través de la cual se canaliza la abundancia desde Arriba hacia Maljut, que representa la esposa. Si el fundamento de la moralidad sexual del hombre está mal dirigido, entonces la abundancia que canaliza también estará mal dirigida. Dado que su esposa no recibe un influjo directo de abundancia de parte de él, naturalmente irá por ella a otra parte. El hombre puede siempre mejorar y rectificar el pacto; el momento más propicio para hacerlo es durante el mes de Elul, la época de introspección y de arrepentimiento antes de Rosh HaShaná.

Abraham le transmitió ese conocimiento a Eliezer cuando le dijo que buscase una esposa para Itzjak. Ello está aludido en las palabras de Abraham, Veim Lo tove haisha Lelejet Ajareja (‫ואם לא תאבה האשה ללכת אחריך‬, “Y si la mujer no quisiera seguirte”). Las iniciales de las dos primeras palabras y de las dos últimas palabras de la frase conforman la palabra ELUL (‫)אלול‬. Las dos palabras intermedias, tove haisha, significan literalmente “la mujer querrá”. En otras palabras, luego de que el hombre actualice el significado de Elul -el arrepentimientosu esposa seguirá tras él (Likutey Moharán II, 87).

24:14 “Y si le digo a la joven, ‘Inclina, por favor,

tu cántaro para que yo beba’ y ella responde: ‘Bebe tú y también

a tus camellos daré de beber’; ésta será la que designaste para Tu

siervo y en esto conoceré que hiciste benevolencia para con mi señor”.

Eliezer buscó la pareja de Itzjak Itzjak representa los juicios estrictos que deben ser mitigados. Los juicios estrictos son producidos generalmente por el pecado, que le quita las chispas de santidad a la persona y la fuerza a trabajar muy duro en sus devociones para poder recobrarlas. De manera similar, nuestros Sabios enseñan que la pareja de la persona es considerada como si estuviese “perdida” hasta su boda (Kidushin 2b), indicando que hasta el momento de casarse, la persona se encuentra bajo los juicios estrictos (debido a su pareja “perdida”). La historia de Itzjak buscando su pareja alude a ambos

conceptos. La Torá se ocupa en gran detalle del viaje de Eliezer para encontrar a Rebeca, e incluso repite la historia, todo debido a que Itzjak (i.e., los juicios) había “perdido” su pareja y debía buscarla (Likutey Halajot II, p. 95a).

24:15 Aún no había acabado de

hablar y he aquí que salía Rebeca con su cántaro al hombro; la

misma que le había nacido a Betuel, hijo de Milka, la mujer de

Najor, hermano de Abraham. Aún no había acabado de hablar Aquel que guarda el pacto merece una plegaria perfecta (Likutey Moharán I, 50). Eliezer representa un pacto cuidado (ver Likutey Moharán I, 31:5). Las plegarias de Eliezer estaban seguras en su boca. Por lo tanto sus oraciones fueron aceptadas de manera inmediata, incluso antes que terminase de decirlas (Likutey Halajot I, p. 430).

24:63 Itzjak había salido al campo a orar, a la hora

de la tarde. Alzando los ojos miró y he aquí que venían unos

camellos. Itzjak había salido al campo a orar Es propicio orar en los campos rodeados por la naturaleza. Entonces todas las hierbas y las otras fuerzas de la naturaleza, que continuamente Le cantan alabanzas a Dios, suman sus fuerzas a la plegaria de la persona (Likutey Moharán II, 1:11).

Parashat Toldot

25:19 Y éstas son las generaciones de

Itzjak, hijo de Abraham: Abraham engendró a Itzjak. Itzjak, el hijo de Abraham Itzjak representa el temor a Dios. Abraham fue el primero en buscar a Dios; él es el padre de todos los

prosélitos. Abraham no recibió la Torá, sino un ardiente deseo de servir a Dios. Su deseo, su anhelo y su amor generaron la revelación de Dios y la capacidad de temerlo y de reverenciarlo. Así, Itzjak es el hijo de Abraham (Likutey Halajot VII, p. 234). Abraham engendró a Itzjak El versículo nos enseña que Abraham engendró a Itzjak, porque la gente se negaba a aceptar que Sara hubiese concebido de Abraham (Rashi).

ABRaHaM (‫ )אברהם‬tiene las mismas letras que AVeR MaH (‫)אבר מה‬, que el Zohar explica como un “miembro sellado”, incapaz de tener hijos (ver

Likutey Moharán I, 53). Cuando nació

Itzjak, los filisteos rechazaron la noción de que un gran Tzadik como Abraham pudiese haberse ocupado de un acto mundano como la relación marital. Por lo tanto aseguraban que Sara había concebido de Avimelej. La Torá testifica que fue en verdad Abraham quien, aunque anuló totalmente sus deseos materiales, fue capaz de tener hijos (Likutey Halajot III, p. 52). Abraham engendró a Itzjak Aunque está escrito, “Itzjak, el hijo de Abraham”, fue necesario afirmar que “Abraham engendró a Itzjak” porque los cínicos de esa generación decían que Sara había concebido de Avimelej. Ella

había estado junto a Abraham por muchos años y no había podido concebir de él. Por lo tanto Dios hizo que los rasgos faciales de Itzjak fueran similares a los de Abraham para que todos admitiesen que “Abraham engendró a Itzjak” (Rashi).

La sefirá de Jesed precede a la sefirá de Guevurá. Cuando los actos de bondad (jesed) de la persona son puros, entonces los juicios (guevurot) que pueden surgir posteriormente son santos y sirven para dirigirla hacia Dios. Pero si sus actos de bondad son impuros, entonces los juicios que siguen son también defectuosos, trayendo el sufrimiento que la aleja de Dios.

Abraham representa la sefirá de Jesed e Itzjak la sefirá de Guevurá. Un Jesed santo y puro lleva a una Guevurá santa y pura. Debido a que Abraham era una fuente santa, también Itzjak, fue santo e incluso se sacrificó completamente en aras de Dios. Esto no podría haber sucedido si Itzjak hubiera provenido de una fuente corrupta como Avimelej (Likutey Moharán I, 74).

25:21 Itzjak oró

a Dios frente a su mujer, porque era estéril; y Dios accedió a

su ruego y Rebeca, su mujer, concibió. Itzjak oro a Dios frente a su mujer Itzjak representa el atributo del juicio (Guevurá) y la “Torá fue dada desde la boca de guevurá” (ver Eruvin 54b); por lo tanto Itzjak representa a la Torá. Pero el hecho de que representara

la Torá no fue suficiente para quebrar el decreto de infertilidad. Tuvo que alcanzar la plegaria y persistir en sus oraciones, junto con las oraciones de Rebeca, para mitigar el decreto. El valor numérico combinado de los nombres ITzJaK (‫ )יצחק‬y RiVKaH (‫רבקה‬, Rebeca) es el mismo que el valor numérico de la palabra TeFiLaH (‫תפלה‬, plegaria), pues ambos tuvieron que invocar el poder de la plegaria (Likutey Halajot VIII, p. 33a-33b).

25:22 Y

pugnaban los hijos dentro de ella. Ella dijo: “¿Por qué me sucede esto?”.

Y fue a consultar a Dios. Fue a consultar a Dios Fue a la casa de estudio de Shem y de Ever (Rashi).

La principal fuerza de las casas de estudio son sus líderes, los Tzadikim por cuyos nombres se las conoce (Likutey Halajot II, p. 61a).

25:23 Dios le dijo, “Dos naciones hay en tu vientre y

dos pueblos serán separados desde tus entrañas; el gobierno pasará de una nación

a otra y la mayor servirá a la menor”. Dos naciones hay en tu vientre... El gobierno pasará de una nación a otra Cuando uno asciende el otro desciende

(Rashi).

Rashi explica la frase “El gobierno pasará de una nación a otra” como significando que Iaacov y Esaú lucharán una constante batalla y que el ascenso de uno daría como resultado el descenso del otro. Esta dinámica se aplica también a la vida de cada individuo. Uno no puede buscar la espiritualidad si, al mismo tiempo, se dedica a lo material, pues el ascenso de uno debe significar el descenso del otro. La persona debe ocuparse de las tareas espirituales, pues sólo de esa manera podrá mantener e intensificar su conexión con Dios (Likutey Moharán I, 1:2).

Dos naciones hay en tu vientre... El gobierno pasará de una nación a otra Incluso en el vientre, Iaacov buscó la Divinidad y Esaú la idolatría. Se le comunicó a Rebeca que su embarazo no era de un hijo que serviría tanto a Dios como a los ídolos, sino de mellizos, uno de los cuales tenía fe en Dios y el otro, fe en los ídolos. Como aprendemos de Rashi, la persona no puede tener ambas cosas - o cree en Dios o es idólatra. Al fortalecer nuestra fe podemos vencer aquellos rasgos que corresponden a la idolatría el orgullo, la ira y una fe mal dirigida

Además, fortaleciendo nuestra fe debilitamos y anulamos las falsas creencias (Ibid., I, 57:8). (Likutey

Moharán

I,

35:8).

El comentario de Rashi se aplica también al poder de la imaginación, como opuesto a la sabiduría. Sólo cuando anulemos nuestros pensamientos ilusorios podremos alcanzar la verdadera sabiduría (Ibid., I, 25:1). El gobierno pasará de una nación a otra Cuando uno asciende el otro desciende (Rashi).

Cuando salen a la luz escritos

sagrados se anula la falsa sabiduría del ateísmo (Likutey Halajot III, p. 118a).

25:25 El primero salió rojo, como con una manta

de pelo. Lo llamaron Esaú. El primero salió rojo, como con una manta de pelo “Rojo” - una señal de que derramaría sangre. “Como con una manta de pelo” lleno de pelos como un talit de lana que está lleno de pelos (Rashi).

El color rojo hace referencia a una corrupción de las vestimentas (i.e.,

talit). Dañar las prendas -i.e., dañar el pacto- es equivalente al derramamiento de sangre (Likutey Halajot I, p. 72).

25:26 Y después salió su hermano y tenía la

mano asida al talón de Esaú. Y lo llamaron con el nombre de

Iaacov. Itzjak era de edad de sesenta años cuando ellos nacieron. Tenía la mano asida al talón de Esaú

Iaacov nunca dejará que Esaú salga victorioso y atrape por siempre las almas que esperan la rectificación. Tomará a Esaú y finalmente sacará a esas almas de sus garras. Así, él es llamado IaACoV (‫)יעקב‬, aludiendo al EKeV (‫עק‬, talón); también es llamado ISRaEL (‫)ישראל‬, que tiene las mismas letras que LI RoSh (‫לי ראש‬, “tengo cabeza” - i.e., intelecto), indicando que todas las almas terminarán elevándose a los niveles más altos (Likutey Halajot II, p. 450-226a).

25:27

Crecieron los jóvenes y Esaú se hizo diestro en la caza, hombre de

los campos; pero Iaacov era un hombre completo, que habitaba en las tiendas.

Iaacov era un hombre completo, que habitaba en las tiendas Yo soy Dios, tu Señor, desde la Tierra de Egipto; llegará un tiempo en que haré que habites en tiendas como en los días de antaño (Hoshea 2:10). Como en los días de Iaacov, cuando estudiaba en las tiendas de Shem y de Ever (Rashi, loc. cit.).

Antes de la Entrega de la Torá, los Patriarcas y otras personas rectas se reunían en tiendas de estudio donde la fe era el tema principal - cómo lograrla y cómo revelársela al mundo. Como prueba de esto se nos enseña que en

épocas Talmúdicas, la versión del Tratado Avodá Zará (que trata sobre la idolatría) tenía 400 capítulos, comparado con la edición de nuestros días que sólo tiene cinco (Avodá Zará 14b), pues los antiguos habían desarrollado enseñanzas amplias y profundas sobre la difusión de la fe. Esas casas de estudio florecerán nuevamente en el Futuro, en la época del Mashíaj (Likutey Halajot VIII, p. 94a). Iaacov era un hombre completo “Iaacov” alude al intelecto y a la sabiduría. Se dice de aquel que busca la verdadera sabiduría -el conocimiento de lo Divino- que es tamim (pleno y

completo) (Likutey Moharán I:final).

25:28 Itzjak amaba a Esaú porque él era un trampero

con su boca, pero Rebeca amaba a Iaacov.

Itzjak amaba a Esaú porque él era un trampero con su boca Esaú “atrapaba” a su padre con una falsa piedad, preguntando cómo se debía

tomar el diezmo de la sal y de la paja (Rashi).

Itzjak sabía que Esaú era el “rojo”, representando la sangre y los juicios. Pero debido a que Esaú engañaba a Itzjak con una falsa piedad, Itzjak interpretó la “rojez” de Esaú como un atributo de santa osadía que le permitiría observar la Torá incluso en momentos difíciles y pese a la oposición. Incluso los grandes Tzadikim pueden equivocarse y malinterpretar una situación, confundiendo a quien es recto con quien no lo es (Likutey Halajot VIII, p. 39a). Itzjak amaba a Esaú porque él era un

trampero con su boca... para que mi alma te bendiga “Un trampero con su boca” - Esaú alimentaba a Itzjak con los animales que cazaba. Otra interpretación: Era un sutil conversador. Esaú “atrapaba” a su padre con una falsa piedad, preguntando cómo se debía tomar el diezmo de la sal y la paja (Rashi).

¿Cómo es posible que Itzjak eligiese darle su bendición a Esaú por sobre Iaacov? Incluso si Esaú parecía ser recto, era sabido por todos que Iaacov, que continuamente estudiaba y servía a Dios, era un Tzadik más grande. Itzjak sabía muy bien que Iaacov

era un Tzadik, como también sabía que Esaú era un trampero. Pero dado que Esaú se mostraba como una persona sincera e interesada en entregar el diezmo de su riqueza, Itzjak quería ayudarlo a que sirviese a Dios de la manera en que mejor podría hacerlo, manteniendo a la Torá y a los Tzadikim. Por ello, Esaú necesitaba de las bendiciones para obtener la suficiente riqueza como para distribuirla como caridad. Por otro lado, Itzjak no pensó que Iaacov requiriese de bendiciones materiales, pues su porción se encontraba en el ámbito espiritual. En realidad, Esaú no tenía deseo alguno de servir a Dios, ni de ser

caritativo con aquellos que lo hacían. No sólo no tenía la intención de mantener a Iaacov, el Tzadik, sino que le ordenó que lo alimentase con el potaje que estaba cocinando, cuando retornó “cansado” luego de vagar por el campo. (Nuestros Sabios dicen que “cansado” hace referencia a la idolatría, al asesinato y al adulterio, pues Esaú adoptó el deseo por el mundo material [ver Bava Batra 16b]). Esaú incluso revisaba los bolsillos de Iaacov para pagar sus deseos inmorales. Cuando Itzjak se enteró que Esaú había vendido su primogenitura, inmediatamente reconoció que éste no tenía deseo alguno de Divinidad ni de mantener a aquellos que deseaban servir a Dios. Entonces,

voluntariamente, le dio las bendiciones a Iaacov (Likutey Halajot VII, p. 117a).

25:29 Iaacov guisaba un potaje. Esaú llegó del campo,

cansado. Iaacov guisaba un potaje... Esaú dijo, “¡He aquí! Me estoy muriendo” Es necesario buscar siempre daat (conocimiento de Dios) y transmitírselo a las generaciones futuras. Cuando Abraham falleció, Iaacov preparó la comida de duelo requerida para alimentar a su padre Itzjak, indicando que él continuaría trayendo el daat de Abraham. Iaacov también deseaba la primogenitura, que representa la sabiduría -como en “Lo primero es la sabiduría” (Salmos 111:10)para

aumentar su conocimiento de Dios. Por el contrario, Esaú huía del daat. En el día del fallecimiento de Abraham, Esaú cometió idolatría, adulterio y asesinato, mostrando que no quería heredar el daat de Abraham. Tampoco creía que con algo tan mundano como la comida, era posible demostrar el deseo de acercarse a la Divinidad. Él dijo, “Me estoy muriendo”, queriendo decir, “No hay manera de transmitir el propio intelecto después de la muerte. No hay motivo para dejar detrás el propio daat”. Por lo tanto Iaacov le compró la primogenitura - daat.

Más tarde, Itzjak trató de mostrarle a Esaú cómo es posible alcanzar el nivel de deseo de servir a Dios a través del acto mundano de comer. Le pidió a Esaú que le trajese algo para comer para poder así bendecirlo. Pero aquí también Iaacov mereció recibir las bendiciones de Itzjak - pues las bendiciones y la primogenitura corresponden a la misma idea (Likutey Halajot V, p. 213a-426).

25:30 Esaú le

dijo a Iaacov, “Hazme tragar este potaje rojo, porque desfallezco”. Por ello lo

llamaron Edom. Hazme tragar El comer de Esaú es gula: “Hazme tragar”. En contraste, el judío debe practicar la paciencia al comer. Primero se levanta por la mañana y recita las plegarias. Luego se lava las manos y recita la bendición sobre el alimento. Sólo después puede comenzar a comer. De la misma manera, antes de comer carne, primero se debe faenar el animal, retirar su sangre, sus grasas y demás. Todos esos preliminares enseñan

paciencia, nos ayudan a ascender más allá del nivel de Esaú, del nivel de “Hazme tragar” (Likutey Halajot III, p. 15a). Ahora podemos comprender el relato Talmúdico sobre los hábitos de comer de Hilel y de Shamai. El Talmud relata que Shamai siempre comía en honor al Shabat. Cada vez que encontraba un buen trozo de carne, solía separarlo para comerlo en el Shabat. Pero si al día siguiente encontraba un trozo de carne mejor, comía el anterior y dejaba el segundo para el Shabat. De esa manera, siempre atraía el honor del Shabat a sus comidas semanales. Hilel, por otro lado, comía todo los días de acuerdo a la bendición que Dios le daba

en ese día en particular (Beitzá 16a). ¿Por qué no comía Hilel cada día una porción separada para el Shabat? Y ¿por qué no comía Shamai cada día de acuerdo a la bendición de ese día? La respuesta es que Shamai era conocido por su severidad y temperamento. Su personalidad hacía recordar a Esaú, quien era impaciente. Para que Shamai pudiese superar su impaciencia, debía atraer la santidad del Shabat -el día de descanso- hacia los días de la semana, para ayudarlo a superar esa impaciencia. Pero Hilel era un hombre de paciencia. Por lo tanto podía atraer la bendición de cada día - y la bendición representa el Shabat (Likutey Halajot III, p.

30).

25:31 Iaacov dijo, “Véndeme antes la primogenitura”. Iaacov, Esaú y la primogenitura

Uno debe siempre buscar la sabiduría oculta en cada cosa para encontrar allí la Divinidad. Esto constituye la verdadera sabiduría, que se compara con la luz del día - una luz que ilumina el sendero de la persona para que pueda saber por dónde caminar. Como afirma el versículo: “La sabiduría ilumina el rostro del hombre” (Eclesiastés 8:1). En verdad, “La sabiduría da vida” (Ibid., 7:12). Aquel que no busca la Divinidad en cada cosa cierra su mente a la sabiduría y a la vida. Y en esto consiste la principal batalla entre la buena y la mala inclinación de la persona. Esta idea se refleja en la batalla

de Iaacov y de Esaú por el derecho a la primogenitura. La primogenitura se entiende generalmente como el “primer nacido”, que connota sabiduría, como en el versículo “Lo primero es la sabiduría” (Salmos 111:10). El nombre IaAKoV (‫)יעקב‬ también connota sabiduría, como en la frase vaIaKVeni (‫ויעקבני‬, “él me superó en inteligencia”) (Génesis 27:36). Iaacov buscó la primogenitura de la sabiduría y así pasó su vida en las “tiendas de estudio” (Rashi sobre Génesis 25:27). Esaú, por otro lado, buscaba la gratificación material y despreciaba la primogenitura de la sabiduría y el conocimiento de Dios. Cuando

buscamos

la

raíz

espiritual en cada cosa y estudiamos la Torá, como hizo Iaacov, nos acercamos a Dios (Likutey Moharán I, 1:2).

25:32 Dijo Esaú: “¡He aquí! Me estoy muriendo. ¿De

qué me sirve la primogenitura?” Me estoy muriendo Es necesario utilizar el intelecto para buscar la Divinidad que se encuentra en cada cosa. La primogenitura -que representa el intelecto y la sabiduría- ayudaría a Iaacov en esa búsqueda, permitiéndole comprender el significado interno de

todas las cosas materiales y uniéndolas así con la Divinidad. Pero Esaú consideraba el derecho de la primogenitura sólo como la responsabilidad del primogénito de servir a Dios (un papel que más tarde asumirían los cohanim). Rechazaba el rol junto con cualquier creencia en el Mundo que Viene. Al venderle la primogenitura a Iaacov, Esaú pensó que se había librado de Dios. Sin embargo, cuando Iaacov recibió las bendiciones, Esaú se enfureció. Aunque Esaú sólo quería este mundo, la persona no puede alcanzar las bendiciones de este mundo sin buscar la Divinidad en todas las cosas. Al volver

a la Tierra Santa, Iaacov le envió un mensaje a Esaú: “Tengo vacas y asnos” (Génesis 32:6). De esa manera, le decía a Esaú que había alcanzado la capacidad de unir lo material -las vacas y los asnos- con lo espiritual, pues él mismo había alcanzado grandes niveles espirituales mereciendo así las bendiciones. Consecuentemente, Esaú no podría vencerlo (Likutey Halajot VIII, p. 132b-133a).

25:33 Iaacov dijo,

“Júramelo hoy”. Y él se lo juró y vendió su primogenitura a Iaacov.

Vendió su primogenitura a Iaacov Iaacov tomó la primogenitura de Esaú, porque él era el verdadero príncipe y merecía ese título (Likutey Halajot I, p. 210). Más aún, pese a lo que el Otro Lado demanda y toma como propio (i.e., por la fuerza), finalmente se verá compelido a devolver y a retornar todo lo que extrajo del ámbito de la santidad y al pleno valor del daño causado. Ello explica por qué no le era suficiente a Esaú el abandonar la primogenitura; de hecho tenía que venderla. Iaacov, el primer mellizo en ser formado (ver Rashi sobre Génesis 25:26), debería por derecho haber

nacido primero, pero Esaú se lo usurpó. Finalmente, Esaú devolvió la primogenitura. Y así será en el futuro. Finalmente Esaú y el Otro Lado devolverán todo lo que le tomaron y le robaron al pueblo judío, en su pleno valor (Likutey Halajot VIII, p. 205a).

25:34 Iaacov le dio a Esaú

pan y guisado de lentejas. Y él comió y bebió y se levantó

y se fue. Así Esaú despreció la primogenitura. Iaacov y Esaú El principal conflicto entre Iaacov y Esaú se centra en la alegría frente a la depresión. Originalmente, los sacrificios

en el Templo -que representan la alegría, como en “Te regocijarás delante de Dios [cuando traigas tus sacrificios]” (Deuteronomio 12:12)- debían ser traídos por los primogénitos, tales como Esaú. Al compartir los sacrificios y comer en santidad, la persona puede alcanzar la verdadera alegría. Sin embargo, el tipo de comer que le interesaba a Esaú era “Hazme tragar este potaje rojo”. Él comía como un glotón y no en estado de santidad - una clase de comer que representa la depresión. Así, Esaú despreció la primogenitura y el servicio a Dios, mientras que Iaacov mereció ambos, la primogenitura y las bendiciones, pues buscaba la verdadera alegría (Likutey Halajot II, p. 146a).

Iaacov y Esaú La primogenitura hace referencia el intelecto. Al desear este mundo, Esaú estaba dispuesto a vender incluso su primogenitura -su intelecto- por un guiso - por el materialismo. Iaacov se aprovechó de las pasiones terrenales de Esaú y de su glotonería para persuadirlo de que le vendiese la primogenitura. Así, Iaacov, quien anuló sus deseos materiales, adquirió el intelecto y le dejó el mundo material a Esaú (Likutey Halajot III, p. 290). Iaacov le dio a Esaú... Esaú despreció la primogenitura

Esaú era el primogénito, pero representaba al Otro Lado. Él vendió su derecho de primogenitura por la gula, lo opuesto a comer en santidad. Iaacov representa la santidad. Él compró la primogenitura entregando su comida. En efecto, Iaacov “le dio a Esaú” su deseo la gula- y tomó para sí la porción de santidad. Los primogénitos de Israel ayunan el día anterior a Pesaj en recuerdo de la matanza de los primogénitos en Egipto, durante esa primera noche de Pesaj. Cuando Dios aniquiló a los primogénitos egipcios, venció al primogénito del mal y elevó al

primogénito de santidad, a la nación judía. Por lo tanto el ayuno representa la anulación del mal, de Esaú y de los imperios malignos, que es lo opuesto del comer en santidad (Likutey Halajot IV, p. 35a-70). La primogenitura y las bendiciones La mesa de la persona se compara con el Altar (cf. Jaguigá 27a).

El concepto de la Rectificación del Altar hace referencia al comer en santidad y al presentar un sacrificio completo y perfecto a Dios. Al comer en santidad la persona puede revelar la Divinidad, al punto en que incluso aquellos que están muy lejos pueden

acercarse a Dios. Y a través de un sacrificio perfecto, no sólo los judíos sino todas las naciones llegan a aceptar el servicio a Dios (ver Likutey Moharán I, 17). Itzjak le pidió a Esaú que le preparase una comida para que éste pudiese participar de la comida sagrada de Itzjak y, a través de ello, se acercase a Dios. Pero a Esaú no le importaba en absoluto la comida sagrada: él había vendido su primogenitura para “tragar el potaje rojo”. Más tarde, cuando Esaú se lamentó de la pérdida de las bendiciones que le fueron dadas a Iaacov, le confesó a Itzjak que había vendido su primogenitura - el medio

para la devoción y el sacrificio a Dios. Cuando Itzjak oyó esto, dijo, “Que las bendiciones permanezcan con Iaacov”, pues comprendió que sólo Iaacov era digno de llevar a cabo la Rectificación del Altar (Likutey Halajot VII, p. 41-80). Se fue Esaú salió y no besó la mezuzá (Otzrot Efraím).

Cuando Iaacov, la persona que busca a Dios, sale de su hogar para ir al mercado, coloca su mano sobre la mezuzá para asegurarse de que lleva consigo el Nombre de Dios. Cuando Esaú, la persona malvada que no busca

a Dios, “se fue”, descuidó poner su mano sobre la mezuzá. La casa de Esaú, que tenía el potencial de ser un lugar de Divinidad, carecía de espiritualidad debido a su descuido de la mezuzá (Likutey Halajot V, p. 242-244).

26:3 “Permanece en esta tierra y

Yo estaré contigo y te bendeciré. Porque a ti y a tu simiente

daré todas estas tierras y cumpliré el juramento que juré a Abraham tu

padre”. Yo estaré contigo Ehiéh (‫אהיה‬, estaré) también puede leerse como un Nombre Divino (cf. Éxodo 3:14), correspondiente a la sefirá de Keter - y Keter corresponde a la sabiduría y a la fuente de todas las bendiciones. Cuando la persona alcanza el nivel de Keter -que también está asociado con la fe y el arrepentimientopuede hacer que las bendiciones desciendan de manera continua (Likutey Moharán I, 24:7).

26:5 “Pues Abraham escuchó Mi voz y atendió a Mi servicio, Mis

mandamientos, Mis estatutos y Mis leyes”. Abraham atendió a Mi servicio, Mis mandamientos, Mis estatutos y Mis leyes ¿Cómo? ¡No tenía ningún maestro ni Torá de la cual aprender! Más bien, sus riñones se volvieron como fuentes de las cuales fluía la sabiduría de la Torá (Bereshit Rabah 95:3).

Los riñones aconsejan (Berajot 61a).

Debido a la pureza de Abraham, el consejo que le dieron sus “riñones” lo ayudó a alcanzar el conocimiento de la Torá incluso antes de que fuese entregada en el Monte Sinaí. Sus riñones le dieron un buen consejo, permitiéndole contrarrestar el mal consejo que le había dado la Serpiente a Adán y que provocó la caída del hombre (Likutey Halajot III, p. 193a). Abraham cumplía con la Torá Antes de la entrega de la Torá, los grandes Tzadikim podían percibir su

verdad y comprender cómo servir a Dios, aunque de hecho aún no la habían recibido. Por lo tanto Dios dijo de Abraham, “Él observó Mi Torá”. Pero nosotros -que somos incapaces de percibir por nosotros mismos lo que es recto, quién es recto y quién no lo esrecibimos la Torá en el Monte Sinaí y ahora incluso nosotros podemos discernir la verdad (Likutey Halajot IV, p. 51).

26:12 Itzjak sembró

en esa tierra y cosechó aquel año cien veces más, pues lo bendijo

Dios. Itzjak sembró en esa tierra y cosechó aquel año cien veces más Debido a que Itzjak poseía el temor a Dios y cuidó el pacto, incluso residiendo en una tierra inmoral, alcanzó abundantes bendiciones (Likutey Moharán I, 60:3).

26:18 Itzjak

volvió a cavar los pozos de agua que habían cavado en los días

de Abraham, su padre y que los filisteos habían cegado después de la

muerte de Abraham; y les dio nombres, conforme los había llamado su padre.

Itzjak volvió a cavar los pozos de agua Los pozos de agua representan las “fuentes del consejo” que fueron corrompidas cuando Adán comió del Árbol del Conocimiento. Desde ese entonces, se nos oculta el sendero correcto y debemos trabajar para revelarlo. Muchas disputas, conflictos y guerras estallan en cada generación como resultado del hecho de que cada persona afirma que el suyo es el camino correcto. Ese estado de cosas refleja un daño en la fe en los Tzadikim. Aunque Avimelej desafió a Itzjak una y otra vez, Itzjak continuó cavando hasta que finalmente pudo revelar el consejo

apropiado para todos (Likutey Halajot III, p. 480). Itzjak volvió a cavar los pozos de agua La Torá registra específicamente este episodio concerniente a Itzjak porque Itzjak representa Guevurá (Restricción), una referencia a la oscuridad y al ocultamiento. Itzjak buscó revelar aquello que está oculto, revelar la luz oculta en la oscuridad (Likutey Halajot III, p. 478-240a).

27:1

Cuando Itzjak envejeció y se le oscurecieron los ojos, de modo que no

veía, llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: “¡Hijo mío!”, y

él respondió: “¡Aquí estoy!”. Itzjak envejeció Esta expresión hace referencia a una persona que envejece con santidad. Están aquellos que envejecen sin santidad y cuya larga vida le da fuerza al Otro Lado. Itzjak representa los juicios y así, en la medida en que Itzjak envejecía, Esaú crecía - Esaú encarna el mal de aquellos que envejecen sin santidad y que también está enraizado en

el juicio. Para contrarrestar ese mal, Iaacov -el judío temeroso de Dios- debe llevarle un regalo a Itzjak, para mitigar los juicios y decretos. Ese regalo es la caridad, dado que la caridad contrarresta los efectos del mal y revela el Favor Divino. Por lo tanto Itzjak le preguntó a Iaacov, “¿Cómo la encontraste tan pronto?” - y Iaacov respondió, “Dios me la puso delante”. Entonces Itzjak dijo, “La voz es la voz de Iaacov” - pues Iaacov revela el Favor Divino. Fue por ello que Iaacov mereció la bendición que afirma: “Que Dios te otorgue del Cielo y de la tierra” (cf. Génesis 27:28). Es decir, Dios proveerá todo a través

del Favor Divino y el hombre no tendrá que trabajar para ganarse el sustento (Likutey Halajot II, p. 185a). Se sigue entonces que al dar caridad uno merece trabajar menos y recibir más bendiciones (ver Likutey Moharán II, 4:3). Se le oscurecieron los ojos En el momento en que Itzjak fue atado sobre el altar y su padre estuvo por sacrificarlo, los cielos se abrieron y los ángeles vieron y lloraron. Sus lágrimas cayeron sobre los ojos de Itzjak y por ello sus ojos se oscurecieron (Rashi).

A veces la gente se acerca mucho a Dios en el sentido de que alcanza las bendiciones que desea, tales como

riqueza, poder y salud. Pero ello lleva a la complacencia, que oscurece su visión espiritual (Likutey Moharán II, 82). Se le oscurecieron los ojos La fuerza del mal denominada Lilit toma su sustento de la vista disminuida (Likutey Moharán I, 205). Así, cuando se le oscurecieron los ojos, Itzjak fue llevado a creer que debía bendecir a Esaú, algo que le hubiese dado más fuerza al Otro Lado. Para anular esa fuerza maligna, la persona debe rectificar su visión. Debe mirar por el bien -la Divinidad- en el mundo.

27:3 “Ahora, por favor, toma tus armas, tu espada y tu arco

y sal al campo y caza para mí alguna pieza”.

Toma tus armas, tu espada y tu arco y sal al campo

Itzjak envió a Esaú “al campo” -un lugar fuera del ámbito de la santidadpara que trajese su comida material a la casa - hacia el ámbito de la santidad. “Armas” hace referencia a la fe, la “espada” y el “arco” hacen referencia a la moralidad. TeLeIja (‫תליך‬, “tú espada”) también alude al estudio de la Torá, pues es similar a TaLuI (‫תלוי‬, dudas), que se aclaran mediante el estudio. Con esas armas, uno puede dominar lo no santo y llevarlo hacia la santidad. Pero Esaú era un malvado, como atestiguan las Escrituras: “Esaú salió” (Génesis 27:5). No tuvo que ir muy lejos -

él era un hombre del campo, una persona impura, que no tenía que esforzarse mucho para estar en el ámbito de la impureza. Finalmente, Iaacov recibió las bendiciones, porque tenía fe, moralidad y estudio de Torá (Likutey Halajot VIII, p. 179). Toma tus armas Controla tu cuchillo de faenado cuidadosamente para que no me des algo que no sea kosher (Rashi).

Keileja (“tus armas”) significa literalmente “tus recipientes”. Para preparar una comida kosher, uno debe primero preparar recipientes apropiados para absorber la santidad que se

encuentra en el alimento (Likutey Halajot IV, p. 136a). No es suficiente con pensar que todo lo que uno debe hacer es comer alimentos kosher. La manera de elevarse al comer es transformarse en un recipiente apropiado para poder captar la santidad de la comida kosher.

27:9 “Ve al rebaño y toma

de allí dos cabrito buenos; y yo haré de ellos una comida sabrosa

para tu padre, como a él le gusta”. Dos cabritos buenos Esto tuvo lugar en la noche de Pesaj. Un cabrito era para el sacrificio de Pesaj y el otro para el sacrificio de la Festividad (Rashi).

Los sacrificios representan juramentos tomados en aras de Dios. Aquel que tome tal juramento merecerá el deleite de Dios. Por lo tanto Iaacov fue bendecido con “Que Dios te otorgue del Cielo y de la tierra” (cf. Génesis 27:28). Más aún, debido a que Iaacov pudo extraerle las bendiciones a Esaú, preparó el camino para la noche de Pesaj del Éxodo. En esa noche, los judíos tomaron para si abundantes riquezas de los egipcios, dado que les pertenecía por derecho (Likutey Halajot III, p. 292).

27:10

“Lo llevarás a tu padre, para que coma y te bendiga a

ti antes de su muerte”. Las bendiciones Hay un cuerpo y hay un alma. Hay materia y hay forma. Hay muerte y hay vida. Los primeros elementos de cada uno de estos pares corresponden a un solo y mismo concepto, al igual que los segundos. Es necesario subyugar lo material ante lo espiritual (Likutey

Moharán I, 37:2).

Iaacov buscaba una vida espiritual. Esaú andaba tras una vida material. Itzjak pensó que también Esaú deseaba una vida espiritual de modo que quiso bendecirlo con las bendiciones materiales que sustentarían lo espiritual. Pero Rebeca sabía que Esaú quería sólo lo material. Ella envió a Iaacov a obtener las bendiciones, para que lo material -Esaú- estuviese subyugado bajo lo espiritual - Iaacov (Likutey Halajot V, p. 302-152a).

27:11

Iaacov le dijo a su madre, Rebeca, “He aquí Esaú, mi hermano, es

hombre velludo y yo hombre lampiño”. Mi hermano, es hombre velludo SaIR (‫שער‬, velludo) es similar a SeARá (‫שערה‬, “viento tormentoso”) (Likutey Moharán I, 8:3). Así como un viento tormentoso es momentáneo, de la misma manera la influencia de Esaú, la mala inclinación, es fugaz. Si se tiene la

paciencia como para esperar su desaparición, se podrán alcanzar todas las bendiciones físicas y espirituales.

27:12 “Quizás me palpará mi padre y le pareceré

como un mofador, y traeré sobre mí maldición y no bendición”. Quizás me palpará mi padre... y traeré

sobre mí maldición y no bendición “Mi padre” es Itzjak, el atributo del juicio. Iaacov era digno de recibir las bendiciones, pero debido a que tenía que obtenerlas de una manera furtiva, temía que el atributo del juicio pudiera “sentirlo” y detectar una mínima falla que lo hiciera indigno. Rebeca, que representa la plegaria, le aseguró a Iaacov que con la oración era posible superar incluso los juicios más estrictos. Así, ella estaba dispuesta a aceptar sobre sí toda maldición que Itzjak pudiera pronunciar (Likutey Halajot VIII, p. 34b).

27:19 Iaacov le dijo a su padre, “Yo soy Esaú, tu primogénito;

he hecho como me dijiste; levántate, te ruego, siéntate y come de mi

caza, para que me bendiga tu alma”. Iaacov le llevó comida a Itzjak... Esaú llevó comida Cuando Iaacov entró ante la presencia de Itzjak, junto con él se hizo presente un aroma del Jardín del Edén. Cuando Esaú entró, lo acompañó el olor del Gueinom (Rashi).

Ello sucedió específicamente cuando le llevaron el alimento a Itzjak. La intención de Iaacov al servir la comida recalcó la espiritualidad del alimento; por lo que el Jardín del Edén estaba presente en su tarea. La preparación de Esaú subrayó las propiedades materiales del alimento; por lo tanto en éste podía sentirse el Gueinom (Likutey Halajot IV, p. 254-128a). Más adelante está escrito, “La voz es la voz de Iaacov, pero las manos son las manos de Esaú” (Génesis 27:22). La “voz” representa lo espiritual; las manos, lo material. Esto explica porqué el vino kosher se vuelve no kosher

cuando un no judío lo toca, pues las “manos de Esaú” degradan el vino desde el ámbito de lo espiritual hacia lo material y trae con ello el sufrimiento de los alcohólicos (Likutey Halajot IV, p. 130).

27:22 Iaacov se acercó a su padre

Itzjak, el cual lo palpó. Y dijo: “La voz es la voz de

Iaacov, pero las manos son las manos de Esaú”. La voz es la voz de Iaacov, pero las manos son las manos de Esaú Existe una plegaria de compasión

y de súplica y una plegaria que es demandante y que fuerza un tema ante Dios. Itzjak sabía que Iaacov era un hombre de compasión y de verdad, que siempre Le pedía compasión a Dios. Itzjak también sabía que Esaú era un malvado, una persona demandante que utilizaba la fuerza para obtener lo que deseaba. Itzjak quería que Esaú se arrepintiese por lo que trató de acercarlo. Al bendecir a Esaú con la riqueza material, Itzjak sentía que Esaú se volvería una mejor persona. Pero Rebeca conocía la profundidad de la maldad de Esaú. Ella

sabía que Esaú pecaría mucho más si tenía riquezas. De modo que instruyó a Iaacov para que tomase las bendiciones para sí. Cuando Iaacov se presentó ante su padre e Itzjak oyó su voz, supo cuál de sus hijos estaba delante de él. Así, Itzjak hizo notar, “La voz es la voz de Iaacov” - aquel que es recto, aquel que ora, aquel que siempre despierta la compasión de Dios. “Pero las manos son las manos de Esaú” - pues comprendió que Iaacov se había presentado con las “vestimentas” de Esaú, en la posición de demandar las bendiciones. Más aún, Itzjak comprendió a partir de ese ardid que Iaacov realmente merecía las bendiciones. Comprendió

que para que los rectos pudieran existir, debían subyugar a “Esaú” -el ámbito del Otro Lado- adoptando su método de demandar y de forzar un tema. Aunque los Tzadikim tienen que orar ante Dios con súplicas, hay veces en que deben demandar una respuesta de Dios porque con esas plegarias están intentando anular el mal y extraer en definitiva las bendiciones del Otro Lado, haciéndolas volver a su lugar apropiado en el ámbito de la santidad (Likutey Halajot IV, p. 20a). La voz es la voz de Iaacov La “voz de Iaacov” corresponde a la voz de la amonestación que exhala un

buen aroma para acercar a la gente a Dios. Así, cuando Iaacov entró ante la presencia de Itzjak, esté dijo, “El aroma de mi hijo es como el Jardín del Edén” el buen “aroma” de la amonestación (Likutey Halajot I, p. 46a). Para completar su disfraz, Iaacov utilizó las vestimentas de Esaú, que en verdad eran las vestimentas que Dios había hecho para Adán luego de su pecado. Todas las vestimentas tienen su raíz en esas primeras vestimentas y corresponden a los tzitzit, que son una rectificación para las ropas que Adán dañó al comer del Árbol. Al elegir el alimento físico por sobre el alimento espiritual, Adán debilitó su sentido del

olfato - su capacidad para recibir amonestaciones. Iaacov rectificó el pecado de Adán (Ibid., p. 46a-92). Iaacov también trajo vino, pues el vino despierta el daat (Ibid., I, p. 48a). La voz es la voz de Iaacov Hay dos tipos de “voces” - una que refleja el clamar y pedir salvación y otra que refleja la alegría y el regocijo (Likutey Halajot II, p. 296). El nombre IaACoV (‫ )יעקב‬es similar a EKeV (‫עקב‬, talón), que es el extremo más bajo del cuerpo. Cada vez que nos encontremos conceptualmente en el nivel de “Iaacov” -un nivel muy bajo- deberemos utilizar nuestra voz para clamar a Dios (Likutey

Moharán I, 21:8).

La voz es la voz de Iaacov Iaacov cuidó el pacto, la moralidad sexual. Aunque no se casó hasta la edad de ochenta y cuatro años, nunca tuvo una emisión en vano (Rashi sobre Génesis 49:3). Cuidar el pacto lleva hacia una voz pura. Por lo tanto Iaacov es descrito en ese contexto: “La voz es la voz de Iaacov” (Likutey Moharán I, 27:6). Las manos son las manos de Esaú Aquel que cree que “sus manos” le proveen el sustento tiene las “manos

de Esaú”, que representa la idolatría, porque carece de la fe en que Dios es el Único que provee (Likutey Halajot I, p. 23a).

27:30 Cuando Itzjak terminó de bendecir a Iaacov

y no bien hubo salido Iaacov de la presencia de Itzjak, su padre,

Esaú, su hermano llegó de su cacería. Iaacov, Esaú y las bendiciones Iaacov representa el Tzadik que estudia Torá por el estudio mismo. Esaú representa el charlatán que muestra un rostro piadoso ante el público, haciendo preguntas que lo hacen parecer muy

religioso, como “¿Cómo es que se toma el diezmo de la sal?”. Pero en su vida privada, comete asesinato, idolatría y adulterio. Aun así, la argucia de Esaú engañó a su padre, quien creía que Esaú mantendría la Torá y a sus estudiosos. Pero Rebeca no se dejó engañar. Ella comprendió que Esaú utilizaría las bendiciones para dedicarse a las pasiones materiales, de modo que envió a Iaacov para tomarlas para sí. Iaacov entró ante Itzjak llevando la ropa de Esaú y un cuero de cabrito para simular la piel velluda de Esaú. Hay veces en que Iaacov, el Tzadik, debe tomar la apariencia de Esaú para poder atraer las bendiciones. Aun así, su

apariencia de alguien que busca el beneficio material es sólo momentánea; sin alguna clase de sustento, no podría existir. De la misma manera, Iaacov está caracterizado por “la voz de Iaacov” -la voz de la Torá y de la plegaria- mientras que Esaú está personificado por sus “manos” - la fuerza bruta. Aun así, hubo veces en que también “Iaacov” tomó la espada y la utilizó para derrotar a sus enemigos (Likutey Halajot V, p. 271a-544). Iaacov recibió las bendiciones Tú has hecho justicia y caridad con Iaacov (Salmos 99:4).

Debido a que Iaacov perfeccionó los atributos de la caridad y de la

compasión (jesed) y el atributo de la justicia (guevurá), mereció tener un “lecho completo” - todos sus hijos fueron rectos. No sucedió así con Abraham, quien representa el atributo de la compasión. Aunque Abraham alcanzó la perfección en el nivel de la compasión, no pudo unirla apropiadamente con la justicia y así engendró al malvado Ishmael. IShMaEL (‫ )ישמאל‬recibió ese nombre porque representa la persona que recibe la caridad y la compasión pero no es digna de ella. Tal persona dice, “IShMa EL (‫ישמע אל‬, “Dios oyó”)” - es decir, ora para algo sólo una vez y no continúa pidiendo hasta ver sus plegarias respondidas. Así, no es realmente digna

de la bendición. De manera similar, Itzjak, que alcanzó la perfección en el nivel de la justicia, no pudo unirla apropiadamente con la compasión y engendró al malvado Esaú. ESaV (‫עשו‬, Esaú) fue llamado así debido a que representa ASIá (‫עשיה‬, hacer) (cf. Rashi sobre Génesis 25:25): hace alardes de piedad como si estuviese actuando estrictamente de acuerdo a la ley, cuando en verdad lleva a cabo los peores pecados. Sólo Iaacov fue capaz de unir la compasión y la justicia de la manera apropiada, haciéndose digno de recibir las bendiciones y de tener como hijos a doce Tzadikim (Likutey Halajot VIII, p. 32a).

27:34 Cuando Esaú oyó las palabras de su padre clamó con

clamor grande y muy amargo y dijo a su padre: “¡Bendíceme también a

mí, padre mío!”. Bendíceme también a mí, padre mío R’ Iona Lebel (m. 1961), un respetado jasid de Breslov de Jerusalén era bien conocido por sus plegarias surgidas desde el fondo del corazón. Cierta vez se acercó al rabí Zvi Aryeh Rosenfeld (1922-1978) con una gran sonrisa, luego de una noche de hitbodedut. “Anoche encontré una gran plegaria”, dijo. “¡Funcionó para Esaú, de modo que también debería funcionar

para mí!”. Esa plegaria era, “¡Bendíceme también a mí, Padre mío!” (R’ Guedalia Fleer).

37:35 “Tu hermano vino con astucia y tomó tu

bendición”. Con astucia La Torá afirma específicamente: “No robarás” (Éxodo 20:13). Pero vemos que Iaacov tuvo que tomar las bendiciones de Esaú con astucia y cuando más tarde huyó de Labán, “robó el corazón de Labán” (Génesis 31:20). ¿Por qué Iaacov recurrió a un modus operandi reñido con su naturaleza recta? Cuando Dios creó el mundo, Su intención fue que la Torá iluminase el sendero de cada persona para que pudiese reconocer a su Creador. Pero

cuando Adán y Eva comieron del Árbol del Conocimiento, dañaron la capacidad del hombre para recibir directamente de la Torá. Desde entonces, el mensaje de la Torá está oculto y nos llega a través de muchas “vestimentas” y ocultamientos. Esto es especialmente así con respecto a las historias y parábolas que se encuentran en la Torá, en el Talmud y en el Midrash y que ocultan profundos misterios. Esas historias transmiten el mensaje oculto de la Torá para que pueda ser recibida por todos, pues cuando la Torá se revela, abundan grandes riquezas y bendiciones. Iaacov representa la Torá, que lleva consigo las bendiciones. Pero

debido al pecado de Adán, Iaacov tuvo que ocultarse para recibir esas bendiciones. Por lo tanto recurrió al subterfugio de presentarse ante Itzjak vestido con las ropas de Esaú. De acuerdo al Midrash, esas ropas pertenecieron en verdad a Adán, de modo que esta escena simboliza la Torá cubierta con “otras vestimentas” para poder ser recibida apropiadamente e invocar las bendiciones. Y lo mismo sucede en todas las generaciones. Iaacov tuvo que recurrir a subterfugios para escapar de Labán y Iosef actuó con subterfugios con sus hermanos en Egipto (Génesis 42). Dado que los hermanos se habían dañado al

vender a Iosef, la única manera que tuvo Iosef para llegar a ellos y ayudarlos a recibir de él apropiadamente fue “vistiéndose” y ocultándose (Likutey Halajot VIII, p. 200a-201a).

27:38 Esaú le dijo su padre, “¿No

tienes más que una sola bendición, padre mío? Bendíceme también a mí, padre

mío”. Y Esaú alzó la voz y lloró. Esaú alzó la voz y lloró La capacidad de Esaú para dañar al pueblo judío proviene de las lágrimas que derramó cuando perdió la

bendición. Nosotros, a su vez, debemos clamar y llorar para anular el poder de esas lágrimas (Likutey Moharán II, 30). Esaú lloró Existe un poder de atracción y un poder de repulsión. Dios es el poder de atracción, como en “Llévame tras de Ti” (Cantar de los Cantares 1:4). Las fuerzas del mal son el poder de repulsión, manteniendo a la gente alejada de Dios. Cuando Esaú lloró, atrajo para sí el poder de Dios, el “poder de atracción” e Itzjak lo bendijo. Entonces Esaú se dio vuelta y llevó ese poder hacia el mal, produciendo la destrucción del Templo y el sufrimiento de los judíos en el exilio

(ver Likutey Moharán I, 70) (Likutey Halajot III, p. 360).

Esaú lloró... mas cuando seas agraviado, romperás su yugo de sobre tu cuello El llorar de Esaú representa la depresión, pues las lágrimas son algo en exceso del cuerpo y el exceso es un paralelo de la depresión. En el segundo versículo (Génesis 27:40), Rashi traduce tarid (agraviado) como angustia - i.e., depresión. Esos dos versículos están conectados, implicando que Esaú podrá liberarse del yugo de Iaacov y ascender en importancia cuando genere depresión en la vida del pueblo judío. Los judíos

pueden contrarrestar las lágrimas de Esaú mediante sus propias lágrimas clamando por la cercanía de Dios. Por lo tanto debemos llorar por la destrucción del Templo, porque esta expresión de nuestra voluntad de servir a Dios en Su Casa despierta la compasión y el favor Divino, atrayendo sobre nosotros la Providencia y las bendiciones de Dios (Likutey Halajot VII, p. 238-120a-240).

27:40 “De tu

espada vivirás y a tu hermano servirás; más cuando seas agraviado, romperás su

yugo de sobre tu cuello”. De tu espada vivirás Aquellos que atacan a la Tierra Santa con la “espada” de la calumnia impiden que otros judíos lleguen a ella. Tales personas toman del poder de la espada legada a Esaú en la bendición de Itzjak (Likutey Moharán I, 20:6).

28:9 Esaú fue a Ishmael y tomó por mujer, además de sus

otras mujeres, a Majalat, hija de Ishmael, hijo de Abraham, la hermana de

Nevaiot. Esaú fue a Ishmael y tomó por mujer a Majalat... Iaacov tomó de las piedras del lugar Iaacov tomó piedras y las colocó bajo su cabeza. Las piedras se unieron y formaron una sola roca (Rashi sobre Génesis 28:11).

Inmediatamente después de la huida de Iaacov, Esaú tomó a la hija de Ishmael como esposa. Esaú e Ishmael representan las fuerzas del mal que se unen para destruir a Iaacov. Para fortalecerse contra ellos, Iaacov huyó a

la ieshivá de Shem y de Ever, haciéndose fuerte con el estudio de la Torá. Luego de sus años de estudio, Iaacov durmió en el Monte Moriá, donde las diferentes piedras se unieron bajo su cabeza. Mientras Esaú e Ishmael estuvieron separados, Iaacov podía vencer a cualquiera de ellos. Pero al unirse se volvió muy difícil superarlos. Iaacov también debía efectuar una unificación, ascendiendo al nivel en donde todas las “piedras” -i.e., todas las cosas- están enraizadas en su fuente. Armado con ese intelecto y con esa inteligencia, podía superar a las fuerzas del mal (Likutey Halajot V, p. 378).

Parashat Vaietze

28:10 Iaacov salió de Bersheva y fue

a Jarán. Iaacov salió de Bersheva y fue a Jarán Cuando un judío desea ascender de un nivel a otro surgen cantidad de obstáculos que lo confrontan. Esos obstáculos se encuentran principalmente en su imaginación e ilusiones. Y surgen de la ira de Dios. Así, cuando Iaacov quiso ascender del “séptimo” nivel -i.e., Beer Sheva (literalmente, “el pozo de agua de siete”)- hacia un nivel espiritual superior, salió para JaRáN (‫)חרן‬, que es similar a JaRoN af (‫חרון אף‬, ira Divina),

significando los obstáculos que enfrentaría antes de alcanzar su objetivo. Sin embargo, Iaacov estaba resuelto en su determinación de servir a Dios y llegó al HaMakom (el Lugar). Pudo identificarlo como tal porque sabía que no estaba experimentando un descenso (pues ya se había embarcado en su viaje espiritual), aunque enfrentaba obstáculos que le impedían continuar en ese viaje. Cada persona tiene un “lugar”, un punto en la vida en el cual encuentra dificultades para continuar. “Se había puesto el sol” alude a la obstrucción del intelecto, cuando la persona debe apoyarse solamente en la fe. Iaacov, juntó doce

piedras -correspondientes a las Doce Tribus y a los buenos puntos colectivos de la nación judía- y colocó su cabeza (con su intelecto obstruido) sobre esas piedras, como afirmando que no iba a abandonar. Soñó con una escalera por la cual subían y bajaban los ángeles, aludiendo al hecho de que ésa es la misión del hombre en este mundo, ascender de un nivel a otro y no permitir que los obstáculos lo desvíen. Aquel que acepta esta misión puede reconocer cuál es un ascenso y cuáles son los obstáculos que causan descensos. Pese a los obstáculos que tuvo que enfrentar, Iaacov continuó adelante y mereció una visión de Dios,

Quien le prometió que estaría con él siempre (pues tal es la recompensa de aquel que busca a Dios). Entonces Iaacov prometió dar el diezmo de lo que ganase, pues es a través de la caridad que se superan los obstáculos. Entonces Iaacov, “levantó las piernas” -aludiendo al hecho de elevar los niveles inferiores- y “prosiguió hacia la tierra de la gente de KeDeM (‫ ”)קדם‬- una referencia a Dios, Quien precedió (‫קדם‬, KaDaM) a todo. Iaacov viajó hacia aquellos que son creados por Dios, pero que se encuentran atrapados en la “tierra” y en el materialismo de este mundo. El “pozo de agua” representa los manantiales de

la Torá que pueden darle vida a todos, pero hay una “gran piedra” sobre el pozo – un “corazón de piedra” (Ezequiel 36:26) que representa al Malo y a los obstáculos ante una vida espiritual. Los “tres rebaños” aluden a los tres tipos de personas: los rectos, los intermedios y los malvados. Cuando se juntan, pueden retirar la piedra durante un corto lapso mientras “dan de tomar a los rebaños” y traer sustento espiritual. Pero ello es sólo temporal y la “piedra” vuelve a su lugar. Iaacov les preguntó, “¿De dónde son ustedes?”, y los pastores respondieron, “De JaRáN (‫ ”)חרן‬- del JaRoN af (‫ )חרון אף‬- significando,

“nosotros sufrimos muchos obstáculos”. Iaacov preguntó, “¿Conocen a Labán?”, dado que Labán es el obstáculo principal, el arquetipo de todos los falsos líderes que desvían los sinceros deseos de servir a Dios del judío. Ellos respondieron, “Lo conocemos” - es decir, estamos familiarizados con las ilusiones que presenta el Malo y no podemos quebrarlas. “Aquí está su hija Raquel, que viene con el rebaño” - Raquel representa la Torá que podría guiar el rebaño, pero la presencia de Labán oscurece su luz. Iaacov dijo, “El día es todavía largo” -la batalla aún no ha terminado y el exilio será duro- “denle

de tomar a sus rebaños”. Cuando los pastores protestaron diciendo que no podían hacerlo solos, Iaacov corrió la piedra, demostrando que el verdadero Tzadik tiene el poder para contrarrestar todos los obstáculos, las malas ideas y los falsos líderes (Likutey Halajot VIII, p. 11a-15b).

28:11 Llegó al lugar y

durmió allí, porque se había puesto el sol. Tomó de las piedras del

lugar y las puso bajo su cabeza, recostándose en aquel lugar. Llegó al lugar

Vaifga (llegó) hace referencia a la plegaria. Iaacov estableció la Plegaria de la Noche (Berajot 26b). Iaacov había pasado por el lugar y luego volvió a él. ¿Por qué el Cielo no lo detuvo cuando pasó por primera vez? Si él no pensó en detenerse, ¿por qué deberían haberlo detenido ellos? (ver Julín 91b).

Previendo la larga noche del exilio que deberían enfrentar sus hijos, Iaacov estableció la Plegaria de la Noche. Con ello, nos enseñó que incluso en la absoluta oscuridad es posible encontrar esperanzas volviéndose a Dios (Likutey Halajot II, p. 446).

El hecho de que Iaacov inicialmente pasara por el lugar indica que al comienzo no pensó en orar durante el oscuro exilio. Pero comprendió que estaba equivocado uno debe buscar a Dios incluso en los momentos más oscuros. Por lo tanto volvió al lugar y estableció la Plegaria de la Noche. Al volver por sobre sus pasos, el Monte del Templo salió a recibirlo (Rashi sobre Génesis 28:17), dado que su “despertar desde abajo” produjo un “despertar desde Arriba”. Juntó las piedras del lugar y las puso bajo su cabeza, implicando con ello que todas las chispas de santidad que se

encontraban allí debían ser rectificadas al ser colocadas “bajo su cabeza” - bajo el control de una mente libre de malos pensamientos. Entonces soñó con una escalera por la cual subían y bajaban los ángeles, aludiendo al “despertar desde abajo” y al “despertar desde Arriba”. Fue en ese momento que Iaacov comprendió la grandeza del lugar. Entendió que con un “despertar desde abajo” era posible evocar una gran santidad e inspirar a todo Israel a retornar a Dios, incluso en la noche más oscura. Al establecer la Plegaria de la Noche, Iaacov estableció la capacidad de producir un “despertar desde abajo” (Likutey Halajot II, p. 224a-450).

Llegó al lugar Todo el relato del sueño de Iaacov alude a los pasos que es necesario dar para ascender en la escala espiritual y experimentar niveles cada vez más elevados de Santidad. “Llegó al lugar” - Iaacov llegó a la barrera que separa entre Keter, el nivel más elevado del intelecto y los niveles que están por debajo. “Él durmió allí, porque se había puesto el sol” - si no es posible alcanzar de una vez todos los intelectos para servir a Dios, es necesario descansar.

“Tomó de las piedras del lugar” juntó las chispas de santidad que estaban allí - “y las puso bajo su cabeza” - las unió a su intelecto. “Se durmió” - después de estudiar Torá (i.e., después de juntar las chispa de santidad). “Soñó” - esto alude a la persona que, habiendo descendido a este mundo material donde existen tanto el bien como el mal, elige el bien para ascender la escala espiritual. “Una escalera” - esto hace referencia a la capacidad de Iaacov para llamar a Dios, pues SULaM (‫סולם‬,

escalera) tiene el mismo valor que kol (‫קול‬, voz). Esa “voz” hace referencia a los dos tipos de clamores: los de alegría y aquellos de buscar la salvación de entre medio de las dificultades. “Ángeles de Dios ascendían y descendían” - los Tzadikim enseñan cómo servir a Dios. Habiendo merecido todos esos niveles, “Dios apareció sobre él” Iaacov mereció tremendos niveles de santidad, ¡la Tierra Santa! Esto lleva a la difusión de la Divinidad por el mundo entero, tal como Dios le prometió a Iaacov, “Te extenderás hacia el oeste, hacia el este, hacia el norte y hacia el

sur”. “Todas las familias de la tierra se bendecirán a través tuyo y de tus descendientes” - porque aquél que desciende al mundo material y asciende de él en su viaje espiritual trae bendiciones. “Iaacov se despertó... Dios está en este lugar y yo no lo sabía” - cuando uno profundiza en sus devociones espirituales, uniendo la Torá con el intelecto y buscando los límites pero no pasando más allá de sus capacidades, merece alcanzar la cima del conocimiento de la Divinidad. Pero pese a haber alcanzado la Divinidad, uno

sabe que aún ni siquiera ha comenzado a comprender la grandeza de Dios. Así, “Dios está en este lugar y yo no lo sabía” - aún no conozco la verdadera grandeza de Dios (Likutey Halajot II, p. 148a-296-149a). Llegó al lugar y durmió allí, porque se había puesto el sol Allí durmió. Pero no durmió durante los catorce años que estuvo en la casa de estudio de Shem y de Ever (Rashi). Y tampoco durmió durante las noches en que cuidó los rebaños de Labán; él recitaba Salmos (Bereshit Rabah 74:11).

Antes de la Creación, sólo existía Dios. Para crear nuestro mundo, Dios restringió Su Presencia (el Tzimtzum) para crear un Espacio Vacío dentro del cual formó el resto de la Creación. Ese Espacio Vacío es una paradoja: si Dios vació el Espacio, éste debe estar carente de Divinidad. Pero no hay lugar que puede existir sin la Divinidad que lo sostenga. ¡Por lo tanto Dios debe estar en ese vacío! De acuerdo al Ari, el Espacio Vacío tiene la intención de permitirle al hombre la libertad de elección. Ciertamente Dios está allí, pero no es posible verlo ni experimentarlo. Para entrar en el Espacio Vacío (i.e., buscar a Dios en un mundo en el cual Él parece no estar), es

necesario tener fe en que Dios está allí, pese a la incapacidad de comprender esto de manera intelectual. “Llegó al lugar” - esto representa el Espacio Vacío. “Durmió allí, porque se había puesto el sol” - el “sol” representa el intelecto, que ilumina el sendero de la persona durante la vida. El “dormir” representa la fe, cuando el intelecto no puede funcionar ni absorber los conceptos que se le presentan (i.e., el Espacio Vacío). Así, Iaacov, quien había llegado al nivel de comprender las raíces de la Creación, dejó de lado su intelecto y se apoyó solamente en la fe.

“Tomó de las piedras del lugar” éstas representan las herejías que se encuentran dentro del Espacio Vacío - “y las puso bajo su cabeza” - subyugando el intelecto bajo la fe. Al despertar, Iaacov prometió transformar la piedra en un altar para Dios - pues la principal manera de vencer a la herejía es dando caridad y elevando todos nuestros bienes hacia el ámbito de la santidad (i.e., hacia Dios). Animado, Iaacov continuó hacia a la casa de Labán donde se casó con dos mujeres temerosa de Dios, Raquel y Lea - que representan Maljut/fe, indicando que Iaacov había alcanzado una fe

perfecta. Más tarde, Iaacov recitó Salmos mientras cuidaba los rebaños de Labán las plegarias y las alabanzas a Dios también representan a Maljut/fe. Debido a su gran fe, Iaacov también mereció una gran riqueza, aludido en el hecho de las ovejas “anilladas, salpicadas y rayadas” (Génesis 31:10). El Ari explica que esas tres descripciones corresponden a los exaltados mundos superiores que se encuentran dentro del Espacio Vacío original (Likutey Halajot VIII, p. 123b124b). Durmió allí, porque se había puesto el sol... los ángeles de Dios ascendían

y descendían Hay veces en que la persona comienza a servir a Dios y experimenta un sentimiento muy dulce proveniente de sus devociones. Piensa que finalmente ha merecido ser una persona temerosa de Dios. De pronto, “se pone el sol”. Se ve forzada a “recostarse” - a reducir su actividad espiritual. En el sueño de Iaacov, los ángeles ascendían y descendían, al igual que la persona que trata de servir a Dios y experimenta innumerables subidas y bajadas. Pero si uno es obstinado en su deseo de acercarse a Dios, finalmente se verá recompensado (Likutey Halajot V, p.276).

Tomó de las piedras Las piedras comenzaron a discutir entre ellas, cada una diciendo, “¡Sobre mí el Tzadik pondrá su cabeza!”. Inmediatamente Dios hizo con ellas una sola piedra grande, como está escrito, “Él tomó la piedra que había puesto bajo su cabeza” (Génesis 28:18) (Rashi).

Cuando Iaacov se detuvo en el lugar, estableció la Plegaria de la Noche. Cada piedra que juntó para poner bajo su cabeza representaba una letra individual de esa plegaria. Cada piedra comenzó a clamar, “¡Sobre mí el Tzadik pondrá su cabeza!”, significando, “¡que el Tzadik medite sobre mí y que

no siga adelante con el resto de la plegaria!”. Pero Iaacov sabía que la persona no puede quedarse en un lugar debe continuar con la plegaria. Por lo tanto todas las piedras se juntaron - las letras se unieron en la mente y en la concentración de Iaacov, permitiéndole completar la plegaria (Likutey Halajot II, p. 248a-496). Tomó de las piedras del lugar y las puso bajo su cabeza Las piedras representan los obstáculos creados por las opiniones contrarias. Iaacov, el hombre de la verdad, puede unir los lados opuestos, pues todos se unen bajo la verdad

(Likutey Halajot VIII, p. 209a).

Tomó de las piedras del lugar... vaifga, vaialen, ufaratza Él tomó doce piedras, que formaron una sola (Rashi).

Iaacov trascendía el concepto del espacio y así pudo cubrir una gran distancia en muy poco tiempo. La unión de las piedras en una sola representa la Even Shetiá (Piedra Fundacional) que Dios creó primero y de la cual extrajo el resto de la Creación, algo que también trasciende el espacio (Likutey Halajot I, p. 76-39a). Cada

uno

de

los

conceptos

mencionados en este pasaje- vaifga (llegó), vaialen (durmió), ufaratza (“te extenderás”) - aluden al hecho de que Iaacov trascendía el espacio. Él mereció una “herencia sin límites ni restricciones” (Shabat 118b) (Likutey Halajot I, p. 41a). Esa herencia puede verse en el Shabat, que es un espejo del mundo eterno, un mundo infinito más allá de los límites y restricciones. Piedras... diezmos Él tomó doce piedras, que formaron una sola (Rashi).

Dado que Iaacov representaba la verdad, fue capaz de unir todas las piedras (i.e., la gente) y eliminar todas

las disputas y diferencias. Hizo entonces el juramento de dar el diezmo, porque para generar la unidad, se requiere de la gran mitzvá de la caridad (Likutey Halajot II, p. 390). Se recostó en aquel lugar... Soñó... una escalera... los ángeles de Dios ascendían y descendían Iaacov previó las dificultades del exilio, especialmente el hecho de que la plegaria sería descuidada. Por lo tanto “se recostó” - esto hace referencia a las plegarias que carecen de vitalidad, plegarias sin kavaná (intenciones apropiadas). Iaacov se puso en esa situación para ver cómo podía ser

rectificada, y percibió que debía haber una escalera que se extendiese desde la tierra hasta el Cielo. SULaM (‫סולם‬, escalera) tiene el mismo valor numérico que KOL (‫קול‬, voz). Es decir, se debe despertar la voz para orar a Dios, y la única manera de hacerlo es cuando uno se para con firmeza sobre la tierra, pues “La verdad surgirá de la tierra” (Salmos 85:12). Si la persona expresa sus plegarias con la mayor verdad y sinceridad posibles, también podrá percibir “ángeles ascendiendo y descendiendo” - sus plegarias serán elevadas hacia Dios y descenderán las respuestas a ellas (Likutey Halajot III, p. 498).

28:12 Él soñó. He aquí una escalera que estaba apoyada en la

tierra y su cima llegaba al cielo; y los ángeles de Dios ascendían

y descendían por ella. El sueño de Iaacov Iaacov pasó por el lugar y no se dio cuenta de que era la puerta del Cielo. Retornó y se acostó para dormir. ¡No había dormido durante los catorce años que estuvo estudiando en la ieshivá de Shem y Ever pero se durmió ante la puerta del Cielo! (Rashi).

Iaacov soñó con una escalera, que representa la capacidad de combinar los niveles superiores con los niveles

inferiores. La escalera estaba “apoyada en la tierra” - significando que es necesario comprender que Dios está con uno incluso en los niveles más bajos de este mundo material - “y su cima llegaba al cielo” - indicando al mismo tiempo que no sabemos nada sobre la grandeza de Dios, dado que Él es Infinito. Ésta es la esencia de las devociones de la persona durante todos los días de su vida: combinar el “saber” sobre Dios con el “no saber” sobre Dios. ¿Por qué Iaacov se recostó a dormir en un lugar tan sagrado? El “dormir” indica un descenso de la conciencia, la decisión de dejar de lado el intelecto y ponerse totalmente en

manos de Dios. Representa el nivel elevado de “no saber” sobre Dios - i.e., reconocer a Dios como Infinito (Likutey Halajot V, p. 15a-30). Una escalera que estaba apoyada en la tierra y su cima llegaba al cielo Cuando uno practica la humildad y se considera a sí mismo tan bajo como la tierra, merece alcanzar alturas tan elevadas como los cielos (Likutey Halajot V, p. 352). Una escalera que estaba apoyada en la tierra y su cima llegaba al cielo La escalera en el sueño de Iaacov

alude a tres conceptos. El punto inferior es el discípulo, que debe estar firmemente apoyado en la tierra para recibir las enseñanzas de su maestro. El punto superior es el maestro, cuyas elevadas enseñanzas pueden inspirar incluso a aquellos que están hundidos en lo mundano y material. La escalera misma, extendiéndose entre los dos, refleja las enseñanzas del maestro y el canal a través del cual el discípulo puede hacer que esas enseñanzas desciendan (Likutey Halajot III, p. 56). Ángeles de descendían

Dios

ascendían

y

Iaacov soñó que tres ángeles ascendían y descendían por la escalera al Cielo. El

cuarto ángel, correspondiente al cuarto exilio, al exilio actual, ascendió pero no descendió (Midrash Tanjuma, Vaietze 2).

Iaacov estaba en camino hacia lo de Labán, el timador más grande que lo engañaría de todas las maneras posibles. Iaacov comprendió que también ése sería el desafío del cuarto exilio, del exilio final: las argucias y las mentiras que se les presentarían a los judíos para alejarlos de Dios. Tuvo mucho miedo, pero se fortaleció con la promesa de Dios: “Yo estaré contigo... no te dejaré”. Es decir, Dios siempre estará con nosotros, no importa lo que debamos enfrentar (Likutey Halajot IV, p. 51a).

28:17 Tuvo miedo y dijo: “¡Cuán tremendo es este lugar! ¡Ésta es

la Casa de Dios y éste es el portal del Cielo!”. Éste es el portal del cielo

Todas las plegarias ascienden al Cielo a través de la Tierra Santa, de modo que la plegaria está asociada con la Tierra Santa (Likutey Moharán I, 7:1).

28:20 Iaacov hizo un voto, diciendo, “Si

Dios estuviese conmigo y me guardase en este camino en que ando y

me diese pan para comer y ropa para vestir”. Iaacov hizo un voto Hacer un voto y cumplirlo rectifica la fe dañada de la persona.

Esto se aplica no sólo a la fe en Dios, en la Torá y en los Tzadikim, sino también a la fe en uno mismo. La persona debe creer que también ella es importante ante los ojos de Dios. Iaacov no hizo un voto porque dudara de la promesa de Dios sino porque dudaba de su propia valía. Comprendiendo que la fe en sí mismo estaba dañada, hizo un voto para rectificarla (Likutey Moharán I, 57:2; ver Parparaot LeJojmá, ad loc.). Pan para comer y ropa para vestir Iaacov pidió ropas, que representan vestimentas limpias para el

alma. De manera similar, pidió pan que alimentaría más a su alma que a su cuerpo. Conceptualmente, este tipo de comida es el maná, que era completamente absorbido por el cuerpo, sin producir sustancias de desecho (Avodá Zará 5b). Esta clase de comer también alude a la recepción de la Torá, pues Moisés no comió ni bebió durante los cuarenta días y cuarenta noches que estuvo en el Cielo recibiendo la Torá (Likutey Halajot II, p. 58a). Pan para comer y ropa para vestir BeGueD (‫בגד‬, ropa) es similar a GuiDim (‫גידים‬, tendones), que representan el órgano del pacto. Cuando

la persona cuida el pacto y también cuida de que sus ropas no se ensucien, se hace digna de un sustento fácil - i.e., “pan para comer” (Likutey Moharán I, 29:5).

29:1 Iaacov levantó las piernas y prosiguió

hacia la tierra de la gente del Este. Iaacov levantó las piernas Él se alegró por la promesa de protección de Dios y llevó esa alegría a su corazón, lo que hizo que pudiese levantar las piernas y caminar sin

esfuerzo (Rashi).

La persona debe llevar la alegría hacia el corazón para infundirles alegría a sus extremidades inferiores - para que, por ejemplo, pueda levantar las piernas al bailar (Likutey Moharán I, 10:6; ver Ibid., I, 32).

29:10 Cuando Iaacov vio a

Raquel, la hija de Labán, el hermano de su madre, y el rebaño

de Labán, el hermano su madre, Iaacov se acercó e hizo rodar la

piedra de sobre la boca del pozo y dio de beber al rebaño

de Labán, el hermano de su madre. Iaacov se acercó e hizo rodar la piedra de sobre la boca del pozo y dio de beber al rebaño Hay veces en que la “piedra” sobre el corazón es muy pesada y no puede retirarse fácilmente para revelar

el manantial de Torá que allí está oculto. Para retirar la piedra son necesarios el anhelo y el deseo de servir a Dios (Likutey Halajot IV, p. 80). Hizo rodar la piedra de sobre la boca del pozo “La piedra sobre la boca del pozo” hace referencia a la visión nublada que impide que la gente perciba la belleza de la Torá. Iaacov, el Tzadik, puede revelar las aguas que dan vida y darle de beber a su “rebaño” -a sus seguidores- refrescantes percepciones e inspiraciones que satisfacen el alma (Likutey Halajot VIII, p. 49b-50a).

Hizo rodar la piedra de sobre la boca del pozo Retiró la piedra tan fácilmente como alguien que saca el corcho de una botella (Rashi).

Las aguas del pozo representan la fe que nutre y sustenta a la persona. La piedra representa los obstáculos a la fe. Durante los días de Abraham y de Itzjak, hubo una limitada cantidad de fe en el mundo. Aunque Abraham comenzó a revelar la fe e Itzjak continuó con ese esfuerzo, la respuesta fue insignificante. Sin embargo, cuando Iaacov comenzó a revelar la fe hubo una mayor posibilidad de lograrlo. Así Iaacov pudo retirar la piedra del pozo como si estuviese

descorchando una botella, porque para entonces la fe se había vuelto más accesible (Likutey Halajot V, p. 226a-452). En otras palabras, Iaacov era la tercera generación de aquellos que trabajaban para instaurar la fe en la gente. Los esfuerzos combinados de todos los que revelaron la fe vencieron la resistencia de aquellos que se le oponían.

29:11 Entonces Iaacov besó

a Raquel y levantó la voz y lloró. Iaacov besó a Raquel... Se quedó con él por un mes Raquel representa la Ley Oral. El nombre RaJeL (‫רחל‬, Raquel) significa

“oveja”, como en “doscientas ovejas (‫רחלים‬, ReJeLiM)” (Génesis 32:15). Tal como el pastor esquila continuamente la lana de sus ovejas, de la misma manera los estudiosos del Talmud “esquilan” continuamente leyes de la Ley Oral (Tikuney Zohar #21, p. 46b). Cuando Iaacov -el Tzadik- besó a Raquel se unió con la Ley Oral. De manera similar, cuando un discípulo estudia las enseñanzas del Tzadik, “besa” al Tzadik en el sentido de que se une a él y a sus enseñanzas. Sin embargo, si el estudiante es indigno -si se encuentra en el nivel de Labán- entonces las enseñanzas del

Tzadik pueden inducirlo a error. Tal estudiante puede reconocer su falta de mérito y desear arrepentirse. Para hacerlo, deberá ejercer la paciencia y esperar JoDeSh iamim (‫חדש ימים‬, “un mes de días”). Esta frase también puede leerse como meJaDeSh iamim (‫ימים‬ ‫מחדש‬, “renovar sus días”). Ese discípulo deberá renovar sus días con sinceridad (Likutey Moharán I, 12).

29:13 Cuando Labán

oyó las nuevas de Iaacov, el hijo de su hermana, corrió a su

encuentro. Lo abrazó, lo besó y lo llevó a su casa. Él le

contó a Labán todas estas cosas. Iaacov y Labán Iaacov era un Tzadik que generaba ideas originales de Torá. Labán era un “erudito demonio”, un charlatán, un timador y un orgulloso (Likutey Moharán I, 12). Aquel que quiera aprender Torá deberá elegir como mentor a alguien que

corresponda a “Iaacov” - alguien que conozca el valor de la Torá y que aliente a los demás a buscar la Divinidad. Deberá evitar aquellas personas que corresponden a “Labán” - aquellos que parecen sabios y conocedores, pero que utilizan la Torá para alejar a la gente de Dios y ocultarlo.

29:17

Los ojos de Lea

eran débiles, mientras que Raquel era bella de forma y hermosa de apariencia.

Los ojos de Lea eran débiles, mientras que Raquel era bella Lea lloraba porque temía que la hiciesen casar con Esaú (Rashi).

Juntas, Lea y Raquel, representan a la nación judía. Lea temía caer víctima de Esaú, de modo que lloró profusamente para ser salvada de él. Sus lágrimas hicieron que Raquel fuese hermosa, pues los judíos se salvaron de Esaú y pudieron florecer (Likutey Halajot III, p. 221a). Los ojos de Lea eran débiles Lea estaba destinada a casarse con

Esaú, porque ella se encuentra enraizada en los juicios estrictos, al igual que Esaú. Pero superó su desventaja con lágrimas y endulzó esos juicios severos. De este modo mereció casarse con Iaacov (Likutey Halajot I, p. 56a). Iaacov, Lea y Raquel Iaacov corresponde a Zeir Anpin, la Ley Escrita. Raquel y Lea corresponden a Maljut; Lea corresponde a la plegaria y Raquel a la Ley Oral. Lea está conectada con la plegaria pues clamó y lloró profusamente para no casarse con Esaú. Raquel (cuyo nombre significa “oveja” en hebreo) hace referencia a la Ley Oral, pues tal como

un pastor esquila continuamente la lana de sus ovejas, de la misma manera los estudiosos del Talmud continuamente “esquilan” leyes de la Ley Oral (Tikuney Zohar #21, p. 46b). Iaacov quería casarse primero con Raquel, porque para comprender y llevar a cabo la Ley Escrita, uno debe primero estudiar la Ley Oral. Sólo más tarde es posible alcanzar el gran nivel de la plegaria (Lea) para acercarse a Dios. Sin embargo, Labán también percibió la belleza de Raquel (pues la Ley Oral es impresionante) y trató de impedir que Iaacov accediera a ella de manera inmediata. Labán pensó que si le daba primero a Lea, ello retrasaría la

conexión de Iaacov con la Ley Oral. Raquel vio lo que sucedía. Para evitarle la vergüenza a su hermana, le reveló a Lea las señales secretas que había pactado con Iaacov. Es decir, la misma Torá le mostrará a la persona cómo orar delante de Dios para alcanzar ese nivel de cercanía con Él. Vemos a partir de esta historia que para alcanzar realmente la Ley Oral, uno debe primero derramar muchas lágrimas y plegarias delante de Dios, para que Él lo ayude a lograr ese nivel. Si la persona no sabe por dónde comenzar, si a partir de la Torá o a partir de la plegaria, deberá empezar a servir a Dios con ambas. Deberá estudiar Torá y orarle a Dios

para que le permita cumplir con la Torá (Likutey Halajot III, p. 102a-206). Iaacov también se casó con las siervas, Bila y Zilpa, quienes representan la Mishná, que es el estudio de la Torá aún no perfeccionado. Debido a que Iaacov mereció la Torá y la plegaria, fue capaz de elevar hacia la santidad incluso a las siervas (Likutey Halajot III, p. 103a).

29:18 Iaacov amaba

a Raquel. Él dijo, “Trabajaré para ti siete años por Raquel, tu hija

menor”. Trabajaré para ti siete años por Raquel, tu hija menor Iaacov sabía que Labán representaba las Cámaras de los Intercambios y que iba a cambiar a Raquel por su hermana Lea. Para vencer a Labán, Iaacov estuvo de acuerdo en descender a la servidumbre -al reino animal- y transformarse en pastor de Labán. Es decir, entró en un ámbito diferente al suyo para asegurar la elevación de las tendencias animales hacia un nivel humano y protegerse de cualquier daño que pudiesen causar las

Cámaras de los Intercambios. Pero Labán lo engañó igualmente y le dio a Lea en lugar de Raquel. Este cambio llevó a los celos de los hermanos en contra de Iosef (pues si Raquel hubiese sido la primera esposa de Iaacov y Iosef el primogénito, los hermanos no se habrían quejado de la atención especial que Iaacov le otorgaba a Iosef). También llevó al exilio en Egipto, pues fue debido a los celos que los hermanos vendieron a Iosef y, en definitiva, dio como resultado la división entre las Diez Tribus y el Reino de Iehudá (Likutey Halajot I, p. 111a).

29:20 Iaacov trabajó siete años por Raquel; y fueron a sus ojos

como unos pocos días, porque la amaba mucho. Y fueron a sus ojos como unos pocos días Cuando la persona sirve a Dios por amor, el tiempo que pasa en sus

devociones no es nada para ella (Likutey Moharán II, 79).

29:25 Y aconteció que por la mañana, he aquí

que era Lea. Y él le dijo a Labán: “¿Qué es esto que

me has hecho? ¿No te serví por Raquel? ¿Por qué me has engañado?”.

Por la mañana, he aquí que era Lea “Lea” representa el nivel oculto de la sefirá de Biná. Mediante la alegría de bailar en su boda, Iaacov alcanzó los misterios ocultos de la Torá (Likutey Moharán I, 32). Por la mañana, he aquí que era Lea “La mañana” representa la Resurrección de los Muertos. En la Kabalá, “Lea” corresponde al hueso denominado “luz”, a partir del cual será reconstruido el cuerpo en el Futuro (Likutey Moharán II, 85).

29:34 Y ella volvió a concebir y dio a luz un hijo.

Y dijo, “Esta vez se unirá mi marido conmigo porque le he dado

tres hijos”. Por lo tanto le puso por nombre Leví. Los ojos de Lea eran débiles... Esta vez se unirá mi marido conmigo... Por lo tanto le puso por nombre Leví

La vista disminuida está asociada con la fuerza maligna de LILIT (‫)לילית‬, que recibe ese nombre debido a que siempre está lloriqueando (‫מיללת‬, meIaLeLet) y trae IeLaLá (‫יללה‬, sollozos) al mundo. La gente malvada produce una abundancia de melodías tristes y lúgubres, pues su música está asociada con el lloriqueo del Otro Lado. La música en general atrae a la gente. La música proviene de la misma raíz que la Tribu de Leví, que ejecutaba instrumentos musicales en el Templo. El nombre LeVí (‫ )לוי‬viene de la palabra meLaVé (‫מלוה‬, acompañar) - i.e., la gente desea estar en su compañía.

Cuando en el Shabat cantamos melodías desde el fondo del corazón, elevamos las melodías caídas y tristes hacia el ámbito de la santidad. Esto se debe a que el Shabat representa la visión rectificada. Así, elimina el poder de Lilit (Likutey Moharán I, 226; ver también Ibid., I, 237).

29:35 Ella concibió otra

vez y dio a luz un hijo. Dijo, “Esta vez, agradeceré a Dios”.

Por lo tanto le puso por nombre Iehudá. Entonces ella dejó de tener

hijos. Esta vez, agradeceré a Dios En el Futuro, serán abolidos todos los sacrificios salvo la ofrenda de agradecimiento (Vaikrá Rabah 9:7).

ODéH (‫אודה‬, “agradeceré”) hace referencia al Korbán TODáH (‫קרבן תודה‬, ofrenda de agradecimiento). Dado que Iehudá simboliza el Mashíaj, su descendiente, y el concepto de agradecerle siempre a Dios, la ofrenda de agradecimiento se mantendrá incluso luego de la llegada del Mashíaj (Likutey Halajot I, p. 242).

30:8 Raquel dijo, “Con grandes luchas he luchado con mi hermana

y he prevalecido”, y lo nombró Naftalí. Naftalí Menajem ben Seruk enseña que el nombre NaFTaLI (‫ )נפתלי‬proviene de la misma raíz que la palabra PeTIL (‫פתיל‬, cuerda), traduciendo este versículo como “Con lazos de Dios he sido unida a mi hermana” (Rashi).

El nombre naFTaLI (‫)נפתלי‬ contiene muchas de las letras de la palabra TeFILá (‫תפילה‬, plegaria). Cuando consideramos que “el nombre NaFTaLI proviene de la misma raíz que la palabra PeTIL (cuerda)”, podemos comprender que la plegaria es la principal devoción que une a la persona con Dios (Likutey Moharán II, 84). Naftalí NaFTaLI (‫ )נפתלי‬proviene de la misma raíz que NiFTaLti (‫נפתלתי‬, “he peleado” o “he luchado”) (Rashi).

Este concepto es similar a TeFILá (‫תפילה‬, plegaria), pues uno debe luchar y

ser persistente al orarle a Dios cuando aún no ha recibido respuestas a su pedido. Finalmente, sus plegarias serán respondidas al igual que las de Raquel (Likutey Halajot I, p. 80a-160-81a).

30:23 Ella concibió y dio a luz

un hijo. Dijo, “Dios ha recogido mi vergüenza”. Dios ha recogido mi vergüenza... le puso por nombre Iosef Mientras la mujer no tiene un hijo, es culpada por todo lo que sale mal en la casa; pero cuando tiene un hijo, ella

puede echarle la culpa al niño (Rashi).

No sólo Iosef (‫ )יוסף‬recogió (‫אסף‬, aSaF) la vergüenza de su madre, sino que también recolectó la humillación de los pecadores. IoSeF también representa al Tzadik que acerca a los demás a Dios y por lo tanto aumenta (‫מוסיף‬, moSiF) la santidad. (Por ejemplo, Iosef solía pasar tiempo con los hijos de las siervas [i.e., aquellos que están lejos de Dios]). Más tarde Iosef es llamado el ben zekunim, el “hijo sabio” (Génesis 37:3). Esa sabiduría hace referencia a la gran compasión demostrada por Iosef hacia todos aquellos que estaban lejos de Dios (Likutey Halajot I, p. 14a, 26).

Dios ha recogido mi vergüenza... le puso por nombre Iosef Iosef es el paradigma del Tzadik, quien cuida el pacto. Si un hombre daña el pacto, siente vergüenza. Por lo tanto, el nacimiento de Iosef, que es la revelación del Tzadik, indica la eliminación de la vergüenza (Likutey Moharán I, 19:3, 34:8, 82). El Tzadik mitiga la humillación que llega como resultado de un pacto dañado (Ibid., I, 54,6).

30:24

Le puso por nombre Iosef, diciendo, “Que Dios me agregue otro hijo”.

Le puso por nombre Iosef, diciendo “Que Dios me agregue otro hijo” Iosef (‫יוסף‬, IoSeF) ganó el título de “Tzadik” porque continuamente “agregaba” (‫מוסיף‬, moSiF) frescura a sus devociones. Quería que Dios lo considerase cada día como un “nuevo” hijo. Este versículo también implica que el Tzadik trabaja constantemente para traer nuevas almas de retorno a Dios (Likutey Halajot II, p. 77a-154).

30:25 Después

que Raquel dio a luz a Iosef, Iaacov le dijo a Labán, “Déjame

ir. Iré a mi lugar y a mi tierra”. Déjame ir. Iré a mi lugar y a mi tierra Iaacov quería asegurarse de que al menos su último hijo, Benjamín, naciera en la Tierra Santa. De otra manera, los

judíos no podrían nunca dejar el exilio (Zohar I, 158b).

El nacimiento de Benjamín completó la santidad de las Doce Tribus, y representa así la alegría de la santidad. Si Benjamín hubiese nacido fuera de la Tierra Santa, esa alegría habría sido llevada hacia las fuerzas que están fuera del ámbito de la santidad, cancelando sus efectos positivos, como está escrito, “Con alegría dejarán [el exilio]” (Isaías y 55:12) (Likutey Halajot II, p. 257a).

30:28

“Dime cuál es tu salario y te lo daré”. Le dijo. Dime cuál es tu salario

Hasta el nacimiento de Iosef, Iaacov trabajó para Labán, para pagar la “deuda” de haberse casado con sus hijas. Luego del nacimiento de Iosef, Labán le pidió a Iaacov que trabajase para él por un salario. Iaacov estuvo de acuerdo sólo debido al nacimiento de Iosef. Iosef representa el paradigma del Tzadik, un pacto cuidado. Sólo cuando uno es moral y puro la riqueza que obtiene puede ser pura y sin corrupción (Likutey Halajot V, p. 478). Iaacov y Labán Iaacov, que mereció el Lenguaje Sagrado, luchó su principal batalla con

Labán, que representa el Targúm, la traducción de la Torá. (Por lo tanto vemos que Iaacov le dio un nombre hebreo al monumento, Gal-ed, mientras que Labán le dio el mismo nombre en arameo, Iegar Saaduta [ver Génesis 31:47]). El Lenguaje Sagrado genera grandes niveles de santidad. Frente a él se encuentra la total impureza (representada por Esaú y las setenta naciones). El Targúm es un puente entre los dos extremos: puede ayudar a la persona a ascender la escala espiritual hacia la santidad o puede arrastrarla desde la pureza hacia la impureza. Iaacov tomó sus hijas de la casa de

Labán para elevarlas hacia el ámbito de la santidad. Por el contrario, cuando Esaú intentó asesinar a Iaacov, éste comprendió que para anular el mal total de Esaú, primero debía vencer a Labán el Targúm o puente entre ellos. Así, Iaacov sirvió a Labán por siete años, correspondientes a las setenta naciones impuras (en la Kabalá, cada nivel está compuesto por diez sefirot; siete años multiplicados por diez sefirot es igual a setenta). Entonces Iaacov esperó a que naciera Iosef para irse de la casa de Labán. Iosef representa la pureza de un pacto cuidado; para alcanzar el Lenguaje Sagrado, se requiere pureza sexual

(Likutey Halajot II, p. 464).

30:30 “Porque la poca cosa que tenías antes de mi

venida ha crecido mucho, pues que Dios te ha bendecido por mi causa;

y ahora, ¿cuándo he de trabajar también por mi casa?”. Dios te ha bendecido por mi causa Vaivarej IHVH otja leragli (“Dios

te ha bendecido por mi causa”) significa literalmente, “Dios te ha bendecido a mis pies”. Iaacov elevó los “pies”, el nivel más bajo de la realidad, hacia el servicio a Dios y así alcanzó la bendición (Likutey Moharán I, 24:4).

30:32 “Pasaré por todo tu rebaño

hoy y tú apartarás de allí toda oveja salpicada y manchada y toda

oveja morena entre los corderos y la manchada y salpicada entre las cabras

y de éstas será mi salario”. Iaacov y Labán... el rebaño Iaacov representa al Tzadik que transmite la Torá en su forma pura, para beneficio de los demás. Labán representa al charlatán que estudia Torá para obtener honor, riqueza y otros beneficios materiales. La batalla entre

Iaacov y Labán es el prototipo de todas las batallas futuras entre los Tzadikim y los líderes falsos que se presentan como paradigmas de la Torá, pero que carecen de todas las cualidades necesarias. Esto explica por qué la principal batalla de Iaacov con Labán fue sobre las ovejas. Las ovejas -la riqueza de Labán- le fueron quitadas para pasar a manos de Iaacov, pues el deseo de riqueza y de ganancia personal hace que la persona caiga de su nivel (Likutey Halajot V, p. 269a). Iaacov y Labán Iaacov representa la verdad, como en “Da verdad a Iaacov” (Mija 7:20).

Como paradigma de la verdad, Iaacov pudo luchar con éxito con Esaú y Labán, los arquetipos de la mentira y del mal. De Labán, Iaacov extrajo sus cuatro esposas y sus doce hijos. Los doce hijos representan los parámetros de la santidad -las doce horas del día, las doce horas de la noche, los doce meses del año y los doce signos del zodíacoque sostienen al mundo entero. El mal Labán- trata de tragar todo lo que pueda de la santidad. Pero aquel que merezca la verdad podrá extraer mucha riqueza del lado del mal (Likutey Halajot VIII, p. 207b-208a).

30:33

“Mi integridad responderá por mí el día de mañana, cuando vengas para

revisar mi salario que tendrás delante de ti: todo lo que no sea

salpicado y manchado de entre las cabras, moreno entre los corderos, sea como

robado por mí”. Mi integridad Tzidkati (“mi integridad”) también puede entenderse como “mi caridad”. La persona debe dirigir su caridad hacia causas dignas, para que su poder pueda vencer al mal (Likutey Moharán I, 251). Mi integridad responderá por mí el día de mañana Nuestro mundo es comparable al

Espacio Vacío, donde la persona no puede encontrar respuestas a las preguntas profundas relacionadas con la recompensa y el castigo, y sólo debe apoyarse en la fe. Si, en este mundo, uno fortalece su fe, entonces, en el futuro mesiánico, alcanzará las respuestas relacionadas con su “integridad” (Likutey Moharán I, 64:6).

30:37 Iaacov tomó para

sí ramas frescas de álamo, de avellano y de castaño y descortezó en

ellas listas blancas, descubriendo la parte blanca de las ramas. Descortezó en ellas listas blancas Esto

hace

referencia

a

la

“blancura” -i.e., la pureza- del pacto. Iaacov hizo descender la pureza del pacto no sólo para él mismo sino también para los demás (Likutey Moharán I, 29:5).

31:1 “Pero él oyó las palabras de

los hijos de Labán que decían: “Iaacov ha tomado todo lo que era

de nuestro padre y de lo que es de nuestro padre se ha

hecho toda esta fortuna”. De lo que es de nuestro padre se ha hecho toda esta fortuna ¿Por qué Iaacov trabajó tan duro para aumentar sus rebaños y tomar la riqueza de Labán? Porque el alma y la riqueza tienen la misma raíz (Likutey Moharán I, 69). Todo el tiempo en que estuvieron juntos, Labán trató de engañar a Iaacov y

de construir su propia riqueza, atrapando así en su dominio las almas de la nación judía y su riqueza. Pero Iaacov pudo ganarle en astucia a Labán y tomar nuevamente el control de las almas judías y de su riqueza (Likutey Halajot VIII, p.199).

31:10 “En el momento de aparearse

los animales, levanté mis ojos y vi en un sueño que los machos

cabríos que se montaban a las hembras eran anillados, salpicados y rayados”.

Anillados, salpicados y rayados Estas tres descripciones de las ovejas de Iaacov incluyen todos los intelectos sagrados y corresponden a Jojmá, Biná y Daat. El “abrevadero” representa el intelecto, donde se guardan las “aguas” de la santidad. Iaacov puso una rama pelada enfrente del abrevadero -es decir, reveló hermosas enseñanzas de Torá- haciendo que las “ovejas” i.e., su rebaño- que venían a tomar de sus aguas “entrasen en calor” y se inflamasen con un fervoroso deseo de servir a Dios. Iaacov trabajó principalmente con las ovejas “jóvenes” - porque la principal batalla con el Malo tiene lugar durante la juventud. Aunque

esas batallas pueden ser abrumadoras, la persona joven tiene la fuerza como para superar sus deseos. Aun así, Iaacov tuvo que huir de Labán - pues el Malo ataca sin cesar las devociones espirituales. Así, Iaacov le dijo a Labán, “Si el Dios de mis padres... no hubiese estado conmigo... y visto la obra de mis manos” (Génesis 31:42) - significando que Iaacov trabajó continuamente para contrarrestar el mal que, de otra manera, atrapa a la gente débil incluso cuando trata de servir a Dios. De no ser por el trabajo de Iaacov, aquellos afectados por el Malo no podrían mantenerse firmes. La principal fortaleza de Iaacov fue el hitbodedut,

sus plegarias en campo abierto mientras era “consumido por el calor durante el día y la helada durante la noche” (Ibid., 31:40) (Likutey Halajot VIII, p.14a-15b). Anillados, salpicados y rayados Hay tres niveles de temor: el temor a Dios, el temor al maestro y el temor a los padres. Iaacov, quien dijo después de su sueño, “¡Qué tremendo es este lugar!” (Génesis 28:17), entendió el temor. Mientras cuidaba el rebaño de Labán, se dedicó a hacer descender los diferentes niveles de temor para que todos pudieran experimentarlos.

Las ovejas “anilladas” representan el nivel del temor a Dios, dado que los akudim (anillos) representan los orígenes mismos de la Creación, antes del desarrollo incluso de las sefirot. Las ovejas “salpicadas” aluden al discípulo, que es una “salpicadura” comparado con el conocimiento y la estatura de su maestro. Las ovejas “rayadas” representan el temor a los padres, dado que las marcas rayadas aparecían en las patas de las ovejas (Rashi) y los niños son llamados “las rodillas de los padres” (cf. Eruvin 70b). Así, al cuidar las ovejas, Iaacov hizo descender todos los tipos de temor a Dios (Likutey Halajot V, p. 480-241a).

31:45 Iaacov tomó una piedra y la levantó como un monumento

La levantó como un monumento Iaacov representa al judío que quiere ser puro. Se encuentra constantemente perseguido por LaBáN (‫לבן‬, cuyo nombre significa literalmente “blanco”), quien “blanquea” sus malas acciones para hacer caer a la persona. Iaacov debe huir de Labán y no mirar hacia atrás. Pero si Labán lo alcanza, deberá construir un monumento, un testamento a su persistente deseo de servir a Dios (Likutey Halajot I, p. 192). También, es necesario que uno le “robe” a Labán. Si se ve atacado por los

malos pensamientos, deberá ocuparse de otros temas o incluso de cuestiones tontas para hacer descansar la mente y alejarla del mal. Entonces Dios Mismo le advertirá a “Labán” de no hacerle daño a Iaacov. Esto es lo que se quiere indicar a través del hecho de que Iaacov huyó sin avisarle a Labán (Génesis 31:20). De haberle dicho a Labán que estaba partiendo, éste lo habría perseguido. Muy comunmente decimos que no queremos que el mal nos siga, pero nos encargamos de dejar una abertura para que vaya tras de nosotros. Más aún, Iaacov se dedicó a juntar piedras -es decir, todos los buenos pensamientos y las buenas acciones, aunque fuesen minúsculos- con los cuales construyó su

testamento a Dios y al bien (Likutey Halajot I, p. 192-97a).

31:46 Iaacov les dijo a sus hermanos, “Recojan piedras”.

Ellos tomaron piedras e hicieron un monumento y comieron allí junto al monumento.

Comieron allí junto al monumento El GaL (‫גל‬, monumento) representa LaG BaOmer (‫( )לג בעומר‬Ari).

GaL (‫גל‬, monumento) también está relacionado con GuiLá (‫גילה‬, alegría). Comer con alegría trae santidad y le da una fuerza positiva al alimento (Likutey Halajot III, p. 218).

31:47 Labán llamó

al lugar Iegar Saaduta pero Iaacov lo llamó Galed. Labán llamó al lugar Iegar Saaduta pero Iaacov lo llamó Gal-ed

Labán y Iaacov le dieron el mismo nombre al monumento, “Monumento del Testimonio”, pero Labán le dio el nombre en arameo y Iaacov en hebreo. Labán representa el Targúm (la traducción al arameo de la Torá), que actúa como intermediario entre el Lenguaje Sagrado y un habla maligna. La intención de Labán era llevar impureza al pacto que hizo con Iaacov y así dañar al pueblo judío. Iaacov era consciente de la intención de Labán. Por lo tanto invocó el Lenguaje Sagrado, trayendo pureza a aquellos que serían miembros del pacto con Dios (Likutey Moharán I, 19:4).

Parashat Vaishlaj 32:4 Iaacov envió mensajeros delante de él a

Esaú su hermano, a tierra de Seir, al campo de Edom. Iaacov envió mensajeros... a Esaú...

residí con Labán Los mensajeros eran verdaderos ángeles (Rashi).

Aunque Iaacov habitó (‫גרתי‬, GaRTI) con Labán, cuidó las 613 (‫תרי״ג‬, TaRIaG) mitzvot. Dado que estaba totalmente inmerso en la Divinidad, mereció que verdaderos ángeles hiciesen su voluntad (Likutey Halajot VII, p. 197a).

32:5 Los

instruyó diciendo, “Esto es lo que le dirán a mi señor Esaú: ‘Así

dijo tu siervo, Iaacov: Residí con Labán y he demorado mi retorno hasta

ahora’”. Residí con Labán Pese al hecho de que habité (‫גרתי‬, GaRTI) con Labán, mantuve las 613 (‫תרי״ג‬, TaRIaG) mitzvot (Rashi).

Fue específicamente debido al hecho de que residí con Labán y que sabía que él estaba tratando de hacerme caer de mis devociones, que me fortalecí y alcance el conocimiento y la capacidad de observar las 613 mitzvot. Alcancé ese nivel específicamente debido a mi adversario, Labán (i.e., utilice la adversidad para acercarme a

la Torá) (Likutey Halajot III, p. 250-126a). Residí con Labán y he demorado mi retorno hasta ahora... tengo ganado y asnos Pese al hecho de que habité (‫גרתי‬, GaRTI) con Labán, mantuve las 613 (‫תרי״ג‬, TaRIaG) mitzvot (Rashi).

Al prepararse para atacar a Iaacov, Esaú mostró que había alcanzado la cima de la audacia impura: el deseo de combatir todo lo santo. Por lo tanto Iaacov le envió este mensaje: “Residí con Labán” - pese a haber vivido con el mal, me las arreglé para mantenerme firme en el servicio a Dios.

Habiendo observado la Torá, alcancé el nivel de la audacia santa con la cual contrarrestar tu audacia impura. Más aún, “He demorado mi retorno hasta ahora” - “ahora” representa el poder de la plegaria. Es decir, construí mi deseo de servir a Dios y transformé mis estudios de Torá en plegarias, para alcanzar incluso niveles más elevados. Ahora que he alcanzado esos grandes niveles, estoy dispuesto a enfrentarte y a vencerte. El “ganado y asnos” representan los dos Mashíaj que conquistarán finalmente a todas las fuerzas del mal (Likutey Halajot VIII, p. 40a). Residí con Labán

Y mantuve las 613 mitzvot (Rashi).

Esaú odiaba a Iaacov porque había recibido las bendiciones. Cuando Esaú decidió matarlo, Iaacov huyó. En camino hacia la casa de Labán, Iaacov estudió Torá en la ieshivá de Shem y de Ever durante catorce años (Rashi sobre Génesis 28:9). Fortalecido por el estudio de la Torá, Iaacov pudo llevar la luz de Dios hacia todo lo que hizo. De ese modo fue capaz de hacer descender bendiciones, de extraer a Lea y a Raquel del ámbito del mal de Labán y de llevarlas hacia el ámbito de la santidad. También pudo atraer una gran riqueza, dado que casi toda la riqueza de

Labán le fue transferida a través de su cuidado de los rebaños de Labán. Cuando Iaacov volvió a encontrar a Esaú, le dijo, “Residí con Labán y observé las 613 mitzvot”. Es decir, “Estudié Torá y me fortalecí con ella. Las 613 mitzvot de la Torá me dieron la fuerza y la capacidad para superar a Labán. Por lo tanto también podré vencerte a ti” (Likutey Halajot IV, p. 136a272). Residí con Labán Esaú representa a los ateos que son bestias salvajes y gente lujuriosa, en tanto que Labán representa a los ateos que son astutos y maliciosos - es decir

la “raíz” de todos los ateísmos, ocultando el Favor Divino. Iaacov representa a aquel que trata de revelar el Favor Divino. Esaú estaba celoso de Iaacov por haber recibido las bendiciones de Itzjak, dado que esas bendiciones incluían abundancia de rocío y de cosecha, todas bendiciones de un orden natural. Siendo un ateo, Esaú prefería creer en un orden natural más que en la Providencia Divina. Amenazado por su hermano, Iaacov comprendió que para poder vencer a Esaú, debía vencer a la “raíz” de Esaú, es decir, a Labán. De modo que cuando Iaacov retorno de Jaran, le envió un mensaje a Esaú: “Residí con Labán”

- significando, “Pude vencer a tu raíz. Por lo tanto puedo vencerte también a ti”. Cuando finalmente volvieron a encontrarse, Esaú le concedió las bendiciones a Iaacov, reconociendo que si Iaacov había sido capaz de vencer a Labán y de revelar el Favor Divino, entonces merecía verdaderamente esas bendiciones (Likutey Halajot I, p. 154a).

32:8 Iaacov temió mucho

y se angustió; dividió la gente que tenía consigo en dos campamentos, junto

con las ovejas, el ganado mayor y los camellos. Iaacov temió mucho Aunque Dios había prometido proteger a Iaacov con Su Providencia, Iaacov tenía miedo pues quizás había pecado

(Berajot 4a).

Cuando la persona percibe la voluntad de Dios -cuando ve que todo lo que le sucede es resultado de la Providencia Divina- llega a temer a Dios. Pero si cree que la naturaleza es una fuerza en sí misma, no puede alcanzar el temor a Dios. Iaacov temía no haber apreciado la Providencia Divina, por lo que debía haber perdido el temor a Dios y cometido algún pecado, en cuyo caso ya no merecía la Providencia Divina (Likutey Moharán II, 4:5).

32:9

Él dijo, “Si viene Esaú al primer campamento y lo hiere, el

campamento que quede escapará”. El campamento que quede escapará Iaacov se preparó para recibir a Esaú de tres maneras: con un regalo, con la plegaria y dispuesto a la batalla (Rashi).

El encuentro de Iaacov con Esaú representa la confrontación de todo judío con las fuerzas del mal. Un “regalo” representa ciertas devociones que son dadas al Otro Lado (e.g., el

carnero para Azazel en Iom Kipur, las maim ajaronim antes de las Gracias Después de las Comidas, etc.). La “plegaria” hace referencia a las súplicas a Dios para ser protegidos del Malo. “Batalla” representa el estar constantemente preparados para repeler a “Esaú” y sus cohortes, junto con la determinación de nunca caer en la desesperanza: “Aunque no pueda ganar totalmente esta batalla, al menos salvaré algunas de mis devociones, algo de mi disposición para servir a Dios” (Likutey Halajot III, p. 294-128a).

32:14

Pasó allí aquella noche y tomó de lo que le vino a la

mano un presente para Esaú su hermano. Un presente para Esaú su hermano. Dado que Esaú era una persona colérica, ¿por qué Iaacov envió regalos que mostraban su riqueza? ¿Acaso Esaú no sentiría celos de esa riqueza, enojándolo más aún y haciéndolo que

desease dañar mucho más a Iaacov? Iaacov intimó un mensaje al enviarle un regalo a Esaú, cuyo ser y poder emanaban de la cólera, representando así el paradigma de la ira: “Aquel que controla su ira puede merecer una gran riqueza” (ver Likutey Moharán I, 68). Al enviarle a Esaú los frutos de su relación de veintiocho años con Labán, Iaacov demostraba que nunca había sucumbido a la ira ante los constantes intentos de Labán por engañarlo. Más bien, siempre había controlado su cólera mereciendo así una gran riqueza. Más importante aún, Iaacov fue capaz de controlar la ira misma - i.e., a Esaú (Likutey Halajot VIII,

p. 191b).

32:17 Y puso a sus siervos a cargo de cada

manada separadamente, y dijo a sus siervos: “Vayan delante de mí y dejen

un espacio entre una manada y la otra”. Dejen un espacio entre una manada y la otra Previendo los futuros exilios, Iaacov oró para que cuando los judíos estuviesen en el exilio y se viesen

abrumados por los problemas pudiera haber algún “espacio de respiro” entre sus sufrimientos (Bereshit Rabah 76:8).

Iaacov previó el largo exilio y sus sufrimientos y comprendió la desesperanza que caería sobre sus descendientes. Oró por ellos, para que tuviesen la sabiduría de percibir los breves momentos de respiro entre los sufrimientos. Oró para que pudieran reconocer esos respiros incluso al enfrentar los sufrimientos individuales y para que siempre encontrasen el consuelo en medio de las dificultades, algo que le da a la persona la fortaleza para continuar (Likutey Halajot V, p. 388).

32:23 Se levantó aquella noche y tomó a sus dos mujeres y

a sus dos siervas y a sus once hijos y cruzó el Maavar

Iabok. Cruzó el Maavar Iabok Se hizo como un puente, llevando sus animales y sus propiedades de un lado al otro del río (Rashi).

Iaacov, el epítome de la verdad, les enseñó a sus descendientes que con la verdad es posible pasar a través del estrecho puente de la vida. Al transformarse en un puente, Iaacov demostró que se necesita la verdad para vencer a Esaú y a todas las dificultades de la vida (Likutey Halajot I, p. 158).

Cruzó el Maavar Iabok Se hizo como un puente, llevando sus animales y sus propiedades de un lado al otro del río (Rashi).

El Rebe Najmán dijo cierta vez, “El mundo entero es un puente muy angosto. Lo más importante es no tener miedo” (Likutey Moharán II, 48).

32:25 Iaacov se quedó

solo y luchó con un hombre hasta el romper del alba. Iaacov luchó con el ángel... el nervio

ciático La batalla que entablaron fue sobre el exilio. El ángel de Esaú buscaba vencer a Iaacov para que los judíos en el exilio sucumbiesen al dominio de Esaú. Sin embargo, Iaacov era un gran Tzadik y pudo vencer al ángel. El ángel sólo pudo tocar el muslo de Iaacov - es decir, llegó a dañar las futuras generaciones de Iaacov, aquellos “que descienden de sus muslos”. El muslo también corresponde al Nueve de Av, cuando fue destruido el Templo (Zohar I, 170b). En todas las generaciones, Esaú esgrime el arma de la depresión y de la tristeza en contra del pueblo judío.

Luego de perder la batalla, el ángel dijo que tenía que partir, dado que era su turno para “cantar delante de Dios” (Rashi). De alguna manera se sentía victorioso por el hecho de que sería capaz de llevar a los judíos del futuro a la depresión. Pero Iaacov se negó, “No hasta que me bendigas” significando que incluso la depresión se transformará en alegría. El ángel se vio forzado a conceder que en verdad contribuiría a las bendiciones y a la alegría de la nación judía al final del largo exilio. Después de la partida del ángel, Dios hizo brillar el sol de la Redención

Futura sobre Iaacov (Bereshit Rabah 78:5). Iaacov juntó los pequeños recipientes que había recuperado del otro lado del río (Rashi) y volvió con su familia. Los “pequeños recipientes” hacen referencia a las almas perdidas. Al derrotar al ángel de Esaú y al traer alegría a sus descendientes, Iaacov el Tzadik también podrá insuflar una nueva vida en las almas perdidas (Likutey Halajot II, p. 150a151a).

32:26 Cuando vio

que no podía con él, golpeó la coyuntura de su muslo. La coyuntura

de Iaacov se dislocó mientras luchaba con él. Golpeó la coyuntura de su muslo... el sol brilló para él El muslo representa a aquellos que sustentan la Torá. Ese día, las horas de sol se extendieron (Rashi sobre Génesis

32:32).

El ángel quería lisiar la capacidad del pueblo judío para comprender las leyes de la Torá. La mejor manera de lograrlo sería dificultando el sustento dado a los estudiosos de Torá. El sol brilló para Iaacov para curar su herida. En otras palabras, Iaacov pudo traer el sol del Futuro, el “sol extendido”, la luz y el sustento del Futuro, para mantener fuerte el estudio de Torá de sus descendientes (Likutey Halajot V, p. 199a).

32:29

“No serás llamado más Iaacov, sino Israel; porque has luchado con ángeles y

con hombres y has salido victorioso”. No serás llamado más Iaacov, sino Israel Existe un intelecto inmanente y un intelecto trascendente. Para alcanzar la Divinidad, la persona debe transformar el intelecto trascendente en intelecto inmanente, para así poseer ambos

niveles de Divinidad. El nombre IaACoV (‫)יעקב‬ representa el nivel inferior de intelecto, el EKeV (‫עקב‬, talón). Las letras del nombre ISRaEL (‫ )ישראל‬pueden reordenarse para formar la frase LI ROSh (‫לי ראש‬, “tengo cabeza”), indicando el nivel superior de intelecto. Si la persona siente que se encuentra en un nivel inferior y que no está creciendo espiritualmente, debe clamar a Dios. Entonces alcanzará el intelecto trascendente e incorporará las cualidades que se encuentran en los nombres Iaacov e Israel (Likutey Moharán I, 21:8).

Iaacov... Israel... has luchado con ángeles IaACoV (‫ )יעקב‬corresponde a una devoción a Dios inferior, representada por la palabra EKeV (‫עקב‬, talón - la parte más baja del cuerpo). ISRaEL (‫ )ישראל‬representa una devoción superior, como en “Has luchado (‫שרית‬, SaRita) con ángeles”. Es decir, has encarado tus devociones con seriedad y podrás vencer incluso a los ángeles en aras del servicio a Dios (Likutey Halajot II, p. 258).

32:30

Iaacov preguntó, diciendo: “Te ruego me digas tu nombre”. Pero él respondió:

“¿Por qué preguntas por mi nombre?”. Y le bendijo allí. Por qué preguntas por mi nombre Los ángeles reciben nombres de

acuerdo a su misión y esas misiones cambian constantemente. Por lo tanto el ángel le dijo a Iaacov, “¿Por qué preguntas por mi nombre?”. Iaacov, por otro lado, representa la verdad y la estabilidad - i.e., una misión inmutable de servicio a Dios. Esa verdad lo equipaba con la capacidad de enfrentar los ataques de los ángeles y de elegir siempre el sendero correcto. Así, el ángel le dijo a Iaacov, “porque has luchado con ángeles... y has salido victorioso” (Likutey Halajot VIII, p. 211a).

32:32

El sol brilló para él cuando pasaba por Penuel, y cojeaba de la

cadera. El sol brilló para él El sol brilló para curarlo (Rashi).

Iaacov se compara con el sol, que trae curación. De manera similar, la tzedaka se compara con el sol - como en la frase “Un sol de caridad” (Malaji 3:20). Al igual que el sol, la caridad trae curación (Likutey Moharán I, 86; Ibid., I, 221). El sol brilló para él Iaacov se compara con el sol. Así

como el sol ilumina el sendero de una persona, de la misma manera el intelecto ilumina su sendero en la vida. El nombre IaACoV (‫ )יעקב‬implica intelecto, como en la frase vaIaAKVeni (‫ויעקבני‬, “me superó en inteligencia”) (Génesis 27:36) (Likutey Moharán I, 1; Ibid., I, 74).

32:33 Por lo tanto no comen

los hijos de Israel del nervio ciático que está en la coyuntura del

muslo, hasta el día de hoy; por cuanto tocó la coyuntura del muslo

de Iaacov en el nervio ciático. Tocó la coyuntura del muslo de Iaacov en el nervio ciático IaACoV (‫ )יעקב‬fue llamado así debido al EKeV (‫עקב‬, talón) que aferró (Génesis 25:26). El consejo se encuentra en los “pies” (o piernas) sobre los cuales uno se sostiene. Por lo tanto el

ángel trató de dañar las piernas de Iaacov, para dañar su consejo para la supervivencia en la vida (Likutey Halajot III, p. 196a). Tocó la coyuntura del muslo de Iaacov en el nervio ciático El ángel luchó con Iaacov para impedirle establecer una nación que serviría a Dios. Al tocar el nervio ciático de Iaacov (‫גיד הנשה‬, guid haNaSheH), el ángel trató de instilar en la nación judía el olvido (‫נשיון‬, NiShion) del objetivo. Cuando Iaacov venció al ángel, “el sol brilló para él”. El sol representa la verdad. Para superar el olvido es necesario buscar la verdad

(Likutey Halajot II, p. 346).

Tocó la coyuntura del muslo de Iaacov en el guid hanasheh Hay tres explicaciones para la palabra haNaSheH (‫הנשה‬, ciático): NaShu vekaftzu (‫נשו וקפצו‬, “alejarse de”); NaShani (‫נשני‬, olvido o ser retirado de); NaShu guevuratam (‫נשו גבורתם‬, “perdieron su fuerza”) (Rashi).

Estas tres interpretaciones pueden ser aplicadas a aquellos que han perdido el coraje para acercarse y servir a Dios. NaShu vekaftzu - hay personas que alguna vez reconocieron a Dios, pero que se han alejado de Él. NaShani otras, con el tiempo, olvidaron su

conexión con Dios. NaShu guevuratam unas más quieren servir a Dios pero se sienten muy débiles como para hacerlo. El ángel que luchó con Iaacov quiso crear situaciones que inducirían a las personas a alejarse de Dios. Pero Iaacov y los Tzadikim están buscando siempre maneras de ayudar a la gente que se encuentra lejos de Dios para acercarla a Él (Likutey Moharán I, 56:3).

33:1 Iaacov alzó

los ojos y vio que, he aquí, Esaú venía con cuatrocientos hombres. Repartió

los niños entre Lea y Raquel y las dos siervas. Esaú venía con cuatrocientos hombres La frase RA AIN (‫רע עין‬, Mal Ojo) tiene el valor numérico de 400. Esaú

pretendía arrojar un mal ojo sobre Iaacov buscando alguna falta en él (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #242).

33:3 Él mismo pasó delante de ellos y

se inclinó a tierra siete veces, hasta que llegó a su hermano.

Se inclinó a tierra siete veces, hasta que llegó a su hermano Éste fue un error por parte de Iaacov. Aunque Iaacov era humilde, uno no debe nunca “inclinarse” ante Esaú. Ese acto llevó a que los judíos se inclinasen ante Hamán, descendiente de Esaú (Likutey Halajot I, p. 178) y a otras sumisiones a lo largo del exilio.

33:9 Esaú dijo,

“Tengo mucho, hermano mío; sea para ti lo que es tuyo”. Tengo mucho

Iesh li rav (‫יש לי רב‬, “tengo mucho”) puede también leerse como “tengo un Rav”. Es decir, Esaú es el líder del Otro Lado y se presenta a sí mismo como una autoridad en la Torá. Esta misma idea puede verse en la frase Alufei bnei Esav (‫אלופי בני עשו‬, “los jefes de los hijos de Esaú”) (Génesis 36:15), que el Targúm traduce como Rabanei bnei Esav (‫)רבני בני עשו‬, una frase que connota tanto “multitudes” como “rabinos”. En general, debemos comprender que hay algunos estudiosos de la Torá cuyo conocimiento no viene de la santidad sino del Otro Lado (Likutey

Moharán I, 8:3).

Iesh li rav Esaú era una mala persona. Su problema surgía del Iesh li rav (‫יש לי רב‬, literalmente, “tengo un Rav”). Es decir, Esaú elige un consejero que es bueno a sus ojos, que sólo repite los pensamientos y deseos de Esaú en lugar de acercarlo a la verdad (Likutey Halajot VII, p. 174).

33:10 “No,

te lo ruego; si he hallado gracia a tus ojos, acepta mi presente

de mi mano pues que he visto tu rostro como quien ve el

rostro de Dios y me recibiste con bien”. Acepta mi presente de mi mano... he visto tu rostro como quien ve el rostro de Dios Cuando

se

da

caridad,

se

manifiesta la Divinidad en el mundo. Si uno debe pagar impuestos injustos se lo considera como si hubiese dado ese dinero para caridad (Bava Batra 9a). Así, Iaacov, quien se sintió forzado a presentarle un regalo a Esaú, dijo, “Ver tu rostro y darte un regalo es como si diese para caridad y así mereciese ver el Rostro de Dios” (Likutey Moharán II, 4:10). Acepta mi presente Esaú toma su fuerza esencial de Itzjak, que representa Guevurá (juicios estrictos). Para neutralizar los efectos negativos de Esaú, Iaacov le dio un MiNJá (regalo), que también representa

juicios (pues Itzjak estableció la Plegaria de la Tarde denominada MiNJá). Iaacov representa el Favor Divino, que también puede contrarrestar a Esaú. Dado que el Favor Divino se evoca mediante la caridad, Iaacov le hizo entender a Esaú que podría vencerlo pues él daba regalos (Likutey Halajot II, p. 185a).

33:11 “Por favor acepta

mi regalo que te he traído; porque Dios me ha hecho merced y

yo tengo de todo”. Lo instó y él lo aceptó. Dios me ha hecho merced Inicialmente, Esaú quiso destruir a

Iaacov y a sus hijos. Pero cuando Iaacov, dijo, “Dios me ha hecho merced (janani)”, se cubrió a sí mismo y a sus hijos con la bendición de obtener gracia y favor (Bereshit Rabah 78:10).

La letra JeT (‫ )ח‬alude al intelecto, como está sugerido por el hecho de que es la letra inicial de las palabras JiuT (‫חיות‬, vitalidad) y Jojmá (‫חכמה‬, sabiduría Divina). Para alcanzar Jojmá, la persona requiere tener la fe de que esta sabiduría existe, para poder buscarla. Esa fe está aludida por la letra nun (‫)נ‬. Juntas, la Jet y la Nun forman la palabra JeN (‫חן‬, gracia o merced). Iaacov, tenía fe y buscaba la sabiduría. Así, alcanzó JeN y como

resultado, encontró favor a los ojos de Esaú. En general, la persona que tiene un intelecto Divino alcanza la gracia y el favor (Likutey Moharán I, 1:4). Dios me ha hecho merced y yo tengo de todo La persona fallece sin haber alcanzado la mitad de sus deseos (Kohelet Rabah 1:34).

Por naturaleza, la persona nunca está satisfecha. No importa cuánto tenga, siempre querrá más. Por lo tanto enseña el Midrash: “La persona fallece sin haber alcanzado la mitad de sus deseos”. Sin embargo, hay una bendición de Dios que contiene una

“porción doble”. Aquel que recibe esa bendición gana el “doble” de lo que se supone que debía obtener, satisfaciendo así su deseo por más. Iaacov, quien fue agraciado y bendecido de esa manera por Dios, dijo por lo tanto, “Tengo de todo” (Likutey Halajot VIII, p. 196b).

33:14 “Pase, pues mi señor delante

de su siervo y yo iré lentamente, al paso que pide la hacienda

que llevo delante y al paso de los niños, hasta que llegue a

mi señor, en Seir”. Yo iré lentamente Aquel que desee purificarse deberá ser paciente. El Talmud ofrece la analogía de uno que entra a una tienda deseando comprar una fragancia perfumada. El propietario le dice “¡Espera! Huele los perfumes y mira cuál te gusta para luego comprarlo” (Ioma 39a).

Ésta era la actitud de Iaacov: “Tengo mucho que hacer. Mis hijos son

jóvenes y no están preparados”. Sólo con paciencia es posible alcanzar el objetivo (Likutey Halajot VIII, p. 226a).

33:17 Iaacov marchó a Sukot donde edificó para sí

una casa, e hizo sukot para su ganado. Por lo que llamó a

aquel lugar Sukot. Iaacov marchó a Sukot donde edificó para sí una casa... Por lo que llamó a aquel lugar Sukot Iaacov trabajó toda su vida para revelar la fe en Dios. Incluso su casa fue construida con ese objetivo en mente. Pues la fe se revela principalmente a través de la idea de la SuKáH (‫)סוכה‬, que es similar a SoKéH (‫סוכה‬, supervisar). El Tzadik supervisa la fe y la nutre, utilizando todos los medios

posibles para revelársela a los demás. Así, “Hizo sukot para sus rebaños” hizo brillar la verdadera fe en aquellas personas sobre las cuales tenía influencia (Likutey Halajot VIII, p. 257b).

33:18 Así vino Iaacov completo a la

ciudad de Shejem, que está en la tierra de Canaán, a su regreso

de Padan Aram; y acampó enfrente de la ciudad. Vino Iaacov completo a la ciudad de Shejem Shalem (‫שלם‬, pleno o completo) se aplica a la salud, a la riqueza y al estudio

de la Torá (Shabat 33b).

Pese a los esfuerzos de Labán y de Esaú para destruirlo, Iaacov llegó shalem (pleno o completo). Iaacov estaba completo en salud - los cuatro elementos de su constitución física estaban en armonía, dado que había dominado sus deseos. Estaba completo en riqueza - no le faltaba nada, pese a haberle dado a Esaú un gran regalo. Y estaba completo en su estudio de la Torá - no tenía ninguna dificultad y era capaz de estudiar sin ninguna barrera para su comprensión (Likutey Moharán I, 27:8). También Iaacov estaba pleno en su cuidado del pacto (ver Rashi sobre Génesis 49:3).

Vino Iaacov completo a la ciudad de Shejem Iaacov representa el atributo de la verdad, como dice el versículo: “Da verdad a Iaacov” (Mija 7:2) Cuando la persona revela la verdad, lleva a la gente hacia Dios, “para servirlo de común acuerdo” (Zefonías 3:9). La palabra hebrea para “acuerdo” es shejem (‫)שכם‬. Así, la verdad de Iaacov lleva a la paz y al acuerdo (Likutey Moharán I, 27:2). Acampó enfrente de la ciudad Vaijan et pnei hair (“acampó enfrente de la ciudad”) también puede traducirse

como “agració el rostro de la ciudad”. Nuestros Sabios explican esto como significando que Iaacov acuñó monedas y construyó casas de baño (Shabat

33b). Iaacov personifica la verdad y un iluminado rostro espiritual. Por el contrario, la avaricia y la idolatría representan un rostro oscuro. Cuando Iaacov entró a Shejem, se ocupó de limpiar a sus habitantes de la avaricia acuñando monedas y los purificó de la idolatría construyendo casas de baño (para limpiarlos de su idolatría) (Likutey Moharán I, 23:1-3).

33:20 Erigió un altar allí y lo llamó “Dios es el Señor

de Israel”. Lo llamó “Dios es el Señor de Israel” Vaikrá lo El Elohei Israel (“Lo llamó ‘Dios es el Señor de Israel’”) puede también leerse como “El Señor de Israel lo llamó a él (i.e., a Iaacov) ‘El’”). En otras palabras, Dios llamó a Iaacov “divino” (Meguilá 18a).

Los judíos -representados por Iaacov- poseen, si así pudiera decirse, poder sobre Dios. Sus plegarias pueden mitigar Sus decretos e incluso cambiar la naturaleza (Likutey Moharán II, 2:4).

34:14 Les dijeron, pues: “No podemos hacer esto, el dar nuestra

hermana a un hombre incircunciso, porque sería una deshonra para nosotros”. Incircunciso

Un pacto dañado, como cuando no se retira el prepucio, da como resultado la humillación. Completar la circuncisión genera paz. De la misma manera, cuando la persona retira el “prepucio de su corazón”, revela el pacto de paz. Más aún, cuidar el pacto aumenta el sustento (Likutey Moharán I, 39). No podemos hacer esto, el dar nuestra hermana a un hombre incircunciso, porque sería una deshonra para nosotros Un pacto dañado trae vergüenza y humillación. Por tanto, lo que hizo

Shejem humilló a Iaacov y a sus hijos (Likutey Moharán I, 19:3; Ibid., I, 82). Un pacto dañado produce un corazón quebrado. El corazón quebrado representa las Tablas de la Ley quebradas y corresponde a la Ruptura de los Recipientes que tuvo lugar en la creación del mundo (Ibid., I, 34:7).

35:2 Iaacov le dijo

a su familia y a todos los que estaban con él: “Aparten los

dioses extraños que están en medio de ustedes, purifíquense y cambien sus ropas”.

Aparten los dioses extraños que están en medio de ustedes Por el hecho de influenciar a las personas para que se vuelvan prosélitos Iaacov anuló la idolatría (Likutey Moharán I, 59:5).

35:11 Dios le dijo, “Yo

soy El Shadai. Sé fecundo y multiplícate; una nación y una congregación de

naciones provendrán de ti y reyes saldrán de tus lomos”. El Shadai

El Santo Nombre ShaDaI (‫)שדי‬ puede comprenderse como significando She-iesh DaI (‫שיש די‬, “hay suficiente”). Esto puede entenderse de diferentes maneras: Hay suficiente Divinidad para todos; cada individuo puede experimentar a Dios en su propio nivel. Más aún, el conocimiento de Dios que tiene cada persona se encuentra dentro de sus propios parámetros de entendimiento, que no deben ser sobrepasados (Likutey Moharán II, 5:7). Aquel Que le dijo a Su mundo, “¡Dai (Suficiente)!”, que le diga “¡Dai!” a todos mis sufrimientos (Bereshit Rabah

92:1). Esto también hace referencia a la

restricción de la capacidad de comprender los caminos de Dios cuando uno está sufriendo (Ibid., 5:3). Hay suficiente bendición Divina en el mundo como para que cada persona tenga su propio sustento. Consecuentemente, la persona debe estar satisfecha con lo que tiene y tener fe en que Dios le dará lo que sea mejor para ella (cf. Avot 4:1). Bendiciones y alegrías abundan cuando uno está satisfecho con lo que tiene (Likutey Moharán I, 23:4). “Hay suficiente” hace referencia al Shabat. La persona no debe esclavizarse toda la vida con el trabajo.

Dios “trabajó seis días” y entonces dijo, “¡Suficiente!”. También nuestra tarea debe estar limitada para que podamos centrarnos en el Shabat, que es el objetivo final de la Creación (cf. Ibid., I, 11:4). La persona debe cuidarse de la arrogancia y considerar que lo que tiene es “suficiente”. Nuestros Sabios enseñan que la arrogancia lleva al adulterio y a la inmoralidad (Sotá 4b), pues aquél que nunca está satisfecho buscará placeres sensuales fuera del matrimonio. Cuando la persona se cuida de la arrogancia, cuida el pacto; de manera similar, al guardar el pacto, elimina la arrogancia y alcanza la humildad. Logra las

bendiciones de “El Shadai” porque tiene “suficiente” y aprecia sus bendiciones (Likutey Moharán I, 11:3).

35:18 Cuando su alma estaba saliendo pues murió-

le nombró Ben Oni. Pero su padre lo llamó Biniamin. Ben Oni Raquel llamó a su hijo recién

nacido Ben Oni (“hijo de mi duelo”) antes de fallecer al dar a luz y fue enterrada junto al camino por el cual pasarían los judíos al ir al exilio; se detendrían en su tumba, llorarían y se lamentarían por la destrucción del Templo y por su amargo destino (ver Rashi sobre Génesis 48:7). Pero Iaacov llamó a su hijo Biniamin (“hijo de la derecha”), refiriéndose a su nacimiento en la Tierra Santa que está situada a la derecha de Aram Narahim, desde donde estaba viniendo Iaacov. A diferencia de Raquel que fue tomada en su sufrimiento, Iaacov previó la alegría y el regocijo que los judíos experimentarían en el momento de la Redención y del final del exilio (Likutey Halajot II, p. 312).

36:1 Éstas son las generaciones de Esaú él es Edom.

Esaú - él es Edom Esaú está asociado con el hígado, que contiene mucha sangre, pues Esaú es llamado EDoM (‫)אדום‬, que es similar a DaM (‫דם‬, sangre) (Zohar III, 232b). El hígado es un órgano que trabaja constantemente filtrando la sangre. Así, enseña el Talmud: “El hígado está enojado” (Berajot 58b) debido a su trabajo con la sangre.

Aunque la función del hígado es filtrar y purificar la sangre, Esaú sólo buscó derramar sangre y no se ocupó de la pureza en absoluto. Por lo tanto Esaú

es una persona colérica y ante la Corte Celestial, el ángel de Esaú es el “Gran Acusador” que se encoleriza con aquellos que cometen errores y los denuncia ante Dios (Likutey Moharán I, 57:6).

Parashat Vaieshev 37:1 Iaacov habitó en la tierra donde habitaron

sus padres, en la tierra de Canaán. Iaacov habitó en la tierra donde habitaron sus padres Iaacov representa la verdad, como afirma el versículo, “Da verdad a Iaacov” (Mija 7:20). La persona que

alcanza la verdad alcanza la Tierra Santa - llega a vivir allí o en su atmósfera y es capaz de revelarles a los demás la santidad de la Tierra (Likutey Moharán I, 47). Iaacov habitó en la tierra donde habitaron sus padres, en la tierra de Canaán El lugar llamado KNaAn (‫כנען‬, Canaán) es similar a la palabra haKNaAh (‫הכנעה‬, sumisión), indicando humildad. La persona humilde puede habitar en la Tierra Santa (ver Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán del Breslov #261).

Iaacov habitó en la tierra donde habitaron sus padres Las palabras MeGuRei Aviv (‫מגורי אביו‬, “en la tierra donde habitaron sus padres”) aluden a MeGuiuRei Aviv (‫אביו‬ ‫מגיורי‬, “donde sus padres hicieron conversos”). Así como Abraham e Itzjak hicieron conversos lo mismo hizo Iaacov (Bereshit Rabah 84:4). Iaacov deseaba habitar con tranquilidad. Inmediatamente comenzaron los problemas con Iosef y sus hermanos (Rashi).

Iaacov no podía vivir con tranquilidad porque aquel que trabaja para difundir la palabra de Dios no puede sentarse en paz. La dinámica de

un prosélito es de lucha - de batallar con sus creencias de toda la vida y aceptar a Dios a través de la fe. (Nuestros Sabios enseñan que en la era Mesiánica ya no se aceptarán a los conversos, dado que entonces no habrá más luchas, pues la Divinidad estará revelada y todos la podrán percibir [Iebamot 24b]). Así, el esfuerzo de hacer baalei teshuvá y conversos impide habitar en paz (Likutey Moharán I, 228). Iaacov habitó en la tierra donde habitaron sus padres... Éstas son las generaciones de Iaacov: Iosef Iaacov hizo conversos al igual que sus padres (Bereshit Rabah 84:4).

Iaacov se preguntaba cómo podría hacer para vencer a Esaú - hasta que reconoció el poder de Iosef. A Iaacov se lo compara con el “fuego”, pero Iosef es “la llama ardiente y el humo” que consume (Rashi). Iaacov deseaba habitar con tranquilidad. Inmediatamente comenzaron los problemas con Iosef y sus hermanos (Rashi).

Es imposible habitar con tranquilidad cuando se trata de hacer conversos y de acercar a la gente a Dios. Uno debe confrontar la oposición, pues ello permite que la otra persona se acerque a Dios por su propia elección, pese a no tener un sendero claro. Entonces el servicio a Dios de los

prosélitos es verdadero (Likutey Moharán I, 228). Esto se aplica a cada persona que sinceramente intente acercarse a Dios, pues debe comprender que se enfrentará con muchas dificultades. Tendrá que superar esos obstáculos mediante la fortaleza del Tzadik (representado por Iosef), que tiene el poder de vencer la oposición (Esaú). Iosef obtuvo esa fortaleza debido al hecho de que, pese a su descenso en la esclavitud, se mantuvo firme en su devoción a Dios y superó todos los obstáculos a Su servicio. Por esos motivos fue llamado IoSeF (‫)יוסף‬: “Dios ha recogido (‫אסף‬, aSaF) mi vergüenza [debido al pecado]” (Génesis

30:23), y “Que Dios me agregue (‫יסף‬, IoSeF) otro hijo” (Ibid., 30:24); Iosef, el

Tzadik, podrá atraer a los demás hacia Dios. Así, cuando “Iaacov” -el intelecto- “habita” y profundiza en el servicio a Dios, encuentra oposición. Pero cuando “Iosef” -la llama- se enciende en el servicio a Dios, la oposición puede ser confrontada y vencida (Likutey Halajot II, p. 153a-155a). Iaacov habitó Iaacov deseaba habitar con tranquilidad. Inmediatamente comenzaron los problemas con Iosef y sus hermanos (Rashi).

Iaacov -que representa al judío que desea servir a Dios- sentía que sus problemas habían acabado. Después de todo, había superado sus dificultades con el malvado Labán y con Esaú (conceptualmente, las diferentes clases de la inclinación al mal) y vencido su influencia sobre él. Sin embargo, hay muchos niveles del servicio a Dios. Aunque es relativamente fácil superar la oposición del mal, es mucho más difícil superar la disputa y el conflicto generado entre la gente recta y aquellos que se le oponen. Así, “Iaacov deseaba habitar con tranquilidad. Inmediatamente comenzaron los problemas con Iosef y sus hermanos” (Likutey Halajot III, p. 126a).

37:2 Éstas son las generaciones de Iaacov: Iosef, siendo de edad

de diecisiete años, estaba apacentando ganado con sus hermanos; y estaba como un

muchacho, con los hijos de Bila y con los hijos de Zilpa, mujeres

de su padre; y llevó Iosef noticias de la mala conducta de ellos

a su padre. Estas son las generaciones de Iaacov: Iosef En el capítulo previo, Iaacov vio a los ALuFei bnei Esav (‫אלופי בני עשו‬, “los jefes de los hijos de Esaú”) (Génesis 36:15) - que también puede leerse como los “miles (‫אלפים‬, ALaFim) de los descendiente de Esaú” - y se preguntó, “¿Quién podrá vencerlos?”. Por lo tanto la Torá testifica: “Estas son las generaciones de Iaacov: Iosef”. Se hace una analogía con un herrero que vio a un camello cargado con un enorme bulto

de lino. “¿A dónde podrá ir con todo ese lino?”, preguntó el herrero. Un hombre sabio le respondió, “Una chispa de tu fuelle podría quemar toda esa carga”. De la misma manera, Iaacov se preguntó cómo podría vencer a los miles de los descendientes de Esaú. Una chispa Iosef- saldría de Iaacov y los destruiría a todos (Rashi sobre Génesis 37:1).

ALuFei bnei Esav hace referencia a los falsos líderes (ALuF significa “erudito” en hebreo y en arameo) que descarrían a la nación judía. ¿Quién podrá vencerlos? La respuesta es que siempre habrá un Iosef -un Tzadik- que podrá encender los corazones judíos con un ardiente deseo por Dios y por Su verdad. Esto vencerá a los falsos líderes

(Likutey Halajot VIII, p. 212a-212b).

Estas son las generaciones de Iaacov: Iosef Iaacov y Iosef son considerados como uno (Rashi).

Esto significa que Iosef llevaba en sí la esencia de Iaacov mucho más que cualquiera de sus hermanos (Likutey Moharán I, 1:5). La Kabalá describe a Iaacov como Tiferet y a Iosef como Iesod. Así, Iaacov y Iosef son considerados como inseparables. Con más detalle, la letra vav (‫)ו‬ tiene el valor de 6. La Kabalá describe a

la letra vav como conteniendo dos vavs (porque no se puede pronunciar “vav” sin pronunciar el sonido V dos veces). La primera vav representa la sefirá de Tiferet (pues Tiferet es la sefirá principal del partzuf de Zeir Anpin, que contiene seis sefirot), correspondiente a Iaacov. La segunda vav representa la sefirá de Iesod (que es la sexta y última sefirá en el partzuf de Zeir Anpin), correspondiente a Iosef. Así, Iaacov y Iosef son considerados como uno (ver Likutey Moharán I, 80). Estas son las generaciones de Iaacov: Iosef Hay

un

estado

de

realidad

espiritual llamado Noam HaElion (Agrado Divino), a través del cual llega a la existencia toda la abundancia (tal como hijos, sustento y buena salud). Uno puede despertar el Agrado Divino al dar caridad. Esta idea está aludida en el versículo “Estas son las toldot (generaciones o descendientes) de Iaacov: Iosef”. Los descendientes son la abundancia. Iaacov corresponde a la caridad, como en el versículo “Tú has hecho justicia y caridad con Iaacov” (Salmos 99:4). Y Iosef corresponde al Agrado Divino (tal cual se reflejaba en su bella apariencia física) (Likutey Moharán II, 71). Así, este versículo puede

leerse como significando que la abundancia se revela cuando uno da caridad y despierta el Agrado Divino.

37:3 Israel amaba a Iosef más que a todos

sus hijos, por ser el hijo de su vejez; y le hizo una

túnica de diversos colores. Ben zekunim Zekunim (“los años de la ancianidad”) hace referencia tanto al “anciano de santidad” como a un “anciano del Otro Lado”. Iaacov siempre trató de darle fuerzas al lado de la santidad, de agregar temor a Dios, lo que “aumenta los días” (Proverbios 10:27). Uno debe siempre comenzar de nuevo

cada día, tomando una actitud fresca en sus devociones, no sea que “envejezca” con “las mismas viejas devociones” y le de fuerzas al Otro Lado. Iosef era el ben zekunim, el hijo de los años de la ancianidad, dado que IoSeF significa “agregaré [al ámbito de la santidad]” (Likutey Halajot II, p. 154a). Una túnica de diversos colores Luego que Iosef dominó las enseñanzas de Iaacov, éste creyó que había merecido “vestimentas limpias” (una vestimenta para el alma), de modo que le dio una túnica de diversos colores. Pero esa vestimenta fue dada prematuramente, pues Iosef aún no había

sido probado en su integridad espiritual o moral. Debido a que los hermanos sabían que Iosef aún no había sido probado, le sacaron esa prenda multicolor y se la presentaron a Iaacov, quien clamó, “¡Una bestia salvaje lo habrá devorado!” (Génesis 37:33) refiriéndose a las pruebas que Iosef aún debía pasar. Más tarde, cuando Iosef huyó de la esposa de Potifar, “dejó su ropa en manos de ella” (Ibid., 39:12), porque sabía que ésa había sido la prueba de su integridad. Habiendo pasado la prueba (dejar la ropa detrás indica que tenía “vestimentas limpias” y que ya no tenía necesidad de esas ropas), Iosef se

volvió virrey de Egipto y le dio “vestimentas” a sus hermanos (Ibid., 45:22) aludiendo al hecho de haber merecido “vestimentas limpias” (Likutey Halajot II, p. 132). Una túnica de diversos colores Debido al hecho de que Iosef debía interactuar con tipos muy diversos de personas, desde Tzadikim hasta malvados, necesitó ser capaz de investir la luz de Dios de variadas maneras, en diferentes colores, etc. (Likutey Halajot I, p. 14a).

37:4

Sus hermanos vieron que su padre lo amaba más que a todos

ellos y lo odiaron. No podían hablarle pacíficamente. No podían hablarle pacíficamente Todas las disputas surgen de las Cámaras de los Intercambios, donde las cosas se vuelven confusas al punto de

“vender” al verdadero Tzadik, Iosef, como un esclavo (Likutey Halajot II, p. 312). Iosef y sus hermanos eran Tzadikim muy grandes. Pero ellos lo vendieron como esclavo creyendo que él se lo merecía, porque pensaron que sus sueños eran mentira. Esa falsa impresión provenía de las Cámaras de los Intercambios. Así, comprendemos que ellos fueron sinceros cuando actuaron en su contra (Ibid., I, p. 214). Esto nos enseña que no todo acto o devoción es aceptable. Uno debe analizar con mucho cuidado sus intenciones y sus actos.

37:7 “¡He aquí! Estábamos atando gavillas en medio del campo; y he

aquí que se levantó mi gavilla y también se quedó derecha, mientras que

las gavillas de ustedes se colocaron a mi alrededor y se inclinaron ante

mi gavilla”. Los sueños de Iosef En el primer sueño Iosef vio gavillas que se inclinaban ante él; en el segundo, vio al sol, a la luna y a las estrellas que se inclinaban ante él. Estos sueños representan las dos clases de historias que invisten las enseñanzas de Torá: las historias que relata la Torá Revelada y las historias que contienen los misterios más profundos de la Torá. El primer sueño, que describe a los hermanos trabajando en el campo, alude

al nivel inferior, nuestro mundo material. El segundo sueño, que describe el sistema solar, alude al nivel superior, que está más allá de este mundo. La comprensión que tenía Iosef de ambos tipos de Torá lo ayudó a interpretar los sueños del faraón y de sus consejeros, pues él percibió el significado profundo de sus sueños y previó el hambre. Por lo tanto mereció volverse virrey, recolectando toda la riqueza de este mundo y dirigiéndola hacia la obtención de niveles mucho más grandes de intelecto (Likutey Halajot V, p. 46-24a). Los sueños de Iosef

El sueño de Iosef en que su gavilla se quedaba derecha por sobre las otras implica que él elevó su nivel de comer al punto en que pudo rectificar el pecado de Adán, que había comido del Árbol. Mediante ese sueño, Iosef les estaba diciendo a sus hermanos que había alcanzado algunos de los niveles de su padre, Iaacov. Su segundo sueño habla del sistema estelar, implicando el misterio de la intercalación, un profundo conocimiento del cual sólo saben las almas más grandes (ver Deuteronomio 4:6; Shabat 75a). Aunque Iaacov tomó nota de los sueños, los hermanos se negaron a aceptar que Iosef fuera más grande que ellos. Su oposición a Iosef estaba

enraizada en la disputa que existe entre los Tzadikim, quienes siempre se ven confrontados por la difícil prueba de discernir la verdad real: ¿Quién es el Tzadik más grande? (Likutey Halajot III, p. 252). Los sueños de Iosef Los atados de gavillas del primer sueño de Iosef representan nudos con los cuales el Tzadik une y acerca a aquellos que están lejos de Dios. Los “nudos” de Iosef eran superiores a los de los otros Tzadikim -sus hermanos- en el hecho de que se mantenían firmes. El sol y la luna en su segundo sueño representan al benefactor y al beneficiario, al Rav y a

su discípulo más cercano. El Rav trae su gran intelecto desde Arriba e ilumina al discípulo, quien recibe directamente de él. Las estrellas representan a aquellos que están lejos de Dios (Likutey Halajot I, p.14a-28). Las gavillas de ustedes se colocaron a mi alrededor y se inclinaron ante mi gavilla Aunque los hermanos eran grandes Tzadikim, Iosef era mucho más grande que ellos. Iosef representa al verdadero Tzadik cuyas directivas guían a todos hacia el verdadero servicio a Dios. Por lo tanto Iosef les dijo a sus hermanos, “Sus gavillas se inclinaron ante mi

gavilla”, implicando que ellos aún debían buscar en él la dirección adecuada. Pero los hermanos malinterpretaron las intenciones de Iosef, creyendo que éstas no surgían de la santidad sino del deseo de gobernarlos. Lo rechazaron y se alejaron de Iosef al punto en que llegaron a venderlo como esclavo. La “venta” del Tzadik representa el deseo de riqueza, que enceguece a la persona y le impide percibir al Tzadik (Likutey Halajot VII, p. 466-234a).

37:8

Sus hermanos le dijeron, “¿Acaso reinarás tú sobre nosotros? ¿O nos dominarás?”.

Y lo odiaron todavía más, a causa de sus sueños y de sus

palabras. Iosef y sus hermanos Iosef representa al Tzadik verdadero, mientras que los hermanos, si bien eran Tzadikim, todavía carecían de perfección. Pese a su pureza, se equivocaron en su disputa con Iosef y terminaron vendiéndolo como esclavo. Esta historia de conflictos entre Tzadikim se repite en cada generación, pues cada Tzadik reclama la verdad, lo que oculta al verdadero Tzadik. Cuando, después del

segundo

viaje a Egipto, los hermanos fueron encontrados en posesión de la copa de Iosef, comenzaron a comprender el error de haberlo vendido y dijeron, “Dios ha puesto en descubierto nuestro pecado” (Génesis 44:16). Iosef los hizo sentir como ladrones porque ellos habían pensado que Iosef, el Tzadik verdadero, actuaba con sigilo y no era realmente más grande que ellos. Sólo después de haber admitido la verdad Iosef se reveló ante ellos (Likutey Halajot III, p. 386-194a).

37:13 Israel

le dijo a Iosef, “¿No están apacentando tus hermanos en Shejem?; ven y

te enviaré a ellos”. Y le respondió: “Aquí estoy”. Están apacentando tus hermanos en Shejem El lugar llamado SheJeM (‫)שכם‬

connota una vestimenta con tzitzit, como en el versículo “Shem y Iafet tomaron la vestimenta [i.e., con los tzitzit (Tikuney Zohar #18, p. 37a)] y la pusieron sobre sus hombros (‫שכם‬, SheJeM)” (Génesis 9:23). Los tzitzit están asociados con el cuidado del pacto, de modo que están asociados con Iosef, el guardián del pacto por excelencia. ¿Por qué Iaacov envió a Iosef a ver a sus hermanos, sabiendo de su enemistad con él? La respuesta es que Iaacov no tenía reparos en enviar a Iosef a sus hermanos dado que pensaba que ellos estaban en Shejem - que, conceptualmente hablando, era el dominio de Iosef, un pacto cuidado

(Likutey Moharán I, 7:final). Pero los

hermanos en verdad estaban en Dotan y cuando Iosef llegó lo vendieron como esclavo. Aun así esto ocurrió debido a que Dios había decretado que era el destino de Iosef preceder a su familia en Egipto para proveerles el sustento (ver Génesis 45:7).

37:14 Él le dijo, “Te

ruego que vayas y veas cómo están tus hermanos y cómo se halla

el ganado; y tráeme la respuesta”. Así lo envió desde el valle de

Hebrón y él fue a Shejem. Lo envió desde el valle de Hebrón MeEmek (‫מעמק‬, “desde el valle”) también puede traducirse como MeAmok (‫מעמוק‬, “desde las profundidades”). Iaacov envió a Iosef desde el profundo consejo del Tzadik que está inhumado en Hebrón, Abraham, para cumplir con lo que se le dijo a

Abraham en el Pacto Entre las Mitades: “Pues tus descendientes serán extranjeros [i.e., en el exilio en Egipto]” (Génesis 15:3) (Rashi).

Pese a las deliberaciones de los hermanos, Iosef fue enviado a Egipto gracias al consejo de Abraham. Cuando Abraham preguntó, “¿Cómo sabré que la he de heredar [a la Tierra]?” (Génesis 15:8), ello precipitó el exilio. La Providencia Divina desarrolló el escenario durante varias generaciones y ahora estaba siendo llevado a cabo (Likutey Halajot III, p. 386-194a).

37:24

Lo tomaron y lo echaron en la cisterna. Mas la cisterna estaba

vacía, no tenía agua. Mas la cisterna estaba vacía, no tenía agua Estaba vacía de agua, pero contenía serpientes y escorpiones (Rashi). Es mejor que la persona caiga en un pozo lleno de serpientes y escorpiones que caer en manos de sus enemigos (Zohar I, 185).

El comentario del Zohar es difícil

de comprender, dado que las serpientes y los escorpiones son mucho más proclives a dañar a la persona. Esta enseñanza puede ser explicada como sigue: Existen dos tipos de sufrimientos. El primero -simbolizado por las serpientes y los escorpiones- es el sufrimiento enviado por el Cielo. Aunque es difícil de soportar, la persona puede mirar más allá de esa clase de sufrimiento y llegar a reconocer el mensaje de Dios y Su Bondad que trasciende el sufrimiento. El segundo tipo de sufrimiento es el causado por los seres humanos. Cuando la persona sufre debido a los seres humanos, le es mucho más difícil mirar más allá del sufrimiento, porque sus enemigos

desvían su mente y no le permiten pensar en Dios. Así, el sufrimiento causado por los seres humanos es mucho más grande que el sufrimiento enviado directamente por Dios (Likutey Halajot V, p. 92a).

37:28 Pasaron unos mercaderes midianitas. Sacaron a

Iosef alzándolo de la cisterna y vendieron a Iosef a los Ishmaelitas por

veinte piezas de plata. Ellos llevaron a Iosef a Egipto. Iosef es vendido a Egipto Iosef calumnió a sus hermanos con tres

acusaciones: que habían comido el miembro de un animal vivo, que trataban a los hijos de las siervas como esclavos y que eran culpables de inmoralidad. De modo que fue castigado por esas tres acusaciones. Luego de vender a Iosef, los hermanos faenaron un cabrito, negando el cargo de que comían miembros de animales vivos. Con respecto a lo que dijo sobre su comportamiento hacia sus hermanastros, Iosef fue vendido como esclavo. Contrarrestando la acusación de inmoralidad, Iosef fue probado con la esposa de Potifar (Rashi sobre Génesis 37:2).

Toda calumnia surge de una mente dañada, pues la calumnia generalmente proviene de la percepción distorsionada

que se tiene de las intenciones de otra persona. Comer el miembro de un animal vivo representa comer alimentos no aptos, que dañan la mente; de la misma manera, la inmoralidad corrompe la mente. Los hermanos sospechaban que Iosef tenía un intelecto dañado. Su teoría fue reforzada por sus sueños, que ellos interpretaron como ilusiones. Pero Iosef, que se mantuvo firme frente a todas las pruebas, demostró que poseía una mente intachable. Sus sueños eran correctos y reflejaban la realidad de la situación. Más aún, demostró que su memoria era muy sólida. Cuando los hermanos llegaron delante de él, está escrito, “Iosef recordó los sueños que

había soñado” (Génesis 42:9) - pues recordaba que su enemistad hacia él provenía de lo que ellos percibían como su intelecto dañado, que no era el caso. Al tratar con los tres oficiales del faraón -el Copero, el Panadero y el Carnicero en Jefe- Iosef pudo dominar a cada uno de ellos. También pudo interpretar los sueños del faraón, quien representa una mente corrupta (FaRAoh [‫ ]פרעה‬proviene de la misma raíz que lehaFRiA [‫להפריע‬, confundir]). Iosef era puro y su mente era pura, y de ese modo pudo subyugar lo impuro ante lo puro (Likutey Halajot IV, 18a-36). Iosef es vendido como esclavo... Er y

Onán Iosef representa un pacto cuidado. Pese a haber sido vendido como esclavo en una tierra llena de inmoralidad, Iosef cuidó el pacto y atrajo la Providencia Divina hacia el lugar en donde estaba. En contraste, Er y Onán dañaron el pacto al derramar su simiente. Sus acciones repelieron la Providencia Divina: “Er, el primogénito de Iehudá, fue malo ante los ojos de Dios” (Génesis 38:7) - es decir, la emisión en vano afecta la vista (Likutey Halajot VII, p. 408).

37:31

Ellos tomaron la túnica de Iosef y degollando un cabrito mojaron la

túnica en la sangre. Iosef y sus hermanos Los hermanos se oponían a Iosef creyendo que su deseo de gobernarlos se basaba en el descaro (después de todo, él era el menor de los hermanos). Luego de haberlo vendido, degollaron un seir iZim (‫שעיר עזים‬, cabrito) para contrarrestar lo que consideraban su aZut (‫עזות‬, descaro) y afirmar la propia audacia santa de ellos. Mientras tanto,

Iosef fue probado por la esposa de Potifar; al superar la prueba, transformó su osadía en audacia sagrada. Iehudá le envió un guedi iZim (‫גדי‬ ‫עזים‬, cabrito) a Tamar, porque también él tenía que enfrentarse al descaro (en ese caso, el descaro de la inmoralidad y la prostitución) mediante la audacia sagrada. Al purificar su audacia, Iehudá mereció ser el ancestro del Mashíaj (Likutey Halajot IV, p. 202). Mojaron la túnica en la sangre Cuando falleció el Jozé de Lublín (rabí Iaacov Itzjak Horowitz, 17451815), la gente decidió comprar sus

pertenencias con la intención de recolectar dinero para la viuda. Un hombre ofreció varios cientos de rublos por el iarmulke (cubre cabeza) del Jozé. Con la intención de honrar a ese hombre, la viuda del Jozé lavó concienzudamente el iarmulke antes de entregárselo. Al ver el iarmulke lavado, el hombre exclamó, “¡Guevalt! ¡Era la transpiración del Jozé lo que yo estaba buscando!” (rabí Leví Itzjak Bender). Los hermanos no eran conscientes de las grandes devociones de Iosef; de hecho, no lo veían como un gran devoto. Éste es el significado de “mojaron la túnica en la sangre” - ellos estaban buscando evidencias de transpiración,

sangre u otros esfuerzos para determinar el nivel de devoción de Iosef. Debido a que no pudieron discernir los esfuerzos de Iosef, sintieron necesario sumergir su túnica en sangre.

38:1 En ese tiempo, Iehudá descendió de

sus hermanos. Se hizo amigo de un hombre de Adulam, cuyo nombre era

Jirá. Iehudá descendió Aquel que dice en el comienzo lo que será al final (Isaías 66:7). Incluso antes del primer exilio, se formó el Redentor Final (Bereshit Rabah 85:2).

Incluso antes de que los judíos descendieran hacia su primer exilio en Egipto, Iehudá engendró a Peretz, el progenitor del rey David y del Mashíaj, demostrando que cada milagro o redención en este mundo es tomado de la Redención Futura. Así, los milagros del

Éxodo y los del Mar Rojo fueron tomados del poder de la Providencia Divina, que se manifestará con la llegada del Mashíaj (Likutey Halajot I, p. 121a).

38:7 Er, el primogénito de Iehudá, era

malo ante los ojos de Dios, y Dios lo hizo morir. Er, el primogénito de Iehudá, era

malo ante los ojos de Dios... lo que hizo fue malo a los ojos de Dios La chispa de santidad sólo puede mantenerse firme en el ámbito de la santidad, en Iesod, que está representado por el pacto de la circuncisión. Aquel que daña el pacto retira la chispa de santidad y permite que caiga en el ámbito de la impureza. Así, los pecados de Er y de Onán son considerados como los peores de todos. Sólo revelando jesed (bondad) es posible ser dignos de recolectar las chispas de santidad perdidas, pues al hacerlo, se construye un recipiente de jesed dentro del cual pueden ser restauradas las chispas. De acuerdo a la Kabalá, los Recipientes

Quebrados de Iesod de Atzilut cayeron en el ámbito de Jesed de Beriá, el universo inferior. Así, cuando uno lleva a cabo actos de jesed, también puede rectificar los recipientes de Iesod que han caído allí y rectificar el pacto dañado (Likutey Halajot I, p. 112). Er, el primogénito de Iehudá, era malo El pecado de Er fue la emisión en vano de semen. El Zohar (I, 57a) enseña que todo aquel que comete ese pecado es “malo” en el sentido de que se daña a sí mismo y a los demás. Aquel que comete este pecado siempre tiene un mal temperamento y es desagradable,

molestando así a los demás (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #249). Por otro lado, el Tzadik que cuida

el pacto siempre es agradable y placentero a los demás, tal cual se alude en el versículo “Dios vio que la luz [del Tzadik] era buena” (Génesis I 2,4) (Likutey Moharán I, 23:3).

38:18 Él respondió: “¿Qué prenda

te daré?”. Y ella dijo: “Tu sello, tu manto y el báculo que

tienes en la mano”. Él, pues, se lo dio y se llegó a

ella; y ella concibió de él. Qué prenda te daré... Tu sello, tu manto y el báculo Con tres cosas fue creado el mundo: Con un sefer (‫ספר‬, libro - i.e., la Torá), un sofer (‫סופר‬, escriba - i.e., Dios) y un sipur (‫סיפור‬, historia - i.e., la historia de la humanidad) (Sefer Ietzirá 1:1). En las sagradas escrituras, esas tres cosas

están referidas como el pergamino sobre el cual se escribe el libro, la tinta que está inscrita en el pergamino y la pluma que escribe el libro.

Estas tres cosas corresponden a los tres objetos que Iehudá le dio a Tamar como garantía. El manto corresponde al sefer - i.e., las “pieles” sobre las cuales está escrito el libro. El sello representa al sofer, el medio de la tinta. El báculo representa el sipur, la pluma que escribe el libro. La Torá se escribe con una pluma, con tinta, sobre pergamino. También se dice que la lengua es la pluma que inscribe la historia sobre el propio corazón. Cuando la persona está

dispuesta a aceptar la santidad de la Torá, atrae la Divinidad que está presente en la creación y cuenta su propio sipur - las acciones que proclaman la Divinidad (Likutey Halajot VII, p. 252). Qué prenda te daré... Tu sello, tu manto y el báculo El encuentro entre Iehudá y Tamar fue el preludio al nacimiento del Mashíaj. Mashíaj mismo es el garante del mundo entero, la garantía de que todos alcanzarán la perfección. Por lo tanto Tamar insistió en una prenda para aceptar la unión, para invocar la garantía que representaría el Mashíaj.

Las tres garantías que ella pidió contrarrestan las tres características que le impiden a la persona alcanzar la perfección. Esas características son: aquel que degrada a los demás (que es similar al asesinato), aquel que es inmoral y aquel que carece de fe. El sello representa el “sello de santidad” el pacto, la moralidad. El manto representa el “manto de honor” - la disposición a honrar a los demás y no degradarlos. El báculo representa la fe tal cual está representado por la vara de Moisés que fue utilizada para hacer los milagros que difundieron la fe en Dios. Y esos tres objetos representan las características que llevan a la

perfección y hacia el Mashíaj, quien llevará al mundo entero hacia la perfección (Likutey Halajot VII, p. 74a-148). Qué prenda te daré... Tu sello, tu manto y el báculo Cuando Dios quiso crear al hombre, los ángeles se opusieron, argumentando que el hombre pecaría. Dios entonces se aconsejó con las almas de los rectos, dado que ellos son los responsables del mundo. El alma del Mashíaj aceptó esa responsabilidad, puesto que deberá asegurarse de rectificar a todas las personas. Así, la primera mención de un garante en la Torá aparece en la historia de Iehudá y

Tamar, pues su unión llevó al nacimiento del Mashíaj, quien llevará el mundo hacia la perfección. Tamar le pidió a Iehudá que le diese como garantía el sello, el manto y el báculo. El sello representa los tefilín, el manto representa el talit/tzitzit, y el báculo es la “pluma” - es decir, los muchos libros de Torá que difunden Divinidad. A veces los Tzadikim se vuelven muy celosos en el cumplimiento de su misión; en verdad, la vida de Tamar se vio amenazada cuando Iehudá se enojó con lo que él consideraba su promiscuidad. Esas garantías representan las mitzvot que demuestran la aceptación del cumplimiento de la

Torá, que los Tzadikim pueden utilizar para rectificar el mundo (Likutey Halajot VII, p. 126a). El concepto de Mashíaj como garante de la humanidad también se refleja en el hecho de que Iehudá aceptó tomar la responsabilidad por Benjamín cuando los hermanos descendieron a Egipto (Génesis 43:9). Aquí Iehudá representa el alma del Mashíaj. Otra alusión yace en la yuxtaposición de la historia de Iosef vendido como esclavo y la historia del encuentro de Iehudá con Tamar. Como afirma el Midrash: “Las tribus estaban ocupadas vendiendo a Iosef; Iosef estaba ocupado con su saco de arpillera y el ayuno [debido a sus

tribulaciones]; Rubén estaba ocupado con su saco de arpillera y el ayuno [en sus esfuerzos por arrepentirse]; Iaacov estaba ocupado con su saco de arpillera y el ayuno [por la pérdida de Iosef]; Iehudá estaba ocupado buscando una esposa; y Dios estaba ocupado creando la luz del Mashíaj” (Bereshit Rabah 85:1). Debido a su santidad y moralidad, Iosef ascendió desde la esclavitud hasta llegar a ser el segundo en el gobierno de Egipto. Cuando Iosef comenzó a atraer sobre sí la santidad del Mashíaj, Dios “Se ocupó” del nacimiento del Mashíaj (Likutey Halajot VII, p. 126a-127a).

39:6 De esta manera dejaba todo lo suyo en mano de Iosef

y no se entendía de cosa alguna, sino del pan que comía. Y

era Iosef de bella figura y hermoso semblante. Iosef era de bella figura Iosef es el paradigma del Tzadik la verdadera belleza y gracia espiritual del mundo- porque pudo superar la

tentación sexual (Likutey Moharán II, 67).

39:8 Mas él rehusó y dijo a la mujer de

su amo: “He aquí, mi amo no se entiende conmigo acerca de lo

que está en casa y todo lo que tiene lo ha puesto en

mi mano”. Mas él rehusó Iosef superó la prueba de la esposa de Potifar en sus intentos por seducirlo. Aun así, el hecho de que la Torá considere esto como una prueba es un misterio. Hablando racionalmente, dado que Iosef era sabio, esto no le debería haber presentado ninguna dificultad. Pues todo aquel con un mínimo de intelecto puede superar los pensamientos y los actos inmorales (Likutey Moharán I, 72).

Mas él rehusó La nota musical sobre la palabra vaiemaen (“él rehusó”) es llamada shalshelet, que es una nota larga y extendida. El rabí Itzjak Breiter (m. 1943) solía decir que ello se debe a que, cuando uno es tentado por el pecado, debe mantenerse firme y negarse una y otra vez.

39:10 Ella le

hablaba a Iosef cada día, pero él no la escuchaba para acostarse a

su lado, ni para estar con ella. Ella le hablaba a Iosef cada día IoSeF (‫ )יוסף‬representa la santidad adicional (‫נוסף‬, noSaF) que la persona puede obtener cuando supera una prueba. Cada persona puede volverse un Iosef diariamente, agregando santidad a

su día (Likutey Halajot I, p. 268).

39:11 Cierto día en que él entró en casa para

hacer su trabajo, no había ninguno de los hombres de la casa allí.

No había ninguno de los hombres de la casa allí Aunque no había nadie de la casa presente, Iosef vio aparecer la imagen de Iaacov (Sotá 36b).

El hecho de que Iosef pudiera ver esa imagen fue algo maravilloso, especialmente dado que Iaacov mismo no era consciente de ello (Likutey Moharán I, 150).

39:12

Ella lo aferró de su vestido, diciendo: “¡Acuéstate conmigo, por favor!”. Mas él

dejó su ropa en manos de ella y huyó, saliéndose fuera. Ella lo aferró de su vestido… Mas él

dejó su ropa en manos de ella y huyó La prueba de Iosef fue “humilde” comparada con la prueba que Boaz tuvo que enfrentar cuando Ruth se acostó a sus pies. Y la prueba de Boaz fue “humilde” comparada con la prueba que Palti ben Laish debió soportar: debía mantenerse célibe mientras compartía la cama con Mijal, quien estaba casada con David pero fue forzada por el rey Shaul a vivir con Palti (Sanedrín 19b).

El hecho de que nuestros Sabios utilicen la palabra “humilde” para hablar de superar la tentación sexual demuestra que la humildad protege a la persona de la inmoralidad y que, por el contrario, la arrogancia lleva hacia ella (Likutey Moharán I, 130).

Ella lo aferró de su vestido Las fuerzas del Otro Lado y el Malo aferran a la persona por su vestimenta. La necesidad de obtener ropas y vestimentas puede disturbar mucho a la persona e impedirle servir a Dios. Así, “ella lo aferró de su vestido”. Si dominas tu alma, y tu corazón está fuertemente unido a Dios, no le prestarás atención alguna a esto. Puede que no tengas ropas para usar, pero ello no será un problema para ti, pues no dejarás que esto te distraiga. Está escrito, “Mas él dejó su ropa en manos de ella y huyó”. Debes dejar las preocupaciones sobre las vestimentas detrás y huir de las fuerzas del mal. No le prestes ninguna atención a aquello

que te falta. Haz lo que Dios requiera de ti y sírvelo con lo mejor de tus capacidades (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #100).

Esto implica que el Malo atrapa a la persona “por su ropa”, llevándola a perseguir las vestimentas materiales de este mundo. En un nivel más profundo, esto alude a la tendencia del hombre a suponer que la apariencia es igual a la esencia. El Tzadik desafía esa impresión, pues él parece una persona común pero de hecho es alguien mucho más grande y elevado. La “ropa” de normalidad del Tzadik oculta su verdadera esencia.

Las “vestimentas” (al igual que la propiedad) representan el área en la cual el hombre cae víctima de los celos. Podemos ver esto en la rebelión de Koraj en contra de Moisés (Números 16). Koraj estaba celoso de Aarón quien, como Sumo Sacerdote, llevaba vestimentas reales. Por lo tanto Koraj y sus seguidores se vistieron con ropas que eran de puro tejelet como una forma de demostrar que también ellos habían alcanzado la pureza del alma y eran dignos de una elevada posición. Koraj no pudo comprender que tanto Moisés como Aarón poseían una gran profundidad, algo que estaba oculto bajo las apariencias (Likutey Halajot VII, p. 139a-278-140a).

Él huyó El mar vio y huyó (Salmos 114:3). El mar se abrió para los judíos en mérito a Iosef (Bereshit Rabah 87:8).

El mar se abre en mérito al Tzadik. El “mar” hace referencia al Mar de la Sabiduría, que se abre para la persona que está unida al Tzadik (Likutey Halajot II, p. 68a).

Parashat Miketz 41:1 Al cabo de dos años, aconteció que

el faraón tuvo un sueño; y he aquí que estaba parado junto al

río. Dos años Shenataim iamim (dos años) significa literalmente “dos años de días”. Cuando la persona busca a Dios, cada día es tan valioso como un año (Likutey Moharán II, 2:6). Al cabo de dos años, aconteció que el faraón tuvo un sueño; y he aquí que estaba parado junto al río... y las vacas feas de parecer y enjutas de carnes devoraron a las siete vacas hermosas de parecer y gordas

Las letras de la palabra MiKeTz (‫מקץ‬, “al cabo”) pueden reordenarse para formar la palabra KaMaTz (‫קמץ‬, retener) - en particular, retener una bendición. La frase Shenataim iamim (literalmente “dos años de días”) hace referencia específicamente a la calumnia. (La calumnia confunde a la persona que habla mal de otras haciéndola pensar cosas diferentes a lo que son; por lo tanto, “los días son años” - lo que de hecho sucedió es visto a través del lente de la imaginación y no como es en realidad). Como castigo por el pecado de los espías que hablaron

mal de la Tierra Santa, los judíos se vieron forzados a pasar un año en el desierto por cada día que duró la misión de los espías (Números 14:34). En sentido más amplio, debido a que el calumniador no está seguro de los hechos o de las motivaciones de la gente, la calumnia está asociada con el poder de una imaginación desatada. En su sueño, el faraón estaba “parado junto al río”. Ese río era el Nilo, que también es llamado el río Pishon (Rashi sobre Génesis 2:11). PIShON (‫ )פישון‬alude a la frase PI ShONé Halajot (‫פי שונה הלכות‬, “una boca que habla de la ley de la Torá”). Las verdaderas enseñanzas de Torá traen

bendiciones (Levítico 26), mientras que las enseñanzas imaginarias de Torá dan como resultado el hambre (pues crean un ilusorio y “falso Cielo” que no puede dar lluvias). “Faraón” hace referencia a la persona que no se ocupa de la ley de la Torá ni se dedica a ella, pero que aun así intenta crear enseñanzas novedosas de Torá basadas en su imaginación. Esos pensamientos imaginarios de Torá son dañinos para el mundo, porque impiden que desciendan las bendiciones de Dios. Así, en el sueño del faraón, las siete vacas gordas de bendición eran tragadas por las siete vacas enjutas de las enseñanzas imaginarias.

En suma, el versículo “Al cabo de dos años, aconteció que el faraón tuvo un sueño y he aquí que estaba parado junto al río” puede ser interpretado como significando “Las bendiciones son retenidas debido al poder de la engañosa imaginación, que lleva a la persona a crear ideas infundadas de Torá”. Esas falsas enseñanzas son rectificadas por Iosef, el Tzadik, quien eleva a la persona más allá de su imaginación, para que, con una imaginación rectificada (lo opuesto de la calumnia) pueda encontrar el bien incluso en las malas situaciones (ver Likutey Moharán I, 54:6).

El faraón estaba soñando El faraón soñó con siete vacas gordas que eran tragadas por siete vacas enjutas. El faraón representa a aquel que tiene una gran riqueza pero que siempre desea más, como si estuviese constantemente hambriento. Su nombre, FaRoH (‫)פרעה‬, se asemeja a PiRON (‫פרעון‬, pago). El faraón siempre debe hacer pagos, así sea al comprar cosas materiales para su confort o para saldar deudas. Iosef, el Tzadik, le aconseja separar un “impuesto” de un veinte por ciento. En otras palabras, Iosef le aconseja al rico que pague “el impuesto sobre la riqueza” dando caridad, pues ese acto protegerá su riqueza (Likutey

Halajot II, p. 79a).

Los sueños del faraón ocurrieron después de shenataim iamim (literalmente “dos años de días”). Esta frase, que alude a los “años” que están conectados con los “días”, recuerda a los espías que hablaron mal de la Tierra Santa y fueron castigados con un año en el desierto por cada día que estuvieron en la Tierra (Números 14:34). Así como el faraón deseaba una enorme riqueza, también la codicia fue el mal de los espías. Dios quiso que los judíos conquistasen la Tierra de Israel de una manera sobrenatural y milagrosa, y la Tierra misma estaba preparada para dar su abundancia de una manera milagrosa,

algo que desafía a la codicia. Pero los espías querían conquistar la Tierra de una manera “natural”, implicando que su deseo por la riqueza era muy grande. La palabra hebrea meRaGLim (‫מרגלים‬, espías) proviene de la raíz ReGueL (‫רגל‬, pies), dado que aquéllos que sienten codicia viajan constantemente en busca de algún negocio, anhelando siempre más riquezas y no confían en que Dios les dará lo que necesitan allí en donde viven (Likutey Halajot II, p. 158-80a). El faraón estaba soñando Las siete sefirot inferiores corresponden a los atributos tanto buenos como malos. Para acercarse al

bien y entregarse a Dios, uno debe atravesar el proceso de la autoanulación. Conceptualmente, este proceso está representado por el dormir. Al dormirse, en el proceso hacia la autoanulación, el faraón vio primero vacas buenas. Pero entonces se fue hacia el lado del mal y vio vacas malas que tragaban a las buenas. Porque así es como ocurre de hecho - al comienzo uno se acerca a Dios, pero entonces se ve abrumado por el Otro Lado. De manera que el faraón volvió a dormirse, intentando una vez más la autoanulación. Pero nuevamente, pese a percibir el bien, volvió a ver el mal y fue superado por él. En contraste, Iosef, el Tzadik, es

aquel que puede anularse por completo. En particular, él puede percibir el bien y enseñarles a los demás cómo superar el mal (Likutey Halajot I, p. 28a).

41:2 Y subían del río siete vacas saludables y gruesas

de carnes y pacían en la ribera.

Siete vacas saludables Las siete vacas saludables representan a los Tzadikim. Ellos son llamados “saludables” porque “El Tzadik come para satisfacer su alma” (Proverbios 13:25). Al adquirir y diseminar la fe, el Tzadik les enseña a los demás cómo satisfacer sus almas.

Más tarde, Iosef le dijo el faraón, “Racione el producto de Egipto” (Génesis 41:34). VeJiMeSh (‫וחמש‬, racione) es similar a JaMeSh (‫חמש‬, cinco), que representa los Cinco Libros de la Torá. La Torá corresponde a las raciones del alimento espiritual. El Tzadik nos muestra cómo guardar la energía espiritual para los años flacos (Likutey Halajot V, p. 50). Siete vacas saludables... siete vacas enjutas Las siete vacas saludables en el sueño del faraón representan a la plegaria, como en “Siete veces al día Te alabo” (Salmos 119:164). Las siete vacas

enjutas representan los pensamientos que abruman a la persona durante la oración, haciéndole pensar que esas plegarias no valen nada. Generalmente y ante ello, la persona se fortalece y comienza a orar nuevamente, pero otra vez se levantan los malos pensamientos y la vuelven a disturbar. El faraón encontró la solución para su sueño confiando en Iosef, el Tzadik. Iosef nos enseña a aferrarnos al bien cada vez que se presenta y a guardarlo, para que con él podamos enfrentar las dificultades que puedan acaecer más tarde (Likutey Halajot III, p. 20a-40).

41:8

Y aconteció que a la mañana fue perturbado su espíritu; y envió

a llamar a todos los magos de Egipto y a todos sus sabios;

y les contó el faraón su sueño; pero no hubo quien se lo

interpretase al faraón. No hubo quien se lo interpretase al faraón Sólo Iosef pudo interpretar correctamente el sueño del faraón. El bien y el mal (las vacas saludables y las vacas enjutas) siempre existen en el mundo y da la sensación de que el mal siempre conquista al bien. Pero el Tzadik, que es capaz de superar el mal, puede demostrar que existe el bien incluso dentro del mal, aunque el bien

haya sido “tragado” por el mal. Más tarde, Iosef les aconsejó a los egipcios separar alimentos para los días de hambre venideros. De esa manera, les enseñó a los demás a aprovechar los buenos días y los buenos tiempos y a atesorar las buenas acciones hechas en este mundo. Entonces, incluso en los malos días y en los tiempos difíciles, uno podrá tener algo bueno sobre lo cual apoyarse (Likutey Halajot III, p. 490). Les contó el faraón su sueño; pero no hubo quien se lo interpretase al faraón Los sabios interpretaron el sueño pero las interpretaciones no le agradaron al faraón. Por ejemplo, dijeron que tendría

siete hijas pero que enterraría siete hijas (Rashi).

En total había veintiocho cosas, entre vacas y espigas, en los sueños del faraón (siete vacas saludables, siete vacas enjutas, siete espigas sanas y siete espigas marchitas). Esas veintiocho cosas corresponden a los veintiocho “tiempos” delineados en Eclesiastés 3:1-8, que están divididos en catorce tiempos positivos y catorce tiempos negativos. Esos tiempos positivos y negativos representan la verdad y la mentira, con la mentira tratando siempre de superar y de tragar a la verdad. Si bien hay muchas interpretaciones sobre lo que sucede en la vida, la mentira tiene

una manera de ocultar el verdadero significado de lo que tiene lugar a cada momento. Sólo Iosef pudo interpretar correctamente los sueños del faraón pues el Tzadik, el hombre de verdad, puede ver a través de los velos que rodean a la persona y alcanzar directamente el significado real de su vida (Likutey Halajot VIII, p. 211a-211b). Más aún, las vacas enjutas y las espigas marchitas representan los falsos líderes que se tragan la verdad y le roban al pueblo judío su conocimiento, como está escrito, “Ellas [las vacas saludables] entraban en sus entrañas [de las vacas enjutas], y no se conocía que hubieran entrado dentro de ellas”

(Génesis 41:21). También aquí el Tzadik

puede mostrarnos cómo superar a los falsos líderes (Likutey Halajot VIII, p. 212b).

41:21 “Ellas entraban en sus entrañas y no

se conocía que hubieran entrado dentro de ellas; pues su aspecto era feo

como al principio. Entonces me desperté”. No se conocía que hubieran entrado dentro de ellas Las fuerzas del mal se tragan la conciencia que tiene la persona de todo el bien que alguna vez conoció (Likutey Moharán I, 54:6).

41:26 “Las siete vacas saludables son siete años y las siete espigas

sanas son siete años: el sueño es uno mismo”. El sueño es uno mismo Ambos sueños del faraón implicaban comida (las vacas y las

espigas) porque la rectificación y la purificación de la persona se producen a través del comer. Iosef le aconsejó al faraón separar “alimentos” (significando alimentos espirituales - i.e., Torá y plegarias) durante los años buenos y así fortalecerse para los tiempos difíciles. Por lo tanto Iosef dijo, “Dios me envió delante de ustedes para asegurarles el sustento [espiritual]” (Génesis 45:7) pues el Tzadik nos enseña cómo aplicar tal esfuerzo para mantenernos firmes durante los años de hambre y de exilio (Likutey Halajot II, p. 132).

41:35

“Junten toda la provisión de estos años buenos que vienen. Y guárdenla bajo

el control del faraón, para alimento en las ciudades”. Junten toda la provisión de estos años buenos que vienen Iosef tuvo éxito. Él era una persona

alegre (Bereshit Rabah 86:4).

Iosef representa la santidad, el aspecto de la alegría, de la vida y de la vitalidad. En contraste a esos estados se encuentra la muerte, que se experimenta, en una pequeña medida, al dormir, como afirma el Midrash: “Dormir es una sesentava parte de la muerte” (Berajot 57b). Pero cuando Iosef, el Tzadik, duerme, descansa su mente, manteniéndola unida a la vida y a la alegría. Por lo tanto Iosef merece no sólo tener sueños verdaderos sino también comprender los sueños de los demás. El sueño del faraón previó una

larga hambruna (i.e., el exilio), dado que las vacas enjutas se tragaron a las vacas saludables, disminuyendo la prosperidad y llevando a la tristeza y a la depresión. Pero Iosef, un “hombre de espíritu”, siempre estaba alegre y así fue capaz de traer alegría y de superar los efectos de la tristeza mediante la idea de guardar el excedente en Egipto (Likutey Halajot II, p. 155a-310). Junten toda la provisión de estos años buenos que vienen Los siete años “buenos” corresponden a las siete clases de especies por las cuales se alaba a la Tierra de Israel (ver Deuteronomio 8:8). El

sueño del faraón indica su deseo de conquistar a los judíos y de mantenerlos lejos de su Tierra. Así, él quería que los siete años “malos” superasen a los siete años “buenos”. Iosef, por el contrario, quería que la santidad superase al mal. Al instruir a los egipcios para que guardasen el alimento durante los años “buenos”, les hizo saber que uno debe aferrar la santidad que pueda encontrar durante los “tiempos buenos” y así tener la fortaleza para enfrentar a las fuerzas del mal durante los “malos tiempos”. En una vena similar, Iosef les urgió a sus hermanos a que se llevasen sus huesos de retorno a la Tierra Santa cuando

tuviese lugar el Éxodo de Egipto (ver Génesis 50:25). Dado que estaba en contacto con la santidad y conocía la importancia de cada una de las pizcas de santidad que la persona puede aferrar para sí, siempre estaba unido a la Tierra Santa (Likutey Halajot II, p. 93a-186-94a).

41:38 El faraón les dijo

a sus servidores, “¿Podrá haber otro hombre como éste que tenga el espíritu

de Dios en él?” Podrá haber otro hombre como éste que tenga el espíritu de Dios en él Debido a que guardó el pacto, Iosef alcanzó el espíritu de Dios (Likutey Moharán I, 19:3).

41:39

El faraón le dijo a Iosef, “Dado que Dios te ha informado sobre

todo esto, no hay nadie tan entendido y sabio como tú”. No hay nadie tan entendido y sabio

como tú Debido a que cuidó el pacto, Iosef alcanzó una mente pura. Obtuvo revelaciones de Torá y los niveles asociados con las sefirot de Biná (Comprensión) y Jojmá (Sabiduría) (Likutey Moharán I, 36:2). No hay nadie tan entendido y sabio como tú Cierta vez alguien le preguntó a Reb Moshé Breslover (un importante discípulo del rabí Natán) sobre el Tzadik emet (el verdadero Tzadik) del cual el Rebe Najmán siempre habla en sus lecciones. “¿A quién puede estar

refiriéndose el Rebe Najmán?”, se preguntó el hombre. Reb Moshé le contestó que incluso el faraón era más sabio que él. El faraón comprendió que dado que Iosef hablaba de un hombre sabio que podía supervisar la producción de alimentos en Egipto, era lo suficientemente sabio como para ser esa misma persona. Si el Rebe Najmán siempre habla del verdadero Tzadik, entonces él debe tener esa cualidad especial que lo hace un verdadero Tzadik (tradición oral de Breslov).

41:40

“Estarás a cargo de mi casa y todo mi pueblo será alimentado bajo

tu orden. Tan sólo en el trono seré yo más grande que tú”.

Estarás a cargo de mi casa y todo mi pueblo será alimentado bajo tu orden “Casa” hace referencia al temor a Dios (Shabat 31b). Al pija (“bajo tu orden”) significa literalmente “de acuerdo con tu boca” y hace referencia a la plegaria. “Todo mi pueblo será alimentado” indica una gran abundancia. Así, cuando la persona temerosa de Dios eleva una plegaria, trae abundancia al mundo (Likutey Moharán I, 102). Sólo en el trono seré yo más grande que tú Seré llamado “el Rey” (Rashi).

El Tzadik siempre busca alcanzar grandes niveles espirituales. Sin embargo, debe recordar constantemente que Dios es siempre más grande que él y que existen ámbitos espirituales que aún se encuentran más allá de su alcance. Así, “Yo (Dios) seré llamado ‘el Rey’” - la persona debe buscar la grandeza, pero sin olvidar que hay un límite en cuanto a cuán lejos puede llegar (Likutey Halajot II, p. 310).

41:43 Y

le hizo subir en la segunda carroza real y pregonaban delante de él:

“¡Avrej!”. Lo puso así sobre toda la tierra de Egipto. La segunda carroza real Ha-mishná (la segunda) también

significa “doble”. Ello alude a la doble porción de abundancia del Shabat que disfruta plenamente el Tzadik y cada individuo en su propio nivel (Likutey Moharán I, 58:4). Pregonaban delante de él: “¡Avrej!” AVReJ (‫ )אברך‬es un compuesto de las palabras AV (‫אב‬, padre y sabio) y RaJ (‫רך‬, joven). Aunque era joven, Iosef era sabio (Rashi).

Raj también se traduce como “suave” y “flexible”. Pese al propio nivel de sabiduría y de inteligencia, uno debe saber cómo “plegarse” delante de otros para llevar a cabo su voluntad. Así vemos que al ser ungido, el rey David

dijo, “Hoy, yo soy raj pero ungido rey” (Samuel II, 3:39). Uno debe aprender a ser flexible, como enseñan nuestros Sabios: “El hombre debe ser siempre raj como una caña y no rígido como un cedro” (Taanit 20a) (Likutey Halajot III, p. 76a).

41:44 El faraón le dijo a

Iosef, “Yo soy el faraón; y sin ti no levantará hombre mano ni

pie en toda la tierra de Egipto”. Sin ti no levantará hombre mano ni pie Sólo a través del Tzadik son elevados los niveles de realidad denominados “manos” y “pies”. Esto

crea una unión superior, que da como resultado la mitigación de los juicios severos. El Tzadik es el corazón de la gente. Cuando un individuo se regocija en su corazón, ello le permite elevar las manos y los pies y bailar con alegría. Su alegría produce una resonancia en el Tzadik, el corazón de la gente. Entonces el Tzadik hace que la gente se regocije y la eleva (Likutey Moharán I, 10:9).

41:51 Iosef

llamó al primogénito Menashé, porque “Dios me ha hecho olvidar todas mis penas

y toda la casa de mi padre”. Me ha hecho olvidar NaShani (‫נשני‬, “me hizo olvidar”) comparte la misma raíz que NaShim (‫נשים‬, mujeres). ZaJaR (‫זכר‬, recordar) comparte la misma raíz que ZaJaR (‫זכר‬, varón). Cuanto más persiga el hombre la

inmoralidad, más olvidará su propósito real en el mundo - que es recordar el objetivo final (Likutey Halajot VII, p. 128a).

41:52 Y nombró al segundo Efraím: “Porque Dios me

ha hecho fructificar en la tierra de mi aflicción”. Dios me ha hecho fructificar en la tierra de mi aflicción HiFRani (‫הפרני‬, “me ha hecho

fructificar”) es similar a HiFRia (‫הפריע‬, inquietante). Al orar delante de Dios la persona deberá olvidar todo su linaje distinguido y concentrarse en las plegarias, como si proviniese de los más humildes orígenes. Para que la plegaria pueda fructificar es necesario eliminar tales pensamientos fastidiosos y molestos (Likutey Moharán I, 97).

41:55 Y cuando padecía

hambre toda la tierra de Egipto, clamó el pueblo al faraón por pan;

y le dijo el faraón a todos los egipcios: “Vayan a Iosef y

hagan todo lo que él les diga”. Todo lo que él que les diga Iosef les dijo que se circuncidasen (Rashi).

Todas las bendiciones llegan a través del Tzadik. Así, Iosef pudo

alimentar a los egipcios incluso durante la hambruna; y cuando Iaacov descendió a Egipto, el hambre término prematuramente (Rashi sobre Génesis 47:19). Por ese motivo, el faraón le dijo a su pueblo que obedeciera a Iosef cuando éste les dijo que debían circuncidarse. Un pacto cuidado trae abundancia (Likutey Halajot II, p. 71a).

41:56 De manera que

hubo hambre sobre toda la faz de la tierra; y abrió Iosef todos

los depósitos y vendió a los egipcios; porque arreciaba el hambre en la

tierra de Egipto. Hubo hambre sobre toda la faz de la tierra “La faz de la tierra” hace referencia a la gente rica (Rashi).

“Faz” denota el rostro del Otro Lado, que es idolatría. El anhelo de dinero es una clase de idolatría. Si la persona es codiciosa, ello se verá en su rostro como oscuridad (Likutey Moharán I, 23:final).

42:1 Iaacov vio que había provisiones en Egipto. Iaacov les dijo a

sus hijos, “¿Por qué se están mostrando?”. Iaacov vio que había provisiones en Egipto La palabra SheVeR (‫שבר‬, provisiones) significa literalmente “quebrar”; también puede leerse como SiVeR (‫שבר‬, esperanza). Así, afirma el Midrash:

“Iaacov vio shever - una hambruna; él vio siver - la plenitud de su cosecha. Iaacov vio shever - Iosef que descendió a Egipto; él vio siver - Iosef que era el gobernante. Iaacov vio shever - que los judíos estarían allí esclavizados; él vio siver - que los judíos serían redimidos” (Bereshit Rabah 91:1).

Iaacov, el paradigma del judío, comprendió que siempre hay esperanzas, que la persona debe siempre esperar la salvación. Cada vez que uno se sienta encerrado, combatido desde afuera y atacado desde dentro, deberá mirarse a sí mismo, al nivel en el cual se encuentra en ese momento. Verá entonces que, pese al shever, tiene siver, y podrá fortalecerse en el hecho de

saber que todo será rectificado (Likutey Halajot V, p. 143a-286). El Rebe Najmán presenta una enseñanza similar sobre el versículo “En mi angustia Tú me aliviaste” (Salmos 4:2). Si la persona reflexiona sobre las bondades de Dios, podrá ver que incluso cuando Dios le trae dificultades, en esas mismas dificultades Él le provee de un alivio y de un aumento de Sus bondades. No sólo esperamos en Dios para que nos salve rápidamente de todas las angustias y nos provea de un gran bien, sino que incluso dentro de la angustia misma, esperamos en Él para que nos alivie (Likutey Moharán I, 195).

42:6 Iosef era el gobernador de la tierra; era él quien proveía

de grano a todo el pueblo de la tierra. Vinieron, pues, los hermanos

de Iosef y se le postraron rostro a tierra. Iosef era el gobernador... era él quien proveía de grano La palabra shalit (gobernador)

corresponde al juicio Divino y a la sefirá de Guevurá. “Proveía de grano” indica la benevolencia Divina y la sefirá de Jesed. El Tzadik es el único que sabe cómo combinar apropiadamente esos dos atributos (Likutey Moharán I, 80).

42:9 Iosef se acordó de los

sueños que había soñado acerca de ellos y les dijo: “¿Ustedes son espías;

para ver lo indefenso de la tierra han venido!”. Ustedes son espías; para ver lo indefenso de la tierra han venido Cuando los hermanos de Iosef lo

vendieron en la Tierra de Israel y fue llevado a Egipto, dañaron el concepto del Tzadik y también el concepto de la Tierra Santa. Por ese motivo Iosef los acusó de ser espías que habían ido para ver lo indefenso de la tierra (ervat haaretz). Ervat (significa literalmente “desnudez”) implicando un daño en el pacto, un daño en contra del Tzadik (Iosef). Y “espías” alude al daño de los espías que calumniaron a la Tierra Santa (ver Números 13) (Likutey Halajot II, p. 158).

42:13 “Nosotros,

tus siervos, somos doce hermanos, hijos de un mismo hombre en la tierra

de Canaán; y he aquí, el menor está con nuestro padre hoy y

el otro no está”. El otro no está Fue debido a ese otro hermano que nos dispersamos por la ciudad, para buscarlo (Rashi).

Cuando los hermanos vendieron a Iosef, cometieron un daño muy grave en la fe en el Tzadik. Para cuando llegaron a Egipto, lamentaban su acción y buscaban rectificarla. Por lo tanto se

dispersaron por la tierra de Egipto, para buscarlo. Cada uno de nosotros puede hacer lo mismo. Si hemos dañado al Tzadik o su honor, nuestra rectificación comenzará buscándolo sinceramente. Y el Tzadik está siempre presente, esperando ayudarnos. Como dijo Iosef, “Dios me ha enviado delante de ustedes para prepararles el sustento [espiritual]” (Génesis 45:7) (Likutey Halajot V, p. 100).

42:24 Y él

se retiró de ellos y lloró; después volvió a ellos y les habló,

y tomando de entre ellos a Shimón, lo ató delante de sus ojos”.

Tomó de entre ellos a Shimón Shimón era quien había arrojado a Iosef al pozo; era aquel que le dijo a Leví, “Aquí viene el soñador” (Génesis 37:19) (Rashi).

ShiMón (‫ )שמעון‬representa los juicios; fue nombrado así “porque Dios oyó (‫שמע‬, ShaMa) que soy odiada” (Génesis 29:33), que es el concepto del juicio. Shimón fue quien propuso matar a Iosef, habiéndolo juzgado. Cuando los juicios abundan se hace presente la prueba de la

inmoralidad. La Tribu de Shimón transgredió los ideales de moralidad cuando su líder, Zimri, junto con 24.000 hombres de sus filas sucumbieron a los avance de las hijas de Moab y murieron en la plaga (Números 25:9; ver Rashi). Así, fue Shimón quien propuso vender a Iosef, el Tzadik que representa el pacto cuidado y que se opone a la inmoralidad. Y fue Pinjas, el descendiente de Iosef (que también era nieto de Aarón) quien, con sus celos, hizo que terminara la plaga (Likutey Halajot V, p. 326).

42:35

Y sucedió que al vaciar sus sacos, he aquí que en el saco

de cada uno estaba el atado de su dinero y cuando ellos y

su padre vieron los atados de dinero tuvieron temor. Al vaciar sus sacos Iosef les había dado a sus hermanos sacos llenos de grano para

alimentarse. El Tzadik ayuda a la gente a alcanzar el temor y el amor a Dios para que puedan sentirlo incluso en sus cuerpos. De manera similar, cuando uno da caridad -que corresponde a Iosef, quien alimentó a los egipcios al igual que a su propia familia- eso le posibilita alcanzar el temor y el amor a Dios. Nuestro intelecto también nos permite alcanzar el temor y el amor a Dios. Sin embargo, si la persona peca, su intelecto se obstruye. Los hermanos de Iosef estaban tratando de sacudirse el letargo de sus cuerpos, que estaban vacíos del temor y del amor a Dios, y así eran “sacos vacíos” (Likutey Moharán I,

17:final).

42:36 Su padre Iaacov les dijo, “Ustedes me han privado

de mis hijos; Iosef no aparece y Shimón no aparece y ahora quieren

llevarse a Benjamín, ¡Todas estas cosas me están pasando!”. Shimón... Benjamín Dos de las figuras centrales de esta narrativa son Shimón y Benjamín.

El nombre ShiMON (‫ )שמעון‬proviene de la palabra SheMA (‫שמע‬, oír). Esto alude a oír las palabras del Tzadik. Benjamín corresponde al Altar, pues el Altar del Templo está ubicado en el territorio de Benjamín. Cuando la persona le presta atención a las palabras del Tzadik, ello perfecciona el Altar, que a su vez ayuda a elevar hacia Dios a toda la humanidad (Likutey Moharán I, 17:final). Su padre Iaacov les dijo, “Ustedes me han privado de mis hijos; Iosef no aparece y Shimón no aparece y ahora quieren llevarse a Benjamín” Algunas personas piensan equivocadamente que son líderes dignos

de la nación judía. Cuando se examinan cuidadosamente perciben que incluso aunque han realizado devociones dirigidas a “vaciar sus sacos” -i.e., liberar a sus cuerpos de los malos deseos (tanto los propios como aquellos que pudieron haber heredado)- esos deseos aún se apegan a ellas. Entonces su intelecto las amonesta y temen así dirigir a los demás. Iaacov representa el intelecto (ver Likutey Moharán 1:1). Así, él les dijo a sus hijos, “Ustedes me han privado”. Pues la persona arrogante se ve privada de su sabiduría (Pesajim 66b). Y

Iosef

corresponde

a

la

rectificación del error. Ahora “Iosef no aparece”. Es decir, los otros hijos de Iaacov carecen de la capacidad de ser líderes y de rectificar las malas acciones de la gente. Y si Iosef ya no está, entonces “Shimón no aparece” significando, Shimón no es despreciado por las personas porque él realmente no las amonesta. Iaacov concluyó, “Y ahora quieren llevarse a Benjamín”. “Benjamín” es una referencia a la grandeza - en verdad, si uno carece de las cualidades para ser un líder, no debe reclamar la autoridad para sí (Likutey Moharán I, 10:4).

43:11

Y les dijo entonces Israel, su padre: “Ya que ha de ser

así, hagan esto: tomen de los mejores productos de la Tierra en sus

vasijas y lleven a aquel hombre un presente: un poco de bálsamo y

un poco de miel, de especias y de mirra, de pistachos y almendras”.

Zimrat haaretz Zimrat haaretz (“los mejores productos de la Tierra”) también puede traducirse como “la melodía de la Tierra”. Cada lugar tiene su propia melodía. Más aún, cada nivel de vegetación -cada brizna de hierba- tiene su propia melodía que extiende sus bendiciones por el mundo entero. La música, que se produce separando y eligiendo los sonidos, representa separar el bien del mal. Pensando que Iosef era un gobernador egipcio, Iaacov le envió una melodía de la Tierra Santa correspondiente a su

status y la compuso para despertar su compasión (Likutey Moharán II, 63).

43:14 “Que El Shadai les conceda misericordia delante del

hombre, para que les devuelva al otro hermano de ustedes y a Benjamín.

Y en cuanto a mí, conforme he estado privado de mis hijos, privado

vuelvo a estar”. Que El Shadai les conceda misericordia delante del hombre A veces Dios hace que la persona sufra para inducirla al arrepentimiento. En tal caso, Dios de hecho está siendo compasivo. Pero Iaacov oró, “Que El Shadai les conceda misericordia”. Es decir, que la misericordia de Dios sea la clase de compasión que nosotros entendemos naturalmente como compasión (Likutey Moharán II, 62).

Que El Shadai les conceda misericordia delante del hombre, para que les devuelva al otro hermano de ustedes y a Benjamín Que Aquel que le dijo a Su mundo, “¡Dai (Suficiente)!” le diga, “¡Dai!” a mis sufrimientos (Bereshit Rabah 92:1).

La palabra DaI (‫ )די‬tiene el valor numérico de 14, el mismo que el nombre DaViD (‫)דוד‬, el progenitor del Mashíaj. Iaacov oró para que Aquel que dijo, “¡Suficiente!” dijera ahora, “¡Suficiente!” y nos enviara el Mashíaj, para que no suframos más en el exilio. También nosotros oramos para que nuestro “otro hermano” -aquellos que se nos han perdido a través de los exilios y

del sufrimiento- puedan ser confortados y consolados, y para que no haya más sufrimiento, ni para el pueblo en general ni para ningún individuo (Likutey Halajot I, p. 135a).

43:29 Él entonces alzó los ojos y

vio a Benjamín, hermano suyo, hijo de su madre, y dijo: “¿Es éste

el hermano menor de quien me hablaron?”. Y dijo: “Dios tenga gracia de

ti, hijo mío”. Dios tenga gracia de ti, hijo mío Cuando Esaú se enfrentó a los hijos de Iaacov, Iaacov los bendijo con gracia y favor. Pero en ese momento, Benjamín aún no había nacido. Como líder de la futura tribu de Israel, también él merecía ser bendecido con gracia. Por lo tanto, cuando apareció delante de Iosef, éste lo bendijo (Bereshit Rabah 78:10).

De

los

once

hermanos

de

Benjamín, sólo Iosef era capaz de otorgarle gracia, porque Iosef incluía la esencia de Iaacov. Así como Iaacov obtuvo gracia (cf. Génesis 33:11), lo mismo Iosef. Mientras estuvo en Egipto, separado de su familia durante veintidós años, Iosef se mantuvo firme en su fe y alcanzó un gran intelecto. Esas fueron las dos condiciones necesarias para alcanzar gracia y favor a los ojos de Dios (Likutey Moharán I, 1:4).

44:2 “Y coloca

mi copa, la copa de plata, en la boca del costal del menor,

juntamente con el dinero de su grano”. Y él hizo conforme a la

palabra que Iosef había hablado. La copa de Iosef La guevia (copa) simboliza tremendos niveles de compasión Divina. La palabra GueVia (‫ )גביע‬contiene las letras iud-guimel (‫ג‬-‫ )י‬y ain-bet (‫ב‬-‫)ע‬. Iud-guimel, que tienen el valor numérico de 13, aluden a los Trece Atributos de Misericordia; ain-bet, que

tienen el valor numérico de 72, representan el Nombre de Dios de Setenta y dos Letras que engloba esos Trece Atributos. Los hermanos de Iosef experimentaron difíciles momentos debido a la copa, pero esa copa también fue el vehículo a través del cual Iosef se reunió con sus hermanos, trayendo una gran compasión y amor. Así, vemos cómo el sufrimiento profundo puede llevar a tremendos niveles de compasión Divina (Likutey Halajot II, p. 312). La copa La palabra GueVia (‫ )גביע‬contiene las letras iud-guimel (‫ג‬-‫ )י‬y ain-bet (‫ב‬-‫)ע‬. Iud-guimel, que tienen el valor

numérico de 13, aluden a los Trece Atributos de Misericordia a través de los cuales llega la salvación. Ain-bet, que tienen el valor numérico de 72, representan el Nombre de Dios de Setenta y dos Letras que también corresponde a una increíble compasión y misericordia. Tomados juntos, 13 multiplicado por 72 es igual a 936, el valor numérico de ShaLOM (cuando la letra final mem se cuenta con el valor de 600), que significa “paz”, la salvación final. Iosef probó a sus hermanos con la copa, para despertar esa gran compasión y traer la paz entre ellos (Likutey Halajot III, p. 195a).

44:3 Por la mañana, los hombres fueron despachados, ellos y sus asnos.

Por la mañana, los hombres fueron despachados, ellos y sus asnos La “mañana” corresponde a Abraham, que está asociado con la sefirá de Jesed (Bondad). Con la aparición de la bondad Divina, es posible dejar detrás los rasgos negativos, la calumnia y los bajos deseos materiales (Likutey Moharán I, 38:4).

Parashat Vaigash 44:18 Entonces Iehudá se acercó a él y

dijo: “Óyeme, señor mío: te ruego que hable tu siervo una palabra en

oídos de mi señor y no se encienda tu ira en contra tu

siervo; porque tú eres como el faraón”. Iehudá se acercó a él IeHUDá (‫ )יהודה‬representa a los IeHUDim (‫יהודים‬, judíos). Iosef representa al Tzadik. Para acercarse a Dios, el judío debe primero acercarse al

Tzadik, que transformará su estudio de Torá en una bendición. De otra manera, sus esfuerzos se volverán un trabajo perdido (Likutey Halajot VII, p. 464). Iehudá se acercó a él... te ruego que hable tu siervo una palabra en oídos de mi señor y no se encienda tu ira... tú eres como el faraón Que mis palabras entren en tus oídos (Rashi).

Cuando los hermanos comprendieron su error, IeHUDá (‫)יהודה‬ se acercó a Iosef. De manera similar, los judíos, que son llamados IeHUDim (‫)יהודים‬, demuestran la fe en los

Tzadikim acercándose a ellos y arrepintiéndose de sus malas acciones. Esa fe debe estar asentada en el corazón. Así, “Que mis palabras entren en tus oídos” - pues “El oír depende del corazón” (ver Berajot 15a; Tikuney Zohar #58, p. 92a). Las palabras de la persona deben entrar en el corazón del Tzadik para demostrar que está realmente interesada en servir a Dios. Iehudá también le pidió a Iosef que no se enojara. Esto hace referencia a mitigar los decretos que fueron emitidos antes de que la persona se arrepintiese, pidiendo bondad y compasión. La clave es seguir el consejo de los Tzadikim y no caer presa de los consejos espurios,

que están representados por FaRAoH (‫פרעה‬, de la misma raíz que leHaFRiA [‫להפריע‬, confundir]). Iehudá le dijo a Iosef, “Tú eres como el faraón” - porque así como el faraón puede causar confusión, el Tzadik puede dar un consejo que contrarreste esa confusión (Likutey Halajot III, p. 194a-388). Iehudá se acercó a él y dijo: “Óyeme, señor mío: te ruego que hable tu siervo una palabra en oídos de mi señor... tú eres como el faraón Los reyes se reunieron, ellos se juntaron (Salmos 48:5). Esto hace referencia a Iehudá y a Iosef que representan los reinos de Iehudá y

de Israel (Bereshit Rabah 93:2).

VaiGaSh (‫ויגש‬, “y él se acercó”) alude al comer. Como dice el versículo: “A la hora de comer, ‘acércate aquí’ (‫גשי הלם‬, GoShi halom)” (Ruth 2:14). Halom (‫הלם‬, aquí) connota reinado (ver Shabat 113b). Cuando comemos de una manera santa, podemos producir una unión entre “reyes” (y adversarios) y entonces Dios se revela en el mundo. Pero esto sólo puede ocurrir cuando el alimento está espiritualmente purificado y es apto para el consumo humano. Para purificar la comida debemos elevar las chispas de santidad que se encuentran en ella. Esto se logra

difundiendo la fe entre aquellos que están lejos de Dios. Las chispas de santidad abundan en el mundo pero no son reconocidas. Cuando difundimos la fe, esas chispas se elevan. Así, el habla rectifica las chispas de santidad. Iehudá pidió hablar directamente con Iosef, porque en verdad, no hay intermediarios entre Dios y la creación. Sólo la Providencia Divina guía el mundo. Esa fe debe ser revelada, de modo que Iehudá le dijo a Iosef, “Tú eres como el faraón”. El nombre FaRAoh (‫ )פרעה‬es similar a la palabra PaRuA (‫פרוע‬, descubierto). Cuando la persona dice palabras de fe puede producir la unidad y la revelación de la

Divinidad (Likutey Moharán I, 62:6). Te ruego que hable tu siervo una palabra en oídos de mi señor... tú eres como el faraón Que mis palabras entren en tus oídos (Rashi).

Iehudá representa al judío. Iosef representa al Tzadik. “Te ruego que hable tu siervo una palabra en oídos de mi señor” hace referencia a la plegaria. Cada persona debe unir sus plegarias a los Tzadikim, dado que ellos son quienes nos enseñan cómo orar de la manera apropiada, para que nuestras plegarias puedan ascender. “Que mis palabras entren en tus oídos” connota la

persona que le pide al Tzadik ayuda para rectificar sus plegarias y así poder orar con más intensidad y mayor fervor. El faraón, por otro lado, representa el poder de la ilusión que aleja a la persona de la plegaria apropiada. Pero Iosef -el Tzadik- es “como el faraón”. Así como el faraón tiene el poder de alejar a la persona de Dios confundiéndola durante la plegaria, el Tzadik tiene suficientes poderes como para ayudar a la persona a combatir la confusión y a lograr la plegaria apropiada (Likutey Halajot VII, p. 213a).

44:30

“Ahora, pues, cuando yo llegue a tu siervo mi padre, y el

joven no esté con nosotros, siendo así que su alma está ligada al

alma de él”. Su alma está ligada al alma de él Cuando la persona siente un gran amor por el Tzadik, se une al alma del Tzadik (Likutey Moharán I, 135).

45:5 “Ahora,

pues, no se aflijan ni se entristezcan por haberme vendido acá; pues Dios

me envió delante de ustedes para proveerlos”. No se entristezcan Una vez que la persona está cerca del Tzadik, tiene todos los motivos para regocijarse y superar la depresión (Likutey Halajot II, p. 156a).

Dios me envió delante de ustedes para proveerlos Debido al hecho de haber resistido la tentación Iosef mereció dar inspiración y vida a todos aquellos que lo siguieron, incluso en el exilio más oscuro (Likutey Halajot I, p. 326).

45:12 “He aquí que

sus ojos están viendo y también los ojos de mi hermano Benjamín, que

es mi misma boca la que les está hablando”. Mi boca les está hablando Mi boca les está hablando en el Lenguaje Sagrado (Rashi).

Aunque Iosef estuvo en el exilio durante cuarenta y dos años, aún poseía el Lenguaje Sagrado, pues había guardado el pacto (Likutey Moharán I, 19:3). Mi boca les está hablando Iosef guardó el pacto y por lo tanto fue un Tzadik. Obtuvo el sagrado Maljut (Reinado), particularmente sobre su corazón y sus emociones. Y también fue gobernante de los demás. Debido a que la autoridad se revela a través de la boca (que emite edictos), Iosef dijo específicamente, “Mi boca les está hablando” (Likutey Moharán I, 34:8).

45:13 “Háganle saber a mi padre todo mi honor en Egipto,

con todo lo que han visto y apresúrense, pues, para bajar a mi

padre acá”. Háganle saber a mi padre todo mi honor Díganle a Iaacov que no se preocupe por bajar a Egipto, donde las impurezas del exilio pueden abrumarnos. Dado que he mantenido mi honor y no he dañado mi alma, he preparado el camino para que el pueblo judío pueda mantenerse firme durante el exilio (Likutey Halajot II, p.

67a).

Háganle saber a mi padre todo mi honor en Egipto El hecho de que Iosef fue hecho descender a Egipto se mostró finalmente como un gran favor Divino para los judíos. Pues en esa tierra Iosef fue capaz de definir lo que es el honor y utilizarlo solamente en aras de Dios. El propósito de la Creación es revelar el honor de Dios, pero cuando el honor de Dios se ve dañado, es retirado de los dignos y dado a los descarados, quienes usurpan el liderazgo y descarrían a la gente. Dado que Iosef era un Tzadik verdadero, pudo devolver el honor a Dios y preparar el camino para que los judíos

se mantuviesen firmes durante el exilio en Egipto. Les dijo a sus hermanos, “Háganle saber a mi padre todo mi honor en Egipto” - “díganle a Iaacov que he preparado el camino para que el honor de Dios sea revelado incluso en Egipto” (Likutey Halajot VIII,

p. 279a). 45:22 A cada uno

de ellos dio mudas de vestidos; pero a Benjamín le dio trescientas monedas

de plata y cinco mudas de vestidos. Pero a Benjamín le dio trescientas monedas de plata y cinco mudas de vestidos En la riqueza hay luces superiores que brillan cuando la persona conduce sus negocios de manera honesta y da

caridad. Dado que Iosef sustentó caritativamente al pueblo y lo alimentó durante el hambre en Egipto, pudo hacer que brillaran las luces superiores (ver Likutey Moharán I, 25:1). Al regalarle cinco vestidos a su hermano Benjamín, Iosef aludió al futuro depósito de las luces superiores, el Templo, que reflejaría todos los colores de la belleza superior y sería construido en el territorio de Benjamín. En Iom Kipur, el Sumo Sacerdote se cambiaría las vestimentas cinco veces, alternando entre su servicio en el patio externo y su servicio en el Santo de los Santos. Mediante el regalo de cinco vestidos Iosef le insinuó a Benjamín que debía

prepararse para una gran revelación de Divinidad en el futuro, en la cual tendría una importante porción. Dado que Iosef había dominado la capacidad de traer y revelar las luces superiores, mereció ascender por sobre su imaginación y alcanzar el verdadero intelecto. Por lo tanto también le dio a Benjamín 300 monedas de plata, representando las tres áreas del intelecto -lo potencial, lo concreto y lo adquirido- que trascienden a la imaginación (Likutey Halajot IV, p. 187a).

45:27

Enseguida le refirieron todas las palabras que Iosef les había hablado; y cuando

vio los carros que Iosef había enviado para llevarle, revivió el espíritu de

Iaacov, su padre. Vio los carros... Los hijos de Israel llevaron a su padre Iaacov Cuando Iaacov descendió a Egipto -que representa el mundo material- sus hijos le llevaron al igual que el Tabernáculo que se llevaría en el desierto, dado que Iaacov representaba la santidad. Es decir, todos sus viajes fueron en aras de Dios y de la espiritualidad y así se asemejaban a los “viajes” del Tabernáculo. Cuando

Iaacov vio los carros que Iosef le había enviado, comprendió que Iosef entendía la grandeza de tal viaje y que también comprendía el valor de los “carros” (donados por los jefes de las tribus para los viajes del Tabernáculo) y el orden que se aplicaría a los viajes del Tabernáculo (Likutey Halajot II, p. 52). Revivió el espíritu de Iaacov El espíritu de Iaacov revivió como resultado de su alegría. Cuando la persona está alegre, obtiene vida y puede alcanzar la Luz del Rostro - un tremendo nivel de luz espiritual que ayuda a anular el rostro de oscuridad, que corresponde a la idolatría y al Otro

Lado (Likutey Moharán I, 23:1). Revivió el espíritu de Iaacov Él obtuvo el rúaj hakodesh (inspiración Divina) que lo había abandonado [durante los años de ausencia de Iosef] (Rashi).

Este espíritu puede comprenderse como una referencia al espíritu del Mashíaj, que es el espíritu de la resurrección (Likutey Moharán I, 78). El “espíritu hablante” que Dios colocó en el hombre (cf. Targúm Onkelos sobre Génesis 2:7) es sagrado. Cuando la persona dice palabras de santidad palabras de Torá y de plegaria- atrae su

fuerza de vida directamente de Dios y, en ese sentido, su espíritu es inspirado de manera Divina.

46:4 “Yo descenderé contigo a Egipto y Yo sin

falta te haré subir arriba también; y Iosef pondrá su mano sobre tus

ojos”. Yo descenderé contigo a Egipto y Yo sin falta te haré subir también Todos los descensos son en aras del ascenso. Uno debe aprender a fortalecerse durante los tiempos difíciles -los tiempos del descensoporque esos momentos tienen la intención de engrandecer a la persona. Podrá fortalecerse considerando el hecho de que Dios está siempre con ella, tanto cuando las cosas están comenzando a verse mal como cuando las situaciones se vuelven más oscuras todavía.

Iaacov estaba por descender al exilio con toda su familia y previó que ese exilio continuaría por varias generaciones. Aun así se fortaleció sabiendo que Dios está con cada persona tanto en el descenso como durante todas sus tribulaciones y que Él espera con la persona su salvación y ascenso (Likutey Halajot V, p. 286-144a288). Aalja gam aló Dios acompaña a los judíos en todos sus descensos. Él está con ellos en todas las circunstancias. En la frase Aalja gam aló (“Yo sin falta te haré subir arriba”) la palabra aló (arriba)

parece redundante. Esta palabra enseña que cuando Dios comienza a elevarnos, lo hace de manera continua. Nos eleva una y otra vez, a niveles cada vez más altos (Likutey Halajot III, p. 25a-50). Yo descenderé contigo a Egipto y Yo sin falta te haré subir también ANoJI (Yo) es el mismo término que en “ANoJI (Yo) soy Dios tu Señor, Quien te sacó de la tierra de Egipto (‫מצרים‬, MiTzRaim)” (Éxodo 20:2). Mientras recuerdes que “Yo soy Dios tu Señor”, estaré allí para sacarte de tu sufrimiento (‫מצר‬, MeiTzaR). No sólo eso sino que veAnoji aalja (literalmente, “Yo te elevaré”) - merecerás elevarte

cada vez más alto y volverte cada vez más grande (Tikuney Halajot III, p. 250a500). Iosef pondrá su mano sobre tus ojos “Mano” hace referencia a la música, pues la persona mueve sus manos a lo largo del instrumento musical para extraer las notas apropiadas. La descripción de Iosef, el Tzadik, “poniendo su mano” significa que él elige las notas melodiosas. Extrae los puntos buenos del instrumento musical de la realidad, si así pudiera decirse. Al hacerlo rectifica la imaginación de la gente -la forma en cómo percibe la realidad, algo que fue dañado por una

visión negativa asociada con la calumnia- y le da claridad mental (Likutey Moharán I, 54:6).

46:27 Y los hijos de Iosef que le nacieron

en Egipto, dos almas. Todas las almas de la casa de Iaacov que

vinieron a Egipto fueron setenta. Todas las almas de la casa de Iaacov que vinieron a Egipto fueron setenta Las setenta almas de la casa de Iaacov corresponden a los “setenta rostros de la Torá”. Esas almas fueron las raíces de la nación judía. Cada una tiene una raíz correspondiente en la Torá misma y así siempre puede conectarse

con ella. Enfrentando a esas setenta almas se encuentran las “setenta naciones” (enumeradas en Génesis 10) - i.e., las malas características que alejan a la persona de su raíz Divina (Likutey Moharán I, 36:1). Cuando el judío se reconoce como descendiente de Iaacov, puede recibir inspiración de los “setenta rostros de la Torá”. Si no se reconoce como descendiente de Iaacov, entonces está lejos de la Torá y recibe inspiración de las setenta naciones.

46:29

Iosef unció su carro y subió a Goshen al encuentro de Israel, su

padre: y se le presentó y cayó sobre su cuello; y lloró mucho

sobre su cuello. Lloró mucho sobre su cuello Pero Iaacov no lloraba sobre el cuello de Iosef, porque estaba recitando el Shemá (Rashi).

Era el comienzo del exilio y Iaacov y sus descendientes estaban por entrar a Egipto, la tierra de la inmoralidad. Ese descenso era necesario porque el pueblo judío debía pasar una prueba en el crisol de las setenta naciones -una prueba de inmoralidad-

antes de merecer la revelación de la Torá. Esa prueba también se presenta en la vida de cada judío, pues debe atravesar el “exilio de las setenta naciones” antes de recibir su revelación personal de Torá (ver Likutey Moharán I, 36). La manera de superar la inmoralidad es aceptando el yugo del Cielo, lo que anula la autoridad del Otro Lado. Esto es posible declarando la fe en Dios mediante el recitado del Shemá - algo especialmente propicio si se derraman lágrimas al recitarlo. Las lágrimas -que constituyen un excedente en el cuerpo- surgen de los productos de desecho, de la depresión y del bazo (ver

Anatomía del Alma, Capítulo 11). Esas

lágrimas tienen el poder de anular a las fuerzas de impureza. Iosef, que fue probado con la esposa de Potifar, pudo anular las fuerzas de la inmoralidad mediante sus lágrimas. Pero así y todo, fue de Iaacov, cuyo rostro se le apareció en ese momento, de quien recibió la fuerza para superar la tentación (Sotá 36b). Ambos son necesarios: el Shemá y las lágrimas. Iaacov preparó a sus hijos para el exilio recitando el Shemá. Iosef preparó a los judíos para el exilio llorando y derramando lágrimas (Likutey Halajot I, p. 326).

46:30 Israel le dijo a Iosef: “Ahora moriré tranquilo ya que he

visto tu rostro; pues que tú vives aún”. Ahora moriré tranquilo ya que he visto tu rostro Creía que moriría en ambos mundos - en este mundo y en el próximo. Ahora que he visto tu rostro, sólo moriré en este

mundo, pero viviré en el Mundo que Viene (Rashi).

Iaacov, que representa a la nación judía (“los Hijos de Israel”) se encontró con Iosef, quien representa al Tzadik. Aquel que se acerca al Tzadik -i.e., “ve su rostro”- sólo experimentará la muerte en este mundo. Pero heredará el Mundo que Viene (Likutey Halajot II, p. 332).

47:12 Iosef proveía a

su padre y a sus hermanos y a toda la casa de su

padre con pan, según el número de los hijos. Iosef proveía a su padre y a sus hermanos y a toda la casa de su padre Por haber profanado el lecho de

Iaacov, Rubén perdió la primogenitura. Iaacov decidió entonces transferírsela a Iosef, porque Iosef mantuvo a Iaacov y a su casa mientras estaban en Egipto. Iosef merecía la primogenitura por otro motivo: había cuidado el pacto. Al ganar la primogenitura, Iosef recibió una doble porción, de modo que cada uno de sus dos hijos fue cabeza de su propia tribu (Likutey Moharán I, 2:2-3).

47:23 Iosef le

dijo al pueblo, “He aquí los he comprado hoy, a ustedes y a

su tierra, para el faraón. He aquí simiente para ustedes; siembren pues la

tierra”. He aquí simiente para ustedes He (‫הא‬, aquí) también puede leerse como la letra hei (‫)ה‬. Por lo tanto Iosef le estaba diciendo a la gente, “La letra hei es simiente para ustedes”. La palabra “simiente” puede referirse más ampliamente a la bendición. ¿Cuál es la naturaleza de la letra hei? Hei tiene el valor numérico de 5, representando las cinco clases de consonantes (gutural, palatal, lingual, dental y labial). Por lo que esta letra hace referencia al habla.

El habla tiene poderes terapéuticos que pueden llevar a la paz. Así, Iosef estaba ayudando a esas personas simplemente hablando con ellas. Con la caridad se puede lograr un efecto similar (Likutey Moharán I, 58:8).

Parashat Vaieji 47:28 Iaacov vivió en la tierra de Egipto

diecisiete años. Y fueron los días de Iaacov, los años de su vida,

ciento cuarenta y siete años. Iaacov vivió en la tierra de Egipto La mejor vida que tuvo Iaacov fue en Egipto, donde vivió con alegría y paz (ver Zohar I, 111b).

¿Cómo es que en la Tierra Santa, Iaacov no alcanzó la paz y sí en Egipto, una tierra impura donde sus descendientes sufrirían bajo la

esclavitud? El nivel más elevado de alegría surge cuando uno se hace cargo de la tristeza y de la depresión y las transforma en regocijo. El exilio corresponde a la tristeza y a la depresión; la respuesta de Iaacov nos muestra cómo transformar sus efectos. Iaacov “vivió en la tierra de Egipto” - él sabía que el exilio continuaría hasta que fuesen recolectadas todas las chispas de santidad. Pero pudo encontrar paz e incluso alcanzar una gran alegría en Egipto, porque él y sus descendientes se fortalecieron con la regocijante promesa de la Redención Futura (Likutey Halajot II, p. 158a).

47:31 “¡Júramelo!”. Y se lo juró. Entonces Israel se inclinó sobre

la cabecera de su cama. Israel se inclinó sobre la cabecera de su cama Su “cama” era pura: él tenía doce hijos, todos temerosos de Dios y ninguno era malvado. Por lo tanto generó una gran unidad Arriba. Él se inclinó hacia su cama y agradeció por su buena fortuna.

El hecho de que Iaacov se inclinase hacia la cama corresponde a la plegaria (Likutey Moharán I, 9). Las tres primeras bendiciones del Shmone Esere son alabanzas a Dios y las tres bendiciones finales son de agradecimiento, la parte central de esta plegaria está compuesta por doce bendiciones que corresponden a las Doce Tribus (Likutey Halajot I, p. 360).

48:1 Y aconteció

después de estas cosas, que se le dijo a Iosef: “He aquí, tu

padre está enfermo”; y él tomó consigo a sus dos hijos, Menashé y

Efraím.

Tu padre está enfermo Hasta Iaacov, no había enfermedad previa a la muerte. La persona estornudaba y su alma partía. Iaacov oró pidiendo la enfermedad, para que la persona tuviera tiempo de preparar un testamento para sus herederos y despedirse de su familia antes de fallecer (Bava Metzía 87a).

El legado más importante que uno puede dejarle a sus hijos y descendientes es el conocimiento del servicio a Dios. Así, cuando Iaacov

estuvo en su lecho de muerte y llamó a sus hijos, todos aceptaron su encargo y recitaron, “¡Escucha, Israel! Dios es nuestro Señor. Dios es Uno” (Likutey Halajot VIII, p. 48a). De manera similar, escribe el rabí Natán, el propósito principal de un testamento es ordenarles a los hijos que sigan en los caminos de Dios. Si bien Iaacov había sido bendecido con hijos que eran todos piadosos y temerosos de Dios, sabía que debía inspirar en ellos un sentimiento mayor por la Divinidad, para asegurar su continua lealtad a Dios luego de su partida. Por lo tanto oró pidiendo la enfermedad, algo que hizo que su familia se reuniese a su alrededor

y le diese la oportunidad de trasmitirle su conocimiento de Dios (Ibid., V, p. 262a). Menashé y Efraím Ellos nacieron en Egipto, pero aun así fueron Tzadikim. Sus nombres reflejan las propias dificultades de Iosef en Egipto y cómo las superó. MeNaShé (‫ )מנשה‬fue así llamado “debido a que Dios me hizo olvidar (‫נשני‬, NaShani) mis dificultades” (Génesis 41:51). Aunque Iosef tuvo que pasar por circunstancias muy difíciles, comprendió que Dios estaba con él y que lo estaba ayudando a olvidar sus tribulaciones para que pudiese mirar hacia adelante, hacia una vida mejor. EFRaim (‫ )אפרים‬fue así

llamado “porque Dios me hizo fructificar (‫הפרני‬, hiFRani) en la tierra de mis sufrimientos” (Ibid., 41:52). Pese a todo el mal que lo rodeaba, Iosef fue capaz de hacerse meritorio y de crecer (Likutey Halajot III, p. 156).

48:8 Israel vio a los hijos

de Iosef y dijo, “¿Quiénes son estos?”. Quienes son estos... ellos son mis hijos que Dios me dio aquí Iaacov previó que ambos, Menashé y Efraím, tendrían descendientes malvados. Por lo tanto dijo, “¿Quiénes son estos [que no son dignos de ser bendecidos]?” y no quiso bendecirlos.

Iosef estaba en desacuerdo y oró por ellos. Entonces el espíritu Divino se posó sobre Iaacov y vio que también de ellos descenderían Tzadikim y los bendijo (Rashi).

El desacuerdo entre Iaacov y Iosef se basa en encontrar mérito incluso en la gente más malvada. Cuando Iaacov previó esos descendientes malvados, se debilitó al punto en que no pudo encontrar ningún bien en ellos y se negó a bendecirlos. Iosef, por otro lado, pudo encontrar mérito en ellos. Él dijo, “Ellos son mis hijos que Dios me dio aquí” aquí, incluso en los malvados, debemos buscar y encontrar algún mérito, algún factor de redención (Likutey Halajot III, p.78a).

48:13 Tomó pues Iosef a los dos, a Efraím en su

mano derecha, hacia la izquierda de Israel y a Menashé en su izquierda,

hacia la derecha de Israel y los acercó a él. Menashé... Efraím... Iaacov Menashé corresponde a los que

“habitan arriba” - aquellos Tzadikim que buscan a Dios en los niveles más elevados. MeNaShé (‫ )מנשה‬fue así llamado “debido a que Dios me hizo olvidar (‫נשני‬, NaShani) mis dificultades y la casa de mi padre” (Génesis 41:51) implicando que Menashé trascendía este mundo físico. Efraím representa a los que “habitan abajo”, aquellos que se sienten conectados a este mundo. EFRaim (‫ )אפרים‬fue así llamado “porque Dios me hizo fructificar (‫הפרני‬, hiFRani) en la tierra” (Ibid., 41:52) - es decir, pese a su conexión con el mundo, Efraím aún recordaba a Dios y sabía que siempre podría encontrarlo. Cuando Iosef llevó a sus hijos a

ver a Iaacov para recibir una bendición, colocó a Menashé cerca de la mano derecha de Iaacov a Efraím cerca de la mano izquierda de Iaacov. Dado que Menashé era el mayor y el que “habita arriba”, Iosef supuso que recibiría la bendición más fuerte (representada por la mano derecha). Pero Iaacov cruzó sus manos, poniendo la mano derecha sobre la cabeza de Efraím para darle a él la bendición más grande. Pues el mundo se sostiene sobre aquellos que están lejos de Dios pero que aún así desean acercarse a Él (Likutey Halajot VII, p. 332167a).

48:14

Israel extendió su mano derecha y la colocó en la cabeza de

Efraím él era el más joven. Colocó su mano izquierda en la

cabeza de Menashé. Cruzó sus manos, pues Menashé era el primogénito. Cruzó sus manos

SiJeL (‫שכל‬, cruzar) es similar a SeJeL (‫שכל‬, intelecto). El intelecto es la principal bendición que la persona puede otorgar. Por lo tanto Iaacov canalizó intelecto hacia las bendiciones que les dio a sus nietos (Likutey Moharán I, 24:5).

48:16 Que el ángel que

me rescató de todo mal bendiga a los jóvenes; y sean llamados de

mi nombre y del nombre de mis padres Abraham e Itzjak, y se

multipliquen en la tierra”. Que el ángel que me rescató de todo mal bendiga a los jóvenes “Los jóvenes” puede comprenderse como una referencia a los querubines que estaban sobre el Arca en el Templo, a través de los cuales un ángel entregaba la profecía de Dios. De la misma manera, Iaacov bendijo a todos los judíos para que tuvieran el potencial

de ser como los querubines y recibir inspiración Divina (Likutey Moharán II, 1:6).

48:22 “Y yo te di una porción más que

a tus hermanos, la que tomé de mano del emorreo, con mi espada

y con mi arco”. Y yo te di una porción más que a tus hermanos Las Doce Tribus corresponden a las doce manifestaciones de la plegaria. Como su patriarca, Iaacov representa la plegaria global, y como tal es capaz de dar vida y sustento a todos los niveles de la creación. Así, Iaacov tenía el poder de darle una porción extra a Iosef.

SheJeM (‫שכם‬, porción) es un acróstico de Shafal (‫שפל‬, terrestre), Kojav (‫כוכב‬, estelar) y Malaj (‫מלך‬, angélico), indicando todos los niveles de existencia (Likutey Moharán I, 9:2). Iaacov pudo darle a Iosef el poder y la capacidad de gobernar sobre todo lo que existe. Con mi espada y con mi arco Con mi plegaria y con mi pedido (Targúm Onkelos).

La plegaria es comparable a una espada de doble filo porque contiene dos elementos: alabanza y pedido. Así como la plegaria fue el arma principal

de Iaacov, también será el principal del Mashíaj.

arma

Iaacov representa el juicio y la caridad. Así, el versículo habla de “mishpat (justicia o juicios) y tzedaka (caridad) en Iaacov” (Salmos 99:4). Ambos llevan a la plegaria. La persona requiere del juicio para hablar y orar de manera sabia. Ser caritativa también le da la capacidad de sopesar sus palabras y de orar de la manera apropiada (Likutey Moharán I, 2:1-2). Con mi arco Keshet (arco) también significa “arco iris”. El arco iris está compuesto

de tres colores primarios. Esos tres colores corresponden a los elementos del fuego, del aire y del agua, que se combinan para generar la canción (a través del “fuego” o la calidez de la garganta, el “agua” o los fluidos de la boca y el “aire” que sale de los pulmones). En la Kabalá, se dice que todo grupo compuesto de tres elementos es paralelo a los tres Patriarcas. Cuando le cantamos a Dios en la plegaria, despertamos el mérito de los Patriarcas y así mitigamos los decretos Divinos (Likutey Moharán I, 42). De esa manera, nuestra plegaria corresponde al arco con el cual Iaacov venció a sus enemigos.

49:1 Iaacov llamó a sus hijos y dijo: “Júntense y les haré

conocer lo que sucederá al fin de los días”. Iaacov llamó a sus hijos Iaacov quiso revelar el tiempo de la Redención Futura, pero la Presencia

Divina lo abandonó (Rashi). Iaacov temió que sus hijos fueran indignos. Ellos le dijeron, “Shemá Israel, Adonai Eloheinu Adonai Ejad - ¡Escucha, Israel! Dios es nuestro Señor. Dios es Uno”. Agradecido de que ese lapso de la profecía no se había debido a una falta de sus hijos, Iaacov respondió, “Baruj Shem Kevod Maljutó LeOlam VaEd Bendito sea el Nombre de Su glorioso reino por siempre”. Sin embargo, más tarde, cuando Moisés dijo el Shemá (Deuteronomio 6:4), no incluyó “Baruj Shem...”. En honor a Iaacov lo decimos, pero en honor a Moisés, lo recitamos en voz baja (Pesajim 56a).

Iaacov vio que la Redención Final no tendría lugar hasta que aquellos que estuviesen muy lejos de Dios retornasen

también a Él. Dijo por lo tanto, “Baruj Shem...”, sabiendo que el reinado de Dios está en todas partes pero que el tiempo aún no había llegado para que se manifestase. Moisés también sabía esto, pero no lo reveló expresamente en la Torá porque el tiempo aún no había llegado y muchos obstáculos lo atrasarían. Como ejemplo, Moisés mismo acercó a Dios a la multitud mezclada antes del tiempo apropiado, produciendo así el pecado del becerro de oro. Pese a la importancia del “Baruj Shem...”, debemos recitarlo en voz baja, hasta el momento en que las chispas de santidad sean rectificadas y pueda ser recitado en voz alta (Likutey Halajot I, p. 244).

Iaacov llamó a sus hijos... Júntense Iaacov quiso revelar el Final de los Días, pero la Presencia Divina lo abandonó. Comenzó entonces a decir otras cosas (Rashi).

Si la profecía que Iaacov quería revelar no está registrada en la Torá debido a que la Presencia Divina lo abandonó, ¿por qué entonces la Torá registra sus primeras palabras? La respuesta es que la intención de Iaacov, aunque frustrada, también contenía un mensaje que ayuda a traer las bendiciones. El Rebe Najmán enseña que el Tzadik busca juntar y reunir a los judíos. Cuantos más reúne, más grande

es la Torá que les puede revelar. Para efectuar esa revelación debe realizar dos devociones. La primera es juntar las almas. La segunda es elevar esas almas a un nivel superior; ese ascenso le permite al Tzadik tomar Torá de un nivel superior (ver Likutey Moharán I, 13). Utilizando la primera devoción, Iaacov llamó a sus hijos, urgiéndolos a que se uniesen. Cuando vio que le estaba prohibido revelar el Fin de los Días, les indicó que debían juntarse una vez más, aludiendo a la segunda devoción de ascender juntos en unidad para traer Torá. Pues es principalmente por medio de la Torá que mereceremos la era mesiánica. Dado que todos sus hijos

fueron elevados hacia alturas más grandes, Iaacov pudo, hasta cierto punto, hacer descender el mensaje del Fin de los Días y ocultarlo en sus bendiciones (muchos Midrashim explican cómo esas bendiciones hacen referencia a la era mesiánica) (Likutey Halajot VIII, p. 56a). Iaacov llamó a sus hijos Iaacov les dio esas bendiciones principalmente para iluminar a sus hijos con su daat (conocimiento de Dios) pues ésta es la principal herencia que uno debe dejarles a sus hijos en este mundo. Moisés tuvo la misma intención cuando bendijo a las Doce Tribus. Ambas bendiciones son similares en el

hecho de que “allí donde dejó Iaacov, comenzó Moisés” (Devarim Rabah 11:1). El resultado del daat de Iaacov fue la capacidad de conquistar la Tierra Santa. Así, encontramos en la mayor parte de las bendiciones de Moisés (de acuerdo a Rashi) que las tribus fueron bendecidas con la capacidad de conquistar la Tierra (Likutey Halajot VII, p. 332). Júntense... reúnanse y escuchen Iaacov quiso revelar el Final de los Días, pero la Presencia Divina lo abandonó (Rashi).

Al comienzo Iaacov reunió a sus hijos con el término heasfu (júntense), que connota la reunión de aquellos que

están cerca. Esa reunión debía ser una reunión de Tzadikim. Iaacov pensó que una reunión de Tzadikim sería suficiente para traer el final del exilio. Pero cuando la Presencia Divina lo abandonó, comprendió que hacía falta más: era necesario asegurarse de incluir incluso a aquellos que están lejos de Dios. Por lo tanto agregó hikabtzu (reúnanse), haciendo referencia a aquellos que están lejos de Dios. La compasión de Dios no tiene límites y Él desea que todos sean rectificados y redimidos. La Redención vendrá debido a que la Comunidad de Israel crecerá y cada vez más gente se unirá a ella en su servicio a Dios. Por lo

tanto Iaacov les dijo a Shimón y a Leví, “Que mi alma no entre en su conspiración” (Génesis 49:6) (refiriéndose a la rebelión de Koraj y de Zimri). Cada alma que se une a la santa comunidad la realza, pero cada conflicto y rebelión la degrada y disminuye sus posibilidades de redención (Likutey Halajot VI, p. 54-28a). En contraste, la bendición que Iaacov le dio a Iehudá alude a las batallas que Iehudá librará para difundir la Divinidad “hasta la llegada de Shiló” (Génesis 49:10) - pues las enseñanzas de Iehudá acercarán a aquellos que están lejos de Dios y formarán incluso prosélitos (Likutey Halajot VI, p. 29a-58).

Iaacov llamó a sus hijos... Rubén... Shimón... Leví... Iehudá Cada error que encontramos en los grandes Tzadikim de la Torá surge de haber forzado la hora en lugar de haber esperado con paciencia a que Dios les respondiese. Adán erró en el mismo día en que fue creado - debería haber esperado hasta el comienzo del Shabat para unirse maritalmente con Eva. Abraham le dijo a Dios, “¿Cómo sabré que la he de heredar [a la Tierra])?” (Génesis 15:8). Itzjak quería darle a Esaú las bendiciones para que Esaú ayudase a Iaacov y apoyase sus esfuerzos con la Torá - sin embargo, esto no sucederá sino hasta la llegada del Mashíaj. Iaacov

quiso revelar el Fin de los Días y la Presencia Divina lo abandonó (ver Rashi sobre Génesis 49:1). Al comenzar a bendecir a sus hijos, Iaacov amonestó a las tres primeras tribus, Rubén, Shimón y Leví, para dejar grabada en ellos la importancia de la paciencia. Rubén forzó la hora al mover el lecho de Iaacov (ver Rashi sobre Génesis 35:22). Shimón y Leví atacaron a Shejem sin consultar con su padre (Génesis 34:25). Sin embargo, Iaacov vio en Iehudá al progenitor del Mashíaj, quien sería el ejemplo de la verdadera paciencia y del dominio del poder de la súplica y de la plegaria (Likutey Halajot VIII, p. 223a-223b-

224a).

No se debe nunca forzar la hora, especialmente cuando uno Le está orando a Dios. En su lugar, se debe apelar constantemente a Dios con súplicas y pedidos para estar en condiciones de acercarse a Él y recibir la santidad de la Torá. Es necesario pasar por muchas pruebas para alcanzar la Torá; ser pacientes con la plegaria es la forma de ejercer la libertad de elección y de aprender a dirigir la voluntad hacia el servicio a Dios (Ibid., p. 228a).

49:2

“Reúnanse y escuchen, hijos de Iaacov. Oigan a su padre Israel”.

Reúnanse y escuchen, hijos de Iaacov La unidad entre los judíos traerá la Redención. Así, Iaacov les indicó a sus hijos que debían “juntarse”. Continuó diciendo, “Reúnanse y escuchen, hijos de Iaacov” - porque la manera de alcanzar esa unidad es guardando su consejo. Busquen sólo el buen consejo de los verdaderos Tzadikim y tengan cuidado del consejo falso e inapropiado. Esto está aludido en el nombre IaACoV (‫)יעקב‬, de la palabra EKeV (‫עקב‬, talón), dado que el consejo es el “pie” sobre cuál se afirma la persona. Iaacov

amonestó

a

las

tres

primeras tribus por seguir un consejo inapropiado. Rubén cambio de lugar el lecho de su padre y Shimón y Leví atacaron Shejem, en ambos casos, sin buscar el consejo apropiado. Iaacov le dio su bendición a Iehudá porque Iehudá confesó su pecado (Targúm Onkelos sobre Génesis 49:8). Confesar el pecado es el mejor consejo, pues ayuda a reconocer las propias faltas y a rectificarlas (Likutey Halajot III, p. 390-196a-392). Reúnanse... Rubén... Shimón... Leví El Rebe Najmán enseña que el Tzadik busca juntar y reunir a los judíos. Cuantos más reúne, más grande es la Torá que les puede revelar. Para efectuar esa revelación debe realizar dos

devociones. La primera es juntar las almas. La segunda es elevar esas almas a un nivel superior; ese ascenso le permite al Tzadik tomar Torá de un nivel superior (ver Likutey Moharán I, 13).

Iaacov no bendijo de hecho a sus tres primeros hijos, sino que los amonestó. Ellos eran los hermanos mayores, Tzadikim muy grandes, pero fueron reprendidos debido a que representaban la primera y más difícil de las devociones, la unión de las almas. La “reunión” que ellos requieren representa una restricción que debe ser ampliada y mitigada. Así, Iaacov los amonestó. Las tribus restantes fueron bendecidas, pues para entonces los juicios ya habían sido mitigados (Likutey

Halajot VIII, p. 56a-57a).

El rabí Natán continúa explicando que es por ello que aunque fueron amonestadas, las tres primeras tribus están enumeradas en una genealogía especial que aparece en Éxodo 6:14-25. Rashi explica allí (loc. cit. 6:14) que esas tres tribus están nombradas por separado pues Iaacov las había amonestado y las Escrituras desean mostrar que eran importantes y que no debían ser menospreciadas. En nuestro contexto, el exilio en Egipto hace referencia a la constricción que genera dificultades y despierta la ira - similar a la amonestación de Iaacov a sus tres hijos mayores debido a que estaba

tratando de unir las almas. El momento en el que los judíos se estaban disponiendo a dejar Egipto corresponde al ascenso de las almas desde su constricción. Así, la Torá incluye a esas tres tribus en el ascenso de las almas para alcanzar las revelaciones de Torá (Likutey Halajot VIII, p. 56a-56b).

49:3 “Rubén, tú eres mi

primogénito; mi vigor y el principio de mi fuerza; el preeminente en dignidad,

el preeminente en poder”. Mi vigor y el principio de mi fuerza Cuando la persona acepta las enseñanzas de los Tzadikim, su propia habla gana en poder, al punto de hacer que los estériles puedan concebir incluyendo a la persona misma. Esto está aludido en las palabras de Iaacov “Mi vigor y el principio de mi fuerza”. Debido a que el habla de Iaacov era

poderosa, pudo concebir a la edad de ochenta y cuatro años (Likutey Moharán I, 60:8).

49:6 “Que mi alma no entre en su conspiración.

Que mi honor no se junte con su congregación. Porque en su ira

ellos han matado a un hombre y en su capricho mutilaron a un

toro”.

Que mi honor no se junte con su congregación Esto hace referencia a la congregación de Koraj, un descendiente de Leví, que reunió a la gente en contra de Moisés y de Aarón (Números 16) (Rashi).

Hay un Tzadik que es tan grande que aunque muchas personas se le oponen, su grandeza las supera a todas. Sin embargo, si todas esas personas se juntan, la suma total de la bondad que poseen puede superar su grandeza.

Esto está aludido en la bendición de Iaacov, que también puede leerse como: “Que el ‘honor’ no se junte en su congregación”. Iaacov oró para que cuando Koraj y su banda se levantasen contra Moisés, el “honor” y la bondad de cada uno de los participantes no se uniesen con el de los demás - pues de suceder, podrían superar a Moisés (Likutey Moharán I, 181). Que mi alma no entre en su conspiración. Que mi honor no se junte con su congregación... los dividiré... los dispersaré La tribu de Shimón se rebeló durante el incidente de Peor (Números

25:6-9). Koraj, un Levita, se rebeló contra Moisés (Ibid., 16:1), que

continuaba con la herencia de los Patriarcas revelando el Favor Divino. Iaacov oró para que su nombre no fuese mencionado ni incluido en esas rebeliones, dado que ellos trataban de ocultar el Favor Divino mientras que Iaacov trató de revelarlo. En su lugar, Iaacov pidió que la tribu de Shimón fuese pobre y que la tribu de Leví tuviese que recolectar el diezmo correspondiente a su parte. La caridad revela el Favor Divino y contrarresta los efectos de aquellos que lo ocultan. Al dedicarse a la caridad, aunque sea del lado del receptor, se mitigarían las rebeliones de Shimón y de Leví (Likutey

Halajot I, p. 138a).

49:10 “No se apartará de Iehudá el cetro, ni la

vara de autoridad de entre sus pies, hasta que venga Shiló; y de

él será la congregación de naciones”. Ni la vara de autoridad de entre sus pies Aunque Iehudá -que representa a la nación judía- descienda a los “pies” (i.e., los niveles más bajos), aun así, la autoridad (mejokek) no le será retirada. El mejokek (literalmente, un punzón que

inscribe o graba) representa todo el bien hecho alguna vez por los judíos y sirve como un registro indeleble de los puntos buenos que siempre pueden encontrarse en ellos (Likutey Halajot III, p. 156). Hasta que venga Shiló Shiló es otro nombre para Mashíaj; y también es una referencia a Moisés, dado que ambos, Shiló (‫ )שילה‬y Moshé (‫)משה‬, tienen el mismo valor numérico (Likutey Moharán I, 118). Así como Moisés es comparado con el Mashíaj, de la misma manera, cada Tzadik comparte la naturaleza del Mashíaj (Ibid., I, 2:6). De este modo, la presencia mesiánica existe en cada

generación. Dios consideró a Moisés como un posible candidato para ser el Mashíaj dado que se entregó en aras del pueblo judío hasta el autosacrificio (Ibid., I, 79). Ni la vara de mejokek... hasta que venga Shiló; y de él será la congregación de naciones... él atará su potrillo a la vid Mejokek (un punzón para inscribir o grabar) hace referencia a los libros impresos de la Torá. Previendo el largo exilio, Iaacov profetizó que el pueblo judío sería capaz de superarlo mediante el estudio de la Torá. Este versículo nos

dice que la Torá que está registrada y publicada seguirá con nosotros hasta la llegada del Mashíaj, en cuyo momento incluso las naciones del mundo se volverán a Dios y se unirán en Su servicio. Aun así, la Torá sola no es suficiente para traer al Mashíaj también necesitamos de la plegaria. Por lo tanto Mashíaj incorpora los conceptos de Moisés (cuyo nombre tiene el mismo valor numérico que Shiló y que está conectado con la Torá) y del rey David (el progenitor del Mashíaj ben David, que está conectado con la plegaria). Cuando se combina la Torá con la plegaria, es posible traer la salvación

del Mashíaj. Entonces “él atará su potrillo a la vid”, pues el fruto de la vid -el vino- representa la abundante alegría que prevalecerá durante la era mesiánica (Likutey Halajot IV, p. 320).

49:13 “Zebulún habitará en la ribera de

mares y morará al lado de un puerto de navíos; y su costado

estará hacia Sidón”. Zebulun habitará en la ribera de mares La tribu de Zebulún proveía de sustento a la tribu de Isajar, cuyos miembros se dedicaban al estudio de la Torá. Debido a que Zebulún quebró la avaricia y compartió su riqueza con los rectos, mereció “habitar en la ribera de mares” y recibir un territorio en la frontera norte de la Tierra de Israel, en Sidón. En otras palabras, su territorio

representa el portal a la Tierra Santa, que se obtiene quebrando la avaricia. La persona que quiebra su deseo de riqueza (i.e., Zebulún) y les da caridad a los Tzadikim (i.e., Isajar) merece la Tierra Santa, porque “los Tzadikim heredarán la Tierra” (Salmos 37:29) (Likutey Halajot II, p. 254).

49:14 “Isajar es un asno

de robusta osamenta que se recuesta en los bordes”. Isajar es un asno de robusta osamenta Isajar representa el estudio en profundidad de la Torá y la sabiduría

Así, los miembros prominentes del Sanedrín provenían generalmente de la tribu de Isajar. Por ese motivo, Iaacov bendijo a Isajar con una gran riqueza (ver Targúm Onkelos). Pues así como la persona requiere de un sustento básico para alcanzar niveles generales de comprensión de la Torá, de la misma manera se requiere de una gran riqueza para alcanzar una comprensión profunda de la Torá (Ibid., I, 60:1, 9). (Likutey

Moharán

I, 30:9).

Isajar es un asno de robusta osamenta que se recuesta en los bordes Isajar tomó para sí el yugo de la Torá como un JaMoR (‫חמור‬, asno) que

acepta el yugo. En un sentido más profundo, esto hace referencia a la manera en la cual el Tzadik se dedica a revelarles la Divinidad incluso a aquellos que están hundidos en JuMRiut (‫חומריות‬, materialismo), elevando así lo material hacia la santidad. “Se recuesta en los bordes” - porque el Tzadik desciende a los bordes más bajos para llegar a aquellos que están lejos de Dios y acercarlos (Likutey Halajot III, p. 160320).

49:18 “¡Tu

salvación espero, oh Dios!”. ¡Tu salvación espero, oh Dios! Iaacov previó los actos de Sansón y la salvación que le traería a la nación judía durante su vida (Rashi). Pero también previó que la Redención Final no tendría lugar en ese tiempo. Sin embargo, exclamó, “¡Tu salvación espero, oh Dios!”, porque los Tzadikim nunca pierden la esperanza en la

salvación de Dios. Incluso si no llega en el momento en que la esperamos, sin duda llegará. Debemos esperarla (Likutey Halajot III, p. 154).

49:20 “De Asher, ricas comidas y él dará

deleites de rey”. De Asher, ricas comidas... Naftalí... palabras bellas Cuando la persona comprende que sus ingresos (“ricas comidas”) le llegan a través de la Providencia Divina, puede orar y alabar a Dios (“palabras bellas”) (Likutey Moharán II, 16).

49:21

“Naftalí es una gacela suelta; él expresará palabras bellas”. Naftalí... expresará palabras bellas El Talmud enseña que es posible

alcanzar una buena vida cuando se usan los tefilín (Menajot 44a). El rey Salomón escribe que es posible alcanzar una buena vida cuando se contrae matrimonio, como dice el versículo: “Disfruta la vida con la mujer que amas” (Eclesiastés 9:9).

El concepto de los tefilín y el concepto del matrimonio se combinan en la bendición de Iaacov a Naftalí. Las letras del nombre NaFTaLi (‫ )נפתלי‬están contenidas en la palabra TeFiLiN (‫)תפילין‬. La palabra ISháH (‫אשה‬, mujer) en el versículo del rey Salomón es un acrónimo para Hanoten Imrei Shefer (‫הנותן אמרי שפר‬, “expresará palabras bellas”) en la bendición de Iaacov.

Además, la bendición de Iaacov evoca el concepto de la Tierra Santa. Pues Naftalí está asociado con “palabras de belleza” y “belleza” hace referencia a la Tierra Santa (Likutey Moharán I, 47).

49:22 “Iosef es una rama fructífera, una

rama fructífera por sobre la fuente. Las jóvenes salen para mirarlo”. Iosef es una rama fructífera, una

rama fructífera por sobre la fuente Ain (fuente) también significa “ojo”. Debido que Iosef guardó el pacto, alcanzó el atributo del juicio, que está asociado con los ojos - como en el lugar denominado Ein Mishpat (Ojo del Juicio) (Génesis 14:7). Por lo tanto los ojos de Iosef fueron bendecidos (Likutey Moharán I, 2:5). Aléi ain Aléi ain (“sobre la fuente”) literalmente significa “aquellos que trascienden el ojo”. Iosef ascendió por encima de lo que el ojo ve (i.e., de lo que hay en este mundo) para alcanzar

percepciones de Dios (Likutey Halajot I, p. 28a-56). Iosef trascendió el “ojo de lujuria” -la pasión más fuerte de las setenta naciones (la palabra ain [ojo] es un homónimo de la letra ain [‫]ע‬, que tiene el valor numérico de 70)- cuando se resistió a la tentación con la esposa de Potifar. Debido a que Iosef trascendió ese “ojo de lujuria”, mereció trascender el mal ojo, que no tiene poder sobre Iosef ni sus descendientes (Likutey Halajot IV, p. 26a).

49:23

“Aunque lo amargaron y lo asaetearon y lo odiaron los diestros arqueros”.

Lo odiaron los diestros arqueros “Arqueros” son la gente hostil cuyas palabras son como flechas (Likutey Moharán I, 46; Ibid., I, 145).

49:24 “Sin embargo permaneció firme su arco

y fueron robustecidos sus brazos; de las manos del Poderoso de Iaacov, de

allí se volvió el pastor de la Roca de Israel”. Permaneció firme su arco... se volvió el pastor de la Roca de Israel

Iosef mantuvo firme su arco - i.e., la pureza del pacto. Como resultado, alcanzó la Roca. La palabra EVeN (‫אבן‬, roca) comprende dos palabras, AV (‫אב‬, padre) y BeN (‫בן‬, hijo). Esto hace referencia a Iaacov y a sus hijos, quienes en conjunto ejemplifican la plegaria. Así, cuidar el pacto lleva a la plegaria (Likutey Moharán I, 7:final).

49:27 “Benjamín es un

lobo rapaz: por la mañana comerá la presa y por la tarde repartirá

los despojos”. Benjamín es un lobo rapaz: por la mañana comerá la presa y por la tarde repartirá los despojos Benjamín se compara con un lobo que desgarra a su enemigo. ITRaF (‫יטרף‬, desgarra) también puede leerse como TeReF (‫טרף‬, sustento). Mediante su comer, el Tzadik hace descender sustento espiritual (“por la mañana comerá”) y puede desgarrar a sus enemigos espirituales (“por la tarde repartirá los despojos”).

El Talmud enseña que el Altar del Templo fue construido en el territorio de Benjamín (Zevajim 54a). Como resultado de los sacrificios consumidos sobre el Altar, el sustento espiritual descendía sobre los judíos y sus enemigos eran vencidos (Likutey Moharán I, 17:3).

49:28 Todas estas son las

tribus de Israel, doce, y esto fue lo que les dijo su padre

cuando las bendijo: a cada una la bendijo conforme a su propia bendición.

Esto fue lo que les dijo su padre Zot (Esto) corresponde a Maljut (ver Tikuney Zohar, Introducción, p. 11b).

Maljut está asociado con el habla sagrada. Después de que Iaacov terminó de bendecir a sus hijos, les enseñó que la bendición más grande de todas era un habla sagrada. Con el habla sagrada uno puede anular el habla maligna (la imagen especular impura de Maljut, llamada el Maljut de la impureza) y vencer a sus adversarios (Likutey Moharán I, 38:2).

50:18 Vinieron también sus hermanos y cayeron delante de su rostro y

dijeron: “¡Henos aquí por siervos tuyos!”. Henos aquí por siervos tuyos Despreciar a los otros lleva a la servidumbre. Debido a que los hermanos despreciaron a Iosef, eventualmente tuvieron que ofrecerse como esclavos (Likutey Moharán II, 1:10).

50:20 “Ustedes intentaron dañarme, pero Dios lo propuso para bien, a fin

de hacer lo que hoy se ve; a saber: conservar la vida de

una gran nación”. Dios lo propuso para bien Aunque la intención original de los hermanos al vender a Iosef puede haber sido mala, el descenso de Iosef a Egipto les permitió a todos sobrevivir el hambre y finalmente elevar todas las chispas de santidad hundidas en Egipto (Likutey Halajot II, p. 306).

50:21 “Ahora, pues, no teman. Yo los sustentaré a ustedes y a

sus familias”. Así los consoló hablándoles a sus corazones. Les habló a sus corazones Iosef dijo palabras que consoladoras y aceptables

fueron a los

corazones de sus hermanos (Rashi).

De esta manera, Iosef ejercitó el principal poder del Tzadik, que es despertar el corazón de la gente para que se acerque al servicio a Dios (Likutey Moharán I, 34:8).

Glosario Ajashverosh - el rey persa durante la historia de Purim Ari - un acrónimo para Rabí Itzjak Luria (1534-1572), erudito judío y fundador del estudio moderno de la Kabalá Baal teshuvá (pl. baalei teshuvá) literalmente, “maestro del retorno”; el judío que retorna a Dios y a la práctica religiosa judía

Biná - comprensión; hace referencia a una de las Diez Sefirot Bitul - negación, anulación. En un contexto místico, se refiere a la anulación total del ego Brit - pacto Brit Milá - pacto de la circuncisión Cohen - miembro de la clase sacerdotal judía, descendiente por línea paterna de Aarón, el hermano de Moshé Gueinom - infierno Hagadá - liturgia para el Seder de Pesaj

Halajá - ley judía Hitbodedut - literalmente, “reclusión solitaria”, una forma de plegaria y de meditación verbal. El Rebe Najmán utilizó el término para referirse a la práctica diaria en la cual uno dispone de un tiempo y un lugar para hablar con Dios Iesod - fundamento; con mayúscula hace referencia a una de las Sefirot Iom Kipur - el Día de Expiación en el cual se requiere que todos los judíos varones de más de 13 años y las mujeres judías de más de 12 años ayunen desde

el atardecer hasta la aparición de tres estrellas medianas en la noche siguiente Jasidut - movimiento de revitalización judío fundado en Europa Oriental en el siglo XVIII por el Rabí Israel ben Eliezer, el Baal Shem Tov. Una de sus enseñanzas esenciales es que la presencia de Dios llena todo nuestro entorno, y uno debe servir a Dios con cada palabra y cada acción Jesed - bondad. Con mayúscula hace referencia a una de las Sefirot Jumash - los Cinco Libros de Moisés Kabalá - sabiduría mística judía

Karpas – vegetales, tal como apio o perejil que se sumergen en agua salada y se comen durante el Seder de Pesaj Kidush - literalmente, “santificación”, la ceremonia de recitar la bendición sobre el vino al comienzo del Shabat y de las comidas festivas Klipá (pl. klipot) - literalmente, “cáscara”; en el pensamiento Kabalista, una fuerza impura que rodea y oculta las chispas de santidad (los diferentes aspectos de la santidad y de la vitalidad espiritual presentes en la creación) Keter - la más elevada de las Diez

Sefirot Maljut - reinado; con mayúscula hace referencia a la más baja de las Diez Sefirot Mashíaj - el Mesías descendiente del rey David

judío,

Matzá - pan ácimo, sin levadura, consumido en Pesaj Mezuzá (pl. mezuzot) - pequeño pergamino que contiene los versículos de Deuteronomio 6:4-9 y 11:13-21, que se coloca en el marco de las puertas del hogar judío

Midrash rabínicas

enseñanzas

homiléticas

Mikve - pileta de agua especial utilizada para la purificación ritual Midot - características o atributos; otro nombre para las siete Sefirot inferiores: Jesed, Guevurá, Tiferet, Netzaj, Hod, Iesod y Maljut Mitzvá (pl. Mitzvot) - preceptos o mandamientos de la Torá Mojín - Intelectos; otro nombre para las Sefirot superiores de Jojmá, Biná y Daat Musar - lecciones éticas para el

crecimiento personal y espiritual Or Ein Sof - la Luz Infinita de Dios Partzuf - “rostro” en arameo; una de las cinco constelaciones unitarias de Sefirot, cada una correspondiente a una sefirá en particular o a un grupo de sefirot - por ejemplo, Arij Anpin es el partzuf de Keter, Aba es el partzuf de Jojmá, etc. Pesaj - festividad bíblica (durante la primavera) que conmemora el Éxodo de Egipto Rashi - un acrónimo de rabí Shlomo Itzjaki (1040-1110), el comentarista por

excelencia del Talmud y del Tanaj cuyos comentarios aparecen en todas las ediciones estándar de esas obras Seder - literalmente, “orden”, la comida festiva realizada durante las dos primeras noches de Pesaj (sólo la primera noche en la Tierra de Israel), con un orden prescrito de rituales y comidas simbólicas que recuerdan el Éxodo de Egipto Rav - literalmente, “maestro”; un rabí o maestro Rosh HaShaná - el año nuevo judío Sanedrín - la Corte Suprema Judía de

setenta y un Sabios que presidió durante el período del Segundo Templo hasta el siglo IV E.C. en la Tierra de Israel Sefirá (pl. Sefirot) - interfases Divinas mediante las cuales las bendiciones de Dios descienden al hombre, y a través de las cuales el hombre puede elevar sus ofrendas personales a Dios Shabat - el sábado judío Shavuot - festividad bíblica (al comienzo del verano) conmemorando la Entrega de la Torá en el Monte Sinaí Shemá, Shemá Israel - la declaración de fe en la unidad de Dios y el

compromiso de cumplir con Sus mandamientos, compuesto por los versículos de Deuteronomio 6:4-9; 11:13-21 y Números 15:37-41. Recitado diariamente durante las plegarias de la mañana y de la noche, antes de ir a dormir Shmone Esere literalmente, “dieciocho”; la plegaria silenciosa que es el centro de las tres plegarias diarias obligatorias. Así denominada debido a que inicialmente estaba compuesta por dieciocho bendiciones; más tarde se le agregó una bendición adicional Shmirat HaBrit - guardar el pacto. Específicamente hace referencia al rito

de la circuncisión y conceptualmente a mantener la pureza sexual Shuljan Aruj - el Código de Ley Judía, compilado por el Rabí Iosef Caro (1488-1575), el punto de referencia de la Halajá para todos los judíos Sidur - el libro judío de oraciones Sukot - festividad bíblica (en el otoño) que conmemora el cuidado benevolente de Dios del pueblo judío durante su viaje de cuarenta años por el desierto y Su continua providencia de bendiciones materiales Talmud - la Tradición Oral Judía

expuesta por los líderes rabínicos, aproximadamente entre los años 50 A.E.C y 500 E.C. La primera parte del Talmud, llamada la Mishná, fue codificada por el Rabí Iehudá HaNasí, cerca del año 188 E.C. La segunda parte, llamada la Guemará, fue editada por Rab Ashi y Ravina cerca del año 505 E.C. Tanaj - un acrónimo de Torá, Neviim y Ketuvim (Torá, Profetas y Escritos), comprende los veinticuatro libros de la Biblia hebrea Targúm - traducción al arameo del Jumash

Tefilín - la mitzvá de usar cajas de cuero especiales sobre la cabeza y el brazo durante la plegaria de la mañana (excepto en Shabat y las festividades); las cajas mismas, que contienen versículos bíblicos declarando la Unidad de Dios y los milagros del Éxodo de Egipto Tikún - rectificación Tejelet - una tintura azul especial utilizada para teñir la vestimenta del Sumo Sacerdote, los tapices del Tabernáculo y los cordones de los tzitzit, obtenida de la sangre de una criatura marina conocida como jilazon (ver Menajot 44a)

Tiferet - belleza; con mayúscula hace referencia a una de las Sefirot Torá - literalmente, “enseñanza”; la Ley Escrita dada por Dios a Moisés en el monte Sinaí; en sentido más amplio, todo el corpus del pensamiento religioso judío Tzadik (pl. Tzadikim) - persona recta; aquél que se ha perfeccionado espiritualmente Tzadik emet - literalmente, “el verdadero Tzadik”; aquél que se ha purificado completamente del mal y que se relaciona con la gente de todos los

niveles espirituales para llevarla hacia su rectificación Tzimtzum - contracción o retracción; con mayúscula se refiere a la retracción inicial de La Luz Infinita de Dios, para crear nuestro mundo Tzedaka - caridad Tzitzit - la mitzvá de atar hebras a las prendas de cuatro puntas; la prenda de cuatro puntas con las hebras; las hebras mismas Zohar - el clásico más grande de la Kabalá, un comentario místico de la Torá por el Rabí Shimón bar Iojai, en

siglo II E.C

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