Resumenes De Historia Contemporanea 2011

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· Resúmenes de Historia Contemporánea. Primer Parcial · 1.

Historiografía de la Revolución Francesa. (Teóricos)

a) Soboul, “La historiografía clásica de la Revolución Francesa” -La interpretación clásica de la Revolución Se suele presentar a la RF como la culminación del Siglo de las Luces, es decir, como un hecho ideológico. Jaurès fue el primer que la interpretó como un hecho económico y social. La RF fue, de hecho, la culminación de una larga evolución económica y social que hizo a la burguesía dueña del poder y de la economía. El enfoque de Jaurès sería retomado luego por Lefebvre. Pero ya en la época de la Restauración, historiadores liberales como Guizot y Tocqueville (y, más tarde, Taine) planteaban lecturas de este tipo. Autores como Barnave (1792) ya habían puesto de manifiesto que las instituciones creadas por el Ancien Regime ponían trabas y demoraban el advenimiento de una nueva era. Esta es la línea que retoma Marx. Mathiez y otros autores han señalado la reacción aristocrática que culminó en 1788 con la revuelta nobiliaria. Pero no basta con distinguir entre la revuelta de la aristocracia y la revolución del Tercer Estado: Jaurès, y luego Mathiez, señalaron la rápida disgregación de este último. // Lefebvre ha estudiado en particular y autónomo de la acción del campesinado, y sus alumnos han indagado en las prácticas de las masas urbanas. En el siglo XX, entonces, la atención se desplaza hacia los sectores populares, reconociendo en la RF el inicio de la era de los movimientos de masas. -¿Revolución política o revolución social? A esta interpretación social y económica de la revolución se ha opuesto, ya en el siglo XX, una corriente revisionista que ha buscado minimizar sus alcances y significado, operación que se vincula con el contexto de los años cincuenta (Guerra Fría). Cobban negaba el carácter antifeudal y burgués de la RF, y Palmer negaba su carácter nacional: se comenzaba a situar a la RF como caso particular de una “gran revolución atlántica”, limando su originalidad. La interpretación atlántica de la RF, al vaciar a ésta de todo contenido específico, económico (antifeudal y capitalista), social (antiaristocrático y burgués) y nacional, hace tabla rasa de medio siglo de historiografía clásica. Pero esta lectura no llegó a imponerse en Francia. // La lectura de Cobban, en particular, buscaba eliminar el conflicto de clases. Reacción defensiva: negando la realidad de las clases se cree exorcizar el demonio de las revoluciones. Para Cobban, la concepción tradicional de la RF es un mito, pues no se habría producido ninguna sustitución del antiguo régimen. Esta tesis se sostiene sobre dos puntos: negar que la RF haya sido antifeudal y capitalista. En primer lugar, dice Cobban, el feudalismo habría desaparecido hacía mucho tiempo. En segundo lugar, la RF habría sido obra no de capitalistas, sino de burgueses poseedores de cargos burocráticos, que por tanto ya ejercían funciones administrativas, las cuales conservaron. // Soboul dice que había aquí una confusión entre feudalismo y señorío: sin duda, el primero ya venía erosionándose desde hacía tiempo, pero persistían las cargas señoriales sobre el campesinado. Tanto para los campesinos como para los señores, feudalismo y revolución nunca fueron un mito. En cuanto al segundo argumento de Cobban, éste fue retomado por otros historiadores norteamericanos, como Eisenstein (que enfatizó el papel de los intelectuales) y Taylor (que señaló que las fuentes de riqueza de la burguesía no eran esencialmente diferentes a las de la aristocracia, por lo cual la RF habría sido sólo una “revolución política”, tal como creía Cobban). // Soboul discute entonces el concepto de burgués (en relación con el origen de su fortuna) para devolverle a este actor su especificidad, y observa la presencia de grupos de presión burgueses en la Asamblea Constituyente, en representación de intereses económicos capitalistas. Destaca asimismo una tendencia a la concentración de la propiedad, y el modo en que la RF eliminó los obstáculos al desarrollo capitalista, aún cuando el pasaje efectivo hacia una sociedad capitalista aún demorase algún tiempo. -¿Revolución necesaria o revolución contingente? En los ’60, la historiografía revisionista comenzó a enfatizar este punto: habrían existido “dos revoluciones”: una revolución ilustrada, aristocrática y burguesa, seguida, sin vinculación necesaria, por una revolución popular, violenta y retrógrada. De este modo se opondrían una vía reformista y una vía revolucionaria. Furet y Richet llegan a hablar de un “dèrapage revolucionario”, es decir, un desvío violento, indeseable y, a fin de cuentas, contingente. // Soboul empieza por señalar el carácter ambiguo de la herencia ilustrada (que sería reivindicada no sólo por los aristócratas en 1789, sino también por Marat y Saint Just). Por otra parte, las reformas ilustradas se estrellaron contra la persistencia del 1

privilegio. Así, Furet y Richet se extrañan de la alianza entre la burguesía y el pueblo, que no logran explicar. Para ellos, la revolución de 1792-1794 sería un hecho contingente, accidental. Dice Soboul que estos autores no se preguntan si no habrá sido precisamente en ese período que la burguesía acabó con toda forma de contrarrevolución, haciendo posible el sistema liberal que se impondrá tras 1794. Además, estos autores reintroducen en la historia el azar y lo irracional, eliminando el concepto de necesidad histórica. Frente a esto, Tocqueville ya había anunciado la necesidad de la Revolución. Concluye Soboul: “no hubo en 1789 tres revoluciones, sino una sola, burguesa y liberal, con apoyo popular, particularmente campesino. No hubo dèrapage de la revolución en 1792, sino la voluntad de la burguesía revolucionaria de mantener la cohesión del Tercer Estado gracias a la alianza de las masas populares. El año II no fue un tiempo de agobio, sino un momento de radicalismo necesario para asegurar la victoria sobre la contrarrevolución”. -Reflexiones metodológicas. Énfasis en la racionalidad de la historia, que permite su aprehensión cognitiva por parte de los hombres. Posibilidad de abstraer leyes tendenciales. Necesidad de conceptos generalizadores. Crítica a las historias parciales: necesidad de enfatizar el modo en lo que particular se conecta con el todo.

b) McPhee, “La trascendencia de la Revolución” -A menudo se ha enfatizado el modo en que la RF alteró profundamente la totalidad de la vida en Francia. En las últimas décadas, sin embargo, han surgido lecturas revisionistas, como la de Furet, que han señalado la persistencia de estructuras tradicionales hasta bien entrado el siglo XIX. Estos historiadores “minimalistas” aceptan que la vida política sufrió grandes cambios, por ejemplo, debido a la difusión de una noción de ciudadanía. Millones de personas se acostumbraron a la idea de que una forma de gobierno sólo podía ser legítima si estaba basada en algún tipo de soberanía popular. También hay acuerdo en torno a la importancia ideológica de la RF, y a los debates en torno al modo en que era posible y deseable articular libertad e igualdad. Para muchos sectores, la RF evocaría recuerdos de sufrimiento y horror. En particular, esto fue así para los nobles y sacerdotes. La implicación del clero refractario en la contrarrevolución y la consiguiente proscripción y descristianización durante el Terror acabaría uniendo a Iglesia y monarquía en una ideología realista de derechas. En el oeste, entre los campesinos de la Vendée, la memoria de la violencia revolucionaria llevó a un rechazo general del republicanismo por mucho tiempo. // Pero más allá de todos estos profundos cambios, los historiadores “minimalistas” subrayan las continuidades al nivel de la vida cotidiana (pautas de trabajo, desigualdades sociales, estatus de las mujeres, etc.). 1) Trabajo: Francia siguió siendo una sociedad rural dominada por pequeñas granjas, explotadas con métodos arcaicos. En las áreas urbanas, predominaban los talleres artesanales. 2) Pobreza: Continuó habiendo una importante cantidad de desposeídos, y más aún a partir de 1791, cuando la Asamblea Nacional privó a la Iglesia de sus funciones caritativas al abolir el diezmo y vedar las propiedades eclesiásticas. Después de 1794, con la eliminación de los controles de precios, la situación de los pobres se volvió desesperada. 3) Desigualdades sociales: Francia siguió siendo una sociedad jerárquica y desigual, aunque ahora se redefiniera en parte esa jerarquía en función de la riqueza (y no tanto en función del linaje). En las colonias persistió la esclavitud, y en la propia Francia la nobleza aún habría de ocupar posiciones preeminentes. A esto hay que sumar la mayor centralización política ocurrida bajo Napoleón: los nuevos prefectos tenían el poder de los viejos intendentes monárquicos, nombrados directamente por el poder central. 4) Desigualdad de género: los historiadores “minimalistas” subrayan este punto. Por ejemplo, las leyes de divorcio de 1792 fueron recortadas en 1804 por Napoleón, y luego abolidas en 1816. La inmensa mayoría de los políticos de cualquier tendencia se oponían a conceder derechos políticos a las mujeres. -Conclusiones de la historiografía “minimalista”: para algunos autores, los pocos cambios realmente palpables en la política y en la sociedad “no merecieron el sacrificio realizado”. Simon Schama condena el legado violento de la revolución. -Tradición “maximalista”: Autores como Soboul destacan el carácter profundamente transformador de la RF. Según este enfoque, “una clásica revolución burguesa, su intransigente abolición del sistema feudal y del régimen señorial hacen de ella el punto de partida hacia la sociedad capitalista y el sistema representativo liberal en la historia de Francia”. La RF habría sido un triunfo para la burguesía y los campesinos terratenientes. Habría llevado, asimismo, a profundos cambios institucionales, y a 2

modificaciones importantes en la naturaleza de la Iglesia y de la familia. Habría promovido una unificación cultural de Francia mediante medidas tendientes a una mayor homogeneidad y centralización. Además, por primera vez se entendía al Estado como representante de una entidad emocional, la nación, basada en la ciudadanía. Así, la RF habría dado impulso al nacionalismo moderno. Erosión de las barreras étnicas y regionales. -Sin embargo, McPhee dice que no habría que exagerar el alcance de estos cambios. Hay pocas evidencias de que las culturas populares y las lenguas minoritarias se vieran realmente erosionadas, y Francia siguió siendo una tierra de gran diversidad cultural y lingüística. -La tesis minimalista considera que la RF retrasó el desarrollo de una sociedad capitalista, por las dificultades y contratiempos que sufrió el comercio y toda actividad productiva durante todo el período. Sin embargo, McPhee afirma que la RF aceleró cambios fundamentales para la naturaleza de la economía francesa, cambios que luego facilitarían el desarrollo capitalista (= Soboul). // Venta de tierras expropiadas a nobles emigrados y a la Iglesia. Incluso para los nobles que retienen sus posesiones, “ahora la base de la riqueza rural era el uso eficiente de los recursos agrícolas más que el control sobre las personas”. // Se afianza un campesinado independiente y propietario de sus tierras. “A consecuencia de la venta de tierras, las propiedades de los campesinos aumentaron aproximadamente de un tercio a dos quintas partes del total de las tierras de Francia”. Erosión de las autoridades tradicionales en el ámbito rural: “la autoridad social que muchos nobles conservaban estaba ahora basada en la estima personal y el poder económico, más que en las pretensiones de privilegios”. -Es cierto que la nobleza conservó posiciones de preeminencia. Pero ahora la nobleza era sólo una parte de una élite socioeconómica mucho más amplia, que abarcaba a los burgueses ligados a la agricultura, negocios y administración. Formación de una “cultura de notables”, fusión de elementos burgueses y aristocráticos. Además, la nobleza pierde definitivamente sus privilegios legales. // Otros cambios fundamentales fueron la merma del clero católico, la conformación de un Estado laico (con apoyo de los protestantes y judíos). // El Código Civil de 1804 había de ser la piedra angular de la administración de la sociedad civil, y trataba tanto de garantizar los principios revolucionarios básicos como de consolidar un orden social basado en la riqueza y el patriarcado. // Por último, las frustradas aspiraciones de la clase trabajadora en 1795, y la potencia de la tradición revolucionaria que habían creado, hicieron que el nuevo régimen no se instalara sin oposición, como muestran las revoluciones de 1830, 1848 y 1870-71.

2.

*** Consecuencias económico-políticas de la Rev. Ind. en Inglaterra. (Teórico-Prácticos)

Barbero, “El nacimiento de las sociedades industriales” (Primera parte) -Pasaje del predominio de la agricultura a un gradual predominio de las actividades industriales y de servicios. La sociedad industrial se caracteriza, también, por un alto grado de urbanización y por el incremento del número de grandes ciudades. Además, hay una aceleración del ritmo de innovación tecnológica. // Gracias a las transformaciones de la agricultura, hay mayor disponibilidad de alimentos. Aumento de la productividad de los factores: aumento de la oferta de bienes manufacturados, configuración de mercados nacionales (avances en los transportes y comunicaciones, etc.). Decrece la mortalidad infantil, aumenta la expectativa de vida, crecimiento poblacional. // Nuevas formas de organización del trabajo, nuevas clases sociales, nuevas formas de sociabilidad. Se produce una ruptura de gran magnitud, aunque gradual, desde las primeras décadas del siglo XIX. -El significado de la revolución industrial. Definición: la revolución industrial consiste en un proceso de cambio estructural en el que se combinan: a) el crecimiento económico; b) la innovación tecnológica y organizativa, y c) profundas transformaciones en la economía y en la sociedad. Por un lado, cabe ver a las revoluciones industriales como revoluciones tecnológicas, que Schumpeter caracterizó como transformaciones profundas en el aparato productivo, originadas en innovaciones radicales, cuya difusión llega a englobar toda la economía. En este sentido, se habla de tres revoluciones industriales, c/u identificada con un paradigma técnico-económico, que implica un cierto tipo de organización productiva y de tecnología: a) Primera Revolución Industrial (fines siglo XVIII-mediados siglo XIX). Nacimiento de la fábrica, mecanización del trabajo, uso de la energía del vapor y de la energía hidráulica, uso del carbón como combustible 3

clave. Las industrias textil y metalúrgica son los sectores de punta; b) Segunda Revolución Industrial (fines del siglo XIX-PGM). Nuevas formas de organización del trabajo y la producción –taylorismo, fordismo, producción en serie–, uso de nuevas fuentes de energía –electricidad y motor a explosión–, difusión del uso del acero, y desarrollo de nuevos sectores de punta: industria siderúrgica, química, maquinaria; c) Tercera Revolución Industrial (se inicia en la década de 1970 y sigue en curso). Posfordismo, automatización, especialización flexible; desarrollo de la energía nuclear, pero también de formas de ahorro de energía. Microelectrónica como sector clave; expansión de la informática, las comunicaciones, la biotecnología y los nuevos materiales. // La Segunda y Tercera RI son momentos de aceleración de la innovación dentro de la economía industrial, aunque la Tercera RI pueda identificarse con el nacimiento de la sociedad posindustrial. -La Primera Revolución Industrial: el nacimiento de la industria moderna. a. Formas tradicionales de producción industrial. Desde la Edad Media, desarrollo de la industria artesanal urbana, regulada por gremios. Desde el siglo XVI, crecimiento gradual de la industria a domicilio en áreas rurales (alcanza su mayor difusión hacia el siglo XVIII). Los trabajadores eran campesinos que realizaban estas tareas en los tiempos muertos del ciclo agrícola. La producción corre por cuenta de los trabajadores, que trabajan sobre materias primas aportadas por un comercianteorganizador. Los costos de producción eran bajos, y el sistema bastante flexible. Sobre todo se aplica a la industria textil. Se ha caracterizado esta etapa como protoindustrial. Además de la producción artesanal y la industria a domicilio, existían en este período “protofábricas”, en donde por diversos motivos la producción se concentraba en un solo lugar (ej.: astilleros, minería, etc.). b. La industria fabril. Con la RI nació el sistema de fábrica, que implica la mecanización de la producción (uso de máquinas), el uso de energía inanimada (hidráulica, luego de vapor) en reemplazo de la energía humana o animal, y la presencia de trabajadores asalariados sometidos a un régimen de estricta disciplina. Además, la producción se concentra en un mismo punto. // Innovaciones técnicas (ej.: máquina de vapor, de James Watt, abre el camino al ferrocarril y al barco de vapor). Aumento de la productividad. Nuevas formas de organización del trabajo (el trabajo humano se adapta al ritmo impuesto por la máquina). La nueva disciplina no era fácilmente aceptada por los trabajadores adultos, acostumbrados a sistemas más flexibles en los que el ritmo de trabajo era más relajado. Ello explica en parte que se haya recurrido al empleo de mujeres y niños. // Gradual intensificación de la división del trabajo (Adam Smith promueve este principio), simplificación de las tareas (esto permite contratar personal no calificado; tareas rutinarias). Pero ni la máquina ni el trabajo de mujeres y niños bastaba, y el oficio seguía ocupando un rol central. -Los primeros procesos históricos de industrialización. a. La RI en Gran Bretaña. Ciertas condiciones específicas de Gran Bretaña y la combinación de todas ellas dieron como resultado la primera RI. Desde fines del siglo XVII, había un acelerado aumento demográfico, pero ya se estaba superando la lógica malthusiana de fases A y B, en la medida en que el incremento de la productividad permitía disponer de más alimentos y a menor costo (mejoras técnicas en el cultivo). Esta nueva agricultura constaba de tres elementos: la introducción de nuevos cultivos, la alimentación de la ganadería en establos, y la supresión del barbecho. De animales mejor alimentados se obtenía más abono, lo que aumentaba la productividad de cereales. En los sistemas de rotación se alternaron los cereales con forrajes (que fijan el nitrógeno a la tierra), cosa que lleva a la supresión del barbecho (+ superficie de tierra cultivable). // Además, hay modificaciones en los sistemas de propiedad (cercamientos, expulsión del pequeño campesinado, proceso que se completa hacia el siglo XVIII). Más concentración de la propiedad, más desigualdad social. // Formación de un mercado nacional en el siglo XVIII (gracias al aumento de la población, la inexistencia de barreras aduaneras internas, buenas vías de comunicación, etc.). Mayor integración de la población rural al mercado (en comparación con el continente). Aumento del consumo de los sectores medios urbanos. // El poderío naval británico permite apropiarse de colonias (fuentes de materias primas) y comerciar con otras regiones (formación de un mercado externo). Además, la nobleza inglesa tenía rasgos menos rígidos que la del continente, y no era raro que se dedicara a actividades mercantiles (además, eran los propios nobles los que introducían innovaciones agrícolas). Las barreras a la movilidad social eran más flexibles que en el continente. // Inventos (realizados por artesanos habilidosos) + iniciativa para aplicarlos. Esto se da sobre todo en la industria textil y del hierro. // Sobre todo la industria textil, que tenía un mercado de consumo más amplio y elástico. Innovaciones: lanzadera volante, hiladoras mecánicas, hiladora hidráulica, etc. // El 4

sector metalúrgico tuvo inicialmente un peso menor, pero su influencia fue mayor porque facilitó la mecanización de otras industrias. Avances en la producción de hierro (uso del colque en la fundición, técnicas de pudelado y laminado, etc.). Ventajas de la energía de vapor (libera a la industria de la dependencia de la energía hidráulica –que obligaba a producir cerca de cursos de agua), emplea un recurso barato y abundante (carbón). Los primeros ferrocarriles son construidos a principios del siglo XIX precisamente para acarrear carbón. Todas las innovaciones iniciales tenían bajos costos de producción y aplicación, pero daban grandes beneficios. Con la emergencia del sistema de fábrica, surge un nuevo tipo de empresario, el capitalista industrial, que solía proceder de los sectores mercantiles vinculados a la industria a domicilio. Las empresas eran aún firmas personales, de tamaño reducido. // Si bien persistieron formas tradicionales, también hubo grandes cambios, como el desarrollo de una clase media urbana y la expansión de servicios privados y públicos. Además, hubo un flujo migratorio del campo hacia las ciudades, o hacia destinos transoceánicos. Desarrollo de un proletariado industrial de manera gradual. Resistencias hacia las nuevas formas de producción. b. La industrialización en la Europa continental. La Europa noroccidental fue la primera en industrializarse, por ser aquella cuyas condiciones se asemejaban más a las de GB. Las áreas más modernas eran Holanda, Bélgica, Francia y el occidente alemán. Allí había una fuerte tradición protoindustrial, una expansión del comercio y una creciente urbanización. Aumento de la demanda interior. Aumento del comercio extraeuropeo (adquisición de materias primas). Reformas introducidas por la RF, extendidas a toda Europa por las conquistas napoleónicas: quiebra de los últimos resabios del orden feudal, supresión de las corporaciones, libertad económica. // No existió, sin embargo, un único camino hacia la industrialización. En cada caso, las tradiciones preindustriales, la dotación de recursos, las características del mercado, el papel del Estado y otros factores fueron muy importantes.// En todos los casos, el papel del Estado fue fundamental para la estimulación del desarrollo industrial, en primer lugar por su capacidad para impulsar reformas institucionales que facilitaran ese desarrollo; en segundo lugar por la puesta en marcha de servicios como la educación técnica, comunicaciones, transporte, etc.; y en tercer lugar por los subsidios, tasas a la importación, garantías a las inversiones, etc. // A medida que avanzaba el proceso de industrialización y crecía la necesidad de capitales, surgieron casas bancarias adaptadas a las necesidades industriales. Además, creció la inversión extranjera (ej.: capitales británicos en Francia, etc.). c. Los primeros países industriales. El caso francés. Bélgica y Francia fueron, junto a Suiza, los dos primeros países del continente en industrializarse. Mientras Bélgica siguió un sendero similar al de GB, el camino francés tuvo rasgos particulares. La industrialización francesa no tuvo revolución industrial; fue un proceso gradual y sin un ritmo uniforme, con períodos de aceleración y desaceleración del crecimiento. Hay dos grandes oleadas de industrialización: 1. 1815-1860, período en el cual persistieron las formas de producción tradicionales; 2. 1885-PGM, período en el que hubo una industrialización más intensiva, con difusión de las innovaciones propias de la industria moderna. A lo largo de todo el siglo XIX, la transformación de la estructura económica de Francia fue lenta, y la agricultura siguió teniendo una participación central en el producto total del país. Además, las estructuras preindustriales se prolongaron durante todo el siglo, ayudando y facilitando el desarrollo de la gran industria. Recién a partir de 1880 la industria se modernizó. En esta etapa se incrementó también la financiación bancaria de las inversiones industriales, y creció el número de sociedades anónimas. Pero en la industria francesa de la primera mitad del siglo XIX, y aún en décadas sucesivas, no siempre la opción más racional era la modernización tecnológica. Los métodos de producción tradicionales presentaban una serie de ventajas, y el sistema industrial funcionaba con mínimos costos y menores riesgos (ver Noiriel).

3.

*** Ilustración. Romanticismo. Socialismo utópico. (Prácticos)

a) Mosse, “Romanticismo: religión y política” -En la primera mitad del siglo XIX hay resurgimientos religiosos. La religión evangélica resurgió en dos vertientes: práctica, aplicada al mundo y sus problemas (Ejercito de Salvación); y emocional, con la refundación de órdenes monásticas dentro de la comunidad anglicana. Hay una relación evidente y 5

estrecha con el romanticismo, pues para algunos románticos, la naturaleza, que estimulaba el sentimiento humano, se hallaba inexorablemente vinculada a lo cristiano y religioso, llegando a eclipsar este, parcialmente, la primacía de la naturaleza. -Chateaubriand hacía una apología del cristianismo (frente al rechazo parcial del cristianismo por parte de la Ilustración y la RF). Lo fundamental eran los misterios: quería reemplazar la palabrería de la ciencia y la razón para explicar los misterios eternos que la ciencia no podía, como el amor y la amistad. Aunque la religión romántica era fuertemente panteísta, Chateubriand consideraba a la Iglesia católica como la manifestación más pura del orden divino (esto vinculado al concepto romántico de unidad, frente al aparente caos del protestantismo). Por un lado, esta visión de las cosas se correspondía con la visión gótica de la historia, propia de los románticos. En el continente el catolicismo fue uno de los pilares del pensamiento conservador. -En Inglaterra, el anglicanismo enredado en sus vínculos con el poder cede el lugar del resurgimiento religioso a los protestantes. Dentro del anglicanismo, surge el movimiento de Oxford, que intenta acercar posiciones con el catolicismo, negando parcialmente la idea de Lutero de la salvación por la sola fe. Proponía una vuelta a la iglesia del sigo XII. Newman, uno de sus principales exponentes, se hizo católico. Este último basaba su religión más en premisas intelectuales que emocionales, pero reaccionaba contra la ilustración como el resto del movimiento religioso romántico. -Schleiermacher sintetizó la filosofía idealista romántica y el pietismo alemán, y si bien compartía el ideal de unidad romántica, no lo situaba, a diferencia de Chateaubriand, en lugar de la iglesia centralizada, sino en la piedad individual: todo hombre era un sacerdote. Sin embargo, para Schleiermacher también ocupaba un lugar central la figura de Cristo, como reacción frente a la Ilustración. El verdadero sentimiento sólo podría venir de Cristo, en consecuencia, el único sentimiento religioso verdadero era el sentimiento cristiano. -Tanto para protestantes como para católicos, la esencia misma del talante romántico, emoción y sentimiento, vinculaba firmemente romanticismo con cristianismo. Por un lado, esto contribuyó a la conversión al cristianismo por parte de las clases medias judías recién emancipadas. En segundo lugar, aquí se gestó un fuerte desprecio hacia el no cristiano (y en especial el judío) como carente de verdadero sentimiento, es decir, como materialista. Esto fue ampliamente desarrollado por el nacionalismo alemán, prescindiéndose luego del fundamento cristiano, sustituido por la ideología nacionalista: el germano tenía sentimientos, el judío materialista no. -Pautas de la relación entre Romanticismo y política. Francia: después de la RF y en los primeros años de la restauración borbónica estuvo estrechamente vinculado a la monarquía y a la iglesia católica. La Revolución defendía el racionalismo y el escepticismo que los románticos aborrecían. La monarquía los desdeñó (fomentando en cambio el estilo neoclásico), y entonces los románticos repudiaron tanto a la Revolución como al antiguo régimen, aliándose con el campo liberal. Inglaterra: mantiene su impulso conservador, aunque combinando cierto interés por el bienestar del pueblo con un cuadro idealizado de las relaciones entre gobernantes y gobernados en la Edad Media (paternalismo aristocrático de Benjamin Disraeli). Añoraba el “estado armónico de la Edad media”, y se enfatizaba que la nobleza debía asumir de nuevo el papel dirigente para mejorar la suerte de los estamentos populares. Pero la reforma social no debía abolir jamás la separación de clases ni el principio necesario de jefatura aristocrática. Se llegaba así a un ideal corporativista, basado en una imagen estilizada de los gremios medievales, en donde maestros y aprendices “convivían” en armonía. Alemania: allí el nacionalismo cobró un gran impulso. La libertad individual, inherente a la expresión romántica, se desarrollaba en Francia e Inglaterra. En Alemania, liberales y románticos veían como principal problema la cuestión de su unidad e independencia nacional. A través de la literatura, baladas, cuentos (como los recopilados por los Grimm), recordaban un mítico pasado glorioso: creían que el simbolismo de aquellos relatos era la prueba de un mismo espíritu compartido. Quienes no compartían estos “recuerdos populares” comenzaron a ser los extranjeros que había que excluir. Críticas de Herder a la Ilustración. Schlegel llegaría a ver a la historia como la autoconciencia de la nación. Fichte concluyó que, para su realización, había que integrar a los individuos al grupo nacional a través de la educación, que permitía disolver las identidades individuales en una misma totalidad, como precondición de una auténtica libertad. Las relaciones comerciales de la clase media alemana con sus pares de Europa eran vistas como un elemento disruptivo. A esto agregaba el sociólogo Riehl que, a diferencia de campesinos 6

y nobles, las clases medias estaban en constante movimiento y se regían por la competencia, cuando las bases de la preservación de la nación eran la estabilidad y la armonía. Es por esto que en el campesinado y en la nobleza podían hallarse las raíces del Volk. Se combinaba el romanticismo con el miedo a la industrialización y a la masificación. Friedrich Ludwig Jahn, en un libro de 1810, glorificaba al Volk alemán como representante de toda la humanidad y que tenía el deber de civilizarla por la fuerza, aunque manteniendo su pureza. Para Jahn, Roma había caído porque se habían mezclado las razas (decadencia moral, etc.). Fundó los turnerschaften (inspirados en los torneos medievales), donde las prácticas gimnásticas preparaban a los jóvenes para la futura guerra, convirtiéndose en centros del nacionalismo alemán. Este representaba un nacionalismo cultural, pero impregnado del significado romántico: unidad en el espíritu alemán, trascendiendo cualquier género de realidad política o económica. La irracionalidad que habría de acompañar su expresión moderna, el nacionalsocialismo, tenía raíces profundas. -El movimiento paneslavo, donde había pueblos disgregados bregando por su unidad, combinó los elementos románticos con el nacionalismo de forma similar que los alemanes. -Paradójicamente, la clase media que provocaba tanta preocupación, dio el marco para esta ideología de la integración a través de los salones, que reemplazaron a la corte de un débil Federico Guillermo II como centro de la actividad cultural. Allí se esfumaban las diferencias de origen ante la sensibilidad y el talento literario. Hitler conoció, ya en el siglo XX, a la elite del movimiento nacionalista de orientación racial en el salón de Frau Bechstein. También en Francia fueron importantes como difusores de la literatura romántica. En Inglaterra ocupan su lugar el club y el café. Al igualitarismo presente en el movimiento romántico, que se manifestaba en los salones, acabó derrotándolo la religión y exclusivismo nacionalista. Los que compartían recuerdos y creatividad eran iguales, pero solo ellos. El judío que no tenía sentimiento y no compartía esos recuerdos quedó afuera, se convirtió en extranjero. Tanto la faceta cristiana como la nacional del movimiento romántico priorizaban el elemento de integración o de unidad romántica, en detrimento del ideal de libertad y rebelión contra las convenciones. Así, estas facetas fueron las que tuvieron una influencia perdurable en la cultura europea.

b) Mosse, “El desarrollo del socialismo” -El uso premarxista de la palabra “socialista” era impreciso, e incluía multitud de teorías. Compartían la oposición a la sociedad capitalista, a la explotación de los trabajadores en beneficio de la propiedad privada. Proponían una mayor igualdad en la propiedad basada en el principio de asociación. Aparte de esas coincidencias básicas las variaciones eran considerables. Unos creían que el principal impulso ideológico era el cristianismo; otros, que era el positivismo. Marx introdujo orden en este socialismo. Pero antes, se aplicaba tanto a Saint-Simon o Blanqui en Francia como a Owen en Inglaterra. Expresaban un anhelo caótico de liberarse de la opresión social. Se basaban principalmente en las sagradas escrituras y eran un impulso moral más que científico o histórico. En el siglo XVI se expresó en Tomas Müntzer. En el XVII, en la revolución inglesa, de la mano de puritanos radicales como Winstanley. En el XIX, los “rebeldes primitivos” ingleses y el bandidismo social en Italia. Carecían de un programa social claro. -Este impulso a la igualdad no se limitaba a regiones preindustriales. La industrialización causó en sus inicios grandes penalidades provocando los motines Luditas (1811/12) en Inglaterra y Alemania. Eran bandas de trabajadores agrupados para actuar en forma espontánea, sin ningún plan global; podían tener una fuerte base religiosa y buscaban una nostálgica vuelta a un pasado de estabilidad y libertad. En Inglaterra se organizó luego el movimiento Cartista, con cierta incoherencia de objetivos, pero se incorporan a él muchas corrientes de igualdad como las analizadas. Proponía remedios políticos en base a la ampliación sufragio, el cooperativismo y demás medidas reformistas, pero su pacifismo de base religiosa lo privó del impulso revolucionario. -Vimos que el resurgimiento religioso evangélico fue por un lado práctico y por el otro emocional. El emocional desemboca en el romanticismo, el práctico, en el socialismo cristiano. Daban importancia a la caridad y frugalidad bajo la exhortación de “ora; trabaja y ahorra”, que se convertirá en parte de la moralidad liberal. También valoraban la experiencia de la conversión que convertiría a los pobres en ciudadanos útiles. De estos “talleres de conversión” en los barrios bajos surgiría el Ejercito de Salvación. Al pensar la reforma en términos individuales se movían dentro del marco del liberalismo. 7

Los primeros socialistas cristianos ya no eran como los liberales, pues propugnaban una justicia social mayor, aunque su planteamiento se hacía siempre a través de la religión. En Inglaterra, acercaron al trabajador a la iglesia e influyeron vivamente en la formación del Partido Laborista (de todos modos, ver G. S. Jones). Otra de las críticas de los socialistas cristianos fue a libre competencia. Kingsley fundó la Asociación del Sastre para actuar en común frente a las fuerzas del mercado. Fomentaban la cooperación, no la revolución. Dos tendencias marcaron su fin: algunos vieron que la cooperación era una idea que podía sostenerse sola (sin sustento religioso); por otro lado, luego de la huelga de 1852, comenzó a ponerse en entredicho la efectividad del pacifismo. -Por su lado Owen se convenció de la necesidad de una sociedad socialista regida por el principio de asociación. Fue creando empresas cooperativas supuestamente autosuficientes. La virtud del hombre, para Owen, no surgía de los sentimientos cristianos sino de las influencias del medio ambiente en la vida. Sin embargo, al no poder sostener unidades aisladas de “sociedad virtuosa”, el proyecto owenista fracasa. Pero a pesar de su fracaso, al aceptar la sociedad industrial en vez de rechazarla, contribuyó al desarrollo del socialismo, haciendo hincapié, como los socialistas franceses, en la necesidad de una dirección industrial más eficaz, antes que en un retorno a un pasado mítico. Asociación o cooperación están ahora vinculados al industrialismo. También en Alemania, estos principios son la base del movimiento cooperativo. -Desde principios del XIX se organizan muchos sindicatos pero su relación tanto con el socialismo francés como con el inglés es muy tenue, y a veces hasta de rechazo. En Inglaterra, el fracaso de la Ley de Reforma de 1832 estimuló la idea de que con parlamentarios responsables se podrían implementar pacíficamente los cambios necesarios. Esta fue la clave de las demandas cartistas. -La “Gran carta de 1837” pedía parlamentos anuales; sufragio masculino y distritos electorales iguales, así como mayor justicia social. El movimiento alcanzó su apogeo en 1848, cuando los cartistas de todo el país presentaron al parlamento la Carta. Pero el Duque de Wellington se preparó para defender la ciudad, la carta fue rechazada y los trabajadores se dispersaron pacíficamente. Inglaterra no tendría una revolución. El movimiento se desintegra por su falta de unidad, y sus miembros se incorporan a las sociedades cooperativas o al sindicalismo. El movimiento obrero inglés conservó su respeto por la actuación política a través del parlamento y su temor a la violencia y a la revolución. -En Francia, los primeros socialistas, si bien compartían el ideal cooperativo, partían de una base teórica totalmente divorciada del cristianismo: el positivismo de Auguste Comte. Lugo, tanto SaintSimon como Proudhon asumieron la posibilidad de una ciencia de la sociedad basada en hechos que constituían leyes, en ves de fundamentos morales. Saint-Simon creía que el problema era el exceso de individualismo y la poca organización social, no que la sociedad industrial fuera un mal. Esta podría manipularse -no por el estado sino por los directivos de la industria- para mejor como los científicos manipulaban la naturaleza. Saint-Simon veía en la hermandad cristiana la base moral de la sociedad. Relacionó una ética socialista con la organización social, haciéndolas interdependientes. Sus seguidores despreciaron a las masas considerándolas incompetentes: el dirigente era quien podía llevar a las masas a constituir una sociedad racionalmente organizada. Pero la construcción de islas de sociedad buena en un mar capitalista era, en cierto modo, contraproducente. En vez de organizar y de agitar para cambiar la sociedad, el movimiento se enclaustraba; en vez de ser un movimiento socialista, se convertía en una secta socialista. -Por su parte, Charles Fourier difería de Saint-Simon al descreer de las bondades de la sociedad industrial; más cercano a los principios del romanticismo, el falansterio sería una asociación agrícola de completa igualdad, amor libre y trabajo atractivo. Estaría organizado desde la base y no de arriba hacia abajo, como el modelo saintsimoniano. Además, para Fourier era necesaria una ruptura radical con el pasado (consigna que sería elogiada por Engels). Sin embargo, se cuestiona al mismo tiempo la lógica de la sociedad industrial, para terminar planteando un “retorno a Arcadia”. Como en el caso de los experimentos saintsimonianos, los falansterios se cerraron sobre sí mismos, y por eso mismo fracasaron. Donde llegaron a tener alguna relevancia no fue en Francia, sino en algunas áreas rurales de EEUU. -Proudhon condenaba este tipo de experimentos como utópicos e inmorales al mismo tiempo. Sostuvo que la verdad no solo residía en la ciencia de la sociedad o en las leyes de la atracción, sino en las verdades absolutas de la justicia; la libertad y la igualdad. La sociedad no puede transformarse de golpe, 8

sino sólo a través del desarrollo ético del hombre, y este progreso ético era inseparable del descubrimiento de las leyes de la sociedad. Una vez que se hubiesen descubierto esas leyes, el hombre tendría el máximo de libertad y resultaría innecesario un estado opresor que no impartía justicia. Las luchas dentro de la Primera Internacional hacia fin de siglo enfrentaron al marxismo con el anarquismo ya dirigido por Bakunin; si bien triunfó el marxismo, en piases no industriales donde había opresión intensa cobró importancia el anarquismo. Tal fue el caso de Rusia, España e Italia. El anarquismo se convirtió en un movimiento de acción directa (ej.: magnicidios). La debilidad del anarquismo se evidenció precisamente a través de estos hechos: una vez cometido un asesinato, no había ningún partido anarquista para tomar el poder, ningún programa que pudiera aplicarse, salvo el de que no hubiese ningún gobierno. Los que daban lugar a la solución no violenta del asociacionismo de Proudhon fundaron cooperativas, que tuvieron gran influencia sobre el sindicalismo francés. Los partícipes de la acción directa para destruir el estado seguían a Bakunin. Kropotkin desembocaría en un desenfrenado individualismo. -Dentro de los terroristas, se destaca Louis August Blanqui, cuya ideología procedía de dos tradiciones: el materialismo de la Ilustración y el activismo político y el igualitarismo del elemento comunista de la revolución jacobina. Las masas ignorantes tendrían que ser educadas para participar en una sociedad socialista, luego de la revolución. El proletariado, por su ignorancia, no podía cumplir ningún papel en la revolución, que quedaba entonces en manos de cuadros conspiradores. Se oponía al sistema de mayorías parlamentarias y no tenía interés en comprometer sus organizaciones en la lucha por mejoras puntuales. También integraron la Primera Internacional, y aunque Marx admiraba su entrega a la revolución, combatió firmemente sus postulados. -La revolución de 1848, un hito para el socialismo, contó con la figura del socialista Louis Blanc. Apostaba a la planificación estatal, aunque temía el desarrollo de un estado todopoderoso. Recurrió también a la idea de las asociaciones, impulsando los Talleres Sociales. La revolución del ‘48 los creó pero para dar trabajo a los parados, caricaturizando la propuesta. El giro a la derecha del gobierno acabó con el proyecto y con la tesis de Blanc, que sostenía que un estado democrático sería socialista. El predominio de los representantes de la Francia agraria dio por tierra con las experiencias radicales. A este primer experimento con el socialismo siguió un segundo con la Comuna de París en 1871. Frente a la derrota en la guerra francoprusiana, París no estaba dispuesta a aceptar una paz prusiana. El pueblo se proclama soberano, miembros de la clase trabajadora integran el gobierno. Se logró poco, la dirección estaba dividida (seguidores de Blanqui, Proudhon y Marx y unos autoproclamados “garibaldinos”), y el apoyo no era unánime. El resto de Francia, como en el ‘48, se dispuso a aplastar a la Comuna. Marx, al analizar los acontecimientos, sostuvo que la clase obrera no puede apoderarse sin más de una maquinaria estatal ya hecha y utilizarla para sus propios fines. La estrategia es destruir el estado actual y no utilizarlo para otros propósitos. Estas posiciones, compartidas y desarrolladas por Lenin, llevarían a su distanciamiento de la socialdemocracia. // El miedo al radicalismo por parte de la burguesía, evidente desde 1848, se reforzó. La tendencia generalizada hacia un nuevo romanticismo, hacia el nacionalismo y también hacia el racismo se intensificó después de 1870, igual que luego del 48.

c) Black, “Ideología, política y reformismo en las décadas previas a la Revolución” -La mayor parte del pensamiento político se expresaba en términos éticos, religiosos y jurídicos, hasta el punto que puede comprenderse mucho mejor si se lo concibe como un aspecto concreto dentro de estos tres campos de la actividad intelectual. Los personajes políticos de la época se inspiraban en una serie de tradiciones, pero no solían ser consecuentes con las ideas más innovadoras que propugnaban. Se recurría al uso de expresiones nuevas, de moda, para defender las posturas ya establecidas. En el caso del Parlamento de París, la política de sus miembros, que no había cambiado esencialmente durante siglos, tampoco lo hizo porque citaran a Montesquieu o, después, a Rousseau. Pero cuando se trataba de buscar el apoyo de sus contemporáneos, se recurría a poner mayor énfasis y dotar de nuevo significado a expresiones tradicionales. -Los philosophes se preocuparon mucho más en difundir sus ideas fuera de Francia, porque gran parte de ellos encontró en monarcas extranjeros patrones más complacientes que el rey francés Luis XV. // Aunque muchos autores coetáneos perciban y expongan este tipo de elementos comunes en distintos estados, la mayoría de los gobernantes y políticos de la época ideaban sus proyectos para la política 9

interior con una visión estrictamente nacional. No existía una noción universalmente aceptada sobre la naturaleza del poder real. // Los que respaldaban la Revolución proclamaban el carácter universal de sus enseñanzas. Pero en el pensamiento político de la mayor parte de la sociedad predominaban, al parecer, las concepciones tradicionales. Este punto de vista tradicional se basaba en a conservación de las instituciones, costumbres y acuerdos establecidos, pero representaba mucho más que la defensa de los privilegios, pues consideraba al pasado como fuente de legitimidad. -El respeto a los privilegios condicionó la política de muchos monarcas y la forma en que ésta se valoraba. Cualquier violación de los privilegios podía denunciarse como una vulneración ilegal de derechos, en una cultura política que solía distinguir entre monarquía y despotismo. Más aún, hay que tener en cuenta que el respeto al pasado no estaba necesariamente ligado a sentimientos monárquicos. En realidad, un rasgo importante de la tradición política europea es la enorme variedad de formas de gobierno heredadas. El republicanismo se basaba en un tipo de pactos e instituciones constitucionales completamente diferentes; su lenguaje y convencionalismos, clásicos o modernos, proporcionaban un modelo de comparación útil para valorar la política de los monarcas. Por ejemplo, Diderot se valió de los sentimientos antimonárquicos de Tácito para cuestionar a los gobernantes de su época. Sin embargo, las repúblicas de la época eran conservadoras y aristocráticas (ej.: Venecia, Provincias Unidas, etc.). Más aún, para la mayoría de los cronistas políticos, las repúblicas habían perdido interés; esto nos da una idea de la progresiva debilidad o decadencia de esta forma de gobierno hacia el siglo XVIII. Se prefería establecer comparaciones entre las monarquías de Gran Bretaña y Francia. El republicanismo volvió a convertirse en un tema de debate importante entre las décadas de 1770 y 1780, en vistas de la experiencia norteamericana. -Aún cuando los monarcas actuaban de forma despótica, la mayoría de los observadores no veían con agrado el recurso a la rebelión. La noción de soberanía nacional se hallaba muy poco desarrollada, y la nación como tal apenas tenía protagonismo. La idea del origen divino de la autoridad estaba muy arraigada. Por otra parte, sin embargo, también existía cierta asociación entre monarquía y paternalismo. Pero la apelación al paternalismo y patriarcado del soberano también podía conllevar una crítica a la política de la corona. Los llamamientos a la intervención de los soberanos como “padres de su pueblo” solían llevar implícita la crítica a los oficiales de la corona. Es probable que ésta haya sido la base del pensamiento político de la población en general. -Lealtades étnicas, religiosas, regionales. Otro ámbito del pensamiento político de la época en el que predominaban las ideas conservadoras era el de las relaciones entre el poder y una determinada comunidad, de carácter local, étnico o religioso. Aunque algunos autores llegaron a formular la idea de nación, estaba más arraigada la lealtad a una determinada comunidad local. En gran parte de Europa, la actitud de las comunidades locales entre sí, hacia el gobierno central o hacia los problemas internos del país, constituían un elemento esencial. -Montesquieu. La obra de este autor debe contextualizarse en el debate que existió entre la “tesis monárquica” y la “tesis de la nobleza”. El Espíritu de las Leyes (1748) constituía una respuesta a un libro de Dubos, que afirmaba que la autoridad real por parte de los Borbones representaba una vuelta a la época de los Francos, tras una larga usurpación ilegítima del poder por parte de la nobleza. Por el contrario, Montesquieu procuraba delimitar monarquía y despotismo. Para él, las monarquías se diferenciaban de los despotismos por la moderación de las ambiciones de los monarcas, la limitación de sus métodos de gobierno, el carácter legal de su autoridad, de sus actos, y de los privilegios que conceden a quienes detentan el poder en instancias menores. De esta manera, las instituciones existentes entre los monarcas y sus súbditos podían desempeñar una labor esencial. Un gobierno justo debía conllevar un pluralismo constitucional que tratase de resolver los intereses contrapuestos a través de la cooperación. // La obra de Montesquieu tuvo un enorme éxito. El intento de Montesquieu de reducir la diversidad de las formas de gobierno para introducir mayor orden y coherencia en el debate político y constitucional concuerda con el esfuerzo de síntesis y esquematización que caracteriza a muchas de las aportaciones intelectuales del siglo XVIII. Sus ideas llegaron a tener gran trascendencia política porque coincidían, o al menos lo parecía, con la forma de pensar de muchas personas influyentes. Por el contrario, el Contrato Social de Rousseau, con sus preferencias por una democracia directa y por la Voluntad General, y con el rechazo de la mediación de instituciones intermedias, no obtuvo mucho éxito. // Sin embargo, la obra de Montesquieu también planteaba ciertas dificultades, como en el caso de 10

la noción de separación de poderes: el autor no explicó cómo podía lograrse el consenso necesario para introducir tales reformas. -Rousseau. Llegó a ser considerado por Voltaire como un traidor a los philosophes. Creía que el progreso era un engaño, y que la evolución de la sociedad añadía a las diferencias naturales existentes entre los individuos, nuevas desigualdades, ocasionadas por la propiedad. Para Rousseau, al revés que para Hobbes, el estado de naturaleza era pacifico e inocente, y la sociedad era la principal causante de corrupción. En el Contrato Social ya no se mostraba tan optimista respecto del estado de naturaleza, y reconocía que el hombre sólo puede desarrollar su verdadera naturaleza en sociedad, pero que el carácter de esa sociedad era determinante. Para él, la soberanía era una e indivisible, y permanecía en el pueblo. En la práctica, sin embargo, Rousseau era bastante pesimista respecto de la aptitud de la mayoría de la gente, y por ello, era partidario de que los encargados de elaborar una constitución fuesen personas de inteligencia superior. Rousseau llega a plantear la necesidad de una religión civil, necesaria para acuñar ciudadanos leales. Más aún, dado que para Rousseau la voluntad general siempre es correcta, y siempre tiende al bien común, es imprescindible que no haya asociaciones sectarias dentro del Estado: apenas había margen alguno para la disidencia. Rousseau ofrecía como medio para alcanzar el consenso necesario, precisamente la creación de una religión cívica. -Fisiócratas. Tuvieron mucho más en cuenta la realidad política del momento. Ofrecían un punto de vista funcionalista que promovía la introducción de reformas que permitiesen crear una sociedad más próspera y eficaz. Proponían la instauración de un despotismo legal y una libertad económica absoluta. Turgot, Controlador General de Finanzas de Luis XVI, sentía admiración por los fisiócratas, y creía que los parlamentos sólo representaban intereses sectarios. Hubo, en efecto, varios déspotas ilustrados, como Jorge III (Inglaterra), cuyas maniobras, sin embargo, causaron grandes resistencias (la mayor de las cuales fue la rebelión de las colonias americanas a causa de la imposición de nuevas tasas). Otro fue José II (Austria-Hungría), que a menudo fue presentado por sus coetáneos como un tirano. Otro ejemplo fue Gustavo III (Suecia). // Estas políticas generan fuertes tensiones (sobre todo cuando se dirigían a ampliar los recursos del Estado mediante nuevos impuestos), y en la segunda mitad del siglo surgen tendencias radicales, aunque hay que matizar sus alcances. -Por un lado, hay un desarrollo del pensamiento utópico. Más influyente, sin embargo, fue el desarrollo de la masonería, surgida en Inglaterra en 1717, y difundida luego bajo diversas denominaciones por todo el continente, pese a la oposición de la Iglesia. Los masones profesaban la fraternidad, la benevolencia, la perfectibilidad del hombre por vías de la razón, y la creencia en un Ser Supremo. Muchos intelectuales y hasta gobernantes fueron masones. En 1789 existían en Francia unas 700 logias. Pero la mayoría de las logias no transformaron su creencia en la igualdad de los hombres en un intento efectivo por hacer iguales a los hombres: la mayoría de ellas excluían a mujeres y judíos. Por otra parte, el radicalismo de la masonería era bastante limitado. Había, sin embargo, una creencia bastante difundida en el carácter supuestamente subversivo de las logias. -En este período, la mayoría de las reacciones populares se oponían a un ejercicio injusto del poder como por ejemplo, a la subida de los precios, el aumento de los diezmos o la parcelación de tierras comunales, sin pretender desafiar a los principios en los que se asentaba la autoridad. // Otra vez Black se refiere al tradicionalismo político imperante en la época. -Aunque las crisis políticas que hubo en Francia a principios de la década de 1770 y en la de 1780, coincidieron con períodos de dificultades económicas que, sin duda, contribuyeron a agravarlas, otros estados atravesaron coyunturas económicas también muy severas sin que se produjesen crisis políticas semejantes. Las consecuencias financieras y de orden público de las crisis económicas requerían la existencia de un sólido liderazgo al frente del gobierno y una respuesta relativamente homogénea de las élites sociopolíticas. La ausencia de estos factores fue lo que provocó la grave situación política en Francia a finales de la década de 1780, más que la propia crisis económica. -El principal cambio que hubo en este período, por lo que respecta al pensamiento político, fue el conjunto de las publicaciones que aportaron elementos de una nueva forma de pensar. Se amplió la cantidad y variedad de los temas sobre los que se leía. Hubo una infiltración general de opiniones más críticas e imparciales sobre los convencionalismos sociales, se afianzaron algunas tendencias comparativas (respecto de Oriente, del mundo antiguo, de utopías, etc.) y se alcanzó 11

una mayor difusión de las obras publicadas. Se abría una especulación más abierta. Desarrollo de la opinión pública, relajamiento de la censura, crecimiento de la prensa periódica, etc. -Aunque los resultados de las reformas introducidas eran, por lo general, inferiores a las aspiraciones iniciales, el proceso de innovación emprendido tenía por sí mismo gran importancia. Fueran cuales fueran las causas, se consideraron insatisfactorios los acuerdos del pasado, y se pensó que para mejorar la eficacia del gobierno era preciso hacer reformas. Estas novedades provocaron sensaciones de ruptura, incertidumbre o agravio. Hubo, también, un desarrollo moderado de la administración central, pero la cooperación entre el rey y las élites siguió siendo fundamental. -Nota: Black contextualiza la RF en una oleada de desafíos a la autoridad hacia fines del siglo XIX (ver tesis “minimalista”, críticas de Soboul y McPhee. El propio Black critica la idea de una “revolución atlántica”, pero su caracterización del período no parece andar lejos de ella. En cualquier caso, su lectura del proceso llega incluso a suponer que Gustavo III, puesto en el lugar de Luis XVI, “habría actuado de una forma más eficaz y drástica”: en última instancia, la Revolución se habría desarrollado debido al hundimiento de la autoridad política. No hay referencia alguna a transformaciones estructurales, Black se queda en un plano meramente institucional/acontecimental).

4.

*** Napoleón. Restauración. (Teóricos)

a) Ellis. “Napoleón”, Cap. 3. * Estudio de la naturaleza del poder napoleónico. Cinco aspectos: 1-La estructura evolutiva del gobierno de Napoleón desde la recepción del legado revolucionario hasta el Imperio. 2-El trato a la oposición. 3- El Concordato con el Papa. 4-El intento de restaurar el orden en las finanzas públicas. 5-La importante reforma del sistema judicial. -El legado republicano y la visión imperial. Durante la mayor parte de los primeros 3 años de la revolución los líderes revolucionarios no eran republicanos declarados, sino parlamentarios de una Monarquía Constitucional. La RF comienza como un intento de reforma (y no de abolición) de la monarquía. Las listas de agravios no revelan ningún sentimiento republicano. Durante el Terror se reconoce una distorsión del ideal republicano, y la Constitución del Año III (1795), aunque fuese liberal en teoría, en la práctica excluía a una enorme cantidad de gente, y distaba mucho de ser democrática. La revolución legó tanto la tradición radical, incluso democrática, junto a una tradición conservadora reorganizada. Este legado fue retomado por Napoleón. Las disposiciones constitucionales de 1795 estaban diseñadas para perpetuar el dominio de las elites republicana de propietarios. Había desaparecido la elección directa universal para el parlamento, los cargos municipales y las magistraturas locales, previstas en 1793. El concepto de “representante” había reemplazado al de diputado. Los mandatos vinculantes fueron abolidos. Luego de la represión de los disturbios de artesanos del año III, el objetivo oficial fue deshacerse de la democracia directa de una vez por todas. El ejército regular empieza a jugar un papel como fuerza intervencionista en la política parisina. El Directorio, al anular los resultados de las elecciones del Año VII (1798) ganadas por los jacobinos, y luego la legislatura al tomarse venganza con la purga de tres miembros del Directorio; todo ello hace que el golpe de estado de Napoleón “pareciera menos chocante”. “Si Napoleón fue el sepulturero de la libertad política, el Directorio ya le había facilitado el cadáver”. La Constitución del año VIII (1800) estableció el Consulado y legitimó el golpe. Esta coincidía con su predecesora. Las elecciones eran indirectas con una serie de rondas que filtraban el acceso al poder, reforzado con la Constitución del X (1802), plutocrática. Los colegios electorales debían salir de los 600 que pagaban más impuestos. Es cierto que Napoleón hacía plebiscitos, el primero lo ganó 3 millones a 1.500, cifras manipuladas que se suman a los 2 millones habilitados que no participaron. La auténtica ruptura con el pasado revolucionario llegó con las disposiciones constitucionales para los cargos ejecutivos centrales en la Constitución del año VIII: al gobierno se le otorgó el poder de proponer leyes, controlar las finanzas públicas, salvaguardar la seguridad interna y la defensa externa, ejercer la prerrogativa de guerra y paz y firmar tratados. Con esta concentración de competencias, Napoleón pudo concentrar más y más poder en sus propias manos. Esto fue acompañado de una estricta censura estatal. Ya en el Imperio, reorganizar por completo la relación entre el estado y el ejército concentró las funciones del estado, tanto civiles como militares en sus manos. La Constitución del VIII le deja las 12

manos libres para elegir a sus ministros, eligiendo tecnócratas y no políticos. Dos ministerios tuvieron una influencia que impregnó la naturaleza del estado napoleónico: el de Interior, concentrando funciones en las administraciones centrales, departamentales y locales, ciertas ramas de las finanzas públicas, incluso la regulación del comercio. El otro es el de Policía, con sus operaciones secretas. La estructura del poder era tentacular desde el centro napoleónico, elegía subprefectos que eran conocidos por sus opiniones conservadoras. Los consejeros consultivos procedían de la lista de notables, como se la llamó oficialmente desde 1802, y casi por definición estaba compuesta por propietarios de tierras. // Las reformas revolucionarias habían racionalizado el estado francés y creado una élite administrativa de la cual se surgió Napoleón. Sin embargo, exceptuando al período del Terror, habían intentado preservar algo del principio electivo. En contraste, Napoleón se rigió cada ves más según sus preceptos, que incluso antes del imperio, habían dejado de ser republicanos.Tempranamente desaparece el principio electivo para nombrar cargos centrales, departamentales y locales, y también se descarta el principio de la separación de poderes. Un gobierno autoritario que fue encontrando la manera de manipular a las cámaras legislativas para gobernar por decreto. El Imperio napoleónico se parecía más a la Monarquía absoluta bajo otro título. La soberanía una vez más se identificaba con una persona. -El tratamiento a la oposición. Para cuando llegó Brumario, los revolucionarios no habían establecido ningún concepto de “oposición oficial”, legal, que pudiera substituirlos por medios pacíficos. La oposición de cualquier tipo era considerada subversiva, se la ejecutaba, desterraba o encarcelaba. Ese estado de cosas heredó Napoleón, quien proyectó la llamada política de fusión, con la esperanza de que todos sus opositores se unieran a su régimen. Tres eran los potenciales frentes de oposición: los monárquicos y sacerdotes refractarios al Concordato con el Papa, con base social en los Chuouan de la Francia occidental (La Vendée); los jacobinos desplazados por el desconocimiento electoral de 1798, aunque marginales y descoordinados; y la elite política misma en busca de posicionarse mejor. Para los exiliados hubo amnistías y repatriaciones, para los lideres Chuouan, tanto represión como disuasión y amnistías. Esto estaba reforzado con la censura de prensa. Acompañó su gobierno una bonanza que mantuvo bajos los precios de los alimentos, por lo que no tuvo que enfrentarse hasta ya muy avanzado el imperio con ningún malestar importante por parte de los artesanos ni de los campesinos. Finalmente, las leyes represivas contra los obreros se mantuvieron y profundizaron en el Código penal de 1810. -El Concordato. El Concordato con el Papa, en 1801, trataba de sellar el conflicto abierto en 1790 con la Constitución Civil del Clero, que provocó una crisis de conciencia que llevo a muchos sacerdotes refractarios a unirse a los monárquicos. El Concordato era breve, y daba una primera sensación que ambas partes habían cedido cosas. Daba por un lado libertad del ejercicio religioso reconociendo como mayoritaria a la Iglesia Católica, y por el otro el Papa Pío VII reconoce formalmente la legitimidad de la República Consular. Pero no se respetaron las condiciones originales. Se redactaron a pedido de Napoleón una serie de “artículos orgánicos” que se añadieron unilateralmente y se publicaron al mismo tiempo que los firmados. Restringían los Poderes que el Papa creyó recibir con la firma del acuerdo, y sometía la Iglesia a un control gubernamental mucho más severo. Aún así, Pío VII evitó entrar en polémica y aceptó la situación de hecho. -La reorganización de la finanzas. Gaudín, que rechazó una oferta del Directorio para ser Ministro de finanzas, aceptó la invitación de Napoleón. Estuvo de 1799 a 1814 y luego volvió en los 100 días. Su logro más destacado fue la mejora del sistema de recaudación de impuestos, procedentes de las reformas de 1790/92 y que nunca funcionaron. El aparato fiscal era parte integral de todo el sistema administrativo y como tal llevaba el sello característico de los controles centralizados. Se crea el Banco de Francia, que perdura hasta hoy. En comparación con el Antiguo Régimen o la Revolución, las reformas parecen metódicas y eficaces. Se pagan deudas y sueldos; la divisa mantiene su valor. Logran controlar los precios. Pero es engañoso concluir que los logros financieros procedan únicamente de un uso más eficaz de los recursos internos. Al hacerse más grandiosa su visión imperial, llegó a depender cada vez más de los ingresos extraordinarios provenientes de enemigos conquistados y de los estados subordinados para costear la empresa bélica de Francia. -El sistema judicial. 13

Al hacerse más jerárquico el estado napoleónico y más pronunciada la autoridad ejecutiva de su cabeza, el sistema judicial reflejó el mismo proceso. El principio electivo de los jueces fue gradualmente sustituido por el Consulado, y la injerencia de Napoleón en la elección fue cada vez más directa. Deja sin embargo una obra monumental que es la codificación detallada de las leyes francesas. El Código Civil, promulgado en 1804, señaló la definitiva extinción del feudalismo y de cualquier otro rastro de justicia señorial. No es una innovación sino una consolidación del sistema legal.

b) Ellis. “Napoleón”, Cap. 5. -Napoleón mantuvo cierta “política social”, conectada a sus planteamientos dinásticos y al amplio “sistema de botín” imperial. Todo el proceso fue gradual y pragmático, no preconcebido. Hay cinco aspectos del problema: 1. Significado del acuerdo revolucionario sobre la tierra para el desarrollo de la sociedad francesa a partir de 1790; 2. Desarrollo de una nueva notabilidad durante el Consulado; 3. Dentro de ese grupo, producto de la política napoleónica de “fusión”, sobresalía la nobleza imperial; 4. Las concesiones materiales a esta última fueron posibles gracias al “sistema de botín”; 5. Papel desempeñado por la antigua nobleza. -El acuerdo revolucionario sobre la tierra. El hito central de la política financiera revolucionaria fue la venta de tierras confiscadas a la Iglesia 1 y a los exiliados2. Marcel Marion describe este proceso como revolución agraria. Aquellos que compraron estas tierras nacionales fueron los mayores beneficiarios de la revolución. Pero estas ventas no constituyeron una democratización de la propiedad. Los principales beneficiarios fueron hombres de alguna riqueza ya propietarios en la ciudad o campo: • Campesinos acomodados, compran en pequeña escala; • Burguesía adinerada, no tanto por motivos económicos, sino como medio de ascenso social; • Oligarquía mercantil, debido a la crisis ocasionada por la pérdida de colonias y por el bloqueo naval británico. Dejan el negocio comercial por las tierras. -Napoleón no sólo aceptó estas operaciones sino que concedió a los nuevos propietarios títulos legales3. Lo que se da es el paso del usufructo a la propiedad. El concepto de propiedad va a ser la clave para la fusión de la elite napoleónica: organización de una nueva notabilidad en función de la riqueza. -Los notables. En el antiguo régimen el concepto de notabilidad social había sido inseparable del estatus legal de nobleza hereditaria. Con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que abolió las distinciones legales, el concepto de notabilidad desapareció de las constituciones y del lenguaje oficial de ciudadanía propagado por la república revolucionaria. La reaparición de la visión jerárquica de la sociedad es producto del régimen de Napoleón. Pero el concepto de notabilidad había perdido su anterior significado. Las listas de notables de carácter republicano se componen de propietarios, funcionarios locales, muy pocos militares y casi nadie del clero. Con el senatus consultum que inauguró el consulado vitalicio, se estableció que los notables serían aquellos contribuyentes que más pagaban. Así, la notabilidad adquiría un significado plutocrático. -La nobleza imperial. El escalón más alto de esta notabilidad es la nobleza imperial que va a respaldar a Napoleón. El sistema de honores (1808) reproducía el orden nobiliario, otorgando títulos de Conde, Barón y Caballero del Imperio, y establecía los criterios para ser elevado a la nueva nobleza imperial. Napoleón concedía estos honores incluso a quienes no se encontraban en las listas de notables, pero que se habían distinguido por sus servicios al Estado. Así, recompensó a sus mejores comandantes imperiales. La nobleza imperial se componía, en términos profesionales, en su mayoría de militares. Sus orígenes eran burgueses y nobles (del antiguo régimen), aunque una minoría provenía de las clases populares. Esta fusión de diversos grupos sociales y profesionales definió el carácter posrevolucionario de la nobleza imperial. -El “sistema de botín”. 1

Nacionalización de propiedades eclesiásticas, tierras de primer origen, rápidamente vendidas. Embargadas en 1792 y confiscadas por el estado, fueron vendidas al año siguiente, tierras de 2do origen. 3 El concordato reconoció la perdida de las propiedades eclesiásticas y el código civil la de los exiliados. 2

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Estos agregados sociales del imperio no surgieron de golpe: se fueron configurando junto con el Imperio mismo. El estado no disponía de tierras suficientes para dotar a las élites oficiales en la escala que Napoleón deseaba, por lo cual se buscó más allá de las fronteras. De esta manera, las fechas en que sea crearon los títulos imperiales corresponden con las conquistas de 1805 – 1807. El mecanismo del “sistema de botín”, mediante el cual se desposeía a los antiguos príncipes feudales de los estados subordinados de una parte de los ingresos derivados de sus dominios, y se los asignaba para beneficio propio o de gobernantes satélite, fue el elemento dinamizador de las donaciones de tierras. El sistema estuvo basado en el ejército y en la preeminencia militar; cuando este cayó, todo el sistema colapsó, y con la abdicación de Napoleón las dotaciones fueron anuladas. -Respecto de los efectos sociales en los estados subordinados, Ellis sostiene que el período napoleónico fue muy breve como para tener un impacto fundamental en las estructuras agrarias básicas4. Las aristocracias feudales fueron resistentes a las reformas, y a menudo, el propio Napoleón procuró llegar a un acuerdo con ellas. En este sentido, “sus efectos sociales fueron conservadores, no radicales. (…) tenía más en común con los déspotas ilustrados anteriores y con los reyes-soldado de las dinastías europeas más antiguas, que con los posteriores arquitectos del Estado moderno”. Además, el congreso de Viena restauró luego el antiguo orden social. Sin embargo, en Francia el Código Civil señaló la definitiva extinción legal de las prácticas feudales. En los estados del este del Rhin y sur de los Alpes, la reforma llegaría recién con la revoluciones de 1848 (y aún entonces, no en todas partes). -La humillación militar de los estados sometidos pudo ser un incentivo del despertar nacionalista, aunque en un principio tal reacción fue motivada más por las antiguas lealtades dinásticas y clericales que por una visión clara de la futura nación-estado unificada y seglar. (Cfr. Mosse). -Papel de la antigua nobleza. -Como resultado de la RF, la mayoría de las familias nobles habían sufrido, en mayor o menor grado, una disminución de su riqueza y estatus. Todos los que habían disfrutado de rentas señoriales habían tenido que aceptar la pérdida directa de tales ingresos. La mayoría de los emigrados habían sufrido además pérdidas significativas en su patrimonio (principalmente por la expropiación de sus tierras). Pero casi las dos terceras partes de la nobleza no había emigrado, y presumiblemente no sufrió confiscaciones de tierras. De hecho, los testimonios que tenemos del período napoleónico indican que la antigua nobleza era todavía la propietaria individual más numerosa de Francia. Muchos nobles conservaron una gran influencia en sus comunidades, debido a su gran prestigio, pero mayormente parecen haber evitado incursionar en política en tiempos del Consulado y el Imperio. Muchos nobles sí colaboraron estrechamente con el sistema napoleónicos (ya sea como funcionarios –era el caso de Talleyrand–, como comandantes militares, etc.), pero no parece haber sido la norma. Ciertamente, la vieja nobleza aparecía en las nuevas listas de notables en virtud de su riqueza, pero esto no permite medir su incidencia en la vida pública. Incluso figuras de gran relieve durante el período anterior, como Lafayette, se mantuvieron al margen de la escena política. Esto debería llevar a ser cautos con las fáciles generalizaciones acerca de la “fusión de todas las clases” bajo el régimen.

c) Briggs y Clavin. “Orden y movimiento, 1815-1848”. -La restauración: ¿idea o realidad? -Revolucionarios y liberales en los países de Europa posnapoleónica creían que la labor emprendida en 1789 debía continuar. Los segundos, empero, intentaban conservar las conquistas positivas para la libertad humana evitando los “excesos revolucionarios”. Los partidos políticos aún se encontraban en una fase embrionaria. Con el desarrollo posterior, el liberalismo en sus múltiples versiones, sustentado a su vez por el auge de la prensa periódica, se convirtió en una fuerza política importante. Para algunos liberales (los que vivían en los puertos), la libertad económica parecía una causa mas urgente que la libertad política. Los liberales de las grandes ciudades hacían hincapié en la libertad de reunión y de expresión. Antes del surgimiento de partidos políticos estables y modernos, las protestas políticas se expresaban como disturbios en aquellos países que no tenían constituciones liberales, y en plataformas de agitación y de presión en los países que sí las tenían. En Gran Bretaña y Francia solía haber protestas urbanas 4

Habría que tener en cuenta en que medida fue decisión de Napoleón dejar en pie las estructuras feudales.

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cuando había malas cosechas. Muchos liberales temían estos arrebatos de las masas. El campo participaba menos de las protestas públicas. Europa en 1815, tras la caída de Napoleón, estaba en manos de hombres que deseaban una Restauración que frenase los cambios introducidos a partir de la RF. Mirando hacia atrás, la Revolución y el Imperio les parecían aventuras a las que era necesario poner fin. Entre los filósofos de la Restauración había algunos que miraban con añoranza hacia una época anterior a la RF y la Revolución Industrial, anterior incluso a la Ilustración y aún a la Reforma protestante. Hacían hincapié en la necesidad de recuperar un orden social orgánico, basado en los deberes y no en los derechos; en una ideología y moral única e incuestionable y no en la diversidad de opiniones o conductas; en la fe religiosa y no en “la marcha del intelecto”. -Las tareas de la Restauración. -Aunque los 5 grandes estadistas que se dispusieron a “restaurar Europa” en 1815 poseían caracteres y convicciones distintas, compartían el mismo desagrado por la revolución y la idea de que era necesario erradicarla. Sin embargo, la mayoría de ellos habían tenido trato directo con Napoleón y se habían mostrado dispuestos a pactar con él. -El acuerdo. Existía otro compromiso que iba más allá del acuerdo de reparto territorial: las grandes potencias celebrarían una serie de reuniones en tiempo de paz para consultar temas de interés común. Se crearía una “Santa Alianza” de monarcas que garantizase el orden cristiano y monárquico. -a primera dificultad a la que se enfrentaban los negociadores era práctica, no ideológica: la restauración de tronos, estados y fronteras. Primero les tocó a los tronos porque la legitimidad de la monarquía hereditaria había sido cuestionada tanto por los revolucionarios regicidas de Francia como por el reparto de coronas entre la familia de Napoleón. La restauración de los estados vino después, porque esas eran las unidades territoriales en las que los gobernantes ejercían su autoridad. Los negociadores rechazaban lo que consideraban ideas peligrosas sobre la soberanía del pueblo. La restauración de las fronteras quedó en tercer lugar, aunque reconocieron que no podían restaurarse tal como había sido. Las grandes potencias habían alcanzado un acuerdo previo en el primer tratado de París (1814), después de enviar a Napoleón exiliado a Elba. En esa ocasión también habían resuelto una serie de cuestiones básicas relativas a la paz, entre ellas la restauración de Francia a sus “antiguas fronteras”. En el Congreso de Viena (1815), al que asistieron no sólo representantes de cada estado, sino también de organizaciones no gubernamentales, se llevaron a cabo negociaciones secretas con la Francia derrotada. El interés de Gran Bretaña en 1815, al igual que durante la guerra, no eran las adquisiciones territoriales, sino el dominio de los océanos y de las bases que lo permitían. Según el acuerdo de Viena, Austria presidiría una confederación muy laxa de 39 estados alemanes, además del dominio directo sobre una serie de territorios italianos. -Este acuerdo garantizo un equilibrio general de fuerzas en Europa que superó las crisis locales de algunos lugares concretos, entre ellos España e Italia, e impulsó un cambio importante en el mapa de Europa: la creación del nuevo reino independiente de Bélgica en 1830. -La debilidad de la acuerdo fue que dejo una serie de futuros puntos conflictivos en el mapa y creó otros nuevos. El acuerdo también pasó por alto una zona que había sido importante desde el punto de vista diplomático y estratégico inmediatamente antes de que empezasen las guerras revolucionarias, y que crearía numerosos conflictos en el siglo XIX: la Europa oriental y el Imperio Otomano. -El “sistema de congresos”. Problemas cuando la Cuádruple Alianza (Prusia, Austria-Hungría, Rusia e Inglaterra) se convirtió en Quíntuple con la inclusión de Francia. Se celebraron distintos congresos para supervisar el orden de Europa de la posguerra. Las cinco grandes potencias que supervisaban la paz eran las mismas que habían dominado el panorama europeo antes de 1789, pero sus interrelaciones habían cambiado después de que Gran Bretaña llegase al término de las guerras revolucionarias y napoleónica con un nivel de prosperidad nacional mayor y con la posibilidad de acceder a fuentes de riqueza fuera de Europa mucho mayores que cualquier otra gran potencia. -Los cuatro congresos europeos celebrados entre 1815 y 1822, habían dejado en claro que los países aliados durante la guerra (con Gran Bretaña en la periferia y Austria en el centro) tenían puntos de vista diferentes en tiempos de paz, y que era un error afirmar sin matices que se había “restaurado” el viejo mundo, porque había demasiados indicios de que estaba surgiendo un mundo nuevo. Con la entrada de 16

tropas francesas en España en 1823, apoyada por Austria y Rusia, el “sistema de congresos” llego a su fin. -Indicios del cambio. Entre 1822 y 1830 se puso de manifiesto que había distintas interpretaciones del significado de Europa. En estos años la palabra “movimiento” y el término “liberal” se incorporaban al vocabulario político europeo del siglo XIX con la misma naturalidad que se había añadido a finales del siglo XVIII la palabra “revolución”, y adquirió una fuerza propia. En la Gran Bretaña de la revolución industrial, las palabras “movimiento obrero” ya se utilizaban hacia 1828, haciendo referencia a los sindicatos, cooperativas y organizaciones socialistas. La decisión de incorporarse a un movimiento llevaba implícita una serie de compromisos y lealtades nuevos. Podía tratarse de un movimiento secreto basado, como la masonería, en juramentos. El movimiento secreto más famoso posterior a 1815, más proclive a la conspiración que a organizar campañas, fue el de los carbonari, fundado en Nápoles en 1810. Otro grupo con logias esparcidas por doquier era la Liga de los Sublimes y Perfectos Maestros a la que pertenecia Buonarroti (discípulo de Babeuf). -La propia Francia siguió siendo un foco de conflictos políticos, sin embargo los reyes borbónicos tuvieron que prestar menos atención a tales movimientos que a una ambigua pero limitativa Carta Otorgada, redactada en 1814 por un comité de ex ministros, senadores y diputados del Imperio, que consagraba el reparto de tierras efectuado durante la Revolución, conservaba el sistema administrativo y educativo napoleónico y establecía un gobierno parlamentario. La oposición francesa, tanto la que formaban grupos clandestinos secretos como los que se manifestaban abiertamente en la prensa, no pudo ser acallada. Tampoco lo fue en España. La victoria total frente al “liberalismo” también quedo descartada en Portugal. -En 1820 surgieron fisuras nuevamente entre Gran Bretaña y las demás potencias. Después de 1815 estallaron dos revueltas contra la débil autoridad imperial de los turcos otomanos. La segunda fue en Grecia. En 1821, los rebeldes griegos arrebataron el antiguo Peloponeso a los turcos. Austria y Rusia se habrían enfrentado por la cuestión griega. En la década de 1820 los rusos, sin afinidad con el mundo clásico ni con el liberalismo griego, pero si con la Iglesia Ortodoxa, había empezado a ayudar a los rebeldes, aunque exhortasen a los países europeos a actuar conjuntamente contra toda clase de rebeldes. En 1826, el zar Nicolás I participo en un acuerdo con Gran Bretaña para imponer la mediación a los contendientes y conseguir una Grecia autónoma bajo la soberanía nominal del Imperio Otomano. En 1827 Francia dio su apoyo. Pese a todo, no se consideró que fuera del interés británico el reparto y destrucción del Imperio Otomano. Los temores británicos parecieron justificados cuando los rusos avanzaron contra los turcos por tierra. En un tratado posterior firmado por Gran Bretaña y Francia, Grecia consiguió no ya la autonomía, sino la independencia. Grecia se convirtió en un reino, en vez de una republica. // La importancia de la revuelta griega no radicó principalmente en el aspecto diplomático. Fue mucho más importante que hubiese movilizado el apoyo de diversas clases, sobre todo del campesinado. Además, había acabado con el reconocimiento de un nuevo país que ocupaba un lugar en el mapa no como un simple estado, sino como un estado nacional. El hecho de que la nueva nación adquiriese una dinastía real en 1833 no disminuyó la importancia del cambio a escala europea. -Guerras revolucionarias de las colonias españolas contra Madrid. -Las revoluciones de 1830: el desafío al “statu quo”. La Revolución de 1830 se quedó a medias. Revolución de Julio en París, impulsada sobre todo por la burguesía insatisfecha, bajo la bandera tricolor, apoyada por multitudes de obreros que estaban dispuestos a ir a las barricadas en caso de necesidad. El resultado no fue la creación de una nueva republica revolucionaria, sino una monarquía constitucional. Se reformó la Carta Otorgada en 1814 y se estipuló que se trataba de un contrato entre rey y pueblo. Las consecuencias de la revolución fueron más notables en el exterior que en Francia. Austria y Prusia no hicieron nada. El primer trono que tembló fue el de Holanda: revueltas en Bruselas. El gobierno provisional de Bélgica exigió la independencia. Varios estados alemanes adoptaron constituciones 17

liberales. Gran Bretaña atravesaba una crisis política y constitucional en torno a la aprobación de una Ley de Reforma del parlamento (1832), que extendía el derecho a voto a gran parte de la clase media. Se produjeron combates encarnizados a favor de la introducción de cambios políticos y constitucionales en otros lugres, aunque provocaron más represión que cambios. También fue catastrófica la debacle revolucionaria en Polonia. Los polacos se habían alzado contra los rusos en nov. 1830, pero la nobleza polaca no había hecho ningún esfuerzo por conseguir el apoyo de los campesinos y además estaba dividida. En las discusiones posteriores, Gran Bretaña y Francia serían las potencias más liberales, mientras que Austria, Prusia y Rusia serían las más conservadoras. Rusia se había unido a Austria y Turquía en su política de represión en la Europa oriental. -Nación y clase. En 1831 se produjo un hecho de amplias repercusiones cuando Mazzini fundó la Joven Italia en Marsella, en territorio francés. Mazzini un apasionado defensor del nacionalismo como fuerza liberal y libertadora en toda Europa. No fue un político eficaz, no tuvo en cuenta ni las fuerzas de las ideologías alternativas, ni el localismo o la apatía, muy fuertes en Italia en 1830. El suyo era un nacionalismo que apostaba por el establecimiento de relaciones fraternales entre diferentes naciones libres; la Joven Italia serviría de modelo para otros grupos nacionalistas de Europa. En Alemania el “nacionalismo” adopto una forma diferente. Se identifico con la fe en el Volk. Los límites de Alemania no estaban claros. El nacionalismo fue un movimiento que apareció en los años de la inmediata posguerra cuando las distinciones entre los diversos “movimientos” no eran aún muy claras. Sin embargo, esas diferencias se fueron haciendo más palpables con el tiempo. -Las clases se desarrollaron en virtud de cambios económicos más que políticos, y sus identidades tenían contornos a menudo difusos. Se articulaban a través de experiencias compartidas y mediante conflictos. Un examen de la clase obrera naciente y de la burguesía de estos años permite notar tanto las variaciones ocupacionales y regionales dentro de cada clase, como también una incipiente solidaridad de clase. Sólo en Gran Bretaña, Bélgica y partes de Alemania y Austria había bastantes obreros industriales empleados en minas, talleres y fábricas como para que contasen políticamente, e incluso en éstos países la “mano de obra” se encontraba localizada en las regiones industriales. Por otra parte, la producción manual artesanal continuó siendo la forma dominante de trabajo en la industria de la mayoría de países, y hubo fuertes resistencias a las nuevas formas de organización y mecanización del trabajo (ej.: luditas). En toda Europa eran más los que trabajaban la tierra que los trabajadores urbanos, e incluso en Gran Bretaña no fue hasta el año 1851 cuando la población urbana supero a la rural. -De todos modos, no fue necesaria la industrialización para que la burguesía planteara sus reivindicaciones en contra de la aristocracia o para que apareciese el socialismo en pueblos y ciudades. En la misma Francia, donde el progreso de la industrialización fue relativamente lento, abundaban las ideas del socialismo. -Realidades y sueños. A lo largo de la década de 1840, influyeron en el curso de la política una serie de cambios estructurales de gran alcance: el desarrollo urbano, la industrialización y los nuevos sistemas de comunicación (ferrocarril, telégrafo, etc.). Estas innovaciones redujeron los costos de transportes, abrieron mercados y generaron una demanda de carbón y acero sin precedente. Norteamérica incidió de distintos modos en la historia europea entre 1815 y 1848, pero sobre todo porque era también un símbolo de libertad y prosperidad (flujos migratorios en aquella dirección). Puede que la realidad mas dura de Europa fuese la de la Gran Hambruna que afectó a Irlanda y a gran parte de la Europa del Este a mediados de la década de 1840. La pérdida de la cosecha de patatas en 1845 y en los años siguientes provocó la generalización del hambre. Las discusiones acerca de cómo tratar a los pobres tuvieron lugar paralelamente en otros países. Una ley británica de 1834 abolió toda beneficencia, obligando a los pobres a inscribirse en talleres (cosa que desencadenó la oposición por parte del cartismo, el primer movimiento específicamente obrero y a gran escala que se produjo en Europa). Otro elemento de la protesta creciente era la exigencia de reformas en las fábricas, sobre todo la limitación de la jornada laboral de mujeres y niños, que seguían siendo una parte importante de la mano de obra, en particular en la industria textil. Una parte importante de la reforma de las fábricas se consiguió en 1847 un año después de la derogación de las leyes cereales. 18

-Los cartistas británicos querían convertir el Parlamento británico en un parlamento del pueblo, basado en un sistema electoral de sufragio universal masculino, con elecciones anuales y sin que se exigiese a los parlamentarios tener un mínimo de propiedades. Consiguieron demostrar la fuerza de la presencia de la nueva clase obrera en la vida británica, pero nunca amenazaron con una revolución. -Mientras los británicos defendían el librecambio, los franceses seguían aplicando las medidas proteccionistas de la Restauración. 5. Liberalismo. (Teórico-Prácticos)

a) Bobbio. “Liberalismo y democracia”. La relación entre liberalismo y democracia es compleja, no son dos términos interdependientes, sino que su relación es producto de un proceso histórico. Definiciones Liberalismo: Concepción del Estado según la cual este tiene poderes y funciones limitados (y que se opone al Estado absoluto y al Estado social). Democracia: Una forma de gobierno según la cuál el poder está en manos de la mayoría. Benjamin Constant, bajo la forma de contraposición entre libertad de los antiguos (entendida como la participación activa y constante en el poder colectivo) y libertad de los modernos (vista como las garantías institucionales para el gozo pacífico de la independencia privada), planteó la antítesis entre Democracia y Libertad. -El Estado liberal (entendido como un Estado limitado) tiene como presupuesto filosófico a la doctrina de los derechos del hombre, elaborada por el iusnaturalismo: doctrina según la cual todos los hombres tienen, por naturaleza, algunos derechos fundamentales (por ejemplo: a la felicidad, seguridad, vida, libertad5) que el Estado debe respetar y garantizar. En otras palabras, es una doctrina según la cual existen leyes que trascienden a la voluntad humana, de las que se derivan derechos y deberes: esta concepción general e hipotética de la naturaleza del hombre, que prescinde de toda verificación empírica, sirve para establecer los límites del poder. Esta concepción del Estado se fundamenta en la ficción jurídica del pactum subjectionis, que establecería la relación entre los deberes de protección (por parte del soberano) y los deberes de obediencia (obligación política del súbdito)6. Históricamente, el Estado liberal nace de una continua y progresiva erosión del poder absoluto del rey y de las crisis revolucionarias; pero es justificado como el resultado de un acuerdo entre individuos libres que convienen en establecer vínculos que permitan una convivencia pacífica y estable. Bobbio considera entonces que la doctrina invierte el recorrido del curso histórico, poniendo al inicio (como fundamento) lo que históricamente es el resultado. El Estado liberal es un Estado limitado, tanto con respecto a sus poderes como con respecto a sus funciones. Se afirma en la lucha con el Estado absoluto, en defensa del estado de derecho y contra el estado máximo en defensa del estado mínimo.  Estado de derecho: límite a los poderes del Estado. Regulación de los poderes públicos mediante normas generales; superioridad del gobierno de las leyes sobre el gobierno de los hombres. Supone una constitucionalización de los derechos naturales con el propósito de defender al individuo frente a los abusos de poder7.  Estado mínimo: límite a las funciones del Estado. Se opone así a las concepciones de un Estado paternalista, que debería cuidar de sus súbditos como el padre a sus hijos. La libertad se define así como libertad frente al Estado: el crecimiento progresivo de la sociedad civil y de la esfera del individuo con 5

Para Locke la propiedad privada era un derecho natural. El iusnaturalismo se une así al contractualismo, desde el momento en que ambos comparten una concepción individualista de la sociedad, afirmando que primero existe el individuo y luego la sociedad. 7 “Dicho de otro modo, son garantía de libertad, de la llamada libertad negativa, entendida como la esfera de acción en la que el individuo no está constreñido por quién detenta el poder coactivo a hacer lo que no quiere y a la vez no es obstaculizado para hacer lo que quiere”. 6

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respecto a los poderes públicos8. Según Adam Smith, el soberano tiene sólo tres deberes: defensa frente al enemigo externo, mantenimiento del orden interno y construcción de obras públicas. En resumen, la doctrina de los límites a las funciones del Estado se basa en la primacía de la libertad del individuo frente al poder soberano y, en consecuencia, en la subordinación de los deberes del soberano a los derechos o intereses del individuo. Esta libertad individual está garantizada por mecanismos constitucionales y por las funciones limitadas en el mantenimiento del orden. Control del poder + limitación de las funciones = Estado liberal En el capítulo 5, Bobbio hace hincapié en la necesidad de definir a esta doctrina no sólo desde la perspectiva de los intereses económicos, sino también desde una esfera moral, con una fuerte carga ética fundamentada en la defensa de la autonomía de la persona humana. Esta concepción se vincula con una visión del antagonismo como elemento fecundo, que trae progreso para la humanidad. El liberalismo, como teoría del Estado, es moderno, mientras que la democracia como forma de gobierno es antigua. En el paso de la democracia de los antiguos a la democracia de los modernos, lo que cambió no es el titular del poder político (que es siempre el “pueblo” entendido como conjunto de ciudadanos que toman las decisiones colectivas), sino la manera, amplia o restringida, de ejercer este derecho: la representación. Surge entonces el problema de como legitimar a la democracia representativa. Para Hamilton y Madison (autores de “El Federalista”), la única razón para este sistema eran las grandes dimensiones de los Estados modernos. Además, existía la convicción de que los representantes son capaces de juzgar cuales son los intereses generales mejor que los ciudadanos9. Esta idea la consagraron los constituyentes franceses que, siguiendo a Sieyès, prohibieron a los representantes el mandato imperativo por parte de sus electores, en función de los intereses de la nación. La democracia moderna es la democracia representativa, que supone la desvinculación del representante de la nación del individuo representado y sus intereses particulares. Por ende, la democracia moderna presupone la atomización de la nación y su recomposición a un nivel más alto y restringido (la asamblea parlamentaria). -Si tomamos el significado jurídico-institucional de la democracia, tenemos entonces que la democracia moderna puede ser considerada como una consecuencia natural del liberalismo. La cosa es más complicada si tomamos su significado “ético”, que alude a la idea de igualdad. Son dos definiciones; la primera, democracia formal, fórmula política o gobierno del pueblo; la segunda, democracia sustancial, ideal igualitario o gobierno para el pueblo. De los dos significados, el primero está relacionado con la formación del Estado liberal. La relación entre liberalismo y democracia se fundamenta así en la relación entre libertad e igualdad, que son valores antitéticos. Ambos tienen sus raíces en concepciones del hombre y de la sociedad profundamente diferentes: individualista, conflictiva y pluralista la liberal; totalizante, armónica y monista la igualitaria. -La igualdad en el liberalismo es entendida como la igualdad en la libertad: cada cual debe gozar de tanta libertad cuanto sea compatible con la libertad ajena, y puede hacer todo aquello que no dañe la libertad de los demás. Esta forma de igualdad inspira dos principios: igualdad frente a la ley e igualdad de derechos. Hay entonces una idea de igualación de los puntos de partida, pero no de los de llegada; el igualitarismo democrático es ajeno a la tradición liberal. -Según Bobbio, “en la actualidad, no serían concebibles Estados liberales que no fuesen democráticos, ni Estados democráticos que no fuesen liberales. En suma, existen buenas razones para creer: a) que hoy el método democrático es necesario para salvaguardar los derechos fundamentales de la persona que son la base del Estado liberal; b) que la salvaguardia de estos derechos es necesaria para el funcionamiento correcto del método democrático. Los ideales liberales y el método democrático gradualmente se han 8

Esto se relaciona con la formación de Estados neutrales o agnósticos con respecto a las creencias religiosas de sus ciudadanos, y con la finalización de los privilegios y de los vínculos feudales. 9 Pensar en Rousseau: la voluntad general es una sola, de lo cual se extraen dos conclusiones: no puede haber interpretaciones diferentes de la misma, y puede ser expresada cabalmente por los representantes ilustrados del pueblo. Ver Black.

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entrelazado (...) de manera que el desarrollo de la democracia se ha vuelto el instrumento principal de la defensa de los derechos de libertad, (...) todos los Estados autoritarios del mundo son a la vez antiliberales y antidemocráticos”. ¿Por qué es posible el nexo entre liberalismo y democracia? Por que ambos tienen un punto de partida en común: el individuo; los dos reposan en una concepción individualista de la sociedad. La historia del pensamiento político se fundamenta en la división entre organicismo e individualismo.10 La diferencia radica en las relaciones del individuo con la sociedad. Liberalismo

Democracia

Reivindica la libertad individual tanto en la esfera espiritual como en la económica contra el Estado.

Reconcilia al individuo con la sociedad, haciendo de la sociedad el producto de un acuerdo entre los individuos. El individuo es el protagonista de una forma de Estado diferente en la que las decisiones colectivas son tomadas directamente por los individuos o sus representantes.

El individuo es el protagonista de toda actividad que se desarrolle fuera del Estado. Individuo como microcosmos o totalidad en sí misma.

Individuo como partícula indivisible (átomo), pero componible y recomponible de diversas maneras con otras partículas similares en una unidad artificial.

La relación entre liberalismo y democracia puede ser representada de acuerdo a 3 combinaciones: A) B)

C)

Liberalismo y democracia son compatibles y pueden coexistir. Liberalismo y democracia son antitéticos, ya que la democracia en sus consecuencias extremas termina por destruir al Estado liberal (ya que se opone al estado mínimo).

Relación de posibilidad. Relación de imposibilidad.

Liberalismo y democracia están ligados necesariamente en el sentido de que sólo la democracia es capaz de realizar en plenitud Relación de necesidad los ideales liberales, y sólo el Estado liberal puede ser la condición para la práctica de la democracia.

-Siglo XIX. Se distinguen dos corrientes en el liberalismo que se cristalizan en el siglo XIX, pero que pueden rastrearse desde períodos anteriores en función de la diferente manera de vivir la relación entre el Estado liberal y la democracia. El liberalismo radical (Stuart Mill), al mismo tiempo liberal y democrático; y un liberalismo conservador (Tocqueville), liberal pero no democrático, que jamás renunció a la lucha contra cualquier propuesta de ampliación del derecho al voto, considerándolo como amenaza a la libertad. -Tocqueville fue liberal, mas no democrático. Postulaba que la libertad religiosa y moral es el fundamento de la conciencia civil. Era un conservador resignado frente al avance de la democracia, aunque crítico de la “tiranía de la mayoría”, de una nivelación que terminaría en el despotismo. El problema político reside entonces no tanto en quién detenta el poder, sino en la manera de controlarlo y limitarlo: la democracia lleva en sí misma el germen del nuevo despotismo, bajo la forma de un gobierno centralizado y omnipresente. Los remedios frente a esta situación son la defensa de algunas libertades individuales (libertad de prensa, de asociación, etc.) y de todas las libertades que los Estados democráticos tienden a menospreciar en nombre del interés colectivo11. -Stuart Mill fue liberal y democrático: consideró a la democracia (al gobierno representativo) como el desarrollo natural y consecuente de los principios liberales12. Mill se interesa en la libertad negativa, 10

Bobbio dice que esta división es la misma que la que hace Constant, pero es más correcta que la hizo el célebre doctrinario francés. 11 “La democracia quiere la igualdad en la libertad, y el socialismo quiere la igualdad en la molestia y en la servidumbre”. 12 Mill partía de una concepción diferente de la naturaleza humana, que heredó de Jeremy Bentham: el utilitarismo. Desde este enfoque, no existen los derechos naturales y demás ficciones del iusnaturalismo; el principio de utilidad es el único que debe inspirar a los legisladores para que hagan leyes que tengan por efecto la mayor felicidad del mayor número. Los límites

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intentando delimitar la esfera privada respecto de la esfera pública, de manera que el individuo pueda gozar de una libertad garantizada contra la invasión del poder del Estado, y que esta libertad sea lo más amplia posible dentro de la convivencia entre el interés individual y el interés colectivo. En resumen, Mill quiere limitar el derecho del Estado a restringir la esfera individual, salvando al sujeto de las injerencias del poder público en todas las acciones individuales (como la esfera de la conciencia interior, libertad de pensamiento y opinión, asociación, etc.). Este principio de libertad esta relacionado con los individuos en plenitud de sus facultades, por lo que no vale para menores de edad, pobres, ni sociedades atrasadas. Esta concepción se ve reflejada en su peculiar caracterización de la democracia representativa, que sería la mejor forma de gobierno al lograr un máximo de libertad mediante la ampliación del sufragio 13, pero esta extensión del voto es diferenciada, ya que excluye del mismo a las personas que son dependientes: deudores, los que viven de limosnas, y un largo etcétera. Además, propuso un sistema de representación proporcional (que asegurase la representación de las minorías) y el voto mayoritario (el voto de los más instruidos tendría que valer más que el del resto). -Socialismo, liberalismo y democracia. Si bien la inserción de los ideales democráticos en el tronco del liberalismo es problemática, la antítesis entre estos términos jamás ha sido radical. Por el contrario, la relación entre liberalismo y socialismo fue desde el principio de antítesis completa. La diferencia irreconciliable es la libertad económica que presupone la defensa a ultranza de la propiedad privada. Para el socialismo, la propiedad privada es la fuente principal de la desigualdad entre los hombres, y de su eliminación parcial o total depende su proyecto de sociedad futura. Por el contrario, la relación entre socialismo y democracia fue de complementariedad. Se sostuvieron dos tesis: 1. El proceso de democratización habría favorecido el advenimiento de una sociedad socialista basada en la colectivización de los medios de producción. 2. Sólo la llegada de la sociedad socialista habría reforzado y ampliado la participación política, realizando plenamente los ideales democráticos. Democracia liberal Democracia Representativa.

Democracia socialista Democracia Directa.

Democracia significa sufragio universal; la democracia es consecuencia.

Democracia significa ideal igualitario que sólo la reforma de la propiedad será capaz de realizar; la democracia es presupuesto.

Permite la participación en el poder político central y local.

Permite la participación popular en la toma de decisiones económicas (ampliación cuantitativa y cualitativa de la participación política).

La atribución al pueblo del derecho a participar no corre paralelamente a una distribución más equitativa, haciendo del derecho a voto una pura apariencia.

La distribución más equitativa transforma el poder formal de participación en un poder sustancial, realizando a la democracia en su ideal último (mayor igualdad).

b) Dufour. “De la Ilustración al liberalismo” -Se ha dicho que en el caso español no puede hacerse una distinción clara entre Ilustración y liberalismo. Desde esta perspectiva, la Ilustración sería el eje fundamental e ineludible del pensamiento liberal. Así lo entendían los propios diputados de las Cortes de Cádiz. La transformación de los ilustrados en liberales sería, pues, el fruto de una evolución natural, acelerada por las circunstancias (ausencia del monarca y resistencia al invasor). No obstante, si bien hallamos en el liberalismo la mayoría de los al gobierno pasan a derivar de la consideración objetiva de que los hombres desean el placer y huyen del dolor, y por ende la mejor sociedad es la que logra el máximo de felicidad para el mayor número de sus componentes; además esta utilidad no es individual, sino social . A partir de Bentham la filosofía utilitarista se vuelve el mejor aliado del Estado liberal. // Es interesante notar que Mazzini, por ejemplo, era un crítico acérrimo del utilitarismo, contraponiendo la idea del deber y del sacrificio por la santa causa de la nación, a la doctrina de lo útil. Para Mazzini, Bentham era el principal responsable del materialismo presente en las teorías socialistas. Cavour, en cambio, admiraba a los teóricos utilitaristas. 13 La participación en el voto tendría un gran valor educativo para las masas obreras.

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componentes de la Ilustración, hasta el punto de que no parece desatinado identificarlo con una Ilustración tardía, no por eso podían confundirse ambos términos. En efecto, una neta ruptura separa ambos movimientos. // En realidad, los ilustrados primero y los liberales después se definen por oposición a un adversario común: los conservadores de toda laya, acaudillados por la jerarquía eclesiástica, y atrincherados en el Santo Oficio de la Inquisición. Ilustrados y liberales por igual concentraron sus ataques sobre aquel nefasto tribunal. Pero esto no implicaba necesariamente una actitud hostil hacia la Iglesia. -Los llamados “jansenistas” españoles son ilustrados por el método conceptual que emplean: la Historia. Este concepto de un derecho que hay que reformar no por exigencias éticas o utilitarias, sino por una vuelta al espíritu primitivo de las leyes, es una particularidad de la Ilustración española. Pocos fueron los que supieron situarse únicamente de cara al futuro. Jovellanos, para quien la noción de la constitución de España no es sino la recta comprensión y aplicación de las leyes fundamentales del reino, limpiadas de todo vicio, encarna a la perfección esta postura ideológica. No es otra la actitud de los liberales de Cádiz. Pero es sobre todo en el debate que les opone a los serviles acerca de la Inquisición, donde más se pone en evidencia esta imposibilidad de salir del marco histórico. Lo que justifica la reforma, e incluso la abolición del Santo Oficio, no sería la crueldad de sus prácticas, ni siquiera la mera conformidad con el Derecho Natural, sino el vicio de su fundación. -Sólo a partir de 1820 los liberales comienzan a aducir otro tipo de argumentos contra el Santo Oficio, ligados a la defensa de los Derechos Naturales. Ya no se juzga en función de un pasado idílico, sino con vistas a un futuro que hay que construir. Es esta substitución radical de la base conceptual reside la diferencia fundamental entre el liberalismo de 1812 y el de 1820. -Sin embargo, los liberales (como es el caso de Llorente), sólo a regañadientes admiten la rebelión popular: en el fondo de todos anidaba la idea de que todo alzamiento, aunque no tuviera otro objetivo que imponer la Constitución, acarreaba un espíritu revolucionario. Carácter netamente reformista del pensamiento ilustrado; rechazo del Terror revolucionario por parte de los revolucionarios españoles (ej.: Floridablanca se vale del Santo Oficio para impedir la difusión en España de toda noticia relativa a los acontecimientos de la Francia revolucionaria). Toda posibilidad de intervención popular en la vida pública brilla por su ausencia en el pensamiento de estos liberales. Pero fue la decisiva intervención del pueblo en la lucha contra los franceses lo que constituyó la Revolución de España (así se llamaba en 1814 a la Guerra de Independencia). La Constitución de 1812 proclamó, por su parte, el principio de igualdad política de todos los españoles. Ciudadanos y no súbditos integraron, en adelante, el pueblo, aún cuando se establecían límites a la participación efectiva (ej.: mínimo de propiedades requerido para ser electo diputado a Cortes, etc.). De este modo, sin dejar de afirmar el concepto de soberanía popular, se toman todas las precauciones para que la representación nacional no llegue a ser una representación popular. (Ídem con las limitaciones al sufragio –voto calificado, etc.) -Sea como fuere, es indiscutible que el concepto de soberanía popular implicaba la noción de total igualdad entre los hombres. Concepto éste imposible de digerir por la ideología elitista de la Ilustración. El divorcio es total entre el pensamiento político de la Ilustración, fundado en el gobierno de una minoría (promoción del despotismo ilustrado), y el del Liberalismo, expresión de una voluntad nacional. -Comparación entre la Constitución de Bayona (impuesta por Napoleón, manteniendo intactas las bases del poder) y la Constitución de Cádiz, que sentaba las bases de un pacto social que había que imponer al soberano. El liberalismo español abrigaba, desde sus comienzos, la ruptura con el sistema monárquico. Había un paso más, que sólo algunos daban (y sólo en el terreno teórico): la deposición del monarca en el caso de que no respetase la senda constitucional. -Lo cierto, sin embargo, es que la amenaza de la revolución atemorizaba a la mayor parte de los propios liberales, que a fin de cuentas, le temían al pueblo. Esta incapacidad de los moderados para asumir una situación revolucionaria fue causa determinante del fracaso del liberalismo en 1823. Al fin y al cabo, se comportaron como lo que eran: ilustrados con piel de liberales. De donde tenemos que concluir que el liberalismo español brota de la Ilustración y en la Ilustración se ahoga.

c) AAVV. “Diccionario histórico de la Ilustración” -Política. 23

La política ilustrada no fue política revolucionaria. Despotismo ilustrado, reformas impulsadas desde el poder (y con el objeto de consolidar la autoridad del príncipe, centralizar la administración, etc.) desde fines del siglo XVII y todo el XVIII. Esto generó resistencias corporativas por parte de los poderes intermedios y locales. Precisamente, el problema básico del pensamiento político ilustrado es el despotismo y la reacción frente a su amenaza. // Montesquieu planteaba una distinción elemental entre despotismo y sistemas legales (monárquicos y republicanos) a partir de la caracterización de la naturaleza (lo que le hace ser) y los principios (lo que le hace actuar) de un gobierno. A las tres variantes de gobierno según su naturaleza –republicano, monárquico, despótico– correspondían tres principios – virtud, honor, temor–. // La libertad era ante todo regularidad legal, sin tener que implicar necesariamente participación política. Más aún, una idea de libertad como participación política quedaba asociada a formas políticas arcaicas (ver Constant, libertad de los antiguos/de los modernos), inaplicables a un contexto más complejo. El meollo de la cuestión, en cambio, era la división de poderes. Este era el nudo temático de El Espíritu de las Leyes. -En este contexto, ya hacia 1727 se plantea el concepto de Nación, como sujeto históricamente soberano, dotado de derechos constitucionales. Por otro lado, la Constitución comienza a definirse como el reglamento fundamental de actuación de la autoridad política. Así, un discurso nacional-republicano se configura desde mediados del siglo XVIII francés, identificando en el despotismo el peligro mayor para la libertad nacional. // En las décadas de 1750 y 1760, Rousseau define el concepto de voluntad general: únicamente la constitución del cuerpo político de modo que una voluntad general soberana pudiera establecer el bien todos y cada uno podía conseguir dotar de un orden estable a la sociedad. El énfasis estaba puesto en la virtud republicana, como salida frente a la amenaza del despotismo. -Cabe señalar, empero, que el universalismo abstracto de las Luces no fue compartido de manera unánime, y que de hecho generó fuertes resistencias. Ej.: críticas de Herder: uniformizando y universalizando desde una razón pura podía imponerse el más severo de los despotismos. Reivindicación de los particularismos históricos, etc. -En Inglaterra, considerada por la Ilustración francesa como la tierra de libertad por excelencia, se desarrolló una versión conservadora de la política ilustrada, que comenzó por constatar, entre fines del XVII y mediados del XVIII, la inoperatividad del ideal republicano de la tradición civil para la sociedad que se estaba afirmando. Se generó en este contexto una línea interpretativa que se expresa en Mandeville, para quien la virtud republicana clásica era contradictoria con la modernidad de la sociedad comercial, que se fomenta en los negocios privados y en la búsqueda del beneficio personal. No era ésta una sociedad que requiriera un compromiso total del ciudadano. La libertad era más seguridad que participación, estaba más en el ordenamiento que en el individuo, era más una cuestión legal que política. Por otra parte, el interés y no el contrato era el elemento central de la sociedad comercial: crítica al contractualismo -Libertad. -Se planteaba que “ser libre” era depender sólo de leyes, es decir, estar a salvo de las arbitrariedades del poder. Pero el concepto ilustrado de libertad era en realidad bastante heterogéneo. En todo caso, su fuerza se hallaba precisamente en la multiplicidad de sus motivos, en el carácter acumulativo de sus críticas al despotismo, más que en una definición estática. Montesquieu, por ejemplo, elevó a los cuerpos intermedios (por ejemplo, los parlamentos franceses) a la categoría de garantías de la libertad en una monarquía limitando (pasando por alto sus falencias). En realidad, el mecanismo de los parlamentos a menudo obstaculizaba la eficiente administración del país. Otros autores, como Turgot y, en general, los fisiócratas, llegarían a plantear que tales parlamentos defendían sólo intereses particulares, y no el bien común, por lo cual eran nocivos, por lo cual debían ser eliminados o atenuados. Se comienza a plantear, en la segunda mitad del siglo XVIII, la cuestión de la representación y la necesidad de la libertad de prensa, asociación, etc. Cuestión de la soberanía popular (para los enciclopedistas, “incluso una monarquía es democrática, si el poder se funda en cámaras representativas”). -Igualdad. En la obra de los autores ilustrados, el concepto no ocupa un rol central, y es objeto de sospechas por sus tintes radicales. Con todo, el concepto de igualdad que comienza a gestarse en ese entonces reconoce varias fuentes: a) elementos cristianos, que van desde la renuncia a lo mundano hasta el principio de “igualdad ante Dios”; b) el mito de la Edad de Oro, heredado de la Antigüedad, con su sociedad 24

igualitaria de pastores; c) la literatura utópica, desde Tomás Moro (Utopía, 1516)14; y d) supuestos modelos históricos de ordenamientos sociales y estatales igualitarios (desde la polis clásica hasta el ideal del “buen salvaje” americano, no corrompido por la propiedad y el lujo). -Estos distintos ejes confluyen con el desarrollo de la tradición iusnaturalista, que postula la igualdad política de los hombres. Esto da lugar a dos corrientes ilustradas, una moderada, que busca limitar la esfera de la igualdad (ej.: Montesquieu la restringe a las formas democráticas de gobierno, otorgando además un rol clave a las leyes) o bien negarla por quimérica (ej.: Voltaire), y una radical (sobre todo expresada en Rousseau). -Importancia del concepto de igualdad en las organizaciones masónicas (“igualdad entre los virtuosos”). Pero en la práctica, los “hermanos” de rango superior se niegan a asistir a sesiones presididas por sus subalternos. Lo mismo con la persistencia de la dominación de género, etc. Hay, sin embargo, un cierto desarrollo del feminismo, y también del abolicionismo, que afloran en tiempos de la RF. Los revolucionarios consiguieron popularizar el concepto de igualdad, que durante la Ilustración había sido más bien elitista, recurriendo a todos los medios de formación de la opinión colectiva, desde la introducción del tuteo hasta las celebraciones festivas, pasando por las canciones callejeras. Al mismo tiempo, la igualdad se restringía a ciertos derechos civiles concretos. Al radicalizarse la RF, se revaloriza también el concepto rousseauniano de igualdad. Esto alcanza su mayor expresión con la Conspiración de los Iguales, liderada por Babeuf (1795-96). Así al fundir elementos tradicionales cristianos y literarios con elementos de la teoría del derecho natural, la Ilustración acuñó un concepto de igualdad emancipatorio que dio impulso y apoyó a muchos movimientos reformistas y revolucionarios de ahí en más.

6.

*** Las Revoluciones Burguesas (oleadas). (Prácticos)

a) Hobsbawm. “Las revoluciones” -Tras 1815, evitar una segunda RF y su posible expansión en toda Europa era el objetivo supremo de todas las potencias. Sin embargo, hubo tres oleadas revolucionarias en Europa entre 1815 y 1848: -1. 1820-1824. Se limitó a la zona del Mediterráneo, aunque repercutió directamente en las colonias latinoamericanas de España, que a partir de 1815 se independizaron. En Europa, salvo en el caso griego, estas rebeliones liberales se limitan a las logias masónicas (ej.: oposición de oficiales liberales del ejército a Fernando VII, en España); no fueron revueltas populares, y pronto fracasaron. -2. 1829-1834. Se extendió por toda Europa occidental, comenzando con el derrocamiento de los Borbones y la instauración de Luis Felipe de Orleáns en el trono, iniciando una monarquía liberal en Francia (1830). Esta oleada revolucionaria marcó el fin del predominio aristocrático en Europa occidental y el surgimiento de regímenes burgueses. -3. 1848. Fue la mayor de las oleadas revolucionarias, primero impulsada por la pequeña burguesía (jornadas de febrero, en Francia), que logra derrocar a Luis Felipe y proclamar la República, pero basándose en el apoyo de las masas, que en las jornadas de junio se alzan contra la burguesía partiendo de premisas socialistas, aunque serían reprimidos por las fuerzas del gobierno. Hacia 1851, por otra parte, el presidente Luis Napoleón da un golpe de Estado, y se proclama emperador. -Los modelos que sustentaban a estas oleadas revolucionarias eran diversos, pero procedían de la experiencia de la RF: la moderada-liberal (partidaria de la monarquía constitucional, y correspondiente a la aristocracia liberal y la clase burguesía, que triunfa en 1830), la radical-democrática (de inspiración jacobina, y correspondiente a la pequeña burguesía, que triunfa con la proclamación de la República en febrero del ’48), y la socialista (inspirada en la Conspiración de los Iguales, y correspondiente al proletariado, que se rebela en junio del ’48 y es derrotado). -Durante el período de la Restauración, las divergencias entre bonapartistas, republicanos moderados y radicales no eran claras, y tendían a considerar a la revolución como algo único e indivisible. Todas estas corrientes adoptaban en este período el mismo tipo de organización: la hermandad insurreccional secreta (como los carbonarios en Italia). Levantamientos de tipo carbonario fueron los primeros de la 14

En las utopías del siglo XVIII, los proyectos de sociedades igualitarias y comunitarias ganan en contenido con la tendencia a desplazarse del pasado al futuro y concretarse al mismo tiempo, incluso desde un punto de vista geográfico.

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década del ’20, que fracasaron en Francia pero alcanzaron algún éxito en Italia y España; en este último caso lograron instalar un régimen liberal que fue aplastado en 1823 por una invasión francesa. En Grecia se logró la independencia y se instauró un régimen liberal estable, aunque monárquico. -En 1830, los Borbones son derribados en París debido al descontento frente a sus políticas reaccionarias y a la depresión económica, y esta vez los burgueses liberales se apoyaron en las clases populares, que empezaban a ganar cohesión. Se empezaba a gestar un movimiento obrero revolucionario y socialista. Con el triunfo liberal se produjo la escisión entre moderados y radicales. Además, mientras que el liberalismo triunfó al oeste del Rhin (Francia, Bélgica, Inglaterra –Ley de Reforma de 1832–), al este del Rhin la situación no cambió, dado que los levantamientos fueron reprimidos. -Tras su victoria, los liberales moderados rompieron con los radicales. Por otra parte, los republicanos radicales estaban decepcionados ante el fracaso de los franceses en representar el papel de libertadores internacionales (por no ir en auxilio de levantamientos en otros países, como en Italia). El creciente nacionalismo y la aparición de diferencias en las aspiraciones revolucionarias de cada país destrozó el internacionalismo unificado al que habían aspirado los revolucionarios durante la Restauración. -Inglaterra. Hacia 1830 surgió un movimiento obrero owenista, opuesto a whigs y tories, pero fue desarticulado poco después. Otro movimiento, los cartistas, tuvieron más éxito, pero de todos modos el socialismo quedó un poco al margen de los movimientos obreros, de inspiración reformista. -Francia. Los protagonistas trabajadores de 1830-1848 fueron en su mayor parte artesanos calificados, que partían de las premisas de la tradición revolucionaria francesa. Con los blanquistas (de Louis August Blanqui), el movimiento socialista francés adquiere el convencimiento de la necesidad de instaurar la “dictadura del proletariado”. // A pesar de sus diferencias, los movimientos revolucionarios de 18301848 seguían siendo mayormente organizaciones de conspiradores de clase media e intelectuales. El punto crítico se alcanzaría cuando los antiguos aliados contra reyes aristócratas y privilegiados se volvieran unos contra otros, y el conflicto quedara reducido a la lucha entre burgueses y trabajadores. Pero eso recién comenzó a perfilarse, gradualmente, luego de 1848.

b) Bergeron, Furet y Koselleck. “La Rev. de Julio y sus consecuencias hasta 1848” -Triunfo de la burguesía en 1830. A partir de entonces, las cuestiones sociales se conjugaron con las nacionales y constitucionales, creándose nuevas situaciones de conflicto que se desataron en el ’48. -Repercusiones y derivaciones de la Revolución de Julio. La caída de Carlos X provocó una ola revolucionaria que se extendió a buena parte de Europa. Sus efectos alcanzaron incluso a Inglaterra, donde cayó el gabinete tory y, en 1832, se sancionó la reforma electoral (favoreciendo sobre todo a la burguesía media, que ahora tenía representación en el Parlamento). // Los revolucionarios belgas, polacos e italianos pusieron sus esperanzas en la ayuda de Francia. Inglaterra y Prusia se adelantaron a este peligro reconociendo rápidamente al rey Luis Felipe, en un documento al que luego adhirieron Metternich y el Zar Nicolás I. De esta manera se buscaba atajar la revolución. La separación de Bélgica de los Países Bajos fue reconocida. La Revolución no obtuvo resultados positivos en aquellos países cuya estructura agraria permanecía estancada, donde la burguesía era débil y la Iglesia, lo mismo que la nobleza, eran fuertes: era el caso de Italia y Polonia. En ambos casos los levantamientos fueron sofocados por las potencias reaccionarias. -La consolidación de ambas posiciones –potencias liberales en el oeste y reaccionarias en el este-, con Prusia oscilando entre ambas, influyó en la situación general de la política exterior. En 1833, Rusia, Austria y Prusia firmaron un tratado de ayuda mutua. En respuesta, Inglaterra firmó la Cuádruple Alianza con Francia, España y Portugal. // Guerra de sucesión en España: las tres potencias orientales reconocieron a Carlos como rey; Inglaterra y Francia, en cambio, apoyaron al bando liberal. Pero cuanto más se prolongaba la guerra, más se enfrentaban Ing. y Francia entre sí. // En 1836, un pronunciamiento militar impone una constitución más radical. Finalmente, la constitución de 1845 buscaba un compromiso entre liberalismo y tradicionalismo, eliminando toda referencia a la soberanía popular. -Problemas constitucionales y nacionales desde 1830. En muchos países eran problemas que se superponían (Alemania, Italia, Polonia, etc.). Francia, en cambio, ya era una nación unificada, por lo cual la Rev. de julio fue una revolución política, que mantuvo la organización constitucional y la estructura social. Precisamente por esto, sin embargo, la cuestión social permanecería latente, generando nuevos conflictos. // Desde 1830, el modelo de 26

constitución que más se quiso imitar fue el Bélgica, una constitución que reconocía la pluralidad étnica y lingüística, la soberanía popular y el parlamentarismo, además de garantizar la libertad religiosa y de enseñanza. Su carácter liberal-representativo influyó en la constitución radical española de 1836, en la griega de 1844, y en los movimientos del ’48. En la constitución belga, por primera vez un aspecto lingüístico-nacional prevalecía sobre el principio monárquico, cosa que, consecuentemente llevada a la práctica, podía cambiar todas las fronteras de Europa. // -Alemania. La constitucionalización de los Estados medianos de Alemania había sido un logro de la burguesía liberal, pero tras ella se anunciaba (en una segunda ola) el movimiento nacional-democrático, con un programa unitario. Hubo un intento fallido de revolución en Frankfurt, en 1833. En los años siguientes se endurecieron las medidas represivas contra “alborotadores”: esto hizo que muchos radicales emigraran hacia Europa Occidental. // Desarrollo del nacionalismo en Alemania, aspiración a una Alemania unificada con participación popular, etc. El Zollverein ya había permitido implementar una exitosa unificación aduanera, además de promover la formación de ciertas instituciones federales. Prusia mantenía una posición hegemónica. Pero este país, que había creado un área económica liberal, seguía siendo políticamente conservador. -Suiza. A diferencia de Alemania, fue posible transformar la confederación de estados suizos en un Estado federal porque sus fronteras eran indiscutidas. En 1843-45 se forma el Sonderbund, alianza de cantones católicos y conservadores, mientras que en el resto de Suiza se imponen los radicales demócratas. Después de una breve guerra civil, se imponen estos últimos, y se forma el Estado federal. Antes de que las potencias pudieran intervenir, se vieron envueltas en los sucesos de 1848. -Italia. Insurrecciones liberales en el centro del país en 1831, pero no tienen éxito. Mazzini forja la Joven Italia. Ya no era posible reducirse a las sectas carbonarias: era preciso crear una clara organización política que encuadrase a todo el pueblo. La época del individualismo había pasado, se acercaba la época de la colectividad. De esta manera, el programa republicano expresaba una religión secular que prescribía a todos los hombres el deber de constituirse en naciones para reorganizar a toda la humanidad en una federación de repúblicas libres. Una de las principales barreras a vencer en Italia era la presencia de los Estados Pontificios. En 1846 asume el papa Pío IX, de vagas simpatías liberales, cosa que genera un gran entusiasmo (luego defraudado). En 1847 se crea entre los Estados Pontificios, Toscaza y Piamonte una unión aduanera al estilo alemán. En 1848 los sicilianos se levantaron contra la tutela de Nápoles; el ejemplo se extendió por toda Italia. Carlos Alberto de Piamonte intentó ponerse a la cabeza del movimiento, pero la unificación aún habría de demorar otro decenio. -Polonia. Tenía semejanzas con Italia: una gran tradición que había sido decapitada políticamente, y vivía bajo dominación extranjera. En ambos pueblos se desarrolló una religión nacionalista. Incluso levantamientos sin éxito tenían sentido, pues creaban mártires, y con ellos, nuevas tradiciones que ofrecían una prenda del próximo renacimiento. En Polonia, el predominio de la nobleza obstaculizó la acción de masas, y el movimiento fue derrotado (división entre moderados y radicales). Polonia perdió la poca autonomía que tenía, y Rusia aplicó medidas drásticas para recuperar el control. -Rasgos fundamentales de los jóvenes movimientos nacionales. También en el sudeste europeo se dan movimientos de base nacionalista. Por un lado, hay un esfuerzo por elaborar y estabilizar gramatical y lingüísticamente los diversos dialectos populares, a fin de acuñar una “lengua nacional”. A menudo eran estudiosos extranjeros los que emprendían el estudio de estas tradiciones populares (como Herder con los eslavos). Además, tuvieron mucho peso las tradiciones religiosas (por ejemplo, frente a los turcos musulmanes que dominaban los Balcanes; o bien, el catolicismo polaco frente a la Iglesia Ortodoxa rusa, el catolicismo irlandés frente al anglicanismo inglés, etc.).

c) Hobsbawm. “La primavera de los pueblos” -Oleada revolucionaria de 1848. -Se extendió con una rapidez y amplitud nunca vista, y de alguna manera constituyó el paradigma de “revolución mundial” con la que a partir de entonces soñaron los rebeldes. Fue la única revolución que afectó tanto a las regiones “desarrolladas” como a las “atrasadas” del continente. Fue a la vez la revolución más extendida y la de menos éxito: a los dieciocho meses habían vuelto al poder todos menos 27

uno de los regímenes derrocados, y la excepción (la República Francesa) se alejaba cuanto podía de la insurrección a la que debía su existencia. -Occidente/Oriente de Europa. En Occidente, los campesinos eran legalmente libres y los grandes estados relativamente insignificantes. En muchas regiones orientales, en cambio, los labriegos seguían siendo siervos y los nobles terratenientes concentraban enormes extensiones de tierra. En Occidente pertenecían a la “clase media” banqueros autóctonos, comerciantes, empresarios, capitalistas, aquellos que practicaban “profesiones liberales”, funcionarios, etc. En Oriente, la clase urbana equivalente consistía sobre todo en grupos nacionales que nada tenían que ver con la población autóctona (ej.: alemanes y judíos), y era más pequeña. La zona central, desde Prusia hasta el norte de Italia, mostraba características de ambos “extremos”. Políticamente, estas regiones eran también muy heterogéneas. -Alemanes, italianos y en realidad todos los movimientos nacionales implicados en la revolución, aparte del francés, chocaron contra el gran imperio multinacional de los Habsburgo. // Los radicales defendían una solución simple: una república democrática, unitaria y centralizada en Alemania, Italia, etc., formada de acuerdo con los principios de la RF. Por su parte, los moderados se hallaban atemorizados por la incursión de las masas en la escena política, y se oponían a las tendencias democráticas. -Las revoluciones del ’48 tuvieron mucho en común, incluyendo un mismo clima intelectual romántico y utópico, y una retórica similar. “Era la primavera de los pueblos, y como tal estación, no perduró”. -Características comunes. Todas ellas prosperaron y decayeron rápidamente. En Francia, el primer signo de resurgimiento conservador fueron las elecciones de abril, en las que el sufragio universal eligió una gran mayoría de conservadores (por el voto del campesinado). El segundo signo fue el aislamiento y la derrota de los obreros parisinos en junio. En la Europa central, los Habsburgo recuperaron por la fuerza el control de Praga y el norte de Italia (aunque pronto debieron abolir la servidumbre en sus dominios). Por su parte, la intervención rusa y turca dominaba una revolución tardía en el Danubio. -En Francia, el proletariado luchó en pos de la república democrática y social, liderado por socialistas y comunistas como Blanqui. La revolución del ’48 fracasó porque resultó que la confrontación decisiva no fue entre los viejos regímenes y las unidas “fuerzas del progreso”, sino entre el “orden” y la “revolución social”. La confrontación crucial fue la de junio. -La revolución sólo mantuvo su ímpetu donde los radicales eran fuertes, y más aún, donde la cuestión social se enlazaba con la cuestión nacional (como en Italia y Hungría). Italia. Los moderados italianos, aliados al rey del Piamonte, encabezaron la lucha contra el opresor austríaco, aún cuando desconfiaban de los radicales mazzinianos y se oponían a una revolución social. Pero la derrota frente a Austria desacreditó a los moderados, y la nueva vanguardia de la liberación nacional serían en adelante los radicales mazzinianos (ej.: intento de establecer una República Romana en 1849). Pero inclusive Mazzini detestaba el socialismo y defendía la propiedad privada. -Hungría. A diferencia de Italia, Hungría ya era una entidad política unificada, aunque subordinada a Austria. Tenía una constitución y un grado considerable de autonomía. Su debilidad consistía en la presencia de innumerables minorías étnicas en su territorio, a las cuales Budapest se negaba a conceder reconocimiento alguno (implementando, de hecho, políticas de “magiarización”). Los campesinos magiares sí apoyaron los levantamientos del ’48, tanto por cuestiones sociales (ej.: persistencia de la servidumbre) como nacionales. Liderazgo de Lajos Kossuth: en 1849, proclama la independencia de Hungría. Sólo gracias a la intervención rusa pudieron los austríacos recuperar el control de la región. -En términos económicos, la reaccionaria década de 1850 iba a ser un período de liberalización sistemática. En 1848-1849, pues, los liberales moderados hicieron dos importantes descubrimientos en la Europa occidental: que la revolución era peligrosa, y que algunas de sus demandas sustanciales (sobre todo las económicas) podían satisfacerse sin ella. La burguesía dejaba de ser una fuerza revolucionaria. -Lugar de los intelectuales. Emigrados de todas partes, periodistas, publicistas, etc. En términos sociológicos, su radicalismo se debió por lo general a la incapacidad de la nueva sociedad burguesa de antes de 1848 para proporcionar suficientes cargos a los instruidos. Por otra parte cuando se enfrentaban a la revolución roja, hasta los radicales más bien democráticos tendían a refugiarse en la retórica, divididos por su genuina simpatía hacia “el pueblo” y su defensa de la propiedad. -Entre los trabajadores, los grupos más activistas y organizados eran artesanos preindustriales, de ideología radical. El proletariado propiamente dicho era aún poco importante en la Europa continental. Las formas de organización, incluso sindicales, eran aún muy embrionarias, y las agrupaciones 28

comunistas eran aún más reducidas (aunque estuvieron a la vanguardia en 1848). Lo más que podía lograrse en tales circunstancias era una república burguesa que puso de manifiesto la verdadera naturaleza de la lucha futura que existiría entre la burguesía y el proletariado. -Pero más allá del fracaso de estos levantamientos 1848 significó el fin de la política tradicional. En lo sucesivo, las fuerzas del conservadurismo tendrían que defenderse de otra manera, apelando a la opinión pública. (Ver Mosse, “nuevo estilo político”). -Triunfo de Napoleón III, plebiscitos, etc.: se hacía evidente que aún el sufragio universal era compatible con el mantenimiento del orden burgués.

7.

*** Nacionalismo: cuestiones teórico-conceptuales. (Teóricos)

a) Gellner. “Definiciones” y “¿Qué es una nación?” -El nacionalismo es una teoría de legitimidad política que prescribe que los límites étnicos no deben contraponerse a los políticos, y especialmente, que no deben distinguir a los detentadores del poder del resto dentro de un Estado. (Cfr. Núñez Seixas: la nación no puede reducirse a la etnicidad). // La realización de unos nacionalismos significa la frustración de otros: de ello se sigue que una unidad política territorial sólo puede llegar a ser étnicamente homogénea, bien exterminando, bien expulsando, bien asimilando a todos los no nacionales. -Estado y nación. -Para Weber, el Estado es el agente que detenta el monopolio de la violencia legítima, y sin duda en la mayoría de las sociedades modernas esto se cumple. Pero hay Estados que no monopolizan la violencia legítima en el territorio que controlan de forma más o menos efectiva. Hay Estados que carecen, ya de voluntad, ya de medios, para hacer efectivo su monopolio de la violencia legítima. No todas las sociedades están provistas de un Estado: de ello se sigue que el problema del nacionalismo no surge en sociedades desestatizadas. En los contextos en que surge el nacionalismo, el Estado ya está ahí: eran sus fronteras y las cuestiones del poder las que estaban en cuestión. // El nacionalismo sostiene que Estado y nación están hechos “el uno para el otro”, que el uno sin el otro es algo trágico e incompleto. Pero no cabe duda de que el Estado ha surgido sin necesidad de nación alguna. También hay naciones que han surgido sin un Estado propio. // Gellner plantea dos definiciones provisionales: 1) Dos hombres son de la misma nación si y sólo si comparten la misma cultura, es decir, un mismo sistema de ideas y signos, de asociaciones y pautas de conducta y comunicación; 2) Dos hombres son de la misma nación si y sólo si se reconocen como pertenecientes a la misma nación. -¿Qué es una nación? Dos posibles ejes, entonces: voluntad y cultura. Ninguna de las dos es suficiente por sí sola. En la formación de todo grupo coexisten consenso y coerción. Aún cuando la voluntad sea la base de una nación (pensar por ejemplo en la definición de “nación” que da Ernest Renan), lo es a la vez de tantas otras cosas que no permite definir qué sería una nación. Otro tanto ocurre con la cultura en común: la existencia de tales semejanzas no implica por sí sola la existencia de una nación. // Las naciones sólo pueden definirse atendiendo a la era del nacionalismo, y no a la inversa. La “era del nacionalismo” no es la simple suma del despertar nacional y la afirmación política de tal o cual nación. Más bien, cuando las condiciones sociales generales contribuyen a la existencia de culturas desarrolladas, estandarizadas, homogeneizadas y centralizadas, que penetran en poblaciones enteras, surge una situación en la que las culturas santificadas y unificadas por una educación común constituyen prácticamente la única clase de unidad con la que el hombre se identifica voluntariamente. Sólo entonces resulta escandaloso que las fronteras políticas no coincidan con las culturales. // El nacionalismo engendra las naciones, y no a la inversa. Aprovecha la riqueza cultural preexistente, y hasta revive y estandariza lenguas muertas, al tiempo que inventa otras tradiciones. El nacionalismo es básicamente la imposición de una cultura desarrollada a una sociedad que, hasta entonces, se había regido por una cultura primaria. Esto implica la difusión de un idioma, mediatizada por la escuela y supervisada académicamente. Supone el establecimiento de una sociedad anónima e impersonal por sobre los individuos y grupos concretos, que se redefinen en relación con la totalidad. -Sería totalmente erróneo intentar reducir estos sentimientos a elucubraciones sobre beneficios materiales o movilidad social. En ocasiones las teorías actuales se ven como una reducción del 29

sentimiento nacional a proyectos de promoción social de ciertos sectores (Cfr. HOBSBAWM!). Tal percepción es falsa. Antiguamente, no tenía sentido preguntare si los campesinos amaban su cultura: era una cosa que estaba ahí, como el aire, y no tenían conciencia de ella. Cuando la emigración en busca de trabajo y el empleo burocrático se convirtieron en rasgos cotidianos de su horizonte social, pronto advirtieron la diferencia entre tratar con un compatriota, alguien que entendía su cultura y simpatizaba con ella, y tratar con alguien que le era hostil. Fue precisamente esa experiencia la que les enseñó a tomar conciencia de su cultura.

b) Dellanoi. “La teoría de la nación y sus ambivalencias” -Este autor procura subrayar las ambivalencias del nacionalismo: “en la nación hay una parte de estética que escapa a la teoría, pero también una parte de teoría que escapa a la estética”. -1. Teoría y estética. A menudo se define a la nación por una suma de criterios: territorio, etnia, lengua, religión, tradición, etc. Pero grandes naciones reúnen pocos de estos criterios; otras los tienen casi todos, y no han representado ningún papel significativo. En este punto, la estética se rebela contra la teoría: para los estetas, conviene proceder por filiaciones, arquetipos, etc. para captar “lo nacional”. Ambos abordajes, sin embargo, son necesarios. -2. Orgánico y artificial. Lo orgánico y lo artificial forman dos potentes metáforas a menudo implícitas en las concepciones de “nación”. En la serie de metáforas orgánicas, la nación es lo vital, lo familiar, etc. Todas estas imágenes, lejos de contradecirse, se complementan. El argumento supremo de lo nacional es orgánico: es algo vivo. La nación es palpable y duradera porque en ella está el sentimiento de la existencia. Sin embargo, a ese cuerpo vivo responde una metáfora del cuerpo construido: entonces, lo nacional aparece como lo construido, predominando la voluntad. Los mitos, costumbre, lenguas, son ciertamente datos iniciales, pero no adquieren poder sino por la repetición, difusión y, en definitiva, construcción. Así, es por una construcción imaginaria como la conciencia crea la nación y, luego, es por una construcción práctica como una entidad política refuerza la nación. -3. Individual y concreto. Todas las formas de la individualidad son puestas en actividad por la nación. Puede uno preguntarse incluso si el reinado de lo individual no es una condición de emergencia de la idea nacional. Herder ha insistido sobre la individualidad de la cultura nacional. Al principio su perspectiva es estética (estudia las lenguas, cantos populares, etc.). Más tarde dirá que “la nación es una planta de la naturaleza”. Para Michelet, la nación es una persona. La metáfora es elocuente como representación de la afectividad de un grupo. La nación reacciona como un individuo, es feliz, desdichada, orgullosa, etc. La nación parece establecer un contacto entre principio individual y principio colectivo. Si se trata de un colectivo individualizado, se dirá que la nación da individualidad a un colectivo. Pero puede considerarse también a la nación como individuo colectivo, en el que los individuos son congregados en una totalidad que los preserva de la atomización. // Por otra parte, la ideología y la política, y luego el nacionalismo, pondrán el acento sobre el carácter colectivo de la nación. Ahí el individuo ya no es sostenido en su conciencia de sí (nación=derecho), sino utilizado para fines englobantes (nación=deber). -4. Universal y particular. Si la naturaleza es universal, este universal se compone de unos cuantos principios morales sencillos, de algunos derechos del hombre. La cultura, por el contrario, es el lugar de la diversidad. La particularidad y la costumbre conducen con frecuencia al fanatismo, según Voltaire: hay que oponerles, pues, una universalidad humana conforme a los simples principios naturales. En esta concepción, la nación es un obstáculo a la Ilustración. // Las críticas dirigidas a la Ilustración, y luego el Romanticismo, van a invertir los términos: es la diversidad y no lo universal lo que caracteriza a la naturaleza. La universalidad de la Ilustración es uniformizadora y mutiladora, mientras que la diversidad es el signo de la vida y de la creación. -5. Independencia y dependencia. ¿Es la nación productora o producto? La explicación por el carácter nacional (clima, territorio, temperamento) designa una permanencia tras las vicisitudes de los sucesos. Las naciones producen la historia. O se puede, además, como Hegel, concebir que ciertas naciones transportan durante un tiempo lo universal en devenir. En cambio, para otros, la nación es la cristalización de determinismos 30

históricos y de azares políticos. Es un residuo en la superficie de los determinismos económicos, culturales. En esta concepción, la nación es vestidura. -6. Ideología y apoliticismo. La nación es un catalizador ideológico, un instrumento de difusión. La RF y la Rev. Rusa son ejemplos muy claros. El imperialismo nacional sucede al imperialismo ideológico. La nación facilita una base al nacionalismo, el cual, a su vez, crea una ideología nacional, refuerza la nación. Pero a su vez, la nación sirve contra el imperialismo, contra la colonización: la victoria refuerza la nación, la derrota engendra nacionalismo. Además, la referencia a la nación pretende sofocar la división nacional, es decir, promueve el apoliticismo. -7. Trascendente y funcional. La nación, como trascendencia, pertenece, según algunos, a esas raras entidades que aportan la salvación. Uno se sacrifica por la nación bajo el imperio de una fuerza mística o mítica. Al mismo tiempo, la nación es objeto de una politización instrumental: progresista para los liberales del siglo XIX, los socialistas, los descolonizadores; reaccionaria para los antimodernos, los anti-ilustrados, los antiindustriales. -8. Lo étnico y lo cívico. Esta ambivalencia es con frecuencia reducida a una oposición esquemática entre la concepción francesa (suelo, ciudadanía) y la concepción alemana (sangre y cultura). Estas dos concepciones, la nación como voluntad y la nación como herencia, son ambas tradicionales. Sólo los combates ideológicos las han presentado como incompatibles. El desacuerdo fundamental recae sobre el determinismo: ¿puede un individuo escapar a su pertenencia nacional si manifiesta voluntad de ello?

c) Birnbaum. “Nacionalismo a la francesa” -Según Louis Dumont, todas las sociedades recurrirían a los principios antagonistas del individualismo y del holismo; sólo diferirían en su disposición. Francia, por ejemplo, se organizaría esencialmente, desde la RF, en base al individualismo, mientras que Alemania preferiría conservar una dimensión comunitaria holística, compatible con el protestantismo a lo Lucero. -Contra el universalismo laico de la Ilustración, triunfante en Francia, la Reforma, según Thomas Mann, habría “inmunizado” a Alemania contra la revolución; a su vez, la teoría de la nación elaborada por Herder impediría la victoria de un individualismo sociopolítico, manteniendo la primacía del Volk. En el caso francés, sería el Estado el encargado de introducir un orden holístico en una sociedad atomizada, en Alemania, en cambio, acabará imponiéndose la doctrina de la comunidad racial. -El momento crucial en la evolución del nacionalismo francés es 1870, con la derrota en la guerra francoprusiana y la pérdida de Alsacia y Lorena. Entre 1870 y el Caso Dreyfus, se enfrentarán violentamente el individualismo racionalista republicano y el holismo conservador y nacional. -Desde Valmy (victoria de las tropas revolucionarias francesas sobre los prusianos, que abre la puerta a la instauración de la Primera República), el pueblo se concibe a sí mismo en función de un paradigma universalista. Sin embargo, dice Dumont, con el desastre de la guerra de 1870-71, la derecha se apropia del concepto de nación, que se define ahora en términos organicistas y excluyentes. La clave de la actitud de Dreyfus, estima, está acaso en que, como judío perfectamente asimilado y voluntariamente tal, como neófito, en suma, de la República, Dreyfus se había quedado en Valmy. Su concepción de la nación no era ya compartida por el nuevo discurso nacionalista, para el cual él no era un intachable soldado de la República, sino un judío, un extranjero. Lo que Dreyfus no comprende es que pueda ponerse en duda su legitimidad como francés. -Tras 1870, surge en Francia un culto a la revancha y un nacionalismo exacerbado: la patria se encarna ahora en una tierra, en un origen étnico particular, y se propone recuperar una dimensión comunitaria orgánica. Es aquí donde se desatan los conflictos entre la tradición racionalista y universalista de la RF, y esta vertiente organicista e intolerante. Lo que Dreyfus no ve es que el tiempo del universalismo ha terminado y que ha sido reemplazado por un culto de la nación que algunos consideran incompatible con la presencia de ciertos “cuerpos extraños” a la nacionalidad francesa, creencia que va de la mano con una explosión de antisemitismo. -Alemania. Allí la asimilación (y más aún, la conversión) se imponía casi como un deber para los judíos, como prerrequisito para incorporarse a la “germanidad”. Arendt, educada a través de Goethe y no 31

de la Torah, se siente atraída por el romanticismo germánico, y lo atestigua su amor por Heidegger. Esta relación amorosa con quien va a convertirse en miembro del partido nazi viene a simbolizar la imposibilidad de su integración en la nueva comunidad romántica que se construye ante sus ojos. La fe republicana del capitán Dreyfus era incomparable con el nacionalismo organicista de finales del siglo XIX, igual que el amor a la Ilustración y a la Bildung de los que da pruebas Arendt resulta irreconciliable con el romanticismo de una germanidad comunitaria homogénea. El nacionalismo aquí, el nazismo allí, tienen consecuencias idénticas sobre el destino del capitán y de la filósofa. -Si la nueva comunidad germánica se construye a partir de la raza, el nacionalismo francés de fin de siglo busca más el fundamento de su identidad en el catolicismo. Uno y otro pretenden volver a cuestionar la diferenciación del Estado fuerte, constituido como una maquinaria impersonal y burocrática. La mayor legitimidad del Estado francés (en comparación con el alemán) habría limitado las consecuencias de este nacionalismo extremista, que cuestiona el universalismo laico del Estado republicano en nombre de la necesaria permanencia de la identidad católica. // La identidad de la sociedad francesa descansa, para todos los que apoyan al bando republicano, en un racionalismo emanado del siglo de la Ilustración, que garantizaría la igualdad de todos los ciudadanos. Las religiones son entonces confinadas a la esfera privada, y la República se presenta como un espacio público laico, cuyos símbolos, como Marianne, se refieren a una dimensión ideal, como instrumentos de combate. A partir de 1870, frente a la Marianne republicana se yergue con frecuencia una Juana de Arco, también combativa, encarnación de un “contraculto nacionalista y católico” que lleva directamente a Vichy. *Desde esta perspectiva, el nacionalismo a la francesa parece desmentir la hipótesis general propuesta *por Gellner, según la cual este tipo de acción colectiva corresponde sobre todo al declinar de las *identidades colectivas arraigadas en una realidad concreta, y a la formación reciente de sociedades *modernas impersonales, individualistas y masificadas. Para Gellner, el nacionalismo no corresponde en *nada a fuerzas antiguas, no es la emanación de culturas tradicionales, sino que se presenta como un *sustituto de esas formas tradicionales. Sin embargo, dice Birnbaum, en la Francia contemporánea el nacionalismo continúa arraigándose en grupos sociales dotados de visiones del mundo conservadoras y comunitarias. Desempeña más el papel de reacción a la voluntad de unificación atomizadora promovida por el Estado. Se trata de una movilización contra ese Estado republicano -Con Barrès, se avanza hacia una apología de la raza, de la tierra, la defensa de un organismo nacional que lo impulsa cada vez más a asociar nacionalismo y catolicismo. Es antiintelectualista (sobre todo, por el papel asumido por los intelectuales en el Caso Dreyfus) y antirracional. -Esta corriente pierde fuerza tras la SGM, en gran medida debido a su vinculación con el régimen de Vichy. El mundo católico parece aceptar la República laica. Sin embargo, los herederos de Barrès y Maurras se agrupan en el Frente Nacional, que recupera el etnocentrismo organicista del “nacionalismo a la francesa” y que, aunque vagamente, sigue ligado a la tradición católica y al antisemitismo. La figura de Monseñor Lefebvre es el héroe de los “nuevos cruzados”.

8.

*** Nacionalismos en Europa Central (s.XIX). Contrapunto con Europa Occidental. (Teórico-Prácticos)

a) Núñez Seixas. “Introducción: nación, nacionalismo y mov. nacionalistas” -Nacionalismos y movimientos nacionalistas. No es posible asociar sin más nación a etnicidad; más aún, esta equiparación supone una asimilación acrítica de la concepción orgánico-objetiva de la nación, de raíz herderiana. Dos o más miembros de un mismo grupo étnico que conviven en un mismo espacio territorial pueden considerarse integrantes de naciones diferentes. El nacionalismo como ideología política y como movimiento social precede y construye la nación (enfoque constructivista). Así, una nación es una comunidad imaginada y definida territorialmente, integrada por un colectivo de individuos que se sienten vinculados entre sí en función de factores muy variables. // Constructivismo vs. Primordialismo (la nación como entidad objetiva, que precede y posibilita el surgimiento del nacionalismo). Núñes Seixas se inclina por un enfoque más bien mixto, aunque predominantemente constructivista. 32

-Seixas piensa al nacionalismo como respuesta a la crisis de los criterios tradicionales de estructuración de la sociedad con el advenimiento de la modernidad. Ciertos factores, como la etnicidad, religión, idioma, tradición, etc., pueden actuar como generadores de una identidad colectiva, precondición del posterior desarrollo del nacionalismo, sin que sea posible, sin embargo, plantear una “preexistencia de la nación”. -Existe un movimiento nacionalista cuando se dan las siguientes condiciones: 1. La presencia de una ideología nacionalista, aún cuando no siempre se plantee la autodeterminación como objetivo inmediato; 2. La prosecución de ese objetivo mediante métodos de agitación y propaganda sociopolítica; 3. La concepción del movimiento nacionalista como movimiento social con aspiración a globalidad, que en última instancia pretende configurar una comunidad (acción cultural, económica, política, etc.); -Existen igualmente diversos modelos teóricos de alcance general acerca del origen de los movimientos nacionalistas. Se los puede resumir como sigue: 1. Teoría del “despertar nacional”: basado en una supuesta situación previa de opresión por parte de un Estado, nacionalidad o grupo étnico dominante. La nación se liberaría progresivamente de sus ataduras y entraría en un proceso de afirmación, cuya materialización inmediata es el movimiento nacionalista. Aquí coinciden las historiografías apologéticas con buena parte de las lecturas primordialistas; 2. La existencia de una marginación u opresión económica, que afectaría a un territorio y a un grupo humano de modo diferencial respecto de otros territorios, grupos, etc. Dos variantes: a) Teorías del “colonialismo interno”, cuyo correlato es la teoría de la división cultural del trabajo (una nación o grupo étnico ocupa un nicho laboral o social subordinado); y b) Teorías de la frustración relativa (conciencia colectiva por parte de un grupo humano de que sus expectativas sociales no se han satisfecho, en relación con otros grupos vecinos). 3. Teorías instrumentalistas, que sitúan el origen de la reivindicación nacionalista en los intereses de un grupo social determinado, con la perspectiva de apelar a la nación para defender sus reivindicaciones. En este esquema encontramos: a) Modelos del marxismo clásico, según los cuales la burguesía emplea el nacionalismo como arma para asegurar su poderío (por ejemplo, ver Hobsbawm, sobre los intereses de los sectores medios, etc.); b) La valoración de la intelligentsia como promotora de los movimientos nacionalistas para asumir un papel dirigente y/o defenderse de la pérdida de su status; c) Teorías de la competición étnica, según las cuales son las diversas élites las que, en búsqueda de recursos, manipulan o construyen estas identidades; d) Enfoques basados en la teoría de los movimientos sociales y la teoría de la elección racional, según los cuales el nacionalismo surge como respuesta a intereses sociales concretos y es promovido por las élites para expresar y defender sus intereses. -La realidad histórica muestra la inutilidad de todo intento de reducir el fenómeno mediante cualquier de estos enfoques de manera aislada. Por ello, Seixas propone un modelo en el que operan más variables en interacción. Los factores condicionantes que concurren en la generación y desarrollo de una movilización nacionalista serían, según Seixas: a) La existencia de unas precondiciones de identidad colectiva diferencial desde la época moderna, basadas en una serie de características étnicas o culturales, tradiciones compartidas, etc. Estos elementos son, a su vez, construidos conscientemente por élites intelectuales (elaboración de un relato histórico “canónico”, estabilización de la lengua, etc.); b) Un contexto de cambio y disolución de un viejo orden social y político contribuye favorablemente al surgimiento del nacionalismo. Para su desarrollo, condición necesaria (pero no suficiente) es que las posiciones de algunos grupos sociales se vean amenazadas (o que éstos lo crean así); c) El surgimiento y evolución del nacionalismo se ve favorecido en contextos de conflicto socioeconómico y/o político, particularmente cuando la naturaleza de los conflictos tiene una dimensión territorial (ej.: pensar en la invasión napoleónica de Alemania); d) La evolución de los movimientos nacionalistas puede ser explicada por factores sociales, económicos, políticos e ideológicos; e) La posición de gran peso en la esfera social e ideológica que ocupan otros movimientos políticos y sociales, así como actores institucionales, ante el nacionalismo (ej.: el movimiento obrero, los otros partidos políticos, las Iglesias, el Estado mismo, etc.); f) La competencia o no de otros proyectos nacionalistas de signo distinto que apelan a la misma base social; g) La naturaleza de la estructura de oportunidad política, es decir, las características del sistema político estatal y del sistema internacional; h) La naturaleza, dinámica y 33

objetivos de la propia movilización política que genere el movimiento nacionalista, y sus reacciones ante el entorno. -Este y Oeste, minorías nacionales y movimientos nacionalistas. Se suele trazar una distinción entre un nacionalismo de tipo occidental y uno oriental; el primero, basado en la voluntad, la razón, etc.; el segundo, basado en una lectura orgánico-historicista de la nación. El primero se desarrolla en Estados ya bien asentados, mientras que el segundo sería característico de las nacionalidades sin Estado, surgidas en el seno de imperios multinacionales. Esta división, sin embargo, es harto esquemática. Es cierto que en Occidente, la mayor estabilidad de los Estados (Inglaterra, Francia) creó condiciones menos favorables para el desarrollo de nacionalismos alternativos, mientras que en los imperios multinacionales de Europa central y oriental, de cuño autocrático y escasa integración, los nacionalismos minoritarios habrían tenido mejores condiciones para desarrollarse. Pero también en Europa occidental surgieron nacionalismos de fuerte impronta orgánico-historicista (Irlanda, Gales, Cataluña, etc.), al tiempo que en Europa oriental algunos Estados (como el Imperio Ruso) adoptaron políticas de nacionalización y homogeneización cultural inspiradas en los modelos occidentales. // La diferencia entre Oeste y Este es, en todo caso, de grado. Asimismo, el mayor atraso económico en la zona oriental, y la superposición en varias zonas de la estructura étnica con la estructura social, creó condiciones más favorables para el desarrollo de nacionalismos, mientras que en Occidente los conflictos tenían a expresarse por vías políticas. Pero fenómenos “orientales” también se dieron en Occidente, y viceversa. // Por otra parte, no todas las minorías étnicas han expresado sus reivindicaciones en términos de autogobierno territorial (por ejemplo, allí donde conviven distintas etnias entremezcladas). Aún así, esas minorías pueden sentirse parte de una nación mayor, o bien aspirar a la integración en una nación que los excluye (como los negros en EEUU). (Sólo cabe hablar de “minorías nacionales” cuando se trata de islotes de población que poseen una conciencia nacional diferencial y mayoritaria entre sus miembros, que no se consideran miembros de la nacionalidad dominante).

b) Mosse. “Nacionalismo” -Para Mosse, en la mayoría de las naciones europeas ya ha existido conciencia nacional en la Edad Media, con lo cual es demasiado simplista decir que el nacionalismo es producto sólo de la RF y el Romanticismo. Sin embargo, por aquel entonces la nación estaba más bien asociada a una persona que la representaba que a un concepto abstracto. // En Francia, la Academia de Richelieu procuró establecer reglas comunes para la lengua francesa, y el sistema mercantilista defendió en toda Europa la primacía de los intereses nacionales. Al mismo tiempo, los conflictos religiosos fomentaron un tipo de nacionalismo que no estaba vinculado directamente a las dinastías reinantes (ej.: noción del “pueblo escogido por Dios”). La RF reforzó tendencias ya presentes. Concibió a la nación como totalidad, encarnada ya no en una dinastía, sino en símbolos compartidos (ej.: bandera tricolor), en ideas abstractas. Himnos, banderas, monumentos, incluso en cierta estética grandiosa, a la manera del arte clásico: el pensamiento racista posterior basó muchos de sus juicios en un concepto de belleza que se había convertido en parte de la autorrepresentación de la nación. Fiestas públicas con amplia participación popular: se ansiaba un mundo bello y saludable en donde reinase el orden y que ejemplificase la continuidad de la historia entre el cambio caótico de una Europa que se industrializaba. Los mitos y símbolos del nacionalismo satisfacían ese anhelo. Además, las guerras y la ocupación napoleónica dieron un gran impulso a la conciencia nacional alemana. -Este nacionalismo no era estático, y adoptó muchas formas distintas al fundirse con otros sistemas de pensamiento. La nación se concebía como una entidad histórica y emotiva en la que debían integrarse todos los individuos. El conservadurismo llegó a tener, de manera similar, un sentimiento nacional vigorosamente desarrollado que se centró en la tradición histórica de la nación. Pero podía haber una diversidad de nacionalismos incluso dentro de una ideología. Edmund Burke concebía la conciencia nacional como el producto de una tradición histórica que permitía el despliegue gradual de la libertad dentro de la nación, mientras que la mayoría de los conservadores de la Europa continental concebían a la nación en función del autoritarismo monárquico. Pero también los liberales creían que la libertad individual y el desarrollo económico producirían una nación fuerte. Así, hay una variedad de 34

nacionalismos. Todos ellos, sin embargo, se vieron marcados por la RF, que aceleró el sentimiento de conciencia nacional, y las revoluciones del ’48, que lo canalizaron en una dirección distinta. -Tras el ’48, en Alemania pasó a ocupar el primer plano Bismarck, político realista y pragmático, mientras que en Italia el también práctico Cavour desplazó del centro de la escena al radical e idealista Mazzini. Las ambiciones nacionales se encauzaron hacia objetivos prácticos a través de la diplomacia o la agresión militar. Al mismo tiempo, en Europa Central y en Francia, la burguesía había comenzado a temer el fantasma del radicalismo: desde entonces, el nacionalismo sería, para ella, un bastión contra todo anhelo de revolución social. Se prefirió el orden a la libertad, y así el nacionalismo fue abandonando sus tintes liberales para asumir otros conservadores y románticos. Comenzó a desarrollarse una tendencia al exclusivismo nacionalista y al racismo (aún cuando había grandes excepciones, como Garibaldi). // El primer nacionalismo romántico no era necesariamente agresivo, y de hecho aspiraba a una coexistencia fraternal entre distintas naciones y a asegurar su raigambre en cierto territorio específico (no era expansionista), pero esto comenzó a modificarse, a volverse más agresivo. Si ese nacionalismo por el momento no se expresó en Europa, no hay que olvidar que en la segunda mitad del siglo se produjo la gran expansión de los imperios francés e inglés. Esto sirvió para dar salida a los sentimientos de agresividad y superioridad nacional, una salida de la que careció Alemania. // El apogeo de este nacionalismo cultural sólo se alcanzó en Europa con el apogeo de los movimientos totalitarios del siglo XX. Napoleón III y Bismarck, pragmáticos y apegados a un territorio, estaban vinculados a una concepción nacional anticuada (ver Birnbaum). -Apelación a un pasado glorioso y mítico (Roma, los germanos, los celtas, etc.). En el caso de Inglaterra, los nacionalistas reivindicaban el legado de la Gloriosa Revolución de 1688 como prueba de una evolución pacífica y ordenada, pero aborrecían y silenciaban la Guerra Civil de 1640-1649. El nacionalismo inglés, centrado sobre esta imagen, acabó representando al pueblo inglés como razonable y pragmático, un pueblo ordenado que rechazaba la revolución. El Parlamento estaba en el centro de esta imagen, y también había un fuerte matiz aislacionista. Asimismo, se insistía en los orígenes germánicos de las instituciones libres, base compartida con el nacionalismo alemán (por lo demás, tan diferente). Por otra parte, el nacionalismo inglés no se vio influido por el Romanticismo, y tendió a ser pragmático y liberal. Sólo los conservadores apelaban a un bagaje romántico (como Disraeli, que añoraba una Inglaterra medieval, con una supuesta armonía entre la nobleza y el pueblo; lectura que pronto se impregnó de connotaciones racistas). Sin embargo, el racismo no llegó a tener en Inglaterra el peso que sí tuvo en Alemania, ya que predominó la vertiente nacionalista liberal, y no la de Disraeli. // Desarrollo del darwinismo social en la segunda mitad del siglo XIX: tiene más impacto en Alemania. // Pero tanto la vertiente conservadora como la liberal, en Inglaterra, rechazan la idea de “igualdad” contenida en la doctrina iusnaturalista de los derechos del hombre: Disraeli, para apelar a un pasado mítico y armonioso; los liberales, para ensalzar el utilitarismo de Bentham y la moral liberal victoriana. -En Francia el problema era diferente. Existía una tradición cuyo ideal era la igualdad jacobina, había quienes unían la aceptación de la RF con la defensa de la gloria napoleónica, y había otros que añoraban el Antiguo Régimen. Sin embargo, en general, el nacionalismo francés apelaba mucho menos a un pasado mítico, y destacaba en cambio la importancia de la libertad, la dignidad humana y los derechos del hombre. La libertad era una parte integrante de este concepto de nación. Pero esto se planteaba en un marco histórico: así, Michelet consideraba que la gran misión civilizadora de Francia era conservar y difundir esa libertad. Por el contrario, pensadores reaccionarios condenaban la RF que, según ellos, había descarriado a Francia de su misión histórica (De Bonald, De Maistre). Se ha dicho que, más allá de sus diferencias, éste tendía a ser un nacionalismo civilizador más que un nacionalismo chauvinista. La misión de Francia era espiritual, antes que de conquista o guerra. Ernest Renan lo resumió en 1887, cuando definió la nación como un alma compartida, no una raza, porque lo central era el acuerdo voluntario. Hay un énfasis en la libre asociación de inteligencias individuales y un rechazo de la idea de raza que “encaja al individuo en un molde”. // Es con la derrota frente a Alemania en 1870 que este nacionalismo francés comienza a transformarse, al ser apropiado por la derecha reaccionaria y católica. Revanchismo antialemán, antisemitismo (caso Dreyfus), nacionalismo agresivo. Comienza a penetrar la ideología racista. Este “resurgimiento nacionalista”, más que basarse en la misión de Francia en el mundo, se basaba en el miedo a Alemania. Había además una crítica a la República, percibida como 35

débil e impersonal (ver Birnbaum). // Desarrollo de la Action Francaise, que agrupaba a la oposición clerical y monárquica en un nacionalismo agresivo. Charles Maurras fue el principal referente del movimiento: consideraba que Francia estaba en decadencia, y reclamaba una regeneración de la nación Los extranjeros (y sobre todo, los judíos, aún los asimilados) no podían ser parte de ese proyecto. Había que abolir la democracia, restaurar la monarquía y el catolicismo, y combatir a estos “cuerpos extraños”. La Action Francaise no fue nunca un movimiento dominante, aunque en la Francia de Vichy tuvo gran influencia. La parte monárquica de su programa resultó inaplicable, y pasó a exaltarse el legado católico. // El resurgimiento nacional también alcanzó a otros sectores, incluso a los republicanos anticlericales que, como Clemenceau, creían que la democracia debía conciliar los intereses individuales y de grupo para producir una solidaridad nacional. Lo que tenían en común todos estos puntos de vista era el deseo de unidad nacional frente a la amenaza alemana, amenaza que podía abrir la puerta, a su vez, al radicalismo de izquierdas. -Italia. Su nacionalismo era diferente tanto del inglés como del francés. La RF había llegado a Italia no como perturbadora de una pauta antigua de nacionalidad (como en Alemania), sino como heraldo de la unificación nacional. Era necesario luchar, para ello, contra los regímenes antiliberales que gobernaban el país: esto hizo que el nacionalismo italiano de la época se comprometiera con la defensa de la libertad, pero el fracaso del ’48 tuvo fuertes repercusiones. Pasa a haber a partir de entonces una mayor apelación al pueblo, una mayor conciencia de la necesidad de arraigar el discurso nacional en las masas (Mazzini). Para los mazzinianos, había que liberar al pueblo del materialismo y el utilitarismo, y construir una religión civil que uniera a los espíritus. Pero Mazzini, hábil organizador de conspiraciones, y ciertamente muy influyente, no tuvo éxito para la política. En ese terreno fue donde triunfó el pragmático liberal y utilitarista Cavour. Él impulsó un nacionalismo liberal y parlamentarista. -Alemania. Influencia del pietismo del siglo XVIII en el desarrollo del nacionalismo alemán: el amor a Dios se unía a la patria disgregada. El Romanticismo del Sturm und Drang, que coexistió con el pietismo, aportó su cuota al peso emotivo del nacionalismo alemán. Pero a principios del siglo XIX, tanto Arndt como Humboldt consideraban que la libertad era un ingrediente esencial en la construcción de la nación. Pero la disgregación (y pronto, la ocupación napoleónica) hicieron del liberalismo un liberalismo nacional: el Estado histórico era más importante que la libertad histórica de los alemanes. Estos liberales estaban dispuestos a sacrificar sus principios, con excepción del libre comercio, por el bien del Estado. Finalmente, el nacionalismo acabó asfixiando al liberalismo. // Después del ’48, este nacionalismo adoptó dos formas: hubo una intensificación del nacionalismo cultural (con fuerte énfasis en la pertenencia racial y espiritual al Volk), y un nacionalismo pragmático, representado en Alemania por Bismarck. Para él, el Estado era un instrumento de poder. Pero ese poder no era agresivo, sino que apuntaba a mantener la seguridad y estabilidad de la nación. El peligro interno para él no era la minoría polaca o judía, sino el marxismo: por eso persiguió al PSD. Con todo, procuró vincular a las clases trabajadoras a su proyecto de nación mediante una legislación de bienestar social. El concepto de nacionalismo de Bismarck era más antiguo que el nacionalismo cultural de su tiempo. Él pensaba en función del Estado, de salvaguardar su territorio y poder, pero rechazaba la unidad cultural y la agresividad en beneficio del Volk. Su concepto de nacionalismo no se transmitió a sus sucesores, y el nacionalismo cultural y romántico acabó predominando, y pronto adoptó tintes racistas. -La vinculación entre los intereses económicos de la burguesía y los intereses de la nación se remonta al desarrollo del sistema mercantilista. Aunque se proclamase que el libre comercio y el laissez faire eran más beneficiosos para el comercio que el sistema mercantilista, Adam Smith tituló su libro “La riqueza de las naciones”. Se consideraba que el libre comercio favorecía los intereses nacionales. El laissez faire, empero, no fue nunca popular en Europa continental, donde la evolución industrial no había avanzado tanto como en Inglaterra. En Alemania, Friedrich List propugnó una unión aduanera nacional y medidas proteccionistas como preludio para el libre comercio. // Pero eran los intereses de la burguesía más baja los que estaban vinculados a los intereses nacionales (ver HOBSBAWM). La frustración de las masas también cumplió un papel central. La Revolución Industrial, con su urbanización creciente, amenazaba con atomizar a los hombres con producir lo que Riesman llama una “muchedumbre 36

solitaria”. Esto empujó a la búsqueda de raíces comunes en el pasado nacional. Es significativo que fuesen escritores de clase media los que planteasen el problema.

*** 9.

Los nacionalismos en la segunda ½ del s. XIX. La unificación alemana e italiana. (Prácticos)

a) Villani. “Desde 1848 a 1871” -Hacia la formación de nuevos Estados nacionales. A la depresión, la incertidumbre y la carestía de los años ’40 sucede un período de desarrollo intenso. Se abre una fase de crecimiento económico y relativa estabilidad, y se tenía la sensación de estar ingresando en una nueva era (por ejemplo, entusiasmo que suscita la primera Exposición Universal en Londres de 1851, entusiasmo ante el progreso industrial, etc.). También en Francia parecía haberse apaciguado la conflictividad social luego de 1848, y se abría un período de prosperidad. La derecha lo percibía como una “vuelta al orden”, pero ahora era necesario contar con el ascenso de la opinión pública, de manera que por lo menos algunos de los principios de la RF deberían ser respetados. Nadie podía creer ya que el pueblo aceptara sin más un poder “investido por la gracia divina”. Más aún, se hacía evidente que serían necesarias ciertas reformas para mantener el orden. En Inglaterra (donde ya se había ampliado el sufragio en 1832), una nueva reforma electoral en 1867, promovida por el gobierno conservador de Disraeli, extiende el voto a los sectores trabajadores: era necesario ganarse el favor de las masas populares, y aún la derecha británica apelaba al pueblo. Por su parte, en Francia, Napoleón III apeló al plebiscito en varias oportunidades, siempre con éxito. En Rusia se emprendió una reforma agraria que acabó con la servidumbre (1861) y en EEUU se desató la Guerra Civil (1861-1865). -Hubo en este período nuevos conflictos armados, el primero de los cuales fue la Guerra de Crimea (1853), que enfrentó a Rusia contra Francia, Inglaterra, Italia y Turquía. En la Conferencia de Paz de París (1856) quedó en evidencia el resquebrajamiento del antiguo equilibrio europeo, y pronto se sucedieron otras cuatro guerras que lo transformaron completamente. También se modificaron antiguos órdenes institucionales, no sólo por la unificación de Alemania e Italia, sino por la reforma del Imperio Austríaco, que en 1867 dio lugar a la “Doble Monarquía”. -Los acontecimientos de 1848. -Conflicto en Suiza entre los cantones protestantes y los católicos, breve guerra civil, creación de un Estado federal (ver Bergeron, Furet y Koselleck). Este triunfo liberal da ánimos a los revolucionarios de toda Europa, pero en todas partes la oleada revolucionaria fracasó, pese a su rápida expansión. En Italia fracasó la lucha contra Austria (derrota piamontesa en Custozza); en Alemania se frustraron los proyectos del Parlamento de Frankfurt, de inspiración liberal, cuando Austria retiró sus delegados y Federico Guillermo IV rechazó la corona que le ofrecían. En 1849, todo parecía acabado, pero de todas formas se engendraron cambios importantes en el equilibrio de fuerzas europeo. La misma supervivencia del Imperio de los Habsburgo se veía amenazada, y era evidente que sería necesario encontrar una salida al conflicto en Italia y Hungría; en Alemania la cuestión nacional seguía pendiente. -Francia: la Segunda República. -Importancia de los modelos y la memoria de la RF en el contexto del ’48. Justamente para disipar toda reminiscencia de la dictadura jacobina, los revolucionarios de febrero establecieron el sufragio universal masculino para elegir a los representantes de la Nación. Pero la participación masiva del pueblo en estas jornadas desató el temor a la revolución social, y el apego a la propiedad por parte de los moderados. Después de algunas concesiones al pueblo (como la creación de los Talleres Nacionales), el gobierno republicano endureció su posición. Las elecciones dan la mayoría a estos moderados y conservadores, que priorizan la restauración del orden. La represión de las manifestaciones populares y la disolución de los Talleres Nacionales abonaron un clima de conflictividad creciente, que estalló en junio. Represión sobre los sectores trabajadores. Entre tanto, la Asamblea Constituyente instauró un poder legislativo 37

unicameral, y un sistema presidencialista. Las elecciones, con sufragio universal, las gana Luis Napoleón, con el apoyo de la burguesía y el campesinado. En 1851 da un golpe de Estado (por no poder presentarse a reelección) y se autoproclama emperador. -Francia: el Segundo Imperio. -Intervención francesa en Roma para abolir la República Romana instaurada por los mazzinianos, y devolver el poder al Papa Pío IX. El régimen de Napoleón III es legitimado por plebiscito: el sufragio universal deja de ser percibido como un peligro; de hecho, resulta útil para mantener el orden. Apelación a las masas, discurso nacionalista, etc., aunque el propio Napoleón III era bastante ambiguo. // En materia de política exterior, Napoleón III le dio un gran protagonismo a Francia, contribuyendo a debilitar la posición de Austria y al proceso de unificación italiano. En general, dio el golpe de gracia al sistema nacido del Congreso de Viena (aunque él mismo sería luego víctima de esta operación, en 1870). La Guerra de Crimea, aunque sangrienta e impopular, elevó el prestigio internacional de Francia y de su emperador. En esos años, además, creció el mercado financiero, la extensión de ferrocarriles, etc. -Se suele dividir al régimen de Napoleón III en dos etapas, una más autoritaria, aunque con base plebiscitaria, y una más liberal, orientada incluso a sostener las aspiraciones nacionales de pueblos oprimidos. Esto es cierto, pero también hubo continuidad entre ambas etapas: era una democracia sin libertad ni discusión política. Por otra parte, de las maniobras en el extranjero no se obtuvieron los resultados deseados. De Italia obtuvo Niza y Saboya, pero no logró situar al nuevo Estado italiano dentro de la órbita francesa. La expedición a México fue un rotundo fracaso. Más aún, ya hacia fines de la década del ’60 la tensión con Prusia iba en aumento, al tiempo que iba perdiendo apoyo dentro de Francia. Tras la derrota de Sedán, en 1870, se derrumba el Segundo Imperio. -La unidad italiana. -Influencia de la RF. Al principio, los nuevos ideales se expresaron no en términos nacionales, sino en las demandas liberales y constitucionales de una minoría combativa de intelectuales, y en las conspiraciones de las logias carbonarias. La influencia del romanticismo alcanzó sobre todo a las clases medias urbanas. En los años ’30 comenzó a cobrar impulso la propaganda y acción de Mazzini, que planteaba explícitamente el problema de la unidad nacional. Con la Joven Italia la lucha daba un salto cualitativo, rechazando los viejos métodos conspirativos y buscando apoyo popular. Eran aún grupos minoritarios, pero la acción mazziniana llegó a tener enorme influencia. Misticismo político de Mazzini, creencia en la necesidad de una religión civil (ver Gentile). // Por otra parte, había liberales moderados, atentos más bien a razones económicas como el éxito del Zollverein alemán: lo más realista parecía ser una federación o confederación de Estados (esta era la propuesta de Gioberti, que postulaba incluso un acuerdo con el Papado). // En 1848, el Piamonte entra en guerra con Austria por la liberación de Lombardía y el Veneto, pero es derrotado. La iniciativa pasa entonces a los demócratas, sobre todo a los mazzinianos. La creación de una República Romana fracasa por la intervención francesa (la intención de Francia era demostrar que no estaba dispuesta a dejar el terreno libre a Austria). -Moderados, demócratas y la consumación de la unidad italiana. -El hecho más relevante de la situación italiana post-1848 fue la decisión de Víctor Manuel II de confirmar el régimen constitucional. Se impulsa la modernización del Piamonte, continuada luego por el Conde de Cavour. Se sanciona la libertad de prensa y opinión (aunque con ciertas limitaciones hacia los radicales): todo esto señalaba al Piamonte como el único Estado italiano capaz de asumir la iniciativa de unificar al país. // Las posiciones de Cavour y Mazzini eran irreconciliables, aunque también convergentes. Esquemáticamente, Cavour representaba la razón de Estado, la monarquía saboyana y la diplomacia; Mazzini, la iniciativa popular, la república y la democracia social. Es Cavour quien realiza la unificación italiana, aunque no sin el apoyo de Garibaldi (que había liberado el sur italiano). Pero Cavour, junto a los moderados, temía y rechazaba el avance de los radicales demócratas: su objetivo era la instauración de una monarquía constitucional italiana, de cuño liberal. -Problemas pendientes. Fracasan las propuestas de organización federal. También planteaba problemas el considerable atraso socioeconómico del sur. Además, el Véneto y Roma todavía no formaban parte del reino. La cuestión romana generó arduas disputas, pues los radicales exigían la conquista de la ciudad, y el propio Cavour no podía oponerse. La negativa del Papa a aceptar esto le daba una excusa a Francia para permanecer en la ciudad. En una nueva guerra contra Austria se recuperó el Veneto (1866). Luego, el gobierno italiano aprovechó la guerra francoprusiana para anexarse Roma (1870), finalizando así la unificación italiana. En adelante, Italia fue gobernada por la derecha moderada, es decir, por 38

herederos de Cavour. Se tomaron medidas tendientes a modernizar y centralizar el país. (Pero ver Gentile, perspectivas frustradas de los radicales mazzinianos, etc.). -La unificación alemana. -La Confederación nacida en el Congreso de Viena es el marco político y territorial de la futura Alemania. Extrema fragmentación política. Injerencia de Austria. Pero en el plano económico logra establecerse una unión aduanera (Zollverein), que dejaba afuera a los Habsburgo. // En 1848, la presión popular había impulsado al rey a formar un gobierno liberal y convocar a una asamblea nacional, elegida por sufragio universal masculino, que debería redactar una constitución (Asamblea de Frankfurt). Pero el emperador es restaurado en Austria, las tropas prusianas restablecieron el orden en Berlín, y se intimó a los diputados a abandonar la Asamblea. Pese a esto, no era posible ignorar todo lo ocurrido, y el rey prusiano, Federico Guillermo IV, cediendo de mala gana a las sugerencias de sus consejeros, otorgó una constitución “por gracia real”. Se trataba de no defraudar completamente las aspiraciones de la pequeña burguesía. // En 1849 el Parlamento de Frankfurt ofrece la corona imperial al rey prusiano, pero este la rechaza (se consideraba rey por derecho divino, no por sufragio popular). Prusia deviene el único Estado alemán capaz de encabezar la unificación alemana; tensión con Austria. Desde 1862, Bismarck lleva adelante una política realista y pragmática, tendiente a concretar ese proceso. Tras el triunfo sobre Francia en 1870, se conforma el Segundo Reich, y Federico Guillermo IV asume como Guillermo I.

b) Mosse. “La nueva política” -Apelación a la soberanía popular, sacralización de la “voluntad general”. La nación reside en el pueblo mismo. Desarrollo de mitos, símbolos y una liturgia en la cual la sociedad se celebra a sí misma. Nueva política, que ya no puede prescindir de las masas; crítica del parlamentarismo liberal y de la tendencia a la atomización de la sociedad: necesidad de cohesión social. -No se puede entender al fascismo meramente como producto de la PGM, ni tampoco apelando al concepto de “totalitarismo” (que supone el ejercicio del terror sobre la población civil). El fascismo se sostiene precisamente sobre una nueva política; sus mitos, su liturgia, son expresión de una democracia de masas. // Caso alemán: exaltación del Volk. Las masas como cuerpo de la nación, el nacionalismo deviene movimiento popular. Ideal de regeneración social de la nación. Símbolos, materializados en mitos nacionales. Influencia del Romanticismo y de la liturgia cristiana. Monumentos nacionales, celebraciones públicas: la política como drama colectivo. -No se puede entender al fascismo, tampoco, en los términos de la teoría política moderna. Más bien se trata de una teología que sirve de fundamento a un culto nacional. Primacía de la palabra hablada, de la estética litúrgica, por sobre la teoría. No es simple “propaganda”, sino un pensamiento religioso. -Desarrollo de la teoría de la “sociedad de masas”, énfasis en su irracionalidad (Le Bon) y conservadurismo, y en la eficacia movilizadora de los mitos (Sorel). -Legado de la RF (ej.: culto a la Razón, y lo que Rosanvallon llama “política de la generalidad”, disolución del individuo en la totalidad). // Influencia del pietismo, al vincular religión y patriotismo, entendiendo ambos en términos místicos. -Periodización de la nacionalización de las masas: 1) Desde las guerras de liberación (1813-1814) hasta la formación del Segundo Reich (1871). Luchas por la unificación nacional; 2) Segundo Reich (1871-1918), pasaje de la realpolitik de Bismarck a la política de Guillermo II. “La nueva Alemania sólo se unificó en cuestiones absolutamente necesarias”, temor frente a la disgregación social; 3) De la República de Weimar al triunfo de Hitler (1918-1933), comienzo de una auténtica era de política de masas (de derecha y de izquierda). // A lo largo de todo este proceso se va desarrollando un nuevo estilo político, que será “perfeccionado” por el nazismo.

c) Gentile. “Introducción: en busca de una religión civil para la Tercera Italia” -Los nacionalistas italianos aspiraban, como meta mayor del Resurgimento, a una regeneración política y moral de Italia, elevándola a entidad colectiva suprema, a la cual el ciudadano debía dedicación y obediencia, sacrificándole aún su vida. Índole divina de la patria. No era concebible un Estado sin religión: esto ya lo había dicho Rousseau, que subrayaba el papel educador del Estado como eje de la 39

construcción de una religión civil. “Al abrir los ojos –decía–, un niño debe ver a la patria, y hasta su muerte no debe ver otra cosa que a ella. (…) no bien se queda solo es nadie; no bien se queda sin patria ya no es”. Rousseau señalaba para estos fines la utilidad de las fiestas colectivas, etc. Pero en Italia se perfilaba un conflicto entre estas aspiraciones y la persistencia de una sólida religión tradicional, encarnada en la Iglesia. -La política era percibida como medio para una regeneración moral: algunos elementos del sectarismo carbonario y de la masonería influyeron en la formación de una religiosidad laica. Otros elementos venían directamente de la RF (utopismo, reformismo jacobino, etc.). Esto fue desarrollado en el misticismo político de Mazzini, y sería retomado más tarde por el fascismo. Gioberti, por el contrario, intentó conciliar la “religión de la patria” con el catolicismo, aunque la hostilidad de la Iglesia hacia el movimiento revolucionario nacionalista obturaron toda posible síntesis. Esto llevó a una radicalización de los términos en los que se concebía esa religión civil, de la mano de Mazzini. Para él, la Joven Italia era una nueva religión política, que concebía la vida política como consagración de todo el ser a la patria, para la resurrección de Italia. Para Mazzini, la Tercera Italia debería ser una teocracia democrática, fundada sobre una concepción mística y religiosa de la nación y sobre la unidad de fe del pueblo. De hecho, para Mazzini no podía haber verdadera unidad política sin unidad moral, y no podía haber unidad moral sin una fe común. El pueblo era, así, una comunidad mística de creyentes. Mazzini asignaba a la Tercera Italia la misión de preparar la llegada de una humanidad de naciones libres, hermanadas, que tendría su centro sacro en Roma (concepción de la relación entre naciones en términos fraternales, no antagónicos). -Pero el Risorgimento será percibido por los mazzinianos como una “revolución nacional incompleta”, lo cual habría de causar una honda decepción. El Estado de Cavour era un Estado sin alma: aún faltaba “hacer a los italianos”. -Mazzini (a diferencia de los fascistas posteriores) mantenía firmemente el principio de la libertad del ciudadano y la dignidad individual. La afirmación era inequívoca, pero resultaba difícil imaginar de qué modo habría sido posible conciliar la libertad del individuo con la consagración total a la patria, con el misticismo político y la unidad en la fe. -Para Francesco de Sanctis, la religión, concebida como “fuerza de salir de uno mismo y sentirse en un todo”, era fundamental para “hacer a los italianos”, para reformar su carácter y librarlo de los particularismos egoístas. Llevada a cabo la unificación política, todavía quedaba por realizar la unidad moral e ideal de las masas. Para él, “la ciencia debe organizar esta educación nacional; debe imitar al catolicismo, cuyo poderío no consiste en el catecismo sino en que es el hombre al que se toma en pañales y se lo mantiene aferrado en el puño hasta la tumba”. A diferencia de Mazzini, sin embargo, De Sanctis enfatizaba que era necesario basar esta “educación” en la tradición. -Había distintas concepciones de esta religión civil, y también todo un debate en torno a la educación popular. La Italia liberal se concentró en la transmisión de ciertos elementos de esta “religión” a través de la escuela y el ejército. También se apeló sistemáticamente a la educación física (ver Mosse). Sin embargo, en la práctica, estas instituciones no parecían cumplir cabalmente con su cometido. Hubo también intentos por montar las bases de una liturgia nacional, mediante ritos, fiestas y símbolos. Pero se trataba, ante todo, de un culto a la monarquía, más que a la nación misma. Creación de monumentos, desfiles, etc. Pero se trataba de verdaderos “ritos del lamento”, alimentados por funerales de reyes y peregrinaciones a las tumbas de los caídos, en donde predominaba el dolor, la nostalgia y el luto. No era una liturgia apropiada para dar entusiasmo. Más que demostraciones de fuerza, eran expresiones de debilidad. Así, en la Italia liberal, la difusión de una religión civil no logró grandes avances. Lo central era que, en estas celebraciones y actos patrióticos, la presencia del pueblo no dejaba de conformar “una multitud de ocasión, en vez de una masa litúrgica”. Los radicales mazzinianos condenaban estas falencias del Estado liberal. Asimismo, la difusión de la “religión socialista”, un adversario más aguerrido, disputó con éxito frente a la “religión nacional” la adhesión de las masas. Pero además, faltaba un impulso decidido del Estado a esta religión, faltaba una sensibilidad democrática que abriera el juego a la participación de las masas, por el temor de las clases dirigentes hacia ellas (cfr. caso alemán durante el Segundo Reich, fracaso del Sedanstag, aburguesamiento de los festejos nacionales, etc.). -Percepción de una crisis espiritual del hombre moderno: “llegan a su ocaso los mitos y las trascendencias de otrora, y todavía no parecen surgir otros análogos en el presente”. En esta época, Mussolini se declaraba ateo militante (y socialista), pero frecuentaba con cierto interés los problemas de 40

la religión, y no dudaba en definir como “religiosa” su concepción palingenésica del socialismo revolucionario. Para Mussolini, el socialismo no era sólo una concepción científica, sino que debía ser una cultura integral, para formar la conciencia del hombre nuevo mediante la fe. -A principios del siglo XX, y en gran medida en virtud del “ejemplo japonés”, se vacía la noción de “religión civil” de sus connotaciones liberales y humanitarias, para postular la disolución del sujeto en la totalidad social. Corradini proponía instaurar una religión de la nación empapada de una fuerte tendencia a lo pagano, imitando la tradición de los cultos nacionales de la RF. En esta concepción de la “religión civil” tenía un lugar central el culto a los héroes, no ya como lamento, sino como celebración de la divinidad de la nación (regenerada por la sangre de aquellos “mártires”) e incitación a la vida. De ahí se llegaba a una exaltación de la guerra como instancias de purificación a través de la violencia y la sangre. Era necesario “pasar por la prueba del sacrificio”. Tal estado de ánimo se encontraba ampliamente difundido en Europa en vísperas de la PGM, lo cual explica el extraño entusiasmo de amplios sectores cuando estallaron las hostilidades. Para los nacionalistas, la guerra permitiría regenerar por medio de la violencia a una sociedad que se percibía como corrompida, materialista y decadente. -La guerra y la experiencia de la muerte masiva vivida por primera vez por millones de hombres en las trincheras propiciaron el despertar del sentimiento religioso tradicional y también contribuyeron a la formación de nuevas corrientes de religiosidad laica, que surgieron directamente de la guerra e invistieron de renovada sacralidad los mito de la nación. La simbología cristiana de la muerte y la resurrección, el culto a los héroes y a los mártires, la “comunión” de la camaradería, se volvieron los ingredientes para formar una nueva “religión de la patria”. Así, la guerra continuaba la revolución de Mazzini: la política no debía volver a maniobrar en la banalidad del orden tradicional, sino perpetuar el impulso heroico de la guerra y el sentido místico de la comunidad nacional. -El mayor aporte en este sentido fue el de Gabriele D’Annunzio, tanto en la retórica como en la acción. Cumplió el rol de profeta de una nueva religión patriótica, abrevando en la tradición cristiana, la mitología clásica y el culto a las trincheras. Su retórica político-religiosa impregno el lenguaje y la mitología del nacionalismo revolucionario nacido de la guerra. Creación de un “orden lírico”, un “reinado del espíritu”. El culto a los caídos fue la primera expresión litúrgica universal de la sacralización de la política en el siglo XX, y dio nuevo impulso a la santificación de la nación. Edificación de monumentos, ceremonias en torno a la tumba del Soldado Desconocido, etc.

d) Hobsbawm. “La transformación del nacionalismo, 1870-1918” El nacionalismo de 1880-1914 difería en varios aspectos del nacionalismo de la era liberal: 1-Se abandona el “principio del umbral”. Ahora cualquier conjunto de personas que se considerara como nación podía reivindicar el derecho de autodeterminación. Gran cantidad de movimientos nacionales no estatales. 2-La consecuente multiplicación de naciones “no históricas”, hizo que la lengua y la etnicidad se convirtiesen en principios centrales. 3-Paralelamente, los sentimientos nacionales en los estados-nación consolidados viran hacia la derecha política. (Para esto se inventó el termino “nacionalismo” a fines del XIX). -Los dos movimientos nacionales no estatales más importantes de la primera mitad del XIX eran el alemán y el italiano. La lengua tenía en estos dos casos una carga de identidad nacional bastante fuerte, pero este factor recién se volverá determinante para otros nacionalismos en la segunda mitad del XIX. // Bajo la influencia de Alemania, se desarrolla una pasión romántica por el campesinado, por la recuperación de tradiciones populares, por el estudio de lenguas vernáculas, etc. Pero todos estos movimientos surgidos entre 1780-1840 no constituían movimientos políticos propiamente dichos (ver fases ABC de Hroch), no tenían aspiraciones claras ni programa político definido. De hecho, no hay ninguna relación “necesaria” entre estos “renacimientos culturales” ya la posterior agitación política nacionalista. -La creciente importancia de la “cuestión nacional” en el período 1870-1914 se refleja en que ya no era un problema sólo en los imperios multinacionales de Austria-Hungría y Turquía, sino en todos los estados europeos. El nacionalismo interior podía darse bajo la forma de movimientos derechistas 41

(Francia, Italia, Alemania) o simplemente bajo la forma de xenofobia política. En fin, durante este período los movimientos nacionalistas se multiplican (armenios, pueblos bálticos, judíos, vascos, catalanes, croatas, etc.), la mayoría de ellos recalcando el elemento lingüístico y/o étnico. En la segunda mitad del siglo esto se vio reforzado por: -Las crecientes migraciones geográficas de pueblos. -La transformación del concepto de raza (complejización de las distinciones de razas, complementación del evolucionismo darwinista con lo que luego será la genética, “argumentos científicos” del racismo). -Los vínculos de racismo y nacionalismo. Lengua y “raza” se confundían con facilidad, lo mismo para el caso de “raza” y “nación”. El nacionalismo lingüístico y étnico se reforzaban mutuamente. Los cambios económicos políticos y sociales y el contexto internacional propiciaban un avance del nacionalismo. -Resistencia de los grupos tradicionales amenazados por la modernidad. -Las clases y estratos nuevos y no tradicionales, producto del avance de la urbanización en los países desarrollados. -Migraciones de pueblos. Los cambios políticos que contribuyeron a la recepción real y masiva de los llamamientos nacionales fueron la democratización de la política y la creación del moderno estado administrativo. Auge de la política de masas y apoyo popular al nacionalismo (interrogantes: significado de las consignas nacionales para diferentes grupos sociales, combinación o incompatibilidad con otras consignas) -La identificación de lengua y nación es útil. El nacionalismo lingüístico requiere del control de un estado o al menos del reconocimiento oficial de una lengua. Pero la lengua no es la base de la conciencia nacional sino un artefacto cultural (construcción y manipulación planificada). Y esto es más marcado en tanto su importancia simbólica predomine por sobre su uso real. Pero más allá de todo esto el poder del estado se torna esencial (apoyo de las autoridades públicas, reconocimiento en la administración y la educación, esto en cuanto a la lengua escrito o la hablada para fines públicos. La hablada no presentaba mayores problemas) -Ni la aristocracia y la gran burguesía ni los trabajadores y campesinos adoptaron el nacionalismo lingüístico. La gran burguesía no estaba forzosamente comprometida con una de las dos variantes de nacionalismo de la segunda mitad del XIX: el chauvinismo imperialista y el nacionalismo de pueblo pequeño, menos con el entusiasmo lingüístico. Para las clases trabajadoras a lo sumo podía ser un símbolo para otros tipos de fricción entre grupos. Ahora bien, las clases cuya suerte sí dependía del uso oficial de la lengua vernácula escrita eran los estratos intermedios, socialmente modestos pero cultos, que incluían a la clase media baja que desempeñaba labores no manuales que requerían instrucción (periodistas, maestros de escuela, funcionarios subalternos). La situación era parecida allí donde el problema lingüístico era la defensa de una lengua en declive, que significaba (como ya mencionamos), la defensa de las costumbres y tradiciones frente al avance de la modernidad. Los movimientos de antisemitismo político de los dos últimos decenios del siglo (subvariedad del nacionalismo que se da sobre todo Alemania, Austria y Francia) también se componen (al menos en su núcleo) de aquellos estratos intermedios inseguros de su posición, que reforzaban vínculos y adoptaban un nacionalismo militante (que parecía sustituir el programa social y político) como respuesta a “las amenazas” que los acosaban (trabajadores, estados e individuos extranjeros, capitalistas y financieros). Así, entre estos estratos intermedios menores, el nacionalismo sufrió una mutación y dejo de ser un concepto asociado con el liberalismo y la izquierda para transformarse en un movimiento chauvinista, imperialista y xenófobo de la derecha radical. -Estos sentimientos eran autóctonos y poco manipulables desde arriba. Pero si bien los gobiernos no podían controlar el nuevo nacionalismo ni éste a los gobiernos, la identificación con el estado era esencial para la pequeña burguesía nacionalista y las clases medias menores. Si todavía no tenían estado, la independencia nacional les daría la posición que creían merecer. Si ya se 42

encontraban en un estado nación consolidado, el nacionalismo les daba la identidad social que los proletarios recibían de su movimiento de clase. -Todas las formas de este nacionalismo que se consolidó en los 50 años previos a 1914 tenían algo en común: el rechazo a los movimientos socialistas proletarios, no solo por proletarios sino también por su carácter internacionalista o al menos no nacionalista. *-Hobsbawn discute el punto de vista aceptado de la mutua exclusión de nacionalismo y socialismo y *del triunfo (de cara a la primera guerra mundial) del nacionalismo de masas por sobre el socialismo de *base clasista. Para él, los distintos principios de atracción para la política de masas (el de clase, el *confesional y el de nacionalidad) no se excluyen mutuamente. Existían apegos y lealtades simultáneos, *“apoyar a su gobierno en la guerra les parecía a los trabajadores normales y corrientes totalmente *compatible con demostrar conciencia de clase y hostilidad a los patronos”. Muchas veces los *movimientos social-revolucionarios podían ser la base de lo que luego serían los movimientos *nacionales de masas. Ejemplo para ver las relaciones entre los distintos principios: el imperio multinacional de los Habsburgo. La situación ante la PGM y la Revolución Rusa (deseo de paz, revolución social y aspiraciones nacionales). El nacionalismo sale victorioso en las nacionalidades beligerantes que antes eran independientes. En los pequeños estados nuevos e independientes, los estratos medios-medios bajos se convierten en elites gobernantes (independencia nacional sin revolución social). En los principales estados beligerantes derrotados, el camino fue la revolución social, y el nacionalismo reapareció como elemento de la contrarrevolución, como matriz del fascismo.

10.

*** Socialismo. Las internacionales. (Teóricos)

a) Droz. “La Primera Internacional” -Lo que Marx intentó hacer comprender a través de la AIT es que a la acción aislada, dispersa, debía suceder una acción consciente y masiva; acción que la clase obrera sólo podía librar en el marco de partidos socialistas organizados. -Los orígenes de la Primera Internacional. -Antecedentes. La idea de solidaridad de las clases trabajadoras se halla expuesta, desde la época de la RF, en los escritos de Thomas Paine y en los manifiestos de las sociedades de correspondencia inglesas, como así también en los escritos de Babeuf. Durante la primera mitad del siglo XIX, es en los medios de la emigración política donde toma cuerpo por primera vez la organización internacional de trabajadores. Había tres grandes grupos: a) La Liga de los Justos, fundada en París por intelectuales y obreros, que bajo la influencia de Marx se transformaron en la Liga de los Comunistas, con una organización centralizada. Después de 1848, la organización se estableció en Colonia, Alemania, pero no sobrevivió a las persecuciones políticas; b) La sociedad Fraternal Democrats, fundada en Londres por cierto número de cartistas y demócratas. Sufrieron la represión que siguió al fracaso del último movimiento cartista de 1848, y desaparecieron poco después; c) En 1856 se formó en Londres una Asociación Internacional por la unión de proscritos franceses y antiguos cartistas ingleses. Varios dirigentes estarán luego en la cúpula de la AIT. // Ninguno de estos grupos tuvo porvenir, en parte por la confusión en su seno de elementos socialistas y una acción esencialmente nacional. -Fundación de la AIT. Nació de organizaciones inglesas y francesas. a) Vertiente inglesa: en Inglaterra se difundieron las trade unions, que agrupaban sólo a obreros calificados y se preocupaba por la ampliación de los derechos políticos y sindicales, apelando para ello a los partidos gobernantes (eran reformistas, pero igual apelarían a la solidaridad internacional); b) Vertiente francesa: allí predominaban elementos proudhonianos, partidarios de la libre asociación, el cooperativismo, etc. De hecho, los proudhonianos intentarán seguir el ejemplo de lucha pacífica de las trade unions inglesas. // La primera reunión general se dio en 1864, y contó con la presencia de estas dos vertientes, como así también de algunos emigrados alemanes (como Marx) y otros elementos (mazzinianos preocupados principalmente por la revolución nacional, socialistas utópicos, anarquistas, etc.). Todavía no se definía ninguna impronta ideológica, y predominaba un clima de heterogeneidad: la Asociación era concebida como un punto de comunicación. Marx sí logró imponer desde temprano dos ideas: la autoemancipación de la 43

clase obrera, y la necesidad de abrazar la lucha política. Pronto Marx llegó a ejercer una gran influencia sobre el Consejo General, acrecentada en 1870 por la presencia de Engels a su lado. -Las luchas y el declive de la AIT. La AIT nunca llegó a tener una verdadera masividad, aunque llegó a tener unos 50.000 afiliados en Gran Bretaña, algunas decenas de miles en Francia, etc. El reclutamiento no provenía de las nuevas industrias, sino de los antiguos oficios. Más aún, la influencia de la AIT siguió siendo débil en los sindicatos británicos (predominantemente reformistas), aunque llegó a tener un considerable éxito entre los obreros del continente, por el apoyo otorgado a sus huelgas: “si la Internacional no lanzó a los obreros a la huelga, la huelga los lanzó a la Internacional”. Progresivamente, se van radicalizando los planteamientos de la AIT, sobre todo en su sección francesa. El Imperio no era sistemáticamente hostil a la AIT, pero no tardó en comprobar que ésta apoyaba a movimientos “subversivos”. Así, en 1867 se le inicia un proceso a la Internacional, cosa que contribuye a una radicalización aún mayor. Con la ola huelguística de 1868-1869, el movimiento se fortalece aún más: en 1870, el gobierno ordena el arresto de sus líderes, que se exilian. // En Alemania, Liebknecht y Bebel fundan el PSD, que, sin unirse a la AIT, reconoció su “dirección moral”. De todos los grupos que se invocaban a la AIT, era el que más se acercaba al pensamiento marxista. -Los conflictos ideológicos. Marx no cesó de enfrentarse a una doble oposición: la de los proudhonianos y la de los bakuninistas. Los primeros eran reclutados sobre todo en la sección francesa, y deseaban una evolución pacífica y progresiva hacia el cooperativismo, rechazando toda consigna revolucionaria. Recelosos hacia las huelgas, condenaban asimismo todo tipo de legislación social, toda intervención del Estado en las relaciones entre capital y trabajo. A Marx le inspiraban viva hostilidad, pero en los primeros años llegaron a imponerse. Sólo hacia 1868 comenzará a imponerse la perspectiva colectivista, y los proudhonianos irán decayendo. // Por otra parte, Bakunin, residente en Italia, buscaba crear una fraternidad internacional de carácter secreto (para lo cual había intentado manipular, sin éxito, a las organizaciones mazzinianas). Funda la Alianza Internacional de la Democracia Socialista, que ingresa a la AIT (no en bloque, sino por secciones). Bakunin participa como representante de la sección ginebrina. La oposición entre Marx y Bakunin no sólo atañe a las cuestiones de doctrina –Bakunin es anarquista y federalista–, sino a los métodos que la clase obrera debe seguir para asegurar la victoria: Bakunin condena la participación en las elecciones y la lucha por las reformas sociales; no cuenta tanto con las élites obreras como con los campesinos pobres y los intelectuales para realizar la revolución. Por lo que se refiere a la organización de la AIT, Bakunin se muestra, contra Marx, opuesto a toda centralización, y por ende critica el predominio del Consejo General sobre las secciones. A esto habría que sumar la rusofobia de Marx y la germanofobia de Bakunin. // Énfasis de Bakunin en la espontaneidad revolucionaria y en la autonomía de las federaciones. Crítica al centralismo autoritario de Marx. El bakuninismo llega a tener gran influencia en Italia y Cataluña. -La prueba de la guerra de 1870 y la Comuna. Bajo el influjo de Marx y Engels, se tendía a ver en la victoria de los ejércitos alemanes la de su propia ideología sobre el proudhonismo. No obstante, la rápida victoria alemana y la anexión de Alsacia y Lorena aglutinan contra su gobierno a los internacionalistas alemanes. Por esto, figuras como Bebel y Liebknecht son arrestadas. Las secciones francesas, ya debilitadas por las persecuciones, no cumplen un rol importante ni siquiera en la Comuna. Marx, por su parte, veía en la Comuna la vanguardia de una nueva sociedad: en opinión de Marx, la Comuna aportó el tipo de organización política transitoria que correspondía a la dictadura del proletariado, y en la que el Estado se transformaba de opresor en emancipador. Pero con la represión, desaparece la sección francesa, y los gobiernos europeos se aprestan a tomar medidas contra la Internacional. -El fin de la AIT. Pero no fue tanto la represión como las divisiones intestinas lo que provocó la disolución de la AIT. Se generalizó (sobre todo en los países mediterráneos) una crítica al centralismo “autoritario” del Consejo General, es decir, se produjo una nacionalización de las secciones. En 1872 el Consejo General decide expulsar a los anarquistas, y Marx propone trasladar la AIT a Nueva York, lo que, de hecho, constituyó el golpe de gracia. El congreso de Filadelfia de 1876 significó la disolución de la AIT. Los anarquistas bakuninistas intentarían reorganizar una Internacional sobre la base de la autonomía de las secciones, aunque con escaso éxito: el propio Bakunin abandonó el movimiento en 1874. // La importancia de la AIT reside en que difundió por Europa cierto número de principios comunes, así como cierta unidad en las conciencias, sin la cual el desarrollo del socialismo después 44

de 1880 hubiese sido inconcebible. Lo esencial de la AIT no es, pues, tanto sus realizaciones como sus anticipaciones.

b) Droz. “La Segunda Internacional y la PGM” -El principio de la unión sagrada se impuso, durante toda la guerra, a las masas hipnotizadas por la idea de la victoria. Y cuando en 1917 se les presentó la ocasión de arbitrar en común las condiciones de una paz de compromiso, no elevaron ninguna protesta contra la prohibición de la conferencia socialista de Estocolmo. Es verdad que hubo en el seno de los partidos socialistas una “izquierda” minoritaria que se opuso a la guerra, y que incluso trató de transformarla en una guerra civil. Pero la guerra terminó sin que la estructura política y social de los Estados europeos fuese profundamente modificada. -El 4 de Agosto de 1914. Los diputados socialistas tanto en la Cámara de Diputados como en el Reichstag votaron a favor de los créditos de guerra: con ello se daba la prueba de que la Segunda Internacional renunciaba a la lucha contra la guerra. En el período inmediatamente anterior, la izquierda francesa (encabezada por Jaurès) fracasó en su intento de llamar a la huelga general para evitar la guerra. La muerte de Jaurès, asesinado por un nacionalista, selló la Unión Sagrada: los socialistas franceses y la CGT condenaron el imperialismo alemán, y terminaron apoyando la guerra. // En Alemania, las relaciones entre el PSD y el gobierno eran tensas, en la medida en que los socialdemócratas se oponían aún a un eventual estallido bélico. Pero el PSD no puso nunca en duda la supuesta vocación pacifista del gobierno. El 2 de agosto, la comisión directiva de los sindicatos interrumpe las huelgas en curso; el 3, se vota a favor de los créditos de guerra. // En el seno de la Segunda Internacional, no se tomó ninguna medida práctica para coordinar la lucha contra la guerra (que hasta último momento les parecía improbable). Lenin arremetió entonces contra esta “aristocracia obrera” corrompida por el revisionismo, al tiempo que Rosa Luxemburgo condenaba la “traición de los jefes”. En la práctica, sin embargo, la pujanza del sentimiento nacional, la ola de chauvinismo que se extendió por Europa, hicieron imposible toda resistencia. Los obreros franceses, a menudo más sensibles a una ideología jacobina y radical que a la doctrina de la lucha de clases, tuvieron la impresión de que era necesario salvar a la patria del imperialismo alemán. Los obreros alemanes, a su vez, se sentían amenazados por el régimen zarista. Para todos, era una guerra defensiva: la agresión siempre se debía al “otro”. -La resistencia a la práctica de la Unión Sagrada. -Las primeras reacciones vinieron de socialistas de países neutrales, que temían el ingreso de sus países en la guerra. Convocaron a un congreso internacional, pero los socialistas franceses y belgas se negaban a sentarse a dialogar con sus pares alemanes en tanto éstos no condenaran la invasión a Bélgica. De hecho, el contexto internacional sólo permitió la realización de congresos interaliados: para la Entente en Londres, en 1915; para los Imperios centrales en Viena, ese mismo año. // En Rusia, mencheviques y bolcheviques se habían negado a votar los créditos de guerra; en Inglaterra, ciertos sectores de izquierda se oponían a la guerra. Aún en Francia hay sectores que se oponen a la continuación de la guerra y llaman a la paz. En Alemania comienzan a surgir “arrepentimientos”. Finalmente logra reunirse un congreso en Zimmerwald, Suiza, donde si bien hubo unanimidad en la condena a la política de la Unión Sagrada. Para la “derecha” de Zimmerwald, se trataba de reconstruir la Segunda Internacional; para la “izquierda” de Zimmerwald (encabezada por Lenin), se trataba de convertir la guerra en guerra civil, y de constituir una Tercera Internacional. El punto de vista de Lenin no logró imponerse. -En Alemania, formación de la Liga Espartaquista, que se escinde del PSD, se opone a la guerra, y organiza la primera huelga revolucionaria en tiempos de guerra (1 de Mayo de 1916). Pero predominan los sectores moderados y reformistas dentro del PSD. -La crisis de 1917. La actitud de los medios socialistas en lo que hace a los problemas de la Internacional dio un giro a partir de 1917, en vistas de la Revolución Rusa. Es además un contexto de fatiga general de los países en guerra, y se suceden las huelgas en Alemania. Se escinde El PSDIndependiente, liderado por Kautsky. En Francia también se producen huelgas, pero el gobierno hace ciertas concesiones para evitar mayores problemas. En este contexto se llama al Congreso de Estocolmo, que fracasó por las sospechas de los socialistas franceses e ingleses (y también de Pléjanov) hacia las intenciones alemanas. El Congreso no llegó a realizarse. 45

-La Revolución Rusa de Octubre y los movimientos socialistas europeos. Era evidente que la Revolución aspiraba a triunfar en Rusia por medio de la violencia y la destrucción de todos los sectores de opinión opuestos al bolchevismo: esto generó fuertes rechazos en Europa. El socialismo francés se proclamó antisoviético y mantuvo una posición “centrista”, igualmente alejada de la ideología de la “Unión Sagrada” y de Lenin. La hostilidad hacia la Revolución Rusa era aún más acentuada en Gran Bretaña. En Italia tuvo más influencia: se desgajó del PS una mayoría “maximalista” que fundó el PCI. -Las revoluciones de Europa Central. La difusión de un movimiento revolucionario en Alemania, iniciado por una rebelión de los marinos de Kiel en 1917, acompañada en 1918 por una multitudinaria huelga en Berlín, fue reprimida violentamente por el Estado Mayor. El PSD, entre tanto, optó por apoyar hasta el fin el esfuerzo de guerra, y evitar una revolución en Alemania. Fueron los socialdemócratas los que propusieron la abdicación de Guillermo II y su reemplazo por un regente para aliviar la tensión existente, pero sentían horror hacia “el bolchevismo asiático y bárbaro” (Ebert dixit). Al interior del PSD-I, por otra parte, se dieron divisiones entre partidarios del bolchevismo (como Ledebour) y opositores (como Kautsky). En cuanto a los espartaquistas, la mayor parte estaban en prisión (allí es donde Rosa Luxemburgo escribió su Crítica de la Revolución Rusa). En ese contexto, la revolución estalló, como vimos, en Kiel, y al mismo tiempo en Baviera, desde donde se extiende luego a Berlín. Pero primaron las divisiones entre los socialistas revolucionarios, y las masas, exhaustas tras años de guerra, exigían una unidad que sólo parecía ofrecer la socialdemocracia. El PSD se puso a la cabeza del proceso con la esperanza de detenerlo: hombres como Ebert antepusieron los intereses del Estado al programa revolucionario, y los “extremistas” fueron masacrados (entre ellos, Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht). // Tampoco en Austria pudieron los socialistas crear una situación revolucionaria, y no fueron sus presiones las que derrocaron a la vieja monarquía. Muchos socialdemócratas esperaban la disolución del Imperio y la integración de Austria en una “Gran Alemania”. Imperaban las cuestiones nacionales por sobre la cuestión social. En toda la Europa central, la primacía de los problemas nacionales hacía pasar a un segundo plano las preocupaciones sociales y las posibilidades de una revolución.

11.

*** La política de la democracia. La socialdemocracia. (Teórico-Prácticos)

a) Hobsbawm. “Las fuerzas de la democracia” -Si el nacionalismo fue una de las fuerzas históricas que reconocieron los gobiernos, la democracia fue la otra. En parte, ambas convergían, por cuanto los movimientos nacionalistas de este período se convirtieron en movimientos de masas. Sin embargo, seguía habiendo amplios sectores que no se sentían interpelados por el nacionalismo, como las clases obreras, que eran llamadas a unirse a movimientos internacionalistas. // Lo que resultaba cada vez más evidente era la necesidad de tener a las masas en cuenta. Se hizo evidente, también, que el liberalismo no podía ofrecer respuesta alguna. -La Francia de Napoleón III fue “una especie de laboratorio de una política más moderna”. Recurso al sufragio universal, plebiscitos, etc. Este apoyo popular se hallaba desorganizado, políticamente hablando: no había algo así como un “partido napoleónico”. El principal sustento del régimen era el campesinado, para el cual Napoleón III representaba un baluarte contrarrevolucionario y un defensor del Papa (pensar en la descripción que hace Marx de este campesinado en el Dieciocho Brumario).A excepción de Francia y Suiza, ningún otro Estado europeo aceptó el sufragio universal en la década del ’50: abundaban las asambleas representativas carentes de poder real, y allí donde sí tenían poder (como en Gran Bretaña), había importantes restricciones electorales. Por otra parte, a estas asambleas representativas las frenaban otras cámaras, mucho más conservadoras, cuyos miembros eran designados por herencia (como la Cámara de los Lores, en Inglaterra). Pero el reavivamiento de la presión popular en la década del ’60 puso la cuestión del sufragio sobre el tapete. De todos modos, se empleaban a menudo métodos como el fraude o la “geometría electoral” para manipular las elecciones, allí donde resultaba inevitable una ampliación del sufragio. -Los años que siguieron al ’48 fueron de un cierto estancamiento del movimiento obrero. Muchas organizaciones se habían desbaratado, aunque persistía la organización en el nivel económico, es decir, 46

en el plano sindical. Sólo a partir de la década del ’60 resurgió con fuerza el proletariado en la escena política, alzando las banderas del socialismo y el internacionalismo, aunque aún teñidas de una enorme heterogeneidad. Fundación de la AIT (ver Droz). Impulso del socialismo en Alemania, primero de la mano de Lassalle (de vagas inspiraciones marxistas) y luego con Bebel y W. Liebknecht (marxistas). Las dos tendencias terminan fusionándose para fundar el PSD, y hacia fines de los ’60 ya habían logrado tener una presencia importante en el Reichstag. -Se hacía evidente la necesidad de introducir reformas para evitar la radicalización de estos movimientos, e incluso estadistas conservadores como Napoleón III y Disraeli comenzaron a apelar al pueblo más o menos abiertamente. -Hacia 1870, con la desaparición de la AIT, la sangrienta represión de la Comuna de París y las divisiones al interior del socialismo, el panorama para el movimiento obrero era sombrío. Sólo en Alemania se producía un avance firme: en 1877, el PSD cosechaba medio millón de votos. Bismarck reaccionó prohibiendo la actividad socialista.

b) Droz. “La crisis revisionista” -Las causas políticas y económicas de la corriente revisionista. La corriente revisionista es independiente de la política social del nuevo emperador. Al subir al poder, Guillermo II mostró cierta simpatía por el mundo obrero, e introdujo una serie de reformas sociales. Pero esto había sido una veleidad pasajera: pronto el régimen adoptó una actitud hostil hacia el sindicalismo y el socialismo. En general, las clases dirigentes seguían siendo hostiles al socialismo: no debía hacerse ninguna concesión a los obreros, a no ser que éstos den prueba de sincera adhesión al régimen. La evolución hacia el reformismo no está, pues, ligada a la política social del Reich, sino a las nuevas posibilidades que se abren a los diputados socialistas en los Parlamentos del Estado (y sobre todo en Alemania del Sur) para colaborar con partidos burgueses y obtener así ciertas ventajas para la clase obrera. Ej.: en 1899 la socialdemocracia bávara acepta una alianza electoral con el centro. Por otra parte, los socialistas descubren un nuevo campo de acción en los ayuntamientos, en los que concretan alianzas políticas con la pequeña burguesía y colaboran con los poderes públicos. Además, a partir de 1895 comienza un período de bonanza económica que se traduce en mejoras en el nivel de vida de la clase obrera, descenso de la desocupación y aumento de los salarios. Esto lleva a una distensión de la conflictividad social, lo que contrasta con la exacerbación del nacionalismo (ver Hobsbawm). -La cuestión agraria. Este problema otorga al revisionismo la primera ocasión para poner en tela de juicio la ortodoxia marxista. Desde hacía tiempo, los socialistas de Alemania del Sur seguían de cerca los problemas campesinos. Vollmar se preocupaba cada vez más en sus campañas electorales por arrancar al electorado rural de la influencia del centro. En un texto de 1894, Vollmar sostenía que se trataba de asumir no sólo la defensa de los obreros agrícolas, sino también la del pequeño y mediano campesinado, al que había que proteger de la proletarización: en base a esta consigna, proponía toda una serie de reformas. Engels y Kautsky se oponían a este reformismo agrario: el dogmatismo teórico se imponía a la práctica reformista. Kautsky presentaba el proceso de proletarización del campesinado como algo inevitable e irreversible. // Con todo, el fracaso de Vollmar no ocultaba la existencia de una corriente dentro del PSD que planteaba la revisión de ciertos posicionamientos. Hacia 1897, las tendencias revisionistas se agrupan en torno a los Sozialistische Monatschefte (publicación mensual socialista), órgano que promueve la alianza parlamentaria con sectores pequeñoburgueses progresistas. -Así, no fue Bernstein el que orientó el partido hacia el oportunismo, cuya existencia es muy anterior a él; sin embargo, sí fue Bernstein quien elaboró el material ideológico destinado –en su opinión– a restablecer la unidad entre teoría y práctica; o, si se prefiere, el que adaptó la teoría a la práctica cotidiana del partido. Esto llevaba a desechar buena parte del aparato teórico marxista, y a abrazar una orientación antimaterialista, basada en parte en el movimiento neokantiano, en boga por aquellos años. Bernstein ponía en duda el carácter determinante de los factores económicos en la formación de la conciencia de los pueblos: “si reina la necesidad, ¿para qué la acción?”, decía. En su opinión, el socialismo debía basarse en consideraciones de orden moral: las nociones éticas de justicia e igualdad son potencias generadoras de acción creativa. Retoma, además, la economía marginalista para cuestionar 47

los principios económicos del marxismo. Socavados los cimientos del sistema marxista, Bernstein extrae una serie de conclusiones sociales y políticas. En primer lugar, que el capitalismo no va a “caerse” como culminación de un proceso histórico necesario: las clases se benefician con el aumento de la riqueza, el capital resiste mejor las crisis, el nivel de vida de los obreros aumenta, etc. También decía que era inexacto hablar de una acentuación de la lucha de clases: las concesiones a los obreros parecían darle la razón. En este sentido, Bernstein revalorizaba el rol del Estado y la práctica democrática. La conclusión: el PSD debía convertirse en “un partido de reformas socialistas y democráticas”. -La reacción ante el revisionismo. Las tesis revisionistas de Bernstein provocaron una viva convulsión en el partido. Fueron atacadas por Parvus por su carácter desmovilizador, y por Luxemburgo por introducir el “virus burgués” en el movimiento obrero. Para ellos, la violencia seguía siendo la suprema ley de la lucha de clases. Kautsky, más matizadamente, también elaboró una crítica al programa de Bernstein: en su opinión, era necesario conservar a toda costa el ideal revolucionario, aún cuando la práctica cotidiana tendiese a cierto oportunismo. En el Congreso de Hannover de 1899, se consideraron “heréticas” las tesis de Bernstein, aunque ni él ni sus seguidores fueron expulsados del partido (como exigía Luxemburgo). Sin embargo, el revisionismo se difundió ampliamente. Dice Droz: “los diferentes organismos (del partido) van cayendo en manos de “permanentes” –funcionarios escogidos entre los militantes que disponen de tiempo libre y de una cierta experiencia administrativa–, quienes pronto se convierten en funcionarios retribuidos que pierden poco a poco su condición de proletarios para convertirse en pequeñoburgueses”. Se desarrolla una tecnocracia que se deja absorber por los problemas organizativos cotidianos y que, preocupada por el “realismo”, manifiesta cierto desprecio hacia la fraseología revolucionaria. Estos administradores no viven para el movimiento, sino de él. Será Friedrich Ebert, secretario del partido en 1905, el que mejor encarnará esta tendencia. // Incluso se desarrolla una tensión entre los militantes prusianos, más abiertamente “revolucionarios”, y los del Sur de Alemania, más inclinados a la colaboración con la pequeña burguesía progresista. Es sobre todo en los medios sindicales, empero, donde el “realismo” revisionista se impone más claramente. Para los dirigentes sindicales, la política revolucionaria impulsada por el partido dificultaba la adquisición y el mantenimiento de conquistas favorables a los obreros. -Ante las polémicas suscitadas por el revisionismo, ¿qué actitud adopta la dirección del partido? Acuciado por una “derecha” que le invitaba a tirar por la borda el marxismo, y una izquierda que le presionaba a actuar, se refugia en una especie de fatalismo revolucionario. Basándose en Marx, insisten sin demasiado fundamento en el “carácter ineludible” de la revolución como un proceso natural: se trataba de “cruzarse de brazos y dejar que sus enemigos trabajen para ellos”. Esta posición justificaba un quietismo expectante que, de momento, permitía excluir una salida violenta. La organización es un sucedáneo de la acción. Así, Kautsky fue quien más contribuyó a difundir un marxismo formal y vulgar, un marxismo que eliminaba los componentes revolucionarios de la doctrina marxista y se remitía al automatismo de las fuerzas de la historia.

12.

*** La formación de la clase obrera (Prácticos)

a) Gareth Jones. “Cultura y política obreras en Londres, 1870-1900” -Jones comienza por señalar el llamativo entusiasmo de la clase obrera en 1899, en los festejos en ocasión de la victoria de Mafeking (parte de la guerra anglo-bóer en Sudáfrica). Los observadores de la época apuntaban que “una ola de imperialismo ha barrido el país”. Por otra parte, los trabajadores no se enrolaron como voluntarios en números significativos hasta el aumento del desempleo en 1901. Fenómenos como el de Mafeking y el predominio del conservadurismo entre la clase obrera han sido considerados a menudo rasgos accidentales o aberrantes de un período cuya tendencia básica fue el auge del laborismo y la presión a favor de la reforma social. Pero había cambios estructurales en la vida de la clase obrera que hacían más difícil para los radicales y socialistas su movilización. *-Jones postula el surgimiento de un nuevo tipo de cultura obrera entre 1870 y 1900, una cultura *signada por un conservadurismo defensivo y por una notable impermeabilidad frente a los *intentos de la clase media de guiarla en cierta dirección. 48

-Los escritores del siglo XVIII a menudo se alarmaban ante la “insolencia de la plebe”, pero la plebe no estaba aislada desde un punto de vista geográfico de los barrios más prósperos de la ciudad. Las distinciones sociales abundaban, pero no había grandes divisiones políticas, culturales o económicas entre la clase media y quienes estaban por debajo de ella. Pero entre 1790 y 1840 se produce un progresivo alejamiento entre los sectores medios y los sectores populares. Las posturas políticas se polarizan a partir de la RF. Los artesanos, inspirados en los escritos de Paine, desarrollan una ideología radical, democrática y antiaristocrática. -Desarrollo del sindicalismo. Desarrollo de una conciencia de clase media: desde fines de la década de 1820, las clases medias abandonan el centro de la ciudad hacia suburbios periféricos. El centro se convirtió en sede de oficinas, talleres, almacenes y barrios obreros, mientras la periferia se convertía en un paraíso burgués. La clase media se hace más y más conservadora, aspira al refinamiento, al orden, y se acerca a la Iglesia evangélica. Aumentan su nivel de vida y sus aspiraciones. Tiende a ver al proletariado con cierto temor, y se apresta a tomar medidas para “domesticarlo”, para guiarlo por el “buen camino”. -Hay tres “olas de inquietud” de este tipo: 1) Fines de la década de 1840-1850; 2) 1866-1872; 3) 18831888. En cada una se multiplican las actividades impulsadas por la clase media para domesticar al proletariado. En cada una, la combinación de elevado desempleo, agitación en el extranjero, epidemias y dudas acerca de la lealtad política de las masas dio lugar a diversos grados de malestar entre la gente rica y “respetable”. Y cada ola de inquietud dejaba tras de sí nuevas organizaciones sociales y religiosas decididas a apresurar la labor de cristianizar y “civilizar” a las masas. -Los proyectos de cristianización y “civilización” siguieron dos estrategias: la primera consistió en emplear la legislación para crear un medio físico e institucional que desterrara los hábitos y actitudes “indeseables” de la clase obrera (legislación sanitaria, planificación urbana, etc. acabaron con los típicos tugurios londinenses); la segunda consistió en una reorganización de la caridad y en un énfasis en la necesidad de contactos interclasistas para paliar la creciente segmentación de la sociedad. De esta noción nace el Ejército de Salvación, entre otras instituciones. // También se promulgó en 1870 una Ley de Educación, según la cual todos los niños debían recibir educación religiosa. // Más allá de todo esto, los esfuerzos misioneros tienen realmente poco éxito, al igual que los intentos por transformar los hábitos de vida de la clase obrera. Importancia de la taberna, las carreras de caballos (por las apuestas) y el music hall como lugares de esparcimiento, diversión y sociabilidad. También fracasan las campañas para adoctrinar en un uso racional y prudente del dinero: por ejemplo, los pobres londinenses se esforzaban más por guardar las apariencias, vistiendo un buen traje de domingo, que por ahorrar dinero. Preocupación por la respetabilidad. // Esta cultura obrera comienza a cobrar forma hacia 1870, y se distingue claramente de la cultura de la clase media. Además, tiene un carácter conservador y políticamente escéptico, sino apático. Hay una decadencia del radicalismo (vinculada a la gradual desaparición de aquella cultura artesanal de antaño) y del internacionalismo obrero (fracaso de la AIT, ver Droz), e incluso del sindicalismo (por lo menos a nivel londinense). En un contexto de retroceso del movimiento obrero cuando la clase obrera se expresaba políticamente, lo hacía por motivos sectoriales antes que clasistas. // La cultura del artesanado se había centrado en el trabajo. A partir de 1870, la cultura obrera pasa a centrarse en el hogar, la familia, y los espacios de diversión como el music hall. También desde 1870 se produce una creciente migración de obreros especializados hacia los suburbios. Con más tiempo libre y mejores salarios, estos obreros se mostraban aún menos interpelados por un discurso radical. // En este contexto, el rol de la mujer comienza a modificarse. Hasta entonces, había sido una trabajadora más. Con la Ley de Educación de 1870 (otro elemento disolvente de la cultura artesanal), que establecía la asistencia obligatoria de los niños (y sobre todo de las niñas) a la escuela, la mujer quedó asociada cada vez más al rol de ama de casa, encargada del cuidado de los hijos. El hogar se fue convirtiendo en un refugio despolitizado. Entre tanto, el music hall atraía a la clase obrera porque constituía una evasión a la vez que estaba firmemente arraigado a la vida obrera. Allí se cantan canciones en las que el trabajo aparece como un mal que hay que evitar en la medida de lo posible; se bromea sobre las bodas, que significan una gran oportunidad económica para las mujeres y una carga para los hombres, etc. Más aún, se sugería que no había una solución política al sistema de clases, que tendía a verse con resignación. Se exaltaba el gozo ante los placeres sencillos de la vida, el respeto y simpatía por quienes iban al frente, etc. En suma, era un mensaje conservador y 49

fatalista. // Con la creación del Partido Laborista (respuesta defensiva a la contraofensiva patronal de la década de 1890) se consuma esta nueva cultura obrera.

b) Hobsbawm. “La formación de la cultura obrera británica” -Las nuevas clases trabajadoras urbanas e industriales vivían en un mundo que social y a veces topográficamente se hallaba separado del mundo de la clase media y alta. Las “dos naciones”, como las llamaba Disraeli, eran marcadamente distintas, y escaseaban los contactos entre ellas. -Si bien la mayoría de los trabajadores no eran militantes, el mundo de la clase obrera es incomprensible sin el movimiento obrero. El movimiento cartista (1838-1848), al que mantenían unidos fuertes lazos de conciencia de clase y la exigencia de la democratización electoral, había movilizado un enorme número de trabajadores, aunque no era aquella una sociedad industrializada, sino una que atravesaba su primera etapa de industrialización. De hecho, hasta finales de la década de 1840 la población británica siguió siendo predominantemente rural. Hay también tradiciones preindustriales que serían reformuladas en el seno de las nuevas circunstancias (como las asociaciones de oficios, que se transformarían en los sindicatos del siglo XIX). Asimismo, los militantes típicos eran inicialmente artesanos de ideología radical. Por otra parte, salvo los irlandeses o galeses, para quienes la religión era un símbolo nacional, los trabajadores británicos no mostraron gran interés por ella; entre aquellos que sí lo hacían, predominaba el “inconformismo” (protestantismo disidente). -La cultura obrera se fue construyendo en las tres décadas que siguieron a 1848, durante los cuales el capitalismo industrial llegó a signar la vida de la mayoría de los trabajadores. Y hasta 1880 no acabaría de consolidarse aquella cultura que habría de perdurar hasta las décadas de 1950/60. En tres aspectos aquellas décadas (1848-1880) fueron cruciales en la formación de esta cultura: a) enseñaron que el capitalismo era una realidad nacional y –por lo menos en el futuro previsible– permanente; b) la pauta de la Gran Bretaña industrial (la fábrica, la mina, el astillero y el ferrocarril) pasó a ser dominante en todo el país; y c) se desarrollo una creciente estratificación de la clase trabajadora (aparición de una “aristocracia obrera”, que era de hecho el núcleo de los sindicatos hacia 1870; por otra parte, al finalizar el siglo, alrededor del 40% de la clase obrera vivía en la línea de pobreza, o por debajo de ella). -La cultura obrera que cobró forma hacia 1880 reflejaba tanto la economía nueva y plenamente industrial, como el tamaño cada vez mayor de la clase obrera como mercado potencial, además de la mejora del promedio de salarios. A partir de 1890, también reflejó una creciente conciencia de clase, no sólo por el incremento de la tensión durante la depresión de 1873-1896, sino por el surgimiento de una “clase media baja” de oficinistas, etc. // Cuando sus privilegios laborales empezaron a verse erosionados por el avance de la mecanización, buena parte de la “aristocracia obrera” (obreros calificados) comenzaron a radicalizarse. -Hobsbawm dice que esta cultura alcanzó su auge entre 1945 y 1950, poco antes de entrar en una etapa de transformación profunda. Fue el período con mayor afiliación sindical, la época de auge del Partido Laborista, mayor asistencia a los partidos de fútbol (de claros orígenes populares, se profesionaliza hacia 1880), al cine, las vacaciones en la costa, desarrollo de un mercado de masas, etc. Todo esto ya se había comenzado a gestar hacia 1880-1890. Cambios en los hábitos alimentarios, en la vestimenta, etc., en gran medida gracias a los productos obtenidos del extranjero en un contexto imperialista. // Si bien permanecieron los localismos, iba cobrando forma una pauta de vida crecientemente estandarizada. La mujer asumía el rol de ama de casa, de centro de la familia, pero no de trabajadora: en 1914, sólo el 10% de las mujeres casadas trabajaban a cambio de un salario. Formas de sociabilidad: la taberna, etc. La vida del trabajador británico estaba tan impregnada de conciencia social que casi todas las cosas que hacía llevaban la marca de un conflicto entre “ellos” y “nosotros”, aunque el “ellos” no estuviera bien definido. // A partir de 1922, el Partido Laborista sustituyó al Partido Liberal como principal referente político de la clase obrera. // Tres cosas caracterizaban la conciencia de clase obrera: 1) un profundo sentido de la independencia del trabajo manual; 2) un código moral basado en la solidaridad; 3) la decisión de luchar por un trato justo.

c) Noiriel. “Del patronazgo al paternalismo” 50

-La reestructuración de las formas de dominación de la mano de obra obrera en la industria metalúrgica francesa. -Una gestión de consenso: el Patronazgo. El tipo dominante de control ejercido por la patronal en el siglo XIX fue el patronazgo. LePlay lo definía como “un lazo voluntario de interés y de afecto” destinado a reemplazar los lazos forzosos del Antiguo Régimen. Recuperar este término es insistir sobre un elemento crucial: la autoridad del patrón era aceptada como “natural” y “legítima”, por los obreros, por el hecho de que el poder del dueño se apoyaba sobre formas tradicionales de dominación, propias de las sociedades rurales. Esto no significa una aceptación siempre dócil de aquel poder, pero las protestas rara vez llegaban a tener expresión política. Para LePlay, se trataba de reforzar el mundo tradicional para “orientar” a la mano de obra en un sentido favorable a la empresa. Bajo esta perspectiva, el patronazgo, más que una estrategia propia de la sociedad industrial, es una aplicación al mundo de la empresa de una concepción de las relaciones sociales heredadas de la sociedad agraria tradicional. -Hasta comienzos de la Tercera República, las normas características de la forja tradicional son las dominantes en la industria metalúrgica. Establecimientos locales, orientados al mercado local. Había un fuerte vínculo entre la actividad industrial y la agricultura: había en la industria metalúrgica una cierta cantidad de obreros “permanentes”, “internos”, y una mayoría de “externos”, que eran en realidad campesinos que efectuaban tareas de peones para ocupar los tiempos muertos del campo. // En este contexto, el “patronazgo” de los maestros de forja es una prolongación de formas tradicionales de beneficencia: “en Périgord, un mundo donde no existían los bancos, ni asistencia social, ni salud pública gratuita, el maestro de forja propietario podía estar dispuesto a realizar un poco todas esas funciones”. Relaciones cara a cara, distribución de ayudas en época de crisis, todo realza la legitimidad del patrón. Incluso se llegaba a la entrega de parcelas en torno a la fábrica, para asegurar la permanencia del trabajador, y como forma de “sobresalario” (que permitía mantener salarios bajos). De alguna manera, el patronazgo refleja una relación de fuerzas entre las clases populares y los patrones que no permite a estos últimos imponer una “proletarización” brutal. En parte esto se debe a la escasez de mano de obra industrial, y en parte al hecho de que los obreros calificados (en realidad, artesanos) controlan la transmisión de su oficio. Por último, el hecho de que la mayoría de los obreros era también propietaria de pequeñas parcelas de tierra (de manera que no eran totalmente dependientes de la fábrica). -La ruptura. Crisis del patronazgo a fines del siglo XIX. Huelgas a menudo violentas. La emergencia del movimiento obrero es sólo un elemento a tener en cuenta en esta situación: es un contexto de unificación del mercado nacional y mayor interdependencia de las economías. Desarrollo de nuevas industrias, etc. El tradicional cara-a-cara patrón/obrero se vio mediatizado por la figura del ingeniero; se buscó racionalizar la producción y el ritmo de trabajo, etc. De allí el retroceso de la autonomía obrera en la fábrica: la fábrica se cierra sobre sí misma, se aleja del entorno rural; el término “peón” se despoja de su sentido rural por una definición industrial: es la jerarquía más baja para un obrero permanentemente atado a la fábrica. -Además, la difusión de la educación lleva a nuevas formas de sociabilidad, al rechazo de los valores tradicionales, al desarrollo de una ideología republicana, al surgimiento de organizaciones obreras, etc. Se debe ahora tener en cuenta a los “representantes” de los obreros. Migraciones internas de mano de obra: problema de cómo mantener una mano de obra estable. -El paternalismo: una transición entre el “Patronazgo” y el “Gerenciamiento”. Es la respuesta que se intenta dar a esta situación de déficit de mano de obra: era imposible una política autoritaria. Por un lado, se recurre a mano de obra inmigrante, mediante el sistema de contrato de trabajo y obligaciones jurídicas que pesan sobre los extranjeros. Sobre todo para los puestos de peones. Manipulación de las diferencias nacionales/étnicas para impedir la unión de los trabajadores. Por otra parte, se aspira a un “control total” sobre la vida obrera”. Los patrones están obligados a reservar una parte de sus inversiones para habitaciones, escuelas, instalaciones sanitarias, hospitales, etc. Pero cobertura completa representa también un esfuerzo por evitar que se desarrolle la iniciativa pública en esos campos, para poder atar a los obreros a la fábrica. También hay un esfuerzo para impedir la afiliación sindical de los trabajadores. // Nuevo rol de la mujer (como ama de casa, administradora del presupuesto familiar, etc.). -A pesar del comienzo de la racionalización, estamos todavía en un nivel intermedio entre el estado antiguo de las cosas, en el cual el obrero de oficio era rey, y el período actual en el cual la producción tiende a automatizarse. 51

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13.

Paz Armada (Teóricos)

a) Briggs y Clavin. “Rivalidad e interdependencia, 1871-1914” -Las causas de la guerra. 1. Una fuerza identificable en el “mundo nuevo” de finales de siglo, el militarismo, no era nueva. Se había reforzado, con una carrera armamentista acelerada. 2. Otra fuerza era la autocracia (Rusia, Austria-Hungría, Alemania). 3. Una tercera fuerza era el imperialismo. 4. Contexto de “desintegración moral”. Desarrollo de la sociedad de masas, auge del antisemitismo y del nacionalismo. // Todas estas fuerzas generaban tensiones que habrían de estallar durante la PGM. Pero el detonante, de alguna manera, fue el complicado sistema de alianzas (a menudo secretas) entre potencias. Fue en la época de Bismarck que este sistema alcanzó su pleno desarrollo: para el canciller, era un medio de paz que sacaba partido de las tensiones y conflictos, en vez de eliminarlos. Luego de Bismarck, esa red de alianzas decantaría en bloques más rígidos (que son los que se enfrentan en la PGM).En la década de 1870 se establece el “pacto de los tres emperadores” entre Alemania, Austria-Hungría y Rusia (para 1878, este pacto ya es “papel mojado”, y Rusia se aleja). En 1879 se establece la Doble Alianza entre Alemania y Austria-Hungría (dos cláusulas: si una de las dos potencias era atacada por Rusia, la otra iría en su auxilio; si la ofensa era de otra potencia, se mantendría una “neutralidad benevolente”). En 1882 se establece una Triple Alianza entre Alemania, Italia y Austria-Hungría. // 1894, Alianza Franco-rusa. 1904, Entente Cordial entre Inglaterra y Francia. 1908, Triple Entente (Inglaterra, Francia, Rusia). -En 1890, Guillermo II le quita su apoyo a Bismarck (por su plan de imponer la ley marcial y convocar nuevas elecciones, tras el preocupante resultado de las elecciones anteriores para el Reichstag). -Expansión imperialista en la década de 1890. // Surgimiento del Japón como potencia mundial. En 1912, China se convierte en república. // Explicación del imperialismo por parte de Hobson –retomado por Lenin–. Pero hay muchos ejemplos de expansión colonial que sólo pueden explicarse a partir de premisas no económicas: es el caso de la expansión de Rusia hacia el Asia central y el Extremo Oriente. Y tampoco es cierto que las inversiones acompañasen a las banderas: a fines del siglo XIX eran muy escasas las inversiones de capital británico en los nuevos territorios, con la excepción de Sudáfrica (se invertía más en Sudamérica, ej.: en Argentina). // También eran variadas las motivaciones de los gobiernos: para ubicar “excedentes” de población, para limitar la conflictividad social en la metrópolis, por motivos estratégicos, por cuestiones de “prestigio” (Jules Ferry decía que si Francia no conquistaba un imperio pasaría a ser una nación “de tercera o cuarta”). -1885, Congreso de Berlín, se establece el reparto de África según esferas de influencia. -Creciente interdependencia mundial. Dependencia de materias primas extraeuropeas como el algodón, alimentos, etc. Caída de los precios, depresión económica, deflación. -Papel de Inglaterra: En 1914 era el único país europeo que vendía más productos fuera que dentro de Europa. También era el mayor importador, banquero y proveedor de servicios (como los seguros) del mundo. El Banco de Inglaterra era una institución privada, y fue el papel de Gran Bretaña como país librecambista lo que permitió al patrón oro actuar con el mayor automatismo posible, sin intervenciones gubernamentales. Inglaterra exportaba capitales y productos elaborados. -Ascenso de los EEUU y del Japón. Desarrollo de las comunicaciones (telégrafo, teléfono, etc.). -De la crisis a la guerra. Carrera armamentista. Superioridad naval británica, superioridad alemana en tierra. En Alemania se elabora el Plan Schlieffen, que contempla la posibilidad de una guerra simultánea contra Francia y Rusia. 1905, la Guerra Ruso-Japonesa pone de manifiesto la debilidad del Imperio zarista. Revolución de 1905. 1904, se sella la Entente Cordial entre Inglaterra y Francia (no era una alianza) para zanjar disputas coloniales. Luego hay otro tratado semejante entre Inglaterra y Rusia, también sobre asuntos extraeuropeos, pero su importancia para Europa era evidente, dada la alianza franco-rusa. Alemania comprende el problema de su aislamiento, aunque seguía vigente la alianza con Austria. // Austria se 52

anexa Bosnia-Herzegovina en 1908. Esto genera conflictos con Rusia. Se intensifica la carrera armamentista. 1911, Italia declara la guerra a Turquía. Conflictos en los Balcanes. En 1914, cuando un nacionalista serbio mata al heredero al trono austríaco, Austria invade Serbia. Rusia declara la guerra a Austria, Alemania a Rusia, y así el sistema de alianzas se pone en marcha.

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*** Segunda Revolución Industrial. Imperialismo (TeóricoPrácticos)

a) Barbero. “El nacimiento de las sociedades industriales” (Segunda parte) -La industrialización en la segunda mitad del siglo XIX. -La revolución de los transportes y comunicaciones. Ferrocarriles: integración regional y nacional, abaratamiento del transporte, favorece el desarrollo del comercio y de la industria. Mientras que en GB la Revolución Industrial precedió al ferrocarril, en Europa continental y EEUU el ferrocarril llegó junto con la industrialización, y la potenció. Pero el ferrocarril tuvo un impacto desigual: en los primeros países industriales, generó fuertes eslabonamientos hacia atrás y hacia delante, pero en los países más “atrasados” las redes ferroviarias fueron financiadas con capitales extranjeros, y no impulsaron el desarrollo nacional. // Formación de un mercado continental: hacia 1880 casi todas las vías férreas estaban unidas entre sí. // Desarrollo de la navegación a vapor; control monopólico de las líneas. Telégrafo. -La “segunda revolución industrial”. Conjunto de innovaciones técnico-industriales fundadas en el acero barato, la química, la electricidad, el petróleo (usado en motores a explosión), la nueva empresa moderna y nuevos tipos de gestión del trabajo, que emergen en el último tercio del siglo XIX. Se trata de una revolución tecnológica, que se distingue por su capacidad de transformar el aparato productivo de una economía ya industrializada. A principios del s. XX, desarrollo del automóvil, productos sintéticos, etc. // Nacimiento de la empresa moderna, con organización burocrática, administrada por gerentes asalariados, y con la forma jurídica de la sociedad anónima. Desarrollo de una producción de escala, vinculada a un crecimiento de la demanda (formación de mercado interno). Integración horizontal (empresas de un mismo sector se fusionan) y vertical (se fusionan empresas de niveles diferentes: ej.: una empresa metalúrgica adquiere una empresa ferroviaria, etc.). Necesidad de sistemas de gestión más complejos: desarrollo de una estructura burocrática, incremento de los volúmenes de capital involucrados, etc. Racionalización de los procesos de producción: “gestión científica del trabajo”. Taylorismo, fordismo, introducción de cadenas de montaje, etc. Estandarización del proceso de trabajo, segmentación de la mano de obra según tareas rutinarias y complementarias. Pero además, el fordismo promueve mejores sueldos para los obreros, entendidos como consumidores potenciales. -Nuevos países líderes: Alemania y EEUU. Alemania comienza su industrialización en la década de 1840; en vísperas de la PGM había logrado superar a GB. 1834, Zollverein. Más allá de sus limitaciones (ej.: lastres feudales hasta bien entrado el siglo XIX), tenía ventajas: amplia disponibilidad de recursos naturales (sobre todo hierro y carbón), una fuerte tradición en la industria doméstica y un sistema educativo avanzado. Diferencias regionales: mayor desarrollo en el Oeste; el Este es mayormente agrícola. Ambas zonas tendían a complementarse. En Alemania los sectores de punta fueron la industria siderúrgica, la química y la de bienes de capital. A diferencia de GB, tuvo un rol central el Estado (sobre todo en la modernización del sistema de comunicaciones y transporte, en la educación, etc.). También a diferencia de GB, hay proteccionismo. Desarrollo bancario. Hacia 1870, formación de cárteles empresariales para aumentar la competitividad y los beneficios. // EEUU se vio favorecido por la abundancia de recursos naturales y la temprana conformación de un inmenso mercado interno. Desarrollo de la industria textil entre 1820 y 1860, estimulado por la construcción de ferrocarriles. Entre 1860 y 1914, EEUU llega a convertirse en una gran potencia industrial. Política aislacionista, proteccionismo. Diferencias entre regiones. -Países de industrialización tardía. Europa “periférica”. Existían regiones con un cierto desarrollo industrial (Bohemia, Cataluña) pero sin un proceso de industrialización propiamente dicho. En general, la producción se hacía con métodos tradicionales, y no había un mercado interno. Copiaron modelos 53

externos y recurrieron a la financiación y tecnología extranjera, pero la brecha que los separaba de las grandes potencias era cada vez mayor. El rol del Estado era aquí muy importante. -El crecimiento de la economía mundial hasta 1914. a) Ritmo de crecimiento y los ciclos económicos. Entre 1860 y 1875 surgió progresivamente un sistema mundial extensivo de flujos de capital, trabajo y mercancías. Toda Europa quedó integrada al sistema de libre comercio, mientras que EEUU siguió siendo proteccionista. Adopción general de un patrón oro permitió simplificar las operaciones. Desde 1873, se perfila una crisis y depresión que dura hasta 1896 (“Gran Depresión”), pero no fue una crisis económica en sentido estricto, sino una fase de cambios estructurales económico-sociales, unidos a cierta reducción de la expansión económica. Entre 1870 y 1890, la revolución industrial alcanzó a otras regiones. La crisis de 1873 puso fin al librecambismo, y en su reemplazo se impuso el proteccionismo económico. Además, se inició la búsqueda de nuevos mercados (tema del imperialismo). 1896-1913, período de crecimiento económico: Belle Époque. // b) Crecimiento demográfico y urbanización. Descenso de la natalidad (generalización de prácticas anticonceptivas). Cambios en la distribución ocupacional y espacial de la población. En 1913, la población empleada en el sector primario había descendido al 40%, mientras que la del sector secundario se había elevado al 32%, y la del terciario al 28%. Crecimiento de las zonas urbanas. // c) Emigración transoceánica. Fueron un fenómeno característico del período 1815-1914: casi 50 millones de personas, mayormente procedentes de zonas rurales, emigraron hacia América y otros destinos. Muchos millones más se desplazaron dentro de Europa. Causas: razones “pesimistas”, razones “optimistas”. // d) Hacia una nueva sociedad. Desarrollo del movimiento obrero (sindicatos, etc.). AIT, Segunda Internacional, etc. -Los “pesimistas duros” ven el proceso de industrialización como algo totalmente negativo para los sectores trabajadores (es el caso de Toynbee y Hammond). Clapham discutía esta postura. En 1957, Hobsbawm fue el primero en fundamentar la posición pesimista con datos cuantitativos, tratando de demostrar que la industrialización había tenido un impacto negativo en el nivel de vida de los trabajadores. // Los ejes de la polémica eran tres: nivel de los salarios reales, pautas de consumo y distribución de la renta nacional. E.P. Thompson retomó en los ’60 la línea “pesimista”, pero argumentando que el impacto negativo de la RI no podía medirse con estadísticas, sino con el análisis de los valores, cultura, etc., y cómo se vieron transformados. El trabajador medio seguía estando muy próximo al nivel de subsistencia, en una época en que aumentaba enormemente la riqueza nacional, fruto de su propio trabajo en gran medida.

b) Hobsbawm. “La economía cambia de ritmo” -Aunque el ciclo comercial generó algunas depresiones entre 1873 y 1890, la producción mundial, lejos de estancarse, continuó creciendo, al igual que el comercio. Sin embargo, imperaba un malestar generalizado. -El sector más afectado por la crisis fue la agricultura, pues los precios de los cereales se desplomaron debido a la abundania. Los países que, como el Reino Unido, podían prescindir del campesinado, dejaron que este se atrofiara y lo reemplazaron por la importación masiva; otros, como Alemania y EEUU, elevaron los aranceles para protegerlo. -El mundo de los negocios. Esta fue una etapa de deflación: los precios bajaban y esto generaba una caída de los beneficios, al tiempo que los costes de producción no podían reducirse fácilmente y un gran mercado de bienes de consumo (que hubiera solucionado el problema) apenas estaba comenzando a gestarse. -Salidas de la crisis: una de las propuestas (que tuvo poca resonancia en los gobiernos) fue el bimetalismo, dado que se atribuía la caída de los precios a la escasez de oro (base del sistema mundial de pagos). Se proponía entonces un sistema basado en el oro y la plata, que podría elevar los precios. Los gobiernos se mostraron mejor dispuestos, en cambio, para aplicar medidas proteccionistas, para resguardar a los productores nacionales de la competencia extranjera. Esto implicaba poner fin al liberalismo económico clásico. Sólo el Reino Unido se negó a adoptar esta medida, dado que era el mayor exportador de productos industriales y el mayor importador de materias primas. Esto implicaba dejar que el campo se hundiese, pero las rentas de los ricos ya no dependían del campo. // La “nación” no tenía un lugar claro en la teoría pura del capitalismo liberal, cuyos elementos básicos eran las “compañías” o el individuo, impulsados por el imperativo de maximizar beneficios. Actuaban en el 54

“mercado global”. Pero en la práctica, este modelo resultaba inadecuado: las economías nacionales existían porque existían las naciones-Estado, e incluso las empresas transnacionales buscaban asociarse a una economía nacional sólida. Pero el mundo desarrollado no era tan sólo un agregado de economías nacionales. La industrialización y la depresión hicieron de ellas economías rivales. En conjunto, el proteccionismo industrial contribuyó a ampliar la base industrial del planeta, impulsando a las industrias nacionales a abastecer los mercados domésticos. -Más allá del proteccionismo, la respuesta de la economía capitalista frente a la crisis consistió en la concentración económica (formación de oligopolios) y en la introducción de la gestión científica del trabajo. Mediante estas dos respuestas se buscaba elevar el nivel de beneficios. Una tercera posibilidad para resolver los problemas del capitalismo fue la adopción de una política imperialista: la presión del capital para conseguir nuevos mercados, obtener materias primas y realizar inversiones rentables contribuyó a impulsar la política de expansión colonial. -Este fue un período de gran agitación social, no sólo entre los campesinos sino también entre las clases obreras, que comenzaron a constituir grandes movimientos socialistas. -La Belle Époque: a partir de mediados de 1890 y hasta 1914 se abrió un nuevo período de prosperidad. Fue en este clima de renacimiento capitalista que se dieron los debates entre revisionistas y ortodoxos dentro del marxismo: las predicciones de Marx no parecían cumplirse. En este período se produjo una redistribución del poder (declive relativo del Reino Unido, que es superado por EEUU y Alemania). La industrialización también se extendió a otros países (Escandinavia, Rusia, Japón, Italia, etc.) y el mercado de consumo se amplió. Por otra parte, Londres seguía siendo el centro financiero del mundo: el declive industrial del Reino Unido se vio compensando, en cierta forma, por su poderío financiero. -Otra característica del período fue la revolución tecnológica que, junto con el imperialismo y el aumento de los ingresos reales, permitió desarrollar un verdadero mercado de masas, al tiempo que se expandía el sector de servicios. Finalmente, la democratización de la política impulsó a muchos gobiernos a establecer políticas de bienestar social y a ampliar el sufragio. -A pesar del auge económico, sin embargo, las tendencias que se desarrollaban en este período llevarían a la PGM.

c) Kemp. “La teoría marxista del imperialismo” d) Robinson. “Bases no europeas del imperialismo europeo” -Este autor esboza una teoría de la colaboración. Parte de una definición de imperialismo como función política del proceso de integración de distintos países a la economía mundial, y afirma que el carácter del mecanismo de colaboración era el que determinaba si a un país se le permitía permanecer independiente o si se le incorporaba como colonia. -El énfasis en la colaboración permite explicar cómo Europa dominó áreas tan inmensas con tan pocas tropas y recursos, y también proporciona una explicación del proceso de descolonización. Crítica a las lecturas eurocentristas / economicistas del imperialismo. -Imperialismo: en la era industrial, es un proceso mediante el cual los agentes de una sociedad en expansión conquistan una desmedida influencia sobre órganos vitales de sociedades más débiles gracias a la “diplomacia del dólar” y a las armas, a la persuasión ideológica, la conquista, etc. El objetivo es modelar esos territorios según los intereses económicos imperantes, pero ninguna sociedad puede dominar sin que exista colaboración por parte de ciertos sectores. De Europa surgió el impulso económico y el imperativo estratégico de asegurarse el control de ciertos territorios, pero esto hubiera sido imposible sin cooperación local. No hay nada intrínsecamente imperialista en la inversión extranjera por sí sola (que, por ejemplo, contribuyó a la consolidación del Japón como gran potencia). Quizás sea importante el hecho de que ni Japón ni China ofrecieron colaboración alguna a los intereses de las potencias, y así la partición de China, que parecía inevitable, jamás ocurrió. Normalmente, la política europea era que si el imperio no salía barato, no valía la pena. -El caso extremo era el colono blanco, colaborador ideal, que hacía a veces innecesario apelar a los líderes nativos (y así es que, en Kenya, las Rhodesias o Sudáfrica, donde estos colonos tenían una presencia importante, las expropiaciones de tierras, la creación de reservas nativas y la formación de granjas de colonos fue lo más habitual). 55

-Entre 1820 y 1870 Europa intentó convertir a los regímenes afroasiáticos en colaboradores y reformar sus instituciones mediante el comercio. Pero en la medida en que esas economías estaban “incrustadas” en instituciones sociopolíticas (Polanyi), eran más o menos invulnerables al juego del mercado internacional, y la reforma económica chocaba con el conservadurismo local. Fue esto, así como la crisis de los sistemas de colaboración ya establecidos, lo que llevó a la expansión colonial. -Aunque los agentes del imperialismo actuaran desde fuera o desde dentro de las sociedades sometidas, siempre tenían que hacerlo a través de colaboradores indígenas y procesos políticos, porque su propio poder era limitado. Esencialmente, por lo tanto, el régimen colonial representaba una reconstrucción de la colaboración. La ocupación de territorios hacía mucho más fácil resolver los problemas de la colaboración. Por ejemplo, los europeos pudieron formar así a una pequeña élite nativa accidentalizada y educada para oficiar de funcionarios, a la vez que podía ejercer más control sobre las élites tradicionales. Suele decirse que era una política de “divide y reinarás”, pero es más exacto decir que la victoria era posible porque los súbditos ya estaban divididos socialmente. -No colaboración y descolonización: El nacionalismo anticolonial de las pequeñas élites modernas tenía que traducirse a términos más amplios de políticas indígenas, neotradicionales, antes de que pudiera amenazar y desplazar al sistema imperial de colaboración. Los nacionalistas tendían que alinear en contra del imperialismo a sectores que hasta entonces habían colaborado. Esto lo hacían mediante la organización de partidos. Pero cuando esos partidos llegaban al gobierno, su función como representantes de intereses tradicionales chocó con su función como representantes del conjunto de la sociedad.

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*** Consecuencias de la PGM (1918-1924). (Teórico-Prácticos)

a) Briggs y Clavin. “¿Un nuevo orden?” -El precio de la guerra. En 1918, ni los aliados ni las potencias centrales habían hecho, durante la contienda, planes de ningún tipo para la posguerra. Los costos de la guerra habían sido brutales, tanto en lo material como en lo humano. En los años posteriores habría, sin embargo, un notable crecimiento demográfico. De hecho, era más difícil recuperarse del coste financiero de la guerra que de las pérdidas humanas: el endeudamiento con los Estados Unidos alcanzó cifras astronómicas. Hubo una breve expansión económica entre 1919 y 1921, en gran medida por el efecto de la represión de la demanda durante la guerra, pero a partir de entonces se hicieron evidentes los problemas de fondo. Fueron los EEUU los que disfrutaron de un período de prosperidad en los ’20. -La Conferencia de Paz de París. Los Catorce Puntos de Wilson aspiraban a establecer una paz duradera a partir de los principios de autodeterminación de los pueblos, diplomacia abierta, apertura económica mundial y una comunidad internacional coherente que abandonase la práctica de los tratados secretos. Pero la Conferencia de Paz fue un fracaso. -Alemania y el Tratado de Versailles. En 1919, Keynes escribía un artículo condenando las desmedidas (y revanchistas) pretensiones francesas sobre Alemania, pretensiones que representaban una amenaza tremenda para el futuro. En efecto, el gobierno alemán no fue siquiera consultado en las negociaciones, y lo que se le ofreció fue una paz vergonzosa (más teniendo en cuenta que Alemania ni siquiera había sido derrotada). Alemania perdió sus colonias, se le amputaron territorios en la propia Europa (el Corredor de Danzig a manos de los polacos, Alsacia y Lorena volvieron a Francia), se la obligó a reducir su ejército a la mínima expresión y a desmilitarizar Renania. Además, Alemania era definida como la única culpable de la guerra, y se le imponían enormes reparaciones de guerra. Esto generó un amargo resentimiento en Alemania. EEUU fue el único en negarse a exigir reparaciones a Alemania, pero sí exigió a sus aliados el pago de sus respectivas deudas. Más aún, EEUU no estaba dispuesto a hacerse cargo de la seguridad de Francia, y hubo fuertes reticencias frente a la flamante Sociedad de Naciones. -La Sociedad de Naciones. El Senado norteamericano se opuso en 1919 a ratificar la Carta de la Sociedad de Naciones, con lo que quitaba apoyo también a la paz de Versailles. Básicamente, EEUU se retira de Europa, Gran Bretaña se aísla, y desconfía de las pretensiones francesas. La Sociedad de Naciones demuestra ser un fracaso, sobre todo por su carencia de influencia económica suficiente como 56

para asistir a las naciones emergentes del centro y este de Europa. Más aún, la ayuda económica norteamericana se daba con criterios excluyentes (marginando a países en donde se perfilaban regímenes comunistas, como el de Béla Kun en Hungría). // Contexto de crisis general de la agricultura por la brusca caída de los precios agrícolas. -La paz en la Europa central y del este. Creación de nuevas naciones, sobre todo a partir del desmembramiento del Imperio Austrohúngaro. Triunfo del “principio de nacionalidad”. Pero el vínculo entre estado nacional y democracia en la Europa del este era cada vez más débil debido a la crisis económica y a las tensiones sociales y políticas. Además, la aplicación del principio de “autodeterminación de los pueblos” era sumamente problemática (ej.: Balcanes). Los territorios perdidos por Rusia dieron lugar al nacimiento de Letonia, Lituania, Estonia, etc., al tiempo que se ampliaban Polonia y Finlandia. Para Hungría, la Paz de Versailles significó una gran pérdida de territorios. Italia, con 1.400.000 bajas en la guerra, no logró sus objetivos y vio la Paz de Versailles como una ofensa. Por otra parte, el principio de autodeterminación nacional azuzó a las viejas potencias centrales a conseguir el “retorno” de sus minorías (ej.: los alemanes de los Sudetes). // En el Imperio Otomano se produce un levantamiento nacionalista, encabezado por Kemal. -La guerra civil y la paz en Rusia, 1918-1921. Tratado de Brest-Litovsk en 1918, Rusia sale de la guerra. Caos económico, guerra civil contra los “blancos” zaristas. Creación del Ejército Rojo. “Terror blanco” y “terror rojo”. La eliminación despiadada de los opositores ajenos al partido y el carácter cada vez más antidemocrático del propio partido de Lenin fue el precio que se pagó por la victoria bolchevique. Los dirigentes bolcheviques habían subestimado los peligros del autoritarismo y del centralismo en su lucha por la victoria. En 1921 se abandona la política del comunismo de guerra, y se impulsa la NEP, un régimen económico más liberal, pero que no duraría. // También en Rusia surgía la cuestión de las nacionalidades. En apariencia, se tiene esto en cuenta cuando se crea la URSS (1922), pero en la práctica se avanzaba hacia una creciente homogeneización. -Las revoluciones de Alemania y Hungría. En 1919, el PSD llega al poder de la mano de Ebert. Fracaso de la revuelta espartaquista en los primeros días de 1919. // Intentos de golpe por parte de la derecha. // Hungría: fracaso de la revolución encabezada por Béla Kun. -Los imperios supervivientes: Inglaterra y Francia. Territorios coloniales alemanes pasan a GB. Guerra civil en Irlanda, en 1922 Irlanda del Sur obtiene concesiones importantes de GB. // En Inglaterra, ampliación del sufragio: en 1918 a todos los hombres mayores de 21, en 1921 a todas las mujeres de más de 30. Pero tan pronto como los trabajadores de Europa obtuvieron el voto, comprobaron que seguían siendo políticamente impotentes en las cuestiones que más les afectaban. -Italia: la primera víctima. Violencia política entre izquierda y derecha; polarización, crisis del liberalismo italiano. D’Annunzio, rechazo a los términos del Tratado de Versailles. Ascenso de la derecha. Auge del fascismo. Marcha sobre Roma (1922), ese mismo año Mussolini es nombrado primer ministro del reino. -Señales de peligro: Europa occidental, 1920-1924. Dictadura de Primo de Rivera en España. Dictadura de Salazar en Portugal (1927). Avance de la derecha alemana, hiperinflación, crisis económica (deuda interna, reparaciones de guerra). Ocupación francesa del Ruhr en reclamo del pago de las reparaciones. En 1923-24, Alemania se salvó (¿?) gracias a la diplomacia de Stresseman y a los dólares norteamericanos (crédito de 200 millones de dólares, “Plan Dowes”). -Señales de peligro: Europa oriental, 1920-1924. Caos originado por la guerra. Conflictividad social, antisemitismo, cuestión campesina. Influencia del modelo nacionalista alemán. Sólo el Estado checoslovaco parecía haber alcanzado cierta estabilidad. -Una estabilidad aparente. 1925-1928. Tratado ruso-alemán. Las relaciones franco-alemanas también se apaciguan (Stresseman-Briand, intentos de acercamiento). Tratado de Locarno entre Alemania y Francia, con ecos europeístas. Quedó en la nada, y las señales optimistas de Locarno deberían esperar hasta después de la SGM. Tibia recuperación económica. En Rusia: NEP.

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