Ristre 18

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La Guerra de Sucesión de Austria e l 1740-1748 b i n o Disp embre i La campaña de Italia t p e s en Miguel del Rey Una atractiva narración del último gran conflicto de la primera mitad del siglo XVIII que puso el punto y final a la etapa más gloriosa de la caballería española. Un libro de gran formato, cargado de ilustraciones de uniformes, armas y banderas de los ejércitos de España, Francia, Austria y Piamonte y otros estados italianos, así como espectaculares mapas y gráficos de batallas, armas, banderas, fortificaciones, etc., constituyendo una obra imprescindible para los amantes de la historia militar.

La pretensión de Carlos Alberto de Baviera de hacer suyas las posesiones de los Habsburgo al morir en 1740 el emperador Carlos VI sin sucesión masculina, ignorando los derechos sucesorios de María Teresa de Austria desencadenó una guerra global en Europa, en la que España se vio involucrada, teniendo que enviar un cuerpo expedicionario a Italia.

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REPORTAJES

6

Historia Antigua

Falcatas, la diferencia ibérica Durante siglos se produjo una confusión entre los historiadores como en el público acerca de la denominación de gladio español.

27 Los uniformes del regimiento de Uniformes

Húsares de la Princesa durante la 1ª Guerra Carlista (1833-1840) El nacimiento del regimiento tuvo un motivo poco militar pues lo que se buscaba era un elegante regimiento de parada.

33 Bernardo Gálvez Biografía

El gobernador español contribuyó decisivamente a la independencia de los Estados Unidos luchando contra los ingleses.

10 La batalla de Aljubarrota Batallas

Cuando Castilla, con gran ventaja hegemónica, quiso hacerse con Portugal, diversos enfrentamientos culminarían con la batalla de Aljubarrota, en la que se enfrentaron dos reyes con igual nombre y ordinal, Juan I. El triunfo portugués desarrolló un claro sentimiento de nacionalidad, consolidada por el Papa y los príncipes de Europa, temerosos del auge de Castilla. La seguridad de su independencia permitió a Portugal su expansión marítima y la conquista de nuevos territorios en el Atlántico, la costa africana o la India. Además, la derrota de Juan I llevó a Juan de Gante a reintentar un nuevo asalto al trono castellano.

45 San Felipe del Morro. Fortalezas

Puerto Rico La clave de la defensa de la isla de Puerto Rico era el fuerte denominado “El Morro”, una fortaleza levantada por la Corona española.

52 Los primeros revólveres Armas

modernos (1800-1850) El arma repetidora de Samuel Colt entró por la puerta grande en la historia de la guerra en la batalla de Palo Alto. SECCIONES

39 La Legión Británica Campañas

En medio de una incesante, fría y pertinaz lluvia primaveral, los voluntarios carlistas que defendían el puente fortificado de Arrigorriaga, en la ruta hacia Durango, vieron entre la niebla, al amanecer del día 11 de septiembre de 1835, cómo las odiadas tropas liberales se desplegaban delante de sus líneas. Entre ellos destacaban unos hombres vestidos con llamativos uniformes rojos.

2 5 51

Efemérides

enero-marzo Editorial

Bienvenidos Filatelia

El Faro del Morro de La Habana

58 Banderas y estandartes Enseñas

de la Guerra de Emancipación Americana Hemos leído

60 Crítica de libros, exposiciones, actividades

Cartas al director

62 64 Regimiento de Caballería Historiales

Montesa

PRÓXIMO NÚMERO

Especial Méjico

1

Efemérides

2 de enero. 1492 Los Reyes Católicos entran en Granada, conquistada a los árabes.

2

5 de enero. 1813 Las Cortes de Cádiz suprimen el Tribunal de la Inquisición tanto en España como en América. 6 de enero. 1535 Francisco Pizarro denomina Ciudad de Los Reyes a la actual capital de Perú, Lima. 1542 Montejo "El Joven" funda la ciudad de Mérida, hoy capital del Estado de Yucatán (México). 1763 Sin mediar declaración de guerra, 11 barcos ingleses y portugueses atacan Montevideo, sin lograr tomarla. 9 de enero. 1539 Francisco Pizarro funda la ciudad peruana de Ayacucho, con el nombre de San Juan de la Frontera. 1570 Llega a Lima una real cédula de Felipe II en la que se ordena el establecimiento de la Inquisición en Perú. 12 de enero. 1866 Ratificación de un tratado de alianza ofensiva y defensiva entre Perú y Chile para repeler el avance de la armada española que pretendía bloquear los puertos chilenos. 13 de enero. 1825 El Alto Perú proclama su independencia en Cochabamba, con el nombre de República de Bolívar, después Bolivia. 14 de enero. 1514 Una Real cédula autorizó el matrimonio de españoles con indias americanas. 15 de enero. 1774 El virrey de Buenos Aires, Juan José Vértiz y Salcedo, sale de Montevideo al frente de sus tropas y derrota a los invasores portugueses. 1881 Batalla de Miraflores, durante la guerra del Pacífico entre los ejércitos chileno y peruano, que da la victoria a los primeros, abriéndoles las puertas de Lima. 16 de enero. 1493 Cristóbal Colón reconoce varias islas Bahamas, la zona oriental de Cuba y el norte de Haití. 1556 Carlos I de España cede a su hijo, el futuro Felipe II, la corona de Castilla y Aragón con todas sus posesiones. 19 de enero. 1811 Los realistas derrotan al Ejército porteño argentino del general Belgrano en la batalla de Paraguarí. 1826 Capitulan las tropas españolas que durante nueve años se mantuvieron en la isla de Chiloé, situada en la parte meridional de Chile. 1880 El Congreso de los Diputados español vota la abolición de la esclavitud en Cuba. 1881 En plena guerra del Pacífico, el Ejército chileno entra en Lima tras dos días de cruentos combates en los alrededores de la capital peruana. 20 de enero. 1807 Combate del Cardal, en el que la guarnición de Montevideo sucumbió, tras brava resistencia, ante las tropas británicas del general Samuel Auchmuty que toman la ciudad.

1817 Tropas portuguesas, al mando del general Carlos Federico Lecor, ocupan Montevideo. 21 de enero. 1533 Pedro de Heredia funda Cartagena de Indias en la actual Colombia. 27 de enero. 1801 La revolución de los esclavos haitianos provoca en Santo Domingo el pavor entre los colonos blancos, y un antiguo esclavo, Toussaint Louverture, se convierte en dictador de la isla.

28 de enero. 1853 Nace el escritor y político cubano, José Martí, héroe de la independencia de Cuba y poeta precursor del modernismo. 30 de enero. 1726 Se funda la ciudad de Montevideo por el general español Bruno Mauricio de Zabala. 2 de febrero. 1536 Pedro de Mendoza funda por primera vez la ciudad de Buenos Aires. 1813 la Asamblea General Constituyente declara libres a los hijos de madres esclavas del Río de la Plata. 3 de febrero. 1783 España reconoce la independencia de los Estados Unidos. 1813 Combate de San Lorenzo: primer triunfo del Gral. San Martín con sus granaderos a Caballo. 4 de febrero. 1794 La Convención francesa vota la abolición de la esclavitud en sus colonias. 1813 La Asamblea General Constituyente declara libres a todos los esclavos extranjeros, por el solo hecho de pisar el territorio de las Provincias Unidas. 1817 Las tropas del general San Martín derrotan a las españolas en el desfiladero de Achupallas, Chile.

1897 El Gobierno español, presidido por Antonio Cánovas del Castillo, promulga un decreto de autonomía para Cuba y Puerto Rico. 5 de febrero. 1867 Sale de México el cuerpo expedicionario francés, abandonando a su suerte al emperador Maximiliano. 1874 El general Laureano Sanz, gobernador de Puerto Rico, ordena la disolución de la Diputación Provincial. 1912 Botadura del acorazado España, primero de los barcos de guerra construidos tras los daños sufridos por la Armada española en las guerras de Cuba y Filipinas. 6 de febrero. 1899 Termina la guerra entre España y los Estados Unidos.

7 de febrero. 1518 Carlos I de España jura ante las Cortes de Valladolid las leyes de Castilla. 1602 El pirata británico William Parker toma al asalto la ciudad de San Felipe de Portobelo (Panamá). 8 de febrero. 1814 Simón Bolívar ordena que sean pasados por las armas 836 prisioneros españoles, la mayoría de ellos neutrales. 9 de febrero. 1556 El pirata inglés Francis Drake saquea la ciudad de Cartagena de Indias (en la actual Colombia). 1822 El presidente de Haití, general Jean Pierre Boyer, ocupa la ciudad de Sto. Domingo. 10 de febrero. 1763 Se firma el Tratado de Fontainebleau, que pone fin a la guerra de Francia y España con Inglaterra. 1824 Simón Bolívar es nombrado dictador por el Congreso de Perú. 1862 Francia, España y el Reino Unido, por un lado, y el presidente mexicano, Benito Juárez, por otro, firman el "Convenio de Soledad". 1874 Guerra de Cuba: los rebeldes de Máximo Gómez baten a los españoles en la batalla de Naranjo. 1878 La Paz de Zanjón pone fin a diez años de guerra civil en Cuba. 1896 Llega a la isla de Cuba el general Valeriano Weyler, con la misión de dominar la insurrección independentista. 11 de febrero. 1606 La Corte de Felipe III se traslada de Valladolid a Madrid. 1774 El Gabinete inglés comunica al Gobierno español su intención de retirar todas las fuerzas de las islas Malvinas, ocupadas en 1766. 12 de febrero. 1541 Pedro de Valdivia, maestre de campo de Francisco Pizarro, funda la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo 1817 Batalla de Chacabuco: San Martín derrota a las fuerzas realistas. 1855 España reconoce la independencia de la República Dominicana.

1879 "Guerra del salitre" o del Pacífico: Chile arrebata a Bolivia la franja marítima de Atacama. 1899 España vende a Alemania los archipiélagos de Las Carolinas, Marianas y Palaos. 13 de febrero. 1542 Descubrimiento del río Amazonas por Gonzalo Pizarro y Francisco de Orellana, tras una épica travesía. 14 de febrero. 1536 Las tropas de Hernando Pizarro, sitiadas en Cuzco por los incas, hacen una salida y los derrotan en una terrible matanza. 1817 El general San Martín entra triunfalmente en Santiago de Chile, plaza abandonada por las tropas españolas. 1879 Chile ocupa Antofagasta dando inicio a la Guerra del Pacífico. 15 de febrero. 1525 Hernán Cortés hace ejecutar a Guatimozín, último emperador azteca de México.

1527 Sebastián Caboto inicia la construcción de un fuerte en el Río de la Plata. 1819 El Congreso de Angostura designa a Simón Bolívar presidente de la República de Colombia. 1848 Se suscribe el tratado de GuadalupeHidalgo por el que México cede EE.UU. casi la mitad de su territorio.

7 de marzo. 1814 En una reunión de notables de Santiago de Chile se depone a la Junta de Gobierno, se nombra director supremo al coronel Lastra y se entra en negociaciones de paz con España. 9 de marzo. 1811 El general realista Cabañas derrota al ejército rebelde de Manuel Belgrano en Tacuarí. 10 de marzo. 1452 Nace Fernando de Aragón, el Católico. 1815 Las tropas españolas derrotan a los rebeldes indígenas peruanos en Umachiri. 11 de marzo. 1452 Alvar Núñez Cabeza de Vaca, primer gobernador de nombramiento real de Asunción, hace su entrada en esta ciudad. 1778 Tratado colonial entre España y Portugal por el que este país reconoce la soberanía española en las islas Fernando Poo y Annobon. 12 de marzo. 1867 El emperador de Francia, Napoleón III, retira su apoyo a Maximiliano de Habsburgo, emperador de México. 14 de marzo. 1519 Hernán Cortés desembarca en las costas del Golfo de México con 700 hombres para emprender la conquista del país. 15 de marzo. 1493 Cristóbal Colón llega al puerto andaluz de Palos (Huelva), de regreso de su primer viaje a América. 1519 Batalla de Centla o segunda batalla de Tabasco, en la que Hernán Cortés obtiene una victoria decisiva para la conquista de México. 1873 En la Guerra de Cuba comienza la batalla de las Guásimas. 16 de marzo. 1521 Hernando de Magallanes descubre las Filipinas. 1812 El general San Martín recibe la orden de crear un regimiento de granaderos a caballo. 17 de marzo. 1776 Las tropas inglesas abandonan Boston, tras lo cual se declara la independencia de Estados Unidos.

1813 El rey José Bonaparte abandona Madrid tras la derrota de las tropas francesas. 18 de marzo. 1541 Hernando de Soto remonta el curso del Missisipi. 1861 Tras diecisiete años de independencia, la ex-colonia de Santo Domingo vuelve a pertenecer a España. 19 de marzo. 1808 Carlos IV abdica la corona de España en su hijo Fernando VII. 1812 Las Cortes de Cádiz juran la primera Constitución española. 1818 Acción de Cancha Rayada, por la independencia de Chile. 1863 Botadura de la fragata Tetuán, primer barco acorazado construido en España. 20 de marzo. 1565 Felipe II encarga a Pedro Menéndez de Avilés la conquista y conversión a la fe católica de los indígenas de las provincias de la Florida. 1583 Juan de Garay y 40 españoles más mueren a manos de los indígenas mientras dormían en su viaje hacia Santa Fe de la Vera Cruz (Argentina). 1814 El ejército chileno, a las órdenes del general O'Higgins, derrota en los campos de Membrillar a las tropas reales. 21 de marzo. 1551 Diego de Mazariegos, compañero de Hernán Cortés en la conquista de México, es nombrado Gobernador de Cuba. 1811 La Junta de Buenos Aires expide un decreto por el que se destierra de la ciudad de Córdoba a todos los españoles solteros. 22 de marzo. 1506 Fernando el Católico, viudo de Isabel I de Castilla, se casa de nuevo con Germana de Foiz. 1508 Fernando el Católico nombra a Américo Vespuccio piloto mayor de Castilla. 1873 La Asamblea Nacional de la primera República española aprueba la abolición de la esclavitud en Puerto Rico. 23 de marzo. 1508 Capitulaciones de Fernando el Católico para Juan Díaz de Solís y Vicente Yáñez Pinzón (se comprometen a buscar un estrecho entre el Atlántico y el Pacífico). 1657 Francia e Inglaterra firman una alianza contra España. 1808 José Bonaparte es coronado rey de España. 1901 Estados Unidos entrega a España el precio de la venta de las islas de Joló (Filipinas). 24 de marzo. 1815 Fernando VII crea la Orden de Isabel la Católica para recompensar los servicios prestados en las colonias de América. 1816 Se reúne el Congreso de Tucumán (en Argentina) que proclamó más adelante la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. 1878 Antonio Maceo inicia la "guerra chiquita" en el oriente de Cuba. 27 de marzo. 1513 Juan Ponce de León descubre la Florida. 1558 El conquistador español García Hurtado de Mendoza funda en Chile la ciudad de San Mateo de Osorno. 1776 Tras 27 días de resistencia, los españoles hacen que se rindan los portugueses del fuerte de Santa Tecla. 31 de marzo. 1492 Los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, firman el edicto de expulsión de España de los judíos que no se conviertan al cristianismo. 1621 Muere Felipe III de España.

enero-marzo

1898 Explosión del acorazado estadounidense Maine en el puerto de La Habana. 16 de febrero. 1579 Muere Gonzalo Jiménez de Quesada, conquistador español, fundador del Nuevo Reino de Granada (actual Colombia). 1595 Fernando de Zárate comienza a levantar la fortaleza de Buenos Aires, lo que se considera la tercera fundación de la ciudad. 1815 Salen de Cádiz las fuerzas realistas para luchar contra la rebelión en Colombia y Venezuela. 18 de febrero. 1519 Hernán Cortés emprende en La Habana su expedición para la conquista de México. 1880 La Gaceta de Madrid publica la Ley que dispone la abolición de la esclavitud en Cuba. 19 de febrero. 1683 Nace Felipe V, rey de España. 1807 Río de la Plata: una junta militar confiere el mando supremo a Santiago de Liniers. 20 de febrero. 1534 Carlos I de España ordena que se estudie la posibilidad de unir el Mar del Sur (Pacífico) con el Mar del Norte (Atlántico) por el istmo de Panamá. 1664 Es asesinado el cuarto virrey de Perú, Diego de Acevedo y Zúñiga, conde de Nieva. 21 de febrero. 1813 Las fuerzas del general Manuel Belgrano vencen a las realistas del general Tristán en la batalla de Salta. 1896 Guerra de Cuba: los insurrectos cubanos son derrotados en el lugar conocido por Ojo de Agua. 22 de febrero. 1821 Se suscribe el "Plan de Iguala", que establece la independencia de México, pero concedía la corona a Fernando VII o a algún príncipe de la familia real. 23 de febrero. 1535 Tomás de Berlanga, obispo de Castilla del Oro descubre las islas Galápagos. 24 de febrero. 1500 Nace Carlos I de España y V de Alemania, emperador. 1821 Independencia de México. 1895 Comienza, con el llamado Grito de Baire, la guerra de la independencia cubana. 25 de febrero. 1778 Nace José Francisco de San Martín. 27 de febrero. 1767 Sanción de Carlos III por la que se expulsa a los jesuitas de todos los dominios de la Monarquía española. 1807 El marino Alejandro Malaspina le informa al virrey de Buenos Aires sobre su reconocimiento de Tierra del Fuego y la costa de la Patagonia.

1843 Ocupación efectiva, por una expedición española, de la isla de Fernando Poo, hoy Malabo, en Guinea Ecuatorial. 1844 La República Dominicana alcanza la independencia definitiva, tras 22 años de dominación haitiana. 1 de marzo. 1493 La carabela La Pinta arriba al puerto de Bayona (Pontevedra), primer lugar de Europa en el que se supo la noticia del descubrimiento de América. 1879 Bolivia declara la guerra a Chile, en la que el primero de estos países perdió todo su litoral del Pacífico. 2 de marzo. 1561 El capitán Pedro del Castillo funda la ciudad argentina de Mendoza. 3 de marzo. 1816 La heroína boliviana Juana Azurduy de Padilla, al frente de 200 hombres, derrota a las tropas españolas. 4 de marzo. 1818 Rendición del fuerte de Jaujilla (México), que prácticamente pone fin a la insurrección de Nueva España. 1836 Toma del Fuerte de El Álamo por las tropas mexicanas del general López de Santa Ana, después de trece días de asedio.

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La I Guerra Carlista (1833-1840) Autor Autor Carlos Carlos Canales Canales Ilustraciones Ilustraciones Luis Luis Leza Leza Suárez Suárez

A la muerte de Fernando VII, los partidarios de la Regente en funciones, doña María Cristina, madre de la reina niña Isabel II, junto con los defensores de las ideas liberales y progresistas heredadas de la Revolución Francesa, se enfrentaron a los seguidores del hermano del rey, don Carlos María Isidro de Borbón, paladín de la legitimidad sucesoria y de la tradición, del régimen absolutista, de la religión y abanderado de la defensa de los fueros. Aunque en toda España hubo focos de rebelión, el alzamiento de buena parte de Navarra, de las provincias Vascongadas, del Maestrazgo y del interior de Cataluña, provocó un conflicto militar de una dimensión que no se había conocido desde 1808 y que no se volvió a ver hasta 1936. Las acciones guerrilleras, las expediciones por todo el territorio nacional, las marchas y contramarchas, la terrible guerra de montaña y los asedios a fortificaciones y lugares estratégicos durante siete años, mantuvieron la llama de una guerra fratricida y sin cuartel que duró hasta el paso a Francia de Cabrera en el verano de 1840.

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Revista Ristre II Época – Núm. 18 Año 2005

Edita

Ristre Multimedia, S.L. C/Eras, 1, 1º I 28224 Pozuelo de Alarcón - Madrid Tel: 91 351 80 80 - Fax: 91 351 80 81 Email: [email protected] Web: www.ristre.com

RISTRE MULTIMEDIA Presidente

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Depósito Legal: M-4267-2002 ISSN: 1578-9314

Queda prohibida la reproducción total o parcial de cualquier artículo aquí publicado salvo expresa autorización del editor. Ristre Multimedia no se hace responsable de las opiniones expresadas en los artículos firmados por los colaboradores de la revista Ristre.

Editorial

Bienvenidos L

a revista RISTRE está de nuevo en marcha. Nuestro nuevo proyecto retendrá el espíritu de las ideas que nos movieron a elaborar, hace ya tres años, una revista sobre la apasionante y rica Historia Militar de España presentada de forma atractiva y comprensible, que pudiera equipararse a la más fascinante de las aventuras. En esta nueva época creemos que podemos ofrecer un producto de más calidad, con mejores ilustraciones y con un estilo y unos textos aún más cuidados, acercándonos a nuestro pasado militar con profundidad, rigor y profesionalidad, pero sin dejar de tener en cuenta que nos dirigimos no sólo a especialistas si no a todo tipo de lectores que deseen tener un conocimiento más amplio y completo de nuestro pasado bélico. Para ello, y en cuanto al diseño, contamos con las nuevas tecnologías aplicadas al estudio de la estrategia, la táctica, la logística y el armamento, que nos permitirán conocer cada vez mejor la forma en la que se desarrollaba la guerra en el mundo de nuestros antepasados, con lo que eso significa a la hora no sólo de revisar lo sucedido, sino de conocer adecuadamente como era una de las principales ocupaciones de la sociedad en la Edad Moderna. Podremos así ofrecerles una revista más atractiva que irá acompañada de una página Web actualizada en cada número y en la que tendremos, en breve, un foro de debate de Historia Militar. La periodicidad de la nueva RISTRE será trimestral, alternando los números normales con los especiales y manteniendo siempre una serie de secciones fijas en las que se analizaran batallas, armas, personajes históricos, curiosidades y anécdotas, uniformes, historia de unidades militares, lugares aconsejables para visitar y críticas de libros, haciendo hincapié en la presentación gráfica de cada artículo, para lo que hemos buscado en archivos, museos, bibliotecas y colecciones, los cuadros, grabados, litografías o dibujos que faciliten una mejor inmersión del lector en la época. Infografías y mapas tridimensionales a vista de pájaro les permitirán acercarse al campo de batalla y las ilustraciones de gran detalle, recrearan el aspecto de los uniformes, emblemas, armas y banderas. Por último hay un cambio sustancial con respecto a la primera época de RISTRE, nuestro ámbito de estudio, como ya habrán podido apreciar nada más ver la portada, se extenderá a toda la historia de España, desde la época prerromana hasta la última guerra civil, manteniendo nuestro ámbito de acción tanto a Portugal como a Latinoamérica, pues su historia es inseparable y complementaria de la nuestra. La Edad Antigua, Roma, las invasiones bárbaras y la Alta y Baja Edad Media, tendrán ahora también cabida en nuestras páginas, lo que creemos redundará en beneficio de todos aquellos interesados en tener una visión global de nuestro pasado. Han sido semanas de esfuerzos intensos para ver como era posible atender a los centenares de suscriptores y millares de lectores que número tras número nos han seguido, perdonando todos nuestros errores y faltas. Queremos desde aquí agradecer las decenas de llamadas y cartas de apoyo recibidas de todos aquellos que siguen creyendo que la Historia Militar merece un espacio propio y dinámico, en el que luchar por su conservación y cuidado. Esperamos y deseamos que nos acompañen en nuestra nueva singladura. Miguel del Rey Director de Ristre [email protected]

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Falcatas la diferencia ibérica

Durante siglos se produjo una confusión tanto entre los historiadores como en el público en general acerca de la denominación de gladio español a la espada del legionario romano. Sólo a partir del año 1867, en que el profesor Maraver y Alfaro descubre en Almedinilla la primera falcata, es cuando se pone en marcha la real traducción del termino latino y el fin de la confusión del nombre. El estilo español al que se refería la original traducción del termino romano, era en realidad al sistema metalúrgico de realización del arma y no a la forma estética y ergonomía de la misma, ya que en la original espada española no existía ni un solo punto de coincidencia en estos términos con la romana. Hoy, doce años después de los primeros trabajos publicados, cuando se han ido añadiendo poco a poco nuevas e importantes consideraciones sobre este arma, podemos añadir un colofón final con las conclusiones oportunas. José Antonio Alcaide

e origen ibérico, la falcata es un arma que, como todo elemento material ideado por el hombre, procede de la evolución de otro anterior, sirviendo de ejemplo dentro de la cadena productiva, pues suele ser raro un origen primigenio en estas épocas de la historia. Su continuación la conocemos hoy como precursora del gladio en su vertiente metalúrgica y de los sables modernos o las navajas españolas, realmente una diversidad chocante, en su aspecto más visual. Habría que retrotraerse a bastantes siglos antes del nacimiento de Cristo para situar al inicial pueblo ibero en su línea de arranque para el futuro. Su origen más cercano en las montañas del Caucaso y, anteriormente, quizás en las estepas de Asia Central, sirvió de toma de contacto con otras técnicas metalúrgicas y de diseño, que luego no solo servirían a los iberos, sino a otros pueblos como los denominados “del mar” que, andando el tiempo, desarrollarían las machairas y kopis griegos o las espada-sable de diversos nombres creadas por los etruscos, o también, cambiando de continente, los típicos cuchillos kukri de los gurkhas nepalíes.

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Táctica de un arma La falcata ibérica es genuina y se diferencia en un amplio abanico de puntos concretos de su fisonomía y estilo de construcción de las que podríamos llamar sus primas hermanas. Para empezar, este arma de hoja curva es bastante corta en su longitud y sólo en casos excepcionales rebasa los cincuenta centímetros, no superando en ningún caso los sesenta. Las diferencias de longitud entre unos y otros ejemplares viene dado por su empleo final y por la estatura del guerrero que usa la misma. Se ha deducido por esta diferenciación

de longitudes dos empleos diferenciados, por los tipos de guerreros existentes, uno de ellos incluso con subdivisiones: caballeros y/o jinetes y la infantería, esta última independientemente de su estatus táctico, como pueda ser: pesada, ligera o a caballo —muy similar en su forma de actuación a los cazadores del siglo XVIII—. Decimos pues que la caballería, más próxima en su estructura y utilización a una caballería similar a los lanceros del siglo XIX, disponía de unas falcatas más largas y pesadas para ser utilizadas en el combate a caballo, combate que funda-

mentalmente era de choque o en el aprovechamiento del éxito en la persecución, con certeros y contundentes golpes sobre los que huían, tipo de acción que necesita un arma contundente, cuyo filo no requiere precisamente ser muy perfecto, e incluso es interesante que sea algo romo. Por su parte, el combate entre jinetes también necesita un arma más larga de lo habitual para poder contrarrestar el aumento de distancia entre combatientes. He aquí pues la justificación de los ejemplares más largos y pesados de falcatas. Por su parte la infantería a caballo, que solo utiliza el caballo para desplazarse, y la infantería ligera que hacen su trabajo en combates rápidos y cerrados entre guerreros concretos y que no combaten en formación, necesitan pues, un arma pequeña manejable y que con la que hacer esgrima a muy corta distancia. De todos es conocido el empleo de la navaja española, arma que se utiliza en el combate a muy corta distancia, con movimientos muy rápidos y una fina estética que se confunde con un autentico ballet mortal. En este caso, quizás él más genuino de la falcata, el arma debe ser ligera y corta, características que reúnen los más acortados y habituales de entre los ejemplares encontrados, siendo a veces casi auténticos cuchillos afalcatados. Finalmente y por parte de la infantería pesada que combate en formaciones cerradas con escudos tipo “puerta” que se convierten en auténticos valladares dentro del campo de batalla, la espada se utiliza solo cuando las líneas de guerreros llegan a un contacto real escudo con escudo, el caso más típico es el de las formaciones manipulares romanas que combate utilizando el escudo como pared móvil tras la que esconderse y el gladio para pinchar al oponente; indiscuti-

blemente esta forma de combate es copiada por los romanos de otros ejércitos, y por qué no la infantería ibera pueda ser el origen de esta forma táctica de combate. La falcata es en este caso un arma intermedia en su longitud a las dos anteriores y reúne las características totales que la dan esa característica definitoria en cuanto a sus otras particularidades.

Anatomía de una falcata Llegado a este momento es conveniente definir las características básicas de la falcata en el más normal de sus contextos. Esta es una espada de hoja corta y bastante curva. Su longitud no es constante o fija, pues como ya hemos dicho existían de tres tipos, y además el tipo estándar no disponía de una longitud fija, sino que el arma se hacía a la medida del guerrero que iba a usarla, siendo esta longitud la de la distancia que va desde la flexura del codo a la punta del dedo corazón. Lógicamente esta longitud es muy variable y está relacionada estrechamente con la altura de ca-

da individuo. Así mismo, otra particularidad es la longitud de la empuñadura, que siendo de habitual ligeramente curvada y sobre todo cerrada coincidía con la longitud de transversal de la mano de su propietario. De ambas longitudes y por medios antropométricos podemos llegar a conclusiones prácticas de la altura e incluso la complexión de los guerreros de la época, lo cual nos da como resultado final, en este aspecto, que nuestros antepasados tenían una altura media de entre 155 y 160 centímetros. Continuando con la falcata, diremos que su ancho y grosor no era simétricos y que el valor del mismo podía variar ampliamente. Su dorso, que era convexo, era de una sola curva, mientras que el filo principal lo era de dos curvaturas opuestas: cóncavo junto a la empuñadura y convexo en su parte centro-distal, característica esta muy similar a los cuchillos nepalíes. En cuanto al filo diremos que era doble cortante en toda su zona distal, permitiendo su uso como objeto punzante, mientras que en la zona

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más próxima a la empuñadura mantenía ese tipo de filo en su lado interno para ser roma en el externo. La empuñadura del arma se remataba con una cabeza de caballo o de ave rapaz y en algunos casos, los menos, en una forma más o menos amorfa. Este remate final de la empuñadura tendía a cerrarse, unas veces con una cadenilla y otras con el mismo material del resto del conjunto aunque de un menor grosor. Otra de sus características son las canaladuras que surcaban la hoja; en general eran bastante profundas, en algunas ocasiones, acompañadas de adornos de plata que les daban un cierto aire de damasquinado y hacían resaltar el tono negro del hierro sobre el azulado del seudo-damasquinado. La voz popular, sin un apoyo científico real, achaca estas acanaladuras a un diseño que facilitaba la entrada de aire en las heridas producidas por la hoja del arma, cuando en realidad la verdadera función es simplemente aligerar el peso de la misma sin que pierda su natural robustez, flexibilidad y resistencia. También se decía que estas acanaladuras facilitaban la entrada y salida de la hoja pues disminuían la superficie uniforme de rozamiento y, al crear una discontinuidad en la misma, facilitaba su ingreso en la materia en la que se incrustaba.

La falcata, un principio y un final

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Desconocemos la fecha de su primera fabricación, si bien alrededor de los siglos V y IV era ya generalizado su uso. Este dato lleva a la reflexión de algunos autores de que la falcata esta copiada del Kopis o la Machaira, armas de uso habitual en los citados siglos, si bien nuestra opinión es que ya anteriormente puede haber sido utilizada, pues los mismos arqueólogos sostienen que dichas armas no son de origen heleno o etrusco, y que han venido importadas en su concepto desde Asia Menor y quizás de Persia o el Caucaso. Lo cierto es que el soldado ibero era un mercenario habitual en el escenario de las guerras de todo el Mediterráneo ya en estos siglos, y tampoco podemos descartar que la línea evolutiva del arma haya sido la contraria, es decir la Machaira o el kopis procedan de la mismísima falcata. Realmente esta últi-

ma aseveración será indudablemente discutida, pues siempre lo de fuera fue mejor y sobre todo anterior.

Un hombre y una procedencia Parece ser que fue Cea Bermúdez quien bautizó con este nombre a las espadas de origen ibérico a partir de su descripción en textos antiguos. Este erudito creó una palabra nueva para definirlas, y no como algunos creen, una evolución de un vocablo anterior, lo cierto es que cuando varios años después, a partir sobre todo del cuarto final del siglo XIX, se aplicó a las armas que sin deno-

minación uniforme, pero que ya empezaban a ser gran cantidad, se iban depositando en el Museo Arqueológico Nacional. Lo cierto es que se generalizó el mismo, internacionalizándose en 1913 con el tratado de armas ibéricas publicado por el prestigioso ingeniero británico Sanders. Otro medio de gran popularización de este arma fue la escultura; Sanmarti, famoso escultor español de finales del XIX, realizó varias obras de exaltación patriótica en su taller de Roma, siendo la más importante la de Istolacio e Indortes, caudillos celtas al servicio de reyes iberos que se enfrentaron a los Barca durante la conquista de Iberia. Esta estatua que ahora se encuentra en Lérida, dice representar a Indibil y Mandonio. Este error se produjo cuando se

instaló después de la Guerra Civil en su actual emplazamiento, y que acompaña al resto de errores representados en las figuras de los héroes, que salvo las espadas iberas que portan no tienen gran parecido con lo que la arqueología hoy nos permite demostrar.

La falcata y sus yacimientos Tres son las principales zonas donde podemos encontrar estas armas: Andalucía Central y Oriental —Córdoba, Jaén, Granada—, Albacete y Valencia, y finalmente la zona de Murcia-Alicante. Esta división es en cuanto a las diferentes técnicas, sobre todo en cuanto a terminación, adornos y detalles metalúrgicos. Es posible encontrarlas en otros lugares pero sus características acaban denotando uno de los tres lugares de origen, por lo que nos ceñiremos en cuanto a fabricación a esas zonas concretas y la importación por compra u otras posibilidades —botín, sustracciones, óbitos en batalla— de los otros hallazgos. Hasta el momento se han encontrado y están censadas algo mas de quinientas unidades, aunque se estima que puede haber otras tantas que no han sido controladas por las autoridades arqueológicas, sobre todo en los hallazgos realizados en el siglo XIX. La falcata era el arma de un guerrero y como tal, en la cultura ibérica, era importante que las armas acompañaran a éste en su viaje al más allá. Se solía honrar a los muertos con fastuosos ritos que incluían la incineración, en los que junto a los restos del difunto se acompañaban, en la vasija correspondiente, las armas inutilizadas del guerrero. Esto se realizaba calentándolas; una vez que perdían sus características metalúrgicas se las doblaba o enrollaba —caso de los soliférrum—, quedando de esa manera fuera de servicio. En estos enterramientos aparecen, además, falcatas realizadas en miniatura utilizando incluso metales más nobles y que demuestran tanto la importancia del guerrero muerto como la del arma que representaba a toda una estirpe.

Reconstrucciones La actual moda de los grupos de reconstrucción ha dado como resultado que se hayan fabricado con mayor o menor acierto múltiples replicas, y nos referimos al acierto pues no solo la reconstrucción debe ser en cuanto a la forma, características y tamaño, lo cual falla en múltiples ocasiones, sino que también, debe de abarcar la practica de la forja y metalurgia antigua. Los elementos del herrero han evolucionado mucho, y hoy en día se disponen de herramientas que si bien hace dos mil años podían existir

Los Íberos L

a cultura ibérica, una de las más importantes del Mediterráneo Occidental, se desarrolla durante la segunda edad del hierro. Griegos y romanos designan con el nombre de íberos a los pueblos que viven en la zona del río iberus y, por extensión, a todos aquellos situados en una amplia región entre Marsella y Gibraltar, pueblos diferentes que tienen rasgos culturales comunes y que como griegos, fenicios y etruscos, poseen una civilización compleja, desarrollada y con una religión propia. La población se agrupa en núcleos urbanos con funciones diversas; algunos actúan como mercado, otros como puntos de concentración de los excedentes agrícolas, y otros incluso como centros políticos, administrativos y militares. Los poblados cuentan con calles, rectilíneas o adaptadas a las características del terreno y muestran una planificación urbana, de-

fendida por murallas. Dentro de los recintos se localizan las viviendas, almacenes, corrales, espacios para el culto y palacetes sencillos. En los alrededores de los poblados y también de las pequeñas ciudades, se encuentran gran cantidad de casas de campo. Las aristocracias guerreras son los grupos dirigentes. Como otros pueblos de la edad del hierro, los íberos desarrollan técnicas y equipamientos militares. Las armas utilizadas son diversas. Durante el siglo III a. C., el uso de armamento de tipo céltico es habitual entre los pueblos litorales: grandes escudos, largas espadas y cascos de hierro o bronce. En el interior se utilizan las falcatas. La infantería nutre al grueso de los ejércitos. Los caballos, de pequeñas dimensiones, se usan para explorar o perseguir al enemigo. Los guerreros íberos se alquilan como mercenarios durante las guerras púnicas. ●

Cronología 650-550 a. C. Desarrollo de la cultura ibérica. 450-200 a. C. Los pueblos ibéricos se ven involucrados en las Guerras Púnicas.

Génesis de la cultura ibérica. 550-450 a. C. Plenitud de la cultura ibérica. Siglo III a. C.

195 a. C. Batalla de Ampurias. Los ejércitos romanos del cónsul Catón inflingen una derrota decisiva a los íberos y consolidan la presencia romana en Hispania. Proceso de romanización. Los pueblos íberos son dominados militarmente, sometidos a los intereses económicos de Roma e integrados en la cultura romana.

Siglos II-I a. C.

con formas y fines similares, no son semejantes a las de hoy en cuanto a sus características y resultados, y ponemos aquí especial acento en los martillos encementados o en los fuelles o en los fuegos, con diferencias de calidad de golpeo, que no mantienen calibres de aire semejantes, ni temperaturas parecidas. Tampoco, y esto es muy importante, se utilizan las mismas aleaciones. No queremos ser aquí críticos con tan loable servicio a la reconstrucción histórica, pero ya que conocemos casos, como el del taller de Ricardo Cagigal en Santander, donde la fiabilidad histórica parte ya de los elementos de trabajo y que, curiosamente son además más baratos aunque indudablemente muchos más incómodos que los de la tecnología actual, pedimos esa fiabilidad a aquellos que entren en el difícil pero excitante mundo de los viajes al pasado. ●

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La Batalla de

Aljubarrota

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La lucha por el po

der en la Península

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Cuando Castilla, con gran ventaja hegemónica, quiso hacerse con Portugal, diversos enfrentamientos culminarían con la batalla de Aljubarrota, en la que se enfrentaron dos reyes con igual nombre y ordinal, Juan I. El triunfo portugués desarrolló un claro sentimiento de nacionalidad, consolidada por el Papa y los príncipes de Europa, temerosos del auge de Castilla. La seguridad de su independencia permitió a Portugal su expansión marítima y la conquista de nuevos territorios en el Atlántico, la costa africana o la India. Además, la derrota de Juan I llevó a Juan de Gante a reintentar un nuevo asalto al trono castellano y en julio de 1386 desembarcaba en las costas de Galicia dispuesto a proclamarse rey, como ya lo había intentado en 1373.

La batalla de

Aljubarrota Texto: Miguel del Rey Ilustraciones: Luis Leza Infografía: Francisco Castracane ras fallecer Fernando I de Portugal en 1383, heredó la corona su hija Beatriz, esposa de Juan I de Castilla que, apoyado por el partido nobiliario procastellano de la regente Leonor Téllez, segunda esposa del difunto monarca, reclamó el trono. La amenaza de una anexión castellana polarizó rápidamente Portugal. Juan I estaba apoyado por gran parte de la alta nobleza pero era rechazado por la burguesía mercantil de las ciudades atlánticas, la burguesía rural, el pueblo y la nobleza portuguesa enemiga de la regente, que apoyaban a otro Juan, hermano bastardo del difunto rey y maestre de la Orden de Avis. Pronto la cuestión dinástica alcanzó connotaciones de guerra civil y revolución burguesa cargada de tintes nacionalistas; se abrió entonces para Inglaterra una inesperada oportunidad de romper el bloque franco-castellano con la crisis sucesoria, por lo que Juan de Gante envió tropas que reforzasen la posición del maestre de Avis. En 1384 Juan I quiso forzar la situación, invadiendo Portugal y poniendo sitio a Lisboa junto a los partidarios de Beatriz, para reclamar los derechos de su esposa al trono. La caída de Lisboa parecía fácil, estaba boqueada por tierra y mar, pero el 18 de julio una flota portuguesa intentó romper el bloqueo. Pese a que todas las naves de guerra fueron hundidas por los castellanos los transportes lograron entrar en la ciudad, dándoles a los portugueses una oportunidad para resistir. En septiembre, la peste, que había atacado al ejército sitiador, había terminado con la mitad de los hombres y alguno de los mejores oficiales de Juan I, lo que le obligó a retirarse.

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Entronización de Juan I

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Fracasado el asedio de Lisboa y reforzada su moral con los triunfos menores de Atoleiros o Trancoso, a principios de 1385, las cortes de Coimbra apoyaron la entronización de Juan I de Avis; Juan I de Castilla regresó entonces a Portugal llevando su ejercito por el valle de Mondego. Junto a Aljubarrota, cerrando el camino, le esperaban las tropas anglo-portuguesas, en inferioridad numérica, pero apoyadas por los temibles arqueros

ingleses que ya habían demostrado su eficacia en Crecy cuarenta años antes. Ante la nueva invasión castellana, el maestre de Avis decidió enfrentarse a su ejército antes de que llegaran a Lisboa, interceptando a las tropas de Juan I cerca de Leiria. Aconsejado por los asesores del duque de Lancaster, se preparó para plantear una batalla defensiva usando las mismas tácticas que Eduardo, el Principe Negro, había utilizado en Poitiers para derrotar a los franceses. Sobre las diez de la mañana del 14 de agosto los portugueses tomaron posiciones en el lugar que había sido elegido la vispera por Nuno Alvares Pereira, condestable de Portugal, para enfrentarse a los castellanos. Tras hacer maniobrar a su ejército para lograr la mejor posición defensiva desplegó a sus tropas en la cara norte del alto de san Jorge, entre los huertos, justo enfrente de la calzada romana por la que aparecería el ejército de Castilla.

El ejército del de Avis, desmontado, formaba una línea defensiva al mando del condestable; junto a él y a su derecha, aguardaban los caballeros portugueses, mientras que su izquierda estaba cubierta por 400 arqueros ingleses. Tras él, trescientos metros más atrás se encontraban bajo el mando directo de Juan I de Portugal una segunda línea defensiva y una reserva de infantería. Desde donde estaban, los portugueses observaban bien protegidos la llegada del ejército de Juan I. El frente era bastante estrecho y estaba flanqueado por dos arroyos, el Calvaria y el Carqueijal, con sus correspondientes barrancos, insalvables para la caballería y que ofrecían grandes dificultades para la infantería. La espera les permitió reforzar aún más sus posiciones mediante fosos, zanjas y empalizadas, cubriéndolos en los posible para evitar que los descubriesen y formando una especie de cuadrado a cuyos lados se situaban los arqueros y los ballesteros. La vanguardia castellana apareció por el norte sobre el mediodía; al ver el rey la fuerte posición que ocupaba el ejército que le cortaba el paso decidió evitar el choque directo con los portugueses puesto que eso implicaría la subida por un terreno en condiciones extremadamente desfavorables y prefirió que sus treinta mil hombres comenzaran a flanquear la colina donde se encontraba la posición portuguesa, por el lado del mar. Cuando sus exploradores le informaron de que por la cara sur se podía realizar el ataque, situó a sus tropas en la explanada de Chao da Feira, a retaguardia de los portugueses. Mientras, el ejercito portugués, que había advertido el movimiento castellano, maniobró a su vez e invirtió su posición, moviéndose unos dos kilómetros hacia el sur para volver a situarse de frente al enemigo. Confiado de su superioridad numérica el ejercito castellano decidió entablar combate. Por su parte, los portugueses, pese a tener el sol de frente, se disponían a sacar el máximo partido del lugar que ocupaban en el alto. Sobre las seis de la tarde el ejército castellano estaba preparado pero los soldados estaban cansados tras la larga marcha bajo el sol de un caluroso 15 de agosto y aún no habían comido. No había más tiempo, debían comenzar la batalla y la iniciativa estaba del lado de Castilla. Pese a todo, el rey decidió esperar puesto que los portugueses sólo tenían dos posibilidades, ata-

car y ser derrotados o esperar sin provisiones y con el temor de la superioridad numérica de los castellanos, lo que aumentaría las posibilidades de que durante la noche se produjeran deserciones entre sus filas. Mientras, los nobles castellanos, ansiosos por la victoria, y sin esperar a los refuerzos del rey de Navarra insistían ante Juan I para que iniciase el ataque haciendo constante referencia a su superioridad numérica pese a encontrarse peor situados. Convencido, el rey, ordenó el ataque y su ejército formó para el combate.

Una lluvia de flechas La vanguardia castellana, que estaba al mando de Pedro de Aragón, hijo del marqués de Villena, se encontraba a 700 metros al sur de la línea del frente y junto a él formaban los portugueses leales a la reina Beatriz. Por su parte, el maestre de Alcántara, reforzado por cerca de 800 hombres de armas franceses debía de atacar las posiciones inglesas y Pedro Alvares Pereira, hermano del condestable portugués, caer con la caballería de la Orden de Calatrava sobre las posiciones portuguesas.Tras ellos formaba la caballería pesada bajo el mando directo de Juan I de Castilla. La retaguardia, que estaba aun incompleta cuando se inició el ataque, reunía a algunos millares de hombres de armas distribuidos en varias líneas. Casi una hora después se inició el asalto. La caballería francesa que formaba la primera línea cargó en el orden cerrado que tenía acostumbrado contra las alineadas filas del centro portugués, al tiempo que recibía una lluvia de flechas procedente de los flancos. Una vez más, como había sucedido en Crecy y Poitiers, cuando llegaron a tomar contacto con el enemigo sus filas estaban totalmente desorganizadas y el efecto de su carga era absolutamente nulo. Desde las filas castellanas, la segunda línea, veían perfectamente como los caballeros que no habían muertos durante el ataque eran hechos prisioneros y pasados a la retaguardia portuguesa. Era el momento de que entrase en la batalla el grueso del ejército de Juan I. Su línea era enorme debido al gran número de soldados que la formaban y para poder llegar al centro portugués debía reorganizarse en el espacio que quedaba entre los dos arroyos que protegían los flancos. (pasa a pág. 17)

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Ejército anglo-portugués

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Juan I de Portugal Ala Izquierda Protegidos por una barricada y un arroyo: – De 400 a 700 Ingleses, entre arqueros y hombres de armas. – De 5.000 a 6.000 hombres de infantería portuguesa, incluyendo muchos arqueros. Centro Protegidos por un foso: – De 2.000 a 3.000 hombres de armas portugueses. Ala derecha Protegidos por una barricada y un arroyo: – De 5.000 a 6.000 hombres de infantería portuguesa, incluyendo muchos arqueros.

Ejército castellano-francés Juan I de Castilla Vanguardia Geoffroi de Parthenay – 1.500 hombres de armas castellanos y franceses. Ejército Principal, dividido en ala izquierda, centro y ala derecha. – 4.500 hombres de armas castellanos y franceses. – 2.000 jinetes castellanos. Retaguardia – 10.000 hombres de infantería armados con arcos, ballestas, espadas y lanzas. – 16 cañones de pequeño calibre. Nota: Los 6.000 hombres de armas del ejército castellano tenían entre sus filas de 800 a 1.500 franceses que formaban en su gran mayoría la vanguardia. Algunos de ellos estaban en el ejército principal.

1.º La carga impetuosa de la vanguardia de Juan I, formada por los caballeros franceses es rechazada por los arqueros ingleses y por las defensas construidas por los portugueses. Para poder continuar combatiendo los franceses deben desmontar y son pronto presa fácil de la infantería portuguesa.

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2.º Al saber que la primera línea ha caído, la vanguardia castellana decide avanzar. Al aproximarse a la posición portuguesa y contrariamente a lo que suponían observan que el combate se ha entablado a pie, los caballeros desmontan, cortan sus largas lanzas para poder combatir mejor en el cuerpo a cuerpo que se avecina, y recorren a pie los escasos cientos de metros que les separan de sus adversarios.

3.º Mientras los caballeros de Juan I están siendo acribillados por las flechas y los dardos de los arqueros y ballesteros ingleses y portugueses el progresivo estrechamiento del frente de batalla les entorpece agrupándoles en la parte central, lo que les hace presa fácil del ataque desde los flancos.

4.º Los flancos castellanos de la caballería pesada permanecen montados sin poder entrar en la batalla debido a la estrechez del terreno, cuando el ala derecha a las órdenes del Maestre de Alcántara intenta conseguirlo es demasiado tarde y su carga sólo consigue cubrir la retirada castellana

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5.º El pánico se apodera del ejército castellanofrancés que se precipita en una fuga desorganizada. Tras ellos, en una devastadora persecución interrumpida por la caída de la noche, salen los ingleses y los portugueses. Al día siguiente, millares de castellanos son masacrados en las inmediaciones del campo de batalla y en las aldeas vecinas.

(viene de la pág. 13) El principio de la lucha ya no auguraba nada bueno. Mientras, los portugueses habían vuelto a formar sus líneas y la vanguardia de Nuno Alvares Pereira se había dividido en dos sectores. Tras él, su rey, viendo que se iba a llegar al combate cuerpo a cuerpo, había ordenado la retirada de los arqueros y el avance de las tropas que se encontraban en retaguardia a través del espacio que habían abierto los hombres que mandaba Pereira. Los castellanos habían conocido días mejores. Aprisionados entre los flancos portugueses y la avanzada retaguardia, sus bajas en ambos lados eran enormes, especialmente en el flanco izquierdo donde la lucha entre castellanos y portugueses no daba cuartel. La posición castellana ya era indefendible y la situación se había vuelto desesperada. En un último intento por romper la línea, la carga de la caballería pesada de Alcántara, a las órdenes de Gonzalo Núñez de Guzmán chocó frontalmente contra las dos columnas portuguesas, pero al intentar maniobrar, se encontraron con un corte vertical en el terreno, una hoya profunda y tras ella una empinada cuesta, mientras recibían una nueva lluvia de flechas procedentes de los flancos. A la caída del sol la batalla estaba perdida. Dentro del cuadrado portugués Gutierre González de Quiros, conde de San Antolín de Sotillo y señor de Villoria, que ya había estado al servicio de Enrique II, y que ocupaba el puesto de Alférez Mayor portando el Pendón Real combatía sin descanso; tanto, que para arrebatarle el estandarte le cortaron las manos, y lo mantuvo apretándolo contra el pecho y mordiendo el cendal hasta que murió, como ya habían caído en el combate su hermano Lope y su primo García de Quirós. Cuando la bandera de Castilla dejó de flamear el rey ordenó la retirada y el pánico cundió entre las filas de su ejército que emprendió una desesperada y desorganizada huida perseguido por los portugueses que desencadenaron una carnicería entre sus filas rematando a los heridos y capturando a todos los caballeros por los que se pudiese obtener algún rescate. Junto al rey, Gónzalez de Mendoza, que le acompañaba sirviéndole desde que era infante, que le había aconsejado que no iniciase la batalla y que había sido uno de los regentes del reino en 1384 en su ausencia, ante la desbandada de las tropas, le entregó su caballo para que pudiera salvar la vida y no cayera prisionero. En el romancero quedó el poema: si el caballo vos han muerto, subid Rey en mi caballo, y si no podeis subir, llegar subiros hé en brazos. Viendo a muchos alcarreños muertos Gonzalez de Mendoza rehusó huir y encomendó a su hijo Diegote al rey diciendo non quiera Dios que las mujeres de Guadalajara digan que aquí quedan sus fijos e maridos muertos e yo torno allá vivo. No fue el único, la batalla fue un desas-

Castilla y la Guerra de los Cien Años L

a guerra de los cien años. El enfrentamiento bélico que sostuvieron Francia e Inglaterra durante gran parte de la baja edad media, y acabó arrastrando a otros reinos occidentales al conflicto, puede ser considerada sin duda la primera gran guerra internacional europea. Tradicionalmente, se ha considerado su origen la reclamación de los derechos de Eduardo III de Inglaterra al trono de Francia; sin embargo, en el principio del conflicto convergen diferentes razones político-económicas y, sobre todo, el control de la rica Gascuña, último feudo en Francia del imperio de Enrique II Plantagenet, sobre el que los reyes de Francia consideraban que tenían derecho a intervenir. El apoyo francés a Escocia contra la hegemonía inglesa, el control del estratégico ducado de Bretaña y la cuestión sucesoria de Artois no hicieron más que avivar la chispa que saltó con el conflicto de Flandes, otra fuente de disputas debido a la peligrosa contradicción existente entre su dependencia económica de la lana inglesa y su subordinación feudal a los reyes de Francia, agravado por la lucha social entre la nobleza pro francesa y los grupos urbanos pro ingleses. En 1336 la prohibición de las exportaciones de lana inglesa a Flandes, arruinando a los artesanos flamencos fue contestada por Felipe VI de Francia con una nueva confiscación de Gascuña. Eduardo III rompió entonces el homenaje prestado en 1329 y reclamó el trono de Francia. La cuestión dinástica, menor hasta esa fecha, adquirió entonces un papel esencial al convertirla Eduardo III en la única forma de asegurar el dominio inglés sobre su territorio. De nuevo en 1339 los flamencos se rebelaron contra el conde Luis de Nevers encabezados por Jacobo van Artewelde, gran burgués de Gante, quien reclamó la presencia del monarca inglés; éste desembarcó en Flandes y se proclamó rey de Inglaterra y Francia. Tras comprobar que no derrotaría a Francia desde Flandes, el monarca inglés abrió otros frentes. Un problema sucesorio surgido en 1341 en el ducado de Bretaña degeneró rápidamente en guerra civil entre Carlos de Blois, sobrino de Felipe VI, y Juan de Montfort, apoyado por Inglaterra. Duró dos años y en enero de 1343 se acordó la tregua de Malestroit. Sin un vencedor claro, Bretaña quedó dividida, pero Eduardo III logró asegurarla como base militar inglesa. En 1345 se reabrieron de nuevo todos los frentes y en julio del año siguiente una pretensión feudal del noble normando Godofredo de Harcourt fue apoyada por el rey inglés, que desembarcó en Normandía con un ejército pequeño y potente formado por poca caballería y muchos arqueros. Los ingleses saquearon Caen, amenazando Rouen y la propia París pero, sin fuerzas suficientes, se replegaron hacia el norte perseguidos por el ejército de Felipe VI. El esperado gran choque anglo-francés tuvo lugar en Crécy-en-Ponthieu el 25 de agosto de 1346: los arqueros de Eduardo III destrozaron a la caballería francesa apoyada por ballesteros genoveses, inaugurando nueva época en el arte militar. Entre 1346 y 1355 las dificultades económicas y la propagación de la Peste Negra aminoraron la tensión de la guerra. Sin embargo, Eduardo III culminó sus victorias derrotando a una flota castellana en Winchelsea, en 1350, respuesta a la inclinación francófila de Castilla a finales del reinado de Alfonso XI. También en ese año murió Felipe VI dejando a Francia derrotada y sumida en una profunda crisis interna que aprovecharon los ingleses para volver a derrotarlos en Poitiers. Tras la victoria Eduardo III renunció al trono de Francia a cambio de una gran Aquitania entre el Loira, los Pirineos y el Macizo Central, Calais, Guines, Ponthieu y un fuerte rescate de tres millones de escudos por la libertad de Juan II, apresado durante la batalla. Aunque el tratado de Brétigny-Calais fue un éxito francés, sus durísimas condiciones, que suponían el dominio inglés sobre un tercio del reino, sancionaron el indiscutible triunfo de Inglaterra en la primera fase de la Guerra. Por la misma razón, la paz anglo-francesa de 1360 estaba

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condenada a no durar mucho. Cuando se reinició en 1365 su horizonte geográfico se amplió a toda Europa occidental. La entrada de los reinos hispánicos en el conflicto les brindó la oportunidad de planear una solución. A mediados del siglo XIV, la Castilla de Pedro I y la Corona de Aragón de Pedro IV el Ceremonioso iniciaron la carrera por la hegemonía peninsular lo que culminó en la Guerra de los dos Pedros, donde quedó de manifiesto que la Corona de Aragón, con menor población y recursos, y muy afectada por la Peste Negra, no podía resistir la superioridad política, económica y militar de Castilla ni en tierra ni en el mar. Pedro IV había apoyado desde 1356 la rebelión de la nobleza castellana dirigida por el infante Fernando de Aragón y, después, por el conde Enrique de Trastámara y sus hermanos, hijos bastardos de Alfonso XI, su victoria hizo que los Trastámara, refugiados en Francia, proyectaran el destronamiento de Pedro I. A sugerencia de Pedro el Ceremonioso y la nobleza trastamarista, Carlos V de Francia decidió intentar una solución compleja y ambiciosa: sustituir un rey anglófilo, Pedro I, por otro francófilo, Enrique de Trastámara. A finales de 1365 la revuelta castellana se internacionalizó. Con el apoyo de Carlos V y Pedro IV, Enrique de Trastámara invadió Castilla junto a las tropas francesas de Du Guesclin, y con el visto bueno de la nobleza fue coronado como Enrique II. Pedro I, con el respaldo portugués pero sin apoyo en Castilla, huyó a Gascuña y pidió ayuda al Príncipe Negro, señor de Aquitania. Ambos acordaron el tratado de Libourne en septiembre de 1366. Por él Eduardo de Gales se comprometió a restaurar a Pedro I a cambio del señorío de Vizcaya, y Carlos II el Malo dejaría pasar a las tropas anglo-gasconas a cambio de Guipúzcoa, Álava y parte de la Rioja. La Península se convirtió así en el nuevo teatro de operaciones de los ejércitos anglofranceses. A principios de 1367 el Príncipe Negro y Pedro I entraron en Castilla y derrotaron a los trastamaristas en la batalla de Nájera el 3 de abril. Pedro I recuperó el trono, pero se negó a cumplir el tratado de Libourne por lo que sin el apoyo inglés no pudo oponerse a una nueva invasión francesa planeada por Carlos V y dirigida por Enrique II y Du Guesclin. Durante esta campaña, la alianza franco-castellana, quedó suscrita en 1368 en el tratado de Toledo y los trastamaristas derrotaron a Pedro I en Montiel, muriendo éste a manos de su hermanastro en marzo de 1369. La victoria de Enrique II supuso el triunfo de la gran estrategia de Carlos V, que desde entonces podría contar con la alianza de Castilla en su lucha contra Inglaterra. Entre 1369 y 1375 su capacidad militar y el equilibrio entre nobleza y Cortes permitieron a Enrique II asegurar la integridad territorial de Castilla frente a una coalición peninsular antitrastamarista integrada por Aragón, Portugal, Navarra y Granada, garantizando su hegemonía ibérica y legitimando diplomáticamente la nueva dinastía mediante sucesivos tratados y acuerdos matrimoniales. Con el apoyo de Castilla, en 1369 Carlos V se encontró en condiciones de exigir la revisión de los tratados de Bretigny. Iniciada la guerra, sus eficaces medidas militares permitieron resistir la embestida inglesa sobre Artois y Normandía e infligir la primera derrota campal al ejército inglés en Pontvallain en 1370. En 1372, año crucial, Carlos V pudo contar por primera vez con la colaboración militar de Castilla, decidida a quebrar la hegemonía naval de Inglaterra: el 23 de junio la flota castellana derrotó a la inglesa a la altura de La Rochelle. La vejez de Eduardo III y la enfermedad del Príncipe Negro elevaron al primer plano a Juan de Gante, hijo del rey y duque de Lancaster. Este concibió un ambicioso plan que acabaría con el bloque franco-castellano. Atravésaría Francia para derrotar a Carlos V, luego invadiría Castilla y allí sería entronizado como esposo de Constanza, hija de Pedro I y heredera legitima del trono castellano. Esta empresa fue un absoluto fracaso y con la tregua de Brujas Eduardo III, humillado en la guerra, aceptó la única posesión de Bayona, Burdeos, Calais y Cherburgo. Francia había recuperado el equilibrio de la guerra y, por primera vez, Inglaterra era la vencida. Entre 1377 y 1383 el eje franco-castellano supo mantener la hegemonía militar lograda desde 1369. Carlos II el Malo fue derrotado en su última aventura y Navarra quedó convertida en un protectorado militar castellano con el tratado de Briones firmado en 1379. Poco después, la flota castellana remontó el Támesis e incendió el arrabal londinense de Gravesend, culminando su superioridad naval en el Atlántico. Tras el relevo generacional acontecido con las muertes del Príncipe Negro (1376), Eduardo III (1377), Enrique II (1379), Carlos V y Bertrand Du Guesclin (1380) que dejaron paso a Ricardo II de Inglaterra, Juan I de Castilla y Carlos VI de Francia, las treguas de Leulinghen-Monçao, firmadas en 1389 entre Francia, Inglaterra, Castilla, Escocia, Borgoña y Portugal aseguraron el fin de las hostilidades en todos los frentes. El agotamiento general abrió un largo periodo de paz que se prolongaría durante dos décadas. ●

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tre para Castilla, muchos miembros de la nobleza perecieron, y otros, como el canciller Ayala fueron hechos prisioneros Juan I, con algunos cientos de sus caballeros, galopando sin descanso, se retiró hasta llegar a Santarém a unos cincuenta kilómetros del lugar de la batalla. Esa misma noche, exhausto, embarcaba hacia Lisboa y, una vez allí, recogido por su flota, partía el día 17 para Sevilla. El resto del ejército en retirada se dividió para salir de Portugal, una parte se dirigió a Badajoz, pasando, igual que su rey, por Santarém y la otra hacia Castilla, a través de Beira. A la mañana siguiente, mientras seguía la persecución por los pueblos que costaría la vida a 5.000 castellanos pudo verse la magnitud de la tragedia, tras ellos quedaban cerca de 4.000 muertos y 5.000 prisioneros en el campo de batalla.

Batalla de Poitiers La derrota fue aprovechada por el duque de Lancaster, Juan de Gante, para invadir el reino de Castilla. El duque, hermano del rey de Inglaterra, estaba casado con doña Constanza, hija de Pedro I y reclamaba por ello sus derechos al trono de Castilla. En 1386 desembarcó en Galicia penetrando desde allí en tierras leonesas, dispuesto a levantar en contra del rey a los antiguos partidarios de Pedro I. Juan I, que contaba con el apoyo de sus súbditos, con la neutralidad de Aragón y Navarra, en paz con Castilla desde 1375 y 1379, respectivamente, y con una nueva colaboración francesa se dispuso a hacerle frente, mientras que en Castilla, como había sucedido en Portugal, la invasión excitaba unos primarios sentimientos nacionalistas. Juan de Gante, quedó aislado; el apoyo portugués, detenido en León, y su tropas, en territorio hostil, al tiempo que su desorganizada ofensiva coincidía con el agotamiento bélico de franceses e ingleses, incapaces de solucionar su conflicto. Dos años después se firmaban las treguas de Bayona que ponían fin al conflicto dinástico castellano iniciado en 1366: Juan de Gante renunciba al trono de Castilla a cambio de una fuerte suma y una renta anual; y Juan I casaba al futuro Enrique III con Catalina, hija del duque de Lancaster y nieta de Pedro I , para los cuales se creaba el título de Príncipes de Asturias a imitación del principado de Gales propio del sucesor del trono inglés, uniéndose definitivamente las dinastías trastamarista y petrista, rama bastarda y rama legítima, enfrentadas desde 1354. ●

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1. Caballero portugués 2. Caballero castellano 3. Don Juan I, rey de Castilla

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1.- Juan I de Castilla Nacido en Épila, Aragón, en 1358, hijo de Enrique II y Juana Manuel. Se casó con Leonor de Aragón en 1375, de cuyo matrimonio nacieron dos hijos, Enrique, su primogénito y que sería su sucesor como Enrique III y Fernando, el de Antequera, que reinaría en Aragón. Sucedió en 1379 a su padre, Enrique II, quien había accedido al trono mediante una guerra civil y había intentado consolidar su posición prodigando mercedes entre los nobles, asentando definitivamente en Castilla la dinastía de Trastámara, al tiempo que ponía coto a los privilegios de la nobleza, acrecentados durante el reinado de su padre. Reorganizó la monarquía castellana colaborando fluidamente con las Cortes y creó el Consejo Real en 1385. De su padre heredó los compromisos exteriores que ligaban a Castilla con Francia en la Guerra de los Cien Años y la participación en las deliberaciones del conflicto eclesiástico de 1378 conocido como el Cisma de Occidente y por el que se dividió la cristiandad entre dos Papas, Urbano VI en Roma y Clemente VII en Aviñon. La flota castellana siguió colaborando con la francesa en los ataques contra Inglaterra; pero ésta reaccionó lanzando a Portugal contra Castilla en apoyo de las pretensiones al trono de Juan de Gante, duque de Lancaster, casado con una hija de Pedro I de Castilla, Pedro I el Cruel; en contrapartida, Juan I, en 1383, casó en segundas nupcias con Beatriz, primogénita de don Fernando de Portugal

Escudo de armas de Joao I para poder anexionarse su reino y fracasado su intento volvió a combatir para expulsar a los ingleses y mantenerse en el trono. En 1390 falleció en Alcalá de Henares, Madrid, al caer de un caballo.

2.- Izda.: Caballero Portugués Dcha: Caballero Castellano 20

La caballería estaba generalmente dividida en tres grupos o divisiones que se enviaban

Juan I recibe de sus capitanes la quejas de la actuación inglesa en Galicia a la batalla una después de la otra. La primera oleada debía de romper la línea enemiga para que la segunda y la tercera pudieran entrar a fondo destrozándola; una vez el enemigo estaba derrotado tenían lugar las capturas y las matanzas entre los que huían o habían sido rodeados. Pero esta era la teoría; en realidad, los caballeros seguían sus propios intereses, en lugar de cumplir los planes estratégicos previos. Su mayor interés eran el honor, la gloria, y la posibilidad de conseguir prisioneros que les procurasen cuantiosos rescates que aumentasen su fortuna; la victoria final, siempre necesaria, quedaba para ellos en un segundo plano, si no morían o caían prisioneros ya combatirían la próxima vez. Esta forma de ver la vida tenía un grave peligro: fuesen los que fuesen los planes previamente establecidos los caballeros cargaban en cuanto divisaban al enemigo. La táctica de la infantería era muy simple, llegar hasta donde estaba el enemigo y terminar con él a espadazos con la mayor fuerza y ferocidad posibles intentando romper sus filas. La llegada de los caballeros eclipso temporalmente a una infantería mal entrenada y poco disciplinada. La infantería de los ejércitos medievales estaba formada sobre todo de campesinos, y sus armas eran casi de tan mala calidad como su formación militar. La infantería, imprescindible para detener las cargas de la caballería, descubrió enseguida despues de varias derrotas que los caballos no podían cargar cuando se refugiaban tras una barrera de piedras o de puntas de lanza, por lo que una fuerza disciplinada de lanceros podía parar a la caballería de élite de las naciones y los señores poderosos, y lo que es más importante, por una parte ínfima del coste

de una unidad de caballería pesada. La respuesta a las formaciones cerradas armadas de picas será la artillería, que destrozará las filas de densas formaciones. Al final de la Edad Media, el papel de la caballería pesada quedó muy reducido desde el punto de vista militar, dándole la misma importancia que a los soldados de infantería. Los estrategas sabían que era inútil cargar contra tropas disciplinadas y bien situadas en el terreno. Las reglas habían cambiado, las estacas, las trampas para los caballos o fosos de lobo y las zanjas empleadas por los ejércitos para protegerles hacían las cargas imposibles. Los ataques de la caballería contra las filas apretadas de los soldados armados de picas y los arqueros se transformaban en una carnicería donde costaba distinguir los cadáveres de los hombres de los de caballos. Los caballeros debían entonces combatir a pie o esperar el momento oportuno para cargar. La carga devastadora ya sólo se utilizaba cuando el enemigo se batía en retirada desorganizado, o cuando se había conseguido atacar su retaguardia.

3.- Arquero inglés La aparición del arco en el ejército inglés durante el siglo XIV provoca una verdadera revolución en el arte de la guerra. Por primera vez no eran los caballeros los que decidían la suerte de las batallas, si no las clases bajas. Durante generaciones, los edictos reales habían favorecido la plantación de tejos, árboles que tenían un crecimiento lento pero que eran los mejores para la fabricación de arcos, y se había obligado a los hombres a la práctica y el entrenamiento regular, los domingos por la tarde en todos los pueblos y ciudades de Inglaterra, para que consiguieran la precisión y la fuerza necesaria para disparar su arco en los campos de batalla, tal como había visto Eduardo I de Inglaterra que hacían los galeses, a los que había tenido que enfrentarse en los campos de batalla. El arco medía alrededor de 2 metros de largo, para asegurar mejor el tiro la madera estaba derecha unos cincuenta centímetros en el centro, el lugar dónde el arquero ponía la flecha. La flecha estaba hecha de abedul, fresno o roble y era de aproximadamente un metro de longitud, acabada en un apunta de acero. Aunque a menos de cien metros no siempre podían perforar la armadura de un caballero, bastaba con matar a los caballos, menos protegidos, y descabalgarlos, una vez en el suelo, el peso de sus armaduras les convertía en una presa fácil para la infantería enemiga. Sacando provecho de la ventaja que les confería el alcance de los grandes arcos, los ingleses desarrollaron la táctica del tiro de barrera, con él, más que referirse a un blanco individual lanzaban sus flechas sobre la zona que ocupaba el enemigo. Su cadencia de tiro podía ser de 6 flechas por

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1. Don Joao I, rey de Portugal 2. Don Nuño Pereira 3. Caballero francés 4. Arquero inglés

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minuto: 3.000 arqueros armados con un arco largo podían disparar 18.000 flechas por minuto sobre una formación enemiga. El efecto de esta lluvia de flechas sobre las monturas y los hombres era devastador. Los caballeros que durante la guerra de los cien años se enfrentaron a las grandes formaciones de arqueros ingleses hablaban en sus escritos de cielos oscurecidos por las nubes de flechas y del silbido de los proyectiles. Los arqueros ingleses no provenían de la nobleza, pero no eran necesariamente pobres. Estaban equipados de un casco de acero, de una casaca de cuero con refuerzos de metal, un abrigo que les servía al mismo tiempo de protección, un par de botas y una espada, que hincaba en tierra al comenzar la batalla para poder defenderse si la caballería pesada rompía la línea. Constituían cuerpos de élite, llevaban reserva de agua y la ración de un día de marcha y recibían tres veces el sueldo de los soldados de infantería ordinarios. En general formaban compañías de cien hombres dirigidas por capitanes que velaban por su entrenamiento.

4.- Nuño Alvares Pereira Don Nun’Alvares Pereira nació el 24 de Junio de 1360 en la villa de Cernache do Bonjardim, concejo de Serta, distrito de Castelo Branco. A la muerte de Fernando de Portugal apoyó sin dudar los derechos al trono del Maestre de Avis. Tras su primera victoria contra los ejércitos de Castilla en la batalla de Atoleiros, en abril de 1384, Juan de Avis, el futuro Rey, le nombró Condestable de Portugal, la más alta distinción militar de la época, y Conde de Ourem. Cuando en 1385 fue aclamado por las Cortes de Coimbra Don Juan I como Rey de Portugal, Álvares Pereira inició la campaña con una serie de cercos a

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ciudades leales a Castilla localizadas principalmente en el norte del país y alcanzó su punto máximo organizando y dirigiendo la defensa de Aljubarrota. Tras la victoria, y hasta 1390, año de la muerte de Juan I de Castilla continuó con los ataques contra la frontera castellana con el fin de mantener la presión contra sus vecinos y disuadirlos de nuevas invasiones. Álvares Pereira falleció en Lisboa, en 1431; de su matrimonio con Leonor de Alvin nació una hija, Beatriz que casaría con Alfonso, hijo natural de Juan I de Portugal y primer Duque de Bragança.

5.- Juan I de Portugal Nació en Lisboa el 11 de abril de 1357, hijo ilegítimo del Rey Don Pedro I y Teresa Lorenço, dama gallega. Como bastardo, los primeros años de su vida transcurrieron fuera de la Corte, encargándose de su educación el maestre de la Orden de Cristo, Nuno Freire de Andrade. A la edad de 6 años fue nombrado caballero e investido en la dignidad de Maestre de la Orden de Avis. Durante el reinado de su medio hermano Don Fernando le fueron atribuidas nuevas funciones de gobierno de acuerdo a su rango, pero incompatibilidades con su cuñada, Leonor Teles, lo llevaron a prisión en 1382. El 22 de octubre de 1383, con la muerte de Don Fernando, se abrió una crisis dinástica. Según el tratado de Salvaterra de Magos, el heredero del trono debía ser el primogénito del matrimonio de Don Juan de Castilla con Doña Beatriz, hija de Don Fernando y Leonor Teles. Cuando la regente, Leonor Teles decidió mandar a aclamar a Doña Beatriz como Reina de Portugal, el Maestre de Avis, Don Juan, se opuso directamente a la perdida de independencia y encabezó una facción formada por miembros de la pequeña nobleza y burgueses adinerados, que contaban con el apoyo del pueblo de Lisboa, opuesta a la de la regente, el alto clero y la nobleza, que apoyaban los intereses del Rey de Castilla En diciembre del mismo año, el Maestre de Avis fue nombrado defensor y regidor del reino, cargo que le daba la jefatura política y militar de los que luchaban por la independencia. Con sus intereses en peligro, Juan de Castilla ordenó la invasión de Portugal y cercó Lisboa, principal foco de oposición. El cerco duró de mayo a septiembre de 1384, hasta que indicios de peste en su ejército llevaron a Don Juan de Castilla a ordenar la retirada. Alejada temporalmente la amenaza militar, se convocaron Cortes en Coimbra para intentar resolver el problema de la sucesión; en marzo el trono se declaró vacante y se escogió a Don Juan como mejor candidato para ocuparlo con el nombre de Juan I Ante esta declaración, contraria a sus intereses, el ejército castellano entró de nuevo en Portugal en el verano de 1385. Tras Aljubarrota fue aclamado como Rey,

asegurando la continuidad de la alianza luso-británica, casándose en febrero de 1387 con Filipa de Lancaster, nieta de Eduardo III de Inglaterra y firmando la paz definitiva con Castilla el 31 de octubre de 1411. En 1412, el Rey nombró sucesor a Don Duarte, su primogénito, dándole responsabilidades en el gobierno, y en 1415 tomó la decisión de conquistar la ciudad de Ceuta con el deseo de dominar un importante centro mercantil, rico en trigo y oro, y la necesidad de canalizar los ímpetus guerreros de la nobleza para un proyecto de ámbito nacional. Don Juan I de Portugal fallecía el 14 de agosto de 1433. En la ilustración le vemos vestido con armadura completa y un tabardo en el que aparecen sus Armas, con la Cruz de Avis, utilizada por él como Maestre de la Orden.

6.- Caballero francés Las tropas francesas, contratadas a los Barones de la región de Bearns, que formaban la primera línea del ejército de Castilla, intentaron romper y desmontar la línea portuguesa mientras la formada por los castellanos, la segunda, llegaba posteriormente, remataba a los caballeros que aún permanecían montados y rendía a los demás. Desgraciadamente para los castellanos, los franceses llegaron a la línea portuguesa cuando ellos estaban todavía demasiado lejos; los portugueses, apoyados por los arqueros ingleses los derrotaron y les infringieron tal número de bajas que, por ejemplo, la familia Balansun, perdió en el campo de batalla a dos de sus miembros, Étienne y Pierre, y al tercero, Bertrand le tuvieron que armar caballero sobre el terreno. Para cuando los castellanos llegaron, la batalla con los franceses había terminado y los portugueses estaban dispuestos a enfrentarse a la segunda oleada de igual forma. El resultado fue el mismo, tras sufrir un gran número de bajas, los castellanos derrotados tuvieron que retirarse.

Orden de Cristo

Banda de Castilla

Orden de Santiago

Gaston de Rye

Nuño Pereira

Portugal

Juan de Gante

Orden de San Juan

John Holland

Inglaterra

LEZA SUAREZ

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Capítulo XIV: "Del consejo que el rey don Juan ovo sobre la ordenanza de la batalla: e de cómo fue la batalla". El rey don Juan estaba en el campo echado, e acostado a un caballero, e muy doliente, que apenas podía fablar. Ee cuando aquellos caballeros suyos que habían fablado con Nuño Alvarez fueron a él, fallaron allí otros caballeros que estaban delante el rey acordando que ordenanza tenían en aquella batalla. E avían sobre ello muchas porfías, ca los unos decían que fuesen acometer a los de Portogal en aquella plaza donde estaban, e otros decían que non. E sobre esto el rey preguntó a aquellos caballeros que habían hablado con Nuño Alvarez, e vieron la ordenanza que tenían los de Portogal de su batalla, qué les parescía; e los caballeros le dixeron así:

S

eñor: Nos avemos estado con Nuño Alvarez, e avemos avisado la ordenanza que los vuestros contrarios tienen en su batalla; otrosí avemos con ellos razonado asaz de lo que nos paresció que cumplía a vuestro servicio; pero non fallamos que su señor nin él quieran otra cosa salvo batalla. E cuanto a lo que nos preguntades cómo deben facer vuestras gentes en esta batalla el día de hoy, señor, a nosotros paresce, so en mienda de la vuestra merced e de los señores caballeros que aquí están, en razón de la ordenanza de la batalla, lo que aquí diremos. Señor: el día es ya muy baxo, ca es hora de vísperas, e demás, vos nin vuestras gentes non han hoy comido nin bebido nin tan solamente de agua, magüer face gran calentura, e estám enojados del camino que han andado; e aun pieza de los omes de pie ballesteros a lanceros non son llegados, ca vienen con las acémilas e con las carretas de la hueste. Otrosí, señor, segund avemos visto la ordenanza de la batalla, la vuestra avanguarda está muy bien, e en buena ordenanza para pelear contra la avanguarda de los enemigos. Pero en las dos alas de la vuestra batalla, do están muchos caballeros e escuderos muy buenos, segund la ordenanza que vemos, non nos podríamos aprovechar dellos; ca las dos alas de los vuestros tienen delante dos valles que non pueden pasar para acometer a vuestros enemigos e acorrer a los de vuestra avanguarda; e los enemigos tiene su avanguarda e dos alas juntas en uno, en que han grand gente de peones e ballesteros. E paréscenos, señor, que teniendo vos tan buena gente como aquí



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tenedes, vos debedes ordenar en manera que vos aprovechedes dellos, e se puedan ayudar los unos a los otros; e para esto, a nos paresce que debedes facer así. Señor, pues vos estades en la plaza, e tenedes vuestras batallas bien ordenadas, que les mandedes estar quedos en su ordenanza. Faciéndolo así, vuestros enemigos de dos cosas farán la una: o saldrán de aquella ordenanza e aventaja que tomaron para pelear fuera de donde agora están, e si esto facen, todos los vuestros, así los que están en la avanguarda, como los que están en las dos alas, podrán pelear, e aprovecharse unos de otros, e estonce Dios sea juez, e loamos la batalla; o si los de Portogal reúsan de salir de aquella ordenanza que tienen, non ha dubda que muestran en ello grand miedo; e la nocha viene cerca, e muchos de ellos partirán de aquí; ca es razón de pensar, que los que durando el día non quisieron pelear, non lo desearon por otra aventaja, salvo por miedo. demás, señor, que sabemos cierto que ellos nos troxeron viandas, salvo para hoy, e vos estades en el campo, e tenedes muchas viandas para las mantener porfía. E así, señor, segund estas cosas, nuestro consejo es que las vuestras gentes estén quedas, e que esperemos si los enemigos saldrán de aquella aventaja que tomaron." Otrosí ovo y caballeros mancebos que dixeron que el rey tenía muchas aventajas de sus enemigos, así en ser rey de Castilla, que es de los mayores reyes de la christiandad, como en ser casado con fija del rey don Ferrando de Portogal, que era heredera del regno de Portogal, por do avía derecho al regno, e otrosí porque tenía allí muchos buenos caballeros, e de grandes linajes; e que parescía a los que esto decían, que elr ey debía mandar a los suyos que acometiesen a los enemigos, e que fiaban en Dios que sería de su parte del rey de Castilla en darles buena ventura, e que los sus enemigos, que contra la su obediencia aquel día se pusieron en aquella plaza, avrían penitencia del yerro que contra él e la reyna doña Beatriz, su mujer, facían. E después de todos estos consejos que así pasaron delante el rey, cada uno diciendo lo que le parescía, estaba y un caballero de Francia, que decían mosén Juan de Ría, que era muy buen caballero, e avía seydo en muchas guerras e muchas batallas, e era de edad de setenta años, o más, e era camarero del rey de Francia, que era venido al rey en mensajería por partes del rey su señor; e desque vio que el rey iba a entrar en el regno de Portogal, e que todos pensaron que avría batalla, non se quiso partir del rey, e fuese con él, e estaba y aquel día, e allí morió; e desque oyó las razones que los caballeros dixeron delante del rey sobre la ordenanza que debían tener en aquella batalla los unos e los otros, dixo así al rey: "Señor: yo so un caballero del rey de Francia, vuestro hermano e amigo, e so en la edad que vos vedes, e he visto e he estado en muchas batallas así de christianos como de moros, estando allen mar, e por tanto he yo aprendido que la cosa del mundo porque ome mayor aventaja puede tomar de su enemigo es ponerse en buena ordenanza, así en guerra como en batalla. E señor, en dos batallas que los reyes de Francia, mis señores, el rey don Phelipe e el rey don Juan, ovieron con el rey Eduarte de Inglaterra, e con el príncipe de Gales, su hijo, perdieron las batallas los reyes de Francia, e fue todo por no tener buena ordenanza en su batalla. E por ende, señor, vos pido por merced, que vos querades el día de hoy mandar a los vuestros que se tengan en buena ordenanza en conoscer su aventaja, ca yo so en el consejo de los caballeros que han dicho, que los vuestros deben tenerse quedos en el logar do están, fasta que los ene-

Batalla de Aljubarrota. Litografía en color de M. D´Almeida,1910.

Pero López de Ayala (1332-1407)

N

atural de Vitoria e hijo de Fernán Pérez de Ayala y de Elvira de Cevallo, Pero, fue un hombre de una gran actividad, practicando la política, la diplomacia, la guerra y la poesía. Embajador en Francia, sirvió durante su vida política a cuatro monarcas, Pedro I, Enrique II, Juan I y Enrique III, siendo cronista de todos ellos. Su vida militar corrió los riesgos de su época y participó en varias batallas, entre ellas esta de Aljubarrota, en la que cayo prisionero a manos de los portugueses. Hombre conocido en la Corte y bien relacionado tuvo que pagar un rescate de treinta mil doblas para recobrar su

migos se partan de la aventaja que tienen tomada. Ca, señor, segund vuestros caballeros vos han dicho, si vuestros enemigos non parten de aquel logar do están, non es dubda que muestran gran miedo, e non pueden luengamente durar en aquel logar do han tomado aquella ventaja que agora tienen; ca antes de la noche ellos vernán pelear fuera de la aventaja que han tomado, o desuq efuere la noche perderán la vergüenza e partirán de allí, ca non tienen viandas más de para hoy, segund se puede saber. E, señor, qualquier ome lo puede ver, que las dos alas de la vuestra batalla, deque la avanguarda moviera para pelear, van topar en unos valles que tiene delante, e non pueden llegar a los enemigos, nin ayudar a los suyos de la vuestra avanguarda." E al rey plogo mucho deste consejo, e mandó que se ficiese así. Pero algunos caballeros del rey, que eran omes mancebos, e nunca se vieran en otra batalla, non se tovieron a aquél consejo, diciendo que era cobardía; e teniendo en poco los enemigos, acometiéronlos. E así fue, segund que algunos avían rescelo, que las dos alas de la batalla del rey non pudieron pelear, que cada una dellas falló un valle que non pudo pasar, e la avanguarda del rey peleó sin acorro de las sus alas; e en las dos alas de los enemigos estaban mucho omes de pie, e tenían muchas piedras e grand ballestería, los cuales ficieron grand daño en los de la avanguarda del rey; así que la avanguarda e las dos alas de los enemigos peleaban con la avanguarda del rey sola, ca las dos alas suyas non pudieron acorrerla, nin peleaban. Otrosí don Gonzalo Núñez de Guzmán, maestre de Alcçantara que era estonce, e fue después maestre de Calatrava, estaba a las espaldas de los enemigos de caballo, con cierta gente que el rey le diera que estoviese con él, e acometió a pelear; e los peones e lanceros de Portogal eran muchos, e tiraban muchos dardos e saetas e piedras, en guisas que los caballeros non podían entrar en ellos. e aún, segund dicen, ovo otro daño, que los peones de Portogal fuyeran, salvo por los de caballo de Castilla que estaban a sus espaldas de aquella parte, e non podían salir, e así forzadamente se avían a defender e pelear. E esto es contra buena ordenanza que los antiguos mandaron guardar en las batallas, que nunca ome debe poner al enemigo en las espaldas ninguna pelea, por le dar logar para foír. E la batalla así comezada, lo da la avanguarda de Portogal tenían grand aventaja, ca todos, con ayuda de los peones que tenían en las sus alas peleaban con la avanguarda de Castilla sola, e los de las dos alas de Castilla non peleaban, ca non pudieron pasar los valles que tenían delante, segund dicho habemos. E esta batalla era cerca de una aldea que llaman Aljubarrota. e al rey, al comienzo de la batalla, como estaba flaco, leváronle en unas andas caballeros e escuderos que eran ordenados para la guarda de su cuerpo; e desque vieron la batalla vuelta, pusiéronle en una mula; e cuando vieron que las gentes del rey se retraían, e muchos de ellos cavalgaban para se ir del campo, estonce pusieron al rey en un caballo, e sacáronle del campo, magüer estaba muy doliente. E duró la porfía de la batalla, antes que paresciese quáles perdían o ganaban, media hora asaz pequeña.

Alegoría de Pero López de Ayala durante su cautiverio. libertad, interviniendo en su mediación, además de su esposa, doña Leonor de Guzmán, el maestre de Calatrava y los Reyes de Castilla y Francia. Su obra poética fundamental, es el libro de Rimado de Palacio, escrito casi por completo durante su cautiverio.

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El campo de batalla hoy Un proyecto de recalificación y valoración octubre de 2002, y definiendo una zona de espeMaria Antónia de Castro Athayde Amaral l Campo donde se desarrolló la Batalla de Aljucial protección, no edificable, desde el 29 de abril barrota se encuentra en la población de San de 2003. Jorge, perteneciente a Calvaria de Cima, Concejo La Fundación Batalla de Aljubarrota, una Funde Porto de Mós y distrito de Leiria, distante unos dación sin fines lucrativos, creada en marzo de 12 kilómetros de la población conocida como 2002 ha presentado así mismo un proyecto para Aljubarrota, ocupando un área de alrededor de recalificar y revalorizar el Campo de Batalla que se 3,5 kilómetros entre los pueblos de Batalla y Chão desarrolla en varios puntos. En primer lugar proda Feira; este área tan extensa se debe a que el pone mejorar el lugar en el que se dio la batalla y ejército portugués ocupó unas posiciones que que a lo largo de los tiempos ha formado parte del distaban entre sí cerca de 3 kilómetros. patrimonio y de la identidad colectiva portuguesa. La calificación como histórico del terreno, Un ampliación y remodelación del Museo Miliconocido como Campo Militar de San Jorge, fue tar de San Jorge, extendiéndolo al exterior y asuun proceso largo y complejo. Largo por que se miendo una dimensión esencialmente educativa extendió por poco menos de un siglo, complejo y lúdica, aplicando los recursos multimedia actuales asumiéndose que esta nueva por que necesitó de varios decretos de clasificación cuyo esfuerzo común, pounidad museológica explorará un aspecto totalmente inédito y que por si solo demos decir, se centró en el aumento del área geográfica asignada, por un lado, y tiene un gran valor: El conocimiento exacto del lugar donde se desarrolló el compor la voluntad de proteger este monumento de una forma más eficaz. La preobate, que se preserva intacto, en términos arqueológicos y patrimoniales, y en el cupación, por parte del Estado, de protegerlo parece que esta influida por el que permanecen gran número de vestigios materiales de la batalla. esfuerzo en la recuperación de la historia nacional característica del romanticismo De ahí llamar a este nuevo proyecto de museo Centro de Interpretación de la europeo y portugués de principios del siglo XIX y que se prolongaría hasta princiBatalla de Aljubarrota, basándolo en las posibilidades de recrear la magia del propio pios del XX. En este contexto se entiende la inclusión de la Capilla de San Jorge en lugar y al mismo tiempo incluir al público en la participación de un proyecto de hisla relación de Monumentos Nacionales presentada al Gobierno para su clasificación toria en vivo. el 30 de Diciembre de 1880, iniciativa de la Real Asociación de los Arquitectos CiviLa Fundación presentó un programa de recalificación paisajística con el fin de les y Arqueólogos Portugueses, o la insistencia de Ramalho Ortigão en su clasificaadquirir y demoler las casas existentes en la zona donde se libró el combate, teción en la reunión del Consejo de Monumentos Nacionales de 17 de Enero de rreno no edificable, con el fin de restituir el paisaje original; del mismo modo los 1907, hecho que tendría lugar tres años más tarde con un Decreto del Gobierno. estudios arqueológicos que están en curso desde el 2002 tienen como fin contiEn realidad, este edificio, de planta rectangular y de una sola nave, habría sido nuar con la identificación y registro de todos los vestigios arqueológicos relaciomandado construir en 1393 por Don Nuno Alvares Pereira en honor de Santa María nados con la batalla y su campo, como ya ocurriera con los descubiertos entre en el sitio donde habría estado colocado su estandarte, pero, este acto, fue de 1958 y 1962 por el teniente coronel Afonso do Paço y que revelaron a la comuextrema importancia para la preservación del monumento y para el conocimiento nidad científica un conjunto de obras de defensa accesorias, localizadas en la zona exacto del lugar donde el 14 de agosto de 1385 se habría desarrollado la batalla sur, flanco este, que fueron utilizadas por el ejército anglo-portugues para fortaque los cronistas medievales y posteriores tanto evocarían. lecer su posición y que consistían en 830 cuevas de lobo, fosos y vallas o las 9 de Los decretos siguientes, 1954, 1961 y 1977 se traducirían en un esfuerzo cuevas de lobo y un tramo de foso en el flanco oeste que identificara la profesora estatal para proteger el inmueble ampliando la zona en la que se encontraba e y doctora Helena Catarino. Es urgente, por tanto, continuar con las investigaciones incluyendo una zona con restos de las fortificaciones levantadas durante la batalla, para lograr un conocimiento profundo y científico de este campo de batalla. para crear, al fin, una zona en la que estuviese completamente prohibida la consY por último el turismo cultural; la realización de los objetivos anteriormente trucción. El alcance de estas medidas legislativas se revelaron, desgraciadamente, citados proporcionaría un importante aumento del flujo de visitantes en la poblamuy limitadas y restringidas a la hora de prohibir la edificación en los alrededores, ción de San Jorge l que redundaría en la mejora de la zona. y a lo largo de los años 80 y 90 proliferaron construcciones desordenadas de tipo Para todos estos fines, la Fundación Batalla de Aljubarrota firmó en enero de 2005 comercial e industrial que provocaron un gran impacto paisajístico. En este sentido, un protocolo con el I.P.P.A.R. para la gestión del Campo Militar de San Jorge traduen el año 2001, el Jefe del Estado Mayor del Ejército presentó al Instituto Portugués ciéndose en un esfuerzo conjunto, prácticamente inédito, del Estado y de una del Patrimonio Arquitectónico (I.P.P.A.R) una propuesta para su reclasificación ejementidad privada para la preservación y recalificación de un lugar de importancia culplarmente instruida, documentada y conceptualmente innovadora que obtuvo sus tural nacional e internacional. ■ frutos al declararse el área Monumento Nacional por orden ministerial de 24 de

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❍ El Monasterio de Batalla

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Edificado para conmemorar la victoria sobre los castellanos en la batalla de Aljubarrota en 1385, el monasterio de los dominicos de Santa María de la Vitoria se encuentra en la villa de Batalla, a 120 kilómetros al norte de Lisboa por la EN1 y realza, desde su nave de granito, una de las más hermosas perspectivas de la carretera de Lisboa a Porto. Comenzada en 1388, la iglesia fue confiada al maestro Ourique, procedente de Canterbury, en 1402. La construcción gótica llevó un siglo y en

1495, tras quince años de abandono, los trabajos fueron reemprendidos por Manuel I, siendo a su muerte, en 1521, definitivamente interrumpidos, como lo testimonian las capillas inacabadas. Los remates del edificio se rehicieron en parte a finales del siglo XVIII a raíz de los destrozos causados por los temblores de tierra de 1755. La estatua de Nuno Alvares, realizada en 1966, se yergue en la explanada vacía, donde se abren los gigantescos pórticos de la fachada gótica. Además de Batalla se pueden visitar Porto de Mós y Alcobaca; mientras que Batalha acoge el mencionado monumento, Porto de Mós posee el campo militar de San Jorge y Alcobaca por su parte incluye en su municipio la localidad de Aljubarrota, donde se encuentra la casa de la panadera Brites de Almeida, considerada una heroína nacional por acabar en su horno con siete españoles durante el enfrentamiento. Hacia el 15 de agosto y durante tres días, se conmemora la batalla con un

festival folclórico, una feria rural y artesana y una romería campestre. ❍ Monasterio de Santa María de la Vitoria Horario: Todos los días de 9:00 a 17:00h. (del 1 de Octubre al 30 de Marzo) y de 9:00 a 18:00h. (del 1 de abril al 30 de septiembre). Teléfono: 24 476 54 97. ❍ Museo Militar de la batalla de Aljubarrota Museo monográfico, inaugurado el 14 de agosto de 1986 que trata de la historia portuguesa entre 1369, guerra con Castilla, y 1415, conquista de Ceuta. En sus inmediaciones se encuentra el Campo Militar de San Jorge. Horario: Abierto todos los días, excepto festivos, de 10 a 12 y de 14 a 17h. Teléfono: Para concertar visitas: 244 481 439 de 12 a 14h.

Los Uniformes del Regimiento de

Húsares de la Princesa durante la 1ª Guerra Carlista 1833-1840

Diego de León, jefe del Regimiento, con su uniforme personal realizado durante la etapa en la que sus hombres vistieron con casaquillas rojas y que llevaría durante el resto de la campaña. Como cubrecabezas, la mejor lanza del reino, se hizo confeccionar en Londres un chapska igual al de los lanceros británicos. Ambas prendas, pelliza y chapska, se conservan en el Museo del Ejército de Madrid.

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El 20 de septiembre de 1836, en la llanura de Villarrobledo —Ciudad Real— las tropas carlistas del general Gómez, en su alucinante marcha a lo largo y ancho del territorio enemigo, a centenares de kilómetros de sus bases, se vieron sorprendidas por las tropas del general liberal Alaix. El jefe de su caballería era un joven e impetuoso militar cordobés, el brigadier don Diego de León, que pronto sería conocido como “la primera lanza de la reina” y que no dudó en cargar al frente de sus escuadrones antes de que la infantería carlista pudiese formar en cuadro. En la violenta acometida, desafiando al peligro y a la muerte, destacó un escuadrón que carecía de tradición y renombre, los Húsares de la Princesa, que obtendrían con su hazaña la laureada de San Fernando, la segunda de la tres que adornarían en sólo unos años su estandarte. Carlos Canales Torres Ilustraciones: Luis Leza Súarez Brillantes jinetes de escolta

Un bonito regimiento de escolta principios de 1833, el 6 de marzo, la caballería española se reforzó con un nuevo regimiento: los Húsares de la Princesa María Isabel Luisa, nombre recibido en honor de la heredera del trono y futura reina Isabel II. Fue la primera unidad de este Instituto que se formaba en España después de la supresión en 1820 de los cuatro regimientos existentes: Españoles, Guadalajara, Bailén e Iberia, que habían sobrevivido a la reforma de 1815. El nuevo regimiento debía de haber sido el número 4 de los de Línea, si bien se prefirió que formase un aparte y sin número. En principio el nacimiento del regimiento tuvo un motivo poco militar, pues lo que se buscaba era un elegante regimiento de parada, brillantemente

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Representación de un húsar de la Princesa en la obra de Giménez y González El Ejército y la Armada. Como bien dice el ilustre militar, “el lujoso traje de este cuerpo correspondía al objeto de su creación; que fue el de conmemorar la jura de la entonces Princesa heredera del trono español; pero la envidiable reputación que pocos años después supieron conquistarse los Húsares de aquel nombre, forma una de las más brillantes páginas de la historia de la caballería moderna en nuestra patria”.

uniformado, que diese escolta a la heredera del trono. Incluso el uniforme fue elegido por la reina madre, doña María Cristina, en su color favorito, el azul celeste claro, llamado a partir de entonces "azul cristina". Su primer uniforme lo recibieron poco antes de pasar su primera revista y era de clara inspiración francesa. Consistía en un chaco como el de la caballería ligera, pero forrado de paño blanco con un espectacular llorón de cerda y refuerzos de baqueta negra con cinta superior de estambre y presilla, la cifra María Isabel Luisa y cadenilla de metal. El dolmán y el pantalón eran de color azul celeste, con cuello y vuelta blan-

cos, la pelliza blanca con forro y pieles negras, el schabrak y la maleta de paño azul celeste con galón blanco, los trencillajes del dolmán y la pelliza de igual color, al igual que las forrajeras. Esta combinación de colores que daba una espectacular y elegante imagen, la mantuvo el regimiento en sus uniformes de gala, hasta su disolución en 1931. Los cuchillos, medias botas y los borceguíes eran de becerro negro y los guantes y las fornituras de ante. El armamento inicial era igual que el de la caballería ligera y el portapliegos era de cuero negro con las iniciales MYL en metal dorado. Los capotes eran de paño blanco. El chaco tenía una funda de hu-

La princesa María Isabel Luisa, futura Isabel II, para cuya escolta se creó el Regimiento.

le negro para campaña y tiempo lluvioso. Con el uniforme de gala usaban, pie a tierra, un pantalón azul sin media bota ni cuchillos y también uno de paño blanco para el verano. La chaqueta de diario era azul celeste, sin trencillaje doble y el gorro de cuartel era redondo y también azul celeste, con franja amarilla. Los trompetas usaban trocados los colores del uniforme, dolmán blanco con cuello y vueltas celestes, pantalón grana y chaco, pelliza y capote, celestes, lo que aleja mucho su imagen de la representada en la obra de Clonard. A pesar de su origen, como bien dice Giménez y González y han señalado otros muchos historiadores, no hubo combate o batalla en la guerra en la que los Húsares de la Princesa no destaca-

española, despertando celos y envidias que llevaron a su disolución tras el cambio político de 1843, para renacer en la segunda mitad de la década siguiente, justo a tiempo para cubrirse otra vez de gloria en la Guerra de África —185960—, sin que desde entonces librase España guerra alguna en la que no destacara su valor y pundonor. Pocos pensaban en 1833 que en unos pocos años este regimiento de escolta llegó a obtener en combate tres corbatas para su estandarte de la Real y Militar Orden de San Fernando, la primera por su heroico comportamiento en la toma de Orduña —1836—, la segunda por la impetuosa carga dirigida por su coronel, don Diego de León, en Villarrobledo —1836—, intentando detener la marcha a través de España del general Gómez y,

Jinetes de leyenda Nadie podía imaginar que sólo siete años los Húsares de la Princesa, a pesar de su aspecto de soldaditos de juguete, iban a lograr tres laureadas, la máxima distinción militar española, por su comportamiento ante el enemigo en el campo de batalla. Aquí les vemos en la ilustración de Villegas para la obra del conde de Clonard. Usan el uniforme de 1833 en todo su esplendor, sin las fundas de hule negras para los chacos.

ran o se cubrieran de gloria. Fueron los primeros en desenvainar sus espadas en defensa de la reina niña, cuyo título y nombre ostentaban, a la muerte del rey Fernando en 1833, y los últimos en envainarlas en la las cumbres de Berga, en las montañas de Cataluña, en la última guarida de sus enemigos, en el verano de 1840. Durante el conflicto se cubrieron de gloria como jamás le había sucedido, en tan corto espacio de tiempo, a ningún regimiento de la caballería

la tercera, por la conquista de Peñacerrada —1838—. Tras esta briosa acción, muy publicitada por la propaganda liberal de la época, Diego de León, prototipo del héroe romántico, de temperamento audaz y valeroso, fue considerado uno de los principales líderes del bando cristino, hasta tal punto que llegó a ser considerado "la primera lanza de la reina" y más adelante fue ennoblecido con el título de conde de Beloascaín.

Uniformes de la guerra Los Húsares entraron en campaña con un sobrio uniforme que tenían para diario de color amarillo, del estilo de las casaquillas de la caballería de línea del modelo 1835. Pronto este uniforme quedó totalmente inservible, por lo que usaron en campaña sus uniformes de gala, hasta su total pérdida por desgaste y exceso de uso. Privados del uniforme distintivo de su instituto, recibieron en 1838 unas casaquillas de origen inglés, que según Gimenez y González eran de color rojo. No obstante, debido a que el grado de deterioro de los uniformes de gala era muy variado, no se perdieron nunca del todo los signos de identidad de su Instituto, principalmente por las pellizas blancas, que muchos soldados conservaron y que algunos oficiales hubieron de rehacer a su coste. El resultado, como puede imaginarse, daba una imagen totalmente abigarrada, que no se solucionó hasta casi el final de la contienda. En cuanto a las prendas para cubrir la cabeza ocurrió lo mismo. Originariamente el regimiento hizo uso de una variante del chaco de caballería ligera modelo 1825, pero ante las progresivas pérdidas y los daños producidos en muchos de ellos fueron siendo sustituidos por otros de diverso origen, principalmente del modelo 1835 de caballería ligera, que era más bajo y con la copa más ancha, llegando incluso a utilizar cascos de caballería de línea. El armamento típico de los húsares —sable, pistolas y carabina—, también fue modificado, quedando armados a partir de 1836 de igual forma que el resto de la caballería ligera, recibiendo sus primeras lanzas precisamente para la toma de Orduña, y conservándolas hasta el final de la guerra, con distintivas banderolas en tres franjas de rojo, amarillo y rojo. Imagen distintiva de los Húsares de la Princesa desde su creación fueron los largos capotes blancos de tipo inglés, con mangas y esclavina, que utilizaron durante prácticamente toda la guerra. El combate de Orduña, puerta de entrada de los Húsares de la Princesa en la leyenda, comenzó al encontrarse la columna con la que el general Espar-

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1. Trompeta. Húsares de la Pincera. Madrid, 1834 2. Coronel. Húsares de la Princesa, 1833

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1. Húsar de la Princesa. Enlace. Berga, 1840 2. Oficial de Húsares de la Princesa. Orduña, 1836 3. Húsar de la Princesa, 1839

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tero operaba desde Berberana con dos escuadrones carlistas. La vanguardia liberal, formada por dos escuadrones del regimiento de Húsares de la Princesa que efectuaban un reconocimiento, cargó al enemigo y tras arrollarlo lo persiguió hasta las propias calles del pueblo, en donde los húsares entraron saltando por encima de las barricadas que cerraban las entradas atacando y dispersando a un batallón carlista que se había concentrado en la plaza mayor. En esta brillante acción, los dos escuadrones de Húsares de la Princesa vencieron a 200 jinetes y 600 infantes enemigos, lo que motivó que la reina concediese la corbata de San Fernando al regimiento, cuyo coronel, don Pedro Regalado Elío, cayó en la lucha, pasando a ser desde entonces es el número uno en todas las promociones de coroneles del arma de Caballería.

El final de la guerra

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El uniforme de 1839 fue entregado a principios de año y estaba compuesto por casaquillas sin trencillaje de color azul celeste, con cuello, vueltas, vivos y barras a la polaca y tira del pantalón blancos. Según Giménez y González el uniforme azul de 1839 no tenía pelliza, usándose la faja de húsar en color rojo. Es posible que se tratase de un uniforme de campaña, pues algunas representaciones contemporáneas, como una litografía en color del Convenio de Vergara donde está representado un húsar de la Princesa —con la pelliza blanca—, parecen indicar que el uniforme tradicional pudo ser conservado, al menos por los oficiales de alto rango, para ocasiones especiales. De lo que no hay duda es de que el chaco era del modelo de 1835 de caballería ligera, el mismo que se establecería como reglamentario, con algunas variantes en mayo de 1841, ya acabada la guerra, cuando el regimiento volvió a su uniforme original, destacando el llorón rojo del chaco y la cruz de San Fernando en el frontal, que con el cambio

Zabala Don Juan Zabala de la Puente, uno de los grandes especialistas en caballería del siglo XIX, coronel de los Húsares de la Princesa entre 1837 y 1840, vestido con el uniforme de gala del regimiento. Este óleo es especialmente importante, porque aclara algunos aspectos muy discutidos acerca del uniforme del regimiento en las postrimerías de la guerra carlista. Zabala emplea el uniforme de 1833, compuesto de dolmán y pantalón azul celeste y pelliza blanca, con alamares dorados. El chaco, no es de caballería ligera del modelo de 1824, que originariamente empleó en regimiento, sino el del modelo de 1835, con el que fueron equipados en los últimos años de la guerra y que conservarían después de la reforma de 1841. Cuadro de Vicente López, fechado en 1839.

lógico de estilo en chacos y colbacs, se mantuvo hasta 1931. No obstante, hubo un uniforme más antes del final de la guerra, en el verano de 1840, entregado a primeros de año y usado en la campaña final contra las tropas de Cabrera que aún combatían en las montañas de Cataluña, que probablemente complementaba el descrito por Giménez y González. Este uniforme consistía en una casa-

Primer estandarte del regimiento de los Húsares de la Princesa. De seda adamascada de color carmesí tiene idénticos el anverso y el reverso. Bordado con hilo de oro y plata lleva en su centro el escudo real de las Armas de España y alrededor la leyenda EL REY FERNANDO 7º AL REGIMIENTO DE CABALLERÍA DE LA PRINCESA MARÍA ISABEL, Iº DE HÚSARES. AÑO 1833. Se conserva en el Museo del Ejército de Madrid.

ca corta celeste sin solapa y cuello blanco con guarnición amarilla como la de la Caballería de Línea, pero con un escusón en cada delantero simulando un bolsillo, vueltas celestes y nueve botones dorados con las iniciales MYL coronadas, trencilla de estambre amarillo en el cuello, faldones, vueltas y delantero y ceñidor de estambre de los colores nacionales, amarillo y rojo. El pantalón de gala era azul celeste con tira blanca en el lateral para gala y para campaña con cuchillos y sobrepuestos de piel para montar. El chaco era de fieltro forrado de paño negro, guarnecido de estambre amarillo, con llorón encarnado y pompón celeste. El gorro cuartelero era celeste, de copa ancha y guarnecido de cinta de estambre amarillo. El capote blanco fue reemplazado — si es que quedaba alguno en uso— por otro gris celeste —probablemente igual al que tenía la Caballería de Línea—, con cuello blanco para la tropa. La pelliza era también azul celeste, con alamares amarillos y “bien cumplida para ponerla encima de la casaca los oficiales” y guarnecida de piel de carnero blanca. Los oficiales debían de vestir para diario o cuartel la chaqueta y el pantalón azul celeste, teniendo prohibido el empleo de levita, teniendo que usar en su lugar la pelliza. ●

Bernardo de Gálvez os años después, ascendido por su participación en la campaña anterior, es destinado con el grado de capitán al Regimiento Fijo de La Corona, en el virreinato de Nueva España; hacia allí se traslada por primera vez como miembro del séquito de su tío, José de Gálvez Gallardo, su principal valedor, nombrado visitador del virreinato, que viajaba por el territorio para realizar una inspección por orden directa del virrey. Enamorado de las posibilidades del lugar, en 1769, Gálvez volvió de nuevo a la frontera norte de Nueva España, esta vez como comandante de las fuerzas militares de Nueva Vizcaya y Sonora, con destino en San Felipe el Real, de Chihuahua; desde allí lideró en los años siguientes la mayor expedición enviada contra los apaches, que estaban causando con sus ataques graves perjuicios a la economía de la región.

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El paso de Matías

Retrato de Bernardo de Gálvez. Biblioteca Nacional de Madrid.

El 23 de julio de 1746 nacía en Macharaviaya, provincia de Málaga, el hijo primogénito del general Matías de Gálvez y Gallardo y de Josefa de Madrid, bautizado con el nombre de Bernardo Vicente Apolinar. Siguiendo la tradición militar de la familia, Bernardo ingresó a la edad de 16 años como teniente del regimiento de Infantería de Línea de La Coruña para combatir en la guerra contra Portugal, aliada de Gran Bretaña, dentro del contexto de la Guerra de los Siete Años, a la que España se incorporó mal y tarde. Tras ella fue ascendido a capitán. Firmada en 1763 la paz de París, que la ponía término, marcaría el futuro de Bernardo de Gálvez, por ella España cedía a Gran Bretaña la Florida y Francia cedía a España la Luisiana, un inmenso territorio casi despoblado que se extendía desde el Golfo de Méjico hasta Canadá. Miguel del Rey

La campaña de 1770 y 1771 a lo largo de los ríos Pecos y Gila, completamente olvidada hoy en una España acostumbrada a los westerns americanos, fue su primer éxito militar: el 21 de octubre, guiado por un español que había escapado de los apaches, Gálvez, 135 soldados y 50 indios Opata que actuaban como fuerza auxiliar, cruzaban el Río Grande en Chihuahua, a la altura del por entonces ya abandonado Presidio del Norte en la actual Ojinaga. El 1 de noviembre, cuando llegaron al Río Pecos, tras atravesar un territorio usualmente árido, pero que durante ese otoño, se encontraba bajo las frías lluvias otoñales, se encontraron con que el campamento de los apaches —del que había escapado su guía— se había trasladado. Las pocas provisiones que no se habían perdido durante la marcha se habían empapado y estaban inutilizables; pese a todo, Gálvez les animó a

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seguir y cruzaron las heladas aguas del río por lo que desde entonces se denominaría el Paso de Matías en honor a su padre; tras un día entero de persecución, al llegar la noche, los exploradores encontraban pastando a los caballos de sus perseguidos. Mientras los indios Opata localizaban el campamento apache, los soldados acamparon, y Gálvez preparó su estrategia: se atacaría por sorpresa antes del amanecer. El éxito de la operación fue absoluto; 28 bajas enemigas por un sólo herido de su reducida tropa. Gálvez, con 23 años, volvía a Chihuahua con 36 prisioneros, una manada de caballos, alguna herida menor y una impagable experiencia que pondría en práctica en los años siguientes durante la guerra en Norteamérica. De regresó a España en 1772, durante los tres años siguientes sirvió como oficial en el regimiento de Infantería de Cantabria, destinado en Pau, Francia, donde se instruyó en la ciencia militar del país, la más adelantada de su época, por su idioma y su cultura. En 1775, de nuevo en la península, recibió el nombramiento de capitán del regimiento de Infantería de Sevilla, con el que participaría en la desastrosa expedición contra Argel que comandaba Alejandro O´Reilly, donde fue herido de gravedad, pero no abandonó la compañía de cazadores a su cargo hasta cumplir la operación que se le encomendó. En recompensa a su acción recibió el ascenso a teniente coronel y se le destinó a la Escuela Militar de Ávila; pero no era el puesto más interesante para un hombre de acción como él; pocos meses después dejaba la ciudad y se trasladaba de nuevo a la Luisiana, donde recibía el nombramiento de coronel del Regimiento Fijo del mismo nombre,

hasta que el 1 de enero de 1777 sustituía a Luis de Unzaga como gobernador de la región. Inmediatamente se aprestó a tomar medidas para atajar la amenaza británica a la par que favoreció la causa de la Guerra de Independencia de las colonias norteamericanas, manteniendo correspondencia directa con Patrick Henry, Thomas Jefferson y Charles Henry Lee y recibiendo personalmente a sus emisarios Oliver Pollock y el capitán George Gibson, a los que aseguró que el puerto de Nueva Orleáns sólo sería utilizado por los barcos españoles, americanos o franceses y que a los británicos les sería imposible navegar por el río Mississippi. Para este fin se encargó de asegurar las defensas del río construyendo fuertes y acumulando armas y municiones al tiempo que ayudaba económicamente a las fuerzas que combatían bajo las órdenes de George Washington y George Rogers Clark. En ese mismo año se casó con una criolla de Nueva Orleans, Felicitas de Saint Maxent, viuda de Jean Baptiste Honoré d´Estrehan, antiguo tesorero del rey de Francia, de cuyo matrimonio había nacido una hija, Marie Adélaide.

Guerra con Gran Bretaña Durante 1778, reforzó la presencia española en la región promoviendo la emigración de colonos canarios y malagueños, principalmente, fundando nuevas ciudades que sirviesen de barrera contra los británicos, mientras continuaba con la ayuda a los colonos norteamericanos. Un año después la guerra con Gran Bretaña se hizo inminente y Gálvez, que había sido nombrado desde el 24 de abril gobernador en propiedad de la

Retrato de Bernardo de Gálvez (Arriba izda.) por Aline Alaux; colección particular. (Centro) Estatua dedicada a Bernardo de Gálvez en Nueva Orleáns, una más, copia de esta esculpida por Juan de Avalos, puede verse en Washington, en la esquina de las calles Virginia y 22º. En la inscripción: El Gobierno de España dona esta estatua a la ciudad de Nueva Orleáns para conmemorar el bicentenario de la Independencia de los Estados Unidos, a la que el Gobernador Español contribuyó decisivamente. (Arriba drcha.) Sello conmemorativo de Bernardo de Gálvez, publicado en 1980, con motivo del 200 aniversario de la batalla de Mobile. Muestra a Bernardo de Galvez con la bandera española en la que figura la cruz de Borgoña, símbolo de la España colonial en los Estados Unidos.(A la drcha.)

Cronología de la guerra con Gran Bretaña con motivo de la intervención española en la Guerra de Independencia de los estados Unidos 1779

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La campaña supuso para España el dominio de toda la cuenca baja de Missisipi, y para Bernardo de Gálvez su ascenso a Mariscal de Campo.

Iniciada la campaña con el fin de tomar Pensacola, expulsando así a los británicos de la Florida Occidental, finalizó sin éxito con el regreso de Galvez a la Habana.

Supuso la victoria definitiva de Gálvez con la toma de Pensacola, logrando con ello el dominio de toda la Florida y un notable apoyo para los independentistas norteamericanos.

21 junio: Declaración de guerra contra Inglaterra en respaldo de los colonos americanos. 7 septiembre: Bernardo de Gálvez toma el fuerte Bute de Manchak, defendido por 1 capitán, 1 teniente, 1 subteniente y 20 soldados. 21 septiembre: Capitulación del fuerte de Baton Rouge defendido por el Coronel Dickson, con 375 soldados veteranos y 500 paisanos y negros armados y entrega sin resistencia del fuerte Panmure de Natchez defendido por el capitán Foster, con 80 granaderos. 28 noviembre: Su padre, Matías de Gálvez, Gobernador y Capitán General de Guatemala reconquista a los británicos el fuerte San Fernardo de Omoa en Honduras.

16 enero: La escuadra inglesa de Rodney derrota a la escuadra de Juan de Lángara en el sitio de Gibraltar. 14 marzo: Capitulación del fuerte Charlotte de Mobila ante Gálvez. Estaba defendido por el comandante Durnford, al mando de 97 hombres del Rgto. inglés nº 60, 102 Realistas de Mariland, 54 paisanos armados, 51 negros y 2 cirujanos, que capitularon con 65 piezas de artillería. La victoria fue completa, un ejército de 1.100 hombres que venían desde Pensacola en auxilio de los sitiados emprendió la retirada sin llegar a luchar, pero a su retaguardia se le apresó a 1 capitán y 20 dragones. 28 marzo: Intentona de Bonet de invadir Pensacola. 8 abril: Plan de operación en América para llevar a cabo el dictamen del conde de Ricla. 28 abril: La expedición de Solano zarpa de Cádiz rumbo a La Habana para la campaña americana. 26 mayo: El ataque inglés a San Luis de Illinois es rechazado. 16 octubre: La segunda expedición a Pensacola zarpa de La Habana y es alcanzada por un huracán. 14 noviembre: Las fragatas Cecilia y Nuestra Señora de la O rinden dos fragatas, una de 24 cañones y otra de 18, que iban de Jamaica a Charlestown.

3 enero: Reconquista española del fuerte Inmaculada en el río San Juan de Nicaragua. 7 enero: Ataque inglés contra Mobila. 12 febrero: Expedición española y toma del fuerte San José en el lago Míchigan. 16 marzo: Sublevación de los comuneros de San Gil y otros lugares de América meridional. 22 abril: Sublevación contra España de los habitantes de Natchez y toma del fuerte Panmure. 8 mayo: Toma de Pensacola y sus fuertes por Bernardo de Gálvez. La guarnición inglesa estaba mandada por D. Pedro Chester, Capitán General y Gobernador de West Florida, secundado por D. Juan Campbell, Comandante de las tropas del mismo territorio; contaba con unos 1400 hombres, pertenecientes al 16º Rgto. de infantería (destinado en el reducto de la Reina), el 60º Rgto. de infantería (en el reducto de Gales), el 3º Rgto. alemán de Waldeck, los Rgtos. de Realistas de Pensilvania y Maryland, los West Florida Royal Forresters, la Artillería Real, los Dragones de Maryland, y unos 950 indios grigs, negros, civiles armados y marinos de los buques HMS Mentor y Port Royal. 21 julio: Saavedra suministra dinero a la escuadra francesa para ir a Yorktown. ? julio: Gálvez manda refuerzos para sofocar la sublevación en América meridional. 19 octubre: Lord Cornwallis se rinde en Yorktown.

1782 4 febrero: La guarnición inglesa de Menorca se rinde al duque de Crillón 16 marzo: Conquista española de la isla de Roatán en Honduras. 30 marzo: Matías Gálvez toma en Honduras el fuerte Que-Priba 1 abril: Toma del fuerte Criba o Phithe, logrando así la expulsión de los ingleses de la región de Río Tinto y rebautizándola como Inmaculada Concepción de Honduras. 12 abril: Derrota de De Grasse por la escuadra de Rodney cerca de la isla de Guadalupe, la perdida de la escuadra aliada obliga a Solano a abandonar su propósito de tomar Jamaica; no obstante, a la altura de las Azores, el Almirante Córdoba apresó 55 buques de carga brutánicos, tomando 3.000 prisioneros y todo el armamento y pertrechos que llevaban para socorrer a la isla. 8 mayo: Ocupación por capitulación del Gobernador Maxwel con sus 299 soldados, veteranos y de milicias de las islas Bahamas, entregadas al Mariscal de Campo Juan Manuel Cagigal, comisionado por Bernardo de Gálvez, acompañado de su intérprete y edecán Miranda. 13 septiembre: Fracaso del ataque de las baterías flotantes contra Gibraltar.

1783 7 enero: Bernardo de Gálvez es relevado por el conde de Estaing como Jefe del Ejército en América. 20 enero: Firma de los preliminares del tratado de paz entre España y Gran Bretaña. 1 junio: Gálvez evacúa el ejército de operaciones en Guarico y Francisco Miranda se fuga en rebeldía. 3 septiembre: La guerra termina con la firma del tratado definitivo.

A la izda., mapa de las principales acciones de la Guerra de Independencia Americana en el que puede verse la campaña de Gálvez.

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(Izda.) Panteón familiar de la iglesia de Macharavialla, donde esta enterrado D. José de Gálvez, Marques de Sonora, Ministro de la Guerra, hermano de Matias y tío de Bernardo. . (Drcha.) Mapa del territorio donde tuvo lugar la campaña de Gálvez contra los Apaches.

Luisiana, conoció por unos informes secretos obtenidos en Manchac por su suegro Saint Maxent, que los británicos se aprestaban a invadir la provincia. Su respuesta no se hizo esperar, reforzó sus defensas, y cuando España declaró formalmente la guerra a Gran Bretaña el 21 de junio de 1779, Carlos III ordenó a Gálvez organizar y dirigir un ejército con el que se pueda comenzar una campaña contra los británicos a lo largo del Mississippi y la costa de la Luisiana. Con la ayuda del gobernador de Tejas, Domingo Cabello y Robles, Gálvez reunió caballos y las suficientes cabezas de ganado como para alimentar a su ejército de 1.400 hombres y a finales de 1779 atacaba por sorpresa los puestos británicos del Mississippí, derrotándolos en Manchac, Baton Rouge, y Natchez.

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Para 1780, apoyado por Jose Navarro, gobernador de Cuba, Capitanía General de la que dependía la Luisiana su ejército se ve reforzado hasta los 2.000 hombres, el objetivo era mejorar la presencia española en la provincia tomando los fuertes de Charlotte, Mobila y Pensacola; los dos primeros se capturaban en marzo después de largos meses de sitio; el tercero, tras dos expediciones fracasadas, hubo que dejarlo aplazado para el año siguiente. Por sus méritos en la Florida, Gálvez recibía con 33 años, el ascenso a mariscal de campo. La tercera expedición contra Pensacola salió de La Habana el 28 de febrero de 1781, su bergantín Galveztown forzó la entrada de la bahía y abrió el camino para el resto de la flota de desembarco, unos 7.000 hombres, que atacaban la

capital británica de la Florida Occidental y que ponían sitio a Fort George, su principal plaza fuerte, que capitularía el 10 de mayo de 1781 y aseguraría toda la Florida para la Corona Española. Tras la toma de Pensacola, el rey le nombraba gobernador y capitán general de Luisiana y Florida Occidental, erigidas en provincia independiente de Cuba, y comandante en jefe del Ejército de Operaciones de América. El 19 de octubre de 1781, lord Cornwallis general en jefe del Ejército Británico se rendía en Yorktown y los Estados Unidos de América aseguraban su independencia; acababa la campaña norteamericana, pero España continuaba aún en guerra con Gran Bretaña y casi un año después del éxito de Pensacola, el 8 de mayo de 1782, las tropas españolas bajo sus órdenes aceptaban

(Izda.) Escudo de Armas de Bernardo de Gálvez. (Centro) Mapa de los territorios de Nueva España, Cuba y La Florida. (Drcha.) El Galveztown, navío personal de Gálvez, con el que logró forzar la bahía de Pensacola.

también la rendición de la base naval que los británicos mantenían en Nueva Providencia y en las islas Bahamas. Todo estaba preparado para una gran campaña contra Inglaterra y a Galvez se le encargó la toma de Jamaica, para lo cual se acuarteló con su ejército en la posesión francesa de Guarico, situada en la isla de Santo Domingo. Durante esta estancia, padre ya de una hija, Matilde, y de una hijastra, Adelaide, tendría al que será su único hijo varón, Miguel de Gálvez y SaintMaxent. El 7 de enero de 1783, 13 días antes de que se firmara la paz definitiva en Versalles, fue sustituido en su cargo

con los Estados Unidos y recibir los títulos de vizconde de Gálveztown y conde de Gálvez y, en octubre de 1784, volvía a emprender viaje hacia América para servir esta vez como capitán general y gobernador de Cuba. Desde allí, un año después y nombrado virrey de Nueva España, acudió a suceder a su padre que había muerto el 3 de noviembre de 1784. En mayo de 1785 desembarcaba en el puerto de Veracruz el nuevo virrey y el 17 de junio su espectacular comitiva llegaba a la Ciudad de Méjico, arrasada por la peste y la escasez de comida debido a la perdida casi completa de las

Durante octubre de 1786, caía enfermo de fiebres, y pese a que a finales de mes era trasladado a Tacubaya, un lugar próximo, con el fin de obtener una mejoría por el cambio de aires, el 30 de noviembre, Gálvez, entre el dolor de su pueblo, fallecía a los cuarenta años de edad y su cuerpo era icinerado y posteriormente enterrado junto a las cenizas de su padre en la iglesia de San Fernando, Méjico, en tanto que su corazón, guardado en una urna, pasaba a reposar en la catedral. El 12 de diciembre, ocho días después de su funeral, su viuda daba a luz un hijo póstumo. Fue tal la importancia alcanzada por

Placa conmemorativa dedicada a Bernardo de Gálvez en Natchez: Don Bernardo de Gálvez, Gobernador de España en la Luisiana, 1776-1783, en una brillante campaña, con la ayuda de infantería regular, milicia, voluntarios y algunos americanos, capturó Baton Rouge a los británicos el 21 de Septiembre de 1779. Los términos de la rendición incluían a Fort Panmure y Natchez que fueron ocupados por las tropas españolas el 5 de Octubre de 1779. La firma del tratado de San Lorenzo, el 27 de Octubre de 1795 ponía fin al control español de Natchez.

por el conde d´Estaing sin haber tenido oportunidad de atacar Jamaica. Por el tratado que ponía fin a la guerra, España conservaba la isla de Menorca y la Florida Occidental y Gran Bretaña le cedía, a cambio de la devolución de las islas de Providencia y Bahamas, la Florida Oriental. Tras la firma de la paz, y de ser citado por el Congreso de los Estados Unidos por su ayuda durante el conflicto, Gálvez y su familia regresaban a España por un corto espacio de tiempo para ser consultado sobre las futuras relaciones

cosechas. Fiel a los principios ilustrados de la época, de los que era extremadamente partidario, puso todos los medios económicos disponibles de su gobierno, e incluso buena parte de su fortuna personal para socorrer a la población más desfavorecida y mejorar sus condiciones de vida. Además de las obras públicas llevadas a cabo, dos de sus principales actos como virrey fueron la reconstrucción del castillo de Chapultepec, hoy imagen mundial de Méjico, y la terminación de la catedral de la capital.

los Gálvez en el virreinato que dio lugar a este conocido pasquín aparecido en las paredes de Méjico: ¿Quién manda en este mundo? José, el primero; Matías, el segundo, y Bernardo, el tercero. Fiscal.... virrey, Virrey... ministro, y ministro... Rey. El padre aquí, el Hijo, en la Habana y el Espíritu en España. ●

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EL EJÉRCITO ESPAÑOL EN 1808 NUESTRA

REVISTA IRÁ OFRECIENDO A LOS LECTORES UNA SERIE DE

LÁMINAS QUE REPRESENTARÁN LOS DIVERSOS CUERPOS QUE FORMABAN NUESTRO EJÉRCITO EN EL AÑO DECISIVO PARA NUESTRA HISTORIA DE

1808. PARA

HACER MÁS ATRACTIVA LA COLECCIÓN, PARA LA QUE SE HAN

DISEÑADO UNAS TAPAS ESPECIALES QUE ESTARÁN DISPONIBLES EN LA CUARTA ENTREGA.

NO

SE SEGUIRÁ EN LA PUBLICACIÓN DE LAS MISMAS

EL ORDEN HAN DE TENER, QUE ES EL SIGUIENTE:

1. Estado Mayor del Ejército 2. Administración y Auditorías de Guerra 3. Casa Real: Guardias de Corps y Guardias de Alabarderos 4. Casa Real: Guardias de Infantería Española y Walona 5. Carabineros Reales: Escuadrones de Línea y Lígeros 6. Infantería de Línea 1 7. Infantería de Línea 2 8. Infantería de Línea 3 9. Infantería de Línea 4 10. Infantería de Línea 5 11. Infantería de Línea 6

Cazador Regimiento Olivenza, 1808 ref. GDI 002 Precio kit: 51 € Precio Figura pintada: 127 €

12. Infantería de Línea extranjera: Regimientos irlandeses 13. Infantería de Línea extranjera: Regimientos Suizos y Regimiento Italiano 14. Infantería Ligera 1 15. Infantería Ligera 2 16. Real Cuerpo de Artillería 17. Real Cuerpo de Ingenieros 18. Regimiento Real de Zapadores y Minadores 19. Caballería de Línea 1 20. Caballería de Línea 2 21. Dragones 22. Cazadores 23. Húsares 24. Regimientos Provinciales de Milicias 25. Divisiones de Granaderos Provinciales 26. Milicias Urbanas 27. Compañías Fijas 28. Tercios Españoles de Texas -Cuerpo Expedicionario29. Otras unidades 30. Equipo y armas ligeras 1 31. Equipo y armas ligeras 2 32. Banderas¡

Miniaturas Miniaturas Ristre irá elaborando una nueva serie de miniaturas, en metal, a 54 mm., del Ejército español en 1808, que constará de una figura por entrega; están disponibles: 1.– Tambor del Regimiento de Irlanda 2.– Cazador del Regimiento Olivenza 3.– Oficial de Granaderos del Regimiento de Cantabria

Para realizar estas 32 entregas se han tomado en consideración varias fuentes. La primera y más importante, el Kalendario Manual y Guía de Forasteros en Madrid para el año 1808, de la que se ha seguido, en líneas generales, su estructura, que difiere sensiblemente de la de nuestro moderno ejército. Además otras fuentes contemporáneas como las colecciones alemanas, danesas e italianas de autores que vieron a nuestras tropas en Hamburgo, Dinamarca o Etruria, y autores como el Teniente Coronel Ordovás, así como algunos pintores y dibujantes de la época —algunos muy ilustres, como Goya—, han sido tenidos en cuenta como fuentes complementarias. Esperamos que esta pequeña obra sea de su agrado Nota: Destacados en negro, las láminas publicadas. En azul, la lámina actual

1835

La Legión Británica en España

En medio de una incesante, fría y pertinaz lluvia primaveral, los voluntarios carlistas que defendían el puente fortificado de Arrigorriaga, en la ruta hacia Durango, vieron entre la niebla, al amanecer del día 11 de septiembre de 1835, cómo las odiadas tropas liberales se desplegaban delante de sus líneas. Entre ellos destacaban unos hombres vestidos con llamativos uniformes rojos. Los defensores sabían perfectamente quienes eran y tenían ordenes muy claras de lo que tenían que hacer si caían en sus manos, ejecutarlos. Eran soldados ingleses…

Carlos Canales Torres Ilustraciones: Luis Leza Súarez

Organización y reclutamiento l tratado de la Cuádruple Alianza, firmado en abril de 1835 entre España, Gran Bretaña, Portugal y Francia, fue visto con mezcla de recelo y esperanza por parte de los liberales. Por una parte les aseguraba la colaboración de la potencia más poderosa del mundo y de la dueña y señora, desde 1805, de las rutas del comercio mundial; por otra, existía el temor de que el poder inglés se enseñorease de algún punto de la costa española que los británicos considerasen de interés estratégico, en clara similitud a lo ocurrido con Gibraltar1. No obstante, el hecho cierto es que los británicos parecían dispuestos a ayudar al gobierno español, pues había pocas cosas menos interesantes para su política que tener en España un gobierno legitimista hostil a los gobiernos parlamentarios y a las ideas liberales. Por ello, el embajador británico, lord Howard, comunicó a Pérez de Castro, entonces embajador en Portugal, la disposición inglesa a enviar un cuerpo de tropas armado y uniformado a su costa, siempre que el adiestramiento se hiciese fuera de Inglaterra, ya que no creía que los franceses, a pe-

E

sar de sus bravuconadas, se empleasen a fondo2.

Un aliado interesado La ayuda británica comenzó a gestarse en la primavera de 1835, en unos momentos ya muy complicados para las armas de la reina, pues los carlistas, bajo la audaz y eficaz dirección de Zumalacárregui, se estaban convirtiendo a marchas forzadas en un ejército de consideración. En realidad la propuesta británica era un duro y feroz chantaje, pues a cambio se permitía la exportación sin restricciones de algodón manufacturado a España, algo que los ingleses ambicionaban desde hacía decenios y que la insana costumbre de los españoles de matarse entre sí estaba poniendo ahora muy fácil. Además había un préstamo que España devolvería con cargo a las

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Uniformes y Organización L

as tropas que integraban la Legión Británica vistieron siempre uniformes británicos y su armamento fue de idéntica procedencia. Infantería La infantería de Línea vestía el uniforme del ejército británico, que aún mantenía un aspecto tradicional muy arraigado. Todo era de buena calidad, si bien el equipo y la indumentaria británicas, tenían los mismo defectos que los del ejército español, pues eran incómodos y poco útiles, lo que no impidió, que aun a pesar de los observadores militares, el Ejército Británico no obtuviese ninguna enseñanza práctica útil y llegó a la Guerra de Crimea con los mismos problemas. La infantería ligera tenía uniformes casi idénticos a los de la de Linea. En 1830, las plumas del chaco fueron reemplazadas por pompones verdes. En verano se empleaban pantalones blancos, como en España y en invierno eran grises. Los chacos recibieron una placa con las armas españolas, pero la mayor parte del tiempo se empleó durante toda la guerra la gorra de plato, al igual que hizo la infan-

Caballería Los lanceros habían sido incorporados al Ejército Británico después de Waterloo. Con la ascensión al trono de la reina Victoria, todos los regimientos de lanceros cambiaron sus uniformes de rojo a azul, menos el 16º. Los uniformes asignados a los dos regimientos de caballería de la Legión eran idénticos a los de éste último regimiento y eran excedentes de los uniformes usados hasta el año anterior. Una parte importante de los lanceros —casi el 20%— eran polacos, al igual que ocurrió con los de la Legión Francesa. Artillería La Artillería de la Legión tenía un uniforme rojo con bocamangas azules, pero pronto adoptó una levita azul mucho más práctica. El chaco se cubría con una funda negra, pero casi siempre se empleó la gorra de plato. En la batalla de Hernani —1837— combatió un destacamento de artillería de la Royal Navy, cuyo uniforme también representamos.

Nacionalidad

Sept. 1835

Principios 1836

3 de marzo 1837

Mayo de 1837

Casaca

Vueltas

1º English

Inglesa

En Activo

En Activo

En Activo

En Activo

Roja

Verde Oscuro

2º English

Inglesa

En Activo al 1º Regimiento

Incorporado

3º Westminster Grenadiers

Inglesa

En Activo

En Activo

Incorporado 4º Regimiento

4º Queen´s Own Fusiliers

Inglesa

En Activo

En Activo

En Activo

En Activo

Roja

Blancas

5º Scotch

Escocesa

En Activo

Incorporado a los Regimientos 6º y 8º

6º Scotch Grenadiers

Escocesa

En Activo

En Activo

En Activo

En Activo

Roja

Azules

7º Irish Light Infantry

Irlandesa

En Activo

En Activo

En Activo

Incorporado al Cuerpo de Rifles

Roja

Amarillas

8º Highlanders

Escocesa

En Activo

En Activo

En Activo

En Activo

Roja

Rojas

9º Irish

Irlandesa

En Activo

En Activo

En Activo

En Activo

Roja

Amarillas

10º Munster Light Infantry

Irlandesa

En Activo

En Activo

En Activo

Incorporado al 9º Regimiento

Rifles

Inglesa

En Activo

En Activo

En Activo

En Activo

Verde Oscuro

Verde Oscuro

1º Lanceros Reina Isabel

Inglesa

En Activo

En Activo

En Activo

En Activo

Roja

Amarillas

Irlandesa

En Activo

En Activo

En Activo

En Activo

Roja

Amarillas

Artillería

Inglesa

En Activo

En Activo

En Activo

En Activo

Roja

Azul

Cuerpo de Ingenieros y Minadores

Variada

Formado tras su llegada con el personal existente

Cuerpo de Ingenieros y Minadores

Variada

Formado tras su llegada con el personal existente

2º Lanceros Queen´s Own Irish

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tería de línea.

Además de estas unidades había un Cuerpo Montado de Estado Mayor, un depósito –en Santander–, y observadores del Ejército Británico. Los regimientos de Infantería estaban formados por 6 compañías de centro, una ligera y otra de granaderos. La artillería de la Legión utilizaba cañones de 9 libras, morteros y una batería de cohetes Congreve montados sobre cureñas de montaña y se encontraba en Woolwich. En ocasiones combatieron junto a la Legión unidades del Ejército Regular Británico, como la Real Infantería de Marina, la Real Artillería y la Real Artillería de Marina.

Lámina 1

2

3

1 1. Oficial, 8º Highlanders. Campaña, 1837 2. Soldado, 9º Irish. Formación, 1835 3. Sargento, 7º Irish Light Infantry. Campaña, 1836 4. Oficial, 9º Irish. Parada, 1835

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rentas de aduanas. No es de extrañar que nuestra nación empobrecida por guerras fratricidas devastadoras, mal gobernada y cada vez más miserable, pasase de tener del 80% de la renta de Inglaterra en 1820, a sólo el 45% en 18803. La banca Rothschild apoyó la operación eficazmente ayudada en España por Juan Álvarez Mendizábal, logrando entre ambos que el gobierno español recibiese un crédito por adelantado para poder sufragar los gastos del reclutamiento. A pesar de las terribles condiciones impuestas, el gobierno español necesitaba con urgencia el dinero y las armas británicas, por lo que el 5 de junio de 1835, se solicitaba un recluta de 10.000 hombres que deseasen luchar bajo las banderas de Su Majestad Católica contra los enemigos de la libertad. Aparentemente era un asunto sencillo, pero una ley de Jorge III, la Foreign Enlistement Act, prohibía a los ciudadanos británicos servir bajo las banderas de monarcas extranjeros, por lo que se hubo de redactar una Orden expresa

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para autorizarlo, norma que sufrió los ataques del duque de Wellington, que se opuso firmemente a que tropas británicas combatiesen en el Norte de España, tanto por temor a las dificultades del terreno, que él tan bien conocía, como porque era un claro defensor de la causa de don Carlos. Respecto a la posibilidad de incumplir las cláusulas del Tratado de la Cuádruple Alianza y así dar un pretexto a las Potencias del Norte —Prusia, Aus-

tria y Rusia—, para intervenir, Londres, se aseguró bien de que las tropas combatiesen bajo bandera española y con pertrechos y armas españoles —lo que jamás se cumplió—, al tiempo que limitaba su apoyo naval al envío de pertrechos, lo que se cumplió aún menos que lo anterior, pues la Royal Navy intervino de manera directa en la contienda, incluso con participación de sus marines y de su artillería en combates terrestres. La reacción carlista fue la esperada. Sin nada que perder, don Carlos autorizó el 20 de junio de 1835 un decreto por el que todo extranjero capturado con las armas en la mano sería de inmediato ejecutado, sin exceptuar a los heridos, brutal medida que provocó en Francia una fuerte presión para la intervención directa.

Se organiza una Legión Para dirigir la Legión se contrató a Lacy-Evans, entonces diputado en la Cámara de los Comunes, veterano militar retirado con el grado de coronel, que entró al servicio de España en unas magníficas condiciones. Se le concedió el grado de teniente general, poder elegir a sus oficiales, se le asignó una indemnización por tener que abandonar su carrera política y se le contrató un seguro de vida. Para los oficiales el contrato se firmó por dos años y se mantuvieron los sueldos del Ejército Británico, así como otras ventajas. Para buscar a los voluntarios necesarios, los reclutadores recorrieron las principales ciudades del Reino Unido, reuniendo en dos meses un heterogéneo grupo de gente en el que había de todo, destacando dos cosas, la escasa calidad física de los voluntarios y su falta de experiencia militar, siendo calificados por los propios reclutadores como “una panda de ignorantes, aventureros y una infame canalla”. Por procedencias destacaba el alto número de irlandeses —35%—, siendo escoceses el 25%, de los cuales sólo 150

Walter Carey, (1817-1838) pertenecía al 6º de Granaderos Escoceses cuando ganó la Cruz de San Fernando por su valor al tomar, el 5 de mayo de 1836, cerca de San Sebastián, junto al 3º de Granaderos de Westminter, una batería carlista. En la acción, la Legión Británica perdió entre muertos y heridos 18 oficiales y 800 soldados.

eran montañeses de Escocia —Highlanders— e ingleses, el 40% restante. Algunos especialistas, como González de Porras y Diego de León, destacan la curiosa incongruencia de que el reclutamiento en Irlanda, en Dublin y Cork, fuese dirigido por Daniel O’Conell, líder nacionalista y enemigo personal de Lacy-Evans. En cuanto a voluntarios experimentados había más de los que habitualmente se señalan, entre ellos muchos oficiales, a pesar de las evidentes dificultades que había, como la simpatía que los carlistas despertaban en las clases altas. Al menos 400 voluntarios habían combatido en Waterloo o en la Campaña de los 100 días, destacando el alistamiento de excombatientes de la Guerra de Portugal, así como belgas, polacos y alemanes. El agrupamiento de los reclutas se hizo de forma provisional en grupos de 500 hombres, donde se comprobó que una cantidad considerable de los reclutas estaban enfermos o eran pensionistas. En resumen eran jubilados el 2,5%, veteranos el 17%, desertores el 2,5%, comerciantes el 12,5%, prófugos o evadidos de prisión el 11%, mendigos y alcohólicos un 20% —una cantidad enorme—, gentes con problemas personales o conyugales otro 12,5% e idealistas que creían combatir por la causa

Lámina 2

3

2 4

1

1. Oficial, 2º de lanceros Queen’s Own Irish. Campaña, 1836 2. Oficial, Rifles. Campaña, 1836 3. Oficial. Artillería. Royal Navy. 1836 3. Oficial. Artillería. Campaña, 1836

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En total la Legión contaba con 8.511 oficiales y soldados —579 de caballería, 349 de artillería y 7.583 de infantería—. Cada compañía tendría 100 hombres y cada regimiento seis compañías, por lo que la Legión tendría 11 regimientos de infantería y 2 de caballería, además de ingenieros, artilleros, sanidad y comisarios de guerra, —término que englobaba a pagadores, intenLa Legión Británica combatió siempre bajo banderas dentes, tren de artillería, etc.— españolas, pero las que les entregaron no eran Los nombres de los regimienblancas, sino que seguían el modelo de las de la tos y los colores de las vueltas Milicia Nacional, que desde 1820 usaba banderas rojas y gualdas con las tres franjas de igual anchura. se dieron el día 24 de septiemEl Teniente General Sir George de Lacy Evans fotografiado en 1855 por Roger bre, día en el que la legión Fenton con el uniforme del 22º quedó incorporada al EON —Ejército que llegó la orden de replegarse a San Regimiento de la Infantería Británica. de Operaciones del Norte—. Además de Sebastián. Cuatro de sus hombres cayeéstas unidades, el resto de Legión queron en la lucha y otros cuatro fueron dó agrupada en ingenieros, zapadores hechos prisioneros. Veintiséis más rede la libertad un 20%. Finalmente, hay minadores, cuerpo montado del Estasultaron heridos. Fieles a su promesa bía un 2% de los que se ignoraban las do Mayor, depósito —en Santander—, los carlistas fusilaron a los prisioneros causas de su alistamiento. Respecto a sanidad, intervención, parque de artiy tras despedazarlos ensartaron sus reslos oficiales, los veteranos del ejército llería —en Woolwich— y un grupo de tos en las bayonetas y las agitaron en lo británico eran, por las razones expuesobservadores del Ejército Británico. más alto de sus posiciones para que tas, sólo el 2,5%, a los que había que En la última quincena de agosto de todos lo vieran. Había llegado la hora sumar otro 2,5% del ejército de la India. 1835, la Legión Británica fue concende la verdad para los legionarios. DuAl menos el 10% habían combatido en trada en San Sebastián para actuar conrante los meses siguientes iban a desAmérica y la mitad, compraron el cartra las líneas fortificadas de Hernani. El cubrir, con horror, el espantoso tipo de go, práctica aún frecuente. Un 19% fueobjetivo último era destruirlas, pero en guerra en el que sus voluntarios se ron por causas ideológicas y un 16% principio lo que se prehabían implicado. ● fueron reclutados por el tendía era foguearlas. propio Lacy-Evans4. Sin experiencia militar y escaso entrenamiento, y En suelo español 1 con una dudosa calidad El 2 de junio de 1835 El temor no era tan ilógico. Durante las postrimerías de la Guerra de Independencia, la en gran parte de sus inpartió de Portsmouth con guarnición francesa del peñón de Santoña tegrantes, los legionarios dirección a San Sebastián había resistido hasta el final y los ingleses se iban a enfrentar a una el vapor Royal Tar, que que controlaban el mar pretendieron del coterrible experiencia, el transportaba un primer mandante francés que les entregase la plaza, odio de la población y, grupo de soldados britáaunque por fortuna, se rindió a los españoles. El temor a un nuevo Gibraltar, francés o en última instancia, si nicos al mando del code nuevo inglés, fue muy intenso. caían en manos de sus mandante Kirby. Tras 2 Acertó de plano, pues la colaboración direcenemigos les esperaba la una breve escala en Bayota francesa nunca pasó de la Legión —ver muerte mediante ejecuna donde se incorporó el Ristre 17—. 3 ción sumarísima. brigadier Chichester, lleDaniel O´Conell, Por si alguien quiere calcular la magnitud (1775-1847) prestigioso gó a su destino el día 11 de del desastre de los siglos XIX y XX en España, líder nacionalista irlandés. baste con decir que a 31 de diciembre de julio. La guarnición reciEn acción 2004, sobre un índice 100 de la Europa de 25 bió a sus nuevos aliados con todos los El día 20, los regimientos 1, 3 y 7 de naciones, la renta per cápita española era 98 honores. El 15 de agosto había ya 2.803 la Legión, más algunos txapelgorris y y la británica 118, 20 puntos aún de diferenlegionarios en San Sebastián y 1.819 en dos regimientos de infantería española cia, algo más de la distancia entre España y Santander. En los días siguientes se avanzaron hacia las fortificaciones de Grecia (Datos Eurostadt). 4 incorporó el resto de la división. PerHernani. Tras lograr la rendición del Los voluntarios con experiencia militar en América procedían en su mayoría de las unifectamente uniformados con doble vesfuerte los soldados británicos cargaron dades que habían combatido a favor de los tuario, armas, municiones y tres meses a la bayoneta protegiendo la retaguarindependentistas en Venezuela y Nueva Grade paga estaban listos para ser organidia de sus compañeros españoles. Los nada, pues los que estuvieron en 1815 con zados y a lo largo del mes de septiembre lanceros carlistas atacaron a los britáLacy-Evans en Nueva Orleáns, aparecen enquedó definida su estructura. nicos que aguantaron con firmeza hasta globados en el grupo reclutado por él.

Fortaleza

San Felipe del Morro Puerto Rico

La necesidad de proteger a las poblaciones que se iban organizando en el Nuevo Mundo llevó a la Corona Española a la construcción de numerosas plazas fuertes en diversos puntos geográficos del extenso Imperio.

José Luis Alonso González - Juan Manuel Peña López

a isla de Puerto Rico situada en el mar Caribe no fue ajena a la búsqueda de defensa y si bien sus riquezas eran inferiores a la de la cercana Santo Domingo, su valor estratégico era grande como llave para las Indias Occidentales por lo que a lo largo de los años se fue convirtiendo en un importante valuarte hasta transformarse finalmente toda la isla en una plaza rodeada de fuertes murallas reforzadas a intervalos regulares por diferentes tipos de fortificaciones. La clave de la defensa de la isla de Puerto Rico era el fuerte denominado “El Morro” con su artillería dispuesta en distintos niveles para hacer frente a cualquier ataque por mar. La construcción de la fortaleza así como de las murallas de San Juan de Puerto Rico representan el esfuerzo titánico de muchos años de trabajo, bajo el sol del caribe, de soldados y civiles acompañados de una numerosa población de esclavos y de prisioneros de guerra. Con materiales locales se efectuaron las construcciones utilizando piedra de arenisca, ladri-

L

Retrato de Felipe II, arriba, obra de Claudio Cuello. Durante su reinado se comenzaron los trabajos de construcción del fuerte que llevaría su nombre.

llos de barro y piedra caliza. Las paredes se levantaron construyendo dos muros de piedra, externo e interno, rellenándose el espacio resultante con tierra, basura y trozos de argamasa. El ancho de la pared guardaba relación con la resistencia a los bombardeos que se quisiese obtener, siendo así que uno de los muros de “El Morro” llega a tener los 12 metros de espesor. La llegada hasta este impresionante fuerte se hace aún hoy atravesando un campo que fue diseñado para dejar al enemigo que se atreviese a atacarlo expuesto al fuego de sus baterías. La defensa principal de la fortaleza la constituía la muralla que se elevaba del foso que circunvalaba al fuerte y que lo protegía de ataques desde tierra siendo construida en siglo XVI. En la actualidad un puente realizado 2 siglos más tarde cruza el foso defensivo y reemplazó al levadizo original. Atravesando el túnel de entrada coronado por las armas de Carlos III se accede a la plaza de armas. De esta construcción, sitio de formación de la tropa, salen en sus extremos las rampas que llevan a los puestos de artillería dirigidos hacia tierra, así como a los polvorines de las baterías. En los subterráneos de la plaza fuerte hay grandes cisternas para proveer

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de agua a los defensores en previsión a un sitio. Estos reservóreos son abastecidos por un sistema de canales capaces de recoger agua de lluvia mediante un sistema de desniveles. Con objeto de evitar la contaminación de las aguas no se admitían animales en el interior de “El Morro” por lo que la movilización de las cargas pesadas se efectuaba empleando la fuerza humana y la acción de poleas ubicadas en las rampas que unían los diferentes niveles. Dada las limitaciones de la artillería de época, cuyas piezas se cargaban por la boca y no permitían disparar hacia abajo

Entrada del siglo XVIII, arriba, con el escudo de Carlos III. La entrada de la bahía estaba bajo el fuego de las baterías. Amplias escaleras, a la izquierda, conectan los diferentes niveles de la fortaleza.

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A la derecha, mapa británico de las posesiones españolas en el Caribe, realizado en 1700. Cuba, Puerto Rico, Santo Domingo y La Florida cerraban el paso del comercio inglés que se dirigía a Jamaica.

Mapa norteamericano de la isla de Puerto Rico realizado para la campaña de 1898. La estratégica situación de San Juan y sus fuertes hacía imposible su conquista desde el mar. El desembarco estadounidense se realizó en la desprotegida zona sur de la isla.

con precisión, se construyeron tres líneas de fuego superpuestas para alcanzar así diversas partes de los navíos enemigos: la primera línea apuntaba hacia el casco, la segunda a la cubierta y la tercera a las velas para desmantelar al agresor. La formación natural del peñón en que se construyó la fortaleza hizo que la parte del mismo que mira hacia el mar está dispuesta en triángulo y su vértice es el área más antigua del fuerte pues data del año 1510 en que fue construido el torreón de 8 metros de diámetro y 7 metros de alto, habiendo sido artillado con 3 bocas de fuego. En años posteriores las piezas fueron retiradas y llevadas a una plataforma que se conoció como batería flotante. El primer objetivo que había sido proteger a los pobladores de los ataque de los indígenas de la isla se vio reemplazado con el correr de los años por la necesidad de rechazar los rei-

terados ataques llevados a cabo por enemigos más poderosos y persistentes. Los vaivenes de la política europea con sus alianzas y conflictos llevarían a Francia, Holanda e Inglaterra en diferentes épocas a atacar las posesiones españolas. El torreón original fue cayendo en desuso y, finalmente, enterrado. Nuevas defensas —y la muralla que defiende el acceso por tierra—, fueron apareciendo, y bajo el reinado de Felipe II recibió el nombre de “San Felipe del Morro”. Sin ser la imponente fortaleza que aún hoy se destaca, su finalización solo se alcanzó después de 250 años de comenzada la obra, y fue capaz de resistir importantes ataques a lo largo de su historia. En 1595, el eterno buscador de oro, el pirata sir Frances Drake tuvo conocimiento de que en la fortaleza se atesoraban dos millones de pesos en plata provenientes de una flota que, rumbo a Sevilla, había buscado refugio durante un temporal. El 22 de noviembre de ese año Drake comenzará el ataque al fuerte, que había visto incrementada su dotación habitual de 400 hombres con la llegada providencial de cinco fragatas totalizando unos 1.300 defensores. Los ataques continuaron durante los dos días subsiguientes donde si bien los inglese incendiaron totalmente uno de los navíos, La Magdalena, el certero fuego de la artillería frustró con grandes bajas todos los intentos de desembarco dándose los pirateas por vencidos el 25 de noviembre de 1595, retirándose de las aguas de la isla. Como era de esperar los inmensos caudales que la Flota de India transportaba a España eran tentación más que suficiente para que otra vez los ingleses intentaran hacer presa de las riquezas en viaje. Así, en marzo de 1598 zarpó de Inglaterra una flota de 20 barcos y 2.000 hombres bajo el mando de George Clifford, conde de Cumberland, antiguo depredador de los bienes españoles, y se dirigió hacia América con destino a las costas del Brasil. Luego de un exitoso ataque a la isla de Lanzarote, pero que le produjo escaso botín, el inglés decidió cambiar su objetivo y puso rumbo a Puerto Rico en busca de una mejor presa. La isla se encontraba en 1598 al mando del gobernador don Antonio de Mosquera que se hallaba enfrentado a una epidemia que asolaba a la población isleña, estando las fuerzas que guarnecían “El Morro” reducidas a unos 300 hombres con escasa artillería. EL ataque inglés no fue llevado esta vez sobre el frente marítimo del fuerte sino que el enemigo desembarcó unos 700 hombres en Punta Cangrejo, al este de la plaza española. Este primer ataque fracasó por la tenaz resistencia de algunos pocos soldados y civiles españoles pero fue seguido por otro que tuvo lugar al día siguiente, 17 de junio, en Punta Escambrón. De este punto los atacantes se dirigieron hacia la ciudad de San Juan que ocuparon sin resistencia 24 horas más tarde. El gobernador español refugiado en la fortaleza con sólo 250 hombres rechazó la solicitud de rendición que Cumberland le hizo llegar, pero finalmente, tras varios días de intensos cañoneos, y agotados los víveres los defensores, se vieron obligados a capitular. Clifford ocupará “El Morro” durante unos 50 días, durante los cuales debió soportar los ataques a armados de la población civil de la isla que hostigaron a sus fuerzas dificultando sus movimientos.

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La epidemia de disentería que había debilitado a los defensores de la isla atacó también a las fuerzas inglesas obligándolas a retirarse de Puerto Rico el 14 de agosto de ese año, diezmadas y dejando tras de si unas mil bajas. Años más tarde y antes de fallecer Felipe III, la llamada Paz de los Doce Años entre Holanda y España había finalizado. La reanudación del conflicto se extendería a las posesiones de ultramar del Imperio Español merced a las poderosas flotas holandesas. El 24 de septiembre de 1625 y gobernando la isla Don Juan de Haro 17 navíos al mando de Bandewijn Hendrijks se hacen presente frente a Puerto Rico. Los defensores españoles refuerzan rápidamente los puntos de la isla que habían sido usados anteriormente como lugar de desembarco durante la invasión inglesa, pero el holandés en una audaz maniobra y a pesar de soportar el intenso fuego de las baterías de “El Morro” penetró a toda

Perfectamente armado, sus defensas hicieron inexpugnable la fortaleza durante tres siglos. En las diferentes imágenes, a la derecha, podemos ver la explanada exterior, el patio de entrada con las tres banderas citadas en el texto, al fondo; una panorámica general y una vista de las baterías que dominan la entrada del puerto de San Juan.

vela por el canal de acceso al puerto buscando desembarcar en la ciudad misma. El cuerpo de Voluntarios de Negros Libres que defendía la ciudad lo hizo tan tenazmente que sólo en las últimas horas del día 26 pudo el invasor iniciar el proyectado desembarco en la ciudad. El tiempo ganado por los voluntarios había sido sabiamente empleado en aumentar la capacidad de defensa y resistencia de la fortaleza española que se dispuso a soportar el ataque holandés. El sitio se prolongaría durante semanas durante las cuales las fuerzas defensoras efectuaron numerosas salidas con no poco éxito, ayudadas en sus ataques al campo enemigo por las continuas acciones de las guerrillas que desde el interior de la isla colaboraban en el defensa al mando del capitán Andrés

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Grabado de 1700 en el que se aprecia El Morro tal y como lo vieron sus atacantes británicos. Junto a él, la fortaleza en la actualidad. Aproximadamente en el centro de la imagen se alza el faro construido por los norteamericanos.

casa guarnición española, obligándolo a reembarcar a sus Vázquez Botello de Carrera. El 18 de octubre los sitiadores hombres. exigieron la rendición de la fortaleza, amenazando con la desDurante el triste año de 1898 el fuerte de “El Morro” fue trucción de la ciudad. Ante la negativa del gobernador Haro ocupado por las fuerzas estadounidenses al finalizar las hoscomenzaron el día 22 a llevar a cabo su amenaza, incendiando tilidades de la guerra hispanoamericana sin haber rendido la ciudad. Mientras estaban en este menester fueron sorsiquiera su bandera ante el poderoso adversario a pesar del prendidos por un ataque llevado a cabo desde el fuerte, mienintenso bombardeo llevado a cabo por la flota enemiga. tras que simultáneamente las tropas de Botello de Carrera En la actualidad, objeto de visita y curiosidad, se halla cuslos sorprendían por la retaguardia. El éxito del ataque contodiado por el servicio de Parques Nacionales de Puerto Rico junto obligó al comandante holandés a reembarcar consiy permanece aún vigilando el mar cubierto por tres banderas: guiendo retirar su flota luego de sufrir un intenso cañoneo al la blanca con la cruz de San Andrés en recuerdo de su pasado abandonar el puerto. “El Morro” había recuperado a Puerto español, la del estado asociado de Puerto Rico y la norteaRico para la Corona de España. mericana. ● Cada ataque de los soportados tuvo como lógica consecuencia mejoras en las fortificaciones y en los medios de defensa de “El Morro de San Felipe”. Se fueron construyendo las murallas que dan al mar, se elevó otra muralla que defendiera la ciudad y así también se planificó y se construyó una l castillo de “El Morro” recibe más de dos millones de visitantes nueva plaza fuerte: el castillo de San Crisal año. En el 1983 el Área Histórica Nacional de San Juan fue tóbal. declarada Patrimonio Mundial por las Naciones Unidas y en A lo largo del siglo XVIII el interés de 1992 los terrenos que ocupa volvieron a su forma histórica del siglo Inglaterra se centró nuevamente en las XVIII como parte de los trabajos de restauración en conmemoración del antillas llegando a ofrecer Gibraltar a Quinto Centenario del Descubrimiento de América. cambio de Puerto Rico. Durante el reina— Apertura Diaria: do de Carlos III se ordenó la construcción - de Junio a Noviembre de 9 am. a 5 pm. de nuevas defensas, que terminaron en - de Diciembre a Mayo de 9 pm. a 6 pm. 1776, como prevención de posibles ata— Dirección: ques ingleses. Fracasada la vía diplomáAl final de la calle Norzagaray tica, la corona inglesa empleó el idioma — Autobuses: A5, B21 o B40 de las armas como era su costumbre y así — Teléfono: 787/729-6777 la isla sufrió un nuevo ataque, esta vez al — Precios: Adultos 3 dólares. mando de sir Ralph Abercomby, quien Mayores de 62 años 2 dólares. logrará desembarcar sus fuerzas en el Jóvenes entre13 y 17 años 1 dólar. área de Santurce, atacando la ciudad, peMenores de 12 años gratis. ro fue valientemente rechazado por la es-

“El Morro”, hoy

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El faro del Morro de La Habana

TORRE Cuba, 1944. Centenario del levantamiento de la torre del faro del Morro (18441944).

Marcelino González Fernández Hace 160 años entró en servicio el faro del Morro de la Habana, que con el tiempo se iba a convertir en uno de los símbolos de la capital cubana que hoy es fácil de ver en reportajes, fotografías, cuadros, tarjetas postales y sellos de correos. Era el 24 de julio de 1845 cuando su lámpara alimentada por aceite de colza empezó a funcionar y desde entonces no ha dejado de hacerlo, aunque en este siglo y medio largo ha sufrido los cambios y modernizaciones que los avances técnicos demandan.

BANDERA República de Cuba, 1950. Centenario de la bandera cubana (1850-1950). La bandera cubana en el Morro de la Habana el 20 de mayo de 1902.

PUERTO España, 1987. Vista del puerto de La Habana en un grabado del siglo XVIII.

que representa el puerto de La Habana y sus fortificaciones—. Uno de lo primeros faros, que al principio no era más que una torre rudimentaria, fue construido en 1563 sobre un promontorio de la margen este de la bahía de La Habana conocido como El Morro. Pero como el tráfico marítimo se intensificaba, y las amenazas que pesaban sobre el puerto iban en aumento, se decidió fortificar El Morro. En el sitio del faro, en 1589 comenzó la construcción del castillo de los Tres Reyes del Morro, que finalizó hacia 1640. En uno de sus baluartes se levantó un torreón, bautizado el Morrillo, utilizado como vigía y torre de señales, que con toques de campana avisaba de las velas que se aproximaban. Aquella torre vigía, atalaya y faro, siguió prestando sus servicios hasta el 1762, en que durante la guerra con Inglaterra, los ingleses atacaron la Habana, tomaron el Morro tras una heroica defensa a cargo de los capitanes de navío Luis de Velasco y Vicente González, y la torre resultó destruida. El Morro cayó el 30 de julio y dos días después se rindió La Habana, que estuvo en poder de los ingleses casi un año. Al volver a manos españolas, en el sitio donde estaba el Morrillo se levantó en 1764 un faro provisional alimentado con leña, que resultó poco fiable y de escaso alcance. Ante la necesidad de mejorar el servicio, en 1795 se estudió la construcción de otro faro de mejores características y mayor alcance, acorde con la importancia y movimientos del puerto caribeño, tomando como punto de partida para su diseño el recién inaugurado faro de San Sebastián en Cádiz. Era época de grandes y rápidos cambios tecnológicos que también afectaron al faro del Morro, que en 1818 recibió un fanal de gas, sustituido en 1824 por otro con lámpara de aceite. Pero el tráfico marítimo continuaba en aumento, lo que unido a problemas técnicos del faro y a su envejecimiento, dio lugar a continuas protestas de barcos de guerra, mercantes y autoridades —empezando por un informe dado en 1839 por el comandante general de Marina Juan Bautista Topete—, corroboradas en 1843 por la junta creada para su

XVIII

FIESTAS Cuba, 1979. Cartel de “Carifesta 79” con el faro del Morro.

Filatelia

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u origen es muy anterior, ya que su necesidad se hizo sentir desde los primeros tiempos de la colonización. Cuba era uno de los principales puntos de llegada y partida de los convoyes de la Carrera de Indias, formados por galeones que, procedentes de la península, arribaban cargados de aperos, colonos, soldados, herramientas, azogue, hierro, etc. y zarpaban hacia la metrópoli con grandes riquezas de plata, oro, piedras preciosas y productos manufacturados. Aquellos convoyes constituían unas apetitosas presas para los piratas y los enemigos de España, por lo que fue preciso protegerlos con barcos de guerra, y en Cuba fueron necesarias defensas portuarias y torres que sirvieran de referencias y guías a los barcos que recalaban en la zona, y que actuaran como vigías para tener noticias de las aproximaciones de barcos, sobre todo enemigos, lo que se hizo aún más necesario cuando la Corte española decidió convertir a La Habana en el punto de reunión de los convoyes que partían hacia España. —Un sello español de 1987, reproduce un grabado del siglo

MARIPOSAS Cuba, 1999.Morro de La Habana y mariposa “antia numidia”.

TURISMO Cuba, 1991. Castillo de los Tres Reyes del Morro, cañones y su faro.

estudio. Se analizó el problema, y en 1844 comenzó la construcción de un nuevo faro con los últimos adelantos técnicos. El levantamiento de la torre finalizó aquel mismo año —su centenario fue conmemorado en un sello cubano de 1944—, comenzó la instalación de la lámpara y el sistema óptico, y el 24 de julio de 1845 entró en funcionamiento el nuevo faro, alimentado por aceite de colza, con 18 millas de alcance. En 1928 pasó a ser alimentado por gas acetileno, y en 1945, en su centenario, se hizo eléctrico. Y así sigue, con un alcance de 25 millas, dando la bienvenida a los que recalan en La Habana y despidiendo a los que se alejan de la bahía. Hoy el faro del Morro, junto con el castillo, es una de las imágenes más conocidas de La Habana y una de sus principales atracciones turísticas, como aparece en un sello cubano de 1991 dedicado al turismo. Junto con la potente estructura del castillo en el que se asienta, compone un viejo recuerdo del poder militar, naval, económico y colonial de la España de otros tiempos, y forma una bella estampa habanera que es difundida por todos los medios. Como muestra basta echar una ojeada a los sellos emitidos sobre todo por Cuba, en los que aparece dicho faro como motivo principal o formado parte de una escena relacionada con la vida y la historia de la isla y de su capital. ●

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Los primeros

revólveres

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modernos 1800-1850

En 1846 en la batalla de Palo Alto, durante la guerra entre México y los Estados Unidos, la infantería mejicana, formada en cuadro, lanzó un confiado ataque contra un grupo de jinetes norteamericanos que estaban prácticamente delante de sus narices. Sorprendidos por la aparente frialdad de los soldados enemigos, los mejicanos no repararon en las extrañas armas que portaban los dragones, pero a los pocos minutos una lluvia de balas caía sobre ellos cuando avanzaban en orden cerrado. Como si fuera magia, como si tuviesen una bala por cada dedo de la mano, los norteamericanos machacaron a balazos a los confiados mejicanos, que fueron literalmente abrasados a tiros. El arma repetidora de Colt había entrado por la puerta grande en la historia de la guerra. Ya nada sería igual. John C. Merrill

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Revolver Collier, 1818

Revólver Annelly, 1805 Longitud Cañón Peso Calibre Capacidad Velocidad

305 mm 137 mm 1,3 kg 10,2 mm 8 balas 122 m/segundo

ste arma fue manufacturada en el Reino Unido por el armero Annely y consistía en un cilindro metálico de acción manual que alojaba ocho proyectiles en una recámara que quedaba cerrada protegiendo el mecanismo de las inclemencias del tiempo. Al levantarse el percutor se giraba manualmente el cilindro y el revolver quedaba dispuesto para hacer fuego. Era un modelo ingenioso, bien concebido y construido y razonablemente eficaz, si bien tenía el problema genérico de los revólveres de chispa, la dificultad de mantenerlo listo para disparar y su facilidad de estropearse por el polvo, el agua o la suciedad. Además se trataba de un arma muy pesada y de complicado uso, aunque no debía de ser desdeñada para la defensa personal. Para construir este tipo de armas era necesario un gran nivel artesanal y era imposible la fabricación en series grandes, por lo que su distribución fue siempre muy limitada y a pesar de su innovador aspecto no es sabido que fuese usado con fines militares en las continuas guerras que el Ejército Británico libro contra los franceses.

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Longitud Cañón Peso Calibre Capacidad Velocidad

362 mm 159 mm 0,99 kg 12 mm 5 balas 167 m/segundo

lisha Collier era una persona notable por muchas razones, entre ellas ser la única mujer que diseñó un arma de gran calidad en la primera mitad del siglo XIX. Cuando vivía en Londres patentó el modelo más avanzado jamás construido de un revólver de chispa. Funcionaba de forma manual, pues el tirador debía de hacer girar el tambor para colocarlo de nuevo en posición de hacer fuego. Incorporaba por vez primera en una arma de estas características un pequeño cargador, que aunque sólo alojaba 5 proyectiles facilitaba mucho la labor de recarga y dejaba en seguida el revólver listo para la acción. En cuanto al cañón, más largo que el del Annelly, estaba mejor equilibrado y confería al revólver un aspecto más sólido y más ligero. Aunque el Collier tenía todos los defectos de las armas de chispa, disponía de una culata anatómica muy cómoda y en general era una herramienta bien concebida, elegante y práctica. Aún a pesar de necesitar la acción humana para girar el tambor su empleo era razonablemente rápido y en manos de un tirador experto era algo serio, pues lanzaba un pesado proyectil de 12 mm con notable eficacia. Fue sin duda alguna el primer revólver moderno.

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El Collier se vendió bastante bien, en una época en la que las pistolas de cañón múltiple, las conocidas en España como avisperos —y que en Inglaterra se denominaban pepperbox, cajas de pimienta—, se había hecho muy famosas, no sólo entre asesinos y bandoleros, sino también entre agentes de la ley e incluso militares poco ortodoxos. Por último, cabe comentar que con su escaso kilo de peso, a pesar de seguir siendo un arma muy pesada, era incomparablemente más ligero que sus antecesores y no pesaba más que las pistolas de la época de un solo tiro, razón por la cuál el Collier se convirtió en una de las armas más copiadas de su tiempo.

Revólver Lang Gas-Seal, 1840 Longitud Cañón Peso Calibre Capacidad Velocidad

279 mm 121 mm 1,0 kg 10,7 mm 6 balas 183 m/segundo

on el británico Lang entramos en la era de los revólveres de percusión, armas capaces de lanzar proyectiles a más 180 metros por segundo y por lo tanto mucho más mortíferos. Cuando este arma se puso a la venta el genial Samuel Colt ya había patentado su modelo Paterson de 1836. Sin embargo este tipo de armas son interesantes, porque se hicieron decenas de variantes, muy similares entre si, en unos años en los que se sabía que el futuro de las armas cortas estaba en la repetición. A pesar de sus notables características su alto coste y la dificultad de su manufactura hizo que no se empleasen en ningún ejército europeo como armas reglamentarias,

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aunque, por supuesto, otras fuerzas armadas con menos apego a la tradición, como las de varias repúblicas de América, notablemente las de la República de Texas, usaron todo tipo de armas repetidoras con verdadera pasión. El Lang, como el Parker, otro revólver de percusión casi gemelo, constituyeron una apuesta interesante para lograr armas de repetición eficaces, aunque de complicada producción. Eran ambos revólveres con cañón rayado y bastante precisos. Durante la segunda mitad de la década de 1830 y a lo largo de la de los cuarenta, se hicieron de decenas de modelos diferentes de revólveres de percusión —Wesson & Leaviit, Petingil o Savage, entre otros—, cada uno de los cuales aportaba algo nuevo, por lo que sólo era cuestión de tiempo que se lograse una versión con éxito generalizado.

Revólver de aguja Kufahl, 1842 Longitud Cañón Peso Calibre Capacidad Velocidad

244 mm 81 mm 0,6 kg 7,62 mm 6 balas 152 m/segundo

ste modelo de revólver alemán de aguja, fue producido casi con toda seguridad para el mercado americano o británico, ingentes consumidores de las primeras armas de repetición portátiles. El diseño original de este tipo de armas correspondió al prusiano Johann von Dreyse, un armero genial que desarrollo el primer fusil de retrocarga eficaz del mundo, un arma revolucionaria que se consagraría años después en el campo de batalla de Königratz —Sadowa—, en 1866, donde la infantería prusiana

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arrasó a los austriacos armados aún con fusiles de avancarga. Los revólveres de aguja fueron en realidad armas de transición hasta que se logró un auténtico cartucho metálico. Usaban cartuchos de papel o cartulina que se quemaban al encenderse la carga. Eran pues muy similares a los cartuchos de avancarga, pero se introducían por la recámara y llevaban un fulminante que hacía explosión por el impacto de una aguja o punzón, de ahí su nombre. El principal problema que tenían es que la aguja se rompía con cierta frecuencia, algo no muy agradable pare la salud del tirador.

Revólver Colt Dragoon Modelo 1849 Longitud Cañón Peso Calibre Capacidad Velocidad

343 mm 190 mm 1,9 kg 11,2 mm (Calibre 44) 6 balas 259 m/segundo

Revólver Colt Paterson Modelo 1836 Longitud Cañón Peso Calibre Capacidad Velocidad

300 mm 160 mm 1,2 kg 11,2 mm (Calibre 36) 5 balas 250 m/segundo

l Paterson era un revólver de 5 tiros con un gatillo plegable. Esto significaba que cuando no se iba a emplear el arma el gatillo no era visible y le confería un aspecto singular. La innovación principal del revólver de Colt fue la posición que ocupaba el tambor y que era suficiente con tirar del martillo hacia atrás para montar el arma, pues al hacerlo giraba el cilindro. Se comercializó con varias longitudes de cañón e incluso se produjo una carabina que tuvo poco éxito. Los calibres originales fueron 28, 31, 34 y 36. Eran armas de avancarga que requerían de una pequeña baqueta para empujare el proyectil. Esto tenía muchas desventajas, pues requería cierta fuerza para colocar cada bala en su sitio, hasta que finalmente se le incorporó una palanca que iba adosada al cañón.

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l Colt Dragoon fue la evolución final de una creación genial, la que llevó a cabo el gran armero americano con sus primeros diseños de la segunda mitad de la década de 1830. Durante la guerra con México, Samuel Colt diseñó y produjo varios tipos de revólveres, entre los que destacaba el Walker, arma bautizada así, en honor del héroe texano de la campaña mejicana, ya que en Texas había encontrado Colt a sus mejores propagandistas. La posición del tambor, la situación del cañón y su perfecto equilibrio dieron a los Colt una fama legendaria. El Walker era sin embargo un arma diseñada con fines militares, en concreto para jinetes, para reemplazar a las pistolas de arzón, era muy pesado, casi dos kilos y tenía calibre 11,17 mm. Tras la guerra mejicana, para aprovechar el éxito, diseñó un modelo mejorado, el Dragoon, un verdadero monstruo, con cartucho metálico y cañón rallado que lanzaba sus proyectiles a más de 250 metros por segundo. Era artillería de bolsillo en toda la extensión de la palabra. Una versión de bolsillo en calibre 31 fue adoptada por Ejército Español de Cuba en 1855 y se empleó en la Campaña de Santo Domingo y en la expedición a México.

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ingún arma de la historia, tiene la fuerza evocadora de los revólveres Colt. Ni las espadas de los caballeros medievales, ni las katanas de los samurai, ni los arcos largos ingleses, ni el gladius romano. Ninguna. El revólver moderno es sin duda una de las herramientas que ha cambiado la historia.

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Un origen modesto

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Sin embargo, el origen del revólver no es el fruto de una acto de genio, sino de siglos de esfuerzos en la investigación de armas capaces de disparar varias veces sin necesidad de recarga. En este sentido, es pues evidente que el revólver es sólo una de las posibles soluciones, ya que igualmente se construyeron armas de cañones superpuestos, en paralelo o de cañones múltiples. Estas últimas fueron denominadas en Francia como poivière —caja de pimienta—, por la forma en la que lanzaba sus proyectiles. Los ingleses las llamaban igual —pepperbox— y tuvieron un gran éxito y popularidad a finales de los años 30 del siglo XIX. En España eran llamadas avisperos y, al igual que el resto de Europa, eran consideradas armas traidoras y de delincuentes. Respecto a los revólveres, es decir pistolas equipadas con un tambor cargado de proyectiles que gira para situar una bala delante del percutor hasta agotarlas todas, desde se hicieron experimentos desde el siglo XVI y, de hecho, se construyeron muchos en toda Europa, algunos con soluciones realmente ingeniosas. El problema que tenían era que las armas de chispa no disponían de la suficiente potencia y se generaba una gran pérdida de gases, lo que redundaba en desequilibrio e imprecisión. De entre los muchos intentos de lograr un auténtico revólver eficaz de chispa, destacan los intentos a finales del siglo XVIII del ruso Kolesnikov, pero sobre todo las creaciones de Collier, que en la década de los años 20 del siglo XIX creo los primeros revólveres modernos, con un diseño que fue muy copiado por armeros de todo el mundo, principalmente de los Inglaterra y los Estados Unidos. Tras la extensión de las armas de percusión, que dominaban ya totalmente el mercado privado a mediados de 1830, se crearon revólveres muy similares al

Escena de la Guerra de África pintada en 1888 por Joseph Cusachs i Cusachs. En el centro, un oficial de infantería hace frente con su revolver al enemigo.

Collier con todas las ventajas de la eliminación del sistema de chispa y su sustitución por las cápsulas de percusión. Entre ellos destacan las aportaciones de decenas de armeros de Europa y los Estados Unidos

Nace el Colt Inspirado en las creaciones de Collier, de Wheeler y de Coolidge, un ingenioso hombre de negocios americano, Samuel Colt, realizó varios modelos de madera

de un arma que finalmente patentó en 1836. Colt sabía que su arma no era del todo original y tampoco se atribuyó nunca la paternidad de la creación del revólver. Sus patentes se limitaron a recoger variantes originales de su diseño que aparentemente no eran radicalmente diferentes a lo que ya existía y que se resumían en el movimiento del tambor mediante el disparador, la fijación del propio tambor al enfrentar al cañón y el aislamiento de las chimeneas, lo que en

Revólveres en España

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n nuestro país se hicieron armas repetidoras durante siglos y a comienzos del siglo XIX las pistolas de cañones múltiples, los conocidos avisperos, algunos de cañones giratorios y se conservan algunos experimentos muy curiosos y singulares. Algunos especialistas señalan la existencia también en España de pistolas de tambor giradizo o de cilindro giratorio ya en la mitad de la década de los cuarenta del siglo XIX. En su Tratado de las Armas, Casariego, cuenta que incluso Galdós habla de ellas en los Episodios Nacionales, en concreto en el Capítulo XXVIII de La Revolución de Julio, en donde se menciona que había ya revólveres en venta en Madrid en esa época. Al parecer, también según Casariego, el primer anuncio de un revólver en la prensa de Madrid se hizo en 1848, pues entonces era una verdadera novedad en nuestro Continente, ya que el éxito de los Colt en México había llamado mucho la atención. En 1849, algunos oficiales del ejército carlista que combatían en las montañas de Cataluña, los matiners, recibieron pistolas giradizas excedentes de la guerra mejicana y un año después, en 1850, los agentes de la ronda especial de la policía de Madrid, al mando de Francisco Chico ya disponían de revólveres, un tipo de arma que el ejército no declaró reglamentaria — Cazadores y Guardia Civil—, hasta 1856, eligiéndose el modelo británico Adams & Deane que había tenido un gran éxito en la Guerra de Crimea. ●

Hombres del 5º de Caballería de Ohio, a las órdenes del General Sherman, armados con uno y dos revólveres en el año 1864, durante la Guerra de Secesión Americana. Para entonces ya era un arma imprescindible.

Caja inglesa con revolver Adams y sus correspondientes accesorios fechada en 1850. Colección particular.

conjunto daba lugar a los tres principios que dieron lugar al revólver moderno y a todos sus sucesores. En este sentido el logro de Colt fue muy notable, pues cambió la historia de las armas cortas para siempre. Al abrir su factoría en Paterson, New Jersey, nació la Colt Patent Arms Manufacturing Company, creadora entre 1836 y 1841 de los primeros Paterson de calibre 36 —9,14 mm—. Tuvo algún éxito en Texas, principalmente al conseguir vender sus armas a la naciente marina de la nueva república y también a aventureros que partían al Oeste y a militares y milicianos que combatían a los semínolas en los pantanos de la Florida, pero en 1843 tuvo que cerrar. Tras la guerra entre los Estados Unidos y México los revólveres Colt tuvie-

ron tanto éxito que el negocio de Samuel pudo renacer y su fábrica ha subsistido hasta hoy. Durante estos años los europeos asistieron sorprendidos a las demostraciones de las armas de Colt que en la Exposición del Cristal Palace de Londres de 1851, causaron sensación. Para entonces eran ya muchos los armeros europeos, principalmente franceses e ingleses, que habían empezado a diseñar revólveres basándose en la ingeniosa creación del norteamericano. Hacia 1850 el revólver de retrocarga y percusión con cartucho metálico era una realidad. En pocos años todos los ejércitos de las naciones avanzadas lo fueron incorporando como arma esencial de defensa personal de sus oficiales, jinetes y artilleros. Sin embargo, paso un

tiempo extraordinariamente largo antes de que los estados mayores europeos entendiesen lo que significaba disponer de armas cortas de repetición y los jinetes de Alemania o Francia, todavía fueron a los campos de batalla de 1914 con corazas o lanzas. Aún siendo impreciso y tener un corto alcance, el revólver en manos de hombres hábiles y decididos era una especie de bayoneta de largo alcance, que exigía acercarse al enemigo, pero que tenía un efecto demoledor. En Estados Unidos, con una mentalidad más abierta y menos tradicional, durante la Guerra de Secesión se emplearon los revólveres de forma masiva y hubo cargas realizadas sólo con armas de fuego, como la protagonizada por una unidad de caballería confederada cuyo comandante grito al ver acercarse a la caballería federal cargando al estilo tradicional: “¡Ahí vienen esos locos con sus sables, a por ellos!”. Pero fue entre la gente común donde el revólver alcanzó un gigantesco impacto, que en el siglo XX fue agrandado y ennoblecido por el cine y la literatura, pero que hubiese sido imposible sino hubiese habido ya una predisposición favorable. Alguien podría alegar que por culpa de los revólveres se incremento la eficacia letal de los asesinos y ladrones, pero en realidad lo que se incremento de forma asombrosa fue la capacidad de la gente corriente del pueblo de defenderse. Desde que el revólver con cartucho metálico se extendió de forma masiva, ya nunca más podrían los asaltantes, bandidos y matones importunar y agredir a sus víctimas impunemente. Los tiempos en que los hombres sencillos quedaban a merced de la fuerza bruta de los hombres con armas habían pasado para siempre. En este sentido, el revólver es probablemente el arma que más vidas de inocentes ha salvado en la historia. Es justo que en los Estados Unidos el modelo 73 de Colt fuese conocido como el pacificador —Pacemaker—, pero también como “el igualador”, pues como bien dijo el gran Abraham Lincoln: Dios hizo a los hombres libres, pero fue Samuel Colt quien los convirtió en iguales. ● 1

El fracaso no desmotivó en absoluto al ingenioso y emprendedor Samuel Colt que, pocos años después, tendería el primer cable telegráfico submarino del mundo.

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Banderas y estandartes de la Guerra de Emancipación Americana LUIS LEZA SUÁREZ Nada más desconocido en España que la guerra civil que enfrentó en los campos de Sudamérica a partidarios llenos de razón de uno y otro bando y que terminó con la disolución de gran parte del mayor imperio conocido y el nacimiento de un gran número de naciones en el continente americano.

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esde nuestras páginas vamos a intentar acabar con este olvido mostrando, siempre que sea posible, los uniformes y las banderas de ambos ejércitos, los realistas y los republicanos. Sus banderas, símbolos por los que lucharon y por los que murieron, formarán una de las bases de nuestro estudio. 1.-Bandera de Francisco de Miranda Francisco de Miranda (1750-1816), criollo nacido en Venezuela, combatió en Europa durante los años de la Revolución Francesa y alentó los planes británicos contra Venezuela y Nueva Granada para lograr su independencia. Esta es la reconstrucción de su estandarte personal, izado el 12 de marzo de 1806 a bordo de la corveta Leander que debía desembarcarle en Venezuela para dar el grito de independencia. En él, sobre un paño azul, probablemente alusivo al cielo y al mar aparecen caracterizados con rostro humano el sol y la luna; el sol representa la libertad que aparece por el horizonte americano, la luna el poder de España que ya empieza a declinar. Sobre la bandera llevaba un pendón de tela roja con el lema MUERA LA TIRANÍA Y VIVA LA LIBERTAD. Reconstrucción.

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2.-Bandera del Tercio de Voluntarios de Galicia Realizada en seda blanca cuadrada de un metro y medio de lado es una bandera sencilla o de batallón del Tercio de Voluntarios gallegos que a las órdenes de don Pedro Antonio Cerviño se encontraba defendiendo la capital del virreinato del Río de la Plata cuando se organizó la expedición bri-

tánica contra el territorio en octubre de 1806. En el anverso, pintado sobre la tela se encuentra el escudo de Galicia; en el reverso, el de la ciudad de Buenos Aires. El original se conserva en el museo de la Escuela Naval Nacional de Argentina. 3.-Bandera de la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII Con la invasión de España por las tropas francesas de Napoleón Bonaparte y la posterior entrega del reino a su hermano José se organizaron en sudamérica Juntas que asumieron el poder con el fin de mantenerse firmes hasta el regreso del legítimo rey, pero muchas de ellas, controladas por la clase criolla dirigente, vieron la oportunidad de hacer reales sus sueños de independencia incluso aliándose con Inglaterra de forma separada. En abril de 1810 un emisario del gobierno francés llegó a Caracas para preguntar al capitán general y al cabildo por su lealtad al rey José Bonaparte; los acontecimientos se sucedieron y la Junta dio por rotas sus relaciones con España hasta la vuelta de Fernando VII. La bandera que se describe es la reconstrucción de la adoptada el 3 de mayo de 1810 por la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII de la ciudad de Caracas, una variante de la bandera tricolor proyectada por Francisco de Miranda para su futuro estado independiente de Colombia en la que estaban representadas las tres razas: negro para los africanos, rojo para los mestizos y amarillo para los indios. Reconstrucción. 4.-Bandera de Cabot Antecedente de la actual bandera de Argentina, ésta, utilizada por el ejército de las Provincias Unidas en la campaña contra el ejército realista de Chile y Perú, es de seda; dividida en tres franjas horizontales, con un escudo en su centro bordado en oro en el que se representa un sol naciente sobre un óvalo rodeado de guirnaldas de laureles. En el óvalo, sobre fondo blanco y pintados con sus colores naturales una pica en posición vertical, coronada por un gorro frigio, que apoya en un montículo rocoso y que está sostenida por dos manos unidas. Anverso y reverso son iguales. Hoy se conserva en el Museo Histórico de la ciudad de Buenos Aires.

5.-Bandera del Batallón de Voluntarios de Castro de Chiloé Cuerpo veterano de la infantería del ejército realista, había sido formado en la isla de Chiloé para defender el territorio del virreinato del Perú. Es de tafetán blanco, con idéntico anverso y reverso, y sobre él está representada la Cruz de Borgoña con un diseño muy simplificado. Como bandera coronela, lleva en su centro las armas de Fernando VII rodeadas del collar de la Orden del Toisón y rematadas con corona real. En cada una de sus cuatro esquinas figura el escudo de la ciudad con el lema LA MUY NOBLE Y LEAL CIUDAD DE CASTRO. El batallón perdió su bandera en la batalla de Pasco el 6 de diciembre de 1820 y hoy se conserva en el Museo Histórico Nacional de la ciudad de Buenos Aires. 6.-Bandera del Ejército Chileno En febrero de 1817, sólo unas semanas después de la derrota realista en Chacabuco que había abierto las puertas de Santiago de Chile al ejército de los Andes dirigido por San Martín, se creaba bajo las órdenes de Bernardo O´Higgins el ejército de Chile. La bandera aquí representada, formada por tres franjas horizontales de igual medida, es la primera que se utilizó y combatió en la batalla de Maipú el 5 de abril de 1818. Reconstrucción. 7.-Estandarte del Regimiento de Caballería de Tarma Cuerpo veterano de la caballería realista había sido creado en Tarma, provincia de Junin, dentro del virreinato del Perú y se encontraba casi al completo de sus efectivos, lo que ya de por sí era asombroso teniendo en cuenta que en América la falta de personal era un enorme problema. El anverso y el reverso de su estandarte son iguales; sobre seda adamasquinada encarnada ribeteada de fleco de plata, está bordado con hilo de plata y de forma perpendicular al asta, una representación de la Orden del Toisón rematada por corona real. En su centro un escudo blanco en el que se lee la leyenda: PROFIDE REXE ET PATRIA REXIMIENTO DE CABALLERIA DE TARMA CREADO EN 1728. El regimiento perdió su estandarte en la batalla de Pasco, el 6 de diciembre de 1820, y hoy se conserva en el Museo Histórico Nacional de la ciudad de Buenos Aires. ●

Estandarte personal del general Francisco de Miranda

Bandera de la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII

Anverso de la bandera del batallón del Tercio de Voluntarios de Galicia

Reverso de la bandera del batallón del Tercio de Voluntarios de Galicia

Bandera del Batallón de Voluntarios de Castro de Chiloé

Bandera de Cabot

Bandera del Ejército de Chile

Estandarte del Regimiento de Caballería de Tarma

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Exposiciones

AUTOR: Enrique Sánchez Cabo Trafalgar

Hemos leído

Autor: Arturo Pérez-Reverte Editorial: Alfaguara Idioma: Español Páginas: 269 ISBN: 84-204-6717-0

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l 21 de Octubre de 1805, la flota franco-española, se enfrentó a la inglesa en las proximidades del cabo Trafalgar. Arturo Pérez Reverte nos describe en esta ocasión, el inicio, desarrollo y final de la batalla, desde la visión de los tripulantes de un buque de guerra español. A lo largo del libro, desfilan personajes históricos y de ficción que nos permiten conocer los hechos que nos llevaron al combate y las características positivas y negativas de cada una de las armadas de los países contendientes, manifestando el autor, en nuestra opinión, una gran admiración por la “profesionalidad de los ingleses”, causa en último extremo de la derrota franco-española. Las descripciones del carácter de los

The french Imperial Guard 2. Cavalry, 1804-1815 Autores: André JouineauJean Marie Mongin Editorial: Histoire & Collections Idioma: Inglés Páginas: 82 ISBN: 2-913 903-45-2

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uede parecer fuera de lugar, en un primer momento, la inclusión en estas paginas de una publicación sobre un ejercito extranjero, pero considerando , que la guardia imperial francesa, al menos en parte, combatió en nuestro suelo en repetidas ocasiones entre 1808 y 1811, creemos que puede tener cabida en esta sección. Mas que un libro en el sentido estricto, el volumen que nos ocupa, podría

Hombres y Armas en la conquista de México Autor: Pablo Martín Gómez Editorial: Almena - Madrid 2001 Idioma: Español Páginas: I.S.B.N.

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n la moderna ciudad de México, no existe ninguna estatua en su honor, ni ninguna avenida lleva su nombre”. Así termina, refiriéndose a Hernán Cortes, este interesante libro, a través del cual su autor nos introduce en uno de los hechos mas controvertidos de la conquista de América. Tras referir la historia, organización y vida de los aztecas y su ejercito, nos

personajes, de la vida en un buque de guerra y, en definitiva, del combate, son correctas, aunque en ocasiones inevitablemente se utilice un lenguaje técnico naval, que no obstante no es tan agobiante como el tecnicismo de las novelas de Patrick O´Brian. En la novela, además, se incluyen esquemas de un navío de la época y de varios momentos de la batalla, lo que ayuda a comprender el vocabulario empleado, asi como un listado de los navíos de la flota franco-española que participaron en la batalla, con su armamento, oficiales, bajas y destino final. Tan solo una nota negativa, el abuso por parte del autor de lenguaje y expresiones populares actuales, recurso que si bien fue bien empleado en su anterior libro La sombra del águila, en esta ocasión le lleva a hacer mención de hechos posteriores a Trafalgar —batalla de Austerlitz— e incluso de una conocida cantante andaluza de nuestros días. ●

definirse como un álbum, pues el texto es mínimo, tan solo lo necesario para dar unas breves “pinceladas” sobre la formación y organización de las unidades tratadas. Sin embargo, en las laminas incluidas, se muestran de forma exhaustiva los cuerpos de Cazadores de Caballería, Dragones de la Emperatriz, y Granaderos a Caballo; lógicamente al tratase de infografías, no puede hablarse de calidad artística, pero queda sobradamente compensado por la espléndida presentación de los uniformes, armas y equipos hasta en el mínimo detalle. En resumen, un trabajo de interés para los aficionados a la uniformología y a las miniaturas militares en cualquiera de sus formas pero irrelevante para los que prefieren la historia militar. ●

habla de la situación española y de los caracteres de Cortes y de sus hombres, para a continuación describir como era el ejercito que llevo a México, hombres, equipos, armamento y muy importantes y a menudo olvidados, los aliados indios enemigos ancestrales de los aztecas. A continuación viene un relato de la campaña con los principales combates, la estancia de los españoles en Tenochtitlán, su posterior retirada y vuelta a la ciudad con su conquista prácticamente casa por casa. Un final, a modo de epilogo, nos da a

Vestiduras ricas. El Monasterio de Las Huelgas y su época (1170-1340) Del 17 de marzo al 19 de junio de 2005. La exposición podrá ser cerrada sin previo aviso, debido a actos oficiales.

Salas de exposiciones temporales del Palacio Real de Madrid. C/ Bailén s/n. Visita gratuita ■ Horarios: Marzo (lunes a sábado 9:30 a 17:00; domingos y festivos 9:00 a 14:00). Abril - mayo - junio (lunes a sábado 9:00 a 18:00; domingos y festivos 9:00 a 15:00). La muestra abarca desde la fundación del Panteón Real de las Huelgas hasta el reinado de Alfonso XI, incluyendo tanto obras actualmente conservadas en Patrimonio Nacional, como otras pertenecientes a diferentes instituciones nacionales como museos, catedrales, monasterios, conventos, bibliotecas y archivos. ● ■

Una empresa desesperada. El Ejército británico en la Guerra de Crimea (1854-1856) ■ National Army Museum. Royal Hospital Road, Chelsea. Londres SW3 4HT ■ Horario: de 10.00 a 17.30. Entrada Gratuita La exposición, que permanecerá abierta hasta el 31 de Octubre de este año, analiza el papel del Ejército durante la campaña y el impacto que ésta tuvo sobre la sociedad civil de la época. La historia de la Guerra de Crimen se cuenta aquí bajo la perspectiva de los soldados que participaron en los combates con numerosos dibujos, uniformes, cartas y objetos personales. León Rampante 2005 21 y 22 de Mayo 2005 ■ Casa de la Cultura. Real Sitio del Monasterio del Escorial, Madrid Gran concentración de grupos de reconstrucción histórica, Napoleónicos, II Guerra Mundial, Romanos, etc… Exhibición de vehículos militares. Concurso de miniaturas. ●

conocer el destino de algunos de los protagonistas de este drama. Se trata de un libro muy completo, bien documentado, fácil de leer y ameno, siendo una de sus características el llamar a las cosas por su nombre, dejando atrás la idea de los aztecas como pueblo atrasado y bárbaro, y desmitificando la visión civilizadora y evangelizadora de Cortes y sus capitanes. Buenas ilustraciones en blanco y negro, algunas de ellas muy expresivas, las laminas en color dejan algo que desear, pero cumplen su función. ●

Actividades Elizabethan Sea Dogs 1560-1605

Museo Específico de la Academia de Artillería en Segovia ■ Museo Específico de la Academia de artillería. c/ San Francisco 25, Segovia. Exposición permanente. El Cuar-

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a editorial Osprey nos presenta un libro con un tema muy relacionado con la historia de España. Se trata de la época en la que los españoles se ven acosados por sus enemigos con un tipo de guerra a la que no están acostumbrados, los combates en altamar. En la primera parte del libro se nos recuerda que para los españoles las acciones inglesas eran simplemente piratería, pero para los ingleses se trataba de hechos perfectamente aceptables, quedando la dudosa legalidad compensada por el ideal patriótico y la defensa de la religión protestante. También se hace notar que la literatura y el cine han contribuido a enfatizar las acciones de los ingleses quedando en segundo plano las acciones realizadas por holandeses y hugonotes franceses. El autor expone a continuación la situación de las defensas españolas y explica el transporte de oro y plata desde América hasta España mediante el envío periódico de flotas, describiendo los métodos de ataque ingleses, con el desarrollo de operaciones anfibias y la utilización preferente de la artillería naval sobre el abordaje y posterior combate en el barco. A continuación se desarrolla un relato de las operaciones antes, durante y después de los combates de la Armada Invencible terminando el libro con la relación de los tipos de barcos existentes en la época, con sus características, artillería y funciones en las flotas, así como los nombres de algunos de ellos dentro de cada categoría Las laminas en color son buenas, como corresponde a un dibujante de la categoría de Angus Mc Bride, si bien en esta ocasión les falta cierta “vitalidad”. Dejando aparte la incorrecta representación del león heráldico, las banderas que aparecen en la lamina del ataque de Menéndez de Aviles a Fort Caroline, no son “creíbles” —aunque naturalmente no imposibles— ya que en el reinado de Felipe II las banderas de los antiguos reinos estaban en desuso, utilizándose en las grandes unidades la Cruz de Borgoña y en unidades menores el blasón de los oficiales o imágenes religiosas. ●

tel de San Francisco abre sus puertas a colegios, asociaciones y centros culturales que así lo soliciten por escrito al general director de la Academia. En sus instalaciones se encuentra el Museo Específico de la Academia de Artillería, que organiza visitas concertadas previa petición por escrito. Su claustro plateresco está abierto al público. Museo Específico de la Academia de Caballería ■ Museo Específico de la Academia de Caballería. Paseo Zorrilla 2, Valladolid. Exposición permanente. En sus fondos se conservan objetos que hablan del pasado de esta unidad de caballería. ■ Horario: septiembre a junio, de lunes a viernes, de 8.30 a 13.00 y de 15.00 a 17.00 horas. El viernes cierra por la tarde. Julio y agosto, de lunes a viernes, de 8.00 a 15.00. Visitas colectivas: guiadas, previa autorización. Museo Específico de la Legión ■ Museo Específico de La Legión. Ps.Colón sn, Ceuta. Exposición permanente. ■ Horario: de lunes a viernes, de 10.00 a 14.00 horas. Sábados, de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 18.00. Visitas colectivas: guiadas, previo aviso. Museo de Farmacia Militar Museo de Farmacia militar. c/Embajadores 75, Madrid. Exposición permanente . ■ Horario: martes y jueves, de 10.00 a 12.00 horas. Para consultas, el Museo permanece abierto de lunes a viernes, de 8.30 a 15.00 horas. Visitas colectivas: guiadas, previa petición. ■

Museo Militar Regional de Sevilla ■ Museo Militar Regional de Sevilla. Avda.Portugal s/n. Sevilla. Exposición permanente. ■ Horario: de martes a sábado, de 10.00 a 14.00 horas. Visitas colectivas: guiadas, previo aviso.

Museo Histórico Militar Regional de Valencia ■ Museo Histórico Militar Regional de Valencia. c/General Gil Dolz 8, Valencia. Exposición permanente . ■ Horario: Lunes, cerrado. De martes a viernes, de 9.30 a 14.00 horas. Sábados, domingos y festivos, de 10.30 a 14.00 horas (agosto, cerrado). Visitas colectivas: guiadas, previa petición.

Hemos leído

Autor: Angus Konstam Ilustrador: Angus McBride Ilustraciones: Blanco y negro y color Idioma: inglés Editorial: Osprey Publishing 2000 Serie: Elite Series ISBN:

MUSEOS MILITARES

Museo Regional Militar de Burgos ■ Museo Regional de Burgos. Gl. Logroño 2, Burgos. Exposición permanente. ■ Horario: de martes a sábado, de 9.30 a 13.30 horas. Visitas colectivas: guiadas, previa petición. Museo Regional Militar de La Coruña ■ Museo Regional de La Coruña. Pz.Carlos I s/n, A Coruña. Exposición permanente.



Horario: de lunes a sábado, de 10.00 a 14.00 horas y de 16.00 a 19.00 horas. Domingos y festivos, de 10.00 a 14.00. Visitas colectivas: guiadas, concertadas y no concertadas.

Museo Militar Regional de Menorca ■ Museo Militar Regional de Menorca. Pz.Esplanada 19, Menorca Exposición permanente. Muestra armas y uniformes de las campañas británicas contra la isla. ■ Horario: martes y viernes, de 11.00 a 13.00. 2º y 4º domingos de mes, abierto. En junio, estos horarios cambiarán. Visitas colectivas: guiadas para grupos. De lunes a viernes. Museo Militar del Alcázar de Segovia ■ Museo del Alcázar de Segovia. Pz.Reina Victoria Eugenia s/n. Exp. permanente ■ Horario: primavera y verano, de 10.00 a 19.00 horas. Otoño e invierno, de 10.00 a 18.00. Visitas colectivas: guiadas, previa petición. Museo Militar de Melilla Museo Militar de Melilla. c/ Concepción s/n. Exposición permanente. ■ Horario: de 10.00 a 14.00 horas. Lunes, cerrado. Visitas colectivas: guiadas, previa solicitud. ● ■

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Cartas al director

Muy señores míos: ■ Les molesto para que, por favor, me informen de los dos señores que van retratados en las fotos que les adjunto. Me interesa en todo caso, que me informaran con mayor precisión de la ilustración del militar que va con casaca de color blanco y vueltas de color azul, pues está pintada sobre marfil, siendo la otra pintura sobre cartón y de peor calidad y por ello me interesa menos. Sospecho que pueda ser militar español o francés, de la primera década del siglo XIX, por el perfil y el gusto neoclásico. Me han encantado las últimas publicaciones de su revista preparadas a propósito de la Guerra de Independencia. Sin más y agradeciendo de antemano la gestión interesada, reciban un cordial saludo y mi agradecimiento. Tomás Rivero Sevilla

▼ Estimado señor: Gracias por su amable carta. En el segundo de los retratos que nos envía aparece un teniente de navío, características son las dos charreteras, de la infantería de marina, de las brigadas de artillería de marina o del cuerpo general de la armada. No podemos precisarlo puesto que en 1802, el tipo de solapas en pico que lleva se adoptó en ese año, los tres cuerpos utilizaban la misma casaca. El primer retrato, un capitán, creemos que puede ser un oficial de las milicias urbanas de Alcántara en 1809 pero no podemos asegurarlo aún; continuamos estudiándolo y en cuanto podamos ampliar la información no dude que la publicaremos y nos pondremos en contacto con usted.

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Sr. Director ■ La presente es para felicitarles; es realmente una gran alegría ver que se tiene en cuenta la historia militar latinoamericana, que como bien decís, está estrechamente unida a la de la Península. Le felicito por la publicación y le animo a seguir, pues tengo y leo Ristre desde el número 0. Ahora bien, hace unos días leí la primera de las aventuras de Jack el afortunado, escrita por Patrick O’Brian y hay dos acontecimientos que relata y que me gustaría saber si realmente ocurrieron.

El primero sucedió en el año 1800, cuando un jabeque-fragrata español llamado Cacafuego, con una dotación de 274 hombres, fue apresado por una corbeta inglesa tripulada por 56 hombres. El segundo transcurre en el Estrecho de Gibraltar al anochecer; en él dos navíos españoles de primera clase llamados Real Carlos y San Hermenegildo se atacaron mutuamente. Quien lo hizo posible fue el capitán de navío inglés de primera clase Keats, al mando de Superb. Sin nada más que reseñar un fuerte abrazo. Marc Arrieta Lejona (Vizcaya)

de su pregunta, se ha escrito mucho. Se produjo en aguas del estrecho de Gibraltar durante la noche del 12 de julio de 1801: La escuadra a las órdenes de General Moreno, de la cual formaban parte los navíos españoles de 112 cañones Real Carlos, como buque insignia, y San Hermene-

do creyeron que estaban siendo atacados y continuaron cañoneándose durante toda la noche hasta que las primeras luces del amanecer le permitió descubrir su error. En la segunda versión el Superb cruzó la popa de los dos navíos, disparó sobre el Real Carlos y algunos de los proyectiles dieron en

gildo además del San Agustín, San Fernando, Argonauta y la fragata Sabina habían salido el 9 de julio de Algeciras para proteger a la división del contralmirante francés Linois que venía de combatir con los navíos británicos del contralmirante Saumarez. De regreso a su puerto de origen, aproximadamente a las once y media de la noche del día 12, la escuadra hispano-francesa avanzaba en dos líneas paralelas. A partir de este punto hay dos versiones. La primera forma parte de la leyenda, en ella el Superb, sin luces, se introdujo furtivamente entre ambas líneas y disparó una andanada con cada uno de sus costados dándose a la fuga a toda vela; tanto el Real Carlos como el San Hermenegil-

el San Hermenegildo por lo que ambos se dispararon. Nosotros vemos esta versión mucho más posible puesto que en el primer caso Keats habría desobedecido la orden expresa de su almirante de mantenerse entre la costa española y la retaguardia enemiga y la Superb habría tenido muchas dificultades para salir de entre las dos líneas, mientras que en el segundo se habría limitado a cruzar la línea en la oscuridad, disparar una sola vez y salir a mar abierto. En cualquier caso fue una tragedia para la Armada Española, se perdieron ambos navíos y murieron cerca de 2.000 tripulantes, la mayoría de sus efectivos, salvándose sólo unos cien hombres.

▼ Estimado señor: Gracias por su carta. Del Cacafuego desconocemos cualquier referencia hasta el momento. Sobre el hecho al que usted se refiere en la segunda parte

Normas Para su publicación, las cartas habrán de ser enviadas a: RISTRE, c/ Eras, nº 1; 1º I. Pozuelo de Alarcón 28224 Madrid

Pueden enviarse a nuestro e-mail: [email protected]

o a nuestro fax: 91 351 80 81

Las cartas no podrán exceder de un folio, ni afectar a terceros sin justificación. La redacción podrá reducir las cartas o extractarlas, siempre que excedan del tamaño prefijado; y por necesidades de espacio. Solo serán publicables aquellas cartas firmadas, en las que se incluya el D.N.I. del autor, su domicilio postal, su e-mail; y su número de teléfono.

▼ Estimado señor: Plantea usted en su carta algunas de las cuestiones más debatidas en los últimos años por los amantes en Historia Miltar. Siento, sobre todo, que no nos incluya a nosotros en la relación de conocidos expertos y sólo ponga en duda nuestras afirmaciones, pese a que al contrario de lo que se hace normalmente nunca pretendemos sentar cátedra y en todo momento explicamos en que basamos nuestras opiniones. Usted pone en duda la existencia de los húsares españoles durante la Guerra de Italia, nosotros evidentemente no: –El 18 de junio de 1744, en el Cuartel Real de Niza la compañía de húsares se encuentra adscrita a la 2º división del ejército del rey, mandada por los generales José de Aramburu y Luis de Guendica. El 19 de junio se ponía en ruta hacia Tournuus vía La Turbia, Castella-

El Ejército y la Armada Esta es la famosa representación de los Húsares Españoles de Giménez y González, que ha sido enormemente difundida. Esta lámina es en la que se basó José María Bueno para la ilustración del húsar de Soldados de España y del uniforme aquí representado hemos encontrado más de diez ilustraciones. Ninguna corresponde al realmente usado por el Regimiento de Húsares Españoles, si bien esto es algo difícil de afirmar con rotundidad. Fue el uniforme que Luis Leza representó en el artículo publicado en el número 12 de Ristre.

ne y Embrun, a donde debía de llegar el 5 de julio. –El 10 de septiembre, en el campo de Cuneo, 101 hombres de la compañía de húsares se encuentran en Centalo, con el resto de la caballería, a las órdenes del teniente general Francisco Pignateli. –El 16 de junio de 1746, en el campo de Plasencia 3 escuadrones de húsares formaban junto a 1 del Rosellón y 2 de Montesa la Brigada de Montesa, al mando del Conde de Priego. Los mismos 3 escuadrones, con 120 caballos teóricos por escuadrón, y casi al completo aparecen en el ESTADO GENERAL DE LAS TROPAS DEL REY FELIPE V EN JULIO DE 1746 CON DECLARACIÓN DE SU PIE, DISTINCIÓN DE RACIONES Y DE LA FUERZA EN QUE SE HALLAN LOS CUERPOS EN SU DESTINO formando parte del ejército de Italia. –Por último, y para no hacerlo más extenso, entre finales de noviembre y primeros de diciembre de 1746, en el tránsito que lleva a la infantería del rey en cinco divisiones desde Aix a Saboya 80 húsares están adscritos a cada una de ellas, la primera al mando del teniente general Francisco Pignatelli, la 2ª del marqués de Camposanto, la 3ª

de Nicolás de Carvajal, la 4ª de Tomás Corbalán y la 5ª del Marqués de Croix. Sobre lo que hay muchas dudas, y así lo hacemos ver en el artículo, es sobre su uniforme, ¿iban de color pasa de corinto como los representó Giménez y González en una imagen muy conocida y probablemente a la que usted se refiere? El uniforme que describe el citado autor podría haber existido, está basado en la obra del conde de Clonard y éste a su vez lo copió de un cuadro de Vanloo que pinta a Felipe V con su séquito militar. Pero también tenemos el que llevaba Nicolás de Bruges, coronel de los húsares españoles, en rojo y azul, que para evitar mayores discrepancias no lo publicamos en su momento a falta de un estudio más pormenorizado y que próximamente podrá leer en nuestras páginas. Respecto a la cuestión que formula sobre los coraceros, es evidente que la lámina a la que usted se refiere del Sr. Manzano representa a un soldado del regimiento con el mismo uniforme que nosotros hemos dibujado. No puede ser de otra forma, ambos están basados en la Revista de Inspección de la caballería de 1737, Archivo de

Simancas, guerra moderna, Legajo 1053 y que nosotros sí citamos en nuestra bibliografía y publicamos, por primera vez, porque una copia del texto está en nuestros archivos. La ilustración a la que usted se refiere con uniforme de color blanco supongo que será la del sr. San Feliú o la del sr. Bueno, ambas basadas en la de Giménez y González y que se limitó a vestir al jinete con una casaca blanca de caballería de línea con vueltas rojas, dando por descontado que su uniforme sería el de el resto de las unidades. Aquí nos encontramos con un problema que se repite constantemente entre los lectores y estudiosos españoles; las representaciones gráficas de nuestros uniformes son tan escasas que, en ciertos casos, damos por buena cualquiera que sea lo suficientemente antigua o lo suficientemente repetida. Nuestra revista intenta desde su primer número hacer llegar la historia militar española a todos los públicos, de una forma amena, intentando evitar, siempre que sea posible estas tediosas descripciones, lo que no implica en absoluto, ligereza en el fondo de nuestros artículos.

Cartas al director

Sr. Director ■ He leído con interés el artículo de Miguel del Rey acerca de las tropas especiales en la Guerra de Sucesión de Austria, en concreto la Campaña Italiana, en la que tan admirablemente se comportaron nuestras tropas. El artículo está bien elaborado y las ilustraciones son excelentes, lo que no impide que tenga algunas reservas con respecto al contenido de lo que en él se manifiesta. Por de pronto, me consta que, aún a pesar de la existencia de varias representaciones de los húsares españoles, es muy dudoso que tal regimiento llegase a ser formado, cuestión sobre la que conocidos expertos siguen sin ponerse de acuerdo. Si existen nuevas investigaciones al respecto, les ruego me las comuniquen. Asimismo, en el número 4 de la desaparecida revista Dragona, aparecía un coracero del regimiento de Caballería Real alemán, correspondiente al año 1737, en una hermosa ilustración de Antonio Manzano Lahoz, cuyo uniforme parece idéntico al que ustedes representan bajo el nombre de Coracero de la Reina, explicando las causas del cambio de identidad. Sin embargo, creo haber visto alguna ilustración de este uniforme de color blanco ¿Es eso posible? Luis Mª Rodríguez Solís Madrid

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Blasón de Armas: la cruz de la Orden de Montesa con el lema: In hoc signo vinces (con esta señal vencerás)

Regimiento de Caballería de Montesa –Actualmente RCAC Montesa nº3– El Regimiento de Montesa durante el reinado de Fernando VI. Estado Militar de 1746. Colección Anne Brown.

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l Regimiento se creó el 10 de febrero de 1706, bajo el reinado de Felipe V, con una compañía del Regimiento de Caballería Extremadura y varias compañías sueltas, quedando determinada su organización en el Puerto de Sta. María, Cádiz, el 18 de abril de ese año a las órdenes del Coronel Don Luis Galindo, un año después, durante la Guerra de Sucesión, sobresalía por su comportamiento en la batalla de Almansa y en la ocupación de Ribagorza. En 1715, el Regto. de Ordenes Nuevo, que había sido creado con individuos montados pertenecientes a las Órdenes Militares, fue extinguido fusionándose con él. Por el reglamento publicado el 10 de febrero de 1718 pasó a denominarse Salamanca, y cambió de nuevo su nombre por el de Montesa por Real Orden de 14 de febrero de 1734. Participó activamente en la Guerra de

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Independencia y al concluir ésta se fusionaron con él dos Regimientos, Voluntarios de Sevilla y 2º de Lanceros de Castilla, que se habían formado respectivamente en los años 1808 y 1811. Como Montesa sirvió hasta el año 1820, en cuya época, y respaldado por la Real Orden de 28 de octubre, tomó la denominación de Regimiento de la Constitución, nombre que conservó hasta 1823, en que fue declarado a extinguir, estando de guarnición en Barcelona, por formar parte del ejército constitucional de Cataluña. Se reorganizó en 1839 como Regimiento Provisional Guías del General del Ejército del Norte en base a los escuadrones sueltos de Guías del General, Ligero del General y Franco Reunido de Andalucía y como tal combatió durante la Primera Guerra Carlista. Los constantes avatares políticos de la época y la permanente reorganización de la caballería que tuvo lugar durante estos años le llevo a formar parte de varios Institutos del Arma con sus cambios de nombre correspondientes, recuperando definitivamente la denominación de Montesa en 1844. Ha participado en las campañas de

la Guerra de Sucesión, Guerras de Italia, Guerra con Portugal, Expedición a Argel, Guerra de los Pirineos, Guerra de Independencia, las tres Guerras Carlistas, Guerra de Cuba y Guerra Civil. Desde su fundación ha recogido los historiales del Regimiento de Galindo (1706), el de Ordenes Nuevo (1715), Salamanca (1734), Voluntarios de Sevilla y Lanceros de Castilla (1811), Constitución (1839), Cazadores de Tetuán (1931) y Lanceros del Príncipe (1944). Acuartelado en Madrid desde el final de la Guerra Civil, en 1959, es destinado a Ceuta, donde aun permanece, ubicándole en el acuartelamiento que recibe el nombre de su fundador, organizándose con el nombre de Grupo Ligero Blindado nº1 y recogiendo, además de los anteriores, el historial y estandarte del Tabor de Caballería nº1. Recibe su denominación actual de Regimiento de Caballería Acorazado Montesa nº3 en 1974. Actualmente esta dotado con Carros de Combate M-60A3TTS, VCC Pizarro y TOA M-113; y su organización es la siguiente: – Mando y Plana Mayor de Mando; – Escuadrón de Plana Mayor; dividido en las secciones de Mantenimiento, Transmisiones, Transportes, Sanidad y Defensa Antiaérera, más un pelotón de Mando – Dos escuadrones de carros de combate compuestos de tres secciones, con cuatro carros cada una. – Un escuadrón Mecanizado formado por tres secciones mecanizadas, una de morteros pesados y otra de Defensa Contracarro. ●

Especial Méjico:

La epopeya de Hernán Cortés Texas, las misiones de California y la costa del Pacífico La revuelta del Cura Hidalgo y la Independencia La expedición de Juan Prim Y ADEMÁS: — Uniformes — Fortalezas de España en el mundo — Efemérides — Biografía — Banderas — Filatelia — Hemos leído

LA INFANTERÍA LIGERA Lsegúnos laBatallones de Infantería Ligera estaban organizados órden de 26 de agosto de 1802 firmada en Zaragoza en 12 batallones, cada uno de ellos tenía seis compañías y una plana mayor. 1er Batallón de Voluntarios de Infantería Ligera de Aragón

Creado en 1762 con motivo de la guerra con Portugal, a partir de 1763 pasó a denominarse Voluntarios de infantería de Aragón y se le destinó a cubrir los pasos fronterizos desde Navarra hasta Cataluña. Ocupaba el primer puesto en el escalafón de la infantería ligera y podía intercambiarse con la infantería de línea. 1er Batallón de Voluntarios de Infantería Ligera de Cataluña

Como el anterior, se creó para combatir en la guerra con Portugal a las órdenes del coronel don Miguel Boix. Tras la guerra quedó establecido en Cataluña para cubrir la frontera con Francia y la costa mediterránea. En 1807 participó en la expedición española a Dinamarca.

Bandera Coronela 1er Batallón de Voluntarios de Barcelona

2º Batallón de Voluntarios de Infantería Ligera de Cataluña

Creado en 1762 por idénticos motivos se puso al mando del coronel don Jose Veciana. Tras la guerra había de tener un batallón en Pamplona y otro entre Fuenterrabía y San Sebastián para cubrir la frontera con Francia 2º Batallón de Voluntarios de Infantería Ligera de Barcelona

Se creó en la ciudad de Barcelona, para combatir en la guerra contra la Francia revolucionaria por Real Orden de 27 de marzo de 1793 con cuatro compañías de a 200 plazas cada una. Batallón de Voluntarios de Infantería Ligera de Tarragona

Se creó el 3 de junio de 1792 con el personal sobrante al convertir lo regimientos de infantería ligera de Cataluña en batallones. Participó en la Campaña de los Pirineos contra la Francia revolucionaria. Batallón de Voluntarios de Infantería Ligera de Gerona

Creado de igual forma que el anterior en el año de 1792 como Regimiento de Voluntarios de Gerona, fue su primer jefe el coronel don Francisco Martí. Participó en la campaña de los Pirineos.

NOMBRE

Abanderado 2º Batallón de Cataluña

CORONEL EN 1808

AÑO DE CREACIÓN

1er Batallón de Voluntarios de Infantería Ligera de Aragón

Coronel Don Manuel de Peñas

1762

1er Batallón de Voluntarios de Infantería Ligera de Cataluña

Tte. Coronel Don Juan Francisco Vives

1762

2º Batallón de Voluntarios de Infantería Ligera de Cataluña

Coronel Don Francisco de Trías

1762

2º Batallón de Voluntarios de Infantería Ligera de Barcelona

Tte Coronel Don Narciso de la Valeta

1793

Batallón de Voluntarios de Infantería Ligera de Gerona Batallón de Voluntarios de Infantería Ligera de Tarragona

Tte. Coronel Don Francisco Basols

1792

Brigadier Don Josef González

1792

Soldado Batallón de Gerona

Oficial 1er Batallón de Cataluña

Oficial Batallón de Tarragona

Soldado 2º Batallón de Barcelona

Oficial Batallón de Gerona

Soldado Batallón de Tarragona

Oficial 2º Batallón de Barcelona

Soldado 1er Batallón de Cataluña

Soldado 1er Batallón de Aragón

Soldado 1er Batallón de Aragón

Oficial 1er Batallón de Aragón

Soldado 2º Batallón de Cataluña

Soldado 2º Batallón de Cataluña

Tambor 1er Batallón de Cataluña

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