Resumen: La Colonización Purtuguesa Del Brasil. Johnson

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H. B. Johnson Capítulo 8 La colonización portuguesa del Brasil, 1500-1580 La primera alteración en lo que se iba a convertir el imperialismo de la Europa moderna, emergió de una sociedad en contracción. Portugal, como el resto de Europa, sufrió un descenso en la población a mediados del siglo XIV, estaba pasando por una clásica crisis feudal a causa del abandono de tierras marginales, que hizo que se pierdan muchas de las rentas habituales. En otras partes de Europa, esta crisis hizo lanzar expediciones de pillaje en busca de botín y nuevas fuentes de ingresos; la conquista portuguesa del puerto marroquí de Ceuta en 1415 debe considerarse con atención dentro de este aspecto. Pero Ceuta y la visión complementaria de un sugestivo imperio del Norte de África, resultó ser un callejón sin salida ya que resultó imposible la reconquista de Marruecos por estar profundamente arraigado a su creencia islámica. En cambio, el empuje portugués se desvió hacia el oeste, adentrándose en el mar y bajando la costa de África, aquí la resistencia fue mínima. La aproximación tradicional a estas exploraciones se ha atribuido a la inspiración del príncipe Enrique “el navegante”, quien dirigió estos descubrimientos y los plasmó en crónicas. Pero, aunque Enrique fomentara estos descubrimientos para crear un appanage ultramarino para sí mismo, implicaba también a otros miembros de la familia real, seguidores de su corte y miembros de la comunidad mercantil italiana en Lisboa . Estas navegaciones hacían entrar en contacto con las islas del Atlántico, cerca de Madeira y las islas Canarias primero, con las Azores y Cabo Verde después. Fue la experiencia portuguesa aquí la que creó el modelo empleado después en la colonización de Brasil. Estas islas formaron una especie de Mediterráneo en el atlántico, con una economía vinculada al mar, que fueron incorporándose progresivamente dentro de un sistema económico centralizado en Lisboa, dirigido por la corte portuguesa y comerciantes ricos. Este proceso pasó por tres etapas definidas, que influyeron en el desarrollo económico de Brasil en el siglo siguiente. 





La primera etapa fue extensa, en los primeros años los colonos eran muy escasos y desembarcaron animales para que se reprodujeran y poder embarcar sus productos derivados a Portugal. En esta etapa se dio el desarrollo de Madeira y sus primeros habitantes llevaron ovejas, cerdos y vacas, lo mismo pasó con Azores y Cabo Verde. La segunda fase pasó de una explotación de ganado, a una explotación por el cultivo de cereales. En Madeira las cosechas eran muy buenas (50 veces superior a lo sembrado). En Azores subían las cosechas de trigo a medida que en Madeira disminuían. En cambio, en Cavo Verde, por su ecología distinta, se sembraban algodón, frutas y azúcar. La tercera fase fue de agricultura capitalista, pero solo se dio en Madeira, cuando los cultivos de grano cayeron, se empezó a cultivar azúcar y vino. Después de Madeira, la gran área para el azúcar sería Brasil.

Lo portugueses habían evitado cualquier intento de colonización. Para explotar la costa, eligieron un modelo que adoptaron de las ciudades comerciales italianas mediterráneas. Aquí la clave constitucional era la factoría o fortaleza comercial. Ésta está defendida por la guarnición del castillo encabezada por un caballero y administrada por un factor o agente comercial encargado de las compras a los comerciantes nativos o jefes. La mercancía se almacenaba en las factorías y luego eran vendidas a los capitanes de las flotas. Frecuentemente eran atacados y saqueados por los nativos. Hacia 1500, los portugueses habían elaborado dos modelos para el imperio del atlántico

sur, para aplicarlo cuando sea necesario afrontar problemas: primero, las islas deshabitadas debían ser cedidas a los señores como donaciones reales. Segundo, a lo largo de la costa africana, donde se encontraban pueblos nativos, optaron por un comercio sin colonización, basado en factorías. Finalmente, cuando llegaron a la India (Vasco de Gama, 1498) los portugueses impusieron el sistema «africano». Se encontraron con una cultura en su edad de oro, difícil de conquistar, recurrieron a la implantación de un imperio basado en factorías. Brasil, «descubierto» en el curso del segundo viaje a la India, presentaba una imagen más ambigua. Solamente en posteriores exploraciones se fue mostrando gradualmente la auténtica naturaleza de Brasil. Tratado de la misma manera que la costa africana en sus primeros 30 años, se colonizó posteriormente según el modelo de las islas atlánticas. Descubrimiento y primera exploración Vasco de Gama retornó de la India en 1499, y recomendó que la próxima expedición (1500) fuera confiada a Pedro Álvarez Cabral (hidalgo y miembro de la corte). Esta flota se compuso de 13 barcos siguió la ruta de Gama, pero fue empujado hacia el oeste por los vientos y llegó a la costa brasileña el 22 de abril de 1500 (cerca del actual Porto Seguro). Allí tuvieron contacto con dos civilizaciones, una que estaba culturalmente en la edad de piedra y otra que tenía un imperialismo agresivo. Eso se conoce ya que fue narrado por el escribano de la flota Pero Vaz de Caminha, para luego ser enviado al rey. Tras este comunicado se envió una nueva flota al año siguiente, compuesta por 13 carabelas, al mando de Gonçalo Cohelo, y su cronista Américo Vespucio. A Brasil se lo denominó Isla de la Santa Cruz, y llevó a Lisboa las primeras muestras del palobrasil. Este viaje solo sirvió para establecer la ruta marítima entre Portugal y Brasil. El período de las factorías Como el método de mandar animales y luego colonos (como en las islas de Cavo Verde, Madeira y Azores) no funcionaría en Brasil ya que los nativos se los apropiarían, tuvieron que implementar el sistema de factorías comerciales. Para el desarrollo de los pocos productos comerciales que se podían encontrar (palobrasil, monos, esclavos y loros), la corona optó por arrendar Brasil a un sociedad de comerciantes de Lisboa encabezado por Fernáo de Noronha, que era ya importante en los mercados de África y la India. Pero este contrato no sobrevivió por mucho tiempo, pero alcanzaron a mandar a dos flotas para Lisboa, con cargamento de palobrasil y esclavos. Se desconoce la rentabilidad de estos viajes, pero cuando el contrato del grupo expiró en 1505, hay signos evidentes de que la corona asumió directamente el control comercial de Brasil, que duró hasta 1534, cuando las tierras fueron nuevamente arrendadas con el propósito de colonizar. Durante el tiempo en que la corona estuvo al mando de las factorías se concedió licencias a barcos privados para comerciar bajo sus auspicios. El contacto entre tripulantes y nativos estaba prohibido, siendo el personal de la factoría el único punto de conexión entre ellos, muchos indios trabajaban en las factorías y le pagaban con baratijas y utensilios insignificantes. El interés por Brasil no era exclusivamente de tipo económico. Representaba también un problema geopolítico para los poderes ibéricos, ya que la isla era grande y no encontraban como poder inspeccionar su contorno, en busca de un paso hacia el oeste. Más importante que el resultado final (tratado de Zaragoza, 1529) de los sondeos españoles bordeando Brasil, fue la ilegítima intromisión de los franceses en el comercio de palobrasil. La respuesta inicial portuguesa enviar una flota para patrullar el mar con instrucciones de apresar o destruir los barcos extranjeros, sobre todofranceses, sin licencia. Los franceses constituían un desafío fundamental para los derechos exclusivos de Portugal sobre Brasil. Éstos reposaban, en las bulas papales que encarnaba la tradición canonista medieval sobre la jurisdicción universal del papado sobre el mundo. Los franceses consideraban a sus barcos y comerciantes libres para traficar en cualquier zona de Brasil que no estuviera verdaderamente ocupada por los portugueses lo que significaba, prácticamente toda la costa. Por el

año 1530 el rey Juan III y sus consejeros llegaron a la conclusión de que debía ser implantada alguna clase de colonia permanente en Brasil. Este es uno de los propósitos de la expedición de Martim Afonso de Sousa (1530-1533). Las ambigüedades de la política portuguesa fueron resueltas cuando Sousa estaba aún en Brasil. Por iniciativa de Diego de Gouveia, se dio un cambio fundamental en la política, la línea portuguesa de defensa retrocedió del mar a la tierra. En lugar de intentar mantener alejados a los barcos franceses de la costa brasileña, los portugueses establecieron asentamientos para evitar que la población india tuviera un comercio directo con los franceses. Ahora Portugal podía reclamar la posesión efectiva de Brasil. Por los gastos realizados para esta colonización, fue necesaria trasladar costos a inversores privados, estos adquirirán señoríos y cultivaran caña de azúcar. El período del asentamiento de propietarios Fue un grupo de doce principales propietarios que iban desde soldados de fortuna (Coelho, Francisco Coutinho), burócratas, hasta un historiador humanista (Joáo de Barros). Todos tenían contactos con la corte, y ninguno de estos venía de la nobleza, ya que Juan III, heredero de la monarquía de Juan II, prefería otorgar recompensas entre los universitarios (letrados) Los 12 concesionarios recibieron 14 puestos de capitanía en 15 lotes (una capitanía tenía 2 secciones, y 2 concesiones tenían dos capitanías cada una) por donación real —de ahí los términos capitán donatario y capitanía donataria. Consistía fundamentalmente en la concesión hereditaria de una gran parte de la jurisdicción real sobre un territorio concreto y sus habitantes. Las rentas del capitán, eran impuestos que componían una décima parte del diezmo, la mitad de la décima parte del pescado de los colonos, parte de la renta real, y parte del beneficio de palobrasil cortado. De todos modos, la corona tenía, también, sus ganancias. El comercio con las capitanías era para los portugueses como los extranjeros, pero solo el capitán y los portugueses residentes podían comerciar con nativos Sólo diez capitanías se habían establecido en el siglo XVI; dos fueron abandonadas, dos fueron prósperas antes de 1550, cinco capitanías eran moderadamente prósperas, y las otras 3 fueron un fracaso. Esas diferentes fortunas se pueden atribuir en parte a las aptitudes individuales de los capitanes; en este sentido Duarte Coelho se destacó en Pernambuco por su excepcional capacidad. Evidentemente, más importante que el carácter del donatario, era la capacidad para atraer a los colonos y el capital necesario para conseguir el éxito y someter a los indios locales. Sin embargo, los mayores desafíos eran la hostilidad de los indios costeros de habla tupí y, en menor medida, de la población india de habla ge. Durante el período de las factorías (1502-1534) las relaciones portuguesas con los indios habían sido generalmente amistosas. La colonización, sin embargo, creó una situación diferente. Dado el propósito de casi todos los capitanes para cultivar plantaciones de azúcar, los derechos de los indios sobre sus tierras fueron infringidos. Aún más importante era que las plantaciones y los molinos de azúcar requerían un enorme y creciente potencial de mano de obra que los colonos no tenían capacidad de proporcionar, entonces, el único recurso era la mano de obra india. Dada la tenaz resistencia de la fuerza de trabajo (ya que el trabajo en las plantaciones, culturalmente, era reservado a las mujeres), los colonos portugueses pronto se vieron empujados a esclavizar a los indios. Los indios estaban siempre en desventaja en su lucha contra los portugueses. Mientras los invasores disponían de arcabuces, espadas y a veces cañones, los indios tenían que responder con arcos y flechas, hachas de madera, así como cualquier astucia o sorpresa que pudieran añadir en el ataque. Antes de que la enfermedad se cobrara sus víctimas, la mayor fuerza de los indios residía en su número. Finalmente, además del fuego y la pólvora, los portugueses tenían el arma del soborno: los

indios, que tras ser derrotados se sometían, eran recompensados con artefactos europeos, tales como anzuelos, guadañas y hachas de metal. La incapacidad de los indios para superar las rivalidades hizo posible que los portugueses los dividieran y los dominaran fácilmente; hacer una alianza con una tribu en contra de una segunda y deponer a los antiguos aliados más tarde era una táctica que los portugueses empleaban normalmente. El establecimiento del gobierno real La decisión de la corona al enviar un gobernador real a Brasil no se proponía abolir las concesiones donatarias. La mayor parte de ellas se mantuvieron durante todo el siglo siguiente y algunas de ellas hasta el siglo XVII. Lo que el rey intentaba era recuperar parte de la autoridad que había concedido, en un tiempo en que los recursos reales se agotaron y se buscaba un rápido fomento de éstos. Autores difieren de las verdaderas intenciones de establecer un gobierno real, Sergio Buarque de Holanda afirma que se da por el descubrimiento de plata en Potosí, Féderic Mauro cree que fue porque la caña de azúcar sería más rentable que las especias de las Indias. De todos modos, la reanudación del control real fue una práctica normal de las monarquías.. Después de que la iniciativa privada pavimentara el camino, la burocracia real pasó a apropiarse de una empresa que se hallaba en funcionamiento. Cualquiera que sea la interpretación general, los motivos de la monarquía que acompañaban al nuevo gobernador, Tomé de Sousa (1549-1553), son variados. En primer lugar, estaba encargado de defender las capitanías más débiles de posibles. En segundo lugar, naturalmente la corona quería incrementar sus rentas desde Brasil; el rey no solamente estaba siendo privado engañosamente de lo que se le debía, sino que además las capitanías poco productivas no le proporcionaban las rentas que esperaba de su explotación. Para buscar la solución a estos problemas, Juan III eligió a 3 importantes funcionarios: el primero, un gobernador para defender y reforzar a los capitanes ineficaces e instaurar una política general para tratar con los indios; el segundo, un provedor-mor de la Tesorería para vigilar la recaudación de las rentas de la corona; y el tercero, un capitán mayor de la costa para dejar sentada la política del litoral. Bahía fue designada como plaza del gobernador. La organización social tupí no encajaba en ninguna de las categorías que los portugueses pudieran comprender; de aquí la confusa indecisión de la corona para definir el status de los indios. De modo que, gradualmente, se desarrolló en Brasil, la distinción definitiva entre indios pacíficos, menores de edad necesitados de la protección de la corona mientras iban siendo gradualmente culturizados hasta alcanzar la ciudadanía completa como cristianos, y los indios belicosos eran atacados y utilizados como esclavos. El rey eligió a los jesuitas como sus agentes para convertir y pacificar a los indios, la orden misionera había sido fundada hacía nueve años (1540). Hasta 1580 las actividades de los jesuitas pueden dividirse en cinco etapas generales: un período inicial de experimentación (1550-1553); un intervalo de estancamiento (1553-1557); la época floreciente de su colonización o sistema de aldeia (1557-1561); la crisis de la guerra de Caeté y la consiguiente ola de enfermedades y hambre (15621563); y un período final de ajuste al consecuente descenso de la población india (1564-1574). El período inicial fueron años de evaluación y experimentación. El objetivo de los jesuitas fue la conversión, pacificación y aculturación: la respuesta de los indios, después de una curiosidad y aceptación inicial, fue la evasión, hostilidad y reincidencia. Poco de ellos le tenían respeto, algunos los denominaban como más parecido a los animales que a humanos. En un principio utilizaban los métodos franciscanos, intentando catequizar a los nativos, pero como veían que no lograban su objetivo, decidieron trasladarlos a las aldeas jesuitas, pero las primeras fueron un fracaso ya que se escapaban de dichas aldeas. Los colonos no estaban de acuerdo con los jesuitas, ya que le quitaban a sus esclavos. Luego llegó a Brasil el obispo Don Pedro Fernandes Sardinha, él no compartía la visión de los jesuitas sobre la capacidad de conversión de los indios, insistió en una acvulturización antes que el bautismo. Este conflicto entre el obispo y los jesuitas le daba la oportunidad de seguir

esclavizando nativos. Eso hizo que los jesuitas se trasladaran al sur, donde tuvieron una mayor receptividad por parte de los naturales. En 1557 gobernador pasó a ser Mem de Sá (1557-1572), y trajo consigo un nuevo obispo, Dom Pedro Leitáo, la consolidación real portuguesa en Brasil entró en una nueva fase. Sá era, sobre todo, un colaborador voluntarioso y entusiasta de los jesuitas, que volvieron a concentrar sus actividades en los alrededores de la ciudad real de Bahía. Dos acontecimientos interrumpieron esta expansión. En primer lugar, en1562 Mem de Sá declaró una «guerra justa» contra los caeté, que habían martirizado al obispo Sardinha 6 años antes, declarando abierta la temporada en toda la nación india. En el medio de esta guerra llegaron enfermedades, que eliminaron un tercio de la población india que carecía de toda inmunidad contra las enfermedades europeas, como tuberculosis, gripe, viruela y sarampión. Los colonos se peleaban por conseguir la mano de obra sobreviviente. En 1566, hubo una Junta encargada por el rey para hacer recomendaciones políticas sobre Brasil, y en 1570 se decretó que todos los indios podrían ser esclavizados únicamente en dos situaciones: 1- cuando se declaraba una guerra justa, 2- si practicasen canibalismo. Los colonos, no estaban para nada de acuerdo con esto y enviaban violentas protestas a Lisboa, y por esto, la ley fue revocada por un código donde permitía la esclavitud, pero cada esclavo debía registrarse en la aduana. La realización final de un modus vivendi con la población india, provenía no tanto de las leyes promulgadas en Lisboa, como de la evolución y los cambios de la propia sociedad colonial. De éstos, el más importante fue el incremento de esclavos negros importados de África. Por otra parte, los años de ataques a la sociedad tupí que lanzaron los jesuitas, los gobernadores y los colonos, habían dejado su huella; la cultura tradicional india se fue desintegrando en las zonas coloniales de la costa. El resto se había transformado en un nuevo proletariado de «mamelucos» mestizos, o bien se habían refugiado en el interior, el único lugar donde abrigaba la esperanza de preservar su identidad cultural. Aunque tiempo después de realizaron expediciones al interior en busca de esclavos. En resumen, las epidemias, la esclavitud y el proselitismo religioso de los bien intencionados jesuitas, destrozaron efectivamente la cultura y las sociedades indias, permitiendo a los supervivientes que se fueran reintegrando en una sociedad colonial estructurada en los términos portugueses. Los francese, la otra amenaza a la permanencia portuguesa en Brasil, no presentaban ninguna de las complicaciones religiosas y morales asociadas con los indios. Pero no habían abandonado la idea de fundar una colonia, y su atención creciente se dirigió a un emplazamiento extraordinariamente atractivo (importante durante mucho tiempo en el comercio de palobrasil), situado en el extremo norte de la capitanía de Sao Vicente, que los portugueses nunca habían ocupado: Río de Janeiro. Para contrarrestar esta amenaza, el gobernador Mem de Sá, tan pronto como pudo restablecer el orden en Bahía, volvió su atención hacia Río. Tras recibir ayuda naval de Portugal, reunió una fuerza de aliados indios y partió hacia la bahía de Guanabara a principios de 1560. Como se lo temían, una vez que los portugueses se marcharon, los supervivientes franceses volvieron a instalarse en las islas de la bahía, necesitándose una segunda expedición para desalojarlos de allí. Esta fue dirigida por el sobrino de Mem de Sá, quien estableció una base militar en Rio, donde también se fundó la segunda capitanía real de Brasil. Sociedad y economía, c. 1580 Con el final del heroico gobierno de Mem de Sá (1572) terminan los años de incertidumbre para Brasil. Habiendo sobrevivido a 2 retos permanentemente existentes (internamente la resistencia de los indios nativos, exteriormente la amenaza de la conquista francesa) la conquista portuguesa de América había emergido intacta de su infancia precaria. Los colonos, libres de estas

preocupaciones, entraron en su primer gran ciclo económico, basado en la expansión de la industria azucarera con el consiguiente crecimiento de la población así como del desarrollo social y administrativo. El último cuarto de siglo fue para Bahía y Pernambuco un período de éxito incalificable: estas capitanías se convertirían en los puntos centrales de Brasil durante el siglo siguiente. En 1570 Pernambuco se rivaliza con Bahía como la colonia más avanzada y hacia 1585 la había superado ampliamente. Este lugar era una de las mayores atracciones para la mayoría de los inmigrantes que llegaron durante el último cuarto de siglo. Cada ciudad colonial se proveía de gran parte de sus alimentos lo mismo que de trabajadores domésticos de los indios de las aldeas indias de los alrededores, que habían sido pacificados y cristianizados (al menos, superficialmente), y cuya existencia describieron cuidadosamente la mayoría de los escritores, como una de las formas principales de riqueza de las capitanías. Los colonos que no vivían con carácter permanente en las ciudades, se encontraban en las haciendas azucareras, pequeñas comunidades en sí mismas, donde el señor del molino estaba rodeado y regía sobre sus trabajadores, libres o esclavos, indios o negros que habían sido importados de África en número creciente. Como centros productivos de la colonia, estas haciendas eran más importantes que las ciudades y tendían a eclipsarlas. La corona portuguesa, fundamentalmente de carácter señorial en sus actitudes, encontró sus recompensas brasileñas en las postrimerías del siglo XVI, no tanto en la esfera económica, sino más bien en la del status y el prestigio. Indudablemente, considerando la historia portuguesa del período completo, lo que sorprende al historiador no es alguna «negligencia» hacia Brasil con la que tan a menudo se ha acusado a Portugal, sino más bien la tenacidad con la que este pequeño país europeo sujetó sus posesiones en el Nuevo Mundo, cuyos valores fundamentales fueron tan ampliamente desconocidos, cuando los principales esfuerzos coloniales se habían realizado en la India y el lejano oriente.

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