Venezuela Agraria

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VENEZUELA AGRARIA. En general, la eficacia de una reforma agraria depende de la creación de un mercado formal y homogéneo de la propiedad. La titularidad de la tierra es entonces una condición necesaria para el funcionamiento de un mercado de tierras formal. La atención de los entes gubernamentales encargados de la problemática agraria debe concentrarse en la acción de las instituciones de la propiedad. Sin propiedad formal no puede haber mercado, si se entiende apropiadamente al mercado no sólo como un mecanismo de transacción; si no como un principio para organizar la actividad económica en una sociedad. Para que el mercado cumpla esta función de organizador requiere de un producto homogéneo, condición que no se cumplirá mientras existan tierras formales e informales. Esto último, debe distinguirse de la propiedad individual y comunal, el mecanismo de mercado se agiliza con la formalización de la propiedad ya sea individual o comunal. Venezuela ha evolucionado en estos aspectos en los últimos años al acelerar los procesos de titularización y por ende en la estructuración de un mercado formal de tierras. Los derechos de propiedad no sólo afectan la capacidad de las familias de producir para su subsistencia y para el mercado, su condición económica y social, también afectan los incentivos al trabajo y a la sustentabilidad productiva. Uno de los mayores beneficios de la titularización es el acceso al crédito. El sistema financiero formal tiene pocos incentivos para realizar préstamos a productores que no poseen los derechos de propiedad. Estos derechos pueden dar acceso a tales fuentes de financiamiento activando la demanda por insumos y factores fijos de producción. Si bien la titulación puede facilitar el acceso a las fuentes de financiamiento, la demanda por tales créditos puede verse limitada por los costos de transacción, la escala de operación, los ingresos potenciales y el nivel de riesgo. En tal caso, se hacen necesarios programas regionales muy bien dirigidos al segmento de pequeños productores y campesinos, en los cuales se les preste apoyo en las áreas de infraestructura y compra de insumos. CARACTERÍSTICAS MÁS RELEVANTES DE LA VENEZUELA AGRARIA. El proceso de reforma agraria fue producto de un consenso nacional donde se consagró un modelo de propiedad con una función social y la expropiación se contempló como castigo para los absentistas y rentistas. La reforma se concibió como un medio de transformación social democrática para evitar la violencia en las áreas rurales, dando lugar a un nuevo movimiento campesino fuerte y extendido nacionalmente. La aplicación de este modelo canalizó las aspiraciones de campesinado y existen pocas dudas que fue el principal frente antigerrillero y la causa de la formación de una clase media campesina. Los indicadores agrarios, ambientales y económicos señalan a la reforma como parte del crecimiento agrario de los sesentas y setentas. Asimismo, se le atribuye a la distribución de tierras en los planes de reforma agraria el aumento de la pequeña propiedad en números absolutos y relativos. Aunque no existe un catastro confiable, se estima que la reforma ha afectado a 12 millones de hectáreas, entre 1960 y el 2000, período en el cual se han dotado o entregado alrededor de 8 millones de hectáreas. No obstante, a partir de los ochentas, se observa que el diseño de los planes de reforma agraria se desviaron de la concepción integral de la reforma y de la

planificación nacional. Esto ha creado una demanda potencial de unos 400.000 productores que actualmente explotan menos de 100 has. Y que ocupan alrededor de 17% de la superficie total aprovechable. Parte de esta demanda se podría satisfacer con la disponibilidad de unos 3,3 millones de has que posee el Instituto Agrario Nacional. Asimismo, se calcula en 120.000 los ocupantes de tierras del referido Instituto o que explotan bajo arrendamiento tierras municipales, todos los cuales deben regularizar la tenencia de sus explotaciones. Cuando han transcurrido 25 años de esa primera evaluación, es decir, a 35 años de iniciada la Reforma Agraria, la situación parece no haber cambiado substancialmente. El Informe Anual de Provea sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela, correspondiente al período octubre 1994 - septiembre 1995 hacía la siguiente reseña: • La ausencia de títulos de propiedad sigue siendo el principal problema que afecta a los medianos y pequeños productores, sin que se observen medidas claras tendientes a resolver esta situación. • De acuerdo a los resultados obtenidos por la Comisión Presidencial de Evaluación y Seguimiento de la Reforma Agraria, que evaluó los 35 años de implementación de la misma, solo una minoría de los campesinos sujetos a ella han obtenido sus títulos de propiedad definitivos. • En este sentido, el mencionado informe afirma que "... si apenas el 27% reportó disponer de este documento, no cabe duda de que aún existe una gran precariedad jurídica en el campo" (MAC: Evaluación de la Reforma Agraria. Caracas, 1995). • La actuación del Instituto Agrario Nacional (IAN), organismo rector de la reforma agraria y por ende poseedor de una ineludible responsabilidad en la regularización de la situación de la tenencia de la tierra de miles de campesinos, merece particular atención. • Establece el informe de la Comisión Presidencial: "La ocupación de tierras adscritas al IAN ha sido la vía para acceder a su posesión por muchos de los actuales productores, en tanto que, el reconocimiento de esta situación y su regularización ha sido lenta y ha carecido de continuidad". • En el caso de la reforma agraria, es obvio que ésta fue acometida sin tener la base que ofrece el catastro, aunque ello no constituía legalmente un impedimento para su implementación. Sin embargo, era de esperarse que el proceso de levantamiento de registros y control de tierras fuera paralelo al desarrollo de la reforma agraria. A 35 años de su implantación todavía existe ese gran vacío. En 35 años la situación no ha cambiado demasiado, al punto que el Informe de Provea coincide con el del Cendes al señalar que una de las causas que explican los escasos logros en materia de reforma agraria es "la poca importancia que el sector agropecuario ha tenido y sigue teniendo en el país". Tanto el Cendes como Provea, en momentos históricos diferentes, concuerdan en señalar a la marginalidad del sector y a la ausencia de una política que rescate la prioridad de la reforma agraria, como factores que han obstaculizado la realización efectiva de medidas destinadas a asegurar el derecho a la propiedad de la tierra y de la seguridad jurídica de la tenencia.

EVOLUCIÓN DESDE EL PUNTO DE VISTA GEOGRÁFICO. En Venezuela, desde la conquista, los productores agrícolas han tenido acceso a la tierra agrícola mediante procesos esencialmente no mercantiles (invasión, clientelismo, uso de poder político, etc.). Sin embargo, desde fines de los años cincuenta, se ha desarrollado un mercado de la tierra en el ámbito nacional, al cual los agricultores y ganaderos se dirigen a a realizar sus ofertas y demandas. Este mercado se compone de tierras privadas así como bienhechurias fomentadas en terrenos públicos. En este sentido la reforma agraria, iniciada en Venezuela hace 41 años, ha jugado un papel relevante al titular las ocupaciones formalmente ilegales herederas de la composición colonial. El desarrollo histórico de la distribución de la tierra en Venezuela dio como resultado un sistema dicotómico de propiedad donde predomino un sistema de plantación-conuco en la región central y un sistema de ganadería intensiva en el hato de los llanos. Las plantaciones orientaban su producción al mercado externo. Estos dos sistemas de producción fueron determinando un patrón de concentración de la propiedad debido a su expansión productiva. Por su lado, la producción familiar campesina corresponde a una evolución de las formas indígenas (áreas de los Andes, y el Macizo Oriental) o de los pueblos de misiones. El sistema de producción campesino, al no tener una vocación expansiva ha visto reducido, en términos relativos, su participación en la tenencia de la tierra. Este panorama histórico puede considerarse, en términos generales, como representativo de la tenencia de la tierra hasta avanzado el siglo XX, a pesar de la pérdida de vigencia de la hacienda como eje de desarrollo agrícola en la región central a partir de los años veintes. A partir de 1950, se desarrollan medianas empresas con características tecnológicas nuevas cuya producción se orienta hacia el mercado interno. Para 1961, las empresas de mediana superficie aportaban alrededor del 50% de la producción agrícola del país. Al mismo tiempo, el hato llanero inicia un proceso de modernización mientras buena parte del sistema productivo de las haciendas se va reestructurando hacia explotaciones medianas debido en particular a la reforma agraria. El proceso de reestructuración da origen al desarrollo de unidades de explotación campesinas que aplicaron paquetes tecnológicos de explotaciones medianas dando lugar a la sub-optimización de los recursos. Todas estas formas de desarrollo productivo agropecuario obtuvieron el control de la tierra en el marco de procesos políticos en los cuales el Estado ha ocupado siempre un papel determinante. Los sucesivos gobiernos, desde la Corona hasta la actual Administración, organizaron la transferencia al control privado del patrimonio territorial público. El proceso fue cambiando de figuras jurídicas que van de la merced colonial a los programas vigentes de reforma agraria, pasando por las enajenaciones de baldíos en el siglo XIX. Gran parte de las reformas jurídicas regularizaron situaciones de hecho originadas en la ocupación o en el despojo. Si bien la reforma agraria fue poco activa en el proceso de redistribución de la tenencia entre los pequeños agricultores, cumplió un papel esencial en la transferencia de tierras públicas a manos privadas y en el desarrollo del mercado de tierras. En el período 1961-1992, la transferencia de la tenencia (ya que a ésta se refiere, y no a la propiedad) en terrenos públicos se

adquiere (o se formaliza) a través de dos procesos: el otorgamiento de títulos supletorios y la reforma agraria. Los títulos supletorios son otorgados por los tribunales de primera instancia. Formalizan el reconocimiento de la propiedad de un productor sobre bienhechurías (especificadas en el título) fomentadas en terrenos públicos. La reforma agraria tampoco transfiere la propiedad: los títulos de "propiedad" de todo tipo entregados por el organismo responsable de su implementación (Instituto Agrario Nacional, IAN) dejan a éste el control absoluto de la facultad de disponer del destino de la tierra. El beneficiario no la puede vender sino solamente traspasar las bienhechurías fomentadas en ella, y necesita para esto la autorización del directorio del IAN. Igualmente, no la puede hipotecar sin dicho permiso. Los títulos del IAN se refieren pues al reconocimiento de una forma de tenencia en las tierras del mismo instituto. La evaluación cuantitativa de este proceso resulta difícil, debido al abandono de la parcela y la venta de las bienhechurías correspondientes por parte de los parceleros. Hasta 1973, y con una intensidad decreciente, la reforma se caracteriza esencialmente por el otorgamiento de títulos y el reconocimiento más o menos tácito, o bien la tolerancia, de la ocupación del patrimonio territorial del IAN por parte de todo tipo de productores. Se trata pues de una transferencia de tenencia a productores, campesinos en su mayoría. Se estima que la superficie de tierras del IAN en manos de pequeños y medianos productores era de alrededor 2.708.000 ha. A partir de 1978, el IAN se orienta hacia la regularización de situaciones de hecho creadas en su patrimonio territorial debido a la creciente ocupación de este último por parte de todo tipo de productores. Después de algunas realizaciones aisladas, se implementa un programa masivo de "regularización de la tenencia" en el marco de decreto 246 del 23 de agosto de 1979, que concierne, hasta el año 1992, a 116.065 beneficiarios en una superficie de 5.014 .000 ha. Se trata de una extensión sustancialmente mayor que la abarcada por las dotaciones del primer período. El decreto 246 distingue las regularizaciones onerosas, a favor de medianos productores, y las gratuitas, a favor de pequeños productores. Asumiremos los medianos productores como agricultores empresariales, y los pequeños productores como campesinos. Las cifras ofrecidas por el IAN hasta el año 1992. En resumen, en 1958 no existía un mercado nacional de la tierra. Si bien en ciertas regiones existía una actividad mercantil importante, en otras no se observan intercambios en el sector. A partir de fines de los años 60, los intercambios van a intensificarse en todos las regiones, y se puede hablar de la constitución de un mercado de la tierra en el ámbito nacional. Se hace necesaria aquí una primera distinción entre el rol del Estado y los agentes privados. Respecto del papel del Estado (gobierno central, estatales, municipales) en el mercado de la tierra. El Estado no es muy activo en el mercado de tierras; compra muy poco, y prácticamente no vende. Evidentemente esta situación beneficia a los agentes sociales que gozan de un acceso más fácil a los distintos organismos públicos implicados en el funcionamiento del mercado de la tierra. Probablemente lo que se está constituyendo es una tenencia a la mediana dimensión, paralelamente al desarrollo de empresas comerciales. Si enfocamos los agentes privados en el mercado de la tierra, varios aspectos merecen ser tomados en cuenta. En primer lugar, la

creciente importancia de las sociedades anónimas como compradores de tierras (llegan en los últimos años a constituir más del 35 % en ciertas regiones) lo que tal vez apunte al desarrollo de relaciones cada vez más comerciales en las unidades de producción. En segundo término, la aparición masiva de los bancos comerciales en el otorgamiento de hipotecas, paralelamente al aumento del número y monto de las mismas. Por último, una creciente proporción de residenciados fuera del distrito entre las personas naturales compradoras en el mercado. El conjunto de las observaciones anteriores parece orientar hacia: i) una agricultura en la que el uso de la tierra está siempre más regulado por el mercado, y siempre menos por otros procesos (dotación, ocupación de hecho, etc.); ii) un mercado de la tierra que tiende a expulsar a los campesinos y a establecer un control cada vez mayor de la tierra por parte de personas de profesión no agrícola; iii) una reforma agraria cuya actuación se enmarca hacia la implementación de las condiciones de mercantilización de la tierra, con resultados notables, más que hacia una redistribución de la tenencia a favor de los campesinos, hacia la distribución a favor de productores medianos. PRINCIPALES CULTIVOS Y SUS TIPOS DE ACUERDO A SU DURACIÓN. Los principales cultivos comerciales son el café, el cacao, la caña de azúcar, el tabaco, el algodón y las plantas oleaginosas, mientras que los cultivos alimentarios abarcan cereales (maíz, arroz), tubérculos (papas, batatas), frijoles, yuca, hortalizas y frutales. En los Llanos y la cordillera andina se explota una importante cabaña de ganado vacuno para carne y leche, cuya producción aumenta progresivamente gracias a la introducción de modernas técnicas agropecuarias; se practica además la cría de ganado porcino y la avicultura. La pesca se ha desarrollado en los últimos tiempos con la creación de una importante flota comercial, y cuenta con grandes posibilidades de expansión en unos caladeros explotados hasta ese momento con métodos artesanales. Los bosques ocupan un tercio del territorio. PERMANENCIA DE CULTIVOS DE PLANTACIONES DE CAFÉ Y DE OTROS (SU IMPORTANCIA). El café es un cultivo permanente, se siembra y empieza a producir después de cuatro años. Su vida productiva puede ser mayor a los 40 años, su producción se da una vez al año durante lo que se llama ciclo cafetalero. Dependiendo de la zona y la altura es la época de corte. El recorrido que sigue la semilla del cafeto hasta llegar a la taza inicia en el semillero donde se pone a germinar la semilla y dos meses después se obtiene una plántula llamada soldadito y cuando hay dos hojitas alcanza la fase de mariposa y se trasplanta al vivero. Durante el auge cafetero, quienes realmente se beneficiaban eran los comerciantes exportadores. Algunas cifras bastarán para caracterizar la agricultura de esta primera etapa: el producto agrícola en la primera década del siglo XX representaba el 70% del producto territorial bruto (PTB) y el 85% de las exportaciones, principalmente de café, cuyas fluctuaciones de precios a nivel internacional afectaban más el volumen exportado que el ingreso correspondiente.

Las existencias de ganado, en 1922, no llegaban a 2.800.000 cabezas y eran apenas un 33% superiores a las estimadas por Agustín Codazzi en 1839, es decir que habían crecido a una tasa interanual de 0,41%, habiendo llegado a disminuir para el año 1910 hasta 1.500.000. Hasta la aparición del petróleo, los únicos calificativos que pueden utilizarse para caracterizar la agricultura y el país son los de primitiva y paupérrimo, respectivamente. La munificencia con la cual se concedieron prebendas y exoneraciones a las compañías petroleras y la aparición de una nueva fuente de demanda para alimentar los carros, aviones y buques para la Primera Guerra Mundial, hicieron posible que ya para 1926 los ingresos petroleros superasen al café como principal producto de exportación. Venezuela había dejado de ser un país agrícola para comenzar a ser un país petrolero. El régimen de concesiones petroleras, amparado en una ley anacrónica de 1881, cuyos efectos se vieron agravados con los exiguos impuestos por unidad de superficie (Bs. 0,75 por hectárea), vino a empeorar los problemas de concentración latifundista. Según el historiador Federico Brito Figueroa, en 1920, el 85% de las tierras para pastos y cultivos eran detentadas por el 8% de la población. Las exportaciones agrícolas representaban, en 1925, el 62% de las exportaciones totales.

PRINCIPALES CULTIVOS ANIMALES. Es de suma importancia, ya que proporciona a la comunidad grandes fuentes de consumo alimenticio, y por otra parte ayuda a mantener el equilibrio ecológico, debido a que devuelve al suelo a través de excretas, gran parte de la fertilidad que las plantas consumen. Ahora, desde el punto de vista ganadero, es decir, refiriéndose a las especies animales, se dividen en las siguientes categorías: ganadería bovina, porcina, caprina y ovina, avicultura; y ganadería caballar, asnal y mular. Bovina: Según sus fines económicos, se clasifica en ganadería de leche y ganadería de carne. La ganadería de leche, presenta entre sus tipos de ganado al Pardo Suizo, Holstein, Jersey, y mestizos tipo Carora y Criollo Río Limón. La ganadería de carne muestra a su vez al ganado tipo Brahaman, el Cebú venezolano, el tipo Gur y el Santa Gertrudis. La ganadería bovina es de gran importancia, ya que provee la leche que sirve de materia prima para la elaboración de productos industriales: queso, mantequilla y leche en polvo, además de ser un alimento indispensable en la dieta diaria. También se divide la ganadería bovina en diferentes regiones, según las características más aptas para cada actividad. Estas áreas son las siguientes: Área Llanera: está integrada por los estados Apure, Barinas, Portuguesa, Cojedes, Guárico, Anzóategui y Monagas. Se caracteriza porque el Hato representa la unidad de explotación, a igual que la ganadería, como es extensa y la población es escasa, no creó presiones sobre la producción de carne y de leche, dando como resultados que este tipo ganadería se centrara en el objetivo único de obtención de carne. Área Zuliana: formada únicamente por el estado Zulia, su principal característica es que el 65% de la producción de carne nacional está en éste estado, al igual que la producción de leche que equivale a un 25% de toda la producción en el ámbito nacional, basándose en sus adelantos

tecnológicos y al cruzamiento de razas para la obtención de los mejores rasgos genéticos en las crías. Área Guayanesa: conformada por el estado Bolívar, en donde la abundante vegetación de gramíneas catan como factor benéfico para el pastoreo del ganado, con el fin de engordarlos, lo mismo sucede con los árboles frondosos, los cuales protegen a los animales de la insolación, todo con el propósito de la obtención de la carne de mejor calidad. Área Andina: formada por los estados Táchira, Mérida y Trujillo, en éste tipo de terreno, se carece de áreas planas, por lo que la ganadería se practica en las laderas y en las depresiones de pisos templados, para la obtención de leche, y no de carne, debido a que éste ganado está localizado en zonas de altura y con temperaturas muy bajas, lo cual afecta a la constitución corporal del ganado. Área Falcón-Lara-Yaracuy: comprendida por lo estados que dan su nombre, podemos destacar en ésta área, que en tiempos atrás sólo se desarrollaba la cría de puercos y ovejas, pero gracias a los adelantos tecnológicos pecuarios que ingresaron en dicha área se ha desarrollado la ganadería bovina, refiriéndonos más específicamente a la producción de leche. Porcina: Representada por la cría de cerdos para la industria procesadora de carnes y embutidos. Las condiciones de espacio y el tipo de alimentación del cerdo son poco exigentes, lo que favorece su adaptación a todo tipo de terreno o clima. La producción o cría comercial del cerdo es compleja y costosa, prueba de ello es que en 1963 había 1.643.963 cerdos y en 1978 2.046.242, lo que muestra un incremento del 24% en 15 años. El volumen de carne producida contribuye al abastecimiento del consumo humano, y el capital invertido es de gran magnitud. Las principales entidades productoras de cerdo son: Distrito Federal, Aragua, Carabobo, Cojedes, Zulia y Miranda. Caprina y Ovina: La ganadería caprina se encarga de la leva de cabras y chivos, los cuales abundan en la áreas semidesérticas de la costa oriental y occidental, donde la población aprovecha la carne, la leche, el cuero de éstos animales. La ganadería caprina no representa gran importancia para la economía de Venezuela, y en muchos casos produce problemas de erosión en los suelos. Los principales estados productores de caprinos son Falcón, Lara, Zulia y Sucre. En cuanto a la ganadería ovina, está integrada por rebaños de ovejas de las cuales, el hombre aprovecha la carne, la leche, y la lana usas en artesanía de tipo textil. La ganadería ovina se localiza en las zonas áridas de Falcón, Zulia, Lara, Mérida y Trujillo. De acuerdo con ambos tipos de ganadería la producción de carne es casi toda para el consumo local, y se envía solo una exigua porción al mercado nacional. Avicultura: Constituye la parte del subsector agrícola que se encarga de la producción de aves y el aprovechamiento de sus productos, dando como resultado el agrandamiento de los mercados urbanos, al igual que las medidas proteccionistas aprendidas por el estado. Ya que, la avicultura trata de la producción de aves y de la utilización de sus recursos, podemos destacar la producción de huevos, la cual ha sido fructífera, por lo que Venezuela dejó de realizar las importaciones de éste producto al logro del autoabastecimiento.

Caballar, Asnal y Mular: El ganado caballar fue muy importante como medio de transporte desde la conquista hasta comienzos de este siglo y se utilizó también durante la gesta independentista. En la actualidad, los ganaderos de los llanos lo usan en sus faenas. Además, se cría un buen número de caballos "pura sangre" para los espectáculos hípicos del país. Así como la ganadería caballar sirvió como medio de transporte, la ganadería asnal y mular también sirvió como medio de transporte en labores de renglones agrícolas, pero se ha visto reducida su importancia por el impulso del transporte automotor. La ganadería caballar se localiza en: Guárico, Apure, Anzoátegui, Bolívar, Monagas y Zulia. La asnal en Anzoátegui, Guárico, Sucre, Apure, Lara, Barinas, Bolívar, Falcón y Monagas; y la mular en Táchira, Miranda, Lara y Trujillo

ORGANIZACIÓN Y ESPACIO GEOGRÁFICO. El espacio geográfico es el objeto de estudio de la geografía y comprende tanto el espacio físico como todos aquellos paisajes que han sido creados o modificados por el hombre; el concepto de espacio geográfico es utilizado por la ciencia geográfica para definir el espacio organizado por la sociedad. Desde un punto de vista histórico, el espacio geográfico es acumulativo en tanto posee las huellas de las diferentes sociedades que lo organizaron a lo largo del proceso histórico. Cuando se hace referencia al espacio geográfico de una Nación, éste espacio se encuentra predeterminado legalmente y establecido dentro de un perímetro fijado por leyes o convenciones; dentro de los límites de su espacio geográfico, cada nación desarrolla todas las distintas actividades necesarias para su supervivencia. Es importante tener claro que existe una intima relación entre las características físicas de un país y las características de su población. Esta estrecha relación Medio Físico- población, es uno de los elementos de mayor interés para el estudio de la geografía. La geografía estudia el permanente y complejo proceso de interacción entre el hombre y el medio, en sus múltiples aspectos. A través de esta ciencia se descubren y precisan las características de la naturaleza misma, de las leyes que la rigen y del espacio donde se desarrollan las posibilidades e intereses del hombre en tanto como ser social y sus relaciones con los demás grupos y lugares.

VENEZUELA EN EL CONTEXTO DE LA CIVILIZACIÓN AGRARIA. La Venezuela Agraria (desde la Colonia Siglo XVI hasta finales del Siglo XIX), la estructura espacial dominante era la Regionalizada o Seccionada, el dominio de la producción agrícola se sustentaba en el café y cacao, son los principales elementos estructuradores de la ocupación territorial, en estrecha relación con la demanda del mercado europeo, estableciéndose una articulación entre productores y las casas comerciales. Para la autora antes mencionada, esta estructura está definida por la conformación de las áreas de producción y su relativa cercanía a los puertos de exportación, las áreas presentaban relativa interdependencia “…o autonomía entre ellas, organizadas desde sus respectivos puertos

para satisfacer la demanda de un mercado exterior”. (Ceballos, B. 2003). El espacio venezolano, caracterizado por lo rural con relaciones de producción precapitalistas, respondía a las exigencias del mercado mundial. El espacio de la Venezuela del Petróleo (principios del Siglo XIX hasta mediados del Siglo XX), es el paso de la Estructura Espacial Regionalizada a la Estructura Espacial Centralizada, se plantea como el proceso de desestructuración, el paso de una estructura a otra, como consecuencia de la aparición del petróleo, se pasa de una economía agroexportadora, a una mineroexportadora, el petróleo es el producto que interesa al mercado internacional, se inicia entonces, la incursión de las trasnacionales petroleras. El cambio se genera a un ritmo tan violento que “…evidencia un proceso de distorsión más que de transición, se cambia radicalmente la economía agraria por la petrolera” (Aponte, E. 1996). El petróleo es el nuevo elemento que dinamiza la economía del país, aumenta la inversión extranjera, principalmente la estadounidense, la dinámica espacial responde a los intereses del capitalismo mundial, generado después de la Segunda Guerra Mundial. En el espacio de la Venezuela Petrolera (mediados del Siglo XX hasta nuestros días) la Estructura espacial dominante es la Centralizada, el país consolidó su integración al capitalismo mundial en su fase Imperialista. La inversión extranjera se acentúa y se localiza en las áreas que presentan mejores ventajas, su cercanía a los puertos de importación. El espacio “El Centro Norte” del país, conformado por las entidades federales Dtto Federal (hoy Dtto Capital), Aragua, Carabobo y Miranda se convierte en el espacio dominante de inversión, quedando el resto del país prácticamente en situación de estancamiento. La región centro norte del país no es de producción petrolera, pero constituye el espacio administrativo de la estructura geográfica (Centralizada), los beneficios del ingreso petrolero son trasladados a Caracas (capital de la República) y al no ser ya actividad agrícola el sustento para la población, ésta emigra de los espacios rurales a los urbanos, generando un crecimiento anárquico y descontrolado de la ciudad. Al respecto señala Ceballos, B., citada por Aponte, E. (1996) “…el éxodo rural es masivo como respuesta a las condiciones precarias del campo frente a la concentración de beneficios petroleros de dichas áreas pobladas…” (p.36). Desde el punto de vista geográfico, el desarrollo desigual se expresa a través de los desequilibrios espaciales, el espacio venezolano se ha organizado respondiendo a los intereses de las inversiones extranjeras bajo las exigencias del capitalismo mundial. Aponte. E (1996) sostiene que las características económicas y sociales de América Latina y, por supuesto las de Venezuela, han estado condicionadas por su carácter dependiente. El desarrollo económico del área se limita a los intereses económicos de las grandes transnacionales y de los grupos económicos locales, lo que ha traído como consecuencia los grandes desequilibrios espaciales (expresados en desequilibrios económicos y sociales). En Venezuela la aparición del petróleo y su explotación bajo las filiales petroleras principalmente norteamericanas, transformaron la forma de vida del venezolano, situación que Quintero, R. (1985) denominó La cultura del petróleo, al respecto el mismo autor señala “La cultura del petróleo es una cultura de conquista, que establece normas y crea una nueva filosofía de la vida, para adecuar una sociedad a las necesidades de mantenerse en las condiciones de fuente productora de materia prima”. (p.22). Este control desde el exterior se transformó en una economía para satisfacer el mercado internacional, se orientó hacia un desarrollo “hacia fuera”.

Venezuela, como el resto de los países latinoamericanos ha reflejado en su economía un balance comercial deficitiario, una distribución desigual de la riqueza, subutilización de los recursos humanos (subempleo-desempleo), lo que ha traído como consecuencia un empobrecimiento de la mayoría de los países de la región. Para Santaella, R. (1989) la Geohistoria nos permite descubrir “…las relaciones entre la estructura socioeconómica dominante y la estructura del espacio” (p.383) según el período histórico a investigar, lo que implica “…descubrir la estructura espacial correspondiente y precisar sus relaciones con las formas económicas, políticas e ideológicas internas y externas

VENEZUELA PETROLERA. El espacio de la Venezuela del Petróleo (principios del Siglo XIX hasta mediados del Siglo XX), es el paso de la Estructura Espacial Regionalizada a la Estructura Espacial Centralizada, se plantea como el proceso de desestructuración, el paso de una estructura a otra, como consecuencia de la aparición del petróleo, se pasa de una economía agroexportadora, a una mineroexportadora, el petróleo es el producto que interesa al mercado internacional, se inicia entonces, la incursión de las trasnacionales petroleras. El cambio se genera a un ritmo tan violento que “…evidencia un proceso de distorsión más que de transición, se cambia radicalmente la economía agraria por la petrolera” (Aponte, E. 1996). El petróleo es el nuevo elemento que dinamiza la economía del país, aumenta la inversión extranjera, principalmente la estadounidense, la dinámica espacial responde a los intereses del capitalismo mundial, generado después de la Segunda Guerra Mundial. En el espacio de la Venezuela Petrolera (mediados del Siglo XX hasta nuestros días) la Estructura espacial dominante es la Centralizada, el país consolidó su integración al capitalismo mundial en su fase Imperialista. La inversión extranjera se acentúa y se localiza en las áreas que presentan mejores ventajas, su cercanía a los puertos de importación. El espacio “El Centro Norte” del país, conformado por las entidades federales Dtto Federal (hoy Dtto Capital), Aragua, Carabobo y Miranda se convierte en el espacio dominante de inversión, quedando el resto del país prácticamente en situación de estancamiento. La región centro norte del país no es de producción petrolera, pero constituye el espacio administrativo de la estructura geográfica (Centralizada), los beneficios del ingreso petrolero son trasladados a Caracas (capital de la República) y al no ser ya actividad agrícola el sustento para la población, ésta emigra de los espacios rurales a los urbanos, generando un crecimiento anárquico y descontrolado de la ciudad. Al respecto señala Ceballos, B., citada por Aponte, E. (1996) “…el éxodo rural es masivo como respuesta a las condiciones precarias del campo frente a la concentración de beneficios petroleros de dichas áreas pobladas…” (p.36). Desde el punto de vista geográfico, el desarrollo desigual se expresa a través de los desequilibrios espaciales, el espacio venezolano se ha organizado respondiendo a los intereses de las inversiones extranjeras bajo las exigencias del capitalismo mundial.

PRINCIPALES REGIONES PETROLERAS. El petróleo se encuentra en las cuencas sedimentarias, de las cuales hay seis en Venezuela: • Cuenca de Maracaibo • Cuenca de Flacón • Cuenca del Golfo de Venezuela • Cuenca de Apure • Cuenca Oriental • Cuenca de Cariaco

PRINCIPALES ACTIVIDADES PETROLERAS Y SUS IMPLICACIONES. En realidad, no será hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando se inicie propiamente la explotación y producción de petróleo con fines comerciales en Venezuela; en efecto, será luego de 1850 cuando se inicie el otorgamiento de concesiones a particulares –tanto nacionales como extranjeros- para la exploración y la explotación del petróleo venezolano. Después de la conformación de Petrolia, el ritmo de otorgamiento de nuevas concesiones experimentó un constante aumento, aunque las actividades comerciales de los concesionarios se concentraron principalmente en la explotación del asfalto, producto éste cuyo valor comercial presenció un notable incremento hacia finales del siglo XIX. Ya en el siglo XX, específicamente en 1.914, Venezuela pasa a formar parte del concierto de las naciones productoras de petróleo, siendo especialmente relevante, el descubrimiento de importantes yacimientos de crudo, entre los que destacó el pozo llamado “Zumaque”, ubicado en la cuenca del lago de Maracaibo. A pesar de que antes de 1920 el café seguía siendo el centro de la actividad económica venezolana, la actividad petrolera fue ganando cada vez mayor espacio, debido principalmente al aumento de la demanda mundial de crudo –hecho estrechamente vinculado con la difusión del motor de combustión interna, y con el estallido de la primera guerra mundial-. Por ello, en 1.920, se construyó en el puerto de San Lorenzo, a orillas del Lago de Maracaibo, el primer centro refinador en territorio venezolano, así como el primer oleoducto para llevar el crudo sin refinar, desde el importante campo petrolero de “Mene Grande” hacia el referido centro refinador.

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