Literatura Medieval S. Xv-pérez Priego

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v MIGIJEL ÁNGEL PÉREZ PRIECO Cokdrático de l)kraturu Española (UNED)

LITERATURA ESPANOLA MEDIEVAL (EL SrGLO XV) Segunda edición

I

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t¿itorial Universlaria Ramón Areces

UNED

Primera edición: mayo 2010 Primera reimpresiónt octubre 2012 Segunda edición: julio 2013

indice

nqrno»uccIóN rNrnooucctónl e Le secuNoe ¡olcróN

15

cepfrulo l:

t7

I Rescrvados todo6 los derechos, Ni la totalidsd ni parc de este libro puede reproduci6e o tr¿nsmitirse por ninSún proccdimiento

clccts6nico o ñccrnico, iricluycodo fotocopi!, Srabación fiiagnética o cualquicr alm¿cen¡miento dc bformación y sis¡cña dc rEcuperacidn, sin pcrmiso cscrito de Editoria.l Cent¡o dc Estudios Ramón A¡eces, S.A. Dirfjase a CEDRO (Crntso Español de Derechos Reprográficos, www¡onlicencia.om) si ncccsita fotocopi¡r o escanea¡ al$i¡ fragmento de esta obm.

ll

.

LA poESfA coRTESANA DEL sIGLo xv..........

LA poEsfA DE cANCIoNERos.,............

t7

l.l.

[.os cancioneros poéticos 1.2. Poetas del Cancionero de | .3. El Cancionero de palacio I .4 . El Cancionero de Estúñigq y la poesía en Ia corte de Alfonso 1.5. Otros cancioneros El Cancionero General 2. PoE'rAS DE t"A.sEcr DA MTIAD DEL SIGT¡ 2.1. Cómez Manrique.......................

l7 19

25

v 29 31 31

34

2.3. Diego del Castillo 2.4. Fray Iñigo de Mendoza 2.5. Fray Ambrosio Montesino 2.6. Juan del Encina 2.7 Florencia Pinar y otras mujeres poetas......

O EDMORIAL CENTRO DE ESTI,]DIOS RAMÓN ARECES. S.A. To6ás Brrtón, 2l - 2E045 Madrid Teléfono: 915.398.659

Fax:914ó81952 C-orreo: cerasa@cerasa,es

39 45

46 57

Web: ww\*.cemsaes ISBN-13: 978-84-9961-124-2 Depósito legal: M-22.485-201 3

CAPfTULO 2. LOS GRANDES POETAS: SANTILLANA , MENA

Imprcso por: t¡vel, S. A Humanes (Madrid)

l.

Impreso en España/ P¡i¡ led in Spain

YMANRIQUE..

EL MAReLÉs DE SAN'TTLLANA

l.l .

.

Perfil biográfico ............. 1.2. El humanismo de Santillana: bibliotec a y traducciones ... 1.3. Primera obra poética: Ias serr¿nillas ...

7l 71 71

72 74

INDCE 7

I-os poemas alegóricos y narrativos I.5. Poesía moral y oros poemas " 1.6. [.os sonetos... JUAN DE MENA ......

4.

I

2.

2.1. Biografía...... 2.2. Poesía de amores............ 2.3. Versos de elogio y vituperio""

l.i. Lliá"ti"

""

p¡ítico-alegérica de Ia

78

" """

82 88

90 90 92 97

'

del Marqués de

C oronación

Santillana 2.5. El L¿berinto de Fortuna 2.5.1. Dedicatoria al rey Juan It......... 2.5.2. Atgurn"nto, la casa de Fortuna

y los círculos de los

2.6. Las coPlas morales...... 2-7. Lz obra en Pros4..........

115

""

"

ll6

'

lÁ Coptas sobre la muerte de su padre 3.3.1. Composición y estructura........ 3.3.2. Reflexión sobre la muerte 3.3.3- Ubi sunt? 3.33. El epicedio del maestre don Rodrigo 3.3-5. El auto de la muerte ....'..........

t23 r23

"

""""""""""" "

1.1. Proceso de dignificación .............. I .2. Temas de la lírica tradicional ..........

.... """'

1.3. Forma Poética.. EL RoMANcERo........

2.1. Características generales............... 2.2. Romances históricos.......'.-.................. 2-3. Romances literarios.. 2.3.1. Romances épicos castellanos Romances carolingios.......

2.3.3. Romances bíblicos y clásicos... 2.4. Romances líricos....

rr¡n¡run¡ esp¡ñolA

I\¡EDIEVAL (EL

scLo xu

166

t67 170 173 178

XV..

LA ESCRIIURA DE LA HIsroRIA........... I .1. Las crónicas del siglo xv .. 1.2. BiografÍas 1.2.1

r9z r92

. El Victorial.

196 196

t97

20r

2.1. La Embajada a Tamorlón 2.2. Ln Andanzas y viajes, de Pero Tafur ............ 2.3. l-ns Diarios de Colón..............

202 206 209

3. LA pRosA DE FrccróN........................ 3.1. El relato breve ...

2t6 2t6 2t6

3.1.1. El Arcipreste de Talavera o Corbacho ........

3.2. Libros de caballerías 3.2.1. El "Amadís " primitivo... 3.2.2. Novelas cortas de tema caballeresco..............................

130

3.3. La ficción sentimental...............

l3l

4. ALouNos

r37 t37

CAPÍTULo5. ELTEATRo.LACELESTINA..................................

145

t47 t47 150 155 155

l6l 164 164

l,

EscRrroREs HUMANISTAS

EL TEATRo EN EL sIGLo

l.l.

xv

Teatro reIigioso.......................... [.2. Teatro profano .......... 1.3. Juan del Encina ........ I A. l-a Danza dc la muerte ..

2. la CELEí

NA....

2.1. Presentación de la obra 2.2. Fernando de Roj as .................. 2.3. El argumento yio. p"rronu¡".......

220 222 224

226

3.3.1. Características generales 3.3.2. Juan Rodríguez del Padrón y su Siervo libre de amor.. 3.3.3. Juan de Flores... 3.34. Diego de San Pedro y la Crírcel de amor............----......

137

r39

I83 184 184

1.3. Semblanzas y retratos.. 1.3.1. Las Generac iones y semb\anZas..,,..,,.......... 1.3.2. Los Claros vqrones de CastilLa 2. Los LIBRoS DE VIAJES......

124 126

r.APfNT-O 3. OTRAS MANIFESTACIONES POETICAS: LA LhICA TRADTCIONAL. EL ROMANCERO. LA POESf A SATfRICA .............

8

.

ll5

3.1. Biografía....... 3.2. I-a ooesía de cancionero............

2.32.

I

lll

JORGE MANRIQUE

2.

r0l 106 108 109 110

2.5.3. [.os temas.. 2.5.4. Estilo y métrica... .....

33.

CAPÍTULO 4. MODALIDADES DE I-A PROSA EN EL SIGI,O

99 100 100

planetas

3.

3. LA PoEsfA SATÍRICA 3.1. Las Coplas de la Panadera.... 3.2. t-as Coptas det prov¡nc¡at......'.'.....:::.:::.::..::.. 3.3- l-as Coplas de Mingo Revulgo .................. 3.4. Las Coplas del tabefe................................

226 228 233 235 243

255

255 255

2s8 263 272 275 275

276 278

ÍNDICE 9

2.4. Celestina.......

287

2.5. Una sociedad decadente 2.6. Género literario ............... 2.?. Estilo y lengua literaria...

292 297

299

303

APÉNDICES.... CoMEtrtARIos DE TExros LITERARIoS DEL SIcLo xv 1. Comenta¡io de una canción ("Ya, mi bien, vos remediad") ................ 2. Comentario de un fragmento del labe nto de Fortuna ("1,a mvel1.e de l-orenzo d'Ávalos) ............................. 3 . Comentario de lírica tradicional ("Al alba veaid, buen amigo") 4 Comentario del romance del Prisionero

305 305 307

,IJ 3r5

Comentario de un texto en prosa (Retrato de don Eúique dc Villena) 6 Comentario de un texlo de la Celestina ("El conjuro", auto III) .....

318 321

INSTRuME¡rros cRfrlcos PARA LA INTERPRETACIÓN DEI- TEmo ..

326

5

II,

l.

2. 3. 4.

m.

La edición del texto ............................. La comprensión del texto .....,.............. I-a interpretación del texto ................... Iás referEncias culturales del texto

LA TEoRIA PoÉncA DE LA ÉPocA .... hlogo del Cancionero de Baena 2, Prohemio e carta que el Marqués de Santillana envió al Conde§table de Portugal 3. Juan de Mena, Pr€funbulos a la Coronoción del Matques de Santillana . 4. Juan del Encina, A rte de poesla castellara

l.

IV. LA RFrEpcróN DE Los I Homero ..........

AUmRES ANTIGUOS

326 333

JJb 340 344 344 348 353

354 363 363

.',

JO+

3

36'.1

Platón ............ Aristóteles..... 4 Cice¡ón ..........

36't

5

César..............

6

ürgilio

.......... Ovidio ............

369 370 37s

Séneca

376

7 8

9

Cala del Marqués de Santillana

a su

hijo don Pero González, cuando 3',1'l

estaba estudiando en Salamanca

lntroducción

Es el siglo xv una época fundamental en la historia de la literatura española y de la cultura, en general. Es un tiempo ya de plena creación literaria, de estimación de lo literario, que cob¡a valor absoluto como creación estética y no sólo como algo pragmático. Se forma asimismo una mayoría letrada, a la que se adhieren muchos nobles y caballeros, que tiene en la literatura una de sus actividades primordiales. La lengua castellana, por su parte, logra el pleno reconocimiento de lengua literaria, hasta entonces prácticamente monopolizado por el latín.

[.a literatura alcanza, en efecto, unas dimensiones que no había conseguido hasta entonces. A lo largo del siglo, se desarrollan y amplían todos los géneros literarios. En poesía, es espectacular la producción que se registra: más de siete mil poemas y unos setecientos poetas de nombre conocido. El teatro se consolida por fin como producto literario que se rccoge ¡ror escrito y ocupa como escenarios iglesias, palacios, univenidades o plazas públicas. La prosa se abre a las más diversas manifestaciones, como la crónica, la biografía, el retato, el libro de viajes, el tratado doctrinal o teológico, la ficción caballeresca, la ficción sentimental, o las traducciones de todo género. La lengua lógicamente se va moldeando y adaptando a cada uno de esos géneros y va enriqueciendo sus posibilidades expresivas en un lento proceso de maduración, hasta llegar a la lengua prccisa y clara, al castellano casi perfecto del Renacimiento. Es un proceso de depuración y de descubrimiento de registros, en el que se distinguen dos momentos: uno de imitación del latín, de cultismo y retoricismo, y otro de busca de una lengua más natural y propia. Así puede apreciarse, por ejemplo, en el desarrollo de la poesía y de la lengua poética. La poesía castellana vive en el siglo xv su primera etapa de plenitud creadora, tanto por el hallazgo de una lengua pética como por la adhesión que hacia ella se produce. En efecto, la poesía se convierte en la dedicación conesana

I

0

ur¡n¡rupa rspnñolA

MEDTEVAL (EL

slclo xv)

INTRODUCCIÓN

II

\

real llegan personas formadas fuera de la caballería, letrados con estudios de latín y educados en estudios generales. El noble y el caballero buscan también su formación letrada, se crea un gusto por el saber. Diversos nobles, como el conde de Ha¡o, el de Benavente o el marqués de Santillana, forman bien nutridas bibliotecas de libros adquiridos o hechos copiar y traducir. [,os eclesiásticos igualmente se forman cada vez con más estudio en teologfa y le-

En ta minoría de edad de Juan u se produce la regencia de Femando de

El aprecio por el libro y su difusión es otro síntoma de los nuevos üempos. Se valora el libro de la antigüedad, que se hace copiar y muchas veces traducir, para poder conocer e imitar sus contenidos. Se aprecia el valor de los clásicos como modelos de comportamiento y, de manera progresiva, como modelos de decir. También se cuida de recoger cuidadosamente, cuando no de corregir y

¿'efendiendó la auroridad real y proponiendo al rey un programa de gobiemo' oúzá la ambición desmedida ¿é dón Ávaro y el propio poder de la nobleza ürminan dando con el valido en el patíbulo. El reinado de Enrique rv, tras una Drimera fase de ciefa prosperidad, se desPeña en una triste etapa de desgobiery iro y de abandono de sus obligaciones de rey. Su segundo matrimonio el na-

pulir, la creación propia. Se recopilan lujosos cancioneros, perc también el poeta cuida la tmnsmisión de sus versos. De las obras mejores se multiplican las copias, como del laberinto dc Fortum,los Proverbios de Santillana o las Coplas de Manrique. La invención y desarrollo de la imprenta, desde la década de 1470, modificó notablemente el proceso. Se editaron priorita¡iamente los textos doctrinales y universitarios, los de contenido religioso y polÍtico, pero también muchas obras de creación literaria. Fue muy importante para obras corrro la Celestina, que se formó a través de un proceso de amplihcación del texto, primero como Comedia y htego como Tragicomedia, debido a la demanda de los lectores, que pedían su ampliación.

Uu.r*¿o ¿" Alfonso xt y Leonor de Guzmán, tras haber dado muerte al triio lesítimo Pedro I en Mondel. A Enrique le sucederán en breve tiempo -y Jün I Enrique llt, que logran una cierta consolidación del reino, con el nomurámientá de diversos-títutos nobiliarios y una voluntariosa política refleja la sorPrendente embajada diPlomática a Tamorlán, "orno "ii"rlot, rey de Persia. Antequera, que será coronado rey de Aragón en 14l4'-y cuyos hijos, los infantes de Aragén, promoverán largas discordias en Casülla-reclamando derechos de gobierrio y ieñoreando los ñinos de Navana y-de.N'PÍlles' ['a mayorla de e¿ia de ¡uan u viene marcada por el valimiento de don Alvaro de Luna, que eierc-erá su poder frcnte a buent Parte de la noblezá y a los infantes de Aragón,

-

cimiento de Juana la Beltraneja, la muerte de su hermano Alfonso, al que habían tratado de entronizar los nobles, y la aparición en escena de la princesa Isabel ocupan la etapa miís negativa de su reinado.

y también algunas damas' más refinada, que interpretan multitud de caballeros que lujosamente se omamentados l'"" i""ooitu v'ut".ora'en ricos manuscritos castellana se lengua modo, la igual De selectas. más áiirJ.r'pot tut cones torn" lengua tírica en herencia y sucesión del galtego-portugués A "árÁu '".nii á" el casiellano va a debatirse entre la imperfección y la aptitud' "fti bont¡astado con el latín, será lengua imperfecta par¿ los Poetas latinizantes' que Ñcarán en el cuttismo y la retóúca su aPtitud. Con el ñnal del siglo, se irá des.Áando de esas adherencias y apuntaná una lengua más propia y capaz' Temas ,-i8r-as ooeticas, -odelos y óriéntaciones nuevas se sucederán bulliciosamení"-a tá tu¡go ae toOo el siglo. La refinada poesía cortés, de obsesiva dedicación e incluso Áo.or",át"*-i "on lipoesía más ocasional de elogio y vituperio, ." abre Paso la Poesía Popular de-los romances y la lírica tra"oni"-pi-e .o¿"los franieses eltalianos inspirarán mucha de aquella poesía, áilionui. t o."Orno la construcción del poema, lírico o narativo, y en el revesti", "ip""id."nte que utilizanán tantos poemas de la época- En los mola ategoría de miento sutil Jelos clásicos, griegol y laúnos, lo que se busca son sus materias y sentencias, u se intenta seg-uirlós de lejos en sus maneras de decir' Se llega a veces al ex'perimento extraordina¡io de nuevas formas' como la del soneto que mueve a §-iifmu, o a la de Ia recuPeración del romance a través del juego poético' cámo hacen los Poetas de la ¿orte de Isabel la Católica' Desde cualquier, punto de desde vista, estamos ante una etapa dtica enormemente sugestiva,llena princiPales de número de un elevado pobiadá y Oe togros, Poetas cuUrimlentos áe nue"tra hisioria liierariá y de infinidad de Poetas menores de mucho interés, en la que la poesia española entr¿ en la senda de la modemidad' una "tapa En to oolítico. la historia del siglo xv está marcada por el gobierno de ta Jinastfi Trastámara. Ésta Uega al trono en 1369 con Enrique tt, hijo

I

2

ur¡nnrunn tsp¡ñolA

IVEDIEVAL (EL

slGto xD

Con la llegada al trono de los Reyes Católicos y tras la guerra civil desencadenada por la defensa de los derechos de Isabel, se producirá la unificación del reino y en gran medida su pacificación. Queda pendiente la polÍtica en Italia y las guerras intermitentes con Francia. Se culmina por fin la reconquista con la toma de Granada, tras una dura guerra final de asedios y escaramuzas en la vega. I-a convenión o expulsión de judíos y moriscos será un episodio interminable y determinante de la historia posterior. [á expansión por el Atlántico, con la conquista de Canarias y los anhelos de empresas africanas son un logro en la poli tica exterior. [á g¡an empresa de Colón y la incorporación de nuevas y lejanas úerras a la corona suponen algo cielamente exü-aordinario. Las relaciones de la realeza con la nobleza son complejas. El poder absoluto del rey es aceptado, pero sufre algunos condicionami€ntos. Juan r multiplica los títulos nobiliarios (duque, conde, marqués), títulos que oüos monarcas también seguirán otorgando a lo largo del siglo. los nobles aspirarán igualmente a los grandes títulos de las órdenes militares (maestre) o del ejército (almirante). A la nobleza de cuna se le superpone una nobleza de mérito, con lo que se extiende ampliamente la condición de caballero. A la cancille-

ía

tras latinas, conocimientos que adquieren en seminarios y univenidades, como la de Salamanca, en torno a la cual crece una activa vida intelectual.

rNrRoDUccrcóN

l3

= Muchas obras, sin embargo, se siguieron transmitiendo manuscritas En cooias diversas quedó recluida la mayor parte de la poesía de cancioneros (dÉsde los sonetoi de Santillana a los poemas líricos de Mena o de Manrique)' §ólo la publicación del monumental C¿ncionero General,por las prensas vatencianas de Juan Jofre, en l5l l, pudo proyectar la lírica del siglo xv a todo el Siglo de Oro. Manuscritos quedaron los libros de viajes y las crónicas rea-

de d"e Juan n a los Reyes Católicos, aunque sí fueron impresas otras obras canicter historiogÉficó, como la la fan taiiosa Crónica qbreviada de Diego de Valera o la galería de retratos de Femando de Pulgar en stts Claros varones de Castilla, varias veces editados desde 1486. les,

lntroducción o ose undo edición

Cumplidos los tres primeros años de la salida de este libro y dada su buena aceptación por parte los estudiantes de Grado y por el público lector en general, [a editorial y el autor han creído conyeniente publicar una nueva edición que, en la medida de lo posible, mejora¡a el anterior resultado. En esta segunda edición, en efecto, se ha procedido a reyisar el texto y a completarlo en algunos puntos, sin modificar nada sustancial de sus contenidos. Se han corregido algunas erratas del texto, que se habían deslizado en Ia primera edición. Se han añadido algunas notas explicativas al pie de los poemas que más dificultades presentaban en su léxico. Se ha completado algún capítulo con el análisis y comentario de alguna obra no tenida antes en cuenta (como el caso de los Go¿os, en el dedicado al Marqués de Santillana) o con el ahadido de un apartado completo (como el capÍtulo de la prosa, en el que hemos crcfdo necesario incluir el estudio de algunos humanistas con el fin de ofrecer una visión más amplia del tema). Por último, se han enriquecido y mejorado los Apéndices. En ellos, hemos querido ofrecer unas páginas instrumentales y complementarias que ayudaran a entender mejor la exposición de las temas. Se ofrecen, por tanto, una serie de comentarios de texto, que ilustrarán de forma práctica cada uno de los temas abordados. De manera resumida y abreviada, se presentan a continuación algunos instrumentos críticos para la interpretación del texto, que van desde conside¡aciones sobre la edición del texto a la comprensión de sus referencias culturales. En otras páginas, se ofrecen transcritos los principales textos sobre teoría poética de la época, del Prologus Baenensis al Arte de poesía de Juan del Encina. Finalmente, se han recogido diversos testimonios sobre la recepción de algunos de los principales autores de la Antigüedad. Son referencias muy elocuentes del conocimiento y estima que por entonces se tenía de aquellos autores, cuyas obras se traducían pnícticamente por primera vez al castellano. Madrid, junio de

l4

urennruna rsp¡ñolA MEDIEVAL

(EL

slclo xv)

201 3

INIRODUCCÓN

I5

F

CAPITULO I

Lo poesÍo cortesono del siglo xv

r. I

.l

r-R

.

porsÁ

DE

cANCtoNERos

Los concioneros

poéticos

Durdnte buena parte de la Edad Media, fue el gallego-porurgués la lengua en que se compuso la lfica culta en la Península Ibérica. Esa lengua dominaba en las cortes liter¿rias y hasta un rey como Alfonso x escribía en ella su obra poética, como ttrc en las Cantigas de Saúe María $.1270). Por eso, todavía a mediados del siélebte hoemio e catta: glo xv, @ía escribir el Marqués de Santillana et

*

no ha mucho tiempo cualesquier dccidores y trovadores de estas partes, agoIa fucsen castellanos, andaluces o de la Extremadura, todas Eus obras componfan cn lengua gallega o portuguesa.

Pero hay un momento en que la escuela gallego-portuguesa se extingue y

el centro poético se desplaza a Castilla. Aunque iniciado algunos años atrás, ese proceso se ha cumplido en los comienzos del siglo xv. La fecha de 1350, cuando moía el conde de Barcelos y legaba a su sobrino Alfonso x de Castitta "un liv¡o de cangóes", puede entenderse como simbólica de la transmisión del testigo de la primacía poética a Castilla. El proPio Alfonso xl, hacia 1339, escribía ya un poema en castellano dedicado a su célebre amante doña [-eonor de Guzmán: En un tiempo cogí flores del muy noble parafso, cuitado de mis amores y del su fermoso riso:

ca siempre vivo en dolor y ya lo no puedo sofrir; más me valiera la muerte que en este mundo vivir...

LA POESÍA CORIESANA DEL SIGLO

XV I7

\ Desde entonces comienza una intensa ¿ctividad poetica en castellano, que cubre todo el final de la Edad Media y que, según los cálculos más recientes, cuenta con unos setecientos poetas y m¿ás de siete mil composiciones poéticas. Tal inusitada eclosión litera¡ia estuvo favorecida, sin duda, por la expansión de una sociedad cortesana que incorpora la poesía a sus hábitos y ocupaciones, con una concepción cada vez más trascendente y artística de ella. El prólogo del Cancionero d.e Baena, el Prologus Baenensis, marca ya ese nuevo concepto de la poesía frente al puro diyertimiento cofesano, al definirla como un arte elevado y sutil para el hombre cultivado, que haya frecuentado cortes, que sea cortés, agudo y se finja enamorado: El arte de la poetría e gaya ciencia es una escritura e composición muy sutil e bien grdciosa (...) es arte de tan elevado entendimiento e de tan sutil ingeño que la no puede aprender ni haber ni alca¡zar ni sabe¡ bien ni como debe, salvo todo on¡ne que sea de muy altas e sutiles invenciones e de muy elevada e pura discreción e de muy sano e derecho juicio, e tal que haya visto e oído e leído muchos e diversos libros e escrituras e sepa de todos lenguajes, e aún que haya cursado cortes de reyes e con grandes señores e que haya visto e platicado muchos hechos del mundo, y finalmente que sea noble hidalgo e cortés e mesurado e gentil e gracioso e polido e donoso e que tenga miel e azúcar e sal e aire e donaire en su razona¡, e otrosí que sea amador e que siempre se precie e se finja de ser enamorado (...)

Esa cuantiosa producción poética se nos ha transmitido en unas colecciones de textos que conocemos con el nombre de cancioneros, AunqÍe a veces se utiliza el término cancionero con un sentido muy amplio, podemos considera¡ con propiedad que existen unos setenta cancioneros que contienen un número de composiciones suflcientemente representativo (en torno a las veinticinco) para calificarlos de tales.

Los cancioneros son de diferentes tipos y características: hay cancioneros manuscritos y cancioneros impresos, cancioneros colectiyos y cancioneros individuales. Los. cancioneros manuscritos suelen ser espléndidos códices escritos en pergamino, con bellas miniatu¡as, adornos y dorados de diversos motivos en los folios, y un texto en letra muy cuidada, por lo general, humanística redonda, con iniciales y orlas a varias tintas. Todo ello indica su alto destino cofesano o incluso regio, como podemos apreciar, por ejemplo, en el Cancionero de Estúñiga, en el de Rom¿, en el de Venecia o en el propío Cancionero de Baena.En cambio, la utilización del papel, sin adornos ni iniciales y una sola tinta, o la presencia de varios copistas, denota por lo común un destino menos elevado para el códice. Por lo general, estos cancioneros colectivos se formaron en las cortss reales o nobiliarias a trayés de un complicado proceso, que no siempre conocemos bien, pero que a veces permite emparentar unos cancioneros con otros. Muchos de ellos se basan en lo que se ha llamado una "tradición nuclear" e integran una colección de poesías, creada más o menos al azar; esto es, usan-

I

8

Lmnerun¡ espnñolA

MEDTEVAL (EL

scro

M

do los materiales y núcleos poéticos más generales que se tenían a mano (quizá cuadernos, cartapacios, cancionerillos) y añadiendo algunas obras producidas en el ámbito local. Así hacen el navarro Cancionero de Herberay o el napolitano Cancionero de Estúñiga,que recogen un núcleo de unos cuarenta poemas comufles a otros cancioneros castellanos, al que añaden otra larga serie producida en aquellas cortes particulares, ya sea la de konor de Navarra ya Ia de Alfonso v de Nápoles. Otros cancioneros siguen un criterio que se ha llamado "clasificado", y constituyen así una recopilación organizada con un criterio selectivo, sobre la base de autores, temas y géneros.

1,2. Poetos del Concionero de Baeno Este último es el criterio utilizado en el Cancionero de Baena. el cancionero más antiguo de todos, recopilado por Juan Alfonso de Baena en tomo a 1430 para el rey Juan tr de Castilla y su esposa, la reina doña María, a quienes fue ofrecido en febrero de 1.145. En realidad, los poetas que se recogen en él (unos cincuenta y casi seiscientas composiciones) pertenecén a un período poético anterior, de manera que lo que viene a reflejar la obra es Ia poesía de fines del siglo xtv y primdros años del xv, cuando se está produciendo el abandono del gallego por el castellano y comienzan a introducirse modas francesas e italianas. El criterio que Baena siguió en la ordenación de los poetas fue el de la configuración de una especie de galería poética, distribuida por autores (con úbricas o encabezamientos extensos, que contenían muchas veces un resumen biognáfico y una explicación de la escritura del poema) y, dentro de cada uno de ellos, los géneros que habían cultivado, aunque ese orden se complica en el caso de los poemas colectivos (como las preguntas y respuestas poéticas), en los que tienen que intervenir consecutivamente diversos autores. Poetas representativos de las dos tendencias o escuelas del Cancionero de Baena son Ytllasandino e Imperial .

.¡/.+ rtthav+

'

LA POESh CORTESANA DEL SIGLO

XV 19

\ Alfonso Ályarez de Yillasandino desempeñó oficio de poeta durante mrás de medio siglo, en las cortes sucesivas de Enrique n, Juan t, Enrique I y Jua¡ tr. Forma parte del más antiguo gn¡po de uovadores castellanos, junto a Pero Femís, MacÍas, Garci Fernández de Ge¡ena o el A¡crdiano de Toro, sobre los

que todavfa pesa la tradición poética gallego-pofuguesa. La obra

de

Villasandino comprende unos doscientos poemas, muy variados en formas y temas, que vienen a constituü una animada crrónica poética personal y de la corte. Muchos fueron compuestos por enca¡go, como el solicitado por el adelantado Pero Manrique "cuando andaba enamorado de su mujel', o el dirigido a MarÍa de Cárcamo, manceba de Enrique u, escrito todavía en una lengua hibrida de gallego y castellano: Esta contiga lzo el dicho Alfunso Álvarez por amor e loores de doña María de Cdrcamo, monceba que fue del dicho rey don Enrique. ¡Biva sempre ensalsado o

Amor maravilloso,

por el qual, sin duda, oso

dezf que

só enamorado!

Amor, Esforgo e Ventu¡a, en concordia, sin erranga, todos tres con gran mesura guarnesceron miña lansa. Amor me deu esperanga, Esforgo noble osadía, Ventura, que al mundo gufa, me faz'ama¡ e amado. Desque me Yi gamescido de amés de tal valfa, omne de o mu¡do nascido non ovo tanta alegía. lrnge de toda folla vi ante os ollos meus una rosa que fiz'Deus fermosa de alto estado. Cuando ben mirei su gesto,

¡oble riso, lindo rost¡o, cla¡o, onesto, seu fala¡ e

airE, Iuz de Parafso, entón quise e ela quiso que foise seu servidor; ésta teño por señor, de otro bcn non he cuidado. Ésta siempre será ley: que meresce s€r servida, e

jamáis paniÉi

Ora veña morte o vida non faría otra mudanga, pois I'amo con lealtan§a e non Por fol gasallado. Ya todo ben Pensamento será sempre en aquela que per seu merescimiento chaman todos linda estela; si es dona o donzela, por mí non s€Íí sabido fasta el mal ser ab€nido e eu ledo e muY Pagado.

A veces estos p@mas cobraban un tono difamatorio, como el decir "conra una dueña deste rcino Por manera de la afear e deshonrar, por ruego de un caballero que gelo rogó muy afincadamente, por cuanto la dicha dueña no quiso acePmr sui amores".Muy numercsas son, en cambio, las composiciones laudaorias, casi siempre con petición de favor, como las dkigidas al infante don Femando por la victoriá de Antequera, o las escritas en loores y petición de a¡tda a Juan n, en demanda de aguinaldo al rey, suPlicando merced a la reina doña Catalina, o en loor de la ciudád de Sevilla que le recompensará con algunos favoles: Esta canti1o fizo el dicho Alfonso Álvarez a ta dicha cibdod de Sevilla, e Jlzoge' la canlar con juglares otra Naeídod e diéronle otras cien doblas.

Linda sin compamción, claridad e luz de España, plazer e consolación, briosa ciMad estraña, el mi coragón se baña en ver vuestra maravilla, muy poderosa Sevilla, guamida d'alta compaña. PaÉíso te¡renal es el vuestro nombre puro; sobre cimiento lesl es fundado vuestro muro. onde bive Amor seguro que será siempre ensalsado: si csto me fuer' negado, de maldizientes non curo. Desque de vos me partí fasta agora, que vos veo, bien vos juro que non vi vuestra egual en aseso;

mientra miás mirc Y oteo vuestras dueñas e donzellas, resplandor nin luz de est¡Ellas non €s tal, se8ún yo creo. En el mundo non ha par vuesha lindeza c folgura, nin se podrían falla¡ dueñas de tal fermosura: donzellas de gran mesura, que en vos fueron criadas, éstas deven ser loadas en España de apostura. Una cosa que non es -si en vos fuesse, serÍa más guarnido vuestro amé§ de plazer e de alegría-: que la flor de gran valía en el mundo ensalgada, si fiziesse en vos morada. vuestro par non avería.

miña entención complida.

20

rrrrn¡runn ¡sp¡ñolA

N,TEDTEVAI (EL

srclo x9

LA POESh CORÍESANA DEL SIGLO

XV

2I

\ Francisco Imperial es el poeta más importante de la llamada segunda escuela del cancionéro, en la quL se incluyen también Fray Diego de Valencia, Femin Manuel de hndo, Diego y Gonzalo Martínez di Medina. Ruy Páez de Ribera y Femán Sánchez de Talavera. Nacido hacia 1372, era natural de Génova y moraáor de Sevilla, donde en 1404 desempeñaba el-Puesto de lugarteniente del alrnirante de Castilla y donde desanolló su actividad poética hasta l¿109, fecha probable de su muerte. Su obra recom varias etaP¿s,-a Io laryo de las cuales va énsayando diversos expérimentos @ticos tratando de imitar también distintos

modelos liter¿rios. Sus primeros poemas, anteriores a 14O4, son decires amatorios, en los que la ["diaión gale¿a y castellana se ve enriquecida con motivos de la poesía iortés fiancesa y del éstilnovismo italiano. Hay algún poema alegórico, iomo el que narra la visión de cuaro damas en un vergel, las cuales penoniñcan a Castidad, Humildad, Paciencia y kaltad. También interviene en una controversia poética sobre el tema de Fortuna, con motivo de la sustitución que promueve Enrique m del condestable Ruy lópez Dávalos por Ped¡o de Frías. De esa etapa el poema más famoso y polémico. a juzgar por el número de replicas que tuvo enüe los contemporáneoi debido a lo arriesgado de sus hiffrboles religiosas, es el compuesto por amor y loores de una hermosa dama sevillana, a la q::ellatrú Estrelh Diana,y 'tio rn día"yendo por la Puente de Sevilla a la iglesia de Santa Ana fuer¿ de la cibdal": Este deTir fizo el dicho Micer F¡ancisco I Peri^l por qmor e loores de una fermosa muger de Sevitto que llamó élEstrellaDiana, e flzolo un dla que vido y la ,niñ a su gu¡sa, ella yendo por la puente de Sevilla a la iSlesia de Sant' Ana luera de la cibdad.

Noo fuo Por cielo mi ca[€ra vana Passando la Puente de Gudalquevir atáIl buen encuenbo, que Yo vi venir ribera del río, en medio Triana' a la muy fermosa E§trella Diana, cual sale Por mayo al alba del día, por los santos passos de la romería' ¡Muchos loores aya Santa Ana! E Por galardón dcmostrame qurso

la muy delicada flor dc jazmfn, rosa novela de oliente jardín, e de Ye¡de prado gontil flor de liso. El su gracioso e onesto riso, semblante a¡noroso e viso suave ProPio me Paresce al qü€ dixo "Ave" cuardo embiado fue dcl Pa¡aí§o. Callen poetas e callen autor9s' Omero, Oracio, Vetgilio e Dante, e con cllos calle Ovidio De Anonte e cuantos e§crivieDn loando señores,

22

rr¡nerunn ¡spnñolA

MEDTEVAL (Er

srcLo xv)

que tal es aquesta ent¡e las mejore§ como el lucero entre las estrellas, llama muY clara a Par de centella§ e como Ia rosa entre las flores. No se de§deñe la muY delicada Euftegimia griega, de las griegas flor, ni de la§ troyarias la noble señor Por §er aquesta atanto loada; que en tierra llana e non muy labrada nasce a las vezes muY oliente rosa: assí es aquesta gentil e fermosa que tan alto meresce de ser comparada.

(¡avela: ¡vev4 al que dixo Ave: Gabnel; EuJregimia: Ifigenia' hija de Agamenón, pretendida de Aquiles i de bs tloyqnas la ttoble señor Helena\

También son de entonces los poemas dedicados a doña Angelina de. Grecia, misteriosa dalha de procedencia oriental que recibe Enrique ll como regalo de Tamerlán en 1403, así como otras dos composiciones dedicadas a Isibel González. manceba del conde de Niebla. De l'l05 es el Decir de los §iete planetos, en celebración del nacimiento del rey Juan u, una visión aleqórica en la que los siete planetas ofrecen al recién nacido cada uno una doniella que simboliza una de las vinudes, que deben adornar el buen gobiemo del príncipe. En el poema se combinan elementos dramáticos y narativos. y oodríamoi considerarlo la primera construcción alegórica de amplios vuelos ie Imperial, en la que aún prevalece la imitación de obras francesas, como el Romin de ta Rose, sobre la Commedia de Dante. Pronto, sin embargo, se imoondrá ésta en Doemas como el que comienza "Vuestra llaga' amigo. es incuiable", que introduce una serie de consideraciones sobre la predestinación, .gú."ntot tomados del Purgatorio dantesco y aplica el nombre de "o, "Beatriz santa" a la teología.

En el Decir de las siete virtudes, de lzl07, es ya plena la imitación dantesca y esencial el empleo del endecasílabo. El poema consta de cincuenta y ocho óoplas de arte mayor y representa una visión del Poeta en la que se ve

transporiado al paraíso terrenal, el alma de Dante viene a su encuentro y le invita á que le acómpañe para contemplar las siete estrellas, que simbolizan las siete virtudes, al tiempo que le hace reparar en las siete sierpes que les han acompañado hasta el árroyo que rodea el paraíso, y que representan a los siete pecados capitales. Dante se encarga de exPlicar al poeta toda la simbología de'virtudes y pecados, para lanzar a continuación una dura invectiYa contra la ciudad de Sevilla, denunciando que las siete sierPes anidan en su seno y oscurecen la luz de las estrellas. No obstante, profetiza la reinstauración de la Justicia a cargo del que es ahora "niño moguelo" (Juan n) y el castigo de los abusos y desmanes:

LA POESh CORTESANA DEL SIGLO

XV 23

\ Dezir de Micer Francisco a las siete virtudes El tiempo perder pesa a quien más sabe El fedor dellas, fi,io, ciertamente principio yo el aile turba taoto sin mesu¡a, en nues&o Iegno, que la fermosum non es menester que por mí se

tomo; alabe,

e dende aqueste

a ne laudotd.¡,o¡ tan sum suficierc non eIt tanto nin en cuanto nin en Empem loando el principio por yo non estar un día de la mi edad non aún en el C.erca la ora qu'el pla¡eta al o¡iente, que es llamada fuéme a una fuente por lavar la en un prado verde que un rcsal e ansí andando, vínome a essa un grave sueño, maguer non

homo, de

aquestas dueñas non vee la gente.

como. ¡Oh cibdad noble, pues te esmer¿ste tomado, er todo el rcgno por más escogida, ocupado, que destas sierpes una non dexaste, que todas sieúe en ti han guarida! somo. enclam, Vergüens¿ velgüence, tú mal regida, Au¡ora, vergüens¿ vergüence e espelunca, car¿ que luengo tiempo ha que en ti nunca enflorai passo la langa nin fue espada erguida (...) ora Mírate, ciega, mírate el seno, dormía, mira tus faldas, después el regago, mir¿ las riendas e mira el teno mas cont€mplando la mi fantasía si en ti queda sano algún pedago. en lo que el alma dulce assabora (...) Miémbrate, triste, que eres gran brago Era en vista benigno y suave, de todo el regno, siquiere ave duelo e en color e¡a la su vestidum ceniza o tierra que seca se cave, de la adolecencia del niño moguelo, e gua¡da, guarda, guá¡date del maso (...) barva e cabello albo sin mesura. A los tus sucesores claro espejo Traía un liho de rica escriptura, seÉ ¡mira! el golpe de la maza, escripto todo con orc muy fiño, e comengava "En medio del carnino', será ¡mira! el cuchillo bermejo que cortará doquier que fa.lle rasa; c del laurel coDna e cenn¡ra (...) fá cuafia de las cuatro e la setena estonces luzi¡á en toda pla§a Sardanápala ha nombre propiamente; la cuana dueña de aquestas esuellas e cantarán todas estas donzellas: de suzios viáos nunca se justicia ensalsa!" e deleita en ellos muy " ¡Biva el Rey do

enftrna vilrnente.

(a mc laudaulum non sum suficierc homo:"no soy yo el hombrc indicado para alabarlo";fuéme: me fuil. maguer'. aur.qttel. assabo¡a: saborea; " En medio del camíno": es el verso con que cofi¡eÍzala Divina Cornned¡a de Danle, centura: cínturón; esplurrca:. cwva; miémbralet acuérdate', si4uiere ove dueloi siquiera ten compasión)

El poeta prosigue el viaje con su guía hasta llegar al empíreo, donde contempla la rosa celeste. Terminada la visión, despierta en un jardín con la Divina Corunedia en sus manos. El poema, como se advierte, es la obra en que Imperial lleva a cabo su creación más ambiciosa, asentada sobre una sólida construcción alegórica, una lengua elaborada llena de cultismos y alusiones cultas, en un metro elevado, y todo bajo la imitación de Dante como modelo. Esta se refleja sobre todo en la visión alegórica y el viaje sobrenatural acompañado del guía y maestro, así como en la exposición de un orden mo-

24

rrrnnruna espeñon

MEDTEVAL (EL

ral de virtudes y pecados y su proyección en la situación política del reino, aparte de infinidad de recursos estilísticos y el intento de imitar el endecasílabo italiano.

srcLo xv¡

1.3.

El

Conclo nero de Polocio

Representativo de la actividad poética de la corte castellana de Juan es el Cancionero de PalqcÍo, que puede fecharse entre 1437 y 1442. Se hata de una amplia colección, de unos cuatrocienlos Poemas. recopilados sin un orden sistemático.

I

de manera que se suceden nombres de autores y poemas, carentes también de orde-

nación temática. El cancionero refleja el ambiente aristocático y cortesano de la cofe de Juan I de Castilla, también con re-

cole aragonesa y las campañas italianas de Alfonso v. Domina en la colección el tema amoroso y quedan bastante relegados los temas graves didácticos y morales. Sí hay' en cambio,

ferencias a la

oresencia del tema histórico, no muy freruente en los cancioneros Recoge composiciones de autores muy diversos, desde el propio rcy Juan u y el condestable don Áva¡o de Luna a los miembros más ilustres de la nobleza'

Del rcy Juan tt se incluyen cuatro composiciones, todas de amorcs, entr€ ellas esta éanción quejándose del Poder del Amor. Se trata de una canción elegantemente compuista, de una sola estrofa, con todas sus partes bien marcadas (pie, mudanza, vuelta y estribillo): Amor, Yo nunca Pensé, aunque Poderoso erat, que Podrlas tener maner^§ Para trastomar la fe, hasla ogora que lo sé' Pensaba que conocido te debía Yo lener, mas no Pudiera creer que eras tan mal sabido, ni tamPoco Yo Pensé, ounque Poderoso eras, que Podrlas tener maneras

Para trastoüar l4 fe' hasta agora que lo sé.

LA POESÍA CORTESANA DEL SIGLO

XV 25

\

De la clase nobilaria, se recogen poemas juveniles de don Faüique, conde de Tras¡ámara, del infante don Ped¡o de Portugal, de don Alfonso Enríquez, almiante de Castiua. lje éste se incluyen canciones de amores "de amar e non ser amado" y poemas, como el Vergel del peL\amiento, müy repetido en cancioneros, diálogo consigo mismo sobre su dedicación al amor, o el Testamento de anores, doode ct¡a a diversas damas de la coñe que le homenajearán en su muerte de amor. Hay asimismo poemas de [a familia Mendoza: del joven fñigo lópez y de don Diego Hutado, su pa&e. Hay también abundante poesía de caballeros cortesanos, como Francisco Bocanegra, doncel de Juan tr; Suero de Quiñones, el famoso mantenedor del paso honroso en el puente del Órvigo; Juan Pimentel, conde de Mayorga; Femando de Guevara, también doncel del r€y; y un poetá elegíaco, Juan Agraz, que canta la muerte del conde de Mayorga (1437) y la del conde de Niebla. Hay caballercs parciales de don Alva¡o, como Juan de Merlo, Gómez Canillo de Acuña, Alonso de Córdoba y Juan de Silva. Muy representado aparece Juan de Torres, con más de treinta composiciones entre canciones y deci¡es amomsos breves.

mente de tema amoroso. Como vendrían a ejemplificar los poemas del propio Juan u, esa es la tónica dominante en eI cancionero: poemas de amores, en los que el caballero poeta se queja del poder del amor llegando a invocar retóricamente la venida de la muerte, exalta la belleza de su dama y se duele de sus rigores, o intercambia venos sobre reflexiones y conocimientos de amor con otros poetas. Es decir, jueSo galante de toda la sociedad cortesana en torno a esa gran convención que es el amor cortés. Sin que falte algrln poema mucho más descarnado y sensual, como esta sorprendente canción de Pedro de Caltraviesa, en la que desea el cuerpo desnudo de su dama, que compara con Eva arrojada del paraíso: Como echaron del paraíso, seño¡a, a Eva por pecadora, vos querla Yer agora en mi poder emproviso. Había placer, sin duda, si fuese hoy el día que vos viese yo desnuda en el lugar que querría; señora, mi coraán con vos mora. vuesüo es, en vos adora,

Junto a ellos, hay poetas más conocidos y de oficio: nombres ilustres del pasado anterior (Imperial, Villasandino, Macías), oros del presente (Juan Rodíguez del Padrón y sus §iere go zos de amor , a los que aspira y ahora se le niegan), otros que pasarán con Alfonso v a Nápoles y hasta algún poeta ajuglarado de humilde extracción (MartÍn el Tañedor). Un poeta aragonés, que frecuentó también [a corte castellana fue Pedro de Santa Fe, hijo del converso Esperandeu. Fue protegido de Alfonso v, a quien acompaña en 1420 en su primera expedición a Italia, de cuando datan varios poemas recogidos en el cancionero en los que describe aquellas jomadas. También le acompañó en su incursión a Castilla para auxiliar al infante don Enrique, prisionero de Juan rr. No marchó definitivamente a Nápoles con Alfonso y se quedó en las cortes peninsulares

noche y día con deseo

.

Entle los poetas que luego se trasladarían a Nápoles y continuarían su carrera poética, se encuentra Juan de Dueñas, que primero pasó de Castilla a Aragón, desde donde intercambia versos con lñigo López de Mendoza, y luego a la cone de Navarra. Sus poemas en el cancionero son galantes, de amores, sin alegorías pero sí comparaciones con los héroes caballerescos (Tristán,

-

Amadís, Oriana, Apolonio); el más céleb¡e de los que se le conocen, la N¿o de amor¿s,lo escribirá preso en Nápoles. Juan de Tapia también pasarÍa de Castilla a Aragón y allí se alista¡ía en la expedición napolitana ( 1432); antes, como refleja nuestro cancionero, deja escritas algunas canciones de amores. Suero de Ribera también dejó aquí poesías más bien primerizas, como el villancico que comparte en atribución con Santillana, o un breve fragmento de una primera versión de st¡ Misa de amores. Por todo lo dicho, el Cancionero de Palacio se nos revela como un cancionero de gran importancia en la historia de ¡a tírica del xrr, que refleja la poesía que se cultivaba en la corte de Juan rr, una poesía galante y mayoritaria-



Amor asf lo quiso. Fin Dulce flor de parafso, desque vos no vi ni veo, pues

rnen¡run¡ rspnñotA

MEDTEVAL (EL

sclo lr4

pierdo gasajado y riso.

1.4.

El Concionero de Estúñigoy lo poesío en lo corte de Alfonso V

La poesía de la corte de.Alfonso v el Magnánimo, en Nápoles. la recoge, por su parte, el Cancionero de Estúñiga. Este se hubo de recopilar algo después de la muefe de Alfonso (ulio de 1458), ya en tiempos de su heredero Ferrante, puesto qüe a él y a hechos de entonces alude algún Poema. En realidad, debería decirse que refléja sólo parcialmente la actividad poética de aquella corte de Alfonso, quien, tras pacificar el reino, fue protectof de humanistas, músicos y poetas. La poesía,5in embargo, estuvo allí dominada por el gusto castellano, sin que en Ios poetas prendieran mucho

LA POESÍA CORIESANA DEL SIGLO

XV 27

los modos italianizantes, El cancionero recoge efectivamente, en ese momento, el gusto poético de aquella cone y mantiene en la materia poética recopilada una parte "nuclear" común a los cancioneros castellanos, en la que se agrupan poetas sancionados por el gusto general (como Juan de Mena o el Marqués de Santillana), a quienes imitarán muchos de los poetas del entorno de Alfonso, y poemas castellanos diversos. Se trata ahora de una poesía algo más evolucionada que la del Cancionero de Palacio, también de tema amoroso, pero ya con predominio del decir sobre la canción. Esto es, con predominio del poema extenso, discursivo, en que el poeta analiza más detenidamente los afectos de amor y reflexiona acerca de la pasión amorosa, sobre la impresión ligera y fugitiva de la galante can-

ción de amores. Está compuesta esta parte por poemas que se repetirán en los sucesivos cancioneros, y muchos llegarán incluso al Cancionero General. Así oosne con los poemas lamentatorios de Lope de Estúñiga ("¡O cabo de mis doloresl", "¡O triste partida míal"), o composiciones de Juan de Mena, que ya aparece en la nómina de poetrs y va a extender este estilo de queja y meditación amorosa ("¡Guay de aquel hombre que mira!", "Ya no sufre mi cuidado"). De semejante factu¡a son poemas de Santillana, como la Querella de amor, el Infierno de los enamorados o el Triunfete de amor, de Juan de Dtseñas (la nao de amor), y de luan Rodríguez del Padrón (los Siete Bozos de amor,el Planto de Pantasilea). Lugar aparte ocupa el poeta de origen catalán Pere Tonellas, quien, con sus Coplas sobre las calidades de las donas (segummente dirigidas en tono desenfadado a doña Juana, reina de Nápoles: "vos sois la que desfazéis / lo que contienen mis versos"), inaugura la poesía misógina y abre un extenso debate poético en el que participarán Suero de Ribera, Gómez Manrique, Antón de Montoro y Hugo de Urriés. Sobre la parte 'nuclear'del cancionero hay añadidos de asuntos y noticias locales, muchos poemas que se refieren a circunstancias de la corte napolitana. Hay lógicamente numerosas alusiones a Alfonso v y sus hechos de armas, como e¡ el Romance por la señora reina de Aragón, en la composición que comienza "Tú venciste al rey afúcano / e otro rey nascido en Galia [Luis tt¡], / tú venciste por tu mano / el mejor reino de Italia", o en la canción de Juan de Andújar "Nunca jamás vencedor / al mundo fue tan ardido". Hay poemas sobre los amores del rey con Lucrecia d'Alagno, bella dama napolitana, cantados por Juan de Tapia o por Carvajal. Otros que hacen referencia a representantes de la nobleza

napolitana, como los condes de Aderno, dama Gatula, Minutela Margarita mujer de mosén Gallarte (todos recordados en un decir de Suero de Ribera), numerosas damas napolitanas (introducidas por Juan de Tapia en otro decir). Hay alusiones a la derrota de Ponza, por el mis-

28

rr¡natun¡ rsp¡ñoLA

¡,4EDTEVAL (EL

srclo xv)

\

mo Juan de Tapia, que escribe un poema desde la prisión de Génova, adonde fueron conducidos los derrotados en la batalla ("Ya yo vi gente vencida / a vencedores vencer, / vi justicia se perder / por batalla mal regida"); o a las sublevaciones y desafecciones que ya se produjeron durante el reinado de Ferrante.

1.5. Otros concioneros. El Concionero Generol Aparte estos cancioneros colectivos, que acabamos de ver, hay también en el siglo xv numerosos cancioneros individuales, colecciones personales de poetas como el Marqués de Santillana, Gómez Manrique, Fernando de la Torre, Juan Alvarez Gato, que notmalmente en su inicio deben su existencia a la propia voluntad del autor. Esta tradición continuó con los cancioneros individuales impresos, como el de fray Íñigo de Mendoza, el de fray Ambrosio Montesino, el del Comendador Román o el de Juan del Encina. El más importante es seguramente el recopilado de su propia poesía por el Marqués de Santillana hacia 1456, a ruego de su sobrino Gómez Manrique.



imprenta modificaría notablemente la nansmisión de la poesía cancione-

ril. Aunque ya no pudo imprimirse mucho de lo que había manuscrito y los cancioneros quedaron guardados en anaqueles y bibliotecas paficulares, de a.lgunos poetas principa.les. como Mena, Santillana y Jorge Manrique, llegaron a imprimirse va¡ias de sus obras, y de oúos, como fray lñigo de Mendoza o Juan del Encina, prácticamente todas.

La gran publicación poética en estos primeros tiempos de la impren-

ta fue el Cancionero General, de Hernando del Casti o. Después de un laborioso período de recopilación de materiales y tras asociarse con el impresor Cristóbal Cofman y el mer-

$'(lc @lmu

cader italiano Lorenzo Ganoto, Castillo publicó la obra en Valencia

en l5ll. Ante el notario Juan Casanova, el 22 de diciembre de 1509, quedó estipulado que Castillo cobraría el veinticinco por ciento de la venta de los mil ejemplares de tirada, ya que figurabá como autor. Se tardó un año en imprimir el tomo de 242 folios de Gxto, a tres colum¡as, que aparecióel 15deenerode 1511.

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o&ffi

LA POESÍA CORTESANA DEL SIGLO

XV 29

Como.él mismo cuenta en el prólogo, Castillo fue compilando el cancio_ nero a lo iargo de los veinte años que pasó al servicio del -Conde de Oliva y fiie recogiendo los poemas que pudb dé diversas partes y d" ¿lu".ro. ,rto."r,

oesde- los-uempos de Juan de Mena a su presente. No sabemos las fuentes que manejó ni qué cancioneros manuscritos pudo tener en cuentu. §i nL, Ji"" qo" noJiempre eran.los originales, también p-a". qu. ., é.u -verdaderos publrcar lo no editado de los autores (como en el "rit..io Es cas; de Jorge Manrique). significativo también el criterio de ordenación O. iu rnrie-.i? p.,eti"u-qr. ,i_ gue a la ordenación por autores, más común, Castillo áistrib;y; el li_ _Frente Dro.Por,secclones y géneros poéticos (canciones, decires, obras de burlas, etc.) y, dentro de cada una de esas secciones, va colocando la obra de los di_ ferentes autores, aunque no siempre es claro'ni respetado er" orden. Antonio Rodríguez Moñino describe así el contenido, un tanto desorganizado, del cancionero

*.T.con mp¡dez casi esquemática, los grupos del Cdrc¡or¡¿ro por su orden. -^-.1-.1-TT".. Lon¡rene el pnmero las Obras de devoción y morat¡dad: ei to¡al, cua¡enta y seis, de quince Poetas( J El segundo grupo, segrin ras indicacion"" qr" no".urnili"* g.mLio ¿et castilo en su proroSo. clebeía eslar consriruido por Oáras de anares, pto la rcalidad es tuuy otra, no rcsponde en absoluto al p¡oñsito. 'Es una selección por autorcs poetas con un totat de dosiientas treinta poesfas (...) Oiupa el ter_ :^1"-:".Tlflo.:,1.t"]i{is ctr-8ru-po los tolios i 22 a l3l y esá constituido por las Cazciozes, , ,*yorfu lindíria^

ryTlT-:t **:rido

",

d.las pates det tibro que conserva mayor I^"j:1:1.9"::" [x aquf ha salido en gener¿l

"n poé;ica a través del fraga¡cia lo quepasó a las antológías y áorilegios modemos como ,ft":9"t sigto xv. Casi siernpr€ constan tas a" dos partes: una, ta can:l:Tll1o,: p_roPlar¡¡ente dicha o pie, y clon oE-¿, en la cual se glosa el concepto en la primera venido, con_ con repcrir uno o dos vcnos de aquélla.i panir áel folio I 3 I comien_ :::y,elt:lo-C_eTdmente glosas y sin ellas. Tlene cxtraordúaria importancia p¿ra nosorros esta seccron, Porque puede co¡sidem¡se como el embiín del Cancioñe¡o de ,o^orr"r, o ya apu[tó-y demostó- hace muchos años cl m¡estro Menéndez pidal. I_os poemitas".^-, que aquf v"an_con-glosa, a reces extcnsa. esrán despojados ae elta at pasar ai voir."i á" fr,I"nfn Nr"io /r,encion¿s J tetras de justadores, uni gra¡. canttdad de estas ingeniosi.:]:T ]::.C-", :1 g.tas al pa.ladar conremporá¡eo. Má lo !s la sección siguiente, en la cual ij1.^TiJ_*:-F9 un verso suetro, van gtosados en una canción amoása casi siemprc: i^": Y.:::g:TP.:"!era§_n¡y rnuy tellas de-Quilós. Soria, Jorgc Manrique, don Ju¿n Femá¡dez de Heredia, etc. psf¡jado continúa nuestro Ccnc'ionero con tos Viltancicos y tas preguntas. ),qrj:r::.-:l_:3:.l t -.r_[A-cont¡nuaciónl consütuyendo las secciones octava y novena del volumán, se ha inclui_ p*sfas que ñanifiestan bien a las cla¡as cómo et primitivo ptan ha su:jj"..i11 1T:]" T{o lo conlenido en estos folios es, pudiéramos d q....¡ rrnarñenrc. concluye el volumen con las "tir, "rrro_uogon " en Oár¿r de burlai, s*ción pfi*l¡mente definida, la cual ¡ay gracia, burlas, choca¡reía y hasta Un¡t¿t ¡josiaa¿; no jrc¿mo. qr; a" h"y: un "n "r "iglo conjunro ran obsceno com'o el que iotegra estoi folios :ro.T lAntonio R^odlSuez_Moñiho. int¡oduccidn al Canciotrcro General. Madrid, RealAcademia Española, 1958, pp. l7-18) l¡emPo

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un gran éxito comercial y pronto .. ^^t_,.110:l*rró-enseguida y conunuaclones. Hacia 1513, Jaóobo Cromberger

hubo copias imprimía en Sevilli el

30

ur¡n¡run¡ espeñotA

MEDTEVAL (EL

srGLo xv)

\

Cancionero llatrndo guirnalda estrulltada de galanes, de Fernández de Constantina, cuyos noventa folios son prácticamente una coPia directa, aunque desordenada, de nuestro cancionero. Castillo, por su parte, decidiría publicar una segunda edición que, con numerosas adiciones (entre ellas, un impofante grupo de poetas valencianos) y supresiones, apareció también en Valencia, en la imprenta de Jorge Costilla, en 1514. El éxito se extendió a Portugal, donde García de Resende public6 sl Cancioneiro General,en 1516, en Lisboa, que es una colección de poesías originales portuguesas paralela a la compilación castellana. El Cancioneiro General se editó varias veces más

a lo largo del siglo: una tercera edición se hizo en Toledo, por Juan de Villaquirán, en 15l7; la cuarta fue también en Toledo, por el mismo impresor, en 1520; la quinta, igualmente en Toledo, Ramón de Petras, 1527; nuevas ediciones surgieron en Sevilla, Juan Cromberger, 1535 y 15210; y Amberes, Martín Nucio, 1557 y 1573. Numerosos cancionerillos se fueron desgajando independientemcnte de sus folios y algunos pliegos sueltos también extrajeron de allí sus materias. Dentro de las muchas novedades que ofrece el Cancionero General, cabe señalar que es la primera gran recopilación poética que nos documenta una poesía compuesta por mujeres. Por sus folios desfilan, en efecto, da-

mas de la corte como la marquesa de Cotrón, Catalina Manrique, Marina Manuel, autoras de ingeniosas invenciones y motes, y la más sobresaliente, Florencia Pinar, de la que documenta unas cuantas apasionadas canciones amotosas.

2.

POETAS DE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO

2.1

.

GómezMonrique

Es uno de los poetas más reprcsentatiyos de la poesía de cancioneros en [a segunda mitad del siglo xv. Como otros nobles letrados de su época, supo combinar la dedicación literaria con la actividad políüca y militar. Era hijo del adelantado don Pedro Manrique y hermano del conde de Paredes, don Rodrigo, a quien secundó en sus empresas políticas. Partidario de los infantes de Aragón, militó siempre frente a don Alvaro de Luna. Con Enrique rv fue decidido defensor de las aspiraciones del infante don Alfonso, apoyó luego los derechos de la princesa Isabel y defendió su matrimonio con Femando de Aragón. Los Reyes Católicos le nombraron corregidor de Toledo donde, aparte de frenar la actuación partidista del arzobispo Alfonso Carrillo, llevó a cabo una política pacificadora de protección a los conversos y de reedificación de obras públicas.

Como poeta, fue autor de una amplia e interesante obra, transmitida en un cuidado cancione¡o que recopiló él mismo a instancias del conde de Benavente. Muchas de sus composiciones son de tema amoroso, ya utilizando la habitual

LA POESh CORIESANA DEL SGLO

XV 3¡

canción lírica, ya por medio de alegorías muy de época cnrIlo la Batalln de amres o la Carta de ¿¡nor¿s. Otras son composiciones de loores, como la dirigida a la reina doña Juana, o las dedicadas a su propia esposa, doña Juana de Mendoza, entre las que merece especial menciónla Consolatona por la muerte de dos de sus hijos en el brcve espacio de cuatro meses: ¡Oh qué materia tan dina de encomendar al papel dio la justicia divina,

cuya sola melecina es [a clemencia de Aquél que con mano rigurosa, de mis pecados sañuda y de piedad desnuda, me hizo llaga tan cruda en pade tari dolorcsa! Mas ¿qué lengua habla¡á con llaga tan dolorida o cuál mano tal será que sin temblores podrá tomar la pluma teñida, pa¡a recontar aquí

mis amargas aflicciones, mis angusúas, mis pasiones

y presta¡ consolaciones a quicn amo más que a mí? (...) ¡Oh señora de mi vida y sin duda más amada y con más razón querida! De pcnsar cuán afligida, cuán triste, cuán angustiada debc tu merced estar y con cuán justas razones acr€cicnoo mis pasiones, mis gr¿odes tribulaciones. ¡Siento tanúo tu pesar! (...) T\¡ dolor es €l que siento, tu dolor cs el que ducle; este dobla mi tormento, este no me deja tiento pa¡a que yo t€ consuele. Que tan angustiado padrc, a quien Dios por su pecar ha querido lastimar, ¿cómo podrá consolar a tan afligida mad¡e? A quico estos doloridos, amafgos tragos mortale§

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unmrunn rspañolA

N¡EDIEVAT (EL

stclo xv)

y pesarcs tan crecidos es cieno que son venidos por las culpas patemales. Pues si por éstas, señora, eres sin hijos quedada tan riste, tan lastimada, ¿cómo serás consolada por la mano matadora? Tú, señora, los pariste, contigo bien se cria¡on; si te han dejado tdste en mi desdicha consiste: cn csta no se lograron. En esta permitió Dios fuésemos así heridos, no pudiendo ser punidos mis pecados tan crs€idos sin lastimar a los do§, A ml porque merecl los azotes que me da;

ti, señora de mí, porque merezcas aquí la gloria que te dará. Pues si usa dc clemencia, amada mujer, contigo, a

y de justicia comigo en mc da¡ este castigo, debemos haber paciencia. Mas con todo nuest¡o afán traigamos a nuestras miclles cómo rlos dice San Juan: "Hijos de Dios llamarán a los que fuercn pacientes". ¡Oh, qué uoque tan llenero, si bien pcnsar lo queremos: pues que hijos no tenemos, que de padrcs nos tomcmos hijos de Dios verdadero! Y que no sufriendo mal estos golpes lastimeros, de la su gloria eternal y del reino celestial seamos sus herederos. Y de sér a¡tecesores de nuestros hijos molales, en esos aÍ¡gelicales asientos luciferales nos tomemos sucesores.

LA POESh CORTESANA DEL SIGLO

XV 33

\

y la acumulación de cierta

Cultiyó tembién la poesía de circunstancias, satírica o de alabanza, e intorcambió vorsos con numerosos poetas de la corte, como Juan de Mazuela, Diego de Saldaña¡ Pero Guillén de Segovia, Pedro de Mendoza, Juan Hurtado o sü tíd el M¿rqués de Santillana. Al lado de todo ello escribió asimismo una poesía ética, más profunda y atormentada, que ha sido la más estimada por la crítica. De carácter elegíaco sor,la Defunsión del noble caballero Garci l.a.so de la Vega,en coplas de_ane mayor,y el Planto de las virtudes e poesía por el magnlfco señor don lñigo lopeT de Mendoza.

dadas las buenas relaciones con algunos de ellos riqueza que se desprende de su testamento.

ry proyección política y moral son las Coplas para el señor Díego Arias de Avila, en que fustiga severamente la política del contador mayor de

más enconadas las mantiene con el Comendador Román y con Juan de Valladolid. Al primero lo acusa de haberle plagiado unos versos dirigidos a una dama, a lo que Román contesta aconsejándole que vuelva a su oficio de ropero y acusándole de creencias y prácticas judaizantes. Montoro a su vez pone en duda el origen de Román llamándole moro y sospechando también de su gran conocimiento de las prácticas judaicas. La diatriba con Juan de Valladolid, surgida porque sus versos habían obtenido recompensa del cabildo de Córdoba, es la de dos convenos que se injurian mutu¿rmente por su ascendencia hebrea, insulto étnico ftecuente en la España del siglo xv, en el que se mezcla lo risible con un sentimiento de amarga autodegradación.

Enrique

tv y

alecciona sobre

Ia vanidad de las glorias terrenas;

la

Exclamación y querella de la gobernación, aguda crítica de la situación social bajo el reinado de Enrique tv; y el Regímiento de príncip¿r, extenso poema alegórico dirigido a los Reyes Católicos a manera de tratado doctrinal en veno sobre el buen gobiemo de la monarquía. Digamos, por último, que fambién asumió la tarea de continuar las Coplas de los pecados mortales, de Juan de Mena, incluyendo la reprensión poéiica de los tres pecados, gula, envidia y pereza, que aquél había dejado sin concluir. Gómez Manrique es también autor de algunas piezas dramáticas, tenidas

por uno de los primeros testimonios del teatro castellano, como soñ la Representagióñ del Nasgimiento de Nuestro Señor,las coplas Fechas para la Semana Sanm, o los momos en honor del príncipe Alfonso con motivo de su rnayoría de edad y los momos al nacimiento de un sobrino suyo. Un núcleo poético de gran interés es éste que se forma en tomo a Gómez Manrique, bajo el mecenazgo y protección de Alonso Carrillo, arzobispo de Toledo. Supone este grupo la continuación de una poesía docta y renovada, conforme a las directrices marcadas por Santillana y Mena. Además de la familia Manrique, a ese cfrculo estuvo es[echamente vinculado el poeta Pero Cuillén de Segovia. Relación más esporádica tuvieron poehs como Juan de Valladolid, Antón de Montoro, Juan Álvarez Gato o Rodrigo Cota.

2,2, AnIón de Montoro Nacido en Montoro (Córdoba), el 1404, y muerto probablemente en Sevilla, hacia 1477, es un poeta cuya actividad se extiende por los reinados de Juan u, Erique rv y los Reyes Católicos. Las pocas noticias que de él conocemos proceden casi todas de sus propios venos. Así, su fecha de nacimiento aproximada, por un poema dedlcado a la reina Isabel en el que afirma tener setenta años, o su condici6n de converso, a la que aluden muchos de sus poemas y otros a él dirigidos, o su oficio de sastre o ropero, igualmente mencionado en su poesla. En su testamento se dice que era aljabibe (ropavejero) y se ha supuesto que podría haber sido sastre, quizá de nobles y cortesanos,

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ur¡n¡rune ¡sp¡ñolA

TI4EDTEVAL (EL

scLo x\)

Montoro tuvo una larga actividad poética y se relacionó con numerosos poetas y personajes de la época, de manera que muchos de sus poemas han podido

sobrevivir por la calidad e importancia de la penona a la que iban dirigidos. Una gran parte de su producción parece compuesta en Córdoba, donde vivió, y hace referencia al paso de sus interlocutores por esta ciudad. Aparte algunos poemas ocasionales contra Pere Torrellas, Rodrigo Cota o Juan Agraz,las diatribas

Montoro buscó también la relación con círculos que defendían a los conversos o que al menos eran indiferentes. Especial relación parece que mantuvo con don Pedro Fernández de Córdoba, señor de Aguilar, padre del Gran Capitán, que seguramente fue su protector al igual que lo fue luego su primogénito Alonso de Aguilar. También tuvo buen trato con el condestable Miguel Lucas de Iranzo y el obispo Alfonso Carrillo. Sus versos revelan que mantuvo buenas relaciones con Juan de Men¿, el Marqués de Santillana y Gómez Manrique, quien lo defiende de Juan Poeta. Debido a la persecución y expulsión de que fueron objeto los judlos de Córdoba en 1473, tras los alborotos promovidos contra ellos por Alonso Rodríguez, muchos se refugiaron en Sevilla. Entre ellos probablemente iba Montoro, cuyos poemas ahora se duelen de aquellos hechos. Con motivo de la matanza de Carmona en l474,habrá nuevas quejas de Montoro y algrln duro poema contra Rodrigo Cota en r€spu€sta a su Epirc lamio burlesco citicando la burla que allí hacÍa Cota de los de su propia sangre: Señor, do virtud acata, sed persona conocida; que quien de su sangre trata, quien a sí mismo se mata, ¿a quién puede dar la vida?

En muchos otros poemas Montoro se queja de la persecución y acoso a los conversos. Uno de los más significativos es el dirigido a la reina Isabel, donde se lamenta con amargura e ironía de que, a pesar de su fe y sus prácticas devotas (alabanzas a la Virgen y al Creador, rezos y misas) y culinarias

tA POESh CORÍESANA

DEL SIGTO

XV 35

(adoración a las ollas de tocino), inequívocamente cristianas, no cese su discriminación como confeso (udfo converso), por lo que pide a la Reina, con cierto sarcasmo, que acabe ya ese hostigamiento por lo menos hasta el fuego del inviemo por Navidad (aludiendo quizá, en nota de humor negro, a las quemas de judíos en los autos de fe): ¡Oh Rope¡o, amaryo, triste, ro sientes tu dolor! ¡Setenta años que naciste y en todos siempre dijiste Inviolato permansiste y nunca jué al Criador! Hize el Credo y adorar ollas de tocino gnreso, que

oorreznos a medio asar, oír misas y rcza¡, santiguar y penignar y nunca pude matar este rastlo de confeso.

[¡s inojos encorvados y con muy gra¡l devoción en los días s€ñalados con gran dcvoción contados y rezados los nudos de la Passión,

adorardoaDiosyHombre por muy alto Scñor rrtfo, por do mi culpa sc cscombrc, no pude pcrder el nombre de yiejo, puto y judfo. Pues, alta Reina sin par, en cuyo mando consisto, gran razón es de loar y ensalzar la muy santa fee de Cristo; pucs Reina de gran valor, que la sania fee crecienta, no quiere Nuestro Señor con fu¡o¡ la muerte del p€cador, mas que biva y se a[epienta. Pues Reim de gran estado, hija de angélica madre, aquel Dios crucificado, muy abierto su costado,



u¡n¡run¡

EspnñoLA MEDTEVAL

(EL

stclo xvl

\ con vituperios bordado e inclinado,

dixo: "Perdónalos, Pad¡e". Pues, Reina de auctoridad, esta muerte sin sosiego cese ya, por tu piedad

y bondad, hasta atlá por Navidad, cuando sabe bien el fuego.

Después de este poema a la Reina Católica prácticamenfe desaparece su rastro y nada volvemos a saber del Ropero.

2,3. Diego del Cost¡llo Es un poeta menos conocido, pero muy representativo de la poesía de mediados de siglo, nacido en torno a 1420 y muerto hacia 1480. Su obra se encuentra dispersa en diversos cancioneros, aunque la mayor parte de sus poemas hubieron de componerse en Nápoles, adonde se kasladó Castillo en su juventud, acompañando a Alfonso el Magnánimo, tal vez ya en 1435. De por entonces son sus primeros versos, recogidos en los cancioneros napolitanos, y algo anterior debe de ser, todavía en A¡agón, un poema dirigido al poeta catalano-aragonés Pere Torrellas, a quien ensalza y rcconoce como maest¡o, en tanto que éste elogia en Castillo su juventud, elocuencia y saber. I-os poemas más importantes los escribió en torno a la muerte de Alfonso v (1458), rci nando ya su hijo FeÍ rlle: la Vsión sobre la muerte del rey don Alfonso, un extenso poema en arte mayor; otro algo más breve, también en arte mayor, Sobre los amares del rey de Aragón con madama Lucregia antes que el rey moriese, por mandado del rey don Fernando sufijo, loanda los qctos virtuosos entre ellos pasados; y un decir consolatorio a la reina doña María, que comienza "Parténope la fulgente".

El poema sobre la muerte del rey don Alfonso es una visión alegórica en una pavorosa noche en medio de una gran tempestad, en la que aparecen las Parcas y la espantable Artropus amonesta con indignación a los mortales y dirige luego su discurso al Rey, a quien recuerda su frágil condición humana y la inexorabilidad de su muerte. Intervienen a continua-

ción los criados y servidores, que lloran tan lamentable pérdida, en tanto que la reina viuda doña María invoca a la muerte. Artropus indignada toma la palabra como juez que ha dictado sentencia y nada la puede cambiar. A la Reina la emplaza a su propia muerte, y a los criados recrimina igualmente sus llantos y les razona su personal proceder. Abandonado el cuerpo del Rey en un pobre lecho, sólo le queda la compañía de la voz del poeta, quien lamenta el olvido en que ahora los demás le han dejado

LA PoESfA coRTESANa

o¡l slelo

xv

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y le anuncia, sin embargo, que no se olvidará su memoria ni decrecerá su fama. Se trata, pues, de un poema culto y elevado, en la línea de la Comedieta de Ponza del Marqués de Santillana, que también tenía como protagonista a Alfonso v.

El ptnma Sobre los amores d.el rey de Aragón es una composición escrita por encargo de Ferrante, ya muerto Alfonso, loando la virtud de sus amores con la famosa dama napolitana Lucrezia d'Alagno, que cantafon otros poetas de la corte. Pero, en tanto que esos poetas buscaron la justiñcación de los amores de Alfonso en su adecuación al código cortés, Castillo sustenta todo el planteamiento sobre la doble condición del rey como vica¡io de Ia divinidad y como hombre. Esa doble condición es la que ha posibilitado los amores de Alfonso y la que los ha sublimado. Como hombre, ha podido comparti¡ "los mundanales casos de amor" y como rey, por su dignidad más que humana, los ha ennoblecido y dignificado. Por último, el poema que comienza "Parténope la fulgente" está construido como una carta consolatoria de Palénope (el antiguo nomb¡e de Nápoles) a la reina doña María, con motivo de la muerte de su marido el rey Alfonso, en la que la propia ciudad describe su desolación y trata de consolar a la reina.

Tras su estancia napolitana, que no sabemos cuándo concluiría, Castillo regresaría a España, donde se integra en el círculo toledano formado en torno a Gómez Manrique y a Alonso Carrillo. Para Gómez Manrique escribe un poema dedicándole encendidos elogios. Otro poema de entonces son las Coplas que fizo Diego del Castillo al coronista del rey don Enrique. Poema que plantea un problema de identidad: si escribe el poema para Diego Eníquez del Castillo, cronista de Enrique rv, o si él mismo es el cronista de Enrique rv (y hay que leer el en lugar de a/ en la nÍbrica del poema). Es sugesfiva la idea de que se trate de una misma persona e imaginar que, a su regreso de Nápoles, Castillo se integrara como cronista en la corte del sobrino de Alfonso el Magnánimo. El poema, por lo demás, consiste en una larga serie de consejos en lenguaje sentencióso y proverbial, en los que el poeta recomienda a su destinatario un comportamiento prudente. Tales consejos se diluyen en una larga sarta de refranes, que hacen muy inconcreta la situación referencial del poema. No obstante, creemos que debe tener que ver con los continuos enfrentamientos polít! cos y militares del arzobispo Carrillo, partidario del príncipe Alfonsó, y el rey don Enrique, en los que intervino activamente su cronista. En el marco de esos acontecimientos, en 1467,la casa de Enríquez del Castillo, en Segovia, fue asaltada y requisados sus escritos. Por el contenido de éstos, él llegó a ser condenado a muerte, aunque no se ejecutaría la sentencia. Como consejero del rey, Enríquez intervendría con frecuencia en los asuntos de Toledo y recogería en su crónica duras recriminatorias contra los enemigos rebeldes. En ese ambiente histórico deben situarse estas Coplar al coronista del rey don Enrique-

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rrr¡n¡runn esp¡ñorA

MEDTEVAL (EL

stclo xv¡

\ 2.4. Froy íñigo de Mendozo Nacido en Burgos , hacia 1424 y muerto en Valladolid, hacia 1507, es uno de los- más conspicuos representantes de la poesÍa religiosa de finales de la Edad Media. Era descendiente de la ilustré rama de los Mendoza y, por parte de madre, de la influyente familia de conversos García de Sania María. Vivió un tiempo en Ia cofe de Enrique tv y, por Io que parece, lle_ vó una vida mundana escasamente edificante. Abandonadai eias inclina_ ciones juveniles por una vida más piadosa, su rectitud moral y relisiosidad contribuyeron a que la reina Isabel, con quien mantuvo siempre rina relación de confianza, le nombrara su predicador y limosnero. En 1495 se re_ tiraba al convento de San Francisco en Valladolid, donde probablemente habfa tomado antes el hábito franciscano y al que ya siempre estaría vin_ culado. De su vida no tenemos datos posteriorés a 1502, fecha en la que firma algunos documentos de su orden y participa en las disputas entre dominicos y franciscanos sobre Ia lnmaculada Concepción. poi testimonio de fray Francisco de Avila, sabemos que en 1508 ya había fallecido. Su principal obra poética son lx Coplas de l4ta Chris,i, qre soza.ron de gran aceptación y se editaron más de diez veces desde 1482. Lá obia fue compuesta en varias y sucesivas redacciones. La primera redacción se llevaría a cabo hacia 1467, se conserva sólo en testimonios manuscritos y relata distin_ tos episodios de la vida de Cristo, tomados de los evangelios

cáónicor,

"o-o la Natividad, la Cicuncisión, la Adoración de los Reyls Magos y la historia de los Inocentes. En el relato, en quintillas dobles, sé van iriteráando ade_ más diversas coplas contemplativas, moralizantes y críticas. Especi¿lmente dur¿s son las escritas contra Enrique N y sus privadós y contra loi nobles. La redacción definitiva de las Coplas sería publiiada en ámora en 14g2, por el impresor Antonio de Centenera. En ellá amptía los episodios de la vida de Cristo y miüga la inyectiva crítica. Añade asi, situándblo antes del relato de los.Inocentes, el nuevo episodio de la prcsentación en el templo y la huida a Egipto, esta vez con elementos de los evangelios apócrifos. Ál mismo üem_ po suprimirá los pasajes de más severa cítici polítiia eliminando refe¡encias

personales.

El cuerpo fundamental de la obra, como se observa, es la materia sagra_ da, el relato evangélico de la vida de Cristo, en realidad, la infancia de Criito,

_

pues sólo llega hasta la matanza de los Inocentes. El nacimiento de Cristo va asociado a la_idea de pobreza, y la Virgen, segunda figura principal, eslá vista como partícipe y también desde su dolor y humildad. Junto a esa materia sagrada, hay asimismo una reflexión mor¿l e incluso políüca, que refleja la preo_ cupación del poeta por su tiempo y por la situaciófde Castiila. De ;se niodo,

se introducen abundantes digresiones críticas y satíricas, tanto sobre el propio rey, los nobles, los prelados, como sobre los poetas (que en sus canciónes llaman dioses a sus damas):

TA POESh CORIESANA DEL SIGLO

XV 39

Reprende las pompas y regalos de los grandes con la pobredad y pena del Señor

¡Ay de vos, emperadores ¡Ay de vos, reis poderosos!

!

¡AY de vos, grandes señores. que con ajenos sudores tr¿és estados pomposos! ¡Oh grandes, cuán de llorar es a vos Io del pes€bre! ¡Oh pobreza singular! ¿Quién te puede contemplar que su soberbia no quiebre? ¡Oh locos desyari¿dos, si pensáis, por ventura, que de s€¡ muy delicados que viváis tan regalados os demanda la natur¿l iOh cegado enrendimienro, llégate al pesebre y vey en §u tiemo nacimiento cuáII poco r€galamiento ha de mencster el rEy! ¡Oh niño recién nacido de dos reales linajes ! ¡Cuán regalo conocido son al cue4¡o endu¡ecido r¡u€s&os delicados úajes cuando tus miembros ssgrsdos cori tan poco s€ compoñan; ¡oh grandes, cuán condcnados son en esto los brocados que los vuestros sastres co¡tan! (...) Traen kuhanes vestidos de brocados y de seda; llámanlos locos perdidos, mas qüien les da sus vestidos por cie¡to más loco queda, y muchos santos romeros porque no dicen donaires con pobr€za de dineros anda[ desnudos en cueros, por los campos, a Ios aires. En galas y en convidar que se gasten diez mil cuentos; pues al tiempo dcl justar, ¡vía, sastrcs, a conar,

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¡-mnerune espnñot¡

MEDTEVAL (EL

stclo xv)

\ y rashen lo§ paramentos! Y las doblas a montones que bailen por los tableros, mas las santas religiones que pasen tres mil pasiones a falta de limosnelos. ¡Oh dolor digno de lloro, que las ent¡añas lastimas! ¡Oh tan perdido tesoro! ¡Colorar las vigas de oro, de seda vestir las rimas, y los pobres lacerados mostrar las cames al cielo, a[dar los desventurados hambrientos, envetgonzados, teniendo por cama el suelo! ¡Oh Señor, di cuál bondad detiene la tu justicia! ¡Oh Señor, cuál piedad enfrena la crueldad que merece tal malicia! Mas mucho temo, Señor, o me engaña el pensamiento, que les dejas por peor el su pomposo dulzor como el del rico avariento.

El célebrc episodio del Nacimienio, que ocupa cesi cua¡enta coplas, ha sido particularment€ estudiado, debido a su importancia en el desarrollo del teaÍo castellano. En él se sirve el autor de rituales tradiciones líricas y dramáticas para la noche de Navidad, que vierte a su poema narrativo. El diálogo de los pastores en una lengua nistica artificialmente creada sobrc cierta base dialectal, tendría a partir de entonces una larga proyección, ya que sería la forma de expresión habitualmente usada por el pastor en todo el teatro del Renacimiento: Comienga la revelagión del dngel a los pa.stores Pasemos de los señores,

qu'el ángel dellos pasado es ya ido a los pastor€s,

pobrezillos peccadores, a do están con su ganado.

Andemos, afna, andemos, con congoxoso des€o, porque a tal hora lleguemos que todos juntos cantemos

LA POESh CORTESANA DEL SIGLO

XV

4I

I

"Gloria in exgelsis Deo"

.

Corramos por ver si quiera aquella gente a.ldeana cómo se turba y altera en ver de nueva manera en el aire forma humana, diziendo con grand temor el uno al otro temblando: «¡Cata, cata, Juan Pastor, y juro a mf, peccador, un ombre viene bolando!» . Responde el otro pastor «¡Sí, para Sant Julián, ya llega somo la peña! Purre el gurrón del pan, acogerm'é a Sant Millán, que se me eriza la greña, y mi muga colorada, para que, si a ml se llega, por que no me haga nada, le haga la revellada a huer de la palasiega» .

que borrachos estamos o qu'€l s€so nos fallesse» Repltcale el otro «¿Tú eras hi de Pascual, el del huerte coragón? ¡Torna, torna en tí, zagal, sé que no nos hará

mal

tan adonado gargón! Pónteme aquí a la parcja y venga lo que Yiniere, que la mi peua bermeja

le sobanÁ la pelleja a quien algo nos quisiere. Y si de aquí nos mudamos a dezillo a la villa, por mucho que nos corramos, como crees, Domingo Ramos, buela como aguililla. Mas parcsge mejo¡ es convidallo a un presado y sabremos bien quién es, porque quigá después espantarnos ha el ganado».

Respondió el otro pastor «Yo lo vco, promeúo a mf, de que puedo aqu€llot¡ar que del dfa en que rasgí yo nunca tal cosa vl, nin pastor deste lugar. Daca, yérguetc, MinSuillo, enantes que él r¡os vea, y nuestro poco a poquillo

por tras este colladillo vamos dillo al aldea». Habla el otro pastor «A la he, bicn lo querría, mas estoy tan pavorido

que muda¡ no me podrÍa, segund es la medrosfa que e.n el cuerpo nre ha metido. Y tanbién si, mientras vamos, bolando desaparege , cata, Juan, dirán que entramos

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ur¡n¡runa espnñoLn

MEDIEVAT (Er

sclo xl1

Respondió el otro postor

«¡O, péscte mal grado! Calla, calla, Juan Pastor, que si es algund peccado que viene así asombrado a mctemos en pavor... Mas ponle la tu gamara, la que tienes de holgar, y tiempla bie¡l tu guitara, y yo con una pigarra

comel§emos de bailar. Saquemos el cucharal y tanbién mi ca¡amillo,

y llamemos

a Pasqual, porque nunca vio atal, y a su h€rmano Minguillo; mas juro a mí, peccador, que me tiene aquellotrado, que ni sé si es encantador o si ombre malhechor, que todo estó espantado» (...)

LA POESíA CORTESANA DEL SIGLO

XV 43

\ Mendoza es autor también de abundante poesía religiosa vinculada a la piedad y tradición franciscana, que, como la de otros miembros de la o¡den, busca más la emoción y compasión que la edificación en la severidad del dog-

ma. Son así poemas que se refieren a los gozos de la Virgen y a la Encarnación, pero sobre todo se inspiran en los episodios de la muefe de Cristo: la última cena, el camino del Calvario y la Verónica, o la angustia de la Virgen al pie de la Cruz.

A los Reyes Católicos dirigió varios poemas de contenido político, en los que se adscribe a su causa y trata de marcarles algunas directrices de gobierno. A la reina Isabel va dedicado el Dechado del Regimiento de príncipes, on breve espejo de píncipes en verso. Se trata de una no muy compleja ni desarrollada alegoía política, en la que, sobre las labores del dechado ejemplar y modélico, se entre§e la exposición doctrinal acerca de las virtudes de justicia, fortaleza y templanza, a las que corresponden respectivamente el bordado de una espada, de una tone y de una brida.

Al rey Femando, por su pafe, va destinado el Sermón trobado, q:ue se prsblicó con la Vta Christi el 1482. En él exhofa al rey a imponerse sobre sus enemigos y a dominar Castilla, al tiempo que censura a quienes no reconocen a los nuevos reyes y se han aliado con Portugal. A los mismos impulsos y motivaciones responden las Coplas en que declara cómo por el advenimiento destos muy altos señores es reparada nuestra Castilla, escritas por aquellos años y dirigidas a ambos monarcas.

Obra discutida vien e siendo la Justa entre la Razón y la Sens ualidad, poema alegórico en que sigue las Coplas de los pecados mo ales de luar, de Mena y que le censuró jocosamente, por encargo del rey Femando, el poeta Pedro de Cartagena, primo suyo, acusándole no sólo de plagio, sino de haber dirigido un poema, que él considera licencioso, a la reina Isabel y en él haber confesado públicamente sus inclinaciones. Muestra también de un cierto espíritu.ambiguo y contradictorio. que en muchos aspectos descubrimos en Fray lñigo, debatiéndose enúe un abierto vitalismo mundano y la severidad del moralista, son sus doce Coplas en vituperio de las malas hembras, que no pueden las tales ser dichas mugeres , contrapuestas a otras doce En loor d.e las buenas mugeres, que mucho triunfo de honor merecen,irónica recriminatoria y exaltación a la vez de la condición de la mujer. Se le han atribuido asimismo las famosas Coplas de Mingo Revulgo,poema alegórico y pastoril que encierra una dura sátira contra Enrique rv y su mal gobierno (véase más abajo el capítulo Ilr). La atribución a Fray Íñigo basa precisamente uno de sus argumentos en que las Coplas ]ulllizan también aquella lengua rústica que el franciscano usa en el pasaje del Nacimiento de su Vita Christi.Por s\ acerada crítica contra el rey y su tono apocalíptico, sin embargo, más propio ha parecido atribui¡las al círculo de Alonso de Palencia.

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rr¡mrunn rspeñolA

N,4EDIEVAL (EL

stclo x\,,

2.5. Froy Ambrosio Montesino Es un escritor franciscano de la época de los Reyes Católicos. Nacido en Huete (Cuenca), a mediados de siglo, en el seno de una acomodada familia, de origen converso, profesó en el convento de la orden franciscana de su Iocalidad y pronto era miembro del convento de San Juan de los Reyes en Toledo, fundado en 1476 por Isabel la Católica. Enseguida le vemos introducido en la corte, donde, protegido por la reina, fue confesor y predicador real, cargo en el que sucedió a Fray Hernando de Talavera. En 1512 fue nombrado obispo de Sarda, enAlbania (inparribus infidelium). Murió en Madrid, ha-

cia 1514. Escribió abundante poesía religiosa, en la línea de la nueva devoción de su época, es decir, una poesía inspimda fundamentalmente en el Evangelio y en los episodios de la vida de Cristo, y no en las tradicionales vidas de santos, como se había venido haciendo en los siglos anteriores. Muchas de sus composiciones son poemas extensos, en sucesión estrófica, en los que narra aquellos episodios evangélicos. Otras, las más originales, son composiciones más ligeras y breves, canciones, romances y villancicos, inspiradas normalmente en estribillos populares, que él reelabora a lo divino. [.os temas tratados son los más caracteísticos de la piedad franciscana: episodios de la vida de Cristo y de la Virgen, que tienen que ver con su nacimiento (adoración de los pastores y los Reyes, huida a Egipto y sucesivos milagros y prodigios) y con su pasión y muerte (ta lanza de Longinos, la Ve¡ónica, el cuerpo desnudo y llagado). También como moralista no deja de dar cabida a una cierta crítica social y de costumbres, cuyos temas más frecuentes son la exaltación de la pobrezá, la denuncia en términos genéricos del poder y la riqueza, o la sátira de los comportamientos de los clérigos y de las mujeres.

La primera obra que publicó fueron las Coplas sobre diversas devociones y misterios,bacia 1485, cuando debía de ser hombre de mediana edad, en las que recogía su primera producción poética. De esos últimos años del siglo fue también su traducción de las Meditaciones de San Agusln, que sólo se conocen en manuscrito. En línea con aquella nueva devoción y por encargo de los

Reyes Católicos, Montesino tradujo al castellano la llta Chisti del cartujo Ludolfo de Sajonia. La obra la fue redactando en los distintos conventos de su orden que fue recoriendo (Cifuentes, Huete, Granada), se publicó en cuatro yolúmenes, en Alcalá de Henares entre 1502 y 1503, y alcanzó una gran difusión. En 1508 publicó un Breviario de la inmaculada concepción de Nuestra Señora, obra hoy perdida. Ese mismo año, también en Toledo, se publicó su Cancionero de diversas obras de nuevo trovadqs, edición definitiva de sus composiciones poéticas. I-os poemas del Cancionero, dedicados muchos a pelsonas de la nobleza,

paficularmente damas y religiosas, revelan que Montesino ha ampliado

iÍrculo

su

de influencias. Conyertido en poeta favorito de la reina Isabel (a quien

LA PoEsfA coRTEsANA DEL

$UárñY

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\ todayía consuela con un poema en su última enfermedad) y en predicador del rey.Fernando, proyectaría su obra de traducciones, sermonls y poemas al ser_ vicio de la Corona y de la Iglesia. En ese orden, una obra suyá de notable impofancia son la.s Epktolas y Evangelios por todo el año cán sus doctrinas y sermones. Pa¡tiendo del antecedente de l,os Evangelios y Epístolas de Gonzalo Garcla de Santa María, Montesino lleva a caüo una úaaúcción frag_ menta¡ia de_la Biblia, que tuvo gran difusión en aquellos años. La editó pñ_ mero_en.1512 y una segunda vez en 1527, con el añadido de nuevos sennones. En üempos de prohibición de Ia lectura de los textos sagrados en lengua vulgar, como eran aquéllos, la traducción de Montesino p"s? sir rna obra runoamentat y untexto-muy leído y manejado. La editó Juan de " Molina para la corte virreinal de Valencia, [a leyeron los alumbrados del cÍrculo de pidro Ruiz de Alcaraz, donde seguramente la conoció ¡uan ¿e vaiáes,-or. ,eco_ mrenda su lectura. y fue prohibida en el lndice inquisitorial de 1559.

En 1498, Encina optaba a la vacante de cantor de la catedral (prorl,¡cida por fallecimiento del maestro Fernando de Torrijos) en competencia con Lucas Femández, quien era promovido por dos influyentes personajes del ca-

bildo, sU tío Alonso González Cantalapiedra y el canónigo Francisco de Salamanca. El apoyo que, por su pa¡te, Encina recibió del arcediano

Bernardino [.ópez de I-ogroño hubo de pesar menos en la decisión del cabildo, puesto que en enero de 1499 éste hacía provisión de la plaza en favor de Lucas Femández y quedaba excluido nuestro poeta, quien, sin embargo, no dejaría de pleitear por ella en años sucesivos desde Roma. Desengañado tal vez y fracasado, Encina decidió abandonar su patria y traslada¡se a Italia en busca de nuevos horizontes. Se estableció en Roma y parcc€ que pronto llegó a inEoducirse en la corte del papa Alejandro n, el español Rodrigo

Borja, que.ocupó el solio pontificio de 1492 a 1503. Enseguida hubo de abrine paso y alcarzar influencias en aquella corte muy abierta a todo lo español, de ma, nera que en 1500 obtenía ya beneficios en iglesias de la diócesis de Salamanca y hasta conseguía un poder papal sobre la ración de la plaza de cantor de la que años at-ás había sido excluido. Sabemos, sin embargo, que el cabildo salmantino volvió a opone¡ resistencia y apeló ta.l provisión, con lo que el pleito se prolongó durante varios años, sin que haya llegado a conocerse el fallo definitivo. Sólo es seguro

2.ó. Juon del Encino Nació en tomo a 1469, en Salamanca, donde estaba avecindado su padre, Juan de Fermoselle, zapatero de oñcio, que en 14g9 aún vlvia;ironte.o ae las Escuelas". De. sus seis hermanos, Diego, el mayor de ellos, seJa laieAr¿tico

_

que en 1507 Lucas Femández no ocupaba ya aquella plaza de can¡or. En la corte de Alejandrc lr, tal vez fuera inuoducido por el propio César Borgia. a quien hacia 1500 parcce gue servía nuesho poeta. A [a muefie del pontíñce en 1504, se hallaba al servicio del ca¡denal español Fr¿ncisco de t-onis, gran

oe,muslca en la universidad¡i Miguel alcanzaría el puesto de racionero y capellán de coro en la catedral. Juan cursó estudios universitarios y se gráduó de bachillerrn,leyes, al üempo.que también se ordenabu a" rn"nár".,-to qr. en.el tuturo le- iba a permitir aspirar a diversos beneficios eclesiásticos. En ias aulas salmantinas recibila instrucción laüna de Antonio de Nebriia. v allí se_ guirfa también cursos de retórica y de música. Altemanao .í.'É.tuaio., en 1484 entró de mozo de coro en la catedral y, en 1490, ascendió "on a capellán, su apellido patemo por el ae Éncina, et lue ya slempre se lrrmarfa y seía conocido. "án

:lll,Ttpl:"..nces

En sus años de vida universital.ia, fue_ también paje del maestrescuela y cancelario de la universidad don Gurie_rre de Toledo, qüien le inÁau¡o a ,"r_ vicio de su hermano don Fadrique Álvarez U" fofÉá., l'uqu" de Alba, que se había retirado a su palacio de Alba de Tormes".grrO" ina vez conclui_ qa ta guera d€ Granada. Allí permanecerla Encina unos cinco años, a lo lar.jerc.ió acüryidades de.músico, poeta y de autor e intérprere q9 -o: 9r,*d9:. oe obras dramátlcas. Al final de su servicio presentó a ios duques la compila_ ción de todas sus obras, recogidas en Cancionero qud se publica en Salamanca en 1496. Hacía 1497 hubo de dejar definiüvamente el palacjo de Alba.. Por_aquellas fechas representaría su A'uto det repelii*-lo. I.U¡.r,.. estudlantrles de Salamanca, y pondría en escena la Representación sobre el poder del Amor, dedicada al príncipe don Juan, quien tias contraer matrimo_ riro con Marganta de Austria visitaba a finales de septiembre la ciudad del Tormes, en la que moúa el 4 de octubre de 1497.

ti



lmnmunn tsp¡ñorA

MED|EVAI (EL

stclo xV)

t-

aficionado a las a¡es y a las letras. casi tanto como a los placeres mundanos, quien le acogió en su cÍrculo, le proporcionó alguna canongÍa y hasta llegó a inscribir su nombre en el cónclave que eligió a Julio u.

Durante el .pontifcado de éste

(1503-1513), Encina siguió gozando , pues , de gran

favor en la cu¡ia romana y, en 1508, recibió del Papa la dignidad de arcediano de la catedral

de Málaga, de la que, en abril de 1509 y en nombre de nuestro poeta, tomaba posesión su hermano Pedro de Hermosilla. En enero de 1510, se hallaba ya Encina en su nuevo desti-

IA

POESÍA CORIESANA DEL SIGLO

XV 47

\ n-o-malagueño. aunque res¡st¡a a admitirlo

pronto surgieron desavenencias con el cabildo, que se en su seno por no estar ordenado de mayores. No oústande 1512, es cámisionado como representante de la clerecía 1"',u.onti.rro. malagueña en el concilio provincial de Sevilla e igualmente era autorizado Para emprender viaje a Roma, en donde ya se enconiraba en noviembre de dicho {o, De esta ségunda esuncia de Encina en Italia, tenemos la interesante nollcia de su actividad d¡amática en la corte romana, en concreto, en la casa oet cardenal de Arborea, el valenciano Jacobo Serra, donde, el 6 de enero de l)13'ds5p¡6,6. la cena. en presencia de Federico Gonzaga y ante un nutriuo audrtorio español e italiano, representó una "comedia" (tal vez la Égloga y V¡ctoriano) en la que él mismo "intervino para exponer la fuerza-y accidenEs del amor", tal como lo cuenta Stazio Gadio, acornpañante del Joven Federico. en una famosa cata dirigida al duque de Mantua.

:::''"iP -.--A

rne{iados de 1513 Encina estaba de nuevo en Málaga, desempeñando

19 ].. afun.ion"r gutente. pesar

de represenración del cabildo ante la ione, y ai ano side la opoiición de aquéI, que quiso privarle de parte de su be-

ucrrclo' marchó una vez más a Roma, ahora a la corte de [.eón x. Allí permanecería.hasta mediados de 1516, ya que en mayo de ese año recibe en üálaga orden de viajar a Vatladolid a fuuirimi"nto-del obispo Diego Ramírez áe AI año siguiente daba cuenta de su misión al cabiido malagueño y-v¡,uaescusa. les-comunicaba qui h"bíu sido nombrado 'subcolector de expolios de la L-amara apostólica'. Desde el 12 de septiembre de 1517, en que de nuevo le vemos viajando a la corte, no hay másnoticias de Encina en'Málaga. En un oocumen(o de 2l de febrero de i5l9 aparece ya un don Juan de áa reclamando el arcedianazgo malagueño, en raán dó la permuta que con él habla nechoJuan del Encini por un-beneficio simple en la iglesia dó Morón 1el cual hubo.d€-interesar mrás a nuestro po"tu, yu qu" no ob'iigaba a residencia y le Permitlría, por tanto, una mayor iibertad de movirnientós¡. hnales de 1517 o comienzos de 15l8 Encina emprendía, en efecto, ^-. ^Hacra viaje su-cuano a Italia y poco después se producía un profundo cambio espiritual,en su Persona. Ya cumplidos lbs cincuenta de su ed;d, decide ordena¡se sacen¡oEJ celebr¿r su primLra misa en Jerusalén. Se une entonces a la expediclon del malqués ae iarifa y, desde Venecia, emprenden viaje por mar a la Lludad Sanh, adonde llegan el 4 de agosto de 15l-9. Dos días de;pués Encina nrimera misa, visitaba los santos lugarcs y velaba tres noc-hes el Santo ¡1t1su El 17 de agosto abandonaban Jeñrsaléi y regresaban a Venecia. El marqués continuó viaJe a España, en tanto que Encina si dirigió a Roma, donqe escnbió,con el recuerdo tfoavía ftesco,lá nan-¿ción en verio de aquellos sucesos que, con e[ útulo de Tribagia o vla sacra de Hierusalen, se pubiicaba dos anos después en la misma ciudid de Roma y de la que nos ha llegado la impresron que se lmcía muchos años mrás tarde én Lisbóa, en 1580, j-unto a la relacron oel viaje del citado marqués de Tarifa, don Fadrique Enríq-uez de Rivera.

:]pl:P.

48

rrtnerun¡ ¡sp¡ñolA

N.4EDTEVAI

(Er

srclo xvl

[¡ón x, obtuvo Encina el cargo de prior

de la catedral de [,eón. En su nombre y poco antes del viaje a Tierra Santa, el 14 de marzo de 1519, tomó posesión el canónigo Antonio de Obregón. Nuestro poeta siguió residiendo en Roma, pero a la muerte de I¿ón x, en 1521, hubo de decidir abandonar definitivamente Italia y ocup¿[se de las funciones de su priorato leonés, al que, en efecto, le vemos ya entregado desde 1523. Con escasas ausencias de la ciudad, en kón hubo de pasar los últimos años de su vida, que se extinguiría hacia diciembre de 1529 o enero de 1530, fechas en las que era presentato su testamento y se daba posesión a un nuevo prior en la catedral ieonesa. Cinco años más tarde, conforme había dejado dispuesto, su cuerpo era hasladado a Salamanca y allí enterrado bajo del coro de la catedral.

Del pontífice

La obra afística de Juan del Encina es de las más amplias e importantes de su época. Ensayó todos los temas y géneros poéticos con una extraordina-

ria vari¿dad y dominio, fue autor de la primera producción dramática consistente de nuestro teatro y fue un destacado músico, compositor de numerosas piezas líricas, sobre todo, villancicos y romances, en las que- supo combinar armoniosamente el nuevo estilo de la polifonía europea con la sencillez melódica de la vieja canción medieval. l-a obra musical de Encina, conservada en su mayor parte en el Cancionero musical de Palacio, se compone de unas sesenta composiciones conocidas, a muchas de las cuales puso también letra&s tres géneros que cultiva son el mmance polifónico, con frases musicales de cua§o versos y ritmo bina¡io; y la canción y el villancico, muy próximas entre sí, ambas con dos secciones musicales, una para el estribillo y la vuelta, y otra Para las mudanzas, aunque hay composiciónes muy conocidas , como F¿ ta la Parte o Cauero y llave , nadona ' que se aPafan de ese esquema. I:s piezas de Encina son a tr€s o_ a-cuatro voces, distribuidas en tiple, tenor y contra (alto y bajo). Prcdomina el ritmo temario, propio de los temas pastoriles, ftente al binario que usa para los morales y gravls. Es caracterísúca asimismo la ajustada adecuación d€ la melodía al texio, de manera que a cada estsofa o pafe viene a corrcsponder una sección musical y a cada sílaba una nota. Muy intercsante es el uso que hizo de la música en su teatro, consistente principalmente en la incorPor¿ción de un villancico como final de la pieza dr¿mática. [¿ mayoría son villancicos pastoriles, cantados por los Pastores que aparccen en la obra correspondiente, con gran ritmo y musicalidad, plagadoi de éxpresiones nísücas, Pintoresquismo y colorido.

La obra lite¡aria de Encina, siguiendo el orden y disposición de su

*

abre con el Arte de poes{a castellana, un b¡eve tr¿tado en prcsa sobre teoría poética, uno de los primeros del género en nuestra liter¿tura. De tas ideas que expone, son muy significaüvas, Por ejemplo,la Proclamación de una edad d^orada a la que ha llegado la poesía castellana, la defensa de la antigüedad y excelencias de li poesía,ó h coniepción de ésta como arte y no como simPle

Cancionero,

áisposición naturai. Muy ilustrativas son, por otra parte, las variadísimas y sugirentes observacionei sobre metros, recursos poéticos y 'galas de trobar''

LA POESÍA CORTESANA DEL SIGLO

XV 49

La part€ poética del carrcione¡o se inicia con una la¡ga serie de poemas religioa distintas fesüvidades (Natividad, Reyes, Pasión, Resunección, Asunción), otos a la fundación de algún templo y la mayoria son paráñ'asis de himnos liflfugicos, como el Men¡¿ro horno o el Ealve regina. A e.*a sefie sigue la Tratslación de las 'Bucólicas' , origjl:lal traduc¡ión en verso de la obra de Vlrgilio, pero, confonrp a los dictados de la exégesis medieval, interpet,da y daptada simblicament€ a los sucesos contemporáneos de la España de los

aunque p€nsavan su mal ser liviano; creció la dolencia, pensando ser sano, hasta que vino la muerte presente (...) ¡Qué Prfrcipe umano, Don Juan el te¡cero, qué fe ta¡l entera, qué gran devoción, qué seso y reposo, qué gran coragón,

sos, va¡ios dedicados

manánimo,justo y muy verdade¡o! Polido, muy limpio, cortés, plazentero, discreto, esforgado, persona muy franca; dio fin a sus días en su Salamanca, dexónos llagados de mal muy erte¡o. ¡O Salamanca, y quánto perdiste! No sin misterio tal nombre cobraste, bien quedas marca del bien que gozaste quando a tu Príncipe hi recebiste; por su mal te vio, por tu mal le viste y no por su mal, qu'él reina con Dios. y el bien es por él y el mal es por nos, ¡o triste ciudad, de todas más triste! En ti que tenlas la cumbre y primor de todas las ciencias y cavallería, en ti feneció aquel que tenía de ciencia y milicia muy gran resplandor; en ti que tenías más fe y más amor y más procuravas de miás le servi¡, en ti quiso Dios tr¿erle a morir por dartc más pena, manzilla y dolor. De mucho dolor estás lastimada, ya queda por siempre tu gloria perdida, dc todos serás muy aborrecida, de tuyos y agenos, sin ser nf culpada; cuitada ciudad, desavelturada, ya nunca saldrás de mala ventura, sembraste plazer, cogiste tristu¡a, entró el bien en ti en ora menguada. El año y el mes, semana y el dfa, el tiempo, la ora y el punto y momento fue triste, sin dicha, de mucho tormento, de mucha tristu¡a, de poca alegría; plazer ya ninguao no tenga osadia de entrar en ciudad tan llena de llantos; después que murió la vida de tantos, la vida que bivo ya no sé si es mía. Ni sé si me estoy sin mí ni comigo, si ando en el mar, si efl cielo, si en tierra, si tengo seguro, si paz o si guerra, si estoy en amor, si soy mi enemigo; ni bivo ni muero, ni callo ni digo, ni sé qué me diga, ni puedo callar; dolor no me dexa poner en habla¡ ni dexa cstar queda mi lengua consigo (...)

Reyes Caólicos.

Dentro del apartado de poesía moral, destacan ts€s poemas, el Tiiunfo de la La Trivagia, los dos últimos cornpuestos después del cancionero de l496.El Triunfo de la Fanm, üi$do a los Reyes Católicos, es un extenso poema alegórico en el que narra el poeta, en elevado estilo y coplas de arte mayor, su recorrido por la fuente Castalia, donde contempla el co¡tejo de poetas famosos, entre los que se halla Juan de Mena que le inquiere nostágico por el tiempo presente y le incita a escribt y caminar hasta que encuentrc Ia casa de la Fama, donde contemplará pintadas las grandes hazañas de los Reyes.l-a Tragedb ¡obada es también tn poema en sonorcs versos de art€ mayor, en el que llora la prematura y desdichada muerte del príncipe don Juan, que siente profunda y personalmente el poeta, como muestran estos versos:

Fann, la Tragedb trobadt y

Estando Castilla eo gran perdición, sembrada de robos por nuestros pecados,

los pueblos perdidos y muy trabajados, los unos con otros en gratr turüación, dionos Dios reyes de tal perfeción que fueron remedio de mal tan entero, dioles Dios hijo varón, he¡ede¡o, juntando a Castilla, Sicilia, Aragóo. ¡O, quántos plazeres España sintió

eo todos lugares haziendo alegías, ñestas las noches y fieslas ¡os día§ quando el gran Príncipe ya nos nació! Pariólo nobleza, bondad lo engendró, de todas yirtudes tomó la criatrga; él era de España la flor y esperanga, de niño c¡esciendo su fama creció (...) Most¡ó Salamanca tal gozo en llegando los Prlncipes ambos, tao bien recebidos, que todos andaval ert gozo encendidos, los uoos corriendo, los otros saltando, saltarido, bailando, bailando, dangando, toros y cañas, cien mil invenciones, bordados y let¡as, romances. caociones. los unos tañ€ldo, los otros calta¡do. El Príncipe truest¡o, precioso, ecelente, ya reposado en su gran ciudad, al día tercero sintió eDfermedad, mostráodola poco, no poco doüente; luego se vio muy tdste la gente,

50

rr¡n¡une ¡spnñolA MEDTEVAL

(EL

stclo xv;

LA POESh CORTESANA DEL SIGTO

I

XV

5I

De temática amorosa, por su parte, aunque dentro del estilo grave de la poesÍa moral que comentamos, es el Triunfo de Amor, dedicado a don Fadrique de Toledo, en el que describe el auior su visión de los palacios de Cupi.do, los bosques de lojpenados amadores (de recuerdo virgiliano¡ y el c¿stillo de Venus, en medio de un incesante desfi[e de personajeshitológicos y de la antigüedad. I-a. es un poema más tardío, escrito ya cumplidos los cincuenta - y Trivagia anos fruto de una nueva situación espiritual, aunque en la forma aún mantiene el arte mayor, "que más alto suená". En esta ocasión, se trata de un poema narrativo en el que se da cuenta del viaje a Tierra Santa que ha emprendi-

oo el poeta en 1519. Seguramente con el recuerdo todavía fresco de los

acontecimientos. Encina, a su regreso a Roma, se aprestaría a la redacción del ¡lbro. En é1, apafe ese proceso espiritual, ascético, lo importante, como en todo libro de viajes, es la narracién viajera a lo largo dé un itinerario (de xoma a Venecia, Jafa, Jerusalén y, desde allí, a distintas partes de Tierra Santa) y la descripción pormenorizada de lo más nuevo e iniólito, que tógicam€nte aquí se reduce a las cosas sagradas (rcliquias, lugares santos, capilla oel Santo Sepulcro, sepulcro de la Virgen, ceremonias, etc.). Va¡ios poemas menores, romances y villancicos, completan este ciclo del viaje a Tierra ¡anta-, enu€ los que resultan cienamente sorprendentes las Coplas sobre el ano de quinientos y veinte y uno, compuestas a su regreso de Roma y en las que refleja la calamitosa situación por la que ese año atravesaba España, de guerra en Castilla y Valencia, y hambrc en Andalucía: Año de mill y quinientos

y veinte y uoo en España uvo tantos petdimicntos, tantas plagas y tormentos, que conta¡lo e§ co§a estraña, por guena, hanbre y modorra, sin cosa que las socorra sino mal quc más atiz€;

la guera, según se dize, fue en Castilla por se¡ ho[a. En Castilla Nueva y Vieja, de I-eón y de Toledo, no quedó toro ni oveja. persona brava o sobcja que en paz pudiese estar quedo; no avía en ella lugar que no desease estar f¡anca y lib¡E y sin señor y aun sin r€y enperador, aunque se quiera escusa¡ (...)

52

rnrnarunn ¡splñoLA

MEDIEvAL (EL

stcLo xv1

Y en el reino de valensia dizen que tanbién ansf uvo la misma pendengia; mas por hanbre y pestilengia te diré lo que yo vi: en toda la Andaluzía, quar¡do de Roma venía, vi tan gran modorra y hanbre que a la lengua da calanbre tentar contar en quantía. Y si quieres saber quánta, fue qual nunca fue jamás y la gente muena tanta que su multitud me espanta, y eran por hanbre los más; fue tal hanbre que te digo que yo vi vender el trigo media carga en gien reales; inñnitos animales murieron muy sin abrigo (...) Y en Castilla Vieja y Nueva de Toledo y de I-eón todo en Suerra §e renueva y toda guerra se p¡ueva, fuego y sangr€ a la sazón: y rovos por todas part€s, y discordias de mill artes

anduvieron por Castilla; y aun modorr¿ y su manzilla pasó allá sus estandartes. (...) Así que este año, a mi Yer, fue muy malo y sin remedio y a muchos echó a perder, y de su perverso ser yo no digo aquí lo medio; de manera que aqueste año fue de tanto mal y daño quaflto nunca fue jamás, y Dios nos guarde de oy más de otro tal y mal tamaño. (1521: es el año de la derola de los comuneros en Villalar: ¿orro. libre)

[-a producción lírica de Encina es la más amplia, rica y sugestiva de toda su obr¿. Infrnidad de coplas, canciones, villancicos, glosas, fomances y can-

LA POESÍA CORTESANA DELSIGLO

XV 53

\ ciones con sus deshechas, muchos de ellos musicados también por él,le vienen atribuidos en cancioneros poéticos y musicales de fines del siglo xv y en pliegos sueltos del siglo xvl. La siguiente composicidn es una glosa a un famoso cantarcillo popular de la época: Coplas por luan del Enzin4 o esre ageno villancico

¡O castillo dc Montange§, por mi nal ,e conocl! ¡Cuitada de la mi madre, que no tienc

nós de a ml!

Conoclte, desdichado por mi desastrada suerte, no porque tema la muerle ni de mí tenga cuidado;

¡No te tarde§, que me muero! Apfe§sura tu venida, Porque no Pierda [a vida; que la fe no está Perdida, carcelero! ¡No te tardes, que m¿ ,naero! Bien sabe§ que la ta¡danga Úae grarl de§confianqa; carcelero! ¡No ,e tardes, que me muero! Sácam€ desta cadena, que reribo muy gran Pena, Pue§ tu tardar me condena,

por la triste de mi madre, que no tiene nás de a ml. Y no me pena perdcrme, pues la causa me consuela, mas es razón que me duela porque no supe valerme.

Quisiera muriendo verme

carcelero! ¡No ,e ,ardes, que nc muero! I-a Primer vez que me viste, sin te vcncer me vcncistei suéltame, Pue§ me Prendiste,

carcelero! ¡No te tard.e§, que me ,nuero! llave para soltarme, ha dc se¡ gsla¡donaÍie pmPoniendo no olvidame,



,

nl!

que no tiene mós dc a No muerc qubn, rhsque

LNo te lardes, que me muero,

catcelero!

ven y cumPle mi esPeranga,

mas me siento lastimado en Yerme dentro de ti,

delalte quien me vencf. ¡Cuitada de la mi tudre

Y esta otra, un villancico glosado:

mrno,

dexa la fe por memoria, que en la mue¡te cstá l¿ gloria y el bivir cs desconcierto; pucs amé tan descubierto muera, si lo mc¡ecf. ¡Cuitada de la mi madre, que no ,iene ñás de a ml!

Fin Assí que quien pena y arde en amores, si es discrEto, pmcure tanto §ecfeto que de sí mesmo se guarde; porqu€ temprano que tarde nunca amor s€creto vi. ¡Cuitada de la mi madre, que no tiene mfu de a mf!

cox:¿lero! ¡No ,e tatd¿§, que ,ne ,nuero!

Fin Y siemPrg, quar\to bivieres,

haé lo quc

Ui quisieres

si merccd hazerme quieres, carcelero! ¡No te t^rde§, que me muero!

El tema dominante de estas comPosiciones es el amoroso, en su habitual marco y convencionalismo cortés, más ágil, condensado y expresivo en las canciones y villancicos, y más pormenorizado y anecdótico en los decires o coplas, como puede aprcciarse en esttl canción: Si suPies§e coDtentaros como sé sabe¡ quereros, yo ternla sin Perderos esperanga de gararos, Soy ta¡ YuesEa de§que o§

vi

que ninguna co§a sé,

54

urcn¡run¡ rsp¡ñolA

MEDTEVAL (EL

srclo xl1

TA POESh CORIESANA DEL SIGLO

XV 55

\ De ver su p¡esencia quedé cariñoso, quedé sin hemencia, quedé sin reposo, quedé muy cuidoso, vencido de amor, ñdqUerA pOStOr. Ahotas que creo ser poca mi Yida, según que ya veo que voy de caída. Mi muerte es venida, vencido de amor, maSuera PaStor.

sino tener con vos fe sin saber pale de mí. Assí que si contentaros supiesse como quereros, yo temta sin perderos esPeranga de Sanaros.

Las alabanzas a la amiga, su retrato físico y moral, el rigor y distancia de la dama, y los distintos afectos de Ia pena amorosa son motivos que se reiteran una y otra vez en los poemas, sin que falte tampoco su intervención en el debate misógino de época con un alegato contra los que dicen mal de mujeres. Junto a ello, Encina gusta de muy diversos juegos poéticos, desde, por ejemplo, hábiles acrósticos y rebuscados perqués a diferentes formas de la alegoía amorosa en justas, testamentos o cafillas de amores. De un delicado tono menor son poemas como el dedicado a una señora que le dio un manojo de alhelelíes o a la dama que le dio un regojo de pan.

Fin Sin dar Yo üa§ ella no cuido ser bivo, pues que por querella de mí soY esquivo' Y estoy muY cativo, vencido de amo¡, o@quert pastof.

Especial relieve cobran también los temas pastoriles, frecuentemente en villancicos dialogados -a veces a lo divino-, a los que trasvasa Encina algunos de los motivos de la poesía amorosa cortesana, cobijando bajo la máscara pastoril sus propios afectos: ¡ AY,

trisle , que vengo

vencido de amor, maguera pastor! Más sano me fuera no ir al mercado, que no quc vinicra tan aquerenciado; que vengo, cuitado, vencido de amor,

De gran lirismo son asimismo las canciones y villancicos sacros, especialmente lós dedicados a la Virgen. Testimonio del ingenio y habilidades poéticas de Encina son, frnalmente, diversos poemas jocosos que le darían gran celebridad. Asf, los Disparates trobados, sobre el viejo tópico del mundo al revés,la Almoneda troba.da, donde describe el ajuar de un e§tudiante que se traslada a Bolonia, o el.luicio sacado de toda la astologla, con toda suele de pronósticos y profecías burlescas.

moSuera Pq§tor

2.7. Florencio Pinor y otros mujeres poetos

.

Di jueves, en villa, viera una doñata, quise requerilla y aballó la pata. Aquélla me mata, vencido de anor, n@quera pastor

.

Con vista halaguera mtéla y mi!óme ; yo no sé quién era, mas ella agradóme. Y fuesse y dexóme vencido de amor, moguera pa§tor .



rrrn¡runn espnñoh

MEDIEVAI (Et

slcLo x\D

En medio del excepcional panorama poético del siglo xv, es llamativa la casi total ausencia de Ia mujer como poeta. Sin embargo, a pesar de esa escasa presencia en los cancioneros -siempre habá, no obstante, que tener en cuenta que éstos no recogieton sino una Parte de toda la actividad poética-, no deja de documentarse una poesía femenina que, aunque reducida en número, nos parece muy reveladora en aquel marco de la poesía cortesana. l-os poemas que conocemos van de los comierzos del siglo xv, en la corte de [, hasta ra époc¿ de los Reyes Católicos. Intenso fue el papel de la mujer en la-corte de Juan u, donde la reina doña Ma¡ía creó un movimiento de defensa de la condición femenina y, ftente a los ataques del Corbacho &l capellán Alfonso MartÍnez de Toledo (ver más adelante cap. 4, 3.1.1), se escribiemn varios tratados

Effique

TA POESIA CORTESANA DEL SIGLO

XV 57

\

muiles (Alonso de cartagena, Diego de valera, don ?"0:11^:'= {*:s¡s" Roüieuei det ia&ún). pe¡r: el áomento-rte mayor acrivil^lT,f--?],: J* Reyes Cató[ós, cuando se produce un ácdvo moH,Y:f -!t-,! y**- de ]qfeorerino omo a la reina Iiabel y sus darnas, va:T:]?^|"-Y" ",1tu4 ", ojff *, xft ,T#;'*1*iH,ltryxr**m

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sa ga[ego-portuguesa como en la provenzal.

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ii,u ilj-

H"lfT:::]l dama' apanada det marido amante y fiel, dirige sus que'Ji,lfi#t "jiJillffiLll*,f,:,xu:,*;";;1^;",0;, de"sus penas, ,".

iAY, mar brava, equiva, de ti doy querella, lázesme que viva ", con t¿¡r gran manselia! le.rua

meus amorcs: qui avía conoscido. gentil mís que flores, onrado marido. rcr s€rvu s€ñorcs, cn ti cs metido: qtme adónde es ¡do. dó volvió la vela.

*"^?"T:]::.f^"TT,1ue8o

los preparativos

del viaje: cómo su esposo vivía

::,.:{yÉiiüitl::ü§ffi Jíliffi:*f",f#"Hj,T}r,:,u;:;*; ucs€o e¡la enlonces que hubieran regrcsado ya a Sevilla: Eo su casa estaba rico y sosegado, -. c¡eñas no pensaba de en ser metido. ti EI rcy que lo amaba, envióle mandado que él tenfa ordenado en la mar carrera. u mer¡sajero al rey Tamorlán, ^.-Para daria dinem e un 9uet trujamán: diole.marineros y biscocho pan.

rorsremp¡e lo habrán por noble en Castilla. v:ndaval fazía

,

aquesa mañana,

por vía a la-Uasmonrana; o:ryh9 :eria de ser en Triana, sl ru hob¡eras gana, ya fuera en Sevilla.

levab:n

.

58

Dueña muy hoüada' Yo te aseguro hasme baldonada, de nada no curo; mas e§ta v€gada Por buena fe juro que vemá seguro por ti' que eres vela ( ") Yo fago Promesa en Yosos altafes que si por mi puerta veo a Ruy González' de sacar de Pena dos almas mo¡tales e vestir dos fraires de fi[a bumeta

femenina que ofrecen los cancioneros es la Mayor Arias, mujer de Ruy Gonzátez de

if:lt,:tii!J:i',I*mlJ;:t*Hf

;Hr,:':¿H

A pafir de ahí el poema toma un sentido religioso y-las quejas de la mujer parecen dirigirs" i l, Vi.g"n, u quien ruega encarecidamente por el regrcio áel marido y hace promesa de distintos actos Piadosos:

ur¡nerune rspeñore Meowel6l sero xv)

y La composición resulta una curiosa combinación de motivos profanos

enamorada ante la ausencia de su amigo (ñotiro qu" ..P*"nta con la lírióa tradicional y' de forma más próxima' con mar.como confiias cantigas galligoPortuguesas en cuanto a la presencia-del mariana' devociór de piadosos sentimientos tuí,ui¿n J"rió,-r'" ."-inEtt"n hay que todo ello A la época de y religiosidad vida la t .orri"ndo u"nfun ár. casa(la bten muJer áñadir la situación nada f¡ecuente de un amor doméstico que can"amor adúltero" del distinto muy áá v el marido "rico e asosegado")' tamque translorma Ia es peculia¡ situación Esa conesanos. tabán los ooetas la üer'.i-r,"[itrJ t no patético de ia queja amorosa en lamento resignado ydepor ejemplo' evocados' ár"'irt"or"" Á"rnen'tos ae agrna ómura, al ser

.un*á*iínü a lamenro de mujer

álles del pequeño entomo familiar:

Creo en Dios del cielo, en Santa María' en santo cvangelio, quc no mentirla b€ndición de abuelo que lo traila a ver a Marls que dejó Pequeña'

Una interesante muestra de lÍrica religiosa femenina viene rePresentada ella un *. áon" ¡"f""i" Sarmiento t-amentablemente sólo conservamos demás ex'r"nÁ"nt" á" Oi", versos que formaba parte de un poema religioso y la consagración de ffi;,;; especie de oración linirgica'in el momento del Agnus: Scñor, tú que me feziste de nada muger entera ("') Cordero que a Pecadoras muchas has aconsolado, a ésta que todas oras te quiso Por abogado, non le sea denegado

contigo ayuntamiento, a doña

Marla Samiento'

que te ovo ofensado.

rA PoEsh coRfEsANn

orl sol-o

xv 59

\

Tales versos son suficientes, sin embargo, para descubrimos un poema de un intenso sentir piadoso, expresado abiertamente desde un alma femenina. Ananca, así, el fragmento con la vigorosa afirmación de esa condición de mujer: "Señor, tú que me feziste / de nada muger entera (...)", y concluye con un conmovedor ¡econocimiento de los propios pecados y ofensas, por los que

muy egelente poeta, singular, muy discreta e de grant magnifigengia.

pide perdón y consuelo al "cordero divino", rubricando con su propio nombre esa confesión de culpas, en una especie de devoto desplante imprecatorio que viene a revelar una firme y decidida personalidad: "no le sea denegado / contigo ayuntamiento / a doña María Sarmiento, / que te ovo ofensado".

notificó el Grdsisma. Catholicún nín Papías . l¿s vuestra hlosofías

Esta sola muestra conservada nos hace lamentar quizá aún más la perdida de los versos de María Sa-rmiento. De ella sabemos que, junto a su marido Femán López de Ayala, hijo del famoso Canciller Ayala, y compartiendo sentimientos de religiosidad familiar, fue fundadora y protectora de hospitales y conventos (en 1428 fundaron el Hospital de Santiago en Vitoria, en 1435 y 1436 hicieron donaciones al monasterio jerónimo de San Miguel del Monte). Fruto de esa dedicación devota a la que vivió entregada, serían seguramente algunas composiciones religiosas que escribiría para aquellos círculos conventuales y monásticos, cuyo texto, sin embargo, no ha llegado a nosotros. Tampoco se han conservado los poemas de Isabel Gotuález, amante del Conde de Niebla, Juan Alfonso de Guzmán (+ 1396), que es mencionada de forma un tanto enigmática en el Cancionero de Baena. A ella dirige Francisco Imperial dos decires poéticos, en los que ofrcce algunas noticias de esta dama, a la que también celebra "por amor e loorcs" exaltando su condición y hermosas cualidades ("Este dezt fizo el dicho Miger Frangisco Imperial por amor e loores de la dicha Isabel Gongález, mangeba del conde don Johan Alfonso, por quanto ella le avÍa embiada rogar que la fuese a ver al mon€sterio de Sant Clemente, e él non osava ir por razón que era muy arreada e gragiosa muger"). En uno de ellos, parece hacer referencia a su dedicación literaria, y afirma que en ella reina la poetría y gaya ciencia en armonía con su b€llezá: ¡Oh, tú, poetrfa e gaya giengia! ¡Oh, dezir rfmico engenioso! ¡Oh, tú, rectórica e pulcra 'loquengia e suavidat en gesto gragioso! ¡ Oh, ayuntamiento compendioso! pues que vos plogo reinar en aquésta, assf, a Dios gragias, con fe manifiesta, rindo por ende al Miraculoso.

Pero la más interesante es una composición que le dedica Diego Martínez de Medina, jurado de Sevilla, en la que la califica de excelente poeta y la compara hiperbólicamente con el propio Ovidio: toda lengua retro§€de e declina su giengia ante la vuesra presengia,

ó0

uenrrunn rsp¡ñorA

MEDTEVAL (EL

srclo xv)

Nunca tales poetrfas, disiones por silo8ismo

retoricadas e nuevas vos eligen e dan pruevas por gentil en vuestros dfas (.,.) ¿Quién podrfa disponer vuesups dezires perspicuos e limados e melifluos, nin a ellos responder? Creo que sobreseer quiso Venus en tal caso de non provee¡ a Naso de tan agudo saber.

MartÍnez de Medina cierra su decir preguntándole si amando sin esperanza se vive con mayor felicidad que renunciando a ello: si algund omne amando, sin ninguna csperanga, bive en mayor folganga que del todo lo dexando.

Curiosamente, después de esos planteamientos, no es Isabel quien da la respuesta sino que la ofrece por ella un fraile anónimo. En tal respuesta, se vienen a rechazar los encarccimientos hiperbólicos anteriores proclamando que sólo en Dios cabe tal perfección y sólo a él es convenible la prfecta sabiduía. En cuanto a la cuestión propuesta, se afirma que lo mejor es seguir la propia voluntad, ya dicte amar aunque no se sea amado, ya dicte vivir fuera de la entrega de amor: Pof ventura, si vos fuetdes tan pagado de amar atár mucho en tal lugar donde nunca bien ovierdes, o si más plazer sintierdes en ser vuestro que ajeno, aquello vos cs más bueno de que más provecho vierdes. En cualquier caso, estos poemas plantean un problema de no fácil solución. No se entiende bien por qué no es la dama quien responde, puesto que es una re-

I-A POESÍA CORIESANA DEL SIGLO

XV ó¡

\ conocida poefa, y por qué se delega la

fu""/

En tal ocasión Rodríguez del Padrón, según es fama, compuso unos famosísimos versos a su amante: "Bive leda, si podrás, / e non penes atendiendo, / que, seguñd peno partiendo, / non espero que jamás / te veé nin me verás (...)". Por lo demás, hay que decir que es dudosa la atribución del poema a la reina doña Juana. Segúr la leyenda y miís conforme a la cronología verdadera, la partida a que alude el poema no ocu¡rió sino en lul4l, cuando Rodríguez del Padrón emprendió viaje a Jerusalén para tomar el hábito franciscano, y la dama real, de cuyos amorcs se aleja, no fue sino la reina doña María, primera mujer de Juan tr. De todos modos, si no es ñás que fantasía este intercambio de vesos en el supuesto momento de la separación amorosa, hay que reconocer que no deja de estar bien [aída la rclación del desdichado amante Juan RodrÍguez del Padrón, que penó amores reales, con la infortunada esposa de Enrique w, que buscó también sus amores lejos del lecho conyugal con don Beltrán de la Cueva.

rcspuesta a un fraile que hable por ella. Cabe pensar que sí sean de Isabel los versos de respuesta, pero que oculta su identidad bajo la penonalidad inconcreta de un fraile que aparece en la nibrica ("Respuesta que dio por ella un

V

e

..sl

h?,

fraile") (a veces respondía ouo poeta por la dama). También cabe pensar que el recopilador, Juan Alfonso de Baena, cambiara la respuesta de la dana por otro poema, que en realidad no se ajusta en la forma -como era lo convencional- al poema que abía la cuestión, pues consta de siete estrofas

É,

ff f

frente

Las fiestas y juegos caballerescos fueron asimismo ocasión de activa participación femenina. En aquellos desfiles, torneos o justas, Io admira-

a las cinco del de

Martínez de Medina . mrsmas nmas.

y no

Diego sigue las

ble residfa siempre en la variedad de clementos añísticos que se combinaban, de lo musical sonoro a lo plástico visual y lo poético literario. Unas de las combinaciones más armoniosas y espectaculares fueron las llamadas invenciones, que conjugaban un motivo plástico y visual (la devisa, qle consistía en un adorno o un dibujo que la dama o el caballero traían en el vestido o en la armadufa, en la cimera habitualmente) con otro literario (el mote o leta), que portaban escrito en su vestido, en su cabalgadura o en algún adorno, consistente a su vez en una breve sentencia poética que venfa a completar o ilustrar, si bien de una manera un tanto oblicua e ingeniosa, lo rcpresentado en la devisa. Las invenciones solían ser obra de los caballeros poetas, pero muchas veces fueron también las damas las ejecutoras de tales juegos artísticos.

El tema de la partida amorosa, que veíamos en la cantiga de Mayor Arias, vuelve a repetirse en una canción atribuida a la reina doña Juana (esposa de Enrique ru y madre de la Beltraneja), en su despedida del poeta Juan Rodríguez del Padrón cuando éste marcha de España en peregrinación a Jerusalén: Verdadero amigo mlo, pues quc t€ partes d'España,

trata bien esa compaña, que llevas en podzrlo mi libertad. y alvedrlo. Gentil señor, otrossl plégate de amenzzsr el seso, que a tu pesar va corriendo en pos de ti; que de tu bondad confío que serán muy bien tratados essos dos acompañados,

Un impresionante despliegue de invenciones hubo en las fiestas de Valladolíd de 1475, celebradas por los Reyes Católicos con motivo de su proclamación real. Allf intervinieron el propio rey Femando y numerosos nobles y caballeros, y fue muy nutúda la representación femenina. La Marquesa de Cotr6n, doña l¡onor Centellas, sacó una ingeniosa invención en la que combinaba unos fuegos bordados en la manga de su vestido (fuegos inflamados de amores) con unos versos que decían:

Mi hazer

ansf me conviene contenta con lo que fuere.

que llevat en poderlo mi libertad y alvedrto.

I-¿ invención alude a la imagen del fuego de amor, tan rep€tida en la poesía cancioneril, y a la alúvez desdeñosa de la dama, igualmente tópica en aquella poesía. Por lo demrás,la ma¡quesa era ciertamente dama cofejada y cenüo de la gala cortesana. Y su mismo apellido Centellas propiciaba también el juego poético de la imagen del fuego de amor. Su marido, el marqués de Cotrón (o

[,a canción, como se observa, aunque se hace cargo de ese momento emotivo de la separación de los dos enamorados, rcsulta un tanto fría y poco apasionada, pues la dama se limita apenas a recordar al amante que, en su partida, le ha entregado como prendas su libertad y albedfo.

ó2

ur¡n¡rune espeñolA

MEDTEVAL (EL

stclo xl1

LA POESÍA CORÍESANA DEL SIGLO

¡¡

XV ó3

Couone, en [a provincia italiana de Catánza¡o), erá un noble napolitano que fue aprcsado por los turcos y murió trágicamente en prisión. También en esas justas vallisoletanas hubo de exhibir doña Catalina Mamique oüo mote, r€cogido en el Canciottso General, en el que, para proclamar su alúvez de dama cortés solicitada y requerida, apelaba a la sentencia popula¡: Nunca mucho costó poco,

A ese "Nunca mucho costó poco", escasamente poético aunque insinuante, contestaba en glosa el joven poeta Pedro de Cartagena, ofreciendo su servicio y merecimientos como paga: Con mereccllo se paga Glosa De bevir ya dcscspero sin saber, triste, qué haga, pues el remedio qu'espero con merecello se paga. No po¡qu€ pr€sumpción toco que no pagarme me ofende, que bien clarc se m'entiende que mucho no costó poco. Por esso confiesso y quiero, comoquier que satisfaga, que, pues galardón no espero, s€rvi¡os tomo por paga.

En aquellas fiestas sacadan igualmente sus r€spectivas invenciones la famosa e influyente doña Marina Manuel (tataranieta de don Juan Manuel, dama de Isabel la Católica, a la que dirigieron vesos y dedicatoria Diego [,ópez de Haro y Diego de San Pedm) y una dama desconocida cuyo nombre no menciona el cancionero. Ambas imprimiemn un mayor aEevimiento a sus motes al añadirles ciertas connotaciones sacrcpmfanai que podían rayar en la ircyercncia. Doña Marina parece, así, encomendar a la divinidad el sufrimiento amoroso: Esfuerge Dios el sofrir.

Y la dama anónfuna,

sirviéndose del latÍn evangélico y de las palabras de Jesucristo, exprcsa su deseo de ser liber¿da del sufrimiento de la pasión amorosa y tal vez, como se ha sugerido en una arriesgada interpetación erótica, insinúa su disposición aI sacrificio de la propia virginidad, ostentando la sig:iente letra: Transeat a nE calit iste.

Fuera de estas fiestas y justas cortesanas, se documenta también la presencia de la mujer autora en otras formas de poesía colectiva, como los inter-

ó4

uren¡run¡ ¡sp¡ñorA

MEDTEVAL (EL

stclo



y

\

los juegos de preguntas y respuestás. Había siemcambios de versos

pre en éstos un alarde de destreza poética y de ingenio, ya que era precep-

tivo seguir las pautas temáticas y métricas del poeta que abría e[ debate. Unas Yeces tocaban temas de importancia moral o política, otras tlenzaban versos cruzados de panegírico

o de vitupeúo. Pero, como divertimento cortesano que esencialmente eran , con

gran frecuencia no pasaban

de asuntos intrascendentes, juegos de ingenio en forma de enigmas y adivinanzas, o hacían lugar a alusiones picantes y escabrosas,

Versos de panegírico son, por ejemplo, Ios de la dama Vayona en respuesta a la pregunta del poeta Diego de Sevilla sobre la actitud de la infanta doña Leonor de Navarra. Ésta se había hecho cargo del gobierno de Navarra, y apafe de desempeñarlo enérgicamente, había formado una selecta corte literaria. A ella pertenecía esta dama Vayona (seguramente un nombre poético), que canta la condición cuasi divina y las excelsas virtudes de la infanta: Si mirades más vezes, Dego y hermano, aquesta señora tanto exc€llente, falla¡es que su real continente es muy más divino que humano; su ¡ostro y sossiego con tanta mesura, su mi¡ar lan honesto de sabia entendida, todos aquestos con gr¿n fe¡mosura

la tienen velada y no adormida.

La única voz femenina que se deja oír en los cancioneros con tono individual y una breve obra poética, es trlorencia Pinar. Lamentablemente no conocemos dato biográfico alguno sobre ella, salvo que vivía a fines del si glo xv, en el reinado de los Reyes Católicos. Su¡ronemos que pertenecía a una familia culta, con aficiones literarias, y sabemos que hermano suyo fue el poeta Pinar -así se le nombra en las rfbricas de los cancioneros de la época-, autor de una obra más amplia que la de Florencia, de la que sobresalen las glosas a algunos conocidos romances como el de Moraima o el de Rosa fresca, así como un famoso Juego trobado, dirigido a la reina y a sus damas.

tA POESfA CORIESANA

DEL SIGLO

XV ó5

Unas cuantas canciones consütuyen la obra poética de Florcncia, y el amor el tema único de su poesfa. Alguna vez aparece éste tratado en abstracúo, como sentimiento universal, que induce a la dama poeta a una cierta reflexión aleccionadora: Ell amor ha tales mañas que quien no se guarda dellas, si s€ I'entra en las entrañas,

no puede salir sin ellas (...);

[,o más frecuente, sin embargo, es que el amor venga tratado en primera persona (aunque sin llegar a desvelar la personalidad femenina de la autora) como sentimiento fntimo que provoca un conünuo y dolorido desasosiego en la persona que ama. En este rlltimo caso, cobran ftecuencia las expresiones de queja y lamento: ¡Ay! que ay quien más no bive porque oo ay quien d'¡ay! se duele, y si ay, ay quc recele: ay un ¡ay! con que s'esquive quien sin ¡ay! bevü no suele.

O recuÍe la autora

a

imágenes muy expresivas, como la de la Prisión de amor:

Destas aves su nación es cantar con alegrla,

y de vellas en prisión siento yo grave passióo, sin sentir nadie la mla (...)

h

voluntad m€ condena y en ello consiente amor, do por avelle te mor hago del hilo cadena (...)

Con tal fuerza parcce sentir Flo¡encia su pasión que llega a representársele en un desbordante e irrefrenable crecimiento: Tanto más cre§€ el querer y las penas que sostengo, quanto más quiero esconder el grado que de vos tengo. El grado crege minndo en tanto que más os miro, y las penas sospirando si de vos mirar me tiro (...), (8rado; estima, valor; tiro. me apunto)

urrnnrune esprñotA

MEDTEVAL (EL

Ell amor

es un gusano,

bien mirada su figura: es un cánger de natura que come todo lo sano (...)

Es de notar que, frente a las abstracciones habituales por que discurre la reflexión amorosa de la poesía de la éPoca, la de Flo¡encia manifiesta una muy singular atención por lo concreto, por el detalle realista incorporado al poema. Ásí se advierte, sobre todo, en la canción famosa A uruts perdices que ie enviaron vivaJ. donde se conduele del cautiverio de esas avecillas, tan semejante al que ella misma siente Por amores: Destas aves §u nación es canta¡ con alegría, y de vellas en Prisión siento yo graYe Wsión, sin sentir nadie la mla. Ellas lloran que se vieron sin temor de §0r catiYa§ y, a quien eran más esquivas, essos mismos las prendieron. Sus nombres mi vida son, que va Perdiendo alegfa, y de vellas en Pritión siento yo grove passión, sin sentir qadie l4 mla.

O en la que el amor es comparado a un "gusano" o "cánger" que devora las entrañas:

O la de la cadena de amor:

óó

\ O como algo vivo que penetra y consume las entrañas:

srclo xv)

Ell amor ha tales malas que quien no se guarda dellas, si se I'enfia en los entrqñat, no pucdz salir sin ellas. Ell amor es un gusano, bien mirada su figura: es un cánger de natura que come todo lo sano. Por sus burlas, por sus saña§, dél se dan tales querellas que , si enfia en las entrañas , no puede salir §n ellas. Tales imágenes animalísticas, tomadas seguramente de la tradición de los bestiarios meáievales (la perdiz como símbolo del deseo camal y el Susano como símbolo fálico y de la unión sexual aniquiladora de los reptiles), podían

I-A POESIA CORTESANA DEL SIGLO

XV ó7

ser interpretadas como símboios eróticos que encubren la ardorosa pasión de

\ DARBORD, M. I¿ poésie religieuse.espa?nole, des París, Centre de Recherches de

xl:*l."Hilff'¿.tffi n:Hr,ffi#*iffi :iil#itHii:x{"T. ¡A]! que ¿J quien más no bive porque no ay quien d,¡ay! se duele, 1"Se.rá perderos pediros',) que, a veces, por elisión, encienan lLo_1o-T|t,ut un rngenroso acenijo:

Rois Catholiques d.

I'Inititut d'Études

orfPl:B

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Sus nombres berdic¿sl 9\e ya perdiendo

mi vida son, alegía,

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conál€z cueoca, Madrid, castslia,

xv)

LA PoESh coRTESAN¡

o¡t slero

xv ó9

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CAPíTUIO 2 Los grondes poetos: Sontillono,

[Vleno y Monrique

l.

EL MAROuÉs

l.l,

oe SANTTLLANA

Perfll biogrófico

lñigo tópez de Mendoza (Carrión de los Condes, l3grcuadalajar¿, 1458) figuras de mayor rel.ieve político y literario del siglo xv. Miembro de una de las familias púncipales de la nobleza casteüana y heredero de un rico mayorazgo, con posesionos en el señolo de Alava, en las Asturias de Sant'rllana y en tierras de Madrid y Guadalajara, supo encamar en su persona el ideal es una de las

del noble letrado, entregado a un tiem-

po a las armas y a las letras. Como homb¡e de armas, intervino en numerosos hechos guerreros y participó activamente en la intrigante y veleidosa política nobiliaria de su tiempo, combatiendo unas ve¿es del lado de los infantes de Aragón, otras junto a Juan tr

y casi siempre frente al privado don Alvaro de Luna. Conquistó a los moros las importantes plazás fionterizas de Huelma y Bexis (1438), y por su intervención en la batalla de Olmedo (1445) recibió de Juan II el título de marqués de Santillana y conde del Real de Manzanares. Con esa intensa

@*i, + zli;

LJ

actividad polÍtica hizo altema¡ una

LOS GRANDES POETAS: SANTILLAN,{ MENA Y

MANRIOUE

7l

\ pernanente dedicación a las let¡as, dando impulso, aparte su propia actividad creadora, a la difusión en Castilla de un humanismo vulgar de copias y de tmducciones de los autores antiguos e italianos. Fernando de Pulgar, en sus Claras él un preciso y explesivo retrato:

va

rones de Castilla (1486)' dejaría de

Fue hombre de mediana estatur¿, bien proporcionado en la compostura de sus miembros y hermoso en las faciones de su ¡ostro (...) Era hombre agudo y discreto, y de tan gran corazón que ni las grandes cosas le alteraban ni en las pequeñas le placía entender. Era caballe¡o esforzado y ante de la facienda cuerdo y templado y puesto en ella era ardid y osado (...) Fue capitán principal en muchas batallas que hubo con cristianos y con moros, donde fue vencedor y vencido (.. ) Gobemaba asimismo con gran prudencia las g€ntes de armas de su capitanía y sabÍa ser con ellos señor y compañero, y ni era altivo en el señorío' ni raez en la compañía (...) Tenía gran copia de libros y dábase al e§tudio, esp€cialmente de la filosofía moral y de cosas peregrinas y antiguas. Tenía siempre en su casa doc) tores y maestros con quien platicaba en las ciencias y leturas que estudiaba Tenía gran fama y clalo renombre en muchos reinos fuera de EsPaña, pero rcPutaba mucho más la estimación entre los sabios que la fama entre los muchos

(

,l.2.

humonismo de Sontillono: biblioteco y troducciones El

En el palacio de Guadalajara, fundado por su abuelo Pero Gonález de Mendoza y embellecido por él mismo, don lñigo formó una rica biblioteca' constituida primordialmente por cuidados manuscritos miniados y omatnentados con su escudo de armas, én los que se recogía to más selecto y avanzado del saber de la época. Atlí se enconFaban, como muesra de la moderna inquietud humanística,thsicos griegos (Homero, Tucídid€s, Aristóteles' Platón) y latinos (Cicerón, Séneca, vilgihó, ovidio, lito Livio, Lucano, Valerio Máximo), así como autorcs italianós (Dante, Petrarca, Boccaccio, l¡onardo Bruni, Pier Candido Decembrio, Giannozzo Manetti) o franceses (A.lain Cha¡ter' Ro¡nan de /a Ros¿). Junto a ellos pervivÍan obras representativas del pensamiento religioso medieval (tratados de San Agusfn, San Basilio o San Juan Crisóstomo) y de sus preocupaciones por la historia o por el arte militar (Egidio de Roma, Gil de Zamora, Guido delle Colonne, Honoé Bonnet). Tanto afán y entusiasmo puso en el cuidado de su biblioteca que su recuerdo le servirá de consuelo en la otra vida, como evocan los versos del Bías co ntra Fortuna: "8la biblioteca mía / allí se desplegará, / allí me consolaná / la moral filosofía". Santillana era un hombrc docto, nuevo Salomón como le llama alguno de afición a los libros (Andés Zorita),llegando a asegurar alguno que ha leído "mris libros que ningún otro de los que sus colaboradores, quienes ponderan su

72

urcnnrun¡ ¡spnñoLA

MEDTEVAL

(Et stcLo xv)

han estudiado en nuestro reino" (Pero Díaz de Toledo). No sabemos bien el número de libros que llegó a poseer Santillana ni los que han sobrevivido de su biblioteca. En su testamento dejó establecido que se vendiesen todos a excepción de cien que dejaba a la elección de su heredero. Sucesivos avatarcs por los

que atravesó la biblioteca del Infantado sólo permiten el reconocimiento de unos cuantos volúmenes que fueron del Marqués. la biblioteca la custodiaron después sus descendientes, en 1702 sufrió un incendio que destruida parte de ella. Por fin, a la muerte del Duque de Osuna, xv Duque del Infant¿do, en 1882, pasaron aquellos libros a la Biblioteca Nacional de España.

En torno a la biblioteca mantuyo Santillana un auténtico círculo literario, compuesto por doctores y maestros en ciencias y en letras, así como traductores, copistas y miniaturistas, como e[ pintor Jorge Inglés. Para sus fondos hizo traer de Italia las mejores versiones de los clásicos latinos e italianos, muchas de las cuales mandó traducir en lengua castellana, convirtiendo aquel lugar en un auténtico estudio y núcleo humanístico de nume¡osos colaboradores. Entre ellos se encontraba Pedro Díaz de Toledo, miembro de una familia de conve¡sos toledanos, letrado y doctor en derecho civil, autor de varias traducciones de obras de Platór. (Axiocus, Fedón) y Séneca (De moribus, Proverbios apócrifos), así como de una glosa moral de los Proverbios de Santillana y del Diólogo e ra¿onamiento en la muerte del Marqués,en 1458. Otros muy notables colaboradores fueron los bachilleres Antón de Zorita, Juan de Salcedo y $lonso de Zamora, su secretario Diego de Burgos y su escudero Martín de Avila, también secretario de cartas latinas de Juan Il y de Alonso Carrillo. Frecuentaban su biblioteca y cír-

culo literario, Juan de Mena, Juan de Lucena y Gómez Manrique.

Inquietudes literarias compartieron con él Alonso de Cartagena, obispo de Burgos, que le puso en rclación con humanistas italianos, así como el hidalgo cordobés Nuño de Guzmán comprador de libros, promotor de traducciones al italiano y al castellano, y un tiempo residente en Florencia, relacionado con Giannozzo Manetti y otros humanistas italianos. La cana que don fñigo escribe a su hijo Pero González de Mendoza, estudiante en Salamanca, a quien pide la traducción de Homero al castellano, revela la actitud de Santillana ante la traducción. Con modestia ejemplar, porque no aprendió latín, y consciente de que buena parte de la dulzura y graciosidad la retienen los vocablos latinos, solicita la traducción a la lengua vulgar, "pues no podemos aver aquello que quercmos, queramos aquello que podemos e, si caregemos de las formas, seamos contentos de las materias". También nos informa aquella carta de muchas de las traducciones que promovió: "A ruego e instansia mía, primero que de otro alguno, se han vulgarizado en este reino algunos poetas, assi como la Eneida deYirgilio,el Libro nuyor de las translormagiones de Ovidio, las Tragedias de Lucio Anio Séneca e muchas otras cosas en que yo me he deleitado fasta este tiempo € me deleito" (El texto completo de la cana puede yerse en Apéndices, IV.9).

LOS GRANDES POEIAS:

SANIILIANA MENAY MANRIOUE

73

\ tegran tiene que ver con alguna de las andanzas viajeras

1,3. Primero obro poético: los serronillos Al frente de la compilación de sus obras, hacia lM5, dirigida

al joven incluyó un breve escrito de teode Portugal, Santillana don Pedro condestable ría poética, que es uno de los primeros del género conocidos en la literatura española. Allí se proclama el origen divino de la poesfa y se la concibe como un bien útil y alimento del alma; no como un mero entretenimiento cortesano, sino como una verdadera ciencia, que tiene por objeto los contenidos más graves y trascendentes, recubiertos por una forma bella y armoniosa: Mas como quiera que de tanta insuficiencia estas obrctas mías, que vos, señor, demar¡dades, sean, o por venh¡ra más de cuanto las yo estimo y reputo, vos quiero certificar me place mucho que todas cosas que enten o anden so esta regla de poetal ca¡rto vos plegan (..) Como es cierto este sea un celo celeste, una afección divina, un i¡saciable cibo del ánimo; el cual, así como la materia busca la forma y lo imperfecto la perferción, nunca esta ciencia de poesía y gaya ciencia busca¡on ni se halla¡on si¡o en los ánimos gentiles, claros ingenios y elevados espíritus. ¿Y qué cosa es la poesía -que en el ouesto vulga¡ gaya ciencia llamamos- sino un imgimiento de cosas útiles, cubiertas o veladas con muy hermosa cobertura, compuestas, distinguidas y escandidas

por ciefto cuento, peso y medida? Y ciertamente, muy virtuoso señor, ye[an aquellos que pensa¡ quieren o decir que solamente las tales cosas consistan y tiendan a cosas vanas y lascivas: que, bien como los ftuctff€rps huertos abundan y dan convenientes frutos pa¡'a todos los tiempos del año, asf los hombres bien nacidos y doctos, a quien estas ciencias de adba son inñ¡sas,

rgÍn

usan dc aquéllas y del tal ejercicio las edades (El texto compleúo puede verse en Apéndices, IIl2).

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A un tipo de poesfa más ligera, de

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74

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rrenerun¡ rsp¡ñolA

MEDTEVAL (EL

"cosas más alegres y jocosas", estuvo dedicado, sin embargo, en el üempo de su "edad de juventud". Esa poesía está constituida fundamentalmente por las canciones y W los decires li ricos, poemas de gran va¡iedad de formas métricas y estilísticas, que tratan los habituales motivos temáticos del arnor cortesano. A esa lírica de tono menor pertenecen también las famosas serranillas . que forman un auténtico ciclo poético escrite enúe 1429 y 144O. Cada una de las ocho que lo in-

scLo xv)

o

miütares de

Santillana: en la sierra del Moncayo, en Cantabria, en Lozoyuela y Buitrago o en la siera de Jaén y de Córdoba. Son las serranillas poemas cortesanos, que siguen la tradición de las pastorelas proyenzales y de las canciones de serr¿na del folclore peninsular. Nuestro autor supo darles un tratamiento muy sugestivo y va¡iado en virtud de una sabia y ca.lculada combinación de sus elementos poéticos. l¿ diversidad de flrguras que encama el personaje de la serrana (desde la agresiva y montaraz de Boxmediano o Menga de Manzana¡es hasta la estilizada mozuela de Bores o la vaquera de la Finojosa),la mulüplicidad de escenarios evocados mediante la acumulación locüsta y pintoresca de nombres geográñcos, o la variación de la estrategia amorosa en el encuenüo del caballero con la serrana, el diálogo entle ambos y el desenlace subsiguiente, hacen de las serranillas un conjunto poético de exÍaordinario atractivo. Véase como muestra la dedicada a la mozuela de Bores, lugar de la comarca de t¿ Liébana, en Santander: Mozuela de Bores, allá do la l,ama, pusome en amore§. Cuidé que olvidado amor me tenía, como quien se había gran tiempo dejado de tales dolorcs que más que la llama queman, amadores. Mas vi la hermosa de buen continente, la ca¡a placiente, ftesca como losa, de tales colores cual nunca Yi dama, ni otra, señores. Por lo cual: "Señora", le dije, «en verdad la vuestra beldad saldrá desde agora

d'ent¡e estos alcores,

pues merece fama

de grandes loores".

Dijo: «Caballero, tiradvos afuera, dejad la vaquera pasar al ot€¡o; ca dos labradores me piden de Frama, entrambos pastores» . «Señora, pastor seé, si queredes: manda¡me podedes como a servidor: mayores dulzores será a mf la bmma

que oír ruiseñores»,

Asf concluimos el nuesro proceso, sin facer exceso,

y nos avenimos. Y fueron las flores de cabe Espinama los encubridores .

El poema, compuesto tras su viaje a Cantabria hacia 1430 y el recuerdo de aquellos lugares (Bores, La Lama, Frama, Espinama) es una de las más be-

llas serranillas del autor, y describe un encuentro en el que contrastan las refinadas maneras de la estrategia amorosa con la sensualidad incitante de la pastora y de la propia naturaleza. El poeta, que llevaba tiempo apartado del

LOS GRANDES POETAS: SANTILLANA,

MENAY MANRIOUE

75

amor ("Cuidé qu'olvidado / amor me

tenía..."), ahora,

al

contemplar la lozanía de la moza de

i

rt7

hermosura y Bores, queda decididamente prendado, prendido en amores. Enseguida, como experimentado y cortés amante, la requiebra y hace alabanza de su

belleza. La vaquera se muest¡a esquiva al primer envite, y pide al caballero que se aparte de su camino y hasta alardea de sobra de pretendientes ricos ("ca dos labradores / me pi-

den de Frama..."). Pero el caballéro está dispuesto incluso a hacerse pastor si ella quiere, a cambiar la brama por el canto del ruiseñor (.,«Señora, pastor / seré, si queredes...',). Tal disposición no puede menos que lograr la avenencia de los amantes, que gozarán del encubrimien(o cómplice de las flores del campo de Espinama, en un final feliz pero delicadamente su-

i

t

gerido.

Un tema fijo y una situación que, en lo fundamental , es siempre la misma, se desarrollan con gr¿¡ riqueza de variaciones en las serranillas de tnrgo López, repulsa o final trun, co se dan en condiciones y circunstancias diversas cada vez que aparecen. Así, cuando fe¡encia no está la dien el desenlace, surge en las actitudes de los personajes, en el ambiente que los rodea, en el plano poético ele gido: la aventura con la mozuel; de Bores di verSe ñucho de la que tiene como p¡otagonis ta a Menga de Manzanares, y ambas se apartan de Ia pri mera situada en el Moncayo, aunq ue las tres acaben con la e¡t¡ega de la serIana. De igual modo, la brusca negativa dada por la a¡agonesa de Trasmoz dista de la burlona cor_ tesfa con que aden la vaquera de la Finojosa y la aldeana de Bedma¡. El poeta sale airoso en la d ifícit Prueba de no repetirse (Rafael Lapesa, L,t obra literar¡a del Marq Santillana, pp.6l-62) és de

Firyj: un" á" gr¿fico

i1:1i,rrd9 aún es, en etec(o. el encuentro con la vaquera de

ta cordobés de I.a Sierra, que recorrería don f ñigo en J"..,j""]^Trsa.¡e

mr"'i.llllclones

guerreras al reino de Granada. En un marco geo-

iif":l:c"ü#",1'1, Li,Liillri:l;"""'#Hffi "?,3J"i:ff :xff 3,f*T:i1



LITERATuRA

EspAñorA

MEDTEVAL (EL

srcLo xy)

Moza tan hermosa no vi en la frontera, como una vaquen de la F¡nojosa. Haciendo la vía del Calatraveño a Santa María,

vencido del sueño, por tierra fragosa perdí la carrera, do vi la vaquera de la Finojosa. En un verde prado de rosas y flores, guardando ganado con ot¡os pastores, la vi tan graciosa que apenas creyera que fuese vaquera de la Finojoru. No c¡eo las rosas de la primavera sean tan hermosas ni de tal manera, hablando sin glosa, si antes supiera de aquella vaquera de la FinojosaNo tanto mtara su mucha beldad, por que me dejara en mi libertad, mas dije: <
qui6 era),

¿dónde es la vaquera de la Finojosa?» Bien como riendo, dijo: «Bien vengades, que ya bien entiendo lo que demandades: no es deseosa de amar, ni lo espera, aquesa vaquera de la Fírlojosa.»

LOS GRANDES POETAS: SANTILLAN,A" MENAY

MANRIOUE

77

I .l.4.

Los poemos olegóricos y norrotivos

Ins decires narrariyos constituyen el núcleo más extenso ,laobra y destacado de poética de Santillana. Muestran en su conjunro ,ru .oí.rpi.jfuro .r"_ clente y una elaboración artística cada vez más madura. qu. ,. ,j ud.á*i_rn_

a que hacíamos,.r.rr"¡u rnlr-u..tui iiui propio Í:j:cr:lll^,:.:i^1 "psúca .. van ateJando de las maneras más juveniles. Es esenciai en elloi el :::ll!:, un marco.a.legórico

q"rsona, a ta manera de Danre y los poe;;:1,."":l-p^lT:li 'cs.r*aanos y un lenguaje poético lreno de refe¡encias curtas. unos cuantos

se lnspiran también en el tema amoroso, aunque ahora desde un perspectrva e.¡empla. y_ moralizante. como et

i ¿-iiiii"2f

Triunfeire de'amio, ,no. morudos. En_éste, que presenra influencias dantescai á.ráí éi'i-pi" ,itrr", el poeta, perdido en la «monhña espesa» a donde le ha rrasladadl- Flriuna,

se ve asalkdo por un puerco salvajd, sí_mboto d" riur" ttrpólito. el casto cazador de Diána. Este actúa lárn" *u¡o amores y guía al poera amante hasta " un ..pur,oro", :::T_J.t" "castillo el_ rormenro que padecen las almas ¿e loi-enr'mora¿os. ::19.,,"9r,:Tp1."., ^urc er oestttan los más preclaros amadores del pasado. entre los que también se encuentra el t¡ovador palleso Macías. mítico personaje muertó por amor, con quien se para a dialolar y-de quien escucha ir. p.rá, y sufrimlentos ¡n_ lemales. El siguiente fraghento " recoge algunos d" .;o, rn;rn;;;.;,''

l, tú;;;.;i;uJ'io ""i,¡rrrür

:,

Entramos por Ia barrera del alcáza¡ bien mu¡ado, hasta la pue¡ta primera, a do yo yi entallado un dtulo bien obrado de letras, que conclufa: «El que por Venus s€ guía venga pcna¡ su pecado» (...) V¡mos Poris con Tesena,

vimos Eneas y Dido, y la muy hermosa Elena con el segundo ma¡ido: y más en el dolorido tormento vimos a Ero con el su buen compañero en el lago perecido. Aquiles y Policena, y a Hipermestra con Lino. y la dona de Ravena, de que habla el florentino (...) mi paso me fui llegando a dos, que vi razonando que nuestra lengua hablaban.

78

LITERATURA ESPAÑOI.A ¡,4EDIEVAL (EL SIGLO XV)

\ ks oules, desque nrc Y siotieron mi§ Pisadas'

vizott

una a otra §e Yolvieron bicn como maravilladas (...) y bien como la serena cuando plañe a la marina, comenzó su cantilena la un ánima mezquina. diciendo: «Persona digna, que Por el fuego Pasaste, escucha, Pues Preguntaste, si piedad algo te inclina. [,a mayor cuita que haber puede ningún amador es membrarse del Placcr en el tiemPo del dolor; y ya sea que el ardor del fuego nos atormeota, mayor pena nos aumenta e§ta tristeza Y langor (...)

y si por ventura quiercs saber por qué soy penado

pláceme, porque si fueres al tu siglo üasPortado, digas que fui condenado por seguir de Amor sus vlas, y finalmente Macías

cn EsPaña ñri llamado». Temas más severos y graves, como el de la fama y el destino del hombre o el del poder de Fortuna, ocuparán los dos decires mayores, escritos también en un esiilo más elevado y en el ritmo sonom del arte mayor: la DeÍunsión de

don Enrique de Vll¿na, que exalta al hombre sabio y al poeta amigo, y la Comedieta de Ponza, qu,e canta la derrota naval de la casa de Aragón por la annada genovesa, en 1435, lo que conduce al poeta a una honda reflexión sobre los poderes de Fortuna y su intervención política. El 5 de agosto de 1435 se libró la batatla naval cerca de Gaeta, a la vista de la isla de Ponza, entre Ia flota aragonesa, caPitaneada por el rey don Alfonso v, y una escuadra genovesa, al servico del duque de Milán, bajo el bando del almi¡ante genovés Blas de Axarate. [,os a¡agoneses fueron vencidos y el rey Alfonso y sus hermanos don Juan, rey de Navarra' y don En¡ique, maest¡e de Santiago, fueron aPresados y trasladados a Milán. El infa¡te don Pedro consiguió escapar. Recibieron los diputados de la Generalidad de Cataluña la noticia dcl desastre el 29 de agosto y desde alll la nueva s€ difundió rápidamente sobre la Penín§ula- Antes de fines de septiembre fue inforñado el rcy don Juan de Castilla (Má¡iñ P A. Kherkhok' introd. a la edición de la Comedieta de Ponga,p.35\.

LOS GRANDES POETAST SANTILLAN,\

MENAY MANRIOUE

79

I

!l

€stos no temen los su§ movimientos, s¿ben las co§as del tiemPo Pasado, de las pfesentes s€ hacen cuidado,

:::;:r**hr*xhi*m:.É""#&'rüi:,*,'¿xnm; Fortuna. invian

se haga cargo ae

a!u;t

casos de

I

;,LilTlft

a que

(...) las venideras do han nacimientos «No piens€s, Poet¿, que ciertas seña.les

hrnbién

encarlada d-e referiiÉñ';;"r:l"l"tt,qsvenhrr¿do l-u reina doña üonor es la la denol. y prisión de sus que É habían r¡a" hiios, nuevas Jivas.de ca.a en viaaa por sr.[

su€ños diverso§ no me demostraron

--.i'"t

daños futuros Y vinientes males la rral casa segín que Pasaron; las tristes voce§ del btiho sonaron todas las lorres de nuestra morada,

l?XT*#,f; "ñff.#.T"ü1fiffir#;i * d;,.,ñr;;;.1"i1ñ, en .".[ ffiJ n:ii"át:J"H,";t#i,""* Fortuna en figura femenina. rodea-

*,*jJtlt.irece fl §.tr Í".f#i: tm*T,xi*, e ffi fl í N"ÍT, :tT*:tñlI,J anuncia su pronta liberación pniximo y da de un

impresionaii

giá,Ñ',].ffi'frft,Ies

tuturo ue

un

,,,:T':ffiff 'ilutsf,Sff X,::i:*lto,.tratandodeaproxima¡searestiro Duscará una elocución emf,ü;;tffiH-"

constinrida por el con abundácia de

iffi;;: ;:il:l-T.de

arte mavor v de

sirve v elevada, ina Ieágua culta

::ffi :l*i:: x'rutm1gxFm*'í::x,Hi.r:l$.'ñ§Pf;:Íff "llülll-alu8üedad (alusionei mitológicas,

r¿ciones, citas

[l*¡.i.,

y

compa-

. m, ffl,rm:x ;ffiJ trtrri flit#'ñ r##:*lsü"üifl magrufi camenteiapmdo, en reuniones litera¡ias. sus sonajes retr¿tados

"u","n,

e;";;i;;#;T-31ece il*#;tf,.:nados por las salas de pala.ü, en io. pe.-

o-,,ünü;ü;ii*lllffilffitrHg;¡

en ros cuadroi ri.

Muchos de los rasgos de ese estilo,culto, asf como la evocación de la vida

ln*;rlgmrlg;lii*fl '1#f á.#,fl*m;$J: no trEnos hfinosa y más dolorida que Ia T:ui[üra, cuaDdo al desoe¿¡r (E los üo0eos y üo rEcogida la geote a l¿s Daves en son de ¡¡a¡tir ta tengua despbrta la curn"

comená: «poeta, mi

ár"i.

" ma.la fora¡na no p_rcnses de agora, mas desde la cuna Jamás_ha cesado de r¡e perseguir.

»Hr¡[unas son tiges y 6eras leoms col¡ nr¡evos c¡dillos, y virgo piadosa

80

urennrun¡ rspañoLA

MEDIEVAL (EL

aqueüa Elencsa que a las amazonas pensó hacer libres por lid sanzuinosa: tratable es Caribdi y no opun-tou", s€gun me cont-acta esta adversa rueda-

a

quen no sé fuerza ni saber que pueda a¡ su curso y saña nbiosa-

hur

»¡Benditos aqueüos q w qn el azliJz y viven contentos-

st¡stentan su vida

y, de-cuando

*n*n

en cuando rnárad" y sulf€n pacientes ¡as lluvias y vientos!

Stclo xV)

\

i l

.

.I-a Comedieta narra un sueño. del cual el poe(a asiste a.l lo oe cuatso nobles dam^ (qu. dueno ::: -tl-ryscurso

;-.

fue üsta Iris, deesa indignada' de quien terreciemn los que [a miraron fatigada, turbada y cuidosa, temiendo loa fados Y su Poderío' ¡ una a¡bolcda de ftondes sombro§a, la cual circundaba un hermoso ío, nre fui por deporre, con gran atavlo

"Así

de muchas señoras y dueñas notablesi v como entse aquellas hobiese de afables' por dar cualque venia al ánimo mfo, »hablaban rrcvelas y placientes cuento6' y no olüdaban las antiguas gestas do son contcnidos los avenimientos de Marcs y Vcnus, de tsiunfo§ y fiesta§: allf las batallas era¡ maniñe§tas dc Thoys y de'Ie¡as, scgln la§ canta¡on

a4rllc qrr

Apoto se rrcoÍE{tdaroo

plunus a hablas honcstas (...) »Ya los conedo¡es de Apolo ¡obaban det nuesto horizonte las ob6curidades, y las sus hermosas batalas llegaban por los altos mont€s a las sumidades; y bien conro c[ Teucro y los eirades y diemn sus

irfiercn las haces y señas de T[mo, rompió la tinicbra, el aire noctunto, y ñzo patcntes las sus cla¡idadcs. »lás mbles sefvient€s las ¡icas cotirus coniemn del lecho, y me demosüaban cómo ya las lumbres, al alba confinas' los cultivado¡es a.l campo llamaban; y senú compañas que munnurcaban por todo cl palacio en son de tristeza, y yo sospecho6a, posPue§ta Percza, tcmiendo inquirh de to que trataban.

»Y como Fiameta con la triste nueva que del peregrino le fue reportada, según la tu mano rcgi§tra Y aPrueba, la más fiel de aquellas, no poco turbada, la infeda c¿¡ta, del luto s€llada, con húmido viso me rcPf§sefitó; cuál era su forma y qué concluyó quiero que te s€a Por mí rclatada»

Comie¡ul la cana: «l-os altos corajes, r€ina venerable, mayomente aquellos que naturaleza formó del comienzo de sange notable, no debe sobra¡los ninguna i§Percza; ca los que pacientes sostienen graveza han de la Fortuna loable vicúoria, y de estos ñcieron los sabios memoria, a qüen no sojuzga dolor ni tsisteza (...) son los ma¡tillos en el armería "No de Milán tan prestos ni tan avivados como la batalla allí se feía con ánimos duros y muy denodados; ca ur¡os cafan en el mar llagados, y otros en pranto las vidas perdfan,

y ouos sin piemas y br¿zos se vían, asf fiefaÍiente eran afirKados (...) »Y conro del fuego la yerüa cur¿da

vclc

§c aprendc, univcrsaln¡ente por toda la flota fue voz divulgada qrr el Rcy se anegaba; y de conthonte los nobles hermanos con toda la gente sintieron aquella tristeza y dolor que los dc Cartago por su emper¿dor, la vcz postrimera que ñ¡€ Padecient€. »Asl, concluycndo, la flota fue Presa con todos 106 reyes, duques y va¡ones, y puesta en Saona la notable plEsa,

en lo cual se acuerdan las m᧠opinion€s. bfdos. oh Reina, tos tristes rcnglones, pl¡es üve¡, espera, que Dios es aquel que puede librarlos, como a Daniel, e hizo a David en sus imPresiones». kída la cada o leFa, cayó en tien-a, privada de habla y sentido,

y dc todo punto el ánima dio, no menos llagada que la triste Dido (...)

LOS GRANDES POETAS: SANTILLANA' IúENAY

l¡mlnrcUe

8l

\

'l.5. Poesío morol y otros poemos

¡Oh hijo, sei amoroso'

[,os temas estrictamente morales y políticos los trata Santillana en sus obras de madurcz. De 1437 son los proveibios, escritos por encargo de Juan para educació¡ de su hijo el príncipe don Enrique, que ionstituyá un singulartra_ tado de "rcgimiento de príncipes". en vemó, lle;o de senteícias y eje"mplos de rloctrina. En él se enciena todo un programa de filosofía moral, ioñ recomen_ dac¡ones sobre los deberes de gobiemo y relación con los súbditos, o sobre la actrtud ante los b¡enes de fortuna o los bienes morales. El poema resulta un in_ teresante ejercicio de inducción al saber, por la abundancii de referencias his_ tóricas caryadasde dificultad para un lector en formación (como era el pínci_ pe) J por el estilo sentencioso, proverbial, en que está escrilo, que invila a la meditación reflexiva y al continuo desciframiento del concepto: '

l

Hijo mío mucho amado, pam mieDtes y no contra§tes las gentes mal su grado; ama y serás amado, y podrás hac€¡ lo que no harás desamado. r.'Quién reservará al temido de temer, si discreción y saber no ha perdido? Si querrás, serás querido, ca temor es una mortal

dolor

al sertido. César, segrÍn es leído, padeció y de todos se falló decebido: quier se piensa taD ardido, pueda se¡ que solo baste hacer gran sonido. ¡Cl¡ántos vi se¡ aumentados

por amo¡,

y muchos más por temor abajados! Ca los buenos, sojuzgados, no tarda¡on de busca¡ cómo libr¿¡on §us estados.

82

urtn¡run¡ rspañolA

N¡EDIEVAL (Er

stclo xv)

no esquivo' ca Dios desama al altivo desdeñoso

!

Del inico Y malicioso no aPrendas, quc sus obras §on contiendas §in rePoso.

Y

sea

la tu resPue§ta

muY graciosa' no terca ni sobelbiosa, mas honesta' ¡Oh hijo, cuán Poco cuesta bien hablar, Y sobrado amenazal

poco Presta! (...)

El estilo proverbial, como ha estudiado bien la lingüística modema, posee unos rasgos específicos, que en este caso compafe nuestro Poema y cuyo efuerzo ápresÑo refuerzá mediante el octosflabo y el quebrado: "estiEstilfsticarnente, estas sentencia§ o "versos de doctrina" s€ in§criben cn el llamado lenguaje todo la d€ como exPr€siva, y (...) singula¡iüd fuerza Su proverbial" lo o escritura proverbial, reside en el efecto de sentido que se produce debido a la paficutar contEcción de su forña y elementos gramaticales [.o más ca¡acterfstica es, pues, la bÉvedad y t. cootracción dc la frase quc, §in cmb¡¡go, ad_ quierc un más denso, nco y universal significádo (es en definitiva a lo que aludla Pero Dfaz cuando los calificaba de "compendio' sos y cortos"). El perfodo corto de marcada

esrruciura rÍlmica y disPosic¡ón binaria -{omo ha señalado Grcimas-, rcforzada fte_ cuentemente por el paElelismoo la antflesis.

y la sintaxis ellptica con frecuenG omi§ión de determinantes y verbos -
ahora elegida Por Santillans: la copla de ocho veBos y trcs nmas con altemancia f€-



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I ( il¡

T

LOS GRANDES POETAS| SANTILLANA'

MENAY MANRIOUE

83

gular de octosílabos y quebrados. El ritmo binado, en efecro, se ve favorecido por la disposición de la copla en núcleos estróficos brcves d. ¿". .i"_ui., _-r* *r^""_ tadás a. su vez en dos parcs de versos_, en lanto que la expresión se piü¿"¿*" a ¡Educido ma¡co de la cuarteta heteromérrica de trei pies. por su pane,lu fi"..r"iu l"n". i,"r_ te del quebr¿do prcduce un continuado contraste rítrnico y una ruptui" a'" r" l"a"*iu, fo qu" ocásiona un efecto enkecotado, dinámico y sentencioso, muy aistinro, p.. f. J"lL, a"f ,irmo sonoro y solemne del a¡le mavo¡ oue, (Misue, Á¡ser pérez

j*;;;;,#f*, c*¿.,*

pr;;;);;i;;;;;;;¡;;;:;:Li,

::;::i:,iliáliÍ;i,*,,"

FORTIJNA

BIAS

o*,a

. De 1¿f48 es el Bías contra Forluna,poema consolatorio escrito a petición de su primo el conde de atua. poi."rora o" ¿á,iÁr,"*. o. Luna. y en el que a través de "ncarceiaJo la_ nueva forina diafogada-á.i"á.1"," .no"

filósofo Bías,.se proctama ta validez de i3. p¡*¡pL. á" rn*ur l-:ill, yl:,se recrean esrorca actitudes y ideales de vida paganos. i]ías. éra uno de los cuándo su ci,dad fu; ;;;;; q,i ;'a..*iiá.'," :f ii":lbl::j":^g'::ia_que, so lleyar consrgo nada de lo oue ooseía y, como muestride su desapego de

los bienes materiales y su sola creáncia eí ;i;;iilil;r,ü, ,Jriát o , ¿. cir: "Todos mis bienes llevo conmjgo... s" t.","úr, pr"r.'JJ-ri"p.^ir^¡. o" grandes posibitidades para tos propésit", d" s;iii;*,1;áü. Iorná * p.tmo, tÍas tlempos de gloria, era ahora duramente probajo pt, ior.ieor". ¿.

¡brtuna, ante la que no cabe oooner sino la fonafe'á¿e?rim. u"r,u.q"i" de la vi¡tud. La Foruna lanza'sobre Bías zas; el saqueo de su ciudad v de ta peráioá'á" *.-ár.¡i"1'y r".;li"", casa, res, el destierro, la cárcel, la áeguera, ta muerte y las penas del infierno. A esas intimidaciones.opondrá Bías sí resiste*t"-á; y vez su sola adhesión a la vinud y su desprecio Luego, tras hacer examen ae su píopia n9 me.r€cer tas penas del Aveino, sino :Jr u¡"n_ aventur¿dos en los «verdes y fértiles prado-s, / do.o, loi-óurnpJ. ñsu¿o, I Eliseos». El poema rcsulta asi un" auiá.ta ¿.]""i, q* n, las obras de Séneca y trara a. y-rrl"i"á i,i'ti.rnpo

fi" ú;.;;¿¿;ñí;r^;r"_

áñ;;;l;;;;;;; ."" pJii.r'ti"r"I"_"[¡A*. exiitir"i":;;i";,;:, ".r¡*r, g.;Uiliéh"ñ; j"-i* j. i"'á"i"i.fiü .".r.-

l::?,flÍ:,* BfAS

_¿Qré

es kr

qr pirzsas,F[t¡rla? FORIUNA

molest¿r, o.me piensas espantar BI,AS ¿Tii me cuidas

rcRIUNA

bien como a niño d€ cuna?

BI,As

FORTUNA

84

divinales,



t;ffiffs*.d^**

BfAs sf,,TJJil#:'L

¿'cómoentiendesenderensa.

presumir

AiH:Tf,LTil#i,"" no lo atiendo:

o me cuidas ¡esistir?

Blq,s

No rcn los varones magno

Sojugados sois a

rrazlo-quehacerpodrás, o puédeslo

sí,canotehasoorensa. il#f;*l",TÉH; Ln¡n¡tun¡ ¡speñolA

MEotEVAt (EL

slcLo

xg

plel

los humanos.

rcrn-no

Ca yo vivo por razón.

BlAs

y será puesta so mano de mal príncipe tirano. Poco me puedes daña¡: mis bienes llevo comigo. No me cufo. Asf que yo voy seguro sin temor del enemigo ( . .) Bien quisiera me deja¡a§ conü:aslar las tus excusas, mas ve! que lo rccusas y del efecto disParas con menazas de Prisiones que me haces. Yo teÍto poco tus haces y tus huestes Y legiones. Ca si ni me Prenderás. busca en otro la desfera. Yo soy ya fuera de guerra ni pido lo que tl das: ca son bienes a vicendas y tesoros, lutos, miserias y lloros' disensiones y contiendas. Ni creas me fobar᧠las leras de mis Pasados, rp sus libros ni tratados, por bien qr¡e ha$s ja¡nás. Y con tanto, ruguer Pr€§o €n cadenas, gtoria me serán la§ Penas y comer cl cibo a Peso. lo§ trEmi6 QtE arf r¡o ni otros gozos mundanos' sinon los cstoiciano§ en compaña y academios, y los sus justos PtEceptos

pien"as-tt q,r,ror .. ¡Cómo!¿Y

Ve¡lo has.

\ Tu ciudad haÉ rcba¡

FORTT]NA

que son bienes inmoriale§ y por 106 dioses electos (...) En cl proñrndo del huerco a do ¡i no cuidas, Bías, asl como voce¡ías impiden el paso al Pue!§o' te haré pena¡ cien años denegado que no seas sepultado. porque no queden tus daños.

¡Oh cuánto ügeramente con la buena confianza pasa cua.lquier hibulülz¿ y cuasi de continente! Pues ya prueba, si pudieres,

de nucirrie, y no creas reducirme a tus frívolos quercre§ (...) Y los Cíclopes dejados en los sus ardientes homos, salié por los adomos verdes y féniles prados, do son los Campos rosados

Eliseos, do todos buenos déseos dicen que son ac¿bados (...)

Allí las divenidades son tantas de los colorcs, r€contado po¡ autores de grandes autoridades, que ést¿s de nuest'a§ Pinturas cerca de ellas son como lumbre de estrellas ante el sol en sus alturas. En aquellas pra derfas y planicies purpuradas dicen que son colocadas a perpcnrales días las Frsonas que huyeron los delitos y los fectísirnos rito§ guardaron Y mantuviercn ( .. ) Este csmino será

aquel que yo haé, Bías, cn mis post¡ime¡os días, si te plac€ o Psará, a las bienaventuianzas,

do c¿nundo vivi¡É, siemge gozando, do clsan todas mudanzas. Yo me cuido con mán, nÉr¿ justicia y derccho, haberte pro satisfecho, y así hago conclusión y, sin vergúenza ninguna,

tomaré al nuestro tema Y d¡¡é: fulna? ¿q..É es lo +¡e Pi€n§as,

LoS GRANDES PoElASr SANTILI-ANA' MENAY MANRIAUE

85

Ningún poema castellano de la época, como una exposición tan rotunda de la mor¿l estoica:

dijo Rafael Lapesa, ofrcce

t¡ noble lección eslo¡c¿ del Marques suponía muy honda perieEación d€l espí¡itu huma¡fstico..E¡Ee sus contrmporáneos españoles. sólo ét¡re'crpaz ¿e cr.", un na prr" de visra de una doctsina pagana. por orm pa¡te, "f €t ¿,i¡, A. i¿e¿s roiu!Á, p.in"ipio de una orier¡ración qstilística más sobria su au¡or empe^u" p-"*-ü q* oÍo motivo escribfa por e¡tonces a su hijo, er fur,- óur*n¿," *n,"nü¡u-á;iru *"t"¡r" ¿" la literatur¿ gr€colatina, ya que las formas resultaban inasequibles. t o qu" oUiu qu" ,""_ emprendia et cami"o hu"i" TT_.:medido ,u" *,o ptenamente después. con Ia ejemplar sencüez de Jorge Manrique y Garcilaso T (Rafael L,arÉsa, obro lieru¡ia dcl Matqués de Santiltaw, p.223)

.

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[rn" ,l iIl.r "-ñr'piü r * * ü;;dud.;;;; iii"u,

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también la poesía, de sátira política, casi toda surgi," oe oa ^,t^"1.,],lill:::lró su enem¡stad con don Alvaro de Luna. La caída y muene de éste-le inspirarán las duras y crueles Coplas ou" runru y mordaces inculpaciones al valido derrocado, o ,i Ooiu¡not ¿" :"1.1: pnvqaos, parc¡rca confésión y ejemplarizalte discurso en primera persona, en et que el propio valido hace recuenro de sus culpas y i.""A-ár. U po. su pare. sóro. te o.rpo ror,:rtiro". ,i¿u, :Íi.::l§,::l: argunos poemas ded¡cados a la Virgen de Guadalupe "í.I-¿" o a San Vicente Ferrer. Un poema muy interesante es elde I os Gozos de Nuestra Señora, inspira_ do.en aquella forma de or¿ción manana que era la meditación sobre los misteri?s g-ol,o:o.s je..ta virgen que. en númáo

,""l* iir-Á'liiio,'"iü.



l"'

-,

.

de.in.o:;i.¿;'l;,-r...r"uu en la Edad Media, panicularmenre fomentada p.; l; ;á;;;""._". Santillana ofrece la versión más

extensa de_ doce gozos, que distribuye en doce estrofas, más una de cierre, cada una de las cuaies va iJái"uáá u" un goro particular. Con los siete habituales de ta traaiciOn francir"arliin',ri"iu"iOn, Visitación, Nacimiento, Adoración de 19. e.*rrto, y Asunción), se intercalan ahora el de u n"."nü"ion i"'gri¿", Egip]o,la Disputación con los doctore., lu. ¡o¿^ ¿. óanua, d"""n.ion del-EspÍritu Santo. El conjunto compone un fresco mry a" f, de la Virgen y su presencia en tos eiangetios, "ia" canoni"á."i*rár,t" y

Md;;;d;;;;iZ,i, *.i,"ñpj.,

i'ü

*u*_ yando particularmente aquellos momentos en que tuvo eipecial protagonismo como madre de la divinidad. El poeta utiliza unu fo"iu á. J*ño.a"¡on Bratulatoria que se abre con un i-re*tluo, qr. ¡rui,r;i;ü;g;; y ." repetirá at comienzo de cada una de tr, :e;;,..'.?ráij j. ?píiiáJ ,p.r¡ar que seguiran uiueiso , 9*:,::lr-=:-._19a...", clones en exalüación de María. ademiás de la referencia máa o'¡1aÁ a*,anru al episodio.evangélico conespondient.. ¡r r"ruit áo J.J1r-n"ürn'u".rn¡n"n_ oemente lírico, un-poema-oración, cuyo ntmo y musicalidad viene además potenciado por la forma métrica elegida a" r" ,"r"o, y cuatro rimas. en ta que el octosflábo do,nin_; "oi,lu "*t"li-riu-a"'üio Ji'qi.u.uoo

ü"írJ.,

";¿;¡; nrii"-

";bi;;IJn'

en el sexto:



rr¡netunt ¡splñorA

¡/EDIEVAL (EL

sclo xr4

;i;;." i)r*"...

Cózate, gozosa MadrE, gozo dc la humanidad, templo de la Trinidad elegido por Dios Padre. Virgen que por el oído congepisti,

gaude, V¡rgo, Mater Christí e nuest¡o gozo

infinido.

Gózate, luz reverida, segund el Evangelista, por la madre det Baptista anunsiando la venida de nuestro gozo, Señora, que tralas; vaso de nuestlo Mexla§, g6zate, pulcra e d.ecoro (.-.) Gózate, nuestra claror, por aquel acto divino que por tu n¡ego benigno el tu fijo e fazedor ñzoquando el agua en vino

convertió e, fartando, consoló la fresta de A¡chiticlino (...) Góz¿te, sacra Pahona, porgragis de Dios assumPta,

non dividida, mas junta fue la tu digna penona a los gielos e sentada a la diestra de Dios Padrc, Reina nue§tra e de estrellas co¡onada.

Una particularidad muy significativa del poema es que fue coPiado íntegramen¡e en un reablo que Santillana encargó al pintor Jorge Inglés, que durante siglos estuvo colocado en el átar de la capilla del Hospital de Buitrago

y que hoy podemos contempla¡ en el Museo Ñaiional del Prado. El cuerpo central del retablo está ocupado por los reratos orantes de don fñigo, en el lado del evangelio. y de doña Cataliná, su esposa. En la parte superior se contemplan doce ángeles, con cari§ no muy infantilés ni bellas, vestidos con amplias ni-

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4.

LOS GRANDES POETAS: SANTILIANA. lvlENA Y

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IVANRIAUE

87

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nicas de abundanres pliesues

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Los

sonetos

El intento poético quizá n

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rfji:$#lH#,};:}dii{f#,j:x,i1i,#,,jtrfí:.sf É .

Los sonetos de tema amo¡

;li"..ü§i:ff ¡i{{ti#r":tT.i:::§l*j}:;:..,:j:#;[ifu

l]l

,nh*g#*p*ff#ftf*ffi Fiera Castino con aguda lanz¿ Ia temerosa gente pomfeana:

cl comellente las más veces gana, al victorioso uuce la ta.danza-._---, R¡zón nos

".,

ur".",

ollilii,l

;,ffi"::* -,

y Justicia pat¡ona y d"l"nteru,

Y nos conduce con gr¿¡l o¡denanza.

,"

;:,iilT,11;::

:m;t;

"Iff menguas séanvos y tantas ¿etant.i, pensad

las causas por qué las sufrides ca en vuestra espada Iá ur.n, y los honores del carro,rirnf"ri""",

2.i..-

,". o.lff.TJ:i:.1,,ffi r,:x?;#:ff",:,:il:1'l*::"""#á."?

88

ur¡nerune espeñolA

MEDTEVAL (EL

srcro xv¡

Jffif á?[fi1_

do en términos corteses, donde el enamorado sufre la "llaga del dardo amoroso", padece el asedio y la prisión de amor, o se queja de su "servicio" y de la "crueza" de la dama. Pero a esos planteamientos se sup€rpone enseguida la herencia estilnovística y dantesca que había hecho de la dama un ser extremadamente idealizado, angélico y celestial. [,a dama de los sonetos se convierte así en la "sincera claror quasi divina" o en "templo emicante donde la cordura / es adorada", y "choro plaziente do virtud se reza", y el Poeta acude con insistencia a la hiperbole sagrada para expresar aquellos conceptos: Cuando yo soy delante aquella dona,

cuyo mando me sojuzgó amor, cuido ser uno de los que en Tabor vieron la gran claror que §e Ezona, o que ella sea hija de Latona, a

según su asPecto o gran resPlandor, así que Punto Yo no he vigor de mirar ñjo su deal penona. El su hablar grato, dulce, arnoroso es una maravilla ciertamcnte Y modo nuevo en humanidad' el andar suyo es con tal rePoso, honesto y manso su continente, ca, libre, vivo en cautividad.

De Petrarca, pof su parte, procederán numerosos motivos ornamentales, como la descripción de los cabellos rubios de la amada, la evocación del primer encuentro y del lugar donde la vio ¡ror vez primera, la queja por el tiempo gastado en amar, al igual que diversos artificios retóricos y compositivos, como la anltesis o el elogio y enumeración de rÍos en relación con la amada, bien reflejados en este conocido soneto: l,ejos de vo§ Y cerca de cuidado, Pobrc de gozo Y rico de tristeza, fattido de r€poso y abastado de mortal Pena. congoja Y g¡aveza; desnudo de esPeranza Y abigado de inmensa cuita Y visto a§Pereza, la vida me huye, mal mi gmdo, Y muerte me Persigue §in Percza. Ni son bastat¡te§ a satisfazer la sed ardiente de mi gran deseo Tajo al Presente, ni me socorrer la enferma Cuadiana, ni lo creo: sólo Guadalquivir tiene Poder de me guarir y sólo aquél deseo

LOS GRANDES POEIAST SANTILLANd i\¡ENAY

MANRIOUE

89

En los dos cua.Íetos, el

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Doe

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Por alguna cita literaria de la época, en la que se le viene a motejar de converso, algunos cíticos han querido asignarle una ascendencia j udía sobre la que no hay mayores pruebas. De su formación sabemos que, tras realizar los primeros estudios en Córdoba, a la edad de veintitrés años se trasladó a Salamanca, donde llegó a licencia¡se de maestro enA¡es. De las aulas salmantinas hubo de ma¡char a ltaliz. En 1442 y 1443 se hallaba ya en Florencia, residencia de la cofe papal de Eugenio rv, ante quien solicitaba, protegido por el cardenal Juan de Torquemada, beneficios eclesiásticos en la diócesis de Córdoba. La estancia italiana del po€ta hubo de ser breve y quiá no muy provechoen 1443 se le señala ya ausente de la curia y en 1450, cuando se conceden beneficios para Córdoba, queda excluido al haber contraído matrimonio. La intemlpción de su permanencia en Italia también se debió a que, por entonces, lograba un puesto en la cofe de Juan II, pues el monarca, a quien en febrero de 1444 ofrecía $ labeinto de Fortww,le nomb¡aba cronista real y secretario de cafas latinas. A partir de entonces y prácticamente hasta el final de sus días, Mena estuvo ya siempre ligado a la cofe regia, intem:mpiendo sólo su estancia en ella por algunos viajes a Córdoba, donde también había sido nombrado por el rey caballero Veinticuatro. Fue persona principal en aquella ciudad, donde gozó del trato de nobles y de poetas. sa para sus intereses, pues

Por sus venos sabemos que se relacionó con los principales personajes de la numerosas coplas celebró al rey Juan tr,lo mismo que a don Alva¡o de Luna, a quien siempre confesó lealtad y admiración, por lo que no deja de ser sorprcndente que, a su muert€, aceptara una donación anual con cargo a las rentas conñscadas al Condestable en Córdoba. C-on el mar,qués de Santillana guardó asimismo cordial amistad (hasta el punto de que don lñigo costeala su sepulcro en Torrelaguna) y un laryo y fecundo trato liter¿rio. Otos personajes cortesanos con

coÍe. En

ffi*ffi*

los que estuvo relacio-

nado fueron

Pedro

Go¡zález de Mendoza, señor de Almaán, o el

mariscal fñigo Ortiz de

2. JUAN DE MENA

Esniñiga, con qüen llegó a cruzar unos agrios

y

2..l. B¡ogrofio

polémicos versos en los que le tilda de mnverso. Interesante resulta su conexión mn el infante don Pedro, duque

5g,,1qf***nu*ma*$ffi 90

¡lr¡nerune ¡speñoh

MEDIEVAT (EL

de Coimbra

y

regente

de Portugal, quien

se

muestra admirador de su obra y le soücita el envÍo de su cancionero,

stcto xv) tOS GRANDES POEIAS: SANÍ¡LLANA MENA Y

t¿¡¡¡npUe

9I

rE Muerto Juan n en 1454, no se prolongaría mucho la vida cortesana de nues_ gg!, eu9 n9c9 Aespués se retiraba a Córdoba de maner¿ definitiva. En mayo de 1456, todavía fima con su esposa Ma¡ina Méndez una cesión sobrc ciertas propledades en LcUa, pero en septiembre del mismo año la rcnta como cronista reat es transtenda a Alonso de palencia..por fin del dicho Juan de Mena,,.

p

2.2. Poesío de omores De comparecencia obligada en los cancioneros de la época, que difundieron

sus versos.en decenas de copias manuscritas. reiteradamenÉ editado por las pren_ sas del siglo xvr.y hasta comentado, como si de un clásico de la antigUeOaO se tra_ tase, por gramáticos de la talla de Hemrín Nuñez o el B¡ocense,

Juan'de Mena fue tenido durante más de un siglo por el principa ae tos poetas espanoies.

Con todo merecimiento

goá

fama de poeta amoroso y hasta compareció

como ilustre amante en los .infiernos de amor, ae Garcl S¿ncLei o pere Torrellas. El citado don pedro de portugal lo calificó de sentiáo t áu"¿o, A" amor y Juan de Valdés aseguraba que en las coplas de amores era singularí_

simo. f¡e la variedad de registros_p&ticos que se le ofrecían para ia exp.eslOn oe su sentur amoroso, Mena utilizó algunas- veces la cancién Írica, breve y condensada, que con gran concisión verbal da cuenta de impresiones'poéticas fugitivas aunque intensas, como el dolor por ta paniaa áe'üáama f..Oonae yago €n esta cama") o el poder matador dé los ojos, como podemos apreciar en esta que transcribimos: Vuesüos

oix

quc mira¡on

con tan discreto mirar, e no dzxaron en ml nado por nafar. Ellos, aún no conlentos de mi persona vencida, me dan atales to¡mentos que atormentan mi vida: dcspués que me sojuzgaron cory tan discteto miror,

firieron

firieron

e

to dexarot

en ml neda por natar.

forma preferida, sin embargo, fue el d¿cir lírico, mucho más exrcnso .faa y abreto en sucesión estrófica, donde hallan cauce las emociones prolonga_

y los sentimientos más complejos del análisis Oe ta pasiOn -arioros" asi gueJas del am.anre, en poemas como los que cornienzan ..¡Guay de :?m9las ,.¡O aquel hombre que das

mira!",...¡ya dolor del dolorido!';, rabiosas temptágio_ nes!". El amor que canta Mena tiene sus raíces en la lirica cortés, poilo que

92

tmnerun¡ esp¡ñorA

MEDTEVAL (EL

scto

xv1

I:

\ no faltan en él los motivos de loor y encarecimiento de [a dama' si bien formulados en términos retóricos a tavés. por ejemplo' de la hiperbole o la comparación, como en el siguiente decir: Más clara que non la luna sola una en el mundo vo§ na§i§tes, tan ge[til que non uviste§ nin tovistes

competidora ninguna. Desde niñez en la cuna cobrastes fama e beldad, con mucha gragiosidad que vos dotó la fonuna. Assí vos organiz6

y formó la composición humana, que vos sois la más logana sobemna que la flatura crió. ¿Quién, si non vos, meregió en vifudes ser mona¡ca? Quanto bien dixo Petrarca por vos lo prof€tizó. Yo nunca vi condición por tal son cn la huma¡a mesura, como vos, linda e pura

criatura, fecha por admiración. Creo lo ayan a baldón las otras fermosas bcllas,

vas tenéis la perfeción. Vos vedes cómo las rosas deleitosas se terminan de las garqa§, y los cuervos de las gargas e picagas, Ios adobes de las losas, y lo blalco de lo prieto, de lo simple lo discreto: así es vuestro gesto neto entre todas las fermo§a§. Quien vos dio taoto lugar d€ robar la fe¡mosura del mundo, es urt misterio segundo e profundo. Bien es de ma¡avillar el valer que vos valéis, mas una falta tenéis la qual poco cognocéis: que vos falis dessear.

Fin ScñorE, quered mandar

perdonar a ml, que poder tenéis, pues que, segund merecéis

y valéis, yo non vos supe loar.

que en estremo grado dellas

Pero el motivo que presenta mayor vigor y originalidad es el de- la queja v el análisis de la pásión amorosa. Para la exprcsión de su queja, Mena acuáe con insistenciai la antltesis entre muerte y vida, conla que da cuenta de su deseo contrariado,lo que a veces le lleva a invoca¡ la llegada liberadora de la muerte o a maldecir su propia existencia y el día en que nació' como puede notarse en el siguiente Poema: ¡O rabio§as tenta§iones dadme un Poco de vagar, en que me Pueda quexar de tanta§ tibulaqiones

!'

tOS GRANDES POEIAS: SAMILIANd MENA Y MANRIOUE

93

quantas sufro padessiendo

y he su&ido penaodo. atantas vezes mu¡iendo que la mi vida qu'atiendo, ya la maldigo llorando. Ven po¡ mí, muene maldit¿, peregosa e¡l tu venida,

fror que pueda dar finida a la mi cuita infinita; rasga del todo la foia do son escritos mis"dias. e del mi cuerpo despoja

la vida que hnto enoia las tristes querellas riias_ Por ama¡ desamo a mí e eres hj tanto querida; pues quieres muerte por vida, munera quando nagf: o me quisieEn do quie¡o, o no nagiera en el mundo, o, pues tanto mal espero, tuera el día posfimero aquel que me fue sepundo Si el meer ñ¡er¿ en-mi

yo más quisiem no ser

[uno.

que hayer sido e oage¡ pa¡a morir tan temprano; ca mnguna malandaDga no me diera ta¡rta guerra, ni la bienaventuranga me pusiera en esperanga, sr antes fuera yo so tierra.

6ffi,ss$p,6;¡¡g6****n:-uw _

Por ver que sicmpre buscades

como me dedes passión. qu¡ero fazer quc sepadcs cómo en e¡lo más usades de quercr que de razón-

94

LIIERAIURA ESPAÑoI.A I\4EDIEVAL (EL sIGLo

E por que esto podáis ver; y tambiéo quánto es temido contra mí vuestro querer, me plaze de vos poner todo el caso por menudo.

xV)

É

I

ti

\ Contados dla por dla, oy ha trss años o más que la gran lealtad fnla me faz€ terier porfía de amarvos siemprc jamás. Lo qua.l tan sin defecto a Dios plugo que obrasse, que jamás blanco nin prieto se supo ningún secreto que entre vos e mf passasse. Si dezfs en quanto toca de s€r Yos de mí loada, aunque mi fiesta era poca, jamás puedo ver mi boca en otra cosa ocupada, tanto que Dios non me dé, aosadas, más saludes, de quantas vezes dexé a Nuest¡o Señor e loé vucstras muy grandes virtudes Pues si dezfs del membrar, tanto me membré, por Dios, que con todo mi penar

siemprc me plugo olvidar todas las cosas por vos. Ansl que dezt podía e jurar, si non bastasse, que jamás por qualquier vía passasse un Avemaría

que de vos non me acordasse. Pues si dezís del servir que fue en algo menguado, ya sabéis que en lo complir nunca fue el mi bivir en otra cosa gastado. Ansl que defecto alguno non me miembm que passasse en este caso importuno, nin yerro, salvando uno: que más que a mí vos amasse.

Fin Osaé jurar a Dios, según so puesto en olvido, que en aqueste yerro vos nunca me vistes caído.

De cualquier modo, el amor poético de Mena es más bien de cone intelectual, cercbral, disuelto en pensamiento y en representación mental, nada concreto ni anecdótico, formulado siemprc en érminos retóricos y muchas veces plagado de referencias cultas, como puede verse en el famoso C/¿ro esc¿.ro, un poema en el que alteman la copla de arte mayor y la copla octosilábica y la expresión directa con las imágenes eruditas y mitológicas como referente del amor del poeta: El sol clarccla los montes acayos, los Yalles de CEta e tolres de Baco, por nuesto emispdo tendiefido sus r¿yo§, el viso de Venus fazieDdo más flaco: el qua¡ reportava fondón del sobe las n¡edas del c¿Ifo, do maDso seyendo, por cursos medidos andava curiendo las doze señales del gard zodim. Qüando vi nnrir mi vida e vida da¡ a mis males, cuya üda es despedila de quien ñ¡€ dÉsconogida

a mis penas desiguates, Ertonces bien nrc pensé, pensé que mi pensamiento, tanto fr¡erte, non tovier¿ sobte q.ré, sotne qú da¡rE torrneoto

sohe muert{...)

ñgia,l,r¡crecia ni en Ypermesta lealdad r¡on se falla ta¡to costante, ni en k0elee,la üuda molesta, Ulixes de Troya nor repatiante, ni en Artemisa, muger del puxante En

rr

LOS GRANDES POETAS: SANfILIANA. IüENA Y

t¡¡runlOU¡ 95

a T

en el.rcino.de Aca¡ia muy g?r¡d Mausol, ru.cutrEn tiniebi.¿s ni lumbrcs del sol m parell arnorcs tan pe¡§eveEDte.

hl pensamiento sé que será

M

le¿ldad, amadorEs, vue§Sas obras r¡on deviüs. faze a poder de dolorEs de cobr¿r ¡nerecedo¡es

.

oe

no

(..)

Tniebras de g¿r¡d olvido pertubardo mi fafna,

atifl podrla ser venido el qr¡erc¡ de aver que¡ido üna¡fDe quiel rDe de§arna.

IUrís causan amores mi daño diuDo que r¡o los de Venus. muger de \Á¡lcarn ru de los tres fijos que ovo Satumo en Opis, la fija del rcy Va¡iano.

Si sola quisiesse quien,

quen po&ía fazerr¡E furne en Ia vinud, luego mi tardado bien bien pod¡i¡ rEsituidrE

ru det.que sacó del abismo jusano

tsuriúce fémbra con su dulce canto semblantes passiooes rne ñzo qr¡ebra[o rotar rnal lograda Ia vila Emu,arr)_ Mis males fallé se¡ ü¡ros

rcngo

rnodema abusiva.

¡nas Causa me mueve del dañO que Oasso que h¡eI§as y seso y biene" me p.i"".

rrrc será gloria que muera, que muera por rcdimir

Ia salud. Ca¿ro

de querella,

mas pensa¡¡do hs agenos,

e

la muerte ng ¡¡y9 q¡ meno§ que yo la tr¡dansa /er¡r.

-

Sepa Iodo el gran genob

Jovenil barcná

¡¡i

pesar,

qrc vien<üe el daño ¡¡¡tío descspae quien confia Por

¡O quárb

bosró mi femi fe por do es nobrio

4E

ta poesía

e¡r csperar.

PO§§eo

.

muv distinto' Por sus acentos vehs¡¡¡¿¡1s5

tTftffl*,t:iti.'if:?"'#§ üiü.ittrffi :t?fi:n*.r,irj#l*:lH$Pl,ffiñj:f visión.de una natural eza da. En cuanlo ;u aÍiña-

i. ,iá'll"-y:1.t" ret-écanos, etc.), ari ¿"#;?;:t^":

intenso uso rle orocediparonomasias, átítesis,

Jtü]];"ITi:"todos

manifiestó la ca-

es el "riii", redundanie;l'";";;;":l*"ensüco (repeticiones,

:?¿fi:i,lx"Jlffixfl: ;:fi ;;n:H';ffi ',:"ffi [f ,Tir,ü:iififf que ponen de

tegoría intetectuat y

ü

I

\ 2.3. Versos de elogio y vituperio Como poeta cortesano, también hubo Mena de aplicar su verso a otros géneros y temas surgidos de las circunstancias y de la vida de la corte. En unos casos, se tratar de una crónica poética de tono menor sobre determinados acontecimientos y personajes, que encarece o rebaja; en otros, de ejercicios poéticos, como las preguntas y respuestas o los enigmas, propios de aquel ambiente literario. De aquella condición son las varias composiciones panegíricas dirigidas a Juan r, en las que celebra acontecimientos como su victoria en la batalla de Olmedo o la lirma de paces y treguas con su hüo el príncipe don Enrique, o le rinde parabienes con motivo de las fiestas de Navidad: Brcna hscua, bwnm años, buena paz sin tanto fuego, concordia con los extraños e con los yuestros sosiego vos dé Dios, Rey yifiuoso, porque, discodia partida, por años de larga vida t¡iunfedes en rcf,oso. Cesen todas r¡ovedades en el año de cincuenta, dc vuestras prosperidades en él comience la cuenta. Sfrvavos toda pcrsona, de virtudes claro templo, por castigo c por ensiemplo ¡Elumbre vuestra corona.

Abundando igualmente en los tópicos del estilo epidíctico, mostrarivo,

Ese amor abstracto y cerebml

mientos

J

I

run sope el carnino por qué lugar iva la selva Safos en el monte pañasso,

€§tirñarlErlte,

no por

purga¡orio

deldcsseo! (...) nr cool¡t¡eve Ia gran disciolina -Non

run ove beüdo la linfa divina. tu€nre de Phebo muy admirativa.

con mi muerte vuesü.as üdas. Usando de tal ma¡rcn, tal marpra mi bivir

a bnra gente

t I

que sé.

están escritas las dedicadas a personajes de la noblez¡ cortesana como el conde de Niebla, el dlque de Coimbra, el ma¡qués de Santillana y, sobr€ todo, el condestable don Alvaro de Luna, de quien exalta su lealtad y fi.rmeza vencedora de enemigos y de Fortuna, así como la gloria conquistada por sus hazañas: Firme Conde vale¡oso, por mercscer, acepto por virtuoso, vencedor por gran saber, temido por a¡timoso, por obras fecho muy alto, Mae süe

de amigos dulce reposo, de enemigos sobresalto. Tenga Dos por bien y mandc, pues que sois nuesu"a salud, darvos, sin que se demande,

luenga vida con virtud.

96

LIIERATURA ESPAÑOTA MEDIEVAL (EL SIGTO

X!'

tOS GRANDES POETAS: SANTILTANA" MENAY MANRIOUE

97

Él en yuestros fechos ande. los cuales yo canonizo. pues averos fecho grande es gran pro del que vos fizo

",^,9o^lryTldo

el elog.io panegírico, escribió también algunas compo_ "on

ftrt"frTltrfrql:{i".í;1r::: ¡i,tj:itr? 8:;;?'::fl T:"#,i:';,X'ffi1^t;r".I"i",üürá"'iil'[itL«¡"* ¿Cuál diablo me topó con este cabezpacido? ¿Cuál diablo me robó tarl afna mi s€ntido? eue si yo más cuerdo fuera y por él no me creyera, castigarme debiera lo que dél avía oído. UD arcip.este malvado, que me vido de partida, con un macho ¡ne ha engañado, cual sea negra st¡ yida. yo no digo que es harón ni qu€ le toma to¡gór, mas porffa ¡»r un son

que cl espuela se le olvida.

El faile, santo, cortés, bicn juraba que era sano: él coxquea de tres pies y no hinca la una mano. Mas con todas estas plagas, sobrehueso y axuagas, la boca llena de llagas, es verdad que anda llano.

ganquituerto y rodilludo lo hicieron sus pecados, con sus dieotes aserados bien come y no es agudo. No digo que es chici piega ni que tiene gran cabesa, ni tampoco que tropiega, mas cae bier¡ a menudo (...) (cobe4mcido: tonsürado; alna: pronta: hatóni. testia que no a¡reá; ro brehueso y
98

ulen¡run¡ espeñoLA MEDTEVAL

(EL

scto xv)

\ 2.A. Lo poesío polÍtico-olegórico de lo Coronoción del Morqués de Santillono

--i I I

y polítiPero Mena concibió también la poesía con una proyección moral desde sus propuso real, la cancillería de miembro y letrado, Corno "o*a-o "u. Áur onu regeneradora que había de protagonizar el proo"t u"ión política y-poeiía más grave y trascendente esá ya formurr. Ese género de ái" *v Santillatn' poema escrito para celebrar de Maiqués del íÁi Jn lu coronorián en la toma de Huelma contra los mode Mendoza tlpez fnigo de Aon triunfo

¡r-

&

I

et

ros, en 1438'

El ooema. compuesto en cincuenla y una coplas reales octosilábicas (a las or" nnldií, Mena'un comentario en piosa para explicar el sentido profundo ü.1ut u"rto.l y dentro del esquema del deCir narrativo, es una visión alegóde i"u tu qui-el poeta describe su recorrido imaginario Por los vallesmilila coronación "n contempla al monte Parnaso, donde i"iutiu y "t'ut.enü de don lñigo. tar y literaria En su disposición, adoPta una original forma narrativa, que Mena califi-

paca rebuscadarnente de "cal-amicleos" ("este nombre es compuesto de dos miquiere dezir i¿ia., tu unu lutinu e la otra griega: calamims, qliLe eslatina, qtíete .".iu,. ./"rr, qu. es griega.-quiere dezir gloria, así qw calamicleos visión lineal doble una en y que consiste gloha"¡ J áLrii t u"t ao ¿e miseáa

v sucesiva de la infamia Y de la gloria. La miseria son las Penas de los

distintos pecadores contemplados en los valles somblos de Tesalia, como

Nino, Jasón, Acteón, Anfiarao

Y

otras figuras de la mitologla clásica. La gloria viene representada por los sabios y poetas que gozan del estado beatffico de la sabiduría en las cumbres del monte Pamaso. así en que se partes las enüe equübradas, dos

El poema queda organizado

establecen además numerosas conespondencias y contrastes: los lugarcs teñebmsos del comienzo. por ejemplo' simbolizan el paisaje sombrío del Pecado. que mnt¡'asta con la placidez del vergel contemplado en el ascenso, símbolo de la sabiduría Y de sus frutos

La coronación de don fñigo cobraní especial significado. Como es

llfl§.ccc,o(.

lufl.ammfl

LOS GRANDES POEIAS: SANTILTANA' MENA Y

I\¡ANRIOUE

99

r

bien paten¡e, no se trara tanto de u

;*.il* :ffi1[.,ll,t]i:#t* ,hI,,. *" resar,*il;;;:#'::?'"

cos que quie.e ra iniencün¿¡¿J

poiitic;:#;#,'::

i_:'.:,[J :"..,:ffsi:

tnequívoco de los valores caballeÉs-ttd"' adquiere todo el poema una cla-

;:'r¡Sl"t:llf,ifu ,#trJi:"[i'&:?'ii':1"::t'.*.t'l*h;t; o el mal grelaao Anfiarao). Mena exalu ta trgura del perfecto caballero

.f]

encama

Iñigo López de Mendoza. en;;iláril? r'ri"#: dlmas, acabadas de ejercirar victoriosamen_ ii,i.lnll

tregadd a la vez'al te iontra los ¡rnJ* L"

2,5.

El

i

de fechos pasados cobdiqia mi pluma y de presentes fazer breve suma: dé fin Apolo, pues nos comensarnos. Tú, Calibpe, me sey favorable dándome alas de don vi¡tuoso: por que discurra por donde non oso, conbida mi lengua con algo que fable. IJvante la Fama su boz ineffable por que los fechos que son al presente vaya¡ de gentes sabidos en gente: olvido non prive lo que es memorable

Loberinto de Fortuno

2.5.L Dedicototio ot rey Juon la obra principal de Mena es e.l Lcá erinto

2.5.2. Argumento: lo coso de Fortuno y los círculos de los plonetos

de. Fortuna, un ex(enso poema narraüvo, constiruido er reaiaaa poi

Iilr,,;ü*fr .+trtg:nr:*;f

que;L;'J;;#:ll-cuando Pro.c¡ama

te¡imiento de ta'au,.-ri-JJ

gregadora y

las Trescientas,

jál .Iir'-iT

Mena le ofrece una

q9§ame moral y de robus-

"r"*iiie'"'ññ"liJjffi: áh:'.J:"do

rrente a Ia nóbleza dis-

Estas son las primeras estrofas ._ que contienen la dedicatoria, cron del tema y la invocación: ' la exposi-

Al muy prepotente don Juan el segundo, __aquet con quien Júpiter tuvo (al zel; que tanta de parte le fizo del mundo quanta a sf mesmo se f]zo dcl Cielo; al gran rcy d'España, al Césa¡ novelo, al que con Fofuna es bien fo¡tunadoaquél en quien caben virtud e reinado

a é1,

la rodjlla fincada por suelo. casos fallager. Fonrnr,

--^fl-rs de gentes que giras estados ""nr"rno., e focastus-grandes discordias, tus f-[mezas pocas, y los qu'en tu rueda quexosos fallamos. tasta que al tiempo de agora vengamos,

100 mn¡run¡ rsp¡ñorA

MEDEVAI (EL

y

¿l**ts,ti,lqffi

nffi ¿*#¡tr*,lrlFitrlilr";,i1".*¡:Juan de

ambiciosa obra

o

ás;;;i#;;*ro

stcto

xg

El poema, en efecto, responde a planteamientos morales y políticos. Su idea central es la del poder de Fortuna, como se indica desde el tÍtulo. [á Fortuna -tras una larga trayectoria por la anúgüedad y los siglos medievales- se entiende como una fuerza arbitraria al margen del poder de Dios, pero que es controlada por Providencia y puede serlo por la virtud. El destino del hombre es un asunto azaroso del que dispone la ciega Fortuna, pero que puede y debe reconducirse por la propia virtud. Tal es el planteámiento d€ nuestra obra, que nos va a relatff precisamente el alegórico recorrido del poeta por la casa de Fortuna guiado por Providencia. AllÍ contemplará los cf¡culos de los siete planetas, ocupado cada uno por distintos personajes virtuosos y pecadorcs que se sitúan en las dos ruedas del pasado y del presente, en tanto que la del futuro es invisible: Desque sentida la su proporgión de humana forma non ser discrepante, el miedo pospuesto, prosigo adelante en humil estilo tal breve oragión: "¡O más que seráfica clara visión!, suplico me digas de cómo veniste, e quál es el arte que tú más seguiste, o cómo se llama la tu discrigión" (...) Respuso: "Mangebo, po¡ trámite recto sigue mi vfa, tú, ven e subgede; mostart'é yo algo daquello que puede ser apalpado de humano intellecto.

Sabás a lo me[os quál es el effecto, vigio e estado de qualquier penona, e con lo que vieres contento perdona, e miís non demandes al más que perfecto".

Los GRANDES PoETAsr SANTIIANA MENA Y

tr¡lnnlOu¡

l0l

\ E contra do vido mostra¡se la pue¡ta se iya, Ievándome ya de la mano; nota¡ el ent¡ada me manda úemprar¡o, de cómo era grande e a todos abie¡a. ,,Mas una capt€la ya?r encubiefa,,, dixo,,,que quema muy más quc la brasa. que todos los qu'entran en esta grand casa ha¡ la salida dubdosa e non ciefa,, (...) Bolviendo los ojos a do me mandava, vi más adentro muy grandes tres ruedas: las dos era¡ l-u.mes. inmotas e quedas mas la de en medio boltar aon gesava; e vi que debaxo de todas est¿va caída por tierra gente infinita, que avfa cn la frente cada qual escripta el nombre e Ia suerte por donde pasiava (.,.) l,a qual me respuso: ..Saber te conviene que de hes edades, te quiero dezir. passadas, presentes e de por venir, occupa su rueda cada qual e tiene; las dos que son quedas, la urla contiene la gente passada, y la otra futura; la que sc buelve en el medio procura la quc en el siglo presente detiene. Asf que conoscc tf quc la ter§€ra

conticnc las formas c las simulacras dc muchas p€rsonas pfofanas c sacns de gente que al mundo será venidera; e por ende, cubierta de tal velo cra su faz, aunque fonnas tú viess€s de hombrEs, pofque sus vidas aúIl nin sus nombrcs saberse por seso monal non podiera (...) A la rueda fechos ya quanúo gerca¡os, dc orbes s€teoos vi toda tex¡da la su redondeza por o¡den devida, mas non por industria de molales manos; e vi que tenfa de cuerpos umanos cada qual clrculo de aquestos siete tanúos e tales, quc non podría tjte dar.en olvido sus nombfes ufanos.

::?rHJ:x;f ::li:f; f :,H"x: *üri,:'fil3::¿:";ii#dttr#Éffi tos y cazadores, como Hipólito. Hioerm.oi,-]-I'I"i-1',IIT-"Y penélope o Íla"propta . €rmestra, Lucrecia, reina de Castilla: 102

Lr¡nerune espnñou IIED¡EVAI

(Er

slcro x!)

Pues vimos al fijo de aquél que sobró, por a¡te mañosa más que Por estinto, los müchos reveses del grand Labcrinto y al Minotauro a la fin acaM. La buena lpromesta nos aparesgió con vulto más puro que toda la Gresia, e, sob¡e todas, la casta Lucre§ia con esse cuchillo que se desculpó.

I

A ti, muger, vimos, del grand Mausseolo, tú que con lágrimas nos profetizas, las maritales regando cenizas, vigio ser biuda de más de uno solo; e la compañera del lleno de dolo, tú, PeneloP€, la qual en la tela ta¡daste demientre resgibe en la vela los vientos negados a él por Eolo (...) "La que la silla más alta tenla non la devieras aver por esüaña: era la lnclita reina d'España, muy virtuosa doña Marfa, la qual, allende de su grand valfa, allende de reina de los castellano§, goza de fama tan rica de ermanos, ésa¡es ot¡os en la mona¡chla.

Et cf¡culo de Mercurio está consagrado a los consejeros, como Néstor, Pándam o el traidor conde don Julián); el de Venus, a los amador€s, ent¡e los que se encuentran "adúlteros, fomicarios e incestuosos", como Clitemnestra, Mirra, Tereo, Pasife, o el legendario trovador gallego Maclas, a quien escucha lamentarse el poeta (de manera semejante a lo visto en el Infemo de los e rumo r ado s de S antjllanz\ : Tanto anduvimos el ce¡co mi¡ando, que nos fallamos con nuestro Maclas, e vimos que estava llorando los días con que su vida tomó fin amando. Lleguéme más serca, turbado ya qua[do vi ser un tal ombre de nuestra nación, e vi que dezla tal triste canción en eleglaco verso cantando: "Amores me dieron corona de amores por que mi nombre por m᧠bocas a[de. Estonces non era mi mal menos grande quando me davan plaze¡ sus dolores. Vencen cl seso los dulces erro¡es,

tOS GRANDES POETAS: SANTILLANA" MENA Y IVANRIOUE

103

\

mas non du¡an siempre segund luego plazen; pues me fizieron del mal que vos fázen.

ry

sabed al amor desamar, amadores.

EI círculo de Febo está dedicado afos sabios y prudentes, entre los que se recuerda a San Jerónimo. Arisróretes, C¡"*or,óJií,¡iür" o u oáii"nqr" a" t¡iIlena, mentor inrelecrual de ta genáración d;t-p*i;;;;ffi"ü -pérdida de su biblioteca mandada destruir por el rey: .,Aquél que tú vees estar contemplando el rnovimiento de tantas estrEllas, la obra, Ia fuerga, la orden de aquéllas, que mide ¡os cursos de cómo e áe quándo,

..aquel claro padre, aquel dulce fuente. aquél que en el Cástalo monte resuena, es don En¡ique, seño¡ de Villena, onra d'España e del siglo presente,,. ¡O ínclito sabio, autor muy ciente, otr¿ e otra yegada yo llo.o porque Castilla perdió tal thesoro non conoscido delante la gentc! perdió los tus libros sin se¡ conoscidos, e cómo en esequias te fueron ya luego unos metidos al ávido ftrego, otros sin ordcn non bien repartidos. Cie¡to en Atenas los libros fingidos que de pitágoras se reprovaron con cirimonia mayor se quemaron quando al senado l€ fueron lefdos.

mata¡'as a mí e dexa¡:as a é1,

que fuera enemiga non tan porñosa;

;J;¿i; orr.,

¡ri;-ii; ír;;, "oio.i i¡ii" tiüllljr* ;;ñ";iltiir;ie'n

üiiJTlu"

MEDIEVAT (EL

non te mostraras a él tan amargo nin triste dex¿ras a mí quercllosa. "'Si antqs la muerte me fuera ya dada, cerra¡a mis ojos con estas sl¡s rnanos mi fijo, d€lante de los sus herma¡¡os, e yo non moriera más de una vegada; ansf moíé muchas, desavenÍtrada, que sola padesco lavar sus feridas con lágrirnas histes, mas non gradessidas, aunquc llondas por madre cuitada'. "Ansf lamenlava la pf8 matona al ñjo querido que muero tú viste, faziéndole ensima scmbla¡te d€ tiste, segund al que pare faze la leona; ¿pue.s, dónde podría pensar la porsona los daños que causa la üiste demanda dc la discordia del reino que anda, dondc non gana ninguno co¡ooa?'.

Los dos últimos círculos estarán dedicados r€spectivamente, el de

nes de-l€jército pompeyano Rerreo y ar.aniá, irlri"i." ó-1""', r"_ moso Mucio Escévoli, que luchó contra "j los etruscos "¡ su y se hizo quemar mano derecha por equivocarse v marar al Irgrrt.ri"ni. á"i'iJffi._,go. preside q, ,.y .;';.-#* Il,,l_]gr_"on1..poráneos, Darreros muertos en el eie¡cicio de las-aimas, " "" et conde don Juan de Máyorga, et a¿e¡aniaol "ón¿].'á..N¡.ulu, á. ¿. Merto o et clavero de CaÍatrá-'va. Enrre euos er ¡o_ ven Lorenzo Dávalos, paridario ¿" ro. ini"rr", áá,iriior,

ur¡n¡run¡ rspeñolA

fuera la madrc muy más digna cosa para quien rnata levar menor ca¡go,

Júpiter, a los reyes y caballeros (Octavia_no, Codro, Bruto, Catón, Juan It) y el de Saturno, ixciusivamente a don Álvaro de Luna. En éste refiere lá anécdota de la consulta de algunos de sus partidarios a la maga de

guerras indignas. Menciona a los Metélos, los caíiiio., lü'"up¡tu_

104

mostrando su mstro robado donaire por dos desonestas feridas üagado, aquél es el d'Avalos mal fortunado,

el mucho llor¿do de la trist€ mádle, que muerto ver pudo tal fijo delaote. ¡O dur¿ Fortuna, cauel tribulante! Por ti se le pierden a.l mundo dos cosas: la vida e las lágrimas tan piadosas que ponen dolores de €spada tajante (...) "Dezía, llorando, con lengua raviosa: '¡O matador de mi fijo cruel !

La orden de Marte es la más extensa y está dedicada a los guerreros, tanto los que promovieron ir"t, greoa

yi* t:.;;*

"Aquél que trí vees al gerco tomado, que quiere subir e se falla en el aire,

aquél es el limpio mang.ebo hrcngo que fizo en un día su fin e comiengo, aquél es el que era de todos anado; "el mucho querido del señor infante, que siempre le fuera señor como padre;

e oyo noticia filosofaDdo del movedor e d€ los comovidos, de lumbres e rayos e son de t¡ooidos, e supo las cabsas del mundo velandoi

los beticosos qüe promou,eron :l:T:":?T: olversos guerreros romanos. como

morir combatiendo contra el ejército de don Álvaro de Luna. Mena lamenta tan temprana muerte y le dedica un sentido planto puesto en boca de la madre del joven caballero, cuya muerte le sirve para reflexionar sobre la indignidad de las discordias civiles:

¿"

Valladolid para que les predijera si don Alvaro conseguiría la victoria frente a los infantes de Aragón, motivo por el que describe toda una práctica nigromántica: E busca la maga ya fasta que falla un cuerpo tan malo que por aventura le fuera negado de haver sepoltura por haver muerto en non justa batallai e quando de noche la gente más calla, pónelo ésta en medio de un ce¡co e desde allí dentro conjura en el uerco, e todas las sombras ultrises sin falla. Ya comengava la invocagión con triste murmurio y díssono canto, fingiendo las bozes con aquel espanto

sGLo xv1 LoS GRANDES POEIAST SANTILTANA |üENAY MANRIOUE

105

I

\

I

que meten las ñeras con muy triste son, ora silvando como dragón e como tigre fazieldo estridores, or¿ ladridos formando mayores que forman los canes que sin dueño son.

.,1

Con ronca garganta ya dizei «Conjuro, plutón, -a ti, triste, e a ti, p¡oserpina, " que me enbiedes ent¡anbos aína un tal espíritu, sotil e puro, que en cste mal cuerpo me fable seguro e de la pregunta que le fuera puesd me satisfaga de cierta respuesta, segund es el caso que tanto procuro (...)

El cuerpo por fin hablará v anunciará el derrocamiento del condestable,

además de recrimina¡ a los caítella

yrrauerauanáonaáJ;ñil;H,:ff;§ff il'ij:.i,il,:::T:: j#,i";

trempo y no cumptido et vaticinio, vo_l.vá¡án." ;i;;::r,iiJru, qu" les responderá que sí se ha cumplioo su con¡uro puesto que y-ha sido (lderriba_ '¡s Jruu da una estatua de cob¡e del cond'estable en t'oledá:---'-

d.;il;

¿pues cómo querEdes que otra vez ob¡e Fortuna, tentando lo que es impo¡tuno? Basta que pudo derriba¡ at uno, que al otro más duro Io falla que

robre?

Tras esr, v¡s¡6¡ ¿s ¡os siete círculos concluye el poema, no sin que antes prcsunre et poeta a hovidencia nor sl rey ro de glorias con el qua tuparaaá u todos sus antecesores:

J;;, á;ñ;ü;;"r*;u"ii, **_

«seú rey de rcyes e ¡ey de s€ñores. sobraldo, vengiendo los tltulos todos, e las facañas de r€yes de godos, e rica memoria de los mayo.es; e tal e tan alto favor de"us Ioorei sus fechos ilustrEs al tu rey da¡án qu'en su claro tiempo del todo será¡ con él olvidados sus anteg€sso¡es (...)

2.5.3.

Los

temos

IJ

morales, conforme a la acción combinada v enfrentada de Fonuna, poder divino v virtud. La descripción de aquellos

componamientos morales tendrá por marcar al caballero castellano de obieto -época una norma de conducta y, sobre la todó, ofrecer al propio rey unas directrices de actuación política. En ese programa de acción y buen regimiento del rei-

i__ I

,rD ¡

no, Mena hace recaer sobre el monarca la suprema misión de Poner en Práctica aquel orden moral consistente en hacer

guardar las vinudes y desterra¡ los vicios que va catalogando el poeta (templanza, codicia, amor virtuoso, pruden¿ia, for{aleza, justicia) y, al mismo tiempo, llevar a término, como anuncia Providencia, la gran empresa de la re-

conquista que aún tiene Pendiente Castilla, empresa en la que deben encauzarse los vigores perdidos en discordias civiles. Sobre el móvil ético del Poema Y la condición de los personajes analizados,

hizo interesantes observaciones Rafael Lapesa: El l,a.berinto ¡o fue concebido cori fin meramente estético, ni como simple halaSo al orgullo nacional, si¡o como instruñento pára que los castellanos de entonces cobrasen clonciencia de un grandioso destino entrevi§to y se di§Pusieran a servirlo templando sus ánimos en el ejerc'icio de Ia virtud (...) La leccióri moral no va dirigidá a todos, sino a los "potentes": s¡lo interesan soberano§ y c¡balleros,los más afectados por lás mud¿n_ zas de fortuna y los más espoleados por €l deseo de la fama que el Poeta les puede otorgsr (...) no s€ menciona después a ningún eclesiástico cor¡temporáneo (. .) Tampoco apa-

iecen las gentes humildes, que Pueden ser virtuosas, pero no afamadas' pu€s la fama es prerrogativa de los nobles (...) sc ocuPa sólo de quienes pertcnecen al estado de "defen_ sores", es decir, los "caballeros famosos" en que (ambién centrará su atención Jorge Manrique. Destinada a actuar sobre ellos y sobre el rey, la moral quc propugna Mena es esenci;lñente nobiliaria, con especial hincapié en las cualidádes más convenientes para la guerra y la gobetnáción (Rafael Lapesa, "El elemento moral e¡ el l,oberinto de Me¡a" su'infltrjo en la disposición de la obra" , el De la Edod Medio o nltestror dfas, Madrid' Credos, 1971, pp. lt3-ll8)

En su reconido, el poeta ha contemplado a decenas de personajes, del y del presente, que han encamado muy aistlnüs .o'miáIu?l,"n,o,

pasado

l0ó

umn¡run¡ rsmñoLA

MEDTEVAT (Er

scro xv¡

LOS GRANDES POETAS: SANTILLANA. N,IENA Y

N¡ANRIOUE 107

\

f

2.5.4. Estito y métrico Esos ambiciosos olanteamientos temáticos üenen su conespondencia en un

estilo igualmenre etevado v setecto.

cor"...ñ.f- ü'¡9rirr';"#i;;:"

qr. _^_ neja el poeta. t a primera ásulra ext¡emadamente anifici-osui ir"r-üUt", componentes esenciales, como fueron descritos por M" Ráru U¿lI" ¡r¿ufu"l, "ryo, son, de un lado, el chocante hiuriaismo ent¡eiatÍn ir_ tenso uso de procedimientos reróricos. En .l pri..iárñiü. "r ¿" la lengua poética de Mena un co ",

y'."r*r""i,ái*,

iii""Inui."

¡ros¿iridááme-,,t;;;#;.#ll.,'"",/;:i:,"':*"::ü1,)!"rii,i,tri,

por ende,.vegada, vergonosa,_ya quanto,etc., más otros muchos de tormas verbales o de const¡ucción sintáóti*¡ tlririrá, .ry üiiio.'r rno, qr. en.Ia tengua, pero rnr"t o. rna" " i*'rut"rulrüorrllTii"¡rro .r., ll^::Tli anatógrcamente: avideza. belÍcero, cilénico', clartfco, iOr¡Áiá,""'ir quia,lac und.o, ínctito, inoto, ¡iavorcio. rl¡rr;. ;;.:;:;;;." ul"u,rluí,.. ",.u "*" I,irmos semándcos y latinismos sintácücos¡. rn I ro". iñ""i'i'ifJnto, ,.to_ ncos, son de intenso uso los correspon di"nt ""anio u lu o^ptr¡riioi.ri, r^ *umerativas (poi-eje.pro."ru "o*o á"i,!',"rur". P:::,11": :-n:. magueL

qu" anuncran una tormenta, en Ia c. 165,o "nu.!á"iJnhe.i"J¡iJs, tá ae ingredlentei c. z+rl conrrapesadas en ocasiones or¡r ta rericen"i,

áu*ri*ioi',

áll"',iu-"-ru. hipérboles, imáq:nes y comparaciones rnit Ég¡.* y , ces se funde Io tib¡esco con'to viriao cuiiáo ". .Li?" o"r ,a. -1asi, lantado Diego de Ribera con la del esfbrzádo .riJ"a" .ái_á Éll.",il, l. l9l, o lamenta ta quema de ro. rr,ro" oe oon Éiri-q;áJ ". üíülrlilála*¿" "" r" d.e g:_j.o_: y aa;bién son-irüiüI.. ro. p__ liblos frotrásoras en Atenas, c. 128). cedrmi€ntos.de la anrplif.catio verborum: rcpr.¡"ion.., it.*ion-". senes lemarias enumeraüvas. eDánatepsir, r" tas, simetrías, hipérbaton, etc. ".¿i_ y

r-.

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á.i"r"T,

,i-rri.¡"*,

dg;;¡;;ló;;"]ñri"t

En la métrica, Mena elise el verso d€ arte mayor, el verso heroico que con_ venía mejor al estito subtimi v a su conterio" g.aíá.'s; üá]É'r'"i#"i", ¿" ,n verso hererométrico (oscita eñt¡e rus ote, y iu"'"rior"I, iiii,rá"",iiü'*erl*i_ zado¡a a las doce sílabas), dividido en d". úñG;i;;:;;;rñü"ül'i'fi,*i"ur"_ rnente por ta presencia en cada uno de do, ,i.Áp.l .riráá."*piiiolJ. ,l por dos sílabas no acentuadas ( v. r : .4/ nriy pr"w,ir'iijiüiif,á-"iiiiun¿o, , . 5t4: lléru de méritos il múcttos n ereía:,í.í;r, ooa* Platón) y. pldiendo recaer el rc¡as en unasílaba átona po r natttraleza (v . 11 : Tú Caliópe lt me séy favorábte: y.6r:. con a ,o"ro , óves notúrnas lt y tás ¡uner¿asl . t-a rcwti"ió, "¿iit.¿-i rno;¿a;; i,. .r_ quema silábico acentual (ó o o ó) oroduce ,r, p.d"-;;;Í;;..it;i;o"]"ono-, "r. muy acorde con el género sublime que peoig"é et poeta. pero-tá'rn¿" i_p.n^, te es que Ia adopción de ese modero ie

""* ;;;r#ü;;;;'it"i, üiüil.,i¡¡, l^ y;r;;#.

dela anificiosamente et material

v.""'p^;;;;;;;ñ;";;'ñr";r"

,n._

tingüísti-. s. ¿.."r""á"rtiXiáiiiu .u.r_ te de fenómenos .anómalos'. po, ejemplo, ateracii'nJ'i-rOoi"^ y deformaciones en ta dimensión "orn-o, silábicá de iá; __

ú;;iil;;"",r^"ü^,

I

08

rrrnnune espAñotA

MEDTEVAL (EL

stclo xv¡

il

I

mónal Aoolo, e las siete Pleyas; en húmil estllo' de Cqdino hermano: tti, Penelopej, wo aná¡quico de altículos y preposiciones, o creación de.derivados por en susiitúción de siñtagmas habituales (a/ireo, por 'de Ulises'; cdsralo, ;de Castalía", resultacomo tiene Todo ello de'). 'en fondo por el fondó¿, do la creación de una iengua extremadamente artificiosa, cuyo ideal reside en el desvío, en el alejamiento de la norma idiomática' AsÍ lo exponía Femando Lázaro Carreter, en el más lúcido trabajo que se ha realizado sobre el arte maYor: Distanciaban su idioma creyendo que éste era el método para transformar en Poesía cualquier contenido; los mejorcs momentos del añe mayor ( ) son aqucllos en que idio_

ña y contenido son iSualmente remotos (...) AÚn menos queremos llegar a la reducida co¡clusión de que una buena Parte de los rasgos chocantes se justifica Por la Precisión de so_ ellos meter el material lingüfsti;o al modelo estfquico.I-o que sí afirmamos es que todos del a¡te obedecen, en el planá formal, a una inducción generalizada del esquema rftmico mayor, de tal m;do que, una vez desencadenado el distanciamiento respecto de la lengua lo" po"t". p."scinden de la coherencia linSüística coño posible ideat ( ) Todo in;lo poético', pa¡a el arte mayor,es una construcción sonora, ítmica p€ro "oÁ,1o, du"" a pensi q,re a no m"lodiosa, iogradá medianle un lenguaje híbrido, que permite entrever el contenido

lá-s ditravés de sombrai y ambigüedades, y que alcanza su calidad por el vencimiento de en el auy adivinable mitológica historial (y de sabidurfa por;l alarde ñcultades métricas to¡) (Femando Láza-ro Carreter, "La poética del arte mayor castellano", en Estudios de

poética, Mndri¿,Ta]jru.s, 1976, pp. 92-1 l0)

2.5.5. Los fuentes Resoecto de las fuentes uülizadas en el poema, Mena hubo de tener en cuenta muv aifercntes modelos literarios, segrín han Puesto de rclieve distintas indaeacioáes crlticas. El libro rv de la Enei.da' el Anticlaudianus, el Roman de la ños¿ v onos Doemas alesóricos franceses, o la Divinn Commed¡q han dejado sus húellas en la consEuóión alegórica y visionaria del Poema. asl como en la descripción de la casa de Fofuna-. De otra Pa-rte, son numerolsimas las obras que inspiran pasajes concretos y Prestan a.l poeta un cúmulo de alusio¡es mitoüni"r"l nistoiicai o eeoqráficas: iars MetamorJosis y el Ars attatoria de Oviüo' la'ii¡¿a v las G¿óir¡á de Vi¡gi-ti o,la Farsalia de Lucano,los Hechos y di' innt ,*iorabtes de-Valerio Máiimo ,las Crónicas de Eusebio de Cesarea, el io""rtun ,-trral" deVicente de Beauvai s'el De imagine mu¡di atribuido en la áad Media a San Anselmo y modemamente a Honorio de Autun, o el anónimo Liber regum o Cronicón villnrerce ñuchos de En cuanto a las fuentes, declár¿r que Mena perter¡ece á'l Renacimiento Porque muy y autores Luc¡no, Vi¡gilio, Ov¡dio a de cerca siSan sus versos y episodios m᧠brilla¡tes Por ifnponánrcí u-uién .n la crcación poétic¿ del Siglo de Oro, es caer en un doble-so6sma' con el Media Edad y cn la gustados estudiados üs a¡clor¿s pu"" ia".,in"* el ca¡on de "nl otitu¿ d" tt¡ena fr€nte al canon es tlJ" fifa"a".fuoa"-", y esa identificación es falt" (...)

L

LOS GRANDES POETAS: SANTILLAN,{ tvlENA Y

MANRIOUE 109

picádel difícil equilibrio de su época: junto a su predilección por Ovidio, mande¡¡e su apego por San Isidoro y "San Anselno'., elogia con fe or L tn a" ,*""ru"r"n"¡" nes de Boecio, exath bellamenre a en.t ,ri..o pr*j.;;'q;,"iuir'liro.."r*,1.

f-ii"_ l ."p.*i*

euindtiano

prefiere al Canon chrom.¡.¡r de Eusebio v Jerónirno f...1 po¡

ovidio y Lucano s€a¡ tu.nr.. ¿.

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¡e"io a" o* ,irgifi.. "".ffi'H]"T,

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* ;#"lrsff;;

**o

n, renacemisra (...) [,o que ¡nreresa para percibü ta ¿ii.r"n.t" .r_p,"r_ didas en tan extenso lapso es cómo o para qué "nrr. a ellos Ios se han acercasdo f,oll-ix (...) pue, bjen: tas dos acrirud€s -ta diaacüca, utilitarii, p.opia ae I" eaaa fvfJia, y ü-¿".i"r,t""¿", ética, propia de la Edad Modem- están atestiguuA^ to, ¿" qr" ," dema predomina sobre la med¡eval (...) pero aun "n de ial "."¡io. dent¡o acrirud i-i"l_ao un ".teti.", Mena prerrcnacenti.ru oo"" o¡_ rcccrone§ en que §€ pola¡iza su alma (Ma¡fa Rosa ","¡". deVralf'jel, luan de u"r*, io)ro pr"_ ¡renarimiento español, Méx¡co, El Coleg¡o de -Lida Méx¡co, t950, pp.530-5j31.

i* ¿iu;;';';;

*._

ú"r"lii",

3L:lll!9:."a'*"rico.

";;;;;;;i"o',i,oii",* *l '

Por todo lo.dicho, podiamos concluir qr¡e el bberinto de Fortuna esla gran creación-de una poesÍa cívica y regenéradora en el plano ético y políti_ r1n..er}n

::;ilJ:",{,I"}l-sldg

fá.,"

qu"

ñdi",!;;;;;so

lrear paraDre¿a.los modelos de_la antigüedad. Un poema que sintetizara

loj

"o,n_ tres es-

ruos claslcos (tragedta, sátira v comedia), que tratasé de grandes personajes y destinos. juzgados en su componam,ento moral, y que anunciara un futu¡o mejor en.el que encuentren co'rrección i;; y'y.';;r-o*."ñ*lb,

;l"i;

rc l, gran logro se produce en el terreno de¡'"árso. rinuJá"i nullaz5^.To:.1 Xo_11ul.rnorde poético capaz de dar cauce a aquellos planteamientos. "í El rit_ mo oe arte mayor moldeará risurosamente Ia léngua áel verso, que se llena "por.su así de palabras deslumbrantes

.u..ru. ,r"ui.-o, y n.oiág,i.rno.,

ruti_ y-nombres propios, alteracion"s prosoaicar, motoiájiJa-" l- rirtl"ti_ p-funda y radicatmente-poética, extraña e, 3*i tdAo r"n_ :T-..yT !.rCr: SuaJe comun. Ese ensayo extmordinario es el que hace ciertamente "r singula. la poesía de Juan de Mena, que dominará el '- -*'-^'*' lr^r" que se imponga la naturalidaá poética del n.n"a.i.¡.rio. nrsmo_s

gi,.,rrii"r*i;;i"iiá

\ teamiento temático como en su forma afística, resulta ésta una poesía más bien anacrónica y regresiva en la trayectoria del poeta. De manera que su actitud desengañada le lleva üora a formula¡ la necesidad de una poesía de denso contenido moralizante, a la vez que desprovista de todo artificio y alejada del espfritu un tanto laico y esteticistz del lnbeinto y su arte mayor. Así lo ponen de manifiesto estos elocuentes y terminantes versos: Usemos de los Poemas tomando dellos lo bueno, mas fuigan de nuestro seno las sus fabulosas temas; sus ñcciones y problemas desechemos como espinas (... ) Del esclava Poesla

lo suPrfluo así tirado, lo dañoso desechado, seguiré su compañfa, a la católica

vla

reduciéndola por modo

(...)

2.7. Lo obro en proso Juan de Mena es también autor de una amplia e interesante obra en Prosa, constituida por una nutrida serie de escritos que comprenden igualmente

una gran variedad de materias

y

modalidades estilísticas. En cuanto a los

asuntos tratados, va efectivamente desde los legendarios y mitológicos de la antigüedad clásica hasta los escritos genealógicos y nobiliarios o el tratado de teoría amorosa. Respecto de la variedad estilística, se pliega indistintamente

2.ó. Los coplos moroles

a propósitos didácticos, narrativos y omamentales.

Después_del laberinto, Mena dedicará ya más bien su verso a escritos menores. Sólo al final de su vida emprcndérá una oUra ¿e c¡e-¡io-elnpe¡o, de. tos pecados mirtar"r. qr"rir.rturso'i.¡á

las del Comentario a la Coronación del Marqués de Santillana, de hacia

En orden cronológico, las páginas en prosa más tempranas deben de ser

::3"-::i.lT^9rfl1 uas. aunque ar poco tiempo serían continuadas po, .

como Gómez Manrique. pero Gui én oe segária

iru"uur_

ot.o.

del .iglo fo.tri j..oii..

y'nríi

¿.

9^,:rfj:T_:o:..cidó,yasu..yr,u,r..ur.1uo-o';i;;"ilí"lin"i'yqu,r, con el presentlnuento de la proximidad de lá propiá rr"rt., M"nu.é

a:céjila y decepcionáda'Jei Á",á".'d,iái."¡"r.u p". *::i-:l rruqencto, l11l:tli seneca, San Jerónimo v en la tradición de los debates alegóriios

-¡r"Ji, medievales, nara en cienro seis o"tortüoi"u.l, ..p"rii,.t "ápiu, en to más lntimo der hombre tiur"n'la nazán y ra'nil,i^,áá.1l,ri,jr.',1'li,

q*

prrr_

I

l0

Lr¡n¡runn espAñoLA

MEDTEVAL (EL

sclo x\c

1439. Poco posterior, de hacia 1.142, ha de ser la lllada en rom.once, PtJesto que en aquella fecha se difunde en Castilla la versión de la obra homérica a cargo de Pier Candido Decembrio que inspiró Ia obra de Mena. De 1¿145 es el Tratado sobre el título de duque, eÍ el que exalta la dignidad otorgada por Juan u ese año a don Juan de Guzmán, destinatario de la obra. Quiá de esas fechas, en tomo a 1444, sea el Tratado de annr, que en diversos lugares refleja coincidencias con los versos del lnberinto. De lM6 o muy poco después data el proemi o al Libro de las-virluosas e claras mugeras que acabó de año el maestre don Álvaro de Luna, y de 1u148, en fin, la que iornpon"r su última obra en prosa, las Memorias de algunos linages, en cuyo tal vez sea "s" prólogo figura aquella fecha de escritura.

LOS GRANDES POEIAST SANTILLANA, tvlENAY

MANRIOUE I I

I

I

Propósitos tanto didácticos como puramente narrativos dominan en el comentario a ta Coronación del Maiqués ¿" soii¡ttli", áilitiia exposique.va gtosando cadá una d" lu, qu"

;.i;;i;;'i*"."o, Ífilo L6pez'de

:111-"j !]"r" contorman aquel sinqular calamicleos en loor de aon

Mendoza. En esa glosá y comentario, se van combinando sucésivamente ra ae ra leia aei texto p""."a" de los mitos y fáburas de la antigüedad ultí ;";"i;;u;;;:"ri-"á.o disquisiciones didácticas sobre d'iferentes .u,".iu.-t"ornpl.i"iál¿"t rurgm do, disposición e influencia de tos planetas, cuesri"r*'í""ili"i.ri" rnun."."r, de física, de óptica, etc..¡ a que dan r", .,¡iiipi". ,"r"Iá"'i"", á"r po"_u. ii" Con esros planteamientos oiaa.ti"oi y ár.i.irr*u.puro.o estilo ornamenral, muy retórico y rutinlrurt" "u..uiirá. qr", "i,"-u .áí.J,ááo, ." p."_

explicación ategóiico-moral

fflt!

"""'i"i"rr"ii"

de la obra, dónd.

:1.].p.Oto¡o Ja a su protagonista y destinatario:

"t

po"t, jrrtiri""

i*"

., .á"i" y'.ou."p"_

[,os que a la su contenplagió[ España rlon traxo, farna de un solo omne ha prcdu_ zido. Semejables palabr¿s escrivi Ge¡ónim" pJf"!" á"1-éei""i'"" ," prt_ mera pa¡úe déI, fablaldo de Tito Uvio fuente ", ", de"feloqtien-gia láctea e manante 1...) E yo, Juan de Mena, exiguo e fufimo en la ,u"n" j"iimu¿o a"f Lprrti.i"nro n,f_ mine, es a saber de la giega fortuna, coo ojo at"nto razonaUt" tando non algo menos razón lo sufriese, crei err pataUra " ""u_ poaers."onrii"iugiOn á"r1, á"f p-a"ntfssimo, maná¡imo e vigenre cavallero fñig" I_0p". O"

l,i.rü"

"

i-.1" Frente a este estilo culto v recargado que domina €n el proemio. la pafte didácüca de la obra se oriená hacia-un ttpi, a".rpá.ion áí" .¡rnp1.. con predominio del orden naturat y enumerauvo, "i_ál aunque también aquf la sin_ taxis de peíodos. la¡_gos y las difióulta¿". Ie*i"r" pr,iienl"'gar'"?"."rlu no siemprc inteligibre. r,o que sí trasrucen estas pa¡te; didácti"us"J"i es un amplio saber erudito, una abundun.iu á. "o,n"ntu.io 0".¿" la teología y filosofla moral a t" r.,rororJ,r,lá "ono"¡-i.rtori-r"-iu, iirü;i;;;d",;:il

leza y, por su_puesto, la gramática o ta en los prcámbulos.

la."r*;;,

i;p"éri"á,

"-.iit

r","*iir*m*-

Con todo,las páginas más representativas y quiá más logradas de toda la obra sean las que corrcsoonden a ta nan-¿ción dJf¿Url", y iritológi_ cos. Aunque todos ellos-rcmiten expresamenk "i"¿.". a las Metamorjosisde

.

Ovidio

proceden en realidai ¿e ta c"ne,a''pitá;;;.,;;'l'il"r." :?A.-l"ij:. Jrempte, sln embargo, es muv estimable

*.

el resultado artlstict alcanza¿o,

como puede apreciarse en tas áescrtpciones uien a"'i"", ?ii"r^ a" progne y Firomena yi,de vrr¡. tc. oe'ó,fJ *ü,l.i'. cli"i. yY1.,:l:.ry, rrucotoe (c. xxv) o de Sálmacis (c. xxxrv), en l"s que ta ,arraáiOn consi_ gue una gran fluidez y animación expresjvas, á..ufrui-."uy ,iuu_

r"!rái

mente Ia atención e inrerés det lector

ior

ta

ü

"'" ""pr""l hi;.;il;itr;r;á;:'

La llíada en rom.ance, también titulada Omzro romanqad.o y, quizá más propiamente, .sanras de lo luada de omero,;;;, ;;d;¡;;,,fi'"n"_go

I I 2 lmn¡rune ¿spañolA

MEDTEVAL (EL

sclo xl1

\ del rey Juan n, de la llios latitw.Es ésta última una versión compendiada, en mil setenta hexámetros latinos, de la obra de Homero, que, atribuida primero a Silio Itálico y luego a un Píndaro Tebano, circuló profusamente por toda la Edad Media. Mena, con el propósito de despertar la admiración ¡»r Homero y su obra (., ofreció al rey una breve suma de materia homérica, que fuera saciando sus apetencias intelectuales. Luego probablemente intervino en la traducción castellana que de la versión del escritor italiano se

hizo en Castilla a nombre de Pedro González de Mendoza. Deslumbrado, como el rey, por la obra de Homero, que cree no han sido capaces de recoger en su esencia la gramática y retórica latinas, Mena lamenta aún más las limitaciones del «rudo y desiefo romance» para ese cometido, incapaz de «traducir e interpretar una tan santa y seráfica obra». En consecuencia, el procedimiento habitual que se le impone en la traducción es el del latinismo y puro calco lingüístico, que a veces trata de aclarar acudiendo al expediente de la iteración sinonímica o al comenta¡io de glosas explicativas (introducidas por fórmulas como a decir», «conviene a saben»). Acorde igualmente con la "es alta estima estilfstica que le merecía la obra de Homero, empleó para su presentación en el proemio un estilo elevado y sonorc, que es una de las mejorcs muestras de la prosa omamental y retórica salidas de su pluma: Vienen los vagamundos áforos que con los mapales y casas movedizas se cobi-

jan desde los fines de la arenosa Libia, dexando a sus

espaldas

el

monte

Athalante, a vos presentar leones i¡acundos. Vienen los de Garamanta y los pobres a¡exes, concordes en colo¡ con los etíopes por ser vezinos de la adusta y rnuy caliente zona, a vos ofresger las trigres odoríferas. Vienen los que moran cerca del bicome monte Bromio y agechan los quemados espi¡áculos de las bocas gtreas, polvorientas de las cenizas de Fitón, pensando saber los secretos de los tripodas y fuellan la desolada Thebas, a vos t¡aer espingos, bestias quistionantes. Traen a vuestra alteza los orientales indios los elefantes mansos con las argollas de oro y cargados de linaloes,los quales la cressiente de los quato ríos po¡ grandes aluviones de allá donde manan destorpa y somueve. Tráenvos estos mesmos los relunbmntes paropos,los nubíferos ácates,los duros diamantes, los claros rubís, y otros diversos linajes de piedms, los quales la circundanga de los solares rayos en aquella tierra más bruñe y clariñca. Vienen los de Siria, gente arnarilla de escodriña¡ el tibar, que es fino oro en polvo, a vos pre-

LOS GRANDES POETAS: SANTILIANA, IVIENA Y

MANRIOUE I

I3

§entar Io que esca¡va¡ y rabajao. Tráenvos. muy excerente Rey, Ios frÍo§ seten_ trionares que beven tas .gruri"t y ,i.n_ ten primero el borear viento, quando "n"r,á

ó;;ñ. ;;;;;", ';t,i;"i.,ii. se comi.nr""i ,no""r, üJ¡irr.á. u.n,i¡o" ta.s,n:a: y orras pietes de bestias dive;,1;;;;;i;;;;i"".o Igacidad de ta naruraleza, ,"_ ,o""irn"r, por guardartas ¿.r" g"_Jjr'l"rpái, * aquellas partes, de más esoesñ ,üllll ,i,irr .i.i.," y iT:".".I".;:," Il;tii# brantes piedras, ".i*i:;"ffi¿Tiiff.fif no de Ari¡" *" o- ¡ná, n á""Á]J";;";;:,i"i;;"";"r", fieras, mas de aquella vuestra , cavallerosa Córdova (...)

]n

rr.ranas

f; ; l

I I I I

i

El estilo ornamenhl. aunque mucho menos recargado, sin citas eruditas _.apenas nr latinismos, preside ámbren et proemio para el Libro de las virtuo_ sas.e.claras mugeres. de don Álvaro de Luna. Escrita la obra por el maestre en 1446. Mena compondría muv les con er soro proposito de arabul u, p"oonu1. y agradecerre. en nombre de det reino, el táá¿Í ll]luieres.pnncipales

r"";;.rp¿;;;.*."."*rll,j"l,o."r"

fi?l,i:fi;3i1.

"*'

.rror

il *roi"r'¿lr"rlri"iJ.'iug".", r,;;;;-;;;ñ;"Jl

nirtia.

oonde ¡os mardiziánte;

el breve .tiatado de amor.que comúnmente --?_gJ se akrbuye a nuesro poeta v viene a. nurrir I" ,"ri; ;";¿;;;",iu, orr", y11ndi del siglo xv. La obri es etectrvamenre un curioso tratado de cone morar¡zanre sobre el amor, construiao .on uná ,ígul'¿"ü"ffiII*"ta.(que inrerés resulta

t¡ca

l I

I I

avanza desde la definición y clases de amor a las causas que mueven los corazones a bien ouerer I;, " y casos ,-i:r?¿o una larga lista de ciías ejemplares de Ia anrigüedad "n crásica, cuya.fuen¿e principat son tis n"n"¿¡á"iíi¡riJbü¿já.,É*.¡" en un estilo fácil y eleganti, acorde con el propósito didáctico, la obra vie_ n^e.a,resuttar una defensa der amor tícito y'-una-c"ioir?ááijlll"r"iir*, ,r ¡gual que ocurre en la orden de Venus de.l Laberinto. Dicha condena, sin embargo, lleva rambién consigo una ,.r¡. ¿" i"rn.J¡o-s l':;;r,"1l,s p"." amar y desamar, de ,run"ru oui, la teo_ría moral ,.p.áLuáriu ,. ri"rp.r_ pone una lección de prácticá amorosa. con todo .ri"-.iii"ir¿"" una sugerente ambigüedad e ironía.

;;;L, ;;;;;;üH:J;,,

,*

"iq"¡"*

El Tratado

sobre el título de

tercer conde,de Niebla, que en

duaue fue escrito pam don Juan de Guzmán,

l44j

era nombrado.¿rqr" á.

ü.J"",§¿*i"

;,*l¡;*ru*11t¡1*+*",ruü¡l-.ll,m

valores heroicos y caballerescos esuj cebida iguarmentá. c", autores tanto de la antigüedad clás

;;ñ;.'j#"1[Hf,#ff

Lucano.sanrsidoroiü;ñ:il::i::,::f ¡14

rmRAruRA EspAñou MEDIEVAI (EL

iTlltr;á,.."tff"J; :,:i,l,j#'r[Xili;rBJÍl,X:

scLo xv1

:X

I

\ acerca del origen y de las prerrogativas de esa dignidad de duque, a las cuales van dedicados sucesivos y breves capítulos del texto (posesiones, coronas, enseñas, retos y desafíos, divisas).

Muy incompletas y fragmentarias son, por último, las Memorias de algu-

nos linages antiguos e nobles de Castilla, escritas en l'K8, y que quizá no pasan de sér un esbozo de una obra de mayor e-nvergadura. Dirigidas también a

I y compuestas por mandato de don Alva¡o de Luna, en ellas explica Mena ei origen histórico y geográfico de hasta catorce linajes castellanos, enre los que figura también el suyo propio (Mena, Clavijo' Cervantes, Ordóñez, etc.). Pertenece, Pues, la obra a esa copiosa serie de los escritos genealógicos y libros heráldicos y de armas, producidos también por la ideología caballeresca de fines de la Edad Media. Juan

3. JORGE MANRIQUE 3.1. Biogrofío Jorge Manrique (Paredes de Nava, h. l4'lO-Castillo de Garcimuñoz, 1479),¿uarto hijo de don Rodrigo Manrique, maestre de Santiago, Pefenecía a una de las más poderosas estirPes de la nobleza castellana. Dominada la familia por el prestigio político del Padre, a don Jorge, como a sus hermanos, no le iorrespondió sino un papel secundario en el juego de intrigas y bandeías que definen la política de la época y en la que paficipó tan intensamente el maestre. Don Jorge fue

también caballero de

la orden de

Santiago y comendador de Montizón, merced que recibió por su apoyo al infante don Alonso. Entregado a la carrcra de las armas y a la vida militar de

la orden, en 1470 intervino Yictorioso en la batalla de Ajoffn por el priorato de San Juan. Por entonces

contrajo matrimonio con

doñ a

Guiomar de Meneses, con quien ten-

dría dos hijos. En los conflictos sucesorios a la muerte de Enrique rv, los Manrique toma¡on el panido de la princesa Isabel y protagonizámn luchas y enftentamientos amados. En 1475, don Jorge combate al marqués de Villena en el campo de Calatrava,

tOS GRANDES POETAS: SANTILLANA' MENA Y

tr¡¡t'¡plOUr I I 5

\

*üT'g:*i{:#'i*"tfÉJr*[t".s,Hü]ii:]l,i*[itffi Mueno el maeske, don Jorr _ b'n la primavera

¿.

¡477 u.u¿{llo-ntinuó

la misma política de parcialidades.

¡;i*lii**,1.+.ti'11is;5,$;üi,'i,H,,;I[i"#:h?:,# t"gomendado el regimienro de Ia

áao. ru"nrlqre rue

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jr**l'*::*"¿lj:#::í:¡:+:ii{ti:,3:"^:x'ff ::"i:"f *trii

j'f i#m

lü,4i;ry:.}Hí,,ij,$..,,":,,',"#ii..í"',t**ihrq* t¡llo ae Ga¡ciÁu¡á1,-;;";j.;.0u,.r. .n abril de 1479. en et asatto a.t cas__

Femandoden;G;;"'J"áii,iiTi\i,,\:i:t:,;i,i1nc.tarcomonarra Peleaban los más días con el n ellos algunos recuen*r,

",

,n:T:lÍt

de villena y con su 8en(e,

y

había ent¡e

ü*'fJr.'#:L1::;i#j*.::y.",#:il:l'J:1i:li:'"';"y,U$'# eolpes' y murió peleando cerca de las o*"*rff-t':lgt ., ra qua, mu_ "rs;;;;;;;"-;illiL"j;1i1.,",i.íi1,3;:;.;x*n".

puenas del castillo de

;"-,

**?ri"ffi sr#r?.'*Éi};:.#r:ffi i*litrrffi

#

3.2. Lo poesÍo de concionero

.

La obra literaria de Joree Ma¡ muy extensa y se reduce prácticamente a .lr"J.riJrt" ¿i']"TlT 'lg o'1 su Poesía menor' resulta ta- lrpico de "r, un poese aiustan perfectamente a géneros de ¡" ¿p.."itiá. los canciones' invenciones motes. gunt , r"rpu"'rtu., prev

*

v

"rr.l;;;';;;.":#-T-l:, i.

""rllTslcrones y-;;;;.-i."i',i?ffi.

,.,"f.i,i:."?ñ0": f,[liÍi,i,"lJ?:

lló

""r":*g. rr"rii"ia"j'"i.;ll:qi'^ilt:t: ;;;i'ilililflffi:[,j:J,1llll;:.,ii"?,X",;f

UTERATURA

EsmÑoLA MEDIEVAL

I

Es amor fuerza tan fuene que fuer¿a toda ¡azón, una fuer¿a de tal suerte que todo seso convierte en su fuerza y añción; una porfía forzosa que no se puede vencer, cuya fuerza porfiosa hacemos más poderosa queriéndonos defender. Es placer en que hay dolores, dolor en que hay alegía, un pesar cn que hay dulzores, un esfuer¿o en que hay temores, temor en que hay osadfa; un placer en que hay enojos, una gloria en que hay pasión, una fe en que hay antojos, fuerza que hacen los ojos al seso y al corazón. Es una catividad sin parccer las prisiones, un robo de libertad, un for¿ar de voluntad donde no valen razones;

una sospecha celosa causada por el querer, una ¡abia deseosa que fio sabe qué es la cosa que desea tanto ver. Es un rnodo de locura con las mudanzas que hace: una vez pone tristura, otra vez causa holgura como lo quiere y [e place; un deseo que al ausente trabaja, pena y fatiga, un recelo que al prcsente hace callar lo que siente temicndo pena que diga,

Fi¡ Todas estas propiedades tiene el verdadero amor; el falso, mil falsedades, mil menüras, mil maldades como fengido traidor. El toque para tocar quál amor es bien forjado, es sofii¡ el desama¡, que no puede comportar el falso sobredorado.

más.nume¡osos

v se repanen casi por canción' el decir o la copla esparsa. El ü"-rri""r].9 con Ia má's pura y cónveniional *oiiio"'."iii'.Trf1..t-ul "tto'."nttonca llega a conseguir una.mayor cd{rerencia y Lomo a (antos poetas cancioneri¡esl anlor se le .ipr.r.nt, p...u, po. .JJ,"f ro. "JJ.."*ivd' a[nor que

I

En este poema enumera por extenso las propiedades del verdadero amor, que lo diferencian del falso amor, del que se distingue sólo cuando se sufre desamor, de la misma manera que en la prueba o toque de los metales se distingue el bueno del falso sobredorado. Las propiedades van relacionadas en distintas estrofas en gradación y a través de procedimientos retóricos como la antÍtesis o la rcpetición, de manera que cada una ocupa prácticamente uoa estrofa. La primera insiste en la idea de fuer¿a, de porfía y añción que conlleva amor: la segunda en la de alegía, placer, dulzor (y sus contrarios); la tercera en la de cautividad, prisión, robo, celos, rabia; la cuarta en la de locura, tristura, pena:

(EI. SlGLo

xV)

ii

il]:]:

El fundamento mismo del amor no es sino servicio y entrega incondicional y enajenada del amante a la dama. A pesar del requerimiento de ñeles mensajeros enviados por el amante, del propio memorial de lealtades que éste le presenta, o de su propia profesión en orden de enamorado, la dama siempre resultará altiva e inasequible. Esa dama distante y rigurosa devuelve sólo sangrientas llagas y heridas de amor, que recibe el enamorado en las duras escaramuzas y escaladas amorosas o en el íntimo combate que libra en su cas-

LOS GRANDES POEIAS:

SAMIIANA

MENA Y MANRIOUE

¡ 17

t li-1"_,1"^Ti-!,

hJh

alegoría con la.que Manrique describe en un poema su

[Tft",T;]ffii::Xyoroso,

simboliiado.n ,,s

.ati"..

po. iu;

ü,í;;.

p""

\

t;

que comienza como más

ct nombrc Y como valer el aPellido' a la cual nunca jamás

Hame tan bien defendido, señora, vuestra memoria

de mudanza, que jamfu nunca ha podido alcanz¿r de rnl victoria

olvidanza: porque esáis apoderada vos de toda mi fimcza en tal son, que no puede ser tomada a fuerza mi fonaleza

ni a traició¡¡.

Yo Podé desconocer

aunque he Perdido'

Fi't

1t

I

A tal Postura vos salgo

I

con muY firme juramento jura' Y fuerte como va§allo hidalgo que Por Pesar ni tolmento

ri

-.

a

aunque la muerte esPeras€

l¿ fotaleza

nombrada está en los altos alcores de una cuesta, sobre una peña tajada, maciza toda de amor€s, muy bien puesta; y tiene dos baluafes hacia el cabo que ha sentido

el olvidar, y cerca a las otras panes uo rfo mucho crecido que es membra¡. El mu¡o tiene de amor las alme[as de lealtad,

la bare¡a cual nunca tuvo amador, ni menos la yoluntad de tal manera; la puefa de un tal deseo que, aunque esté del todo entrada

y encendida,

si presupongo que os veo. luego la tengo cob¡ada y soco¡rida (...) En la torre de homenaje está pueslo toda hora un estandarte que muestra, por vasallaje, el nombre de su señora a cada parte,

tri§tura.

otri no lo entregar'

Por vivir, ni aunque lo venga a cercar cl Dios de amor Y llegase a lo Pedir'

la herida ulicionera de Sólo en un caso magnífico resulta dulce y placentera

., ;;;;;;

ÑiÑ.

los versos compúes-tos PorQue esundo él-dtrmiendo

del tópico de la herile besó su anipa,pry¿rna que enclerra una'bella recrca¿ión y el desPertar: sueños' en amor del sueño, del ir"tvo 3"i

L""rn.[*

v

futico

Vos cometistes Eaición, Pues me heristes, durmiendo'

de una herida que entiendo que será maYor Pasión el de§eo de otra tal hetida como me distes, que no la llaga ni mal ni dalo que me hecistes' Perdono la muerte mla' mas con tales condiciones: que de tales t¡aicione§ cometáis mil cada dla; Pcro toda§ contra mf, Porque de aqucsta manera oo me Place que otlo muera' Pues que Yo lo merecí'

Fin

Más Placer es que Pesar herida que ot¡o mal sana: quien durmiendo tanto gana nunca debe desPertar'

I

I

8

rr¡neruae tspAñorA

I\,4EDIEVAL (EL

stcro xv)

LOS GRANDES POETAS: SANTILLANA. N¡ENAY

MANRIOUE I

I9

it l

El poema vuelve a emDlear ese |enguaje caba¡leresco, guerero. tan del gusto de don Jorge: la heriáa- Ia rr ñ.¡ ¿u ¿" ;:ffi ;':l .iilXffi Iffi [:á: ::ffi "Áoi.",El"ru; gozo que siente. poeta durmiendo es besado p;;;;';ü;.;::;r"f :liJ :.; :i q* estrtrza exrraordinariamente Manrique, rr".frJ¿rá"i, iá,rlrp" i,..iu, t.nrion amorosa y el lenguaje milirar. Ha recibido "l r, u..nuü, una he¡au O"

F

I'

ir"

.,

no otra que el beso. y la ha recibido a trarcrón, pues estaba durmiendo. Es heri_ da traicionera. pero rambién herida poco dororosa comparada con el deseo de que vuelva a producirse otra herida semejante.

Aun en el marco de ese amor idealizante y conés, no vacilará en canta.r también a su esposa doña Guioma¡ e incluso iíc..p"iir. á" su propio nombre al poema, bien oor medio de ,".*roi,ii", qr.

"nii"i#,ori*, ..rá"* p.;;;i;;;"r;,;"rg., '- ''- *

comrenza "¡Guay de aquel que nunca.ari."d" ¡: ;;;; "r ma que, combinando las letras de distintos versos, re;ela ue ¡¡v,¡'v¡! norú.. J, rp.U¡_ dos (Guiomar. Castañeda, Ayala, Silvr, t¿.r.r".ji Según el mal me siguió, maravíllome de mí cómo así me despedí que jamás no me mudó.

Cáusame aquesta firmeza que, siendo de vos ausente, ante ml estaba presente contino vuestra belleza. Por cierto no fueron locas mis temas y m.is porffas. pues que las co[gojas mías de muchas tornastes poca.r; ,4ñed ¿gora, pues, vos, en cuerdas de gualardón: como cante a vuestro son, muy contento soy, pardiós. Y@ya la yida pasada que po¡ amores sufrÍ, pues me pagastes con sf, señora, bien empleada. Y tened por ve¡dadera esta ¡azón que diré: que siempre ya cantaré pues que fustes la primera. Si'/ v¿ler vuestro querrá, pues que me quiso valer. amarme mucho y querer, sé que buen logro dará.

I20

rmnnrun¡ espAñoLA

MEDTEVAL (Er

stct"o

xg

\

Si vos así lo hacéis, doblada seá mi fe, y aunque yo nunca diré, señora, no me culpéis. [.o que causa que más amrz es esPeranza de ver

titl

buen galardón de querer, y el contrario, que desamen. Yo lo habré por muy extraño si en pago de mi servir querés canta¡ y decir: a mí venga muy gran daño. Cabo Tonundo de aquí el nombre que está en la coPla Primera, y destotra postfimera juntando su sobrenombre, claro verán quién me tiene contento Por su cativo: y me Place. Porquc vivo sólo por que ella me pene.

Más próximas al puro divertimento poético cortesano, y en el habitual es-

tilo conceptuoso, se hallan las preguntas y

respuestas cruzadas con Poetas

como Guevara, Juan Alvarez Gato o un galán anónimo, todas igualmente sobre las experiencias y afectos de amor. Ingeniosos y atractivos juegos de corte, sobre los mismos temas de amor, son asimismo las invenciones y motes, siempre presentes en las frestas de la época. Al esplendor de éstas contribuyó

en más de una ocasión nuestro poeta, como en aquélla de las fiestas

de

Valladolid de 1475, donde sacó una llamativa invención constituida por la representación de una noria con sus alcaduces llenos por cimera de su armadura y una letra o mote que decla. Éstos y mis enojos tienen esta condición: que suben del corazón las lágrimas a los ojos. Sin invenciones, "las justas y los torneos",las cañss o los momos,los más celebrados entretenimientos de cone, en suma, se habrfan quedado en nada. Todos los ojos se iban tras los "tocados" y "vestidos" de las damas y tr¿s los ameses y atavfos de lo§ galaíes. En "Psrámen_ tos, bordaduras" y, especialmente, "cimeras", los coriteridientes y §u §Euito podían cxhibir las figuraciones rnás insospechadas: ¡o ya pequeñeces del estilo de un puente, una campana o una luna, sino poco menos que rctablos cnteros, coño "unos cánlaros de los cuales sacaban dos niños sue¡tes", "un físico que le tentabá cl pulso" al enamorado o "hasta un draSón con media dama tragada, y el gesto y la mcitad se mostraba de fuera". Rccamados cn las tclas, ins-

tOS GRANDES POÉIAS: SANnUANÁ, MENAY MANRIOUE

l2l

::iff i:,fT* **rfiÍiffi,l[:'Jrrl{os ru, y **"ii,l liui i;;;;;; i;'";ffi

que se disr¡ibura¡ enre ra concurre¡cia,

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f,;:i?:,111,Jff j:ffi:::i

r:"J-?;JIl";l*::r:ic-iones

que-rei:sro,bau"u,iosffi "#,É,"L

p'm,,

¡Santo Yepes, sa¡ta Coca, rogad por nos al Señor, por que de vuestro dulzor no fallezca a la mi boca!

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de.burras que se conocen de

iffjl:;:i'1Td.il.Í:"fl¿;{;:if

"¡Santo Luque, yo te pido

?XH,:?á en su dobre acepción de sraoo de piüentesco y de cuerda de instrumento musical (..Cuanto el bien tir conciena / al buen tañer v conviene. l- Ianto oana y oesi;il

au"",,.on .r rcon"iü

ü#,tPrar

q,.iiá í'.'ffl jHT",: li:líl;

que ruegues a Dios por rrtf, y no pongas en olvido de me dar vino de ti! ¡Oh hi, Baeza beata, Úb€da santa bendits, este deseo me quita del torontés qu€ me mata!".

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§:{y}",:i*ül:}ujrr,il,*i:x{#;Tuj.S*lr;t"#n,::

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ij;TffiJif,?f:3n1*i*:ñ:fr..'Xt#tfláffi t,,TjHrk¡:

.-

3.3. Los Coplos sobre lo muerte de su podre

Haryne dicho que se at¡Eve una dueña a decir mal,

La gran obra de Manrique, justamente encarecida siempre por cíticos y lectores, son las famosas Coplas sobre la muerte de su padre.

conti[o sobre un brial:

Todo ello convertirfa a Marrique en el eje de la poesía del Renacimiento, no tan polarizada en tomo al petrarquismo como acostumbramos a creer. lrs mejores poetas del Cancionero generul y de iodo el siglo xvt glosa¡on sus canciones, que se halla¡! profusament€ copiadas en los ca¡rciooeros de este perlodo. Pero de las Copl¿s conocemos medio centena¡ de manuscritos y ediciones (alguñas de ellas rcimpresas entre quince y veinte ve_ ces durante los siglos xv¡ y xvII, como la glosa de Alonso de Cervantes o la de Rod¡igo de Valdcpcñas) quc dcmuestr¡¡ un¡ admir¡ción estética y doctrinal como rÍuy pocas obras de nuestra liter¡tura ha, coos€guido dcspeñar (vicente Belt An, Jorqe Manrique, Poes{a,

y he sabido cómo bebe

y aun bebe de tal ma[era que,_siendo de terciopelo, me drcen quc, a chico vuelo. será de la tabeme¡a. Está como un serafln

dicicndo ya; ..¡Ojalá estuvies€ san Martfn adonde mi casa está!".

Ba¡celona, Crftica, 1993).

De Valdiglesias se entiende esta petición, y gana por ser de allf penr:quiana, pues que tal vino se vende. Y reza de cada dfa esta devota s€ñora e§ta §anta l€ta¡fa que ponemos aquí agora,

en medio del suelo du¡o hincados los sus hinoiosllorando de los sus oiás de beber el vino puró:

"¡Oh, beata Madrigal, ora pro nobis a Dios, ¡Oh, santa Villa Real, señora, ruega por nos!

122

Lr¡narum rspAñorA

N4ED¡EVAL (Er

srclo

3.3.1

.

Compos¡c¡ón y estructuro

El poema, constituido por cuarenta estrofas de doce versos cada una (dobles sextillas) con alternancia de octosílabos y quebrados, que en adelante recibiía el nombre de "estrofa manriqueña", hubo de escribirse poco después de la muele de don Rodrigo, si bien alguna de sus partes se añadiría meses más tarde. Inspirado, en efecto, por el impulso rÍnico de la muerte del padre, acaecida en noviembre de 1476, es posible que algunas partes del poema, como el discurso moral inicial y el llamado «auto de la muerte» final, cristalizaran en los meses de la agónica enfermedad del maestre, en tanto que el resto, la parte más política del poema -+l discurso histórico y el epicedio vindicador de la memoria del padre- sería comPuesta después de sus desavenencias con el poder real y durante los meses de cautiverio del poeta en Baena, de abril a octubre de 1477.

xv1 LOS GRANDES POETAS| SANTILLAN,{

I¡ENA v

tr¡¡¡lnQU¡ I 23

\

En su disposición y estructura ,se

Recuerde el alma dormida. avive el seso y despierte

ad vlerte una ordenación del Poema en

tres partes, correspondientes a la

consideración de la muefe en abstracto, la muerte histórica yla muerte paficular del maestre don Rodrigo . La primera ocupa¡ía las trece pnmeras estrofas, la segunda las once slguientes y Ia terce_ ra Ias dieciséis restantes. Ti:davía se podúa dividi¡ Ia pnmera pa¡te en otras dos, una dedicada a la consideración sobre la muerte y el paso del tiempo y otr¿ a la reflexión sobre los bienes dé Foriuna. También en la tercera parte podríamos distinguir un epicedio y un aüto de la muerte. De cualquier forma, advefimos que el poema tiene una progresión , un derivar de lo abstracto a lo concreto, un tiempo y movimiento intemos que, a su vez, da rmagen del tema que preside la obra el discurrir , del tiempo , el fluir temporal y la caducidad de tdo lo terreno en su transita¡ hacia la muefe. Y parecé bastante obvio también que el poema prcsenta diyersos y suceslvos carnbios de perspecú Yay enfoque en el desarrollo temático y discursivo , reflejo probablemente de un proceso de composición discontinuo e irregular.

3.3.2. Reflexión sobre to muerte Contamos, pues, con un Drimer bloque de estrofas, que tiene mucho de sermón y de reflexión admonitoria sou...lu

rnu",i","lu1"jiiiá,ui

,.

,, "iou, .¡..pru-

iill',i í?l,.fJlH¿*:T;,S1,'::':lv:". *;; ;;.r;;;;;l1"o,o ,"d.rdr,;;t:;;;;il;;ffi f ::J.Thl'isT"¿"¿Íff presente...'.. ..si /,¡dparzos sabiamente...", ..¡i;*;;;.id*Íi.11';:,9:n:l;

;oi tá", noS.). Sm ram-bié¡ errofas cargadas de lJ."l.r-]t"o",jltiT.r"¡on". ,o espec¡almente eruditas, sino Denenecientes -consid.rrJ¡**al acervo ta doctrina cnstrana y moral de ta éooca-'r ".;;;.;;

-

f :Jñ,""fi i: [_*T*dfi"#.;:TL,á:üi:üiT.i::T'.*:,jitffi nal emergen conceptos-como

ia exhortacion a oespen"r;iri;'r'".i#-o^"^:f como ríos (Ecclesiastest.o l" P:t'd'p9t:l sueño (san Ambrosio). las vidas cara corporar como cauriva y er

"r,n,.;;;';;;;'¡iili;;Jtfl:::,1,,i;Ja 124

urenerune rspAñotA I\IEDIEVAL

(EL

scro

xv1

contemplando cómo se pasa la vida, cómo se Yiene la muerte tan callando: cuán presto se va el placer,

FJ

t

cómo después de acordado da dolor, cómo, a nuesto parecer, cualquiera tiempo pasado

Aquél solo me encomie¡do, aquél solo invoco yo de verdad, que en este mundo viviendo el mundo no conoció su deidad. Aplica y compara Este murido es el camino para el oao que es morada

fue mejor.

sin pesar, mas cumple tener buen tino para andar esta jomada

Y pues vemos lo presente cómo en un punto se es ido y acabado, si juzgamos sabiamente, da¡emos lo no venido por pasado.

sin er¡a¡; partimo§ cuando nacemo§, andamos mientra vivimos y llegamos al tiempo que fenecemos, así que, cuando morimos,

se engañe nadie, Ilo, pensando que ha de durar lo que espera, más que duró lo que vio, pues que tdo ha de pa§ar por tal manera.

descansarnos.

No

Compara Nu€stras vidas son los rfos que van a dar en la mar que es el morir: allí van los señoríos de¡echos a se acaba¡

y consumir, al[í los íos caudales,

Prosigue Este mundo bueno fue si bien usásemos de él

como debemos

,

porque según nuestra fe es para ganar aquel que atendemos. Y aun aquel hijo de Dios, para subirnos al cielo, descendió a nacer acá ent¡e nos y viYir en este suelo

de los famosos poetas y oradores; no curo de sus ficciones, que tlaen yerbas secretas

do mudó. Si fuese en nuestro poder toma¡ la ca¡a hermosa corporal como podemos hacer e[ ánima gloriosa angelical, ¡qué dilige[cia tan viva tuviéramos toda hora y tan Presta en com¡roner la cativa, dejándonos la señora

sus sabores.

descompuesta

allí los otros medianos y más chicos, allegados son iguales los que viven por sus manos

y los ricos. Invoca Dejo las invocaciones

!

LOS GRANDES POEIAS: SANTILLANA, fvlENAY

|úANRIOUE

125

Ved de cuán poco valor son las cos¿s tras que andamos

y corremos,

gue, elt este mundo taidor, aun primero que mu¡amos. las perdemos: de ellas deshace la edad, de ellas casos dcsastrados quc acaecen, y de ellas, po¡ calidad, on los más altos estados desfallecen.

De.idme: la hermosura. la gentil frescu¡a v tez de la cara,

la colo¡ y la blancu¡a, cuando viene la vejez, ¿cuál se pa¡'a? las mañas y tigereza, y Ia fuerza corporal de

juventud,

todo se toma graveza cuando llega al a¡rabal de scnectud. Pues la

sangr de los sodos-

y el linaje y la nobleza tan crccida,

¡por cuántas yías y modos se sume su grande alteza



esta vida!

Unos, po¡ poco vale¡, ¡por cuán bajos y abatidos que los tie¡len!

Y otro§, por poco tene¡, con oficios ¡lo debidos se mantienen

,

que nos dejen a deshora ¿quién lo duda? No les pidamos firmeza, pues que son de una seño¡a que se muda; que bienes son de Fofur¡a, que reyuelve con su rueda presurosa, la cual no puedc ser una, ru estar estable ni queda en una co§a. Y pues digo que acomDañen y lleguen hasta ¡a huesa con su dueño, por eso no nos engañen, pues se va la vida apriesa como sueñoY los deleites de acá son, en que nos deleitamos, tempo¡ales;

y los tormeobs de allá, que por ellos esperamos , eternales. Los placercs y dulzores dc esta vida trabajada que tenemos, ¿qué son sino corredores. y la muerte, la celada en que caemos? No mi¡aodo nuestro daño, co¡remos a rienda §uelta sin parar; desque vemos el engaño, sr queremos da¡ la vuelta, no hay lugar.

3.3.3. Ubi sunt? A conünuación viene

otra serie .le estrofas en las que la atención se despla_ za a ra muene y desaparición de person^ a"r p*uáo.

Él-e.i"-rr,H,iii ,,."

l2ó

rmnnrunn ¡speñoLA

MEDTEVAL (Er

\

I-os estados y riqueza,

stcro xV)

¡

I

r

cionador por muertes históricas y famosas, en el que Manrique interpreta de manera personal el manido recurso retórico del ubi sunt? , de utilización obligada en la tradición lila;raña del planaus. De los dos procedimientos que le poúa en sus manos la literatura ñineb¡e de la época, la relación de tiPos genéricos y 'tstados del mundo", que constituían el macabro desfile de las d¿nzss de La muerfe,y la enumeración de casos memorables, particularcs e históricos, que encenaba la pregunta retórica, Manrique se inclina decididamente por el segundo. Del primero, de la danza, sólo recordará como de pasada el motivo del poder igualitario de la muerte ("que papas y emperadores / y perlados, / así los trata la muerte / como a los pobres pastores / de ganados"). Pero sená en el ¿ái sunt? dotde halle la fórmula literada más eficaz para da¡ cuenta de manera plástica y vigorosa de aquella idea de la fugacidad del tiempo. Ma¡rique, se sirvió sin vacila¡ de una converición reló¡ica de cu¡so conientísirno en la &,ad la que se ha convenido en I&r¡a¡ el Uáí s¡4, (..) Esta erotesis, o prEguntr académica, se con-

il

Medid

consistEnte en eñpeza¡ cada ñ'ase con una in¡enogación sobre el par¿dero de los grandes de fa historia o de la faJna ("Ubi Plalo, übi PorPhyriut? I Ubi Tulil/s, aut llrgilius? I Utn Thaks, ubi E np¿docles I Aut egreSiüs Arittotles?').1-^ list^ puede ampliar y pr$ longa¡, a voluntad, con nombrcs procedentes de cualquier clase de Sfardeza huma¡a; y de hecho se prolo¡gaba a veces hasta el fastidio. Y, lo que es muy importan¡e, la pregunta podía vesar no sólo sobre hombres, sino sobre imperios, ciudades, y en general sobr€ las cons¿bidas "cosas del mundo". Este esquema estillstico er¿ un verdadem hallazgo. Su ri€c¿¡ismo es de gr¿n sutilez¿. Suele el Uái .r¡¡nf servirse de la a!áfora; cada verso empieza por las ñisrias palabEs, por la fórmula interrogati_ va. De esta $¡ete entra ya en juego el efeclo p6icológico qu€ causá sierrpre la repetición, y que penetr¿ba casi toda la rEtórica riedieval. E¡ elernento invariable es la preS¡¡nta: Uái surtt, ¿dóñd¿ estárt?, oú soü?,webe are? Pero a ella se agrcga el eler¡e o váriable, los nombres, convocado§. Hay algo que queda, que pennanece fijo, ¡lgo que pasa, si¡ cesa¡: los nombres, los persona§. El pasa¡ acelerzdo por el tiernpo idea básic¿- csfá ¡Eprodt¡cido eD el coÍer de ta¡to y láfl,o nombre, por los verso§. Fero el efeclo máximo de esle esquema se da cuándo no se contesla a la !,€.g\¡rÍA &l @¿ónd¿ un riodo explícito, y la respuesta queda sobreentendida en el silencio. Es d¿¡ la c¿llada por respuesla. Ese silencio Eaduce simbólicañente el i¡rnenso ,¡o r¿r de la ríuerte (...) (Pedsro Salinas,,/or8¿ Mdrri4üe, o tradicióñ y originalidt d,B|lenos Aires, sudamericána, 1970).

viíió cn un esqwma estifstico,

*

&

Manrique, que adopta fielmente el tópico, inuoduce sin embargo muy sensibles variaciones. Como se ha notado, acorta la distancia histórica y geogúfica de los nombres y reduce notablemente el número de personajes. Recuerda así a sólo siete penonajes próximos en el tiempo, de los cuales menciona expresamen¡e al rey Juan tr, a los infantes de Aragón, al rey Effique rv y al condestable don Alva¡o de Luna, en tanto que elude el nombre y la mención directa de los otros tres: "su hermano el inos€nte" (el infante don Alonso, hermanastro de Enrique rv) y los dos hermanos maest¡es (don Juan Pacbeco, marqués de Villena y maestre de Santiago, y don Pedro Girón, maeste de Calahava). Pero además, lo verdaderamente importante es que esos personajes, fiente a lo que ocurría en la pregunta tópica, no aparccen descarnados en la sola enumeración de sus nombres, sino evocados, con tmzos breves y vigorosos, en sus más signihcativas acütudes y comportamientos y en su entomo vivencial más sensible. El poeta puede entonces describi¡ con toda vivacidad la animada cone de Juan y los

I

LOS GRANDES PoETAS| SANIILLANA" N¡ENA Y

MANRIOUE 127

("¿Qué fue de tanto galán...?"¡ o emiúr cau6losa pero sevevalomciones moralesy pollicas, al no olvidar. por e¡emjlo, la mo_ sus ramenr€ licie y eldcrocne oel rclnado de Effique rv o al denuncia¡ el enorme poder infantes deAragón

1

I

al-

pacheco y Ci¡ón, seculares enemigoi sazAdo rtrr.los heÍnanos de los la cobarde sumisión que se les ¡endía. O puede dar te;timonio Maffique.y ca_ llado d€ lo que. como.todos, ha pod¡do contemplar con esÍemecimien(o, en el don.

caso de

Atvaro de Luna

y su ajusúciamiento en la plaza de Valladolid.

en esa evocación-del entomo de las figu'ras del pasado, toaa unlgen9s sensrrlvas (vrsuales, olfativas, úctiles. auditivas) que mT lrado y_entrañable, al evoca¡ la verdura de las eras, loi olo_lo hacen mulho ,., ¿. ¡¿sdamas,los fuegos de amadores o lasmúsicas acordadas. De ese modo, todo va cobrando un senúdo de proximidad. de inmediatez muy preciso. ño se sobre.lo que Pasó, sino sobre lo que se va dejando. Manrique reflexiona tanto no de un pasado histórico fiío y distante, sino de algo nos da asl la magen miry di_ ¡,ctansne sentido, pniximo_a su experiencia en él tiempo. y visto coño una rm_ perio5a y escalofiiante realidad en el ahora mismo: Surgen ariñismo.

una sene qe

Bto6 reyes poderoso§ qU€ vcmos POr

escrirul'as

v¡ prsafu casos

.6¡

¡p¡on

tristes. llorosos,

sus buenas

venturas

üBÑfsadas; asíqüo oo hay cosa ñ¡erte, o,p

i

¡npu y cmperadores

Étado§,

muertc

¡sf k§ üata la

codo s ¡os

pobrcs pastores

gá¡ados.

&

los Uoyanos,

DÉjeoros a



sus

ni $s

males no los

vimos

gloriu;

&iÍo§

a los

mma[o§,

¡üfquc l€emos Y ofu¡os sus cstorias.

No cunmos de saber lo

& 4uel siglo pasado

de oué fue

ello;

,a¡gnms a lo de aYer o,rs

f¡¡

;úo

I

olvidado

¡quello.

¿OÉ

I28

bien cs

se

hizo el rey don

LIÍERATURA

Juar?

ESPAÑOLA MEDIEVAL (EL

I-os infantes de Aragón, ¿qué se hicieron? ¿Qué fue de tanto galán? ¿Qué fue de tanta iovención como trajeron? hs justas y los tomeos, paramen¡os, bordaduras

y cimer¡s, ¿fueron sino devaneos? ¿qué fueron sino verduras de las eras? ¿Qué sc hicieron las damas, sus tocados, sus yestidos, sus olorcs? ¿Qué sc hicicron las llamas

de los fuegos encendidos dc amadorcs? ¿Qué se hizo aquel trovar, las músicas aco¡dadas que tañlan? ¿Qué se hizo aqüel danza¡, aquellas ropas chapadas que t¡afan?

t $

\

alcanzaba! ¡quán blando y cuán falaguero el mufldo con sus placercs se le daba! Mas verás cuán enemigo, cuáñ contra¡io, cuán cruel se le mostró: habiéndole sido amigo, ¡cuán poco duró con él lo que le dio! Las dádivas desmedidas, los edificios ¡cales llenos de oro, las bajitlas tan febridas, los enriques y reales del tesoro, los jaezes, los caballos de su gente y atavlo§ tan sobrados, ,;dónde ire mos a buscallos? ¿qué fueron sino rocfos de los prados? h¡es s¡ herma¡¡o cl inoce¡te, que en §u vida sucesof se llamó,

¡qué corte tan excelente

tuvo y cuánto gran señor lc siguió! Mas como ñ¡ese mortal, metiólo la muerte luego en su fragua:

juicio divinal,

¡oh

cuando más ardla el fuego, cchaste agua!

hs

mae

a+El gratl Cordesfable ,

sl¡e que conocimos

tan privado, no cumplc quc de él se hable, sino sólo que lo vimos

dcgollado; sus

infinitos tesoros,

sus villas y sus lugarcs, su mandar, ¿qué le fueron sino lloros? ¿qué fueron sino pesares

al dejar? h¡es los ohss do6 hermanos,

maesÍes tan prosperados como reyes, que a los grandes y medianos

rujieron tan sojuzgados a sus leyes; aquella prosperidad que en tatl alto fue subida y ensalzada, ¿qué fue sino claridad, que cstando más encendida fue amatada? Tantos duques excelentes, tantos marqueses y condes y barones como vimos tan potentes, di, Muerte, ¿dó los escoodes y traspones? Y las sus claras hazañas que hicieron en las guerras y en las paces, cuando nl, cruda, te eosañas, con tu ñ¡crza las atierr¿s

y deshac€s. [,as huestes innumerables, los pendoocs y estandafes y banderas, los castillos impugnables, los mu¡os y baluaftes

y ba[eras, la cava honda, chapada, y qualquier otro reparo, ¿qué aprovecha?

Cuando

¡i

vienes irada,

todo lo pasas de cla¡o con tu flecha.

Pues el ot¡o, su heredero, don Ea¡ique, ¡qué podercs

sIGLo xV)

LOS GRANDES POEIAS|

SANllLl,ANd MENAY MANRIOUE

129

3.3,4. El epicedio del moestre

don Rodrigo

La última parte del poema, en la que cobra un cieno alcance de denuncia política, estrá ocupada por la sola figura de don Rodrigo y comprende dos momentos sucesivos: el retrato moral del personaje y la escena de Ia muerte. En el rcúato moral, compuesto seguramente tras las desavenencias de don Jorge con los Reyes Católicos y su breve estancia en la prisión de Baena, en el verano de 1477, exalta las virtudes heroicas del caballero (amistad, lealtad, valentía, disc¡eción, braveza), que queda además sobrepujado con el canon de emperadores romanos: "En yentura, Otayiano.,,". A continuación proclama las hazañas gueneras y militares de don Rodrigo en tres momentos priocipales de su vida: en su juventud, en las guenas conba moros: en los duros enfrentamientos y conflictos armados que sostuvo más tarde con don Álvaro de Luna; y por último, en su senectud, cuando alcanzó al fin el maestrazgo de Santiago,las luchas por recuperar sus estados y las guerras al servicio del rey frente al de Portugal y los partidarios de la Beltraneja. De todo ello se desprende ciertamente una postura política e ideológica que asume don Jorge y que, en esa exaltación parcial del maestre ante sus enemigos y ante el propio poder real, viene a suponer no otra cosa que la defensa de un orden social ya caduco y a punto de desaparecer. Adoptando esa actitud un tanto anacrónica, pero en la que creía, Jorge Manrique se alzaba en defensa del viejo sistema feudal y de la monarquía contractual frente a los nuevos modos de producción y a la monarquía absoluta que se inauguraba con los Reyes Católicos: Dirige lofubla al noeste don Rodrigo, su

Aqucl de buenos abrigo, amado por virtuoso de la gcntc,

el maestre don Rodrigo Manrique, t¿oto famoso y tao v8¡iente, sus grandcs hechos y claros no cumplc quc los alabe, pucs los vieron, ni los quiero hazer caros, pues que todo cl mundo sabe cuáles fucmn. ¡Qué amigo de sus amigos! ¡Qué señor para criados

y parientes! ¡Qué enemigo dc cncmigos! ¡Qué maesto de esfor¿ados

y valientes!

I

30

utn¡runn

espnÑoLA ¡/EDTEVAL (EL

y

re

¡Qué seso para discretos, qué gracia para donosos, qué razónl ¡Qué b€nigno a los sujetos, y a los bravos y dañosos, un león!

Compara En ventura, Otaviano, Julio Césa¡ en venccr

y batallar; en la virtud, Af¡icano, Aníbal en el saber y trabaja¡; en la bondad, un Trajano, Tito en liberslidad con alegrla; en su b¡azo, Aureliano, Marco Atilio en la verdad que prometía.

srcto xv)

\ Prosigue Antooio Pío en clemencia, Marco Aurelio en igualdad del s€mblante, Adriano en elocuencia, Teodosio en humanidad y buen talantc;

Aurelio Alixandre fue en disciplina y rigor de la guerra, un Constantino en la fe, Camilo en el gran amor de su tierra. No dejó grandes tesoros ni alcanzó grandes riquezas

ni bajillas, mas hizo guerras a moros ganando sus fortalezas

y sus villas. Y en las lides que venció, muchos moros y caballos se

perdieron,

y en este oficio ganó las rentas y los vasallos que le diercn. Pucs por su honra y estado, en estos ticmpos pasados, ¿cómo se hubo?

Quedrndo desamparado, con sus hijos y criados se sosfuvo.

Después que hechos famosos

hizo en estas dichas guerra§ que hacía, hizo tratos tatl hon¡osos que le dieron aun más tierras que tenía.

Y estas sus viejas historia§ que con su brazo pintó en la juventud, con otras nuevas victorias agora las renovó en la senectud: que por gran habilidad y méritos y ancianía bien gastada, alcanzó la dignidad de la grand caballería del Espada.

Y sus villas y sus tie[as, ocupadas de tiranos las hauó, mas po¡ cercos y poÍ guera§ y por fuerza de sus manos las cobr6. Si de las obms que obró, e[ nuesto Rey natuml

fue servido, dígalo el de Portugal, y, en Castilta, quién siguió su

pafido.

Después de puesta la vida tantas veces por su ley

al tablero, después de tan bien servida la corona de su Rey

verdadero, después de tanta hazaña a que no puede bastar

cuenta cierta, en la su villa de Ocaña,

vino la Muerte a llamar a su

puela.

3.3.5. El oufo de lo muerte Por último, el poema se ciena, de manera distinta a todos los Poemas ftinebres medievales, con una escena mortuoria con presencia de la Muerte mis-

ma que amablemente dialoga con don Rodrigo. Una escena en la que la

LOS GRANDES POETAS: SANTILLAN,\ tvlENA Y

|ANRIOUE

l3l

Muerte cobra presencia y,voz. pero más que suponer una escena hipertrofiada oe la f¿unosa danza macabra, Ia Muerte que dialoga con el maestre tiene mu_ cho de ángel.guar. dián, del ángel de la búena mue-rte que aparecía cánsolador en los grabados del artes moriendi de la época. Esa siiuación tranquilizadora, cristianizada, de la buena muene que se há impuesto y ha desterrado el honor de lo macabro,-es la que preside las Coplas. El poema se resuelve, en fin, en u,n.d,iscurso dialogal y dramático de dos únicos interlocutores _don Rodrigo y la Muene- y se ordena, a modo de lección ejemplar y serena, en aquel brro discurso más amplio y reflexivo sobre et paso Oet'tiempo y rno¡.' "f El punlo.de pafida de_ las Coplas es uri hecho concre¡o: la muene de Don Rod¡igo

,. Ma¡nque. padre del poeta. Mas, exenta su em@iór¡ de coñplacencia personal, cn vez de una rcpresenlación paficular de la muene, Io que hay .us v"oos es ura_."presentación simbóli_ "n ca y universal de ella, cant"stando su poderío i.rEvocable con la belleza efímera de la vida, y

no para negar ésta. sino precisamente pam ác¡isola¡ la belleza por la fugacidad. "pero ¡ecesa_ no buscar tres dicha actitud una creencia religiosa? El cristianisr¡o h dttermina, ¿Serf¿ sin informarla enler¿mente (...).El mundo terreno y ei ultralerreno no se excluyen. como l'a rcligión pretende. sino que co¡nciden, y la muene. que pam el crisliano es comienzo de la vida verdadera, resulu aquf culminación de nuestra misma vida ¡en€na, en nuest¡o propio mundo (Luis mer¿ftsicos: Jorge Maüique, Francixo de AtdÁa,'Epha,i norat a 9.1191: fabio" fl946l. PocsÍa y literatu¡a,Ba¡celona.Seix Barral, l9?l ).

^T:.I*,^

Fabla la Muerte con el Maesfie Diciendo; «Buen caballero, dejad el mundo engañoso sin halago; vuest¡o corazón dc accro muestfe su csfuer¿o famoso en este tr¿go: y pues de vida y salud hicistes tan poca cuenta, por Ia fama, hacedla de la virtud pa¡a sufri¡ esta afr€nta que vos llama. "No se os haga tan amarga la batalla temerosá que esperáis, pues otra vida más larga de fama tan gloriosa acá dejáis: que aunque esta vida de honor tampoco no es ctemal ni duradera, mas con todo es muy mejor

132

unn¡run¡ esp¡ñolA

MEDTEVAL (EL

que la otra temporal, perecedera. 'Que el vivir que es pedunble no s€ gaoa con estados mundanales, ni con vida deleitable en que moran los pecados

infcmales: que los buenos religiosos gánanlo con oraciones y con lloros; los caballeros famosos, con trabajos y aflicciones contra mofos . "Y pues vos, cla¡o varón, taota sangre derramastes de paganos, espe¡ad el galardón

que en este mundo ganastes por las manos; y con esta confianza y con la fe tan entera que tenéis,

scLo xv1

-¡a

\ Pafid con una esperanza: que [a vida verdadera cobra¡éis". Responde don Rodrigo Manrique

a la Muerte «No gastemos tiempo ya en esta vida mezquioa por tal modo, que mi voluntad está conforme con la divina para todo; y consiento en mi morir con voluntad placentera, clara y pura, que querer hombre vivir, cuando Dios quiere que muera, es locura».

Oragión que rtzo el maeste «Tú, que por nuestra maldad tomaste forma civil y bajo nombre;

Tú, que a tu divinidad juntaste cosa tan vil como es el hombre; Tú, que los grandes tormen(os sufriste sin resistencia en tu pe¡§ona, no por mis merecimientos, mas Por tu sola c¡emencia, me perdona". Cabo Así, con tal entender, todos sentidos humanos conse¡vados

,

cercado de su mujer y de sus hijos y hermanos

y criados, dio el alma a quien se la dio, el cual la ponga en el cielo y en su gloria, que, aunque la vida perdió, dejónos harto consuelo su memoria.

Todo el poema, como se ha podi-

do apreciar, está presidido por una gran sobriedad artística. En la lengua, hay un predominio de la sencillez y naturalidad, lo que lleva al poeta a preferir el uso de los vocablos patrimoniales y propios del castellano común y a aparta$e del latinismo indis-

criminado.

La misma sencillez se

percibe en la forma métrica, la llamada 'maestría menor'del pie quebrado, y en el propio diseño consÍuctivo de la obra. No hay en ésta complejas ale-

gorlas

ni

indescifrables visiones como en otras elegías fúnebres de la época, sino una simple exposición discursiva que progresa de lo general a lo particular, de lo abstracto a lo concreto, de la muerte en abstracto a

la muerte individual del maestre. Tampoco, en fin, hay especiales adornos retóricos, aunque sí se registran

LOS GRANDES POEIAS: SANTIIIANA, MENA Y

MANRIOUE

I33

\ poderosas y sugestivas imágenes, y son tratados de manera personal algunos tópicos literarios con vistas a crear una comunicación miís direc¡a y eficaz.

SANTILLANA. A S:yraposi¡rl¿, Edited by Alan Deyermond, Depafment of Hispanic Studies, Queen Mary and Westfield College, Londres, 2000.

Manrique cncaja igualmente todo su vocabula¡io y fraseología dentro de la vida que él vive. Desecha la retórica elocuercia del período anterior,en la que ve un veneno oculto ("que traen yervas secrctas sus sabores") y todo su esmero es un retorno a los vocablos y giros de mayor boga tmdicional. Su lengua es aquella en que adquielen pleno valor poético las palabras más corrientes; es aquella en que cdra, voz antes apenas usada, puede aíinconar a v¡¿¿fo y a v¡io, únicas expresiones nobles pa¡a los poetas de antes, y puede esta¡ en la base de la§ estrofas más elegantes y bien const¡uidas de la elegía. Si usa latinismos es con gran parsimo ni.a: senectud va acoñpaiado de los vocablos vttlgares vejezy ancianía; inpunables, dicho de los castillos "inexpugnables", era tecnicismo militar pa¡adero. Los recursos estilísticos que fiecuenta no son amanerados; son siempre de la más leve artifrciosidad, como los que tanto abundan pa¡a dar elevació¡ abst¡acta al lenguaje: sustantivación neutra (lo presente,lo no venüo), infinitivo sustanlivaóo (aqrcl trovar, aquel danzar, mi morir), plural por singular (los düIzores,los rocíos, los fuegos encendidos de amadores). La lengua de esta elegía tiene el aristocrático donaire de la distinción en la llaneza, tiene lo que tanto ensalzó el renacimiento, la desenvoltura cortesana de decir las más graves cosas con las más simples palabras- Tiene Ilaneza hasta en el mehoi la denominada despectivamente "maestría menor" de pie quebrado, adquiere adecuación perfecta para el solemne canto funeml, acompasada como entre doblar de campanas y salmodiar de miserere. Llaneza también en los pensamientos, los de todos los Iibros de filosofía moral, sin que siquiera pretenda¡ avalorarse con singularidades de expresión. En suma, esta obra maestra, cuyo éxito ha salvado los infinitos cambios de gusto de tan tos siglos, cuyos versos adoman la memoria de todos los hispanos-hablantes cultos, no pers¡gue invención extraordina¡ia alguna, sino sólo distinció¡ consta¡te en la sencillez. Medita lo que está en la mente de todos, y lo dice con palabras que esán en los labios de todos, pero lo piensa y lo dice mejo¡ que todos. Es así esta poesía del siglo xv una avanzada del siglo siguiente en que Valdés formulaná la gran norma de la selección antes que la innovación (Ramón Menéndez Pidal, "La lengua en tiempo de los Reyes Católicos (Del retodcismo al h\rmanisÍro)", C uadernos His panoame ricano s, 5, l95O, 9-24).

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I

34

ur¡pnrune EspAñoLA

MEDTEVAL (EL

stclo xv)

LOS GRANDES POETAS: SANTILLANA, N¡ENAY

MANRIOUE

I35

CAPITULO 3

Otros monifestociones poéticos, Lo li,ico trodicionol, El Romoncero, Lo poesío soti'ico

r. n únrcn TRADtctoNAL l.l. Proceso de dignilicoción Durante la Edad Media, podría decirse que la poesía culta vive de espaldas a la lírica popular. Sólo h¿cia la segunda mitad del siglo xv, como consecuencia de un incipiente humanismo decidido a valorar también en el arte tas manifestaciones más naturales y espontáneas, se inicia un proceso de rehabilitación y dignificación de esa lírica, que atravesará con intensidad creciente todo el Siglo de Oro.

Margit Frenk ha señalado las etapas de ese proceso dc dignificación: l¿ valoración sistemática de la canción popula¡ se inicia unas décadas más t¿¡de, hacia fines del siglo xv, en Ia corte castellano-amgonesa de los Reyes Católicos y en el palacio de |os Duques de Alba (...) Tatto en la ll¡ica religiosa como en la profana, la urilización del cánta¡ de tipo folklórico seguirá dur¿nte la primera mitad del siglo xu, y hasta 1580 aproximadá.menre, las lfnea§ marcadas por los poetas del siglo xv. t a diferencia esta¡á sobre todo en un cultivo más intenso y a menudo de mayor calidad estética. Después de t5l0 la moda cundió por todas partes, entreverándose con las otras corientes litera¡ias. Apenas habá una recopilación poética (imprEsa o manuscdta) en que no figure por lo menos un villancico con estribillo de tipo popula¡. (Margit Freik, Entre foluorc y literutüro (Ll¡ica hispóñica añtieuo), México, El Colegio de México, 197 I , pp. 2l -24) .

En el siglo xv, cuando se inicia el proceso, comienzan a prestarle cierta atención los compiladores de algunos cancioneros, como el de Herberay des Essarr§ (1468), de la corte navarro-aragonesa, que incluye ya algún poemilla de sabor popular, como el que dice:

oTRAs MANTFESTAcToNES

poÉlcAsr

LA

rfRcA TRADtcroNel el

novn¡lcrno 137

\ Eres niño Y has amor, ¿qué fards cuando maYor? Será tan vivo tu fueSo que con imPortuno ruego, por salvar el mundo ciego' te dará mortal dolor. Eres niño Y has omor, (...) ¿qué fards cuondo maYor? ¡Oh amor digno de espanto! Pues que en este niño santo has de Pregonarte tanto' cantemos a su loor: Ercs niño ! has amoL ¿qué fards cuando maYor?

Ojos de la mi señora, ¿y vos qué habedes? ¿Por qué vos alejades cuando me vedes?

En los cancione¡os de la cone de los Reyes Católicos, como el

Cancio.nero musical de palacio. es ya sistemática Ia incorporación de vieios

cantarcillos populares, muchas veies ¡eelabor¿dos en villancicos.

f

T

Nada sabemos positivamente sobre la

an¡iBüedad

del nombre lviltancicol.

Sabemos que en el Cancionero d? Ba?na no aparece lodavía. Tampoco el ma¡qués de

Santi¡lana usa el térm¡no en su iroemio (...).Su consagración. sin embargo. está ya ampl¡amenle documentada a fines del s¡glo xv y comtenzos del xv¡ (...) Los villancicus

del Cancionero Musical de palacio tema, lengua

y estilo popl¡la¡es reciben

de su

bién a composiciones de rono corrés o R€sulta lógico suponer que er nombre vírlan.¡, ¿eüio acu¡a.r" di¡ a composiciones de esre tipo. l4lr¿rc¡co equivaldrla entonces a canción popular, oesignarfa a I¿s canciones de ¡a tradición rr}nr,ta¡-, ca¡tadas por los yill¿ro§. por extensión o de-

trovado.::fi;:IilLT;:,ff,,1."ff15"P:if,1. áig.n*"ñi,"'r*" a*

riv.ción. llegalan a designa, una c"nJi¡ po. ro. ¿"

H;;i:,;il;i,

""n"Ion"-. ben ahora es€ nombre canciones

:'#,lHX Tj,"l,Í"*ffi'l* ná,,.,,,uI'are.,-;;;;;;,;;'fo..li;rr'l

cs obvio que el nombrc de vi ancici ti (Antonio §á¡chez ) xvrJ, Mad.id, c¡edos , 1969, pp. 34_42).

j:*: ::y::l ítH;l*", ,

nom;;,;;,;;;;;';:,;::i;"::)',::::r::i,"f;,i:'^;,::;:Ii:f::ff:::i

[-os músicos conesanos adonrán la melodÍa popular que los acompañaba

lri|frütiii!*:l,m:mn¡.:**i:mh:klf¿rd.j#, cortesanos de época, como Juarid.i ¡r"ir" Jr.iá p-*üi?i#¡n"lui_ tas ta dos en el Cancionero General de Heman¿o ¿et Castillo

Si eres niña y has amor, ¿qué harás cuando mayor?, se transforma asÍ, en ra pruma de Fray fñigo de Mendoza, en un cantar sacro en celebración

138

ur¡nnrune ¡spAñoLA

Criiro:

I\TEDTEVAL

(Er

slcro x!,

Blancas coge Lucinda las azucenas, y en llegando a sus manos parecen negras-

[áüiJ, vfl..*e,

con frecuencia aquellos cantarcillos, al mismo tiempo que poetas ieiigiosos, 99To Ffy lñigo de Mendoza o Fray Ambrosio r.,r.írlli^íi"J*i#1, r" divino. Un estribillo popular. como él que dice: "

del nacimiento de

Desde comienzos del siglo xvt ese gusto Popularizante está comPletamente generalizado: en las cortes literarias de Valencia y Polugal, en el teatro religioso (muy singularmente en la obra de Gil Vicente) o en la poesía sacra de Ios monaste¡ioi y órdenes religiosas (gran Parte de la poesía de San Juan de la Cruz o de Santa Teresa conectará con ese fondo de llrica tradicional). Decenas de pliegos sueltos, tratados de música, compilaciones de refranes o facecias, cancioneros profanos o religiosos, piezas de teatro recogen por centenares aquellos cantarcillos populares durante todo el siglo xrT . En sus finales y en lai primeras décadas del xvn,la imitación de esta lírica se practicó de ?orma tan sistemática que, como señala Margit Frenk, Podemos hablar de la aparición de una escuela poética semipopular, que unía lo folclórico con los rasgos más llamativos de lá literatura culta del momento. Así, en un estilo híbr-ido se escribieron infinidad de estribillos y letrillas, y se creó la seguidilla, el género más típicamente Popula¡ desde entonces. Fijada en una forma métrica uniforme (combinación de dos heptasflabos y dos pentasílabos' asonantádos los pares), contaminada por Ia poética conceptista barroca, la agudeza y los juégos de palabras, la seguidilla se cantaba, muchas veces improvisánáola, loitodas partes y echaba hondas raíces en el gusto popular:

,l.2,

Temos de lo li,ico trodicionol

En muchas ocasiones, estos cantarcillos populares, que comienzan a ser estimados a fines del siglo xv, eran breves poemillas de asunto amoroso, puestos en boca de una jóven mujer enamorada. Una vieja situación poética que los inspiraba era la de la confidencia de la doncella a la madre:

OTRAS MANIFESTACIONES POETICAS: TA LfRICA TRADICIONAL EL ROI\¡ANCERO

I39

\

No puedo apartarme

llevad nueva a mis amores

de los amores, mad¡e; no puedo apartarme.

cómo espero aquÍ asentada. La media noche es pasada y no viene, sabedme si hay otra amada que lo detiene.

_ Es ésta una situación poética ( zárabes (..ya yo, ya mamrrra: / ,,..no un bezveuo

,",,il:;;";il;ü1 Iii§.*i,.ul'¿xLi::l u:it,*_ q;;;;g.

¡" mento de la doncella enamoiada ,l"raráde?ri. la.torma más esencial, mínima, "I.rnáI:i.p,. del canto

fi]ffi

;JtrrJi,:1JX.,,#ii;ri:ff x.;?.r*ri:_t; !ru;"fi amor. En realidad, como puede

Gozosos son, sin embargo, en otros cantares, los momentos del encuentro con el enamorado; encuentro que se produce, por ejemplo, en la romeúa:

:1j::-1i9.1 nra un rema muy

observa¡se, el villancico conteviejo v tradicionar, peio r" gtora ro ,eeiauár" r, v!r(¡ ¿.li]ir,r, ¡r_ terpretándolo como el tema cotés del poder-del amo .-----'No puedo apa arme de los ariores, madre: no puedo apartarme,

so

Qte el Cancionero musical de Palacio desartolla en un Poemilla líriconarratiyo, que va encadenando estrofas y estribillo: so

Amor tiene aquesto, con su lildo gesto, que prende muy presto y suelta muy tarde. No puedo aparlarme,

Orra s¡tuación caracrerística

..

fui sin comPañfa. ell enzino. Por ir más devota, fui sin compañfa; So

lli"ra

por la ausencia del amigo.

lomé otro camino, dexé el que tenía.,

Halléme pcrdida

Villancico que glosa otro cancionero musical (el

Cancionero de lJpsala) en un desarrollo estrófico de muda¡2¿ y vuelta, precisando más la hora de la crta de los enamorados y acentuando

ru'.rtt y.ll

La medianoche es oasada y el que me pena no viene: ¡mi desdicha lo detiene,

i "nri.áo.Já"

áJil",,r,

que nasgí tan desdichada! Házeme bivir penada y muéstraseme enemigo, ¿como no venís. amigo?

todas que

hací-a,n.

mlly.apropiado este cantar para que de Rojas to incomorara at rexro de.ta.,C;dr,ü ur.á.,.iáil"rp¡u, la.obra y retardar las citas de los ar¡¿¡¡s5, poniéndolo en boca de Melibea mrentras espera la llegada de Calisto, en el auto xrx:

Papagayos, ruiseñores que cantáis al alvorada:

I40

u¡rn¡rune espAñoLA

MEDTEVAL (Et

So ell enzina, enzina: ell enzina. Yo me iva, mi madrc

a la romerfa, por ir más devota,

cuya llegada es ansiada con l1,g:ly crerto temor impacienc¡a por parte de la doncella: Si la noche hace escu¡a y tan coño es el canino, ¿cómo no venls. amigo?

Características _ ¡emando

So ell enzina, enzina; ell enzina

s¡cto xv)

'

en una montiña; echéme a dormir al pic dell enzina. Ala media noche recordé, mezquina: halléme en los brazos del que más querfa. Pe§óme, cuitada, desque amanecí¿,

porque ya gozaba del quc más querfa. ¡Muy bendita sla la tal romerfa!

Otras veces el encuentro es en el vergel, en el idflico jardín de amores: Yo me iba, mi madre , las rosas coger, hallé mis amore s dentro en el ve¡gel

OTRAS MANIFESTACIONES POEIICAS: LA LÍRICA ÍRADICIONAL EL

ROMANC€IIO

I4I

\ O en la fuente, donde los amantes participan de los mágicos baños del

amor

En la fuente del rosel lavan la niña y el doncel. En la fuente del agua clara con sus ma¡os lavan la cara.

Élaellayeltaaét, lavan la niña y el doncel.

Ocasión de estremecedora belleza es el encuentro al amanecer, al que convoca con alborozo la doncella enamorada:

Al alba venid, buen amigo, al alba yedd.

Villancico qte el Cancionero musical de palacio desarrolla, de tna forma no habitual, en una composición paralelística en dísticos encade_ nados, y que constituye una de las más bellas albadas litera:iias Al alba veníd, buen amigo, al alba venid_ Amigo, el que yo más quería, venid a la luz del día. Amigo, el que yo más amaba, venid a la luz del alba. Ve¡id a la luz del dfa, no trayáis compañía. Venid a la luz del alba, no traigáis gran compaña.

El poema es una sucesión de versos agrupados de dos en dos. Los dos primeros son los inspiradores de la composición y funcionan a manera de esiri_ billo. [,o demás es un desarrollo de eios dos v;rsos en técnica paralelística y encadenado, conformando dos unidades estróficas, constituida; a su v€z por dos núcleos estróficos, cada uno de dos versos.

-

El primer núcleo de dos versos recoge la llamada al amigo y su convo_ catoria al amanecer (Amigo, el que yo mós quería, / venid a-la iu¿ del día)El segundo núcleo repite la redacción dei primero casi en su totalidad, cambiando sólo- la palabra o sintagma rimanti final de verso por otra sinónrma (Amigo, el que yo mós amaba, / venid a la luz del alba). 'Estos dos nú_ cleos constituyen una primera unidad estrófica. A ella sigue una segunda unidad, que_guarda estrecho paralelismo con la primera fse constn[e de forma encadenada, retomando el segundo verso áe la primera y añadiendo

I42

rr¡n¡run¡ ¡spAñoLA

I\4EDIEVAL (EL

sclo xv)

un vefso nuevo, que hace progfesar el sentido del poema (venid a la luz del día, I no tayáis compañía). El segundo núcleo de esta segunda unidad se limita a variar de nuevo la palabra el rima (Venid a la luz del alba, / no taiqóis graÍ compaña).

Si bien miramos, en todo el poema hay apenas tres versos distintos: "Amigo el que yo más quería", "Yenid a la luz del día", "no traigáis compañía". Los demás versos o ¡epiten exactamente otro o lo varlan mínimamente. Lo conceptual está, pues, sumamente restringido, disuelto en múltiptes repeticiones y correspondencias (de Yersos, de Palabras, de sonidos). La primera estrofa recoge dos motivos temáticos: el afectivo del amor de la doncella a su amigo y el temporal de la llegada del alba. Motivos que reitera en el segundo dÍstico. La segunda esÚofa trata otros dos motivos: otra vez el de la llegada del alba y uno nuevo, el del secreto, del sigilo o la complicidad, íntimamente relacionado con el motivo amo¡oso del primer dístico. Como vemos, pues, el poema privilegia el motivo temático temporal, el motivo de la llegada del alba. [,o destaca y reitera en las dos estrofas, e incluso se abre el poema con un sintagma que alude a él (al alba). Es un motivo central, que resalta la plenitud de la luz, siempre Presente. Y ello porque es el momento del júbilo, del encuentro, del alborozo. El motivo amoroso, por su

parte, está expresado con gran inlensiüd: con un ponderativo (el que más) y un verbo en imperfecto (quería, amaba) que marca el tiempo durativo ("el que más sigo queriendo"). Ese apasionamiento se une a un amor §ecr€to, cómplice, sin testigos (no traiga.dcs compañla),lo que le añade notas de tensión, de dramatismo y de cierto misterio. Todo ello expresado en aquella forma armoniosa y trabada, de repeticiones y proporciones, que conforma la técnica paralelística y el encadenado. El resultado, como decÍamos, un bello Poema.

Ese mismo motivo poético de la llegada del alba, en otro villancico, representa en cambio el anuncio doloroso del momento de la separación de los amantes y del f¡nal de la dicha gozada: Ya cantan los gallos, buen amor, y vete; cata que amanece.

El Cancionero musical de Palacio ha recogido íntegramente el texto, pero dándole un desarrollo glosado, esta vez un desarrollo dialogado' el cual añade un cierto dramatismo al momento de la seParación de los amantes con la llegada del amanecer, anunciada Por el motivo tóPico del canto de los gallos:

OTRAS MANIFESTACIONES POEÍICASI LA ÚRICA TRADICIONAL EL

ROMANCERO

I43

_ya cantan los gallos, buen anor, y vete: cata que anunece_eue canten los gallos, ¿yo cómo me i¡ía, pues tengo en mis brazos la que mfu querÍa?

\ Manifiesta su complacencia ante el goce de la entrega amorosa: A la sombra de mis cabellos se adurmió.

¿Si [e recordaé Yo?

o invita a gozar del momento presente y de las prendas de juventud:

Antes moriía que de aqul me fuese, aunque ¿unaneciese -

_Deja tal porfía,

mi dulce amador, que yiene el arbo¡, escla¡ece el dfa. pues el alegría

¡Qre se nos va la hscua, mozas, que se nos va la Pascua a todas!

Con los motivos hasta aquí reseñados, alternan otros quizá más desenfadados y con cierto aire d€ picardía, como el de la malmaridada: De ser mal casada no lo niego yo. ¡CatiYo se vea quien me cativó!,

por poco Jenece,

cqta que arnañece.

_¿eué mejor vitoria darme puede amor que el bien y la gloria me llarne al albor? Dichoso amador ¡ quien no se partiese, aunque arranec iese! _¿piensas, mi señor, que só yo contenta?

O el de la doncella que protesta por la vigilancia de la madre o de los guardadores: Madre. la mi madre, guardas me Ponéis, que si Yo no me guardo, mal me guardaréis, se rebela ante el matrimonio:

Dicen que me case yo: no quicro marido, no.

¡Dios sabe el dolor que se me acrecienta! pues la tal af¡cnta

o s€ rcsiste a que la hagan monja en el monast€rio:

a ml ¡e nu of¡ece,

No quiero ser monja, no,

vete, que aunanece.

que niña namoradica só.

_,-!11::ngiu o"l amigo aparece alguna vez envuelta por un cierto clima de g' inquietáte H._Tl: -Ysi*,."o¡"9 Lanc.onero palacio: musical de T ""","."iú;, ;íi;á ;;;;;lü¡o, a"r

.

En Ávila, mis ojos, dentro en Ávila. En Ávila del río mata¡on mi,amjgo. Dentro en Ávih.

Pero no siempre se rata de un amor hágico, apenado. Muchas veces, por la donceua expresa satisfech;'t :'^::1,ry". itauauero oe sus amorcs:

;ü;;ñ;;fi;d

Aquel cavallero, ma&e. que de amores me fab¡ó, más que a mí le qr_riero yo.

I44

utnarune rspAñoLA MEDTEVAL

(EL

stclo x\)

El amor

es, pues, el tema privilegiado en toda esta lírica tradicional:

Por suF.¡esto, el t€ma más universal del vi.llarrcico es el arnoroso, con sus mil vari&iories y rrotema $E puede csra¡ vislo dÉsde el serÍiñiento de la niña (qw aparece corm cl personaje que firer¿ de ele t€ma; pero e¡ u¡ro§ apdece habla), o desde el varón. En realidad, poo villa¡ricos como terna FirrHo o exclusivo, y cn 0§06 apor€ce sólo en u¡ segu¡do plano (sólo sr¡benterdido o qui2ás levexrEnte iisinuado). TÉdiciríalnE¡lte, las clasiñ@iori€s $¡eler¡ disi¡guir junto a 16 vilarF cic6 árrnrGc (de qr¡ejá§, insornnio, dé Ílal c¿s¿da, dc.), 106 terlras de ñestas cqm 106 Mayos y el dla de Sa¡r Jua¡¡,106 de Har y bautizo§,los de viaje, de §rbajo (espigádoras, segador¿s, v&eádúas, de ÍIolineras y paíaderas, dc.), los FegorEs. (Antooio Sánch€z Romeralo, El v¿¡la¡c¿.o (Ettudios so-

tiv6;

en

brc la lírica popular en los siglzrs xvy xw,), Madrid, Gedoe, 1969, pp. 55-56)

,l.3.

Formo poético

En cuanto a la forma, caracteriza a estas cancioncillas una ext¡emada imprecisión y fluctuación métrica. Frente a la forma regularizada que adoptan a

OTRAS MANIFESÍACIONES POEIICAS: LA LÍRICA TRADICIONAL EL ROIüANCERq,'.-,i.1I5

\a

I

\

pafir del siglo xvrl,

las anteriores presentan una gran inestabilidad métrica. Suelen estar escritas en dos, tres o cuatro versos, áe número de sflabas también muy variable, aunque hay una acusada tendencia al uso del ociosnaUo. Esto lla cabeza, estribillo o núcleo iniciall es lo que, fundamentalmente y casi de ma_ ¡era exclusiva, utilizaron los po€tas y dramaturgos deixvt y xvll. Solamente íes interesaba el estribillo en sí, bie¡ para usarlo tal como se presentaba á bien para, a partir de é1, haóer -En un desarollo estrófico, es decir. una glosa (._.) cuanto a la forma en .i, la d. la

can"¡ón complela. es muy v¿Úiable. pero, sobre lodas, predomina la zejelesca y su posterior desanoI¡o: el villanc¡o (...) Mayor variación hay en cuanto al estribilio o núáeo üicial, tanto.n lo que hace a ta lorma como al metro, En los comienzos, ¡as formas predominanles son las de dos¡Ires versos y, en número muy bajo, las de cuatm (_..) predominan to. ocio.ifams y hexasílabos y hay un número considerable de estribillos en los que uno de los pies (gene_ ralmente el segundo) aparece quebrado. A partir de la segunda mitad del siglo x'vt se acen, túa la presencia de Ia estrofa de cuatro versos, octosiláb;ca o no, sin un esiuema definido predominante (.,.) Y a fines de siglo Ia seguidilla (aunque ¡o bajo la forma'hoy acuñada), cuya aparición databa de viejo, comienza a imponerse [osé Maía Alín, Canciónero tradi_ c¡ondl, Madrid, Castalia, l99l )

de la lengua, las caracteriza una gran simplicidad y economía de .Respecto registros, los _que basran para contener, en uñ estilo óonciso y airi-i"o, sentimiento elemental que las informa. predominan en su sintáxis iái "t oraciones y grupos fónicos breves, muchas yeces una simple frase enfática excla_ mativa o interrogativa. Hay también una gran simpiificaciOn Ue neior, con elevada,frecuencia_de la yuxtaposición o la utilizaiión paÍa diversas funciones de alguno de ellos.{42e, y), que puede llegar a su gram aticalización (,,eue no me los ame nadie / a los mis amores, / gue no me los ame nadie, / <¡ue yo me los amaré").

A esos mismos efectos de condensación y dinamismo contribuyen otros como la parquedad en el uso de adjetivos o el empleo muy irecuente moviniento. [,os adjerivos son, en efecto. raros en ejtos poemiÍ:-v:.Y-s 9: rasgos.,

lras y los pocos que se registran so.n for-mas más bien estereotipadas: ..ojos morenicos"., " cuerpo garrido" ,,. lindo amigo', ,.fon¡e Írida., . El iri sistente uso de verbos.de movimiento, por su parte, da-imagen dJuna naturui"áin,"nru_

mente-an¡mada, en la que todo actúa y cobra vida: ,.Entra mayo y sale abril...", "De los álamos vengo, madre. / de ver cómo Io, ..r"" .ür.,.. sobriedad formal que la caracteriza, _,jl:.ll más que.d¡ce, habla más a la imaginación que

la lírica tradicional sugiere al entendimiento, se resiite a tooo análls¡s lógico y evoca misteriosos e inciertos significados. El símbolo es,en d,efinitiva, su componente poético más fecundo esenciat-'l_a Áen"lOn i oe losdl¡erentes obJetos de la naturaleza incorporados al poema, remitirá así a un plano conceptual de oscuras resonancias áe un

subcónr"i"ni"

De e.se modo. la mención. por ejemplo, de la ..fuente,,, qr" "oi""tiro. ,u ,"nil¿o medrato es sólo el lugar de cita de los amantes, irá asociáda "n a una idea de re_

i,

y fecundidad, Io que la convierre en un símbolo ael amái msmo mr madre / por agua a Ia fonte fía: / vengo del amor ferida,,).

(l.olu.i9n Envrarame

l4ó

rren¡rune espAñorA

MED¡EVAL (EL

s¡Gro xv1

[,os elementos de la naturaleza se representan igualmente asociados al amor: los árboles y rosas que florecen con la primavera ("Ya florecen los árboles, Juan, / mala seré de guardar") o las flores y frutos que se muestran como ofrenda de la doncella a su amigo ("Limones cogía la virgo / para dar al su amigo. / Para dar al su amigo / en un sombrero de sirgo"). También con es€ estilo breve y dinámico se relaciona el intenso y profundo sentido dramático de estas canciones: El uso que hace del diálogo, un diálogo también vivo y cortado, con preguntas y respuestas, sin que cláusula alguna las acompáñe o introduzca a los dialoga¡tes; la tendencia a lá exclamación, a la prEgunta, al rcquiebro, a la conñdencia (...) tá canción lírica tradicional popula¡ supone casi siempre dos personajes; la caoción pumÍ¡enle na¡rativa o el ñonólogo lírico abun_ dan menos. Sin embargo, más frecuentes que el diálogo cnte dos per§onas es el parlarnento de

una mla de ellas di¡igiéndose a la otra: preguntándola, rcquebrándola, instándola (...)

F¡émonos que en todas las ca¡ciones [aíscritas (casi siempre en la poesía popular), hay como un encuadre dramático de la palabrai la refercncia a una situación muy concreta y pa¡ticulá¡izada; la individualización de unos personajes, una acción, un lugar, un tiempo. Se nos hablará de una niña que se apiada del galá¡, de un pastorcico que se rctr¿sa en volver de la sierra, de una doncella que no trene lárgos cabellos pero sí bonico donaire; de unas siena§ altás de subir por donde caen caños de agua: de una morenica que hace temblar las mmas del oliva¡ con sus 8ri' tos de duelo; se nos hablará de pastores y caba.lleos, de doncellas y malcasada§, de condes y vi_ llanchones, de aldeánas y serra¡il¡as. Toda la sociedad ca§tella¡a del siSlo aParece en sus versos: el corde, el ma¡lnero, la pánadel-¿, el jurado, el merino, la guarda, el barquero, Ias ñoricas, la alde¿na, la prioresa, el caballero, la serrana, el abad, el es€olaDillo, el fomstero. Aparecen Isabel, Femandino, y Perico, Rodligo Ma¡tínez, Catalina, la §eñora de GalSueros, Juan' Jusrica y Jua¡a, Maria y Rodrigo. Oircmos habla¡ de Castilla, Ar¿8ón, Sevilla, Granada' Toledo, poesfa poPular parcce quc nccesita de este encuád¡amiento Monzón, Seo del Ar¿obispo... dramático pár'a exprcsarse (Antonio Sánchez Rom€rrlo, El villatcico (Estudios sobre L, llrica popular en los siglos XV y XVI), Madrid, Gredos, 1969 , pp. 262-264)



Como vemos, los poemas de la lírica tradicional prcsentan un estilo muy simple, de gran sencillez y parquedad expresivas, decantado en una sucesión de siglos. Esa temporalidad universal es la que, en definitiva, se nos revela en esta forma esencial del canto popula¡, cargada en su elementalidad de un denso mundo de resonancias significativas, sugercncias simMlicas e intenso dramatismo.

2.

EL

2.-l

. CorocterÍsticos generoles

ROMANCERO

Con el nombre de ro mances agrupamos una serie de composiciones poéticas, documentadas también a padr de los cancioneros del siglo xv, pero que poseen unas características literarias que las dife¡encian de los demás géneios de la lírica medieval. Son poemas con una forma métrica bastante uniforme, consistenle en la sucesión seriada de octosflabos que riman en asonante los pares, aunque también pueden estar disPuestos de forma agruPada en ver-

OTRAS MANIFESTACIONES POEÍICAS: TA LÍRCA TRADICIONAL EL

ROMANCERO

I47

C¡ncioncodc

omances

mente, unas veces parafraseándolos mediante una glosa y ot¡as rehaciéndolos

nantados. Son además poemas de cierta extensión, casi siempre de carácter narratlvo, que tmtan asuntos diversos, normal_ mente históricos o novelescos.

y combinándolos fragmentariamente.

Caracteústico de

DN ENVE

los romances es

que hayan llegado hasta nosotros en diversas y diferentes versiones. Unas, en efecto, han sido transmitidas por manus-

pucfto,

\

sos de dieciséis sílabas monorrimos aso-

critos e impresos antiguos, cancioneros, romanceros y pliegos sueltos de los siglos xv y xvI, y otras se han conservado en la tradición oral moderna de diferentes regiones y lugares de España y de

fuera de ella (Portugal, norte de Marruecos, América). Un mismo romance puede presentar asl un texto muy diferente y cambiante de unos testimonios a otros, lo cual nos revela su condicidn de poesfa rradicional, que perdura activa en la colectividad y que vive precisamente en variantes.

Desde el punto de vista de su composición, el romance tiene siempre una forma narrativa. Puede ser una narración extensa, desanollada en una serie de episodios que constituyen una historia completa, a lo que llamó Menéndez Pidal romance-cuenlo. Miás común es, sin embafgo, el romance-escena, es

decir, una narración episódica, fragmentaria, de un aspecto aislado de una historia que se supone más extensa, sin que en este momento interese lo que antecede ni lo que sigue. En este caso, el relato se Ie ofrece al espectador en su presente, en su estar haciéndose, y él participa más como testigo que como destinatario. En geneml,los romances que en las colecciones dei xvl desarrollan una acción larga, circunstanciada, con muchos incidentes, no son tÉdicionales, sino simplemente popularizados y de estilo juglaresco, cnormemente largos algunos de ellos, como E Conde Claros, El Conde Dirlos, El Conde Alarcor (...) En cambio, gozaban gran aprecio entre los colectores los romaoces-diálogo, en que la narración era suprimida y la escena o Ia situación se d€sa¡rollaba toda en forma de diálogo, uná serie de discursos directos sin ningún verso de unión que advirtiera quién habla ni quién responde. (Ramón Menéndez Pidal, Ro¿ancero Hispónico,l, Madrid, Espasa Calpe, 1968)

El Roma¡cero, aun después de pasado de moda de los cancioneús y silvas rmpresas , en los catapacios manuscritos y en cl misño te_ at¡o, aunque ys era despreciado por Iiteratos y librcros, continuó viviendo otra vida más os_ cura. I-os &ma¡ccs popularcs srgr¡ieron propagándos€ por medio de la tradición oral , mucho más cficaz quc la imprcsa, pues la promueve no el inierés f,ecuni¿rio dc un cditor, rte nto sólo al escaso ptiblico que pucde pagar los libros, sirio el gus¡o desint rcsado y la afición persist€nt€ de todo un pueblo P¿ra desperta¡ ésta, oftEla el romance no sólo cl halago de la poesfa, sino el dc la m¡isica. [¿ ¡núsica es una poderosa fuer¿a vital del Romancero, es como las alas que le l¡evaÍ a t¡avés del tiempo y del espacio, pues al par que ella brota insistente en la merhoria. aca¡iciando cl ofdo con su indecible enca¡to, ayuda a recordar más fácilmente los versos por ella animados.Así, el Romancero durante los siglos xv, xv¡ y xvu, al rhismo tiempo que se difundfa en la lileratura, divorciado de la música, halló, unido a clla. en la memoria popula¡ un firme arraigo, y transmitido de generación en generación logró una expansión territorial que parece fabulosa (Ramón Menéndez Pidal, Estudios sobre el Rontancero, Madrid, Espasa Calpe, 1973)

Por esas caracteísticas, son frecuentes en el romance las fórmulas de actualización ("Helo, helo, por do viene", "Ya se salen de Castilla"), apóstrofes dirigidos al auditorio ("Viérades moros y moras / todos huir al castillo"), la altemancia y cambio de tiempos verbales, el comienzo abnrpao in medias res y, sobrc todo, el diálogo de los personajes que protágonizan como en un drama aquella historia. Otros rccursos estilísticos muy presentes en los romances son aquellos que vienen a resaltar su lirismo y a r¿lentizar de algún modo ese pequeño drama que se desarrolla ante nosotros, como las repeticiones ("Abenámar, Abenámar, / moro de la mo¡ería", "Rey don Sancho, rcy don Sancho, / no digas que no te aviso"), las contr¿posiciones y antítesis ("Ayer era rey de España, / hoy no lo soy de una villa", "Todos cabalgan en mula, / solo Rodrigo a caballo"),las aliteraciones ("Yo me era mora, Moraima", "darete en aras y dote / a Córdoba y a Sevilla"), o el paralelismo ("las armas lleva abolladas, / que eran de gran pedrefa; / la espada lleva hecha siera de los golpes que tenla; / el almete, de abollado, en la cabeza se hundla; / la cara lleva hinchada / del trabajo que sufla").

Como poesía popular, los romances tardaron tiempo en incorDorarse al gusto conesano y a los cancioneros_ poéticos. Los priméros signos áe aprecio docto los encontramos en la corte de Atfonso v, ei ñ¿pot"r,-3orniu"*o. po. el poeta Carvajáles y recogidos en el Ca nrionero ae OiiÁigá. ¡n'C"rtilf", cambio. son poco estimados por poetas como el Marqués ¿JSaniillana "n o ¡uan de Mena. Sólo a finales de sülo les prestarán atención los cancioneÁs poéti_ cos y musicales, y los poetas cortesanos comenzarán a reelaborarlos p&tica_

I-os rásgos lingüfsticos y estilfsticos que dan actuación a la poética del romancero, o apuntan al moñento teatral o visual del texto, han sido reseñádos repetidas veces: el lec_ tor los detecta fácilme¡te en los textos. La visualización es el estlmulo a traducir en imágenes mentales zonas del texto, a'ver'ñguras y escenas, mediante resoles verbales en primer lugar; los coadyuvaban sin duda gestos del recitador, y e¡ algunos casos incluso carteles con ilustraciones: el teatúco de maese Pedro en el Quijol¿ cs un ejemplo. De él se deduce también que teatralización pudo ser en alguna ocasión la efecticva puesta en €scena de un largo romañce, o de su tcma; o acaso también una recitación del texto a cargo de

I¡¡

148

caf¿ de

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E5

Ma¡tio Nucio

ur¡ne¡un¡ espAñot¡

MEDTEVAL (EL

sclo

xv1

OTRAS MANIFESTACIONES POETICAS:

[A ÚRlcA TRADICIONAI. EL ROMANCERO

I49

\ más de una voz. Pero es 'tearal', es€ncialmcnte, la ñodalidad de organización de los iextos más recu¡rida y singular: el monólogo, con o sin preámbulo y remate, y el diálogo,dentro de los lfmites dc una o dos escelas yuxt¡pu€sIas. El espácio de la narración indiaecta, y el del na¡.ado., es ñuy i¡ferior al de la voz de los p.otagonistas (Giuseppe Di Stefario,

Roñance ro, Mad'id, Taurus, 993) 1

2.2. Romonces históricos

como un ser naie central al mismo rey' pero como protagonista poco heroico' al hermuerte da demoníaca' por fuer¿a Jna impulsado .orno uii u ..aL or", hermanastro con su rnuío, u la ltpo.u, a los'vasalloi y combate ferozmente E*iqir", rrurti qu" en Montiel caetl mismo víctima de la traición de éste'y que sor"J óoránuao áy. Domina a veces en estos romances un tono patéticode don la decapitación qu9 r9fi9¡.9 en el como ireiendista, Ú;;;;;á;., p"a.io'r". .r"u .uUeza es enviada a Maríá de Padilla' que la arroja a su alano lout".ogedores aullidos al verla' o como percibimos en la apa-

v?ii"'run*

Son romances que toman sus argumentos de los acontecimientos y sucesos históricos más recientes, por lo que también se les llama romances noticieros. Tratan sucesos de los siglos xN y xv que se produjeron tanto en Castilla (reinados de Femando rv o Pedro r), como, sobre todo, en Andalucía y Murcia, en la f¡ontera con el ¡eino de Granada.

iición del pastorcico profeta: Por los campos de Jerez a caza va el rey don Pedro' Al pasar de una laguna quiso ver volar un vuelo; vido volar una gar¿a, desparóle un sacre nuevo' remontárale un neblí que a sus pies cayera muerto' A sus pies cayó el nebli, túvolo Por mal agüero' Tanto volaba la garza paresce subir al cielo; por donde la Sarza sube vio bajar un bulto negro; ;ientras másie acerca el bulto más temor le va poniendo' Tanto se abajaba el bulto paresce llegar al suelo; delante de §u caballo, a cinco paso§ de trecho d'él saliera un Pastorcico, sale llo¡ando y gimiendo' la cabeza sin caperuza, revuelto trae el cabello y los pies llenos de abrojos, el cuerpo lleno de vello en la ora un Puñal sangriento' unu y "ulebra' "n y una calavera al cuello' molaja en su hombro una perro negro: un trala de trallla su lado a los aullidos quc daba a todos ponen gran miedo' A grandes vocls decfa: - Morirás, el rey don P€dro' qui mataste sinjusticia los mejores dc tu reino; ,áestcrr¿ste a Ia tu mad¡e, a Dios da¡ás cuenta dello; tienes plesa a doña Blanca, enoja§te a Dios por ello y si tomares con ella darte ha Dio§ un heredero y si no, sepas por cierto, te vemá d€§mán por elto: irán malas las tus hijas por tu culpa y mal gobiemo y tu hcrmano don Enrique te habrá de heredar el reino; morirás a puñaladas, tu casa §erá el infiemo

El más anüguo es quiá el de la muerte de Fernando rv, el Emplazado, ocurrida en 1312, muerte que en la crónica paficular del rey es anunciada por dos caballeros, a los que ha mandado ajusticiar por haber dado muerte al gentilhombre Juan Alonso de Benavides. En el romance, que comienza "Válame nuestra señora / que dicen de la Ribera", el ajusticiamiento de dos caballeros, Pedro y Rodrigo Carvajal, es consecuencia de las tropelías y desmanes que aquéllos han cometido con los vasallos del rey. Aunque conocido por testimonios ta¡díos, el románce era ya popular a mediados del siglo xv, como nos recuerda el citado testimonio de Juan de Mena. Poco posterior debe de ser el romance "Don García de Padilla, / ese que Dios perdonase", referido a la rebelión victoriosa del prior de San Juan, Hemán Rodríguez, contra Alfonso xI y su privado Alvar Núñez Osorio, en 1328.

* a-o

Un grupo homogéneo, de unos vein-

te poemas, forman los Romances del rey don Pedro. Se refiercn a hechos protagonizados por Pedro r el Cruel, ocurridos entre 1358 y 1369, como la muerte de su hermano don Fadrique, maestre

de Santiago, la de su esposa

doña Blanca o la del señor de Vizcaya, ordenadas por el propio rey; o como su

alianza con los moros en el ce¡co de Baeza, o las profecías de un pastorcico

en los campos de Jerez, o la burla del

prior de San Juan en el castillo

de

Consuegra.

Son éstos poemas de propaganda contra Pedro el Cruel. Tienen por perso-

I50

rr¡n¡run¡ ¡spAñoLA MEDIEVAL (EL stclo x\)

fue el de Un suceso muy notable de aquellos tiempos del otoño- medieval Reyes heredero.de.los malógrado el Juin, don páncipe del ru .rll" noticias las anunciar Tras ó",áiiJ.l, rccog'iao áñseguida por el romanciro que el Príncipe€stiá enfermo en Salamanca' el ñ;;;;; p".fua España de escena en laiala donde yace el enfermo' a la br"u" uni .I-an"" ,ep.odr""

,.rá.ri".

"r" ;;i;üb;i

;;;i;;;".-;i

*¿¿icos de palacio, seis de los cuales diágnostican,que su mal doctor de la Parra' le anuncia la inminen;¿oúrno, "if"*o.o horas' Con la llegada del rev Fernando' pl-. tres a. u

Et ROI\¡ANCERO OTRAS I/ANIFESfACIONES POETICAS: LA LfRICA MADICIONAL

I5I

\ que al punto se percata de la gravedad de la situación y cae desmayado, se cierra el romance:

triste que sona por toda España, que ese pínsipe don Juan está malo en Salamanca. Malo está de callentum, que otro mal no se Ie halla: Nueva triste, nueva

ívalo a ver el duque, ese duque de Calabria. -¿Qué dizen de mí, ay, duque? ¿qué dizen por Salamanca? -Que está malo Vuest¡a Alteza, mas que su mal que no es nada. -Ansí plegue al Dios del sieto y a la Virgen coronada.

duque, duque, no perdeéis nada. diziendo siete dotores eotravan; le miran el pulso, dizen que su mal no es nadal

Si desta no muero,

Estas palabras

los seis el postrero que lo mira es el dotor de la para. Incó rodilla en el suelo, mirándole está la cara.

dotor, cómo me miras de gana! Vuestra Alteza, mande ordena¡ bien su alma. Tres oms tiene de vida, la una que se le acava. Estas palabras estando el Rey su padre llegava. -¿Qué es aqueso, hijo mío, mi eredero de España? O tenéis sudor de vida o se os arranca el alma. Si vos morís, mi hijo, ¿qué hará aquel que tanto os ama? Est¿s palabras diziendo ya caye que se desmaya. -¡Cómo me miras,

{onfiésese

En las versiones de la tradición oral moderna, el romance sufre nume-

rosas variaciones. Sobre el mal que aqueja al príncipe,los médicos no sue_ len p.onerse de acuerdo o prefieren ocultar el diagnóstico, por lo que deci_

den llamar al sabio doctor de la parra, quien, i;as examinar al paciente (alguna versión dic€ claramente que aprov;cha el reconocimiento;ara en_ venenarlo: "trae solimán en el dedo, én la boca se lo echara"), le anuncia que dispone de un corto plazo de vida. Suele también en esías uersiones ampliarse el diálogo con el Rey (a veces aparece también la Reina), a quie_ nes encarga el cuidado de su joven esposilMargarita de Ausria), que queda vruda y €mbarazada, y pide que si el hijo qui nazca es varón Ie sea re_ conocido el derecho al tronoOtro grupo muy importante es el de los romonces Íronter¿os. Cantan éstos_los epi,sodios guerreros que tuvieron lugar en tomo al reino de Granada en la últrma lase de la reconquista. Tienen como fin informa¡ del curso de la gue_

ra,

dando cuenta de sucesos como la toma de una plaza, la muerte de aligún caballero o la firma dealgún pacto o alianza. Un grupo es'peciat lo forman los romances en que aquello-s episodios guerreros están vistós y narrados desde el bando enemjgo. Al ¡eferirse a un ámbito en cierta mane;a desconocido y exóüco, suele haber en ellos un derroche de elementos coloristas y uru ro.prendente estilización de motivos, un sutil preciosismo literario, como en los

I

52

urrntrune espAñoLA

N,,IEDIEVAL (EL

stGto xv)

requiebros que el rey Juan n dirige a la ciudad de Granada en el Romance de Abenátnar Por Guadalquivir arriba el buen rey don Juan camina; encoDtrara con un moro que Abenámar se decía El buen rey desque lo vido desta suele le decía: -Abenáma¡. Abenáma¡, moro de la moreía' hijo eres de un moro perro y de una cristiana cautiva, a tu padre ltaman Hali y a tu madre Catalina; cuando tú naciste, morc, la luna estaba crecida y la ma¡ estaba en calma, viento no la rebullía. Moro que en tal signo nasce no debe decir menti¡a. Preso tengo un h¡o tuyo, yo le otorgaré la vida si mc dices la ve¡dad de lo que te preguntaría. Moro, si no me la dices, a ti también mataría. -Yo te la diré, buen rey, si me otorgas la vida. te sería: -Dígasmela tú, el moro, que otorgada son y relucían. Altos son aquéllo§? castillos ¿qué -EI Alhambra em, señor, y la ot¡a es la mezquita, los otros los Alixarcs labrados a maravilla; el moro que los labró cien doblas ganaba al dla y el día que no los labra de lo suyo las Perdía; desque los tuvo labrados el rey le quitó la vida porque no labre otro§ tale§ al rey del Aridalucía. I¿ otra era Granada, Granada la noblecida de los muchos caballeros y de la gran ballesteía. Alll habta cl rcy don Juan, bien oiéis lo que diría: -Granada, si tú quisieses, contigo me casaría: dal'he yo en aras y dote a Córdoba y a Sevilla y a Jerez de la Frontera que cabo sl le tenla' Granada, si más quisieses, mucho más yo te daría Allf habla¡a Granada, al buen rey le respondía: tasada so, el rey don Juan, ca§ada soy que no viuda; el moro que a mí me tiene bien defendermc querría.Allf habla el rey don Juan, estas palabras decía: acá mis lombarda§ doña Sancha y doña Elvira;

-

-Échenme tirarcmos a lo alto, lo bajo ello se daría.El combate cra tan fuerte que Srande temor ponJa; los moros d€l balua¡te con terrible algacería rabajan por defenders€, mas facello no Podían. El rey moro que esto vido prestamente se rcndía y caryó tres carga§ de oro, al buen rey se las envía; prometió ser su va§allo con parias que le dafía. Los castellanos quedaron contentos a mamvilla; cada cual por do ha venido se volvió para Castilla.

ROMANCERO I OTRAS MANIFESTACIONES POETICA.S: I-A TfRICA TRADICIONAL EL

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Se admite generalmente que esa es.

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Un cierto fatalismo y hasta una reprobación del comportamiento del bando cristiano denuncia el Romance de Moraima,la moirlla forzada y engañada, protagonista singular de esta dramática escena amorosa:

épicos o históricos; simbolizan' con medios i.uJi"i;; r;u],i.,;:'"i:':t"t de los.reves castellanos, inrenso frusrmdo. frente a la cranada v tt se quiere' la ¡mPenetrabilidad murua dos mundos. el crisrian"á; de los versos no representan un episodio Dar¡ct¡lar de la reconquisra: oe sentir cris¡iano que existió durante gto un si-

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u;"no. u

Yo me era mora Moraima, morilla de un bel catar; cristiano vino a mi puefa, cuitada, por me engañar; hablóme en algarabía como aquel que la bieri sabe: -Ábrasme la puena, mora, sí Alá te guarde de mal. -¿Cómo te abriré, mezquina, que no sé quiél te serás? -Yo soy mo¡o Mazote, hermano de la tu madre, que un cristiano dejo muerto, tras mí viene el alcaide. Si no me abres tú, mi vida, aquí me verás matar. Cuando esto oí, cuitada, comencéme a levantar; vistiérame una almejía no hallando mi brial: fuérume para la puerta y abríla de par en par.

tu

il,';;;;;"';:,"to |¡;;.ti:"' convie#; ;,;;u-i.f leurireni"r,ou. C."l ",ililo*r")}'i?ot A veces, er romance

.-_ traglcos.

se ereva a

::#:;::;;:;T:.ff::ilH:,,;:::,

como en el Romance de ta ¿.' Alhama'':::i"l: :"Y,' ert el que, tras emitr el rey moro sus q *ju v tu l!-é.'!i*-de "¿*il ^ilj )s y convoca¡ a sus consejeros, un alfaquí levanta la voz acusadora: "n p¿s€ábase

el rey moro por la ciudad de Granada, ca¡tas le fue¡on venidas cómo Alhama Las,canas echó en el fuego y al ,"nr"¡"-iutarr, ecnó mano a sus cabellos y las srs barúas m"saba; apeóse de una mula y en un caballo cabalga; mandó tocar sus trompetas, sus añafiles dJ plata porque lo oyesen los moros que andaban por el arada. Cuato a cuatro, cinco a ci[co, juntado s" f," gian i","U". Allí habló un.mo¡o viejo que era alguacil de Granada: _¿,4 que nos lla¡naste, rey, a qué fue nuest¡a llamada? _rara que sepáis, amigos, la gran pérdida

e;;;;;;;.

de Alhama. _lrrcn se (e emplea, señor: señor, bien §e te empleba por matar los Bencefiajes que eran la flor de Granada:

acogisre a

losjudfos ae C¿.¿ouu ru noÁL.uJa] caballero persona muy estimada.

degoJlaste un m.ucnos se te

despidieron por tu condición trocada.

--Ay. sl os pluguiese, mis

moros.

que fuésemos a cobralla. deja bue;;"u- ; y paraAlhama cob¡a¡ menester es grande amada, que cabal¡ero eslá en ella que sabrá-muy Uien guarAata.

-Mas si, rey, a Alhama es de

ir,

á"#;;

-19:i:n:s.este ca.b{tero óue ranra hoüa ganara? _uon xodngo es de León. marqués de Ciíliz1e llama, otro es Maflín Galhdo que primero ecr¡O

Luego se van pa¡"a

el

Alhama.

e""Ja]

que dellos no se da nada. prestamente. ella está bien defensada; :^ombátela oe que el rey no pudo más, triste se volvió a Cranada.

2.3. Romonces literorios Llamamos así a los romances que tienen su inspiración en una fuente literaria, en especial en las crónicas y en los cantares de gesta, tanto españoles como franceses. Forman ciclos constituidos por series de romances en torno a la figura de un determinado personaje heroico (Bemardo del Carpio, el Cid, Carlomagno). También son de este género los que se basan en algún episodio bíblico o en temas de historia antigua.

2.3.1

. Romonces ép¡cos castellonos

Un grupo representativo lo forman los Romances del rey don Rodrigo y la pérdida de Esp¿ña. Son una serie de romances compuestos hacia la segunda mitad del siglo xrv e inspirados principalmente er.la Crónica sarracina, de 1430. Recogen e interpretan la leyenda del último rey godo, en torno a dos motivos principales, el de la pérdida de España y el de los amores de Rodrigo con la Cava. Tratan así distintos momentos de aquella leyenda, tejida de pecados y culpas y hasta de un cierto simbolismo religioso, episodios que van constituyendo toda una trama novelesca: cómo se despierta el amor en el rey, el diálogo y los requiebros, la traición de don Julián por venganza, los presagios de don Rodrigo ante la batalla, la destrucción y el dolor, y la penitencia del rey vencido. Uno de los más famosos es éste de El reino perdido, que en algunas versiones va precedido de

la Wsión de don Ro
154

r¡irnerun¡ rspAñorA

MEDIEVAT (EL

sclo xt4

OTRAS MANITESTACIONES POETICAS: LA LÍRCA TRADICIONAL EL ROI.,4ANCERO

I55

\

Las huestes de don Rodrigo desmayaban y huían cuando en la octava batalla sus enernigos vencían Rodrigo deja sus tierns y del real se áía, solo va el desveoturado, quc f¡o lleva compañía;

-Dios te salve, caballero, debajo la verde haya. -Así haga a ti, escudero, buena sea tu llegada. -Dígasme tú, el caballero, cómo era la tu gracia. -A mí dicen don Rodrigo y aurl don Rodrigo de Lara, cuñado de Gonzalo Gustos, hermaoo de doña Sancha; por sobrinos me los hube los siete infantes de Salas. Espero aquí a Mudarrillo, hijo de la renegada; si delante lo tuviese, yo le sacaría el alma. -Si a ti dicen don Rodrigo y aun don Rodrigo de Lara, a mÍ Mudarra González, hijo de la renegada, de Gonzalo Gustos hijo y anado de doña Sancha; por hermanos me los hube los siete infantes de Salas. Tú los vendiste, t¡aidor, en el val de A¡aviana: mas si Dios a mí me ayuda, aquí dejarás el alma. -Espéresme, don Gonzalo, ié a toma¡ las mis armas. -El espera que tu diste a los infantes de Lara.

el caballo de cansado ya mudar no se podá, camina por donde quiere. que no le esiorba la vía. El rey va tao desmayado que sentido no tenía; muerto va de sed y hamb¡e que de verle era mancilla; iba tan tinto de sangre que una brasa parecía; las armas lleva abolladas, que e¡an de gran [dreía; la espada lleva hecha siena de los golfts que tenál' el almete, de abollado, en Ia cabeáse huniía; la ca¡a lleva hinchada del trabajo que sufría. Subióse encima de un cetro el más'alto que veía, desd€.allí mira su gente cómo iba de vencida: de allí mi¡a sus bande¡as y estandafes que tenfa, cómo están todos pisados que la tiena lás cubía: mira por los capitaaes que uinguno parecfa; mha el campo tinto en él ur.oyos corría. El, triste, de ver aquesto, gran mancilla "rál en sí tenía; llorando de los sus ojos désta ma¡er¿ decía: -Ayer€ra rey de España, hoy no Io soy de una villa; ayer villas y castillos, hoy ninguno poieía; ayer tenía criados y gente que mc servfa, noy no tengo una almena que pueda decir que es mía. ¡Desdichada fue la hora, disdichado fue aquef día en que nacl y heredé ta tan grandc señoría. pues lo habfa de perder tod; junro y en un día! ¡Oh muerte! ¿por qué no vienes y lÉvas esta alma mía de aqucste cuerpo mezquino, pues se te

Aquí moriás, traidor, enemigo de doña Sancha.

En e[ caso de los Romqnces del Cid,fteron muy pocos los que se desgajaron del viejo Cantar de Mio Cid. Del más moderno y novelesco Cantar de Rodrigo, sin embargo, o de episodios de la leyenda, fue de

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donde se desprendieron la mayoría de los romances cidianos que hoy poseemos. Nos hablan casi todos de acciones y circunstancias del joven Rodrigo Díaz, un personaje mucho más novelesco, amogante e impulsivo que el mesurado y leal vasallo del antiguo Ca¿rar. También nos presentan situaciones mucho más condensadas y tensas que la dilata peripecia de aquéI. Los Romances i del Cid format también una amplia serie, en la que se re-

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_ Otro ciclo lo form an los Romances de Bernardo del Carpio, el héroe leo_ y luchañi contra el ejército de Carlomaqno. Olro lo constituyen tos Romancás de Fernán e;'rüi¿,*.;.;ñ""iiiiéo'"0". ¿" Casritla. r", _otro et de tos tnÍanrcs d" y-ill.ijJ ,r, Rodrigo VeLázquez y vengados después po, t lr¿a..u, ;;;;:';ry .o_ nocldos como el que comienza ,.pártes. ól "Jn q"" *""g" rno.o eti"uni";, ll"rto de Gonzalo Gustioz sobre las cabezas de "f don sus hijos, o .,A cazar va Rodrigo", sobre la venganza de Mudarra: nés que se enfrenta a su rcy

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A caz¿¡ va don Rodrigo y aun don Rodrigo de Iara; cor¡ la grafl siesta que hace a¡rimado se frá un" fr"yu maldiciendo a Mudarrillo, hijo de la renegada, " que si a las manos le hubiese que le sacaia

El señor estando en esto, Mudarrillo que

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Llrenerune ¡spAñoLA

MEDTEVAL (EL

stclo

xV)

el alma.

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cogen poemas procedentes de diferentes leyendas épicas, como el reparto del reino por Fernando I, el cerco de Zamora, el cantar sobre las moc€dades de Rodrigo o e[ cantar del destierro. La muerte del rey Fernando inspira los romances "Doliente se

siente el rey" y "Morir vos queredes, padre", que recogen una escena intensamente dramática en la que se representa el tránsito del rey

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y las quejas de doña Urraca por el rodeado de sus hijos

OTRAS MANIFESTACIONES POÉTICAS| LA LÍRCA TRADICIONAL EL ROMANCERO I

57

injusto reparto. El diálogo entre el rey moribundo y la enérgica Urraca, que reivindica su condición de mujer y heredera y a la que se le concede Zamora, crean una tensa situación dramática. Con la muerte del rey Fernando y la presencia del Sancho y el Cid, el romance anuncia los acontecimientos del cerco de Zamora, que continuarán en la serie: queredes, padre; San Miguel vos haya el alma. Mandastes las vuestras tienas a quien se vos antojara: a don Sancho a Castilla, Castilla la bien nomb¡ada; a don Alonso a I-eón y a don García Vizcaya; a mí, porque soy mujer, dejáisme deshe¡edada. lrm'he yo por esas tierras como una mujer errada y este mi cuerpo daría a quien se me antojara: a los moros por dineros y a los cristianos de gracia; de lo quc ganar pudiere haé bien por la vuestra alma. Allí preguntan el rey: -¿Quién es ésa que asf habla? Respondiera el arzobispo: Vuesta hija doña Urraca. {alledes, hija, calledes, no digades tal palabra, que mujer que tal decía merescía ser quemada. Allá en Castilla la \¡ieja un rincón se me olvidaba: Zamora había por nombre, Zamora la bien cercada; de una parte la cerca el Duero, de otra peña tajada, del ot¡o la moreía, una cosa muy prcciada. Quien vos la tomare, hija, la mi maldiciófl le caiga.Ti¡dos dicen amén, amén, sino don Sancho que calla. El bucn rey era muerto, Zsmora ya está c€rcada: dc un cabo la cerca el rey, del otro el Cid la ce¡cabai del cabo que el rey la cerca Zamor¿ no se da nada, del cabo que el Cid la cerca. ZalJrora ya se tomaba. Asomóse doña Urraca, asomóse a una ventana; de allá de una tofie mocha estas palabras hablaba.

-Morir vos

El que comienza "Afuera, afuera, Rodrigo", continuación del anterior, aunque se enmarca en la acción guerrera del cerco de la ciudad de Zamora, ante cuyos muros llega como emisario el Cid, prescinde de todo elemento épico y se reduce a un dramático diálogo entre Urraca y Rodrigo. En ese diálogo, la ardiente Uraca recuerda a Rodrigo su antigua pasión por é1, que, sin embargo, prefirió a la adinerada Jimena. Rodrigo, que aún estaría dispuesto a deshacer aquel casamiento, herido, sin embargo, de esa saeta simbólica de amores viejos, se retira con los suyos: -¡Afuera, afuera, Rodrigo, el soberbio castellanol

Acordársete debría de aquel tiempo ya pasado cuando fuiste caballero en el alt¿r de Santiago, cuando el rey fue tu padrino, tri, Rodrigo, el ahijado;

I

58

ur¡n¡runn ¡spAñoLA

ñ4EDTEVAL (EL

srclo xv)

\

mi padre te dio las armas, mi mad¡e te dio el caballo, yo te calcé las espuelas porque fueses más honrado, que pensé casar contigo, mas no lo quiso mi pecado. Casaste con Jimena Gómez, hija del conde [-ozano; con ella hubiste dineros, conmigo hubieras estado. Bien casaste tú, Rodrigo, muy mejor fuer¿s casado, dejaste hüa de rey por tomar de su vasallo. -Si os parece, mi señora, bien podemos desligarlo. -Mi ánima penaría si yo fuese en discreparlo. -¡Afuera, afuera, los míos los de a pie y de a caballo! Pues de aquella torre mocha una vira me han tirado: no trafa el asta hierro, el corazón me ha pasado. Ya ningún remedio siento sino vivir más penado.

Como se observa, ha desaparecido toda narración del romance, que se ha hecho puro diálogo y se concentra en una rlnica situación: la infanta sitiada y

el mensajero del sitiador frente a frente, que se intercambian una emotiva querella de amores pasados.

Una escena de tragedia antigua viene a ser el romance de la traición de Vellido Dolfos. Una voz anónima advierte al rey, denuncia al traidor Vellido y predice el crimen inminente. Con gran celeridad se na¡ran los sucesos en el real: el asesinato del rey Sancho,la huida de Vellido por un postigo, mientras se escuchan las voces de éste por las calles de Zamora proclamando la venganza de Unaca sobre su hermano: -Rey don Sancho, r€y don Sancho, no digas que no te aviso: que de dcr¡tro de

Zamora un alevoso

ha salido;

Vellido Dolfos, hijo de Dolfos Vellido; cuatro raiciones ha hecho y con ésta serán cinco; Itámase

si gran t¡aidor fuera el padre, mayor traidor es el hijo.Gritos dan en el real: a don Sancho han malherido, Muerto le ha Vellido Dolfos, gran taición ha cometido; desque le tuviera muerto, metióse por un postigo: por las calles de Zamora va dando voces y gritos: -Tiempo era, doña Urraca, de complir lo prometido.

Invención de la leyenda es el famoso romarce de la jura de Santa Gadea , en el que Rodrigo se muestra como arrogante vasallo que se enfrenta al rey y le toma juramento de no haber intervenido en la muerte de su hermano. La jura, que será causa del destieno de Rodrigo, rcsulta violenta por la larga enumeración de amenazas vertidas, en las que se contrapone de forma humillante lo villano con lo caballeresco. I-a respuesta del Cid a la orden de destiero es igualmente altiva, incrementándose a sí mismo los años de destierro y marchando sin más preocupación a cazar:

OTRAS I\,4ANIFESTACIONES POETICAS:

tA LíRCA TRADICIONAL

EL

ROI\¡ANCERO I

59

En Santa Águeda de Burgos, do juran los hüosdalgo, allí toma juramento el Cid al rsy castellano: si se halló en la muerte del rey don Sancho, su hermano. Las juras eran muy recias, el rey no las ha otorgado. -Villanos te maten, Alonso, villanos que no hidalgos, de las Asturias de Oviedo, que no sean castellanos, si ellos son de yo te los do por marcadosi caballeros vayan en yeguas, en yeguas que no en caballos; las riendas traigaa de cuerda y no con frenos dorados; abarcas traigan calzadas y no zapatos con lazo; las piernas traigan desnudas, no calzas de fino paño; trayan capas aguade.a§, no capuce§ ni tabardos; con camisones de estopa, no de holanda ni labrddos; mátente con aguijadas, no con lanzás r¡i con dardos; con cuchillos cachicuernos, no con puñales dorados; máte[te po¡ las aradas, no po¡ caminos holladosi sáquente el corazón por el defEcho costado si no dices la verdad de lo que te es pr€guntado: si hi fuiste o consenüste en la muete de tu hermano.Allí respondió el buen rey, bien oiréis lo que ha hablado: -Mucho me aprietas, Rodrigo; Rodrigo, mal me has tratado. Mas hoy me tomas la jura, cras me besarás la maoo.Allf respoodió el buen como hombre muy enojado: -Aqueso seá, buen rey, como fuere galatdonado; que allá en las oaas tierras dan sueldo a los hijosdalgo. Por besa¡ mano dc no me tengo por honrado; porquc la besó mi padre me lengo por afrcntado. -Vcte de mis tierras, Cid, mal caballero probado; ve!e, oo me entres en ellas hasta un año pasado. -Que me place -djio el Cid-, que me place de buen grado por ser la primera cosa que mandas en tu rcinado. Tií me destieras por uno, yo me destie¡ro pot cuatro,Ya se partfa el buen dc Vivar, esos palacios; las puertas deja ce¡radas, los alamudes echados, las cadenas deja llenas dc podencos y de galgos; con él llcva sus halcones, los pollos y los mudados: con él van cien caballeros, todos eran hijosdalgo, los unos iban a mula y los otros a caballo. Po¡ una ribe¡a arriba al Cid van acompañando; acompañándolo iban mientms él iba cazando.

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Cid

rey

Cid

Todos los canta¡es d€ gesta de tema español sobrc los que la h¡storiogr¿fía nos proporcionó noücia dieroÍ lugar al nacimiento dc rom.nces ..viejos', vinculados a la tradición épica (...) Esos rornanc€s "viejos, aunqu€ fue¡on concebidos en un género nucvo, hercdan, €n su versillcación y en otros asp€clos de su poélica, muchos rasgos formales de la¡ geslas hispa-

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Lnrnnrun¡ rspAñorA

N4EDIEVAL (EL

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nas que les proforcionaron los a¡gumentos. Algunos náran varios episodios de una gesta; ¡cro es más comrln que se centren en la presc¡tación dramática de una escena o de un pa¡ de escenas complementa¡ias. A menudo esos momentos dramáticos de una "historia" se representan da¡do por seguro que los receptores del romance corocen el desarrollo de ella en su totalidad, esto es, el romancista presupone que su público ha "ofdo" alSuna vez el conjunto de la gesta matriz. Por ello no siente ncccsidad de introducir a sus dialogantes; y, cn lo habla_ do por los personajes y en lo que el narrador descrit¡e como aconteciendo a la visla de todos, abundan las alusiones a "h€chos" que son exteriores al texto en su for¡na romancfstica (Die8o

CúALá1,Iz épica española. Nueva documeúoción Menéndez Pida.l, 2000)

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ñueva evaluacidn, Madrid, Fundación

2.3.2. Romonces corol¡ng¡os Con la difusión de las gestas francesas en España, el romancefo se en¡iqueció al incorporar motivos de aquella procedencia, que reelaborará con glan originalidad e inventiya. Personajes y situaciones de la épica francesa sufrirán a veces una curiosa transformación, que los aleja de sus orígenes y los presenta totalmente españolizados. El proceso de transfiguración llega al punto de que Durandafe (Durtindana), la espada de Roldán, se conYierte en el nombre de un caballero que lamenta, antes de morir en la batalla de Roncesvalles, su amor desventurado y ruega a su amigo Montesinos que le aranque el corazó,r, y lo lleve junto a su dama cruel.

Con la tradición épica de los sucesos en el paso de Roncesvalles enlaza, por ejemplo, el rom atrca de la Huida del rey Marsln ("Ya comienzan los franceses / con los moros pelear..."), que narra aquella batalla concediendo la victoria al ejército francés, ftente a lo que era el desenlace primitivo. A la misma tradición pertenece el del Sueño de doña Alda, que rccibe la noticia de la muerte de su esposo don Roldán, Presagiada en un inquietante sueño que cuenta a sus damas de compañía:

Alda, la esposa de don Roldán, trecientas damas con ella para la acompañar; todas visten un vestido, todas calzan url calzar, todas comen a una mesa, todas comían de un pan sino era doña Alda que era la mayoral. Las ciento hilaban oro, las ciento tejen cendal, las ciento tañen inst¡umentos Para doña Alda holgar. Al son de los inst¡umentos doña Alda adormido se ha: ensoñado habla un sucño, un sueño de Sfan pesar. Recordó despavorida y con un pavor muy grande, los gritos daba tan grandes que se ofan en la ciudad. Allí hablaron sus doncellas, bien oiéis lo que dirán: -/.Qué es aquesto, mi señora? ¿Quién es el que os hizo mal?

En París está doña

OMAS MANIFESTACIONES POETICAS; LA tfRICA MADICIONAL

EL

ROMANCERO I ó

I

\ sueño soñé, doncellas, que me ha dado gran que me veía en un monte en un desierto lugar; de so los mor¡tes muy altos un azor vide volar,

-Un

PesaÍ

tras dél viene una aguililla que lo ahínca muy ma[; el azor, con grande cuita, metióse so mi brial; el aguililla, con grande de allí lo iba a saca¡.

ira,

Con las uñas lo despluma, con el pico lo deshace.Allí habló su camarera, bien oiéis lo que dirá: -Aquese sueño, señora, bien os Io entiendo soltar: el azor es vuestro esposo que viene de allén la mar, el águila sodes vos con la cual ha de casar y aquel monte es la iglesia donde os han de velar. -§i así es, mi cama¡era, bien te Io entiendo pagar.Ot¡o día de mañana cartas de fuera le traen, tintas venían de denúo, de fuera escritas con sangre: que §u Roldán era muerto en la caza de Roncesvalles.

En este grupo es también de notable interés et de ltt muerte de don Beltrdn, protagónizado por el padre de don Beltrán que busca afanos¿mente el cuerpo de su hiio en el campo de Rocesvalles y de cuya muerte le da señales un moro al oui se dirise i"En lo..urnpo. de Alventosa / mataron a don Beltrán"). {u¡qus sl nom6re de Beltrán ei desconocido en la leyenda rolandiana' el episodio recuerda el del viejo Aymone buscando entre los muertos el cuerpo de su hijo Rinaldo, en la Cñc nson de Roland.

Ala

Chanson des Saisnes, por su parte, se refieren los ronwnces de Badovinos, rrombre que Drocede del francés Baudoin, al igual que el de su amada Sevilla es el di la'reina Sebile. En el poema francés se contaban los amores de aquel sobrino de Carlomagno con la reina mora Sebile y Ias sucesivas entrevistas que tenían por la noche. Carlos le exige como Prueba que traiga el anillo de ia reina v. ii no lo hace, lo destenará de Francia. Sebile se lo niega a Baldovinos v ésie abatido suspira y llora. De ese episodio surge el rom¿nce de los suspiros de Baldovinos llPoilos campos de Carmona"), aunque aquí son causádos por amor de la mora Sevilla, que ha abandonado su vida cristiana y el emperador amenaza con quitarle la vida. Al mismo asunto se refieren el roman"é de Nrñ, Vero o el Baldovinos sorprendido en la cazo.

El influjo de las cia nsons de Reste francesas sobre los romances, como se ve. fue muy intenso. A los casoi mencionados, puede añadirse aún el de la Chanson de Aibl, q\e en una versión tardía inspiraría todo el ciclo de Montesinos. protagonista de la historia, cuyos amores se cuentan en el ro.0ance de Rosaflorida

castillo el cual dicen Roca Frida: Roca y a la fuente llaman Frida;

En Castilla está un

al castillo llaman

las almenas tiene de

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oro,

parcdes de plata fina,

espAñoLA I\¡EDIEVAL (EL srcLo xv)

entre almena y almena está una piedra zefira: tanto relumbra de noche como el sol desque salía. Dentro estaba una doncella que llaman Rosaflorida, siete condes la demandan, tres duques de tpmba¡día; a todos los despreciaba, tanta era su lozanla. Enamoróse de Montesinos de oída, que no de vista; allá a la media noche gritos da Rosaflorida. Oído lo había l¡ndino, el ayo que la tenfa: -¿Qué habedes, la infanta? ¿Que habedes, Rosaflorida? O tenéis mal de amores o estáis loca perdida. -Que ni tengo mal de amores ni estoy loca p€rdida; mas llevédesme unas cartas a Francia la bien guamida. Dar las heis a Montesinos que venga a la Pascua florida. y dos mil de Plata fina; Dar le he yo mil marcos de daréle treinta castillos todos riberas de Hungía y si muchos más quisiese muchos más yo le daría; da¡ le hfa este ml cuerpo siete años a su guisa: si otra más linda hallase que me dejase escamida, que en todos estos reinos no [a hay ora más linda si no es una mi hermana que de mal fuego sea ardida; si ella me lleva en cuerpo, yo a ella en lozanfa.Más lo usala Montesinos para haberme por amiga, que al cabo de siete años fuera a buscar otra amiga y asf yo por buen amor quedé burlada y perdida.

oro

En la leyenda de los amores de Emma, la hija de Carlomagno, y Eginardo, secretario del emperador, eslá basado, en fin, el famoso roma¡rce de Gerineldo: I¿vantóse Girineldos que al rey dejaba dormido, infanta donde estaba en €l castillo. -Abráisme -dijo-, señorai abráisme, cuerpo garrido. -¿Quién sois vos, el caballero, que llamáis a mi posügo? -Cerineldos soy, señora, vuest¡o tan querido amigo. Tomáralo por la mano, a un palacio lo ha metido y besando y abraz¿ndo Gerineldos se ha dormido. Recordado habfa cl r€y del sueño despavorido; t¡es veces lo habfa llamado, ninguna le ha respondido. -C€rineldos, Gerineldos, mi cama¡ero polido, si me andas en tr¿ición rátasme como a enemigo. O dormías con la infanta o me has vendido el castillo. Tomó la espada en la mano, en gran saña va encendido, fuérase para la cama donde a Gerineldos vidoi él quisiéralo matar, mas crióle de chiquito. Sacam luego la espada, entre eníambos la ha metido fuese para la

porque desque recordase viese cómo era sentido. Recordado habfa la infaota y la espada ha conocido. -Recordáseis, Gerineldos, que ya érades sentido, que la espada del rey mi padre yo me la he bien conocido.

OTRAS I\,4ANIFESIACIONES

POETICASI LA LÍRICA ÍRADICIONAL EL ROIVANCERO I

ó3

\ Arnaldos. Otros son de carácter lírico, sin referencias localistas, entretEidos de motivos folclóricos y de elementos simbólicos, como el romancé del Prisionero, el de Rosa fresca o el de Fonte fridn. El Rom¿nce del conde Arnaldos es,en efecto, un cautivador y misterioso poema. El conde Amaldos, la mañana de San Juan, es decir, la mañana mágica de la ñesta de la renovación y el amor, entregado al ejercicio de la caza (también ocasión propicia para el encuentro y el prodigio) ve venir una gale-

2.3.3, Romonces bbl¡cos y clós¡cos rofo fref(s

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lal&g¡r¡aft ru&r r¡.d'íbdr¡do.ntd§ 4raar.tsl¡ürdDonof. qpt 16lodtofóor¡

pos minoritarios y más bien tardíos de romances de tema bíblico Y de tema clásico. Entre los primeros son famosos el de David y Absalón,sobre Ia trágica muerte de éste llorado por su padre David contra quien se había rebelado, y el de Tamar y Amón, so' bre la violación de aquélla por su hermano. De los de tema clásico sobre-

fQúürodc&{r{¡

salen tos referidos a la guerra de el del Robo de Elena; los de historia romana. como el de Tarquino y Lucrecia, sobre la casti-

nob6i!!úar rd¡aÜda

dad de Lucrecia, tema muy tratado en

.gor.q¡¿

¡d¡rtu.o'l.¡;l.ho

Dentro de este amPlio marco de los romances llamados literarios, podían consider¿rse también los gru-

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ra que se acerca a tierra. Pero se trata de una emba¡cación fantástica (lai velas de seda, los aparejos de lino y fino ccndal), guiada por un marinero que

canta un cantar igualmente de efectos prodigiosos: pone en calma la mar, amaina los vientos, hace salir los peces a la superhcie y posa¡ a las aves en el mástil. El conde se queda prendado de ese cantar, pero el marinero sólo lo dicc a-quien con él va. El conde se ve asf privado de una supuesta y pretendida dicha, lo que contrasta y pone enigmática duda respecto de la,.véntura" que decÍa el primer verso:

Troya, como

ta literatura de la éPoca; o el de la Muerte de Alejand.ro, que es citado

como ejemplo por Antonio de

Nebrija en su Grard tica castellana y narra los úlümos momentos del héroe

macedonio asistido por su ayo Aristóteles: Morüse quierc Alixandre del dolor del corazón; envió por los maestros cuantos etr el mundo son; envió por Aristótil, e[ ayo que lo crió. El ayo, desque lo supo, cabalgó y no se tardó: jomadas de quince días en cinco las caminó; descabalgó dc la mula, cerca del rey sc asentó y tomóle por Ia mano, luego €l pulso le cató. -¿Qué vos parcce, macstso, de este mal que lengo yo? -A mf parcc€, señor, que es gran mal de corazón; faced vuesro testamento, poned vuestra alma con Dios.

I

2.4, Romonces li.icos Aparte de los históricos y los literarios, hay todavía algunos romances que no se refieren a ningún suceso concreto ni poseen una fuente literaria determinada. Unos son más bien de carácter novelesco, de aventura, romances de amor, de venganza o de misterio, como el de la Infantina o el del Conde

I

ó4

unn¡run¡

¡spAñoLA

MEDTEVAL (EL

¡Quién huviesse tal vcntura sob¡e las aguas de mar, como huvo el conde Amaldos la mañana de San Juan! Con un halcón en la mano, la caza iya cazar. Vio venir una galera que a tierra quiere llcgar. l¿s velas trafa de seda, la jarcia de un ccndal; marinero que la manda diciendo viene un canta¡ que la ma¡ hacfa en calma, los vientos hace amainar, los peces que andan nel hondo arriba los hace andar, las aves que andan volando nel mastil las haz posar. Allí habló el conde Amaldos bien oiéis lo que dirá: -"Por Dios te ruego, marinero, dígasme hora ese cantar". Respondióle el marinero, tal respuesta le fue a dar: -"Yo no digo esta canción sino a quien conmigo va".

_ El poema tiene el encanto del misterio, de la sugerencia, de la ambigüedad. A todo lo cual contribuye la combinación de uña serie de motivos muy OIRAS MANIFESÍACIONES POEI|CASI I-A LÍRICA MAD|CIONAL

srclo xv)

J

EL

ROMANCERO I

ó5

ll

\ poéticos: el conde cazador, la mañana de San Juan,las aguas del mar, la nave simbólica, el canta¡ prodigioso y los efectos mágicos del canto, y hasta un final un tanto melancólico y depresivo, en virtud de la esquividad del marinero, de la restricción que pone a su cantar.

momento de más intenso cultivo en el reinado de Enrique rv. Aunque hay poemas de autor conocido, las composiciones más severamente críticas son obras anónimas, en las que el autor ha querido ocultar su nombre y ha sido sólo la erudición modema la que ha podido insinuar alguna atribución.

El Romance del Prisionero, aparte de otras yersiones más extensas y de canácter más bien anecdótico, se nos ha transmitido en una versión breve y condensada, que suele presentarse concentrada en catorce versos:

Con Effique Iv (t4l-1474) el poder de la aristocracia y la degr¿dación de la institución monfuquica alcanzán sus puntos rná¡imos. Lo que se ha llamado/arsa de Avil¿ ( 1465), que no es sino el desúonamiento puro y simple del r€y legítimo en favor de su joven hermano don Alonso, de once años, s€ñala Ia aut¿ntica fuerza de la oliga¡qufa nobiliaria y eclesiástica, dueña de latifundios, rentas y cargos. Y es entonces cuardo la literatura crltica alca¡za tambiél su Pun_ to culminante. l-os erIores personales del monarca; los incrclbles desafueros de los grandes, cometidos no sólo contra la autoridad re¡I, sino tafibién y especialmente contra el pueblol la inmoralidad generáI..., todo hizo posible el gran desa¡rollo de la litemtura crltica y de protesta (Julio Rodríguez Puér1olas, Poesfa crltica J satbica del siglo w,Madid, Castalia, l98l)

Por el mes era de mayo, cuando hace la calor, cuando canta la calandria y responde el ruiseñor, cuando los e¡amorados van a servir al amor; sino yo, triste cuitado, que vivo en esta prisión, que ni sé cuándo es de día ni cuándo las noches son, sino por una avecilla que me cafitaba al albo¡: matómela un ballestero, déle Dios mal galardón.

3.1. Los Coplos de lo Ponodero Frente a los altos ideales políticos muchas veces enarbolados por los poetas oficiales, en el reinado de Juan u se escribe una de las sátiras más ácidas contra la nobleza y su comportamiento belicoso y egoísta, como son las Coplas de la panadera. Son cuarenta y ocho coplas de ocho versos octosilábicos, cada una de las cuales añade un noveno verso Pentasílabo, a manera de estribillo, que va repitiendo la expresión "Di, Panadera". La Coplas son una

En ellos se combinan motivos procedentes de las crónicas y la épica, de ta lírica tradicional y de la lírica culta conesana, como la exaltación de mayo y ta primavera,la situación ahenojada del prisionero, o la prisión y el servicio amomso. [.o esencial en el poema s€rá la contraposición ente dos mundos hostiles e ineconciüables: el de la libertad y el de la privación de ella; o si se quierc, la nostalgia de un mundo de libettad y de vida, y la angustiosa opresión de un mundo tenebroso de sombras y de silencio. Y eso ya responda a una situación amorosa, ura prisión de amor, como lo interpretaron algunos glosadorcs, ya se trate de una prisión de hienos y de cadenas, como aparcce en algunas versiones extensas. captación de ese drarna doloroso del prisionero, a quien se le niegan los placeres de mayo, es, en definitiva, lo más significativo y esencial del romance. Todo ello está expresado además, como en toda verdadera poesía, por medio un sutil juego estilfstico de mnelaciones y redundancias, y de contrastes y oposiciones.



3.

LA POESIA SATÍRICA

En los cancioneros poéticos, junto a la poesía grave, delicadamente cory muchas veces idealizada, se desarrolla también una poesía crítica y satírica, en la que se rcvisan desde un punto de vista moral, con ribetes dé jo-

'ts

cosidad o ironía, muchos de los sucesos, penonajes, hábitos o costumbres de aquella sociedad. Este tipo de poesía recorre todo el siglo xv, pero tiene su

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óó

rr¡nrrune

espAñoLA t\,lEDtEVAL (EL

stclo xv¡

crítica de los personajes que intervinieron en la batalla de Olmedo, librada por Juan n, don Alvaro de Luna y una parte de la nobleza contra los infantes de Aragón y los nobles de su partido. Cada copla se ¡efiere a un personaje, entre los que se encuentran caballeros cortesanos, grandes de Castilla y hastá tres eclesiásticos (t ope de Barrientos, obispo de Cuenca; Alonso Carrillo, entonces obispo de Sigüenza; y Juan de Luna, arzobispo de Toledo). El autor cita expresamente el nombre de la persona aludida, critica su desapostura, su falta de ardor combativo en tan aparentemente encarnizada batalla, y pone de manifiesto el miedo y lo ridículo de su comportamiento.

El poema comienza con una rcdondilla y un quinto verso de estribillo, en los que el autor se dirige a ese personaje popular de la panadera, que a veces aparccía en poemas satíricos y al que aquí parece asignársele también la función de acompañante de los soldados, a quien como testigo de la batalla va interrogaldo sobre los sucesos. Tras dirigirse a ella en esos ve¡sos iniciales, el Pooma narra en tercera penona, se supone que por boca de la panadera, los sucesos referidos al comporramiento de los personajes, comenzando por don Enrique, uno de los famosos infantes se Aragón, y por el rey Juan I de Casülla: Panadera, soldadera que vendes Pan de bar¿to, cuéntanos algún rebato que te aconteció en la Vera.

OTRAS ¡,4ANIFESTACIONES POÉTICAS: LA LiRtCA IRADICIONAL EL

ROMANCERO

Ió7

\ mas tan gran pavor cogiera

Di, Panadero.

en ve¡ huir labradores que a los sus paños menofes fue menester lavandera.

Un miércoles que Paliera el príncipe don Enrique a buscar algún buen Pique pa¡a su espada roper¿,

saliera sin otr¿ espera de Olmedo tan gran comPaña que con muy fermosa maña al puesto se rctfujera.

Di, Pauderu. El señor rey, desque viera cómo el príncipe v€nía, con muy gran maleuconía luego en Punto ProveYera; y mandó saca¡ afuera el su pendón ensalzado para pasar luego el vado con noble gelte guerera. Di, Ponodera.

A continuación, van desfilando los sucesivos intervinientes en la batalla. Primero el justicia mayor Diego lópez de Eshlñiga y su escuadra, y a continuación lo; tres prelados, Lope Barrientos con una arenga ridícula a la tropa, y Luna y Carrillo, poniendo de manifiesto su escaso valor ante el combate: En cátedra de madera

vi al obispo Barientos con un dardo sill amientos, que a predicarlcs saliera, y por conclusión pusiera que el que alll fuese a morir que lc harfa subir al cielo sin escalera. Di, Panadera.

Aforrado en Peñavera el prelado de Toledo, no se movió sólo uo dedo de cabe la talanquera:

diciendo: "Quien se acelera cua[do un tal hecho avicne,

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ó8

D¡, Panoderc (...)

Entre otros personajes que aparecen en actitud desapuesta,llaman la aten-

ción, por ejemplo, el comendador Manrique, el conde de Medinaceli, el maestre de la orden de Alcántara Gutierre de Sotomayor, el conde de Ha¡o o

el recién nombrado Marqués de Santillana: Con lengua brava y pa¡lera y el corazón de alfeñique, el comendador Manrique escogió bestia ligera, y dio tan gran correndera huyendo muy a deshora que seis leguas en un hora dejó tras sí la barrera. Di, Panadera (-.-) l,a p€rsona tabemera del vil conde de Medina el cual será muy aína echado en una buitrera, lleno de higos de sera y de torreznos y vino, hizo más sucio camino que jamás hombre hiciera. D¡, Panadera (...) Maguer de m¿lla y gorBuera se a¡maba el maest¡e mozo, mas no hubo me[ester bozo, pues a nilguno mordiera, antes diz que se ascondiera

con gran sabor de mirar si le cumplía apeldar por guarecer a la Vera. Di, Panadera (.-.) Amarillo como cera estaba el conde de Ha¡o, buscando algún reparo por no pasar la ribera; desque vido la manera como el señor rey pasaba, tan grandes pedos ti¡aba que se ofan en Talavera.

D¡, Panadera (...) Con habla casi extranjera, armado como francés, el noble nuevo marqués su valiente voto diera, y tan recio acometiera con los contrarios sin ruego, que vivas llamas de fuego pareció que les pusiera.

Di, Panadera (...)

Ante tanto despropósito guerrero, el poema concluye pidiendo la lntervención divina en favor de la paz:

minera divina, saca la tu melecina de la tu santa triaquera; Tú, Señor, que eres

de toda virtud

porque ya, Señor, siquiera haya más paz algún mto, ca del dicho desbar¿to a muchos queda dentera.

nunca jamás queda tiene la ba¡ba en la cebadera". Por más seguro escogiera el obispo de SigüeMa est¿u, aunque con vergüenza.

(rebato: suceso, relrujera: retrocediera, amientos: coÍeaí peñavera: piel; talonquera: paruWlo; queda: qsíeta, seta: espterta:, bozo: hozal:, apeldar: huir a es-

junto coo la cobijera,

condidas; ¡zi¿e¡¿. mina; f¡iac¿.' rcmedio)

Lrrrnnrunn rspAñoLA

MEDIEVAL (EL

srclo xv)

OTRAS MANIFESTACIONES POÉTICAS: LA LÍRICA TRADICIONAL EL

ROMANCERO I

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\ sos, comudos o judíos. El resultado será el retrato de los inconfesables pecados de conocidos nobles y cortesanos de la época. Eso hizo que el poema fuese censurado y perseguido, aunque, por esa misma razón, no dejaron de multiplicarse las copias. [a fecha de composición hay que situarla entre 1,165, cuando es

Las Coplzs se han atribuido al mariscal fñigo Ortiz de Estúñiga, a quien Juan de Ména dirige una copla rcprochando su escrito y su cobarde actitud ante un hecho milii¿r que a éi te páreció glorioso. Ortiz responde motejándole de judío y Mena insiste en su vileza y ruindad: [Juan de

nombrado duque de Alburquerque don Beltnán de la Cueva, a quien se alude como tal, y 1466, fecha de la muerte del contador Diego Arias y del maestre de Calatrava Pedro Girón, a quienes todavía se menciona vivos.

Meru]

fñigo, no mariscal, capitál de la porquera, más liviano quc cendal

La obra comienza con la llegada del Provincial y la comparecencia de dos ilustres personajes, conocidos por sus inclinaciones homoxesuales, como fueron Enrique N y el condestable Lucas de kanzo:

ni que flor de ensordadera; ma.ldecides con deotera a quien merece corona: otros ponen la Persona, vos Parláis de talanquera.

El Provincial es llegado cole real,

a aquesta

de nuevos motes ca¡gado, ganoso de decir mal, y en estos dichos se ateve, si no que culpen a é1, si de diez veces las nueve no dic¡e en mitad del fiel. Ah, fray capellán mayor, don Enrique de Castilla, ¿a cómo vale el ardor que traéis en vuestra silla?: "A fray Enrique Cañete y Gonzslo de Luzón; a fray duque dc Albüquerque, que es el mayor garañón". Ah, fray conde sin condado, condestable sin Provecho, ¿a cómo va¡c el dererho de ser villano probado?: "A oder y a ser odido

[El Mariscal] Hanrne dicho, Juan de Mena, que en coPla mal me rata§tes: jum al que mata§tes Pues Yo os que no os me vais sin Pena' salvo si lo desordena, Por Punto de barahá, aquél que libú a Joná

del vientre de [a ballena. Puan de Menal Don cara de aguzadera' equesio deciros oso: que andáis más Peligoso que ¡€doma sin vas€ra; mas dolada calsvera, flacos hechos, ruines manos' lanza vi[, sesos livianos, ándaos bien la parlera.

ll

y poder bicn fornicar,

(potquera: xr;ilgai denteru: envidial barahá: acción de ora¡ entre los judfo§; aguudera: pi(dn de afila¡l- redomt: vasija de vidrio; dolado: desbastada)

3.2. Los Coplos del Provinciol Son ciento cuarent¿ y nueve coplas octosilábicas. El autor anónimo finge la

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visih de un provincial á un convlnto, que representa a la propia corte real Mencionadoi por su nombre, ante él vaícomfareciendo los distintos caballeros y damas a quienes va amonestando en su comportamiento. En la misma esÍofá, éstos le confiensan sus pecados más íntimoi y privados. Desfilará así una larga serie de personajes tachados de sodomitas, adúlteros, rameras, incestuo-

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70

ur¡ntun¡

espAñorA MEDTEVAL (EL

slclo x\)

y aunque me sea sabido, no me puedan castigar (...)

A continuación, van desfilando una larga serie de personajes de la corte, primero hombres y después mujeres, caballeros diversos, [a propia reina doña Juana, esposa de Enrique tv, marquesas y numerosas damas, amantes de ilustres caballeros del reino, sobre todos los cuales recae una severa acusación o la sombra de la duda de una tacha o de un vicio infame: A ti, ftaile bujarrón, Alva¡o Pé¡ez Orozco, por ser de los de Faradn

OTRAS MANIFESTACIONES

POíICAS: LA

LIRICA TRADICIONAL EL

ROMANCERO

I7I

que ponéis a don Ga¡cía? "Al precio de los de Hurtado, que le pone su mujer, doña Sancha de Alcocer, con un fraile consag¡ado" (...) Dícese entre cortesa[os, por muy público y notorio, que doña Francisca Osorio se acuesta con dos hermanos, y no la deÉis culpar, que lo hace por entero porque no falte hercdero a la casa de Aguila¡. Doña Aldonza de Valdés, ¿cuántas veces sois casada? "Con ésta soo, padrp, tfes, y nunca me hice preñada". De eso no me maravillo, porque, entrando bien en cuenta, pasáis ya de los cincucnta y mudais mucho cl caldillo.

en la nariz te conozco,

y es tan grande que me asombra, y a los diablos del infierno, que hace en el verano sombra y Iabos hace en inviemo (...) A ti digo, mi compadre, don Alonso de Aguilar, ¿cómo te puedes echaf con la hermana de tu padre? "Muy bien, padre, aunque es mi tía, porque nuest¡o parcntesco es muy nuevo y está frcsco, por vía es d€ basta¡día" (...) A ti, fray Diego Arias, puto, que eres y fuiste judío, contigo no me disputo, que tienes gran §eñorío; águila, castillo y cruz, dime de dónde te vienc, pues que tu pija capuz nunca la tuvo ni tiene. "El águila es de san Juan y el castillo el de Emaús, y en la cruz pus€ a Jesús siendo yo allf capitán" (...) A ti, diosa del deleite,

gran señora de vasallos, dícenme que tienes callos en el ¡ostro del afeilc, y qü€ vuestra s€ñoría tiene tres dicn¡es postizos, que sabe mucho de hechizos y estudia nigr0mar¡cfa.

Decid, señora marquesa, ¿cómo os va con el marqués? "Más ha ya, pad¡e, de un mes que no como yo a su mesa". No tengáis pena ninguna, que si el ap€tito inflama, ahí está don Juan de Luna, que nunca os falta en la cama (...) Ah vos, doña Irés Mejía, más fría que los inviemos, ¿a cómo valen los cuemos

I

72

mn¡run¡ rsp¡ñoLA MEDTEVAL (Er srcto xv)

3.3. Los Coplos de Mingo Revulgo Contienen éstas una dura sátira contra En¡ique rv y su desgobierno. S€ trata de un poema alegórico en el que dos pastores, Gil Arribato y Mingo Reyulgo, debaten sobre los males de su ganado, debidos al abandono en que lo tiene su amo, el pastor Candaulo, qu€ representa al rey, por lo que continuamente son atacados por los lobos, es decir, los nobles parciales y los privados. E Eliminadas las perras guardadoras del ta ganado (Justicia, Fortaleza, Prudencia y Templanza), Gil Arribato profetiza la llegada de las tres lobas rabiosas, que no serán sino el hambre, la peste y la guefTa.

Oe

El poema se abre con las palabras de

Gil Arribato, que describe el abandono y la desolación que muestra el aspecto

F','ir.,a

oe

del pastor Mingo Reyulgo, representante del pueblo mal gobemado:

OTRAS MANIFESTACIONES POÉICAS: I-A LÍRCA

MADCIONAL

EL

ROI\4ANCERO I

73

\ -¡Mingo Revulgo, Mingo' ah, Mingo Revulgo, ahao! ¿Qués es de tu sayo de blao?

¿No lo vistes en domingo? ¿Qué es de tu juMn bermejo? ¿Por qué traes tal sobrecejo? Andas esta madrugada la cabeza desgreñada, ¿no te llotras de buen rejo? color tieries marrida, el cospanzo rechinado; andas de valle en collado como r€s que at¡da perdida, y no oteas si te vas adclante o caratrá§, zanqueando con los pies, dando t¡ancos al ¡evés, que no sabes dó te estás.



Mingo maldice la hora en que el pastor Candaulo se him el amo del hato, pues sóló se dedica a holgar tras los zagales, mientras el ganado anda descarriado. En estas estofas el autor alude al ca¡ácter huraño y apañado de Enrique rv, a sus mnocidas tendencias homosexuales, pfobablemente a la esquividad de su

segunda esposa, Juana de Portugal, y a su amante Beltrán de la Cueva, segín opinión extendida, padre de luua la Beltraneia,prelerlüer,te a la corona:

-¡A la he, Gil A¡ribato! Sé que elt fuerte hora allá echamos cuando a Candaulo cobramos Por Pa§tor de nuesüo hato: ándas€ tras los zagales por esto§ sndurriales,

todo cl dla embebecido, holgazando sin sentido, que no mira nucsüos malcs. ¡Oja, oja los ganados y la buna con los penos cuáles andan por los cerros, perdidos, descarriados ! (...) Allá por esas quebradas vcrás balando corderos; por acá muertos cameros, ovejas abarrancadas, los panes todos comidos, y los vedados pacidos, y aun las huertas de la villa:

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Lrrennrun¡ esPAÑoLq MEDIEVAI

(EL SIGLO XV)

tal estrago en EsPerilla nunca vieron los nacidos (...) ¿Sabes, sabes? El modorro allá donde anda a grillos búrlanle los mozalvillos que andan con él en cl corro (.. ) fasta aquella zagaleja, la de Nava Lusiteja, le ha raldo al retortero. Trae un lobo camicero Por medio de las manadas; porque sigue sus Pisadas dice a todos que €s camero; suéltalo d€ la majada: desque da una ondeada en tal hom lo copienza que, si ase una cabeza, déjala bien estrujada.

En las estrofas siguientes Mingo explica cómo las cuatro virtudes Justicia, Fortaleza, Prudencia y Templanza, simbolizadas en las cuatro perras guardianas del ganado, Justiila, Ac€rilla, Ventora y Tempera, han sido debilitadas y enflaquecidas y han perdido todo vigor, por lo que los lobos acometen con toda facilidad al ganado: Está la perra Justilla que vistc tan denodada muerta, fl aca, trasijada; juro a diez,que habriés mancilla: con su fuerza y corazón cometié al bravo león y mataba el lobo viejo, hora un triste de un conejo te la mete en un ricóo (...) Acerilla, que sufrió siete lobos denodados

y ninguno la mordió, todos fueron mordiscados, ¡rape el diablo el saber, que ella ha de defender! las rodillas tiene flojas; conua las ovejas cojas muesha todo su poder. [¿ otra perra Ventora, que de lejos bamrntaba y por el rastro sacaba

cualquier bestia robadora,

y las vcredas sabía donde el lobo acudifa, y las cuevas raposeras, está echada

allf en las e¡as,

doliente de modorría. Tempera quitapesares, que corrié más concertado, del come¡ desordenado reventó por los ¡ares; ya no muerde ni escamienta a la gran loba hambrienta, y los zorros y los osos cerca de ella dan mil cosos. pero no porque lo sienta. Vienen los lobos hinchados y las bocas relamiendoi

los lomos raen ardiendo. los ojos encamizados (...) Abren las bocas rabiando de la sangre que han bebido, los colmillos ¡egañando (...)

OTRAS MANIFESTACIONES POEÍICAS: LA LfRICA TRADICIONAL Et

ROMANCERO

I75

\ ni deja madre ni hijos

En su respuesta, Gil Arribato cutpa también a Mingo del mal estado de cosas, debido a su pasividad y amodorramiento, y pronoitica la llegada de grandes males, en figura de tres peras rabiosas, el Lambre, la guerra y la peste:

yacer en sus albergadas; en los valles y majadas sab€ los escondredijos. Y aun también la t¡edentda. que come los recentales y no deja los añales cuando un poco está sañuda, meto que no olvidañí de vedr y aun tagará atambién su pa¡tecilla.

-¡Ala trc, Relulgo hemano, por los tus pecados penas! Si no haces obras buenas otro mal tienes de mano, que si tú enhuciado fueses, caliente úerra pacieses y verdura todo el año; no podrías haber daño en ganados

Dime, aquesta tal cuadrilla ¿a quién no espantará? (...) Si tú fueses sabidor, entendieses la verdad, verías que por tu roindad has habido mal pastor: saca, saca de fu seno la roindad de que estás lleno, y verás cómo será,

ni en mieses (...)

Cata que se rompe el cielo, deszorrúmase la tierra;

cata que el nublo se

cierra;

rebellado, ¿no has receto? Cata que vemá el pe&isco que lleve todo aba[isco, cuanto miras de los ojos; hinca, hinca los hinojos, cuanto yo todo me cisco (...) Yo soñe esta trasnochada, de que estó estremuloso, que ni roso ni velloso quedará de esta vegada; ccha, échate a dormir, que en lo que puedo senti, según andan estas cosas, a§mo que las tre§ rabiosas lobas tienen de yenir.

que éste se castigará o dará Dios otlo bueno. Cuido que es menos dalro6o

el pacer por lo coste¡o, que lo alto y hondonero juro a ml que es peligroso; para mientes, que te cale poner firme, no resbale la pata donde pisares, pues hay tantos de pesares

in hac lachrimarum valle.

Trí conoces la ama¡illa, que siempre anda carleando, muerta, fl aca, sospiraldo, que a todos pone mancilla y, aunque faga, no se harta rú los colmillos aparta de morder y mordiscar: no puede mucho tardar que el ganado [o desparta.

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En su vemión impresa y más difundida, la obra consta de treinta y dos coplas (treinta y cinco en los manuscritos) de nueve versos octosilábicos. En este caso, la sátira es menos directa y procaz que en otros poemas, y la forma alegórica le añade cierta calidad literada, resaltada también por las glosas de que sería objeto, entre ellas, la más divulgada de Femando de Pulgar. Un gran acierto estilístico de las Coplas es la utilización del habla nística en que se expresan los pastores, con abundancia de términos dialectales y deformaciones idiomáticas. Es un uso acorde con las normas retóricas, que dictaban ese estilo humilde cuando se trataba de personajes bajos como los pastores. En adelante, seía muy imitado en la literatura española, especialmente en el teatro, que durante mucho tiempo, en sus églogas, farsas y autos, tuyo como protagonista al pastor. La obra se ha atribuido a diversos autores, entre

La otla, mala, traidora, cruel y muy enemiga. de todos males amiga, de sí mesma robadora, que sabe bien los cortijos, i

I



rr¡nnrun¡

espAñoLA ¡iIED|EVAL (EL

s¡clo x\)

OTRAS IVANIFESTACIONES POÉTICAS| LA LÍRCA TRADICIONAL EL ROIVANCERO I

77

\ ellos a Fray fñigo de Mendoza, atribución que basa uno de sus argumentos en que precisamente utilizó también aquella habla nistica en un Pasaje pastoril de s\ Wta Christi.Por su acerada crítica contra el rey y su tono apocallptico, más propio nos parece atribuirlas al cí¡culo de Alonso de Palencia.

3.4, Los Coplos del tqbefe Emparentadas con las Coplas de Mingo Revulgo y dentro del género alegórico pastoril, se muestran las llanzdas Coplas del tabele, que comienz.an: Abre, abI€ las orejas, escucha, escucha, pastor; di, ¿no oyes el clamor que te hacen tus ovejas? Sus voces suben al cielo quejando su desconsuelo, que las trasquilas a cngaño tantas veces cada año quc nunca las cubre el pelo. Tienes trEs trssquiladeros, cada cual con su újcra, y dcjas tales los cueros que el gaaado desespera, y después que has t¡esquilado alquilas todo el ganado a pcladores que Yan, y si les ladra algún can,

aíójasle tú el cayado.

Como se observa, aquí también se simboliza al pueblo gobemado con un rebaño y al gobemante con un pastor. Pero el pastor no ha abandonado al rebaño, sino que lo esquilma, trasquila y empobrece una y otra vez. Tampoco hay diálogo con otros pastores, sino sólo una imprecación en segunda persona, mantenida a lo largo de todo el poema, con la que el autor denuncia y echa en cara al mona¡ca su mal gobiemo con el pueblo. El po€ma encubre también una crltica social y polftica, que responde a un sentimiento de malestar de los gobemados ante los atropellos de quien gobierna, en este caso, muy centrado en las quejas por la presión fiscal a la que se ven sometidos, a la que alude la imagen repetida de la trasquila del ganado: Bastara que h€squilaras con tu tijera la vieja y de cada cual oveja un vellocino sacaras, que lana te sobrarfa y el ganado medrarfa,

I

78

ur¡nerun¡ ¡spAñorA

I\,IEDTEVAL (EL

srcLo xr¡)

que con calor del estío ni tamPoco con el f¡fo del inviemo moriría. Has sacado talta laoa que si dieres buena maña hubieras hccho un manta que cubrieras toda España, mas como lo has rePelado, el vieoto te lo ha llevado, que no era tu intención dirigida a salvación ni a provecho del ganado.

A los estragos del ganado contribuyen asimismo los lobos que trae Por Perros el pastor y que son sus consejeros, el lobo rapaz que es su privado o las sierpes rabiosas que simbolizan a los siete Pcados: O ni vives engañado o piensas que somos bobos; trayendo por perros, lobos ¿cómo medrará el ganado? Andan por esas majadas las ovejas degolladas y comidos los corderos, y tli, por solo los cueros, dáslas por bien empleadas. Traes un lobo rapaz en hábito de co¡dero porque en son de buena paz pueda ser más camiccro, y en la cueva do yacla rafces crudas comía, y dcspués que ent¡ó lamiendo, en lu háto ánda mordiendo los mastines cada dla (...)

Tú tienes tanta caldera, tanto del tarro y herrada, tanto barquino y natera, que es cosa demasiada, y al sabor del paladar no haces sino traga¡ de la nata y del tabefe, mas, como es vianda üefe, nunca te puedes ha¡tar (...) siete sierpes rabiosas han mordido y has sacado las pastoras virtuosas de todo tu d€hesado, con la serpiente mpante, que es dragón, y muy tr¿gante, cabeza de todas siete, y la otra que a¡remete la cola siempre delantes (...)

lls

Ante esos males, el autor se atreve a Profetizar un cambio de situación a la altura de los años noventa: Que en la rueda de Fortuna en los cambios de ventura, cuanto más se está segura hace cclipse como [una; pues de los íos caudales habemos visto señales de males advenideros, con otros malos agüeros que demuestan grandes males

El sol se pondrá tuftado en el año de noventa: Yenteará cierzo nublado porque ha de correr tormenta; amostrafse ha una cometa en mane¡a de saeta, pastor, sobre tu cabaña, qu€ hará temblar a España según muest¡a tu planeta.

OfRAS MANIFESTACIONES POEfICASI LA LÍRICA TRADICIONAL

EL

ROMANCERO ¡

79

\ Por esta referencia cronológica y por el testimonio de la mayoría de los manuscntos que nos han transmitido las coplas, éstas se hubieron de componer en el reinado de los Reyes Católicos, conforme indica la nibrica de algunas de esas versiones: "Coplas que se hicieron en Jerez de la Frontera en vida del rey don Femando y de la reina doña Isabel sobre la gobemación del rey".

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Frecuentemente se discu¡en juntas las Íes s€ries de Cop¡¿.r, es decir,las de Mingo Revulgo, las del Provirial y las de la Panadera, atJnque, en verdad, tienen muy poco de común. El

1959.

R¿v¡¡l8o es de más pur¿ concepción sátírica: no seña.la por sü nombre los blancos de s! ataque, aunque cs evidente que se di¡ige principá.tmente contra el Rey. s Copt¿J det Protinciat y las de la Panadera &tÉn considera¡se invectivas más bien que sátiras, puesto que van dirigidas conlra individuos especíñcarnente Íombr¿dos, pero difieren grandemenie enÍe sf. [¡s dos ofrec¿n iñuhos, pero el P¡ovi r.¡al es soez y burdo en sus ataques y carece de glacia en la mayoria de sus est ofas. [¡ monotonía de su insisrencia en la ruindad del linaje de sus vfctimas y en la vileza de su vida sexual acaba por fastidia¡ ¿.1 lectot.El p@ma & la panad¿ru tiene su tanto de obscenidad, pero es más cómico, más va¡iado y más regocijarte. Es cruel, por supuesto, contra los verdaderos alevosos y cobardes, pero sólo se mofa de los presumidos y jactanciosos. Hoy día no nos impof¡¡ los nombrcs ni en uno ni en otro de los vituperios, sino mmo anécdotas de la época. De las t¡es obras ,la de Miñgo Rerwlgo tLene mucho más alcance literario y más pro-

-

t

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I

80

unnerum tspAñotA

MEDIEVAI (EL

stclo xv)

I

OÍRAS MANIFESTACION€S POE'TICAS: LA IÍRICA TRADICIONAL

EL

RO¡.4ANCERO

I8I

CAPITULO 4

tVlodolidodes de lo proso en el siglo xv A lo largo del siglo xv

se produce una notable renovación de las formas

literarias en prosa y una apreciable ampliación de los géneros cultivados hasta entonces. Habrá, por tanto, géneros que evolucionen en su continuidad ha-

cia nuevas modalidades, como ocure con la historiografía o con el cuento y la narrativa eiemplar, que venían cultivándose de siglos anteriores. Y habrá géneros nuevos ahora instituidos, como la ficción sentimental y, en cierta medida, los libros de caballerías.

Aparte existe una amplia producción de lo que podríamos calificar como literatura humanística, constituida Por tratados científicos, filosóficos, políticos o morales y, sobre todo, por una larga serie de traducciones de obras de la antigüedad clásica y de las literaturas romances modernas, especialmente la italiana. Entre sus autores princiPales, podrían citarse a don Enrique de Villena, Alonso de Cartagena o Alonso de Madrigal, el Tostado (á los que dedicamos un breve apafado al final del capítulo). Lo más importante de ese humanismo, todavía con un cierto lastre medieval y muy dependiente de la traducción de las obras clásicas al romance, fue la actitud de aproximación a los clásicos como modelos y el enriquecimiento de la lengua castellana por la incorporación de numerosos cultismos a su léxico y a su sintaxis.

i

La lengua literaria, en efecto, se fue moldeando y adaptando a cada uno de los disiintos géneros y fue enriqueciendo sus posibitidades expresivas en un lento proceso de maduración, hasta llegar a la lengua precisa y clara, al castellano casi perfecto del Renacimiento. Podría decirse que todas aquellas inquietudes humanísticas culminan a fines de siglo con la obra fiIoiógica deElio Antonio de Nebrija, quien, por un lado, instauraría la enseñinza det buen latín desterrando la que llamaba "barbarie" medievat y, por otro, escribiría la primera gramática de la lengua castellana, lo que su-

I\,4ODALIDADES DE LA PROSA EN EL SIGLO

&

XV I83

ponía una rotunda valoraciórl v cornsagración de la lengua vulgar como len' gua de cultura.

J.

LA ESCRITURA DE LA HISTORIA

Alfonso x deió escrita en su magna obra la miís completa historia peninsula¡,.concebida desde rus .emoros orí!er.. h*tu .,illljr.r rou tuvieron que ocuparse ya de la historia contemporánea. El Áyufu, qr" escribió las crónicas dé los reves oss c.6¡oció. de pedro I a"_"ilf.i Eru-ique ú, t r"riu Ia historia al presente mrís inmediaio,.del que él mismo es restigo, y le añadiría rasgos subjeúvos y perfiles individuales_

;l;;;í;.ir,

Ll.

Los crónicos del siglo

w

En el siglo xv, continúan escribiéndose crónicas reales, tanto en los rei_ nados de Juan rr y Enrique rv, como en d" lr. R;i;. ¿;;ii"'á. p"r¿" ru época de Juan rr et carso de cronilta real"lpasó a .rt"rai_ das, como Arvar Ga¡cíáde Santa.María, purcr"i", y tue progresivamenre dignificado, si.,i¿. *t.,uria" rr cronista cobrará imponancia inrelectual y ,. ,.n,,_ rá idenüficado con ia actuación oer goDernante.

._á. oJloáil Jil ilü;;ilrf^üil

y"iiri¡".i[ii*"¿.. p.lia.r;ír;;'r-iJ,r'iri

flrff;ffi"t ii'J::ll gca -*¡"ur"",.¡¿,ñ,i'ñ;;,¿,';;"fr "., "flf

*

gu¡ veÍiácula (..) Muchas de

no.hal niTúa sisro que F,od¿ competir

§T"x,;'.T.tmffi"Hlff ,H;ffi ú;t¡n,

tas obr¿s individr¡ares

-r.:;;;ffi::il]"

*,*

o, conplcja de tendencias antiguas y nl¡evas qr¡e todo in(enlo de clásificarlas suporie una injusticia a las inter¡ciones del auror. Resultá imorEsionanb, si" er"barBo, ¡a cartidrd ;".:;;ür,bariog,,-

fi¿ oo oficial, €sto es. de hisroria e,scrita at marge" f" diversiñcadas y a rienudo conrradicrorias ""riiff"rru de lü testirDonio de los carnbi(§ en la cscená rr)lfucaj, social, que sc Efleja hnto en loc historiadores oficialcs corn en los independienas B Tale' EnvlY,s §obre la hbbrioSroia p¿ninsular del r¡8r, xv, Madrid, Gfedo§,

* Ja,*'ñJ¡i*rc,-"ro ruoooni"r* *ti_"ñ*I""*. * *

(Rtn lg70).

reinadg. de Juan (lzlo6-1454) en efecto, una crónica real ^ cuenra su historia añon ras año, y e" poseemos, que l" qr; I_u pnmera pa.rte de es¡.a Crónica de .tuanl comprende de 14O6 a 1420 v es obra : de Alvar García de Santamaría.

-!!

i;ü;i;;;;"1¡or'.ioio*. rro-il;,,ii:-;'^::i:-Í,'i1"_ a una irustre r iñ; Hffi:,,i,:,rJT:1fifÍ*f.T..1,.,:flja don.Femando de Antequera, hermano dJe*iqr. ,, qr" *J""[*""r",. ¿"1 *i_ no de Casútla y más arde rev de Aragón. f" det de Antequera, quien encárna ta irñagen "rOriá'Á.rü'*f ri",.i"lo.iO" d.l *i i;;"t,;tJpor,.u'J n_rou.

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I

84

urunerune espAñotA

N,4ED|EVAL

GL

Slclo xv)

¡I 1 !

Ii

\ gueÍ€ñls como por su actuación frente al papa cismático Benedicto ;«tr. tá segunda parte llega hasta 1435 y, aunque se ha at¡ibuido a otros autores, como Juan de Mena, es también obra de Ga¡cía de Santamaría, si bien a su redacción se superpone una ¡evisión de otra persona que t¡aslada el protagonismo a don Alvaro de Luna. [: tercera parte, revisada en el reinado de los Reyes Católicos, es una justifrcación de los valores de la monarquía y su gran protagonista es Juan n, cuyos hechos políticos,jurÍdicos y diplomáticos, se describen con detalle, resaltando siempre su acierto y autoridad.

El episodio de la coronación de don Femando de Aragón en el palacio de la Aljafería de 7-aragoza es uno de los más famosos de la obra, pues, apafe la magnífica exaltación del monarca, documenta una espectacular ceremonia con elementos parateatrales: (...) Y cuando el dicho señor rcy llego al aljafería, eran pasadas cuatro oras después de medio día, y descabalgó y subió en su cámara, y las gentes se entaron en la gnn sala do habÍa de comer. Y el dicho señor rey salió de su cáma¡a vestido de un manto de oro enfo¡rado en armiños, y su corona en la cabeza. y el píncipe y el duque, sus hijos, llevaban delante la manzana y cetro de oro, y delante de él cien hachas de ce¡a blancas a¡diendo, y así se fue a senta¡ a [a tabla do había de come¡ asentado en su muy rica silla, y de la en mano derecha comían los perlados y a la mano iz4uierda comían los señores prfncipe de Girona y duque de Peñafiel, y un poco más bajo todos los otlos grandes y en cada canto de mesa un perlado, y después los caballeros. Y en medio de la sala eshba un aparejador grande en do estaban las vajillas del señor rey, de oro y de plata dorada, con que el rey era servido a su tabla (...) Y aquí en esta sala fueron traídos a las dichas tablas muchas viandas y manjarcs de pavones y capon€s y gatlinas, y diversos potajcs; y delante de cada manjar, sus juegos, según que aquí diremos. Delante del primero manjar venía un muy hermoso grifo todo dorado, tan grande como rocín, y t¡aía una corona de oro al pescuezo, e iba toda vía echando fuego haciendo lugar entre las gentes pot do pasasen los manjares, que en otra manera no pudieran pasar tan aína ante las gente§. Y en esta ga¡r sa.la estaba¡ hechos encima de la puerta por do entraban a la dicha sala, un gran cadalso alto como manera de los cielos, que eran hechos en esta rumem: era un andamio alto sobre la puerta y en medio de él estaban úes ruedas una soble otra, y Ia del medio mayor que las otras, y de la una parte y de la oFa de las ruedas había ocho gradas de cada parte todas las medas, y en [enadas y embutidas; y las medas y todo el andamio y ias gradas eran de color del cielo, y encima de las ruedas, sobrc la postrimen, había un cielo más alto que los o&os, en el cual estabon dos niños muy bien guamidos de paños de ofo, y estaba el uno al otro poniendo una coDna enl" cáxza, a remembr¿¡za de cuando Dios coronó a Sancta Maríai las cuales trEs ruedas estaban llenas de omes vestidos de paños blarrcos y con alas grandes doradas y con rostsos sobrepuesios blancos a pareciencia de ángeles y tan hermosos que bien parccían ángeles. Y estas &es ruedas hacían movimienlo la una contra la otra a manera de cielos cuando se mueven cada que queríaJ¡. Y estos ángeles y arcángeles tocando esüomen-

¡,4ODALIDADES D€ LA PROSA EN EL SIGLO

XV I85

tos y car¡lando y haciendo muy exfaños sones con fafpas y guitaras y laúdes y rabés y órganos de pano, y otos estsomen¡os de cuerda de gran solaz en de lo oír y ver; y maguer las ruedas de los cielos hacían movimiento, el cielo de encima de los niños es_ taban todavia quedos, que se no movían, y las cuaüo gradas más altas estaban en ellas asentados prír¡cipes y prcfetas y añsloles, cada uno su señal en la mano por do era

conocido,

EI reinado de Enri q\e rv (1454-147 4) fue historiado por varios cronistas , . todos hombres de letras bien preparados. EI más cúlto es Alfonso de

Palencia, que escribe su historia en latín. palencia poseía una sólida forma_ ción humanística adquiridajunto Alonso de Cartage;a y luego en Italia al servicio del cardenal Juan Bessa¡ión. En 1456 es nómbrádo úonista real, pero pronto se.aleja del rey y se orienta hacia el partido antienriqueño, tomándo partido primero por el infante don Alfonso y luego por la priniesa Isabel. Fue

escritor de una gran variedad de géneros y temas, iutor de epístolas, traducy tratados saiírico-morales en fbrma alegórica. Como historiador su gran empresa fue ronlos Gesta Hispaniensia (los Hechos de España). De ellos escribió completas tres décadas, és decir, loi años 1,140 a 1474,y una cuarta década conespondiente al comienzo del reinado de los Reyes Católicos.

ciones, obras gramaticales

Palencia escribe una historia modema, aprendida en los humanistas, en la que.se contemplan los hechos encuadrados en amplios periodos (décadas), motivados en su encadenamiento y enjuiciados morilmente por el propio au_ tor. Sü actitud ante Enrique w siempre fue muy crítica, poi lo qré hará una descripción de su reinado de tintes muy sombríoi, en la que resalta sobre todo la decadencia y degradación moral del .onar"u y s, ,"ino.

Má complaciente es la actitud de Diego Enríquez del Castillo, capellán y consejero rcal, autor de vñ Crónica de Enrique rv.Enjlicia a éste como un rey bondadoso ydébil, engañado una y otra vei por los nobles más allegados, lo que. provocará las continuas lamentaciones y exclamaciones del crónista. Posterior es la crónica de Lorenzo Galíndez dé Carvajal, en la época de los Reyes Católicos, que ofrece una visión más templada dil reinado de Enrique, ayng.ue. n9 leja de insistir en datos como la impotencia del rey y en la ilég! ümidad de Juana la Beltraneja. EI retrato- de Enrique rv por Diego Enríquez del Castillo, aun no pasando por alto muchos de los defectos e inclinaciónes del monarca, es mucho más beneyolente que el de otros historiadores contemporáneos:

=-

I

EIa persona de la¡ga estatulir y espeso en el cuerpo y de fuertes miembros; tenía las manos grandes y los dedos largos y recio§; el aspecto fercz, casi a semejan_ za deleón, cuyo acatamiento ponía temor a los que miraba; Ias narices romas y muy llanas, no que asf naciese, mas porque en su niñez rccibió lisión en e[as: los ojos garzos y algo esparcidos, encamizados los párpados: donde ponía la vista, mucho les duraba el mirar; la cabeza grande y redonda, la frente ancha,las cejas



Lmnnrune espAñotA

MEDTEVAL (EL STGLO

xV)

\ altas, las sienes sumidas, las quijadas luengas y tendidas a la parte de ayuso, los dierrtes espesos y úaspellados,los cabellos rubios,la ba¡ba luenga y pocas veces afeitada, el tez de la cara entrc rojo y moreno, las cames muy blancas, las piernas muy luengas y bien entalladas, los pies delicados. Em de singular ingenio y de gran aparencia, pero bien razonado, honesto y mesurado en su habla; placentero con aquellos a quien se daba, holgábase mucho con sus servidores y criados, había placer por darles estado y ponerles en honra; jamás deshizo a ninguno que pusiese en prosperidad. Compañía de muy pocos le placfa, toda conve¡sación de gentes la daba pena. El tono de su voz dulce y muy proporcionadoi todo canto triste le daba deleite, preciábase de tene¡ cantores y con ellos cantaba muchas veces. En los divinos oficios mucho se deleitaba. Estaba siempre rctmldo; tañía dulcemente laúd, sentía bien la perfeación de la música, los instn¡mentos de ella le placían. Em gmn cazador de todo linaje de animales y bestias fieras, su mayor deporte andar por los montes y en aqu€llos hazer edificios y sitios ce¡cados (...) Era lleno de mucha clemencia, de la crueldad ajeno, piadoso, a los enfermos caritativo y limosnero de secreto, rey sin ninguna ufanía, amigo de los humildes, desdeñador de los altivos. Fue tan cortés, taII mesumdo y gracioso, que a ninguno hablando jamás decía de tú, ni consintió que le besasen la mano (...) Fue su vivt y vestir muy honesto, ropas de paños de lana del traje de aquellos sayos luengos y capuces y capas. Las insignias y cerimonias ¡eales muy agenas fueron de su condición. Su comer más fue desorden que glotonía, por donde su complexión en alguna manera se corrompió, y asf padecfa mal de la hijada y, a tiempo, dolor de muelas; nunca jamás bebió vino. Tüvo flaquezas humanas de hombre y, como rey, magnanimidades de mucha grandeza (...) Ti¡vo muchos scrvidor€s y criados, y de aquellos hizo grandes señores, pcro los más de cllos le fueron ingratos, de tal guisa que sus dádivas y mercrdes no s€ viemn agradecidas ni respondidas con lealtad (...)

Del rcinado de los Reyes Católicos fueron cronistas principales el citado

y Andrés Bemáldez. Palencia, que lan contrario había sido a Enrique Iv, fue un decidido partidario de los Reyes Católicos, con quienes desempeñó misiones diplomáticas y mantuvo el título de cronista real hasta 1480. La cuarta década de sus Gesta Hispanie¿sid es la dedicada a los comienzos del reinado de los monarcas católicos y la guerra con Portugal. De los últimos años de su vida es el Bellum GranatenJ¿, donde continúa la historia de la guerra de Granada que habla iniciado en una de sus décadas perdidas. Alfonso de Palencia, Diego de Valera, Femando de Pulgar

Mosén Diego de Valera (Cuenca, l4l2-Puerto de Santa María, h. 1488) fue un caballero letrado , paradigmático representante del humanismo castellano del siglo xv. Autor de numerosos tratados de contenido moral y político, en los que, junto a una sabiduría pragmática, apunta un conocimiento de la antigüedad. Desempeñó cargos administrativos

y

militares, combatió en la guera

de

Granada, ¡ecorrió cortes europeas y fue cronista y consejero real, Tras Prestar servicios en las cortes de Juan u y Enrique rv, con los Reyes Católicos fue co-

MODALIDADES DE LA PROSA EN

EL SIGLO

XV I87

r regidor de Segovia y alcaide del Puerto de Santa María, don-

de vivió sus últimos años. Es entonces cuando escribe muchas de sus obras y redacta la

Crónica de los

1 '',

I

Reves

Católicos. Comprende ésta los catorce primeros años del reinado, de 1474 a 1488, y está dividida en dos partes, una en la que trata todo el problema sucesorio y la guerra con Portugal, y la otra que se ocupa

de los sucesos la guerra Granada.

La crónica,

de

escrita

con cierta prccipitación y desproporción en los detallcs, ofrece un resultado valioso debido a la utilización de fuentes y materiales propios, y a la presencia del au¡or en el escena¡io de los hechos. Es autor también de la llaÍtada Crónica abreviada o Valerianc, impresa en Sevilla en 1492 y luego muy difundida, que es un compendio general de la historia de España, de relativo valor documén_ tal, ¡educida a anécdotas y a breves relatos dé sucesos con su correspondiente

lección moral. Ivfadriteño de nacimiento, aunque de padre toledano, y de origen converFernando de Pulgar (Madrid, h. 1430-Madrid, h. 1489) des¿mpeñó sus primeras tareas administratiyas y diplomáticas en las cortes de Juan rr y Enrique ru. Pasó luego al servicio de la reina Isabel y fue secrctario de loi monarcas católicos. Disconforme con las primeras actuaciones de la Inquisición, se retini de la corte a su casa de Tóledo, y no regresa hasta que es llamado por la reina, que en 1482 le encomienda el puesto áe cronista real y pasa a formar parte de su séquito, desde el que asistiría a diversos episodios de la guerra de Granada. La obra historiográfica de pulgar esuá constituida por dos libros principales, los Claros va rones dc Castilla, publicado en 14g6, y la Crónica de los Reyes Cotólicos, qúe sólo se difundió manuscrita y no [egó a publicarse impresa e¡ la época. l-a Crónica estí dividida en tres pafes: la primera trata de los hechos que precedieron al rcinado de los Reyes Católicos desde Juan n; la segunda hace relación de los primeros ocho años de gobiemo de los monarcas; y Ia tercera nan'¿ los grandbs episodios militares del reinado-, que culminan con la conquista de Gánada, aúnque él deja de aparecer mencionado en 1489. so.,

-

Pulgar concibe la historia en los términos que ta había definido Cicerón, esto es, como testigo de los tiempos, luz de la verdad y maestra áe la vida. Por eso, é1, que vive la nueva edad que representa la monarquía de los Reyes Católicos y es su cronista e historiador oficial, se siente en la obligacióide

I88

rn¡n¡run¡ rspAñorA

ñIEDIEVAL (EL

stcLo xv¡

E

\

dar testimonio y de exaltar las'glorias de aquel reinado,lo que no le impide, sin embargo, que muestrc su disconformidad con determinados acontecimientos como la implantación de la Inquisición contra los judíos y las medidas tomadas contra ellos. Siguiendo esa concepción ciceroniana, también entiende la historia como obra artística y tarea elevada y ejemplar, Por lo que tratará de hermosear la historia con razonamientos y eficaces palabras. Los discursos, Ias cartas, las deliberaciones, las arengas intercaladas en la narración, serán beltos y eficaces procedimientos que enriquezcan el relato. Vemos así cómo los protaSonistas de la historia cobran voz y' por medio de su Palabra, relatan o vaticinan los acontecimientos. La narración aparecerá empedrada de estas formas breves y nos iremos encontrando, por ejemplo, con un discurso de la reina al rey sobre la gobernación del reino, con la carta de un f¡aile confesor al rey de Portugal amonestándole sobre sus pretensiones y ofreciendo una visión casi profé1ica de lo que sucedió, o con el discurso de Gómez Manrique, alguacil mayor, a los toledanos sobre su participación en las parcialidades: obedienÚes a los albo¡ota¡Oh digna y muy suficiente excusación de varones! Sois dorcs que vos mandan robar y rebelar, y sois rcbeldes a vu€§tro Rey que vos quiere paciñcar y guardar. Y queéis da¡ a entender que la rebelión a los reyes y los robos que habéis hecho a vuestros ciudadano§, se deben imputar a los consejemsi como si vosot¡os no supiésedes que rebelar y robar son crímines tan feos que nin' guno los debe cometer traído po( fuerza ni menos por esgaño de aquellos que decís que vos guían; a los cuales si vosotros tenéis por principales guiadorcs, mucho errás por cierto en la guía verdadera: porque sus Principio§ de estos princiPales §on soberbia, y sus medios invidia, y sus frnes muertes y robo§ y destruiciones. A§f quc fr¡cnos @is vosouos escusaros de culpa consinúcndo que cüos de pena consejan' do. Ve¡daderamcnte crecd, quc si cada uno dc vosotros h¡Yics€ a Dio§ pof pri¡¡cipal, cstos quc ltamáis principales, ni ternfan autoridad ni serfa¡¡ creídos como principales; antes como indinos y dañadorEs s€rlan apartados oo solarn€nte del Pueblo mas del mundo, pues tienen las intEncion€s tatl dañadas que ni el temor de Dios loe ¡etrae ni el del rey los enftena, ni la conciencia lo§ acusa ni la veBüenza los imPide ni la raán los manda ni la ley los sojuzga. Y con la sed rabiosa que tienen de alc¿nzar en los pueblos honras y riquezas, carcciendo del buen saber Por do l8§ verdader¿s se alc¿nz¡n, despieñan alborotos y pfocurm divisiones para los adqui¡i¡' pecando y haciendo pecar al pucblo. El qual no puede tener por cierto quieto, ni pr6§perc estado, cua¡do lo que estos sedicioso§ piensan, diccn, y lo que dicen' pueden , y lo que pueden osan, y Io que osan ponen en obra' y ninguno de vosotso§ se lo rcsiste' ¡bh infortunados aquellos, cuya memoria de tales crímines queda a los vivientes! i...) ¡Oh ciudadanos dc Toledo, pleito v§o tomáis por cierto y querella muy antigua, no aún por nuestros pecados en el mundo fenecida, cuyas ralcts son hondas' nacidas con los primeros hombres, y sus ramas de confusión que ciegan los entendimientos, y las florcs s€ca§ y amarillas que afligen el pen§amiento, y su ftuto t¿n padañado y tan mortal que crió y cría la mayor Pa¡te de lo§ males que en el mundo

MODALIDADES DE I,A PROSA EN EL SIGLO

XV I89

gunas veces a¡der llamas

sar y ha¡ pasado, los que habéis oído y los que haEis de ofr. Mir¿d agora cuánto yerra el apasionado de esúc eror: poryue dejando de decir cómo yerra contra la ¡ey de nah¡ra, pues todos somos nacidos de un padre y de una madre y hubimos un prit¡, cipio noble, y especia¡mente conEa aquella clara vfutud de la caridad que nos ah¡m-

de fuego como hace el Monjebel en Cecilia; es grande isla; había en ella nueve rcyes y nueve parcia-

bra el camino de la feücidad verdadera; habéis de saber que se lee en la Sacr¿ Escritura que hubo una nación de giganies que ñ¡e por Dios destruida porque, según se dice, presumieron pelear con el cielo (...)

lidades que sojuzgaban toda

la oFa

Andíes Bernáldez era extremeño de origen y pasó casi toda su vida en Sevilla, donde fue cura de la villa de [.os Palacios de 1488 a l5l3 y capellán del arzobispo Diego de Deza, confesor de la reina. Bernáldez, cristiano viejo, es bastante contrapuesto al converso Fernando de Pulgar. La historia que escribe es mucho menos pretenciosa, sin ningún soporte retórico ni de teoría historiognáfica. Es una historia más sencilla, compuesta por alguien que no es cronista de oficio pero que escribe afanosamente para que quede memoria de los hechos y los conozcan las gentes a quienes habitualmente no llegan las obras de los cronistas. Sl Crónica de los Reyes Católicos, elaborada a partir de la observación y experiencia pe$onal, así como de Ia información que le proporcionaron personajes notables con quienes trató, resulta una crónica bastante original, rica de noticias, ftesca y amena de leer. La notoriedad de sus informantes también le presta un valor especial, pues entre ellos estuvo el pmpio Cristóbal Colón, a quien hospedó en su casa. Son muy vivas y coloristas sus descripciones de sucesos de la vida de la familia real acaecidos en Sevilla, de episodios de la guera de Granada o de la conquista de Cana¡ias, de las que introduce una curiosa descripción:

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r

islas de Cana¡ias son siete, situadas dento en el mar Océa[o, más vecinas y c.erc¡¡as dc tie¡ra de Aftica que de o{ra ticrra; yendo de Cádiz a ellas queda la tierra a la mano siniest¡"a; son vecinas a la tien" de la más pequeña algurias quince leguas y alguas teinta leguas, y algunas circuenta legüas, poco más o menos. t-a más pe-

I

plantar viñas y iírboles, sa.lvo que oo las ponen por el mucho ganado que los comen y destuyen; no tienen aguas dulces, beben los hombres y ganados aguas llovediz¿s que cogen en cistemas que llama¡¡ marctas; es tie¡ra de muchos conejos y palomas, pocos vecinos y moradores menos de ciento, buenos pescados, hay desde Cádiz atlá doscienbs leguas. Es luego Fuerte Ventui¿: tlámase la población el Valle de Santa Marla; es tiena de muchas aguas dulces de íos, hay muchas cabras, pocas vacas, parras de uvas, huertas, almendras y ot¡os ¡írboles; está ts€s leguas más allá de I-a¡za¡ote. Grao Cana¡ia es luego, que es grande isla, muy virtuosa, de muchas aguas y ríos dulces, y muchos cañaverales de azúca¡, y tierra de mucho pan, trigo y cebada y vino, e higuerales y muchas palrnas de dátiles, y es tie¡ra para muchas plantas, tiene buenas viñas y muchos conejos; está diez y ocho leguas adelante de Fuerte Ventura. Tenedfe es luego, que es tierra muy viduosa de pan y ganados, y de aguas dulces, donde hay una sierr¿ de las más altas del mundo, que ven encima de ella al-

MEDIEVAL (EL

.!

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t.

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I

I

dulces de la calidad de la Comera, hay en ella pastel y no hay en todas estas isla§; Archila está cuaüo leguas adela¡te de la Gomera, y no hay pastel sino en ella. El Hierp es la cabeza de todas y m.ís §os es tierra áspera a lugares; tiene muchos puercos, y de todos ganados hay en ella: no tiene ningunas aguas dulces, salvo de cisternas y ma¡etas, d€l agua lluvia beben los ganados. En esta isla hay una gran maraviIla de las del mundo, que el pueblo bebe del agua que un ábol suda por las hoja§. Hay un árbol de manera de un álamo, y es verde toda vía, que nunca pierde la hoja, y su fruto que da es unas bellotitlas que ama¡ga¡r como hiel, y si las comen son medicinales y no hacen daño al cuerpo, y es de altura de una lanza mediana; tiene grandes ¡amas y copa; es de gordor cuaoto pueden abr¿zar dos hombfEs; el pie de él suda maravillosamente gotas de agua continuamente, que caen en una alberca que está abajo de él , de tal maner¿ que una gota de agua no w puede perder De allí han aba§to de agua toda la que pueden beber todos los de la isla, que solía haber ochenta vecinos, y todos y sus casas son hartos y abastados de aquel iá¡bol; son las hojas y color como de laur9l, sino que son un poco mayores. No hay en todas siete islas ábol de aquella natura, ni en toda España; ni hay hombre que otro t¿l haya visto en parte ninguna; y por esto parece bien que es misterio de Dios, y que quiso dar alli aquel agua de tal manera por dar consolación a las gentes que en otro tiempo allí fueron echadas, donde otro pozo ni fuente dulce se ha[ó jam¡ís ni halla.

queña linda con la tierra de Tagaos y Desa. Es la primera isla, como van da Castilla, [ánzarote, que es tiera de mucho pa¡¡ y gaf¡ado, especialme[te cabras; es tierra para

rnrnerune rspAñoLA

gente, es tierr¿ de mucho pan, como dicho es, y muy aparejada para ptantar viñas y huertas y toda§ la§ otras cosa§ necesarias a la vida de los hombres; está doce leguas adelante de la Gran Cana¡ia. l-a Gomera es luego seis leguas de Tene¡ife; es muy virtuosa tierra de pan, y de ganados, y de azúcares y aparcjada para plantar viñas y árboles de todas plantas. tá Palma es luego y es tierra dc mu-

cho pan y azúc¿r, y aguas

I¡s

190

i

Particular interés tienen los catorce capítulos dedicados al descubrimiento de América. En ellos da cuenta de toda la historia colombina, desde el nacimiento de Colón y su llegada a la Península hasta su muerte, así como de

stclo x!)

I I

IVODALIDADES DE LA PROSA EN

EL

SIGLO

XV

I9I

(Josué, David, Judas Rodrigo Por su ambición, de los nueve de la fama Godo fredo de Buillón, Carlos Martel, Carlomagno, Fernán ,elCidy Fernando ut), o el milagro de la palma, que se inclinó Para fruto a la S agrada Familia y Cristo la enalteció como á¡bol del Paraíso 'símbo lo de victorii para el caballero. Con la exaltación del oficio de cabay la descri pción de las penatidades de su vida gueffera, se ciera esta

sus viajes y sus sucesivos descubrimientos. De nuevo el rclato tiene la fres_ cura, si no de lo visto y experimentado, sí de lo que le han contado desde una experiencia directa, que aquí seguramente ha sido el relato del propio almirante o la lectura de sus diarios.

de la obra:

1.2. Biogrofros El género historiognífico más característico será el relato biognáfico, bien indi_ vidual en forma de crónica particular de personajes privados y de rnyor o rnenor rclieve en la histoúa contemporánea, bien colectivo en forma de galerías o retratos.

La primera modalidad, la biografía de personajes particulares era rara en la tradición castellana. Prácticamente sólo el Cid había tenido una biografía individual en latírr y siglos atrás, la Ilísraria Roderici, de comienzos deisiglo xI. Sobre ese mismo tipo de personaje histórico y legendario del pasado se escribe ahora una ctdosa Crónica del rey d.on Rodrigo o Crónica iarracina,

t

de Pedro del Corral, hacia 1430. En ella se nÍumn los hechos del reinado del rey don Rodrigo, desde su elección hasta la derrota en el río Guadalete y, en una segunda parte,la conquista de España por los moros,los inicios de Ia reconquista por Pelayo y la penitencia del rey. Con esos sucesos se intercalan otras largas historias, como [a de la expedición de su vasallo Sacarus al ducado de Loreina o la de los amores de Favila y Luz. La crónica, que adopta el esquema de la crónica real, abunda sobre todo en descripciones de hechos de armas y relatos caballerescos y fabulosos, sin que falte una proyección crítica al reinado de Juan II de la situación que condujo a la pérdida de España.

L2.1

.

El

f b'

V¡ctor¡ol

No son todos caballeros cuantos cabalSan caballos, ni cuantos arman caballeros de los reyes no son todos caballeros. Han el nombre, mas no hacen el ejercicio detodos hon¡ado oficio de todos, es el más noble caballeía la Porque la guerra. guardan la resean subir en aquella honra. Traen el hábito y el nombre, mas no y No hace el hábito al apó§tatas. sla. No son caballeros. mas son afantasmas y pocos los es cogidos Y son llamados hábito. Mucho§ el áonje, mas el monje los de los oficomo éste es, ca tan honrado oficio los oñcios ser en debe ni ei no cios comunes comeo el pan holgados, visten ropas delicadas' manjares bien adobados, camas blandas, sahumadas. É¡hanse seguros, levántanse sin miedo, huelgan en buenas posadas con sus mujeres y sus hijos y, servidos a su voluntad, éngordan grandes cervices, hacen grandes barrigas. Quiérense bien por hacerse

bien y tenerse viciosos. ¿Qué galardón o qué honra merecen? No ninguna l-os caballeros en la guerra comen el pan con dolor. l,os vicios de ella son dolores y sudores: un buen día entre muchos malos. Pónense a todos lo§ trabajos, tragan muchos miedos, pasan por muchos peligros, aventu¡an sus vidas a morir o vivir. Pan mohoso o bizcocho, viandas mal adobadas. A hora§ tienen, a horas no nada. Poco vino o no ninguno. Agua de cha¡cos y de odres. hs cota§ vestida§, ca¡gados de hierro. t¡s enemigos at ojo. Malas Posadas' p€ores camas. [,4 casa traPos o de hojarascas. Mala cama, mal sueño. "¡Guarda allá!" "¿Quién anda ahí?" "¡A¡mas, armas!". Al primer sueño, rebatos. Al alba, romP€ta§: "¡Cabalgar' cabalga¡!" "\{sta, vista de gente de armas!" "¡Escuchas!' ¡escuchas!, ¡atalayas!' ¡atajadores

!,

tantosl" "¡Sí

El Wctorial esla cránica de un caballero particular, pero envuelta, por así decir, en un tratado general sobre la caballería y sus orígenes, que viene a ocupar los primeros capítulos. En ellos se trata, por ejemplo, de los cuatro mayores príncipes del mundo (Salomón, Alejandro, Nabucodonosor y Julio César), de la leyenda del palacio de Hércules en Tol€do y el castigo del rey

I

92

r¡renarunn rspAñoLA MEDIEVAL

(EL

sclo

xv)

son

"¡Idvos

allá!" "¡Nuevas, nuevas!" "Con mal vienen estos" "¡No tmen" "¡Sí traen!"

La historia individual, estrechamente vinculada a las corrientes humanísticas, deja en el siglo xv castellano ejemplos muy notables, como la Crónica de don Alvaro de Lu¡w, el poderoso valido de Juan n; los Hechos del Condestable don Miguel Lucas de lranzo, intetesante documento sobre la vida en una corte de fmntera en tiempos de Enrique tv, regentada p,or este refinado condestable de Castilla, muy áficionado a la fiesta y a la ceremonia; y El l4ctorial, obra de Gutierre Díez de Games, que refiere la biografía de don Pero Niño, conde de Buelna.

.-

"¡No

"¡Helos, helos!" ¡algareros !, ¡guardas!, ¡sobreguardas!" "¡Tomadvos acá!" "¡Vaya acá!" allá!" "¡Tome son tantos!"

"¡Vamos, vamos!" "¡Estemos!" "¡Vamos!". Tal es su oficio: vida de gran tr¿bajo, alongados de todo vicio. Pues los de la mar, no ha igual de su mal. No acabaía en un día su laceria y gran trabajo, que dicha es la honra que los caballeros m€recen y grandes mercedes de los reyes por las cosas que dicho he.

!

A continuación pasa a contar la vida de un caballero castellano, nunca vencido, entregado ál arte de Ia caballería, merecedor de la palma de victoria v de oue sus hechos queden en escritura. Tal es don Pero Niño, conde de br.lná, de cuyas haiañas fue restigo directo y compañero el cronista. Descendiente de la casa real francesa, se educó en la corte castellana por un hombre sabio y entendido en la caballería. Desde los catorce años paricipa en empresas gúerreras, como el cerco de GUón, acompaña al rey a Sevitla, interviene en ti guena de Portugal, paficipa en una justa en Viseo y mantiene

IüODALIDADES DE LA PROSA EN Et SIGLO

XV I93

\

duelo--con el portugués Gómez de Domalo en Tuy, que con tintes heroicos describe la crónica:

le apuntó cerca de la otra pane, por las narices. de que él se sintió mucho, tan-

to que le atordeció, si no que le duró poco y acordó luego. Y con el gran dolor que sintió, tornó muy más bravamente a ellos, más que nunca ante fuera. Estaban unas gradas a la puerta de la puente, y por las subir aquellas gradas se vio Pero Niño en gran trabajo. Allí sufrió muchos golpes de espadas en los hombros y en la cab€za, y a la fin por fuerza se las hubo de subir. Y tanto juntaba con ellos, que a la yeces le tocaban en el viratón que traía por las narices, donde él habfa gran dolor. Y acaeció que uno, por se escudar de é1, Ie dio con el escudo tan gran golpe en el viratón que se lo hizo entrar en la cabeza más que no estaba de antes. Y ansf, todos ca¡sados de amas las pates, dejaron la pelea. Y cuando Pero Niño salió de la pelea,la su buena adarga toda era ya cortada y hecha piezas, y la espiga del espada torcida. a hora de quebrar y descabezar, y toda mellada, hecha sieúa, tinta en saDgre.

En aquel tiempo cercó el rey de ponugal la ciudad de Tuy, que es en Gahcia. El,rey de Casilla ayunló su huesle y envióla con don nuy iOp"z ¿" Áuulor. Y llegaron al Padrón. y hubo discordia entre los caballeros de Casrilla y, si es_ tonce P€ro Niño fuera creído aunque era mozo, la ciudad fuea" u"oariá" y no se perdiera aquella vez. pero no la acorrieron, por cuanto don

Juan Gi¡cía Manrique, arznbi5p¡ de Santiago. quedaba en lai espaldas. qu" e.tabu diuiso de¡ rey. y habíase alzado con pontevedra, e hizo alzar otros castillos en aque_ lla tierra de Galicia. Si no, no fuera tomada (...) y llegó allí pero Niño, enci_ ma_de un caballo. Y las armas que traía eran una cotá y un bacinete c;n ca_ mal, según que_estonce se usaba, y unas canilleras y un ádarga rnuy g.unO" a" barrera, que le habfan dado en Córdoba por muy hermosa, qie habia'seído
194

Lr¡n¡runt ¡spAñorA

MEDIEVAT (EL

stclo

x9

t

Tras contraer casamiento con Constanza de Guevam y vivt un tiempo en Galicia, Enrique III le encarga aparcja.r galeras para emprender campaña conÍa los conarios en el Mediterráneo. Recorrerá así diyersos lugares costeros, de Marsella a Túnez o de Cartagena a La Rochela. Luego de justar en París y pardcipar en campañas por el norte de Francia y Brctaña, regresaú por Santander a Madrid, donde es recibido por el rey, que le arma caballero. Intervendní luego en la guerra de Granada, en las campañas de Setenil y Ronda, llega a ser capitán de la guardia real y protagoniza un amor apasionado y novelesco con Beatriz de Portugal, con quien casa en secreto, ante la oposición del regente Femando de Antequera, que la había desposado con su hijo el infante don Enrique y la confinará en prisión, aunque terminará concediendo perdón a los arnantes.

El estilo literario de la obra siemprc ha sido muy encarecido por la

I

críti

ca, que ha visto en él una gran prccisión y claridad descriptiva y una gran

ri-

queza de vocabulario, especialmente el de habla ma¡inera: Gutierre Díaz [de Games] supo pintar con estilo diáfano, de gran fuerza expresiva, un retablo multiform€, compuesto por deliciosos cuadros de vida caballeresca gótica; qrantener, a través del rico lenguaje de la marinería,la frescura de ese noticiario viraz que c or,vieíe El Vctorial en antecedente de los diarios de a bordo colombinos y poscolombinosi componer un colorista vitral donde queda reflejada la imaBen simM¡ica del mundo compartida por pafe de la noblez¿ castellana de su ti¿mpo. L¿ vivez¿, precisión, claridad de esa prosa expresiva y a veces exquisitamente elegante son testimonio y fruto de una opción estilistica y de un encuadramiento genérico. Se tIata de cualidades que comparte El Wctorial con la prosa de la Cr¿nica de Juan Il y con algunas de las cartas de frontera o de campaña estudiadas, en las cuales no sabemos qué alabar más, si el enorme valor documental o la fineza de la pieza literaria. Dento de ese grupo , El Vctoriol se sigularizará, sin embargo. Esencialmente, sin salir de la prosa histórica, por el uso de una determinada jerga. la parla marinera,el lenguaje de los madnos. Pero, además, por el empleo, en los episodios novelizados y doctrinales complementarios a Ia acción principal, de una serie de "desviaciones" respecto a la norma

I,4ODALIDADES DE TA PROSA EN

EL

SIGLO

XV I95

lingüística de la cronística oñcial, que aparecerán como ropaje retórico y que vamos a repasar diferenciando entre digresiones, arengas, epístolas. rasgos de lenguaje novelesco, imágenes hipc¡bólicas y, ñnalmente, indicios de conciencia lingüística (Rafael Beltrán Llavador, Introducción a la ed. de Gutierre Díez de Games, E/ l4ctorial, Madrid, Taurus, 1994)

I

.3. Semblonzos y retrotos

La otra modalidad de la prosa biográfica es la de las semblanzas, galerícirculación el humanismo en su empño por difundir también la historia del individuo particular en as o retratos. Se tlata de un género que pone ahora en

sus rasgos caracterizadores y esenciales.

L3.1

.

Los Genercciones y semblonzos

De este arte del retrato lite¡ario, el primer autor de la época fue Fernán ( 1379- 1460), noble letrado de la corte de Juan rr que, enfrentado a don Alvaro de Luna y desengañado de la política, se retiró al cultivo de las letras y a la práctica de un cierto espiritualismo cristiano. Aparte de una notable obra poetica, fue autor del tratado titulado Generaciones y semblanzas, en el que traza la biografía de treinta y cuatro señores y prelados d€ las cortes de Enrique m y de la de Juan n. Pérez de Guzmán, muy crítico con la historia al uso por poco verdadera y excesivamente complaciente, propone que la nueva historia sea escrita por alguien sabio y discreto, que haya sido testigo de los hechos o disponga de buenas fuentes y que no la publique en vida del personaje historiado. Preocupado por la justa distribución de la fama, única recompensa al comportamiento humano, la valoración del indi-

Pértz de Guzmán

viduo no dependení ya de la nobleza de sangre. Su libro resultará así un conjunto de perfiles biográficos de personajes contemporáneos, pero ya difuntos, merecedores de la fama y de la perpetuación en lo escrito, por mé¡ito de su condición individual. Para esa valoración, Pérez de Guzmán recune a la aplicación de un esquema invariable consistente en el análisis pormenorizado del linaje, los rasgos físicos y las inclinaciones morales de cada personaje, cuadro que se completa con los datos de su edad y fecha de su muerte. Los retratos físicos y morales así conseguidos resultan de gran plasticidad y atractivo, de manera que el personaje, lejos de quedar reducido a símbolo de una vinud o vicio, se nos mu€stra en toda su complejidad individual. Todas esas car¿cterísticas pueden apreciarse, por ejemplo, en el retrato de don Enrique de Villena. Refiere primem su linaje, remontrándose a su padre y a su abuelo, y menciona también a su madre, hija bastarda de Effique n. Describe después brevemente sus rasgos fÍsicos: pequeño de cuerpo, grueso, rosüo blanco y

\ colorado. Y pasa a sus cualidades morales: inclinación a las ciencias y artes, pero no a la caballerÍa ni a los negocios; dedicación a la asüología y las anes divinatorias; sutil en la poesÍa, historiador y conocedor de muchas lenguas. En lo material, comía mucho y em inclinado al amor de mujeres. Murió en Madrid, a la edad de cincuenta años. El resultado es el retrato de un hombre nuevo, no dedicado a la caballeía ni a los negocios del mundo, sino a los nuevos saberes de la poesía, las diversas lenguas y hasta a la astrología y las artes mágicas: Don Enrique de Villena fue hijo de don Pedro, hijo de don Alonso, ma¡qués de \4llena,que después fue duque de Gandía. Fue este donAlonso, marqués, el primerc condestable de Castilla, y hijo del infante don Pedro de Aragón. Este don Enrique fue húo de doña Juana, hija bastarda del rey don Enrique el segundo, que la hubo en una dueña de los de Vega. Fue pequeño de cuerpo y grueso, el rosto blanco y colorado y, s€$ín lo que la experiencia en él mosúó, nahlralmente fue inclinado a las ciencias y artes m¡is que a la caballería y aun a los negocios del mundo ceviles ni curiales. Ca no habiendo maestro para ello ni alguno lo costriñiendo a aprender, antes defendiéndogelo el marqués, su abuelo, que lo quisiera para caballero, él en su niñez, cua¡do los niños suelen por fuerza ser llevados a las escuelas, él contra vo. luntad de todos se dispuso a apr€nder. Tan sutil y alto engenio había que ligemmente aprendía cualquier ciencia y arte a que se daba, ansí que bien parecfa que lo había a nah¡r¿. CiertamenG natura ha gra¡ pode¡ y es muy diffcil y grave la fesistencia a ella sin gr¿cia especial de Dios. Y de oúa pafe ansf era este don Enrique ageno y rcmoto, no solamente a la caballería, mas aun a los negocios del mundo y al rigimiento de su casa y hacienda, era tanto inhábile y inabto quc era gran maravilla. y porque enue las otr¿s ciencias y artes se dio mucho a la eshología, algunos burlando dicían de él que sabía mucho en el cielo y poco en la tie¡ra. Y ansf con este amor de las cscrituras, no sc deteniendo en la cicncias notabtes y católicas, dejósc coner a algunas viles y raheces anes de adevinar y inÍEpetra¡ sueños y estornudos y señales y oüas cosas tales que ni a príncipe fsal y menos a católico cristia¡o convenían. Y f,or esto fue habido en pequeña rsputación de los reyes de su tiempo, y en poca ¡everencia de los caballeros. Tt¡da vfa fue muy sotil en la poesfa y gran esúoriador, y muy copioso y mezclado en diversas ciencias. Sabía hablar muchas lenguas, comía mucho y era muy inclinado al amor de las mujcres. Murió en Madrid, en edad de cincuenta años.

I

.3.2.

Los Cloros vorones

de Costillo

Fernando de Pulgar, por su parte, lleva a cabo también la biografía abreviada de distintos caballeros y prelados de su tiempo, encabezados por el rey Enrique tv. Todos son personajes contemporáneos que él ha conocido, pero que ya no existen, por lo que puede hablar de ellos con bastante libertad. AllÍ están los representantes de las familias más ilustres de la nobleza castellana, de antiguo linaje y de ilustre y vigorosa descendencia todayía en sus días, como los Mendoza, los Velasco, los Manrique, los Estúñiga o los Enríquez,

L

l9ó

ur¡nnruna ¡spAñorA ¡,lEDrvAr

(Er

slclo xv)

Ñ¡ODALIDADES DE

tA

PROSA EN EL SIGLO

XV ¡ 97

\ de quienes desciende el propio rey Femando. Muchos de esos lina.jes representan a una nobleza joven, activa y ambiciosa: el primer conde de Alba, el primer marqués de Villena, el primer duque del Infantado, el primer conde de Cifuentes, el primero de Medinaceli. Todos sobresalen por sus hazañas y por sus servicios a la corona, y varios por su lealtad a Isabel, como los Mendoza, losAlba de Liste o los Manrique. Junto a éstos, recuerda también Pulgar a nobles de rango inferior, miembros de órdenes militares o caballeros que hicieron armas en Castilla o en lejanas tierras (Suero de Quiñones, Juan de Merlo, Diego de Valera). En cuanto a los prelados, por último, su interés se centra en los más altos representantes de Roma (cardenales y arzobispos, como Juan de Torquemada y Juan de Carvajal, y Alonso Canillo y Alfonso de Fonseca) y en los del linaje de judíos conyersos o los que defendieron con sus escritos los derechos de los descendientes de ese linaje, como Alonso de Canagena o Francisco de Toledo. En el retrato de esos personajes, Pulgar no hace sino seguir la tradición y las pautas retóricas de la descripción de personas. Los rasgos físicos, en efec-

to, son muy parcos (alto de cuerpo, de gesto "fermoso", cabello cano, ojos prietos, nariz afilada, cabeza grande, pescuezo corto, miembros bien proporcionados, habla graciosa y palaciana o ceceosa). Todo ello responde a un planteamiento fisionomista (como en la antigüedad habla instaurado Suetonio) en el que no se trata de evocar el físico paficular sino de esbozar un breve retrato cuyos msgos fuesen conformes al carácter y condición del personaje. La descripción moral, por su parte, se acomoda al esquema de las cuatro virtudes de la tradición aristotética y cristiana: prudencia, justicia, for-

taleza

y templanza (agudo y prudente, franco y liberal, bueno y esforzado,

hombre esencial). Todas y cada una de las virtudes concurren y adoman prácticamente a todos y cada uno de los penonajes. El almirante don Fadrique, el conde de Haro o el marqués de Santillana se nos muestran como verdaderos completos dechados

y

de virtudes. Hasta el punto de que el autor se

ve obligado a Yeces

t^.

a

reconocer las flaquezas

humanas. Véase, por ejemplo, el retrato del conde de Medinaceli:

Don Gastón de

la

Cerda. condc dc Medinaceli, fijo de don Luis de la Cerda, fue ombre delgado de cuerpo, de muy hermoso gesto y de mediana estatura,

y bien conpuesta en Ia pro-

porción de los mienbms.

198

irr¡nnrun¡ espAñotA

TvTEDTEVAL (EL

srcro



Qegeava un poco. Su padle y awelos fueron de linaje de los reyes de Castilla, decen_ dientes por legítima línea, y asimismo de los reyes de Francia, y todos subcesivamente fuercn condes de aquel condado de Medina, el cual condado, con otras villas y lo-

y tien-as, fue dado a su h'asvisavuelo, que era nieto del rey don Alfonso de Castilla, por el derecho que avfa a estos reinos. gares

Este conde fue muy franco y procunva estar aconpañado de ombres fijosdalgo. y seyendo en hedad de veinte y cinco años, veyendo qu'el conde su padre seguía algu¡as pa¡cialidades de cavalleros cont¡a la voluntad del rey don Juan, y puesto en pensamiento trabajoso, porque si la opinión de su padre siguiese, crefa errar a la lealtad que devla al rey y, si obedescía al rey, pensava erra¡ a la obediencia patemal. Pospuestos los daños que del apanamiento de su padre se le siguieron, deliberó obedescer los mandamientos reales y sirvió a su rey todo el tienpo de su vida con tanta obediencia que la perseverancia que tovo en su servicio fue a otros enxenplo de lealtad. Y después que heredó la casa de su padre, sienpre bivió haciendo guerra a los contrarios del rey, y fue preso en su servicio en una batalla que ovo con los aragoneses, en la cual prisión estuvo algún tienpo; y recibió daños en su persona y hacienda, que sufrió como varón fuerte, rcputándolos a prospridad por ser en servicio de su rey. Este conde conosció bieo quánto reluze la lealtad y la costancia en el cavallero, y quánto es fea la mácula del yerro cometido contra los reyes. Fue ombre vencido del amo. de las mugeres y él fue amado dellas. Murió con grand honna después que salió de la prisión, en hcdad de cua¡enta años.

A la pafe moral del rct¡ato, todavía se añade, de manera muy importante, la parte que difamos histórica, desdoblada en linaje y hazañas protagonizadas por el biografiado. El linaje es un conc€pto muy amplio, una condición que adoma a todos los personajes, desde los que descienden de rcyes (como el almirante don Fadrique o el conde de Medinaceli) o de la antigua nobleza castellana (como Haro o Santillana) a los descendientes de caballeros o escuderos hijosdalgo (como Rodrigo de Villandrando, Suero de Quiñones, Juan de

Saavedra o Rodrigo de Narváez). o a los que son de linaje de labradores (como el obispo de Avila y el obispo de Córdoba) o del linaje de los judíos convenos (como el cardenal Torquemada, el obispo de Burgos o el obispo de Coria).

Don Alfonso, obispo de Ávila, fue omb¡e de mediana estatula, el cuerpo espeso, bien proporcionado en la conpostura de sus mienb¡os. Tenía la cabesa grande, el gesto robusto, el pescueqo un poco corto. Era natural de la villa de Madrigal, de linaje de labradores. Desde sus niñez tovo irrclinación a la ciencia, y üecieodo en días qeció más en deaFender Era ombre agudo y de grand fiEÍ¡oria. Ovo prirrcipios en filGoffa y lheo-

seo de

logía. Aprendió en el esudio de Salarianca donde ¡ecibió ábito cleric¿I. Fue obseryantíssimo en la orden que rescibió y de hedad de veinte y cinco años ovo el grado de magisterio. Y t¿ntro resplandecía en cierrcia y en vida onesta que como qüer que avía otos de

mayor hedad y de gra¡d suficiencia, pero por sus méritos fue elegido pam leer las qítedras de theología y filocofia y tovo g¡and continuación y perseverancia en el estudio, tan-

MODALIDADES DE LA PROSA EN EL SIGLO

XV I99

\ to que el tienpo que se pasava sienpfe Io tenía presente. Porque gozava en la om presen te de lo que en la pasada avía aprendido. Tovo muchos diciplos y después que fue maestro nunca halló mostrado¡ porque ni se escusojarruís de aprEnder, ni fue acusado de aver

mal aprendido. El papa, movido por la abilidad interior deste clarc varon miás que por su plicación exterior de oúo, le proveyó de maestrescuela de Salama¡ca. Seyendo gnnd macstro en artes y theología se dispuso [a] aprende¡ derecho calónico y cevil. Y fue en aquellas facultade,s bien instruto, y tan graJüe era la fama de su sabe¡ en todás ciencias que, estando en aquel cstudio du¡o grand tienpo que venían a Ie ver ombres doctos, tan bien de los rcinos estraños como de los ¡einos de España (. ..). Era ombre callado y resplandecía más en él la lunbre de la ciencia que el florear de la lengua. Fue a Roma donde sostovo conclusiones de grand ciencia y alcansó fama de va¡ón muy sabio, y fue mirado por el papa y por todos los ca¡denales como ombre singula¡ en la iglesia de Dios. Este hzo muchos tratados de filosofía y theologÍa y escrivió sobre el úesto de la Sacra Escriptura una muy copiosa declaración y de grand dotrina que es!á oy en el monasterio de Guadalupe y en el estudio de Salamanca, en el cual verá quien bien la mirare, quánto este perlado abundava en todas ciencias y cómo es verdad lo que dél aquí se pedrica. El rey don Juan, que era un píncipe a quien plazía oír lecturas y sabe¡ declaraciones y secrctos de la Sacra Escriptura, lo tovo cerca de sí y le fizo de su consejo y su plicó al papa que le proveyese del obispado de Ávila. Duró perlado en aquel obis pado seis años y murió de hedad de cinquenta y ciflco, conosciendo a Dios y con fama del más sabio ombre que en sus tienpos ovo en la iglesia de Dios.

Las hazañas que exalta, lógicamente son muy numerosas y variadas. Las más celebradas por Pulgar son aquellas que significan ñdelidad al rey, bien en actos de guerra, bien en tiempos de paz. Del conde de Alba, por ejemplo, enciuece su arrojo y lealtad a Juan II, tanto contra Aragón como en la guerra de Granada, de la que cuenta alguna batalla e incluso reproduce la arenga del conde. De Santillana igualmente encomia su intervención en las guerras civiles y en la gue[a contra los moros, en hechos como el tan celebrado de ta toma de Huelma. De Villandrando cuenta sus victorias al servicio del rey francés y su intervención en las guerras de Castilla, reclamado por Juan lI, al que defiende en Toledo con su imponente partida de soldados. Del conde de Cifuentes, su intervención como embajador del rey en el concitio de Basilea, disputando al embajador inglés el puesto de preeminencia. En otros casos,la hazaña mayor del personaje consistió en su resistencia a la adversidad y a los designios de fofuna, como el almirante don Fadrique, vencido y desterrado tras intervenir en la batalla de Olmedo contra Juan [, pero luego perdonado y regresado, o el conde de Haro que también en su juventud padeció infortunios por tomar el partido del infante don Enrique frente a Juan n. Pulgar ha querido p¡esentar en los C/aro s varones lur,a obra de glorificación de Ia vieja nobleza castellana y de algunos nueyos caballeros y prelados.A la luz de la historia verdadera y ejemplar, hace exaltación de su linaje, ya sea antiguo y noble, ya sea el de los nuevos judíos conyertidos, pues concibe una sociedad

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Urrn¡run¡ ¡spAñoLA

MEDIEVAL (EL StGrO

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sin acepción de personas ni exclusión de ninguna. Junto a su linaje, cxalta también sus condiciones o virtudes (que no son sino las cuatro tradicionales cristianas) y sus hazañas en hechos de armas o en ciencias y saberes. Con ello se perIlla la existencia de una clase ilustre castellana, los claros varones de Castilla, que encarnan unos valores propios, en la tradición hispana y cristiana (linaje limpio sil favorecimiento de pesonas, virtudes cristianas, hechos de fidelidad al rey y guerra de reconquista), Con esos valores pueden medirse y incluso sobrepasar a los tenidos por modelos de conducta de la antigüedad.

2.

LOS LIBROS DE VIAJES

Próximos a los escritos historiográficos se nos muestran los libros de viajes, que cobran ahora notable desarrollo y que contaban con famosos modelos europeos, como el Líbro de las cosas maravillosas de Marct¡ Polo o el Libro de las maroyillqs del mundo de John de Mandeville. A pesar de la escasez de medios, durante la Edad Media, peregrinos, mercaderes, embajadores o caballeros recorrían las partidas del mundo y dejaban muchas veces testimonio escrito de sus experiencias. Guías y relatos de peregrinos a Jerusalén, relaciones de misioneros y embajadores a Oriente, relatos de exploradores y aventu¡eros y incluso viajes imaginarios, fueron los géneros más difundidos del relato viajero. En esos escritos lo importante era la descripción, el testimonio fiel de las experiencias, vividas o fingidas, insólitas o fantásticas, pero también Ia capacidad de transferirlo al lector, que se recreará y se sentirá partícipe de aquellas experiencias y andaduras. Tal vez esa capacidad de sugestión es la que presta al género unos rasgos compositivos muy característicos, como la construcción del relato conforme al trazado de un itinerario, la secuencia de un orden cronológico (que puede llegar a ser una crónica día por día) y de un orden espacial cuyos jalones principales son las ciudades, una narración lineal de ordina¡io en primera persona, y un elevado uso de reitera, ciones y digresiones. l-os libros de viaje constituyen uo género que, si hay ocasión, aparece en cualquier literalura. Cabe establecer una púmem relación con el género epistola¡, en las catas en que alguien cuenta Ia experiencia de algún viaje, sólo que el que escribe un libro de viajes no se dirige a una única y determinada persona, sino a cualquiera que quiera leerlos, y además los libros de viajes son de mayor extensión. Y en muchos casos estos lectores forman un grupo social, relacio nado por intereses familiares, polÍticos o sociales. El libro de viajes se escribió con una iÍtención y propósito. ¿Por qué se escribió? ¿Quiénes pensaba el autor que iban a ser sus lectores? Luego, más adelante, adquiere el valor significativo de documento, aprovechable como testimonio histórico o de otro orden. Por eso se integran pronto entre las fuentes históricas (...) Y datos sobre los viajes pueden encontrarse también en libros de cosmografía, de geografía histórica, en estudios sobre el comercio, la diplomacia, crónicas de sucesos particulares. autobiografías, memorias, diarios, etc. También siwen para el estudio de la etnología y

MODALIDADES DE LA PROSA EN EL SIGLO

XV 20 I

\ de los movimientos de población. Se consideran como un factor activo en el estudio de las r€laciones entr€ los pueblos y las afe (FranciscoLópezEstada' Libros de viaieros hispánicos

(Teherán) y llegan a Sama¡canda el 8 de septiembre de 1404, de ta que partirán pasados dos meses y medio.

medierale s, Madnd, Laberinto, 2003)

La Embajada es un interesante lib¡o de viajes, con un riguroso orden cronológico que sigue prácticamente día por día, en el que se describen con gran precisión lugares y ciudades, y en el que proporciona ciefa intriga el encuentro con Tamorlán, que es continuamente anunciado, rodeado de fascinación y misterio, pero que apenas se producirá sino de una manera muy fugaz y sin respuesta para el rey de España, con lo que la búsqueda resulta un tanto decepcionante y la maravilla termina desvaneciéndose.

2.1, Lo Embojodo o lomorlÓn En el siglo xv contamos con dos muestras muy relevantes del género, como son l; Embajoda a Tamorldn y las Andanzas Y viaTes de Pero Tafur. La Embajada a Tamorlán narala misión diplomática que en l4O3 envió Enrique m dé Castilla a Tamorlán (Tamuberque), soberano asiático de origen

Un rasgo de estilo muy caracteístico es la atención al detalle, la minuciosidad descriptiva. El narrador pretende dar cuenta de todo, con gran morosiüd y detenimiento, creando un ritmo lento, de cámara cinematogr'áfica que pausadamente va recorriendo todas las cosas. Es éste también un procedimiento muy eficaz para la racionalización y transmisión de lo maravilloso y extraordinario, lo no habitual, contemplado por el viajero. Podemos apreciarlo en el pasaje de las tiendas de las mujeres de Tamorlán, objeto de una descripción minuciosa,lenta, en la que se resaltan vohimenes, altura, grandeza, color, cantidad, medida:

mongol que poseía un gran imperio en Asia Central, cuya capital era Samarcanáa, y que en lzl02 había denotado al emperador turco Bayaceto, gran amenaza para la cristiandad. La misión estaba integrada por tres persoñas principalei, acompañadas de sus criados y ayudantes: fray Alonso Páez de S-antamaría, teólogo dominico, Gómez de Salazar, de la guardia del rey, y el madrileño Ruy G onzález de Ctavijo, del séquito real y seguramente autor del libro. Redactado en tercera Persona, como una crónica oñcial' da cuenta de todos los lugarcs y tierras que, a lo largo de casi tres años, recorieron estos embajadores, desde Cádiz a Samarcanda, y regreso. El itinerario tiene dos fases: uná, por vía marítima, de Cádiz a Trebisonda, en los confines del mar Negro; y otra, por tierr¿, desde Trebisonda a Samarcanda, capital del imperio -Tamorlán. La primera es un viaje marítimo por las costas del de puefo de Gaeta, costa italiana hasta Mesina, Rodas, Baleares, Mediteráneo, mar Egeo y la costa turcá hasta Constantinopla y, Pasado el inviemo, a través del Bósfofo y el mar Negro, Trcbisonda. En la segunda fase, aún con más riesgos y dificultades, los embajadores se internan en tierra, por-regiones de Armeniá y Persia, reconen ciudades como Arzinga, Tauris, Soldania, o Rey

t----

E otro día viemes siguiente, diez y siete días del dicho mes de octub¡e, Caño, la gr¿n muger del señor, fizo una gmn fiesta, a la cual embió ¡ogar que quisiessen ir los dichos embaxadores, y la dicha Caño fizo en una cerca y tiendas muy ricas que ella tenía, ado fizo venir muy gran ge[te, assí de embaxadores, que allí eran venidos de muchas panes, como de caballems y dueñas sus privados y otras muchas gentes. Y la cerca donde ella estaba y hacía esta fiesta, era bien guamida de muchas tiendas ¡icas y Ia dicha cerca era de un paño de blanco de muchas colof€s, fccha a muchos lazos y entEtallamientos y letras de much¿s man€ras bieo fennosas. Y desquc los dichos embaxadores fueron en el o¡do, ñreron tomados y llevados a esta dicha cerca por unos caballeros parientes del señor, y metiércnlos en una tienda que luego a la entrada de la dicha cerca est¿ba, la cual tienda era de un tapete colorado clemesín y en ella hechos muchos entretallamientos de oüo tapete blanco, assí de dentro como de fuera, y aquí en esta tienda fueron assentados y troxieron mucha vianda y vino. Y desque ovieron comido, la dicha Caño mandó que Ilevassen a los dichos embaxadorEs a ver sus tiendas que en esta cerca tenía, en la cual habfa muchas tiendas ricas, entre las cuales estaba una muy grande y muy alta de las que no han cuerdas, [a cual era cubierta de un paño de seda color¿do bien fermoso y por ella unas bandas de chapas de plata sobredondas, que descendían desde ar¡iba fasta ayuso, y la dicha tienda era de panes de ñrera y de denho muy fermosa de entretallamientos muy hermosos. E esta tienda había dos puertas unas ante las otras y las primeras puertas emn de unas varillas delgadas coloradas, juntrs unas con otras como zarzo, y eran cubiertas de pafes de fuera de un paño de s€da de color rosado y era texido ralo. Y estas puertas era¡ fechas assí por que, en caso que estuviessen cerradas, pudiesse enfar el airc por ellas y los que estuviessen dentro pudiessen ver a los que de fuera estaban y los de fuera no pudiessen ver a ellos. Y ante estas Puertas estaban otras que eran tan alta§

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Lrenerune rspAñoLA

I\IEDTEVAL (EL

scLo x»

MODATIDADES DE LA PROSA EN EL SIGLO

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cua¡to. un home podrÍa entrar po¡ ellas a caballo y eran cubiertas de plata sob¡edordy esmalres y enuetallamientos de muchar Áaneras Uien so_ nio. y oro, y y tan bien fecha cua¡ro se Trt üena ni Ia ob¡a dellas era tan sotil poora hacer en aquella en üerra de Crirtianos. y en la una pueta estaba ñgurado San Pedro y en la otra San pablo con s"n¿os [O.os ias máror]qr" bienos de plata, y esras pue¡ras dezÍan que et Tamr,b"" "r.u¿ el teso¡o de¡ turco. y delante destas puertas en medio de la dicha tienda estaba una p.queño. que era hecho para aparador. en que renía plara o baxJlta..em de orc hecho a muy rica obra de esmaltes y de otras manera.. y era tan alto que daría un home a los pechos_ y encima em rr-o y ..."ua" urJ"Á verdes y azules y farp"ar"" p". él estabariinguuonuo^ v y .ll9far gnresso,.y en medio dél en una de las paredes, eritre el aljG t¡.1I^ rar y prcdras que allj estaba. había engastonado un glano que podÍa ser tan gn¡esso como_una nuez pequeña y era bien rcdondo, sarvo que no era muy cla¡o. y este a¡may denro en ét había una baxilta l^"-n^11" f "n.irnu Dan sers redomas de oro guarnidas, y engastonadas por ellas aljófar y ".o^ueña y ooo_ ii"aru., sí o¡:as seis tazas de orc redondas otrosíluamid^ á" E al pie deste a¡mario estaba una mesa de oro p"qu"lu, qr" páa'fu ser tan alta como dos palmos, en la cual ohosÍ estaban .ng^,onuáu, rnrJt ur'poJ*, y ,r¡of_ muy g¡uesso y mucho, y encima della estaba engasronada una esmenlda muy clara y propria en color, que era llana como tabla, que podía ser tan lu"ngu tro palmos y ahavessava toda la mesa de lu"ngo u "urno "rutu"rgo y t"n _'"iu'ro_o u, palmo y medio. ydelanre deste plato ".u de'"ñ, i""rr" o mesa'estaba ui á¡"f meJanza de un roble. que había el pie tan gruesso " un como podrá ser Ia piema de home. con. muchas mmas que dél ialían qrie iran ro_ Jas como de roble, y sena tan allo como un home y pu¡ava soüre plalo que cer_ el cadél esraba. y la fruta que esre dicho á¡üol tenía-elri mr"¡", ¡JJ".r,

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\ vestidura de un fiesta ante el señor y venía apostada de§ta manera. Traía una por el suey que arrastrava ancha luenga labores de oro, con de seda colorado y unas sopor la cabeza salvo do mela otra abertura ni había mangas no tenía por do sacava las manos, y era trasgolada y no había talle ninguno, salvo quinze due6ra muy ancha arrso, y de aquella vestimenta velían travadas hasta que pudiesse tr¿ía en la cara tan por andar' Y ella ariba hasta alzava[ la ue se papel, y patecía esto se pone que sino como un no cosa blanca o otra albayalde el sol, ca cuando van camino en tiempo de inviemo y de vera¡o, todas las due van tales las caras, aquellas que son gÍandes señoras. Y ante el rosro traía un blanco delgado y en la cabeza traía una como cimera de un paño colorado, que parecía de las con que justan, que le descendía del paño un poco por las espaldas. Y gruesesta dicha cimera era bien alta ar¡iba y en ella había muy mucho aljófar muy y y mapiedras turquesas otra§ muchas y balaxe§ muchas redondo, o[osí y claro, so neras bien puestas, y eran las faldas brosladas de filo de o¡o tirado y encima della [aía una fermosa guimalda de oro, en que había muy muchas piedras y aljófar muy gmesso. Y encima de la dicha cimera taía uno como castillejo en que e§taban tres balaxes tan anchos como dos dedos, poco más o menos cada uno, muy claros y fermosos que luzían mucho, y encima traía un plumaje blanco tan alto como un codo. Y deste plumaje descendían plumas hazia ayuso y las unas dellas descendían hazia el rostro, que le llegavan hasta en par de los ojos. Y eran aquestas plumas atadas en uno con filos de oro y al cabo había una borla blanca de plumas de aves, en que había aljófar y piedras e, como andava, mecíase aquel plumaje a una parle y a otra. Y por las espaldas traía los cabellos esparcidos y eran muy negrcs, ca ellos se pagan

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mucho de cabellos negros antes que de otra color y tíñenlos Por los hace r negrcs. Y a la dicha cimera le venlan teniendo con las manos mucha§ dueñas y venían con ella fasta tlezientas, y encima della le traían una sombra que llevava un home en un ast¿ como de lanz¿, y era de un paño de seda blanco hecho como copa de tienda redonda, y hazíala venir estendida un arco de madera redondo, y esta sombra se le traía encima por que le no diesse el sol.

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o¿§ y turquesas. y rub¡es y zafie§ y aljófar muy grues§o a ma¡avilla, craros y redondos escogidos, y guamidos en muciras p*". fr. ,iruor.-ói.ri ¿i"¡o á¡bol había muchos paxarillos de oro esmaitaaos y "r hectros ae mu"t ol "r y estaban assentados por el árbol, dellos tus "ofo."r, atus aUienu" y á"Uo.-".."i","L, .oulas fojas del.itubol como que se queían cae., y ¡u"r"" detárbot y travavan con los picos de rás bataxes y "oru.quesas f".-T:"]t:,1T" y aljófa¡ que por nreglas e¡ dicho ¡árbo¡ esraban. y de trenre desre di_ fje.tls ]ras. cno arDor ammado a la pared de ra tienda e§taba un rgtablo de madera cubiefto de plata dorado, y delante dél estaba una cama de almadmques sol". J" f"ná o" *a", bien y broslados a fojas de roble y a ftorez'illm y orr"J.r.¡* l:"1". r"_ neras, y a Ia otra pane de la tienda estaba " tal cama, otlo tal retablo co; otra y por el suelo habÍa alhombms de seda muy bien fechas.

pi

O en la descripción de un animal extraño que lleva consigo un embajador egipcio y que no es sino una jirafa, descripción en la que el detallismo se combina con la comparación, para dar cuenta de lo desconocido y sorprendente:

Jñ;;;;'qir-".irn

:::

,y

I

Pa.recidas características pueden apreciarse en la detallista descripción ,^ --"- "' de Ia .vest¡menta y porte de Caño. la mujér favorita ¿. furnoii¿r, E estando assí toda la gente muy ordenada, de una de las cercas que cerca del .. . dicho pavellón estaban, salici Caño la mayor muger del señor, que había de veni¡ allí

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L¡r¡narune rspAñoLA

N,4ED|EVAL (EL STGLO

X\)

i

E otro día jueves, cinco días del dicho mes de junio, a hora de mediodía fueron en una ciudad que es llamada Hoy,la cual estaba assentada en un llano y al derredor della muchas huertas y labranzas de pan. Y acerca desta ciudad había unos grandes llanos que durava mucho, y por ellos y Por la ciudad venían muchas acequias de agua, y esta ciudad era cercada de una cerca de ladrillo con sus torres y barbacanas. Y aquí en esta ciudad de Hoy se acaba Armenia la alta y comienza tierra de Persia, y en esta ciudad biven muchos armenios. Y cuando los dichos embaxadores llegaron a esta ciudad, falla¡on en ella un embaxador que el soldán de Babilonia embiava al Tamurbec. El cual llevava consigo fa§ta veinte de caballo y fasta quinze camellos cargados de presente que el soldán embiava al Tamurbec, y ot¡osí llevava seis avestruzes y una alimania que es llamada iomufa, la cual alimaña era fecha desta guisa: había el cuerpo tan grarlde como un caballo y el pescue-

IV]ODALIDADES DE LA PROSA EN

EL

SIGLO

XV 205

\ zo muy luengo, y los brazos mucho más altos de las piemas y el pie había así como el buey, fendido, y desde la uña del brazo fasta encima del espalda había diez y seis palmos y desde las agujas fasta Ia cabeza había otros diez y seis palmos. y cuando queía enfestar el pescuezo, algávalo tan alto que era maravilla, y el pescuezo habÍa delgado como de ciervo y las piemas había muy cortas según la longura de los brazos, que hombre que Ia no oviesse visto, bien pensaría que estaba assentada aunque estoviesse levantada, y las ancas habia derrocadas ayuso como búfano, y

la badga bla¡ca y el cuerpo había de color dorado y rodado de unas ruedas blanel rosto había como de ciervo en lo baxo de fazia las narices y en la freflte habÍa un cer¡o a]to agudo, y los ojos muy grandes y redondos y las orejas como de caballo, y cerca de las orejas tenía dos comezuelos pequeños redondos y los más dellos cobiertos de pelo que parecían a los del ciervo cuando le nacen, y tan alto había el pescuezo y tanto lo estendía cuanto queía, que encima de una pared que oviesse cinco o seis tapias en alto podria bien alcanzar a comer, otrosÍ encima de un alto á¡bol alcanzava a comer las fojas dé1, que las comía mucho. Assí que home que nunca la oviesse visto, le parecía ma¡avilla de ver. cas g¡andes, y

En conclusión,la Erz bajada rcSulta tn curioso testimonio de las experiencias viajeras y diplomáticas de un grupo de españoles de principios dél siglo xV, de su visión asombrada de lugares tan remotos y desconocidos como ta legendaria Samarcanda y otras regiones del Asia Central, así como de su original capacidad literaria para describirlos.

2,2. Los Andonzos y viojes. de Pero Tofur Las Andanzas y viajes, de Pero Tafur, son un típico relato yiajero de aventuras. Escrito hacia 1454, en él se cuenta el viaje que este hidalgo andaluz,

criado en la casa sevillana del maest¡e de la o¡den de Calatrava, Luis de Guzmán, y luego afincado en Córdoba, realizó a diversos lugares de Europa

y Oriente, entre los años 1436 y i439.

-

Et viaje de Tafur, concebido como una empresa caballeresca que pone a prueba su esfuerzo y valor personal, es a lugares no excesivamente lejanos, pero sí múltiples y diversos. Se realiza tanto po¡ mar como por tierra (en Jerusalén, Centroeuropa e Italia) y se desarrolla en cuatro etapas, tomando como punto central de ¡eferencia la ciudad de Venecia. La primera etapa comprende de Sanlúcar de Barrameda a Venecia, con visita a Roma y otras ciudades italianas. La segunda es un viaje a Oriente, desde Venecia, recorriendo Palestina, Egipto, Turquía, Bizancio y regreso a Venecia. La tercera es un viaje al imperio alemán y ciudades limítrofes de los países Bajos, polonia, Austria,Italia hasta Ferrara y de nuevo Venecia. y la cuarta es la etapa de regreso a España por el Adriático y las costas del Meditenáneo hasta Cerdeña. A pesar de ese aparente orden, si bien se considera, resulta un viaje más bien azaroso y de ayentura, pues, en realidad. no hay un punto determinaáo al que se

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Lrrrnerunn ¡spAñoLA MEDIEVAL

(EL

stclo

xu

dirija el viajero y del que retome conforme a un plan previamente establecido. Por eso no es infiecuente que en distintos momentos Tafur haga incursiones a nuevos e imprevistos lugares: en el mar Negro, por ejemplo, se separa del gmpo de peregrinos al que acompañaba para llegarse hasta Trebisonda y Cafa, fronteros a las estepas asiáticast desde el Sinaí quiere pasar a la India, aunque le di-

suadi¡á

el

experimentado viajero italiano Nicold dei Conti, con quien

se

encuentra; desde Brujas y la Picardía hubiese querido continuar hasta París, aunque acaba desistiendo por temor a la peste que asolaba aquellas regiones.

El libro es una crónica rcÍospectiva, escrito tiempo después de concluido el viaje, con algunas imprecisiones pero con voluntad literaria. También estií contado en primera persona,lo que refuerza la verosimiütud de lo narrado y al tiempo permite una notable presencia del propio autor en el relato. Muchas veces Ie vemos sufiir penalidades dive$as, como la derota de Gibmltar effolado en las tropas del conde de Niebla, una fuerte tormenta en Ibiza, ataques de turcos antes de llegar a Rodas, naufiagio en Chíos, inclemencias en el paso de los Dardanelos, he rida en un pie, gran temporal en Candia, epidemia en la Picardía, apresado en Maguncia, asaltado por lad¡ones en Buda, disftazado para visitar el templo de Salamón. Como caballero a la ventu¡a, Tafur va contactando con diversos personajes y mandatarios que le ayudan, desde mercaderes y frailes a píncipes y empemdores,le proporcionan hospedaje y prctección, canjea letras de cambio, pero no acepta nunca dinero. Lleva caÍas de Juan u a Chipre, al emperador de Constantinopla le cuenta el origen común de su linaje, arma caballeros, asiste a ceremonias, recibe insignias de órdenes, se encuenta con obos viajeros, se sirve de trujamanes, escuderos, renegados. Todo un mundo de aventura y acción' Pero junto a eso, Tafur descubre también un mundo mamvilloso y fascinante, que no es otro que la propia tealidad. Ese maravilloso real, difícil de describir y hasta de contemplar serenamente, se halla, por ejemplo, en la visión de la Roma cristiana y medieval, de la gran fábrica de la ciudad de Venecia y sus palacios, de las hermosas orillas del Rin, o en la contemplación de la ribera del Nilo, donde estuvo un mes mirando cosas como la alcaicería de El Cairo, pobladas sus calles de multfud de bazares y vendedo¡es ambulantes, las huertas de Matarea donde nace el bálsamo, los cocodrilos e hipopótamos en la oritla del ío, los graneros de José, o los elefantes y jirafas: E después que envié el despacho al rey de Chipre, yo e§tuve en Babilonia cerca de un mes mirando muchas cosas y muy estrañas, mayormente a los de nuestra nación. Y ciertamente yo hube gran dicha en haber tal 8uía como aquella del tluxamán mayor, que él había gran placer en t¡abajar comigo en aquello que yo queía. Un día cavalgamos en amaneciendo y fuimos a la Matarea, que es donde §e hace el bálsamo, y será una legua de la ciudad y tuvimos que andar hasta mediodía con bestias bien andariegas, y nuest¡a posada dicen que sería en medio de la ciudad, así que de aquí se puede conocer cuánto avrá en la ciudad de travé§. La Matarea es una gran huerta cercada de muro, en la cual está el ja¡dín do nace el bálsamo, el cual avrá sesenta o setenta pasos cuadmdo. Y de allí nacc y es

IVIODALIDADES DE LA PROSA EN EL SIGLO

XV 207

asÍ como majuelo de dos años y córtase por el mes de otubrc. y allí va el soldán con gran cercmonia a coge¡ aquel aceite, y dicen que es tan poco que no basta a medio acumbre de la medida de acá. y después toman aquellai ramás y cuézenlas en aceite y liéyaolas por el mundo diciendo que es bálsamo. Acabado de arr¿nca¡ labran luego encontinente la tierra y toman de aquellos palos labrados y fíncanlos en tierra y riéganlos con aquella agua que Nuestra Señora la Vi¡gen Maía sacó en aquel lugar, cuando iba huyendo con su hijo a Egipto, y allí está gran devoción para no.sot¡os los cristianos. Y después que regado con aquella aguá, luego otro día lo hallan preso y muchas veces han probado a regaruquéllos pio con eligua del Nilo o otra cualquiera, y luego se seca. A la salida de la hue¡ta estiá una muy gran figuera que lieva figos de Farón, que son bermejos, en el cuerpo de la cuaien

el t¡onco allí se escondio

está un edificio como capilleja, y dicen que aquello se abrió y Nuestra Señora y su hijo cuando iban por los prender. E a la vuelta que volvimos a Babilonia por la ribe¡a del Nilo. había mu_ chas hue¡tas y muchas nobles casas de caballeros, y tuvimos que hacer aquel día en volver a la posada a media hora de la noche. Otro día fuimos a ver los grarideros de José, que están t¡es leguas de aquel cabo del río en el desieno, y bien que dicen que hay muchos más adentro, pero allí no parecen sino tres, dos grandes y uno no tanto, los cuales son hechos a maneri de un diamante con aquella punta arriba tan aguda, será el altum mucho más que Ia torre ma_ yo¡ de Sevilla. Y po¡ la puefa entrando dent¡o, un muro junto con el otro ha_ ciendo escalera en tomo hasta llegar arriba y todo lleno de finiestras e, como suben las bestias cargadas, descargan por aquellas finiestras y en esta manera los finchen hasta encima. Cienamente no creo yo haber en ei mundo hoy tan grande edificio ni yo no lo vi. Este día volvimos a Babilonia y otro día siguiente fuimos a ver la casa don_ de están los elefantes y hallé siete,los cuales son negros de color y de grandcza más que camcllos y de fortaleza asf de brazos como de piemas que pareien mermoles,la mano redonda y con uña fuerte, y dicen que cónjuntura tienen pero que rlo tienen tuélano ninguno. Tienen los ojos muy chequitos como ,n y lorados, la cola corta como de oso, la orsja como una comunal adarga "o_ "o-udo y la cabeza como de tinaja de estas de seis arrovas, los colmilos de cuatro palmos, tiene la boca muy chica, tiene en el bezo de ariba una trompa de hasta seis palmos, ésta él la aluenga cuando él quierc y la encoge cuando quiere, y con ésta apaña las cosas que a de comer y las mete en la boca y fínchela de agua cuando quiere bever. Estas bestias parece como que tengan entendimi€nto, t;nhs burlas hacen que a-las veces traen aquella trompa llgna de agua y échala eocima quien quie_ a re, y fiízenlos jugar con una lanza echándola en alto y recibiéndola, y otros mu_ chos juegos. Y cuando están en celo, léyanlos desde én amaneciendo y métenlos en el ío por que se resfríen, en otm mane¡a no los podúan manda¡. Estos tienen el cuerpo muy duro e, si reciben alguna ferida, pónenle donde le dé la luna luev go otro día es sano. El que los manda lleva un ferrezuelo engastado en un ialo y escárvale tras el oreja y llévalos donde quiere, porque allí iienen el cueó muy delgado e, aun una mosca que se asiente alli, le da pena. Éstos se govieman de

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MEDTEVAL (EL

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que arman castillos Daia v cevada como acá los c;ballo§. Dicen que en la India colmilos' cuany aquellos afónanles y hombres, qu" seis ,un diez .n loÚ* animalias' "llot estas mucho que viven do quieren combatir, en acero. Dicen 'Este día sidía volví a la posada mirando muchas y muy estraña§ cosas Otro guiente fui a ver una;nimalia que llaman xarafia, que es tan grande como un dos brazas y las Piemas tan conas iran ciervo y tiene tos brazo§ tan altos como y rodada' las ruedas-blancas y cierva una y ,oda la fación como Eorno un y muy mansa Cuando le "oúdo, torre, razonable una como tan alto amarillas, el cuello grande arco con el dan a comer del pan con la mano, abaja la cabeza y hace un doscientos años de más y que había ésta qui viven mucho tiempo

cuetlo. Dicen

que estaba allí. puebla hay tres Este día fue ver la ciudad de Babilonia' porque en aquella y la otra el la mayor Babilonia apartamientos y todo junto. A la primera llaman en el río dentro de Babilonia' ciudad de la ó'"i.o V fu oo" ftlit"". Al un cantón ciertas con el agua en dentro columnas tres están cantón, el un ou" tui"ru Dor están crece' el río cuando i"V"t y f",a't antiguas, y allí en el mes de setiembre, a ciery dízenlo crece el agua cuánto hora guara"ique mi¡an en cada cuánto "iáttu. pregonando por "iíi la ciudad que vayan tierra, qu" en iot p."gonJtot, "stán hora e, cuando el agua es llena, ya saben hasta dónde pue-

'

á "gu"y "n'""da "r""ió cuenao et año s€rá abastado o menguado Y este edihcio de estas Jen ""mUá aián qu" fue la Primera cosa que se hizo en Babilonia- En esra misjardines y aun "oiurnnu, ma ciudad en to antiguo traUia muchas casas notables y muchos y muchas cistery cuevas muchas encima dc los terradÁ y de grandes árboles, nas que traen el agua del

Nilo.

el viajeI-a conremolación de todo esto causará asombro y admiración en como cual, lo a sus lectores, Para PodemosobseF a "nsmitirlo y de trasladar allí sus hábitos de observacrÓn mas ""iáu"#t de racionalizarlo nai," trata no filiiiut t po. tn"aio de comparaciones y semejanzas Por eso' ante.lo que o retiescéptico, moslra-r iuele se ;;iibte raciónalizar, TaÍur rclato de las cosas maravillosas de la India que él no ha "rtá "i de monstruos y seres fantásticos, o ante las reliquias que ""rn",'"... uiito, o ante noticias ocasiones. E;ta contraPosición entre racionalismo y fe' realidad y fan".t"s t ;;;ntura, esPíritu caballeresiodely trumanístico' una obra crerTafur' de libro y sorprendente notablé qulá'lo más tasía, es tamente llena de contrastes.

el.I;;l;il;; i;;;ñ; ;;;;G;

2.3. Los Dlorios de Colón Él El úlümo de los viajeros riedíeYales puede conside¡arse Cristóbal Colón exPesu sobre un texto y escribió Úerras lejanas hmbién emDrendió su viaie a una vra riencia. El viaje no fue poi el camino habirual de oriente' sino buscando y míticas ' p.;;;id;"t": ñ h Áeta eran igualmente tieras desconocidas

MODALIDADES DE LA PROSA EN EL SIGTO

XV 209

.-

\

Medinaceli, quien lograba que también lo apoyaran el cardenal Mendoza' el contador Alonso de Quintanilta y el precePtor Diego de Deza' La marcha de la guerra de Granada paró las negociaciones e impidió una nueva-€ntrevista y coñ los reyes. Decididb a abandonar España, Colón pasó-por ta Rátrida allí que ésta consiguió Isabel, la reina que de confesor sido había i'ér"r, iruv Juun

Según la opinión más extendida, Cristóbal Colón era natural de Génova, na-

cido hacia [450. el mayor de los cinco hijos de una familia Je co;erciantes. Pronto conoció el activo comercio genovés y entró en contacto con el mar, no sólo en viajes mercantiles sino tamúién en c-ampañas navaler-An i+iO ff"gO u Portugal, parece que como superviviente oe ,in naur.aglo. atii ruigo,

años, trabajó para la emp¡esa Centurione y viajó a muy díferentes "i"ü lulares, d-es_ de trlanda a Afnca y las Azores. En ponugal contrajó marimonio áon Felipa Monis de Perest¡ello, hija de un influyente-colonizaáor ¿e las islÁ ati¿nticár, cuyo archivo documental pudo consultar nuestro viajero. En aquet amUiente

Colón en Santa Fe y le proporcionara ayuda económica' A pesar de las resistencias que se produjeron y el mome¡táneo abandono de Coión, se logró iniciar las négociationes de la expedición, negociaciones que duraron trei meses y que se recogieron en las llamadas Capitulaciones de secredanta Fe, documento fiimado el l7 de abrit de 1492 por Juan Coloma, iario O" íot Reyes Católicos, y fray Juan Pérez' en representación de Colón' que desPor ellas se recónocía a éste ei título de almirante en todas las tierras [e concese general, igualmente y gobernador virrey de cubriera, así como el y día la décima parte de las riquezás y la octava en la-armazón de navíos sus mercancías' juzgar sobre litigios en lunun"iut, y .i t" otorgaba tá facutiad de Tres barcos formaban la expedición: dos carabelas, la Pinta y la Niña' y una pronao, la Santa María. Las ocupaban unos cien tripulantes en total, Ia mayoía los papel relevante tuvieron Entre ellos, vecinos y lugares de ae tutot ceáánter la Rábida' de hermanos Pinzón, marino-s que le proporcionaron los monjes

,".ibi.r. ,

portugués. en medio de aquella sociedad atlánrica y rn-¡neru, ei'áánJe ColOn la idea.de Ilegar al mundo fabuloso áe Oriente, que habían des_ l:-d,o,madyTr cnto los vraJeros medievales, pero por una nueva ruta. la ruta d¿l Atlántico-

Lógicamente muchas debieron de ser las razones, circunstancias e incitaciones que le movieron a esa empresa. Unu..n ."trfuai"ion ,"i

lr]+1r9r,entre las que rambién hay que "f""tá contar la de su "ru. hermano :ol": r,anotome Cotón. experto en cosmografía y navegación. Otras fue¡on los co_

nocimie¡tos aprendidos. Ia mayoríide fo'rma au'iodidacta ¡riá¿o, .n v fu, vreJas rdeas plolemaicas de la esfericidad de Ia tierra. la uniiidad del océano ¿elglobo. Sabemos de tres libros qúe po*yO v I,l1-!iT"1i"l..r vt breron de.sum inistrarle algunas ideas: Il Milione ¿e'Maico " ÍroÉ,"ráiO, la Historia rerum ub.ique gestarum de Eneas Silvio piccolomini y el Imago mundi de le influyó el geógrafo floreníino puori ror"un"rri, 1ll":1r" También ponugal l:!*,envlo que a Anonso v de un mapa y un informe sobre Ia posibilidad oe una nalegaclon hasta China por el oeste con escala en Ia míiica isla de Lrpango. Kesulta cunoso que los e[ores de cálculo que contenía sobre ta circunferencla- tenestre y la djstancia entre lugares terminaran favoreciendo el vraJe de Uotón. lgualmente se dice que pudo pasarle información privilegia_

da algún superviviente de viajes y eipeáicionls

rí,.r-.i.rto

es que,

La expedición partió de Palos el 3 de agosto de 1492 El 9 de agosto se vieron obiigados a detenerse durante un mes en Canarias para reparar la cat"Uliu pirtí. Desde ta isla de la Gomera, favorecidos por los vientos alisios' puri"ion -rnUo al oeste. Al cabo de más de treinta días, tras superar penaliáuáLi áir"..u., ,.i como algún motfn, aYistaron tiera la noche del I I al 12 áe octubre. Esíe día desemb-arcaron en una isla (en lo que hoy es el archipiéi"g; á; h. Bahamas), a la que el Almirante dio el nombre de San Salvador' Eñ los días sucesivos enconiraron oúas cuatro islas, a las que fue poniendo ,o-Ui". q,-," t"nlun que ver con la religión o con la familia real: S¿nta María á" iu Coni"p"iOn (hóy Cayo Rum), Fómandina (Long), Isabela (Crooked) y sucosta occiir"* «Cr¡á). Bsta ritiima'ta identificó con Cipango, exploró Cran Khan' con el dental y ullí enrío una delegación que debía entrevistañe

anteriores. '

hacia l4g3- 1485, Colón ofreció su proyecto de

-,!o:r. vrEe al rey de Portugal, Juan rr, cuyos asesores desestimaron su^ viábilida¿. E1 de un nuevo parrocinador, pasó entonces ul ."iro ¿" Curtiiiu, lusca "r"u_ Tlla_ndos9 al puerto de Palos de la Frontera, perteneciente al condado de Niebla. Allí visitó el monasterio de la Rábi¿a, dánde haUru lá*"i-i-"nto, ¿" expediciones arlánticas, y conoció al fraile aitrólogo Antonlo áá fnlán"nu. Decrd¡ó ofre{er el proyecro a los Reyes Católicos y1e trasladó a la cone, en_ tonces en Córdoba, donde entró en cóntacto con fráy Hemanao a" futár"ru y con el cardenal Mendoza. Con los reyes se entreviitó en ene¡o de 14g6, en _.,

A-tcalá de He¡ares. Aunque no fueron fauoruUte, t"s

que aunque no encontró más que al cacique local. escasa nqueza e lndlgenas tabaco. fumaban

El 2l de noviembre, debido a desavenencias con el Almirante' Martín Pintu se separan de aquél y-de la Santa María' ¡tonso pinzOn y ., "uráb"lu v cada uno busia oor su cuenta el oro fábuloso. Pronto llegan a Haití, que bolón bautiza coÁo La Española. Pero el día de Navidad encalla la Santa María, sin que pueda ser récuperada. El cargamento-pudo pasar a la Niña' aurque tr"intu y nueve hombris de la tripulación hubieron de quedarse en ii".rá. pttot funda¡on la primera colonia de las nuevas tierras, que recibió .i nornu.. O. Fuerte de Ñavidad. El 4 de enero Colón decidió emprender

pii-á.a, i.p.irion"r, ."

nomDro una Junta examinase y estudiase la ,.empresa de Indñs,,. Esta sin _que emDargo drctam¡nó_en contra del proyecto, lo que volvía a ocurrir en l4g7 cuando otra vez Colón lo ofrecÍa a los reyes en Málaga. Tras nuevas presentaciones en portugal, así como en Francia _ e Inglaterra, a finales de 1488, Colón conseguía que-patrocina¡a su p.oy""io

"iá'ulr.

2l

0

rnen¡runn ¡spAñoLA

MEDTEVAL (Er

stcLo

;iqj";;;;tt *

a"

"l

que también se unió la Pinta de Martín Alonso Pinzón'

MODALIDADES DE LA PROSA EN EL SIGLO

x!) I

XV 2I I

La travesía fue más difícil oue la^de ida. pero el almirante supo tomar la ruta más.indicada y ros vientos más r*..Jr!.. ,o.r.n ta, el l8 de feb¡ero anclaron enlas Azores y quince dias después, tras una nueva tormenra, arribaron a Lsboa, ¿on¿e tóiOr-r. inirlr-iIü"on ."y no obstante el y "f

ir",,'.ri.iliriTi"""i"

l:a;jlconrinuó

""úJr.i'ri¿" Á".,ül,i

"t";!

"r

p*n"

viaje se proyectó enseguida. con grandes expectativas y ma_ ..^_-El_segundo yores recursos. Su orpanización corrió a cargo de J"uan nodniu., á. Ron.""u, arcediano de Sevila. Se formó rrna {.1o" d. o1l.nuor. y embarcaron más de mit ¿o."i.,roi i.ii.jban solda_ dos. c1érigos.Jabriegos e hidalgos. gentes muy"rlri"r"i,ií!,ij diversas con las que

?;,;;;;;;;jr..i

,. hlluü Ia Corona iciaba ta colon ización. p,.t¡ñ ¿,e é¿¿ ¡i.i'li de Canarias, tras veintiún días de.navegación.;;;ü;;iff #,i.or y. 0",_ llegaba a la isla que llamó Deseada. En esre segundo ,i"i.. ¿es.r6r¡J óor;;";;ñ;# lntirras y Puerto Rico, colonizó La Esoañola.rras comprobar cómo había sido arrasado ,t. Navidad. y expioró crbr..rr;í.;;^-;;;tái,áii"il :lll:1. r,rr", y ramarca, que identificó in

con lupares m_íriós de

problemas de asenramiento de q"uienes r. dígenas. que fueron cargados dL triburos y rnlercambios con Españá y et envío de ,,

l, aibii^. lu"g;;. .r"t

o,

l'ir.r,"o".ln ro, in_ ^.";;;;;:;; ;;..;;;;;;;iorl r'rr.go a. á""ri.;; ;;;i. ;;;;ü;¿ ,. .. .r_ empréndió' viaje d.,*ñ; ;ilffi i'J i'ott y r.go, ::dó. _cotón Laotz tres mese más tarde-

;";;;

r

Pronto comenzó a planear el siguiente viaje. ahora con el principal objeti_ vo de enconrrar definitivamente ,i"-* ¡_".8, ná;;.-;;;."#';i;.-, ., at I4e8, y et grueso de ra .xpeaicton lá lizo-eiádil;;;;r;J léll"sarreron hacia Madeira y luego canüas, "o".

*" ¡;;ñ;.á;";;iuirnil"i*on ai f":ffi'ff i,H.:T:[1i,"19¡1 1"..c:t0". "1, i".-t*' i,,ü lüaiites.. ua¡o

d;;;.

pd;#;:1.;i'"..:"áffi::¡: Jx":H§xr.ffir.,;"+; .r."_iro- p'#'rr" ¿I.'i#,, r, Española, donde tuvo que enfrentarse a tu ,"b.1¡d y ;;;*;n'ioi rl.,ir"ru¿o. """r.'¡r.," de^ rierras rura der río

impedido por problemas de salud. se

y la libenad de exploución1 '¡""1r¿" :,_-t"q*o .."r trancrsco de Bovadiua. actuó dur¿me . d",.r¿;ü;;;;i; áIr,iirí! o. ,r, car-gos, ronfiscó sus bienes y lo embarcó para Castilli.

qesauronza¡on esas medidas v reteva¡on (odas sus prerroga(ivas y ta eiclusividaá

s".""Jillá.

"á.

ó;iá,

Aunque

lts

reyes

h"-ü';;ro.¡oo car¡

rrrl+ril'á"*ffi,ff#,".

Todavía sin embargo planeó un úl.timo viaje, tal vez espoleado por los úl_ .._ trmos.de V¿sco de Gama á ta rndia yÁl,rr.;ó;;;;l *"_ renta hombres y cuatro carabelas,ilio ¿" s"r¡lrá busca del isrmo que conduiera a t, tnoia. t_tegaion "ir1'á" p"rrron por sanro Domingo y óuba. hrrr" por ras cosras de Honduras. Ni.r.rgr". ciiia Ái." v ñ"ri.?,?ñrqit a¡"*, por hallado el buscado estrecho. De regreso, sufr¡eron fuerles tempestades y

;;*íi¿;;""f,;," ,ül'!Ii,:oz, * ¿;;;;;;;rpr;;. l.g";;l;;;ü;A;;; í:;gr".,

212

Urrn¡rune ¡spAñoLA

MEDTEVAL (Er

slclo xv)

\ accidentes diversos que, a pesar de la prohibición real, lleva¡on a Colón a dirigirse a La Española. Asentado al norte de Jamaica, tuvo que combatir a los indígenas y hacer frente a ta rebelión de sus hombres, muchos de los cuales sí marcharon a La Española. Finalmente pudo partir y llegar a Salúcar el 7 de noviembre de 1504. Año y medio más tarde, el 20 de mayo de 1506, moría en Valladolid, prácticamente en medio del abandono y el olvido.

Los escritos de Colón presentan difíciles problemas de lectura e interpretación, dado que se conservan pocos documentos autógrafos y casi todos los textos nos han llegado por copias posteriores. Buena parte de esas copias fueron realizadas por fray Bartolomé de las Casas, debido a la amistad que, iniciada en La Española, mantuvieron Las Casas y el hijo de Colón, Diego, quien fue almirante desde 1509. Las Casas tuvo acceso al archivo de la familia Colón y pudo consultar la rica biblioteca de Hernando, donde conoció tanto los papeles de los pleitos como documentos y mapas de Cristóbal. En su Historia de las Indias pudo elaborar así una amplia biografía, basada en todos aquellos documentos, muchos de los cuales se han perdido. De modo semejante, en copia autógrafa pudo redactar el extracto de los Diarios de los viajes primero y te¡cero del Almirante. Colón escribió cuatro Diarios de a bordo, correspondientes a cada uno de sus viajes, y siete Cartas de relación de vrbje, dirigidas a los reyes, en las que repetía o completaba información. El Diaria del primer viaje se ha conseryado por la copia de Las Casas. Los Di¿rios de los viajes segundo, prácticamente tercero y cuarto, escritos por Colón y conservados aún en el siglo xvI, se han perdido. Se conocen sólo por algún extracto o se suple su contenido por el de algunas de esas Cartas de relación o por otros documentos.

Al üatarse, en la mayoría de los casos, de copias, de extractos y, por tanto, de interpretaciones, siempre más o menos interesadas, nos hallamos ante problemas graves de autenticidad y fiabilidad de los textos tmnsmitidos. En ellos, como es natu¡al, se han deslizado malas lecturas del original, haplografías, ditografías, signos mal leídos. Pero también se ha alterado el texto, bien por el añadido de interpolaciones, bien por mal entendimiento de las ideas y pensamiento de su autor. A todo ello hay que añadir las peculiaridades y deficiencias de la lengua de Colón, que unas veces se expresa en castellano, con lusismos casi siempre, y otras en italiano. Todo ello reflejo del hombre de mar y de mundo que era, que conocía muchas lenguas, pero que quizá no se expresaba bien en ninguna. El libro que escribe Colón (et del primer viaje, el que, como queda dicho, mejor se nos ha transmitido a pesar de todo, y al único que aquí queremos referimos) es, en cierta manera, semejaDte al ya estudiado de la Embajada; es decir, una crónica cotidiana, un diario, en el que va dando cuenta de los sucesos y lugares dÍa por día. Es también un viaje oficial, ahora patrocinado por los Reyes Católicos, y el autor tiene necesidad de dar cuenta minuciosa de todo.

MODALIDADES DE LA PROSA EN EL SIGLO

XV 213

Colón decide, según explica en los preliminares, escribir todo el viaje puntualmente, día a día, contarlo todo. Escribirá por la noche y se olvidará del sueño:

Y para esto

pensé de escrevir todo este viaje muy puntualmente, de día en

y viese y pasasse, como adela¡te se veirá. También, señores píncipes, allende de escrevir cada noche lo que el día paSare y el día lo que la noche navega¡e, tengo propósito de hazer cala nueva de navegar, en Ia cual situaé toda la mar e tierras del mar occeano en sus proprios lugarcs debaxo su viento, y más componer un libro y poner todo por el semejante por piotura, por latitud del equinocial y longitud del occidente. Y sob¡e todo cumple mucho que yo olvide el sueño y tiente mucho el navegar, f,orque así cumple, las cuales serán gran trabajo. día, todo lo que yo hiziese

Efectivamente, iní escribiendo a partir del viemes 3 de agosto, día por día. Es, por tanto, una escritura pautada, sobre el modelo del cuidemo de-bitácora. Por eso su escrito proporcionará muchas noticias sobre vientos, distancias, aguas, velas, todo referente a la navegación propiamente. pero fambién da cabida a noticias, sucesos, descripciones de lugares a los que llega o seres con

que se encuentra. Toda esa superposición de materias hace del diario de Colón un libro ciertamente original. No es el escrito de un embajador, ni de un aventuteto, sino de un navegante, que obra con rigor, científicamente, y también el libro de un viajero que se asombra y emociona. Esa escritura diarista, por otra pafe, hace que el libro sea bastante desordenado, acumulativo

y que siempre haya una sorpresat un encuentro, un descubrimiento, un miste-

rio desvelado o por desvelar. Ese proceso de búsqueda tras el misterio

es

magnlfico en la primera parte del diario, en la que se van descubriendo indicios de la aproximación a tierra, hasta el momento apoteósico de la llegada y

el desembarco.

En un principio, tras su estancia en las Canarias, a partir del 6 de septiem_ bre en que salen de aquellas islas, es una escritura mu, rápida, de manera que se van sucediendo los días sin apenas acontecimientos, sólo la travesía en el

maf:

;i;;;;;¡^;r" .l

áJüil i;;;"" ;; í;;;;.;;;Gll;na,

la noche oyeron Pasar Pájaros".

El I I

avista de octubre, hacia las diez de la noche' Rodrigo-de-Triana

tiera'

y levantaba: visión que describe Colón como una candelilla que se alzaba cual a pocos y era como una candelilla de cera que se al§ava y levantava' lo estar junto a por cierto tuvo peroel almirante ae tierra, ."r inalcio iar""ieru la tierra.

Todo nuevo' El encuentro se produce con la naturaleza y-con otros seres medieviajes los en habitual ló era N" ;;;';;;ü;-t;;á ñay i,i'to.ia, como ni hav maravillas' construcciones' artificios' ;;ú:Ñ;;;, lranoes ráuricas, en estado Puro y naturaleza la con encuentro el Es ni ieyendas. tradiciones que el viajero t..U* su estado natural. Otro mundo, ciertamente' gran,v.oluptuoproduce "í qu^e le "i "., La naturaleza' ;*d;;;;'ñ;;J"t a describir.

(San Salvador)' a un primer encuentro, al pisarGuanahani cuantas palabras unas ei á.o*u-, apenas le ¿uranca

.iard u d"l.it".

;;

"n á"-i;;;ü;'i

parcas y

ge

neral izadoras:

y frutas de diversas Puestos en tierra viefon árüolcs muy verdes y aguas muchas maneBs...

y expresivas Palabras que, sin embargo, se hanán mucho más precisas poco más adeÍante al describir la Isabela: ya vista§ son me salí con estos capitane§ y gente a ver la isla' que si las otras arboledos y grandes y de más mucho ésta -ry i"ttnát* y ,"i"s y fértiles, "s y' sobre ellas y a la, rueda' es el a¡verdes. Aquí es una§ grandes lagunas muy

lueves 6 de septiembre. Partió aquel día por la mañana del pueno de la Gome¡a y tomó la buelta para ir su viaje... l4ernes 7 de septiembr¿.- Tl¡do el viemes y el sábado, hasta trts oras de noche,estüyo en calrflas. Sdbado g de septiembre.- Tres orus de noche sábado comensó a ventar nordeste, y tomó su vía y caminó al güeste. Tuvo mucha ma¡ por proa que le estorvava el camino. Y andarían aquel día nueve leguas con su noche [9, lO, I l, 12, 13] Viernes 14 de septiemáre.- Navegaron aquel día su camino al güeste con su noche y anduvieron veinte leguas, contó alguna menos. Aquí dixeron los de la caravela Niña que avían visto un garxao y un rabo de junco, y estas aves nunca se apartan de tier¡a cuando más veinticinco leguas.

214

\

y Lueso se remansa el ritmo temPoral coincidiendo con la llegada a tierra corresponescritura 24-26,Ia al áe octubre I I Del lo nuevo. .on "t "n"uáro de los días se amplifica y ocupa. mavores dimensiones' con nuevas slnDesDués. otra vez se impone el ritmo acelerado' coinctdtendo así una cierYa.creando se y costas islas tienas, urt"á á" nu'ivas íláá'rirt pes¿e canarias va teniendo indicios' vestigios dii;;;;;t¿r;;;;;p..üiiua. rabos ,"rt"t, Á¿ttni"to, hierbas muy verdes como desPegadas de tierra'hierbas alcatrace-s'-pájaros' "í mar), la en no suelen donnir ooraoos,.auiforcados, pardelas' El 9 de octubre "Toda

rr¡n¡run¡ rspAñoLA

T,IEDTEVAL (EL

s¡cLo

x!)

y las yeryas como Uoládo en ma¡avilta. y aquiy en toda ta isla son todo§ verdes que el homque parece paxaritos' los en el abril en el Andaluzíi, y et cantar de que ascurcde los-Papagayos y manada§ la§ partü de aquÍ, bre nunca se quenía de las nuestms tot, y ur"t y iaxaritos di tantas maneras y tan diversas ""n d"spués ha áboles de mil manera§ y todos d€ §u rnanem qu" "t penado del mundo de fruto, todos güelen que es maravilla, que yo esroy el mrás de valia y de ellos cosa son que todos cieno bien soy no los cognoscer, Porque (21 octubre) traigo la áemuesu'a y ásimismo de las yervas

"r.árilh.

Í

que se ha y Pero este nuevo mundo no anula el mundo mítico legendario búsfamosa la Con comien2a empresa su imaginario. Su ro.rnuáá óálon

*

MODALIDADES DE LA PROSA EN EL SIGLO

XV 215

E

está distribuida en cuatro partes, en las que va Úatando sucesivamente de la reorobación del toco amor, de las condiciones de las viciosas mujeres, de las comilexiones de los hombres y su vinud para amar y ser amados. y de la reprobaiión d" lu común creencia en los hados y planetas (sobre todo. de los que iustifican su inclinación a amar por influencia de su hado) El libro es un trataüo, entre cínico y divertido, conira el amor mundano y las "malas condiciones áe las perversas'mujeres". Se sitúa así en la tradición de las artes de amar, de

2

"has,'"s meniirosa. El hombre debe guardarse de ellas y sólo amar

E;;i;-jJiiicipe pl*"

l:::l g:,

i. i;;;i,üi.¡íi. *

:ll::grl1t:

.

El

Las colecc¡ones de cuenlos o exerzpla. que conocieron gran desarrollo en ,los.siglos anteriores, conlinúan cultivándosá en .l ,igl, *""v ,ür.á varias obras de especiat inrerés. Et ¿óro d"

t;;s;,;;"Áu;;;^lií¡l',,üu,¡o"r,or" ¿"t

Predicador inglés Odo de Cheriton y sorprende*por su mordaciáal !'espíritu crítico. EI Libro de tos ere.ptos pá, o.i.c.. d. éü;;r":;;i'¡-Jr"¿1'v.."¡ul ordena alfabéticamente más de .i ,iri"rto. p.*"dencia. El Espéculo de los leposLs sigro, r. que c-omi¿Xff :?ilT,:J",fl:,:l LTÍ,ff; ::g, combrna ta exposición qu€ docrrinal con Ias citas de autoridadi, r..lilioru. y las.decenas de ejemptos y ráuurus que iiuiiirn iü,;ru¿"u .orno lectura ascética de refecto¡io-

"J".pior'ü,ii;;;:;; #,#;lffi

gT,!.l

l;d*;;;;.';

El

Arc¡preste de fobvero o Corbocho

. .Relacionado con es* género de escritos se muestra tamb¡én er famoso libro itulado Arcipresre de Tallavera o Corbacho,d.;f*; ü;;;;r*j""rorc¿o.

Fue és(e. en efecro. arcipreste de Tilave-, L"Jiil.i ., á..,i,., a" Juan ft. Escribió otras obias. como la Ala laya de las crónicas, un compendio dc personajes históricos o.soe ros ,eye,

íülle,

Isidoro y ta Vda de renra de.su edad

y

San

!ñi;;r;rñ;:;;Vff a" so, ¿ aiiiir'"" ii¡i.T ro, .ru_

ttdelonso.'CoÁpone

te da er nómor. ae

ai.,fi"i;"-;; Trü;";;.

i;i-pori,o mostrar los peligros der mundo a quienes todavía ros desconocen,'no r.han be", bido de sus amargos brebajes ni ha'n gustado de su, ui"na^-urnu.g*1,. i-u oUru

ó

utrnlrunn espAñorA

de los ejemplos más nótables de la literatura misógina de la &lad Media' hedomina lá visión negativa y nada sublimada del sentimiento amoroso y de y sus protagonistas. El arnor es causa de todo tipo de desgracias materiales motodo, de es temeroso que ama guerras. El homicidios, iul"i,l" rIgu"n.r"rtes, aborrece p-arientes y amigos, puede llegar a la pobreza o a la.locura, quebranta todo precLpto y piórde tdda virtud. La mujer es un comPendio.de tod-as las taa

Dios'

El libro participa de muchos rasgos del arte.de la predicación- y del ser-

reloto breve

3.1.1.

-Capellán

y, al tiempo que encierra una reacción moralista en la literatura profana de la éPoca, resulta uno imperanie contra el amor cortés

Ovidio'a AndÉs el

ambiáiósa, maldiciente, codiciosa' presumida' enüdiosa' fingidora'

LA PROSA DE FICCI ON

3. i

2l

\

queda de una vía hacia la India por el Atlántico. por eso cree también haber tugares de la'geografía mítica. como Ciiurg;'á'ó"try. o l,-e^e^a|:^"-:::J,* cree encontrarse con gentes que combaten al Gran Can. V po? supue«o et mlsmo dará a su viaje un carácter mesiánico, semejante al de los rnisioneros y-.viajeros det siglo xur que. enviados por et papa, pársijuenl; iá;;l;'"r"or_ trar un gran aliado cristiano en et corázón de Asiá. a" oriente to une at mesianismo evangetir"J";á; i;;R;;;r'é"io'ii.Jr.'., rgcgnquisra ¿e CrrnaO? reci¿n'ür¡r"¿r'.l.Tr"r'ri¿', ccnrar la re cr¡st¡ana. El será portador de esa misión, uni misión pendiente ".r.en que iiemprer,"bá;;?;;; p,r" Tdjevar, crpe en Urrente (Preste Juan- Gren Can) que pedía ayuda evangeiizadora al Papa. Con. rodo eso quedaba perfectamente enóauzada y justiil;?;];^p."_ sa de Colón. No era una avenrura narticular. E*;;;;;'p;;á;;;, y., nombre de ta religión y de la fe. '

MEDTEVAL (EL

scro xv)

món, sin duáa praóticado por su autór en su dedicación pastoral' A esa pnáciica ie deue el uso de la segunda persona en e[ discurso,los numerosos quiebros y digresiones en et ñlato' ia ilustración con ejemplos. y experiencias personalei, o la incorPoración a veces de un lenguaje.coloquial Los cuentos i exempla qte recogeson, por lo general' los más clásicos y conocidos, como ta leyenda de teófiió, el cuénto de la lechera, o las leyendas de Aristóteles cabalgado o Virgilio el encantador: Aun otra razón t€ do con que amar no te cofisejo, por cuanto toda sabicza su oficio pierde si a deshonesto amor §c dierc el letrado o sabidor; por cuanto por mucho que sea sabio el hombrc y letrado, §i en tal acto de amar y tujuria sc pusiere, ná sabe de alll adelante tener en sl templanza alguna, ni aun los actos de la que lujuria en sí refrenar; antes te digo que los que más científicos son, después de y desenvolver se satren son menos sabios menos en el tal uso se envolvieren, tan singudecir un oyó dije. suso como que ignorantes, los simples ¿Quién ello

lar hómbre en el mundo, sin par en sabieza, como fue Salomón,cometer tan g¡an idolatría como por amores de su coamante cometió? ¿E demás Aristóteles' uno de los letrados áel mundo y sabedor, sostener Poner§e freno eo la boca y silla en el cuerpo, cinchado como bestia asnal, y ella, la su coamante, de suso cabalgando, dándole con unas correas en las ancas? ¿Quién no debe renegar de amor, sabiendo que loco amor hizo de un tan grande rcy y §eñor idólatre y servidor' y de un tan gian sabio, sobre cuantos fueron sabios, hacer de él bestia enfrenada anque dafldo á cuatro pies, como bestia, una simple mujer? Noten esto sólo los un Virgilio' vio amor' que en entienden ¿Quién aman y abastar debería a los cualotro ni ciencia arte de mágica y nunca cual ciencia, hombá de tanta acucia quier o tal se supo, ni se vio ni halló, según por sus hechos podrás leer' olr y ver'

N¡ODALIDADES DE I-A PROSA EN EL SIGLO

XV

2I7

\ que estuvo en Rolxl colgado de una tone a una ventana, a vi§ta de todo el pueblo romano, sólo po¡ decir y porfiar que su saber era tan grande que mujer en el

Ia mujer combina su llanto y lamentos con maldiciones al ladrón, descripción porménorizada de la gallina en todas sus caracteísticas, ruegos a la \¡irgen y

mundo no le podrla engañar? Y aquella que le engañó presumió, contra su presunción vana, cómo le engañaía, y asf como lo p¡esumió lo engañó de hecho; que no hay maldad en el mundo, fecha ni por hacer, que a la mujer mala difícil a ella sea de ejecutar y por obra poner (...) Pues el susodicho Virgilio sin penitencia no Ia dejó, que mucho bien pagó a su coamante que apagar hizo en una hora, por ane mágica, todo el fuego de Roma, y vinieron a encender en ella todos fuego; que el fuego que el uno encendía no aprovechaba al otro, en tanto que todos vinieron a encender en ella fuego en su vergonzoso lugar, y cada cual para sí, por venganza de la deshonra que hecho había a hombre tan sabio.

órdenes a sus criadas:

Con gran detalle y plasticidad rclata las experiencias penonales vividas, que incorpora al texto como ejemplos ilustrativos de su argumentación moral: El quinto mandamiento es: «No matarás a ninguno oi alguna». pues dime, ¿oíst€, viste, entendiste que hombfe que amase alguna mujer, o alguna mujer hombre amase, que hiciese maur a alguno por esta raán? Dígote que innumerables son los que son muertos por este caso, o los matan o hacen matar (..) Dentro en Tonosa yo vi hacer

justicia de una mujer que consintió que su amigo matase a su hi¡) porque no los descubriese. Yo la vi +rerna¡ porque dijo el hijo: «Yo lo di¡é a mi pad¡e, en buena fe, que dormistes con IEzón el pintoD,. Dúolo la madrD al amigo, y ambos determinaron que mu¡iese el ¡iño de diez años; y así lo mató el amigo, y la madre y él lo soten-aron en un establo. Fue descubierto por un puerco después, y así se supo. ¿\riste quién su padre mafase por robarlo e úse coo su coamant€? Yo vi una mujer que s€ llamaba la Argentera, presa en Barcelona, que ahogó a su padre y rnetió al aDante en casa, y le roba¡oo y dijeroo o[o dla que cra ahogado dc esquinancia. Después la vi colgar por e$e crhlen que cofiEtió, y era una de las h€rmosas mujeres de aquella ciudad -la his_ toria de cómo fue, de cómo se supo y cómo fue sentenciada, serla luenga de contar- y aun en postrenro e¡ verdugo, cuando la descolgó, se echó con ella. y ma¡ ábanle mata¡, y por ruegos de algunos fue públicamente azotado por Barrelona, año de veintio_ cho. Y aun en esúo deben tomar ejemplo los que quier€n a veces porña¡ con Dios y su justicia, que esta por cste crimen estuvo mucho presa y por ruegos de muchos querían soltarla. Y yo hablé con ella en la cárceI, y rogué y puse mgadores, y ella nunca quiso sino salir por sentencia, hasta que fue después su amigo hallado y preso y tormentado, y confesó la verdad, y huyó de la cárcel. Y ella fue colgada; que fue juicio de Dios donde ella hubier¿ de habe¡ toda la culpa de la muene de su padre. y Dios que¡ía que aun ella viviese e hiciese penitencia y ella no quiso, y así acabó. y aun después de muerta fue causa de la deshonra del verdugo; que hay personas que en vida y en muerte siemprc hacen mal o son causa de todo mal, que en tal sigoo nacieron.

r

La incorporación de la lengua popular y coloquial, en alternancia con los

registos más cultos y hasta latinizantes, es uno de los rasgos de estilo más característicos y valorados de la obra, como puede percibirae en el conocido pasaje de la mujer que ha perdido una gallina, ün togrado monólogo en que

2l

I

Lr¡n¡runn rspAñoLA

MEDIEVAT (EL

srclo x\)

Así la mujer piensa que no hay otro bien en el mundo siflo haber, tercr y guadar y posee¡ con solícita guarda condensar, lo ajeno franc¿n¡ente despendiendo y lo suyo con mucha indust¡ia guadando (...) Si una galli¡a Pieden, van de casa en casa connübanmi gallina la rubia, de la c¿lza bermeja?», o «¿la de la cresdo toda la vecindad. "¿Do ta partida, cenicienta oscura, cu€llo de pavón, con la ca.lza morada' ponedlra de huevos? ¡Quien me la huló, hufada s€a §u vida! ¡Quien menos me hizo de ella, menos §e le tornen los días de la vida! iMala landrE' dolor de costado' rabia rnortal comiese con ella! ¡Nu¡ca otra coma! ¡Comida mala comiese, amén! ¡Ay' gallina mía, tan rubia, un huevo rie dabas ti cada día; aojada te tenía el que te comió, acecllíndote estaba el t¡'aidor! ¡Deshecho le vea de su casa a qüien te me comió! ¡Comido le vea yo de Perros aína, cedo sea; vánlo mis ojos, y no se tarde! ¡Ay gallina mía' gn¡esa como un ansarún, morisca, de los pies amarillos, cre§tiberrneja! ¡Más había en ella que en dos otra§ que me quedaron! ¡Ay triste! Aun ahora estaba aquÍ' ahora satió por la puerta, ahora satejado. El oüo día -¡histe de mí, de§aventurada, que en hora . grllo pot úó "i "qu"l mala nací, cuitada!- ei gallo mÍo bueno, cantador, que asf vlían de él pollos como del cielo esüellas, atapador de mis menguas, socorm de mis tr-abajos; que la casa ni bolsa' de Guadalupe, Señola' a ti la acomiendol cuitada, él vivo, nunca vacía e§taba. ya! de mí' que ue.§ dfus ha entre la§ manos me lo no me desamparcs ¡Triste ¡Señor¿, ilevaron! ¡Jesús, cuánto robo, cuánta sinrazón, cuiínta inju§ticia! ¡Callad, amiga' por Dios! ¡Dejadnr llorar; que yo sé qué perdí y qué pierdo hoy! ¡A cada uno le duele lo suyo y tal ¡)ya como mi gallo, cuitada, y ahora la gallina! ¡Rayo del cielo mortal y pe§tilirrcia varga sobre lales persorus! ¡Espina o hrm combndo se le at"av€sase en el coho! ¡No diré' amigas, aína diría que Dins no ga¡guero, que San Blas no le

t

¡k

F¡siesc

en et cielo, ni es tal como soüa que tal sufie y consiente! ¡Oh, Señor, tanta Pacieny cia lanto§ males §uÍi€s, ya, por aquel que ni eres' con§uela mi§ enoj$, da lugar a rnis angustias; si no, rabiaé o me mataé o rne tomaé mora! ¡Ahora, en hora mala, si Dios no me vale, no sé qué nre diga! Dejadme, amiga, que muere la persona con la sioraán' que rnal de cada rato no lo sufiE pe[o ni gato. Daño de cada día, sufri¡ no es cortesía; úoy una gallina y antier un gatlo: yo veo bien mi duelo, amque rne lo callo ¿Cómo te hiciste ávo? Pelo a pelillo el pelo llevando. ¿Quién te hizo pobre, Martu? perdiendo de putas, venid acá! ¿Dónde eslái§' moPoco a poco lo poco que tenía. ¡Mozas, hijas responder "señora'? ¡Hay, ahora,landrc que te zas? ¡Mal dolor vos hien! ¿No @éis como a mí. Pues core en un punto' a ti así te duele No estabas? hiera! Y ¿dónde ¡Dil Juanilla; ve a casa de mi comad¡e, dile si vieron una gallina rubia de una calza b€rme-

isá

ja. Marica, anda, ve a casa de mi vecina, venás §i pas¡5 a[á la mi gatlina rubia' Pe¡ico' ve en un salto al vic¿¡io del arzobispo, que te dé una carta de descomunión, que muequien ra maldito y descomulgado el traidor malo que me la comió. Bien sé que me oye esme la comió. Alonsillo, ven acá, para mientes y mira que las plumas no se pueden que ahora conder, que conocidas son. Comadre, ¡ved qué vida esta tan amarya! ¡Yuy, toca esta la tenía ante mis ojos ! Llámame, Juanillo, al pregonero, que rne la preSone Por

IVODALIDADES DE LA PROSA EN EL SIGLO

XV 219

vecindad. Llírname

TDtaconventos, la v¡eja de mi prima, que venga y vaya de casa mi gallina rubia. ¡Maldiu .ea tul'viaaf rj,vecrn¿uaf ¡üafOiraü Que no es el hombre señor de tener r¡ra gallina; qu" no h" Jáo qu" tu"go no es arrtbatada. "un qr" p"ra "iiirlot ¡Andémonos, pues, a_ hunar galin^; uqui me puso, a

en casa buscando Ia

"r;ir;;io.

crürntas por esta puena enr.aren! ¡Ese amor les haga que me hácen! ¡Ay !a_

llina mía rubia! y ¿1adónde estáis vos ahorai eui"n ,o,

ría yo bien, y por enojarme Io hizo. Enojos y ra que mi ánima sea vengada. Anren

s*oi

.uiiu["

"* t *í* "rrr3;-i;;;;#;.,n.* ii pr. i,

"orn¡Z |sares y

a"l

u]"n

qr"-

po Godoftedo de Monmouth (h. 1137), germen de toda la

materia artúrica, que abarca un lrugo perírrJo de dos mil años, desde la dest¡ucción de Troya hasta la muene en 689 de Cadawallader, último rey

y

británico. I-a obra concede por primera vez un lugar muy

_ Pasajes cómo éste dieron pie a Drímaso Alonso para caracterizar el arte de Manínez de Toledo con juici; muy cenero:

importante a la figura del rey Arturo, pues en los libms rm

de cuan(os

milagrcs has hecho en ese mundo, haz r¡ora

"qr.i'[i" "r"r, "o",'porqi"ü *r"¿o,.

-

de Tattavera, que sueten andar en tas Anrologías, merecen .,--Y::"119:?: Ít arcipreste s¡emprc uná ¡ueva l@tura, porque cada vez ofiecen nuevas sorpresás a quien los estudia (...) Es an¡es de pasar más adelant", a."i, qr" rii. iJJr" J*i,a", l1111-.1"^i.Tl5. que no trcne que ver con los propósilos de "i un mo.l¡rt ". la novela. EI auror es "i". V .1"-*. * terio por medio de la Mtira. pero sin ouerer ^"¡,_ "r"**,"."¿.."ti,;;#ff ;;1T,fl:":Í"rl"j.:T,[":f :i.irrñ:i5 ji.jil raI¿.más_imporame de ra nou.ra ,e¿risra m"ode_" *,¿ i" rir"" * i" ,j,Il'ril#"ij t" *"0 "" Talavera noes, por ra¡Io. unaexcepción. pero en ét etava¡ce I:1?:_!l**":,:9. hacia nues. tras técnrcas es notable. Moralista, necesita ejemplo" pao'sr, ao"Una, y i". Ie _", vieten en ufias eslampas, cada una un cuad "i"apl".l" aÍoilo. ,eno de r" ,io" .¡.-J i. iitf""L,,i!i.r:H,tfj,".:i li,Tillf;"*Hf.rJ Í"1; producto esa ¡ncreibtc exubemncia de¡ monótog. p., L praiau a.i ÁrJ*-"; ;';;;r, o_poco aquí se rata-der monótogo de una sota mij"i t I rl .r¡".i" p.¿ij" ,i-" *ili,,na. ur autorroDe en su boca ta descripción de por to ,**, a* g"iti"* órü*rl üü ii,r*.. tr¿ta ún¡canrnre de suscirar en el l€c¡o¡. cr¡ñ la

pouiü;;-rr.ii-.""u*, d,Jm;;;fi ü"iñ,on * altemaivl para que ri"lr il#j ".-,¿]r"d;;;7)

r¡ayo. ,i"r""idrd

la cvoc&ión d.seade. s€ junran, p,cs, aqui doc aÉrdanc; pr¡¡a¡ & intcnción padcula¡izador¿ vh n¡or,¿lista quc da una scrie dc su docEina rcnsa grar Seneraridad. (óá¡naso Aror*. -ri e*,p*i,ia'. entre hor¿lista y íovcli stl',, en Obra, completas, II, Mad.id,

Ll

3,2. Libros de cobollerÍos Aunque los libros de caballerías son.más bien un producto del siglo xvr, que es cuando conocen su mayor grado d. a"r"..u"'.í

t

aspe.tot

[9fuug.ú.rtcunor

d-e

s,ifor-""10,

il,".i¡"ii".""tüli-"..irrinupi#i'.1'r?.", a"

I:s leyendas artÍricas nacen con.propósito semejante al de la historiografia europea medievat, el de enr¡oncar tas distiÁm, ¿i"*ü"1 J p.. lo que se forjan los mitos de Franco. Bruto "", llirp*". c-"_i" o^ar, se acude a la elaboración imaginativa y " se crean narraciones que se van haciendo cada vez más fanÉsricas. Una de elas h¡eu

ñ;;;';;;rr, ".."*#'iii. uirtiri n$r_ É.ir"l"#,i'.r

220

Lnenelune rspAñorA

MEDTEVAL (EL

stcto

x\)

yx

cuenta

la historia

de

Uterpandragón, el nacimiento de su hijo ArtÍs y las conquistas de éste, que se extienden hasta Roma y el Báltico. Nan"¿rá adem,ís la denot¿ fi-

nal de A¡tús a manos

de

Morderec, su traslado a Avalón, así como los encantamientos Merlín, las hazañas de Galván y la infidelidad de Ginebra.

y

profecías de

Forjada Ia leyenda, se divulgará después en ramc¿s franceses, como el compuesto por Wace o los de Chrétien de Troyes, que les añade nuevo sentido y une temas dispersos. En esa línea le seguirá Robert de Boron, a comienzos del siglo xrtt, que escribe la trilogía compuesta por los libros ./osá de Arimatea, Merlín y Perceval. en los q,ue se narra la historia del griat desde el tiempo de la pasión de Cristo hasta la destrucción del reino de Artús por la traición de Moderer. Ese procedimiento de combinar narraciones en agrupaciones coherentes continúa en el siglo xn con la composición de la llamada Vulgata o ciclo del pseudo-Map, compuesta de cinco libros: la Estoire del Saint Graol,la Estoire de Merlin,el ltncelot,la Queste y la Mort Artu.En ellos se completan muchos hiatos temporales, como la llegada de José de Arimatea y el grial (el vaso sagrado con que Cristo ofició la última cena, símbolo del misterio de la transustanciación, fundamento de la fe cristiana) a Gran Bretaña y la conversión de sus habitantes al cristianismo, y se combina por primera vez el tema del amor de Ginebra y Lanzarote con la historia del grial y la caballería celeste, que encarna su hijo Galaad, predestinado para culminar aquella espiritual y misteriosa aventura. Una nueva y más completa y homogénea refundición supondrá el Roman du Graal o Post-VuLgata, de hacia 1240, que, eliminando disquisiciones teológicas y explicaciones alegóricas del ciclo anterior. centró la materia en la narración de las aventuras del reino de Logres y en el fin trágico de Artús y su reino. Esta literatura caballeresca no cuenta con una tradición peninsular bien arraigada y la presencia de leyendas artúricas queda reducida en la Edad

"u"MODAUDADES DE TA PROSA EN

EL SIGLO

XV 22I

\ Med^ia castellana a algunas rraduccio_ nes fragmentarias y a una serie de refe_

¡encias indirectas. Del Roman du Graal se hi¿o una traducción. no se sabe bien si primero al castellano y

luego al ponugués. por un fraile llama_ do Juan Bivas. a fines del siglo xrrr o comlenzos del xtv. de Ia que sólo han sobrevivido algunos fragmentos en

ambas fenguas. Del Merlín quedan dos versrones castellanas impresas en l49g y en 1535. Existieron támbien en cas_

tellano textos del Tristán, editado en l50l y posiblemente traducido a ñnes

del.siglo xrrr, y de Z.o nzarore del lage, traducido rambién hacia lJ00 pero co_ nocido en un fragmento de un manus_ crito del siglo xvt. Las referencias in_ directas comienzan en el siglo xtl, en los Anales rcledanos y en la Generul estor¡a de Alfonso x, y continúan lue_ go en el Libro cle la cqza de don Juan Manuel, en el poema de Affonso xt, en el Libro de buen amor , en el Rimaclo de Palacio o en algtnos poemas del Cancionero de Baena has{a qué punlo esta ..materia de Bretaña,, se conoció en el sul de los pirineos _ [Crnsiderar] antes del¡igro xJv. No hay que esper¿r que se encue¡t¡en ni muy primitiva§ ni muy abundantes hueuas.de su paso' porque s¡ er espfritu der c¡cro.. or traño at gen¡o caralá¡. aragonés y casrelano; "¡"no deb¡."d;

g.íiJi.uiiri,*r,i.* .^ *_ ,"""r;" ;;;;;. ;j.ñil,',, o" contactos directos. Sin embargo, la referencias de fu fir"*ao p;J,tuirnr""rJ, ari"ir"**, * abrió paso a n"vés de los pirineos oor más dr un, b,ohu. t .';;;;; "i "na n r.#,llrll..*.., elemento Eansmisor de las teyendas celricas-haci, c","rrr" ., e[Ip'rii;ir;.:;;;'0"rr.,"" lamenc¡óndelosremasprincipalestErec.Trisrán,C"lrár.l-a;;i;;r"r*."'lJtr,ro" de Cabrer¿ escriro atrcdedor dei año r t70 r ) p"...t".6;iI;iil;inr'.ir'rr,Hri""i,.*".," de Carlomagno, encontrando una desemü no sóro e¡isría una no;;;";;ü'¿Hi"T,l:Iy"THil[."1":1,ffi:#§f$.,f,.:j; esPírilu exaltado de consanguinidad. herenc ja d. pririlño. ;;;;;".';,ff ; il;;üir",,^, l,as novetas de cabale¡ías ?spañotas y por¡ugr";rr. ü";;;;;¡,",;rr:;Iijl,,, 3.2.t, Et'Amodís" pr¡mitivo [á

obra arhÍrica o neo-artírica castellana m ás

oiginal es el Amadís de Gaula-

Las referencias al mundo artúr,rco en el Ahuldk,sirven para establecer en la obra se puede ttamar Ia rexrura hisroriosráfica. se ci," .t

.tib.lJi;rr;;;.L;;ril[

222

L¡ren¡rune ¡spAñoLA

I\4EDIEVAL (Er

stcto xl1

lo que

i;,.J"r-

Dlo, como si fuera una obra histórica legitima, Io cual presta una vemcidad ficticia a la nara_ ;ión principal (...) También en el Amd¿r las menciones de personajes y libros, como ya lo hemos indica?o, estabtecen una continuidad histó¡ca directa entre la época de Lisuarle y un período posterior, dentro del mismo territorio [Gran Bretaña y Londres] Es importa¡te señalar' sin embargo, que no hay ninguna dependencia direcla del Amaclís en relación con la trilogía de la De;andA det Sa;b Grial, ni con otra narmción de la materia de Bretaña o viceversa' No hay ningún episodio del Ar¡adír que halle su explicación refiriéndose a una obra aflúrica' del Atnddlr que dé informacion esencial a lacomprensión de póco ningún "pisodio "omoiu obra artúrica. Las alusiones al mundo artúrico en el Amalú son de incidente alguno ei una ooca orecisión cronolóqica v la presentación de la historia política Pre-artúrica de la Gran 'Bretaña en la trilogía dé la be^anda es muy esquemática- Por con§iguiente, los sucesos del Amadís eflcr dra; bien dentro del esquema cronoló8ico Seneral de la historia de la Gran Brctaña establecida en la Demanda, cüya núración se extiende desde el tiempo de José de Arima[ea, en la hora de la pasión de Cnsto, hasta la muerte o dcsaParición de Artús Hasta cierto punlo, es posible decir que los acontecimientos na.rados en el Amddú llenan una extensa láguna en ál amplio tiempo que abarca l a frtlogía de la Demanda Tal laguna existe en la narrairón de ta hisioria poliiica de la Gran Brctaña del tiempo de los bisabuelos del rey Artús (Jaaes Donald Fogelquist, EI "Anadís" y el géneto de la historia fngida, Mad'id, Porúa Turanzas, 1982, pp.48-49)

El texto completo del Amadís de Gazl¿ lo conocemos por la refundición de Garci Rodríguez de Montalvo, editado etzarugoza eÍ 1508- Aquí nos referiremos sólo ál problema de sus orígenes y to que se ha llamado el "AmadÍs primitiYo". El texto de Rodúguez de Montalvo es una refundición de versiones anteriores hoy perdidas,la más antigua de las cuales se debe remontar a fines del siglo

rut o primera mitad del xv. En el prólogo a su refundición, Montatvo expli"a que p;tió de Íes libros que constituían el Amarlís, que ahora corrige de las faltas y descuidos que se han ido infioduciendo en su texto, al que añade ademiás

un áuevo libro ionlas Sergas de Esplandiin sts hijo, supuestamente traducido de un antiguo original Íaído de Constantinopla por un mercader húngaro. Se ha debatido mucho sobre el origen de ese primiüvo Ar?odí§, del que dice Dafir Montalvo, y se ha atribuido su versión más anÚgua a Portugal, a España y á Francia. I-a opinión más generatizada entiende que se escribió en Castilla, en

;

documentan citas significaúvas desde las primeras décadas del cuya literaturu sigto xrv, como la del Libro de l,,s confesion¿s de Martín Pérez, la de la traduc-

cíón del Regímiento de príncipes de Egidio Romano por Juan García

de

Castrojeriz, Jla del R imadb de Palacio por et Canciller Ayala. De igual.modo, el texto que poseemos de unos breves fiagmentos del libro III d€-un Amadís de prj't¡,' cipios del xv, revela su composición en lengua castellana. No obstante, es muy probable que hubiera también una venión pórÍrguesa, en ta que, a instancias del infante don Alfonso, se modificara el episodio de Briolanja para que ésta fuera correspondida Por Amadís.

De todos modos, sabemos poco de cómo era la versión primitiva de Amadís. Parece seguro que fuerá en tres libros, pues así lo atestigua también el poeta Pero Ferrñt, "sus proezas fallaredes / en tres lib¡os". Del estudio de los fragmentos conservadoi, se deduce que Montalvo recortó mucho del tex-

N¡ODALIDADES DE

tA

PROSA EN EL SIGLO

XV 223

to anterior, casi una tercera pane,

y desdobló en dos el libro u. En éste ade-

más tiguraba ya Esplandián, de quien se narraba toda su juventud hasta la toma de armas (de donde lo recoge Montalvo). También en aquella versión Amadis moria a manos de Esplandián y Oriana se suicidaba. Montalvo ake_ rana sustanc¡almenrc ese desenlace antiguo y, arrancando de episodios del libro lr, prolongaría la historia primitiva án tá" S"rga, a" fsplirrdiii. El A¡r¡adfu primitivo en trcs libros acábaba con la muerte del héroe a manos de su desco-

¡ocido hijo Esplandiá¡ y con el suicid¡o de Oriana, según se desprende del empeño de Montalvo porreinterpreta¡ alegóricamente tan sombrío desinlace. SeÁ.¡unt" nna, ii"n ur.ui_

gado en el folklore, refleja la muene de Ulises en el ciclo troyano lpLicrtar_eit" en ta. sumas de historía trolana de ..[¡oñane,'), cuyo influjo s€ pe;ibe .n iu de los nombres propios delÁ.r¡¿dú. por mucho que prcdomine ".r-.u.u la ..matiérc de Brc¡asne,, e¡ la génesis de la famosa novela, sería falsear la persfrriva histórica supor". uriá.i".*¿o u las otras ramas del género caballercsco (M. Iiosalida de Malkiel, El ud¡os"iae iiteratura es_ pañola y comparada,Buenos Aircs, EUDEBA, 1966)

t;¡i¿,

fu **g.=

de MonElvo no quiere ni peosa, en tan crimiDoso y anticatólico final, y oesoe rueg! que no queda c¿si ni soGpecha de tal en su tex¡o, el que hoy leerno§. Montalvo queía apa¡ta¡ toda su r¡ovelírtica (,Anadís dc Gar/lt y Seryas d¿ Bptandi¿d,e;bndnda iamtó$ca y ti_ ter¿ria posible, de los erotisn¡os lr¡ poco crigianos de ¡oda Ii novelísúca a¡oriana, con

,^^,P

pooo edifica¡les como

* *.T"9

el adulterio de ¡a reina Cinebra. y,

*

ademÁs,

la Espana en"¡_pf* irle escriUe

€s ta co),rinlura det rEinado de ¡os Reyes Cárótico§, ta guerra de X:14*.: Tsrórico, uranaoa. la expulsión del mom y la rededicáción del destirio nacional a una *.,.ra" p,rorr*nt opañola conta lo que no ñrese catórico. En este tipo de ambier¡e histórico las caballert¡i arturi-as no eran rnás que paripli¡as, veleidades sin sentido, lon ni sonri¡do esto Io hará Garci Rodrg'ez rre

Montalvo de explísita claridad en sus ,Se¡g¿, d¿ Esplandi¿n (...) la calrallcría arturia¡ra, con lodos sus módu¡os y ditectrices, ha muerto (...) Ha nacido la caballerfa crisria¡E, erica¡n da e¡¡ Esplandián, que no era, ni riás ni ÍEnos, que el gmndiosos sesgo que Montalvo da¡la al multisec tW ,tmadls de Gaula qe Ilegó a sus r¡ancs (Juan Bautist¿Avalle Arce, ,,.4r@d!:, de Gaula": el priminw

y

el d? Mofta!'n,

Méxi¡.,

Fondo de Cultura Económica, 1988).

3.2.2. Novelas cortos de temo cobolleresco A finales del siglo xv y principios del xvr, coincidiendo con los primeros años de implantación de la imprentr, se publican dlversas novelas cortas de tema caballeresco, que gozaron de notable éxito. Son por

Io general leyendas difundidas por- la

224

Lrrn¡rune rspAño¡.A

MEDTEVAL (EL

sclo

xv¡

\ Europa medieval, algunas basadas en poemas fi:anceses, que se editan ahora en yersión castellana, Prácticamente de manera agrupada y favorecidas Por ese impulso impresor que busca nuevos géneros Para nuevos lectores.

Menciona¡emos sóto las más imPortantes y conocidas.

lA Historia de los

dos etuuara-

dos Flores y Bbcaflor rccoge una anügua leyenda entoncada con el ciclo

carolingio, rccreada en dos Poemas franceses y conocida en España desde el siglo >m, aunque editada en 1512. La trama de ta historia se inicia en el Camino de Santiago, Por et que Peregrina un matrimonio de nobles italianos que son asaltados por los molos. Muefto el marido, la esposa, que queda cautiva, daná a luz una hija, Blancaflor, el mismo día que nace el hijo del sulr'án, Flores. [,os amores entre amtos, que tienen que sortear toda suerte de peligros y pruebas, ocupan el resto de la historia que concluirá con la conversión de Élores at cristianis¡ito y el casamiento de los amantes, herederos del üono de España. l-A Hístoria det caball¿to Clatnadcs es una traducción castellana, de hacia 1480, de una prosificación de un Poema francés del siglo xttI. Se cuenta en el libm ia historia de los amores del protagonista con la priDcesa Clarmonda, a

quien rapta a lomos de un fantásticó caballo de madera, claro antecedente del Clavileño cervantino. La Historia de los nobles cabalkros Oliveros de Castilla y Arnis dc Algarbe es también traducción castellana, editada en 1499' de un original francés. Se trata de otra fabulosa peripecia protagonizada por Oliveros, hijo del rey de Castilla, v Amis, hiio de la reina de- Algarbe. que se crían juntos, ya que el padre de tltiveros há casado con la reina viuda. Esta se enamorará de Oliveros, que tiene

oue huir de Esoaña e instalarse en Inglaterr¿, donde' tms muchos combales. gueto-.oi, qanará la mano dJ Helena' hija del rey, y casará con ella' Habiándo sido afiresado por el príncipe de Irlanda, A¡tús acudirá en su ayuda recorriendo toda Éuropa yio.teádo diversos peligros' como el ataque de un dragón. Haciéndose paiar por Oliveros, acude a l,ondres a consolar a Helena, ante por excusa un luien, sin embargo, logra excusar los deberes maritales poniendo y a Afús, la liberar encontrar consigue Cuando p.regrinl a S-antiago. ioto áe du-"das de éste sóló las podná aquietar su esposa Helena Aquejado de furia y una giave enfermedad AmÍs, de la que sóio sanará si bebe la sangre de los hijos

,. ,

l;

MODALIDADES DE LA PROSA EN EL SIGLO

XV 225

\

de Oliveros, éste no duda en sacrificarlos, aunque milagrosamente seguirán vi_ vos [as sana¡ A¡tús-. Regresado a Castilla como rey, el añla de su amigó

una novela más bien intimista, preocupada por el análisis de los afectos de los personajes, distinta por tanto de la novela exterior, de aventuras, que era la cabalte¡esca. Se han uúlizado diferentes nombrcs para identificarla, como novela sentimental, libros de aventuras sentimentales o ficción sentimental, que es el término que prácticamente ha terminado imponiéndose en la crítica.

l-a Historia de la linda Melosina, edit^da en castellano por primera vez en 1489, es igualmente traducción de una obra francesa, el Livre'de Mélusine J...- 9.1¡ra. Recoge la leyenda de Melosina, fruio de los urno.". ¿" 99 Menln J v¡vrana, y de quien descenderían los príncipes de Lusignan, condenada a translomarse todos los sábados en figura de serpiente de cintura para abajo. Desv,elado por su. marido Remondín-el mirerid, Meio;in;'ii"n" qr" aleJarse de él y de sus hijos. que no la volvenin a ver en figura de mujer.

la serie, las más importantes siguen siendo el Siervo libre de amor de luart Rodríguez del Padrón; las novelas Gris¿l y Mirabella y Grinake y Gradisa, de Juan de Flores; y el Tratado de anares de Arnahe y b.cenda y la Cárcel de

Tabalot, q99 había intervenido en muchos de sus sueñosl revelaciones, exili ahora a O.liveros que le dé medio cuerpo de su esposa, aunque. cuando éste sá aoresta a drvldúla con la espada, Tabalot le exime de la anúgua promesa que le hábía he_ cho de compartt la mitad del prcmio conseguido.

!:Hipria *l noblz--Vespasiano,ditadaen Toledo en 1492, segummente -tarnbién traducción cástellana de la Íiancesa Destruction d.e Jérusalim.

es

Cuenta Ia

leyenda del emperador Vespasiano que, en agr¿decimiento a huU", ,iJo .rl¿o A" por el suda¡io de la VenÍnica. pone cerco a Jerusalén, castipa con saña a los leqr-a Judlos y se convierte al cristianismo. En alguna versión ta¡nbién-pone en libenad a José de Arimatea, lo que la vincularía de ágún modo a los re-ár

"*¡¡"o". . .^El übro del eslonodo caballero conde paninuples, el¡itado ensevilla hacia 1499,es una versión casrellana de un poema francéi deÍsiglo xri. Cr"nülu ¡irtoria de este personaje, sobrino del rey

de Fr¿ncia, que por encantamiento es trasladado al castillo de la viuda del emperador de Constantinopla, con quien teminará casando luego de numerosas aventuras e incidentes.

Aunque en los úlúmos años ha aumentado la nómina de obr¿s que integran

amor, de Diego de San Pedro. Hay una serie de caracteísticas que pñácticamente les son comunes a tdas las obras de la serie. En primer lugar, como dato más obvio, son novelas cortas, frente a la gr¿n extensión de tos libms de caballeúas. En segundo término, como düimos, centran la atención en los estados emocionales y los conflictos íntimos. El sentimiento amoroso viene rcpresentado en términos corteses; es decir, se tr¿ta por lo general de un amor idealizado, que exige servicio y sufrimiento. Frente al que vemos expresado en los cancioneros, sin embargo, no estlá expuesto desde un punto de vista unilateral, sino de manera dialéctica, por medio del intercambio de ca.rtas muchas veces o de discusiones y parlamentos enfrentados otras. Por lo demás, en el tratamiento del tema amoloso, Yienen a ofrecer todo un doctrinal de teoúas y pnáctica, una esPecie de artes de amar entre escolasticismo y humanismo, filosofía moral y pedagogÍa de la época.

[¡ novela sentimental es probablemente la forma ñás elaborada y más refinada de la lit€ratuú amatoria dc la Esp¿ña medieval. En ella, cl amo¡ r€sultá frusÍado o, si el aÍranle al_ canz¡ la posasión flsic¡ de su dama, una c¿tlsÍofe llega PDnto pa¡a destruir el gozo y a lo§ amanies. Estos a¡ñantes trágicos son sicmprc de alto rango y de educación cone§ana. Si u¡ hombre salvaje iÍumpe en tal novela, debiera ser el enemigo de los dn¡rntes perfectos, pero no los es. Por cl contrario, los hoñbrcs y mujercs salvajes se identifican con los ünantes cor_ tesanos y el amor ideal (...)

3.3. Lo ficción sentimentol n

3.3.

l.

Corocferísticos generoles

Al tiempo que cunde el interés ¡»r la novela caballeresca, desde mediados del siglo xv aproximadamente, se desarrolla otro género novelístico que alcanzará notable éxito y difusión. Se trata también de novela de lo extraordinario, pero no centrada cn las hazañas y lances portentosos del caballero, sino en los misterios del sentimiento amoroso. Es pues

22ó

LrEn¡run¡ ¡spAñoLA

MEDTEVAL (EL

stclo x!)



novela sentimental es una forma extrema de la literafira ama-

toria (...) El Íiatrimonio, o cualquier ora terminación feliz, siempre se excluyen. En la poe_ sfa lfrica, es posible exprcsa¡ el amor cortés sin explor¿r todas las consecuencias, pero en la r¡ovcla, ¡o se pueden evita¡ las consecuencias reales, no sólo metafóricas: la Gnsión y Ia violencia que produce tal código en cualquiera que lo elija seriamente como guía. Quisier¿ sugerir que el papel impoñanie de los salvajes en el cenro del amor ideal refleja esta tensión y esta violencia, sea consciente o inconsciente su emPleo por los autores de estas novelas (Aland Deyermond, "El hombre salvaje en Ia novela sentimental", 1966)

No son rasgos literarios constantes, sin embargo, la forma autobiográfica del relato, la exposición de la materia pa¡ medio de cartas, el empleo de la alegoía o el intercalado de poemas y versos en el relato. Son éstos rasgos que aparecen de forma muy releyante en algunas de esas novelas, pero que no son definitorios del género. Parece surgir y desaparecer como un modo diferente de narrar una experiencia amoro-

so-vital, con tonos por lo Seneral lacrimosos que van de la exhofación senequista a la deses_

MODALIDADES DE LA PROSA EN EL SIGLO

XV 227

peración suicida y que pasan por la re\erencia cofés de la mujer, su ataque misógino o

p..o;;i;;;;;;;;;0"'i".1. ::xlií1::::,il:l:lj:,,:;,,,,r.j..:"" r ro',b.. o como arte de amores'

\ ión de las Heroidas de Ovidio a la que dio el título de B¡rrsario y paquc continuó con otras epístolas amorosas originales entre personajes uos. Para los jóvenes nobles de la corte de Juan , esuibió la Cadira de

s¡l

o.o..,o

o como burla amo,^ oua .r.,nototo' a ros escritores der sénero, de casi rodos tos comPosiciones lfricas sobre temas semejan_

rosa, o como v¡sió¡ de

.,u1".

t't

"aoah;; ;;;";;;,;;;,1*J#."r0" el yo'lírico exclusivist"erosas

les (...) Pero

r, un tratado sobre los orígenes de la nobleza y algunas explicacioncs heas. A la reina doña María, por su parte, dedica el TriunJo de las donas, t¡atado en defensa y exaltación de las mujeres, en réplica al Corbaccio del

tll"_l:._.-.:;"íJ';ü;l;;il'i:i:1,,:.?ffI?:iffiifiü::"j.JXt"l,"lj$,,l,:": una progresiva incorporación del diá¡oo

pués) Esre dialogismo, na. adopta de

.n .r.n"iu

unr-.l.lYla

italiano Boccaccio.

amada primero' con otros personajes des'

;;;r;il;;:i"eé*#:§,,T:'i;, Tii:i;:il::.:Jl,:if ,iffi1,.; de tafic,¿,1"i,^",á)iiii,)r",,,rliili...no*". fff.,,lf!áli,..,,,ución senériia

Su obra principal es el Si¿rva libre de amor, compuesta hacia l44O y renida por la primera de las ficciones sentimentales de la época. El texto se abre con un prólogo un tanto enigmático que anuncia una división del escrito en tres partes, a las que corresponden tres tiempos (el del amor conespondido, el no co[espondido y el de la renuncia), tres árboles (el verde anayán, el árbol de paraíso y la verde oliva), tres vías y tres partes del hombre (el corazón,

a sus fuentes y tradición literaria, son muchos los antecedente ^Il-.lun,o y., obras que se han aDuntado. se.ha. advenido, pár.¡..pir, i#iri** ¿" Ovidio e incluso se lai ha catificarto d. -.u.;[o;;rid;;".I. pr'JI lTr,_ p" dido locatizar no pocas ciras de recomerd^r9i;r;r; ;;;;.d., !ái"r.'ll un. o"

el libre albedrío y el entendimiento):

amar tomados de las obras eróticas de muy difundidos en la tradición ,n.¿ie-vat Tamlié¡ir?-rr, ,.i"iri""i'i i"nr., cia de dos novetas iralianas mrrv difu¡¿¡¿¿s l, Elegia di madonna Fiqmmetu lh.'1354). de Giovanni Bocciccio, y la ksronc

ovidiá,;íñ;i";;;;.,..,"*uoun

a

ei'i"-effi, áJi"'?i*", de duobus amantibus Eurioto s¡ tr*",ir-'i'lilii.' i'"'tíJiJ s¡lr¡" Piccolomini, pÍo rr. De la primera, que viene a sei un tlg, L.Iriá"r..^i oeraclón sobre el sufrim.ienro amoroio ¿" r" ¿rfnu n"._?"t p", su amante Pánfilo, la ficción señrimenhl "'ú"il;í"a" prdo upr.;;;;,';;u;;i;i;;" tobiogr¡ífica, esa larsa medi,,ción

sonaje femenino. De ta sesunda.

,

ana¡sis oel

cíni"" y

E-

"rs."ntir-#;i;; d;.á:,r, p."

d";f*i;;-;;'i;"oJi""l;Ju".,un

Í;'':H:':;1ff#*1.';m:lruu:.nií,*uli,jlli,i*i*l;:"". -_i 3.3.2. Juon Rodr|guez del podrón

E

Juan Rodríguez del padron, también llamado de la Cámara, es un escritor de la época de Juan I del oue no temos muchas noticias o" orig.n gallego, tue clérigo en aleúnas.parroquias p.or.ro en ta orden franciscana yiomó É¡ui,"-"" ¡..rál¿r. ó" [g,i.".á p"_ rece que residió en et convenre-dg H".bón. ¡n¿¡"u.. alguna de sus obras. hacía 1430 tue cri"d. cuyo ámbito entraría en conracro con h-u."nl.turituiiunoiloiiJineas

i{i['.. a;;;;;ñ;.'#i"árjtai.i". ¡;;á;';;¡i?. iie,ii

{

á;i;il;;;iilil iJtl*_,"., "n silvlo Piccotomini. parricioaría * .r ü.;ü'i,ü"# fl. eu.opu. Rodríguez del pad¡ón fue auro¡-cle ,c^o.1-.1til;{

una notable obra poéticá. en li que sobre_ salen diversas canciones amorosas, como la que coniiánru:lvir"i"au, ,i po_ dnís" ar despedirse de la reina, y toi

frri;,i;ñá.';:?"

,i')Jr:o, a" o^o, y kts diez mandamientos de atnor. Lbmo prosista se le debe una interesante

228

urenerun¡ ¡spAñoLA

MEDTEVAT (EL

slclo xv)

El siguiente tratado es departido en tres partes principales, según tres diversos tiempos que en sí contiene figurados por tres caminos y tres árboles consagrados que se refieren a t¡es pa¡tes del hombre, es a saber al corazón y al libre albed¡ío y al entendimiento y a tres varios pensamientos de aquéllos. La primera pane prosigue el tiempo que bien amó y fue amado, figurado por el verde arrayán plantado en la espaciosa vfa que dicen de bien amar, por do siguió el corazón en el tiempo que bien amaba. La segunda refiere el tiempo que bien amó y fue desamado, figurado por el árbol de paraíso plantado en la deciente vla que es la desesperación, por do quisiera seguir el desesperante libre albedrío. La tercera y final trata el tiempo que no amó ni fue amado, figurado por la verde oliva plantada en la muy agra y angosta seoda que el siervo cntcndimiento bien quisiera scguir por donde siguió, dcspués dc libre, en compañla de la discreción. Esta vfa de no ama¡ ni scr amado no es tan seguida como la espaciosa de amar bien y ser amado ni como la deciente de bien amar sin ser amado por do siguen los más por quanto van cuesta ayuso, en contrario de la muy agra de no amar ni ser amado por la cual siguen muy pocos, por scr la más ligera de fallir y más grave de seguir.

Tras el prólogo y la nlbrica que anuncia la primera parte de bien amar y ser amado, el libro adopta la forma de una carta dirigida a un amigo, que le ha demandado relación del caso de sus amorcs. El caso, a cuya enseñanza el autor quiere da¡ valor univenal, es el de un itinerario amoroso que pasa del amor corrcspondido al de la renuncia al amor, tras una etapa de penas y sufrimiento por el rcchazo de la dama. El autor, en efecto, enamorado de una dama superior, ha gozádo un tiempo de felidad al verse conespondido, pero ha quebrantado el código amoroso al confiar el secreto de sus amo¡es a un amigo, lo que ha provocado el alejamiento de la dama y el retiro del amante al templo de la soledad en compañía de la triste amargura. Al comienzo de la segunda parte, errante en la selva de sus pensamientos y llegado a los tles caminos que departen los tres iárboles, el autor, sin ninguna esperanza de amor,

N¡ODALIDADES DE LA PROSA EN ETSIGLO

XV 229

\ contempla cómo a su paso, en armoniosa correspondencia, se produce una extraordinaria transformación de la naturaleza: Como yo el sin ventura padeciente por amar efiase por Ia escura selva de mis pensamientos al punto que los montes Crimios consagrados al altoApolo, que es el sol, atiende su resplandor, vagando por la desiena y solitaria contemplación anibé con gran fofuna a los tIes caminos que son tres varios pensamientos que departen las tres árboles consagradas en el jardín de la ventura, que trayendo mis lentos pasos por verdura sin ningún esperanza de amor secaban las yerbas por donde alcanzaban mis pisadas. El lindo anayán consagrado a la deesa Venus que era en la espaciosa vía de bien amar, en punto que sobre mí tendió las verdes ramas fue despojado de su vestidura; e la verde oliva consagrada a la deessa Minerva que era en la angosta senda la cual es la vida contemplativa de no ama¡, no padeció más verdes fojas y el ruiseñor que a la sazón cantaba trocó el breve con el triste atrono. [ás ledas aves gritaderas muda¡on los sus dulces cantos en gritos y pasibles lays; todas las criaturas que emn enverso de mí padecieron eclipsi por diversas figuras. Es de maravillar que aun el trabajado portante en Ias panes de Italia conocido por el alaán fue tomado del sol, que es hoy día del triste color de todas mis ¡opas; tanto que yo dudaba de lo conocer. y mi¡ando en la coneza de las á¡boles fallaba devisado mi mote, en fin de los dos lemes raído el estede, escrito por letras: "In-fortune". Y yo solo que estaba en poder de la gran tristura, vistas las mudas aves, criaturas, plantas non sentibles en tal mudanza de su proprio ser por causa rnla, fue altemdo fuera de mí y mi libre albedrlo, guardián de los caminos que son todos pensamientos, partido de la compañía, no tardó seguir [a descendiente vía que es la desperación que enseñaba el rárbol pópulo que es álbor de paraíso consagrado a Hércules por la guimalda de sus blancas fojas, que pasó a.l reioo de las tinieblas donde las medias pafes, brasadas de las vivas llam¿s. torna¡on escuras según que parecen.

El libre albedío querrá conducirlo por el camino de la desesperación has-

ta la muerte; el entendimiento, en cambio, trataÉ de detenerlo haciéndole

considerar que por ese camino sólo se llega al Infiemo donde penan famosos amantes del pasado; el corazón, por su parte, entregado a la dama, no puede apartarse del camino del amor. En medio de ese debate interior, el autor se entrega a la desesperación e invoca la llegada de la muerte, pero no por su cruel señora, sino por la más leal señora que existió, por la que murió el siempre recordado Ardanlier. Mención que da pie para introducir el nuevo y unitaiio episodio de la Estoria de dos amantes, que ocupará la mitad de todá la ob¡a.

Se trata de un breve relato caballeresco, protagonizado por dos perfectos

amantes, Ardanlier, hijo del rey Creos de Mondoya, y la joven Liesa, que tienen que huir de su patria ante la oposición familiar a su amor. Viajando por cortes europeas, Ardanlier conquista fama en tomeos y batallas y se enamora de él Irena, hija del rey de Francia. Llegados a Galicia, en Iria, a orillas del océano, hacen construir un hermoso palacio subterráneo, preseryados de todos los peligros:

230

Lr¡nlrunt rspAñorA

tvEDtEVAL (EL

stcLo

x!,

Este

Arda¡lier siendo enamorado de la gentil Liesa, hija del gran señor de Lira,

que no menos ardía el amor de aquéI, mas con pavor de su madre la sabia Julia, entrada en días, edad contraria a los mancebos, no osaba venir al cumplimiento de su voluntad. Y por la semblante vía el rey Creos muy odioso era a su hüo Ardanlier, con gran temor que de él había. Y las fuerzas del temor acrecentaba en los coÉzones de aquéllos las gnndes furias del amor de tal son que el gentil infante, ardiendo en fuego venéreo, que más no podía durar el deseo, por secleto y fiel tratado que al batir del ala del primer gallo, prcgonero del día, fuesen ambos en punto aderezados al partir. Traspuesta la ursa menor, mensajera del alba, cabalga su dama de rienda, bien acompañados de ¡icas y valiosas piedras, en gran largueza del señor de los metales; a cuya regua¡da venía el su fiel ayo Lamidoras y Bandín, esclavo de aquélla. Y desque pasados en arredradas partidas vestían de un ñno adamasco ricas sayas de Borgoña, cotas de nueva guisa. de la una parte bordados res bastidores y de la otra seule y de blatey escrito por letras, empresa de puntas retretas sangrientas a pie y a caballo, a todo tran§e. Y así en la peligrosa demanda como en batallas, justas, tomeos, fechos y obras de gentileza, sólo Ardanlier poseía la gloria. Infinitos reyes, duques, condes desheredados, dueñas viudas, doncellas for¿adas, cobraron por su fortaleza los reinos, principados y tierras de que vivían en destierro y recibían continua fuer¿a, tanto que Ardanlier conocido era en las cones de los cristianos y paganos píncipes por el más valiente y glorioso caballero que a la sazón vivía. Magníficos señores y todos los gentiles hombres lo acompañaban y hacían estrañas carezas; y no menos por causa de la gentil Liessa, bienquista y guardada de todas las lindas damas servidoras de la liesa que de buena voluotad se dieran en troque por ella, allende de la gran hermosura, por nombradía y sola lindeza del gracioso amador que la ta[to amaba (...) E después del común pasaje en las cuatro panes del mundo y gra¡des pasados pcligros, que en loo¡ de aquélla que amaba más que a sf con gran afán andaba a la ventura, fue llegado a las Partes de Iria, riberas del mar océano, a las faldas de una montaña desesperada que llamaban los navegantes la alta Cristalina donde es la venera del albo cristal, señofa del muy alto Plncipe, glorioso, excelente y magnífico rey de España. Y en la mayor soledad hizo veni¡ de ta antiga cibdad Venera que es en los fines de la p€qucña Frangia, hoy llamada Gallizia, del señor rey de España el cuarto de sus muy nobles reinos e muy sotiles geométricos que por maravillosa arte rompieron una esquiva ¡oca y denro de la cual obraron un secreto palacio, dco y fuele, bien obrado y a la enrada un verde, fresco jardín de muy olorosas yerbas,lindos frutíferos árboles, donde solitario vivía. Y siguiendo el arte placible de los cazadores, andando por los tenebrosos valles en guarda del peligroso paso que vedaba a los cavalleros andantes, trasponiendo los collados en pos de los salvajes y muchas veces con gran quejo apremiados entraban al soterrano palacio a mori¡ delante su bienquista señora.

Allí, no obstante, los descubrirá el rey Creos un día que vuelYe de Venera (Compostela), quien sin piedad da muerte a Liesa encinta. Ardanlier, al regresar de caza y descubrirlo, se suicida, no sin antes enYiar canas a la infanta

N,4ODALIDADES DE LA PROSA EN Et SIGLO

XV 23I

Irena y al emperador de Hungría con su ayo Lamidoras, que imrmpe en amar-

go llanto que contagia a toda la naturaleza condolida por Ia muérte del leal amante: Pasados de la trabajosa vida a la perpetua gloria que posecn los leales amadores, aquéllos que por bien ama¡ son coronados del alto Cupido y tienen las primeras sillas a la diesrra parte de su madre la deesa, el desentido Lamidoras báñado en lágrimas, su ca¡a deshecha y tinta de sangre, dando los grandes gritos al son de los cuales los caballos atados no sufren las fuenes cadenas,los trece caDes quebrantan las fuenes prisiones, las lindas aves de rapina quebrantan las lonjas ion las pihuelas, solas dejan las alcánda¡as y cercan de todas partes los dos cuerpos inanimables que no pasando la hora vieran respirar. y de la una pane muy fuerte planiendo el afonunado ayo y de la otra relinchando, haciendo en áspero los briosos caballos y aullando los bravos alanos con los ventorcs. las cazadoras aves batiendo sus alas en recios surtes, tomándose unas a ot¡as. Fue grande el remor, el histe son de los alaridos, que el mundo pensó fenecer. y después de los grandes llantos y cumplidos naturales dos dÍas que el padeciente Lamidoras non cesaba de se lamentar, da a los desfigurados a la f¡ía tierra, crianza y sepultura de aquéllos.

El.emperador tomará venganza en el cruel rey Cteos y la infanta Irena vendrá al palacio de lria. donde erige una rica sepultura para los amantes y donde ella misma se hará entenar, al igual que Lamidoras. únicamente cabilleros valerosos y excepcionales, tras iuperár diffciles pruebas, podrán llegar a las tres salas contiguas de los enterramientos, pero sélo uno, üacías, eliamoso trovador muerto por amores, será quien penetre hasta et sepulcro de los amantes, que pasará a ser un lugar de percgrinaje en donde el dios Cupido otorga perdón a los amadores que aIí acuden. Concluida esa historia, el au¡or se ve despertando de un sueño y decidido a emprender el camino del verde olivo, es decir, el de Ia rcnuncia al amor, camino de soledad, Iargo y difícil. Al fin llega a la orilla del mar donde ye acercarse una gran embarcación, una urca con el velamen negro, a cuyo mando va una dueña y sus siete hijas. rodas de negro. Una de ellas, §indéresis (es decir, Ia facultad de discernir el bien del mal), gana la orilla y viene al autor en demanda de sus aventuras, quien termina su libro con la frase.,y yo eso mismo en recuenta de aquellas", como respondiendo a esa demandá cón lo escrito. - Cgmo se advierte, es una novela compleja, en la que mezclan conceptos filosóñcos y representaciones alegóricas ion una historia amorosa autoLiográfica y un trágico relato caballeresco. Todo el conjunto quiere resultar una lección sobre el apasionado amor del que el autor paiece log.u. "parta.r" "o, la ayuda del recto discernimiento. El Énguaje latinizante, flagaáo de cultismos léxicos y sintácticos, asÍ como de numerosas alusiones mitológicas y algunas imprecisas referencias a hechos y personajes contemporáneós, contribuyen a incrementar la dificultad de un ti*to, ñ lo demás, sugerentemente enigmático e incitante.

232

urrn¡run¡ rspAñotA

MEDTEVAL (EL

scLo xv;

E

\ 3.3.3. Juon de Flores TamDoco es mucho lo que se sabe con seguridad de Juan de Flores Según de una han desvelado investigaciones recientes' era salmantino, autor también de la Univ.ersidad y rector Católicos Reyes áe los incompleta Crónica -de AlIos casa de Alba, a la vinculado iatamanca. P¡obablemente estuvo también varez de Toledo. así como a la corte aragonesa y al Propio Femando el Católico' Su actiyidad literaria transcunió durante el último tercio del siglo xv' Aunque es autor también del TriunJo de Amor,gue' en la tirbitadel género senti;ental, refiere el duro debate enre el dios de Amor y sus víctimas, y ie te tra atribuido alguna otra obrita, también de ambiente cortés y t bunal de k cáronación de la señorq Gracisla,las dos obras principautnor"r,

"otnoson Grimalte y Gradissa y Grisel y Mirabella' les de Flores Grisel v Mirabella combina una historia amorosa con el debate, muy de áefensa y en contra de las mujeres. Ambientada en un lejano país épocu, "n tÉ,scocia). donde di forma extraña y rigurosa la ley condena al amante que s"a Áas cutpuUte .n la seducción dei otró, la pareja compuesta por el caballero Grisel v ia orincesa Mirabella son sorprendidos en amores secretos y acutrasados antá el riy. Para dilucidar quién es más culpable, y aunque cada uno entre un debate rey dispone el sí mismo, i otro culpándose ta de salvar at lriseida (tegendario Pe;onaje troyano) y el poeta Torretlas (autor de unas faias mujéres yprototiPo d€ antifemioismo)' Habiendo sa.ár* "ont.a "optá'. lido vencidor Tonellas y, Por tanto, culpable Ia mujer. el rey, en estncto cum-

de la justicia, iondena a muerte a su hija. En- el momento de la liecución. Grisei se adelanta y se arroja en su lugar a la hoguera PreParada' aíte lo cual Mirabella se dejicaer desde una ventana al corral donde su pa-

pii.l"rto

dr€ tenfa unos leones y muere despedazada. Briseida, con las damas de la corte y la reina, tomarán'venganza y darán cruel muerte a Tonellas' que Estando Brazaida en tal razonamiento, vino la Reina con todas sus damas de Torrellas. Y aqué1, despué§ dc arrebatado' atáronlo de "tt"Uon "n que ninquna defensa áe valerse tuvo Y fue lueSo despojado ni.."i""¡"nru , d" .anor. y'araperóle la boca porque quejar no se pudiese, y desnudo áe ií. ,est¡Aot iue a un pilar biÉn atádo, y allí cada una tiaía nueva invención para Ie dar tormentos; y tales hubo que, con tenazas ardiendo y otras con uñas y dientes' rapena biosamente le despedázaron. Estando así medio muerto, por crecer más p"nu, no t" {risieron de una vez matar, porque las c-rudas y fieras llagas "u áf.iut"n y oiras de nuevo viniesen. Y déspués que fueron ansí cansadas "n f" "" grande reposo la Reina y sui damas a cena¡ se fucron' allí iáÁ"nt"¡"]4" á" tr, poi qrálas viesÉ. Y altí platicándo las maldades de él y trayendo ""áá" a Ia memoria sus'maliciosas obras, cada una decía a la Reina que no les Parepasase cía que cuantas muertes a aquel mal hombre §e Pudie§en dar, porque iareá. año. no curnpliría, aunque cada noche de áquellas penitencias hubiese; áon..as d"ior-entos, cada cual como le ag¡adaba Y tale§ y "ii"r-¿..run p"t"tun ^ir entre ellas que, por c¡erto, yo eslimo que ellas daban.al cuitaloiu, do de Torrellas mayor Pena que la muerte misma, y ansi vino a sufrir tanta

MODALIDADES DE

tA

PROSA EN EL SIGLO

XV 233

__=

pena de las palabras como de las ob¡as. Y después que fueron alzadas todas las mesas, fucronjuntas a dar amarga cena a Torrel¡as, y ranro fue de todas- se¡vido con potajes y aves y maestresala que no sé cómo escribir las diferencias ic las injurias y ofensas que le hacían, y esto duró hasra que el día esclareció. des-

Í

pués que no dejaron ninguna came en los huesos. fueron quemados, y de su cenrza guardando cada cual una bujeta por reliquias de su enemigo, y algunás hubo que por cultre en el cuello la traían. porque, trayendo más a memoria su vengan_ ¿a. mayor placer hubiesen. Ansí qui la grande malicia de Torrellas dio a lis damas victoria y, a é1, pago de su mercido.

Un debate ¿rmo¡oso enciefia también la otra novela de Juan de Flores, Grinuke y Gradissa. La obra se nos presenta en principio como una conti_ Grimart. cuenra cómo craai,sa..n prueilXX"Jff ,ff

.:.:,Íffi "ji,*..:T.ff

:fl i[:i:1'ñ!!trtxi,É]::1,#.*'$,,i:r:[lln,:r1i.","*,m*: e,Inlercambiando ta¡g* I.-on"r.on ü *"ápJ" r,^áñ"á-ti

trole Pánfilo. Crimalte

ir"'"1 *"_

"ilu, el ¿niÁo J"'p¿n¡ito"y-ioffi conseguirá mov.,

a loslarnantes enttn gozoso y sensual encuentro. pánfilo. no oUítunÉ, a Fiomeh que, desesperada, se dará muerte:

ctora a seguir

ro

,."ni,

a" Aa-

flqffi ['S'mr].,.,rux",rTnr*m1r"T"ffiT:x",#r#; ;;il;üi,:;;r" ü'Ltllli *r_

¿cbn cuáles graves penas pueaes.¡usumenre mente otenden.a ri, mas aún de ru -vergüenza i"a*"" ü""ür", Jr"nri«.-l'ür¡" ya, pues. Pánfilo. de mi vista. v la muene qué no me disre. déjamela to-uí, p.,.qr" sr los malditos ojos engañados del amor y ocupados de sus deseos. se deleiun en te ver, no me ptace ni ta quiero esra gloria fuibii p""q;; ál zon y.del alrna que se siente del minosprecio a" rni.'V, fo, pf""",Jr. ii""Ir'r-0" conmigo ni quieras tú ser en todo malo que. cuando los aboÍezco, me los epues. y ptace que veas et desasrraao fin, lo.me ,n_ jurias. so¡edad me da compañía y ru presenciu eslorz¿r a.hacer siquiera una copla jilo cbn que m,ás a" ro ñ aIgu, " ¿* Jes en descanso recibú aquella muene que mry a.."uou'y

bJ;;;;;;;

""*

iárqu;;;;;; ;ñ];H;;r;, "urr"-ar?iu"til:ó;;;":p*r, !r. oí.i" rn"i".ia"

. _.

Déjame, que no me dejas;

déjame tomar venganza, déjame con estas quejas

234

ur¡n¡runn rspAñoLA

N,4EDIEVAL (EL

stcro x!)

iE"r;:'

\ Ya

morir sin esPeranza,

Déjame, que tu membranza me fatiga

y me hiere como lanza de eremiga (...) Dice Griñalte Pocas o casi ningunas de mis palabras tocaron en los oídos de Fiometa, mas antes con la turbada muert€ todo§ los sentidos tenía ocuPados: que la larga y muy enojosa vida que ante había sostenido la tenía tan ga§tada que con muy pequeño mal sobr€venido podía bien conocer extremo fin de morir, mayormeDte este

de tan gran vigor, qui luego muerta sin remedio la dejó. Y ningunas diligencias mfas ni de los suyos a su salud aprovecharon, mas las fuerzas de su juve¡tud todo ese día la soatenieron. Y después que aquel er¡emigo de §u vivir se partió, jamás en la su boca otra Palabra la oímo§ sino: "¡Oh Pánfilol ¿por qué en las ájenas tierras has dado tan triste fin a mis días?". Al cual quejoso dolor más pena se le mosraba que a ninguna penona de cuantas vi padec€r' tal -que yo más quisiera ser en el miimo morir que sufrir su piedad. Que tal fue la basca de su órmento que, como de Ponzoña herida, con rabias de la sentible y muy afincada muerc;dando mil vueltas a unas partes y a otras' con e§pantables señales en la desfigurada cara, dio fin a su triste vida. Y cuando vi su beldad muerta, do-nunca ella sentí entonces me atoÍmentaba, y no menos así moJtal lor que -c-omo pe¡dieron Y a la fin, luz. de dolor turbados, ojos, con lágrima§ mudé. Y los me ya que mi lengua pudo algo decir, con voz a veces irada y a veces piadosa' tales y mal ordenadas razones comencé:

¡Oh muerte desesperada para mí que Ya tc esPero! Ven Por mf, no tardes nada, Pues cres tan deseada que más que vida te quiero. Dame comPlido morir en este Punto de agora, que no me Place vivir después de aquesta señora.

Sobre la tumba de Fiometa será construido un mausoleo con figuras alegóricas de sus tormentos. Gradissa rechazará para siempre a Grimalte. quien se reunirá con Pánfilo, que se ha hecho anacoreta.

3.3.4. Diego de Son Pedro Escasas noticias tenemos también de Diego de San Pedro. Sabemos seguro que fue criado del conde de Urueña, Juan Téllez Girón, uno de los hijos de

Pedio Girón, influyente caballero en la corte de Enrique ru y maestre de Calatrava. Años más tarde, estuvo introducido en el cí¡culo literario isabeli-

MODALIDADES DE LA PROSA EN EL SIGLO

XV 235

no, pues varias de sus ob¡as las dedica a la reina

\ ya

no, de lo que me certificó más el tiento de las manos que la lumbre de la vista,

sus damas.

Probablemente panicipó en la guerra de Granada, donde tíuo."iu"iOr.on Drego .l.ernández de Córdoba, alcaide de los Donceles de la casa del rey, a quien dedica la C<írcel de amor-Moiría en los últimos a"i Sgiá *u.

, Es autor de diversas poesías amorosas ros preceptos der s€rvrc¡o

según las tinieblas donde estaba. Allegado pues, a la puerta, hallé en ella un portero, al cual pedí licencia para la entrada (...) El que viste traer preso yo soy (...) y así de Amor me vencÍ, que me trajo a csta su casa,la cual se llama Cifccl dc Amor. Y como nunca perdona, viendo desplegadas las velas de mi deseo, púso

"no. y religiosas, de un Sermá¿ sobre

me en el estado que ves. Y porque puedas notar mejor su fundamento y todo lo que has visto, debes saber que aquella piedra sobre quien la prisión está fundada es mi Fe, que determinó de sufrir el dolo¡ de su pena por bien de su mal. Los cuatro pilares que asientan sobre ella §on mi Ente¡dimiento, mi Razón, mi Memoria y mi Voluntad, Ios cuales mandó Amor aparecer en su presencia antes que me sentenciase (...) Las tres imágenes que viste encima de la to[e, cubierta§ cada una de su color, de leonado, negro y pardillo, la una es Tristeza, la otra ConSoja y la otra T¡abajo. Las cadenas que tenían en las manos son §us fuer¿as' con las cuales tiene atado el corazón porque ningún descaoso pueda rccibi¡. La claridad

amoroso y de dos lib¡os de ficción sentimental, el Tratado de amores de Arna.tte y-Lucinda y la Cárcel de qmor. Lá-prir"ru, 0", orcada a tas damas de la reina. fue escrira hacia l4g0 y tuvo un gán éxito por toda Europa. Nana la hisroria que Amalte, hijo Oel rey de feU"r]"r"ri" ,, que llega a su palacio exlraviado por un oscuro paraje. Enamorado "f de la :o1, oera Lucenda, constgue de ella un intercambio de canas y un encuentro se_ por su.amigo Etierso. que .on Luá.ná".'ieésafia y ll"!:.3i"Jo*d9 oa muene. Lucenda se retira a un convento y él"uru se aleja de Ia corte y se reclu_ ye en un apafado y triste palacio.

También gozó de gran éxito la Córcel de amor, q.lre conoció numerosas .. ediciones y traducciones a fines del *u v u í"'i*gr-a"l-*ui. iqrr liglo A.utor. que será un personaje de la fáb-ula, ,elaru .Ornolrl"¡e.o "l ,o, Si"rm Morena, ve pasar una comitiva formada por un guardián y ,, p.iaián",.r. qu. le_ pide que le siga. Al llegar el día se ve ánte uná alta torre, qre ,o es tu cá¡cel de amor donde está prisionero el conducido, que "ino rc ."'fi".. i*¡*", cr.¡enta su penar amoroso y le explica la alegoría y el significado simbótico de ra rorTe en que está prisionero y que antes ha descrilo ál narrador: Era hecha por tal anificio que de Ia extrañeza de ella comencé a ma¡avillarme. Y.puesto al pje: a:ngu: se me ofrecía -e. p"ru t".", qu" no*, :l tiempo mrré ta novedad de su labor y de su edificio. El cimiento sobre que estaba fun_ dada era una piedra tan fuerte de su condición y tan cla¡a de su n"iurui n*_ ca otra tal jamás había visto. sobre la cual estaban "rurde un afirmados cuatro pilares mármol morado muy he¡moso de mira¡. Eran en tanta manera atO"l q* _" pantaba cómo se podían sostener. Estaba encima de ellos labrada un'a ion" "r_ ¿e lu más fuerre que se puede conremplar. Tenfa en cada esquina, en l::,::qyin":, lo alto de ella. una imagen de nuest¡a humana hechura, de metal, pintada cada una de su color: la una de leonado, la otra de negro y Ia otra de p"lJiiio. cada una de ellas una cadena en la mano asida cón mucha fuer¿a. Vi más enci_ ma de la torre un chapitel sobre el cual estaba un águila que tenia et plco y fas alas,llenas de claridad de unos rayos de lumbre que -por dentro ae la iJrre sal¡an a ella. Oía dos velas que nunca un solo punto dejaban de velar. yo, que de tales cosas justamente me maravillaba, ni sabía de ellás qué pensase ni de'miqué hi_ ciese. Y.estando conmigo en gnndes dudas y confuiión, vi t-Uu¿u rne._ moles dichos una escalera que llegaba a la puena de la torre,la i"niu l" trada tan oscura que parecía la subida de elia a ningún t "r¿ f"ro, "nornUi" p*iUi". yu deliberado. quise anres. perderme por subir que sdJarme por eri_, yl"_"¿" toluna. comencé la subida. y a lres pasos de la escalera hallé una píerta de



r*i"

"-lo'.

,i

hie_

23ó

rrennrune espAñorA

MEDTEVAL (EL

StcLO X!)

I

grande que tenía en el pico y alas el águila que viste sobre el chaPitel, es mi Pensamiento, del cual sale tan cla¡a luz por quien e§tá en é1, que basta para esclarecer las tinieblas de esta triste cárcel; y es tanta su fuerza que para llegar al águila ningún impedimento le hace lo grueso del muro' así que andan él y ella en una compañla, porque son las dos cosas que más alto §uben' de cuya causa está mi prisión en la mayor alteza de la tierra. Las dos velas que oyes velar con tal recaudo son Desdicha y Desamor: traen tal aviso porque ninguna esperanza me pueda entrar con remedio. La escale¡a oscura por donde subiste es la Angustia con que subí donde me ves. El primer portero que hallaste es el Deseo, el cual a todas tristezas abre la Pue¡ta, y por eso te dijo que dejases las armas de Placer §i por caso las trafas. El otro que acá en la torrc hallaste es el Tomento que aquí me trajo, el cual sigue en el cargo que tiene la condición del Primero, porque é§tá de su mano. lá silla de fuego en que ascntado me ve§ e§ mi jüsta afición' cuyas llamas siemprc arden en mis entrañas. La§ dos dueñas que me dan, como notas. corona de martirio, se llaman la una Ansia y la otra Pasión, y satisfacen a mi fe con el galardón presente. El viejo que ves asentado, que tan cargado pensamiento representa, es el gr&ve Cuidado, que junto con los otros male§ pone arnenazas a la vida. El negro de vestiduras amarilla§, que se trabaja por quitarme la vida, se llama Desesperar. El escudo que me sale de la cabeza, con que de sus golpes me defiendo, es mi Juicio, el cual, viendo que voy con dese§peración a matame, díceme que no lo haga, porque visto lo que merece Laureola, antes debo desear larga vida por padecer que la muerte para acabar. fa mesa negra que para comer me ponen es la Firmeza con que como, pienso y duermo, en la cual siemPrc están los manja¡es tristes de mis contemplaciones. Los tres solícitos servidores que me servían son llamados Mal, Pena y Dolor: el uno trae la cuita con que coma, el otro tra€ la desesperanza en que viene el manjar y el otro trae la tribulación' y con ella, para que beba, trae el agua del corazón a los ojos y de los ojos a lá boca'

Leriano, en €fecto, cuenta al Autor su amor por Laureola, hija del rey Gaulo, y le pide que le ayude e interceda en sus Pretensiones. El Autor, conmovido por el caso, decide intervenir como intermediario y acudir a la corte'

MODAL¡DADES DE LA PROSA EN EL SIGLC

X\/ 237

Tras negativas de Laureola- consigue que se entable una correspondencia l epistolar entre ambos

enamorados:

YÍ1§i::.To"r, *"

,"Fj kr3la

hucS cuál te vi , para to cuat hallo mconvenrentes, porque un hombJe 1 srandes de nación .rt".nu, ¿qü io_u ü.*¿"0 ¿_ negociación s€meianre? y no sota¡¡rnre hay d"di ñ,[fra., la ru¿eza de mi ingen¡o. Ia diferencia de la tenguá. f, g*"¿.á á. gravcoaa det negocio... Así que en otra cosa no halL apare]o iirá *rT.ñ i"ir,ll¿, u vence todos los inconvenientes dichos. aye_paíru"" "r"r como si hubiese sido tuyo desDu Yo haré de srado lo quehandas Plegl u oio, qu. iü". a-ü;í."¡"":#:'^1',"-:-":r' et oeseo' porque ru deliberación sea testigo

*t"

a la disimulación discr€ta. Digo Piadosa porque sin duda, según lo que después mosúó, ella rccibÍa estas alteraciones mrís de piedad que de amor. Pero como yo Densaba orra cosa, viendo en ella tales señales, tenía en mi despacho alguna espenmzr, y con tal pensamiento panime para Ijriano, y después que extensamente todo lo pasado le reconté, díjele que s€ esfozase a escribi¡ a l-aureola, ofreciéndome a darle la cafa, y pucsto que él estaba más Para hacer memorial dc su hacienda que cana de su pasión, escribió las r¿zones.

I

"t*i¿" de

Luego de varias cartas cruzadas entre Leriano, Laureola

ñi

*',#l"Hsü: j:*:il'J,"J[ :Í{i,+¡{"#üil#l:"##it":,:ffi senuru_€nto con mi esperanza, porque cuardo vuelva. si alg,irÍian ilrru¡.r., gas alguna patte viva con oue r L.ñ ., ú;;,;;;;;::.iff frdil:"*"" !;i ,l..,mhl*::

á

pau"ió

p.i,o

Li

rit;; ;ili;,ii?.i,i.,:""flJff #ifl,fffi ffi*,ii]jll

ma del aposentamiento,por saber oonoe me cumplía ir, estar o aguardar para el ne_ gocro que queía aprender. E hice€sto ciertol dr* pr; tl que mas me conviniese. y cuanto más esrudiaba en la f"r_" áiposicion se me ofrecía para to que deseaba, y buscadas aprovechar, hallé la más aDareiadl

antes que fuese estuvo algunos días en una Yilla suya por rehacerse de fuetzas y atavíos para su partida. Y como se vio en disposición de Poderse Partir, púsolo

;;il;%;j; ;;;i;; ;;";;;;, ,rd^l;

;;-ü,;;;?J,n"o*n ,.

qü;,;ffi,:flf,#,#:ffi:",i"r.iHX'rTtrtrI:::iiT:1tr \ *oloa. qüe en poco tiempo yo fui tan esrattt' tirn"¿o .nt . Jiorlofno:iH.; Ia buena criaoza, así me lratarcn

d.r""d;;i;i;.ffi

";'#:il#Ty_lHÍIll""?tr;ff :T,""ill,i.,,: rn',xnh;w::$ii's*:iri:lT{"ffi ( ) En fin' ?á:tr"T*'}*."': pasado aquel día or¡os inr"rror. v ya no_ticia de ml. por más panicipr

¡"iru6".'n.i;;}i}11'"T:lese 'r'* '-NGt rr¡as causa para osar que razón oara ler''er'

uguurár i" "rraio "s"que to no lo ruviese, ¡n,.ór.

otra habla'

_{

y con

mostrando miedo. pues., ot'l1t:-"-l-ít:Je ,. b['.q#';',#,,i,#T:'ff .r_ffi #,fi ?1ilñ,[Ht".,".Uü. rxe i:_eiii,io".rt,i nto. y pa*ce que no se estima ni ácata

ra

gr"rd.;

y;;;il;l; jfili oy. ," "on *_ i.'ji¡"iü. "l;:i; il q;l .. p"_

ta desvergüenza de quien dice. y por salvarñ. ¿. .r,É y.r.o.i"ülü gún desempachado, mas según temeroso. Final^*". yá

i'i'ii" ffi l:,15trtHixtiffr#H.1"^31v.s".'püL' como'

r" tuaunque en sus palabras hibía

menos csquividad para

o.,,. 0."¡i. ro¿u,

ii

iiio'#";"

or. ¿"6¡.."o^1iT':-y ;"i:;fi :;;'i,?"'"1'$T:,Tru Hiix:: f.üff fi,::

oi"'"i'' r'uuuü' a"p"' l'd ;:J.J";i,:,f

ffi ,l?ffi;1','rT.';Í:ffd,:§

i,or,o.',¡,,uu-,.rr;;i;ffi

Luando estaba sola veíala D€nsarir

ra"

io qTJ'i'ponar'

".*§T.r",#f

estaba acompañada

'tr#TJf;

-

no muv alegrc' i",' :'Tdt -cu*113 veces s€ quejabá que es"-u""*ibt';f taba mal por huir los lgradable.Má5 plu..r... ,#*,"".'f ,fl:;,Ii;lt uan. ouua' g,ana;s',,íp;;;:'§, L.;j:: f,:1ffi ,:'#:iX,f

238

r"..*p"r-1"

Lrr¡nnune rspAñoLA

N,IEDTEVAL (EL

stclo xv)

Autor,

mantener relación íntima con Laureola. En un combate público Leriano y Persio dirimen la cuestión por las armas. Laureola, sin embargo, es encarcelada por su padre y, a pesar de las Peticiones de clemencia, condenada a muerte, pues su acción ha sido motivo de deshonra. Pues después que entre él y yo grandes cosas pasaron acordó de irse a la corte, y

""",i,l[iáT,ff jo_J" á".i",pirion ¿.n¿. ,.¿i"

ot.l* p,i,.¡pa.,

y el

L,eriano decide trasladarse también a la corte del rey. Persio, un caballero de la corte, envidioso de su suerte, le acusa de haber burlado la vigilancia y de

r"n_

esraba a ta sazón et rev de Macedonia, que.era partí. Y puesto en obr¿ mj camin,

\ lo que decía. volvías€ súbito color¿da y después amarilla, tomábase fonca su voz, s€cábasele la boca. Por mucho que encubría sus mudanzas, for¿ábala Ia pasión pia-

üñ.ü,ia

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dosa

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;;i;já.i".ürg""i_

altigenciu. iuná

r-

I I

I É

en obra; y sabido en la corte como iba, todos lo§ grandes s€ñores y mancebos cotesanos salieron a recibirle. Mas como aquellas ceremonias viejas tuviese sa' bidas, más ufanía le daba la gloria secreta que la honra pública, y así fue acompañado hasta palacio. Cuando besó las manos a Lau¡eola pasaron cosas mucho de notar, en especial para ml, que sabía lo que enke ellos estaba: al uno le sobraba turbación, al otro le faltaba color; ni él sabía qué decir, ni ella qué responder, que tania fuer¿a tienen las pasiones enamoradas quc siempre traen el scso y discreción debajo de su bandera,lo quc allí vi por clar¿ experiencia. Y pueslo que de las mudanzas de ellos ninguno tuviese noticia por la poca sospccha que de su pendencia había, Persio, hijo del señor de Gavia, miró en ellos trayendo el mi§mo pensamiento que l-eriano t¡aía. Y como las sospechas celosas escudriñan las cosás secretas, tanto miró de allí adelante las hablas y s€ñales de é1, que dio crédito a lo que sospechaba, y no solamente dio fe a lo que vefa, que no era nada, mas a lo que imáginaba, que era el todo. Y con este malvado pensamiento, sin más delibéración ni consejo, apartó al rey en urt secreto lugar y dljole afirmadamente que Laureola y kriano se amaban y que se veían todas las noches después que él dormía, y que se lo hacía saber por lo que debía a la honra y a §u §e¡-

vicio. Turbado el rey de cosa tal, estuvo dudoso

y

pensativo sin luego

determinarse a responder, y después que mucho durmió sobre ello, túvolo por verdad, creyendo, según la virtud y autoridad de Persio, que no le diría otra cosa. Pero con todo eso, primero que deliberase, quiso acordal lo que debfa hacer, y puesta f.aureola en una cá¡cel, mandó llamar a Persio y díjole que acusase de iraición a t-eriano según sus leyes, de cuyo mandamiento fue muy afrentado. Mas como la calidad del negocio le forzaba a otorgarlo, rc§Pondió al rey que aceptaba su mando y que daba gracias a Dios que le ofrecía caso para que fuesen sus manos testimonio de su bondad (...) Pues dejando su cuita para hablar en su reto, después que respondió al cartel de Persio como es escrito, sabiendo el

MODALIDADES DE

tA

PROSA EN EL SIGLO

XV 239

r-."............

á:',:ffi:[:TrT["TXt:iil"'.',li':'l:- ^"r.,'o o'¿'nu"u' ¿' tü,"Jáffi;";;::':^'i::9*t que en tal acto t' un cad-also'

er.campo.

y

señarado er rugar

se requenhn §esún las

vinieron iot uno u"ompunua-J"'üri#:1",^"'.*' "ua" Y guardadas en ieualdad ""ui'tt.-Á-.. ¡ono' ¿..nt J"Ái-o"..,";;;,}:':-' ::T" ia-s ^erecía en er campo como los fieles tot i";"-n Ios. fuéronse;i ñil#;;: ril -Y

;x*i:?Li:üi: ji::yl;:::.;l.Yiüijí".Í',,'"?§:',ffi ffi,,:;:ll: q.'e quien quiera j.'o-,iiuJro'iii",l1Tl"tu,'

hubiera envidia de ) Y oúo dra de mañana, hab¡oe rr a paracio a suprica¡ y requerir "u "óns"lá1;;il;':,::"-C?dt:ían ar rey en pre-

r" qu. ¿o

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f..:rl[T[¡il #[*titltfr **:k"["j,.,,';; j,§i'.,lfi ir a la u íiu..acordaba. de

laureola y matai a'pJilii,.

ii.f^T-"l: sejo ae más petigro q;;;;di}t.-.ryL"llo

cone la.vida Y viendo vo ser aquel con-u

estaba con tá aceleralli"'átr?iñ'-11"1".t"n él en razón desviilo de étly como servirse de mi parecer en lo que biese de liberar' el hunotoue no dispusiese con alteración para qr. ," ,r."pinti.."

cu;i;;i;;;:"-"::1''so o*'t "oi

flfl"u"

_kriano conseguirá Iibera¡la v su inocencia, pero Laureola rechaza. l-eriano pedi"¿ ¿" lo nu.roirllTlamar.

fffi*lii:;#;ilil'H?lri:,T,'#f

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recibida su cana pa,.,¡me con

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m¡,,3q*s#g,5"*:,ifi,+;t*s*;;* ru';"n:*;'l;*:*:,{lrill,:,"::*:['¡,.;ii,:i]iJ[;:i]H,lli prsadas cchó la cara en recibida, el sin habtarle

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sintiéndome ¡; ¿lá,

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rrenerun¡ rspAñoLA

MEDIEVAT (EL SIGLO

ro

él las

stcLo

xv

defiende y

Pues como por la cone y todo el reino se publicase que l-eriano se dejaba morir, fbanle a ver todos sus amigos y parientes, y para desviarle su propósito decíanle todas las cosas en

Y

como

aquella enfermedad se había de cura¡ con sabias razones, cada uno aguzaba el seso lo mejor que podfa. Y como un caballero llamado Tefeo fuese grande amigo de kriano, viendo que

esto:

Caüd de laureola a L"riano

240

mujeres, aunque

que pensaban provecho. que respondió a Leriano

Dono(

Rechazado deñnitivamente por Laureola, l¡riano se deja morir lentamente, mientras su amigo Tefeo trata de consolarle diciendo mal de alaba.

suelo, la cuat que er ello para ella había, acordé de

H}í#':+*lillit#,rmiul,i,i:,ll' Lo re.

j

No sé,l,eriano, qué te responda, sino que en las otras gentes se alaba la piedad por vicio. Yo hice lo que debía según piadosa, y tenDor vinud y en nu' se castiga desdichada. No fue, por cierto, tu fo¡tuna ni tus obras según que merezco, lo Lo iausa de mi prisión, ni me querello de ti, ni de otra persona en esta vida, sino de mí sola, que por liberarte de muerte me cargué de culpa, como quiera que en esta compasión que te hube más hay pena que carga, pues remedié como inocente y oago como culpada. Pero todavía me place más la prisión sin yerro que la liberialcon é1. Y por esto, aunque pene en sufrirla, descanso en no merecerla. Yo soy entre las que viven [a que menos debiera ser viva. Si el rey no me salva, espe¡o la muertei si tú me liberas,la de ti y de los tuyos: de manera que por una parte o por otra se me ofrece dolor. Si no me remedias, he de ser muerta; si me liberas y ilevas, seré condenada. Y por esto te ruego mucho te tabajes en salvar mi farna y no mi vida, pues lo uno se acaba y Io otro dura. Busca, como dices que haces, quien amanse la saña del rey, que de la manera que dices no puedo ser salva sin destrucción de mi honra. Y dejando esto a tu consejo, que sabrás lo mejor, oye el galardón que tengo por el bien que te hice. lzs prisiones que ponen a los que han hecho muertes me tienen puestas porque la tuya excusé. Con gruesas cadenas estoy atada, con ásperos tormentos me lastiman, con grandes guardas me guardan, como si tuviese fuer¿as para poderme salir. Mi sufrimiento es tan delicado y mis penas tan crueles, que sin que mi padre dé la sentencia, tomara la venganza, mu¡iendo en esta dura cárcel. Espantada estoy como de tan cruel padre nació hija tan piadosa. Si le pareciera en la condición no le temiera en la justicia, puesto que injustamente la quiera hacer. A lo que toca a Persio oo te respondo porque no ensucie mi lengua, como ha hecho mi fama. Verdad es que más ricrDeuó:r rcñó d fÉD{¿ fr 6(o$6fa ba l6uraob/ D(üi q ilh'patrouo r.flis po(q marlt!¡lr:r q4rDo i querrfa que de su testimonio se desqú.o!u! po(o ..fp¡do P¡rs qorsr Dc !í 106 006 dijese que no que muriese por é1. tc .eftea ó ttllo taÍf4: ro lgbur o lo¡roll la DlllL (on Mas aunque yo digo, n¡ determina, .I¡o:qri¡bo prrf¡ú. r¡Br hó,Tinfd¡ k qu.-of que, s€gúrt tu juicio, no podrás crra¡ ftÍDaria a louttol¡ at¡ Da¡ar Qo(¡ ftrrxa bc ]aÍ, p¡«io.6Í00 pa¡f¡us porrf hg (! poorr ba olgr¡tt en lo que acordares. p. quian

X\)

MoDALTDADES DE LA pRosA EN

I

EL

241

r mal ela de enamor¿da pasión, puesto que quién la causaba él ni nadie lo sabia, duole mtrnito-s males de las mujeres, y para favorecer su habla trajo todas las Ezo_ nes.que en difamación de ellas pudo pensar, creyendo por allí restinrírle la vida. cual oyendo l¡riano, acordiíndos€ que era mujer l¡ureola, afeó mucho a Tefeo por_ que en ul cosa hablaba. Y puesto quc su disposición no le consintiese mucho ha_ bla¡, estorzando la lengua con Ia pasión de la iaña, comenzó a contradeci¡le (...) En verdad.-leleo, según lo que has ofdo. tú y los que blasfemás de rodo linaie de mu_ Jeres sors dlgnos de castigojusto. el cual no esperando que nadie os lo dé. vosot¡os mrsmos to tomá¡s, pues usa¡rdo la malicia condenáis la vergüenza. 1y..............



Después de la llegada y el llanto -Ias cafas de Laureola y

de su madre, l,€riano termina bebiendo abandonándose a la muerte:

Mucho fueron maravillados los quc se hallaron presentes oyendo el concierto qrle l-eriano tuvo en su habla. poi estar tan cercano a la arén", cuya sazón lasinenos veces se halla senrido, el cual, cuando acaM de habla¡, tenfa "n ya turba_ da Ia lengua y la.vista casi perdida. ya los suyos, no pudiéndose contenÉr, daban voces;ya sus amigos comenzaban a llorar: ya sus vasállos y vasallas gritaban por las calles: ya todas las cosas alegres eran vueltas en dolór. y comó su madre, srendo ausente. siempre le fuese el mal de kriano negado, dando más crédito a lo que temía que a lo que le decían, con ansia de amoamatemat, panida de donde estaba, llegó a Susa en esta triste coyuntura. y entrada por ia puena todos cuantos la veían le daban nuevas de su dólor, más con voces'lastimeras que con r¿zones ordenadas, la cual, oyendo que briano estaba en la agonÍa mortai, falle_ ciéndole la fueza. sin ningún sentidb cayó en el suelo, y tanó estuvo sin acuer_ qo quc tooos pensaban que a la madre y al hijo enterrarían a un tiempo. pero ya que con grandes remedios lc restituyeron el óonocimiento, fuese at ilijo, y aós_ pués que con traspasamiento de muéne, con muchedumbre de lágrimal le vivió el rost¡o, comcnzó en esta manera a dccir (...) El Iloro que hacia su madre de Leriano crecfa la pena a todos los que en etti pánicipaUaniy corno Jt ,i"-p," ," acordase de kureola, de lo que alli pasaba tenía poca memoria. y viendo que Ie quedaba poco espacio para gozar de ver las dos cartas que de ella tenía, no sabía

loína se diese con ellas. Cuando pensaba rasgarlas, parecíale que ofendería a I ¿ureola,en.dejar perder r¿zones de'tanto precii; cuanio pensabá ponerlas que

en

Pooer oe atguren suyo. temía que seíao vistas, de donde para quien las envió se esperaba peligro. Pues tomandó de sus dudas lo más seguro, hizo traer una copa de agua. y hechas las cartas pedazos echolos en ella. y ícabado esto, mandó que le sentasen,en la cama, y sentado, bebióselas en el agua y así quedó contenta su voluntad. Y llegada la hora de su fin, puestos eo mf lo-s ojós, dijo: «Acabados son mis males»,.y asf quedó su muene en testimonio de su fé. I_o que yo ,"nií t i"", este de juzgar. l,os.lloros que por él se hicieron son dó tanta lástima " que !C¡1 me parece crueldad escribirlos. Sus honras fueroo conformes a su merecimiento, Ias cuales acabadas, acordé de parrirme. por cierto con me¡or uáiuntJ"urninaru para.la otral',ida que para esta tiera: con suspiros caminé, óon lágrimas partí,con gemidos hablé. y con tales pensamienros llegué aquí a peñafiel. ion¿e due¿o Ue_ sanoo las manos de vueslm me¡ced_ La. obra de San Ped¡o es una novela de análisis de la pasión amorosa, la narración de un conflicto amoroso, pero que se plantea en un mundo un tan_

242

Llrrn¿rune ¡spAñoLA tvEDtEVAL

(EL

stcLo xv)

r

\

ocurre en un lugar remoto' aunque ha comento extraño, estitizado. La acción Siena Morena; no hay un tiemPo marcado e de concretos qu9 transcribe "r*rr* narrativo se diluye en las numerosas 9af3s como vila alegoria' de ;;^ v deslumbiante uÚlizaciÓn Hay un refato conrelato de "mplia formas y di'ersas n,imeósas al que se superpone otro,del Autor' ducido por eI narrador en pnmera.persona' adede ra trama' Coi la narración se combinan oue ha pasado a ser personaJe el epístola. la diálogo, el como áás. formas de discurso y unroes Áenáres, cartel de desafío. la aren8a o el Planto' dt un Iéxico de lás cafas y los discursos es la ausencia

#;;i;;ú;j"t áiii!.pt :ñ;*. i;; ilr,;;u#;ii",

Uno de los rasSos má5 notables

el lector modemo echa de menos pala"o"tan"a' bfasqueserefierenalarealidadcrrcunoante(...)Tododep€ndedelas,Palabrasabstmct¿1:fe. .tolor.viftud,perdón.piedad.duu¿as.¡nsteza'etcétera'(yestotambiénconsrituyeunidiorna de los "capítulol' de la no

l;r;i;;;;

..#;

ü po"iu

'-'lon"it

En conjunto' la cuidada eirructura palabras abstraclas nos llevan' por pensada construcc¡ón de tas l'駀s y el uso de

§;:,;ü;;:;;;ñ;'nder) ,eja.la bien

controláda v ar-

de ;:::il;;;:.dye;;il;i ane El dolor del amani" seun" 'na.manera "xprci' a.Parecer "fría" reul' nos pe"ona u I-"ti-o 'a el amor y el do;;;', , ,i;;t "ñilt "o,.,o '"t de A'nor "n la Cdrcel ió¡' Pe¡o in v "arilicial" toda aquetl" etegantt a'gt'teniac circunsta¡ciada de *í seian ide¡iz¿J; t-a c¿¡c¿l no €s una historia '".-*';;;J;;; contemporánea y cokrrá_

J-ua¿u ¿" t"'..aidad" tampomenos rcal de la psicologla humana; L'.i"'r1'."*"","t" t" "t.ntion tn tu rcali¿a¿ no y exquF dinámica la exPosición sino teórico' co es el análisis frío y eslancado de un lratadista la EsDañá del siglo xv sino una histo¡"

whinnom, o;e3 o de san Ped¡o, ob¡as §ihmenre omada de un artisra aisclptrnaáo lKeirh

,t^pii*

n. Ca*a a" Amor' Madrid' Casulia l9Tl

4. ALGUNOS

ESCRIT

)

o RES HUMANISTAS

ElhumanismotuvoenEsPañacafacteríSticasdistintasalasquetuvoen Europa En

¿""á" se había extendido a toda ltut;:ffiüffij;'trteiáá v tunt" 'i''t Áinot intensa y en fechas más tardías' orimer luqar, se produce o" ra reóperaciÓn,v l,T]f l" tu'nui¿n " X.l'ffiJ:T';üí;;;ürd;;.' "q'i medib de traducciones a la máJ

Por antisüedad clásica' esta se promue-vJ los modelos' ii"'¿' a''r estuáiá lramátical v retóricodedepersonalidades t"rie unu .o, En ia castilla del siglo xv nos encontruñ.o,

iJ,i;1;iiit;ñ;;L

**,,":,ly:,"?¡.lo,"fJ*i"1*t$Hlil['ji"#f §lÍ: ;iffi ;;y;.+li;l l¿ antipüedad. Muchos son ecleslasl

o de Baiilea-Florencia' donde. contactan ;li'üii;il;tiio, d. con'tanza pupul o ti"n"n la oportunidad de iu a! pun" ro*un il;ffiii",;il; "utlu X#'jJteffiilá, "i "urtjt titeta¡ot' otrós'fueron letrados que viajaron üi,;i,"J"t'; ffi;;';i:::',-,:::il'::1"fl: J::il'J"rH i:i,"X;ll:'::ll

dios

v

3,?.1

mantuviefon corresPonoen

;'ffi. ;;;;;;

noúr"Jv

castellanos que combinaron o sustl-

"uuuit"tot EL SIGLO I\¡ODALIDADES DE LA PROSA EN

XV 243

tuyeron las_ armas por una fervorosa dedicación a las letras, formando incluso ricas bibliotecas con manuscritos, copias y traduccioré., -u"Áu, u""", t¡aídas por encargo desde Italia.

Don Enrique de Villena es uno de nuestros primeros humanistas y una personalidad muy inieresante de los comienzos del iiglo xv. Naclao en Casitfa (Torr¿lba, y p"aro, J3-8a) de madre castellana, su padre, ei la batalla de Aljub-arrota (1385), pértenecía a"ord"rtuUl"-aán la casa real di A¡agón. T,1.I::" t ra.nreto. pues. de Enrique II de Trastámara, rey de Castilla, y nieto de Alonso de Aragón, onmer marqués de Villena. con quien se crió trai la temorana de_ sapanc¡ón de don_ Pedro. Desposeído su abueio del marquesado, hubó de mar_ char a de la corona de Aragón, donde se formaría en el animado am_ -tlerras b¡ente Irtemno calalán, heredero de la tradición poética provenzal y en contac_ to con el humanismo italiano. Volvería a Castillá para cásar con áo'¡" ü*fu ¿.

Al*n"r,: tll Lasulm, tuego

con ricas y.diversas posesionei. fo, innu"nciá-áei ,ey oe separarse de ella, sería nombrado maestre de la Orden de _de

al que seopusieron muchos de los freires y at que ter_ Enrique. Tras años de deudas y ciena menesterosidad en_su_vid¿ conesana, regresaría a tiena, y Írun II le concedería el señoío de Iniesta. Como lo retrató pérez"onquens", de Guzmá, Villena fue un-ho_Ure nuev.o en la.Castilla de la época; de alto linaje, no emprende los ideales Oe la caDallena nr de los negocios. sino del estudio. de las ciencias y las artes. Son saberes muy diversos. que superan la ü-adición medieval dei;,Jonniu fu. .r_ cnturas, y aba-rcan desde la asrrología a las peligrosas artes mágicasiadÍvinato_ " ria"). pero también la poesía, la historia y la traducción de diversas lenguas. Es el nuevo horizonte del humanismo castellano.

:?11_11"1]...b*penlo mrnana renunclando don

Uno de los aspectos de ese humanismo fue la vuelta a la antigüedad, la recuperación de sua i d" ,ut;

"rtor*, mitos. Don Enrique de Villena seía uno de sus más activos promotorcs con la traducción aI castellano de dos obras tan importantes c/¡,mo la Eneida de Virgilio y la Divina comedia de Dante, las dos encargadas por el marqués de Santillana y las dos seguramente más ¡eídas e imitadas en el siglo xv castellano. También compuso un u"tado de asunto mitológico, bts doce tabajos de Hércuks (1417), pnmero escrito en catalán y luego traducido al castellano [nr el propio autor. I_a obra

244

urrnerune espAñoLA

I\,IEDIEVAL

(Erstclo x\)

\ cuenta las diversas y esfor¿adas hazañas que tuvo que realizár el héroe mítico por

orden del rey Eu¡isteo. Tales hechos, sin embargo, cobran un sentido social y polftico, cívico, pues cada uno de los trabajos viene a corresponder a cada uno de los estados sociales (píncipe, prelado, caballero, mercader, labrador, etc.) y el mismo Hércules es visto como un modelo de esfuerzo caballeresco y virtud de la época. Por lo demrás, las hazañas están contadas como un relato bello, en una prosa igualmente elaborada y sugesüva. Como obra de Villena, se conoce también un fragmentario Arte de tovar, que nos muestra su afición a la poesía y su conocimiento de los consistorios y artes poéticas. Las diversas obras mágicas que escribió, de las que ha sobrevivido una mínima pane, configuraron una copiosa biblioteca, que, por orden

II, hizo quemar el obispo Lope Barrientos, en lamentable episodio que cantó Juan de Mena en su l-aberinto de Fortuna. El marqués de Santillana exaltó también en un solemne poema a su mue¡e,la Defunsión de don Enrique de l4llena,la figtra de don Enrique como mentor intelectual de aquella generación de poetas y letrados. de Juan

Alonso de Cartagena fue también una personalidad de gran significado cultural, político y religioso en la corte de Juan II. Además de obispo de Burgos, fue consejero real y embajador en Portugal, Polonia y en el concilio de Basilea. Nació en Burgos en 1384, donde pasó su infancia, en tanto que su mocedad transcurrió en Cartagena. Era hijo de Salomón Ha-[,evi, gran rabino de la comunidad judía burgalesa que, en 1390, se convirtió al cristianismo con el nombre de Pedro de Cartagena, llegando a ser obispo de Cartagena (l'103-1415) y luego de Burgos, de l4l6 hasta su muerte. Alonso, como sus hermanos, adoptó el apellido de Cartagena y durante sus primero años cunó estudios en Salamanca, de teología con los dominicos y de derecho civil y canónico, doctorándose en leyes. En l4l4 era maestrescuela de la catedr¿l de Calagena, luego fue auditor de la Audiencia de Castitla, deán de la catedral de Sandago entre l4t5 y 1417, deán de la de Segovia desde 1420, consiguió una canonjía en Burgos en 1421 y en 142ó obtuvo el doctorado en leyes. Desde l4l9 actuó como consejero y embajador de Juan II. Fue embajador ante Juan I de Pomrgal, con quien negoció sobre el dominio de las islas Canarias; fue también embajador en Navarra y ejerció de nuncio pontif¡cio en Cástilla. En cuanto a su posición política, se opuso frontalmente a don Alvam de Luna debido a los favores que concedía a los judíos a costa de los conve¡sos. Fue leal al rey Juan II, pem no dudó de apoyar a los infantes de Ar¿gón con tal de debilitar al valido. Su padre, Pablo de Santa María, cuando estuYo Pmximo a su muerte, renunció al obispado de Burgos, y el papa Eugenio lo proveyó

en don Alonso, que estaba todavía en Basilea, por lo que tomó posesión por procurador en 1435 y no ocuparía ta sede episcopal hasta su regr€so en 1439.

Entre 1434 y 1439 Alonso participó en el concilio de Basilea, que había l43l convocado por Martín V y se prolongó con Eugenio

comenzado en

{¿ ,A \ tó

MODALIDADES DE LA PROSA EN EL

S'GR¿q.

245

a IV. La delegación castellana fue envia{a porJuan II y estaba presidida por el obispo de Cuenca. Alonso defendió auí la p;;;in;;;i;'á" grpr¡a frente a Inglaterra, con un discurso. de.exaltaciOí ¿e das;iii;;;o ."p."sentanre. de toda España, heredera del imperio godo y A.párituiá O. fu f"

los apóstotes Santiago y eáur". fr"g"1"rr'q;'1, pr;n"ipio que querían hacer preialecer i" O.cis'¡On ¿á ia :¡1l^u-.,:: l::,:::rciliaristas susciradas con motivo dé su decisión de trasladaret :ny^?lj::"lT "llapa, conc lo a Uolonra. Cañasena ño aprobó la decisión conciliar que depuso

!]*i,"i91t.1

r43e. ino q,. ;r,".ró ,;-;;;,;;;J,,.'l'¿lü. p", ., 1^pig.:ll:y lv,,:, saDrour¡a bflllantes intervenciones. logró la estima de los padres conciliares, que en 1438 lo enviaron a n.";tuu p; ;;;iJi,írJ'L .""or:,]li:19" _9:],:.perador de Aremania, Albeito rrl .o. i,Joui"o vl o"

,,.,ó,

que-concluyó felizmente. Tras unos meses de eslancia en de Eugenio tV. regresaría a Basitea cumplida su misión 11_::lli.r.ornrn" srp_romat¡ca. para volver definitivamente a España en t+39. Murió en 1456_. cerca de Vilasandino (Burgos), áá l-^o,^?.111.

nación jubilar a Compostela.

"rurao'."gr".uUá

rá'p"r"gri_

1430 a 1434. antes de su marcha a Basilea. traduio numerosas l9.jlor Jeneca. s¡emDre Dara rrso

^"-_!n oe oor'¿ls Juan

y

lt.

formación moral del jo-ven monarca

Primero tradujb diversas s.ciiones o. ru uiiui.t¡.u ¿. Tab.utatio et expositio Senecae, y tu"go'i^ü "o-pitu.i'r,ii ; tJái".i, ourm !:,"1-YTT]ti. qer propro seneca, bien completas bien capítuloi o panei, como De providen,ia. De clementia, De consmntia, De septem i¡L"*i¡lirÁií*u +u, Lucilio). Dz vita beata. así como ¿¡,ersás "r,¡irc ,*ou"_ ciones de Cafagena se han conservado decenas de Á"rri".ir* y rr" de ellas tue pubticada y difundida p., r" libros de Séneca (1491-). "á"

;i;;;ñ;;;;:. ;.'lll pr* i.i*rt" J;ñ;l;;J ;, ._.,

-gartagena criticó la versión latina de la Éfica a Nicótnaco de Aristóteles realizada por el humanista florentino Leonardá e¡]

e;ri ;:GI;:

q* se d.iv-ulgó_ en los años det concilio aeiariiea, "ii¡*rra"¡a

:)B:s: ,l*ti*to.que t.+ro y t45t. Uaflagena defendía Ia anterior traducción medieval (que atribu9 a Boecio), que consideraba más ¡el te*to aristot,:'ii"á.'óiti"uUu la de Bruni et que se hubiera desviado de I""l ,;; ,';;;i;;"riiii.u¿, ",.r contenido a.la forma..[,o que cuesrionaba era l, ,rilá;i¿;;; i;?ij¡.u .n una traducción filosófica,

pues entendía que en los te*iái tiior,ifr"-o." fo qu" cuenta es su contenido, no su estilo ni el eiceso de palabras sin frenálue rra_ cen impreciso el significado.

Aparte.las citadas traducciones de Séneca y otras muy imponantes de obras de Cicerón y de Boccaccio, Canagena escribió origi_ nales, como el Doctrino! de caballeros

.

nr*.íorui'J[,

.", f"y"., el Oraciorwl (1454), tratado ascético.moral áedicado u"uUáll"riu! p¿r"r-á" óui.¿n; De.fenso.rium unitatis christiane (1449), en d"f";; d"- ür-;;;ri^i., ' -'""' " l""l Anacephalosis o Genealogía de los reyes de España ( 1455t. fi¿¿Sl,.oU."-fu

24ó

Llr¡n¡rune rspAñorA

IüEDIEVAT (EL

srcro x!)

\

sobrenombre de "El - Atfonso Fernández de Madrigal, conocido con el Altas Torres (Avila), de las en Madrigal nació morena, su tez Dor ',"^"i,¿"". j)'"il. -"¡in"tn, años det siglo XV. En 1433 entró en el colegio de San I"""i"in¿. ¿" Sufumanca, enlorno al cual se creó por entonces una corriente íJo.ni".i"nto preocupada por la reforma intema de la iglesia y la defensa ie irristOteles, sóUre todo de su doctrina política

y maestrescuela de Fernández de Madrigal fue catedrático en Salamanca

moral y la de fa Úniretsi¿a¿ en 1446. Ocupó las cátedras de Filosofía ril.rr-ras de Teoloeía. así como'la de Poesía en la Facultad de Artes Entre sus

los teólogos Pedro de Osma y Femando de Roa' iurníi¿n ¿"U.tiu considerarse discipulo Jiménez de Cisneros' que-reivindiái'r-Jiprlor

r..n"i.nt.un

obras en Venecia, entre 1507 y 1531' cuatro íolúmenei in folio.Fue designado para asistir al concilio IV' á. Éutit"íp..o no acudió a é1. aunque sí asistió ai de Siena con Eugenio al desagradaron cuales de las tres proposiciónes, áánAi .otti uo veintiuna Juan de Torquemada' a quien al cardenal qu" impugnarlas iónifri.". "n.urgó cón sulraiado Defensorium trium proposirionum' iontestó Madrigal

rui Oo"ttin"t y haría imprimirius

"tu ;;;";;i",

La obra del Tostado es inmensa, contenida en los catorce volúmenes citaaos.v de imoortancia decisiva en las letras castellanas del siglo XV Su coni¡uuÉiOn f"é muy relevante en el campo de la reforma eclesiástica, de la iiiároriu rrora o áe la teología y de la eiégesis, con numerosos comentarios y tratados cómo el de las Cinco rtSuratas paradoxas o el "."riir.i.ti"ot Vuelto a España de su estancia itáliana, se refugió en la trl"Uio. ól^iiio á O" S"utu-»ei, donde llegó a tomar el hábito d€ novicio en 1444' Allí "rrtuio io mán¿O llamar el rey Juan ll' que lo trajo a Castilla y lo hizo su consejero' J" ¡uun U, eí papa lo prbveyó del obispado de Ávila en lzt45, donde e

-"got

moriría diez años después. Mosén Diego de Yalera (Cuenca, l4l2-Puerto de Santa María' 1488?) es ,n"-i.*.t"rtÑ sisnificativa figura det humanismo castellano del sigloyXV' ¡r.unitrno proiagónizado en buena parte, como dijimos, por nobles caÚJi"ror t"tt"Ao. q-ue alían en su persona ta dedicación a las armas y a las letras. Valera fue eiectivamente un caballero cortesano que ocupó car,gos ad*inittrutiuo. y militares, que combatió desde joven en la guerra de Granada' conoue ie.orriO ctrtet europe;s y desempeñó empresas diplomáticas' y fue y L:l- *"i, cronista y iutoide numerosos tlatados de contenido moral y capragmática junto sabiduría a una pollti.o, los que, -cortesana Lalleresca,",apunla un sábet de I" antigüedad y un conocimiento de los azctores.

Nació en 1412, en una familia ilustre de conversos, su padre era Alonso Chirino, médico de Juan II, casado con Violante López, hija det regidolde

ór"r"u. g, Cu"""a nació y residió con frecuencia nuestro autor' En 1427' a al sérvicio del rey Juan II como doncel y en 1429 era br qñ; unot, "rttó MODALIDADES DE LA PROSA EN EL SIGLO

XV 247

\

paje del príncipe Enrique IV, en Segovia. pronto tomó parte en expediciones bélicas a la vega de Granada: en l43l asiste a la batatia de la Hijueruela y, en I435, se halla en el asedio de H uelma. donde es armado caballe"ro por don t'émán AIvarez. capitán mayor en la frontera de Jaén, aunque no Ilesaría a en_ trar en combate. Movido por su espíritu aventurero, en 1437 inicia"una serie

de viajes por Europa, primero sin otro propósito que el de aventuras, y luego con misiones y embajadas de Juán II.

.ta primgra salida viajera de Valera fue en abril de '^ B-ohemia y Hungría, uno de los centros neurálgicos

1437 a

la cofe de

ti

t9^

también una figura interesante del humanismo caste_ llano de fines del siglo xv. Era hrjo delionverso Martín d" Lu""nu,-q;i.n..tuvo al servicio del marqués de Santillana como médico y traduc de la utvtna Lomedia. Acompañando a lñigo t ópez de Mendoza y Figueroa, se_ gundo hijo del marqués de Santillaniy embajador de Enriqúe ñ. áuern¿, ta¡de le concedería el tírulo de conde d; Tendilia, Ilegó a ta .órt" ae ñapote", donde entraría en contacro con humanistas italianos] En i+Oz ," táüu" Roma como familia¡ del papa pío II, quien le concedería Iá. U"*d"io, "n a" Burgos. A su regreso de ltalia ejerció como protonotario 9l de los Reyes Ca{ólicos. M¡ís ta¡de se estableció comó impresor de libros hebreos, para lo que_seguramente trajo de Italia los caracteres tipográficos. Como con_ secuencia de esa actividad hubo de huirdelinitivamente-a noma in i+St y aquí sería condenado en ausencia por el Santo Oficio. es

yna-oú

. DI.3II,9 su primera estancia romana, hacia l4ó3, hubo de componer su principal obra, el Dítibgo de vita bea¡a. fruto de las ij.u. qr. *no.á]-." "r_

248

unnerun¡ rspAñorA

MEDTEVAL (EL

stGto

x!,

"t,oi* desde las ci¡cunstancias italianas en que había ;;;;;;;il;;;:iilpiánün¿ord li'-iá.. §*ri."ái modelo, adopta el diálogo ciceroniano' Pero Úamndo de "l didáctica que la elegancia estilística Los i erlocutores lriE. .¿.ju .¡"u.ia ya

ul"uni- fu.u y

de la caba[ela europea. Nuevo viaje emprendería en 1442 con el encirgo de Juan II Oe uislta. a f" reina de D¡namarca.al rey de Inglatena y al duqie de Borgoña, in .on. ¡ntervendrÍa en un celebre paso de armas. A su vuelta. Valéra toma parte "uva en la turbulenta vida polÍtica española, mostrándose hosril a don ÁlvarJ ¡e Luna, pero permaneciendo siempre fiel a Juan II y después a su sucesor Enrique IV, durante cuyo reinado aparece más apartadb de la escena potftl"a e ini"i" su adividad de escritor. Todavía Enriqué IV Io eleva al rango de maisiÁa1", tuto que conservará al pasar al servicio de los Reyes Católicos. En 1479 es ggrregidor. de Segovia. Poco después entra ai servicio del duque de Medinaceli, quien le nomb¡a alcaide del puefo de Santa tvta¡ia. en üs Ulti mos años de su vida se dedica a la redacción de sus obras, interviniendo en Ia vida política sólo con el envío de cartas, memoriales y proy""toa. g, cuando ¡edacta el Doctrirnl de príncrpes, dirigido a 'Feman¿o el "n,on"", Cátólico, proporcioniíndole consejos.de gobiemo ,o la Cnjnica de los Reyes Ciiólicos, de Ia que tratamos mfu arriba. También escribió un Tratado en defensa de las virtu.osas mujeres, con el que participa en la controversia de ép&a iobre la condición de la mujer, alinerándose cóntra Ia ,.nueva secta" ae tós que gurun las mugeres maldezir", secta que capitanea Alfonso M'a¡iínez ¿e ld: Toledo con su Corbacho.

Juan de Lucena

,

t¡n debatiendo en ltalia. El libro viene a ser una adaptación del fiatado D¿ v¿propósito de refutar de fiiíiiiáii, ¡"t ¡"rnan ista Bartolomeo Facio,sttconDeelvero boro y su proPues,i,-"íi", ideas expuestas por Lorenzo Valla en y de defender la hombre' del felicidad la í;;i.r..rt;; ;"i. el problema de el debate al contextasladará Lucena p-pugnada por Fazio. irr'"iOn

E

cultura castellana de la epoca' son ahora tres personajes principales de Ia Jrr., námú.es dárán autoridad a ta ob¡a Tales son Alonso de

"'.'*..-"-"-

,i*qués de Santillana y Juan de Mena ("resucité estos avrá este "r *p.iiáo', il;rñ;. vu de días. Porque de su gravíssimo nombre propuesto e[ tema sobre -i iiu.iio -uvo, auctáridad"). loi cuáles razonarán defiende que la felicidad

ó'"átüá.

il ;;ii"id;á ¿iÁ;bre. Primero JuanquedevaMena describiendo la condición de lo ;;;;;;;tt";" la vida activa, paraque ver con Ia vida militar y la del cam[u".. o¡uu¿os y de cuantos rienen de¡enie '"i i'.i,riiirr".ill". Santillana

la felicidad de la vida contempladva' ¿e tus artes liberales v de la condición clerical v y negará c*ú;na ir¿ reuatiendo los arguméntos de uno y.otro entraná hnal' vida' At en esta i,iüii,1,,üiir¿"¿ á!-lruit* tu u"t¿u¿"* feliciáad conde Cafagena' argumentos los que' propio apurando autor el .n ""tena ioio ir"á. Ln"ontrarse enla vida sobrenatural' f'a obra Ui¿, rina sátirá contra los estádos mundanos' especialmente con¿" los religiosos, debida en parte a la condición de conve¡so i" personal con"ánár"t" parte a su postura antiepicureista y a su enemiga en de Lucena v y reler€nclas anécdotas ra el arzo6is$elonso Camllo. Y contiene muchas castizas' y expresiones refranes como JJn"t"t".-u fi r"¡idad castellana, asf

Il;l;; fi;ñ.il.

il;;;min

;il;;iñ;í¿;[" "r"i"t*-t t,

como: la De Lucena son también conocidos otros escritos menores'

el Tractodo ooitiliirnorworia a las letras.enelogio de Isabel la Cyat6-lica:' caceremonial el ;;' b'r-;;i;rd";"s, soure et origen dé los heraldos de la

ilü;t:il;;-¿;,ii i;Ñil&i"-;Ños

i to' n"vít cotóticos den\rciando los excesos judíos y cónversos' de la que no consewamos más que

¡eferencias indirectas.

Elio Antonio de Nebrija es una de las figuras emine-ntes del humanismo en l-ebrija en 1441. transcurriÓ su infancla en.llelTas anesoañol. Nacido 'hü-que t" i.itruaa a Salamanca para iniciar^ esudios , de hu;;il;, en .""i¿"á"i. S" 1460 consigue una beca para el Colegio de San Balolomé entra Allí 1470' hasta permanecerá via¡eá ltalia, donde il.i"ri, " "Ár*"¿e aó, los nueios estudios humanísticos' ensancha sus conocrmren.n aontuÉto de]as doci.. J"-[áiág" ¿"r"cho y lenguas clásica§ y, al rescoldo aún vivo por la filología entusiasmo iá""t á" rr'*rr. v"lla, prenct! en él un fervoroso anmodelos los en necesariamente basado científico de'la lengua' u Sevilla' de "i "rtudio tt"t unos al servicio del arzobispo E;;"ü íü;:üáiá-a

"tir,8

¡,{ODATIDADES DE LA PROSA EN EL SIGLO

XV 249

\

EDístolas y Evatgelios, homilías, oraciones, himnos y sa.lmos, a la vez que revisó ü edición de los llamados L)bri minores, qtse con¡Enían el Floretus, el De conteÍtptu mundi,el Caron y otros opúsculos medievales, y que eran utilizados para la enseñanza de los primeros rudimentos del latín. A esa labor de editor y comentarista hay que añadir sus estudios de filología bíblica, particularmente las Quinquagenas, en las quc rcvisa y comenta cincuenta pasajes de la Bibüa. Al

campo del derecho aporlí tarnbién un l-exicon iuris civilis.

En los estudios historiográficos introdujo criterios más rigurosos y científicos, aprendidos en el humanismo italiano, como revelz sl Muestra de la Historia de las Antigüedades dc España (1499). Nombrado cronista real €n 1509 a instancias de Fernando el Católico, trató de dar proyección intemacional a la historia contemporánea de España. Con ese propósito escribió en latín la crónica de los Reyes Católicos, Reram g estarum decadas duae, que es en realidad una haducción de la crónica de Femando de Pulgar, abreviada en los

episodios secundarios y amplificada retóricamente en otros; y el De Bello Nqvariensi, en el que traduce la obra de Luis Correa, Conquísta del reino de Navarra, sobre la invasión de aquellas tierras por la tropas reates en 1512 y a la que Nebrija antepone un prólogo en defensa de la unidad de España. Como poeta, laureado por los Reyes Católicos en 1490, también dejó escritos varios poemas en lengua latina: el Epitalamium, donde celebra las bodas de la infanta Isabel con el príncipe don Alfonso de Portugal y exalta la unión de los dos reinosila Salutotio od patriam,eyocaci6n nostálgica de su tierra andaluza; o el De patrioe antiquitqre, sobre la antigüedad y orígenes de t-ebrija. Pero fue sobre todo en el campo filológico donde Nebrija llevó a término lo más granado de su obra. Cronológicamente pueden ordenarse sus investi-

]J rl

gaciones gramaticales en dos etapas sucesivas. En una primera, que comprendería los años de estancia en Italia y su primer ciclo de enseñanzas en la cátedra de Salamanca, hasta 148ó, su única atención está dirigida al estudio del latín, a la restitución del latín clásico frente a la "barbarie" escolástica me-

I

rt

dieval, influenciado por el humanismo italiano y en particular por Lorenzo

f

Valla. Esa es la empresa que acomete desde la cátedra y con la publicación de sls Introductiones latinae (1481), que ofrecen una más racional enseñanza del latín y desbancan a los manuales usados hasta entonces. En una segunda etapa, que coresponde a su estancia en la corte de don Juan de Zí:fliga y cl.tlmina en 1492, amplía apreciablemente su c¿rmpo de estudio gramatical. Por un lado, anota copiosamente su gramática latina de l48l y lleva sus investigaciones al terreno lexicográfico, a lo que él llamará la rn¿reria del lenguaje, dando a la luz dos diccionarios, el latino-español y el hispano-latino, con más de veinte mil voces registradas en cada uno. Por otro, incorpora la lengua vulgar a los estudios gramaticales y tratará de "reducir a arte" el castellano, tal como hasta entonces sólo se hacía con el latín. Guiado probablemente por las ideas aprendidas en Italia de un "humanismo vulgar" y de la "lengua como compañera del imperio", pero también guiado por un afán experimental que

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250

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UTERATURA ESPAñOLA turEDtEVAl- (Et

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MODALIDADES DE LA PROSA EN EL SIGLO

XV 25I

se Ie.revela

al traducir al

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castel

tl:1189 de Ia reina Isabel. su grarnarfca tarina en ,u" tnuo¿u".|)1n-1',:?l sórita empresa de c'o-ri;;;;;;;;;'8:^::?tizas (1486), Nebrija acomete la incasi medio,¡er",-¡,iáiiiilJ,.l¡TíÍ#i aderantándoie

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La.obra, dividida en cinco Ii gr_amática y ru onog."riu. ü'il.;3[:,"'i.,,]'"i,:.,":]iX,:,li:,iÍl.TrÍ:,,,;

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MoDALTDADEs DE r-A

pnos¡ ¡¡¡ tr solo

xv 253

CAPíTULO 5 El

I

,

teotro, Lo Celestino

EL TEATRO EN EL SIGLO

XV

casteCuando nos situamos en el siglo xv, et enigma del teatro medieval y un diversas documentales llano cámienza a desvelar claridades. Noticias activianimada de una hablan nos número suficiente de textos conservados dad dramática en la éPoca.

I

.l , Teotro religioso

producPor esos testimonios, sabemos que uno de los focos primeros de de sus las naves en ta propia iglesia, que acogió el espectáculo clO, y conventos monasterios sus de catedrales ,uttóquiua o en lai capillas ii..rrn.",,í'e.iesilsicos, como las actas del Concilio de Aranda de 1473' ornÁorlOo por Alonso Carrillo para todo el arzobispado de Toledo' o las de una I.rrii,o.iánii ti^odates de Ávila de 1481 y otros diversos, dan cuenta motiYo con particularmente templos, en los ;"p*sentacional que se tmta áe las celebracionis de Navidad y de Semana Santa Tradición y jocosos' deshonestos ahoiu O" p*gut de sus viejas adherencias 9e J§g9s gran introduciendo ido que habÍan Perturmascaradas o-cantares liceñciosos, bación en el oficio divino, y de conducirla al cauce de las representacrones at prébto a devoción. En todo caso, la rePresentación h;;".t"r q;" t.rnpio put""" convértida ya en un hecho de la vida diaria y' como cuen", "l i" Áii."ti, ll'r"ir"z de Toledo en st Corbacho' es ocasión que no-desperdiperdolu mu¡e, vanasloriosa para allí ser vista y mirada ("Quiero ir a los

áá}u" ,

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san Fiancisco. quiero ir a misa a santo Domrngo' ")' reprcsántación hacen de la Pasión al Carmen

"i" nes. ouiÉro ir

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crr¡srlun 255

Toledo precisamente fue uno de los núcleos con mayor actividad teatral, según documentan los Iibros de gasto y fábrica de la catedral. Aparte la Navidad y la Pasión, allí se celebraba con espectacularidad la fiásta del Corpus Christi, en cuya procesión, entre los años 1493 y 1510, sabemos lle_ garoD a representarse gran número de autos, cuyo texto, que debía de ser muy esquemático, no se nos ha conservado, aunque sí abundántes noticias acerca de los gastos de su montaje y escenificación. También nos h allegado lt Auto de la Pqsión.de Alonso del Campo, capellán de coro en la cated-ral y organi_ zador de las fiestas en el último tercio del siglo. El auto, que con cijrto áesaliño hubo de adaptar Campo de un texto mái arcaico, es una fragmentaria recreación escénica de algunos episodios evangélicos de la pasién de Cristo, con los que alteman tres monólogos y plantos de san pedro, san Juan y la Virgen, que prestan a la obra un tono de piadoso recogimiento, en línea con aquellas disposiciones regeneradoras de los concilios y sínodos eclesiásticos citados. Se va, pues, desvelando en parte la incógnita de quiénes eran los autores de los autos representados. Para algunos lde esos autos] se pudo tomar el texlo, adaplándolo a la escena, de obras que to se escribieron con fines dramáticos. para otros se harían unas coplas más o me¡¡os sencillas, pueslo que Ia intención perseguida con la represen(ación de autos era ñás didáctica y format¡va para el pueblo que ejercicio literario. De ellos habrán sobrevivido los quc tuvieran mayores valores (Carmen Torroja Me¡éndez y María Pa]á, Teatro en Toledo en el si|lo xv. .,Auto de la pasión,, ie Alonso del Compo, llvT. Madrid, Real Academia Española, 1977)

Del teatro de Navidad, por su parte, la muestra más notable la constit]Jye la Representación del Nacimiento de Nuestro Señor, de Gómez Maffique, construida sobre el esquema tradicional evangélico del anuncio del ángel a los pastores, la marchá de éstos al nacimienó y ta adoración y ofrenda de presentes. Esquema que es hábilmente variadá por Manriqul mediante la inserción, al comienzo, de la escena de las dudai del patriaica José y mediante el episodio final de la ofrenda al recién nacido dé los ins_ trumentos simbólicos de la Pasión (el cáliz, los azotes, la corona de espi_ nas), l.o qu€_ inrroducía un significativo tema devoto, a[ unir patéticamente

la meditación en la pasión de Cristo con el júbilo de su nacimiento. La pie_ za incorporaba así un tema muy caracterísiico de la devoción franciscána,

acorde.con el recogimiento conventual a que iba destinada, pues el autor la escribió para su hermana María, vicariá del monasterio de clarisas de Calabazanos, con el fin de que fuera escenificada por las propias monjas oel convento. que en etecro canran todas al final una emotiva .,Canción para el Niño", en metro zejelesco como contrapunto de la rica poli_ _callar metúa de toda la ob¡a:

25ó

Lnrn¡run¡ rspAñoLA

IüEDIEVAL (EL

stcLo xv)

Irt

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¡

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oue dice JosePe, sosPecliando de Nues¡ra Señora

'

iOh vieio desventurado, nesia dichá fue la mía en-casarme con Ma¡ía, nor ouien fuese deshon¡adol Vo lá veo bien Preñada, rro sé de ouién ni de cuántoi dicen que'del EsPíritu Santo, mas vo de esto non §é nada t-a oiación que hace la Gloriosa iMi solo Dios verdadero, t". es inmovible, "uvb a óuien es todo Posible. fáiil v bien facedero! Tú qúe sabes la Pureza de lá mi virginidad. alumbra Ia ceguedad de Josep y su simPleza.

El Ángel o JosePe iOh viejo de munchos días: en el seso, de muy Pocos' el orinciDal de los locos!

t-

;'l'ii

no s'abes oue Isaías

üiio: "l,4rgen Éarirá", locual escribió por esta doncelta eentil. honesta, cuyo parñunca será? ( .) It denunciación del Ángel a los pa§tore¡

t-

Yo vos denuncio, Dastores, oue en Belén es hoY ñacido e'I Señor de los señores, sin oecado concebido

Y obr que no lo dudedes,

id ht Dfesebre del buey, dondé cierto hallaredes al orometido en la kY. El un Pastor Dime, tú, ermano, di si olste aleuna cosa o si viste Io que vi El segundo Una gran voz me semeja de un án-gel reluciente' que sonó en ml orela. El tercero Mis oídos han oldo en Belén ser esta noche nuestro Salvador nacido. Por ende, dejar debemos nuestros ganados e ¡r, por ver si lo fallaremos.

'

'

los

Pastores veyendo al glorioso Níño Este es el Niño excelente oue nos tiene de salvar. Hermanos, muy homilmente le lleguemos 4dorar (...) los Angeles Gloria al Dios soberano oue reina sobre los cielos, paz al linaje humano (. .)

j

Ias

tta

irios que Presentan al Niño El cdliz

¡Oh santo Niño. nacido oa¡i nuestra redención! bste cáliz dolorido de la tu cruda Pasión es necesario que beba

tu sasrada maiestad. oor sálvar la Éumanidad, i¡ue fue perdida por Eva (...) l¡s clavos Con estos clavo§, Señor, te clavarán Pies Y manos, grande Pasarás dolor oor los mfsems humanos La lanzp Con esta lanza tan cruda horadarán tu costado v será cla¡o, sin duda, io que fue Profetizado.

'

Canción Para callar el Niño

Collad, hiio ñlo, chiquito. Callad vos. Seño¡, nue§tfo redentor, oue vuesuo dolor dura¡á poquito. Aneeles del cielo' venid áar consuclo a este mozuelo.

bonito. Éite fue rcparo. aunqucl'costó caro,

Jesús- tan

de aqucl Pueblo ama¡o c-autivo en Egito. Este. santo dino. niño tan benino.

oor redemir vino

il

linaje aflito. Cantemos gozosas,

hermanas graciosas , pues somos esPosas del Jesú bendito.

EL

IEAIRO, LA CEITSIINA

257

No es fácil ¡nteIprcu¡ est¿ comooc¡ción. Si, evidenlemente, muestm contáctos con el priminvo ofrcium payorum,por su récniá. por la c¿si ceso. lsu superioridad hay que buscarla en orros rasgos de origen lüco: Ia inqrieruá-.qrr. et presag¡o de ta Pasión trae at feli¿ momenlo de a Navi¿"á. ¡rrei'""d"lilt" ¿"ii'iio. o-, embar8o, pienso no cs "l coneco habla. de fT1 o d" _que porque.eÍo implic¿ía :in la suposición de que li pi"za man iqu*" es un pt ralilu-"i.lu"iO" a"l drama linirgico, y to cieno es que, salvo in su poUrcza reaá, est¡ n¡erjJe;h *_ diai^obedece.a or¡ss principios: los de una parl de r" fi,.ra,'a p-r" v qrü o" Ia-cone' de la que_don ftmez dejó argún restrñor¡io. como ve*mos." son much¿s ras obr¿s de (¡mionero cuyas figuras alegóric¿s personas ..dicen,, o una o vari¿s estrof* 0". *",isin que hiya rcración coi"dá w ¡ra orcno, apcn¡§ sl csta e§úucrut-a s€ quebranta por unos leves momento6 de diáo*o. En cualqüer caso, un hecho esrá ctaro: sobre üanriqu" r,_ .rp.riores e¡ Écnica dr¿mári ca ala Representaciói de"L 1." R"!n Di:;;j" ur._ tre poeta no pos€ía una conciencia nfrida y distint¡ ", É ."¡, argumenro es ramb¡én válido si consideámos ""¿.-" l" ¿. Calab¿zarc§ (Palencia) que Ia ¡olciu¡on: "b*tr¡ simple e -inmóvil-,_urrq* "qr.il"r si una piez¿ ¡.ffues porqLre piezas sacms no ,"urr- .rpJio.", y :, oramáIcos "at¡aclivos. "ont"rnpo.in"u" [.a p¡eza de Manriaue es, pues. un lestirnonio indirEato. pero claro, del pámmo Eátrat en que surge (Feman¿o t¡za¡o Ca¡re

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r;;.i;;;;;;;;;;;;,";;;;f,LYiár"". ,rro,

Al mismo ambiente conventual y devoto que la obra de Manrique respon_ de también et anlnimo Auto de hr¡¿ii Éi¡p)i,"iÁ" .¡gl" para las clarisas de Santa María de la "'ñrái""Jj" cena un_ episodio evangélico referido a la infa;ia ¿;¿;;¡o-ui"qí"" ", ".lu narración del encuentro con los tres ladrones ^¡u¿" y segunda acción proragonizada por Juan el Buriirr" y adorar a la Sagrada Familia, seionvenir¿, Iu riáu Jr.",¡ii;:""""

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Bre,"r..-ií;,s;rJ.Éi;;;;;

i";á;;;'ñ';¿;f* ,r" ; i,;;ñ;;';;., ,' "*

El otro foco de producción reatral en el siglo xv es Ia cone, los palacios del rey y de la nobleza. Hay en estas cones pr¡nc¡pescas del oroño de la Edad fuerte tendenciá a la teatralizacián á" iárii"ol, Y{ig. i"i .i""*á, a" l" vida diaria. Con motiyo de los más r. desfites,.danzas. juegos, torneos y espectáculos urio., qu" imponancia al anificio visuil, a ra múrtü y "n'tu, ir-rertru.io. i:j::::9^.-.:ryTl r\o es. pues, extraño que la corte incorporara enseguida a su arniito iu. ,"p."_

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. I-a Crónica del condestable Miguel Ltcas de lran¿o. magnÍfico y revelador documento de ta vida diaria en una"cortJ. nos da cue¡ta de cómo dicho .or¿"rtuul" "^ro*1'J'ri"u,

i;;ill,.ái;ir";il;""il;;r",". ,.p[lr-.ii:

t uliu y ¿r mismo' en las, salas de su paracio de Jaen, todos ros años con ocasión de ras fiestas de

Navidad

258

rr¡nnune

y

Reyes, sendos espectáculos

espAñoLA

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tual cortesano y se producía una sugerente asocirción y continuidad entre lajusta y el momo, el combate y la mascarada, teñ.ida ésta de cierto erotismo, pues a ella ponÍa fin el baile con la dama, que er¿ el premio a loc justadores y galanes. Elemento esencial del nnrno,junto a la mrisica y la danza, era el a¡rndo,las mráscams y visa§ con que aparecÍan revestidas las personas que los inlerpretaban. También muchas veces poseían texto y letra: caftas, c¿nciones, tiradas de versos que recitaban los personai:s que allí intervenían. De Gómez Manriqr conocemos, en efecto, unos que comprso al nacimiento de un sobrino suyo en los que aparecían las siete virüdes cada una recitando una esuofa de pambién, y otros en honor del príncipe don Alfonso con motivo de su mayoria de edad, en 1467, en los que interviercn nueve damas que representán a las nueve musas, c¿da una de las cuales rccita un texto, un "hado", con un pronósico de buenavenEr¿ par¿ el prircipe. Hubo otos muchos momos de honrnaje y exaltación encomiástica, con motivo de nrimientos, bodas o ¡ecibimientos rcales. Y sohre todo los hubo de asunto

amomso

1.2. Teotro profono

::1,T1:*. corlesano.

k

Pero el especúculo teau'al o paratealr¿l m.ás signiñcativo que se Ploduce en la corruna . Se tr¿taba de un espect áculo diverso, en el que solian intervenir toel los miembros de la corte, desde el rey al último paje, y que había sido innoducidos do en Castilla hacia mediados del siglo xv. El momo fonnaba parte de una fiesta más amplia: prinero, durante et día, se habían celebrado las justas y tomeos, y luego, por la noche, después de la cena y en la misma sala de palacio, tenían lugar los momos y disfraces, a los que seguía la danza y el baile. Tirdo quedaba así enmarcado en el ri-

*r"*r"0,.

::::l,l:Íl_9-t**o.

Nacimiento y de los pastores y la Estotia de cuando los Reyes vinieron a ad.orar y a dar sus presenles. Por el propio ltulo y por la descripción que hace la crónica, ambos espectáculos serían semejantes a los que se representaban en las novedad consisla en la sustitución de las naves del t€mplo por la iglesias. sala de palacio y de los clérigos y cantores por los caballeros y pajes cortesanos.

I\,4EDIEVAL

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dr*"eliÁ,1i"lrio)¡o

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caballeresco, que trataban el tema de la herida o la victoria de arnor, asociado con el tomeo rcal, como los que evoca Dego de Sa¡r kdro en el ?a¡¿do

de a¡tares de Arnalu y brcenda o como los celebrados en las bodas del condestable t¡cas de hanzo.

De asunto amoroso, pero esta vez con letra y arüficio escénico, son los de

Francisco Moner, quien fue paje del rey Juan tr de

Aragón, sirvió luego en Francia, fue soldado en

EL TEATRO,

LA

CELfSÍINA

259

\

f,;¡#trfiüffigffi ffi ffi

-ffi$,:ffi

Los motes o letras fueron éstas que se siguen sobre las penas:

iiffi

No me da pena la pena, mas p€nsaf quieri me condena. t a mía por ser pública ya se estima, mas lo secreto lastima.

Señoras, por cuyos nombres cada cual de eslos oor fe

perdenh cien mil vidas. enviáis plañir los hombres

s'r!

srn causa, quito por que sots todas desgradecidas: en la soledad do moro con vida triste que sigo,

Entre las penas la pena que más me pena y aquea, es porque vivir me deja.

enmude.ido, cetrino, sentf el dolor de su llo¡o

y qüise se¡les abrigo, endtesa de su caminoTriáigoles, como vedes.

por falra de beneñcio en conforme compañía; vuestras mercedes. mercedes, ellos. que aviven servicios, y yo, que sirvo de guía: que, según el mal es grave, y-crerta es Ia perdición sr

no mesur¿¡n cruezas.

I

ni hablar do busquen ieríore. cruel será si les mata. mas mucho más si les deia

la vida que dura siempre, cuyos males van escritos con letras de negm suerte cuales son en padecellos. sus querellas son los critos que yo doy cuando limuene me requiere como a ellos.

',i,r,{§:{;,ffi

ffffi#ii:#ii!#f ,ryiiÍi:###

Que si de ella se sirviera, aun porque ella muriera, no me die¡a. Si del bien de su servicio mi vida no se templara, con éstas me igualara.

bien es cieno que

este espectiículo del momo no era propiamente teauo, sí ,Si pooflamos_atmar que presagiaba un desarrollo teatral, pues ñabía en ellos una cierta acción y movimjento dramfticos, unos aclores oue reDresentaban d.istin¡os I

yo lastimo, que soy ave. queda[do so la razón todas vueshas scntilezasQue cl mal, ¡ue ta¡ mal los Fatá que no los consiente oueia

Es mi pena tan crecida, tan grave, viva y fuerte que su vida me da muerte.

E-

papeles y se servían de mríscaras y visajes y. muchas vüs, ademrís del apoyo mu_ srcáI, hasta un mínimo texto poético que acompañaba a Ia música y al gisto.

Relacionados también con este ambiente palaciego, hay otros textos lite_ ra¡ios, transmitidos por los cancioneros @ticbs de li'époci, qr" ,o se .u"r_ tr¿n ajenos a toda esta actividad teatr¿1. §on textos dialogados, en los que par_

ticipan diversos interlocutores, con una apreciable aición'y movimiénto esénico. y susceptibles. por tanto, de una Éprcsentación, auíque no tenga_

mos slemprc pruebas definitivas de que ésta se produjese. Los ásuntos trata_ dos son, unas veces, de carácter amoroso, comó en él Diólogo det Wejo, et 4mor.y la Hermosa, refundición anónima del Diálogo det AnZr y un Wá¡o de Rodrigo de Cota, que pone en escena el tópico deb;te ent." urn'bo. p"oonu_ jes_,-y que aqlí termina con el desengañadó fracaso del Viejo rechaiado por la Hermosa. Tema parecido tratan las-Cop lns de puertocarriio que asimisho

escenifican, con cierto distanciamiento cómico y realista, loJ tópicos del amante apasionado y de Ia dama rigurosa y cruel.

Og* ,_oq son piezas de canícter político _ Francisco de

y alegórico, como la Egloga & Madrid que. escrira en verüs de ará malor y úajo ,r" fi"lióñ pas_ toril, se refie¡e a los suc¿sos de ta invasión de Nrápolei poi Cailos lu de Francia y su defensa por Femando el Católico. Son protagonistas tres pastores: Evandro jgue publica e int¡oduce la Paz", peligo que relresent al jáven y ambicioso

Ca¡los, que es mostrado como un penoria¡

260

ófetio

y ambicloáo, dispuesto a con-

LMRATURA ESMÑOLA MEDIEVAL (EL SIGLO XV) EL

IEAIRO. LA

CELEflNA 2ó¡

I

\

1

quistarel mundo, y Fo-rtunado que encama al pacificador Femando. Evand¡o hace al tiemry feliz. y pacífico en que ahora viven los pasrores. peligo, en I llt_:fllo carnDrot se mu€stra arnbrcioso y exp_fesa sus deseos de poseer por la fuer¿a otros rugarcs. Evandro no consigue disuadde con sus razonamienlos y, ante la arnenaza de guerra, a.lerta a los demás pastores a que tomen amistad y uLdgo et gron Panteón (el Papa) y con Fom¡nado. furc anuncia que intervenifá co"nr-a "on p;lipm v marcha en su busca. Finalmente Evandro, solo en ácena, se queja ¿e tos mJeT áJl mundo y de esta nueva guena, y encomienda todo a la divinidid:

elaborada resulta I a anónima É,gloga sobre el molino de Vascalón la ficción de un breve diálogo entre un nístico y un moli, hmbié n bajo suceso de tipo político o religioso. a a¡gún aludiría ,

t_

. Juon del Encino Juan del Encina es propiamente el iniciador del teaüo castellano. Aunque de er¿fía y de su obra poetica ya tratamos en el CapÍtulo l, haremos aquí un -recordatorio. Nacido en Salamanca hacia 1469, en el seno de una familia y numerosa, pudo cursa¡ estudios en la Universidad y ordenarse de mellegando a mozo de coro y capellán de la catedr¿l. En 1492 entró al ser-

EVANDRO

¡Oh mundo caduco, mesón de mortales, do hombres y enojos reposan y muenes! ¿Qué mal hay crecido con quien no conciertes? ¿Qué bien tan conforme qué no desiguales? ¡Oh presta mudanza de cillo y estrellas! ¡Oh dura discordia de los elementos! ¡Oh rabias infemas, que vuestros tormentos apaciguastes con nuestras querellas! ¿Qué hamb¡e rabiosa de nuestro sosiego en vuestro apetito crcció tan aína?

nofes,

vicio del duque de Alba Para quien ejerció actividades de músico, poeta y drala plzza de cantor de la catedr¿I, en 1498, maturgo. Tras oPtar sin éxito ^ trasladase a RoÍn, logrando inducirse en &ceqionado y ñacasado, decidió la corte det papa Alejandro vI y luego en la de Jul.io tr. Allí consiguió algunos beneficios eclesiiísticos al tiempo que pudo admira¡ la intensa actividad literaria y Eatral en tomo a la curia rcmana y alguna vez participar en ella. En 1519, tras ordena¡se de sacerdote, emprcndió viaje a Jerusalén, donde celebró su pnmefa misa. Fue arcediano de Mflaga y prior de Lrón, ciudad en la que hubo de pasar los últimos años de su vida, que conclui'íahacia 1529.

¿Qué ira sañosa, qué envidia malina os hizo tan pr€sto ponerlas en suelo? ¡Oh Iáchesis triste! ¿por qué con tal furia quebr¿ste los hilos de nuest a alegía?

l-a obr¿ de Encina es muy amplia, ensayó Pnácücamente todos los temas y géneros poéticos y fue un destacado músico y compositor de piezas líricas, sobre todo villancicos y rornances, en cuya música supo combina¡ armoniosamente el nuevo estilo de la polifonía eu¡opea con la sencillez melódica de la vieja canción rnedievat. Ente sus obras litera¡ias, hay que nrrrcionar en prinrcr lrlugu el Arte de Wsla castellatm,bteve traado en prosa sobre teoría Poética, en el que ofrece disúntas reglas y observaciones sobre metros, recunos poéticos y Salas de tlovar. Obra originales también la Translarión dc kts 'Bucólicas',taducción en verso de la obra de Mrgilio, interyretada y adaPtada simbóücamente a los su@sos contemporáneos de la España de los Reyes Caólicos. De su obra en Yerso destacán t€s poemas de mayor err{fjrlrc/:, el Triunlo dc ln Fana,Vxma alegórico en- exaltación de los hechos de los Reyes Católicos; la ?agedi.z trobada,et el que lloralzprcmanrra y desdichada muerre del prfrcipe don luan; y laTrivagra, en el que se da cuenta de su crisis espiritual y su viaje a Tiena Santa. Su obra lírica esLá compuesta por coPlas, canciones, vi.llancicos, glosas, romances y canciones con sus deshechas, muchos de ellos musicados también por é1.

¡Dejárasle al menos holgar solo un día si gana tenías dc hacemos inju¡ia! ¡Oh alto Señor que quieres y puedes todas las cosas según las ordenás, y de tu mano jamás sino bucnas prcc€den, y Tú de nadie proc€des! R€para, Señor, de gacia !e pido el duro comienzo de tanta mudanza que en tu mano sola se tiene esDeranza. Si Tú te descuidas, el mundo ei perdido. Con sangrc preciosa nos has redimido: no nos consientas en sangre ensuciar. Cuerras mofales ¿qué pueden causar sino de tu culto gran falta y olvido? [rvanta la saña de sobrc Ia faz de üerla contriste y aflitos rcbaños. Piedad te convenza de sus graves daños y esta gran guerr¿ convierte en gran paz. Pues tal pode¡ diste que a tui sacrificios loores y honor su vida ejercita, coDsienta, Señor, tu gracia infinita que goce seguro dc tus beneficios. Y todos nosotros, con las manos juntas, rodillas por suclo, digamos ..Amén". VosoÍos cantando rogalde también que seaft las respuestas según la§ p¡egunta§.

262

ur¡nnrunn rspAñorA

MEDTEVAL (EL

En cuanto a la producción dramática, con todá propiedad se ha cálificado Encina de padre áel teatro castellano, pues es el primero que efectivamena te ofrece a la posteridad una obra relativamente amplia' concebida y representada como áuténtico espectáculo teatral. Tal obra está constituida por catorce piezas teatrales, casi todas calificadas de églogas por.el autor, re 1492 y 1513, y transmitidas en las sucesivas ediciones de compu;shs sl Cancionero o en pliegos sueltos del siglo xvt.

e

stclo xy)

EL

¡

IEATRO,

tA CELESIINA

2ó3

\

Su actividad dramática se inicia en la co¡te ducal de Alba de Tormes, donde, como en otras cortes de la época, habría unos usos y una ciela tradición teatral, consrste e en representaciones y ceremonias diversas para algunas ocasiones fest¡vas..[X.esos especuículos. juegos y recreos cortesanos (ceremonias religiosas, celebración camavalesca, fiesta literaria de la pastorela) es de donde arr¿n_ ca y toma, su inspiración el teatro enciniano, que se integra a su vez en la propia periodicidad ritual y festiva de la co¡te. pero-Encina no'se limita a sumarse in_ diferente a aquel ceremonial cortesano y a rcpetir sus mismas formas y esque_ mas rcpresentacionales, sino que eleva su condición anísúca y poeüca: les im_

BRAS BENEITO

BRAS

BENEITO Aún somera

a

",

,

la Navidad y Egloga representada en la meima noche de Navidad), amplifica el texto con el dé los propios Evangelios, puesto en

BRAS

ción dramática con ceremonias procesi,onales, así como los textos canónicos con-los apócrifos, o incorpora personajes nuevos, como Ia verónica, que da pie a una narración patética de la pasión por un testigo

¡,¡EDIEVAL (Er

stclo xv)

No me cumPre,juro a mí.

BRAS

boca de cada uno de los cuatro pastores metamorfoseado; en evingelistas (Lucas,_Marco. Juan, Mateo) e individualizados dramáticamente, constru_ yendo el diálogo entre ellos con citas y lugares de su respectiyo texto evan_ gélico.- En las representaciones de pásióñ y Resurrección, funde la tradi_

r¡r¡n¡rune espAñoLA

BRAS

Ya comÍ tanto, que Ya estoY tan ancho que se me rehincha el Pancho. BENEITO Siéntati. Pues me acusas, héme aquí. ¿Qué tienes de comer? Di BENETTO Buen tocino y aqueste ba¡ril con vino del mejor que nunca vi. Pues daca, daca, comamos y bebamos. Muera gata y muera hala. Aparta, Beneito, aParta, que quepamos

ta. noche de

2ó4

tengo mi gorgomillera. ¡Hideputa! ¡Quién Pudiera comer más! BENEITO Siéntate, siéntate, Bras, come un bocado siquiera.

BRAS

p,nme rigg teatral, fija las condiciones de puesta potencia el elemcnlo lírico y musical, y les presta un mayoi desarrollo ".ánu, textual.' En el caso.de-las representaciones de Navidad (Egloga representada en

directo y permite la incorporación de un sugestivo elemento escenográfiéo con la exhibición del _velo en que se imprimió la faz de Cristo. Las dos eglogas de Carnava'l (Egloga representada en la noche postrera de Carnal y Lgloga representada la mesma noche de Antruejo) sé presentan también en-una- estructuración seriada, de manera que la piimera viene a ser el preludio de la segunda, e introducen además ún acontecimiento de actualidad. Entran en_escena dos pastores, Bras y Beneito, que exaltan las virtudes del Duque y lamentan los rumores de iu partida. a la guera contra Francia. Aparecerá- más tarde un tercer pastor, pidruelo, que anuncia la firma de la paz entre las dos naciones. La obra termina con un villancico cantado en el que. todos.ruegan a Dios por Ia paz. Todo en la pieza gira sobie Ll moti_ vo político de la guerra y el anunóio final de la pá2. El élemento carnavatesco no-aparece mas que cuando pedruelo comenta a Bras que ha comprado en. el mercado puerros y sardinas para comer el domingo, lo iual anuncia la inminencia de la cuaresma. La segunda égloga, en-un cuadro nos muestra a aquellos pastores en Ia cónide despedida de llstumb¡is1a, Carnaval. Beneiro, en descripción muy viva y animada, relata Ia 'batalla de uarnal y Cuaresma (menos pormenorizada y con distinto desenlace que en Juan Ruiz), y la pieza termina con un villancico cantado en el que los pastores se exhortan a sí mismos al goce del momento presenb. La obra in_ crementa las situaciones hilarantés e intensifica el ia¡ácter zafio de los personajes resaltado en su gesticulación y su habla rústica y carnavalesca:

cómo sabe ¡Camal fuera! ¡Camat fuera!BENEITO ¡Hideputa! ¡Y esto que está collorado! EsPera, esPera, Come, come, come, come, que aún no estoy rePantigado. no nos tome loadol Dios ancho' estoy iYa

por que bien nos extendamos. Y hayamos

BENEITO Extiéndete, Bras,

i-I

BRAS

gran solaz hoy, que cs San Gorgomcllaz, quc a§f haccn nuestros amo§. Nuestros amos Ya han cenado

bien chapado. BENEITO Y aun hasta traque rc§traque.

BRAS

Quien nre diese agora un baque'

mal pecado, diés€me Por reventado.

BENEITO Calca, calca buen bocado

BRAS

No me cabe.

la Cuaresma rellanados (...)

Vllancíco Hoy comamos y bebamos, y cantemos Y holguemos, que ntoñona ayünoremo§. Por honra de San Antruejo parémonos hoy bien anchos, embutemos estos panchos, recalquemos el pellejo, que costumbre es de concejo que todos hoy nos hanemos, que m4ñan4 ayularemos. Honremos a tan buen santo por que en hambre nos acorra. Comamos a calca pona, q¡e mañaf¡a hay gmn +F¡ranto. Comamos, bebamos tanto hasta que nos reventemos, que mañ4rú ayutt4femos. Bebe, Bras. Más tú, Beneito Beba Pedruelo y Lloriente. Bebe ni primeramente,

quitamos has de ese preito. En beber bien me deleito: d¿ca, daca, bebefemos, que nañ414 ayutwrcn@s.

Fin Tomemos hoy gasajado, que mañana vien la muertei bebamos, comamos huerte, vámonos carra el ganado. No perderemos bocado que comiendo nos iremos

t

nañano ayunorcño'.

Un nuevo ensayo lleva a cabo Encina en otras dos piezas seri úa ,ry É'gloqa en reáuesta de wos anores y la Égloga dc Mingo, Gil y Pascuala' Sán éstas una dr¿mitización del viejo tema de la pastorela. el encuenlo del caballero con la pastora a la que rcquiere de amores. En la primera,-el-pastor Mingo corteja a la pastora Pascuala. Su súPüca es intemrmpida por la -llegada de un Escudero, qrie también expresará suí amores a Pascuala. Se establece un debate entre fvfiígó y et gscudero, en el que se enftentan dos compofiamientos sociales

,"orese ads

ái-.tlntor,

,íU-o

y el paláciego. Éinalmente se somete la disputa a la decisión de se haga pas-

Pascuali "jquien elige poi amanie al Escude¡o con la condición de que

ELIEATRO. LA

CELEflNA 2ó5

¡ tor.

Éte

c¡ado.

accede,

se.

duere áe

*i;ffi.til;Jl:ü"{* fl ilffiÍi un a¡á. continúa ei¿.-.p""n

#l*r,rj:tr ffi:#jo

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ffi,i,:.,."ri".§_ ¡.¿i,fi.fü i.ri"iaua

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y la obra termina cor

PASCUALA ¡Mira qué causa el amor!

Que quien a mí me dijera que habfa de ser de villa,

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MENCA

ffiÉ]:TflJá:ax?,1tr,r#"d"F}:Tpt'".:,ffif ilffi .ffi, .r"a. u i^ [ü"*.ti,[r _rr::tr""# fffi gl,ffi :Í ffi ¿ Jt1lg*;i.; ü, ;;ü:ñJ"t :, ** Rmor, que es capaz incluso de rransforma¡ a.

GIL

MINGO

GIL MINGO

GIL MINGO

que €stás asf genlilhombre; no srento quien no se asombrc. ya p¡ueces conesano.

OL

MINGO

as¡ como aquesle

mfo.

¿Requebrado? *. ulme, dime.

¿Cómo asf?

¡Atr, pareceit ioaiot Calla, que es de reouebrado. ¿que es aqueso?

¿Es cosa de ca¡nc y hueso o, sonc¿s, burlas de mf,r ¡Guá¡demc Dios! r:yo de ri? No hayas miedo aáora va Llaman rcquebradó acd al que está fuera de sl. ¿Al que está lloco? No. no.

GIL

MINGO

GIL

slno al que está namorado

y se_muesta muy penado

MrNCo ffi'r""'*:1"":tT..* puesque todo UIL te-lo sabes,

*

razon es que a Dios alabes

ffi *

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#.:,r^f.íiii:.$h:1.,rí.;}?,'' MEN.A iffi ffi:j"*:iijJt'"%'. uren¡runn espAñorA

al que quiere da Privanza Y

MEDTEVAL (EL

stcro x\)

al que quiere' disfavor. Ningún galán namorado

no tenga queja de mí' que en Pastor me converti Porquc fue de Amor forzado Donde Amor Pone cuidado luego huye la razón Y muda la condición

Ecla el bonete al un lado,

MINGO

2óó

él Pone Y quita esPeranza'

¿No semejo ya aldeano?

Calla, calla, que es postema. Pon¡e el bonete de t-ema y en el costado la mano. ¿Y para qué en el costado? Porque es muy gran galanía. tso ya yo lo sabía de cuando estaba cansado

GIL

iff Ff

GIL

Por mi vida, Mingo hermano.

como Por gra¡l maravilla, Yo creer no lo Pudiera. Yo no sabes qué tal era antes que a Mingo quisies€' que, aunque la vida me fuese. a la villa no viniera. Espanáisos del Amor que al Palacio os convertió: ¡ved quién dijera que Yo había de §er Pasto¡! D€ todos cs vencedor,

con su firerza

Y aun de grado

(..)

Uno de los r¿sgos ffiás c¿racl€rístico6 del pastor es su i¡§trurnento lingüísico. Desde las CoP'or dñ\a un esñicrzo con§ciente po¡ da¡ a Ia lengua de 106 nl§tico§ ciertas riotas poculiá¡Es que 106 difer€nc¡cn de 106 háb¡ant€§ uü6no§, §ob(e todo de Io§ culto§. La c¡ítica" al habla¡ ad nrat uanraao sa¡ug¡ls, no ha po¡ccido percatarse .lh de $E no todc Io§ autdE§ s¡cesivG lun atado el pobbr¡ra con la rnisrna intericif¡ ni con tas misrias amlas, y $E, por coísiguistE' rio es lícito habla¡ de la lengua nistica de las Cop¿cr y de la de &Eina' coÍio si §e tratar¿ de una ni$na rea_ üdad. E¡ el Ear¡o castelalro primitivo la nrctiv&ión & €sta lengua pa§loril es siempre la comicidad' tr expresióo nistic¿ como recurso cómico €s clamÍlen(e Prceptible trmbién en la ltta Christi' de la iilarklad es el objetivo pri¡rcipál de la esceria de la anunciación E¡ esto la diferencia cú las Coplas es marcada, ya qrc enel diáIogo de Mingo y Gil la crñicidad es §ólo ma¡co pa¡¡ un proP
Mia4o Revulío

*

ún'

fily fñigo y a 16 del teaüo,la diversid¿d de eleriento6 allegado§ en su composición las §epera C-on cual dificl¡lta so-trioridrd , E-inu, l" cá¡&leriz¿ción de e'*a lengua se haoe sin leonesismc,losi se tiene en cr¡enta

brema¡rer¿ el pensar en una "t¡dición sayaguesa" pre'€riziriasa, especialnEnte esta lenguai que aparEceri' auÍ$¡€ los eleúEnlos leoneses serán en defidtiva Io§ ñás distintivos de que ernpobrecidos y muy esporádicoG, en los autores de finales del xu y del xvtr (Humbero tópez Mú¿Iles,Tiadición y creación en los orlSenes d¿l ,eafi) castella¡o,Mad,id,l9ó8) '

Abandonada la corte de los duques y antes de su partida a Italia, Encina escribió todavía algunas piezas teatraies qre se representarían en Salamanca' l¡ Representadón sobre el poder del Anar, ante el PrÍncipe don Juan y su esposa, Márgarita de Austria, pone en escena la contienda del pastor Pelayo con el todopodiroso Amor que le hiere imptacable con su flecha, a pesar de su humilda mniición. Como a lós conesanos, sólo quedará a Pelayo ennegarse al senicio amoroso. f,a obra es, pues, una proclamación del podeidel Amor y una exaltación de

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rrc¡rno.

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c¡usrl¡¡¡ 2ó7

la gala y elservicio amoroso cortes¿no. El ár. to del repelón cxupaun lugar un tanto marginal en la producción enciniana, por cuanto presen@ un agurnenlo y hasüpo d: le.ngua alejado de sus demis piezas. Ei uu,o, qü üñná'ouJ.n.urdrar en una Eadición de ..iuesos de escamjo;.rt Arntit"r-..l..ninü,.i* qu.1^ y haladronadas, un diáogo ristico enue do, Éil_"rno, las burlas y el repelón de que han sido objeto po'r p".r. aÉ ,n grrpo O. 3u¡ llgran estudranes en la plaza de la ciudad cuando ll.uuU_ u'r"ná_ J* cado. Con la legada de uno de los estudiantes. que perseguía a iriemicurLo y que en-undescuido culminará su repelón, pero que aianibio ñsutra upo.r.ááJpo, to, rustrcos, concluye-esta obra, esencialmente ¡ómica y ris¡ble, qu" ,.ri.nio" como presagio del futuro entemés:

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PIERNICURTO JOHANPARAMAS PIERNICURTO JOHANPARAMÁS PIERNICURTO

Repela el Estudiante q piernicurto

PIERNICURTO

ESTUDIANTE PIERNICURTO

ESTUDIANTE JOHANPARAMÁS PIERNICURTO

2óE

uren¡rune rspAñorA

¡No llegués vos a la morra! Si ño, yojuria a San Joan. quizís si ahor¡o el gabán y a las manos he la porra, que por bien que alguno corra Io alcance tras el cogote, aunque sea hidalgote, que l€ pa¡ezca modorra.

¡Hideputa, bobarón! ¿Vos osais amenazar?

¡Oh, doy al diabro llazar! Apa¡ta atlá, modonón, grande y malo baharón no os hago yo ir noramala. ¡Par Dios, así Dios me vala,

que vos tenéis gran rezón ! ¿A vos. quién manda llegar a repelar Ia persona?

MEDTEVAL (EL

stcro

xv1

¿cuida que ño le han de habra¡? En burla se ha de tomar.

¡Allá, allá, cuerpo de Dios! De otlos ruines como vos presumí vos de burlar. Pues yo os do la fe que entiendo que ha de venir a más mal. ¡Doy al diabro el ciguñal!

Pues que ya te lo hejurado, ven acá, dímelo tú. ¿Querés saber lo cue hu?

Engañonos, ¡mal pecado! Que esúbamos nel mercado ña aquella prazá denantes, uo rEbaño de estudiantes nos hizon un mal recado. ¡Aquéste yo os do la fe que bonico Io paroren ! Y a mf ño me repeloren. Así hizonte ño sé qué. No. que yo bien me qua¡dé. Bien que el rabo lo págó, ¿cuidas que ño lo sé yo? ¡Cocorrón quc te daré !

ESTUDIANTE

¿Por qué anda agora cutiendo? Vos mucho andáis presumiendo, rep€lando a hurtadillas. ¡Mullámosle las costillas, que eso es lo que él anda urdiendo! (...)

iu.j.

JOHANPARAMÁS

Porque sea de corona,

PIERNICURTO

;r;r;,oT; .."

ESTUDIANTE

JOHANPARAMÁS

E

-,¡

Con su viaje y suc€siyas estancias en Italia se produciñí una apreciable rcnovación en el teaüo enciniano. El mundo artísüco de la égloga fue el que mayor atracción le produjo y con el que también suPo conectrr sus anteriores ensayos pastoriles. En la Egloga de Cristino y Febea salen a escena el Amor y la ninfa Febea, amada del pastor Cristino, que ha querido hacerse ermitaño. Amor, enojado porqu€ Cristino se ha marchado sin su licencia, ordena que Febea le seduzca y abandone. Cristino se debate angustiado entre los deberes de ta religión y [a atracción del amor, pero accede a abandonar los hábitos a cambio de que se yea correspondido por el amor de Febea. Hay en esta obra diversos motivos que contrastan con la producción anterio¡ de Encina. El conflicto ent¡e ascetismo y espíritu mundano con el triunfo final de la came sobre el espíritu, la Puesta en cuestión de ciertos valores reügiosos, así como la uülización relevante de dos personajes paganos (el üos Amor y la ninfa Febea), indic¿n un evidente cambio de orientación ideológica. Todo apunta hacia una concePción del mundo más vi talista y paganizante, que anuncia caminos renacentistas y que con tda Pmbabilidad le llega a Encina de sus primeros contactos con Italia. Inspirada directamente en una égloga del italiano Antonio Tebaldeo está la Égloga de Fileno, Zambardo y Cardorio, que pon€ en escena la figura del pastor suicida por un amor no correspondido (Fileno enamorado de Z,eftra). así como la del confidente zafio y grosero (Zamba¡do). Se trata de una égloga trágica, como era el modelo, cuyo protagonista es el Pastor doliente, desconsolado y suicida, que tendrá larga descendencia literaria. Conforme a su propia doctrina poética, ha elegido el verso de arte mayor, el que correspondía al argumento trágico y al asunto elevado. A todo ello, ha superpuesto, sin embargo, un tono cómico y sarcástico que produce un cierto extrañamiento en la obra y que ciertamente no poseía el modelo. La Égbga de Pldcida y Vtoriano fae segttramente reprcsentada en Roma y en ella mezcla elem€ntos literarios difercntes. Una uiígica historia de incomprensión amorosa enüe Plácida y vitoriano, termina felizmente, luego del suicidio y resurrección de Plácida, gracias a la intervención de los dioses Venus y Mercurio:

EL

IEATRO LA CELESTINA

2ó9

VITORIANO

¡Oh mi señora y mi dea,

I

no tiene par ni segundo. Según la vida pasada y mueñe. aue todo es uno, iú serás biin consolada. DesDierta. no tardes nada, ya nb avrás bivir fonuno nr temPero; o e fPcuerules te reoulemtior mi madre, dea Juno. [¡s que vieren levanta¡se un cueroo sin corazón. v sin cdrazón muda¡seíro deben maravilla¡se de aquesta resurrección.

remedio de mi consuelo! Si te place que te crca, haz dc manér¿ oue vea Mercurio venir áel cielo.

pues su oficio es cooceder beneficio de dar vida en este suelo.

VENUS

-

Sosiega, Vitoriano. Cumple ofr, ver y callar, quc de r€ino soberano vemá Mercurio, mi hermano, Prestamcnte sin tardar. Calla y mira, que el gue a Apolo dio la lira le vemá a resuscrtarVen, Mercurio, hermano mío,

¡Sus,levanta,

VITORIANO

ruégote que acá desciendas Y mueslra ¡u Doderío.

En aqueste cüerpo frío cumple que el ánima enciendas

y la influyas;

pues mis cosas son tan tuyas, conviene oue las defiendas T\¡s ooüncias no son oocasMercurio- si bien disciemo Das elocuencia en las bocas y las ánimas revocas

y las

MERCURIO

VENUS MERCURIO

sacas

del infiemo;

:j

con tu verga haz que sc levante y yerga estc cuerpo lindo y ticmo. Venus, por amor dc ti yo soy contcnto y pagado; vete. hermana. tú de aouí y déjame el cuerpo a nií, que este oficio a mí rie es dado. Yo me voy v aoueste carso te dov. Yo óumplié íu mandádo. Cuerpo de elemento escuro, por mi poder soberano, te requiero y le conjuro que de aqueste suelo duro e levantes vivo v sano-

PLACIDA

VITORIANO

PLÁCIDA VI'IPRIANO PLACIDA

Alma riste

qu€ mis hechos ya bien viste, Ioma a tu cuerDo mundano. Toma. lomá. no havas miedo de volver en este munáo. que con el poder que puedo te haré vivir muy ledo, muy alegre y muy jocundo. No te lardes. que el amor por quien tú ardes

270 i

Lr¡n¡rune espAÑorA

MEDTEVAL (EL STGLO XV)

no tensas oereza tantra. que yo-vuélvo a mi región! ;Oh Plácida- mi señora! ¿Ed posible que estás viva? i Estás v¡va. matadora áe este siervo oue le adora va sin merced ie cativa? ioh mi alma. fiov eanas triunfo v oalma de'uña ploria muv'aftiva! ,Es íueño aqutsto que veo? Aún no creo que es verdad, que te veo y no lo creo; eózase tanto el deseo íuanto penó mi maldad. ;Oh mi amor, óues oue se secó el dolor. horeáa nuesl¡a bcldad! Desoue del mundo oa¡tí v al indrerno me llevaÁnioh, cuántas cosas que vi!, más de tal eoua bebí oue todas se"me olvid¿ron! ño me oueda cosa qué acordarme pueda, sino a Ii, que allá nombra¡on. Y aull diércnme tales nuevas oue muv oresto allá serías. Úe eso íti hay que duda¡ debas, que aun aquí traigo las prueba§. ¿,También matarte queías? Sí. oar Dios. Dios nos dé vida a los dos de placeres y alegrías. Muchas gracias y loores al dios Mercurio se den, y a Venus. que los amores áe estos dos' sus servidores resuscitaron también;

y a Cupido, I

aunque me puso en olvido y dio de mí gran desdén.

EL

IEATRO. LA

CEi,fSfINA 27 ¡

l

\

I

Encina parece habe¡ decidido

Personificada y con voz propia la muerte, el paso siguiente en esta trayectoria poetica del discurso fúnebre será la "danza macabra", que tenemos bien representada en la literatura española, al menos con tanto vigor como en Francia y otros lugares, si es que no se trata de planta autóctona y original, como algunos han pensado. De la danzo se nos ha conservado un texto muy singular y representativo, custodiado precisamente en un manuscrito escurialense de principios del siglo xv que, para distinguirlo de la otra versión más hrdía, de 1520, se le nombra con el título de Danga general de La muerte. Constituido por setenta y nueve coplas de arte mayor y un desfile de hasta tfeinta y tres personajes, representa una de las muestras literarias más completas y valiosas del género.

acerca¡se a las corrientes clasicistas

del teatro italiano y no duda en incorporar personajes y dioses mitoló_

gicos a la acción. La construcción estructural de "comedia", con final feliz, gracias al recurso del deus ex

mnchina con la intervención de Venus y Mercurio, así como la ambientación u¡bana de la acción y el comportamiento trágico de los amantes, al igual que la presencia de

Poéticamente la Darya introdrce un nuevo tipo de discurso, ahora ya plenamente &amático, dialógico, e incluso escénico si consideramos sus rasgos representacionales y admitimos que la danza era ilustración animada de un sermón fiinebre, como alguna crítica defiende. En cualquier caso, aquí la Muerte tiene ya una rotunda presencia como personaje principal que abre el discurso:

algún motivo celestinesco, son elcmentos dramáticos que denuncian una nueva y última manera en la

evolución del teatro €nciniano.

El amor que termina triunfando en esta última égloga de Encina. ya no responde a las caracterfsticas del amor conesano, Vtoriano, amador coñesano hasta aquí, se decla¡a incapaz de explicarle a Su plicio la írdole del cxl¡año sentimiento que se ha apoderado de su corazót y, no sabiendo cómo describiresla expcriencia amoro§a totalmente nueva pam é1, rccure prccisamente a áquellos trcs ténninos (librc. vivo, sano) cuyos antónimos (preso, mueto, enfemo) son los epltetos clave en Ia teo_ ría delamor cortés español. Al caer el telón ante el último rcpresentante de los amadorcs cor_ lesanos de la galcrla teat al de Encina, Vitoriano esboz¿ asf como un gcsto de despedida al dios Amor, cncmigo dc los hombrcs, a la d¡ma ingiata y caucl, verdl¡ga de los am¡ntes, eri suma, a toda una época transida d€ inqu ieh¡dcs y vibr¿¡te de anhclos a exorcizrr poética¡ncnte ¡qucllas tcndcnci¿s cn la conccpción t¡adicional del hombre hispánico que di ficullaban su acccso ¿I nucvo átnbito rcoacantista dc I a cultura eurcfrea (Anthony van B eys¡erve ldr,l,a poetla arratoria d¿l siglo xv t el tealro pmJaaa de Juan del Enciña, Madrid , fnsula, 1972)

I

t

en Doemas na_

portante en el tratamiento del tema será la aparición de la rñre.t. páisonincada..a la que dirige sus apóstrofes .l uuior, ,"i'"i"_Jü"i*" .r A.rcrPreste d: mueñe, e-mai andante! / Ilta ("¡Ay. muerte! ¡Muerta sea,"árn" Marasre a mt vteJa, matases a mí ante"). o a quien interpela y con quien dia_

el poeta, como en el Razonamienro ,on' u Áiir[,-itia,ii"¿o Mena "-Muere que a todos convidas, / dime ¿quétristezas y pesares. / llan(os. vozes dolo¡aas-..:jl

llu"n

*"iri Á-ái"li¡

ir

unnarune espAñoLA

IüEDIEVAL (Er

sclo xg

ñi fl€c¡¡

crrEl

tr¿spasantc. manifi€sla oto

nnná

cornpuesta

rrativos de asunto moral, on poemas dialogrd;. iañ;bt;;;;o-irr,'riáio, ¿. enseñanzas relig-iosas y morales y, por supuesto. en infinidad de poemas fú_ neDres con ocasión de la muerte de determinados personaies. Mómento im_

272

¡OhMe,¿t[qrré

¿Qr¡é loo¡r¿ €s ésta tan que prensas tl. hombre, que el y tri quedarás por ser bb¡ la tu cof¡plexiófi y que No ercs cierto si eri punto

,_ muy diversas las apariciones de ¡a muerte en la poesía _-j:.ll"y,],tl:: meolevat. La encontramos en relatos heroicos y hagiográficos,

lo_ga

durante. or¿s Señores, punad en hacer buenas obras, no vos ñedes en altos estados, de üda tan bf€ve en pur¡to pasanb? R¡es rio hay tan ñ¡erie ni recio gigante qu€ no vos valdán tesoros ni doblas que de este mi a¡so se puede ampar¿¡; a la mueft€ que tiene sus lazos parados (.. .) Hacrd lo que digo, no vos dciardedes cooviqE qlE [nEr¿s o.¡ardo lo tirar Danadoydigo:

coo csta

'|.4. Lo "Donzo de lo muerte. I

Yo só la Mueñe cierta a todas las oiab¡rasel empcrador con toda su gente que son en el mundo, de morir han for¿ado. que son y serán en el mundo

¿" _son

-l

durará? vemá sobre ti a deshca alguru corrupción de tandrE o ca¡üonco, o tal implixióo por que el nr vil cuerpo se de,sata¡á (...) Dbe el prcdicador

Escritura nacido

Señores honrados, la Santa demr¡esoa y dice que todo hombre

que ya la muerte cncomicnda a ordcna¡ una danza esquiva, de que no podcdes por cosa ninguna que sea escapar; a la cual dicc que quiere llevar a todos nosotlos, lanzando sus redes. Abrid las orejas, que agor¿ oircdes de su charambela un tIiste cantar

Dice la Muerte

A la danza mortal venid los nacidos que en el mundo sois de cualquiera estado: el que no quisiere, a fuerza y amidós

hacerle he venir muy toste priado.

Pues que ya el fraire vos ha pedricado dur¿, que todos vayades a hacer p€nitencia, c¿ trajo al mundo un solo bocadoi el que no quisiere poner diligencia ca papa o rcy u obispo sagrado, cardenal o drque, y corde excelente, por mí no puede ser más esperado. gustará la muerte, Moguer se¿

EL IEATRO. LA

CELfflNA 273

nl

es?ermanente

y esencial en el poema Ia _-__Y pareJas de personajes, uno de tos cuaüs e.

::ffifffP

*,

\ forma dialogada. el diálogo en

ir"".ili;;;;üü;r.i.,

.omspondienre representante en el desfrle

dels

.n

que invitan a pensar en el csrácter leatral de la Danza. Asl, cienas fórmulas de presentación del tipo: "Estas dos doncella§, 9¡¡e v¿' d¿J hermosas (v. 6óri pero pucdcn ser resi_

*-

estados

duos de su prirñitivo carácter de ilusl¡ación de escenas 8ráficas. En cont¡a de su posible escenificación obra¡ indicios como su l8ida disposición estrófica, la inexistencia de diálogo propiamente dicho por carercia de téplicas, y el número desñesurado de los personajes. Nuestla indecisión es favorable a considem¡ este poema como obra destinada a la lectum, aunque de notables posibilidades dramáticas (Femando Lázaro Carreter, Teatro medieval, l,I'fádird, Castalia, 1970)

Dice el Caballero A mí no paretr ser cosa guisada qu€ dcje mis a¡mas y vaya danza¡ atal danza negra, de llanio poblada, que contra los vivos quisiste ordenar (...) Dice la Muerte Caballero noble, ardid y ligero, haced bucn semblante uu"i. p"rsonu. "n No es aquf tiempo de conta¡ dinero, ofd mi canción po¡ qué modo entona... ¡Danzad, abad gordo, con yuestra co¡ona!

I

Dice el Abad Maguer provechoso só a los religiosos, de la¡ danza, amigos, yo no me coniento; en mi celda había manjares sabrosos, de ir no cu¡aba come¡ a convento (...)

-

2, LA CELESTINA

Dice la Muerte

_i

Don abad bendito, folgado, vicioso. que poco curaste de vestir celicio,

pigff [l,,l:;iliffi ff il['j:#:?:*'#ft f ,y":"ff ;"ii.H,§"T:i

I¿ obra, escrita en prosa, está compuesta en forma dialogada y diüdida en actos, por lo que, como género literario, se muestra más Póxima al teaüo que a la nG vela. No oÚstante, no fue qscrita para ser representada en su época, sino, a lo m^'ás, para ser objeo de una lectura dramatizada en público. Alonso de Proaza, corecior de ta obra,ixplica en unos versos finales cómo era leída en público, con modulaciones de voz segin los personajes y sus emociones o Para ma¡ca¡ los apartes:

ffi¡:rtitHtffi

[]r',f iif l]i'i"',:"i]ffi :ü=l[,!]ffiii .r"erülniÁl; j;;**r_ racrón de.cada uno de ellos t..a Ia ¿anza;;i me, agora seredes mi esposo... ";t,il;. ilffiJ'.,.f^[r*^ / Canónigr;ig;,-;;;; ;ñ;;;no ñr"

pensades, dad acá la mano....')

I

qu"

j"l"

.,- rncremenro ,9:I 1.rlárica que aporta la Danga gencral lleva consiso rambién un de lo macabro y o.t t orro. inrJi, i""p'1.i, i"r__i_ .obra ésta (voz, gesros, ca¡acterización), !r.",d.r.. además de esa cruel e. rrón¡ca animación que suponé el riimo Oe la daná,,p"-,i.n ,"ri."" en un estremecedor escalofrío t."r" ¿¡ ¡1¿.ulq"". como dijo Huizinga. es a Ia vez espanro y advertencia a los humanos.

.r.iá.

::l?l

t_

j.

"r;i";;;;fi;;;il,

Volvie¡do al problerha de su presunta .nauraleza dramática, hemos de confesar nuesra rncen¡dumbrc, mayor aún q,e anre tos diátosos ü"i

"";;;;;;;;;;

274

unn¡rune ¡spAñoLA

|\¡EDTEVAL (EL STGLO XV)

Presentoción de lo obro

con todas las formas y convenciones artísticas precedentes, y s€ sitrla en un espacio llmite entre el mundo medieval y el renacentista.

mundo, subrayado además a modo de acota.ion l

l

La literatura de la Edad Media culmina con esta obra genial, que rompe

abr¿zadme agora, seredes mi esposo, pues que deseastes placeres y vicios... I

2.

",i.ri"r-r"*"i""

t

Si amas y quieres a mucha atenció¡ leyendo a Calisto mover los oyentes, cumple quc sepas habla¡ entre diente§, a vezes con gozo, esperanga y passión, a vezes airado, con gran turbación. Finge leyendo mil artes Y modos, pregunta y responde por boca de todo§, llorando y riendo en tiempo y sazón.

En su composición y transmisión, la obra presenta un constante Proceso amplificación, de manera que fue pasando de un Primer auto. escrito por de un antiguo y desconocido a[tor, a Comedia de dieciséis actos y luego a

EL TEAIRO, LA

CELESTINA

275

t

\

1

Tragicomedia de yeintiuno, redactadas ambas por Fernando de Rojas. En ese proceso, la obra tuvo también una rur" ,unuiiitá f ,!'aiiu-noi.r?.n .opi", por ámbitos universitarios salmanrino-s. La primeri ¿" fu obra..como decimos, se pubticó en 1499 ""ñ6r'i".rn01","c.,u,, y Metibea y constaua solo ¿e a;ecii¿is;*. úr'ii"iiiüa-"íí1,!1."0"r,r¿ 1l""¡" 1502, aparecería una sesunda

En su época de estudiante en Salamanca, hubo de componer su famosa

;;i ;;;; f"tf,^iiüu*

c, i,;

; ; ñ;ii b:;" ;ff :H§',.;fl ,,T, fi i, i: j[: "

de rr a g i c o m e,t i a

1

de

Yo vi en Salamanca la obra presente' Movíme a acaba¡la por estas razone§: es la primera, que estó en vacaciones;

[-a novedad que ofrece ra Tragicomedia es el añadido de estos cinco actos, a panir del xv. a ta Com
ofa, que oí su inventor ser ciente ['sabio'], final ver Ya la más gente vuelta y mezclada en vicios de amor'

la

Y es la

; li ú'i-i¡il^"¿¿, ;;;;;,ilü":'rirJii'in*,,.or¡ ;;;;;;;; i;rá; dr*;];;;;;r:'E;1¿|,,il*rru , i"* lI'q,iliá"** ;;id;;'iJ;; hombres. En ta úldma ent¡evista't"n *u],¿r¿. í" ü""r'" lr-iri'i¡.,iln"O. Calisto, que quiere salt en defensa de su" ;il;; ;;';; ,r;;.;J;fr;-, pr.. ya han puesto en huida a Traso

El ambiente universitario salmantino y su cultura oral, en medio de la que Rojas concibe ta obra, ha sido descrito sugerentemente por Gilman:

6s6 desde las tapias deiiurJin'y".u"r., y Melibea se suicida. En definiúva,Ln b Tragicomedia, Rojas órolonÁa..el delei_

f

te desros aman¡es" (que. según ér. te

habr-"ñú;ilt;:¿1;.§iv"i"ji, .l to ejemprarizanre qué .o, rá p,eciprüciáilJ;"-ñffid;Ilila "r.il't"^"ar. 2.2. Fernondo de Rojos .., Fernando de Rojas, sabemos que había nacido puebta - P." de autor. Montatbán (Totedor hácia 1474, q;."i;..;r;;üii.")" en La r.y., en.Salamanca en los últimos aÁLs del siglo xv, donde se graduaría de bat""iJáJi"*, chjller y donde compuso la única obra ri*",ii qr. j"? t r_ cra los veinticuatro de su edart L"¡¡;y9. p;;t. i;.i-"i¿"lr'r"r"r'j|¡¡¡o * Talavera de ta Reina. donde ejerció .'"rná,"ir""ü"i'"-irgá";i,"r"ura. mayor e intervino como let¡ado en diversos pleitos. Allí-consiguió un crerto parrimonio y hacienda. y y iJJit, er"" rez de Montalbán, hiia del conve¡so "u.o tol.¿rro Áiuái,o á;ü;;;i;;r.

turá,i.i.ffir.á, pr" cesado años_atrás por ta Inquisición. il i;h";r;. ;.d".,i'Ii'lt,?., ,.r,* mento en t54 t ,.e.n et que mandaba ..,

.ni;;;;';;;'.i

r,?ili"" ¿. s", trancisco. Ha sido muy discutida ,, ,";;;;;;;;;;;;;';;.:"."r.rro, pt¡es, trente a lo que se creyó en su momento, no fue su padre el Hernando

de Rojas condenaao a.ra hoguei"';r"iiid. ,u*iiii L rr... contra que interviniera en'eI. pro."r" á; ,;:;;;;;.lri.n to Ii:T:n,o como "n abogado por requerlr¡a su fama y oficio, p"ro no por.inr"Jro, qu. rogtcamente hubiese sido contraprod ucente.

27ó

rn¡narun¡ ¡spAñoLA

I,IED¡EVAL (EL

slclo x9

obra que, por lo demás y que se sePa, es la única que-escribiúa a lo largo de encontró escrisu vidia. §ágún él mismó nós cuenta, en los versos prologales' d" la obra y se decidió a continua¡la, durante unas vacacioios lo. "orn'í"nro. nes, añadiéndole los actos restantes:

I t a I

No hay por qué sorPrenderse' Pues' de que la Salamánca del liempo de Rojas-fuera una posibilidades de Unlversiaád priáordialmente oral-y de que sólo comenzara a exPlorar lás en une de las implfcitá la encontraños lá il¡ováción a La resislencia la enseña¡za visual. que puedan norñas de 1538 que exi8e que los estudiantes lleven los libros a clase pa¡a Otro indicio de «oyr por libros" transiciónperfodo de este di caracterfstiá -según frase (o mal la piimacia total ael lenguaje hablaáo cs la imponancia otorgadá al comportamiento Las rcpeticiones forñales y las di§ertaciones (gran panc del vo_ oral

componamiento¡

l-.¡

cabulario académico de hoy surge en los sl_ glos de enseñanza oral) eran impuestas al claustro y a los estudianles de cursos superiores en detenninados momento§, y el sábado eslaba deslinado a ejercicios y a revisión oral del trabajo de cada scmsna (...) En una Universidad rcgida Por nofinas como éstas, la experiencia diaria del estudiante era fundamentalmente la del ofdo.

En vez de mirar a un boletfn informativo, escuchaba al bedel que gritaba los avisos sobre los acontecimientos importantes: lecciones, debates e incluso representaciones dramáticas en latfn. Adeñás del estudio de Te¡encio en el aula, la rePresentación o al menos la lectura dramática del diálogo de las obras clásicas y huñanfsticas parece haber sido una costumbre normal (...) Y después de las clases matutinas y ejercicios de la tarde, el estudiante podíajuntarse con sus amigos para cantar o escuchar una reci_

tación privada de un experimento lilerario de un compañero de clase (...) En esa época y en esa Universidad era la cosa más na' tural del mundo el que Rojas hallara el fragmenlo del primer acto circulando entre

EL TEATRO. LA

CELESNNA

277

\

r

sus cor¡pañeros y de que lo leyera en voz alta para sf una y otra vez (Stephen Gilman, La España de Fernando de Ro./ar, Madr¡d, Taurus. 197g.

307:3l .])

2.3,

El

orgumento y los personojes

j

l

MELIBEA. CALISTO.

l

MELIBEA.

El argumento de La Celestin

.nr.oo. ir.o. ,.rurñ."ái il'lÍ^.L'lamente no muy complejo nide gran b re i naji. ;, á il" *;;:sJ,l:T ; !*:;;::tii:i,T.:: il,i del adinerado Pleberio. [nducirto_po, .r. .iiudor. S.rp-nio ,'p¿r,,.ro,

l;;;;

r

[

*

soticira tos servicios de ru et "i"i, c!ü,iru-pui,";;.,;,:í::l#ialian¿e corazón de Meiibea. La urtrrr'.r,a.¡u. tras pactar con los criados v ofrecer_

les los favores amorosos o" .,,,rpiirr. d9 amantes y sa."r buJnds encadenamienro de sucesos. sin embargo, nal. Los criados darán muerte a (

lig1.¡

e,o.

rus

.oí¿u.iü á",üoil

r"n"rrag,.o ri_

ga;;i;';' a;iffi ';.,:;"J:';:Xl"r::j:*1 ji:i,,o":,i.',..r*J:.,7

duranre su úttima enrrevisra con t14s1i6s¿

da-,se suicida. arrojándose amargamente su muerte.

¿"r0"

;n

;ij;;;:

ü";#;t",J"rp"r"

l"to""á"ll"?ü i,'.#i1J.'"1 ,r".*

Con este argumenlo. ouiso el autor.

según él mismo declara. advenir de Ios peligros del amor desoidenado y de los engaños de alcahuetas y malos sir_ Al mismo tiempo. en u, piuno .ai-p?iJ, .vrentes. a" un mundo en crisis. que üene como f.ondo la sociedad de su época, reúafada, como veremos, en dos de sus estar el de la aristocracia urbana el de I. v

j". pii",r'# á,ijirr,

r;;i;;';;;#i;ffi#.:'

"lu'. argumento son protagonistas ,,_Del térpretes de un.amor

los amantes Calisto y Melibea, inapasionido._que pronto desborda los márgenes del

puro amor cortés, pues enseguida Iár.iig"n"iu, á. ,.rul"¡" recuería. se ven trasp-asadas po, .j irp.t, 1Luil por Iacomplacencia, aunque ai.a¿u, ¿e tá venrmos ya en Ia primera escena "."J", de t" ou.u,'q*-.J"IJ"i los protagonistas; CALISTO,

MELIBEA CALISTO,

l

u"Ji,r.,,"r,",

"*f".."

"iir"J,i""

,a o"

bn esto veo. Melibea. ¡a grandeTa de Dior. ¿En qué, Calisro? nalura que de tan perfera hermosura le do¡asse y fazer a ranla merced que verte atcansasse. y en lan conven¡enle ili,^irlj"!1, ¡ugar que m¡ secreto dolor manifestarte ¡

l: l*-::a:r:

;Ii,ffiX"fi :"li X"'iiliil.ili,,Í1,11 [:T,?il";

:1""1.:i1i:.r","-1 vur¿r p¡as que por este lugar alcan§ar tengo yo a Dios ofrescido. Ni otá poder mi vo-hrntad humana puede comilir. ¿euién vido .n .r,u-ui¿u cuerpo g¡orificado de ningun hombre como agora el mro? por cierlo los LITERATURA ESPAÑOIA MEDIEVAL (EL S¡GLO

-j

y'r.tr.a qr.

ll."ü"i",

::,*::i"

278

j

aii.i;; ffi;;.:ji::;jira u di;.,*;ás;;.";. dáj]!iJ'L,,r¡, ,,,,

I

Los rasgos del comportamiento de Calisto que, como decimos, sobrepasan los límites habituales del amor cortés,los ha descrito perfectamente

la crítica: Ya en su primera declaración se muestra Calisto como un enamo¡ado temerario e in_ conside¡ado. Saltándose eI período calculadamente largo de la esp€ra y de la adoración a distancia, impregnada de humildad y silencio -que constituye la fase del 'fenhedor' [inicio del amor cortésl- dispa¡a a bocajarro sus sentimientos de adoración hacia Melibea en una escena que se desanolla en eljardín. En una reacción Perfectamente normal y a Ia que están acostumbrados los amantes conesanos demasiado impetuosos, Melibea le contesta con una explosión de ira femenina: la "furia de Melibea" (...) A medida que Calisto va devorando sus penas, aparecen cada vez más altos ciertos áspectos del amor cortés. No sólo es él una vlctima de la belleza, sino que la criatura que encarna esa belleza es infinitamente superior, en la imaginación del enamorado (Otis H. Creen, Erpaña y la trodicióñ occi' d¿¡r¿¿,

I. Madrid, Gredos, 1969)

Rechazado Calisto, pronto revela síntomas de la enfermedad de amor, del llamado amor hereos, el amor de nobles y aristócratas, catalogado por los tratados de medicina de la época. Ios síntomas de ese amor no correspondido, de la aegritudo amoris, son la depresión, la pérdida del apetito, el insomrio, la falta de concentración, la ansiedad. El enamorado, idealizado el objeto amado, tiende a[ retiro y a la soledad, busca la oscuridad, tiene bruscos cambios de humor y siente un desasosiego general. A pesar de episódicas distracciones, el remedio sólo residirá en la posesión del objeto amado. Para ello se pondrá en marcha la actuación de la medianera Celestina, como propone el astuto criado Sempronio, a quien, tlas haber detectado la enfermedad de su amo, éste le conlía todos sus males: CAIISTO.

¡Sempronio, sempronio, Sempronio! ¿Dónde está este maldito?

SEMPRONIO CALISTO. SEMPRONIO CAI-ISTO

AquÍ estoy, señor, curando destos cavallos.

SEMPRONIO CALISTO. SEMPRONIO

X!)

gloriosos sanctos que se deleitan en la visión divina no gozan más que yo agora el acatamiento tuyo. Mas, ¡oh triste! que en esto deferimos: que ellos puramente se glorifican sin temor de caer de tal bienaventuranga y yo, misto, me alegro con recelo del esquivo tormenlo que tu ausencia me ha de causar. 1:Po¡ gran premio tienes esto, Calisto? Téngolo por tanto, en verdad, que si Dios me diesse en el cielo la silla sobre sus sanctos, no lo temía por tanta felicidad, Pues aun más igual Bala¡dón te da¡é yo si perseveras.

Pues, ¿cómo sales de la sala?

Abatióse el girifalte y vínele enderesa¡ en el alcándara. ¡Assí los diablos te ga¡en!, assí por infoÍunio ¿urebatado perezcas, o perpetuo intollerable tormento consigas, cl cual en grado incomparable a la penosa y desastrada muerte que espero trasPasse! ¡Anda, anda, malvado!, abre la cámam y enderega la cama. Señor, luego hecho es (...) ¿Qué te pá¡ece de mi mal? Que amas a Melibea-

EL TEATRO.

II

LA CELÉSTINA

279

fl CALISTO. SEMPRONIO CALISTO. SEMPRONIO

I

CALISTO, SEMPRONIO,

ptrr lu

;*

CALISTO. SEMPRONIO

,*;;;;;fffi,;;iH":.ilfl!,1ll,ñ1Xll ffi. b.Cl.

Oesseas! espero quc T¡o has de hazer.

qa

ieué B¡orioso me es oíre, aunque no

Antes lo haÉ cierto. Dios te consuele. EljuMn de brocado que ayer vesti, Sempronio, vístetelo rú lAparre). ProsÉrete Dios por ésre y por muchos más que me daiás. la burla yo me llevo Io mejor; c;n rodo, si a".to, t¡aér8ela he hasra la cama. iBueno ando: rn. -'amo, que srn merced, imposible es "r,":q,i. obrarse bien ,ingunr'"o.u.' No seas agora negügente, Nolo sér( tú, que impossible es faze¡ siervo diligente el amo perezoso.

gr*"

CAIISTO, SEMPRONIO

CALISTO, SEMPRONIO

ffi: t

alesseo,

:OlO:.

SEMPRONIO.

I

I",-",,¡¡"ávo;il;;.";;X?:::#1,i,1Ti,"#ji:t* Y

Di, madre, todas tus necessidades, que, si yo las Pudie¡e remediar' de ñuy buen grado lo haé Por el passado conocimiento y vezindad, que

,l

quisiéredes (...) Y agora, ¿con qué la veo? Con ojos de alinde, con que Io poco DarE

d. CAIISTO,

I

¿Y no otr¿ cosa? Ha¡to mal es ¡encr la voluntrd en un solo lugaf cativ¿ Poco sabes de ñmeza. [á perseveia¡cia en el mal no es constan

& á "lu¡on.ril l'.li".

IIELIBEA

-",::j:jlÍ

"

MELIBEA.

SEMPRONIO, I

,

por csro, ¡p&éja(c; s€ile Sracioso, sci¡e fra¡-Y^: :11,*,ú.h*" co;cstudia, mie¡tr¿s voy yo. ¡ le dczir tu pcna, tr¡ bien como ella ta dará cl rcmedio

MELIBEA.

CELESTINA.

280

de ésta.losrz

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fir.]".r,::# *:

v hasra

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j^ol-Tg:llT ,Tg"",jOh

perta prcciosa. y cómo re ,o dizest Cozo me roma en vete [abl¡¡r. ¿y no sabes que por Ia divir" Oo"" fr. Ji.f,o, lra aqu€¡ infemal tentador gue no de solo "ori pan ,¡r¡..^oal ,...1 pr.a, .i lú m€ das licencia, diréle la necessitada causa d. rni qu" oir" que la que.fasta agora has ofdo. y ""nia". ". ro.l ral que todos p.rA.riurno. in rn. nar en balde sin que la sepas.

espAño¡-A MEDTEVAL (Er stcLo xv)

emo¡. señora. tiene ocupada mi desculpa' Mi inocencia me da osadfal y pena es rctu pr€sencia Íie turba en verla iñda. Y lo que más sienlo íre rú conclut que dexes m€ señom' Dio6 Por cibi¡ enoio sin r¡zón ninguna. todo más dicho. oue ni él qued¡rá culpado ni yo cordenada' y verás crimo es que seruicü & Dos qrr passos deshoneslo§; más Par¿ dar salud al enfermo médico si Pensara' señora, que Dan de tigero havfas mr8 dañar la fama

íu

conFcl¡¿¡ dc lo pcs¿¡o nociblcs §6paclÉs. no

MELTBEA

bd, ¿ u lice¡ci¡ para

toc¡ss'' de ric fanta§ma saltapa¡Ede§, loco, esse más yo mentar ¡Jcsús! iNo oiga o6¿dfa a hábla¡ cri cGa

r¡c dar

f,rrgo



qrc

a

C¡lilo

ni

a ooo horñbr€

figura de patu¡len¡o mál pi¡tádo; si no' aqul ric dla r¡re vido y comengó a de§variar cohaziendo mucho del galán Drásle, buena vieja' que §i

"f*, mtirtal fste"iguñrl, Á et que el oto "aer¿ en razones, migo

o.i ó ou" vu .o todo tuyo y qued¿va por él el campo' poque ho¡gué más L coténtit .us ne"e¿¿.t qr casrigar su yerm' quise riás dexarle por loco a Dio§' Pues tan libre aue publicar su grarde a§eri^i"nto ( .1 Y d" 8r""ias

envíe

Celes(in¿ amiga. yo he holgado mucho c¡ vene y conoscene. Tañbién hasme dado plazer con lus razones. Toma r, ain.ro y »ios, que me pa¡ece que no deves havcr "on cor¡¡ido.

es

i

:,:

re

"

no passes adelante ¿Ésse ii", y", y"r sr.* ""ia.,á m" aiga. -ás. il aóti"nte pot qri"n has fecho tanta§ premissa§ en tu demanda' Por

L

*á.

q* linJ,,i ,ffi"Ji i",í":s;f;

sentilhombre de clara sangre, que llaman Calisto

verros! (...)

CELESTINA

iltfff ,:"ffi :m':"lJ,T:ff 0.?*T'd'c;i;;i;;"-;;i;,iit,t'*..o. ." r;;.;..firria'. ;,"'.;;á:'ü Jr[ :lT"r"1Í¿:iJ?i:j]T.iX i."iütrffi "q',;ir" tras aguantar la

Bien temás. señora, noticia en esta ciMad de un cavallem mancebo'

de §ecretos alcahueta ialsa, hechizera, enemiSa de honestad, causadora

También Melibea muest¡-a sin¡omas de la enfermedad de amor y se presenh

.r .oñ0"

mal

ouien has vinido a buscar la muefe para ti' por quien has dado tan da_ io.os p"..os, d.sr..gon§ada barvuda? ¿Qué siente esse perdido que seas' con unra passión vienes? ;De locura será su mal! (" ) Quemada

* i"i iA* p.#-

CALISTO.

laenfermedad? des, y tales que donde está la melezina salió la causa de que de Por itios, que sin más dilatar me digas quién es esse doliente mestan perplexo se siente, que su passión y remedio salen de una ma fuente.

CELESTINA

¿Cómo has pensado de fa¿er esta oi€dad?

que conozco, en trn desra vecindad, una frardes vreJa b¿úbudá ?r^ que se dize Celestina, hcch¡zer¿, astula. sagaz en cu¿nb§ maldades hay. Enriendo que p¿ssan de cinco mill v,.go. to."qu" cho.y desecho por su auctoridád en csra cibdad. ¿ I^ ¿rr* veá y provocr¡á a luxu¡ia, si ouier€ ¿Podrfala yo fablar?

pone obligación a los buenos. dicho: que las mías' de mi ¡.Mías, señora? Antes agela§, como tengo ;ueta adentro me las passo sin que las sienta la lterra'comiendo cuan_ io ouedo. beviendo cuaído lo tenSo (...) Pues tal conocimienlo dio la de ser más natura a los animales y aves. ¿por qué los hombres havemos y personas a los gracias nuestras pafle de dareños qué no crueles? ¿Por oróximoi mayormente cuando eslá¡ enbuehos en secretas enfermeda-

pr§Pieies feria. ñ¡en mc travfan dicho qu¡ér hi eras. y ávisado de tus conocfa. no te agora dades, aunque f&fe estabá Troya, y aun otras más bravás he yo aman(Narfe).

tu

CELESTINA

MELIBEA, CELESTINA.

iuás

sado! Ninguna tempestad mucho dum' qu€ te pueda oír' ¿'lleries desculPa alSuna ¿Qué dizei, enemila? Fabla y lu yerro y osadía? escusar enojo mi satisfazer iara i4icntra tivierc tu ir¿, más dañará mi desca8o Que estás muy riSuroha menester Para sa, y no me máravillo; que la sangre nueva poco ca'lor

hervir MELIBEA

viva y yo quexos"' Poco calor? Poco lo puedes llamar, pues quedaste ni para esse tal quer€r podías ni p¿labra atevimiento ¿q¡é L¡r" ,r

* ¡f-

EL

TEAIRO, LA CELESTINA

28I

r¡ Fpr

rsrtNl.

MELIBEA,

de mi mal, ésta no sabré decine Porque ni muerte de deudo' ni perdi_ da de temporales bienes, ni sobresalto de visión, ni sueño desvariado, ni otr¿ cosá puedo sentir que fuesse, salvo la altemción que tú me causaste con la demanda que sospeché de pafe de aquel cavallem Calisto, cuando me pediste la oración. mal nombre es el ¿Córno, señora? ¿Tan mal hombre es aquél? ¿Tan suyo, que er sólo ser nombrado trae consiSo Pongoña su sonido? No crcas que sea éssa la causa de !u sentimiento, antes olr¿ que yo barrun_ to. Y pues que assf es, si tú licencia me das, yo, s€ño¡a' te la dié (...) quisieres' haz ioh,cómo me ñuero con tu dilata¡! Di, por Dios,lo que lo que supieres, que no podrá ser tu reñedio tan áspero que iguale con mi pena y tormento. ¡Agora toque en mi honra' agora dañe mi fama, agom l¿rsl¡me mi cuerPo! Aunque sea romper ffús cames para sacar mi dolorido corasón, te doy mi fe se. segura y, si siento alivio, bien galardizes que llaman a este mi dolor, que assí se ha endonada (...) ¿Cómo señorcado en lo mejor de mi cuerPo?

CELESTINA MELIBEA. CELESTINA

MELIBEA

CELESTINA

MELIBEA. CELESTINA

MELIBEA. CELESTINA

¡Amor dulce!

Esso me declara qué es, que en sólo ofrlo me alegro. Es un fuego escondido, r¡na agradable llaga, un sabroso veneno, una dulce amargum, una deleitable dolencia, un alegre tormento, una dulce y fiera herida, una blanda muerte. será mi sa¡Ay, rrezquina de míl Que si verdad es tu relación, dudosa lud. Por que, según la contra¡iedad que essos nombres entre sí rÍuestran,lo que al uno fuere provcchoso acarreárá al otro más Passión' No desconfie, señora, tu noble juventud de salud: que cuando el alto Dios da Ia llaga, t¡"as ella embfa el remedio. Mayo¡merte que sé yo a.l mundo na§cida una flor que de todo esro tc d.libr€. ¿Cómo sc ll¡¡m? No lc lo oso dezir. Di, no temas.

¡Calisto!... ¡Oh, por

Dios, señor¡ Melibe¡!

¿Qué poco esfuergo es

éstc? ¿Qué desca€scimiento? ¡0h, mezquina yo! ¡Alga la cabega! (...)

MELIBEA

c¡listo y mi señor, mi dulce y suave alegrfa! Si lu corasón ¡Oh mi

siente lo que agora el mlo, maravillada estoy cómo la absencia te con_ siente vivir. ¡Oh mi madre y mi señora!, haz de

manera como luego le pueda ver, si mi vida quiercs (...)

282

I.IIERATURA ESPAÑOLA MEDIEVAI (E¡. SIGTO XV) EL TEATRO.

LA CELESfINA

283

\

Las afes de Celestina propiciarán al fin, en el acto xrv, el encuentro gozoso de los amantes, a pesar de los remilgos iniciales de Melibea, venciáos por los modos impulsivos de Calisto. Todó ocurrirá en la famosa escena del huerto, al qle se desliza Calisto por una escala y donde se le ofrecerá el cuer_ po de Melibea hasta que el reloj da las tres: MELIBEA

CALISTO

MELIBEA,

Es tu sierva, es tu cauliva, es la que más tu vida que la suya estima. ¡Oh, mi señor, no saltes de tan alto, que ñe moriré en verlo! Baxa, baxa ioco a poco por el escala. ¡No vengas con tanta prcssura! ¡Oh angélica imagen! ¡Oh preciosaperla, ante quien el mundo es feo! ioh mi señora y mi gloria! En mis bmsos te tengo y no lo creo. Mora en mi persona tanta turbación de plazer, que me haze no sentir todo el gozo que poseo, Señor ñío, pues me fié en tus manos, pues quise cumplir tu voluntad, no sea de peor condición por s€r piadosa que si fuera esquiva y sin misericor_ dia. No quieras perderme por tan brcve deleite y e¡ tan poco espacio, que las mal fechas cosas, después de cor¡etidas, más presto se pueden rcpie_ henderque enmendar. Goza de lo que yo gozo, que es very llegar a tu ier§ona. No pidas ni tomes aquello que, tomado, no será en tu mano volrer. Cuafe, señor, de dañar lo que con lodos los tesoros del mundo no se res,

Sin embargo, el gozo seftí pasajero y el destino Pondrá fin trágico a aquellos amores con la muerte fortuita de Calisto, cuyos pormenores narra el criado Tristán desde el otro lado de la tapia del huerto, en tanto en éste Lucrecia trata de reanimar a Melibea, desmayada de dolor:

MELIBEA

S€ñora, pues por conseguir esta merced toda mi vida he gastado, ¿qué se_ rfa, cuando me la diesse, desechalla? Ni ¡.1, senora, me ló mandarás ni yo podría acábarlo comigo. No rne pidas tal covardía. No es fazer tal cosa de ninguno que hombrc sea, mayormente amando como yo. Nadando por esle fuego de tu desseo toda mi vida, ¿no quiercs que me arrime al dulce pueno a descansar de inis passados trabajos? ¡Por mi vida, qr¡e surquc hable tu lengüá cuanto quisiere, no obren las marios ar¡anto F¡cdcr¡ ! ¡Esfá quado ¿steñoa d¿sao qu¿ ¿t pmpio

,

ñr

fuu

r¡ío,! ¡ BásEt¿, pu¿s d¿

anadons; no

y

soy

arq, gozt r

m¿ qui¿tas

ftrfu,

el

d¿

lo

ñawr

h natura nc ha dado! Cala qu" d¿t buen p;ro, es propio t esquíb, oveja y gaaado, pea no d¿struilo y estragarb ¿Pa¡a qué, scñora? ¿Para que no esté queda mi pássión? ¿para pena¡ de don quc sus

CALISTO

nuevo? ¿Para ¡omar el juego de comienso? perdona, señora, a mii desvergongadas manos, que jámás pensa¡on de toca¡ tu ropa con su indigridad

y poco mereceq agora goz¡n de llegar a tu gentil cucrpo y lindas y delica_

MELIBEA, CALISTO.

dás cames. Apá¡l ate allá, Lucrecia. ¿Por qué, mi s€ñora? Bien me huelgo que cstén sem€jántes testigos de

gloria. (...)

CALISTO.

MELIBEA.

284

ñi

Ya quierE arn¿necer. ¿Qué cs esto? ¿No me pa¡esce que ha una hom que estamos aquf y da el relox las tres? Señor, por Dios, pues ya todo queda por ti, pues ya soy tu dueña, pues ya no ,ega¡ nú áñor, no rrc niegues tu vista de dia, passando poimi puerta. luedes De noche donde hi ordenar*, sea tu wnída por este secreb l;ga¡, a ¡a íE§,na oro-, por qu¿ sieñp¡e te espere apercebida del tozo con qüe quedo, espe_ rando las veúdzras noch¿s. Y por el prcscnte te ve con Dios, que no serás vis, to, que haze ñq7 escuto; ni yo en casa s€ntida, que aún no arnanesce.

lmnerunn espAñoLA

¡,4EDIEVAL (EL

sclo x9

¡Escucha, escucha! ¡Gran mal es éste!

MELIBEA.

¿Qué es esto que oigo, amarga de mí?

lA/u?ra.). ¡Oh mi señor y ñi bien muefto! ¡oh mi señor y nuestr¿ honra despeñado! ¡Oh triste muene y sir confessión! Coge' Sosia,essos sesos de essos cantos; júntalo§ con la cabe§a del desdichado amo nuesÚo. ¡Oh día de aziago! ¡Oh a¡rebatado fin! MELIBEA. ¡Oh desconsolada de mí! ¿Qué es esto? ¿Qué puede ser tan ásPcro contes cimiento como oiSo'? Ayúdame a sobir' Lucrecia, Por estas paredes. Veré mi dolor. Si no, hundüé con álá¡idos Ia ca§a de mi padre. ¡Mi bien y plazer, todo es ido en humo! ¡Mi aleSía cs perdida! ¡Consumióse mi gloria! LUCRECIA. Trislán, ¡qué dizes, mi amor? ¿Qué c§ eso que lloras tan sin mesum? TRISTÁN 6Jt1¿ro). il'Iorc $t gmn mal, lloro mis muchos dolores! Cayó r¡i señor Calisto del esc¡la y es ñueflo. Su cabe§a está en tres partes. sin co¡fessión pereció. Díselo a la t¡iste y nueva añiga, que no espere más su p€na_ do amor. Toma tú, Sosia, dessos pies. Llevemos el cuerpo de nuest¡o que_ rido ajño donde no padezca su honra detrimenlo, aunque sea muerto en este lugar. Vaya con nosotros llanto, acompáñenos soledad, slganos desconsuelo, vístanos tristeza, cúbrano§ luto y dolorosa xerga. MELIBEA. ¡Oh la más de las tristes tristel ¡Tán tarde alcan§ado el plazer, tan presto venido cl dolor! LUCRECIA. Scñora, no rasgues tu cáIa ni mes€s tus cabellos. ¡Agora en plazer, agom en t¡isteza! ¿Qué Planela hovo quc tan presto conrarió su oPemc¡ón? de tu pa¿Qué poco coragón es éste? l¡vant¡, por Dios. No s4¡s hallada &r cn tan sosPhoso lu8¡r, quc §arl§ §¿rtida. Scñor¿' §cñor¡, ¿no Írc oyc§? No tc a¡noneTr¡s, por Dios. Tcn csfucr§o psr¡ §oftir la Pcn!, puc'§ toviste osadla Pa¡o cl PlazEr.

IRISTAN

t

taufa.

CALISTO

LUCRECIA.

a--

A esa desastrada muefe seguirá inevitable el suicidio de Melibea como leal y desesperada amante:

MELIBEA.

De todos soy dexada: bien §€ ha aderc§¿do la manera d€ morir. Algún alivio §icnto cn ver que ta:n pr€§io sercmos juntos yo y aquel mi querido y amsdo Calisto. Quiero cet¡¡¡ la pucna, Por quc ninguno suba a me estorvar mi mucñc (...) PadrE rilo, no Pugnes ni rabajc§ por veni¡ adonde yo cstó' que cslorva¡ss la presente habla que tc quiero faz€r. l¡stir¡ado serás brcvern€nte coñ la muerte de tu única h¡a. Mi fin es llegado, llegado es mi d€scan§o y tu passión, llegado es mi alivio y tu pena, llegada es mi acompañeda hora y tu ticmpo de soledad (...) Oye' padrc viEo, mis últimas palabras. y si. como yo esFro,las recibes, no culPals mi yerro. Bien ves y oyes cste lristc y doloroso s€ntiÍiien¡o que toda la cibdád haz¿. Bien oyes e§¡e clañor dc campana§, este alarido de gentes, este aullido de canes, este Srandc esttépito de amas. De todo esto yo fui la causa ( ...) Y Porque e§tar᧠espantado con el son de inis no acostumbr¿dos delitos, te quiero más acla¡ar el fecho' Muchos días son pa§sados' pad¡e rnlo' que penava por rni amor un cavalle_

EL

TEAIRO. LA CETESIINA

285

E ro que s€ llamava Calisto, el cuál ni bien conociste. Conosciste assf mismo sus pad&s y claro linaje. Sus virtudes y bondad a todos eraÍ manifiestas. E¡,a tanta su pena de amor y ta¡ poco el lugr¡ para habladñe que de§cubrió s¡¡ passión a una astuta y sagaz muger que lla¡navan Celestina. tá cual, de su pa¡le venida a mí, sacó mi secre¡o amoa dc rni pecho. Descubrl a ella lo que a mi querida madE encubría. TUvo manera como ganó mi querer; ordenó cómo su dess€o y el mío hoviessen efeto. Si él mucho me amava, no vivla engañado. Conc€rtó el Eiste concieño de Ia dulce y desdichada execución de su voluntad. Vencida de su amor, dile enfada en tu casa. euebrantó con escalas lás paredes de tu huerto; quebr¿ntó mi proÉsito. pe¡df mi virSini_ dad. Del cual deleitoso lerro de ornor gozanos cuasi un rnes.y coño esta passado rache viniesse, según era acostunbrado, a la vuelta de su venida, como de la Fortuna mudable estoviese dispuesto y ordenado, según su desordenada costumbre, como las paredes eran altas, la noche escura, la escala delgada, los sirvientes que trafa no diest¡os en aquel género de servicio,, ¿/ batava pressuroso a ver un ruido que con sus criados sonava en la calle, con el grai ínpetu que leyaya, no vido bien los passos. puso el pie en vazlo y cayó, y de la t¡isle caída sus más escondidos sesos quedaron repafidos por las piedras y parcdes. Cortaton las hadas sus hilos, cotá¡onle sin confessión su vida, conaron mi esf,era¡sa, cortáron mi gloria, corla¡on mi compañía. Pues, ¡qué crueld¿d sela, padre mío, muriendo él despeñado, que viviesse yo penada! Su muete combida a Ia mía, combfdaJfie y fuersa que sea prcs_ lo, sin dilación; rnúestrame que ha de ser despeñada, por seguille en todo. No diga¡ por mí "a mueños y a idos.._,'. y assí conüentarle he en Ia muene, pues no tuve tiempo en la vida. ¡Oh mi amor y señor Calisto, esÉr¿me, ya voy! Detente. Si me esperas, no me incuses la ta¡danz¿ que hago dando esta ú¡tima cuenta a mi viejo padrc, pues le devo mucho más. ¡Oh padr€ rlfo muy amado! ¡Ruégote, si amor en esta passada y penosa vida ñ€ has tenido, que sean juntas nuesF¿s sepultur¿s, juntas ¡os hagan nuest¡as obsequiss ! Algunas consolatorias palabr¿s te diría antes de mi agr¿dable fi¡, coligidas y sacadas de aquellos antigos libros que tú, por más aclara¡ mi ingenio, me mandavas leer; sino que ya la dañada ñemoria, con la gran turbación, me las ha perdido, y aun porque veo tus lágrimas mal sofridas decir por tu arrugada haz. Salúdame a mi cara y amada madr€; s€pa de ti largamente la t¡is_ te r¿zón por que muero. ¡Gran plazer llevo de no la ver presente! Toma, pa-

dre viejo, los do¡es de tu vegez; que en largos dlas largas se sufren tristezas. ¡Recibe las aras de t¡¡ senetud antigua, rescibe alllru amadahija! Gran dolor llevo de mí, mayor de ti, muy mayor de mi vieja madre. Dios quede contigo y con ella. A él ofrezco mi alma. pon lú en cobro este cuer_ po que allá baja.

Fl lam€nto de.los padres lleganí ya tarde. Distraídos en sus quehaceres y

.hacienda,ian

vivido despreocupados de los verdaderos sentimie;tos y anhelos de su hija. Con cierta ironía está visto por parte del autor ese co;portamiento, reflejado especialmente en el largo y pátético monólogo de pleberio: PLEBERIO.

28ó

¡Ay, ay, noble muger! ¡Nuesto gozo e¡¡ el pozol ¡Nues¡o bien todo es perdi_ do! iNo queramos m.ás vivirly por que el incogitado dolor le dé más pena,

Lr¡n¡runn espAñoLq

MEDTEVAL (EL

stclo

x9

¡¡ ]

todo junto sin peirsa¡le. por que más Preslo vayas al sepulcro, por que no IIe re yo solo la pérdida dolorida de enEamos, ves alll a la que hi pariste y yo engendé hecha peda9o6.l,a cáusa supe della; ñás la he sabido Por esten§o desrá sr¡ úiste sirvienta. AÉdame a tlor¿r nue§tra llagáda po§trime¡fa. ¡Oh gentes que venls a mi dolor, oh amigos y señores, a)'udá¡ne a sentir mi pena! ¡Oh mi hija y mi bien todo! Crueldad sería que viva yo §obre li; rnás dignos er¿n mis s€senta años de la sepultura que tus veinte ( ..) ¡Oh duro cora§ón de padrc! hereder¿? ¿Para ¿Cómo no te quiebras de dolor, que ya quedas §in tu amada quiéí edifiqué torrcs? ¿Para quién adquif honr¿s? ¿Par¿ quién pla¡té árboles? quién fabdqué navíos? ¡Oh tieía dura! ¿Cómo rie sostienes? ¿Adónde ¿Pa¡'a

hallará abrigo mi desconsolada vegez? (...) ¡Oh vida de conSoxa¡ llena, de miserias acompañada! ¡Oh mundo, mundo! Mucho§ mucho de ti dixeron, muchos en tus cualidades metieron Ia ma¡¡o; a diversas cosas por oídas te coñpara¡on; yo por t¡iste esPeriencia Io contaré, como a quien las ventas y coñ_ pras de tu engañosa feria no próspemmente sucedieror ) ¡Oh amor' amor! a tus subjetosl Herida fue poder de matar pensé que ni terilas fuer§á no iQue de ti mi juventud. Por medio de tu§ br¿sas passé. ¿Cóño me soltaste, Pam me dar Ia paga de la huida en mi vegez? Bien pen§é que de tus lazos me avía librado cuando los cuaEnta años toqué, cuando fui contenio con mi conyugal compañera, cuando Íie vi con el ftuto que me cofaste el día de hoy No Pen_ sé que tomavas en los hijos la venganza de los padrcs. Ni §é si hiercs con hie_ ro ni si qucmas con fuego. Sana dexa§ la ropa,lastimas el coragón. Hazes que feo arnen y hermoso les parczca. ¿Quién te dio tá¡to poder? (...) Del mundo rie quexo porque en sf fiie cfió: pofque, no ffie d¿rdo vida' no engendral¿ en él a Melibe¿; no nacida, no ¿unari¡; no fifimdo, cesara mi quexosa y de'§con_

(.

solada postrimería. ¡Oh mi coñpañera bueía! ¡Oh mi hija despeda§adá! ¿por qué no quesbl€ que eslorvasse tu muerte? ¿Por qué no hoviste lástimá de tu querida y amada nudte? ¿Por qué l€ trlost¡'aste la¡l cruel cor tu viejo padre? qué nE dexa§te pcna¿Por qué ñe dcxasle cua¡ldo yo te haYí¡ de dcxar? ¿Por do? ¿Por qué l¡ie d€xaste trts¡f- y solÉ in hac lachrirñarüm valle'l

2.4. Celestino Junto a los amantes protagonistas de la historia, está la vieja Celestina, que llena toda la obra y de la que dependen todos los demás personajes. El jóven Pármeno, que había sido su sirviente, hace una minuciosa descripción de ella y de sus oficios: esta buena dueña al cábo de la ciMad' allá cerca de las tenerías, en la cuesta del lo, una c5§a apartada, medio calda, f,oco compuesta y menos abastada. Ella tenía sei§ oficios, conviene a sater: labrandera, perfuñera, ñae§Ea de fazer afeites y de fazer vi¡go§, alcahl¡eta y un Poquilo hechizera' Era el primero oficio cobertuta de los ot¡os, §o color del cual muchas mo§as destas sirvientes entr¿van en su casa a labmtse y a labrar camisa§ y SorBue_ jarro de ras, y ofa§ muchas cosas Ningüna venía sin torrczno, trigo, harina o furotms Y aun podían furtar' a sus amas vino y de las ou-as provisiones que

PARNGNO. Tiene

EL TEAÍRO, TA

CELESIINA

287

\

tillos de más cualidad allí s€ encubrían. Asaz era amiga de estudiantes y despenseros y mosos de ab€des y a éstos vendía ella aquella s¿¡gre inoc€nte de las cuitadillas, la cual ligerarnente aventuravan en esñrcr§o de la resdrución que ella les pmmetía- Subió su fecho a más, que por medio de aquellas comunicava con las más encerradás, hasta traer a execución sü propósito. Y

relación sexual;Areúsa se lamenta porque ha partido hoy su amigo a la guerra con un capitán; Crlestina, que antes le ha alabado sus cames, halagado su betleza y hasta su olor enüe las sábanas,logra que haga subir a Piármeno; éste habta al oído a Celestina suplicándole que le consiga a la mujer, que estiá loco de amor, que le daná el tesorc de su padre, Celestina le hace Prometer que la seguirá en su negocio de aprovecharse de Calisto, mientras que ella se aleja y los deja gozar:

aquéstas, en tiempo oneslo como estaciones, processiones de noche, missas

del gal¡o, missas del alva y otms secrctas devociones, muchas encubiert¿s vi ent¡ar cn su casa. Tra§ ellas, hombres descalgos, contritos y rebogados, des-

AREÚSA. CELESTINA.

atacados, que entrava¡¡ allí a llora¡ sus pocados. ¡Qué tráfagos, si piensas, trafa! Fazfase física de niños, iomava estambrc de unas casas, dáv¿.lo a ñla¡ en

AREÚSA.

ot'as por achaqüe de entr¿r en todas.lá¡ unas "¡madrc acá!",las otras "¡madr€ acullá!", "¡c¡t¿ la vieja!", "¡ya viene el ama!"; de todas muy conocida. Con todos estos afa¡es, ¡unca pasava sin missa ni vísperas, ni dejava moneslerios de frail€s ni de monjas; esto porque allf fazía ella sus aleluyas y conciertos. Y en su casa fazía perñ¡mes, falsava estoraques, rienjuí, anirnes, ámbá¡, alSalia. polvillos, al¡nizc¡es, mosquetes. Tenía una cimara llena de al¿rnbiques, de redomillas, de barrilejos de barro, de vid¡io, de ara.rnbrc, de estaño, hechos de mill faziones Hazía solimán, afeile mzido, a¡gentádas, b¡¡-

CELESTINA.

mos.

AREÚSA. CELESTINA.

AREIISA.

jelladas, cerilta, llanillas, unturillas, lustsEs, lucentorrs, clarimientes, albalinos y otras águas de rosto, de rasuras de gamones, de cortez¿s de espa¡talobos, de tar¿gunla, de hieles, de agraz, de mosto, destiladas y azucaradas (...) [,os ázeites que sacava para el rostro no es cosa de creer: de es¡oraque y de jazmln, de limón, de pepitas, de violetas, de menjuf, de alfócigos, de piñones, & granillo, de asofeifas, d€ neguitla, de altramuces, de arvejas y de carillas y de yerva paxarcra. Y un poquillo de bálsamo ¡enía ella en una r€domilla q¡¡e guá¡dava par¿ aquel rascuño qüe tieri€ por las na¡izes. Esto de los virgo6, unos fazfa de vexiga y otlos curava d€ punto (...) Hazía con esto mar¿villas quc, cuando vino por aquf el embajador fránoés, trcs veces vendió por vigcn uná criada quc ¡cnía (...) Y en oüo apon¡do t nI¡ pa¡¡ r€media¡ amor€s y para s€ qucrcr bicn. Tenla huessos de corasón dc ciervo, lengua de vfbor¿, c¡begas de codomizes, sesos de asno, tela de c¡ballo, mantillo de niño, hava morisca, guÜa ma¡ina, soga de ahorcado, flor de yedra, espir¡a de erizo, pie de tcxón, gr¿nos de helecho,la piedra del nido del águila y otras mill cosas. Venlan a clla muchos hombrEs y muger€s, y a unos de¡¡andava el pa¡l do mordlán, a ohss de su ropa, a ot¡os de sus cabellos; a ot¡os pint¿va en la palria let¡"ás con ataffn, a oios con berÍicllón; a otros d¿va unos cor¿{ories de cera Uenos d€ agujás quebr¿d.as. y ot¡ás cosas en b¿flo y en plomo hechas, muy espantables a ver. Pintava 6gur¿s, d€zla pálabras en tierra. ¿Quién te podrá dezir lo que cstá vieja fazía? Y todo era burla y mentira_

C.omo vimos, Celestina sabrá enseguida captar la voluntad de Calisto y ablandar a Melibea. También gananí para su causa a Párnrcno, criado de Calisto e hijo de su antigua maestra Claudina, que en un principio se le muestr-a adverso. [ás buenas palabras de Celestina y, sobrc todo, el oftecimiento de la joven Areúsa, vencenin toda resistencia. Pármeno se enEeganí gozoso al deleite camal, en una de las escenas mrás lúbricas de la obra, en el aulo w: Aréusa tiene mal de madre, Celestina le enumera divenos remedios médicos, pero conviene que el mejor es la

288

rr¡nnrunn ¡spAñoLA

MEDTEVAL (EL

scro xv¡

¿Quién anda ahí? ¿Quién sube a tal ora en mi cámam? Quien no te quiere mal, por ciedo- Quien nunca da passo que no piense en tu provecho (...) ¡Jesús! Quiérome tomar a vestir, que he frío. No hará, por mi vida; sino éntrate en la cama, que desde allí hablare-

CELESTINA.

AREÚSA. CELESTINA.

AREÚISA. L-

CELESTINA.

AREÚlsA. CELESTINA.

PÁRMENO.

AREIISA.

Assígozr de mí, pues lo he bien menester, que me siento mala hoy todo el día. Assí que necessidad, más que vicio, me flzo tomar con ticmPo las sába¡as por faldetas. Pues no eslés as€ntada; acuéslale y mélele debajo de la ropa, que Parcsce§ sercna. Bien me diz¿s, señor¿ ría. ¡Ay, cómo huele la ropa en bulléndote! Aosadas, que está todo a punto. Siempre me pagué de tus cosas y hechos, de tu limpieza y atavío. ¡Fresca que estás! ¡Bendlgate Dios! ¡Qué sávanas y colcha, qué almohadas y qué blancura! ¡Tal sea mi vejez, cual todo me pa¡ece! ¡Perla de oro, verás si te quiere bien quien tc visita a tales horas! Déxame mira¡' te toda a mi voluntad, que ñe huelSo. ¡Passo, madre! No llegues a mí, que me fazes coxquill¿s y provóca§me a ¡efr, y la risa acreciéntáme el dolor. i,Qué dolor, rnis amores? ¿Búrlastc, por mi vida, comigo? ¡Mal gozo ve¡ de nl si burlo! Sirio quc ha cuauo hom§ que muero de l¡ mádE, que la tcngo cn los pcchos, quc me quieÉ s¿c¡r dcl mundo. Que no soy tan vic¡osa corño piensas. Pues, dame lugar. Tenta¡é, que atln slgo §é yo deste ma.l, pol mi pecado; que cada una se tiene o ha tenido su madrc y sus gogobras dclla

Más ariba la siento, sobre el estómago. ¡Bendfgate Dios y señor San Miguel Angel! ¡Y qué gorda y fresca quc estás! ¡Qué pe.hos y qué gertilez¡! Por hermosa te tenla hasta ¡8ora viendo lo que todos podíaÍ ver, Pcro aSora te digo que no hay en la cibdad trrs cuerpos tales como el tuyo, cn cuanto yo conozco. No parcsce que hayas quinze años. ¡Oh, quién fuera hombre y tanta Pá¡te alca¡§a_ ¡¿ de ti para goza! tal vista! Por Dios, p€cado ganas en no dar pane destas gracias a todos los que bien te quiercn; que ¡o te las dio Dios ps¡a que pasasen en balde por la frcscor de tu juventud, debaxo de §€is dobles de paño y liengo. Cata que no s€as ava¡ierta de lo que poco te costó. No atesores tu Sentileza, Pues es de su nalura tan comunicable como el dinero. No s€as el Peno del ololano y, pues tú no puedes de ti Propia gozar, goze quien puede (...) señora, Dios salve tu graciosa presencia Gentilhombre, buena sea tu venida.

ELÍEATRO, LA CETESIINA

289

CELESTINA.

AREÚSA, PÁRMENO

AREIJSA. CELESTINA

PARMENO. CELESTINA

AREÚSA. CELESTINA

pachado, que al hombre vergongoso el diablo le traxo a palacio. Oldme entrambos lo que digo. Ya sabes tú, Pámeno amigo,lo que te prometí y tú, hija mía,lo que te tengo rogado. Dexa la diñcultad con que me lo has concedido apafe, pocas ¡azones son necessarias, porque el tiempo no lo padece. Él ha siempre vivido penado por ti; pues, viendo su pena, sé que no le querrás matart y aun conozco que él te pafesce tal que no será malo para quedafse acá esta noche en casa. ¡Por mi vida, madre, que tal no se haga! iJesú, no me lo mandes! (Apatte). iMa.dre rnía, por amo¡ de Dios, que no salga yo de aqul sin buen concieto, que me lta muerto de amores su vista! Otrcele cuánto mi padre te dexó para mí. Dile que le daré cuanio tengo. ¡Ea, dlselo! Que me parcce que no me quiere mir¿r. ¡;Qué te dize esse señor a la oreja? ¿,Piensa que tengo de fazer nada de lo que pides? No dize, hija, sino que se huelga mucho con tu amistad, porque eres persona tan honrada y en quien cualquier beneficio cabrá bien- Y assí mismo que, pues que esto por mi intercessión se haze, que él me promete de aqul adelante ser muy amigo de Sernpronio y venir en todo Io que quisiere contra su amo en ün negocio que traemos entle manos. ¿Es verdad, Piirmeno? ¿P¡ométeslo assí como digo? Sí prometo, sin dubda. (Apa e). iHa, don i¡! iPalabra te tengol ¡A buen tiempo te así! (En voz ahal iLléE te acá, negligente. vergonsoso. que quiero ver para cuá¡to eres, ante que me vaya! ¡Retóqala en esta cama! ¡No será é1 tan descortés que entre en lo vedado sin licencia! ¿Eo corteslas y licencias estás? No espero más aquí, yo fiadora que tú arnanezcas sin dolor y él sin color. Mas como es un putillo, galillo, ba¡biponiente, entiendo que en tres noches no se le demude la crcsta. Destos me mandavan a mí comer en mi tiempo los médicos de mi tierIa cuando tenía mejores dientes.

Celestina, como queda dicho, es mujer de muchos oficios, todos relacionados con el trato y el mercadeo de la sexualidad ajena. Es curandera, partera, pedumera y labrandera, hábil remendadora de yirgos y, sobre todo, alcahueta y hechicera. El episodio en que mejor se revela esta última condición es el del conjuro, en el auto u. Celestina, de vuelta de su entrevista con Calisto, recibidas las cien monedas de oro y contraído el compromiso de ablandar el corazón de Melibea, llega a su casa y prepara un hechizo para lograr la captación de la dama:

CELESTINA.

Pues sube presto al sobmdo alto de la solana y baxa acá el bote del azeite ser?entino que halla¡ás colgado del pedaso de soga que traxe del campo la otra noche cuando llovia y hazía escuro- Y abre el arca

de los lizos y hazia la mano derecha hallarás un papel escrito con sangre de morciélago debajo de aquel ala de drago a que sacamos ayer las uñas. Mira no derrames el agua de mayo que me traxeron a confecionar.

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¡Llégate acá, asno! ¿Adónde te vas allá assenta¡ al ¡incón? No seas em-

LreB¡runl ¡spAñoLA

MEDTEVAL (EL

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ELICIA. CELESTINA.

ELICIA. CELESTINA

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Madre, ¡o está donde dizes. Jamás te acuerda§ a cosa que guatdas. No me cas[igues, por Dios, a mi vejez; no me maltrates, Elicia. No infinjas porqueestá aquí Sempronio, ni te soberbezcas; que más me quiere a mí por consejera que a ti por amiga' aunque tú le añes mucho. Entra en la cámam de los ungüentos y, en la pelleja del gato negro donde te mandé meter tos ojo§ de la loba,le fallarás. Y baxa la sangre del cabrón y unas poquitas de las barvas que tú le cortaste' To¡¡a, madre; veslo aquí. Yo me subo, y Sempronio, arriba' (sola). Coniúrcte, trisle Ph¡tón señor de la Fofundidad infemal, eñperador de la corte dañada, capitán sobervio de los condenados ángeles' señor de los sulfúreos fuegos que Ios hervientes étnicos montes manan' govemador y veedor de los tormentos y atormentador de las pecadoras ánifias, regidor de ta.s tres lurias' Tesífone, MeSera y Aleto' admínístra' dor de todas las cosas negras del reina de Stigie y Dite, con todas sus la' guras 1 sombros infernales y líligíoso caos, nañtenedor de las volanles hárpías, con toda la otra compañía de espantables ! Pavorosa$ hidra\ ' Yo, Cele§tina, tu más conocida ctiéntula' te conjuro Por la virtud y fuer qa destas vermeja§ letras, po¡ Ia sangre de aquella notuma ave con que está¡ escriptas, por la gravedad de aquestos nombre§ y signos que en este paPel se contienen, por la áspera pon§oña de las bívoras de que esie aceite fue fecho, con el cual unto este hilado: venga§ sin ta¡dan§a a obedescer mi voluntad y en ello te embuelvas y con ello estés sin un momento te partir hasta que Melibea, con aPa¡ejada oportunidad que aya,lo com_ edada que, cuanto más lo mirare, pre. Y con ello de tal manera quede tanto más su cor¿9ón se ablande a conceder mi Petición, y se le abras y Iastimes del crudo y fuerte amor de Calist'o, tanto que' despedida toda honesüdad, se descubra a ml y me Sala¡done mis passos y mensaje Y, esto hecho, pide y demánda de mi a tu votuntad. Si no Io hazes con Presto mo_ vimiento, temásme por capital enemiga; heriré con luz tus cá¡ceres t¡is_

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les y escuras, ácusaé cruelmente tus continuas ñentiras, apfe¡¡¡iaé con mis ásperas palabras tu horrible nombre. Y otra y ora vez te conjuro Y assí, confiando en mi mucho poder, me pa¡to pa¡a allá con mi hilado, donde creo te llevo Ya embuelto

En ese momento, descubrimos que Celestina no es sólo una tercera, una alcahueta, sino también una hechicera, una Pe¡sona que practica la magia erótica y acude a ciertos Procedimientos mágicos para influir en la voluntad de otras personas, En est¿ caso el procedimiento, el hechizo, consiste en la preparación de un hilado, una maaeja de lana, que ofrecerá a Melibea-. Pa¡a la iransformación mágica del hilad'o y la mateñalización del demonio en é1, Celestina lleva a c"bo rn rito, consistente en la manipulación de determinados objetos y sustancias y un conjuro con la invocación al demonio. En cuanto al cánjurá, si bien nos frjamos, se Produce en términos muy literarios y poco comprometidos, pues, aParte de ser Plutón el demonio invocado, con iodo tipo áe referenciai cuttas, no hay sumisión ninguna al demonioJ sí una abierta amenaza en caso de incumplimiento. Todo ello hace del conjuro una pieza muy literaria, que forma parie det mundo literario autónomo y perfec-

EL

IEATRO. LA CELESTINA

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tamen§ 99nado que ha creado el autor. Celestina, anunciada como,,un po-

no, tortas de trigo,lechones. Cada cual, como lo recebla de aquellos diezmos de Dios, assí lo venlan luego a registrar, pa¡a que comiesse yo y aquellas sus devotas. Pues ¿vino? ¡No me sobrava! ¡De lo mejor que se bevía en la cibdad, venido de diversas partes! De Monviedro, de Luque, de Toro, de Madrigal, de San Martín, y de otros muchos lugares, y tantos que, aunque tengo la diferencia de los gustos y sabor en la boca, no tengo la dive$idad de sus tierras en la memoria (...) Ha¡to tengo, hrja, que llorar, acordándome a tan alegre tiempo y tal vida como yo tenfa y cuán servida era de todo el mundo. Que jamás hovo fruta nueva de que yo primero no gozasse que otros supiessen si era nacida. En mi casa se havía de hallar, si para alguna preñada se buscasse.

quito hechicera", en algún momento tiene que realizar un conjuro. Rojas háce de ella así un personaje coherente y verosímil, conelato artístico de lai hechi_ ceras de la época. Pero su conjuro no es el de una hechicera de carne y hueso, sino el-de unpersonaje literario. Lo que no quiere decir que el conjuro no surta su efecto. Por el contrario, como recordará Celestinail comienzo del aucto V, ha propiciado los acontecimientos. Mas surte efecto exclusivamente en el mundo de su personaje literario, en el mundo de Celestina. No es la magia ni el diablo lo que mueve a Melibea ni a Calisto, que en ningún momen_ to hablan de ello, que se mueyen por otros impulsos.

Ahora, sin embargo, es tiempo de reforma de las costumbres, de control de la moral pública por parte de la Corona y sus conegidores, lo que lleva consigo también una nueva reglamentación de la prostitución. Entonces se decide que este viejo oñcio sea público, con el amparo y vigilancia municipal, y se prohÍbe la prostitución clandestina y palicular. Se sacan los prostíbulos de las ciudades, a los arrabales. Y Celestina tiene que mudar de casa y ya no puede mantener más que a una sola pupila. Por todo ello añora un tiempo pasado que fue mejor.

2.5. Uno sociedod decodente Pero-a pesar de ese dominio y control que ejerce, Celestina vive tiempos de decadencia y tiene nostalgia de un pasado mejor, cuando llenaba su casa de abades y caballeros, y frecuentaba monasterioi. La escena del auto rx, en que llega Lucrecia de parte de Melibea a casa de Celestina y le parece que hay mucha compaña comiendo a la mesa, pues están los dos criados y las dos

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pupilas, refleja muy bien esa situación nostálgica: LUCRECIA. CELESTINA.

LUCRECIA.

CELESTINA.

292

Buena pro os haga, tía y la cornp¿ía. Dios betdiga ta¡ta gente y tan honrada. ¿Tanta, hija? ¿Por mucha has ésta? Bien parece que no me conociste en mi prospe.idad, hoy ha vcinre años. Ay, ¡quiéo ñe vido y quién mc ve agom! No é cóño no quicbra su coragón de dolor. yo vi, mi ámoa, a csta mesa dondc agora csún tus primas assantadás, nuevc mofas dc tus dLs, quc ls m¡yor ¡o p¡ssava dc dcciocho año6 y ningun¡ h¡vfa [rcnor dé catorc¿ (...)

Tr¿bajo lemlas, madE, con taDt¡s mog¿s, que cs ganado muy t¡abajoso d€ guárdr¡. ¿Taabajo, mi amor? Antes descanso y alivio. Todas mc honravan, de todas era acatada, ninguna sálía de ñi quercr (...) pues scrvidorcs. ¿no tenfa por su causa dc cllas? Caballeros, viejos y mosos; abades de todas dignidades, desde obispos h¡sta sacristanes. En cntmndo por la iglesia, vl¡ derrocar bonctes cn mi honor, como si yo fuera una duquesa. El que menos havla que ncgociar comigo, po¡ más ruin se tcnfa. De media lcgua me viesscn, dcxavú las Horas: uno a uno y dos a dos ve¡¡fa[ a donde yo estsv¡, a vcr si maodava algo, a preguolarme cada uno por la suya. Que hombrc habfa que, estando dizien_ do missa, en viéndome ent¡a¡ se turbava, que no fazfa ni dezfa cosa a dercchás (...) Como la clerczfe era grandc, havfa de todos, unos muy castos, otros que tcnían cargo de mantcner á las de mi oficio. y embiavan sus escuderos y mofos a que me acompañassen. y ¿penas era llcgada a mi casa, cuando entravan por mi puerta muchos pollos y gallinas, ansarones, anadones, perdizes, tórtolas, pemiles de toci_

rrcn¡runn ¡spAñorA

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Ese mundo decadente envuelye también a amos y criados, a las dos clases sociales que comprende la obra: de una parte, la aristocracia urbana, a la

que pertenecen Calisto y la familia de Melibea (Pleberio y Alisa), todos los cuales insisten rcpetidamente en su alta condición y linaje; y de otra, el mundo de criados, prostitutas y alcahuetas (Sempronio, Pármeno, Elicia, Areúsa, Lucrecia, Sosia, Tristán, Centu¡io, C-clestina). Calisto es de noble linaje, caballero ocioso ciertamente, dedicado a la cazz, a los juegos cortesanos, con aficiones poéticas y musicales. Que vive una int€nsa pasión y enfermedad de amor. Melibea es joven de veinte años (quiá ya muchos, conforme a las costumbrcs de la época, para permanecer soltera en casa), hija del adinerado Pleberio, que posee grandes bienes. Es una mujer culta, que ha leído libros que le mandaba su padre y sabe sentencias de autorcs. Tiene además aficiones poéticas y hasta compone y canta versos a la espera del enamorado:

La otra esfera social es un mundo inferior, de criados y rameras, que controla Celestina. Los criados, en la sociedad de la época, más que simples sirvientes, constitufan bandos ciudadanos al servicio y las órdenes de un señor. Calisto tiene un nutrido grupo, compuesto por Sempronio, Pármeno, Sosia, Tristán. Pleberio tiene muchos, el texto no lo concreta nunca Pero se refiere muchas veces a "la gente de Pleberio", que era poderoso. Habría peleas y enfrentamientos entre esos bandos, se contrataría a matones cualificados (de los que da una ridícula medida el bravucón Centurio, que toma rasgos de soldado fanfarrón). Por eso, cuando Calisto se dirige a su entrevista de amores, sorprendentemente para nosotros, va vestido con armadu-

EL TEATRO,

LA CELESTINA

293

r hasta muertes en la oscuridad de la noche. Digamos, de paso, que hay un ambiente ciudadano muy resaltado y realista, que captamos en el callejeo de los personajes de una casa a otra, en la idea de vecindad, en el nombre de alguna calle y de alguna iglesia que se mencionan, en el reloj de otra iglesia que da las tres, en el griterío y tumulto del mercado del que sale Sosia, que ha visto Prender a los criados. Por otra parte, los criados son expertos y veteranos servidores: Sempronio ha sido mozo de muchos amos, ha servido al cura de San Miguel, al mesonero de ta plaza y a Molléjar el hortelano; Pármeno ha servido nueve años a los frailes de Guadalupe. Y luego está el mundo de la prostitución, que domina Celestina. En estos momentos, tiene una sola pupila en casa, Elicia,la amante de Sempronio, aunque acuden algunas más, que allí se dan cita con sus amantes, como la moza que esperaba al fraile gordo ministro de un convento. También Celestina se encarga de llevar visitas a casa de alguna otra, como hace con Pármeno llevándolo a casa de Areúsa.

leas nocturnas, rondas

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Tenemos en Celestita, como creemos hatrr puesio en cla¡o a tmvés de nuestro análisis, el modo de comportarse y, por detnás de ello, el modo de ser, histórica y socialmente condicionado' de los señores y de los criados, de los distinguidos y de los no distinguido§, de la clase ociosa dominante y de la subordinada, esto, es, de la sociedad urbana en sus a§Pectos miís caraclerísticos' correspondientes a la fase de evolución que el aulor de ¡rtr ilúsúe Tragiconedia pudo conocer en las ciudades castella¡as a flnes del siglo xv. En u¡ momento de a¡m¡que, I-¿ Celestíní nos dtblu' ja, en la cultura española, la imagen de una sociedad seculariz¿da, pmgmatista, cuyos individuos, momlÍreiúe distanciados unos de oüos, actuá¡ egoístamer¡te. Est€ distanciamiento, ori8inado de las posibilidades técnicas de la economía dineraria, en las circunstancias de la nueva época signifrcaría libertad. Pero desde bases todicionales pudo apreciars€ quiá nada más que como un desorden r¿dical de la existencia huma¡a. Rojas, en esas condiciones, se propuso escribir una «moralidad» contra los males que Ia nueva situación podía traer consigo, como cualquiera otra arr¿stra los suyos. A1 hacerlo asf, rompiendo viejos moldes literários, de cuya Íadición, no obstante, acertó a aprove_ cha¡se con singula¡ maesfía, creaba una obra Celesnña r^l de ár1e del más alto valor (...t vez encierm el pnmer epimdio en la lucha con:éj tra la enajenación que constituye el más hondo drama del hombre desde el Renacimiento a nuest¡os días. Se equivoca¡ quienes creen que esa lucha es un fenómeno que tán sólo se da en los últimos ciento cincuenta años, ap¡oxiñadamente; esto es, en la etapa del supercapitalismo industrial y de las consecuencias socio-cultum les por él suscitadas. Desde el momento en que las eneryías del individualismo modemo des-

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MEDTEVAL (EL

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ra, con coraza. Y en toda [a acción de la obra hay abundancia de armas, pe-

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pieftan, tanto en afe como en üter¿tura, en economía, en política, en frlosofía, el hombre se esfuerzz denodadamente por haceme dueño de su propio destino, por asegumrse, como pretenden hacer-

lo los personajes de Rojas, un área de autonoñía en su vida pe¡sonal, que es sólo suya (José Antonio Mar¿vall, El n undo social de 'l,o C¿I¿J¡¡ra', Mad¡id, Gredos, 1968)

Entre esas dos categoías sociales que retrata la obra, no deja de haber tensión y enfrentamiento. Si Calisto, por ejemplo, se muestra poco generoso, los criados Íamarán sacar de él más provecho. Y tampoco se dejarán engañar por Celestina, en un enfrentamiento que les llevará a la muerte. Las pupilas Elicia y Areúsa también se rebelan y critican la gentileza y hermosura de Melibea, que consideran obra de afeites y de dinero, y proclaman el valor de la virtud individual y de obras y no de linaje (acto x): sabe bien, comiendo y hablando; porque después no havrá tiempo para entender en los amores de este perdido de ¡¡uestro amo y de aquella graciosa y gentil Melibea. ¡Ap¡í¡tame allá, desabrido, enojoso! ¡Mal provecho te haga lo que comes, tal comida me has dado! ¡Por mi alma, revesar quiero cuanto tengo en el cuerpo de asco de oírte llama¡ a aquélla "gentil"! ¡Mirad quién gentil! ¡Jesú. Jesú! ¡Y qué hastío y enojo es ver tu poca vergüenza! ¿A quién gentil? ¡Mal me hagaDios si ella lo es, ni tiene pa¡te deello, sino que hay ojos que de Iagaña se agradan! SantiSuarme quiero de tu necedad y poco conocimiento. ¡Oh, quién estoviesse de gana para disputar contigo su hermosura y gentileza! ¿Gentil, gentil es Melibea? ¡Entonce lo es, entonce acertarán, cuando andan a pares los diez ma¡damientos ! Aquella hermosura por ura ñoneda se compra de la tienda. Por ciefo, que conozco yo en la calle donde ella vive cuatro donzellas en quien Dios más repafió su graciaque no en Melibea, que si algo tiene de hermosura es por buenos atavfos que tme. Poneldos en un palo, también dirás que es gentil. iPor mi vida,que no lo digo po¡ alabame, mas creo que soy tan heÍnosa como vuestra Melibea! Pues no la has tú visto como yo, hermana mía. Dios me Io deñande, si en ayunas la topasses, si aquel dla pudiesses comer de asco.Todoel año se está ence¡rada con mudas de mill suziedades. Por una vez que haya de sa lir donde pueda ser vista, enviste su cara con hiel y miel, con unas y con otras cos¿B, que por reverenda de la mesa dexo de dezir. Las riquezas las hazen a estas hermosas y ser alabadas, que no las gracias de su cuerpo. Que, assí goze de ñ1, unas tetas tiene, pa¡a ser donzella, como si tres vezes hoviesse pa¡ido; ro parccen sino dos grandes calabagas. El vientre, no se le he visto, perojuzgando por lo otro, creo que le tiene tan floxo como vieja de cincuenta años. No sé qué se ha visto Calisto, por que dexa de amar otras que más Iigeramente podría haver y con quien más él holgasse, sino gue el gusto dañado muchas vezes juzga por dulce lo amargo . SEMPRONTO. Hermana, paréceme aquí que cada bohonero alaba sus agujas; quc el contrario de eso se suena por la ciudad. Ninguna cosa es más lexos de verdad que la vulgaropinión- Nunca alegre vivirás si por voluntad de muchos te riges. Porque éstas son conclu_

SEMPRONIO. Tía señora, a todos nos

ELICIA.

, AREUSA.

AREIrSA.

EL TEATRO,

LA CELESTINA

295

SEMPRONIO

AREÚSA

siones verdaderas: que qualquier cosa que el vulgo piensa es vanidad; lo que fabla, falsedad: lo que reprueva es bondadi lo que aprueva, maldad. Y pues éste es su más cieño uso y costumbre, no juzgues la bondad y hermosura de Melibea, por esso, ser la que afirmas. Señora, el vulgo pa¡lero no perdona las tachas de sus señores, y assí yo creo que, si alguna toviesse Melibea, ya seía descubiela de los que con ella más que con nosotros t¡atan. Y aunque lo que dizes concediesse, Calisto es cavallero, Melibea hijadalgo; assí que los nacidos por linaje escogido búscanse unos a otros. Por ende no es de maravillar que afne antes a ésta que a otra. Ruin sea quien por ruin se tiene. Las obras hazen linaje; que, al fin, todos somos hÜos de Adán y Eva. Procure de ser cada uno bueno por sí y no vaya buscar en la nobleza de sus pasados la virtud-

CELESTINA

SEMPRONIO

CELESTINA.

SEMPRONIO

rár hoy tus días.

ELICIA.

Esa sociedad nostálgica y decadente, es también una sociedad degradada,

progresivamente envilecida, proceso que conducirá al trágico final y a la muerte encadenada de casi todos los personajes. Los amantes, como dijimos, subvierten pronto el código cortés y se revelan como enfermos de amor, intér?retes de una patología amorosa. Los criados, por su pafle se hacen desleales, ambicioso y vengativos. Todos se igualan en ese proceso de degradación. Calisto deja pronto su lengua cortés y sus hipérboles para pasar a comprar el amor de Melibea por cien monedas de oro. Melibea también pasa de amada ennoblecida, discreta, distante, guardadora de su virginidad, a dar síntomas de enfermedad de amor en su inestabilidad emocional, su irascibilidad, sus vacilaciones, para, tras rebelarse en su condición femenina convencional, proclamar el valor único del deleite, echarse en brazos de Celestina y entregarse gozosa al placer del juego amoroso. Celestina también se envilece por codicia y se niega a compartir la ganancia con Sempronio y Pármeno, a quienes, a su vez,les ciega la ambición y dan muerte a la vieja, Io que dará paso a todas las demás muertes desastradas (actos xr y xrr): CEf,ESTINA

SEMPRONIO

PARMENO

29ó

icracioso es el asno! Po¡ mi vegez, que si sobre comer fuera, que dixera que havíamos todos cargado demasiado. ¿Estás en tu seso, Sempronio? ¿Qué tiene que hazer tu galardón con mi salario, tu soldada con mis ñe¡cedes? ¿Só yo obligada a soldar vuestras armas, a complir vuestras faltas? Aosadas, que me maten si no te has asido a una palabrilla que te dixe el otro dla viniendo por la calle: que cuanto yo tenía era tuyo, y que en cuanto pudiesse con mis pocas fuerqas jamás te faltaría y que, si Dios me diesse buena manderecha con tu amo, que tú no perdonarías nada. Pues ya sabes, Sempronio, que estos ofrescimientos, estas palabras de buen añor, r¡o obligan (...) Noes ésta la primera vez que yo he dicho cuántoen los viejos reina este vicio de cobdicia: cuando pobre, franca; cuando rica, avarie¡ta. Assí que, adquiriendo crcsce Ia cobdicia y la pobeza cobdiciando, y ninguna cosa haze pobre al avariento sino la riqueza (-..) Déte lo que te Fometió, o tomémoslo todo- Harto te deía yo quién era esta vieja, si nj rne creyer¿s (...) No me hinches las na¡izes con esas memorias: si no, envia¡te he con nuevas a ella, donde mejor te puedas quexar.

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MEDTEVAL (EL

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vántate dessacama, daacámi manto presto, que,por los sanctos de Dios, pa¡a aquellajusticia me vaya, bnmando como una Ioca! ¿Qué es esto? ¿Qué quieren dezir tales amenazas en mi casa? ¿Con una oveja mansa tenés vosotos ma¡os y braveza? ¿Con una gallina atada? ¿Con una vieja de sesenta años? (...) ioh vieja avarienta, gargaota muerta de sed por dinerol ¿No serás con tenta con la tercia pafe de lo ganado? ¿Qué tercia parte? Vete con Dios de mi casa, tú. Y esotro no dé vozes, no allegue la vecindad. No me hagáis salir de seso. No queráis que salgan a pla:a las cosas de Calisto y vuestras. Da vozes o gritos, que tú cumplirás lo que tú Prometiste, o se cumPli-

iElicia,Elicia!

CELESTINA. SEMPRONIO-

CELESTINA PÁRMENO.

¡Ay, que me ha muefo! ¡Ay, ayl ¡Confessión, confes§ión! ¡Dale, dale, acábala, pues comenzaste, que nos sentirán! ¡Muera, muera! ¡De los enemigos,los menos!

CELESTINA,

iConfessiónl ¡Oh crueles enemigos! ¡En mal poder os veáis! iY para quién tuvistes manos! ¡Muerta es mi mad¡e y mi bien todo! iHuye, huye, Pármeno, que carya mucha gente! ¡Guarte, Suarte, que viene el alguazil ! ¡Oh pecador de mí! Que no hay Por dó nos vamos, que está tomada la

ELICIA. SEMPRONIO

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PÁRMENO. SEMPRONIO

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iMete, por Dios, el espada! Tenle, Pá¡meno, tenle, no la mate esse desvadado. casa ¡Justicia, j usticia, señores vecinos ! ¡Justicia, que me matan en mi estos rufianes! ¿Ruflanes o qué? iEspera, doña hechicem, que yo te haé ir al inrlerno

PARMENO,

cArtsTo. sostA.

Puerta. Saltemos destas ventánas. No muramos en poder de justicia. Salta, que tras ti voy (...) ¡Oh tristes mogos! ¿Cómo ivan? ¿Viéronte? ¿Habláronte? ¡Oh señor, que si los vieras, quebra¡as el co¡agón de dolor! El uno llevava todos los sesos de Ia cate§a de fuera, sin ningúri rntido; el otm, quebrados entramos brasos y la cara magullada. Todos Ilenos de sangre; que sáltaron de unas ventanas r¡luy attas por huir del alSuazil. Y assí, casi muertos,les cortaron las cabogas, que creo que ya no sintieron nada

2.ó. Género literorio En cuanto al género l\terado,l-o Celestir¡a, denffo de su singularidad, revela un parentesc; con la llamada comedia humanística de la época,difundida en ambientes universitarios. Eran éstas obras en latín, a imitación de lo que se conocía del antiguo teato latino, Pero sobre un esquema muy simple: una t¡ama amorosa, enla que solían intervenir criados y tercera, y la oposición de algún otro personaje, que solía ser el padre. No tenían la rigidez de actos y

EL TEATRO,

tA CELESINA 297

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comedia antigua, nj e_stabal hechas para ser represenradas, :,i,^Oi9j--0.^,: stno le¡oas. Uon eitas lene de común k Celesrina esa estructura flexible, de

el d¡ama muestra una madre ciegamente crédula, un Padre tiemo y sin afán de honra, una criada que goza de libertad y consideración, un pícaro más atento a satisfacer su fantasíá que a adquirir dinero. (...) Precisamente por se¡ individuos y no tipos, ¡o se rehatan estas cnaturas de una vez por todas, como en las comedias de figurón, de modo que cuanto el personaje diga o haga venga a alinearse bajo el rótulo ya conocido (...) Aqul los ca¡acteres surgen ante el lectof lentamente, en sus pocos hechos, en sus muchas palabras, frente a los ot¡os en diálogos y frente a sí mismos en soliloquios y, además, en el jueSo mutuo de los juicios, retratos y reacciones de los demás personajes, no pocas veces contradictorios o equivocados, ya que eo ellos ¡etratan no sólo al Personaje e¡ cuestión sino Principalmente Celestína", oriSinalidad artlstica de a sí mismos (Ma¡ía Rosa Lida de Malkiel, Buenos Aires, EUDEBA, 1962)

dieciséis y hasta veintiún actos, por la que los personajes se .r"""n1" fu_ gar a otro en una sucesión cronológica diversa, sin atáción ninguna, por tanto, a las.unidades de lugar ni tiempo. Con la comedia humáni;?;;;" ta ejecución litéraria como tectu.a Oramatiraál io ".pu_ que

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:.-Y,:^tilr._.I_",:i perrrure tundrr recursos puramente

teaúales (apafes. acotaciones, diáiogo¡ (rirmo lento, targos discursor. cr.ucián-iricotOgi::i::::^T-á^r,l*"tísticos. ca oe personaJes. recreación detenida en el lenguaje y las fuentes eruditas.¡l La comedia humanís[ica. no la elegíaca, permitla la copiosa imitación plauto

de y Terencio en giros, sente¡cias, situaciones y tantos aspectos técnicos -imitación satisfactoria p¿r¿ la boga creciente de las re&as anfiguas-, y a Ia viz permitía reelabora¡tos ¿e moao enteramente nuevo, y coo¡dinarlos con giros, sentencias, situaciones y aspectos técnicos de diversa procedencia, lo que hubiera sido imposible, de atene¡se a la fo¡r¡ia e.t.r"iu'á"]" romana. Asimismo, la comedia humanística brindaba "o."ai^ un elenco de pe..onu¡"" nales, respaldaba er a¡gumento en motivos noverescos, "onr"n"io_ reflejaba la viau cretez y ostentaba, precisaoente en sus muestras en ", "o "or, lengui vulgar, una"*t¿n"u visión tragica del amor, notas apenas insinuadas en la comedia elegíaca e incompatiñles con la imitación ñel de y la comedia romana. en efecto, b¡ Celestina io.pu.t" ü rnuyo.iu á"1u" ¡rmaoísticas la forma en prosa, la división clásica ,up".pu.",u "on u ,n "ol"aiu. o*_ mática no clásico sino medieval,los recursos técnicos "án""pá de la comedia ror;r_u, tu qr" fo. agregados a esta: acotacion implícita, monólogo en boca de personr¡"" lu¡ol ,io'r..ori_lf concepc¡ón fluida e impresionisríde rugar y rempo 1....¡ :lradamefle. Lomo cas, ¡odas tas comedias humanísticas. ¿¿ C?¡er tina vata de sn amoi ilrtito en el qrre tercian criados J- media¡era. EI enfoque. muy detenido, convierte en pa".áml"r,o .iar"fn¡_ r¡co ¡a gemrnac¡ón de trases. escenas y personajes. y concede escrupulósa atención a todos los personaJes. en todas sus frases, en todos su§ acOs y sentimientos,_motivando muy pormeno_ riz¿dam€nte la §encilla trarna (...) (María Rosa l_¡¿i ¿" ¡UAu"r, ¿" "Ia Celestiha" ,Buenos Aires, EUDEBA, 1962)

2.7. Estilo y lenguo literorio

*

E

a ,üii"iüLirr,¡.

En el plano artÍstico,

obra ofrece una perfecta y admirable ^ - todo, como hemoslavenido 'virtuJ Sobre

se halla el esde la obra es la Lo caracteístico y que maneja el autor. dlo la lengua literaria confluencia de un lenguaje culto, retórico, lleno de construcciones latinizantes y de imágenes y alusiones literarias. Y junto a é1, un lenguaje más natural y espontáneo, remedando usos del habla popular y poblado de refranes y de sentencias. Ambos estilos conviven a lo largo de toda la obra, indistintamente en boca de unos u otros personajes, pero sólo son activados uno u otro estilo en función del diálogo y de la situación dramática creada. Puede observalse esa alternancia de registros lingüísticos en esta breve escena entre el criado Pámeno y la vieja Celesüna, todaYía en los comienzos de la obra, cuando se reconocen ambos personajes:

Al servicio del diálogo y de la construcción de personajes

l"1""rl*i" L

l1jtT:,tlllt

t-.*

PARI!GNo.

acto.

CELESTINA.

í;;;ü;;ñ;.",",

EI rasgo sobresariente de los personajes de ra cerestina frcnre aros de la comedia ro--.'mana y ra ereg¡aca, trenle al teatro medieval, con caracteres prcfijados, y frente al tealro de ha¡¡a, España y Francia, de personaj". rr"á.."rL iipii,"uao", ., :i,

*

Y:0.-:Jon cna¡uras singu¡ares. 11,ft.9 rDolvroua¡tsmo, no tipos. y como

para realzar esla intención aflisrlca ta tragtcomecl¡a no escatima las referencias a¡ t¡po. que sifve de pauta y de contraste a Ia variación individual (...) Este arre de variación individual esrá vari"i á".iu"r¿. por los.personajes m¡sños: Sempronio y pármeno ven en Al¡sa la madre ^celosa y brava", en Pleberio e¡ padre v¡gilanre de su honor; Areúsa p."po.ii" ción y vejaciones de las criadasi Ia moza rerrata a Centurio" com'o el ¡urar, p.."

PARMENo. CELESTINA.

PARMENO. CELESTINA.

PÁRMENO.



r".*".

o;-i;.;i;.i"

*r.

No c¡¡ro de lo que dizes, porque en los bienes mejor es el acto que la potencia, y en los males mejor la potencia que el acto. A§sí que mejor es ser sano que poderlo ser, y mejor es poder ser doliente que se¡ enfermo por acto. Y po¡ tanto, es mejor tener la potencia en el mal que el

realización.

comprobando, en d; l;-uigá..rru y de personajes. a loi cuates vemos hace¡r" y'á...?uotu.rirCiifi:., ",y:igl drátogo dramático.que van creando y de la lengua lireraria que :-i:1i1":1., maneJan. Lo más caracteístico de estos personajes no tipific;dos es su indi_ vidualidad, Ia cual se va forjando en lu .rotr.iOn"áe ,ur y en relación con los demás:

"lt

I/

CELESTINA.

¡Oh malvado, como que no se te entiende! ¿Tú no §iente§ su enfermedad? ¿Qué has dicho hasta agora, de qué ie quexas? Pues burla o di por verdad lo falso y cree lo que quisieres, que él es enferño Por acto y el poder ser sano es en mano desta flaca vieja. ¡Mas desta flaca puta vieja! ¡Putos dlas vivas, bellaquillo! ¿Y cómo te atreves? ¡Como te conozco! ¿Quién ercs tú? ¿Quién? Pámero, hÜo de Alberto tu compadre, que estuve contigo un poco tiempo que te me dio mi madre, cuando moravas a la cuesta del río cerca de las tenen'as, ¡Jesú, Jesú, Jesúl ¿Y tú eres Pármeno, hijo de la Claudina?

"*pi.üáá.,

298

Lrrnerune espAñoLA

MEDTEVAL (EL

slcLo x\o

FI TEATRO, LA CELESTINA

299

t



ru:go de estilo propjo de la obra el abundante empleo de refranes _ ^Y.ry.. sentencias. Gran pane del texto y. po.,u^to. i.lr.o"t"rnio. tltuldo por ese tipo de fras tomadas del reperorio común "rt¿ "onrnorllegios ;;; ffi;;.T:¿Jenas' y pensamientos de autores Estos v de íoriI.gi"t',nr"n"r,

ordenación que."J"";";í;;'""* a partir 0."i1?ldll-u-*t r

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á"'a,

il' il ;,'.::

", que se siguen "i, Ieglos son.

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alfabéticamente Por conceptos,

ff ti; jlll.,l"il,l"f;i

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l:

;:, l?L# ¡ i i,, o t i t i r ¡ u,""JJ'ilii" .ii,? rill,l ;:T:jÍ:,.,.",r.',Í, ", se cita a A¡istóteles. Boeci6 y.Séneca) .:,.;;;::]to_o ,or,.u t:;;l;, AIan Deyermond, el índice e las obras de petrarca, ordenado alfabética_ mente por materias y sentenclas:

:;::,k

";il

EI índice [de las obras de perr

f ,ru::i: r" ¿.

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reconoce

a

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qr" ,ro¡.." ,...,t-l l'tlnciones d:

y

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momlizádor' con Sran frecuencia la sentencia, .""ora;i;:;;il;';.tT""t" normas de la buena conduct' érico-social, está puesta p.;;ñ ;;;":ffi:": son totalmcnle cont¡¿¡ios

"uva en boca de un"" contenrda en el dicho a" r" st

l.

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iiior.ii::;":;#;:lij::"

A. "Ia

Madrid, Revisra de Occidenie, 1965.

(...) en la C¿¡ra, insisrc en ..la pr & sentencias cntrcjcridas que so color de do. narres tienella obra¡ '. E, próloi'1,'oP,iu volver a llamar Ia atención sobr. la presencia en su r¡u- o. t.nter.ia. v "l Rojas una nueva obscrvacón ut iaaa practica aetá acerca lT obra§ ¡itera¡ias (.. ) almacenándolas en de la rñona. el lector esrará en su meT de ellas Para su provecho personal "ordi"ion.. ll". o.^¡o"", en aqueü;;;;".:'jfi'ia"i'".l1lTe o av¡sos rhorales (...) sin embargo, "r"nio ción de Ia senrencia ta firn-

en-;;;;;'b;:::."t"teJos mucho la simple

PELLITERO, A. M,. Teatm ¡nedievat, Madnd, Espasa (Col. Austral,

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¿1"¡.. a" ro" rrn"ion

Al57),

¿

[l"f [1::#:Ti J,t1*:'fl Í:,1: i:'jjj'Jf* l:i,'i¿'.::# i:xi'.,.,,1.".:i[ii'* 'l¿go del s¡8lo xv' aunque la publicacián de los opera de ¿.¡¡o ""*. " ;:;;,;;' "

\ Rojas a apreciar como lector el auto primero y a pensar en sus posibitidades. El uso de sentencias sería también un adomo rétórico de estiio, que Rojas asumirá. como del suyo propio. Las sentencias constituirían asirnismo un repenorio de uso (lo dice Rojas en Ia carta), tanto de valor retórico como moral, es decir. para aplicar tanto en la expresión lingüística como en la propia conducta. Y supondían adernás un cieno desafíó al lector, pues, es_ critas en un lenguaje cifrado, el lenguaje sentencioso, intencionádamenre denso, concentrado y un ranto enigmático, reclamaban siempre una colabo_ ración del lector, al que exigían un esfuerzo de concentración y reflexión.

- la

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_l

t]

302

Lreneruna rspAÑoLA

N,rEDtEVAr (Er

stclo xy)

\

I.

COMENTARIOS DE TEXTOS LITERARIOS DEL SIGLO XV

l. Comentorio de uno conción Y¡, mi bicn' vo§ rcmcdiad' alcSra do ñi Pa¡tida con un st Por d¿sP¿dida'

Rcm.diad mi Sran tomcnto c

vid. muy trabajosa,

Pucs Dios vos fizo fcmosa cntrc las otrss sin cucnto Y a mf' trislc, rrparad,

al¿grundo ,ni Por¡ida con un sl Pot d.sP.dida Este

co,nenl4tio tiart¿

ln¡

obieao ,nost¡a¡ cómo es la estructtt¡o poética aL

su parl¿s t c6io s¿ combi¡on ¿¡ cl poemo' Sbw üit tcto, aL.lirodo o b Wsh dc canciottctos. cuál¿s son

3

I

de

b

c,,I¡.lón'

cjercbio ptóctico del tema

la cancíón y cl decir ñn lo§ dos géneros poncipalqs -que no quierc decir los únicos- en que se compone y exPrcsa la pocsfa del siSlo xv'

tr

ca¡ción, goPia de una cjccución cantada, integr¡da po¡ tos siguientcs clcrnento§:

-

composición cerr¿da' de forma fÚa'

e§ una

una parte iniciat o p,, de la carción' que intsoduce el teña, una pa¡te medial o rati¡¿id¡, y un'a partc final o rnrt a, quc rÉc¡ge la§ rim¡s (y ftecuen!¿mcnG, cn r€prcsa' pa'labras y hasta vcrsos e ntcros) y cl motivo tmático del pie'

po¡ una EI decir, por el cont¡¿¡io, es una composición de estuctuiá abie¡ta, constituida .ucesión indeLr-inada y variabtc dc cstrofas, quc mantienen siempr€ la misma distribución éstas cambicn dc una coPla a otra (co'l¿J §i'¡tala¡J' en la termi_ ,1, á" ,i-r" "unque "nm o ¿¡r¿ corn¡¡¡¿, como las llama Santillana)' nologfa provcnzsl,

pla¡o A esas car¿ctelstic¡§ fomal€s coúrsponde ta¡nbién una cl¡ra difer€nciación en cl general de impresiones poétidel contcnido. [,4 cüción, de crtcnsión bIlvc, da cuenta por lo de concisión cas fugitivas, aunque intars¡s, cxi8icndo al ñi§mo tiempo un cnéqico esfuer¿o veo¡l Bt ¿eci¡, ¿i mls amplias proporcioncs, mucho mils extcnso, convicne, por su pañe' a f-_

emociones prolongad¡s y a scntimiento§ más comPlEos'

k

prcs€nte ca¡ción va Pr€sididá pot un pi¿ formando los dos últimos un pa¡e¡do (¿¿):

&h

c,,,lrción'



esle caso de l'es versos'

Y¡, mi bien, vo§ rrmcdiad, alcgranda ñi Por¡ido con un s( Por d¿§P¿dida'

que' en Després rala PÚ¡te ñediúl o vdriacióL' consttt\tida está vez por una sola estrofa' este casó, es una redondilla (cuatro versos octosilábicos con rima ¿áüa):

APÉNDICES

I

305

\ Rcmcdi¡d mi gran iorm.nto c vid¡ muy kaba¡)sa, pu.s Dios vos fizo fcrno§!

trofa como basel nada más que en dos casos nos encontramos con la canción de dos estrofas ("DoÍde yago en esta canra" y "Oi8a tu ñerced y cr€a")l

entie l¿s okas sin cuenlo.

2. Comentorio de un frogmento del Loberinto de Fortuno: 'Lo muerte de Lorengo d'Avolos"

Y luego la pafe ñnal o ,¿¿rra: Y ¡ mí, t¡isl., rÉpa¡ad, alegrundo mi pa i¿o con un sl por d¿sp.dida.

"Aquél quc nj vccs al scrco tomado, quc quicr. subir c s. falla cn cl aire, ñoshñdo su mstm fobado dooaifc por dos desoncstas ferid¡s llagado,

Esta pa¡te final repite el número de versos del pie (3), rcpite también Ia i.ma del pie (-ad, ida, -ido) y además, en cste caso, repite tarnbién los dos últimos versos a maner¿ de estribillo: oleerando

ni pottido

equ¿l es cl d'AYabs mal fonunado, squél es cl liñpio mañscbo t¡rcn9o quc fizo cn un dfa su fin e comicn§o, áqu¿l cs cl quc cra dc todo6 amadoi "cl ñucho qucrido del señor infanlc, quc sicmprc lc fuera scñor como padre; cl mucho llorado dc ls üiste madrc, quc ñucrto vcr pudo lal fúo delante.

con un sÍ por despedkla.

De esa manera, en la forma, podfamos decir que el poema se ciera sobre sí mismo. Después de haberenunciado el motivo (en elpie) y de desa¡rollar la v¿riación en una sola estrofa (parte medial, mudanza), vuelve sobre las mismas rimas del pie p¿¡ra cerra$e y concluir (vuelta). Los motivos temáticos se ordenan tambiéri con areglo a esa disposición formal del poema. Este podemos definirlo como una despedida amorosa, quiá con ocasión de un viaje, quiz{ una supuesta pafida del amante.

El motivo que rccoge el p¡¿ de la canción, con que se abrc el poema, es el dela

del

añalk y

pa

¡O dur¡ Fortuna, c.uel tribulantc! Por ti sc lc picrdcn al mundo dos cosas: ls vida e las lágrimas lan piadosas quc pooco dolor.s dc cspada ta.,arte. "Bicn sc moíravs scr madr€ cn cl duclo quc ñzo la risc, dcspués ya que vido

ida

desFedida de la dama, a Iá que solicita consuelo y algo de alegrfa.

A continuación, lá r,aria¿ió¡ o pane medial de la cánción omplía el tema, introduciendo dos motivos nuevos (tópicos en estos poemas amorosos de la poesía cancione¡il): el del sulriñiento &l nrna¡ta ("mi gran lormento / e vida muy tr¿bajosa") y el & la hermosura de la dama ('Dios vos fizo fcnnos¿ / cntrc l¡s otras sin cucnto").

cl cuerpo cn les ¡nd¡s sangricnto t€ndido dc rquél quc cri¡ra con t.nro rcsclo: ofcndc coo dichos cn¡clcs cl giclo

que quierE insistir el poeta.

't

rasga coñ uñas cn¡clcs su c¡ra, c ficrc süs pcchos con mcsura pocai bcs¡ndo ! su fro ¡! su frl¡ boc!, m¡ldi". l¡3 m¡rios de quicn lo malara. maldiz. la gucffa do sc com.n§¡r¡, busca con im crualcs qucrEllas,

Este cierrc reiterativo dcl poema está conseguido, no sólo por la ya comentada estructura métrica de la vuelta, cor la rcpetición de rimas y estribillo, sino también por la reiteración del orde¡ fónico (Ya, rni I Y a rni, re¡úiad I repa¡al) y sintáctico (adverbio + .posición apelati-

va + imperativo) del prim€r verso: "Ya, mi bien, vos rcmediad / Y a mí, tris¡e, repa¡:ad", € incluso por la oposición de los dos elementos escnciales del poeña: lá dama, que es el bien suprcmo del poetá, y el amante t¡iste y desconsolado (ñ¡ bi¿n t triste). Cada uno de estos dos elementos en oposición ¡ecogen, a su vez, uno de los dos motivos temát¡cos de la mudanza. la p€n¿ del amaote y la hcrmosura de la dama: ,rirf¿ se coÍespondería con el gron tomanto y tida muJ l¡dbajosa, y mi bien con Dios vos lzo ferñoso...

1620

1625

1630

'¡O nat¡dor d. mi fijo crucll

rf

c d.x¡¡as ¡ é1, mauras a quc fucra cncmiga non lan porfiosa; fucra la madE ñuy más diSna cosa pús quieo mata levar mcnor ca¡go,

coffespondencii§.

non G mosraras a él tao amargo nin rrisrc dexar¡s a mf quercllosa. "'Si antes la muerle me fu€ra ya dada,

[El prcsentc texto es una canción de Jua¡ de Mena. Métricamerte las siete canciones que se conocen de ese autor tienden a cor¡ñgur¿rse según el esquema más simple de una sola es-

(EL

1615

nicga a sf ,ncsÍra rEparo dc ¡quéllas, c tal como mucrla vivi.ndo sc p¡aa. "Dezfa, lloraodo, con lcngua raviosa:

El poema, como vemos,está construido con muy pocos elementos,con una gran condensación y economía conceptual y lingülstica. Sólo los elementos esenciales, pero muy expresivos. Porque todo en él se corresponde, todos los elemenlos se ordena¡ en sutiles redes de

u¡n¡runn ¡spAñoLA I\,4EDIEVAL

l6l0

con nucvos dolorcs su flaca srlud. c tantis ¡ngostias roban su virtud quc c¡yc por fucf§¡ ¡s tristc por suclo,

El final o w¿lta de la c¿nción (los ttls versos finales) r¿ir¿ra la petición de consuelo y alegla en l. pátida del aDa¡¡e, que es cl motivo principal, que quierc rcsaltar más y en el

30ó

1605

sclo x!)

r635

1640

APÉNDICES

I

307

I ceÍar¡ fnis ojos con

\

estas sus manos

En segundo lugár hay un etogio al difunto, aunque aquí se reduce apeni§ a un vago rc-

mi fijo, dclante de los sus hcrmanos,

cuerdo de las prendas de lajuventud y afectos del héroe. Porque se trata al fin y al cabo de un encrúgo, Mena se muestra irnpasible en la descripción y parco en el elogio, de manera que sólo e[ipleará una corta serie de adjetivos, s€8urañente medidos y ajustados: "limpio man§e-

c yo non

moicr¿ más dc moÍé muchas,

una vcgadá:

des¡vcoturada,

ansf

que sola padcsco lavar sus

1«5

bo", "de todos amado', "mucho querido del s€ñor infánte"' "mucho llorado de la trisle

fcrid¡s

con lágrimas trisres, mas non 8r¿d€ss¡das, aurqu. lloradas por ñad¡E cuihda'_

madrc".

El lamento personal, por último,lo rcduce a una genérica imPrecación contra Fortuna, a "tribulantc" ('que friá¡.¡ro', que causa tribulaciones), que Sratuita_

"Ansf larnc¡¡r¡v¡ la pl¡ mrlrooa al

fijo querido quc muerto

ú visrc,

fsziéndole cnsima semblanrc d. trist., scgund aI que p¡r€ faa la lcona; ¿pues, dónde pod¡ía pcnsa¡ la p€rsona los daños que causa Ia tristc dcmanda de la discordia del rcino que dond€ noo gana ninguno corona?'.

aoda,

Ia que tacha de dum, cruel,

1650

mente Sasta vidas Y lá8rima§: ¡O dr¡ra Fonün!, crucl tribulante! Por ti sc l€ picrd.n ¡l mundo dos cosas: la vida c las láSrimas un Piadosas quc ponen dolores dc cspads tajante.

1655

El planto por la muerte de l.orenzo Dávalos es uno de los episodios más conocidos del laberinto de Fortuna. Se localiza en la orden de Mate, dedicada a los guererosr a los va¡ones que protágonizaron hechos señalados en las armast unos heroicos y otros indignos. Tras cántar las hazañas de guerrcros romanos del pasado y de gueñeros castellanos del prcsente, el poeta, gu¡ado por Pmv¡dencia -que es quien habla-, se detiene en el joven Lorcnzo Dávalos. Esrc había combatido en el bando dc los irfartes de Aragón, era cama¡erc dcl infante don E¡rigue y había muefto en l,l4l en la batalla librada cerca de Escalona cont¡a ¡as tropas de don Alvá¡o de Luná.

t

De l¡ mucrte del joven Dlvalo§, lo que impresiona al poeta son lás dos heridas reaibidss en la cara, heridas "deshonestas", que le afe¿, y le arrcbat¡n la gracia y donairE de su rostro juvenil: "Aquél que rfi vc.s .l §.rEo romado, que quicrE rubü c sc f¡ll¡ cn cl eiÉ, ,lo6!¡a¡do su rosfo rob¡dó dor¡¡i¡E po¡ dos d.son t¡at Í.rifus agado, aquél cs cl d'Avalos mál forrun¡do...

I

Dcsdc cl punto de vista compositivo, cl episodio respondc a la estructura habitual del poeaficulaba en t¡cs patcs principalcs: la que trataba de la ocasión y circunstancias de la muerte, la dedicada 8l elogio del diñ¡nto y Iá que rccogla la consolato-

Por taflto, aun siguiendo la estructum habitual delp¿añ.rl¡§, el poela ha elaborado de ma_ ncrá original su esquema litcrario, dando a cada una de sus pañes el contenido y tratámiento que ñejor le convenfa.

ria final.

P¿¡a construir es¡e episodio, Juan dc Mena ha pálido de una situación re¿l y cierta, pero la ha revestido de un ropaje crudito y lite.ario. El punto de a¡ranque es, sin dudá,la anécdota históricá: lá muene del caba.llero, el traslado del cadáver y seguramente Ia presencia de una madre que llora aI joveÍ Dávalos en aqucllas exequias de que hablan las crónicas de la época

Siguiendo ese csquema, enconbanos en el texto, cn primer luga¡, la obligada ¡efercncia a la oc¡slór de I¡ muerte, si bien en términos poco expllcitos y aneadóticos por pafe del poeta. La formula Mena, en efecto, media¡t€ una a.¡usión un tanto imprecisa y enigmática al hecho de que era el dfa de sus primeras á¡mas ("aquel cs el limpio ma[gebo l,orcnqo / que fizo en un dla su fin e comiengo") e ir¡troduciendo también el tópico de la ñors inñatura paÍa i¡dicar que cl héroe ha muerto joven. Esa muerte temprana que roba la belleza, que troncha la flor, tiene aquf su formulación en la imagen de la¡ herida¡ de la ca¡a, deshonestas, que hacen que muestrc su rostro "robado donairc".

I\,4EDIEVAL (EL

EÍ tcrc€r luga¡, por úlümo, digaños quc no hay con§ol,rtorl¡ algun¡' ningum rÉf.rEncia gloria que espera al héroc ñucno, sino una .marga Eflerión final §obrc l¿s discordias dcl rcino: a la

dc !a discordi¡ dcl rlino quc a¡da' dondc r¡oo Sans ninguoo coroM?

ma fúnebre (pr¿r¿r¡¡r), que s€

r¡rrnnrunn rspAñoLA

¡O malador dc mi fi¡, crucl! e dcx¡¡a§ ¡ ¿1... malrr¡s á

¿Pues. dóndc Podú pcns¡r la p.r§ona los daños quc caus¿ la lristc dcmand¡

continuación, prim€ro desarito po¡ el narr¡dor y lucgo rccogido en discurso diEcto.

308

En es€ punto, el po€ta da voz propia a la madrc y Pone en su boca todá la rabia cont¡a el marador de su hüo, a quien inc¡epa y se Iamcnta de quc no haya sido ella la muela (w. 16331648):

rf

Nada má! le llama la atención de la muete del joven guefiero y no insiste siquiem en su grado de hcroicidad o de cobardía, por lo que tampoco sigue hablando dircct¿men¡e de é1. Es, en cambio, cl duelo de la mad¡E el que ocupa la pane p¡ir¡cipal del episodio y relato que viene a

Si¡r embargo, de manera calcl¡lada, el poeta traslada el planto dolorido, el §entir m᧠in_ lenso, a la figura de la madr€,logra¡do aI tieñpo distancia¡se y crear un ñayor patetismo. La escena resulta, €n efecto, de uná gratl intensidad, descaita Prirnero por el poet¿ y dramatizáda luego por la propia mádre. Según nos describe, ésta contempla el cuerPo ensangreDtado de s¡, hijo eÍ las andas, clama "con dichos cruelcs" al cielo, experimenta un extraordinario dolor que la hace caer desmayadá á1 suelo, rasga con las uñas su cara' golpea sus Pechos' besa la fla boca del hijo, y má.ldicc al rnatador y a la misma guerm (w. 1617'1632).

(en espccial,la Crdnica de

JMn

).

Pero lo original iesulta que esos acontecimientos reales estén descritos a través de otros ya literaturizados, a través de situaciones y ePi§odio§ liteBrios diversos, en este caso' d€ pasajes de la EnerZa virSiliana: el del llanto de la madre de Eurlalo (Et¡¿rda, lib. IX)' el del

APÉNDICES

stclo xv)

l

309

llanto de Ana por su hermana Dido (Ene¡do,lib.Iv) y el de Evandro ante el cadáve¡ de

P^lante (Eñeida,lib.Xl). Del llanto de Ana por Dido, por ejemplo, reproducirá los gestos desgarrados y patéticos en la figura de la madre, que se aranca la piel del rostro con l-as uñas, se golpea el pecho cor¡ los puños,desea lavarle las heridas y rccoger con un beso el último alien_ to de su boca. Asf lo expresa Virgilio:

Audiii exanimis trepidoque exterrira cursu unguibus o.a soror Íoedans et pectora pu?nis

La función modeladom de la cesura determina¡á asimismo otra se¡ie de fenómenos sintácticos y retóricos, como redundancias y repeticiones enfáticas, alteracioncs del orden de las palabras en la frase, uso anárquico de artículos y preposiciones, empleo a la ma¡era latina de construcciones de infinitivo subordinado o pa¡ticipio de presente.

p€r medios ruit (...)l date. vulnera lymphis abluam er, exrremus si quis sup€r hatitus efrar, ore legam'

La adopción de este modelo de verso, se conviefe asíen un hecho de Sran trascendencia poética, puesto que pasa a se¡ un sólido patrón que modela artificiosamente el mat¿r;al lingüístico, creando un distanciamiento entre la lengua del verso y el idioma común. El resultado será la creación de una lengua afificiosa, cuyo ideal último residiría en el desvío y alejamiento de la norma idiomática.

Y así lo aprovecha y transforma Juan de Mena en sus versos:

uñas. etes su cora, .Jl¿¡¿ s¡s p¿cÁor con mesura poca; besando a su frjo ta su fría boc¡ maldize las manos de quier lo matam... e rusga con

El llanto de la madre por la muerte de Euríalo, apaÍe la situación y el cuadrc gen_ _ €ral, sugeriría a Mena el motivo de cerrar los ojos y lavar las heridas, que expresa la madre de Lorenzo Dávalosr. y del llanto de Evandro ante el cadáve¡ de s; hijo ialante, que le traen tendido en una a¡dasr tomaría además el motivo del deseo de haúer mueno antes que el hijo..

Desde el punto de vista estilístico, el episodio, está compuesto, como todo el laberinto de Fortuña,en al.e ñayor. Se trata de un verso más bien hetéromér¡ico (oscila entre las diez y las catorce, aunque con tendencia regularizadora a las doce sílabas), dividido en dos hemis_ tiquios, constituidos invariablemente por la presencia en cada uno ¡e dos liempos marcados sepárados entae sf por dos sfabas no acentuadas:

ldo o o óo que lquie lre lsu lbir e lse tfa[ta_en tel tai ¡rE o ó o oó o o ó o o ó o Alquc¡ lque ltrl lvc les llal lserlco t0orlna

6+6

oóoóóo oóooóo

o ó o bóooó

6+

\ Más que en el cómputo silábico su fuerza reside en el rígido esquema acentual. La prcsión de ese esquema hace qu€ muchas veces recaiga el ictus en una sflaba átona por naturaleza o se p¡oduzcan casos de desplazamiento acentual (diástole), al igual que deformaciones prosódicas y alteraciones en la dimensión silábica de las palabras (metaplasmos), especialmente en los neolog¡smos y ¡os nombres propios.

t

oóooótol ooóooóo

En nuestro fragmento, el 'modelo de verso' del arle mayor produce, en efecto, ciertas alferaciones en la Iengua del tex[o. Sin que haya graves deformaciones prosódicas, podemos registrar algunas licencias que afectan al cuerpo fónico de las palabras: como la diéresis en el hernls|iq)io tan pi:ados¿s o Ia aféresis en ma¡ ñotl (a)gradesQidas (v. 1647). Pueden regis_ tra¡se igualmente diversos latinismos, bien de tipo fónico, como ,riáulante, tajante,bien de carácter léxico o semántico: ofende 'difige,l^nza' (v. 162l), virtud'vnlor' (\. 1623), pía ñaf¡ona 'la madre de familia que cumple sus deberes familiarcs'. Quizá más abundantes sean Ios arcaísmos, favorecidos por el ritmo de arte mayor: después ya que vído (vio), que caye por Íuer1a, as de una vegada, anst morré muchas, o ¡o|. levar menor cargo, pensar la persona (por el indefinido 'uno').

[,os efectos más visibles del añe mayor

se

adviefen precisamente en el terreno sintácti-

co. Asf, la presencia de nexos superfluos, introducidos sólo pár¿ completa¡ la medida del ver_ §o: despr.¡és yd que vido (v. 1618), me fuer¿ r¿ dada (v. 164l), semblanre d¿ tdste (v. tó51);

o, por el contñ¡do, nexos omitidos, como en v.l635i motaras a mí,donde el §entido pedirfa una interjección al comienzo, ojald... Ala misma necesidad obedec€ría algún uso arcaizante, como la utilización del posesivo con artículo, ya antiguo en Ia época: 14 suhía boca (v.162'l\, de los sus henñanos (v. lg3); o usos latinizantes, como el inñnitivo dependiente: J¿ r¿oJtl4va ser madrel y, sobrc todo, el uso muy ftecuente del hipérbalon y alteración del orden de las palabras en la frase: m¿sura poca,la guerro do se comen|ovo, natador de mi fio ctuel. Por otro lado, es muy intensa la adjetivación (c -l robado don ire,desonestas lefj'das, mal Íortunado,limpio mangebo) y frecuente el uso de perífrasis, que da lugar a exp¡esiones ca_ mcterfsticas, como: /obar virtud ('qtilar v.,lor'), neqar reparo (v. 163I), mostrarse añargo

"I¡ hermana oyó la noricia y aten¿da, corriendo afanosamenre, arañándose Ia cara con las uñas, golpeando ¡os puños contraelpecho, aravesó Ia muchedumbre...',. '? "Dejadme lava¡ las heridas, dejadme recoger con los labios su último aliento si todavla flora so_ bre sus labios". I nec te, tua funera, mater / produxi pressive oculos aut vulnera tavi (.,no he podido, como esp€ra a una ma&e, seguir tus exequias, cenare los ojos, tav¡¡ la s3ngr€ de rus heridas..i,) = ojo" con estas sus manos / mi fúo (...) / que lola padesco tavar sus ferida§. ""rara -i" contr¡ e8o vivendo vici mea fara. sup€rsres / restarem ut genitor. Troum socia a¡ma secürum / obruer€rl Rutuli relisl C yo por ej conrrario he vivido mucho, para vivir solo sobreviviendo a ñi hijo. Oh, si siguiendo las a¡mas de los Teucros hubiese sido trspasa;o por tos dardos de los Rútutos,,) = ¡O ma¡ador de mi f¡jo cruell / mataras a mí e dexaras a é1.

. '

_

. '

3l

0

rnrn¡runn rspAñoLA

MEDTEVAL (EL

srclo x\)

(v. 1639),fazer semblante de triste ('entrisld,ce¡') ('¡. 165I), aquel que criara con tanto re|elo ('el hijo') (v. 1620). Esa tendencia perifrástica da lugar a veces a largos períodos sintácticos! que ocupan gran parte de la estrofa: "Bien se mostmva ser madrc en el duelo / que fizo la triste, después ya que vido / el cuerpo en las andas sa¡griento tendido / de aquél que criara con tanto reselo..., que no quiere deecir sino que 'la madre hizo triste duelo cuando vio el cuerpo de su

hijo'.

Precisamente en la construcción de la estrofa y su sucesión en el texto, se adviefte también el cuidado y rigor del poeta y la fuerza modeladom del arte mayor. Puede notarse, eIr primer luga¡, una tendencia a distribuir equilibradamente el contenido en las dos semiestrofas que forman la copla, por ejemplo la c. I, separada claramente en dos rrrilades: Aquél que lú

APÉND¡CES

3I I

\ 3. Comentorio de liico trodicionol

c.

vees... / aqu¿l es et d Áya¿or...; o la , cuya primera pane rccoge la descripción de¡ mance_ bo y Ia sesurda. ¡a imprccación a Fonun^a. iero ,"tema en las coplas, fundamenrada en diferenre, "d..á: ""

p;;;;;;;.i[.nl'flo".."

y ;;;i ,r".'."i.r, ," t¡ucción anafó.ica ordena la c. l, encadt "r,"""t"1;;;;;" la pnmera semiestrofa con la segunda """"y en_ garzando entre sí los versos de ésta: 'nando

Al alba wni¿, bueñ anigo,

Aq!ál quc tii vccs al9crco romado... aqr¡él es cl d,Avalos nal fonunado,

aq¿t

es

Amigo, el qu€ yo más queí¡. vcnid a la luz d€l día.

ct timpio n¡anf€bo Lorcn9o

que fizo cn un día su fin c comicnso, ¿r¡¡ll.s el qüc cra dc rodos aÍudo:

Amigo, €l que yo más amaba, venid a la luz del alba.

:l

Lá conslrucción paralelfstica. oor su paíer estnrctum la c. II en dos pares de versos para_

Vcnid ¡ la luz d€l dfa, no trayáis compañía.

lelos:

Vcnid a la lüz d€l alba. no lraigá¡s Sran comp¿ña.

¿t nucho qucrido del s.íro¡ infamc / tre sicmprc Ic fuc.¿ scñor como padrc et ñucho orudo de to uisrc madre q?.¡e / muero vc, p.¿" i,¡"

i","í",'-

"i que a su vez ocupan la primer¿ semiestrofa de la copra, perfectamente unrafia frente a Ia segunda.

Este poeña rccoge el tema, habituál en la lírica tmd¡cional, del encuentro de la doncella con el enamofado, eD este caso, ñás específicamente, el encucntfo al amanecer, al quc convoca con alborczo la doncella enamorada. Se trata de una de las ¿ráar o a/áada, más b€llas de la literatura castellana.

Recu¡sos-repetitivos

va¡ fabando también unas est¡ofas con ot¡as. Así se produce a ve_ ces una especie de encadenado de una copla con r" .igui*t., ."pitiJJ"'ürni.ír"'

oaru.,

Se encuentra fecogido en el Cancionero musical de Palacio. Adopta la forma de una composición paralelfstica en dísticos encadenádos.

ofcndc con dichos r,¡¡¿¡¿r €t sicto... (v. I 62 I ) c rasga con uñas czelzs su car¿... (v. l62j) busca con ir¡ c¡¡¡¿t r qucrcltas... (v. |630)

El poema es una sucesión de versos agrupados de dos en dos. inspirador€s de la composición y furicioran a máncra de estribillo:

Con loda est¡ serie de procedimientos. el fragmento cobm ritmo y annonfa, y una fuene . trab¿zón esri¡ística o, como decfa et sabio com*i-o" g.-¿,

.

ñ,ii.;. ü;la#,

[¡s

dos primeros son los

Al albo vad. bu?n arnigo. ol altu v¿nid.

Como conclusión, podríamos dccir orte el de la muene de Lorcnz, Dávalos es un eptsodio r¡¡uy sign¡ficativo e¡el t aberiato de ionu¡a. Un capttuto quc iiustra f* ari. Orcip¿les def poeta: l¿ indignidad de las disc¡¡dir" q*

rr"i.

Lo demás es un des¡¡rollo dc csos dos vc¡sos en t&nica par¡lelfstic¡ y cncsdenado, confo¡ma[do dos unid¡dcs cstrúfica!, constituidrs ¡ su vcz por dos núclcos cstróficos cáda uno

Ju"iii ,oili-.i-"i"rl -rrn".de reconquisra. Tet r.sis t¡ "ir "., M;;;;;; .." ¡ái"r,i ll, n,,. *_ -guen¿" m.rcro del infanr don Enrique. En un soto dfa "j.rpt¡fi:" trio .ir.i.n_ y ¡# r;j;'n#;, .",. rera de armas. Et estilo elegido, como en toda l" ob.", ", rem¡ lratado. Et a,te mayor, como ¡o, ", "l ";í;;;r;;';;;d;:;_. ü""i. ., ,á;;;;;i;:..o ".._ :^"3-o-"d. I qr" mejor a ese cstilo. Lá rcpetició-n monótona "r,i""a" y uniforme de aquel esquema sitábi_ ::r_r€s!ond€ co acentuat (óoo p¡oduce un Doderoso ef€Elo rftmico, sonoro, .ry sublime que persigue el poeta. ce*. sa, magnffica

de dos vcrsos.

El primer núcleo de dos

ve¡sos recoge

la apclación al ¡migo y su convocatoria

al

amancccr:

Amigo,.l quc yo más qucrfs, vcnid a la luz det dfa.

"J",¿. "1? "i

El segundo núcleo repite la redacción del primero casi en su totalidád, cambiando sólo la palabra o sintagña rimanle final de verso po¡ otra sinónima: Amigo,cl qué yo

más amaba,

vcnid a la luz dcl arr¿. Estos dos núcleos constituyen una primem unidad estrófica.

l

A ella sigue una scgunda unidad, que guarda est¡echo paralelismo con la primera y se construye de forma encadenadá, retoma¡do cl segundo verso de la prirnera y añadiendo un verso nuevo, que hace progresar el sentido del poema: U¿aid o

no

312

urep¡run¡ espAñoLA

MEDTEVAL (Et

stcLo xv)

la lu. del dla,

hyáis compañla.

APÉNDCES

313

El segundo núcleo de esta segunda unidad s€ liñita á vá¡iá¡ de nuevo la palabra cn rima: ueaü o lo luz d.l alba, no naigó¡s 8IaI] compsñ^.

\

I

4 Comentorio del rombnce del Prisionero Por

L

Si bien mir¿rños, en todo el po€ma hay apenas ttes versos distintos: "Amigo cl quc yo ñlis qucla", "venid a la luz dcl dí¡". "no tr¡igáis compoñfa".

cl m.s

cra dc nrayo.

cuando hacc la calor' €uando canta la calandria Y rcspondc cl ruiseñor' crr¡ndo los va¡ a scrvir al amor;

cnamorados

I

sioo Yo. trist€ cuitado' quc vivo cn csla Prisión' qüc ni §é cuándo cs dc dla

[,os demás versos o repiten exacta¡ñeDte otro o lo varían mlnimamerte. [.o conceptual está, p¡¡es, sumamerite rcstringido, disuelto en múltiples repeticiones y corespondencias (de versos, de pálabras, de sonidos).

ni cuándo las noches

[á prime¡a estaofa

recoge dos motivos ter¡ráticos: el afe¡tivo del amor de la doncella a sl¡

d.l dfa.

-{

Ca¡acterfstico de lo§ mmaÍces e§ que, como po€sía narrátiva y noticiem, dieron cabida principalmente a asuntos históricos, a los temas heaoicos estiliz¿dos Por la epopeya o a los rejunto a ello, tárnbién iatos novelescos idea.liz¡dos de tas leyendas ca¡olingias y bretona§ Pero popular: temas y de la culta de la lírica procedentes Poesía toma¡on con frecuencia materiales eleañorosos, motivos del mundo de lá Íaturaleza' §ímbolos poéticos, fórmulas €xpresiva§,

Motivos que reitera en el segundo dfstico: Amigo, cl qu€ yo más am¡ba, vcnid a la luz del ¡lba.



segunda estrofa trata otms dos motivos: otra vez el de la ¡lcgada del alba: Vcnid a la luz dcl dfa, (alba)

a

mentos léxicos. etc. Así sucede en este rcmancE del Prisionero'

Como puede observarse, arranca del tema tradicional de la exaltación de rlayo y ¡a Pri_ mavera:

y uno nucvo, el del secrtto, del sigilo o la complicidad, fntirñarnente rclacionado con el motivo a¡Do¡o6o del primer dfsüco: no

r¡y¡is

compañla (Br¡¡ compafu)

Como vemos, pues, el poema privilegia cl motivo tcmático temporal, el rnotivo de la llegada dcl alba. Lo destaca y reitcra cn las dos cstrofas, c incluso sc abrc cl pocma con un sintagma que aludc a él (cl ¿ráa). Es un motivo central, que r€sslta la plenitud d€ la luz, siemprc presente. Y ello porque es el momento del júbilo, dcl cncuentlo, del alborozo.

El motivo ámoroso, por su pate, está expesado con gra¡ in¡ensidad: con ur pondemti,lo (el que nás) y nn \erbo en impcrfecto (g¡¿rla, amaba» qoe má¡ca el riempo durativo (quc viene a deci¡: "el que más sigo queriendo'). Es€ ¡pasionamiento se une a uD arnor secreto, cómplice, sin testigos (no trai¿ades compañfa),lo que le añade notas de tensión, de drañatismo y de cierto rnisterio. Todo ello está expresado, como vimos, en aquells forma armoniosa y trabada, de rcpeticiones y simet¡fas, que conforma lá técnica palalelfstica y el encadenado. El rcsultado es un bello poema de extraordina¡io ritmo y musicalidad.

3l

4

ur¡nerunl espAñoLA

I\¡EDTEVAL (EL

stclo x9

l0

matómela un ballc§lero, dél€ Dios mal gatardóo.

Ami8o, cl que yo ñás quería,

vcnid a la luz

soo'

sino Por una avccilla quc mc cantaba al albor:

amigo:

y el temporal de ¡a llegada del dla, de¡ álba:

5

Poa

cl

fftcs cra da

cutndo h¡ca

cut do c¡ni¡ la c¡la¡¡dria y rcsponde cl ruiscñor,

--{

t

II

ñayo'

l¡ cdor'

cua¡do los enamor¡dos van á sa ir al amor.

Éste era un tcma de remotos orfgenes y de prolongada pervivencia en la llrica pop' utar y en el folclore de todos los tiemPos y lugares. Como supervivenciade antiguas cel_ ebraciones pagana", que enlazarfan con la§ ñestas florales a Venus, la Edad Media conoció difercntes manifeitacio¡e§ del tcrna en ce!€monias festivas, bailes (como la célebre ñ¿ya) y, sobre todo, una modalidad Poética de enorme difusión como Íie la cancióñ de miyo,ír*o llrico de exaltación del amor y de la naturaleza con oca§ión de la llegada de la primavera.

El roma¡ce del P¡¡r¡blero, en sus seis primetos verso§, concede plena acogida a los mo-

de tivos más camcterísticos de aquellas canciones de mayo: la exaltación del amor, el florecer la naturaleza y el cánto amoroso de las aves ('ruiseñores'y 'calaDd¡ias') Todo ello es rBuesque tra de un sentimiento jubiloso de celebración del amor y de Ia libenad y alegría de viv¡r' de nue§abiertámente s€ manif;staba en las fiesta§ de mayo y que impregna también los versos a¡ima'l y t¡o roma¡ce cn esa exaltáción de un pansensualismo que mueve a tda la naturaleza vegetal.

APÉNDICES

3I5

lt Ahora bien,ese canto

rf i:xiilT'#:

a la

libertad v

\

a¡,

3i:Í]'i::J"J;:ffi:T,':

prisión. La priñera pafe enciera, pues,la evocación nostálgica del murido exterior, y la segunds,la presente y hosca circunstancia existencial delprisione¡o. Entre una y otra se eslablecerán, en un plano poético, diversas correspordencias y contrastes.

;ff*T:[::l ::in::";

"*il'"j"1'""r'"'1 sino yo, triste cuilado.

La evocación de mayo y el mundo exterior, desde la celda del prisionerc, se plasma gramaticalmente en el impefecto desrcalizadot era o e¡ la imprecisa referencia tempor:rl po¡ toyo... De olra pa¡le, el recuerdo se configura en una serie de impresiones senso¡iales elementales, que s€ cor¡esponden con los sentidos primarios, como el del tacto (cuando hace ta c¿lo¡) o el del oldo (c¡.¡ando canta l!, calandria / y respoñde el ruiseñor), y támbién de impre, siones afectivas, coño el propio amor a cuyo servicio se aprestan los enarl¡lorados (cuando lo§ enamorados / ean a servir ol amor). Esas impresiones vienen a totalizar además todas las ma¡ifestáciones vitales de la naturaleza: tanto los fenómenos temfrorales y cliñáticos, como lá vida del mundo animado, el de los ánimales y el de los hombrEs.

qu€ vivo en esta prisión, que ni sé cuándo es d€ día

ni cuÁndo las noches son. Se deja entrever asíen el romance

."..lu*i"

ep,"u

yi-u.*u;

,;ffi ; T,I'l"r;".ütffi:

Froesia,las crónicaj y la v¡da toda de la Caslilla medieval-

::,ilil:. ¿.;ffiT*:,:,;l:

En lercer lugar, es también aDr.iable en el poema la prcsencia de una serie de morivos Procedentes de Ia poesía conesana r-,adores." y a" rr"J"r*r',ui se¿d-vieren estos morivos especialmenle "1," en er ,ir"l ".nar,.

* iiiiro, l¿*i".-¿"ii"*ü:.;;..i,;#" o" ,é..,cala:te't''"i a. r"i'*i"iieá

:T"::1".Íff#'ff;

sar¿¡{dÍi'nT;l

car igualmenre el -un¿o p"*;.,

¿. 1". .¿o.lluo

del,térm¡no esencial

",il'iÍl'u "on".,"u. prisrá' que no deja de evo-

";;;;;i,"": Jiffi i""'riffi"ffiffi fliJ;ll?,i:lT:"ff§l ",."H:e

p,"..

arnorosa conesana, aunque evidentemente los

c..¡ i¡rl¡.,

y ¡¡;otis

la vida del mundo a¡imal, en los vv. 3 y 4:

ffi:;:

D€ todos modos, seÍía eflóneo bus.ar al poema u¡a única interprctación. Recoge elemenros de diferenres fuenres y proccdencia, y loi.dispone en esenc¡ál en él es, como se adviene desd, t'r¡ple. leclura. la contraposición enrrc dos mun¿o. t osr¡les . y el de la privación de clla; o si se quiere' la hostalgia de un mundo ¿. liten^¿ , a. uYúd

,"";;;;;;;;;";illlsrica. t¡

irreán.¡,1üL','.i'Llff,t'

.tt7,.óo cr ta la cola¡&ia y Éspondc .l ruis¿ño.i

f

l'J*;:#:;*Í.:: rHrJffi il,fr i:T:#'x.1'r"Í.i"{üiüilrlffi """ "! e¡t

y mes rnccaoticasLt

Il

ro.i;

'

cadenas' como la que Pintan las versiones

ii'fi,l

.,r",n"".

1__d*:_;;;;;;;;-,ñ;:ir'*",H:"1i.5,":TT"""T"y,,ill[.,],ii.k-il; poema, todo hábilmenle elatoiado hasra

::-.i"T:ff : :::,l^* ;: _: qre n.*ü"lL

r.o priñero que ¡d,"",.".. o,lT o"t _ rEteÍf¡unos. s€ nos ofrece en toda su inmediatez, como

"",

"

p"sa

".",0n, Iüliñ""?i"-'" " "*i""'iznáü rn^era persona (desde er yo "ilil;:il:ffifi;:,:::i"':;:|il,t '"

il;lJ'1fr1'ji: li''f,I#.r":"T:'¿?::0h ""

á"r p-ogoni.o,

"lgo

"nt.

De ese modo. con tal ¡nmediatez v subjetiv¡smo, el drama, la acción, queda vigorosarhente rEalz¡da y el oyente asume ol.nr-ente.el papel de testigo presencial a¡,te ella. por orro Iado, ese,o del que aranca la acción.. . el eje estructural del soure et, ie organizae-nilffi:il!],fl'samente Po€ma v girando oroporcionadas: los vv ló y los vv 8-14' cada una de esas dos p*.a

t*"ntt

ri;;.;ilH,,1ffiTH.:::,i;X*::ly,,..rlLTl#i

trapo.sición j.stamente "or,,"r" srto de uno a o[o): et mundo de la naruáeza y

ó

Lr¡nerune espAñoLA

MEDTEVAT (Er

¿. to,

srclo

..nt¡¿á.,i-.¡..r"i],

XV)

l,

li?l.

",,iltl*

o. o

y los afectos humanos, en los w. 5 y 6: cuardo los cúñorudos va¡r ¡ scrvir al arrrt

Par¡ refor¿¿r ¡ún Írás su un¡dad y coarcspondcncia, csos versos se otde¡a¡ en fórÍrula as dacir, cn un¡ succrión da or¡cionqi tamporales con similü distribución dc sus clanrcntos siniáciicoa (ldv. qtbndo + vcft6 + a¡lculo + sustantivo):

p¡¡slclfstic¡,

nsss

captació¡ de ese dr¿ma do¡oroso de¡ prisior¡erc. enlregádo a las lágrimas y a¡ lamen-

liJJ;.'Jf:iii:'Tilf iT#'J:: r'"i"' a" ."v"'..l., i.riL*i.

3l

Por.l mcs cra dc rz¿)o, cuando hacc la calori

*ar¡"r.rr"r_"r"'".""ürii",rilr. ur" oa i*".pa,"á" ."rn" ,r,"irL o*rn" o"

pre. s¡n duda. a que el romarce fuera en ocasiones amorcs, tal como hacen en sus glosas los poe*

fr

La forma del poema recogerá también cada uno de esos ciclos de la naturaleza, distribuyéndolos armoniosamente en pares de ve6os corrclativos, cada par de versos dedicado a un ciclo: el ciclo tempor¿l y metcorológico, en los w. I y 2:

I

co¡¡do b¡a? !¡ calor cu¡ldo c¡¡t¡ li¡ a¡l...¡drL cu¡¡do

lc

ctr¡dorado§

vrtr... (con lig.rá áltcr¡ción d.l ordcn).

Si ienemos cn cuenta quc todas cs¿s imprÉsiones llcga¡fan al prisioncro impulsad¡s por la fucr¿¡ amocional única dcl ¡ccuc¡do, ¡cconoccremos que es¡ cxpr€sión pa¡alelfstica, rciter¡tiv¡ y p¡oporcionadamcntc dist¡ibuida, cs un muy fcliz hallazgo cstillstico del romance. Fr€nte a csc murido sensoaial, i¡tcnsamente vitalista, descrito en los s€is primcros versos, la scgunda partc dcl pocma nos pinia un mundo sombrlo, cñ abiena cont¡aposición con aquél. El discurso sc cantrá, s€ p€rsonaliz¡ ahor¡ er la figura d€l prisionero. Ya no ¿starnos ante un f€cuerdo o uns cv@ación @¡no cn los ve¡sos ant€riorcs, sino anle una imperiosa y cruel rcalidad. Po¡ crc, en cl discurso, se hú diluido las imprecisiones evanesc€nGs a¡teriores y han dado paso ¡ ascver¡ciones rotundás, con toda la fue¡za de la afirmación o de la Degación: vtvo en est¡ prisión

nl

sé cüándo cs dc dfa ¡rl cuáodo las nochcs so¡t.

APÉNDICES

3I7

\

. I¡ frecue¡cia. de negaciones deja percibir en está pane del poema una impresión de ániquilación de vida, en corrcspondencia con el ambünre teneúroso de iu'pí.ion. ¡* aniquilació¡ de rida se consuma con el trágico y cruel f.inal de la oy¿c,lfo,."n,"'i"iu O"f ,inique Ie tlegabaal prisionero. Ante esa últim" y :: 9:::lT- : i'-dll.r]erior.

Una rnodalidad interesante de la prosa del siglo xv es la de las biograffas abreviadas o re tralos. Es un género nuevo, propio de los nuevos tiempos, un género camcterísticamente humanlslico. La historia de las grandes crónicas y reinados ha dado paso ahora a la historia in, dividual y, junto al rey, hasta aqt¡l único protagonista de Ia historia, se abreD paso ot¡os personajes de lá nobleza, de las letras o de la iglesia. Al mismo tiempo, se potencian los valores del individuo y se describe a éste en sus rasgos caracteriz¡dores y esenciales.

no re queoa al pnstonero más que una íntima afirmac¡ón de "¿ei"ipr*.;or, su propia ex¡stencla: vlvo er est¡ pris¡ón. o una dura imprecación ¡náldiciendo la mano homicida que le privó de todo contacto con el ñundo exterior, el auténtico vivia: delc

Dic mrl

Salsrdór¡.

Como vemos, el poema posee u¡a gran cohercncia artlstica. Coherencia que se manifies_ ta, como en toda verdadera poesía, en un suriljuego de correlaciones y ..ainaunii^, y A. contrastes y oposiciones. Todo ello está perfectamente logrado en nuest- .om"¡c., que ,.srrt_ ta asl una oe las rnás altas crcaciones de ¡ueslr¡ anligua poesfa llrica

3

-

En Castilla es el primer libro de perfiles biog¡áficos, contemporáreo pero independiente de iniciativas semejantes del humanismo italia¡o. Tiene como antecedentes los retratos ir¡dividuales que los cronistas (por ejemplo, el CancillerAyala) solía¡ insertar en sus rclatos, por lo gene¡al en el momento de la muene del personaje. Este a¡te del retr¿to lo continuará brillantemente pocos años después Fema¡do d€ Pulga¡ en su.s Claros varones de Ca¡tilla (Toledo, 1486).

Don Enrtue.de Vil¡ena fue hijo de don pedro, hijo de don Alonso, marqués de vilena, que d€spués fue duque de Ga¡día. Fue es(e don Alonso, marqués, el p¡fn..'.onJ".toUf" ¿" Castilla, y hijo del infanre don pedm de Aragón. e¡te aon Enair," iu. ii¡-. a"iáá"i""r", r,¡" bastárda del rcy don Enrique el segundo, que la l¡ubo en una iue¡a de-f", V"gr. p"queño de cueryo y grueso, el rcsto blanco y colorado y, según que

n*

lo ü ¿f most¡ú, natural¡renre fue inclinado a las ciencias y arrei máique "rp"i!""i" ""lo. a ía negocios del mundo ceviles ni curiales_ Ca no'habiendo ""¡il"'j"-r'rr, ,*r,. par. áf"-ni'jgrno" ro

costriñiendo a aprender, anles defendiéndogelo el marqués, su ba.llero, él en su niñez, cuando los niños srilcn po, frio" .",

qri.i"- p"ra *if."uJoJ"l* J*""r^, ¿l

abuelo,ir" f"

t¡¡ se.d¡spuso a aprender. Tan surit y atto engenio haUf" ]ol:ntad ge ldo: apÉndla cuatqute¡ cienc¡a y aÍe a que sc daba, ansf que bien parEcfa que to'habf¿-a natum. Lrerfalnenre natur¡ ha gran poder y es ñuy dificil y grave la resislenci; a e¡la sin qrac¡a especrar oe uros. y de otra pane ansí era este don Enrique ageno y remoto, no solariente a la caballería, mas aun a los neSocios del mundo y al rigi;¡cnó de ;u c¡sa rnna,lre y ¡nabro que era grán maravilra. y porque entre las ot¡as cienciss y ares s€"_ dro mucho a la estrología, algunos burta¡do diclan de Ct qr" ,nUi" rnu"r,o J Ji"rol .n I"

üiiir"..rrc".*

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Ya¡slcon

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añor de las cscaituras, no

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se deteniendo en la ciencias notables y

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señ1es-y o.tTs:osas tates que ni a ptncipe reat y menos á carótico crii""ráé""."i*. V J esro.¡ue por hab¡do en pequeña r€putación de los reyes dc su tierñpo, y en poca rcvercncia de los caballerss. Toda vía fue muy sotil en Ia poesfa y g.an e.toriado'.. yíry'"opiáro v do en diversas ciencias. sabía íabra¡ muctias ;'"í" i",ir]""ár"¿" amor de las mujercs. Murió en Madrid, en edad di cincuenta años

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(Femán pérez de Guzmán, Generaciones

,^_j-r-ít:::i:"rr.:.se at esquema rctórko Iome

318

unmrune

p¡etende most¡ar que aplica

i.r"l",

!

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la consr:ucción de u,t retrüo titerario, h esüitura biogróJica en el sirto W.

espAñoLA ¡,IEDIEVAL (EL

stclo x!)

con_

el que describe y caracteriza "los linages e fasiones e condigiones de algunos grandes seño¡es, perlados e cavalleros", de la cote de Enrique Iu y de la de Juan II, hasta un total de treinta y

cuatro figuras.

5. Comentorio de un texto en proso

i"

De este arte del retrato liter¿rio, el primer aulor en Caslilla fue Femrín Pércz de Cuzmián (1379-1460), noble letrado de la época de Juan Il, enfrentado a don Alvaro de Luna y, una vez d€sengañado de la política, rctirado al cultivo de las letras y centrádo en una especie de espiritualismo cristiano. Fue autor de un famoso tratado titulado G¿r¿¡aciones y semblanvas, en

I

Como decfar¡os, Ios perfiles biográficos obtienen impotancia propia como signo de una valoración nueva de la individualidád del hombrc y de su papel en la historia, q¡¡e ya no está centrada, frente a lo que eracostumbre, en lá ñgura del monarca. [¿ génesis iriterna de Ia obra pa¡ece ahor¿ difere¡te.l-os factorcs que ahora intervienen son no sólo la nobleza de sangre (la generación) sino tafibién la fama, única recompensa huma¡a par¿ quien obra virtuosamente. De ahí, la grave rcsponsabilidad del historiador, que no coñe únicamente el riesgo de falsiñcar la verdad y, por tanlo, disrribuir mal la gloria, sino también cl de desilusiona¡ a los virtuosos y disuadirlos de sus ob¡as. Por eso Pérez de Guzmán exige al historiador ¡o sólo belleza de estilo, sino información precisa y plena lib€rtad (d€ ahí quiá que sólo escriba de personajes que ya ha¡ desap¿recido de esta vida).

lá prosa renuncia ¡l pr€ciosismo común entre los conteÍrporáneos y es seca, descarnada de sintaxis y hasta de léxico. Sin embargo,los rctratos fisicos y morales result¿n de gran pla§ticidad: el conocimiento de la vida y Ia pe¡etración psicoló8ica hác€n que cadá individuo no esté rcducido, como querfa la tradición, a esquemático símbolo de una virtud o de un v¡c¡o, sino erteridido como un complejo singular e irrcpetible de cualidades diversas. Pérez de Guzmán utiliza un esquema rEtó¡ico, en el que combina difer€nies rasgos constitutivos, aunque aplicados invariablemente. En primer lugar, el linaje,en cuya descripción se

remo¡ta hasta una ge¡eraciór atrás. A continuación, los rasgos ffsicos, que se especifican conforme a las leyes de la descripción de personas de la retórica, según la condición del personaje. Se hace lugar especial al temperamento y las inclinaciones del biog¡afiado, pa¡a pasar luego a considerar sus cualidades ñorales, configu¡adas conforme a los parámetros de vicios y vinudes. Por último, hay una indicación de la fecha de la muerte y edad del personaje. Todas estas características se aprecian muy bieri en el retrato de don Enrique de Villena de nueslro texto. Refiere primero su linaje, co¡ delalle: se r€monta a su padre y a su abuelo (en el que se detiene: don Alonso, marqués de Villena, duque de Gandía, primer condestable de Castilla, hijo del infante don Pedro de AraSón), y menciona también a su madre, hija bastarda de Enrique II:

APÉNDICES

319

\

es el retmto de un hombre nuevo: de alto linaje (aunque mezclado con basta¡día del propio rey) , pcro que no emprende los ideales de la caballeía ni de los negocios, sino del estudio, de las ciencias y artes, de las escritura§. Pero son saberes muy divcrsos (nuevos porque no son los de la tradición medieval de la teolo8ía y las escrituras), des_ de la astrología a Ias pcligrosas afes mágicas (adivinatorias), pero también la poesía,la historia y la Íaducción de diversas lenguas. Es el nuevo hombre del humanismo castellano.

Como vemos, el de don Enrique'de Villena

tue hijo de don Pedm, hüo de don Alonso, marqués de Vittena, que después fue duqüe de candía. Fue este don Alonso, marqués, el prnnero condesrabte de Casrilla, y hijo del infant€ don pedro de Ar¿gón. Este don E¡rique fue hijo d€ doña Juana, hija basta¡da det rey don Enrique et s€8undo, que la hubo en una dueña de los de Vega.

co

Y

Describe después brevemenle sus rasgos físicos: pequeño de cuerpo, grueso, rostro blancolorado: Fue p€queño de cuerpo y grueso, el rosto blanco y colorado_

Y pasa a sus cualidades morales, entre las que resalla la inclinación a las ciencias y artes, y no a la caballeía ni a los negocios del mundo (fuera¡ civiles o curiales), lo que en su niñez le llevó incluso a desobedece¡ a su abuelo el condestable, que queía para él una formació¡ y

_l

carera caballeresca: naturalnente fue inclinado a las ciencias y afes más que a la caballeía y aun a los negocios del mundo c€viles ni cüriales. Ca no habiendo maesúo para ello ni alguno lo costriñiendo a aprender, antes de f€ndiéndogelo €l maqué§, su abueto, que lo quisiera para caballero, él en su niñez, cuando los niños

to. Las numerosas obras má8icas que escribió, de las que ha sobrevivido una mínima parte' configuraron una copiosa biblioteca, que, por orden de Juan [l' hizo quemar el obispo LoPe BaÍientos, en lamentable episodio que cantó Juan de Mena en su L¿berínto de Fo una Fl marqués de Santilla¡a exaltó también en un solemne poema a su muerte 'la Defunsión de don Enrique de t4llena,la figura de don Enrique como mentor intelectual de aquella generacidn de poetas y letrados.

su€lcs por fuer¿a ser llevados a las cscuelas, él contra voluntad de todos se dispuso a ¡prender.

De sutil y alto ingenio, aprendla con facilidad cualquier ciencia o a¡te que se proponía, aunque descuidaba con la misma facilidad los negocios del mundo y el regimiento de su casa y hacienda: Tan sutil y alto engenio había que ligerámenre ¡prendía cuatquier ciencia y arte a que se daba, ansí que bietr pa¡e.ía que lo había a natur¡_ Ciertamente natura ha gr¿n poder y cs muy dificil y grave Ia resistcncia a clla sin gracia esp€cial de Dios. Y d€ otm pane ansl erá este don Enrique aec¡o y re moto, no solarnente a l¡ caballería, mas aun a los negocios del mundo y al rigimiento de su casa y hacienda. em tanto inhábile y inabro que era gran ma¡avilla.

t

Ent¡e aquellas ciencias y afes, mostró especiál dedicación a la astrología, de lo que algunos se bu¡laban diciendo que sabía mucho del cielo y poco de la tie¡ra: Y porquc cntr€ las oü¡s cicncias y ¡¡tcs sc dio mucho qu. sabfa mucho .n cl cielo y poco cn Ia üeffa.

r

En la pá¡te espiritual del ret¡ato, tarnpoco se considera¡án aPeías las cualidades pmpiamente morales de pecados y virt¡¡des, y todo lo ocupa¡án p¡ácticamente las inclinaciones y dedicación de don Enrique a las escrituras y a aquellos particulares y nuevos saberes.

ó. Comentorio de un texto de Lo Celestino

el autor por no ser convenientes ni "a príncipe real" ni a..católico cristiano,,, y que no le han acaÍeado sino la pérdida de reputación por parte de los ¡eyes y caballeros de su tiempo:

CELESTINA.- Pues sube presto al sobrado alto de la solana y baxa acá el boae del azeyte serpentiro que hallarás colEado del p€da§o de soga que raxe del campo la olra noche quando llovía y hazíaescuro. Y abre el arca de lo§ lizos y hazia la mano derecha hallarás un Pap€l escrito con sangre de morciélago debaxo de aquel ala de drago a que sacamos aver las uñas Mira no d€names €l aguá de mayo que me traxeron a confecionar.

Y ansí con.ste amor de las €scrituras, no se deteniendo en ta ci€ncias notables y católicas, dejóse coÍer a algunas viles y ráeces afes de ad€vinar y intr€perar sueños y cstomudos y señales y otms cosas lales que ni a príncipe real y menos a católico crisriano convenían. y por esto fue habido €n pequeña reputación de los reyes de su riempo. y en pocá reverencia de tos cabaleros.

Sf fue, en carnbio, muy buen conocedor de la poesla y gran historiador, y rnucho sabla de otras dive6as ciencias. También dominaba muchas lenguas:

ELICIA.' Madre.

De otras aficiones, somos informados de que comía mucho y era muy inclinado al amor de mujeres. Finalmente se nos informa de su muerte y edad: en Mad¡id, a los cincuenta años.

MEDTEVAL (EL

no €s¡á donde dizes. Jamás ¡e acuerdas a cosa que Suardas.

CELESTINA.- No me ca§ti8ues, por Dios. a mi vegezi no me maltmtes. Elicia No infinjas porque esLá aquí Sempronio, ni te sobervezcas; que más me quiere a mí por consejerá que a ti por amiga, aunque tú l€ ames mucho. Entra en la cámara de los ungüenlos v, en la Pelleja del Salo re' una§ posro donde te mandé nreter los ojos de la loba. le faltaás. Y baxa la sangre del cabrón v

Toda vía fuc muy sotil en la po€sía y gran estoriador, y muy copioso y mezctado en diver$s ciencias. Sabfa hablar muchas lenguas-

Llrrnnruna rspAñoLA

Precisamente esa condició¡ de hombre nuevo del biografiado es la que altera un tanto el esquema retórico del retrato, desarolla¡do más unas partes que otras. Si bien nos ñjamos,los rasgos más extensamente tratados, en este caso, son los det linaje y las inclinaciones intelectuaies. El linaje es ampliamente tratado, haciendo referencia a los padr€s y abuelos y a todos Ios títulos que reunían (marqués, duque, condestable, infante), pues lo que interesa al autor es subrayar Ia ascendencia noble y elevada de don Enrique, que contra§tará, sin embargo, con sus inclinaciones y dedicación nada caballerescas. Por eso, los ra§8os físicos, sin apenas sig_ niñcación ñsiognómica, son escasamente resaltados y ocupan una parte mínima del retrato:

"fue pequeño de cuerpo y grueso, el ro§to blanco y colorado".

la cstrslogía, slgunos burlardo dicían dc él

Esa misma afición a las escrituras (que el autor lamenta no se encauzam por las ciencias notables y católicas),le condujo a la nigromancia y otras prácticas mágicas (las ..viles y raheces artes de adevin¿r y interpretar sueños y estomudos y señales"). Dedicación que le censura

320

Uno de los aspectos de ese humanisn¡o fue la vuelta a la antiSüedad,1a recuperación de sus autores y de sus mitos. Don Enrique de Villena sería uno de sus má5 activos promotores. Emprendió la traducción de la Enelda de Virgilio (también la de la Dlv ina comedia) y recoplló un tratado mitológico s obre los doce lrttbojos de Hércul¿s, en el qre la figura del héroe clásico ela un modelo de esfuerzo caballeresco y vinud, pero sobre todo sus hazañas eran contadas como un relato bello, en una Prosa igualmente elaborada y sugesdva. A§imismo se le conoce un fragmentario Arre d¿ l/oral, que nos muestra e§a afición a la poesÍa de que habla el retra_

quitas de las barvas que tú le coíaste-

APÉNDICES

srclo x!)

L

32I

J

ELICIA.- Tom¡, madre;vcslo aqul. yo mc subo,y S€ñpronio, aniba.

I t

[Cena 3,]

I

CELESTINA (So¡a).- Con,úrore, tristc ph¡tón. señor dc L profundidad ¡nf.mal. cmp.rador , , dc ¡acor. dañada.capiún sob€rviodc tos cond.nad". árg"1..,;;;;;;;;;ñ;;;:fi",r. Ios hcrvicntcs étnicos montes manan. govcmaoor y vccdo¡ d. los torlhcn¡os y atormcntado¡ cte idot d: t:: t"s r¿sr.rone, McBÜa Ateto. odninisnodor d¿ b. 4rus, co¡as nesrc d¿t t?yno d¿ Stisic y Dite, eon ,odas su, tasunas t sombras ir¡*r"j., ,,¡,. ::.t:' stoso caos ,Mntca.dot de tas bolont?s háryia! , con rcaa b ori conpaAA ae ,;;;;;;;"', ,. ,, vo¡osas ydras. Yo, Cctest¡na. ru más conocida ctié"rr". n pá. i"'"*"alir.", o;.,r" vcrmejas lchs, por Ia sangre de aquclla ".n¡noluma avc coo quc csrán cscr¡pras, por la grav.dad de aqu.sros nombrcs y signos quc cn €src paf,ct sc corrt"n.r, p", f" *p"r"'po"9.oi" ;.";;.;;;"." dc quc .src azeyrc fue fccho. con c¡ qua¡ unto csre hitaao: ucngas stn iardanq";;;;;; Iunrad y en cl¡o te erhbu.lvas y con cllo .stér "" aparcjada oporunidad qu" v i""i""ii: más lo mimre, lanto m¡ls su"r,l comsón sc ablande a conccdcr mi p.tisión, y s€ le abr¡s y ¡aslim.s de¡ crudo y fuere amor dc carisro. ranro que.

t€¡¡fa hu€ssos de comgón d€ ciervo. lengua de bívora, cabeFs de codomizes, sesos de asno, tela de cavallo, martillo de niño, hava morisca, guija ma¡ina, soga de ahorcado, flor de y€dra, espina de crizo, pic dc tcxón. gmnos dc h.lecho, la piedra del nido del águila y otras mill cosas. Venían a ella muchos hombres y mujer€s, y a unos dema ava el pan do ñordían, a otros de su ropa, a otros dc

t

)T"f*::-1l1"jr'f

sus cabcllos: a otros pin¡ava en la palma lclms con agafrán, a otros con bermellón; a otms dava unos cor¿son€s de cer¿ ll€nos dc a8ujas qucbradas, y otras cosas en barro y en plomo hechas, muy espantab¡es a ver. Pintava figuras, dezía palabr¿s en lierra.

Pero, si bien nos fijamos, las sustancias y objetos que en rcalidad emplea Celestina --€s decir, que pide a Elicia y que nombra en el conjurc son solamente dos, el aceite serpeÍtino y el papel escrito con saígre de murciélago.

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El aceite serpentino e¡a una sustancia hechiceril, elaborada de víboras hirviendo en aceite y vino par¿ destila¡ rnejor su veneno. Debido a la asociación comúnmente establecida enlre el diablo y la serpie¡te, ese aceite s€ consideraba p¿rticularmenle eficaz en las afes y encantamientos diaMlicos. El papel escito coñ sangre de murciélaeo sefí^ \na especie de ensalmo, unos extraños signos y palabr¿s mágicas, escritas con sangre de aquel quiróptero, que también se asociaba al diablo. Tales inscripciones con sangre de murciéla8o eran asimismo reputados objetos mágicos.

il;;ri;;;;:":rlJ; fil ,i , ""i;; i;;.^". ¡* *-

dcspeotd" ,"d" : v. c«o rcáo. pide , 0.',*a" a. , ;:",. con prcsro movrmienro, lemásrhe fror capiral €nemiga: heriré con ,r. .¿."r.. ,ir,""., curas, acusaré cructmcnle rus continuas menrims, ap..mturr.o, ,nts esp..a" nombre. Y ormy orra vcz te cooju¡o. y assl, conf¡ar¿" con mi hi¡ado, dond€ crEo re ltevo ya cñbucho. ", 'n¡

llÍ:::^::ly:1

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il;;;;;;r," .r"¡. p"¿".,",n1;;;"ür,

Este comenta¡ia t¡ala de atalizar :ómo Ls Celestina,ast como de volorar

p¿¡¿J'" d¿

¿sll constnido literarianente

E.

esta

?ornoso sr¡;r";;;;,;;;;;#':;";";;rr. Es ésle uno de los pasaies más conocidos y s¡gn iftcati\os de lt Cclestina: el episodio del conjuro. ra escena aquela áer auto rercero e¡'qri c"r.r,irr. i. Ée;.,á'á'lí n"*, recibido las cien monedas de Calisto. o¡

M.rib."

u* ;;,';;;;p;il;il;1"1ffi

E

simple".

:j,3,* ffi ;:,:,.:"ffi;,:: serpeirtno;;i;;;;;t;;:",

mágicos de su tabor¿rorio, Ie ha atcánrraoet aceia de murciélago. Ce¡eslina rc¿liz¿ un conju¡o.y dispone un hilado que. untado con ""rg* .",, aquella susta¡cia, ha de c¿pra¡ ta votunrad de ta dáncetia ""' crlra. e."

i"

-l

.ár'i;r;""

Esta actuac¡ón nos rcvela que Celestina no sólo t¡ene por ollcio el de alcahuela. según venía ejerciendo hasta es€ momenro de ta obm..ino ta_ui¿'" nuo," ,u adelantado Pá¡meno al hacer enumeración de su. o¡"¡o, ,rto i rhaesrra de fazer afeires y de fazer virsos, ", "l arc"r,*" ,ip"qri,-" ói,l§" que pract¡ca la magia erótica v acude a cienos procedimientos mágicos. con pacto e inrervención det demon¡o. par¡ influir en ra votr¡ntad d" o"" p",_o"u En esre caso. como se nos muesrra. er Dr*edimi*. y Ia prEparación de delerminadas sus¡ancias conducentes a la maleria¡iz¡c¡ón de¡ demonio en una madej¡

I

ellele¡ii"ü"Iri lirir"rjü*rr."., j ;"ii".:i o*,^" f'#iárz;j; ;;;;i"**,". ¿;:;;;;l;;;íli,ol"il,l,r,i_":,.

de hilado.

En el rito. mágico, en efeclo, son esenciales las sus¡ancias y las prepamciones, de las que rcsultará lo que fos antiguos Iamaban er Jarnacon. er pocirun ,.'r"irru..rr. t¡o. Las que aquf utilizá Celestina forman "' "r¡rque hemos sido informados en el "tti'ofiT: l"gtratorio que posee y del aucto I para aistintos rnes

Y"-'jl

1u;;r;il. ;;;::'"?:,","T.1H

322

rnrnerunn rspAñorA

MEDIEVAL (EL

.,tlliIli ll"l:,"Til:::Hl:

srcro xv)

Hay algún otro ingrediente más, que pide a Elicia pero que no menciona en el conjuro, como la sangre y barbas de cabrón ("Y ba¡a la sa¡grE del cabrón y unas poquitas de las barvas qle tú le cofaste"). Y ot¡os que son aludidos pero que ni los pide ni los menciona en el conjuro: la soga de ahorcado,las alas y uñas de drágo,el agua de mayo confacionada,la pelleja de gato negro y los ojos de loba. Desde un punto de vista l¡ter¿¡io, podríamos decir que e¡ conjurc es una "foína liter¿ria ED cicrto rnodo, como la oñción,la p¡ega¡ia, el s€rmón, el apólogo o incluso el reffin. Penenecerfa, por ta¡to, más d ámbi¡o de la litera,tura oral, del folclore y dc la culu¡ra popula¡.

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Referido sólo a los hechizos amorosos. "para remedia¡ amores" y "para se quere¡ bien", en otro aPartado,

El dominico catalán Nicolau Eirneric, autor de nn fürr,oso Direclorium inquisitorwn (h. 13?6), dice que habfa libros que recogfan aquellos conjuros (invocaciones y plegatias rcvefobla de Salarnón o el Tesoro de h nieroñancia, ladas por el propio Lucifer), libros como que él ñismo ordenó quemar. En procesos inquisitoriales conservados, hay asimismo l¡anscritos y catálogados algunos.

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I

que intercsa subraya¡ es que el conjuro, como tal forma literaria, tiene una constn¡cción, una estructura determinada, reconocible en todos aunque lóSicamente v¿riada de unos a otros. En él suele haber siempre: una invocación o imprccación al demonio, un mandato sobre el propósito o finalidad del conjuro, y un pacto o compromiso de cuñplimiento, muchas veces bajo condición o arnenaza. El conjuro de Celestina tiene támbién tres pafes bie¡ apreciables: a) Ia invocación al demonio ("Conjúrote, t¡iste Plutón... y pavorosas ydras"): b) el mandato, que contiene a su vez varios motivos, como los medios y materialidad del conjum (los ingredientes mágicos que se utilizan y el objeto de traÍsferencia, que es el hilado) ("Yo, Celeslina... unto este hiládo"), y la finalidad misma de ésle ("vengas sin tardanga... me galar_ done mis pasos y mensaje"); c) la formulación del pacto con el demonio ("Y, esto hecho, pide y demanda de mf a tu voluntad"), bajo amenaza en caso de incumplimiento ("Si no lo hazes... tu horrible nombre").

APÉNDICES

323

En Ia Celestitfi,la invocación al demonio se formlla en términos muy Iiterarios y queda, por tanto, lejos de Ios conjuros que conocemos por los procesos inquisiiorlales: Conjúrote. diablo, con san Po¡o e con san pabto, que vengas a hace¡

se

señor de ta profundidad infemat... cmpcrador de la core dañada...

capitán sobcrvio de tos condcnados ángclcs... s€ñor de ¡os sulfúrcos fuegos quc ¡os herviemcs érnicos monles manan... govemador y vecdor de tos rormenros.._ atormenrador dc las pec.dorns ánimas_..

, Es de notar que en esa relación camcterizadora se rhezclan indiscriminadamente l¿s refercncias paganas con las crisria¡as. Ast, el demonio invocado es plu,On, iiii-. ü S",u-o V dios de tos infiemos en ta mirotosía c¡ásica. ct *ño, "i d" t;. 0", volcán Erna. pero es @mbién et dimonio del inf.i"-. infemales, et emperador de Ia core de los cond"r"dor, ;i ¿;;irá" ;;'i". la amplirrcación d€ ra ob.. como Tralicom¿dia, aumenurán todavra ras rcferencias infemares tas rres ñ¡nas. Ias tagunas y sombras infeñates de t;

ir;;;;;tf; ri"ü.-", ",i.i;;;;i;;;;iii*}i."o,or* irü.i'..Lr¿*. ¡, ¡ag;;;;i'g* i^lrpr*

lilg#as:

t

r

\

alguna referencia literaria ("hedé con luz tus cárceres tristes y escuras...") y de nuevo en reiterada serie enurnerativa y pa¡alelística: remásmc por capirál cncmig¡ heriré con luz rus cárccres rrisrcs y escur¡s acus¡ré cruclm.nte tus condnuas mcntiras aprEmiaé con mis ásp€ras palabras lu hoftibl€ nombrc

csto que re mando (_..)

Frente a esa elementalidad formularia, en el conjuro de Celestina se invoca a plutón y le ca¡acteriza con una la¡ga y arrificiosa enumeración rclórica:

¡ ¡

Como se adviene tms este análisis, el conjuro rcsponde a u¡a composición formula¡ia. Tiene el aire de rito, de fórmula ritual, con su especie de salmodia, de sonsonete, de dtmo intemo y de repeticiones intemas. Es el ritmo del aito mágico, que se aticula gramaticalñente en una serie de repeticiones y paralelismos foñnula¡ios. [á fuerza intema del conjuro residía, efectivamente, en ¡a repctición de fras€s y de fórmulas. Como hace Celestina: ..y una y otra vez te conjuro". Y como hace Femando de Rojas al construir un texto liter¿rio clajado de esrn¡ctums gramaticales y esquemas sintácticos r€iterados y paralelísticos, tanto en la invocación como en la preparáción, er¡ el r¡¡andáto o en la arnenaza. Ese ¡ono rciterativo y rft¡nico r€fuerz¿ el carácter misterioso y heamético del conjuro, de la fórmula ritual. El cual también iba acompañado dc uná cierta dramatización, áunque en nuestro lexto no quede re flejada exprcsamente. Podrlamos im¿gina¡ que Cclestina tr¡z¡ un cfrculo, que habla con un determinado tono de voz, que rcatiz¿ deteíniÍados movimienlos (da vueltas con los brszos en cruz bullendo los dedos...), manipula las sust¡ncias mágic¿s, etc. Pero lo cieno es quc Rojas ha pasado por alto la dr¿matiz¡ción del conjuro.

y r".

Otra pafe esencial en e¡ conjuro es el mandalo. En elde nueslm obra. hay pnmero una enérsica afi rmación det nombre v oemnatidad d. -íri-""""*iá"'"'ri,"üil:, ."seguida refrenada con una *.,¡""i0"1.1, i,lrno* además del latinismo encierra seguramente un mariz afect¡vo. y se pasa luego a la menctón

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oo (;ceire y ¡err¿s). ;;,:ii,oTo"", i fr€pa,ado o, cofuufo, que no e§ orra que cr encantamiento del hirado y ra captacióf ¿e í"-rátunt¡¿ ¿e Melibea

lr,o,

Es dc notar que el mándato está formulado no como ruego o petición, sino como o¡den imper¿tiva: '.yo re conjuro ', "vcngas sin tardanga a ou"aes"er--i

.

,átu,,tuá;.

iliuril

qu" ,i"n.

puesro que,.como advenfa et mencionaao Nicotau Eimeici, ii-ilnro"*u"ion ,"u:::l11poñancia, uau¿ €n u¡os u oEosrerminos podfa resultar herética o no: no lo era si se ha utilizado Ia fo._ ma rmpera¡va, pero sf era herética si se hacfa con rucgos y en término" a"p*"u_t_ü,. lo demás' la prcparación, con la manipulación de las sustancias e ingredientes, eslá ,Po¡ ta¡nbién formulada en serie enumerativa y paralellstica: por la virrud y fuerfa dcs,* ,"-".¡"" t",o" f,of la sangrc dc aqoclta norüma avc con quc cstán csc.iptas por ta gr¿vcdad dc aquesros nombrcs y signos quc cn csl papcl sc cooricncn por l¡ áspcra ponsoña dc I¡s bfvor¡s d. quc .r; ¡z"yt" fu" f."r,o

El.pacto ñna¡¡nente es muy conciso, casi ¡rhplfcito: ..y, esto hecho, pide y demanda de mí a tu volunrad". No es un paclo expreso, con palabras claras v formal..-'." de ta fe y se ofrezca ent o¡.¡"'n"i" a está expresada igualmente en términos retoncos: med¡an¡e la fórmula ..si no... + futuro,,. con

*

324

Lr¡nnrun¡ ¡spAñorA

"í",,;:; ¿líJr-ii,;-"iñi-l-H;;:Lffi;,ff:f,::

MEDTEVAL (Er

slclo x!,

APENDICES

325

II.

INSTRUMENTOS CRIICOS PARA LA INTERPRETACIÓN D EL TEXTO

l.

Lo edición del texto

\

critos (ertre ellos uno posiblemente añgmfo, el B), la edición princep s de Zaragoza,1626, y otras vadas de ese mismo año y suc€sivos. A¡te esa disparidad de testiñonios, los editores modemos andan muy divididos, y unos postulan una doble redacción o sucesivas redacciones desde el manuscrito a la p¡incep§, en tanto que ot¡os dan prioridad ¿l manuscrilo y conside_ m¡l que las ediciones imprcsas no son sino el rcsultado de u¡ complejo p¡oceso de deturpación. Caso ext¡aordinario presenta¡¡, por ejemplo, los dia¡ios de Cris!óbal Colón. No se ha con_ s€rvado ningún autógrafo ni copia direcra (apógrafo), sino sólo los extracros que incluyó f¡ay Banolomé de las Casas en s! Historia de los Indias (también otros de su hijo Hemando Colón). Aunque a veces añrma que transcribe dircctanente las palabras del Almiranre, en muchas otras resume él por s¡¡ cuenta. Si a eso añadimos que l,as Crsas es una persona con especial interés en contar de una deterñinada manera los hechos de la conquista y del trato a los indios, probablemente hábía que sospechar su intervención en algunos lugares del texto. Y si además contamos con la dificultád de la lengua de Colón, con ñezcla de casieliano, italiano y potugués, comprcnderemos la dificultad de editar el auténtico texto del Almi¡a¡te.

La inteapretación y análisis de la obra liter¿¡ia, como s€ §abe, pueden ser acometidos desde muy diversos e¡foqu€s y con ñuy diferentes procedimienros Áetodológicos, cada uno de los cuales ápoJtará sin duda su pane de verdad y de legitimidad. pero et eiuaio titerano que quiera pafir desde el primigenio sentido literal del texto y que no olvide que la obra fue crcada ante todo pa¡a ser lefda, debe asumir antes que nada uná función ori"nLdo." y dora en la comprensión de la misr¡a. Debe conrdbuir a que la comunicación sea io "*qr.""_ m¿s com_ pletá, rica y precisa posibre' antes de rcmontarse a ningún tipo de abstracciones teóricas y especulativas.

Ta¡ea principal que, por tanto, tendrá que acometer el crftico y cl hisloriador de la literatura seá- la de desenlrañá¡ los problemás que plantea Ia obra ya in su puro nivel de lecrura, esto,es, las dificultades textuales,lingüfslicas, referencias eruditas y di contenido, erc., que pueden obstaculizar su recta comprensiór¡. Será necesario panir de un texto riguros;ente

La ta¡ea del filólogo ante estos casos de ta¿nsmisión ñuy poblada o indirecta es extmor, dinaria, casi mágica: ¡Nada menos que rccomponer el texto auténtico y verdaderol En situación semejante, refiriéndose a los textos deturpados de Cicerón, el humanista Angelo Poliziano comparaba la empresa del ñlólogo con el comportarniento del médico Esculapio ante elcuerpo desmembrado de Hipólito. Como cuenlan las fábulas,eljoven Hipólito fue bru,

f.i_

jado en su autenticidad antes de adentramos en plante¿mieDto crftico alguno lesiillstico, senÚológico, sociológico, psicológico. erc.).Ia cortribución de la ñlologla, Jnteniida como la ciencia que se ocupa de la co¡servacióri, rcslauración y prcsent¿ción ;irorial de los Iextos, debe seÍ esencial en este punto. Una de la.s razones principales quejustifican la exigencia de la edición crfrica de los textos, nace precisamente de la ne.esidad de leer a los clásicos _aquellos autores que ban sido mod€¡os de decir y que todavfa permanecen- y de poseerlos en sus textos más luténticos y

talmente arrastr¿do por sus desbocados caballos y sus miembrcs quedaron separados y extendidos por lodas pa¡tes. Esculapio (Asclepio) los recogió, los junró, los r€compuso y volvió a dárles vida, au¡que luego fue herido por u¡ rayo a causa de la envidia de los dioses.

--a

verdadcros.

Porquc, en efeclo, no es ¡o mismo lcer cn Fr¿rcisco dc eucvedo, en el f¿moso soneto Arnot conrtaate después d¿ ln ñuefle , cn el pi|ÍÉ¡ vcrso del pri;c¡ Érc€to ,. : Alno que a todo ¿n d¡b¡ p¡isión ha sido" qlue,,Ahna, a quiei todo un dios pisión ha sido,., que esia lección Ia verdadera merátu.¿ pelra¡quista y qr""id"r"" del alma incarcelada por Uup¡(to. et amor como cárcel del alma del amante. No es tarnpoco indifcrcntc lcer por los manuscritos en la Égloga /l/ de Garcilaso de la Vega, rcfiriéndoL a la ninfa Nise:-.iccrca del agua, en un lugar florido, / estaba ert¡e las hierb¿s ¡Euatada (,tendida.),,, que leer Dor los imprcsos: 'estaba entre lás hieñzs de|ottada',,con posible rcfer€ncia a Isabej frcirc o a ¡n¿s de Castro. No es lo mismo que Jor8e Manriqüe dig; del infa¡te ¿o, etfonso, aenrrcia¡¿o sus ambrcro¡es sucesor¡as ante Enrique IV: ..pues su hermano el inogente que / en su vida sugear / se llamó',gue, si leemos po¡ el Cancionero de Llavia, excdft su püed", y Ie hugu_o" dech: "...sugesor./ tejttzi¿ron". No es igual que Femando de Rojas ocuite el noniUi. Jet auto. del pnmer acto de ¿¿ Cel¿srira (..si fin diera en esta su propia escriptura / cona un grande hombrc y de mucho valer") o que insinúe que fue Rodrigó Cora. comi ;i¡or;r,"." rnrcrprctar ta tecctón corf¿ como errof. por Cor¿. "¡e,in "l

:::_,?"!:*

Ellroblema consiste, por tanto, en recupera¡ el texto original de la obra (de la que sea), que se ha trarsmirido habitualmente en una ;erie de testimonios y va.ia.iones ¿iferci.r-t"s a ¡o largo del tiempo. En muchas obms de nüestros clásicos, puede que

con,"ro"

,, ,uru"-

crito o varios, un impreso de un delerminado año, otro de otro, etc. Ast ocune,"o, foi e;e.pto, con un texto ahora muy discutido como es ¿¡ rurcón de euevedo, cons.*"do.n r...ionr"_

32ó

rr¡nnrunn rspAñorA

MEDTEVAL (EL

stcLo xv)

-{ I

La comparáción de Poliziano es una bella imagen del quehacer del filóloBo y de sus logros, precisos y extraordina¡ios. Eri el proceso de difusión, lectum e int€rpretación de la obra litera¡ia será, pues, muy iñportánte la interverción del ñlólogo, p¿r¡ que se disciema entre unos testimonios y oaros, y llegue a manos dcl lector el texto auténtico o, por ¡o menos, más ñable, y no copias infieles y degradadas. Sin cs€ Gxto, cualquier interprctación o comenta¡io sobrc cl auior o su obra corrc el riesgo de s€r inexacto, si no disparatado. No es, por lanto, indiferenie que una obia se lea por un ¡exto o por oÍo, po¡ una edición o por otra. Editár, editar bien, es ur acto de cultura, de convicción y cr@ncia er¡ unos valores culturales, por ta¡, to, un acto político. Por cl cont¡ario, la desidia, Ia perezá, la conformidad (impuesta o simulada) ante el texto, es ideológicamente peligrcsa, y muy alejada de nuesra n-¿dición huma¡fslica, mediterránea. A aquel texto más próximo a Ia voluntad del autor sólo llega¡eños a través de ¡¡n proceso y una suña de opeEciones que nuestros corocimientos yjuicio serán capaces de conducir. Son los procedimientos que enseña la ecdótica,la

E

--

cítica textual.

En primer lugar, hay que buscar y locálizár los testimonios, luego estudiar y conocer bien la historia del texto,la tra¡smisión y el carác¡er y condición de esos testimonios. Si se tiata de ma¡uscritos, hay que tener conocimientos de codicologfa y paleografía, que nos enseñarári sobre el tipo de lera y §.¡ época,las condiciones de la copia, su disposición e¡ cuademos, el tipo de papel, el escritorio donde s€ realiá la copia, quién lo encárgó y lo poseyó. Si se trara de imprcsos, tendrcmos que tener eÍ cuenta los conocimientos que nos oftece la historia de ta imprcnta, la bibliogafía materialt los talleres de imp¡esión,la intervención de diversas personas, el vnlor de la pr¡nceps,los ejemplares conegidos, la composición manual del cajista, etc.

APENDICES

327

a

r Desde el momento en que fueron escritast ya se lrate de un pasado remoto o de r¡n pasa, .Oras han tenido que sonear ¡os mútriples avarares det discurrir det tiem_ Tr:,r,1]lT:,.,i. po. A er¡o es deDtOo que casi nunca hayan llegado a nue§tro presente tal como salieran de la pocas mano de sus autores. veces poseemos, pues, el o¡igir¡ai, y mucha,

. I

rn.n* J uutOgafo. En casi rodos los casos. lo oue há llegado hasta nosol¡os ha¡ sido.op¡.ar, en diferente primera copia sal,da det ons,nat rraÁuZ)is,olo,,n a #:j:..:lg_11 :ndición.se c¿§o oe ras eorc¡ones rmpresas. suele hablar de edito pdnccps o pnmera eaició"n. f_o frabituat,-como decimos, es que et original se- haya p"rd,d. o agrnu. copr¿¡st ya manuscritas ya impresas- A cada una de esas iopias se res

L

:::T

n

í * ";;;;'"; Jii affi da ,o-'ur"i. ,rrr¡r.-

nio. Una lec.ión-Wr \u pate, es un determinado pasaje o lugar del tex,o"i q* n"o, mitido por uno cuatquiera de esos tesrimonios. Et

ñamo\ ta trudicón de ta obra. Et núñero

;;;;;;;i;,

rcrri.on¡o.

de

,rar,.

.'.r.;*a a.?"irnonJ"1-,ili'iuy" ","n. ro qr"

variable y aleatorio, pues, enre otros avatares! "onr".u"¿o, pueden haberse producido conocidas. raras ed¡ciones no locat¡zadas o Érdidar y desrrucciones co,"opl*

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.,".p*

p*i*t"r".

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Pcro, apafe esas circunstancias que han determinado er núñero variable de testimonios conservados, lo que sí ha ocunido siemr

i*"üm" ;.*":# " al reproducir ,1,"

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'"1i""*: ;: flffi f"i"".X1l.ill:.::;lllfrilÍl

un texto medianament. alr.raao,

..""p", ,rl- f"i"' tí* p¿gi"". nu"uor..ror... Á. to qu..t a**d*,". a; .;;;;;;;;j;#;;."" ," ,_-

_a.ja Naturalmenle. en cada copia sucesiva se van introduciendo

número de ésros va aumenrando en progresión

prenla, pues los impresorcs, caiistas v corrcctores de tos ralleres ae edrcifí sigu'i'eron rnrroduciendo errores y var¡a¡tes, de manera mecánica o consciente, por ello no serán inlrecuentes las

irp*.o.",,;;l;;;

de tos aurores anre los xrror de tos Ar.,¡¿c¡o¡er de Femando d. H".r.ru iu, ob¡a. a" limpió de los errores con que el liempo, que rodo ¡o " todo lo pcrvienen.lo tenían estragadá... "oru.p.,

ii",i"ü.'I" r.¿¡r, á*"ii".ii.i, ,,^ r. vlor-r"l* i;;;";"*r, qr"

-quejas en el_prólogo a ¡as

Las causas por las que se Droducen estos errores de copia son muy diversas. Unas po_ dríaftos decir que son extemas al acto de escritura y otras in'ternas, q".if""" ar papio acto dc escribir. Entrc las causas exremas, ".ñig.o,0."_ tuta qu" i"'. p¡o modeto, tas cond¡ciones de Ia copia, ta "o"i* "., "¿|"ü.rJ,ri"., aptitua aet copista, etc. ügi"Á!nü'ü-"*r"r.io" y dificultad de¡ modelo, así como las'circunsiancias en que se realiza ii""pi" irrntrr¿, *U*manera e¡¡ tdo el proceso. También los daños material;s que ha f,odi¿" iii.i. f_an_ chas de humedad, quemaduras, tacháduras, daños por utili;ión ¿ p.. cación de reactivos, etc., accidentes en laencuademación "pfial gui¡lotinar los folios), ha¡ podido ocasionar lag¡rr¡4r en el texto: palabras, lfneas o pasajes que faltan o que rcsultan ileg¡bles. En otras ocasiones los eúores obedeccn a causas intemas, derivan del acto ríismo de es_ .l que se producen complejas operaciones, como la leclura del modelo, la me_ T,111.:l del rexto. monzac¡ón el dicrado inlerior o l;ej"cu"ión rn"nuat. caá" ur" a"'f* .irá". pr"o" o¡iginar errores diversos. Unas veces son por adición: co a por cora. Otras por omisión (haploqru¡ta): que vio por que bevió.deJeáiót" p, a"¡raiirá.i"'1":pr"n",o"¡ñ ,¡. on^ veces suceden erÍores por alteración, cuando el oJuffi"r"_.n,.

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"ili|. ""r-"1".

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\

I

t

le fzieron por sugesor / se llamói estaba enate las hierbas degottada pot estaba entre los hierbas igualada.

Muchas de estas alteraciones o innovaciones del texto original. como se ve. no son claros errores manifiestos. Aparecen camufladas en el contex¡o haciendo perfecto sentido, de manera que pueden pasar por |ecciones originales. Sóloelcotejo con olros testimonios o una lec tura muy alenta y el ird¡c¡üm de¡ editor, pueden dcsenñasca¡a¡los. Hablamos en este caso de y,ñás ya variantes precisamenle. de ontes neutras o adiáJoras.l*s último§ ejemplos cita, dos serían, en pri¡cipio, de esa condición: son lecciones que ofrecen unos tesd;on;os frenle a otros, aparentemente tan auténlicas unas como otras, y sólo la pericia del editor, bien por elección mecánica tras la colación de testimonios, bien apelandá a criterios no mecánicos coúo el üsus scribend¡ o la lect¡o difrcil¡or, puede detectar y seleccionar. Puede haber también yd r¡antes de autor, cuando un autor introduce modificacioncs en un texto del que se ha extraído ya alguna copia o simplemente lo corrige en una nueva fase redaccional._Aunque resulraba difícil pmbárlo en las obras de la rradición grccolatina, sobre todo

por la lejanía temporal de los testimonios conservados con ¡elación isus respectivos origi_ nales, es una situación relativamenle frccuente en la tradición textual de las obras modemas. Es bien conocido el caso de los llamados poetas puros, como Stéphane Mallarmé y pául Valéry, en Francia, o Juan Ramón Jiménez y Jorge Guillén, en Espaia. t anfranco CarcÍi ha estudiado los casos más señalados de dobles rcdacciones y variaatis de autor, en la litemtura ¡tal¡ana, desde Boccaccio, Petrarca, Arioslo o Tásso ¡Alfieri o Manzoni. pero es un fenómeío Senemlizado a todás las literaluras: se ha estudiado en obras de Marlowc, de Goethe. en las poesías de Mctor Hugo, en los cantos de Ezm pound: siete rcdacciones t uviercn Ls Hojas de ,¡,?rá¿ de Withman, muchas novelas de Balzac esú¡ rchechas en pruebas de imprcnta, nu, merosfsimas variántes introdujeron en éstas Tolstoi, Faulkner o Hariy Este de las variantes es, pues, el lerilorio de las dificultades, el más propio de la crltica textual y del ñlólogo, que es quien tiene quc poner o¡den en ese cúmulo de inóres y variantes, discemir u¡as de otros y, a patir de ahf, restituir el texto auténtico del autor. Enorcs y va_ riantes s€ detectan coñpámndo entre sf los testimonios rraogidos y estudiados. Esa ope¡ación nos llevará a establecer la liliación de los testimonios en un sr¿¡n¿¡¿, que nos permitirá saber cuál de ellos tiene más valor que los oros. A parlir de ahí trat ¡emo; de reconst¡uir el a¡quetipo de la obra.Establecercmos el texto de base sobre el testimonio más valorado, corre_ gircmos errores y seleccionaremos va antes, unas impuestas por el peso de los testimonios (ope codicum) y otrás @r el saber y destreza del f/¡itor (ope ingeaii).iodemos dejar la grafla de aquel texto elegido o ¡nificarla, incluso modemizarla. y po; úhimo presentare-mos el texto acompañado del apa¡ato crítico, es decir, las va¡iantes no acogidas (aparato negativo) más las varianres gráñcas (al final) y un aparato d€ notas .clar¿toria;de divirsos lugircs del tex, to. El rcsultado s€ná, si no el mejor, €l texto rñenos malo,la mejorhilótesis de qJe eo ese momento disponemos.

jii

J.i*

""pi.," ""-úi" "i así. ::lTj]:i! l1dl"téldose .rransposiciones áe sílabas, de parabras i-¿J rr"."., guaraañoúa - Alma por guadrañeña, ouc a todo un dios prisión na'siao por itÁ, a quren ,:!i::-!i: sido. Muy nri.ro.o. tos enores por sustitución, en elros nor_ !::::91ha marmefie et cop,sta cambia una palabra porotra, "onbien porque nt enti"na" f" á"iaoA"lo y fu rnterprcta por su cuenta (en Senerat, t¡ivializándola¡, bien plr aracció;; t"ií"rrr"r"r próxima a su sentido o a su formaj pu"",, n"r^o,ii ¡í"r"),)-i'ir""*";;;;;;;;;., ",,"

"i

328

ur¡nnrune ¡splño¡-A

MEDTEVAL (EL

slclo x\)

"'r

,

A lo largo de la historia, Ia recuperación y edic¡ón de lextos ha sido preocupación de los . pueblos más civilizados, conscientes de poseer un legado cultural y empeiados Ln prcservar_ lo de los desgastes del paso del tiempo. Tal necesidad fue ya sentida en la época helenística, e¡ el siglo III a.C., cuando los gramáticos alejandrinos trataron de recuperar los textos de la a¡tigua poesía homérica y redactarlos en su foma definitiva. A padr de entonccs, la prácti-

APENDICES

329

\ ca de editar los textos del pasado se mantuvo viva durante la antigüedad, perduró de algún modo durante la Edad Media €n la labor de copia de los monasterios y conoció momentos de gran esplendor con el humanismo del siglo xv.

Entre éstos, en efecto, la recuperación de los clásicos y de sus textos

se

vive con auténli-

co apasionamiento. Poggio Bracciolini, secretario papal, que aprovecha el concilio

de Constanza (1414-141?) para visitar monasterios del centro de Europa, escribe con gran entusiasmo a sus amigos florentinos cómo ha descubierto en el monasterio de Saint Gall, abandonados, como en una cfucel tdstísima y oscura, los códices de Quintiliano y de Cicerón. Coluccio Salutati (1331-1406), canciller de Rorencia, buen conocedor y recopilador de manuscritos antiguos, ante la precariedad dc la transmisión de tantas obras, como las Ca¡fa.s a Lucilio de Séneca o la Ciudad dÉ Dios de San Agustín, ¡eclama la necesidad de recoger y colacionar el mayor número de códices, y advierte los descuidos de los copistas y los equívocos de las glosas marginales e interlineales, que muchas veces no revelan sino ignorancia y atre, vimiento de aquellos lectores, Pero los humanistas no se conforman con descub¡ir manuscritos. Se preguntan ante ellos, los interrogan como testimonios, los valoran. Discuten sus lecciones, las confrontan con las de otros, reflexionan sobre sus errorcs, Se trata de corregir con el mayorcuidado, p€ro con todadecisión y rigor. Sin detenerse e¡ nada, sin amedrentarse. Con las herramientas que presta el conocimiento de la gramática y de la historia, se abordan los más arriesgados problemas de atribución, de autenticidad y de interpretación. El caso más

significativo es el de l,orenzo Valla (Roma, 1401-1451\

y el famoso

E

En Inglatena, Por su Pa¡te, el complejo estudio de la tradición textual de las obras de xx a un importante desa¡rollo dc la filología en

I

Shakespea¡e condujo desde principios del siglo

lengua vulgar, aplicada además, no específicamente a los manuscritos, sino a los textos imprc sos. Para los problemas que ahora se planteaban, no servían bien los supuestos lachmannianos, pues, frente a los textos de Ia antigüedad,los de ShalesPeare habían tenido un proceso de transmisión bien distinto. Ante esa situación, la teoría que alcanzó una mayor difusión fue Ia del método genealógico del copy-text o texo-bose, formulada primero por Walter W Greg pam las obras de Shakespeare, y luego exlendida a obras de las literaturas inglesa y americana moder nas, por críticos como Fredson Bowers o Philip Gaskell. En esencia' postula esta teoía que, siendo siempre el objetivo último la restitución del texto confome a la voluntad última del autor, la edición crítica de una obra se ha¡á a palir de un texto concreto, texto elegido que se denorrina manuscrito o texlo de base. Ese texto p\rdiem ser la P¡¡rc¿Ps, que recoge la versión sus tantiva del ma¡uscrito original y fija las varia¡tes accidentales (descuidadas o inexistentes en

1

documento de la

donación de Constantino.el Constitut m Constanfini. yalla a¡alizó en profundidad el texto y lo comentó profusamente. En los capítulos XII, 38 a XXII, 69, en especial,lo estudió desde un punto de vista filológico y demostró que el documento no fue escrito en época de Carlomagno, de la que se suponía databa el texto conservado, pues ni sus formas sintácticas, morfológicas ni léxicas corespondían a aquella época.

aquél), aunque no ¡ecogería las vanantes de autor que haya añadido éste en u¡a segunda edición conegida. Por eso, seía preferible esta segunda edición (o la primera añadiéndole éstas).1, que no sería procedente es adoptar una tercem edición no revisada Por el aulor, aunque fuera la última en vida deéste. En definitiva: se trata de acerca¡se a la voluntad última'que no está recogi da del todo en el manuscrito original porque ha dejado algunos detalles pendienles Para los im_

Pero fue el siglo xx y, en particular, el filólogo alemán Ka¡l l¡chmann ( 1793-1851) quien renovó profundamente el método de la reconstrucción y autentihcación de textos. Lachmann lo fundamenta en Íes operaciones esenciales: la ¡¿censio,la etvndatio y la constitutio textus. Es decir, primero,la colación de todos los iestimo¡ios y la determinación de las relaciones y filiación ent¡e ellos (plasmada en una especie de á¡bol ge¡eÁ'gico,el stenünd), luego la determición del arqüetípo o ascendiente más próximo al original perdido y, por último, Ia constitución del probable texto original, media¡te una delicada operación de restauración del texto (divizllio) basada en el ¿¡r¡¡ s scribendi del aJutot y en el itdiciuñ del editot. Aunque el método lachmanniano logró enseguida amplia difusión en los ambientes académicos europeos, también encontró pronto no pocos impugnadores. El más cítico fue el fra¡cés Joseph Bédier (t8641938), quien, üas examina¡ la tra¡smisión de distintas obras litem¡ias y sus estemas, observó que, a pesar de las más o menos complejas ¡amificacione§ que presentaban, éstas se reducían siempre a una est¡.¡ctura binaria, a dos ramas esenciales, lo que hacía muy difícil decidir el valor de una mma sobre la otra. En consecuencia, era necesario elegir dando prioridad a uno de los testimonios por encima de los denxís. Ante esa situación, Bédier proponía s€ncillamente el retomo a un solo manuscito, al tmn nanuscrif, alcual habría que depura¡ sólo de los errores cvidentes para edita¡ la obra. Tales planteamienlos los llevó a la práctica eo su edición de la Chanson de Roland,re lizada sobre el códice de Oxford y publicada en 1921. No hace falta decir que este método ha tenido y sigue teniendo nuñerosos seguidores y adeptos.

presores Graffas, titulillos, cuestiones accidentales). En España, los progresos más imponantes que se dieron en el campo de la edición crltica se deben a Ia Escuela de FiloloSía Española, a su maestro Ramón Menéndez Pidal, a varios de sus primeros discípulos, como A. G. Solalinde, Tomás Navarro Tomiás, Américo Castro, Rafael Lapesa, y a muchos posteriores. Aunque no ha quedado propiamente ninguna reso¡ante elaboÉción teórica ni un compacto corpus de doctri¡a, han sido muchas las ediciones realizadas de obras de la Edad Media y del Siglo de Oro, del Cozrar de Mio Cid aLope de Vega. El conocimiento de la tradición textual, de la historia y de la lengua del autor y su épóca, han sido los cri¡erios que han regido la mayoría de esas ediciones. lmportante há sido la aportación al romancero y las crónicas, que plantean problemas de edición muy especiales' de rransmisión oral y de mul(itud de redacciones.

¡

En los últimos años se está produciendo una gran renovación en el ámbito de la edición de textos. Las dos líneas principales que la han marcado han sido: la individualización de los problemas y el estudio de la imprenta. En cua¡to a la primera, se ha prestado una mayor aten¿ión a los testimonios concretos y particulares de la transñisión textual, que se estudian y analizan desde múltiples puntos de vista en su materialidad y en su historia, y no sólo como portadores de varianies. Se estudia más el autor y su contexto, y la relación con toda su obra' En [talia se ha fomentado así la llañada "filología de autor" y desdc Francia se ha extendido la "crítica genética", preocupada pot la transformación del texto desde el ámbito privado del autor y su ;nbrno al ámbito públiio de la edición, pasos que muchas veces pueden explica$e

Hacia los años treinta del s. xx se produce, sobre todo en Italia, una importante renovación en este campo teórico de la filología. Nuevos estudiosos tratan de introducir aires nuevos en la rigidez metodológica imperante, entre el dogmalismo lachmannia¡o y el escep-

330

Lr¡nerun¡ rspAñoLA

TMEDIEVAL (EL

sclo

úcismo bederiano. La propuesta será la de combinar el riSor estemático con el estudio de la historia de la tradició¡ textual de Ia obra que se pretende editar. Los testimonios de esa tradición serán así analizados y valorados individualmente, coño producto de un determinado contexto cultural, y no sólo como Portadores de errores y variantes. Ese estudio nos dirá mucho de la cálidad de la copia, de la competencia del copista, la fiabilidad det escritorio o el taller donde se produce,la supervisión o no del autor, etc., datos todos muy importantes Pa¡a decidir el valor estemático del testimonio analizado Ese planteamiento resultó fundamental para las obras medievales, que han tenido un proceso de producción y de transmisión muy diferente a las obras de la antiSüedad grecolatina.

APÉND]CES

x\,)

t

33I

\ por las notas, bomadores, apuntes, cafas, pnrebas de imprenta y correcciones del autor, que a¡ora son objeto de estudio. La crítica genética estudia así el paso del texto desde una situación (srdr¡rt) autobiográñco y privado a un estatuto alográfico y público. de lo escriro a lo impreso, de la "idea" al texto literario y a sus "transformaciones textuales". Su objetivo primordial es la reconstrucción del ayanrExb, pa¡a lo que recune al llamado dosier genético, que comprende ta¡to los materiales propiamente genéticos (notas, apuntes, correspondencia, borradores) como otros documentos que contienen información exterior a la obra (cafas, biblioteca personal, contmtos, documentos visuales y sonoros).

-1

En scgundo luga¡, se ha avanzado mucho en el conocimiento y valoración de los textos

B

iñpresos, la "filología dei testi a stampa" o "bibliografía textual" o "material", que puede defi¡irse como el conjunto de conocimientos históricos, teóricos y técnicos que se desarrollan en tomo a la tmosmisión de los textos impresos. Con la imprcnta, como sabemos, cambia la condición de Ios testimonios y la tipología de los errores. En la ejecución de la copia intervienen ahora muchas más personas que en la etapa manuscrita: el autor que presenta su autógrafo, un copista que hace el llamado original de imprenta, el impresor, el cajista, el corrector. Aparte luego las censuras y aprobaciones. El cajista compone con los tipos al revés, se producen accidentes mecánicos, eI entintado puede ser falto o sobreabundante. Todo esto hace que al editar textos impresos (la mayoría de nuestros clásicos del Siglo de Oro) haya que ac, luar con especial cautela y tener en cuenta esas eventualidadesEn España la publicación de la Pragmdtica de 1558, en Valladolid, resultó decisiva para la producción y circulación de libros, porcuanto supuso un mayor control y vigilancia. Si, por un lado, centralizaba definitivamente en el Consejo Real Ia concesión de licencias de impresión, por otro establecía todo un protocolo que debía seguir el libro: un escribano del Consejo señalaba y rubricaba cada hoja del original aprobado, el cual. una vez realizada la impresión, se volvía a llevar al Consejo con algún ejeñplar de los impresos, con el que ahora se cotejaba.Al frcnte del libro había de colocase la licencia,la tasa y privilegio, si Io hubiere, además de los nombrcs de autor e impresor, y lugar de la impresión. Por último, los grandes avances tecnológicos que estamos viviendo en Ia nueva era de la informática están ter¡iendo también grar¡ rcpercusión en el campo de la filologfa y de la edi, ción. Durante las últiñas décadas,la informática ha venido siendo una herramientaque se uti liza con provecho también por la crítica textual. Operaciones mecánicas, como la elaboración de conco¡dancias y de índices, aparte de las ventajas que en sí mismo tiene un programa de tratamiento de textos, que permite archivar, desplazar o coregir un texto con gran facilidad, prcstan obviamente grandes posibilidades al proceso de edición.

Novedad apreciable ha sido la aparición de nuevos formatos y sopotes del texto. Así, junto al tmdicional fomato impreso y manuscrito, co¡tamos ya con la inmensa realidad del forma[o electrónico, tanto en cederrón como, sobre todo, en la red. Segumrnente no se producirá nunca la sustitución de unos soportes por otros y convivirán du¡anie mucho tiempo el libro de papel y el libro electrónico y virtual. Pero, sin duda, el horizonte se ha ampliado enornemente. Imporlantes colecciones de textos han sido vertidas, se vierten cada día, al formato elec[ónico. La primera empresa realizada con éxito fue la del Archivo Digital de Manuscritos y Textos Españoles (ADMYTE, 1992), que ofreció simultáneamente Ias rcpro-

bibliográficos. La Biblioreca Virtual Miguel de Cervantes, de la Universidad de Alicante, o la Biblioteca Nacional de España, entre nosotros, ofrecen el acceso a varios miles de obras clása cas digitalizadas. Muchas universidades (Alcalá, Valencia, Navarra, LINED, etc.) e institu_ ciones (Real Academia Española, CSIC,Instituto Cervantes) ofrecen una amplia y va¡iada información sobre lemas filológicos a través de la red. La edición informática está abriendo grandes perspectivas, pues permi[e poseer en pan_ talla un gran número de instrumentos documentales_ Es f,osible acceder simultáneamente a la trascripció¡ diplomática y al facsímil del conesFlondiente manuscrito o impreso de una obra, y puede tene¡se a la vista la trasc¡ipción de todos los testimonios. Al misrno tiempo, cabe la posibilidad de disponer, no sólo de los testimonios, sino también de todo tipo de documentos que tienen que ver con el texto: fuentes, bibliografla, índices, documentos históricos. etc. La gran novedad que se dibuja en el horizonte es, en efecto,la del hipertexto.

2.

Lo comprensión del texto

Parece obvio afirmar que la primera infomación que exige la recta comprensión de una obra es la lingüística, es decir, el conocimiento preciso de la lengua en que aquélla está escri ta y del grado de fidelidad o desvío que ma¡ifiesta respecto de la que puede ser considerada

la noma del momento. Esa información se hace más necesaria cuanto más alejadas e¡ el tiempo

E

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se encuentren las obms que estudiamos. Las gramáticas de la época,las historias de la lengua, los diccionarios y léxicos, serán al caso las fuentes de información que mejor pueden ayudarnos en nuestro cometido.

Uno de los instrumentos más útiles en esta tarea son los dicciona¡ios y léxicos. Suelen responder estos a criterios muy diversos y pueden tener por objeto inventariar, por ejemplo, los términos de una jerga, de un dialecto, de una época, de un autor, o bien recoger todo el caudal léxico de una lengua, ya desde su evolución diacrónica (diccionarios históricos y etimológicos), ya desde su uso nonnativo.

A fines del siglo xv encontramos los primeros repertorios léxicos de la lengua española, aunque lo que vienen a ofrccer todos es un registro de equivalencias con el latín, coño el Universal vocabularío en latín y en ro/nonce de Alonso de palencia, o cl Dictionarium ex hispañiensi in latinün sermoneñ y el Vocabülaio de romanc¿ en l¿¡ír¡ de Antonio de Nebrija. De ambos autores hay ediciones modemas, que pueden consultarse sin d¡ficultad: Unitie.sal vocabulario en lattn y en romance coltegido pot et croni¡t« Alfonso de palencia (Seyiua, Pablo de Colonia, ./490), ed. facsímil. Madrid, Comisión permanente de la Asociación de Academias de la Lengua Española, 1967,2 vots. Antonio de Nebrija, yocabulario españot-tatino (Satananca, 1495?),ed. Íacsínil de la Reat Academida Española [951], Mádrid, Arco/Libros, 1989.

En los siglos xvr y xvn predominan los vocabulafios bilingües o trilingües, en los que, confronlado con otras lenguas, queda parcialmente inventariado el léxico castellano:

ducciones facsímiles y la trascripción de más de una cincuentena de textos de los siglos xv y Pedro de Alcalá. Uoúbulista aróvigo en

A través de la red se pueden conocer ya los catálogos de prácticamente todas Ias biblio tecas del mundo. Y cada vez son más copiosos los materiales digitalizados de sus fondos

332

urEnnrunn ¡spAñoLA t\tEDtEVAr

(EL

stclo x!)

leta castella@, c:frnada, t5OS.

t¡renzo Palmneno, Vo¡:abulaio del humanista, Vatencia, 1569. Dictiona o, coloquios o diálo9os en quatro lenguas, Íanenco, Íranc¿s, españot e itatiano Juan

Amberes, 1569.

APÉNDra

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Giovanni Miranda, Osservatíoni detta Lineua Ca§tigtiona. Venecia, 1566 (Mairena T:11*:l -!* ossenotioai deuo tiñ8ua costistiana dc c. Miranda,,, tanas de Deusto. ts

La retórica, como es sabido. domir¡a la cultura occidental prácticamente desde la antigüedad hasta fines del siglo XVIII y sus pautas riSen podero§amente la composición de la

(t989), t05-28).

obra literaria. Es convenien(e, por tanto, conocer esas pautas y dar cuenta de ellas en la obra que estudiamos o comentamos.

Libto de atabancar de tas teñeuas H.brea, criega, L ina, Cast.ttana r Uatencia¡u. Copitado por Marrln de \4ziana, y consagr¿do at lluslre Ser¡ado de la Inclyra y coronáda J" var.n"ia Valcncia, Jua¡ Nava¡m, 1574. "iu¿ui

I '

I-a Edad Media fue una de las épocas en que la creación litera¡ia mantuvo un mayor gra do de dependencia respecto de los principios retóricos. Tanto la [nesía como la prosa eran tenidas por sendas formas de elocuencia, que, como el propio discurso hablado, estaban regr_ das por una serie de oormas y lécnicas, las cuales se habían perfeccionado exlraordinaria_ mente en la antiSüedad clásica.

Ju¡h I-ópc¿

dc Vetásco ,O¡thoemphia y púnunci@ió., c.Lrtethia,Br{,os, tSB2 (José M. pozuclo -. yvüÉos, UNz dc u.ta'co ¿n lo t¿oría e.ananicat d.t rrsto ) r, Univcsifu dc r¿rr"iu,iS¡Il. Anroñio dcl Corm, R¿B¿ar Granaticates para aprender t. I""Sm E p"ñrt" .r- ;;;;.",. ,rrll:* 1y*" td ¿r¡a, Oxford, roseph Bamcs, 1586 (cd. Lidio-Nieto Jiménc;, M;;nd, Arco Libms, 1988). De la AntiSua t ngua, pobtacion¿s conarcas d¿ tas J Españar, en quc de paso se tocan otgu-

nas,cosos de to Cantab¡io. Compucsto por cl Licenciado Ar¿és dc p;a. nall¡a Ae la c¡u¿¡¿ ¿e umuna y avoSado cn et muy nobte y tc¡l Señonb de Vrzc¡ya. Bitbao, 1587. Conzato Coreas, At¿ de ta lengua españota caste aia (t62:-) (ed.E.

^^csrc,

r

Atarcos ca¡cía. Madrid.

954).

Pu.dc v.rs€, como cstudio ._ aM d.sde

general, Anronio R anajo Cal¡o, tcs g¡onúticas ¡k ta tenpa cas¡eNcb¡ija a Co¡..ar, Satamanca, Edicion* ú"t*"¡¿* ¿. Srlr."r"r. iógi. "

I

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servirá pará e¡tender .,,P,.i.1: TÍla los to oe la nlstona de lengua,

mejor los texlos ant¡guos será el conocim¡enTendremos que.recurrir entonces a estudios generales y, en ocasrones. a uabajos monográñcos. Entrc los principales, podemos c¡tar. Rañón Mcnandcz pidat, Manuot de g.anático histórica esp.tñoto, Madrid, Espasa Calpc,

l9«).

Piül -'y

Hit¡oda de ra r2nguo ¿rpaáo¡¿, cd. Dic80 cat¡lán, Mad¡id, Fundación R¡món-Mcnénd€z Rcal Acadcmia Españota,2m5,2. vols.

R¡f¡cl t¡pcss, ,/isroria Estudios d¿

-, M¡drid. CEdos.

20OO.

R¡f&l C¡no (cood.), H¡:rro¡¿¿ d. t4 t ¡ga csryñola,B¡¡Eclone, Aricl 2oo4. Ro¡f Ebcnnz, Et 6paro, en.t otoño dc to Eda¿ M¿¿io. *0. a Át ri, y t"" Madrid, crc¡o6. 20m.

Conforme a ¡os tratados clásicos que sistematizaton la disciPlina (la Re¡óríca de

E

Ech€niquc,

p_,_*,

,

Kcnision, Ir¡, S!^tax o¡ Castitia¡ pmse . Th. Six¡centh Ccntury,Chicago. Universily -.-Hsl.rl/¡d of- lllinois P¡Ess, 1937. Ralph P€nny, Gtanátíca his¡órica dct espai¡ot, d. cspañota a carSo de J. Ignacio pércZ Pascu¡|, B¡rrclona, Aricl, 2m I . Juan Anrooio FraSo Garc fa, His.oria d.t crpañot de An¿rica,Madttd,Gr.dos, tg9g. M.'Tcrcsa Echeniquc y Fco. J. Saroír (.ds.), ¡1r§ro¡ i"a" U p_nnn ucái;;;;;;*, ,",ra¡¿, Valcncia,'ñranr Humanidades. 2013.

3.

establecidos Ia retórica clásica.

d¿ ta tcryua .rpañota,MaÁnd, Grcdos, I981.

ñorfotidaris his,órica dct .spoñot,.n R. C¡no y M. Tcr€s¡

I

A Ia configuración de Ia obra litera¡ia, cont¡ibuye de manera especial la sistematización teórica de los hechos lirerarios vigenle cuando ra obra se escriue. Táe. i"r.riá"r"*, el orden tatenle de los géneros y cftigos literarios en "o.r_ distinras siruacrones :Il-::-T:.¡an Iriror rras, ror esor su con(x¡m¡ento v estudio en felación con Ias obras paniculares puede ser del mayor ¡nteés filológico.

rrenerun¡ rspAñoLA

MEDTEVAL (EL

stoLo xv¡

Aristóteles, el D¿ or¿to¡e de Cicerón o las l¿stituliones otato¡iae de Quintiliano), puede de' cirse que la rctórica comprende cuatro pafes: la ir¡v¿¿,io o búsqueda de los ¡rgumetos que se van a desa¡rollar en el discurso; la dispo¡irio, que trata del orden en que aquellos argurnento§ han de ser expucstos; Ia ¿Io.¡.rrio, que dictami¡a sobrc Ia ñanera de exponerlos del modo más claro y persuasivo; y la acrio, que se reñere propiamente a Iá oratoria y trata de la cntonación, los gestos, la declamación. Estc csqucma de la cxpresión oratoria fue asimismo adáptado y aplicado ¿ los difercntes modos de exprcsión literaria, cuyo análisis se fue configur¿¡do sobrc la bas€ de trcs nociones principales: los t¿ñeror,los ¿srilor y las¡lglras. De ese modo, la composición y el análisis de las obras exigfa, primero, distinguir el género y, Iue8o, definir los procedimientos de in_ vención, disposición y elocución propios de cada uno de aquéllos.

tá noción de género, fundamental en toda la literatura, s€ há ido ensanchando a lo larBo del üempo, aunque, er líneas generales, puede afirmarse que todos los períodos clásico§ han mantenido una clasificáción norñativa, establecida sobre la distinción de cuatro 8éneros principales (lírica, épica, drámática y didácica) y, dentro de el¡os, u¡ larSo número de subgéneros y divisiones. Con todo, no es lo más decisivo de Ia aportación retórica el haber establecido una clasi_ ficación de los géncros --cuyá virtualidad, por lo demás, se ha visto sistemáticamente di§cutida a partir del idealismo críticG-, sino el haber afirmado la noción de género en sí, como tal reali_ dad literaria objet¡va, y haber soslenido que pa¡a cualquier ma¡eria existe un cuadro formal de_ terminado, con sus rcglas, su estructura, su estilo, que el escritor debe aceptar.

Lo interpretoción del texto

33ó

Pam el conocimiento de esos prcceptos leóricos que se veán refle.iados en las obra lile' ra¡ia medieval, el más complelo rcpcrtorio sigue siendo el dc Edmond Faral,lzs arts Poétiques du XIIe et du XIlle si¿cles. Recherches et docuñents sur la lechnique tittéroire du Moyen Áge (París, 1924), donde se editan y analizan las pril¡lcipales artes poetriae medievales. Entre los estudios más representativos, cabe citar la obra clásica de E. Robert Culi\s. Lileratura euro' pea y Edod Media latirla (ras. esp., México, 1955,2 vols.), o el análisis histórico de James J. Mrrphy,lA retórica en la Edad Media (trnd. esp., México, 1986). En 8er¡eral, con resPecto a toda nuestra literatura antigua, la obra que mejor puede servimos para desvelar sus pautas retóricas es segurarnente la de Heinrich Lausbetg, Eleñentos de relóñca lieroña(lrad. esP., Madrid, l9?5), donde se hallan rccogidos de manera clam y ordenada los principios que dejó

En ese orden de cosas, bien s€ advierte que la noción de género es inseparable de la de A cada género coñesponden unos modos de exPresión dados y rigurosamente definidos, los cuales deterñinan no solamente su composición, sino también su vocabulano' su sintaxis y s¡¡ "omato".

estilo.

t-

APENDICES

337

antiguos d¡süngufan .los los principales:

ya Ees cstisimple, temp¡ado o me{to y sublime. [.o§ comenh¡istas de la oaja tarin¡dad cncontraron los modelos de esos-[escst¡los en Ias trcs obra§

\

I

sostienes"; convcrsión: "ca sí muriera al nas§;t.r,I o nar{,ido si

I

B) F¡gurus de pensamiento: ¡fectan a la forma de las

mayore§

oe vrrgrtro (8ucólicas. G¿ór|icas y Enekta, y los repres€ntaron figurativa'-

C) I¡opoJ: cambios de sentido que experimenta la palabra dentro del discurso (ñetáfor¿, sinécdoque, ñetonimia).

En ese esquema,los diferentes cfrculos del gráfico indican la condición social co¡fespondtente a cada uno de los tres estrlos, con los indiv¡duos,los an¡males.los

Sobre ese esquema de clasificación de figuras,la retórica establcce también su teorfa del o¡r¡¿t¡¡J, y distingue: un ornatús Jacílis, caraclerizado por el emple¡ de los "colores retóricos", que son las figuras de dicción y de pensamienlo, y tt¡. omatus difrcilir, caracterizado por el empleo de los tropos.

rnskume¡tos, los lugarcs y las pla¡¡tas que conv¡ene atribuirles. A cada estilo, Pues, corresponde una delermi nada condición social (miles domi

pa$or o tio s us), rep¡esentada lipo { Hector, Coe¡jus. Tyti¡ls) y deñnida Por un por una serie diversa de in slrumentos.lu-

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ga¡es y animales propios (8ladius, castrum, equu§: arat r utñ, age r, bos: bac ulu s

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(esto es, las que se

¡efi.r.n

orró'' ^n"pr,"^*'.iÁá,iuÁ;:';.:['üftT[:l§.rónico "l "sp.clo

PA¡a

de

dicción prop¡amente

d€ la parabra)' se

..,.,,u .i té-i,o

úna de las varias

alteraciones que experimenhn los vocab¡os en su estruclura fónica hab¡ruat. ya sea por aaician r quiere Alexandre de d.#;:;;#i^11T:1.rpróresis' epénksis Parasose: "morir se ) Por supresión t^féresis' síncooa odlerus pr odorlleras;

";];"*:::1'::i'j-]l:-"

ix, t, rá b)

lgu¡as

iíli,i,###",J#;..1j"r.""y,*;l.Hr'fl iff sictón

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Existlan unos tópicos para Ia introducción (exordio) y otros para la conclusión: siempre se trataba de fórñulas de modestia, de prcsentación o de recapitulación final, a tmvés de las cuales se pretendfa ganar el ánimo del lector y atraerlo hacia el tema. Otros tópicos, a sü vez, dependían del género del discurso: así, la tópica de consolación paIa el discurso demostralivo (meditación sobrc ¡a muele, fugacidad del liempo, va¡idad de las cosas terrenas, etc.). Hay lambién una tópica histórica, que no viene dictada por la retórica sino transmilida por la t¡adición,pero que lambién acabará por incorpora¡se al repenorio de los medios de invención. De esa naturaleza son los tópicos de las edades y los luga¡es pedectos (Edad de Oro, Campos Elíseos), o los que se refieren a las relaciones básicas de la vida, como el amor o la amistad

meráte.

de construcc¡Z¡: modificacione< n,,é 1r#,.. r^ palabm _^,-L al, inteerarse arectan a- la en el ordán sinrácrico

-

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:i::.:r:nunad:. o¡eron corona de

338

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ar¡¿lr,.: reduplicación: ...on

uren¡rune espAñorA

MEDIEVAL (EL

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p"n". a"ri!_,rlii",,)"iir,í1,

El procediñiento básico de h inventio es la añpr¿llc¿rio, la cual presenta una gran variedad de modalidades de desarrollo, como la interpretación,la prosopopeya, la descripción, atc. f,a iñrerpretacidñ es un recurso ampliñcativo consistente en la acumulació¡ de palaba᧠repetición. fa en tomo a lá id€a que qui€rE expresarse, ya ?o¡ enu¡neraaión, ya prosopopeyo consiste en la rcp¡rsentación personificada de s€res ina¡imados o ausent€s. La desc Nión es l. forma más car¿ctclstic¡ de la ahplificación y la mejor codificada en los tÉtádos rctóricos, que distinguen una gran vañedad de modalidades (descripción de personas, objetos, lugar€s) y todo un sistema de partes en las que aquélla deb€ ir ñjándos€ (asl, por ejemplo, pará el rctrato de personas o la descripción de ciudádes, la rctórica ofrecfa unos modelos p€rfectamente esquematizados). A estos procedimientos de presentación de las ideas hay que añadir también la amplia categoría de los temas y motivos ya preestablecidos, que igualñerte suÍrinistraba la invención, Se tratabá de una serie extensá de lugarcs comunes (fopoi) que el autor del discurso tenfa que ir colocando en un lugár determinado y co¡veniente de éste, y desánollar según la fórmula retórica correspo¡diente.

A) Fieutas de diccióni a) ñetaplasmosi cúa

i¡v¿nf¡¿ es, en efecto, una pafe de la retórica que, más quc de la pura "invención" del tema -que se supone ya preexistente-, de lo que se ocupa es de los procedimientos que permitan desarrollarlo, par¡ lo cual suministra unos modos de pr€s€ntación del tema e incluso algunas ideas o motivos ya establecidos que puedan ilustiarlo.

W

i- proSresivamente más t;;;:il;:ff; comoleá v n56¡¡¿ 1¡¡ ,ilil;]|E'do ha sido' sin duda' unoiá tos princi'

,ocauto.-gi;;;;

pales factorcs rcspon-sati*

.

Il

invenrario de n8ur¿s que ros 8mmádfi*i:,il:'J:Xlirff;Ii',**^t'l'-prio dejado de ensanchar a lo larSo del liempo l" cuva

.",

Pero la retórica no consiste sólo en Io que podríamos llamar una gmmálica de la expresión, de la que se ocuparía particularmente la ¿rocu,io, sino que es también en sentido amplio un tmtado de la composición litera¡ia, objetivo al que se encaminan en concreto la ¡r¡vent¡o y

l^ dispositio

Por otm pate, Ios diferentes estilos se deñnen Iambién POr el empleo de lasrt¡r¡¿r. Se entiende por éslas unos modos partic ulares de expresión, m¡¡s vt vos que los del lenguaje ordinarioy dcstinados a hacer más sen sible la idea que se quierc ¡e pres¿ntar ¡magen o una compa¡ación, por -por medio de una

ejemplo-oallamarmás podercsame¡te ¡a atención del oye¡te, ya media¡te §u forln ulación más precisa, ya medi ante Ia int¡oducción de algún ele_ mento sorprcndente y ori

ide¿s mismas (epifonema,

Bradación, anútesis, reticencia, hipérbole, prosopopeya, lítotes, apóslrofe, exclamación, intenogación, e¡c.).

mente en Ia l¡amada ..rueda de Virgilio.,.

personaJe

ñuriero"; paronomasia:

I

la pena sin bien avida": hiÉrbaton: "¿ lo moderna bolviéndoñe ¡ueda" , pletr,nasmo'.'de los sus ojos llorundo''). "porque mi vida ñás pene

,*.

srcto xv)

APÉND1CES

l

339

una vez haradas y presentadas la§ ideas., sólo queda atender a su más conveniente distribución en e¡ djscurso.rarea que competíá a ¡a d6po,¡,L e, ..i. na. Ia antigua retórica dislinguía una serie dc.panes principaLs, como eran el ",",* tu ¿¡. visión, ta conlmnc¡ón,la re.Íu¡ación y ta conctus¡¿, ñ"p"n¡"ij" q*, "r[)¿¡o, nos ro muesrra confisurado en una elemental'diGo*.,1r" Bener¿r. "" i'"irll"ip"*,0., medio y.fin), a la¡ que corresponden funciones diferentes: ..Eldiscurso mr".ria una tipani.iOn en pnncrpio, medio y fin. Teniendo orincipio y nn run"tOn pln"iJ

pr"ülli;;H;;;;-

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. "iü,r"l qr,".", r'iliir, """ ;.;;;;;i;"r*jr;;;0,"" h p' (H

púbtrco. en ta medida en que la pane iniciaiesratr""..l ". í*rn¡-.*" asegurar et efecb det discurso en e¡ aud,rorio "on,."iJ"ln Et ,"dio..,á ¡ u§ LArsterg. Etemcnbs de reúrica lipraria, Mad¡i¿ . c*¿*, p*¿i ¡

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este trabado sislema que con-stiluye.su prograrna y campo de esrudto,Ia . -Con_lodo retórica se ^^ man¡ltesta, pues, como una sólidá v

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J,i,iil,lliiiill[.JilÍiii,Hfl 1Ii.,::.T: :l; consritlryen. en efecro. un estudio .¡.r.re,i"o ¿" ¡o. r.;;;;; fáiu,lffi

cla5ifrcacrones no rrene parángón con olras discipl¡nas legadas po,

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l, antigü¿;.-

ivr v!, ¿.1,,:;";*r" ¡!,,6

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Hasta bien entmdo el siglo xvtu, la rctórica será u¡a disciplina normativa plenamen¡e acatada, asimitada y aplicada. Era el tundam"rr" d" ;.-;ü;1.:1.*., también pasó a ser el soporte formal de Ia creaci¿¡ Iit"ra¡a. ans"¡aia e-x¡u",iiulniJ,i," ,u" escue¡as, fue urilizada en ta prácrica no sólo po, ror.¡r,rt.ra. y "n crpales del discurso oratorio , sino tarhhié or"-

t";;";r;::ió"

*..

f."aiIiao;;-i;.;,:;,."

"i"ono"i.i"ntoJJ,l'io,'il"ü;#;l;l:üff:i::ffi,1".,:Í::T:.:1.":.iilili#ilii: trcamente hasta el Romanticismo. Sus ctasificacjones,

sus ..g1"" aclararán siempre la estructura y el eslilo de la obra l¡reraria.

4.

y;r;;r""";i;".á,

y

de sus componen(es atfslicos. la obra ¡ileraria en cuanto hecho de comunt-

."r"r"r"i^ s-e¿n"*, ,"lisio.;i

y J. arusiones históricas. con las que comparimos en el riempo un mismo

11I,11::::, proxrnras a nosorros.

1,.:: i.:ry,

descttramiento.

det mundo. no presenran,

"-o"irrá.i""ruo.r.. .,i"lil"jjo.. ,u, ".,ír,*,,a.úiolirit-u.ur y uru

€¡ ,¿._ino" i"n"iur"s' eiu;IJr'ii¡1rr,"0""

¿"

Sin embargo, ¡o suele ocu¡rir así con las olras del pasado, las cuales vienen a rcflejar unas nociones culturales y una idea de¡ srber yu ¡*,urt" ái¡"r"r,".i.

iJ"i l"" .,

*

**.

,:cesario un mayor esfuerzo para rcconsrruir ¿quet mundo de".." ideas. Es una detenida búsqueda en las ¿¡.t¡nr". ¿r."" ¿.i p"r"'pr"."a .iSnrtrc_ado exacto de la menc¡ón. pongamos por caso. de un personaje. (h cepto teológico o moral, de una Dlanta- d. 5^1:1"^r],:O-"," precrso entoncesI

."8.

dei.¡nñnio;o";o;;

;;;;;'ü ffiñH,Trl,il

do la literatura occ¡dental de todas lai épocas.

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,11?fl1;i1,.;;,H"":rj1".:._Hfi:

Como es nolorio, unas veces tales conceptos y refere¡cias vienen aducidos de una mahasta vivenc¡a¡ por pare del á",or, p".. :t:11-esponránea,y i""r"r,", o" le lega por muytisrin". qr. ::.::"^: J,slsremalrzados L'...,id. n alcancc y compendiados ros ¡uga¡es ".,"d;,: comunes de uqu"rt" áurrio,.l_tu ¿" ru, encrctopedias o sumas. de enorme circulación ¿r."n,. ¡" ¡¿u¿frllii,

á,.*'.r*á."o",

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340

rren¡run¡

espAñoLA

ñTEDTEVAL

(Er

s¡clo

xv1

En rcalidad, Ias primeras muesras de estas sistematizaciones encicloÉdicas las había dado la propia antigüedad clásica co¡ obras de Varrón, Suetonio, Plinio el Viejo, Plutarco, Aulo Gelio o Macrobio. Sin emba¡go, es a coÍlienzos de I¿ Fiad Media, con las obras de Boecio o Casiodoro, cuando se irtroduce en ese género de escritos un cierto orden en la r€copilación y clasificación de las materias. EI ávido fervor que por este saber enciclopédico manifestó la cultura clerical de la Edad Media, propició que gozaran de enorme popularidad y difusión obr¿s como las Etimologtas de San Isidoro, el De rerum noturis et verborum proprietatibus de Rabano Mauro, €l Speculuñ maius de Vicente de Beauvais o el De prcprietatibus rcrum de Bal.olott¡é de Clanville, por sólo citar unas muestras: tsidoro dc Scvilla, Eri,,¡ol¿8¡a¿, cd. Lindsay, Oxford, l9 I L S¡n Isidoro dc Scvilla,,r¡'n¡doSf¿r, ed. bilingüe porJ. Oroz Rcta,Madrid, BAC. 1982,2 vols. Vinccnt dc B€auvais, Sp¿culum nnius. DoU¿i. lA4. (Pucdc vcrsc J. Fontainc, Ia peni¿e cnclclop¿dhu¿ ¿l¡ M"),¿¿ As¿. Neücharcl. 196ó).

Los referencios culturoles del texto

---,lp1n. c¿croo cs porador¡ rarnbién de una scrie variaur. a"

\ Prácticamente hasta el siglo xvn son todas enciclopedias sistemáticas que poseen el vaIor de auténticas "bibliotecas" y recogen sumariamente todas las manifestaciones del saber. En el siglo xvtt pasan ya a rccubrir campos más especlficos, como la historia, la genealogía, Ia biografla o la crftica (como los diccionarios de Moreri o de Bayle). A pafir del siglo xvu¡ se producirá un profundo cámbio en la orientación del sab€., que acabal con el viejo enclclopedismo, y se cobrará entonces una clara conciencia de que todos los inventarios conocidos sólo reflejan un cúmulo de nociones caducas que es necesario rcvisa¡ y actualizar desde Ios nuevos supuestos de las ciencias experiñentales y de la libertad de pensamienlo. Tal es el espíritu que guiará a D. Diderot y J. D'Alambef en la famosa Encjclopédie ou Dicuonnairc raisoné des scieñces, des arts et des ñétie6 (París, 1751-1780).

Enft los cscritos en lengua vulgar, alcaná gran notoriedad lz Uwe du Ttésor de Brunetto l,süni, en cl siglo XIII, t¡l vez la obra más rEprcscntativa del género, cn cuanlo Irata de compendiar y sisGmatiz$ rigurosamenle todo €¡ sáber de la época (Brunctto ktini, Uyres dou tresor,ed.Fráncis J. Carmody, Berkeley, 1948). Otros trrtádos adoptan, por ejemplo, Ia forma de descripciones geográficas, a través de las cuales dan cucnta dc todo tipo de noticias y novedades más o menos exlraordina¡ias y mamvillosas: Ubro d¿l conos|inicnto de bdos los rcttus e tierras e seño¡bs qu. son por .l mundn, cd. M¿lcos Jiméncz dc la Espad¡, Madrid, l8?7; reimp. cn Barcelona, Edicioncs El Albir, 1980; ed. facsimilar y .sludio dcl Írs. Z, por M' J€sús l,acarra, M' del Carmen tácarra y Albcto Montancr, Zara8oza, Institución Fcmando cl Católico, 1999. Juan dc Mafdcville, ¿¡áro de las maravillas del nundo, ptó|. d. ). E. Martfnez Ferando, Madrid, Col. Joyas Eibliográñcas, 1958-1960,2 vols. lear d. Vi$nay,lzs menei es de la terre d'Outren¿r, ed. D. A. Trotter, Exeter. l9m. Otro gé¡ero peculiar es el de los tratados que describen, a veces desde un punto de vista alegórico y moral, todo un catálogo de animales y bestias, en gran parte fantásticos y legenda¡ios. La fuente principal de estos escrilos (algunos de los cuales fueron compuestos por Hugo de San Victor, Philipp€ Thaon o Guillaume le Clerc) fue la obra conocida con el lítulo de Phisiologus,rn tra¡.ado de ciencias naturales que co¡tiene la descripción de unos cincuenta animales. plantas y mincrales, así como de süs respectivos valores sirnMlicos:

APENDICES

34I

physiotogus tatinus, ed. F,.ancis J. Camody, parís, 1939. Bestiair¿ de phitippe d. Thoun,cd.E.: ¿ti,¿rg,Lund-parls,

k

F.Mccú¡foch,Medievat Latin añd Frcnch Ba:ia;ies. Cr,"p"U

\ Fernando dc Herrcra (1580),Tomás Tamayo de Vargas (1622) y José Nicolás de Azar¿ (1765)i o las obras de Góngora comentadas por García de Salcedo Coronel (1636-l&8) y por José Pellicer (1630), como comenta¡istas mayores, asf como por otros vafios anotadores paticulares, entre los que se encuenran Cris!óbal Salazar y Mardones, Andrés de Cuesta o Pedro Dfaz de Rivas.

I9OO.

iirr,

lOeZ.

Otla modalidad, en fin. Drrsentán los lapida¡ios, como el más famoso De specíebus tapidum de M^rbodo

t,.

de Rennes. en el siglo Xi Presenran estos escriros tisras descriptivas "l y a" dern¡"*1"'. tos, de sus propiedades y cualidades tegendarias, -ági;^; tuales, rodo elo acomp¡ñado habituatme-nte

;;i\; ;p;ñ;i""¡ir"íL , s"u. piáJ", ;;;;;;;". ., ;$."1;;;;,".ñii. o ".p""d. i",".pr.i""i""". ".pi.i"i"giiJl yiirnL,,"^

¡

Todo este instrumenlal de que hemos venido habla¡do, pacientemente manejado, apate de los otros muchos documentos y fuentes que requiem cada texto, nos facilitaná una impagable ayuda a la lectura y rccta comprensión de la ob¡a, a la interpretació¡ de su s€ntido literal. Quedaián, sin duda, otros aspeclos y valores por explicar. Pero eso será túea ulterior de

EI Renacimiento. a pesa¡ de su nueva concepc¡ón del individuo y del saber. no logrará lodavía despegarse de ¡os hábitos escotares ydet lr,sro er.ictopeJtcllü'.i?oaá. ¡rn,o , ru vuetra individual a los vatores de ¡a ánrigü;dád

la interpretación y c.ítica litera¡ia.

qr. pr".o"i_lr.-a.¡"

a.'inái'ii,o *"r"".¡*,í"_i*.

,", ,.copilaciones sisremáucas y exhausrivas de los;icilos. " pü,r,or. sámienros y lugares comunes del mundo grecolu,¡ro. *nri" in*oducido desde los tibri minores qúe se estudian.en "ri,o-ei.lffi',ñ¿rilu,"n. t" e..u.1", to qu-.';-;#ilr,ug,unoo muchas obras de ta época de un inmoderado abuso d. " il,no mente describía Eusenio Asensio rcfiriéndose "i,^ ut^ ".n.,uuor,, ca$e a muchas crcaciones del momenlo: ..cu"rqui". r.,n" p"..,uá. p", ii, u cia. la hrdanzá, ta avaricia. Ia fonuna. s¡rve al u'r,o. p"* J.r".-*Ilrui..i,iJl"o" ""ar_ y sotrar un rosario de nombres v una Erahfa "prr,..

y-;",;;;;i;. cr^"d¡;-;,i;r;;;]*á'oi"[or" "#Ií., de_á*i.;"il;;;;¡." l..ilj."*r".,

Comedia Euhosína,ed E. Asen;io, Mad¡id, CSIC,

l95l).

EnEe los manuales de este eénem v de má\ inrensa circulación en la époq, cabe dtctis

citar De loctisque ncno¡obihbi ¿e Bi,rrisra Fulgosus (1509), uatiae le.tiones de Celio p@Í¿er¡¡€ (

;., u"iuii pr"i*., fioiiíin,"n,,oru.,

Rlodisinus

I 5 l6), de Bautkrá Ma¡tu Dic tiona¡ium unde c ¡,n I i n8¡lalzr¡, de Ambrosio ca"pi""

«

iiiiá, p".i'."*¿" c*i.JJl

Ext¡aordina¡ia difusión alcanz¿¡on: la Oficina sive Theatruñ poet¡cüm et histor¡curn de Juan Rávisio Texror (París. 1520. v numeroras edi.ion.. poo";oái. .".lpif""'iOn'0. y pasajes ctás¡cos ordenados.por

.r'r, _piü iiil"i'li^"i.,rrr,¡*, "i*

malrias y conden.rao.

hq

ast, opus suaeissimis floribus celcbriorum scnrcnlia¡urn rro.rr¡a¡¡¡, espec¡e_de diccionario compuesro, di;giao

,añ tra¿corurñ quam htiñarum

.sr"iañeni.i-t;rtr"rnli..iuo,an,.., de ciás en prosa y u".* ¿._io. ,¿" u*i"_

que Iecoge. clasificadas por materias. centenares

;"i;;ri..'0,.,,.r" ffi ¿lli# ff i:['.'Jl]"'.'1olbos texros' en cuarquiera ae sus múltipl-es "di"i";J;;é;"i;;;;;;;#;f:" ,ores ae. u epocá poaran :1,.i;1 ÍLlr"fi .fl""iil,:i'fi ;l:il";ij.ni:; exrgencias de¡ omaro poético

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507

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y un inagotable car¿rl a"

Oro tipo de obras. en ñn, que vienen

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a cumplir la función de verdaderas enciclopedias para ta comprcnsión de los rexros, son Esta labor de 1",

,.*e resutran muy aprovechabtes l^1:l5I-11:.--: ¡os comentarios o glosas de obms Dañ¡c ta¡.es.

.r, *,iln*

"'"r."#"*. ll ,*,n. p.i*ii"r..rü'liifir"

da en los sistos xvr y xvrr -tas etoia. son..ob*, a*a" esta". sosrenfa por enronces Luis de Amnrta_..nos aponá casi siempre ;;,,.,". y referencias de primera mano sobre el "br;;.";;;. lexlo objeto di estudio. Del mayor interés resultan así. Dor citar sólo las más imponanres: las ediciones de las obras de Juan de Mena comenradai rr)r Hemán Núñez (1499 y

f.|582); las mú¡t¡ples y variadas gtosas a la. copto,

l5O5) y por el Brocense

ar'iorge'Mí.iqüir..il,,".,d""ar,, o"

Aranda a la de Pedro de pad¡llaalas poesías de Garcilaso anoudas por el Brocense ( I574r,

342

ur¡n¡runn rspAñorA

¡,4EDIEVAL (EL

stcro



APÉNDICES

j

343

III. LA TEORIA

I!

POÉTI CA DE LA ÉPOCA

E

1. Prólogo del Concionero de Boena

saber algo, maguem que saben los comiensos de los fechos que en aquel tiempo se fazen, pero, con lodo esso, porque non pueden saber el medio nin la fin quál será, es de tener que non saben los oÍrnes complidamente ningunacosa de aquel tiempo presente. Empero deltiempo que es ya passado, porque los omnes saben los comiensos e los medios e las fines de los fechos que en el se feziefon, es de tener e de creer que alcansan e saben los omnes por esle tiempo passado cierta e verdaderamente todo el saber de las cosas que en él fueron fechas: assí que devemos enten-

Aquí se comienqa el muy ¡otable e famoso libro fundado sobre la muy grastosa e sotil a.,e de,la poetría e gaya g¡engia. En el qual libro generalmente son pu.,,"a. a.entadas todas las cantigas muy dulqes e gragiosairente "..iípiu.'" assonadas de michas e ¿iversas ates, e todas las preguntas de muy sotiles invengiones fundadas e re.ponalJaf. foao. Io. otr-os muy gentiles dezires muy limados e bien escandidos e rodos los ótros muy agraOables prosessos e reqüesras que en todos to. rie.po" p".sado, :-fundados o._ oenaron e composteron e metrrllcaron el.mr¡y esmerado " c famoso poa,u. auaar.o p"trón de la dicha arte, Alfonso Álvarez de Villasa;dino, e roa* fo. .r.J, i*tu.,i.ulf"," . ,.,,_ giosos, maestros en Theología e cavalleros e escuderos e olras mlchas e diversas p,crsonas sotiles,que fuero¡¡ e son muy grandes dezidores e or¡nes auy air.r.ior. ui"nli,.noioo, en la.dicha.-grasiosa ane. De los quales poelas e dezidores aqui aaetante por_sJ orOen en este dicho libro serán declarados sus nombres de todos ello. d..l"ta¿u..,i. o¡._a, a. lIno bien por estenso. "a¿u

der que por el saber del tiempo passado, que es gielo, e non de los ot¡os dos tiempos, q¡¡e son duMosos, §egund dicho es desuso, penaron e trabajaron mucho los omnes sabios e entendidos de ordenar e poner en escripto todos los grandes fechos passados por dexa¡ en memoria t¿nta rcmembrar¡g dellos como si estonse en su tiempo dellos acaesqiessen e passassen. E aun Por que los supiessen todos los omnes qle avían de venir, assí como ellos mesmos, ordenaron e fizieron de los Br¿ndes fechos e altas fazañas passadas muchos libros que son llamados eslorias e corónica5 e gestas, en las quales escrivieron e recontaron todos los Srandes fechos passados de los emperadores e rcyes e prínqipes e de los otros altos e Srandes señores. E escriviemn la ver_ dat de todos los gmndes fechos e altias cosas que passaron, e non quisieron encobrir nin enselar dnguna cosa de todo ello, tañbién de los cuerdos como de los locos, e también de los que fueron buenos como de los que fueron malos, por que de los fechos de los buenos tomassen Ios omnes dotrina e enxemplo para fazer bien, e de los fechos de los malos que regebiessen esca¡miento e castigo para se guardar de non fazer mal .

Á,,;;;;a;;r."

Ol:n:-'f9r:. con

¡a grasia e ayuda e

bendisión e esfuerso det muy soberano

bien, :] $1 r]u( ^..^ cs r.¡os Nueslro §eñor. tr¿o e ordenó e compuso e acoprló el indino Joha¡ Alfonso de Baena, escrivano e se¡vidor del muy alto e muy noble Rey de Castilla, don Johan, nuesro

afanes e tmbajos e con mucha ditigengia e afectión e grand deseo de :1.j1::"e comp Tly.g."d.s agmoiú I azer e ategrar e servir a I a su gmnd rea I eza e muy alta señorí;. Ca, s¡n dubda alguna, si la su mersed en esre dicho lib-ro teyere ¿l ." agrada¡á e deleitará e folgará e romará muchos cámpones g pl"i"i",

:::..-,:,:::

If

T.rf:ir1d1btes.e

., *; ;;;;;;;;;"i1o, . gü"1".. _" srasrosas e muy singutares cosas qr".n" á .ó.."np,*.

la su muy-rcdurable e reat personá ::::1t,:i. aranes e enojos. e otrosfdesechará e olvidará

I

averá rcposo e desianso en tos trabijos e

e apartaá e tirará de sí todas lristezas € pesa¡es ef,ensarnientos e afli§iones der spírilu que muchas de vezes atracn e to" sus muchos e árduos neSogios rcales. E ¡ssfmesmo ""u"un " ""-r"on "

sc agradará la rcatcza e ryS]ry:_a: Srano senona de ta muy alta e muy nob¡e e muy esclaregida Re¡na de aastilla, doña Ma.ría, nuestra señom, su muger, e dueñas e donzellas de ca"a. E aun se ioig"re _n muy ¡[ustrado e muy Brasroso e",muy generoso prinsipe "goa"Jdon " Enrique, su rUo. E rnatmente, en general, se agmdaán con este d¡cho libro rodás loi grandes señores de assí los perlados, infanres, duques.

::: g*:-llb:.",

:::,,i:._.-:¡:1.r.

E aun otrosi, porque Ia pe¡eza €s contraria e enemiSa del saber, Ia qual faze a los omnes que non se lleguen a él nin busquen cancras por donde los co¡oscsn, ovieron los sabios e los eniendidos el saber por grand tesoro e pregiáronlo mucho sobrc todas las otra§ cosa§, e toviércnlo por lllz pa¡a alumbrar a sus enterdimientos e de todos los oüos que lo sopiessen,

*"

se aqu¡ com¡en§a.

Prologus Baeneñsis segund que disponen e determiñada¡nente afirman los firósofos e sabios antiguos, &*"r...coMisiar saber los omnes tcüo\ los fechos que acaes4enin natumr rodos los uempos, la¡ tllen en el tiernpo que es ya pasado como en el tiempo que es presente, como en el oto uempo que es por venir. pero de5ros trcs riempos non pueden rás o,n,i"" .", ru..".

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ilio"

344

urrnerunn espAñorA

I,IEDIEVAL (Er

scro xg

E aun aquestos mesmos sabios antigos encaresgieron ta¡to esta su tan noble e tan vir. tuosa opinión que determinaron e tovieron que errarían c menguarían rñucho e¡ sus Dobles fechos e en su grand lealtad si lambién non quisiesscn el fruto del saber de todos los gmndes fechos passados pa¡a los omnes que avían de venir como para ellos mesmos e para los otros que eran en sus tieñpos dellos, ca entendiemn que los §abere§ se perderfan muriendo aquellos que los sabían, si non dexassen rcmernbransa de todo ello. E por que non cayessen en olvido, mostmmn muchas ca¡reras e doctriÍas por donde los supicssc¡ lodos los quc avlan de venir en pos dcllos, e por buen c¡tendimiento e sana discrcsión cor¡osgieron las cosas que eran dubdosas e ascondidas. E buscando e escudriñándo con grand estudio, supieron las cosas que avian de venir, mas los omnes desdeñosos e p€rezosos. desdcñarido de non querer saber las cosas, e aun después que las saben, échanlas en olvidanga, por lo qual fazen perde¡ mala e torpemente lo que fue buena e sabiamente fallado e buscado, e con g¡and estudio.

"o;ñ-;d.tu;;;;;;;"rn,".,

como,ros maesres' prores, mariscares. doctores, cavalleros e escuderos, e tios los otros froargos e gentrles omnes, sus do¡zeles e criados e ofi§¡ales de la su casa real que ro ver e oír e enrender bienquis¡eren. E por que l" o¡." ,in f"fno.u ¿.i" ¿¡"i.liür. rnr. -e,leer er¡eJor entendida agrao¡¡Dre a los leyentes e oyentes della, fizo e ordenó el dicho Johan Arronso oe t aena. e puso aqui al comienqo desta su obra una acopilada escr¡ptura, como a maner¿ d€ pró¡ogo o de arcnga, e por funáamento e raíz de toda su obra. la qua¡ es esta que

\

ende de aquel tiempo que es ya passado,ca si desean e quierer saber del tiempo que es por venir, ¡on pueden los omnes saber el comiengo nin la fin de las cosas que ende avemán e, por tanto, non saben giertamente ninguna cosa de aquel liempo. E si del tiempo que es presente quieren

t

dexándolo todo en mernoria e por escriptu¡a. Ca si por las escripturas non fuesse, ¿quál sabiduría o quál engeño o mernoria de omnes se podrié rneñbra¡ de todas las cosas passadas? Onde, si los omnes pararen bien mientes al pro que nasse de las escripturas, conosserán que por ellas son sabidores de todos los fechos c de todas las ssicngias, e que de todo ello non sopieran ninguna cosa si, quando murieron aquellos que eran bivos a la sazón e tiemPo que passaron los grandes fechos, non los dexa¡an por escripto, Para que los sopiessen los ot¡os que eran por venir. Por la qual razón todos los omnes son adebdados de amar a lodos aquellos que lo tal fezieron e ordenaron, pues que saberán por ellos muchas cosas que non suPieran Por olra manera_

APEND|CES

345

la percza

es contraria e enemiga del saber, e agerca desto .,_"1^"rL:g:l: rosoro rc¡tsloulesrylue dt¿e que por quanto

et gE¡rd

todo omne de su propia natumleza desea saber iodas ras_cos¿§. que por esta razón quiere e ama e gua¡da más el óm¡e los ojos que otra Dinguna parte de su cuerpo, porque pof sora la visla se conos§en e §€ saben mejoi e más aína to¿as las cosás que por otro sentido alguno. Onde de aquí se concluye que, si tfoos los omnes naturalmente des€án saber todas las cosas, mucho más e con maior'razón peten"a[-, fo, e reyes e prfngipes e grand.s seiores d. 1"". :-.:-: 11:: saoer-e entender lodas las cosas de los grandes fechos e de " "áli¡cL " las notables fazañas passadas de . espesiat, Ia5 famosas leturas de las muy egelentes e gloiosas e muy 11., "n :11:i:.,-o-"1"1*. fl."as e conquisras que, en fecho de armas e di c¿valleríis, Ios muy cs_ cm*s§rdos sus anrcgessores anrigos empemdorcs e senadofes e cón§ules e dictadofes de ra muy lamossa e redutable sibdat de Roma fiziero¡ e ordenarcn e compusieron e escrivleron, poniendo en todo ello su leal afecsión e estremado poderfo.

.Tp.*q..:

II

su grand nobleza e f.anqueza, faziendo ende muy grandes gastos e despensas en viandas e otras cosas, por mzón de la mucha gente e bestias e canes que para ello se rcquierc, E ot¡osl mostran' do la su grand fortaleza e buen esfuerso, querie¡do ir a buscar a los esquivos montes a¡imales brutos e brávos e salvages, con quien traven lides e peleas, que aun mostrando en ello que §on sofridores de los muy gr¿ndes trábajos e peligros e afanes que por ende toman en sus cuerpos, a¡dando buscando por los montes e malezas las semejantes animalias bmvas e brutas, e de§pués

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que las han falládo, en lás acusa¡ e seguir fasta las venqer e ferir e mata¡. E aun a las vezes acaesge por conl¡ario que las tales animalias bruks e br¿vas, desque son feridas con el acusamiento e temor de la muerle, buélvens€ contra los qle las siguen e pruevan sus fue¡9as e sus poderíos con ellos fasta que algunas vezes matan a los que las assí alincan e siguen.

E pues que las tan artas e ta¡ manfñcas avisagiones de las tan altas e tan notabres cosas pertenesge mucho de las tener e leer e saber e entender a todos comúna"r,", ¿l"ho en singular mucho mas perenes§e de las ten€re leer e satler Pero "á_o "", e entena"a u toa,ou."oi"¡o, muy alrcs e magnfticos emperadores e rcyes e príngipes grandes e señores, e les conviene de ,lo por que. quando et s"-"lá,,t" o i", u"u"rei"*, eu" lu .u :::::l.j,o-i :1 "*á e"".o. presra e aparejada pam que puedan sepan ser gore.:::11^*:ry:,!9J| gmndes genres. "abáilos e que sepan con pura discroqión e con buen seso gover_

E comoquier que en todos los comporles ejuegos e gasajados e plazeres de suso dichos e relatados, todos los reyes e prfngipes e grandes señores que los usaron e usad e fazen, han

por ende muchos bienes e provechos, lo uno ressibiendo en ello plazer e gasajados

e sabia ordenansa tadas sus genles e tuesr.s e tarattas e conquistas e -d]T.l§11 guerras, en tat manera que la su señoría e grand ¡ealeza s€a más ensalgada e las sus noblezas finquen olvidadas, mas antes finquen en memoria poi _ry :"-"t:.,-::^rl":T ,.. .tros grandes "nronpto señores que lo vieren e lo sopieren e" Io leyeren e oyeren. E assrmesmo perlenesse mucho a los rcyes e plnsipes e otros grandes señore; de tener e leer e e¡renqer otros muchos libros e escripturas de otras muchas maníficas e notables cosa§ e de n-"1trosas dotrinas. coo las quales roman plazer e gasajádo e ag¡adan mucho las volunt¡¡desr e demás rcssiben muchos avisamientos buenos á provechoso_s

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del¡as. [,os por muchos ser, e dc cosas nuevas e d]vers*, *n ::ri!urs.s, con los muchos e nobles ^q:lf^lt:-,.: e presiosos paños € vestidur¿s,ca por ser de diversos "árnp"-ao, colorei e tajos nuevos c non vislos' agr¿dan e aprazen mucho ras vorunlade; de los señorcs. E ot¡oJson paraoos a tos_muchos e diversos e presiosos "om_ ma¡jales, ca por ser muchos e d¡versos adobos romirn los señores con ellos d¡versos sabores e bivos apeiitos e aplazen e agrada¡ más los corasones e las voluntades con ellos.

"I*

ble a todos los oponientes e respondicntes della, e coñponedores e oyentes. [,a qual §¡en§ia e avisasión e dotrina que dcllá depende e es avida e resabida e alcaneada Por gra§ia infusa del Señor Dios, que la da e la embfa e influye en aquel o aqüellos que bien e sabia e sotil e derechamente la saben fazer e ordcnar e compo¡er e lima¡ e escandir e medir par sus pies e pausas, e por sus consonántes e sflabas e agentos, e por a¡tes sotilles e de muy diversas e sin_ gula¡es nombransas. E aún assimismo es arte de tan elevado entendimiento e de tan sotil engeño que la non puede aprender nin aver nin alcanqar nin saber bien nin como deve, salvo todo omne que sea de muy altas e sotiles invengiones e de muy elevada e pura discre§ión e de muy sano e derecho juizio, e tal que aya visto e oído e ¡eído muchos e diversos libros e escripturas e sepa de todos lenguajes, e aún q¡¡e aya cursado cortes de reyes e con grandes señores e que aya visto e platicado muchos fcchos del mundo e, finalmente, que sea noble

E aun allende dc todo esto, los rcyes e prinsipes gmndes e señores usa¡on e usa¡ ver e oír e toma¡ pa¡ ora rha¡era ot¡os muchos compotes plázeres e e gasajados, assí como verjustar e tomear e cor¡er puntas e juga¡ cañas e lidiar roros, ,e. J luchar e salá Jtos pe[groms, e en verjugar esgrima de espadas e "orirjugar l",at"at ni" dagas e "n langa, een f,ofr" , ,.. Jlgar orros iuegos de maña e de rreparcs e órósíjugando oros " iuegos de l-Í-T,3I: .aol¿ts, oe ¡uedres e dados. con que se depofan los s€ñores. e naipes e átras mucha! e drver. sas maneras de Juegos. E assimesmo los rcyes prfngiFs e e grandes señores usaron e usan de.Juegos. en que roman ass¡rz compone e plazeres e gasajados, ralcones e con asores, e a tas vezes en los cáp,rs con :"fTdg:o, gargos e oúos canes, comendo lieb¡es e mposos e lobos e s¡ervos. E finalmente usa¡on e usan f¿zer oros juegos mayorcs e de mayor nobleza, Ios quales re_ _ quieren en sí assaz remor e miedo e regelo á ños aquellos que los !ns"y*

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34ó

Lr¡nnruna rspAñorA

MEDTEVAL (EL

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agradando las voluntades, e lo otro criando buena sangre e destruyendo malos humores, e lo otro faziendo exersisio de los cuerpos e estendiendo los miembros e los niervos, e biviendo más sanos por ello, e lo fi¡al tienen los cuerpos mas sueltos e prestos e ligeros e apergebidos para en los tiempos de los grandes menesteres de las guerras e conquistas e batalla§ e lides e peleas. Pero, con todo esso, mucho mayor visio e plazer e gasajado e comportes resqiben e toman los reyes e prfnsipes e grandes señores leyendo e oyendo e entendiendo los libros e otras escriptums de los notables e grandes fechos passados, por quanto se clarifica e alum_ bra el seso e se despierta e ensal§a el entendimiento e se conorta e refoma la memoria e §e alegra el corasón e se consuela el alr¡la e se glorifica la discregión, e se govieman e ma¡tienen e rcposan todos los otros sentidos, oyendo e leyendo e entendiendo e §abiendo to_ dos los notables e gra¡des fechos passados que nu¡ca vieron nin oyercn nin leyeron, de los qu¡les tomaÍ e rcsgiben muchas vinudes c muy sabios e provechosos enxeÍ¡plos, como so_ bredicho es. E por quanto a todos es siefo e notorio que entrE lodos los libros notables e loadas escripturas que en el mundo fueron escriptas e ordenadas e feahas e compuestas por los sabios e discrctos actorcs, maestros e componedores dellas, e lárte de la poetía e gaya §iengia es una escriptl¡ra e compusisión muy sotil e bien grasiosa, e es dul§e e muy agrada_

1!: . ,*" llllT:"1f1!*i,0. naremand¿revedarepenareasolvereconden".emartener"sÁstenerenordenadajistigia

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viene a saber buscando e coÍiendo en las altas e gmndes montañas leones e osos e pue¡cos e §iervos, e a otIos muchos venados e animalias e vesüglos bmvos e muy espantables. En los quales juegos e gasajados los grandes s€ñores que los usamn e usá¡ fazer quisieron mostrar la

fidalgo,econésemesuradoegentilegr¿siosoepolidoedonoso,equetengamieleagúcar e sal e aire e donaire en su razonar, e otrosl que sea amador e que siempre se pregie e se fin_

ja de ser enañorado: porque es opinión de muchos sabios que lodo omne que sea ena¡norado, conviene a saber. que arne a quien deve e como deve e donde deve, afirman e dizen que el tal de todas buenas dotrinas les doctado].

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APENDICES

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2. Prohemio e carto que el Morqués de Sontillono

metro la victoria de los ñlisteos e la reslitución del archa del Testamento e todos los cinco libros del .talte¡io, E aun por tanto los hebraicos osan afirmar que nosotros no así bien como ellos podemos sentir el gusto de la su dulgeza. E Salamón metriñcados fizo los sus Proeerbio§, e gieftas cosas de Job son €scriptas en rimo: en espesial, las palabras de conorte que sus amigos le respondían a sus vexagiones.

envió ol Condestoble de Portugol

Al illustre señor don Pedro, muy magnífico Condestable de Portogal, cl Maqués dc Santilla¡a, Conde del Real, etc., salud, paz e devida recomendación. En estos días passados, Alva¡ Gon9ález de Alcántara, familiar e servidor de la casa del señor Infa¡te don Pedro, muy ínclito Duque de Coimbra, vuestro padre, de parte vuestra, señor, me rogó que los dezires e canciones mías enbiase a la vuestra magniñcencia. En verdad, señor, en otros fechos de mayor importancia, aunque a mí más trabajosos, quisiera yo conplazer a la vuestra nobleza, porque estas obms --o a lo menos las más dellas- no son de tales matenas, ni así bien forrnadas e átizadas, que d€ memorable registro dignas parescanpa¡uulus cogitabam ut paruulus, loPorque, señor, así commo el Apóstol dize: "Cum essem quebar ut paruulus». Ca eslas tales cosas alegres e jocosas andan e concurren con el tienpo de la nueva hedad de juventud, es a saber, con el vestir, con el justa¡, con el dansar e con otros tales cottesános exercicios. E así, señor, muchas cosas plazen agora a vos que ya no plazen o no deven plazer a mí. Pero, muy virtuoso señor, protestando que la voluntad mía sea e fuesse no otra de la que digo, porque la vuestra sin impedimento aya luga¡ e vuestro mandado se faga, de unas e otras pafes, e por los libros e cancioneros agenos, fize buscar a escrevir -por orden segund que las yo fize- las que en este pequeño volumen vos enbío.

De los griegos quieren sean los primeros Achatesio Millesio e, aprés déI, Ferégides Siro e Homero, no obstante que Dante soberano po€ta lo llama- De los latinos Enio fue el primero, ya sea que Virgilio quieran que de la lengua latina en metro aya tenido e tenga la monarchÍa;

y aun así plaze a Dante, alll donde dize en nombrc de Sordello Mantuano:

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E asf concluyo ca esta sqiensia, por tal,es asepta prinsipalmente a Dios, e después a todo linage e espesie de Eentes. AfÍrmalo Casiodoro eÍ el libro De vorias ca¡¡sar, diziendo: lodo resplandor de eloqüentia e todo modo o manera de po€sía o poelal locusión e fabla, toda variedat de honesto fablar hovo e hovieron cornensamiento de las Divinas Escripturas. Esta en los defficos templos se canta, e en las cortes e palasios imperiales e reales güsiosa e alegrcmente es resgebidá. Las plasas, ¡as lorjas, las fiesta§, los conbi[es opulentos sin ella asÍ corno sordos e en silengio se fallan.

Mas commo quiem que de tanta insuficiencia estas obrehs mías, que vos, señor, demandádes. s€a¡. o por ventum más de quanto las yoestimo e reputo, vos quiero certificar me plaze ñucho que tod¿s cosas que entren o anden so esta regla de poetal canto vos plegan; de lo qual me fazen qieto así vuestÉs granosas demandas, commo algunas gentiles cosas de tales que yo he visto conpuestas de la vuestra prudencia. Commo es cieno este sea un zelo celeste, una affección divina, un insaciable cibo del ánimo; el qual, así comño la materia busca la forma e lo inperfecto la perfección, n!¡ca esta sciencia de poesía e gaya sciercia buscaron nin se falla¡oo sinon en los áoimos gentiles, claros ingenios e clevados spíritus.

¿E qué son o quáles aquellas cosas adonde --oso decir- esa afte así cor¡o negesa¡ia no intervenga c no sirva? En ñelro la-s epithalamioJ, que son canlares qr¡e en loor de los novios e las bodas s€ cantan, son conpuestos; e, de unos en otros gmdos, aun a los pastorcs .n sietá manem sirven, e son aquellos dictados a que los poetas áucólicos llamaron. En otros tiempos, a las gerizas e dcftrnsiones de los muertos, metros elegíácos se cantavan, a aún agoaa en algunas pártes dura,los qualcs son llamados ¿r¡d?cá¿r; en esta forma Iher€mías cantó la destrui§iór¡ de fherusalem. Gáyo César, Oclaviano Augusto, Tiberio e Tito, enper¿dorcs, maravillosan€nE nretrific¡ron c les p¡ugo tod¿ manera de met¡o.

¿E qué cosa es la po€sía -que en el ouest¡o vulgar gaya sgíencia llañamos- sino un ñngimiento de cosas útiles, cubienas o veladas con muy fermosa cobetura, conpucstas, distin, guidas e scandidas por cielo cuento, peso e medida? E ciertamente, muy virtuoso señor, yerran aquellos quc pensa¡ quiercn o dezir quc solamente las lales cosas consistan e tiendan a cosas vaoas e lascivas: que, bien commo los fructíferos huetos habundan e dan convenientes fri¡ctos para todos los tienpos del año, assí los onbrEs bien nascidos e doctos, a quien estas sciencias de a¡riba son infusas, usa¡ de squéllas e del tal exercicio s€gund las hedades. E si por ventura las sciencias son desseables, así cornrno Tulio quierc, ¿quál de todas es rñás prest¿rte, más noble e más digna de¡ ho¡bre, o quál más extensa a todas especics de hurnanidad? Ca,las escuridades e cermmientos dellas ¿quién Ias abre? ¿quién las esclarcsce? ¿quién las demuestra e faze patenres sino la eloqüengia dulce e femosa fabla, se¿ metro, sea prosa?

..

Mas dcxcmos ya las estorias sntiguas por al¡egamos más aserca de los nuest¡os ticmpos.

El r€y Robelo de Nápol, clam e vituoso prlnsipe, tanto esta ssiensia le plugo que, como en csta misma sazón misea Fm¡cisco Petrarca, poeta laureado, florcssiese, es sierto grar tieñpo lo tuvo consigo €n el Castil Novo dc Ndpol, con quien él muy a mcnudo confela e plaüc¿va destas srtes, cn ts.l mancra que mucho fue avido po¡ aseplo a él e gr¿¡d privado suyo; e alll s€ dize aver él fecho muchas de sus obms, asf latinas como vulgarEs, c cnt¡e las otras el libro De re¡um mc¡noro¡dorun¡ e las sus églogas e muchos sonetos, en espegial aquel que ñzo a la muene deste mismo rcy, que comicngá: Rota ¿ I'aha columpna e el verdz laum, etc.

tohán Bocaiio, pocla cxsellente e orador iñsigne, afirña el rcy lohán de Chiprc averse dado más a los estudios desta gragiosa sgiengia que a ningunas oras; e así paI€s§€ que lo Írucstra en la entrada prohemial del su libro de lá Genealogla o liñt Be d¿ los dioses eentiles, fsblando con el Señor de Púma, mensajero o enbaxador suyo.

Quánta más sea Ia excelencia e prenogativa de los rimos e metros que de la soluta prosa, sino solamente a aquellos que de las porfías injustas se cuidan adquirir sobervios honores, maniñesta cosa es. E, así, faziendo la vía de los stoicos -los quales con grand diligencia inquirieron el origine e causas de las cosaF me esfuerso a dezir el metro sea antes en tienpo e de mayor perfección e más auctoridad que la soluta prosa.

Cómo pues o por quál manera, señor muy viluoso, est¿s ssiensias ayan primeramenle venido en mano de los rom¡rqistas o vulga¡es, creo sería difísil inquisigión e una trabajosa pesquisa. Pero, dexadas agora las regiones, tienas e comarcas más longínicas c más separadas de nos, no es de duMar que universalñ€nte eri todas de siemprc estas ssicngias se ayan acostunbrado e acostunbran, e aun cn muchas dellas en estos tres grados, es a saber, sublime, mediocrc e fnfimo. Sublime se podría dezir por aquellos que las sus obr¿s escrivieron er¡

Isidoro Cataginés, santo Arzobispo ispalensi, así lo aprueba e teslifica, e quiere que el primerc que fizo rimos o canto en meÍo aya s€ído Moisén, ca en melro cantó e pmfetizó la venida del Mexías; e, después déI, Josué, en loor del vencimiento de Gabaón. David cantó en

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rr¡nerune espAñoLA

N,4EDTEVAL (EL

O gloria d€l latfn solo per chui mostm cho quc potca la lingua nostra, o pregio ctcmo del llo.ho ove yo fui.

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APÉNDICES

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lengua griega, digo met¡iñcando. Mediocre usaron aquellos que cD vulgar escrivieron. así como Guido Janugello, boloñés, e Arnaldo Daniel, proengal. E como quier que destos yo no he visto obra alguna, p€ro quiercn algunos aver ellos sido los primems que escrivieron ter§io riÍlo e aun sonetos en romanse; e ¿¡sl como dize el philósofo, de los Primero§ primem es la espeaulasióÍ. fnfimos son aquellos que sin ningún orden, r€gla rin cuento fázen estos ro_ mange§ e cantares de que las gentes de b¿Lxa e servil condigióri se alegran.

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Después d€ Guido e Ama.ldo Daniel, Da¡te escrivió en ter§io rimo eleSantemen¡e las sus t¡es

hrteno, Purgalorio e ParaÍso: nipr Fran§isco Petrarcha, sus hil¡¡Pr¡or Checo D'Ascholi, el übm D¿pmp riewibus rerun,elohÁ¡ Bocaqio, el libro que Ninl¿l se intih. a,Áunque

@trx1rias, I

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ayuntó a él prosas de grande eloqüensia a la manerá & Boe1io conso¡olorio. E§to§ e muchos otos llünán. escrivieron en ou¿ forma de nreuos en lengua itáJica qt]F- son¿los e can§iones ñorales

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E desp!és fallaron esta ane que mayor se llama e el afe común

Acuerdóme, señor muy magnffico, siendo yo en tÉdad no provectar r¡r¿¡s asaz pequeño moso, en poder de r¡ú av¡iela doña Mensfa de Cisnercs, entre oúos libro§, aver visto un gr-and volur¡en de cantigas, serranas e dezite.s portugueses e gallegos; de los quales, toda la mayor pafe era del rey don Donís de Portugal --cr€o, señor, sea vuestm visahuelo-, cuyas obras, aquellos que las leía¡, loavan de invensiones soúles e de grasiosas e dulses pslab¡as. Avía ofas de Iohán Suar€s de Pavía, el qual se dize aver muerto en Galizia por añorEs de una infánta de Portogal, e de oÍo,

D'entre estos uvo honbrcs muy docios e señalados en estas artes; ca maestrc lohán de [-oris fizo el Roman de la Rosa, "donde --como ello§ dizen- el a¡te de añor es tota inclosa"; e acaMlo maest¡e lohán Copinete, natural de la villa de Mun. Michaute escrivió asimismo un grand libro de baladas, cansiones, rondeles, lays e virolays, e asonó muchos dellos. Mi§er Otho de Gmndso¡, cavallero estrenuo e muy vinuoso, se uvo alta e dultemente en esta a¡te. Maestrc Alen Charetiel, muy clalo po€ta modemo e secr€tario des(e rcy don Luis de Frangia, en gaand elega¡sia conpuso e cantó en metro e escnvió el Debole de las quo¡n dañaJ' La Bella Dar asan m¿rsi, el R¿velle malin, Lo Gto¡d Paslora, El Breviotio de nobles e El Ospital ¿le anorcs;por giefto,cosas asaz fermosas e plazicntes de ofr.

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l-os itáicos prefiero yo -so emienda de quien más sabrá- a los frangeses. sola¡nente ca las sus ob¡as se muestra¡ de más altos ingenios e adómanlas e conÑnenlas de fermosas e peregrinas istorias; e a los frangeses de los itáIicos cn el guarda¡ del artc: de lo qual los itáicos, sinon solamente en el peso e consonar, no s€ fazen mención alguna. Ponen sones asiñismo a la¡ sus obras e cántanlas por dul(És e diversas maneras; e tanto han faflilia¡, a§ePta e por manos la música que Pa¡es9e que eotrc ellos ayan nasgido aqucllos grandes philósofos Orfeo, Pitágoras e Enpédocles, los qlales -¿sí como alg¡¡nos descriven- non solañente las iras de los onbres. mas aun á las furias infemales con las sonoro§as melodías e dulces moduduMaque, asf como las verdes foias en el (ienlaciones de los sus cantos aplacavan. E

como en el metriñca¡: Guillén de Bervedá, Seneroso e noble cavallero, e Pao de Benbibre adquirieron entre estos grand faña. Mosén Pero March,el Viejo, valiente e honorable cavallero,

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urennrune espAñoLA

I\,TEDTEVAL (EL

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Reinos de

ninguDas otras regiones e provingias de Ia España se acostunbró en tanto grado que non ha mucho tienpo qualesquier dezidorEs e t¡obadorcs destas partes, agora fuessen castellanos, an_ daluzeso de la Est¡emadura, lodas sus obms componía¡ en lengua gallega o portugue§a; e aun destos es sierto ressebimos los nonbfes del ane , así coÍto ñaestrla ñalor e menor, encade' nodos, lexa-préñ e ñanzobre.

lemosís, fra¡seses e aun catalanes, bioques.

catala¡es, valengianos e aun a.lgunos del Reino de Aragón fueron e son grandes ofi_ ciales desta añe. Escrivieron primemmente en novas rinadas, qüe son pies o bordones larSos de sílabas, e algunos consonavan e otros non. Después desto usaron el dezir en coplas de diez sílabas, a la ma¡em de los lemosís. Uvo entre ellos de s€ñalados onbr€s, así en las invenciones

-.cree en los

Callizia e de Portogal, donde no es de dubdar que el exersisio destas sqiensias más que en

[,os gállicos e frangeses escrivieron en diversa§ manems rimas e versos, que en el cuento de los pies o bordones discrepan, pero el peso, cuento de las §flabas del ter§io rimo e de los sonetos e de las cansiones morales iSuales son de las baladas; aunque en algunas' así de las unas como de las otras, ay algunos pies l¡uncados que nosotros llamarnos medios pies' e los

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Entre nosotros usóse primeramente el metro en asaz formas; así como el Libro de Ins votos del Pov6n e aw el Libro del Arcipresle de Híla, e aun desta Suisa escrivió Pero l-ópez de Ayala, el Viejo, un libro q,¡e itzo de las maneros del palacio e ll^rnaron

Alexandre, los R¡mo.§.

Estendiéronse
¿quién po de la primavera guámesgen e aconpañan los desnudos &boles,las dulges bozes e fermosos §one§ no apue§ten e aconpañen todo rimo, todo metro, todo verso, sea de qualquier arte, peso e medida?

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fizo asaz gentiles cosas e, entrE las otrás, escnvió proverbios de gra.nd moralidad. En estos nuestros tienpos floresgió mosén Jorde de Sant Jorde, cavallem prudente, el qual ciertamente conpuso asaz fermosas cosas, las quales él mesmo asonava ca fue músico exgellente; fizo entre otras una canción de oppósitos que comienca for irú s aprench e desaprench ensems. Frza la Passión de añor, enla qral copiló muchas buenas canciones antiguas, así destos que ya dixe como de otros. Mosén Febrer fizo obms nobles, e algunos afirña¡ aya raído el Dante de lengua florentina en catalá¡, no mengua¡do punto en la orden del metrifica¡ e consonar. MosénAusias March, el qual aún bive, es grand t¡obador e omne de asaz elevado spíritu.

Femand Corsiles de Senabria. Después dellos vinieron Vasco Pércs de Camoes e Femand Casquisio e aquel grande emrnor¿do Matías, del qual no se fallan sino quatro canciories, pero cicnamente amorosás e de muy ferñosas scntencias, conviene ¡ sabe¡: C¿¡ivo d¿ miño tristara, Amor cruel e brioso, Señora, en quien foaga, e Pavei de busca¡ ñ¿sura. En este Reino de Castilla dixo bien el rey don Alfonso el Sabio,e yo vi quien vio dezires suyos, e aún se dize que metrificava altamente en lengua latina. Vinieron después destos don Iohán de la Cerda e Pero Gongáles de Mendosa, mi abuelo; fizo buenas ca¡!§iones, e ent¡e otras, Perc te si¡vo sin a¡t¿, e otñ¡ a l¡¡s monjas de la Caidía, quando el rey don Pedro tenía el sitio contra Valengia: cofiieng : A las ríberas de un ¡to,

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Usó una marera de dezir cantares así como qénicos plautinos e terengia¡os, tan bien en estrinbo!€s como en serranas. Concurrió en estos tienpos un judío que se llamó Rabí Santo; escrivió muy buenas cosas, e entr€ las olñs Proverbios molal¿s, en verdat de asaz comendables sentengias. Púselo en cueDto de tan nobles gentes por grand trobador, que así como él dize en uno de sus proverbios: No vale cl asor mcnos por nasser en

vil nío,

n¡ los exemplos buenos

por los d€znjudío.

Alfonso Gongáles de Castro, natural desta villa de Guadalajara, tas canciones: Con tan aho poderlo e Vedes que descortesía.

dixo asaz bien e fizo es-

APÉNDICES

35I

E Después destos, en tienpo del rey don lohán, fue el Arcendiano de Toro; éste fizo Crüeldod e trocamento e otra cangión que dizen De quien cuido e cuidl. E Carci Femándes de Gerena. I

Desde el tienpo del Rey don Enrique, de Sloriosa memoía, padre del Rey nuestro señor, e fasta esto§ nuestros tienpos, se comengó a elevar más esta s§ien§ia e con mayor elegancia, e ha avido onbres muy doctos en esta ane, principalmente Alfonso Alvares de lliescas, grand dezidor, del qual se podría dezir aquello que, en loor de Ovidio, un grand estoriador descrive, conviene a saber: que todos sus motes e palabras eran metro. Fizo tantas canciones e dezi¡es que sería bien largo e difuso nuestro progesso siporextenso, aun solamenle los principios de_ llas, a recontar se oviesen. E así por esto, como por ser tanto conosgidas e espar¿idas a lodas pates sus obras, passaremos a micer Francisco Inperial, al qual yo no llamala dezidor o trobador mas poeta, como sea cielo que, si alSuno en estas parts del occaso meres§ió premio de aquella triunphal e láurca guirla¡da, loando a todos los otros, éste fue. Fizo al nassimiento del Rey, nuestro señor, aquel dezir famoso: E ¡ dor s¿l¿.i¿r¡lor. e muy muchas otms cosas graciosas e ¡oables.

Fema¡d Sá¡ches Calavera, Comendador de la Orden de Calatrava, conpuso asaz buenos dezires. Don Pero vélez de Guevará, mi tío, grasioso e noble caval¡erc, asimesmo escrivió gentiles dezires e cangiones. Femand Péres de Cuzmán, mi tío, cavallero docto en toda buena doctrina, ha conpuesto muchas cosas metúficadas, y entre las otras aquel epitafio de la sepoltura de mi señor el Almirante don Diego Futado, que comiersa: Honbre que vienes aquí de presenle. Fizn múchos ot¡os dezir€s e cantigás de amores, e aun agora, bien poco tienpo ha,escrivió proverbios de grandes senlengias y otra obr¿ asaz útil e bien conpuesta de ¿¿s g¡ratro vi udes cardinalcs.

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Al muy magníñco Duque don Fadrique, señor e mi hermano, pluSo mucho esta ssiengia, e fizo asaz gentiles cansiones e dezircs; e tenla en su casa grandes l¡obadores, especialmerte a Femand Rodríguez Poíocarrcro e Iohán de Cayoso e Alfonso de Morana. Fermnd Manuel de t¡ndo, honorable cávallero, escrivió muchas buenas cosas de poesfa; imitó más que ninguno otro a mi§€r Fránsisco lrpcrial; fizo de buenas cangioncs cn loor dc Nucstra §eñora; fizo asimismo algunas invectivas contrá Alfonso Alvarcz d€ divcrsas ñatcrias y bien hordenadas. Los que después dellos en estos nuestros tienpos han escripto o cscriven, cesso de los nonbra¡, porque de todos me tengo por dicho que vos, ñuy noble señor, ayades notisia e conosgimie¡to. E non vos maravilledes, señor, si en este prohemio aya tan extensa e la¡gamente enarrado estos tanto antiguos e después nuest¡os auctorcs e algunos dezires e cansiones

dellos, como pa¡esca aver prosedido de l'¡na manera de ocaiosidat, lo qual de todo punto deniegan no menos ya la hedad míá que la turbasión de los tienpos. Pero es asf que, como en la nueva edad me pluguiesen, fallélos agora, quando me paressió ser nesessalios. Ca ¡sí como Orasio poeta dizf- Quem noua concepit olla seruabil odorem. Pero de todos estos, muy magnífico señor, así itálicos como proengales, lemosfs, catalanes, castellanos, portugueses e gallegos, e aun de qualesqr.¡ier otrás nasgiones, se adelanlaroí e antepusieron los gállicos sesalpinos e de la provingia de Eguitania en solepniza¡e dar forma e manera cómo, dexo agora de feco¡ltar, por quanto ya en el pfóhonor a estas artes. logo de los mis Pmv¿rrior se ha mencionado.

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Por las quales cosas e aun por otras rnuch¿5 -que por ml, e más por quien más supiesse. se podrían ampliar e decir- podrá sentir e conosger la vuestra magniñgengia en quánta re-

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urcnrrun¡ ¡spAñoLA

MEDTEVAL (EL

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putasión, extima e comcndasión estas ssiensias averse deven, e quánto vos, señor muy vir_ lrloso, devedes extimar que áquellas dueñas, que en torno de la fuente de Elicón inces§antemente dangan, en tan nueva edad, no inménlamente, a la su conpañía vos ayan resgebido. Por tanto, señor, quanto yo puedo, exorto e amonesto a la vuestra magnifi§en§ia que, ási en Ia inquisigión de los fennosos po€¡nas como en la polida horden e rcgla de aquellos, en tanto que C¡oto filare la estanbre. vuestro muy elevado sentido e pluma no §essen; por tal que, quando Ántropos conare la tela. no menos delficos que margiales honores e Slorias obtengades.

3. Juon de Meno, preómbulos olo Coronoción del Morqués de Sontillono E ordio

de su

tocta¿o

Porque de los enormes e desordenados f@hos non s€ Pucden conclui¡ devidos ñnes, pensé de poner cn orden de escritura qual¡o prcámbulos en este exordio comenCual, porque el fin de mí invocado sea causá d€ descaÍso del pelegrinante principio,los quales preámbulo§ p€n_ sé anteponer a l¡¡s coplas siSuient€s, porque demuest¡eo la invención, esülo c coÍls€cueocia del aclo procedenle: de los quales el primem se sigue.

Preáñbulo Pri,¡ero Muchas vegadas e la mayor pafle dellas acaece quc los nombres de las cosas nos denuncian e muest¡an la propriedad de aq¡¡ellas cosas de quien ellas nombres soo. E por ende no es razón de dexar por sab€r un nombre que yo puse a este brcve comPendio, cl qual nombre es calamicleos. E este nombre es compuesto de dos palabms, la una latina e la ora Srega: ca¿an¡¿rar, que es latina, quiere dezir miseria, e c¡¿os, que e§ griega, quierc dezir gloria, así que calamicleos quiere dezir tractado de mfseria e Sloria. E aqueste nombre da a entender que en el presente tractado la voluntad dcl tractantc fuc de csctivir de aqucslo§ dos fines,cs a §ab€¡ de la miseria de los malos e de la gloria de los bucnos, porquc un contaario pu€sto cabc otro más claramente es alumbmdo, scgún quierc el filósofo. Assf que en este traclado la gloria paresceá mayor gloria puesta cerca de Ia miseria, e por cl contrario. Preárnbulo setundo Sepan los que lo ignoran que por alguno de trcs estilos escriven o escrivieron los Po€tas: por estilo trágico, sátiro o comedio. Tragedia es dicha la escritura quc fabla de altos fechos, e por bravo e sobervio e alto estilo, la qual manera seguieroÍ Omero,vergilio, Lucano, Esta§io: por la tragedia escritura, puesto que comiensa en altos pringipios, su manera es acaba¡ en tristes e desast¡ados fines. Sátira es segundo estilo de escrivir, la naturaleza de Ia qual escritura e ofisio reprehende los vitios, del qual estilo usaron Oragio, Persio e Juvenal. El ter§ero estilo es comedia, la qual tracta de cosas baxas e pequeña§, e por baxo e omilde estilo, e comienga en tristes prinsipios e fenesge en alegres fines, del qual usó Teren§io Vista§ eslas tres maneras de escrivir, podemos dezir el eslilo de aquestas coplas ser sátiro e comedio. Comedio porqu€ comiensa poromill e baro estilo, Por triste§ pri¡9ipios,e fenesge en gozosos e alegrcs fines, s€gund quc en el proqeso se demostrará E sátira s€ puede dezir porque reprehende los visios de los malos e gloriñca la gloria de los buenos De los quales tres estilos más largamente poniendo sus derivasiones e sinificados fabla el comentador sobre l^ Commedia del Dante en el quarto prcánbulo.

¡pÉr.¡orc¡s 353

Preánbulo tergero

Erltre la gloria dc los que viven por laudable recomendasión, testiñcan las coplas seguientes aver sefdo coronado el prudentísirno, magÍá¡imo e onor¿ble cavallero e señor fñi80 l-ópez de Mendosá. E aquesta corona, de fojas e mmas de dos árvoles: de laurel, porque denotá ¿lab¡¡ga e gloria de sabiduria, de las qu¡les fueron coronados Vergilio, Omero, Ovidio e olros; otrosf es coronado de ramas e corona de robles, que denota ferosidad e valentla e esperto conossimiento de la milita. disiplina, de la qual corona fue coronado el grande Ércoles. E mostrarán las coplas cómo lo (foxieron nuevc musa§, que son las nueve qienqias, al ñonte Pemaso, que es monte de la sábiduría, e lo asentaron en l¡ silla o cáthedra, que es exqelengia de la sabiduria. E mostrarán las coplas cómo alll asentado vinierori quaro donzellas, qle son quatro vifudes cardinales, conviene a saber, p¡udensia, t€np€rán9a, justigia e fortaleza, e lo coronaon de laudable corona. Asimesmo deriost¡'ar se ha el prcgón que se rccomendó a la deesa de la fama p¡ra que descubm los buenoG e vi(uosos lechos, e non estén escondidos en las teniebras de la olvidansa, e otras allende d€stas cos¡rs, segund por estenso paresserá.

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Prcónbulo quarto Será¡ algünas autoridades latinas en el siguiente comento, asf poélric¡rs como prosaic¡§, latinos ¡uégoles non se enojen, ca fázese porque vulga¡izado el latfn non parcsge €l arle del lati¡o ñetro e destnÍyese la pmsa. Pero fatlará¡! luego lo que quierc cada una dellas dezir segund siguiente autoridad, c csto s€ fa¡á en aquellas q¡¡e €s menester declararse o ñ¡eren coadjutorias del propósito pringipal; fallarán las panes latinas que f¡¡eren es curas, truncadás e s€ñaladas en la glosa, e en la lectura podrán sab€r las derivaQiones dellas; fallsrán las ¡¡zones o tiempos allegados en las coplas por estenso en la glosa declarado, e sobrc los nonbres propios de los que penavan, truncadas panes en la glosa, en lá qual verán las vidas, nassimientos, muefes e linajes de ¡qucllos, e leldo por tres sesos en los lugares que conviene. e de aquesto los non

4. Juon del Encino, Arte de poesío costellono

-,

censorino, no solañente son obligados los hombrcs que biven según razón a da¡ cuenta de sus negocios, mas aún también del tiempo de su ocio, quanto más los que fuemos dichosos de alcargar a sersúditos y bivir debaxo de tan poderosos y cristianfssimos príncipes, que assf ates bélicas como de paz están ya tan puestas en perfeción en estos reinos por su buena governación, que quien piensa las cosas que por annas se han acabado no pa¡ece aver quedado tiempo de pacifica¡las como oy están. Ya no nos falta de buscar sino escoger eí qué gastemos el tiernpo, pues lo lenemos qual lo desseamos, que puede seren elocio más aleg¡e y más proprio de umanidad, como Tulio dize, que sermón gracioso y polido. Y pues entrc las otras cosas en que €cedeños a los animales brutos es una de las principales que hablando podemos esprem lo que sentimos, ¿quién no trabajará por eceder a otro en aquello que los hombres eceden a los animales? Bien parece vuestr¿ real ecelencia aver lcído aquello que Ciro usava

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rir¡n¡runn ¡spAñoLA

tüED EVAL (Er

stclo x9

Assf que, r¡¡irando todas estas cosas, acordé de hazet ln Arte de poesía castellana, por donde se pueda mejor sentir lo bien o mal trobado, y pa¡a enseña¡ a troba¡ en nuestra lengua, si enseñar se puede, porque es muy gentil exercicio en el tiempo de ociosidad. Y confiando en la viÍud de vuestra real magestad, atEvíme a dedica¡ esta obra a su ecelente ingen¡o, donde ya florccen los ramos de la sabiduría, pa¡a si fuer€ servido, estando desocupado de sus arduos negocios, exercilarse en cosas poéticas y trobadas en nuestro castellano estilo, porque lo que ya su bivo juizio por natural razón corioce, lo pueda ver puesto en ane, según lo que mi flaco saber alcanga; no porque crca que los po€tas y trobadores se ayan de rcgir por ella, siendo yo el menordellos, mas por no ser ingrato a esta facultad si álgún nombr€ me ha dado o si merczco tener siquiem el más baxo lugar entre los poetas de n¡¡estra nación. Y assimesmo porque, según dize el dotlssimo maestro Antonio de lJbriia, aquel que desterró de nuestra España los barbarismos que en la lengua latina se avían criado, una de las causas que Ie movieron a hazer A¡f¿ de ¡omonce fue qne ctefa nuestra lengua estar agora más empinada y polida quejamás estuvo, de donde más se podía teñer el decandimiento que la subida. Y assí yo, por esta mesma r¿án, crcyendo nunca aver estado tan puesta en la cumbre nuestra poesla y maner¿ de trobar, pa¡ecióme ser cosa muy provechosá ponerla en alte y encerrarla debaxo de cienas leyes y reglas, ¡nrque ninguna antigii€dád de tiempos le pueda traer olvido. Y digo eslar agor¿ puesta en la cuñbre, á lo rieno6 quanto a las observaciones, que no dudo nuestms antecessorEs aver escrilo cosas más dinas de memoria, porque, á.llende de tener más bivos ingenios, llega¡on primero y aposentátons€ en las mejores razones y sentencias. Y si algo de bueno nosotros dezimos, dellos lo tornamos. que qua¡do más procur¿mos huir de lo que ellos dixeron, entonces ymos a caer en ello, por lo qual seá forgado cerrar la boca o habl¿¡ por boca de ot¡o, que, se$ln dize un coñún prove¡bio: "No ay cosa que no esté dicha".

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Y bien cr€o ave¡ oEos que pnmero que yo tomassen este trabajo y más copiosa¡nente, ñas es cierto que a noticia no ha llegado, salvo aquello que el ootable maestro de Irbrüa en su Arte de romance acerca dest¿ fácultad muy perfeta¡riente puso. Ma§ yo no entiendo entaar en ran est¡echa cuenta: lo uno por la faltÁ de mi saber y lo oÍo porque no quiero locar más de lo que a

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y vener¿ción er¿ tenida entte los antiguos, pues el esordio y invención della fue referido a sus

Al muy esclarecido y bieñaventurado príncipe don Juon. Comienga el prohemio en uña Arle de poesfa castellana compuesta por Juan del Enzino. Cuáí ligero y penetrable fuesse el ingenio dc los antiguos y cuán enemigos de lá ociosidad, muy esclarecido prÍncipe, notorio es a vuestra alteza, como cuenta Cicerón de Africano el mayor, que dezla nunca estar menos ocioso que qua[do estava ocioso ni menos solo que quando solo, dardo a entender que nunca holgava sujuizio. Y según sentencia de aquel Catón

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dezir: "Cosa torpe es imperar el que no ecede a sus súdilos en todo género de vinud". Y vues tra muy alta señoría, que tiene tal dechado de que saca¡ mira¡do a las ecelencias y vifudes de süs claríssimos padres, bien lo pone por la obra, pues, dexados los primeros rudimentos y cunábulos, ertre süs claras vitorias se ha criado en el gremio de Ia dulce filosofía, favorecien do los ingenios de sus súditos, incitándolos a Ia ciencia con enxemplo de sí mesmo.

rf

nuesüa lengua sátisfa7J, y algo de lo que toca a la dinidad de la poesía, que no en poca estima dioses, assf como Apolo, Mercurio y Baco, y a las musas, según pareae por las invocaciones de los antiguos poet¡s, de donde nosotros las toma¡nos, no poque crer¡mos como ellos ni los tengarnos por dioses invocá¡dolos, que sería grándíssimo eftor y eregía, mas por seguir su gala y orden poética, que es aver de proponer, invoca¡ y nará¡ o contar en l¿¡s ficiones gmves y arduas, de lal maner¿ que, siendo fición la obra. es mucha mzón que no menos sea fingida y no verdadera la invocación della. Mas quándo hazemos alguna obra prircipal de devoción o que toque a nuestra fe, invocamos al que es Ia mesma verdad o a su Madre pr€ciosa o a algunos santos que sean intercessores y medianeros para alca¡samos la gracia. Halla.rnos esso mesmo acerca de los artiguos, que sus oráculos y vaticinaciones se dava¡ en versos, y de aquí vino los poetas llamar§e vates, assí como homb¡es que cantan las cosa§ divinas. Y no solamente la poesía tuvo esta preñinencia en la vana gentilidad, mas aun muchos libros del Testamento Viejo, segrin da lestimonio S¿n Geónirño, fueron escritos en metlo er aquella lengua hebr¿ica,la qual, según nuestros dotorcs, fue más antigua que la de los griegos, porque no se hallará escritura griega tan a¡-

APÉNDICES

355

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tigua como los cinco libros de Moisén; y no menos en Grecia, que fue Ia madre de las liberales añes, podemos creer la poesía ser más antigua que la oratoria. Quanto al efeto de la poesfa, quiérome contentar con dos enxemplos que escrive Justino en su ¿pirorl¡a, porque si oviesse de contar todas las alabangas y efetos della, por larga que fuesse la vida, antes falta¡ía el tiempo que la materia. y es el primero enxemplo que, co'mo enm los megarclses se recibiessen gra¡des daños de una pafe a lá otra iobrc la possessión Iteli:Tesde la isla Salamina, faligados ambos pueblos de las continuas muenes, comeng¡uon irssí los unos como ¡os ouos a poner pena capihl enue sí a qualquiem que hiziesse mención de tal demanda. Solón, legislador de Arenas, viendo el d¡¡ño de su república, simulándose loco salió delanre todo el pueblo y amonestándolo en versos Ie movió de tal manera que no s€ dilató más la guerra, de laqual consiguiemn vitoria. El s€gundo eD(emplo es que tenie;do los lacedemonios guerra con los messenios fueles dicho por sus oráculos que no podían vencer sin capitán atenicnse, y los atenienses, en menosprecio, embiáronles un poeta coxo, llamado Tiñeo, para que lo tomassen po¡ capitán.I-os lacedemonios muy fatigados con los dalos rccebidos, se bolvía¡ a su tierra, más con.m€ngua que con onra, a los quales el poeta Tifeo con la fuerga de sus versos de tal

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manera inflamó que, olvidados de sus proprias vidas, ñudaron

el iropósito y

bolviendo

quedaron vitoriosos. Y no en v¡uro canta¡on los poetas que Orfeo ablandiva la" pi"i.a" *n srr. dulces versos, pues que la suavidad de la poesía entem;fa los duros coragones de los tiranos, como parece por una epfstola de Falaris, tirano farnoso en crueldad, que no por ot¡a cosa otorgó la vida ¿ Estesicom, poeta, sálvo porque h¿zía graciosos versos. y pisfstraá, tirano de Atenas, no halló ot¡o camino para echa¡ de síel odio de la tir¿nía y gratificarse con el pueblo, salvo man_ dando busca¡ los versos de Homcro, propuesto premio a quien los pusiesse orden. pues ¿qué $r diré en nuestra rcligión cristiana quánto conmueven a devoción loi devotos y dulces inos, cuyos autores fueron llario, Ambrosio y ot¡os muy p¡udenGs y santfssimos va¡ones? y santo Agustino escrivió seis libros desta facult¿d intitulados ¡rlr¡.ca,lara descanso de otros más graves estudios, en los quales seis libros trata de los gérieros de virsos y de quántos pies cons; cada ver_ so, y cada pie de quáDras sflabas.

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S_uficientemcnte creo aver provádo la áutoridad y a[tigüedad de



poesfa y en quántá es-

tima fuc tenida accrca de los antiguos y d€ los nueitros, aunquc algunos ay iue, quericndo paEccr

8Évcs y §everos, malinamente la de§tierran dc cnúe los umanos como cicncia ociosa, bolviendo a la facultad la culpa de aquellos que mal usan della, a los quales dcvfa basráI, para con-vence-r su-error, la multitud de poetas que florccieron en Crccia y in Roma, que, ciertó, si no fuera facultad onesta, no crco que Sófocles alcangara magistrados, preturas y ¿aDitanlas en Arenas, madrc de las ciencias de umanidad. Mas deiados éitos con su Iruo, y a"ii.i", Ui"naventurado plncipe, suplico a vuestra rcal s€ñoría para en tiempo de su ocio rcciba este pe, queño s€rvicio fror muestra de mi desseo. Capftulo primctu. Del naci,riento y oñgen de la poesta castellaña, y de qui¿n recebinlos nuestro mañero de trobar. Sentencia es muy averiguada entre los poetas latinos ser por vicio r€putado et acaba¡ de los versos en consonanles y.en semejans¿ de palabr¿s, aunque algurias vezes hallámos los poetas de

mucha auloridad, con el arrev¡miento de su sater, aver usado y puesto por gala aquello que a ot¡os fuera condenación de su fama, como parece por Virgilio en il epig;a'que aize ..Sic vos vobis". etc. Mas los sanros y prudentes varones que compusiemn ios inoj __non cn nuestra cris_ u¡¡na reltg¡on. escogleron por bueno lo que acerca de los poeta§ era tenido por malo, que gran pare de los inos van compuestos por consoftrntes y encerrados debaxo di cicrto número de sílabas. Y no sin causa estos sabios y dofss¡mos varon€s en este exercicio se ocuparsn, po¡que

35ó

urrn¡run¡

espAñoLA MEDTEVAL (EL

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bien mir¿¡o, estando el sentido repatido entre la letla y el canto, ñuy mejor puede senir y acor_ da¡se de lo que va cántando por consonantes que en otla mar.m, porqui no ay cosa que más a la ñemoria nos traya lo passado que la semejanga dello. De aquÍ creo á"a. nu.la-* l¡_era de [obar, aunque no dudo que en ltalia floreciesse primeó que en nuesrra ".nrdo España y de allí d:e:rdiTs:.: nosolfs Porque sibien queremos considerar, según sentenciade vi;it¡o,alf tue el sola¡ del linage latino. Y quardo Roma se enseñoreó de aquesta tierra, no solariente rec.bi mos st¡s leyes y constituciones, mas aún el romance, seg¡in su nombre da testimonio, que no es otra cosa nuestra lengua si¡o látín conompido. pues. ¿por qué no confessaremos aquelló que dcl latín deciende averlo rcaebido de quien la lengua l¡tina y el romance recebimosi euanto más que clalamente pa¡Ece en la lengua italiana aver avido ñuy más anúguos po:etas que;n Ia nues_ tla, assí.romo el Dante y Francisco pet¡-árca y otros notables varones lue fueron antes y después, de donde muchos de los nuestos hurtá¡on gran copia de singuláEs' sentencias, el qual huno, como dize Virgilio, no deve se¡ vituper¡do, mas dino de mucho loor, quando de una lengua en ot¡a se sabe galanamente comeler. y si queremos arguir de la etimologfa del vocablo, si bien mi_ ramos,1mbar. vocablo italia¡o es. que no quiere dezir otra cosa trobar. en lengua iralia¡a. sino hallar. Pues. ¿qué cosa es kobar, en nuestra lengua, sino hallar s€ntencias y iazones y consonantes y pies de ciena medida adondc las incluir y encerrar? Assf que concluyamos luelo el tro_ bar¡ve¡ cobrado sus fuergas en It lia y de allí esparzídolas por nuestra Espada, adonde_creo que ya florece más que cn otra ninguna parte.

Capltulo II. De cómo consiste en arte la poesÍa y el trobar Aunque olra cosa no respondiéssemos para provar que la poesía consista en afe, bastava el juizio de los claríssimos autores que intitulaton de ane pojtba los libros quc desta facul_ tad escrivieron. ¿Y quién será tan fuera de razón que, llamándose arte el oñcio de texer o henería, o hazer vasijas de barro o cosas semejantes, piense la poesfa y cl trobar aver venido sin arte en tanta dinidad? Bien sé que muchos conlendenán pam en esta iacultad ninguna otra cosa requeri-rse, salvo el buen natural, y concedo ser esto lo principal y cl fundame;(o; mas también afirño polirse y alindas€ mucho con l¿s osservaciones ácl arte: quc si al buen ingcnio no scjunt¿ssc ell á'te, serfa como una tierra ftutlfera y no labiada. Conviene lucgo confessar desl¿ fácultad lo- qu€-.Cicerón cn el De perkto or¿ror¿ y lo que los professores je gramática suelen hazer en la diñnició¡ della, y lo que creo ser dc todas las otr;s artes: que no-son sino osservaciones sacadas de la flor del uso de va¡ones dotíssimos, y rcduzidas en reglas y pre!.e tos. Porque, según dizcn los que habla¡on del arte, todas las a¡tis convien que i"ngan .i"n materia, y algunos afirman la oratoria no tene¡ cierta matcria, a los quales -convence Quintiliano diziendo que el fin del orador o rctórico es dezir cosas, aunquc ;lgunas vezes no verdadera§, pero verisfmiles, y lo úlrimo es pe.suadir y demulcir el oíd;. y siesto cs comüí a la poesla con la oratoria o retórica, queda Io principal, conviene a saber. ir incluido e¡ números cieftos, para lo qual el que no discutie¡e los autorcs y precetos, es impossible quc no le engañe el ofdo porque, según dotrina de Boecio en el libro de música, muchas vezes nos engañan los sentidos; por lanto, devemos dar mayor crédito a la razón. Como quiera t¡ue, según nos demuestra Tulio y Quintilia¡o, números ay que deve seguir el orador yluir otros, mas esto ha de ser más dissimuladamente y no tiene de ir astrito ; ellos como ei poeta, que

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no es éste su fin-

Capttulo

lll.

De la diferencia que

a)¿

entre poeta y trobado¡

Según es común l¡so de hablar en nuestra lengua, al trobador llaman poeta y al poeta lrobador, ora gua¡de la ley de los metros om ¡o. Mas a mí me parcce que quanta difcrcncia ay entre músico y ca¡tor, e¡trc geómetr¿ y pedrcro, tatta deve aver enirc poeta y trobador.

sclo xv) APÉNDCES

357

\ Ouárta diferencia aya del rnúsico al cantor y del geóme[a al pedrero, Boecio nos lo enseña: que el ñúsico conlempla en la especulációr¡ de la músicay el cantor es oficial della. Esto mesmo es enl¡e el geómetrá y pedrcro, y Po€ta y trobador, porque el poeta contempla en los géneros de los versos y de quántos pies consta cada verso, y el pie de quántas sflabas y aún no se contenta con esto sin examina¡ la qu¿ntidad dellas. Contcmpla esso mesmo qué cosa §ea consonante y assonante, y quándo passa una sílaba por dos y dos sílábas por una, y otr¿§ muchas cosas de las quales cn su lugar adelante tratá¡emos. Assí que quanta diferencia ay de scñor a esclavo, de capitán a hombre de ¡¡nnis sugeto a su capita¡la, tanta a mi ver ay de trobador a pocta. Mas, pues estos dos nombres sin ninguna diferencia entrc los de nuestra nación confundimos, mucha razón es que quien quisiere gozar del nombrc de Poeta o trobador aya de tenea todas estas cosas. ¡O, quá[tos veños en nue§tra Espa.ña estar en reputación de trobadores, que no se les da más por echar una silaba y dos demasiadas que de menos, ni se curan que sea buen conso¡ante que malo! Y Pues se ponen a hazer en metfo, deven mirar y saber que metro no quiere dezir otra cosa sino mensura, de rnanera que lo que no lleva ciela mensura y medidá, no devemos dezir que va en ñetlo, ni el que lo haze deve Sozar de noú_ b¡e de poeta ni trobador. Copúulo IV. De lo pincipal que se requiere para apren¿er a lro¿rar En lo primero, amonestarnos a los que ca¡ecen de ingenio y son más aptos para otrcs estudios y exercicios que no gísten su tiempo en vano leyendo nuestros Prccetos, podiéndolo emplear en otra cosa que les se5 más natural, y tomen por sí aquel dicho de Quintiliano, en el primero de sus irrrirqcrbaes: que ninguna cosa aprovecha¡ la§ ales y Precetos a donde fallece naura, que a quien ingenio fálla no te aprovecha más esta arte que prEcetos de agricultura a tieras estériles. De aqueste género de hombres avrá muchos que reprchenderán esla obr¿, unos quc no la entenderán, otros que no sabñin usar della. A los quáles rcspondo con u¡ dicho dc Santo Agustino, cn el primem de Dofri¡¿ cri§ri.4tu, diziendo que si yo con mi dedo most¡rsaé ¡ uno alguna esúella y él tuviesse tan debititados ¡os ojos que ni viess€ el dedo ni l¡ csEllla, no por csso me devla sulpar, y esso mesmo si viesse el dedo y no la c§rElla, devfa culpar cl dcfato de sü vista y no a mf. Assí que ¡queste nuest¡o poetá quc establecemos insú_ tuir, er lo primem, ve¡8¡ dotado de buen ingenio; y porque creo que para los madianamente enseñados cstá la vcrdad más clára que la luz, si oviere alSunos tan bá¡baaos que Persistan en su Flinacia, dexados como incurablcs, nuest¡a exoftación s€ enderece a los ma¡cebos estu_ diosos, cuyás orejas las dulces musas tiener conciliadas. Es menester, sllende desto, que el tal poeta no merto§prccie la elocución, que consiste en hablar puramente, elegante y alto quando fuerc menester, según Ia materia lo requiere. Los quales prccctos, porque son cornunes a los orado¡es y poetas, no los espercn de rní, que no es mi intención habla¡, salvo de §ólo aquello que es proprio del poeta. Mas, pa¡a quanto a la elocución, mucho aprovecha, según es dot¡i_ rla dc Quintiliano, criarse desde la ticma niñez a donde hablen muy bien, porque, como nos enseña Oracio, qualquiera vasija de ba¡ro gua¡da para siempre aquel olor que recibió quando nuev¡. Y después desúo deve er(ercitarse en leer no solamenie poetas y estoria§ en nuestr¿l lengua, ñas también en lengua latina; y no solañen¡e leerlos, como dize Quinliliano, mas discutirlos en los estilos y sentencias y en las licencias, que no leerá cosa el poeta er ningun¡ facultad de que ro se aproveche par¡ la copia que le es muy necessaria, PrinciPalmente en obra larga.

en el trobar sino un ayuntamiento de cieno número de sÍlabas, y llárnasse pie porque por él se

mide todo lo que trobamos, y sobre los tales pies core y roda el sonido de la coplá. Mas pa¡a qüe rÍejor vengamos en el verdadero conocimiento, devemos considerar que los latinos llaman verso a lo que nosotros llamamos pie, y nosofos podremos llamar verso ádonde quiem que ay ayuntamiento de pies, que comúnmente llamamos copla, que quierc decir cópula o áyuftamiento. Y bien f,odemos dezir que €n una copla aya dos verso§, assf como si es de ocho pies y va de cuatro en cuatro son dos versos, o si es de nueve, el un verso es de cinco y el ot¡o de cual¡o, y si es de diez puede ser el un verso de cinco y el otro de otros cinco, y assf por esta manera podemos poner otros enxemplos infinitos. Ay e¡ nuesto vulga¡ castella¡o dos géneros de versos o coplas, el uno quando el pie consla de ocho sflabas o su equivalencia, que se llama afe real, y el otro quando se compone de doze o su equivalencia, que se llama arte mayor Digo su equivalenciá porque bien puede ser que tengá más o menos en cantidad, mas en valor es impossible par¿ ser el pie perfeto. Y bien parece nosotros aver tomado del latfn el Íobar, pues en él se halla¡ estos dos géneros antigua¡nente: de ocho sflabas assf como "lañ lucis orto sidere", de doze assí como "Mecenas atavis edite regibus". Assl que qua¡do el pie no tuvier€ más de ocho sílabas lla.marle hemos de arte real , como lo que dixo Jua¡ de Mena: "Después qu'el pintor del mundo", y si fuere de doze ya sabremos qu'es de a¡te mayor, ássí como el ñesrno ,uan de Menn en las Trezien tar: "Al muy prepoten¡e don Juar el s€gundo", Dixe que podían a las vezes lleva¡ más o menos sflabas los pies, entiéndese aquello en cantidad o conla¡do cada una por sí, mas en cl valor o pronunciación ni son más ni menos. Pueder ser más en ca¡tidad quando una dició¡ ac¿ba en vocal y la otr¿ que se sigüe tarnbién en el mesmo pie comienga en vocal, que, aunque son dos sflabas, no valen sino por una ni tardamos más liempo en proÍu¡ci¿r ambas que uÍa, assí como dize Juan de Mena: "Parú nuesü-a vida ufarE". Averños también de mira¡ que, quá¡do entrc la una vocal y la otia estuviere la h, que es aspiiación, entonces a las vezes acontece que passan por dos y a las veús por una, y juzga¡lo her¡¡os s€gún el común uso de habla¡ o se$in viéreríos qu'el pie lo rcquierr, y esto también avrá lugar en las dos vocales sin aspiraciór. También pueden ser más quando las dos sflabas postllaás &l pic son ambas brEves, que en¡on@s no váIen amtas sino por una. Mas cs

g¡¡do nucst¡o coñiln accntua¡ en lá f,enrftima sílaba quc muchas vczes. quando aquell¿s dos sflabas del c¡bo vienen brcves, hazemos luenga la qle está antes de Ia postr€ra, assf coÍro en ot¡o pie dize: "De la biuda Penelópe". Puede también, al contrado, ser r¡€nos de ocho y de doze qua¡do la última es luenga, que entonces vale por dos y tanto ta¡damos en pronunciar aquella sflaba como dos, de marera que passarán siete por ocho, como dixo fr€y lñigo: "Ac¡ar¿ sol divinal". Mas, porqüe en el arte mayor los pies son inlercisos, que se pueden p¿rtir por medio, no solamente puede passa! una sflaba por dos qua¡¡do la post¡era es luenga, mas también si la primera o la postr€ra fuera luenga assf del ur ñedio pie coño del otro, que cada una valdrá por dos. Ay otro géÍero de tlobff que resulta de los sobredichos que s€ llama pie quebrado, que es medio pie, assf de a¡te r€al como de mayor. Del a¡te real son cual¡o sflabas o su equivalencia, y éste suélese trobar el pie quebr¿do mezclado con los enteros, y a las vezes passan cinco sflabas por medio pie y entonces deziños que va la una perdida, ássf como dixo don Jorge: "como devemos". En el ate mayor, quándo s€ parten los pies y van quebmdos, nunca sueler mezclarse con los enteros, mas ¡¡¡tes todos son quebrados, según paJece por ñuchos villancicos que ay de aqüesta arte trobados. en tanto

Capfuülo Vl. De los consorrantes y ¿rssonantes,

Cophulo

V.

De lo ñensura y esaminación de los pies, y de las nanerus de tmbar

Toda la fuer9a del t¡obar está en saber hazer y conocer los pies, porque dellos se hazen las coplas y por ellos se miden; y pues assí es, sepamos qué cosa es pie. Pie no es otra cosa

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Lr¡nelun¡ ¡spAñoLA

MEDTEVAL (EL

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de la esaminación dellos

Después de aver visto y conocido Ia ñensura y esaminación de los pies, resta conocer los consonantes y assonantes,los quáles siempre s€ apos€ntan y assinan en el cabo de cada pie y son principales miembros y pa¡1es del mesmo pie. Y porque el proprio acento de nuest¡a

APENDICES

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lengua comúnmente es en la penúltima sílaba, allídevemos buscar y esamina¡ los consonantes y assonantes. Consonante se llama todas aquellas letras o sílabas que se ponen desde donde está el postrcr acento agudo o alto hasta el fin del pie, assí como si el un pie acabasse en esta dicióni "vida", y el otro acabasse en otra dición q;e dixesse: .,despedidai. gntonces diremos que dcsde la "i", dondc está el acento largo, h¿sta el cabo es cons;nante: y por esso se llama consonante, porque ha de consonar el un pie con el ol¡o con las mesmas letras desde aquel acento agudo o allo que es aquella ..i". Mas quando el pie acaba en una sflaba luenga que vale por dos, cntonces contamos aquella sola por última y f,enúltima, y desde aquella vocal donde eslá el postrer acento largo, desde allí ha de consonaiun pie con otro con ias mesmas letras, ..co¡agón" assí como si el un pie acaba en y el otro en ..pássión,,, desde aquel ..ón,,, que vale por dos sílabas, dezimos que es el consonant€. y si acabasse el pie en do" .íl"b* br"r". y tuvie.sse el acento ¿gudo en la antepenúltima, entonces dircmos que ".el consonante es desde aquella antepenúltima, porque las dos frostreras, que son brcves, no valen sino por una, de manera que todo se sale a un cuento; ¿¡ssí como si el pie acabasse en ..quiércme,,y el otro en "hiéreme", entonces desde la.,e', primera. adonde está el acento alto, es consonanü que ha de consonar con las mesmas letras.

Ay también otros que se llaman assonantes, y cuénta¡se po¡ los mesmos acentos de los consonantes, mas difierc el un assonante del otro en alguna letra de |as consonantes, que no de.las.vocales. Y llámasse assonante porque es a semejanga del consonantet aunque no con todas las mesmas letras, assl como Juan de Me na dixo e¡ lá Coronacidn, que acabé un pie en 'proverbios", y otro en "sobervios", adonde passa una v por una b, y esto *élese h"r"r en d"_ feto de consonante, aunque á por v, y r por á muy usado está, porlue tienen gran hermandad entre sf, assfcomo sidezimos bivay reciba,y ot os.rcho. pudiéámos trae¡ mas dexémoslos por evira¡ prolixidad. y allende desto, avémosnos "nie-plos de iuaid* qu" no pong"_o, un consonante dos vercs en una copla y, aun si ser pudierc, no lo ievemos rcp€ti;hasia que passen veinte coplas. salvo si fuere obr¿ larBa,que entonces podémoslo tomar'a repetir a tercera copla o dende adela¡te aviendo nec€ssidad. y qualquiera copla se ha dc hazer de divera cada pie o comp.ñeros, porque, si fuess€n rodos los pies ::.--:-11".111"" 9-,1.parecerfa comp¿ñero oe unos consonantrs, muy mal. y aveños de notar que sfabas brcvcs cn cl ¡omanc¿ rsmaños tod¡ts tas qüc tienen cl accnto b¡rxo y luengas o agudas sc dizcn Ia§ que ti€ncn alto cl acenlo, aunque en el latfn no vayan por esta cuenta. Capltulo Vll. De los versos y coplas y de su d¡versidad Según ya deximos arriba, devemos mirar que de los pies se hazen Ios versos y coplas,

mas porque algunos querrár¡ saber de quá¡tos pies han de s€r, digamos algo dello brcveme¡te. Mucnas vezes vemos que algunos hazen §ólo un pie y aquél ni es verso nicopla, porque avfan

de,ser pies y no sólo un pie, ni ay allí consonante, pues que no liene comp;ñe;, y aquel tal suélese llamar more. y si liene dos pies. llamámorli u-Éién -ote o ,¡liuí.i.o á L"" ¿" ufguna rnvencrón por la mayor parte; si t¡ene tres pie§ enteros o el uno quebrado, también será villancico o letra de invención, y entonces el un pie ha de quedar sin ior"onuni", _e, coñún uso; y algunos ay_del tiempo antiguo de Jos pies y áe tres que ""gAn no porque entonces no guardavan tan esúechamente y si"onron"n,", las osseruaciones del troba¡. "n es de cua_ tro pies puede ser canción y ya se puede llama¡ copla, y aun los roman"". sr"t"n ¡, a" .rat.o en cuatro pies, aunque no van en consonante sino el segundo y el cuafo pie, y ;un los del 'rriempo viejo no van por verdaderos consonanles. y tod; eshs cosas suelen seí de a¡te real, que el arte mayor es más propria para cosas graves y a¡duas. y de cinco pies también ay can_ ciones' y de s€is; y puédense rrama¡ versos y coplas, y hazer ta¡tas diversia"a"a rn-"ras huvierc de trocarse los pies. Mas desde seis piei aniba por "u"rrrua tornar la mayor pa;su;en

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3ó0

urrnnrun¡ rspAñoLA

MEDTEVAL (EL

slolo xv)

a hazer olro ayuntamiento de pies, de manera que serán dos versos en una copla, y común, mente no sube ninguna copla de doze pies arriba. porque pa¡ecen'a desva¡iada iosa, salvo los fomances, que no tienen número cierto.

Capítulo VIll. De las licencias

t

colorcs poéticos, y de algunas golas del rrobar

De muchas licencias y figuaas pueden usar los poetas por razón del metro y por la necessidad de los consonantes. Mayormente en el latín ay ñgur¿s infinitas y algunas áeilas han pas sado en el uso de nueslro castellano tmbar, de las quales no harcmos mención más de quano

I

a nuestro proñsito salisfaze. Tiene el poeta y trobador licencia pam aconar y

..plátanos"

E

sincopar

qualquiera pate o dición, assí como Juan de Mena en una copla que dixo ..El hi de Ma¡ía,, por dez¡r "el hüo de Mala", y en otra pafe dixo..que nol penenece" por dezir..que no le pertencce", y en olra dixo "agenores" por ..agenórides,'. puede assfmesmo corrompe; y esrcn_ der el vocablo, assí como el mesmo Juan de Mena en otra copla que dixo ..iadino,, por "Cadmo", y los lagos "Metroes" por "Meótides". y puede también mudarle el acento, assí

..penolope"

cgmo_ en y. en otrot por 9tT lugar donde dize "plaranos,' por "Penólop€". Tiene también licencia par¿ escrevir un lugar por otro, como Juan de Mena, que puso una Tebas por otra. Y puede también poner una persona por otra, y un norñbre por o¡ro, y la pate por el todo y el todo por la pate. Otras muchas más figuras y licencias pudiéramos contar, mas porque los modemos gozan de la brevedad, contentémonos con éslas, las quales no devemos usar muy a menudo, pues que la necessidad principalmenfe fue causa de su in, vención, aunque verdád s€a que muchas cosas al principio la necessidad ha introduzido que después el uso las ha áprovado por gala, assí cor¡o los trages, las casas y otras inlinilas cosas que §erían muy la¡gas de conta¡.

Ay también mucha diversidad de galas en el trobar, especialmente de cuatro o cinco principales devemos hazer fiesta. Ay una gala de trobar que se llama encádenado, que en el consonante que acaba el un pie en aquél comienga el otro, a§§í como una copla que dize: ,.Soy contento ser cativo, / cativo en vuesüo poder, / poder dichoso ser bivo, / bivo con mi mal es_ quivo, / esquivo no de querEr", etc. Ay otra gala de trobar que se llaña rrtrocado, que cs quando las r¡zoncs sc ret¡uccsn, como una copla que dize: ..Contcnta¡os y scrviros, T serviros y contentaros", etc. Ay otra gala que s€ dize rcdoblado, que es quando sc rcdoblan las palabras, assí como una canción que dize: "No qi¡iero querer querer, / sin s€ntir sendr sufrir / ñr poder poder saber", erc. Ay ot a gala que se l¡ama multiplicado, que es quando en un pic van muchos consonat¡tes, assí como en una copla que dice: ..Dess¿ar goza¡ ama¡ / co; amor dolor temor", etc. Ay otra gala de trobaa que llamamos rei¡erado, que e§ tomar cada pie sobrc una palabra, assf como una copla que dizr: ..Mirad cuán mal lo miráis, / mirad cuán penado bivo, / mirad quánto mal recibo", etc. Estas y otras muchas galas ay en nuestro cást;llano troba¡, mas no l¿s devemos usa¡ muy a menudo, que el guisado con mucha miel no es bueno sin al_ gún sabor de vinagre.

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Capítulo IX

yfnal.

De có¡ o se deven escrevir y leet las coplas

Dévense escrevir las coplas de manera que cada pie vaya en su renglón, ora sea de arte realora de arte mayor,oÉ sea de pie quebrado ora de entero. ysi en lacopla huviere dos usos, assí como si es de siete y los cuatro pies son un uso y los tres otro, o si es de ocho y los cuatro son un uso y los otros cualro otro, o si es de nueve y los cinco son un verso y los cuatro otro,etc., siempñe entre uso y u§o se ponga coma, que son dos puntos uno §obrc otro, y en fin de la copla hase de poner colum, que es un punto so¡o. y en los nombres proprios que no son muy conocidos o en las palabras que pueden tener dos acentos, devemos poner sobre la vocal

APÉNDICES

3óI

E adonde se haze el acenlo lucngo un áp¡ce, que es ull msguito como el de la ..i", assí como en "ámo" quando yo amo, y "amó" quando otro amó. Y hans€ de leer de manera que entre pie y pie se paae un poquito sin cobra¡ sliento, y eri!rc verso y verso p¡¡rar un poquito más, y ent¡e

3



copla y copla un poco más pa¡a ¡omar alienro.

I

IV

l.

LA RECEPCIÓN DE LOS AUTORES ANTIGUOS

Homero

E aquesta consideración antellevando, gran don es el que yo migo, si el mi fur¡o o ra' pina no lo vici&e; y aun Ia osadla temera¡ia y atrevida, es a saber de traduzir e interpreta¡ una mn santa y seráfica obra como la fll¿d¿ de Omero, de griego sacada en latín y de latín en la nuestra materna y caatellana lengua vulgarizar; la cual obra apenas pudo toda la gr¿mática y aun elocuencia latiná conprehender, y en sl rescebir los eroicos canta¡es del vaticinaíte poeta Omero; pues ¡cuánto más fa¡á el rudo y desielo romance! Acaescerá por esta cabsa á la oméica Yllada corío a las dulces y sabrosas frutas en la fin del verano, que a la primera agua se dañan y a la segunda se pierden. E así esta obra rescibirá dos agravios: el uno en la traslación latina y, el más dañoso y mayor, en la i¡terpretación del roñance que prcsumo y tiento de le da¡.

E por esta razón, muy prepotente señor, dispuse de no interpretar de veinie y cuatro libros, que son en el volumen de la Yllada, salvo las sumas brevemente dellos; non como Omero palabra por palabra lo canta nin con aquellas poéticas intenciones y ordenación de mate as; ca, si así oviese de escrcvir, aparato y conpendio se fiziera. E más escrivió Omero de las esculturas solas y varias figuras que eran en el escudo de Archiles de conpendio que ay en aquesie todo volumer¡. Y aun dexélo de fazer por non dañar nin ofender del todo su alta obm, rayéndogela en Ia umillde y baxa lengua del romance, mayormente non áviendo pa¡a esto vuestro regio mandamiento, e aun porque serán a vuestra alteza estas sumas como las muestras a los que quieren en finos paños acerta¡. Asf, Rey muy excellente, esta¡á en vuestra real máno y mandamiento, vistás aqueslas sumas o m¡restras, mandar o vedar toda la otfa plenaria y estensa interpretación tmduzir o dexar en su estado primero (...) Eusabio y algunos otros cn las sus corónicas, cscnven Omero aver florcscido eri Grccia en tiempo de Mclan¡o, decimosesto rEy de los atheneses. Mas aún cuánta desonañ§a y desacuerdo acerca de los antiguos sobrc Omero ayá estado, manifestar se puede por lo siguiente. Ca dize¡¡ ot¡os, con los cuales es SócÉtes, que oviese seído Omero antes de la defendida de los er¡clitas; Aristótiles dize que fue cient aíos después de la troyana cautividad: Aristarco dize que cient años después de la jónica trasmigración; Filoroco recuenta que fuese en tiem_ po mesmo de la jónica trasmigración, en los tiempos de Arcipo, magistrado de los athenien_ ses, y después de tomada Troya ciento y ochenta años. Apolodoro dize que dozientos y cua¡enta años después de Ia destrucción de Troya. E fueron ot¡os, con los quales Alílo8o, que dizrn que fue veinte y dos años después de la introdución del juego olinpíada y cinco años después que Troya fue desrruida. otros dizan que fue en tiempo del rcy l:nete, cuano rey de los lacedemonios, en el año cualo de su rcinado, así Omero como Esíodo. E Por aqul puede

vuest¡a alteza considerar en cuánto prescio los ltlósofos e isloriógr¿fos a Omero tengar, y cuántas vigilias ayan padescido por satrr aun siquiem los tiempos del su concurso y nascimiento.

E por argumentos de la mayor opinión de los más que de¡ nascimiento de Omero saber procuraron, fue en tal tiempo que bien pudo ser informado de vista de los qu€ en la troyana captividad y destruición se pudieron acaescer. Pues ¿qué atrevimiento §in freno cegó a Guido de Colupnis, médico de Pisa, para que tentase, como de nuevo, desenbolver y ordenar los ca_ sos de la gmn Troya, en corónica acopilando? Mayormente que no concurrió aquéste sino en los tiempos del bienaventurado don Alfonso, dc gloriosa y rica memoria, que Dios aya' vue§-

3ó2

Lr¡n¡runt

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npÉ¡rorc¡s 3ó3

\ tro muy digno y claro trasvisavuelo. E no solamente tentó aquéste de escrevir siniesúas cosas en la tal obra, más aún, lo que peor es de oír, muchas vezes en ella reprovando y acusando al monarcha, pad¡e de los poetas. Omero. ¿E qué sopíera Cuido, y aun los otros todos de quien él rcbuscó para escrcvir, si ovo seído Trcya, si por Ia seráfica y casi divinas obra de Omero como de original no lo oviese avido? Ca no fue más desastrada la postremería de Príamo de cuanto Omero quiso, ni Héctor más llorado, ni más enamorado Paris, niArchiles más famoso, ni más prudente Néstor, ni Ulixes más astuto, ni Ajas más osado, ni el Ylión más fermoso, ni los puertos más llenos de fustas, ni de tiendas los reales, ni los teñplos de sacrificios,de cuanto la rica pluma de Omero, por sabia mano ministrada, quiso moderar y perpetuar. E pon8amos que estos hechos fueron así, o más allende de cuanto asf: ¿Podieran más durar de cuanto naturáleza la sostuvo? Cieno no, si elclaro ingenio de Omerc no los desnudara de las ciegas tiniebras de la olvidansa, a las cuales cl antigua hedad tenía ofrescidos, dando a todos éstos lo que por naturaleza a todos es negado, es a saber l¡ biva y perpetuainmortalidad. Podemos dezir que en otra manera el ñantuano Virgilio y con boca más llena e ingenio más agudoestudiava en fazer loorcs a Omcro que Guido de Colupnisen lo reprovar (...) Pues dexados ¡os filósofos y cientes, no fue en peqüeño prescio tenida la boz de Omero, anles en la¡to gmnde que Alixandrc, fijo de Felipo, veoido sobrc el sepulcro de las ceniz¿s do Archiles yazía, y faziéndole onores y funera¡i¿s obsequias,leyó elepilafio del su sepulcro, elcual Omero diclara, y dixo allí que serla bien conlento de trocar la prosperidad que los dioses le tenían aparejada y partir mano de la pa¡te que los dioses en cl cielo le podiesen dar por aver un lan sumo y alto actor de sus fechos como Archiles avía avido en Omero.

Así he dilatado mi pluma, muy bienaventurado señor, fasta aquí en los loores de Omero a dos fines: por dañar y destruir, si podiese, los dichos que Guido escrivió en ofensa de Omerc, y aún lo más principal, por causar a los lectores nuevo amor y devoción con las altas obras deste auctor.

Opinión fue de muchos que Omero fuese ciego, y que oviese nascido así, y que fuese de luenga vida, ca pasó número de cieot años, según escrivió Valerio Má¡iño en el título de las muertes no vulSáIts, adonde añadc cómo fenesció por no sabcr solta¡ una cucstion a él puesta por unos pescadores, lo cual yo más dudo que cr€o. I,os libros que dél s€ falla¡ son: esta Frra¿a, que contiene en sí veinte y quatro libros; y ll,,m6le yÁada óeYlión, que fue nonbrc de la propia ciMad de Troya. Fizo otros veinte y cua, Ío libros de los yerros y casos de Ulixes, después que partió de Troya; a Ia qual obra mucho remeda \trgilio en el tercero de las ¿r¡¿¡d¿r, donde escrive los yerms que hizo Eneas desde Troya fasta venir en Catago. Y llamóle Od¿sea, porque Odises dizen los g¡iegos por Ulixes. Fizo otm pequeña obra de burlas, que en griego es dicha Bratochonionachio, y en latln se puede llama¡ Rañ¿¡¡rm rutriumque pugna. Otras algutas obras atribuyen a é1, pero dúbdans€ por much¿s mzones que Orñero las fizies€.

(Prólogo de Juan de Mena a sü llíada en ronance\

2. Plotón '

De la inmotalidad del alma diversos actores en diversa manera sintieron e fablaron. Ca algunos de los philósophos que se llamaron epicuros negaron el ánima ser inmoñal e dixeron que muerto el hombre, el alma peregla e della non quedava sustancia alguna. E la opi¡ión de aquestos introduze Sénecá en la sesta tragedia donde introduze al coro, que si preguntan las

3ó4

rnen¡run¡ ¡spAñorA

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ánimas de los deffuntos dónde están, dize que responde que donde están las cosas que non son ¡acidas. Quiere dezir que así commo lo non nacido non tiene ser nin sustancia alguna, que esso mesmo se dirá de las ánimas de los deffuntos. E dize que dizen aquestos que lo que se dize comúnmente que hay infiemo e que se penan endc los malos, que aeste dezi¡ so¡ nuevas vanas señejantes al sueño que faze al hombre cuidoso por algún mal que soñó, e commo espierta non falla cosa de que tema. Así decir que hay infiemo e que se penan ende los malos, aquesto pone miedo e espa¡to. E dezían aquestos que non hay tal cosa. Aquesta opinión introduze el sabio rey Salamón en el librc del EclesiasfLr suyo, al fln deltercero capítulo,donde dize que era opinión de algunos que unoe esse mesmo fin es del hombre e de la bestia,e egual es lacondición de ambos a dos.Así que estos, según este dczir, non creían la inmortalidad del alma, pues dezían que igual era la frn e muene del hombre e de la bestia. E commo el spíritu e ánima de la bestia se loma en nada, que así fazía el spíritu del hombre. Lo qual ¡inguno crea que fue de entinción del dicho rey Salamón, según escrive sobre la dicha abtoridad maesrre Nicholao de Lira,e pa¡esce por fin del dicho libro ¿cler¡drr¿r, donde dize que Dios ha de rraer a todo hombre a juizio por las cosas que fará, lo qual non podria ser si el ánima non fuesse inmonal. De aquesta perversa e dañada opinión erán los Sáduceos, los quales, por que creíán que las ánimas non eran inmortales, negavan la resurrcción, según que se escrive en el acto de los apóstoles, en los veinte e quatro capítulos.

Ot¡os philósophos fueron que se llamaron peripatéticos, el caMillo e maestro de los quales fue Aristóliles. El qual en su philosophla natural nin moral non fabló cosa cerca dc la inmorralidad del ánima abiertamente, caso que algunos doctores lo quieran concluir de algunos dichos suyos en los libros que compuso del ánima. Otros philósophos ovo que se lama¡on Stoicos, el maestro e el cabdillo de aquestos fue Platón. El qual, más que orro philósopho alguno, añrmó el ánima ser inmortal, e las ánimas de los buenos e viñuosos aver galardón en el otro mundo, e las ánimas de los malos aver pena. E pam mostrar abiertamente aquesto introduze a su maestro Sócrates en aqueste libro, que disputa con sus discfpulos. En persona dcl qual Sócrates, Plato, por discurso c manera dc diálogo, pruevael ánima del hoñbrc ser inmonal por muchas r¿zo¡es e pfuevas assaz conjecturales. E caso que non lleguc dcl todo a la verdad de nucstra fe,es mucho de maravillar que hombre philósopho, sin fe, solaoerite atraído por la razón e lumbrc natuml, yiniesse en taD gran conocimiento. Aquesto pudo ser que lo aya causado, por que, como dize sant Gerúnimo en Ia epístola que se intitula a Paulino, la qual se pone por prólo8o de la bliblia, Plaio descendió en Egipto por ver los libros de la ley e de los prophetás,los quales vido e pudo serque ioformado de la sacm escritura fue induzido a fablar del ánima más verdadera e cathólicamcnte que otro philósopho alguno.

Algunos dizen, la opinión de los quales introduze Macrobio, sobrc el sueño de Scipió¡, que uno que se llamó Feres Panlilus, del qual fabla Valerio en el libro p¡imero en el título de los miraglos,cl qual dize que murió en una batalla, e que estovo rhuerto diez días apafada el ánima del cuerpo, que después ressucitó e que rcveló muchas cosas del otro mundo,en especial de la inmortalidad de las ánimas, e que de aqueste hombre rcssucitado hovo Plato el fundamento e doctrina qle en aqueste lib¡o introduze. D€ aquesta opinión fue Tulio, el qual, según dize el dicho Macrobio, por postrimera de lodas sus obr¿Ls e libros escrivió el dicho sueño de Scipión, donde introduze a Scipión el asiano e a otros grandes e virluosos hombrcs fingiendo que aparescieron después de la muete e dixero¡ de los premios e galardones que las ánimas de los vinuosos hombres han e tienen en el cielo e las penas que los malos padecen. Aquesta opinión esso mesmo introduze Vergilio en €l sexto libro de los Ercrdos donde escrive quando Eneas vino a los campos elisios, que son los campos de Paraíso, e falló ende

APÉNDICES

3ó5

l Anchises su padrc e a los ottos mayores e antecessorcs suyos. E de aquesta opiuion fueron todos ¡os philósophos que se llamaron stoicos (...) á

Ironardo de Arccio, docto e sabio hombre en las letras griega5, se trabajó a traduzi¡ en nuest¡os üempos del griego en la lengua latina aqueste libro llamado ,¡c€d¡ór¡. Del qual. Púes

caso quc s¿¡¡to ASostín e los otros sanlos doctores fazlan mención dél en Sran reverencia e actoridad, rñas non se fallava traduzido en la lengua latina (...) Muy docto e muy generoso señor,

I

H

a quien los negocios non h¡m fuersa nin vigor de enbarga¡ nin inpedir el ocio de vuestro estudio, por rccreación de los trabajos corpo.ales vuestros, me dispuse a lraduzir en íueslro vl¡lgar castellano, aqueste libro de Platón llamado Fed¡án e lo remitir a la sabia disc¡eción vues-

lra, por que allende de los calhólicos áctores que avedes leído e leedes, leades aqueste

(Traducción castellana del prólogo de teonardo Bruni d'Arezzo á su faducción de las Érl¡icar de Aristóteles; texto de la ed. de Zar¿goza, Jorge Coci, 1509)

E caso que de muchos philósophos se diga que tovieron ardua e singular manera en fablar, solamer¡te de Platón, según escrive Plutarco, se dize que en su fabla non era menor que el dios Júpite¡. E bien se most¡ó en su nascimiento quién avía de ser aque§te PhilósoPho Platóo, que según escrive Valerio en el libro primero en el titulo de las pronosticaciones, que s€yendo niño Platón, est¡ndo en la cuna, las abejas vinieron a fázer panal de miel en su boca, de lo quál todos los sabios prenosticaron que ¡qüel niño havfa de s€r muy suave e dulce en su fabla. Asl mesño se escive en el Policrato,er el libro primero en el capítulo dezisiete, que durmi€ndo Sócrates en Academia vido en sueño que del ara del templo de Venu§ le ofresclan un cisne que su cuello llegava al cielo e con su rostrt tocava a las est¡ellas e que trascendía el mira¡ de rodo hombre e que ca¡¡tava lan dulcemente que a todo el m¡¡ndo ponía en Plazer e

4. Cicerón Porque vos, el honorablc Juan Alfonso de Zamom, cavallero e secr€tario del muy esclarc-

cido prfncipe e señor, nuestro señor el rcy, desea¡do ve€r algunas de las obras notable§ de los antiguo§ en lengua clara e vulSa¡ e m¡terna por que lo pudiésede§ entender, me rogastes que vos roma¡¡sase de lengua latina en nuestro lenguaje alguna obr¡ en que pudiés€des algunas vezes leer e ¡ecrcár vuestro esprito, pare§cióme que em cosa conveniente complir vuestro deseo.

en alegfa.

Ariston, padre de Platón, t¡¡rxo e Pres€nto a Sócrate§ a su

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Platón de pequeña hedad para que le enseñase e mostrasse las ciencias que sabía. E dize que como Sócmtes vido al moso e acató su disposición quc dixo: "Ciertamente aqueste es el cisne que yo vi en sueños que me ofreafan del ara del lemplo de Venus". De lás quales Prenosticac¡ones se conjectura bi€n quién fue Platón en su fablar e cognóscese evidentemente Por las sentencias suyas (...).

(lnl¡oducción de Pedro Díaz de Toledo a la traducción castellana del Fedón de Plat6n, realizada a pafir de la versión latina de l¡onardo Bruni de Arezzo- S€ resalta palicula¡menle la idea de la inmonalidad del alma y se encarecen las dificuhades de la mducción. con referencia a algunas anécdotas legendarias sobre el habla y estilo de Platón)

Assí que los libros de Aristótiles, que de coslumbres se intitulan muy suaves y muy ele_ y p¡¡ra nuestra vida mucho necessarios, con 8mn cura y diliSencia en latín traduzí, creyendo esto en tanto ser rltil que nada m᧠útil se Pueda fazer. Pues, bienaventurado padre, estos libros a ti emblo: no que tu poder vaca¡ en la leción dellos a¡bitre, ca cor¡ocl las ondl§ y conSoxas de las pastorales occupaciones, mas por tal que toda mi obm en tu nombre se reffiera. Y porque verdaderamente sospecho ser alSunos por ventura ignomntes de las griegas letras. Y por esso, no podiendo conocer los defectos a este ñi trabajo contra¡ia¡la, paopuse algunas cosas por la declaración de ciertas palabras griegas. gantes

(...) l-os libros de la Érl¡ica de Aristótiles hazea latinos nuevamente insti[uí, no porque de primero trasladados no fuessen, mas porque eran trasladados assÍ que bárbaros más que latinos parescen ser. Consta cienamente el fazedor de aquella tradución qualquier finalmente que fuesse, pero haver sefdo del orden de los Predicadores maniflesto es, ni las griegas ni latinas letras assaz haver sabido. Ca las griegas en muchos lugares mal toma y Ias latinas assí pueril y non sabidamente riende, que forgadamenle es digno de vergüenqa de una tan negligente y gruessa torpeza. Y también muchas vezes ignorante de las palabras, que la muy buena y muy ¿provada latinidad tiene y en nuestra muchedumbre mendicante (...) Mas ciertañente Aristótiles haver sido studioso de eloqüencia y haver ayuntado la arte del dezir con sabidurfa, Cicerón en muchos lugares lo testifica y los libros del mismo Ari§tótiles con sobera¡o studio de eloqüencia scriptos abiertamente lo declaran (...)

philósofo gentil e vuestro spíritu genemso se anime e esfuerce a comportar rabajos e peligros corporales en actos e exercicios viñüosos. Por que el ánima se delibre e desembargue a entender en sí mesma e enlendiendo en sf entenderá en quien la crio e redimió e la ha de salva¡. Verdad es que la magestad de la fabla que el dicho Platón tovo en el grieSo, non pienso que se pudo guardar por Leonardo en la dicha tradución que fizo, según que sant Gerónimo dize en un prólogo de la bliblia escusándose que él non podría traduzir la sacra escriPtura de ebraico en latf¡ con aquella magestad de elocuencia e dul§or de fablar que en el Propio lenguaje la Sacra escriptura tenía. E por consiguiente menos Podré yo guardar en aquesta mi indocta ruda tradución la elegante e curiosa manera de fab¡ar en la qual Leonardo el dicho li_ brc t¡aduxo en la lengua latina, asf por la magestad del fablar de Platón e de las ilustres sen_ tencias suyrs commo porque non sé si muchas de sus razones se pueden bien aPlica¡ al nuestro vulga¡ castellano.

E dize que al siguiente día

3. Aristóteles

tt i

E pensé que, por cuanto las obras antiguas son innumerables, algunas dellas contenientes sciencia sin la duhura de la elocuencia, las cuales, aunque §e trasladen en l¿ lengua vulgar, non se podrlan por el que non aprcndió entende¡ sin maestro; otr¿s que contienen elocuencia sin conclusiones o con pocas conclusiones de sciencia, las cuales, rÍaguer que deleiten en leyendo, lefdas non dexan cierla dolnna en el cora§ón, pa¡escióme que era bien tomár el medio e darvos alguna obra mesc¡ada en que oviese afículos de sciencia engastonados en el gastón de la elocuencia.

E porquc un libro que fizo Tulio Cicerón,el cual él intfuló e llamó De los aificr'os, es desguisi mesclado,ca tracta en él de las virtudes asaz fermosa e scientíficamente so stilo dulce e relórico, acordé de le pasa¡ en nucstro lenguaje. El cual vos rescebid e con estudio leed, rcduziendo sus dotrinas al fin del bien verdadero, que es Dios, al cual plega de (¿l manera infundir su gracia en vuestro coragón e en el mfo e de todos los que oyendo e entend,endo las ta

buenas e sanas dot¡inas las pongamos de tal manefa en obm Por que alcancemos el soberano bien que todos a natura desean, el cual es incfábile e etemo Dios bendito para siempre'

3óó

Lrr¡nnrun¡ rspAñoLA

T,4EDTEVAL (EL

APÉNDICES

srclo xv)

I

3ó7

E porque

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prefaciones

las aprovechán muncho e ayuda.n a entender los libros, e éste, según dixe, non sólo contiene el@uencia, ñas tiene conclt siones de sciencia, prr¿a""-" Ui"" vos diga el m(io d€ su proocso, en sum¿¡ e generalmente, porque lo po¿a¿as miior "a .que enten_ der e.vayades más cieno a tas materiás que qui.iir"¿"r. e lr*i-qi" oomünchas manems, pefo la común paftición dellas es cn rre§ panes, es a

..

ü ü riáj.. *

¿."ál

T 1"8::-" rn@¡ogtcas, rnteteduales

yo partí cada libro €n diversos títulos e los títulos en capílu¡os, según ñe pa¡esció que la diversidad de la materia pedla.

e mor¿les. De las rl¡eológicas non se tracra, ca non las alcangó

(Prólogo de Alonso de Cartagena a su t¡aducción castellana del libro de Cicerón, realizada a instancias del príncipe do, Or"". J. ponrái

Rhetotíca.de -' la '' """"'

saber:

Cicerón,

mas trátáronlas los sanros doctores (...); las inretiruales tanio aqui muv tractó algún tanto más largo. La manera de su proceso es ésta: él fabh áe los oficios, e los oñ_ cios tanlo quieren dezir como los actos de las vi¡trd"s e ¿" I

i."" *'i* *..a*

I

át*i.

"onv"nient".i"_"

(prólogo de Alonso de Cafagena a su traducción castellana del libro De offciis, de Cicerón) ¡ablando con vos, príncipe esclarescido, en materias de sclencia en que vos sabedes fabrar, dcmpo en que en ¡a vu..* *n.. poi .u"a"all-.ii"rf.",or,"o ..y, :"t11":^1-^^o: "c*l rru senor,estava, vinovos a voluntad de haber la Ar¡c dc Rh;úrico en clalro lengu4e. po. cono-

:

q:elos anüsuos dieron

f..-o-

;;;;*lilií""

para fabt",. E yo u espacio pam me ocupar en cosás estudiosás, que romas; ""o un pequeño l]gúne¡.nuesrm t"un lengua la rerórica que Tutio compuso (...) Muchos 9. fueron :l1T]: : ta reloncá ros que oe en Ios tiemDos anriguos fablaron, así griegos coml larinos. pero aunque de -fama Ia elocuencia de asaz de os hoy dura Ia e d. agrno;.rJr;;;.u;ol.iár"r, tre Ios griegos de Demóstenes e de Eschines ""rn" e enl¡e los latinos de Salustio e de otros mfu libros tiber¿t mesma que aman Reórica. yo non sé qu. á. .uy ::T:",::,::.5.¡" fl8uos en este hempo parezcan sinon de dos autores. el uno griego, el ólro latin;. EI griego "n_ fue j"ltg." elo profundamcnre, ca non entendió aquel ñlósofo que del todo acaba_ f,:,ó]]l:.llu: oa raoDra moral, sr desptésde las Eúicas polít¡ca¡ e no diesse doct¡inas de lo que a la elocuencia perenesce,e compuso un libro que se lama d. no¡¡". conctustones penenescientes a esta aíe. de las cuales, así por teólogos como porjunstas, son rhuchas en diversos lugares allcgadas c¡da una a su propósito.

:::1111 9:y1a. :3:l::llliTl p,T*T

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II

5. Césor Mas por tomar_agora a César, primero emperador, de quien al prcsente e sumamen¡e es r@ordado esre nombre e ta gloria. e sevendo ei .t.gloo poi to. p,.",rcia de cal¡a ordenase. la qual de nosoios se llama'Francia, e dad, auáf"-oiünln .in.o años, después confirmada en otro ta¡to tiempo por el Senado e puebü de iorn", cosas que por ér en esle espacio de d¡ez años "qu"ff". aueron ordenadas e flhas, ,J".-ru. i"ogio siele libros, a las quales non sevendo dadá complida descripción, así como claramentc se ve, "n unode sus cap¡ranes mucho famoso en tos fecr,d, ¿. ur."..'nrlo'l¡r"i. ira,,ro*J#'ir",no*, añadió a aquellas e¡ oclavo libm DesñrÉs seyendo de César, cn rrcs tiUros. aJsJpras tas batatlas cibdadanas que fueron entre ét e ai".-r,* irg"r"r. ,". oJ"üi"il'rr."r" después en versos, mfu poéticamenle qu. ,i.d"dera.. fr..n ioruo¿o H¡rcio. por comptir ta primera e ta sesunL hisroria. rres ¡ibros por tó. en tos quates las baraitas de AlexanidrÍa. "yr"de Amca . ae rrpaí" ." u,. ." este volume en vulga¡ se traducirán.

-rL;; ;;; ñ;;

r..p.. .,

I

i."¡pr^.Iivu se;l;;; ilr;x, .;;il;;,;ü

(Traducción castellana de la versión italiana de pier Candido Decembrio de los Comentaríos de Julio César. Se explica.f pUo a" A. la obra y el plan de traducc¡ón) "o_oori"iOn

I

h;;.;;;.;;;;;;bó]iJ"i*.

- El ol¡o fue latino, e este cs Ma¡co Tullio Cice¡ón, el cual cscribió mlchos libros e t¡atados de diversas malerias, escriptos so muy elocuente est¡lo. Entre attos aoapuao petenescienres

a Ia docrrina de esra afe. Ca aunque en todos guJa "tgrro, fá a. f" elocuencia, pero no fabró en rodos de[a, ca una cosa es fabrar sigún el a¡te e otra es fabra¡ de la arte. E él en lodos guarda la ane. pero no en todos, ñas e¡ alguños, fabló de la a¡te. Estos, sr son muchos o cuántos son, non lo sé, mas lo. qo" tiU.o de ta.Retó¡ica veja e orro de ta Reúrica Nueva', "o*,ina"n-t" "itoa, ooo "r 0", e rratado que se llama de ru *uy tu",iu ,"n"iuá" " áo... 9-a_1d:r.^1..?r.:ilb*!e o,.o que se rnt¡tula rópic¿, ros cuares, aunque por diversas mancras, rodo',i"ra", ua" ¿*_ trinas de la elocrrencia

eiii*

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p*"r"* r, tiil d;;;;;;;i'á;;;."*

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E destos, por que el de la

delcual non duao qrre fa areaes algui^'p"Li.*

,r¿u¿". de su prcpia signiñcación e alSunas añadidas. to crui fir. n.i .u. flbro de la Sagrada Sc¡iplura en oue es error añadir "rrnptierO'o "r o menguar, Áas e. "y,'.1 _^giao"f fecha para ouestra doctrina (...) É esta manem seguí "o-[ai"iO" aquí por que más sin trabajo ¡o pueda en. ,..ri,oao tender.q!ien leerlo quisiere e aun por ¡o más a"lar"r. .oÁo q,iie, que i",in ¡unro e non trene otra part¡ción, salvo la de los libros, es a saber, ántre el pri_"a a"gunOo,

*

"

Lll¡narun¡ ¡spAñorA

MEDTEVAL (Er

p"-

deste

ttu graDde Emper¿dor sela demásiado,

es mencsrer más-tiempn paia lecrlss quc para

dél hal¡o cscriro que cra on csforgado que peteaoao con

pues eslán tantos

bu**fl_iOfoiigo q"" ta!.íe + i.§.iil, ,*¿" ,".

suyos de vcncido, tomó un escudo de los que estavan la posircra y par.ós.. en la á.lant.ra. Con lo qual puso unto esfuerco a los suv

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j",ti"ür'i"t #"i.

ñ;"'; ¿#"""Jj:: ffi i.Iü:; ll:ll"Tihl[ ;l!.,:il:; ,""á'*ii"l;;'; i;;"*

lás co_sas.de csfrrergo ét por su misma ñano Ir. t r.iiá ,"" gran fiuzia en ¿l que, quando con él ivan. "¿". que los llevavan no pensavan ru gr",_ ¡a sino a la gloria de la victoria. Dize Thlio_que era clemente y piadoro, y qu? ,nr"f,u gravedad, justicia y sabidurfa. sofra más trabajos que nu¡ca nadie sufrió. Én ios mavores rrabajos de la guerra solla leer c escrevir c norar e ¡i,^"-i"i.. liber¿lmente de la victoria, de la qual no k "r.

ui[tigl'i""

I l ¡

Di;

Reúrico Uejo [De inventione] es el p¡imero

por que fa,"o:.t .J"l ,os escogido para.que'se pr.l.." ., ir-.".#i."e;"r.e iaun r,'rl* *, *. lll T^ mandado. vuesl¡o En la rraslación

368

I

Poner aquf las alaba¡s¿s ... libros llenos dclks quc

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las injurias por perdonallas.

i"il i..,iü ü";:;;;;ü* ,ry ffi ,#'ffi ",""Jrff irff .":1 i,jl,ii#f lÍi xii",lfl;

Oue se debe d€ poner en la me¡or de sus alabansas lo que di¿e plinio: ^..que.üayendote.¡os pona cartaj de pomp€yo, después que le venció. jonde Jstavan mrrc¡as conJuracrones oe principes. e de otros gmndes señores conrm é1. a los quales él tenia Dor amrY ver otra ¡os de Scipión quemólás y esto f,a p".qr" Bos. *'*-pra'i"i. que era et mejor linage de perdón no sabei to qr. .u¿l uni ..r!jJ.-É *.ir,"-rr?..0""_ er todas sus alab¿ngas serfa hazer otm obra mayor que "uru la suya, no sería menester dezir más

I-T T:,rT*.

*jal-Jr."roo

de las que en este su libro esrán sembradas.

y s"y*al

""t".f'."yo.i";;;;;;;*.

sclo x9 APÉNDCES

p"r_

3ó9

sados y

cl más sabio, pa¡EscioÍi€ que su estoria ro se devfa enderrssar a ofo sirto a vuest¡a alteza, que es el mayor prlncipe y cl más sabio que agora sabemos cn el mundo.

(fulogo de otra versión

castellana de la obra, impresa cn Toledo cn l49g: su auro¡ es Dego lfpcz dc Toledo, que la dedica todavfa en vida al plocipe don Jua¡, muefo en rpviembrc de 1497)

u

ó. Virgilio

l

Virgilio fue natural por nascimiento de la cibdat de Mantua, que es de la señoría de Venecia, cuyo padre ovo nombre Virgulo c la madre nombrada iuya Maya. Fue lla_ mado Virgilio como quien dixese fro de Virgulo, o por cüanto en su nascimiento ñ,le plantada una verga de árbol fructífero por el padre de aquéI, en el crescimiento de la cual e accidentes en ella contescidos, pudiese auguriar el padre lo que al fijo absente

contescela, según los gentiles acostumbavan fazer e fue en el nascimiento de Job praticado, según declaré en el Consolatorio.

E contesció poco después de su nascimiento se posaron en sus be§os abejas faziendo miel, ansí como en la colmena. E sobre esto los conjectore" .uguria.,r., qre se¡ía de grande e dulce elocuencia; e aun por eso algunos le dezían Api;. Fue encli_ nado por celestial influencia desde su tierna edad, cuanto algrind poco de

conoscimiento aver pudo, a seguir los estudios e adquirir sciencia. por esocuriosa_ mente en las cibdades e escuelas de Cremona e de Milán e de Nápol trabajó fasta que fue bien enseñado complidamente e fecho universal en rodas scibilidad;s. biviendo virtuosamente, tanto que las gentes dese tiempo en Ia griega lengua partenias aquél lamavan, que dezir quiere ombre provado en toda la vida.

E muerto el padre, hercdó gran fazienda en bienes raízes en la mantua¡a cibdat, a él dexados,en los cuales se mañtenía. E por la cevil discodiaque nasció en ese tiempo entre Ma¡co Antonio e Octaviano, perdió sus hercdades, qujle fueron tomadas por los de Cremona, que muy cercana era de Mantua. por esó dixo en la Bucólicat "Mantua ve misere nimium vicina Cremone,'., es a saber: .¡Guay de ti, mi_ serable Mantua, por seer tan vezioa de Cremona!».Veyéndose ansí despojado de su heredat e p¡trimonio, recurrió al emperador Octaviano e fue presonalmente a la ro_ mana cibdat, ya vencido Marco Antonio. E con ayuda de polión, poeta, e de Mecenas, chanceller del emperador, ganó provisión pa¡a que le fuesen tomadas sus heredades. E durante la espedicidn e sosiego de moransa en Ia rccordada ciM at,fizo la Bucólica, en la cual tardó t¡es años, e fue por él corregida e a Gallo, su amigo, embiada. E des_ pués fizo la Oeórgica, endereseá¡dola al memorado Mecenas, di quien tanta resci_ biera subvención, e acabóla corregida en siete años. E ya por expirementar o exercir

parescen nueve; a saber conviene: De culice, De rosa, De copa, priapea ,ñaio¡ e Priapea ñinor, Bonus vir, Morenrum, Est et non, Dire, usando la compuiición métrica en la cual fuera enseñado. E cobradas sus heredades, fue muy perseguido por Arrio centurio, ciMadano de Cremona, de los ancianos e uno de aquéllos entre quien fueron patidas las he¡edades de los mantuanos. E por Ia mala voluntad que le avía, fallada ápponunidat, topando con Virgilio, siguiólo por lo matar fasta el río Numicio, en el cuai vestido se lansó po¡ el temor e peligro en que era. Nadando, librado de aquella presura, enrendiendo que

370

Lrennrune rspAñoLA

N¡EDTEVAT (EL

stcro

x!,

su vida non sela segum en la mantuana cibdat e nativa, sin prctección de mayo¡ poder, a.Roma se tomó en la sazón que polión e Mecenas eran cónsules, ya dellos coñoscido, procurando lo pusiesen con su intercesión en el palacio del eáperador. Onde queriéndolo collocaÍ en mejor rnanera, espeaaron opon;nidat cuando Áás con_ venible sazón alcansar pudiesen.

. - Dende a poco delibró el emperador fazer entremesses, si quie¡e rep¡esentaciones, de la victoria que ovo de Marco Antonio, con gran festividat i aparejo solempne. I-a fama desto se estendió por las crrcunve¿inas pafe., po, crya."usa iuchas e aseña_ ladas personas vinieron la víspera precedentá aquel iestivai día para celebrar las representaciones asignadas. Llovió tanto esa mcsma noche que las calles, por habundancia de lodo en ellas agregado, siquiere crescido, e mojámiento de loi paños e rica guamición enel campo Marcio puestas, paresclan denegasen a fin en el ásignado tér_ mino la fiesta venir pudiese. E fue Octaviano muy pesaite de se perturbar taln solempjuegos nes e tan insignes represenlaciones por éi esperadas gozosamente e de los allegados non con pequeño deseados fervor.Tanta fue la ira e áesplaze¡ que desto el emperador ovo, que, tacibundo, triste representava faz, indinada cátadura, te¡ro¡ a los circunstantes poniendo, demostrava, tanto que los más allegados a él non se atrevién de le algo dezir. Ansf rescibió aquella noche, a él de las otrai cetcanas parescida, mas dilatada e sin proporción confome a la disferencfa del tiempo. El sueño suyo de sus ojos e las curas combatieron su pensamiento. Plogo a Dios, por quien natura es conservada e ¡egida, a Ia media noche veno ¡an poderoso e valido viento que derramó las nuves e cesó el agua e secó las calles, en_ xugó los paños e serenó el turbado cielo, dexándole mostri¡ su estrellar fermosura. que el tenebroso tiempo luvioso cubierta tenfa. Amanesció el sereno día sin interpusi_ ciónimpeditiva, la lumbre rcpresentando de los solares cavallos mejor la dispusición de festiva¡ restituida, e que por el común deseo era mentalme¡te iabricada. pensa¡ puede vuestro alto engenio prático, exclarescido señor, cuánta leüficacfón ho manifi_ esta alegla disnubiló la imperial ante denigrada faz. Tanto fue el cesáreo plazer, que fizo abrir las puertas e, mandando todos indiferentemente e libre de ent; facultad oviesen, con el goza¡ de su gozo pudiesen, con la distinguición que los grados de aquéllos requirfan.

por cl padre

su ingenio de antes que a Roma viniese, escrivió algunas pequeñai obras, de las cuales

\

E cuanto primero temer los fazfa duMar fablasen al enojado emperadorr tanto atrevirhiento revercncial presra osadla plazible a los ci¡cunstantás de fabiar a la augus_ ta rna8estad. Estonce, Virgilio, persona ñuy avisada tan bien e ansí en los curiales fechos como en los scienciales rristerios, e vista la tal dispusicíón acceptable, de arridente alegría la de¡ divino príncipe faz guamescida, sin tardanga escrivió los

-iI

srgurentes versos:

N@te plu¡t tata, reddeun, espectucula nane: divisu,n imperiu,ñ cum tave Cesar habe¡,

que quiere dezir: «'l'oda la noche llovió --€s a sab€r, gran pate Della_, e toman las re_ presentaciones en lamañana --es a saber, fue en la mañana áispuesto pam se fazer_, ansí que paresce que el señorío del mundo, siquiera el mandar, sea partido ent¡e dios e el

emperador. Quiere dczir que parescla mandasen a vezes; que il tiempo fue luvioso cuando dios quiso e fue sereno cuando el emperador ovo dillo talanti.E puso aque_ llos versos pegados con cera en las pueñas de Ia cámara del emperador, el cual, di la suya saliendo cámara, ir qucricndo a las representaciones. aqueúos vido versos. A los

APÉNDICES

37I

leer parándose. como letrado e

,."d;,; ;i;; ü;;üil;,;^.'i:1.X11,:l:*,:':: ;:?:Tfl jj:i.l;,I#i::: van. Tomólos, encomendándotos a Micena., q;. i;;.;üri,á qrien ro. ordenado. a quien Comeficio respondiendo. ";;";¿l -g_"1"*r"i¿a"._*'l"dor, youuiu dixo: ñze por e¡ sozo de t, ¡¡.n,u.n,ulJu i,".;: -úi ñ;;;:,1|'.1'iT.'., ou.. losru brevedat de los versos tanta substancia De

§-l

\ ram tan divulgada su estendida e comendable fama! Más felicidar Ie arñadtó aqueldía quc aquél en que al imperial grado fue subltmado.

i

rantes ansf fuese por

comprehendientes,.."y"nao

Comcficio fabric"¿*

*tá

después que las rcpresentaciones .bradas. .E dexando el

Ci.. .,

" los ci¡cuns_

"qriif,lr;il*

complidas fueron muy gaudiosarnenle cele_ empemdor en su cesiirco palacio, tomó a su casa Mecenas. Most¡ó aquellos versos ya dichás e a él encomendado, v,rgifio. ai.i.rJo [, áorn.n.io fof,o. tueran. a qu¡en respondió Virpitio. -se;o. " .rr_ctrrei o" ,"btar ar emperador e ra suva. áro medianre, í.it¡",'i""rií¿l,l.liT u¡., r"zer; e non por Com¡ficio, sesúnd é¡

t.l

yi'". i,ri#lJ.I,**,u,

¿::.,r,.-,1

É

iffi ffi:ftff;::r.:ift.,:mÍ #:i,1Tii.i;"#

L.,l."f.iii; otros co¡nensados continuativos de mán. Veremos .t acabai,. E puso siguiehte de los primeros versos: ..¡1or ?8 quiere_dezir: _Estos versos yo los ","ri¡r"t""-¡"rl'aái"ii'üror_,,, ñze, e.ovo ot¡o la hon¡a i loor de os;;.'e iuego prso at pnnclp¡o por orden:

t;;;#

¿;;¿;

*r* ,.-s. ,""-"i-[i i" o*, ..Ansí de versos: que quiere dezir: -vobis..:,, vos,

comiengos las puenas de ¡a imperial crímara del

e non

p-.

,o..,S ói'Oü.

;:ñ;;;li.:lf.i:T:i:l*r;11",J*Tl

u

;*:t

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.uiá,n¿o rues.n oiÁ. to principiado. dixo a Comiflcío: «; po¡ qué añediste r¿les paiabras uniformes sin les da¡ ::TI]9: :_l"r:l"i cúmpteras. püs.ras.co,n""c*,..1u,íJIl"1;;il;;;:,u ru .n

esta Virgilio introduze virluosas costumbres, incltnando los oyentes a bien faz€r. ^ .Enen tas ob¡'¿ onde respuesras que Encas avfa de tos-droses, siquiera en i;. ;;;,-;;;..i;.,o. qr. fazía, inclina ¡on poco a la relisión. ADróvando I". pi"ad.". oU."-., f^-;;";;;. qr.." vido Eneas e cómo tas pa.o siriremor'o flaqueza,

I

*

ELlilijlilf"?lf H;1"HX":;-11.T1'*p"';;;;;'-á'iüJa""¡'*' com.ncio. .iná,,1;is;.. ;;i,f,-::il]i[,Íl;".?f,,:§J:[ :?#'i: .:,.ff rescebiste por intercesión mIá en tu sagrado patacio, al ,iri."- a-"'r."-iiñiirr"" li_;;';"q,réil;rtd.,""",i"ijg- ,"uq.el oo.

agreSando». Ma¡rdó et emperador oue iuese catadum: «Cumple los prcsentese comengado.,enosr. to-fizo, e puso en et primero de los que ansr no,

g cua,sin;;;;;;"*_r, .á*f;;]#;;:,.#),iruu,,r*r,_

¡cat$'apes:quequiere dezir: "Ansf vos,las ate¡.s, frzei. En el segundo verso puso:

.S¿c

vos. a¿r

J.f p-"ra;;;;;.;

¡¡-,,1*-",.i^..ü"eii;;.iL,"#;#:r#l"ÍÍ'""fx,i;l:1.¡Íli¿ffi

p"_ ,.",..

.i"Hff

: ¿tc ws, non vob¡t,Jedis arau, boves: ot dezir: "Ansl vos' los bueyes' traés los arados pa¡a otrie e non pam vos'. En r"f-9'i"re o'*: sic vos'non vobis nid¡frca,r.t, av¿r: que quiere L.ir, "l "u*o roJ. r". rngas de vuesuos fros para otrie e non para vo§,.. Esto visto, dende adelan¡e tomó el empemdor g¡an plazer, teniendo Virgilio en mayor rcpuucióri, ptaziéndole ofr sus fermosos dezrre., noi .orr"_ niendo su biviendá onradámente. A tanra regó co; p".,f,ausa" desto, que ya podié por ot¡os inrercede.. Ansí repo,só ta confarga irnpe;at ii, discrcción e modesúa, que non duMó "l encomendarle Ia ordenansa :irgjliana, de su tstoria e laz¡m¡ento de su coró¡ica, _{ue sinon a lo" m¿s ."". rumbrc la rcscitación en scripr; de las sesras imp.a¿."-. qr.ri.rJo, ñ. e claro varón. canonizar sus esrrinuos r".r,or. p.rp.au.., iirá"i¡i* .-J"""i"," ¿.^¿r-tuotos scriptos -ioso enet sc¡enrífico e dutce sri¡to virgifi^".1 e[.""i. i".."rg"Jiilr. *raro. e la ñanga non poca, por el gran taranre q,ue l._"-rr19" ,ái""-,ri jJlu"¿""""" acceptóto. roda excusa apa¡te puesta. cuanu ui.naueriul"ril.." l"uni"*i},.",0, u, ñuy nobles fechos de¡ césa¡ ocraviano ¡ó, f,or tan elocu"nr. Ienguu or_

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;i;á;;;;;térdo,jril "t .;-#; ;;i"';;;"J ,i.:"L'."¡"i"*¡" ,.¡ert"s'.nc;;;;;;;f";;r"", i..r""rr* * ,";;r.. ,.*ri lr"-ii"

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372

Llrrn¡rune rspAñoLA

I4ED¡EVAL (Et

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ocraviano, consrderandá de rodas Ias loabtes rullescido que ¡as ouas difuscava o m.n.'. c¡"ras ."ndÍa. i*'0""p"q"ün:" .iqri"* ,]":Tó et imperiat.srado tue por ta privansa que a¡cansó con Jutro César, ::j::'",.,^*,..1: p¡!u(rE!u¡ suyo, e por ros grandes fávo¡s5.q¡a le dio en su tiempo, faita lo fazer su l¡o adoptivo. dexándo¡o ranro apodemdo oue al rrono augustal ¿ii-i"lrr¿'" jrnp*" ,*"qr,,¡" ovo facultad de sobir); ocurrióle, para esta reparar mengua, sin la cua¡ en meior comutada ros orros toores padescerién ectipsi, fuese co,i".niul" ¡ít.o¿ri¡.-i, . ,r".. por succesiones de tiempos de cuál ocroviano aes""nai" Iiruge i..;;;iJrli."ulu"ion".. E por las respuesus que finqe oue fueron a.Eneas "on dadas e" i" ¿*."rjia"i""i'irn*r",,"_ troduze las virtrjdes, fa.u. dilactada señoía de aquél seer vaticinadas e c!ántos proverhos vendrién al mundo desu dominacion, po. .u"r,i. ,¡glos.dorados en su ¡iempo serién como "n-,iiuro-"'i"rii¡i'ui,or", en tos dr". s"ir.,". o. ."".r" oir"J rili'r" o .,._ ple leedor que virgi¡io quiere conrar en esra obra ros fechos o. enear,'J Ioores de Octaviano: so el velo poéttco "'queiminisrra e colores retoricales d¡screlam"n,.. p"iiiOiua, ti... aquel señal a do non pa¡escía tirar.

i.;;; á;;;;.

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"r.-i*

eenslgo.yirCitio en su atra invesrigación por qué manera e más cotoradamenr§ _,- I::: s,n mostrar adulación podría represcntar e publica; ¡o; imp..i"t". toor.s a""i u,nuo"o prÍncipe

t;;rt;;¡*-.ñ;,

osar cometer gra[des fechos, En los oactc

I

.',

"1jirJ*'á'-1,L,"* o.

il ;;:i::.'[#;iHfriltrf#i H,::;::Til; "r,"fE,;;";:;;;il reyes e saber regirs€ en las mobil¡dades delias. En Ias tata que ,,o

muesra la insrabilid¿r de la Foñun¡ e cuán poc" nes. E por est¡ maner¿ toda su istoria cs llena'dc crurar .l poehl intento. en rat manerá o,,. cuatq*

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de ras rcgio'nes e rerigion".

Ánrrii "]ri"n*¡". i"L'*.1"" ti"-

"jliil

Cuéntase por Servioen la glosa que fizo sobre el Virgilio de los grandes misterios en esta que en et primero i-1:¡-dl :ontenldos:alrmando rosos representa todo ro que en Ia primera contesce hedat ar nue-vo ombi. "0,_ do, en aquel Ene¿s npresentado. E. anst- en el segrnao.a" fu *grJol.A"i, "" "¡ p.. las otr¿s et cuno de ta ñundana vida e por los o-t-. lib-. Ansf que es un espejo dooivo en do cad; uno puede contemplai su v'i-d4-i". áiü'."r"puraciones de aquélla.

-

lu- ei i,,"!"^"ii"'"ñi"'i¿I"il"" ,"ri"i" -"""""'il*i¿. b;;;;J;ü;;iJ;-""""*".

Fízola Virgilio esta ¿ñ¿da con tanto estüdio e deliberación, que tardó en ella onze años e acaM della doz€ libros. E arrebatado de la m""n., prJo rn?" ,ir"',i'i"r" muere de Tumo. rey de los niru¡os. Ansí. dexó l" "ordr"., o¡.u

, "., ,on'JJ"-nii..ñ!¡0". *,¿¿. o* conlinüarse fasta la muene de Eneas. E después aquellos doze ¡ibros por mandado de octaviano fueron corrcgidos de Tuca e Varo, se!u" a s-"*i. ir, ,""...;;ü;r:'¿;#; ttos-doze libros ¿nsí

i.

conegidos son la Ene¡.da vlreiit., ansí fecha aquella corección que non añadieron a" .rryo

q; r;., ,"i;:ilHffi. .".

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r"" paresció superfluo, siquier de se¡tencia ^rgiru avuno, de maneá qu""oiu, ro ,ooo fuese virgiliano. "or,"n',áo-nn"oli"

x9 APENDICES

373

\ E después sar¡t Esidoro, a4obispo de Sevilla, cataodo que la intinción de Vtrgilio, según su principio, fue continuar la istoria, descendiendo por el linage de Eneas fasta su muele, e quigá más verdaderamente fastael tiempo de Oclaviaío e suyo, ñzo uná E eilo eri prosa latina c comengó desde el rey Nerco e de la reina Idai, cuyas ñjas fueron las cincuenta nereid¿s, e una dellas Thethis, madre de Achiles, e conlinuó la istoria fasta el destruimiento de Troya. E de alll prosiguió los fechos de Eneas, alcga¡do los versos de Virgilio que al propósito fazen, e cümplió la istoria fasta el tiempo de Octavia¡o. E por non poner, siquiere enxeúr, aquellas dulsores poéthicas en tanta elocuencia como virgilio, aquella obra non es tanto memorada. E, por cnde, el que saber quisiere los secretos de las istorias e bien entender las intinciones de los actores, cumple que vea muchos isto¡iáles e abeze su entendimiento a lá universá.I aprehensivs. En este paso, señor muy excelente, devedes notar quepoco vale a los grandes príncipes e rEyes fázer aseñalados e esfenuos fechos cuaÍto a la perpetuación de la fama si non ayan lengua ens€ñadá que lo sepa dezir e por scientfficas e dulces palabrzs en scripto cortar. E non er¡comendar, siquierc fiar, el fazer de las corónicasa escrivanos de cáma¡a romaDcistas, se8ún en estas s€ faze pafes, que lo pooen en gruesás e rud¿§ pabbras, diziendo ta¡ manifiesta§ adulaciones e parcialidades, non sabiéndose cobrir con el rectorical velo, que son menospresciadas las corónicas ordenadas por ellos. [¿s cuales ansí contentibles, ventunr non alcansan de escrevirse siflon en letm timda, e las más vezes por mallo de abezantíos, que nunca en la casa entraron de orthogrofía, en delgados papeles, de pobres vestidos cubiefas, cuya fama non se estierde fuem del terretorio. Bien pa¡esce que los fazedores dellas non fueron criados con leche rectorical, ni ma¡lenidos de la vianda poética, nutritiva de los Seneosos entendiñientos. Non digo por vituperar o desfavorir a los que oy lastales escriven corónicas, mas doliéndome que tan gloriosos fechos como de los reyes cercanos deste tiempo pasados perEscán, abreviada la du-

ración de su nombradíá (singularmente, la memoria recordable del muy exclarescldo rEy vuestro p6dre aÍsí estar escondida o, al menos, no¡l parcs€r cuánto devía), por mengüa de ron s€r enmmendádi§ las Sestas corónic¿s dellos a quien las sepa conta, e bieri dezit ¡O, poderoso Dios, que pasados más de mill años después de Ene¿s, sr¡scilastes la virgiliana lengua, f¡ziéndolelas faltas que la /sro¡i.a de Frigius Darcs testigua cootra Ene3s, ásí €n caber cn cl vcndimiento de su propia ciMát. como av€r esfuergo reñiso, e, demás, cleva¡ sus loor€s con tanta s€rcnidat de palabras, digna embia¡ tu splritu illuminativo al cor:agón de los reyes, que tienes en tu maÍo, para que busquen en el presente tiempo ens€ñados varones que los buenos fechos e loables de sus prEdescesorcs e suyos s,epan complidamente cont¡r, faziendo resonar su nombre a los o¡ientales fines e ñás lexos de nuestra ñoransa, por enxemplo de muchos e provecho común, a loor e gloria tuya, á quien plogo darles ayuda par¿ los fazer!

(...) Cienamente, por mí non poddén ser exprcsados los bienes que nasccn e las utilidades que se elcansan de su lectura- Sólo a aquél petenesce que los suyos pudierc fasta lo ñás abscorididos penetla¡ §ecrctos. Esto poco que en la suya dixe comerdación ab¡sta p¿¡ra excita¡ vuestra real voluntad a ine asidua lectura sus provechos e aver aquél en la estimación que mer€sce, pues que a Dios plogo ta¡to b€atificar Ia castellana lengua que en aquélla tan esmerada fuese trasladada istoriae, po¡ ella conservada, biviese cerca de los romancistas tan provechosa doctrina, que de la lengua non ha¡ noticia latina, en do fue originada e se mantiene cerca de los entendidos, onde su dolsor más sabrosa es mejor sentida.

quirir por contiuada

E maguer algunos provaron trasladar la presenLe rnemotuda Eneida en la itálica lengua, fiziéronlo menguadamente, dexando muchas ficiones e exclamaciones e razonamientos que superfluos rcputaron cuanto al entendimiento istorial. Empero fasla la presente hom non ha

374

urennrun¡ espAñoLA

I\¡EDTEVAL (EL

srcLo xlD

paEscido quien su imagcn rEpresent¡se de palabra a palabra, el concebido entendimienlo transferiendo en alguna de las vulgadas lenguas, según ¿quí fize en la castellána por vuestto mandado e insta¡cia €pistola¡, porque llegase a vuestra rcal noticia, cüanto poslbile fue, plazible rexedura en el original latino contenida por la trujamana lertua patrial vuestra, señor ex_ celente, gua¡dando lo que suso dixe e la conveniencia que aquellas lenguas castellana e lat! na padescen.

(Proemio de don Erriql¡e de Villena en su tradocci'¡ de la E¡eida, dirigida al rey Juan Il de Navarra)

7. Ovidio E por cuánlo este t¡at¡do es llamado por su s€m€j able l1opiedat Bursario, avemos de satrr por qué es lla¡nado asf. Según la propiedat del vocablo, bursario es derivado o ha nacimiento de á¡¡¡sa, vocablo latino que quierc dezir en nuest¡o románce 'bolsa', porque, así como en la bosa ay muchos pliegues, asf en este t¡atado ay muchos oscuros vocablos y dubdosas sente¡tias. Y puede ser llañado bursario porque es tan breve compendio que en la bolsa lo puede hombre lleva¡, o es dicho burs¿rio porque en la tr,olsa, conviene a saber en las élula§ de Ia memoria, debe ser refirmado con gran diligencia, por ser más copioso t¡atado que otros

Y pues avemos de tmta¡ de la primera obra que hizo Ovidio, avemos de saber cuál causa Io movió principalmenle a lo hacer. Para Io cual devemos saber que estando en el logar donde em natural, el cual se llama Pelino opido, que quiere dezir 'castillo de aguas', viendo los oúos actores por sus tñttados poéticos ser proveldos a grande honor, fuese a Roma, en la cual aplicó el su corasón a tratar de las cosas invertibles, s€gún que él dize cn otro tr¿tado llamádo D? Po¿fo, el cual hizo estando desterrado en una isla, I do dizgt l2ta fe¡e lelus cecini, cano tri§' ¡¡¿ ,r¿sris, que quiere dezir: "la cosas alegres ca¡té con poca alegla, aSora canto las tristes con gran tristeza".

A utilidat y provecho de los omrcs jóvenes hiz€ este tat¡do, cn cl cual §eguí yo a un poeta llamado Esíodo asirenco, el cual avla copilado antes aqucstas epfstolas,las cuales emn ya dadas a gran olvidansa. Y por su gran utilidat redúxolas a las memorias, se8ún que dize en el lr,¡c¡ado De arte anandit lgnotum hac aliis ipse ouauit opus, q\e qricre dezir: "Ovidio renovó aquest€ tratado, que era a todos ignoto '. La materia deste tratado es de amor lícito e illícito, honesto y deshonesto, cuerdo y loco. intinción suya es loa¡ a unas de amor lícito y honesto, 8sl como a Penalope, que amó a su m¿rido Ulixes; y a orrás reprehende de arnor deshonesto, asf como a Islifle, que amó a Jasón, su huespet. Acloridat p¿lra es¡oi CertuÍ in hospilibus non est amor, qt]P- quierc dezir: "En los viardaÍtes o huéspedes no ay cierto amor". A ora§ reprehende de loco amor, así como a Oenone,la cual arnó a Paris seyendo niño, po¡ lo cual non lo deviera amar, ca son los niños inconstantes por la su variable hedat.I-a utilidat es que,leído este tratado, ayarnos noticia de



las ma¡er¿s diversas de amar.

El título es: Aqul comienga el tratado que hizo Ovidio Publio Naso, y llámase Hereidos, que quiere dezir: "De las dueñas o señoms". E si fuere preguntado por qué fue más intitulado o apropiado a las dueñas que a los cavalleros, responderse ha porque en este mundo más aman ellas que no ellos. (Prólogo de Juar Rodrfguez del Padrón a su Barsario, tmducción de las Hero¡¿¿s de Ovidio)

APENDICES

375

\ B, Séneco Séneca fu un savio uomo discepolo d'uno filosofo eh'ebbe nomc Fotion della setta degli stoic¡ani. I quali diceano che vi(ude e sovrano bene e che neuno puote essere bene aventurato e beato sansa virtude. E non per quanto egli mette e mescola spesse volte tra' suoi detti le sententie d'un filosafo eh'ebbe nome Epicuro che dicea: che dilecto e sovrano bene tultavia in tal modo che tomasse a onestadei e si fu questo Epicuro uomo di mol, ta grande astinencia e nel piu della sua vita non mungiava áltro che pane e acqua ed erbe

Desle sabio Séneca hizo sant Hier6nimo muy especial mención en el libro qüe compuso de los va¡ones claros, por tales palabras: Anneo Lucio Séneca de Córdova fue hombre de gran continencia en su bivit, el cual yo no pusiera en el catálogo de los sanctos si a ello no me provocaran aquellas epístolas que de muchos son leídas (...)

(hoemio de las Epís¡olas de Séneco en romance, Alcalá de Henares, Miguel de Eguía, 1529; es una nueva edición de la enca¡Bada po¡ Femán Pérez de Guzmán en el siglo xv)

crude. Questo Seneca fu nato di Spagna d' una citta che si chiamana Corduba, e fu cio di il poeta, uomo di grande lilteratura e alta, e di grande astinencia et maestro di Nerone il crudele Imperatore di Roma chel'fece poscia uccidere. euesto Se¡eca avea uno suo grandissimo amico il quale avea nome Lucillo e fu d' una contrada la quale allora se chiamava campagna e la quale e chiamata terra di lavoro, d'una citta ch'ebbe nome Pompeia, posta assai presso di Napoli, la quale nabisso si come Seneca medesimo raccon, ta nel libro delle questioni naturali. Quello Lucillo era procuratore del senato e del popolo di Roma nell'isola di Cicilia al quale Seneca mando piu e piu e verc episrole piene di buoni insegnamenti e adottrinamenti, i quali seguitano qui di sotto,le quali pistole e insegnamenti fece traslatare in lingua fiorentina Riccardo petri cittadino di Firence a utilidade e correctione e bene di tutti coloro che in questo libro leggerranno cosi traslatato. Nel quale le dette pistole co'suoi insegnamenti e addottrinamenti per ordine sono scripte, si come nell'original c del detto Sencca furon lrovate.

Lucano

(Noúcia sobre Séneca, al frente de una traducción italiana de las 6plstolas,ms. del siglo xlv, que luego pasarla al Ma¡qués de Santillana. Esta Noticia, tr¿ducida al castellano, figuró también al fr€nte de las t¡aducciones castellanas de las Epl§ror¿r, como puede versc en el siguiente texto)

Séneca fue hombrc muy sabio, disclpulo de un philósofo que uvo nombrc Foción, de la

opinión de los estoicos, los cuales dezían que la virtud es soberano bien y qüe ninguno puede ser bienaventurado sin virlud. Por lo cual mezcla entre sus dichos las s€ntencias de un philósofo llamado Epicuro, que dczía que el deleite es soberano bi€n, pero toda vfa en tal manera que el tomasse horestad-

Este Séneca tan sabio fue nascido en España, de una ciudad llamada Córdova, y fue tío de Lucano el poeta, hombre de grande y alta sciencia. y fue maestro de Nerón, el cruel emperador de Roma, el cualdespués le hizo matar. Tenía este Séneca un grandlssimo amigo suyo llamado Luciflilo, que fue de una provincia que aún entonces llarnavan Campaña y agora tierra de labor, de una ciudad que uvo nombrc Pompeyos, acerca de Nápol, la cual se hundió, según Séneca relata en el Iibro de las cueslior¡es naturales. Aquel Luci[li]o era procurador del senado y del pueblo de Roma en la isla de Cecilia. y a este Luciuilo Séneca envió muchas e muy verdaderas epístolas llenas de doctrina e enseñamientos, la cuales se siguen aqul debaxo. E hízolas trasladar de latín en lengua florentina Ricardo pedro, ciudadano de Florencia, a utilidad e coneción de todos los que este libro leerán.l,as cuales son trasladadas del original del dicho Séneca por la orden que en él fueron halladas.

Y estas que aquí se siguen hizo trasladar de lengua toscana en España Femán Pérez de Cuzmán.

37ó

ur¡n¡runn tspAñoLA

MEDTEVAL

(rL

stclo xv¡

el romance de nueslra

9. Corto del Morqués de Sontillono o su hüo Don Pero Gonzólez, cuondo estobo estudiondo en Solomonco Don lñigo tlpez de Mendosa, Ma4ués de Santilla¡a, Conde del Real, a don pedro de Mendosa, protonotario, su hüo, scrive, salud. Algunos libros e oraciones é recivido por un pariente y amigo mío este otro día que riuevamente es venido de ltalia,los quales, assí por lronardo de A¡ecio coño por Pedro Cándido milanés, de aquel prfncipe de los poetas, Homero, e de la historia troyana que él compuso, a la qual /lidde intituló, traduxeron del griego a la lengua lalina, creo ser primero, segundo, tercero o quano o pate del décimo libros- E como quiera que porCuido de Colunna,€ informado de las relaciones de Ditis griego y Dares pkigio, y de otros muchos autores assaz plenaria y extensamente ayamos noticia de aquélla, agradable cosa será a ml ver obra de un tan alto varón y quasi sober¿no prí¡cipe de los poetas, mayormente de un litigio militar o guerra el mayor y más antiguo quese cree aver s€ído en el mundo. Y assl, ya sea que no vos fallezcan travajos de vuest¡os studios, por consolación e utilidad mía y de oros, vos ¡uego ñucho vos dispongades, pues que ya el r¡¡ayor pueto y creo de mayores fmgosidades lo pasa¡on aque, llos dos prcstantes va¡ories,lo passedcs vos el segundo, que es de l¡ lcngua latina al nuesúo castellano idioña. Bien sé yo ¿gor¿ que, según que ya otras vezes con vos y con otrcs ma ha acaescido, diredes que la mayor pafe o quasi toda de la dulgura o graciosidad quedan y rctiencn en sí las palabras y vocablos latinos; lo qual coño quier¿ que lo yo noÍ sepa, porque no lo aprcndí, verdaderamente creo, porque los ¡ibros assí de Sacr¿ Scriptum, Testamento Viejo y Nuevo primer¿mente fueroñ scriptos en hebraico que en latfn, e cn latín que en otros lenguajes en que oy se lee por todo el mundo a doctrina e enseñansa a todas genGs;e después muchas otras historias, gestas fabulosas e poemas. Ca diflcil cosa sela agora que, después de assaz años e no menos travajos, yo quisiese o me despusiesse a porfiár con la lengua latina, como quiera que Tulio afirma Catón -{reo Uticense- en hedad de ochenta años aprendiesse las lelr'as griegas; pero solo e si¡gul¿r fue Catón del linage humano en esto y en olras muchas cosas. E pues no podemos aver aquello que quercmos, quera¡nos aquello que podemos. E si carecemos de las formas, seaños contentos de las malerias.

A ruego e instancia mía, primero que de otro alguno, se han vulgarizado en este reino algunos po€tas, assi cotno la En¿ida de yirgilio, el Libro ñaJo¡ de las transfo¡lfiaciones de Ovidio,las Tragedias de Lucio Anio Séneca e muchas otras cosas en que yo me he deleitado fasta este tiempo e me deleito, y so¡ assícomo ün singular rcf,oso a las vexaciones y travajos que el mundo continuamente tme, mayormente en estos nuestos ¡einos. Assí que aceptado por vos el tal cargo, principalmente por la excelencia de la materia y clara forÍra del poeta, e después porel traduzidor, non duMedes esta obra que todas las otras será a mí muy rnás grata. Todos días sea bien de vos. D€ la mi villa de Buitrago.

APÉNDICES

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