Libro Jovenes Produciendo Sociedad

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Jóvenes produciendo Sociedad Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil El Acontecimiento de Ser Joven en Experiencias de Acciones Afirmativas en el Distrito Capital

OSCAR USECHE ALDANA

© Oscar José Useche Aldana © Corporación Universitaria Minuto de Dios © Secretaría Distrital de Integración Social © OXFAM Gran Bretaña Título: Jóvenes Produciendo Sociedad Subtítulo: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil El Acontecimiento De Ser Joven En Experiencias De Acciones Afirmativas En El Distrito Capital Investigador Principal: Oscar Useche Aldana Investigadores: Jaime A. Espejo R Marcela Campos Sánchez Iván Gálvis Jorge Alberto Flórez Rafael Buitrago Clara Inés Pérez Mauricio Naranjo Asistente de Investigación: Jorge Sánchez Tirado Editada por: Corporación Universitaria Minuto de Dios UNIMINUTO Facultad de Ciencias Humanas y Sociales (CHS) Centro de Estudios e Investigaciones Humanas y Sociales (CEIHS) Bogotá D.C., Colombia Dirección: Diagonal 81B # 72B-70 Teléfonos: 2916524 ISBN: 978-958-8165-69-1 Diseño y Diagramación: José David Ramírez Jaime A. Espejo Corrección de Estilo: Aida Sotelo Céspedes Impresión: CARGRAPHICS S.A Av. El Dorado # 90-10. Bogotá - Colombia Este libro es resultado del proceso de investigación que se adelantó en el marco del convenio 2814 de 2007, entre la Corporación Universitaria Minuto de Dios- UNIMINUTO, la Secretaría Distrital de Integración SocialSDIS y OXFAM Gran Bretaña. Los textos son responsabilidad de los investigadores y no comprometen la opinión de las instituciones. Impreso en Colombia - Printed in Colombia - 2009 Distribución Gratuita © Reservados todos los derechos a Oscar Useche Aldana, la Corporación Universitaria Minuto de Dios (UNIMINUTO), la Secretaría Distrital de Integración Social (SDIS) y OXFAM Gran Bretaña. La reproducción parcial de esta obra, en cualquier medio, incluido electrónico, solamente puede realizarse con permiso expreso del editor y cuando las copias no sean usadas para fines comerciales.

Corporación Universitaria Minuto de Dios - UNIMINUTO Rector General: Padre Camilo Bernal Hadad Vicerrectora Académica General: Marelen Castillo Vicerrector Administrativo y Financiero: Fernando González Rector Sede Principal: Alonso Ortíz Serrano Vicerrector Académico: Juan Fernando Pacheco Director de Comunicaciones: Jaime Cortés Fandiño Decano Facultad de Ciencias Humanas y Sociales: Padre Harold Castilla Director del CEIHS: Oscar Useche Aldana

ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ D.C. SECRETARÍA DE INTEGRACIÓN SOCIAL

Secretaría Distrital de Integración Social - SDIS Secretaria Distrital: Mercedes del Carmen Ríos Director Poblacional: Juan Fernando Rueda Guerrero Subdirector para la Juventud : Fernando Salazar Riveros Asesor de Productividad y Derechos: Oscar Cifuentes Asesora de Planta: Sandra Páez Profesional de Apoyo: Mauricio Pedraza

Gran Bretaña

Oxford Commitee for Famine Relief - OXFAM GB Oficial de Programa: Andrés Bernal Pasante: Saúl Tobías Mindiola Romo

COMITÉ TÉCNICO DEL CONVENIO 2814/07 Oscar Cifuentes: Secretaría Distrital de Integración Social Andrés Bernal: Oxfam Gran Bretaña Oscar Useche: Corporación Universitaria Minuto de Dios Mauricio Pedraza: Secretaría Distrital de Integración Social Saúl Tobías Mindiola: Oxfam Gran Bretaña Mauricio Naranjo: Corporación Universitaria Minuto de Dios

Agradecimientos : A Carmen Lourdes Herrera Flores (Subdirectora para la Juventud de la SDIS hasta junio del 2009) Por su apoyo directivo durante el periodo del convenio. A Oscar Cifuentes: Asesor de Productividad y Derechos de la SDIS Ingrid Morris: Profesional de apoyo de la SDIS Alejandro García: Coordinador del Proyecto durante el convenio 2814 Ángela Niebles: Profesional de Formación y Acompañamiento Paula Moreno: Profesional de Formación y Acompañamiento A los y las jóvenes, los grupos y organizaciones juveniles participantes en el convenio 2814: Semillas de Vida y Sociedad Colectivo Espeletia Mesa Local de Juventud Sumapaz Colectivo SUMA Colectivo Subacción Ancestros y semillas Fundación FAECCA Red Agricultura Urbana Equipo productor de gallinas Huevo Ecológico Gironés Red agropecuaria y educación popular Huevo Orgánico Grupo artístico de danza urbana SALTIMBREAKING Dansur Street Club de Taekwondo Safuca Colectivo deportivo: reforestando el Río Negro Grupo Araxa Capoeira Juan Camilo Ángel Leidy Ochoa Sigifredo Bonilla FEDA Fundación encuentro de amor Curtir para no destruir Teosinergia y Atahualpa Organización Suba Muiska Guechativa Colectivo Escuela Ambiental en movimiento "Nifu-Nifa" Querer y Educar

Organización Juvenil Huellas Colectivo Arte Sin Pausa Oscar Andrés Chaparro Wilmer Albornoz RE-EXISTENCIA Fundación cultural ARANEUS Grupo Marañón Taller TAU Colectivo A la Calle Records Colectivo de objetores y objetoras de conciencia COCOLOMBIA ASOJUVENIL Organización Juvenil Repilos Club El Tic Tac de la Juventud Chocohen Corporación Casa Asdoas Colectivo ALEPH Comunicaciones Radamantis Nautilus Danza Contemporánea Fundación para el desarrollo de la orientación ecológica OE Corporación Mandala Hyntiba Grupo Juvenil Mc Loud KIRIUS XIX Idier Socha

A Adriana Velásquez, Freddy Cuervo, John Estrada, Pablo Capera, Carol Medina, Camilo Castillo, Lorena Camacho, William Rojas, William Clavijo, Emily Rincon, German Torres, Ana Margarita Aguirre, Diana Milena Chavarro, Juan Diego Giraldo, Edna Rocío Reyes, Giovana Beatriz Rojas, Holman Ortegón, Lady Karen Marroquín, Neyda Skarlendth Ayala, William Vásquez, Yira Yaneth Ardila, Diana Cristina Moreno, Stephani Mora, Martha Moreno, Marisol Sánchez, Hernán Quintero, Alberto Niño, Eliana Valencia, Luz Sánchez, Jesús David Torres, Diego Amézquita, quienes aportaron sus opiniones a esta investigación. A los y las participantes en el cortometraje “Tenis”: A su director Héctor Tocarema. A su guionista Marcelo Cantillo. A Mara García, Grupo rap Todo Copas, "Che", Grupo rap Zahar, “Caleto", "Mono Pardo" y Luisa. A los y las jóvenes que participaron activamente con sus opiniones en las actividades e instrumentos de investigación en el marco del convenio, así como a los que apoyaron este trabajo y prefieren mantener la reserva del sus nombres.

CONTENIDO PRESENTACIÓN INTRODUCCIÓN 1. INDAGANDO SOBRE EL PODER DE LAS SUBJETIVIDADES JUVENILES 1.1 Sobre la constitución de las subjetividades juveniles 1.2 La resignificación de lo político por la dimensión de lo subjetivo 1.3 Espacios micropolíticos y nuevas formas de ciudadanía 2. EL PROBLEMA DE LA ORGANIZACIÓN: ESCENARIOS PARA VIVIR NUEVAS MANERAS DEL SER JOVEN 2.1. Devenir joven en Bogotá 2.1.1. El arte de ser joven 2.1.2. La solidaridad y el bien común en el devenir joven 2.1.3. El nomadismo: acontecimiento fundante del ser joven

2.2. Las prácticas de agrupamiento de los jóvenes

13 15 29 31 35 37

43 43 46 49 52 56

2.2.1. Panorama de las organizaciones juveniles en Bogotá 2.2.1.1. Los “territorios flotantes”. Otras ópticas para entender las redes y espacios de participación de los jóvenes 2.2.2. Afectos, cultura y política: bases de los agrupamientos juveniles en Bogotá 2.2.2.1. La amistad: un afecto privilegiado e intenso 2.2.2.2. La fuerza de los afectos en la producción del ser joven 2.2.2.3. La convivencia: una relación que afecta los cuerpos y se convierte en fuerza de subjetivación 2.2.2.4. La praxis del encuentro y la teoría de la conformación de los grupos 2.2.2.5. El problema de la identidad y los múltiples significados de la unidad grupal. 2.2.2.6. Algunas tipologías de grupos juveniles 2.2.2.6.1. Los grupos de apego o “grupos en fusión” 2.2.2.6.2. Los grupos comunitarios 2.2.2.6.3. Tribus urbanas, grupos de consumo y modas culturales. 2.2.2.6.4. Los grupos de jóvenes en violencia

98 104

2.3. La participación de los y las jóvenes en su subjetivación política en Bogotá.

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2.3.1. Las nuevas formas de movilización y participación de los jóvenes en los asuntos públicos.

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2.3.2. ¿Qué tanto conocen los jóvenes los espacios y mecanismos de participación institucional? 2.3.3. La participación juvenil en las instancias institucionales

3. LAS INICIATIVAS PRODUCTIVAS: UN ESPACIO SOCIAL JUVENIL EN UN ENTORNO DE PROFUNDAS TRANSFORMACIONES EN LOS MODOS DE PRODUCCIÓN 3.1. Las mutaciones en el mundo del trabajo y su influencia en las iniciativas productivas de los jóvenes 3.1.1. Un nuevo entorno de lo común y las iniciativas productivas de los jóvenes 3.1.1.1. Los jóvenes y el Intelecto General 3.1.1.2. Integración de los jóvenes a la producción a partir del conocimiento y de sus aptitudes lingüísticas 3.1.1.3. Formas de trabajo y no-trabajo entre los jóvenes de América Latina 3.1.1.4 Precariedad laboral y nuevas condiciones productivas de los jóvenes en el entorno colombiano 3.1.1.5 Implicaciones de la resocialización del trabajo y del no–trabajo en las iniciativas productivas de los jóvenes

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3.2. Caracterización de las iniciativas productivas juveniles en Bogotá

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3.2.1 Prácticas productivas a través de las cuales se desarrollan las iniciativas 3.2.1.1 Práctica productiva creativa artística 3.2.1.2 Práctica productiva pedagógica 3.2.1.3 Práctica productiva de empresa social 3.2.1.4 Práctica productiva cultural comunicativa 3.2.1.5 Práctica productiva deportiva y/o cultural 3.2.1.6 Práctica productiva agrícola y/o pecuaria orgánica

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4. UNA PERSPECTIVA CRÍTICA DEL ENFOQUE DE DERECHOS SOCIALES EN LAS EXPERIENCIAS PRODUCTIVAS DE LOS JÓVENES 4.1. Las iniciativas productivas juveniles en el horizonte de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC) 4.2. Los derechos sociales como estrategia para la configuración del campo de la ciudadanía social juvenil 4.3. Abonando a la deuda de derechos sociales con los jóvenes en Bogotá. 4.4. El derecho de los jóvenes a la educación 4.5. El derecho de los jóvenes a la salud 4.6. A propósito de los derechos sexuales y reproductivos de los jóvenes: procesos de subjetivación y disciplinas del cuerpo. 4.6.1. Disciplinar al joven, disciplinar su cuerpo

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4.6.2. El cuerpo como territorio de libertad. Opción ética y técnicas de sí, en los jóvenes 4.6.3 El poder médico en la sexualidad de los jóvenes y las políticas de la salud sexual y reproductiva desde el Estado 4.6.4. Sexualidad y productividad en los jóvenes de Bogotá

5. JUVENTUD Y RURALIDAD: UNA APROXIMACIÓN AL PROBLEMA DE LOS DERECHOS SOCIALES DE LOS JÓVENES CAMPESINOS Y A LOS PROCESOS DE PRODUCTIVIDAD JUVENIL LIGADOS A LA RURALIDAD. 5.1. Los Nuevos Contextos para la juventud campesina 5.1.1 La reestructuración de la economía y su incidencia en la ruralidad colombiana 5.1.2 El problema de la economía campesina y su relación con los procesos de competitividad global 5.1.3 Los jóvenes y las estrategias de resistencia de campesinos y habitantes de las zonas rurales 5.1.4. Los jóvenes rurales y el problema de los alimentos 5.1.5. Nuevas formas de ruralidad

5.2 Las iniciativas juveniles ligadas a prácticas productivas agrícolas y/o pecuarias orgánicas 5.3 Algunas reflexiones sobre jóvenes y juventud rural en Colombia (Flor Edilma Osorio Pérez) 5.3.1 ¿Cómo definir a los jóvenes rurales y a la juventud rural? 5.3.2 Lo rural en Colombia. Algunas tendencias 5.3.3 Saliendo de la invisibilidad: los jóvenes rurales en tanto actores sociales 5.3.4 A manera de cierre

6. SE HACEN NECESARIAS UNAS POLÍTICAS PÚBLICAS DEL TAMAÑO DE LAS TRANSFORMACIONES ESTRUCTURALES QUE VIVE EL MUNDO JUVENIL 6.1 Las políticas públicas en productividad ante las potencialidades juveniles 6.2 Principales problemas de las iniciativas productivas juveniles 6.3 Observatorios juveniles de productividad y derechos sociales DOCUMENTOS COMPLEMENTARIOS Dimensión Política en los procesos y dinámicas juveniles Germán Muñoz González La producción de la juventud en Colombia. Conceptos, contextos y resistencias Fernando Quintero Tobón BIBLIOGRAFÍA

298 300 307

313 314 316 319 327 332 337 342 357 358 364 372 377

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LISTA DE IMÁGENES No. 1 Iniciativa productiva ubicada en Ciudad Bolívar No. 2 Iniciativa productiva ubicada en la localidad de Sumapaz No. 3 Escuela Artística ARANEUS No. 4 Cultura punk en Bogotá Tu mundo virtual. Publicada el 25 de abril de 2008 en http://tumundovirtual.wordpress.com/ 2008/04/25/el-movimiento-punk/ No. 5 Emos en Bogotá. Publicada el 20 de mayo de 2008 en http://bibiwiwi.blogspot.com/ No 6 Iniciativa Fundación FAECCA: Jóvenes semilla No. 7 Iniciativa Centro tejares No. 8 Iniciativa productiva ubicada en Ciudad Bolívar No. 9 Iniciativa A la Calle Records No 10 Colectivo Saltin Breaking No 11 Iniciativa Centro Tejares

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LISTA DE CUADROS Cuadro No. 1 Organizaciones Juveniles por tipo de actividad Cuadro No. 2 Participación en organizaciones voluntarias o de acción comunal Cuadro No. 3 Tipo de organizaciones voluntarias o de acciones que los jóvenes Cuadro No. 4 Tendencias de Participación electoral en los jóvenes Cuadro No. 5 Conocimiento de Espacios de participación institucionales Cuadro No. 6 Conocimiento de mecanismos de participación ciudadana Cuadro No. 7 Votación para consejos locales de juventud Cuadro No. 8 Características de los jóvenes según condición laboral Cuadro No. 9 Características de inserción laboral juvenil AL Cuadro No. 10 Variación absoluta porcentual de población Cuadro No. 11 Colombia. Aseguramiento en salud Cuadro No. 12 Distribución entre los regímenes subsidiado, simplificado Cuadro No. 13 Tasa de homicidios según edad y sexo Cuadro No. 14 Tasa de homicidios Bogotá 2007-2008

62 64 64 108 115 117 122 156 158 161 282 289 290 291

LISTA DE GRÁFICAS Gráfica No. 1 Porcentaje de votación en la última elección presidencial Gráfica No. 2 Respaldo al sistema político por edad Gráfica No. 3 Temor a la participación por edad Gráfica No. 4 Participación en manifestaciones públicas Gráfica No. 5 Participación ciudadana en Bogotá Gráfica No. 6 Participantes en votaciones de presupuestos participativos. Gráfica No. 7 Presupuestos participativos. Votantes por edad Gráfica No. 8 Presupuestos participativos. Votantes por proyectos Gráfica No. 9 Presupuestos participativos. Tendencias asociativas Gráfica No. 10 Tendencias de ocupación juvenil AL Gráfica No. 11Mapa laboral de los jóvenes en AL y el Caribe Gráfica No. 12 Tasa global de participación, ocupación y desempleo Gráfica No. 13 Tasa de desempleo de población juvenil Gráfica No. 14 Participación de la población inactiva Gráfica No. 15 Distribución de la población inactiva por tiempo Gráfica No. 16 Prácticas productivas en las iniciativas Gráfica No. 17 Cobertura Neta de Educación Gráfica No.18 Tasa de Analfabetismo Gráfica No. 19 Años promedio de educación por departamento Gráfica No. 20 Uso de internet en jóvenes

109 109 111 112 119 124 125 126 127 153 155 161 162 163 165 181 266 268 271

PRESENTACIÓN La Secretaria Distrital de Integración Social a través de la Subdirección para la Juventud, entrega a la ciudad este esfuerzo conjunto entre la Corporación Universitaria Minuto de Dios, la organización OXFAM Gran Bretaña y la SDIS que aunaron esfuerzos mediante el convenio de asociación 2814 de 2007 para garantizar progresivamente los derechos económicos, sociales y culturales de los jóvenes de la ciudad mediante el fortalecimiento del ejercicio de la ciudadanía en procesos de formación y de ejecución de las iniciativas juveniles. Este esfuerzo nos invita a explorar otras miradas de lo que hasta hoy definíamos como joven, nos ubica en un aquí y ahora desde diferentes dimensiones, ese joven político, ese joven cultural, ese joven económico y ese joven social; un aquí que se relaciona con ese espacio geográfico, ese espacio que en tiempos de mundo global es muy extenso para aquellos jóvenes quienes están restringidos de los cambios tecnológicos y de las posibilidades económicas de explorar otras ciudades, otras naciones, otros mundos, pero que para otros jóvenes esas distancias territoriales cada vez son mas cortas, o porque los espacios virtuales los acercan a múltiples rincones del universo, o porque la oferta de transportarse de un lugar a otro del mundo es hoy más amplia. Un ahora que rompe la lógica del tiempo cronológico, algunos dicen que estamos en tiempos de nuevos paradigmas: la robótica, la informática, la bioética y otros muchos lenguajes de estos tiempos. Pero también en estos tiempos persisten relaciones propias del esclavismo y el feudalismo, épocas propias de la negación del ser y del sentir humano.

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

Joven en nuestro tiempo y nuestro espacio, es un joven rural que crece en la violencia de un conflicto social y armado y un joven urbano que crece en el deseo de una ciudad de mercado donde la gran mayoría no tiene condiciones de acceder a esa oferta; pero en este escenario los jóvenes construyen la diferencia, buscan espacios físicos, sociales, políticos y económicos para diferenciarse de ese otro mundo que parece ser el mundo de los adultos. En este camino, el convenio se centró en tres propósitos: dialogar con los jóvenes sobre lo que es una perspectiva de derechos económicos, sociales y culturales para los jóvenes de la ciudad, fortalecer las capacidades ciudadanas en sus niveles político y organizativo de los jóvenes, y desarrollar sus competencias productivas mediante la puesta en marcha de la financiación de sus propias iniciativas juveniles. Como fruto de este esfuerzo de actores públicos y privados, y con el concurso de los esfuerzos académicos del profesor Oscar Useche, hoy entregamos este documento a la ciudad y en especial a sus protagonistas, los jóvenes.

FERNANDO SALAZAR RIVEROS Subdirector para la Juventud Secretaría Distrital de Integración Social

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INTRODUCCIÓN La presencia de los y las jóvenes* como una fuerza social y política en Colombia ha sido el fruto de significativos cambios en la sociedad, principalmente el acelerado proceso de urbanización del país, la generalización de la enseñanza secundaria, la consolidación de un sector universitario, el impacto de las nuevas formas de violencia organizada, vinculada a actividades ilegales como el narcotráfico, las guerrillas y los grupos paramilitares, así como a la fuerza e influencia de los procesos de globalización económica y cultural que ocurren en el planeta. En la Colombia de los años ochentas del siglo pasado, el hecho de que se estaba produciendo un nuevo sujeto el joven, sólo se hizo visible para las élites y para el Estado, asociado con la escalada de las múltiples violencias que la desangraron y aún continúan sacudiéndola. Esta mirada sesgada y temerosa que prevaleció durante décadas, generó imaginarios sobre los jóvenes como sujetos de criminalidad, colocó a la juventud como problema, como objeto de estudio y como demandante de políticas públicas; pero, a la vez dificultó entenderla en su diversidad y en su potencia, como agente de cambio, atravesado, por múltiples desencuentros y por una pluralidad de vivencias e intensidades en la construcción social y cultural de sus tiempos y territorios. Sería injusto desconocer que en los últimos años se han hecho importantes esfuerzos para superar esa estigmatización del joven y que se han dado pasos en la formulación de una política pública que atienda las especificidades de la juventud en estas latitudes. En el caso particular del Distrito Capital, Bogotá cuenta con una Política Pública de Juventud diseñada para el lapso comprendido entre los años 2006 y 2016, diseñada después de consultar la opinión de más de 15.000 jóvenes y que busca avanzar:

N.E.: A lo largo del texto se realiza un esfuerzo por utilizar un lenguaje en perspectiva de género, que tanto el autor como el editor consideran de suma importancia, sin embargo, en aquellos apartados donde el lector no encuentre explícita dicha utilización, se le solicita que realice un ejercicio de interpretación incluyente.

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

en el reconocimiento y la materialización de los derechos de los y las jóvenes de la ciudad, y a su vez significa el compromiso que la sociedad y el Estado deben asumir en función del desarrollo de esta población”. Con ello se plantea “un compromiso político e institucional por parte de las Administraciones Distritales futuras quienes tendrán la responsabilidad de implementar la Política de manera integral y con criterio de equidad, pero también de los y las jóvenes de la ciudad quienes deberán garantizar y demandar el cumplimiento de la misma a través de la corresponsabilidad que les asiste en la construcción y 1

desarrollo de sus proyectos de vida

Dentro de este marco, los últimos gobiernos distritales han dado curso a procesos que hacen visibles y apoyan decenas de iniciativas juveniles, diversas en su configuración y ámbito de actividad, a pesar de su heterogeneidad, unidas en la búsqueda del reconocimiento de sus derechos y de sus autonomías, a través de acciones que proponen imaginarios vitales capaces de aportar visiones de una ciudad y de una sociedad nuevas. Con la decisión de respaldar propuestas que destaquen la diversidad de los modos de ser y las configuraciones culturales diferenciadas, se empieza a prestar atención a las particulares formas de asociación de los jóvenes, a sus maneras de cooperar, de producir y a la fuerte potencia enunciativa que ello puede tener en su vida. Se presta atención al impacto de las nuevas formas de producción y de consumo en la juventud, así como a la concomitante transformación de los equipamientos urbanos que reconstruyen los lugares por donde circulan los flujos de la producción y la reproducción del universo joven en la ciudad. La sensibilidad del joven urbano a todo tipo de producción semiótica se convierte en factor esencial para la modelación de su estilo de vida, lo articula al mercado y produce una hibridación sumamente compleja entre las expresiones auténticas de rebeldía contra los valores imperantes en el mundo hegemónico. 1 ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ. Jóvenes sin indiferencia. Política Pública de Juventud 20062016, Bogotá: Alcaldía Mayor de Bogotá, 2006. 12-14p.

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Introducción

En este contexto, la identidad, las mentalidades y las sensibilidades son releídas como elementos explicativos de las búsquedas productivas que se desarrollan en el mundo juvenil, replanteando también el peso que en éstas tienen las adscripciones territoriales. […] los símbolos-objeto que distinguen a los grupos, las expectativas impresas en sus lenguajes, en sus expresiones estéticas, especialmente sus gustos musicales, en lo que nos sigue diciendo la escritura de sus vestidos y de su propio cuerpo y, en fin, todos aquellos elementos que los distinguen y les definen un adentro, unas veces ritualizado y rígido, otras balbuciente y nómada.

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Promover las iniciativas juveniles ligadas a procesos productivos entendiéndolas en su dimensión de proyectos de vida, permite afirmar las autonomías, frecuentemente con énfasis en el campo de la cultura, hoy tan ligado a los procesos de subjetivación que discurren desde los dispositivos económicos y de comunicación. Estos proyectos entablan relaciones paradójicas, pues de un lado encontramos la tremenda potencia productiva de los lenguajes, las formas de apropiación de las nuevas tecnologías, la refundación de la cooperación y la multiplicación de la producción simbólica de los jóvenes; de otro lado, está la eficacia cooptativa de la industria cultural y del aparato económico en su empresa de convertir en mercancía buena parte de la producción simbólica juvenil y devolverla a los jóvenes como objeto de consumo. Son diferentes líneas de fuerza en medio de las cuales se pone a prueba el poder de resistencia de los jóvenes frente a las estrategias hegemónicas que circulan a través de nuevos tipos de redes, de controles territoriales, de modificaciones profundas de las políticas de seguridad, de la saturación mediática, del manejo de los mercados y de los miedos, que propulsan una tensión sostenida, un clima de crisis perpetua como estrategia de disuasión y de contención de las explosiones sociales, dentro de las que ocupan lugar destacado las interpelaciones de los jóvenes.

2 USECHE, Oscar. En busca de nuevos lugares de enunciación de lo juvenil. En Revista Nova et Vetera. ESAP, Instituto de Derechos Humanos Guillermo Cano. No. 32, 1998; p. 51.

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

De ahí que sea tan oportuno que al lado del desarrollo de “acciones afirmativas dirigidas a los y las jóvenes”, la política pública de juventud del Distrito Capital haya señalado la importancia de “promover la investigación con especial énfasis en el seguimiento y monitoreo de violaciones a los derechos humanos y situaciones de exclusión social de la población joven que se encuentra en condición de vulnerabilidad socio-económica, política y 3

cultural” . Esto quiere decir que se hace indispensable avanzar en la producción de pensamiento sobre los jóvenes, sus modos de habitar la ciudad, sus redes, sus capacidades y experiencias productivas, sus subjetividades y la relación compleja que de todo ello se desprende para las políticas públicas juveniles de Bogotá.

El contexto institucional de la investigación En esta perspectiva, se adelantó una alianza de instituciones públicas del Distrito Capital representadas por la Secretaría de Integración Social (SDIS), a través de la Subdirección de Juventud, con organizaciones civiles de carácter privado como Oxfam Gran Bretaña y la Universidad Minuto de Dios, quienes suscribieron un convenio de asociación cuyo objeto fue: Aunar esfuerzos y recursos humanos, técnicos, administrativos, físicos y financieros para realizar el análisis y ajuste del diseño metodológico de construcción de proyectos juveniles, a partir de las iniciativas productivas de la población juvenil y sus familias, buscando contribuir en la promoción, divulgación, restitución y garantía de los Derechos Humanos especialmente los DESC como alternativas para mitigar problemáticas relacionadas con la superación de la pobreza, la economía social con justicia, la prevención integral ante el uso indebido de drogas y la protección de derechos sexuales y reproductivos.

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3 ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ. Op cit.; p. 49 - 51 4 UNIMINUTO, SDIS y OXFAM. Convenio de cooperación No. 2814 del 11 de octubre de 2007.

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Introducción

El trabajo que se adelantó a partir del mes de octubre del año 2007, articuló componentes de formación, acompañamiento, financiación, seguimiento e investigación; se vincularon a él 62 organizaciones o grupos juveniles que formularon las respectivas iniciativas productivas. Este proceso continúa una serie de acciones institucionales que han producido cambios en la percepción sobre el problema y en las formas de participación de las entidades involucradas. La compleja relación de problemas y fenómenos sociales derivados de la organización y la participación ciudadana, las diferentes dimensiones de la productividad, las relaciones subjetivas e intersubjetivas, se contextualizan en la perspectiva de los derechos humanos en particular de los derechos económicos, sociales y culturales (DESC) y adquieren matices diferenciados si se relacionan con especificidades propias de los jóvenes. Esto señala caminos de indagación para el presente estudio, en tanto se planteó la construcción de un mapa de conceptos que aporte a la discusión teórica general sobre el problema juvenil, así como contribuir a dilucidar los contextos nacionales y locales en los cuales se desenvuelven las organizaciones incluidas en el proyecto. Se trata de estudiar sus características particulares, tanto las que las diferencian como las que les son comunes, y sus potencialidades para participar de experiencias creativas que contribuyan directamente a la construcción de nuevos modos de enrutar el desarrollo humano y social. Así mismo, resaltar cómo mejora la capacidad de las y los jóvenes para organizarse e impulsar sus proyectos de promoción y el ejercicio efectivo de sus DESC, tanto como la voluntad política y las acciones tomadas por las instituciones para contribuir a desarrollar la fuerza transformadora de los jóvenes. Uno de los resultados de esta investigación es el planteamiento de una nueva mirada sobre los proyectos productivos juveniles, que no pretenda evaluarlos principalmente por su capacidad de inserción en el mercado

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

formal, y que en cambio, acentúe el examen de las posibilidades de producir capacidades de desarrollo integral, primero como afirmación de potencias inmanentes a los procesos juveniles, y luego en tanto focos de irradiación hacia los y las jóvenes que aún no están organizados o que no parecen encontrar salidas a sus más angustiantes problemas cotidianos. Por ello, en procura de recoger las condiciones y expectativas planteadas, la alianza institucional señaló como objetivo del proceso de investigación: Reconocer y analizar los elementos teóricos y prácticos más relevantes de la experiencia generada a través de las iniciativas productivas juveniles, para aportar a consolidar un diseño 5

metodológico de construcción de proyectos juveniles.

Estrategia metodológica de la investigación La perspectiva metodológica fue de tipo cualitativo fundada sobre cuatro grandes estrategias: 1. Mapa conceptual construido a través de una labor de exploración y discusión teórica y de escritura de textos. 2. Diagnóstico de las iniciativas juveniles realizado mediante el análisis de los proyectos específicos y la indagación sobre la composición y las expectativas de cada uno de los grupos. 3. Puesta en operación de una caja de herramientas, apoyada en técnicas de investigación acción y de otras formas de investigación cualitativas para convocar las voces de los jóvenes de los grupos. 4. Creación de espacios de debate e intercambio de experiencias y puntos de vista, tales como foros y mesas de trabajo, en los cuales los y las jóvenes tuvieron la oportunidad de dialogar con las lecturas de académicos e investigadores sobre los temas que los involucran. Dichas estrategias fueron el eje de la implementación de instrumentos como las entrevistas de profundidad, las fichas de análisis y de evaluación de

5 SDIS, Oxfam y Uniminuto. Op cit.

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Introducción

los proyectos formulados por cada uno de los grupos que desarrollaron las iniciativas, el seguimiento de los resultados de las distintas iniciativas, así como la manera como fue estructurado el Seminario sobre subjetividades y políticas de juventud, que se diseñó como parte del proceso investigativo. El estudio fue complementado con entrevistas a profundidad y la realización de grupos de discusión para jóvenes miembros de otras iniciativas, también apoyadas por la Secretaría de Integración Distrital, pero que no hacían parte del Convenio inter- institucional. Todo ello con el fin de realizar algunos análisis comparados de experiencias. Además, se hizo acopio, sistematización y análisis de las informaciones más actualizadas sobre los procesos de organización y participación de los jóvenes de Bogotá para enriquecer el análisis de los contextos del estudio. El análisis de las iniciativas productivas juveniles se realizó siguiendo en primer lugar el hilo conductor de la pregunta por las condiciones (sociales, políticas, económicas, culturales) que enfrenta la productividad de la población juvenil de escasos recursos económicos. El estudio de estas iniciativas se desarrolló a partir de tres superficies de registro asociadas con la producción de los jóvenes: a) El análisis de las formas que adoptan hoy los procesos de subjetivación en el devenir joven de un sector de la población y sus consecuencias en las trayectorias de agrupamiento y organización de los jóvenes. b) Las transformaciones en las condiciones del trabajo y en los procesos de valorización y estructuración de la producción capitalista y su impacto en la incorporación de los jóvenes a los nuevos circuitos de la productividad. La relación de estos procesos con la redefinición del problema de los derechos sociales y de la ciudadanía de los jóvenes. c) El análisis de las variables más relevantes en la definición de los proyectos productivos que se acompañaron. Esta superficie de registro se desarrolló indagando cómo emergen subjetividades de resistencia en estas prácticas de los jóvenes. La construcción de la cartografía teórico conceptual, que permite contar con un artefacto explicativo para la interpretación de las condiciones que

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

rodean y están implicadas en el desarrollo las iniciativas juveniles, es el fruto de la participación en el intenso debate que a propósito de la cuestión juvenil se ha adelantado en el país y del cual han hecho parte activa los investigadores del equipo. Así como del análisis de los resultados de los estudios especializados más recientes sobre el tema. Tanto caracterizar y estructurar la apropiación de conceptos básicos sobre los derechos sociales fundamentales, como determinar la pertinencia y la factibilidad de un programa orientado a apoyar y fortalecer las iniciativas productivas de jóvenes de escasos recursos económicos, determinan las muchas aristas de las políticas públicas que las producen, así como la interpretación de las necesidades de los jóvenes y de las demandas específicas que ellos hacen al Estado y a la sociedad. Esto teniendo en cuenta que tanto los jóvenes que participan en el convenio, como en general los jóvenes que participan en las ofertas institucionales, hacen apuestas inscritas en concepciones del mundo que se han fraguado al calor de sus prácticas y de sus movimientos de resistencia social y cultural. Foros y mesas de trabajo brindaron la oportunidad de desplegar en un escenario común las diversas lecturas que hacen los y las jóvenes, además de algunos académicos e investigadores, en torno a los temas y problemas convocados en este proyecto. El consenso y el disenso se hicieron presentes cuando dichas lecturas tocaban directamente los aspectos más sensibles de los procesos de organización y de acción social que se llevan a cabo a través de las iniciativas. Estas interacciones resultaron profundamente enriquecedoras al poner de manifiesto las inquietudes de los participantes en temas como la generación e implementación efectiva de la política de juventud, el ejercicio de los DESC, el sustrato de las organizaciones juveniles, la juventud rural y entre otros aspectos más, la capacidad efectiva de proyectos como este para transformar realidades concretas. El texto que se presenta como producto final de la investigación, es el resultado de estas estrategias y de los instrumentos reseñados, así como de

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Introducción

una cuidadosa construcción del estado del arte de la cuestión juvenil en los temas de interés. Todo constituye una línea de base que hará posible profundizar sobre los problemas que las instituciones y los jóvenes consideran de la mayor trascendencia para la continuidad de los proyectos. El desarrollo de la investigación estuvo a cargo de un grupo de 7 investigadores y un director general, todos ellos pertenecientes al Centro de Estudios e Investigaciones Humanas y Sociales (CEIHS) de la Universidad Minuto de Dios. En la primera fase del estudio participaron el filósofo Iván Galvis y el sociólogo Alberto Flórez, ambos con maestría en Investigación Social. La segunda fase del convenio contó con la participación de la psicóloga con maestría en Investigación Educativa, Marcela Campos; la Administradora Pública con maestría en Investigación Social, Clara Inés Pérez; el filósofo con maestría en Gobierno de las Organizaciones Jaime Espejo y el filósofo Rafael Buitrago. Igualmente la segunda fase del estudio contó con los aportes del psicólogo Jorge Sánchez, investigador asistente del CEIHS. La Dirección General del estudio estuvo a cargo de Oscar Useche, economista, con maestría en Investigación Social Interdisciplinaria y doctorado en Paz, Conflictos y Democracia, quien es también el autor del texto final que se presenta en este libro. Las entrevistas y grupos focales fueron realizados en su totalidad por el equipo de investigadores o por el asistente de investigación en la ciudad de Bogotá entre el año 2008 y 2009, por lo cual en el momento de ser citadas dentro del texto, esta información es obviada.

Sobre el contenido de este libro El libro “Jóvenes produciendo sociedad. Subjetividades, derechos sociales y productividad juvenil” está organizado en cinco grandes capítulos, una introducción y varios documentos anexos. El libro lleva como subtítulo: “El acontecimiento de ser joven en las experiencias de Acciones Afirmativas en el

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Distrito Capital”, para destacar el análisis de la experiencia concreta en torno de iniciativas productivas que se han generado en el encuentro de políticas públicas auspiciadas por la Alcaldía Mayor de Bogotá, organismos de cooperación internacional con una definida vocación de apoyo a formas alternas de producción y comercio, la academia y las organizaciones juveniles de la capital. El primer capítulo “Indagando sobre el poder de las subjetividades juveniles”, introduce a los lectores en el debate actual sobre los procesos de subjetivación de la gente joven, esto es por la manera como se constituyen, de-construyen y reconstituyen los sujetos de la condición juvenil. Las dimensiones múltiples de las subjetividades juveniles son rastreadas desde lo profundo de los lenguajes juveniles, desde la estética y la escritura de los cuerpos, así como en las nuevas maneras de encontrarse, agruparse, organizarse y fluir en la ciudad. Se indaga por las nuevas formas de vida que están inmersas en el mundo joven y por cómo, en ese contexto, se produce una resignificación de lo político desde la dimensión de lo subjetivo, lo que obliga a examinar críticamente algunas categorías básicas, como la ciudadanía y la comunalidad, que abandonan el lugar de enunciados generales para situarse en los senderos de la micro-política del deseo. El segundo capítulo, “El problema de la organización: escenarios para vivir nuevas maneras de ser joven” se detiene en dilucidar algunos de los trayectos por donde se deviene joven en los territorios analizados. El potencial micropolítico que entrañan los deseos y las pasiones vitales de los muchachos, al llenar de nuevos sentidos la solidaridad y lo público, las maneras como exploran los espacios propios, en abierta deserción de lo establecido, el flujo caótico de la diversidad presente en todos sus procesos y el arte como un campo social desde donde se originan poderosas formas de subjetivación, hacen parte de las discusiones que aborda este capítulo. Igualmente, se plantean las nuevas condiciones del nomadismo como un ángulo de investigación relevante para entender las luchas que hoy desarrollan los jóvenes.

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Introducción

Se dedica también un amplio espacio en este capítulo para estudiar las prácticas de agrupamiento de los jóvenes, sus redes y espacios de participación, el papel de los afectos en la producción del ser joven, así como las relaciones particulares de convivencia que se establecen como una fuerza de subjetivación juvenil. La exposición de una teoría de la formación de los agrupamientos sirve de marco para la presentación de una tipología de los grupos y organizaciones juveniles de Bogotá. Este capítulo se cierra con un examen de la presencia de los jóvenes en los espacios y mecanismos de participación institucionales y de cómo se manifiesta la dimensión de la participación ciudadana en la subjetivación política de los jóvenes de la ciudad. El tercer capítulo, “Las iniciativas productivas: un espacio social juvenil en un entorno de profundas transformaciones en el modo de producción” desarrolla el debate sobre los cambios en las formas de trabajo que se dan en la etapa post- fordista del capitalismo y como afectan la configuración de las iniciativas productivas de los jóvenes. El hecho de que los jóvenes estén siendo integrados a la producción a partir de los circuitos del conocimiento y de sus aptitudes lingüísticas, plantea un decurso muy particular a las formas del trabajo y del no trabajo en que se ven involucrados. Esto sirve de pretexto para analizar la situación de precariedad laboral y otras duras condiciones del entorno en que están subsumidos los jóvenes latinoamericanos y colombianos. Con estas premisas, en este capítulo se desarrolla una caracterización detallada de las iniciativas productivas de los jóvenes de Bogotá y de algunas iniciativas del sector rural que hicieron parte del proyecto de estudio. El cuarto capítulo, “Una perspectiva crítica del enfoque de derechos sociales en la experiencias productivas de los jóvenes” se dedica a examinar el enunciado de los derechos económicos sociales y culturales como parte de diferentes estrategias de configuración del campo de la ciudadanía social juvenil. Al mismo tiempo se aporta a una comprensión de la deuda de

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derechos sociales que existe hacia los jóvenes colombianos y en particular los bogotanos. El estudio ahonda en tres conjuntos de derechos vitales para los jóvenes: educación, salud y el referido a los derechos sexuales y reproductivos. Para el efecto, perfila un diagnóstico de la situación en Colombia y en Bogotá de cada uno de estos derechos sociales y propicia la apertura de alternativas para abonar a la deuda que la sociedad y el Estado tienen en este terreno con los jóvenes. Así mismo, realiza una lectura crítica de las políticas públicas en materia de salud sexual y reproductiva que siguen siendo tributarias de dispositivos de subjetivación destinados a disciplinar al joven y controlar su cuerpo, proponiendo opciones éticas en donde se contribuya a que los jóvenes puedan concebir su cuerpo como territorio de libertad y promover prácticas en donde ellos establezcan sus propios límites. El quinto capítulo: “Juventud y Ruralidad” es un acercamiento al problema de los derechos en la población juvenil campesina y los procesos de urbanización de lo rural y ruralización de lo urbano. El sexto capítulo: “Se hacen necesarias una políticas públicas del tamaño de las transformaciones estructurales que vive el mundo juvenil” es un análisis centrado en el contenido de las políticas públicas del Estado en la capital frente a los diversos proyectos de productividad juvenil, sean ellos emprendimientos o iniciativas productivas. Se evalúan los problemas y potencialidades de las iniciativas productivas, a propósito de la experiencia de los proyectos objeto del estudio. El capítulo, hace una referencia especial a dos dimensiones de particular significación para el enfoque que adoptó la investigación; la transversalidad de género y la juventud rural. Finalmente, en torno a la necesidad de crear nuevos espacios de producción de conocimiento sobre las radicales transformaciones que vive el mundo juvenil, se formula la propuesta de los Observatorios Juveniles de Productividad y Derechos Sociales. El libro “Jóvenes produciendo sociedad” incluye además una sección de anexos que ofrecen a los lectores las principales ponencias presentadas por investigadores y líderes juveniles a los diferentes espacios de intercambio que se propiciaron en el proyecto. Una detallada bibliografía del estudio se encuentra al final del texto.

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Indagando Sobre El Poder de

Las Subjetividades Juveniles

Graffiti ubicado en Bogotá Cra. 30 con calle 76. Realizado con el apoyo del programa Bogotá Positiva

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1. INDAGANDO SOBRE EL PODER DE LAS SUBJETIVIDADES JUVENILES Uno de los imaginarios más recurrentes sobre los jóvenes de hoy es su subordinación a mentalidades individualistas, alimentadas por un hedonismo desaforado. “Ya no creen en las utopías”, dicen los más románticos; “se han aislado de la comunidad y de lo público”, sostienen otros. A contramano de estas percepciones sin mayor fundamento, este trabajo presenta experiencias donde renace la solidaridad y la reciprocidad entre los jóvenes de Bogotá y de algunas poblaciones circunvecinas en donde se adelantó este estudio. En medio de la precariedad colectiva, de la profusión de lenguajes, signos y tecnologías que saturan universos de sentido, fragmentados y dispersos, no es fácil identificar los caminos por donde se estaría reconstituyendo el lazo social, los territorios existenciales donde se crean las condiciones para el despliegue de las múltiples potencias juveniles ni las gramáticas desde donde se enuncia la dignidad del ser joven y su capacidad para contribuir a reconstruir lo social. Paradójicamente, en el universo de los hombres y mujeres jóvenes es donde, con mayor frecuencia y profundidad, asoman los esfuerzos individuales y las movilizaciones colectivas que reivindican el interés por generar nuevos sujetos de ciudadanía, por promover transformaciones, generalmente locales y en pequeña escala, que se convierten en referentes de nuevas formas de lo común y en creativas maneras de realizar al ser productivo, al sujeto ético y político que anida en el interior de la voluntad humana. Esto implica conceptos y formas nuevas de concebir la ciudadanía y la comunalidad, superando críticamente la idea de un ciudadano preexistente a las dinámicas sociales, materializadas en un individuo definido por un orden social ya establecido. Se esperaría que ese orden garantizara, a través del

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Estado, los derechos que nos hacen ciudadanos, a cambio de la obediencia debida, inobjetable, en nuestra condición de súbditos de esa soberanía que supuestamente nos precede. En cambio, en una lógica transversal y crítica, la sociedad no se encuentra tan ordenada, sino en continua agitación; el vínculo entre los seres que conviven se actualiza incesantemente dando lugar a encuentros y desencuentros, exigiendo renovar los pactos y remozar los lazos y las instituciones que constituyen el tejido social. Y si esto ocurre en la microfísica de los entramados más próximos, también los procesos y los escenarios en los cuales se pone en acto la relación del ciudadano con el Estado estarán impregnados de ciclos de circulación y ciclos de ruptura en que se juegan intereses y proyectos hegemónicos o subalternos, donde en ocasiones prima la racionalidad del dominio, en otras el sentido de resistencia y de creación. Estos a su vez abren las puertas a nuevos ciclos de productividad o retroceso social en donde se dan aproximaciones o se ahonda la distancia entre el Estado y el ciudadano; en síntesis, donde se pone a prueba o se remoza la legitimidad. El retorno de la solidaridad, en los márgenes de una sociedad de mercado que empuja a los jóvenes al individualismo posesivo y convierte al consumo en el territorio desde donde se enuncian signos, señales, que delinean las identidades, está indicando que han surgido nuevas formas de enlazar expectativas y de rediseñar lo común. La pregunta por el vínculo, por su 6

“naturaleza inestable y líquida”-al decir de Bauman - así como por los lugares en donde se producen encuentros significativos, las motivaciones que los provocan y los sujetos que las encarnan, son todos elementos que contribuyen a la búsqueda, siempre de múltiples aristas, sobre lo que hoy une y agrupa a los jóvenes.

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6 Cf. BAUMAN, Zygmunt. Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2005. 7 PEREA, Carlos Mario. ¿Qué nos une? Jóvenes, cultura y ciudadanía. Medellín: La Carreta Editores, 2008; p. 9-15.

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Indagando sobre el poder de las subjetividades juveniles

Estos interrogantes han comenzado a ser dilucidados en primer término desde la cultura y el lenguaje; han sobresalido los estudios sobre las culturas juveniles, las formas de agrupamiento con base en “comunidades 8

emocionales” como las nombró Maffesoli y que aluden a fenómenos localizados como el de las “tribus urbanas” que tomaron fuerza en los años ochentas y noventas del siglo XX. Igualmente se ha accedido a discursos sobre la importancia de la afectividad, la dimensión del cuerpo y los territorios estéticos, así como a la búsqueda de explicaciones sobre la intensidad del fenómeno de la violencia de y contra los jóvenes, problemas cuya comprensión fue desbrozada en Colombia por los trabajos pioneros de Jesús Martín Barbero, Alonso Salazar, Carlos Mario Perea y por investigadores 9

como Germán Muñoz y Oscar Useche , colaboradores unos y autor de este estudio, el último.

1.1. Sobre la constitución de las subjetividades juveniles. En estas búsquedas que se interrogan por la singularidad de lo juvenil ha emergido el problema de las subjetividades o de cómo se constituyen, deconstruyen y reconstituyen los sujetos jóvenes. Los procesos de constitución de las subjetividades juveniles han sido rastreado atendiendo a lo que está inscrito en el lenguaje, lo “decible” -como lo nombra Foucault-, en el argot de los parches, en las líricas de las canciones del arco iris de grupos que irrumpen o desaparecen como estrellas fugaces en la estridencia anunciadora de las músicas que transitan por el rock, el metal y el rap. Las dimensiones múltiples de las subjetividades también fueron indagadas desde lo visible (según la misma nomenclatura foucaultiana), ese plano que discurre en la estética de los atuendos y la escritura de los cuerpos-lienzos en donde

8 MAFFESOLI, Michel, El tiempo de las tribus. El declive del individualismo en las sociedades de masas. Barcelona: Icaria, 1990; p. 38-39. 9 Se anexa a este documento una completa bibliografía de estos autores.

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quedan las huellas de los afectos y los disensos, así como en las nuevas maneras de encontrarse, agruparse, desplazarse, dibujando mapas desconocidos e inesperados trayectos que resignifican las ciudades. El énfasis de la investigación ha estado hasta ahora en la discusión sobre la cultura, sobre la urdimbre histórica de los procesos culturales que construyen las características comunes de esa difusa población que se denomina “la juventud”, a la vez que intenta hacer aportes a la definición de las singularidades. Las aproximaciones de los investigadores han conseguido entonces vislumbrar al individuo joven o a los grupos de jóvenes, gozando de cierta soberanía aportada por sus resistencias culturales a cuenta de su propia heterogeneidad y pluralidad. Así mismo, algunas pesquisas académicas han contribuido a la edificación de otras opciones interpretativas, tendientes a presentar a los jóvenes como parte de un modelo integrador que emana del poder simbólico centralizado, construido en las instituciones de socialización, y a partir del centro político o de los medios de comunicación. Desde esta perspectiva hegemónica del poder, las identidades de lo juvenil pueden ser reconocidas incluso como relatos marginales, como pintorescos rasgos binarios (lo joven y lo no- joven), o como disonancias llevaderas dentro de ciertos límites, siempre que no amenacen la posibilidad de ser organizadamente incluidos en los proyectos del orden, a través de los cuales el joven aparezca como otro humano gregario, civilizado, obediente, controlado. El problema es que las relaciones de los jóvenes con las instituciones, estatales y de socialización, han sufrido dramáticas transformaciones, tanto como los afectos, las proximidades, las expectativas y las sensibilidades al interior de ese mundo difuso y fluido que es ahora la juventud. De ahí que la cultura en la que se incuban los nuevos procesos de lo comunal joven no transita por esas aguas tranquilas de las identidades indiscutibles, fácilmente atribuibles, sino que se empeña en senderos mixtos y polisémicos. Es desde ese abrevadero de sentidos y significaciones en permanente flujo, que se dan

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Indagando sobre el poder de las subjetividades juveniles

a luz de manera subterránea las agrupaciones y los encuentros emergentes de los jóvenes, casi siempre percibidos como murmullos distantes, que desafían cualquier consistencia identitaria construida en torno a un único factor: el etario. Cada vez con mayor claridad, los investigadores sociales y los jóvenes registran que la edad es un elemento circunstancial, pasajero, muy frecuentemente puesto al servicio de binariedades excluyentes, lo que hizo pronunciar a Bourdieu su famosa sentencia: “la juventud no es más que una 10

palabra”.

Lo verdaderamente importante es la irrupción de nuevas subjetividades y nuevas maneras de vivir la intimidad y la socialidad, dibujadas a partir de la experiencia perturbadora y subvertidora de numerosos jóvenes que se han asumido como grupos-sujeto, que se plantean el ser joven en relación con los procesos sociales vivos que se desarrollan en medio de la lucha de las fuerzas que constituyen el mundo juvenil- no sólo desde su interior- sino desde el mundo de la lucha de los géneros, de las clases sociales, de los antagonismos étnicos y territoriales, y por tanto, también en relación con el mundo adulto. La perspectiva de las subjetividades juveniles no pretende alejarse de la ruta de la cultura que tantas claves de interpretación ha suministrado a los estudios de juventud. Desde este enfoque se pretende dedicar más atención a los universos de sentido y a la posibilidad de creación permanente de sujetos libres, capaces de constituirse a sí mismos como sujetos de su propio saber, de ejercer o padecer relaciones de poder y de constituir sus propios modos de vida. En otras palabras, nos proponemos analizar el ethos de estas agrupaciones juveniles, su modo de ser, su carácter, lo que comporta un estilo, una actitud y el ejercicio de prácticas capaces de trascender la mera representación estética, resistiéndose a ser transmisoras de las diversas violencias entre las que se debate cotidianamente.

10 BOURDIEU, Pierre. La juventud no es más que una palabra, en Sociología y cultura. México: Conaculta-Grijalbo, Colección Los Noventa, 1990.

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Por supuesto, ello implica investigar las condiciones a las que se encuentra sometido el sujeto joven, la posición que ocupa en la vida concreta y en los imaginarios sociales, es decir, avanzar en la clarificación de los modos de subjetivación por los que atraviesa. Pero, principalmente significa examinar las prácticas políticas, las formas de asociación, las maneras de relacionarse con el entorno y con la naturaleza, las prácticas productivas y en fin, todos aquellos planos en los cuales la constitución de un “ser joven” reproduce los elementos dominantes en el conjunto de la sociedad, o por el contrario, idea prácticas de resistencia. Estas prácticas se distinguen por la capacidad creativa para producir transformaciones concretas en la propia conducta y afectar la de otros, a fin de gozar del buen vivir. Ello exige el descubrimiento de senderos de autogobierno en donde las manifestaciones de la diversidad que se afirma, son rutas de escape a las repercusiones del resentimiento y de la negatividad que perpetúan la estructura hegemónica de la sociedad. María del Carmen personaje de la novela Que viva la música, escrita en los años setentas por Andrés Caicedo, da algunas puntadas en esta dirección: Todo estaba innovado cuando aparecimos. No fue difícil entonces, averiguar que nuestra misión era no retroceder por el camino hollado, jamás evitar un reto, que nuestra actividad, como la de las hormigas, llegara a minar cada uno de los cimientos de esta sociedad, hasta los cimientos que recién excavan los que hablan de construir una sociedad nueva sobre las ruinas que nosotros dejamos…Mi talento es una fuerza y una gracia de la vida, y es al mismo tiempo el agradecimiento. Me enerva que venga algún sabio de esos ya gordo, ya calvo, a decir que toda esta actividad, este desgaste, ha sido en vano…

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11 CAICEDO, Andrés. Que Viva la música, Bogotá: Grupo Editorial Norma. 2001. p. 63.

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1.2. La resignificación de lo político por la dimensión de lo subjetivo Surgen entonces nuevas maneras de plantarse ante el mundo, de explorar el entorno y a sí mismos; que tienen como consecuencia otras formas de ver y hacer lo político, resignificado por la dimensión de lo subjetivo, en donde “no se evitan los retos” a sabiendas de que con ello pueden estar minando “cada uno de los cimientos de esta sociedad”. La envergadura política que ha adquirido la subjetividad en los procesos juveniles está ligada a la transformación de la relación de cada cual consigo mismo, y a la relación ética del individuo con los otros, con el universo material y simbólico que lo rodea. Y esto no puede ser sino un continuo aprendizaje, ni más ni menos la producción de alguien capaz de una libertad entendida como refundación, recreación de sí mismo, de la relación con los otros y con la otredad, lo que no es nada distinto a implicarse en la constitución de nuevos modos de ser y de estar en sociedad. La discusión se ubica así en el terreno del acontecimiento creativo, terreno donde al irrumpir las subjetividades juveniles cuestionan y señalan lo problemático de representarse un sujeto joven preestablecido generando expectativas sobre él. Se trata entonces de aportar a la dilucidación de cómo han podido aparecer determinados sujetos juveniles, evaluar las diferentes soluciones a problemas del mundo de los jóvenes y procurar avanzar en la producción de pensamiento sobre el ser joven en Colombia. La implicación de esta perspectiva es la de que los jóvenes, en medio de sus proyectos e iniciativas, se propongan un permanente examen de sí mismos y descubran nuevas relaciones entre producción, política y subjetividad. Hay que tener en cuenta que para llegar a ello, la macro-política hegemónica ha pretendido homogeneizar un segmento etario al que se le han asignado unos hábitos, unos lenguajes y unas formas de actuación que deberían ser regulados por instituciones que conduzcan al joven a las disciplinas del consumo y a la obediencia del poder instituido, que controlen tanto sus saberes como su voluntad política, que demarquen los territorios de

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lo posible y lo deseable, que adiestren su cuerpo y domestiquen su sexualidad. Al final de este camino estaría el “buen ciudadano”. En esa dirección operan, de un lado, los mecanismos para convertir a los jóvenes en cuerpos dóciles y sujetos útiles, modelando los regímenes institucionales proveedores de reglas y valores, tales como la familia, la escuela y el mundo laboral. El orden y los aparatos organizativos de la guerra, de la seguridad, de la cárcel, son formas de disciplinamiento con núcleos aún más duros. De otro lado funcionan dispositivos para el acceso de los jóvenes a espacios abiertos de control continuo como la calle, las grandes aglomeraciones y los “no lugares” como diría Augé: centros comerciales, territorios del miedo, sitios de paso y de movilidad, en donde, por supuesto, funcionan relaciones de poder que producen determinados tipos de sujetos juveniles. A través de esos espacios de incesante vigilancia y regulación flexible circulan redes biopolíticas, que operan exclusiones o inclusiones, no únicamente por medio del disciplinamiento, sino de una auto-regulación en la cual los propios sujetos interiorizan mecanismos, incorporan mentalidades y procesos de subjetivación. Estos dispositivos sostienen una idea jerarquizada de la vida y operan como redes que hacen visibles modelos simplificados y vacíos de sentido, retículas de enunciados promotores de la homogeneidad, que dinamizan fuerzas en tensión permanente, que colisionan o se agrupan, sin generar vínculos sociales significativos; antes bien, diluyen identidades, sofocan relaciones de lo comunal y desestructuran la memoria de los encuentros humanos; son destructores de la sociabilidad intensa, fragmentan y separan a las personas y desatan procesos de enajenación sumamente complejos. En síntesis, hay una nueva lógica de producción de sujetos y subjetividades donde circulan aceleradamente todo tipo de bienes materiales e inmateriales, de personas y grupos, de íconos y rostros, transfigurados en consumo, en una constante licuefacción de las relaciones sociales.

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Esta nueva manera de ser de la hegemonía va abarcando el conjunto del universo social, penetrando en las mentalidades y los cuerpos, extendiéndose sin órdenes preestablecidos, haciéndose intrínsecos al cuerpo social, induciendo la auto-regulación de las conductas humanas para reproducir casi automáticamente el sistema de control sobre la población, mediante su aceptación de que el poder sólo reside en lugares privilegiados y dominantes.

1.3. Espacios micropolíticos y nuevas formas de ciudadanía A contramano de estos presupuestos hegemónicos, otras percepciones comienzan a abrirse camino. Una de estas percepciones es redescubrir que los jóvenes participan en la apertura de espacios de libertad, donde se crean posibilidades para nuevas formas de ciudadanía, espacios móviles de encuentro de diversas posiciones subjetivas. Lo relevante aquí son las prácticas micropolíticas que desarrollan los jóvenes, propiciando dar sentido a la expresión juvenil en terrenos como la estética, el lenguaje, la producción material, la generación de nuevas relaciones humanas de convivencia o la producción simbólica. Esto para que esas relaciones cobren intensidades libres, capaces de movilizar y aproximar diferentes formas de vivir las potencias y velocidades propias del ser joven. El poder de ruptura de estas manifestaciones podrá evidenciarse en la capacidad para escapar de imágenes y diagramas endurecidos del pensamiento, provenientes de las formas de subjetivación hegemónicas. La fuerza de estas expresiones juveniles también se manifiesta en el predominio de lo inmanente en sus expresiones, en contravía de la tendencia a asumir una dependencia irrevocable ante fuerzas externas. Esto plantea a los investigadores de la condición de los jóvenes estudios basados en micro-análisis que puedan captar la vida como heterogeneidad y variación, en donde la potencia de acción no está delimitada por territorios de

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poderes supremos, sino por micro-poderes que trazan nuevos trayectos y líneas por donde emerge lo actual, lo novedoso. Esto involucra: la capacidad de evasión que tengan los jóvenes de las relaciones marcadas por las fuerzas constituidas; la construcción de otras lógicas, ajenas a los saberes que se han instaurado; y la reconstitución de la dimensión del sí mismo. Tales fugas son movimientos hacia las márgenes, evadiendo las centralidades mediante rupturas vinculadas a la producción de subjetividades autónomas, que impulsan la construcción de grupos-sujeto, entendido cada uno como confluencia inestable de procesos singulares fundados en torno a la creación y al quebrantamiento de lo establecido. El deseo de felicidad es el objeto de captura que todos los dispositivos de subjetivación hegemónicos transforman en dinero, en compulsión por la adquisición de mercancías, en ilusiones, en ofertas para conducir sus velocidades inéditas a través de los laberintos de las satisfacciones egoístas, del consumo individualizado, desprovisto de sentido, que condensa las soledades y aviva las frustraciones. La estrategia de muchos jóvenes radica en recuperar el deseo para sí apoyados en sus intensidades y sus velocidades reacias a aceptar modulaciones; por otro lado, en arriesgarse a reinventar usos comunales del deseo y de las búsquedas de felicidad. De ahí que las preocupaciones de este estudio estuvieron definidas por el redescubrimiento de la productividad latente o explícita que está presente en los proyectos juveniles o por la urgencia de encontrar los nuevos lugares de una cultura, que se presenta ahora ella misma como productiva. Esta noción de productividad está a contracorriente de la realidad del capitalismo de hoy, que ha restringido el carácter de la producción al mercado (compra y venta de productos) despojando de significado los procesos de producción y haciendo invisibles a sus actores. Esta discusión incluye también a los senderos por donde la vitalidad ciudadana halla las nuevas posiciones de lo público y la posibilidad de

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replantear sus relaciones con el Estado, cada vez con mayor frecuencia, agenciando sus derechos directamente mediante acciones afirmativas que indican nuevas rutas de construcción de las políticas públicas y hacen visible la potencialidad política de los jóvenes. Hay igualmente una búsqueda encaminada a definir opciones creativas para incorporar las ricas experiencias de las propuestas feministas, ecologistas o de proyectos fundados en la política de la diferencia o en la micropolítica del deseo, que apuntan al funcionamiento del deseo en el campo social. La irrupción contemporánea de la subjetividad y su clarificación produce campos muy sugestivos para pensar los sujetos sociales juveniles en tanto sujetos colectivos atravesados por dispositivos de subjetivación, que son sujetos vivos, dinámicos, arte y parte del hacer de lo público ciudadano. Es claro que para entrar en esta deriva no es suficiente profesar una identidad de joven. Se requieren hechos y actos políticos, trascender el ámbito de la cultura para acceder al de la ciudadanía, la cual sería una ciudadanía llena de nuevos sentidos, claro está, que incorpora una tremenda politización de las prácticas de la vida cotidiana, al lado de un extendida estetización de lo político.

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El problema de la Organizacion:

Escenarios para vivir nuevas maneras de ser joven

Fuerza Mestiza. Graffiti ubicado en Bogotá, en la Cra 30 con 57

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2. EL PROBLEMA DE LA ORGANIZACIÓN: ESCENARIOS PARA VIVIR NUEVAS MANERAS DEL SER JOVEN 2.1. Devenir joven en Bogotá …pues era, a no dudarlo, una nueva etapa, tal vez la definitiva de esta vida que ahora me la dicen triste, que me la dicen pálida… Andrés Caicedo

Las fuerzas telúricas por donde discurren las subjetividades del ser joven son tan variadas como múltiples son los deseos que impulsan a la búsqueda del goce, a la ruptura de las rutinas, a la expansión de su libertad, tantas veces acotada por la norma, por el hábito, por los poderes que desde el saber y la dominación se ejercen aplastantes. La opción por el gregarismo o por el individualismo radical va más allá de la fatalidad de esta metáfora de una época que hace Caicedo; no se trata de una etapa en el sentido de la secuencia temporal e inevitable que marcaría la entrada a socializaciones definidas por el acceso a identidades previstas y cuyo desenlace ocurriría como accidente, tarde o temprano realizado. En todo sentido es un acontecimiento, es decir, la posibilidad de devenir otro, de crear a un otro, de crear algo original y diferente. Diría María del Carmen Huertas, la primera voz, la única voz de Que viva la música: “Cada vida depende del rumbo que se escogió en un momento dado, privilegiado”; pero agrega que la tontería de añorar niñeces, no me convencen esas nostalgias reaccionarias: pretender no seguir creciendo, esa es la nostalgia. 12

No, yo crecía, y en compañía: alabada, mimada, imitada.

12 CAICEDO, Op cit.; p. 45 y 48.

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Vislumbrando que el ser joven no es el ayer que añoramos con nostalgia, sino es la vida plena de hoy, en donde crecer es la forma de constituirse joven. En el caso de la obra de Caicedo es el acontecimiento del ser joven; para la heroína, un sujeto en trance de constitución, titubeante, que no se plantea imitar sino ser imitado, que no desea simplemente adaptarse al modelo que ya funciona, sino producir su propio espacio-tiempo en los nuevos afectos. Ese acontecimiento ya latía en su ser, es coproducido por el espacio social (“yo crecía, y en compañía”), y va instaurándose en la medida en que se refunda lo ya modelado, lo habitual, lo tantas veces nombrado. Ese devenir “joven” es de por sí una incertidumbre, plena de perplejidades e indeterminaciones, que sólo por aproximaciones y micro-negociaciones va generando nuevos lugares y nuevos códigos que perfilan los modos nacientes de subjetivación. Sólo una rápida observación en los jóvenes que constituyen los 62 grupos que hicieron parte de esta experiencia, ofrece una muestra de esta fertilidad subjetiva: Stephanie, una joven rapera describe así su proceso: Yo venía, digamos de una depresión; eso tiene un origen muy marginal: eso de ser mujer, hija única, blanca, chiquita y enclenque en un mundo de hombres grandes, negros… es muy complicado. Entonces se encontraron músculo y palabra y contra eso no hay nada. ¡Cuántas veces hemos tenido discusiones tenaces! Se me paran esos gigantones: bla, bla, bla…que le pasa y no sé qué. Yo también, así como puedo hablar muy bonito, puedo ser todo lo parcera que soy, porque la calle también le da a uno esas herramientas. Cuando yo entré ¡es que eso es lo raro, que nos ha podido pasar! ¿Que cómo se va a poner unos pantalones tan grandes? No les cabía en la cabeza, igual nunca lo habían visto; (produce) la misma curiosidad que le despierta a un niño. Los niños me dicen: “¿te puedo tocar?'”…Yo creo que

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El Problema de la Organización: Escenarios para Vivir Nuevas Maneras del Ser Joven

todo el mundo hace eso. A mi me gusta, cuando yo ando con mi pelo todo 13

esponjado, yo soy feliz que me miren y que me pregunten.

Stephanie describe muy bien los significados primeros que la empujaron a tomar la vía del agrupamiento y a emprender la búsqueda de sus señas de identidad. En principio, lo que está en juego es la expresión de su deseo de libertad, de romper los límites y convenciones; no es una pulsión egoísta para satisfacer un pétreo “yo”, sino más bien la puesta en movimiento del torrente líquido de goces cotidianos que la apasionan. Pero, allí hay un reto a los ejercicios de poder en un espacio social micropolítico que atañe a lo cotidiano, que trasciende el paisaje de lo anodino: desde el emplazamiento a la identidad comúnmente aceptada de lo que es ser mujer en un barrio “duro” de Bogotá, (frente a lo cual sólo cabe propiciar el encuentro de “músculo y palabra”) hasta celebrar el desconcierto que produce en el entorno social el acto estético de exhibir otras vestimentas, otros colores, otras escrituras corporales. Digamos que lo de la estética, en mí es (un asunto) más complejo que en la mayoría de los raperos. Primero porque soy mujer. Uno como mujer es mucho más cuidadoso en muchas cosas; es raro que usted vea una mujer “raper” con las uñas feas. Uno se cuida la pintada. En “Rap al Parque”, me fijaba: la mayoría mantienen las uñas bien y decoradas; o sea, ¡soy rapera! Digamos que la estética de los colores me parece importante; uno con los colores aprende a representar muchas cosas y los tamaños de la ropa son muy dicientes…Hay temporadas en que uno ve a la gente con esas cosas, como escurrido, como “caleto”, uno aprende como a identificar esas cosas. “Caleto” es como la marca. Y lo del cabello me parece clave también.

14

Stephanie habla de una estética ligada a comportamientos sociales, que se crean entre sujetos en trance de apartarse de lo instituido y que se configuran

13 Entrevista personal a Stephanie Mora. 23 años. Integrante del grupo: “Curtir para no destruir. Iniciativa pedagógica”. Bogotá: 2008. Entrevistador: Jorge Sánchez. 14 Entrevista personal a Stephanie Mora. Op.cit.

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como líneas de fuerza activas que dinamizan formas de expresión contenidas. En lo que algunos sólo notan huecas y pasajeras señales de rebeldía que no van más allá de la representación escénica de una desobediencia menor, habría que indagar más bien los matices que configuran un poder primario que reconstituye lo social. Los espacios para este caso, estéticos hay que afirmarlos. No basta con la enunciación del nuevo lugar, hay que sostener el proceso de subjetivación que se ha echado a rodar: Defender ese espacio para poderse mover. Soy yo, quiero pararme el pelo para este lado, (entonces) me toca defender ese espacio para podérmelo parar. Es como defender esa libertad que uno tiene, libertad de estar gordo, libertad de no peinarme, libertad de peinarme, o libertad de decir o de chillar, o de estar; libre de mi ser.

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2.1.1. El arte de ser joven Desde estos impulsos de arranque se vislumbra el potencial micropolítico que entrañan los deseos y las pasiones que constituyen la vida en la exploración de espacios propios, en abierta deserción de lo establecido, o sea, de lo que parecería estar definido desde siempre, de lo que ha sido naturalizado por los ordenamientos centrales que encuentran extraño y hostil el fluir desordenado de la diversidad. Todo lo que surge como detonante de creación deviene acontecimiento; este no es un ejercicio reactivo a lo que el poder ha impuesto, en sentido estricto no está contra el Estado ni contra el patriarcado, ni contra el fascismo, ni contra el comunismo, ni contra el poder del profesor, ni del poder médico, ni contra cualquier forma de poder de dominación, centralizado o reticular; más bien ocurre fuera de ellos, irrumpe por el medio de ellos, a pesar de todos los esfuerzos y de todos los dispositivos habilitados para que imperen las creencias, las formas estéticas, los hábitos, los valores y las instituciones establecidas.

15 Ibídem.

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La creación que se gesta afuera y lucha por mantenerse al margen del orden hegemónico como la creación artística, cuando no puede ser domesticada es desvalorizada. Esta puede ser una razón para que el arte sea una de las puertas preferidas por donde incursionan los acontecimientos que incuban el ser joven en nuestro medio. Del total de grupos analizados por esta investigación, trece (13), es decir más del 20%, están dedicados abierta y directamente al arte. Ya se hizo referencia al caso de Stephanie, apasionada por el rap. Jesús David es otro artista, que no solo vive el arte, también es un intelectual que desde su experiencia singular procura explicar su campo, relacionarlo con el entorno, sin la pretensión de llegar a verdades inobjetables. Así narra su perspectiva: Mi fuerte son las plásticas. Entonces hubo una época que me dediqué a las artes plásticas nada más y después empecé a hacer trabajos para teatro y para cine. Después de un tiempo empecé a hacer dirección de arte para teatro, a hacer trabajos para cine y ya ahorita estoy más centrado en el cine. He estado inclinado por las tres áreas. El arte contribuye a la realización, hace unos modelos, unos personajes, que terminan siendo modelos dentro de la sociedad; (los artistas) están representando unos personajes de la sociedad pero también están haciendo unos arquetipos de seres que la sociedad empieza a asimilar (dependiendo) del nivel cultural de la persona. Por ejemplo, Borges decía que hasta los veinte años jugó a ser Hamlet, pero no faltará el que todavía juegue a ser James Bond. El arte empieza a formar un ser que la sociedad dice que es loco pero, desde Nietzsche, quedó muy claro que la razón no está cimentada sobre una realidad absoluta. Ese ser lógico (de la modernidad) viene formado de un ser fantasioso y onírico. Entonces, nosotros somos mitad sueño y mitad realidad. La imaginación y el arte de la fantasía empiezan a formar un ser que es tomado como lógico, que es el que debe servir para el mercado. O

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sea, es un ser que preparan para el mercado, es un ser, que sueña, que viene con unas ideas ahí fantasiosas supremamente grandes”.

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En efecto, el arte es un campo social donde se originan poderosas formas de subjetivación, inmediatamente asociadas con acontecimientos que recrean el agitado y molecular universo del ser joven. La flexibilidad y plasticidad de la experiencia artística dificultan la codificación por los estereotipos dominantes. El que recurrentemente se le asocie con la locura da cuenta de las intensidades que componen este ámbito de la acción humana, resistente a los procesos de armonización y modulación que se emiten desde los centros de poder. Otra característica del arte, como nodo de acontecimientos creativos, es su capacidad para gestar sujetos-artistas, productores de símbolos, comunicadores de lenguajes, activadores de sensibilidades, que se conectan fácilmente con las profundidades del espíritu humano, en frecuencias de difícil acceso para las modulaciones y las racionalidades del saber-poder dominante, y, por tanto, con una potencia crítica indiscutible. A eso se refiere también Jesús David: El arte es una situación que genera una crítica y hace visible una cantidad de contradicciones que nos suceden diariamente en la sociedad, en nuestra cotidianidad. Entonces al hacer visibles esas relaciones de contradicción que hay, aumenta la actitud crítica de las personas. Aparte es un espacio de reposo de tanta lógica y de tanta razón. Es un espacio que el humano ha defendido a capa y espada; primordial para poder estar en sociedad, (por eso) el ser humano ha dicho: este espacio me lo respetan porque aquí podemos hacer otras cosas que quizás no podamos ser o que queremos ser. Se vuelve como una trinchera de tantas cosas, es como un refugio, pero no es un refugio que genera paternalismo, sino es un refugio (donde se está) generando una crítica, una conciencia de qué es lo que nos pasa, de qué es lo que somos. 16 Entrevista personal a Jesús David Torres. 28 años. Integrante del grupo: “Marañón. Iniciativa artística”. Bogotá: 2008. Entrevistador: Jorge Sánchez

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Surge la vaga idea de que los artistas son los locos, pero por lo menos me parece que han realizado ese camino de preguntarse cosas que no se pregunta mucha gente, con respecto a sí mismos y su lugar en la sociedad. De todas formas, dentro de las clases menos favorecidas es algo complicado porque no es considerado como una opción de vida. De un género ya estamos haciendo una máscara, ya estamos quitando un velo ante una máscara, le estamos poniendo un rostro al ser. Mi función social, lo que hago como estudiante, es mas camaleón: una máscara diferente por situación, de pronto el rostro humano es un 17

rostro de imitación, no tenemos un rostro fijo”

La entrada por la vía del acontecimiento artístico al devenir joven provoca sentidos de posibilidad para la migración de los jóvenes desde los territorios codificados y colonizados por modos de ser vacíos de sentido, hacia la constitución de lugares que agencian la diferencia y que dan pie a la aparición de enunciaciones colectivas con poder para movilizar otras velocidades, otras formas de afectación, otras formas de vivir intensamente la vida. Preguntado Jesús David por ¿Cuál es el reto de la juventud de hoy?, Respondió: “No dejarse matar en el sentido simbólico. Pero en lo simbólico no dejarse matar (es evitar) ponerse una camisa de fuerza que lo apriete 18

hasta que ya lo asfixie”.

2.1.2. La solidaridad y el bien común en el devenir joven Martha es una joven que se vinculó al escenario juvenil de Bogotá a partir del influjo de unas pasiones a las que Spinoza llama “pasiones activas”: la solidaridad y la búsqueda del bien común, inquiriendo por el sentido para su propia vida:

17 Entrevista personal a Jesús David Torres. Op.cit. 18 Ibídem.

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Yo doy todo de mí para estos procesos comunitarios sin esperar nada porque son los que dan vida. (Ellos) le dan ánimo a uno de trabajar por otras personas y hacer algo que realmente tenga sentido; hacerlo y que de verdad tenga un buen resultado. O sea, me encanta hacerlo. Entonces pues es en dónde uno genere otra visión del mundo y mejore la 19

calidad de personas.

Este acontecimiento cambia drásticamente la vida de Martha, deviniendo joven activa políticamente, activista comunitaria, forjando un campo político de subjetividad que altera su condición de sujeción, entrando en las nuevas velocidades e intensidades de lo que está en plena transmutación. Para mi, (ser) joven es como romper una barrera, es un proceso (en donde se pasa de lo) intra familiar, (para) salir al mundo; en donde uno busca conocer al mundo; sale a buscar otras formas de vivir, a conocer gente, a transformar. Ser joven es luchar. No puedo generalizar. Yo los puedo ver (a los jóvenes) desde diferentes puntos. Uno, es el joven que aprovecha su vida, en donde sabe qué es ser joven y busca otras formas de vivir y no quedarse en esa rutina de estudiar, trabajar y mantenerse y quedarse en su mundo de consumo. Ese es un joven que lucha por ser mejor persona, por salir de ese mundo donde uno se siente maltratado. Entonces es conocer el mundo, hacer cosas por los demás, explotar eso que uno tiene como joven, explotar esa creatividad, toda esa potencia que uno tiene y se aprovecha. El otro es (el joven) que se deja llevar por el consumismo, por el mercado o por la moda donde sólo funciona la televisión o los video juegos, donde los modos de vivir son los que los medios les enseñan, pero de ahí no pasan; o sea, no salen de ahí y eso es lo que nosotros

19 Entrevista personal a Martha Romero. 21 años. Integrante del grupo: “Aleph. Iniciativa comunicaciones”. Bogotá. 2008. Entrevistador: Jorge Sánchez

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queremos cambiar. Ese joven generalmente se deja llevar por su música, cosa que no estoy de acuerdo, y esa moda lleva a un consumo. Yo creo que en Ciudad Bolívar hay toda clase de jóvenes, no puedo generalizar, la verdad. Es que ser joven es conocer la vida por uno mismo, salir, transformar estas cosas, lo que uno cree, porque no es todo lo que le dicen. Yo creo que esa es la característica, cada quien lleva su mundo diferente.

20

¿Qué hace que un joven se adentre en las lógicas mutantes de las subjetivaciones germinales, mientras que otros se mantienen sumidos, como dice Martha, “en esa rutina de estudiar, trabajar y quedarse en su mundo de consumo”? Devenir joven no es un acto milagroso, ni un misterio inextricable, de ello, seguramente ya había elementos dados en el espacio social de referencia, embriones que se habían manifestado en situaciones anteriores. Pero esos brotes seminales tienen similares probabilidades de anidar en cualquier espíritu joven. Lo que es singular es la manera como ellos se combinan entre sí y se interconectan con las líneas de fuerza del campo social al cual se accede para configurar un suceso diferenciado por las mutaciones de las cuales está compuesto. Esa combinación es la que no es previsible para un sujeto dado, pues se liga por lo menos con tres elementos: a) las formas y los lugares de enunciación, en donde se absuelven las preguntas “¿Cuáles son los nuevos tipos de lucha?” y “¿Cómo, al darse las luchas, están vinculados el aquí y el 21

ahora?” b) la constitución de unas nuevas relaciones con el poder, en las cuales el centro pasa a ser la lucha por poder vivir o “buscar otras formas de vivir”, como dice Martha y c) los actos de subjetivación propiamente dichos,

20 Entrevista personal a Martha Romero. Op.cit. 21 GARAVITO, Edgar. ¿En que se reconoce una micropolítica? En Revista Nova et Vetera, No. 41. ESAP, Instituto de Derechos humanos Guillermo Cano, 2000; p. 58.

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que responden al interrogante “¿Qué debo hacer ante esta situación y qué 22

me es dado esperar?”

2.1.3. El nomadismo: acontecimiento que funda el ser joven Sobre las enunciaciones en la vida de la ciudad, muchos jóvenes han comprendido que los modos de decir y pensar, las formas del habla, la especificidad de los discursos con los que se nombran los procesos, con los cuales se activa la crítica de lo establecido o se condensa lo imaginado son herramientas de anclaje a territorios particulares o salida de aquellos en que se vive la sujeción. Por los discursos circulan nuevos vectores del ser joven que pueden caracterizar nuevos lugares para la vida, cuya densidad dependerá en buena medida de la comunidad de hábitos, lógicas y códigos sustantivos que surjan como producto de la combinación de los elementos provenientes de las situaciones del entorno del joven, con las que emergen del campo social que está en formación. Ese nuevo espacio social, lleno de vitalidad, y su relación con los lenguajes, incluido el lenguaje corporal y estético, es lo que describe Alberto, otro activista e intelectual de los grupos juveniles participantes de este estudio: Ser joven es un momento histórico en la vida de uno, es una condición biológica concreta pero también es una condición mental, o sea, no depende sólo de los años, porque tu puedes tener 50, 60 años y parecer más joven que un joven de 20. Pero si atendemos un poco a esa condición mental, a esa condición espiritual, a esa plenitud, a ese querer vivir y hacer cosas. Creo que ese es el valor más importante que hay que recordarle a la juventud, el hecho de que es joven, el hecho de que está lleno de vida, el hecho de que es el momento de que puede proponerse muchas cosas, que puede organizarse, que puede proponer cambios al

22 Ibíd.; p. 59.

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mundo y hacer aportes a la sociedad, al hogar donde vive, a la comunidad donde vive. Restituir ese gran valor: no sólo la vitalidad como un privilegio de placeres sino como una condición de gracia pero para hacer cosas históricamente importantes, socialmente y políticamente importantes. (…) El hecho de estar entre jóvenes potencializa todos esos valores, (otorga la posibilidad) de ver las cosas diferente. (…) Es una condición como de grupo, como de tribu generacional. Significa tener una conciencia del papel social del joven. No sabe mucho pero tampoco es un niño, tiene que aprender y enseñar al mismo tiempo. La mayoría de la gente de la organización tiene barba, tiene cabello largo, anda con mochila. Buscan otro tipo de consumo desde su misma vestimenta. Muchos son vegetarianos, otros son muy espirituales. Hay muchos artistas, entonces son muy propositivos desde su estética, de la forma como hablan. Hay una confluencia de alternativas, de diversidad, no es una cosa uniformada. Es una población de jóvenes muy receptiva al viaje, a conocer su país, dejar un poco la versión del país de zonas rojas, violento, quieren ir a los parques naturales, quieren conocer los ríos, las comunidades campesinas, se mueven muchísimo por el territorio, no establecen unos lazos muy prolongados, a nivel de establecerse en un 23

lugar, es a ese tipo de comunidad a la que estamos llegando.

Para Alberto, ser joven se funda en un acontecimiento que incluye varios elementos, a saber: “esa condición mental, esa condición espiritual, esa plenitud, ese querer vivir y hacer cosas”: esto es, la potencia de vida en la que se fragua el acontecimiento; también el espacio social, dado por la condición de grupo: “como de tribu generacional”; de otro lado, la condición liminal en el ámbito del saber especialmente: “no sabe mucho pero tampoco es un niño, tiene que aprender y enseñar al mismo tiempo”; finalmente, los rasgos 23 Entrevista personal a Alberto Niño. 28 años. Integrante del grupo: “Revista Verde. Iniciativa comunicaciones”. Bogotá. 2008. Entrevistador: Jorge Sánchez

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distintivos dados por el lenguaje estético y por ser “una población de jóvenes muy receptiva al viaje”. Este último elemento, que pertenece al nomadismo, muy entrañable para las subjetividades juveniles, alude a su proclividad por el vagabundeo, por el exilio, por romper el sedentarismo que ha derivado en confinamiento territorial, e incluso domiciliario, agudizado como tendencia impuesta por el miedo y por las políticas de seguridad sobre la población. Las nuevas condiciones del nomadismo son un ángulo de investigación relevante para entender las luchas sordas que hoy están planteadas al mundo juvenil en un país como Colombia, donde los éxodos forzados de grandes magnitudes y los diagramas de la guerra hacen muy visible que la transitoriedad en el territorio es apenas una muestra de la provisionalidad de todo. De ahí que el ciudadano actual haya devenido un viajante en busca de otros lugares, y que deba estar inventando dinámicas de reintegración, tal como define Maffesoli: La vida errante se encuentra entre esas nociones que, además de su aspecto fundador de todo conjunto social, traducen convenientemente la pluralidad de la persona y la duplicidad de la existencia. Expresa también la revuelta, violenta o discreta, contra el orden establecido, y da una buena clave para comprender el estado de rebelión latente en las jóvenes generaciones, cuya amplitud apenas comienza a entreverse, y de la cual no 24

se han terminado de evaluar sus efectos.

Ahora bien, la condición nómada del joven limita la función gregaria del lenguaje, la inscribe territorial o temporalmente, pues cualquiera que sea la naturaleza del exilio, disminuye el uso de lenguajes específicos de los grupos, tanto más si ese exilio se hace irreversible y prácticamente perenne. Alberto, el joven intelectual cuya voz ha sido traída en este trabajo, se entusiasma al registrar los avances de su grupo en esta dirección:

24 MAFFESOLI, Michel. El nomadismo. Vagabundeos iniciáticos. México: Fondo de Cultura Económica, 2004; p. 15.

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El círculo (organización de la Revista Verde) maneja todo un lenguaje. La organización piensa que desde el lenguaje uno puede estar incluido o excluido. Un ejemplo muy sencillo: En la revista no se le dice al trabajo “trabajo” si no se dice “trasubir”, porque se piensa que el hecho de ir a trabajar suena como a ir a menos, a bajar. Entonces se piensa que la gente se desarrolle, aprenda, crezca. (…) Todos los miembros de la organización son chasquis, palabra del Quechua que tiene que ver con el “hermano”, “compañero”; todos se tratan al nivel de chasqui; como a nivel de una diáspora: como los judíos, como los afro, que por el hecho de ser afro o judíos generan una solidaridad (…) La relación no se da con la imposición, cada chasqui puede proponer cosas o caminos para recorrer. Resulta muy atractivo para el joven, porque el joven está lleno de iniciativas. El chasqui en la revista tiene la posibilidad de desarrollar algún talento: fotógrafo, músico, etc. El chasqui va entrando en distintas dinámicas que lo van nutriendo (…) Va sembrando como semillas y va aportando a nivel social, puede mejorar muchísimo las ideas que un joven tenga, que hay jóvenes problemáticos, va enseñando a los jóvenes 25

otros valores, va cambiándolo la experiencia.

Aquí Alberto no percibe que ante la fragilidad de los hábitos sólidos, y prolongados en el tiempo, de las comunidades que van irrumpiendo como fruto de las nuevas subjetivaciones, el joven debe acudir a la generalización de lenguajes abstractos. Vemos una paradoja, pues la capacidad de producir y compartir novedades lingüísticas y cognitivas es uno de los vectores que permite a los jóvenes fugarse de los territorios solidificados; pero, al mismo tiempo, su nomadismo les impide establecer un nuevo lenguaje específico, que articule la nueva comunidad. El devenir joven es por naturaleza móvil y migrante. Las comunidades juveniles son transitorias, no sustanciales. A la

25 Entrevista personal a Alberto Niño. Op.cit.

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vez que introduce nuevos lenguajes, el joven se incorpora al lenguaje común, que hace parte del intelecto general y pronto aprende que las innovaciones lingüísticas le ayudan a resistir, a crear identidades fluidas, como líneas de subjetivación en resistencia. Pero, también comprende que esas innovaciones irán al torrente de la creatividad general. Sus lenguajes devienen directamente productivos, por eso, en el nuevo entorno de la producción pos-fordista, la cooperación del universo de las fuerzas productivas sociales permite introyectar formas nuevas del discurso y de la comunicación verbal.

2.2. Las prácticas de agrupamiento de los jóvenes Si bien es verdad que nos encontramos ante una innegable “preocupación personal”, esta no ocurre en el sentido que generalmente se le da a ese término, únicamente narcisista(…)Las diferentes formas de solidaridad, la multiplicación de las expresiones de la compasión, el desarrollo de la caridad, todo esto es incompatible con un supuesto individualismo (…). Diametralmente opuesta es la innegable generosidad 26

que caracteriza el ambiente posmoderno.

Ya se han traído en este estudio ejemplos de cómo los jóvenes se insertan en circuitos de subjetivación que los colocan en la senda del ser joven en la ciudad. Juega en ello mucho de la “preocupación personal” de la que habla Maffesoli, pero igualmente, todo lo que hay de apertura al otro, de búsqueda de la expansión del sí mismo. Esto puede entenderse más claramente apelando a la idea del “cuidado de sí” planteado por los griegos, que no es otra cosa que la acción de plegarse, la decisión ética de hacer un doblez afirmando la vida, para construir una relación “consigo mismo” (una subjetividad), que deriva de la relación con el mundo, con los otros. La interioridad del joven aparece así como una co-extensión de lo común. Tal

26 MAFFESOLI, Michel. Op.cit.; p. 162.

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pliegue subjetivo implica la puesta en acción de la propia fuerza del joven, de su propio poder, (que es la posibilidad de afectarse a sí mismo), si bien inseparable del poder de relacionarse con otras fuerzas, afectarlas, pero también ser afectado por las que vienen de afuera.

27

Esta perspectiva cuestiona las fuerzas establecidas y más bien apela a la producción de nuevos modos de subjetivación. El poder del joven puede permanecer confinado, sujeto a la reproducción e imitación de modos de existencia empobrecidos y vacíos, o puede desplegarse en prácticas de libertad en donde aflora la generosidad; también podría dirigirse a la introspección individualista extrema, residual a la dominación sobre el sujeto y dar curso al desafuero de las pasiones que lo aproximan a la muerte, a la autodestrucción. En el caso analizado, el ingreso de un joven a una agrupación puede materializar vínculos de diferentes pasiones que lo atan a su familia, a la escuela o a su entorno más próximo. Esta es una de las sendas para devenir joven en la ciudad. Por esta decisión fluyen las fuerzas que provienen de la empatía por la música, el gusto por hacerse una facha propia, la resonancia de algún discurso a veces lejano e incomprensible, sobre las posibilidades de que algo cambie en “esta vida que ahora me la dicen triste, que me la dicen pálida”, según Andrés Caicedo. El acontecimiento del devenir comunitario, por ejemplo, incluye actividades inflamadas de novedad, por algún tiempo muy poco conocidas o practicadas. Al respecto, Diego relata su experiencia con la Capoeira, fusión de danza, juego, artes marciales y expresión cultural proveniente de Brasil: Utilizamos la práctica de la Capoeira como una estrategia de intervención, pues somos un grupo de jóvenes que estudiamos, que nos estamos formando y constantemente estamos articulando cosas. La 27 Para una comprensión de este planteamiento sobre la subjetivación, véase: Gilles Deleuze. “Foucault”. Editorial Paidós. Barcelona. 1987. “Los pliegues o el adentro del pensamiento”. Páginas: 125-158.

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línea de trabajo de nuestra organización en Bogotá es cultural y social. Aquí nosotros funcionamos más como organización; en las otras ciudades más como grupo de Capoeira. Trabajamos el nivel de incidencia de las personas que están en el grupo en la comunidad, frente a diferentes problemáticas: uso del tiempo libre, el consumo de 28

sustancias y su abuso.

Los grupos juveniles no son comunidades arraigadas, homogéneas o estables. Son más bien “territorios flotantes”, islas de hielo que se configuran al ritmo de procesos muy dinámicos de subjetivación, y se reconfiguran por la irradiación de vectores polisémicos e inestables que funcionan sólo tangencialmente según lógicas de identidad. El pacto que da lugar a los grupos de jóvenes es muchas veces azaroso, intuitivo; más ligado a la dimensión de las emociones y las sensibilidades que al raciocinio; a las identidades múltiples y difusas que a la armonía de funciones y roles. Los grupos cuya experiencia se analiza en esta investigación responden a ese doble plano de la organización juvenil: constituyen vehículos para desanclarse de la monotonía y la uniformidad que ofrecen las instituciones de socialización; pero, que al mismo tiempo proporcionan al joven cierta estabilidad, cierta permanencia, cierto sentido de continuidad en la vida. Son un medio para el reasentamiento social para dar curso al movimiento, para rebelarse contra la rigidez de lo que se percibe como demasiado fijo y dejarse llevar por la fluidez de los afectos y los encuentros imprevistos. He aquí su ambigüedad estructural: los jóvenes son producto de la fuga pero aspiran a una refundación del espacio social. Varios de ellos buscan esta refundación en lógica de colonización, luego de la pérdida del territorio que implica la huída, se aproximan por desvíos, como quien explora un territorio extranjero, recorriendo y asimilando el espacio del posible asentamiento, el cual sólo podrán asumir cuando se produzca una vuelta al territorio, que aún 28 Entrevista personal a Diego Fernando Amézquita. 25 años. Integrante del grupo: “Aracha”. Iniciativa deportiva. Bogotá: 2008. Entrevistador: Jorge Sánchez Tirado

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siendo vaga y efímera llene de sentido y significaciones el lugar en el que se ha refugiado, dando paso a nuevas construcciones simbólicas, puesto que aún deben enfrentar el congelamiento institucional y la sólida jerarquía del espacio colonizado. A veces esas nuevas localizaciones son apenas un destello de fuga que prepara un nuevo exilio. Marisol ha dedicado muchos días de su vida a trabajar sobre la objeción de conciencia al servicio militar. Esta es una experiencia de profundo sentido político, en donde podría esperarse que la opción de declararse objetores y ser considerados por el Estado desertores o remisos, exigiría altas dosis de militancia a los jóvenes que deciden no hacer parte de las maquinarias de guerra. Muchos objetores cuestionan la guerra y hacen de esta opción un nicho para reafirmar su propio territorio existencial. Otros, por el contrario, encuentran allí un oasis donde relaciones de solidaridad con otros les permiten escapar del militarismo, como solución puntual, que no implica ningún otro compromiso. Marisol describe a su manera esta situación: Algunos objetores de conciencia le van a decir que esa es su forma de vida, pero hay otros que sólo la utilizan (la objeción) como un instrumento para salirse del problema (…) y entonces mucha gente empieza a librarse de prestar el servicio militar, por temas como el de las irregularidades (que se cometen en el reclutamiento), más que todo. Nosotros (los objetores) pensamos en generar una dinámica de vida (…)Esto está muy conectado con todo el tema de la libertad (…) Bueno, voy a ponerle un poquito de filosofía: una libertad que se lee desde ese sujeto universal. Yo creo que el objetor hace una lectura de la libertad, no desde las normas, las reglas que hemos construido como nación (justamente la norma dice que debe prestar el servicio militar. Pero yo, desde lo más subjetivo y como mera persona, creo que no debo ir. Si, el tema es fuerte con la libertad y la autonomía que permite esa figura de la objeción de conciencia y (se trata) de libertades muy individuales, desde donde se me permite ser crítico con los consensos (como este del servicio

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militar) que hemos construido como ciudad, como país, como 29

comunidad mundial.

Este no es un proceso evolutivo, ni se da paso a paso en secuencias lineales, sino que es un acontecimiento fractal, multidimensional del cual pueden surgir agrupamientos juveniles que se propongan asegurar un 30

espacio practicable sin tomar posición.

Es decir, construir grupos a la manera de espacios libres (“practicables”) en donde sea posible cuestionar las verdades, permitir la circulación de las diferencias y pensar de manera diferente, donde no haya lugar para una sola mirada, sino que se creen condiciones para liberar el deseo y la búsqueda de la felicidad (no se toma “posición” del espacio). Así, los grupos estudiados se unen en las búsquedas de reconocimiento, representación y autonomía a través de acciones que tienen en común su carácter de ruptura, plantean de manera muy diversa los elementos de constitución de esos espacios, para ganar la posibilidad de emprender prácticas vitales que arriesgan visiones de una ciudad y una sociedad nuevas. Son agrupaciones que trascienden las prácticas individualistas, que no abandonan el ámbito de las preguntas por intensas significaciones culturales, se burlan de los límites y se convierten en agencias de subjetividades transicionales. Las prácticas que desarrollan estos grupos, aunque siguen siendo minoritarias y marginales dentro del ámbito global de las organizaciones de jóvenes, aportan cada vez mayores elementos al magma de manifestaciones de vida y de construcción de lugares en donde habita el ser joven de Bogotá.

29 Entrevista a Marisol Sánchez. 28 años. Integrante del grupo: “El rehuso”. Iniciativa microempresarial social. 2008. Entrevistador Jorge Sánchez 30 MAFFESOLI, Michel. Op.cit. p. 87.

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2.2.1. Panorama de las organizaciones juveniles en Bogotá No abundan los estudios sobre el paisaje organizativo de los jóvenes en Bogotá. Las investigaciones existentes sólo sirven como un distante punto de referencia si se tiene en cuenta que por lo general, son producto de muestreos estadísticos que sólo reparan en las organizaciones reconocidas, con algún tipo de adscripción institucional, mientras que el grueso de la actividad juvenil discurre por formas no institucionalizadas de agrupamiento. El estudio pionero “Imaginarios, presencias y conflictos entre los jóvenes de Bogotá” se refería al crecimiento de la tendencia a la organización de los jóvenes y traía los datos de una investigación realizada en Bogotá en el año 1994, de la siguiente manera: En medio de las turbulencias, existe un número significativo de jóvenes organizados que se constituyen en una reserva importante de la sociedad y completan este trazo somero del universo juvenil. En una investigación adelantada en junio de 1994 se reseñaron en Bogotá 1.382 organizaciones juveniles, las cuales reunían a 28.108 integrantes. De las organizaciones señaladas, el 14 por ciento se dedicaban a actividades culturales, el 13.7 por ciento a actividades deportivas, el 9.5 por ciento a la recreación, el 8.2 por ciento a actividades religiosas y el 6 por ciento a actividades estudiantiles.

31

Una encuesta, realizada por el Centro Nacional de Consultoría para el mismo estudio, trae una percepción de tendencias de agrupamiento un poco distinta: Al preguntarles a los jóvenes si participaban de alguna organización, la mayoría, el 33 por ciento, dijo pertenecer a organizaciones estudiantiles, a deportivas el 27 por ciento, a religiosas el 24 por ciento, y a comunitarias 24 por ciento. Seguían, con menor porcentaje, las organizaciones de tipo social, artístico y ambiental.

32

31 CONSEJERÍA PRESIDENCIAL DE JUVENTUD, MUJER Y FAMILIA, Consejería Social Del Distrito Capital Y Somos Populos Mercadeo. Citado por SALAZAR Alonso. 1994; p. 26. 32 SALAZAR, Alonso. Op cit.; p. 27.

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CUADRO No. 1 ORGANIZACIONES JUVENILES POR TIPO DE ACTIVIDAD BOGOTÁ. 1994 Tipo de Organización

Pertenece

ORGANIZACIÓN ECOLÓGICA

11%

CLUB SOCIAL

13%

ORGANIZACIÓN DEPORTIVA

27%

ORGANIZACIÓN ESTUDIANTIL

33%

ORGANIZACIÓN RELIGIOSA

24%

ORGANIZACIÓN POLÍTICA

3%

ORGANIZACIÓN ARTÍSTICA

15%

ORGANIZACIÓN COMUNITARIA

19%

FUENTE: Encuesta del Centro Nacional de Consultoría para el estudio “Imaginarios, presencias y conflictos de los jóvenes de Bogotá”. 1998.

Estos datos servían de base para sostener la hipótesis de que: La debilidad de los movimientos juveniles, sociales, estéticos o contraculturales, es un rasgo común que debe preocupar. Añadía que: Lo poco que hay agrupado en torno a la música, no logra salir de sus circuitos locales y muestra una cierta incapacidad para construir redes de mayor amplitud. Si bien se construyen nuevas sensibilidades y nuevos imaginarios, la violencia ejercida contra y por la juventud nos 33

muestra que todo ello es todavía muy marginal.

El diagnóstico de ese estudio, del cual hizo parte quien escribe este texto, sólo podía intuir la fuerza subterránea y el impacto micro-político de los procesos de subjetivación juvenil en curso. La medida de la “debilidad de los movimientos juveniles, sociales, estéticos o contraculturales” seguía siendo 33 SALAZAR, Alonso; USECHE Oscar y LÓPEZ Néstor. Imaginarios, presencias y conflictos entre los jóvenes de Bogotá. Bogotá: Alcaldía Mayor de Bogotá, 1998; p. 26 y 27.

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El Problema de la Organización: Escenarios para Vivir Nuevas Maneras del Ser Joven

evaluada principalmente con referencia a la agregación de instancias institucionalizadas, estructuradas o reconocidas y a su impacto en el mundo de la representación social y política. Sin embargo, lo relevante del esfuerzo de entonces fue señalar que la escala del grupo no era más que una mediación y que lo novedoso eran los sustantivos cambios culturales que estaban en curso en la capital; allí era donde se situaba el meridiano de las vivencias emocionales y estéticas, así como de las poderosas experimentaciones con las que se resignificaba el cuerpo. Así surgían nuevas maneras de producir conocimiento social, planteando problemas como el de la percepción de los territorios y las comunidades, reconociendo que las memorias y de las certezas históricas se desdibujan, y profundizando sobre las formas en que los muchachos se vinculan a los procesos sociales vivos. Es desde ahí que puede entenderse la complejidad de las redes, los agrupamientos y los encuentros que gestan los jóvenes, cuyos escenarios formalizados como organizaciones son tan sólo la punta del iceberg de algo que pudiera denominarse “movimiento juvenil”. Siete años más tarde, los resultados de la Encuesta Social de Fedesarrollo insistían en la baja participación de los jóvenes bogotanos en organizaciones sociales o políticas. Eso fue lo que consignó un estudio contratado por el Departamento Administrativo de Acción Comunal del Distrito a la firma “Econometría S.A” y que tenía por objeto definir una Línea de Base sobre la situación socioeconómica de los jóvenes en Bogotá. A la pregunta hecha a jóvenes de 14 a 26 años sobre si participa o no en alguna organización voluntaria o de acción comunal, sólo un 10% respondió afirmativamente. Este porcentaje, concluye la investigación, es ligeramente superior entre los hombres que en las mujeres, 10.6% contra 9.4%.

34

34 ECONOMETRÍA S.A. Línea de base sobre la situación socioeconómica actual de la juventud del Distrito, Departamento Administrativo de Acción Comunal del Distrito. Bogotá: 2002.

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

CUADRO 2. PARTICIPACIÓN EN ORGANIZACIONES VOLUNTARIAS O DE ACCIÓN COMUNAL, 2001 No Participa

Participa

Total general

Masculino

89.4%

10.6%

100.0%

Femenino

90.6%

9.4%

100.0%

Total jóvenes

90.0%

10.0%

100.0%

Fuente: Cálculos Econometría S.A. con base en Encuesta Social Etapa IV de Fedesarrollo. Bogotá. 2001

En este aspecto, la situación de los jóvenes es también un reflejo de lo que ocurre en el nivel de toda la sociedad bogotana. El mismo estudio da cuenta de que: “el nivel de participación de las personas mayores de 26 años llega a 12%, no muy superior al de los jóvenes. La participación de los jóvenes es inclusive mayor a la del grupo de personas entre los 26 y 45 años, que sólo llega a 9.5%”

35

CUADRO 3. TIPO DE ORGANIZACIONES VOLUNTARIAS O DE ACCIÓN EN LAS QUE PARTICIPAN LOS JÓVENES, 2001 Masculino

Femenino

Total SI

Religioso

4.6%

6.5%

5.6%

Deportivo, social y/o cultural

6.4%

2.9%

4.6%

Cívica o asociación de barrio

0.7%

1.6%

1.2%

Partido Político

0.0%

0.0%

0.0%

Salud o ambiental

0.0%

0.3%

0.2%

Caridad

0.0%

0.0%

0.0%

Otra

0.0%

0.6%

0.3%

Fuente: Cálculos Econometría S.A. con base en Encuesta Social Etapa IV de Fedesarrollo.

35 ECONOMETRÍA S.A. Línea de base... Op. cit.

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El Problema de la Organización: Escenarios para Vivir Nuevas Maneras del Ser Joven

De otra parte, se aprecian diferencias en los dos estudios mencionados en lo referido al tipo de organización que tiene la mayor acogida entre los jóvenes entrevistados. Para la encuesta del estudio de Salazar, A. et. al, las organizaciones estudiantiles ocupan la tercera parte de la opción de los jóvenes organizados, seguidas de cerca por las organizaciones de tipo deportivo y las de naturaleza religiosa. Por su lado, en la encuesta de Econometría (que no preguntó por la adscripción a organizaciones estudiantiles) más de la mitad de los jóvenes que respondieron afirmativamente por su pertenencia a alguna organización, dice hacer parte de una organización religiosa. Las organizaciones de tipo Deportivo, Social y/o Cultural le siguen en importancia, con una amplia participación de los jóvenes. Existe coincidencia plena de los dos ejercicios de investigación en que la organización política (entendida a la manera partidista) es prácticamente inexistente dentro de las opciones organizativas de los jóvenes que respondieron al estudio. (3% para la encuesta de Salazar, et. al.; 0% para la realizada por Econometría). La línea de base aportada por Econometría trae otra interesante información, sobre datos del Departamento Administrativo de Acción Comunal, (hoy Instituto para la Participación y la Acción Comunal, IDPAC). Como es sabido, las Juntas de Acción Comunal son las organizaciones barriales de mayor tradición y acogida en el país, y el número de comités de juventud a su interior son un indicativo de la importancia que la organización social institucional le da al tema de los jóvenes. Según ellos: En Bogotá existen aproximadamente 1681 Comités Culturales, Deportivos y Juveniles dentro de las Juntas de Acción Comunal. De estos Comités, 113 son de carácter juvenil, es decir el 7%. Las localidades que tienen el mayor número de comités juveniles son Ciudad Bolívar, 36

Kennedy, Engativá, Suba y Rafael Uribe.

36 ECONOMETRÍA S.A. Línea de base... Op. Cit.

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

CUADRO 4. RESUMEN DE COMITES CULTURALES, DEPORTIVOS Y JUVENILES, ENERO 2002 LOCALIDAD

CULTURA

DEPORTES

JUVENTUD

USAQUEN

14

51

4

CHAPINERO

5

15

1

SANTAFE

10

16

1

SAN CRISTOBAL

39

83

9

USME

28

119

7

TUNJUELITO

7

17

4

BOSA

26

125

8

KENNEDY

45

154

14

FONTIBON

21

55

6

ENGATIVA

24

91

14

SUBA

36

115

11

BARRIOS UNIODOS

13

19

3

TEUSAQUILLO

11

8

0

MARTIRES

5

10

0

ANTONIO NARIÑO

11

15

1

PUENTE ARANDA

24

42

3

CANDELARIA

2

3

0

RAFAEL URIBE

29

73

10

CIUDAD BOLIVAR

32

151

17

SUMAPAZ

11

13

0

TOTAL

393

1175

113

Fuente: Departamento Administrativo de Acción Comunal del Distrito. Bogotá. 2002

2.2.1.1. Los “territorios flotantes”. Otras ópticas para entender las redes y espacios de participación de los jóvenes Como se ha señalado, es muy difícil valorar el peso específico de los procesos de agrupamiento y organización de los jóvenes a través de los

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El Problema de la Organización: Escenarios para Vivir Nuevas Maneras del Ser Joven

parámetros formalizados con los que la estadística oficial trata de seguir los fenómenos sociales de una ciudad como Bogotá. Estas grandes clasificaciones no permiten registrar ciertas diferencias y singularidades, por eso es necesario añadir aproximaciones cualitativas, que no soportan la universalización de dinámicas, que están fundadas justamente en la particularidad y el cambio. En la ciudad contemporánea hay nuevos tipos de redes, de controles territoriales, que imponen modos peculiares de apropiación del espacio público y de participación en el entramado social y político por parte de los jóvenes. Hay en la urbe contemporánea otro significado de la organización, de los espacios comunes, del encuentro con los pares, de la construcción de lo público y de lo colectivo. El partido político, la organización gremial o reivindicativa, las estructuras para participar de las formas de la representación política, no cuentan con la estima de estos jóvenes, pasajeros de la calle, habitantes de la esquina, intensos practicantes de la rumba y frecuentadores del centro comercial. En busca de una explicación para estos “territorios flotantes” Maffesoli dice que: “Cuando el suelo ya no es sólido, también los espíritus yerran y 37

deambulan”

Tal vez por eso sea desmesurado pretender asignar tantos atributos de transformación a estas poblaciones en permanente huida, (configuradas por individuos en plena formación, generalmente frágiles y titubeantes) o endosarles la dura tarea de recomponer sociedades cuyo desbarajuste han heredado. No hay algo así como una juventud cohesionada por unas cualidades dadas. Pero, en medio de este indeterminado universo y al fragor de las turbulencias de las ciudades posmodernas en que han debido vivir, es evidente en muchos jóvenes su proclividad al aprendizaje continuo, su frescura para disponerse siempre a iniciar un camino, su vocación de exilio y

37 MAFFESOLI. Op cit. ; p. 98

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

de movimiento con velocidad, características que se conjugan con su enorme capacidad de adaptación, de configuración de territorios, por muy evanescentes que ellos sean. Hay en ellos una singular aptitud para constituir, en mega-ciudades como Bogotá islotes contingentes, y a la vez confiables, de intensidades inéditas, que desafían los aludes hacia el vacío agenciado por las crisis perpetuas de lo social, al tiempo que se niegan a atarse a un estado 38

sólido. Sería lo que Baudrillard llama una “desterritorialización blanda” , tan móvil e inestable como la noción de viaje. Con este prisma deben indagarse las formas de organización que no responden a criterios habituales aprendidos del discurso moderno. Ciudades con procesos de urbanización moderna muy reciente y de tamaños colosales como el que ha adquirido Bogotá, apenas logran asimilar la volubilidad de las nuevas generaciones. Las organizaciones de los jóvenes además nacen confrontadas con un modelo de desarrollo productor de desigualdad y pobreza profunda, que sólo ha dado para incorporar al torrente del progreso capitalista a una fracción de la sociedad. La gran mayoría sigue soportando penurias de tiempos irredentos, segregaciones sociales y culturales, alejamientos estructurales de los centros de decisión política, siendo en cambio azotados por las violencias de más diversa naturaleza de las que son víctimas, victimarios y sujetos de resonancia de los centros que las producen. Los jóvenes y sus agrupaciones participan de esta realidad marginal y de la dialéctica inclusión-exclusión que caracteriza a los centros urbanos. En la gran ciudad esto plantea proporciones desmedidas. Tengamos en cuenta que si se asumen los datos del censo de población del año 2005 y sus proyecciones, en el año 2009 Bogotá cuenta con 7´259.597 habitantes; de ellos 1.270.540 (el 17.5%) son jóvenes entre 15 y 24 años. Si a ellos añadimos los 651.446 habitantes cuyas edades están entre los 25 y los 29 años la población

38 BAUDRILLARD, Jean. Las estrategias fatales. Barcelona: Anagrama, 1997. Citado por MAFESSOLI, M. Op cit.; p. 98.

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El Problema de la Organización: Escenarios para Vivir Nuevas Maneras del Ser Joven

joven de la capital se aproxima los 2 millones de personas (el 26.5% del total de habitantes). En el seno de esa cuarta parte de los bogotanos y bogotanas, (que bien podría considerarse otra ciudad, o múltiples ciudades dentro de la metrópoli) se forjan concepciones y prácticas con las cuales los jóvenes organizados abordan los retos del mundo de la producción, de la solidaridad y de la vida cotidiana.

2.2.2. Afectos, cultura y política: bases del agrupamiento juvenil en Bogotá. 39

Ser en si mismo otro (…) es el valor primero de las relaciones con el prójimo.

Bogotá no es una ciudad de fácil abrigo para los jóvenes. La racionalidad de una megalópolis, dinamiza de modo hegemónico las subjetividades del mercado, debilita las formas tradicionales de la sociabilidad y de la solidaridad comunitarias. Los jóvenes se enfrentan a un mundo social fragmentado y con pocos referentes de cohesión donde el otro aparece primero como competencia y rivalidad y en el que la fuerza no parece estar en la unidad sino en las salidas individuales. El joven no tiene otra alternativa que enfrentar la dura realidad y echarse a la calle con muchas preguntas, miedos y deseos de cambio, en un entorno generalmente amenazante. Jesús David, el artista, lo retrata así: De una u otra forma los jóvenes tienen muy fuertes imaginarios que no les sirven para nada; pero, paralelo a eso está la realidad, y la realidad es cruda, es cruel. Entonces los jóvenes, dentro de esa medida -todo lo que les venden y la camisa de fuerza (que ya se había mencionado)- sí están interesados en cambiar las cosas. Me parece que esto es algo que se repite durante toda la historia de la juventud, por eso siempre lo que hace alusión a los jóvenes, (va en el sentido) de que entonces lo que tiene

39 SARTRE, Jean Paul. El ser y la nada. París: Ediciones Gallimard ,1980; p. 415.

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

que cambiar es el joven. Los jóvenes se han dado cuenta que hay muchas cosas que están mal. Por lo menos, un combo que están interesados en ¿qué pasa? Como que con el peso de la guerra se generan unas inquietudes bien tenaces, pero si me parecen que quieren cambiar y cambiar su entorno, su vida. Sólo que cuando uno quiere cambiar le toca empezar a pensar cómo hace para cambiar cosas en la sociedad; (por ejemplo) en la casa tienen que escoger entre darle para el bus o darle de comer a todos. Entonces eso genera una cantidad de reflexiones desde su cotidianidad. Ahora muchas personas no pueden acceder a la educación, no pueden acceder a muchas cosas y no se puede dejar de pelear contra eso, (el joven) no se calla, el joven sale a ver qué es lo que 40

pasa.

Pero entonces, ¿hacia donde dirige sus búsquedas este joven que ve sitiado su deseo por las carencias y el vacío? ¿Cuál es el horizonte donde “sale a ver qué es lo que pasa”? Ya se ha advertido de la debilidad de las instituciones de socialización modernas. Es cierto que la familia provee aún referentes afectivos y de socialización primaria; los vínculos de sangre y parentesco siguen dando la mirada inicial con la que el joven reconoce la otredad. Pero la ausencia recurrente de los padres y la tendencia a la rápida disolución del núcleo familiar, exige proveerse de puntos de referencia que no se muestren tan vulnerables e inestables. La escuela operó durante mucho tiempo como el campo social privilegiado para el encuentro, la identificación, la igualación y el aprestamiento para la vida en común. Sin embargo, la persistencia y universalización de esta institución no ha impedido su debilitamiento como punto de referencia de los sentidos de ciudadanía y civilidad. La transformación en las formas de trabajo y la expansión de sistemas y medios de comunicación la han vaciado de buena parte de las funciones que había asignado el capitalismo al mundo escolar. 40 Entrevista personal a Jesús David Torres. Op cit.

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El Problema de la Organización: Escenarios para Vivir Nuevas Maneras del Ser Joven

Las relaciones de vecindad y proximidad en el espacio de la ciudad fungieron durante décadas como la manera de apropiación social y cultural de territorios significativos como el barrio. Aún es fuerte la adscripción territorial de los jóvenes y en ello se juegan muchas veces sus signos de identidad. No obstante, la ciudad es hoy una yuxtaposición de territorios expandidos, cuya carga de sentido no está dada por la contigüidad en el habitar físico, sino por la intensidad y multiplicidad con que se pueblan territorios, que muchas veces ni siquiera son adyacentes. El poder normativo de las pequeñas comunidades vecinales no ha desaparecido y sostienen su influjo sobre los jóvenes bogotanos, prueba de ello son la vital permanencia de instituciones comunitarias como las juntas de acción comunal y su ascendiente sobre la juventud de los barrios populares. Pero si hay un sector de la ciudad que viva profundos procesos de des-territorialización es el de los jóvenes.

2.2.2.1 La amistad: un afecto privilegiado e intenso Las relaciones inmediatas y espontáneas de los muchachos se experimentan en espacios vectoriales como la calle, en ella el nexo es entre pares; el peligro permanente que acecha a quienes la recorren aconseja interactuar. Para hacerlo el joven pone en juego su capacidad afectiva, en primer término. A partir de los afectos descubre la reciprocidad, aprende el difícil arte de los intercambios, experimenta la inclusión y define las exclusiones que está dispuesto a aceptar en sus entornos, como una manifestación de la potencia propia para gobernar sus deseos y para afectar a los otros. Los jóvenes extienden su energía y aprenden a diferenciar las

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

diversas manifestaciones afectivas, dándoles lugar, elevándolas a la condición de vínculos que hacen posible la vida. Dentro de todos los afectos sobresale la amistad. Stephanie, la rapera, los menciona con pasión y hace una rápida taxonomía de ellos: Para mi, amigo es el más profundo (afecto), por encima de cualquier diferencia, de cualquier cosa. Es el que está ahí, al que yo le puedo contar (todo sobre mi). “Parcero es ya (el que viene) por la causa del rap, con el que se puede trabajar de igual a igual. Y el compañero lo tomo más como a nivel profesional. Para mí, compañeros son los de la universidad: ellos saben qué hago, yo sé qué hacen y de pronto nos complementamos y nos ayudamos. Los amigos son los que han estado ahí cuando no han estado los demás, digamos etapas muy complicadas que he tenido en mi vida. Yo duré en la cama casi un año, la gente no se apareció, ni mi mamá estaba en el cuarto, solamente por ahí dos o tres personas estuvieron 41

(…) y son con las que menos me veo”.

La amistad suele ser para los jóvenes un afecto privilegiado e intenso y una de las relaciones sociales más importantes. Los amigos pueden elegirse como ejercicio de una cierta práctica de libertad; ellos no vienen dictados por los lazos familiares (que en cierto sentido son obligatorios), institucionales (la alusión que Stephanie prefiere hacer al nombrar los “compañeros”), o de afinidades de arte u oficio (la referencia de Stephanie a los “parceros”). Es más, las instituciones de núcleo más duro como las burocracias estatales, las fuerzas armadas, la escuela tradicional, la academia, (para mencionar sólo algunas), rara vez resisten la intensidad de estas relaciones y generalmente buscan ponerles límites, definir regulaciones para que no se desborden, pues de alguna manera las encuentran sospechosas y hasta peligrosas para su funcionamiento. De ahí que una resignificación de este vínculo por los jóvenes sea una vivencia extremadamente subversiva, tanto como el amor, el sexo y la irreverente alegría. 41 Entrevista personal a Stephanie Mora. Op.cit.

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El Problema de la Organización: Escenarios para Vivir Nuevas Maneras del Ser Joven

Los jóvenes experimentan diversas maneras de ser de la amistad y perciben la multiplicidad de relaciones a las que pueden acceder a través de ella, así como el carácter dúctil que la define. En el cruce amistoso descubren la posibilidad de reinventar este afecto en cada fluctuación imperceptible, de establecerlo como una manera diferente de estar juntos, espontáneamente, al margen de las relaciones institucionales, como una forma de compartir que se deslinda del encuentro forzado, ese encuentro que es dado por la adscripción profesional, territorial, escolar, o familiar. Cuando el deseo y la búsqueda del otro devienen amistad, se practican nuevas formas de comunicación, se hace posible exponer con mayor libertad las inquietudes del mundo de la vida, se recrean lenguajes no convencionales. Diego Fernando señala al respecto: La fortaleza que hay en el grupo definitivamente es la comunicación que hay entre los participantes; las dinámicas como que muchas veces no nos permiten estar juntos, pero ese sentido de hermandad que hay al 42

interior del grupo es una fortaleza muy grande.

Por la amistad circulan flujos e intensidades del deseo y de los afectos que cohesionan a la vez que producen desconcierto en las formas sociales instituidas. Desde la fuerza de la relación amistosa se pueden producir conductas inesperadas y decisiones de vida, que sin el apoyo del amigo, de su ejemplo, quizás nunca se hubieran tomado. Es lo que recoge en su relato Stephanie cuando se refiere a la decisión de su amiga Jacqueline de tomar el camino de los punks y andar por el barrio con su cabeza medio rapada desafiando los comentarios de la gente (“esos muchachos deben ser de alguna religión”, dicen los vecinos). Jacqueline entonces reconoce: “Si usted 43

no fuera lo que es, a mi me tocaría tres veces peor”

42 Entrevista personal a Diego Fernando Amézquita. Op.cit. 43 Entrevista personal a Stephanie Mora. Op.cit

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

Esa intensidad múltiple y variable que circula entre los amigos no es fácilmente reductible a un modelo, ni tampoco de sencilla adscripción a los códigos institucionales. De esta manera, la amistad es un intersticio desde donde se pueden volver porosas las regulaciones y en cambio se hace posible tamizar el amor, la solidaridad, la confianza, la lealtad. Ese tejido afectivo que se crea en la amistad es de una gran potencia y los jóvenes lo han ido llenando de nuevos sentidos hasta convertirlo en cimiento de una trama de sociabilidad fundado en relaciones variadas, contingentes, moduladas libremente por cada sujeto y por medio del cual se va accediendo al complejo arte de vivir.

2.2.2.2. La fuerza de los afectos en la producción del ser joven La afectividad es entonces una forma en que el individuo accede a convertirse en joven, entendido esto como formas de vida creativa que pudieran nombrarse como “vida joven”, es decir estilos muy vitales de existencia, inseparables de una necesidad actual de crear, que no se posponen a la manera de programas o enunciados generales, y que practican el derecho de elegir un modo de vida propio. Por eso la relevancia conceptual del problema de los afectos y del deseo, que fue recogida, desde la perspectiva spinozista, en un reciente artículo del autor de este libro: “Baruch Spinoza despliega su propuesta ética abordando la naturaleza y la fuerza de los afectos y de lo que él llama la “potencia del alma sobre ellos” definiéndolos de esta manera: “Por afectos entiendo las afecciones del cuerpo por los cuales la potencia de obrar del cuerpo mismo es aumentada o disminuida, favorecida o reprimida, y al mismo tiempo las ideas de estas afecciones” (Spinoza, 1996) Siguiendo este razonamiento los cuerpos son afectados positiva o negativamente por fenómenos o cuerpos externos que pueden ser amados u odiados en la medida en que produzcan afectaciones de alegría o tristeza asociadas a ellos. La alegría es una fuente de potencia

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El Problema de la Organización: Escenarios para Vivir Nuevas Maneras del Ser Joven

del cuerpo en tanto que la tristeza sobreviene si la mente imagina su impotencia. En consecuencia, “la alegría es la transición del hombre de una menor a una mayor perfección. La tristeza, en cambio, es la transición del hombre a una menor perfección, por cuanto es un afecto por el cual es disminuida o reprimida la potencia de obrar del hombre”. La alegría, la tristeza y el deseo, así como todo afecto que se compone de estos, o que deriva de estos, es decir del amor, del odio, de la esperanza, del miedo, son pasiones. El deseo es para Spinoza la esencia misma de la naturaleza de cada cual en cuanto se la concibe como determinada por una disposición cualquiera dada a obrar algo. “Se dan pues tantas especies de deseo cuanto son las especies de alegría, de tristeza, de amor, etc. Apetito, voluntad, deseo o impulso deben comprenderse conjuntamente. Entonces el deseo abarca todos los esfuerzos, impulsos, apetitos y voliciones del hombre, que según la disposición del mismo hombre son diversos y no raramente tan opuestos unos a otros” (Spinoza, 1996). Corresponde a la voluntad humana la capacidad de regular las afectaciones. Un ser humano libre será aquel que conozca de sus pasiones y de sus límites, so pena de ser esclavizado por ellos. La posibilidad de fijar sus propias fronteras y de resistir a la manipulación de los afectos es el fundamento de la construcción de las opciones éticas. Spinoza describe este proceso así: “A la impotencia humana para gobernar y reprimir los afectos la llamo servidumbre; porque el hombre sometido a los afectos no depende de sí, sino de la fortuna, bajo cuya potestad se encuentra de tal manera que a menudo está compelido, aún viendo lo que es mejor, a hacer, sin embargo, lo que es peor” (Spinoza, 1996)

44

44 USECHE, Oscar. Las mujeres, el miedo y el poder de lo singular. en Claudia Piedrahita y Luisa Fernanda Acuña (comp.). Investigando la equidad de género en la escuela, Bogotá: Idep, 2008; p. 255 y 256. Las citas de Spinoza que se incluyen en este apartado son del libro: “Ética demostrada según el orden geométrico”. Fondo de Cultura Económica. México. 1996.

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Un buen gobierno de los afectos es uno de los puentes para resistir a las subjetividades individualistas que han producido lo que Sartre definía como una condición de “serialidad”, es decir esa atomización en serie, radical y profundamente desintegradora del espacio social. En la perspectiva del humanismo existencialista, tal condición serial genera buena parte de ese malestar social, expresado como angustia del vacío, por el carácter insustancial del mundo que hemos construido y que, a su vez, hace superfluo al ser humano. Esa sensación de fastidio del joven frente a un mundo que genera códigos huecos que dificultan la proximidad y el encuentro con los otros, es muy cercana a la descripción de Sartre en su novela La Náusea: Éramos un montón de existentes incómodos, embarazados por nosotros mismos, no teníamos la menor razón de estar ahí, ni los unos ni los otros, cada existente, confuso, vagamente inquieto se sentía de más en relación a los otros.

45

2.2.2.3 La convivencia: una relación que afecta los cuerpos y se convierte en fuerza de subjetivación Pero la existencia, así sea vacua, despojada de sentido, hace necesaria la coexistencia, y en este encuentro inevitable se despliegan las posibilidades de realizar la potencia humana de ser, de ejercer su libertad, de gobernar sus afectos, sus deseos y pasiones. Cada cual lo hace desde posiciones específicas, desde campos subjetivos y sociales múltiples donde coexisten “seres en situación”, en términos de Sartre. En ese escenario la aparición del otro, la relación humana, es un destello, una mirada que permite la constitución del prójimo y la revelación de que existimos para los demás, de tal manera que en ese mutuo reconocimiento y mutua reconstitución se crea un mundo nuevo que tiene la particularidad de estar compuesto por seres que 45 SARTRE, Jean Paul. La náusea. París: Gallimard, 1961; p. 181.

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dialogan, que se comunican, que luchan por diferenciarse, a la vez que hallan haces de luz que iluminan vectores de identidad y de lo comunal. Las fuerzas que convergen en un encuentro no lo hacen sin antagonismo y lucha. Los jóvenes que se aventuran a confluencias grupales lo hacen desde una situación de intereses, afectos y potencias concretas. Lo que Diego Fernando llama “proceso de construcción colectiva” al interior de los grupos de Capoeira, denota estas tensiones: Lo que se ha querido hacer es una especie de monopolio; los que están allá [en otra localidad o ciudad] no se juntan con los de acá. No se juntan con los de diferentes sitios es para cuidar la cuestión económica, para que los alumnos no se pasen de un grupo a otro. [Pero] cuando la Capoeira se toma como un nivel de relación, de compañerismo, de encuentro de personas que practican algo y no generan un nivel de rivalidad, eso le permite crecer más al capoeirista, encontrase con otros estilos de Capoeira. Cada uno maneja un estilo; la Capoeira no se puede quedar en una escuela y [a la vez] tiene que integrase con las demás. Entonces la dinámica y la disposición son muy diferentes, así como el 46

nivel de trabajo y de apertura.

La convivencia se torna entonces en fuerza de transformación, en fuerza de subjetivación. Como dijo Sartre: “La mirada del otro me alcanza a través del mundo y no es solamente transformación de mí mismo, sino metamorfosis total del mundo”

47

46 Entrevista personal a Diego Fernando Amézquita. Op cit. 47 Jean Paul Sartre. El ser y la nada. Op cit.; p. 316.

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En este ejercicio hay de entrada una mediación de poderes que circulan a través de los cuerpos. Para el joven hay una identificación del otro conviviente con su cuerpo, con el cuerpo del otro, sin que eso signifique una mera relación de exterioridad corporal. Esto está particularmente exacerbado en la mirada y las sensibilidades de los jóvenes, para quienes esos cuerpos, con los que entran en relación, son vidas deseantes, que hablan desde las profundidades del alma, que representan trayectorias, que están marcados por la contingencia desde donde definen su accionar en relación con los demás. Las prácticas afectan los cuerpos de los jóvenes, así lo muestra la Capoeira, el teatro, la música y las prácticas contra la violencia de género, contra la discriminación, por la objeción de conciencia a la vía militar o por la salud sexual y reproductiva, entre otras. Se manifiestan en los cuerpos, circulan por ellos, poniendo en juego elementos de la cultura y de los discursos hegemónicos o de resistencia. Diego Fernando menciona varias actividades que desarrolla su grupo, en las que el cuerpo está implicado directamente: Son manifestaciones o subculturas que se han venido desarrollando con el tiempo y que cobran significado cuando ya están en la práctica. Por ejemplo, aquella persona que no tiene la elasticidad o la fuerza de un movimiento, en la Capoeira puede encontrar otras opciones como son la agilidad, la destreza, la habilidad para cantar, para improvisar canciones. Hay muchos puntos de encuentro dentro de la Capoeira que le permiten a una persona, independientemente de su raza, su género, encontrase en diversos espacios. Yo pensaría que la posibilidad de utilizar su cuerpo, utilizar su voz, es algo específico [y…] no sólo la música, no sólo la acrobacia, sino que abarca muchas disciplinas […] porque también el trabajo físico es muy fuerte, el trabajo a nivel de 48

memoria, de agilidad, de conocimiento .

48 Entrevista a Diego Fernando Amézquita. Op.cit;

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2.2.2.4. La praxis del encuentro y la teoría de la formación de los grupos Así, a partir de sus afectos, pasiones y deseos van emergiendo jirones de la dimensión ontológica, constitutiva del acontecimiento de la sociabilidad que sobreviene en la propia configuración del joven como “ser en el mundo”. Si seguimos la argumentación del humanismo existencialista sartriano, que propone una especie de filosofía social de los grupos, habría que adentrase en las implicaciones de la realización de la libertad humana y en la constitución de los proyectos vitales que la materializan. El proyecto de vida está asociado con la praxis del encuentro, del agrupamiento, en respuesta a la necesidad humana de la coexistencia, que es el comienzo de la superación de la cosificación de los seres humanos, de salir de la condición de series organizadas y programadas. Para Sartre, en la praxis del grupo los humanos se juntan en un proyecto común y crean las condiciones para la libre acción concertada. El grupo irrumpe entonces como una posibilidad revolucionaria cuya acción genera nuevos campos sociales. Sartre denomina “grupo en fusión” al agrupamiento inicial, que se constituye de forma espontánea y como un auténtico brote de libertad. La relación con el otro adquiere sentido por el solo hecho de la común pertenencia al grupo, por la reciprocidad que de ello deriva. Se trata de una libertad mediada que surge a partir de la cooperación, pero este “grupo en fusión” es también un espacio libre, sin anclajes, cuyo destino es la disolución apenas sea plasmado el objetivo inmediato que lo convocó. Para ilustrarlo, Sartre usa la metáfora de los niños que se encuentran en el parque y tienen la experiencia de un juego colectivo. Allí ha surgido un “grupo en fusión” que permitió imaginar nuevas formas del encuentro lúdico; no obstante, al atardecer cada madre regresa por su hijo y lo lleva de vuelta a su condición de átomo solitario, que se disuelve de nuevo en la serie, donde no es interlocutor de pares sino objeto de educación, de regulaciones y de proyección de las fantasías de los mayores. En la dimensión de lo social los “grupos en fusión” han encendido las chispas de las grandes revoluciones o de los huracanes

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sociales. La toma de La Bastilla que originó la revolución francesa es el ejemplo antológico que trae Sartre sobre los grupos en fusión. La única manera de que no desaparezca este pequeño territorio de libertad es dándole consistencia al grupo y manteniéndolo como una forma de comunidad, promoviendo su capacidad de solidaridad y cooperación social. Para ello, el grupo deviene sujeto él mismo desarrollando regulaciones que permiten establecer estructuras organizativas. La permanencia del grupo se logra, según Sartre, mediante un compromiso explícito, especie de juramento que proclama la voluntad de mantenerse agrupados. Es el “grupo juramentado”, un grupo en estricto sentido, conformado por conjurados en donde la libertad mediada y la reciprocidad le dan al grupo el sello de comunidad. Sartre se refiere a él diciendo que “es como el comienzo de la humanidad”49. El estatuto del grupo de aquí en adelante está dado por relaciones en donde no es suficiente la amistad, el amor, la fraternidad, los afectos alegres; ahora están de por medio las regulaciones y, casi siempre, las jerarquías; a las fuerzas de la afirmación se les suman otros planos de fuerzas: de contención, de regulación, de estabilidad. De alguna manera el grupo comienza su proceso de institucionalización en el que las fuerzas normativas operan como cierto tipo de violencia simbólica que ordena la convivencia y prepara al grupo para enfrentar las fuerzas de disolución que puedan amenazarlo. La amenaza exterior aparece muy pronto como acicate a los movimientos de consistencia del grupo; los arreglos internos de los miembros de la agrupación son cuestión de supervivencia e implican pactos por los cuales se limitan las libertades individuales y se definen instancias de autoridad. La institucionalización del grupo juramentado es una opción frente a la disolución eventual de los colectivos que no pretendan ir más allá del grupo en fusión, por estar más próximos a permanecer en la serie, lo cual es un 49 SARTRE, Jean Paul. Crítica de la razón dialéctica. París: Editorial Gallimard, 1960; p. 451. [Nota del autor: Este texto sirve de base a las ideas que aquí se traen sobre la conformación de los grupos.]

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primer paso hacia otra forma de extinción del grupo o de su transfiguración monstruosa en burocracia institucionalizada. Así, lo espontáneo del encuentro resulta reemplazado por los artificios de la representación y el grupo sufre una merma decisiva de su potencia de ser. El juramento cívico es el modo moderno de constitución de comunidades grupales, con vientos de revolución, que crean una tradición que convierte a la fraternidad en una libertad juramentada. Sin embargo, Sartre advierte los riesgos de una rápida degeneración de la conjura, pues si la consistencia del grupo descansa en la promesa sellada por la aceptación voluntaria del pacto de unidad y permanencia de la agrupación, cualquier infidelidad al juramento puede ser considerada deslealtad o traición, la comunidad expulsa a quien falta a la palabra y por ello se hace objeto de sanciones. Por esa ruta también se puede desembocar en la disolución o desfiguración del grupo, si el plano de consistencia fundador fue el proyecto de vida reen-contrado y reformulado por la mutua afectación, nacido de intensidades afectivas como la amistad, el predominio de la consistencia institucional, normativa y sancionadora conduce a estructuras donde gobiernan las pasiones y por tanto, el grupo deja de ser nicho de vida. Las formas de agrupación de los jóvenes bogotanos pueden ser leídas con este prisma de la teoría de los conjuntos prácticos de Sartre, según la cual el poder hegemónico y la llamada voluntad general se imponen desde grupos que logran totalizar el espacio social y mantener en los demás la fragmentación propia de la serialidad atomizada, permitiendo a lo sumo la consolidación de grupos juramentados que reproduzcan su modo de ser hegemónico, jerarquizado y autoritario. Escapar de estas dicotomías

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propuestas desde el poder dominante requiere de otras lógicas para pensar los agrupamientos, el rescate de los proyectos vitales como núcleo de los grupos y el paso a la creación de grupos-sujeto que permitan la vigencia de territorios existenciales caracterizados por prácticas de libertad. Como se expondrá más adelante, muchos de estos elementos están surgiendo en el seno de los colectivos jóvenes de la capital y de sus proyectos de vida. Dentro de los grupos de jóvenes que participaron de las experiencias que se analizan en este estudio se viven las tensiones descritas. En principio los contactos son casuales, en cruces de caminos inesperados, desbordando frescura y muy poco de formalidad. Martha describe su iniciación a la vida grupal, así: Yo inicié un proceso de educación de líderes y educación política en una corporación que se llama Escuela Simón Rodríguez, entonces ahí conocí a Erika. Pues yo mantenía en ese grupo, hace como siete años que inició mi proceso. Entonces conocí a Erika y un día me hizo una invitación muy formal a participar dentro del grupo de Aleph. Eso fue como hace un año y medio, entonces yo le dije que si y que eso de comunicación y manejar cámaras pues casi no sé, pero otros procesos de educación y de hablar con la gente, más desde el trabajo social, pues eso sí lo puedo hacer. Entonces hemos trabajado en diferentes ámbitos, participando en espacios con diferentes grupos y este proyecto es para mí como algo 50

inicial . Observemos que en el impulso grupal de Martha prima las relaciones inmediatas, establecidas por vínculos vívidos, por intercambios francos y espontáneos en donde se desata la búsqueda de sentido. Esta es promovida por la empatía afectiva y transitada por trayectos que pretenden romper la serialidad individualista, inerte, para explorar el calor de la unidad. La comunicación llana, natural, hace de los afectos el lazo primordial antes de buscar metas u objetivos definidos, a los que Habermas ha criticado como 50 Entrevista a Martha Romero. Op.cit.

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racionalidad instrumental . La espontaneidad y las relaciones de proximidad son entonces los rasgos característicos de este tipo de agrupamiento por donde va emergiendo un espacio en donde se teje la sociabilidad a un ritmo que sigue el pulso de la vida. Sin embargo, el ideal de organización en muchos casos es llegar al grupo constituido y estable. Diego Fernando lo plantea claramente: Como la visión del grupo, es consolidar un nivel de organización como tal, tener algo ya constituido, lo cual permita desarrollar cosas de formación con Capoeira como una de sus líneas de trabajo; con unos espacios de intervención, viéndola desde el área cultural, donde pueda ser social, ambiental, bueno, como con esos tres… más educación y comunicación. Son como esas diferentes áreas de intervención, en las que la organización sea muy funcional. Entonces, cómo responder a diferentes campos con las habilidades que tienen las personas que están dentro del grupo, están en la dinámica, y… bueno, generando procesos. Eso es como el sueño, sí, como un espacio de integración donde están sus áreas definidas, cada una lleva su línea, están los objetivos bien aterrizados.52 Ya aquí el grupo ha pasado a nuevas fases; lo mueven mucho más las metas, las “áreas de intervención”, los fines instrumentales en donde “la organización sea muy funcional” y los “objetivos estén bien aterrizados”, es decir una organización constituida, como lo dice el mismo Diego Fernando, y más que constituida: instituida. En esa misma dirección, Marisol Sánchez se introduce en el problema de la juramentación del grupo, mostrando las tensiones existentes entre, de un lado, la aspiración a una vinculación libre, coherente con los enunciados de la objeción de conciencia, y de otro lado, con la necesidad de compromisos y 51 Para una crítica de la concepción de la racionalidad instrumental dominante, que hace depender la acción y decisión de los individuos del beneficio que éste pueda obtener, de acuerdo a un fin, ver: Jürgen Habermas. “Teoría de la acción comunicativa”. Taurus.1987 52 Entrevista a Diego Fernando Amézquita. Op.cit

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consensos, de reglas del juego para asumir tareas, lo que implica limitaciones a las libertades de los miembros individuales: No tenemos reglas ni principios, pero sin embargo nosotros, como te digo, hasta ahora nos estamos conformando, ya hay un modo como más organizativo. Antes lo del voluntariado generaba más libertades y ahora estamos generando una dinámica de trabajo continua con compromisos. Adquirir compromisos con la gente de algún modo ya empieza a limitar esa libertad, ya no es tan libertad. Nosotros en este momento no tenemos ni estatutos o principios que nos rijan, pero ya sabemos que, tal vez, tengamos que construirlos, porque tendríamos que fabricar unos consensos. Cada universo pensando diferente a la hora de generar, de preguntar o hacer un trabajo concreto: 'hay que presentar el informe', 'hay que presentar tales y tales cosas para tal proyecto que nos comprometimos y que lo piden en el momento...'. (Algunos) tienen hasta algunas razones que pueden ser válidas, como muy individuales (para no responsabilizarse de las tareas), entonces se empieza como ir a la tensión entre lo individual y lo que hay afuera, como mi libertad que está afuera. Entonces cómo esa teoría de la objeción de conciencia, esa cuestión de la autonomía se va a derivar (en una forma de ser), o si más bien se va hacer menos ideal y más real, y como generar una autonomía que se pueda vivir en este mundo de condiciones, porque es un mundo que está sujeto a las condiciones.53

2.2.2.5. El problema de la identidad y los múltiples significados de la unidad grupal. La afiliación al grupo y la adopción de compromisos y tareas produce un giro en la percepción del mundo del encuentro juvenil. El asunto no está sólo en el acontecimiento del descubrir a los otros. Marisol se plantea la pregunta 53 Entrevista a Marisol Sánchez. Op.cit. 54 ATLÁNTIDA citada por SALAZAR, et.al. Op.cit.; p.48

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con mucha lucidez: “¿Cómo generar una autonomía que se pueda vivir en este mundo de condiciones?”. Esa vivencia corresponde a la posición que cada cual construya en el campo social y a la potencia de las subjetividades que lo enuncien, pero también, a los modos particulares de combinación de espacios y tiempos, en esa realidad de jóvenes en situación de permanente fuga de lo instituido, que los investigadores del proyecto Atlántida describieron como “topologías y temporalidades exacerbadas y mestizas”54. Las topologías son múltiples y poco afianzadas, muchas de ellas constittuyen territorios virtuales o escenarios estéticos cuyo territorio privilegiado es el propio cuerpo. Para ocasionar re-territorialización el espectro de estrategias va del mimetismo a prácticas que aumentan su visibilidad cuya propuesta es abiertamente perturbar lo legitimado. En cuanto a los tiempos se caracterizan por la discontinuidad y la velocidad. Aceleración e intensidad son signos con los que en tiempos múltiples se deviene joven y a través de los cuales transitan los mundos culturales que el muchacho mismo contribuye a crear. Son muy distintos los significados que los jóvenes asignan a la unidad grupal. Para algunos, dentro de los que se encuentra la mayoría de los entrevistados en este trabajo, el surgimiento del grupo es la constitución del espacio para la acción, la entrada a la lucha por ideales de libertad y transformación; es decir, constituye una opción ética y política a la que se arriba por experiencia, por contacto con discursos sociales y políticos. Después de superar y reelaborar las vínculos primarios definidos por los afectos más íntimos, que propiciaron los grupos en fusión, embrionarios y simples, el grupo da el paso hacia la comunidad, se juramenta y comienza el proceso de institucionalización. Sin embargo, todo este proceso se desarrolla en medio de la crisis contemporánea del sujeto en la que entran en juego las diferencias físicas, de raza, edad, las opciones sexuales, el universo simbólico, los estilos de vida y las tramas de sociabilidad que se yuxtaponen para dar lugar a un conjunto de experiencias altamente complejo y potencialmente

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contradictorio, que se resisten a reproducir los modos socialmente codificados de pensamiento y conducta. En este contexto toda unidad orgánica de los jóvenes es paradójica, pues sus atisbos de identidad sólo pueden leerse a contraluz de la explosión de singularidades que caracterizan estas sociedades moleculares en las que se incuba el ser joven. De ahí que toda identidad juvenil esté en tránsito desde las márgenes para retornar continuamente a sitios de frontera y repela la construcción de centralidades, promovida por las prácticas organizativas y los discursos hegemónicos. El lugar que buscan los jóvenes no es un territorio originario. La exploración tras sus propias raíces tiene para cada vivencia un significado peculiar, orientado por la cartografía de las sensibilidades, que se va trazando en la medida que avanzamos. Desde allí se erosionan las pautas de identificación fundadas en el carácter excluyente y binario, entre diferencia e identidad. Por esto, no se puede hablar de la identidad juvenil, sino en términos de Rosi Braidotti, de un conjunto de “identidades nómadas” impulsadas por el deseo, como nociones retrospectivas, como “mapa de los lugares en los que ya se ha estado”, susceptibles de reconstrucción a posteriori, como parte de los procesos de subjetivación del devenir joven, donde se reconoce una “diversidad móvil”, un “inventario de huellas”55 Desde este punto de vista, la organización de los jóvenes es también polisémica, en tanto resultado de las corrientes del deseo y de los afectos base de grupos socialmente amigables, que permitan urdir el vínculo significativo. En esa dimensión son nichos de sociabilidad, y también son trayectoria de las identidades móviles que subrayan la diferencia entre modos de vida jóvenes, de subjetividades complejas, separadas de los tiempos y las culturas del mundo adulto centralizado, regido por temporalidades de larga duración, donde se ha matizado el afecto, domesticado el deseo, dominando conductas y valores cristalizados. Entonces, la tendencia a la organización de

55 Con relación al concepto de “identidades nómades” ver: BRAIDOTTI, Rosi. Sujetos nómades. Corporización y diferencia sexual en la teoría feminista contemporánea, Buenos Aires: Paidós, 2000,

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los jóvenes y la búsqueda de proyectos autónomos, también tiene una dimensión de valorización cultural y política de esa diferencia de edades, que pudiera pasar desapercibida, si no se dieran esas prácticas de relocalización estratégica que entraña la subjetivación juvenil. Ya en otro apartado había sido traída la voz de Martha destacando el profundo significado personal de su vinculación a los procesos comunitarios a través de su grupo “sin esperar nada porque son los que dan vida”. Martha toma una posición, se re-localiza estratégicamente y llena de sentido su opción, como parte de su propia transformación como joven que se vislumbra a sí misma como comunitaria. Esa es la razón de su búsqueda de vinculación social: Para mí es algo muy interesante pues lo hace crecer a uno como persona (…) Hay que tener siempre esa iniciativa de transformación (…) y no simplemente pensar en uno sino en los demás; o sea, cómo uno va hacer, pero también que hay que ser comunitaria. Entonces primero es eso, o sea, que vamos a trabajar no tanto porque voy a coger experiencia o porque me voy a ganar algo. Tenemos que hacer un crecimiento comunitario, algo más que crecimiento personal, que de algo material. Lo importante es que se tenga esa disposición. Uno nunca puede pensar esa idea de transformación social, si se está conforme con la sociedad; para qué hacer un trabajo si se siente conforme. Transformar (para) que la gente tenga una vida digna o que busquen realmente ellos mismos otras salidas, (…) que vean más allá de su mundo y no busquen siempre a ellos mismos sino que también, si puedo ayudar al otro, pues ayudo al otro. Pero es eso, una mirada más amplia, más hacia el otro mundo, que no es el del consumismo. La idea es una transformación social en que todo mundo está en el crecimiento personal y en el crecimiento 56

comunitario.

56 Entrevista a Martha Romero. Op.cit.

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Esto también quiere decir que el ser joven no se da como mera oposición al centralismo de la sociedad adulta, sino como afirmación de identidades nómades y fluidas, como permanente práctica de lo fronterizo, de esas transiciones de modos de vivir que se configuran como intensidades en los límites, que circulan por los intersticios y ocurren en interfases, de manera discontinua. Esto implica comprender lo que es “ser joven” de modo distinto al establecido por el discurso hegemónico y cuestionar las categorías por imposición de límites según la edad biológica para constituir en cambio, un devenir joven en el sentido de devenir otro, no menor de determinada edad o mayor de tantos años, sino otro, capaz de transformación. Son muchas las experiencias en marcha donde los jóvenes entran en las nuevas derivas de la solidaridad y reinterpretan su propia acción, como parte de un nuevo devenir público, asumiéndose como sujetos de cambio social. En el muy enriquecedor intercambio que este trabajo de investigación tuvo con el grupo que llevó adelante la producción del corto metraje Tenis57, sobre la vida de jóvenes de barriadas vinculados al arte, con quienes se desarrolló un grupo de discusión, uno de los integrantes, Mono, opinó sobre esta perspectiva: Nuestra política es hacer cultura y es, precisamente, lo que hacemos con el hombre, cambiar mentalidad, cultivar la imagen de eso (de que las cosas se pueden cambiar; o sea, ir hacia la Ciudadela Sucre, hacia unos barrios de Soacha, para que la gente, que los “pelados”, vean que se puede hacer algo por ellos, que se interesen. O sea, no que se quede ahí en un CD, en una letra y ya, que lo “queme” (reproduzca) todo el mundo, se lo “parrandeen” en una fiesta, al son de un “bareto”, de un “chorro”. No, la idea es que la gente vea, escuche un nuevo sabor, una forma de interpretar, que ellos mismos piensen, vivan, hagan... es como decir: 57 Tenis es un cortometraje argumental de gran fuerza interpretativa, que se adentra en el tema de la cultura urbana del rap en Bogotá y de la relación de los jóvenes con las drogas. En este libro se encontrará una referencia más detallada a la película y sus protagonistas, en diferentes apartados.

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“¡écheme una mano!” Entonces, aunque sea con un poquito, pero ayudar. (...) Es como lo que no han hecho con uno, uno, de pronto, hacerlo por otros.58 Estas decisiones de vida de los jóvenes hacen emerger nuevos órdenes en un espacio urbano que muta con rapidez y les plantea diferentes formas de habitar, nuevos trayectos para el desplazamiento, una constante labor de reconocimiento de los territorios y la adopción de ritmos acordes con las nuevas temporalidades. En ocasiones hay que dar respuestas instantáneas, que serían imposibles si no se construye la habilidad de apropiarse rápida y selectivamente del pasado para alimentar su presente expandido. Aquí la práctica nómada no consiste solamente en deambular, sino en la capacidad para hacer lugares donde se recrea el propio ser joven de los nichos de sociabilidad, de los agrupamientos y espacios comunales en los que se produce su encuentro con los pares. Como dice Serres, “se trata de la existencia y no de la razón. Un ejercicio de memoria: levantar y después conservar un trazado para después conservar el recuerdo, tan pesado, de las singularidades. Una razón cartográfica”.59 De ahí se desprenden sus nuevas narrativas, que no son tampoco textos únicos sino más bien fragmentos, relatos llenos de dolor y poesía, de esperanzas, reclamos, que van adquiriendo una cierta unidad en las superficies de los estilos y en la profundidad estética de las escrituras no convencionales. Por eso la fuerza de sus músicas, la relevancia de sus graffitis, la violencia de sus tatuajes y sus marcas corporales, la libertad de sus peinados, adornos, trajes, por donde circula su memoria. Sin ellos no puede haber lugar al encuentro, ni dar paso al agrupamiento, ni encontrar sentido a ninguna de sus formas de organización. Los grupos juveniles son, en gran medida, una interfase plantada sobre el lenguaje, y hacer parte de ellos implica, según Braidotti, “ser políglota en su propia lengua”.

58 “Mono”. Intervención en el grupo de discusión con los protagonistas de la película Tenis. Bogotá, 2009. 59 SERRES, Michel. Atlas, Madrid: Cátedra, 1995; p.18

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Cuando le preguntan a Mara, la joven protagonista de la película Tenis, por el modo en que llegó al cine y a ese papel, contesta que lo más importante para ella fue que la gente conociera a fondo su relato y se sintonizara con el lenguaje del hip-hop: Desde que a mí me llamaron me pareció muy bueno el fin que tenía la película, o sea, darle a entender a la gente que nosotros no sólo somos delincuencia y drogas, sino que también somos seres humanos que tenemos muchas buenas ideas y que vivir ahora la época de la juventud podemos hacer revolución en cuanto a esas ideas y dar a conocer facetas del hip hop que la gente no conoce a fondo. Entonces, básicamente eso fue lo que me motivó a aceptar la invitación a participar en Tenis.60 Mara es conciente de que la cultura de la calle sobre la que se enraizó y difundió el rap, ha sido criminalizada o cuando menos asociada a la violencia y a las drogas, en los imaginarios de un sector de los habitantes de los propios barrios por los que ellos discurren. Pero igualmente tiene claro que esta es su “época de juventud y revolución”; por eso, vale la pena incorporarse a esa causa, unirse para defender ese modo cultural emergente del cual se siente arte y parte. Para ella cuanto hay implicado en el hip hop es referente de subjetividad. Se hace necesaria una acción política y artística, como una arista de subjetivación política en la cual ser joven rapero es sinónimo de desafío a la cultura dominante, de subversión de aquella enunciación que le ha dado rostro de pandillero y drogadicto al hip hop. La fuerza de la subjetivación radica justamente en establecer con acciones que “el rap”, como genérico y representación que prescribe una identidad peligrosa, es diferente de “los raperos” puestos en situación como subjetividades nómadas, que se localizan estratégicamente y de manera cambiante, irrumpiendo con voces múltiples que transforman imaginarios y constituyen espacios sociales activos en los que se deviene joven. 60 Mara. Participación en el grupo de discusión organizado por el equipo de esta investigación con los protagonistas de la película “Tenis”. Bogotá, 2009. CEIHS. Banco de datos. Uniminuto.

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Como examinaremos más adelante, las trayectorias “raperas” están vinculadas a un sector social y juvenil específico de la ciudad, donde las condiciones de vida material son precarias y hay una aguda crisis de las instituciones de socialización. Al contrario de los jóvenes ligados a segmentos sociales de medio o alto ingreso, la interacción social básica del “rapero” no se sitúa en hipermercados ni en centros comerciales o educativos confortables, tampoco en establecimientos de juego o para diversiones de alta tecnología ni en unidades residenciales que ofrezcan ciertas seguridades y confort. Tal como se ha indicado antes, para estos muchachos asediados por la pobreza material, los espacios para la socialización, para “parchar”, son: la calle, el parque, la plaza, el potrero, la cancha de fútbol. Son jóvenes de las esquinas, lugares donde obtienen el aprestamiento básico para la sobrevivencia, desarrollan sensibilidades y códigos de comunicación, adquieren hábitos y diferencian sus gustos e ingresan a los mundos erótico y simbólico, al universo de experiencias intensas y arriesgadas. La calle es territorio de unidad a la vez que de diferenciación donde el gregarismo se filtra por las rendijas de los afectos y el reconocimiento de fuerzas amenazantes exige hacer frente común. Por eso la cultura “rap” es cultura de la calle, cultura urbana, de la más clara estirpe, por tanto, uno de los reservorios de tejido social vivo en donde se incuban las más numerosas formas de agrupamiento y sociabilidad joven.

2.2.2.6. Algunas tipologías de grupos juveniles En esta investigación, los afectos, la cultura y lo político nos proveen de una base para intentar agrupar las tendencias de organización y encuentro entre los jóvenes bogotanos. Como en toda empresa de catalogación de estos complejos y difusos fenómenos, existe un riesgo manifiesto de arbitrariedad, que ya advertía el estudio de Salazar, et. al. Su informe señalaba a la vez que los jóvenes encuestados de ese entonces, preferían reconocerse en categorías corrientes de agrupamiento y muy generales, como: “clásico,

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alternativo o comunitario”. No obstante, el mencionado trabajo, dado el marcado interés por dar elementos para la comprensión de modos de habitar la ciudad hasta entonces poco abordados, optó por una diferenciación de cuatro tipos de agrupaciones juveniles: 1. La forma más extendida de gregarismo, la gallada natural, que de un sector a otro tiene matizaciones, pero que en general esta agrupada alrededor de la fiesta, la recreación, y el consumo. 2. Los comunitarios, diversidad de agrupaciones que realizan proyección social, desde móviles políticos, religiosos, o simplemente sociales y recreativos. 3. Las tribus que incluyen a jóvenes agrupados alrededor de la diferencia estética, que caminan en la búsqueda de subculturas o contraculturas; en general muy influidos por los géneros musicales como las diversa corrientes del rock y el rap. 4. Los del margen, que si bien pueden compartir características de los universos anteriores, están involucrados en algún nivel de actividades delictivas.61 Esta manera de clasificar las manifestaciones grupales de los juveniles se proponía reconocer tanto las formas de encuentro más comunes y extendidas, promovidas desde la afectividad, como la incursión de los jóvenes en la vida pública, a partir de una resignificación de lo comunitario. Pero el énfasis se puso en hacer visibles dos tipos de fenómenos en ascenso en la Colombia de finales del siglo XX: la exacerbación de estéticas contraculturales reunidas en las llamadas tribus urbanas y el imparable crecimiento de la implicación de los jóvenes en la trama de violencia e ilegalidad. En la misma dirección apuntaba el estudio de Carlos Mario Perea, aunque este daba por hecho la agrupación espontánea de los jóvenes y no destacaba allí ninguna forma particular de organización que valiera la pena; tampoco reducía el ámbito de análisis de las expresiones culturales organizadas a las “tribus urbanas”; en cambio, limitaba los grupos jóvenes en violencia a “las 61 SALAZAR, Alonso. et. al. Op.cit.; p. 55-56.

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pandillas”. Por eso su catalogación era más concisa: “La exploración ha hallado tres formas de identidad colectiva en la ciudad: pandilleros, buscadores culturales y comunitarios”62 A renglón seguido Perea revela su preocupación por los límites de esta clasificación, insiste en la porosidad de esas fronteras, en la manera como se retroalimentan y la urgencia de examinar las singularidades de cada agrupación al interior de cada categoría. Además reconoce una franja que no cabe en ninguna de estas definiciones y que él opta por llamar los “independientes”, a los que simplemente no asigna ninguna forma de asociación: Una categorización de este corte está plagada de problemas. Para comenzar, quiénes son los pandilleros. ¿Acaso cualquier reunión de más de dos jóvenes, como lo quiere esa lectura que ve en todo joven un peligro social? La diferenciación entre tipos de agrupaciones se impone. Otro tanto habría de decirse sobre los jóvenes comprometidos en búsquedas culturales. La ubicación de los músicos resulta clara, del rap al rock con sus numerosas escalas intermedias. ¿Pero dónde ubicar a los skins, los punk y esos otros grupos que se han granjeado el término de "tribus urbanas"? Los comunitarios, del mismo modo, no están exentos de dificultades. ¿Dentro de ellos habría de incorporarse a las mujeres y hombres caminando en toda clase de exploraciones espirituales y religiosas? El panorama se complica todavía más si al cuadro se suman aquellos jóvenes no participantes de ninguna asociación colectiva, los 63

llamados independientes.

En sintonía con estos aportes y con la comprensión de los problemas implicados en este tipo de taxonomías, esta investigación identificó cuatro grandes formas de agrupación de los jóvenes en Bogotá: a) los grupos de apego o grupos en fusión, que son grupos espontáneos e inestables, 62 PEREA, Carlos Mario. Qué nos une. Jóvenes, cultura y ciudadanía, Medellín: La Carreta Editores, 2008; p. 264. 63 PEREA Carlos Mario. Op. cit.; p. 264.

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generalmente motivados por la amistad y por empatías cotidianas que permiten compartir espacios no reglamentados, aunque practiquen la reciprocidad y ciertas lealtades; b) los grupos comunitarios que son grupos juramentados alrededor de prácticas de lo público, solidarios y que desarrollan formas de organización más o menos reglamentadas e institucionalizadas con el objetivo de incursionar en el ámbito de lo político local, a través de muy diversas formas de expresión; c) Las tribus urbanas y los grupos de jóvenes que se identifican alrededor de consumos y modas culturales. Los primeros se debaten entre formas de resistencia cultural y de expresión estética; los segundos, realizan relecturas de formas de subjetivación hegemónica que se emiten desde el mercado y modulan las expresiones tribales; d) los grupos jóvenes en violencia, que incluyen distintos tipos de congregaciones, desde las más reglamentadas y juramentadas bandas y pandillas, hasta las de núcleo más blando como los “parches”, que se involucran en acciones de violencia organizada, como una más de sus actividades. Estas últimas realizan subjetivaciones en lógica de guerra; algunas institucionalizan racionalidades de una violencia instrumental y adquieren niveles especializados de organización para el ejercicio de la violencia, mientras que otras gravitan en las subjetividades de la violencia molecular y estructuran sus organizaciones de forma más flexible. Las fronteras entre estas formas de agrupación son bastante móviles, permeables y elásticas. Aparte de pertenecer a su organización, un joven comunitario, con seguridad, hace parte de varios espacios de apego. Hay jóvenes de tribus urbanas que participan también de grupos comunitarios y otros que se incorporan a grupos de violencia molecular u organizada; hay pandilleros “tribalizados” y grupos de tribus que sistemáticamente ejercen violencia. Esta taxonomía social sólo permite identificar groseras tendencias de agrupamiento, a sabiendas de que los procesos de subjetivación de los jóvenes son múltiples y transversales y que los espacios tanto sociales como organizativos son el resultado de las maneras singulares en que se combinan los diferentes vectores de la sociabilidad joven.

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Este trabajo hace énfasis en grupos de jóvenes comunitarios, algunos impactados por formas de resistencia cultural propias de ciertas tribus urbanas. Sobre las demás formas de agrupamiento apenas se hará un rápido esbozo, para contribuir a la cartografía de contextos que plantea este estudio.

2.2.2.6.1. Los grupos de apego o “grupos en fusión” La más palpable empatía que produce el encuentro y el agrupamiento juveniles, es la de los afectos, de la amistad y de la reciprocidad al compartir las vivencias sociales de hoy. El joven está en búsqueda del goce, del propio reconocimiento de su ser social y del encuentro con los pares; unos y otros están tocados por las potencias afectivas y en trance de desplegarlas y sus territorios están enunciados desde muy diversas trayectorias subjetivas, entre las que se destacan las de la oferta dominante del consumo. Este encuentro entre pares puede desembocar en grupos abiertos, de apego, que en el lenguaje sartriano son típicos grupos en fusión, que se hacen y se deshacen en medio de la rumba, la vecindad, la capacidad para compartir gustos o para desplegar al homo ludens que a todos nos constituye. Esta categoría de grupos naturales (o “galladas”, como las nombraba entonces el estudio citado), signadas por la amistad y la afectividad espontánea, como se ha dicho, resulta ser el caldo de cultivo de cualquier otra forma de agrupamiento. Con seguridad muy poco ha cambiado el panorama que mostraba la encuesta sociocultural de 1998 en donde a la pregunta acerca del tipo de afiliación grupal que ha aceptado en su relación con otros jóvenes: “el 89% de los entrevistados dijeron pertenecer a un grupo de amigos, el 10% se definen como solitarios, y 7% dicen hacer parte de un combo, gallada, pandilla 64

o banda”

64 SALAZAR, Alonso et. al. Op cit.; p. 55.

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Sin duda, la mayoría de estos últimos pertenecían a la vez a un grupo de amigos. Como grupos en fusión están completamente desregulados, fluctuantes y son fugaces, con frecuencia. Esta es la adscripción grupal fundamental de los jóvenes.

2.2.2.6.2. Los grupos comunitarios. Si seguimos el razonamiento de los modos de agrupamiento que se ha expuesto en apartados anteriores de este libro, en el otro extremo del espectro están los grupos juramentados. Las organizaciones comunitarias hacen parte de éste entramado que desemboca en las organizaciones instituidas. Los comunitarios son jóvenes que han sido atravesados por subjetivaciones políticas, que han devenido sujetos de lo público y que han encontrado en los grupos comunitarios del más diverso signo el territorio desde el cual rehacer su ser político, repelente a la política tradicional, refractaria a las formas de representación convencionales. Camilo, uno de los jóvenes comunitarios inserto en los proyectos que analiza esta investigación, lo dice con vehemencia: No jugamos a individualidades ni a partidos políticos, no nos interesa, somos unos anarquistas, sin instituciones, pero es claro que hay que tener plata, (…) toca estudiar, toca trabajar, y no hay que desconocerlo. Pero somos muy claros que lo que hemos construido ha sido bajo nuestra 65

conciencia, bajo nuestros parámetros y bajo nuestra experiencia.

De ahí que los comunitarios exploren trayectos ciudadanos muy tangenciales a los ejercicios del sufragio universal, de la representación parlamentaria, o de la elección de cargos en las administraciones públicas, todas ellas tan próximas a los ejercicios de reproducción de la política tradicional. Sin embargo los comunitarios han aprendido a convivir con estas manifestaciones, a arriesgar alianzas, a experimentar posiciones. 65 Entrevista a Camilo González de la Fundación Cultural Muexca. Bogotá. 2008.

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Los comunitarios han ido asumiendo el potencial político ciudadano como formas del hacer social cotidiano; unos han practicado la fuerza política de la creación artística y evidencian su capacidad para desatar procesos de subjetivación contra-hegemónicos. Para contribuir a reconstruir los lazos del tejido social maltrecho por las violencias yuxtapuestas, otros han indagado los senderos de la memoria profunda: el ancestral y el de las comunidades de más reciente formación. Unos han descubierto la fuerza del cuerpo, los poderes que lo dominan y las maneras de recomponer la autonomía y la potencia subjetiva que surge en la práctica libre del cuidado de cada cual. Otros más se replantean las relaciones del ser humano con la naturaleza, su reintegración, buscan nuevas formas de producir los alimentos, de conservar el agua e indagan sobre las implicaciones del estilo de consumo. También están los que han encontrado en la desactivación de las lógicas de la guerra, el trazado para su acción política y los que preguntaron por acciones pedagógicas novedosas y eficaces para devolver la estima propia a niños y adultos humillados; y quienes se situaron en el terreno de la lucha contra la pobreza para encontrar formas de resistir desde la solidaridad y la autogestión; así como los que se sintieron parte de los procesos de afirmación de minorías étnicas, de género o de opción sexual, discriminadas y marginadas de los escenarios del poder, pero, llenos de energía para constituir subjetividades alternativas de una riqueza crítica y una capacidad de afirmación vital de enormes proporciones. Entonces, el elemento dinamizador de los jóvenes comunitarios en su proyección hacia nuevos campos sociales no es la política, sino lo político de las subjetivaciones; que trasciende el campo de los compromisos políticos abstractos, no adhiere a los discursos de la macropolítica de representación, sino opta por la micropolítica del acontecimiento creativo, que politiza las dimensiones de la vida privada, los escenarios proximos: el canto, los movimientos del cuerpo, las relaciones entre hombres y mujeres, la sexualidad, las identidades de raza o región, las formas de trabajo, las maneras de organizarse, los procesos de consumo, la relación con los objetos materiales y con el entorno natural.

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

Se trata de la cultura como acontecimiento político y ético, de la estetización de lo político; se trata del reencuentro de la dimensión política de trayectos subjetivos como el goce, el acercamiento humano pleno, el lenguaje, el juego. Se ha abierto una micropolítica de los flujos culturales de resistencia, una licuefacción de los estratos duros de la cultura que ahora se hace porosa y difumina las fronteras entre los campos político y ético. Estamos ante el acontecimiento de una política de la vida toda, de la biopolítica de la resistencia. Los comunitarios están ahí, en el centro de ese proceso que apenas se adivina.

2.2.2.6.3. Tribus urbanas y grupos de consumo y modas culturales Este estudio dio más importancia a la aparición de las tribus en relación con la presencia del escenario cultural globalizado en el que se desenvuelven estas manifestaciones, que a la extensión cuantitativa de estos grupos. Estas minorías aguerridas constituían una muestra de la incursión inédita del ámbito de las nuevas subjetividades, caracterizadas por el esteticismo, que recorría todo el mundo de los jóvenes, aunque su importancia política y estrictamente organizativa o de impacto social eran de muy poca cobertura. Tal como lo indicaba el texto de Salazar, et. al: Cuantitativamente pertenecer a una tribu es una opción minoritaria en la realidad urbana, pero se hace llamativa porque es literalmente excesiva, ya que quiere superar las limitaciones, las reglas de la sociedad uniformadora. En la encuesta sociocultural realizada por esta investigación, solo 11% de los encuestados nombraron una subcultura de corte neotribal (rockero, rapero, metalero, yupi, etc.) como la que ellos 66

preferían para definirse.

66 SALAZAR, Alonso et.al. Página 63. Allí mismo se registra que “respecto a la pregunta 7 (por la definición del tipo de joven que sesearía ser), encontramos: (…) hippie, 7.1%; rapero 4.3%; metalero 2.6%; skin head 1.4%; punk 0.8%, hardcorero 0.7%)

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El Problema de la Organización: Escenarios para Vivir Nuevas Maneras del Ser Joven

En la última década que nos separa de ese entonces, estas manifestaciones lejos de desaparecer se han ido convirtiendo en parte del horizonte de los movimientos juveniles, adaptándose a importantes cambios en su configuración que han traído nuevas formas de tribalización y modificaciones en aquellos agrupamientos que hoy podrían apreciarse como clásicos. Varios de estos últimos se han radicalizado y los medios de comunicación resaltan su vinculación a hechos de violencia callejera por el enfrentamiento entre facciones. Los casos más conocidos en Bogotá son los de riñas entre “cabezas rapadas” de orientación Nazi, con “cabezas rapadas” de orientación anarquista (RASH) que han dejado el saldo de algunos muertos y heridos67. En el imaginario de estas tribus está muy arraigada la bipolaridad amigo-enemigo que explota en enfrentamientos violentos, en ocasiones, especialmente cuando se interceptan los circuitos territoriales que se han trazado tácitamente. Estos hechos bien podrían interpretarse como propone Frederik Thrasher de la Escuela de Chicago, quien desde las primeras décadas del siglo XX vio la acción de estos grupos relacionada con “zonas de fractura” entre diferentes áreas de la ciudad, que favorecen la operación de “grupos intersticiales” cuyo móvil de integración se encuentran en el conflicto68. Como todas las tribus, adscriben a estéticas definidas por la música y las escrituras corporales, si bien el papel de la ideología está en el centro de su movilización, ya sea desde una perspectiva racista (los skin nazis), anarquista, antirracista o anticapitalista (red skin o RASH). Son tribus cuyos miembros viven su pertenencia con alta intensidad y en pie de batalla permanente. 67 Un artículo de la revista “Divergencia” consigna que “El pasado 8 de septiembre (2007) después del concierto de la banda bogotana de hardcore Pitbull, fue asesinado Julián Javier Prieto, guitarrista de la banda. (…) Su muerte la ocasionó un grupo de alrededor de treinta hombres y mujeres skinheads (cabezas-rapadas), de los cuales algunos son aún menores de edad. Según Vladimir Rodríguez, politólogo e investigador de fenómenos urbanos y violencia de la Secretaria de Gobierno de Bogotá, “desde hace mucho tiempo se han venido presentando rencillas o rivalidades entre algunas tribus urbanas de la ciudad”. Cf. ARÉVALO, Julián y SALAZAR, Andrés. Tribus urbanas, violencias y otros hechos aislados. En: Revista Divergencia, No. 7, Universidad Externado de Colombia. 2007; p. 14. 68 THRASHER, Frederik. The Gans. A Study of 1313 gans in Chicago, Citado por FEIXA, Carlos. De jóvenes, bandas y tribus, Barcelona: Editorial Arie, 1998; p. 47

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Tribus clásicas, como los metaleros, se han consolidado. En efecto, los seguidores del metal se consideran la tribu más extendida y de mayor aceptación entre los jóvenes rockeros de la ciudad. Definidos fundamentalmente por su música y sus bandas emblemáticas de gran producción y figuración comercial, sus vestimentas negras con distintivos metálicos son de fácil difusión y copan espacios institucionales masivos como “rock al parque”; hacen parte de un enorme movimiento contracultural global, fundado en la música “heavy”, desde donde se proclaman apolíticos, antimilitaristas y pacifistas; desde allí irradian una experiencia estética intensa, pues estos territorios simbólicos de gran fuerza expresiva se convierten en potentes imágenes sociales. Sin embargo, pueden deslizarse fácilmente hacia estereotipos acogidos por el mercado, los medios y la moda. Otra de las tribus paradigmáticas, los punks, ritualizan la facha, la música y el baile, para hacer una crítica radical del sistema desde posiciones políticas próximas al anarquismo. Con su exhibicionismo extremo de crestas coloridas, su larga tradición y sus fuertes ritmos, sin embargo, no han logrado ganar una presencia de mayor significación en el ámbito urbano bogotano, siendo desbordados por otras tribus. Los punks son la matriz de otras tribus como los hardcoreros, basados en un subgénero musical conocido como hardcore rock punk están alejados de compromisos ideológicos o de causas sociales, prefieren refugiarse en el individualismo manifiesto y trasegar en muy pequeños grupos. Últimamente se les avista con poca frecuencia por los circuitos de las tribus bogotanas y algunos los consideran prácticamente inactivos. Situación similar atraviesan otras tribus reseñadas en el estudio de Salazar, et. al como los “satánicos”, algunos de cuyos exiguos grupos podrán continuar con sus ritos que sacralizan lo condenable por las religiones

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instituidas, pero cuyo carné de identidad está adscrito a la estética metálica, incluidas sus preferencias por el black metal y el death metal. Otras tribus clásicas como los rastas, sostienen su deambular en torno del reggae, la música de origen afrocaribeño de gran difusión en Jamaica, del ska, otro ritmo propio de la isla, así como por su afinidad con la religiosidad encarnada en la figura de los sacerdotes rastafaris, que proclaman la misión de los hijos de los esclavos africanos de regresar a su continente originario. La sacralización ritual del consumo de marihuana hace de esta tribu una defensora de su abierto consumo. Los rastas han articulado un discurso cultural de reivindicación afro y la mayoría de miembros de esta minoría étnica están vinculados en Bogotá. La ciudad se ha ido poblando de nuevos grupos tribales. La convocatoria al Primer Encuentro Distrital de Tribus Urbanas de la Secretaría de Gobierno y de la Policía Metropolitana de Bogotá, a realizar durante el mes de abril del 2009, 69

calculaba la existencia de 20 agrupaciones de este tipo en la ciudad . Así, los raperos constituyen la tribu tradicional de mayor extensión en los barrios populares de Bogotá y sobre su movimiento haremos un análisis más detallado en otro apartado de este estudio. Pero, además de las tribus ya mencionadas, y de otras de larga trayectoria como los hooligan o barristas, se cuentan dentro de las nuevas tribus a los tecktónicos, llamado así por su preferencia por la música del mismo nombre, una combinación de técno y electrónica; los electrónicos por su afinidad con la música electrónica; los otakus, que se disfrazan imitando personajes de los cómics de origen japonésanimes; los guizos o regettoneros, identificados por esta música y su baile: el reggetón, considerados por otras tribus como ”ñeros” o de estirpe tosca, poco elaborada y ordinaria. Se destacan cuatro tribus urbanas de nueva generación: los skate, los flogger, los happy punk y los emo, en esta multiplicidad de agrupaciones que 69 ALARCÓN, Giovanni. “Primer encuentro distrital de tribus urbanas”. Allí se reporta que Martha Rocío Franco, coordinadora de la zona Sur de la Secretaría de Integración Social, dijo: “se esperan 20 grupos de tribus urbanas”. Disponible en URL. www.bogotá.gov.co. Consultado. 1 de Abril del 2009.

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cambian los compromisos radicales de enunciados estéticos e ideológicos que marcaron a las tribus originales de los años sesentas y setentas, para adoptar formas más livianas, músicas sin contenidos sociales ni contestatarios y una presencia definida más por la empatía tecnológica, por el encuentro recreativo divertido o por actitudes patéticas y sufrientes, antes que por la disposición a la lucha. Los skate se agrupan alrededor de la práctica de la tabla o monopatín; en su ejercicio se juntan en zonas determinadas que convierten en sus territorios, a la manera de los surfistas que buscan las playas con olas más enconadas. El torrente de emociones y adrenalina que provoca este deporte de riesgo es el receptáculo para que fluyan músicas fuertes y agresivas como el punk underground californiano, zona de donde es oriundo el skate. Su interés es básicamente recreativo y se declaran apolíticos y pacíficos. Los happy punk se agrupan alrededor de un punk melódico con estéticas diferentes al punk original, en el sentido de menos marcadas y provocadoras; no hacen política y allí incursionan jóvenes de edades muy tempranas. El movimiento nace a mediados de los ochentas en California, su costoso estilo de ropa determina que sea una agrupación para clase media, cuando menos. Su presencia se ha venido extendiendo en las tribus. Los flogger son más una moda adolescente que un a tribu urbana. Son chicos o chicas que publican sus fotos en un flog o fotolog de internet y lo hacen con bastante insistencia con la intención de narrar su vida a través de imágenes, realizando anotaciones a las fotografías y pasando por otros flog para añadir comentarios. Estos comentarios buscan además que el flog visitado añada a sus “favoritos” al flog que comenta. La cantidad de comentarios o de visitas es la que otorga prestigio dentro del grupo y ella guarda relación con la cantidad de veces que el flog ha sido agregado a “favoritos” por otros. Son una comunidad digital que tienen afinidad por la música electrónica y que concerta encuentros a través de la red para escuchar su música y bailar con un estilo muy particular, ensimismados, concentrados en un movimiento rápido de sus pies, conocido como “mata cucarachas”.

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Dentro de este concierto de tribus o grupos neotribales más recientes, los emo son la tribu que ha tenido una mayor expansión, especialmente entre los adolescentes de clase media y alta de Bogotá. Su música característica es una derivación del punk que se conoce como emo. El sonido es más lento y melódico que el de los punk, para permitir abarcar varias emociones y estados de ánimo, especialmente el de tristeza. De ahí que combine los estallidos de furia, heredados del hardcore, con ritmos más tranquilos. Se identifican con otras tribus en su rebeldía urbana y en el vagabundeo por los trayectos de la ciudad, en donde manifiestan sus sentimientos de rabia y melancolía. Elaboran mucho su imagen con maquillajes fuertes, gafas, aspecto despeinado pero no descuidado, con flequillos o mechones que les tapan un ojo. Se considera que es la tribu o el grupo de los adolescentes tristes, porque una de las emociones que viven más intensamente es la depresión, aunque ellos dicen que igual expresan todas sus emociones. Su facha trae alguna remembranza a los dark (oscuros) de los años ochentas. Se cortan y marcan los brazos como una forma de castigase e infligirse dolor, a la manera de desahogo y de protesta. Su énfasis en las pasiones tristes, el tratamiento que dan a sus vestimentas y adornos como una moda, así como su patetismo, han provocado la reacción, a veces violenta de otras tribus. En realidad se ha ido configurando un verdadero movimiento anti-emo del cual participan principalmente los miembros de tribus clásicas, que los acusan de desnaturalizar los símbolos de las tribus, que se han configurado como íconos de ruptura, para convertirlos en moda; también los señalan como adolescentes vacíos y algunos critican su preferencia por las relaciones homosexuales. Se trata pues de un grupo neotribal que causa bastante polémica entre el movimiento tribal y, por supuesto, entre la sociedad adulta que no deja de verlos con desconfianza y teme que propaguen tendencias suicidas o auto- destructivas

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2.2.2.6.4. Los grupos de jóvenes en violencia. Incluyen distintos tipos de congregaciones, desde las más reglamentadas y juramentadas bandas y pandillas, hasta las de núcleo más blando como los “parches”, que se involucran en acciones de violencia organizada, como una más de sus actividades. Estas últimas realizan subjetivaciones en lógica de guerra; algunas institucionalizan racionalidades de una violencia instrumental y adquieren niveles especializados de organización para el ejercicio de la violencia, mientras que otras gravitan en las subjetividades de la violencia molecular y estructuran sus organizaciones de forma más flexible. Sobre estas agrupaciones hay una extensa bibliografía; este estudio no se planteó como objetivo particular incursionar en ellas.

2.3. La participación de los jóvenes en su subjetivación política en Bogotá Los sujetos jóvenes cada vez se distancian más de las formas tradicionales de participación y organización política ligadas a la representación. Desconfían de los partidos, de los movimientos políticos de corte parlamentario y de la participación electoral. Las dudas sobre la eficacia de participar en los órganos de representación política nacionales o locales: Congreso, Concejos municipales, Juntas administradoras locales, etc. continúan siendo una constante entre los jóvenes. La mediación política moderna que constituye el escenario legitimado de lo público, donde se instituyen la acción y la pertenencia ciudadanas, pierde terreno progresivamente entre la población, pero más aún entre los jóvenes. Ni los partidos, ni las principales instituciones de la representación política parecen responder a sus preguntas vitales o decirles algo sobre los profundos significados de la vida en comunidad que los jóvenes buscan. Por tanto, no son fuentes simbólicas ni ocupan un lugar propicio para convocar la acción juvenil, dado que la falta de sentido en estos dispositivos de la política de representación, les distancian de sus procesos de construcción subjetiva, de

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su búsqueda de identificaciones y maneras de expresarse. Esto está más próximo a la cultura del goce y a la cotidianidad, que a luchas entre mayorías y minorías, a la cacería de votos o a los rígidos rituales de los métodos y las discusiones de tipo partidista. Los jóvenes critican la política que conocen concebida como un arte de simulación para engañar a las multitudes y un ejercicio brutal del poder. Los muchachos huyen de este tipo de política o asumen la pasividad adhiriendo a la masa mayoritaria de descreídos que se abstienen de participar en el debate electoral y que miran con recelo la acción de los políticos profesionales que los asedian en los procesos de búsqueda de su propia reproducción política. No obstante, muchos jóvenes tienen un agudo sentido de lo político y comprenden que impregna su contacto con los asuntos colectivos, persisten en vincularse a procesos comunitarios, los cuales hacen virar en el intento de escapar de los métodos de la desprestigiada política convencional, para no renunciar a su ejercicio de los asuntos públicos. Un joven multiplicador del proyecto que aquí se analiza, lo describe de la siguiente manera: El tema de concepto de política es muy importante, los concejos locales de juventud hacen unas apuestas. Se trata de generar propuestas novedosas, que den transformación y consisten en que el joven se vea interesado por la política (…) Uno debe pensarse en varias perspectivas posibles: una es la política y otra es hablar de lo politiquero. Pensarse en la política es pensar en lo administrativo [en los recursos y presupuestos], hablar de lo político es lo esencial, lo que hace que uno sea sujeto de derechos. Ningún proceso de lo político está acabado, la cosa es que los jóvenes temen a lo político, a hablar de lo político. Los jóvenes en este momento no se ven interesados por lo político (…) Muchas de las iniciativas que se presentan en este tipo de proyectos, surgen desde la condición más honesta de los grupos. Que se piensan desde una sostenibilidad política, sin pretender ir más allá de realizar o tener alcances amplios con el trabajo que tienen en las localidades. Iniciativas que recurren a postulados políticos sin temor alguno. En el

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proceso, cuando se toma la decisión de presentarse a un proyecto estatal o en el cual haya financiamiento fuera del país hay que estar muy atentos, casi siempre los organismos se enteran de los proyectos, que [constituyen] las organizaciones internacionales (se refiere a las organizaciones y agencias trasnacionales); por ejemplo, si el Banco Mundial le mete plata a los jóvenes, no es por su beneficio, hay un interés de por medio, nadie hace nada gratis, creo que hay una compleja distinción entre unos organismos y los otros, siempre hay que tener como principio la sospecha.70 Este principio de suspicacia ante las ofertas políticas del centro hegemónico, moviliza a los jóvenes en otras direcciones para construir formas de lo político que cubran diversos frentes y varias posibilidades de acción caracterizados por un horizonte crítico desde el punto de vista social, con preferencia por la actividad comunitaria. Ello incluye gestión autónoma, visibilidad de sus apuestas, conexión entre iniciativas juveniles de distinto tipo y formas alternativas de relación con las instituciones y con el Estado. Los jóvenes se resisten a que les sean asignados sólo determinados espacios y formas del hacer político; uno de los líderes del proyecto, John Freddy, lo plantea sin reservas: La participación política de los jóvenes en las localidades se reduce a las Juntas de Acción Comunal, pero de manera pasiva. Si se hace política al margen sucede lo mismo que en las universidades públicas: empiezan los señalamientos, las persecuciones y se ataca y persigue a los jóvenes. Se les ponen fronteras de acción. Es el caso de los toques de queda que alejan a los jóvenes de la vida pública. Eso tiene que ver con las políticas que deben salir de las prácticas cotidianas, en donde se sienten los problemas de pobreza. Los partidos juegan a visibilizar a los jóvenes, pero es una estrategia

70 Entrevista a multiplicador del proyecto. Bogotá. 2008. CEIHS. Banco de datos. Uniminuto.

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política para atraerlos al partido. Llegan a los barrios ofreciendo promesas. Después no aparecen.71 Entonces, el interés de los jóvenes no gravita alrededor de los partidos ni organizaciones políticas; otra cosa es que algunos de ellos sean integrados a actividades partidistas y ahora se les considere no sólo “carne de voto”, sino como postulantes a posiciones de dirección en los partidos y se incluyan en las listas para las elecciones de corporaciones públicas. Según una reciente encuesta de Invamer sobre opinión pública, citada por la revista Cambio, los índices de rechazo de los jóvenes a las estructuras partidistas son muy altos con un 63% de opinión desfavorable. Algunos partidos nuevos como el Polo Democrático Alternativo han conseguido integrar grupos juveniles a su actividad, si bien su participación sigue siendo marginal y su atracción hacia esos partidos resulta pasajera. Por ejemplo: Las cifras del reciente Congreso del Polo son significativas en lo que se refiere a participación juvenil: asistieron 500 delegados de las juventudes, escogidos entre 13.000 inscritos por debajo de los 30 años. En la otra esquina del espectro ideológico, el Partido de la U asegura tener más de 3.000 jóvenes en 25 departamentos que promueven 72

activamente las ideas de ese grupo político.

Estos datos no resultan muy contundentes a la hora de evaluar la participación de los jóvenes en los procesos de representación política partidista. Por su parte, la encuesta sociocultural del DANE del año 2008 deduce de sus proyecciones que dentro del rango de edad entre 18 y 35 años, unos 4.690.000 jóvenes “nunca votan” o solo “a veces votan” cuando en Colombia hay elecciones.

71 Intervención de John Freddy Estrada en el marco del Seminario “Jóvenes, productividad y subjetividades”, organizado por el componente de investigación del proyecto de apoyo a iniciativas juveniles Oxfam- Sdis, Uniminuto. Bogotá. 2008 72 Cf. Jóvenes serán decisivos en las próximas elecciones. En Revista Cambio, No. 827, (Mayo del 2009); p. 7 13.

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CUADRO No. 4 TENDENCIAS DE PARTICIPACIÓN ELECTORAL DE LOS JÓVENES Cuando en Colombia hay elecciones, Usted*

RANGO DE EDAD

TOTAL

18-35

36-50

Personas

Proporción %

Personas

Proporción %

Personas

Total

22.187.527

100,00

9.418.249

42,45

6.795.139

c.v.e.%

3,52

0,00

3,83

1,56

3,63

Siempre Vota

13.219.728

59,58

4.727.509

21,31

4.366.861,2

c.v.e.%

3,93

1,81

4,38

2,81

3,96

A veces vota

5.712.978

25,75

2.474.782

11,15

1.820.965

c.v.e.%

5,38

3,72

6,40

4,78

5,92

Nunca Vota

3.254.029

14,67

2.215.165

9,98

607.313

c.v.e.%

4,51

3,47

4,74

3,84

7,53

FUENTE: DANE. Encuesta Sociocultural. 2008

Esto equivale al 21.13% de la población colombiana en edad de votar y al 49.8% de la población joven que podría participar en elecciones, como se observa en el cuadro No.173. La proporción es mucho menor si sólo se considera el rango de edad entre 18 y 25 años, pues según la encuesta Lapop publicada en el 2007, el porcentaje de estos jóvenes que votó en la última elección presidencial, estuvo por debajo del 45%74. A partir de esta edad, todos los demás rangos etarios incrementan su porcentaje de votación en esas elecciones en proporción directa a su mayor edad, como se observa en el gráfico número 1.

73 DANE. Encuesta sociocultural 2008; 74 LATIN AMERICAN PUBLIC OPINIÓN PROYECT. Cultura política de la democracia en Colombia, Barómetro de las Américas (LAPOP), Vanderbilt University, USAID, Bogotá: Universidad de los Andes, 2006; texto en medio magnético.

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El Problema de la Organización: Escenarios para Vivir Nuevas Maneras del Ser Joven

GRÁFICO N° 1 PORCENTAJES DE VOTACIÓN EN LA ÚLTIMA ELECCIÓN PRESIDENCIAL POR RANGO DE EDAD

Esto está en correspondencia con los índices que la misma investigación define sobre lo que denomina “respaldo al sistema” que se define como una “medida de legitimidad del sistema político”. Este índice de legitimidad se construye a partir de opiniones sobre seis ítems: la garantía de juicios justos en los tribunales de Colombia; el respeto que se tiene por sus instituciones políticas; la protección de los derechos básicos del ciudadano; el orgullo de vivir bajo el sistema político de la nación y la propensión a apoyar el sistema político colombiano75. GRÁFICO N° 2 RESPALDO AL SISTEMA POLÍTICO POR RANGO DE EDAD

75 Ibíd. p. 13.

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

Al observar la gráfica 2, el rango de edad entre 18 y 25 años, según datos agregados 2004-2007, asigna la más baja de las calificaciones de respaldo al sistema, apenas superando el 56%. La legitimidad del sistema entre los jóvenes es la más baja entre todos los rangos de edad.

2.3.1. Las nuevas formas de movilización y participación de los jóvenes en los asuntos públicos Los jóvenes hacen su búsqueda de lo público por derroteros más próximos a la acción directa, para no posponer ni renunciar a su peculiar forma de descubrir y apropiarse de lo colectivo. La juventud no participa simplemente para dar respuesta a la convocatoria institucional que satura el espectro social, como ordenadora exclusiva y omnipresente de la esfera pública. La participación juvenil en los asuntos de la comunidad es más bien consecuencia y extensión de sus procesos de subjetivación, de sus exploraciones para reinventar el pegamento social y sus efímeros territorios de identificación. Por eso su repelencia hacia la participación tutelada por las instituciones, su permanente crítica a los formalismos, a la tendencia a burocratizar o convertir cualquier espacio de participación en una trama de requisitos, trámites y reglamentaciones. Según la encuesta del Barómetro de las Américas los mayores índices de “temor a la participación” se ubican también en el segmento juvenil. Este temor es entendido como la percepción de que vincularse a los procesos participativos conlleva riesgos o una exposición innecesaria a la mirada pública, la cual se entrometería en sus asuntos privados. (Ver gráfica No.3). El miedo a la participación es mucho más marcado en los jóvenes de rango de edad entre 18 y 25 años, sólo superado por el grupo de adultos entre 36 y 45 años. Según Lapop este temor disminuye si se trata de la participación en asociaciones relacionadas con la escuela, también es muy bajo cuando se

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refiere a la participación electoral y aumenta cuando se trata de participación en manifestaciones públicas o en postulaciones para cargos públicos. 76

Índice de temor a la participación

GRÁFICA N° 3 TEMOR A LA PARTICIPACIÓN POR EDAD 25

20

15

18-25

26-35

36-45

46-55

56-65

66+

Edad Fuente: LAPOP 2006

Según el estudio citado, el efecto más relevante de este temor es la poca disposición de los jóvenes a la movilización, si se tiene en cuenta que tan sólo un 14% de los colombianos entre 18 y 25 años dicen haber participado alguna vez en su vida en manifestaciones callejeras legales. Sin embargo, este bajo porcentaje es superior al de la participación en movilizaciones de los jóvenes ubicados en el rango de edad entre 26 y 35 años, que apenas supera el 10% (Ver gráfica No. 4). Estos son los dos segmentos con proporción más baja de participación en movilizaciones públicas de todos los encuestados, cuyo universo es de todas maneras de muy pobre despliegue en este tipo de expresión pacífica, si se observa que el promedio de toda la población bajó del 19.3% en el 2004, al 14.4% en el 2007.77

76 Ibíd.; p. 218 - 223. 77 Ibíd. p. 212.

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GRÁFICA N° 4 PARTICIPACIÓN EN MANIFESTACIONES PÚBLICAS SEGÚN RANGO DE EDAD

% participantes

20%

10%

18-25

26-35

36-45

46-55

56-65

66+

Edad Fuente: LAPOP 2006

Entonces, ninguna de las dos formas tradicionales de incursión en lo público, ni la participación en procesos de representación política partidista y electoral, ni la vinculación a manifestaciones callejeras legales, parecen estar muy próximas a los jóvenes colombianos. Es preciso indagar sobre otras maneras de participación ciudadana que puedan interesar a la juventud bogotana. Las primeras claves están en la proximidad de las necesidades de la sobrevivencia diaria, en la construcción de un entorno para una vida con dignidad; las otras ya mencionadas, están conectadas con la participación asociada a sus trayectos subjetivos y a los territorios en donde constituyen sus identificaciones. Tal es el puente que sirvió para superar el abismo que tanto la vieja política, como la mercantilización de las relaciones sociales, produjeron en la vinculación de los jóvenes a lo público y que los impulsó a refugiarse en otras esferas de expresión y en otros compromisos con la plenitud de la vida. El principal vehículo de socialización y de participación en procesos colectivos asumido por los jóvenes es el giro estético, que constituye otra forma de movilización y una permanente interpelación a la

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El Problema de la Organización: Escenarios para Vivir Nuevas Maneras del Ser Joven

sociedad acerca de los lugares para experimentar el encuentro social y la búsqueda de nuevos sentidos a las tramas de la sociedad. En esos espacios, los jóvenes han aprendido a construir otros lugares de poder, a traducir los anhelos de emancipación y los lenguajes de la comunidad, para desde allí proyectarse hacia formas de acción colectiva, generalmente en escala local y en lógica comunitaria. Por eso, al sinsentido de la política mayoritaria, al vacío de la gran enunciación representativa de la política hegemónica, han contrapuesto ensayos creativos de participación comunal, de redescubrimiento y resignificación de antiguas formas de asociación, de recreación de experiencias organizativas, de prueba y error en el uso de ofertas institucionales de organización y participación. Que los jóvenes desvaloricen las formas caducas de la política de representación no parece ser sólo indiferencia, sino más bien fuga hacia otras maneras de relación y nuevos significados de lo político. Hacer vacío a las formas tradicionales es una acción de profundo significado político, si en vez de ellas, comienzan a florecer formas frescas, directas, en pequeña escala, del gobierno de las pequeñas cosas públicas, es decir, ejercicios de micro-política que rompan el gueto juvenil y permitan a los muchachos pensar en comunidad, imprimiéndole toda su riqueza expresiva, toda su carga simbólica, toda su crítica sobre lo establecido. Es muy difícil hacer un seguimiento de esta multiplicidad de pequeñas acciones y propuestas, pero uno de los propósitos de este estudio es comenzar a aportar en esa dirección. Existe mayor información sobre los intentos de participación juvenil en espacios institucionales que reflejan los esfuerzos de sectores de la juventud bogotana por aproximarse a formas de participación social y política reconocidas por el Estado. No obstante, según estudios comparativos como el citado del Barómetro de las Américas, también en estas formas institucionalizadas de la sociedad civil, la proporción

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

de jóvenes que se involucra en actividades de la vida asociativa y en los tipos de organización que se plantean contribuir a la solución de problemas comunitarios, es inferior al promedio de los países incluidos en esa investigación.78 Aún teniendo en cuenta esta observación, la alternativa comunitaria es el principal medio vinculante entre el horizonte cultural y las formas conocidas del hacer público. A través de este canal se entrelazan los relatos identitarios con la construcción de los discursos sociales que, al mismo tiempo, son señales de diálogo con la cultura política prevaleciente y toma de distancias con ella para deslindar su territorio de las desgastadas costumbres de la acción pública hegemónica.

2.3.2. ¿Qué tanto conocen los jóvenes los espacios y mecanismos de participación institucional? La encuesta de cultura política del DANE muestra que, de los espacios de participación ciudadana que son usados comúnmente en Colombia, el 82% de los jóvenes entre 18 y 35 años reconocen la existencia de las Juntas de Acción Comunal (porcentaje un poco superior al promedio nacional de todas las edades mayores a 18 años). Para todos los demás espacios de participación ciudadana institucionalizada que fueron consultados, los porcentajes de reconocimiento fueron mucho menores: Comités de Control Social en Servicios Públicos (26%); Comités de Participación Ciudadana en Salud (36%); Audiencias Públicas (34%); Veedurías Ciudadanas (25%). (Ver Cuadro No. 5) 78 Cf. LAPOP. Op. cit.; p. 209. Un apartado de este estudio señala además que: “Tres de cada cinco colombianos participa de algún tipo de grupo de religioso, mientras que casi la mitad asiste con cierta regularidad a reuniones de padres de familia. Los grupos comunitarios, incluyendo las Juntas de Acción Comunal, reciben en sus reuniones a una cuarta parte de los ciudadanos. También vale la pena anotar que un 13% de los encuestados asistió a reuniones de grupos de mujeres, de los cuales cerca del 18% son hombres. Finalmente, tan sólo un 14% asiste con cierta frecuencia a reuniones de sindicatos”. En los rangos de edad más jóvenes, la participación se encuentran por debajo del promedio de toda la población.

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El Problema de la Organización: Escenarios para Vivir Nuevas Maneras del Ser Joven

CUADRO N° 5 CONOCIMIENTO DE ESPACIOS DE PARTICIPACIÓN INSTITUCIONALES Colombia cabeceras municipales. Personas de 18 años y más. De la siguiente lista de espacios de participación ciudadana, cuáles conoce, por Rango de Edad. 2008

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

CUADRO N° 5 (continuación)

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Continúa en la página siguiente ...

Fuente: DANE Encuesta de Cultura Política 2008.

CONOCIMIENTO DE ESPACIOS DE PARTICIPACIÓN INSTITUCIONALES

Colombia cabeceras municipales. Personas de 18 años y más. De la siguiente lista de mecanismos de participación ciudadana, cuáles conoce, por Edad. 2008

El Problema de la Organización: Escenarios para Vivir Nuevas Maneras del Ser Joven

CUADRO N° 6

CONOCIMIENTO DE MECANISMOS DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA

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Fuente: DANE - Encuesta de Cultura Política 2008 * 792 personas no respondieron la pregunta

Colombia cabeceras municipales. Personas de 18 años y más. De la siguiente lista de mecanismos de participación ciudadana, cuáles conoce, por Edad. 2008

Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

CUADRO N° 6 (continuación) CONOCIMIENTO DE MECANISMOS DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA

El Problema de la Organización: Escenarios para Vivir Nuevas Maneras del Ser Joven

Según la misma encuesta, de los mecanismos de participación ciudadana consagrados en la ley 134 de 1994 los más conocidos por los jóvenes son el referendo (66.3%) y la consulta popular (46.1%). Los demás son apenas reconocidos por sectores minoritarios: Revocatoria del mandato (32%); iniciativa popular legislativa (18%); plebiscito (24.6%); cabildo abierto (22%). (Ver Cuadro N° 6).

2.3.3. La participación juvenil en las instancias institucionales Sin embargo, una cosa es reconocer estos mecanismos y otra participar efectivamente en ellos. En este aspecto las distancias son abismales. En cuanto a las organizaciones propiamente encargadas del quehacer juvenil, su participación e influencia en las decisiones de las autoridades es realmente ilusoria, de acuerdo a la percepción de los ciudadanos de Bogotá que respondieron a la encuesta “Bogotá, cómo vamos” del año 2008. GRÁFICA N° 5 PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN BOGOTÁ Cómo Vamos en Participación Ciudadana Cuál de las alternativas que encuentra en esta tarjeta describe mejor su relación con ____

¿Cómo calificaría usted el impacto de ___ en las decisiones que toma el gobierno de la ciudad? (1=Muy bajo a 5= Muy Alto)

Comites Locales de Control Social al Sistema Distrital de Parques

94%

5%

1%

3,4

Consejos locales de política social

93%

6%

1%

3,3

Consejos locales de obras

93%

6%

1%

Asociaciones de propiedad horizontal

92%

3,3

7%

1%

3,0 3,4

Consejos tutelares de los derechos de la niñez

90%

9%

1%

Consejos locales de juventud

90%

9%

1%

3,2

Consejos locales de planeación

90%

9%

1%

3,3

Consejos locales de cultura

89%

9%

2%

Veedurías ciudadanas

89%

10%

1%

87%

Asociaciones de Usuarios Asociaciones Cívicas y comunitarias de su barrio

83% 81%

Frentes de Seguridad Local

75%

Asociación de madres comunitarias

Junta de Acción Comunal No lo conoce

3,3 3,1

1%

12%

3,3

3%

14%

3,2

2%

17%

34%

40%

3,2

6% 54%

Lo conoce

3,2

1%

24%

60%

Asociaciones de padres de familia

3,4

6%

3,1

Pertenece a él

119

Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

En la gráfica N° 5 puede observarse que de las 15 opciones de asociación puestas a consideración de los encuestados, 12 son desconocidas por más del 80% de la población. Las Juntas de Acción Comunal constituyen la más conocida forma de organización social en el país, pero sólo el 40% de los bogotanos que respondieron dice no conocerla y tan solo el 7% manifestaron pertenecer a ellas. Además, el impacto que le asignan a su gestión sobre las decisiones del gobierno local es apenas del 3.1 sobre 5. De otra parte, el 90% de los encuestados declaró no conocer los Consejos Locales de Juventud, considerados como la principal forma institucional de asociación de los jóvenes en la capital, y únicamente el 1% de quienes respondieron que sí lo 79

conocen, dijeron pertenecer a ellos . Estas cifras nos dan un indicio del bajo peso específico de estos organismos diseñados para promover la participación temprana en las políticas públicas de la ciudad. La debilidad de estas formas institucionales de participación juvenil indica también la distancia entre los discursos que se instituyeron en la Constitución de 1991 y la capacidad real del Estado para dar curso a una democracia participativa basada en proyectos de inclusión social de sectores que no habían sido tocados por la representación política. Así, no se ha conseguido dar vida a los espacios públicos para deliberación y toma de decisiones, con participación de la gente que proclamó la carta política. La construcción de las políticas públicas no ha tenido muy en cuenta los resultados de la consulta a las poblaciones directamente interesadas, manteniendo la ruptura entre el sentir o las demandas de la gente y la orientación efectiva que toman los asuntos colectivos. Los jóvenes no perciben que se les reconozca un lugar legítimo dentro de los lineamientos políticos que les interesan y muchos de los líderes juveniles sienten que además de que no los toman en serio, hay una tendencia al manoseo de las organizaciones de jóvenes cuando se les convoca a participar, pero luego sus propuestas y expectativas no tienen cabida en las 79 CÁMARA DE COMERCIO DE BOGOTÁ, Casa Editorial El Tiempo y Fundación Corona. Resultados de la Encuesta de percepción Bogotá cómo vamos. 2008. Bogotá: Napoleón Franco, Agosto 5 del 2008.

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El Problema de la Organización: Escenarios para Vivir Nuevas Maneras del Ser Joven

definiciones que se implementan o simplemente son manipuladas. John Fredy lo expresa así: En la supuesta construcción democrática se quiere mostrar la imagen del joven a través de estandartes burocráticos que pretenden ser las ideas jóvenes sin que los jóvenes tengan cabida. Tal es el caso de las políticas públicas de juventud en los que hubo actos meramente representativos y que recogen solo a las organizaciones de jóvenes que avalan por medio de la presentación de proyectos, lo que el Estado quiere decir.

80

En esas condiciones, es improbable que la sensibilidad juvenil se expanda hacia este tipo de organismos de participación tutelada por el Estado, o que se produzcan procesos de apropiación generalizada de instancias como los Consejos Locales de Juventud. Las ofertas gestionadas desde instancias institucionales seguirán pareciendo ajenas, pues su construcción no se hace en realidad con los jóvenes, ni a partir de sus dinámicas y urgencias, sino en la lógica de la gestión burocrática, al ritmo que desde allí se impone y desde las necesidades de la reproducción política de quienes detentan el poder. Ese es uno de los factores explicativos del escaso entusiasmo que generan en Bogotá las elecciones para la conformación de Consejos Locales de Juventud. En el cuadro N° 7, se puede ver que luego de una campaña sostenida por parte de la Alcaldía Mayor y pese a la inversión de importantes recursos económicos, técnicos y logísticos de la ciudad, la votación obtenida fue de solo 8712 sufragios válidos y 597 votos nulos.81

80 John Fredy Estrada. Op. cit., 81 Si se considera un 1% de encuestados como pertenecientes a estos consejos, los resultados de la encuesta de percepción “Bogotá Cómo Vamos” fueron sumamente generosos, pues si se replicara esta muestra en el total de la población juvenil, deberían haber votado al menos 12.700 jóvenes de 1'270.540 correspondientes al rango de edad entre 15 y 24 años, según el censo de población del DANE (2005) y sus proyecciones para el año 2009, en la capital.

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

CUADRO N° 7 BOGOTÁ. VOTACIÓN PARA CONSEJOS LOCALES DE JUVENTUD CONSEJOS LOCALES DE JUVENTUD. BOGOTÁ CUADRO DE JÓVENES VOTANTES ELECCIONES 2008 N°

LOCALIDAD

TOTAL VOTOS VALIDOS

1 USAQUEN 2 CHAPINERO 3 SANTA FE 4 SAN CRISTOBAL 5 USME 6 TUNJUELITO 7 BOSA 8 KENNEDY 9 FONTIBON 10 ENGATIVA 11 SUBA 12 BARRIOS UNIDOS 13 TEUSAQUILLO 14 MARTIRES 15 ANTONIO NARIÑO 16 PUENTE ARANDA 17 CANDELARIA 18 RAFAEL URIBE 19 CIUDAD BOLIVAR 20 SUMAPAZ TOTALES

478 219 112 503 177 404 551 1291 340 661 939 335 529 172 247 819 132 269 441 93 8712

TOTAL NULOS

66 3 11 34 12 34 60 90 36 40 42 16 27 28 11 42 11 12 21 1 597

TNM*

2 0 0 0 0 0 1 0 0 72 1 0 0 1 0 0 0 2 1 0 80

TOTAL GENERAL

546 222 123 537 189 438 612 1381 376 773 982 351 556 201 258 861 143 283 463 94 9389

% x LOC.

5,8 2,4 1,3 5,7 2,0 4,7 6,5 14,7 4,0 8,2 10,5 3,7 5,9 2,1 2,7 9,2 1,5 3,0 4,9 1,0 100

Fuente: IDPAC. Gerencia de Juventud. Alcaldía Mayor de Bogotá. 2008

Tenemos otro ejemplo alrededor de un interesante ejercicio de participación ciudadana convocado por el Instituto para la Participación y la Acción Comunal (IDPAC) del Distrito Capital, que invitó a los ciudadanos a elegir, mediante votación abierta, las prioridades en la asignación de recursos de inversión de esta entidad ($5.700 millones de pesos) para distintos proyectos comunitarios. La experiencia se denominó “Presupuestos participativos” y aunque distaba mucho de ejercicios de gran envergadura como los realizados en ciudades de Brasil como Porto Alegre y Sao Pablo, tenía la intención de dar a los votantes la posibilidad de decidir sobre un paquete de proyectos, estructurado previamente en consulta con las

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El Problema de la Organización: Escenarios para Vivir Nuevas Maneras del Ser Joven

organizaciones comunitarias. Esta actividad se extendió desde el 30 de Marzo hasta el 5 de Abril del 2009 y consiguió que 23.550 ciudadanos se pronunciaran. Los proyectos más votados fueron los del grupo 1 “Movilización de mujeres”, que obtuvo 17.337 votos; el grupo 3 “Movilización de jóvenes” tuvo 16.040 votos y con ello consiguió que se asignaran recursos al proyecto: “Bogotá le apuesta a la Universidad. Desarrollo de procesos de organización y participación de los jóvenes universitarios”, que obtuvo casi 5.000 votos y “Jóvenes de ambiente. Recorridos territoriales para desarrollar 82

estrategias de participación juvenil”, que logró 3179 votos . Con esta acción experimental se estaría corroborando que importantes sectores organizados del entorno comunitario tienen interés en prestar atención a los proyectos juveniles. De igual manera, ciertas tendencias en la acción colectiva juvenil están respaldadas por esta institución del Gobierno de Bogotá. Aparte de los proyectos seleccionados, también tuvieron una importante votación otros proyectos, como “Encuentros para la conformación de redes con participación de organizaciones juveniles, personeros y consejos estudiantiles”, con 1.899 votos; “Poder a la calle para fortalecer las dinámicas de participación juveniles a través del arte urbano”, con 1.811 votos; “Alterando medios, para desarrollar productos de comunicación para la participación de los jóvenes en los medios de comunicación alternativos”, con 1632votos; “Etnia joven. Afros, indígenas, rom y raizales en la construcción de agendas juveniles” (1.003 votos); “Mesa urbano regional. Construcción de agendas de participación con jóvenes de Bogotá y municipios aledaños” (779 votos). Pero, es significativo que la votación más baja en este grupo la obtuviera el proyecto “Asamblea distrital de consejos locales de juventud. Balance de su gestión”, con 741 votos. Una encuesta realizada a una muestra representativa de los votantes de esta experiencia, muestra otros tipos de interés. Llama la atención que la 82

IDPAC. Acta final. Proceso presupuestos participativos IDPAC 2009 y Tarjetón. El presupuesto del IDPAC ahora lo decidimos juntos. En IDPAC [en línea] http//www.participacionbogota.gov.co

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

tercera parte de los votantes que respondieron la encuesta sean jóvenes entre 14 y 26 años de edad. O sea que al ponerse en discusión proyectos de interés directo para sus procesos sociales y organizativos, los muchachos saben hacer uso de los mecanismos que ofrece la Administración. Es cierto que no se puede generalizar esta actitud, por cuanto la convocatoria del IDPAC iba dirigida en primera instancia a organizaciones de ciudadanos muy activos y reconocidos, pero aquí hubo un gesto importante de respuesta de estos jóvenes organizados. (Ver Gráfica N° 6).

0,45 0,4

GRÁFICA N° 6 PARTICIPANTES EN VOTACIONES DE PRESUPUESTOS PARTICIPATIVOS. POR EDAD 39,74% 33,51%

0,35 0,3

24,68%

0,25 0,2 0,15 0,1 0,05

2,08%

0 NS/NR

14-26 años

27-50 años

51 años y mas

Fuente: Encuesta a votantes. Presupuestos Participativos. IDPAC. 2009

Entre estos jóvenes con alguna tradición en la participación y gestión de proyectos sociales, hay también una marcada tendencia a la adscripción organizativa. Si se observa la Gráfica N° 7, casi el 30% de los jóvenes que respondieron la encuesta declaran pertenecer actualmente a una organización y si bien el 63.6% admite que por ahora no pertenece a una organización, señala que le parece importante pertenecer a alguna.

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El Problema de la Organización: Escenarios para Vivir Nuevas Maneras del Ser Joven

Por otra parte, el comportamiento de este grupo de edad frente a las preferencias por uno u otro grupo de proyectos elegidos, es marcadamente diferente a la de otros grupos etarios, como puede verse en la Gráfica N° 8. En efecto, mientras los otros grupos de edad (27 a 50 años y 51 o más años) tienen un comportamiento electoral más disperso, repartiendo sus votos en las distintas opciones de proyectos, el grupo de 14 a 26 años concentra casi la tercera parte de sus votos en apoyar al “Grupo 3: Movilización de jóvenes” y hace aportes de algún peso al Grupo “Juntas de Acción Comunal” (17.7%) y al Grupo “Movilización de mujeres” (13.9%). GRÁFICA N° 7 PRESUPUESTOS PARTICIPATIVOS. VOTANTES POR EDAD 120 %

100 %

37,89 %

80 % 63,57 %

54,90 %

PER_ORG No pertenece pero le parece importante pertenecer

60 %

1,05 %

NO SI

40 %

0,78 %

20 %

29,46 %

0%

NS/NR

5,88 % 54,74 % 32,03 %

6,20 %

7,19 %

6,32 %

14-26 años

27-50 años

51 y mas años

Edad

Fuente: Encuesta a votantes. Presupuestos Participativos. IDPAC. 2009

En cambio el comportamiento electoral de los dos rangos de mayor edad coincide casi exactamente con el porcentaje que asignan al Grupo “Juntas de Acción Comunal”, llegando al 28.72% para los mayores de 51 años y 27.45% para el rango entre 27 y 50 años. Tal parece que las Juntas Comunales siguen siendo las formas de organización preferidas por los mayores; y los jóvenes, aunque

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

las continúan apoyando, prefieren explorar otras formas de asociación civil y concentrarse en las que responden a sus propios intereses juveniles. La misma relación se encuentra en el respaldo al Grupo “Fortalecimiento de organizaciones comunales y sociales”, con una orientación similar a la del Grupo de las Juntas de Acción Comunal y al que nuevamente los rangos de mayor edad le brindan sólido apoyo, mientras los jóvenes se distancian bastante de él. La votación en la que más se acercan los tres grupos de edad es en el apoyo al Grupo “Movilización de mujeres”, en donde, sin duda, hay un interés común manifiesto. GRÁFICA N° 8 PRESUPUESTOS PARTICIPATIVOS. VOTACIÓN POR GRUPOS DE PROYECTOS. SEGÚN LA EDAD DEL VOTANTE EDAD 14-26 años 27-50 años

LOCALIDAD: Todas

51 añosy mas 35 %

30 %

28,72 % 27,45 %

25 %

20,21 % 18,95 %

20 %

19,15 % 17,02 % 16,34 %

17,83 %

15 % 11,11 % 10,08 %

2,61 % Movilización personas en condición de discapacidad

Movilización de jóvenes

Movilización LGBT

Movilización Mujeres

0%

1,06 %

5,43 %

4,65 %

2,33 % Escuela de Participación

3,19 %

Movilización de afro descendientes

3,92 % 0%

7,45 % 4,90 %

Fortalecimiento de organizaciones sociales

4,65 %

5%

Juntas de Acción comunal - JAC OPC

9,80 % 9,30 %

Movilización de propiedad horizontal

13,95 % 10 %

Fuente: Encuesta a votantes. Presupuestos Participativos. IDPAC. 2009

Un dato final es interesante para este análisis de la participación juvenil en Bogotá. Según la encuesta a la que hemos hecho referencia, la atención de los jóvenes se centra en sus propios proyectos, aunque comienza a consolidar la

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El Problema de la Organización: Escenarios para Vivir Nuevas Maneras del Ser Joven

búsqueda de asociaciones con proyectos de otra naturaleza. No hay que olvidar que la proyección hacia lo público de los jóvenes está relacionada con el valor que le otorgan a la solidaridad y que quienes incursionan en esta esfera están alentados por un sentimiento de cambio social. Esta perspectiva es central para entender las tendencias que movilizan a los jóvenes organizados y que se encuentran dentro de lo que este estudio ha llamado los “grupos comunitarios”, con posiciones críticas respecto al orden socioeconómico dominante. De ahí que, como puede observarse en la Gráfica N° 9, a la pregunta: ¿Se reúne con sus vecinos?, un significativo 10% respondió afirmativamente y un 35% contestó: “de vez en cuando”. GRÁFICA No. 9 PRESUPUESTOS PARTICIPATIVOS. TENDENCIAS ASOCIATIVAS DE LOS JÓVENES 60 %

REU_VEC

55,04 %

Con frecuencia De vez en cuando

50 %

Nunca

40 % 34,88 % 30 %

20 %

10 %

10,08 %

0% 14-26 años EDAD

Fuente: Encuesta a votantes. Presupuestos Participativos. IDPAC. 2009

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

Las frase de John Fredy, refiriéndose a estos problemas pueden resumir la preocupación de los jóvenes: Que haya redes. No hay nada más sabroso que el trabajo autogestionario, solidario y colectivo; que en el encuentro de distintas 83

experiencias, de distintas localidades, nos escuchemos .

83 John Fredy Estrada. Op. Cit.;

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Las Iniciativas productivas: un espacio social juvenil en un entorno de

profundas transformaciones en el modo de produccion

n icado e

i ub Graffit

Bog

n calle . 30 co a r C á t o

76

laicos oicapse nu :savitc udorp savitaicinI saL ed onrotn e nu n e lin evuj

sen oicamrofsnart sadnuf orp n oicc udorp ed odom le n e

3. LAS INICIATIVAS PRODUCTIVAS: UN ESPACIO SOCIAL JUVENIL EN UN ENTORNO DE PROFUNDAS TRANSFORMACIONES EN EL MODO DE PRODUCCIÓN En las páginas anteriores, este estudio develó algunos de los problemas relacionados con el poder, que activan procesos de subjetivación en escenarios de la cultura, de participación social y política, en los cuales los ciudadanos acceden al acontecimiento de ser joven en Bogotá. En este capítulo, formularemos las características del entorno económico, de las relaciones sociales donde se inscriben las iniciativas productivas de los jóvenes bogotanos y de la perspectiva de derechos humanos que orienta las propuestas estatales en el Distrito Capital. En cuanto a estos aspectos, nuestro propósito es contribuir a identificar las tendencias globales y locales del mundo de la producción y del trabajo, además de examinar las transformaciones de las iniciativas productivas adelantadas por jóvenes, sobre el horizonte crítico de los derechos humanos, en particular los derechos económicos, sociales y culturales (DESC). Interrogamos entonces, ¿qué índole de fuerzas están en juego?, tanto las provenientes de los procesos de producción global y local, que sufren una acelerada transformación, como las que están definidas por nuevas formas de cooperación social y que anuncian otras posibilidades de libre realización del poder creativo de los jóvenes. La alteración de las maneras de producir y de las relaciones ligadas al ámbito del trabajo ha ido aparejada con conmociones en la configuración y en el papel del Estado, así como con relecturas de la noción de ciudadanía y las sacudidas sufridas por la vetusta arquitectura de los derechos. La crisis social contemporánea ha desbordado la capacidad de contención y de control de las muchedumbres ahogadas por la pobreza, por el desempleo, por la exclusión y en permanente estado de agitación. Frente a este panorama el discurso y la

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

política de los derechos humanos ya no sólo parecen insuficientes sino vacíos de sentido y carentes de fundamento. Estas fallas estructurales que se hacen evidentes en el sistema, junto a la proliferación de subjetividades en ruptura y en variadas formas de asociacionismo autónomo, son las que justamente abren un espectro de posibilidades para que surja y se expanda un campo público no-estatal y una esfera económica no sujeta a las reglas del mercado. El hecho de que el conocimiento y el lenguaje se hayan puesto en el centro de los nuevos procesos de producción, como recursos privilegiados de la transición post fordista del capitalismo, y al mismo tiempo, de la apertura a nuevas formas de economía social, hace de los jóvenes un sector rápidamente sintonizado con estos cambios en curso. La versatilidad de los vínculos intersubjetivos que emergen en el universo de los jóvenes, su plasticidad, y su ya mencionada capacidad de políglotas en su propia lengua, les convierte en calibradores de un nuevo mundo productivo, constituido principalmente por bienes inmateriales y por el intelecto que se moviliza en lógicas transversales y lingüísticas de valor general. De esta manera el modo de producción es, como dice Virno: No sólo una configuración económica particular sino un conjunto de formas de vida, una constelación social, antropológica y ética (digo ética, no moral: relativa a las costumbres, usos y hábitos, no al deberser).84 De ahí que el problema de lo productivo en los jóvenes hay que entenderlo vinculado a la gestión de estas nuevas formas de producción que ya no se limitan al problema de mayores o menores índices de rentabilidad del capital, o a las maneras específicas de su circulación y reposición, sino que en sentido estricto producen sociedad. Al ser producida, la sociedad entraña procesos múltiples, algunos de naturaleza económica, pero sobretodo, aquellos en los

84 VIRNO, Paolo. Gramática de la multitud, Buenos Aires: Ediciones Colihue, 2003; p. 41

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Las Iniciativas Productivas: un espacio social juvenil en un entorno de profundas transformaciones ...

que se plasman relaciones de poder, y más allá, elementos de carácter ontológico como los atinentes a la reproducción de valores sociales y culturales. La indiferenciación y la yuxtaposición de estos distintos planos de la construcción social caracterizan la época actual. Los cambios en las formas de trabajo son las más visibles. El régimen de producción que concentra mano de obra en talleres sometidos a una estricta división del trabajo, bajo una administración especializada, tecnologías que incorporan las innovaciones y unas regulaciones estrictas para el control de los espacios y tiempos de los trabajadores, está en estado de disolución. En cada uno de los bordes del sistema fordista se fueron imponiendo vigorosos focos de producción inmaterial: los lenguajes y los afectos; el pensamiento lógico y la comunicación (que se incorporaron, con toda su densidad semántica, como nuevas fuerzas productivas); la interacción y la confianza entre seres humanos. Todos estos factores, antes asignados al ámbito de la cultura y de la vida cotidiana, separados de la esfera del trabajo y de la producción, ahora se han transformado en poiesis desnuda: producción lingüística, trabajo afectivo, capital social, trabajo intelectual. Paolo Virno resume esta situación así: Se disolvieron los límites entre la pura actividad intelectual, la acción política y el trabajo (…) El trabajo contemporáneo incorporó muchos rasgos que antes distinguían a la experiencia política. Es decir, la “poiesis” incluyó en sí numerosos aspectos de la praxis.85 Estas formas de trabajo producen, por consiguiente, no sólo bienes materiales e inmateriales sino, ante todo, redes sociales y comunicativas, intercambio acelerado de conocimientos, maneras de cooperación inéditas, conectividades desconocidas hasta ahora, comunidades de nuevo tipo que son en buena medida resultado de los intensos procesos de subjetivación que vive el mundo contemporáneo.

85 Ibíd.; p. 43.

133

Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

El problema es que las convulsiones de este tránsito radical no han destituido a los poderes al mando, entonces la soberanía representada tiende a refugiarse en modelos totalitarios, abandonando muchos de los paradigmas y territorios que dieron vida a la modernidad occidental, optando por discursos simplificadores y vacíos para intentar cargar de sentido fórmulas inertes como la de la omnipotencia del mercado. En otro libro del coordinador de este estudio se leía lo siguiente al respecto de las decisivas trasformaciones ocurridas en el contexto de las nuevas relaciones productivas en las que se desenvuelven los jóvenes: Somos una sociedad mundial en transición en donde están presentes multitud de elementos que fueron fundamento de la sociedad moderna, como la gran industria, la agricultura dependiente del mundo campesino, las instituciones de los estados nacionales, la proclamación de los derechos y libertades fundamentales que nos convirtieron en ciudadanos. Pero también se han incubado los procesos de internacionalización de la economía a escalas inéditas, la revolución informática y comunicacional, la manipulación genética de la agricultura y de la vida y un nuevo mapa de las relaciones de poder. Los ciclos de la naturaleza se han alterado drásticamente a escala planetaria, un estado de guerra latente, que se encarna en territorios de todos los confines, parece abrir una etapa de conflictos armados perpetuos y se han alterado profundamente la cultura, las subjetividades y las representaciones sociales.86 La paradoja del nuevo modo de producción se refleja en una ilimitada variedad de inventos, saltos tecnológicos, aplicaciones productivas de nuevos conocimientos, expansión de las fronteras del talento estético en movilidad permanente y experimentos de nuevas relaciones sociales, como

86 USECHE. Op. cit.; p. 45.

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un canto a la creatividad y a la vida. Mientras, la pobreza material y la vacuidad espiritual se incrementan e importantes franjas de la población son desarraigadas de sus territorios, se les niega el trabajo digno, muchos llegan a la condición de refugiados en desplazamiento forzado, con lo cual los derechos de ciudadanía quedan reducidos a hipérboles del discurso de quienes detentan el poder. Este es el contexto en que viven algunos jóvenes, en el momento en que se ven avocados a vincularse a la vida de la producción material y a las angustias de una práctica laboral para la subsistencia.

3.1 Las mutaciones en el mundo del trabajo y su influencia en las iniciativas productivas de los jóvenes Enfrentar el reto del trabajo plantea a los jóvenes de hoy una pregunta integral por el mundo de la vida. Hasta hace poco, salir del hogar a la esfera de las necesidades era un ejercicio que tenía mucho de rito transitorio. Suponía ingresar o ser incluido en los escenarios delimitados y regulados del trabajo asalariado, que constituyen un territorio fraccionado, jerárquico, disciplinado y modulado por un ingreso relativamente estable. Significaba una adscripción de clase y una relación de antagonismo con el capital privado, además de las expectativas de ser sujeto de un Estado garante de sus derechos y mediador de sus reivindicaciones. El joven devenía adulto y ciudadano de bajo rango en la fábrica, se insertaba con una subjetivación localizada en el espectro social que le daba un particular modo de entrar a la sociedad de consumo. El paisaje es ahora otro. La sociedad actual rompió las regulaciones del trabajo, disolvió la disciplina de la fábrica, redefinió tanto la especialización como la división del trabajo, flexibilizó la contratación, las condiciones laborales y descentralizó las unidades productivas. Las relaciones de trabajo ahora son contingentes; se desdibujan las fronteras entre el empleo y el

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desempleo, por la rotación del trabajador entre un empleo y otro, entre un tipo de contrato y por la interrupción constante de su vínculo con un empleador. En períodos cada vez más recurrentes y prolongados el antiguo obrero se ve arrojado a esa zona de indiferencia en la que su subsistencia depende sólo de su propia capacidad para resistir, de su aptitud para hacer gala de capacidades de transformación y del devenir de las relaciones familiares, de vecindad y de amistad en redes económicas y de ayuda mutua. Eso significa revalorar estas relaciones, sacarlas del ámbito estrictamente privado en que estuvieron confinadas, para hacerlas territorios productivos donde los clásicos conceptos de ingreso económico y vínculo laboral mutan en virtud de lo comunitario. Nociones tales como empleado, desempleado, empleo por cuenta propia, empresa familiar o micro-empresa, se van destiñendo en la medida en que la masa de trabajadores contingentes va siendo reabsorbida por el tejido de proyectos sociales y negociaciones con el Estado, se naturaliza la precariedad del ingreso, pero al tiempo va creando condiciones para el surgimiento de otras formas de cooperación y de trabajo. En medio de ellas se instalan muchas de las iniciativas productivas de los jóvenes, que disponen sus proyectos creativos como crisálidas que anuncian el vuelo de nuevas relaciones con lo público donde confluyen la experiencia individual y los ensayos de hacer colectivos. Así lo han entendido los jóvenes del proyecto que analiza este estudio. Marisol lo describe en su lenguaje directo: Nosotros no estamos operando con el sistema de trabajo tradicional. De entrada, a nivel organizacional del equipo, como sabemos que de algo tenemos que vivir, uno tiene que pensar en el tema de las necesidades; entonces, ¿cómo pensamos en el tema de las necesidades? Es como lo estamos haciendo ahora: tenemos una idea de la autogestión. Como sabemos que con un capital inicial no va a funcionar, entonces, por el

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momento todavía no somos autónomos económicamente, sino que participamos de algunos proyectos. Eso fue una iniciativa que empezó este año, porque antes digamos que nosotros estábamos pensando este trabajo de un modo voluntario, donde dejábamos nuestro trabajo en otro sitio y veníamos y generábamos un trabajo acá pero como menos comprometedor, que iba más con el tiempo que nos quedaba. Y a partir de la mitad de este año comenzamos a decir: vamos a generar un trabajo 87

completo entre nosotros.

Ya en otro apartado de este estudio indicamos cómo el modelo de desarrollo post fordista pretendió garantizar el crecimiento del producto bruto y los márgenes de rentabilidad, a costa de incrementar la desocupación y la marginalidad de la mayoría de la población, aparte de otras secuelas perversas como inmensos problemas: ambiental, alimentario, permanente resurgimiento de pandemias y de guerras. Ahora, el Estado y el gran capital han dejado de tomar en cargo la solución de las necesidades vitales de la población abandonado a su propia suerte a los empobrecidos. Estos dependen con frecuencia de sus propios recursos y de la conectividad de las redes de cooperación y de asociación, si bien esta confluencia ya no la provee el Estado, sino que se agencia por medio de las facultades de lenguaje y comunicación, comunes a todos los seres humanos. El espacio común que de ahí emana se da en el marco de la constitución de un intelecto general, y sus actos se hacen directamente productivos, al tiempo que la trama de la sociedad se hace más tupida y compleja. Entonces, no se trata simplemente de estrategias para enfrentar la pobreza ni de luchar por la inclusión en el sistema formalizado de consumo, sino de la crear fuerzas productivas de naturaleza social, que proyecten formas novedosas de comunidad, alimentadas por la diversidad y la capacidad generativa de cambios profundos.

87 Entrevista a Marisol Sánchez. Op. Cit.

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Tal como se reseña en el libro Los nuevos sentidos del desarrollo: Muchas de las actividades denominadas “informales” o del rebusque, que atañen a formas de comercio al menudeo, reutilización de bienes, labores vinculadas a la distribución y a la comunicación, pequeñas empresas familiares de alimentación, reciclaje, servicios personales o pequeña agricultura; tienden a organizarse a través de comunidades prácticas, algunas de las cuales rememoran al viejo mutualismo, o retoman los principios y la experiencia del cooperativismo, o le asignan nuevas funciones y ámbitos de trabajo a las organizaciones vecinales, a las asociaciones civiles, a los sindicatos o a la acción eclesial, o simplemente se estructuran como redes de ayuda mutua.88 Los jóvenes descubren rápidamente las claves de esta nueva situación del trabajo, comienzan a entender que en el centro de ella está la fuerza de las relaciones de solidaridad y reciprocidad que han desarrollado tanto en los vínculos de proximidad, de amistad, de vecindad, como en sus incursiones en lo público a través de lo comunitario. Pero también comprenden que se trata de acceder a nuevas formas de conocimiento y que para ello hay que arrancar por desmitificar la especialización productiva que antes definía fronteras de acceso al trabajo, pues se requería presentar credenciales de habilidades adquiridas en el sistema de formación técnica, o del aprendizaje de un oficio en el ámbito familiar. Hoy las vías son otras. Existen diversas formas de organización de las labores productivas, muchas de ellas se construyen en la relación de pares, donde adaptan conocimientos, captan recursos económicos de ayuda estatal o de cooperación internacional y descubren maneras de escapar de mercados muy regulados, para proponer nuevas lógicas de intercambio y consumo. El sentido de la relación económica se impregna entonces de la dimensión social, en todo su espesor, esto es, que el asunto no es la mera acción individual de sobrevivencia, sino reproducción de 88 CORAGGIO, José Luís. De la redistribución del ingreso al desarrollo de una economía social. Encuentro Hacia el Plan Fénix. De la crisis actual al crecimiento con equidad. En USECHE. Op. cit. p. 49 y 50.

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la vida del colectivo, con la proyección hacia lo público que esto implica. Los ensayos en busca de salidas al problema de la desocupación y la pobreza se enclavan de esta manera en modos de subjetivación juvenil, colocados en el trayecto de formas nuevas de lo público. La misma Marisol, incluye esta perspectiva en su relato: Nosotros hemos hecho bastante trabajo voluntario; conocen nuestro trabajo, que es bueno, y eso nos ha abierto cierta posibilidad de financiación. En este año hemos comenzado a participar en convocatorias y proyectos y, entre esos, con ustedes (OXFAM. SDIS, Uniminuto). Participando en esas convocatorias hemos captado algunos recursos, los distribuimos entre las necesidades que tenemos, pensando en cómo continuar este trabajo y dándole algo a la gente para que venga al trabajo y pueda hacerlo; así es como nos hemos movido. Nuestro proyecto en particular es un taller de screen: hacemos camisetas. No tenemos un conocimiento grande en la técnica pero también todo ha sido como empírico. Uno mira y ve que no es tan difícil, entonces empieza a hacerle, a ensayar, porque no teníamos las maquinas, no teníamos el conocimiento… ¡pero si! Esa es nuestra iniciativa, que está naciendo. Y el trabajo con el mercado orgánico, nosotros también lo apoyamos, nosotros fuimos fundadores de esa iniciativa del mercado orgánico, entonces apoyamos el trabajo de los productores. En ACOC apenas se está dinamizando esa línea. La llamamos 'alternativas al modelo económico': alternativo porque se trata de manejar temas desde la solidaridad y no desde la competencia. Desde ahí, yo empecé un trabajo en el mercado: ¿Qué se está produciendo? ¿Qué cantidades se puede producir? ¿En qué años, en qué meses?... todo eso, como un trabajo. Eso no se había hecho antes para empezar a ofrecer esos productos. Entonces, si hay unos productores que tienen una capacidad de producir mucho más, pero como no se vende, no se produce más y serían pérdidas para ellos, de hecho, eso es lo que ocurre en el mercado. Se buscaron alternativas,

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inicialmente empezaron haciendo ferias. Luego de hacer las ferias, dijeron: “montemos una tienda”. Y es cuando se monta la tienda. El tema de las necesidades es un gran obstáculo, por eso nos estamos tomando muy en serio todo el tema de la autogestión y de mirar cómo hacemos lo 89

productivo. Entre todos somos como un combo de diecisiete”

3. 1. 1 Un nuevo entorno de lo común y las iniciativas productivas de los jóvenes Esta investigación ha afirmado que en la fase actual de la sociedad capitalista ocurre una transición productiva que reemplaza la predominancia de la producción industrial de bienes materiales, con base en un modelo de banda de montaje conocido como “fordismo”. La etapa posterior a este modelo, llamada post fordismo, pone su acento en la creación de bienes inmateriales y reubica dentro de nuevos códigos de reproducción ampliada la esfera de la fabricación de los bienes materiales de consumo. En este modelo emergente, el principal valor agregado surge de la capacidad para captar la materia prima esencial de la economía globalizada: el uso de las facultades humanas del pensamiento y del lenguaje, a partir de las cuales los nuevos trabajadores desarrollan su potencia creativa. La espiral productiva de este capitalismo post- industrial se difunde sobre las aptitudes en los campos de la comunicación y de la informática que se van haciendo comunes a todos y que transmiten no sólo nuevas demandas de consumo de bienes materiales, sino nuevas emociones, símbolos, afectos, sensaciones y formas de vida. Este nuevo modo de producción se desarrolla sobre los avances de la revolución tecnológica y científica de última generación y va consolidándose poco a poco, como nueva forma de ser social a partir de múltiples experiencias colectivas, que poco a poco engloban a toda la sociedad.

89 Entrevista a Marisol Sánchez. Op.cit.

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Los cambios abarcan también asuntos decisivos de la dimensión pública, en la medida en que el Estado, como soporte unificador de la sociedad moderna se torna obsoleto y comienza a perder el monopolio de la integración social. Cambia pues el paisaje de la llamada comunidad nacional, cuyo poder subjetivo y entramado institucional se ven ahuecados y desafiados por multitud de nuevos agentes, que van constituyendo una nueva esfera pública, compleja, contradictoria, agonal, pero con dos elementos en común: el debilitamiento del indiscutible centro de mando asignado al Estado lo cual resquebraja la obligación de obediencia inequívoca hacia él y el nacimiento de formas de vida insólitas, que ya abandonaron la órbita de relaciones unívocas trabajo asalariado-capital. Estas tendencias avanzan con paso firme en países como Colombia, aunque hasta ahora el motor dinamizador ha estado en los países centrales del mundo industrializado. Esto es cada día más evidente como precisa el citado libro del coordinador de esta investigación: En nuestras tierras el trabajo agrícola y el trabajo industrial siguen siendo los que definen el rumbo del desarrollo y su soporte sigue siendo la producción de bienes y servicios tangibles, aunque muy rápidamente nuestros países se hacen consumidores de estas formas de producción y comienzan a incorporarse a las cadenas globales que lo impulsan, dinamizando estas formas de trabajo, cuya cualidad inédita es que a la vez producen bienes, generan relaciones sociales y crean el fundamento para nuevas formas de cooperación, de lo que es común y para reformular la tradicional relación público- privado. El desarrollo va tomando su particular signo de las relaciones sociales comunes que van emergiendo, de las nuevas maneras en que se intercomunican los sectores y se producen los afectos y los conocimientos, en que se producen los lenguajes y el entramado simbólico, de la capacidad con la cual se multiplican los encuentros y en

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que la gente aprende a descubrir nuevos ámbitos de colaboración y 90

cooperación productiva.

En ese ámbito son diversas y plurales las formas de sociedad y de comunidad que van poblando los territorios, así como incontenibles los espacios sociales que rompen la hegemonía del binomio mercado-Estado, cuyo primer término se impuso con visos totalitarios y de ideología única durante el imperio de la globalización neoliberal. Todo el mundo de la vida se tornó contingente, precario e inestable en esta etapa de la globalización de mercado que fue demoliendo las certezas que contenían y ordenaban la sociedad del capitalismo de masas. Este fenómeno dejó una profunda huella en costumbres e imaginarios, transformó las maneras de ser en sociedad, produjo de entrada alarmantes signos de angustia colectiva y miedos descontrolados, sobre los que han cabalgado proyectos autoritarios y fundamentalismos del terror. Poblaciones enteras desplazadas pierden su relación vital con la tierra, deben reaprender todo del arte de sobrevivir y el saber laboral de los trabajadores víctimas de la reingeniería de las empresas se vuelve superfluo. Los jóvenes perciben que no es suficiente aprender un oficio determinado, que el esfuerzo educativo como palanca infalible para ingresar a la corriente de la movilidad social ha perdido toda su potencia. Ya no hay verdades que funjan como amarraderos de los escenarios sociales reproducidos de generación en generación. Parecería que toca a cada cual construir su pequeña balsa para no naufragar en el océano sin fondo de una sociedad en disolución. No obstante, este ha sido el acicate para que los jóvenes transformen sus frágiles embarcaciones en territorios existenciales flotantes y de gran movilidad.

90 USECHE. Op. cit. p. 51- 52.

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3.1.1.1 Los jóvenes y el intelecto general Las aguas agitadas de la producción social por las que navegan nuestros jóvenes se asientan sobre ese gran cerebro social, fundamento de la producción global contemporánea, que se ha ido constituyendo al vaivén de los cambios en el modo de producción: el intelecto general (General intellect como lo llamaba Marx) conformado por las capacidades lingüísticas, comunicativas y de cognición de todos los seres humanos. El pensamiento ya no es esa actividad solitaria reservada a los intelectuales profesionales y a los sabios ni una actividad íntima y privada de una élite, ahora la actividad de la mente es un bien colectivo, algo así como un intelecto público, construido entre todos, por medio del cual se crea el espacio común entre los productores, es decir un intelecto directamente productivo y con potencia 91

asociativa: un intelecto general poiético . La categoría intelecto general que tanto contribuye a explicar las mutaciones en el trabajo contemporáneo es uno de los grandes aportes de Marx que habían quedado sepultados por las simplificaciones y las interpretaciones economicistas de las corrientes del marxismo soviético. Los procesos recientes de evolución del modo de producción capitalista corroborarían el carácter social y público que ha adquirido el intelecto y las razones por las que se ha hecho visible su poder creativo en la producción de la riqueza y en el alumbramiento de la sociedad tal como hoy la vivimos. De ahí que sea importante para este estudio detenerse un momento en la exposición que Carlos Marx hace de este problema en las páginas de los Cuadernos de Grundrisse: En esta transformación lo que aparece como el pilar fundamental de la producción y de la riqueza no es ni el trabajo inmediato ejecutado por el hombre ni el tiempo que éste trabaja, sino la apropiación de su propia

91 Poiesis es un término griego que significa creación.

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fuerza productiva general, su comprensión de la naturaleza y su dominio de la misma, gracias a su existencia como cuerpo social; en una palabra, el desarrollo del individuo social. El robo de tiempo de trabajo ajeno, sobre el cual se funda la riqueza actual, aparece como una base miserable comparado con este fundamento, recién desarrollado, creado por la gran industria misma. Tan pronto como el trabajo en su forma inmediata ha cesado de ser la gran fuente de la riqueza, el tiempo de trabajo deja, y tiene que dejar, de ser su medida y por tanto el valor de cambio [deja de ser la medida] del valor de uso. El plustrabajo de la masa ha dejado de ser condición para el desarrollo de la riqueza social, así como el no-trabajo de unos pocos ha cesado de serlo para el desarrollo de los poderes generales del intelecto humano. Con ello se desploma la producción fundada en el valor de cambio, y al proceso de producción material inmediato se le quita la forma de la necesidad apremiante y el antagonismo. Desarrollo libre de las individualidades, y por ende no reducción del tiempo de trabajo necesario con miras a poner plustrabajo, sino en general reducción del trabajo necesario de la sociedad a un mínimo, al cual corresponde entonces la formación artística, científica, etc., de los individuos gracias al tiempo que se ha vuelto libre y a los medios creados para todos El capital mismo es la contradicción en proceso, [por el hecho de] que tiende a reducir a un mínimo el tiempo de trabajo, mientras que por otra parte pone al tiempo de trabajo como única medida y fuente de la riqueza. Disminuye, pues, el tiempo de trabajo en la forma de tiempo de trabajo necesario, para aumentarlo en la forma del trabajo excedente; pone por tanto, en medida creciente, el trabajo excedente como condición -question de vie et de mort- del necesario. Por un lado despierta a la vida todos los poderes de la ciencia y de la naturaleza, así como de la cooperación y del intercambio social, para hacer que la creación de la riqueza sea (relativamente) independiente del tiempo de trabajo empleado en ella. Por el otro lado se propone medir con el tiempo de trabajo esas

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gigantescas fuerzas sociales creadas de esta suerte y reducirlas a los límites requeridos para que el valor ya creado se conserve como valor. La naturaleza no construye máquinas, ni locomotoras, ferrocarriles, electric telegraphs, selfacting mules, etc. Son éstos, productos de la industria humana: material natural, transformado en órganos de la voluntad humana sobre la naturaleza o de su actuación en la naturaleza. Son órganos del cerebro humano creados por la mano humana; fuerza objetivada del conocimiento. El desarrollo del capital fixe revela hasta qué punto el conocimiento o knowledge social general se ha convertido en fuerza productiva inmediata, y, por lo tanto, hasta qué punto las condiciones del proceso de la vida social misma han entrado bajo los controles del general intellect y remodeladas conforme al mismo. Hasta qué punto las fuerzas productivas sociales son producidas no sólo en la forma del conocimiento, sino como órganos inmediatos de la práctica 92

social, del proceso vital real.

Excuse el lector esta larga cita, pero en este conocido “fragmento sobre las máquinas”, Marx deja planteadas unas claves de interpretación sobre las modificaciones en las formas de trabajo que hoy se están materializando y que afectan directamente a los jóvenes. La insistencia sobre el carácter de fuerza productiva general que ha tomado el conocimiento y su papel en la configuración de lo que denomina el “individuo social”, aportan gran claridad al fenómeno de la difusión y apropiación general del poder creativo del lenguaje, la comunicación y los saberes. Ello se condensa en el concepto de intelecto general que aparece como un campo social determinante, en el cual ya no sólo las máquinas son “fuerza objetivada del conocimiento”, sino que en su forma “pura” de saberes comunes y habilidades comunicativas, es decir, lo que Virno llama “tramas de la vida de la mente”, ese conocimiento produce inmediatamente formas de valor general.

92 MARX, Karl. Elementos fundamentales para la crítica de la economía política. Grundrisse 1857- 1858. Vol. 2, México: Siglo XXI Editores, 2002; p. 228 - 230.

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Las dinámicas en torno a formas lingüísticas y a nuevas lógicas sociales que experimentan nuestros jóvenes ratifican su inmensa fuerza enunciativa, al igual que la capacidad productiva y subjetiva que liberan. El problema es que la enunciación, hasta hace poco predominante, estaba referida a los “lugares especiales del discurso”, que son las mallas visibles de los modos discursivos. La definición de Paolo Virno contribuye a entender esta diferenciación: ¿Qué es lo que se da a conocer, lo que se ve, lo que aparece en nuestros discursos? Los «lugares especiales», así los llama Aristóteles: topoi idioi. Son los modos de decir metáforas, jergas, alocuciones, etcétera que pertenecen solamente a uno u otro ámbito de la vida en sociedad. «Lugares especiales» son los modos de decir/pensar que resultan apropiados en una sede de partido político, o en la iglesia, o en un aula universitaria, o entre los hinchas del Inter, y así. Es en la vida de ciudad donde el ethos, los hábitos compartidos se articulan por «lugares especiales», que son diversos y muchas veces inconciliables. Una cierta expresión funciona aquí pero no allí; un tipo de argumentación sirve y 93

convence a estos interlocutores pero no a aquéllos, etcétera.

Cuando los jóvenes se agrupan recurren a estos “lugares especiales”; algunos de ellos ponen todo su acento en la especialización lingüística de estos territorios estéticos. Pero esto les sirve sólo para entablar procesos de identificación y pertenencia de grupo. Cualquier intercambio con otros jóvenes o con otros miembros de la sociedad les obliga a establecer lazos de lenguaje común, a participar de la creación de “lugares comunes del lenguaje”, entendidos como formas genéricas de interlocución; apelar a su condición de “políglotas de su propia lengua” para adoptar lógicas lingüísticas transversales que los vinculen al trazado de espacios de encuentro con otros lenguajes especiales, en donde se constituyan tramas de un discurso común. Estas operaciones sólo son posibles apelando al intelecto 93 VIRNO. Op. Cit. p. 35.

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general, haciéndose parte de él, generando desde él formas de pensamiento y principios de argumentación que favorezcan puntos visibles de interconexión y recursos cognitivos a disposición de todos. Este conocimiento abstracto junto a las estructuras más comunes y generales del lenguaje se convierten en los instrumentos más importantes para definir los comportamientos de los jóvenes, para desplegar su potencia vital, para idear sus estrategias de protección, así continúen aferrados a sus quebradizos territorios flotantes. Los jóvenes devienen intelectuales, no porque se dediquen a la lectura, al ejercicio literario, a las ciencias duras o a las artes, sino porque deben echar mano del intelecto general para hacerse jóvenes. Deben hacerse pensadores así no los apasionen los libros, los enunciados filosóficos ni la ecuaciones matemáticas; sólo porque, de manera ineludible, este es el camino tortuoso para vincularse al torrente productivo de la sociedad y para que esa sociedad, que todos los días parece disolverse, se reconstituya una y otra vez. Como las comunidades ya no son duraderas ni sustanciales, en tanto la contingencia es el signo de este tiempo y es cada vez más difícil la reproducción sistemática de hábitos, representaciones sociales o memorias culturales, los jóvenes han creado nuevas formas de percepción, de expresión, cuya eficacia se sustenta en la capacidad juvenil de saltar de un ensayo a otro, sin fatiga; replicando elementos de lo aprendido en un espacio de experimentación e incorporando los códigos y aprendizajes del nuevo intento. Tal versatilidad no sería posible sin apelar al intelecto abstracto, que está presente en los lugares comunes de los lenguajes, que surgen de los procesos de subjetivación desencadenados en medio de la lucha entre los poderes dominantes y las fuerzas de la vida. Este intelecto general es, a su vez, punto de partida de nuevas subjetivaciones. De ahí que el intelecto público pueda transitar caminos muy disímiles. Puede, por ejemplo, ser el coto de captura de pensamientos, aptitudes lingüísticas, capacidades cognitivas, dinámicas de aprendizaje constituidas comúnmente, para ser usados en servicio de fuerzas opresivas que, a partir de

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él, intensifiquen la sumisión al trabajo. Son muchos los dispositivos de captura que intentan canalizar esta imponente potencia creativa y convertirlos en meros productores de plus-valor al servicio del capital, de la acumulación insaciable, del consumo devastador. Pero también, el intelecto general puede suscitar inéditas construcciones de lo público, que acentúen la potencia de ser de los humanos; espacios políticos democráticos para que todos aprendan a ocuparse de los asuntos comunales y convertirlos en lugares comunes para la emancipación. Para ello, el general intellect de Marx debe devenir en nuevas dimensiones de lo público, en renovadas formas de lo común, en distanciamiento de las soberanías del miedo y de la muerte. El proceso productivo íntegro se coloca en una de estas dos lógicas e involucra especialmente a los jóvenes que se integran en su búsqueda de trabajo y de realización productiva, como se verá enseguida.

3.1.1.2 Integración de los jóvenes a la producción a partir del conocimiento y de sus aptitudes lingüísticas Los jóvenes intervienen en el mundo de la producción a partir de sus singularidades y modos de ser, opuestos a la subjetividad del obrero en la fase fordista del capitalismo y también distantes de la identidad del empresario clásico. La capacidad productiva del joven se inscribe en los nuevos procesos de subjetivación post fordistas, donde participa de destrezas y talentos generales en materia de conocimiento, lenguaje y comunicación, sobre los cuales ha instituido nuevas maneras del hacer laboral. Al respecto Virno señala que: Todos los trabajadores entran en la producción en cuanto hablantespensantes. Nada que ver, digamos, con la «profesionalidad», o con el

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antiguo «oficio»: hablar/pensar son aptitudes genéricas del animal humano, lo contrario de cualquier especialización. Este compartir preliminar (…) es la base misma de la producción actual. Compartir, en tanto requisito técnico, se opone a la división del trabajo, la contradice. Esto no significa, naturalmente, que los trabajos ya no estén divididos, parcelados, etcétera; significa sobre todo que la segmentación de los trabajos ya no responde a criterios objetivos, «técnicos», sino que es explícitamente arbitraria, reversible, cambiante. Para el capital, lo que verdaderamente cuenta es la originaria y compartida dote lingüísticocognitiva, dado que ella garantiza adaptabilidad, una rápida aceptación de las innovaciones, etcétera.

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Los jóvenes hacen parte de los nuevos sujetos productivos que han emergido de la fase post fordista del capitalismo como fruto de la profunda reestructuración a la que este fue sometido. Cuando se transforma el trabajo, el modo de producción que se impone acarrea la difusión del intelecto general y surgen nuevas figuras de cooperación del trabajo vivo, que no son controladas desde las fábricas, trasmutadas desde el “ejército industrial de reserva”, es decir, desde la masa de desempleados arrojada por ese modelo de producción. Esta masa, con su inmensa capacidad productiva, es captada y sometida por el capital en nuevos escenarios de producción, pero sólo de manera parcial, tal como indica en otro texto el coordinador de este estudio: Siempre hay un excedente de potencia productiva, un plus valor social expresado en saberes, en inteligencia colectiva, en nodos de comunicación y capacidades para generar nuevas intersecciones y encuentros, en despliegue de afectividades y solidaridades de donde surge lo común como condición previa, materia prima de otras alternativas de desarrollo, de reconstitución de lo público y,

94 VIRNO, Paolo. entrevistado por PAVÓN, Héctor. Crear una nueva esfera pública sin Estado, Buenos Aires: El Clarín (24 de diciembre de 2004);

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seguramente a la vez, como resultado de esa espiral de procesos innovadores y liberadores. Estamos ante una fuerza inmanente, que ya no se referencia obligatoriamente al capital, que es potencialmente autónoma y en donde la creación de cooperación se convierte en característica y virtud interna del trabajo que tiende a producir directamente los medios de interacción, apoyo y comunicación para la producción, formándose como una relación externa al capital, creada en común y abierta a nuevas formas de cooperación.

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Hay entonces una paradoja en el modo post fordista de producción, pues de una parte la productividad social se potencia hasta niveles impensados, y con ello, el fondo del cual el capital puede extraer valor; pero de otra parte, esa expansión capaz de abarcar la cultura, la capacidad de cognición y de lenguaje de la sociedad entera, es decir, la vida misma no puede ser aprehendida totalmente por los mecanismos de reproducción del capital. Con los cambios técnicos y la obsolescencia acelerada de los sistemas centralizados de reproducción capitalista (con base en la línea de montaje), las relaciones entre los trabajadores empleados y el ejército industrial de reserva fuera del circuito productivo (desempleados) han variado radicalmente. Las fronteras entre los trabajadores y los no-trabajadores se han debilitado hoy en grado sumo. Del trabajo nace el valor y la apropiación del excedente producido por la fuerza de trabajo valoriza permanentemente el capital. Ese es el paradigma explicativo del funcionamiento del capitalismo que Carlos Marx formuló en su teoría del valor. Pero lo que hoy ha cambiado es la naturaleza del trabajo; la producción y la vida se han ido integrando y se han hecho indiferenciadas. Eso mismo ocurre con las esferas del trabajo (formal) y el no-trabajo (informal); con el mundo del empleo y el de la creciente masa de los desempleados. El

95 USECHE, Oscar et. al. Desarrollo, ciudadanía y cambio Social, Bogotá: Uniminuto, Dansocial, Fundación Carolina, 2007; p. 19.

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valor producido y medido a través del “tiempo de trabajo necesario” planteado por la teoría del valor, resulta ahora interpelado por las nuevas condiciones del trabajo social. La precariedad del contrato laboral, la creciente masa de trabajadores de tiempo parcial, la inestabilidad de sus vínculos con fábricas o empresas, el incremento de las labores que se realizan por cuenta propia y de las actividades productivas que se ubican en el hogar, o en el entorno comunitario y de aquellas que carecen de remuneración económica, son ejemplos de cómo ha mutado la relación acostumbrada entre los espacios, los tiempos del trabajo, los territorios y los ritmos de la reproducción de la vida. Como el trabajo se confunde con la vida, es en este último ámbito de la vida integral, donde habríamos de buscar la fuente de producción de la riqueza; por lo cual esta llamada riqueza no se podría circunscribir a los elementos económicos que antes la determinaban. Hoy no sólo lo producido durante los tiempos de trabajo se integra a la valorización del capital; ahora el capital dispone también y se reintegra los procesos de reproducción de la vida y todas las formas de trabajo no formalizado (no-trabajo), donde cada uno despliega capacidades y fuerzas productivas que antes se contratan formalmente en las empresas. Sólo que organizar la vida entera, controlarla política y económicamente es una función que rebasa la experiencia administrativa obtenida en los circuitos fabriles, mercantiles, institucionales o los adquiridos desde el control del viejo Estado nacional; de ahí que nuevas formas de poder sobre la vida (bio-poder) se abran paso.

3.1.1.3 Formas de trabajo y no-trabajo entre los jóvenes de América Latina El universo de los jóvenes experimenta a diario esta situación, se han incrementado las políticas dirigidas a ellos para prepararlos para el trabajo. La educación como palanca infalible para encontrar ocupación remunerada y su implementación en políticas que aseguran el acceso de la mayoría, se ha

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traducido en una población joven alfabetizada, con aptitudes para adaptarse a las tecnologías informáticas avanzadas y de incorporarse a circuitos globalizados, pero no consigue proveerlos de empleos remunerados y de calidad. La producción estructural de desempleo y de empleo precario en la fase post fordista del capitalismo hace de las nuevas generaciones de trabajadores sus principales damnificados. No se requiere de una particular agudeza crítica para registrar esta situación. Un estudio de la OIT resume el problema de la siguiente manera: Los jóvenes latinoamericanos constituyen el segmento más numeroso de su población en edad de trabajar. Nacieron en los ochenta, uno de los periodos más críticos de la historia reciente de la región: la llamada “década perdida”. Han crecido en medio de numerosas y grandes transformaciones en el mundo de la producción y del trabajo: globalización de los mercados, migración masiva, mayor requerimiento y uso de tecnologías de información e idiomas y en algunos países reformas laborales significativas, entre otras. Son más educados que generaciones anteriores. Sus primeros años los vivieron en un contexto de crisis frecuentes y han sido testigos de cómo los mercados laborales de la región se tornaban precarios, al mismo ritmo que sus condiciones de vida y las de sus familias. Esto ha llevado a que cuestionen si la educación y el mercado de trabajo son realmente vehículos para el progreso personal y social, lo cual reta a la gobernabilidad democrática. Hay un creciente porcentaje de jóvenes desarraigados y excluidos sin confianza en las instituciones.96 El estudio indica que de los 106 millones de jóvenes entre 15 y 24 años que hay en América Latina, un importante segmento está fuera del sistema escolar, aún estando en edad de estudiar; así mismo, la curva que refleja el

96 OFICINA INTERNACIONAL DEL TRABAJO (OIT), Trabajo decente y juventud. Lima: Naciones Unidas, 2007; p. 23.

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número de jóvenes que trabaja se triplica entre los 15 y los 24 años, tal como se observa en la siguiente gráfica: GRÁFICA NÚMERO 10 TENDENCIAS DE OCUPACIÓN DE LA POBLACIÓN JÓVEN EN AMÉRICA LATINA América Latina y el Caribe: cambios y decisiones frente a los jóvenes 2005

12

Millones

10 8 6 4 2 0

15

16

17

18

19 20 Edad

21

Población Total

Educación básica

Trabaja

Educación superior

22

23

24

Fuente: Elaboración OIT en base a procedimiento especial de encuesta de hogares

Del estudio de la OIT se deduce que los jóvenes enfrentan tasas de desempleo mucho mayores que las de los adultos, en una relación de tres a uno y en algunos países de la región esta proporción es aún mayor. Las condiciones de trabajo precario y de informalidad cubren a 30 millones de muchachos de América Latina y del Caribe, mientras que se calcula que 22 millones no estudian ni trabajan. También, señala la investigación de la OIT, que los índices de desempleo de los jóvenes en el 2005 son, en promedio, mayores a los existentes en 1990. Esta tendencia a la intensificación del desempleo juvenil se ha acentuado en los últimos años y se hará aún más grave en la medida en que en la región se sientan los efectos de la crisis financiera y económica internacional del año 2008, que además incrementa la precariedad en los mercados laborales. Téngase en cuenta que el empleo de mala calidad ya afecta a uno de cada dos trabajadores de América Latina y que entre los jóvenes se calcula que involucra a las dos terceras partes. La descripción que hace el estudio de la OIT, le pone cifras concretas:

153

Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

De los 106 millones de jóvenes en América Latina y el Caribe, en 2005, 48 millones se encontraban trabajando en tanto que 10 millones estaban desocupados y unos 48 millones en condición de inactivos. Sin embargo, al mismo tiempo, unos 49 millones de jóvenes se encontraban estudiando (básica o post básica) lo cual únicamente considerando estas dos variables genera diversas situaciones. Así, los jóvenes que estudian y trabajan representan 13 millones, los inactivos que estudian son 32 millones y los desempleados que estudian son cuatro millones. Desde otro punto de vista, los que trabajan y no estudian son 35 millones, los desempleados que no estudian seis millones y los inactivos que no estudian 16 millones. Si se suma a estos dos últimos grupos, se obtiene que los jóvenes que no estudian ni trabajan son 22 millones, lo cual representa alrededor del 21% del total de jóvenes que hay en la 97

región.

En el contexto latinoamericano, según la OIT, las tasas de participación laboral de los hombres jóvenes es aún mucho mayor que las tasas de participación de las mujeres jóvenes, por cuanto el grupo de los hombres que “solo trabaja” llega al 63.7%, mientras que las mujeres de este mismo grupo apenas suma el 36.3%. Eso mismo ocurre entre los que “estudian y trabajan”: 58.2% son hombres y 41.8% mujeres. En cambio, en el grupo de quienes sólo estudian, con el 53.8% tienen más presencia las mujeres, igual que en el grupo de los que ni estudian ni trabajan, siendo el 72%. Este factor de género reproduce patrones culturales de tipo patriarcal que aún tienen mucha fuerza en la región, pero también inferimos de ello, que las mujeres jóvenes adquieren un papel central en el desarrollo de las nuevas formas de productividad ligadas al espacio del “no-trabajo” que describimos antes y que ahora no es sólo un factor marginal y residual del modelo productivo.

97 OIT. Op. Cit.; p. 33 y 34.

154

Las Iniciativas Productivas: un espacio social juvenil en un entorno de profundas transformaciones ...

Esta apreciación es igualmente válida para los jóvenes ubicados en los estratos de menores ingresos donde, según a la encuesta analizada, se concentra la mayor proporción de jóvenes que pertenecen al grupo de los que “ni estudian ni trabajan”. En efecto, como puede observarse en el cuadro Número 5, el 21.1% del total de los jóvenes de América Latina están en total desocupación y el 16.2% se ubican en los tres quintiles más pobres. GRÁFICA NÚMERO 11. Mapa Laboral de Jóvenes de América Latina y el Caribe

No precarios 17 millones Estudian 49 millones Precarios 31 millones

Inactivos 48 millones

Desempleados 10 millones 13 millones no estudian 4 millones estudian

Inactivos

No precarios: Trabajan en una actividad económica en forma remunerada y cuentan con seguridad social en salud o pensiones. Precarios: Trabajan en una actividad económica en forma remunerada y no cuentan con seguridad social en salud y pensiones.

22 millones no estudian

9 millones estudian 32 millones estudian

Desempleados: No trabajan en el momento y están buscando empleo. Inactivos: No trabajan y no están buscando empleos. 6 millones no estudian Población de jóvenes que estudia

4 millones estudian

16 millones no estudian

Población de jóvenes que no estudia ni trabaja: 22 millones

Fuente: Elaboración OIT en base a procesamiento especial de encuestas de hogares

Treinta y cinco millones de jóvenes Latinoamericanos y del Caribe están dedicados solamente al trabajo y 13 millones adicionales combinan el trabajo con el estudio; el 62 % de ellos tiene entre 20 y 24 años. Según este mismo estudio, las empresas tienden a emplear jóvenes en mayor proporción que la de otros segmentos de la población en edad de trabajar. Varios factores concurren a esa decisión, el principal de los cuales es que, en promedio, a los

155

Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

jóvenes se les paga sólo un 54% del salario que demandan los trabajadores mayores. También es importante el hecho de que su preparación para el trabajo y su sintonía con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, los hace fácilmente adaptables a los cambios en los procesos productivos. CUADRO NÚMERO 5 CARACTERÍSTICAS DE LOS JÓVENES DE ALC SEGÚN CONDICIÓN LABORAL Y EDUCATIVA 2005 ALC: Característica de los jóvenes según condición laboral y educativa 2005 (porcentajes) Solo estudia

Solo trabaja

Estudia y trabaja

No Estudia ni trabaja

Total

Total

32.8

33.5

12.6

21.1

100

Hombre

46.2

64.7

58.2

28.0

49.7

Mujer

53.8

36.3

41.8

72.0

50.3

15 - 19 20 - 24

79.9

31.8

58.3

43.7

53.4

20.1

68.2

41.7

56.3

46.6

6.7 6.0 6.0 5.9 7.6

5.8 6.7 7.2 7.5 6.4

1.9 2.1 2.2 2.8 3.4

6.9 5.1 4.2 3.3 2.3

21.2 20.0 19.7 19.5 19.7

Quintiles 1 (más pobre) 2 3 4 5 (más rico)

Fuente: Elaboración OIT en base a procedimiento especial de encuestas de hogares.

Para las empresas esto constituye una ventaja competitiva que reduce sus costos de operación, incrementa su rentabilidad y responde al viraje hacia la flexibilización laboral, que en América Latina se ha implementado con particular rigor. Por eso, entre los jóvenes es también más alta la frecuencia de rotación de los asalariados de empresas de distintas ramas y es menor el tiempo de vinculación con contrato laboral a una empresa determinada. También transitan más rápido de la situación de empleado a la de desempleado, que hacia otras formas de empleo, como el desarrollo de

156

Las Iniciativas Productivas: un espacio social juvenil en un entorno de profundas transformaciones ...

actividades por cuenta propia. Según el estudio, a esta opción sólo se acoge el 14% de los jóvenes entre 14 y 25 años, en comparación con el 32% de los adultos que dice tomar esa decisión. Más pronunciada es aún la diferencia entre la proporción de jóvenes que decide conformar una empresa (apenas el 2%), con relación a los adultos que deciden emprender el camino de ser empresarios (7%). Pero, como registra el estudio de la OIT: Estudios en países específicos indican que muchas veces los negocios que inician son una respuesta defensiva a la falta de oportunidades laborales y, por tanto, muchos de los que inician negocios lo hacen por necesidad de ingresos y no por haber detectado una oportunidad empresarial. En consecuencia, un gran porcentaje de jóvenes que inician un negocio fracasan luego de unos meses en el mercado.

98

La precariedad del trabajo que se ofrece a los jóvenes es patente en las cifras que la investigación de la OIT trae en el Cuadro Número 6. Lo más destacado es que el 63% de los jóvenes que trabajan, carece de un contrato. Sólo un 24% de los jóvenes cuenta con un contrato permanente y un 13% tiene contratos temporales. En el ámbito rural estas modalidades contractuales son todavía más extendidas: el 84% de los jóvenes asalariados no tiene contrato laboral y sólo un 10% tiene contrato permanente. En el nivel general, las mujeres jóvenes aparecen como las que cuentan con un mayor porcentaje de contratos permanentes (30%) y temporales (15%), pero el estudio aclara que un 15.7% de ellas se desempeñan como trabajadoras domésticas y que este es su empleo más frecuente.

98 OIT. Op. Cit.; p. 36.

157

Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

CUADRO NÚMERO 9 América Latina: características de la inserción laboral juvenil 2005 Hombre

Categoría ocupacional Asalariados públicos Asalariado empresa privada Hasta 5 trabajadores Más de 5 trabajadores Independientes

Mujer

Urbano

Rural

Total

Adultos

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

4.2

6.6

5.5

2.5

5.1

12.7

64.3

50.6

67.5

27.0

58.9

38.9

24.6

15.4

22.9

12.7

21.0

10.3

39.7

35.2

44.6

14.3

37.9

28.6

15.0

12.9

11.8

17.5

14.2

31.6

Patrono

2.4

1.0

0.9

0.7

1.8

6.9

TFNR

13.5

13.5

7.2

37.7

13.5

4.1

0.6

15.7

7.1

4.4

6.5

5.8

Doméstico Condiciones de trabajo % * cotizante a seguro social

31

35

38

14

33

42

% * cotizante a pensiones

27

30

34

10

28

32

% * afiliados a un sindicato

7

8

7

5

7

17

85

63

54

67

56

100

Ingresos % * Ingreso (jóvenes/adulto) Modalidad contractual (% de asalariados de empresas privadas)

% Contrato permanente

22

30

24

10

24

42

% Contrato temporal

11

15

13

6

13

12

% Sin Contrato

67

55

64

84

63

46

* Porcentaje del total de ocupados

Fuente: Elaboración OIT en base a procesamiento especial de encuestas de hogares.

Otros datos son también muy interesantes, en lo que se refiere al tipo de empleo al que acceden: Dos de cada tres jóvenes trabajan en actividades informales, con remuneración bastante reducida y en condiciones inseguras. Obsérvese que el ingreso de los jóvenes urbanos se reduce a casi la mitad (54%) del que perciben los adultos de las ciudades y téngase en cuenta que en las actividades informales, generalmente el ingreso es inferior a un salario mínimo. Además, tan sólo un 33% de los jóvenes tiene cobertura de seguridad en salud y un 28% es cotizante en pensiones. El grado de sindicalización de los jóvenes apenas llega al 7%. Todos estos indicadores están por debajo de los rangos (también precarios) que alcanzan los adultos, aunque ahora la

158

Las Iniciativas Productivas: un espacio social juvenil en un entorno de profundas transformaciones ...

radicalización de la flexibilización laboral ha impuesto la tendencia de nivelar por lo bajo estos indicadores, lo que va llevará a homologar la situación de los adultos con los muy bajos índices que presentan los jóvenes. El mayor impacto del “trabajo familiar no remunerado (TFNR)” en los jóvenes ratifica que es en este sector donde más rápidamente se aproximan los procesos de producción y la vida integral. Un 13.5% de la fuerza laboral de los jóvenes (sólo el 4% en los adultos), hace parte de este segmento ambiguo y desregulado, que genera valores agregados de gran importancia, sin embargo, sin salario ni remuneración alguna, y es indicio de esos espacios de productividad ajenos a la empresa convencional donde se desarrolla la impronta del intelecto general. Esto, añadido a la tradición y a las formas premodernas de producción, induce a más de la tercera parte de la fuerza laboral de los jóvenes campesinos (38%) a someterse a esas condiciones. Objeto de particular preocupación es el segmento de jóvenes que declara no estar vinculado ni al sistema escolar ni al laboral. Según el estudio de la OIT, en América Latina y el Caribe este numeroso grupo está conformado por 22 millones de jóvenes; entre ellos el 72% son mujeres y el 56% tienen entre 20 y 24 años de edad. Más del 80% de esta población reside en las ciudades. Si estos chicos no encuentran una proyección hacia lo público ni ingresan a procesos alrededor de actividades cognitivas, lingüísticas, de la información o del trabajo afectivo, podrían incubar otras fuerzas, vinculadas a la violencia o al resentimiento. Para muchos de ellos, más que el fracaso en el ciclo formativo, la deserción escolar es la vulneración del derecho fundamental a una educación universal de calidad. Para otros es la negación de acceso al derecho a un trabajo digno y la ratificación de la falta de oportunidades, negadas por la sociedad para el despliegue de su productividad. A este respecto se percibe una cierta esquizofrenia de las sociedades latinoamericanas puesto que han invertido un importante esfuerzo en la formación de sus jóvenes (31% del total de años de educación de la región) y con mayor eficacia que a otros segmentos poblacionales, les han acercado a

159

Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

las tecnologías informáticas (más del 40% del total de acceso a estas tecnologías otorgado a jóvenes). No obstante, la distribución de los activos laborales les asigna porciones muy deficitarias, dándoles sólo el 20% de las oportunidades de empleo y el 10% de los ingresos laborales. Incluso visto solamente desde la óptica de la eficiencia del sistema, esto ya acarrea significativas pérdidas, pues como señaló otro informe de la OIT en el 2004: Si se redujera a la mitad el desempleo de los jóvenes, la producción de 99

la región crecería entre 4.9 y 7.8 puntos porcentuales adicionales.

3.1.1.4 Precariedad laboral y nuevas condiciones productivas de los jóvenes en el entorno colombiano El panorama latinoamericano reseñado por la OIT se reproduce en Colombia con algunos agravantes. Además, las cifras de desempleo en la población juvenil del país son alarmantes. Menos de 4 millones de jóvenes menores de 26 años hacen parte del grupo de los empleados, (Ver cuadro número 10) y su crecimiento es inferior al de la tasa de participación. En el primer trimestre del 2009, el número de jóvenes desocupados fue de 1.181.000 pues 81.000 jóvenes se sumaron al desempleo, con relación al mismo período del año 2008. Por tanto, la tasa de desocupación de los jóvenes se situó en el 23.1% y si se consideran las trece principales ciudades y áreas metropolitanas, este indicador va arriba del 25.6%, duplicando prácticamente la tasa de desempleo nacional (12.9%) según las cifras del DANE.100

99 OIT. Op. Cit.; p. 52. 100 DANE. Gran encuesta integrada de hogares. Mercado laboral de la juventud (14 a 26 años). Trimestre móvil Enero - Marzo del 2009;

160

Las Iniciativas Productivas: un espacio social juvenil en un entorno de profundas transformaciones ...

CUADRO NÚMERO 10 Variación absoluta porcentual de la población económicamente activa, Ocupada, desocupada e inactiva Total Nacional Enero-Marzo (2008-2009) Población jóvenes 14 -26 años Total Nacional Población Económicamente Activa

Enero - Marzo 2008 4.943

2009 5.124

Variación Absoluta 181

% 3,7

Ocupados

3.843

3.943

100

2,6

Desocupados

1.100

1.181

81

7,4

5.107

5.055

-52

-1,0

Inactivos

Nota: Resultados en miles. Por efecto de redondeo en miles los totales pueden diferir ligeramente.

Fuente: DANE - Gran Encuesta Integrada de Hogares - GEIH

El año 2009 comenzó con una tendencia al incremento en la tasa global nacional de desempleo, que se situó muy cerca del 13%, como se observa en la gráfica número 12. En Las trece áreas metropolitanas que estudia el DANE, la tasa de desempleo pasó de 12.3% en enero a marzo de 2007 al 14% en el mismo período del 2008. La cifra absoluta de desocupados, según las cifras oficiales, se incrementó en 229.000 nuevos trabajadores sin empleo, llegando al total de 2.471.000. Cerrado el ciclo de crecimiento sin producción de empleo del producto nacional, se abre el ciclo recesivo con drástico aumento del desempleo abierto. GRÁFICA NÚMERO 12

161

Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

Estas no son buenas noticias para los jóvenes colombianos cuya situación laboral se hace aún más difícil. Téngase en cuenta que los colombianos entre 14 y 26 años constituyen el 30% de la población en edad de trabajar (PET) y que contribuyen con el 48% del total de desocupados del país. Como se observa en la gráfica número 13, el desempleo es mucho más incisivo en el grupo de mujeres jóvenes; en este sector de la población juvenil, la tasa de desocupación fue del 31%, muy superior a la de los hombres jóvenes que se ubicó en el 17.7%, que a su vez también está muy por encima (5 puntos por arriba) del promedio nacional. Si se analizan las series temporales se observa que, luego de períodos de pequeña recuperación, se está retornando rápidamente a los deteriorados niveles del año 2001 cuando la desocupación de las mujeres jóvenes llegó al 36.4% y la de los varones jóvenes superó los 22 puntos porcentuales. Esto parece indicar que la pequeña bonanza económica de los mercados internacionales, que irradió el crecimiento del producto colombiano, sólo contribuyó a consolidar el modelo de reestructuración del empleo en detrimento de la ocupación formal y del empeoramiento de su calidad, enviando cada vez más jóvenes, y los hogares a los que pertenecen, a la pobreza. GRÁFICA NÚMERO 13 Tasa de desempleo de la población de 14 a 26 años por sexo Total Nacional Trimestre Móvil Enero-marzo (2001-2009)

40

36,4 34,6

Porcentaje

35 30 25

33,3

34,6

33,7 30,1

29,7

29,9

31,0

17,2

18,3

17,0

17,7

22,1 21,4

19,9

20,9

20,1

20 15

Ene - Mar Abr - Jun Jul - Sep Oct - Dic Ene - Mar Abr - Jun Jul - Sep Oct - Dic Ene - Mar Abr - Jun Jul - Sep Oct - Dic Ene - Mar Abr - Jun Jul - Sep Oct - Dic Ene - Mar Abr - Jun Jul - Sep Oct - Dic Ene - Mar Abr - Jun Jul - Sep Oct - Dic Ene - Mar Abr - Jun Jul - Sep Oct - Dic Ene - Mar Abr - Jun Jul - Sep Oct - Dic Ene - Mar

10

HOMBRES Fuente: DANE - Gran Encuesta Integrada de Hogares - GEIH

162

MUJERES

Las Iniciativas Productivas: un espacio social juvenil en un entorno de profundas transformaciones ...

Se considera que más de cinco millones de jóvenes permanecían inactivos en marzo del 2009. El 59.2% de las mujeres jóvenes en edad de trabajar en el país se encuentra en esa condición, lo que quiere decir que están dedicadas a estudiar, a los oficios domésticos no remunerados, o que no han buscado activamente trabajo recientemente; en todo caso son personas que deciden no participar en el proceso productivo de bienes y servicios. En esa misma situación está el 40.2% de la PET masculina. Las explicaciones oficiales según las cuales la mejoría de la situación económica del hogar lleva a que estas personas se dediquen a prepararse o no se vean en la necesidad de salir a buscar trabajo, no son muy convincentes. Aunque, como se observa en la gráfica número 14, efectivamente el 58.6% de los hombres jóvenes inactivos dicen estar estudiando, el 31.7% de esta población señala dedicarse a otra actividad y como es ínfima la cantidad de rentistas o pensionados, se puede deducir que la gran mayoría de ese segmento juvenil se encuentra en el rango de “personas que no les llama la atención o creen que no vale la pena trabajar”, descontando el grupo igualmente minoritario de jóvenes en situación de discapacidad. GRÁFICA NÚMERO 14 Participación de la población inactiva según tipo de inactividad y sexo Total Nacional, trimestre móvil enero - marzo de 2009

80 60 40

61,6

58,6

31,7

28,5

20

9,9

9,8

0 Estudiando

Oficios del Hogar

Otra actividad*

Actividad Hombres

Mujeres

Fuente: DANE, Gran Encuesta Integrada de Hogares - GEIH *Incluye: Incapacitado permanente para trabajar, rentista, pensionado ó jubilado y personas que no les llama la atención o creen que no vale la pena trabajar.

163

Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

La situación de las mujeres jóvenes inactivas es todavía más dura: sólo un 28.5% afirma que está estudiando y menos de un 10% se dedica a “otra actividad”, mientras que la amplia mayoría (casi las dos terceras partes) está confinada a los “oficios del hogar”, condición ésta que denota la persistencia de roles secundarios que siguen siendo asignados a las mujeres y que se reproducen dentro de la población joven. A no ser que algo esté ocurriendo en ese espacio, tradicionalmente sobredeterminado por las concepciones patriarcales, que conduzca a su resignificación y, por ende a una nueva proyección del papel de las mujeres jóvenes desde el hogar. Sin embargo, no se cuenta con evidencia empírica para suponer algo que no pasa de ser una hipótesis optimista. En todo caso, se hace indispensable ahondar en las tendencias que se están forjando al interior del grupo de los “jóvenes inactivos”, al igual que en la franja de los desocupados. Nótese que sumando estos dos sectores, superan los 6.200.000 jóvenes en el país y aunque no son para nada homogéneos, al interior de ellos se cocinan elementos coherentes con las grandes transformaciones que se viven en las formas de trabajo y que se describieron en apartados anteriores. Véase como ejemplo el creciente número de personas que han renunciado a continuar buscando trabajo ante la evidencia de la enorme dificultad para encontrar empleo (el número de semanas que dura una persona buscando trabajo en Colombia ha aumentado). En la gráfica número 15 se muestra cómo, casi la mitad de los hombres jóvenes inactivos (46.7%), señala que han transcurrido entre 1 y 5 años desde que abandonaron el último trabajo. El 53% dice que ha transcurrido menos de un año desde ese evento. En el caso de las mujeres jóvenes, quienes han permanecido temporadas más prolongadas fuera del trabajo (entre 1 y 5 años) son un núcleo aún mayor (58.4%). Entre estas mujeres ha aumentado el número de quienes no estudian ni trabajan101. 101 CENTRO DE INVESTIGACIONES PARA EL DESARROLLO (CID) de la Universidad Nacional Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Ministerio de Protección Social, 2008. Según

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Las Iniciativas Productivas: un espacio social juvenil en un entorno de profundas transformaciones ...

GRÁFICA NÚMERO 15 Distribución de la población inactiva por tiempo desde que abandonó el último trabajo, según sexo Total Nacional, trimestre enero - marzo de 2009

60

53,3

50

41,6

40 30

28,6

23,8

22,9

29,8

20 10 0 Hombres

Mujeres

Tiempo desde el último trabajo Menos de un año

Entre 1 y menos de 2 años

Entre 2 y menos de 5 años

Fuente: DANE, Gran Encuesta Integrada de Hogares - GEIH

En esta realidad empírica se divisa un traslape de situaciones y acontecimientos que atraviesan el mundo juvenil y el universo del trabajo. De un lado están involucrados los procesos de reestructuración del capital que repelen la creación de trabajo bien remunerado, estable y con cumplimiento de derechos y normas anteriormente conquistados por los trabajadores. La oferta de empleo se contrae haciendo crecer por encima de los límites habituales el ejército de reserva de desempleados, lo que empuja hacia la baja a los salarios en el sinuoso mercado laboral. Los empresarios prefieren apostarle con fuerza a la flexibilidad, a la desregulación y a la movilidad de la fuerza de trabajo. En Colombia, durante la última década, impulsaron y consiguieron la aprobación de dos reformas laborales, so pretexto de que crearían mayores garantías a los capitalistas para generar puestos de trabajo. Por medio de esas reformas eliminaron el pago de las horas extras, modificaron la duración y los horarios de las jornadas laborales para evitar el pago de los recargos nocturnos y dominicales, además, consiguieron reducir

este estudio 1,5 millones de jóvenes (16 % de la población joven del país) en el año 2006 no estudiaban, trabajaban, ni buscaban empleo.

165

Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

102

el salario efectivo de los trabajadores . Pero a cambio de esto, según la propia evaluación estatal, no se evidenció ninguna creación de empleo nuevo. Los pasos restantes para que el modelo post fordista del capital se ponga del todo a tono con la doctrina neo-conservadora, que ha agenciado los desplazamientos en las formas de trabajo, son el desmantelamiento total del régimen de prestaciones sociales y la licencia plena para establecer libremente las condiciones de cada contrato de trabajo, pero, estos asuntos ya se preparan para la discusión en el Congreso Nacional, por iniciativa gubernamental. De otro lado, los “inactivos” están mostrando el desaliento de muchos trabajadores frente a las formas tradicionales de empleo; han aprovechado las dificultades adicionales y los abusos con que se ha implantado la reingeniería del capital para tomar distancia de la fábrica, de la empresa que mantiene rezagos tayloristas, de las administraciones de encierro con las que aún se intenta controlar a la fuerza laboral, en el llamado mundo formal del empleo. Entonces muchos migran hacia otras formas de trabajo, se rebuscan la subsistencia por fuera del empleo formal y encuentran relaciones significativas entre nuevos modos de laborar, maneras de percibir ingresos de subsistencia y espacios de socialización virtuales. Va cambiando el anclaje que

102 Al poco tiempo de estrenar el poder en 2002, Álvaro Uribe lanzó una iniciativa “para adaptar el país a los nuevos tiempos”. La idea no era nueva y ya había fracasado en varios países, entre ellos Argentina. Sostenía que si se disminuyen los “beneficios” de los empleados, los empleadores podrán contar con un excedente para invertir y crear nuevos puestos de trabajo. Para ello, se aprobó disminuir la remuneración de los feriados y los días del fin de semana trabajados del 100 por ciento al 75 por ciento; prácticamente anular las horas extra al extender la jornada de las 6 a las 22 horas y reconocer la supuesta necesidad que tendrían los empleadores de realizar despidos sin causa justa, permitiendo reducir las indemnizaciones. Todo este ahorro representó ganancias empresariales anuales por más de 1600 millones de dólares y la pérdida del 36 por ciento del poder adquisitivo que tenían los trabajadores, según una investigación de la Universidad Nacional de Colombia. “Vistos los resultados, es claro que después de cuatro años no se cumplieron esos objetivos, pues de los 640 mil empleos que se esperaba generar, sólo se crearon 240 mil; mientras que los empleadores obtuvieron billones de pesos que no compensan la reducción drástica de los derechos de los trabajadores”, escribió en su fallo en disidencia el juez Jaime Araujo. Periódico Página 12, Buenos Aires: Edición del 14 de Marzo del 2008.

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Las Iniciativas Productivas: un espacio social juvenil en un entorno de profundas transformaciones ...

ataba inevitablemente el trabajo con la permanencia en una unidad productiva capitalista, que asimilaba el empleo con la ubicación en un puesto fijo de trabajo. Los imaginarios sobre la labor, el trabajo dependiente y la identificación con una determinada ética del trabajo comienzan un movimiento de mutación que todavía no se percibe con claridad, que no se sabe cuánto va a durar, ni en qué estructuras configuradas va a derivar.

3.1.1.5 Implicaciones de la resocialización del trabajo y del no-trabajo en las iniciativas productivas de los jóvenes La transformación del trabajo también se manifiesta en que el número creciente de jóvenes y adultos sumidos en el desempleo, afecta el conjunto de las formas productivas, de las modalidades de acceso al consumo y exigen esfuerzos creativos por sobrevivir de millones de personas, a partir de los cuales se genera y amplía un sector novedoso y liminal de la reproducción económica que bien puede denominarse espacio de la socioeconomía. En este campo social confluyen todos estos jóvenes registrados por las estadísticas como desempleados, subempleados o inactivos, que según la economía tradicional simplemente “no trabajan”, pero entablan relaciones sociales productivas, adoptan la vida urbana pensando y constituyendo territorios propios y excepto por su falta de acceso a un salario regular, desarrollan potencias cognitivas, lingüísticas y aptitudes de pertenecer a redes, como sus pares asalariados. Es decir, “los sin trabajo” son seres productivos que indagan sobre formas de organización adecuadas y viables, donde sea posible redefinir la relación entre la vida y la producción, por extensión también, la configuración social de un nuevo territorio productivo que abarque el trabajo y el “no trabajo”. Son las formas del trabajo y su relación con el tiempo las que se han desplazado de manera contundente. Hoy existen miles de trabajadores dispersos, desasalariados, navegando en el mundo del intelecto general,

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

cuyos ritmos y secuencias productivas se mueven en ondulaciones totalmente distintas que las propias de la fábrica fordista. Los jóvenes habitantes del trabajo resocializado no permanecen en ningún puesto fijo, muchas veces hacen parte de varias actividades productivas a la vez, proliferan en el empleo por cuenta propia y sin mucha resistencia se adaptan a escenarios de producción en donde las fronteras entre la vida y el trabajo se diluyen. Para los jóvenes la carencia de salario o su indeterminación puede ser fluctuante, recibido en períodos irregulares, en proporción inversa a la contribución a la creación de valores agregados, no es la única dimensión de la reestructuración que los afecta. Visto en otro plano, les facilita mantenerse en contacto con mayores oportunidades de acceso a técnicas y conocimientos productivos diversos y multiplica su posibilidad para integrarse a múltiples redes. En esa atmósfera también han conseguido que los afectos, las formas estéticas de apropiación del territorio, las subjetividades de cooperación y proximidad, así como su inmensa capacidad para crear imágenes y símbolos, no sean sólo elementos de la vida del no-trabajo, sino adquieran facultades directamente productivas. De allí su aptitud para constituir una amalgama entre la creación de medios necesarios para vivir en sociedad y la producción de la vida misma. Los jóvenes han demostrado particular destreza para transformar en medios de vida lo que hasta hace poco era tan solo actividad ociosa o encuentro cultural y han aprendido a evadir ciertos circuitos del mercado, a interceptar otros o a reinventar prácticas de mercado social, como el trueque, para garantizar la sobrevivencia en entornos de transición y crisis como los que hoy los arrojan a la pobreza. De esa complejidad creciente en la contextura del trabajo al que se están vinculando aceleradamente los jóvenes, germinan sistemas y organizaciones caracterizados por la singularidad y la diversidad, que contribuyen a convertir la construcción de lo público y lo común en un conjunto abierto de redes, que se diferencian de los ordenamientos jerárquicos y cerrados característicos de las empresas ligadas exclusivamente a los mandamientos del mercado.

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La discusión alrededor de esta particular morfología del trabajo, en donde los jóvenes son el sector más dinámico, replantea premisas aceptadas durante décadas acerca del funcionamiento del modo de producción del capitalismo. Tal vez la más importante se refiere a la ley del valor enunciada por Marx en el siglo XIX, a través de la cual se han establecido las metodologías de medición del costo y de la remuneración del trabajo. La economía y las ciencias sociales y humanas tienen el reto de comprender los grandes cambios operados en la dinámica de lo que se concebía como el trabajo socialmente necesario (trabajo abstracto), fuente del valor en general. En otro texto, planteo al respecto que existen grandes interrogantes sobre al menos dos cuestiones fundamentales: ¿De qué tiempos de trabajo socialmente necesario podemos hablar allí, cuando los ritmos y los tiempos de producción se han acelerado o simplemente no pueden ser cuantificados con las variables convencionales?, ¿por qué cauces puede apropiarse el capital del plusvalor de formas de producción que discurren por fuera del sistema salarial?, ¿cómo encaja en el paradigma del valor trabajo marxista el producto de formas asociativas, cooperativas o comunales cuyos productores generan simples valores de uso para su propia subsistencia y cuya resistencia radica, justamente, en retirarse de las redes duras del mercado capitalista y dar a la luz otras redes de intercambio? (…) El segundo asunto en cuestión, hace relación a la naturaleza de la masa de desempleados que estructuralmente genera el modelo de capitalismo en curso, y a la población en situación de pobreza e indigencia, en medio de unas políticas socio económicas que agudizan la propensión a un incremento de ella y a que se consolide, claramente, como la condición predominante en este tipo de desarrollo.103

103 USECHE, Oscar et. al. Desarrollo, ciudadanía y cambio social. Op. cit., p. 21 y 22.

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Hay entonces que profundizar en el debate sobre la metamorfosis que ha sufrido el proceso de valorización inherente a la producción capitalista y cómo se entroncan allí las formas de producción comunitaria, así como todos los sectores que van quedando al margen del mercado institucionalizado, en donde se han instalado los nuevos campos de valorización y de productividad. El principal afluente de estos nuevos espacios para generar valor-trabajo social es el universo del desempleo, del no-trabajo, de los llamados “informalidad” o “subempleo” y del trabajo no remunerado, en tanto permite quebrar la aceptación del paradigma que afirmaría la división social entre trabajadores y desempleados, aumentando con ello la extracción a la población de ese plusvalor que representa el trabajo necesario (indispensable) para el funcionamiento del sistema productivo. En esta perspectiva, la población desempleada representa un excedente de capacidad viva de trabajo, atenta a que su plustrabajo sea valorizado para el capital. El grupo no empleado sería nada menos que una superpoblación relativa, capacitada para el trabajo vivo, pero superfluo para el capital en un momento dado, esto es, un ejército disponible de reserva útil para sostener salarios bajos pues varios candidatos pueden relevar de inmediato al trabajador que no esté conforme con la remuneración y para acicatear permanentemente el alza de la productividad del trabajo. Este segmento de trabajadores “libres” en el capitalismo fabril, no será pagado por el fondo de trabajo de los capitalistas, queda a la espera de ser contratado, al margen de la producción y a expensas de políticas paliativas asumidas por la sociedad y por el Estado. Así pues, estos ya no los tratarán como trabajadores sino como pobres o indigentes. La pobreza se convierte así, durante esta prolongada fase del capital, en su propia ley de población y se presenta paradójicamente, como resultado del incremento y la extensión de la fuerza productiva del trabajo. En Los Grundrisse, Marx acota al respecto: Si ocurre que el capitalista no necesita del plustrabajo del obrero, este no puede realizar su trabajo necesario, (ni) producir sus medios de

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subsistencia…no sólo como privado de recursos, sino como incapaz de apropiarse de los medios de subsistencia por medio del trabajo, en consecuencia como pauper (…) Si esta (la población excedente) es mantenida, no lo es a costa del fondo de trabajo sino del rédito de todas las clases. Lo cual ya no ocurre gracias al trabajo de la capacidad laboral misma, merced a la reproducción normal en calidad de obrero sino que lo mantienen otros por compasión, en cuanto ser viviente; por lo tanto se convierte en zarrapastroso y pauper; al no mantenerse ya mediante su trabajo necesario, esto es, gracias a su intercambio con una parte del capital, queda excluido de las condiciones de la relación de intercambio e independencia aparentes.104 Pero estas conclusiones de la investigación marxista ya no alcanzan a explicar la diversidad de formas productivas, que se cuecen en la tras escena de los desempleados o de los notrabajadores. El potencial productivo de esa legión de desconectados de las empresas formalizadas y del mercado ha cobrado vida, el sistema salarial ha dejado de ser el único determinante de las relaciones de trabajo y la única opción para allegar medios de vida no es ya la ayuda pública o el recurso de la caridad (aunque muchos se vean obligados a seguir recurriendo a estos procedimientos). La teoría del trabajo debe entonces evolucionar, lo cual eso se refleja en la interpretación sobre las mutaciones que se advierten en los mundos del trabajo y del notrabajo juvenil, ahora entrelazados. El hecho es que los jóvenes brillan por su iniciativa para hacer uso del conocimiento social acumulado, se sumergen fácilmente en los resquicios del trabajo inmaterial y afectivo, bucean en busca de comprender y acercarse a los saberes ancestrales, se preguntan por su papel en la defensa del planeta y en el manejo de la nueva riqueza global representada en las fuentes de agua, en el

104 MARX, Carlos. Elementos Fundamentales (…). (Grundrisse). Vol II. Op. Cit. p. 111 y 117

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oxígeno, en la biomasa de las cuales son ricos nuestros territorios, y muchas veces sin proponérselo, se aproximan a las fuerzas más determinantes de la producción social global. Los proyectos productivos de los jóvenes pueden entenderse desde una potencia común, es decir, de la progresiva comunalidad del trabajo. Los sujetos de estas nuevas prácticas productivas ya no son meros agentes económicos en tanto: Actúan productivamente cada vez menos escindidos de sus singularidades sociales, de su historia, de sus valores, de sus instituciones y su cultura, y por consiguiente, tienden a incorporarse como sujetos activos portadores de subjetividades sociales, cuyo principal valor agregado es la producción global de la vida social. Estas expresiones no se dan de manera única y pura; se intercalan y conectan con los circuitos de la economía de mercado y con el Estado, se tocan y repelen, son influidas por estos factores dominantes y generan antagonismos no conocidos.105 Esto fomenta entre los jóvenes acuerdos productivos de carácter voluntario cuyo único motor no es la ganancia ni la utilidad personal; cobran fuerza, en cambio, actitudes cooperativas y cívicas propicias para la difusión de las libertades y las potencias humanas y para la valorización de los afectos; es en todo sentido una producción centrada en el trabajo inmaterial y afectivo. Así lo describe Hernán Camilo: La cosa es, ¿qué producimos nosotros?: además de algo tangible, que se pueda ver; producimos conciencia. Es tan sencillo como una actividad, un semillero, vamos a producirle a los niños, aparte del producto que nos genera la tierra, vamos a producir a la gente una conciencia sobre la tierra. Y comenzamos a producir una cadena también: que de pronto te concientizas tanto de no botar el papel a la calle que cuando estás conmigo

105 USECHE, Oscar. Op. cit. p. 24.

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no lo botas, y cuando en otro grupo haces que ese grupo no lo bote también. Esa producción de sentimientos, de sentir la tierra, de todo lo más mínimo, puede llegar a producir algo. A producir sonrisas, entonces tenemos titiriteros, malabaristas. Todo llevado a lo lúdico, porque no podemos entrarle a la gente: oiga, venga, la ecología es esto y esto. No. Hay que entrarle a la gente como a nosotros nos gusta que nos entren. Producir sonrisas, producir sensibilidad a la gente. Eso, hasta en su más 106

mínima expresión, estamos produciendo algo.

Otro obstáculo a las iniciativas productivas de los jóvenes, es que todas estas oportunidades se generan en un contexto de globalización comandado por un modelo y tremendas fuerzas centrífugas, que se apropian de las innovaciones, con control absoluto del mercado y de los procesos comunicativos trasnacionales. Los jóvenes y otras fuerzas de cambio se han replegado en las comunidades locales y en los grupos de población específicos, desde donde han desarrollado su vocación minoritaria, es decir, abandonan toda pretensión de copar lugares en el poder de centro. Desde esta posición están replanteando el propio significado de lo comunal y de lo comunitario, así como las posibilidades y los límites de su autonomía. En la esfera de lo productivo enderezan sus preocupaciones hacia la construcción de capacidades propias, para integrarse al circuito de producción cognitiva, apropiándose, adaptándose y transformando nuevas tecnologías, para generar sistemas productivos alternativos, con formas originales y creativas de cooperación social del trabajo y de gestión de los recursos. El otro dominio donde incursionarán las iniciativas productivas juveniles es en el del intercambio, la circulación y la distribución de bienes y servicios. Se

106 Entrevista a Hernán Camilo Quintero. Op. cit.

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deberán evaluar y abordar tres orientaciones para constituir campos de fuerza en este ámbito: ? Remozar y resignificar espacios de intercambio por fuera de la dominación mercantil y de las prácticas de consumo regidas por el beneficio individual. Un ejemplo es la intensificación de los ejercicios de trueque, donde se conectan procesos productivos de diversa naturaleza y diferente producto, de tal manera que se someten a intercambio valores sociales de uso y se subordina la consideración del valor de cambio, que ellos tienen en el mercado. ? Fortalecer, estudiar y perfeccionar el emplazamiento de mercados sociales que buscan una redistribución más equitativa para los productores directos, donde se minimiza la intermediación y se fijan precios más cercanos al valor de los productos, a partir de métodos de cálculo que superen la relación costo/beneficio monetario y reflejen e integren el esfuerzo de todos. ? Crear capacidades para establecer relaciones e interpelar los circuitos del gran mercado capitalista sin ser subsumidos ni arrasados por él. Lo cual obliga a impulsar movimientos que pongan límites sociales al mercado, a exigir responsabilidad social de los grandes productores, financistas y comerciantes, y a promover el respeto de los derechos de los consumidores. A la par, impulsar formas de consumo responsable y un sentido crítico permanente ante el individualismo posesivo y la alienación que induce el consumismo. Como dicen los teóricos de la economía social, este proyecto: Produce sociedad y no sólo utilidades económicas, porque genera valores de uso para satisfacer necesidades de los mismos productores o de sus comunidades generalmente de base territorial, étnica, social o cultural y no está orientada por la ganancia y la acumulación de capital sin límites. Porque vuelve a unir producción y reproducción, al producir para

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satisfacer de manera más directa y mejor las necesidades acordadas como 107

legítimas por la misma sociedad.

Estos fenómenos son los que se deben atender, antes de continuar en la penumbra de las políticas públicas en materia social, por medio de las cuales el Estado se reduce a mantener dentro de límites soportables la pobreza estructural que el sistema reproduce mediante las medidas asistenciales. La sociedad debería atisbar en estas figuras emergentes, el germen de nuevas formas de vivir, que propician el desarrollo de vínculos sociales relacionales en torno a la producción de satisfactores integrales de las necesidades materiales, culturales y sociales, así como de la recuperación de los derechos de todos.

3.2 Caracterización de las iniciativas productivas juveniles en Bogotá Este estudio estuvo afincado sobre el análisis de las prácticas productivas de 62 grupos de jóvenes, que participaron de la experiencia colectiva agenciada por el convenio “Productividad y generación de ingresos para la promoción de los derechos económicos sociales, culturales y el desarrollo entre las y los jóvenes de Bogotá”. En este apartado se presentan los resultados de la caracterización de las iniciativas en cuanto a los sentidos y significados que los y las jóvenes otorgan a los procesos productivos, vistos a través de una breve descripción de sus prácticas, examinando como fuente documental los proyectos formulados por ellos mismos y apelando a sus opiniones vertidas en numerosas entrevistas, grupos focales, así como en espacios colectivos de intercambio y debate. La hipótesis que anima este documento es que hay formas de producción juvenil que participan de un nuevo campo de la socioeconomía, como portadoras de novedades políticas, sociales y culturales, y que en esa medida 107 CORAGGIO, José Luís. “De la redistribución del ingreso al desarrollo de una economía social”. (En línea). Consultado el 12 de Diciembre del 2008, en http//www.econ.uba.ar //www/servicios/biblioteca/ponencias/coraggio.pdf

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están en la vía de contribuir a la afirmación integral de las potencialidades de los jóvenes, al mejoramiento de sus condiciones de vida y a sus aportes a las nuevas formas de producción de sociedad. Es importante avanzar en la diferenciación de estas iniciativas con contenido social, respecto a las derivaciones de tipo empresarial que se han desarrollado, a manera de emprendimientos económicos. Las primeras son objeto de esta investigación y hacen parte de los esfuerzos creativos de los jóvenes para ampliar el horizonte de producción que se les ha impuesto desde los parámetros económicos de mercado, yendo más allá de la lógica de la economía de núcleo duro. Se trata también de dilucidar el tipo de subjetividad que se produce con las iniciativas en un contexto definido por la crisis de los paradigmas de productividad, así como por el desmonte de muchas de las funciones tradicionalmente asignadas al Estado en este ámbito. Las iniciativas productivas de contenido social y cultural de los jóvenes pueden entenderse como la confluencia de elementos influidos por el intelecto general (saber social), las nuevas formas de trabajo y la praxis política juvenil, que derivan en acciones innovadoras. El carácter innovador se materializa en prácticas organizadas para el uso creativo de las redes interpersonales y sociales, establecimiento de relaciones no jerarquizadas para la operación y la combinación de recursos, además del predominio de una lógica de cooperación que no esté regida por el lucro privado, sino más bien inspirada en objetivos de transformación y bienestar social. Por lo tanto los resultados de las iniciativas son valorados por su impacto en el crecimiento colectivo de los productores y de su entorno, por su capacidad de producir nuevos estándares de bienestar y de incorporarse a los movimientos de reconstitución del tejido social comunitario. Muchas veces, el tipo de bienes y servicios que producen las iniciativas de los jóvenes no están codificados dentro de los que pueden tener un valor comercial. Se trata de bienes inmateriales poco o nada valorados en la economía convencional, pero de creciente valor social y cultural. Por ejemplo, la tarea de preservar hallazgos indígenas en la localidad de Soacha en el marco

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de la generación de excedentes que valoricen el capital, puede parecer de menor importancia; incluso dentro de las tendencias de la producción de valores arqueológicos las prioridades son otras, vinculadas a la preservación de los vestigios de sociedades y culturas milenarias de las cuales puedan desprenderse valores de cambio tangibles en el terreno del turismo o de la generación de conocimiento institucionalizado. Sin embargo, el interés y la iniciativa de algunos jóvenes de la localidad puso en evidencia que los vestigios que tratan de preservar están directamente relacionados con indígenas de la familia Muisca que viven en Soacha. Es decir, que la preservación del arte rupestre hace parte integral de la tarea que los jóvenes de la iniciativa “Mueska” realizan con niños y niñas indígenas especialmente. Una revalorización de la cultura ancestral está de por medio y la asignación de un nuevo uso comunitario, como medio de dimensionar la propia vida y de propiciar relaciones más potentes de los niños indígenas con la localidad, desde las potencias ancestrales. El interés de la iniciativa va en el esfuerzo por recuperar relaciones sociales, bienes y servicios que podrían convertirse en un valuarte de la localidad. Tal como lo describen los integrantes de la iniciativa: Empezamos allá en Soacha…empezamos primero a conservar el patrimonio arqueológico del municipio, pensamos que era algo muy importante y queríamos hacer algo… y se nos dio la oportunidad… La construcción del proyecto empieza a partir de que nosotros siempre hemos pensado en nuestra memoria aborigen… siempre hemos criticado frente a eso. Pero, ¿por qué? Porque nosotros hablamos de conservar el patrimonio arqueológico. Cuando hablamos de conservar el patrimonio arqueológico estoy hablando de un contexto histórico que me toca a mí; estoy hablando de un contexto social, de un contexto ambiental, de un contexto cultural, que es muy importante tenerlo 108

claro.

En contraste, el emprendimiento económico de tipo empresarial persigue exclusivamente fines de lucro a través de combinar factores productivos para 108 Entrevista a joven de iniciativa productiva Fundación MUESKA, Bogotá. 2008.

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el proceso de transformación de determinados bienes y servicios, con el máximo valor agregado posible y en busca de mayores tasas de beneficio o de ganancia. Tiene la particularidad de ser una acción inscrita en los circuitos de la reproducción ampliada del capital, que procura incorporar a la actividad económica a nuevos sectores, generar empresarios nuevos con ímpetu juvenil, estimulando ideas creativas y creando fondos de capital para impulsarlos. La innovación es el carácter fundamental para estos emprendimientos empresariales juveniles. Ahora bien, las iniciativas juveniles de contenido socio cultural son actividades fundadas en la creatividad (en ella van implicadas las innovaciones técnicas y organizativas) y en la capacidad de imaginar nuevas formas de cooperación social, así como en su potencia para afectar el entorno. Su técnica es simplificar los procesos, encontrar soluciones sencillas a problemas complejos y maximizar un uso adecuado, racional y ecológico de los recursos. La búsqueda de energías y de medios necesarios para crear, inventar y descubrir nuevas formas de hacer las cosas, constituye el ethos de la iniciativa. Hoy es imprescindible crear, aportar soluciones ingeniosas para necesidades muy agudas, al tiempo que se replantea la dimensión de las necesidades humanas, de la escala de producción, de las condiciones que hacen posible navegar en el intelecto general, decodificando los lenguajes científicos y tecnológicos, apropiándose creativamente del conocimiento social global para que surjan nuevos bienes y servicios y/o nuevos usos sociales de los bienes producidos comercialmente. Los jóvenes coinciden en la urgencia de generar respuestas a los problemas que los afectan a ellos y a sus comunidades. En esa perspectiva van comprendiendo el valor que tienen sus iniciativas para la consolidación del tejido social y político del entorno local. He aquí la importancia de interactuar con el medio local, de concebirse como espacio autónomo pero no autosuficiente, iniciativas que requieren un medio local propicio, al cual ellas mismas pueden agenciar, desarrollando estrategias de sensibilización, formación y promoción a nivel local, que propicien las condiciones de impacto

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de la iniciativa. Para ello deberá argumentar y dar muestras de que propiciará nuevos ingresos, de que podrá incentivar el desbordamiento de los marcos de productividad y comercialización vigentes, para lo cual serán sustanciales las múltiples “subjetivaciones” juveniles plenas de creatividad, solidaridad, apertura y cambio. No se puede perder de vista que las iniciativas generan valores de otro orden, que reactivan la producción social, amplían y resignifican el campo de los bienes y servicios, traducido todo ello en la producción de formas nuevas de integración de los jóvenes y su entorno local. Obsérvese en el trabajo de la citada iniciativa “Mueska”, como los jóvenes productores tienden a valorar elementos como las sabidurías ancestrales, que la economía mercantil había descartado, o simplemente, les había asignado valores marginales en productos destinados a mercados muy específicos: ¿Cómo apoyamos la parte productiva? Hacemos tejido de chaquira, hacemos esto (el entrevistado enseña una manilla de chaquiras que lleva puesta en una de sus muñecas). Cada manilla tiene un costo de seis “lucas” ($6.000). Cada manilla tiene todo un conocimiento, no se trata simplemente de una manilla, sino que cada una tiene un significado, ese significado es el pensamiento indígena… La que llevo puesta tiene trece líneas que significan trece lunas, tiene cuatro rombos que significan conocimiento, tiene la mirada de los rombos que significan la continuidad; tiene color amarillo que simboliza el sol y tiene el color azul que simboliza el agua. La manilla tiene toda una cosmovisión. Y para mi significa protección, seguridad. Me protege de las malas “energías”, me protege en el sueño, si alguien me quiere hacer daño o me quiere robar me protege. Hacer una manilla de estas me lleva, yo que llevo tejiendo cuatro años, una hora hacerla, pero una persona que esté empezando se demora de dos a tres horas. Pero entonces veo que es productivo. Pues si yo les muestro cuál es la cosmogonía al tejer, el grado de conciencia que se gana al tejer y las posibilidades de aprovechar el tiempo libre tejiendo, ahí está

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lo productivo. Y pues cuando la venda y reciba plata será mucho más 109

productivo.

En medio de la heterogeneidad de las iniciativas productivas juveniles con contenido social y cultural, se pueden destacar algunos rasgos comunes: son impulsadas por problemas de índole social, gozan de cierta independencia y se plantean autonomía; siendo persistentes, flexibles y adaptables construyen formas imaginativas de integración para la comunidad local; incentivar logros social y colectivos es uno de los principales atributos que distinguen este tipo de iniciativas. Su compromiso social les plantea una creciente vinculación al mundo público y a las redes sociales; sin descuidar la dimensión ecológica del trabajo e incorporando perspectivas de género; negocian nuevos tipos de relaciones con el entorno institucional y con el Estado; reconocen la importancia de la planeación y la evaluación del trabajo y tienden a fortalecerse a partir de sus propias limitaciones. Las iniciativas productivas juveniles han ganado un espacio de liderazgo en los procesos comunitarios locales, su despliegue cultural ha generado espacios de convivencia pacífica y gozosa. Aún les falta mucha experiencia y formación en las áreas de finanzas, de mercadeo social y de construcción de alianzas productivas, en esas esferas están muy rezagadas frente a los atributos de organización económica de los emprendimientos juveniles de tipo empresarial. Son entonces los rasgos de asociación libre y creativa, capacidad de innovación y de asunción de riesgos moderados para agenciar procesos ligados al deseo social y a la generación de satisfactores de alto valor colectivo, los que aparecen con mayor frecuencia vinculados al trabajo de la iniciativa productiva social, es decir, los que hacen la diferencia respecto de otros perfiles productivos completamente inmersos en la lógica empresarial de mercado. El reconocimiento del papel de estas iniciativas como sujetos productores de transformación social, de su sentido de compromiso

109 Entrevista a joven de Iniciativa productiva Mueska. Op.cit.

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orientado por valores de una nueva ética pública y su facultad para desarrollar la dimensión estética de la productividad, son también factores diferenciadores de estas iniciativas.

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3.2.1 Prácticas productivas a través de las cuales se desarrollan las iniciativas Se hizo un ejercicio de agrupación de las iniciativas teniendo en cuenta el tipo de producción, así como los bienes y servicios específicos que se ofrecen; a partir de ello se identificaron seis prácticas productivas que dan cuenta de la diversidad subjetiva y del potencial creativo de estos grupos de jóvenes que se propusieron agenciar directamente sus derechos económicos, sociales y políticos. Las prácticas productivas identificadas son: 1) práctica productiva creativa artística, 2) práctica productiva de microempresa social, 3) práctica productiva pedagógica, 4) práctica productiva cultural comunicativa, 5) práctica productiva deportiva y cultural, 6) práctica productiva agraria y/o pecuaria orgánica. GRÁFICA Nº 16 PRÁCTICAS PRODUCTIVAS A TRAVÉS DE LAS CUALES SE DESARROLLAN LAS INICIATIVAS Deportiva y/0 cultural, 6 Comunicativa, 8 Pedagógica, 9 Microempresa social, 11 Artística, 13 Agrícola y/o pecuaria, 15

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110 En una convocatoria que duró desde finales del 2006 hasta comienzos de 2007, realizada por el canal musical MTV, el BID y el gobierno de Finlandia, premiaron a los agentes productores de transformación. Para escoger las experiencias ganadoras, el concurso tuvo en cuenta que generaran desarrollo en su entorno. Una de las experiencias ganadoras fue una iniciativa artística bogotana: “Teatro del Sur propuso encuentros de arte sin lugar como

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3.2.1.1 Práctica productiva creativa artística Organización

Proyecto

Objetivo

Metodología

Centro de grabación Hip - Hop

Montar un centro de Promover, difundir, favorecer y registrar las acciones musicales de los grabación, formación y artistas del hip hop, con énfasis en los DESC. producción de tres grupos musicales

Leidy Ochoa

De Bacatá a Bogotá de Aldea a Ciudad

Ausencia de programas que interesen y que permitan el buen manejo del tiempo libre en los y las jóvenes de estos sectores. Responde a la no formulación y ejecución de nuevas propuestas de distracción que permitan el desarrollo del pensamiento, crítica, reflexión y análisis que contrarrestren la función de los medios televisivos, la moda y ruidos impuestos causantes del sometimiento mental de los y las jóvenes. Falta de dinero para invertir en educación extra escolar con énfasis artísticos, de intereses particulares que permitan el desarrollo de capacidades creativas y transformadoras. Carencia de academias y espacios que involucren a toda la población con el arte en especial niños y jóvenes. Se ignora la importancia de trasmitir conocimiento histórico e involucrar a todos los habitantes con los inicios y cambios que se han dado hasta la actualidad, reconociéndolos como fundamentales pra la constitución de ciudad. Comunidad no interesada por estos temas ya sea porque hacen que no le vean importancia o porque sus necesidades responden a mecanismos impuestos y no a otras formas de conocimiento.

Promover actividades artísticas que permitan abordar temas históricos generando intervenciones escénicas experimentales dentro de la ciudad, para ejercer el derecho 70 y 71 de los derechos económicos, sociales y culturales contenidos en la constitución política de Colombia.

Organización Juvenil Huellas

Fundación Artística Cultural Huellas Engativá

En varias ocasiones estamentos como la Alcaldía Menor y el fondo de desarrollo local en convenio con la casa de la cultura ofrecen talleres para la población los cuales son poco promocionados y por ende tienden a fracasar, y el presupuesto asignado se pierde. De igual manera, son proyectos de corta duración y sin ninguna continuidad. Así mismo, el tiempo libre de los niños, niñas y jóvenes está siendo desaprovechado y no encaminado, se les ve en actividades ociosas poco enriquecedoras para su desarrollo personal.

Involucrar a 15 niños y 15 jóvenes del sector de la estrada entre las edades de 6 años y 17 años, al buen uso del tiempo libre por medio de procesos de capacitación y la formación de grupos para actividades culturales, lúdicas, artísitcas y deportivas en el tiempo de tres meses.

Colectivo Arte sin Pausa

Existe una coyuntura actual propicia a la generación de expresiones culturales y artísticas en Bogotá, sin embargo esta conciencia es reciente y este ámbito presenta condiciones desfavorables aún por resolver que inciden directamente sobre aquellos que quieren encontrar en el arte una opción de vida. Factores como la falta de recursos económicos, de promoción y difusión de la diversidad artística, la carencia de espacios para diferentes manifestaciones Comparsa sin pausa, detonando culturales y la subvalorada percepción del artista que tiene la sociedad, ocasionan que el Generar un espacio de interacción cultural que contribuya al desarrollo Talleres artístivos el potencial creador de los jóvenes individuo no acceda con facilidad a procesos de formación cultural (panorama que afecta de las capacidades humanas a través del impulso de acciones a favor gratuitos bogotanos considerablemente a la población juvenil perteneciente a zonas marginales de la ciudad). La vida de los derechos humanos. artística no constituye para nuestra sociedad una alternativa de vida sostenible y la expresión humana es un ámbito limitado que no puede desarrollarse fácilmente en los entornos artísticos y cotidianos. Este panorama conlleva a que numerosos jóvenes asuman roles laborales impuestos o más asociados con la necesidad de subsistencia impidiendo que muchas de sus aptitudes e iniciativas puedan potencializarse o hacerse realidad.

Oscar Andrés Chaparro

Estudio Grabación Conciencia Sonora

Wilmer Albornoz

El desconocimiento y la falta de apoyo a los intereses juveniles ha llevado a que se desperdicie el potencial que se da desde la diversidad cultural. La policía aliada a la resistencia de los Corporación experimental juvenil: adultos frente a las nuevas tendencias de cultuas, tribus e identidades juveniles, juegan el papel Crear una sala - café cultural y artística para la promoción y difusión estrechando lazos, construyendo de reducirles los espacios que en la medida de sus condiciones puedan adecuar. Existe de la cultura urbana en la localidad 6 de Tunjuelito historia claramente la intolerancia histórica entre grupos juveniles, manifestándose en agresiones verbales, exclusión y territorialización de ciertos espacios entre otras, siendo la mayoría de estas sin argumentos válido o por desconocimiento de la identidad del otro.

Crear un espacio de intercambio artístico y cultural

RE-EXISTENCIA

Nos preguntamos si la finalidad de la vida gira entorno a un billete, pues si es así el narcontráfico da plata, el crimen paga. Pero a pesar de esto, insistimos en nuestras convicciones, las de ser hombres de cultura y no de papel impreso, las de seguir encontrando en nuestro interior Desarrollo y promoción de alicientes que nos impulsen a vivir y no a producir, insistimos en ser mejores a através del arte Crear las alternativas que promuevan e incentiven los procesos de procesos productivos con jóvenes en un mundo cada vez peor. Dicho pensamiento generalizado "no se puede vivir de la música" formación cultural - musicla interesados en la música repercute en la carencia de alternativas que promueven e incentiven los procesos de formación cultural, en este caso musical, pues los espacios que existen están diseñados para mostrar los procesos, más no para generarlos, incentivarlos o fortalecerlos.

Fabricación de instrumentos musicales a bajo costo

Fundación cultural Fortalecimiento de la Escuela para el desarrollo de Artística ARANEUS las artes ARANEUS

A causa de las dificultades económicas de la población, el poco interés de la administración local y/o distrital que tienen frente a la formación artística de los jóvenes, y el poco apoyo que reciben los jóvenes frente a los proyectos, genera deserción de los jóvenes frente a la formación y Escuela de formación artística desinformación de procesos que se llevana a cabo dentro de la localidad. Derecho a la educación, la libertad de los padres de escoger la educación de sus hijos, de participar de la vida cultural y a gozar de los beneficios del conocimiento.

Taller de música , realizar un montaje musical, presentarla en casas comunitarias para su difusión

Grupo Marañón

Video Danza Trance

El gremio artístico audiovisual tiende a ser cerrado y excluyente. Las iniciativas de creación audiovisual en las clases menos favorecidas muchas veces terminan siendo una pesadilla económica, dada la imposibilidad de muchos jóvenes de estar en proyectos estables donde se Crear espacios alternativos de producción audiovisual donde se les garantice sus derechos económicos y la retribución salarial justa por su trabajo. Generando reconozcan los DESC de los artístas jóvenes una deserción haca otros campos laborales donde por lo general no se identifican, esto no solo genera un estancamiento en muchos proyectos, sino también un pleno desarrollo integral de las personas.

Producción de Video Danza TRANCE e investigación

Taller TAU

Fortalecimiento al proceso productivo del taller TAU

Los miembros del taller TAU no cuentan con la capacitación necesaria para el desarrollo productivo

Fortalecer el proceso productivo del taller TAU mediante la capacitación a sus miembros y la dotación en herramientas e insumos Capacitación para la producción.

Repetidos y constantes modelos políticos que no mejoran en nada la calidad de vida de los habitantes de los barrios en mención. Falta de interés por los jóvenes de participar de forma activa en la construcción de una forma de crear comunidad.

Realizar un cd compilatorios de bandas locales y foráneas que den cuenta de procesos de organozación independientes en Bogotá y tener el soporte económico para solventar la realización de talleres de formacióm política y artística para los jóvenes del barrios El Porvenir sector Brasil.

Colectivo A la Calle Compilado de bandas Records

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Problemas fundamentales a los que atiende (qué los moviliza) Ante la ausencia de canales y oportunidades de visualización los cuales no permiten hacer posible las expresiones culturales que desarrollan los jóvenes de la localidad estos deben desarrollar procesos propios que muchas veces por no contar con mecanismos institucionales de apoyo sucumbe en su intento quedando solo como esfuerzos particulares creativos por lo tanto nunca van a poder grabar sus canciones y registrar sus mensajes, que como consecuencia trae la falta de interacción juvenil para que estas sean una alternativa diferente al consumo de spa, violencia social, y se genere nuevas fuentes de trabajo dignas para el fortalecimeinto de las familias y sus futuras generaciones.

La producción artística y juvenil es una apuesta para transformar realidades inmediatas como la del barrio, y a partir del barrio la localidad, mostrando nuestra capacidad de gestión, autoformación, colaboración con los demás grupos y unidad, que rompa con el cerco del mercado que nos impide acceder a él, que muestre y construya nuevos imaginarios en torno a nosotros y nosotras; y que propicie la unidad con el resto de la comunidad.

Promover la formación artística y cultura y alcanzar capacidad de producción y edición musical

Conversatorios, montaje de obras artísticas, campeonato.

Formación artística y técnica

posibilidad de reunión entre vecinos de sectores populares de Bogotá al ampliar las fronteras del escenario artístico. Retando al frío cerrojo que separa la vida en familia de la calle, el señor o la doña de la casita abren las puertas de su casa y al calor de un canelazo, con la mágica voz del cuentero, del poeta, de la melodiosa invitación del músico, del teatrero o del bailarín, se rompen las cotidianas tardes del barrio. La dinámica del encuentro es clara, abrir la puerta del garaje, del local desocupado, del taller de carpintería, de la cancha de tejo y por unas horas escuchar al cuentero, al poeta, disfrutar de un baile, escuchar una canción, un monólogo... Luego este escenario improvisado cierra sus puertas y regresaremos la próxima vez que el arte sin lugar se tome el lugar menos esperado.” Canal musical MTV, BID y Gobierno de Finlandia. “MTV reconoce iniciativas juveniles en Latinoamérica”. Documento Internet. Mayo 18 de 2007.

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La práctica de producción creativa artística es desarrollada por 13 iniciativas juveniles (21% del total). Los bienes y servicios que producen estas iniciativas son: música, discos compactos, performance, cortometrajes, instrumentos musicales y artesanías. Las iniciativas con prácticas productivas artísticas se desarrollan en su totalidad en zona urbana. Las debilidades éticas y de contenido formativo de la educación de orden institucional (formal e informal) son señaladas por los y las jóvenes, quienes experimentan los espacios de formación artística como escenarios donde pueden expandir su propio hacer y los saberes autónomos. Por eso se destacan las iniciativas de formación artística proyectados hacia la vinculación con procesos donde se reivindican los derechos humanos de los jóvenes. Entre estas iniciativas algunas se proponen: “crear las alternativas que promuevan e incentiven los procesos de formación cultural musical” del Grupo Reexistencia; o la Escuela de Formación Artística, de la Fundación Cultural para el Desarrollo de las Artes Araneus. También en esta pespectiva se encuentra la preocupación de algunos por construir ofertas para el uso del tiempo libre de los niños y niñas, como las impulsadas por la Fundación Cultural Huellas, de la localidad de Engativá, que se plantea como objetivo: Involucrar a 15 niños y 15 jóvenes del sector de La Estrada entre las edades de 6 años y 17 años, al buen uso del tiempo libre por medio de procesos de capacitación y la formación de grupos para actividades culturales, lúdicas, artísitcas y deportivas.111 En la misma dirección se orienta el proyecto del colectivo “Arte sin pausa”, con una importante experiencia en el trabajo con comparsas artísticas en las localidades, el cual se propuso para este convenio:

111 Las citas sobre los objetivos de las iniciativas son tomadas de los proyectos, tal como aparecen resumidos en el Cuadro Número 8 elaborado por esta investigación.

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Generar un espacio de interacción cultural que contribuya al desarrollo de las capacidades humanas a través del impulso de acciones a favor de los derechos humanos. Otros como el colectivo de grabación “Conciencia sonora” señalaron como su objetivo “Promover la formación artística y cultural y alcanzar capacidad de producción y edición musical” combinando la acción formativa con la generación de productos de audio, para difundir sus creaciones musicales. En la misma vía se plantaron los muchachos del grupo “Marañón”, aunque estos ya entraban directamente en la esfera de la “producción audiovisual”, siempre en la búsqueda de que sean reconocidos “los DESC de los artístas jóvenes”, desde “espacios alternativos”. En ese terreno de la producción de bienes materiales también ingresó el taller TAU, cuyo proyecto consistía en: “fortalecer el proceso productivo del taller mediante la capacitación a sus miembros y la dotación en herramientas e insumos para la producción” Igualmente, el “Colectivo a la calle records”, reconocido como uno de los más sólidos en el campo artístico se planteó la producción de un bien material: “Realizar un CD compilatorio de bandas locales y foráneas que remarque procesos de organizaciones independientes en Bogotá y dé soporte económico para solventar la realización de talleres de formación política y artística de los jóvenes de El Porvenir, sector Brasil. Tanto la promoción de las acciones enclavadas en la dimensión política a partir del escenario de la cultura, como las relaciones de la educación política con la resignificación del cuerpo de los jóvenes, se expresan en tres propuestas, a saber: “Acción por la vida”, montaje de un performance que permita la participación y reflexión de los jóvenes frente a los derechos juveniles y la resistencia civil; “Colectivo arte sin pausa”, para generar un espacio de interacción cultural que contribuya al desarrollo de las capacidades humanas a través del impulso de acciones a favor de los derechos humanos, y “Circo vida”, cuyo nombre basta para describirla.

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Todos estos grupos artísticos tienen una clara vocación política, ven la importancia de una estrategia formativa, de capacitación técnica y se aventuran en la elaboración de materiales que inicien su serie productiva de bienes y servicios inmateriales. Los sujetos de estas prácticas son artistas, creadores y virtuosos agrupados en colectivos que promueven y realizan diversas manifestaciones artísticas en sectores populares de la ciudad. Como señala E. H. Gombrich, no se debe olvidar la diversidad implícita en su tarea: No existe, realmente, el Arte. Tan solo hay artistas. Estos eran en otros tiempos hombres que cogían tierra coloreada y dibujaban toscamente las formas de un bisonte sobre las paredes de una cueva; hoy, compran sus colores y trazan carteles para las estaciones del metro. Entre unos y otros han hecho muchas cosas los artistas. No hay ningún mal en llamar arte a todas estas actividades, mientras tengamos en cuenta que tal palabra puede significar muchas cosas distintas, en épocas y lugares diversos, y mientras advirtamos que el Arte, escrita la palabra con A mayúscula, no existe, pues el Arte con A mayúscula tiene que ser, por esencia, un 112

fantasma y un ídolo.

En la producción creativa artística la existencia se hace eminentemente corporal. El cuerpo es sujeto y objeto del acto artístico, se muestra y se encarna en el cuerpo del artista, productor y performero. Creatividad y talento se conjugan para el despliegue de sus visiones políticas, económicas y sociales que se van haciendo cuerpo; en estas iniciativas se incorporan las experiencias corporales y musicales, la fusión de cuerpo, mente, voz y corazón provenientes de la cultura juvenil urbana, con la calle de la ciudad como lugar de nacimiento por excelencia. Así lo cantan los raperos de Trance Místico: Cuando los pueblos se traten como hermanos y se tiendan la mano con sinceridad, cuando todos se escuchen: plebeyos y nobles, ricos y pobres, y

112 GOMBRICH, E. H. La Historia del Arte, China: Paidós Press Limited, 1997; p. 15.

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mi boca hable con total sabiduria, pensamiento y mi corazón, 113

inteligencia… inclinaría mi odio con la declaración de mi voz.

Aparte de los creadores musicales, especialmente de Rap, otros artistas que formulan las iniciativas que aquí se analizan, pertenecen a la categoría de “artistas ejecutantes”, esto es, “virtuosos”. Virno aclara su acepción ordinaria del «virtuosismo» como sigue: Una actividad que se cumple que tiene el propio fin en sí misma, sin objetivarse en una obra perdurable, sin depositarse en un «producto terminado», o sea un objeto que sobrevive a la interpretación. En segundo lugar, es una actividad que exige la presencia de los otros, que existe sólo a condición de que haya un público.114 Teatreros, cantantes, bailarines, perfomeros sólo ofrecen una interpretación; el hecho artístico concluye apenas se da fin a la función. Esta actividad sólo tiene sentido en relación con la presencia de un público que ve o escucha al actor o intérprete; en la actuación está puesto todo el acto creativo. Claro que puede dejar productos conexos: una grabación de audio o de video para reproducir el hecho y crear a partir de él una mercancía u objeto de consumo; es decir, la actividad virtuosa puede dar lugar a productos cuyo valor se puede cuantificar y que son resultados del trabajo intelectual. Pero, en sí misma, esta es una actividad sin producto. Virno hace ver que estas características asemejan el virtuosismo de artista con la acción del político, ambas son contingentes, públicas y no ofrecen una obra finalizada, de tal manera que su garantía de existencia son los testimonios de lo vivido en esa experiencia. Los artistas ejecutantes de las iniciativas juveniles viven de su relación con la presencia de los otros jóvenes y de las comunidades; por eso la proximidad casi inmediata de su acto con la dimensión política. Sus voces son las más politizadas, su presencia pública es un hecho social y político, y cuando 113 TRANCE MÍSTICO. Canción. 114 VIRNO, Paolo. Gramática de la multitud. Op. cit. p. 50.

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deciden integrar un colectivo que se plantee una actividad productiva de manera expresa (como en el caso que analizamos), encuentran que la cooperación laboral se asemeja a la actividad virtuosa de un colectivo teatral o a los requerimientos de una puesta en escena de una presentación de break dance. Al mismo tiempo, esa actividad va constituyendo un conjunto de acciones políticas, construye espacios públicos y comunitarios. El trabajo artístico es a la vez arte, virtuosismo y, para los jóvenes del proyecto analizado, construcción de relaciones sociales, de relaciones con la comunidad, en su sentido más político. Jesús David, lo plantea de la siguiente manera: Si vemos los grupos que están trabajando cuestiones de arte entre las clases populares, puede que sus familiares estén muy contentos de que su hijo quiera hacer música, actuar o bailar. Los procesos actuales son respetados, y digamos que se vuelven patrimonio de la comunidad, eso se vuelve orgullo: se fueron de gira, se presentaron allí. Eso es un orgullo. Por eso digo que tan conscientes sean las personas, o sea es un orgullo que queda más, que llena muchísimo. Por ejemplo: yo voy hacer una comparsa. Los primeros que llegan son los jóvenes que van delante de todo el mundo, empiezan a movilizar, empiezan a traer las familias, los niños, que llaman a todos los familiares para que los vayan a ver. Eso es un proceso social grandísimo, la gente está ayudando: ¿Qué necesitan? Llegan allá los papás, sólo a ver que están haciendo. Hay gente que no está de acuerdo, pero, se la goza.115 Las canciones de los grupos son también de marcado contenido político, su música es denuncia, es llamado, es compromiso con su gente. Véase, sólo a manera de ejemplo, una de las líricas del grupo de ReggaeSka Sistema sonoro Skartel, en donde una frase contundente resume su convocatoria para que el joven participe de una peculiar revolución: “¡huye, lucha y vuelve a nacer!” Es

115 Entrevista a TORRES, Jesús David. Op.cit

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decir, la idea y el sentimiento de que la transformación hay que concebirla como un éxodo para re-fundar la vida, siempre en medio de la lucha: ¿Hasta cuándo?, paremos esta guerra que nos ha está matandando, a los que nos venden muerte, babilón se están lucrando, suenan balas de bando y bando. (…) Skartel, revolución… ¡huye, lucha y vuelve a nacer!. Cuando corren familias, corren por sus vidas, las tierras de Colombia ya están vendidas, tienen sus bebés, yo sé que es tenaz, dejando todo sin poder mirar a atrás, forzados a caminos sin destinos, porque Colombia negoció con los gringos, 116

inversión, aniquilación, ¿quién será el próximo para sufrir la invasión?

La música es el género estético por excelencia para expresar las sensibilidades del desarraigo; y en las barriadas populares, el Rap, el Ska, y, en menor medida el Reegae y el Metal, son los preferidos. Por medio de ellos se trasmite la angustia del náufrago sobreviviente, del exiliado que se aferra a una capacidad perceptiva amplificada para reconstruir jirones de identidad donde renacer, donde ser reconocido. El joven representa con su sentido del desplazamiento constante recogido por su rapeo estridente, o por sus líricas de ruptura el proceso general de la sociedad que le rodea, que experimenta el éxodo de formas de producción conocidas y naturalizadas por décadas, para llegar a un territorio extraño, donde, como cualquier refugiado, no sabe qué lugar ocupar. En ese territorio difuso se van confundiendo el intelecto general de la sociedad, el trabajo convertido ahora en virtuosismo y la acción política, de tal manera que cualquier ejecución artística de los jóvenes linda con las nuevas formas laborales y adquiere la dimensión de un hecho público, no siempre sujeto al pacto de obediencia del ciudadano hacia el Estado; pero, en todo caso se trata de un hecho político, desde donde se van configurando esferas de lo público comunitario. 116 REGGAESKA Sistema Sonoro Skartel (Canción).

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De esto parecen ser cada vez más conscientes los dirigentes de los grupos juveniles del proyecto objeto de este estudio, aunque a veces parecería que la pretensión de imprimir un viraje hacia la acción de divulgación política subestimara la naturaleza política del hecho artístico mismo. John Fredy, directivo del importante “Colectivo a la Calle Records”, lo ejemplifica así: Utilizando la música como herramienta se realiza un compilado, desde lo artístico, y desde la divulgación política, ¿qué está pasando en relación con los mega proyectos? ¿De qué manera están incidiendo, qué desajustes 117

a nivel social, cultural y político se están presentando?

Muy a propósito de la dimensión política de la música, en un pasaje de La montaña mágica Thomas Mann introduce un debate sobre esta forma artística y devela la permanente sospecha a que fue sometida desde las diferentes pespectivas de la modernidad; especialmente por su carácter “equívoco e irresponsable” (según la opinión de uno de los personajes de la novela), “un medio supremo de provocar el entusiasmo”, según esa misma voz, que argumenta: La música también puede (…) ejercer la misma influencia que los estupefacientes. ¡Un efecto diabólico, señores míos! El opio es cosa del diablo, pues provoca el embotamiento de la razón, el estancamiento, el ocio, la pasividad…Les aseguro que la música encierra algo sospechoso. Sostengo que es de una naturaleza ambigua. Y no es ir demasiado lejos si la califico de políticamente sospechosa.118 ¿Qué diría hoy el personaje de esta novela, cuando el mayor reto que se les plantea a estas iniciativas artísticas es hacer formas de vida productiva de estas prácticas, siguiendo el curso de la dinámica impuesta por el saber social

117 Entrevista a ESTRADA, John Fredy. Colectivo a la Calle Records. 118 MANN, Thomas. La montaña mágica. Barcelona: Edhasa, 2008; p. 165 - 166. En otros apartados de este pasaje, se dice: “La música…es lo no articulado, lo equívoco, lo irresponsable, lo indiferente. (…) No es la claridad verdadera, es una claridad ilusoria que no nos dice nada y no compromete a nada, una claridad sin consecuencias y, por tanto, peligrosa, puesto que nos seduce y nos amansa (…) Déjeme llevar mi tesis hasta el extremo. Siento hacia la música una antipatía de índole política”. Op. Cit.; p. 164.

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general que convierte al trabajo en una ejecución virtuosa y disuelve los límites entre lo laboral y lo político? Lo que impide avanzar más rápidamente hacia ese horizonte es el imaginario social, que pervive como estigmatización entorno al arte y a los artistas, que sigue encontrando algo “peligroso” en esta actividad y que no deja de provocar cierta “antipatía política” hacia ella. Esto se traduce en la falta de recursos para el sostenimiento de dichas prácticas y su descalificación como actividad laboral. Así, pese a la visibilidad pública de estas expresiones culturales y a su función política comunitaria, se impulsa a los jóvenes artistas a asumir trabajos donde ni cuerpos ni mentes pueden desarrollar su potencial creativo. Por eso, uno de los líderes del trabajo artístico en Bogotá y miembro de organizaciones que hicieron parte del proyecto que analizamos, llamado Jesús David, critica esa debilidad de las políticas de promoción cultural del Estado según él más interesado en modificar la ley de cultura que en fortalecer los proyectos vivos que involucra a los artistas, como ha sido el caso de las comparsas del Carnaval de Bogotá: ¿Qué que pasa acá (Estado Colombiano) con la promoción cultural? Toca montar una comparsa sin plata, les pagan un mes después, que llaman premios, algo donde no se está premiando nada sino se están pagando unas funciones para cumplir con unas agendas, pero en realidad no hay una solución artística ni cultural para los jóvenes.120 Mención particular merecen las agrupaciones dedicadas al Rap y al Hip hop, que son mayoritarias dentro de las expresiones artísticas que analizamos. Esta afinidad con el Rap es muy extendida entre los jóvenes de los sectores populares de Bogotá, que han ido adaptando su música, sus vestimentas y los comportamientos que los identifican como una agrupación con mucho impacto en la ciudad. Anotemos que algunos investigadores la incluyen dentro del espectro de las “tribus urbanas” y es dentro de ellas la más

120 Entrevista a TORRES Jesús David. Op. cit.

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numerosa. La caracterizan: su inclinación contestataria; el profundo contenido social de sus canciones, que denuncian la injusticia y la violencia; finalmente, su cercanía con las causas comunitarias de los barrios populares, aunque también muchos de ellos (no es el caso de las experiencias estudiadas en el proyecto) conviven y participan marginalmente de las actividades de los parches de “borde” o en situación de alta “vulnerabilidad”. En un artículo sobre las experiencias corporales de las “tribus urbanas”, se describen las principales expresiones artísticas que se han integrado a la cultura Hip hop: Aglutina cuatro expresiones artísticas, que identifican una cultura específica: la mezcla, consiste en combinar sonidos con la intervención viva de un Disk jockey sobre un tornamesa y sobre equipos especiales de sonido; el fraseo, que es el hilvanado rítmico de palabras organizadas en frases y de efectos sonoros creador por la propia voz; el graffiti consiste en pinturas sobre muros y otros soportes, influenciadas, en gran parte, por el cómic y el break dance, expresión dancística de esta cultura. Cada una de estas expresiones, por sus orígenes, tiene características específicas e individuales y en su evolución han encontrado su identidad cultural. Todas aparecen simultáneamente y sus lenguajes se inspiran en el mismo espacio: la calle. Es esta la que sirve de eje para el florecimiento de una comunidad con características similares, con angustias y tristezas 121

semejantes, con rechazos y denuncias en común.

La capacidad de expansión de esta expresión juvenil, entre los sectores populares de la capital, ha sido explicada tanto por la empatía que producen sus discursos imbricados en la realidad de estas comunidades, como por la sencillez interpretativa basada en la voz del cantante y sin necesidad de recurrir a grandes infraestructuras de sonido122. La construcción de líricas de

121 DÍAZ, Diego Armando y URREGO, Samuel. Experiencias corporales: de las tribus urbanas a la escuela. En Revista Corporeizando, Volumen 1, Número1, Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional, 2007; p. 4. 122 Puede verse al respecto la caracterización más detallada hecha por el estudio. Cf. SALAZAR, et. al, “Imaginarios, presencias y conflictos de los jóvenes de Bogotá”. Op. cit.; p. 65 a 67.

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fácil armonización, propicias para la improvisación o la ejecución a varias voces; la reiteración de un formato básico, accesible para todos, que permiten variaciones y conjugar su ritmo pegajoso con danza sugestiva cuyo único protagonista es el cuerpo; además de la destreza, son las virtudes de una expresión que se ha consolidado entre miles de jóvenes capitalinos, llegando a producir un escenario institucional de gran magnitud como “Rap al parque”. Esto dice mucho de la calidad artística de este movimiento y de su penetración en Colombia, que es descrita por Stephanie, una de las raperas más entusiastas del proyecto: Colombia es de los primeros sitios donde el Rap echó raíces a nivel de América Latina y es de los de mejor calidad, no solamente por el habla, sino en general. Entonces, un rapero de acá no le envidia nada a otro. Obviamente, no falta el “chino” [joven] que copia de uno, pero son gentes que en dos o tres años han cumplido su ciclo y se van. Y hay gente que lleva diez, quince años en el asunto y bien. Si yo tuviera esos equipos… ¡haría maravillas! Pero uno grabando con el micrófono del computador, obviamente no le va a sonar igual. Pero entonces, digamos que de unos cuatro años para acá ha surgido eso de que consumamos lo de acá. ¿Cómo surgieron los manes tan ricos y famosos? Porque la gente les compraba lo de allá, en cambio aquí la gente: ¡uy no, yo sé mucho! Y sé mucho quiere decir: sólo escucha música en inglés, pero eso ya se ha devaluado totalmente. Hace unos ocho años usted aquí no conseguía nada en español, absolutamente nada; tenía que mandar a traer de EEUU y original. De ahí fue que se derivó ese consumo del original y la marca y no sé qué. Pero por lo mismo que aquí la gente es muy recursiva... aquí le venden un CD en tres mil pesos, un buen CD y uno dice: ¿pero cómo? Entonces aquí la gente como que no le para mucha bola al asunto de afuera porque la mayoría está pensando en sacar lo propio, entonces cuando yo saque lo mío... ¡Ay, que fulanito de tal sacó tremendo CD...! Espere y verá que yo también voy a sacar el mío. Es que eso es como por épocas y también por localidades. Por ejemplo Engativá es una de las

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localidades que casi sólo escucha cosas de Puerto Rico y toda esa cosa. En Puerto Rico es todo eso del Blim Blim, o sea, esa cosa de las joyas, esas cosas brillantes esas cosas que las vino a heredar fue el Reggeton. Pero por ejemplo en Suba escuchan muchas cosas de España y el rapero en España, como no tiene esa cuota tan marcada del racismo como por ejemplo Estados Unidos, se puede dedicar a cantar otra cosa, puede explorar un poco más el lenguaje, tiene un mejor nivel educativo que en Latinoamérica en general, puede explorar temas muy diversos: filosofía, de vida cotidiana, del amor, del odio, de la comida, y no como aquí que uno se cría con violencia. Digamos, el rapero de aquí... si uno ve los noticieros ¡bala! Pero por ejemplo, a mí no me gusta eso, primero, porque todo el mundo lo hace; segundo, no tengo tiempo para perder en esas vainas, esa etapa ya la quemé, ya no me interesa, y tercero, yo tengo necesidades en otras 123

cosas.

El cuerpo está en el centro de creaciones artísticas como el Hip hop. Los raperos se disputan el poder sobre su corporalidad, resisten a las estrategias dominantes que lo ritualizan y lo hacen invisibles, cuando no culpables, para instaurar un orden social dominante. En el cuerpo se juegan las más profundas tensiones de lo social y las posibilidades de afirmación subjetiva. Cada momento histórico ha desarrollado formas para ejercer esta hegemonía del control corporal, a pesar de que a menudo se trata de repeticiones que época tras época buscan el mismo objetivo: la producción de cuerpos normalizados. Esta producción de cuerpos normales, que incluso podemos denominar normativos, forma parte de la cultura somática que cada sociedad privilegia, y que la ejerce justamente desde posiciones de poder sobre todo a través de lo que el mismo Foucault designó como biopolítica.124

123 Entrevista a MORA, Stephanie. Op. cit. 124 PLANELLA, J. Cuerpo, cultura y educación. Bilbao: Desclée de Brouwer, 2006,

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El control sobre los cuerpos se ejerce para hacerlos productivos en la lógica del plusvalor monetizado para el capital. La producción creativa juvenil aporta, en cambio, una noción del cuerpo que se plantea como múltiple, que fundamentalmente atiende a sus dimensiones subjetivas, alejándose del cuerpo objeto. Recuperar poder sobre su cuerpo y su expresión es escapar de las subjetivaciones dóciles, normativas y potenciar la autonomía corporal del joven. Devenir actor virtuoso de su propia corporeidad, con la mira de encarnar en un cuerpo convertido en territorio de su propia libertad.

3.2.1.1.1 La experiencia visual y narrativa de la película Tenis La multiplicidad y variedad de proyectos juveniles que confluyen en expresiones de la cultura Hip hop en Bogotá, ha dado lugar a experiencias culturales en el ámbito cinematográfico de la ciudad. Se destaca por su fuerza narrativa el cortometraje Tenis, dirigido por Héctor Tocarema, con guión de Marcelo Cantillo, producido por la Fundación Vía 3 y con el apoyo de la Secretaría de Integración Social del Distrito. Esta investigación tuvo la oportunidad de compartir con el equipo del cortometraje, con sus actores naturales y contó con la posibilidad de hacer una presentación a los jóvenes participantes de los proyectos productivos, que se agencian desde el convenio que aquí seguimos. Las entrevistas a los protagonistas de la película, así como las discusiones del foro que suscitó su presentación, dieron mayores luces a los investigadores sobre las implicaciones que tienen las expresiones artísticas del Rap, en la configuración de subjetividades juveniles en los barrios pobres de nuestra ciudad. Tenis es un cortometraje argumental que pretende reflejar parte de la realidad cotidiana de un grupo de jóvenes seguidores de la cultura Hip hop. A través de 25 minutos de desarrollo en una trama intensa y saturada de realismo, un grupo de actores y actrices naturales despliegan su virtuosismo. La película detalla elementos de las relaciones tanto entre los grupos de los

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parches raperos, como entre ellos y otras personas de su entorno social 125

urbano inmediato.

Las letras de las canciones y el mismo libreto expresan algunas de las características identitarias de los y las jóvenes raperos, dedicados a todas las manifestaciones culturales del Hip hop. Elementos como el ritmo, el baile, la calle, el parche, los graffiti, los accesorios de la vestimenta, la cinética y las expresiones verbales, ponen su sello. Aquí el Rap se reafirma como música de la vida en la calle, lugar donde sobrevive cada uno a su manera, pero siempre de forma recursiva y donde se puede hacer música con poco. La película también destaca las problemáticas que rodean a los raperos en la calle, tales como el consumo y expendio de drogas, el dinero mal habido, la muerte por ajuste de cuentas, la lucha por el dinero para sobrevivir, la mujer abusada y usada como objeto sexual, en un contexto machista donde gran parte de la realización de la libertad y del estatuto del hombre está en el sometimiento de la mujer a su deseo. Este último aspecto es bastante enfatizado en el cortometraje cuando las raperas se rebelan ante esta realidad pues ya no quieren callar “ni en la casa ni en la calle”, ni ser maltratadas por los hombres; es hora de insubordinarse porque ya no son “el sexo débil”. En cuanto a los padres, estos ya no tienen el control sobre los jóvenes. Si supieran como son “las vueltas” de la calle, no los dejarían salir, como alguna vez le dice Smith a Libertad, protagonistas del drama en cuestión. Pero ese es el destino que se anuncia casi fatalmente cuando ha optado por la calle, el joven queda expuesto a la droga, al abuso y a la muerte. Sin embargo, suena la melodía de la vida, la misma calle es el sustrato de la música y esta es toda una alternativa vital que incluso puede ser bien vista por los adultos y patrocinada por las entidades públicas.

125 El apartado referido a la película Tenis se hace con base en el intercambio desarrollado por los investigadores del Ceihs de Uniminuto con el equipo directivo y los actores y actrices del cortometraje. De allí se produjeron dos textos, uno de sinopsis y otro de análisis, escritos por el investigador Jorge Sánchez y revisados por Oscar Useche, que son resumidos e incluidos en este estudio. Las entrevistas y la síntesis de las opiniones emitidas durante el foro de la película fueron realizadas por Jorge Sánchez

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Los jóvenes son el puente intergeneracional tendido entre los niños, las niñas hasta los mayores, aunque de una manera distinta. Los y las jóvenes inspiran a los niños y niñas, los van seduciendo para entrar a su cultura a través de un arte que admiran, en primera instancia por el baile y luego por “la pinta”. En el proceso de socialización en el que vive el adolescente, la pertinencia a un grupo de pares es muy importante para afirmar su identidad social, busca sentirse aprobado y admirado. Al mismo tiempo, aparece el poder de las rimas y de los coros raperos que hacen proliferar el entusiasmo por esta música. Para los jóvenes golpeados por la realidad de la calle, el Rap es algo más que ritmo y lírica; adquiere todo su poder de reafirmación y legitimación del ser joven urbano, “pelao” del parche, “parcero” de la esquina. Los versos que se rapean le ofrecen sustento ideológico y la justificación del modo que ha escogido para devenir joven, para comportarse y expresarse con el estilo que lo define cada día. Lo que en un principio fue una cuestión de estima social, algo emocional, ahora, arraigando ese carácter emocional con más fuerza, se establece definitivamente como estilo y política de vida, que se expresa en el canto que contesta y denuncia, que relata la vida de los y las jóvenes en la calle. El Rap es a su vez el exorcismo del miedo para el que compone la letra y la canta, pues le permite ver a los ojos del mundo, para decirle de frente y cantando lo que repudia en él: la violencia, la explotación y el consumismo; esto es, la paja en ojo ajeno, que alguna vez al mismo músico sublevado no le dejaba ver. Para el bailarín el ritual es apropiación del espacio, movimiento que muestra vitalidad y espanta el miedo, elasticidad, conjugación con el otro mediante el ritmo, que crea unidad invitando a la felicidad en comunidad armónica, libertad para el cuerpo, despliegue de fuerza y belleza, música que les permite reconocerse en el anonimato urbano de la gran ciudad de Bogotá; espacio gigante y caótico, que para el chico se sintetiza en el territorio del barrio. El camino se bifurca cuando se reconocen los sueños distintos. En Tenis un joven impulsado por el miedo opta por una vía, en busca del oro como clave de su felicidad. Otros simplemente se deciden por la felicidad sin más

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intermediarios ni medios que su propia imaginación y su creatividad. Cada camino lleva al final a desenlaces diferentes. La metáfora de Tenis, en tono pedagógico y un tanto moral (“la música despierta…y en ese sentido es moral”, diría Thoma Mann) consigue revelar la fuerza expresiva y de subjetivación que se desenvuelve en la trasescena de la cultura urbana juvenil y en esa manifestación de la calle, del barrio, de la esquina, que es el Hip hop bogotano.

CORTOMETRAJE TENIS Director: Héctor Tocarema Guión: Marcelo Cantillo Producción: FUNDACIÓN VÍA 3 Duración: 25 minutos SINOPSIS126 Entre calles destapadas, música Rap a todo volumen, niños y jóvenes bailando en la calle, graffiti en las paredes, transcurre la vida de tres muchachos en el centro de Bogotá, que como otros tantos, han dado nuevo significado e identidad al espacio constituido ahora en su territorio. Uno de estos tres chicos es Pablo, dedicado al tráfico de drogas, para tener dinero y ostentarlo. Su vida se limita al gozo diario, a pedir cuentas a sus socios y a tratar de evadir sus problemas. Libertad es la novia de Pablo, una bella mujer muy orgullosa de ser rapera, compositora y cantante de sus propias canciones, quien vive con su abuela Eva, antigua bailarina que hoy en día apoya a su nieta en sus aspiraciones artísticas. De hecho, la composición y el canto constituyen la ocupación principal de Libertad. Vive por y gracias al Hip hop, como narra en la letra de una de las composiciones que canta en los buses, su rebusque diario. Smith es amigo de Pablo, compone igual que Libertad e interpreta Rap. Alguna vez la abuela de Libertad le sugirió a Smith la idea de que él y su nieta se juntaran tanto en 126 Esta sinopsis fue elaborada por el investigador del CEIHS Jorge Sánchez, con la colaboración de Oscar Useche, a solicitud del equipo de producción de la película para su presentación en algunos medios locales.

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lo musical como en lo sentimental, pero Smith en dicho momento descartó la posibilidad, no tanto por el dilema moral que suponía que Libertad fuera la novia de su amigo, sino más bien para evitar problemas con Pablo. Smith admira el talento de Libertad y le gusta como mujer. Pablo sólo tiene tiempo para sus propios asuntos, sus negocios turbios con el expendio de drogas y cuando está con Libertad se dedica a hacerle reclamos injustificados. Los padres de Pablo consideran que los amigos que tiene son quienes lo están induciendo por el camino equivocado. Los expendedores que trabajan con Pablo se le burlan por la ironía de que quien les da órdenes a ellos, es un tipo que recibe sermones de su padre. Aunque trata de alejar a su padre, esa situación hace pensar a Pablo, se encuentra incómodo por estar involucrado en estos asuntos. Sin embargo, como no ha podido rendir cuentas al patrón y hace poco asesinaron a otro jíbaro, lo que más le preocupa ahora es correr con la misma suerte fatal. Abrumado por la tensión, Pablo contempla incluso la posibilidad de asesinar al patrón, pero no la de salir del negocio. Pablo descarga sus tensiones en su novia Libertad, se da cuenta que ella es admirada por otros jóvenes y no admite que esté bailando en la calle. Todo esto le produce celos, que aunados a las otras tensiones, lo alteran al máximo. Un día, Pablo elabora el plan perfecto para vengarse del patrón que lo ha estado acosando tanto. Para ello cuenta con Libertad y con su amigo Smith. Encaminada al crimen, Libertad reflexiona: realmente ella no es libre, su actitud actual contradice la letra de su propia canción, está atada a lo que Pablo quiere de ella, se da cuenta de que para Pablo sólo es un objeto y ahora se presta a ser la carnada en su estrategia delictiva. Consumado el golpe y en medio de la celebración, un simple abrazo amistoso entre Smith y Libertad le da motivos a Pablo para reclamarles a ellos dos por una supuesta traición. Libertad le sale al paso a Pablo y le dice que está haciendo esa escena de celos para quedarse el solo con toda la plata del robo. A ella, esa plata no le importa, sentencia que “lo que por agua viene por agua se va” y finalmente dice a Pablo que ella va a hacer más plata con la música. Pablo simplemente cree que el dinero es la llave para hacer lo que se le antoje, da por terminada su relación con

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Libertad, maltratándola delante de Smith, a quien también echa, pues al fin y al cabo tiene lo que más le interesa: la plata. Este acontecimiento cambia radicalmente la vida de Smith y de Libertad, quienes deciden constituir un proyecto musical de los dos. Este par prometen. Smith compone la letra que complementa perfectamente la canción de Libertad y comienzan las presentaciones del nuevo dueto. Mientras tanto Pablo, con el producto de su robo compra moto, “pinta” nueva de marca y consigue una novia muy interesada en los objetos que él compra para ella. La rumba alcohólica, el baile desenfrenado de música que sólo entretiene los sentidos, es su terapia para evadir la realidad de nuevo, pero no por mucho tiempo. Al otro día, Pablo llega a casa de Eva, su madre, con la ropa rota, enguayabado y descalzo. En medio de la rumba de la noche anterior su nueva mujer y una amiga le han robado. Eva le pasa unos zapatos tenis y le advierte del peligro en el que ahora está, de morir. Él se calza y se va diciéndole a la señora que sabe cómo manejar sus asuntos. Minutos después suena un tiro en la calle, justo cuando en la televisión aparecen Smith y Libertad cantando en un evento artístico patrocinado por una institución pública Tanto la sugerencia para unos como la advertencia de la anciana Eva para el otro se han cumplido. La muerte en la calle. La palabra, el arte y la esperanza triunfan en la pantalla y esta noticia es más atractiva que la tragedia. La muerte silenciada por la vida.

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3.2.1.2 Práctica productiva pedagógica La Iglesia dice: El cuerpo es una culpa. La ciencia dice: El cuerpo es una máquina. La publicidad dice: El cuerpo es un negocio. Soy la fiesta. Eduardo Galeano Organización

Proyecto

Objetivo

Metodología

Juan Camilo Ángel

Jóvenes construyendo desde la diferencia

FEDA Fundación encuentro de amor

Jóvenes talentos para la convivencia y el desarrollo social

Generar un espacio de unidad y diálogo entre las distintas subculturas y géneros musicales juveniles, en aras de lograr el reconocimiento del otro y alcanzar la armonía de las diferencias juveniles. Talleres, revista Talleres en desarrollo de habilidades de liderazgo, derechos y deberes Crear un grupo piloto de jóvenes talentos, con enfoques en ambientales, medios audiovisuales, liderazgo, que promueva la participación ciudadana en desarrollo conferencia de motivación y desarrollo ambiental y cultural humano.

Ludoteca infantil y juvenil Curtir para no destruir

Brindar a los niños, niñas y adolescentes una ludoteca incentivando a través del juego la imaginación, habilidades individuales y sociales en un entorno pedagógico y de articulación de actividades oientadas al autoconocimiento de sus potencialidades, enfatizadas en la implementación de los DESC.

Curtir para no destruir

Teosinergia y Atahualpa

Rescatarte!!! Por el derecho a la cultura

Organización Suba Muiska Guechativa

Fortalecimiento cultural, administrativo e informativo de nuestra cultura Muisca

Colectivo Escuela Ambiental en movimiento

Creatividad infantíl y transformación socioambiental "Nifu-Nifa" Querer y Educar, Una Oportunidad para el Desarrollo Familiar

Fortalecer escenarios para la formación, recuperación y apreciación artística y cultural de los niños y jóvenes de la UPZ Chuniza, Zona 5 Usme, generando procesos que les permitan desarrollar un proyecto de vida con sensibilidad frente a sí mismos, su entorno y las diferentes expresiones del arte. Fortalecer la organización juvenil Muiska de Suba y generación de actitudes participativa comunitaria y empoderamiento cultural al nivel distrito con miras a generar entornos a favorables en actividades del cabildo. Y que así se genere líderes que fortalezcan nuestro patrimonio. Consolidar un proceso padagógico-ambiental en el Colectivo de niños y niñas de la Localidad de Santa Fé, basado en el arte y la interacción cultural, que apunte a hacia la construcción de redes inter-subjetivas de experiencia y hacia el conocimiento de las realidades sociales de nuestro país con miras a su creativa transformación. Promover el desarrollo infantil armónico e integral de los y las niñas de Nifu Nifa a través de acceso a un sistema de educación inicial oportuno y adecuado dispuesto en el funcionamiento diario de la Fundación.

Talleres en colegios , elaboración de murales, ofrecer talleres, alquiler de elementos para el arte

Investigación para la recuperación de la memoria culturas Muiska y socialización de este conocimiento

Proceso de formación artística y ambiental Adecuar las infraestructura de la institución, capacitación al personal, talleres a las familias

La práctica de producción pedagógica es desarrollada en nueve iniciativas juveniles, ubicadas todas en el ámbito urbano. Los bienes y los servicios que producen son: procesos pedagógicos para el desarrollo de la creatividad infantil y juvenil, material pedagógico surgido de investigación sobre la cultura ancestral y talleres pedagógicos para el diálogo de las diversas expresiones musicales juveniles. La mayoría de estos grupos participantes piensa sus proyectos a partir de la educación para la ciudadanía, especialmente la ciudadanía ambiental y cultural. Otras preocupaciones relevantes de los grupos son las atinentes a la participación ciudadana y a la formación para una democracia diversa y pacífica. El proyecto Jóvenes construyendo desde la diferencia, por ejemplo, se propone acciones educativas de convivencia y respeto por los otros:

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Generar un espacio de unidad y diálogo entre las distintas subculturas y géneros musicales juveniles, en aras de lograr el reconocimiento del otro y 127

alcanzar la armonía de las diferencias juveniles.

La Fundación Encuentro De Amor (FEDA) plantea: “Crear un grupo piloto de jóvenes talentos, con enfoques en liderazgo, que promueva la participación ciudadana en desarrollo ambiental y cultural”, mientras que Curtir Para No Destruir se propone: “Brindar a los niños, niñas y adolescentes una ludoteca incentivando a través del juego la imaginación, habilidades individuales y sociales en un entorno pedagógico y de articulación de actividades orientadas al auto-conocimiento de sus potencialidades, enfatizadas en la implementación de los DESC”. Bajo la perspectiva de que en la esfera cultural es recurrente el objetivo educativo, el grupo Teosinergia y Atahualpa se plantea: “Fortalecer escenarios tanto para la formación y la recuperación como para la apreciación artística y cultural de los niños y los jóvenes de la UPZ Chuniza, Zona 5 Usme, generando procesos que les permitan desarrollar un proyecto de vida con sensibilidad frente a sí mismos, su entorno y las diferentes expresiones del arte”. De otro lado, el Colectivo Escuela Ambiental en Movimiento decide hacer énfasis en la pedagogía infantil y propone: “Consolidar un proceso pedagógico-ambiental en el colectivo de niños y niñas de la Localidad de Santa Fé, basado en el arte y la interacción cultural, que apunte a hacia la construcción de redes inter-subjetivas de experiencia y hacia el conocimiento de las realidades sociales de nuestro país con miras a su creativa transformación”. Los jóvenes ligados a las comunidades ancestrales centraron su propuesta en la educación para la participación mediante el fortalecimiento de “la 127 Las referencias a los objetivos de los proyectos reseñados en este apartado se pueden ver en el Cuadro Número 8, elaborado por esta investigación

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organización juvenil Muiska de Suba y generación de actitudes participativa comunitaria y empoderamiento cultural a nivel del Distrito con miras a generar entornos a favorables, en actividades del cabildo. Y que así se generen líderes que fortalezcan nuestro patrimonio. (Organización Suba Muiska Guechavita) Los grupos Muexka e hijos de la tierra diseñaron una estrategia pedagógica destinada a generar espacios y herramientas formativas, mientras el grupo Ni fu, ni fa se dispuso a “Adecuar las infraestructura de la institución, capacitación al personal, talleres a las familias. Adecuar la infraestructura de la institución, capacitar al personal, realizar talleres con las familias”. A través de sus proyetos centrados en prácticas pedagógicas, los y las jóvenes crean un campo de influencia en la educación comunitaria y abren paso al reconocimiento de su labor. La retribución afectiva es también importante en la motivación de estos jóvenes a entrar temprano en las exigentes prácticas educativas, Eliana, lo dice a su manera: También el contacto con los niños para mí ha sido muy satisfactorio. Que le digan a uno: “Profe, profe, ¿Cuándo va a venir?, que “chévere”, que les gusta lo que uno está haciendo. Eso es una motivación.128 Los jóvenes que participan de estas experiencias contribuyen al profundo cuestionamiento que hoy se formula a los métodos y a las concepciones de la educación que difunde subjetivaciones de disciplina y control, educación atada a la institución escolar y sigue aferrada a un racionalismo reduccionista. Es indispensable que los grupos juveniles vinculados a esta labor pedagógica profundicen sobre sus apuestas, encuentren conexiones con discursos críticos y tiendan a inscribirse en: Movimientos de liberación del pensamiento y de la constitución de una razón plural, abierta a nuevas audacias del pensamiento y de la acción. La disolución de las antiguas certezas que, desde afuera

128 Entrevista a Eliana Valencia y Luz Sánchez. Op.cit.

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producían los procesos de educación, exige nuevas referencias 129

pedagógicas, una nueva pedagogía.

Pero los jóvenes, que desarrollan su actividad productiva en este plano de la educación política infantil y de sus propios pares, requieren darle vida a esas nuevas propuestas, apelando a lo que más conocen: su experiencia estética, el juego, la música, la danza, el teatro, que son espacios cercanos donde se pueden comprender con mayor facilidad los elementos de la socialización política. Estamos ante el plano de la cultura política, que se despliega como aprendizaje ciudadano plural, donde es la ruptura lo que induce las subjetivaciones. Son procesos de construcción de sentido, a partir del hecho de devenir joven, a través de prácticas que posibiliten nuevas relaciones de los niños, las niñas y los jóvenes con los asuntos públicos. Por eso requieren trabajar con herramientas que les permitan resignificar la ética e intensificar la experiencia estética, para desatar narrativas de encuentro y convivencia capaces de dejar huellas que abran el reconocimiento del mundo de diversidad que constituye la juventud y orienten la construcción de comunidades prácticas, de verdaderos espacios políticos donde tengan lugar las nuevas subjetividades ciudadanas. En ese sentido, la pedagogía es método (caja de herramientas) y producción al mismo tiempo: Es herramienta porque se constituye en un potente dispositivo conceptual para leer e interpretar los múltiples sentidos y significados que los actores educativos le dan a las prácticas educativas; en esta perspectiva, la pedagogía es teoría que rompe la aparente connaturalidad en la que transcurre el ejercicio educativo. Pero es producción, porque es conocimiento que se recrea y enriquece, mediante un diálogo constante, en su encuentro con los saberes y representaciones que los actores tienen de sus prácticas educativas. 130 129 OSORIO, M. (199a) Murió la pedagogía, viva la pedagogía. En Aportes Nº 41 Bogotá: Dimensión Educativa, p. 29 38. 130 RAMÍREZ, J. Aproximaciones al concepto de pedagogía. Área: Educación para el desarrollo humano. Módulo 1: Maestría en Desarrollo Educativo y Social Convenio UPN Cinde 15, 2005; p. 3.

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Lo importante es que todas estas prácticas, que antes se consideraban meros auxiliares de la reproducción se han vuelto directamente productivas. Una expresión de estas nuevas pedagogías es la apuesta por aprender a través del cuerpo: Los niños (…) cuando están tejiendo aprenden a ser pacientes. El tejer es cansón, pero empiezo a entender que lo que comienzo lo termino, aunque tenga algunos costos, cansancio físico o mental. No hay que ser mediocre, el muisca no hace pereza, el muisca no miente, el muisca no mata.

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Aprendemos por el cuerpo, como afirma Bourdieu El cuerpo está en el mundo social, pero el mundo social está en el cuerpo (…) El principio de la comprensión práctica no es una conciencia conocedora, sino el sentido práctico del habitus habitado por el mundo que habita, pre-ocupado por el mundo donde interviene activamente, en una relación inmediata de implicación, tensión y atención, que elabora el mundo y le confiere sentido.132 Desde este enfoque, Bourdieu orientó su búsqueda hacia una exploración de la dimensión estética de los procesos de socializaciónsubjetivación y señaló la existencia de sistemas estructurados (campos), como la pedagogía, donde se realiza el intercambio de “capitales” o potencias específicas de los individuos a la vez que la lucha permanente entre diversas fuerzas por la hegemonía en el campo. Pero, según esta misma visión, en la composición de los campos existen mecanismos estructuradores (habitus) donde los individuos interiorizan lo social, pueden aprehenderlo constituyendo diversos modos de ver, sentir y actuar. Ahí se condensan los acontecimientos subjetivos y las prácticas con los cuales el niño y el joven se desenvuelven en la vida social. También allí se reproducen las líneas de fuerza establecidas por los hábitos y las experiencias acumuladas socialmente, las trayectorias subjetivas 131 Entrevista a Edgar Camilo González de la Fundación Cultural Muesca, Op. Cit. 132 BOURDIEU, Pierre. Meditaciones Pascalianas, Barcelona: Anagrama, 1999.

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dominantes y los “capitales” acumulados que determinan saberes y comportamientos, prácticas individuales y colectivas transmitidos de generación en generación tanto en las familias como en las instituciones educativas. Estas construcciones sociales se legitiman, se re-legitiman y devienen comportamientos inscritos duradera y sistemáticamente en los cuerpos, los cuales son el asiento del antagonismo perpetuo entre la producción libre de pensamientos, percepciones y acciones, con su inscripción dentro de las condiciones establecidas. En la práctica pedagógica de Eliana y Luz se asoma esta tensión: Lo que nosotros hacemos básicamente es transmitir el conocimiento de lo que pensamos: cómo deberían ser las cosas. Igual recibimos las opiniones de los niños, les decimos ¿ustedes que piensan? ¿Si hacemos esto o hacemos lo otro? Y es cómo transmitirles el mensaje, o sea que ellos pueden vivir del campo, es transmitirles ese mensaje porque en un momento… o sea, es hacerles ver que no nos vamos a aprovechar de ellos, que lo que vamos a hacer es enseñarles una cosa, si ellos deciden tomarlo pues lo toman sino (…) es como un intercambio de saberes y ellos también saben mucho frente a la práctica.133 La pedagogía es un poderoso dispositivo de subjetivación infantil y juvenil que queda deja marcas en el cuerpo, en la cara, en los brazos y en las piernas. Allí estarán depositados los imperativos y los valores sociales aprendidos en el pasado, que luego se habrán hecho cuerpo; se tornan la fisonomía social del cuerpo. Pierre Bourdieu lo resume así: El habitus como sistema de disposiciones a ser y hacer es una potencialidad, un deseo de ser que, en cierto modo, trata de crear las condiciones de su realización y, por lo tanto, de imponer las condiciones más favorables para lo que es (…) El agente hace todo lo que está a su mano para posibilitar la actualización de las potencialidades de que está 133 Entrevista a Eliana Valencia y Luz Sánchez. Op.cit.;

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dotado su cuerpo en forma de capacidades y disposiciones moldeadas por unas condiciones de existencia. Y muchos comportamientos pueden comprenderse como esfuerzos para mantener o producir un estado de mundo social o un campo que sea capaz de ofrecer a tal o cual disposición adquirida las posiciones y la ocasión de actualizarse.

3.2.1.3 Práctica productiva de empresa social

134 BOURDIEU, Pierre. Op. Cit.; p. 197.

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La práctica productiva de microempresa social es desarrollada por 11 iniciativas juveniles. Estas iniciativas están planteadas desde la perspectiva de la autogestión y el auto-sostenimiento de los jóvenes y buscan consolidar su trabajo comunitario a través de la generación de ingresos, generalmente vinculados a territorios específicos en donde buscan nichos de mercado social. Las iniciativas de microempresa social producen una serie de bienes y servicios tales como: camisetas para objetores de conciencia contra la guerra, ropa a bajo costo, elementos de aseo elaborados por madres jóvenes y/o cabezas de familia, almuerzos y alimentos nutritivos a bajo costo, marroquinería confeccionada en la cárcel de mujeres, producciones audiovisuales y servicios de telecomunicaciones. El altruismo y la generación de condiciones materiales para el cumplimiento de sus objetivos sociales son el motor de estas pequeñas empresas. Así, el Colectivo de Objetores y Objetoras de Conciencia, que hace parte de las iniciativas analizadas, formula el objetivo de su proyecto denominado Taller de estampado el Rehuso: Consolidar nuestra propuesta de autogestión en el primer semestre de 2008, instalando de un modo permanente un taller de estampado de camisetas en la sede ACOOC y en el centro de reconciliación Justapaz (Teusaquillo), con el propósito de divulgar mensajes que promocionen nuestra apuesta política como objetores y objetoras de conciencia en contra de la guerra y apoyar económicamente las actividades ejercidas por las personas participantes del proyecto, bajo los principios de la economía solidaria y del comercio justo.135 Esta pequeña empresa social está completamente puesta al servicio de su apuesta política, además erige tres principios que distinguen sus 135 Las referencias a los objetivos de los proyectos reseñados en este apartado se pueden ver en el Cuadro Número 9, elaborado por esta investigación.

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emprendimientos de tipo empresarial, a saber: autogestión, economía solidaria y comercio justo. Otras, como la iniciativa de jóvenes artesanos Cocolombia inscribe su proyecto en el marco del apoyo a las redes solidarias de comedores de Bogotá y propone como objetivo: Fortalecer la empresa de artesanías Cocolombia, generando oportunidades laborales y apoyar directamente el derecho alimentario. Grupos como Asojuvenil inscriben su proyecto como microempresa en el contexto de su programa de acción política y social dirigido a madres jóvenes con el que promueven proyectos de vida: Consolidar una microempresa de elaboración y comercialización de productos de aseo, con un grupo de madres de jóvenes del Barrio Compartir, Localidad de Ciudad Bolívar, que al tiempo de generar recursos económicos y la reconstrucción de los proyectos de vida de un grupo de madres jóvenes del sector, posibilite algunos de los programas desarrollados por Asojuvenil como lo es la biblioteca comunitaria. Por su parte, la iniciativa Confecciones Adán y Eva, de la organización juvenil Repilos se plantea objetivos más referidos a la consolidación del colectivo e involucra una meta de redistribución de ingresos que favorece la realización del derecho a la educación de sus afiliados: Construir una empresa de confecciones que permita la generación de ingresos a la organización para el financiamiento de sus carreras universitarias y sostenimiento de sus proyectos sociales. El club El tic tac de la juventud se orienta a intervenir en los nuevos espacios de la comunicación y la información, para llevar la conectividad de internet a los jóvenes de una vereda del ámbito rural de la ciudad-región. El objetivo de su proyecto es: Crear un punto de prestación de servicios de comunicación por internet.

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Organizaciones como Chocohem incursionan en la esfera de la generación de empleo para sus propios miembros y para las jóvenes madres con las que desarrollan un trabajo social: Elaborar colombinas de chocolate generando trabajo a las madres cabeza de familia y a los jóvenes. Iniciativas como Idier Soacha deciden intervenir en la producción relacionada con el cumplimiento del derecho a la alimentación y la lucha contra la pobreza. Su proyecto “cucharada de vida” se propone: Facilitar el acceso a una alimentación sana, nutritiva y económica, a los jóvenes de la localidad sexta de Tunjuelito, ofertando alimentos preparados nutritivamente a bajos precios. En la misma dirección trabaja la iniciativa MOCS, Mercadeo Orgánico Consciente y Solidario, cuya misión es contribuir en la construcción de mercados sociales en la línea de los productos orgánicos. Su objetivo está concebido como: Afianzar económicamente el proceso del MOCS a través de la oferta de algunos servicios que permitan mejorar la sostenibilidad económica de la población sujeto, y aportar a la promoción de la soberanía alimentaria y el consumo consciente. Iniciativas juveniles como “origen” desarrollan su actividad solidaria, a través de un taller de marroquinería, con una de las poblaciones más excluidas y golpeadas en sus derechos como es la de las mujeres recluidas en las cárceles. Su objetivo es: Promover, fortalecer y divulgar la participación social sostenible, a través de procesos formativos, productivos y comerciales; desarrollados hasta ahora al interior de la reclusión de mujeres El Buen Pastor en Bogotá, proyectándolos como componente fundamental de reconocimiento y transformación social, frente a la discriminación de la población carcelaria.

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Dos proyectos complementan este grupo, uno destinado a la producción audiovisual, ligada al proyecto de vida juvenil, llamado Expresión audiovisual, y otro, que enfrenta la difícil situación de las madres jóvenes gestantes ante su situación de discriminación y exclusión. Su objetivo es: Generar un proceso alternativo, vivencial para la aprobación de los DESC en padres, madres jóvenes gestantes y lactantes. Estos proyectos hacen parte de los nuevos campos de la economía social que surgen con claros objetivos sociales, de apoyo y contribución a la restitución de vínculos significativos en las comunidades. Antes que la obtención de ganancias o beneficios personales, su objetivo es desarrollar formas nuevas de cooperación laboral, de desplegar las libertades y las capacidades humanas de los jóvenes, que se ven retribuidos por su participación en la reproducción de la vida comunitaria. Así, las iniciativas se reconocen como sujetos colectivos (“grupos-sujeto”) que se van auto-constituyendo en la medida en que descubren su poder para afectar lo público, a partir de sus sensibilidades y de un devenir joven en plena capacidad social, la cual radica en experimentar los valores de las nuevas maneras de producir lo común. De ahí que se interesen en dar sentido a conceptos que pueden parecer vacíos como la autogestión, en agenciar directamente la realización de sus derechos económicos, sociales y culturales, así como por redefinir unas relaciones de protección y respeto hacia la naturaleza y el entorno. Los jóvenes se convierten así en sujetos económicos que actúan productivamente desde sus singularidades culturales y sociales, a partir de su propia historia, de la reconstitución de sus valores, es decir, como portadores de subjetividades de cambio que los facultan para inscribirse creativamente en el nuevo entorno del trabajo, donde se está produciendo globalmente la vida social. Como explicamos, en ese entorno existe un agitado cruce de trayectos y vectores, donde se exacerban antagonismos y fuerzas de dominación o fuerzas de resistencia pugnan por conquistar el espacio social. Tenemos un

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ejemplo, si la falta de dinero se convierte en obstáculo determinante para la expansión de este tipo de iniciativas, la auto-sostenibilidad deviene imprescindible para la independencia y la autogestión de los proyectos. No es la rentabilidad, sino el trabajo socializado, con un vasto componente voluntario lo que define la realidad económica de los grupos. Los Objetores y las Objetoras de Conciencia en contra de la guerra, lo entienden así: Ahora tenemos una idea de la autogestión. Como que con un capital inicial sabemos que no va a funcionar, por el momento todavía no somos autónomos económicamente, sino participamos de algunos proyectos (…) No podemos decir que tenemos un dinero solvente, que podamos estar tranquilos. Por el momento apenas conseguimos recursos para funcionar (…) como para venir a la oficina a hacer el trabajo que hacemos, porque nosotros hacemos como servicio social, nosotros trabajamos con pelaos que no quieren ir al Ejército y llevamos sus casos, porque también tenemos una sola abogada pero nosotros no cobramos nada por ese trabajo, por ejemplo. Nosotros podríamos cobrar, pero como el problema es que los pelaos que están en riesgo de ser reclutados, la mayoría no tienen nada de plata, o sea, ellos ¿de 136

dónde? Son de estratos tres hacia abajo.

Entonces, la permanencia y la sostenibilidad de las iniciativas relacionadas con las dinámicas sociales y culturales que las rodean, están condicionadas por ciertas circunstancias como la situación política; la fortaleza de la organización social juvenil; los procesos de autogestión y autonomía juvenil que hayan podido desarrollar; los recursos y los presupuestos destinados para los jóvenes por la sociedad y el Estado en relación con la capacidad de los

136 Entrevista a Marisol Sánchez. Op. cit

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jóvenes para participar de ellos; finalmente, las oportunidades políticas, sociales, culturales y económicas (relacionadas directamente con el grado de realización de los DESC). Estos factores combinados con las sensibilidades, los sentimientos y las circunstancias existenciales que atraviesan. Su grado de inserción en las comunidades locales y los intereses surgidos como producto de los procesos de subjetivación que han vivido, conducen a los grupos y a las iniciativas a definir prioridades. Por ejemplo, para una iniciativa de la localidad de Suba: Poco a poco debe darse prioridad al tema de sostenimiento y continuación de las propuestas e iniciativas. También dar una mirada al comercio justo, economía solidaria, el tema del trueque y otros temas de economía que también se presentan. Es un ejercicio que estamos 137

explorando y estamos abriendo campo en lo local y en lo distrital.

La creación y la consolidación de las microempresas sociales son producto de la autogestión necesaria para sostener proyectos colectivos de poblaciones que son excluidas del juego del mercado, bien sea por sus posiciones políticas como los objetores de conciencia; o bien por ciertas restricciones sociales al mercado laboral como ocurre a las jóvenes embarazadas, a las reclusas en una cárcel, o a causa de los territorios que habitan, como sucede a la juventud rural. Vista así, la autonomía económica no es otra cosa que la conquista de condiciones de dignidad y respeto cruciales para algunos segmentos, verbigracia: el de las mujeres embarazadas: En el momento en que una joven de nuestros sectores le corresponde asumirse como madre, pierde la posibilidad de hacer realidad sus sueños y proyectos de vida, de esta manera pasa a adquirir una dependencia económica hacia su compañero o sus padres, dedicando su vida a la crianza de sus hijos y sometiéndose a constantes humillaciones por

137 Entrevista a iniciativa de Suba

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parte de los suyos y de la sociedad en general. A esto sumémosle el madre-solterismo como una realidad fehaciente en nuestros sectores, en donde les corresponde asumir la crianza y el sustento económico solas, teniendo que dejar el cuidado de sus hijos a los demás, dedicando todo un día y perdiendo las posibilidad de estar con sus hijos en los 138

momentos en que ellos lo necesitan.

Es muy interesante la resistencia que ofrecen los jóvenes de estas iniciativas, a algunas normalizaciones características de los emprendimientos empresariales, particularmente los que se refieren al control del tiempo y al riesgo de que los cuerpos de los trabajadores de estas nuevas formas laborales, terminen también absorbidos como apéndices de las máquinas: Había parches que hablaban de montar una panadería, ese parche lo que quiere es hacer empresa. Pero tenemos un amigo que montó una empresa de lentejas, y queremos que nos dé el refrigerio, y lo queremos invitar para que dicte una charla sobre cómo empezó a montar su empresa de lentejas. Vemos que se pueden dar grupos opcionales, económicos, por ejemplo, con una máquina de coser; pero no coser como máquinas de moler, sino vamos a coser con armonía, con conciencia, con gusto, no bajo la regla del tiempo y del horario porque eso es lo que jode, que maneje su tiempo como quiere. 139

138 ORGANIZACIÓN ASOJUVENIL. Proyecto de la Iniciativa Madres Jóvenes Productoras y Comercializadoras de Productos de Aseo. 139 Ibíd.

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3.2.1.4 Práctica productiva cultural comunicativa

La práctica de producción cultural comunicativa es desarrollada por 8 iniciativas juveniles. Los bienes culturales y servicios que producen son en lo fundamental los ligados al ciclo de la producción inmaterial: páginas web, documentales, videotecas, revistas y periódicos. La comunicación permite que los jóvenes resistan y afirmen su ciudadanía mediante: 1) Procesos de información, tales como: Identificación, registro y seguimiento de los procesos sociales, entre ellos los desarrollados por jóvenes excluidas por sus opciones eróticoafectivas. 2) Producción de subjetividades alternas, como las referidas a la recuperación y comunicación de otros sentidos provenientes de las culturas ancestrales y promoción de

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prácticas reconciliatorias con la naturaleza. 3) Intercambio entre las diferentes manifestaciones estéticas juveniles de sus diversas formas de saberhacer. Todas estas, encaminadas hacia la apropiación de medios de comunicación locales circulando contenidos culturales diversos y emancipatorios. Las razones que movilizan a los y las jóvenes para desarrollar estas prácticas productivas son expresadas en la formulación de proyectos como el de la Corporación Casa Asdoas, así: Las diferentes poblaciones de la localidad carecen de información y herramientas que les permitan un reconocimiento de su entorno; desconociendo múltiples canales de comunicación a los cuales no se tiene acceso; manteniendo una exclusión, poniendo en riesgo el derecho a ser informado y el de informar. La falta de compromiso de las administraciones y comités locales de un proyecto para crear en las poblaciones redes de comunicación. La importancia de un proceso de comunicación local que visibiliza, promueve y fortalece el desarrollo de las comunidades y organizaciones, generando un sentido de reconocimiento y apropiación de la región. 140 El seguimiento, documentación y sistematización de los procesos sociales locales, apelando a medios de comunicación del mayor desarrollo y actualidad, aparecen como objetivos de estas iniciativas integradas a formas de trabajo inmaterial con altos componentes tecnológicos. Son mediaciones de comunicación que permiten edificar en secuencias de corto tiempo, canales por donde circulan las subjetividades emergentes. De modo que el

140 CORPORACIÓN CASA ASDOAS Proyecto de la iniciativa Comunicar en la quinta para construir territorio. Todas las referencias a los objetivos de los proyectos reseñados en este apartado se pueden ver en el Cuadro Número 10, elaborado por esta investigación.

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proyecto Comunicación en la quinta para construir territorio concreta su objetivo: Diseñar e implementar una página web a partir de la identificación, seguimiento y registro de los procesos sociales tanto rurales como urbanos, que se lleven a cabo en la localidad de Usme, con el fin de visibilizar las diferentes dinámicas y promover los DESC. Por su parte, el Colectivo Aleph comunicaciones proyecta su propuesta comunicativa para potenciar las subjetividades de convivencia basadas en el reconocimiento de la diferencia y a través de Mundo DI_VER_SOS, se propone contribuir a rescatar la autoestima y dignidad de la población LGBT: Fortalecer un grupo representativo de la población LGBT de Ciudad Bolívar a través de la realización participativa de un video documental, que muestre las vivencias, percepciones y las opciones de expresión que brindan los derechos humanos, sociales, económicos y culturales. Radamantis, otro grupo que desarrolla sus iniciativas productivas desde la esfera de la comunicación, se propone enfrentar a la cultura y a las estrategias comunicativas del mercado consumista para proponer actitudes y hábitos ecológicos, anclados en el territorio local y quienes lo habitan. El objetivo de su iniciativa es: Fomentar en los jóvenes el sentido de pertenencia y de conservación de la fauna y la flora endémica y nativa de los ecosistemas del páramo, humedales, y bosques altos andinos de Bogotá y Cundinamarca además del rescate de la identidad ancestral y cultural por medio de la implementación de estrategia comunicativas como la fotografía, el diseño gráfico y la producción de video documental con el fin de brindarles oportunidades formativas y de generación de ingresos en el desarrollo de su proyecto de vida. Comunicación y vida, comunicación y territorio son los pares conceptuales y empíricos en los cuales se desenvuelven estas iniciativas. La proximidad

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entre las manifestaciones de la vida artística y la información son planteadas en el objetivo del proyecto Página web de jóvenes creadores de danza del grupo Nautilus, danza contemporánea: Contribuir en la construcción de la infraestructura cultural de los jóvenes creadores de danza de Bogotá consolidando su derecho de participación en la actividad cultural del país mediante la elaboración de una página web. El proyecto Revista Verde de la fundación para el desarrollo de la Orientación Ecológica (OE) está motivado por la necesidad de defender los derechos culturales y de promover una cultura ambiental, mediante unas políticas de juventud, “que garanticen el ejercicio integral de los DESC de los jóvenes en el contexto de los medios de comunicación”, par ello se plantearon como objetivo: Democratizar a través de la participación, integración y socialización, los espacios para la comunicación, a partir del fortalecimiento del proceso de la Revista Verde, dirigida a jóvenes de estratos 1, 2 y 3 de la Localidad 17 de Bogotá, para contribuir a la generación de garantías en el ejercicio integral de los DESC de esta población, desde una óptica preocupada por lo ambiental y sustentada económicamente por el trueque. El proyecto de escuela de formación artística de la Corporación Mandala Hyntiba - Grupo Juvenil Mc Loud, a partir de su experiencia utilizando medios audiovisuales para la formación de los jóvenes (proyecto de videoteca y cine comunitario) propone una incursión en los procesos de convivencia entre las diversas manifestaciones de las culturas juveniles urbanas; su motivación es planteada así: No existe un espacio en la localidad de Fontibón, que permita la revisión crítica y la integración de las culturas urbanas en un sentido complejo de estas (no sólo desde el plano artístico), que permita a su vez

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una propuesta de nuevas formas de difusión, promoción y reivindicación de los derechos culturales, económicos y del ambiente de los jóvenes y de la comunidad en general. Un periódico alternativo de expresión juvenil en Ciudad Bolívar es el proyecto de la Fundación Kirius XIX que quiere contribuir a llenar el vacío de medios de comunicación locales, de carácter comunitario y de fácil acceso. De ahí su objetivo de: “brindar a la población juvenil de Ciudad Bolívar un medio de información local alternativo”. Finalmente, dentro de esta gama de agrupaciones que intervienen en los espacios de comunicación está el proyecto de Jóvenes en red que se plantea la construcción de una plataforma virtual para las organizaciones juveniles de Bogotá, estableciendo así su objetivo: La plataforma virtual para las organizaciones juveniles de Bogotá es una estrategia de comunicación a través de un sitio web, que busca articular las iniciativas de participación cultural, política y social de los jóvenes de la capital, en consonancia con la política pública de juventud y los DESC. Que los jóvenes consideren que estas iniciativas son de carácter productivo, muestra que comprenden que los procesos actuales de valoración del trabajo no sostienen una diferenciación tajante entre comunicación social y producción propiamente dicha, en tanto la dimensión de la valoración y la esfera de la comunicación están atadas como formas de cooperación productiva que se realizan simultáneamente y se necesitan mutuamente para materializarse territorial y socialmente. En ese sentido, los procesos de subjetivación circulan a través de la comunicación y ambos constituyen partes esenciales del ciclo de reproducción del capital o pueden llegar a ser vectores de resistencia. Con la aparición de las nuevas formas sociales del trabajo y las mutaciones que ha sufrido el capitalismo en su fase post fondista, también se ha producido una reacomodación de las relaciones entre la producción y el

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consumo. Los estudios de Lazzarato y otros investigadores han demostrado que el actual ciclo de la reproducción del trabajo inmaterial ha llevado a que el consumidor deje de ser el punto final del ciclo del mercado definido por la existencia de la pareja “virtuosa”: oferta (producción)demanda (consumo). Ahora el consumidor es un sujeto co-productor en la medida en que: está inscripto en la fabricación del producto desde su concepción. El consumidor ya no se limita a "consumir" una mercancía (a destruirla en el acto de consumo). Por el contrario, su consumo debe ser productivo de las condiciones de las nuevas producciones. El consumo es, entonces, sobre todo un consumo de información. El consumo ya no es sólo la "realización" de un producto, sino un verdadero proceso social que por 141

el momento definimos con el término "comunicación”.

Es en ese contexto que la comunicación se convirtió en una relación social directamente productiva, al igual que cada uno de sus componentes: los lenguajes, la simbólica y la información. Lazzarato se detiene a examinar cómo el consumo hoy es básicamente consumo de información y de qué manera los mercados son producidos desde las estrategias de información que estudian las tendencias de los consumidores y moldean sus preferencias desde el marketing. Hay entonces un nuevo ordenamiento de la relación entre la producción y el consumo que es explicado por la fuerza de la producción inmaterial y dentro de ella, de los procesos de la comunicación social que activan las nuevas formas de la cooperación productiva y de la integración del consumidor a ellas. A la vez, los procesos productivos de naturaleza comunicacional son continuamente transformados, demostrando una enorme versatilidad y abriendo todos los días nuevos campos a la innovación, alentados por las ondulaciones que imprime el trabajo inmaterial. Eso mismo ocurre con el universo del consumo, que pasó de ser estandarizado en la

141 LAZZARATO, Mauricio. El ciclo de la producción inmaterial, [en línea]. Recuperado el 14 de Mayo del 2009. http//universidadexperimental.a.wiki-site.com//

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época fordista, a ser segmentado en las primeras manifestaciones de la producción post fordista y en sus fases más avanzadas, ha sido atomizado. A través de la comunicación, hoy se aceleran la generación de necesidades 142

inéditas que se reproducen a sí mismas en una especie de partenogénesis

inducida por los imaginarios que modelan el gusto y fecundan nuevas necesidades de consumo ad infinitum, transformando el carácter mismo del consumidor. Lazzarato demuestra que a partir de la comunicación social se produce al consumidor compulsivo, quien según las corporaciones capitalistas centra su posibilidad de acelerar los ciclos de circulación y reproducción del capital. Entonces la comunicación emerge como un proceso de trabajo inmaterial que, en la medida en que consigue la reproducción incesante del consumo, adquiere enorme valor económico. La comunicación no es una mercancía típica del modo de producción fordista, sino una relación social definitiva para la valorización capitalista en su condición de producción inmaterial cuya materia prima es la subjetividad y el conjunto de los procesos de subjetivación. Como concluye Lazzarato: La producción de subjetividad deja entonces de ser tan sólo un instrumento de control social (para la reproducción de las relaciones de mercado) y se vuelve directamente productiva, pues en nuestra sociedad pos-industrial su objetivo es construir al consumidor/comunicador. Y construirlo "activo". Los trabajadores 142 EL ERGONOMISTA. COM, Consultado en 14 de Abril del 2009. (En Línea) La partenogénesis en biología es una especie de autofecundación: “Implica una pérdida de la sexualidad, pérdida de la variabilidad genética. En la autofecundación hay menos variabilidad genética porque los dos gametos los produce el mismo progenitor y el número de variantes en la descendencia es menor”. http://www.elergonomista.com/biologia/regresion.htm

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inmateriales (que trabajan en el bar, en la moda, en el marketing, en la tele, en la informática, etc.) satisfacen una demanda del consumidor y al mismo tiempo la instituyen. Que el trabajo inmaterial produce al mismo tiempo subjetividad y valor económico tan sólo demuestra en qué medida la producción capitalista ha asaltado a la totalidad de la vida y ha roto todas las oposiciones entre economía, poder y saber. Aquí, el proceso de comunicación social (y su contenido principal, la producción de subjetividad) se vuelve directamente productivo porque en cierta 143

medida "produce" la producción.

Los jóvenes de las iniciativas que en este estudio se analizan parecen ser concientes de las ventajas que llevan, en la valorización económica de su trabajo inmaterial (artístico, comunicativo, cognitivo, lingüístico) los emprendimientos empresariales que logran conectarse a los más avanzados circuitos de valorización mediante la comunicación social. Artistas que son “producidos” desde los mass media; productos artesanales que adquieren precios descomunales si son convertidos en moda o si conllevan “valores agregados” suministrados exclusivamente por el marketing, que les otorga atributos de distinción o sofisticación, los cuales serían absolutamente intangibles sin estas estrategias; productos cognitivos que son meros desarrollos de mercado, e incluso medios de comunicación, cuyo “posicionamiento” es mero producto de las mediciones de audiencia pagadas por los mismos interesados. No se ha estudiado en cambio por cuales caminos se “valorizan” económicamente los productos del trabajo inmaterial que no recorren estos circuitos mercantiles. La alternativa de la valorización social de las producciones de subjetividad social, cognición, lenguaje y comunicación, aún están por descubrir. Por lo pronto algunos proyectos ya comenzaron la búsqueda. Los jóvenes de Nautilus, danza contemporánea argumentaron de la siguiente forma su proyecto:

143 LAZZARATO, Mauricio. Op. cit.; p. 4.

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Las agrupaciones con trabajos consolidados a través de los años han ganado sitios inamovibles en los mencionados festivales, año tras año, haciendo que las agrupaciones jóvenes no cuenten con espacios de circulación efectivos. Debido a esto, muchas agrupaciones jóvenes que invierten cantidades importantes de tiempo, esfuerzo, y recursos materiales en la consolidación de sus creaciones resultan desintegrándose al cabo de unos pocos años o meses, ya que su trabajo no reporta ningún tipo de reivindicación económica ni moral, por la poca oportunidad de mostrar su trabajo al público, pero también por la inexistente posibilidad de enterar a los interesados de sus actividades creativas, investigativas y de circulación. A pesar de la innegable carencia de espacios de difusión para la danza, también es de anotar que cuando estos se crean o se abren, los artistas de la danza no cuentan en ocasiones con el conocimiento o los recursos necesarios para aprovecharlo. Las herramientas gráficas, literarias y audiovisuales como: reseñas, críticas, videos, afiches y postales 144

no existen, o su calidad no es ideal.

Los proyectos comunicativos de las iniciativas juveniles tendrían entonces que hacer parte activa y fundamental en el objetivo de la creación de mercados sociales que quiebren el monopolio de la palabra y de la producción simbólica que se han adjudicado los medios hegemónicos a través de las estrategias aquí descritas. Se trata de disputar el campo cultural, de encontrar rutas de legitimación social de los nuevos saberes, los nuevos lenguajes y de las producciones alternas en materia de comunicación. Y esto se vincula de manera inmediata con el acontecimiento de devenir joven en la constitución de otro espacio de lo público y de lo ciudadano.

144 Proyecto Nautilus. Iniciativa Productiva. Bogotá. 2008.

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3.2.1.5 Práctica productiva deportiva y/o cultural Organización

Proyecto

Problemas fundamentales a los que atiende (qué los moviliza)

Objetivo

Metodología

Aislar la mente disfruando, percibiendo lo benéfico que puede ser el arte para generar nuevas concepciones del mundo. Los grados de dificultad permiten la permanente superación de obstáculos, una Falta de ofertas para la formación en áreas artísticas. Estigmatización de pertenecer a competitividad sana, que no se basa en la confrontación donde hay una zona marginada, problemas de desplazamoiento, conflictos de delincuencia, contacto físico. Disminuir los niveles de agresividad entre parches. Formación artística creando con la violencia armada entre actores legales e ilegales, violencia y descomposición del Contribuir al proceso de construcción de identidad y a asumir una Grupo artístico de danza opción de vida para núcleo familiar, explotación del medio ambiente sin control ni organización que genera postura crítica de lo que pasa a su alrededor. El break dance tiene Talleres, caminatas danza urbana potenciar el talento de los jóvenes conflictos socio ambientales (Doña Juana). Problemáticas que pasan a ser acogida entre los niños, niñas y jóvenes, debido a sus movimientos ecológicas, montaje SALTIMBREAKING de Ciudad Bolívar desconocidas por la mayoría de los jóvenes habitantes de nuestra localidad. Otra de acrobáticos y itmos del hip hop, cultura presente por todo el mundo, las situaciones más comunes entre los y las jóvenes de la localidad es el consumo de practicada en todas las ciudades del mundo, gracias a la cual se han sustancias psicoactiva legales e ilegales. consolidado otras formas de expresión y comunicación de su sentir. La danza urbana representa una alternativa para garantizar el derecho a ser joven y disfrutar esta etapa de la vida de una manera sana y responsable.

Jóvenes interactúan entorno al Break Dance

Dansur Street

Club de Taekwondo Taekwondo una forma de vida Safuca

Sigifredo Bonilla

Escuela de formación deportiva Jaguares

Colectivo deportivo: Escuela de formación deportiva reforestando el Río con trabajo en conservación del Negro medio ambiente

Grupo Araxa Capoeira

Capoeira una estrategia para el desarrollo

Se ha demostrado que uno de los problemas es por el mal uso del tiempo libre de los jóvenes, ya que ahí se ve la violencia intrafamiliar, la drogadicción, pandillismo y Generar una propuesta artística en torno a al danza urbana a fin de prostitución. Esto sucede porque no existe suficiente empleo ni sitios de educación atraer jóvenes de Ciudad Bolívar para que aprovechen mejor su donde los jóvenes utilicen su tiempo libre para acarle provecho a sus capacidades con tiempo libre. las cuales pueden producir ingresos.

Nuestro club busca acoger las personas que se les ha sido negada la oportunidad, ya sea en el ámbito estudiantil, deportivo o laboral y esto generan muchos problemas que se viven a diario, como son vandalismo, drogadicción, alcoholismo y en general el tiempo mal usado. Otro de los problemas que hemos analizado es la intolerancia, irresponsabilidad, la falta de buena moral, de valores éticos y en general de aptitudes que en determinado momento pueden llegar a ser antisociales. También se ha identificado la falta de apoyo por parte de algunas familias hacia sus hijos en sus aspiraciones a integrar organizaciones culturales y deportivas.

Es la prestación de servicios a los integrantes del club en procura de dar solución a sus necesidades deportivas, contribuir a elevar el nivel de vida especialmente en lo deportivo, social y cultural. Haciendo de este arte marcial una forma de vida para la comunidad de la Localidad Formación deportiva de San Cristobal para los niños y los jóvenes. Para el mejoramiento de la calidad de vida, el aprovechamiento del tiempo libre y la sana competencia. Se enseña a niños y jóvenes en distintas jornadas en la sede del Colegio Eduardo Torres Quintero.

Mal uso del tiempo libre

Promover el aprovechamiento del tiempo libre de 150 niños y niñas de la localidad de Kennedy buscando una mejor sociedad basada en la Escuela de formación equidad, el respeto y la tolerancia para que aporte positivamente a la deportiva sociedad

Distancia del casco urbano para acceder a ayudas que benefician a la juventud, mal uso del tiempo libre: drogas y alcohol.

Iniciar una escuela deportiva comprometida con la recuperación del Río Negro, en la cual los jóvenes demuestren que pueden aprovechar su tiempo libre en algo que los beneficie para ser deportistas competentes y que además puedan aportar algo bueno a la comunidad.

La diversidad cultural juvenil cada día es mayor y el apoyo y seguimiento para el desarrollo de cada una de estas expresiones es muy reducido, es por esto que las diferentes tendencias culturales presentan una línea de resistencia frente a lo público, Promover la práctica de la Capoeria como una estrategia auto causando un grado de estigmatización frente a las prácticas que se desarrollan al sostenible y preventiva, orientada hacia la promoción de los DESC de interior de los grupos por parte de la comunidad en general, esta situación de una u jóvenes entre los 14 a 26 años de la Localidad de Engativá. otra forma no permite encausar la filosofñia de una manifestación cultural determinada como por ejemplo la práctica de la capoeira.

Escuela de formación deportiva, jordanas de recuperación del Río Negro y talleres

Formación deportiva

La práctica de producción deportiva y cultural es desarrollada por seis iniciativas juveniles. Los bienes y servicios que producen son: entrenamiento deportivo y formación cultural del Break dance, Taekwondo y Capoeira; y escuelas de formación deportiva gratuita, con caminatas ecológicas. Las iniciativas que hicieron parte de este proyecto fueron: Formación artística creando con la danza. “Opción de vida para potenciar el talento de los jóvenes de Ciudad Bolívar” del grupo artístico de danza urbana Saltimbreaking. Se propone como objetivo integrar el arte en los procesos de construcción de identidad y disminuir los niveles de agresividad entre los grupos locales de jóvenes: Aislar la mente disfrutando, percibiendo lo benéfico que puede ser el arte para generar nuevas concepciones del mundo. Los grados de dificultad permiten la permanente superación de obstáculos, una competitividad sana, que no se basa en la confrontación donde hay

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contacto físico. Disminuir los niveles de agresividad entre parches. Contribuir al proceso de construcción de identidad y a asumir una postura crítica de lo que pasa a su alrededor. El Break dance tiene acogida entre los niños, niñas y jóvenes, debido a sus movimientos acrobáticos y ritmos del hip hop, cultura presente por todo el mundo, practicada en todas las ciudades del mundo, gracias a la cual se han consolidado otras formas de expresión y comunicación de su sentir. La danza urbana representa una alternativa para garantizar el derecho a ser joven y disfrutar esta etapa de 145

la vida de una manera sana y responsable.

Alrededor de esta expresión cultural de las calles de Bogotá, ligado esta vez al problema del ocio de los muchachos, se organiza también el proyecto: Jóvenes interactúan entorno al Break dance del grupo Dansur Street. Su objetivo es: Generar una propuesta artística en torno a al danza urbana a fin de atraer jóvenes de Ciudad Bolívar para que aprovechen mejor su tiempo libre. En la misma búsqueda de ofrecer alternativas para el uso del llamado “tiempo libre” de los jóvenes, se estructuró la propuesta Escuela de formación deportiva Jaguares, cuyo objetivo es: Promover el aprovechamiento del tiempo libre de 150 niños y niñas de la localidad de Kennedy buscando una mejor sociedad basada en la equidad, el respeto y la tolerancia para que aporte positivamente a la sociedad. Las artes marciales orientales, con su filosofía vitalista y de fortalecimiento de las capacidades del cuerpo y de la mente joven, igualmente tiene cabida en estos proyectos: el grupo: Club de Taekwondo Safuca promueve el “Taekwondo, una forma de vida” y su objetivo es:

145 Las referencias a los objetivos de los proyectos reseñados en este apartado se pueden ver en el Cuadro Número 11, elaborado por esta investigación

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La prestación de servicios a los integrantes del club, en procura de dar solución a sus necesidades deportivas, contribuir a elevar el nivel de vida, especialmente en lo deportivo, social y cultural, haciendo de este arte marcial una forma de vida para la comunidad de la Localidad de San Cristóbal, para los niños y los jóvenes. Para el mejoramiento de la calidad de vida, el aprovechamiento del tiempo libre y la sana competencia se enseña a niños y jóvenes en distintas jornadas en la sede del Colegio Eduardo Torres Quintero. En la misma línea de trabajo están las propuestas del grupo Araxa Capoeira que motiva su proyecto en la necesidad del respaldo a la diversidad cultural, a través de expresiones como la Capoeira, esa integración de las artes de lucha, música y expresión cultural afro-latinoamericana, de muy buen recibo entre sectores de la juventud. Este grupo planteó el proyecto: “Capoeira una estrategia para el desarrollo”, cuyo objetivo es: Promover la práctica de la Capoeria como una estrategia autosostenible y preventiva, orientada hacia la promoción de los DESC de jóvenes entre los 14 a 26 años de la Localidad de Engativá. Por otra parte, el colectivo deportivo Reforestando el Río Negro formuló su proyecto: “Escuela de formación deportiva con trabajo en conservación del medio ambiente”. Su objetivo: Iniciar una escuela deportiva comprometida con la recuperación del Río Negro, en la cual los jóvenes demuestren que pueden aprovechar su tiempo libre en algo que los beneficie para ser deportistas competentes y que además puedan aportar algo bueno a la comunidad. En estas iniciativas se encuentran los rasgos de otra transformación del trabajo en la fase post fordista de la producción y también de elementos de resistencia: la capacidad de los jóvenes para dar nuevos significados a algunas prácticas que el capital sólo ve como fuentes de valorización económica. Como se ha transformado la relación entre el tiempo de trabajo y los procesos de agregación de valor, la noción de “tiempo libre” que defienden los jóvenes

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en sus proyectos, también exhibe otras características. El tiempo libre como tiempo de no trabajo ha refundido sus fronteras y de ahí la paradoja de desarrollar proyectos productivos, con base en el trabajo de los jóvenes, cuya justificación está en el “aprovechamiento del tiempo libre”. El trabajo ahora se hace en destiempos sin continuidad, los sobresaltos de la dimensión temporal del trabajo son ahora la norma; por lo tanto crece la franja de los tiempos que los jóvenes no están formalmente ocupados; además, intempestivamente pueden ser cesados del empleo o marginados del sistema escolar por múltiples circunstancias. También en el trabajo formalizado existe la tendencia a liberar tiempos de producción debido al incremento de la productividad. Simultáneamente, el trabajo des-regulado aumenta, especialmente por la generalización y el perfeccionamiento de los sistemas de información. Crece entonces el trabajo a domicilio, la realización de obra por propia cuenta, de tal manera que tanto los límites horarios del trabajo, como su ubicación espacial se flexibilizan. Con ello se ablanda el disciplinamiento corporal y los sistemas reguladores de la circulación de flujos, entendidos como el movimiento continuo de objetos y de energías humanas, cuyo control debe ocurrir ahora en los espacios abiertos. Los dispositivos de control han de fijar su atención en los jóvenes, dada su condición de población incesantemente expuesta a alteraciones inesperadas, en sus ritmos y temporalidades, más aún si, como señalamos antes, en este mismo estudio, están en medio de un sistemático éxodo de la fábrica, de la empresa formalizada o de la escuela. Eso explica la preocupación ascendente en algunas políticas públicas urbanas por el “tiempo libre” de los jóvenes. Se crean entonces ofertas especializadas de organizaciones no gubernamentales, que se han centrado en procesos de educación continuada

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o de recreación y deporte para “ocupar” ese tiempo de los jóvenes. Para los jóvenes de estratos de ingresos altos o medios, el mercado ha generado una amplia oferta de gimnasios, deportes extremos, clases de arte o aprendizaje de lenguas extranjeras. A través del marketing estas actividades incrementan su valorización económica, persuadiendo a los padres, a los maestros y a los entes gubernamentales, de que así se aleja a los muchachos de la violencia, de la drogadicción y de peligros de la más diversa laya. El miedo es aquí también el mejor propagandista de estos placebos que además encajan en los estereotipos de cuerpos sanos y mentes cultivadas. Sin embargo, otras ofertas suelen imponerse con más facilidad y pingüe ganancia para el mercado: el consumo de los videojuegos (entre más violentos más atractivos), el “deporte espectáculo” y el poder hipnótico de la televisión. Los jóvenes dedican más tiempo a estos divertimentos que a cualquier otra actividad, aunque muchos han empezado a dirigir su mirada hacia la participación en encuentros interactivos por internet, a vincularse a las redes sociales virtuales y a constituir comunidades a través de la superautopista de la información. Esta es la importancia de incursionar en iniciativas productivas juveniles buscando levar propuestas de diferente naturaleza a ese espacio entre pares, indeterminado, llamado “tiempo libre”. Incluso, a través de las prácticas deportivas, algunos consideran que el “uso adecuado del tiempo libre” genera espacios para la convivencia y para el aprendizaje contra la violencia. Los discursos no se divorcian aún de algunas manidas recetas moralistas que separan los placeres de la mente de los del cuerpo. Por ejemplo, para el grupo de danza urbana Saltimbreaking la práctica deportiva-artística permite “aislar la mente disfrutando”; y “los grados de dificultad permiten la permanente superación de obstáculos, una competitividad sana, que no se basa en la confrontación donde hay contacto físico”.146 146 SALTIMBREAKING, Grupo Artístico de Danza Urbana. Proyecto de la iniciativa “Formación artística creando con la danza opción de vida para potenciar el talento de los jóvenes de Ciudad Bolívar”.

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Otros le imprimen a estas prácticas deportivas un plus valor cognitivo, enlazado a saberes culturales ancestrales. Retomar las raíces de las tres prácticas deportivas culturales que hacen presencia en las iniciativas: Break dance, Caopeira y Taekwondo, pone de manifiesto elementos que sobrepasan los límites de una simple práctica deportiva y/o musical. Es un conocimiento hecho cuerpo, cuya potencia emana en el sentir profundo de la propia experiencia. Por ejemplo, las raíces de la Capoeria y el Break dance se pueden ubicar en las manifestaciones culturales traídas del África adaptadas a las luchas de los hombres y mujeres negros violentados como esclavos en América. Ninguna de estas dos expresiones se limita a los movimientos corporales por sí solos, están acompañados de la música; haciendo que su práctica permita el desarrollo de las potencialidades artísticas juveniles. Estas iniciativas están en pleno desarrollo, por lo que se puede esperar que tengan amplio impacto, dada la riqueza cultural de sus prácticas y por haberse abierto espacio en territorios de la producción cultural e inmaterial, que están siendo colonizados rápidamente por ofertas de mercado, o puestos al servicio de discursos hegemónicos de control del cuerpo por medio del deporte, mientras se minimiza su efecto preventivo sobre el consumo de drogas legales e ilegales. Habría que cuidarse de reproducir doctrinas vacías, suerte de estribillos publicitarios como el famoso: “mente sana en cuerpo sano”, tampoco habría que concebir las prácticas deportivas como un comodín para “ocupar el tiempo libre”, pues estas visiones apuntan a afianzar el control del cuerpo y contribuyen a su normalización. En cambio, las iniciativas pueden fortalecer el carácter social y productivo de sus actividades deportivas; plantear una opción alterna a los embates del mercado para copar los tiempos del no-trabajo o de la supuesta “inactividad productiva” de los jóvenes. Podrían también explorar las nuevas relaciones que se van tejiendo entre el trabajo post fordista y el juego. El éxodo del trabajo fabril y del empleo formal abre también una brecha por donde se cuela el homo ludens, en tanto se debilita el homo faber.

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La cultura de los computadores y de la comunicación tecnológica plantea nuevos retos que los jóvenes están en condiciones de avocar. Existe allí todo un espacio para la creación de juegos informáticos, que no alimenten el consumo habitual de groseros juegos de guerra y asesinato orientados desde los centros del poder instituido. Y esas posibilidades, vinculadas a ejercicios prácticos y a espacios deportivos propios, como los que ya han puesto en marcha las iniciativas juveniles, impulsarían subjetividades de resistencia. Ya se han vivido episodios de esa combinación entre producción cognitiva, juego y experiencia colectiva, en escenarios como los juegos de roles. La sociedad de la producción inmaterial y su área difusa entre el trabajo y el no-trabajo genera nuevas posibilidades productivas a las actividades ociosas, buscando una redefinición del “tiempo libre”, como aquel que es producido por una sociedad libre. Esta es también una buena oportunidad para dotar de métodos lúdicos a los procesos educativos y pedagógicos, para que rompan la rigidez de la excesiva normalización que hoy las define. Así, el ocio y el “tiempo libre” podrían adquirir un nuevo valor, mientras las prácticas deportivas serían nuevos espacios para la liberación de los cuerpos y de las mentes, levantados en las rendijas que se han abierto entre las fronteras erigidas entre el trabajo y el ocio. Los jóvenes están abriendo esos espacios, y como decía el filósofo Martin Heidegger: Los espacios profanos son siempre la privación de antiguos espacios sagrados. Espaciar es la liberación de sitios. 147 El juego es un espacio creativo por excelencia, al que se ingresa de manera libre y voluntaria a compartir una zona límite creativa entre lo real y lo imaginado, donde circulan subjetividades muy poderosas. El juego hace posible una zona que puede dar lugar a nuevas estructuraciones del orden simbólico, sacando a la luz mundos nuevos en zonas en donde el tiempo

147 HEIDEGGER, Martin. El arte y el espacio en Revista de Filosofía, Núm. 39 y 40. Santiago de Chile, 1992; p. 149 -153.

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medido puede ser reemplazarlo por el tiempo lúdico (atemporal y efímero). Esta es otra perspectiva que las prácticas deportivas de las iniciativas productivas juveniles están llamadas a auscultar. Disponer los cuerpos para el juego, entrar en ese espacio de creación potencial e impedir su monopolización por el mercado o por los discursos y las prácticas moralistas de control del cuerpo de los jóvenes. Diego Fernando, lo intuye desde la práctica de la Capoeira, al plantear que: Hay muchos puntos de encuentro dentro de la Capoeira que le permiten a una persona, independientemente de su raza, de su género, encontrarse en diversos espacios: lo musical, (el) compartir porque una persona que llega a una clase, y ya es un maestro como capoerista, tiene la posibilidad de tener un interlocutor en un espacio que es la rueda; la posibilidad de utilizar su cuerpo, de utilizar su voz en algo especifico. Como yo lo digo: no sólo música, no sólo acrobacia (…) también el trabajo físico es muy fuerte, el trabajo a nivel de memoria, de agilidad, de conocimiento. A los jóvenes les suena muy vistoso el hecho de estar en una presentación. De una u otra forma, el nivel de autoestima de las personas que lo practican sube conforme va logrando el movimiento, conforme están con un uniforme en una tarima. De una u otra forma son niveles de seguridad que va logrando la persona y que le permite encontrarse en un grupo.148 Muy pronto se advierte que el juego está en la vida cotidiana y en la calle. Pese a los esfuerzos sistemáticos de diagramar y cooptar sus prácticas mediante dispositivos, que sometan a lógicas binarias y conflictivas tanto al juego como a los jugadores o que limiten territorialmente sus movimientos y sus prácticas discursivas, lo lúdico prevalece como un magma de procesos de subjetivación y como un espacio muy potente para resignificar el “tiempo libre” y los tiempos de “no-trabajo” de los jóvenes.

148 Entrevista a Diego Fernando Amézquita. Op. Cit.;

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En su estudio sobre el juego, Enrique Velásquez y Ana Alejandra Lichilín acuden a la imagen del laberinto para explicar este tipo de interacciones lúdicas: El juego laberíntico, los flujos lúdicos, se pueden apreciar de manera directa en la vida cotidiana, en el juego callejero, ese que realizan los niños, los jóvenes y algunos trabajadores citadinos, pero ante todo en esa mezcla de acciones de algunas calles en las grandes ciudades, en cuanto que facilita el acontecimiento, los encuentros inusitados y extraordinarios que desvían de su ordenamiento habitual a quienes los experimentan. Parte de setos flujos callejeros son los despliegues de todo tipo: aquellos vinculados con las fiestas, las manifestaciones políticas o de protesta, las celebraciones deportivas, pero quizás lo más interesante por su relativa cotidianeidad, es la oleada de conversación sin fin sobre lo visto y oído en relación con un evento deportivo notable para un grupo de hinchas quienes se instalan en las tiendas, los cafés las fondas, las esquinas de los barrios, los clubes, las oficinas y las fábricas. Los discursos de los medios de comunicación sobre el deporte tienen la función de territorializar esta conversación, someterla a la dualidad, al conflicto. Para lo cual los discursos mismos se presentan como juego de competencia. Los equipamientos tienden a territorializar estos movimientos.

149

149 VELÁSQUEZ, Enrique y LICHILÍN, Ana Alejandra. Ludópolis. Entre la cuadrícula y el laberinto. En Revista La calle. Lo ajeno, lo público y lo imaginado”, Documentos Barrio Taller, Bogotá, 1997; p. 106- 107.

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3.2.1.6 Práctica productiva agrícola y/o pecuaria orgánica Organización Semillas de vida y sociedad

Proyecto

Problemas fundamentales a los que atiende (qué los moviliza)

Objetivo

Metodología

Sembrando semillas para una autonomía alimentaria

Pérdida de costumbres culturales e inseguridad alimentaria

Construir huertas familiares para el abastecimiento alimentario de cada familia.

Entrénzate jóvenes cultivadores de derechos

La vulnerabilidad, desmotivación y falta de oportunidades desembocan en el problema básico del desplazamiento de los jóvenes de la Vereda Chatasugá que prefieren salir a las grandes ciudades a buscar nuevas alternativas de vida, ante la crisis del sector agropecuario, la falta de acceso a la tierra, la pérdida y contaminación de sus recursos naturales , la baja calidad de vida de sus familias, entre muchos otros factores negativos que han dejado como consecuencia el empobrecimiento de los pequeños productores de la región y sus alrededores. Desempleo que trae como consecuencia necesidades económicas insatisfechas , y dinámicas de desnutrición y violencia intrafamiliar. Poca articulación y dinamización real de las organizaciones sociales campesinas y urbanas que trabajan en torno a los alimentos, lo que trae como consecuencia el no fortalecimiento de las políticas y programas alimentarios construidos para la ciudad de Bogotá .

Aportar a la construcción de sujetos políticos apropiados de su territorio, capaces de generar dinámicas productivas solidarias que contribuyan a la consolidación de un proceso organizativo juvenil, como alternativa al desplazamiento y el desempleo.

Mesa Local de Parcela juvenil comunitaria Juventud Sumapaz campesina Nazareth

Debido a la desinformación de los campesinos sobre el cultivo de las tierras y la falta de intervención por parte del Estado , los suelos son contaminados por abonos químicos y por residuos sólidos . A su vez, la circulación de aguas residuales por canales abiertos , así como de pesticidas y otras sustancias químicas empleadas en la agricultura , constituyen una fuente importante de contaminación.

Generar un espacio de encuentro, investigación y Generación de una autogestión, para transformar las prácticas culturales, Parcela Juvenil agropecuarias y ambientales de la población campesina Comunitaria de la región de Sumapaz.

Colectivo SUMA

La falta de información respecto a los cultivos alternativos , pues a través de los tiempos se ha adoptado un sistema de cultivos netamente químicos y el temor al cambio y como consecuencia a la disminución de ingresos no ha permitido que la población asuma otros cultivos y nuevas formas de producir . Además, falta de espacios en la localidad que brinden formación a través de la práctica que muestren los resultados dando seguridad y fomenten por nuevas alternativas.

Innovar el pensamiento tradicionalista en cuanto al mono cultivo a través de la capacitación que se desea proporcionar a la comunidad situada en la Vereda Las Animas usando como plataforma la finda autosostenible y educativa. Lograr el beneficio social y económico de la comunidad que integra la Vereda Las Animas mediante el estímulo a la producción, rescatando sus valores culturales, sociales y étnicos que justifican la base social.

Colectivo Espeletia

Granja Integral Educativa

Colectivo Subacción Huerta Colectiva Urbana

Uno de los principales problemas que debemos afrontar es la concientización del comer, entender que la comida proviene también de largos procesos que son, o bien producto del esfuerzo de hombre y mujeres o bien, producto de multinacionales que, a diferencia de los primeros, no busca el generamiento de ingresos para la subsistencia sino la concentración de capital . Los alimentos son otra vía para la concentración de capital y la desigualdad social. Romper con la cadena económica que que configura al alimento como simple mercancía, de allí la propuesta de venta solidaria y trueque , formas de Contrucción de una huerta transformar todo el concepto de producividad, pues si bien se necesita de la ganancia tambiés es cierto que este tipo de intercambios se desliga de las redes de comercio tradicional y nos pone de presente la necesidad de entender que es posible intercambiar, ganar sin que el otro se arruine, intercambiar sin necesidad del dinero , cambiar plátano por papa, arroz por un libro, una libra de azúcar por un servicio , en fin, entender que otra economía, otro tipo de redes se pueden construir y se han construido. Contacto entre lo rural y lo urbano.

Recuperación de semillas e identidad . Promover una agricultura de noviolencia, que no agreda al medio ambiente y su entonro, pero a su vez le permita al campesino ver la importancia que tiene él en el cambpo y lo aliente a declinar la posibilidad de migrar a la ciudad en busca del "progreso", donde lo único que puede encontrar es hambre y miseria perdiendo su identidad , sus Formación Práctica en técnicas de costumbres, su conocimiento acerca de la tierra , su vestuario y lo más Ancestros y semillas Dotar a una comunidad de una Finca - Escuela agricultura orgánica importante su dieta. Ni siquiera el campo se ha escapado a la invasión del consumismo absurdo, donde no se vale por lo que es sino por lo que la sociedad quiere que sea y en esta búsqueda el joven pierde sus raíces y con ellas todo tipo de interés por conocer su entorno y mantener viva su identidad y la de su ancestro. Falta de un espacio de integración , inclusión y articulación del municipio de La Vega - Cundinamarca para un intercambio de saberes que se encamine a la buena utilización del territorio y los recursos naturales , generación de una

Fundación FAECCA

Casa - vivero ambiental y cultural: cultura encaminada al respeto intergeneracional e interegional, solidaridad, conservación y protección del medio ambiente . Falta de un espacio que jóvenes semilla permita generar recursos económicos o ingresos a los jóvenes y a la vez una capacitación en el uso correcto de la tierra para cultivar de modo orgánico o con producción limpia.

Producción de concentrados orgánicos para animales

Crear un espacio de intercambio e integración de saberes intergeneracionales, específicamente jóvenes rurales de La Vega.

No produccción de materia prima para la planta de concentrados a escala para consumo local, asociado a la compra de concentrado tradicional a las grandes empresas. Uso de hormonas y químicos, las consecuencias de este problemas las vemos reflejadas en la falta de empleo , para jóvenes y adultos, Producir concentrado ogánico deterioramiento de la salud de las personas como: crecimiento acelerado de los niños, desarrollo de las niñas a una edad prematura , aumento de enfermedades como el cáncer .

Construcción solidaria de huerta y talleres

Ampliación instalaciones, talleres, acompañamiento en fincas

Construcción de una Huerta y Formación. Agricultura urbana

Formación en técnicas de agricultura urbana, seguridad alimentaria y trabajo solidario.

Construcción de un invernadero, talleres sobre cultivo orgánico y producción limpia

Proceso de producción de concentrado orgánico

Falta de iniciativas productivas que generen oportunidades de emplo a la población joven del municipio (incentivo pra quedars en el campo y no Implementar un sistema productivo rural de hortalizas Producción de cadena de abonos, ingresar a las filas de grupos armados o engrosar los cinturones de miseria de bajo cubierta y a libre exposición solar, generando purines, hortalizas y concentrados las grandes y medianas ciudades. Atender en parte de la demanda de oportunidades de emple y fortalecimiento de desarrollo hortalizas del municipio, bajo consumo de hortalizas por el sobrecosto del orgánicos producto. No existe apoyo institucional suficiente para desarrollar un proyecto económico y social del municipio.

Proceso de producción de hortalizas

de agricultura orgánica.

Red Agricultura Urbana

Pecuaria alternativa urbana Universidad Nacional de Colombia. Segunda Fase: Educación Popular y Desarrollo Humano a través de la Avicultura Alternativa Urbana

Equipo productor de gallinas: Palo Gallinero Orgánico Caqueño grande, Placitas, Mercadillo

Huevo Ecológico Gironés

Huevo Ecológico Girón del Resguardo. Productividad, generación de ingresos e integración social, económica y cultural de jóvenes del Municipio de Cáqueza

Red agropecuaria y educación popular Las pollas de mi cazuela Unión Temporal Huevo Orgánico

Asegurar el relevo generacional de los proyectos productivos generados en el barrio Casa Grande de la localidad de Ciudad Bolívar , que apunta al fortalecimiento de procesos comunitarios dados entorno a la seguridad alimentaria y autonomía alimentaria , tomando como ejes fundamentales el desarrollo humano (con un enfoque de sistemas donde se permita un acercamiento a la comprensión de los elementos relevantes que se dan en un proceso de organización comunitaria , y por otro, formular en la forma más aproximada alternativas técnicas aplicables y reproducibles que mejoren el intercambio de saberes y la eficiencia de transformación social en esta comunidad. Los liniamentos a manejar son la multidisciplinariedad, la integralidad de fases en la propuesta productiva , la participación de la comunidad, características del área y seguimiento y evaluación ), el desarrollo ostenible y el desarrollo de procesos de organización comunitaria .

Desarrollar procesos de integración social de los miembros de la comunidad participantes del proyecto: niños, niñas, jóvenes y adultos, utilizando instrumentos metodologías de la educación pecuaria alternativa popular urbana para concientizar a la comunidad de la problemática socioecómica, cultural y política presente en su entorno, para fortalecer los procesos autónomos que se vienen ampliando en Casa Grande con el fin de estimular el desarrollo organizativo barrial donde la comunidad se convierta en la principal generadora de soluciones.

Construcción de una Huerta y Formación. Agricultura urbana

La carne y huevos de gallina contienen mucho químico , altos costos no hay garantía de calidad

Elaborar y poner en marcha el proyecto de cría de gallinas ponedoras utilizando nuevos métodos de alimentació en ellas, a fin de mejorar la producción, la nutrición y la calidad de vida ocupacional de las y los jóvenes campesinos.

Construcción de criadero de gallinas orgánicas, talleres

Hay una inmensa necesidad de construir un escenario en el que el trabajo bien remunerado sea una constante el cual permita , a partir de la producción y la generación de ingresos la integración social y el resarcimiento de nuestros derechos. La situación alimentaria de en los infantes es precaria ... que acuden a actividades escolares cotidianas sin complementos nutricionales ni alimentación propia de las etapas de crecimiento y desarrollo . Comprobado que dentro de las tres comidas el huevo no hace presencia. La falta de conocimiento provincial, departamental y nacional del valor de productos orgánicos y la falta de apoyo institucional y gubernamental para su comercialización nutren la situación de los jóvenes en la vereda pues tampoco hay apoyo en capacitación y ejecución de proyectos rurales .

Generar e incentivar a toda la juventud de la Vereda Girón de Resguardo a que conozca los elementos de la Producción de huevos producción del huevo orgánico con el fin de consolidar la orgánicos, talleres propuesta social de seguridad alimentaria y comercio justo.

Desnutrición de los niños.

Ofrecer alimentos nutritivos a bajo costo

Producción de huevos orgánicos, talleres

Estas prácticas serán abordadas con mayor profundidad en el capítulo 5.

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Una Perspectiva Critica del Enfoque de Derechos Sociales

En las Experiencias productivas de los jovenes

Kaosmirra. Grafitti ubicado en la Cra 30 con 76

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4. UNA PERSPECTIVA CRÍTICA DEL ENFOQUE DE DERECHOS SOCIALES EN LAS EXPERIENCIAS PRODUCTIVAS DE LOS JÓVENES Plantear el problema de los Derechos Sociales, Económicos y Culturales de la población juvenil de Bogotá parte de reconocer el alto contenido formal, en algunos casos abstracto, de los discursos que circulan en las instituciones públicas y privadas de nuestro país, las cuales, si bien se ciñen a lo enunciado en los acuerdos internacionales y nacionales, están muy distantes de asegurar el deseado goce efectivo de tales derechos por parte de los y las jóvenes. También es necesario explorar qué posibilidades ofrece un Estado Social de Derecho como el nuestro y una democracia pretendidamente participativa cuya estructura jurídica no logra vincular a todos los sectores de la población, ni al conjunto de los actores sociales involucrados, de operar como agentes políticos activos con capacidad para alimentar el diálogo en torno a las políticas y programas en este tema. Abordamos el tema de los jóvenes como sujetos de derechos, con el ánimo de reafirmar la importancia de la participación de los y las jóvenes en las decisiones que les afectan. Esto está puesto en cuestión ante las posibilidades efectivas que tienen de ejercer en pleno su ciudadanía, en una sociedad que procura controlarlos acudiendo a restricciones a la libertad de comunicación, de expresión y de movilización, con imaginarios de juventud que operan desde el miedo, la prevención y la desconfianza. Los jóvenes responden a ello creando redes o “ciudadanías horizontales y relacionales” (Germán Muñoz; 2008) que se instauran en el ámbito del conocimiento social, de la comunicación y del lenguaje, recurren a internet, al intercambio permanente de experiencias, de saberes y a las más variadas formas de resistencias. Los fenómenos de pobreza, desempleo y bajos niveles de acceso a servicios educativos y de salud de calidad, afectan dramáticamente a un

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

elevado porcentaje de jóvenes (principalmente en sectores rurales), lo que pone en evidencia la deficiencia efectiva en el ejercicio de los DESC de los jóvenes y destaca los medios creativos y alternativos, con los cuales enfrentan esta situación, sin deponer las expectativas ante la concreción de políticas institucionales que puedan favorecerlos, a la vez que les exigen mayor atención, coherencia y un real compromiso. Los sistemas político y económico vigentes aparecen como enormes talanqueras ante las posibilidades y alcances que puedan tener las iniciativas de organización, participación y producción juvenil. Sin embargo, es importante resaltar que tales iniciativas, cuando surgen en el marco de procesos sociales comunitarios y de carácter local (no los emprendimientos juveniles con pretensiones de constituir empresas que se inserten en el mercado competitivo) adquieren dinámicas y realizan prácticas económicas que se “fugan” de las formas y de las lógicas hegemónicas, o en algunos casos también las replican o “utilizan” estratégicamente, acudiendo a medios y recursos que se ponen a disposición desde programas y proyectos. Por otra parte, la existencia de una Ley de Juventud (Ley 375 de 1997) no se ha traducido en políticas públicas en las que los y las jóvenes se sientan acogidos como agentes sociales relevantes. Las deficiencias estructurales de los procesos de participación juvenil para la discusión y apropiación de la Ley han redundado en cierta apatía y recelo cuando se les convoca a este tipo de procesos. Sin embargo, comienzan a experimentarse procesos de gestión de políticas sociales, culturales y productivas, agenciadas directamente desde los actores sociales involucrados, quienes procuran atender necesidades colectivas específicas, a diferencia de las políticas públicas que pretenden abordar macro-problemas desde posiciones lejanas al protagonismo directo de los y las jóvenes Los programas que actualmente se adelantan en el tema de DESC desde la Secretaría Distrital de Integración Social, demuestran en este sentido mayor flexibilidad en cuanto a la participación directa y a la actividad de los jóvenes de agenciar sus propios proyectos. Al tiempo, se

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Una perspectiva crítica del Enfoque de Derechos Sociales en las Experiencias Productivas

tienden un puente hacia lo que propuso la Política de Juventud 2006 - 2016, encaminada a la “promoción, protección, restitución y garantía de los derechos humanos de los y las jóvenes, en función de su ejercicio efectivo, progresivo y sostenible, mediante la ampliación de las oportunidades y 150

el fortalecimiento de las potencialidades individuales y colectivas”

Esto se manifiesta en el énfasis en el desarrollo de iniciativas productivas y de fortalecimiento a las organizaciones juveniles, promoviendo la generación de ingresos, la atención de la seguridad alimentaria, la promoción de derechos sexuales y reproductivos, además de discutir alternativas viables al problema del consumo de sustancias psico-activas, entre otros graves problemas. Tal como se ha defendido a lo largo de esta exposición, esto implica que se evalúe con mirada crítica la vigencia y las formas particulares que pueden adoptar para el caso de los y las jóvenes colombianos conceptos como: ciudadanía, productividad, ejercicio de los derechos y participación política, para que sean contrastados a la luz de prácticas y dinámicas sociales que resignifican y deconstruyen los discursos desde la acción misma. Desde la profundidad de esas manifestaciones teóricas y prácticas se hace posible una lectura prospectiva sobre las iniciativas juveniles, como escenarios en los cuales se ponen en juego discursos y prácticas de diversa naturaleza, así como los modos en que los y las jóvenes acceden, asumen y replican o descartan algunos de esos discursos y prácticas, ¿cómo los llenan de sentido?, ¿cómo dialogan de ellos en su grupo?, y sobre todo, ¿cómo se fortalecen en calidad de agentes sociales capaces de plantear ideas novedosas y materializar proyectos sostenibles en torno del problema del desarrollo humano y social?

150 ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ. Bogotá sin indiferencia. Política pública de juventud 20062016.

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

Reviste particular importancia el examen de las diversas formas en que los y las jóvenes ejercen sus derechos y los de otros. Lo cual implica reconocer los diferentes modos subjetivos e intersubjetivos de concebirlos y de construir discurso en torno a ellos; también las lecturas que realizan de su entorno mediato e inmediato, los problemas y las vulneraciones presentes en el mismo, junto con las motivaciones que les mueven a convertirse en agentes de gestión directa de sus derechos, y por supuesto, las prácticas que utilizan para hacerlo. Evidentemente los jóvenes reconocen diversos discursos sobre los DESC circulando en los ámbitos institucionales, frente a los cuales, ellos también han construido sus propios discursos y apropiado nociones particulares sobre los derechos. Uno de lo jóvenes participantes en el proyecto lo planteó de manera enfática: No necesitamos que ustedes vengan a hablarnos de derechos, los derechos nuestros nos los sabemos y llevamos trabajando en eso muchos años. (…) Los DESC no es un tema tradicional, ni solamente un discurso, porque cuando un joven a partir de la música del hip hop esta denunciando el asesinato de un amigo suyo, de la cuadra, cuando un rapero a partir de la música, esta predicando precisamente que no esta de acuerdo con la guerra y que él es un objetor de conciencia y que esta de acuerdo con la cultura de la resistencia, eso es derecho y lo esta ejerciendo .151 Este modo de comprender el ejercicio del derecho desde sus propias potencias de acción, desde sus lenguajes y sus modos de actuar y de expresar sus inquietudes fundamentales, pone en evidencia una dinámica de reconocimiento de sus DESC a partir de la expresión fundamental de sus identidades y subjetividades. Se replantea entonces la pregunta por las

151 Joven participante del proyecto en el marco de una mesa de trabajo realizada el 8 de agosto de 2008, realizada en Uniminuto, como parte del Seminario “Subjetividades y políticas de juventud”.

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Una perspectiva crítica del Enfoque de Derechos Sociales en las Experiencias Productivas

formas específicas que los jóvenes pueden darle a la lucha por los derechos, como una cuestión de expansión de su propia libertad y de las estrategias que adoptan para enfrentar los obstáculos a la libre actualización de sus capacidades y del ejercicio de su derecho a participar plenamente de la vida pública. En este punto los jóvenes enfrentan la profunda crisis de lo público y el desmoronamiento de categorías que la modernidad creó para contener las fuerzas sociales que se abrirían paso en la construcción de una sociedad más justa y democrática, caracterizada precisamente por la vigencia y ampliación de los derechos humanos. Esta crisis es descrita por el coordinador de este estudio en uno de sus textos donde señala las enormes dificultades para la expansión del moderno paradigma de lo público: En la perspectiva de la modernidad, sólo un ciudadano poseedor de titularidades puede constituirse en un sujeto situado en la esfera pública, y es ello lo que le permite alcanzar una posición en la interlocución con el Estado. Sin esfera pública no se puede dar el hecho de la ciudadanía. El problema es que las tendencias dominantes en la economía y la sociedad globales socavan estos fundamentos modernos, y sus basesedificadas sobre el discurso de los derechos humanos- van siendo relegadas como estandartes de tiempos que riñen con las urgencias prácticas de la sociedad de mercado para cuyos procesos de acumulación a veces se prefiere la ruta más expedita de regímenes autoritarios. Muchos países han sido puestos ante el, hasta hace poco impensable, dilema de más mercado o más democracia y algunos han optado por aplazar los reclamos de democracia y bienestar en espera de que vengan mejores condiciones de expansión económica para emprender, entonces, el reconocimiento progresivo de los derechos económicos, sociales y culturales de la población. Esto es aún más agudo en territorios con alto déficit de construcción ciudadana moderna como Colombia, dado que la esfera pública es precaria y el Estado es, sin duda, muy débil ante la magnitud de los retos de

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

sectores armados ilegales, la escasa construcción del ámbito de lo social y la propia fragilidad de la legitimidad que deviene de sus niveles de 152

corrupción y de la falta de alternativas para superar la exclusión.

Es decir, la crisis de lo público es una crisis de la democracia representativa, que ha construido y ha creado unos marcos muy estrechos para el desarrollo de la vida colectiva en donde el ejercicio de las libertades fundamentales está muchas veces circunscrito a la aceptación, cada vez más recortada, de un constitucionalismo social que parece disolverse ante las urgencias de una gobernabilidad que centra sus esfuerzos en garantizar los factores para el funcionamiento del mercado global. Los jóvenes parecen, en cambio, más próximos a esas nuevas formas de lo público que surgen de la convergencia de fuerzas inéditas que producen relaciones sociales y campos políticos basados en la creatividad, la comunicación y la capacidad cognitiva común y que redefinen la naturaleza de lo ciudadano. Un Estado de los derechos sociales ya sólo es posible concebirlo en relación con este nuevo escenario y por eso cobra tanta importancia la estrategia de los jóvenes de adoptar la gestión propia y directa de sus DESC. Hablar de realización de los DESC para los jóvenes de las iniciativas, se ha convertido en el impulso de nuevas maneras de producción de lo común, de creación de condiciones para la autogestión, de experimentación de formas de cogestión, de replantear las relaciones de género, destacando el papel de las mujeres y de desarrollar una nueva mirada hacia la naturaleza y el entorno. Obsérvese en la siguiente opinión la manera como los jóvenes entienden las distintas implicaciones de esta apuesta: El trabajo que viene haciendo la organización es dar las herramientas para generar una conciencia con la población a la que le está llegando nuestra iniciativa. El tema de productividad es algo novedoso, puesto que la organización debe tener el concepto de sostenibilidad, y en esa medida

152 USECHE, Oscar. Los nuevos sentidos del desarrollo. Op. cit., pp. 46 y 47

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Una perspectiva crítica del Enfoque de Derechos Sociales en las Experiencias Productivas

no podemos seguir dándole paso a un voluntariado. Todo el amor que se le puede brindar a la comunidad debe tener un sello de productivo no solo 153

por terceros, sino por nosotros mismos como organización.

Pero las dinámicas que se juegan en las diferentes esferas (local, distrital, nacional) van más allá de esta necesidad. La base de las iniciativas es la construcción de organización social, pero a su vez, ella está condicionada por ciertas características que tienen que ver con la permanencia y sostenibilidad en el tiempo, los jóvenes señalan estas características a su manera. Cada uno, desde el trabajo que hace, llega a un sector social, hay historia de trabajos juveniles que han generado influencia en la construcción de políticas publicas, por lo menos en lo que tienen que ver con la implementación de derechos humanos (…) hay influencia en lo barrial, pero en una dimensión más grande creo que no… tal vez podría (haberla) pero en este momento no, por la situación política de país (…) lo que hacemos [los jóvenes] con las uñas, para nosotros, aunque no haya un impacto muy grande, es importante, saber que nos estamos organizando y que trabajamos juntos: (eso) ya es algo (…) hay una tendencia a la autogestión, a la autonomía, ello permite que los procesos tengan momentos altos y bajos, hay años en que estamos bien y años en que estamos en la “inmunda”. Se le pide a las organizaciones que pasemos proyectos por 4, 5 o 6 millones de pesos y esos recursos son mínimos para que realmente logren trascender. A veces los procesos son muy cortos porque el presupuesto es mínimo y no hay continuidad; pero a pesar de todo se han logrado cosas, que aunque mínimas, permiten que muchos jóvenes del sector ya no estén en las drogas o piensen en generar 153 Entrevista a joven participante de iniciativa juvenil de Suba. Las referencias y citas textuales de las opiniones de los jóvenes de las iniciativas que se traen en este texto de manera genérica (iniciativa, multiplicador, iniciativa-multiplicador), son de participantes del proyecto que pidieron mantener en reserva la identidad personal. Las narrativas son extraídas de las grabaciones obtenidas en el trabajo de campo, así como de los informes de los investigadores y reposan en los archivos del proyecto en formato de audio en el Banco de Datos del CEIHS.

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

dinámicas desde los mismos jóvenes (…) (frente a) la desesperanza que hay entre los jóvenes, que se piense en términos de los barrial, de lo local, eso ya es una ganancia. Pero sin oportunidades o recursos, esa misma desesperanza se convierte en un problema (…) es una pequeña minoría la que se mantiene y sigue trabajando, aclaro que no gracias a la institución, 154

gracias a la organización.

En el plano de la lucha por los DESC están incorporadas las relaciones que se establecen entre los jóvenes, sus iniciativas y el Estado. Las estrategias juveniles plantean un tipo de interlocución a los entes estatales a quienes les ha sido asignado el papel de velar por materializar aunque sea algunas de las declaraciones de derechos con las cuales se ha comprometido formalmente el Estado. Así mismo, desde las iniciativas se experimentan otras lógicas en el trámite del cumplimiento de los derechos sociales, que no se circunscriben al uso de los mecanismos institucionalizados, y se aprende a ejercer presión pacífica para que los funcionarios y la entidades encargadas sean consecuentes con los elementos constitutivos de un Estado Social de Derecho, esto es, que se ofrezcan garantías en el terreno de la distribución de los presupuestos públicos y se dé juego a la participación de los jóvenes. Las formas de movilización de los jóvenes en las iniciativas reivindican su derecho ciudadano a exigir que se otorgue prioridad a la inversión social y a propender porque sus proyectos productivos sean objeto de las políticas de subsidio, apoyo monetario y crédito blando como formas de productividad social. Por ejemplo, los jóvenes proponen que: Poco a poco debe darse prioridad al tema de sostenimiento y continuación de las propuestas e iniciativas. También dar una mirada al comercio justo, economía solidaria, el tema del trueque y otros temas de economía que también se presentan. Es un ejercicio que estamos explorando y estamos abriendo campo en lo local y en lo distrital.155

154 Opiniones emitidas por participantes del Grupo Focal de Iniciativas, Ciudad Bolívar. Bogotá, 2008 155 Entrevista a Joven de iniciativa productiva de Suba. Bogotá. 2008.

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Una perspectiva crítica del Enfoque de Derechos Sociales en las Experiencias Productivas

Según ellos: Los jóvenes al ser concientes de su realidad, de su situación, de su entorno, hacen apuestas alternativas y distintas, especialmente desde la concepción de justicia; ellos ven que la pobreza profundizada por un sistema, por un modelo económico, por un modelo político, va en contra de toda concepción de justicia (…) entonces ellos hacen apuestas hacia lo alternativo; al tratar de buscar resarcir sus consecuencias y por que no, de confrontar los argumentos que desde el modelo se imponen, como ellos dicen desde el sistema; esa es la percepción que se tiene frente a la estructura, de un antisistema (…).

156

Esta estrategia es asimilada por los jóvenes como la perspectiva de derechos en las políticas de desarrollo, y va orientada a construir campos de acción social y política en los que la interacción con el Estado derive en definición de responsabilidades estatales concretas frente a la constitución de los satisfactores vitales juveniles. Es decir se requiere de políticas públicas que den respuesta a sus demandas de equidad social y libertad que devienen de sus singularidades, que exigen poner en tensión las fuerzas de los jóvenes, su capacidad productiva y creativa, en espacios profundamente democráticos en donde germinen proyectos y programas plurales de acción. Entonces la lucha por los derechos sociales de los jóvenes se pone en sintonía con los pactos políticos y los arreglos institucionales, que la sociedad debe configurar para garantizar unas condiciones básicas con los nortes de la equidad, de la igualdad de oportunidades y del ejercicio de las libertades democráticas, sin las cuales las capacidades humanas no pueden expandirse. Las estrategias de las iniciativas juveniles discurren en estos dos planos: de una parte, el de la lucha por ampliar el esquema de derechos sociales y presión para el diseño de políticas de promoción y protección de los derechos consagrados en la Constitución Política, para su promoción y protección. Esto

156 Entrevista a multiplicadora de la Localidad Kennedy. Bogotá. 2008.

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

incluye la reivindicación de políticas de emergencia contra el impacto del hambre, de la pobreza y del desempleo en la juventud, así como políticas para la contención de la violencia física y simbólica contra los jóvenes. Pero, de otra parte, la estrategia de las iniciativas contempla como prioridad la consolidación de los proyectos de afirmación de la vida, que han ido surgiendo como resultado de las nuevas formas de productividad social que están implementando, de su incursión desde las subjetividades y la cultura en las esferas de las nuevas formas de trabajo que navegan sobre el conocimiento social, la comunicación y el lenguaje. Esta es la dimensión afirmativa de los derechos sociales directamente agenciados por los jóvenes y que se abre a una nueva configuración ontológica de los procesos de productividad social de los jóvenes.

4.1. Las iniciativas productivas juveniles en el horizonte de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC)* Ser productivo y desarrollar los sueños y deseos de los jóvenes es una tarea colectiva, que en el marco de una política pública de derechos, requiere de un compromiso estatal e institucional. Esta es una conquista social que hay que consolidar y un pequeño ejemplo de esto es la orientación que se dio al Convenio de Asociación Uniminuto-SDIS-Oxfam (GB) cuya perspectiva fue la de apoyar e implementar, en la medida de sus posibilidades, acciones que promovieran la afirmación de los jóvenes desde sus potencialidades y sus derechos en temas de productividad, en términos de compromiso social, asumiendo una propuesta de corresponsabilidad y cogestión de los proyectos juveniles. 157 *

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Este apartado se apoya en los documentos: “Investigación sobre iniciativas juveniles en el contexto de la crisis social de la ciudadanía. Problemáticas y potencialidades de las iniciativas productivas juveniles en el horizonte crítico del estado social de derecho”; “Percepciones y reflexiones sobre productividad en jóvenes de Bogotá: el caso de las iniciativas juveniles en el marco del convenio UNIMINUTO-OXFAMSDIS”.; y “Productividad juvenil, impacto social y derechos humanos” presentados por los investigadores del CEIHS de UNIMINUTO Jorge Alberto Flórez e Iván Gálvis, como informes de avance de la primera fase de esta investigación. Algunos aspectos tratados por los autores de estos documentos son re-contextualizados y reelaborados en esta sección y en algunos apartados del capítulo 6to. Una buena parte de las entrevistas referenciadas en la última parte del libro fueron realizadas directamente por estos investigadores. 157 El proyecto “Productividad y Generación de Ingresos para la Promoción de los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y el Desarrollo entre los y las jóvenes de Bogotá”, planteó tres estrategias 1) formación 2) investigación; 3) apoyo económico y acompañamiento a las iniciativas juveniles.

Una perspectiva crítica del Enfoque de Derechos Sociales en las Experiencias Productivas

En otro capítulo de este documento se ha hecho referencia a la manera como se activan los procesos de subjetivación que producen el acontecimiento del ser joven y se insistió en cómo entran en juego los procesos de creación de sujetos que se agencian desde los poderes 158

hegemónicos para incidir en la constitución de ese mundo juvenil . Pues bien, el reconocimiento del joven como “sujeto de derechos”, es decir como ciudadano, es fruto de una serie de fenómenos relacionados con la emergencia de las nuevas fuerzas productivas y sociales, así como de movimientos desde el poder para establecer unos límites que hagan visible y controlable ese nuevo sujeto que, tratándose del os jóvenes provenientes de las barriadas pobres, es visto, como se ha dicho con desconfianza. El tema de derechos ciudadanos en Colombia hace su entrada con mayor fuerza en el marco de la constitución de 1991, abriendo el campo político para muchas expresiones sociales dentro de las que los jóvenes no fueron la excepción, siendo reconocidos desde el pluralismo que proclamó la carta fundamental de derechos. La realidad juvenil es influida desde dos flancos: el del reconocimiento del acontecimiento del ser joven en Colombia, con la apertura política que implica y el de la grave desconexión del discurso de derechos con la situación de los jóvenes. Varios analistas coinciden es esta percepción: Esta polaridad presenta al joven, de un lado, como gestor de alternativas frente a la descomposición institucional que activa la formulación de una nueva Constitución nacional, de otro, como instrumento de los aparatos sociales que esa descomposición alimenta. Ambas se conjugan en una sola propuesta, la inclusión de los y las jóvenes en la vida política, social y económica, a través de la gestión estatal…. 159

158 Ver el capítulo primero de este estudio: Indagando sobre el poder de las subjetividades juveniles. 159 URIBE, J. J. (2001) La invención de lo juvenil, Alcaldía Mayor de Bogotá, p. 39.

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

También G. Muñoz destaca esta ruptura entre las declaraciones en pro de hacer “ciudadanos” de los jóvenes y el sinuoso rumbo de su aplicación práctica por parte del Estado: Si uno de los componentes fundamentales de las políticas de juventud estuvo orientado a la formación ciudadana, pensando en abrir espacios a la democracia participativa y a la convivencia social, los espacios en los que se produce (Consejos municipales, Comités de Juventud, etc.) logran apenas crear la apariencia de lo que prometían: “participacionismo” sin utilidad social, sin presencia ni ejecución con incidencia real.

160

En materia de derechos sociales, la deuda con la juventud es incluso de un tamaño superior a la que también el Estado y la sociedad mantienen con otros sectores sumidos en la pobreza y la inequidad de oportunidades. En un tiempo reciente las políticas públicas de juventud del Estado central discurrieron por las veredas de la euforia que llevaron al reconocimiento y a la institucionalización de los años noventas del siglo pasado, cuando se suscribieron los principales tratados internacionales en la materia y se crearon instancias como el vice-ministerio de la juventud, adscrito al Ministerio de Educación, o las consejerías y oficinas territoriales encargadas de esta población. Por primera vez se le daba un estatuto gubernamental al abordaje de los problemas de los jóvenes, a la par que se impulsaban formas de participación consignadas en la Ley 375 de 1997, como los Consejos de Juventud en todos los niveles territoriales. Al finalizar esta década, en la que la juventud estaba de moda en las políticas gubernamentales, se abre una década de opacidad en la que la problemática juvenil para el Estado pierde su rango ministerial y se convierte en el Programa Presidencial Colombia Joven161.

160 MUÑOZ, Germán. (2002) Temas y problemas de los jóvenes colombianos al comenzar el siglo XXI, (En línea), recuperado el 12 de Noviembre del 2008., disponible en URL en http//bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/colombia/ cinde/revis1/06.pdf, p. 15. 161 “El Programa Presidencial Colombia Joven fue creado por el Gobierno Nacional mediante decreto 822 del 8 de Mayo de 2000, como un Programa adscrito al Departamento Administrativo de la Presidencia de la Republica, posteriormente el 15 de julio del año 2006 , a

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Una perspectiva crítica del Enfoque de Derechos Sociales en las Experiencias Productivas

Se evidencia entonces la escasa operatividad de los Consejos de Juventud y las políticas públicas para el sector se adscriben a los planes de emergencia social, con los cuales se intenta paliar el impacto del modelo de ajuste estructural; algunos de ellos se encuentran directamente ligados a políticas de orden público, particularmente las contenidas en el Plan Colombia. En efecto, el Programa Jóvenes en Acción, diseñado en el año 2000 como uno de los proyectos de la Red de Apoyo Social RAS, condensó las principales iniciativas gubernamentales hacia la juventud colombiana durante los primeros años del siglo XXI. Su objetivo, descrito por el Departamento Nacional de Planeación fue: Contribuir a mejorar los niveles y la calidad del empleo de los jóvenes de 18-25 años, que pertenecen al Sisben 1 y 2 a través de acciones de formación para el trabajo que incluyen formación laboral para un oficio en entidades de capacitación acreditadas (ECAPs) y práctica laboral en empresas formalmente constituidas. Acciones dirigidas a mejorar la empleabilidad y las posibilidades de inserción laboral y social de los jóvenes beneficiarios del Programa.162 A través de ese departamento, el Gobierno Nacional informó haber dado formación a 81.623 jóvenes en las primeras cuatro convocatorias (hasta el año 2004) y para ello se ejecutaron $150.000 millones163 Esto como parte de una meta de los 100.000 jóvenes que había planteado formar en 3 años, con una inversión prevista de 70 millones de dólares. Junto a “Familias en Acción” y a “Empleo en Acción”, “Jóvenes en Acción” hace parte de las estrategias que proponen articular algunos programas de protección y asistencia social con la mira en las “redes de apoyo social” (RAS), que no son otra cosa que formas de

partir del decreto 1984 se establece que ejercerá sus actividades bajo la supervisión de la Vicepresidencia”. http://www.colombiajoven.gov.co/quienes_somos.html 162 DNP. SINERGIA. Acción Social. Evaluación de Políticas Públicas. Subprograma Jóvenes en Acción. DNP, Bogotá, 2008, p. 15. 163 DNP. Evaluación de Políticas Públicas 2008, Op.cit. Página 21

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

subsidio condicionado, a través de obras comunitarias, prevención de la deserción escolar, o capacitación para el empleo, para intentar “un manejo 164

del riesgo social” . Como bien anota el estudio “Derechos económicos, sociales y culturales: el desafío de la ciudadanía social”: Según esta concepción, se procura universalizar la experiencia de los fondos sociales de emergencia promovidos por los organismos multilaterales para aliviar las consecuencias del ajuste estructural. Esta Red de Protección Social promueve el mejoramiento de la focalización, mediante la cual se reasigna el gasto social, el agrupamiento de programas, la descentralización y reestructuración de tres instituciones centrales para la estrategia: el SENA, el ICBF y el ISS, así como el afinamiento de mecanismos administrativos para la recuperación de costos. Las Redes de Apoyo Social formulan una nueva clasificación de las personas en situación de pobreza, identificándolas como grupos vulnerables crónicos, estructurales, y transitorios en circunstancias 165

especiales.

Estas políticas de asistencia apenas han podido paliar un déficit estructural de derechos sociales como el que padece la juventud colombiana, y se centran en cambio en dar impulso a modelos económicos y estrategias de legitimación para dar soporte a la economía de mercado, donde el joven debe ser incorporado como consumidor o atendido como indigente en procura de minimizar el “riego social”. Los jóvenes urbanos padecen ampliamente estas dificultades, pero la situación es más dramática para los jóvenes de zonas rurales en donde todos estos programas sólo moderan algunos de los síntomas, sin que dejen de hacerse funcionales a la reproducción de la brecha en materia de vulnerabilidad y exclusión.

164 SARMIENTO, Libardo. Malestar social y política pública 2001- 2004, en Revista Foro, Núm. 52, Bogotá. 2005. 165 USECHE, Oscar. OBSERVATORIO del Programa Presidencial de DD. HH y DIH Derechos económicos, sociales y culturales: el desafío de la ciudadanía social, Bogotá: Fonade, Vicepresidencia de la República, 2009; p. 130

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Una perspectiva crítica del Enfoque de Derechos Sociales en las Experiencias Productivas

Hablar en este contexto de “cultura emprendedora” en torno a la formación de empresas juveniles tiene poco sentido, si como base mínima, no se avanza en el reconocimiento efectivo de los derechos económicos y sociales de los jóvenes. Sin embargo, la profunda brecha de la pobreza, de la inequidad, así como la falta de oportunidades para que los jóvenes rompan la trampa de la pobreza, van a subsistir e incluso a profundizarse en tanto no haya un cambio de fondo en el modelo de reproducción del capital y mientras no se cuestionen las prácticas, las estrategias de gestión y de control de 166

poblaciones que se ejercen sobre la juventud . De este modo, la lucha por los derechos sociales se transforma en un campo estratégico desde el cual los jóvenes mejoran sus condiciones de vida y ponen a prueba su potencia transformadora para impedir que la realización de esos derechos se atasque en el círculo vicioso de la exclusión / inclusión que se ejerce a través de los ejercicios biopolíticos desde los poderes hegemónicos y sólo derivan en nuevas formas de exclusión y de control.

4.2 Los derechos sociales como estrategia para la configuración del campo de la ciudadanía social juvenil Los derechos sociales de los jóvenes hacen parte integral del conjunto de los derechos humanos que son el fundamento axiológico de las sociedades

166 Para el debate teórico al respecto vale la pena mencionar la forma como algunos autores, y Michel Foucault entre ellos, se refieren a las exclusiones que operan sobre grupos de poblaciones mediante dispositivos de poder establecidos a través de maneras de gobernar, mecanismos del mercado y otras disposiciones y/o estrategias que hacen que una comunidad humana o un territorio padezcan efectos de poder, que van en el sentido del deterioro de las formas de vida. Una vez excluidas, estas poblaciones se integran nuevamente, relacionándolas con formas de gobierno o políticas gubernamentales y formas de intervención específicas, de tal manera que para que se dé la nueva inclusión las poblaciones deben poseer el estatuto de previamente excluidas (poblaciones vulnerables, en riesgo, empobrecidas, menesterosas, etc.). Se trata de un ejercicio biopolítico o de poder sobre la vida de las poblaciones. Este punto de vista Cf. FOUCAULT, Michel. La voluntad de saber, Historia de la sexualidad I, Bogotá: Editorial Tercer Mundo, 1981, pp. 165 - 194. También Cf. FOUCAULT, Michel. Seguridad, Territorio y Población, México: Fondo de Cultura Económica 2007, pp. 139 - 160.

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modernas. La especificidad de los derechos económicos, sociales y culturales es que el grado de su realización expresa con precisión el nivel del desarrollo humano y las relaciones estratégicas de poder que se dan entre los distintos actores sociales, en un territorio específico. En el escenario de la garantía o de la conculcación de estos derechos se hacen evidentes la naturaleza del régimen de gobierno y la capacidad de presión de las diferentes fuerzas civiles, manifiestas en el plano de las orientaciones de política pública, en la construcción de una infraestructura institucional, normativa y en la distribución de los recursos colectivos a través de los presupuestos y de las medidas sobre el gasto público. Se rebasa así la esfera de las adhesiones formales a los principios constitucionales o a los pactos internacionales de derechos, para colocarse en el plano de su concreción, por lo que la lucha política que adelanten los distintos actores sociales se hace fundamental, tanto para que sean definidas claramente las obligaciones del Estado, con relación a cada uno de los derechos sociales de la población, como para que se materialicen las prestaciones a las que dan lugar, así como los instrumentos jurídicos y los mecanismos de seguimiento y evaluación, nacionales e internacionales, de su cumplimiento. Al respecto hay que tener en cuenta, para efectos jurídicos y políticos, que los derechos económicos, sociales y culturales de los jóvenes y de todos los colombianos, están definidos como: Derechos sociales fundamentales codificados como principios constitucionales de carácter vinculante. Atenidos al principio de integralidad de los derechos humanos consagrado por la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de Viena de 1993, no cabría distinción alguna en el rango de los derechos fundamentales. Así mismo: El Pacto Internacional de los Desc (Pidesc), indicó que los Estados tienen el deber de establecer una ruta para hacer justiciables estos

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Una perspectiva crítica del Enfoque de Derechos Sociales en las Experiencias Productivas

derechos. Lo que el Pacto asume es que los Estados están en la obligación, a partir de un determinado momento, de garantizar un contenido mínimo de cada derecho, lo cual significa que debería haber 167

recursos judiciales para exigir el cumplimiento de esa garantía.

El conjunto de los derechos sociales fundamentales de los jóvenes, que se consideran relacionados con el respeto de su dignidad como seres humanos, pueden enumerarse como un conjunto de derechos individuales y colectivos. Los primeros son: 1. El derecho a que se les garantice acceso a una educación de calidad, con suficiente cobertura, aseguramiento de la permanencia y con disponibilidad de infraestructura y tecnología educativa adecuada. 2. Derecho de acceso y disponibilidad a un servicio público de salud que garantice un adecuado desarrollo físico, una atención integral y la promoción de hábitos de vida saludable. 3. Derecho a contar con una alimentación suficiente, nutritiva y balanceada. 4. Derecho a gozar de una vivienda digna, con pleno acceso a los servicios públicos y de saneamiento básico. 5. Derecho al trabajo, que le permita a cada cual un ingreso suficiente para sostener su proyecto existencial, lo que incluye el derecho a la formación integral y el acceso a la productividad. Todos los jóvenes tendrán derecho a acceder a un ingreso mínimo vital. Dentro de los derechos colectivos están: 1. Derecho a un medio ambiente sano y a un hábitat digno, fundado en los principios de solidaridad intergeneracional y de protección del entorno natural, que garantice las condiciones básicas para el desarrollo de la vida. 2. Derecho a la libre expresión cultural y al fomento de la creación juvenil en todos los campos. Garantía para el impulso de las diversas manifestaciones del arte, la recreación, el juego y el deporte. 3. Derecho a la paz en cumplimiento del

167 USECHE, Oscar. OBSERVATORIO del Programa Presidencial de DD. HH y DIH. El desafío de la ciudadanía social, Op. cit., pp. 31 y 34.

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

artículo 22 de la Constitución Política de Colombia, que señala: La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento.168 La consolidación del campo político de la lucha por los derechos sociales fundamentales de los jóvenes da lugar a la creación de una esfera pública de la ciudadanía social juvenil, que implica el doble plano de la acción: a) Exigir al Estado del reconocimiento jurídico y de la garantía de las condiciones materiales e institucionales que vayan en la dirección de la universalización de los derechos económicos, sociales y culturales ateniéndose al pacto constitucional que enuncia el Estado Social de Derecho y a los pactos internacionales que han establecido un derecho internacional de los derechos humanos. b) Activar los procesos de subjetivación que enuncian nuevas formas de ciudadanía juvenil basados en la concreción de derechos autogestionados, que afirman diversas y novedosas subjetividades vitales de los jóvenes y que diseñan trayectos de acción colectiva que despliegan imaginarios de democracia profunda. En el plano de las relaciones con el Estado, los jóvenes deben exigir como punto de partida que se garantice el mínimo vital en cada uno de los derechos sociales, mediante la asignación prioritaria del gasto público para surtir políticas de bienestar que abonen a la deuda social que se tiene con los más débiles. A partir de allí, trazar rutas de cumplimiento progresivo para la ampliación de los DESC en la búsqueda de mejores condiciones de vida y de respuesta a las crecientes expectativas de la juventud que espera desarrollar mayores capacidades que le permitan desplegar sus potencias creativas. En este punto es de gran utilidad la estrategia metodológica que permite: Adscribir los distintos contenidos y grados de los Desc a formas específicas de justicia; en una sociedad como la colombiana, se hace imperioso que se eche a andar la justicia compensatoria con nitidez en torno a los derechos sociales fundamentales mínimos, que se garantice

168 CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE COLOMBIA, Artículo 22, Op. cit. p. 5.

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Una perspectiva crítica del Enfoque de Derechos Sociales en las Experiencias Productivas

plena e inmediatamente con procedimientos taxativos de exigibilidad inmediata y que se allanen los caminos de la justicia distributiva para que las prestaciones, las canastas de bienes y servicios y los procesos de protección de los que todos los ciudadanos son titulares encuentren los escenarios de exigibilidad progresiva y de garantía constitucional, haciendo justiciables los mandatos legales nacionales y de los pactos internacionales.

169

Los jóvenes deben contribuir a la construcción social concreta del concepto de “mínimo vital”; hacerlo apoyados en conceptos modernos como el de desarrollo humano y social en equidad y los principios constitucionales de igualdad y justicia material. Para ello es necesario llenar de contenidos la canasta de servicios y de “bienes mínimos necesarios” que son indispensables para hacer efectivos sus derechos elementales en salud, educación, vivienda, 170

nutrición, trabajo, medio ambiente, cultura y paz, entre otros etc. . Ahora bien, los “mínimos vitales” se desprenden de: Los núcleos duros de cada derecho, que están configurados por los contenidos básicos o esenciales que le otorgan la condición de “derecho” a los Desc; sin ese núcleo firme, el derecho en cuestión es prácticamente inexistente. Por eso, ninguna acción gubernamental o legislativa puede modificar esos contenidos, pues cambiaría esencialmente la calidad de ese derecho. Ese núcleo es el que define cuáles son las prestaciones materiales que satisfacen las necesidades y

169 USECHE, Oscar. OBSERVATORIO del Programa Presidencial de DD. HH y DIH.El desafío de la ciudadanía social, Op. cit., p. 37. 170 “El Comité del Pidesc ha dicho que moverse progresivamente hacia la plena satisfacción de los Desc no exonera al Estado de la obligación de garantizar “de entrada” los niveles esenciales de satisfacción de cada uno de los derechos. Esto significa, en otras palabras, que debe haber una política de mínimos, de mínimos esenciales, y que el Estado tiene la carga de la prueba y de la justificación, la necesidad de explicar por qué, en un momento determinado, no puede garantizar ese mínimo. Hay un piso básico en el cual el Estado está obligado a situarse de entrada”. Cepal. Fundación Social. “Foro multidisciplinario sobre Derechos Humanos, economía y democracia”. Bogotá, 2001. Citado en “El desafío de la ciudadanía social”. Op. cit., p. 42.

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garantías más elementales para el proyecto de vida de su titular. Los contenidos que conforman los mínimos vitales de los Desc y su gradación son los que otorgan derechos subjetivos fundamentales, de exigibilidad inmediata y sus titulares pueden recurrir a protección judicial y acción 171

tutela.

4.3 Abonando a la deuda de derechos sociales con los jóvenes en Bogotá En Bogotá se concentran condiciones muy favorables para el impulso de políticas de desarrollo humano entorno de las que pueden fortalecerse subjetividades de ciudadanía social para la juventud. Esto al lado de las grandes dificultades que implica la aglomeración de más de siete millones de personas y de ser el centro receptor de un flujo permanente de personas desplazadas forzadamente por la violencia política o por la precariedad de las condiciones de subsistencia en otras regiones del país. En todo caso, paulatinamente ha ido emergiendo una cultura política que ha dado importancia a la búsqueda de alternativas sociales y a la constitución de una visión de ciudad menos segregada y excluyente. Algunos patrones comunes en las últimas cinco administraciones de la ciudad han abierto un trayecto de 15 años de búsquedas de salidas desde la ciudadanía y el Estado para abordar fenómenos muy arraigados en la sociedad colombiana, ligados a la violencia, a la exclusión y a la inequidad. Las Alcaldías de Garzón (2004-2007) y Moreno (2008-2011) han reconocido expresamente la dimensión de la pobreza, privilegiando el gasto público social y adoptando políticas de emergencia para paliar la crisis alimentaria de una alta proporción de ciudadanos de la capital, además de avanzar en la consolidación de políticas de protección y seguridad social. Así, a los 170.000

171 USECHE, Oscar. El desafío de la ciudadanía social; OBSERVATORIO del Programa Presidencial de DD. HH y DIH.Op. cit., p. 42.

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beneficiarios de la distribución subsidiada de alimentos que había al comenzar el programa “Bogotá sin hambre” instaurada por el Gobierno de Luís Eduardo Garzón en 2004, se sumaron 580.000 que también fueron atendidos a partir de entonces hasta el 2008, ampliando significativamente el número y la cobertura de los comedores comunitarios que son apenas una parte de la estrategia contenida en el Plan Maestro de Abastecimiento que proyecta 172

estas políticas sociales a la ciudad región . Si a ese incremento de más del 440% en la atención a las personas con hambre se añaden los 300.000 beneficiarios en Bogotá, de los programas de alimentación subsidiada que provee el ICBF, se concluye que la ciudad ha generado una capacidad para enfrentar este flagelo producido por la pobreza, mediante la atención a más de 1 millón de personas, cerca del 15% de la población total de Bogotá. El mejoramiento en las condiciones de la representación y la presión de la sociedad sobre los planes de gobierno de la capital consiguieron un viraje 173

hacia un modelo de gobernanza

que tiene entre sus fundamentos el

reconocimiento de una perspectiva de derechos. Tal como lo describe el Informe de Desarrollo Humano de Bogotá Garzón (y Moreno) proclamaron en primer plano “el derecho a la ciudad”.

172 “Desde la perspectiva de la ciudad-región, el ordenamiento territorial debe enmarcarse en una política dirigida hacia la recuperación de la capacidad productiva de la agricultura nacional. La seguridad alimentaria cada vez adquiere mayor relevancia. Se buscaría fortalecer la organización de los bienes agrícolas básicos en espacios aledaños a los centros de consumo, propiciando y afianzando el asentamiento y la estabilización de pequeños y medianos productores. Con ello se abren perspectivas de agregación de valor en finca y en localidad, y por tanto, de generación de empleo, encadenamientos que facilitan la descongestión de las grandes ciudades y la configuración de nuevos patrones de asentamiento en beneficio de la revalorización económica, social y política de la vida rural” PNUD. “Bogotá. Una apuesta por Colombia. Informe de desarrollo humano para Bogotá. 2008”. Bogotá, 2008, p. 123. 173 El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define el término “gobernanza” como el "Arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía". DRAE. Vigésima segunda edición. Tomo I Madrid. 2001. Otras acepciones enfatizan en la calidad de una manera de gobernar que se propone una permanente legitimación en las redes sociales y en la búsqueda de un futuro ambiental y socialmente sostenible.

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La brújula que orientó, desde sus inicios, esta gestión de gobierno, fue hacer realidad el ejercicio efectivo de los derechos fundamentales, en un sedero progresivo, otorgándole la prioridad a los sectores de la 174

población más desprotegidos.

Como consecuencia de este enfoque y de las mejores condiciones económicas y políticas de Bogotá, en relación con otras entidades territoriales del país, se han presentado mejoras en algunos de los más importantes indicadores sociales. El primero de ellos se refiere a la pobreza, en sus distintas formas de evaluación: pobreza de necesidades básicas insatisfechas (NBI); pobreza por ingresos (línea de pobreza); inequidad (índice de GINI); o los indicadores más complejos como el de condiciones de vida o el de pobreza humana. Si se comparte la apreciación de Amartya Sen de 175

que la pobreza es la inequidad máxima

y se la entiende no sólo como

insuficiencia de medios materiales para la subsistencia, sino como pobreza de ciudadanía (de derechos) entonces se convendrá que cualquier progreso en esta materia apunta en una dirección de generación de entornos favorables para la democratización de la sociedad. Entre 2002 y 2006 la incidencia de la pobreza por línea de pobreza bajó de 38.3% a 23.8%. Esta disminución real de la pobreza ha ido a la par con la percepción subjetiva de la misma. En 2003 el 46% de las personas se consideraban pobres, en 2007, dicha cifra se redujo a 36.3% (…) de acuerdo con los datos de las encuestas de hogares, entre 2002 y 2006, el coeficiente de Gini se redujo de 0.571 a 0.532, mostrando que la distribución del ingreso es un poco más equitativa (…) El índice de condiciones de vida (ICV) resume los principales logros de la ciudad en el campo social. Entre el 2003 y el 2007 el balance global fue positivo, el ICV mejoró, pasando de 89.21 a 90.10. La ciudad ha mejorado sus indicadores

174 ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ. BORDA, Enrique y OSPINA, Juan Manuel. Citado por: PNUD, Informe de desarrollo Humano para Bogotá, 2008, Op. cit., p. 117. 175 SEN, Amartya. Desarrollo y Libertad. Editorial Planeta. Bogotá. 2000.

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sociales. Las coberturas han llegado a niveles muy buenos. En energía es del 100”, en telefonía fija es del 88%, en acueducto del 98.7%, en alcantarillado del 98.1%, en gas natural del 80%, en aseo del 99.8%.

176

La niñez y la juventud de la capital colombiana se han visto beneficiadas de esta política de compensación en materia de derechos sociales. La desnutrición aguda, uno de los males que afecta a estas poblaciones, bajó en Bogotá de 6.3% en el 2002, a 5.3% en el 2006 y la desnutrición crónica descendió de 15.4% a 12.8%, según la cifras del citado informe de desarrollo humano. Cabe aquí anotar que los progresos en estas materias no implican que se haya cambiado radicalmente el signo de la inequidad en Bogotá. El 177

coeficiente de GINI continúa siendo sumamente elevado , aún siendo el de mejor desempeño en el concierto nacional. Las causas estructurales de la concentración del ingreso, del capital y de los activos productivos no han sido abordadas a fondo. En estos últimos años se implementaron políticas de emergencia social que han tenido un éxito importante para disminuir la indigencia y contener la vulnerabilidad de numerosos habitantes de la ciudad, pero, como señala el citado informe de desarrollo humano, no se han transformado de manera sustancial las malas condiciones de distribución de la riqueza y de la tierra urbana que multiplican la desigualdad y la segmentación social de Bogotá. Otro de los indicadores complejos para evaluar la construcción de capacidades y derechos para el desarrollo es el índice de desarrollo humano. Colombia es considerado por la ONU un país de desarrollo humano medio, ocupando el puesto 75 (entre 177 países) con un IDH de 0.791 que es muy bajo

176 PNUD. Informe de desarrollo humano para Bogotá. 2008, Op. Cit., pp. 127 y 128. 177 Téngase en cuenta, para establecer algunas comparaciones, que en países del norte de Europa como Dinamarca y Noruega, el coeficiente de Gini rondaba en 2007 el 0.25 y que en otros de desarrollo medio como India o Indonesia se mantenía muy cerca del 0.3. En América Latina, Uruguay y Venezuela no superaban el 0.45. Cf. Observatorio del Programa Presidencial de DD. HH y DIH. USECHE, Oscar. El desafío de la equidad, Op. cit., p. 95.

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si se compara con los primeros países (Islandia, Noruega, Canadá) que tienen IDH superiores a 0.960. El IDH es un índice compuesto que contiene tres variables: La esperanza de vida al nacer como indicador de longevidad; el logro educacional o nivel educativo medido por una combinación de la tasa de alfabetización de adultos (ponderada por 2/3) y la tasa bruta combinada de matrícula escolar, como promedio de las tasas de matricula de los tres ciclos: primaria (básica), secundaria (media) y terciaria (diversificada), con una ponderación de 1/3 cada una; y el ingreso medio o PIB real per cápita, que representa la capacidad de adquisición de bienes por parte 178

de una persona.

El IDH para Bogotá pasó de 0.8302 en el año 2003 a 0.8797 en el 2007, según los datos del Informe de Desarrollo Humano para Bogotá 2008, lo que ubica la capital con unos indicadores de desarrollo humano cercanos a los de Argentina, Polonia o Portugal que se encuentran en el grupo de los 35 países con mayor desarrollo humano del mundo. También es de mucho interés la evolución del índice de desarrollo humano relativo al género (IDG) en Bogotá. Esta es una medida que señala las diferencias entre hombres y mujeres en las tres dimensiones del indicador del desarrollo humano, dando elementos para valorar la situación relativa de las mujeres frente a los beneficios del desarrollo. Se observa una importante mejoría de este indicador que pasa de 0.8267 en el año 2003 a 0.8700, en el año 2007, impulsado principalmente por la ganancia en el “índice de ingresos igualmente distribuidos” que pasó de 0.7831 a 0.8785 en este mismo período. El IDG de Bogotá está muy por encima del promedio nacional que fue de 0.78 en el año 2005. No obstante, el único indicador en donde es mejor la situación de las mujeres que la de los hombres continúa siendo la esperanza de vida al nacer179.

178 OBSERVATORIO del Programa Presidencial de DD HH y DIH. USECHE, Oscar. El desafío de la equidad, Op. cit., p. 104. 179 PNUD. Informe de desarrollo humano 2008. Op. cit., p. 316.

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Por su parte, el índice de pobreza humana (IPH) que mide resultados medios a nivel nacional en cuatro esferas básicas: baja esperanza de vida al nacer, porcentaje de adultos con menos de tres años de escolaridad, porcentaje de personas bajo la línea de pobreza y tasa de desempleo, cayó de 24.68 a 15.23, según la misma investigación. El Informe de Desarrollo Humano para Bogotá propone un nuevo indicador, “el índice de desarrollo humano urbano” IDHU que incorpora a los coeficientes propios del IDH, la variable urbana, compuesta por el tiempo de movilidad y la disponibilidad de equipamientos, aportando a la comprensión del impacto de estos factores en la potenciación de la capacidades humanas. El resultado del IDHU es para Bogotá de 8.10, pero el análisis permite observar que la distribución en el nivel territorial es muy inequitativo, pues mientras para Teusaquillo (localidad 13) alcanza un 0.93 y para Chapinero (localidad 2) es de 0.880; Bosa (localidad 7) tan sólo llega a 0.730 y Ciudad Bolívar (localidad 19) ocupa el ultimo lugar del IDHU con 0.714. De ahí que el estudio concluya que La inequidad en la distribución del ingreso, del espacio y de los equipamientos urbanos entorpece el desarrollo humano (…) Para que Ciudad Bolívar confluya hacia Teusaquillo, la política pública debe hacer 180

un esfuerzo especial en los componentes urbanos del índice.

Uno de los indicadores más significativos de la orientación de la política pública es el del gasto público, más específicamente, el del gasto social. En la capital el gasto público conjuga el gasto que hace la Administración Distrital y la que hace el Gobierno Nacional. Sumadas estas dos cifras se observa que en 2004 los gastos de estos dos niveles de gobierno ascendían a un 32.29% del PIB de Bogotá, siendo el aporte de la Administración Distrital del 7.56%. Esto marca una tendencia decreciente a partir del año 1999, que culmina en el 2004 en una caída de 7 puntos del PIB en el gasto público total. La especificidad de la política pública en Bogotá es que en los últimos años ha hecho énfasis en el

180 PNUD. Informe de desarrollo humano 2008. Op. cit., pp. 323 y 324

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gasto en servicios públicos, salud, educación y alimentación lo que puede ser una de las razones para mantenerse a la cabeza de los indicadores de desarrollo humano en Colombia. El gasto público destinado a la niñez y la juventud en el nivel nacional estaba en el año 2004 en 11% del PIB colombiano, superando en casi 3% el gasto aplicado en 1997. La proporción del gasto en estos dos sectores poblacionales indica que el 7.8% fue el gasto de la Nación en niñez y el 3.2% se destinó a los jóvenes. La relación 70 / 30 en la destinación de este gasto señala que los servicios sociales del Estado están mucho más concentrados en los niños que en los jóvenes. En Bogotá la ciudad no le ha prestado suficiente atención a la ampliación de los años de escolaridad de los jóvenes. El gasto público en Bogotá, como en la Nación tiene un sesgo hacia los niños. Los programas educativos para los jóvenes tienen un peso mucho menor.181 Hay que adentrarse entonces un poco en algunas particularidades que tienen los procesos para la realización de los derechos sociales de los jóvenes en Bogotá, tomando los tres principales componentes del índice de desarrollo humano a saber: ingresos que se abordó en el capítulo tercero de este estudio en relación con la situación del trabajo; esperanza de vida que se relacionará con el derecho a la salud y derecho a la educación. Estos dos últimos factores se describirán brevemente a continuación.

4.4 El derecho de los jóvenes a la educación La educación se ha convertido en un escenario público en el que se condensan importantes logros de la lucha por los derechos sociales fundamentales de los jóvenes y de toda la sociedad. El avance de las sociedades latinoamericanas en este campo y la presión de diferentes

181 PNUD. Informe de desarrollo humano para Bogotá. 2008, p. 126.

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sectores por la modernización del país han conducido al reconocimiento jurídico y a una permanente exigencia de avanzar en la creación de mejores condiciones materiales para hacer efectivo el derecho. Profundizar en este objetivo contribuye a disminuir los niveles de inequidad y permite que una mayor proporción de la población empobrecida mejore sus condiciones de productividad, vislumbre otras posibilidades de ingreso y conozca el conjunto de sus derechos fundamentales. Además los circuitos educativos, formales y no-formales, escolarizados o no, son un espacio privilegiado para la circulación de subjetividades diversas, muchas de las cuales contradicen el discurso hegemónico y comportan importantes elementos de proyectos de emancipación cercanos a las expectativas de cambio y de democracia que se anidan en el devenir joven. Jalonado por tan disímiles fuerzas, el Estado colombiano ha suscrito y ratificado los diferentes Pactos Internacionales que consagran la educación como un derecho fundamental y como una prioridad esencial a ser asumida por las autoridades. Así lo manifiestan también la Constitución Política, las Leyes de la Nación y muy diversas sentencias de las Altas Cortes. La Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, la Convención Americana de Derechos Humanos y el Protocolo de San Salvador, sancionan todos el derecho gratuito, obligatorio y de aplicación inmediata a la educación básica con calidad y con igualdad de oportunidades para el acceso y permanencia de todos los niños y niñas sin discriminaciones de sexo, raza, color, etnia o condición socioeconómica. Para una muestra, léanse los apartes de una de las múltiples sentencias de la Corte Constitucional, que definen con claridad las responsabilidades del Estado y de la sociedad ante este Derecho fundamental: Es la misma Constitución concebida como norma de normas (artículo 4º) la que se encarga de fijar las directrices generales de la

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educación y señalar sus derechos y deberes dentro de un marco jurídico 182

axiológico.

Dichos postulados, además de consagrar el servicio

público de educación como derecho fundamental, le asigna a éste el efecto de aplicación inmediata, según se desprende del artículo 85 constitucional. Por su parte, el artículo 67 de la Carta Política, que constituye el pilar esencial de la educación, advierte que ésta “es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una función social: con ella se busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica y a los demás bienes y valores de la cultura”, para la adecuada formación del ciudadano. Corresponde entonces al Estado garantizar el adecuado cubrimiento del servicio y asegurar a los estudiantes las condiciones necesarias para su acceso y permanencia en el sistema educativo. De acuerdo con el artículo 70 de la Constitución Política, “el Estado tiene el deber primordial de promover y fomentar el acceso a la cultura de todos los colombianos en igualdad de oportunidades, por medio de la educación permanente (Subrayado de la Corte) y la enseñanza científica, técnica, artística y profesional en todas las etapas del proceso 183

de creación de la identidad nacional.

El derecho a la educación supone la realización simultánea de cinco derechos, que llamaremos componentes del derecho a la educación, a saber: derecho a la disponibilidad de la educación, derecho al acceso, derecho a la permanencia, derecho a la calidad, y derecho a la libertad, relacionado con derechos civiles y políticos que pueden ser reclamados por los ciudadanos, incluso por la vía judicial. A su vez, esto implica el cumplimiento de cuatro conjuntos de obligaciones del Estado correlativas al derecho; ellas son: obligación de ser asequible, obligaciones de accesibilidad; obligaciones de adaptabilidad y obligaciones de aceptabilidad.

182 CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T- 337/95. Magistrado Ponente: Eduardo Cifuentes Muñoz. 183 CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T 423/96. Magistrados ponentes: Hernando Herrera; Alejandro Martínez y Antonio Barrera.

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Para cada uno de los derechos que componen el derecho a la educación, la normatividad internacional ha destacado una serie de sujetos de especial protección constitucional, priorizados en torno al contenido del derecho. Así, el derecho de disponibilidad de la educación tiene como sujeto de especial protección constitucional a los niños y las niñas rurales. El derecho de acceso a la educación tiene como sujetos de especial protección constitucional a las personas en situación de desplazamiento forzado y a las mujeres. El derecho a la permanencia en la educación tiene como sujetos de especial protección a los niños y las niñas en situación de discapacidad o con habilidades excepcionales; a los niños y las niñas trabajadores y a las mujeres gestantes. El derecho a la calidad de la educación tiene como sujetos de especial protección constitucional a los grupos étnicos. El derecho a la libertad en la educación tiene como sujetos de especial protección constitucional a las minorías religiosas y a las minorías de opción sexual. Esto se refiere a las necesidades educativas más apremiantes que se han identificado en estos sectores poblacionales, pero hay que entender que la especial protección que la Constitución les concede es aplicable a todo el derecho a la educación y no sólo frente a su acceso, disponibilidad, permanencia o calidad. El programa Prosedher de la Defensoría del Pueblo, realizó un estudio minucioso de las condiciones jurídicas del derecho a la educación. En él se precisa que el derecho a la disponibilidad implica que todo menor de edad tiene el derecho fundamental a la existencia de un sistema educativo público, que garantice la planta de docentes mínima y las escuelas suficientes en el ámbito nacional para los niveles de enseñanza básica (hasta el noveno grado). Igualmente, esto cobija el derecho de los particulares para fundar establecimientos educativos dentro de los marcos legales. El derecho de acceso está dado cuando no existe discriminación de ningún menor de 18 años para tener cupo en una institución pública y cuando las personas puedan económicamente y físicamente tener el acceso a los centros educativos.

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El derecho a la permanencia es el que da garantía a todo menor de edad a no ser excluido y permanecer en la educación pública gratuita. Y el derecho a la calidad consiste en el derecho del estudiante a alcanzar los fines y objetivos consagrados constitucionalmente para la educación y a desarrollar las capacidades necesarias para producir conocimiento, independientemente de sus condiciones socio-económicas o culturales. Se considera que el núcleo esencial del derecho a la educación está dado por el acceso y la permanencia 184

en el sistema educativo de una persona.

La Relatora Especial de Naciones Unidas para el Derecho a la Educación ha sistematizado las obligaciones de los Estados que se desprenden de este derecho, recogiendo los cinco derechos que lo conforman, a través de las características fundamentales: Asequible, Accesibilidad, Adaptabilidad y Aceptabilidad, en una propuesta muy útil para la elaboración de indicadores Desc, que ha denominado de “las cuatro A”, en donde la obligación de ser Asequible está relacionada con el derecho de disponibilidad y se resume en: La obligación de ofrecer en las escuelas primarias un número de cupos equivalente al número de niños en edad de enseñanza primaria y la inversión en infraestructura que ello requiere, así como la prohibición de cerrar centros de educación por parte del Estado y garantizar que las escuelas primarias estén al alcance de las comunidades rurales .185 La obligación de Accesibilidad corresponde al derecho de acceso a la educación y se concreta en la obligación del Estado de asegurar el acceso gratuito a la educación primaria (hasta el noveno grado) para todos los niños y las niñas en edad de educación obligatoria. La obligación de Adaptabilidad corresponde a los derechos a la permanencia y a la libertad en la educación. Ello implica el derecho a la diferencia y la obligación de garantizar centros educativos que brinden la 184 GÓNGORA, Manuel Eduardo. El Derecho a la Educación, en la Constitución, la jurisprudencia y los instrumentos internacionales Defensoría del Pueblo. Bogotá. 2003- pp. 37-38 185 TOMASEVSKY, Katarina. Relatora especial, Informe Preliminar, ONU, 1999.

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educación que mejor se adapte a los niños y niñas y no obligarlos a que sean ellos los que se adaptan a las condiciones de los establecimientos educativos, que en ocasiones son excluyentes. La obligación de Aceptabilidad se corresponde con el derecho a la calidad de la educación y se manifiesta en la obligación del Estado de velar porque todas las escuelas se ajusten a los criterios mínimos de una educación calificada y asegurarse de que sea aceptable tanto para los padres como para los niños. Además, las obligaciones del Estado en materia educativa pueden tener el carácter de efecto inmediato o progresivo. De manera inmediata el Estado colombiano tiene la obligación de adoptar medidas concretas para el pleno ejercicio del derecho a la educación, sin discriminación alguna y satisfacer por lo menos los niveles de educación básica. Esto entraña la adecuación del marco legal, la producción y circulación de información suficiente, la provisión de recursos judiciales y la aplicación del máximo de recursos disponibles dentro de un equilibrio presupuestario razonable. Por su parte la noción de progresividad propone la plena efectividad de todos los derechos en materia educativa, estableciendo diferencias de alcance y nivel de exigencia respecto a las enseñanzas primaria, secundaria, superior y técnica. Además, la progresividad impone la prohibición de regresividad. Colombia ocupa el puesto 84 entre 177 países evaluados en cuanto a destinación de recursos a la educación. En el 2006, el porcentaje del gasto social en educación fue de un 4.7% del PIB, o sea casi la mitad de lo que destina Cuba que es el primer país de América en atención presupuestaria al rubro educativo (ocupó la décima posición en el mundo) y que destina el 9.1% de su PIB a la educación.186 186 UNESCO. BANCO MUNDIAL. Citado por Social Wacht. Indicadores sociales 2008. http://www.socialwatch.org/es/indicadoresDesarrollo/flash_content/index.html?lan=es&in d=A4

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

El país no logra aún la cobertura universal de la educación, sobretodo si el análisis se atiene a los resultados en cuanto a cobertura neta. Sin embargo entre 1993 y 1997 el PNUD constata que ya hay mejorías en las tasas netas.

GRÁFICA NÚMERO 17 COBERTURA NETA DE LA EDUCACIÓN EN COLOMBIA 2002-2007 COBERTURA NETA 120% 100% 80% 60% 40% 20%

Prejardín y Jardín

Primaria

Transición

2002

2005 (Censo)

2005

2007

Secundaria

Media

Fuente: Oficina Asesora de Planeación MEN 2005 (Censo) DANE

Adicionalmente, durante la última década del siglo pasado se registraron importantes logros en la eficiencia interna, medida como la diferencia entre 187

las tasas de cobertura bruta y neta. Esta eficiencia es más evidente en el nivel de educación primaria, mientras que en secundaria entre 1997-2000 el indicador se deteriora. Este resultado podría explicarse por el aumento en la deserción escolar provocado por la recesión económica de fines del siglo XX. Como puede verse en la gráfica suministrada por el MEN, en el año 2007 subsistían serios problemas de cobertura neta en los niveles de educación

187 MINISTERIO DE EDUCACIÓN NACIONAL. Oficina Asesora de Planeación, “La diferencia entre la tasa de cobertura bruta y la tasa de cobertura neta, identifica cuántos de los estudiantes que están asistiendo a un nivel educativo no tienen a edad que corresponde, sea porque están retrasados o adelantados. Al cuantificar la extra edad se logra un acercamiento a la eficiencia interna del sistema”. Fecha de publicación: 2009-05-21. Disponible en http://www.educacioncompromisodetodos.org/scripts/contenido. php?men=6&con=113

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Una perspectiva crítica del Enfoque de Derechos Sociales en las Experiencias Productivas

secundaria y media, que son precisamente los que afectan directamente a la población adolescente y joven del país. La evaluación de los municipios en cuanto al nivel medio de progreso en educación, señala avances en el 80% de estas entidades territoriales, mientras que el 20% se mantiene en un nivel de escaso desarrollo. Las Metas del Milenio, suscritas por Colombia, se proponen lograr para el año 2015 que todos los niños y niñas puedan completar el ciclo básico en educación. El seguimiento hecho por el PNUD y el Departamento de Planeación Nacional indica que en el país en lo que se refiere al problema del analfabetismo: Los mejores logros en 2003 fueron obtenidos por los departamentos de Huila, Boyacá, Bogotá y Cundinamarca. En cambio, Chocó con la más alta proporción de personas que no saben leer ni escribir, redujo su tasa de 1991-2001 en aproximadamente 22%. La Guajira y Meta presentan reducciones de 4% y 15%, respectivamente. Quindío está hoy en día ubicado en un extremo, su analfabetismo se incrementó en 17%, quizás como una consecuencia del proceso migratorio después del terremoto de 1999. (…) Cundinamarca, Bolívar, Bogotá y Sucre obtuvieron las tasas más altas de asistencia para el grupo de edad de 7 a 11. Los departamentos más atrasados son Caquetá (87.2), Nariño (87.6), Norte de Santander (88.3) y Risaralda (88.8). 188 Esto está indicando que si bien efectivamente se registran notables progresos en algunas regiones del país en los indicadores de educación básica, la marcha del desarrollo humano en el país, en el terreno educativo, es aún discontinua y desigual profundizándose la inequidad en algunas regiones, lo que plantea nuevos dilemas para las políticas públicas pues ellas no pueden perder de vista en su diseño las características locales de

188 PNUD, DNP y PNDH. Las Regiones colombianas frente a los Objetivos del Milenio, Bogotá. 2004

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

los distintos territorios, so pena de que un segmento del país siga completamente rezagado. Gráfica No. 18 Tasa de analfabetismo total en personas de 15 a 24 años Huila 10,0 9,0 8,0 7,0 6,0 5,0 4,0 3,0

Chocó La Guajira Sucre Norte de Santander Cesar

Boyacá Bogotá Cundinamarca Quindío Santander

2,0 1,0 0,0

Córdoba

Valle

Nariño

Atlántico

Magdalena

Caquetá

Cauca

Bolivar

Risaralda

Tolima Caldas Total Nal. Antioquia

1996

1999

Meta

2003

Fuente: Cálculos PNUD-DNP. Con base en ENH-DANE

Como queda claro en dicha evaluación, Colombia está lejos de eliminar los desequilibrios regionales en este aspecto. Tres departamentos: Chocó, Sucre y La Guajira duplican la tasa nacional y dos más, Córdoba y Cesar, la superan en más del 50%. La otra característica propia de los departamentos con mayores tasas de analfabetismo es el elevado porcentaje de población rural. Bogotá en el 2003 aún mantenía una tasa de 2.2% de personas mayores de 15 años en situación de analfabetismo. El flujo de desplazados ha mantenido aún altos estos indicadores que en el año 2007 todavía eran de 1,8%, lo que significa que cerca de 100.000 habitantes de Bogotá mayores de 15 años todavía no saben leer ni escribir. No obstante, hay que reiterar que esta situación en Bogotá la ubica en el primer lugar de los indicadores educativos en comparación con las demás regiones del país. Se ha universalizado la educación básica; la equidad de género en educación es muy favorable y el porcentaje de niños y jóvenes en

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edad escolar (entre 5 y 17 años) que no asisten a la escuela se ha reducido de 6% en el año 2001 de la segunda administración de Antanas Mockus, a 3% en el año 2008 en la administración de Samuel Moreno; todo esto según la 189

encuesta realizada por el Programa Bogotá Cómo Vamos . Esta situación es mucho mejor que la que aqueja al Sistema Educativo Nacional, ya que en el 2003, el 12% de su población en edad escolar seguía aún por fuera de las aulas escolares. Otro paso dado en Bogotá hacia la realización de los derechos sociales fue adoptar el mandato internacional de la educación gratuita. Una de las principales objeciones acerca de las garantías que ofrece el Estado Colombiano para el pleno cumplimiento del derecho a la educación es la que tiene que ver con este aspecto. El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que es el órgano competente para supervisar la implementación de los derechos en cada uno de los Estados que hacen parte del Pidesc, examinó esta situación a finales del año 2001 y dejó constancia de que la práctica y la disposición que garantizan la educación básica, pero sujeta al pago de cuotas, (tal como la asumió el Gobierno Nacional), ha impedido que muchos niños puedan tener acceso a la educación primaria con gratuidad. Este Pacto, al igual que la Convención de Derechos del Niño y el Protocolo de San Salvador, también suscrito por Colombia, determina que la gratuidad de la educación básica tiene carácter universal, sin que ello admita excepciones. Una observación consecuente de los DESC debe mostrar las medidas y la efectividad con las cuales Colombia cumple este compromiso ineludible. En el año 2007 Bogotá consiguió comenzar a corregir esta infracción contra el derecho a la educación: La Resolución No. 4660 del 26 de octubre de 2006, expedida por la Secretaría de Educación de Bogotá (SED), establece que a partir del

189 CASA EDITORIAL EL TIEMPO; FUNDACIÓN CORONA; CÁMARA DE COMERCIO DE BOGOTÁ. Programa Bogotá Como Vamos. Disponible en línea en: http://www.bogotacomovamos.org/scripts/contenido.php?idCnt=2

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

primero de enero del 2007, los estudiantes de los niveles de preescolar y básica primaria del sector educativo oficial de Bogotá no tendrán que pagar costos educativos por ningún concepto (matrícula, pensión, boletines escolares, carné, agenda, manual de convivencia, material 190

didáctico, salidas pedagógicas, útiles para el nivel preescolar).

De otra parte, la variable del promedio de años de educación muestra un efecto acumulado de la formación en el país, por tanto es una medida del llamado capital humano y de la capacidad competitiva de las regiones. Bogotá en el año 2003 tenía el más alto nivel (10,2) y aventajaba en 3,2 años al Chocó. Al ritmo actual de crecimiento de la educación, aumentar un grado promedio implica diez años calendario. De manera que la ventaja de Bogotá sería de treinta años si no se hace un esfuerzo especial de política pública en el Chocó. En esta lógica, los siguientes departamentos: Atlántico y Valle del Cauca tienen un retraso de cinco y diez años respectivamente. Aún así, Bogotá no alcanza los once grados que la CEPAL considera como el capital humano básico para defenderse de la pobreza. En los siete años considerados en la siguiente gráfica (1996 - 2003), las entidades territoriales que más avanzaron fueron los anteriormente citados: Bogotá y Atlántico crecieron 3,1 años y Santander 2,4. En el otro extremo, siete departamentos crecen menos de un año. Chocó, Valle del Cauca, Bolívar y Tolima disminuyen su promedio educativo. Los esfuerzos del Distrito Capital se manifiestan también en el incremento de manera sostenida el porcentaje del PIB destinado a educación (que en el 2004 llegó al 1.8% como aporte de la ciudad y a 2.71% del PIB como gasto del conjunto de la Administración Pública). Los resultados de esta preocupación preferente por la educación se expresan en coeficientes positivos en casi todos los factores básicos de la educación, en el mejoramiento de la

190 Esta información puede verse más detallada en la página web de la Red de Gestores Sociales. http://www.rgs.gov.co/noticias.shtml?x=12924

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Una perspectiva crítica del Enfoque de Derechos Sociales en las Experiencias Productivas

infraestructura, que hace más atractivo para las familias matricular a sus hijos en colegios públicos y retirarse paulatinamente de los colegios privados (en el 2008 según Bogotá Cómo Vamos un 68% de los niños y jóvenes en edad escolar asistían a colegios públicos y solo un 29% lo hacían a colegios privados, cuando en el 2001 ese porcentaje era del 41%). Gráfica No. 19 Años promedio de educación por departamento Nariño

Chocó

Bogotá 10,5

Atlántico Valle

8,5

Cauca

Cundinamarca

6,5

Quindío

Norte de Santander

4,5 2,0

Cesar

Santander

0,5

Meta

Total Nal.

0,0 Caquetá

Antioquia

La Guajira

Boyacá Sucre

Caldas

Risaralda

Córdoba Bolivar

Tolima Magdalena 1996

1999

Huila

2003

No obstante, son varios los problemas que la educación en Bogotá necesita abordar con urgencia. La educación preescolar es uno de ellos. En los últimos 10 años, según Bogotá Cómo Vamos, el 28.8% de la población en edad preescolar se encuentra por fuera del sistema educativo. Esto a pesar de que la ciudad cuenta con una tasa general de cobertura en educación de 98.9%, la cual se ha mantenido constante en los últimos 2 años. Hay una creciente cantidad de parejas y de madres jóvenes que deben sufrir este déficit. Otros dos problemas de gran envergadura afectan directamente a los jóvenes bogotanos en cuanto a su derecho a la educación. El primero se refiere a la calidad de la educación. En Colombia la calidad educativa se ha medido generalmente a través de pruebas de conocimiento a los estudiantes. Las más recientes evaluaciones de conocimiento sitúan al país entre los de

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más pobre desempeño en materia de educación. En la evaluación internacional de matemáticas y ciencias de 1995, Colombia obtuvo el penúltimo lugar y esto no ha mejorado en los últimos 10 años. En el Distrito Capital, la más avanzada de las regiones en este marco, sólo 17 niños de cada 100 estudiantes alcanzaban el nivel esperado en la primaria, en secundaria dos de cada 100 niños eran capaces de resolver problemas complejos. En quinto de primaria sólo cinco de cada 100 estudiantes alcanzan el nivel esperado en lenguaje y en noveno grado, 20 de cada 100.

191

Esto quiere decir que la cobertura en educación aún no es suficiente y que ahora el problema central es elevar la calidad y ello tiene que ver con una evaluación de los modelos pedagógicos vigentes, el mejoramiento de la remuneración, la calidad de vida y la formación de los docentes, así como la búsqueda de una aplicación más adecuada de los ingentes recursos destinados a este rubro, que tenga en cuenta los saberes, intereses y opiniones de la comunidad educativa. Recientemente el proyecto Bogotá Cómo Vamos informó de un estudio técnico de calidad de vida según el cual en los resultados del ICFES, (organismo encargado de aplicar pruebas de conocimiento a los estudiantes del país) el 80 por ciento de los planteles públicos se ubicaron en los rangos medio y bajo. El porcentaje de colegios oficiales que están en rango alto y superior es sólo de 19%. Además, la tasa de cobertura en educación media vocacional se ubica en 85.5%. En la capital desde el año 1998 se aplican las pruebas SABER que hacen seguimiento a la calidad de la educación. El Informe de Desarrollo Humano para Bogotá 2008 registra que desde entonces se observa un aumento sostenido de los puntajes en estas pruebas, de tal manera que los estudiantes bogotanos alcanzaron cerca del 70% del promedio en matemáticas,

191 GÓNGORA. M. El derecho a la educación, P.234

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Una perspectiva crítica del Enfoque de Derechos Sociales en las Experiencias Productivas

superando a todas las otras regiones de Colombia. También en las demás áreas de conocimiento se registran mejoramientos sostenidos.

192

En tecnologías de la información y de la comunicación también es mucho el camino por andar. Se estima que en Bogotá hay un promedio de 5.5 computadores por cada cien habitantes. Este es un promedio muy bajo en relación con otras ciudades latinoamericanas (Caracas tiene un promedio de 9.3 por cada cien habitantes). En los colegios públicos de Bogotá hay un computador por cada 22 estudiantes. Igualmente se necesita mejorar el acceso a internet, aunque Bogotá es la ciudad más conectada del país, Colombia mantiene un importante rezago frente a otros países latinoamericanos en este aspecto. Esto es de gran importancia para los jóvenes, porque el acceso a las tecnologías informáticas multiplica las posibilidades de relacionarse con nuevos conocimientos y con otras maneras de ver el mundo. La facilidad de los jóvenes para procesar estas tecnologías les asignan una ventaja comparativa con otros grupos etarios. Así se desprende de la información del Latin-barómetro: Del año 2002 al 2007 el uso frecuente de internet entre jóvenes de dieciocho a veinte años aumentó del 5,50% al 14,80%, mientras en adultos de treinta años y más se elevó del 2,0% al 6,60%. Si nos restringimos al uso “ocasional”, en los jóvenes aumentó del 19,0% al 31,80% en ese lapso, y en los mayores de treinta, del 6,50% al 12,70%. (…) La juventud dispone, al menos en principio, de capacidades muy superiores para obtener, procesar y usar información que los adultos.193 Los jóvenes colombianos ocuparon el sexto lugar en uso de internet en América Latina, el 17% de los jóvenes colombianos entre 18 y 29 años dicen usarlo diariamente, el 38% ocasionalmente y el 45% casi nunca o nunca. En Chile, Argentina o Venezuela el uso diario de internet es casi del doble y

192 PNUD. Informe de desarrollo humano para Bogotá. 2008, Op. cit., pp. 137 138. 193 Citado por HOPENHAYN, Martin. Inclusión y exclusión social en la juventud latinoamericana, en Revista Pensamiento Iberoamericano, 2008 Núm. 3, pp. 56 - 57.

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quienes casi no hacen uso de este instrumento o no lo usan nunca, apenas superan el 30%. Gráfica No. 20 JÓVENES 18 a 29 AÑOS USO DE INTERNET EN LATINOAMÉRICA - 2007 Chile Argentina Venezuela Perú Brasil Colombia Chile Panamá México Costa Rica Rep. Dominic El Salvador Bolivia Paraguay Honduras Ecuador Guatemala Nicaragua 0%

10%

20%

Sí, todos los días

30%

40%

50%

Sí, ocasionalmente

60%

70%

Sí, Casi nunca

80% No, nunca

90%

100% NS/NR

Fuente: Procesamiento datos Latinobarómetro 2007

El otro aspecto crítico en el terreno del derecho a la educación para los jóvenes bogotanos es el del acceso a la educación superior. Se calcula que sólo el 11% de los estudiantes bogotanos que culminan el bachillerato se vinculan a instituciones de educación superior. Unos 450.000 jóvenes bachilleres no han logrado ingresar a la educación superior; además 248.000 que lo han logrado tienen en riesgo su permanencia. Al sumar estos dos valores resulta que 698.000 jóvenes necesitan de apoyo en la financiación de sus estudios. El 63.4% de la inasistencia escolar de los jóvenes entre 18 y 24 se explica por limitaciones económicas. El desempleo estructural en el mercado de trabajo se concentra en ellos, sobre todo en los más pobres.194

194 PNUD. Informe de desarrollo humano para Bogotá. 2008, Op. cit., pp. 136 137.

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Una perspectiva crítica del Enfoque de Derechos Sociales en las Experiencias Productivas

Si a esto se agrega la deficiencia en la oferta de programas de formación para el trabajo y la distorsión en las proporciones entre la educación universitaria y la formación técnica y tecnológica (ahora la relación en Colombia es de 4 a 1), generan un entorno de difícil calificación de los jóvenes en un campo donde tienen las mayores posibilidades de integración creativa y se están produciendo muchas de las transformaciones cruciales en el universo del trabajo. El campo de reivindicación el acceso a la educación superior hace parte de la lucha de los jóvenes por la realización de los derechos sociales. El hecho de que el mínimo exigible se haya centrado en la universalización de la educación básica y media no quiere decir que la educación superior no haga parte del derecho a la educación de los jóvenes. Con la firma de 148 países entre ellos Colombia, la II Conferencia Mundial de Educación Superior realizada en París en junio del 2009, declaró que la formación universitaria es un bien público y un derecho fundamental de toda la humanidad. Además señala que es: Un imperativo estratégico para todos los niveles de educación y la base para la investigación, la innovación y la creatividad debe ser un tema de responsabilidad y de apoyo económico de parte de todos los gobiernos.195 Los jóvenes deben velar porque esta declaración formal sea llevada a la práctica y enlazar esta acción con sus iniciativas que buscan crear espacios para la creatividad, para el intercambio horizontal de saberes, de conocimientos y para la experimentación de nuevas pedagogías y formas de investigación emancipadoras.

4.5. El derecho de los jóvenes a la salud La salud es un derecho social fundamental de cuya realización depende la generación de condiciones dignas y equitativas de vida para los jóvenes. A 195 UNESCO. Conferencia Mundial de educación Superior. 2009. http//iesalc.unesco.org.ve/

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partir de la Constitución Política de 1991 aparecieron criterios y marcos reguladores, que pretendían hacer de la universalización y de la elevación de la calidad de la salud una de las bases para avanzar hacia un Estado Social de Derecho. Para la juventud esto implicaba horizontes poco conocidos que los convocaban a explorar las posibilidades de incorporarse a una ciudadanía social moderna, en una coyuntura en que la violencia amenazaba su derecho fundamental a la vida y en la que mujeres y hombres jóvenes irrumpían en la producción, en la plenitud de su vida sexual y reproductiva, por lo que las exigencias de salubridad pública eran crecientes. La salud en el derecho constitucional colombiano se definió como un servicio público que genera, al mismo tiempo, derechos prestacionales y derechos fundamentales. La perspectiva jurídica vigente indica que es un derecho prestacional en la medida que su realización requiere de un sistema organizado por el Estado para responder a la demanda de servicios de la comunidad. Esta prestación es de carácter programático por cuanto requiere de un proceso de diseño y planificación de la institucionalidad que lo hace 196

posible. En este sentido su realización es progresiva.

Sin embargo, la

progresividad se hace relativa pues, como precisó la Corte Constitucional: A medida que pasan los años, si las autoridades encargadas no han tomado medidas efectivas que aseguren avances en la realización de las prestaciones protegidas por los derechos constitucionales, gradualmente van incurriendo en un incumplimiento (…) El que una prestación amparada por un derecho sea de carácter programático no quiere decir que no sea exigible o que eternamente pueda incumplirse.197 El derecho a la salud también puede ser considerado como un derecho fundamental en razón de su conectividad con otros derechos fundamentales especialmente el derecho a la vida, amenazado en forma creciente por las 196 PARRA, Oscar. El derecho a la salud en la constitución, la jurisprudencia y los instrumentos internacionales, DEFENSORÍA DEL PUEBLO. Bogotá, 2003. P.39 197 Cf. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-595 del 2002. Citado por PARRA, O. Defensoría del Pueblo. “El derecho a la salud”. Op. Cit, p.40

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múltiples violencias que se ciernen particularmente sobre la juventud; o debido a su importancia frente a sujetos de especial protección constitucional como los niños, las personas con discapacidad y los adultos mayores; o como derechos fundamentales autónomos en relación con su contenido esencial, en tanto está dirigido a lograr la dignidad humana. Estos elementos hacen que en muchos casos sea procedente la acción de tutela, para amparar constitucionalmente el derecho a la salud, como se ha demostrado por experiencias donde este recurso se ha convertido en el mecanismo por excelencia de los colombianos para hacer valer el derecho ante los prestadores de salud. El Comité del Pidesc, tal como lo recuerda la investigación de la defensoría del Pueblo que se cita en este apartado, ha precisado niveles mínimos esenciales del derecho a la salud que hay que satisfacer. Son seis esos niveles mínimos: i) derecho al acceso sin discriminación a los centros, bienes y servicios de salud; ii) derecho a una alimentación esencial mínima que garantice que nadie padezca hambre; iii) derecho a un hogar, una vivienda y unas condiciones sanitarias básicas, así como un suministro de agua limpia potable; iv) derecho a que sean facilitados medicamentos esenciales, según las definiciones de la OMS v) derecho a una distribución equitativa de todas las instalaciones, bienes y servicios de salud; vi) derecho a que se adopte y aplique, sobre la base de pruebas epidemiológicas, una estrategia y un plan de acción nacionales de salud pública que cubran a toda la población. El Comité señala otras cinco obligaciones de alta prioridad: i) velar por la atención de la salud genésica, materna (prenatal y postnatal) e infantil; ii) proporcionar inmunización contra las principales enfermedades infecciosas que afectan a la comunidad; iii) adoptar medidas para prevenir, tratar y combatir las enfermedades epidémicas y endémicas; iv) derecho a educación y acceso a la información de los principales problemas de salud de la comunidad y de los métodos para prevenirlos y combatirlos; v) derecho a que se proporcione capacitación adecuada al personal del sector salud, tanto en materia sanitaria como en derechos humanos.

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Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

La complejidad jurídica de la composición del derecho ha sido sintetizada por el estudio referido de la Defensoría del Pueblo, que permite deducir el derecho a la salud a partir de cuatro componentes, que como en el caso de la educación, constituyen a la vez los derechos que lo configuran. Los jóvenes deben ocuparse de conocer, difundir y exigir el conjunto de sus derechos a una salud digna y oportuna. En este trabajo hacemos un resumen sucinto para contribuir a la labor pedagógica a desarrollar: 1) El derecho a la disponibilidad que involucra i) la protección de la oferta pública, en el entendido que suministrar la atención básica en salud es una obligación del Estado y que por lo tanto, este debe prestar el Plan de Atención Básica (PAB) en salud y las EPS el Plan Obligatorio de Salud (POS) y el plan obligatorio de salud subsidiado (POSS). La protección de la oferta también implica un manejo flexible y respetuoso de los derechos de los trabajadores de la salud, la sostenibilidad económica de los hospitales, la declaración de inconstitucionalidad de cualquier norma legal que implique alguna disminución de recursos para el régimen subsidiado, así como la destinación específica de las contribuciones parafiscales de los recursos de la seguridad social, que no pueden usarse para ningún otro objeto diferente del de preservar la salud; ii) protección del derecho de los particulares a concurrir en la prestación de los servicios públicos de salud como ejercicio de la libertad económica; por ello no se puede obstaculizar o prohibir a las EPS la prestación directa del servicio asistencial por medio de su IPS; iii) derecho a disponer de indicadores e información en salud; iv) derecho a la salud pública y a la disponibilidad de los factores determinantes de ella. Esto implica a su vez otros derechos, como el de la prevención y lucha contra las enfermedades; el de la participación en las políticas públicas sobre la salud; el derecho a salud en el trabajo; el derecho al medio ambiente sano; el derecho a disponer de agua potable y servicios de saneamiento básico; el derecho a una vivienda saludable; el derecho a una alimentación adecuada y el derecho al patrimonio cultural y ambiental; v) derecho a la asistencia sanitaria y disponibilidad de los

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servicios y atención individual en salud. Ello involucra el derecho al diagnóstico, al tratamiento, a la recuperación, a la rehabilitación, a la atención de urgencias y el derecho a la continuidad de la asistencia sanitaria. También aquí está incluido el derecho al tratamiento de enfermedades de alto costo o catastróficas; vi) derecho a la atención en salud sexual y reproductiva y a la disponibilidad de los servicios en esta área. Aquí se incluye el derecho a la autodeterminación reproductiva, esto es, a planear la propia familia, a estar libre de todas las formas de violencia y coerción que afectan la salud sexual y reproductiva; así como el derecho a la atención y a la protección especial de la mujer embarazada; la prevención y el tratamiento de VIH/Sida y otras enfermedades de transmisión sexual, así como el muy controvertido derecho a la intervención voluntaria del embarazo en condiciones de salud e higiene; vii) derecho a la libre escogencia y disponibilidad de opciones para acceder a los servicios de salud, ello incluye la libre selección del medico general o del especialista, así como de la IPS para cirugías y servicios conexos. El derecho a la disponibilidad define también sujetos de especial protección constitucional que reconoce el derecho de los niños y de las niñas a disponer de lo necesario para un desarrollo armónico e integral de la salud y el derecho de la mujer embarazada a protección especial en salud. 2) El derecho al acceso, definido por el Comité del Pidesc como accesibilidad por la cual los establecimientos, bienes y servicios de salud deben ser accesibles a todos sin discriminación alguna, posibilitando la accesibilidad física y económica y el acceso a la información. Esto debe manifestarse en: i) derecho de acceso a través del crédito contributivo; ii) derecho de acceso a través del régimen subsidiado y iii) derecho de acceso como participante vinculado. Se consideran sujetos de especial protección a los niños, las niñas y los mayores de edad, con pronóstico no

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favorable de curación total; las madres que no pueden ser discriminadas por su condición, los grupos étnicos, los adultos mayores y las personas con discapacidad, los portadores de VIH y los enfermos de sida, las minorías sexuales, las personas privadas de la libertad, las personas en situación de desplazamiento forzoso por la violencia, las personas en situación de indigencia, los trabajadores migratorios, los refugiados, los apátridas y los extranjeros. 3) El derecho a la aceptabilidad, a que la oferta de salud sea aceptable para los usuarios, plantea el respeto a la cultura de las personas, de las minorías, de los pueblos, de las comunidades y la sensibilidad con las exigencias de género y del ciclo de vida, en el marco de la ética médica. Esto se expresa en i) el derecho a la confidencialidad de los datos personales relativos a la salud; ii) el derecho a la autonomía en el manejo de la propia salud y como paciente. Esto plantea la necesidad del conocimiento informado en la relación médico - paciente; iii) derecho a una muerte digna; vi) el derecho a la prevención de los problemas de salud mental; v) el derecho a la protección del cuerpo contra ingerencias ajenas y vi) el derecho a la autodeterminación reproductiva. En este derecho son sujetos de protección especial las personas con enfermedad mental; las personas privadas de la libertad; los adultos mayores como proyección del respeto por el ciclo de vida; los pueblos indígenas que tiene derecho a la práctica de su medicina tradicional; las personas en situación de discapacidad, quienes merecen respeto a sus derechos sexuales y reproductivos, así como también los adolescentes y jóvenes requieren que se respeten sus derechos sexuales y reproductivos. 4) El derecho a la calidad de la salud se refiere a que los establecimientos, bienes y servicios de salud deberán ser apropiados desde el punto de vista científico y médico, así como desde el punto de vista cultural. Para tener buena calidad se requiere personal médico capacitado, medicamentos y equipo hospitalario científicamente

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Una perspectiva crítica del Enfoque de Derechos Sociales en las Experiencias Productivas

aprobados y en buen estado, agua limpia potable y condiciones sanitarias adecuadas. Para ello se debe garantizar i) derecho a que los servicios de salud sean prestados por personal idóneo; ii) derecho a que el servicio público de salud sea prestado eficazmente y en condiciones adecuadas; iii) derecho a medicamentos de calidad; iv) derecho a una atención médica oportuna, adecuada y que evite la agravación del estado de salud del paciente; v) derecho a la salud en conexión con el derecho a una vida digna, es decir, a un alto nivel de calidad de vida. Son sujetos de especial protección para este derecho las personas privadas de la libertad y las que están en situación de discapacidad, que están en derecho de obtener la rehabilitación máxima posible. Cada uno de estos componentes del derecho a la salud plantea obligaciones con efecto inmediato y otros de cumplimiento progresivo, en correspondencia con los derechos que constituyen el derecho superior a la salud. Sin embargo, el estado de la salud pública en Colombia, plantea muchos interrogantes sobre la realización efectiva de ese derecho para los ciudadanos. Las reformas al sistema de salud ocurridas en los años noventa y comienzos del siglo XX (Ley 100 de 1993y Ley 715 de 2001) tuvieron un impacto grande sobre el sector de la salud y de las pensiones. Tal como reseña el PNUD198, la ley 100 complementó los objetivos de organización del sector salud propuestos en la ley 60 de 1993, pero cambió el mecanismo de financiamiento. En adelante, los recursos se obtienen de dos regímenes: el contributivo para las personas con capacidad de pago y el subsidiado para quienes carecen de la misma. En lo que concierne a las pensiones, la ley 100 también introdujo ajustes importantes como la consolidación del sistema de capitalización individual. Los primeros efectos de estos cambios, en cuanto al aseguramiento, pueden observarse en el siguiente cuadro que indica un

198 PNUD. Diez años de desarrollo humano en Colombia. Bogotá. 2003

281

Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

crecimiento del 140% de afiliados al sistema general de salud, explicado principalmente por la afiliación masiva de personas de los quintiles más pobres que carecían de cualquier cobertura. La ley 100 articula en un sólo sistema al Instituto de Seguros Sociales (ISS), a las cajas de previsión, y a las demás entidades que a lo largo del tiempo habían prestado los servicios de salud. Las diversas instituciones (aseguradoras y prestadoras) hacen parte de un sistema de competencia regulada, en el que se abandonan los subsidios a la oferta y se adopta un esquema de subsidios a la demanda que opera bajo las reglas fijadas por el Estado. La reforma se proponía alcanzar la cobertura 199

universal en 2001.

CUADRO NÚMERO 11 Colombia aseguramiento en salud 1993, 1997 y 2000 Quintil

Afiliados 1993

1997

Incremento 2000

1 2 3 4 5

528.283 1.349.623 2.026.569 2.407533 2.460.038

4.052.475 4.296.587 4.781.450 4.634.566 4.936.741

3.248.955 3.321.082 4.006.373 4.512.236 5.987.950

Total

8.772.046

22.701.819

21.076.596

1993 / 1997

1997 / 2000

1993 / 2000

667% 218% 136% 93% 101%

-20% -23% -16% -3% 21%

515% 146% 98% 87% 143%

159%

-7%

140%

Fuente: Cálculos PNDH a partir de Misión Social/DNP/PNUD, Informe de Desarrollo Humano, 2000, Cap. 5

Sin embargo estos avances no son suficientes para considerar que el Estado, a través de estas reformas, puede dar lugar al cumplimiento pleno de las obligaciones constitucionales. En primer lugar, el Estado debe garantizar los términos en los cuales la salud básica se debe suministrar de forma gratuita y obligatoria, mediante el Plan de Atención Básica (PAB), que se diferencia de los servicios asistenciales como el manejo de hospitales y de seguridad social

199 PNUD. Diez años de desarrollo humano en Colombia. Op.cit.

282

Una perspectiva crítica del Enfoque de Derechos Sociales en las Experiencias Productivas

en salud, por cuanto se trata de la salud pública. De otra parte, hay que examinar qué efectos produce la manera como el Estado ha organizado, dirigido y reglamentado la prestación de servicios públicos de salud, de carácter médico hospitalario, en forma descentralizada, por niveles de 200

atención y con participación de la comunidad. También se deben establecer las distorsiones del tipo de políticas implementadas para la prestación de servicios por entidades privadas y como se ejerce su vigilancia y control. Igualmente, el Estado Nacional continúa faltando a la función de garantizar a toda la población el derecho a la seguridad social en salud, ya sea a través de subsidios a la demanda, del régimen subsidiado o del régimen contributivo. La ampliación de la cobertura de los servicios en salud, a través del aseguramiento de los distintos regímenes ha tenido logros innegables. En el 2004 se habían incorporado 12.9 millones de personas perteneciente a la población de escasos recursos, otorgando subsidios directos a la demanda, los cuales han sido coordinados desde las administradoras del régimen subsidiado ARS. El objetivo es que sus afiliados, en forma progresiva adquieran los mismos beneficios de quienes tiene capacidad de vincularse al régimen contributivo. Los alcaldes y las direcciones locales de salud a través del Sisben, clasifican socio-económicamente a la población pobre, otorgan los subsidios y contratan, pagan y controlan a las organizaciones encargadas de su administración. Podría afirmarse que el Estado ha cumplido en parte su propósito de llegar a los más pobres. El objetivo se cumple sin embargo parcialmente, ya que la cobertura universal aún está lejos: en el año 2000 el porcentaje de población total afiliada era el 57,2%. A diciembre de 2001, el Ministerio de Salud informó un total de 13.335.932 afiliados compensados en el régimen contributivo y de 11.069.182 en el subsidiado. La proporción de población afiliada al sistema a

200 Cf. JARAMILLO, Iván. La salud en el gobierno de Uribe. Revista Foro, Núm. 52, Bogotá, 2005.

283

Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

ese año es de 56,7%, un avance grande con relación a la proporción de 1993 pero un retroceso respecto de la cobertura alcanzada en 1997. Como puede observarse en el cuadro anterior, la evolución del aseguramiento por quintil de ingreso entre 1993 y 2000 retrocede en el último año respecto de los resultados alcanzados en 1997. Sin embargo, el aumento de afiliación de los más pobres es tres veces más alto que el de toda la población, pese a lo cual no se ha alcanzado la cobertura universal y persiste la desigualdad, ya que en el año 2000, tres de cada cuatro personas pertenecientes al 20% más rico de población estaba afiliado. Entre tanto, del 20% más pobre solamente estaban afiliadas 2 personas de cada 5. La estimación muestra que entre 1993 y 1997 el nuevo sistema de salud, adoptado a partir de la implementación de la ley 100, apenas logra superar los niveles de atención previamente existentes. De una probabilidad de 10,6% en el primer año se pasa a otra de 11,1% en el segundo. Más aún, durante este período, los más pobres (las personas enfermas que pertenecen a los quintiles 1 y 2 de la distribución de ingresos) ven reducida la probabilidad de asistir a una institución. Pero, ¿qué ocurre entre 1997 y 2000? En el periodo de 1997 a 2002, en parte por efecto de la crisis económica, de la implementación de las estrategias de las EPS y de las orientaciones del Consejo Nacional de Seguridad en Salud, el régimen contributivo perdió casi dos millones de afiliados, lo que no fue impedimento para que se consolidara el incremento general de afiliados que entre 1991 y 2004 fue de 6.4 millones en el régimen contributivo, con una variación de casi el 90%. Este drástico incremento tuvo que ver también con la ampliación del grupo familiar beneficiario mandado por la ley. En el periodo 2000 2004 se invirtieron recursos y se definieron criterios que permitieron aumentar la cobertura del régimen subsidiado en 3.010.897 afiliados que representan un incremento del 23.4%. Así el número total de afiliados al SGSSS ascendió en junio del 2004 a 26.760.101 personas, de las cuales 13.805.201 son afiliadas al régimen contributivo y 12.954.900 pertenecen al régimen subsidiado.

284

Una perspectiva crítica del Enfoque de Derechos Sociales en las Experiencias Productivas

El régimen subsidiado en salud supone la abolición progresiva del viejo sistema de asistencia pública, que implica la progresiva disminución de los presupuestos que tradicionalmente recibieron los hospitales públicos, y su sustitución por el sistema administrado por las organizaciones encargadas de manejar el seguro social subsidiado. En esta perspectiva los beneficiarios de los subsidios tienen potestad para decidir y seleccionar los proveedores de servicios, procediendo a comprar los servicios a los hospitales con recursos de origen fiscal o de solidaridad. Así se estaría evitando el establecimiento de relaciones asistencialistas basadas en la caridad. El financiamiento del régimen subsidiado ha implicado inmensos recursos. Durante el periodo 20022003 se invirtieron $2 billones 137 mil millones aportados en un 68% por el sistema general de participaciones, a cargo de los municipios, en un 30% por recursos de solidaridad administrados por el Fosyga y las cajas de compensación familiar, y un 2% con recursos propios de las entidades territoriales. Sin embargo, los malos resultados de la aplicación de las políticas contenidas en las reformas se manifiestan en la crisis de la red de hospitales públicos, que ha llevado al cierre de numerosas instituciones de larga trayectoria. Tres elementos confluyeron en la generación de esta crisis: la elevación de los costos de operación, la creación de una competencia desigual con la red privada y las dificultades con las cuales tuvieron que acceder a la racionalidad del mercado. A pesar de los recursos destinados a paliar la crisis (en el año 2000 se asignaron 70 mil millones de pesos con este objetivo, más 11 mil 300 millones trasladados de la sub-cuenta de eventos catastróficos), los hospitales públicos han entrado en una conmoción estructural que es agudizada por la mora en la recuperación de los recursos por venta de servicios a las aseguradoras, que ya supera el medio billón de pesos; el no pago por parte del Gobierno de los servicios a la población vinculada o no asegurada. La corrupción ha llegado a límites muy graves en el caso de las ARS y de algunas empresas promotoras de salud en las regiones, muchas de ellas

285

Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

tomadas por intereses de actores ilegales como los grupos paramilitares, tal como se ha corroborado por las investigaciones penales que siguieron a los pactos de desmovilización que suscribieron. El desorden en la atención de la población desplazada por la violencia y la falta de racionalización del gasto en salud son también factores que vulneran los derechos de los ciudadanos. Es todavía un alto porcentaje de colombianos que no ha sido afiliado a ninguno de los regímenes de seguridad social en salud definidos por la ley 100 de 1993. Atenta también contra la garantía del derecho a la salud el que durante 10 años el plan de atención básica no se haya reglamentado. Algunas medidas fueron un intento de iniciar la rectificación de este problema en el nivel nacional, como las tomadas en el año 2002 a través de la circular externa 052, que definieron las líneas para la orientación de la salud pública en las regiones y la expedición de la resolución 412, que regula la prevención y la promoción de la salud que deben garantizar las empresas aseguradoras. Otro obstáculo a la garantía del derecho a la salud de los colombianos es el recorte a las transferencias destinadas a la salud pública en el sistema general de participaciones. Las asignaciones han disminuido en un 2% desde 2002 a 2003 y en un 4% desde 2003 a 2004. La reacción de las entidades territoriales mediante el aporte de recursos propios para la salud y otros recursos de origen territorial, así como los acuerdos 238 y 240 del CNSSS mediante los cuales se ordenó asignar cerca de 35 mil millones de pesos para programas de promoción y prevención en salud, equilibraron entonces un poco la balanza. Pero, se ha creado un problema estructural al reformar el mandato constitucional que asignaba unos porcentajes progresivos a las entidades territoriales municipales, destinados a cumplir las obligaciones locales con la salud y la educación. El Estado Nacional ha introducido nuevas modificaciones en el aparato legal que regula la salud. La expedición de la Ley 112 de enero del 2007 realizó nuevos ajustes al Sistema General de Seguridad Social en Salud, modificando aspectos de financiación, equilibrio entre los actores del sistema, universalización y aspectos ligados a la racionalización y a la dirección

286

Una perspectiva crítica del Enfoque de Derechos Sociales en las Experiencias Productivas

del sistema. Allí se fija la meta, para el año 2010, de alcanzar la cobertura universal de aseguramiento en los niveles I, II y II del Sisben y para ello se eleva el monto y la distribución de las cotizaciones del régimen contributivo de salud y se producen cambios en la financiación de los recursos del régimen subsidiado. En los años recientes, el desplazamiento masivo de la población y los problemas que se han evidenciado en el proceso de descentralización, han reactivado la mortalidad materna y han facilitado el resurgimiento de enfermedades endémicas, que estaban hasta ahora bajo control. Además, se ha hecho más vulnerable el sistema para enfrentar nuevas epidemias o amenazas pandémicas como la proveniente de la influenza AH1N1. Como señala el informe, sobre los avances para alcanzar los objetivos del milenio a pesar de que la tasa de mortalidad materna ha venido disminuyendo, al pasar de 100 a 98,6 por 100 mil entre 1998 a 2001, en el país las complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto todavía implican grandes amenazas contra la vida y la salud de las mujeres. La tasa de incidencia más alta se encuentra en los grupos de mayor fecundidad entre 20 y 29 años de edad. Cerca de 13% de las defunciones maternas se da antes de cumplir los 20 años. A partir de 1998 el número de muertes maternas se incrementa de manera abrupta, pero como coincide con la introducción de los actuales certificados de defunción y nacimientos, los datos de 1990 y 1997 no son del todo comparables. Desde el punto de vista de la prestación de servicios, los factores que afectan la salud sexual y reproductiva son las deficiencias de calidad y en el acceso a dichos servicios, la atención fragmentada, la falta de conocimiento de las normas o la ausencia de mecanismos eficientes de control y sanción. Los jóvenes requieren de oportunidades para alcanzar un nivel satisfactorio en salud reproductiva, así como para ejercer sus derechos sexuales y reproductivos libres de coerción, violencia y discriminación. Todo ello está

287

Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

estrechamente ligado a las condiciones de vida, a un clima cultural respetuoso de la diversidad de valores éticos y de la equidad de género, así como a la implementación eficaz de políticas públicas orientadas a reducir las brechas de género y las que tienen que ver con la condición social, étnica, religiosa o de opción sexual y que limitan el acceso a la información y servicios de salud reproductiva. En Colombia la probabilidad de que una mujer muera por complicaciones durante el embarazo y el parto es todavía muy alta comparada con otros países de la región como Chile o Canadá. La capacidad del país para dar respuesta a los servicios prenatales y de atención del parto sigue siendo insuficiente, por ende es necesario ampliar y cualificar tanto las acciones como las estrategias para facilitar la atención antes, durante y luego del parto. La necesaria evaluación del derecho a la salud como un derecho social de prestación, debe hacerse entonces con referencia a los colombianos que aún no están cubiertos por ningún régimen de seguridad social en salud y que ante la crisis de la red de hospitales públicos se encuentran totalmente desprotegidos. Dentro de este segmento de la población hay una importante proporción de jóvenes. Se necesita también construir una línea base acerca del contenido mínimo esencial del derecho a la salud, definir de manera democrática y participativa los caminos para que la salud sea un derecho exigible judicialmente, en cuanto a las obligaciones del Estado que tienen efecto inmediato y sobre esa línea definir el camino de la implementación de la progresividad. Es en este contexto que deben desenvolverse los procesos de cumplimiento del derecho a la salud en Bogotá. Un millón y medio de bogotanos se han incorporado al sistema de salud de la capital en el período comprendido entre 1996 y 2006, para alcanzar un total de 7.321.834 afiliados en este último año. El mayor peso ha corrido por cuenta de la afiliación al régimen subsidiado, que casi se triplicó en este período, pasando de 647.293 afiliados a 1.851.232. En cambio, el régimen contributivo ha disminuido su

288

Una perspectiva crítica del Enfoque de Derechos Sociales en las Experiencias Productivas

participación en cerca de 700.000 personas en este mismo lapso. Los llamados “vinculados”, crecieron también en proporción importante situándose en 1.689.962 personas. Esto está indicando un debilitamiento en el acceso de los bogotanos al trabajo formal y la crisis que se vive en el mercado laboral, lo que ha obligado a incrementar el gasto público en salud de la ciudad. Para responder a esta exigencia el gasto del Gobierno Distrital se ha duplicado como porcentaje del PIB pasando de 0.76 en 1991 a 1.46 en el 2004.

201

Aparte de los logros en cobertura, se impulsó el proceso de

reestructuración y reorganización de la Red Hospitalaria Distrital y de conversión de los hospitales públicos en empresas sociales del Estado, dando pie a la reapertura de importantes hospitales como el Materno Infantil y la Clínica Fray Bartolomé, que habían sido clausurados, y a presentar alternativas para la crisis del Hospital San Juan de Dios. Además, programas como “Salud a su hogar” y “Salud al colegio” constituyeron una impactante renovación de la atención de salud primaria y preventiva.

Cuadro No. 12 CUADRO DISTRIBUCIÓN DE LA POBLACIÓN ENTRE LOS REGÍMENES SUBSIDIADO, CONTRIBUTIVO Y “VINCULADO” Bogotá 1996-2006 AÑO

SUBSIDIADO

CONTRIBUTIVO

VINCULADO

TOTAL

SUBSIDIADO

CONTRIBUTIVO VINCULADO

1996

647.293

4.460.012

793.695

5.901.000

0,11

0,76

0,13

1997

910.474

4.151.288

999.238

6.061.000

0,15

0,68

0,16

1998

937.646

4.023.927

1.202.895

6.164.468

0,15

0,65

0,20

1999

964.856

3.454.889

1.907.720

6.327.465

0,15

0,55

0,30

2000

1.057.145

3.393.197

2.027.923

6.478.265

0,16

0,52

0,31

2001

1.330.910

3.713.214

1.513.401

6.557.525

0,20

0,57

0,23

2002

1.286.010

3.504.401

1.907.756

6.698.167

0,19

0,52

0,28

2003

1.369.970

3.643.301

1.836.715

6.849.986

0,20

0,53

0,27

2004

1.530.177

4.091.027

1.392.534

7.013.738

0,22

0,58

0,20

2005

1.678.136

3.947.249

1.541.626

7.167.011

0,23

0,55

0,22

2006

1.851.232

3.780.640

1.689.962

7.321.834

0,25

0,52

0,23

201 PNUD. Informe de desarrollo humano para Bogotá. 2008, Op. Cit., pp. 139 y 140. Este documento también trae el cuadro “Bogotá. Distribución de la población entre los regímenes, subsidiado, contributivo y vinculado” que resume las cifras y es usado por esta investigación.

289

Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

En los últimos años, según el Programa Bogotá Cómo Vamos, hubo importantes avances en la reducción de la tasa de mortalidad materna (37 casos en 2008) y en la muerte por Enfermedad Diarreica Aguda y Neumonía (13 casos). Además, se llegó a coberturas útiles (95%) en todas las vacunas del Plan de Inmunización. No obstante, se han agravado problemas de salud pública en Bogotá que afectan directamente a los adolescentes y los jóvenes, como el incremento del embarazo de jovencitas de muy corta edad, si se tiene en cuenta que durante el 2008 se registraron 573 niñas embarazadas entre 10 y 14 años, la cifra más alta en los últimos años. El otro grave problema que afecta a la juventud bogotana en materia de salud pública es la violencia. Para hacer una referencia tan sólo al indicador más dramático del conjunto de violencias que se ejercen: la tasa de homicidios se mantiene muy elevada y se concentra en los hombres jóvenes; en el nivel nacional 2.415 varones jóvenes entre 25 y 29 años y 2.413 entre 20 y 24 años fueron asesinados en el 2008, según el Instituto de Medicina Legal, llegando a tasas, de 140.5% y 122.2% respectivamente. En este mismo año fueron víctimas de homicidio 6.651 jóvenes, hombres y mujeres, entre 15 y 29 años, constituyendo el 47% del total de homicidios en el país. Cuadro No. 13 TASA DE HOMICIDIOS SEGÚN EDAD Y SEXO (Colombia 2008).202 Fuente: INMLCF / SIPDEC

Edad

Tasa

Hombres

Tasa

Total

Tasa

0-4

Mujeres 35

1,7

69

3,2

104

2,4

5-9

12

0,6

13

0,6

25

0,6

10-14

38

1,7

90

3,9

128

2,9

15-17

72

5,6

553

40,7

625 23,6

18-19

75

9,1

742

85,7

817 48,3

20-24

186

9,6

2.413

122,2

2.599 66,3

25-29

195

10,9

2.415

140,5

2.610 74,3

30-34

140

8,7

1.965

128,6

2.105 67,1

35-39

103

6,8

1.512

107,1

1.615 55,1

40-44

73

4,8

1.106

79,0

1.179 40,4

45-49

71

5,2

746

59,9

917 31,4

50-54

46

4,2

529

52,4

575 27,1

55-59

24

2,7

291

36,2

315 18,8

60-64

24

3,6

171

27,8

195 15,1

65-69

17

3,2

118

25,4

135 13,7

70-74

11

2,6

72

19,9

83 10,5

75-79

9

3,1

38

16,2

47

80 y

8

2,5

56

23,6

64 11,5

1.139

5,1

12.899

58,8

14.038 31,6

9,0

más Total

202 INSTITUTO NACIONAL DE MEDICINA LEGAL Y CIENCIAS FORENSES, Boletín Forenses. 2008, Bogotá, p. 30.

290

Una perspectiva crítica del Enfoque de Derechos Sociales en las Experiencias Productivas

En Bogotá la tasa de homicidios está por debajo de grandes capitales latinoamericanas como Lima, Caracas, Buenos Aires y Brasilia, así como de otras capitales departamentales colombianas como Cali y Medellín, entre otras. No obstante, en el 2008 registró 2.554 muertes violentas, de las cuales 1466 fueron homicidios, con una tasa de 21 por cada cien mil habitantes, que está muy por encima del promedio internacional de 5 por cada cien mil habitantes. Además hubo 66.129 lesiones, 4.125 más que en el año 2.007. Cuadro No. 14 Tasa de Homicidios 203 Bogotá. 2007-2008

Departamento

Municipio

Bogotá

Bogotá

Casos 2007

1.401

Tasa 2007

20

Casos 2008

Tasa 2008

1.466

21

Fuente: Medicina Legal/ Drip/Sirdec

Un estudio de la Contraloría Distrital indicó que, con relación a las localidades, las que presentan la mayor cantidad de delitos contra la vida y la integridad personal en Bogotá son Santa Fe, Mártires, La Candelaria y Rafael Uribe. Además señaló que durante el año 2008 la capital invirtió $10.5 billones en la protección de la vida y patrimonio de los bogotanos, de los cuales el 89.5% fue aportado por el sector privado, el 8.8% por entidades del orden nacional y el 1.7% por el Gobierno Distrital. Bogotá tiene un Policía por cada 710 habitantes, un 304% por debajo de los estándares internacionales que, en materia de seguridad ciudadana recomiendan uno por cada 250 personas. Un dato muy preocupante para los programas de juventud es el crecimiento del número de jóvenes y adolescentes, que se ven involucrados en acciones de tipo criminal. Recientemente un representante a la Cámara por Bogotá denunció que:

203 INSTITUTO NACIONAL DE MEDICINA LEGAL Y CIENCIAS FORENSES, Boletín Forenses, 2008, Bogotá, p. 41.

291

Jóvenes produciendo Sociedad: Subjetividades, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

En el 2008, de cada 100 capturados por homicidio, 7 fueron menores de 18 años. Esta proporción casi se ha duplicado en los primeros dos meses y medio del 2009. Ahora, 12 de cada 100 capturados por este delito son 204

menores.

La inversión en seguridad del Distrito se ha incrementado desde el año 2004 debido, entre otros aspectos, a la ejecución del Plan Maestro de Equipamientos de Seguridad Ciudadana, Defensa y Justicia, que se ha ejecutado en gran parte con presupuesto del Fondo de Vigilancia y Seguridad. Los mayores incrementos en dichos presupuestos se han presentado en los dos últimos planes de desarrollo: Bogotá sin indiferencia 2004 - 2008 y Bogotá 205

positiva 2008 - 2012 . Las violencias contra los jóvenes, surgidas de los jóvenes y entre los jóvenes se han convertido no sólo en un problema de seguridad ciudadana, sino de salud pública; entran en la órbita del derecho ciudadano de protección de la vida. De ahí que sea una obligación del Estado echar a andar programas integrales que recurran a la participación ciudadana y hagan uso de enfoques de tipo epidemiológico. La administración capitalina ha promovido proyectos como el desarme ciudadano y la atención social a jóvenes y a los adolescentes que están en alto riesgo de incurrir en diversas formas de delincuencia y criminalidad. Fortalecer proyectos que afirman la vida y despliegan la autonomía de los jóvenes, potenciar subjetividades que basadas en la cultura imaginan alternativas creativas para los jóvenes y lograr su participación en proyectos productivos, parece ser mejor un camino que persistir en estados de excepción focalizados en esta población, como los denominados “toques de queda para menores” que la Administración de Bogotá ha ido extendiendo, en evidente contrasentido con su pretensión de ampliar canales para la democracia.

204 EL ESPECTADOR. Se disparan índices de homicidios perpetrados por menores, Edición del 16 de Marzo del 2.009. http://www.elespectador.com/noticias/bogota/ articulo127769. 205 EL ESPECTADOR. Aumentan homicidios en Bogotá, Edición del 24 de Febrero del 2009. http://www.elespectador.com/noticias/bogota/articulo121098.

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Una perspectiva crítica del Enfoque de Derechos Sociales en las Experiencias Productivas

4.6 A propósito de los derechos sexuales y reproductivos de los jóvenes: procesos de subjetivación y disciplinas del cuerpo 4.6.1 Disciplinar al joven, disciplinar su cuerpo En un capítulo anterior de este libro hemos señalado que en los ejercicios de convivencia entre los jóvenes, y de estos con otros sectores de la sociedad, la mediación de poderes circula a través de los cuerpos. El cuerpo se constituye en el lugar donde, de manera conflictiva, discurren tanto las prácticas y los discursos hegemónicos como de resistencia. La corporeidad juvenil parece ser más propensa y, en ocasiones, más auténtica al reflejar los conflictos que se suscitan en el conjunto de la sociedad. Los jóvenes establecen relaciones enunciadas desde el deseo que circula por sus cuerpos, dibujando trayectos de afectación mutua en el contexto de la cultura, que es donde se manifiestan tanto los atavismos sociales y su propensión al disciplinamiento y al control de los jóvenes cuerpos indóciles, como también donde se instalan los trayectos de fuga desde donde resisten al poder. Hay entonces un ejercicio social de construcción y reconocimiento del cuerpo juvenil, que pasa por convertirlo en objeto del mercado, por sublimarlo como paradigma de la estética corporal contemporánea, hasta transformarlo en el contenedor por excelencia de expresiones ligadas a procesos de subjetivación emergentes, que re-significan al mundo y constituyen rasgos de identidad. El cuerpo se convierte así en un espacio de lo público donde pugnan enunciados estéticos, sociales y éticos contradictorios. De ahí la complejidad y sofisticación de los dispositivos de poder que operan sobre los cuerpos de los jóvenes, procurando su control y disciplinamiento.

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(…) desde la familia, la escuela (y la religión), inducen órdenes 206

morales y posturas corporales legitimadas socialmente.

El otro plano del problema es la fuerza con que, desde la dimensión corporal, se tejen las expresiones artísticas, se despliegan la riqueza de la afectividad y el erotismo, se potencian las capacidades físicas y creativas, así como se configuran los elementos de identidad escritos sobre la piel, manifestados en formas de vestir y en los lenguajes de la diversidad. Por otra parte, como ejercicio de reconocimiento e identificación de sí mismo, la exploración del cuerpo es muy importante y significativa para cada joven, desde allí se construyen como sujetos sexuados, mediante un largo y permanente proceso de diferenciación sexual; la llegada de la pubertad, junto con el ejercicio de roles sexual y de género, más la preocupación cotidiana por las transformaciones que experimentan en su cuerpo, los hacen sensibles a las imágenes, los modelos y los temas que involucran la sexualidad, el erotismo y la genitalidad. Hace ya muchos años que el pensamiento social ha analizado críticamente la deformación moralista con la que los diferentes mecanismos de regulación social han abordado el tema de la sexualidad. Michel Foucault en textos como Historia de la sexualidad y Los anormales denunció cómo desde el siglo XIX se crea una figura de control del despertar sexual de los niños y jóvenes, en la que juegan un importante papel instituciones como la familia, la iglesia y la medicina. La vigilancia sobre la masturbación, su caracterización como una anomalía sexual, el planteamiento de micro-políticas de control para combatir esta “desviación”, crean un campo de intervención social, que luego se va a multiplicar por las más recónditas rendijas de la vida de los niños y los jóvenes, procurando moldear su conducta y reprimir sus deseos.

206 QUINTERO, Fernando. La producción de la juventud en Colombia. Conceptos, contextos y resistencias. Ponencia presentada en el marco del Seminario “Subjetividades y políticas de juventud”.Uniminuto, Bogotá, Agosto 2008, p. 2.

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Es el dormitorio, la cama, el cuerpo; son los padres los supervisores directos, los hermanos y hermanas; es el médico: toda una especie de 207

microcélula alrededor del individuo y su cuerpo.

Hoy, la profusión de informaciones desde los medios de comunicación, la confusión en las orientaciones de la escuela o de los padres, no logran superar la “descalificación del cuerpo como carne y (la) culpabilización del cuerpo por la carne” como una herencia judeocristiana, cuyas técnicas de vigilancia y de castigo se incorporaron a los procesos de apropiación del cuerpo de los niños y los jóvenes por las instituciones tutelares, hasta marcar el camino de la medicalización del cuerpo juvenil para contener las prácticas sexuales consideradas fuera de la norma social. El ejercicio del disciplinamiento del cuerpo, tanto en la familia como en la escuela, promueve un proceso de normalización de los sujetos, una de cuyas bases es reprimir las prácticas sexuales entre los jóvenes. Los mecanismos sociales envían un mensaje ambiguo: por una parte los medios de comunicación trivializan las relaciones afectivas y sexuales, las transforman en objetos de mercado, centrando la supuesta realización afectiva y sexual en el valor que se asigna a los estereotipos de belleza física. Al mismo tiempo, la escuela, la iglesia y la familia condenan el inicio sexual precoz, propiciando la crispación y generando confusión alrededor de fenómenos intimidantes como son el embarazo adolescente, la sexualidad irresponsable, el SIDA y las enfermedades de transmisión sexual, situaciones perfectamente prevenibles a través de la educación, la promoción de prácticas de auto-cuidado, de una convivencia fundada en el respeto por sí mismo y por los demás y de una buena calidad de la salud pública. En la escuela, el uso de uniformes, el control de las necesidades fisiológicas, la estandarización de costumbres higiénicas y de técnicas para la formación de cuerpos atléticos y saludables, entendidas como reglas

207 FOUCAULT, Michel. Los anormales, México: Fondo de Cultura Económica, 2000, p. 64.

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universales para producir “buenos ciudadanos”, son prácticas frente a las cuales grupos crecientes de jóvenes se resisten, apelando en ocasiones a la reivindicación de derechos constitucionales como el “libre desarrollo de la personalidad”, en otras, esgrimiendo la objeción de conciencia ante formas de disciplinamiento aún más drásticas como la obligatoria conscripción para el servicio militar. La permanente captura de cuerpos por los enunciados del marketing, la creación de los rostros del consumo y la preparación de los jóvenes para que, antes de ser ciudadanos sean consumidores, ha redundado en formas de interpelación juvenil que proponen consumo responsable, que dislocan el discurso del mercado y plantean la discusión en otros contextos. Por ejemplo, Stephanie Mora expresa que: El consumo responsable la gente sólo lo asocia a drogas o alcohol, pero el consumo responsable también es: si me voy a comer un dulce ¿para qué pido que me lo den en una bolsa si también contamino? Estoy consumiendo bolsas irresponsablemente.208 Las preconcepciones, exigencias y mitos con los que la sociedad adulta suele enunciar la sexualidad, funcionan también como un dispositivo de poder que permite establecer un dominio sobre los individuos, integrado a la búsqueda de una doble rentabilidad para el establecimiento: docilidad política y utilidad económica. Las dinámicas de normalización que se imponen adquieren cada vez más el carácter biopolítico, en el sentido de que se trata de instaurar un poder sobre la vida íntegra de individuos y procesos naturales. A contramano de la biopolítica dominante, los jóvenes experimentan formas de ejercer una, que puede calificarse de biopolítica juvenil, acudiendo al trabajo afectivo y significativo sobre el propio cuerpo, recurriendo al:

208 Entrevista a MORA, Stephanie de la Iniciativa “Curtir para no destruir”, Bogotá. Op.cit

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Desarrollo de ciertas destrezas corporales como por ejemplo los breakers (y los hoppers), implantes, tatuajes y estilos particulares, lo cual permite adquirir disposiciones y mutaciones singulares a muchos 209

jóvenes para enunciar y salirle al paso a los conflictos.

En las dinámicas de grupo y de relación entre pares al interior de las organizaciones juveniles y sus formas de agrupación, surgen paulatinamente lógicas de acción distintas, que dirigidas por móviles muy diversos y cambiantes, se presentan dotadas de una enorme significación cultural organizadas, principalmente, en torno a estéticas ligadas al cuerpo. Mauro Cerbino, citado por Quintero analiza este fenómeno manifestando que: La ropa, los tatuajes, el pearcing, los bailes, las figuras acrobáticas, las patinetas y el walkman como elementos incorporados a manera de prótesis, nos remiten a un uso del cuerpo que podría estar dibujando un escenario de biopolítica, es decir, de un quehacer político ya no en términos de formulación de un proyecto ideológico tradicional, sino de una politicidad que proviene de la vida cotidiana, del andar por la calle mostrando una estética corporal que “devuelve”, a veces transformados y neutralizados, los signos de la violencia, de la exclusión y del dominio.210 Los procesos de disciplinamiento del cuerpo juvenil ponen en evidencia las dinámicas sociales mediante las cuales se pretende controlar al joven por considerarle de naturaleza descontrolada y rebelde. La mayor parte de las políticas públicas con las que se enfoca el tema de la sexualidad juvenil, y consecuentemente los derechos sexuales y reproductivos, está tamizada por este miedo, que se enfrenta con más y más formas de control. Los jóvenes lo perciben así: Sin embargo, en su propia perspectiva del tema, Alberto Niño lo ubica principalmente desde las propias potencialidades, desde los ejercicios de cuidado de sí mismos y del otro: 209 QUINTERO, F. 2009, Op. Cit., p. 16. 210 Ibíd.

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La sexualidad se empieza a ver distinto cuando quienes están implicados en la sexualidad tienen la posibilidad de expresarse, de manifestarse. Pienso que muchos de los problemas de sexualidad empiezan por el simple hecho de saber cómo el hombre concibe a la mujer, o cómo la mujer concibe al hombre, cómo la mujer se concibe como mujer.

211

A partir de estos modos de comprender y practicar la sexualidad el cuerpo puede adquirir otra dimensión, ubicándose como un territorio de libertad, construido y reconstruido desde las experiencias vitales, éticas y estéticas.

4.6.2 El cuerpo como territorio de libertad. Opción ética y técnicas de sí, en los jóvenes. Es indispensable construir nuevas miradas sobre la experiencia corporal, las formas como se manifiesta el deseo y sobre el despliegue de la sexualidad de los jóvenes. El agravamiento de situaciones como el embarazo de niñas y adolescentes en ciudades como Bogotá, o el incremento de la epidemia del SIDA y la multiplicación de las enfermedades de transmisión sexual, denota el poco éxito de políticas públicas que se han ensayado durante más de 10 años en la capital y en el país.212 Más que en gestionar el control y la contención de la sexualidad juvenil, las políticas sociales dirigidas a la juventud en este terreno, así como la acción autónoma de las organizaciones y redes juveniles, debería estar centrada en las posibilidades de autogestionar y de conseguir espacios ligados a la cultura, en donde se desarrollen formas de cuidado corporal vinculadas a la invención de un arte de vivir plena y responsablemente como jóvenes.

211 Entrevista a NIÑO, Alberto. Op. cit. 212 Según el último estudio de Profamilia, “la educación sexual ha sido un fracaso en el país”. Mientras que en 1990 el 12 % de las mujeres entre 15 y 19 años estaba embarazada o ya era madre en Colombia, hoy la cifra asciende al 21 por ciento. Es decir que una de cada cinco niñas entre estas edades ha tenido o va a tener un parto. Citado por Red de Gestores sociales. http://www.rgs.gov.co/ items_areas_tematicas.shtml?cmd%5B63%5D=x-86-14095

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Los jóvenes sufren las consecuencias de políticas irresponsables y hay una gran deuda generacional con ellos, por lo que toda su lucha por la libertad, la autonomía y la creación de mejores condiciones de vida está más que justificada. El turno es también de los jóvenes de hoy; su capacidad para sobreponerse a las precarias condiciones que han heredado del mundo adulto, va a la par con su posibilidad de crear alternativas de emancipación, que ponen a prueba su independencia respecto al mundo de dominación en que han nacido. No se trata solamente de una alternativa política, sino de hacer una opción ética por la vida. Están dadas las condiciones culturales y las exigencias materiales y ambientales para dar a luz una nueva concepción del cuerpo, de la experiencia corporal, de la sexualidad, la afectividad y el erotismo; en ello es mucho lo que los jóvenes pueden aportar. La juventud está en medio del gran cambio tecnológico y estético que convirtió a la velocidad en el signo de los tiempos: han aprendido a vivir trayectos de aceleración e intensidad inéditos; se han incorporado a mundos virtuales y flujos de comunicación e información que han transformado la manera de relacionarse; han vivido el desencanto de las utopías sociales y descubierto formas expresivas vinculadas a lenguajes novedosos y vitales. Tal vez allí aniden unas claves relevantes para redescubrir la ciudadanía y la convivencia. Algunos ya hablan de que están en marcha “ciudadanías del cuerpo”, ligadas a los vectores móviles que los jóvenes trazan desde la plasticidad de sus cuerpos y desde la versatilidad que les permite acceder a nuevas maneras del juego social. Creo que lo que se juegan muchos jóvenes aturdidos por la velocidad y habituados al vigor del movimiento, resignados a la peste finisecular que disuelve los lugares desencantados del desencanto y vueltos a desencantar, son unas ciudadanías del cuerpo.213

213 GONZÁLEZ, Julián. El cuerpo joven no flota. Hace Surfing. Revista Viceversa, Núm. 35. Cali, p. 6.

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4.6.3 El poder médico en la sexualidad de los jóvenes y las políticas de la salud sexual y reproductiva desde el Estado La discusión alrededor de la noción de salud reproductiva se ha ubicado principalmente en el contexto de las políticas preventivas del Estado y se relaciona con las orientaciones y perspectivas mediante las cuales, las entidades nacionales e internacionales ubican el tema entre las medidas necesarias para mitigar problemas relacionados con el crecimiento poblacional. Es decir, que se trata en primer lugar de una política demográfica. Pero hay otra dimensión del discurso, enmarcado por el concepto de derechos reproductivos, desarrollado inicialmente en una deriva no institucional, que tuvo como punto de partida las reivindicaciones de género planteadas por diversas corrientes feministas, las cuales fijaron posiciones sobre el reconocimiento y las implicaciones de su derecho a decidir sobre la 214

procreación y el número de hijos conveniente para cada mujer y cada pareja.

Surgen entonces las nociones de salud sexual y de derechos sexuales. La primera es una definición construida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que opera como un “paraguas” para las acciones en el campo de la sexualidad y sirve a los intereses del ordenamiento de una política pública global sobre diferentes tópicos relacionados con la sexualidad humana. Por su parte, la evolución política y discursiva de derechos sexuales ha estado muy próxima a la rápida evolución política y cultural de las sociedades contemporáneas y ha tenido como principales protagonistas a los movimientos feministas y a movimientos de las minorías de opción sexual. A partir de estas características, encontramos en la actualidad que al abordar el tema de la salud sexual y reproductiva se presenta una fuerte tendencia a asumir el discurso preventivo del control epidemiológico de la sexualidad juvenil. Procurando orientar los saberes sobre la sexualidad hacia

214 CANTOR E. Los rostros de la homofobia en Bogotá. Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional y Promover Ciudadanía, 2007, p. 27.

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la configuración de una ecuación en la que la información se convierte en el factor principal, que determina un cambio de comportamiento sexual entre los y las jóvenes. En este sentido se habla de la sexualidad como “escenario de prevención y de construcción de prácticas seguras ante enfermedades contagiosas o 215

situaciones no deseadas en torno al encuentro sexual” . Lo anterior también responde a lo siguiente: El tema de la sexualidad juvenil resulta el nodo de disputa más intenso en el campo simbólico del cuerpo y la afectividad. Analizando las confrontaciones que ocurren en este terreno se manifiesta de manera nítida el proceso social que define cuales son las fronteras entre lo correcto y lo incorrecto, lo normal y lo anormal, lo adecuado e inadecuado para la etapa de juventud. En él se traslucen igualmente las visiones sobre el placer y el uso del cuerpo que se disputa la hegemonía para definir las moral para la sociedad en su conjunto.216 Esta orientación preventiva viene acompañada de una tendencia que ha caracterizado el abordaje del tema de la salud en el último siglo: la ubicación de la sexualidad bajo la enunciación del poder médico, mediante una permanente operación de medicalización de la sexualidad. El siglo XX dio la bienvenida a un nuevo derecho: el derecho a la salud, que se plasma en un conjunto de derechos de acceso, disponibilidad, calidad y adaptación de la oferta de servicios de salud y asistencia médica, entendidos como obligaciones ineludibles de los Estados con sus ciudadanos, sobre todo en el derecho a la asistencia médica. En efecto, desde la medicina se regulan comportamientos, se glosan los placeres sospechosos, se agigantan peligros, se envuelve lo cotidiano en una red de recomendaciones. Su justificación

215 CABRA A. Tocar y trastocar una mirada a nuestra cultura del cuerpo. En: Revista Mediaciones Uniminuto, Agosto Diciembre 2007, p. 90. 216 BORJA G., citado por CABRA A. Tocar y trastocar una mirada a nuestra cultura del cuerpo. En: Revista Mediaciones Uniminuto, Agosto Diciembre 2007.

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reside en el progreso de sus conocimientos sobre el funcionamiento del organismo y en su victoria sin precedentes sobre las enfermedades, como se puede ver en el aumento regular de la longevidad. En la modernidad, todo el desarrollo de la ciencia y el sistema jurídico comparte el mismo tipo de racionalidad: la intención de dominio, característica del capitalismo, que se observa de manera privilegiada en los discursos que tienen como protagonista al cuerpo (los discursos sobre la salud y el hospital, sobre el orden y la disciplina, concretados en 217

la escuela y la prisión).

De esta manera, temas como la sexualidad, el género y el cuerpo interesa más por sus consecuencias en la salud pública que por aclarar nociones relacionadas con la intimidad, cuidado de sí mismo y afectividad.218 Adicionalmente, la mayoría de estos estudios son la materia prima para el diseño de campañas preventivas. Las investigaciones que atienden realmente al cuerpo como concentración de experiencias, ponen en cuestión si la explosión de campañas preventivas no estará generando en los y las jóvenes un efecto angustiante, que activa los nodos de temor latentes en nuestro cuerpo.219 Los actuales programas dirigidos a la promoción de la salud sexual y reproductiva, que recurren a la información como principal estrategia de prevención, no parecen resultar muy efectivos al interior de las poblaciones juveniles, hacen pues necesario que se promueva la investigación cualitativa que permita evidenciar y transformar cuáles son los paradigmas culturales que hacen que se perpetúen tanto los problemas de la salud como los que afectan los derechos sexuales y reproductivos.

217 DÍAZ, E. ¿Tiene la bioética un lado rosa? en Cuerpos y diversidad sexual, Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2008. 218 SERRANO J. y otros. Juventud. Estado del Arte. Bogotá: Departamento Administrativo Comunal del Distrito, 2003. 219 Ibíd., p. 92.

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Algunos jóvenes perciben este afán preventivo como una manifestación del miedo: Por otra parte, el tema de los derechos sexuales, se ubica en otro ámbito, abriéndose espacio no solamente en el terreno de lo jurídico y lo político sino también en el terreno de lo cultural. Actualmente la definición de los derechos sexuales y reproductivos involucra diversas temáticas y realidades, entre ellas, los derechos de la mujer como derechos humanos, la autodeterminación y la responsabilidad en la vida sexual de hombres y mujeres, la salud reproductiva, la planificación familiar, el reconocimiento de las sexualidades distintas a la heterosexual, entre otros temas. 220 Rosanna Reguillo define la sexualidad como un artificio y una construcción sociocultural que depende, tanto del trabajo del yo, como de las intervenciones gubernamentales y civiles que proveen al proceso formativo de cauces de inculcación y expresión, así como de atributos y capacidades.221 Desde esta perspectiva, la definición de la sexualidad nos inscribe en las formas de relación que prefiguran la sensibilidad que dan paso a las relaciones y encuentros del cuerpo en un contexto social determinado. El asunto es el proceso de subjetivación mismo, el cual incluye una concepción sobre el propio cuerpo, la manera como es experimentado y las formas de sentir y manifestar los afectos.222 En el contexto actual, el discurso de los derechos de la mujer hace parte de la agenda pública, de las reflexiones en el ámbito académico, de los proyectos

220 CAMPOS, Cecilia. Derechos sexuales y reproductivos, Comisión Andina de Juristas, Lima: Anicama, 2003. Citada por CANTOR, Erik. En Los rostros de la homofobia en Bogotá. UPN y Promover Ciudadanía, 2007, p. 27. 221 REGUILLO R. (2004) Tiempo de híbridos. Entresiglos México Cataluña. Instituto Mexicano de la Juventud. Cataluña: Secretaría de la Joventut, Colección Jóvenes Núm. 24. 222 CABRA A. Tocar y trastocar una mirada a nuestra cultura del cuerpo. En: Revista Mediaciones Uniminuto, Agosto Diciembre 2007, p. 90.

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y las políticas sociales, lo cual no significa aún, transformaciones reales en la práctica. La vida cotidiana de muchas mujeres, tanto de origen rural como urbano, sigue atravesada por la violencia sexista; expresión del prolongado ejercicio patriarcal, en donde los poderes controlado de las más diversas formas la vida íntima, la sexualidad, la procreación y la crianza; además de haber producido las condiciones necesarias para dominar los cuerpos de las mujeres. Del mismo modo, como lo manifiesta el investigador Erik Cantor, los niveles de vulneración de los derechos sexuales de las personas homosexuales, lesbianas y transgeneristas en nuestro medio social, se encuentran determinados por “una cultura en la que predomina la homofobia, el heterosexismo y el predominio de la concepción ortodoxa de 223

género basada en el modelo binario masculino-femenino”.

Ubicándonos entonces en el plano de la cultura como escenario en el que los derechos cobran sentido, se reconocen, se tramitan y se traducen en prácticas concretas, reconocemos que el contexto social en el que los y las jóvenes se mueven no les resulta muy favorable. Acciones de violencia física y verbal por motivo de la orientación y la identidad sexual, son llevadas a cabo por muy diversos agresores, en diferentes espacios como la escuela, el hogar y el ámbito público, ubicando a las víctimas en una condición de vulneración casi permanente, generando procesos de exclusión, baja autoestima, llegando a causar abandono del hogar, de la escuela y en algunos casos, el suicidio. Los y las jóvenes también son una población vulnerable a los abusos y la explotación sexual. En el marco del proyecto “Promoción de los derechos sexuales y reproductivos en la población juvenil en Bogotá” desarrollado por la SDIS y la Fundación Restrepo Barco durante el año 2008, se realizó una

223 CANTOR, Erik. Op cit., p. 31.

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encuesta aplicada a 2557 jóvenes entre los 12 y los 20 años, que respecto a las edades en que se inician las relaciones sexuales revela que “el porcentaje más alto está en los 14 años (25,5%), seguido por los 15 años (21,4%) y los 13 años (20,2%), respectivamente. El 20,5% identifica la edad de la primera relación 224

sexual antes de los 12 años” , lo cual constituye un factor de alarma, primero, porque la edad de iniciación de la vida sexual es menor de lo que se pensaba; segundo, porque algunas de las personas con las que inician sus relaciones son personas cercanas (familiares en algunos casos), finalmente, porque un 0,40% lo han hecho para conseguir dinero. El embarazo adolescente también se presenta como una problemática compleja, ya que algunos estudios recientes plantean que: En materia de embarazos en adolescentes con edades entre los 10 y 19 años, Bogotá tiende a parecerse cada vez más a uno de los países africanos más atrasados: Uganda. Según las cifras oficiales, durante el 2006 se registraron 20.228 embarazos en esa población, el 90 por ciento de ellos en mujeres entre 15 y 19 años.225 Respecto a este tema, el análisis de la encuesta aplicada llama la atención sobre el hecho de que 23,6% de los hombres jóvenes (que manifestaron no tener aún una relación sexual) se mostraban más preocupados por el riesgo de embarazo en las relaciones sexuales, que las mujeres (19,7%). Dado que los discursos preventivos de las instituciones estatales estudian y abordan el embarazo adolescente de un modo marcado por la medicalización, que tiende a considerar explícita o implícitamente a la sexualidad como algo negativo y que debe ser refrenado, controlado, resulta

224 SDIS y FUNDACIÓN RESTREPO BARCO. Resultados de la encuesta sobre actitudes y prácticas en salud sexual y reproductiva en jóvenes de Bogotá. Proyecto “Promoción de los derechos sexuales y reproductivos en la población juvenil de Bogotá”, 2008. 225 EL TIEMPO. “En embarazos en jóvenes, Bogotá se acerca a Uganda”. Sección Bogotá. Artículo publicado el 16 de junio de 2007.

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pertinente orientar el tema con nuevas concepciones, en las que sean relevantes los significados que los y las jóvenes puedan atribuir a las relaciones sexuales, a la maternidad, a la identidad de género, a los deseos, a las motivaciones y a las conductas sexuales. La preocupación por el desconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos se hace evidente en la encuesta mencionada: El 36,2% de la población encuestada manifiesta saber cuáles son los derechos sexuales y reproductivos, porcentaje que resulta muy bajo si se tiene en cuenta que el estudio fue realizado con jóvenes escolarizados. El interés por el conocimiento acerca de los derechos sexuales y reproductivos (DHSR) no llega al 11% y la edad donde se concentra mayor interés por este tema son los 17 años con un 10,6%.226 Sin embargo, este desconocimiento también exige una lectura que diversifique las fuentes de formación y de información sobre los derechos. Se hace necesario perfilar modelos educativos desde un enfoque de derechos, así como la generación de estrategias pedagógicas que privilegien la resignificación de las necesidades y los comportamientos sexuales y reproductivos. La complejidad del fenómeno de la salud sexual y reproductiva y de los derechos asociados a la misma, presenta un panorama que exige estrategias más creativas a aquellas que esgrimen los discursos preventivos y medicalizados, provenientes de organizaciones internacionales, del Estado y de sus instituciones. La significación de nociones como sexualidad, género, reproducción, salud sexual, relaciones sexuales e identidad sexual, aún resultan lejanas para los y las jóvenes en la actualidad; se percibe que ellos tienen necesidad de resignificarlos, librarlos de la carga con la que los adultos connotan estos conceptos y que solo así, comenzarán a tener sentido para ellos, convirtiéndose en piezas claves en sus procesos de construcción de identidad, y consecuentemente, en el ejercicio efectivo de sus derechos. 226 SDIS Y FUNDACIÓN RESTREPO BARCO. 2008, Op. Cit.

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4.6.4 Sexualidad y productividad en los jóvenes de Bogotá En el proceso de apoyo a las iniciativas productivas juveniles, el tema de los derechos sexuales y reproductivos estuvo tímidamente presente dentro del componente de formación y se abordó pedagógicamente como “baraja de derechos” con el propósito de darlos a conocer, lo cual nunca está de más dado el nivel de desconocimiento revelado por la encuesta mencionada en el apartado anterior. Sin embargo, también es relevante citar que “hay algunas iniciativas, muy pocas, que trabajan el tema de los derechos de la salud sexual y reproductiva”. Las iniciativas productivas juveniles a las que se hace referencia son tres, dos de ellas trabajan con madres adolescentes y una con un grupo de transformistas. En la formulación de los proyectos con jóvenes madres, el principal asunto que les preocupa es que: (La madre adolescente) pierde la posibilidad de hacer realidad sus sueños y proyectos de vida, de esta manera pasa a adquirir una dependencia económica hacia su compañero o sus padres, dedicando su vida a la crianza de sus hijos y sometiéndose a constantes humillaciones por parte de los suyos y de la sociedad en general. A esto sumémosle el madre solterismo como una realidad fehaciente en nuestros sectores, en donde les corresponde asumir la crianza y el sustento económico solas, teniendo que dejar el cuidado de sus hijos a los demás para salir a conseguir el sustento, dedicando todo un día y perdiendo las posibilidad de estar con sus hijos en los momentos en que ellos lo necesitan. 227 La transformación de estas prácticas, en el escenario de las relaciones de género al interior de las iniciativas productivas juveniles, permanece en tensión; si bien:

227 Entrevista a Paula Moreno. Formadora del Convenio interinstitucional SDIS-OXFAM: Uniminuto. Bogotá.2008

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La apuesta de los jóvenes es muy clara frente a romper los esquemas de la lógica neoliberal,(…) y romper los esquemas de la lógica neoliberal es también dar la apertura al enfoque de género. Sin embargo, es difícil (…) romper con los esquemas, me parece que hay que trabajar más el enfoque de género, por ejemplo en la práctica casi todos los responsables de las iniciativas o las organizaciones son hombres. A la hora de ejecutar las iniciativas y a la hora de organizarse para la ejecución, las organizaciones y los colectivos se organizan de manera jerárquica, casualmente, siguen imitando los esquemas que quieren romper, y en esa manera jerárquica precisamente estamos en los papeles típicos en los que habían puesto a las 228

mujeres, no en todas, pero digamos que si es el promedio.

Por su parte, la iniciativa productiva cultural comunicativa juvenil del colectivo LGBT, en palabras de Iván Mosquera, Secretario Técnico de Cultura, ha sido una “travesía desde el área cultural, hemos venido fortaleciendo el 229

actor LGBT, dándoles a conocer muchos aspectos de los derechos”

El

proyecto implementa como estrategia la comunicación participativa con el fin de construir identidad, igualdad y dignidad en la población LGBT. Esto significa ampliar el concepto de libertad sexual hacia lo recreativo, comunicativo y reproductivo; en palabras de un transformista: “derecho a ser 230

quien uno es” . El devenir joven en este aspecto es también la acción de ser a la vez trasgresores e inventores de nuevos discursos y prácticas de la sexualidad y la reproducción, de la responsabilidad de los jóvenes consigo mismos, con sus parejas y sus hijos, así como con el género humano. Desde ese replanteamiento los jóvenes deben tener claridad sobre las obligaciones concretas del Estado con sus derechos, así como sobre la corresponsabilidad que les compete a ellos y a sus familias.

228 Entrevista a Paula Moreno. Op.cit 229 Video “Los derechos de un transformista como ser humano”. ALEPH COMUNICACIONES. Bogotá. 2007 230 Ibíd.

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Una Una Perspectiva perspectiva Crítica críticadel delEnfoque EnfoquededeDerechos DerechosSociales SocialesenenlaslasExperiencias ExperienciasProductivas... Productivas

Las potencias juveniles en torno de su experiencia corporal y el nuevo enfoque de política que hay que desarrollar para afianzarlas, requiere recomponer el maltrecho escenario de una sexualidad reprimida y controlada, cuyas alternativas se ven oscurecidas por la enorme dificultad para que los jóvenes fijen sus propios límites, escapen al diario llamamiento mediático al desenfreno, al consumo de sus propios cuerpos a expensas de su salud. Los jóvenes deben ser escuchados en lo que concierne sus propuestas para cambiar tipos de uniones de pareja y modalidades de familia instituida. Pero, también ellos mismos deben desarrollar su capacidad de escucha y observación de las diversas experiencias que se producen a su alrededor. Deben recabar en la memoria de sus propios cuerpos y oír a la naturaleza preguntándose por el impacto de sus propias acciones en el manejo de su sexualidad y de su capacidad reproductiva con relación a la evolución ecológica del planeta.

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Juventud y Ruralidad: Una aproximacion al problema de los Derechos Sociales de lo jovenes campesinos y a los procesos de productividad juvenil ligados a la ruralidad

:dadilaruR y dutn evuJ sol ed amelborp la n oicamixorpa anU sonisepmac sen evoj ol ed selaicoS sohcereD lin evuj dadivitc udorp ed sosecorp sol a y dadilarur al a sodagil

Una Perspectiva Crítica del Enfoque de Derechos Sociales en las Experiencias Productivas...

5. JUVENTUD Y RURALIDAD. UNA APROXIMACIÓN AL PROBLEMA DE LOS DERECHOS SOCIALES DE LOS JÓVENES CAMPESINOS Y A LOS PROCESOS DE PRODUCTIVIDAD JUVENIL LIGADOS A LA RURALIDAD.

Hablar de la situación relativa a los derechos sociales de la población juvenil que habita las zonas rurales en Colombia remite a los agudos procesos de pobreza e inequidad en el campo, a las consecuencias de un conflicto armado que se ha instalado en los territorios rurales desde hace décadas y a las políticas agrarias que han hecho del campo y de la producción agropecuaria sectores gravemente impactados por fenómenos como la globalización, la contaminación ambiental y la desprotección de la producción de alimentos y materias primas básicas. No es objeto de este estudio realizar un análisis exhaustivo de problemas como los mencionados, que están en la raíz del malestar social que produce anualmente centenares de miles de desterrados y víctimas de una guerra despiadada y que, a la vez, provee de una cuota de “ruralización” a las grandes ciudades y núcleos urbanos colombianos. Tan solo se aportarán aquí, en el primer apartado de este capítulo, algunos elementos para la comprensión inicial de estos problemas que permiten resaltar la pertinencia y envergadura de las iniciativas productivas que han emprendido los jóvenes en su entorno o en su contacto con la ruralidad; en un segundo apartado se presentan los desarrollos de las iniciativas juveniles rurales en el ámbito del proyecto que estamos analizando y finalmente se trae la ponencia presentada por la académica Flor Edilma Osorio “Algunas reflexiones sobre jóvenes y juventud rural en Colombia”, ponencia presentada en los Paneles y Mesas de Trabajo sobre Subjetividades Juveniles y Acciones Afirmativas Ciudadanas realizados en el marco de esta investigación.

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5.1. Los Nuevos Contextos Para La Juventud Campesina En Colombia se ha asistido a un deterioro acelerado de la situación social de los territorios rurales en los cuales habita un 26% de la población (cerca de 12 millones de personas), pero también a una transformación significativa de las condiciones en las que se desarrolla y vive la ruralidad. En cuanto al primer aspecto son numerosos los estudios que sitúan en la drástica concentración de la propiedad de la tierra en muy pocas manos una de las principales causas de la pobreza y de la profunda inequidad que afecta a los campesinos, así como también una de las principales motivaciones de la violencia. Un reciente trabajo de Garay, Prada y Barberi documenta esta situación para el caso colombiano: “De acuerdo con las extensiones de superficie poseídas, se puede constatar que un 94% de los propietarios del país (3.346.445) es titular de solo el 18.7% de la superficie (12.683.460 hectáreas) equivalente a 2.411.399 predios, cada uno con una extensión promedio inferior a 50 hectáreas, mientras que el 1.4% de los propietarios (48.212) son titulares del 65.4% de la superficie (44.260.931 hectáreas) representada en 29.342 predios, cada uno con extensiones promedio superiores a las 200 hectáreas”231 De igual modo, estudios como el de Ibáñez y Querubín constatan que el destierro masivo y forzado de campesinos ocurre con mayor frecuencia en aquellos departamentos del país que registran mayores índices de concentración de la tierra, medida a través del coeficiente de Gini232. Además, tal concentración, los conflictos y disputas por las tierras se hicieron más intensos con la expansión del fenómeno del narcotráfico, demandante de tierras- especialmente en las zonas de frontera agrícola para la producción de

231 GARAY, Jorge, et. al. La necesidad de una reparación integral por concepto del despojo masivo de bienes en Colombia. En Revista Foro, Bogotá, Fundación Foro Nacional por Colombia. No. 67, 2009; p.46. 232 IBÁÑEZ, Ana María; QUERUBÍN, Pablo. Acceso a tierras y desplazamiento forzado en Colombia”. Bogotá, CEDE, Universidad de los Andes, 2004; p. 55

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amapola, marihuana y hoja de coca , o, en otras zonas, como atesoramiento y lavado de sus ganancias- . La agudización del conflicto armado interno es otra de las causas del desplazamiento forzado y de la pobreza rural. Se calcula que una de cada 12 familias colombianas fue desplazada en la última década (cerca del 8% de la población total del país) y que les fueron arrebatadas 5.5 millones de 234

hectáreas (el 10.8% de la superficie agropecuaria de Colombia) . En el año 2002, la Contraloría General de la República a partir de estimaciones del INCORA (organismo aún existente en aquel entonces), señalaba que los narcotraficantes se habían hecho propietarios del 48% de las mejores tierras del país, mientras que los pequeños campesinos (el 68% de la población rural) solo tenían el 5.2% de las tierras. De la expansión del fenómeno y de la persistencia de las condiciones que hacen del narcotráfico una actividad de enorme rentabilidad y altísima impunidad sólo cabe esperar que su tendencia al acaparamiento de tierra se mantenga y profundice. Gráfica No. 21 EVOLUCIÓN DE LA POBREZA RURAL EN COLOMBIA Colombia Pobreza - Empleo 1988 - 2007 5000

84

4500

82 80

3500 78 3000 76

Porcentaje

Miles de Empleos / Personas

4000

2500 74

2000

72

1500

Empleo Agrícola

1000

70

500

68

0

66

Ocupados Rurales

1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007

1995

1991 1992 1993 1994

1988

Nivel de Pobreza

FUENTE: DANE, CRECE. Tomado de Perfetti, JJ. Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural. Santiago. 2009

233 CONTRALORÍA General de la República. El manejo de los bienes incautados: una estrategia incompleta, Bogotá, 2002 234 GARAY, Jorge, et. al. , op. cit. P.47

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La pobreza en el campo, sin considerar el desplazamiento, es un mal endémico, que aunque ha mostrado una inclinación moderada a reducirse, se sostiene en niveles escandalosos para un país con inmensas riquezas naturales y larga tradición agraria. Guerra, concentración de la tierra, inequidad y pobreza son grandes propulsores de la expulsión de jóvenes campesinos a las ciudades o al exterior. Según cifras oficiales, el 61.2% de la población rural se encontraba bajo la línea de pobreza en el año 2006, mientras que la indigencia se ubicaba en el 21.5%. Habría, según estos datos, una disminución de 8 puntos porcentuales en la población rural pobre y de 13 puntos porcentuales en la población indigente, si se le compara con las estadísticas del DANE del año 2002. Sin embargo, la severidad de la pobreza rural (18.5%) sigue siendo 235

marcadamente mayor que la severidad promedio nacional (12.2%) , lo que solo es una expresión de los graves problemas implícitos al modelo de desarrollo rural y a la manera como la agricultura se ha insertado en los procesos de apertura económica y globalización, que han agudizado fenómenos como los cambios en el tipo de cultivos, la mercantilización generalizada de la producción de alimentos, la precariedad del empleo rural, sus bajos salarios, el tratamiento discriminatorio e injusto hacia los pequeños campesinos y las deficiencias en el impulso de los factores decisivos para el avance en el desarrollo humano de la población.

5.1.1. La reestructuración de la economía y su incidencia en la ruralidad colombiana236 Los límites fijados por el nuevo contexto internacional han redefinido la intervención del Estado haciendo más precarias las circunstancias en las 235 Ver al respecto el estudio de: PERFETTI, Juan José. Crisis y pobreza rural en América Latina. El caso de Colombia. Rimisp. Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural. 2009. Santiago. 236 Una versión ampliada de los planteamientos recogidos en los subtítulos 5.1.1 al 5.1.5. se encuentra en: USECHE, Oscar. Economía campesina y desarrollo de la agroindustria panelera

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cuales deben sobrevivir segmentos muy amplios de la población ligados a economías campesinas o de muy pequeñas escalas, con dificultades para resistir las consecuencias del ajuste en términos de productividad, empleo e ingresos. Esto ocurre porque en realidad no se trata solo de una reforma mercantil, sino del impacto de un nuevo modelo fundado en las tecnologías informáticas y bio-genéticas sobre asuntos neurálgicos tales como la investigación, la extensión, la adopción tecnológica, la educación de los agricultores, la distribución y los servicios. En fin, las sociedades fueron colocadas ante un nuevo modelo de organización empresarial, de reorganización del capital social y humano, de replanteamiento cultural que podría no haberse constituido en una formidable fuerza disolvente de las pequeñas fuerzas productivas, si tan siquiera hubiesen existido unas reglas de juego que tomaran en consideración las necesidades de todos los países, privilegiando a los más vulnerables y empobrecidos. Pero el modelo ha tomado una vía contraria que favorece en primer lugar a las economías más poderosas del planeta. “Los países de altos ingresos están otorgando un billón de dólares diarios a sus agricultores por la vía del subsidio y esto crea enormes distorsiones en el comercio internacional. Los países en desarrollo se ven afectados en forma muy negativa por este alto nivel de protección, dado que se deprimen los precios de productos claves y se complica enormemente la diversificación agrícola y el acceso a esos mercados”237 . Se habla aquí de países como Estados Unidos en donde la contribución de la agricultura al PIB está por debajo del 10%, pero donde, precisamente en reconocimiento del papel estratégico de la agricultura, el conjunto de la

en Colombia. GTZ Agencia Colombiana de Cooperación al Desarrollo. Fedepanela. 2003. Bogotá y USECHE, Oscar. Los Nuevos sentidos del desarrollo. Op.cit. pp. 283- 308, de donde se toman algunos apartados. 237 Conferencia del Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, citada por PIZANO, Diego en: El café en la encrucijada. Evolución y perspectivas, Alfaomega, Cambio. 2001, Bogotá.

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economía, principalmente a través del Estado, financia la expansión y rentabilidad del sector agrícola. Así mismo los desafíos para la agricultura comercial son de gran envergadura. La modernización productiva, la elevación de la productividad, la búsqueda incesante de competitividad, los nuevos márgenes de rentabilidad, la sostenibilidad económica y ambiental, en los contextos de una economía de mercado que convierte en mercancía y en especulación hasta la base de la sobrevivencia humana: el alimento, y trastocan la institucionalidad pública y privada para centrarlas ahora en la débil teoría de las ventajas competitivas. Entre las muchas consecuencias de la situación descrita está el hecho de que muchos segmentos de la agricultura colombiana tienen evidentes atrasos tecnológicos y operan en condiciones en las cuales les es imposible competir, mucho menos con países de agricultura moderna y subsidiada. De ahí el impacto demoledor sobre ellos de una política de apertura indiscriminada como la que ha soportado el país desde la administración de César Gaviria (1990-1994). El asunto ahora está planteado en los términos de si el Estado y la sociedad permiten que dichos segmentos de baja competitividad caminen hacia su desaparición o si intervienen a través de programas de democratización de la tierra, del crédito y de transferencia tecnológica apropiada, en la búsqueda de su revitalización como fundamento del abastecimiento sostenible. La desintegración de los procesos productivos arraigados entre los campesinos por esta vía profundiza la crisis de los eslabones de las cadenas productivas que suministran bienes primarios o intermedios- especialmente los alimentos- y coloca a las empresas productoras de bienes finales en dependencia exclusiva de las fluctuaciones del mercado internacional.

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5.1.2 El problema de la economía campesina y su relación con los procesos de competitividad global La economía campesina es una actividad desarrollada por pequeños, a veces muy pequeños, productores, con todas las implicaciones sociales que esto tiene en su relación con el mercado. Sin duda hay dificultades para competir. No obstante algunos teóricos como T. Schutz afirman que “los campesinos son pobres pero eficientes” e investigaciones hechas en el país parecieran confirmar este aserto. “En varios estudios se ha encontrado que la productividad marginal de los campesinos es igual o similar a la de productores comerciales y que los campesinos suelen ser eficientes abastecedores de alimentos”.

238

Existen entonces asuntos de profunda relevancia social que no se reducen al tema de la competitividad. Al igual que el agricultor comercial, el campesino puede tener también como objetivo la ganancia, sin embargo, no abandona la producción sino cuando ésta no suministra el nivel mínimo de subsistencia para su familia. En cambio, el criterio del productor comercial para producir es, exclusivamente, la ganancia. El campesino se puede mantener en el límite de subsistencia familiar, así por períodos su actividad no le reporte ganancias o formas de acumulación o reproducción ampliadas. Esto tiene consecuencias en la manera como el campesino toma las decisiones frente a los precios, pues mientras es de esperar que la racionalidad del agricultor comercial sea la de reducir la producción ante una rebaja de los precios (su objeto es optimizar su ganancia), el campesino no actuará necesariamente en la misma dirección.

238 Citado por VALDERRAMA, M. Economics of selected imputs on small and large farms of de Sabana de Bogotá, Colombia”. Phd. Dissertation. Ver: VALDERRAMA y MONDRAGÓN, Desarrollo y equidad con campesinos. Misión Rural Vol 2, TM Editores. Iica. 1999. Bogotá. El texto también señala que “a diferencia de lo que generalmente se afirma, la economía campesina incorpora tecnología; las unidades campesinas aumentaron en Colombia el rendimiento por hectárea en 66% en la década del 60 y la del 70 y en 65% entre 1975 y 1988, período éste en el que la agricultura comercial sólo mejoró sus rendimientos en 1.4%”

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La racionalidad del autoconsumo lo lleva a sembrar en función, en primera instancia, de satisfacer directamente las necesidades de la familia y de proporcionar ingreso en dinero para la compra de productos adicionales de subsistencia y el pago de crédito e intereses. La toma de decisiones sobre el uso de los factores a su disposición (tierra y fuerza de trabajo, sobre todo ésta última que es el factor menos limitante) está orientada a asegurar la permanencia de la familia y de la parcela, más que a la acumulación de ganancia y de capital. Ésta es la situación más generalizada, lo que no quiere decir que no exista un permanente influjo de la lógica de la agricultura comercial sobre el conjunto de los agricultores, de tal manera que haya una tendencia de medianos campesinos que consiguen acumular ganancia en el proceso de producción y que sean proclives a definir los productos con base en los precios esperados y en la demanda, y que ésta sea una permanente preocupación para los pequeños campesinos. Uno de los problemas determinantes de los procesos de producción campesina en países como Colombia está relacionado con la propiedad de la tierra. Ésta es una de las claves de orden estructural que va más allá de la simplificación con la que se han avocado alternativas como la reforma agraria. En ese contexto es legítimo plantearse la pregunta por cómo reconstruir la pequeña propiedad. Si se quiere desarrollo en sectores como el de los alimentos- y aún sin trascender la lógica de la producción capitalista la pequeña propiedad debería tener capacidad y tamaño mínimo para generar ingresos y estar articulada con otras unidades medianas o pequeñas para crear riqueza. Lo más importante es tal vez encontrar la sinergia y la complementariedad entre la producción campesina y el mantenimiento del flujo de la producción de alimentos en la parcela del pequeño agricultor. Hay que ver, por ejemplo, el caso de la producción de caña panelera en Colombia, uno de los sectores más representativos de lo que es la pequeña producción agrícola, conformada por

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más de 300.000 cañicultores. La mayoría de los campesinos paneleros continúan con la tradición de producir simultáneamente la panela y los productos para el autoconsumo, lo que les facilita sobrevivir en épocas de malos precios. Y ésta es, al igual que en el caso del café, una de las ventajas competitivas del campesino panelero. Redistribución democrática radical de la tierra en Colombia, ¡claro!. En muchas regiones y tipos de producción en el país hay que trabajar para desconcentrar y repartir la tierra. Pero igualmente en otras hay que idear formas de cooperación de los productores y otras propuestas de asociación, precisamente en donde el minifundio atenta no solo contra la productividad, sino que se convierte en un factor de reproducción de la miseria. La producción cooperativa o asociativa vuelve entonces a colocarse en el orden del día. Ello está vinculado con el tema de la equidad y justicia social, que son problemas políticos y sociales de gran envergadura y que exigen una acción del Estado y la sociedad para el conjunto del sector agrícola. En este punto, el problema de la producción de alimentos y actividades rurales como la protección de los bosques y del agua se ha convertido en un asunto público y debe gestionarse como tal. En esa dirección podrían idearse, por ejemplo, nuevas maneras de agenciar lo social que asuman nuevas formas de posesión común para el abastecimiento de alimentos limpios, de agua y para la urgente reposición de las áreas forestales. Precisamente, el premio Nóbel de economía del año 2009, se le otorgó a la norteamericana Elinor Ostrom por sus trabajos que demuestran cómo la posesión común puede ser más eficaz que lo que la gente pensó que podría serlo. En una de las entrevistas concedidas apenas se conoció su designación, Ostrom recordó: “Hay muchos otros grupos, de tamaño pequeño y mediano, que se han encargado de dirigir la gestión de los recursos. Hemos estudiado varios cientos de sistemas de irrigación en el Nepal. Y sabemos que los sistemas de irrigación gestionados por los campesinos son más eficaces en términos de aprovisionamiento de agua hasta todos los rincones y presentan una mayor

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productividad y unos costes menores que los fabulosos sistemas de irrigación construidos con la ayuda del Banco Asiático para el Desarrollo, del Banco Mundial, de la Agencia Norteamericana para la Ayuda al Desarrollo, etc. Así, 239

sabemos que muchos grupos locales son muy eficaces”.

En otros términos, se hace necesario incluir al mundo campesino en la redefinición de las condiciones de producción agraria, ambiental y forestal y replantear la perspectiva del desarrollo y de la gestión de lo común con la que se asume este reto. El predominio de la estructura latifundista (con elevados índices de improductividad) ha tenido como contra-cara el crecimiento de los campesinos sin tierra y, en algunas zonas, el avance del micro-fundio y de la fragmentación extrema de la propiedad rural con sus secuelas de empobrecimiento y conflictividad, al tiempo que crece el deterioro de la propiedad mediana y de la clase media rural. Hay problemas adicionales como los referidos a los sistemas de crédito, subsidios y financiamiento, distorsionados por el clientelismo, la corrupción y la influencia de actores armados ilegales. El uso del Estado para el mayor enriquecimiento de actores privados ligados al gran latifundio y con gran capacidad de influencia política, ha llevado a la desmesura de dedicar grandes recursos públicos para incrementar las rentas de una pequeña élite corrupta, distorsionando la naturaleza que deberían exhibir las políticas públicas para el desarrollo del campo colombiano, en la misma medida en que se mantiene la generalizada desprotección de los campesinos urgidos de un apalancamiento para su producción. Además, en el caso de la economía campesina, la comercialización se ha convertido en uno de sus principales obstáculos. La dispersión del mercado, el

239 SMITH, Adam. Entrevista a Elinor Ostrom, Premio Nobel de Economía. “¿Teoría económica, ciencia política, teoría social? Lo que yo hago podría llamarse economía política o estudio de los dilemas sociales”.Nobelprize.org. 2009. Oslo. Sobre estos problemas se recomienda el texto: OSTROM. Elinor. El gobierno de los bienes comunes. La evolución de las instituciones de acción colectiva.

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alto impacto de los costos de intermediación y transporte, así como la ausencia de formas de organización y cooperación de los productores para afrontar este aspecto, se han tornado en problemas estructurales. El suministro de insumos también hace parte de los elementos de estructura que deben enfrentar de manera concertada los pequeños campesinos. Los conflictos que de aquí surgen están referidos a los altos costos de transacción y al muy precario poder de negociación de los campesinos, y está emparentado con el muy escaso acceso a los mercados nacionales e internacionales y a los recursos del Estado, acceso que es muy fluido hacia los 240

sectores de grandes empresarios de la agricultura comercial y exportadora.

La generación de alternativas de cooperación, la configuración de un nuevo esquema asociativo, la formación en una cultura de sinergia e integración creativa, ligado todo ello a la mejor comprensión del problema de la seguridad alimentaria y de optimización de la cadena agro alimentaria están dentro de los asuntos urgentes de una agenda nacional de la economía campesina. Absalón Machado (1998), propone ocho temas y elementos de la cuestión agraria, que están encabezados por el problema de la globalización de la economía, con sus secuelas de apertura, desarrollo de mercados y competitividad; el de la estructura agraria propiamente dicha, con sus componentes de tenencia, forma de propiedad y pobreza rural, así como de desequilibrio de la estructura social, dados los sistemas de poder existentes. El problema de la tecnología y la productividad, sus sistemas de generación, transferencia y adopción, así como de formación de capital humano es otro de los puntos de abordaje de la cuestión agraria para Machado. Así mismo el de los mercados y la comercialización. La estructura y eficiencia de las instituciones y organizaciones privadas y públicas, su desarrollo y legitimidad,

240 Para una ampliación de este problema ver: MACHADO, Absalón. La cuestión agraria en Colombia a fines del milenio. El Ancora Editores. 1998, Bogotá.

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tal como el papel de las políticas públicas son otros dos problemas agrarios centrales. Finalmente el problema de la violencia y el narcotráfico, que junto con el impacto de sostenibilidad ambiental del crecimiento agrícola, se constituyen en las más dramáticas preocupaciones actuales. A estos habría que añadir la renovada cuestión de la crisis de los alimentos, su relación con el auge de los bio-combustibles como forma de paliar el desbordamiento de los precios del petróleo y de la ausencia de soluciones de largo plazo al problema energético, así como la dimensión ambiental del problema agrario. La pequeña producción rural que se auto-sostiene sin producir excedentes necesita renovar sus perspectivas asociativas y de auto-organización, así como incidir en las políticas estatales de desarrollo, de tal manera que se pueda potenciar su condición de eficientes abastecedores de alimentos conectados de diversas formas a los mercados regionales y que se aproveche socialmente su condición de estar ubicados en el centro de la solución de uno de los problemas decisivos para la sociedad entera: la provisión de la comida. Es posible que algunas de ellas hagan su transición a la condición de pequeñas empresas rentables. Tal vez, como señala Machado, para ellos sea crucial incrementar el tamaño de su parcela y obtener alternativas de procesos semiindustriales con acceso a infraestructuras de uso colectivo. Los minifundistas y microfundistas que no logren resistir y sean arrasados por las tendencias estructurales de des-agriculturización que impuso la lógica neoliberal, dependerán cada vez más de políticas sociales y de empleo, y su sostenibilidad en la producción campesina estará pendiente de las medidas de reforma agraria que permitan acceso a la tierra o generen formas efectivas de asociación, reduzcan las posibilidades de nuevos fraccionamientos de los fundos y se proponga dotar de recursos de capital de trabajo, capital humano y transferencia de tecnología adecuada y continua. Es decir, los pequeños campesinos empobrecidos solo podrían transformar su precaria condición si logran éxitos en nuevas formas de autogestión, autoorganización, así como

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renovados procesos de gobierno de los bienes comunes, y si se emprende una profunda reforma estructural del medio rural, que incluya una reforma agraria distributiva, o un mercado asistido de tierras con subsidios “como el diseñado por la Ley 60 de 1994”.

241

Además se ha debatido insistentemente si el único camino para los pequeños campesinos es el de buscar su paso a la condición de empresarios. Con muchas dificultades se puede imaginar, por ejemplo, una masa de campesinos fruticultores o paneleros transformando su rudimentaria producción y convirtiéndose en prósperos empresarios exportadores, o capaces de cubrir el mercado interior con frutas o panela de excelente calidad, moderno empaque, técnicas adecuadas de mercadeo y diversificación de productos. Seguramente sólo una fracción de los pequeños productores rurales, básicamente los que ya exhiben condiciones de empresarios familiares pueden proyectarse, y eso con bastante apoyo del Estado, hacia esa meta. Por ahora no se observan medidas serias en esta dirección, lo que hace parte del círculo vicioso que profundiza la crisis del campo colombiano y su propensión a privilegiar las condiciones de reproducción económica de los grandes terratenientes o de los empresarios agro industriales con suficiente músculo financiero. En general hay un problema económico y social por resolver: ¿Cómo promover la participación de los campesinos en los procesos de agregación de valor tanto al interior como por fuera de la finca, y cómo hacer posible que ello sea reconocido en condiciones de equidad? Desde una óptica mercantil, ello está relacionado con las formas de organización para intervenir e impactar los mercados, desde el mercado de tierras, el de tecnología e insumos, hasta el mercado laboral en donde ofrecen con mucha frecuencia su fuerza de trabajo.

241 MACHADO, Absalón. Apertura Económica y economía campesina. Siglo XXI Editores. 1991, Bogotá.

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Este enfoque, que apenas si se refiere a uno de los aspectos del intrincado problema agrario, posee una importancia social muy grande relacionada con razones como la contribución del sector campesino para detener, y en ciertos casos reversar, el proceso de emigración del campo a la ciudad. Es claro que este sector puede generar una muy grande cantidad de trabajo, o cuando menos es una poderosa fuente de retención de empleos en una situación en que la desocupación se agrava. Además, la economía campesina es una alternativa productiva y de convivencia en medio del conflicto armado que vive el país. La implementación de esos cultivos y formas de producción es tal vez la más simple, económica y fácil de todas, dentro del ámbito agropecuario. La fortaleza de la economía campesina radica en su competitividad en pequeña escala, su producción a bajos costos con poca dependencia de la importación de insumos, así como su atención de mercados populares de tipo regional y local. Sus potencialidades son muchas en cuanto a su aporte a la oferta de alimentos y la posibilidad de producir nuevas especialidades para el mercado nacional e internacional, mediante la segmentación de productos y su mayor facilidad para usar tecnologías orgánicas y de agricultura sostenible, más respetuosa del entorno natural, la valorización del trabajo rural destinado a la preservación del medio ambiente, a la garantía de la producción de agua y al cuidado de los bosques, de las especies y de la biodiversidad. Por estas mismas razones es igualmente muy urgente intensificar procesos de formación y difusión de experiencias exitosas que permitan erradicar las prácticas inadecuadas que proliferan en la pequeña producción y que se derivan de las deficiencias en las labores de preparación de la tierra, cultivo y cosecha, tanto como en el procesamiento y pre- manufacturación de productos, tales como ciertas costumbres generalizadas de incorporar procedimientos que incrementan procesos de deforestación, erosión y contaminación ambiental.

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Los problemas de infraestructura están también asociados con la carencia de instalaciones sanitarias que ocasionan contaminación de aguas y graves problemas de calidad en la producción final, así como con el uso de químicos que afectan la salud humana. Estos y otros son los atinentes a las debilidades estructurales por su escasa disponibilidad y acceso a recursos y su muy precaria posición frente a los mercados y la comercialización. El aprovechamiento de la máxima potencialidad del país rural, su peso social, el hecho de ser una fuerza decisiva para la solución de la cuestión agraria, tan ligada a la búsqueda de alternativas para el grave problema de violencia que vive el país, depende de su posibilidad de constituirse como agente de transformación en el desarrollo del mundo del campo y en su capacidad para organizarse, constituir poder y participar en la generación de nuevas condiciones para los campesinos.

5.1.3. Los jóvenes y las estrategias de resistencia de campesinos y habitantes de las zonas rurales La resistencia a la pobreza, a la guerra y a la degradación ambiental que desarrolla la población que habita las zonas rurales, toma la forma de creación; imaginarse la solución a los problemas concretos del aquí y el ahora, aquellos que no van a ser solucionados por el Estado, ni por ninguna institución, a la vez que se afirma una forma de vida que permita a los ciudadanos construir su mundo. Lo que se despliega es no sólo una capacidad de resistencia frente a la destrucción, sino un potencial para construir en las condiciones más adversas. En esto los jóvenes, como se ha reiterado en este trabajo, tienen condiciones privilegiadas de creatividad y apertura a los cambios. Entre estos colectivos apaleados por los desastres producidos por el ser humano o por la fuerza desbordada de la naturaleza, surge una poderosa facultad de recuperación. Este tipo de resistencia permite mantener las

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competencias o capacidades bajo amenaza, esas mismas capacidades en las que Amarya Sen encuentra las posibilidades de expansión de las oportunidades sociales y de la libertad. En medio de estas maneras de resistir proactivamente, los pobres van reconstruyendo la red de relaciones que el desarraigo o la violencia le habían arrebatado, y rehaciendo vínculos y encuentros que hacen surgir nuevos territorios existenciales. Generalmente estos vínculos son, en principio, débiles y las solidaridades, coyunturales. No son campanas de cristal, sino que están tocadas por todos los fenómenos caóticos y deshumanizantes de nuestra violencia enquistada. Pero muchos de ellos se convierten en nichos de vida, en medio del trágico destino de la ruralidad colombiana, que silenciosamente van refundando el soporte de la convivencia. Hacemos referencia en este terreno a las redes de sobrevivencia que se crean en las veredas y asentamientos de desplazados en los cuales tantos empobrecidos buscan resolver el problema de la habitación. La búsqueda de soluciones colectivas a la carencia de servicios y bienes básicos; las agrupaciones de madres para atender a los niños, las ollas comunitarias para paliar el hambre, la incontenible búsqueda de los jóvenes de escenarios para la cultura y la educación, lo mismo que sus creativas incursiones en el mundo de la producción. Más recientemente se han multiplicado organizaciones y grupos que asumen tareas con un elevado contenido político y cultural. Al lado de la desesperanza va surgiendo el país de la vida, con una lógica distinta de la “ética” del mercado, pero con la suficiente capacidad pragmática para adaptarse a él y conectarse a alguno de sus circuitos. La difusión de esta lógica es la única que puede comenzar a dar solución al problema de cómo ofrecer un programa atractivo para jóvenes que ganan mucho más dinero en el mundo de la delincuencia. El problema es mucho más que económico, es de valores, ético, de tejido social. De por medio está el problema de la constitución de una nueva normatividad social fundamentada en la irrupción

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de muy variadas redes de apoyo social. Redes informales de apoyo que generen aceptación y demuestren eficacia en la solución de problemas concretos de supervivencia y en el surgimiento de nuevos vínculos sociales. Redes de sentido y de significados, y en esa dimensión, redes culturales que llenen de fuerza simbólica y política la lógica de ruptura que toma distancia del consumismo y tiendan puentes colectivos de confianza anunciando la aparición de auténticas comunidades. Es a esas redes a las que la sociedad debe dotar de recursos y concederles aceptación y reconocimiento. En medio de estos esfuerzos por no permitir ser avasallados por la pobreza van naciendo formas de organización más estables, como aquellas que se proponen intervenir sobre determinados circuitos de la producción y el consumo. Es el caso de los intentos por conformar pequeños mercados alternativos mediante la conexión entre formas de producción agraria asociativa y su comercialización directa por redes y organizaciones de la comunidad en las ciudades. Esto ha tenido mucho mayor éxito allí donde existen regiones con un mínimo de integración. Quizás el ejemplo más consolidado de esto es el Proyecto Nasa del Cauca que incursiona en estos terrenos económicos, pero con una mirada integral de las dinámicas políticas y culturales que están implicadas en el proceso. Allí parece estarse dando un proceso típico de reconstrucción de tejido social y de comunidad en escala significativa. Pero esfuerzos de esta naturaleza se hacen en pequeña escala en numerosos territorios y se han convertido en señales de resistencia y de emergencia de nuevas formas de abordar la relación de la vida de los menos favorecidos con la única institución que parece ser omnipotente para el modelo actual del capitalismo: el mercado. Las experiencias de control social y planeación participativa que se iniciaron recientemente en las ciudades colombianas han comenzado a superar el nivel de audiencias de quejas y reclamos, pudiendo ser convertidas en escenarios que permitan a cada ciudadano y a cada joven rural intervenir en

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el desarrollo de las políticas públicas. Aún falta mucho para que el ejercicio de estos destellos de la democracia participativa consagrada en la Constitución de 1991 se convierta en ejercicio de democracia directa, voluntaria en la cual la población pueda discutir y decidir sobre lo público. Esto requiere rescatar y resignificar el sentido de lo público y avanzar hacia una cogestión, fruto de la combinación de democracia directa y representativa. Implicaría potenciar las organizaciones y redes de base que articulan la participación vecinal y garantizar su injerencia en la definición de las prioridades de la población local y de la región toda. Para ello las organizaciones y redes comunitarias, dentro de las que se incorporan cada vez más grupos de jóvenes, deben adquirir sentido de poder y responsabilidad social que les posibiliten hacer una eficiente cogestión de los recursos públicos. Se necesita abrir senderos para dar el paso de la sobrevivencia a la resistencia y de las solidaridades para la solución de los problemas de la vida diaria a las intervenciones en la construcción de la apropiación y el derecho colectivo a la vida plena. Crear variados espacios para la emergencia de otras legitimidades que cuestionan la lógica dominante en los asuntos públicos, propiciando cambios en las condiciones de vida que tengan en cuenta los intereses de los empobrecidos. En la ruralidad colombiana es urgente la redistribución de las inversiones públicas teniendo como prioridad a los más pobres y el diseño de políticas públicas que modifiquen la distribución de la renta y el poder de nuestras regiones. Criticar las políticas sociales subsidiarias del modelo vigente que “focaliza” la pobreza y renuncia a una política social universal. No es con base en una política asistencialista, que concibe al “pobre” como un excluido improductivo y que traza unas líneas para “reducir” o mantener en “límites tolerables” la pobreza, mediante tímidas acciones de compensación que se hacen depender de un crecimiento de la economía y que refuerzan la marginalidad, atentando además contra la dignidad de las personas empobrecidas.

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Los jóvenes de las iniciativas han emprendido o contribuido a identificar las redes sociales y los proyectos de vida a través de las cuales los pobres resisten en un momento de tan profunda crisis social, en la cual el tejido social normal parece naufragar y ser incapaz de gestionar la vida cotidiana. Porque es indudable que infinidad de las redes informales de solidaridad que normalmente existían en la sociedad han sufrido un colapso por el impacto del modelo. Entonces hay que indagar en las potencialidades de las formas de relación social y solidaridad que se están dando los jóvenes para mantener la esperanza a través de la resistencia y avanzar hacia modos de organizar la sociedad que faciliten el funcionamiento de las redes sociales como potencial de vida. Los jóvenes han ido comprendiendo que el tejido social sobre el cual se construirían las alternativas a la pobreza y a la violencia está tendido sobre las múltiples expresiones de vida que existen en lo local, por eso se dirigen hacia allí. Constituir esos nichos de vida sobre la base de la participación y el encuentro de proyectos vitales de sociedad, recuperando espacios y lugares que se propongan conexiones en proyectos comunes, en confluencias que posibiliten el aumento del poder político de los grupos ciudadanos del mundo rural, esto es parte de la intencionalidad que se observa en las iniciativas juveniles analizadas. Para este fin, es importante recuperar y ampliar las experiencias que hacen énfasis en la construcción cultural y organizativa, que se fundamentan en la dignidad como un ingrediente básico para el resurgimiento social y cultural de la población empobrecida. No se trata sólo de crear condiciones infraestructurales que la permitan, es también el reconocimiento del otro en todas sus potencialidades. El apoyo a redes que intervengan sobre circuitos productivos y de distribución y a las que tienen que ver con construcción de organización ciudadana en los temas de paz y convivencia, cobran una importancia decisiva en este propósito.

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5.1.4. Los jóvenes rurales y el problema de los alimentos. Una concepción de desarrollo económico y social entendida como un proceso de mejora sostenible en la calidad de vida de una sociedad, en el cual los fines y los medios sean definidos por la sociedad misma, requiere situar en un lugar preeminente el problema alimentario y su contraparte, el problema del hambre. La construcción de alternativas viables supone entender el sistema alimentario como un todo, que va desde la producción hasta el acceso de alimentos, desde las políticas macroeconómicas hasta las políticas sectoriales, desde lo rural hasta lo urbano, desde lo económico hasta lo ambiental y cultural, desde la pequeña unidad agrícola familiar hasta la industria agro-procesadora y la empresa distribuidora, desde lo local hasta lo global pasando por lo nacional y lo regional. Enfocándola bajo la óptica de los sectores productivos, y en particular de los productores de economía campesina, las alternativas a la cadena agroalimentaria resultan de determinada articulación territorial en espacios sociales concretos. Esto por cuanto es allí en donde se expresa en toda su dimensión la diversidad cultural que interviene en los procesos económicos y sociales de estas regiones. Así mismo se hacen evidentes todos los obstáculos que se derivan de la debilidad institucional peculiar de nuestros municipios y departamentos. En este sentido la cuestión alimentaria no se restringe a los aspectos relacionados con la pobreza y el hambre, aunque éstas reflejen la situación de equidad social del país, y el hambre sea la manifestación más aguda y urgente de la cuestión alimentaria. Cuando se habla de seguridad alimentaria se hace referencia a la búsqueda de garantías para que la población pueda realizar su derecho fundamental a tener acceso a alimentos básicos de manera oportuna, con calidad orgánica y físico- química adecuadas y a un precio razonable y accesible.

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La seguridad alimentaria es un componente central de las estrategias de desarrollo humano en tanto la equidad social es afectada por el modo de producir, distribuir y consumir los alimentos, es decir, por las formas sociales en que se organizan las actividades del sistema alimentario, y por las acciones conducentes a ampliar el acceso a los alimentos por parte de la población. Estas formas sociales y las condiciones de acceso a la alimentación pueden ser más o menos equitativas según las características económicas, sociales y culturales del modelo de desarrollo en que se inscriben. (Maluf, 1998) En síntesis, la equidad social es un requisito para la seguridad alimentaria (como lo evidencia el que existen condiciones de ingresos para adquirir alimentos, o para tener acceso a la tierra en donde se producen), al tiempo que la búsqueda de seguridad alimentaria es un componente de las estrategias de equidad social (dado que implica promover una alimentación adecuada no costosa, o la producción de alimentos con criterios equitativos) El primer elemento se refiere al acceso regular y suficiente a los alimentos, en condiciones que no comprometan el acceso a los demás componentes del derecho de una vida digna (como son la salud, la educación, la vivienda y el ocio). El segundo elemento se refiere al papel del sistema alimentario en la dinámica económica, y a su contribución al objetivo de lograr un crecimiento económico a largo plazo con creciente equidad social. En este caso importa considerar la estructura productiva de las actividades que configuran el sistema alimentario y su articulación dinámica con la economía en general, así como su perspectiva en lógica de los derechos económicos, sociales y culturales de los colombianos. Una de las expresiones económicas de este problema es la búsqueda del fortalecimiento de los mercados domésticos. Desde estos espacios se pueden concebir procesos de acumulación en que las actividades agro-alimentarias se vean estimuladas por la expansión de estos circuitos de mercados locales, al mismo tiempo que contribuyen a la equidad, tanto por la oferta de alimentos en condiciones más accesibles, por la proximidad de la oferta a pequeños mercados locales, como

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por el perfil social, de economía campesina, de la base organizativa de los productores. En contraste, hay que analizar el papel que ha asumido la llamada 'gran distribución', representada en las redes de supermercados e hipermercados en el funcionamiento mismo de las cadenas agroalimentarias. Desde allí se definen gustos y se impulsan preferencias. El consumidor se construye a través de sofisticados dispositivos de publicidad y mercadeo. La homogeneización de hábitos de consumo alimentario por encima de las distintas herencias culturales, es una de las consecuencias directas del reinado de estas formas de distribución, tributarias de la globalización y ello se deriva en la composición de las dietas alimentarias que se imponen en términos del tipo de productos y del modo de consumirlos. Sin embargo, en la realidad de nuestra heterogénea sociedad, la diversificación de los hábitos de consumo sigue a la par con exigencias relativas a la masificación del mismo, y a la dependencia alimentaria, y en este aspecto no cuentan únicamente las enunciaciones del mercado, sino los aspectos culturales involucrados en el tema. Resulta relevante entonces dar la debida atención en la vinculación de los jóvenes del ámbito rural a sus comunidades y en sus formas de autoorganización como grupos específicos, a la cuestión alimentaria, destacando tanto en la búsqueda de políticas de equidad social y de promoción del bienestar de la población, como lo referido a la construcción de actividades económicas con bases más equitativas, que valoren la diversidad y permitan un manejo sustentable de los recursos naturales, hechos que pueden florecer con mayor factibilidad en circuitos regionales de producción, distribución y consumo de alimentos. Pero en un país como Colombia esto no puede concretarse si no hay una clara regulación pública de las actividades económicas involucradas, teniendo la seguridad alimentaria entre sus componentes estratégicos, y la cooperación Estado-sociedad como modo de diagnóstico y actuación. La

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seguridad alimentaria debe aparecer como uno de los objetivos nucleares o componente estratégico de las políticas de desarrollo económico y social del sector y del conjunto de la vasta economía campesina nacional. En este punto el análisis se dirige más propiamente hacia la dimensión institucional, y pone de relieve los elementos necesarios a la regulación pública, aunque no exclusivamente gubernamental, de las actividades económicas mencionadas y del sistema alimentario, en contraposición a la regulación privada predominante que promueven las propuestas de liberalización y de subestimación del papel del Estado. En ello los jóvenes tienen un desafío para incorporar dentro de sus luchas y negociaciones, reivindicando el derecho a incidir sobre las políticas públicas que los afectan. No hay que perder de vista que en lo atinente a los mecanismos institucionales inherentes a las funciones reguladoras y distributivas, un Estado que se conciba como “social de derecho” no puede deponer su obligación de conservar su iniciativa en la relación público-privado, haciendo prevalecer los intereses públicos, además de ser un requisito para la construcción de los grados posibles de coordinación o concertación social expresados en los planes locales, regionales o del orden nacional. Indudablemente que para unas condiciones como las del medio rural, para los jóvenes puede ser muy conveniente estimular el desarrollo de proyectos como el de los “circuitos regionales de producción, distribución y consumo de alimentos” (Maluf, 1995). En la dimensión local y regional pueden hacer parte de estos circuitos los pequeños productores de economías de base familiar y los campesinos, las unidades productivas de tipo cooperativo, y las pequeñas y medianas empresas industriales-comerciales urbanas ligadas a la cadena agroindustrial de los alimentos. Las formas en que se articulan los agentes y el grado de integración entre ellos es bastante variable, según lo posibilite el nivel asociativo de los productores o lo exija la forma de comercialización adecuada a la naturaleza y calidad del producto que se quiere ofrecer en el mercado. Los alimentos

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deben consolidarse como un bien propio de los circuitos regionales, como expresión de la diversidad que refleja hábitos de consumo peculiares a las poblaciones ahí presentes, guardando una obvia relación con la base de los recursos naturales de esas regiones. En contraste con los circuitos regionales, las cadenas agroalimentarias en Colombia se organizan bajo control de grandes empresas o corporaciones agroindustriales y comerciales, con ámbito de actuación nacional e internacional. Las tendencias en estas cadenas apuntan más bien a la homogeneización que a la diversificación. De hecho, estas pequeñas economías combinan comúnmente la generación de una producción para el autoconsumo o el intercambio directo en el marco de los circuitos locales o regionales, con la producción orientada a las cadenas agroalimentarias en los circuitos de distribución de gran escala (mayoristas locales o supermercados urbanos)- que les aseguran ingresos regulares por valor comercial en el mercado- esta es una combinación que no deja de generar conflictos. Estimular los circuitos regionales -mediante instrumentos diferenciados de apoyo técnico, financiero y de mercadeo- supone una alternativa de desarrollo regional con doble contribución a la equidad social, puesto que: está fundada en actividades económicas realizadas en bases equitativas como las que son típicas a la pequeña producción rural y campesina (unidades familiares, pequeñas y medianas empresas); y amplía la disponibilidad alimentaria en condiciones de acceso más favorables o, que por lo menos, posibiliten una mayor competencia en mercados alimentarios crecientemente integrados y monopolizados. En los municipios y regiones en los cuales la producción campesina de alimentos puede constituirse en el centro de la cadena agroalimentaria, por su peso económico y social, es posible imaginar que la viabilidad de alternativas como éstas permitiría a los pequeños campesinos que redujeran su dependencia de los modelos vigentes de integración agroindustrial, y pudieran establecer con ellos un nuevo tipo de interlocución, en la medida en

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que se consolidara su capacidad de transformación agroindustrial y de agregación de valor a sus productos a través de formas de cooperación autónomas. La introducción de mejoras técnicas y la mayor eficiencia productiva tanto de los eslabones agroindustriales de la cadena como de los eslabones comerciales, a la par con innovaciones para la reducción de los costos de transporte, en relación a los sistemas productivos de ámbito nacional, les colocaría en mejores condiciones para competir con los productos estandarizados, originarios de las cadenas agroalimentarias integradas nacional e internacionalmente. Habría que suponer, también, que las características propias de la agricultura familiar, sobre todo la capacidad de diversificar actividades (en contraste con la tendencia a la especialización productiva), podría ser un nicho de formas de producción más sustentables en términos del manejo de los recursos naturales, y en mayor capacidad de expresar la diversidad regional de hábitos de cultivo y de consumo alimentarios.

5.1.5. Nuevas formas de ruralidad El campo colombiano transita hacia nuevas formas de vida y de producción rural, es decir se perfila una nueva ruralidad. La preeminencia de las ciudades en el modelo de desarrollo del capitalismo ha prohijado un desequilibrio estructural de las oportunidades para la población que habita en las zonas rurales, haciendo al campo cada vez más dependiente de las dinámicas urbanas. Pero quizás lo más decisivo en esa nueva relación que ha emergido de la dominancia de la ciudad capitalista ha sido su capacidad para impregnar de sus lógicas el conjunto del territorio, con el consiguiente impacto en la disolución de los vínculos comunitarios campesinos tradicionales, así como para desplegar el influjo de subjetividades y prácticas culturales provenientes del ámbito urbano.

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En este sentido puede decirse que se asiste a una creciente urbanización de los sectores rurales, no tanto en la dirección de la constitución de infraestructuras y modos de vida citadinos, como en la circulación de maneras completamente diferentes de concebir la organización social que se manifiestan en la ruptura progresiva de las adscripciones parentales, de las identidades religiosas o étnicas y de los vínculos basados en las vecindades o el localismo. A diferentes escalas se van imponiendo en el campo características propias de las ciudades como la búsqueda del anonimato, o cuando menos la extensión de esa mutua indiferencia que caracteriza a los citadinos, encarnada en las zonas campesinas en la creciente desconfianza que reemplaza los vínculos significativos que definían la experiencia de la vida rural. La proximidad social propia de las comunidades rurales, que compensaba la distancia física que generalmente se daba, ha sido erosionada por fenómenos como la guerra y las disrupciones del mercado, dando origen a formas de socialidad crecientemente despersonalizadas, o mediadas por actores externos violentos o impulsados exclusivamente por la búsqueda del lucro. El debilitamiento de las antiguas lealtades identitarias llega a su máximo nivel en un entorno de guerras intestinas, como las que vive Colombia, alimentadas por una violencia banalizada, muchas veces vaciada de toda significación política o ideológica para sus actores campesinos directos, puesto que cada vez menos se sienten ligados a un proyecto, a unos valores sociales- así estos sean de pura solidaridad local- sino que se ahogan en la búsqueda de las salidas individuales o en perseguir la mera sobrevivencia. Como se apreciará más adelante en detalle, las prácticas productivas de las iniciativas juveniles se desarrollas desde esas nuevas realidades que plantea la relación entre el campo y la ciudad. El irreversible proceso de urbanización del campo tiene, por supuesto, un correlato en los procesos puntuales de ruralización de la ciudad. No se trata solamente de los agresivos movimientos de las grandes ciudades sobre las zonas rurales, que en el caso de Bogotá ha

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devorado gran parte de la Sabana, en los costados Norte y Occidente de la ciudad y del consiguiente proceso de conurbación con municipios aledaños. Los cambios del paisaje social, cultural y ambiental del entorno territorial de las ciudades, a los cuales asiste nuestra sociedad, están produciendo la expulsión de miles de campesinos que llegan diariamente a asentarse en las barriadas pobres de la capital, en muchos casos, víctimas del conflicto armado o desterrados económicos que migran a la ciudad en busca de mejores condiciones de vida. En este contexto es posible apreciar que, la coherencia de los proyectos de las inciativas juveniles, a nivel urbano-rural, radica en la relación con su intencionalidad ambiental y cultural, con su capacidad para producir nuevos vínculos sociales entre los jóvenes de la ciudad y del campo. Esa relación implica las siguientes exigencias: que los jóvenes reconozcan el valor del trabajo campesino y comprendan cómo es perjudicado por el sistema de intercambio predominante; que tomen conciencia sobre la forma en que el sistema de producción vigente impide asegurar el alimento de la población; que perciban el rumbo peligroso en lo atinente al medio ambiente que han tomado el tipo de innovaciones aplicadas a la agricultura y al sector pecuario, además de las graves consecuencias sociales que se desprenden del despoblamiento del sector rural. Es decir estas nuevas tendencias exigen de los jóvenes rurales percibir todo el proceso de subjetivación rural-urbano que algunos llaman “rurbano” y que hace parte de los fenómenos, políticamente sofisticados, de “urbanización del campo” y de “ruralización de lo urbano”. Se está haciendo aquí referencia al modo particular que han asumido los flujos campo y ciudad, que acelerados por procesos demográficos y económicos producen una constante migración campesina a las ciudades, que impregna el hábitat urbano de lógicas y sensibilidades próximas a la tierra y al modo de vida rural, como contrapartida de la acelerada influencia de los modos de vida urbanos en la ruralidad contemporánea. La manera como se manifiesta este doble

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proceso entre los jóvenes puede entenderse como la generación de espacios de resistencia, a partir de un modo de vida y de unas prácticas productivas que no aceptan su desaparición, o según Weller, son “actividades de refugio” de estas formas de vida que surgen: Cuando otros modos, estilos y lógicas de existencia y subsistencia, basados en valores, saberes y sentires rurales comienzan a mimetizarse en las prácticas cotidianas de la urbe. O como indica Weller (1997) en lo que pueden llamarse las “actividades de refugio” como las que llevan a cabo actores rurbanos (por ejemplo, los recolectores informales de residuos o los areneros que utilizan para sus actividades cotidianas en la ciudad, transportes de tracción a sangre). Estas actividades, a pesar de estar asociadas a épocas de crisis, reconocen procesos históricos que les dieron lugar y constituyen entramados de subsistencia que poseen una ecología de objetos propia y un universo característico de representaciones y significaciones (González y Kenbel, 2004).

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Dentro de estas prácticas “rurbanas” se encasillan la mayoría de las actividades de rebusque que despliegan los pobres en nuestras ciudades y para esta resistencia económica apelan a los saberes adquiridos en su reciente vínculo con la vida rural; son actividades de tránsito entre la lógica campesina y la urbana, aunque por supuesto cada vez más determinadas por el modo de vida propio de las ciudades. Los jóvenes de las iniciativas agro-ecológicas han descubierto que de esta situación de tránsito también pueden obtenerse réditos para la actividad de las iniciativas juveniles de carácter social. Estos jóvenes, como se verá en la descripción de las experiencias de las inciativas juveniles ligadas a esta investigación en el siguiente apartado de este capítulo, han ido construyendo e identificando una serie de principios

242 GALIMBERTI, Silvina. La diversidad de un actor rurbano: una descripción de casos, [en línea], consultado el 12 de Marzo del 2009 en URL http://www.eco.unrc.edu.ar/postgrado/ Expositores/M%C3%B3dulo%209/Silvina%20Anal%C3%ADa%20Galimberti/ resumen%20Galimberti.doc.

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para su interacción ciudad- ruralidad. Algunas de las ideas más destacadas son: que la actividad agraria es necesaria y viable económicamente, a condición de que el campesino emprenda una serie de cambios en las formas de producir (virar hacia la agricultura limpia) y de comercializar sus productos. Primero, defendiendo la agricultura para el autoconsumo, es decir, garantizar la seguridad alimentaria de las familias campesinas; luego, adoptando una nueva racionalidad de la distribución de los excedentes, a partir de la configuración de formas de asociación comunitaria que gesten mercados en los que no se delegue la intermediación en especialistas que monopolizan el comercio y fijan los precios. Ello implica incursionar en otro tipo de mercados sociales como el trueque, que ya requiere de cambios de mentalidad para cuestionar la lógica de la ganancia individual a toda costa, o estudiar la relevancia y aproximarse a experiencias de canales de comercialización en los que se promueve la relaciónn directa productor- consumidor, o los proyectos de comercio justo, impulsados desde organizaciones de cooperación internacional como OXFAM, Gran Bretaña. El otro principio que abordan los proyectos de las iniciativas juveniles es reconstituir una lógica de desarrollo de la actividad agropecuaria sin daño a las condiciones ambientales. Reconocer al campesino como un potencial baluarte de la protección ecológica, dar valor a este trabajo y afianzar los incentivos comunitarios, económicos y ambientales para la permanencia del campesinado en las zonas rurales, desalentando su migración a las ciudades. El problema de la alimentación de la gente del campo se ha hecho crítico, por eso cada vez con más frecuencia se habla de autonomía y de soberanía alimentaria como principios de acción de las iniciativas de los jóvenes. Se hace referencia, como se indicó en otro apartado de este trabajo, a la recomposición de capacidades propias de los campesinos para proveerse el alimento y para restituirlos como fuerza básica para la provisión de alimentos de los territorios.

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En síntesis, la perspectiva que adoptan las iniciativas juveniles que desarrollan prácticas productivas agrícolas y/o pecuarias orgánicas están en la vía de promover una agricultura ecológica, orgánica, que provea sustentabilidad a la producción limpia de alimentos, con base en acciones de protección y afirmación de la biodiversidad y que, en el terreno social y organizativo se enfoca hacia un apoyo a la agricultura cooperativa y comunitaria para reforzar la vida campesina y crear un campo político y económico-productivo que enunice alternativas a la creencia de que la única salvación para los pobres de las zonas rurales es su inserción en la lógica de la agricultura empresarial dependiente de paquetes tecnológicos y de grandes inversiones, así como su sometiemiento a las reglas del mercado globalizado, controlado por las grandes corporaciones trasnacionales.

5.2 Las iniciativas juveniles ligadas a prácticas productivas agrícolas y/o pecuarias orgánicas La práctica de producción agrícola y/o pecuaria orgánica es desarrollada por 15 iniciativas juveniles. Este es el grupo de iniciativas más numeroso (casi el 25%) dentro de los que concurren al proceso auspiciado por el convenio SDIS, Uniminuto y Oxfam GB. Contribuyen a ello 2 factores: 1) El interés por impulsar una red de proyectos productivos sociales en el marco de la idea de “ciudad-región” que promueva el intercambio de experiencias y recursos entre jóvenes de Bogotá y sus pares de la región, desde una perspectiva de agricultura orgánica, seguridad alimentaria y comercio justo. 2) El difundido interés que entre los jóvenes de la ciudad han suscitado los proyectos de agricultura urbana limpia y la defensa del medio ambiente asociada a estas prácticas. El 80% de las iniciativas analizadas son rurales, algunas de ellas impulsadas por jóvenes de Bogotá, en un interesante proceso de solidaridad entre ciudad y campo, que manifiesta el deseo de retornar a lo rural y a las raíces de muchos jóvenes citadinos. Entre los bienes materiales y los servicios que producen estas iniciativas se encuentran concentrados orgánicos, alimentos orgánicos de origen tanto vegetal como animal y semillas limpias.

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GRÁFICA NÚMERO 22 INICIATIVAS CON PRÁCTICA AGRÍCOLA RELACIÓN RURAL-URBANO

Iniciativas con práctica productiva agrícola y/o pecuaria orgánica en territorio rural Iniciativas con práctica productiva agrícola y/o pecuaria orgánica en territorio periurbano

Algunos grupos, como el colectivo Espeletia con su proyecto Entrénzate jóvenes cultivadores de derechos, justifican su acción con la urgencia de atender el problema básico del desplazamiento forzado, puesto que según sus propias palabras, los campesinos: Prefieren salir a las grandes ciudades a buscar nuevas alternativas de vida, ante la crisis del sector agropecuario, la falta de acceso a la tierra, la pérdida y contaminación de sus recursos naturales, la baja calidad de vida de sus familias, entre muchos otros factores negativos que han dejado como consecuencia el empobrecimiento de los pequeños productores de la región y sus alrededores. Aducen también la “Poca articulación y dinamización real de las organizaciones sociales campesinas y urbanas que trabajan en torno a los alimentos, lo que trae como consecuencia el no fortalecimiento de las políticas y programas alimentarios construidos 243

para la ciudad de Bogotá. De ahí que su objetivo sea:

Aportar a la construcción de sujetos políticos apropiados de su territorio, capaces de generar dinámicas productivas solidarias que contribuyan a la consolidación de un proceso organizativo juvenil, como alternativa al desplazamiento y el desempleo. 243 Las referencias a los objetivos de los proyectos reseñados en este apartado se pueden ver en el Cuadro Número 12, elaborado por esta investigación.

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El problema de la alimentación de la gente del campo se ha hecho crítico, por eso cada vez con más frecuencia se habla de autonomía alimentaria, es decir de recomponer las capacidades propias de los campesinos para proveerse el alimento. El grupo Semillas de vida y sociedad, planteó en ese contexto su proyecto: Sembrando semillas para una autonomía alimentaria. Su objetivo es: Construir huertas familiares para el abastecimiento alimentario de cada familia. El problema de la cultura agraria muchas veces en conflicto con la preservación del entorno ambiental es abordado por iniciativas como la Mesa Local de Juventud Sumapaz, cuyo proyecto Parcela juvenil comunitaria campesina Nazareth se propone como objetivo: Generar un espacio de encuentro, investigación y autogestión, para transformar las prácticas culturales, agropecuarias y ambientales de la población campesina de la región de Sumapaz. El regreso al modelo de granja campesina integral, ahora enriquecido con propuestas como la ecosofía y el desarrollo humano sostenible, está en proyectos como el de la “Corporación para el desarrollo humano sostenible rural "El Roble", con el objetivo de: Construir la Granja agro-ecosófica investigativa, solidaria y cultural Quebrada Honda. En la misma dirección marcha el proyecto del Colectivo Suma definido como: Granja Integral Educativa, cuyo objetivo es: Innovar el pensamiento tradicionalista en cuanto al monocultivo a través de la capacitación que se desea proporcionar a la comunidad situada en la vereda Las Animas usando como plataforma la finca autosostenible y educativa. Lograr el beneficio social y económico de la comunidad que integra la vereda Las Animas mediante el estímulo a la

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producción, rescatando sus valores culturales, sociales y étnicos que justifican la base social. Igualmente el Colectivo Subacción tiene un proyecto de Huerta Colectiva Urbana. Este es uno de los 3 proyectos de agricultura urbana que entiende claramente que “los alimentos son otra vía para la concentración de capital y la desigualdad social”. Por tanto se proponen: Romper con la cadena económica que configura al alimento como simple mercancía, de allí la propuesta de venta solidaria y trueque, formas de transformar todo el concepto de productividad. Promover el contacto entre lo rural y lo urbano. La transmisión intergeneracional de los saberes es el propósito de la Fundación Faecca con su proyecto Casa-vivero ambiental y cultural: Jóvenes semilla. Su objetivo explícito es: Crear un espacio de intercambio e integración de saberes intergeneracionales, específicamente jóvenes rurales de La Vega. Para el grupo Ancestros y Semillas el problema principal a abordar con su proyecto es el de la agricultura orgánica244 mediante la recuperación de las semillas. Esto es visto como un proceso de reconstrucción de la identidad de los jóvenes campesinos. De ahí que su proyecto sea el de “Formación Práctica en técnicas de agricultura orgánica” y su objetivo: Dotar a una comunidad de una Finca Escuela.

244 “En 1999 la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (IFOAM por su sigla en inglés) definió como agricultura orgánica o ecológica a todos los sistemas agrícolas que promueven la producción sana y segura de alimentos y fibras textiles desde el punto de vista ambiental, social y económico. Para ello, la agricultura orgánica reduce considerablemente las necesidades de aportes externos al no utilizar abonos químicos ni plaguicidas u otros productos de síntesis. En su lugar permite que sean las poderosas leyes de la naturaleza las que incrementen tanto los rendimientos como la resistencia de los cultivos”. Centro Internacional de Agricultura Tropical. http://www.ciat.cgiar.org/agroempresas/sistema_cj/a_organica.htm

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El proyecto de Producción de concentrados orgánicos para animales está animado por la necesidad de una alternativa a la producción de concentrados que el mercado ofrece hoy, con productos contaminantes y perjudiciales para la salud humana, además, las grandes empresas no generan empleo local. Por eso el objetivo de este proyecto es que los jóvenes de la región puedan: Producir concentrado orgánico. El mismo sentido tiene el proyecto de Producción de cadena de abonos, purines, hortalizas y concentrados orgánicos, cuyo objetivo es: Implementar un sistema productivo rural de hortalizas bajo cubierta y a libre exposición solar, generando oportunidades de empleo y fortalecimiento de desarrollo económico y social del municipio. Por su parte, la Red Agricultura Urbana desarrolla el proyecto Pecuaria Alternativa Urbana Universidad Nacional de Colombia. Segunda Fase: Educación Popular y Desarrollo Humano a través de la Avicultura Alternativa Urbana. El esfuerzo de estos jóvenes universitarios es: Desarrollar procesos de integración social de los miembros de la comunidad participantes del proyecto: niños, niñas, jóvenes y adultos, utilizando instrumentos metodologías de la educación pecuaria alternativa popular urbana para concientizar a la comunidad de la problemática socioeconómica, cultural y política presente en su entorno, para fortalecer los procesos autónomos que se vienen ampliando en Casa Grande con el fin de estimular el desarrollo organizativo barrial donde la comunidad se convierta en la principal generadora de soluciones. La producción avícola es asumida por el Equipo productor de gallinas: Palo grande, placitas, mercadillo, cuyo proyecto es un Gallinero orgánico Maqueño, tiene por objetivo: Elaborar y poner en marcha el proyecto de cría de gallinas ponedoras utilizando nuevos métodos de alimentación en ellas, a fin de mejorar la

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producción, la nutrición y la calidad de vida ocupacional de las y los jóvenes campesinos. Dentro de esta línea está igualmente la organización Huevo Ecológico Gironés, que incursiona además en las propuestas de comercio justo y cuyo proyecto tiene por meta: Productividad, generación de ingresos e integración social, económica y cultural de jóvenes del Municipio de Cáqueza. Generar e incentivar a toda la juventud de la Vereda Girón de Resguardo a que conozca los elementos de la producción del huevo orgánico con el fin de consolidar la propuesta social de seguridad alimentaria y comercio justo. El proyecto Las pollas de mi cazuela de la Red Agropecuaria y Educación Popular Unión Temporal Huevo Orgánico, tiene por objeto: Ofrecer alimentos nutritivos a bajo costo. El Centro Crecer se plantea una estrategia de fortalecimiento de la organización comunitaria de las familias mediante la creación de la granja integral productiva. Su objetivo es entonces: Continuar con el proceso de formación y organización de las familias del Centro Crecer de Usme, proyectado hacia la creación de empresa agropecuaria. Las prácticas productivas agrícolas y/ pecuarias orgánicas de las iniciativas juveniles apuntan a las nuevas realidades que plantea la relación entre el campo y la ciudad contemporánea. Es indudable que existe un irreversible proceso de urbanización del campo cuyo correlato son procesos puntuales de ruralización de la ciudad. No se trata solamente de los agresivos movimientos de las grandes ciudades sobre las zonas rurales, que en el caso de Bogotá ha devorado gran parte de la Sabana, en los costados Norte y Occidente de la ciudad y del consiguiente proceso de conurbación con municipios aledaños.

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La sociedad se encuentra hoy ante un cambio del paisaje social, cultural y ambiental del entorno territorial de las ciudades, que produce la expulsión de miles de campesinos que llegan diariamente a asentarse en las barriadas pobres de la capital (se calcula que a Bogotá llegan anualmente cerca de 300.000 personas provenientes de zonas rurales), víctimas del conflicto armado o desterrados económicos que migran a la ciudad en busca de mejores condiciones de vida. La coherencia de los proyectos de las inciativas está entonces en relación con su intencionalidad ambiental y cultural, con su capacidad para producir nuevos vínculos sociales entre los jóvenes de la ciudad y del campo. Esa relación implica las siguientes exigencias: que los jóvenes reconozcan el valor del trabajo campesino y comprendan cómo es perjudicado por el sistema de intercambio predominante; que tomen conciencia sobre la forma en que el sistema de producción vigente impide asegurar el alimento de la población; que perciban el rumbo peligroso que han tomado el tipo de innovaciones aplicadas a la agricultura y al sector pecuario, además de las graves consecuencias sociales que se desprenden del despoblamiento del sector rural. Eliana y Luz, de Ancestros y Semillas dicen por ejemplo, que: La intención es cambiar… La mayoría de cultivos se estaba haciendo con químicos no naturales… (es bueno que ellos) sepan que sí se puede vivir del campo, pero de otra forma. El campo, la actividad agrícola esta relegada en cierto sentido; entonces ellos (los campesinos) no ven algo productivo del campo. Pasaba mucho que cuando tenían los grandes cultivos de papa, ellos eran los proveedores y les compraban la papa a muy bajo precio, entonces era como para medio subsistir y no sacaban ningún provecho de eso. (El campo) es viable. Pues lo primero es que ellos, dentro de su finca o en el espacio que viven, garanticen la alimentación de ellos y de su familia.

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Obviamente para algunos cultivos, en la mayoría, van a haber excedentes; se suponen que esos excedentes que ellos producen van a ser para comercializar. Pueden alcanzar nivel para comercializar en Bogotá y otras regiones pero con integración de más comunidad: un poquito de esta finca, de la otra finca y así. Digamos con las mismas especificaciones pueden sacar una producción grande. Incentivar primero al campesino, eso es lo primero que hay que hacer y pues creer en el campo, que el campo sí nos puede dar para vivir. (Los campesinos) no son pobres en el sentido de que les falte la comida, nada de eso, pero tampoco viven muy cómodos como quisieran vivir. Esa es la 245

principal problemática, no le sacan el provecho que debe ser al campo.

Estas jóvenes plantean aquí que la actividad agraria es necesaria y viable económicamente, a condición de que el campesino emprenda una serie de cambios en las formas de producir (virar hacia la agricultura limpia) y de comercializar sus productos. Primero, defendiendo la agricultura para el autoconsumo, es decir, garantizar la seguridad alimentaria de las familias campesinas; luego, adoptando una nueva racionalidad de la distribución de los excedentes, a partir de la configuración de formas de asociación comunitaria que gesten mercados en los que no se delegue la intermediación en especialistas que monopolizan el comercio y fijan los precios. Ello implica incursionar en otro tipo de mercados sociales como el trueque, que ya requiere de cambios de mentalidad para cuestionar la lógica de la ganancia individual a toda costa. Los jóvenes de Subacción lo plantean con mucha claridad política:

245 Entrevista a Eliana Valencia y Luz Sánchez. Op.cit.;

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Romper con la cadena económica que configura el alimento como simple mercancía, de allí la propuesta de venta solidaria y trueque, formas de transformar todo el concepto de productividad, pues si bien se necesita la ganancia, también es cierto que este tipo de intercambios se desliga de las redes de comercio tradicional y nos pone de presente la necesidad de entender que es posible intercambiar, ganar sin que el otro se arruine, intercambiar sin necesidad del dinero, cambiar plátano por papa, arroz por un libro, una libra de azúcar por un servicio, en fin, entender que otra 246

economía, otro tipo de redes se pueden construir y se han construido.

El otro problema que abordan los proyectos de las iniciativas juveniles es reconstituir una lógica de desarrollo de la actividad agropecuaria sin daño a las condiciones ambientales. Reconocer al campesino como un potencial baluarte de la protección ecológica, dar valor a su trabajo y desalentar su migración a las ciudades. Son también los miembros de Ancestros y Semillas quienes plantean este tipo de motivación para sus proyectos: Promover una agricultura de no-violencia, que no agreda al medio ambiente y su entorno, pero a su vez le permita al campesino ver la importancia que tiene él en el campo y lo aliente a declinar la posibilidad de migrar a la ciudad en busca del "progreso", donde lo único que puede encontrar es hambre y miseria perdiendo su identidad, sus costumbres, su conocimiento acerca de la tierra, su vestuario y lo más importante su dieta. Ni siquiera el campo se ha escapado a la invasión del consumismo absurdo, donde no se vale por lo que es sino por lo que la sociedad quiere que sea y en esta búsqueda el joven pierde sus raíces y con ellas todo tipo de interés por conocer su entorno y mantener viva su identidad y la de su ancestro.247

246 GRUPO SUBACCIÓN. Problemas fundamentales a los que atiende el proyecto, Tabla No. 11, GRUPO SUBACCIÓN. Op. cit. 247 GRUPO ANCESTROS Y SEMILLAS. Problemas fundamentales a los que atiende el proyecto, Tabla No. 11, Op. cit.

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El problema de la identidad es para estos grupos vital en su manera de concebir los proyectos. Algunos introducen trayectos de subjetivación, que dotan de nuevos sentidos la memoria ancestral planteándose la recuperación de la sabiduría indígena en las formas de producción, así como la posibilidad de constituir proyectos de vida juveniles que reivindican el retorno al campo, el éxodo ya no sólo de la fábrica y sus temporalidades, sino de la ciudad toda, con lo que ello implica. Hay allí la añoranza de una vida comunitaria, de la búsqueda de la armonía vital con la naturaleza y de nuevos estadios de desarrollo espiritual. Huir de la vida citadina como una práctica de libertad. Esto puede estar implicado en perspectivas ecologistas radicales como la planteada por Alberto de la Revista Verde. Rescatar la sabiduría y costumbres de los ancestros indígenas que proponen alternativas de vida y de convivencia, explorando un terreno de relaciones de seres humanos alternativas y justas, economía solidaria, cultivos orgánicos. Prácticas culturales que no son habituales en una sociedad urbana, como Bogotá, pero que uno puede practicar. Uno puede vivir en unos ciclos que le pueden aportar otros niveles de conocimiento, conocer la tierra, sus virtudes, conocerse a nivel espiritual. Mostrar alternativas a la realidad que a veces resulta impositiva. Hay muchos que han decido vivir en el campo como una forma de vida, tener una vida sostenible y alternativa… llevar una forma de vida más pausada. Quizá hacer familia, o no familias, sino hacer comunidades. No podemos decir que el modelo urbano de familia es muy benéfico, muchas veces en las familias hay muchos conflictos. Muchos jóvenes han decidido dejar la familia a un lado y establecer lazos de comunidad con personas que tengan ideales comunes, se están arriesgando. Implica esfuerzo, disciplina, sacrificio a nivel de distracciones más que placeres de todo lo que ofrece una ciudad respecto a distracciones. Hay quienes están sacrificando esa gran oferta y están comprometiéndose desde ya con unas

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pocas cosas que los llenan más a ellos, de cómo quieren ver el mundo y 248

relacionarse con él.

En el sustrato de la intencionalidad expresada, se ponen en cuestión las posibilidades de ser instaladas por la lógica del mercado, pues la existencia no es sólo un problema de subsistencia, no somos sólo lo que tenemos; también nos constituyen los otros y las otras, la tierra, el reconocimiento y la pertenencia a un territorio, ya sea de orden físico o simbólico. Por ello, cuestionan la idea de progreso e invitan a experimentar prácticas alternativas frente al consumismo y a ese tipo de relaciones que promueve, basadas en la competencia. Plantean un proceso productivo limpio y solidario que piensa en niños, niñas, jóvenes, familias y comunidad; piensan en la tierra y por supuesto, piensan en el producto. En este mundo, que privilegia la relación entre poder y dinero, las iniciativas juveniles forjan resistencia impulsando nuevos modos de producción orgánica agrícola y/o pecuaria y oponiéndose con fuerza a deteriorar su relación con todo lo viviente. En el ámbito productivo, estas semillas de resistencia juvenil elevan la valoración de los procesos cognitivos en el agro y del aprendizaje de la producción orgánica, que incluyen: primero una aproximación a los conocimientos técnicos más sofisticados, luego, una reincorporación y adaptación de los conocimientos ancestrales inherentes a las prácticas campesinas e indígenas. En este punto vale advertir el papel de las iniciativas auspiciadas por jóvenes universitarios o egresados de universidad públicas, en las áreas de ciencias agropecuarias. Su intención es colocar los conocimientos adquiridos en la universidad al servicio de las necesidades de la comunidad. Esta es otra manera de adoptar el camino de las transformaciones cognitivas del trabajo. Así lo expresa en entrevista Diana: Se planteó la idea de poder llevar un poco de academia al barrio. En un inicio, para mucha gente fue un proyecto muy loco, o sea

248 Entrevista a Alberto Niño, Op. Cit.;

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afortunadamente hay personas de: el Distrito, UNIMINUTO, que apoyan los proyectos más locos de este planeta. Incluso los profesores, ¿en la ciudad? Porque es un terreno bastante difícil, es una zona peri-urbana donde muy poco terreno es como pasto y eso. Entonces, pues de ahí surgió la idea, prácticamente ir más allá de esa academia que le dan a uno y que 249

esté al servicio de la comunidad.

Los cambios sustanciales no se dan a partir de la instrucción especializada impartida por los jóvenes; en la experiencia han comprobado que los procesos exitosos tienen dos elementos fundamentales: 1) Acompañar formación técnica con formación en problemas políticos y sociales; 2) Los jóvenes no sólo orientan técnicamente lo que se debe hacer, sino que lo hacen con la comunidad; es decir, hacen parte de un agenciamiento colectivo para la transformación integral del territorio, tal como dice Diana: Logramos transformar mucho, hicimos terrazas y logramos sembrar muchas cosas, que en este momento si no lo hubiéramos hecho serían todavía residuos de construcción.250 Hay un movimiento recíproco en todo este proceso: los jóvenes que se propusieron aportar su conocimiento a los campesinos se convirtieron, al mismo tiempo, en sus aprendices; luego, la carga emocional y cognitiva lograda durante esa experiencia en el campo, la revirtieron sobre trabajos de agricultura urbana. Todo un proceso de subjetivación rural-urbano que algunos llaman “rurbano” y que hace una parte políticamente sofisticada del fenómeno de “ruralización de lo urbano”, expresión que podría ser definida por el modo de los flujos campo y ciudad, que acelerados por procesos demográficos y económicos producen una constante migración campesina a las ciudades, que impregna el hábitat urbano de lógicas y sensibilidades próximas a la tierra y al modo de vida rural. Este último proceso puede

249 Entrevista a Diana Moreno. Colectivo Red Agropecuaria y Educación Popular, Bogotá, 2008. 250 Ibíd.

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entenderse como la generación de espacios de resistencia, a partir de un modo de vida y de unas prácticas productivas que no aceptan su desaparición, o según Weller, son “actividades de refugio” de estas formas de vida que surgen: Cuando otros modos, estilos y lógicas de existencia y subsistencia, basados en valores, saberes y sentires rurales comienzan a mimetizarse en las prácticas cotidianas de la urbe. O como indica Weller (1997) en lo que pueden llamarse las “actividades de refugio” como las que llevan a cabo actores rurbanos (por ejemplo, los recolectores informales de residuos o los areneros que utilizan para sus actividades cotidianas en la ciudad, transportes de tracción a sangre). Estas actividades, a pesar de estar asociadas a épocas de crisis, reconocen procesos históricos que les dieron lugar y constituyen entramados de subsistencia que poseen una ecología de objetos propia y un universo característico de representaciones y significaciones (González y Kenbel, 2004). Dentro de estas práctica “rurbanas” se encasillan la mayoría de las actividades de rebusque que despliegan los pobres en nuestras ciudades y para esta resistencia económica apelan a los saberes adquiridos en su reciente vínculo con la vida rural; son actividades de tránsito entre la lógica campesina y la urbana, aunque por supuesto cada vez más determinadas por el modo de vida propio de las ciudades. Los jóvenes de las iniciativas agro-ecológicas han descubierto que de esta situación de tránsito también pueden obtenerse réditos para la actividad de las iniciativas juveniles de carácter social. Hernán Camilo lo consigna de esta manera: Generamos

un proceso con grupos de adultos, niños y adultos

mayores para concientizar sobre el cuidado del medio ambiente. Talleres con semilleros, huertos que con los niños nos traen el cuidado de la tierra, cómo manejar la tierra, lo bueno que nos da la tierra, todo lo podemos sembrar y recoger para nosotros. (…) Y con los adultos mayores, una retroalimentación desde ambas partes porque la mayoría, sobretodo en el

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sector donde vivimos (sur oriente de Bogotá), ha tenido mucho contacto con el campo. Esos barrios se construyeron de la migración de las personas del campo, y saben realmente lo importante del cuidado, lo importante de un cultivo... toda esa retroalimentación nos sirve para volver al principio, a los semilleros con los niños: todo lo que aprendemos se nos convierte como en un círculo que generamos en el tiempo de la ejecución del proyecto.

251

Es de observar que en la mayoría de iniciativas rurales participan las familias de los y las jóvenes. La forma de producción (en pequeña escala, artesanal y orgánica) hace que los productos se destinen en su mayoría a la autonomía alimentaria, y en pocos casos, a la venta o al intercambio en redes de economía solidaria. El objetivo en este terreno es que las familias puedan acceder a alimentos nutritivos, a bajo costo y de producción limpia. Pero también se abre un campo muy amplio para procesos de valorización económica del trabajo de los campesinos que optaron por la agricultura orgánica y ecológica. Los consumidores de algunos países centrales, y una franja aún muy pequeña de los consumidores nacionales, están dispuestos a pagar mejores precios dado el valor agregado de la mayor calidad de productos saludables, libres de la toxicidad química que supone la producción saturada de fungicidas y herbicidas, nociva para el cuerpo y altamente contaminante de la naturaleza. Los grandes circuitos comerciales de alimentos han captado esta posibilidad y comienzan a crear nichos de mercado especializados en productos de agricultura orgánica. El marketing ha generado un segmento de estos alimentos, dirigido a consumidores de altos ingresos. La agricultura ecológica se entiende como una forma de producción, considerada la “Oportunidad Comercial del Futuro” por más de 100 empresarios que se reunieron en el Encuentro Bio2001. Las frutas y

251 Entrevista a Hernán Camilo Quintero. Op. Cit.;

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hortalizas orgánicas son consideradas un manjar en Alemania, Reino Unido, Italia, Francia, Estados Unidos y Japón, en estos países, la mitad de sus pobladores pagan por ellas, hasta un 40% más de lo que pagan por productos que no son orgánicos. En los mercados internacionales han entrado a competir productos como frutas, verduras, frutos secos, café, cacao, hierbas, especias, aceites, endulzantes, cereales, carnes, lácteos, 252

huevos y alimentos procesados.

El negocio de alta productividad de estas iniciativas exige: 1) identificar esta potencia productiva está en manos de los pequeños agricultores, porque la calidad de estos productos depende en buena medida del manejo de la escala de producción y del cuidado casi artesanal de todo el ciclo; y 2) buscar las formas de asociación y de mercadeo social para que se obtenga la valorización consecuente de estos productos. Los y las jóvenes comienzan a entenderlo. Diana lo dice de esta forma: Ese mercado está muy sesgado a las grandes élites, las grandes superficies venden productos orgánicos pero sumamente caros, entonces la idea es colocar eso en las poblaciones que verdaderamente lo requieren.253 Son muchos los problemas que desalojan a los y las jóvenes de zonas rurales: escasez de oportunidades; falta de acceso a la tierra; pérdida y contaminación de los recursos naturales; bajo nivel de articulación de las organizaciones campesinas; ausencia de espacios de formación sobre técnicas alternativas de cultivo; dinámicas campesinas aisladas del casco urbano por ausencia de vías terrestres y de medios de comunicación eficientes; deterioro de la salud a causa de la desnutrición, del consumo de

252 Agricultura Limpia. Agricultura orgánica o ecológica. Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, 2001. p. 5 y 6 [en línea] Recuperado el 30 de Marzo del 2009. En http://www.minagricultura.gov.co/archivos/guia_de_agricultura_ecologica.pdf 253 Entrevista a Diana Moreno. Op. cit.

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hormonas y de químicos en los alimentos; y falta de iniciativas productivas que generen oportunidades de empleo para la población joven, que capten el aumento del valor producido por prácticas agropecuarias orgánicas y no contaminantes. Estas y otras problemáticas observadas y experimentadas por los y las 254

jóvenes rurales entretejen, lo que Flor Edima Osorio

denomina tensiones

constantes que inciden negativamente en la situación y posición de estos actores sociales: invisibilización, homogenización, ausencia de conocimiento y de reconocimiento. Las y los jóvenes en el campo son valorados fundamentalmente como mano de obra, pero no son visibles como actores sociales capaces de comprender, opinar y participar. La invisibilidad se traduce en la homogeneización, que oculta la diversidad de problemáticas, potencialidades, sueños y expectativas. Dicha homogenización deriva tanto de la simplificación que se hace de las sociedades rurales como de su marginalidad histórica en las agendas políticas. Las iniciativas productivas juveniles comienzan a proponer caminos distintos para la emergencia de subjetividades políticas juveniles, que creen espacios sociales relevantes para los y las jóvenes del campo y para quienes desarrollan una práctica productiva agro-ecológica en las ciudades.

5.3 Algunas Reflexiones Sobre Jóvenes Y Juventud Rural En Colombia Flor Edilma Osorio Pérez255 Las reflexiones que comparto hoy con ustedes, son fruto de diversos estudios, algunos desarrollados específicamente con pobladores rurales, 254 OSORIO, Flor Edilma. Algunas reflexiones sobre jóvenes y juventud rural en Colombia. Ponencia presentada en los Paneles y Mesas de Trabajo sobre Subjetividades Juveniles y Acciones Afirmativas Ciudadanas. Agosto 11 de 2008. Uniminuto. Se transcribe como tercer apartado de este capítulo. 255 Profesora Investigadora Universidad Javeriana. Facultad de Estudios Ambientales y Rurales. [email protected]. Este es un documento ha sido preparado a solicitud de

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como el análisis realizado sobre jóvenes y juventud en zonas de cultivos de coca y amapola. Otros, se enmarcan dentro de problemas como el desplazamiento forzado, el conflicto armado, las migraciones internacionales y el desarrollo local, en todos los cuales, la presencia, la participación y la importancia de los jóvenes ha sido evidente. Además de estos estudios, también me han permitido hacer estas elaboraciones que espero aporten a la discusión el aprendizaje realizado durante el acompañamiento a los trabajos de grado de la Maestría en Desarrollo Rural sobre organizaciones de jóvenes rurales, sobre el relevo generacional en el campo, sobre la participación política de jóvenes en municipios pequeños, los diagnósticos de jóvenes y la exploración de expectativas de mujeres y hombres jóvenes en diversos lugares del país. Este texto busca entonces un acercamiento que permita dilucidar las connotaciones y el alcance del papel de los jóvenes rurales en la sociedad colombiana, asumiendo la profunda heterogeneidad presente en el país y las dinámicas territoriales existentes, con sus particularidades y sus tendencias comunes. Para ello, desarrollo tres apartes. En el primero propongo algunas discusiones sobre el concepto de jóvenes y de juventud rural. El segundo se ocupa de plantear algunas de las tendencias que caracterizan lo rural colombiano. El tercero se orienta a explicar de modo explícito los espacios y las acciones colectivas de los jóvenes en el campo. Finalmente, concluyo con algunas reflexiones sobre perspectivas y retos que plantea el trabajo con los jóvenes en el sector rural.

5.3.1 ¿Cómo definir a los jóvenes rurales y a la juventud rural? ¿Cuando hablamos de jóvenes rurales o de la juventud rural a quiénes nos estamos refiriendo? Para intentar responder la pregunta nos referiremos a cada una de las siguientes dos nociones: Uniminuto. Retoma en buena parte lo expuesto en Osorio, 2005a. Sin embargo incluye otros aspectos actualmente en proceso de profundización y que forman parte de un proyecto en marcha sobre el tema.

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En términos legales, cuando hablamos de juventud nos referimos a un 256

rango de edad de las personas, situado entre los 14 y los 26 años . Este criterio cronológico sirve para delimitar de manera simple, una noción que sin embargo tiene profundas y complejas implicaciones. La categoría de joven o de juventud alude a una construcción social y relacional, que por su mismo carácter cambia según los tiempos, los lugares y las culturas. Los grupos de edad implican cuestiones fundamentales, definiciones en la sociedad, en la familia, en el grupo, que suponen unas expectativas, unas funciones, unas restricciones y unas posibilidades específicas para quienes se ubican en ellos. De allí derivan entonces licencias o restricciones individuales y colectivas que van a condicionar las relaciones sociales, las actuaciones, comportamientos y demás formas de expresión y de inserción social. A su vez, esta categoría social se cruza con otras categorías como género, etnia, rural, urbana, clase, entre otras; lo cual amplía la gama de experiencias, vivencias, posibilidades y prohibiciones. Así, es frecuente que el imaginario sobre la juventud se presente como el de una etapa de preparación, con exigencias menores, con cierta irresponsabilidad y disfrute, antes de llegar a la edad de la adultez. Una edad en la cual aún no se es, sino en la que uno se prepara para ser. Sin embargo, este imaginario esconde y vuelve invisibles las realidades de mujeres y de hombres jóvenes que de manera más frecuente deben enfrentar realidades sociales y económicas, asumiendo roles y responsabilidades asociadas tradicionalmente con la adultez. Pese a ser una especie de limbo social, la juventud como etapa tiene cada vez más reconocimiento y se reafirma, especialmente en los entornos urbanos.

256 En Colombia la Constitución Nacional reconoce a los jóvenes como sujetos de derechos en su artículo 45. La ley 375 de 1997 o ley de la Juventud, que desarrolla este artículo establece que para los fines pertinentes de participación y derechos sociales, se entiende por joven toda persona entre los 14 y 26 años.

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Ahora, bien, ¿cómo definir lo rural? El carácter rural está dado por unos procesos territoriales muy diversos, cuya construcción social está marcada de manera importante, pero no exclusiva, por la relación con el entorno natural y por la baja densidad poblacional. Si bien se mantiene, la frontera entre lo rural y lo urbano es cada vez más difusa, en tanto aumentan los matices y los entrecruzamientos que afectan ambas dimensiones económicas, políticas y socioculturales. Sin embargo, las delimitaciones conceptuales tienen implicaciones concretas. Así, por ejemplo, si retomamos el rango de edad planteado anteriormente y nos preguntamos cuántos son los jóvenes rurales en 257

Colombia, la respuesta oscila entre los 3 y los 6 millones de personas . La fuente censal más usada delimita los cascos urbanos en función de las redes de servicios públicos. El “resto”, que presuntamente equivaldría a lo rural, 258

correspondía al 28% de la población nacional en 2003 . Pero hay otras propuestas. Por ejemplo, identificar como municipios rurales a los que tienen 259

menos de 10.000 habitantes, con lo cual la población rural pasaría al 42% . Algunas categorizaciones indican que 959 municipios colombianos podrían 260

estar en el conjunto de lo “rural” , mientras otras señalan que 797 municipios 261

se situarían por encima del 60%, según el índice de ruralidad . Estamos

257 El cálculo es hecho con base en un volumen de población proyectado para 2005 en 45'.325.260 habitantes, cuya cuarta parte, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, DANE, está entre los 14 y 26 años. 258 PERFETTI, Mauricio. Estudio sobre la educación para la población rural en Colombia. 2004.En línea Consultada en Febrero 23 de 2005, en http://www.unesco.cl/medios/biblioteca/documentos/ estudio_educacion_poblacion_rural_colombia.pdf. 259 PÉREZ Edelmira y PÉREZ, Manuel. 2002. El sector rural en Colombia. En: Cuadernos de Desarrollo Rural, No. 48, Primer semestre, Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Estudios Ambientales y Rurales. 260 Cf. FUNDACION SOCIAL. Municipios y Regiones de Colombia. Una mirada desde la sociedad civil. Bogotá: Editorial Antropos 1998. [El DANE identifica 14 categorías en 1989, distribuidas en dos grandes grupos, el rural con 11 categorías y el urbano con 3] 261 Ibíd. [Categorización hecha por el Fondo DRI, en donde uno de los índices empleados para identificar prioridades de inversión fue el índice de ruralidad que es el porcentaje de población rural respecto de la población total]

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entonces ante la necesidad de replantear la categoría tradicional de lo rural , de modo que reconozca sus nuevas dinámicas, al tiempo que revalorice tanto su papel como su contribución en la vida de la sociedad colombiana. Jaramillo (1986) propone una dimensión de orden sociocultural muy interesante cuando se refiere a los procesos de urbanización sociológica y desarrolla el concepto como la influencia cultural en términos de vestimenta, costumbres, etc. que la ciudad produce en los habitantes del campo. Pero, este mismo concepto se puede plantear a la inversa, como “ruralización sociológica”, lo cual supondría la réplica o la continuidad de patrones de vida, de uso de los espacios y de formas de sociabilidad “típicamente rurales” que 263

se trasladan a la ciudad . Esta dimensión mucho menos frecuentemente se diferencia, percibe y cuantifica. El uso de tecnología en comunicaciones, de vestimenta o el consumo cultural, entre otros, demuestran la cobertura que alcanza la sociedad de mercado para plantear sus ofertas e incorporarlas como criterios de integración. “A los pobres de la sociedad de consumo se les define ante todo (y así se autodefinen) como consumidores imperfectos, deficientes; en otras palabras, incapaces de adaptarse a nuestro mundo (...) Esa incapacidad es causa determinante de degradación social y <<exilio 264

interno>>” . Con dos nociones claves, pero bastante fluidas, detengámonos ahora en la noción conjunta de jóvenes rurales y de juventud rural. Para ello traigo una frase bastante ilustrativa de un joven en el Caquetá: “Aquí hay muchos

262 PERRY, Guillermo y LEDERMAN, Daniel. Capítulo I. Más allá de la ciudad: contribución del campo al desarrollo, Banco Mundial, publicación en línea consultada en marzo 28 de 2005, en http://wbln0018.worldbank.org/LAC. Recientemente el Banco Mundial afirmó que los “sectores rurales de América Latina y el Caribe en promedio resultan dos veces mayores que el tamaño de las cifras oficiales”. 263 Cf. PÉREZ, Edelmira. El campesinado en Colombia hoy: diagnóstico y perspectivas. Serie Investigación y Desarrollo N° 3, Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana. Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas. 1991. 264 BAUMAN, Zygmunt. Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Barcelona: Gedisa, 2000; p. 24.

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jóvenes pero no hay juventud” . A mi juicio, la expresión señala que pese a la existencia de personas que se pueden ubicar en un rango de edad determinado, conocido como juventud, eso no significa necesariamente, que estén viviendo experiencias identificadas y difundidas, como deseables para esa edad. Una encuesta a jóvenes en el país encontró varias respuestas sobre el significado de ser joven en Colombia. La diversión, el disfrute y la alegría son 266

los significados más frecuentemente evocados allí . Sin embargo, en el campo parece haber cierta inexistencia social de esa edad particular, por su rápida entrada al mundo adulto. “Al no haber juventud, no hay ilusión de vida. Por no (sic) haber juventud es que la persona piensa tantas cosas bonitas, como de progreso, comienza a pensar para luego practicar. En cambio aquí no hay eso. A aprender a trabajar porque no hay más que hacer” (Ferro et al, 1999:153) En la mencionada encuesta, la segunda respuesta en importancia tiene que ver con la utilidad, la responsabilidad y la preparación para el futuro, lo cual sí está muy presente en el sector rural: “(La responsabilidad) es estar en el campo, que se preocupe por su tierra, ayudar a la comunidad, sacar los proyectos que se realicen en la vereda”267. Inclusive se afirma como una reivindicación frente a la exclusión: Es la persona que vive en el campo pero que tiene los mismos derechos y deberes que tienen los jóvenes urbanos, aún más porque el desarrollo de

265 FERRO, Juan Guillermo; OSORIO, Flor Edilma; URIBE, Graciela y CASTILLO, Olga Lucía. Jóvenes, coca y amapola. Un estudio sobre las transformaciones socioculturales en zonas de cultivos ilícitos. Pontificia Universidad Javeriana. Facultad de Estudios Ambientales y Rurales. Bogotá, 1999; p. 149. 266 COLOMBIA JOVEN. 2000. Encuesta de jóvenes, Presidencia de la República, [en línea]. C o n s u l t a d a e n S e p t i e m b r e 2 4 d e 2 0 0 4 , e n http://www.oij.org/pdf/EncuestaNacionalJuventudCOLOMBIA.pdf>. 267 ARCILA, Catherine. La participación de los y las jóvenes rurales a través de sus organizaciones en el departamento de Risaralda. Informe de trabajo de investigación primer año. Maestría en Desarrollo Rural. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2004; p. 37.

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una organización, o grupo o vereda la tiene el campo. Entonces si trabajamos, si sacamos proyectos, si dejamos a un lado la violencia, yo creo que el mundo sería mejor y todos, tanto los jóvenes rurales como los urbanos, tendríamos un mayor futuro y una comunidad en paz y en 268

convivencia.

Es necesario recordar que buena parte de la construcción de las representaciones de la juventud se alimenta de la percepción de otros pobladores: padres, madres, maestros, medios de comunicación y de la sociedad en su conjunto. Así por ejemplo, en las zonas rurales, con frecuencia se señala a los hombres jóvenes y foráneos como las mayores amenazas para las buenas costumbres y la tranquilidad de los residentes. Se asigna de manera muy directa a los jóvenes: el consumo de alcohol, las peleas, los asesinatos, los negocios ilícitos de delincuencia común y organizada, la aparición de trabajadoras sexuales los días de mercado, todo ello aunque haya comportamientos similares en los adultos. Podríamos leer esto como parte de una discriminación “antijóvenes” que implica una descalificación 269

estructural de la generación anterior a la nueva . Aquí nos situamos en dinámicas de orden familiar y colectivo de las sociedades rurales, en términos de las tensiones de relevo generacional y de las expectativas frente a futuros deseados y valorados, todo lo cual, está relacionado con una representación de orden hegemónico sobre la inferioridad y la subordinación de lo rural frente a lo urbano. Hay mensajes tácitos y explícitos recreados en las mismas comunidades, en las mismas familia campesinas, que quieren un “mejor futuro para los hijos”, que estaría ubicado en la ciudad, “para que no repitan lo mismo”, usualmente relacionado con ser un campesino ignorante, pobre y que también se debaten entre la nostalgia de quién los va a suceder y las exclusiones que operan sobre sus jóvenes.

268 Ibíd., p. 37. 269 Cf. BORDIEU, Pierre. La “juventud” no es más que una palabra, en Sociología y Cultura, México: Conaculta - Grijalbo, Colección Los Noventa, 1990; p.172.

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Para cerrar este aparte, quisiera dejar planteadas algunas constantes que preocupan por sus profundas implicaciones sobre la situación de los jóvenes rurales de ambos géneros: ? Invisibilidad: Los jóvenes de ambos géneros en el campo, son valorados fundamentalmente como mano de obra, pero se obstaculiza su visibilidad como actores sociales capaces de comprender, opinar y participar. Así, sólo reciben reducidas ofertas de servicios que los consideran productores potenciales, pero eluden dimensiones fundamentales como su capacidad de actuar en tanto sujetos sociales y políticos. ? Homogenización: La invisibilidad se traduce también en el ocultamiento de la diversidad de problemáticas, de potencialidades, de sueños y de expectativas de estos muchachos. Y tal homogenización deriva tanto en la simplificación operada sobre las sociedades rurales como en su marginación histórica en las agendas políticas, desconociendo así que lo rural merece una mirada particular. ? Ausencia de conocimiento y de reconocimiento de jóvenes rurales de ambos géneros. Frente a la heterogeneidad de procesos es necesario conocer y comprender cómo son percibidos y cómo se perciben a sí mismos las jóvenes y los jóvenes rurales, de manera que las posibles respuestas estén en concordancia con la gama de diferencias existentes. ¿Qué valoraciones tienen de la ciudad, del campo, de sus propias ideas de desarrollo y de bienestar? ¿Qué sueños tienen y cómo valoran la posibilidad de realizarlos y en dónde? ¿Qué papel juegan las migraciones en esas búsquedas?

5.3.2 Lo rural en Colombia. Algunas tendencias Los jóvenes rurales colombianos de ambos géneros viven y sobreviven en condiciones de gran adversidad, que caracterizaremos rápidamente, a partir de cinco aspectos relacionados entre sí: la concentración de la propiedad, la crisis del sector agropecuario, la agudización del empobrecimiento rural, los cultivos de uso ilícito y el conflicto armado.

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? La concentración de la tierra: En 2001, el 0.4% de los propietarios controlaban el 61,2% de la superficie territorial, poseyendo fincas de más de 270

500 hectáreas . En tanto, el 57,3% de propietarios controlaban solamente el 1,7% de la superficie y sus fincas constaban de menos de 3 hectáreas. La acumulación de la tierra sigue siendo una problemática histórica pues el índice 271

de Gini se mantiene desde la década del 60 por encima de 0.82 (MACHADO, 1998:81). Estas dinámicas territoriales de concentración de la tierra conllevan de manera legal e ilegal no sólo una concentración del capital, sino de la renta política y social. ? Las crisis del sector: En medio de esta crisis estructural, se desarrollan las crisis semi-permanentes, relacionadas con la producción y el empleo (Fajardo, 2002). Si bien ha habido una ligera recuperación del sector agrícola en Colombia, una mirada a largo plazo señala una crisis sostenida, entre otras cosas, producto de la apertura económica iniciada en los años 90. En el período entre 1991 y 2000 se perdieron 189.355 puestos de trabajo, de los cuales el 19% se perdió en el último año, debido a que en ese periodo 272

disminuyeron las áreas cultivadas en un 14% . La crisis ha tenido diversos ciclos e impactos diferenciados por sectores y productos. Sin embargo, son los jóvenes rurales quienes ven afectados sus empleos en la agricultura, ya sea esta de tipo empresarial o de economía campesina, empleos que según cálculos, corresponden a una cuarta parte de los trabajadores entre 19 y 25 273

años de edad . Lo sucedido con el algodón y el café, ha mostrado impactos

270 Cf. FAJARDO, Darío. Tierra, poder político y reformas agraria y rural. Cuadernos Tierra y Justicia, Bogotá: ILSA, No. 1, 2002 271 Cf. MACHADO, Absalón. La cuestión agraria a fines del milenio. Bogotá: El Ancora Editores, 1998; p. 81. [El índice Gini mide el grado de concentración de la propiedad rural al comparar el porcentaje de área acumulada por un determinado número de propietarios] 272 Las cifras son muy diversas pues para la misma época, por ejemplo, el Ministerio de Agricultura aseguraba un aumento del empleo del 8% en el 99 y del 3% en el 2000. Cf. CONTRALORÍA GENERAL DE LA NACIÓN, Op. cit.; 273 Según Colombia Joven esta parte corresponde al 77 % de los jóvenes.

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regionales severos en la economía y en la dinámica sociocultural de los pobladores rurales, en medio de una recurrente exclusión para los pequeños 274

productores.

? Los cultivos de uso ilícito: Mientras esto sucede en la agricultura lícita, los cultivos de uso ilícito, como la coca y la amapola, mantienen un aumento creciente, expandiéndose por el país. Las cifras sobre cultivos, áreas fumigadas y erradicadas constituyen la arena política del debate, en la medida en que buena parte de la apuesta gubernamental y sus alianzas con el gobierno estadounidense se concentran en este campo. La forma y los datos de los registros llevan a cifras muy diferentes entre lo fumigado, lo erradicado y lo sembrado. De allí se desprenden valoraciones y decisiones sobre el éxito o el fracaso de tales políticas. Según el informe que presentó este año la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito, los cultivos ilícitos en Colombia aumentaron en un 27%, pasando de 78.000 hectáreas en el 2006 a 275

99.000 en el 2007 . Sin embargo, se continúa haciendo caso omiso del “efecto globo”, esto es, del traslado de cultivos dentro y fuera del país, y del efecto de ampliación del paraguas de ilegalidad, como puede verse en el Informe del PNUD, 2003.

276

? Agudización del empobrecimiento rural: La crisis del sector se manifiesta también en el aumento del empobrecimiento rural. Así en la década del 90 se pasó de 64% a 83% de pobres rurales, con un incremento de 10 puntos porcentuales con respecto a la pobreza urbana277. Los ingresos reales de los hogares rurales han disminuido cerca de un 15%, descenso que ha

274 SALGADO, Carlos. ¿Crecimiento agrícola o desarrollo rural? En Reelección: el embrujo autoritario. Plataforma Colombiana de Derechos Humanos, democracia y Desarrollo. Bogotá:, 2004; 275 EL ESPECTADOR. En 27% aumentaron los cultivos ilícitos, Bogotá: Edición de Julio 11 de 2008. 276 Cf. PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO, El Conflicto: callejón con salida. Bogotá: PNUD. 2003. 277 PERFETTI. 2004. Op. Cit.

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continuado, de manera que en el 2000 un empleado del sector rural recibía un 278

24% de ingresos menos que lo que recibía en 1994 . Mientras que el analfabetismo total del país es de 7,6%, en las zonas rurales llega al 15,4%. La 279

escolaridad urbana es de 8,4% y la rural sólo del 4,5% . La brecha con la ciudad 280

en términos de inequidad en servicios y oportunidades es una característica estructural que alimenta la dinámica migratoria rural-urbana y de manera 281

progresiva también la migración internacional , especialmente de personas jóvenes. ? El conflicto armado tiene como escenario privilegiado, aunque no exclusivo, al campo, a sus pobladores, y ha provocado el desplazamiento 282

forzado de más de tres millones de personas de las cuales, un promedio del 70% eran pobladores con vínculo rural, en razón de su empleo, su residencia y la tenencia de tierra. Se calcula que el 55% del total de desplazados es menor de 18 años. Esta estrategia político-militar de homogeneización de la población para controlar el territorio, se articula con intereses económicos locales y regionales, imponiendo su hegemonía por la vía del terror, de la muerte y ha significado más de cuatro millones de hectáreas “abandonadas”, 283

de las cuales el 57% son parcelas de menos de 20 hectáreas . Estamos entonces ante una dinámica sostenida y soterrada, desde hace por lo menos

278 Ibíd. Cálculos de Lora y Herrera citados por Perfetti, 2004. 279 DÍAZ, Juana Inés. La revolución educativa. Documento Ministerio de Educación Nacional, 2004. En línea, Consultado Abril 18 de 2005, en http: www.preal.org. 280 Según Planeación Nacional, para 2005 la pobreza urbana estaba en 42,3% mientras que la rural era de 68,2%. En ese mismo año la indigencia estaba en las ciudades en 10,2% y en 27,5% e n e l c a m p o . C f . http://www.presidencia.gov.co/sne/2006/enero/18/presentaci%F3ncifraspobreza2005.pdf 281 Cf. OSORIO, Flor Edilma; MEJÍA, William y RESTREPO, Gloria. De productor de café a pueblo emigrante. Experiencia migratoria internacional y su incidencia en el desarrollo del municipio rural de Córdoba, Colombia, Informe de Investigación. Alma Mater, Universidad Javeriana, 2008. 282 Cálculos de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento, CODHES, entre 1985 y el 2003. 283 OSORIO, Flor Edilma. Jóvenes rurales y acción colectiva en Colombia. En Revista Nómadas No. 23, 2005. Universidad Central, Edición Colombia; p. 122 -131.

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dos décadas de desruralización forzada, que tiene como contrapartida una urbanización marginal e indigna. Las y los jóvenes son las principales víctimas y victimarios del conflicto armado. Las defunciones por homicidios son mayoritariamente de hombres de menos de 30 años. Una estimación conservadora de los menores de 18 años vinculados a los grupos armados como combatientes, menciona la 284

escalofriante cifra de 11.000 personas . En su mayoría son hombres, si bien la incorporación de las mujeres es cada vez mayor. El 64% de los desvinculados de grupos armados hasta el 2003, tenían entre 14 y 24 años, lo cual significa que cerca de 24.000 jóvenes están vinculados a las filas de los grupos 285

286

ilegales , de los cuales el 79% tiene origen rural . El ingreso masivo, en el caso de los paramilitares, incluye tanto labores de inteligencia, como trabajo militar y labores en las fincas de los jefes, algunas de ellas relacionadas con 287

cultivos de coca . En este inventario de impactos de la guerra es necesario señalar también, que las minas antipersonales dejan en promedio 3 víctimas 288

diarias

289

y más de mil personas muertas cada año . Su existencia obliga al

desplazamiento forzado, al reacomodar el uso del suelo, a hacer cambios sustanciales en la significación de los lugares después de experiencias de muerte y dolor, inutiliza zonas, pero ante todo, genera riesgos enormes para los habitantes rurales, los cuales permanecerán con una actividad latente durante décadas.

284 Cf. HUMAN RIGTHS WATCH. 2003. Aprenderás a no llorar. En línea, consultado en febrero 15 de 2003, en http://hrw.org/spanish/informes/ 2003/colombia_ninos.html, p. 6. 285 Bajo el cálculo de que hay cerca de 38.000 combatientes (Gómez, 2003). 286 Cf. GÓMEZ, Mario. Reinserción, desmovilización y juventud. Bogotá: Fundación Restrepo Barco. Documento 2003. 287 Observación recogida en trabajo de campo en el Bajo Sinú, 1997-2000. 288 Colombia es el cuarto país del mundo después de Camboya, Afganistán y Angola en el que se siembran minas. Hay por lo menos 100 mil artefactos colocados en 661 municipios, más del 50% del país, en 31 de los 32 departamentos. El 96,9% están en zonas rurales. Cf. EL TIEMPO, edición de Mayo 22 de 2005. 289 De acuerdo con Human Rights Watch, las personas fallecidas han pasado de 300 en el 2001 a 1.100 en el 2006. Cf. EL PAÍS [en línea] “Mil personas mueren al año por minas antipersonal en Colombia”. Madrid: 27 de julio de 2007. Consultado en Agosto 3 de 2007.

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En medio del conflicto armado las prácticas territoriales rurales sufren profundos cambios, bajo aparente normalidad para el conjunto de la sociedad, se silencia y se vuelve invisible lo que ocurre. Además de la violencia cotidiana y del reclutamiento en las filas de armados, hay otros costos menos perceptibles, pero no menos importantes para las sociedades locales, que se concentran en las mujeres y la población juvenil, tales como la prostitución juvenil, el madresolterismo, así como un aumento considerable de 290

enfermedades de transmisión sexual y de drogadicción.

Con los procesos de desarme de los grupos paramilitares en muchos casos 291

aparente ocurridos a partir de la ley 975 de 2005 , existen nuevos retos e implicaciones para las sociedades rurales. Se ha apostado al éxito de la “desmovilización” de las bases de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, situando proyectos de orden agropecuario en los municipios y en el sector rural, tomando en cuenta la procedencia campesina de muchos de los combatientes. Los principales problemas que se han presentado, se refieren a la continuada inseguridad y la generación de desconfianza entre la población, en medio de una aparente tranquilidad. En las regiones se mezcla cierto optimismo por el reintegro de los combatientes con el creciente temor al control que siguen ejerciendo. En varias zonas, el control, el trabajo político y el dominio territorial se ejercen de manera coordinada, a través del respeto y obediencia a un líder y su efectividad puede percibirse en la incidencia de ello

290 En entrevista informal en 2005, un funcionario regional explicaba la existencia de “las prepago que están entre los 2 millones y los 30.000 pesos”. Esa denominación corresponde a muchachas que, desde diversos lugares del país, llegan los fines de semana a Montería. En Bojayá, hoy tomada por militares y paramilitares, se registran varios casos de jovencitas con VIH y de jóvenes drogadictos, impulsados por los paramilitares, una tasa bastante alta para una población campesina de 2000 habitantes. 291 18 grupos paramilitares, con un número total de 10.587 combatientes de manera colectiva y 2.638 de manera individual, para un total de 13.225 personas. Como en muchos otros fenómenos de la guerra, las cifras son diversas y poco confiables (PNUD, 2005). A mayo de 2007 las cifras señalan 43.781 desmovilizados, 12.110 individuales, de los cuales el 70.5% son de guerrillas y el 29.5 de las AUC y 31.671 colectivas. En conjunto el 89% corresponde a hombres y el 11% a mujeres. PNUD, 2007.

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292

en las elecciones locales . Por otra parte, los proyectos productivos son poco exitosos, su cobertura no es proporcional a su beneficio y se dice que no se han consultado los intereses de los “desmovilizados”. Así mismo, el incumplimiento estatal es reiterado, lo cual constituye una amenaza latente de protesta colectiva, pero ante todo genera una gran incertidumbre entre los desmovilizados, opuesta al optimismo institucional. La falta de respuestas concretas a nivel material, alimenta las permanentes ofertas del narcotráfico y de la delincuencia organizada de enrolar a estos jóvenes en sus ejércitos privados y demás bloques, que continúan en proceso de reclutamiento. La vinculación de ciudadanos jóvenes rurales a las filas de los diversos actores armados legales e ilegales se explica por varios de los aspectos ya mencionados y por otros más, recogidos en algunas historias, donde encontramos trasfondos de exclusión, que se concretan en pobreza y violencia intrafamiliar, por las cuales “las familias descubren que el hijo existe cuando se va de la casa”. La escuela “no les sirve para nada” y al vincularse a 293

grupos armados consideran que “ahora si conseguimos trabajo” . El deseo de aventura, la búsqueda de espacios de reconocimiento y poder, la necesidad de resolver en parte sus sueños y vivir en condiciones dignas, de escapar al maltrato familiar que con frecuencia incluye abuso sexual, pero también de articularse por la vía del espejismo del consumo, son factores que entran en juego para impulsar la decisión de salir del campo, por cualquiera de los posibles caminos, aún a costa de sus propias vidas. Diferenciar pobladores rurales y urbanos, ciudad y campo, no es una tarea tan sencilla hoy en día. Muchas de las indudables diferencias están

292 Al parecer, en la desmovilización se continúa con la inercia de obediencia y lealtad a sus jefes, fenómeno que no es exclusivo de este caso, pero que se torna mucho más peligroso dado el estado de guerra en que se continúa, la inexistencia de una desmovilización armada efectiva y la inestabilidad de estos procesos. 293 FERRO y URIBE retoman estas afirmaciones de un estudio de 11 casos, hecho por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar de Florencia, a partir de la denuncia del reclutamiento de menores en el Caquetá.

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especialmente en las condiciones de pobreza y exclusión existentes entre uno u otro contexto. Ahora bien, esto debe relativizarse, pues si bien los indicadores y los promedios dejan claro que es necesario reconocer la existencia de la miseria urbana. Además, más allá de una diferencia proveniente de decisiones en la distribución de recursos pero relacionada con esta, encontramos una profunda subestimación de lo rural, percibido como un espacio subordinado e inferior a lo urbano. Entre otras cosas, esto deriva de las comprensiones sobre el desarrollo y los planteamientos que se han hecho sobre el despegue del mismo. En especial la teoría de la modernización de Rostow en donde la agricultura cumple un papel fundamental y previo en un crecimiento autosostenido y dirigido hacia la industrialización. Esta jerarquización alimenta la mirada, que el centro hace de las regiones y de las provincias, lo cual, a su vez se replica, incluso en los lugares más pequeños y 294

caseríos, desde los cuales se mira ya con cierta soberbia al campo . El urbano se erige entonces, como el contexto en donde mejor se vive, donde se es ciudadano, con un mejor estatuto, en tanto el campo es el lugar de los excluidos. Desde mi perspectiva, las diferencias entre campo y ciudad constituyen un área a fortalecer y si se quiere a recrear, para articular referentes de identidad en una perspectiva política. Esto es, en busca de que la pertenencia a lo rural se convierta en fuerza dinamizadora de procesos de reivindicación, de defensa de territorios, de posicionamiento a nivel de la sociedad colombiana en general. No se trata de erigir muros, ni de profundizar antagonismos con otros sectores, pero sí de relacionarse y hacer alianzas con una posición crítica en donde lo rural no sea “aquello de lo que se quiere escapar” o “aquello vergonzante”. 294 Cf. SERRANO, Nicolás. Cuando el Territorio no es el mismo. Bogotá: Corporación Puerta Abierta y Plan Internacional, 2007; p.156 -157. “Dos estigmas experimentan los jóvenes: uno, como desplazados que se homologa a una categoría peligrosa por “su supuesta vinculación a un grupo armado o por ser potenciales peligrosos por su pobreza”. El otro estigma “es el de ser “corroncho” o “pueblerino” que los hace ser considerados como ignorantes, desactualizados o anticuados en las relaciones con otros jóvenes y su entorno”

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5.3.3 Saliendo de la invisibilidad: los jóvenes rurales en tanto actores sociales. La visibilidad de los jóvenes en general parece estar asociada a referentes negativos: sicariato, maras, bandas, suicidios. Con los jóvenes rurales pasa algo similar. En el Caquetá, departamento del sur del país, zona de cultivo de coca, cuando se pregunta por los jóvenes en la región, se les asocia fácilmente con los raspachines. El nombre se deriva del trabajo: “lo que interesa es quitar la hoja, o sea nosotros estamos es raspando el palo”. Pero, esto tiene una connotación peyorativa. Las marchas cocaleras de Septiembre de 1996, tuvieron gran resonancia nacional e internacional y propiciaron el protagonismo de los raspachines. En tanto grupo afectado por la fumigación, estuvo presente en las negociaciones con el gobierno y en ese proceso se 295

redefinió el concepto de raspachín y su diversidad dándole un significado más positivo frente al conjunto social e institucional. En medio de claros forcejeos con el resto de la sociedad local y nacional, los jóvenes raspadores de hoja alcanzaron a configurar cierta identidad colectiva, de manera rápida, no premeditada ni con proyecciones. Las marchas cocaleras constituyeron un espacio en el cual se reconfiguraron identidades positivas en torno al valor y al trabajo, mientras otras negativas frente a las pedreas, los actos delictivos y los desórdenes. En su función de presionar al Estado, las marchas generaron unas relaciones obligadas de mínima organización coyuntural, representatividad, liderazgo y coordinación, tanto entre los jóvenes, como entre estos y los demás grupos, por un objetivo común. La visibilidad de los raspachines se dio en la medida en que se identificaron como grupo, a la vez que fueron percibidos como una fuerza presente y actuante, con osadía y capacidad para cosas buenas y malas.

295 El Acta de Acuerdo señala tres tipos de jornaleros recolectores de hoja de coca: los de tradición campesina, los de tradición jornalera agraria, y los itinerantes o andariegos con distinta vocación. Acta de Acuerdo entre el Gobierno Nacional y los Campesinos e Indígenas marchistas del Departamento del Caquetá. Florencia, Septiembre 12 de 1996.

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Sin embargo, en la misma región se estaban dando otras experiencias colectivas. Es el caso de un joven que decidió retirarse de la cadena del narcotráfico a nivel local y trabajar por su comunidad. La dinámica funcionó alrededor de una emisora comunitaria que animaba un proceso de encuentro alrededor de la cultura, lo deportivo y la capacitación de jóvenes. Al igual que en otros casos, la visibilidad de los jóvenes por esta vía, se constituyó en un puente, no siempre premeditado, para vincularse al Concejo Municipal, en representación de los jóvenes del pueblo (Ferro et al., 1999). Otra dimensión colectiva se encontró entre los raspachines a través de formas de solidaridad entre pares, quizá equivalentes a los parches urbanos. Se trata de grupos de jóvenes que se van consolidando en su paso por los plantíos de coca. Este es un espacio de socialización importante, que incluye actividades lúdicas, de información, de protección, de presión frente a los incumplimientos del patrón y de construcción de una jerga. Estos grupos son informales y, con frecuencia, sus miembros tienen algún parentesco (Ferro et al, 1999). Algunos estudios han intentado comprender experiencias colectivas de jóvenes en contextos rurales. Sin embargo, reconocer estas experiencias no significa, ignorar sus procesos intermitentes y frágiles, así como la diversidad de protagonismos, de formalidad y de alcances. Pero es claro que las y los jóvenes también están gestando diversos procesos colectivos, que pasan silenciosos y desapercibidos. Están confrontando y asumiendo las condiciones adversas de sus entornos, reconfigurando cotidianamente sus propios territorios y superando las limitaciones de pertenencia, marcadas por la edad y por sus propias búsquedas personales. Hay una cuestión que debo resaltar con respecto a las acciones colectivas. Tendemos a reconocer algunas: las que son visibles y masivas, mientras desdeñamos aquellas silenciosas, persistentes, y menos ambiciosas. Un inventario de ese orden, que muestre lo que hacen las y los jóvenes en común, así como su participación en los espacios colectivos más amplios, requiere nuestra atención y ayudaría a valorar su capacidad, sus intereses, etc.

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Pasando a otra región, en el Departamento de Cundinamarca en el centro del país, una experiencia distinta llama la atención. Con jóvenes procedentes de municipios rurales distribuidos en 15 provincias del departamento, la Red de Jóvenes Constructores de Paz de Cundinamarca, ha avanzado en un proceso que comienza en 1998. Mi papá es campesino, igual que mi mamá (...) Los dos primeros años los estudié en el pueblo… El tercer grado en la vereda (…) Le tocaba a uno madrugar, muchas veces aguantar hambre, llegaba uno de la escuela a hacer tareas y corra a llevar las vacas (...) Mi papá fue 18 años concejal (...) armaron un movimiento de líderes campesinos (...) y empezaron a trabajar.

296

Esta Red, en su génesis estuvo muy relacionada con la Gobernación, si bien fue adquiriendo su propia dinámica, en la cual se han mezclado actividades de tipo formativo, productivo y cultural, de orden local, regional, nacional y también internacional. La oportunidad política del movimiento y la confluencia de intereses con el sector gubernamental, alimentado por los jóvenes “híbridos” que eran al tiempo miembros de la Red y funcionarios de la Gobernación, fueron factores que permitieron un avance sostenido y un protagonismo importante. Esa misma articulación ha sido fuente de crisis y de rupturas, en la medida en que se mezclaron intereses y compromisos que menoscabaron la autonomía de la Red. Según una muestra estadística, las edades de sus miembros, cuyo número es fluctuante, están entre los 17 y los 38 años; son hombres en su mayor parte (73%), un 52% ha cursado educación universitaria y un 42% bachillerato. El 55% proviene de municipios eminentemente rurales, apartados de los grandes centros urbanos. Tales ventajas comparativas, que influyen en sus posibilidades, les dan un carácter de élite local, la cual ha asumido un compromiso con su lugar de origen, y que

296 SANTOS, Luís Daniel. La Red de Jóvenes Constructores de Paz de Cundinamarca: Nuevos jóvenes rurales, nuevos ciudadanos. Tesis de grado en la Maestría en Desarrollo Rural, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, 2003; 119.

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en varios casos manifiesta claramente su ambición de participar de modo activo en la política institucional local y regional. En Colombia es frecuente tropezar con grupos de jóvenes que buscan desarrollar actividades de orden cultural, que pese a ser vistas como “una pérdida de tiempo”, les permiten renovar espacios de encuentro, dinamizar la vida local y también transgredir normas con mayor o menor fuerza. Este es el caso de la Asociación de Jóvenes de Arabia, ASOJARA. Arabia es un corregimiento de Pereira, la capital del Departamento de Risaralda, en el centro del país, que hoy se encuentra afectado por la crisis cafetera. Esta zona cuenta con buena presencia institucional y oferta de servicios, a la que no ha sido ajena ASOJARA, la cual desde 1999 ha realizado diferentes actividades y ha sido apoyada por diversas instancias. Así, ha realizado paseos, celebraciones comunitarias, capacitación en salud, festivales de rock y celebraciones navideñas. Ha pasado de ser un puente con los políticos regionales durante las elecciones, a plantearse como organización apolítica. En mayo de 2003 se organizaron formalmente con 31 asociados. Su lema es “Juntos trabajamos por el bienestar social de los jóvenes”, aunque algunas de sus actividades van más allá sí mismos. La existencia de ASOJARA ha facilitado la intervención de varias entidades que quieren prestar servicios en el corregimiento, lo cual ha saturado la misma organización juvenil en ocasiones. La permanencia y la gestión del líder, alrededor del cual funcionan las relaciones institucionales y la continuidad del grupo, han mantenido la cohesión colectivas a pesar de la movilidad de sus miembros, pero han centralizado decisiones y orientaciones, lo cual interroga si será sostenible con el paso del tiempo (Arcila, 2004). Las experiencias mencionadas, a manera de ejemplo, muestran la iniciativa, la voluntad y la capacidad de los jóvenes rurales para constituirse en actores sociales, a través de acciones colectivas de diverso orden. A través de tales acciones colectivas entendidas como fruto de la concertación para lograr propósitos compartidos, se dinamizan las relaciones sociales, la

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distribución del poder, los recursos y las oportunidades con el resto de la sociedad local, además, se van redefiniendo identidades compartidas, nuevas formas de manejar los conflictos, los intereses generales y las motivaciones particulares. La relación de las organizaciones de jóvenes rurales con el Estado es un denominador común. En ese trasegar marcado por la reivindicación, la gestión de recursos pero también la denuncia va redefiniendo el ejercicio de la ciudadanía, si bien con ciertas ambigüedades y algunas trampas. Mantener su autonomía y su sentido crítico tiene el precio de romper con las redes clientelistas, donde encuentran a su vez sus potenciales mecenas. Pero, no siempre es posible confrontar a las autoridades municipales y dar el salto a un campo político, debido al control que ejercen actores armados ilegales en la región. Cualquiera puede llegar a ser señalado como aliado o contrario de unos u otros. Por ello, es posible que algunos grupos de jóvenes se mantengan en espacios reducidos, busquen metas muy inmediatas, como algún reconocimiento social y se concentren en mejorar su calidad de vida 297

dentro de las comunidades micro-locales.

Ser joven en el campo pasa por una reafirmación colectiva, que permita posicionarse ante la sociedad local, regional y nacional, más allá de la mirada funcional para el mercado de trabajo, de los límites de la edad y de las connotaciones negativas derivadas de un contexto de guerra creciente. Pese a las múltiples condiciones adversas, o quizá a la par con estas, jóvenes en diversas zonas rurales reinventan, transgreden y resisten la negación o indiferencia social de la que son objeto, siguen ensayando alternativas individuales y colectivas que les permitan un mayor bienestar. Desde diferentes acciones colectivas, hacen visible su papel en el ámbito político y sociocultural, dan muestras de ir más allá del presente inmediato y de sus

297 MADERA, Jaidy. Organizaciones de jóvenes rurales y política pública de juventud. Trabajo de grado para la Maestría en Desarrollo Rural. Pontificia Universidad Javeriana. Documento preliminar. Bogotá. 2004.

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propias necesidades, para participar y dinamizar su comunidad. Con el referente de “grupo juvenil” como identidad, que acompaña la pertenencia territorial, se va definiendo un “nosotros” desde el cual surgen varias iniciativas; algunas más autónomas y otras más influidas por las 298

“oportunidades políticas” , con frecuencia las ronda el clientelismo y son tocadas, en mayor o menor grado, por una maraña de intereses y de presiones propias de una situación de guerra.

5.3.4 A manera de cierre A mi juicio, la cuestión de los jóvenes y de la juventud rural en Colombia, requiere tener en cuenta nuevas dinámicas que se están dando frente a la valoración del ámbito rural, contadas las potencialidades y los riesgos. Así, la perspectiva de reserva ambiental, de banco de germoplasma, de nuevos usos con el turismo rural, los agrocombustibles y el hambre en el mundo, están recreando las formas y generan nuevos usos de los territorios rurales, lo cual da lugar a otras prácticas y a otras concepciones de tipo geoestratégico de los mismos. Pero además, hay que reconocer puentes cada vez más amplios, aunque se mantengan todavía brechas sustanciales de acceso a la tecnología, a la información y a la comunicación, capaces de acortar las distancias entre las urbes y el campo, sin recurrir a la migración. La pregunta aquí es ¿cómo evitar repetir las historias seculares de expoliación de la población nativa o su reemplazo por industrias y consorcios? y ¿cómo podría la población rural, campesina y colona, tal como han hecho indígenas y afrocolombianos, asumir el protagonismo directo en su beneficio dentro de propuestas sostenibles a nivel ambiental, social y político? La migración de jóvenes rurales a cualquier destino y con cualquier propósito, no sólo se mantiene viva sino tiende a aumentar, sin que haya propuestas ni opciones para mantenerse en su lugar de origen. La educación 298 TARROW, Sydney. El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política. Madrid: Alianza Universidad, 1997.

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formal, que hasta hace un tiempo era vehículo de promoción social, ha ido perdiendo paulatinamente su valor, incluso sin haber tenido nunca cobertura ni calidad suficiente. Sin embargo sigue siendo una apuesta importante de los padres como legado para sus hijos. No obstante, cabe preguntarse por el papel que la escuela y los colegios rurales están cumpliendo en los procesos de bienestar y de alternativas interesantes para los niños y los jóvenes de los municipios. Creo que es una institución para rescatar como puntal de apoyo, más allá de la transmisión de información, pues mantiene presencia en todos los lugares, incluyendo los más remotos. Además del encuentro de pares es un espacio para la creatividad de los estudiantes, sigue siendo un referente comunitario fundamental. El caso colombiano tiene un ingrediente adicional en lo que concierne a los jóvenes, la juventud rural y el sector rural. Me refiero a la guerra y su impacto en las dinámicas rurales. Así, no sólo tenemos miles de jóvenes desplazados que se enfrentan a la miseria en las ciudades, sino los desmovilizados de los ejércitos irregulares, los afectados física y psicológicamente por las minas anti-persona y por todos los demás aspectos del ejercicio de la guerra. En una sociedad cuya cotidianidad está cada vez más militarizada es necesario buscar los caminos para asumir y atender estas memorias de crueldad, donde los jóvenes fueron protagonistas, como víctimas y/o victimarios. Aunque “memoria y jóvenes” parece una relación poco valorada, es fundamental rescatar esos procesos de memoria de la sociedad rural que permitan manejar dolores, duelos y culpas. Los académicos, las instituciones y las políticas, dividimos al mundo en rural y urbano. Pero, ¿cómo lo perciben y lo experimentan las y los jóvenes? ¿Estas fronteras que en algunos lugares están más definidas y fuertes que en otras, pueden ser más que meros espacios de encuentro? Recordemos que el papel de las distancias en esa relación campo - ciudad es muy diversa en este país, preguntémonos por las nociones de construcción de lugar y de territorialidad que tejen y tienen los jóvenes. La juventud rural está llamada a participar en el reto donde cada uno redescubre su propia identidad, desde la

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cual podría situarse frente a otros con dignidad. Un elemento central en todas estas reflexiones tiene que ver con lo que podemos llamar desarrollo local y desarrollo rural. Se trata de renovar caminos colectivos, teniendo en cuenta de manera importante a niños y jóvenes, a partir de un sentido de lugar y de proximidad. Desde allí, desde el territorio local, se deben generar las acciones que permitan la construcción de sueños personales y colectivos, a partir de nociones más propias de vecindario, de bien común, de pertenencia y de acción colectiva. Esta posibilidad se articula con la necesidad prioritaria de que la vida local genere dinámicas de sociabilidad incluyentes, sostenibles, equitativas y críticas de su realidad. Las y los jóvenes buscan ser reconocidos como actores sociales, que se les brinden no sólo ingresos económicos, sino espacios para la creatividad, el deporte, la cultura y la política. Y requieren esos espacios desde la misma infancia. La tarea involucra a todas las instancias de los municipios, a las familias, a sus expresiones organizadas o no, a su administración, a sus legisladores municipales, a sus instituciones de salud y de educación, a las instancias comerciales y productivas allí existentes; en medio de sus inercias, todas ellas muestran muchas potencialidades. Ser y asumirse como joven rural exige enfrentarse a la homogenización y a la funcionalidad de la categoría, para buscar ser reconocido con su diversidad de experiencias, intereses, alcances, condicionamientos y prácticas. Factores de diferenciación como el género, los subgrupos de edad, las actividades laborales, su vinculación o no al sector educativo, su situación familiar, las características y dinámicas del territorio rural que habita, así como la pertenencia étnica, entre otros, dan forma y color a ese calidoscopio que es la juventud rural. Redescubrir y reconocer a los jóvenes rurales como sujetos sociales pasa por avanzar en la comprensión de su quehacer, sus búsquedas y sus representaciones. Los jóvenes rurales, igual que todos y cada uno de nosotros, tienen mucho para aportar a sus comunidades y a la sociedad en general. No son sólo mano de obra y productores, sino creadores y

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constructores de lo que será la futura sociedad nacional, regional y local. Pero ello es inútil si no va de la mano con una reflexión crítica y con una decisión de la sociedad nacional de redimensionar la importancia del sector rural en el país. El ineludible proceso de reconciliación, que tenemos que construir desde un presente histórico de violencia estructural y política, pasa de manera sustancial por hacer efectivo el papel de los jóvenes rurales, de los hombres y de las mujeres de la sociedad rural en su conjunto, como protagonistas del hoy y del mañana. Quizás por esa vía, encontremos claves para gestar espacios de mayor equidad y pluralismo. Quizás en esa búsqueda, sea posible romper con los ciclos de exclusión y dominación que acompañan nuestra memoria personal y colectiva.

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Se hacen necesarias unas Politicas Publicas del tamano de las transformaciones estructurales que vive el mundo juvenil

Catamaca. Grafitti ubicado en la Cra 30 con 76

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6. SE HACEN NECESARIAS UNAS POLÍTICAS PÚBLICAS DEL TAMAÑO DE LAS TRANSFORMACIONES ESTRUCTURALES QUE VIVE EL MUNDO JUVENIL Hay ya una relativamente larga experiencia en la formulación y aplicación de políticas públicas estatales para los jóvenes. El Distrito Capital, en particular, ha incorporado sus proyectos hacia los jóvenes dentro del ámbito de políticas más amplias y ambiciosas, como las referidas a la construcción de una cultura ciudadana; o las relacionadas con el impulso de procesos de participación que hagan del joven un sujeto de su propio desarrollo; o las atinentes a la gestación de procesos de paz y convivencia. Más recientemente, enfatizando en una perspectiva de derechos, la política pública distrital se ha dirigido al cumplimiento de acciones que promuevan y apoyen a los jóvenes en su búsqueda por gozar del derecho a la ciudad. La dimensión productiva de esa política, medular en el desarrollo integral de la juventud, ha comenzado a surgir mediante el reconocimiento de la importancia de los jóvenes como sujetos de productividad, que requieren de estrategias que apelen a su creatividad y participación activa para confrontar la crisis de pobreza y de las condiciones de vida, dando pie a posibilidades ciertas de generación de ingresos dignos y para plantease un horizonte de una vida de calidad. Para ello, hay que entender los cambios profundos que han ocurrido en el mundo del trabajo, en el modelo de educación y de seguridad social; los profundos reajustes en la estructura de las mediaciones entre el capital y el trabajo, en fin, las convulsiones en el proyecto de integración social que se articulaba a una determinada forma de producir. Lo que ha cambiado son elementos centrales del modo de producción, desde su fundamento técnicoeconómico, sus formas de organización y control, hasta las estrategias de regulación y ordenamiento social; todo ello manteniéndose dentro de la

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estructura básica de un capitalismo que rompió con creces los límites de los estados nacionales y los reacomodó a sus nuevas necesidades y a las condiciones de un mercado a escala global, sumido en una crisis, que naturalizó la guerra y sus lógicas, como forma de sobrevivencia del capital. Entre tanto vemos en la trasescena: un nuevo lugar de la cultura cruzada por inimaginables procesos de subjetivación preñados de diversidad, criados al vaivén de la erosión de los referentes colectivos tanto políticos como valorativos, campo de antagonismos que se juegan a través de dispositivos múltiples, muchos de ellos dirigidos a someter poblaciones enteras. En ese universo se agitan las políticas públicas, vinculadas por mucho tiempo a un modelo de desarrollo tributario, de la exacerbación del mercado y de la negación o mera declaración retórica de los derechos ciudadanos modernos. Tardíamente el joven es reconocido en Colombia como sujeto de derechos, seguramente ante la irrefutable realidad de su constante vulneración. Por esa vía, con dificultad, el Estado se ha ido aproximando al conocimiento de los orígenes de los conflictos juveniles, a la verdadera dimensión de sus necesidades y expectativas, al por qué de su resistencia a las formas de representación y de su escasa participación en los mecanismos convencionales de consulta del sistema político. Más lejos se encuentran las políticas de la comprensión de la vocación liminal de los jóvenes, de su nomadismo y propensión a la fuga, de su repulsión por la norma, de su refugio en la cultura y en el mundo simbólico. Lejos de ser captados por la racionalidad de las políticas públicas estatales los fenómenos propios de los jóvenes continúan, como el descentramiento de los territorios, tanto físicos como psíquicos y la irrupción de cartografías sociales, que superan cualquier lógica territorial cartesiana a partir de las mismas prácticas cotidianas; esto es: nuevas relaciones con el cuerpo y la sexualidad, nuevas relaciones que minan y transforman las relaciones familiares, nuevas relaciones de género, además de nuevos usos y prácticas de los espacios públicos, ahora ligados a experiencias vividas. Esto es apenas un atisbo del espesor de problemas que ni siquiera habían sido identificados

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por los planificadores públicos y que rebasan la tradicional dicotomía entre lo público y lo privado, en tanto lo íntimo irrumpe en lo público (formas de vida) y lo público complica las relaciones más íntimas. La política pública de juventud en el ámbito estatal nacional se propuso dar una orientación gubernamental a los nacientes procesos de participación de los jóvenes, erigiéndolos como co-responsables del desarrollo y dando paso a la rápida institucionalización y territorialización de movimientos juveniles que apenas emergían: (…) dentro del ordenamiento político del país, la promulgación de las políticas públicas constituye formalmente un acto estatal, el proceso conducente a su formulación, implantación y consolidación corresponde a la interacción de Estado, sociedad y jóvenes, en la que los consensos constituyen los ejes impulsadores. Vista de esta manera, las juventud pasa de ser espectadora del desarrollo local y nacional para acompañar e intervenir en los asuntos de interés general y de bien común que impulsen y solidifiquen las funciones del Estado y de la sociedad en relación con sus ciudadanos en función de definir políticas, establecer planes y programas de desarrollo para la juventud. Este cambio en la mirada hacia los jóvenes permite trascender los planos meramente instrumentales comunes en la gestión gubernamental y en la acción de la sociedad, para confluir a requerimientos de formulación de políticas propias y apropiadas a la dinámica juvenil (…) Resultado de ello, es el requerimiento formal de la elaboración y ejecución de planes nacionales y territoriales de juventud, que contribuyan de manera efectiva a su promoción social, económica, cultural y política.299 La preocupación subsiguiente fue orientar esos procesos hacia la descentralización, de acuerdo a la estrategia de desconcentración de los recursos públicos, que se impuso después de la Constitución de 1991. Había

299 PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA Colombia Joven, “Hacia una política pública de juventud en Colombia”, Bogotá, 2001, pp. 76 - 78.

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entonces que dotar a los municipios y en el caso de Bogotá a las localidades, de presupuestos destinados para tales fines, procurando implementarlos a través de procesos de participación ciudadana y de apertura a los espacios de ciudadanía local. Sin embargo, este es todavía un programa por realizar, dadas las dificultades políticas y técnicas para avanzar en la construcción de territorios administrativos descentralizados dotados de gobernabilidad y capacidad de gestión directa. Además, las formas de reproducción política en lo local generalmente siguen los mismos modelos dominantes, apelando a las prácticas del clientelismo y desdibujando los ejercicios legítimamente participativos de sectores ciudadanos como los jóvenes. Los jóvenes han criticado con frecuencia la precariedad de los presupuestos destinados para la juventud y la dimensión de los proyectos de desarrollo humano y social que les son asignados. El cuestionamiento se refiere fundamentalmente a la falta de proyección a largo plazo de las políticas y programas, a las limitaciones en su impacto social, a la persistencia de un cierto acento asistencialista en muchos de los programas y a las fallas en la identificación de los problemas prioritarios, en la medida en que las instituciones no logran recoger el sentir de los propios jóvenes. Los recursos que hay no responden a una política nacional, la cual obedece a criterios de exclusión más que política (…) lo digo porque la política efectivamente no resulta como apropiada de verdad, no se ha hecho un ejercicio para hacerlo algo colectivo como tal. Ahora hay un nivel de representaciones sociales juveniles las cuales han incidido pero que, de una u otra forma, no tienen la fuerza ni la veracidad muchas veces de conocimiento. (Se requiere) educación para que los jóvenes tengan un nivel de apropiación efectivo de una política y de los recursos. (Es cierto que) los recursos son públicos, pero para que sea una política nacional, para que sea política estatal tiene que pasar por un proceso, que haya sido un ejercicio de inclusión y presión de la juventud desde los diferentes movimientos que han habido. La apuesta es institucional, si,

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pero la inclusión, yo no creo, porque de una u otra forma el hecho de que salen estudiantes a los Consejos Locales de Juventud son como acciones muy de papel, porque no hay un nivel de inversión digno para la juventud 300

como tal.

Estos son sólo algunos de los factores por los que hay una débil mediación del Estado frente a los intereses y a la siempre potencial movilización de los jóvenes. También en ello pueden encontrarse razones para que los procesos de subjetivación que origina el Estado y las instituciones antagonicen con subjetividades de resistencia y para que las subjetividades hegemónicas encuentren formas de circulación de mayor impacto entre los jóvenes a través del poder del mercado. En su relación con la institucionalidad estatal los jóvenes perciben que dan más de lo que reciben, que sus producciones siempre exceden las expectativas establecidas y que generalmente desbordan los estrechos límites institucionales, de tal manera que muchos llegan a la conclusión de que puede serles más vital, saludable y productivo desarrollar su acción al margen de la iniciativa del Estado y sólo se manifiestan dispuestos a establecer interlocución con él, a la espera de que las instituciones flexibilicen posiciones marcadas por la rigidez y se muestren capaces de moverse del lugar tutelar para recoger y apoyar seriamente las propuestas surgidas de la entraña juvenil. Los jóvenes están produciendo sociedad y su potencia organizativa y de producción material y simbólica se ha ido transformando en estrategias de creación de posibilidades de ser. Por eso se ha agigantado la dimensión política de las subjetividades juveniles instalada en el desarrollo de la cultura y de las expresiones estéticas, erigida como la capacidad de los jóvenes para diseñar nuevos territorios y manifiesta en un devenir de nuevas ciudadanías signadas por el valor agregado vital que imprimen a sus comunidades, esto es

300 Entrevista a Diego Fernando Amézquita. Op. cit.

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un plus social, un bien colectivo, nacido como producto de la condición juvenil.

6.1 Las políticas públicas en productividad ante las potencialidades juveniles Hay algunas buenas señales de que las políticas públicas del Distrito Capital dan pasos en el reconocimiento del inmenso potencial productivo de los jóvenes. Parte de esos logros son los proyectos asociados a la experiencia del convenio inter-institucional que se ha venido analizando. Se pueden reseñar otras importantes experiencias que van haciéndose parte de las dinámicas sociales de la ciudad, por ejemplo, durante la Administración del Alcalde Garzón se dispuso: una serie de espacios abiertos a la población juvenil, ideados para la participación democrática y recreativa de los mismos. Las elecciones para los Consejos Locales y el Distrital de Juventud, la cual se suma a la Primera Feria de Jóvenes en movimiento. La elección de estos concejos de juventud es una oportunidad para que los jóvenes entre 14 y 26 años participen en un proceso democrático y electoral para elegir a los representantes de su población. Sobre la Primera Feria de Jóvenes en Movimiento, el balance es exitoso”. La convocatoria de la Alcaldía alcanzó la cifra de 160 mil asistentes. “Sin embargo, según Francisco Miranda, (entonces) asesor del Alcalde Mayor y Gerente de Juventudes-, esta feria está surgiendo, tenemos pensado hacer ferias tan grandes como esa en parques como el Tunal y espacios locales. Debemos mejorar la oferta institucional del Distrito, necesitamos mejorar nuestros programas; necesitamos pulir la forma como comunicamos esos programas; nos faltaron algunas entidades; en el caso de productividad nos quedó corta la carpa,

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sabemos que hay muchos proyectos productivos de jóvenes que quieren 301

mostrarse .

Sucesivos gobiernos de Bogotá han inscrito sus acciones en política de juventud como promoción del ejercicio ciudadano bajo los postulados de un Estado Social de Derecho, aproximándose a la definición de ciudadanía como: El conjunto de derechos y responsabilidades de los habitantes de la ciudad y la conciencia que estos tienen de su derecho a participar en la gestión de la ciudad y de la obtención de un conjunto de bienes y servicios. 302 Esto se convirtió en un reto para las organizaciones de la juventud, frente al cual tenían poca o ninguna experiencia. De alguna manera, la participación en el desarrollo de políticas públicas para la juventud se convirtió en una escuela política de participación y representación en la que se desarrolla el aprendizaje de formas de organización institucionalizadas y procesos para toma de decisiones en los asuntos públicos. Al lado de estos quehaceres, muchos jóvenes afianzaron su sentido de pertenencia a la ciudad, al territorio y al grupo etario. Además, en diversas manifestaciones de la acción y la organización juvenil adelantadas para hacer parte de experiencias propuestas por las políticas públicas estatales se iniciaron formas de organización social que permitieron a muchos jóvenes desentrañar el fundamento ontológico del ser juvenil y la potencia que anida en lo colectivo. Las experiencias alternativas que surgen desde las iniciativas juveniles y las nuevas formas de productividad denotan una fuerte capacidad de innovación y creatividad; en muchas ocasiones parten de la resignificación y revalorización de las formas de producción, que van desde la creación de productos (materiales e inmateriales) hasta la redistribución de los ingresos, de manera más equitativa, todo con un fuerte compromiso social. La 301 VINAZCO, Henry. “Alcaldía Mayor, Con los Jóvenes Capitalinos”, 2003, pp. 1 3. 302 BORJA, Jordi. Ciudad y democracia, Revista Foro Núm. 5, Editorial Foro Nacional por Colombia. Bogotá, marzo de 1998, p. 27

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productividad juvenil amplía el espectro de lo económico-social, habitualmente definido por las tendencias del mercado e involucra intereses culturales, sociales, políticos y éticos, consiguiendo influir en los microterritorios donde se implementan sus acciones. Esto quiere decir que la creatividad en las iniciativas y las formas de producción juvenil desbordan la mera productividad económica y superan el concepto hacia formas de producción integral de lo social. La capacidad creativa de las iniciativas juveniles se enmarca en agenciamientos colectivos que actúan como potencia transformadora y despliegue de fuerzas activas. En esta opción de productividad, el joven se reivindica como un sujeto en busca de ciudadanías autónomas, dando un mentís a los imaginarios que lo colocan como “un peligro para la sociedad”, y proponiéndose en cambio, como opción política, como portador de una actitud que se resiste a la exclusión y transforma los valores para afirmar la vida. La proyección vital del trabajo juvenil se revierte en las comunidades con sus efectos de afianzamiento del tejido social en familias y en grupos por donde transitan las experiencias productivas de los jóvenes. Ello marca nuevas posibilidades de acción, abre nuevos horizontes de posibilidad en relación con las acciones productivas y económicas poniendo el acento en la sustentabilidad y la responsabilidad social. Los jóvenes han ido descubriendo que sus líneas productivas requieren ser impregnadas por sentidos de solidaridad y cambio que implican el compromiso consigo mismo (de su propia transformación), el compromiso con los otros (de la transformación de las relaciones sociales) y el compromiso con el medio ambiente, en tanto que lo que se pone en juego es la vida misma. De ahí que se llene de nuevos significados y contenidos el concepto de “calidad de vida”, en estrecha relación con los derechos económicos, sociales y culturales, en el marco de una perspectiva de desarrollo humano y social.

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El vuelco de la productividad juvenil hacia lo social introduce la ética como dimensión vital de las relaciones que hoy se constituyen, en tanto existe una subjetividad juvenil que resiste a su manera a los dispositivos de subjetivación hegemónicos. En los campos social y cultural se ha ido consolidando una experiencia propiamente juvenil, que puede leerse en los diversos espacios de encuentro, en sus imaginarios y expresiones estéticas y en sus prácticas de agrupamiento y productividad. Desde estos lugares se ha emplazado a las verdades instituidas y se han ido forjando procesos en el ámbito local, que tienden a ponerse al margen del mundo normativo. En materia de productividad, las políticas públicas de juventud no pueden ignorar estas nuevas tendencias. Las diferentes expresiones juveniles que están vinculadas a las iniciativas productivas están interrogando a las políticas públicas desde la transformación por la que discurren las subjetividades de sus integrantes; pero, al mismo tiempo, las propuestas que plantean los jóvenes están necesariamente tocadas por los movimientos del mercado y de la industria cultural, fenómeno que no impide su naturaleza transformadora. Varios elementos permiten que a su vez ejerzan ellas un agenciamiento subjetivo: se trata de una producción de sentido marcadamente diferente, frente a valoraciones que los jóvenes de las iniciativas consideran inequitativas y empobrecedoras de la vida humana; concepciones sobre el ser productivo que rompen con valores y creencias muy arraigadas en la cultura adultocéntrica; formas de expresión cargadas con altas dosis de creatividad simbólica, de ruptura, que cuestionan radicalmente las concepciones sobre la productividad en el marco de los mercados y del capital. Las políticas públicas deben además reconocer elementos de las nuevas relaciones con el mundo del trabajo y un enfoque diferencial de las luchas por la igualdad social y el acceso a formas de vida dignas, en los procesos de productividad juvenil ligados a las iniciativas. Estas particulares circunstancias de los jóvenes están relacionadas con el lugar que ocupan en los procesos de comunicación contemporáneos, que han establecido un nuevo entorno para

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las relaciones sociales; también con la especial capacidad de los jóvenes para el manejo de la información y de la producción de lenguaje, así como con su facilidad para inscribirse en los despliegues del intelecto y del conocimiento general, que han reordenado la cooperación y el trabajo en red, desatando nuevas formas de trabajo colectivo directamente vinculadas a la organización social. Se debe buscar la manera para que el trabajo y el apoyo a iniciativas juveniles tenga mayores presupuestos económicos, mayor calidad en la formación y acompañamiento, generar alternativas de autosostenibilidad y autonomía juvenil, la creación de fondos permanentes para que las organizaciones no desfallezcan y así promover las experiencias alternativas e innovadoras que los jóvenes crean. Buscar apoyos y mecanismos multilaterales para que las opciones de las organizaciones sean más amplias, generar políticas claras que estén sustentadas sobre la base de realidades y voluntades políticas que trasciendan más allá del programa o la administración de turno, las propuestas de los jóvenes son variadas y ricas en alternativas. La aceptación y el respaldo continuo en el tiempo-espacio a las iniciativas juveniles permiten afianzar sus organizaciones; al respecto, tener una estrategia diferenciada de apoyo desde las instituciones es algo muy sentido por las agrupaciones ya constituidas en las diferentes localidades: Hay organizaciones que ya llevan un tiempo trabajando en las comunidades y, cada vez que hay un recurso, las ponen a competir, incluso con organizaciones nuevas; si hubiese una lógica diferente, habría apoyo tanto a unas como para otros Una organización que ya lleva tanto tiempo debería tener un apoyo especial, las que comienzan, igual, pues en términos de trabajo están en lugares muy distintos. Ejemplo, en el caso de la formación, a una organización que lleva ocho años enseñándoles a hacer proyectos, cosas que ellos ya saben y pueden enseñar a otros, cuando las necesidades de formación de estas

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organizaciones son otras, por ejemplo: gestión de recursos, sistema 303

jurídico, logística, etc..

Muchas veces los jóvenes siguen sin percibir el compromiso institucional con una política de largo plazo, construida en consenso con las organizaciones juveniles, que involucren sus objetivos, sus dinámicas, su autosostenibilidad y la posibilidad de generar proyectos integrales de vida. Lo que ellos dicen, es que realmente no sienten apoyo; que este tipo de proyectos (como en el que nos encontramos) es útil para las instituciones, para cumplir metas, para llenar listas, para alcanzar volumen en población (…) pero, ellos a veces se sienten utilizados, porque el beneficio, luego de un trabajo, luego de un tiempo dedicado, dinero invertido, de esfuerzo, porque para ellos es realmente un esfuerzo, un sacrificio asistir a capacitaciones y todo eso, ellos dicen, bueno, es como un concurso de belleza y los más bonitos pasan y los más feitos no, entonces ellos en el fondo se sienten utilizados, piensan que las pequeñas iniciativas tienen pocas oportunidades para salir a flote (…) Esa es como la percepción, obviamente habrá algunos que piensan que ésta es una oportunidad, pero en el fondo, en el fondo se sienten utilizados (…). 304 Los jóvenes reclaman, a las instituciones estatales y a las organizaciones civiles de cooperación, una evaluación del impacto social de estos proyectos, para que no se limiten a hacer seguimiento funcional de índices y metas, reparando en cambio más profundamente en la posibilidad de potenciar los universos de sentidos y mundos juveniles, pasando el umbral de los listados y las coberturas para centrarse en los compromisos éticos y sociales que se gestan en estos proyectos. Se les pide hacer un esfuerzo por comprender la trascendencia que podrían tener estos procesos de autonomía y autogestión

303 Opiniones recogidas en el marco del trabajo del Grupo focal con participantes de iniciativas Ciudad Bolívar. Bogotá. Op.cit. 304 Entrevista a multiplicadora del proyecto en la localidad de Kennedy. Op.cit.

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en la democratización de la sociedad, puesto que allí tienen lugar algo más que las posibilidades de una salida coyuntural a problemas como el desempleo y la pobreza, ya que se está ante subjetividades emergentes de los jóvenes. A nivel macroeconómico, el desempleo es una preocupación, no solamente desde el punto de vista político sino económico, que ha logrado impactar especialmente a la población juvenil, desde el punto de vista del rango de productividad ¿Cuándo es una persona socialmente productiva? (Hasta ahora se hace) es una apuesta a la empleabilidad, a la generación de ingresos (…) Se esta valorizando la capacidad productiva de los jóvenes y se está pensando en que el joven es capaz de crear y generar ingresos, empezar ciclos productivos, generar empresa. Entonces, el interés público y privado si existe y los jóvenes lo perciben (…) sobre los jóvenes existen intereses que les son ajenos; los jóvenes a veces se sienten excluidos, muchos de ellos están en la marginalidad, en formas de rebusque informal y eso para ellos es muy doloroso (…) como joven pienso que depende mucho de uno, de la barraquera personal, la apuesta por la independencia resulta clave para nosotros, y depender de una estructura institucional para sobrevivir, para tener un ascenso social, tener una oportunidad de formación profesional es una constante, pero la apuesta personal es una apuesta a la autogestión. En realidad, las oportunidades son muy restringidas, pero sigo enamorada de mi carrera y uno nota la necesidad de pensar con ojos distintos la 305

sociedad (…) en la Fundación

he logrado un margen de acción

impresionante, (allí) tengo la oportunidad de crear mis propias metas, de gestionar, de trabajar 24 horas sin restricciones Pienso que en la institucionalidad tiene uno más trabas, me limitaría y, lo que es peor, me restringiría la visión, me pondría metas que de repente no compartiría,

305 Se refiere a su propia organización.

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no se (…) estoy en lo mío, estoy construyendo lo mío, desde el otro 306

lado.

El componente de proximidad está directamente relacionado con la incidencia que las iniciativas juveniles pueden alcanzar. Por eso es fundamental que se avance en políticas públicas de escala local. Es en este espacio que los jóvenes también pueden pensar en programas que se sostengan en el tiempo y que propicien su propia reproducción política y social. Desde lo social y lo cultural se influye en lo local; pero desde el punto de vista económico hacen falta más recursos para estructurar mejor los proyectos. Sin embargo, hay proyectos que han logrado ser sostenibles en el tiempo-espacio. Yo soy de la quinta generación de “Asojuvenil” de Ciudad Bolívar y viene más gente detrás de nosotros (…) a veces se dejan semillas planteadas que luego dan sus frutos (…) a través del periódico hemos visto jóvenes que han venido creciendo y nos los encontramos en diferentes partes y eso es muy positivo (…)”307. “El impacto no es tan grande como uno quisiera, pero el verlos [a los jóvenes] movilizándose, organizándose, ver realizada una idea en un proyecto, tiene todos los impactos. Frente a lo político, hay iniciativas que tienen una posición distinta frente al poder; ellos piensan de manera distinta frente al gobierno, frente a las estructuras sociales y hacen una apuesta distinta, entonces, la simple visibilización de ellos como organización, impacta. Frente a lo económico, no se como distanciarlos frente al rebusque porque son jóvenes que se están financiando su educación, o aquellos que simplemente sobreviven de sus actividades o los que complementan su trabajo común con la actividad de estos proyectos, (todos) hacen una apuesta social por la generación de ingresos, porque

306 Entrevista a multiplicadora del proyecto en la localidad de Kennedy. Op.cit

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dicen ellos que es posible ayudar, es posible ser solidarios entre ellos mismos sin perder plata, y ese mismo hecho los anima a construir cosas. A nivel cultural también, lo que mas los motiva son las afirmaciones de su identidad, lo que más los motiva es ganar espacios en la ciudad, por hacer eventos, hacer cosas por consolidar sus gustos; es impresionante (como) influye en su sector, en su comunidad, porque son concientes de los estereotipos (que pesan sobre ellos); son concientes de las problemáticas de los jóvenes, (y por eso) apuestan por cambiar los señalamientos de ser población problema, de ser población consumidora, de ser población violenta, o población desocupada, de alguna forma vaga. Entonces el impacto en lo cultural y lo social es 307

intentar romper esos prototipos.

Existe la percepción entre los jóvenes de que la posibilidad de proyección de sus iniciativas hacia el horizonte de una influencia sobre el conjunto de la localidad es muy lejana. La envergadura de sus proyectos y el apoyo desde las instituciones es de muy corto plazo y exiguos recursos. Se avizora entonces una necesidad de politización de sus acciones, de inserción en espacios de participación política en donde haya receptividad hacia sus propuestas. Ellos entienden que su fortaleza es su vínculo con la comunidad local, que al lado de ella pueden presionar por la ampliación de la cobertura y la calidad de las políticas públicas; en cambio la perspectiva de imaginar e influir sobre el conjunto de la ciudad la ven muy difícil: Es importante el avance que han tenido en los últimos años las organizaciones juveniles en las localidades, se han logrado cosas significativas. Se deben abrir espacios (…) debe haber participación e incidencia política de los jóvenes para lograr otras cosas. A partir de decisiones políticas es que se dirige este país, por eso es que hago tanto énfasis en lo político, si los jóvenes acceden a esos espacios a nivel local,

307 Grupo Focal iniciativas Ciudad Bolívar. Op.cit 308 Entrevista a multiplicadora del proyecto en la localidad de Kennedy. Op.cit

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seguramente las decisiones que se tomen con respecto a ellos tendrán 309

mucho que ver con lo que viven actualmente.

Si me preguntan por el desarrollo local de (Ciudad) Kennedy, está a un nivel superior; cuando digo [que las iniciativas] logran impactar política, económica y culturalmente (en la localidad), lo digo porque [los jóvenes] se visibilizan como actores y se movilizan en torno a ellos. Pero el desarrollo local, tiene que ver también con situaciones como ¿qué tanta empresa pueden construir ellos? ¿Cuál es el alcance de su vinculación a terceros? Eso, a los jóvenes les cuesta, (para eso su campo de acción) es muy limitado y tiene restricciones, aunque a veces logran ser realmente visibles, su alcance es todavía muy limitado en relación 310

con el Desarrollo Local . Si desde lo local es muy poco lo que se logra, a nivel distrital es mucho mas difícil, si logramos unir muchas iniciativas tal vez, pero eso esta ligado a su duración, (pero ellas) están pensadas y apoyadas desde una concepción del muy corto plazo. Iniciativas de sólo 311

tres meses , sin perspectiva de continuidad y apoyo, su impacto es muy reducido (…).

312

A pesar de sus enormes limitaciones las iniciativas resultan ser estrategias eficaces de trabajo para llegar a muchos jóvenes que hoy son excluidos. Las iniciativas productivas y los grupos que las animan han demostrado tener una amplia capacidad de convocatoria y una gran vocación de multiplicación. Hay iniciativas admirables, en el sentido que alrededor de ellas, por más pequeñas que sean, así no estén ejecutando recursos, por su trayectoria, por las actividades que han hecho les ha permitido tener cierto liderazgo; a veces, alrededor de una sola organización, pueden circular 20 o 30 organizaciones, y su proyecto está planteado así, para

309 Entrevista a multiplicador de Ciudad Bolívar. 310 Entrevista a multiplicadora de Kennedy. Op. cit 311 Se refiere al proyecto. 312 Entrevista a multiplicadora de la localidad de Kennedy. Op.cit.

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fortalecer esos lazos, esas relaciones y en función de su propio fortalecimiento. Si hay muchos jóvenes en torno a las iniciativas y, entre ellas logran hacer cadena, por ejemplo, para un concierto, mínimo tres organizaciones están, y si no, mínimo los parceros que se conocen y de 313

alguna forma se colaboran y se solidarizan entre ellos.

De todas formas, la estrategia desde las instituciones y las políticas públicas debe comprender que no es posible institucionalizar toda expresión juvenil, el éxito de muchas de estas iniciativas que han logrado cohesionar a multiplicidades de jóvenes se debe a que han sabido conservar su dinamismo interno, a que han conservado su carácter independiente y eminentemente juvenil. A diferencia de los que se organizan desde la perspectiva de formación de redes, lo de ellos es muy informal, no es un colectivo, no es una confederación, no es algo así como constituido, lo que hay en ellos son lazos de solidaridad y expresan sus relaciones en función de eventos, en función de actividades específicas, así es como logran vincularse unos con otros.314 La creación de escenarios colectivos de acción es, tal vez, uno de los mayores logros de este tipo de iniciativas, es el descubrimiento de sus posibilidades de conectividad y empatía, la señal de estar inmersos en ejercicios de solidaridad, traducida en la posibilidad de potenciar sus formas de asociación y de convertir el encuentro con sus pares en ocasión para plantear nuevas maneras de interlocución con las instituciones y en una permanente escuela de aprendizaje para consolidar sus proyectos. Tal como señala una de las jóvenes multiplicadoras que estuvieron a diario en la experiencia de las iniciativas productivas, la posibilidad de contar con

313 Entrevista a multiplicadora de la localidad de Kennedy. Op.cit. 314 Entrevista a multiplicadora de la localidad de Kennedy. Op.cit.

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escenarios colectivos al lado de otras organizaciones que están tan sólo a unas cuadras de la suya, les da la sensación de que no están solos, que pueden ayudarse y aprender de otros apoyándose mutuamente en la lucha por metas y objetivos comunes. La formulación de proyectos también los impactó, fue una experiencia que los enriqueció, resulto ser novedosa, y más que novedosa, resultó ser práctica, incluso para aquellos que nunca habían realizado un proyecto, porque se sintieron capaces, incluso algunos que no lograron superar el miedo y la prevención a la metodología, o hacia los criterios de evaluación, y que tenían recelo frente a muchas cosas. Al 315

final, (el balance) fue muy positivo.

Desde la perspectiva de los jóvenes participantes en esta experiencia, los esfuerzos institucionales deben ser más amplios, conseguir ofertas de formación de mayor calidad, revisar los temas de las jornadas de educación con los jóvenes involucrados y respetar sus ritmos y sus tiempos, flexibilizando los tiempos de las instituciones, que casi nunca coinciden con las temporalidades de los jóvenes. También se hace indispensable una revisión juiciosa de los contenidos propuestos por los operadores institucionales para las jornadas formativas, pues aún son percibidos como muy distantes de las expectativas de los jóvenes y muchas veces carentes de profundidad y pertinencia. Igualmente los procesos de contratación y legalización de los recursos destinados a las iniciativas requieren de ser flexibilizados y adaptados razonablemente, so pena de convertirse en un dispositivo adicional de exclusión, que muchos jóvenes padecen y otros simplemente esquivan, pero que en todo caso entorpece el ágil fluir de las actividades. Por su parte, las organizaciones juveniles deben entender las limitaciones legales y de control para la asignación y ejecución de los recursos

315 Ibíd.

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públicos, contribuir con ideas y propuestas a la adaptación de los procedimientos y formarse en ese campo de intercambio y formalización de obligaciones y derechos; de alguna manera este es uno de los costos y exigencias de participar en procesos con inevitables componentes instituyentes. No se pueden subestimar las consecuencias que tienen para estas iniciativas las duras condiciones de vida de los jóvenes de comunidades sumidas en procesos exasperantes de empobrecimiento y exclusión. Ante eso, las políticas públicas requieren estrategias sostenidas y multidimensionales para crear un nuevo entorno que favorezca la visibilidad y el fomento de las capacidades humanas de la juventud incorporada a las prácticas productivas de naturaleza asociativa. La administración del Distrito Capital debe persistir y profundizar la incursión en proyectos de cooperación que superen las acciones paliativas de corto aliento, estructurando proyectos participativos, bien financiados, dispuestos para abrir espacios a nuevas formas de producción y de mercadeo social, pensados con una perspectiva de ciudad de derechos. Los pelaos que habitan aquí no son de estratos, tres, cuatro, aquí la gente tiene muchas necesidades, hay muchas madres solteras, jóvenes que ya formaron su familia, pero que no tienen como generar ingresos (…)316, se debe fortalecer los procesos porque no hay recursos, no hay medios, si no se trabaja en ello habrá jóvenes que no tendrán oportunidades y con los días se agrandará la problemática (…).317 Un método se va perfilando a partir de estas experiencias referidas a sujetos en formación, que no pueden ser adscritos automáticamente en dispositivos convencionales de integración para el desarrollo. Reconocer su novedad y complejidad es un primer paso; dar curso a estas iniciativas sui

316 Entrevista a multiplicador de Iniciativa de Ciudad Bolívar. Op.cit 317 Ibíd.

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Se hacen necesarias Se Hacen Necesarias unas Políticas unasPúblicas Políticas del Públicas tamañodel deTamaño las transformaciones de las Transformaciones... estructurales...

generis es ya una audacia desde las instituciones; involucrase en ellas por parte de jóvenes que generalmente se han mantenido al margen de la influencia estatal es todo un reto tanto para sus estrategias y como para la búsqueda de espacios relevantes para constitución de lo común, de lo colectivo. Se va generando una perspectiva diferente desde las instituciones del trabajo y acompañamiento juvenil; las políticas públicas de juventud deben ahora asumir a profundidad la pregunta: ¿qué es lo que pueden los jóvenes como cuerpo social constituido por un conjunto de fuerzas creativas? Ello implica trabajar cooperativamente con los diferentes actores juveniles desentrañando la perspectiva de lo propuesto desde sus iniciativas y potencialidades, también promover lugares de encuentro en donde las diferentes percepciones y maneras de pensar, al igual que las distintas formas de acción colectiva exploten su capacidad de transformación de las realidades de pobreza, inequidad y exclusión, a la vez que se potencian procesos de autonomía, que propicien un cambio en la concepción del desarrollo juvenil para que surja como “una posibilidad imaginada desde ya”, según el decir de Norbert Lechner.

6.2 Principales problemas de las iniciativas productivas juveniles Las iniciativas productivas objeto de este estudio han permitido indagar las condiciones de productividad de la población juvenil que debe sobrevivir en una situación de extrema escasez de recursos monetarios y materiales, en medio de una apuesta social y política para sus organizaciones y sus comunidades. Se han diferenciado estas iniciativas, mucho más cercanas a la órbita de una economía social y comunitaria, de otras formas de producción y de trabajo que han sido diseñadas para sectores de la juventud como los emprendimientos empresariales. Los programas empresariales, que han estado entre las estrategias preferidas de las políticas públicas estatales para la juventud, han definido sus objetivos a partir de la expectativa central de incursión exitosa en los circuitos

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del mercado. La fijación de metas y de planes, el desarrollo de métodos formalizados de administración y de gestión de los emprendimientos, ocupan ya un lugar en los programas académicos de diversas instituciones educativas y son objeto permanente de estudio y evaluación. En contraste, el interés por las iniciativas productivas se encuentra en una etapa incipiente, sin unos objetivos concretos que se orienten hacia una cultura de asociación u organización social dirigida a la productividad y sin contar aún con unos lineamientos definidos según los diferentes intereses de los jóvenes. Se trata más de experimentos sometidos al método de ensayo y error, así como de intuiciones de funcionarios comprometidos que han conseguido abrir espacios dentro de la programación de las políticas públicas de entidades territoriales como el Distrito Capital. De ahí que mientras los proyectos de empresarialidad cuentan con programas de alguna trayectoria y con una base conceptual relativamente sólida, las iniciativas carecen de esta característica fundamental para el fomento de una vocación socialproductiva en la población joven. Los impulsores de las iniciativas productivas juveniles van detectando que el desarrollo de ciertas habilidades definidas por la vocación del grupo, cuentan con unas condiciones propicias si se mantienen inmersas en las dinámicas comunitarias y si se sostienen fieles a su perspectiva cultural y social. Entonces su condición juvenil puede ser puesta en juego como un elemento productivo y demostrar ciertos éxitos en la generación ingresos y en la producción de valores agregados materiales y sociales. Pero no han sistematizado metodologías ni refinado formas de circulación y reproducción de estos hallazgos, menos aun han trabajado en la construcción de nuevas concepciones y prácticas de gestión y administración de sus proyectos. Esto parece ser definitivo para consolidar trayectorias y lograr tasas sustentables de creación, permanencia y difusión de este tipo de iniciativas.

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Continuando con el análisis comparativo, habría que señalar que uno de los objetivos más importantes de los programas de emprendimientos es la promoción de nuevas empresas innovadoras y competitivas. La promoción de las nuevas empresas tiene en cuenta tanto el eventual impacto económico de las mismas como la posibilidad real de que el plan empresarial y los márgenes de rentabilidad sean competitivos y sostenibles en el tiempo, recurriendo para ello a buscar los estándares ampliamente probados en materia de mercadeo, publicidad, planeación por productos, evaluación por resultados, promoción de alianzas y redes además del establecimiento de una gestión gerencial dotada de instrumentos para la ejecución de las metas definidas. Las iniciativas en cambio, no han discutido cuales de estas herramientas podrían ser usadas en sus propios proyectos productivos ni qué instrumentos nuevos son necesarios para que, sin perder su orientación fundamental y su vocación social- comunitaria, sean a la vez auto-sostenibles, replicables y saquen el mayor provecho de su posición dentro de circuitos y redes sociales que aún no han sido copadas por las empresas y las dinámicas de mercado. Se requiere entonces de la construcción de nichos de conocimiento en donde se sometan a análisis y debate las posibilidades y debilidades de este tipo de iniciativas productivas; también que se recabe el apoyo profesional y académico, que se avance en la conformación de redes de iniciativas, de ferias y mercados sociales locales, que se hagan habituales los encuentros para intercambiar experiencias con proyectos de otras ciudades y países mientras se idean formas alternas de divulgación, publicidad y promoción. De otra parte, hasta ahora los programas dirigidos a las iniciativas se limitan a ofrecer capacitación y apoyo en el proceso de su creación, brindando recursos exiguos para que se surta el arranque y las primeras etapas de la conformación del proyecto. Luego la iniciativa queda librada a su propia suerte. Por eso, es hora de que las entidades gubernamentales y organizaciones de cooperación definan con rigor si van a contribuir al

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desarrollo de una cultura de iniciativas productivas sociales juveniles como una orientación prioritaria en su concreción de políticas públicas redistributivas. De ser así, deben tomar acciones sistemáticas para su proyección, así como para evaluar y someter a prueba la concepción, las características y los métodos de desarrollo que coloquen estas formas de trabajo dentro del portafolio destacado de la oferta pública. También los emprendimientos empresariales adolecen de problemas de este tipo; sin embargo, los programas surten mejores efectos reflejados en la consolidación de algunas empresas juveniles relativamente exitosas. Para ello cuentan con el apoyo persistente de entidades de capacitación y formación como el Sena, centros universitarios y de la empresa privada, los cuales sistematizan y relanzan constantemente este tipo de proyectos, las redes de calidad y los nichos de mercado en los que son inscritos, además de premios y estímulos que han resultado decisivos para afianzar los emprendimientos. La formación y la capacitación en asuntos que requieren cierto grado de especialización es otro de los problemas que aquejan a las iniciativas productivas; las cuales han trasegado sin norte, dando bandazos desde la idea un poco ingenua de que lo principal era garantizar la “formación” de estos grupos en un programa general alrededor de las definiciones de los derechos y del desarrollo o de un ideario social y humanista. En el otro extremo está la preocupación por conseguir especialistas que den información a los jóvenes sobre técnicas contables o administrativas, y en menor medida, sobre los requerimientos productivos de su iniciativa. No se ha tenido en cuenta aquí el consejo del Premio Nóbel de Paz M. Yunus, quien refiriéndose a su experiencia en la conformación del Grameen Bank anotaba: Si contratamos “especialistas” se puede apostar que plantearán siempre las mismas preguntas, utilizarán siempre las mismas herramientas y llegarán a las mismas conclusiones que en el pasado, aunque formulen todo de manera diferente. Apelar a viejos especialistas para utilizar un nuevo lenguaje de una nueva cultura de empresa es una

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catástrofe segura (…) Si se admite que un banco para los pobres es una estructura por completo inédita, conviene entonces encontrar un nuevo 318

tipo de colaborador.

Lo que se requiere es modificar a fondo la estrategia, comenzando por métodos de identificación de las ideas que dan fuerza a las iniciativas y a la proyección de planes a largo plazo de las mismas. Y para ese fin hay que formar los especialistas propios, dispuestos a trabajar en condiciones de precariedad material y a dar lo mejor de la riqueza creativa y emocional que sostiene el proyecto; jóvenes decididos a comprender la complejidad inherente al funcionamiento de una iniciativa; que no teman proponer nuevas formas de organización y métodos apropiados para estas iniciativas que están en el límite entre la economía social y de mercado, por tanto, deben descubrir nuevas reglas y formas institucionales. Son muchos los jóvenes de estas iniciativas que ya han tenido acceso a niveles de formación profesional y técnica. Ellos pueden encabezar la configuración, el asentamiento de las iniciativas y proponerse nuevos estadios de formación para resolver problemas específicos, de manera rigurosa, sin renunciar a los principios ni a la vocación que los ha afirmado en su devenir juvenil. Las instituciones y las organizaciones de cooperación simplemente deberían apoyar estos nuevos espacios de formación, proveer posibilidades de encuentro y conectividad con otras experiencias y dotarlas de la formación complementaria que pueda ser demandada por los jóvenes. Así podrá dedicar los ingentes recursos destinados hasta hoy a una formación errática, a la medida de las instituciones, a fortalecer los recursos de inversión directa y los laboratorios de auto-formación de los propios jóvenes. La lógica empresarial de los emprendimientos les permite focalizar su desarrollo en algunos procesos largamente experimentados en diversos

318 YUNUS, Muhammad. Hacia un mundo sin pobreza, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1999, pp. 188 - 189.

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momentos del capitalismo. El estímulo económico a proyectos encabezados por jóvenes empresarios líderes; la incubación de ideas de negocio, preferiblemente ligadas a innovaciones de alto impacto; así como la tutela de empresarios avezados que intervienen en la confección de planes de negocio de los emprendimientos, son algunos de los programas de fomento que concentran la mayor experiencia de las instituciones que promueven formas de empresarialidad joven en Colombia. En realidad se trata de implantar un sistema que se mantiene fiel a unos fundamentos, buscando la renovación de cuadros y la cooptación de proyectos innovadores, pero en el que no hay que hacer transformaciones de fondo. Se trata más bien de desarrollar procesos de adaptabilidad y modificar algunos de los mecanismos de acceso de nuevos empresarios al entorno turbulento del capitalismo, en el que hay que aprender técnicas ganadoras para poder mantenerse en la competencia, lo que exige del novel empresario una alta dosis de audacia y no poca fuerza despiadada para salir avante. La combinación de estos aprendizajes competitivos, con proyectos que intentan responder a las crecientes expectativas de ascenso social en algunas franjas de jóvenes, conforman estas propuestas de emprendimiento. Otro es el panorama entre las instituciones que han fomentado las iniciativas productivas de los jóvenes con carácter social; en ellas no existe todavía un modelo de promoción, en parte porque se han encontrado con una constelación de procesos cuyo elemento común es la diversidad. Esto ha generado perplejidad en los promotores institucionales, que ante la inmensa riqueza de ese mundo productivo en ciernes, apenas sí articulan estrategias puntuales, difunden un discurso de derechos y ciudadanías que procura fundamentar los nuevos procesos productivos, pero con muy poco entendimiento de las radicales transformaciones que están implicadas, de los muchos ángulos conceptuales y técnicos que hay que construir. El esfuerzo diario se concentra en vigilar la ejecución operativa de los pequeñísimos presupuestos, en jornadas de formación que, como han señalado los jóvenes,

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continúan muy desconectadas de las grandes preguntas conceptuales y prácticas en una experiencia en donde casi todo está por idear e implementar. Entonces se deben repensar los programas para el fomento, la generación, la evaluación y la consolidación de las iniciativas productivas, para dar prelación a la configuración de ideas más sistemáticas con un mapa conceptual sólido, acordes con los cambios en curso. Se debe avanzar en la formación de jóvenes especialistas que aborden los problemas técnicos y administrativos más relevantes. Las instituciones públicas y los organismos de cooperación que han estimulado las iniciativas pueden hacer un acompañamiento creativo y respetuoso durante la elaboración de los proyectos y posteriormente, durante un tiempo prudencial después de su ejecución, para contribuir a sostener un entorno propicio para que tomen aliento y vida propia. Las concepciones más avanzadas en esta materia giran en torno de la llamada “empresa social”, o un poco más ampliamente, de la “economía social”, que ha tenido algunos capítulos prácticos y reflexiones de importancia en la América Latina del último medio siglo. El problema se ha hecho más complejo hoy, puesto que existen unas características nuevas; el eje de la discusión no descansa exclusivamente en los interrogantes económicos, ni las alternativas se restringen a ejercicios que puedan ser leídos básicamente desde la economía política. La validación de las iniciativas productivas de los jóvenes está referida a los efectos sociales, económicos y culturales que se abren desde las posibilidades concretas de materializar una fuerza novedosa de producción. La medida de su importancia no está dada por sus efectos de acumulación y ganancia sino por sus alcances innovadores, por la producción de nuevos objetos (culturales, sociales, estéticos) y nuevas valoraciones, que se dan en el entorno inmediato de realización de la iniciativa. Cuentan de manera determinante sus efectos de distribución; en ello consiste la novedad de su concurso, tanto en la postura social y política que la anima como en la alternativa económica que plantea. La opción de las

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iniciativas productivas no es entonces una opción empresarial, sino una elección que se inscribe dentro de una lógica y una ética de afirmación de la vida. Antes que una cultura empresarial para enfrentar la pobreza, los jóvenes están planteando una cultura de las iniciativas sociales de producción. Ahora bien, un sector de los jóvenes se ven atraídos por los emprendimientos económicos de tipo empresarial. La ley para el fomento del emprendimiento y la atención de entes públicos y empresas privadas a ensayos juveniles ha creado condiciones sin antecedentes para la vinculación de jóvenes a circuitos económicos que les habían sido vedados. Las iniciativas productivas juveniles no son enemigas de los emprendimientos; en estos hay muchas cosas que deben aprender, a pesar de sus diferencias cualitativas, amén de que si los emprendimientos consiguen un desarrollo importante, esto puede incidir favorablemente en la posibilidad de crear y extender formas de producción juvenil basadas en la construcción socioeconómica de las localidades del Distrito. Es decir, la posibilidad de crear y alentar un tipo de productividad que plantee ir más allá de la acumulación individual o concentrada en pocas manos y atisbe otros modos de distribución social, se amplía ostensiblemente si se aprovecha el marcado interés por los emprendimientos económicos y el despertar de las políticas de apoyo a la juventud empresarial. La singularidad de las iniciativas productivas y su capacidad de creación en el campo social, innovando esferas como comunicación, lenguaje, medio ambiente, producción de alimentos, arte, puede hacerse visible y atraer algunos de los recursos locales e internacionales y el interés suscitado por el boom de los emprendimientos. De allí puede surgir una reforma a la ley de emprendimientos para dar apoyo especial a las iniciativas productivas juveniles, además de nuevo entusiasmo dirigido a las políticas públicas de juventud que orienten las diversas instituciones que financien y fomenten una estrategia de construcción social basada en la creación y en el fortalecimiento de este tipo de productividad juvenil.

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En una política de iniciativas productivas juveniles dos dimensiones de la formulación merecen especial dedicación. La primera es la garantía de igualdad de oportunidades de género en la integración al nuevo mundo del trabajo. Ello requiere que todos los miembros de las iniciativas escuchen y consideren las necesidades y expectativas específicas de las mujeres, al mismo tiempo, crear los campos que les hagan posible el despliegue de toda su energía y creatividad. En cada una de las fases de los proyectos esto debe ser tenido en cuenta, mediante acciones afirmativas dirigidas a cerrar la brecha histórica de inequidad. No obstaculizar los espacios por donde circulen en libertad las subjetividades y las fuerzas femeninas; plantear expresamente una perspectiva de género en los procesos de formación, planeación y operación de los proyectos; promover la transversalidad de género en el desarrollo de las labores propias de la iniciativa; no debe haber oficios vedados para las mujeres, ni ocupaciones en las que los hombres crean que no deban hacer parte de su trabajo; las posiciones directivas y de liderazgo no están reservadas a un género en particular. Tan sólo si se tratara de un enfoque de derechos, en las iniciativas deben identificarse las actitudes de discriminación que pueda haber, explícitas o encubiertas con argumentos de conocimiento o eficiencia. Pero como las iniciativas plantean transformaciones culturales, lo que hay que enfrentar aquí es un poderoso y nefasto antagonismo planteado por la cultura patriarcal sin cuya superación no podrá construirse un proyecto de cambio social y de relevancia política como el que plantean estos proyectos. Las jóvenes mujeres han devenido sujetos protagónicos del desarrollo de las iniciativas; la experiencia ha demostrado que una vez se deciden a sacudirse de la tradicional dependencia de las subjetividades machistas dominantes están en capacidad de producir cambios con mayor intensidad y persistencia que muchos grupos en donde predominan los varones; pero, lo más importante, han aprendido a interpretar muy rápido el ritmo y el clima de los tiempos y contribuido a orientar todo el movimiento de

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Jóvenes Produciendo Sociedad: Subjetividad, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

las iniciativas a sintonizarse con ellos, a partir de su creatividad, generosidad y apasionamiento en los procesos productivos autogestionados que se han 319

emprendido.

La otra dimensión especial a considerar es la de los jóvenes campesinos. Sus niveles de pobreza son aún más graves que las de los jóvenes urbanos, expresados principalmente en una mayor precariedad de acceso y, sobre todo, de permanencia en el sistema educativo. Como generalmente se incorporan al trabajo en edades todavía más tempranas que los jóvenes de las ciudades, sus posibilidades de familiarizarse con las nuevas tecnologías de la información, de la comunicación, de tener contacto con lenguajes y expresiones estéticas globalizadas, son menores que las de los urbanos. Sus incipientes iniciativas están vinculadas con mayor arraigo a instituciones resistentes al cambio como la familia tradicional campesina. Por eso el esfuerzo de transformación cultural cuenta con un entorno más complicado, que se hace más arduo por el aislamiento y la lejanía territorial de regiones donde no cuentan factores como la aglomeración, que propulsa e interconecta con rapidez muchas de las iniciativas urbanas. Las iniciativas campesinas tienen sin embargo muchas ventajas, que ya fueron reseñadas en el capítulo tercero de este libro. Las principales son su vínculo con la tierra y la naturaleza lo que les permite desarrollar su acción en dos sectores fundamentales de la productividad contemporánea: los alimentos y la biodiversidad. Las iniciativas productivas de los jóvenes campesinos tienen una enorme potencialidad cuyo despliegue requiere de acciones especiales de formación en información, comunicación y tecnologías limpias; así como un énfasis en la creación de mercados sociales. Para eso estas iniciativas necesitan vincularse muy activamente a la lucha

319 YUNUS, Muhammad. Op. cit., p. 108. “Ser pobre en Bangladesh es duro para todo el mundo, pero aún más cuando se es mujer. Y cuando ellas ven una posibilidad de salir adelante, por modesta que sea, resultan más combativas que los hombres”.

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social y política por la democratización y construcción pacífica del campo colombiano; la ausencia de una democracia profunda es una de las causas del ahondamiento del abismo entre las capacidades y potencias crecientes de estos jóvenes y el pobre abanico de las posibilidades que les ofrece la sociedad para constituir su autonomía vital. La búsqueda de encuentros e intercambios más intensos con los procesos de subjetivación juveniles urbanos, seguramente redundará en la profundización de las rupturas culturales y en la emergencia de las singularidades de las iniciativas rurales. A su vez, de esta manera se podría buscar reducir la brecha inter-generacional, tan pronunciada entre los jóvenes de la ciudad y los del campo y se retroalimentarían los procesos de los jóvenes urbanos, alentando su perspectiva ecológica y su comprensión integral de la problemática juvenil.

6.3 Observatorios juveniles de productividad y derechos sociales Tal como queda esbozado a lo largo de este estudio se registra una urgencia de avances en el terreno de la producción de conocimientos sociales y académicos sobre las iniciativas productivas juveniles. El resultado de la investigación hasta ahora adelantada y cuyos principales elementos se recogen en este libro constituye una línea de base, de agrupamiento y de caracterización general, que esperamos contribuya a reconocer el camino de indagación apropiado y viable para adentrarse en trayectos más profundos y estudios de campo más específicos. Fue un proceso de investigación analítica, que sirviéndose de fuentes documentales y de algunas técnicas cualitativas, permitió abordar algunas de las categorías que configuran los procesos de las subjetividades juveniles, las formas de organización predominantes entre los jóvenes, la naturaleza de las iniciativas productivas y los cambios del modo de producción que las enuncian; así mismo se delineó el cuadro de los derechos sociales de los jóvenes y las condiciones en que se desarrollan las políticas públicas de productividad para este sector de la población.

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Jóvenes Produciendo Sociedad: Subjetividad, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

Hay también que suscitar el interés académico por estos problemas para que haya una apertura a la investigación en el campo de las iniciativas y se construyan sistemas de información que cuenten con fuentes directas de validación y espacios de debate en el seno de la comunidad de estudios de la 320

cultura, la sociedad, la administración y la economía.

Ahora se requiere complementar la cartografía conceptual y desarrollar un trabajo de campo exhaustivo que permita mostrar el sentido que adquiere cada uno de los problemas enunciados en las distintas modalidades de iniciativas productivas. Igualmente, los miembros de algunas organizaciones, han manifestado que vienen realizando procesos investigativos al interior de las mismas, y que desde allí, también podrían aportar a la generación de conocimiento en estos temas. Hay entonces que crear los modos de intercambio y mutuo complemento con estos procesos. Los jóvenes han encontrado las potencias que les permiten hacer un pliegue en la indeterminación y no poca inconsistencia institucional respecto a las iniciativas; han logrado hacer usos estratégicos de los apoyos institucionales y comienzan a intervenir en la dilucidación de la problemática que los circunda y en la producción de saberes, a partir de lo que sienten y viven en su proceso de transformación individual y colectiva. Por tanto, como parte de un macro- proyecto de estudios sobre las iniciativas productivas, existen las condiciones para impulsar, un proceso de

320 No se registran grupos de investigación en el sistema Scienti de Colciencias que tengan por campo de exploración las iniciativas productivas juveniles, y no se han realizado, o no hay memoria de ello, congresos especializados sobre este tipo de producción juvenil. En contraste, hay varios grupos reconocidos que trabajan el tema de Empresarialidad, entre otros temas relacionados con Pymes. En el 2008 se registraban los grupos de investigación “GPymes” de la Escuela de Administración de Negocios (EAN) y “Gestión y Organizaciones” de la Universidad de los Andes; El grupo del profesor Dávila Ladrón de Guevara “Historia y Empresariado”, el grupo “Previsión y Pensamiento estratégico” de la Universidad del Valle; “Emprendimiento y su impacto en el desarrollo regional” de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali; “Cultura Emprendedora” de Universidad de la Sabana y el de “Estudios Empresariales” de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, a cargo de la profesora Gloria Torres, etc.

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investigación-acción con un componente académico, a través de la metodología de observatorios. Este camino ya ha sido propuesto al grupo de asesores de campo y facilitadotes, recibiendo una entusiasta acogida. Este proceso implica: observatorios conformados por 1 o 2 investigadores, con gran experiencia y disposición para el trabajo ligado a los grupos locales, con formación en los métodos de la investigación-acción participativa y otras técnicas de investigación social, que trabajen con grupos de jóvenes provenientes de las organizaciones y las iniciativas juveniles, dispuestos a formarse como investigadores y actuando en calidad de semilleros de los procesos que se inicien. Esto requiere además la construcción de instrumentos de circulación del conocimiento, espacios de debate, entre los jóvenes mismos, de ellos con la academia y de ellos con las instituciones. Haciendo énfasis en las políticas, implica unas fases: a) Diseño e implantación de los observatorios. Conocimiento de otras experiencias de observatorios de problemas de juventud y de estudios sobre los problemas contemporáneos de la productividad. El diseño lo realizan los jóvenes, quienes definen las líneas específicas de indagación, la estrategia metodológica y la cobertura poblacional y territorial que les parezca adecuada a sus intereses y posibilidades. b)

Construcción temática y territorial. En principio se sugiere a

los jóvenes que establezcan unos núcleos temáticos sobre los cuales avanzar en la construcción de lenguajes y puntos de referencia comunes. También pueden adquirir formación sobre conceptos y técnicas de investigación, particularmente en la perspectiva de la IAP. Luego podrán adentrarse en un diseño territorial, considerando que hay que constituir una trayectoria de agrupamiento de los jóvenes intelectuales de las localidades y formas de encuentro y colaboración inter-locales. c)

Construcción de dispositivos de indagación. Recoger

información, analizar información, poner en circulación y dar forma a

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Jóvenes Produciendo Sociedad: Subjetividad, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

un escenario de intercambio de distintos campos del saber. d)

Producir documentos y distintas formas de análisis desde los

observatorios. e)

Encontrar formas creativas de circulación del conocimiento

producido. f)

Entrar a hacer parte de redes de conocimiento especializadas

y buscar formas de interlocución con la academia y los centros de investigación nacionales e internacionales.

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Documentos Complementarios:

Ponencias presentadas en el Seminario Jovenes, Subjetividades y Productividad realizado en el marco del proyecto, en los meses de mayo a julio de 2008

Catamaca. Grafitti ubicado en la Cra 30 con 76

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DIMENSIÓN POLÍTICA EN LOS PROCESOS Y DINÁMICAS 321 JUVENILES: LA AFIRMACIÓN DE LA CIUDADANÍA 322

Germán Muñoz González

Los jóvenes están en el centro de casi todos los asuntos relevantes de la sociedad colombiana y son muchos los programas y las políticas que se desarrollan en su beneficio. Sin embargo, dichos esfuerzos carecen de articulación, visibilidad y reconocimiento, ya que se despliegan en medio de un agudo conflicto y en el marco de una severa crisis económica, política y social. La Ley 812 de junio 26 de 2003, por la cual se aprueba el Plan Nacional de Desarrollo 2003-2006 Hacia un Estado Comunitario, establece que “se diseñará e implementará la Política Pública Nacional de Juventud con una visión a diez años, con base en la concurrencia de la población joven para su diseño y construcción, vinculando los procesos locales y municipales” (Capítulo II, Sección C: Construir Equidad Social). El plan decenal de juventud fue promulgado, pero hace apenas unos días se anunció el cierre del programa presidencial “Colombia Joven” por recorte presupuestal. En consecuencia, resulta oportuno hacer un balance de logros y dificultades de las políticas de juventud en Colombia, para plantear cuáles sería sus posibles desarrollos a partir de ese análisis. En Colombia, durante la segunda mitad del siglo XX, en el contexto y dinámicas de la modernización esto es, industrialización y terciarización de la economía, creación de un mercado nacional, urbanización, democratización

321 Ponencia realizada en el Seminario “Jóvenes, Subjetividad y Productividad” realizado en la Corporación Universitaria Minuto de Dios entre los meses de mayo a julio de 2008. Actividad organizada en el marco del proyecto de investigación que dio lugar a este libro. 322 Germán Muñoz González es Investigador en Ciencias Sociales con especialización en Estudios Culturales. Docente en las áreas de la Comunicación Audiovisual, la Educación y el Desarrollo Social. Director, guionista y productor de series de televisión educativa. Gestor de Políticas públicas de Juventud.

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Jóvenes Produciendo Sociedad: Subjetividad, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

de la educación, fortalecimiento del Estado de derecho, afianzamiento de lo laico en la cultura, mayor integración internacional y expansión de los medios masivos de comunicación, irrumpieron los jóvenes con sus expresiones sociales, políticas y culturales. Sólo tardíamente, durante la década de los ochenta, el tema de la juventud alcanzó importancia pública, gracias a dos circunstancias: la declaración del Año Internacional de la Juventud promovido por la Organización de las Naciones Unidas, el cual permitió conformar el Consejo Nacional Coordinador; y la profundización de una larvada crisis político social y económica manifiesta en complejas e interdependientes patologías de violencia, exclusión y pobreza, en la cual los jóvenes fueron las principales víctimas. Colombia mostraba avances significativos en materia normativa, programática, institucional y consultiva, pero no contaba aún con una real Política Pública Nacional e Integral de Juventud. En el marco del mandato constitucional, en 1997 se expidió la Ley de Juventud (Ley 375), que pasó a consolidarse como una política de Estado. Con ella se crearon las bases legales para la conformación del Sistema Nacional de Juventud, entendido como el conjunto de instituciones, organizaciones, entidades y personas que realizan trabajo con y en pro de los jóvenes, cuyo propósito es generar una articulación en la definición y desarrollo de la Política Nacional de Juventud. El tema de las políticas públicas de juventud está aún en proceso de construcción, cualificación y transformación. El Estado ha sostenido una actitud errática y débil respecto a las políticas de juventud, a pesar de haber creado marcos normativos importantes; no se puede olvidar la importancia que ha perdido paulatinamente dentro de las prioridades de los últimos gobiernos debido a la falta de voluntad política, al debilitamiento de la democracia participativa y a la magnitud de la crisis generada por la guerra, la pérdida de institucionalización del país, la pobreza, el desequilibrio en las finanzas públicas y la recesión económica.

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Documentos Complementarios: Dimensión Política en los Procesos y Dinámicas Juveniles

1. Las políticas públicas de juventud pretenden incidir en las condiciones materiales, sociales, políticas y culturales que producen lo juvenil, como parte del sistema estructural de la sociedad; por eso, se inscriben en un contexto histórico y espacial concreto, que determina su especificidad, alcance y limitaciones, a la vez que explica la diversidad, la heterogeneidad y la complejidad del ser, del estar, del actuar y del producir de los jóvenes, esto es, su condición juvenil. Paralelamente, la evolución de discursos, políticas y acciones en torno a los jóvenes dependen tanto de factores endógenos como de condicionantes externos (elaboración teórica, políticas internacionales, cooperación técnica y financiera). La Política de Juventud está enmarcada por las políticas de identidad, tan en boga al finalizar el siglo XX. En reemplazo de políticas universales de libertad, justicia e igualdad, que permitirían alianzas entre víctimas de diferentes formas de explotación, opresión y exclusión, surge ahora una preocupación de tipo cultural por formas políticas basadas en identidades impuestas o adoptadas: etnia, color, género, preferencias sexuales, religiones, grupos etarios. Desde este enfoque, la cultura y la ética se hacen hegemónicas frente a la política y a la economía. A las tradicionales políticas de juventud sectoriales y asistencialistas se han agregado tres nuevos enfoques: Actores Estratégicos del Desarrollo, Políticas Afirmativas y Expansión de la ciudadanía juvenil en el marco del Estado Social y Democrático de Derecho. El mayor énfasis en uno o en otro enfoque depende del régimen político-social y del estilo de desarrollo hegemónico; del grado de evolución de las políticas públicas; de la capacidad de financiamiento por parte del Estado; de la fuerza social y política de los grupos que respaldan el tema de la juventud; finalmente, de los niveles promedios de calidad de vida de los jóvenes. Estos tres enfoques alternativos a las políticas tradicionales, presentan ventajas y limitaciones. La pregunta es ¿qué los diferencia y en qué son complementarios? Todos tienden a operar como base de políticas integrales nacionales, se sustentan en planes de acción estatal y optan por la

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Jóvenes Produciendo Sociedad: Subjetividad, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

descentralización de la gestión pública. El enfoque de los derechos es de perspectiva constitucional y de garantías, cuyo objetivo expreso es lograr el reconocimiento, la democracia radical, plural y el ejercicio pleno de la ciudadanía de los jóvenes. Desde este enfoque de los derechos, las condiciones materiales y el cambio en las relaciones sociales son la base para el ejercicio pleno de la ciudadanía civil, política, económica, social y cultural, que en conjunto conforman el sine qua non de la dignidad humana. En consecuencia, la democracia radical es condición básica para el ejercicio pleno de la ciudadanía de los jóvenes. A su vez, la concepción moderna de ciudadanías plurales involucra la noción de derechos, más allá del reconocimiento formal de la participación política y de los derechos civiles, incluyendo ejercicio y práctica de estos, gozar de las condiciones básicas de calidad de vida, bienestar y seguridad económica, contempladas por los derechos económicos, sociales y culturales (DESC). En general, los DESC serían de naturaleza progresiva dependiendo, por una parte, de la correlación de las fuerzas políticas y sociales para hacerlos efectivos, y de otra, de la capacidad económica, institucional y financiera de una sociedad para garantizarlos. Los DESC implican su prestación por parte del Estado y por lo tanto una erogación económica, que generalmente depende de una política. La explicación está en el hecho de que su mínima satisfacción es una condición indispensable para el ejercicio de los derechos civiles y políticos, con lo cual adquieren el carácter de fundamentales. El todo indisoluble constituido por sus diferentes categorías se basa en el reconocimiento de la dignidad de la persona humana. Estos derechos requieren protección permanente para estar vigentes “sin que jamás pueda justificarse la violación de unos en aras de la realización de otros”. Dentro del marco de los Derechos Humanos, la IX Conferencia Iberoamericana de Ministros de Juventud (Lisboa 1998) expresó su mandato de elaborar una Carta Iberoamericana de Derechos de Juventud, cuya finalidad

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Documentos Complementarios: Dimensión Política en los Procesos y Dinámicas Juveniles

fuera consagrar jurídicamente, dentro del ámbito Iberoamericano: “el pleno reconocimiento a la especificidad de la condición juvenil y dar respuesta a los requerimientos de protección y garantía para el ejercicio de los derechos por parte de las nuevas generaciones”. En la X Conferencia Iberoamericana de Ministros de Juventud (Panamá, 2002), estos y los jefes de delegación asistentes, se comprometieron a iniciar los trámites para dar curso a una negociación internacional, en el seno de la OIJ, con el fin de convertir el Proyecto de Carta en un tratado internacional de obligatorio cumplimiento. Al establecer relaciones entre los Derechos Fundamentales, DESC y la Carta Iberoamericana de Derechos de la Juventud se encuentra una importante correspondencia. No obstante, importa reconocer la especificidad de los derechos de la juventud. Por tanto, se requiere que la formulación de una Política Pública de Juventud y su correspondiente plan integral de acción se fundamenten en esta Carta de Derechos de los Jóvenes.

Alcances Dentro de un Estado Social y Democrático de Derecho, el eje central de la política social está constituido por la protección y la garantía universal de los derechos económicos, sociales y culturales (DESC), a cargo del Estado y de las sociedades civil y privada. En consecuencia, el ordenamiento social que define toda Constitución Política descansa sobre tres pilares básicos, integrales e interdependientes: Derechos, deberes y garantías; Plena democracia y participación ciudadana; y Autonomía territorial. Estos tres elementos son ingredientes básicos en el momento de definir una política pública nacional de juventud. Sobre estos fundamentos, la universalidad de los derechos y la construcción de lo público evitan que las políticas públicas de juventud caigan en el corporativismo y en los programas de carácter discriminatorio y asistencialista. Además, tendrían la ventaja de estar respaldadas en el ordenamiento constitucional y jurídico, por tanto, se contaría con mecanismos de exigibilidad.

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Limitaciones Los críticos de este enfoque señalan escasos resultados obtenidos en América Latina mediante políticas basadas en derechos universales, en particular los DESC para combatir la pobreza y lograr integración social, en las últimas décadas. Algunas causas de esta precariedad son la falta de recursos, el enfoque sectorial, la falta de voluntad política, el crecimiento desbordado de la burocracia estatal y el desconocimiento de las leyes del mercado y la iniciativa privada. Según los críticos, esto supondría cambiar el enfoque predominante en el último medio siglo, caracterizado por políticas sectoriales desplegadas con pretensiones de universalidad. Según la Cepal, en reemplazo de la perspectiva universalista de los derechos, se deben combinar estrategias de logros mínimos universales, focalización y descentralización, en colaboración con los procesos de reforma del Estado y de modernización de la gestión pública. En las políticas de juventud, en consecuencia, no es necesario detenerse demasiado en la determinación de qué hacer (los DESC, por ejemplo), más bien, concentrar los esfuerzos en cómo hacerlo, confiando en que ello ayude a visualizar mejores prácticas para desplegar acciones más eficaces, eficientes y pertinentes, mediante una gestión más transparente y participativa en la construcción del desarrollo humano. 2. En América Latina, pensar en “ciudadanía juvenil” ha adquirido una importancia creciente, debido a las excepcionales condiciones de discriminación y exclusión en que vive la mayoría de jóvenes y a la construcción de múltiples modelos que los conciben prospectivamente como “sujetos de derecho” particularmente distinguidos por su capacidad de creación colectiva, en el ámbito socio-cultural. El ejercicio efectivo de formas complejas de ciudadanía por parte de los jóvenes, con sus titularidades y responsabilidades, continúa siendo objeto de discusión. En diferentes sociedades se mantiene la duda en relación con temas que preocupan a los adultos: la responsabilidad criminal, el derecho a

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relaciones sexuales consensuadas, el derecho al voto y a la propiedad privada, el acceso a beneficios y servicios sociales, el retiro voluntario de la escuela… Diversas posiciones sobre la ciudadanía se contraponen: por un lado, se considera que es una cédula que dispensa el Estado, coincidente con la mayoría de edad, de carácter formal y sin contrapartida. Se piensa que “adultez” y “ciudadanía” son sinónimos. Algunos elementos formales corresponden, pero muchos otros son componentes difusos, por ejemplo, temas como la competencia, la madurez o la independencia ligados al primer trabajo; el matrimonio o la cohabitación; la paternidad; la vivienda propia; etc. Todo esto requiere reconocimiento y legitimidad social, condiciones para el ejercicio pleno y vital, empoderamiento para afirmar y demostrar. Otra posición recoge las complejidades de la cotidianidad personal, el compromiso social para la interacción tanto en el hogar, como en la educación o en los grupos de pares, donde los jóvenes se involucran activamente en la negociación social de sus identidades emergentes. Tanto la evolución del concepto en la división tripartita relacionada con el tema de los derechos civiles, políticos y sociales, como los nuevos aires que corren en el último cuarto del siglo XX declive de la industrialización, recesión económica, altos niveles de desempleo, mayor disparidad en los niveles de ingreso y crisis del Estado de bienestar, renuevan el interés en la tesis de la ciudadanía social. Marshall evoca una ciudadanía nacional (inglesa) en momentos en que declina la autonomía del estado nación y crece la importancia de la globalización y la transnacionalización en todos los ámbitos. En consecuencia, se problematizan las nociones de “inclusión social” y “membresía”. Las nociones “local” y “global” retan a nuevas comprensiones de identidad, afiliación y ciudadanía, por parte de los mismos ciudadanos que intervienen mediante formas colectivas no clasistas (feminismo, movimientos de paz, ecologismo) que debaten los discursos predominantes. Se incorpora así el problema de la “diferencia”: diversas comunidades a las que pertenecemos,

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complejos juegos sociales entre identidad e identificación, múltiples formas de participación, etc., en oposición al modelo típico de las sociedades capitalistas y a la validez explicativa de las clases sociales. Los inmensos cambios ocurridos en la organización de la producción económica (post industrialización, post fordismo), van de la mano con cambios cualitativos en ámbitos de la subjetividad y de la cultura (post modernismo), que conducen al reconocimiento de dichas “diferencias” identitarias (desde los ángulos de la política y la filosofía), así como a la pluralidad de identidades culturales y a enfatizar la flexibilidad y la auto-conciencia acerca de estilos de vida personalizados. En todos los ámbitos, se hace evidente la búsqueda de respuestas a los desafíos que plantea la globalización a las democracias. Y es tarea prioritaria la vaga idea compartida de la promoción de la ciudadanía “activa” entre las nuevas generaciones, lo que alude a dos asuntos: a) la necesidad de complementar el discurso de los derechos con el de las responsabilidades y obligaciones, particularmente la participación cívica en la vida de la comunidad; b) la mayor presencia de los ciudadanos, interviniendo con su propia voz, en asuntos que los afectan directamente. Obviamente, no resulta fácil conciliar el empoderamiento de los ciudadanos con los obstáculos estructurales que lo obstaculizan en sociedades inequitativas, donde la ciudadanía plena y el cumplimiento de los derechos sociales básicos es una utopía. Construir un nuevo tipo de ciudadanía, en los nuevos contextos, cuando el modelo socialdemócrata hace agua, va a exigir nuevas fórmulas de actuación. Se llega a pensar en un modelo más activo de ciudadanía, donde el ciudadano tenga “agencia” e influencia política; lo cual choca con la “sociedad de control”, sobre todo después del 11 de Septiembre de 2001 y las restricciones a la libertad de comunicación. Esto sucede y afecta a los jóvenes que experimentan en la creación de redes igualitarias de ciudadanía horizontal y relacional, mediadas por internet, acosadas por las cruzadas antiterroristas y las multinacionales de los medios. (Tambiani, 2000) Algo

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parecido ocurre con los movimientos globalofóbicos, mal interpretados como reaccionarios y subversivos, en vez de ser vistos como colectivos democráticamente participativos en la esfera pública. Resulta paradójico que los jóvenes cada vez estén más presionados para que asuman sus responsabilidades personales y colectivas pero, al mismo tiempo, carezcan de los recursos necesarios para poder ejercer de manera efectiva la ciudadanía. Ello puede explicar en parte los sentimientos de rechazo y alejamiento de la política institucional, la aparente apatía y las formas de acción colectiva que rompen con los canales políticos tradicionales: voluntariado y solidaridad social, trabajo en causas que se ubican en el terreno de la vida cultural. (Alexander, 1997). ¿Podemos hablar entonces de jóvenes como ciudadanos activos, cuando apenas son pre-ciudadanos o cuasi-ciudadanos? El peligro que ronda es el de la exclusión social, por cuanto no pueden acceder o hacer exigibles los derechos que, sin embargo, la legislación les reconoce. La marginación real de muchos jóvenes les lleva a la confusión e indeterminación: se les trata como si estuvieran en un eterno proceso de formación. Esto les puede llevar (ha estado sucediendo en Francia y en Chile recientemente) bien sea a levantar su voz, su capacidad de influir para que cambien las prácticas establecidas, siempre y cuando estén convencidos de la eficacia de la actividad pública; o en caso contrario, optar por refugiarse en su esfera privada de intereses y relaciones, abandonando los espacios de implicación colectiva. (Hirschman, 1977) La noción de ciudadanía activa de los jóvenes, en su ambivalencia, desafía los principios de la sociedad adulta, por ejemplo, el concepto de “buen ciudadano”, a la vez que individualiza los problemas sociales y traspasa la responsabilidad colectiva del Estado al individuo; se convierte así, en un medio importante de control social, incluso en un elemento más de exclusión para aquellos sectores juveniles que menos competencias tienen. La realidad juvenil es plural, diferenciada y particular, está mediada por otras identidades sociales (mujer, blanca, católica, gay, latinoamericana,

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techno, etc.). Cada una de estas variables exige cierta transición a las identidades correspondientes y a través de ellas a la experiencia diferencial de la ciudadanía en sus dimensiones normativas y materiales, en particular cuando centramos la atención en políticas relacionadas con jóvenes. En consecuencia, implementar políticas de juventud universales y válidas para todos y legislar sobre la ciudadanía activa parece contradictorio. Curiosamente en el campo de la educación se considera parte fundamental de la formación de niños y jóvenes, asociada a las clases de educación cívica, educación en valores o enseñanza moral y competencias prácticas para la convivencia y la vida en comunidad. Incluso en las escuelas, hace parte del currículum de formación de la Educación para la democracia y la ciudadanía, que busca contrarrestar los preocupantes niveles de apatía, ignorancia y cinismo relacionados con la vida pública y la política, así como la falta de compromiso de los jóvenes con su comunidad. Sus contenidos habituales son: responsabilidad social y moral, trabajo comunitario y literatura política. No es claro su impacto en el ámbito extra-escolar donde debería ser trasversal. Sin embargo, dirigida en términos ideológicos a jóvenes predominantemente marginales, la ciudadanía activa tiende a convertirse en acción caritativa o de voluntariado local, resultado de la capacitación recibida. Como horizonte utópico lleva a “una sociedad donde cada uno, más allá de su sexo, raza, posición económica, u orientación sexual, pueda estar en una efectiva situación de igualdad y participación, donde no predomine una base discriminatoria y donde la auto-determinación exista en todos los campos” (Mouffe, 1992). Una 'revolución democrática' propondría luchar contra inequidades y exclusiones de generación, género, clase, raza, nación, etc. (todas del mismo rango), objetivos por igual de prácticas contrahegemónicas.

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LA PRODUCCIÓN DE LA JUVENTUD EN COLOMBIA. CONCEPTOS, CONTEXTOS Y RESISTENCIAS 323

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Fernando Quintero Tobón

Introducción En el presente trabajo presentaré una reflexión acerca de la producción de la juventud en Colombia pasando por la producción discursiva, los contextos en los que ésta se presenta y las acciones desde el Estado que han incidido en dicha producción. De la misma manera, presentaré algunas formas de participación política y prácticas de resistencia que los y las jóvenes llevan a cabo que terminan por tensionar y ampliar las imágenes y etiquetas que de manera institucional se construyen sobre la juventud colombiana. Para ello, el trabajo se organiza en cuatro partes. En la primera presentaré de manera breve un pequeño recorrido de lo que ha sido la conceptualización y los aportes desde la sociología en la construcción discursiva sobre la juventud en occidente. En la segunda parte, identificaré los contextos y, lo que considero, las tres olas o momentos significativos de producción de dicha condición. En tercer lugar, daré a conocer las imágenes y discursos construidos sobre la juventud en Colombia, así como los paradigmas desde los cuales estos se producen. Finalmente, expondré las formas de participación política y las resistencias que los y las jóvenes colombianas despliegan, las cuales han contribuido no sólo a ampliar y tensionar de las etiquetas institucionales, sino también, al reposicionamiento de estos sujetos en la estructura social. 323 Ponencia realizada en el Seminario “Jóvenes, Subjetividad y Productividad” realizado en la Corporación Universitaria Minuto de Dios entre los meses de mayo a julio de 2008. Actividad organizada en el marco del proyecto de investigación que dio lugar a este libro. 324 Fernando Quintero es Sociólogo de la Universidad Nacional y Magister en Estudios Culturales de la Universidad Javeriana. Especializado en temas de infancia; fue asesor presidencial del Programa Colombia Joven.

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A manera de aclaración, comparto la postura de Enrique Martín Criado (1998) quien señala que la producción de la juventud enmarca una serie de procesos en los que convergen tanto discursos sobre unos sujetos en particular, intervenciones y políticas que los afecta como también prácticas sociales productoras y reproductoras. Partiendo de esta aclaración, considero necesario señalar entonces que en dicho proceso convergen dos asuntos: La construcción de la juventud y la producción de lo juvenil. Siguiendo ese orden de ideas, quiero recalcar en la distinción que propone José Fernando Serrano (2002) al respecto, quien afirma que en la configuración de lo juvenil intervienen dos procesos; por un lado, se encuentra la construcción de la juventud que se refiere al conjunto de discursos que se elaboran sobre un sujeto y lo convierten en objeto de conocimiento; y por el otro, la producción de lo juvenil, que hace referencia a todos los dispositivos, roles, rangos, tecnologías e instituciones que hacen del sujeto joven parte de la estructura social y de sus mecanismos de reproducción (Serrano, 2002). Por lo tanto, podemos considerar también a los discursos sobre lo juvenil como factores productores de dicha condición.

Breve recorrido histórico del concepto de juventud o de la sociología de la juventud Según los estudios históricos realizados sobre la infancia y la adolescencia en el mundo occidental su construcción y producción no data de más de dos siglos (Varela, 2000; Martín Criado, 1998; Foucault, 2002). En los albores de la sociedad industrial, las nacientes disciplinas de la psicología y la pedagogía ocuparon un lugar central en la configuración de dichas condiciones subjetivas en la medida en que fueron éstas áreas del saber las que se encargaron de la elaboración de discursos que hablaban de un sujeto en proceso de crecimiento y de inmadurez biológica y social. A su vez, contribuyeron, desde sus producciones discursivas, al ordenamiento social desde el factor etáreo y a la generación de imágenes o imaginarios sobre estas

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etapas vitales y su posterior generalización en el grueso de la sociedad. Lo anterior se traduce en que tanto la psicología como la pedagogía asignaron nombramientos, características y atributos a unas edades que determinaron la acción social e institucional sobre una franja poblacional en particular, y de esa manera, en la constitución de unos sujetos sociales. Posterior a esta primera construcción discursiva, la sociología asume un particular interés sobre estas edades y sujetos. Los aportes sociológicos se inician principalmente desde la sociología anglosajona y norteamericana. Para estas, su principal interés se centró básicamente en asuntos como su adaptación o no a la sociedad urbano-industrial y el lugar de estos sujetos en el marco de dicha sociedad; como también a las particulares configuraciones societales que estos sujetos comenzaron a conformar. Al respecto, la escuela de Chicago, una de las primeras en abordar el asunto de lo urbano, se interesó en el sujeto adolescente poniendo especial atención en las prácticas juveniles llevadas a cabo principalmente en la calle y en las particulares formas asociativa que estos sujetos conformaron. La pregunta por esas particulares maneras de experimentar la ciudad permitió de cierta manera, y por decirlo de algún modo, comprender las transformaciones sociales a las que condujo la transición de una sociedad rural a una sociedad urbana e industrializada en la que se resaltaron aspectos como las modificaciones significativas en la conformación de la familia y la consolidación de la escuela, la calle y el club juvenil como espacios centrales para la socialización de las nuevas generaciones. A mediados del siglo XX, y en el marco de lo que se ha conocido como la modernización, la sociología funcionalista contribuyó desde su particular enfoque en la construcción discursiva sobre la juventud. Fue precisamente Talcott Parsons, su principal exponente, quien publicó un artículo titulado: Age and Sex in the Social Strucuture of the United States (1942) en el cual señala que la permanencia en las instituciones educativas por parte de los jóvenes los separa del sistema productivo y de las relaciones de clase. Dicha separación se traduce en la aparición de una cultura adolescente, un sistema

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autónomo de normas y valores diferentes, hedonista y caracterizada principalmente por su irresponsabilidad y el énfasis en pasarla bien. Esta determinada configuración social es producto, según Parsons, de los efectos de la modernización, entendida como el proceso uniforme de cambio de la sociedad agraria a la industrial, en la que se da inicio al ocaso de la sociedad de clases y el advenimiento de la sociedad de consumo. Otra escuela sociológica que contribuye significativamente en la construcción discursiva sobre la juventud y la adolescencia fue la sociología británica. El Centre for Contemporary Cultural Studies nace en el año de 1964 al interior de la Universidad de Birmingham; dicho centro se constituyó en un espacio académico al que convergían historiadores, comunicólogos, sociólogos, antropólogos y/o lingüistas entre otros interesados por los estudios críticos sobre los fenómenos culturales de la época. Dentro del trabajo del centro de estudios culturales, el tema de la juventud fue una de las principales arenas en las que irrumpen los estudios culturales. “En la tradición heterodoxa del marxismo británico, los autores de la escuela de Birmingham toman prestados elementos del interaccionismo simbólico, del estructuralismo, de la semiótica, de la literatura contracultural y del marxismo cultural para articular un complejo marco teórico que diera cuenta de las raíces históricas, sociales y culturales que explican el surgimiento de expresiones juveniles innovadoras en la Gran Bretaña posterior a 1950” (Martín Criado, 1998: 71). Esta corriente sociológica ha sido denominada por muchos como la "nueva teoría subcultural", la cual se constituye en la mirada renovadora de la literatura sobre juventud en el mundo anglosajón. Son tres los factores por los cuales ésta corriente es considerada como una nueva teoría subcultural. El primer factor, es aquel proveniente de la teoría marxista, que ubica a la clase social en el centro de análisis; desde allí, plantea un claro distanciamiento con relación a las teorías norteamericanas sobre la cultura juvenil, en tanto que, obviaron el elemento de la dominación de clase. El segundo factor, se

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relaciona con la idea proveniente de la teoría funcional o subcultural, que reconocen en las subculturas espacios donde se expresan y se resuelven las contradicciones no resueltas de la cultura paterna o los conflictos estructurales de grupo. Y por último, el tercer factor: la ampliación de la mirada al papel de los massmedia en la construcción de las culturas juveniles y los problemas sociales, "especialmente el problema de la juventud" (Criado, 1998: 31). Las últimas aportaciones sociológicas a la construcción discursiva sobre la juventud provienen de dos escuelas o corrientes. Por un lado, la que proviene del centro de la sociología, la educación y la cultura iniciada por un artículo de Pierre Bourdieu en el que el sociólogo afirma que "la Juventud sólo es una palabra" (2000) y la posterior polémica despertada a raíz de dicha publicación. En el marco de dicha escuela se incluye la reflexión sobre el lenguaje en el análisis de las luchas de clases. En tal sentido, Bourdieu afirma que para abordar el tema de la Juventud, hay que preguntarse por la palabra misma: ¿Quién la aplica, a quién y para qué?. La anterior afirmación obliga a preguntarnos acerca de los nombramientos y las luchas que hay detrás de los actos de categorización, y de enunciación como juventud -de imposición de una identidad- (Ibíd.). Por otro lado, otra escuela que podríamos denominar como la prefigurativa en la que se retoman elementos provenientes de la antropología. Las raíces de ésta nueva mirada se pueden percibir ya en el trabajo de la antropóloga norteamericana Margaret Mead, quien en su libro Cultura y compromiso, señalaba el cambio cultural y generacional entre las generaciones pre y post de los sesenta. Al respecto, resaltaba unas condiciones objetivas nuevas producto de la era tecnológica e informacional lo que implicó la generación de una nueva subjetividad, de nuevas formas de experimentar y entender el mundo, algo que las generaciones anteriores no sabían lo que significaba. “Nuestro pensamiento, afirma Mead, nos ata todavía al pasado, al mundo tal como existía en la época de nuestra infancia y juventud, nacidos y criados antes de la revolución electrónica, la mayoría de

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nosotros no entiende lo que ésta significa.

Los jóvenes de la nueva

generación en cambio se asemejan a los miembros de la primera generación nacidos en un país nuevo” (Quintero, 2005: 45). A raíz de dicha analogía, Margaret Mead nomina a esas nuevas generaciones como “prefigurativas”, las cuales son la expresión de un cambio en la cultura, pero no un cambio de formas y contenidos, sino un cambio de naturaleza; es decir, en el marco de esas nuevas condiciones se presenta otro tipo de construcción de sentido o si se quiere de subjetividad. A la luz de una lectura acerca de la producción de conocimiento que ha realizado el Centro de Investigaciones sobre lo Actual y lo Cotidiano en La Sorbona París V, su principal exponente Michel Maffesoli, ha escrito algunos textos sobre las nuevas configuraciones societales en el marco de la posmodernidad o la sociedad contemporánea -El tiempo de las tribus y nomadismo juvenil entre otros- en los que podemos encontrar de manera implícita la categoría que nos sugiere Mead para mirar los fenómenos de las nuevas generaciones contemporáneas. Dice Maffesoli que ese nuevo proceso de agregación o configuración societal que caracteriza el comienzo de siglo XXI, es un fenómeno de "neotribalización" caracterizado por el surgimiento de microgrupos en la escena social como la base fundadora de las nuevas configuraciones societales. Al respecto señala, "Reposa sobre una paradoja esencial, el vaivén constante que se establece entre la masificación creciente y el desarrollo de microgrupos que denominaré 'tribus'. Se trata aquí de la tensión fundadora que me parece que caracteriza la socialidad de este fin de siglo (...) La metáfora de la tribu en sí misma permite dar cuenta del proceso de desindividualización" (Maffesoli, 1990). Aunque el esfuerzo de Maffesoli es dar cuenta de las formas de agrupamiento en las sociedades contemporáneas; el fenómeno de agregación juvenil se torna sumamente valioso como recurso fenomenológico de la base de la socialidad actual, por cuanto muestra

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claramente el “juvenilismo fundante” de la nueva época. Por tal razón, ante la pregunta por la conformación de las subjetividades colectivas en el marco de la cultura contemporánea, las agrupaciones, comportamientos y territorilidades juveniles obtienen gran interés. “La réplica de los jóvenes, su secesión profunda con relación a los modelos institucionales, puede considerarse como un retorno a la fuente, a lo inicial, o a un vitalismo profundo que poco a poco contaminará el conjunto del cuerpo social. En ese sentido, la juventud ya no es simplemente un estado específico, tampoco un proceso de transición, sino una 'cosa mental' fundante del 'juvenilismo' actual: símbolo, en el más fuerte de sus sentidos, de un mundo siempre y de nuevo naciente” (Maffesoli, 2000). Es en Barcelona donde se lleva a cabo uno de los estudios pioneros y sistemáticos acerca de las presencias juveniles bajo la luz del concepto de tribu. En esta corriente, si bien el factor de clase no es excluido totalmente de la reflexión, este elemento no se constituye en un factor fundamentalmente determinante, puesto que estas expresiones que evidencian más un cambio en la conformación de las subjetividades hacia una "cultura global", que la expresión de las meras contradicciones de clase. Al respecto de una tribu urbana se plantea que ésta "se constituye como un conjunto de reglas específicas diferenciadoras a las que el joven decide confiar su imagen parcial o global (...) En una tribu tienen lugar juegos de representaciones que le están vedados a un sujeto 'normal'(...) cuantitativamente, pertenecer a una tribu es una opción minoritaria en la realidad urbana" (Pérez, et al: 1998: 91).

La juventud en Colombia: Contextos y momentos En Colombia ha habido por lo menos tres momentos significativos en la producción de una condición de juventud, los cuales llevan implícitas, como ya se anotó, imágenes sobre el joven que se constituyen en las rectoras de los dispositivos y políticas

que desde lógicas hegemónicas determinan los

modos de intervención sobre este sujeto. A su vez, cada momento histórico y

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su particular producción de lo juvenil contiene expresiones de resistencia y movilización que no sólo cuestionan y contradicen los dictámenes de las biopolíticas dominantes, sino que también, inciden en la transformación de los contextos mismos; en la ampliación de posibilidades para la acción y la subjetivación; y en la des-estigmatización de los imaginarios sociales sobre los y las jóvenes.

La primera producción: Modernización y moratoria social 1950-1975 Algunos autores identifican la década de los cincuenta (Parra Sandoval, 1985; Leal Buitrago, 1984; Latorre, 1984), y otros la del sesenta (Rodríguez, 1988; Salazar, 1998), como el periodo en el cual se implementan con mayor énfasis las políticas de “modernización” de la estructura social, política y económica del país. Al respecto, Rodríguez señala que ese periodo se constituye en “la carrera hacia el desarrollo. Se hacen injertos de modernidad en las estructuras sociales del atraso para transformarlas. El objetivo inmediato es el despegue económico. Hay grandes inversiones de capitales extranjeros para la creación de industrias y se presentan grandes reformas educativas para adaptar los sistemas escolares a las nuevas exigencias de producción de profesionales” (Rodríguez, 1988: 57). Ahora bien, la implementación del modelo de desarrollo desde la perspectiva del capitalismo urbano industrial, implicó la redistribución de los sujetos sociales por edades; cuyo resultado puede verse, en la emergencia de la juventud como población específica caracterizada principalmente por la vivencia de una moratoria social, momento en el cual, el joven es formado para garantizar en un futuro su vinculación al sistema laboral. Para ello, el sistema educativo se amplía al grueso de la población, acompañado de una expulsión gradual de las generaciones jóvenes del sistema laboral y productivo.

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Dicho proceso requirió por obvias razones, de transformaciones radicales en las instituciones directamente relacionadas con los procesos de “socialización” de las generaciones más jóvenes. En ese sentido, la juventud “generada por el modelo urbano industrial de desarrollo consiste en una transformación de las relaciones existentes entre la familia y el trabajo en lo que se refiere al proceso de socialización. Esa transformación le fue encomendada a una tercera entidad socializadora: la educación

como

mecanismo de formación de mano de obra” (Parra, 1985: 16). Lo anterior nos permite afirmar que la producción de la condición juvenil en el país está signada por la introducción de reformas estructurales de tipo económicas principalmente que desencadenaron transformaciones de todo orden: culturales, sociales y políticas. En ello ocupa un papel importante, su impacto en instituciones sociales como la familia, el trabajo y la educación.

Segunda producción: crisis de la modernización: Marginalidad y violencia 1975-1990 Las críticas condiciones que enmarcaron la realidad latinoamericana desde mediados de la década de los setenta y durante los ochenta, tuvieron grandes consecuencias en la juventud latinoamericana. Para el caso de Colombia, la pobreza de amplios sectores sociales se cruzó con la participación del joven en las violencias del narcotráfico bajo la modalidad conocida como el sicariato. La crisis de las políticas modernizantes con relación a lo social, dieron como resultado la emergencia de una generación de muchachos que no habían sido integrados al sistema escolar, jóvenes excluidos, no asociados al imaginario del estudiante y sin fuentes claras de empleo. Ante tales condiciones, estos jóvenes encontraron en las galladas, las pandillas, los combos o las bandas, mecanismos de expresión, y en la vinculación a las violencias ligadas al narcotráfico y en la delincuencia urbana una forma de vinculación laboral (Abad, 2002: 235).

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Por tal razón, el Estado se preocupa por diseñar programas de contención para las poblaciones más afectadas debido a las reducciones de los ajustes sociales. Al respecto, Miguel Abad advierte, que "si bien casi ninguno tuvo carácter de "política de juventud", la mayoría de sus acciones involucraban a jóvenes de los sectores marginados" (Ibíd.: 236). Desde esa perspectiva, podemos señalar que jóvenes de sectores populares comienzan a ser asociados con la criminalidad y la delincuencia, lo que los convierte en centro de variadas estrategias construidas para la prevención de estos fenómenos, pero principalmente, encaminados a su represión. Este modelo de intervención, según Miguel Abad es propio del periodo de 1985– 2000.

Tercera producción: La institucionalización de la juventud, el joven como metáfora del cambio social y la emergencia de otros modos de vivenciar lo juvenil. 1990 hasta el presente. En el final de la década de los ochenta y principios de los noventa pareció prenderse la llama de la esperanza en algunos sectores sociales del país. Si bien es cierto que durante esa época Colombia vivía una de las páginas más atroces de la historia reciente del país debido a la agudeza y altísimo grado de terror que había alcanzado la guerra contra el cartel de Medellín; el proceso de negociación y los acuerdos de paz con el M-19 y otros grupos guerrilleros; así como la formulación de la Constitución Política de 1991 se presentaron como eventos políticos que hicieron pensar a muchos sectores sociales en la posibilidad de realizar, en un futuro cercano, procesos de paz que concluyeran con la tan anhelada solución política del conflicto armado. Esto a su vez, le habría dado un giro significativo a la movilización juvenil en el país, y por ende, en la producción de discursos y políticas enfocadas a esta población. El movimiento de la Séptima papeleta y la efervescencia política que se dio durante la coyuntura electoral de 1990 -a pesar de haber sido una de las campañas políticas más sangrientas la cual concluyó con tres candidatos

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presidenciales asesinados- marcaron un antes y un después en la manera de abordar el asunto de la juventud en Colombia. El protagonismo juvenil en dicho movimiento y la marcada tendencia de un nuevo movimiento estudiantil que llamaba a los y las jóvenes a participar políticamente en oposición a esa imagen que signaba al joven como un sujeto peligroso y/o revoltoso, marcaron un primer reconocimiento por parte del Estado del joven como un actor social y político que podía contribuir significativamente en la construcción de una nación democrática. Dicho reconocimiento se plasma en algunos artículos de la Constitución Política, en los documentos CONPES 1995, en la ley de la juventud y en la formulación de políticas explícitas de juventud. Esto ha marcado una fuerte institucionalización de las expresiones juveniles y políticas de los y las jóvenes. Así pues, muchos movimientos pasaron a enunciarse como decididamente juveniles, así como la acción política juvenil ha venido asistiendo a una significativa des-criminalización. De esta manera, se produce un nuevo imaginario sobre el joven y es aquel que ve en él la posibilidad de un cambio social; el joven se convierte en la esperanza de futuro. Por otro lado, la inserción de Colombia a los mercados internacionales con la llamada apertura económica, y el impacto de las industrias culturales y con ellas el asentamiento de expresiones estéticas y juveniles de carácter global, significaron una explosión de estilos de vivenciar lo juvenil, la emergencia de innumerables presencias que daban cuenta de la emergencia de un sujeto altamente estetizado donde su cuerpo está escrito de otra manera, su rostro es el traje, su palabra la música y su piel el tatuaje. La emergencia de las llamadas culturas juveniles da cuenta de la aparición de un sujeto sociocultural que además de ser un consumidor de imagen, es también un productor de cultura.

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La construcción de la juventud en Colombia: imágenes y paradigmas En Colombia podemos observar que fue a mediados de los ochenta cuando comienza a incrementarse el interés por las generaciones jóvenes de los sectores marginales principalmente. Haciendo una revisión bibliográfica evidenciamos algunas corrientes que han abordado el tema, en ocasiones de forma paralela, o en otras dependiendo como ha ido evolucionando el concepto mismo. Por tal razón, encontramos, a nuestro modo de ver, tres paradigmas que se han constituido en los marcos generales en los que se enmarca la producción de conocimiento sobre los jóvenes, y por ende, la construcción nacional del concepto de Juventud. Un primer paradigma lo hemos denominado Desarrollo, vulnerabilidad y Políticas públicas, cuya producción se encuentra centrada en la pregunta por la inserción del joven en los sistemas políticos, económicos y sociales. También podemos encontrar la mirada enfocada en la violencia juvenil, la cual se encuentra fuertemente relacionada con el paradigma anterior y cuenta con la mayor producción; este paradigma lo hemos denominado la Violentología en los jóvenes, al que inquietan las relaciones jóvenes violencia, delincuencia, peligro y control social. Finalmente, identificamos otro paradigma de producción centrado en las Identidades juveniles.

Desarrollo, vulnerabilidad y Políticas públicas. En América latina fue la CEPAL una de las pioneras en motivar acciones para aproximarse a las generaciones jóvenes con el objeto de determinar el impacto de las transformaciones en las condiciones de vida de este sector poblacional en particular debido a la implementación de las políticas de ajuste. Partiendo de este objetivo, dicha comisión financia una serie de estudios a nivel latinoamericano. Es así, como en Colombia, a mediados de la década de los ochenta, sale a la luz Ausencia de futuro (1985) del sociólogo y escritor Rodrigo Parra Sandoval, quien para definir a la juventud se apoya tanto en la mirada demográfica como también en la noción sociológica. Por tal

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razón, en ese documento se entiende a la juventud como "un grupo de edad generalmente circunscrito al tramo de 15 a 24 años, que se la puede caracterizar como un fenómeno social y político enmarcado en los procesos históricos de una sociedad dada en las instituciones que socializan al niño y al joven, en las posibilidades de participación que la sociedad genera y ofrece a sus jóvenes" (Parra, 1985: 15). A partir de la anterior definición, el autor hace un recorrido de la situación de la juventud en ámbitos como: la familia; la escuela y la transformación educativa; el mundo laboral; y la situación social y política. En dicho recorrido el lector se encontrará con el retrato de unas "generaciones en crisis", puesto que aborda sectores de población marginal y marginada, siendo éstas las que atraen la atención de las políticas públicas y el diseño de estrategias de acción con relación a esa población en particular. Dicho documento se constituye en el pionero de muchos otros ensayos y artículos que definen principalmente a la juventud como grupo unificado y población objeto de políticas públicas que deben apuntar al mejoramiento de su calidad de vida mediante la creación de estrategias que generen “alternativas sostenibles” de inclusión tanto social, política, económica y cultural para dicha población. Es decir, que la preocupación de este enfoque es principalmente el mejoramiento de las condiciones y la generación de alternativas de vida para las generaciones jóvenes en condiciones más desventajosas.

La producción posterior al lanzamiento del trabajo de Parra Sandoval se puede evidenciar en por lo menos dos ejes, los cuales compondrían dicho paradigma en el país. El primero lo podríamos llamar el institucional, el cual se compone de la producción relacionada con el interés del aparataje estatal para la inclusión del joven en ese escenario; es decir, la preocupación del Estado por esas capas de población en particular y su posterior inclusión en los diferentes campos: social, económico, cultural y político. En dicho eje, la preocupación está centrada principalmente en la relación joven-peligro

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social, lo que conduce a implementar políticas de carácter preventivo y de control. El segundo eje es aquel que podríamos denominar como parainstitucional, este eje se compone, por un lado, de las reflexiones provenientes de la academia y grupos de investigación; y por otro lado, de los sectores privados como las ong´s que se centran en el trabajo comunitario con jóvenes populares. En el primer caso, la finalidad es brindar lineamientos que permitan la formulación de políticas hacia la juventud más acordes con las problemáticas y expectativas de dicha población, mediante reflexiones producto de evaluaciones de algunas experiencias llevadas a cabo tanto en el ámbito nacional como internacional –principalmente Latinoamérica-. Mientras que en el segundo caso, su objetivo central es fomentar la participación de los jóvenes en los diferentes procesos democráticos como la vía fundamental para eliminar las desigualdades. Ambos esfuerzos deben, o por lo menos deberían, converger en un proceso democrático que comprometa múltiples actores en la formulación de una política pública de juventud.

La Violentología en los jóvenes “La irrupción pública del joven en Colombia ha estado signada por la violencia” afirma Carlos Mario Perea en uno de sus artículos acerca de las realidades juveniles en la ciudad de Bogotá. Pero además, dicha afirmación es coincidente con planteamientos de otros estudiosos sobre el tema (Salazar, 1996, 1998; Barbero, 1998) entre otros. Asimismo, fue también esa relación joven-violencia la que inspiró películas como la de Víctor Gaviria Rodrigo D: No futuro, y seriados de televisión como la exitosa Cuando quiero llorar no lloro, más conocida como Los Victorinos. De la misma manera, esta relación motivó diferentes investigaciones como la realización de un sinnúmero de foros y seminarios que buscaban una aproximación al tema.

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Dicho enfoque surge íntimamente ligado con el que hemos denominado Desarrollo, vulnerabilidad y políticas públicas, ya que en el contexto históricosocial en el que este surge, las situaciones más problemáticas que más afectaban a la población joven serían la marginalidad y la violencia. “La condición de marginalidad a la que se veían sometidos grandes sectores de la población en un contexto urbano y la violencia que aún atraviesa nuestra realidad urbana y rural, se constituyen en los dos factores principales que le darían las primeras características al fenómeno de la juventud en Colombia” (Quintero, 2002). Uno de los hechos cruciales ocurrió en 1984 cuando en aquel entonces el ministro de justicia Rodrigo Lara Bonilla es asesinado por dos jóvenes provenientes de las comunas de Medellín. Dicho acontecimiento tuvo varias consecuencias. En primer lugar, significó la irrupción de un nuevo sujeto para la opinión pública colombiana: el joven; en segundo lugar, anunció la irrupción de una nueva forma de inclusión de los jóvenes en la violencia: “el sicariato”, conformado exclusivamente por grupos de jóvenes de los sectores populares de la capital antioqueña. Dicho suceso propició múltiples preocupaciones por parte de un puñado de actores y sectores sociales con el Estado a la cabeza. En ese momento, la preocupación institucional apuntó básicamente a generar estrategias de control sobre dichas capas de la población; como también algunas estrategias preventivas, pero que en últimas eran paños de agua tibia, con un actor social nuevo y desconocido. Tales campañas preventivas se destinaban básicamente a llevar a cabo procesos de resocialización con bandas juveniles vinculadas al sicariato, como también múltiples trabajos adelantados por la iglesia y ong´s principalmente que apuntaban a la vinculación de jóvenes en proyectos productivos y de apoyo a sus comunidades mediante recursos de cooperación internacional. Por otro lado, se motivaron también seminarios y foros sobre el fenómeno de la violencia juvenil en la ciudad de Medellín, que más adelante fueron valiosos en aras no sólo hacia la aproximación y el

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conocimiento de la relación jóvenes-violencia, sino también, para la formulación de políticas públicas hacia la juventud en la ciudad de Medellín (Quintero, 2005: 53). Paralelamente se llevaron a cabo una serie de investigaciones que permitieron ir más allá de las nociones meramente institucionales. Una de ellas, tal vez la más representativa se publicó bajo el nombre de No nacimos pa´ semilla (1989) del periodista e investigador antioqueño Alonso Salazar, en el que a manera de relato literario, el autor da cuenta de las situaciones que atraviesan dichos jóvenes, sus nociones de futuro y su convivencia cotidiana con la violencia. Sin embargo, dicha realidad obedecía exclusivamente a un fenómeno particular, una forma específica de la relación joven-violencia, la cual no expresaba la situación general de los jóvenes del país y su relación con la violencia urbana.

Lo producido en la ciudad de Medellín se convirtió en un referente importante para introducir la reflexión del fenómeno de la violencia juvenil urbana en otras ciudades del país como Cali y Bogotá, pero que a raíz de sus particularidades, los enfoques comienzan a tomar algunos matices diferenciadores, en donde se puede identificar el interés y la preocupación, ya no por el sicariato, sino básicamente la relación del joven con la violencia urbana y la delincuencia menor. Dichas particularidades arrojarían como sucedió en Bogotá sus propias representaciones, donde surge “el pandillero” en vez del sicario. “Para algunos autores, el tema ha atravesado la investigación sobre jóvenes en la medida en que la irrupción del joven en el escenario público ha estado signado por la violencia, lo que determinó el curso de las investigaciones en Bogotá y en el país. Así la preocupación por las expresiones violentas de los jóvenes se convirtió en una pregunta obligada. La figura del sicario cobró entonces un relevante protagonismo en la investigación sobre jóvenes y fue girando en torno a las organizaciones juveniles como las bandas y las pandillas” (Serrano y Quintero, 2003: 51).

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Las Identidades juveniles. Otro paradigma que logramos encontrar durante la revisión bibliográfica realizada, es el que denominamos como Las Identidades juveniles. Dicho paradigma se ha desencadenado a partir de la pregunta por la identidad de los jóvenes en el marco de las condiciones contemporáneas. Esta corriente en particular, ha tenido evoluciones importantes desde que la Juventud se convirtió en tema de interés público en el país. En esa medida, podemos identificar tres vectores que componen este canal de producción. El primero de ellos, es aquel que aborda la Identidad juvenil como un estado de tránsito, de crisis y vulnerabilidad; el segundo, se relaciona con la mirada de la Identidad desde la pertenencia al territorio, a la comunidad, etc. Y por último, el enfoque que aborda la Identidad desde las culturas juveniles. El primer enfoque que formula el concepto de identidad lo ubica como el resultado de los procesos de socialización o normalización que determinan al individuo, bien sea desde la dimensión del desarrollo psicológico, o bien sea como sujeto social. Dicha mirada se encuentra arraigada en muchos trabajos de las ciencias sociales que ven en la juventud una etapa del desarrollo como tránsito hacia la vida adulta, y a su vez, se cruza con todo el componente institucional que busca prevenir y controlar a la población joven. Por tal razón, a la juventud se le considera como momento turbulento y paradójico el cual se debate entre la autonomía y la dependencia. En consonancia con lo anterior, “los jóvenes aparecen como carentes de la suficiente autonomía y desarrollo que les permita tomar decisiones “responsables”, por lo cual se constituyen en sujetos manipulables y moldeables tanto por los grupos de pares, como por los adultos que tienen poder y que hacen parte de dinámicas al margen de la ley. Dicha vulnerabilidad hace que los jóvenes incurrirán fácilmente en el consumo de drogas, en aras de integrarse a ciertas dinámicas grupales” (Ibíd.: 91). El segundo enfoque desde el cual se ha abordado el concepto de identidad, se relaciona directamente con el factor de la pertenencia a la comunidad o al

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territorio del cual habita y usa. Desde esa perspectiva, muchos de los trabajos asumen la mirada que demanda una ausencia de sentido de pertenencia por parte de los jóvenes con el territorio común y con su comunidad. Para superar este problema, gran parte de los trabajos promueven la necesidad de fomentar una conciencia social y comunitaria en los jóvenes. Como podemos ver esta noción de identidad se ubica no en lo juvenil como tal, sino en los territorios de habitación, lo que permite intuir que el recurso a esta noción de identidad de tipo territorial es visualizado como la posibilidad de participar en las esferas públicas institucionalizadas en el ámbito local. Desde esta perspectiva, podemos observar una búsqueda de un “joven legítimo” y normalizado que se vincula activamente a los procesos comunitarios. Por último, encontramos la tercera vía con la cual se ha mirado la llamada identidad juvenil, el cual se ha preguntado por las configuraciones diferenciadas que elaboran los distintos grupos juveniles retomando elementos importantes de las teorías culturales sobre la juventud. En consecuencia, a mediados de la década de los noventa la pregunta por los jóvenes fue tomando nuevos matices. A medida que se llevaban a cabo las respectivas aproximaciones a las realidades de los jóvenes con el fin de encontrar respuestas a las preguntas relacionadas con la identidad, la violencia y el desarrollo, fueron apareciendo otras inquietudes, los investigadores se encontraron con jóvenes que privilegiaban la calle como lugar de encuentro y socialización y una fuerte relación con la música y el advenimiento de otras y desconocidas nociones de pertenencia con el territorio –barrio, ciudad y país- que obligaron a algunos investigadores a tomar distancia del lugar común que se había convertido la indagación por la violencia y el joven como actor central de ésta. Al respecto, Alonsos Salazar (1998) señalaba lo siguiente: “Era necesario que al mencionar la palabra juventud no repitiéramos como lo hemos hecho a lo largo de estos años lugares comunes: pérdida de valores, violencia, delincuencia…Se trataba de

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relativizar al joven como problema para entenderlo como un actor social, inmerso, desde luego, en un país de alta movilidad, de extendida inestabilidad, y atascado en la guerra y la corrupción” (Salazar, 1998: 3). En torno a la pregunta por las culturas juveniles encontramos una bibliografía diversa, lo cual hace pensar que ésta categoría se ha convertido en un lugar privilegiado para aproximarse a lo juvenil en la medida en que no se le ve por su condición social como sector demográfico, o psicológico, sino en cuanto aquello que diferencia a los jóvenes de otros sectores sociales otorgándoles su autonomía y particularidad. Al respecto de las culturas juveniles, éstas han sido abordadas por lo menos desde cuatro aspectos principalmente: Los objetos culturales, Los territorios, Las agrupaciones, y Las prácticas sociales. (Serrano, 2002; Quintero, 2005).

Las luchas juveniles: Participación y resistencias La producción de una condición juvenil en Colombia contiene implícita una historia de tensiones entre la subordinación y la emancipación. Mediante diversas formas los jóvenes y las colectividades juveniles han resistido a una producción hegemónica de condición de juventud que se encuentra relacionada con la historia de las dominaciones y con maneras diversas de ejercer el dominio sobre la población en general. Los movimientos juveniles son tan antiguos como la misma condición de juventud. Desde el momento en que se produce dicha condición, las resistencias a dejarse enunciar desde allí y las exigencias a su reconocimiento como sujetos políticos da cuenta del carácter político de la juventud, su beligerancia y otras modalidades para ejercer su derecho a pensar, a participar en la construcción del país y a ser diferente a los modos juveniles provenientes de concepciones adultocentristas. De esta manera, las diferentes modalidades de resistencia y participación han permitido que los jóvenes participen y sean protagonistas de la vida

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política del país, como también les han permitido su reposicionamineto en la estructura social debido a que les premite acceder a capitales sociales y culturales y de esa manera asistir a otras formas de enunciación diferentes a las asignadas por los nombramientos institucionales. De manera que lo político desde los jóvenes como mecanismo de tramitar los conflictos se presenta de manera variada y a veces en sentidos contradictorios; algunas veces enmarcadas en las formas tradicionales de participación política y otras tantas mediante experiencias que no se inscriben en las maneras clásicas de la política, ampliando el marco de estrategias políticas y reconfigurando constantemente el asunto de la participación política y la relación con lo público. En consecuencia, la participación política de los jóvenes en Colombia puede sintetizarse en tres modalidades: La participación estudiantil y de movimientos políticos, La participación cívico-comunitaria, y La participación mediante la producción estética y cultural.

La participación estudiantil y de movimientos políticos Esta modalidad de participación política se caracteriza por todas las experiencias políticas juveniles que se inscriben en las mediaciones clásicas de la política: partidos políticos, movilizaciones universitarias, protestas estudiantiles y marchas, entre otras. Desde el momento en que esta modalidad de participación política juvenil emerge en el país se pueden identificar dos momentos, el primero, que va desde 1953 hasta finales de los ochenta, y el segundo, desde 1989 hasta el presente. Cada momento cuenta con su hito desencadenante. La ampliación de la escolaridad y de la matrícula universitaria significó, como ya lo habíamos anotado, la primera producción de condición juvenil, como también implicó la irrupción de la juventud como actor político en el contexto nacional. Sin embargo, los hechos que desencadenaron de manera decidida dicha participación fueron los acontecimientos del 8 y 9 de junio de 1953 días en los que ocurre el asesinato del estudiante Uriel Gutiérrez y otros

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más. Esto marcó decididamente la oposición radical por parte del movimiento estudiantil al régimen militar encabezado por el General Gustavo Rojas Pinilla. Si bien, el régimen militar cae el 10 de mayo de 1957, gracias a la acción política del movimiento estudiantil y a una alianza con los partidos políticos tradicionales, el régimen dictatorial continúa prácticamente hasta 1974 bajo la figura del Frente Nacional. La constitución de éste último demostró la utilización del movimiento estudiantil que hicieron las elites políticas tradicionales para la recuperación del poder. Lo anterior, junto con el triunfo de la revolución cubana en 1959, significó la beligerancia del movimiento estudiantil, su decidida oposición al régimen político y la opción armada como forma de acción política. A su vez, significó la criminalización por parte del estado a cualquier manifestación política estudiantil y formas de oposición al acuerdo frente nacionalista, lo que condujo a la acción política desde la clandestinidad. A finales de los ochenta emerge la imagen del joven vital, o promotor del cambio social enmarcado en uno de los fenómenos participativos más importantes de la historia contemporánea del país "El movimiento de la Séptima Papeleta", que se constituye en el motor fundamental para la reforma constitucional que se llevó a cabo a principios de los noventa. Dicha movilización podría entenderse como el resurgimiento del movimiento estudiantil que se encontraba casi extinto, sin embargo, con unas características supremamente diferentes, destacándose, la emergencia de una nueva concepción acerca de la acción política, en la que ya no estaría presente el distanciamiento con el establecimiento y el abstencionismo frente a la participación electoral. Contrario a esto, el emergente movimiento estudiantil llamado de la séptima papeleta, se propuso promover un plebiscito con el fin de reformar la constitución política de 1886. Bajo el lema, “¡Hacer política es volver a participar!”, este movimiento se enuncia en “contra a la imagen que se perpetúa del joven violento, el de la piedra y los graffitis, el muchacho con capucha, el que va al monte (…) Contra la frialdad

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de toda aquella masa restante de jóvenes que no se identifican con nada y se sienten mal en cualquier orilla ideológica…” (Orjuela, 1993: 53). Dicho movimiento se posicionó, de manera tal, que logró ejercer presión sobre los aspirantes a cargos de elección popular y partidos tradicionales, asegurando el apoyo de los distintos candidatos, garantizando así, una alta votación por el si a una Asamblea Nacional Constituyente. Uno de los puntos en el que los estudiantes ponían mayor énfasis, era la importancia de promover mecanismos de participación ciudadana dentro de las instituciones mismas.

La participación cívico-comunitaria Los jóvenes también han hecho parte de lo que se conoce como la lucha comunitaria. Tanto los procesos de urbanización implementados a partir de la segunda mitad del siglo XX, como la violencia política, desencadenaron una de las más importantes migraciones poblacionales del campo a la ciudad como estrategia de supervivencia. En consecuencia, muchos llegaron a las ciudades huyéndole a la muerte, otros, en busca de mejores opciones de vida. Sin embargo, las condiciones precarias en las que se presenta dicho proceso de urbanización, originaron más y nuevos fenómenos de marginación y desarraigo social que contradicen el imaginario de progreso que se le atribuye a la vida urbana. No obstante, ante la marginalización y el desarraigo se producen fenómenos particulares de reconfiguración del tejido social en la ciudad, en donde emerge la solidaridad colectiva que resiste ante las condiciones adversas y las transforma de manera colectiva. En dicho proceso de resistencia y transformación colectiva de las condiciones de vida, los jóvenes han ocupado un lugar protagónico en las luchas comunitarias de los barrios populares de la capital. A pesar de que en el imaginario colectivo no se ha reconocido en el joven un agente político, la participación de éstos ha sido cuantitativa y cualitativamente significativa, en la medida en que ha estado presente tanto en las reivindicaciones básicas

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para la vida urbana, como también en los episodios de cambio político en la ciudad y el país. Al respecto, la indagación realizada para este trabajo, permitió identificar que la participación de los jóvenes en la lucha comunitaria se enmarca en dos fenómenos diferentes que inciden tanto en las formas de lucha como en los motivos de ésta. La primera forma de lucha se presenta en el marco de “La gesta comunitaria” o “la lucha por la vivienda” como resultado de la precariedad del proceso de urbanización y modernización impulsado a partir de los cincuenta. Esta forma de lucha se articula mediante las Juntas de Acción Comunal, los convites y las redes vecinales, los grupos eclesiales de base, y las organizaciones barriales-populares. La segunda forma, se desprende del proceso de institucionalización de la juventud propiciado por las movilizaciones que inspiran la constitución de 1991, el cual origina una especie de movimiento juvenil comunitario, que promueve la organización de los jóvenes en asociaciones o clubes juveniles alrededor de actividades que se entienden como comunitarias, de servicio social, religiosas, ecológicas, recreativas, deportivas, y de defensa de los derechos humanos entre otras. En esta última modalidad, los jóvenes hacen uso de los espacios de participación brindados por la constitución, y por medio de éstos, buscan posicionarse como sujetos de derechos, “ciudadanos” activos en el desarrollo de sus barrios y localidades; a éstos se les ha denominado como "los comunitarios".

La participación mediante la producción estética y cultural. Relacionada con aquellos procesos que expresan el conflicto desde escenarios poco conocidos en el debate político tradicional, como la apropiación del espacio público, la producción artística -la música principalmente- ejercicios de diferenciación que expresan un conflicto éticoestético y enuncian nuevos ejercicios de “ciudadanía”, -una refundación de lo público al margen de lo institucional-; que expresa la vivencia de una nueva ética correspondiente a tal dimensión estética.

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El interés de ver en lo estético algo más que una simple expresión lúdica entendida como algo inherente a la permisividad social que se le admite al joven para actuar de ciertas maneras en la escena social, implica preguntarse por los procesos de subjetivación contemporáneos y por la ineficacia de los escenarios tradicionales para el agenciamiento de los conflictos. En razón de ello, la pregunta relacionada con la ausencia de pertenencia, de compromiso social, y de participación política, debe enfocar nuevas modalidades y disposiciones subjetivas y corporales para la acción política. Lo que permitirá desplazar la mirada de una condición de vulnerabilidad y de cierta “locura” causada por la edad, al reconocimiento de una coexistencia de variadas estrategias que se desarrollan de manera inmediata y espontánea, las cuales, adquieren sentido y códigos particulares eficaces, desde la singularidades mismas en los contextos inmediatos, para la transformación de los conflictos. En esa medida, podemos comprender esta modalidad de lucha, como una lucha divergente, una estrategia que, sin duda alguna, no le interesa el centro del poder, o los lugares desde donde se regulan las poblaciones, como sería el objetivo de la lucha convergente, la cual tiende al centro, por la toma de los escenarios de poder. Por otro lado, es una lucha que opera mediante el salirle al paso a los conflictos, es la creación inmediata de la estrategia, los agenciamientos y las performatividades necesarias para hacer manifiesto el conflicto y desde allí transformarlo; es la emergencia de una lucha que se manifiesta mediante una marginalidad activa. Tal marginalidad activa se constituye en un acto de auto exclusión; no se trata de resignación, sino más bien de una resistencia activa, espontánea, es una lucha micropolítica. “La micropolítica es minoritaria y cuando se dice minoritaria no se quiere decir que se trata de una pequeña política, ni de menos gente, es minoritaria porque no busca los centros de poder, no busca el control de lo social desde un punto central, no busca unos mecanismos burocratizados en la administración”. Tal lucha se caracteriza como una lucha transversal "...que rompe la política centralizada, tanto económica como política y rompe con el marco representativo(...) Es un movimiento político

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victorioso en la medida en que su problema no es tomarse el poder; es un nuevo tipo de realización política, ya no es tomarse los centros de poder, como sostenía por ejemplo el comunismo, no se trata tampoco de crear un partido, de crear sindicatos, de tener representantes, no es una política de la representación, no es una política del centralismo” (Garavito, 2000: 60). Es el estallido que tiene que ver con procesos de subjetivación en el pleno sentido de la creación, pues ésta se refiere a la capacidad de crear un nuevo modo de existencia, una creación que tiene que ver con la irrupción de la diferencia como creación que agrieta la identidad, una identidad petrificada, sedentaria y normalizada. Tales procesos de subjetivación, implican la libertad si se quiere o no, de gobernarse a sí mismo, desde una posición ética y estética y con la creación continua de estrategias para aprender a moverse en el mundo. Al referirnos a este tipo de lucha, que hemos llamado: la micropolítica juvenil, es necesario, casi obligatorio referirnos a Michel Foucault, puesto que fue él quien inauguró una mirada del Poder y las dominaciones, que pone especial atención en la producción de los sujetos, en los poderes que intervienen en ello y en los intereses que hay detrás de tales producciones. Gracias a dicha travesía, Foucault logró identificar tres formas de presentación del Poder que han ejercido la dominación y han estado presentes durante la historia de la humanidad. Tales formas del poder serían: La dominación en la que prevalece el factor étnico-cultural, al anularse la diferencia de los pueblos colonizados; La explotación en la que prevalece el factor político-económico, al separar a los trabajadores de lo que producen; y la sujeción en la que prevalece el factor ético-existencial, al someter al sí mismo a la identidad impuesta a instancias del otro. Igualmente, logró identificar tres tipos de lucha o resistencias que tensionan esas formas de presentación del poder: Luchas contra la dominación étnica, luchas contra la explotación laboral, y luchas contra la sujeción individual (Garavito, 1998). Siguiendo con la idea anterior, Foucault resalta la relevancia que tienen las luchas contra la sujeción sobre las otras dos en las sociedades del control. Por

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tal razón, se afirma que aún sin que las otras dos formas de poder y de lucha desaparezcan, en la actualidad, sobresale la forma del poder desde la sujeción, y por ende, se hacen más intensas las luchas en contra de ello. Desde esa perspectiva, la emergencia de un sinnúmero de estilos y formas particulares de concebir el mundo desde la experiencia juvenil singularizada puede ser entendida como la expresión de un movimiento o lucha juvenil cuyas estrategias de acción emergen y actúan en el ámbito micropolítico, estrategias moleculares producto de la experiencia particular de cada sujeto y/o colectividad. Son expresiones que se enmarcan en las Luchas contra la sujeción individual. En esa medida, la biopolítica, o el trabajo afectivo sobre el propio cuerpo -el desarrollo de ciertas destrezas corporales como por ejemplo los Breakers, implantes, tatuajes y estilos particulares- permite adquirir disposiciones y mutaciones singulares a muchos jóvenes para enunciar y salirle al paso a los conflictos. Al respecto, Mauro Cerbino, investigador italiano residente en Ecuador, quien ha trabajado juiciosamente el tema de la conflictividad en las expresiones juveniles urbanas, señala que no se puede negar un carácter de acción o actoría biopolítica juvenil, que es utilizado como estrategia para transformar los conflictos. “Es innegable el carácter particular de la reacción juvenil en el intento de crear nuevas lógicas de acción, tal vez únicas en estos tiempos. Reacción que se sustenta en un fondo de significación cultural organizada en torno a estéticas ligadas al cuerpo. La ropa, los tatuajes, el pearcing, los bailes, las figuras acrobáticas, las patinetas y el walkman como elementos incorporados a manera de prótesis, nos remiten a un uso del cuerpo que podría estar dibujando un escenario de biopolítica, es decir, de un quehacer político ya no en términos de formulación de un proyecto ideológico tradicional, sino de una politicidad que proviene de la vida cotidiana, del andar por la calle mostrando una estética corporal que “devuelve”, a veces transformados y neutralizados, los signos de la violencia, de la exclusión y del dominio” (Cerbino, 2003: 4).

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Jóvenes Produciendo Sociedad: Subjetividad, Derechos Sociales y Productividad Juvenil

Información primaria obtenida en el proceso de investigación

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Documentos Complementarios: La Producción de la Juventud enBibliografía Colombia

OSORIO, Flor Edilma. Algunas reflexiones sobre jóvenes y juventud rural en Colombia. Ponencia presentada en los Paneles y Mesas de Trabajo sobre Subjetividades Juveniles y Acciones Afirmativas Ciudadanas. Agosto 11 de 2008. Uniminuto. Se transcribe como anexo de este documento. PROYECTO NAUTILUS. Iniciativa Productiva. Bogotá. 2008. QUINTERO, Fernando. La producción de la juventud en Colombia. Conceptos, contextos y resistencias. Ponencia presentada en el marco del Seminario “Subjetividades y políticas de juventud”.Uniminuto, Bogotá, Agosto 2008 SALTIMBREAKING, Grupo Artístico de Danza Urbana. Proyecto de la iniciativa “Formación artística creando con la danza opción de vida para potenciar el talento de los jóvenes de Ciudad Bolívar”.

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