Resumenes Introduccion A La Problematica Del Mundo Contemporaneo

  • Uploaded by: Bri Far
  • 0
  • 0
  • March 2021
  • PDF

This document was uploaded by user and they confirmed that they have the permission to share it. If you are author or own the copyright of this book, please report to us by using this DMCA report form. Report DMCA


Overview

Download & View Resumenes Introduccion A La Problematica Del Mundo Contemporaneo as PDF for free.

More details

  • Words: 7,067
  • Pages: 20
Loading documents preview...
UNA EPOCA DE CAMBIOS O UN CAMBIO DE EPOCA – JOSE DE SOUSA SILVA Cuando hablamos de épocas de cambio y cambios de época es necesario comprender las singularidades que componen cada uno de los términos. Para empezar podemos hacer una simple diferencia en que las épocas de cambio se caracterizan por acentuar la importancia en los medios de producción y la tecnología que permite la misma, sumado al no cuestionamiento del paradigma tecnológico dominante ni los fines por parte de la fuerza de trabajo, y la sociedad en general. Cuando hablamos de épocas de cambio hablamos de cuantitatividad, de una relativa estabilidad, mas producción más ganancia, mejor es el resultado con el respaldo de los medios y la tecnología. El fin justifica los medios. Hay una satisfacción generalizada. Valores y principios, modelos y paradigmas, son elementos de referencia que moldean la actividad de los actores de la producción, estableciendo un enfoque y lo que es “moderno”. Las organizaciones enfocaran sus cambios en base a razones inherentes a su entorno, limitaciones, aspiraciones necesidades y potencial. En conclusión, es por esto que los cambios en una determinada época se concentran más en los medios que en los fines, estos últimos no están bajo cuestionamiento. Es excepción si un organismo hace un cambio radical de su proyecto y modelo de desarrollo. Caso Cuba, 1959. Una Época de cambios no es característica de cambios radicales en relaciones de producción, poder, experiencia humana o cultura. Es cuando las irregularidades del antiguo paradigma de trabajo, dentro de la época de cambios, son demasiadas y tan evidentes e irreversibles que la sociedad comienza a cuestionar los fines para los cuales estaban movilizados, ya que estos conllevan un agotamiento en la fuerza laboral, malas condiciones de producción, un peligro ecológico, o los ideales han cambiado, es entonces que hablamos de un cambio de época. Un cambio caracterizado por la calidad y no la cantidad. Por la inestabilidad de este tipo de situación, resulta no ser fácil identificar el cambio de época. Amén de esto, es posible verificarlas fallas del antiguo régimen, su pérdida de estabilidad y validez, si ya se han puesto a transformar las relaciones de poder y producción, la exp. humana y la cultura, de forma irreversible y profunda. La visión de mundo y paradigma internacional está en crisis. La antigua visión mecánica y el paradigma de desarrollo han perdido su validez. La humanidad critica de forma irreversible los cambios ambientales, sociales y económicos asociados a la naturaleza. Esto deviene en un profundo cuestionamiento de la naturaleza, rumbo y prioridades del desarrollo. Todos los valores, conceptos, paradigmas y modelos están perdiendo la capacidad de ser la guía valida y confiable. Resultando en una inestabilidad de los elementos de referencia para el desarrollo. Las premisas externas para el cambio determinan que las iniciativas del mismo, están fuera y no dentro de los organismos. En mayor o menor grado, todas las organizaciones y naciones tiemblan en este contexto, pero por razones externas, porque su entorno relevante está cambiando rápida y profundamente. Naturaleza transformacional de los cambios. Todo está bajo cuestionamiento. Por esto es que en un cambio de época, son primero los fines, luego los medios. Revolución tecnológica. El paradigma informacional conducirá a la humanidad de la época industrialista a una época del informacionalismo. Esta rev. aportará profundas y variadas transformaciones, como la biorevolución y la ingeniería genética. Como la guía previa ya no sirve para continuar ejerciendo su papel, y la siguiente guía confiable aún no está disponible, se genera una parálisis nacida de la incertidumbre y la desorientación generalizada, turbulencias y vulnerabilidad. Para comprender la época emergente, solamente algunas señales ya visibles nos permiten vislumbrar algunas de sus características más básicas que están por consolidarse.

La lógica de red es una de las características más generales de la época emergente. Sintetizando, la red es un conjunto de nodos interconectados. Puntos donde la red intercambia insumos y productos entre los miembros conectados a su vez por valores, reglas y propósitos asociados a dicha red. Esta puede expandirse dejando atrás los límites, asociando nuevos nodos de capacidad comunicativa en la red misma, ya que comparten los códigos comunes de comunicación. Estos pueden ser parte de otras redes a su vez. Diferentes sistemas de medios, diferentes objetivos. En la economía informacional, la información es insumo a la vez que producto. Esta es una clara transformación en las relaciones de producción. Los productos, procesos y servicios más relevantes serán aquellos intensivos de conocimiento. Competitividad y productividad como comandantes de la economía informacional. La primera deviene de una flexibilidad organizacional y gerencial, la productividad deriva de la innovación tecnológica. El nacimiento de un cuarto mundo. Conformado por los excluidos de las políticas económicas y olvidados por las políticas sociales, dada una globalización del capital, pero una localización del trabajo. La primera, de la eliminación del tiempo y el espacio, gracias a lo electrónico. La localización del trabajo, por la flexibilización. Bajo esta lógica crece una exclusión social sin antecedentes. Lógica obedecida mundialmente de acuerdo a la acumulación del capitalismo informacional y global. Transformaciones en las relaciones de poder. A partir de la revolución industrial, el dinero asumió el liderazgo en la ecuación de poder fuerza – dinero. Es desde ahora que el conocimiento forma parte de la ecuación, y se posiciona como líder absoluto; fuerza, dinero y conocimiento. Será usado para cambiar las realidades sociales y materiales. El poder estará con los que monopolizan cierto conocimiento vital para la mayoría de los otros actores sociales. De la frase “conocimiento es poder”, de Bacon, a “Conocimiento es el poder”. Las corporaciones transnacionales ya son los actores globales con poder para decidir o influenciar en decisiones antes definidas dentro del Estado-Nación. El futuro de la familia es incierto, los medios de comunicación están promoviendo su fragmentación irreversible, esto es una clara transformación en la experiencia humana. La información que reside en los medios de comunicación promueven el individualismo y el cuestionamiento de las reglas del régimen patriarcal que profundizo su crisis en torno a los contextos sociales, culturales e institucionales que ocurren a nivel mundial. Deviniendo esto en nuevas formas de sociabilidad en busca de nuevas experiencias, fuera del marco del antiguo modelo de comportamiento. Transformación cultural. La sociedad-red parece desincorporar las relaciones sociales para crear la cultura de la realidad virtual como dominante, reemplazando los contactos cara a cara. Los que controlen medios de comunicación aumentaran su poder de forma vertiginosa. Transformación en el modo de producción de conocimiento. Mientras el modo clásico de producción de conocimiento fue diseñado principalmente, pero no de manera exclusiva, para generar conocimiento nuevo, el modo emergente principalmente viene a reconfigurar conocimiento y experiencias ya existentes, en cuanto a los diferentes contextos que los demandan. Si es el caso de no ser suficientes este conocimiento y experiencias, se gestara nuevo conocimiento. El nuevo modo de producción emerge para manejar problemas y desafíos más complejos. Este esfuerzo ira más allá de las disciplinas disponibles. Será imposible generar conocimiento válido en el contexto de su aplicación sin incluir la participación de los actores que, constituyendo el contexto, tienen intereses directos o indirectos en las consecuencias positivas y negativas de las iniciativas de esta índole. Reflexividad social. Capacidad para reflexionar desde la perspectiva e intereses de cada uno de los actores participantes del esfuerzo. Compromiso social implica generar conocimiento comprometido con las realidades. La participación de otros actores y organizaciones implica la incorporación de nuevos criterios y parámetros para definir lo que es conocimiento válido. Criterios ambientales, sociales, económicos, políticos, institucionales y éticos serán añadidos a los criterios científicos y técnicos, que obviamente continuaran siendo importantes.

Otro paradigma para el desarrollo humano sustentable. Ascenso y declinación de la “idea de desarrollo”

La premisa de este artículo radica en lo siguiente: No existen paradigmas neutrales. Al influir en una forma de ser, sentir, pensar, hacer y hablar, un paradigma condiciona un modo de vida. Si los humanos inventaron la cultura para dar sentido a su existencia, un paradigma de desarrollo, construido por humanos, es también portador de símbolos, códigos y rituales culturales. Un paradigma construye para nosotros un mundo con los significados del mundo de sus autores. Al adoptar un paradigma, adoptamos sus significados, que usaremos para constituir nuestro mundo emulando su mundo de origen (Blaut 1993). ¿Qué es, entonces, el mundo? Si a cada paradigma corresponde un conjunto de verdades sobre la realidad y su dinámica, no hay ‘uno’ sino tantos ‘mundos’ cuantos son los paradigmas disponibles. Debemos criticar los paradigmas dominantes en nuestros países, para reemplazarlos por otros de cuya construcción debemos participar conscientemente. Un paradigma debe ser un camino hacia un lugar que tiene sentido para los caminantes.

El proceso de globalización y la profundización de las crisis - Carlos Gracián Gracián nos introduce en el artículo mencionando que una de las características del momento histórico actual es que nos encontramos en una transición. Desde los ‘90 que se pone en cuestionamiento la unipolaridad norteamericana y su hegemonía. El trabajo tendrá por objetivos, por un lado, dar cuenta de los cambios en la fisonomía del capitalismo (pasaje de modalidad industrial a financiera) y su relación con la proliferación y profundización de la crisis y, por otro, reflexionar sobre los cambios en la lógica de la geopolítica global ligadas al proceso de modificación del capitalismo. De la hegemonía productiva a la reestructuración financiera (1950-1970) Terminada la Segunda Guerra Mundial el capitalismo comenzó una etapa llamada “Cuarto de siglo de Oro”. Fue caracterizada por elevados niveles de rentabilidad en los sectores más concentrados de la economía gracias a la expansión del Estado como organizador de la vida social, es decir, como eje central de la reasignación de recursos a través de la ampliación de infraestructura y el salario indirecto. Esto implicó una sustancial mejora de los sectores populares. A esta etapa se la denominó “la consolidación del Estado de Bienestar” y se caracterizó por la promoción de un nuevo ordenamiento internacional y como por los esfuerzos de EEUU de consolidar la expansión geográfica del fordismo taylorista (forma de acumulación sostenida por producción de objetos en masa y serie). EEUU como potencia vencedora de la 2da guerra mundial, logró imponer una política monetaria que tiene como eje articulador mundial su moneda. De esta manera la hegemonía monetaria norteamericana se apoyó sobre su aparato productivo (intacto tras la guerra y sostenido por un expansivo mercado interno) y su capacidad financiera (sostenida por su moneda como única divisa de peso respaldada por aparato productivo y las reservas en oro). En cuanto a las políticas keynesianas: el principal fin era aumentar la demanda de bienes en una escala considerable (aumentar consumo de sectores populares) para que impacte directamente en la estructura económica. Lo primero a realizar era modificar los mecanismos de distribución del ingreso (si aumenta el sueldo, aumenta el consumo). Luego el empresario debe tener razones para aumentar la cantidad de empleados y maquinaria (aumentar las inversiones productivas). Así es que el Estado adquiere un rol fundamental por un lado por la política fiscal (gasto público y administración de impuestos) realizando inversiones en transporte o energía reduciendo los costos para las empresas. Y por otro lado por la ampliación de la protección social (subsidio a transporte, créditos de vivienda, seguros de desempleo). Dentro del plano ideológico, la expansión del “desarrollismo” como nuevo paradigma que da coherencia y sentido al mundo occidental estaba organizado a partir del postulado del “fin de las ideologías” pretendiendo clausurar el período anterior y adjudicándole los desastres del pasado a las revoluciones sociales. Se trata del proceso de construcción de la hegemonía de posguerra. Estos postulados buscan consagrar un discurso tecnocrático como el mejor medio para regular la vida de las democracias occidentales e industrializadas. No debe existir un pensar ideológico sino “técnico”. Si bien se recurre al Estado como garante para el desarrollo de la economía, este debía ser necesariamente desideologizado, es decir, era visto como un instrumento técnico. Para la década de los años ‘60 la rentabilidad empresarial estaba estancada o en descenso. Comenzaba a surgir un problema para el capitalismo: la durabilidad de los objetos. La reducción de la tasa de ganancias empresarial (por el agotamiento de la renovación tecnológica y la ausencia de un cambio tecnológico) sumado al contexto determinado por una correlación de fuerzas favorable a los sectores subalternos (y su mayor capacidad de organización, movilización y disputa) y a los movimientos insurgentes de la periferia, colocaban al capital en una posición cada vez más delicada. En este contexto de aumento de la crisis política y parálisis productiva (lo que Gorz denomina crisis de gobernabilidad y saturación del mercado interno), en 1973 ocurre la crisis petrolera que impulsó el desmoronamiento del andamiaje ideológico construido a partir del desarrollismo y el fin de las ideologías. Así EEUU comienza un proceso de reestructuración económica que lo encamina a reafirmar su hegemonía en las finanzas globales (tras negociar la exclusividad para los bancos norteamericanos en el proceso de “reciclaje de los petrodólares” es decir el dólar se convierte en la moneda a través de la cual se comercializan los mayores volúmenes de crudo). Gracián indica que este viraje tendrá su saldo: entre ellos, un proceso de desindustrialización interno que ataca fuertemente a trabajadores y consumidores.

La globalización consecuencias humanas - Zygmunt Bauman

Segregación, fragmentación, secesión. Hacia una nueva geografía social en la aglomeración de Buenos Aires - Marie-France Prévôt Schapira. La producción de las periferias metropolitanas en Latinoamérica se ha caracterizado por el desarrollo de enclaves urbanos, residenciales y comerciales. Estos enclaves abarcan tanto los grandes conjuntos urbanos de vivienda de interés social como fraccionamientos y conjuntos privados orientados a poblaciones de altos ingresos. Ambas periferias responden a razones sociales muy diferentes, pero con una misma lógica espacial: la del enclave, el cual profundiza el aislamiento y la distancia social con sus entornos, generando segregación y fragmentación. En esta investigación, se pretenden rescatar los procesos sociales y espaciales de ‘enclavamiento’ o de ‘insularización’ en dos casos: una urbanización cerrada del nororiente —Zona Esmeralda— y un conjunto urbano del oriente —San Buenaventura—, ambos limítrofes de la Zona Metropolitana del Valle de México.

Devenires del apetito argentino - Matías Bruera – en Quevedo, Luis Alberto La cultura argentina hoy: Tendencias. Durante el siglo XX la cultura fue un campo de batalla tan intenso como el de la guerra o el de la expansión desenfrenada del capitalismo; fue el escenario en que murieron todos los géneros –discursivos, artísticos, sexuales– entendidos como clasificaciones rígidas. Por contraposición, el siglo XXI parece libre de dramatismos, casi desangelado. ¿Cómo definir los rasgos culturales distintivos de este siglo, sin la pretensión de dar con un solo “espíritu de época”? Este libro, coordinado por Luis Alberto Quevedo, uno de los máximos referentes en el estudio de la cultura actual, no sólo reúne trabajos capaces de revelar un estado de cosas; además, inventa y propone conceptos para pensar, fuera de los moldes heredados, estilos de vida, experiencias y manifestaciones artísticas de nuestro presente. A partir de la idea de “tendencias”, que no son modas momentáneas sino prácticas con cierto arraigo y estabilidad, los autores trazan un mapa de la cultura argentina de hoy y sus recorridos más significativos. Así, explican la desaparición del cuerpo natural y su transformación en territorio de intervenciones múltiples (mediante cirugías, tatuajes, piercings, el control de los alimentos que se consumen y el culto de dietéticas naturistas) o las mutaciones del espacio público, que se siente como un ámbito amenazado por la “otredad” pero aparece surcado por eventos colectivos y una variada oferta cultural, desde La Noche de las Librerías y las Gallery Nights hasta el auge del running urbano. También reseñan las formas híbridas que adoptan las culturas juveniles (los booktubers y los nuevos espectadores-críticos, que reinventan la crítica literaria y de espectáculos, al instalar una modalidad y una retórica más horizontales), las nuevas opciones de militancia política, el uso de las redes sociales, las tecnologías que ya se integraron a la vida cotidiana y cuya desmaterialización creciente cambiará también los modos de existencia. Al eludir la fugacidad oportunista programada por las industrias del entretenimiento, este libro capta las líneas profundas que definen la cultura argentina, entre las prácticas globalizadas y las particularidades locales, entre la libertad expresiva de las nuevas tecnologías y la influencia del mercado, entre el cultivo de una estética “retro” y la imaginación del futuro. Así, sin forzar hipótesis totalizadoras, articula un panorama revelador de la sociedad contemporánea.

Resumen del libro Psicopolítica (Byung-Chul Han) La crisis de la libertad La explotación de la libertad La libertad del sujeto es un espejismo y está bajo la férula del modelo neoliberal, que la explota para la reproducción del capital; además estimula su rendimiento y optimización. Por lo tanto, el sentido de libertad se reduce a fines crematísticos. La dictadura de la capital La lucha de clases interna sustituye a la lucha de clases, esta última fue desarrollada en los escritos de Marx y Engels; por tanto, la distinción entre el proletario y la burguesía es difusa, de esta manera es imposible la revolución. Por otro lado, el “fracasado” del sistema es imbuido en un estado depresivo, así pues, se elimina su espíritu revolucionario. Dictadura de la transparencia Surge una suerte de Big Brother adaptado a los tiempos tecnológicos, esto es, el Big Brother digital, quien se encarga de vigilar y controlar a los sujetos. Su eficacia supera al orwelliano, puesto que los sujetos brindan información por su propia voluntad. No es necesario un exhaustivo control de sus vidas. El Big Data recopila estos datos y las utiliza para condicionar el pensamiento, es decir, no quiere que pienses sino el piensa por ti. Además, cuantifica al sujeto vaciándole de su contenido espiritual Poder inteligente Han establece una bifurcación del poder, esto es, el poder disciplinario y el poder inteligente. El primero está íntimamente relacionado con Foucault y actúa de forma prohibitiva y represiva; en cambio, el segundo es la manifestación plena del régimen neoliberal y está asociada a la seducción antes que a la prohibición. En consecuencia, es más eficaz que el poder disciplinario.

Posdata sobre las sociedades - Gilles Deleuze. I. HISTORIA Foucault situó las sociedades disciplinarias en los siglos XVIII y XIX; estas sociedades alcanzan su apogeo a principios del XX, y proceden a la organización de los grandes espacios de encierro. El individuo no deja de pasar de un espacio cerrado a otro, cada uno con sus leyes: primero la familia, después la escuela (“acá ya no estás en tu casa”), después el cuartel (“acá ya no estás en la escuela”), después la fábrica, de tanto en tanto el hospital, y eventualmente la prisión, que es el lugar de encierro por excelencia. Es la prisión la que sirve de modelo analógico: la heroína de Europa 51 puede exclamar, cuando ve a unos obreros: “me pareció ver a unos condenados...”. Foucault analizó muy bien el proyecto ideal de los lugares de encierro, particularmente visible en la fábrica: concentrar, repartir en el espacio, ordenar en el tiempo, componer en el espacio-tiempo una fuerza productiva cuyo efecto debe ser superior a la suma de las fuerzas elementales. Pero lo que Foucault también sabía era la brevedad del modelo: sucedía a las sociedades de soberanía, cuyo objetivo y funciones eran muy otros (recaudar más que organizar la producción, decidir la muerte más que administrar la vida); la transición se hizo progresivamente, y Napoleón parecía operar la gran conversión de una sociedad a otra. Pero las disciplinas a su vez sufrirían una crisis, en beneficio de nuevas fuerzas que se irían instalando lentamente, y que se precipitarían tras la segunda guerra mundial: las sociedades disciplinarias eran lo que ya no éramos, lo que dejábamos de ser. Estamos en una crisis generalizada de todos los lugares de encierro: prisión, hospital, fábrica, escuela, familia. La familia es un “interior” en crisis como todos los interiores, escolares, profesionales, etc. Los ministros competentes no han dejado de anunciar reformas supuestamente necesarias. Reformar la escuela, reformar la industria, el hospital, el ejército, la prisión: pero todos saben que estas instituciones están terminadas, a más o menos corto plazo. Sólo se trata de administrar su agonía y de ocupar a la gente hasta la instalación de las nuevas fuerzas que están golpeando la puerta. Son las sociedades de control las que están reemplazando a las sociedades disciplinarias. “Control” es el nombre que Burroughs propone para designar al nuevo monstruo, y que Foucault reconocía como nuestro futuro próximo. Paul Virilio no deja de analizar las formas ultrarrápidas de control al aire libre, que reemplazan a las viejas disciplinas que operan en la duración de un sistema cerrado. No se trata de invocar las producciones farmacéuticas extraordinarias, las formaciones nucleares, las manipulaciones genéticas, aunque estén destinadas a intervenir en el nuevo proceso. No se trata de preguntar cuál régimen es más duro, o más tolerable, ya que en cada uno de ellos se enfrentan las liberaciones y las servidumbres. Por ejemplo, en la crisis del hospital como lugar de encierro, la sectorización, los hospitales de día, la atención a domicilio pudieron marcar al principio nuevas libertades, pero participan también de mecanismos de control que rivalizan con los más duros encierros. No se trata de temer o de esperar, sino de buscar nuevas armas. II. LÓGICA En la situación de disciplina, la fábrica era un cuerpo que llevaba a sus fuerzas interiores a un punto de equilibrio: lo más alto posible para la producción, lo más bajo posible para los salarios; pero en una sociedad de control, la fábrica es reemplazada por la empresa, que es un alma, un gas. Si los juegos televisados más idiotas tienen tanto éxito es porque expresan adecuadamente la situación de empresa. La fábrica convertía a los individuos en cuerpos, por la doble ventaja del patrón que vigilaba a cada elemento y de los sindicatos que movilizaban masas de resistencia; pero la empresa introduce una rivalidad inexplicable entre los individuos como sana motivación. Del mismo modo, la educación permanente tiende a reemplazar a la empresa. En la sociedad de disciplina siempre se estaba empezando de nuevo, en la sociedad de control nunca se termina nada. El capitalismo ya no se basa en la producción, que relega frecuentemente a la periferia del tercer mundo. Lo que se quiere vender ya no son productos, sino servicios y lo que se quiere comprar son acciones, no materias primas. El servicio de venta se ha convertido en el alma de la empresa. El marketing es ahora el instrumento del control social. El hombre ya no es el hombre encerrado, sino el hombre endeudado. III. PROGRAMA No es necesaria la ciencia ficción para concebir un mecanismo de control que señale a cada instante la posición de un elemento en un lugar abierto, animal en una reserva, hombre en una empresa (collar electrónico). Félix Guattari imaginaba una ciudad en la que cada uno podía salir de su departamento, su calle, su barrio, gracias a su tarjeta

electrónica (dividual) que abría tal o cual barrera; pero también la tarjeta podía no ser aceptada tal día, o entre determinadas horas: lo que importa no es la barrera, sino el ordenador que señala la posición de cada uno, lícita o ilícita, y opera una modulación universal. El estudio socio-técnico de los mecanismos de control, captados en su aurora, debería ser categorial y describir lo que está instalándose en vez de los espacios de encierro disciplinarios, cuya crisis todos anuncian. Puede ser que viejos medios, tomados de las sociedades de soberanía, vuelvan a la escena, pero con las adaptaciones necesarias. Lo que importa es que estamos al principio de algo. En el régimen de prisiones: la búsqueda de penas de “sustitución”, al menos para la pequeña delincuencia, y la utilización de collares electrónicos que imponen al condenado la obligación de quedarse en su casa a determinadas horas. En el régimen de las escuelas: las formas de evaluación continua, y la acción de la formación permanente sobre la escuela, el abandono concomitante de toda investigación en la Universidad, la introducción de la “empresa” en todos los niveles de escolaridad. En el régimen de los hospitales: la nueva medicina “sin médico ni enfermo” que diferencia a los enfermos potenciales y las personas de riesgo, que no muestra, como se suele decir, un progreso hacia la individualización, sino que sustituye el cuerpo individual o numérico por la cifra de una materia “dividual” que debe ser controlada. En el régimen de la empresa: los nuevos tratamientos del dinero, los productos y los hombres, que ya no pasan por la vieja forma-fábrica. Son ejemplos bastante ligeros, pero que permitirían comprender mejor lo que se entiende por crisis de las instituciones, es decir la instalación progresiva y dispersa de un nuevo régimen de dominación. Una de las preguntas más importantes concierne a la ineptitud de los sindicatos: vinculados durante toda su historia a la lucha contra las disciplinas o en los lugares de encierro (¿podrán adaptarse o dejarán su lugar a nuevas formas de resistencia contra las sociedades de control?). ¿Podemos desde ya captar los esbozos de esas formas futuras, capaces de atacar las maravillas del marketing? Muchos jóvenes reclaman extrañamente ser “motivados”, piden más cursos, más formación permanente: a ellos corresponde descubrir para qué se los usa, como sus mayores descubrieron no sin esfuerzo la finalidad de las disciplinas. Los anillos de una serpiente son aún más complicados que los agujeros de una topera.

Consumidores y ciudadanos – García Canclini Este libro trata de entender cómo los cambios en la manera de consumir han alterado las posibilidades y las formas de ser ciudadano. Siempre el ejercicio de la ciudadanía estuvo asociado a la capacidad de apropiarse de los bienes y a los modos de usarlos, pero se suponía que esas diferencias estaban niveladas por la igualdad en derechos abstractos que se concretaban al votar al sentirse representado por un partido político o un sindicato. En un tiempo en el que las campañas electorales se trasladan de los mítines a la televisión, de las polémicas doctrinarias a la confrontación de imágenes y de la persuasión ideológica a las encuestas de marketing, es coherente que nos sintamos convocados como consumidores aun cuando se nos interpele como ciudadanos. Lo propio y lo ajeno: una oposición que se desdibuja A mediados de este siglo, era frecuente en algunos países latinoamericanos que una discusión entre padres e hijos sobre lo que la familia podía comprar o sobre la competencia con los vecinos terminara con el dictamen paterno: "Nadie está contento con lo que tiene". Las luchas generacionales acerca de lo necesario y lo deseable muestran otro modo de establecer las identidades y construir lo que nos distingue. Nos vamos alejando de la época en que las identidades se definían por esencias históricas: ahora se configuran más bien en el consumo, dependen de lo que uno posee o es capaz de llegar a apropiarse. ¿Cómo vamos a estar felices con lo propio cuando ni siquiera se sabe qué es? En los siglos xix y xx, la formación de naciones modernas permitió trascender las visiones aldeanas de campesinos e indígenas, y a su vez evitó que nos disolviéramos en la vasta dispersión del mundo. Los objetos pierden la relación de fidelidad con los territorios originarios. La cultura es un proceso de ensamblado multinacional, una articulación flexible de partes, un montaje de rasgos que cualquier ciudadano de cualquier país, religión o ideología puede leer y usar. Lo que diferencia a la internacionalización de la globalización es que en el tiempo de internacionalización de las culturas nacionales se podía no estar contento con lo que se tenía y buscarlo en otra parte. Qué duda cabe Si consideramos las maneras diversas en que la globalización incorpora a distintas naciones, y a distintos sectores dentro de cada nación, su trato con las culturas locales y regionales no puede ser pensado como si sólo buscara homogeneizarlas. ¿Qué otras perspectivas existen hoy? Hasta hace pocos años se pensaba como alternativa la mirada política. El mercado desacreditó esta actividad de una manera curiosa: no sólo luchando contra ella, exhibiéndose más eficaz para organizar las sociedades, sino también devorándola, sometiendo la política a las reglas del comercio y la publicidad, del espectáculo y la corrupción. Reconcebir la ciudadanía como "estrategia política"4 sirve para abarcar las prácticas emergentes no consagradas por el orden jurídico, el papel de las subjetividades en la renovación de la sociedad, y, a la vez, para entender el lugar relativo de estas prácticas dentro del orden democrático y buscar nuevas formas de legitimidad estructuradas en forma duradera en otro tipo de Estado. La nueva escena sociocultural

Vemos en cinco procesos las modificaciones socioculturales que están ocurriendo en todos estos campos: · Pérdida de peso de los organismos locales y nacionales en beneficio de los conglomerados empresariales de alcance transnacional. · Del barrio a los condominios, de las interacciones próximas a la diseminación policéntrica de la mancha urbana, sobre todo en las grandes ciudades, donde las actividades básicas (trabajar, estudiar, consumir) se realizan a menudo lejos del lugar de residencia y donde el tiempo empleado para desplazarse por lugares desconocidos de la ciudad reduce el disponible para habitar el propio. · La reelaboración de "lo propio", debido al predominio de los bienes y mensajes procedentes de una economía y una cultura globalizadas sobre los generados en la ciudad y la nación a las cuales se pertenece.

· La consiguiente redefinición del sentido de pertenencia e identidad, organizado cada vez menos por lealtades locales o nacionales y más por la participación en comunidades transnacionales de consumidores. · El pasaje del ciudadano como representante de una opinión pública al ciudadano como consumidor interesado en disfrutar de una cierta calidad de vida. Del pueblo a la sociedad civil Estudiar la reestructuración de los vínculos entre consumo y ciudadanía es un modo de explorar salidas del laberinto en que nos ha dejado la crisis de lo popular. Todavía se escucha en manifestaciones políticas de ciudades latinoamericanas: "Si éste no es el pueblo, ¿el pueblo dónde está?". Además, cuando lo que llamamos el pueblo vota, surge otra pregunta inquietante: ¿por qué consiguen líderes que empobrecieron a las mayorías preservar el consenso entre las masas perjudicadas? No hay una sola explicación. Más bien se trata de armar un rompecabezas: entender cómo las fuerzas hegemónicas vienen logrando situarse en los escenarios estratégicos de la economía, la política y las comunicaciones donde se transformaron las sociedades de esta segunda mitad del siglo XX. Así como "lo popular" se fue volviendo inaprehensible por la multiplicidad de puestas en escena con que el folclor, las industrias culturales y el populismo político lo representan, hoy se usa sociedad civil para legitimar las más heterogéneas manifestaciones de grupos, organismos no gubernamentales, empresas privadas y aun individuos. La reinvención de las políticas El proceso que se comenzó a describir como globalización puede resumirse como el pasaje de las identidades modernas a otras que podrían ser nombradas, aunque el término sea cada vez más incómodo, como posmodernas. Las identidades modernas eran territoriales y casi siempre monolingüísticas. Se fijaron subordinando a las regiones y etnias dentro de un espacio más o menos arbitrariamente definido, llamado nación, y oponiéndola, bajo la forma que le daba su organización estatal a otras naciones. Las políticas de homogeneización modernizadora escondieron la multiculturalidad bajo el dominio del español y la diversidad de formas de producción y consumo dentro de los formatos nacionales. En cambio, las identidades posmodernas son transterritoriales y multilingüísticas. Se estructuran menos desde la lógica de los Estados que de los mercados; en vez de basarse en las comunicaciones orales y escritas que cubrían espacios personalizados y se efectuaban a través de interacciones próximas, operan mediante la producción industrial de cultura, su comunicación tecnológica y el consumo diferido y segmentado de los bienes. La investigación como ensayo Este volumen está a mitad del camino entre un libro de investigación y un conjunto de ensayos. Los tres primeros capítulos nacieron de estudios empíricos realizados sobre el consumo cultural en la ciudad de México. Esas investigaciones le dieron a Néstor García los puntos de partida para desarrollar la presente reflexión sobre las transformaciones de la cultura en la capital mexicana y en otras ciudades de América Latina.

PRIMERA PARTE: CIUDADES EN GLOBALIZACIÓN El consumo sirve para pensar: Se entiende en aspectos comunes que consumir es hacer gastos inútiles o tener compulsiones irracionales sobre las cosas y adquirirlas, más la sociedad no es consciente de como los medios masivos de comunicación actúan sobre el consumo ¿no se dan cuenta los adictos a los medios, de que los noticieros mienten y las telenovelas distorsionan la vida real?; hay que mirar los procesos de consumo como algo más complejo, que la relación entre los medios manipuladores y las audiencias dóciles, muestra de ellos es que la hegemonía cultural no se realiza mediante acciones verticales en las que los dominadores aprisionan a los receptores, pues entre unos y otros se reconocen mediadores en los cuales se ha dejado de concebir los vínculos entre quienes emiten los mensajes y quienes lo reciben como relaciones de dominación, por esta razón hay que situar los procesos comunicacionales en un encuadre que surge a partir de teorías e investigaciones sobre el consumo.

Hacia una teoría multidisciplinaria: A lo largo de la historia se han hecho diversos análisis y estudios en cuanto a lo que ocurre cuando consumimos, más no existe una teoría sociocultural del consumo, a la cual el autor se propone en realizar una conceptualización global del consumo destacando los procesos de comunicación y recepción de bienes simbólicos, “el consumo es el conjunto de procesos socioculturales en que se realizan la apropiación y los usos de los productos” es decir, por qué consumimos como algo más que ejercicios de gustos, antojos y compras irreflexivas, según suponen los juicios moralistas, o actitudes individuales. El consumo desde su racionalidad económica es definido como el lugar en el que se completa el proceso iniciado para generar productos, donde se realiza la expansión del capital y se reproduce la fuerza del trabajo. Pero esto como determina porque consumimos, depende las grandes estructuras de administración del capital, el modo en que se planifica la distribución de los bienes y servicios, se puede no estar de acuerdo con esta estrategia de quien consume más y quienes menos pero las ofertas de bienes y la publicidad que en ello se plantea no son actos arbitrarios, una teoría más compleja acera de la interacción entre consumidores y productores, emisores y receptores basada en el pensamiento marxista plantea que se desarrollan corrientes de antropología y sociología urbana, revela que el consumo se manifiesta también de una racionalidad sociopolítica interactiva, en donde consumir es participar en un escenario de disputas por aquello que la sociedad produce y el cómo usarlo, en donde la interacción de los productores y los emisores aparte de seducir a los destinatarios sino justificarse con ellos racionalmente, muestra de la complicidad que hay entre el consumo y la ciudadanía. De esta manera se plantea una línea de trabajo que estudia el consumo como un lugar de diferenciación entre el statu quo en aspectos simbólicos y estéticos de la racionalidad consumidora en donde la lógica que rige la apropiación de los bienes en tanto objetos de distinción no es la satisfacción de necesidades, sino la de la escasez de los bienes y la imposibilidad de que otros la tengan, generando así que en una sociedad se den elementos de distinción o discriminación en tanto otros sectores de la misma sociedad entiendan en alguna medida su significado lo que lleva a la racionalidad integrativa y comunicativa de una sociedad. ¿Hay una racionalidad posmoderna? Ha surgido una nueva corriente del pensamiento posmoderno acerca de la diseminación del sentido, la dispersión de los signos y la dificultad para establecer códigos estables y compartidos, es decir en resumidas cuentas una incomunicación donde se manifiesta con mayor evidencia la crisis de la racionalidad moderna y sus efectos sobre el desarrollo cultural y social. Algo sorprendente de un pensamiento posmoderno es un análisis sobre reflexiones filosóficas, relacionándolo así con la forma arquitectónica y organizacional de la industria cultural y las interacciones sociales, donde se observa que una sociedad no puede soportar erráticamente la manifestación de los deseos y por ende tampoco su significado, es decir se necesitan estructuras en las que se piense y ordene aquello que deseamos, hay que pensar a la hora de saber que se consume, ser más racional en cuanto al que consumir, pero que pasa con aquellos consumidores irracionales en donde el derroche de dinero en el consumo popular es un auto saboteo de los pobres, muestra de su incapacidad para organizarse y progresar, pasa que todos estos gastos se dan por rituales o celebraciones en donde se justifica moral o religiosamente el dinero puesto y no solo ellos sino que la misma sociedad se encarga de consagrar en cierta medida una racionalidad que le ordena y por ende le da seguridad. De esta manera y por medio de los rituales (que sirven para dar un significado valioso ante la sociedad) cada grupo se encarga de seleccionar y fijar el significante de su vida, respecto al consumo es como los objetos materiales establecen las prácticas que preservan que en cuanto un objeto sea más costoso, más fuerte será la inversión afectiva y por ende su ritualización. Por ello se definen muchos bienes de consumo como “accesorios rituales” cuya función es darle sentido al flujo de los acontecimientos en lo social. Pero todas estas conductas pueden generar desde un aspecto psicológico una insatisfacción profunda que vista desde otro modo es la insatisfacción dada a través del flujo errático de los significados comprar objetos, colgárselos en el cuerpo o distribuirlos por la casa, asignarles un lugar en un orden, atribuirles funciones en la comunicación con los otros, el inestable orden social y las interacciones inciertas con los demás. El consumo es un proceso en el que los deseos se convierten en demandas y en actos socialmente regulados. Que bien administrados de tal manera en la

que se gasten los bienes con cierta prodigalidad, bajo la condición de que representan valores compartidos que no alteren la homogeneidad saturada denominada “mezquindad conspicua”. Cabe destacar que el consumo no es algo privado, atomizado y pasivo sino algo inminentemente social, correlativo y muy activo, subordinado a un control político de las élites, los cuales van seleccionando las ofertas externas y suministrando modelos político-culturales para administrar las tensiones entre lo propio y lo ajeno. Consumir es hacer más inteligible un mundo donde lo sólido se evapora. Por eso, además de ser útiles para expandir el mercado y reproducir la fuerza de trabajo, para distinguirnos de los demás y comunicarnos con ellos, como afirman Douglas e Isherwood, "las mercancías sirven para pensar". Comunidades transnacionales de consumidores: Vivimos en tiempos de fracturas y heterogeneidad, segmentaciones dentro de cada nación y de comunicaciones fluidas de la información, la moda y el saber en dónde se pueden hallar códigos que nos unifiquen o que por lo menos nos entendamos en cierta medida bajo unidades que subsisten como pactos móviles de lectura de los bienes y mensajes con nuestra nación, clase o etnia que sobrevive como una comunidad interpretativa de consumidores, cuyos hábitos tradicionales los llevan a relacionarse con los objetos y la información circulante en las redes internacionales, es así como se forman comunidades internacionales de consumidores que dando sentido de pertenencia destacan la lealtad nacional, es así como una nación tiene más afinidades con otra nación en los sectores sub alternos que en los propios, generando un inconformismo acusador ante la burguesía que faltaba a los interés nacionales definidos claro esta como tradiciones auténticas del pueblo, aunque hoy en día es algo más ambiguo debido a que el sentido de “propio” ha sido transformado o reinterpretado de diversas formas a lo largo de la historia como lo es en caso del consumo de los sectores populares, en los artesanos campesinos que adaptan sus saberes arcaicos para interactuar con turistas, en los obreros que se las arreglan para adaptar su cultura laboral a las nuevas tecnologías y mantener sus creencias antiguas y locales que crean y forman lo que para Renato Ortiz es una cultura internacional-popular como la construcción de una memoria conformada por diversas naciones de consumidores. Hay que averiguar entonces como se reestructuran las identidades y las alianzas cuando las comunidades nacionales se debilitan, es decir cuando la participación segmentada del consumo solidariza a las elotes y los sectores populares en un circuito transnacional de cada país pero esto plantea que mientras unos siguen a ciertos personajes otros siguen a otros más. Segmentando así a los sectores sociales respecto a bienes estratégicos necesarios que dan cabida para encajar en el mundo contemporáneo siendo capaz de tomar decisiones, generando así nuevas modernizaciones en lo tecnológico, lo industrial y por supuesto en los servicios afectando así a la población que no posee el conocimiento o los instrumentos para ser partícipes del mundo posmoderno el cual actúa de manera creativa y autónoma que ofrecen para los sectores populares un modelos de comunicación masiva concentrado en grandes monopolios, que se nutre con la programación standard norteamericana, más productos repetitivos, de entretenimiento light, generados en cada país. Hace pues su entrada a la contienda la crítica al consumo como lugar irreflexivo y de gastos inútiles en donde con frecuencia resulta difícil pensar por su entrega al libre y feroz juego del mercado; es de esta manera que para que el consumo se regule es necesario una vasta y diversificada variedad de mercados internacionales de acceso fácil y equitativo con los demás; una comunicación multidireccional confiable y verídica acerca del control, calidad de los productos capas de contrarrestar las pretensiones o seducciones de la propaganda; y por último y más importantes la participación de la sociedad en las decisiones de orden material, simbólico y jurídico donde se organizan los consumos y que empieza a ser visto no como la mera posesión individual de objetos aislados sino como la apropiación colectiva, en relaciones de solidaridad y distinción con otros, de bienes que dan satisfacciones biológicas y simbólicas, que sirven para enviar y recibir mensajes; para así vincular al consumo con la ciudadanía de tal manera que se requiera una reubicación del mercado en la sociedad, la reconquista de los espacio públicos, y del interés por lo público. De esta manera el consumo se mostrara como un lugar de valor cognitivo, útil para pensar y actuar significativa y renovadoramente en la vida social.

Related Documents


More Documents from "Davis Calle"