Aires Costeños

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Los arreglos y borradores del cuaderno Aires costeños -Antología del folklore afroperuano estuvieron listos en 1982, me encontré entonces con que, para publicarlos, era necesaria, además, la melografía –que en esa época era necesariamente manual, tarea inimaginable hoy que tenemos medios digitales-, de modo que puse en ello todo mi oficio de diseñador. Dedicar luego el cuaderno a los músicos que no han escrito para guitarra fue una manera de declarar que en el fondo mi deseo siempre fue tocar; se imprimió en febrero de 1983 con el auspicio del Patronato Popular y Porvenir Pro Música Clásica; lleva el prólogo del Maestro Juan Brito Ventura; fue estrenado por Virginia Yep en el Banco Central de Reserva y se le ha considerado como obra de interés nacional. Como las obras que contiene este álbum provienen del folklore afroperuano e incluso en nuestro propio país requerirían de alguna explicación o contexto, decidimos acompañar las partituras con unas breves notas sobre sus características particulares Quisiera que estas breves notas constituyan un marco de referencia que permita al intérprete de la guitarra clásica conceptuar la presentación de este cuaderno como haciendo un alto, ubicándose dentro de la evolución de nuestra música regional costeña, en un momento previo a la actual etapa de cambios.

Breve Reseña Historica En la costa del Perú el folklore tiene una marcada influencia negra. El esclavo arrancado del Continente africano, sobreviviente al cruce del Atlántico, no logrando adaptarse al duro trabajo y frío clima en las minas de los Andes, fue reubicado a orillas del Pacífico donde encontró un medio favorable que pudo finalmente hacer suyo. En el transcurso de cuatro siglos, aspectos de la herencia cultural africana tales como religión, música y danza, plástica, lenguaje, tradición oral, conceptos filosóficos, costumbres alimentarias, etc., pugnaron por sobrevivir, integrándose paulatinamente a las formas culturales vigentes. Hasta nuestros días, entre otras expresiones subyacentes dentro de nuestro mestizaje, han llegado algunas danzas y canciones en las que se advierte combinaciones rítmicas y giros melódicos propios de este grupo étnico -minoría en vías de desaparición- a cuyas manifestaciones hemos dedicado el presente álbum. Se olvidaron los pasos del festejo, ya no salen a las calles las comparsas del son de los diablos; si alguna vez se bailó el panalivio o el agua’e nieve nadie lo recuerda ya... La práctica popular fue perdiendo continuidad, tanto que hacia la primera mitad de este

siglo sólo podemos mencionar una academia de baile y las esporádicas presentaciones de grupos aislados; la actuación de la «Compañía Pancho Fierro» en 1956 marcó entonces un hito. Sin embargo, la actividad habría de retornar posteriormente al pueblo a través de los nuevos medios de comunicación, el teatro, el L.P., la T.V., etc. Desde 1958 el aporte de Nicomedes Santa Cruz fue determinante (N.S.C.+5/2/1992). Desde 1959 el folklore negro del Perú recibe el impulso de Victoria Santa Cruz, cuya labor de investigación y re-creación como compositora y folklorista rescata música y danzas ya olvidadas; funda y dirige sus propios grupos artísticos que prácticamente resultan semilleros, dirige la Escuela Nacional de Folklore (1969-1972), funda y dirige el Conjunto Nacional de Folklore (1973-1982). A su estímulo hoy nuevamente se canta, baila y componen festejos, landós, etc.

La Situación Contemporanea El folklore negro está pasando por un momento de «resurgimiento» que ha llegado a saturar el mercado actual con creaciones de fácil venta. Incentivados por la demanda desde el café-teatro y las «peñas» hasta el L.P. y el comercial de T.V.- y libres de compromiso alguno con las formas tradicionales, los participantes aportan su versión personal, cada cual siguiendo los dictados de su propia «inspiración». Es así que encontramos: .- Autores que «tiñen» sus composiciones de un aparente «sabor negro» mediante el cómodo recurso de reforzar los acentos de sus versos adosándolos a un repetido patrón rítmico-melódico. .- Intérpretes que abundan en adornos sobre una frase melódica que termina en melisma, forzando un acercamiento al cante flamenco. .- Guitarristas acompañantes y músicos profesionales que adoptan progresiones y armonías «modernas» provenientes del jazz o bossa nova. .- Por su parte numerosos grupos de bailarines danzan poseídos de inusitada «africanidad». En suma, este «nuevo folklore negro» no deja de ser vistoso y tiene gran aceptación, pero conviene destacar como conclusión, que se trata de un producto sintético y que al desplazar a la espontánea expresión colectiva puede llegar a desvirtuar definitivamente lo esencial de nuestra herencia cultural popular. Selección Frente a esta etapa de innovación apriorística he tratado de ofrecer una apreciación de auténtica música folklórica costeña de influencia negra, para ello me he remitido a temas muy antiguos; así la marinera y el tondero se encuentran representados por sus lejanos antecesores zamba-landó y zaña respectivamente. No están incluidos el alcatraz,

el ingá y el son de los diablos ya que pese a tener marcadas diferencias dancísticas, en lo musical son parecidas al festejo. Completan la selección tres obras firmadas, de composición reciente (ca. 1960), y concebidas dentro del ámbito de lo tradicional. Su inclusión constituye un reconocimiento a la autora -Victoria Santa Cruz- y a su insoslayable participación en el devenir de la música negra del Perú. Parte del mérito de esta selección que incluye festejos, panalivios, zapateos, será haber logrado transcribir algo no muy diferente de lo que siempre escucháramos a don Vicente Vásquez, acompañante de toque fino e inspirado; conocedor, cuya figura destaca más hoy, cuando no queda otro que conserve los «golpes» de aquellos géneros que se van perdiendo. (V.V + 29 / 7/ 1987). Los Arreglos Se ha tratado de cumplir con varios requerimientos: * Una utilización racional de las posibilidades acústicas del instrumento, llegando a incorporar efectos tímbricos que presten mayor colorido, reforzando a la vez el carácter de la obra. * El cuidado por presentar una versión cercana al modelo tradicional conlleva a que en algunos momentos aparezcan representados no sólo el canto y el acompañamiento sino también los floreos del guitarrista puntero e incluso la percusión. * La observación de una escritura que permita destacar las voces y que eventualmente -como en el caso de «Los negritos de El Carmen» -adopta la convención de abundar en barras de repetición, a fin de tipificar los temas básicos evitando reiteraciones; el resultado es similar al original que sin llegar a la aleatoriedad repite mucho un motivo variándolo leve y paulatinamente. * Un aprovechamiento de la técnica instrumental a fin de no dificultar innecesariamente la ejecución, ni caer en una versión facilista. O.S.C.

De Las Obras Zamba-landó Los negros Bantús de Angola trajeron a América el landó, londú o lundúm. En Perú esta danza devino en zamba-landó, mozamala, zamacueca y otras variantes. La zambalandó que presentamos es obviamente un fragmento, quizá el único y en todo caso lo más antiguo que conocemos. Sólo ha llegado hasta nosotros el canto pero es bien sabido que resbalosas y zamacuecas se acompañaron siempre con guitarras, al son de “palmas” y “al golpe del cajón”. Anotemos aquí que el negro en el Perú perdió rápidamente los tambores de cuero, reemplazando sus múltiples matices por un solo instrumento: el cajón de madera.

Esta melodía que la tradición familiar conservó durante medio siglo, fue recopilada en 1964 por Nicomedes Santa Cruz. A su solicitud de hallar un acompañamiento correspondiente, el maestro Vicente Vásquez le incorporó un rasgueado que parece venir de antes de la marinera y es así como se escucha en el álbum L.P. Cumanana. Considero que este esfuerzo entraña un carácter de restitución. Festejo Esta danza rápida y alegre tiene sus similares en otros países de Latinoamérica siendo leves las diferencias locales. El canto –solista y coro-se acompaña con guitarra y percusión: cajita, quijada de burro, tamborete, etc. Danzas de los negritos Niños y adultos, los integrantes del “hatajo” de negritos de El Carmen se reúnen a fin de año bajo la conducción del primer caporal don Amador Ballumbrosio. Zapatean, generalmente en grupo y cantan al unísono, siempre con el violín de José Lurita. Observan celosamente el reglamento y sorteando el riesgo de diluirse en el olvido han logrado mantener esta manifestación al margen de influencias extrañas a la festividad campesina. El tema inicial “En nombre de Dios comienzo”, parece ser un pasacalle cuyo comienzo nos suena más lógico en canon. Esta serie de danzas de recorrido se baila aún, para Navidad, en el poblado negro de El Carmen, en Chincha. Asimismo, en diversos lugares de nuestra serranía donde alguna vez llegaron esclavos negros, existen danzas similares como Morenada, Pachahuara, Negrería, etc. Con vistoso atuendo, en rigurosa coreografía y con máscaras de negros, los danzarines indígenas recuerdan la esclavitud, celebran la libertad y cantan al Niño Jesús. El villancico español, la huaylijía serrana, el zapateo negro, se entrelazan para conformar las danzas de “Los negritos de El Carmen “, fusionándose sus elementos hasta convertirse en una manifestación integrada, heterogénea y sincrética, contra nuestra propia cultura. A la muerte del violinista José Lurita en (ca.) 1975 el Maestro de danza Amador Ballumbrosio ocupó su lugar al mando del grupo. Este "hatajo" de negritos sigue siendo el más popular en el Carmen pero ahora tiene una característica familiar, la mayoría de bailarines son hijos de Amador quien los dirige tocando el violín. Bajo el nombre de Villancico presentamos algunos cantos de las "Danzas de los negritos de El Carmen" que han tenido difusión fuera de su contexto siendo interpretados por otros conjuntos en Lima. En estas versiones puede observarse que los

ritmos se han hecho más libres, en tanto que los giros andinos propios del modelo chinchano son apenas perceptibles. La captación no registra retorno al segno. Panalivio Es una forma musical similar a la habanera de Cuba. En tiempo de panalivio se cantaron penas, melancolías y esperanzas, con un aire de sarcástica denuncia. Mozamala Ya no hay mozamalas, ni zamacuecas, ni zamba-landós; éstas y otras danzas con una raíz común, hijas del landó, parecen haberse unificado bajo un nuevo nombre, la rebautizada marinera. Lo que ahora presentamos es una aproximación a la mozamala en arreglo sobre una composición originalmente concebida para canon y destinada a ser el tema característico de la compañía teatral "Cumanana". Valse criollo No es tan negro, ni siquiera tan zambo como actualmente puede creerse. Reflejo de la dicharachera Lima criolla -“aquí el que no tiene de inga, tiene de mandinga" - nuestro vals, sentimental o jaranero, se caracterizó por una gran libertad en el fraseo que contrasta con un acompañamiento picado. Nos estamos refiriendo al típico vals peruano que acá se conoce como vals al estilo de “la guardia vieja". Zaña En marzo de 1720 la villa norteña de Santiago de Miraflores de Zaña fue arrasada por una inundación de la que no se recupero jamás; se habló entonces de un castigo divino debido a los cantos y bailes irreverentes y obscenos de sus pobladores. De aquellos días ha quedado una sola canción, antecesora del tondero y que a falta de mejor nombre ha sido llamada Zaña. En uno de sus versos dice: “Dime de dónde vienes / que son las cinco / - Vengo de oír la misa / de San Francisco, al lundero la da” Evidentemente se está tomando a burla las costumbres religiosas europeas, adquiriendo relieve por ello el último verso "Al lundero le da” ( ¿? ). Si se tratara de una alusión al bailarín de lundú -¿lundero?- y al golpe pélvico - le da (zamba que le da)- característico de este baile, significaría que - como demuestra Nicomedes Santa Cruz en el álbum L.P. Cumanana- nos encontramos nuevamente ante el landó. Desde siempre se ha aceptado que la única canción conocida de Zaña, consta de tres partes, precedidas de una breve introducción instrumental. Inicia el canto muy lento y ad líbitum un solista, a capella. Hacia la segunda parte se va integrando una antifonía

que frasea un poco más aprisa. En la tercera parte siempre moderato, queda el coro solo y a tempo. Si damos crédito a la leyenda, la Zaña -cuya coreografía fue borrada por la prohibición habría sido indecente (entendamos erótica) en su baile y de una agresiva crítica en su texto; esto no parece concordar mucho con un canto lento y melancólico. Algo más que el baile parece haberse perdido en el tiempo... Es posible que olvidada la danza, una captación errada, incidiendo en lo melódico, haya descuidado la base rítmica; dejando incomprendido el alargamiento de la primera frase. Ello explicaría la ilusión de un fraseado ad líbitum. Sin embargo esta misma Zaña que todos conocemos nos ha llegado en una rara versión no difundida al público, legada por don Manuel Quintana –“Canario negro” ( + ). Esta grabación nos ofrece nuevos elementos de juicio. Quintana canta y toca de corrido adoptando un rasgueado que con leves variaciones se mantiene dentro del 6/8 de principio a fin. El resultado es más vivo y corresponde al contexto, podría bailarse íntegramente. Observemos además que la misma fórmula rítmica contenida en el rasgueado aparece en el canto. Todo ello parece indicar que este acompañamiento es el original. ………………….. Escribo unas líneas a manera de presentación de estas páginas para guitarra en versión de Octavio Santa Cruz. Considero una tarea de las más importantes, en cuanto se refiere al estudio de la cultura en nuestro país, recopilar la música tradicional con el afán de estudiarla, analizarla y difundirla, llenando así un vacío existente en nuestro medio musical y en especial en el guitarrístico. Hace años Octavio Santa Cruz pasó por las aulas de nuestra Escuela Nacional de Música, entonces Conservatorio Nacional, luego quedé impresionado por sus altas cualidades artísticas; heredero por tradición familiar de polifacéticas virtudes no sólo como ejecutante de nuestro maravilloso instrumento, ahora nos regala con sus partituras para guitarra. Octavio Santa Cruz cumple así una tarea que, a no dudarlo, tocará las fibras sensibles de quien tenga el placer de leer o escuchar las obras que contiene este álbum. Juan Brito

La Guitarra en el Perú Es un trabajo de investigación que su autor Octavio Santa Cruz comenzó a esbozar a mediados de los años 60 a partir de la carencia de música peruana escrita para guitarra. El primer recital La Guitarra en el Perú - en 1985 presentó en calidad de estreno las obras de renombrados músicos peruanos de quienes no se conocía producción para guitarra, como los minuetos del Maestro de Capilla Pedro Jiménez Abril Tirado. Esa noche se tocó por primera vez el Cuaderno de vihuela de 1830, cuyas obras rondós, minuetos, sonata,- no parecen haber sido conocidas públicamente en su época. El programa, incluyendo obras de Osmán del Barco y Alfonso de Silva, estuvo compuesto íntegramente de inéditos y estrenos. ICPNA. 17, VII, 1985. Desde entonces el material recopilado ha tomado la forma de CDs. y recitales para la difusión de las obras, así como conferencias y publicación de partituras para incrementar el repertorio de la guitarra a nivel internacional y en especial el de los guitarristas peruanos:

Foto: Carlos “Chino” Domínguez, 1963

“Octavio Santa Cruz se desempeña profesionalmente como Diseñador Gráfico, habiendo realizado exitosas exposiciones en el país y en el extranjero, obteniendo importantes premios por su labor. Además de dicha actividad, la sensibilidad artística que caracteriza a su familia lo llevó a estudiar guitarra clásica con el maestro Juan Brito.

Observando en ese entonces los ensayos del conjunto «Cumanana» primero y posteriormente «Teatro y danzas negros del Perú» que se realizaban en su casa familiar, esta influencia costumbrista se expresó en Octavio al determinarse a recopilar e incorporar para la «Guitarra Solista», temas peruanos de extracción popular. Ya el maestro Edgar Valcárcel, Director de la Escuela Nacional de Música (ExConservatorio), había observado «la casi inexistencia del repertorio peruano para la guitarra», razón por la que ha exaltado la labor de Santa Cruz. El Patronato Popular y Porvenir Pro Música Clásica, cumpliendo con sus objetivos de fomentar y difundir la música culta en el país, considera importante la tarea de Octavio Santa Cruz, ya que «la recopilación escrita y técnicamente depurada de música nacional no sólo dará mayor solidez e imagen internacional a nuestra música», sino que generará un mayor incentivo a la creatividad entre los compositores nacionales. Es por ello que el Patronato Popular y Porvenir Pro Música Clásica, dentro de su amplio programa de apoyo a los compositores nacionales, considera el presente libro como la necesaria y conveniente transición entre lo popular y lo cultivado dentro del campo musical peruano.” ppp, 1983

1982. "Aires Costeños" -Antología del folklore afroperuano, Patronato Popular y Porvenir pro Música Clásica. 1994. CD "Guitarra negra- dúo" con Alina Santa Cruz 1996. El "Cuaderno de Vihuela -1830", Fondo editorial de la Biblioteca Nacional del Perú . 1996. CD "De Inga y de Mandinga" con Julio Humala 2000. CD III “Guitarra negra – voz” “Al compás del socabón”. 2001. "Matías Maestro: Guitarrista- Cuaderno de 1786", Fondo editorial de la Biblioteca Nacional del Perú . 2004. Libro "La Guitarra en el Perú, Bases para su Historia". 2004. Partituras y CD MIDI La Guitarra en el Perú, Obras escogidas. 2005. Partituras Minués 1 al 100 de Pedro J. A. Tirado. 2005. "Aires Costeños Nº 2" -Antología del folklore afroperuano. 2005. "La muñeca negra " –dúo, Suite del Ballet afroperuano, de Victoria Santa Cruz.

Octavio Santa Cruz Urquieta Es Doctor 2017 en Historia del Arte. UNMSM. Es Magister 2009 en Literatura Peruana y Latinoamericana. Es Licenciado 1994 en Arte, sustentó el título con la tesis U.N.M.S.M. "La Guitarra en el Perú, Bases para su Historia". Profesor principal en la Escuela A. P. de Arte de la Universidad Nacional Mayor de San marcos, con cargo de Director 2013-2016, activo hasta 2018. En diciembre de 2019 fue designado Profesor Emérito de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es Diseñador Gráfico, con exposiciones y premios; entre otros ha recibido la Medalla de la Paz 1981 de las Naciones Unidas en el concurso de afiche para el Desarme. Es Guitarrista, Decimista, Cantautor y Narrador con obra grabada y publicada, ha tocado en el Perú y el extranjero, da recitales regularmente. Desde 1996 a 2000 "La casa de Octavio"-Santa Cruz- Centro de Arte presentó "Noches de Sol", "Poesía a dos voces", "Noche de guitarras", "El sábado de la décima", recitales, exposiciones y conversatorios. En 2013, el Ministerio de Cultura del Perú le otorgó el reconocimiento como Personalidad Meritoria de la Cultura. En 2020 la Municipalidad de Lima publicó dos libros y le otorgó Diploma de Homenaje por su trayectoria en aporte a la cultura nacional.

Publicaciones: La Guitarra en el Perú, 2004. 10 cuadernos de partituras, 4 CDs Cuentos de negros, 2012. Escritura y Performance en los Decimistas de Hoy, 2014. Mi Tío Nicomedes, 2015. El Diseño Gráfico en Lima.1960, 2018

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