Sociologia-de-la-ciencia-y-la-tecnologia-seleccion-iranzo.pdf

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JUAN MANUEL IRANZO, J. RUBEN BLANCO TERESA GONzALEZ DE LA FE CRISTOBAL TORRES y ALBERTO COTILLO

Compiladores

SOCIOLOGIA DE LA CIENCIA v LA TECNOLOGIA

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CONSEJO SUPSRIOR DE INYBSTIGACIONES CIENTIFICAS

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MADRID, 1995

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacion escrita de los titulares del «Copyright», bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccion total 0 parcial de esta obra por cualquier medio 0 procedimiento, comprendidos la reprografia y el tratamiento informatico, y la distribuci6n de ejemplares de ella mediante alquiler 0 prestamo publico. 1--1

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,Iraductores: J. Ruben Blanco: Barnes (1981), Barnes y Dolby (1970), Eloor (1973), Winner (1983), Lynch, Livingstone y Garfinkel (1983). Alberto Cotillo: Mulkay (1979), Mulkay y Gilbert (1984), Wooigar (1983). Teresa Gonzalez de la Fe: Collins (1975). 1. Manuel Iranzo: Calion (1986), Knorr-Cetina (1983), Latour (1983). Crist6bal Torres: Law y French (1974). Todas las traducciones han sido revisadas par 1. Manuel Iranzo.

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CSiC ISBN: 84-00-07463-7 Deposito legal: M-40.664 - 1994 lmpreso en Espana - Printed in Spain RAYCAR, S. A. Impresores. Matilde Hernandez, 27. 28019 Madrid

©

Esteban Medina In Memoriam

COLABORADORES

DE ESTE VOLUMEN

Barry Barnes Science Studies Unit, University of Edinburgh 21 Buccleuch Place, Edinburgh EH8 9LN, Escocia, Reino Unido. Ruben Blanco Merlo Dept. Sociologja I, Universidad Complutcnse. Campus de Sornosaguas, 28223 Madrid. David 13I00r Science Studies Unit, University of Edinburgh 21 Buccleucli Place, Edinburgh EH8 9LN, Escocia. Reina Unido, Javier Bustamante-Donas Dept. Filosoffn del Dcrecho, Moral y Poht.ca II, Universidad Ciudad Univcrsitaria, 28040 Madrid.

Cornplutense.

Michel Calion Centre de Sociologie de L'Innovation, Ecole Nationale Supericure de Mines. 62 Bd. Saint Michel, 75006 Paris, Francia. Harry M. Collins Science Studies Centre, University of Bath. Claverton Down, Bath; Avon BA2 7A Y, Reino Unido, Alberto Cutillo Pereira Dept. Sociologfa I, Universidad Complutense. Campus de Somosaguas, 28223 Madrid, Harold Garfinkel Dept. Sociology, UCLA, Los Angeles, CA 90024, USA. Teresa Gonzalez dp la Fe Dept. Sociologja, Uni versidad de La Laguna. Av, Universidad s/:" 38201 La Laguna, Tenerife, Islas Canarias. Juan Manuel Iranzc Amitriafn Dept. Sociologia I, Universidad Complutense. Campus de Somosaguas, 28223 Madrid,

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VI Karin

COLABORADORES

D. Knorr-Cetina

Center for Science Studies, University of Bielefeld. P.O. Box 8640, D-4800, Bielefeld, Alemania. Bruno Latour Centre de Sociologic 62 Bd. Saint Michel, John Law Dept. of Sociology, Keele, Staffordshire Michael Lynch Dept. of Sociology, 96-100 Cummington

de L'Innovation, Ecole Nationale 7S006 Paris, Francia.

Superieure

de Mines

Social Anthropology and Social Work, University ST5 SBG, Reino Unido.

Iodice

of Keele

Introduccion

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1

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J. Ruben BLANCO, Alberto COTILLO, M. Teresa GLEZ. DE LA FE, Juan M. IRANZO y Cristobal TORRES Boston University. Street, Boston, Massachusetts

02215, USA.

PRIMERA PARTE: LOS FUNDAMENTOS DE LA REVOLUCION COGNITIV A

Michael Mulkay Dept. of Sociology, University of York Hcslington, York, YOI SOD, Reino Unielo.

La vision sociologica habitual de la ciencia Michael MULKA Y EI ethos cientifico: Un punta de vista divergente Barry BARNES y R. G. A. DOLBY Sociologias normativa e interpretativa de la ciencia John LAW y David FRENCH La polemica internalismo-externalismo en la historia y la sodologia de la ciencia . Esteban MEDINA Problemas epistemologicos en el analisis de la ciencia .. Cristobal TORRES

Mikel Olazaran Dept. Sociologia. Univcrsielael Publica de Navarra. Campus Arrosadia, 31006 Pamplona, Navarra. Crist6bal Torres Albero Dept. Sociologfa y Antropologfa Cantoblanco, Madrid, Langdom Winner DCpL Science and 'fechnology Troy, Ncw York 12180-3590,

social. Univcrsidad

Studies: Rensselaer USA.

Autonoma

Polytechnic .

de Madrid.

9 11

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33 53

65 83

Institute.

SEGUNDA PARTE: E!. RELATIVISMO EN LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO CIENTIFICO

SteveWoolgar Centre For Research into Innovation, CulturcabdTechnology, Uxbridge (Middlesex) UB8 3PH. Rcino Unido ..

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Brunei University.

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97

Wittgcnsiein y Mannheim sobre la sociologia de las matematicas David BLOOR Sobre el caracter convencional del conocimiento y la cognicion Barry BARNES Los siete sexes: estudio sociologico de un Ienomeno o la replicacion de los experimentos en fisica Harry M. COLLINS TERCER A PARTE: ETN'OGrl.AFIA~ DE LA CIl<:NCIA

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115 141

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EI orden temporal en el trabajo de laboratorio . Michael LYNCH, Eric LIVINGSTON y Harold GARFINKEL

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99

161 .

163

VIII

INOICE

Los estudios etnognHicos del trabajo ciennfico: hacia una interpretacion constructivista de la ciencia . Karin D. KNORR-CETINA EI discurso de los cientfficos como tema Michael MULKA Y y Nigel GILBERT Los estudios de laboratorio: un comentario sobre el estado de la cuestion . Steve WOOLGAR CVARTA PARTE: SOCIOLOGIA POLITICA

DEL CONOCIMIENTO

187 205

235

CIENTIFICO

237

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BIB~JOGRAFJCAS

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303 305 319

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Una conversacion sobre quienes hablan de los que dicen que es cierto y que funciona, precedida y seguida de fragmentos de un epilogc ccmme il faut . Juan Manuel IRANZO, J. Ruben BLANCO y Teresa GONZALEZ OE LA!'E REfERENCIAS

259

..

Constructivismo social: abriendo la caja negra y encontrandola vacia . Lar:gdom WINNER De la sociologia de la ciencia a la sociologia de la tecnologia: un horizonte abierto . .. Mikel OLAZARAN EI computador come metafora de identidad y control Javier BUSTAMANTE

EPILOGO......

Ruben BLANCO, Alberto COTILLO, M. Teresa GLEZ DE LA FE, Juan M. IRAN1.0 Y Cristobal TORRES

221

Dadme un lab oratorio y movere el mundo . Bruno LATOUR Algunos elementos para una sociologia de la traduccion: la domesticacion de las vieiras y los pescadores de la Bahia de Saint Brieuc Michel CALL ON: Visiones del poder desde la sociologia del conocimiento cientifico . Juan Manuel IRANZO QUINTA PARTE: SOCIOLOGIA DE LA TECNOLOGIA

Introducci6n

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389

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EI libro que el amable lector tiene en sus manos es el fruto de la colaboraci6n de un grupo de investigadores y docentes de las universidades de La Laguna, Aut6noma de Madrid y Complutense. Su origen remote esta en el programa de doctorado impartido en el eurso 1985-86 por eI profesor Esteban Medina, que orient6 a los que entonces eramos estudiantes hacia la gama de problemas, temas y autores que la sociobgfa del conocimiento cientlfico presentaba en aquellos afios en los ambitos acadernicos curopeos. Sus elases, sus crfticas y sus eseritos (de los que aquf recuperamos uno de los mas significativos) fueron una referencia continua en nucstra formaci6n intelectual y academica, EI desafortunado suceso que supuso la desaparicion de nuestro aJ'ligo y maestro, cuyo fallecimiento trunc6 una fertil y poderosa trayectoria creativa, nos dejo sumidos en una rabiosa tristeza Tratando de mantener viva ia empresa que el habia iniciado, quienes habfarnos sido doctorandos de Esteban Medina -Cristobal Torres, Juan Manuel Iranzo, Alberta Cotillo y Jose Ruben Blanco- organizamos un seminario sobre sociologia de la ciencia y la tecnologfa que inc1uy6 Latraduccion de algunos texros de dificil acceso en Espana. Posteriormente, en el marco de la formaci6n de la Asociaclon Espanola de Sociologfa de la Ciencia y la Tecnologia, la profesora Teresa Gonzalez de la Fe apunt6 la convcniencia y posibilidad de que el esfuerzo realizado pudiera ampliarse y materializarse en un libro como homenaje a nuestro colega y amigo fallccido. Como resultado, el conjunto de articulos aquf recopilados constituyen 10 que los editores consideramos como los principales hitos de la sociologia del conocirriif'nto cientifico gencrada a partir de los anos setenta, y que hasta el memento presente no estaban disponibles en lengua castellana. A ellos sc le suman algunas aportac.iones que en esta espccialidad han comenzado a aparecer en nuestro pafs en los ultimos anos. Mientras que Ins estudios sociologicos sobre ra ciencia realizados en los ambitos acadernicos desde los afios 40 en adelante pueden describirse como una sociologfa de 10S eientfficos -su acuvidad guiada per normae, su -cstructura social, la disuioucion de ias reompensas a la excelencia, etc- para la cual los contenidos cogncscitivos ~e~uitlli,tes de la actividad fie los cientfficos SGn una 'caja negra' vedada al esrudio social, las nuevas tendencias pueden describirse com" fonnas diversas de abrir la 'caja negra' 0 de someter a escrutinio y a explicacion sociologica los procesos de el~bor;.dljn y validacion de nuestro conocirnicnto mas seguru. EI resul tad 0 ha side un haz de corrientes de investigaci6n sociologica que prirnan problemas y temas distintos y variados, y entre ios que se suceden disputas profundas y acaloradas. Los artfculos del presente libro, order-ados al hilo de los enfoques mas

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INTRODUCCl6N

significativos, represcntan las lincas convcrgentcs y complemenrarins, pero tambien las antagonicas, que conforman el rico y variopinto mosaico que durante los ultimos dos decenios ha visto surgir csta espccialidad, polarizada en torno a la denominada sociologfa del conocimiento cicntffico. Estos trabajos se han agrupado en 5 apartados representativos de posiciones teoricas similares acerca de la ciencia como objeto de estudio y acerca de la sociolcgfa como actividad cienufica, La primera parte, que hemos denominado "Los fundamentos de la revolucion cognitiva", esta compuesta de cinco textos articulados en torno ados lfneas complementarias. Por un lado, los Ires artfculos de autores foraneos representan tres momentos cruciales de la crftica a la vision sociologica del quehacer cientffico realizada por la escuela mertoniana y hcgemonica hasta los anos setenta: la idea del ethos cienufico, la orientacion y explicacion normativista y la concepcion racionalista clasica que las ciencias sociales en general habfa asumido. De otro, los dos artfculos de autores espai'ioles forman parte de 10 que podria denominarse como la tercera generacion de debates iniciados tras la crisis de la filosoffa positivista. y en los que se pone de relieve tanto las limitaciones de la vision tradicional como los avances y problemas de la nueva sociologfa del ccnocimicnro cientffico. EI texto de Michael Mulkay, "L~ visi6n sociol6gica habitual de la ciencia", constituye una magnffica revision de las concepciones filos6ficas y sociol6gicas que, hasta la obra de Kuhn, habian predominado en el panorama de los estudios sobre la ciencia, aI tiempo que ofrece una cquilibrada perspectiva de las principales tesis de la nueva sociologfa del conocimienro cientffico. EI texto pasa revista a la vision de la scciologfa clasica del conocimicnto que, des de Marx y Durkheirn basta Mannheirn y Stark, ha presentado a la ciencia como un tipo singular y privilegiado de conocimiento, cuyos procesos de elaboracion yvalidacion no podian ser objeto del analisis sociologico. Por su parte, el ensuyo de Barry Barnes y R. Dolby, "EI Ethos cientifico: una perspectiva divergente", marco un hito en la literature de este campo al representar una de las primeras erfticas de la Iarnosa tesis de Merton sobre los "Cudeos" cientfficos comur.alismo, universalismo, desinteres y escepticismo organizadoque de forma impcrativa gobiernan a la ciencia y a los cientificos. C:Jn el se inaugura un largo proceso de debates en torno a la idea del ethos de la ciencia que ha constituido el principal frente de batalla entre mertonianos y no rnertonianos a 10 largo de I:;. decada de los anos setenta. En esta misrna lfnca critica del normativismo

de Merton,

el artfculo de John Law es paradigmatico por cuaruo los autores poncn de manifiesto la imponancia de la obra de Kuhn para la sociologfa de la ciencia OIlolrcccr una aproxirmcion cognitiva e interpretativa alas conductas de los cicnuficos. Con ella aparecen nuevos problemas en el analisis de la ciencia y se COi1SigL;~una perspectiva integrada entre el ambito cognitivo de las creeneras y el contexte de 1::5 accioi.es y relaciones sociales de los cienttficos. En sum a, represcnia una aporta..ion crucial en h transicien de la concepcion de la ciencia como instituci/in a ia de la ciencia como accion.

y David French, "S0Cic!ogias de la ciencia normativa y inrerpretativa",

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Eli 10 que respecta a las contribuciones espano.as, el ensayo de Esteban Medina, "L2 polemics illternalismo/extemalis1l1o en la historia y la sociologic de la ciencia", tcrna esta dicotomia racionalista como cie de un exhaustive recorrido por las principalcs deficiencias de la ccncercioues tradicionales en la filosoffa, la historia y la sociologfa de la ciencia. Al rnismo uernpo, aboga por integrar y eonjugar Ius razones de la 16gica interna de la ciencia con ios factores sociales que afectan en ambos ordenes al desarro110 C~ la C!~:-_::::.

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INTRODuca6N

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Por ultimo, el texto de Cristobal Torres, "Problemas epistemol6gicos en el analisis de la ciencia", se ocupa de las principales dicotonuas epistemol6gicas (contexto de justifieaci6n versus contexto de descubrimiento; intemo versus extemo; objetivismo yers.lJ,l"relativismo) que en su dia constrincron las explicaciones clasicas de la cieneia y hoy limitan la potencialidad de los nuevos enfoques. Al destacar las principales aportaciones y avances registrados en cada uno de los bi .•nomios coneeptuales, se argumenta la irresolubilidad de los planteamientos excluyentes y se defienden los avances que en el analisis de la vida cientflica suponen los enfoques de las ciencias sociales. La segunda parte del libro, "EI relativismo y la sociologfa del conocimiento cienufico'', contiene dos trabajos que ilustran las posiciones teoricas del "Programa Fuerte de Sociologia de! Conocimiento" y un tercero representante del "Programa Empirico del Relativismo". Desde su formu!aci6n, las acusaciones de relativismo procedentes de la filosoffa y la historia de la ciencia han perseguido a la sociologia del conocimiento cientffico por su consideraci6n de la ciencia como una cultura y, por tanto, como susceptible de los mismos antilisis realizados por antropologos y sociologos sobre otras tantas culturas. Para los seguidores de estos program as, [as teorfas cientfficas son constructos humanos que siempre van mas alla de los hechos en el sentido de que cualquier conjunto de hechos aceptados puede ser compatible can diversas teorfas, 10 que implica que los sociologos pucden tratar las teortas cientificas come derivadas de la convencion generada por la propia actividad de los cientfficos. Desde esra perspectiva, el area de in teres para cl sociologo se centra en 10 que Kuhn denomino "ciencia normal" en cuyo seno encontramos la actividad cotidiana de aplicacion y extensi6n de conceptos, asf como la resolucion de los problemas ordinarios que se presentan en el paradigm a, centro de un marco de ncgociacicnes y de aeuerdos, sobre la adapracion - entre teoria y experiencia, que poseen un caracter netamente convencional. En este sentido, el articulo de David Bloor -"Wittgenstein y Mannheim sobre sociologia de las matematicas"- retoma la contraposici6n entre "individuo" y "sociedad" en la discusion sobre el "seguimiento de la regia" i1evada a cabo por Wittgenstein, como alternativa a los planteamientos clasicos de la sociologia del conocimiento en Mannheim. Las reglas se ensenan a 105 miembros de una comunidad para que puedan aplicarlas par sf mismos, COOlOsujetos que siguen un metcdo 0 proceso particular. La dimensi6n social surge porque cada miembro debe hacer referencia a como los otros han aplicado las reglas para determinar que su aplicacion individual es correcta. EI seguimiento de la regla genera una "compulsion" en el individuo, cuyo origen y naturaleza son freeuentemente malentendidos, polarizandose las posiciones entre los defensores de 111l enfoque mas "social" y sus criticos mas "individualistas". Para Bloor, los elementos psicologicos y biologicos del conocirniento humano son el punto inieial en la negociabilidad social del conocimiento. Por su parte, el ensayo de Barry Barr.es, "Del caracter convcncional del conocimiento y de lacognicion", considera que la afirrmcion d", que el conocimiento es un constructo social "S simplemente una forma de plantear pregnntas directas y er. ningiin caso constituye una respuesta universal a cuestiones especificas. Una vez demostrado que la aplicacion de concept os es un proceso abierto, logica, formal y semanticamente, se plantea la pregunta fundamental: l,quc es 10 que produce la clausura de la negociacion en los cases particulares? La transcendencia de esta cuestion descansa en la posibilidad de cornpiender el curso del cambro cultural y del crecimiento del eonoci-

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INTRODUCCl6N

miento. La respuesta de Hames, etiquetada como pragmatismo a instrumentalisrno, trata derelacionar, desde un enfoque finitista de la aprehensi6n del conocirnicnto, el uso concreto de ill] concepto en cada momenta con los objetivos e intereses que residen en eluso comunitario. Como respuesta alas exigencias metodol6gicas del "Programa Fuerte", surge el "programa relativista" uno de cuyos representantes es Harry Collins, de quien incluimos su trabajo primerizo "Los siete sexos: estudio sociol6gico de un fen6meno, 0 la replicaci6n de los experimenm, en fisica", Collins estudia el caracter convencional del conocimiento que maneja un grupo de ffsicos mediante el analisis de las discusiones habidas en tomo aI proceso de replicaci6n de un experimento (en este caso, la detecci6n de ondas gravitacionalcs a traves de la construcci6n de detectores de ondas y de la evaluaci6n de los estandaree para su construcci6n). La cuesti6n que subyace hace clara referencia a la discusi6n anterior sobre la similitud 0 diferencia del uso de cada concepto y al hecho de que el estudio de ese uso debe enmarcarse dentro de la comunidad que 10lIeva a cabo. Para Collins, la aplicaci6n de conceptos es un proceso abierto y sin fin. EI conocimiento cicnt(fico es el conjunto de afirmaciones aceptadas de 10 "mismo" y, pOTtanto, producto del uso anterior de los concept os. Este conocimiento no puede determinar el uso futuro 0 suministrar las implicaciones 16gicas de afirmaciones especfficas futuras sobre los C;I'OS, dado que el desarrollo futuro de las relaciones de mismidad no se puede anticipar al margen de la comunidad. EI conocimiento cienufico es un "artefacto cultural", csto es, se crea, se model a, se aprende, se transmite, etc., todo ello dentro de un marco socio-cultural concreto y altamente especifico. Caminos distintos, y hasta opuestos, del analisis sociol6gico del conocimiento cientffico son los empn:ndidos por los analisis agrupados bajo el encabezado de la "Las etnograffas de la cicncin" que constituyen la tercera parte del volumen. Aquf no puede hablarse, tanto de sim ilitud te6rica cuanto de una cornun aficci6n por el enfoque microsoc1016g1C0.Todos prcrcndcn estar, por asf decir, mas eerea de las practicas cotidianas y reales de los cientificos de 10que la sociologfa acostumbra. No se ocupan del condicionanuento social -0 de cualquier otro tipo- del pensamiento, sino de la euesti6n epistemol6gica de como se constituye y acepta 10 que se denomina conocimiento. .Con ello se distancian cada vcz mas de los modos como hall sido entendidos habitualmente terrninos como "subjeliv:dad" y "relativisrno" y prefieren sustituirlos por una ontologfa y por una episternologr., constructivistas. La ciencia es "un modo de hacer el mundo"; el "mundo" depende de las practicas carnbiantes de su construccion ontol6gica y genetica y no s610 dcscrfptiva y epistemologica. Dentro de estc marco general, el primer articulo incluido reprcsenta I:J 6ptica etnometodol6gica sobre la eiencia. "Ei orden temporal en el traoajo de laboratorio" de Mich~e1 Lynch, Harold Garfinkel y E:ic I .ivingston es Ull intento de redescubrir en las snuaciones de labOTat(lriola posibilidad del orden social. La accion social es. para ell os , una "farniliaridad logrcda" gracias a las practicas de los participanies. EI estudio etnometodul6gi..:o SC centra en la invesrigacicn de la producci6n de orden mediante las pracucas rutinarias dcllaborG:O' io, la prcduccion local e intersubjetiva de razonamiento. La p~c!;'mla eL';.omct(l(iOlu6ic~es i,c6mc Began 10s acrores a ser competenres para maneJ~e en las situaciones 'j con ios materiales de laboratorio? Per ello, sefialan la dlf~rc~c'a entre las inStruccio;}es formales de accicn en el laboratorio y las practicas ~tmanas ~concr.etas obscrvables en el, y como Ias segundas no pueden explicarse por simple reler~ncla alas primeras. L" etnometodologta no trata de ocuparse simplernente de las practicas de laboratorl« sino mas bien de las practicas de construcci6n de las

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INTRODUCCI6N

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practices de laboratorio. Los etnomcto.Iologos consideran pur ello que su aprox.macion es logicamente previa a cualquicr estudio de las pracucas de laboratorio. Para eonjurar los peligros del individualismo irnplfcito sicmpre en 105 estudios etnometodol6gieos, el trabajo de Karin Knorr-Cetina, "EI estudio etnografico del trabajo cientifico: hacia una interpretacion constructivista lie fa ciencia", concede importancia al papel que las tradiciones cognitivas juegan en las practicas constructivas de los cientfficos en ellaboratorio. Mientras que para los etnometodologos las propiedades de las practicas competen.cs de los cientfficos se generan iinicamente en el momento de la interacci6n, para Knorr-Cetina las practicas sociales del laboratorio son inteligibles s610en el marco de las expectativas aportadas por las tradiciones cientifieas. EI estudio del paso de las seiecciones y decisiones de laboratorio alas objetivaciones de los productos finales de la ciencia -la construcci6n de la disociaci6n entre 10 social y 10 natural- constituye el micleo de su aportaci6n. Knorr-Cetina subraya los aspectos instrurnentales y teleol6gicos de la acci6n de laboratorio: el interes del cienufico es que las cosas funcionen (instrumentalmente) y no la biisqueda de 1:1verdad. Pero nada dice de como arbitrar alguna diferencia entre "la verdad" y "que las cosas funcionen", precisamente porque mantiene que la verdad s610puede ser definida insrrumcntalmente y a efectos practices. Las explicaciones epistemol6gieas de la etnograffa instrumental ilustrada por el articulo de Knorr-Cetina, parecen caer en una lamentable circularidad explicativa y parece dar por sentado que los cientificos consideran sicmpre problcmatico el ajuste entre los fines de la investigaci6n y las selecciones hechas, Parece mejcr, entonces, centrarsc en investigar cuando, en que circunstancias, en que contextos, los cienuficos consideran problematica esa relacion y cudndo no Esa es la intencion central del ensayo de Michael Mulkay y Nigel Gilbert, "EI discurso cientffico come' tema", Los autores prefieren obviar las practicas constructivas de los hechos cientfficos en el laboratorio en beneficio del estudio de la variabilidad interpretativa de las versiones de los hechos y su relaci6n con contextos diferentes, EI analisis del discurso no pretende descubrir sucesos, creencias y procesos cognitivos a partir del discurso de los participantes ni tratar el lenguaje como un indicador de algun estado de cosas, sino tomar la cuesti6n analltica previa de c6P.10se construyen las narraciones de 105 panicipantes. La intenci6n del analisis del discursc es bastante distinta a la del estudio de las practicas de laboratorio. No intenta utilizar el discurso de los cientificos como un ambito de expresi6n de entidades 0 fen6menos "mas alia" de el; no da por sentado que las narraciones reflejen actitudes 0 disposieiones subyacentes y, por tanto, no espera que el discurso de un actor sea consistente 0 coherente. EI analisis del discurso no pre-establece la dicoiomfa entre discurso y "mundo exterior" sino, mas bien, pretende explicar I~ actividad constructiva implicada en la creacion de un "mundo exterior" y, por esta raz6n, es renuente a oar por supuesia cualquier dicoiomfa.

EI trabnjo qUI;cierra esta secci6n, "Los estudios de laboratorio: comentario sobre el estado de ia cuection" de Steve Woolgar es una perspectiva crfrica general sobre 10s intentos de construir versiones de la labor constructive de la prictica 0 del discurso cientfficos por parte de los estudios de Iaboratorio. Woclgar coincide con Gilbert )' Mulkayen criticar la idea de que los estudios delaboratorio ofrezcan 0 puedan ofrecer un cuadro rneior 0 mas exacto de la ciencia. Mas que para componer descripciones "mejores" de la accion social del laboratorio, las etnograffas instrume.nales, como !as de Knorr-Cetina, sirven para ilustrar esquernas teoricos preconcebidos, Como resultado, los estudios etnograficos caen en la ironfa de intentar desmitificar las actividades de los

6 INTROilUCCI6N

cientfficos en el laocratorio a I~ vcz que mititican la acciou de los analistas en su tratarniento del discui so y In practica cientificas.

etnogr:ificus

La cuarta parte, de la compilaci6n, "La sociologia polftica del conocirniento cientffico", agrupa dos estudios·dc casos, tos de Bruno Latour y Michel Calion, y una reflexion sobre cl tratamicnto del poder por parte de la sociologfa del conocimicnto cientffico lIevada a cabo por Juan Manuel Iranzo. EI articulo de Latour, "Dadme un laboratorio y movere el mundo", cs un estudio de caso sobre "Pasteur" (Louis Pasteur y sus ai.ados) y "Ia enfermedad" del antrax (algunos casos y registros). Para vencerla, Pasteur tenia la hip6tesis del microbio y ciertas practicas de laboratorio, y se desplaz6 con sus aliados (ayudantes, aparatos y tecnicas) alas granjas y recogi6 cuantos elementos hall6 utiles para traducir la cpizootia en el laboratorio. De vuelta a Paris aplico las tecnicas de puriiicaci6n y cultivo a sus muestras, logr6 variar su virulencia (instrumentando un episodio afortunado) y fabric6 una vacuna. Luego, volvi6 a desplazar el laboratorio y escenific6 un expcrimento crucial reproduciendo en la granja los aspectos elaves de las practicas que le hab(;iil permitirlo triunfar en Paris y, admitido su exito, generaliz6 la vacunaci6n con resultados corroborados de nuevo por las estadfsticas agropecuarias. Latour muestra que cada desplazamienro del iaboratorio no s610 desvia elementos relacionados con cl antrax, sino tan-bien los intereses de los grupos afectados por I;; enfermedad: ganadcros, veterinaries, autoridades y publico. En el trabajo siguiente, "Algunos elementos de U:1a sociologia de la traducci6n: la domesticaci6n de las vieiras y los pescadores de la bahfa de Saint Brieue", Michel Calion estudia el caso de los pcscadores de vieras de St. Brieuc y los investigadores en biologfa marina, atendiendo a 105 intereses de 10s grupos sociales protagonistas. Los pescadores conffan en los ires invcstigadores no s610 porque estes les ofrecen un futuro de prosperidad sostcnida, sino porque no disponen de ningun conocimiento con que criticarles. En cambio, los colegas cientificos de los investigadores se muestran renuentes al proyecto, al menos hasta que se admite que algunos podrian saber mas sobre el caso de 10 que hasta entonce5 sc habia pensado. EI analisis revela como los investigadores intentaron convertir sus ":OI::cLO~esen punto de paso obligado para la satisfacci6n de cad a vez mas intereses de mas grupos y c6mo negociaron con ellos el sentido de sus productos. Como consecuencia de los primeros resultados, que se consideraron un exito, y de las subsiguientes actuaci:>llcS, que fueron tildadas de fracaso y que alentaron la deserci6n de los intereses antes agregados, los investigadores debieron modificar sus practicas de labo.atorio, Tanto el exito incial como el siguiente fracaso muestra que 10 real son las ordalfas en las que sc consolidan asociaciones (redes) que constituyen tanto la naturaleza como a los sercs humanos. EI ultimo trabajo de csta scccion, "Visiones del 900er cesde la sociologfa del conocimiento cientffico", de Juanma Iranzc, ex pone las concepciones politicas en-pleadas por estos cnfcques. Al m~.rgcll de polemicas entre objetivistas y relativistas -"seres humanos descubriendo la Il1turalcza" 0 "sercs human os ccnstruyendo (su percepcion, su ccgnicio» de) In mllll.:'::lcz:1' -, cl autor muestra la conexion entre 10:; enfoques del poder polfuco ei: Barnes y del poder como atribuci6n resuliante de una ordalia en 'Latour. Para Barnes, cuundo sc dcscriben ras relaciones hurna ...ias -i.icluyendo 0 no el usn de tecnolngfasen tcnninos de dominacion y poder sc haec usa de nccioncs teoricas derivadas de conducm , que se emienden conic respucstas a indicadores sirubolicos de preeminencia. Sean la amoridad de un experto 0 de un politico, esas senales se configuran en un proccso soci-I de negociaci6n y Io-rnan una "distribucion de conocimicnto" quccondiciona la conducta de sus poseedores y que ha solido denomi-

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INTROilUCCl6N

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narse "ordcn normative". Latour por su parte propene WI enioquc del poder basado en las nociones de asociaci6n, traducci6n, juicio de fuerza e irreducci6n que se aplique simetricamente a toda entidad (entelequia) que se pucda constituir en "actante" scmiol6gico. Latour reputa el poder, la poteucia y la causalidad como atribuciones resultantes de un mecanisme secundario de asignaci6n de responsabilidad independiente del mecanismo primario de forja de asociaciones y alianzas mediante ordalfas, Por este medio se construyen redes que se expanden y compiten en un medio hostil. Su caso ejemplar es el cambio de Pasteur, el qutrnico, en "Pasteur", un heierogeneo agregado de cicncias, estadisticas, polfticas, laboratorios, ayudantes, cultivos eelulares, grupos de opinion, etc. que transformaron la sociedad de su tiempo. Por ultimo, la quinta parte dedicada a la "Sociologia de la Tecnologfa" se ocupa del transito del interes sociol6gico desde un objeto de estudio (la ciencia) a otro (la tecnologia). La mayona de los estudios de casos realizados hasta el momento consisten en la aplicacion directa de conceptos y teorfas de los estudios sociales de la ciencia al campo de la tecnologla. i,Hasta que punto este planteamienro es capaz de dar respuestas validas y eficaces a los problemas que plantea W1 objeto de eonocimiento tan difuso e indefinido, tan parad6jicamente "humanizado'', como es la tecnologia? Por una parte, es ineludible considerar la integraci6n existente entre Ciencia y Tecnologfa: a la disminuei6n progresiva dela ciencia "pura" respecto de orras actividades cicnuficotecnicas se une la dificultad para distinguir en cada momcnto que es ciencia y que es tecnologf a en la actual organizaci6n de la investigaci6n cientffica. Por otra, frente a la concepcion clasica de la tecnologia como mera "maquina'' 0 "aparato", la consideraci6n de "sitemas tecnol6gicos" 0 de "artefactos" construidos socialmente dota a los estudios sociales de la tecnologia de una perspectiva mas dinarnica con mayor poder de introspecei6n, rechazando la perspectiva teleol6gica determinista de los historiadores tradicionales de la tecnologta, esto es, que el exito de una determinada tecnologfa no sine como su cxplicaci6n, sino que tal exito es precisamente 10 que requierc explicaci6n. EI traba]o de Langdom Winner, "Constructivismo social: abriendo la caja negra y encontrandola vacia", pertenece prccisarnente a esa tradicion de estudios filosoficos cue han visto una inercia inherente en el cambio tecnol6gico. Debido a que los estudios ernpfricos sobre tecnologfa han convertido en inverosimil esa busqueda de un primum mobile del cambio tecnol6gico, Winner recupera los lugros de los pioneros de su tradici6n de investigaci6n para revindicar el valor etico de la filosoffa como saber practice. Winner esta menos intcresado en dilucidar como se decide que ~1 artefac to o sistema tecnico funciona y en c6mo se inscribe su caracter en los USUaT10S,que en los efectos de esra disciplina sobre la esuucrura de dominacion de las sociedades humanas y en como se consigue que cuanto mas efectiva sea una tecnologla de poder mas se disfrace y oculte publicamente este rasgo. Por su parte, el articulo de Mikel Olazaran, "De la sociologfa de ·Ia ciencia a la sociologfa de la tccnologfa: un horizonte abierto", es un ejernplo de las nuevas perspectivas sociologicas. Olazaran parte de un analisis critico de alguons propuestas de 10s estudios socialcs de la ciencia y plantea la necesidad de que la nueva sociologfa de la ciencia proceda a iniciar una fase cualitativamente distinta en I~ que se construyan teorias progresivamente mas completas. Para ello propene una opcion que podrfa servir para avanzar des de ia construcci6n de teorfas intermedias hacia la produccion de teortas cada vez mas complejas, ilustrada en un estudio de caso. Tras discu.ir las relaciones entre ciencia y tecnologfa, Olazaran analiza cnticarnente distintas versiones del determinismo tecnol6gico y propone algunas premisas basicas para el estudio sociologico de

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[Io'TltOOIlCCl6N

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la iecnologfa aplicandolas al casu de las nuevas tccnologias de la informacion. En ultimo Iugar, el trabajo de Javier Bustamante, "EI computador como mctafora de identidad y control", es una original mezcla de filosofta y sociologfa de la tecnologta. En un primer momenta se prescntan las bases para una aproximacion sociol6gica a la tecnologfa informatica, para pasar posteriormente a un analisis de los ongenes mitologicos, religiosos y filos6ficos de la metafora del ordenador. Al igual que ocurri6 con la qufmica, que nace a partir de la alquimia, la informatica tiene tambien unas raices mitol6gicas que no deben quedar en cl olvido. La reflexion sobre los automatas se retrotrae a pcrfodos anteriores en muchos siglos aI nacimiento de la informaticay la rob6tica. Bustamante se refiere tambien al ordenador como instrumento para la creaci6n de model os de organizaci6n social, como met:ifora de orden y control: el computador no llego en un memento cualquiera, sino que fue desarrollado en un memento de crisis de control en el que las operaciones propias de las organizaciones burocraticas iban haciendose mas y mas complejas y demasiado dificiles de controlar, Par ultimo, Bustamante trata el computador como metafora de identidad hurnana, analizando las propuestas de la psicologja cognitiva y la Inteligencia Artificial. LC6mo ha sobrevivido hasta hoy la mctafora computacional a pesar de la evidencia de profundas diferencias entre computadores y mentes? EI comportarnicnto atipico de la metafora del computador consisic ell scguir vigentc pcsc alas sustanciales difcrencias existcntcs entre cl computador y cl cere bro. Por ello, el estudio de la forma en que se construyc la meuifora del cornputador tiene una especial importancia a la hora de cornprender el antagonismo entre dos 1lI0~OS de entendcr la realidad humana: el cognitivismo, que reduce la interpretacion de \:I actividad intelectiva del hombre a la interaccicn de procesos de corte cognitivo, y la sociologia del conocimiento cientifico, que parte de una concepci6n del pensamicnm como un elernento de caracter social no reductible a la esfera de 10 cognitive. Cerrando el volurnen y a modo de epilogo, tres de los compiladores, Juanma Iranzo, Ruben nl;U1CO y Teresa Gonzalez, ofrecen una valoraci6n crftica de las perspectivas teoricas y crnpfricas ilustradas par los trabajos recopilados. Recurriendo ill dialogo de raigarnbrc socratica como estrategia literaria para el analisis de sus pros y sus contras, sus fonalczas y sus debilidades, su "Conversaci6n sobre quienes hablan de los que dicen que cs cierto y que funciona ... ' cs un intento de seguir adelante, mas alla de las discusiones entre "escuelas" te6ricas y de investigaci6n, en la apasionante tarea de dilucidar la imponancia de! conocimiento cientifico en nuestras sociedades contemporaneas.

Primera Parte: Los fundamentos de la revoluci6n cognitiva

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La vision sociologica habitual de la ciencia' Michael MULKA Y

La sociologfa del conocimiento tiene una larga historia. En ocasiones se hace remontar sus orfgenes hasta los escritos de Francis Bacon y, ciertamente, aparece como Wl elemento importante en el trabajo de 105 "padres fundadores" de la sociologfa, como Marx, Pareto y Durkheim. Hoy continua siendo Wl area de investigaci6n floreciente, aunque sus practicantes han tendido a concentrarse cada vez mas en el estudio detailado de cuerpos especfficos de conocimiento y creencia en vez de presentar el tipo de f6rmula analftica general favorecida por sus anteeesorcs. Pero, pese a esta larga tradici6n, ha logrado un escaso consenso. EI campo aun se caracteriza por una gran diversidad de metas y de esquernas interpretativcs. Hasta tal punto es asi que algunos autores se niegan a dar una definici6n de la sociologfa del conocimiento (Curtis y Petras, 1970, p. 7), mientras que quienes se arriesgan a intentarlo seven forzados a idear formulas muy generales para cubrir el corpus completo de la literatura relevante y abarcar todo ei campo de fen6menos a estudiar. Asi, Merton (1957, p. 456), habiendo senaiado que el terrnino "conocimiento" debe interpretarse en Wl sentido verdaderamente muy amplio, abarcando "virtualmente ioda 1.1 gama de los productos eulturales", escribe que la sociologfa del eonoeimiento "se interesa princlpalmente por las relaciones entre el conocirniento y otros faciores existenciales de la sociedad 0 la cultura. Por general y vaga que pueda ser esta formulaci6n de su proposito central, una exposicion mas especffica no servira para incluir las diversas aproxirnaciones que se han desarrollado", Dentro del amplio espectro de cuestiones cubiertas por esa definici6n, puede hacerse una distincion clara y razonable principalmente entre la creencia popular y el conocimiento cotidiano 0 de sentido comun, de un lado, y el conocimiento espccializado y sistematizado, de otro lado (Berger y Luckmann, 1967). En este libro, me intcresare exclusivamente por el Ultimo, esto es, por el analisis sociologico del conocimiento especial !zado. Un interes capital de 10s scciologos del conocimiento ha side rnostrar la influencia sobre cuerpos especializados de peusamiento y conociruiento, como los sistemas esteticos, morales y filosoficos, Ius Cl edos religi osos y los principios politicos, del contexte social y cuitural en que se producen. Mannhei:n express claramerue el supuesto central tras esta clase de analisis: la scciologfa del conocueieruoexplora "Ios vanes modos como los objetos sc prcsentan al sujeto de acuerdo con las diferencias en Ins

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• Publicado originalmente como el capitulo 1· de su libro Science and the Sociology a/Knowledge, London, George Allen & Unwin. Coo autorizacion del autor y de ia editorial. '

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(1979),

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M. MULKAY

marcos sociales ... cuando y donde las estructuras sociales se expresan en la estructura de las afirmaciones, y en que sentido las primeras determinan concretamente a la ultima" (1936, p. 265). Esta exposici6n general conduce inmediatamente a un mimero de cuestiones mas especificas, Nos lleva a preguntar, por ejemplo: tQue clases de factores sociales y culturales influyen sobre las prcducciones mentales yen que grado? lQue tipo de conexi ones existen entre las influencias sociales y culturales y las producciones mentales? lOw~ aspectos de estas producciones mentales estamos intentando describir -su forma, su contenido, su incidencia, su generaci6n 0 su aceptaci6n? Y 10 mas importante para los fines de este capitulo, lque producciones mentales estrin abiertas a esta clase de analisis sociol6gico? l,Incluimos todos los productos culturales o s610 ciertas clases de ellos? Cuando examinamos que areas de conocimiento se han sometido realmente a investigaci6n empfrica, encontramos que los sociologos han ignorado casi por completo el pensamiento cientffico y matematico. No niego que hayan existido estudios sociol6gicos de los cientfficos 0 de la comunidad cientffica. Lo que no ha habido, hasta muy recientemente, ha sido una investigaci6n empfrica del conocimiento cientffico y de su construcci6n social desdc una perspeetiva sociol6gica. Ademas, aunque la mayoria de los sociologos del conocimiento han tocado el tema de la ciencia, todos han rechazado repetidamente a priori la posibilidad de que la forma 0 el contenido del conocimiento ciennfico, a diferencia de sus cfcctos 0 su difusi6n, pudieran ser de alguna manera socialrnente contingentes. AI contrario, han argumentado tenaz, aunque insegurarnente en ocasiones, que 10 esencial del conocimiento cientffico es independiente de la influencia social y han intentado justificar esa aserci6n sobre bases filos6ficas. En una palabra, han afirmado que la ciencia es un caso sociol6gico especial porque tiene un status epistemol6gico especial. De resultas de la aceptaci6n general de esta linea de razonamiento, los sociolcgos han dejado el analisis concreto del conocirniento cientffico en manos de los fil6scfos de la ciencia y de los historiadores de las ideas. Despues de muchos anos en los que parecfa que se habfa estahlecido de modo concluyente que el conocimiento cientffico estaba excluido del analisis socio!6gico, el debate ha comcnzado de nuevo. Esto ha side consecuencia, en parte, de los carnbios radicales en la imagen de la ciencia de los filosofos y los historiadores. Durante los alios 60, mientras intentaban responder a 105 problemas tradicionales de sus propias disciplinas, numerosos historiadores y filosofos se hallaron frisando 0 activamente implicados en la interpretacion sociologica de la ciencia. Gradualmente, estas nuevas ideas han entrado en la sociologfa, y ayudado a minar los supuestos epistemologicas que viriualmente han obligado a la sociologfa del conocimicnto a tratar a la ciencia como un casu especial. Conforrne se han ido debilitando las restricciones impuestas por la vieja cpistemologia, los sociologos han procurado ampliar y corregir el trabajo de Ius fil6sofos e historiadores para producir, por vez primera, una genuina sociologfa del conocimiento cieutffico. En los siguientes capftulos describire algunos cambios recientes en la filosoffa y la historicgrafia de la ciencia y tambien ciertos cambios paraleIos en el analisis sociologico. En 10 que resta de capttulo cxaminarc algur.as de las principales aportaciones J la sociologfa del conocimiemo y a la sociologfa de la .ciencia para rnostrar que, aunque ocasionalmcnte ha habido cierta especulaci6n y algo de disenso, la ciencia se ha considerado nabituahnentc co:no un casu sociologico especial, )' tambien para clarificar el analisis filos6fico que subyace a esta posicion.

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VlSI6N SOaOWGlCA

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CIENClA

La vision clasica de la ciencia: Durkheim y Marx Todos los grandes autores de la incipiente sociologia del conocimiento del siglo XIX fueron escepticos sobre la posibilidad de incluir en su ambito a Ia ciencia natural. Vamos a ilustrar esto con respeeto a Emile Durkheim y Karl Marx. Es cierto que Durkheim intent6 proporcionar una descripci6n sociol6gica de la genesis de las categorfas basicas del pensamiento humane y de sus formas de razonamiento. Argwnent6, por ejemplo, que las ideas de espacio y de tiempo, de fuerza y contradicci6n varia~ffil de un grupo a otro y dentro del mismo grupo de n perfodr a otro. Para Durkheim, la existencia de esa variaci6n cultural mostraba que nuestras categorfas basicas y nuestras reglas 16gicas dependen en alguna medida de factorcs hist6ricos y, e~ ~onsecuenci~, sociales (19i5, pp. 12-13). Parece que esto posibilita claramente un analisis del conterudo cognitivo de la ciencia, pues parcce que las conciusiones de cada comunidad intelectual concreta estaran constrenidas, al menos parcialmente, por factores tales como sus recurs os culturales, la estructura de su grupo social y su lugar en la sociedad cn su conjunto. Si bien Durkheim no cede esta posici6n general. modifica no obstante algunos de sus detalles para sustraer el conocimiento cienufico a la consideraci6n ffilalfti~~. En primer lugar, torna medidas para evitar una posici6n completmncnte relativista en la que podrfa considerarse que el origen social de las categorfas y de las forrnas de razonamiento las vuelve totalmente arbitrarias por 10 que a su aplicaci6n en la naturaleza se refiere, EI hecho de que 1;tS ideas de ticmpo, espacio, clase, causa 0 personalidad se construyan a partir de elementos sociales no obliga a concluir que estan desprovistas de todo valor objetivo. Al contrario, su origen social conduce mas bien a la creer que no carecen de fundamento en la naturaleza de las cosas. (1915, p.19) Durkheim llega a esta conclusi6n postula..n.do la unidad del mundo ffsico y el mundo social. Asi, sugiere que la concepci6n que del tiempo tiene un grupo derivara de los ritrnos sociales de su vida colectiva. Pero estos ritmos sociales estaran ligados a, y en un sentido seran parte de, periodicidades mas inclusivas del mundo ffsico, EI mundo ffsico y el social constituyen un ambito general de fcn6menos naturales. De acuerdo con la visi6n de Durkheim, se sigue que las concepciones que surgen de las regularidades sociales seran aplicables a regularidades paralelas del mundo ffsi~o. Sin embargo, aqui el argumento de Durkheim es extremadamente general; ~e aph~a por igual a todo grupo humano, A 10 sumo, establece que todas las categonas derivadas socialmente tendran algun grade no especificado de "objetividad", Pero sigue el problema de c6mo valorar las descripciones divergentes del mundo ffsico ofrecidas por miembros de diferentes grupos sociales. Durkheim [10 parece reconocer explicitamente esta dificultad. Pero su descripcion de la evolucion social muestra que puede emplear y emplea un criterio mas selective de objetividad. La objetividad,
p.429)

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Durkheim describe a un nivel bastantc general ias condiciones sociales que cl cree son responsables de esta transici6n fundamental en el pensamiento humano. Su aserci6n central es que el crecimiento numerico de las sociedades hurnanas y su progresiva diferenciaci6n intema libera de manera creciente la actividad intelectunl de la constricci6n social. El pensarniento cientffico resulta de esa liberaci6n y, por ende, sus conclusiones estan comparativamente intactas por las influencias sociales directas. El pensamiento religioso sobre el mundo natural, originado en sociedades cohesivas y a pequena escala, estuvo perrneado por caiegorfas y supuestos derivados de la vida social. Pero a medida que las sociedades fueron siendo mas complejas y el modo de solidaridad social devino menos restrictivo, fue cada vez mas posible para cicrtos sectores dc la sociedad refinar sus concepciones y sus tecnicas de observaci6n de acuerdo can la realidad del mundo natural. Durkheim sostiene que los conceptos y las conclusiones de la ciencia logran una aceptaci6n cada vez mayor porque son verdaderos y no simplemente, como era el casu de las creencias religiosas al principio, debido a que eran colectivos (1915, p. 437). Asf pues, Durkheim cree posible un analisis sociologico de la ciencia, pero de una forma mas Iimitada que en el casu de otras areas de esfuerzo intelectual. En principio, podemos mostrar como ciertos desarrollos sociales han conducido al surgimienro de la ciencia, podemos invcstigar si la comunidad cicntffica tiene unos rasgos distintivos que permitan la institucionalizaci6n del metoda cicntffico y la virtual climinacion de sesgos, prejuicios y distorsiones intelectuales, y podemos observar como reciben los otros seciores de las sociedades altamentc diferenciadas las perspectivas minoritarins de los especialistas cientfficos, Pod em os hacer todo csto y quiza mas. Pero no podernos ofrecer una explicaci6n sociol6gica del conocirniento cientifico porque, en la medida en que es autcntica;nente cientffico, es indcpendiente de su contexte social. Las ciencias genuinas, como la astronorrua, la ffsica y la biologia sc basan en hechos observables del mundo ffsico . Las conclusiones de estas ciencias se derivan de 10<;hechos, en vez de imponerse sobre cllos. La cicncia representa los fen6mcnos no en tcrrninos de ideas cultural mente contingentes, "sino en terminos de sus propiedades inherentes'' (1938, p. 35). Durkheim emprendi6 su analisis d~ los orfgenes sociales del conocimiento y la creencia como un ejercicio explfcito en sociologla del conocimiento. Como resultado, su veredicto con respecto a la ciencia es relativamentc clare, En contraste, I:.: visi6n de Marx de la ciencia como fen6meno social surge de forma fragmemaria a 10 largo de su examen general de la conciencia, la ideologfa y los modos de produccion. Asf pues, sus conclusiones sobre la ciencia son menos claras y han existido interpretaciones un tanto diferentes sobre el grade en que consider6 los factores socialcs determimban el contenido de 1:1 ciencia. En consecuencia, sera precise considerar brcvernente dos enfoqi. ~s diferentes, que afirman ambos ser fO~las de analisis marxista. (Existen nurnerosos escriios irnportanres sobre Ia ciencia en la tradici6n marxista pero tengo poco espacio aquf pura evaminarlos: por cjemplo, Marcusc, 1902; l Iabermas, 1972). Empeceu.os con aquellas caracteristicas relevantes del trabajo de Marx ochre las que existe poco desacuerdo, La historia de la humanidad ocurre en e1 espacio natural suministrado per el rnundo objetivo, em espacio que las accioncs humanas transforman continuamente. A! :JCLUarsobre el mundo natural, el hombre produce los ruedios de su propia existencia, Las relaciones rcpctitivas entre la genie que surgcn de esta actividad productiva,

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LA VIS16N SOOOWGICA

DE LA OENCIA

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economica,

son fundarnentales en tcda sociedad y consutuyen la principal influeucia sobre sus estructuras generales y sus producciones mentales. En el curso de su actuaci6n sobre el mundo natural el hombre genera conocimiento acerca de ese mundo. Ese conocimiento se formula en respuesta a los intereses y preocupaciones econ6micas de los diversos 'grupos sociales; se halla constreilido par los supuestos ideol6gicos habituales dentro de modos de producci6n particulares; se usa para manipular fen6menos naturales y para apoyar 0, en ciertas circunstancias, transformar las relaciones sociales existentes. EI crecirniento y elaboraci6n del conocimiento cientffico sobre el mundo natural recibi6 un gran impulse con el surgimiento de la sociedad capitalista. Las tareas econ6micas encaradas par la burguesfa en los siglos XVII y XVIII atrajeron la atenci6n sobre ciertas cuestiones tecnologicas que estimularon un enfoque crecienternente practice de las cuestiones de fi1030ff:J natural entre los representantes intelectuales de esa clase. Con el tiempo, la nueva filosoffa natural comenz6 a generar conocimiento cientffico efectivo en la practica, que la c1ase capitalista utilize como un medio dirccto de produccion economica. Como el conocimiento cientffico mejor6 la producci6n, se hicieron disponibles mas recursos para el apoyo a la investigaci6n cientffica. En consecuencia, durante el siglo XIX y basta nuestros dfas, la ciencia ha estado fntimamente ligada a la economfa capitalism y Ius continuas innovaciones tecnologicas que el capitalismo parece requcrir. La burguesfa ... ha crcado fuerzas mas masivas y colosales que todas las generaciones precedeutes juntas. EI sometimiento aI Hombre de las fuerzas de la Naturaleza, la maquinaria, la aplicaci6n de la qufmica a la industria y la agricultura, la navegacion a vapor, 10s telcgrafos electricos ... i,Que otro siglo siquiera presintio que tales fuerzas productivas descansaran en el seno de la fuerza de trabaju? (Marx y Engels, 1965, p. 47) As! pues, el capitalismo necesita y promueve "el maximo desarrollo de las ciencias naturales". (Marx, 1973, p. 409) Tnicialmente, la ciencia natural, como el capitalismo mismo, era una fuerza liberadora; liberaba a los hombres de las supersticiones y confusiones ideologicas del pensamiento religioso. Pero en el momenta oportuno la ciencia devino necesariamente en un recurso explotador al servicio de la burguesfa. En particular, en el ambito de la produccion industrial, la ciencia contribuy6 significativamente a ia "deshumanizacion del hombre" (Marx, 1974, p. 97). EI conocimiento cientffico, objetivo, se uso cada vez mas para crear tecnologfas econ6micas y administrativas qu:! restringieron estrictamente las accioues e iniciativas accesibles a sus "operarios''. A. la unidad de pensamiento y acci6n, concepcion y ejecuci6n, mana y mente, que el capitalismo ameuazo desde sus inicios, la ataca ahora una disolucion sistematica que emplea todos los recurs as de la ciencia 'J las diversas discipiinas de dircccion basadas en ella. EI factor subjetivo de: oroceso de traoajo es desplazado a un lugar entre sus factures oojetivcc incnirnados A 10:; materiales e instrumeutos de produccicn se les aiiade la 'fuerza de trabajo", otro "factor de produccion" ... Este es el ideal hacia el cual la direccion ... usa y modela cada innovaci6u productive proporcionaoa por la ciencia. (Braverman, 1974, pp. 111-2) EI tema central del analisis marxista de ia ciencia es, entonces, que considera a esta ultima CO[110 UP3 creaci6n social y que subraya que sus consecuencias, sus usos y la direccion en la que se desarrolla solo pueden entenderse en relacion al contexto social global. Tiene alguna similitud con Durkheirn; la ciencia se ve desde una perspec-

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M. MUI .•KAY

Aunque Hesser. insiste con fuerza en que la ciencia 110 es "la aceptaci6n pasiva y conternplativa de la realidad, sino ... un medic para llevar a efccto su reconstrucci6n activa", consigue reconciliar esta vision con su fidelidad a la noci6n marxista-leninista

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SOClOWGICA

de que "el conocimicnto

tiva evolucionista, como plies, a en marcha por 105 cambios en It' estructura social v minando la efectividad de las creencias religiosas que ayudaron a rnanteuer fonnas sociales pre-capiralistas. Pero Marx va mas alia que Durkhcim, aunque en modo alguno 10 suficienre.jiacia eJ analisis de la production de In ciencia en las sociedadcs cornplejas y diferenciadas. Marx puede hacerlo porque evita la confianza de Durkheim en una noci6n inherenternente ambigua de simple "correspondencia" entre conceptos y pensamiento, de un lado, y los rasgos generales de la estructura social, de otro lado. Ademas, Marx ofrece una explicaci6n dinamica del proceso social que puede usarse para dcsci ibir algunos lazos entre la ciencia y la sociedad. En particular, subraya que las sociedades estan compuestas nor agrupaciones relativamente distintas, cuyos rniembros tienen intereses opuestos al igual que una capacidad desiguaJ para controlar las accioncs de otros. En consecuencia, la direcci6n adoptada por la ciencia modema, su elevada tasa de crecimiento y su modo de aplicaci6n en la industria y el gobierno pueden cons iderarse como ampliamente determinados por los objetivos tecnol6gicos de un grupo dominante particular, esto es, la burguesia. La burguesia ha sido el unico grupo de la sociedad capitalista capaz de dedicar 3U producto econ6mico excedente para generar nuevo conocimiento cienufico directamente relevante para sus propios objetivos. Pero, lQue hay de la forma y contenido del conccimiento cientffico? En el siguiente pasaje, Marx parece estar cerca de argumentar que las leyes mismas de la ciencia natural son s610 Lilla invcncion para ellogro de objetivos socialmente coruingcntes. Bajo el capitalismo, afirrna: ... la naturaleza deviene simplemente Wl objeto para la humanidad, sirnplemente W1a cuestion de utilidad; deja de reconocerse como WI poder en sf mismo; y e/ descubrimiento teorico de leyes autonomas surge meramente como un ardid para asi sojuzgarla alas necesidades hurnanas, sea como objeto de consume 0 como medio de producci6n. (1973, p, 410, enfasis ariadido) Esta lectura de Marx ha sido desarrollada con mayor plenitud dentro de la tradici6n marxista sovietica, Par ejemplo, en un articulo ya famoso, Boris Hessen (1931) inienta interpretar los Principia de Newton dentro de W1marco marxista. Prescnta datos para mostrar, ante todo, que existi6 una estrecha idemidad entre los problemas tecnicos cemrales a los que hicieron frente los empresarios de la economia capitalista emergente durante el nerfodo de Newton y los principales problemas cicntfficos formulados por los fil6sofos naturales en ese tiempo (vease tambien Merton, 1938). Tambien intenta mostrar que estos mismos problemas tecnicos constituyeron el rnicleo del influyente trabajo de Newton. En consecuencia. el trabajo de Newton puede considerarse en parte como una respuesta indirecta de 10s intelectuales de Ia clase burguesa alas diiiculrades surgidas en el curse de la produccion econornica. Sin embargo, el contenido de los Principia de Newton no puede explicarse de forma tan simple. Aunque el factor econornico es iundan.ental en la concepcion materialista de la historia, para Hessen eso no implica que sea la unicc iafluencia determinante sabre cualquier CO,ljW1lOparticular de i
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DE LA ClENClA

cienufico

genuine de las .eyes (S!i ;r~..:-es(,hist6rico conducen

con ferrea e irrefutable necesidad' a ciertas cooclusiooes ;'-'·;.i:icas \Hessen, 1931, p. 211). La posici6n de Hessen no deja de ser ambigua 0 ire.:::,--:L Sin embargo, no interne profundizar en el exarnen del ensayo de Hessen, ni ,'2.'::".4 5US meritos y defcctos. Simplemente, me sirve para ilustrar que Marx puede inte:;Te~~ en un scntido fuerte, esto es, implicando que el contenido del conocirniemc cienufico estabiecido debe tratarse en gran medida como resultado de procesos sociaxs especificables. En conjunto, sin embargo, la sociologia academica no ha adoptado esta lectura Je Marx. Merton, por ejemplo, tras senalar que el analisis marxista permite :1. diferentes esferas de producci6n mental varios grados de independencia de su base ecoaomica. decide que Marx y Engels consideran que la ciencia posee el mayor grado C
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criben que: ... la ciencia deviene ideologia y les cienuficos. ideologos. i.1 ~6mo es esto? Como el mundo material controla los limites de la interpretacion delos cicntificos en su propio trabajo, la respuesta esta, como Marx y Engels vieron, fuerc del estricto area de invesrigacion. donde los cienuficos. l.berados de esas constricciones, hablan (tfpic::rnente en nombre de la ciencia) pura ideologfa. En nombre de la ciencia, invocando la neutralidad, la tecnica y su calidad de expertos, los cientifi-

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apoyan a los estratos gobernantes

... (1976, pp. 8-9).

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M. MULKAY

LA

Los autores distinguen en este pasaje cr.tre ias deruandas cc conocimie.ito tecnico que un cicnufico haee dentro de su propia red de invcstigacion Y las afirmacioncs que hace en otros contextos sociales. Insimian que, normalrnente, alas primeras las controla la naturaleza del mundo fisico. Dcbe adrnitirse, por supuesto, que a veces .Ios cientificos sufriran presiones sociales para que propongan asereiones cognitivas injustiticadas..Pero mientras los criterios tecnicos de adecuaci6n aplicados por la comunidad investigadora no se vean afectados por la interferencia exterior, habra otros especialistas que juzguen inadecuadas estas pretensiones socialmente gener udas y la, rechacen. Asf pues, las pretensiones de conocimiento que lleguen a ser aceptadas como validas en un area de investigaci6n especffica pueden considerarse como no-ideoI6gicas. Ofrecen una descripcion precisa de ciertas caractcrfsticas del mundo ffsico y, en consecucncia, su contenido es independiente de las relaciones sociales y de los intereses ercados de los participantes. Pero la situaci6n es bastante diferente en otros coruextos socialcs. Los no-cientfficos, y los especialistas en otras areas, raramente poseen la cornpetencia tecnica precisa para evaluar la adecuaci6n de una afirmacion particular de un cienufico. Por tanto, podra usar su conocimiento especializado para facilitar una aparente racionalidad tecnica alas pohticas que expresan sus propios intercses 0 los intereses de otros grupos en cuyo beneficia actue.

SOCIOWGICA

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minadas y rcalmente cicntfficar que surgir.an deruro de la sociedad socialista (veasc 1931, pp. 211-12). En la siguiente secci6n examinare el trabajo de otros dos importantes autores de la sociologfa del conocimiento. Ello me permitira empezar a explicitar algunos de los supuestos filos6ficos que subyaccn a la tendencia a considerar la ciencia como un ti po especial de problema sociol6gico. Otras versiones mas recientes: Mannheim y Stark Habitualmente se considera a Karl Mannheim como una figura central en el desarrollo de la sociologia del conocimiento (vease Curtis y Petras, 1970). Su trabajo es complicado; su postura sabre ternas cruciales cambi6 sin duda a medida que sc desarrollaba su pensamiento, y nunca ofreci6 una clara exposici6n final de su marco deanalisis, No intentare, por tanto, dar una descripci6n general de su interpretaci6n de 1a creaci6n social del conocimiento. En vez de eso me centrare estrechamente en su tratamiento de la ciencia como lema de estudio sociol6gico. La sociologfa de la ciencia de Mannheim incluye varias ideas tornadas directamente del marxisrno; por ejemplo, la creencia en la importancia de los intercscs econ6micos y los agruparnieutos de clase, y en el caractcr ideol6gico de la mayor parte del pensamiento social. t. 10 largo de su obra, Mannheim intento ampliar la noci6n rnarxista de "base existencial" para cubrir las generaciones, las sectas y los grupos ocupacionales; tambien cornplemento el concepto de "ideologia" con un concepto asociado de "utopia"; v document6 historicamente las conexi ones entre el pensamiemo y los factorcs sociales por medio de varios estudios empfricos. Pero en su obra combin6 la vena rnarxista con elementos tornados de la tradicion academica gerrnanica del pensarniento neo-kantiano (Mannheim, 1952, p. 5). Una de las principales ideas que adopt6 de esta tradicion fue que debe hacerse una distinci6n radical entre los metodos y los conceptos de las ciencias naturales, de un lado, y IDS de las ciencias sociales y el pensamiento historico,

Las afirmaciones de los cienuficos en un contexto social mas amplio. en surna, seran a menudo ideol6gicas; pero 10 disimulara su contenido tecnico y la capacidad de los cientfficos parrr invocar que los "hechos objetivos del mundo natural" llevan irremediablcmente a ciertas conclusiones econornicas, politicas y sociales, Este es el tipo de analisis que genera la aproximaci6n marxista de los Rose. Su enfasis es clara.mente diferente de los de Merton y Durkheim, y llama nuestra atenci6n sobre cuestiones importantes que este ultimo ignora en gran medida. (Volvere sobre algunas de estas cuestiones en el capitulo final). No obstante la lectura de Marx que hacen 105 Rose parece coincidir con la de Merton en UII punto crucial. Para iodos ell os, el analisis marxista reconoce que las asevcraciones cognitivas de los cicmfficos dentro de su estricta area de investigaci6n no son ideol6gicas. As! pues, pese a 511S importantes diferencias annlnicas, 10s autores que hem os examinado hasta aqui, con I;: posible excepcion de Hessen, estan de acuerdo al menos en los siguientes puntos: primero, que la ciencia florece en macro-sociedades industriales (capitalistas), y que dentro de esas sociedades los cientfficos crean distinras comunidades que regulan la producci6n del conocimiento certificado; segundo, aunque la tasa de crecimicruo, el foco de atenci6n y el usa que se da nl conocimiento cienufico estan en gran medida determinados socialmente, su contenido cs independiente de las influencias sociales: y, terc-ro, que es provable que las comunidades de investigacion cienufica tengan caractensticas sociales especiales que reducen el irnpacto de factores distorsionantes tales como sesg"S, prejuicios ~ irracionalidades ell e! trabajo tecnico de 5US miembros, y que, por tanto, son esenciales para permitir a los cienlfficos generar conccimien;o objetivo. Inc!uso pcdrfamos afiadir Hesser: :! cs:e grupo si ad.nitieserncs su disuncion entre la situac ion en ;a socieuad capitalista y I" que caracteriza alas sociedades socialistas, pues, como hernos senalado antes, Hessen mantiene ia nocion de que dentro del marco marxista-leninista se dispone de leyes de w naturaleza inevitables. Su principal tesis, por tanto, d=be intcrpretarse como una afirmaci6n de que la ciencia de Newton era parcialmente pseudo-ciencia, distoisionada por las relaciones sociales del capitalisrno, y destinada a ser reemplazada poi las Ionnulaciones deter

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de otro lado. Esto se ha discutido ampliamcnte en relaci6n con 105 escritos de Dilthey y otros (Outhwaite, 1975). Mencionare sirnplernente, por tanto, algunos puntos subrayados por Mannheim. En primer lugar, los fen6menos del rnundo material y sus relaciones se consideran invariantes (Mannhei.n, 1936, p. 116). Mannheim se refiere reiteradamente al mundo natural y a los conceptos adecuados para su estudio, como "etemos y estaticos", Sobre esos fenomcuos objetivos, afirrna, s610 puede obtenerse conocimierno valido mediante la observaci6n imparcial y dcsinteresada, y la medicion exacta de datos sensoriales (Mannheim, 1952, pp. 4-16; 1936, pp. 168-9). Debido a que las relaciones empfricas del mundo natural son invariables 'j universales, los criterios de verdad por los que se juzgan las pretensiones de conocimiento son tambien permanentes y uniformes (1936, p. 168). Se sigue que la ciencia natural se Jesarrolla a lo Iargo de una linea ielativamente recta conforme se elirninan Ics errores y se discierne un creciente numero de verdades. En cuma, el conocimiento cientffico se desarrolla a traves de la gradual acumulacion de conclusiones pernnnentemeute validas acerca de un rnundo fisicc estable. Sin embargo, los metod os de observacion imparciales y los concepios esraticos no permiten investigar adecuadamente los productos culturales, pues una correcta categorizacion y comprcnsion de 18s fencrnenos culturales cxige la interpretacion dei significado conferido por 105 actores; y los significados no pucden simplemente observarse como objet.os del mundo exterior. Cada periodo historico y cada grupo social tiene SUS valores y significados privativos. Cada analista parte de su marco de significados

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cultur almente espccffico. Por tanto, ningiin producto de I~, cultura hurnana puede analizarse adecuadamente desde una perspectiva aternporal. La interpretacion de Ios significados es esencialmente dinamica: los representantes de cada sucesivo perfodo historico deben cmprenderla de nuevo una y otra vez y enfrentarse con los rasgos iinicos de cada epoca cultural (Mannheirn, 1952, p. 61). Adernas, no puede haber algo asf como una observacion imparcial y uniforme de los productos culturales. Al contrario, su significado debe adquirirse mediante la participacion y el comprensi6n intuitiva (Mannheim, 1936, p. 170). De aeuerdo con esta caracterizaei6n, que segrega las cieneias y las disciplinas culturales, Mannhcim trata continuamente alas ciencias ffsicas avanzadas como un caso especial desde la perspectiva de Ia sociologfa del conocimiento. ~Tienen los factorcs existeneiales un significado merrunente periferico en el proceso social... 0 penetran en la "perspectiva" de las aserciones particulares concretas? ... La genesis hist6rica y social de una idea solo seria irrelevante para su validez ultima si las condiciones sociales y temporales de su surgimiento no afectasen a su forma ni a su contenido. Si este fuera el caso, dos period os cualesquiera de la historia hwnana solo se distinguirian uno de otro por el heeho de que en el primer periodo ciertas cosas cran aun desconocidas y que todavfa existian ciertos errores que, mediante el posterior conocimicmo, fueron completamente corrcgidos. Esta rclacion simple ... podria ser apropiada en buena mcdida para las ciencias exactas; ... (1936, p. 271). A la luz de varias ascrciones de este tipo y en vista de la importancia que tiene en el pensamiento global de Mannheim la distinci6n entre la ciencia natural y el pensamiento socio-historico, virtual mente todos sus interpretes Ie han considerado plenamente consistente y unfvoco al tratar el couocimiento cienufico como algo mas alia del ambito de analisis socioJ6gico (Mannheim, 1952, p. 29; Menon, 1973, p. 21; Bloor, 1976, p. 8). Sin embargo, si leemos a Mannheim con un cuidado especial, observare!JIOS que, al menos en unas pocas ocasiones, parece vaciJar en este punto. Por ejemplo, la cita anterior continua con la siguiente salvedad: "aunque es verdacf que hoy dia la nocion de la estabilidad de la estructura categorial de las ciencias exactas esta, en cornparacion con la 16gica de la ffsica clasica, considerablemente debilitada". (1936, p. 271). Farece que Mannheim cuestiona en esre pasaje su propia caracterizacion del conocimiento cicntifico como etemo e inmutabJe. Su incertidwnbre en este punto llega a ser mas notoria cuando irata cuestiones episternologicas y finalmente ofrece una resoluci6n al problema en terminos epistemologicos. EI problema epistemologico oasico encarado por Mannheirn, como por Durkheim, es ::1 de la relatividad. La sociologta del conocimiento considera que todc "pcnsarnieruo social", todo pcnsamiento fuera de las ciencias cxactas, es relativo a una posicion social panicular, esta comprometido con una perspectiva particular o se formula de acuerdo con ciertos intereses sociales. Asi pues, parece que en est" esfera no existen criterios generales para juzgar la validez de una afirmacion especifica. Pero la sociologf a del conocirniento es sin duoa parte de este dominie intelectual. Parece s=guirse. oor tanto, que no. hay .nodo de. valorar la validez de sus propias afirmnciones -incluyendo la afirmacion central de que todo conocimiento social esta existencialmente determinado-. Mannheim, desde lucgo, desea rechazar esta conclusion e intenra mostrar que las afirmaciones de las ciencias culturales, aunque de diferente clase que las de las ciencias exactas, aun asi pueden facilitar 'conccimiento verdadero. Al intentar establecer este punto, Mannhein casi lJeg6 a revisar sus supuestos epistemol6gicos sobre las ciencias naturales, pero no 10 hizo.

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Mannheim no abandona de' todo la cicncia como un tenia de invcstigacicn socio16gica )' en unas pocas paginas de "Idcologfa y Utopia" iruerprcta el auge de la ciencia en consonancia general con las linens marxistas (1936, pp. 165-9). Argumenta que la metodologia adoptada por las ciencias avanzadas era un sub-producto de la "Weltanschauung" de la burguesfa ascendente: La vision dcl.mundo de esta clase, que describe como "cosmopolitanismo democraticc", niega el valor del conocimiento personal y cualitativo. Solo se permitia permanecer como conocimiento genuino a las formulaciones universalmente validas y necesarias. Del mismo modo, se puso en entredicho todo tipo de conocimiento que s610 pudieran adquirir ciertos grupos sociales especificos. S610 se buscaba aquella clase de conocimiento que estaba libre de todas las influencias de la "Weltanschauung" del sujeto. De 10 que no se percaiaban era de que el mundo mismo de 10 puramente cuantificable y analizable s610 era descubrible sobre la base de una "Weltanschauung" determinada, Asfrnismo, no se percataban de que una "Weltanschauung" no es necesariamente una fuente de error, sino que a menudo da acceso a esferas de conocimiento que de otra manera estarian cerradas. (1936, p. 168) Cuando la burguesia logro una posici6n de preeminencia social y politica el conocimiento cienufico y su epistemologfa asociada invadieron y dominaron la vida intelectual. En consecuencia, Mannheim mantiene que virtualmerue se ha lIegado a que toda propuesta de conocimiento se evahie segun 18 epistemologta particular derivada de la forma dorninante de conocimieruo cienufico. La particularidad de la teoria del conocimieruo que hoy domina puede demostrarse ahora claramente por el heche de que las ciencias naturales han sido elegidas como el ideal al que debe aspirar todo conocimiento. Es solo porque la ciencia natural se puede separar casi completamente de la perspectiva historico-social del investigador, en especial en sus fases cuantificables, que el ideal del conocimiemo verdadero se construyo de tal modo que todos los intcntos de alcanzar lUI tipo de conocimiento dirigidcs a la comprehension de la cualiJaci se consideran como metodos de valor inferior. (1936, pp. 290-1) En respuesta a esta situaci6n, Mannheirn intents formular una epistemologia altemativa que sea apropiada para el conocimiento cualitativc y ex.istencialmente detenninado y que este de acuerdo con las conclusiones de su propia version de la sociologia del conocimiento. ' Para Mannheim, la sociologia del conocimiento ha mostrado que la "epistemologia positivista" de la sociedad burguesa es parcial y resulta de una "Weltanschauung" particular y limitada, Esta epistemologia es inadecuada, por tanto, en el sentido de que no sabe reconocer sus propias limitaciones y su dependencia de supuestos historicamente especfficos, Eu consecuencia, su aplicacion futura dcbe confinarse al ambito especial del conocimiento sobre P~ mundo fisico, el unico dondc es apropiado, y de be complementarse con una episternologfa mas amplia que reconozca el caracter parcial de toda perspective! humana. Hoy podernos (Mannheim cscrib.a en ros anos 30), de lID mcdo que era irnposible antes dc: iiuvcll:,lIk'iiO Ul:O 1" sociologfa de! conocimiento, tratar el conocimiento simacionalmerue exento como un caso marginal y especial del situacionalmente condicionado. Desde esta posicion epistemologica, 3(; asun ie "la estructura inherenternente relacional del conocimiento humane (en la misma medida eTI que se admite sin dudas la naturaleza esencialmente perspectivista de los objetcs percibidos visualmente) ... no pretende afirmar que los objetos no existen 0 que es irnitil y futi.!

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ccnfiar en la observaci6n s.no mas bien flue las respuestas que obteuemos alas preguntas que hacemos aI objeto de estudio estan, en ciertos casos, en la naturaleza dc las cosas, y s610 son posiblcs dentro de los lfrnites de la perspectiva del observador" (1936, p. 3(0). Esto no significa que abandoneruos la noci6n de "objeiividad" 0 la posibilidad de establecer "hechos", Mas bien significa que nuestra concepci6n de la objetividad debe cambiar. No hace falta negar que la gente puede alcanzar a menudo 10 que creen conclusiones "objetivas" sobre fen6menos particulares, esto es, conclusiones que son verificables mediante la aplicaci6n de procedimientos establecidos. No obstante, epistemol6gicamente, estas conclusiones objetivas deben considerarse incompletas, producto de una perspectiva especffica y abiertas a revisi6n en nuevas situaciones sociales donde l\eguen a regir otras perspectivas. En el caso de observadores diferentes que trabajan dentro de un marco de referencia comun, la objetividad debe concebirse como la aplicaci6n de criterios consensuados de adecuaci6n a pretensiones de conocimiento concretas (1936, pp. 300-1). Cuando los participantes tienen diferentes perspectivas, sin embargo, la objetividad s610 puede lograrse de "un modo mas indirecto". Mannheim sigue tratando a la objetividad como indistinguible del consenso intelectual, pero arguye que este ultimo s610 sera posible en tanto en cuanto los resultados de cada perspcctiva se traduzcan reciprocamente y reconciliados, normaln.ente a un nivel '11;1Sgeneral. Esta noci6n de marcos de referencia divergcntes cs central para su nueva cpistcmologta. (Mannheim escribi6 dos versiones alternativas de su teorfa del conocimiemo, pero ainbas versiones depend en de este principio para resolver las diferencias entre perspectivas especfficas dentro de una formulacion mas comprehensiva). Cuando haya de elegirse entre perspectivas, se otorgnra preeminencia a "la que evidencie la mayor comprehensi6n y la mayor fertilidad en e! emplco de materiales ernpfricos'' (1936, p. 301). Asf pues, la vieja y estatica concepci6n episternologica de que las aseveraciones corresponden alas realidades de un mundo directamente observable se ha abandunado para ta mayorfa de los arnbitos de pcnsamicnto -y quiza para el pensamiento en su totalidad-, Habremos de reconocer a la determinacion situacional como un factor inherente del conocimicnto, tanto como la teona del relacionismo y la teona de la base earnbiante del pensarniento ... debemos rechazar la noci6n de que existe una "esfera de verdad en s; misma" como una hip6tesis distorsionadora e injustificable. Es

instructive senalar que /as ciencias naturates parecen estar, en algunos aspectos, en una situacion estrechameute andloga ... (1936, p. 305, enfasis anadido). Esta ultima oraci6n nos retrotrae al "caso marginal y especial" de la ciencia. En el texto de Mannheim la sigue una sola pagina que discute ciertos desarrollos de la ffsica moderna que entonccs eran bastante recientes. EI proposito de ia discusion era rnostrar que las certidurn Lres establecidas de la ffsic~ clasica parecfan entonces estar dando paso a un marco de ideas mucho mas "relativista", Mannheim senala que en la mecanica c'.l;\;;tica nab.a llegado a considerarse como imposibre conceuir rnedidas independienics de las aCCi0f1CS~' las tecnicas incluidas en b. medida. Scnala que las relaciones ernpiricas a nivel sub-at6mico se consideraban inhcrcntcmcnte indeterminadas y que las r ociones tradicionales sobre pal tfculas con una localizacion especifica y una trayectoria dinamica definida j averiguable habfan sido abandonauas. Y, claro, menciona la teona de la relatividad de Einstein y c6mo introdujo la posicion del observador en las propias ecuaciones de la ffsica (15;36, pp. 305-6). .Mmmheim piensa que esta tendencia de pensamiento en ia ciencia natural, en su

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"relacionismo tacite". es sorprenoentementc similar a la suya. En este punto de la discusi6n parcce posible que Mannheim llcgue a rechazar su previa descripci6n neo-kantiana del conocimiento cienufico como fonnado por verdades universales y estaticas; que afirmase que el conocimiento del mundo ffsico, como cl del mundo social, depende de la c1ase de prcguruas que plantcamos, de los prop6sitos del conocedor y de sus perspectivas socialmentc derivadas. No habrfa inconsistencia episternologica alguna en que Mannheim adoptase esta posici6n pues su cpistemologfa relacional suministra la "objetividad" de las aserciones cognitivas enraizadas socialmentc; y no es n.enos convincente decir que el compromiso activo a una perspectiva parcial revelara verdades acerca del mundo ffsico que hacer la misma afinnaci6n COIl respecto al mundo social. Mas aun, esa lfnea de razonamiento habna permitido a Mannheim cvitar tratnr a un importante area de conocimiento como una excepcion parcial a sus principios episternologicos generales, y lc habria permitido emprender un analisis sociol6gico de csas recientes y enigmaticas transfonnacioncs en la ffsica moderna. Sin embargo, pese a estas potenciales ventajas, Mannheim retrocede ante la conclusion de que, de algun modo, el conocimiento cicnufico es socialmente contingente. No da el paso decisivo de decir que su epistemologja alternativa abarca las ciencias ffsicas tanto como las disciplinas historicas. Ticne buen cuidado de afinnar que 105 dos ambitos s610 SOIl andlogos. Sus episternologfas apropiadas SOIlparalelas pero distintas, El mejor modo de considcrar el relacionismo de la ciencia ffsica cs como un caso especial del principio general del relacionismo. Lo que parece querer decir COIl esto es que, rnientras el conocimiento disponible al observador en la esfera socio-hist6rica se relaciona nccesariamente con su posicion social, el bagaje cultural, los intereses de grupo. etc., el conocimicnto accesible al observador. del mundo ffsico s610 esta constrenido necesariamente por su posici6n en el tiernpo y en el cspacio. Asl, Mannheim a1canza una posici6n final desde la que ambos iipos de conocimiento se consideran como inherentcmente limitados y revisables: pero mantiene la distincion entre las dos esferas aI afinnar que las limitaciones 0 constrenimicntos esenciales a cada dominio intelectual son de caracter bastante diferente. En suma, podemos decir que Mannheim Ita hecho tres cosas en StJ discusi6n de la epistemologfa. Ha intentado restringir el ambito de la "epistemologia positivista" a la esfera de la cieneia natural. Ha intentado delinear una epistemologfa relacional altcrnati va para el pensarniento socio-historico, dcterminado existencialmentc, Y ha abierto la posibilidad de que la antigua epistemologta ni siquiera sea enteramente adecuada para las ciencias ffsicas avanzadas. Pero ha resuelto sus dudas sobre el status eel couocirniento cienuficc sin cuesuoaar seriamente la episiemologfa ortodcxa y, en consecuencia, sin abrir la puerta a una sociologia de la ciencia madura. VIla posible raz6n por la que Mannheim no continu6 en esta direccion pudo se. que su vision del desarrollo cientifico dependia completamente del trabajo de los historiadores de la ciencia, por !o que debi6 esperar a que surgieran estudios adecuados en ia nistoria de las idees, y estes cstudios no llegaron hasta despues de su muerte. Perl), ademas, existe el hecho de que Mannheim fonnul6 la mayor parte de su pensanucnto en terminos de la distincion epistemologica entre el conocimiento cient.fico y cl socio-historico, Para habcr intentado una revision seria de la episternologfa asociada CO!] la ciencia natural habrfa sido necesaria una revision general de su propio corpus suciol6gico. He afirrnado, pues, que algunos pasajes de la obra de Mannheim contienen el germen de una nueva vision filos6fica de Ia ciencia, mas favorable que la visi6n estandar a la posibilidad de U:1a aproximacion sociologica al conocimiento cientifico.

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Pero, (lor 10 cormin, estos pasajes han sido olvidados han sido iruerpretados de forma que resulten plenamente consistentes con la idea expresada con mayor frecuencia por Mannheim de que la ciencia constituye un caso epistemol6gico, y por tanto sociologico, especial. Dcsde Mannheim, esa perspectiva se ha consolidado firmernente en la sociologfa del conocimiento. Los cscritos de Werner Stark, publicados aproxirnadamcnte veinte anos despues de que apareciera "Jdeologfa y Utopia", 10 ejemplifican bien. En la descripci6n de Stark de la sociologfa del conocimiento, ya no se cuestiona el status del conocimiento cientffico. Las reservas episternologicas de Mannneim han side olvidadas y argumentos que estaban en buena medida implfcitos en Mannheim, Stark los adcreza clara y cxplfcitarnente para excluir a la ciencia de la consideraci6n sociol6gica. Stark ernpieza por afirmar el que considera como supuesto necesario sobre el mundo ffsico, esto es, que posee una permanencia fundamental. Existe algo inhcrente al mundo natural, sugiere, un determinado estado de cosas que los cienuficos puedcn ubservar y rcpresentar con exactitud y completitud cada vez mayores. Es porque los ffsicos pueden alcanzar una correspondencia permanente entre una naturaleza invariante y sus propias formulaciones que; son capaces de establecer el grado de consenso intelectual que lcs distingue. EI consenso cientffico es un producto de la objetividad del conocimiento cientffico. Esta situaci6n, sin embargo, no se aplica a todo 10 que se denomina ciencia. Como Mannheim, Stark crce que existe una diferencia fundamental entre quicncs se intcrcsan par el mundo ffsico y quicnes 10 hacen por la sociedad. "Los hechos de la socredad son hechos, e incluso re-hechos, por nosotros, mientras que los hcchos de la naturaleza no 10 son. Son datos en un sentido mucho mas estricto del termino" (Stark, 1958, p. 165). La segunda noci6n clave en el analisis de Stark parece al principio algo inconsistente con la anterior, pues, tras mantener que hay una correspondencia directa y aproblematica entre el autentico conocimiento cientffico y 105 estables fen6menos naturales, anade que otra raz6n por la que el conocimiento del mundo ffsico es cwnulativo y fiable C3 que ese conocimiento se formula siempre desde una perspectiva organizada en terminos de eficiencia tecnica . ... mientras que el hombre ha cambiado mas de W1a vez su 6ptica para la consideraci6n de los hechos sociales, de modo que estos hechos aparccen ante el bajo aspectos siempre nuevos, y a menudo sorprendemes, siempre ha mantenido la misma 6ptica para examinar los hechos de la r.aturaleza ... de modo que estos hechos siernprc Ie han oirecido la misma cara. Simplemente ha aprendido a mirar de mas cerca ... Quieralo 0 no, cn toda circunstancia, deoe perseguir, jW1tO a otros, 105 valores econcmicos y tecnologicos, 105 valores de la ciencia. (1958, p. 166) La dependencia del ccnocirniento cientffico de W1a perspectiva particular sobrc, o W1a actitud hacia, el mundo natural parece a prirnera vista debilitar la creencia en la certidumbre y el caracter definitivo de est conocimiento. EI conocirniento cienufico parece haoer llegado a ser socialrnente contingente, en alguna medica. Pero ~wrk resu-lve cste problema al postular que ::1 valor central que gu.a 105 intenros del hombre por en lender el rnundo natural ha sido necesariamente siempre el rnismo. Los hombres no solo han querido siempre entender la naturalez» para poder controlar los procesos naturales sino que, desde la optica de Stark, no tienen otra altemativa, Por tanto, el contcnido factual de Ia ciencia esta in as alla del ambito de indagacion sociologica porque es universal; Es el producto de la aplicaci6n acumulativa de W1a perspectiva uniforme a un mundo natural determinadu. Esa visi6n del conocimiento cientffico tiene muchas otras implicaciones, algunas

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de las cuales han side ilustradas por Stark. Una implicacion obvia es que, como el corpus de conocimiento que se ha construido a 10 largo del tiempo es esencia!mcnte el mismo, no pucde haber W1 cambio de significado en la base factual de la ciencia. EI verdadero 'conoclmiento cientffico puede formularse s610 de un modo. EI corpus de conocimiento deviene cada vez mas comprehensivo con el paso del tiempo. pero la base factual genuina no se revisa ni se reformula nunca. Una segunda implicaci6n es que el descubrimiento cientifico es diferente del de otros ambitos de nctividad cultural. En la ciencia, el descubrirniento consiste, no tanto en crear nuevos significados como en la filosoffa y las artes, como en reconocer las realidades que, en algun sentido, ya existen. Por ejemplo, " ... el astr6nomo simplemente intenta captar los datos, 105 datos preexistentes: eUos le controlan enteramente ... el cientifico deja que le influya la verdad objetiva de la realidad, el hombre de cultura expresa los valores en 105 que cree" (1958, p. 167). Sin duda, Stark se percata de que los datos de la ciencia pueden conceptualizarse e interpretarse a varios niveles de generalidad, y que ciertos niveles y concepcioncs s610 podrfan ligarse a observaciones empfricas indirectamente. No obstante, el considera a los nivelcs mas altos de analisis como un apendice rnataftsico aI conocimiento cientffico real. La rnetaffsica tie la fisica, acepta, podrfa estar influida, e incluso determinada, por factores sociales. Pero los acompanamientos rnetaffsicos pucden scpararse de la ciencia positiva. "Debido a que la eiencia siempre pregunta: que es, mientras que en las cuestiones planteadas por la metaffsica siernpre reCUITe la ultima y diferente cuesti6n de iPor que?" (1958, p. 175). Stark ofrece como ejempIo de conocimiento positivo y factual la proposici6n de que 105 cuerpos pesados caen con aceleraci6n. Otro caso es la proposici6n, tomada de la teona darwiniana, de que "la vida es una lucha continua por la supervivencia en la que 105 relativ:unente debilcs son progresivamente clirninados y s610 los relativamente fuertes sobreviven" (1958, p. 170). Este es W1 ejcmplo particularmente interesante porquc la tesis darwiniana puede considerarse que Jeriva en ultimo termino del analisis de Malthus de la dinarnica social. Stark argun.enta, sin embargo, que incluso este no es W1ejernplo donde el conocimiento cienufico genuine haya side significativarnente moldeado oor factores sociales. Los desarrollos sociales no detenninan el contenido de los desarroIIos cientfficos, sencillamente porque no determinan 105 hechos naturales; pero podrfan abrir los ojos a los cienuficos hacia hechos naturales que, aunque pre-existentes y pennanentes, no hayan sido descubiertos con anterioridad. Esto es 10 que sucedio cn el caso del darwinismo ... (1958, p. 171). Cualesquiera que scan sus ongenes, en op; 0;6n de Stark la proposici6n darwiniana es absolut::unente verdadcra. Se ha dernostrado que es W1a afirmacion que resume los hechos de la naturaleza yes, por tant», irrevisable. Los hechos de la naturaleza estan mas alla de! control humane. En consecuencia, el contenido de cualquier proposici6n que incluya tales hechos no puedc estar dete-rninado por factores social-s. Stark J!!iJntier.e que existe "motive r:~~;:1 :~(:6j"f~"en r,~neche de que lcs principales movimientos en la sociologfa del ccnocinuento hayan esiado de ocucrdo en todos 105 puntos esencialcs con su caracterizaci6n de la cieucia (1958, p. 16:), " ciia a autores tan diversos como Man" Lukacs, Mannheim, Alfred Weber y Merton para ilustrar este consenso. La discusion anterior ha dejado claro que ha habido menos certcza entre 105 soci61ogos del conocirniento sohre la naturaleza de la ciencia de la que Stark parece suponer. No obstante, creo que esta basicameute en 10 cierto si se estima que ha querido decir que la mayorta de los autores en este campo han operado dentro

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de Ius iunites de una rnisrna filusofh del conocimiento cicnt.fico estandai. Es en gran medida porque los sociologos del conocimiento han sido incapaces de ofrccer una altemativa seria a la vision epistemol6gica ortodoxa de la cicncia, que sc han visto forzadosu una posicion desde In cual el conocimicnto cienufico y Ius actividades intelectualcs de los cientfficos debian ser tratados con una deferencia especial (para una discusi6n del "inductivismo'' en la his/aria de la ciencia, vease Agassi, 1963). En la proxima secci6n, delineare brevcmcnte la "vision standard de la ciencia" que ha estado implfcita en la discusi6n, y en la siguiente mostrare como .e han influido los estudios de 105 sociologos sobre el mundo social de la ciencia.

La vision estandar del conocimiento cientifico La mayoria de los sociologos del conocimiento

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han adoptado una versi6n \I otra de 10 que Scheffler (1967) ha lIamado "Ia visi6n estandar de la ciencia". Con esto no quiero decir que todos hayan refrendado cada afirmaci6n de las que hare luego cuando intente resumir la versi6n estandar, sino senalar que, normal mente, los sociologos han formulado su pensamiento sobre la ciencia como un fen6meno social dentro de ese marco de supuestos, aunque diversos analistas hayan usado esa visi6n estandar de diferentes modos y con diverso enfasis, Ellector hallara que todos los puntos principales contenidos en los siguientes parrafos han sido ilustrados ya en la discusion anterior. Desdc la perspectiva de la visi6n estandar, el mundo natural debe considerarse real y objetivo. Sus caracterfsticas 110 puecen estar detenr.inadas por las prcferencias 0 intencioncs de su observador. No obstante, estas caractensticas pueden ser representadas mas 0 rnenos fielmente. La ciencia es la empresa intelectual que se ocupa de ofrecer una descripci6n exacta de los objetos, procesos y relaciones que ocurren en el mundo de los fen6menos naturales. En la medida en que el conocimiento cientifico es valido, revel a y encapsula en sus afirmnciones sisternaticas el verdadero caracter del mundo. Ya 10 dijo Galilee: "las conclusiones de la cicncia natural son verdaderas y necesarias, y el juicio humano no ticnc nada que vcr con ellas" (1953, p. 63). Aunque, en cierto senti do, el mundo natural sufre movimieruos y cambios continuos, existen unifcrmidades subyacentes inmutables. Estas regularidades empfricas basicas pueden expresarse como leyes universales y pcrmanentes de la naturaleza, que nos uicen 10 que se cwnple en todo momento y lugar. La observaci6n afectivarnente neutra y no sesgada surninistra la evidencia sobre la que se construyen estas leyes. La creaci6n de conocimiento cientffico "empieza con la sencilla y lIana evidencia de los sentidos, con la observacion inoccnte y libre de prejuicios ... y edifica sobre ella I~ gran mansion de la ley natural" (Medawar, 1969, p. 147). Lo cierto es que las leyes observacionales no son mas que proposiciones generales que resumen un cuerpo de evidencia factual fiable. La validcz de los fundamentos ~actieos del conocimiento ciennfico puede garantizarse con un alto grade de confianza delido :l ~ue la ciencin ha desarrollado estrictos criterios, por cjeruplo, en relaci6n con los proceoimientos expcrimeruales. mediante los cuaies evahia las pretensiones de conocimie.uo emp.rico y se asegura la rcpiesentacion exacta de :0S fenomcnos empiricos. Asi, gracias :' que sauslace esos criterios tecnicos e impersonales de adecuacion, cl conocirruento cientffico acep.ado es independiente de Iactores subjetivos, como el prejuicio personal, la implicacion emocional y el interes propio, que de otro modo podrfan distorsionar la percepcion del mundo exterior de los cientfficos. Aunque el grueso del conocirniento cientifico es basicamente ernpfrico, contiene generalizac.ones de alto nivel que ;;0 SO'1 lcyes observaciouales y que en algunos cases no pueden 'derivarse directamente de las observaciones 0 ser cumprobados con ellas.

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LA VISION SOCIOulGICA

DE LA ClENCIA

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Estas proposiciones 1l1{L~ absu aetas y mas especulativas ticnen un rol in.portarne en el pensamicnto cientffico explicando regularidadcs obscrvadas, coordinando leyes observacionales aisladas en marcos intelectuales coherenrcs y en ocasiones revelando fen6menos observables que previamente eran desconocidos. En ciertos casos, cl desarrollo de nuevas tecnicas de observaci6n lleva a la confirmacion directa de esias especulaciones abstractas que. con el tiernpo, lIegan a ser indistinguibles de las leyes observacionales ordinarias (O'Neil, 1969). Pero no haec falta imaginar que las leyes te6ricas representen realmente las realidades del mundo natural. No debe sorprender, por tanto, que, a menudo, los cientfficos las abandon en cuando su utilidad lIega a su fin, como ocurri6 con las afirmaciones sobre el "eter". Asf, debe distinguirse de modo fundamental entre leyes observacionales y leyes te6ricas (Nagel, 1961, cap. 5). Estas son revisables y prescindibles, aquellas no. Mientras las primeras tratan de hechos observables, las ultimas tratan, a menudo, con entidades inobservables. Sin embargo, la mayor parte del trabajo se orienta a verificar o comprobar las leyes teoricas, Cuando una Icy te6rica genera inferencias que no se apoyan en la observaci6n, 0 se revisa de acuerdo con la nueva evidencia 0 se la rechaza en favor de una hipotesis altemativa. En los casos inciertos se probaran varias hip6tesis hasta que se encuentre una que encaje con la totalidad de los datos. Esta hip6tesis se conviertc entonces en una ley tcorica alternativa. Ahora bien, el cambia y la revision consiantes a nivcl teorico, no son incompatibles con cl desarrollo acwnulativo a nivcl factual. Normalmente, los hechos establecidos incluidos en una ley teorica abandonada pasan a su sucesora que, adernas, incluira dentro de su alcance algunos hechos sobre el mundo natural certificadas por vez primera. "Asf es como la cicncia puede ser acumulativa a nivel observacional 0 experimental pese a su falta de acumulabilidad a nivel te6rico. A 10 largo del visible flujo de creencias cientificas cambiantes existe, . pues, un crecimiento firme del conocimiento, que representa el progreso en la com presnion empfrica" (Scheffler, 1967. p. 9). Las leyes observacionales basicas de la ciencia se estiman verdaderas, prim arias y ciertas, porque esuin incorporadas en el diseno del rnundo natural. Descubrir una ley es como descubrir America en el sentido de que nmbas esiaban va alii en espera de ser reveladas (MacKinnon, 1972, p. 16). Desde el inomento en que se ha descubierto una ley observacional, se aplica universalrnente y exige un reconocimiento universal. Podrfa existir algiin espacio limitado para la variaci6n cultural con respectoa las especulaciones te6ricas, dado que su contenido no esta completarnente determinado por los datos observacionales, Pero la mayor parte del conocimiento cientffico, al estar directamente enraizado en la evidencia empfrica, es necesariainente independiente de la sociedad 0 tiel grupo especializado que 10 alumbro por prirnera vez. El origen social del conocimiento cientffico es casi completamente irrelevante para su contenido, dado que este Ultimo esta determinado por la naturaleza del mundo ffsico mismo,

La sociologfa oe la ciencia En el curse de la investigaci6n sociologica de la ciencia, esta epistemologia estandar se ha expuesto de manera rompletamente explfcita en a!guna ocasion. Quien 10 lla hecho mas claramente ha sido De Ore, quien en su introduccion a la sociolog.a de la ciencia afirma que "existe un mundo real independiente de nuestro conocimientn sobre el; que este rnundo real es hast:'. cierto punto cognoscible mediante un proceso de aproximacion: y que el conocimiento es verdadero en la rnedida en que se aproxima o es isom6rfico con la estructura de la realidad" (1955, p. 37). La implicaci6n central

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MULKAY

de estos supuestos, concluyc De Gre, es que la sociologfa no debcrfa interesarse por el contenido cognitivo real de la ciencia, ni por el conocimiento certificado como tal, sino por las condiciones soeiales que hacen posible alcanzar el conocimiento objetivo, Pocos sociologos de la cicncia han sido tan expuciios como De Gre sobre sus presupuestos filos6ficos, pero todos ell os han adoptado basta haec poco su aproxirnacion al estudio ernpfrico de la ciencia, Toda la tradici6n de estudio sociol6gico de la ciencia, dentro de la De Gre escribe, que se inicia con la investigacion pionera de Merton en los anos 30 y que continua a 10 largo de los 30 anos posteriores aproxirnadamente, ha evitado sisternaticamente el examen de 10 fundamental del pensamiento cientffico (Mulkay, 1969). Nos lia ofrecido "una sociologfa que trata de los prcsuntos compromises normativos fijos de los cientfficos, pero que presta escasa atencion al significado social de sus patenternente cambiantes cornprornisos cognitivos" (King. 1971. p. 15). Aunque esta cita expresa algo importante sobre la principal tradicion en sociologfa de la ciencia, seria erronco inferir de ella que los soci61ogos s610 se han irueresado por la investigacion de la estructura normativa de la ciencia. Asf, por ejemplo, Merton, con diferencia la figura mas influyente en este campo. ha estudiado la asignaci6n de recompensas en la ciencia y ha analizado los factores economicos, tecnologicos y militares que facilitaron el surgimiento y el crecimiento de la ciencia moderna. Pero es cierto que la descripcion de ese "complejo de val ores y nonnas que se han considerado como obligatorios para el hombre de cieucia" (Merton, 1973, pp_ 268-9), Y que se considera dccisivamente implicado en la generacion de conocimieruo certificado, ha sido un tema consistentc y recurrer:te en la sociologfa de la ciencia. Es en la descripci6n de los sociologos del supuesto "ethos de la ciencia" donde los presupuestos epistcmologicos se vuclven mas evidentes y ejercen mas claramente su influencia sabre el contcnido del analisis sociol6gico. La naturaleza del "ethos cientffico" fue esbozada primero por Merton como parte de su tesis de que el puritanisrno del siglo XVII habfa contribuido significativamente al nacimiento de !a ciencia moderna en Inglaterra. Merion argwnent6 que el complejo puntano de valores condujo a una "promocion de la cieucia moderna en gl an medida involuntaria" (1970, p. 136). Los puritanos subrayaron valores culturales tales como la utilidad, la racionalidad, el empirismo, el individualismo, el anti-tradicionalismo y el ascetismc rnundano, Este conjunto interrelacionado de val ores y normas se consideraba paralelo alas caracterfsticns de la ciencia (1970. p.137). En consecuencia, el marcado crecimiento en la actividad "cientffica" que ocurrio durante el siglo XVII podrfa verse, al menos parcialrnente, como un efecto imprevisto del creciente don.inio del movimiento puritano. A causa de sus valores rcligiosos, aquellos puritanos que participaron en el debate filos6fico tcndieron a centrarse en cuestiones empfricas y disponer estas cuestiones dc manera racioual, metodica e impersonal. (Los fnctores socio-economicos se consideraron importantes en 10 que ataiie a centrar el interes sobre ciertas clases de problemas ernpfricos). EI hecho de que los puritanos cstuvieran sobre -representados entre los afiliados a la nueva filosofia natural y entre los miembros fund adores de la Royal Society fu- una fuerte evidcncia de que exisua una conexion entre el puritanismo y el establecaniento de la comunidad cientffica moderna. En reinglin momento de su analisis intenta M~rton cstablecer una conexion directa entre los valores puritancs y los productos intelectualcs del esfucrzo cientffico. En realidad, deja baSI31He claro en un articulo posterior que los hallazgos eubstantivos de la ~i~nc!a estrin mas alla de su interes puramente sociol6gico (1973, p. 268), pues su objetivo es mas limitado: mostrar que estos val ores, en tanto en .CIl3P.tO han sido

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DE LA C1ENCIA

institucionalizados en la comunidad cicnufica, sun requisites esencialcs par •• la producci6n y accptaci6n regular de afirmaciones apropiadamente contirmadas y 16gicamente consistentes sobre regularidades empfricas, EI fin institucional de la ciencia es la extension del conocimiento certificado. Los metodos tecnicos empleados para alcanzar este fin proporcionan la definicion apropiada de conocimiento: enunciados de regularidades confirmados empfricamente y coherentes 16gicamente (que son. en efecto, predicciones). Los imperativos institucionales (costumbres") derivan del fin y de los metodos, La estructura cornpleta de normas morales y tecnicas conducen aI objetivo final. La norma tecnica de la prueba empfrica, adecuada y fiable, es un prerrequisito para la predicci6n sistematica y valida; la norma tecnica de la coherencia 16gica es un prerrequisito para la predicci6n valida y sistematica. Las costumbres de la ciencia poseen una justificaci6n metodologica, pero son obligatorias no s610 porque constituyen un procedimiento eficiente, sino tambien porque se las cree correctas y buenas. Son prescripciones tan tecnicas como morales. Postulamos que el ethos de la ciencia modema se compone de cuatro conjuntos de imperativos institucionales -universalisrno, comunismo, desinteres y escepticismo organizado-. (Merton, 1973. p.270) La crccncia de los cientificos en la bondad de esras costumbres tiene su origen hist6rico en los compromisos religiosos de los rniembros fund adores de la comunidad profesional. Pero estas costurnbres son tambien metodologicamente escnciales para la creaci6n sistematica de conccirniento valido. Asi. conforme la comunidad cienufica ha rota a 10 largo de los alios sus lazos con la esfera .eligiosa, los cientificos han dejado de justificar SI!S val ores en terminos religiosos. En su lugar, habiendo llcgado a reconocer el valor metodologico de esos val ores, han tendido a justificarlos ante la sociedad global como la base cultural de la verdad cientffica y como la fuente "pura" de un cunocimiento eficaz en la practica (Merton, 1970. p. xxii). Desde que Merton formulase originalmente los imperativos institucionales de la ciencia se han sugerido numerosas adiciones: por ejernplo, se han propuesto las normas de originalidad, humildad, independencia, neutralidad emocional e imparcialidad (Barber, 1952; Storer, 1966; Merton 1973; Mitroff, 1974). Ademas, en los iiltimos anos han aparecido algunas discusiones crfticas (Lemaine y Matalon, 1969; Barnes y Dolby, 1970; Weingart, 1974). Pero aquf no imento exarninar ni la literatura adicional ni lu literatura crftica. EI punto que quisiera subrayar es que ese retrato del ethos de la ciencia es potente, y su potencia la muestra su continua vitalidaddurante mas de tres

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LA VIS16N SOClOl.6CICA

M. MULKAY

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liE LA CIENCIA

Esta caracterizaci6n de las nonnas de I:; cicncia, imirnamcnte unida a 1:1cpisternologia estandar, ha influido mucho sobre la visi6n que 105 sociologos tienen de la estructura general de la comunidad cientifica y de sus relacioncs con ia socicdad global (Mulkay, 1977). Permitascme oar un cjemplo de c6mo se intcrrelacionan la epistemologfa estandar, la concepci6n establecida de las normas cicntificas y otros aspectos del analisis sociol6gico. EI supuesto de que los cientfficos operan con criterios universalistas de adecuaci6n que son sociologicamente aproblematicos ha conducido ~ una interpretaci6n rnarcadamentc funcionalista del sistema de estratificaci6n social de la ciencia (Cole y Cole, 1973). La evidencia decisiva sobre la que se basa esta interprctaci6n es que la elite de la comunidad investigadora esta empiricamente asociada con la producci6n de resultados de a1ta calidad, y su nivel inferior con la ausencia de tales resultados; y que si "la calidad de los resultados" es constante, no parece haber una fuerte conexi6n entre el grado logrado y otras variables sociales. Ahora bien, si se asume que 105 cientfficos juzgan !a obra de sus colegas en terminos de criterios preestablecidos estables, estn evidencia nos inclina a creer demostrado que 1:1comunidad cientifica se parece rnucho a una meritocracia. (Dependiendo, por supuesto, de la cantidad de variacion en el rango social que se atribuya alas variaciones en la producci6n de trabajo de aha calidad). Parecera que los cientificos investigan, transmiten sus logros a sus colegas, estes IDS valoran sobre la base de criterios impersonales y preestablecidos de adecuaci6n y valor, y que se les recompcnsa en proporci6n a su contribuci6r: al conocimien:o. Asi, la ciencia es un area de vida social ell la que el analisis funcional de la estratificacion social parece funcionar; y se logra que funcione porque la concepci6n del conocimiento cientifico de los sociologos les permite asurnir, sin necesidad de evidencia ernpfrica en este punto. que todos Ios rniembros poseen criterios evaluativos claros e identicos. Esta interpretacion depende indirectamente, por tanto, de la vision est:indar de la ciencia. Tan pronto ernpezarncs a dudar de que las pretensiones de conocimiento se valoren de forma tan tajante y a prcguntamos si su adecuacion 0 calidad no sera, quiza, socialrnente negociable, entonces resulta posible ver el sistema de estratificacion social de un modo muy difercnte. Por ejernplo, si los criterios empleados han sido creados socialmente y legitimados en el curso del proceso de valoracion de Ius pretensiones de conocimiento, la asociaci6n entre el estrcto alto y la producci6n de resultados de alta cali dad podna tener un significado sociologico completamente diferente, pues haoiendo reconocido que los cientfficos tienden a establecer su rango por medio de los hallazgos de investigacion y que, por tanto, habra una asociacion empfrica entre la calidad y el rango, aun tendrfamos que preguntarnos: iDe que modo y por que medics se atribuye valor y adecuacion a resultados especfficos? i,Hay quiza diferencias sociales sisterruiticas en la capacidad de los participantes para establecer que su trabajo es de alta calidad? As., aunque es claro que el relctivamente bajo range de ias mujeres cieutfficos esta asociado ccn una baja calidad de trahajo (segun reconocen otros cienuficos, sobre todo hombres), ya no estariamos iorzados aver esto como resultado de diferencias "objetivas" en 10s hallazgos producidos por invcstigadores masculines y ferneninos (Cole y Cole; t 973). Se hace posible asi concebir que en la ciencia se evita (0 se favorece) sistematicamente que las mujeres y los rniembros de otras categorias sociales establezcan que su trabajo es de alta cclidad. AI separamos de 11 perspectiva estandar y de la noci6u asociada de "univer&alismo", esto es, al asumir que los criterios cognitivos en la ciencia podriaJ1 ser tlexibles y sa aplicaci6n a casos particulares problematic a,

decadas. que debe al uso de la vision estandar de la ciencia como un rccurso intcrpretativo incuestionado. Por ejcmplo, si las conclusiones de la ciencia son simplcmcnte afirmaciones de regularidadcs observables, exactas dentro de los lfmites tccnicos del memento. entonces parece scguirse ncccsariamentc que las caracteristicas sociales 0 personales particulares de aquellos que proponen tales afirmaciones son irrclcvantes para el juicio de 105 cientfficos sobre su validez, "La objetividad excluye el particularismo" (Merton, 1973, p. 270). Si las pretensiones de conoci-nicnto s~ juzgasen por criterios particularistas, entonces serfan aceptadas afirmaciones que no corresponderian con el mundo objetivo. Dado que el conocimiento cientffico valido es objetivo, se sigue que los cientfficos usan regularmente criterios impersonales y universalistas en el curse de sus actividades profesionales. EI mismo tipo de razonamicnto puedc aplicarse a otros elementos del ethos cientffico. EI escepticismo organizado y la indepcndencia intelectual se precisan porque el conocimiento cientffico no se acepta sin pruebas. La coherencia logica y la exactitud empirica de todos los supuestos y las prctensiones de conocimiento, incluidas las propias, deben examinarse cominuamente. No deben acepiarse como validas las afirmaciones de nadie sobre la base de su posicion en la comunidad cientifica. Si se ignorasen estas prescripciones, entranan inevitablcmcntc proposicioncs inexactas en el corpus de conocimieruo certificado. La propiedad cornunal del ccnocimien to es igualmentc neccsaria. Sin una comunicacion libre y abierta de los hallazgos, los cientificos RO podrlan someter todas las pretensiones de conocimiento a ia misma evaluaci6n crftica ni aplicar sus criterios universalistas de adecuacion cienufica con consistencia, Por supuesto, no se afirma que los cientfficos se atengan sierupre totalmente a estos principios. Ocurren actos desviados como el fraude, el secreta y el prejuicio intelectual. Pero se argumenta que ocurren infrecuentemerue, pues, de otro modo, la ciencia natural no tcndrfa la validez que sabemos que ticne. En la medida en que la ciencia produce con regularidad conocimiento valido y efectivo en la pracuca, parece que estos principios deben habcr sido operatives. Entre los principios normativos que componen el ethos cientifico, el mas importante es el universalismo. Se cree que cste principio se cumple de muchos modos difercntes en la ciencia. Parcce requerir, por ejernplo, que la posicion de los miembros de la comunidad cientffica debe basarse en el merito mas que en algun criterio de adscripcion y que la carrera cientffica debe estar abierta a cuantos tengan capacidad. Pero el universalisrno encuentra su expresi6n mas fundamental en la valoracion de los resultados de la investigaci6n cicntffica. Decir que los cientfflcos juzgan las p.etensiones de ccnocimiento de modo universalista no es decir meramentc que los cientfficos, como otros especialistas, ernplean criierios tecnicos de adecuaci6n, porque los Ciiterios tccnicos de diferentcs tradiciones iutelcctualcs 0 de diversos grupos podnan ser incompatibles y podrian valer 0 no para ~stablecer regularidades e.nptricas objetivas. Asi pues, univcrsaiismo significa que "las pretensiones de verdad, cunlquiera que sea SLi

fuente, deben someterse a criterios tmpcrsonales pre-establecidos: consononies COil 10 obscrvacion Y con cl ccnccin.icn;c p~~':;~;~c:'~cccnfirmacc" (Merton, IQ73, p. L70,; 0, dicho de otro modo, el universalisrno sig ••uica que hs rti versus ramas del desarrollo del pensamiento cienufico se guian por "criterios y reglas de evidencia .nas 0 n:enos cornunes que trascienden las dcrnas diferencias entre tradiciones intelectuales antagonicas" (Merton, 1975, r. 51). En conjunto, se considera que ros restantes elementos diversos de la estn.ctura normativl cO!1tribuyen al fin inslitucional de la Cip.llcia aI asegurar que estos criterios pre-establer.idos de objetividr,d se aplican con rigor a toda pretensi6n de -:ollocimiento antes de que esta sea aceptada como conocimiento certifica-

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resulta posible investigar si la asignaci6n social de "calidad", y can ella, de rango social, esta afectado por difercncias estruciuralcs dentro de la comunidad cientffica. Dicho brevernente, en la mcdida en que modifiquemos la ereeneia epistemol6gica tradieional de que las contribuciones al conocimiento pueden ser valoradas objetivamcnte y sin ambiguedad, en -esa misma medida seremos eapaees de concebir un vasto abanico de posibilidades interprerativas, IlO solo con respecto a la construccion social del conocimiento cientifico sino tambien en relacion a la estratificacion social y a otros fenomenos sociales ell la ciencia. Profundizaremos en ello en los ultimos capitulos. Es muy probable que la principal barrera que impide a los sociologos explorar estas posibilidades sea de caracter epistemol6gieo (Whitley, 1972). Nadie dudaria en eonsiderar esas posibilidades para formas "inferiores" de eonocimiento. La difieultad con respccto a la eieneia es que partirnos de una epistemologia bien atrincherada, frente a la que nosotros asumimos que las descripciones del mundo natural de los cientificos no pueden considerarse simplemente reflejos de una realidad objetiva, ni determinadas por reglas de evidencia invariantes y trascendentes; por ejemplo, tratamos la noci6n de "eonsonanc ia can la.observaci6n", como sociol6gieamente problematica (Collins, 1975). No es sorprendente, por tanto, que los sociologos no sc aventuren a hacer preguntas del tipo que hemos sugerido antes hasta que les haya preparado el terreno mediante una serie de debates entre fil6sofos y historiadores en el curso de los euales se cuestione seriamente la vision habitual de la cicncia.

El ethos cientifico: un punto de vista divergente' Barry BARNES Y R.G.A. DOLliY

EI estudio de la cieneia y los cientificos ha atrafdo a los sociologos en una medida significativa s610 durante el ultimo euarto de siglo. Los primeros articulos de ciem importancia en este campo son probablemente los escritos por Robert K. Mert(lu a finales de los anos 30 e inicios de los 40; sus ideas han influido .extraordinariamente en los investigadores posteriores y seguramente no es ninguna exageracion afirmar que la literatura de este area se ha ocupado casi exclusivamente de ampliar y desarrollar las aportaciones iniciales de Merton. No cabe duda de que en America los trabajos de Barber, Storer, Marcson, Hagstrom. Kornhauser y Shils justificarian esta aseveracion. En Gran Bretana la sociologfa de la ciencia no se ha cultivado en la rnisma medida. pero el trabajo de COlgrove, aunque sin "seguir" a Merton, rcconoce francamente su inf1uencia. EI conjunto de quienes han recibido la influeneia de Merton puede ser carac('!izado aproxirnadarnente como una escuela de pcnsamiento sociol6gico. Su orientaciou sociologica basica es bien conocida: implica analisis funcionales de Ias sociedades )' de las instituciones sociales y el tratamiento de los valores soeialcs 0 institucionales como determinantes dados de la conducta. Este enfoque es controvertido y -como senalan sus cscuelas rivales- conduce, como minimo, a dificultades fiios6ficas. Como creemos que la cntica externa puede ser mucho mas estirnulante que 105comentarios auto-dctensivos intemos, intentarernos revelar las inadecuaciones de este enfoque en el contexte de la sociologia de la ciencia. El micleo de este enfoque que trata a la cieneia como una institucion social con un ethos de normas y valores. EI Ethos de la ciencia un conjunto eficazmente armonizado de normas y valorcs que se presume obliga al hombre de ciencia. Las normas se expresan en fonna de prescripciones, prohibiciones, preferencias y autorizaciones y se legitiman en terminos de valores institucionales, ESlOS imperatives. transmitidos mediante preceptos y ejemplos, y reforzados mediante sanciones, devicneu internalizados en varias rnedidas por 10:;cienuficos conformando asi la consciencia cienufica 0, ,i se prefiere el !ermino de mod a, su super-ego. Aunque el ethos de la cicncia no esta codificado, [Juede ser inferido del conseuso moral de los cienuficos, tal como se expresa en ra conducta habitual, en incontaoles escritos sobre el espir;:u cienufico y C;-, la indigaacinn :::0!,,1 dirigida hacia las contravenciones del ethos.'

• Pcblicado Sociology.

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oriainalmente

como, "The Scientific Ethos: A De:..ian; Viewpoint" ,A,.rchives European

(1970), XI; 1'1'.3-25. Can autorizaci6n

,-,

de los autorcs .

of

34

EL

BARNES Y DoLBY

funcionalistas. Como ejemplo de la valoraci6n

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que el analisis de Merton sabre las normas

recibe

en la Iiteratura basada en su trabajo podemos citar a Storer: Es un merito perdurable de Robert K. Merton el haber sido capaz de conceptualizar las normas de la ciencia, seguramente trabajando en parte intuitivamente, y contrastando sus ideas con 10 que los cientfficos han dicho sobre su trabajo y sobre c6mo deberian conducirse desde el siglo diecisiete. Sin duda, una gran parte del trabajo en la sociologia de la ciencia actual se basa en la descripci6n de Merton de estas normas. Que su afirmaci6n de ellas haya continuado empleandose sugiere que no pucde haber estado muy equivocado al identificarlas tal como 10 hizo." Esta descripci6n de la actividad cientifica es persuasiva y, a la vez, rica en correlatos empfricos. Aquf enunciarnos, muy brevemente, algunas de las areas en las que se ha aplicado este enfoque. 1. La revoluci6n cientifica se considcra relacionada can nuevos valores-actitudes, a saber, los que estan implicitos en el Protcstantismo ascetico. "( ... ) la etica religiosa que eman6 de Calvi no promovi6 un estado mental y una orientacion valorativa que indujo a la dedicacion a la ciencia natural" .10 La explicaci6n es un desarrollo de la tesis de Weber. Ciertas creencias surgen en un momenta concreto 0, al menos llegan a ser abrumadoramente mas importantes durante un perfodo particular. Estas creencias, que encarnan ciertos valores tuvieron consecuencias, directa 0 indirectamente, en terminos de acci6n humana; en este casu

distanciado de su trabajo para asf ser capaz de evaluarlo desapasi onadameme. Escepticismo Organizado La suspension del juicio hasta que "los hechos se dernuestren" y el escrutinio desapasionado de las crecncias eu terminos de criterios 16gicos y empiricos ha involucrado peri6dicamcnte a la ciencia en conflictos con otras instituciones. EI investigador cientffico no preserva la divisi6n entre 10 sagrado y 10 profano, entre 10 que requiere un respeto acrftico y 10 que puede ser analizado objetivamente.' Otra caractenstica dei ethos de la ciencia es, para Merton, la autonomfa. Los cientfficos se resistiran a una perdida de autonomfa porque amenaza los valores institucionales de la ciencia. Scguramcnte Merton no la trata como lUl imperativo indepenmente porque la percibe simplemen.e como un medic de defensa para los otros valores, que son los que caracterizan ala ciencia C0:110 una institucion social, Otros imperatives que Merton distingue igualmente de los valcres instituc.onalcs son les de ernpirismo v racionalidad; estos seiJan imperatives metodologicos ~' para Merton, la metodologia de la ciencia se diferencia de su eSL'11Cmra insutucional. Siguiendo a Merton. Barbero traia la no: .TIf. de la racionalidad de forma cquivaleme a los otro cnau o imperatives. La caracterizacion que Merton hace de 10i>imperatives de; la :::iencia neriva de SII particular concepcion del n.ecanismo social de la ciencia, Como actividad social autoncma, la ciencia se basa en que sus practicantes intcrcambien libremeute informacion sin ultcriores motivos. Ell tanto que rnetodo de produccion de conocimiento, es esencial que todos los que 10 empiean se esfuercen por com partir los rnismos estancares

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OENTiFlCO

de juicio ':' que los sujetos se abstcngan de comprometcrse can ninguna creel1~ia !u'sta que se demuestre que satisface Ins criterios universalmentc comparudos. La cicncia es una actividad aut6noma que genera de mancra eficiente un conocimiento indisputable compartido par toda la comunidad cientifica. Esta es la imagen de la ciencia que Merton codifica mediante sus cuatro imperativos y cstudia por medio de sus metodos

Merton define cuatro imperatives instltucionalcs 0 valorcs que conforman Polethos de la ciencia modema. Universalismo EI universalismo se cxpresa inmediatamcntc en cl canon de que lasafirmaciones quese pretenden verdaderas, cualcsquieran sean sus fuentes, seran sornetidas a criterios impersonales pre-establecidos de consonancia con la obscrvaci6n y con el conocimiento previamente confirmado." Comunismo Los descubrimientos substantivos de la ciencia son un producto de la colaboracion social y pertenecen a ta comunidad. Constituyen un patrimonio cormin al cual los productores individuales tienen derechos scveramente limitados. Una Icy 0 teoria ep6nima, que lleva el nombre de su descubridor, no es una propiedad exclusiva suya ni de sus herederos, ni el honor que con ello se le hace Ie otorga derechos especiales de usa y abuse.' Desinteres ( .. .) una pauta distintiva de control institucional de un amplio rango de motivaciones que caracteriza la conducta de los cientfficos ( ...) una vez que la instituci6n impone la actividad desinteresada, intcrcsa a los cienuficos conformarse, so pena de sanciones y, en tanto que la norma haya side intemalizada, so pena de conflicto psicologico.' Desgraciadamente, Merton no se exticnde mucho mas sobre el desinteres, Presumiblemente quiere decir que se espera del cientffico que realice sutrabajo sin pensar en ninguna recompensa, bien sea econ6mica, emocional 0 social. Esas recompensas pueden lIegar, pero el esfuerzo no deberfa dirigirse especfficamente hacia su obtenci6n. Storer, al desarrollar la tipologfa de Merton, y siguiendo a Barber", entiende el des in teres principalmente en relaci6n can las recompensas economicas, e introduce el imperative de "neutralidad emocional" que alienta al cientffico a permanecer emocionalmcnte

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ErnOS

un incremento en la actividad empirica y racional. 2. La situaci6n actual, institucionalizada, de la ciencia se considera funcional para el avance del conocimiento, 'j esto es especialrnente cicrto en cl caso de la comunidad academica aut6noma. Es I:: comunidad acadcmica la que de forma mas profunda intemaJiza las normas de la ciencia y la que juega el rol clave para su rnantenimiento a traves de la instituci6n de la ciencia como un todo. 3. Las pautas de reconocimiento y recompensa en el mundo academico

se interpre-

tan en termioos de las norm as de comunalidad y de desinteres. 4. Se considera que el cientffico industrial ocupa una posici6n de confiicto potencial debido a la incornpatibilidad de las normas de la ciencia con las de las organizaciones industriales. La confirmacion empfrica de esta tcsis ha sido planteada por II, Kornhauser" y ctrcs. 5. Se sugiere Que la ciencia prosperara mas en aquellas sociedades

Marcson

cuyos valcres culturales dominanres se asernejen a sus imperatives institucionales, esto es, en las sociedades dernocrdtico-libcrales mas que en ias totalitarias." Todas estas propuestas han sido puestas en duda; aparte de la scmpitema centreversia scbre los ongenes de la revclucion cie.itffica y de la afirmaci6n de que I~-cicncia de 10s pafses totalitarios debe ser neresariamente inferior (a todos los efectos abandonada despues de 1957), las cnucas han seguido dos lfneas principales. Quienes se intereS:!II oor ei cambio cienufico han puesto en duda que 1<1diagnosis de Merton, en terminos -de una estructura normativa sustancialrnente constante des de el siglo diecisiete,



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merece siquicra el status de un modele ope.ativo aproxirnado; la cuestion es si 10:; cambios manifiestos que se han praducido en la ciencia pueden ser analizados dentro de W1marco funcionalista." Otros consideran que la ciencia no tiene nada que vcr con la institucion hornogenca que Merton supuso. Existe ya en Ia literatura abundante evidencia en favor de esta ultima critica. Krohn" ha senalado que en la sociedad modema el trabajo cientffico tiene lugar en W1a amplia varied ad de marcos institucionales y ha present ado cvidencia que apoya la idea de que las estructuras normativas relevantes varfan profundamente entre cstos marcos. Estudios recientes realizados en Gran Bretaiia por Box y Cotgrovc" avalan esta tesis ofreciendo fuerte evidencia de que la mayoria de los ciennficos procedentes de la universidad que ingrcsan en la industria contemplan su trabajo desde una optica instrumental y sc adaptan facilmcnte a los val ores de los negocios. Por contraste, la "escuela Mertoniana" ha tendendido de manera creciente a concentrar sus analisis en la ciencia "pura'', y a acentuar, en diversos grades, la gran importancia de este area para la ciencia en su conjunto, Par ejemplo, Storer escribe: Las norm as tradicionales continuaran encontrando apoyo en toda la rnetropoli cientifica, no s610 en los "suburbios" de investigaci6n basica, porque e! prestigio de estos grupos hara que las normas sean importantes para toda la comunidad. L a s condiciones bajo las que deben trabajar la mayorfa de los cienuficos, que sc dedican a la investigacion aplicada, haran, sin embargo, que la aplicacion de estas normas les resulte mas diffcil; no seran los cientfficos basicos, sino ell os, quienes sufran mayores conflictos normativos. Un efecto -e,perable de ello serfa que se desarrollara algun medio por el cual estos cientfficos desarrollaran y legitimaran W1conjunto distinto de normas, mas adecuado a ias situaciones en que trabajan. Esta nueva estructura normativa -quiza dependiente de la tradicional, pero altcrnativa a ella- sera probablernente similar a la etica profesional que caracteriza a las profesiones iiberales y medicas hoy dia; se centrara mas sobre las actitudes idoneas para la aplicacion del conocimiento espccializado y menos sobre el valor intrfnseco del conocimiento mismo." Creemos que el habito de ver a la ciencia como una institucion homogenea tipificada por la investigacion pura de la universidad declinara rapidamente. Mas interesante t:s la cucstion, sobre 10 que nos centraremos desde ahora, de la adecuacion de la aproximaci6n mertoniana con respecto a la "ciencia" pura misma. Nuestra meta sera mostrar que Merton :10 ha sido capaz de identificar W1a estructura normativa especffica, constante y dominante en cuyo marco se produce la actividad cienufica. Primero cs preciso senalar los tres pilares sobre los que se justifica la existencia de la estructura normative •. En primer lugar, se supone que es posible discernir las normas en "los escritos sobre el espfritu cientfficc" y eD otras declaraciones de los cientfficos; en segundo Iugar, cstan encarnadas en la conducta de ios cienuficos y pueden ser observadas COIT'O una pauta de actividades sancionadas positivamente: y tercero, son teoricamente nccesarias por virtud de. sus relac: ones funcionales con las . metas institucionales de la ciencia. No discutiremos esta ultima pues se basa en la teoi ia funcionaiista, sobrc la que no existe consenso dentro de la sociologfa. Estableceremos IL,a distincion entre normas "profesadas'', prescritas 0 encarecidas de palabra y por escrito, j normas "estadfsticas", observables como W1~ pauta de aciividad sancicnada positivamenre. Las normas estadisticas son esenciales para comprender la actividacl cientifica real, pero el material que aporta Merton solo sirve, en el mejor de los casos,

I.

EL ETHOS ClENTIFlCO

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para llamar la atcncion sobre las normas protcsadas. Estes bicu pueden sei , de hecho, poderosas gufas para la accion, y compadecerse estrcchamcnte como tales con las norm as estadfsticas: pero tambien puede resultar que se dirijan principalmentc hacia los gruposextemos.enocasiones de justificaci6n 0 de conflicto y ser de escasa utilidad pracuca para el cientffico en cuanto a discriminar entre direcciones alternativas de acci6n. De acuerdo con esto, enmarcaremos nuestras criticas en tres secciones: 1.- Sostendremos que el escepticismo, la racionalidad y el universalismo no pueden presentarse como nonnas estadfsticas especrficas de la ciencia. 2.- A la luz de W1breve estudio hist6rico, argumentaremos que las normas profesadas y las normas estadfsticas de la ciencia varian ell el tiempo. 3.- Crfticaremos la descripci6n de Merton de la ambivalencia cientffica, yacentuaremos la importancia de la manera como este sociologo describe las normas; descripciones abstractas diferentes de una misrna conducta regida-por-reglas pueden conducir a conclusiones muy diversas. En nuestra opinion, la orientaci6n general que parte de identificar norm as rectoras "dadas" en la ciencia ha llevado a descuidar 105 procesos por los euales han cambiado las estructuras normativas eonforme 10 hacian el apoyo econ6mico, el marco tecnologico y el contenido esoterico de la actividad cientffica. Los sistemas de reclutamiento, los modelos de comunicacion y los derechos de propiedad han variado tanto temporalmente como entre los distintos sub-grupos cienuficos -y paralelamente 10 han hecho los correspondientes modelos normarivos-. Despreocuparse de estos cambios es W1 error notable; la heterogeneidad de la estructura normativa y de los sistemas esotericos de creencias es W1 factor de crucial importancia para dar cuenta de los rapidos cambios que forman el ruicleo del progreso cientffico.

1.

Universalismo, Racionalidad, Escepticismo: normas basadas en una vision particular de la actividad cientifica Estas norm as representan intentos de describir las constricciones institucionales que pesan sobre la forma en que 'ID cientffico piensa y acuia con respecto a los resultados publicados de sus pares; se bas an en la idea de que hay una especffica "aproximacion cientffica" comun a los procedimientos evaluativos de todos los cientfficos y exclusiva de estes: preswr.en la existencia de elementos distintivos en eualquier tipo de indagacion cientifica que pueden ser identificados con independencia del contenido de la investigaci6n concreta. La dernostracion de estas afirmaciones descansa en la comprobacion de si estas normas proporcionan a los cientfficos c1aras reglas generales que les penniten discriminar entre curs os alternatives de acci6n. Nosotros creemos que no es asi. Consideremos la norma de la racionalidad: en nuestra cultura tendemos a emplear el termino "racional", igual que el tennino "correcto", para encarecer WI curso de accion particular. "iSe racional!" no incorpora ell sf mismo Wl2 regia, sino que prescribe la referenda a WI conjunto de reglas, El sociologo debe indagar ~i las cxhortacicnes a la racionalidad se refieren ~_WI conjunto conocido de reglas :', lucgo, si el cientffico usa estas exhortaciones en el sentido corruin de su cultura (en cuyo caso, la racionalidad no sera una norma exclusiva de la ciencia), 0 si posee IL,a concepcion esoterica, especfficamente cientifica, de la raciona!idad exprcsable en W1 conjunto esoterico de reglas. Bernard Barber" cita las reglas de la logica cuando intenta especificar las reglas de la racionalidad del cientffico, pero la conformidad can aquellas es con seguridad un estandar generalmente aceptado en nuestra sociedad. De hecho, pensamos que debe

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haoer normas de ese upo en cualouicr cultura, pues cl us') del lenguajc resultan a imposible sin patrones cornunes para la negaci6n, la contradicci6n y la discriminacion." Creemos que, la noci6n de "racionalidad" como una norma especificamentc cientffica debe abandonarse. Si se buscanuna ensenanza 0 procesos menos formales de socializacion concebidos para ensenar al cientffico a "ser racional" sera en vano: mas bien, se supone sin mas que usara "racionalmente" 10 que se Ie ensena y sus errores, siempre que acuie de buena fe, se atribuiran a equivocaciones 0 a falta de comprensi6n del asunto, nunca a la "irracionalidad". EI UniversaIismo tiene una dificultad parecida a la de la racionalidad. lQue sociedad no posee criterios de verdad impersonales y previos a todo caso a que se aplican? Cualquier elemento distintivamente "cienufico" debera residir en la naturaleza especffica de los "criterios impersonales" que usan los cientfficos. Merton intenta distinguir criterios de verdad especfficamente cientfficos: contrapone el requisito de los cientfficos de que la verdad sea "consonante con la observaci6n" a criterios encontrados en otras partes de la sociedad, 0 incluso en sociedades enteras, tales como el dogma 0 los atributos de quien realiza la afinnaci6n que aspira a ser reconocida como verdad. Este analisis es err6neo y su error obedece a que no distingue entre criterios de verdad e indicadores de verdad. Consideramos

que, por ejcmplo, cuando un nazi decfa que la ciencia no-aria era una ascveraci6n empfrica y no expresando Lilla tautologi a, cs decir, estaba empleando la raza como indicador de mala ciencia, que definia posteriormente en terminos de los mismos crirerios de verdad que cuaiquicr otro. Se equivocaba, pero no estaba empleando estandares diferentes. La forma de esta conducta es analoga a la del cientffico que selecciona y lee s610 aquellos artfculos de revistas que van firmados por "grandes nombres" 0 que aprende a evitar el trabajo de ciertos incornpetentes reconocidos. Los cientificos, como cualquier otro grupo social, tienen indicadores de verdad: usan la reputaci6n de otros eientificos y el numero de quienes defienden una aserci6n concreto. Estos indicadores, aunque en ocasiones no sean fiables, son quiza preferibles a otras opciones como la raza 0 la nacionalidad, En carnbio, cuando los cientfficos usan la "consonancia con la observaei6n" como criterio de verdad de las afinnaeiones a las que pueda aplicarse significativamente, aplican LUlcriterio COI11Unal conjunto de su cultura. Esta es la raz6n precisa por la que las afinnaciones de la ciencia organizada han producido reacciones tan significativas en otras instituciones sociales. Por ultimo, al considerar el escepticismo organizado debemos admitir que un mandato universal de "suspender el juicio hasta que se prueben los hechos" encaja mal con el heche de que todas las teorfas cienuficas van mas alia del couocimiento sobre ei cual se basan. Adernas, el cstudio de las controversias cicutfficas muestra que los cienuficos casi siempre roman partido por tcorfas particulares a menndo desarrollando adhesiones emocionales bacia ellas, y d.fendiendo sus meritos con gran vehcmencia y habilidact polemica, Los debates en geotogra entre'Ncptunismo" y "Plutonismo", Iucgo entre "catastrofismo" y "uniformismo", y las disputas sobre la evolucioa S011 ejernplos ilustrativos. EJl epoca modcrna, pueden citarse b controversi» qufmica sobre el enlace de valencia frenre al orbital molecular, cl debate cn flsica sobre la natur aleza de la luz y la teerfa cuantica, y el debate en ccsmologfa entre partidarios de un universe estable y del big-bang. En todos esos casos, la evidencia disponible durante gran parte de la controversia era insuficiente, y algunos concluyeron con la creacion de teorias que incorporaban elementos de ambas posiciones enfrentadas. No son casos de conduct" desviada. La defensa tenaz de una teoria ofrece generalmente a los cientificos indivi-

mala," estaba haciendo

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duales recompeusas intemas a un sub-grupo eicntifico que compensan las sanciones que puedan llegarlcs desde fuera de el, Por 10 cornun, un cientifico tiene una pcrspectiva espccifiea que Ie vuelve esceptico respceto de algunos resultados mientras acepta acrfticamente otros; esa es la norma. (EI escepticismo universal estara siempre fuera de lugar, meramente por razones logisticas, incluso aunque fuese deseable). Por desgracia, esta descripci6n es aplicable en muchos casos: el cristiano fundamentalista puede creer al pie de la letra las afinnaciones de su biblia, pero es probable que sea extremadamente esceptico respecto a las que la contradigan. Como maximo, podriamos afirmar que los cientfficos poseen un patr6n de escepticismo distintivo. Pero, /,cual es ese patr6n? Una vez mas, la red de la descripci6n ha sido incapaz de atrapar 10 que pueda distinguir a la ciencia. Parece claro que los conceptos precedcntes fallan debido a su falta de contenido. Se considera al cientffico como el poseedor de un os datos, unas tecnicas y unas teorfas con las que opera de modo especfficamentc cientffico, un modo que puede ser abstraido y descrito con independencia de toda actividad especffica. La postura de Merton se parece a la de los fil6sofos de la ciencia que intentan describir el "metodo cientffico", Sin duda, esas abstracciones harian de la cieneia un asunto mas facil de estudiar desde fuera -si funeionasen; en la practica, invariablemente yerran sobre las caraeterfsticas distintivas de la actividad cier.uficn. Podemos exponer aun con il1ay~r claridad !a debilidad de la posici6n de Menon si la contrastamos con otra que abarque plenamente el contenido de las teorias y los procedimientos cientificos. Esta puede hallarse en los celebres escritos de Thomas S. Kuhn, donde se describe a los cientfficos trabajando casi siempre en grupos de consenso, y basando su trabajo en un paradigma compartido, Un paradigma es un logro cicntffico fundamental que incluye UI1a teorfa y algunas aplicaciones ejemplares de los resultados de los experiment os y de la observacion. Mas importante, es un logro abierto que ilumina todo tipo de investigaciones aun par realizar. Por ultimo, es un logro aceptado, en el sentido de que pertenece a un grupo cuyos ruiembros ya no 10 ponen en dud a ni intentan crear alternativas." Kuhn, que basa su diagn6stico en una serie de estudios de caso, es capaz de mostrar c6mo el poseedor de un paradigma se basa en el para decidir entre diferentes cursos de aeci6n 0 de evaluacion;" cse es el criterio especffico e impersonal de verdad. En los procesos de socializaci6n cientffica es facil discemir abundantes procesos de transmisi6n de paradigmas alii donde no se ve la transmisi6n de la "racionalidad". Del mismo modo, gracias a la ncci6n de paradigma es posible delinear un modelo de escepticismo -donde el escepticismo aumenta conforme los logros seacornodan cada vez men os a ias expectativas alentadas por el paradigma. Cualquiera que sea la evaluacion final de !as ideas de Kuhn, esta claro que su diagnostico tiene exito donde Merton falla, y 10 logra porque integra las actividades, teorfas y conceptos especfficos de los cientfficos. lJe forma notoria, mas apenas sorprendente, il1UYpecos trabajos originales posteriorcs se han basado en las tres normas aquf discutidas. Warren Hagstrom parece haber apreciado la necesidad de dernostrar la existencia de estas normas en la ciencia, pero su cleccion de la evidencia es digna de atcncion. Escribe: EI contenido de los textos, lecturas y trabajos d,. laboratorio que se ofrecen en e! ClITSOde la educacion universitaria en cicncias integra las normas y los valcres generales de la ciencia con un conjunto especffico de creeneias y de

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tecuicas. Thomas S. Kuhn ha dcscrito acertadamente cste tipo de educacion: [B introduce csta cita de Kuhn.] "Tfpicamcnte, los estudiantes y los licenciados en qufmica, ffsica, astronomia, geologia 0 biologia adquieren 10 esencial de esos campos en 'libros escritos especialmente para ellos. Hasta que no esta listo, 0 casi, para iniciar cl trabajo de su tesis no se le exige que aborde proyectos de invcstigacion tentativos, ni que tome contacto con los productos inmediatos de la investigacion hecha por otros, esto es, con las comunicaciones profesionales que los cientfficos escriben unos para otros. En lcs ciencias naturales no existen compilaciones de "lectures", ni se alienta aI estudiante para que lea a los clasicos hist6ricos de su campo -en cuyas obras podria descubrir otras forrnas de considerar los problemas discutidos en su manual, aunque tambien encontrarfa en ellos problemas, concertos y estandares de soluci6n que su futura profesi6n ya ha descartado y reemplazado-. Por el contrario, los varios textos que usa el estudiante tratan de materias diferentes -a diferencia de Ins ciencias sociales, donde ejemplifican aproximaciones diversas a un mismo area de problemas-.Incluso los libros que compiten por su adopci6n en un mismo curso varian priucipalmente en cuanto a profundidad y en el planteamiento pedag6gico, no en la substancia 0 en la estructura conceptual. Par ultimo, pero no menos irnportante, la tecnica de la presentacion de los libros de textos es caracteristica. Excepto en la eventual introduccion, un libro de texto cientffico no describe los tipos de problemas que se Ie puede pedir que resuelva a un profesional ni la variedad de tecnicas disponibles para elio. Los manuales suelen mas bien exponer ejemplos concretos de soluciones-a-problemas que la profesi6n ha lIegado a aceptar como paradigrnas, y, entonces, piantean que ~Iestudiante resuelva par sf mismo, can lapiz y papel 0 en el laboratorio, problemas similares en cuanto a metoda y sustancia a los que el libro de texto 0 las lecturas concomitantes lc han ensefiado a resolver. No puede disenarse nada mejor para producir "conjuntos mentales" o "Einstellungen". Otras disciplinas academicas ofrecen solo parcialrnente y en sus cursos mas elementales una imagen similar"." La biisqueda de la mas leve presencia de Ias normas de universalismo, escepticismo 0 racionalidad en este ampiio pasaje se revelara infructuosa -para no hablar de rastros de su "integraci6n" con creencias especificas. De hecho, en sf mismo, el pasaje presenta la ensefianza cienufica como dogmatica y autoritaria. Si la evidencia de Ia existencia de estas normas es tan diffcil de hallar como parecc.jcomo es que postul6 su existencia? La rcspuesta parece ser que ocaslonalmente los cienuficos las han curnplido. EI sociologo debe distinguir las norm as profesadas de los modelos de conducta sancionada positivamente; estes nonnas profesadas son en ~i mismas incapaces de proveer una gufa real para la accion, Merton puede seiialar eiemplos de estas normas en 10 que dicen los cientificos, pero no apona evidcncia alguna sobre conductas modificadas por esas normas. Los cientfficos acentiian terrninos tales cornu la racionalidad y et escepticis.no tfpicaruente en situaciones de celebracion, justificacion 0 COnfliCLO;estan dirigioos alas lcgos tanto como a otros cientfficos y, en ultimo terrnino, como hem os mostrado, son dernasiado vagas par J influir en la conducta. Son CO'lCCp~OSde una ideologta que se ccnvicrten diffcil:nentc en recomendaciones conductualcs; lII1a ideolog.a que, como vcremos mas adelante, no siempre na caracteri"ado de menera importante al mundo cientffico. No obstante, aunque los ideales

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EL ETHOS CIENTlnco

profesados no pucdan eonsiuerarsc a Pi io.i como identicos a las nom/as estadfsticas, tam poco puede suponerse, como hemos hecho hasta aqui, que no influyan sobreIa acci6n. Ciertas norm as profesadas que los Mertonianos vinculan con la noci6n de universalismo, tienen implicaciones para la acci6n dentro de la ciencia modema. Ya hemos expuesto nuestra insatisfaccion coil la descripcion que Merton hace del modo como el universalismo se expresa en la ciencia a traves de la relevancia de los criterios impersonales de verdad. EI termino "universalismo" tiene, ademas, definiciones diversas centro de la propia escuela Mertoniana: Merton" 10 contempla como la implicaci6n de que en ciencia la "carrera abierta aI talento'' deberia ser la norma; Storer" 10 define refiriendose "al supuesto de que las leyes ffsicas son universalmcnte las mismas y al principio de quela verdad y el valor de una afirmacion cientifica es independiente de las caracterfsticas de su autor". Aparentemente, Merton utiliza el termino universalismo en el mismo sentido que 10 hace Talcott Parsons": en nuestra opini6n, esto induce a la confusi6n dentro del contexte de la sociologia de la ciencia, pues introduce elementos normativos que han variado con independencia unos de otros. En gran medida, la ciencia se ha caracterizado par una creencia muy articulada en la impersonalidad del orden natural y por el consecuente enfasis sobre la distinci6n entre el observador y 10 observado; el refuerzo ritual de esta creencia puede observarse hay dia (much a mas, par ejemplo, que a eomienzos de siglo) en la insistencia de muchas publicaciones cicntificas en una prescntaci6n dominada por la forma pasiva y otros rasgos formale~.27 Por 10 general, esta creencia recihe mayor enfasis en la ciencia que en el conjunto de la sociedad. Es probable que las normas estadfsticas, como las que describimos anteriormente, alas normas tecnicas" que se refieren al tratamiento e interpretaci6n de los resultados derivcn de esto. Sin embargo, ser ia absurdo afirmar que el pensamiento cientifico se distingue en virtud de su asunci6n de la impersonalidad de la naturaleza." Quiza sea posible contemplar el rol de medico como compuesto de normas morales y de normas esotericas tecnicas e identificarlas independientemente: saber que recetar y cuando es etico hacerio son dos casas distintas. En este caso, el conocimiento de las normas morales anade reglas discriminantes a una si tuaci6n especifica de ese rol. Las normas que hemos discutido antes, en cambio, en dos casos no anaden otras reglas discriminantes 3. las practicas esotcricas cie la ciencia; y ni siquiera son especfficas de ella. EI tercero, el escepticismo, resulta empiricamente incorrecto precisamente porque se 10 formul6 al margen de la practica cientifica esoterica. Una vez que se aprecia c6mo le afecta esta tambien el aoarece como inespecffico de la ciencia. No es par casualidad que no se pueda encontrar en la literatura un 3610 estudio que demuesue h existencia de normas

estadtsticas

definidas

par estos terruinos.

2. Cambios temporales en las norrnas cientfficas La ciencia ha cambiado rapidamente en S'I corta nistoria, y no rnuesrra cignos de haber logrado cierta estabilidad; su organizacion interna y sus relaciones cor. Ia socieJad exterior han cambiado enormernente desde 1:1siglo diecisietc. Una breve revision de los cambios en el caracter de la actividad cienuficc muestra que Menon, al no ser capaz de distinguir entre 10 que los cicntfficos dicen y 10 que realmente haeen, confunde aspectos caractensticos de la ciencia de distintos perfodos, agregandolos en un solo esquema que no es adecuado para ninguno de elios. Para evidenciar esto, compararemos tres period os prir.cipales: 1) La ciencia predominantemente amateur de los siglos diecisiete persisti6

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2) La ciencia academica profesional auto.iorna, primero Francia, y despues a gran escala en Alemania, donde a1canz6 mediados del siglo diecinueve y la Primcra Guerra Mundial.

en pequena escala en punto maximo entre

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3) La Grim Ciencia del.siglo veinte, masivamente dependiente de la sociedad para su financiaci6n, que se auto-justifica por sus aplicaciones y que se produce en una amplia variedad de marcos institucionalcs.

1.- Hasta el siglo diecinueve la quienes posefan medias independientes totalmente de fuentes sistematicas de actividad predorninantemente amateur ciencia posterior.

ciencia era en gran medida una actividad de u obtenfan mecenazgo; los cientfficos carecian financiacion." Las normas presentes en esta eran en muchos aspectos distintas de las de la

La "ciencia", en el sentido modemo de la palabra, reune actividades que estaban separadas en este periodo, actividades realizadas por individuos que no habfan pasado a traves de ningiin proceso de socializaci6n formal y cuyos contactos con sus colegas eran, a menudo, infrecuentes; la noci6n de una comunidad cienufica global debe ser aplicada con mucha precauci6n en este periodo. Podemos preguntarnos hasta que pun to operaba la norma de comunismo en un contexte donde hombres como Black y Cavendish no sentian ninguna necesidad real de publicar sus conoeimientos. Sin duda, la ciencia era una actividad social y ya entonees cI credito por cl dcscubrimiento funcionaba como una recompensa de caracter cornunalista, pero la norma no parece haber existido como un imperativo moral intemalizado en la medida en que 10 seria despues. Era corruin en este perfodo que un cientifico estableciera su prioridad mientras mantenia en secreta partes vitales de ese conocimiento; esto podia hacerse mediante su dep6sito en sobres cerrados y sellados, publicandolo en clave, 0 en forma de anagrama. Un ejernplo es el deposito de Lavoisier de una nota sellada en la secreiarf a de la Academia Francesa en 1772. Sus pcnsarnientos iniciales sobre la naturaleza de la combustion pudieron asf ganar Ia priori dad sin hacer ninguna concesi6n a su rival ingles." (Cfr. la practica actual de enviar cartas 0 breves informes a revistas de rapida publicaci6n, anunciando exitos en temas todavia bajo investigaci6n y ocultando detalles esenciales de las tecnicas emp!eadas). Aun no se habia desarrollado completamente una base , si~tema~ira para el cornunismo, basada en la determinaci6n de la prioridad y en la asignacion del reconocimiento. EI desintcres no fue una norma de este perfodo. En general, apenas hubo aplicaciones practicas de la ciencia aunque sf surgieron profetas de su futura utilidad (notoriamente Francis Bacon). Cuando surgta la posibilidad de obtener beneficios, eran valores extemos los que influfan sobre 10 que debla hacerse: s610 los mas aristocraticos de los amateurs pudieron pennitirse igi.orar tales cosas. Los cienrfficos bajo mecenazgo, en concreto, comunicaban inrnediatarnente cualquier resultado practice: tablas astronomicas corr~gidlS que rnejoraban la astrologia, un telescopic' n.ejorcdo, un croncmctro que funcionaba en el mar, Asfrnismo, el escepticisrno aparecta r•.ramcnte como norma profesada (existieron difer=ntes actitudes bacia la especulacion dentrc de distintos gTUPCtSde cientfficos, pero ese es otro asunto). En cambro. la nrofesion de universalis?lG, ba]o la forma de tajantes afirmaciones Je que cl conocimiento era cbjetivo e impersonal, era completamente evidente y ha seguido siendolo. Ademas, I~ ciencia amateur contenia elementos normativos cspecificos y opuestcs a lo~ estandares de la ciencia "profcsional" que la sucedio. EI amateur solfa perseguir s.us intereses por todo el ambito del conocimiento, sin preocuparse por las demarcacio-

EL ETIIOS C1ENTIflCO

nes acadernicas ni inquietarse por su grado de cornpetencia en ellas. Frentc al enfasis "profesional" en la instrucci6n formal, la cspecializacion y la demarcacion de competeacias, en la ciencia amateur era frccuente la afirmacion de la importancia de la libertad absoluta de investigaci6n, y aparecc de manera particularmente conspicua en los escritos de los amateurs ingleses del siglo diecinueve.32, , Si la ciencia se caracteriza como instituci6n por la existencia en su interior de un sistema de rcconocimiento y recompensas que promueve el intercarnbio de informaci6n, entonces, podemos considerar a la ciencia amateur como una forma embrionaria de esa instituci6n. Los procesos centrales para la promoci6n de intercambios abiertos de informaci6n se estaban estableciendo y alcanzaron su maxima eficiencia en el posterior cstadio de profesionalizaci6n; habra otros modeios normativos iocalizados en otros subgrupos de cientfficos; pero su importancia, amen de fluctuante. siempre fue menor para la cohesi6n de esos sub-grupos que la del consenso en torno a un paradigm a cientffico. 2.- Merton se ocupa espccialmente por las normas de la ciencia academica profesional, La comunidad aut6noma de cientificos profesionales dedicados a la investigaci6n desinteresada lIeg6 a ser caracterfstica de la ciencia con el ampliamente imitado sistema universitario aleman. EI comunismo y el desinteres se convirtieron en normas estadfsticas y profesadas: el estudio de Ben-David y Zloczower sobre este perfodo muestra y, en parte, explica su irnportancia." La estructura instituei onal interactuo con las motivaciones individuales para producir una conformidad muy alia con estas normas, pero !a medida en que fueron i~temalizadasal1nnohasidodetenninada.Sinduda.se internalizaron fuertemente en muchos casos; y, sin embargo, 105 cienuficos alemanes de extracci6n universitaria trabajaban con la maxima cficiencia en la industria hacia finales del siglo. EI gran exito de la "industria basada en la ciencia" alemana puede atribuirse principalmente a la disponibilidad y eficiencia de los cientificos educados academicamente. No Ialtan perspectivas 'desviadas' entre los cientificos de Ia epoca; W.H. Perkin, que abandon6 un Iaboratorio acaderuico para fundar la industria de tintes sinteticos, declaraba retrospectivarnente que 105 quimicos industriales que habfan estaban buscando nuevos tintes y mas prcvechosos habfan hecho progrcsar la qufmica, no habian desertaJo de ella; el celo afiadido por la motivacion extra, afirmaba Perkin, habia beneficiado a la ciencia." Esta afirmaci6n es la negaci6n de la norma de desinteres. Durante este periodo Ias manifestaciones de desinteres, escepticismo y neutralidad emocional se generalizaron en 105 escritos, panicularrnente en el contexte polemico de los debates entre ciencia y religion, y se trazo una definici6n precisa de la comunidad cientffica a traves de !a ensefianza y la cualificacion forrnales, EI analisis de Merton ofrece un buen punto de pal tida para el estudio de la ciencia de este periodo y ha producido valiosos estudios sobre la asignacion de reconocimiento y recornpensas en la ciencia academic", Sin embargo, hay que seiialar una inconsistencia. Merton basa su analisis sobre la concepcion de que los cieutfficos incorporan "pretensiones de verdad" a un cuerpo.de "conocimiemo certificado". Sin embargo, ell este perfcdo encontramos un rueucr acento de tos cientfficos en las afirmaciones sobre la verdad de su trabajo inrnediato; las "hipotesis de trabaio", las "teorias prcvisionales" y 10s "principios orientaiivos" constituian de manera creciente 1<'.base de la practica cienurica. Annque 10s cienuficos nunca han dejado de; acentuar su interes ~o, la verdad. se han visto cada vez mas obligados a trabajar sabre materiales provisionnles, e incluso especulativos, y a reconocerlos como tales La evaluaci6n de ese material tiende .a depender en gran medina de las diferencias en los paradigmas de los sub-grupos cientificos. Por ejemplo,

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I.H. van', Hoff y S. Arrhenius aportaron lUl fuer:e cornponcnte tcorico ;J la qufrnica ffsica de soluciones en la decada de H~80. Si bien s610 era precisa para soluciones extrernadarnente

dtluidas,

el nuevo enfoque proporeion6 un metoda efeetivo de investilos fisico-qufmicos educados dentro de' este paradigma 10 convirtieron en una ortodoxia inexpugnable, a pesar de que 105 cientificos de otras tradiciones se mostraban escepticos con respeeto a sus supuestos fundamentales. La resoluei6n final de los debates resultantes fue evaluada de forma distinta por cada grupo.

gacion, En una decada

3.- EI awnento de Ias aplicaeiones econ6mieas de la investigaci6n cientifiea ha permitido un eontinuado ereeimiento exponencial de la eiencia. No obstante, la variante academica ha perdido importancia reJativa COli respecto a otras fonnas institucionales que han surgido. Mas aun, durante este crecimiento la ciencia academica ha perdido parte de su autonomra y, cada vez con mayor frecuencia, la circulaci6n general del conocim!ento, incluso del producido por cienuficos puros, se pennite s610 si 10 autorizan los intereses naeionales 0 rnilitares. Puede esperarse que las expresiones de desinteres sean menos universales, incJuso en el mundo acadernico. Tarnbien 105 cambios en la base tecnol6giea de la eieneia estan teniendo su efeeto. La "gran eiencia" acadernica no se adapta bien a un sistema de dereehos de prioridad cientffica individual, ni sus necesidades econ6micas la permite.i la misma posibilidad de autonomia que existia en 105 dfas de la cuerda y el lacre. En nuestra opinion, eJ contexte ahist6rico del funcionalismo mertoniano no es capaz de ocuparse de los cambios que hemos bosquejado. Este enfoque tiende aver las situaciones de cambio como horncosuiticarnente equilibradas 0, cuando men os, como una combinaci6n analftica de varias estructuras ideales de equilibrio, Este rasgo pucde apreciarse tambien en el anal is is que Merton haec de la ambivalencia cientifica. 3. La ambivaiencia

y el ethos cientifico

R.K. Merton y Elinor Barber defincn la arnbivalencia sociol6gica como la incornpatibilidad de expcctativas normativas respecto de actitudes, creencias y conductas asignadas en una sociedad a un status 0 coujunto de status." En un sentido mas restrictivo se refierc a expectativas normativas incompatibles asociadas con un mismo rol. Dado que una misma conducta no puede e xpresar simultaneamente estas norrnas, resultan en una oscilncion entre conductas, Esa ambivalencia puede provenir del contexto estructural de un status particular 0 de los multiples tipos de funciones asignadas a un status, I,C6mo se aplica esto a la ciencia? En su articulo sobre Ia ambivalencia de los cienuficos. Merton dice que "(. ..) una caracteristica de las instituciones sociales es que tienden a organizarsc terminus de pares de norrnas potenciaimente conflictivos. Eso obliga a quienes se sujetan i! las reglas de la institucion a combinar esas inconsisiencras en una accion razonablementc consistente"." Merton repasa numerosos pares de norma; definidos institucionalmente en que puede hallarse cierta inconsistencia potencial antes de discutir ~11 ejcmplo principal: lit Uf"uiVrtkTlc:a bacia la priori dad en el descubrimiento ci entffico. Cornentaremos 5610 dos c!e estos pares; pero nucstras CI iucas pucde extenderse facilfllente J Jas otrns normas que menciona Merton. La objeci-Sn basica que debe hacer se es que el conflicto depende del modo como Merton estabiece las normas. Puede que reflejen las dificultacies y ambivalencias de algunos cientffico, particulares, pero, a: no existir una version compJetamente consolidada de rnucnas de est as normas, es prcciso considerar COli el maximo cuidado toda expresion particul~ de ellas, Es posihle, incluso, que algunas de ellas no puedan ser expresadas pn ,~ formn dp lJ'la
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r.

EL ETHOS C1ENTIFICO

45

Consicerernos el primer par tie nonnas citado por Merton: "Un cientffico debe estar dispuesto a poner a disposiciou de sus iguales su conocimiento novedcso tan pronto como sea posibIe, pero, debe evitar una impropia tendencia a abalanzarse a publicar"." La scgunda norma es demasiado valorativa para ser adecuadamente descriptiva. "Que significa el termino "impropia"? La unica interpretaci6n que pod em os sugerir es que cuando existe una alta probabilidad de que algo em que se cree firmcmente sea incorrecto, esto es, de que no sea conocirniento en absoluto, lanzarse a publicarlo es irnpropiamente apresurado. Pero bajo esta interpretaci6n las normas antes formuladas no se contradicen. En otro arttcuto," Merton parece aceptar que los pares de normas que producen la arnbivalencia no son realmcnte contradictorios pero cree que los cientfficos que intemalizan ambas podrian sentirse facilmente orientados hacia acciones opuestas. Sin embargo, cabe dudar seriamente de que exista un gran ruimero de eientfficos que hayan intemalizado unos aforismos tan genericos, como 105 que Merton empareja al comienzo de su estudio de Ia ambivalencia. La mayoria de los cientfficos disponen de complejas normas tecnicas con respecto a la pub Iicaci6n y sin duda son estas, en much os easos, las que describen un camino ideal de acci6n entre 105 casos extremos que impIican los aforismos de Merton. Pero, en estos casos, eJ camino ideal es fa norma y son las fonnulaciones de Merton las que hacen que parezca que hay una tensi6n que no esta presente en la situaci6n. En algun caso, un conflicto entre normas tecnicas podrfa generar ambivalencia psicol6gica (dependicndo, claro, de la personalidad individual Gel cientffico), pero la ambivalencia sociol6gica 5610 existe cuando Ias demandas sociales sobre un individuo son incompatibles, y este no es eI caso. Convendra que consideremos el segundo par de normas expuesto por Merton para ilustrar otra cuestion. "EI cientffico no debe consentir ser victima de modas intelectuales, esas ideas eflmeras que surgen en WI momento dado y que estan condenadas a desaparecer, pero debe ser flexible, permanecer receptivo a nuevas ideas prome~e?oras y evitar osificarse bajo el disfraz del manteimiento responsable de las tradiciones intelectuales" .39 A veces ocurre en ciencia un sub-grupo de investigadores desarrolla una nueva idea, teorfa 0 tecnica: la evaluaci6n negativa como "rnoda inteIectual" (evaluaci6n desfavorable) suele ocurrir fuera de ese grupo, que esta mas inclinado a considerarla "una nueva idea prometedora'' (evaluaci6n favorable). La presencia simultanea de estas dos evaluaciones dentro de 1a ciencia no conduce necesariamente a la arnbivalencia, pues raramente ocurre que un sujeto las perciba y les conceda significado' al mismo tiempo; los cientificos raramente tratan a todos los demas cientfficos como un grupo significati vo de referencia. Las dernas normas que enuncia Merton pueden criticarse del rnisrno modo. Recurren a un lenguaje persuasive cuando una descripci6n aprcpiada rcsolvena el couflicto; afirman posturas extremas cuando se precisa un punto medio; formula ias normas de manera demasiado general; en ocasiones opone las norrnas de sub-grupos separados e incompatibles 'j esto es claramente incorrec.o si se mantiene que 1::'5normas obligan a todos los cientfficos-. Tras exponer esos pares como ejernplos de conflicto normativo en ciencia, Merton aborda Ia arnbivalencia bacia 1a prioridad en 105 descubrirnientos cientfficos. Esta se atribuye a que e! rol de ciennfico incorpora dos val ores potencial~e?te incompati~Ie~: eI valor de la originalidao. que lleva al deseo de obtener reconoc.miento por la pnondad, y eI valor de la humildad, que conduce a insistir sobre 10 poco que uno ha logrado

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46

EL

BARNF.5 Y DOLBY

rcalizar. A difcrcncia de la mayor parte de su lista, cste conflicto puedc ser una autcntica fuente de tensi6n en la ciencia, aunque no debido alas dos normas expuestas -se dud a si la humildad 'deberfa ser accptada como norma cientffica-. La tension real proviene de que la ciencia se bas a en un sistema analogo al de la propiedad privada; un sistema que ha tenido muchas dificultadcs y tendra que encararlas aiin mayorcs en el futuro. EI sistema cientffieo se ha organizado alrcdedor del reconocimiento del descubrimiento como propiedad del descubridor. EI homenaje se rinde a los descubrimientos y es sobre est os que los cientfficos reclaman dcrechos de propicdad. ESIC sistema tard6 en estableeerse. Precise de 1,1 institucionalizaci6n de un proceso de concesi6n de credito a todo trabajo previo sobre el que se basase una contribuci6n; tam bien de la aceptacion de que la datacion de descubrimientos debfa basarse en su fecha de publicacion y no en la de realizaci6n del trabajo. Esto era necesario para evitar querellas sobre improbables pretensiones de que algun trabajo habfa sido realizado mucho antes por alguien que no 10 comunie6. EI sistema no logro aceptaci6n universal hasta el siglo diecinueve. Su importancia creci6 con la profesionalizacion de la ciencia una vez que los derechos de dcscubrimicnto se con virtieron en el rnetodo principal para evaluar el trabajo de un investigador. El derecho de propiedad sobre los hallazgos parece haberse convertido en parte esencial de la ciencia. No obstante, siernpre ha habido complicacioncs. Una Iucnte concreta de dificultades ha sido el problema de los descubrimieruos simultaneos, Al principio se SUpUSJ que se trataba de un hecho infrecuente y que, cuando ocuma, los protagonistas se enzarzaba a menudo en acusaciones de plagio." em la progresiva mejora en Ia instimcionalizacion de los medios de atribuci6n de los descubrimientos este caso fue cada vez menos probable, y el descubrimiento simultrineo se recouocio como uno de las inconvenientes de hacer ciencia, especialrnente en campos donde trabajaban muchas personas. Aquellos a quienes les preocupaba esta cuestion buscaron tern as que nadie mas cstuviera investigando, Esto es 10 que hizo Faraday en sus ultimos aJ10s, preocupado por su perdida de memoria y por la posibilidad conexa de plagio 1 inconscicl]te: En general, sin embargo, los cientfficos rcprimieron las dificultades que podtan acarrear los descubrimientos siraul.aneos y continuaron como hasta entonces. Pero Ia ciencia ha crecido y con ello se ha producido un incremento del mirnero de d~scubrimientos, del rnimero de personas trabajando en cada tema concreto y de la dificultad de saber que hacen todos los Demas er: el campo. Todo esto ha aumentado 1,1posibilidad de descubrimientos sirnultaneos. Cada vez es menos frecuente que alguien pueda afirmar que la naturaleza de su aportacion ha dado forma a todo un campo. Si ese alguien no 10 hubiese hecho, otra persona lo habrfa conseguido. Ad-mas. se ha visto cada vez mas claro que un descubrimiento no es una cosa fiei! de atribuir a una sola persona. Donde la tradici6n ha visto a cientfficos cuyos descubrimientos excedfan las posibilidades de sus contemporrineos, e inclusc los tildaba de ,.adclantados' a S:J tiCiDPO" (una frase muy dudosa), los recientes estudios hist6ricos tienden "- rnostrar que el u abajo prcvio ai de ros grandes hombres en cucstion conducfa de forma bastante natural al descubrimienio, y que frecuentemente hizo falta un trabajo posterior para exprcsado en la forma en que se Ie rccuerda, EI descubrimiento como derecho de propiedad no l~sulta tan. cl~o ni tan natural como se nabfa crefdo, Por ejernplo, Kunn" analiza que ~l descubrirniemo del oxfgeno 1]0 fue un acto simple atribuible inequfvocarnente a un llld:~lduo ~. en ~ momento concreto en el tiempo. Varios qufmicos debieron preparar el aJI;: ennquccido por el gas en los inicios de la decada de 1770 sin saberlo. C.W. Scheele prepare una rnuestra relativamente pura, pero no public6 sus resultados de

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I

ETHOS

C1EN1if1CO

47

irunediato. 1. Priestley prepare el cas en 1774 ~. io idcruifico primero como oxide nitroso, y en 1775 como aire con rnenos flogisto de 10 normal, Lavoisier inici6 su trabajo despues de Priestley, caracterizando el gas a principios de 1775 como aire mas puro y respirable, y en 1777 como W13 espccie distinta, uno de los dos principales constituyentes de la atmosfera. EI descubrimieruo del oxfgeno Iuc, por tanto, un proceso gradual y sucesivo, y la contribuci6n que WI individuo hizo en alguna fase bien pudo haber sido reaJizada por cualquier otro. Este ejemplo parecer ser tfpico. La practica tradicional esta lejos de haber desaparecido, aunque hoy cucrua mucho menos que hace un siglo y estan surgiendo nuevas pauias que hacen el concepto de posesi6n del descubrimiento aun menos coherente. La tendencia de 1,1investigaei6n hacia el trabajo en equipo, ninguno de cuyos miembros puede atribuirse el dcscubrimiento de ningiin product a del grupo, no ha causado la tension que podria habcrse esperado. Un cicntffico puede hoy dfa obtener su reputaci6n al ser reconocido por aquellos que trabajan en su propia especialidad como alguien que trabaja bien. no como un descubridor. Tambien se esta extendiendo 1:>,practica de circular ideas tentativas para que sean criticadas, de forma que cuando aparecen impresas deben agradecimiento y credito a mucha gente, 10 que tambien se aleja de la pauta tradicional. Los residuos de la vieja practica pueden observarse en la dificultad de decidir si el credito por un artfculo finnado por varios autores debe ser mayor para al primer autor 0 igual para todos. Algunas ciencias aun rnantienen la vieja practica, en otras hay quienes emplean claborados procesos para igualar el credito (como carnbiar los nombres ell un ciclo de sucesivos articulos, de forma que cada persona ocupa el primer lugar en un aruculo 0, mas corminmente, seguir el orden alfabetico, 0 incluso, rechazar la menci6n de cualquier nombrc). Asf pues, 1,1 apropiabilidad de los descubrimientos es una forma institucional cambiante, quenecesito algun tiempo para desarrollarse, nunca Iunciono idealrnente (tal como Merton ha ilustrado con.prehensivamente)? y cuya importancia se hall a hay en declive. La ambivalencia, ya fuese institucional 0 psicol6gica, existio, y en menor medida aun existe, dentro de este sistema; las normas estadisticas SOIl completamente evidentes en cste caso. Pero estas normas estan cambiando: Merton menciona evidencias que indican que la tasa de querellns en cases de descubrimientu simultaneo estan disminuyendo" y, por el contrario, que el ambito de la autoria multiple esta en aumento en much os areas." Merton afirma que: "Para nuestos prop6sitos, 10 que unporta de esos cambios es que e! interes por la prioridad seguramente ha variaco con el tiempo; segundo, que 10 ha hecho en relacion con 1,1organizacioa del trabajo cientffico, y tercero, que estos carnbios pueden, eventual e indirectamente, disminuir la arnbivalencia de los cientfficos bacia el logro de reconocimiento por la originalidad de sus aportaciones"." Puede darse 1111 paso mas y sugerir que res cambios no s610 ocurren dentro del sistema de rcconocirruento, sino que afectan at mismo sistema de reconocimiento. Los supuestos funcionatistas han encontrado dificultades para rratar esos cambios, y donde el funcionalismo se basa en una estructura normativa totalmente separaoa del contcaido escterico de la ciencia, la uificultad se exacei oa: por ejemplo, ei surgimiento de los "colegios invisioles'"" ~61u puede explicarse teoricamente a la luz de los problemas logfsticos relatives a la diseminacirm de una cantidad creciente de informaci6n y de la progresiva division del trabajo cienufico, Los estudios sociologicos de la cicncia ya no pneden permitirse ignorar su contenido esoterico ni sus caracterfsticas dinamicas.

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48 BARNES

4. Conclusi()nes

Y DOLBY

finales

En las hiper-diferenciadas sociedades actuales el orden social puede ser sostenido por agcncias especializadas en ausencia de un consenso nonnativo total; puede haber c?municaci6n rea] e interacci6n significntiva entre grupos con practicas y val ores muy diferentes, Tales grupos parecen haber existido siempre en hi ciencia; en suma, el ~onscnso. normativo y la cohesi6n dentro de ellos explica el eficiente intercambio de 1ll:ormaCl6n y la cooperacion que son tan valiosos para el desarrollo de la ciencia, nuentras que las diferencias entre ell os ayudan a explicar la innovaci6n conceptual y el desarrollo de nuevas teonas 0 disciplinas. Los grupos de cientfficos que muestran un mayor grado de consenso son I~~ comu:-lldades-que comparten-un-paradigma de Kuhn. La cohesi6n, solidaridad y comprormso que poseen emanan de las norm as tecnicas de los paradigmas," no de un "ethos" cientffico global. Es bien posible suscribir las nonnas tecnicas sin adoptar una "id.entidad cientffica"; estas son compatibles con una amplia gama de orientaciones religiosas, polfticas 0 filos6ficas; puede sancionarlas un sistemas de reconocimiento 0 de recompensas econ6micas; y sus actividades asociadas pueden legitimarse de varias maneras. Las comunidades que com parten un paradigm a resuelven eficazmente los problemas que sus metodos les habilitan para solucionar, pero esas mismas cualidades de solidaridad y cohesi6n limitan la medida ell que es posible ruodificar los rnetodos y las tecnicas para abordar 10 inesperado. Con Irecuencia son los miembros de otra c?n:unidad quienes resuelven el problema inesperado que ha surgido en una comunidad distinta. Dentro de la ciencia, con sus diversos temas y metodos de investigaci6n, existen muchas comunidades que comparten paradigmas; a veces hay mas de una trabajando en un mismo campo. Cuando esto ocurre, 0 cuando otras comunidades migran hacia WI problema que anterionnente s610 era relevante para un grupo, invariablemente surgen diferencins sobre la evaluaci6n de su exito relativo. Esto produce un cambio importante, que no pueden ser explicado por cambios de opinion individuales, en cl significado de Ios grupos competidores, EI grupo "triunfador", invariablemente obtiene la parte del le6n de los nuevos .ngresos del campo y, con el crecimiento exponencial de la ciencia, Ilega a constituir el "punto de vista mayoritario", Por supuesto, esto no niega la importancia de los cambios de opini6n individuaIes, ni del dialogo que se establece entre los diferent~s grupos de conscnso, que en ocasiones redunda en un nuevo paradigma que proporciona un consenso total. Cuando dos grupos de consenso cornparten problemas, sus reIaciones vanan entre arnistosa y la lucha encamizada, Ambas urientaciones har, side en ocasiones, "funcionales". EI debate cs posible entre tales grupos, aunque inicialrnente pucda estar lJeno de nialentendidos, gracias al lenguaje y a los conceptos compartidos fuera de los paradigmas particuiares. Estos procesos mediante los que se logra el mutuo entendimienro son 'ill rasgo crucial de los can.b.os cientfficos. En este contexte es e~;::2c;alme:-:te frecuen.e apelar alas nOJ1Yla" cicnrfficas, en particular e•• la crftica del advcrsarir« en el debate. Estas apelaciones pueder; ir desdc Ias diferencias mas espccificas de rnet()uo entre ambos gmpos, hnsta.llnniadas mas generales a h sensatez. Apelar a I~ raclcnalldad, el escepticisrno cientffico 0 el desinteres tiende a ser de poco efecto y uene m;:s relacion :OI1 las malinterpretacioncs recfprocas entre las comunidades que con la concucm real de Ios cientfficps; no deberfan abstraerse tales afirrnaciones de su contexte nolemico,

la cornpeticion

EI disenso

normative

juega

claramente

un rol vital en la ciencia;

pero son el

EL ETHOS CIENTIFlCO

49

lenguaje y la culture compai lidos por Ius cienuficos, y no unas normas especfficamcntc "cienuficas" predominantes, Ias que median y hacen feitiles las nonnas tecnicas irnplfcitas en los paradigmas. Igualmente, es el orden y la estructura de reglas de la sociedad circundante 10 que amortigua la intensidad del conflicto nonnativo; ningiin cientffico esta totalmente en manos de los otros, las sanciones son en realidad muy limitadas particularmente en ciertos momentos de la carrera cientffica- y pocos cientfficos son responsables ante sus colegas especialistas exclusivamente. Nosotros sugerirfamos que, junto alas premisas funcioualistas, uit u elemento de la posici6n te6rica de Merton ha contribuido aI excesivo enfasis sobre las nonnas cientfficas predominantes: la tendencia de su analisis a tratar cada instituci6n como una micro-sociedad con problemas de integraci6n identicos a los de la sociedad global. Esperamos que la naturaleza de nuestro desacuerdo con esta perspectiva haya quedado clara. NOTAS 1. R.K. Merton, Science and Democratic Social Structure, Social Theory and Social Structure (Glencoe, Free Press, 1957), p.551. [Existe version espanola, Teorta y Estructura Social (Mexico, FCE, 1973)(N. del T.)]. 2. Ibid. p.553. 3. Ibid. p.556. 4. [bid. p.558. 5. N. Storer. The Social System of Science (New York. Holt, Rinehart and Winston.

1966), p.79.

6. B. Barber, Science and the Social Order (New York, Collier, 1962). p. 126. [Existe version espanola, Ciencia y el Orden Social (Barcelona. Ariel. 1966)(N. del T.)]. 7. Merton,

"1'. cit.

p.560.

8. Barner, op. cit. w.32 y ss. 9. Storer, op. cit. p.77. Pietism and Science, Social 1heory and Social Structure,

10. R.K. Merton, Puritanism,

op. cit. p.77.

11 S. Marcson, The Scientist in American Industry (New York, Harper, 1960). 12. W. Kornhauser,

Scientists in Industry (Berkeley, University

of California

Press. 1963).

13. Ver, por ejemplo, Barber op. cit., capitulo III. 14. K.l. Downey, "Sociology

and the Modern Scientific Revolution",

Sociological

Quarterly,

V][[ (1967),

pp.23'! y ss. IS. R.G. Krohn, The Institutional Localization -f the Scientist Gild his Scientific Vclues, LR. E. Transactions on Engineering Management EM-8 (:961), pp.l33-138. 16. S. Box y S. COlgrove, "Scientific Identity, Occupational of Sociology, XVH, (1966), pp.20-28. 17. ~torer, Ie. Barber

Selection and Role Strain", British Journal

"1'. cu. p.I65. op. cit. pp.32 y

55.

i9. S. Lukes, "Some Problems about Rationality", Y ss.). 20. Merton, Science and Democratic

European Journal

of Sociology.

'I!!I (1967), !,p.~47

Social Strucr ••re, op. cit, p. 555.

21. T.S. Kuhn, "11,e Function of Dogma in Scientific Research". (London, Heinemann. 1963), pp.347-369.

in A.C. Crombie (ed.), Scientific

Change

I

----=-----~-----;---------50

BARNES Y DOLBY

22. Ver. por ejemplo, T.S. Kuhn, The Structure ofScielUifc R. vo'utions (Chicago, Univ, of Chicago Pr-ss. 1962) [Existe version espanola: La Estructura de las Revoluciones Cientijicas (Mexico, FCE, 1972)(N. del T.lI, capitulos n-v. 23. W.O. Hagstrom,

The Scientific Community

24. Menon, Science and Democratic

(New York, Basic Books. 1%5), p.lO.

(London, B.b.C., 1%4).

Social Structure; op. cit., p.552.

29. Mary Douglas ha plantcado en Natural Symbols (London, Crasnet Press, 1970) [Existe version espanola, Simbolos Naturales (Madrid, Alianza ed, 1982)(N. del T.)] un estudio comparative de la incidencia de Ias cosmologfas antropomorficas e irnpersonales. 30. Sabre los recientes England (London, Nineteenth-Century 1964).

debates

en este punta, vease D.S.L. Cardwell,

The Organisation

of Science ill

Heinemann, 1957); E. Mendelsohn, TIle Emergence of Science as Profession in Europe, en K.B. Hill (ed.), The Management of Scientists (Boston, Beacon Press,

31. Veasc, por ejemplo, cl comentario de Lavoisier sabre su accion, citado en W. Whewell, History of the Inductive Sciences (London, 1837), vol, HI, p. 131. 32. Par ejemplo, algunos de los que reaccionaron Decline of Science in England (1830), expresaron franccsa. La creencia politica en la no intervencion educaci6n cicntlfica. Cardwell cementa que rnuchos tcncr razon. Vcr D.S.L. Cardwell. especialmente, p. in England (1857-1861) que el declive de la ciencia gran pane, 0 las funestas influcncias del mecenazgo 33. J. Ben-David y A. Zloczower, "Universities Journal of Sociology, III (1962), 45-84. 34. W.H. Perkin, "Hofmann

contra la obra de C. Babbage, Observations on tire que \a ciencia inglesa e ra mucho mas libre que la del Estado se extend fa a mcnudo a la ciencia y a la victorianos parecian creer que el Estado nunea podia 56. H.T. Buckle sostuvo en su History of Civilization france sa a finales del siglo diecisietc fue debido, en de Luis XIV.

and Academic Systems in Modem Societies", European

Memorial Lecture", Journal of the Chemica! Society, LXIX (18%), 596.637.

35. R.K. Menon y E. Barber, Sociological Ambivalence, in E.A. Tiryakian Values and Socio-Cultural Change (London, Collier-Macmillan, 1963). 36. R.K. Menon, TIle Ambivalence McNally, 1965), p.112.

of Scientists,

(ed.), Sociological

Theory.

in N. Kaplan (cd.), Science and Society (Chicago, Rand

37. Ibid. p 113. 38. R.K. Merton, "Priorities

in Scientific Discovery", American Sociological

39. Merton, The Ambivalence

of Scientists,

Review, XAll (I <15'/),p. 035.

op. cit., p.1l3.

40. Vcr. par ejcmplo, Menon, Priorities in Sciemific Discovery. op. cit. y ~inglel0ns and Multiples in Scientific Discovery,rrccading> of thr American Philosophical Society, C\l (1961),470-486; tcrnbieu, Kuhn, Tilt' Structnrr of Scientific Revolutions, op. cu. y Ene(gy Conservation R." an Example ')! S:r.~:1!tJ. neaus Discovery, i~ ~.~.Clagett (ed.). Critical Problem, ill the History of Science (Madison, University of Wisconsin Press, 1959), pp. 321.356. 41. L. Pearce Williams,

Michel Faraday: A Biography

42. Kuhn, The Structure of Scientific Revolutions. Discovery", Science, CXXXVI C962), p.760.

(London, Chapman aile Hall, 1965), r,49\.

op. cit. Pt'. 53 Y ss. Id "Historical

Structure of Scientific

43. Menon, Priorities in Scientific DIScovery, op. cit.; "Resistance to the Systematic Disccverie, in Science", European Journal of Sociology. IV (1963). p.237.

Study of Multiples

r '-',,'

0; Scientists, op. cit. p.12S.

45. H.A. Zuckennan, '''t110 Nobel Laureates in the United States. A Sociological Collaboration". (Articulo no publicado, Columbia University, 1965).

Study of Scientific

of Scientists, "p. cit. p.130.

47. DJ. de Solla Prioe, Little Science, Big Science (New York, Columbia

26. T. Parsons The Sori»! System (New York, Free Press, 1951) [Existe version espanola, EI Sistema Social (Madrid, Alianza ed., I 978)(N. del T.)]. 27. Ver, por ejemplo, D. Edge (cd.), Experiment

44. Menon, The Ambivalence

46. Merton, The Ambivalence

Social Structure, op. cit., p.554.

25. Storer, op. cit., p. 78.

28. Menon, Science and Democratic

I

51

EL ETIIOS C1ENTIFICO

University

Press, 1963).

4&. Para otra aproxirnaci6n que acentua c6mo 10s paradigmas consutuyen en sf rnismos las normas de la actividad cientifica, vease M. MulJc:ay, Social Research, XXXVI (1969), 22-52.

( Sociologias normativa

e interpretativa

de Ia ciencia'

John LAW y David FRENCH

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La distinci6n entre el modo 'interpretativo' y 'normative' de hacer sociologfa es crucial, pues ambas se basan en actitudes diferentes, irreconciliables de hecho, hacia el actor y sus capacidades, y dan lugar a tipos muy divers os de sociologfa y de explicaciones sociol6gicas. Por regIa general, realizan investigaciones empfricas de caracter diferente en areas muy distintas y emplean metodos dispares.' La sociologfa de la ciencia, aislada hasta cierto punto de los recientes desarrollos en sociologfa, ha dcsarrollado convcncionalmene Sl~S propias areas de problemas y de controversias. La mas resenable entre estas es la que divide a quienes adoptan un analisis Mertoniano de aquellos que intentan desarrollar la tradici6n Kuhniana.' Se ha dicho que estos dos enfoques son incompatibles y, de hccho, 10 son en aspectos importantes.' Sin embargo, este artfculo plantea que la atenci6n prestada a sus diferencias ha oscurecido el hecho de que, al menos segun ciertas interpretaciones, tienen importan,te~ similitudes. En concreto, ambas reflejan un modo normativo de discurso; por contra, apenas si han empleado formas alternativas de analisis interpretativo, como se vera. EI desarrollo de un enfoque interpretativo alternativo en la sociologfa de la ciencia podrfa conducir a una vision de la ciencia rnuy diferente de la que se ofrece actualmente en el marco normativo. Una sociologfa interpretativa centrarfa su investigaci6n empfrica sobre ciertos supuestos que se dan por sentados en la sociologfa normativa. Por ejemplo, asumirfa que en la ciencia el significado esta sujeto a continuas negociaciones, y apuntarfa que el grado de coherencia conceptual de una disciplina (0 de la ciencia) es pioblemauco. En otras palabras, afirmarfa el grado de coherencia es una cuestion a determinar mediante i.ivestigacion empfrica, y no generalizable a priori. Esto contrasta seriamente con el enfoque normativo actual, que asume un alto grado de consenso cognitivo y normativo y busca, COllO uno de sus primeros objetivos, identificar un conjunto relativamerue estable de normas al que se considera, simultaneamcnte, la gufa del ciendfico en su trabajo y los rasgos definitorios de la naturaleza institucional de la ciencia. L'! obra de Kwm ocupa una posicion ambigua respecto a esta distincicn. As!, su concepto de paradigma (como un conjunto de supuestos que limita I" acci6n rlel cientffico) se ha tornado como base de una interpretacion normative particular de I:! sociologfa de ta ciencia. Hace tiempo que Mulkay, en un irnportante articulo, avanz6

• Fditado originalmente Review.

('

(1974),22;

como "Normative and Interpretative

1'1'. 581-595.

Con penniso

del aotor,

Sociologies of Science", en The Sociological

- --- -------- - ..------------------------------~--~.-----.-~-

54

LAW Y FRENcli

explfcitamente esta posicion," y apreciacioncs parecidas pueden encontrarse en trabajos de otros autorcs, Sin embargo, la obra de Kuhn tambien pucde leerse en semido interpretativo y, en nuestra opini6n, cuando se hace asf sistematicamente, conduce a una potente y flexible imagen de la accion ciernffica. En la actualidad, la posicion interpretativa esta muy poco desarrollada en comparaci6n con la tradici6n normativa.' Este articulo se propone argumentar que, una vez desarroJlado, el podcr conceptual de la tradicion interpretativa residira precisrunente en aqueJlas areas donde la tradici6n normativa es mas debil. POl' ejernplo, Ia sociologfa interpretativa de la ciencia evita, en principio, dos importantes dificultades conceptuales intrfnsecas y condicionantes del anal isis normativo. La primera cs la distinci6n entre factores internes y extemos; una distinci6n que, aunque fuenemente arraigada en la tradicion nonnativa, no afectara del mismo modo la estructura conceptual del enfoque interpretative. Estc no tratara ala ciencia como aislada de, 0 corruptible por, otras fonnas de vida social, sino como un aspecto de un sistema situado de actividades." La segundo se refiere a la innovacion, En un analisis interpretativo, la innovacion no se vera como una propiedad especial de la acci6n cienufica sino como una propiedad general de toda acci6n social. Por supuesto, es importante tomar en consideracion la apreciaci6n de los actores sobre si una accion es innovadora 0 convencional (esto, entre otras cosas, afectara a la naturaleza de la interaccion), pero no compete al analista determinar que constituye 0 no una acci6n innovadora. Un analisis interpretativo permitiria, por tanto, un analisis similar de la acci6n cientffica y no cienufica y, posiblemente, la transferencia de algunas ideas de Kuhn a areas de la accion social que normalmente no son consideradas innovadoras. Basta C0n estos dos puntos para mostrar que la sociologia interpretativa de la ciencia diferirfa notablemente de la variante normativa. Pero aiin hay una razon adicional -y, en cierto modo, mas fundamental, para abogar por el desarrollo de una sociologfa interpretativa de la ciencia. A! firmar un compromise explicito con alguno de estos enfoques, el sociologo comprornete manifiestarnente con unos modos y areas de trabajo particulares y con un modele concreto. Podnamos decir que elige sus fuerzas y sus debilidades, EI peligro surge cuando esta elecci6n es implicita, pues abandona distintas posibilidades cuya existencia ignora. EI analista se compromete con un modo de analisis, con todos sus supuestos conceptuales, y el trabajo mira en una sola direcci6n. Hay evidencia de que eso ha ocunido en la sociologfa de la ciencia. Con notables pero escasas excepciones, la rnayorfa de las cuales son muy recientes,' la distincion entre 10 normative y 10 interpretative se ha desdibujado en un analisis que, en general, se inclina hacia el primero.

I

de

III

ciencia

Las diferencias entre Ics analisis Mertonianos y KlLt,.nianos de la ciencia son bien conocidas, pero, por 10 general, se ha apreciado rnenos que la ob.a de Kuhn y I" de algunos de sus seguidor es sociologicos. incluyendo a Mulkay, cornnarten un cornprorui.so normative fundamental. En estc epigrale contrastarcmos el analisis n ormativo propuesto per Merton con el recomendado por Mulkay eu 1969. EI articulo de Mulkay "Algunos aspectos dei crecimienro cultural ('11 las ciencias naturales" fue una aportacion original e influyentc a una sociologfa norrnativa y kuhniana de la ciencia. Su comoromiso con un modo norrnarivo de analisis era, adernas, particularmente claro. Es pOI ·eJ!o que considerarnos con mayor detalle los aspectos normativos de este articulo (si bien

debe hacersc

55

NORMATIYA E INTERPRETAnVA

nctar que en sus trabajos

mas recientes

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escritos similares de Parsons." En su interpretacion de Kuhn, Mulkay asurne una coherencia similar son respecto al paradigrna, Citando a Festinger, Mulkay sostiene que el cientifico individual intenta evitar estados de disonancia cognitive." Ademas, como los paradigm as pueden concebirse como conjuntos de norm as , es razonable asumir que las acciones y creencias cientfficas de todos los cientfficos vinculados a un paradigma iormaran, en abstracto, un todo cientffico coherente (seguramente un complejo conjur.to interrelacionado de teonas e imagenes de los datos). S6io se permitira cierta inconerencia en areas incipientes (exploratorias), donde los marcos normativos 3Un no se han establecido adecuadamente. (c) EI Consenso Cognitive. Merton asume el consenso cognitive desde su invcterado empirismo. Para el, cuando \1,., actor aprende a representar el rol de cientffico liega aver claramente Ia uaturaicza eel mundo real (es decir, ~~el conocimiento, una vez testado, es cienufico 0 no) asf Co.i1O de la del papel que tiene que desempeiiar. M~s a11.'1,se asurne que d0S cienuficos adecuadameme sorializados nunca enruentren serias dificultades para Jlegar a un »cuerdo sobre el status del conocimiento relevante." EI artfculo de Mulkay sugiere que 10 mismo vale para ios cientfficcs que trabajan dentro de un paradigma. Este !'lant..:arniento se explicit" al hablar de normas 'tccnicas' y 'cognitivas ', y al negar la tesis de Kuhn de que hay cirr unstancias bajo las cuales no es posible

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ha cvolucionado

analisis y mochas de sus consecuencias son identicas. (b) La Coherencia del Conocirniento. Ambos enfoques sugicren implicitamcntc que dentro de la ciencia (0 de la red de investigaci6n) el conocimiento cst:1 bien organizado v es coherente. La conceptualizaci6n de Merton de las acciones cientfficas evidencia su compromiso con una visi6n positivista y empirista de la ciencia. 12 Los hechos sobrc el mundo, si se los recoge correctamente, son acumulativos y, jJreswniblemente, verdaderos para siempre." Las teonas, construidas dentro de marcos coherentes, responden a los hechos. Una visi6n similar es aun mas c1ararnente observable en

diferenciar

(abstraer)

las rcglas de los paradigrnas."

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Mulkay

direccion de un analisis interpretative'). Pueden senalarse varias areas de similitud normativa entre Merton y Mulkay que, pensamos, de fin en sirnultanearnente sus fucrzas y sus debilidades al estructurar la naturaleza del analisis. . (a) Marcos Normativos. EI compromiso de Merton con un marco normative estatico es muy evidente -se afinna que las cuatro normas que caracterizan la ciencia han perrnanecido estal.les desdc el siglo XVII-: Mulkay adopta un compromiso similar, aunque men os global, al sostener que el paradigm a de Kuhn puede verse como constituyente de las normas tecnicas y cognitivas." Esas norm as fonnan un marco que haec inteligibles acciones del cienufico. En general, para Wl "cicnufico normal" las nonnas cambian poco (la noci6n de "aniculacion" parece rcferirse a sucesivas espccificaciones normativas). Sin embargo, a veces, el carnbio normativo puede ser rapido. Mulkay sugiere que areas cognitivas enteras pueden ser reorganizadas normativamente a traves de procesos de invasi6n cientffica (esto es, a iraves de la transferencia de marcos normativos de un area a otra"). En momentos de revoluci6n cientffica, los viejos marcos normativos son revocados y sc crean y accptan otros nuevos, Sin embargo, dentro de una disciplina cienufica "normal" la imagen dominante muestra marcos normativos relativamente est uicos que gubiernan las acciones cientfficas y. 51 bien el contenido de tales norrnas cs IllUY difercnte del scnalado por Merton, la f0I11111del

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E! analisis normative

SOCloLOGfAS

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LAW V FRENCII

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E INTERPRETAllVA

propia naturaleza, una contradiccion en ~f inisma. La distinci6n entre nC'!"1TIasinternas y extemas ha Ilevadc a menudo a un internalismo que ignora, 0 al men os lrata.erraucamente, los Iactores externos. De igual modo, el enfasis dado a la coherencia de los marcos normativos aleja la atencion, por WI Iado, de las posibles incoherencias y, por otro lado, del tratamiento de la acci6n cientifica como un proceso. Ninguna de cstas dificultades es fatal de necesidad y todas pueden. de algiin modo, ser superadas dentro de la tradici6n norrnativa. Sin embargo, pensamos que la altemativa que ofrece el enfoque interpretative evita 0 rcsuclve I.IL: manera sistematica todas cstas dificultades y, al tiempo, abrc al estudio rasgos de la ciencia que en buena medida han pasado

(d) Determinismo Cultural y Desviacion. De acuerdo conic anterior, las posiciones de Merton y de Mulkay pucden caracterizarsc como culturalmente deterministas, En las areas donde In conducta esta regulada por las norrnas, la acci6n innovadora (por ende, quebrantadora de las norrnas) no esta pcrmitida. Como consecuencia, resulta evidentc cuando sucede una desviaci6n (todo el que cste involucrado la reconoce como conducta que no se ajusta a la norma)." EI analisis de Kuhn senala que esto ocurre raramente porque el aprendizajc cientffico y los procedimientos de selecci6n son muy rigurosos. Sin embargo, cuando sucedc (y Mulkay cita el caso de Velikovski") el cientifico en cuesti6n se convierte en objeto de sanciones por parte de sus colegas. (e) Intemalismo. Arnbas perspectivas, en tanto que conceptualizan las disciplinas o las instituciones cienuficas como conjuntos de normas, tienden a ofrccer cxplicacicnes de la aeci6n cientifica en terrninos predorninantemente "internos '. Esto es especialmente cierto en el analisis normativo-Kuhniano, donde la estructura de las reglas esta bien especificada y tiene que ver solo con el conocimiento cienufico." Por otro lado, Merton se ha ocupado mas de las rclaciones entre norrnas intemas y externas, pero es esta misrna distinci6n la que conforma su analisis, Las normas externas se ven como apoyos de, 0 como amenazas contra, las normas internas. D~ ahf deriva la conocida hip6tesis del "cheque de valorcs'?' y, dado el caractcr funcional del ethos de la ciencia, un analisis implfcitamente tenido de valorcs que considera a ciertos tipos dc sociedadcs como rnenos propicios para cl crccimiento de la ciencia." (f) lnnovaci6n. -Imegrar satisfactoriamente la innovacion en un marco normative requiere mucho talento. Melton, de facto, evita esta cuesti6n. EI ethos cientifico, que es su principal preocupacion, genera el clima normativo apropiado para que la innovaci6n pueda ocurrir y sea com partida y cornprobada. Kuhn, por supuesto, presta mucha atenci6n a la innovacion (10 discutircmos mas adelantc) y, sin embargo, surgen ciertas dificultades en e! analisis cuando los paradigmas se conccptualizan como normas, pues es el caso que la conducta regida por cicrtas normas nc puede, por su propia naturaleza, ser innovadora con respecto a esas normas. La iunovacion se conceptualiza de acuerdo con tres formas posibles: a travcs del conflicto normative, mediante la transferencia normativa y por rnedio de la especlficacion normativa, La prim era posibilidad implica que la innovaci6n puede considerarse como una desviaci6n (una pusibilidad que Mulkay" ha apuntado pero que no ha desarrollado). La segunda posibilidad se refiere ala invasion cientifica -a la reestructuracion norrnativa de un area particular de conocimiento-. Mulkay afirma que este no es un succso infrecucnte en la ciencia." La tercera posibilidad (que es la que mas se corresponde con la categoria kuhniana de 'articulaci6n') apunta que los marcos normativos sc establecen grcsso modo y que los detalles se especifican posteriormente. Modos normative e enterpretativo Asi pues. la sociologia normativa de la ciencia tiene unnortantes puntos fuertcs. Pe.mite conternplar I~ accion como regular y gobernada per reglas, distinguir las instituciones -y asumir un considerable grade de consenso cognitivo. Ademas, dispone de una teuria de la socializacion y, hasta cierto punto, lie una teoria de la rlesviacion. Acennia la coherencia y la estabilidad del conocimiento se refuerzan y esta se utiliza en la tradicion norrnativa kuhniana (dentro del paradigm a) como clave de I~ accion cienufica y (hasta cierto punto) de su propio desarrollo. Estos mcritos, que son cons iderabies, debcu ser cornparados con las dificultades y oscuridades. Una comprensi6n normativa del amplio espectro de la innovacion social y cognitiva en ciencia es, por su

NORMATIVA

desapercibidos para la tradici6n norrnativa." .' Un modele interpretative asume que ios significados pueden vanar en el uernpo y entre diferentes interacciones y examina c6mo son negociados en el curso de la interacci6n. Un importante corolario de esto es que no es posible explicar plenamente la acci6n cientffica usando una serie de generalizaciones simb6licas paradigmaticas, generales y abstractas. Desde esta perspectiva, de hecho, el concepto de interaccion se asemeja mucho a 10 que Kuhn analiza bajo la noci6n de soluci6n de enigmas (puzzle solving). Otras implicaciones de una visi6n interpretauva son, primero, la idea de que el aprendizaje cientifico debe ser iratado como un proceso activo d~ interacci6n y no como una situaci6n eo la que el novicio absorbe estructuras norrnauvas pasivamente; segundo, cl hecho de que la desviaci6n debe verse como el producto final de un proceso de interacci6n; y tercero, el hecho de que en un analisis raz~nab~cmente complete de un proceso de interacci6n cientifica, la prevlamenledar~ disuncion ~ntre 10 cientffico y 10 no-cicruffico, entre 10 interne y 10 externo, se difuminara y, en cierto modo, se tomara irrelevante. En la siguiente secci6n discutimos en rletalle algunas de estas proposiciones y explicitamos la similitud entre la sociologia interpretativa y algunos

aspectos

de la obra de Kuhn.

EI estudio interpretativo de la ciencia EI sociologo interpretative, que contempla la acci6n cientifica

como un ~ro.ceso en desarrollo, comienza examinando las interacciones entre cientificos y los distintos us os Due estes dan alas generalizaciones simb6licas. Esta primera aproximaci6n contrasta fuertcrnente con la Gel sociologo normative, que busca primero fijar el marco

que guia las acciones del cientifico. Aunque ha side la tradici6n norrnativa la que ha desarrollado la obra de KurJ1, ello no hace imposible considerar que esta sea inconsistente con la tradici6n interpretativa. Es desde esta conviccion que comenzarnos nuestro argumento. Kuhn: escnbe: "EI sociologo ... 0 ellingi.iista que descubra que los miembros de una concreta

normative

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I

comunidad erniten y reciben sin problemas una (generalizacion simbolica) determinada ... a menos que realice una investigacicn adicional mucho mas extensa, no habra aprendido gran cosa sobre 10 que significan la expresion o los rerminos que la forman, ni sob-e como los cientificos lie Ia comunidad rclacionan la exnresiun CO.l la naturaleza" 26 El significado d~ un termino, expresion 0 norma dcpende del uso que cada ciennfico haga de et, de como 10 interpreta en terminos de acci6n. Esa es exactamente la posici6n de Blumer, quien acennia la irnportancia del proceso conjunto de definicion e interpretaci6n: "(EI actor) toma en consideraci6n ... las indicaciones que se hace a sf mismo. Entre estas estan sus deseos, sus sentimientos, sus metas, las aceiones, expec-

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LAW V FRENcH

SOCioLOGIAS

tativas y demand as de los otros, Ins regia, de SlJ grupo, su suuacion, su concepcion de sf mismo, sus recuerdos y sus imagenes prospectivas de !ineas de conducta. No se eneuentra en la posicion meramente receptiva de respon'der a esas cuestiones; est a enfrcntado a ellas y ha de manejarlas"." EI actor se perfila, entonces, como un agente activo que interpreta su situaei6n e intenta manipularla. Los sociologos interpretativos insisten en que eada situaci6n representa una eonstelaci6n (mica de elementos relevantes (sfrnbolos, inteneiones, etc). Es asf, plies, que: "EI lenguaje cormin esta ahf, pero en cada nuevo contacto entre personas se hace un uso diferente de el: el elemento novedoso en la reconstruccion ocurre a traves de la reacci6n de los individuos al grupo al cual pertenecen. Esta reconstrucci6n no esta dada a priori mas de 10 que las hip6tesis particulares de un cientffico lo estan en el enunciado de su problema"?" Por tanto, no s610 cada situacion es nueva, sino que cada secuencia de acei6n es, en principio, necesariamente innovadora. En ambos aspectos, el an:l.lisis interpretativo es formalmente identico al de Kuhn, para quien cada enigma es, por supuesto, unico y su soluci6n, por definicion, innovadora." Pensamos que habrfa, adernas, un tercer punto de similitud: que la idoneidad de una acci6n no se juzga en ultimo extremo en terminos de reglas abstractas (aunque estas puedan ser tomadas en cuenta), sino mas bien en relaci6n con las exigencias de la situaci6n. Esto equivale a decir que quienes interpretan y juzgan la conveniencia del acto innovador estan, ellos mismos, construyendo esa acci6n en una situaci6n unica. Por tanto, la relaci6n entre innovadores y jueces debe verse como una interacci6n simboli-

la solucion mente, si temalista. su analisis

ca." Para resumir 10 expuesto hasta ahora, hay razones para argumeruar que la obra de Kuhn cs cuando menos consistente con un analisis interpretative de la acci6n. En concreto, ambas tradiciones yen al actor como un agente activo en un situaci6n simbolica nueva, La tradici6n interpretativa Ie ve "definiendo la situacion", mientras que Kuhn caracteriza el proceso analogo en la aeei6n cientffica como "Ia resolucion de enigmas" un termino preeiso para un proceso que los interprerativistas han denorninado de maneras diversas, y a menudo extravagantes. Si bien puede sostenerse que algunas partes de los escritos de Kuhn son mas normativas de 10 que hemos sugerido," el parecido aquf propuesto puede reforzarse sefialando que tanto Kuhn como los interpretativistas afirman que los intentos particulates de "solucionar enigmas" estrin parcialmente estructurados por normas generates (Blumer), significados (Douglas) 0 generalizaciones simb6licas (Kuhn)" que, no obstante, estan ellos mismos influidos por la furma de las soluciones particulares del enigma. En suma, ambos postulan que 10 general afecta y es afectado por 10 particular,

Si se acepta que la sernejanza propuesta es real sera posible aplicar efectivamente . al analisis Kuhniano de la ciencia muchas ideas de I~ sociologia interpretativa. La primera y mas obvia de ellas es que desde la cptica de la sociologta interpretativa es imposible abstrcer de una situacion los elementos purarnente cientfficos y romartos como si estuvieran cornpletamcnte aislados de 105 otros aspectos. Si se inciuyc el amplio rango de las "autoindicaciones'' e intenciones, resulta evidente que un caso de acci6n 'puramerue' cicntffica, aunquc posible ernpfricamente es, sin embargo, un casu especial. Una importante consecuencia de todo esto es que a~aba con la distincion internoexterno que ha caracterizado muchos analisis normativos y explicita el hecho de que

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NORMATIVA

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E INTERPRETATIVA

kuhniana de enigmas no ocurre en un vacfo social. Kuhn 10 afirma expresabien sus ultimos analisis se han desarrollado de forma exclusivamente inTal como han senalado sus cruicos, esto provoca problemas espectficos en de las crisis cienuficas, donde cl paradigma yaparece ser una gufa suficiente

para la acci6n cienufica." . . Existen much as vfas empfricas para desarrollar esta Ifnea argumental. De inmediato surge la cuesti6n de c6mo se negocia el orden social en los laborato~os y en ~os departamentos universitarios.", Si se ve la ciencia como un proceso SOCI~, tan SOCIO16gicarnente razonable es interesarse por la idea que tiene de ella cl tecnico de laboratorio 0 el estudiante de ciencias, como por el del invcstigador cientffico 0 el editor de una revista." Otro area de interes es la producci6n de artfculos cienuficos, que se escriben en situaciones pobladas por otros tan significativos como adrninistradores, profesores, audiencias anticipadas, ayudantes de investigaci6n recalcitr~ntes, mecanografos, colegas, maridos y esposas, en situacioncs que hacen referencia a lab~ratonos, ascensos, salarios, becas de investigaci6n, equipos, tiempos de ordenador e hipotecas. Asi pues, cualquier estudio que emplee artfculos ciemfficos como datos, por ejemplo, deberfa familiarizarse con las situaciones en las que se escriben. Un segundo modo, ligado al anterior, como la sociologia interpretativa puede ampliar el analisis kuhniano es a traves del analisis del proceso por el que se vahdan las soluciones propuestas a un enigma. La prcgunta central aquf es: LQue constituye una buena solucion a W1 enigma? La respuesta, desde la optica interpretauva, es: simplemente, la que los otros "relevantes" puedan ver como equivalente a, 0 compatible con, los ejemplares existcntes." LC6mo se define la equivaleneia? ~a respuesta qu.e usa Kuhn, tomada de Wittgenstein, es que bien podrfa no haber cntenos claros y deClSlVOS de similitud. Las nuevas soluciones deben seguir el patron de los ejemplares antiguos, pero las analogfas que permiten conectar aquellas con ei modelo. de estos. podrian n~ ser consistentes, La sociologfa interpretativa explicita el pragmausmo SOCial que esta implicito en 109 escritos dc Wiugenstein" y senala que la similitud depende de los prop6sitos, intenciones e intereses de los actores en cuestion, Los intereses ?e los actores variaran en parte en relacion con sus creencias cicnuficas, pero tambien en relaci6n con los factores extemos considerados importantes anteriormente. Como ejemplo puede senalarse el descubri:niento de Mulkay de que los referees a veces no se molestan en revisar minucios:unente los artfculos que sc les encomicndan, y apunta las razoncs por las que ocurre. Nosetros pensamos que si ha de emprenderse un analisis de 10 que se toma por similaridad -y, pur 10 tanto, como conocimiento cientifico-, entonces debe hacerse un estudio exhaustive de la estructura social de la ciencia del tipo referido, 5610 asi seran comprehensibles las "estructuras de re~cvanci~"38 ~e ;o~ actores cienuficos y estaremos en situacion de desarrol\ar UI1~ genuma sociologia de, conocimiento cientifico. una tercera forma en la que pucde emplearse 1111enfoque interpretativo para enriquecer el analisis kuhniano es en e: area de la socializacion. E:1 un analisis interpretativo: "La socializacion cambia su caracter de ser una inrernalizacieu efectiva de normas y de valores a ser una capacidad cultivada de asumir 105 roles de los otros efectivamente", 39 Esto implica Que la socializacicn ocurre de continuo, pues en cualquier memento pueden surgir situaciones que impulsan a tomar nuevos roles y, ademas, ~ue. este proceso puede analizarse como otra forma de acci6n innovadora. EI apreudizaje no 0

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LAW Y FRENCH

pucde considcrarse como una simple intemaliz~ci6ndenornlasnisiquieraenfase:.de socia!izaci6n constltuidas por la instruccion formal; antes bien, se uata de un proccso interactive en el que cl estudiante aprende a tomar el papel del otro relcvarue (en cste caso del cienufico). Esto exige experimentar con y desarrollar secuencias de acci6n (y, consecuentememe, significados) hasta que aquellos cuyos roles intentan asumir los novicios Ios juzgan correctos. Esto, de hecho, es simplemente generalizar el proeeso de aprendizaje que Kuhn describe en su epflogo de 1969. Al criticar la idea de que el aprendizaje cicnufico debe verse como un proceso de adquisici6n de proeedimientos normados, Kuhn escribe que: "(Los estudiantes de ciencia) afirman regularmente que habiendo lefdo completamente un capitulo de su libro de texto y habiendolo entendido perfectamente encuentran, sin embargo, dificultades para resolver algunos de los problemas que se encuentran a! final del capitulo. Normalmente, tambien, esas dificultades desaparecen de la misma forma. EI cstudiante descubre, con 0 sin la ayuda de su instructor, una forma de vcr su problema como analogo a otro que ya sabe resolver... Cuando ha reunido cierto mimero (de problemas ejemplares) ... exarnina las situaciones a las que se enfrenta como 10 harfa un cientffico, con la mirma Gestalt de los demas miembros de su grupo de cspecialistas" .'0 Sin embargo, Kuhn parece asumir que una combinaci6n de aprcndizajc concentrado y de selecci6n rigurosa permiten que se desarrollo la adquisici6n de roles competentes en la situaci6n de aprendizaje y que, ademas, la misma adquisici6n de roles se producira de forma competcnte en otras si.uacioncs cicnuficas, De hecho, ningun analista interpretative aswnirfa un grado tal de consenso y uniformidad. Por ejernplo, eo la situaci6n de interaccion profesor-pupilo, el profesor, sabiendo que sc halla en una posicion percibida como dotada de pcder y de autoridad, se encuentra en buena situaci6n para demandar conductas que se adecuen a su percepcion de la ciencia recibida, De otro lado, el estudiante podrfa optar por no tomar el mismo rol en otras situacioncs.' En otras palabras, el estuciante podrfa simular que se conforma y mantener reservas y puruos de vista divergentcs. De nuevo, es razonable aswnir que su ·collocimiento de la disciplina, como la disciplina misma, sera inseguro y desigual I vendra en parte determinado tanto por su definici6n de sf mismo como de los ,.3peCLOSno cientfficos de la situaci6n. Analogamcnte, el novicio desarrolla concepciones de sf mismo dcntro de categorfas sociales tales como las de cientffico, qufmico, bioqufmico, etc." Estas autodefiniciones tentativas (que podrfan no ser plenamente compartidas), seran el objet') de respuestas validaiivas 0 negativas por parte de los profesores." EI modo como se desarrollan esas auto-imageries depend era, en parte, al igu a ! que su visi6n del contenido de b ciencia, de otras auto-concepciones vinculadas a otras areas de interacci6n.

SOCIOLOGtAS

NORMATIVA

61

E INTERPRETAllVA

en extremo los aspectos de I:! desviacion y de la socializacion, no se ha acometido el estudio de que haccn 'realmcnte' los cicntfficos (como opuesto a io que dicen que hacen) y, adem as, los estudios normativos citados hall side predominantemente internalistas. Quizas, 10 mas importante sea que no se han investigado las similitudes entre el analisis interpretativo de la acci6n y la resoluci6n de enigmas cientfficos. Un program a socio16gico interpretativo es claramente prometedor, pues contribuirfa a la desmitificacion de la cicncia en general, y de la aeci6n y el conoeimiento cientlficos en particular. Como mfnimo, y esto es en sf misrno de vital importancia, podria lIevar a W1a situaci6n en la que hubicra bases empiricas para sostener que el conocimiento cientffico cs coherente. Pero el hecho cs que ei estudio interpretative no se basa en ese supucsto, sino que trata la acci6n cientffica como a cualquier otra acci6n. EI analisis comienza con la accion, mas que con las estructuras conccptualcs abstractas, estas entra en el analisis s610 cuando se las intcrpreta. esto es, cuando se las considera para la acci6n. Aunque la soeiologfa interpretativa tiene sus propias limitaciones, la sociologfa de la ciencia s610 pucde beneficiarse del desarrollo de una tradici6n interpretativa activa y explfcita. Cuando menos, una confrontaci6n de las dos tradiciones tendrfa la importante consecuencia de elevar el bajo nivel actual de la concicncia conceptual en la

relevantes

soeiologfa

de la ciencia.

NOTAS 1. Los ierminos 'normative' "Conceptions

e 'ioterprctativo',

aunquc en sentido lato, han sido tornados de. T.P. Wilson

of Interaction and Forms of Sociological

Explanation",

American Sociological

Review, VoL

35. 1970, Pl'. 697-710. Otros rnuchos autores han hecho distinciones similarcs como. por cjernplo, H. Blumer "Sociological Implications of li,e Thought of George Herbert Mead". American Journal of Sociology. VoL 71. 1966, pp. 535·544; H. Blumer "Society as Symbolic Interaction" in A.M. Rose (ed.): Human Behaviour and Social Processes. Rouuedgc, London, 1962. pp. t7q-I92; A. Dawe "11,e Two Sociologies", Britisli Journal of Sociology, VoL 21,1970, pp. 207-218; J. Urry "Role Analysis and the Sociological Enterprise". Sociological Review. VoL t8. 1970. pp. 351-363; y A.V. Cicourcl "Interpretative Procedures and Normativ- Pules ill the Negotiation of Status and Role". en A.V. Cicourel: Cognitive Sociology, Penguin, Harmondsworth, 1973, pp. 11-41. No nos es posiblc reproducir y discuiir aqui el debate entre los modos de explicaci6n normativos e iruerprctativos. Por ello, este articulo asurne que ellector tiene un conocimiento

general sobre esta cuesti6n.

2. Para Ios escritos de Menon, veanse R.K. Merton "Science and Democratic

social structure",

en R.J<.

Merton: Social Theory and Social Suucture, Free Press, New York. 1957. Una de las contribuciones mas ihteresantes del analisis funcionaliste de 1. ciencia cs 1. obra de W.O. Hagstrom: The Scientific Ccrnmunity, Basic Books, New York, 1965. !OI principal trabajo de Kuhn es TS. Kuhn: 11,e Structure of Scientific Revolutions, Chicago University Press, Chicago 1970 (edici6n arnpliada, coo un epflogo), Algunas interpretaciones

explicitamente

sociologicas

de los escritos de Kuhn han sido las de S.B. Barnes toun.al of Scciotogy, v o; Q,

y K.G ••••.Dolby "The Scientific Ethos: A Deviant Viewpoint". Euronecn

Resumen

Y Cfiii':::dsionc,

. En ia scccion p.ccedente se han cxpuesto algunas sugerencias para U:J programa de 'Ilv-:stlg:>.cilin intcrpreuuivo en la sociologia de ia ciencia. Hey por hoy, ese progra.na csta :nfradcsarrolbdo. Como consecuencia, cicrtas ideas que ei enfoquc normative L COIlS"!c, ado irrelevamcs, 0 qUI; ha sido incapaz de ver, han side sistematicamente 'YIIPfada·· .. . . '. '..:'. Por CJ'c . mp I\.,· 0, 00 se "an exarmnauo• a d ecuadamente las .impucaciones sobre b P()~lhlh(.Jd 0" mc"hcrcncias co.iceptualcs en la ciencia, no sc ha explorado com pIetamente Iii rclnri6n entre la accion cientffica y conceptos cientfficos, se han simplificado

'-',,'

Journal of Sociology, Vol. 3. 191\6, pp. 137-159; J. Law "The Devetcpment of Specialities in Science: The ease of Protein X-Ray Crvstatlcg ra phy ', Science Studies, V'lL 3, 1973. pp. 275-303; M.J. Mulkay "Some Aspects of Cultural Growth in the Natural Sciences". Social Research. VoL 36, 1969, pp. 2::Sl; M.J. Mulkay y A.T. Williams "A sociological study of a physics department", British Journal of Sociology, Vol. 22, 1971, pp.68-82; and N.C Mullins "The Development of a Scientific Speciality: The Phage Group and the origins of molecular

biology", Minerva, Vol. 10. 1971-2, pp.51-87.

3. Ver Mulkav. ()!"'. cit: Barnes y D:)~~Y: o~ ('!!

;-

" ". ~

1970, pp. 3-25; S.3. Bat ues "Making Oul in Industrial Research". Science Studies, VoL 1. !9?'l, pp. 3-21; CS. Fisher "The Death of 0 Mathematical Theory: A study in the Sociology 01 Knowledge", European

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62

LAWY

4. Ver Mulkay: ap. cit, V~r ta.nbien M.J. Mulxay: The Social Process of Innovction, 1972.

FRENCH

Macmillan. Loudrcs ,

5. Sin cmbar~o ".sc .aprccia que varias de las interpretaciones sociologicas de Kuhn se hall realizado bajo un compromrso tmplfcito 0 cxplicito con la sociologia interpretativa, Por ejemplo, vease Fisher: Op. cit; y Barnes: Op. cit. Ademas, algunos articulos presentados recientemcnte en varios congrcsos y reuniones han desarrollado una sociologfa de Ia ciencia mas especificamente interpretativa. Yeast: cspccialmcnte, A. McAlpine y A. Bitz "Some Methodological problems in the comparative sociology of science", pouencia presentada en Londres, el 7 de noviembre de 1973. 6. Est~ no implica que el anrilisis normative ignore necesariamente 10s factores extemos. La que ocurrc, mas bien. es que considera a la cicncia como W1 sistema normativo que es aislable, en principio, y que puede ser tratada analiticamcnte como dada. Una vez establecido como tal, se describe )' examina a los factores externos como favorecedorcs, obstaculizadores, promotores ointcrfirientes con esa tradici6n.

SOCioLOGiAS

NORMATIVA

63

E INTERPRETAllYA

30. Kuhn no explicita este PIU1t0.Sin embargo, se rcfiere a Wl proceso similar en terminos mas ;··:...:uiogicos: "Aunque Ios cientificos comp arten por 10 gcneral los mismos valores ... en ocasioncs s.u ap~·.::ll2i,jnse ve considerablemente afectada por 105 rasgos de la personalidad individual y Ia biograffa que ;;:t':.:!renclan a los miembros del grupo" (Kuhn: op. cit., p.185;. 31. "Si Uil problema ha de scr considcrado como un enigma, -iebe caracterizarse por algo mii qu~ por tener asegurada una soluci6n. Deben existir reglas que limiten tanto Ia naturaleza de las solucicces a~eptables como los pas os mediante los que estas se sostienen", (Kuhn: op. cit., p. 37). 32. Vcr Blumer: "p. cit., 19''\, p. 537; J.D. Douglas: The Social Meanings of Suicide, Princeton University Press, 1967, capftulos 13 y 14; Y Kuhn: op. cit., Epilogo. 33. Debemos recalcar que en ningun caso consideramos ni siquicra en mementos de cicncia normal.

satisfactorio

7. Vease la nota 5.

34. Existen ya algunos trabajos en esta Hnca. Vcansc en especial

8. Vease su mas recicnte articulo -claramente

Attitudes of First-Year Students and Staff towards Chemistry, Science Studies, 1(1971) 287-313.

interpretativo

dology in the Sociology of Science: Some Reflections Information, proxima publicacion, 1974.

en su metodologia-,

M.1. Mulkay "Metho-

on the Study of Radioastronomy",

un analisis puramenie irxemalista. D.S. Zinberg

Science,

Careers,

"The Widening

Gap:

and Conuuiument",

Social Science 35. Esta idea es consistente con 10 que Becker den om ina "la jc rarquia de la credibil idad". H.Btd:er: "On Methodology", en l'l.Becker. Sociological Work. Method and Substance, Alien Lane, London. 1971, pgs. 14 Y 126.

9. R.K. Merton: Pu ritanism, Pietism and Science, en Merton: Op. cit. 10. Mulkay: op. cit. 1969, pp. 22-23

36. No hay forma de determi nar a priori quieu cs relevante: dcbe decidirsc mediante cstudio empirico.

II. [bid., pp. 43-45.

17. Mulkay: 01'. cit., 1969, PI'. 22-23.

37. Ei pragmatismo social afinna que 10s u.dividuos persiguen un ajustc mas satisfactorio con S:..J eniorno social y material, y que, desde cstc pun to de vista, las normas , Ias crcencia, , ctc., dcbcn se r con sideradas como instrumentos para la obtenci6n del ajuste mas efectivo. Las teorias se tienen par apropiadas 0 verdaderas en tanto que son titiles 0 cficaces para 105 proposiros practices de 10s cicntlficos. Para el pragmatista no existe. por tanto, ninguna aproximacion apropiada a la verdad que sea independiente de 1')S intereses humanos. Comparesc esta doctrina con el analisis de Wittgenstein sobre cl modo como se usan Ias palabras y los conceptos: L. Wittgenstein: Philosophical Investigations, Blackwell, Oxford, 1968. Wiugenstein, por ej-mplo, escribe: "No conoccmos las fronteras porque aiin no han side dibujadas. Repitamoslo, podemos dibujar un frontera (para un prop6sito especial). i.Es eso 10 que hace utilizable un concepto? En absoluto (excepto para ese objetivo especial). (cp, cit., p. 33)

18_ Merton: op. cit., p. 551. Notese, sin embargo, ~ue Hagstrom: op. cit., desarrolla una teoria de la diferenciacion disciplinaria utilizando la nocion de disenso.

Social Theory, Martinus Nijhof, The Hague, 1974.

12. Vease especialmente

Merton: Op. cit., pg. 560 ace tca del escepticismo

13. ": la discusi6n de Merton sobre la non", cnpcron de la herencia cultural.

del Comnnismo

14. T. Parsons: The Social System, Free Press, Glencoe,

organizado.

(ibid., pp. 556 y ss.) especialmente

su des-

1951.

15. Mulkay: op. cit., 1969. p. 37. 16. Merton: op. cit., p. 560.

38. Vease. A. Schutz "TIle Dimcn-ions

19. Mulkay: op. cit., 1969, PI'. 31 Y ss.

39. Blumer: op. cit., 1966, p. 544.

20. Si bien Mulkay se interesa por como incidcn sabre Ia innovacion cientffica factores tales como Ia 'hibndacion de roles', cl status marginal de Ios cientfficos 0 Ia competencia entre ellos, considera que IdS normas cognitivas y tecnicas son 'internas ' y. par tanto. que pueden ser tratadas separadarnente.

40. Kuhn: op. cit., p 189.

2!. Vease, por ejernplo, W. Kornhauser:

Scientists in IndustIY,. University

of CaFfomia,

1963.

22. Vease Merton: op. cit., p. 538. 23. M.J. Mulkay "Some suggestions

for Sociological

Research",

Science Studies, '/01.;, 1971,1"

207.

of the Social 'World" en sus Collected Papers, Vol.II, Studies ill

4!. Blumer sefiala como puede introducirse al poder en estc analisis: "2S3 conformidad puede tener lug ar por muchas razones, dependiendo del tipo de acci6n conjunta q:Je dernanda la situacion, y no tiene porque involucrar a, 0 emanar de. valores compartidos. Los participantes podriau adaptar reciprocamente sus actos en acciones conjuntas coordinadas sabre Ia base de un coml-'rOlllJso -a la fuerza- porque precisan el uno del otro." (Blumer: Op. cit., 1966, p. 544). Para un analisis desarrollado dentro una tradicion interprctativa vease A.V. Cicourel: The Social Organisation of Juvenile Justice, Wiley, Nev York. 1968, espccialme ••te

24. Mulkay: op. cit., 1969, pp. 42 Y ss.

las ccnversacioues

25. Ver referencias

42. Notese que estc no implies una imagen de la estructura social cientifica como una "caja china" . Para una discusion cI~ este punto vease. ivfcAlpine y Bitz: or cit.

en la nota final I.

entre Audrey y el agentc encargado de so libcrtad condicional

(pp. 130-166).

26. Kubn: op. cit., p. J 88. 43. L.mberg ha realizado un excelente trabajo segun esta orientaciou (vease nota final 34). Seiiala que 10s estudiantcs de primer curse cienen actitudes hacia la qufmica que diftercn notablcmcnte Je las de sus

2"1. Blumer: up cit., 1966, p. 517. 28 ..G.H. Mead: Mind Self and Society from the Standpoint of a Social Behaviorist, CIllCa&O, 1962, p. 198. 29. Ver Capitulo 4, "Normal Science a, a Puzzle 'solving'"

en Kuhn: op. cit.

University of Chicago,

profcsores. Aunque esto no so.prcndera a nadic que tcnga relacion COil la enserianza, +ebcua apreciarse que es un hallazgo onticipado desde un pi-nto de vista interprctativo y que nunca ha :;ida adecuadamcnte desarrollado en un marco normative. Tambien debc sefialarse (Jue Zinberg no se refiere explicitamente a ningiin enfoque, pem es claro que su descripcion, que revela la ~ran complcjidad intrinseca a 1a interaccion de ap.endizaje, es Iacilmente asimilable a uua optica inteipret ativa.

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La polernica internalismo/externalisrno

en la historia

y la sociologia de la ciencia" Esteban MEDINA

I. Era muy frecuente seiialar, hasta hace unos MOS, que los des grandes hitos en la historia de la sociologia como disciplina se habian establccido con la sisternatizacion de Saint-Simon y Comte, en el primer tercio del siglo XlX, y con su consol idaci6n acadernica un siglo mas tarde. Ha sido en la decada de los setenta cuando sc ha marcado un tercer jal6n en el desarrollo de la disciplina, gracias a 10que Herminio Martins ha llamado la revoluci6n cognitiva. Sin embargo, el fen6meno de la implicaci6n de la sociologia -y, por supuesto, de otras ciencias sociales- en el estudio de los procesos de producci6n y legitimaci6n del conocimiento no es nuevo. EI enfoque desarrollado por Marx ell La ideologia alemana, y mas tarde por Max Scheler y Karl Mannheim, sobre la dependencia de las creencias y las ideologias respecto de los contextos sociales ha sido una constante en toda la tradicicn te6rica sociologica, Lo que constituye una novedad en nuestros dias es que las ciencias sociales estan asumiendo una cornpetencia en el ambito de la episternologia que s610 tras la crisis de las variadas forrnas de positivismo ha sido posible fundamentar adecuadamente. Si dejamos a un lado la filosofia social del XVIII. la sociologfa y el positivismo vienen al mundo por la misma epoca, en el tan.as veces aludido contexte de la revolucion industrial y como conclusi6n de la revolucion teorica ilustrada. Pero mientras la sociologia tiene una larga y penosa infancia, extraordinariamente rnarcada por la infIuencia seminal, al tiempo que castrante, de Marx, Durkheim y Weber y su evolucion posterior ha estado marcada por la busqueda de su identidad en el conjunto de .las disciplinas organizadas. el positivismo se convierte desde sus ongenes en u.•a poderosa ideologfa que impregna todo el quehacer ciennfico, ciencias sociales inclnidas. La dependencia de la ideologla positivista !lor parte de la sociologfa, la hisioria, la filosofla y las ciencias naturales constituye, pues, una carga permanenre que r..i refcrmadores filosoficos como los logico-posiuvistas, ni los crfticos C0l1l0 Wittgenstein y Popper, ni el marxismo (tal como senala Habermas), ni las ciencias sociales han terminado de liquidar, Tal como apunta un defensor del positivismo, Percy Cohen (1980), no es diffcil constatar que algunas de las caracterfsticas del positivismo estanpresentcs en

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• Aparecidc originalmente en la Revista Espaiiola de Investigaciones Con autc:izaci6n de la revista .

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Sociologicas,

n' 23. 1933. pp. 53-75.

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LA

MEDINA

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CUalquiera de las disciplinas mcncionadas, por no hoblar de las ciencias naturales, durante tanto tiempo asociadas estrcchamentc con sus postulados. EI Empirismo L6gico, producto del positivismo, propone no s610 un sistema de racionalidad, sino un instrumental para operar con el en los procesos de investigacion cientifica, y, de este modo, genera los criterios a seguir durante las prirneras decadas de este siglo, estableciendo unos principios sobre 105analisis epistemol6gicos que ni sus mismos crfticos han sido capaces de eludir. Nos vamos a referir aquf a los criterios de demarcaci6n entre cicncia y no-ciencia, y mas cuncretamente al establecimiento de dos campos de aeci6n: la epistemologfa «dura» y la «blanda», correspondiendo la primera a la filosoffa de la ciencia normativa y la segunda a las ciencias sociales empfrico-descriptivas. Para expresarlo en sus terrninos hist6ricos: la diferencia sena la que establece el fil6sofo neopositivista aleman H. Reichenbach (1959) entre contexto del descubrimiento Y contexte de demostracion. Tal supuesto parte de la base de que no s610 la razon encuentra en la ciencia su expresion mas depurada, sino que la ciencia misma posee una raz6n inmanente que pe~ite aislarla de eualquier condicionamiento exterior. EI fil6sofo de la ciencia, como epistemologo, tendra que verselas unicamentc con los procesos de desarrollo y desplie~e de tal razon ,inrnanente mediante el establecimiento de norm as estrictas de procedirruento y una cnuca 16glca a tos enunciados inconsistentes. En este semi do, el avancc que supone Poppc: (1959,. 1963, 1972), al proponer la sustituci6n de la inducci6n por la deduccion y la verificacion par la falsaci6n, asi como la incorporacion de la clausula de autonegaeiGn a cada hipctesis/teorra, es importante pero insuficiente. Los criterios d~ ~ema:caci6n popperianos parten de la peticion de principio de que toda ciencia, para distinguirse de la pseudociencia, debe incorporar desde el comienzo el supuesto de su e."entual falsedad. Pero el falsacionismr, de Popper y sus seguidores no impide que sigan aceptando que la ciencia esta dotada de una racionalidad interna y autonoma cuya autoexigencia es, en todo caso, mayor que la que Ie asignan los neopositivistas, pero cuya autosuficiencia y privilegio epistemologicos permanecen intactos. Tales posiciones significan una actualizacion del platonisrno en la medida en que a~wl1en que el mundo de las ideas posee una verdad intrfnseca, prcexistente e independiente de los hombres. EI propio mito de la caverna podrfa semos aquf util como m~tafora para contrastar la actitud tradicional de internalistas y externalistas, Para los ~runeros, el camino dc la razon cientilica esta marcado por sombras y obstaculos, pero tIen~ la ventaja de ser inapelable, forma parte de la verdad misma.La teleologfa platonica que asumen los positivistas e intemalistas establece la autonomfa de la razor; y lit posibilid~d. de e~tudi:u-,desde ella misma, tanto sus productos como su practica. El valor heunstico del rmto de la caverna es que establecc un camino sin retroceso lleno de encrucijadas; pero una vez tornado cl correcto, gracias a la existencia misma de la verdad, las sornbras que esta proyecta posibilitan una aproximacion paulatina y un encuentro feliz. Dios, la Idea 0 el Espiritu Absolute no son faciles de hallar, La hist?~~ de 180huruanidad P.S ia historia de sus luchas por e! conocirniento divino, por I~ VISI~~ de Ia Iuz 0 contra la alienaci6n; por la redencicn del pecado original I) por la 'lioeracion de! Jue?o a que nos tieneu someudos 105nioses. En todo casu, I" busqueda ~e la verdad es .~lempre una carrera de obstaculos de los hombres hacia un objetivo :mal. La hun.anidad cree que decide scbre sus ernpresas y el caracter de lac misrnas. l'IO es cierto. S61u hay un camino correcto: los hombres debcu recor •.erlu, y las disputas sobr~ ~o que esta fucra de la cavern a, sobre los contextos sociales, 105 consensos, el relativismo, no hacen sino retardar la lJegada a la luz de la sabidurfa

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I'OLEJ.IICA

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INTERNALlSMO!EXITRNALlSMO

EI internalisrno "sump. que .os procesos de producc.o» -: validacion del conoci miento estan libres de inlluencias extemas, y su estudio compete unicameiue a la historia de las ideas y a la filosofia de la ciencia. Los avances de la ciencia son entendidos, por los que proponen la opci6n de la caverna, como un eombate entre novcdad y tradicion, entre ciencia y metafisica, entre la razon autosuficiente y las injerencias irracionales del exterior. La ciencia avanzara por el camino adecuado no s610 cuando sea capaz de tomar decisiones eorrectas a partir de su propia 16gica, sino, adem as, cuando logre emanciparse de 10que no IJi:rtenece..strictamente a la cavern a, a su juego de luces y sombras: las fuerzas sociales, politicas y ccon6micas, la injerencia del poder, el debate sobre la utilizaci6n pragmatica de los avances ciemfficos, las polemic as sobre la moralidad, ei modo en que los seres humanos van asumiendo historicarncnte la aparici6n de cada una de las novedades cientfficas. , El externalismo ingenuo asume precisamente la posicion opuesta. La producci6n del conocimiento cientifico -Ia caverna- es fundarnentalmerue no problematic», un proceso misterioso e inefable respecto del cual el historiador 0 el sociologo ~e sienten extranos. Su interes entonees se dirige hacia cl estudio de la estructura organizativa de la producei6n de la cicncia, la relaci6n de la ciencia con otras Iormas de conocirnicnto, con las estructuras econ6micas, polfticas, socialcs, etc. Mas recientemente, el intercs se dirige hacia ternas tales como ciencia y gobierno, ciencia y iecnologfa, responsabilidad social de la ciencia, politica cienufica, la comunicacion entre los cicntificos, pohtica econ6mica de la ciencia, etc. Un C3<0especial del externalismo 10constituyc el materialismo hist6rico marxista, Y creo que es un easo especial porque, aun cuando en el pensamiemo original de Marx estan las rakes de los enfoques externalistas, esta afirmacion requiere ciertas precisiones. Los herederos ortodoxos de Marx han malutilizado su hercncia derivando hacia . planteamientos en la historia y la sociologia de la ciencia que se acercan mas a un rnecanicismo determinista que a la vision mas profunda y mauzada que el propio Marx expuso sobre el tema. Desde el Segundo Congreso Internacional de Historia de la Ciencia, celebrado en Londres ell 1931. yell el que los delegados sovieticos, Bukharin y Hessen, expusieron un punto de vista que rompia con la historia de la ciencia internalista realizada hasta entonces. hasta la obrn de Bernal, Needham y los analisis cuantitantivistas de la sociologfa sovietica actual (la rcvista Scientometrics, publicada en Budapest desde una opuca de 13«ciencia de la Ciencia»), elllamado extemalismo marxista ha supuesto una simplificacion de los procesos reales de ereaci6n y avarice ae los conocimicntos cienLificos. Y, sin embargo, la posici6n de Marx es menos simplificadora. En su critica al materialisrno vulgar, Marx afirma que el proceso de conocirniento no es estatico, sino dinarnico, resultado de la aeci6n practice de los hombres sobre la cosa conocida, Pero rnientras que ,:·.;aaccion pracuca sobre la naruraieza es una acci6n sobre 10 dado, sobre 10 que preexiste al hombre, no (1CUJTe asi eu el caso de las formas y estructuras del conocimiento "n sf .nismo, ce 13 cultura y !:: idcclogfa. Para Marx, 13 l,l!!~U~l -dentro de la cua! se deoc considerar " las ciencias naturales- nc es mas que el conjunto tie formas epifenomenicas que resultan de las rclaciones comradicrorias entre la hurnanidad, por una parte, y la naturaleza y el mundo, pur otra, a 10 largo de la historia, EI esencialismc marxista clasico Se basa en el supuesto de que las casas no son 10 que parecer, ser, que ia conciencia de la humanidad ha side engaiiada por las apariencias fenornenicas y la manipulacicn interesada de las concieucias, y que ias consecuencias filos6ficas de tales apariencias err6neas han sido dos Iormas de metaffsica: el materialismo contemplative y el idealismo activo.

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E. MEDINA

LA POLtMICA

Para Marx, tanto el hombre como sus propias producciones teoricas son cl producto de relaciones sociales dinamicas. Los hombres se organizan para producir y reproducir su vida, y en estc, proceso no s610 generan y rcconstruyen su esencia como hombres, sino sus propias form as de ver el. mundo, sus conocirnieruos cicnuficos sobre el. EI proceso de acceso ,i Ia verdad es, pucs, un proceso colectivo, condicionado por las luchas entre distintos grupos de interes y por el trabajo como forma practica de relaci6n con el mundo. La verdad es, pues, accesible a los hombres -Marx es realista-, pero el camino esta dificultado por formas imperfect as de organizaci6n, por !IDa practica deformada y por las contradicciones entre 105 propios hombres. En otras palabras, el conocimiento de la naturaleza y cl mundo depende de factores extern os, que son los que establecen en cada memento el avance de la ciencia, 105 sistemas de descubrimiento y verificaci6n. Pero tarnbien depende de la capacidad de los seres humanos de distinguir entre ciencia e ideologia, de la aplicaci6n de una metodologia adecuada que permita distinguir entre 10 concreto y las categonas abstractas, entre la realidad tal como se presenta J' la esencia de esa misma realidad. Marx rehuye, pues, tanto el empirismo como el idealismo de Hegel, y la Introducci6n de 1857 sigue siendo aiin !ID texto fundamental del que obtener reflexiones serninales, Con todo, se ha llegado en nuestros dias alma antinomia de dificil superacion: internalisrno/extcrnalismo en el estudio de los procesos de cambio y, constitucion del conocimiento cicnnfico, arninomia que viene funcionando de modo consecuente, es decir, excluyendose mutuamente y legitimandose en la negaci6n del contrario. EI intemalismo plaronico-positivista entiende que basta con indagar supuestos tales como la 16gica que utiliza el investigador, que sistema de verificaci6n 0 refutaci6n maneja, que teorfas sostiene, que experimentos realiza, c6mo interacuian los supuestos anteriores para producir novedades que supongan avances reales en el proceso de acumulacion cientifica, etc. EI extemalista tradicional pasa par alto tales analisis, como algo rneramente tecnico y rutinario. De heche -creo que es importante senalarlo-, no pocas de las opciones externalistas en la sociologia y la historia de las ciencias hunden sus rakes en el miedo j 13 precaucion de sociologos e historiaoores a entrar a discutir 105 temas centrales de las ciencias de la naturaleza, acampando asi en el exterior de la caverna, incapaces de desvelar SII mito. Pero en h rncdida en que, como senalan Habermas y Of Ie, la polemics sobre la racionalidad positivista encamada en la ciencia y la tecnica desbordan la sociologia, la historia y la filosoffa de las mismas para convertirse en una de las c1aves que definen alas sociedades industriales desarrolladas, los intcntos de superar el dualismo referido van mas alla de una aventura acadernica. No creo, pues, ccntrariamente a 10 que senara Vergati (1978-9), que la dicotornfa «internalismo/cxternalisino» sea util unicamerne con fines analfticos y para una prirnera aproximaci6n. EI problema no ~s metodologico, sino hist6rico e idcologico, y, nor tanto, ilO se tra;a de utilizarlo como !ID primer nivel de profundizacion, sino com') paradigrna de los mocos de entender ta aeci6n social inrencional en relac.on cor, la practica hUITl an a, las luchas sociales y los ruodelos de organizacion polftica y cconomica. Por cso puede resultar convenierue detenerse con mas cuioado en la.polermca entre: ambas posturas y en cl papel de las ciencias sociates (fundamentalmente la scciologfa y la historia) y la filosoffa en e! tratarniento del tenia.

II. Para facilitar In exposicion, conviene af}ui que diferenciernos entre el internalismo «duro» 0 radical y el internalismo «flexible». En el primero se alinean historiadores y

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INTt:RNALlSMOfEXlERNALlSMO

filosofos de la historia como A. Koyre, J. W. Nef, P... K. Hall 0 J. Agassi, pOI citar unos pocos. Todos cllos entiendcn la historia del desarrotlo de la ciencia como historia de las ideas, como necesidad de explicar el surgimiemo, la evoluci6n y el abandono de las mismas en funcion de sus propias Iuchas, incompatibilidades c influencias. Todos ellos eluden la incorporaci6n al analisis defactores cxternos; y, como alirma Nef (1958: 63), «durante (los) tiempos de cambio decisivo en los procedimientos racionalcs fue cl espiritu mismo, no las instituciones economicas ni el desarrollo econ6mico, quien defini6 !os nuevos tonos y compuso la mayor parte de las variaciones que interpretaron los grandes cienuficos», Sin necesidad de usar metaforas musicales, Hall (1963: 14) es aun mas preciso: «para comprender el verdadero significado contemporaneo de alguno de los productos cicnuficos, para explorar sus antecedentes, en otras palabras, para recrcar criticamente la verdadera situaci6n hist6rica, debemos tratar a la ciencia, incluso a la ciencia experimental, como historia intelectual». Los cambios cientificos iniciados en el Renacimicnto se deben a la nueva concepci6n de la astronomia de Kepler y Copernico, a la matematizaci6n de la mccanica desarrollada por Galileo y a la sustituci6n del tomismo aristotelico por el platonismo. De este modo, ciencia y rnetafisica quedan equiparadas como form as culturales interactuantes. Asi, como senalo Koyre (1963), la historia de la ciencia es estrictamente analogs a la historia de la filosofia, al menos en los tiempos en que ambas no estaban separadas. En consccuencia, si se trata de sintetizar filosofia 'e historia, para en tender adecuadamente los procesos de evoluci6n de las ideas cienuficas, tiene sentido la afirmaci6n de Agassi (1963:1), que rnuestra c6mo las distintas posturas en la filosofia de la ciencia han generado distintas historias de la ciencia. Asi, desdc la perspectiva que Agassi denomina «inductivista», la naturaleza -cuando se investiga con un espiritu abierto adecuado- revela un siempre creciente cuerpo de «hechos fuertes» que, progresi. vamente, pueden ser profundizados por medio de generalizaciones y teorfas cautelosas y provisionales. Con esta visi6n de la ciencia, 12.tarea del historiador es la de reconstruir el «descubrirniento» de los «hechos fuenes». En !IDa palabra, el internalismo «duro» corresponde a IJS inductivistas, pill a quienes s610 hay dos ciases de descubrimientos genllinos: las proposiciones factuales fuertes y las generalizaciones inductivas, siendo ambas la columna vertebral de los procedimientos de la ciencia y, en consecuencia, de su estudio por parte de la historia y ia sociclogia. Como senala Lakatos ( 1974: 199), el radicalismo de este punto de vista se basa en que, una vez que se establece la existencia de algunas influencias externas en la aceptaci6n de la teorfa cienufica 0 incluso de la proposicion factual, los internalistas duros concluyen que esa prueba de influencia externa conlleva la invalidacion, La c:itica que hace Lakatos a esta posici6n es contundente: el historiador inductivo intemalista no puede ofrecer ninguna explicaci6n racional de por que fueron seleccionados unos hechos en vez de otros. Pues el problema de la selecci6n de los hechos no es racional sino empirico y externo, y, por tanto, senala Lakatos (1974: 199), las influencias externas cxisten siernpre y, en consecuencia, el imemalisrno duro es utopico. Ademas -10 que aun es peor para cI filosofo hungaro-, COIOIO teoria de Ia raciomlidad es autodestructiva. A pesar de la critica al inductivisrno por parte de P01Jper y Lakatos, hay una coincidencia entre todos Ics historiadores internalistas y la filosofta de la ciencia normativa: los faciores exiernos SOI~ repudiables porque afectan aI contenido de verdad de la ciencia. Como afirma Koyre (1963), la ciencia esui dotada de !IDa tal coherencia interna, de una tal independencia y autonomia de crecimiento, que los factores externos °

70

E.

MEDINA

LA POUiMICA

(para ser mas exactos, los «Iaciores no cienuficos») no tieuen importancia, EI objet; vo del fil6sofo de la ciencia nonnativista (radical 0 flexible) y del historiador internalista es, fundamentalmente, convertir a la ciencia en algo «epistemoI6gicamente privilegiado», superior a cualquier otro sistema de ideas. Es curioso senalar c6mo los historiadores intemalistas se han convertido en salvaguarda de sus propias atribuciones como historiadores. Como cuenta Barnes (1974), A. R. Hall acus6 de poner en peligro la profesi6n y los intereses profesionales de los historiadores al historiador S. Lilley, que, tras consultar un material ingente, concluy6 que en la historia de la ciencia habia que tener en cuenta los faetores intemos y extern os.

de Iogicos y fil6sofos de la ciencia. Asi, Popper reconoce que gracias a Kuhn «ha visto» los peligros de la cicncia normal, en la que, al menos en su obra anterior, no creia, dad a su concepcion de la ciencia en pcrmancnte revoluci6n. A su vez, Lakatos acepta de algun modo la cxternalidad en su «program a de investigacion» sobre la reconstruccion racional de la historia de la ciencia. De hccho, los falsacionistas siernpre han mantenido una postura equivoca respecto alas ciencias sociales. Han atacado la pretendida intromisi6n de las mismas en el ambito epistemol6gico y, al mismo tiempo, han usado en abundancia de la historia de la ciencia, disciplina que les ha parecido 0 como no completamente «social» 0 bien como un excelente instrumento para la demostraci6n de sus postulados normativos sobre como debe proceder el cientifico en su

La crftica a la filosoffa de la cicncia inductivista por parte de K. Popper (1959) se traduce en una alternativa que podrfamos denominar «objetivismo». Los objetivistas, como Popper y Lakatos, siguen siendo dernarcacionistas y normativistas, pero proponen una historia de la ciencia mas flexible en relaci6n ala polemica internalismo/extemalismo. Flexibilidad que les es eriticada por otro objetivista radical como H. Post (1978: 317), ya que algunos textos popperianos «estan abiertos a la advocaci6n de criterios "socioI6gicos" 0 "hist6ricos"». Tambien ataca Post a Lakatos en la medida en que sus «program as de investigaci6n» poseen una metodologia «socioI6gica» (!). Para el objetivismo radical de Post (1978: 313), «la funci6n de la filosofia de la ciencia es explicar el fen6meno de la ciencia -que la cicncia es posible, que tiene exito, que existe progreso en su seno-». El program a normative de Post es estricto en este sentido: «no debe inc1uir critcrios sociales, p. e. criterios que dependan exc1usivamente de fenornenos "socioI6gicos" como la conducta de la rnayorfa 0 de la elite de 105 cientfficos; consideraciones "psicoI6gicas" tales como el estado de la conciencia (0 del conocimiento) del autor 0 consideraciones "historicas" tales como la ordenaci6n cronol6gica de las pruebas y las teorfas- (1978: 313). De este modo, Post define como «objetiva» una metodologia para Ia vaJoraci6n de las teorias cientificas «si todos los criterios (... ) son en principios 'internos'. (1978: 313). En definitiva, para el objetivismo radical, cuestiones tales como la aceptaci6n 0 no de articulos por parte de revistas cientfficas especializadas y, por tanto, de su publicidad 0 desconocimiento, 0 problemas tales como el estancamiento de un program a de invcstigacion, no s610 no tienen por que afectar para nada a 105 criterios de objetividad de una ciencia, sino que su inclusion en el analisis puede afectar las posibilidades de valoraci6n del contenido de objetividad de una ciencia. La posici6n «flexible» del objetivismo intemalista podrfa estar muy bien caracterizada por los uitirnos trabajos oe 1. Lakatos y su teona de las «reconstrucciones racionaless de la historia de I~ ciencia. Pero es necesa.io matizar la anterior denominaci6n de «flexibilidad», En realidad, las posturas originarias de Popper, Lakatos 0 Watkins son mucho radicales, Tal como todos ellos plantearon contra T. Kuhn, en el Coloquio del Be!ford College de 1965 (Lakatos y Musgrave, 1970), no era que rechazaran categoricamenre la posioilidad de una sociologra tie la ciencia tal como la estaban practice n do Ius mertonianos, sir.o cue negabcn que esa 0 cualauier otra socioloatc fuera relevante para el estudio de ios procesos cognitivos y el desarrollo de los conocimicntos cientfficos. Las falsacionistas no niezan que cxistan analisis de ia ciencia realizados po. las ciencias sociales; simpleme.ite los desprecian bajo fulminantes anatemas, tales C0P.10 «psicologia de masass (Lakatos), «relativismo historico», «rnito del marco de referencia- 0 «ciencias espureas» (Popper).

actividad.

Consecuencia de esta utilizacion es la postura de Lakatos (1974: 196), para quicn «la filosofia de la ciencia sin historia de la cicncia esta vacia; la historia de la ciencia sin la filosofia de la ciencia esta ciega», Parafraseando asf el dictum kantiano, Lakatos trata de establecer una «ciencia de la historia de la ciencia- con la ayuda de la filosoffa, una reconstrucci6n racional de esa his tori a que permita cludir los defectos de inductivistas, convencionalistas, formalisms y falsacionistas naives del tipo de Popper. En consecuencia, su programa de investi gaci6n en este campo tratara de (1974: 196): a) provcer, dcsdc la filosoffa de la ciencia, metodologias normativas al hixtoriador de la ciencia, de manera que la historia ouedc reconstruida como «hisioria intcrna», logrando as! una explicacion racional del crecimicnto del conocimicnto objetivo; b) permitir quc dos metodologias competitivas puedan ser evaluadas con ayuda de la historia (interprctada nonnativamente); y c) aceptar que cualquier rcconstrucci6n racional de la historia de la ciencia necesita ser cornplementada por una «historia extern a» empirica (psicosociologica). ' EI uso simultaneo del externalisrno y el intemalismo en la reconstrucci6n racional no significa, sin embargo, que Lal:atos los equipare. Al contrario, estan subordinados de forma tal que «la historia interna es definida como primaria y la historia externa como secundaria(J 974: 169). Se podrfa objetar que tal decision carece de bases racionales, pero tal debilidad es accptada per Lakatos, que incl uso asume el caracter dogmatico de su criterio. De hecho, 10 que hace es recurrir a un argurnento utilitario: la fecundidad

-..

v

del prograrna

de investigaci6n

demuestra

que tal subordinacion es aceptaclaro esta, Mucho .nenos se entiende su abandono del intemalismo originariamente radical con afirmaciones tan posibilistas, y por tanto tan poco «demarcadas», como que 105 historiadores y los fil6sofos de la ciencia deben tomar 10 mejcr de la interaccion de los factores internos y ;:xtCf'10S (1974: 238) 0 que, tal como acepta en su polemica contra Kuhn (1970), los programas de investigaci6n s610 puedcn ser falsados no cuando se los somete a critics, sino cuando un grupo de cientiiicos ha preparado otro program a capaz de sustituir a los anteriores, Con todc eilo sc puede concluir que los text os de Lakatos prey ios a su muerte sunonen no s010 un abandono progresivo de las pcsicioncs que en su din. comparriera con Popper. sine una progresiva -kuhnizacion», un relajamiento respccto al externalismo. EI mismo reconocc que «I:: historia de la ciencia es siempre mas rica que su reconsuuccion racionab (1974: 215) 0, mucho rrHIS audazmente, que «la dernarcacion entre ciencia y pseudociencia no es rneramente un problema de.Tilosofia de cafe": es de importancia SGci~1 y polftica vital» (1978: 1). EI problema clave con los internalistas (radicales 0 flexibles) es, sin embargo, su asuncion idealista de que no existe mas

ble -aceptable para su filosoffa de la cicncia internalista,

UJa.,

Creo que si la influencia de la obra de Kuhn cs crucial para el nacimiento de la «nueva» sociologfa de la ciencia, tambien 10 es para la moderaci6n de las posiciones

71

INTERNALlSMO!EXTERNALlSMO

,)

72

E.

MEDINA

racionalidad QUo.!la inmanente en ci proceso cieuufico, Ell este sentido, la obra de Lakalos es .Wl intento de convcrtir y reconstruir su historia, afortiori, dcsde los criterios de racionalidad Que defiende: La racionalidad no surge asf del estudio de la historia de ia c~cncia, sino que dicha 11i~toria es manipulada de forma que cumpla las normas Que el .fdosofo -en este caso Lakatos- establece como cons tit uti vas de la racionalidad objetiva '. De ~ste modo, la racionalidad es independiente de la historia e impuesta a ell a; la historia es el «lecho de Procusto» del criterio de racionalidad de Lakatos, que, como cada fil6sofo, posee el suyo de un modo mas 0 menos distintivo, No resulta muy diffcil estar de acuerdo en cste punto con la crftica Que plantea Kuhn alas «reconstrucciones» lakatosianas (1971: )41): el criterio de internalidad no admite flexibilidad una vez que se adopta. De esta forma, si 10 «internr» fucra un termino independiente usado de forma inequtvoca -como 10 es en el caso de los historia~ores que 10 siguen-, enlonces se podna esperar aprender algo sobre la metodologfa raclon~1 ap~lcada ~ estudio de la ciencia. Pero si la «historia interna» es 5610 una parte de la historia, privilegiada pero compatible con la historia externa, entonces el fil6sofo s?IO puede aprcnder de la historia 10 que ha puesto en ella. «EI metodo metametodol6gico de Lakatos -concluyc Kuhn- esta en peligro de reducirse a una tautologfa», 0, dicho con otras palabras, I:J historia reconstruida racionalmente viene neccsariamente a liar la razon al metodo scgun cl eual ha sido reconstruida,

m. Las posiciones extemalistas fluyen tambien entre el radicalismo de los relativistas de 105 que acepian la aplicaci6n sirnultanea de las visiones externa e intema. Un PWltO me parece irnportante senalar antes de entrar a cxaminar con mas detalle las distintas opciones: el fundarnenm que sirve de clave alas mismas. Tal como hemos visto, las bases filos6ficas de los internalistas son fundamcntalmeme dos. La prirnera, el inductivismo neopositivista, que usa como punto de partida los enunciados sobre hechos. empfricamente verificados, EI procedimiento de la ciencia sera, para ellos, el de generalizar las cunclusioncs provisionales obtenidas de dicha verificaci6n y volver a someterlas a prucba. La segunda, el deductivisrno nonoeriano. oue usa como nuruo de partida las .hip6lesis-!eoria~ EI procedirnrenro d~ ia' ciencia, .para Popper sus seguidorss, sena el de falsa- criticamente tales teorfas de modo tal que si rcsisten la prue~a ~uedan seguir uulizandose. EI punto de referencia de esta segunda opcinn serfa la objetividad del «Mundo 3», compuesto por los productos te6ricos y materiales Que la humanidad ha ido acumulandn a 10 largo de la historia,

y la flexibilidad

y

Los extemalistas, a su vez, podnan encontrar argurnentos de tipo filos6ficc en la fenomenologfa 0 en la teorra de la coherencia de la verdad, adem as de en la «dialectica materialista» de! rnarxisrnn ortodoxo. Pero crco que este no es cl tema. La base fundamental de las opciones externnlistss en el estudio de la ciencia es la sociologta y, a~que en rr:enor rnedida, la antropologfa, economia, psicoJogfa, etc. De hecho, como af~a Ovcrington (1979), la socioiogia T]Oticne que acudir a la externalidad de las exph:ariones sobre los procesos de conocimiemo poroue «ella misma cs extcrnalidad», La ~eahdaa se puede cntcndcr, desde t,t" pcrspcctiva, no tanto mediante el estudio de Ias Ideas co:"o del estudio de quienes las han producido: Ios cicntfficos, a su vez, se debeT]. estudiar a U"aVe$de las practicas localizadas en et contexto en el que han sido SOClalIZarlos '; Pur tanto, nuestro conccimienm sobre el mundo no puede ser aislado del contexlv•SOCta! e~ el cual dicho conocirniento se genera, EI objetivo de I:J historia y la sociologia

de la ciencia

extemalistas

estribanr

en relacionar

esos contextos

coznitivos

'"

,

LA POLEMICA

INTERNAUSMO/EXTERNALISMO

73

tan estreciuuncnte como se pueda, alas circunstnncias culturales y rnateriales dentro de las cuales se desarrollan. ~Por que entonces los retrasos y desfases de las posiciones externalistas en los analisis sociol6gicos e hist6ricos de las ciencias? ~C6mo podrian explicarse el eallej6n sin salida, la repetici6n y la estetilidad de gran pane del extcrnalismo tradicional? A mi juicio, tres son las causas fundamentales que, en el terrene de Ia historia y la sociologfa de la ciencia externalistas «tradicionales», han provocado tales problemas. En primer lugar, y en linea con la ortodoxia iniciada por Hessen (1971) y Bernal (1939, 1965), el rnaterialismo hist6rico vulgar cae sisternaticamente en un detcrminismo simplista que resuelve la explicaci6n de los procesos de crecimiento de la ciencia mediante ia remision mecanica al desarrolio de las fuerzas productivas y 105 medias de producci6n. La radical negaci6n del marxismo ortodoxo de la autonornfa, siquiera relativa, del mundo de las ideas lIeva a sus seguidores a buscar bajo cad a producci6n cientffica 0 cultural la base material «que la ha producido». Una iectura mas cuidadosa, tal como senale al principio, de los textos de Marx podrfa pennitir en tender la influencia que, a su vez, ejercen las «superestructuras» sobre las bases materiales de la sociedad, produciendose, en palabras de Althusser, una «sobredeterminaci6n» de estas por aquellas. No es posible criticar aquf las teonas althusserianas de la «practica teorica», «el efecto de conocimiento», las «Generalidades», la «ruptura episternologica», etc., ni su ap1icaci6n a 105 estudios historicos, tal como hacen Hindess e Hirst ( 1975): pero sf esimportame resefiar la importancia de la «ruptura con la ortodoxia» que dichas teonas suponen y la tiqueza de los debates Que han despertado, De todas maneras, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, y durante los anos de la guerra fria, se produce un aislamiento de los historiadores marxistas y una dedieaci6n de la mayor parte de sus teoricos a tareas fundamentalmente fi los6ficas. Similar situacion de agotarniento se .puede detectar en la sociologia del conocimiento, tanto en la version de Max Scheler como en la de Karl Mannheirn, al verse afectada por el mismo relativismo que dicho enfoque entrana, La segunda razon creo que radica en la aceptacion, por parte de la sociologia de la ciencia tradicional, de la «Zona de Exclusi6n Sociol6gica» (ZES), impuesta por ia filosofta neopositivista y popperiana alas ciencias sociales en general. En efecto, la posible sociologia del conocimiento y rte la ciencia que podria haber surgido de Ia obra de Durkheim se deriva fundamenta!mente hacia la antropologia, el estudio de Ius religiones, el analisis de la anomia y la desviacion y el de las organizaciones. Lo mismo puede afirmarse de la herencia de Weber, 'orientada hacia el funcionalismo y I::!. sociclogfa de la ciencia mertoniana. De heche, ni el «realismo sociol6gieo» durkheimiano ni Ics analisis de la «razon instrumental» weberianos sirven a los sociologos de I::!. ciencia funcionalistas mas que para sus tfmidos intentos de tratar los procesos cognitivus como procesos sociales analizables desde el exterior. La tesis doctoral de Merten (1970) sobre la ciencia en la Inglaterra del X'd! no le permite ilegar excesivamente lejos en sus analisrs, en la medina en que asurnc el dictum positivista ~e ia al!.tono~liJ. de !:\ racionalidad cientffica. En una paiabra, :11 scciolugfa de la cicncia f!.1~(:!0:.}.h",~·,1 es externalista en I~ medida en que csta forzada a serlo par su aceptacion de la «2:E3,,_ dedicandose csencialmente a tratar aspectos de la ciencia tales como «Ia .cornunid.vt cientffica», la «estructura social de la Ciencia» 0 el «ethos de la comunidad». Pero son intemalistas cuando aceptan que ia sociologla no tiene nada que decir sobre el conterudo del conocimiento cientffico, la arbi trariedad de muchos de sus postulados, 11 formacion, defensa y superaci6n de los paradigm as, etc.

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E. ME[)[NA

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LA NlLE.\IICA

[NTERNALISMO/EXTERNALISMO

7S

geneizar es.e ncoexternalismo, tal COP.10senala H. Rose: I) la necesidad de intcgrar \ ciencia y tecnologfa en el analisis, y 2) la cruica a 10 que Habcrmas lIamarfa la intrasi6n del discurso tecnico de la racional idad instrumental en el arnbi to general de la \ vida. Desarrollando mas estos puntos, Blume plantea que la perspective neoextcrnalista se debe centrar en la institucionalizaci6n, relaciones y funcioncs socialcs de la ciencia en diferentes sociedades, por un lado, y en el estudio de la relevancia de los diferentes factores sociales, polfticos y econ6micos y en el funcionamiento del sistema cientffico, por otro. Con ello, el mito de la autonomfa de la ciencia devicne progresivamente irreal. La ultima oporumidad de autonomfa de la ciencia fue en los USA durante los anos cincuenta, pero el sfndrome del Sputnik, la guerra frfa, el creciente dirigismo polfticc y econ6mico, los proyectos a largo plazo, la creciente carcsua de los programas de investigaci6n, etc., han acabado con el mito. Mas aun, los ultirnos trabajos en sociologia de la ciencia de los setenta, realizados en 10s parses industrializados, han acabado pori desvelar el misterio sagrado que rodeaba la practica de la comunidad de investigadoresl Blume (1977) sostiene que la actividad de la ciencia esta perrneada de los mismos valores, prejuicios, lealtades, afiliaciones y caracteristicas de la sociedad circundarue; que es crecicnte el mirnero de demandas sociales dirigidas a 105 investigaclores qua investigadores, 10que permite considerrrlos en nucstros dfas desde el punto de vista de sus roles poluico-cienuficos; finalmentc. que la cstructura institucional de la ciencia ha cvolucionado como respuesta al entorno socioeconomico, de 10que pueden ser ejernplos la profesionalizaci6n de los profesores y 10 que Kuhn llama la «ciencia normal», 0 Ravetz (1971) la «ciencia industrial». EI resultado es que la propia sociologia de la ciencia debe perder su status de privilegio en el estudio de la ciencia, y que el sistema analftico que suceda a la sociologfa de la cieucia no tendra que limitarse a una sola variable dependiente, esto es, al desarrollo del conocimiento cienufico, al contexto del descubrimiento de los neopositivistas. EI sistema analftico de la ciencia 0 enfoque multidisciplinar hace, para Blume, de la pregunta sobre la influencia de los factores extemos en la ciencia: «Efecto sobre quel», La propuesta de Blume conduce a la necesidad de organizar esta respuesta al menos desde tres posiciones disciplinarias: sociologfa, economfa y poluica. __ EI sistema analftico de la ciencia actuara sobre las fronteras, estructuras, valores 1 y modo de operar de la comunidad cientffica, asf como en la forma en que estas influencias se realizan. Por eso, no hay raz6n para que 10ssociologos 0 los econornistas ~ no deban preocuparse de las reiaciones entre ciencia (concebida como un cuerpo de creencias 0 como un proccso productivo), cambie tecnologico y desarrollo econornico, 0, como correspondena a los polit6logos, de las relaciones entre ciencia, cornpetencia y ejercicio del poder. En definitiva, los analisis sociologicos, economicos y polfticos") son respuesta a !as funciones y caractensticas sociales, economicas y polfucas de la / ciencia misma, a su capaci-lad para influir en la cstructura social y a su capacidad paral prcmover ~I cambio social. Ei problema cen tal enfoque, y el n.ismo Blume 10recono-. ce, es que, debido a su caracter eclectico, es diffcil que c,d'1uierauna base episternologica evident" y definida. En otras palabras, no queda clare si el cuerpo de conocimiento sobre I:; ciencia elaborado desde el exterior a su propio proceso cognitive es el resultado de la acumulacicn de infor.nucion de discipiinas diversas 0, simplementc, el producto de un nuevo sistema analftico organizado sobre la especificidad de-la ciencia como ebjeto dp. conocimiento. Pero, aun siendo extraordinariamentc interesantes las opciones «neorrelativistas»

La :nca!'1cidad del funcicnalismo de superar esta co.uradiccion y SlI accpiacicn del destine de quedarse fuera de ios analisis del mismo conocimiento ha provocado Sll propia crisis. Por eso resulta sorprendente que Zuckerman y Menon (1971) reprochen a Kuhn no tener en cuenta los factores extemos en 5U anrilisis de las revolucioncs cientfficas, cuando para cllos 10 «extemo» no pasa del analisis·dcla estructura social de la ciencia, sin entrar en sus contenidos cognitivos. En una palabra, la sociologfa de la ciencia mertoniana nunca va mas alia de los espacios de «culto publico» en la iglesia de la ciencia; no analiza la religi6n, sino a Ios sacerdotes, Una tercera explicaci6n podrfa encorurarse en el caracter hegem6nico de Ia historiograffa intemalista, ccntrada, como senala A. Thackray ( 1970), en el «analisis conceptual», legitimado fundamentalmente por los analisis de Koyrc, y profesionaiizada acadernicamente en la mayor parte de los pafses occidentales a partir de los cincuenta. La defensa sistematica por pane de los historiadores internalistas -bien establecidos en el ambito universitario- del privilegio de la ciencia, y por tanto de la subordinaci6n de cualquier analisis realizado desde las ciencias sociales, queda clara con estas palabras de Hail: «... las relacioncs econ6micas y sociales influyen mas bien sabre el movimicnto cientifico que sobre Ia ciencia como un sistema de conocimiento de la naturaleza» (1963: 12). La situacion de agotamiemo y desconcierto del cxternalismo cambian, sin embargo, a partir de la decada de los sesenta y se recupera definitivamcntc en Ios setcnta. Los trabajos de Hnrkheimer, Adorno y Marcusc, y el desarrollo y extension de algunos de sus postulados c1aves por parte de Habermas, han sido de una riqueza tal que han pcrmitido una revision en profundidad de muchos de los postulados con los que venia c6modamente trabajando la escuela intemalista. Lo mismo podrfa afirmarse de La estructura de las revoluciones cientificas, de T. Kuhn, que ha perrnitido, con el paso de lcs anos, una verdadera revoluci6n cognitiva en la sociologfa y la historia de la ciencia. A este ultimo Ie dedicaremos atenci6n mas adelanto. Por otra parte, se ha producido una rcvitalizacion de la sociologfa del conocimiento y una asuncion del relativismo, potenciado por el fil6sofo P. Feyerabend 0 por el sociologo A. Gouldner. Un par de ejemplos de este neorrelativismo puedcn ser los trabajos de Phillips y Snyder. Para Phillips (1974: 33), si la comunidad cienufica considera la genesi s de las ideas como relevante para su verdad, entonces dicha genesis afecta a la verdad de una afirmacion cienufica. Mas alla de Mannheim, no se trata, para Phill ips, de tener en cuenta la posici6n del cienufico para verificar si est:i mejor 0 peor situado en la busqueda de la verdad. Sea cual sea el caso, la inevitable posicion social del investigador afecta a sus proposiciones y teonas, independientemente del resultado. Mucho mis radical, incluso, es la posici6n de Snyder (1978;, para quien de 10 que se trata es de que «nos organizarnos nosotros rnismos en comunidades intelectuales y explicamos ccsas para sobrevivir» ... como tales :-uelectualesv Snyder. siguiendo a Darwin, para explicar el proccso de adquisici6n de la informacion cientffica, v a Skinner, para estudiar el desarrollo del lenguaje (como medio que hace posiblc el caracter cornunitario de ia actividad cienunca), llega ,i Ia concrusion de nue la evolucion de Ia invcstigacion y teorizaci6n cienufica es nn prcceso exosornatico. Una posici6n externalista mas interesante es la desarrollada por Salomon (197t1) y Bourdieu (1975), ell Francia; los Rose: (196'1, 1075a, 1,)75b~,Blume (1974,1977; Y el grupo de I:; revista Technology and Society, de la Universidad de Bath, en Gran Bretana, y los teoricos de la «Tesis de Finalizacion» del Institutr; Max-Planck, en Alemania (Bohme, 1973, 1979). Dos son los puruos fuudameruales que podrfan homo-

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76

E. MEDINA

y «neoexternalistag, anteriores, diffcilrnente pcdrta eutendcrse cl resurgir del inter-is par los tern as de la ciencia en las scciedades actuates sin la explosion que provoca la obra de T. Kuhn. De hecho, Kuhn, como historiador de la ciencia, pcrtenece originalmente , aI internalismo, posicion que poco a poco va atcmperando con la inclusion de facto res exteruos 0, en el caso de La estructura de ias revoluciones cienttficas, asumiendo un cierto rel~tivis~o s?bre la forma de acordar el contenido de un paradigma por parte de la comunidad cientffica, la manera de «convenirse» a otro paradigma, la imposibilidad de comparar los paradigmas entre sf y la necesidad de realizar estudios desde las ciencias sociales de los contenidos cognitivos de la actividad cientffica. Por eso lIeva raz6n T. M. Brown (1980: 23) cuando afirma que «para la mayor!a de los internalistas, La estructura ... es una intrusion irritante y mistificante en su bien establecida disciplina». En rea~lda.d, Kuhn se ha quedado luego mas corto de 10 que cabrfa esperar respecto alas posibilidades que La estructura contiene. Su posterior alineaci6n con los mertonianos .y neomert?ni~os puede constituir una prueba a este respecto; pero 10 que otros .sociologos e historiadnres de la cieneia han desarrollado a partir de sus propuestas consutuye el mtento mas serio para superar la polernica sobre el estudio de la ciencia y a esto Ie dedicare, en pane, las proximas paginas, '

IV. .

En realida?,

la resolucion

de la polcrnica intcrnalismo/extcroahsmo rcqueriria 0 de pruebas contundentes que permitieran cl apoyo a una u otra postura 0, po: el contrario, la decidida voluntad de escapar a tales dicotomras excluyentes. En el.pnmer ~aso, las investigaciones sobre la financiacion de los program as de investigacion, la distribucion de fond os entre Invesrigacion y Desarrollo (R & D), las fuen~cs de tales fondos, los objetivos del apoyo econornico, etc., pueden aportar datos empincos que ayudcn a la superaci6n de la polcmica, En este senti do, resulta muy inreresante el trabajo de David Morison (I 975) sobre la influencia de las fundaciones filantr6picas en la produccion del cunocimiento. Morrison examina ia manera en la cual e~ carnbio social y los dimas politicos hall influido en las operaciones de tales institucrones de apoyo a la investigaci6n y, a traves de ellas, que clase de conocimiento ~ientffico .se h.a pr~ucido. Morrison se centra en su estudio, por razones ob vias de unportancia hlstor~ca, en las fundaciones norteamericanas, analizando la posici6n ocupada por las rrusrnas y sus relaciones cor, las universidades. Las fundaciones ban sido,e~pecia:mente re~ponsablcs de las posiciones polfticas 0 de la orientacion epistemologica de muchos mvestigadores, siendo el concepto de «legitimacion. una clave Importallle para cntcnder su actividad, La que Morrison conduye es que las fundacio?es han fracasado, sin embargo, en su propia alltolegitimal:ion. Pero quiza I:J mas importante de su uabajo es su criterio integrador dentro de una sociologfa de la ciencia que mtenta supcrar la dicotomia repetidamente senalada. Como el ruismo aclara «es dificil t:azar una linea entre el "creadoi del conocimiento" y la "estruciura de soporte" n~cesa'l;: para su produccion, ya que ambas son parte recesar.a del proceso de conocirmento» (1975: 394).

bien la aportacion

I

'. ~I problema, con todo, consisie (;11 conjugar las razones de ia logica interua de la c:encl.a con los factores que afectan su desarrollo. Un par de i.itentos de mostrar esta swleslS SOil los de J. Ben-David 0 Barry Ba-nes, Ambos establecen la diferencia entre ~I con.ten:do intemo del paradigrna -no sujeto a factores exteruos- y la actividad de los mveS.lIeadores, que sf se ve influida por dichos factores. De hecho, algunos de 10s trabajos mas Importar.tes de Ben-David se incluyen dentro de II) que podria llamarse

r

., ...

LA

POLf.MICA

INTERNALISMoIEXn:RNALISMO

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1a «SOCiO!0gfa Historica del Conocimiento Cientffico». un intcnto alternative del grupo de sociotogos rnertonianos de la Universidad de Columbia de superar su propia crisis. Los argwnentos de Bon-David se basan en el SUPUCSlOde que las normas que rigen la ciencia deben estarprotcgidas por las normassocialcs generales, de forma tal que unas no inlerrieran alas otras e impidanel desarrollo dela ciencia. De entre esas nonnas, sin duda, la mas importante para Ben-David es la de la autonornia de la ciencia, y para dernostrarlo aporta datos obtenidos de la historia de los descubrimientos cientificos en el area occidental (1950). EI argumento de Ben-David es sencillo: mientras que la ciencia en el siglo XIX fracas a en Francia por estar centralizada (y, por tanto, se eontradice el principio de autonomfa), triunfa en Alemania, donde no 10 esta; otro tanto ocurrira con la explosion cientffica de las ultimas decadas en USA, y las razones son esencialrnerne las mismas. Ciertamente que el argurnento de Ben-David no ofrece mucha consistcncia al hacerlo depender esencialmente de factores politicos, ya que, consecuente con esta argurnentaci6n, la dependencia casi total de los proyectos de investigaci6n actuales respecto de los Estados, las fundaciones y la industria deberia provocar un colapso fulminante. Mas tarde (1971), Ben-David aceptara, de modo mas flexible, que la direccion externa puede demorar 0 acelerar el crecimiento cientifico, aunque seguira insistiendo en que poco puede-hacerse para dirigir su curso. En otras palabras, «este curso esta detenninado por el estado conceptual de la ciencia y por la ereatividad individual, y siguc sus propias leyes sill aceptar 6rdcnes ni sobomcs. (1971: 12). EI sistema de Ben-David se cierra entonces sobre sf mismo: la ciencia constituye un sancta sat/forum cuyos contenidos cognirivos -conceptuales y teoricos- no tiene sentido que sean estudiados por las ciencias sociales (1971: 13-14). Lo que estas ultimas deben hacer es, por el contrario, aceptar estos contenidos y partir de ellos como forma excelsa de racionalidad laica, como modele de organizacion social. EI sueno funcionalista de autorregulacicn de los sistemas ha eneontrado su modelo, ya que «la evaluaci6n consensual y relativamente objetiva de los descubrimientos haec de la ciencia un caso extremo de cambio cultural institucionalmente regulado» (Ben-David y Sullivan, 1975: 703). En consecuencia, su propuesta esta en linea con el viejo proyecto platonico de La Republica: el gcbierno de los filosofos 0, aI menos, su priviJegio social, Si el rol del cientffico es reconocido, aprobado, apoyado y, finalmente, institu-j cionalizado, la ciencia florece. Donde estas condiciones no existen, 0 bien no baY, eiencia 0 bien esta no puede avanzar. .. .' EI resultado es que tras lareforma de las uuiversidades y el reconocimiento del papel del cienufico, a traves de las acadernias, en todos los parses europeos durante el siglo XVIII, la ciencia deberia haber florecido por igual en todo el continente. Si no ocurrio asf, si la importacion rnasiva de cientfficos extranjeros desde el centro a la periferia no dio esos resultados (es el caso de Catalina la Grande en Rusia, de Pombal ell Portugal u de Carlos Ill en Espana), i.ccmo podna explicarse esie fracaso con los argu-nenros de Ben-David? Si las instituciones inglcsas son muciic mas autonornas desde el uitimo tercio del XVII, i.como se dejo arrebatar I;; iniciativa de los descubrimientos cienuficos por un pais tan centralizaco como I~ Francia del XVIII 0 por I" Alemania del XIX, sometida a un uuro proceso de unificacion, aplastamiento del liberalismo e incremento de la centralizaci6n por la adrninistracion de Bismarck? i.C6mO explicar, independientemente del affaire Lysenko, el cxtraordinario desarrollo de la eiencia en la centralizada Union Sovietica en el periodo pcstrevolucionario? Parece entonces que la sociologia hist6rica de la ciencia de Ben-David no s610 supone

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19 E. MEDINA

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I~ actualizacion del dictum positivicta (Phillips, 1974: 70), sine que. como le cri.ica !(u~ .(1972), «su iuternalismo acaba siendo mucho mas restrictive que et mio». En fin, vlsl.6n esta profuruiamente forzada por sus intentos de hacer de pender el desarrollo clenti~lco,de Ios. criterios politicos dcl liberalismo, respecto del cual la propia racionalidad cientifica viene a constituir la mas importante legitimaci6n. Creo entonces que, a pesar de su postura idealista, Nisbet lleva raz6n cuando ~~chaza cualquie~ pri~ilegio para las ciencias naturales y, por tanto, cualquier complejo ~U. parte de las clencl~s sociales para emprender un estudio que acomode los enfoques ~temos y exte~os. NIsbet (1976: 5) destaca el caracter manipulador de la difercnciacl?n e~tre «logica del descubrirniento» y «logica de la demostracion», «La segunda -dice ei autor- es propiarncnte un conjunto de reglas y descripciones: la primera no 10 es ~... ) ~ todos ios pecados contra la Musa ( ... ) el mayor es la afirmaci6n de que la logica pnmera (y absolutamente vital) puede ser evocada obedeciendo las reglas de la ~egunda. EI resultado de esta equivocaci6n s610 puede ser la sequia 0 la csterilidad u:tel.ectual,,: Para Nisbet, ios grandes avances cienuficos se han producido cuando la tecruca de investigacion y tos procedimientos de demostraci6n cstan al servicio del p?de~ sintetico y creativo de la mente humana. Lo que es cierto para el casu de las

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Freud.f sociales, en donde las gran des conceptualizaciones

de Marx, Durkheim, Weber, reu~, Marshall 0 Keynes aiin estrin siendo verificadas, no 10 es menos para el C~tSOde las ciencras naturales. . Pero I.~ vision pragmauca de Ben-David 0 Barnes sigue rnantcniendo una clara diferenciacion entre ambas logicas. entre los dos contextos de Reichenbach. Para dichos autores, la forma y contenido del conocimiento cientffico son estricta consecuencia del desarrollo te6rico, que tiene como fin propio reflejar de modo abstracto la realidad, aceprando, en todo case, que los factores externos solo tienen un papel orieruativo. En este modelo, como senala Johnston (1976: 195), el papel «orientativo de las influencias extern as descansa en una mctafora espacial del desarrollo cicntifico. Las areas de problemas son implfcitamcnte considcradas como espacios finitamente deiimitados con un contenido esencialmente predetenninado de teorfas y observaciones. Asi, el nivel de apoyo econ6mico s610 puede hacer avanzar p retrasar la cobertura 0 el desarrollo en un a:ea ~oncre£a. De igual manera, los factores externos pueden dirigir el ir.teres de 105 cientfficos al espacio no cubierto de IUl area de conocimiento antes que a otra». Los ~actor~s extemos jugarfan asf un rol de distribucion de recursos, de motivaciones, de ill,cenllvos,. para que se in~estiguen cicrtos problemas en vez de otros, para que se aceleren ciertos dcscubrimicntos, para que se concentre la investigaci6n en ciertos p~t~s ~oncretos, 0 para desanimar a ciertos cientfficos que [;0 encuentran apoyo suficiente en el extenor a sus prugramas de investigacion. La pos:ura de Barry Barnes es, r.iJ obstante. mucho mas flexible y abierta que la ue Ben~Davl,~ y, c':'1l0 consee~e:lc;a, esta muchc mas cerca de Ios «cog.ritivcs» que de ~0S funcionalistas. en este scntido, aunque iespetuoso con los factores internes. Barnes mtent~ most:"ar la eficacia de los factores extemos en el conocimiento en sf rnismo «La ~'scuslon -dice- se erupiez a mejor considerando el problema mas simple en la discuta interno/externo: ::U<1 es el papel de ios facrores externos en .::1 csumulo, .etraso G ' infIuencla en la direccion del c~mbio cientff:co. Bajo tal cireclriz los factores extern{)s ~~eder. .ser contr~~l(ios cor. aquellos que prC'ducen caJllbios en los m:xlos de percepc16n e 1fI.terpre:aclOn, 0 er. los standards de enjuic:amiento» (19"4: 101-102). Para Barnes, «lIlcluso dentro de los tradicionales depaltamentos "puros" en las universidades Ias becas de investigaci6n procedentes de fuentes polfticas, industriales y militares:

LA POLf:r.flCA

INTERNALlSMa!E.XTERNALISMO

ueuen \111 ciecto eo el modelo de camoio cultural -tal C0lTlOlos .lcelcradores de paniculas- en I:! investigaci6n academica. Yen cualquicr caso, cl esfuerzo de mvcsugacion final en tales departamcnto:; csta relacionado COil la dCOlanda que de sus gradllaclo:; haee el sistcma econ6mico» (i 974: 102). Pero 10 que Ios pragm:'iticos como Barnes no IIcgan a asumir,

aun despues

de

acentuar los facto res extemos. es el heche mismo de que: 1) csos .factores no s?lo pueden producir efectos cuantitativus e~ el conteni~o de la cicncia, s~no tambien .;ualitativos; 2) que las ciencias sociales uenen pOSlblhdad de acces? al nuclco central de la ciencia; 3) que pueden recupcrar su competencia epistemoI6glc~; 4) que LU~ode sus objetivos centrales en las actuates sociedades desarroiladas es precls~nente crrucar la razon cientffica Y los productos de la cicncia como «terrenos prohlhldos», con~o matcriaiizaci6n hist6rica de la «razon universal». La consecucncia de csta concepcion «a medic camino» de los pragmaticos es que accptan simultanear factores externos e internos, pero para ser aplicados a 10 extemo Y 10 interne, r~speCtlVanlente de la ciencia. 5610 asi se puede ('otender la Hamada de Barnes y ~hapl!1 (1979: 9) para que la historia de la ciencia sea mas relajada y natural. <£1 primer termino -aclaran- se rcfiere al interes en baja de las form as de analisis prescriptivas y arrogantcmente allist6ricas. tales como las recoilstrucciones racionalcs, que estan dirigidas a prcservar al conocirniento de las ciencias de la naturaleza como unico reino de la raclOnalldad humana. C •.• ) Lo de "rclajada". sirve para poner en guardia no s610 contra ros auLOntarios del "derecho" intelectual, sino contra los "radicales" ( ...) porque la Illstona ~e. la ciencia no debe estar preocupada ni por la "racionalidad humana" III por la . VIda social", 0 por cualquier otra cosa de esta clase. Tal :>pertura de mente, tal h~er:\hsmo, a 10 mejor no esta de rnoda, pero no debemos seguir las modas como guia para la vida». . _ En definitiva, como hubiera pod.do argwllcntarles Lakatos, sus posiciones liberales suponen una vuelta al positivismo, al azar en la seleccion de 105 hechos hisioricos. a la explfcita petici6n de ausencia de criterio des de la teoria. Por decirlo de otra f?m1a, la peticion de. que cl dentffico social que se enfrentz al pro?lema de la ciencia sea liberal con etla, la acepte tal como parece que se produce, Iimitando su papel al de observador imparcial que estudia pero no participa en los c~nfIictos, ni des?e posturas conservadoras ni desde radicales. Justo 10 contrano sostJene P. Bourdleu cuando propone recusar a fondo la oposici6n abstracta entre el ~l~lisis irunanente-~nterno, «'1",:: incumblrfa propiamento! al epistem610go Y que resutuma la logica segun .11 cual la ciencia engendra sus propios problemas, y un analisis externo, que relaclOila estos problemus a los condicionalltes sociales de su apancio~)~ (1975: 94). L.o .que Bo~dleu sugiere es tratar a la ciencia como «lugar de lucha pohllca por ¢l d0!1111ll0Clentl~co». EI contraste es claro, y mientrs« Barnes (1971: 119) defiende que <
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LA POLEMICA

E. MEDINA

mecanisme determinista en la Aleinania de 10, veinte, 0 ell la rcficxion sobre cl crecirniento desmesurado de la poblaci6n britanica en la segunda mitad del XVIII y comienzos del XIX. En linea con esta reacci6n par parte de los j6venes historiadores a aceptar las 16gicas restrictivas de descubrirnicnto y demostraci6n de la filosofia de la ciencia demarcacionista, esta tarn bien la sociclogfa de la ciencia neo, post 0 parakuhniana des de comienzos de los setenta. Ello ha supuesto W1a verdadera explosion de trabajos a partir de la crftica de la separaci6n, «tan metaffsica como absurda» (Knorr, 1975), entre las competencias de filosofos.sociologos e historiadores. La incorporaci6n de los enfoques fenomenol6gicos, etnometodol6gicos y antropologicos, por no senalar mas que algunos, a los analisis de la producci6n de los conocirnientos cieutfficos ha ido afinnando progresivamente esta superacion. La distinci6n es, en definitiva, espurea, porque, como sei'\ala un antropologo como Elkana (1980: 38), «la teoria de los contextos ha side usada para describir la actividad de los historiadores y fil6sofos (intemalistas, E. M.) de la ciencia mas que la de los cientfficos mismos», EI problema se podria convertir en la elecci6n de 10 que debemos entender por conocirniento, Si, como Popper proclama, existe un Mundo 3 de conocimientos objetivos, entonces la distinci6n entre contextos pucde rnantenerse, porque ese mundo de conocimientos objetivos tarnbien posee reglas de demcstracion. Pero si no aceptamos el universo episternologico popperiano y se parte de que s610 poseernos imagenes del conocimiento, opiniones sobre el conocirniento, la distinci6n entre contextos es solo una artificiosidad mas impuesta a los procesos de indagacion humana. En definitiva, como argumenta Elkana, si la actividad normal de la ciencia se basa en los productos acabados y en la determinaci6n del conocirniento legftimo por los libros de texto, al margen de los problemas abiertos que realmente tiene siernpre la . ciencia, entonces la justificaci6n no es un descubrimiento. Si, como piensan neopositivistas 0 popperianos, las razones para la aceptaci6n 0 rechazo, corroboraci6n 0 falsaci6n de resultados especfficos, pueden ser aisladas independientemente de la aceptacion o recnazo de otras partes de la teona, la justificaci6n tampoco es un descubrimiento. «Los fil6sofos y los cienuficos que piensan exclusivamente en terminos de episteme no pueden explicar racionalmente un descubrimiento, No hay 16gica del descubrimiento y por tanto tampoco se puede dar cuenta del mismo» (1980: 38). En una palabra, se trata de apos.ar mas fuerte contra el reducto privilegiado, ideol6gicamente tan peligroso, de la ciencia natural como epitome y fuente de racionalidad universal. La nueva sociologia y la nueva historia de la ciencia no tratan de expulsar a los viejos sacerdotes del templo, sino derribar las murallas que 10 rodean.

De entre esas aportacrones, me gustana resaltar aquf dos que han supuesto, en la decada de los setenta, un verdadero revulsivo: Lo: contextos historiograficos e ideologicos del debate del siglo XIX sobre e/ lugar del hombre en /a naturaleza de R. Young (1973), y Cultura Weimar, causalidad y teoria cuantica, 1918-1927 de P. Forman (1971). A ell os me referire con brevedad. Forman estudia la comunidad de ffsicos y maternaticos centroeuropeos en el perfodo inmcdiatamcnte anterior a la invenci6n de la mecanica cuantica probabilista de mitad de 105 veinte. En contra de la asuncion de autonomfa intclectual de las disciplinas cienuficas profesionalizadas, Forman muestra que 105 cientfficos se adaptaron por sf mismos a un contexto intelectual que les lIevaba a abandonar algunos de sus principios claves. Dado que la reaeci6n romantica contra la ciencia y sus leyes de causal idad habia logrado suficierue popularidad dentro y fuera de las universidades, los ffsicos y maternaticos se sintieron impulsados a alinearse con esta postura, adaptando asf el contenido de su disciplina alas valores de su entorno intelectual. Lo que constituye novedad en el trabajo de Forman es que, siguiendo la teona de la «conversion» a un nuevo paradigma de Kuhn en los procesos de revoluci6n cientifica, 105 fisicos y maternaticos centroeuropeos se adaptaron primero al entomo y, a partir de entonces, trataron de encontrar una salida a la crisis de la vieja teoria cuantica. «De este modo -scnala Forman-, 105 problemas sustantivos (internos) de la ffsica atomica desernpenaron 5610 un papel secundario en la genesis de (...) la opinion acausab (1971: 110).

de

Robert Young, por su parte, va aun mas alia que Forman. Mientras este presenta la influencia decisiva de los factores externos de la sociedad en el an.bito interno de la ciencia, Young abandona esta dicotomfa «rnistificadora» y trata de mostrar el papel ideol6gico de la ciencia en un contexte total. Este contexte total -Ia relaci6n del hombre, la naturaleza y la sociedad- permite entender a Darwin en dos pianos. En cl primero, Darwin desarrol\a su teoria de la evoluci6n por scleccion natural en respuesta a los problemas tecnicos dentro de las tradiciones internas de la biologfa y la geologia de comicnzos del XIX. Can este paradigrna, Darwin entra en crisis por no encontrar soluci6n alas anomalias que se desarrollan en su interior. La solucion, sin embargo, no la va a encontrar en la biogeografia, paleontologia y la especiaci6n, sino en los escritos de un economista como Malthus, que Ie dan I•• clave que buscaba: la nocion de presion demografica y la consecuente lucha poi la supervivencia. Darwin mismo concluye el trabajo en cste primer plano cuando publica, en 1859, su Origen de las especies. EI segundo plano resultara del impacto en el ambito de las ciencias sociales y de la ideologia de la obra de Darwin, cuyas consecuencias no s610 se encuentran en el darwinismo social de H. Spencer, sino tambien en el propio Marx, como Gerratana (197:;) ha sefialado mas detenidamente. La conclusion es que el inmediato reconocimiento social de la obra de Di1IWin (el Origen se agot6 veinticuatro horas despues de su aparicion) refuerza U!1asintesis ideologic» ya alcanzada en Inglaterra tras el triunfo de ia bnrguesra industrial y financicra ~' su concepto de progreso a traves de la lucha y de progreso social a troves de I~ reconciliacion CC:l las leyes de la natura'eza. Ciencia y sociedad, ideas ii-teruas e ideologfa externa, emergen como inseparables (Brown, 1980). AWl con matices en cada caso, Ius posiciones de Forman y Young se basan en Ia negacion no s610 de la autoncmfa de la ciencia como campo de privilegio episte.nologico, si.iu tarnbien en la comprensi6n de sus procesos y revoluciones en base a la recepci6n en su interior de formas sociales y culturales externas: la reaccion contra el

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INTERNALlSMO/EXTERNALISMO

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Problemas episternologicos Cristobal

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TORRES ALBERO

I. Introducci6n EI analisis de la actividad cientffica muestra, al menos en los ultimos treinta anos, un dinamico florecer de teorfas y perspectivas que, desde las tradiciones de la filosoffa y sociologfa de la ciencia, han dado cuenta de los diversos frentes que la ciencia presenta en las sociedades industriales avanzadas, De tal manera, hasta finales de la anos sesenta primaba una linea en la que una sociologia de la cicncia de inspiracion mertoniana centraba su discurso en el analisis de la ciencia como instituci6n social, en consonancia con los dictados de la concepcion heredada y el falsacionismo popperiano, hegem6nicos por esos anos, que entendfan los criterios demarcacionistas del conocimiento cienufico como un metoda universal que aI modo de un algoritmo daba cuenta de 10 que se contemplaba como un progreso incensante del corpus cienufico, Sin embargo a partir de los setenta, y tras la recepcion de la obra de Kuhn, todo un crisoi . de corrientes y autores van a emerger tanto en la filosoffa de la ciencia (Feyerabend, Lakatos, Laudan, etc) como en la sociologta de la ciencia (programa fuerte, estudios de laboratorio y controversias, etc), con el tel6n de fonda del rechazo de los supuestos clasicos que habian inspirado alas anteriores corrientes (el ethos cienufico, el intemalismo normativista, etc) Cualquier recorrido que se haga por ese conjunto de corrientes y tradiciones ocupadas en el estudio del quehacer cientifieo', concluira afirmando que la situaci6n actual vienc marcada por la coexistencia de 10 que Laudan (1986), corrigiendo y enriqueciendo a Lakatos, ha denominado como tradieiones de investigacion. Las tradiciones se caracterizan porque presentan inevitablemente un nivel ontol6gico, 10que conlleva que las teorfas concretas que surgen dentro de cada tradici6n muestren a menudo un co:nponente infalsaole, dado que constituyen ejemplifieaciones de visiones mas fundamcntales del mundo y del fen6meno que eonsideran. As], cada tradicion no s610 se caracterizc po•. un conjunto determinado de teorias explicativas, sino tambien por un cumulo de creencias sobre cual cs el objeto propio de la investigacion y acerca ..' de que supuestos mctodologicos y epistemol/igicos deben de regir su indagacion. POlio tanto, las disputas que han venioo C
-lmodito,

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en el aualisis de la ciencia"

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C. TORRES

serie de dicotomfas 0 pares ccnceptualcs antagonicos, que reflcjan las distintas 011\::J10gfas en las que se mueven las perspectivas y tradicioncs cnunciadas, Pares que al privilegiar su parcela correspondiente, sobrerrepresentan algunos de los aspectos propios de ese complejo y variado fen6meno que es el quehacer cientffico, y con ello, ubican a cada tradici6n y/o corriente tc6rica conercta en un punto espccffico de la cicncia. De esta forma, impiden que se pucdan constituir puntos de paso obligatorios en los que podrfan con verger las diversas corrientes apuntadas. En las siguientes paginas describire las que considero son las tres dicotonuas conceptuales cruciales? que conforman las distintas ontologfas de cada tradici6n y/o corriente te6rica, esbozando para cada una de ellas, una soluci6n de compromiso que permita resolver la actual inconmensurabilidad, y consiguiente estancamiento, de las distintas perspectivas. Operaei6n que permitira, ami juicio, aliviar los problemas de cimientos que, en buena medida, estan impidiendo la consolidacion de las estructuras del edificio cormin que ya viene en llamarse Estudios Sociales de la Ciencia.

II. Contexto

de Justificaci6n/Contexto de Descubrimiento Fue Hans Reichenbach (1934, 1975) fundador del Cfrculo de Berlin, hornologo del Circulo de Viena, quien elabor6 rnodernamente ' esta distinci6n que tan hondamente ha calado en el analisis dci quehacer cientffico. EI problema de Reichenbach consisua en obtener una soluci6n en la que la induccion jugase, [rente al componentc iiipotcticodeductivo, un papei preeminente en el analisis cientifico. Para ello scnalo que no era posible enunciar reglas logicas que perrnitiesen construir una maquina descubridora que asumiese las funciones creadoras de los genios. Por tanto, todo este misterioso conjunto de Iactores que permitian la formulaci6n de las proposiciones cienuficas y los descubrimicntos, y que eran considerados por Reichenbach como elementos deductivos, acab6 agrup1ndolos en 10 que dcnomin6 el contexte de descubrimicnto, ambito que escapaba al analisis de la 16gica dado qUI:!el establecimiento de reglas en el proceso de generaci6n de teorias era imposible. Sin embargo, la 16gica sf podia aplicarse en la justificacion de WJa teorfa D partir de los datos empfricos, gracias al trabajo del 16gico que aplicaba la teorfa de la inducci6n. Tarea esta que quedaba restringida a un detenninado espacio, al que denomin6, contexte de justificacion. De esta forma, la formulacicn inicial de Reichenbach ten fa, desde mi punta de vista, un alcance limitado por cuanto que, cuestiones aparte sabre inducci6n vs deducci6?, s61u distinguia entre la generaci6n de teorias, algo nebuloso que se escapa 11 la logica, y la validaci6n de estas mediante su relaci6n con el analisis 16gico y empfrico. . Si •• embargo. debido aI arnplio periodo en el que el positivisrno logico, la concepcion hcrcdada y el falsaciorusmo popperiano dominaran el panorama de los estudios del c~)JIocimi~llIo cienufico, la distinci6n fue reformulada tacitarnente, y usada para diferenciar dos i1i'os de enfoques analiticos en b explicacion de la producci6n cientifica. Uno, que dab, cuenra ce -oco el cor.junto de condiciones exteriores ill metoda y a las tcorias ':knllfica.~ (contex.o oie dcscubrimiento); y oiro, que identificaba 10, elementos de este mcrodo 'IU~ intcrvcnfan 110 s610 en Ie. contrastacion sino tarnbien en la tormulacion de I;"'. :,roposicione.~ (conrcxto de justificacion). Mientras que esia ultima parce!a era I;; urucu que ;xxliJ proporcionn- una respuesta explicativa plausible al heche de que el "'111I('1 (J de P'OP'lSI'C 0 d " " eumando era cada vez mayor _ " . I nes ver aceras que I"a c.encia ioa lr- ql.;: sc p':l~lI1ab' CII cl dcnominado progreso cierrffrco-, el contexto de descubrirniento -610 ~rvh par . di I di . . • a III rear e me 10 circundante, 0 a 16 sumo los prerrequisitos bajo los ~ tJf\Cfllba cl ccmcxto de justificaci6n.

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PROBLEMAS

EPISTEMOL6clCOS

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Asf, podlan identificarse uentro del contexte de descubrirniento elementos tales como la psique del investigador, el ethos de la comunidad cienufica, los sistemas de valores de la sociedad, los parametres econ6micos, etc. Mientras que el contexto de justificaci6n reunia a 105 procesos de validaci6n, ademas de los elementos form ales que permiuan constituir un algoritrno que proporcionaba teorfas potencialmente verdaderas; en suma, que ofrecfa una explicaci6n del crecimiento del corpus cienufico'. Mediante esta operaci6n se estableci6 una divisi6n social del trabajo en el estudio de la ciencia. De ias cuestioues lie lli.!lOdo que eran cruciales para, ademas de la validaci6n, explicar como se habia generado el conocimiento cientifica se ocupaba la filosofia de la ciencia, mientras que de los temas circundantes 0 extemos, que operaban como factores necesarios pero no suficientes ni determinantes, se en.cargaban las ciencias sociales. Ese planteamiento fue aceptado mayoritariamente durante un buen periodo de anos, y todavfa hoy perdura entre los seguidores de la filosoffa de la ciencia racionalista y entre buena parte de los cientificos sociales. Pero fue tambien en la filosoffa de la ciencia donde se gener6 un movimiento que, iniciado por Toulmin (1953) y Hanson (1985), comenz6 a cuestionar la divisi6n absoluta en que se habfa converudo la distinei6n entre contexte de justificaci6n y contexto de descubrimiento, y que termin6 abogando por la recusacion de este par conceptual. dado que la metodologia cientifica no debia lirnitarse a una mera labor de reconstruccion racional, sino que necesitaba incorporar factores historicos, sociales, etc, a sus explicacioncs sobre el progreso cientffico'. Como continuaci6n de ese movimiento inicial hay que indicar que uno de los rasgos unitarios mas sobresalientes de las diversas corrientes aglutinadas bajo la etiqueta de las sociologfas del conocimiento cientffico, es el denominado principio de naturalizaci6n, que presenta como eje central el rechazo de la separaci6n entre los dos contextos mencionados (Gonzalez de la Fe & Sanchez Navarro, 1988: 83). La negaci6n de esta division implica que la explicaci6n y analisis de los procesos de generaci6n del conocimiento cientffico queda dentro del campo de competencia de las ciencias sociales, ademas de que estas haran especial hincapie en los procesos que los cientificos desarrollan para legitimar el status epistemol6gico del producto cognitivo final. De est a manera, el balance de este primer obstaculo pod ria ser el siguiente. En primer lugar, en cuanto que distinci6n metodologica 10.divisi6n de contextos no tiene sentido porque, con los argumentos indicados anteriormente, puede asumirse que las disposiciones especfficas del habito cientffico presentan un eierto nivel de interacci6n con los factores sociales, extcrnos e internos, presentes en el quehacer cientifico. Sin embargo, buena parte de quienes predican el fin de la separacion olvidan, a menudo, la dimensi6n referida al metodo 0 habito cientffico, confundiendo la infradetermiaacion de las teorfas por los datos 11 el lastre te6rice de la observacion con la irrelevancia de factores tales como la congruencia teorica 0 el grado de evidencia 0 fertilidad del material empfrico, En este sentido estimo que, en general, el problema de las sociologias del conocimiento cientffico es el de la falta de una teorizacion mas adecuada respecto de las singularidades especfficas que prcsenta e! ccnocimiento cienufico, aunque tambien hay que subrayar la importancia de los nuevos terriiorios descubiertos 0 mejor dicho, puestos al alcance de la indagacion sociologica. Pero, en segundo lugar, creo que la distincion entre los contextos todavia tiene senti do analftico, al menos co.no division funcional -que nu social- del trahajo, y que dicha pertinencia estarfa proxima a la formulacion original de Reichenbach. Afirmaban Berger y Luckmann en su ya clasico ensayo, La Construcci6n Social de la Realidad

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0968: 1.8), sin negar la imponancia de las cuestiones cpisternclogicas, que si Ic~ cientfficos sociales no difcrencian en dos momentos distintos la tarea de afrontar los problemas ernpfricos de la especialidad (en los sociologfa de la ciencia, la descripci6n y/o explicaci6n de los procesos de construcci6n de las teonas cientfficas y de los mecanismos reales que operan en la validaci6n 0 justificaci6n) de los que tienen que ver con la fundamentaci6n epistemol6gica a validez de las propias proposiciones cientfficas, la situaci6n serfa parecida a la de a1guien que quisiera empujar el coche que el mismo conduce. De esta manera, creo que la soluci6n para la sociologfa del conocimiento cientifico pasa por preocuparse de construir planteamientos potencialmente ferules que den cuenta de la generaci6n y validaci6n de las teonas cientfficas, y por someter las conjeturas que se logren formular, a nuestro propio contexte de justificaci6n como sociologos, es decir, al ambito de nuestra propia vigilancia epistemologfa que nos did. si, par el momento, pueden ser consideradas como validas 0 no. Pero a mi modo de ver, esto no debe equivocarnos de camino, es decir, no pucde significar que la sociologfa del conocimiento cientffico se erija en juez y parte que dictamina acerca de la validez de las proposiciones y teorfas que otras ciencias obtiencn en su contexto de descubrimiento. Si como sociologos del conocimiento, nuestro objetivo es intentar construir una teona epistemol6gica general, podremos usar el material teorico y empfrico prcviamcntc fonnulado en nuestro contexto de descubrimiento y validado en nuestro contexto de justificaci6n. Pero debemos Ilevar a cabo esta tarea como episternologos, y no como sociologos del conocimiento. enfrentandonos en su propio terreno, y no en el nuestro, a los argwnentos de los respcctivos campos, programas 0 tradiciones de investigaci6n cuya fundamentaci6n epistemol6gica tratamos de dar cuenta, puesto que de 10 contrario nos veriamos atrapados en un bucle teorico, gozoso para el reflex.ivismo mas ortodoxo, pero paralizante e incluso ridiculo para cualquicr corriente que tcnga como objetivo, el aumento 0 profundizaci6n de las explicaciones sobre la generaci6n y validacion del conocimiento cienufico", III. La Distinci6n entre Internalismo y Externalismo Como he indicado en el epfgrafe anterior, el desplazamiento de lindes que se produjo con posterioridad a la distincion de Reichenbach acabo solapanJo c identificando contexte de justificaci6n con internalismo, y contexto de descubrimiento con externalismu. Sin embargo, la distincion intemo/externe presenta una dinamica propia que, en mi opini6n, es mas central para la discusi6n acerca de la posibilidad de que las ciencias scciales penetren en la camara sagrada de la ciencia, es decir, en el estudio de la generacion y validaci6n del contcnido de las proposiciones cientfiicas. En efecto, a partir de los anos veinte concurrieron der.tro de la historia de la ciencia tres cnfoques intelectuales que orientaron los prirneros exitos de este campo. EI primero, heredero del positivisrno corntiano que llego hasta Sartori, 'caracterizaba a la ciencia riesde la antiguedad remota coruo una lucha de victorias contra el mite y In supersticion, operando mediante U!1 lento proceso de observacion, ensayo y error y, eventualrnente, cor; la codificacion de leyes y teorias. Una scgunda perspecuva, pro.•.cnicnte de la historia de la filosoffa, daba cuenta de la obtenci6n de conocimieruo objetivo y racional a partir del establecimientc de estandares normativos y universales que promovian la obtencion deta verdad cientffica. Por ultimo, toda una ccrrierue derivada del trabajo de Fierre Duhern subrayaba la imponancia del papel Je las rnatematicas como el elemento clave del progreso cientifico, ya que permiua establecer leyes experirnen.ales (Macleod, 1977). Estas corrientes pennitieron sentar las bases del predorninio del

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internalismo en ta historia de 1<1 ciencia, cuyos exitos mas trascenderues Ilegaron con la discusion en tome a la continuidad 0 ruptura hist6rica que, con respecto a 1;-. evoluci6n del quehacer cienufico, supuso la denominada Revolucion Cientffica, y las contribuciones a este debate de los trabajos de Butterfield (1958) 0 Koyre (1977)7. Pero mientras la corriente intemalista proseguia primando los aspectos sustantivos del proceder cientirico como la unica explicaci6n valida del progreso de la ciencia, a primeros de los anos treinta una Ifnea diferente iba a desarrollar un prisma alternative, a saber, el papel que los factores econ6micos y sociales tienen en el desarrollo cientffico. Originalmente se trataba de una linea de analisis hist6rico de inspiraci6n marxista, que entendfa que la generaci6n de las proposiciones cienuficas se debia a su vinculaci6n directa con el desarrollo de las fuerzas productivas y los medios de produccion". Esta corriente tuvo su momenta simb6lico de irrupcion en el segundo Congreso Internacional de Historia de la Ciencia, celebrado en Londres en 1931, de la mano de las tesis de Boris Hessen (1968) sobre Ias rafees econornicas y sociales de los Principia de Newton. Esta posici6n afect6 notablemente a los que en esos momentos no eran sino un pequeno grupo de cientificos britanicos, como Bernal 0 Needham, que acabaron generando en la Gran Bretana de [males de 10s anos treinta, el denominado movirniento de las relaciones sociales de la ciencia. Asi estaban las cosas cuando Merton public6, en 1938, su tcsis doctoral (1984) con el objetivo de explicar el surgimicnto de la ciencia organizada en 13 Inglaterra del siglo XVII. Merton, que con esta obra inaugura practicamente la tradici6n de la sociologfa de la ciencia, afirma que los modos de interacci6n entre la sociedad, la cultura y la ciencia varfan segun los contextos historicos, En el caso especffico de la Ingiaterra del xvn, senalo las dos lineas que consideraba principales: las necesidades econ6micas y militares que estimularon y favorecieron la actividades cientfficas, y la convergencia 'entre el espfritu puritano y la actividad cienufica. Pero el cclecucisrno de Merton no s610 se dejo notar en la dimensi6n exterua de la actividad ciennfica, sino que tarnbien tuvo una repercusi6n en la parcel a interna por cuanto que, aI hila de sus pruebas empfricas, Merton cornprobo como los elementos sociales generaban en 10s cientfficos el interes por los grandes problemas, socialmente establecidos, y marcaban el ritrno general de su desarrollo. Sin embargo, ya en las cuestiones de menor alcance, la autonomfa de la organizaci6n cientffica era ·ut";hccho, segun el autor. Y, por supuesto, su objetivo no tenia nada que ver con el analisis de los orocesos de cristalizacion del contenido cientifico. . Asf quedo la cuestion inicialmente, si bien can un predominio en la literatura historiografica de la perspectiva intema, que privilegiaba 10s metodos y rasgos de lcs procedimientos y contenidos cientfficos, Esta situacion se fcrmalizo, cuando Hall (1963), en un ensayo sobre la tesis doctoral de Merten, hizo explicita la dicotorma entre los ambitos interne y externc en el analisis de la ciencia. Para este autor, las explicaciones de tipo societal nos ubican en el movimiento hisrorico de I:J.ciencia. pero nada nos diceu sobrc la ciencia como un sistema singular de conocimiento. De es.a forma, existirian dos dominies diferentes que requeririan dos eofoques explicativos distintos. Uno, el intema!ist
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0968: 2.8), sin negar la imponancia de las cuestiones cpistemologicas, que si los cienuficos sociales no diferencian en dos rnorncntos distintos la tarea de afrontar los problemas ernplricos de la especialidad (en los sociologfa de la ciencia, la descripci6n y/o explicaci6n de 105 procesos de construcci6n de las teorfas cientfficas y de los mecanismos reales que operan en la validaci6n 0 justificacion) de los que tienen que ver con la fundamentaci6n epistemologica 0 validez de las propias proposiciones cientfficas, la situaci6n serfa parecida a la de alguien que quisiera empujar el coche que 61 mismo conduce. De esta manera, creo que la soluci6n para la sociologta del conocimiento cientffico pasa por preocuparsede construir planteamientos potencialmente ferules que den cuenta de la generaci6n y validaci6n de las teonas cientfficas, y por someter las conjeturas que se logren formular, a nuestro propio contexte de justificaci6n como sociologos, es decir, aI ambito de nuestra propia vigilancia epistemologia que nos dira si, por el memento, pueden ser consideradas como validas 0 no. Pero a mi modo de ver, esto no debe equivocarnos de camino, es decir, no puede significar que la sociologta del conocirniento cientffico se erija en juez y pane que dictamina acerca de la validez de las proposiciones y teorias que otras ciencias obtiencn en su contexto de descubrimiento. Si como sociologos del conocimiento, nuestro objetivo es intentar construir una teorfa epistemol6gica general, podremos usar el material teorico y ernpfrico previamente formulado en nuestro contexto de descubrirnicnto y validado en nuestro contexto de justificaci6n. Pero debemos lIevar a cabo esta tare a como episternologos, y no como sociologos del conocimiento. enfrentandonos en su propio terreno, y no en el nuestro, a 105 argumentos de los respectivos campos, programas 0 tradicioncs de investigacion cuya fundamenracion epistemologies tratarnos de dar cuenta, puesto que de 10 contrario nos vcnamos atrapados en un bucle teorico, gozoso para el reflexivismo mas ortodoxo, pero paralizarue e incluso ridicule para cualquicr corriente que tcnga como objetivo, el aumento 0 profundizacion de las explicaciones sobre la generaci6n y validaci6n del conocimiento cientffico". III. La Distinci6n entre Internalismo y Externalismo Como he indicado en el epfgrafe anterior, el desplazamiento de lindes que se produjo con posterioridad a la distincion de Reichenbach acabo solapando e identificando contexto de justificaci6n con internalismo, y contexte de descubrimiento con externalismo, Sin embargo, la distincion irnerno/extemo presenta una dinamica propia que, en mi opinion, es mas central para la discusi6n acerca de la posibilidad de que las ciencias scciales penetren en ia carnara sagrada de la ciencia, es decir, en el estudio de la generaci6n y validaci6n del contcnidc de las proposiciones cienuiicas. En efecto, a partir de los alios veinte concurrieron dentro de la historia de la ciencia tres cnfoques intelectuales que orientaron los primeros exitos de este campo. EI prirnero, heredero del positivisrno comtiano que llego hasta Sarton, 'caracterizaba a la ciencia cesde la antiguedad remota como una lucha de victorias cor-tra el mite y la supersticion, operando mediante lL'1 len:o proceso de observacion, ensayo y error y, eventualrnente, cor. la codificacion de leyes y teorfas. Una scgunda perspecuva, pro: v cn.cnte de la historia de la filosoffa, daba cuenta de la obtencion de conocimiemo objetivo y racional a partir del establecimientc de estandarcs normauvos y universales que prOITIOvian la obrencion de +a verdad cienufica. Por ultimo, toda una ccrriente derivada del trabajo de Pierre Duhe:n subrayaba la irnportancia del papel de las matematicas como el elemento clave del progreso cienufico, ya que permitfa establecer leyes experimen.ales (Macleod, 1977). Estas corrientes permitieron sentar las bases del predominio del

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internalismo en ta historia de la ciencia, cuyos exitos mas trascendentes llegaron con la discusion en torno a la con tinuidad 0 ruptura nistorica que, con respecto a I~ cvoluci6n del quehacer cientffico, supuso la denominada Revolucion Cientffica, y las contribuciones a este debate de los trabajos de Butterfield (1958) 0 Koyre (1977)1. Pero mientras la corriente intemalista prosegufa primando los aspectos sustantivos del proceder cientlfico como la (mica explicacion valida del progreso de la ciencia, a primeros de los anos treinta una lfnea diferente iba a desarrollar un prisma alternative, a saber, el papel que los factores econ6micos y sociales tienen en el desarrollo cientffico. Originalmente se trataba de una linea de analisis hist6rico de inspiraci6n marxista, que entcndia que la generaci6n de las proposiciones cientfficas se debfa a su vinculacion directa con el desarrollo de las fuerzas productivas y los medios de produccion". Esta corriente tuvo su momento simb61ico de irrupci6n en el segundo Congreso Internacional de Historia de la Ciencia, celebrado en Londres en 1931, de la mana de las tesis de Boris Hessen (1968) sobre las rafces econornicas y sociales de los Principia de Newton. Esta posici6n afect6 notablernente a los que en esos momentos no eran sino un pequeno grupo de cientfficos britanicos, como Bernal 0 Needham, que acabaron generando en la Gran Bretaila de finales de 105 ailos treinta, el denominado movimiento de las relaciones sociales de la ciencia. Asi estaban las cosas cuando Merton publico, en 1938. su tesis doctoral (1984) con el objetivo de explicar el surgirnicnto de la ciencia organizada en la Inglatcrra del siglo XVII. Merton, que con esta obra inaugura practicamente la tradici6n de la sociologfa de la ciencia, afirma que los modos de interacci6n entre la sociedad, la cultura y la ciencia varfan segun los contextos historicos, En el caso especffico de la Inglaterra del xvn, senalo las dos lineas que consideraba principales: las necesidades econornicas y militares que estimularon y favorecieron la actividades cienuficas, y la convergencia entre el espfritu puritano y la actividad cientffica. Pero el eclecucismo de Merton no s610 se dejo notar en la dimension exterua de la actividad cientffica, sino que tambicn tuvo una repercusi6n en la parcel a interna por cuanto que, al hilo de sus pruebas ernpfricas, Merton comprobo c6'110 los elementos sociales generaban en los cientfficos el interes por los grandes problemas, socialmente establecidos, y marcaban el ritmo general de su desarrollo. Sin embargo, ya '::1: las c:.:estiones de menor alcance, la autonomia de la organizaci6n cientffica era ·u;: hecho, segiin el autor. Y, por supuesto, su objetivo no ten fa nada que ver con el analisis de los orocesos de cristalizacion del contenido cienufico. • Asf quedo la cuestion inicialmente, si bien con un predorninio en la literatura historiografica de la perspectiva intern a, que privilegiaba los metod os y rasgos de lcs procedimientos y contenidos cientfficos. Esta situacion se fcrmalizo, cuando Hall (1963), en un ensayo sobre la tesis doctoral de Merten, hizo explfcita la dicotomia entre los ambitos interno y externc en el analisis de la ciencia. Para este autor, las explicaciones de tipo societal nos ubican en el movimiento hisrorico de la ciencia. pero nada nos diceu scbrc la ciencia como un sistema singular de conocimie.uo. De esta forma, existirian dos dominies diferentes que requeririan dos enfoques explicativos distintcs. Uno, el iruernalista, definido por I!I conjunto de procesos de produccica y validacion del conocimiento cientffico, que requiere aplicar una perspectiva que resalte el papel del meiodo cientffico y el analisis conceptual. Y ctro, extemalista, que muestra los condicionantes socioeconomicos en que se mueven, con plena autonomla, Ius anteriores pararnetros cientfficos Q. La ultima reformulacion mas notoria de esta distinci6n, desde el propio intemalis-

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mo, se debe a Lakatcs (1983). Este intent» haccr frente a las primeras alteruativas teoricas provenientes del extcrnalismo, que trataban de romper ran la rigidez de la clasiiicacion, estableciendo la prioridaa en la explicaci6n del progreso cicntifico de la historia interna (normatival.vque es capazde reconstruir racionalmente los rneritos de cada teorfa progresiva, frente a la historia externa (ernpfrico-descriptiva), que no puedc dar cuenta de este hecho. Fue Kuhn quien cornenzo por revisar la separaei6n tan tajante que en los MOS cineuenta y sesenta se habfa establecido. En un articulo publicado en 196810, afirm6 que aunque ambos cnfoques mantenfan en principio una cierta autonomia, en la practica eran complementarios, y mientras no se aplicara de heeho tal compatibilidad no serta posible eonocer ciertos aspectos importantes del desarrollo eientifico. EI mismo emprendi6 esta tarea (1982a) en el caso de la disputa aeerca de la importancia que la mentalidad puritana y las necesidades econ6mico-militares habia jugado en la revoluci6n cientifica. En este senti do, Kuhn distingue dos tipos de cieneias, las baconianas (por ejemplo, el magnetismo 0 la qufrnica) donde el desarrollo se debi6 en buena medida al impaeto de los factores extemos mencionados por Merton; y las clasicas (por ejemplo, las rnatematicas 0 la astronomfa), en las que este tipo de influencia no fue determinan:e en SL! progreso, dada su mayor tradici6n y trabaz6n cognitiva. Otros autores han scguido por esta via, por ejcmplo Toulmin (1')77: 306-307) quien ha scnalado que ambas perspectivas, Icjos de ser incompatibles a de estar en situacion de eonflicto, pueden ser entretejidas en una trama coherente, y apuntapor ejemplo, la posibilidad de entender la obra de Newton desde tres posiciones bien distintas -Ia internalista de Koyre, la externalista de Hessen y la psicoanalista de Manuel- que en sus estrictos ambitus son complementarias. En este sentido, la mas reciente representante de la idea de la complementariedad es la denominada tesis de la finalizacion", cuyo argumento central afirma que cuando una disci pI in a 0 especialidad, pur ejemplo la quimica agricola, ha alcanzado un cierto ni vel de madurez te6rica y tecnica puede ser guiada en su desarrollo conceptual por propositos externos, si bien en las fases anteriores la dimensi6n cognitiva mantiene un importante peso en el desarrollo de la disciplina. Las tesis de Kuhn no s610 sirvieron para limitar la perspectiva de 10 interno y hacer complementarias ambas posiciones desde un punt» de vista clasico, sino que produjeron una reformulaci6n de Ins territorios de cada perspectiva. Asf, comenzaron a emerger estudios de caso que no pretendfan limirarse a ser an mero contrapeso del enfoque internalista convencional, sino que buscaban poner de manifiesto las formas y los modos en que elementos ajenos ai aparato conceptual de las disciplinas cientfficas intervenran en el prcceso de cristalizacron y validacion de las teorias cientfficas, UIlO de estos intentos, procedente del propio ambito de la filosoffa de la ciencia. se debc a Toulmin (1977: :; 10), quien distingue entre cieucias compactas, como la ffsica atornic.i, con una alta sofisticacion conceptual y en las que es facil distinguir Ios consiucrandos !'ltC;110S de los externos, y aquellas otras disciplinas donde las (;OS:lS SGn bastalile m is nebulosas. y conde es ditfcil scnarar :0 interne de 10 externo. En otros casos, historiadores com= Yount; 0 Forman han mcstrado come faciores externos a la dimensi6n intelectual, tales como la reflexion sabre el enorme crccimiento de la [-vblaci6n britanica en b scgunda mitad del XVIII J' XIX (Medina, 1933: 72_'/3) 0 el acnusai y antiposuivista espfritu lIeorromaut;co que dominaba en cl panorama intelectual ~Ic~au de los ancs veinte (Forman, !984) ejercieron un papel decisive en la get1cr~Clun y aceptaci.m, rcspecuvarnenre, de las tesis de Darwin y del indeterminismo

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cuantico. En el casu cxtre.no, elementos politicos e ideologicos proveen mecanicamente la hegemonfa de un determinado prograrna de investigacion, como ocurri6 en el conocido ejemplo de Lysenko y Ia genetica sovietica (Joravsky, 1970). La vinculaci6n entre corpus cientffico y ambientc social tambien hasido identificado,en diversos estudios de caso hist6ricos, por la actual sociologia de! conocimiento cientffico mediante la denominada teorfa del interes (Barnes & Shapin, 1979; Mackenzie, 1978). De esta forma, 10 cxterno no s610 ya identifica a los rasgos ambientales circundantes, sino que tarnbien sirve para referirse a III 4UC T oulmin denomina el medio disciplinar, esto es, ala estructura social de cada disciplina. Y asi por ejemplo, Fisher (1966) ha mostrado en un estudio clasico c6mo el colapso de la teoria invariante en matematicas se debi6 a la ausencia de un marco acadernico que permitiera el reclutamiento de un mimero suficiente de estudiantes. En resumen, la propia evoluci6n de la historia y la sociologia de la ciencia ha permitido compatibilizar 10 que en su dfa represent6 una concepci6n que separaba radicalmente 13.s dos facetas del quehacer cientffico. Y tras esa quiebra, y con los estudios empfricos ya generados, puede afirmarse que aunque la divisi6n analitica sigue siendo valida ya que da cuenta de dos pianos constituidos en espacios distintos, desde un punto de vista metodol6gico, y tanto enla acepci6n clasica como en la mas reciente, ambas variables son no solamente complementarias sino que se entretejen continuamente, dado que la actividad cognitiva cientifica es tambien, de forma indisoluble, una actividad social y profesional. Por tanto puede concluirse con Barnes (1974: Capt. 5), que la actividad cientffica es una forma de cultura, y que por ello las fronteras y relaciones entre 10 interno y 10 extemo seran definidas de forma diferente scgiin los momentos, las sociedades, los medios disciplinarios y los marcos conceptuales y tecnicos, Sin embargo, si la perspectiva internalista, y con ella cl contexte de justificaci6n, han ejercido durante tanto tiernpo un papel tan relevante en el analisis del conocimiento cientffico ha side porque ambas posiciones coincidian en un supuesto cormin: la existencia de un mundo exterior objetivo que pod fa aprehenderse mediante una serie de practicas y procedimientos preestablecidos de anternano, Ias del rnetodo cientifico. Este postulado ha dado lugar a la tercera y ultima dicotomfa que ha afectado alas disciplinas y tradiciones qUI" se ocupan del quehacer cientffico,

IV. Objetivismo versus Relativismo En efecto, la existencia de un mundo natural considerado como real y objetivo, que el cientffico puede conocer si tiene en cuenta una serie de pautas 0 pasos predefinidos, es el presupuesto central de buena parte de las tradiciones que se han ocupado del analisis de la ciencia. Es un mundo que esta mas alia de !as subjetividades de cada individuo, y cuya aprehension s610 es posible tras un proiongado proceso hist6rico de depuraci6n cognitiva. Ese viejo sueno de I;; Ilustracion se habfa ejemplificado en las primeras interpretaciones de la historia de I:: ciencia tJ y como he rnostrado, pero adquirio fortaleza, sobre todo, en !a filosoffa de la cieucia con la irrupci6n Jei iuovi- . miento positivista, Las caractensticas de ese mundo pueden representarse valida y Iidedignsmcnte si se aplican una serie de criterics sobre el. Esos criterios denominados genericamente el metodo cientifico, son sucintamente 103 siguicntes. Por un parte, el principle de racionalidad, que establece que el conocimiento generado debe estar formado por couceptos, juicios e ideas combinadas mediante algun conjunto de reglas 16gicas que permitan

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producir nuevas ideas (infercucia deductiva) 0 derivarlas a partir de los datos (inferencia inductiva), asf como organizarlas en conjuntos ordenados de proposiciones (teorfas). EI postulado de racionalidad implica un segundo principio, denominado ya significativamente como el de la objetividad, que afirma que las ideas deben mantener como punto obligado de referencia los hechos, es decir, que deben concordar con su objeto. Esa adaptaci6n a los hechos se .produce mediante dos tecnicas concretas, la observaci6n y la expcrlmcntacion, caracterizadas porque son controlables y hasta cierto pun to reproducibles. Ese proceso de adecuaci6n al objeto natural se consigue gracias a 10 que el Cfrculo de Viena denomin6 la verificacion, yel falsacionismo popperiano, la corroboracion, De esos dos componentes centrales pueden derivarse toda una serie de rasgos (analftico, explicativo, legal, predictivo, claro, preciso, contrastable, etc) que hacen de la ciencia un tipo de conocimiento epistemologicamente singular y especffico (Bunge, 1981). En resumen, para el objetivismo hay un mundo natural preexistente, ajeno a nuestros deseos e intenciones, que pueden descubrirse mediante una serie de pas os de obligado cumplimiento. Por tanto, para este tipo de conocimiento es irrelevante su origen social, es decir la sociedad 0 grupo especializado que 10 formul6 en primer lugar, ya que esta determinado por la naturaleza del mundo fisico. Esta posicion no s610 afecto a la historia y filosoffa de la ciencia sino que constituy6 la espina dorsal de Iii sociologia del conocimiento hasta por 10 menos los afios sesenta. En efecto, como ha mostrado Mulkay (1979: 1-26). puede trazarse una linea que va desde Marx" a Mannheirn, y que incluye entre otros a Durkheim, en la que se asume que la ciencia es un caso especial de conocimiento, debido a que esta en posesi6n de un status epistemol6gico difeiencial. De hecho, la mayor parte de estes autores tuvieron que hacer [rente al proceso de constituci6n de las ciencias sociales y, por tanto, a un reto consistente en obtener un nivel de exitos explicativos semejante al de las ciencias ffsico-naturales. Y aunque su corolario crucial tenia que ver con la variabilidad de conocirnientos segun tiempos y sociedades, este principio no afectaba a un mundo natural ajeno a los avatares de la cultura y la sociedad humana y, por tanto, tampoco al conocimiento que se ocupaba de el. Adernas, 10 que las sociedades humanas habfan conseguido crear, con la aparici6n y el asentamiento de las comunidades cientfficas y su metoda caractenstico, no era sino una instituci6n que permitfa eliminar los factores distorsionantes que se encontraban en el hombre y en la cultura societal, tales como los sesgos, los prejuicios, las irracionalidades, etc. De esta forma, tambien ellos, los pioneros de I~s ciencias sociales, podian sentir S<JS teonas resguardadas bajo el manto de la verdad cientffica, 10 que les permitfa afianzar ia obtenci6n de un status privilegiacio para su disciplina. . Mannheim (1987) en un intento de hacer frente a un ambicnte relativista en auge.: fijo, aunque con una buena dosis de duda, una serie multinle de criterios que garantizarfan la objetividad de la ciencia: el control de las valoraciones, tl pragmatismo en los juicios, I:! sfntesis cie perspectivas, etc, '! todos eIlos, como recursos de una Intelligentsia socialrnente libre conformada como garantia estructural de la validez del conocimiento. Pero sera precisarnente en la respuesta a Mannheirn donde Popper refuerce, parad6!ic,:u:nente desde la filosoffa de la ciencia, una via intermedia entre las posicioncs del obJet.lvlsr.no y 1<'.5del relativisrno. En efecto, Popper" establecic en La Logica de I~ Investigacion (1962) la falsabilidad como criterio de demarcacion del cunocimieato clen~co. y de ahf extrajo su caracter conjetural y falible, frente a la tesis del Cfrcuio de Viena del verificacionismo, es decir del conocimiento cientffico iruuutable. Para el

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fil6sofo au striaco, la pretendida objetividad de la ciencia, emendida de un modo conjciural, no descansa en la actitud mental de un hombre individual 0 de un grupo social, sino en el componente social del metoda cientffico, esto es, en 5U naturaleza publica. EI conocirniento cientffico adquiere su condici6n de objetivo, a traves de la contrastaci6n intersubjetiva que proveen las tecnicas disponibles en cada momento. Por tanto 10 que la sociologfa del conocimiento de Mannheim olvida, segiin Popper, es precisamente la propia sociologia del conocimiento, es decir, la condici6n social 0 publica de la ciencia, y esto ocurre porque se basa en la ingenua opini6n de que la objetividad depende de la psicologia del hombre de ciencia individual (198lb: 170-171). S in embargo, Popper que cornparte una ontologia objetivista, pas a enseguida a afirmar que los resultados cientificos son "relatives" (comillas de Popper), si cabe usar este termino, s610 en la medida en que proceden de cierta etapa del desarrollo de la ciencia susceptible de ser superada con el progreso cientifico. Pero esto no significa que la verdad sea "relativa". Si una afi.rnacion es cierta.Io es siempre (Popper, 1981a: 387). Esta Ultima afirmacion, aparte de mostrar la tensi6n conceptual en la que se mueve Popper, permite en tender el posterior giro que Popper dara a su pensamiento tras el impacto de la obra de Kuhn, Este giro plasmado en su libro Conocimiento Objetivo, consistir.i en la formulacion de la celebre teoria del Mundo III (el mundo de las ideas objetivas) y en su principio de transferencia no simetrico, que afirma "que micntras una epistemologia objetivista que estudie el Mundo III puede contribuir a arrojar muclusima luz sobre el Mundo II (el de la conciencia subjetiva) especialmente sobre los procesos de pensamiento de los cientfficos, la recfproca no es verdadcra (Popper, 1974: 111)14. Esto ultimo implica la clausura del conocimiento cienufico para las ciencias sociales, al menos en ~I estado actual de estas, a las que Popper califica como formas de conocimiento irracionales (Popper, 1975). Junto a posturas objetivistas mas corregidas que posteriormente aparecieron, representadas por las tesis de Ziman (1972) 0 Toulmin (1977), la opci6n relativista va 3 emerger en las nuevas sociologfas del conocimiento cientffico con un fuerte Impetu. Los puntos generic os de partida del relativismo en el analisis de la ciencia son, !a tesis de la infradeterminacion de las teorfas cientfficas por la evidencia y el postulado del lastre te6rico de la observaci6n (Knorr-Cetina & Mulkay, 1983: 3-5). Estos principios, junto con la tesis de Wittgenstein sobre la indeterrninacion de las reglas, que afirma que no existe nada en la i6gica que garantice la aceptaci6n de una proposici6n, conformaron los cimientos del enfoque relativista. Esta concepcion afirma que el orden conceptual no viene proporcionado directamente por la experiencia, ya que esta depenJe de las creencias. Por otra parte, !as creencias asi como sus variacicnes conceptuales se vinculan a los diversos contextos sociales y tempo.ales en que se formulan, de tal manera que cada esquema te6rico, inscrito en cada cultura, organiza y Iija la naturaleza, 0 10 Clue es in mismo, eS0 que se dcnomina la realidad. De 10 que se extrae que, 10 observado llV puede ser explicado dirccnunenie pOI la naturaleza eel objeto percibido, que la separacion entre hecnos y conceptos no es tal, y que 10 percibioo no es otra cosa que el lenguaje. EI corolario ultimo de estos postulados (;S que la ciencia '10 es sino una forma de cultura especffica, propia de una determinadc sociedad (Hollins & Lukes, 1982: 1 ,20). El papel que el objetivismo ha asignado a las ciencias sociaies es asirnetrico, por cuanto que parte del supuesto de que puedc darse cuenta de I:: verdad a partir de los estandares logicos y ernpfricos presentes en cada proposici6n, mientras que el error 5610 puede entcnderse si ~p. crmsideran 1~~('::ln~~<:!,<:ff!11;r~" () sociales. es rt~cir eytp.rn!l~ ~'_~~

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PROBLEMAS EPISTEMOL6GlCOS

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actuarfan como distorsionantes de h racroaalidad del metoda cientffico, De esta fonna, la asimetria pcrmite asignar alas ciencias sociales una posicion cxplicativa secundaria, dado que, si bien una sociologfa del error es posible, el analisis de la verdad queda fuera del ambito de cualquier interpretacion no logica (Barnes & Bloor, 1982). La respuesta de la sociologfa del conocimiento cientffico a la anterior concepci6n se plasm6 en dos de los cuatro postulados del Programa Fuerte, a saber, el principio de imparcialidad, que afinna que hay que dar cuenta tanto de 10 que se considera verdadero como de 10 que se toma como falso, y la tesis de la simetrfa en la explicaci6n, que indica que el mismo tipo de causas se aplicaran a la verdad y la falsedad. Una objecion planteada al relativismo cs que de acuerdo a sus postulados, sus propias afirmaciones tambien dcpenden del contexte en el que se formularon y, por tanto, no son relevantes, ni verdaderas, para dar cuenta de un tipo singular de conocimiento como es el cienufico (Ziman, 1986: 127-137). Esta afirmaci6n ha afectado de forma notable pero divergente alas distintas posiciones que el relativismo ha tomado. Asi, el Prograrna Fuerte cornpatibiliza una epistemoiogia relativista con una ontologfa realista aswniendo que existe un mundo independiente sobre el que pueden construirse diversas culturas y creencias, en funci6a de los distintos intereses enjuego. Sin embargo otras corrientes. como el program a etnografico, y sobre todo el reflexivista que encabeza Woolgar, van mas alia no s610 en la epistemologfa, sino tambien en su ontologia que puede tambien definirse como relativista, Asf por ejemplo, Wooigar niega el principio, upico de toda idea de rcpresentacion, de que los objetos cxisten indcpcndientemente de la percepci6n que se tenga de ellos. Si esto fuera asf no se producirian los "horrores metodologicos". que aparecen en toda correspondencia realista entre representacion y objeto. Estos horrores consisten en la indexicalidad del vinculo que une reprcsentacion y objeto, que viene a decir que no se puede establecer un sentido invariable para una representaci6n dada; la inconclusividad, que irnplica que en cualquier representacion siempre es posible exigir nuevas c1arificaciones, elucidaciones, etc, y asf ad finitum; y, pur ultimo, la reflexividad, en la acepci6n de Garfinkel, que significa que ninguna de las dos panes del par represcntacion-objeto puede concebirse de forma independiente, ya Que ambos cambian con el fin de adaptarse entre sf. Si se quierc hacer freme a los desastres metodol6gicos hay que introducir en el estudio social de la ciencia, segiin Woolgar, dos criterios indispensables: el principio de la inversion de las tesis objetivistas que his.oricamente han venido senalado que el objeto es previo a la representaci6n; y la tesis de la retrualimentacion que implica reconocer la importancia que se concede alas conexiones de doble sentido entre la ciencia, como objeto de indagacion y el intento de llevar a cabo un estudio de la ciencia. Los resultados d~ Ilevar a cabo est a operaci6n, segiin Wool gar, son que las practicas representativas consutuyen los objetos del mundo en vez de ser las primeras un reflejo que proviene de los segundos, y que es el discurso el que constituye la realidad a trzves de un proceso que con.ienza con notas, conceptos, etc. que sirven p~.;-r.proyectar y constituir objetos, y que termina cuando es posible percihirlo con vida propia y se minimizan 0 ev itan las partes previas que 10 ban compuesto", Y todas estas operaciones se desarrollan dentro de entramados de relaciones sociales donde los pactos, las negociaciones y la busqueda de obtener credibilidad juegan un factor csencial en la constitucion de IClS objetos del munco (Woolgar, 1988, 1991). La cor-cepcion relati vista perm ire ofrecer nuevos puntos de vista sobre ternas no cuestionados anteriormente. como Ir. idea de que las reglas cientificas son racionaliza-



clones post hoc de la practica cientffica. y iiO tanto prucedimiemos que determinan !a acei6n cientffica, 0 tambien una mas radical, aquella que sostiene que en el caso de 105 descubrimientos no puede prcsuponerse el caracter del objeto descubierto, sino que este .es cl resultado de las afirmaciones del descubridor y de su trabajo para tratar de imponer su definici6n. Por tanto. la propia existencia del objeto descubierto, sus rasgos, y las estrategias del individuo 0 grupo que buscan obtener para su objeto el status .de objetivo, dependeran de las variables condiciones de los distintos entramados socia-

les", En reswnen, ambas posiciones, la objetivista y la relativista, tienen unas rafces tan viejas como la reflcxion sobre el pcnsamiento y la naturaleza, aunque en los ultimos tiempos ha side el relativismo el que mas cmpuje y novedades ha mostrado. A mi en tender, est a ultima corriente ha comcnzado a rellenar con sus distintas aportacioncs el espacio que Lakatos (1983) abri6 con su tesis del fin de la racionalidad instantauea. Pero, como ha senalado Gieryn (1982), el hecho de que la nueva sociologia del conocimiento cientifico no considcre 10 que podrfa denominarse como la factualidad de los objetos (e1 mundo no habla por si mismo pero sf puede replicar cuando se Ie habla, siempre que se mantengan unos nunirnos cstandares metodol6gicos de control), a la vez que prima casi en exclusiva la crucialidad de los factores sociales y culturales, conlleva que sus aportaciones concretas sean mas un retroceso que un avance en 10 que se refiere al hallazgo de un punto de equilibrio entre el habito cicntifico y el contexte social. De hecho, y a pesar de todos los horrores metodol6gicos que Wool gar quiera percibir, la verdad convencional y conjetural pero invulnerable de cuestiones tales como el continente americano, por poner el ejemplo de Brannigan que Wool gar retoma, la tect6nica de placas, 0 la estructura del ADN sun algo que, a mi juicio, debe tenerse muy en cuenta si se quiere construir algo mas que ingeniosos argumentos autorreferentes. Es decir, si se pretende avanzar en el estudio del quehacer cientifico. Por tanto, de nuevo estimo adecuado solucionar un problema analftico irresoluble mediante el diseno de una estrategia r.ietodologica pragmatica" que combine una ontologia objetivista de corte falibilista con una concepcion de las relaciones entre objeto y sujeto que no sea tan ingenua y aproblematica como ta metodologia objetivista habia supuesto inicialmerue, y sigue suponiendo'", Asi esta mediaci6n tiene ,que en teaderse como W1 proceso complejo de interacci6n entre los componentes propios del metoda cientffico y el contexte social, que debe tener en cuema que el habito cienufico cobra sentido, opera y construye el mundo real dentro de ese marco de relacioncs y estructuras sociales, Pero igual que se sostiene que la ciencia es una cultura que da cucnta de la realidad, hay que tener en cuenta que como toda variante cultural requiere lU1

V.

tratamiento

cuidadoso

y especifico.

Conclusiones Las distintas propuestas de solucicnes, ~ los pares conceptnales antagonicos analfticarnente irrcsolubtes. esbozadas en Ius epigrafes anteriores (especialmentc en el ultimo contempladc) tienen como objetivo permitir que, ;;1 mencs desde un punto de vista cognitive, puedan levantarse las bases de un programa (no necesariamente una tradicion) de investigacion integrado. Pero no es esa fill unica motivacion, dado que esta operaci6n tambien va encaminada a permitir una resolucion de 10 que en la actualidad constituye un nctable estancamiento de los estudios sociales de la ciencia". Alguien tan poco sospechoso, para la reciente sociologia del conocimiento cien-

94

C.

".'

TORRES

PROBLEMAS

ufico, C0!l10 es Latou. asi In ha reconocido al indicar co.no e! rapido progreso de los estudios sociales de la ciencia, sc debi6 a la lucha que se IUVO que sostener contra la sociologfa tradicional del conocirniento y la socioiogla rnertoniana de la ciencia que, junto a la filosoffa racionalista de la ciencia, hablan renegadndcl prisma social en el analisis de los procesos de generaci6n y validaci6n del conocimiento cientifico. Como rcconoce este autor, la terquedad de los clasicos (y tambien su posici6n hegem6nica en la comunidad, diria yo) les forzaron a adoptar una postura polemica, Sin embargo una vez que la batalla esta mas U IlICIlOS ganada, se puede observar que la calidad de las explicaciones propuestas sobre la construccion social de los contenidos de la ciencia, es deficiente (Latour, 1992: 245-248).

5. E<:ta opcracion fue iniciadn :X)r Hartson (iO)RS)':'/1 los arios cincucnta. COli la acunacion de la uoc.on de logica del descubrimiento que, entre otras cosas. deberia estahlecer como sc inficren hipotcsis a partir de una organizaci6n

de ensayos

de este

9. La consecuencia resultante mas extrema fue 10 que Esteban Medina (1982) ha denominado 1a aceptacion, durante muchos 31105 por parte de la sociologta de la ciencia mertoniana, de la Zona de Exclusion Socio16gica. 10. Veasc, T.S. Kuhn. "La Historia de 1. Ciencia" (I 982b). 11. Entre otros puede verse. W. Schafer

4. Con est; reformuiacion tit r- ita de Ja dicotcmla contexte de j'..!stiltcacioll/contexto de descubrimiento ocurrida en el C111lrx> de la filosoffa de la ciencis, 10 que se produce, en Ill; opinion, es un solaparniento c:n .la distincion interno/externc, tipica de la histona y Ia sociologia de la ciencia, c;'Jc abordare en el sigurente epigrafe.

12. Dos aspectos

.',"

(

.

subraya

Marx con respecto

a 13 ciencia.

El primero mas radical quc cstablecia

13

14. Lo que podria Ilarnarse, ir6nicamente, un cambia de gestalt de Popper es cvidente en 01r05 pasajes de sus escritos, Asl, mientras en su ~r!:cuio sobre la sociologia del conocimiento afinna q'le hay que caracterizar ala Ciencia mas por sus metodos que por sus resultados (1981a: 387), unos afios mas tarde escribe que en el ~mbilo de la cicncia deoeriamos eonstatar que el cstudio de los productos es mucho mas importante que el analisis de 1. producci6n, incluso p.ra comprender I. produccior y sus metodos (1974: II3). 15. De ahi Ie gran importancia que en Ias actuales sociolcgias del cococimiento

cientifico cobra el analisis

de 105 textos cientificos. 16. Puede verse la expcsicion original de Ias tesis relativistas Brannigon, The Socia; Bases of Discovery (1901).

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__-L

of Scientific

13. Veanse sus obras. La L6gica del Conocimiento Cientifico (1962) espccialmente 1. secci6n 4 y e1 prefacio a 1a cdici6n ing1esa: La M lseria del Historicismo (I 981 b: 170·171); y e1 capitulo 23 de La Sociedad Abierta y sus Enemigos (1 ~31a).

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Science. The Socia! Orientation

y cambio de la base econ6mica. Sobrc la sociologia de la cicncia que sebyacc en la obra de Marx, vcasc cl articulc de Manuel Sacristan, "Marx como sociclogo de la cicncia" (1983).

'f.

~

ill

vinculacion idcologica de la cicncia social. [rente a 5US propias formulae.ones. Y .rn segundo, referido a Ias ciencias naturales, donde s610 se destacaba la rclevancia de la ciencia en la produccion, reproducci6n

ciencia diriguia

entre contexte

(ed) Finalization

Progress (1983), asi como del mismo aut or. "Finalization in Perspective: Toward a. Revolution in the Social Paradigm of Science" (1979); G. Bohme. W. van den Daele & W. Krohn. "Finalization in Science" (1976); F.R. Pfetsch. "TIle Finalization Debate in Gennany: Some Comments and Explanations" (1979); y por ul.imo, G. Bohme, "Models for the Development of Science' (1977).

el conjunto de perspectivas, puede de Ja Cicncia; as! como en mi Tesis,

3. Segiin iodica Losee (1991: 123 y ss), ya en 1~30 John Herschel propuso 1. distincion C'! (f~scuorimiento y de jusrificacion.

1. scgunda parte, asi como E. Lamo

volumen.

p.'\f3

vs. inductivismo,

datos empiricos.

8. Esteban Medina ha serialado el dcterrninisrno simplista de esta corriente , y en general ha estudiado cl [racaso hist6rico de gran parte del externalismo tradiciooal. Vease su articulo. "La Polcmica lnteruo/Externo en 1a Historia y la Sociologia de 1. Ciencia" (1983). espccialrnerae rags. 63-64. incluido en cstc

libro es una buena muestra de ese haz de nuevas co •.rientes por 10 que

2. Aun cuando tarubien puedan dcssacarse ctras, como deducthivismo vs. ciencia autonoma, etc.

105

nes".

NOTAS 1. La colcccion

previa ;\

7. Puedc verse una buena exposicion de esta polcmica en el libro de Alberto Elena. A hombros de Gigantes (1989). cspecialmcnte el primer articulo. "La Revoluci6n Cienlifica: Ccnjeturas e Interpretacio-

De esta forma, si la irrupci6n de las sociologias del conocimiento cientffico, y su choque con Ias tradiciones y corrientes anterionnente hegem6nicas, impidi6 en Ins anos setenta y ochenta aprovechar sus puntos de contacto, estirno que los noventa, tras el fin del anterior dominio y el aseruamiento academico de las nuevas corrientes, pueden prom over ei f1orecimiento de un corpus cognitivo unitario que podria alcanzarse (salvadas con una formula de compromiso las ontologfas que subyacen a Ia base de cada punto de vista) mediante 105 procesos upicos del crecirniento cierufflco, como la fertilizaci6n cruzada (Ben-David, 1991) 0 el razonamiento anal6gico (Knoor-Cetina, 1977; 1981) entre las disrintas tradiciones y/o programas. Este es un deseo que deberfa traducir~e en un plan de trabajo cornun, des de el que las distintas vanguardias puedan proporcionar nuevos y mas profundos problemas que resolver, pero que no implica que en las fronteras de esta especialidad los debates y las discrepaneias entre las diversas corrientes te6ricas y metodologicas tengan que desaparecer".

ala sociologfa del conocirniento cientffico se refierc. Un recorrido verse en la obra de Esteban Medina. Conocimiento Y Sociologic E'ernentos para una Sociologia Politira de la Ciencia (1992).

conceptual

6. En est. misma linea. vcase V. Perez Diaz (1980) cspccialmcnic de Espinosa (1987).

Lo que ia cita de Latour pone de relieve, es queese estancamiento te6rico va unido a un compromiso social y a una estrategia de subversi6n politica que, como tarnbien han sei'ialado Bourdieu (1990) y H.M. Collins (1983), se ha producido en este campo del conocimiento en los anos setenta y ochenta. Por ello, cualquier propuesta para superar ese estancamiento debe tener en cuenta no s610 los aspectos intelectuales sino tambien los sociales, a traves de una lIamada dirigida a la voluntad de los miembros de cada tradici6n para hacerfrente a la actual situaci6n, a partir de una propuesta Integrada de trabajo.

I

95

EPlSTEMOLOGICOS

sobre 10s uescubrimientos,

en Augustine

I? Operacion que en un plano rominal puede adoptar, para oiferenciarse del relativismo, 13 etiqueta mannheniana del rclacioi.ismo, EI r-tacionismo Of) niega qu ....existen ....•. iterios de verdad y de error en una -::'·~-::-l.!s!6~.P':!"0 :~s~:teen que, por su propia 1J1~oit:, ciertas aseveraciones no pueden formuiarse de una manera absoluta, sino ':'naca;llen1e en tepn;.lOs Je la perspective de una deterrainada situacioo hisrorica. (Mannneim. 19&7: 247). 13. Puede observars- q,'e a pesar de que 10 recieruefilosofla de 1a ciencia (Laudan, 1986; Chalmers, 1992) ha invertido tl punto de vista logici ••ta acerca de la relaci6n entre rar-ionalidad y progreso; las relaciones entre 10 cognitive y 10 social las siguen concibiendo deutro de la mas cl:i:;,ca j>OStura objetivista. Asi, Laudan parte del supuesto de 1a arracionahdad que indica que 1. scciologia del conocimiento puede intervcnir para explicar creencias sf y s610 sf, esas crcencias no pueden ser cxplicadas en terminos de sus

96

C. TORRES

rncritos racionales. De otro lado, Chalmers distjnguc entre la buena ciencia (com« el debate eu tomo u los experimcntos de 1. Weber sobre la deteccion de ondas g ravitatorias) -cn la Cjue las cxplicacioncs de las decisiones tomndas soo 16gicas y racionales y don de los fnctcres socialcs solo juegan un papcl ell ul riuno y la direcci6n del crecinlienlo cientlfico- y la mala cicncia «'01110 la genctica sovietica COil Lysenko), en la que 10s factores sociales si explicarian por completo e1 contenido cognoscitivo gcnerado y validado. Desde mi PlU1tO de vista. en el trasfondo de csta tension conceptual de Ia nueva filosofia de la cicncia sigue subyacicndo la idea de la objetividad que se logra por medias estrictamente racionales. 19. Pese a este paron, hay que recordar que esta corricnte ha supuesto, tanto por sus aportaciones te6ricas como por sus investigaciones erupiricas, un importante progreso ell cl muudo del analisis del quchaccr ciennfico, muy anquilosado hast. I. aparici6n de I. obra de Kuhn. 20. Disenso muy habitual, aunque poco conocido, cn Ias llamadas ciencias duras. AI respccto, veasc M. Mulkay, "Consensus in Science" (1978).

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Segunda Parte: EI relativismo en la Sociologia del Conocimiento Cientiflco

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3ii'.

446

IRANZO,

BLANCO

Y

lJE LA FE

res de este volumen. Confiamos en que el lector cornparta esta conclusion 0, al menos, que este bien dispuesto a espcrar y ver. Seguiremos en contacto, un abrazo. Juanma, Ruben y Teresa.

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• Se han incluido

articulos

aqui unificadas

las referencias

bibliograficas

de los distiutos

volumen, salvo aquellas que los autores citaban en las notas finales de sus trabajos.

incluidos

en este

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-

..

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