Reflexiones Semana Santa

© Pbro. Emilio Betancur Múnera Textos Jorge I. Correa - DCG Diseño y Diagramación Medellín, Colombia 2012

DOMINGO DE RAMOS DE CRUCIFICADO A RESUCITADO La semana santa comienza con la procesión de Ramos, que recuerda la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Pero el triunfo de Jesús es humilde y pacífico, protagonizado por gente sencilla y los niños que se apuntan a todas las fiestas. Entre los ramos de la procesión no faltan los olivos, signos de la paz. Los Ramos los ponían los niños. Qué mejor mensaje para los violentos que han invadido los campos y las ciudades: Jesús, los niños y el olivo. Llevamos los ramos a casa como signo de bendición y compromiso con la paz. La procesión de hoy, Domingo de Ramos, expresa la vida cristiana en peregrinación; en Pascua avanzamos hacia el Reino de los Cielos, la procesión nos une a otros para avanzar comunitariamente. La procesión recorre las mismas calles por donde a dia-

Relexiones Semana Santa

3

rio pasamos. La procesión transcurre en los mismos tiempos en los que ocurre nuestra vida. La procesión nos entrena para seguir la ruta de Cristo al Padre. La pascua nos habla el lenguaje del éxodo, la Encarnación, la muerte y la resurrección de Jesús. La procesión simboliza el camino de perfección que va del Éxodo a la Ascensión. En la Procesión Dios nos acompaña para indicarnos que nuestra meta es el Cielo. Toda peregrinación es la esperanza por una ciudad mejor. Toda procesión es marcha comunitaria de la violencia hacia la paz.

“Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados que yo os aliviaré” (Mt 11, 28)

En el Domingo de Ramos todas las cosas referentes a este Mesías, son tan distintas. Jesús escoge un burro para significar su triunfo; sus cualidades son la mansedumbre, la Paciencia, la Humildad y la Pobreza. Basta mirar este animal para darse cuenta, ¡Cuánto aguanta! y con ¡Cuánto puede Jesús!; “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados que yo os aliviaré” (Mt 11, 28). Jesús se presenta como pobre, humilde, no violento. Se deja quitar la Vida, antes que matar; construye la paz sin soldados, sin armas, acompañado de gente sencilla y con la paz en sus manos. Lo lastimoso es que Jerusalén como nosotros no se entera, ¡No sabe quién es el que trae la Paz! y ¿Cómo se obtiene la Paz? Venciendo la muerte. La semana santa es para que sepamos quién tiene la paz, ¿Cómo podemos recibir la paz? Y qué debemos hace para que se cumpla: “Mi paz os dejo, mi paz os doy, no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde”. (Juan 14,27)

4

Relexiones Semana Santa

EL CENTRO DE LA FE: LA PASCUA Siendo la Cruz el problema más grava de la fe cristiana, sólo de la cruz dice Pablo: “No hagan inútil la cruz de Jesucristo”, pastoralmente se debe tener el mayor cuidado por parte de los creyentes durante éstos días, con la plegaria al Dios Padre de Jesús, para que se nos aparezca el crucificadoresucitado, para tener en la Semana Santa la misma experiencia de Pablo: “Me amó y se entregó por mí”. El evangelista Juan nos indica cómo debe ser esta oración: “¡Mirad al que traspasaron!”. Esta mirada contemplativa de la Cruz no puede ser cambiada en éstos días por ningún ejercicio devocional, pero sí puede ser ayudada y robustecida por la reflexión y oración sobre la cruz en dichos ejercicios. Pablo unió siempre la cruz y la resurrección desde el momento en que se le apareció el crucificado-resucitado; años después de haber ocurrido las apariciones a las mujeres y a los discípulos, razón por la cual, la cruz y la resurrección estuvieron siempre presentes en su pensamiento y su Relexiones Semana Santa

5

predicación. La cruz fue un escándalo por tratarse del amor de un crucificado y la resurrección amplió y profundizó ese amor para no dejarlo como simple escándalo.

JUEVES SANTO: CRUZ Y VIDA “Más la prueba

Una profunda experiencia de la cruz durante la semana de que Dios nos Santa, puede llevar a un creyente a la misma experiencia ama es que Cristo, de Pablo: “He decidido no saber cuándo estuve con vosotros(as) excepto a Jesucristo y a éste crucificado” (1Cor 2, 1-2). Pero ya dessiendo nosotros de su permanencia con los Gálatas no quería gloriarse en todavía pecadores, nada, “excepto en la cruz de Cristo” (Gál 6, 14). Pablo no estamurió por nosoba contando simplemente lo lamentablemente ocurrido, tros” (Rm 5, 8) como hacen los noticieros de hoy; sino dando razón de un acto salvífico. ¿Qué podrá tener de salvífico la Cruz, cuando los viacrucis son doloristas y dramáticos, hasta el punto de tener compasión por Jesús y querer ayudarle, así sea por pocos momentos a llevar la Cruz?, cuando Él nos dijo que cargáramos con nuestras cruces y lo siguiéramos, cargando con ellas, a ejemplo suyo, o ¿Qué podrá tener de Salvífico la cruz, cuando la cristiandad nos acostumbró a hablar de la cruz del matrimonio, la cruz del trabajo, la cruz de la pobreza, o una manera de vivir? “¿Cómo estás? Ahí… llevando esta cruz”. La cruz de Jesucristo tiene el sentido salvífico del que carecen nuestros sufrimientos. Es precisamente ése sentido salvífico, el que hace que nuestros sufrimientos se conviertan en cruz gloriosa del Señor Resucitado. Con frecuencia en la predicación o en las visitas a los enfermos, los sufrimientos nos lo relacionan con la Vida Eterna: “te estás ganando el cielo…”, pero no es este el sentido que Pablo le da a la cruz. Pablo creía en la Vida Eterna, pero la cruz era algo que incidía en la vida antes de la muerte y nos afecta antes de ir al cielo. “Cristo crucificado” ha6

Relexiones Semana Santa

bla de presente y de las dimensiones de su acción salvífica: “por todos”, para que quienes vivan, no vivan para sí, sino para aquél que murió y resucitó por ellos” (2Cor 5, 15), “En efecto, cuando todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; por los que obran el mal” (Rm 5, 6), “más la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros” (Rm 5, 8). No es posible hablar de ser cristiano sin la experiencia del crucificado. Que la cruz sea lo fundante de la experiencia de Pablo no quiere decir que sea lo exclusivo porque también Pablo se interesa por la vida de Jesús. Si Lidia en los Hechos de los apóstoles buscaba a Jesús y se encontró con Pablo, seguro que hablaron sobre la vida de Jesús, enfatizando Pablo su muerte y Resurrección. A ella también debió interesarle saber de dónde era Jesús y cómo fue muerto y resucitado (Hch 16, 13.15). El anuncio del crucificado no impedía que se hablara de lo que había enseñado, y de lo que representaba en la actualidad para la vida de los creyentes y de quienes lo buscaban como Lidia.

Relexiones Semana Santa

7

LOS CAMINOS DE LA PAZ Las primeras referencias sobre la resurrección de Jesús, incluso antes de los Evangelios, son las cartas de San Pablo. Pero esta certidumbre de que Dios había resucitado a Jesús, la fundamentaba Pablo en su propia experiencia; recordando a Damasco, Pablo decía: “He visto al Señor, Él se me apareció”. El señorío del César radicaba en encontrar una paz que tenía que pasar por la violencia, el señorío del Jesús de Pablo había pasado por la muerte, su victoria era la resurrección y su signo “Que la paz sea con vosotros”. “Se me apareció también a mí”, indicaba que él, Pablo, no había sido el primero ni tampoco sería el último en las apariciones del resucitado. Somos nosotros los que celebramos en la semana santa la muerte y resurrección de Jesús quienes estamos en la lista de poder “Lo que se siemdecir: “He visto al Señor, se me apareció también a mí”. bra, es perecedero, Para esperanza y alegría nuestra el resucitado que Pablo vio tiene que ver con el cuerpo y no con almas inmortales como se nos logró enseñar. El cuerpo del resucitado no fue el cuerpo previo, devuelto a una vida como la anterior, a Pablo le bastó explicar así: “Lo que se siembra, es perecedero, lo que resucita es imperecedero. Se siembra corruptible, se resucita en gloria. Se siembra debilidad, se resucita en poder, se siembra un cuerpo físico, se resucita un cuerpo espiritual” (1Cor 15, 42-44). Pablo agrega: que si no fue así, entonces: ¿Para qué se nos proclamó la Fe? Decir que ¡Jesús es el Señor!, implica seguirle.

8

Relexiones Semana Santa

lo que resucita es imperecedero. Se siembra corruptible, se resucita en gloria. Se siembra debilidad, se resucita en poder, se siembra un cuerpo físico, se resucita un cuerpo espiritual” (1Cor 15, 42-44)

Las semanas que siguen a la celebración de la pascua, no puede ser época de vacaciones, sino tiempo de afianzar y enraizar bien la semilla del seguimiento al crucificado-resucitado que se nos apareció en las celebraciones pascuales.

VIERNES SANTO: ¡DIOS RESUCITÓ AL CRUCIFICADO! La más importante convicción que tuvo Pablo al encontrarse con el crucificado, fue que Dios lo había resucitado. Si no hubiera sido así, la cruz no pasaba de ser una ejecución del poder romano. El camino de Damasco, no sólo transformó a Pablo sino que también transformó la manera de mirar la muerte de Jesús. Lo mismo debe ocurrirnos a nosotros si nos encontramos con el crucificado, cambiará la forma de ver la muerte de Jesús en Semana Santa y el resto del tiempo veremos distinta la nuestra. La muerte no empezó con una terrible pasión que terminó en una ejecución, sino que fue una gran revelación. En el corazón de PaRelexiones Semana Santa

9

blo estaba la revelación como resurrección que le daba sentido a la cruz y como cruz que le dio sentido a la resurrección. En la experiencia del crucificado-resucitado hubo la revelación de muchas cosas, o mejor, muchas revelaciones que Pablo después iba a dar cuenta de ellas en su predicación: el ser de Dios como Padre, la debilidad en las apariencias de poder del imperio romano, la cruz como signo anti imperial, la cruz como poder de Dios y sabiduría de Dios; “Ya no soy yo la sabiduría de Dios y la sabiduría del mundo (época), el camino de la conversión personal y la llamada a centrar la quien vive, sino vida en Dios, en lugar de los poderes y faraones del munque es Cristo do. Todo esto hace parte de la vida de un creyente que, quien vive en mí” por la fe, participa de la vida del crucificado y resucitado, San Pablo revelación del camino para la nueva vida en Cristo.

MUERTE Y RESURRECCIÓN INTERIOR La conversión personal al crucificado-resucitado, es el camino de una muerte y resurrección interior, morir a antiguas identidades y formas de vida para poder resucitar a una nueva identidad y forma de vida. Participando en la semana santa no sólo en los ritos litúrgicos, sino en los Misterios que celebramos de la muerte y resurrección de Jesús para morir y resucitar con Cristo y así entrar a una Nueva Vida como le ocurrió a Pablo: “He sido crucificado con Cristo (he experimentado una crucifixión interior, una muerte interior), es decir, que el antiguo Pablo había muerto y había nacido un Nuevo Pablo: “Ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí”. Esto nos ocurre por el bautismo que fue el rito de iniciación a la nueva vida en Cristo. Entonces la semana Santa es un curso continuado de Iniciación Cristiana, es una ampliación profundizada del bautismo. 10

Relexiones Semana Santa

“Todos nosotros que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte. Por tanto, hemos sido sepultados con Él por el bautismo en la muerte, de modo que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la Gloria del Padre, así también nosotros podamos caminar en novedad de vida” (Rm 6, 3-4). Es una novedad que resulta de un trasplante del Espíritu, realizado mediante el acto de morir y resucitar con Cristo.

SIN CRISTO LA FE ES IMAGINARIA El Amor que contemplamos en la muerte y resurrección de Jesús, es el amor que Dios nos tiene. Sólo en Cristo conocemos el Amor de Dios, sin Cristo, Dios es un imaginario de todas las necesidades y deseos que tenemos. En la Semana Santa, de acuerdo a nuestro acercamiento al Cristo muerto y resucitado, podemos cambiar de imagen de Dios; nuestra primera conversión es cambiar de imagen de Dios. Así como a Pablo, el crucificado le cambió de imagen de Dios (El Yahveh de la primera alianza), así el crucificado nos pueda Relexiones Semana Santa

11

cambiar de imagen de Dios en la semana Santa, y lo que le ocurrió a Pablo en Damasco, nos puede a nosotros ocurrir en la liturgia, en la oración, en una procesión o en un viacrucis…, que nos encuentre el crucificado y podamos decir como Pablo: “Me amó y se entregó por mí…” (Gracias sean dadas al Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo y Padre Nuestro).

“Me amó y se entregó por mí” San Pablo

DOMINGO DE RESURRECCIÓN: UNA APARICIÓN CON RESULTADOS El resultado cuando se nos aparezca el crucificado-resucitado es: una Vida Nueva “El que está en Cristo, es una nueva creación, todo lo viejo ha pasado ya, ¡Miren: todo se ha hecho nuevo! Todo esto proviene de Dios que nos reconcilió consigo a través de Cristo… en Cristo estaba reconciliando al mundo consigo mismo”. La aparición para nosotros del crucificado-resucitado, es la reconciliación con nuestra sociedad y el mundo. Nosotros y el mundo le importamos mucho a Dios en Jesucristo, que nos importe igualmente la pasión y muerte de Jesús, porque es lo mejor que podemos hacer en semana Santa, celebrar por nosotros y con los otros, la Pascua de Jesús. Nunca el cristianismo ha procurado ocultar el escándalo de la cruz o disimular la muerte de Jesús como un gran fracaso. Las mujeres, el llanto y la tumba son el signo de la muerte. Tan serio como la muerte y el fracaso de Jesús es el día sábado que no puede dar vida a los muertos. 12

Relexiones Semana Santa

Después del sábado está el nuevo día, la Luz, como la primera de las criaturas y el espacio que se le presenta a la Pascua de Cristo. La experiencia de la resurrección ha superado la experiencia de la muerte dejando abierto el camino del anuncio: “Pero ahora caminad, decid. . . " La vida comienza a ser un camino nuevo a partir del anuncio de la Pascua. Un camino que abandona a Jerusalén como espacio de muerte y se dirige a Galilea como lugar de encuentro y de revelación del amor de Dios "Os precede en Galilea. Allí lo veréis". Todos somos de Galilea porque vivimos en el mundo nuevo de la Resurrección. Dejamos de ser Jerusalén porque la Ley ya no tiene la palabra definitiva sobre el hombre. Jerusalén queda como tumba vacía custodiada por la autoridad y la mentira de sacerdotes que defienden sus privilegios con dinero. La Pascua es el inicio y origen de toda conversión. La conversión la realiza el ResuciRelexiones Semana Santa

13

tado perdonando nuestros pecados y ofreciéndonos la vida donde nosotros pusimos la violencia y la muerte. El hombre no se convierte para después recibir la gracia sino que Dios lo convierte para poder vivir de la misericordia y luego anunciarla a sus hermanos. El Amor de Dios en Jesucristo Resucitado es el principio y origen de todas las conversiones del hombre. Es Dios quien nos cambia en Cristo para ser testigos de su gracia y su perdón. No vamos nosotros hacia el Resucitado, sino que el amor de Dios en Jesucristo viene hacia nosotros para salvar nuestra vida de la muerte. María Magdalena somos todos los que en esta Pascua nos queremos dejar encontrar por Jesús para vivir en plenitud y dar testimonio de la Resurrección: "He visto a Jesús y me ha dicho estas cosas". Porque existe el domingo de Pascua existen los domingos de todas las semanas del año. Creer en la resurrección implica responder a la llamada que Dios nos hace a favor de la vida. Creer en la resurrección exige cambiar los signos de muerte y vencer la muerte misma, poniéndonos a favor de la Vida, la Justicia, los Derechos Humanos y la Paz.

14

Relexiones Semana Santa

“El que está en Cristo, es una nueva creación, todo lo viejo ha pasado ya, ¡Miren: todo se ha hecho nuevo! Todo esto proviene de Dios que nos reconcilió consigo a través de Cristo… en Cristo estaba reconciliando al mundo consigo mismo”.

Que la convicción que Pablo tenía de que Dios había resucitado a Jesús, fundamente también en nosotros la misma experiencia: “He visto al Señor y se me apareció”. Si Cristo no resucita en nosotros y cambia nuestra vida, entonces, puede ser inútil la Semana Santa a pesar de la mucha devoción que tengamos en ella. ¿Cómo hacer para qué en Semana Santa no nos diga Pablo: “No hagan inútil la Cruz de Jesucristo”?: Que la experiencia del Señor Resucitado en Semana Santa sea también para nosotros como para Pablo un imperativo, si Jesús es el Señor por la muerte y resurrección, debemos seguir a Jesús y no a tantos ídolos que se han hecho señores de nuestra vida y sociedad. La semana Santa por el sacramento de la reconciliación y el perdón de la Penitencia, puede ser oportuna para dejar que Jesús eche los mercaderes de nuestro corazón y haga de nosotros un cuerpo-templo del Resucitado (Espíritu Santo).

Relexiones Semana Santa

15

Cortesía: Jorge Iván Correa - DCG Diseño y Comunicación Gráfica Tel.: (4) 292 2752 • Correo: [email protected] Marzo de 2012, Medellín, Colombia