White, Arthur - De La Ciudad A La Vida Rural

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a la vida Una guía para quienes están haciendo el cambio

Arthur L. White E. A. Sutherland

Prefacio Este fo lle to , d a d o a co n o ce r p o r p rim e ra vez en 1950, o fre ­ ce pautas prácticas para los que quieren d is fru ta r de la vida en un e n to rn o ru ra l. Fue p u b lic a d o p ara servir de co m p le ­ m ento a o tro fo lle to , De la ciudad aI campo, el cual presenta­ ba consejos específicos del Espíritu de Profecía. El fo lle to de Elena G. de W h ite c o n tin u ó im p rim ié n d o s e y ha te n id o una a m p lia d is trib u c ió n , pero De la ciudad a la vida rural dejó de im p rim irse p o r varios años. En el C o n c ilio A n u a l de la J u n ta de la A s o c ia c ió n G eneral c e le b ra d o en T a k o m a Park, M a ry la n d , en o c tu b re de 1 9 7 8 , los líderes de la iglesia v o ta ro n : “ Q u e se hagan a rreglos pa ra vo lv e r a p u b lic a r el fo lle to De la ciudad a la vida rural, pa ra que los m ie m b ro s de iglesia que c o n te m p la n la p o s i­ b ilid a d de un c a m b io en la u b ic a c ió n de su h o g a r puedan te n e r la o p o r tu n id a d de c o n s e g u ir y e s tu d ia r este fo lle to , ju n to co n el c o n s e jo d a d o en el fo lle to De la ciudad al campo, de Elena G. de W h ite ” (Adventist Review, 23 de no vie m b re de 1 9 7 8 ) .* La c o n tin u a d e m a n d a de este fo lle to y la recom endación del C o n c ilio A n u a l han p ro vo ca d o que los p u blica d o re s h i­ cieran accesible este ú til m ate ria l. La nueva e d ición contiene unas pocas revisiones y el agregado de varias declaraciones de Elena de W h ite . El lib rito no ofrece p u ra teorías, tales com o * El texto c o m p le to del v o to que llam a la ate nció n de la iglesia a este asunto vital se ofrece co m o Apéndice II. Ver pá gina 125.

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL las que un m in is tro o a d m in is tra d o r p o d ría n p ro p o rc io n a r. Es la advertencia más ferviente y p rá c tic a de dos hom bres, am bos e xperim enta dos en la vida ru ra l, que tra b a ja ro n ju n ­ tos bajo los ausp icio s de la C o m isió n sobre V ida Rural de la A sociación General. “ En los días que precedieron al d ilu v io se inventaban to d o tip o de diversiones para c o n d u c ir a hom bres y a m uje­ res al descuido y al pecado. H oy... Satanás está tra b a ja n d o intensam ente para que prevalezcan las m ism as condicion es de m ald a d . Y la T ie rra se está c o rro m p ie n d o . Los profesos cristiano s respetarán m uy p oco la lib e rta d religiosa, porque m uchos de ellos no tienen ningun a c o m p re n sió n de las cosas espirituales... “ En un tie m p o c o m o este, quienes p ro c u ra n g u a rd a r los m a n d a m ie n to s de D ios debieran buscar lugares re tira d o s le­ jo s de las ciudades. A lgunos deben perm anecer en las c iu d a ­ des para d a r la ú ltim a n o ta de advertencia, pero esto se volve­ rá cada vez más peligroso de realizar” (Manuscrito 85, 1908).

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El trasfondo de este folleto Dos h om bres de experiencias disím iles pero unidos p o r un interés c o m ú n , y con una confianza ilim ita d a en los mensajes inspirados de Elena de W h ite , escribieron este fo lle to . El m a­ yor, e d u ca d o r y m édico, a m e nudo se refería cariñosam ente a Elena de W h ite c o m o “ M a d re ” , al igual que m uchos o tro s que la co n o c ie ro n y tra b a ja ro n a su la d o en sus ú ltim o s años. El más joven bien p o d ría lla m a rla “ A b u e la ” , pero casi nunca lo hacía, p o rq u e en su posición sentía que debía relacionarse con ella c o m o lo haría un a dventista del s é p tim o día. El m ayor era el Dr. Edward A lexander S u th e rlan d. M ientras tra b a ja b a c o m o presidente del C olegio de B attle Creek, en 1901, escuchó el mensaje de Elena de W h ite en el congreso de la A so cia ció n General de ese año. Ella in s tó a la iglesia a tra sla d a r el C o le g io de B attle Creek a una zona rural donde hubiese a b u n d a n te tie rra para cu ltiv o . V alientem ente, y con fe en su c o ra zó n , él y PercyT. M agan p ro n to e n co n tra ro n un lugar excelente en Berrien Springs, M ic h ig a n . En pocos meses te rm in ó el tra s la d o . Las clases com enzaron aquel o to ñ o , y los alum nos se reunían en carpas y en los trib u n a le s del co ndad o. Tres años después el Dr. S utherland, el pro fe sor M agan y la señorita M . Bessie D eG raw fu n d a ro n el C olegio M adison, una in stitució n a u to fin a n c ia d a ubicada en una extensa chacra cer­ ca de Nashville, Tennessee. Sutherland conocía p o r experiencia lo que significaba para una in stitu ció n educativa desarrollarse en un establecim ien to rural de varios cientos de hectáreas, in ­ cluyendo una fé rtil llanura pluvial y tierras de pastoreo. Había

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL p a rtic ip a d o personalm ente en la c o m p ra de ganado, vacas le­ cheras y en la venta de m anteca y huevos en la ciudad cerca­ na. Ayudaba activam ente a los alu m n o s y a los profesores a co m b in a r las tareas escolares con las actividades agrícolas y mecánicas. Sabía lo que era, con d in e ro sum am ente escaso, ser responsable no sólo de cientos de alu m n o s sino tam bién de los m uchos m iem bros del personal y de sus fam ilias. S utherlan d tenía una fe explícita en el lla m a d o de Elena de W h ite a que los adventistas escogieran un am biente rural para sus hogares. A n im a b a a las fa m ilia s a instalarse en los extensos estados del sur de Estados U n id o s, donde podían hacer una d e m o s tra c ió n p rá ctica de los m é to d os de la b ra n ­ za. Les pedía que establecieran escuelitas, las cuales les d a ­ rían una o p o rtu n id a d a los niños de las com arcas vecinas de o b te n e r una educació n. Por ser un o con ellos, conocía sus gozos, sus éxitos y, en algunos casos, sus fracasos. El c o a u to r, A rth u r Lacey W h ite , n ació y se crió en una extensión de tie rra boscosa c o lin d a n te con la p ro p ie d a d Elmshaven de Elena de W h ite , al n o rte de C a lifo rn ia . Después de c o m p ra r las 24 hectáreas de tie rra con valles y colinas, Elena de W h ite le d io tres hectáreas a su h ijo W illia m y le p ro ­ h ib ió que vendiera c u a lq u ie r parte de ellas. Ella quería que fuese “ el aula y el p a tio de recreo de los n iñ o s ” . Poco más de m edia hectárea de la lla n u ra pluvial fue lim p ia ­ da y a d a p ta d a especialm ente para la agricu ltu ra: una q u in ta de árboles frutales, una parcela de fram buesas, un viñedo y una huerta. A q u í el joven A rth u r a p re n d ió los rudim entos de varias destrezas básicas, porque si se necesitaba un ca rp in te ro o un plo m e ro para algún tra b a jo de reparación , a m enudo se esperaba que A rth u r “ ayudara” al experto, aunque eso signifi­ cara fa lta r uno o dos días a la escuela. C uando era época de cu ltiva r la huerta, W illia m W h ite , c u a n d o estaba en casa, pe­ día a sus hijos que tra b a ja ra n una hora con él en la huerta an-

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E L T R A S F O N D O DE ESTE FOLLETO tes del desayuno. Con frecuencia los d o m in g o s y al atardecer recurría a ellos para que lo ayudaran a c o rta r leña, co n stru ir cercos, c o rta r árboles, reparar el ca m in o , etc. A rth u r tam bién aprendió a c ria r anim ales, ya que se abastecían de leche con una vaca Jersey, o cabras Saanen o T oggenburg. Una parvada de pollos W h ite Leghorn producía huevos para la fam ilia. M uchas veces desde aquellos prim eros años A rth u r ha co ­ m entado que la advertencia de su abuela, de que esas tres hec­ táreas provean “ el aula y el p a tio de recreo de los niños” , tuvo un c u m p lim ie n to satisfactorio. N o es extraño, entonces, que cuando él y su esposa Frieda p osteriorm ente se trasladaron de M adison College (d o n d e tra b a ja b a en una o fic in a ) para ayu­ dar a su padre en Elmshaven, A rth u r escogiera un huerto para su hogar. A llí c o n tin u ó dedicándose a la a g ricu ltu ra y otras ac­ tividades prácticas m ientras el tie m p o libre se lo perm itía. C o m p re n sib le m e n te , c u a n d o la o b ra del P a trim o n io Elena G. de W h ite se tra s la d ó a W á s h in g to n , D .C ., después de la m uerte de W . C. W h ite , A rth u r y su esposa c o m p ra ro n más de una hectárea de tie rra boscosa en M a ry la n d , a o cho k iló ­ m etros de las o ficin a s de la A so cia ció n General. D ado que esta m udanza o c u rrió d u ra n te los años de la depresión, su com ienzo en el nuevo lugar fue m o d e sto y lento. En aquel tie m p o las m otosierras no eran comunes, así que A rth u r lim p ió el terreno con un hacha y un serrucho de tro n ­ zar. Utilizaba el pico y la pala, aveces com plem entados con una excavadora, para extraer tocones y preparar una porción de la tierra para una huerta. Las vacas y las gallinas ayudaban a su­ m inistrar el a lim e n to para la fam ilia, que ahora incluía a tres varones en edad de crecim iento. Al p rin cip io la fa m ilia transpor­ taba agua hasta la casa desde un m anantial cercano. Luego, un aljibe bastante pobre sum inistraba agua para bañarse, lavar y a veces para un m ínim o de irrigación. La calefacción provenía de los árboles sacados de las parcelas de la huerta, y la madera

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL para co n stru ir un establo fue aserrada de los robles y pinos que A rth u rta ló e hizo serruchara lo largo en un aserradero cercano. C uando el m o to c u ltiv a d o r reemplazó al arado tira d o por caballos, sim p lificó enorm em ente el proceso de h o rticultura. Cada año A rth u r araba un poco más p ro fu n d o y añadía estiér­ col y abono orgánico vegetal (y un poco de fertilizante comercial cuando era necesario). M ejoró rápidam ente la virgen tierra arci­ llosa y colorada, y p ro n to la huerta llegó a ser m uy productiva. En 1950, c u a n d o el Dr. S utherlan d ayu d ó a escribir Del cam­ po a la vida rural, ta m b ié n residía en T a k o m a Park, M a ryla n d , y tra b a ja b a c o m o secretario de la C o m is ió n sobre V ida Rural de la A so cia ció n G eneral. M ie n tra s él y A rth u r preparaban esta guía p rá ctica , se basaban en sus ricas experiencias de la vida en el ca m p o . Han pasado tres décadas desde entonces, y el Dr. S utherlan d descansa de su vida ajetre a d a y fru ctífe ra . A rth u r y Frieda W h ite to d a v ía poseen la casita a o ch o kiló m e tro s de la A sociación G eneral. C o n tin ú a n a te n d ie n d o la huerta, que les p ro p o rc io n a ejercicio al aire libre desde la prim avera has­ ta el o to ñ o . El ta lle r que A rth u r tiene en el só ta n o le da una o p o rtu n id a d para actividades recreativas d u ra n te el invierno. A unque está o fic ia lm e n te ju b ila d o , A r th u r dedica la m ayor parte de las horas norm ales de tra b a jo a e stu d ia r y escribir. De manera que después de vivir to d a una vida en el campo, Arthur, com o el a u to r más joven y sobreviviente de De ¡a ciudad a la vida rural, ha hecho algunos cambios menores en el texto, com o tener en cuenta las motosierras y los m otocultviadores, que han hecho que algunas tareas pesadas sean m ucho más simples, y agregar algunas citas de su abuela que son pertinentes. ¡El se ale­ gra de contarle a todos que la vida rural realmente da resultado!

Los Publicadores 1980 14

Uno

El llamado a dejar las ciudades Poco después del fin de la Segunda G uerra M u n d ia l sonó con renovado énfasis entre los adventistas del séptim o día el lla m a d o de D ios a de ja r las ciudades y a establecer sus h o ­ gares en zonas rurales. Este lla m a d o se hizo n o ta r con una fuerza im p re sio n a n te entre los adventistas del séptim o día en to d a N o rte a m é ric a p o r m edio de a rtíc u lo s en los boletines de iglesia, la Review and Herald [a h o ra Adventist Review] y, p a rtic u ­ larm ente, m e d ia n te la p u b lic a c ió n del fo lle to titu la d o De la dudad al campo. Este fo lle to co n te n ía una c o m p ila c ió n de los mensajes dad o s p o r Elena de W h ite de 1 902 a 1906 y escritos p o r ella en num erosos m anuscritos. Para m uchos adventistas estas declaraciones eran nuevas. Para o tro s, que tenían c o n o c im ie n to de ellas, su p u b lica ció n en 1946 revestía un nuevo sig n ifica d o . In m e d ia ta m e n te se creó una p ro fu n d a im presión en to d a s las iglesias de que este lla m a d o reno va d o era o p o rtu n o y d e m a n d a b a estudio y ac­ ción. H u b o un so rprende nte interés en este lla m a d o a a b a n ­ d o n a r las ciudades. De hecho, d u ra n te un tie m p o se sin tió cierta in q u ie tu d p o r te m o r a que se creara un m o vim ie n to en masa y que las fa m ilia s a ctuaran p o r im p u ls o , sin una p la n i­ ficación adecua da e inteligen te y arreglos serios, y así se aca­ rreasen desastres y desilusión para sí m ism os y para la causa. Me alegra d e cir que esto no o c u rrió , y no debería o currir. Y si se tiene en cu e n ta la in stru cció n re la cio n a d a con el p ro ce d i­ m ie n to que a c o m p a ñ a a los mensajes celestiales, no o currirá.

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL El p ro fu n d o interés d e m o s tra d o p o r los adventistas gene­ ralm ente puede percibirse cu a n d o se tiene en cuenta la c irc u ­ lación de De la ciudad al campo. Los p u b lic a d o re s pensaron que una im p re sió n de cin co m il ejem plares sería más que suficien­ te para s u p lir la d e scono cida dem anda . Justo antes de im p rim ir, la s u b ie ro n a diez m il e je m p la ­ res, y ese es el n ú m e ro de la p rim e ra tira d a . Esta se a g o tó c o m p le ta m e n te en pocas sem anas, y fue necesaria una se­ g u n d a im p re s ió n de diez m il cop ia s. Esta fue seguida rá p i­ d a m ente p o r una terce ra tira d a de diez m il; luego p o r una c u a rta y un a q u in ta , y a través de los años h u b o sucesivas reim presiones. El efecto ha sido g ra tific a n te y a d m ira b le . H a h a b id o un estudio serio, seguido de una acción p o sitiva . A m edida que las fa m ilia s descubrían la m anera de hacerlo, se fue d a n d o un m o v im ie n to creciente para sa lir de las ciudades y esta­ blecerse en zonas rurales. H u b o planes cuidadosos, arreglos sa tisfa cto rio s y prudentes, inspección m in u cio sa de nuevos lugares, c o n su lta s deta lla d a s con d irigentes eclesiásticos y de la A socia ció n . S ólo en m uy pocos casos una m udanza preci­ p ita d a e in d iscre ta ocasio n ó consecuencias lam entables. Así es co m o debie ra c o n tin u a r d e sa rrollán dose la in icia tiva en general. Y para a yu d a r en esto, y para resp o n d e r con el m a­ yor sen tid o p rá c tic o las ta n ta s pregunta s que surgen de este m o vim ie n to , es que se p u b lic a este m a n u a l.

Con oración y la dirección del Espíritu C o m o siem pre ocurre con este tip o de a co n te cim ie n to s, están los que m a lin te rp re ta n la in s tru c c ió n o su responsabi­ lidad y deber con respecto a esto. L am entab lem ente ta m b ié n están los que buscan ganancias personales al deshacerse de bienes raíces no deseados, beneficiarse de la venta de tierras y

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EL LLAMADO A DEJAR LAS CIUDADES edificios o aprovecharse del d e s a rro llo de proyectos co lo n iz a ­ dores. Y adem ás están aquellos cuyo c rite rio com ercial siem ­ pre ha sido p o c o sensato e inseguro, o fracasaron en to d o lo que han e m p re n d id o previam ente, o siem pre ansiosos p o r p ro b a r algo nuevo y se enganchan en c u a lq u ie r proyecto con la esperanza de que, fin a lm e n te , alcanzarán el éxito. A éstos siem pre los te n d re m o s entre n o s o tro s , y to d o lo que podem os hacer, c o m o se hace una y o tra vez en la in stru c­ ción dada en De la ciudad al campo, es p ro n u n c ia r advertencias urgentes, a p e la r al buen sentido co m e rcia l y defendernos lo más posible c o n tra la e xp lo ta ció n d e lib e ra d a . N o podem os ser lo su ficie n te m e n te enfáticos o re p e titiv o s en cu a n to a la constante necesidad de que to d o m o v im ie n to o decisión sean hechos en estrecha asesoría con la iglesia y las a u to rid a d e s de la A so cia ció n , siguiendo el consejo de hom bres y mujeres com petente s, y con o ra ció n ferviente p id ie n d o la dirección del Espíritu. Los adventistas del sé p tim o día creen que la in strucción y los consejos presentados en De la ciudad al campo les han sido dados p o r D ios para a d ve rtir, a conseja r y guiar. Son sin­ ceros en sus deseos de evitar los peligros que saben que se relacionan con la vid a en la ciu d a d , y en su o b te n ció n de las bendiciones que a co m p a ñ a n la elección de una u bicación ru ­ ral para su hogar. Para m uchas fa m ilia s esto significará no sólo un c a m b io en la ubica ció n de la vivienda sino ta m b ié n una a d a p ta c ió n en el em pleo m e d ia n te el cual se obtiene el ingreso fa m ilia r. Estos cam bios im p o rta n te s que im p lica n la residencia y los ingresos no sólo son trascendentales en su influencia ; son vitales para la supervivencia de la fa m ilia . Las preguntas que a h o ra se hacen m uchos en nuestras iglesias al c o n te m p la r el lla m a d o de D ios son: ¿ D ónde vivirem os? ¿Qué haremos? ¿C óm o empezamos?

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL En De la ciudad al campo se p ro n u n c ia una advertencia so­ lemne en c o n tra de trasladarse presuntuo sam ente. Si hu b o un tie m p o para una p la n ific a c ió n cautelosa e inteligente es ahora. Sin n in g u n a d u d a , quienes escojan c a m b ia r su h o ­ gar de u b ic a c ió n debieran te n e r en cu e n ta c ó m o se ganarán la vida y cuál será su em pleo. El Señor no ha da d o consejos d e ta lla d o s, m e d ia n te los escritos del E spíritu de Profecía, en cu a n to a c ó m o hacer frente a to d o s los p roblem as (que sin d u d a su rg irá n ) al realizar las a d a p ta cio n e s im p o rta n te s re­ queridas p o r m udarse de la ciu d a d al ca m p o . T a m p o co es posible que a lg u n a persona o co m isió n especifique to d o s los requisito s o dé consejos para c u b rir cada asunto. Las circuns­ tancias de las fa m ilia s difie re n ; cada fa m ilia representa un caso d is tin to . Sin em bargo, hay cie rto s p rin c ip io s generales, los cuales bien pueden servir c o m o salvagua rd ia y guía para quienes están com e n za n d o a fija r la vista en un am biente ru ­ ral para su hogar.

La decisión es enteramente suya Desde el p rim e r paso cada m o v im ie n to debe ser hecho en fo rm a in te lig e n te y con o ra ció n . H ay m u ch o en ju e g o co m o para d a r un paso en la o scuridad. N o se apoye en o tro s, ni siquiera en la iglesia. Sepa desde el com ienzo que la decisión que tiene que to m a r es to ta lm e n te suya, y sólo usted es res­ ponsable de ella. O b te n g a to d o el consejo que pueda, pero to m e sus p ro p ia s decisiones. Su iglesia no puede elegir un lugar p o r usted. Usted debe elegirlo. Su iglesia no puede ha­ cer de usted una persona exitosa en la o b ra en la que decide entrar, o en el e m p re n d im ie n to que escoja. Su iglesia no pue­ de hacer que usted sea un a g ric u lto r rentable. Su iglesia no puede la b ra r su te rre n o , p la n ta r sus c u ltivo s ni cosecharlos, vender sus p ro d u c to s ni regular sus horas.

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EL L L A M A D O A DEJAR LAS CIUDADES Un h o m b re escribió: “ Usted dejó en cla ro lo que la iglesia no hace; a h o ra dígam e lo que sí h a rá ” . La respuesta es que hará lo que se le encargó hacer: enseñar la verdad. Es la de­ positaría de la verdad; lo suyo es p re d ic a r la verdad. Esto es lo que está hacie n d o al tra n s m itir el lla m a d o celestial a salir de las ciudades. La resp o n sa b ilid a d de p re sta r atención y de a ctu a r siguiend o ese lla m a d o es suya. N o espere que la iglesia le haga la m udanza, lo establezca, lo fin a n cie , lo equipe, ni que to m e decisiones p o r usted. N o está c o m isio n a d a para ese p ro p ó s ito y no puede dedicarse a esa o b ra . Así que consiga to d a la in fo rm a c ió n que pueda para m u ­ darse sabiam ente. Búsquela de fuentes que conozca. Acepte to d o s los consejos posibles de quienes están in fo rm a d o s. Pero, p o r sobre to d o , procure co n o c e r la v o lu n ta d de Dios para usted en cada decisión que esté lla m a d o a to m a r. Él le ha encargado a su Espíritu que sea su consejero y guía in c lu ­ so en los a suntos más insignifican tes. N o dé ningún paso a menos que y hasta que sepa que está siguiendo el parecer del Espíritu. Entonces te n d rá la seguridad de que está donde Dios quiere que esté, y que está h aciend o lo que él planeó que hiciera, y que el re su lta d o será lo que él elija para usted.

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Dos

¿Qué es el campo? “ Eduquen a los integrantes de nuestro p u e blo para que salgan de las ciudades y vayan al c a m p o , d o n d e pueden o b ­ tener porcio n e s pequeñas de tie rra y c o n s tru ir un h ogar para ellos y sus h ijo s ” (Mensajes selectos, t. 2, pág. 162). Para alguno s, vivir en el c a m p o invaria b le m en te significa nada más que a isla m ie n to de la c iviliza ció n ; una supresión de to d o s los dem ás seres h um anos en algún p u n to re m o to to ta lm e n te a isla d o del com ercio fá cil y de la conexión con el m u n d o . Piensan en las profecías acerca de las co n dicion es m undiales en los ú ltim o s días, c u a n d o seremos llam ados a h u ir a las m o n ta ñ a s p o r nuestra seguridad. Q uizá sea esta la d e fin ic ió n de campo que ha llevado a algunos a pensar que no estaban p re p a ra d o s para hacer fre n te a los problem as de la vida ru ra l que surgirían al seguir lo que entienden que es el consejo del E spíritu de Profecía. Por supuesto, la vida rural puede s ig n ific a r a isla m ie n to si los in vo lu cra d o s así lo elijen, pero esa in te rp re ta c ió n del s ig n ifica d o de la p a la b ra campo, ta l c o m o se la u tiliz a en el lla m a d o del Espíritu de Profecía a los adventistas del sé p tim o día p ara d is fru ta r de los bene­ ficios de la vid a ru ra l, es in fu n d a d a y errónea. N o se exige aisla m ie n to en la vid a rural ta l y c o m o se recom ienda en el Espíritu de Profecía. En m uchos casos hay un lla m a d o d ire c to a los adventistas del s é p tim o día a establecerse para p o d e r levantarse c o m o p o rta d o re s de luz en la c o m u n id a d . Se los llam a a re sid ir en pueblos y aldeas o cerca de ellos, o a m u-

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¿QUÉ ES EL CAMPO? darse a zonas rurales, d o n d e p o d ría n a n u n c ia r el mensaje p o r precepto y ejem plo. O bservem os el a m p lio p ro p ó s ito de estas palabras: “ A nuestro a lre d e d o r hay ciudades y pueblo s en los cuales no se hace n ingún esfuerzo para salvar a lm a s” (Servicio cristia­ no, pág. 2 2 5 ). “ Se necesitan m isioneros que vayan a las aldeas y pueblos y enarbolen el esta n d a rte de la verdad, con el p ro p ó s ito de que Dios pueda te n e r sus testigos d ise m in a d o s p o r to d a la T ierra para que la luz de la verdad pueda p e n e tra r a llí d onde aún no ha llegado, y el estanda rte de la fe sea levantado d o n ­ de aún no es c o n o c id o ” ( Ibíd., pág. 2 2 3 ). Para d e te rm in a r lo que p o d ría considerarse aceptable com o e s ta b le cim ie n to ru ra l, tenem os varios casos típ ic o s y concretos sobre el e sta b le cim ie n to de ciertas institu cio n e s adventistas fam osas. Observe los fa cto re s, deseables y no de­ seables, a los cuales casualm ente se hace m ención. En 1903, c u a n d o se tra ta b a de e n c o n tra r un s itio para la in sta la ció n de la Review and H e ra ld , y la co m isió n estaba buscando en las inm ediaciones de Nueva York, se nos a co n ­ sejó que “ c u a lq u ie r lugar a 50 k iló m e tro s de la ciudad sería dem asiado cerca” (Reviewand Herald, 11 de agosto de 1903). Nos vim os a le n ta d o s p o r la necesidad de un sa n a to rio “ en la vecindad de la ciu d a d de Nueva Y o rk” , y debíam os buscar lugares “ju s to fue ra de las ciudades, d o n d e ta m b ié n puedan adquirirse e d ific io s a p ro p ia d o s ” que puedan utilizarse para la o b ra in s titu c io n a l y co m o una base para los obreros (El ministerio médico, págs. 4 0 9 , 4 1 0 ). Al sur de C a lifo rn ia , Elena de W h ite vio “ la m isericordiosa dirección de D io s ” al p re p a ra r el c a m in o para que com ence­ mos la o b ra del S a n a to rio Paradise Valley, “ a pocos kiló m e ­ tro s [o n c e ] al sur de San D iego” , en a b ie rto co ntraste con la

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL in te n ció n a n te rio r de algunos que a p a re n te m e n te habían per­ d id o de vista “ la clara in stru cció n que el S eñor” había d a d o ; “ en vez de hacer planes de h a lla r algún lu g a r rural a p ro p ia d o para la o b ra del s a n a to rio ” , “ p ro c u ra b a n establecer una ins­ titu c ió n m a m u t en el corazón de la c iu d a d ” de Los Angeles (Special Testimonies, Serie B, N ° 14, págs. 3 -5 ).

Un lugar “que el Señor escogió” En 1908 Elena de W h ite re co n o ció en T a ko m a Park, ju s ­ to en los lím ites del D is trito de C o lu m b ia y la ciudad de W á sh in g to n , D .C ., un lugar que “ el Señor escogió” para el esta b le cim ie n to de “ nuestra casa e d ito ra y nuestro sa n a to rio y escuela” ( Carta 216, 1 908). Tan p ro n to c o m o ella y sus ayu­ dantes estuvieron c ó m o d a m e n te u b ica d o s en C arroll House, d onde ella te n d ría que establecer su h o g a r d u ra n te algunos meses, escribió: “ Estam os placente ra m ente u b ica d o s en T akom a Park. A quince m in u to s a pie están las casas de los herm anos Daniells, Prescott, W a sh b u rn , Spicer, C urtiss, B ristol, Rogers, N eedham , C ady y o tro s relacionad os con nuestra o b ra ... “ El lu g a r que se co n sig u ió para nuestra escuela y sa n a to rio es to d o lo que se p o d ría desear. La tie rra se asemeja a re­ presentaciones que el Señor me m o s tró . Está bien a d a p ta d o para el p ro p ó s ito con el que debe utilizarse. H ay a b u n d a n te espacio para una escuela y un s a n a to rio , sin a b a rro ta r n in g u ­ na de las dos in stitu cio n e s. La a tm ó sfe ra es p u ra y el agua es pura. Un herm oso a rroyo corre ju s to p o r nuestro terreno de no rte a sur. Este arroyo es un tesoro más va lio so que el o ro o la plata. Los em pla za m ie n to s de los e d ificio s descansan sobre m agníficas elevaciones, con excelente drenaje. “ Un día d im o s un largo paseo a través de diversas partes de T ako m a Park. Una gran parte del d is trito es un bosque na­

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¿QUÉ ES EL CAMPO? tu ra l. Las casas no son pequeñas ni están apiñadas, sino que son espaciosas y cóm o d a s. Están rodeada s de pinos, robles, arces y o tro s árboles herm osos. “ Los p ro p ie ta rio s de estas casas en su m ayoría son h o m ­ bres de negocios, m uchos de ellos em pleado s en las oficinas gubernam entales de W á s h in g to n . Van d ia ria m e n te a la c iu ­ dad y regresan al fin a l de la ta rd e a sus tra n q u ilo s hogares. “ Se ha elegido una buena u b ica ció n para la casa e d ito ra , a co rta d is ta n c ia del C orreo p o sta l; y ta m b ié n se h a lló un lugar para una casa de reuniones. Parece c o m o si T akom a Park hubiese sid o especialm ente p re p a ra d o para nosotros, y que nos ha estado esperando para ser o c u p a d o p o r nuestras institucio n e s y sus obreros. “ M is esperanzas para este lugar son elevadas. El cam po que rodea a W h á s h in g to n p o r k iló m e tro s y kiló m e tro s debe ser tra b a ja d o desde aquí. Estoy m uy agrad e cid a de que nues­ tra o b ra se establezca en este lu g a r” ( Carta 153, 1904).

Con fácil acceso a la ciudad C om enzam os a ver que, si bien nuestras in stitu cio n e s no debían establecerse en las ciudades, no en to d o s los casos debían asentarse en lugares aislados. Al m o m e n to de in ic ia r­ se la o b ra en T a k o m a Park, un g ru p o de o b re ro s estaba tra ­ ta n d o de e n c o n tra r un lugar para una escuela en m edio de Tennessee. Sus planes de p la n ta r la in s titu c ió n en un p u n to alejado de c u a lq u ie r zona m e tro p o lita n a fu e ro n rápidam en te alterados, ya que Elena de W h ite , que estaba con ellos en esta búsqueda, hizo n o ta r la ventaja de estar cerca de Nashville. Esta es su e xplicación : “ M e s o rp re n d í c u a n d o , al h a b la r de la o b ra que deseaban hacer en el sur, ellos [lo s herm anos S u th e rla n d y M a g a n ] ha­ b la ro n de esta b le ce r una escuela en a lg ú n lu g a r d is ta n te de

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL N ashville. Por la luz que se me d io , sabía que esto no sería c o rre cto , y se los d ije . La o b ra que estos herm anos pueden hacer, d e b id o a la experiencia o b te n id a en Berrien Springs, debe c o n tin u a rs e a c o rta d is ta n c ia de N ashville, p o rq u e N ashville aún no ha sid o tra b a ja d a c o m o debiera. Y será una gran b e n d ic ió n p a ra los o b re ro s de la escuela estar su­ fic ie n te m e n te cerca de N ashville c o m o p a ra p o d e r asesorar a los o b re ro s allí. “ Al buscar un lu g a r para la escuela, los herm anos descu­ brieron una estancia de 162 hectáreas en venta, a unos 14 ki­ lóm etro s de N ashville. El ta m a ñ o de la estancia, su situ a ció n , la d ista n c ia hasta N ashville y la sum a m o d e ra d a p o r la que p o día co m p ra rse , parecían in d ic a r que era el lugar in d ica d o para la o b ra educativa . A consejam os c o m p ra r ese lugar. Yo sabía que a la larga se necesitaría to d o el te rre n o ” (Special Testimonies, Serie B, N ° 11, pág. 8). A sim ism o, Elena de W h ite vio ventajas en tra s la d a r nues­ tro S a n a to rio Nueva Ingla te rra de Lancaster del Sur, a 64 k iló ­ m etros de B o sto n , “ a M elrose, un lu g a r m u c h o más cerca de Boston, y sin e m b a rg o lo suficientem en te re tira d o del tra jín de la ciu d a d pa ra que los pacientes puedan te n e r las c o n d i­ ciones más favo ra b le s para recuperar la salud. El tra sla d o del S a natorio Nueva In g la te rra a un lu g a r ta n conveniente para la ciuda d de B oston está en la p ro vid e n cia de D io s” ( Ibíd., N ° 13, pág. 3). C uan d o la co n g e stió n de O a k la n d , C a lifo rn ia , puso en evi­ dencia que deb ía m o s tra s la d a r la Pacific Press a un lugar con menos a g lo m e ra c ió n , se e n co n tró un lu g a r en la ciudad de M o u n ta in View, a 64 k iló m e tro s al sur de San Francisco y a 20 kiló m e tro s al n o rte de San José. C u a n d o Elena de W h ite exam inó la s itu a c ió n , escribió: “ Una se siente so rp re n d id a de que no se haya descubie rto

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¿QUÉ ES EL CAMPO? antes un lugar con ta n ta s ventajas. Esto só lo puede explicarse m ediante la falsa idea que ha te n id o nue stro pu e b lo acerca de que nuestras in s titu c io n e s debieran estar en las ciudade s” ( Carta 141, 1 9 0 4 ). Al d e scrib ir el lu g a r escribió: “ M o u n ta in View es un pueblo que tiene m uchas ventajas. Está rodeado de herm osos huertos. El clim a es benigno, y pue­ de cultivarse to d o tip o de frutas y hortalizas. El pueblo no es grande, aunque tiene luces eléctricas, carteros y m uchas otras ventajas que generalm ente se ven sólo en las ciudades” ( Ibíd.). Y estaba especialm ente c o m p la c id a p o rq u e en M o u n ta in View los obre ro s p o d ía n tener casas rodeada s de tie rra que podrían cultivar. Observem os, adem ás, la descripción que Elena de W h ite hace de la p ro xim id a d de Lom a Linda a ciertas ciudades pe­ queñas y de las ventajas especiales que ella vio en su ubicación: “ ‘ En el o to ñ o de 1903 tuve la visión de un sa n a to rio en m edio de ca m p o s herm osos, en a lg u n a p a rte del sur de C a lifo rn ia , y n in g u n a de las propieda des que yo había v isita ­ do respondía a la presentación d a d a en esa visión... “ ‘ M ie n tra s asistía al Congreso de la A so cia ció n General de 1905, en W á s h in g to n , D.C., recibí una c a rta del p a sto r J. A. Burden, en el cual él describía una p ro p ie d a d que ha­ bía e n c o n tra d o a unos siete k iló m e tro s al oeste de Redlands, nueve kiló m e tro s al sudeste de San B e rn a rd in o y a unos q u in ­ ce kiló m e tro s al noreste de Riverside. Al leer la ca rta tuve la im presión de que este era uno de los lugares que había visto en visión... ‘ P o ste rio rm e n te , c u a n d o visité esa p ro p ie d a d , la reco­ nocí c o m o u n o de los lugares que, hacía dos años, había visto en v is ió n ... ‘ Una de las p rin cip a le s ventajas de Lom a Linda es la

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL agradable variedad de paisajes e n canta dores que hay p o r t o ­ dos lados. La extensa vista del valle y de la m o n ta ñ a es m ag­ nífica. Pero más im p o rta n te que la m a g n ifice n cia del paisaje, los herm osos e d ificio s y los espaciosos terrenos es la c o rta d ista n cia entre esta in s titu c ió n y un d is trito densam ente p o ­ b lado, y la o p o rtu n id a d que así se ofrece de c o m u n ic a r a ta n ­ ta , ta n ta gente un c o n o c im ie n to del m ensaje del tercer ángel’ ” (Notas biográficas de Elena G. de White, págs. 4 4 3 -4 4 5 ). Es ob vio que los em plazam ientos rurales satisfactorios de estas in stitu cio n e s los dejaban a una d ista n cia conveniente de los centros de p o b la c ió n y lo suficientem en te aislados para o b tene r la b e n d ició n de la ubicación ru ra l. En casi to d o s estos casos estas in stitu cio n e s estaban a 16 kiló m e tro s de una zona m e tro p o lita n a ; sin em bargo, en cada caso se tu vo en cuenta al m o m e n to de escribir que estaban ubicado s en el cam po. Estos consejos de a p ro b a c ió n , que describen las deseables u b ic a c io ­ nes rurales para nuestras institu cio n e s, b rin d a n o rie n ta ció n en relación con lo que significa la vida rural.

Sin reglas fijas T am bién debiera considerarse el hecho de que lo que sería cam p o para una fa m ilia ta l vez no sea c a m p o para o tra . El tra s fo n d o fa m ilia r, si hay hijos o no, las edades de los niños, las necesidades educativas, las destrezas ocupacionales, ju n ­ to con las o p o rtu n id a d e s y las a p titu d e s especiales para la o b ra m isio n e ra , son to d o s factores que entran e n ju e g o para d e te rm in a r el caso de cada fa m ilia en c u a n to a qué co nstituye específicam ente el ca m p o y el g ra d o de a isla m ie n to deseable. Evidentem ente, Elena de W h ite no consideró la vida rural necesariam ente c o m o a isla m ie n to de la civilización. “ Se ne­ cesitan m isioneros que vayan a pueblo s y aldeas y eleven la no rm a de la verdad, para que D ios pueda tener sus testigos

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¿QUÉ ES EL CAMPO? esparcidos p o r to d o el país” (El evangelismo, pág. 4 3 ). Las c iu ­ dades, al igual que los pueblos, debían beneficiarse: “ H a b rá m iem bros laicos que se m udarán a pue b lo s y ciudades, y a lugares a p a re n te m e n te a p a rta d o s, p a ra p e rm itir que la luz que Dios les ha d a d o b rille e ilu m in e a los dem ás” (Servicio

cristiano, pág. 2 2 5 ). Así que el laico que ha sido lla m a d o a la ciudad no necesita hacer residencia en áreas congestionadas. Las ciudades deben ser tra b a ja d a s desde puestos rurales. O tra de claración de Elevangelismo dice: “ H erm anos que deseen c a m b ia r su ra d ic a c ió n , que tengan en vista la g lo ria de D ios, que sientan la re sp o nsab ilidad in ­ dividual que descansa sobre ellos de hacer bien a o tro s, y de beneficiar y salvar a las alm as p o r quienes C ris to no consideró su vida preciosa, deben trasladarse a pue b lo s y aldeas donde existe poca luz o d o n d e no existe luz alguna , y d onde puedan ser de verdadera ayuda y ben d ició n para o tro s con su tra b a jo y experiencia” (pág. 4 3 ). Que exista o no sabiduría en que ciertas fa m ilia s establez­ can su residencia en d eterm inad as ciudade s o villas, o cerca de ellas, dependería de to d a s las c o n d icio n e s que tengan rela­ ción con la fa m ilia y las o p o rtu n id a d e s de d ifu n d ir el mensaje. Ya sea que se elija resid ir en una v illa o un pueblo , en un lu ­ gar p ro te g id o no lejos de la zona m e tro p o lita n a , en un lugar puram ente ru ra l o en el a isla m ie n to de espacios abiertos, p o ­ demos a p lic a r los consejos del Espíritu de Profecía, que u b i­ carán ó p tim a m e n te la situ a ció n de nuestros hogares: “ Salgan de las ciu d a d e s” con sus peligros, “ vayan al ca m po, d o n d e ” puedan “ o b te n e r porciones pequeñas de tie rra ” (Mensajes se­ lectos, t. 2, pág. 16 2 ). D onde “ las casas no son pequeñas ni están a p iñ a d a s” (Carta 153, 19 0 4 ). En o tra s palabras, donde nuestra luz pueda b rilla r en to d a s las direcciones para los que están en el c a m p o o en un ce n tro de p o b la c ió n cercano.

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Tres

Razones para mudarse al campo “ Ni una fa m ilia de cada cien se beneficia rá física, m en­ ta l o e s p iritu a lm e n te p o r resid ir en la c iu d a d ” (Manuscrito 76, 1905). Existen m uchas razones que pueden exponerse c o m o a r­ gum ento s en fa v o r de que la fa m ilia tenga su hogar en una u b icació n ru ra l. Estas han sido expuestas en fo rm a clara y a m p lia en De la ciudad aI campo, pero no sólo se las reconoce en los escritos del Espíritu de Profecía. M u ch o s educadores y escritores han e n to n a d o las alabanzas de las ventajas de la vida ru ra l. A c o n tin u a c ió n enum erarem os seis razones p rin c i­ pales. P orque...

1. Es el mejor ambiente para la familia Hay p oca necesidad de ju s tific a r las razones de que un a m ­ biente ru ra l p ro p o rc io n a las co n d icio n e s más favorables para c ria r una fa m ilia . Los hijos son quienes aprovechan en o rm e ­ m ente el crecer rodeado s p o r las o b ra s de la naturaleza y las actividades de un h o gar rural. Aún con la in tro d u c c ió n de la televisión en el hogar ru ra l, la a tm ó sfe ra ru ra l conduce más a la salud y la e s p iritu a lid a d , y las tareas ru tin a ria s , etc., son co n s u m id o ra s útiles del tie m ­ po libre. N in g u n a persona p rá ctica a rg u m e n ta ría que el hogar rural libera a los padres de to d o s los p ro b le m a s en la crianza de sus hijos, pero n in g u n o desafiará la prem isa de que el hogar

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RAZONES PARA MUDARSE AL CAMPO rural, con sus intereses, actividades y el a is la m ie n to de las tentaciones de la ciu d a d , atenúa enorm e m e n te los p ro b le ­ mas en la crianza de la fa m ilia . C uán to m e jo r es que los varones a ctivos em pleen parte de su tie m p o libre en hacer ja rd in e ría , a te n d e r los anim ales, c o r­ ta r leña, re p a ra r los cercos, c o n fe c c io n a r m uebles, in sta la r cañerías, etc., en vez de que encuentren sus recreaciones en la calle, en la casa del vecino con sus am igos, d ed ica n d o una exorbitante c a n tid a d de tie m p o vie n d o tele visió n, o quizás en el cine o en la p is ta de bowling. C u á n to m e jo r es que nues­ tras niñas en edad de cre cim ie n to d e d iq u e n su tie m p o libre a actividades co n stru ctiva s del h o g a r ru ra l antes de que sus manos y sus o jo s encuentren tie m p o p a ra d e d ica rlo ta l vez a la lectura de lib ro s que no valen nada, a m ira r telenovelas o a asistir a algún lu g a r de diversión. Entonces, ta m b ié n , el cristiano p ro c u ra rá colocarse en un a m b ie n te que c o n trib u i­ rá, y no le restará va lo r, al progreso en su p ro p ia experiencia cristiana personal.

2. Ofrece oportunidades para difundir el mensaje Creemos que estam os en un m u n d o que va en ca m in o des­ cendente hacia su p e rd ició n . Tenem os la re sp o nsab ilidad de dar a co n o ce r a o tro s lo que acontece rá y de ayudarlos a pre­ pararse para la ven id a del Señor. En to d a s las com unidad es rurales a nue stro a lre d e d o r hay fa m ilia s que no saben nada de nuestro mensaje. U na y o tra vez se han p ro c la m a d o lla m a ­ dos m ediante el Espíritu de Profecía para que los adventistas del sé p tim o día entren en esas co m u n id a d e s, hagan sus h o ­ gares en las aldeas y pueblos o en los em p la za m ien tos ru ra ­ les, y m ediante sus vidas consecuentes y sus e m p re n d im ie n to s m isioneros p e rm ita n que la luz brille. O bservem os lo que el Espíritu de Profecía aconseja sobre este tem a:

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL “ Hay m iles que podría n e n tra r en el ca m p o de la mies y que a h o ra se hallan religiosam ente ociosos, co m o re su lta d o de lo cual están a rru in a n d o su c a m in o al cielo y expresando su d u d a con respecto a si son cris tia n o s ... Q u ie ro decir a m u ­ chos: ‘ ¿Están esperando que alguien los lleve a la viña y los ponga a tra b a ja r, o que les tra ig a la viña a ustedes, con el fin de no exp e rim e n ta r ningún inconven iente en el tra b a jo ? Esperarán en vano’ “ M e p re g u n to c ó m o deben sentirse los ángeles cu a n d o ven que el fin se acerca, y aquello s que pretenden te n e r un c o n o c im ie n to de D ios y de Jesucristo, a quien él ha enviado, se a m o n to n a n en un lugar, lo co lo n iza n y asisten a las re u n io ­ nes, sintiéndo se insatisfechos si no hay m ucha p redicación para b e n e ficia r su alm a y fo rta le c e r a la iglesia, m ientras ellos no hacen lite ra lm e n te nada... Si sus perspectivas te m p o ra le s y financieras no son ta n prósperas p o r m udarse a localidades donde la verdad no ha sido p ro c la m a d a , o d o n de ha h a b id o tan sólo un vacila n te centelleo de la luz, ¿no estarán hacien­ do precisam ente la o b ra q u e je s ú s ha hecho para salvarlos?” (.Servicio cristiano, págs. 224, 225; el énfasis es de los a utores).

3. Las ciudades contienen elementos de autodestrucción La vid a en las grandes ciudades se está volviendo su m a ­ m ente co m p le ja . C u a n to más se aleje la gente del plan de Dios para su vida, más se enredará. Parte de la te la ra ñ a que constitu ye n los elem entos que no sólo son perjudiciales sino que ta m b ié n conducen a la d e stru cció n es el hecho de que cada in d iv id u o en la ciu d a d se vuelve depen diente de m uchos o tro s in d iv id u o s . C u a lq u ie r in te rru p c ió n en las funciones n o r­ males de servicio puede llevar a inconvenientes e incluso has­ ta a su frim ie n to s reales. Adem ás, en estas ciudades las organizaciones obreras tie ­

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RAZONES PARA MUDARSE AL CAMPO nen una posición m ucho más fuerte que en las zonas rurales. Ante la m enor ofensa pueden convocar a un paro, que no sólo hace que la vida sea in có m o d a sino que a veces hace peligrar hasta la vida m ism a. Las fuertes facciones obreras no sólo ejer­ cen su influencia sobre el co n su m id o r, sino que sus a ctivida­ des pueden in vo lu cra r líneas de em pleo en las que trabajam os. Esto coloca al cristian o en una posición m uy incóm oda: p o r un lado reconocer los prin cip io s del cristia n ism o en la regla de oro, y p o r el o tro ser co m p e lid o a unirse a actividades c o n ­ trarias a dichos p rin cip io s básicos. Por eso las ciudades, con sus problem as siem pre crecientes, llenas de vicio y co rru p ció n , contienen en sí m ism as los elem entos de la a utodestrucción.

4. Las zonas metropolitanas son los objetivos del ataque enemigo N o es un secreto que en tie m p o s de g uerra las zonas m e­ tro p o lita n a s son el o b je to del a ta q u e enem igo. Al saber que ningún plan de paz será perm anen te, d ebiéram os m e d ita r cuidado sa m e n te en el fa c to r de elección de un lugar seguro para nuestros hogares. A unque en tie m p o s de paz ta l vez pueda sonar bien re­ a firm a r que es c o b a rd ía pensar en h u ir del peligro, sin em ­ bargo el c ris tia n o , p o r sobre to d o lo dem ás, será el prim e ro en p la n ific a r para la seguridad de su fa m ilia . N o te n d ría m o s una o p in ió n elevada del padre que, en tie m p o de desastre, deja a su fa m ilia descuidada, h aciend o p o co y nada p o r su seguridad. El c ris tia n o in fo rm a d o , que conoce a ciencia cie rta la palab ra p ro fé tic a de que vendrán tie m p o s p ro b le m á tico s y de que h a b rá gran angustia en las ciudades, ¿será menos responsable en la cuestión de p la n ific a r para el bienestar y la seguridad de su fa m ilia ? Pensamos que el le c to r a d m itirá que es igualm ente responsable.

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL El m is m o S eñor está in te re sa d o en la c o m o d id a d y la se­ g u rid a d , el b ie n e sta r y la p ro te c c ió n de sus hijos. D ios en su a m o r nos ha p re se n ta d o un p a n o ra m a de los tie m p o s p ro ­ b le m á tic o s que nos esperan, y re p e tid a m e n te nos ha a c o n ­ sejado en c u a n to a las p ro visio n e s adecuadas que d e b ié ra ­ m os hacer p a ra e vita r el s u frim ie n to y q u izá la p é rd id a de la vid a m is m a en estos tie m p o s p ro b le m á tic o s . Por ta n to , no es n in g ú n in d ic io de c o b a rd ía d a rle la espalda a los conges­ tio n a d o s c e n tro s de p o b la c ió n y ele g ir una u b ica ció n ru ra l para n u e s tro hogar.

5. Las ciudades son los objetos de la ira de Dios S im ila r al s u frim ie n to que vendrá en los grandes centros p o b la d o s en tie m p o s de em ergencia n aciona l es el s u frim ie n ­ to resu lta n te de la d estrucción en las grandes ciudades c u a n ­ d o D ios p e rm ita que ciertos ju ic io s las alcancen. A lgunos han supuesto que la d estrucción que cae c o m o un ju ic io de Dios vendrá al fin del m u n d o , pero p o r la segura p a la b ra p ro fé tica es evidente que habrá gran a flic c ió n en los centros p o b la d o s cu a n d o la m a ld a d de las ciudades alcance d e te rm in a d o p u n ­ to , y adem ás cu a n d o D ios, a través de este m edio, se esfuerce p o r d e s p e rta r a los h a b ita n te s de estas ciudades a los tie m ­ pos en que vivim os y a la necesidad de hacer una prep a ra ció n para la venida del Señor. O bservem os cu id a d o sam ente estas palabras registradas en 1906: “ Se me pide que declare el mensaje de que las ciudades llenas de transgresión y pecam inosas en extrem o serán des­ tru id a s p o r te rre m o to s , incendio s e inunda ciones. T o d o el m u n d o será a d v e rtid o de que existe un Dios que hará n o to ria su a u to rid a d c o m o Dios. Sus agentes invisibles causarán des­ tru c c ió n , devastación y m uerte. T odas las riquezas a c u m u la ­ das serán c o m o nada...

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RAZONES PARA MUDARSE AL CAMPO “ A contecerá n calam idades; ca la m id a d e s de lo más pavo­ rosas, de lo más inesperadas; y estas destrucciones se seguirán la una a la o tra . Si se presta a te n ció n a las am onestaciones que Dios ha d a d o , y si las iglesias se arrepiente n y regresan a la lealtad, entonces otras ciudades serán perdonadas p o r un tiem po. Pero si los hom bres que han sido engañados c o n ti­ núan en el m ism o c a m in o en el cual han estado a n d a n d o , sin prestar a te n ció n a la ley de D ios y p resentan do falsedades ante el p u e b lo , D ios les perm ite s u frir ca lam idades para que sus sentidos sean despertados... “ El Señor no desechará a los transgresores ni d e struirá a naciones enteras repen tin a m e n te ; sino que castigará a c iu d a ­ des y lugares d o n d e los hom bres se han pre sta d o para ser p o ­ seídos p o r los agentes satánicos. Las ciudade s de las naciones serán tra ta d a s con estrictez, y sin e m b a rg o no serán visitadas con la extrem a in d ig n a ció n de D ios, p o rq u e algunas alm as renunciarán a los engaños del enem igo, y se arrepentirán y co n vertirá n , m ie n tra s que las masas estarán a tesorand o ira c o n tra sí para el día de la ira ” (Elevangelismo, págs. 24, 25).

6. Así se evita la colonización N o es el p ro p ó s ito de Dios que los cristianos se reúnan en grandes centros para d is fru ta r de m uchas ventajas y perm a­ necer ociosos. Ya sea que estos centros estén en las grandes zonas m e tro p o lita n a s o en el pueblo en el que se ubica una gran in s titu c ió n den o m in a cio n a l, existe el constante peligro de la colonizació n, y los adventistas del sé p tim o día son llam ados a dispersarse. La mensajera del Señor escribió al respecto: “ M u ch o s de los m iem bros de nuestras iglesias grandes hacen m uy p o co o co m p a ra tiv a m e n te nada. Podrían re a li­ zar una buena o b ra si, en vez de hacinarse, se dispersaran p o r lugares d o n d e to d a vía no ha p e n e tra d o la verdad. Los

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL árboles p la n ta d o s en fo rm a de m a sia d o a p re ta d a no p ro s­ peran. El ja rd in e ro los tra n s p la n ta para que tengan lugar donde crecer, y no q u e d a r a tro fia d o s y enferm izos. La m ism a regla s u rtirá efecto en nuestras iglesias grandes. M u ch o s de los m ie m b ro s están m u rie n d o e sp iritu a lm e n te porque no se hace precisam ente esto. Se están vo lvie n d o enferm izos y d e fi­ cientes. T ra n s p la n ta d o s , te n d ría n lu g a r d o n d e crecer fuertes y vigorosos. “ N o es el p ro p ó s ito de D ios que sus hijos form en co lo n ia s o se establezcan ju n to s en grandes co m unidad es. Los discí­ pulos de C ris to son sus representantes en la T ie rra , y D ios quiere que estén dispersados p o r to d o el país, en pueblos, ciudades y aldeas, c o m o luces en m e d io de las tin ie b la s del m u n d o ” (Testimoniospara la iglesia, t. 8, pág. 25 5 ). Hay m iles que podría n trasladarse a em plazam ientos ru ­ rales d o n d e p o d ría n c o n tin u a r con su em pleo actual c o m o m edio de v id a o a su m ir un nuevo em pleo y, m ediante las de­ m andas que se les hagan, p e rm itir que su luz b rille en ese lugar o scuro y así o b te n e r grandes beneficios en su p ro p ia experiencia e sp iritu a l. Se p o d ría n m e n c io n a r otras razones de p o r qué los adventistas debieran elegir una u b icación rural para sus hogares. Les esperan grandes bendiciones a las fa ­ m ilias que elijan un am b ie n te para su h o g a r entre los o b je to s de la creación de Dios, y lo más a isla d o posible de las m uchas te n ta cio n e s y los encantos de las ciudades.

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Cuatro

Promesas de Dios para ayudar a las familias a establecerse fuera de las ciudades “ Ha llegado el tie m p o cu a n d o , a m e d id a que Dios abra el cam ino, las fa m ilia s deberían sa lir de las ciudade s” (Mensajes selectos, t. 2, pág. 4 1 3 ). A m uchos les gustaría m udarse al cam po. Pero se pre­ guntan: ¿Cómo puedo hacerlo? No tenemos una cuenta con grandes ahorros; los gastos de nuestra familia consumen prácticamente todo nuestro ingreso; tenemos poco conocimiento de cómo cultivar la tierra. ¿Cómo podemos mudarnos al campo? A los tales les diríam os que si es la v o lu n ta d de Dios que vivan en una zona ru ra l, en el m o m e n to o p o rtu n o Dios a b rirá el ca m in o . Del Espíritu de Profecía tenem os esta a m o n e sta ció n ya co nsiderad a a rrib a : “ Ha llegado el tie m p o cuando , a m e d id a que Dios abra el cam ino, las fa m ilia s deberían sa lir de las ciu d a d e s” . Este es un a su n to que no de b ié ra m o s forzar. Deben evi­ tarse to d o s

los m o vim ie n to s

p re c ip ita d o s y negligentes.

Debem os saber a d ó n d e irem os y lo que vam os a hacer para ganarnos la vid a cu a n d o lleguem os allí. Por o tro lado, no de­ bemos q u e d a rn o s sentados sin hacer nada esperando que se presente una o p o rtu n id a d . Se no advie rte que “ d e n tro de no m ucho tie m p o h a brá tal c o n tie n d a y co n fu s ió n en las c iu d a ­ des, que a quello s que deseen sa lir de ellas no p odrán hacer­ lo. D ebem os estar preparados p ara estos a c o n te c im ie n to s ” {Ibid., pág. 1 6 2 ). Se d ice que “ el Señor ayuda a quienes se ayudan a sí m is m o s ” . D ebem os m o s tra r nuestra fe y d e te rm i­ nación d a n d o los prim eros pasos.

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL Los primeros pasos Entre los p rim eros pasos están los que prepararán a la fa ­ m ilia pa ra vivir en el cam po. A ntes de hacer cu a lq u ie r m o ­ v im ie n to debiera realizarse un e stu d io de to d o lo que esto im p lica . Lean lib ro s y p e rió d ico s que tengan que ver con el tem a. U tilic e n la b ib lio te c a p ú b lic a . Reúnanse para d e b a tir. C onsigan una provisión de lite ra tu ra de d is trib u c ió n g ra tu i­ ta o a un co sto n o m in a l del D e p a rta m e n to de A g ric u ltu ra de Estados U nidos, del D e p a rta m e n to de A g ric u ltu ra de su Estado o país, o de su representante de a g ric u ltu ra d is trita l o p ro vin c ia l. Un excelente fo lle to ofrece este sabio consejo: “ En a g ric u ltu ra , 10 dólares de cerebros prestados le a h o rra rá n 10 m il dólares de problem as p re sta d o s” . Luego oren al respecto. Después de presentarle el asu n to al Señor, bien pueden com enzar a buscar un s itio para su h ogar ru ra l. Q ue la búsqueda para el plan sea un proyecto fa m ilia r. A lgunas fa m ilia s c o m p ra rá n un te rreno y harán arre­ glos para leva n ta r una casa; o tro s c o m p ra rá n tie rra con los e d ificio s ya co n stru id o s. C ada paso debiera darse con m u ch o cu id a d o , in te lig e n cia y o ra ció n . El S eñor está sum am ente interesado en to d o s estos asun­ tos que tienen que ver con nuestro bienestar. El es quien p ro ­ nuncia el lla m a d o para que los adventistas del sé p tim o día busquen hogares rurales, y está interesado en que e n c o n tre ­ mos la clase de lugar que se a d a p ta rá a nuestras necesidades. Así tra b a ja m o s ju n to s : el Señor d á n d o n o s consejos, in s tru c ­ ciones y advertencias, y m ed ia n te su p rovidencia a b rié n d o ­ nos el c a m in o , y n o so tro s e stu d ia n d o , p re p a rá n donos para la vida rura l y tra ta n d o de e n c o n tra r la clase de lugar adecua do para nuestras necesidades. Es esencial que nos m ovam os en la dire cción correcta. ¿Cóm o saber lo que Dios tiene reservado para n osotros si no

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p r o m e s a s d e d i o s p a r a a y u d a r a l a s f a m i l i a s ...

com enzam os a m ira r a nuestro a lrededo r? H ay m ucho prove­ cho en fija r la m ente en el cam po. Esto apresurará la m u d a n ­ za real al nuevo lugar. La fa m ilia que espera respuesta para cada pre g u n ta y que se abran to d a s las puertas no se m u d a ­ rá. Por o tro lado, no hagan m o v im ie n to s p re cip ita d o s. N o se perm itan to m a r una decisión p re c ip ita d a para c o m p ra r hasta estar seguros de haber e n c o n tra d o el lu g a r correcto. En to d a esta experiencia hay m ucho que g a n a r esperando en el Señor.

Fe ferviente y trabajo diligente En nuestra experiencia el Señor requiere que ejerzamos fe, pero debiera tenerse sum o c u id a d o en ver que esta fe no sea presunción. Esta ha sido la experiencia de m uchos que, bajo la convicción de que debían escoger un a m b ie nte rural para su hogar, com enzaron a avanzar con el firm e a u tocon vencim iento de que el Señor, de una m anera e xtra o rd in a ria , había a b ie rto puerta s delante de ellos. N o d ebiéram o s c o n c lu ir con esto que p ara que la m udanza sea s a tis fa c to ria no son nece­ sarios los esfuerzos y trá m ite s más diligentes. No p o d e m o s sentarnos y q u e d a rn o s con los brazos cruza­ dos, y así o b te n e r aquellas cosas que el Señor nos haría c o n ­ seguir. M ie n tra s esperam os, leem os y m antenem os los ojos abiertos en busca del lugar co rre c to , ¿por qué no com enzar con una huerta? A lgunos lugares, aún en la ciu d a d , tienen un pequeño espacio para una h u e rta ; o pueden hacerse arreglos para u tiliz a r una p o rció n de te rre n o b aldío. La experiencia o b te n id a al tra b a ja r la tie rra puede e vita r más de un e rro r cuando se inicie la o b ra en serio y a m a yo r escala, y desde el com ienzo re su lta rá en bend ició n . La vida ru ra l no es una vida fá c il, pero nuestro cuerpo, nuestra m ente y nuestra alm a ta m p o c o se benefician m e d ia n ­ te una vid a de facilid a d e s o in a c tiv id a d . La vida rural significa

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL a ctivid a d . Pero con p la n ific a c ió n m eticulosa puede atener­ se a esa d e te rm in a d a c a n tid a d de ejercicio beneficioso. Sólo quienes p rim e ro están convencid os en su corazón de que es la v o lu n ta d de D ios para su m a yo r bien que se m uden al cam po, y quienes están listos y dispuestos a sacrificarse y a esforzarse d ilig e n te m e n te para que ese p ro g ra m a sea un éxito, pueden esperar el éxito co n fia d a m e n te . A u n q u e se nos ha d ic h o que las fa m ilia s debieran m udarse al ca m p o cuando el Señor abra el camino, ta m b ié n se nos ha in ­ fo rm a d o que “ m uchos te n d rá n que tra b a ja r la b o rio sa m e n te para a yu d a r a a b rir el c a m in o ” ( Ibíd., pág. 4 1 3 ). Q uizás haya alguna d e m o ra para d a r los pasos que nos gustaría dar. Sea c o m o fuere, com encem os; y que sea un com ienzo a p ro p ia d o .

Un tiempo para buscar consejo En este a su n to hay gran necesidad de buscar consejo entre quienes han te n id o experiencia p rá c tic a en estas cosas. Con esto debem os entrem ezclar las o p in io n e s sensatas con el sen­ tid o c o m ú n . N o debem os p e rm itir que nuestro entusiasm o nos im p id a ver la tarea que tenem os p o r delante y lo que se re q u e rirá de n osotros para que la vida rural sea un éxi­ to . T a m p o c o debem os perder de vista las situaciones difíciles que pueden llegar a nuestra vid a al seguir el plan de D ios para su p u e b lo en las propiedades rurales. La fa m ilia debiera leer y releer en De la ciudad al campo el c a p ítu lo titu la d o “ G u iados p o r las providencia s de D io s ” c o m o un m o v im ie n to de a n tic i­ pación a su m udanza al ca m p o . Es sum am ente esencial que no se den pasos apresurados. N adie debe en sus esfuerzos y sinceridad m udarse p resuntuo sam ente y luego tener ocasión de la m e n ta r los pasos que ha d a d o . N o hay necesidad de que haya grandes pérdidas, con su desá n im o resultante, si busca­ mos consejo y avanzam os ca utelosa m e nte.

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PROMESAS DE DIOS PARA AYUDAR A LAS FAMILIAS... C erram os este c a p ítu lo con dos p á rra fo s im p o rta n te s de las advertencias halladas en Mensajes selectos: “ Q ue to d o s to m en el tie m p o necesario para realizar c u i­ dadosas consideraciones, para que no sean co m o el h o m b re de la p a rá b o la que com enzó a e d ific a r y luego fue incapaz de term ina r. N o debe realizarse n in g ú n m o v im ie n to sin conside­ rar cuid a d o sa m e n te ese m o v im ie n to y sus resultados; to d o debe ser te n id o en cu enta... A cada h o m b re se le d io su o b ra de acuerdo con sus diversas h a b ilid a d e s. Por ta n to , no debe actuar con va cila ció n sino con firm eza, y sin em bargo c o n ­ fia n d o h u m ild e m e n te en Dios. “ Puede h a ber personas que se apresuran a hacer una cosa, y que se c o m p ro m e te n en negocios acerca de los cuales no saben nada. D ios no requiere que se haga esto. Piensen con sinceridad y o ra c ió n , y estudien la B ib lia cu id ado sam ente y con o ra c ió n , te n ie n d o la m ente y el corazón despiertos para oír la voz de D ios... C o m p re n d e r la v o lu n ta d de Dios c o n s ti­ tuye una gran cosa” (t. 2, pág. 4 1 5 ).

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Cinco

Elección del lugar para una casa en el campo “ El Señor quiere que las fa m ilia s de su p u eblo se trasladen al ca m p o , d o n d e puedan instalarse en la tie rra y c u ltiv a r sus p ro p ia s fru ta s y verduras, y d o n d e sus hijos puedan estar en c o n ta c to d ire c to con las obras de D ios m anifestadas en la n a tu ra le za ” (Mensajes selectos, t. 2, pág. 4 1 0 ). A h o ra llegam os a una p a rte m uy p rá ctica de nuestro tem a. Después de to m a r la d e te rm in a c ió n de a b a n d o n a r las zonas m e tro p o lita n a s llenas de gente y hacer una casa en el ca m p o , surgen las preguntas: ¿A d ó n d e iré? ¿Qué clase de casa elegi­ ré? ¿C óm o me ganaré la vida? Ya se ha dejado en cla ro que la vida ru ra l no necesariam ente sig n ifica a isla m ie n to de la c i­ viliza ció n . Adem ás debería aclararse que la vida ru ra l, si se siguen los planes de Dios al pie de la letra, aunque representa algunas actividades agrícolas, no significa que debam os de­ pender co m p le ta m e n te del suelo para vivir. La vid a rural no es s in ó n im o de labranza. Q uienes viven en el ca m p o pueden elegir la crianza de anim ales y la labranza c o m o m e d io de sustento, pero gran ca n tid a d de gente que vive en el c a m p o puede ganarse la vid a p o r o tro s m edios. Es evidente que Elena de W h ite lo e n te n d ió así p o r el te n o r de varias declaraciones hechas para a le n ta r a nuestro pu e b lo hacia la vid a rural. “ Eduquen a los integrante s de nuestro p ueblo para que salgan de las ciudades y vayan al ca m p o , d o nde pueden o b ­ tener porciones pequeñas de tie rra y c o n s tru ir un h o g a r para ellos y sus h ijo s ” ( Ibíd., pág. 1 62).

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ELECCIÓN DEL LUGAR PARA UNA CASA EN EL CAMPO “ Salgan de las ciudades ta n p ro n to c o m o sea posible, y a d ­ quieran una p o rc ió n de tie rra d o n d e puedan tener un h u e rto , donde vuestros hijos puedan ver crecer las flores y aprende r de ellas lecciones de sencillez y p ureza” ( Ibíd., pág. 4 0 9 ). Es v ita lm e n te esencial que la fa m ilia que está p la n ific a n d o mudarse al c a m p o tenga en cu e n ta que debe haber un m edio d e fin id o de ingresos. La fa m ilia ru ra l debe alojarse, debe c o ­ mer, debe te n e r ro p a , debe m antenerse calefaccion ada, debe recibir ed u ca ció n , debe ten e r m edios de tra n s p o rte , así c o m o la fa m ilia de la ciu d a d debe te n e r estas cosas; y se necesi­ ta din e ro para s u p lir estas necesidades y conveniencias en el cam po ta n to co m o en la ciu d a d . Por ta n to , nunca debiera perderse de vista el te m a del sustento familiar. T eniendo en cuenta esto, entre las reglas prácticas que de­ ben establecerse para g u ia r nuestro pensam ien to en la elec­ ción de una u b ica ció n le d a m o s im p o rta n c ia p rim o rd ia l al sustento fa m ilia r. Nuestras decisiones relacionadas con esto deben estar m oldeadas p o r la elección entre dos objetivos: 1. O b te n e r los beneficios de un h o g a r ru ra l, pero c o n ta r con o tro m e d io de vida a p a rte del c u ltiv o de la tierra. 2. D edicar tie m p o com pleto a las actividades agrícolas y de­ pender com pletam ente de la tierra co m o m edio de subsistencia. Sólo quienes estén plenam en te p re parad os m ediante el e n tre n a m ie n to adecuado y la fo rm a c ió n debieran in te n ta r dedicarse a la a g ric u ltu ra o a la ganadería co m o m edio de vida. O cuparse de la tie rra para que p roduzca en fo rm a ren­ table y c ria r anim ales para beneficiarse fin a n cie ra m e n te re­ quiere operaciones inteligentes y esfuerzos diligentes. Puede hacerse. M u ch o s miles de fa m ilia s viven generosa y exitosa­ mente del ca m p o . Pero nadie deb ie ra h u ir al cam po, qu e ­ m ando sus puentes de subsistencia tra s sí, hasta que esté seguro p o r experiencia y c a p a c ita c ió n que puede ganarse la

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL vida sa tis fa c to ria m e n te año tra s año en esta fo rm a de vida. N o decim os esto para de sa n im a r a nadie, sino para e vita r la desilusión que les sobreviene a los inexpertos que piensan que cu a lq u ie ra puede tra b a ja r el c a m p o y, p o r ta n to , aunque no están p re p a ra d o s, recurren a la tie rra para el sustento to ta l.

El hogar rural para quien trabaja en la ciudad A h o ra hay miles de fa m ilia s viviendo en las ciudades que po d ría n d is fru ta r de las ventajas de un h o gar rural y así y to d o m a nten e r su em pleo actual. N o es ra ro que la gente que vive en la c iu d a d d e diqu e de 30 m in u to s a una hora para v ia ja r desde su residencia hasta su lu g a r de tra b a jo . Con co n ta d a s excepciones, esas fa m ilia s p o d ría n estar viviendo en una zona ru ra l, si se la eligiera co rre cta m e n te , y el a salariado p o d ría via ja r a su lu g a r de tra b a jo en casi el m ism o tie m p o que a h o ­ ra requiere. De este m o d o la fa m ilia p o d ría tener los bene­ ficio s de la u b ica ció n rural y el a sa la ria d o p o dría m a n te n e r su categoría de ingresos. Los beneficios ju s tific a n incluso los gastos extras in cu rrid o s p o r el viaje extra. Con sus hijos alejados de las diversiones y los sonidos de la zona densam ente p o b la d a , y con una pequeña h u e rta en la que se pueda o b te n e r la b e n d ic ió n de tra b a ja r la tie rra y con los fru to s de esos esfuerzos re d u c ir el presupuesto para a lim e n to s de la fa m ilia , las ventajas de la vida rural pueden conseguirse sin sacrifica r el ingreso del em pleo.

La profesión independiente En la a c tu a lid a d hay m uchos que están em pleados en la ciu d a d , que quizá tra b a ja n en a lg u n a o fic in a , fá b rica o en a l­ gún o fic io , y que p o drían establecer su p ro p io negocio en un em p la za m ie n to rural. El m ecánico p o d ría m o n ta r su p ro p io ta lle r y p ro n to e n c o n tra r clientes que vivan cerca para g a n a r­

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ELECCIÓN DEL LUGAR PARA UNA CASA EN EL CAMPO se el sustento. El artesano p o d ría m o n ta r su p ro p io negocio, ob te n ie n d o m ayorm ente de su ve c in d a rio para su o ficio . La elección del s itio de un hogar para una fa m ilia así debiera tener en cu e n ta las o p o rtu n id a d e s com erciales de d e te rm in a ­ da ub ica ció n . El m ecánico o el a rte sa n o querrán su negocio donde se los pueda e n c o n tra r fá c ilm e n te , quizás en alguna carretera d o n d e el lugar del m ism o negocio pudiera servir de p u b licid a d . H ay veintenas de o p o rtu n id a d e s en estos ram os, y el estu d ia r un p oco lo que o tro s están haciendo, y lo que se puede hacer según se explica en p u b lica cio n e s de fácil acceso, debiera servir de consejo a la fa m ilia que busca un hogar rural situado de ta l m anera que el a s a la ria d o pueda a d m in is tra r su p ro p io negocio. Este pequeño negocio, ta lle r o fá b rica in d e ­ pendiente está casi to ta lm e n te lib re de regulaciones g u b e rn a ­ mentales y de pro b le m a s laborales.

Depender de la tierra para vivir Los espacios a b ie rto s tienen su a tra c tiv o para algunas fa ­ milias. Son a fo rtu n a d o s quienes se han c ria d o en el ca m p o y saben p o r experiencia las alegrías y las satisfacciones de la a g ricu ltu ra , y que ta m b ié n son m uy versados en cu a n to a los cuidado s y las responsabilidades de ese tra b a jo . En caso de que la fa m ilia decida a d m in is tra r una estancia para subsis­ tir, debieran tenerse en cuenta los fa cto re s que enum eram os para que la v id a rural sea un éxito. D ebem os tener en cuenta nuestro c o n ta c to con la iglesia, la escuela y o tras personas de la m ism a fe, para que nuestro corazón pueda refrescarse. Siempre debem os tener en cuenta que nuestros hijos deben ser educados de m o d o que se beneficien con las ventajas de una educació n cristia n a y se asocien con o tro s de la m ism a fe, para que puedan escoger c o m o sus com pañero s para la vida a quienes c o m p a rtirá n con ellos su experiencia esp iritu a l.

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL Esto, quizá, sea más d ifíc il para la fa m ilia que elige el ca m p o , pero con un estudio adecua do pueden crearse o descubrirse situacione s favorables.

Qué tener en cuenta al elegir un lugar para vivir Al elegir el lu g a r para vivir en la zona ru ra l, el que tra b a ja en la c iu d a d o el co m e rcia n te p a rtic u la r debe tener en cuen­ ta varios fa cto re s im p o rta n te s . Es d ifíc il saber cuáles son los más im p o rta n te s . Presentam os nueve: 1. Ubicación en relación con el trabajo.-L a casa d e b ie ra estar u b ic a d a re la tiva m e n te accesible al lu g a r de tra b a jo del a sa la ria d o . En estos días de trá n s ito rá p id o , de buenas a u ­ to p is ta s y en que las fa m ilia s tie n e n sus p ro p io s a u to m ó v i­ les, la u b ic a c ió n puede estar en c u a lq u ie r lu g a r d e n tro de un ra d io de 10, 15, 2 0 /2 5 o in c lu s o 30 k iló m e tro s . D ebiera prestarse a te n c ió n al te m a de las ru ta s , su c o n d ic ió n en el in vie rn o , etc.; es decir, que esté cerca o sobre una ru ta p a ­ v im e n ta d a o en una calle que to d o el añ o tenga acceso a una ru ta . Ustedes deben ser una luz en la c o m u n id a d . N o se escondan en un lu g a r inaccesible. U biqúen se al alcance de los dem ás. 2. Debiera considerarse la adaptabilidad de la propiedad.-E n lo posible debiera elegirse tie rra p ro d u c tiv a . D ebiera haber disp o n ib le s servicios co m o e le ctricid a d y te lé fo n o . En m uchas zonas rurales el agua y las cloacas de la ciu d a d no están d is­ ponible s, pero esas no son d ific u lta d e s insalvables. D ebiera prestarse a te n ció n al nivel del agua, asegurándose un buen s u m in is tro de agua a un precio razonable. Un buen su m in is­ tro de agua es de sum a im p o rta n c ia . D ebiera haber árboles, algo de tie rra para pasturas y tie rra cu ltiva b le para una huer­ ta , un viñ e d o y árboles frutales.

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e l e c c ió n d e l l u g a r p a r a u n a c a s a e n e l c a m p o

3. Proxim idad a la escuela, la iglesia y los vecinos adventistas.-A u n q u e se advierte a los adventista s c o n tra la c o lo n i­

zación - la co n ce n tra c ió n de grandes ca n tid a d e s de los de la

misma fe en un lu g a r-, siem pre debe tenerse presente que el éxito de la vid a rural para la fa m ilia en gran m edida depen­ derá de la a ccesibilidad a la iglesia, a la escuela de la iglesia y a los vecinos adventistas. D ebiera h a ber tra n s p o rte p ú b lic o hasta la iglesia y a la escuela de la iglesia, o el lugar elegido debiera estar en una zona d o n d e haya varias fa m ilia s adven­ tistas que puedan fo rm a r una pequeña iglesia, tener una es­ cuela de iglesia y posiblem ente un ó m n ib u s escolar. Hay que hacer provisión para la e ducació n de los hijos, y la fa m ilia a d ve n tista que se m u d a al c a m p o no se satisfará con nada m enos que una escuela de iglesia. Las necesidades religiosas no pueden pasarse p o r a lto . La asistencia a la igle­ sia es esencial. T a m p o c o p odem os d e ja r pasar livianam ente las necesidades sociales. Los adventista s del sé ptim o día no se sienten c ó m o d o s ni seguros al buscar sus c o n ta c to s socia­ les sólo entre los no creyentes. Por el bien de to d a la fa m ilia , y especialm ente de nuestros jóvenes, la fa m ilia debiera u b ic a r­ se donde puedan asociarse con los de la m ism a fe. 4. Ser propietarios de la casa.—Es aconsejable que la fa m i­ lia posea casa p ro p ia . O bservem os las im p lica ncias de estas palabras de la p lu m a de la in sp ira ció n : “ Los padres deberían conseguir un lugar tan apropiado como lo permitan sus recursos” . “ Los padres y las madres que poseen un pedazo de tie rra y un hogar c ó m o d o son reyes y reinas” . “ Salgan de las ciudades tan p ro n to c o m o sea posible, y adquieran una porción de tierra donde puedan tener un huerto” (Mensajes selectos, t. 2, pág. 4 13; La educación cristiana, pág. 349; Mensajes selectos, t. 2, pág. 4 0 9 ). Elena de W h ite tu v o la co s tu m b re a través de los años de ser dueña de su casa. Si se hace una inversión sabia, ser dueño

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL de su p ro p ia casa con stitu ye una de las inversiones más sen­ satas que puedan hacerse, y le da a la fa m ilia una seguridad que no puede obtenerse de o tro m o d o . Adem ás de la segu­ rid a d de ser p ro p ie ta rio de su casa, existe cie rta satisfacción y placer en la posesión de una p ro p ie d a d para vivir. El saber que c u a lq u ie r destrucción de la p ro p ie d a d en fo rm a v o lu n ta ­ ria o p o r descuido dism inuye los bienes fa m ilia res ta m b ié n es un fa c to r que vale la pena considerar. Esto crea un se n tid o de re sp o n sa b ilid a d y de p ru d e n cia que no se produce fá cilm e n te c u a n d o se reside en una p ro p ie d a d ajena. 5. Un títu lo de propiedad cla ro .—Al c o m p ra r, asegúrense de que la tie rra esté libre de gravám enes. Hagan revisar la escri­ tu ra p o r una persona o firm a co m p e te n te . El d in e ro ga sta d o en ese servicio es un buen seguro. Hagan registrar el títu lo de p ro p ie d a d . N o p e rm ita n que haya negligencia aquí. Si no es­ tán a co s tu m b ra d o s a m a n e ja r asuntos de este tip o , busquen asesoría legal confiable . 6. La huerta /ñm /7/tfr.-D ebiera prestarse cu id a d o sa a te n ­ ción en consegu ir una p ro p ie d a d d o n d e pueda haber un ja r ­ dín de flores y una h u e rta de verduras. Por más que no se o b te n g a re n d im ie n to fin a n c ie ro de la huerta, aún va ld rá la pena desde el p u n to de vista de la experiencia de c u ltiv a r la tie rra , las lecciones a p re n d id a s y las satisfacciones o b te n id a s de tra b a ja r con las cosas que crecen. Pero más a llá de esto, si la tie rra es tra b a ja d a en fo rm a inteligen te, re n d irá una c o ­ secha que re ducirá el m o n to d e stin a d o a c o m p ra r alim e n to s. La naturaleza del suelo, el tie m p o que pueda dedicarse a la in ic ia tiv a y la h a b ilid a d con la que se tra b a je , son to d o s fa c­ tores d e te rm in a n te s del re n d im ie n to . La vid a rural de este tip o ha d a d o luz a lo que una pareja lla m ó “ el plan de tener m ás” , p o rq u e con la o b ra de sus m a­

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E LEC C IÓ N DEL LUGAR PARA UNA CASA EN EL CAMPO nos la fa m ilia puede p ro d u c ir en su tie m p o libre al m enos una buena p o rc ió n de lo que c o m ú n m e n te te n d ría n que c o m p ra r o quizá ni siquiera tener. Y no se olviden: “ Un peso a h o rra d o es un peso g a nad o . La fa m ilia no especializada en a g ric u ltu ra no de b ie ra es­ perar que su tie rra rin d a to d o lo necesario para la mesa; ni debe esperar te n e r éxito en ca d a c u ltiv o sem b rado. La m a ­ yor p a rte de la tie rra debe d e sa rro lla rse . El suelo se fo rm a m edian te p rá c tic a s in te lig e n te s de a g ric u ltu ra . La fe rtilid a d del suelo, las c o n d ic io n e s c lim á tic a s y m uchos o tro s fa c to ­ res en tra n en ju e g o en el éxito o el fra ca so de d e te rm in a d o cu ltivo . [P a ra un p ro ye cto general de un e s ta b le c im ie n to ru ­ ral, los a u to re s hacen o tra s sugerencias p rá cticas basados en su p ro p ia experiencia .] Indepe ndientem ente de las a p titu d e s , los intereses y la fe r­ tilid a d del suelo, de to d a s fo rm a s debiera haber una pequeña porción de te rre n o d o nde se pueda com enzar m odestam ente. 7. ¿Cuánta tie rra ?-U n c u a rto de hectárea provee espacio para una casa y una buena h u e rta . M e d ia hectárea p ro p o r­ cionará a m p lio espacio para una casa, una h u e rta y la cría de anim ales a pequeña escala. Q u izá sea más deseable una hectárea si se quiere tie rra de pastoreo. El costo del terreno, su ubica ció n y el interés de la fa m ilia en diversos e m p re n d i­ m ientos rurales son to d o s fa cto re s que debieran fo rm a r parte de la cuestión del ta m a ñ o de la p ro p ie d a d a obtenerse. Para una fa m ilia vegetariana, dice una a u to rid a d , m edia hectárea es suficiente para proveer el a lim e n to necesario. 8. T ie rra de c u ltiv o .-A m enos que se desee m adera para calefaccio n a r y cocinar, será ve n ta jo so conseguir tie rra para cultivo. C o rta r árboles y deshacerse de los tocones requiere gran c a n tid a d de tie m p o y tra b a jo . C o m p ra r tie rra densa­

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL m ente boscosa re ta rd a rá el p ro g ra m a agrícola; p o r o tro lado, si hay un aserradero cerca, la m adera bien puede s u m in is tra r m adera para una casa, un establo u o tro s edificios anexos a un precio m u ch o m en o r que el que se c o b ra en las m adereras o aserraderos. 9. Comodidades.-E l o b je tiv o fin a l debiera reflejar la o b te n ­ ción de servicios que c o n trib u y a n a la c o m o d id a d y la sa­ tisfa cció n de vivir. Agua co rrie n te , una p la n ta de calefacción central en regiones más frías y un c u a rto de baño no debieran o m itirs e de n in g u n a m anera. El plan general debiera d a r lu ­ gar a la m a y o r parte de los servicios y co m o d id a d e s que se encuentra n en las casas de las ciudades.

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Seis

La horticultura y otras actividades Parecería casi a xio m á tico que la vid a rural incluya a lg u ­ na fo rm a de a ctivid a d agrícola, al m enos p arcialm ente. El Espíritu de Profecía deja en cla ro la im p o rta n c ia de la a g ri­ cultura. Existen grandes beneficios derivados del tra b a jo con el suelo. Sin im p o rta r la extensión que la fa m ilia desee d e sti­ nar a la h o rtic u ltu ra , la vida rural no estaría c o m p le ta sin el cultivo de algunas flores, verduras y fru ta s pequeñas. De este m odo puede obtenerse a lim e n to s de la m e jo r calidad y sabor, y la a g ric u ltu ra bien p o d ría fo rm a r una p a rte im p o rta n te del ingreso fa m ilia r, ta n to p o r el d in e ro a h o rra d o en el presu­ puesto fa m ilia r para a lim e n to s c o m o en la venta de p ro d u c ­ tos de gra n ja . Por esto se ha e x h o rta d o a que en la elección del lugar para la casa debiera elegirse buen suelo, o tie rra que pueda desarrollarse en buen suelo. T o m a r una decisión cuidadosa en este asunto re d u cirá el tra b a jo y la decepción y acelerará el re n d im ie n to de cu ltivo s valiosos.

La huerta familiar Con respecto a la im p o rta n c ia de la h u e rta fa m ilia r y su re n d im ie n to p o te n c ia l, ta n to en la c a lid a d de los a lim e n to s com o en el d in e ro a h o rra d o y g a n a d o , el Dr. Floyd B ra llia r escribe: “ Uno de los principales y más urgentes problem as que a fro n ta una fa m ilia que se m u d a de la ciu d a d al ca m p o es el cultivo de una buena huerta. C ada fa m ilia debiera c o n su m ir

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL verduras sin restricciones en su d ie ta d ia ria , y la única fo rm a p rá ctica en que pueden conse g u ir estas verduras es c u ltiv á n ­ dolas. Esto es bueno, p o rq u e las verduras preparadas y c o n ­ sum idas d e n tro de las tres o c u a tro horas de c o rta d a s no sólo saben m e jo r sino que d e cid id a m e n te son más n u tritiv a s que las verduras co m p ra d a s en el alm acén. Se ha d e m o s tra d o que casi to d a s las verduras com ienzan a perder su c o n te n id o v ita ­ m ín ico una hora después de cosechadas y, en m e n o r g rado, g ra d u a lm e n te su d ig e s tib ilid a d . “ El h o rtic u lto r inexperto generalm ente no se da cuenta de cu á n to a lim e n to puede cultivarse en dete rm in ad o lugar; ni ta m p o c o sabe cóm o hay que hacer para cu ltiva r una huerta de prim era. Una fa m ilia n orm al de cu a tro debiera p oder cu ltiva r to d a s las verduras que necesitan para el año, con la excepción de papas y maíz para conservas, en una parcela de 12 p o r 18 m etros. M uchas fam ilias cultivan to d a s las verduras que nece­ sitan en un espacio más pequeño que este, pero para hacerlo deben dejar el terreno en ó p tim a s condiciones y m antenerlo co m ple ta m e n te cultivado. Hem os recibido inform es de m u ­ chas fam ilia s que dem uestran que estas cifras son ciertas. “ A consejam o s a to d o s los adventistas del sé p tim o día que p o siblem e n te puedan hacerlo, que cultiven una h u e rta en su p a tio o en un te rreno b a ld ío que puedan conseguir con este p ro p ó s ito . N o debieran esperar hacerse ricos con esto, pero con cu id a d o so e studio y tra b a jo co ncienzudo pueden ap re n d e r a c u ltiv a r una buena h u e rta al m udarse al cam po. H a cie n d o esto p o r un año o dos sabrán exactam ente c ó m o p rocede r cu a n d o deban c u ltiv a r su p ro p io a lim e n to . “ Para c u ltiv a r una h u e rta en fo rm a s a tis fa c to ria , debe ubicá rse la d o n d e reciba al m enos c in c o o seis horas de sol en los días despejados, y p a ra m ejores re su lta d o s no d e b ie ­ ra re c ib ir so m b ra .

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LA HORTICULTURA Y OTRAS ACTIVIDADES “ La parcela de la h u e rta debie ra tener buen drenaje. C ualquie r lu g a r d onde el agua se estanca p o r varios días en cu alquie r m o m e n to , n a tu ra lm e n te no tiene suficiente drenaje para c u ltiv a r una buena huerta. “ Para o b te n e r buenos resu lta d o s, la h u e rta debe estar al menos a doce o quince m etros de c u a lq u ie r árbol grande o de vallados, p o rq u e las raíces de los árboles se extienden sor­ prendentem ente lejos, y es p ro b a b le que le priven a la tie rra de su fe rtilid a d y agua. “ Una huerta puede cultivarse en cualquier suelo, ya sea arci­ lloso, arenoso o greda; pero cualquie r que sea el suelo en fo rm a natural, debe ser enriquecido con hum us (algún tip o de m ateria vegetal bien descom puesta). Antes de que el suelo esté en c o n d i­ ciones ó p tim a s para cultivar una buena ta n d a de verduras, debe fertilizarse y aflojarse lo suficiente para a d m itir fácilm ente ta n to aire com o agua, y de contener am bos durante el clim a seco” . C uan d o log ra m o s p e rc ib ir que som os o b reros ju n ta m e n te con Dios cu a n d o p reparam os el suelo, p la n ta m o s la sem illa y desarro lla m o s los cu ltivo s (ver Testimonios para ¡a iglesia, t. 6, págs. 1 8 7 -1 9 1 ), la hu e rta puede convertirse en una escue­ la para n o so tro s y nuestras fa m ilia s en la que se aprenda n muchas lecciones valiosas. Es un m e d io de recreación en el sentido de un ca m b io de a ctivid a d y d e s a rro llo físico, y puede ser una valiosa ventaja fin a n cie ra , ya que se sirven en la mesa p ro d u cto s más n u tritiv o s a b a jo co sto desde el p u n to de vista de los gastos de dinero. C o m o un hobby para el tie m p o libre y la recreación, la h o rtic u ltu ra re n d irá en p ro p o rc ió n a lo que se in vierta en ella. Requerirá a te n ció n fiel y regular, pero deja una satisfa cció n inm ensurable. Si las expectativas no son d e m a sia d o elevadas y el re su lta ­ do y la ta re a son enfocados desde el p u n to de vista del e n tu ­ siasmo p o r aprender, cada año m o s tra rá progresos d e fin id o s

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL y re n d im ie n to m u ltip lic a d o . D ebiera enfatizarse el hecho de que h ab rá algunos fracasos. Si la fa m ilia se fija c o m o o b je tiv o para el p rim e r año un 60 p o rc ie n to de éxito y un 40 p o rc ie n to de fracaso, no se enfrentará n con la desilusión que resultaría de una expectativa de un c ie n to p o r cie n to de éxito, y quizá d isfru te n de algunas sorpresas placenteras. Los intereses de la fa m ilia , la ubicación de la tierra y las cua­ lidades del suelo determ inarán cuáles son los cultivos más ren­ tables. N o es nuestro p ro p ó s ito e n tra r a quí en un análisis de có m o hacer la huerta ni qué cultivar. Se han dado abundantes consejos p o r parte de quienes han m arcado el nuevo rum bo. En el d e sa rro llo del suelo los fe rtiliza n te s que provienen del ta m b o fa m ilia r y de las aves de c o rra l son de gran v a lo r y sum am e n te esenciales. C u a n to más se estudia la fe rtilid a d del suelo y la e la b o ra ció n de p ro d u c to s a lim e n ticio s que no sean deficientes en vita m in a s y m inerales, se sabrá que existen m uchas ventajas en un p ro g ra m a agrícola integral que haga pre p a ra tivo s práctico s y fa ctib le s para la h o rtic u ltu ra o rg á n i­ ca. C u a n d o hab la m os de h o rtic u ltu ra o rgánica nos referim os a la u tiliz a c ió n de aquellos m é to d o s y prácticas que le devuel­ ven a la tie rra , m ediante m é to d o s naturales, los elem entos esenciales para la p ro d u c c ió n de los m ejores cultivos. Estos tienen en cu e n ta el gran v a lo r del estiércol p ro d u c id o en el lugar, del a b o n o o rg á n ico vegetal c o m o pasto, hojas y cásca­ ras de verduras y fru ta s, y de la d e vo lu ció n de esos elem entos a la tie rra en una fo rm a d is p o n ib le para el uso in m e d ia to de la p la n ta . Tal vez se necesiten alguno s fe rtiliza n te s q u ím ico s, c o m o el 5 -1 0 -5 , para c o m p le m e n ta r el estiércol y el a b o n o o rg á n ico vegetal. Las pruebas de suelo de te rm inarán esto.

Implementos

y

maquinaria

Las fin a n za s lim ita d a s pueden hacer que al recién llegado

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LA HORTICULTURA Y OTRAS ACTIVIDADES a la c o m u n id a d ru ra l se le haga im p o s ib le te n e r la m a q u i­ naria necesaria para e c o n o m iz a r tra b a jo en la h u e rta o en la finca. Pero a q u í nuevam ente la sa lu d a b le c o o p e ra c ió n de los vecinos puede p o s ib ilita r el in te rc a m b io de la m a q u in a ­ rla más cara c o m o un tra c to r, un a ra d o y bestias de carga para el lu g a r más grande. N o o b s ta n te , el nuevo p ro p ie ta ­ rio debie ra tr a ta r de in depe ndizarse lo antes posible. Para la h u e rta fa m ilia r d e s c rip ta a rrib a es casi in d ispen sable un m o to c u ltiv a d o r de algún tip o . Este puede a d q u irirs e p o r a l­ gunos c ie n to s de dólares, y si lo c u id a m o s bien servirá p o r m uchos años.

Leche, huevos y miel Para la fa m ilia hay m uchas ventajas y a h o rro s al te n e r una lechería fa m ilia r. Un s u m in is tro c o n s ta n te de leche y crem a de leche, con un p o co de gastos p a ra el a lim e n to de los a n i­ males, es un gran fa c to r en el plan de “ te n e r m ás” . Las pre­ ferencias de la fa m ilia , el ta m a ñ o y la u b ica ció n de la p ro p ie ­ dad, y la d is p o s ic ió n de leche excedente, son to d o s factores a tenerse en cu e n ta en la elección de una vaca o cabras. En ta n to que una vaca debiera te n e r una hectárea de pasto apro xim a d a m e n te , dos cabras de o rdeñe andarán bien con media hectárea. U na cabra requiere sólo un sexto de la can­ tid a d de pienso re q u e rid o p o r una vaca. Si se crían cabras, es bueno te n e r dos. Se las puede a te n d e r en la m ita d del tie m p o requerido para una vaca, y cada una s u m in is tra rá de dos a cinco litro s y m e d io de leche p o r día. C on dos, la provisión puede extenderse a lo largo del año. Algunas colm enas de abejas p ro d u c irá n una gran parte de los dulces que la fa m ilia necesita con m uy p oco tie m p o y es­ pacio de d ica d o s a su cu id a d o . A lgunas gallinas su m in istra rá n los huevos para uso cu lin a rio .

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Siete

Vida en plenitud “ El gran M aestro m ism o b e n d ijo el tra b a jo de c u ltiv a r la tie rra ” (Mensajes selectos, t. 2, pág. 4 0 8 ). “ Un h o g a r a p a rta d o en los c o lla d o s de G alilea; una fa ­ m ilia sostenida p o r m edio del tra b a jo h o n ra d o y d ig n o ; una vida sencilla; la lucha d ia ria c o n tra las d ific u lta d e s y penurias; la abne g a ció n , la econom ía y el servicio paciente y alegre; las horas de estudio ju n to a su m adre, con el ro llo a b ie rto de las Escrituras; la q u ie tu d de la a u ro ra o del crepúsculo en el verdeante valle; las santas a ctividade s de la naturaleza; el es­ tu d io de la creación y la p ro vid e n cia ; y la c o m u n ió n del a lm a con Dios: tales fueron las co n d icio n e s y las o p o rtu n id a d e s que h u b o en los prim eros años de la vida dejesús (Elministerio de curación, pág. 283). Para una fa m ilia , el m udarse de la ciu d a d a una casa en el ca m p o p ro b a b le m e n te sea u no de los eventos más v ita lm e n te im p o rta n te s de la vida. Exige reflexión seria y debiera p la n ifi­ carse con o ra ció n y en c o n s u lta con to d o s los m ie m b ro s de la fa m ilia . Y con to d o , c o m o escribió un a u to r: “ R enunciar a la vida en la ciu d a d y m udarse al ca m p o es un sueño perfec­ ta m e n te alcanzable” .

El espíritu de los pioneros El paso c o n te m p la d o corresp o n d e , en el á m b ito fa m ilia r, a la llegada a A m érica de nuestros antepasados. Ellos de ja ­ ron sus casas europeas en busca de lib e rta d de pensam ien to

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VIDA EN PLENITUD y culto, educació n para sus hijo s y una seguridad que les era vedada en el V iejo M u n d o . Sus penurias m ientras fo rja b a n una casa en el desierto de Nueva In g la te rra es una h is to ria fa m iliar. Sus provisiones eran de lo más escasas, sus hogares

eran de lo más sencillos. Su a lim e n to era p ro d u c id o p o r el suelo virgen a p rovecha do de los bosques. C om ían lo que p o ­ dían cu ltiva r, h ilaban el h ilo y tejían la te la para sus prendas. Un espíritu s im ila r de valentía y entereza m arcó a las ge­ neraciones siguientes que se a b rie ro n paso a través de las la r­ gas dista n cia s del c o n tin e n te . C ada p a rte de nuestro país, a m edida que se fue a b rie n d o , ha sid o o c u p a d a p o r quienes estaban m o viliza d o s p o r el espíritu de a rro jo , de capacida d de s o p o rta r las penurias p o r los beneficios fu tu ro s de lo que ellos soñaban. Cada m o v im ie n to religioso se ha caracterizado p o r el m is­ mo espíritu de parte de sus p ro m o to re s . Los fu n d a d o re s de la d e n o m in a ció n adventista del s é p tim o día tu vie ro n una expe­ riencia sim ila r. En cie rto g ra d o , las fa m ilia s que escogen m u ­ darse al c a m p o necesitan el m ism o espíritu in q u e b ra n ta b le y abnegado. Si la d e te rm in a ció n es co rre cta , vendrán buenos resultados.

Seguridad e inseguridad El m ie d o al fu tu ro echa s o m b ra sobre la nueva generación. Le pisa los ta lo n e s a ancianos y jóvenes. Hay te m o r a la gue­ rra, te m o r a la p é rd id a del puesto y a la capacidad de ganar dinero, te m o r a la co m p e te n cia , te m o r en to d o s lados que está d e p rim ie n d o la m ente de m uchos. Con la descripción dada p o r estadistas, científicos, líderes de negocios y ta m b ié n las Escrituras, esta sensación de te m o r no es in fu n d a d a . Los c ristia n o s con fe en la P alabra de D ios aum entará n m ucho su seguridad al m udarse de la ciu d a d a una casa en

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL el ca m p o , pues nos esperan tie m p o s agobiantes. La insegu­ rid a d de los puestos de tra b a jo y del em pleo en la ciudad a u m e n ta rá n , y sin o tra razón que la segundad extra, nuestros m ie m b ro s de iglesia laicos debieran e n c o n tra r su lu g a r en el cam po. “ Por esta razón veo la necesidad de que las fam ilias del p u e b lo de D ios se tra sla d e n fuera de las ciudades, a lu­ gares a p a rta d o s del ca m p o , d o n d e puedan c u ltiv a r la tie rra y cosechar los p ro d u c to s que ellas m ism as sie m b ren” (Mensajes selectos, t. 2, pág. 4 1 2 ). Pero no vayan al ca m p o sólo p o r la se­ g u rid a d te m p o ra l. Busquen su lu g a r en el c a m p o p o r la vida más plena y rica que hallarán allí. H agan una casa digna, no m eram ente un refugio del ca­ lor, las to rm e n ta s y la b o m b a a tó m ic a . Q ue sea un lu g a r de paz y sa tisfa cció n , de d e s a rro llo progresivo de la naturaleza in te le ctu a l y esp iritu a l. H á g a n la una escuela para los hijos y los padres, un centro m édico p ara la c o m u n id a d d o n d e to ­ dos aprende rán del gozo más a m p lio y pleno p o r causa del c o rre c to vivir. Los alrededores del h o g a r ru ra l, la m ism a casa, el parque, los bosques, el ta lle r, los cu ltivo s; to d o es parte del program a e ducativo , p o r no m e n c io n a r las imágenes que ilu stra n los textos que estudian al p la n ific a r la h u e rta de estación, los corrales para las aves o el nuevo establo. La lista es in num e­ rable, p o rq u e en ese e n to rn o hay o p o rtu n id a d e s ilim ita d a s para el progreso de padres e h ijo s en esta escuela de la vida. Estas son algunas de las a d q u isicio n e s de independencia que vienen con la o b te n c ió n de un h o gar rural y su desarrollo p o r p a rte de una fa m ilia progresista. Son más de lo que pue­ de enum erarse y serán apreciadas en p ro p o rc ió n a m edida que la vid a rural alcance su ple n o desarrollo. La m udanza al ca m p o debiera ser una verdadera em a n cip a ció n. A dem ás de las lib e rta d e s que d is fru ta el h o m b re del m u n d o que se m uda,

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VIDA EN PLENITUD |a fam ilia a d ve n tista del sé p tim o día debiera llegar a d is fru ta r ¿e un placer s u p e rio r p o r esas lib e rta d e s, así co m o su fe y su

esperanza son superiores a la fe y la esperanza del ho m b re del mundo. C om enzarán a e n te n d e r p o r qué al S alvador le en­ cantaba ir te m p ra n o a los bosques y a las laderas para te n e r comunión con su Padre, y p o r qué en su enseñanza a m e nudo extraía lecciones de la naturaleza. Sugeriríam os que después de te rm in a r de establecerse en un hogar ru ra l, enum eren las ganancias que han o b te n id o en el á m b ito de la indepe ndencia y co n te m p le n cuán increíble­ mente larga llega a ser esa lista.

Ocho

El atractivo de la tierra Selección de los escritos de Elena de White

Nada superior al plan de Dios “ En el plan de D ios p a ra Israel, cada fa m ilia te n ía una casa en la tie rra , con su fic ie n te te rre n o que c u ltiv a r. Así se proveían los m edios y el in c e n tiv o para v iv ir una v id a ú til y la b o rio s a , de sostén p ro p io . Y n in g ú n plan h u m a n o ha p o d i­ d o su p e ra r a este. La p o b re za y la m iseria que existen hoy se debe, en extenso g ra d o , al hecho de que el m u n d o se a p a rtó de d ic h o p la n ” ( Consejos para los maestros, padres y alumnos, pág. 2 6 3 ).

El cuidado de las plantas y los animales “ Por m edio de la d is trib u c ió n de la tie rra entre el pueblo, D ios proveyó para él, lo m ism o que para los m o ra d o re s del Edén, la o cu p a ció n más fa vo ra b le al desarrollo: el c u id a d o de las p la n ta s y los anim ales” (La educación, pág. 4 3).

Labradores del suelo “ Los hom bres que se afe rra b a n a los p rin c ip io s de vid a de D ios m o ra b a n en los cam pos y cerros. C u ltiva b a n la tierra, cu id a b a n rebaños y, en su vid a libre e in depe ndiente, llena de o p o rtu n id a d e s para tra b a ja r, e stu d ia r y m e d itar, aprendían de D ios y enseñaban a sus hijos sus obras y c a m in o s ” (Ibíd., págs. 33, 34).

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EL ATRACTIVO DE LA TI ERRA El ABC de la educación “ El tra b a ja r la tie rra es una de las m ejores ocupaciones, algo que pone en activid a d los m úsculos y da reposo a la mente. El e stu d io en m ateria de a g ric u ltu ra debe ser el ABC ¿e la educación dada en nuestras escuelas. Esta es precisa­ mente la p rim e ra tarea que debiera iniciarse... N uestros j ó ­

venes deben ser in stru id o s en el desm o n te de terrenos y en la labranza de la tie rra ta n to c o m o en los asuntos lite ra rio s ” ('Testimonios para ¡a iglesia, t. 6, p Oág. 183).

La agricultura en la escuela “ N in g ú n tip o de tra b a jo m a n u a l es de más v a lo r que la a g ricu ltu ra . D ebería hacerse más de lo que se hace para crear el interés p o r las tareas agríco la s, y para a le n ta rlo . Llame el m a e stro la a te n c ió n h acia lo que la B ib lia dice en cuanto a la a g ric u ltu ra ; es, a saber, que era el plan de D ios que el h o m b re la b ra ra la tie rra ; que al p rim e r h o m b re , g o ­ bernante de to d o el m u n d o , se le d io un ja rd ín para que lo cultivase, y que la verdadera n o b le za de m u ch os de los más grandes h o m b re s del m u n d o co n siste en que han sido a g ri­ cultores. Preséntense las o p o rtu n id a d e s que ofrece d ich a vida. S a lo m ó n dice: ‘ El rey m is m o está su je to a los c a m p o s ’ . Del que c u ltiv a la tie rra , la B ib lia dice: 'P o rq u e su^D ios le instruye, y le enseña lo re c to ’ . Y 'q u ie n c u id a la higuerá^comerá su f r u t o ’ [E cl. 5:9; Isa. 2 8 :2 6 ; Prov. 2 7 :1 8 ]. El que se gana la v id a p o r m ed io de la a g ric u ltu ra , escapa a m uchas tentacion es y goza de in n u m e ra b le s b e n d icio nes y privile gios que no tie n e n los que tra b a ja n en las grandes ciudades. Y en estos días de grandes m o n o p o lio s y c o m p e te n c ia c o ­ mercial, po co s hay que gocen de una in d e p e n d e n cia ta n real y de tan g ra n d e seguridad de re c ib ir la ju s ta recom pensa de su tra b a jo c o m o el la b ra d o r de la tie rra .

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL Mejoramiento del suelo - Cómo desarrollar su capacidad “ El tra b a jo de la tie rra será una b endició n especial para el o b re ro . Existe una gran carencia de hom bres inteligentes que labren la tie rra y sean cuid a d o so s. Este c o n o c im ie n to no será un o b s tá c u lo en la e d ucació n esencial para los negocios o para ser ú til en o tro ram o. D e sa rro lla r la c a pacida d para c u ltiv a r la tie rra requiere p ensam ien to e inteligencia. N o sólo d e sa rro lla rá los m úsculos, sino adem ás la c a pacida d para estudiar, porq u e las acciones del cerebro y los m úsculos se e q u ilib ra n . Debem os e ducar a los jóvenes de ta l m anera que am en el tra b a jo de la tie rra y se deleiten en m e jo ra rlo ... “ El que enseñó a A dán y a Eva a c u id a r el ja rd ín , in stru irá ta m b ié n a los hom bres hoy en día. H ay sabiduría para el que m aneja el a ra d o y p la n ta y siem bra la sem illa. La tie rra tiene sus tesoros escondidos, y el Señor quiere que m iles y decenas de m iles, que a h ora están a p iñ a d o s en las ciudades esperan­ d o la o p o rtu n id a d de g a n a r una pitanza, tra b a je n la tie rra ” ( Notas biográficas de Elena C. de White, págs. 3 89, 3 9 0 ).

El plan de Dios para restaurar la fertilidad de la tierra “ Por su desobediencia a D ios, A dán y Eva habían perdido el Edén, y d e b id o a su pecado to d a la tie rra q u e d ó m a ld ita . Pero si el p u eblo de Dios seguía su in stru cció n , su tie rra ha­ bría de ser restaurada a la fe rtilid a d y la belleza. D ios m ism o les d io instrucciones en c u a n to a la fo rm a de c u ltiv a r el suelo, y ellos debían co o p e ra r con él en su re sta u ra c ió n ” (Palabras de vida del gran Maestro, págs. 231, 2 3 2 ). “ Existe m ucho la m e n to respecto de la im p ro d u c tiv id a d del suelo, pero si los hom bres leyeran el A n tig u o Testam ento verían que el Señor sabía m u c h o más que ellos con respecto al tra ta m ie n to adecuado del suelo. Después de ser cu ltiva d o p o r varios años, y d a r su te so ro a la posesión del h o m b re , de-

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EL ATRACTIVO DE LA TI ERRA ^¡er-a dejarse descansar las porcio n e s de tie rra y luego rotarse |0s cultivos” (Fundamentáis ofChristian Educatlon, pág. 3 2 3 ).

Elena de White: Una pionera agrícola “ Pasamos p o r m uchas experiencias interesantes m ientras

estábamos en A u s tra lia .* A yu d a m o s a establecer una escue­ la desde los cim ie n to s, yendo a los bosques de e u c a lip to y acam pando m ientras se ta la b a n los árboles, se lim p ia b a n los

terrenos y se levantaba el e d ific io escolar... “ Hacíam os lo que podíam os para cu ltiva r nuestra tierra, e incentivábam os a nuestros vecinos a cu ltiva r el suelo, para que ellos ta m b ié n pudieran tener fru ta s y verduras propias. Les en­ señamos a prepa ra r el suelo, y qué p la n ta r y có m o atender los productos en crecim iento. P ronto aprendieron las ventajas de abastecerse de este m o d o ” (Manuscrito 126, 1902).

Narración de los objetivos de Avondale “ Vine a q u í [A vo n d a le ] y com encé el tra b a jo en mi lugar con ta n to fervor, que in sp iró en to d o s un nuevo celo; han tra b a ja d o v o lu n ta ria m e n te , c o n te n to s de te n e r el p rivilegio de hacerlo. N os hem os e s tim u la d o m u tu a m e n te al celo y las buenas obras. Los obreros del cole g io tenían m iedo de que yo plantara los p rim eros árboles, y a h o ra ta n to ellos c o m o yo te ­ nemos la satisfacción de d is p o n e r de las prim eras verdaderas quintas fru ta le s de este vecindario. A lg u n o s de nuestros á rb o ­ les darán fru to el p ró xim o año, y los durazneros p ro d u c irá n una buena cosecha de a q u í a dos años...

“ El c o le g io ha hecho un excelente com ie n zo . Los a lu m n o s están a p re n d ie n d o a p la n ta r á rb o le s, fru tilla s , etc. Deben M antener separado s cada b ro te y cada ra ic illa para d a r­ * 1891-1900.

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL les o p o rtu n id a d de crecer... Se necesitan h o m bres, m u je ­ res y n iñ o s que estén d isp u e sto s a tra b a ja r la tie rra , y que usen buen c rite rio y h a b ilid a d , no con la idea de que son sirvientes, sino que están lle va n d o a cabo p recisam ente la no b le o b ra que D ios les asignó en el Edén a A dán y a Eva, quienes se d e le ita b a n al ver los m ila g ro s que hacía el d ivin o L a b ra d o r. El in s tru m e n to h u m a n o p la n ta la sim ie n te , y Dios la riega y m a n d a a su Sol que b rille sobre ella, y así aparece la tie rn a h o ja ... “ D ebem os tra b a ja r la tie rra con alegría, esperanza y gra­ titu d , convencid os de que posee en su seno ab und antes p ro ­ visiones, más ricas que el o ro o la p la ta , que puede a co p ia r el o b re ro fiel. La m ezquindad que se le atrib u ye a la tie rra es una c a lu m n ia . Si se la cu ltiva adecua da e in te lig en tem ente, la tie rra entregará sus tesoros en beneficio del h o m bre... “ El c u ltiv o de nuestras tie rra s requiere la d edicació n de to d a s las fa cu lta d e s m entales y to d o el tin o que poseemos. Las tie rra s que nos rodean dan te s tim o n io de la in d olen cia del h o m b re . Esperamos p o n e r en acción los sentidos d o rm i­ dos. Esperam os ver a g ricu lto re s inteligentes, quesean recom ­ pensados p o r sus d e cid id o s esfuerzos. La m ano y el corazón deben c o o p e ra r, para ejecutar planes nuevos y sensatos en relación con el c u ltivo de la tie rra . H em os visto a q u í árboles gigantescos caídos y desarraigados; hem os visto la reja del a ra d o ro tu ra r la tie rra y a b rir p ro fu n d o s surcos para p la n ­ ta r nuevos árboles y sem brar la sem illa. Los a lu m n o s están a p re n d ie n d o qué significa arar, y que la azada y la pala, el ra s trillo y la rastra, son im p le m e n to s de tra b a jo honorables y provechosos. A m e nudo se co m eterán errores, pero el error está al la d o de la verdad. Los fracasos enseñarán sabiduría, y la energía que se a p lica al com ienzo b rin d a esperanza del éxito fin a l. La vacilación servirá de freno, la p re c ip ita ció n

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EL ATRACTIVO DE LA TIERRA también p ro d u c irá atrasos, pero to d o servirá de lección al instrumento h u m a n o , si así lo quiere. “ En

el

cole g io

que

acabam os

de

fu n d a r

aquí,

en

C oo ra n b o n g , esperam os lo g ra r ve rdadero éxito en la a g ri­ cultura, c o m b in a d a con el e stu d io de las ciencias. Q uerem os que este lu g a r se co n vie rta en un c e n tro del cual irradie luz y precioso c o n o c im ie n to s u p e rio r que c o n trib u y a al cu ltiv o de las tie rra s in cu lta s, de m anera que las colinas y los valles florezcan c o m o la rosa. T a n to p ara los niños c o m o para los adultos, el tra b a jo m anual c o m b in a d o con la intensa a c tiv i­ dad m ental p ro p o rc io n a rá una educa ció n co rrecta y e q u ili­ brada. El c u ltiv o de la m ente a fin a rá el c rite rio y presentará nuevos incentivos para el c u ltiv o del suelo. “ Se d is p o n d rá de una nueva clase de hom bres capaces de ganarse la vida, poseedores de una h a b ilid a d educada y entrenada para c u ltiv a r el suelo con ventajas. N o te n d rá n la mente recargada y so m e tid a a enorm e presión d e b id o al es­ tu d io de las ciencias. Esos hom bres d e rrib a rá n las ¡deas e q u i­ vocadas que han prevalecido con respecto al tra b a jo m anual. Se ejercerá in flu e n cia , no p o r m e d io de arengas estentóreas, sino gracias a la verdadera tra n s m is ió n de ideas. Veremos agricultores que no serán vulgares, ni toscos ni negligentes, que no serán descuidados en su ve stim e n ta y en el aspecto de sus casas; p o r el c o n tra rio , arreglarán con buen gusto sus viviendas cam pesinas. Las h a b ita cio n e s serán asoleadas y atractivas. N o verem os cielos rasos ennegrecidos, cu b ie rto s de lienzos llenos de p olvo y suciedad. La ciencia, el genio, la inteligencia, se m anifestarán en el hogar. El c u ltiv o de la tie ­ rra será co n s id e ra d o elevado y e n nob lecedor. Se m a nifestará la religión p u ra y p rá ctica al tr a ta r la tie rra c o m o un te so ­ ro divin o . C u a n to más inteligen te sea un hom b re, ta n to más debe irra d ia r de él la in flu e n cia religiosa. Y el Señor quiere

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL que tra te m o s la tie rra c o m o un te so ro precioso, el cual se nos ha c o n fia d o en c u s to d ia ” ( Testimonios para los ministros, págs. 2 4 2 -2 4 5 ).

Avondale tal como lo vio Elena de White “ He p la n ific a d o lo que se puede c u ltiv a r en diferentes lu ­ gares. Dije: ‘A q u í puede h a b e r un c u ltiv o de a lfa lfa , a llí puede h aber fru tilla s , a q u í puede h a ber maíz dulce y c o m ú n , y este te rre n o d ará buenos to m a te s , m ientras que aquel p ro d u c irá buena fru ta de to d o t ip o ’ . Así que en mi im a g in a ció n te n ­ go to d o s los diferentes lugares en una c o n d ic ió n floreciente. N adie necesita lam entarse en lo que respecta a esta tierra, p o rq u e si se la tra b a ja a decua dam ente so rprenderá a la gente de esta zona del país” ( Carta 14, 1894).

Una obra para los agricultores cristianos “ Los agricultores cristianos pueden desem peñar una m isión verdadera ayudando a los pobres a e n co n tra r casa en el cam po y enseñándoles a la b ra r la tie rra y a hacerla pro d u ctiva. Pueden enseñarles tam b ié n el uso de los im plem entos de labranza, los diferentes cultivos, la fo rm a c ió n y el cu id a d o de huertas. “ Entre quienes labran el suelo son m uchos los que, por descuido , no o btiene n el re n d im ie n to adecuado. Sus huertos no están d e b id a m e n te a te n d id o s , las siem bras no se hacen a tie m p o y el c u ltiv o es supe rficia l. Los tales achacan su fracaso a la este rilid a d del suelo. A m e n u d o se da un falso te s tim o n io al c o n d e n a r un suelo que, bien la b ra d o , hubiera d a d o a b u n ­ d ante re n d im ie n to . Los planes m ezquinos, el p oco esfuerzo hecho, el escaso estudio d e d ica d o a los m ejores m é to d o s, p i­ den a g rito s una reform a. “ Enséñense los m étodos apropiad os a quienes desean apren­ der. Si algunos no quieren oírlos hablarles de ideas progresistas,

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EL ATRACTIVO DE LA TI ERRA alecciónenlos silenciosamente con el ejemplo. M antengan bien

cultivada vuestra propia tierra. Digan a sus vecinos una que o tra palabra en el m om ento o p o rtu n o , y dejen que vuestras cose­ chas hablen con elocuencia en favor de los m étodos correctos. Demuestren lo que se puede obtene r de la tierra cuando se la

trabaja debidam ente” (El ministerio de curación, págs. 145, 146). Con la bendición de Dios “ Dios puede bendecir 20 hectáreas de tie rra y hacerlas p ro ­

ducir ta n to c o m o 10 0 ” (Testimoniospara la iglesia, t. 5, pág. 142). Elena de White instruyó sobre la plantación de árboles frutales “ M ie n tra s estábam os en A u s tra lia a d o p ta m o s el... p la n ... de cavar zanjas hondas y llenarlas con relleno suficiente para crear una tie rra buena. Esto lo h icim o s para el c u ltiv o de t o ­ mates, nara n jo s, lim oneros, duraznero s y parras. “ El h o m b re de quien c o m p ra m o s nuestros durazneros me dijo que le agradaría que yo observara la fo rm a en que esta­ ban p la n ta d o s . Le pedí entonces que me p e rm itie ra m o stra rle la m anera c o m o debían ser p la n ta d o s de acuerdo a la visión no ctu rn a que se me había d a d o . Le pedí al h o m bre que c o n ­ traté que cavara un hoyo p ro fu n d o , y que entonces pusiera en él buena tie rra , luego piedras, y encim a buena tie rra . Después de esto puso capas de tie rra de relleno [vegetal] hasta que el hoyo estuvo lleno. Le dije al d u e ñ o del vivero que yo ha­ bía p la n ta d o de esta m anera en un suelo rocoso de Estados Unidos. Lo invité a visitarm e c u a n d o los fru to s estuvieran m a ­ duros. El me d ijo : ‘ Usted no necesita n ingun a lección de mi parte p ara enseñarle có m o p la n ta r los á rboles’ . “ N uestra cosecha fue un gran éxito. Los duraznos eran de co lo r más herm oso y más d eliciosos en sab o r que cua lq u ie ra

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL que yo hubiese p ro b a d o . C u ltiva m o s la variedad de d uraz­ nos grandes y a m a rillo s lla m a d o s ‘C ravvford’, y otras frutas: uvas, dam ascos, nectarines [d u ra z n o s ] y ciruelas” ( Carta 350, 1907; Mensajes selectos, t. 3, págs. 3 7 5 , 3 7 6 ).

La fumigación de los árboles frutales “ Hay personas que dicen que nada debe m atarse, ni si­ quiera los insectos. D ios no ha c o n fia d o ningún mensaje se­ m ejante a su pueblo . Es posible exagerar el m a n d a m ie n to de ‘ N o m a ta rá s ’ hasta cu a lq u ie r lím ite ; pero hacerlo no está de acuerdo con el buen ju ic io . Los que lo hacen no han a p re n d i­ do en la escuela de C risto. “ Esta T ie rra ha sido m a ld ita p o r causa del pecado, y en estos p o stre ro s días, gusanos e insectos de to d a especie se m u ltip lic a rá n . Estas pestes deben ser exterm inadas, o de o tra m anera nos m o le sta rá n , nos a to rm e n ta rá n , y hasta d e s tru i­ rán la o b ra de nuestras m anos y los fru to s de nuestra tie rra . Existen lugares en d o n d e hay h orm igas [te rm ita s ] que d e stru ­ yen to ta lm e n te la e stru ctu ra de m adera de las casas. ¿No de­ ben éstas ser destruidas? Los árboles fru ta le s deben ser fu m i­ gados p ara que los insectos que echan a perder la fru ta sean exterm inado s. D ios nos ha d a d o una p a rte que hacer, y esta parte debem os ejecutarla con fid e lid a d . Entonces podrem os dejar el resto a cargo del Señor. “ Dios no ha d a d o a nadie el mensaje: ‘ N o mate ninguna horm iga, ni pulga, ni p o lilla ’ . Debem os protegernos c o n tra los insectos y los reptiles que m olestan y perjudican, y es necesa­ rio destruirlos para defendernos a nosotros m ism os y nuestras posesiones de to d o daño. Y aun cu a n d o hagam os lo m ejor que podam os para exterm inar estas pestes, se seguirán m u ltip li­ ca n d o ” (Manuscrito 70, 1901; Mensajes selectos, t. 3, pág. 376).

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Nueve

Empresas que trabajan para el Señor versus empresas mundanas Definición de términos “ Ni un o entre cien de n o so tro s está haciendo algo más que estar o c u p a d o en actividades m undana les y com unes” (Servicio cristiano, pág. 103). “ No tenem os tie m p o a h o ra para d e d ic a r nuestras ener­ gías y ta le n to s a empresas m undanales. ¿Nos p reocuparem os ta n to de servir al m u n d o y a n o so tro s m ism os co m o para perder la vid a eterna?” ( Testimonios para la iglesia, t. 9, pág. 8 5). Dos o b je tivo s en to d o lo que hacem os -d o s clases d is tin ­ tas de negocios, o em presas- son destacados p o r la p lu m a de la in sp ira ció n . Se le advierte al p u e b lo de D ios en c o n tra de dedicarse a em presas m undanas, y p o r o tro lado es o rie n ta ­ do a d e d ica r sus energías, tie m p o y ta le n to s a proyectos que co n trib u ya n al avance de la o b ra de D ios en el m undo. La cla sifica ció n de una o c u p a ció n o in ic ia tiv a co m o m u n ­ dana o para D ios depende en gran m e d id a de la a c titu d o el m otivo de la persona. Las in icia tiva s realizadas para benefi­ cio personal c o m p ro m e te n una gran p a rte de las energías de los m iem b ro s de nuestras iglesias a ctu a lm e n te . El Señor tiene derecho a esperar la consagración del tie m p o , los ta le n to s y las h a b ilid a d e s de cada m ie m b ro de iglesia, pero nos dice que 99 de cada 100 se o lvid a n de su deuda para con él y tra b a ja n para sí m ism os. Esto explica p o r qué se descuidan las empresas del Señor. El prim e r c a p ítu lo de Hageo nos dice p o r qué la o b ra del

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL Señor en el m u n d o avanza ta n lentam ente , y p o r qué el fin no o c u rrió m u c h o antes. M e d ia n te nuestros h á b ito s d ila to rio s en seguir el consejo en cuestiones de o cu p a ció n estam os en­ to rp e c ie n d o la causa del Señor. C o m o h a b ita n te s de las c iu d a d e s que tra ta m o s de c o n ­ seguir un a casa en el ca m p o , e n c o n tre m o s n u estro lu g a r en el ca m p o , el negocio o la em presa; p o r ta n to , lle ném oslo para la g lo ria de D ios, c o m o lo hizo José en su experiencia en E gip to .

La agricultura debiera ser una empresa prominente para el Señor “ Si los pobres que hoy atestan las ciudades encontrasen casas en el ca m p o , p o d ría n no sólo ganarse la vida, sino reco­ b ra r la salud y gozar de la fe lic id a d que a h ora desconocen... “ M u c h o s aprende rían a d e p e n d e r de él. A través de la naturale za o iría n la voz de D ios h a b la r de paz y a m o r a su co ra zó n , y su m ente, a lm a y cu e rp o responderían al p o d e r re co n stitu ye n te y v iv ific a d o r” (El ministerio de curación, págs. 143, 14 4 ). El suelo, una cosa viviente, responde al m anejo adecua­ do. Para p ro d u c ir resultados debe ser tra b a ja d o “ alegre, es­ peranzada y a g ra d e cid a m e n te ” , p o rq u e “ la tie rra encierra en su ceno ricas provisiones para que el o b re ro fiel alm acene en graneros, provisiones más preciosas que el o ro o la p la ta ” (Testimonios para ¡a iglesia, t. 6, pág. 182). El a g ric u lto r cristia n o y sus hijos, para o b te n e r to d o s los resultad o s de sus esfuerzos con la tie rra , necesitan re co rd a r que están tra b a ja n d o m ano a m a n o con el C reador de los m undos. Con esta a c titu d m ental su tra b a jo será un gozo, su corazón se llenará de alabanza y los vecinos d escubrirán en ellos a un nuevo tip o de agricu lto re s.

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e m p r e s a s q u e t r a b a j a n p a r a e l s e ñ o r v e r s u s ...

Obra misionera para agricultores “ Los a g ricu lto re s cristia n o s pueden desem peñar una m i­

sión verdadera a yudan do a los pobres a e n c o n tra r casa en el campo y enseñándoles a la b ra r la tie rra y a hacerla p ro d u c ti­ va” (El ministerio de curación, pág. 145). “ Hay un s in n ú m e ro de fa m ilia s pobres en cuyo beneficio no po d ría hacerse m e jo r o b ra m isio n e ra que la de ayudarlas a establecerse en el ca m p o y enseñarles c ó m o o b te n e r sustento del c u ltiv o de la tie rra ” (Ibíd., pág. 144 ). “ El que enseñó a A dán y a Eva en el Edén a c u id a r del huer­ to desea in s tru ir hoy a los hom bres. H ay sabiduría para quien m aneja el a ra d o y siem bra la se m illa ... Sigan adelante con valor, c o n fia n d o en el Ser que les satisface las necesidades con fo rm e a la riqueza de su b o n d a d ... “ N ecesitam os m ira r al cielo con fe ” (Ibíd., pág. 152).

Empresas mecánicas que trabajan para el Señor “ Se necesitan fa m ilia s de m isio n e ro s que vayan a estable­ cerse en regiones desoladas. Vayan a o c u p a r regiones des­ atendidas buenos a g ricu lto re s, hom b re s de finanzas, cons­ tructore s y personas aptas en diversas artes y oficio s, para m e jo ra r las c o n d icio n e s de esas tie rra s, establecer in d u stria s, prepararse viviendas hum ild e s y a yu d a r a sus vecinos... “ Así ta m b ié n debem os o b ra r” (Ibíd., pág. 146). El a g ric u lto r se vería m uy im p e d id o si no fuera p o r la ayu­ da de un o p e ra rio h a b ilid o s o . La herrería al co sta d o de la ruta - o el ta lle r m ecánico en estos días m o d e rn o s - requiere un artesano h a b ilid o s o , y alguien cuyo corazón esté p le tó ric o de a m o r p o r el C re a d o r re su lta rá ser una ben d ició n para su co m u n id a d . W illia m Carey, m isio n e ro en la In d ia , rem endaba zapatos para ganarse el sustento, pero su verdadera a ctividad era pre-

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL d ic a r el evangelio. Un ta lle r de zapatería es necesario en la c o m u n id a d rural actual. El a p ó s to l Pablo hacía tie n d a s en el ta lle r de A q u ila y Priscila p ara sostenerse él y sus co la b o ra d o re s. Pero su ver­ dadera a ctivid a d en la vid a era llegar al corazón y al a lm a de los hom bres, y el ta lle r de tie n d a s lo ponía en c o n ta c to con personas que no p o d ría c o n o ce r de o tro m odo. El m ecánico, el m o d is to , el re p a ra d o r de e le c tro d o m é sti­ cos y el tin to re ro son m uy s o lic ita d o s , y los hom bres y las m ujeres piadoso s tienen a q u í una fo rm a de llegar al corazón de la h u m a n id a d hastiada y con el a lm a enferm a. Jesucristo dedicó la m a yo r p a rte de su estadía en la T ie rra a tra b a ja r en la c a rp in te ría de N azaret. Era m uy c o n o c id o en­ tre los co n stru cto re s de su c o m u n id a d p o r su tra b a jo de alta categoría que presentaba c o m o ebanista. La c o n stru cció n de la casa y la co nfección de los m uebles es uno de los a u té n ti­ cos p ro b le m a s en cada m ud a n za de la ciudad al cam po. Y el m ecánico cris tia n o puede ser p o rta d o r de una a n to rc h a para el M aestro. C ada o fic io , cada artesanía que esté respaldada p o r una m ente co n ve rtid a , puede e n c o n tra r un lugar en el plan de D ios y p o r m edio del cual el poseed or puede ganarse la vida y al m ism o tie m p o ate n d e r las necesidades de la h u m a n id a d en su no m b re .

Diez

Cómo aprender a ser económ icamente independiente Un atisbo de la historia Estados U nidos, establecido p o r la providencia de Dios, ha sido un refugio para m illones que huían de la opresión de los países del o tro lado del océano. Las personas llegaron en bus­ ca de derechos religiosos; buscaban el derecho a educar a sus hijos en los p rin cip io s del p ro te s ta n tis m o y la fe de sus padres. Llegaron porque en este país el h o m b re com ún tenía derecho a llevar adelante su negocio y sus ocupaciones sin la interferencia irrazonable del gobierno y así ganarse la subsistencia m uy p o r encima de lo que era posible en algunas otras tierras. El carácter m anso co m o co rdero de este g o bierno atraía su confianza y recom pensaba su la b o rio sid a d . A m plias zonas se han vuelto productivas m ediante los esfuerzos de estos in m i­ grantes, y sus sucesivas generaciones han c o n trib u id o a la ri­ queza de este país. Pero p o r una ca n tid a d de años la voz suave de la dem ocracia se ha ido p o n ie n d o cada vez más áspera. Los hombres y las mujeres que viven en la actu a lid a d están sintien­ do el ag uijón de las leyes que c o n tro la n sus cultivos, los pre­ cios de los p ro d u cto s y las cantidades que pueden vender. Han aprendid o el significado de esa declaración bíblica que dice que a los hom bres se les p ro h ib irá c o m p ra r o vender.

Las organizaciones obreras Las organizaciones de o b reros y obreras en m inas e in d u s ­ trias, de tra n s p o rte s terrestres y m a rítim o s , las cuales dieron

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL origen a la p ro te cció n de los derechos del tra b a ja d o r, han ejercido presión sobre las áreas legislativas y ejecutivas del g o b ie rn o hasta que a veces son capaces, bajo pro vo ca ció n , de detene r el trá n s ito , e n to rp e ce r las in d u stria s y los servicios, incluso hasta el p u n to de p o n e r en riesgo la vida. N o son p oco frecuentes las huelgas que han in te rfe rid o con la d is tri­ bu ció n de leche para infantes y o tro s p ro d u c to s a lim e n ticio s necesarios. Esos a c o n te cim ie n to s no son más que un a n tic ip o de las leyes inm inentes. La voz suave del g o b ie rn o o rig in a l de la T ie rra con el tie m p o se c o n v e rtirá en el ru g id o del dragón. Y ese tie m p o se a p ro xim a rá p id a m e n te . (Ver el A péndice I, sección II [pág. 8 2 ].)

Las industrias rurales y la tierra como medio de sustento Al a d v e rtir acerca de estos tie m p o s y c o n d icio n e s, D ios ha in v ita d o a su p u e b lo a m u d a rse de las ciudade s y c o n ­ seguir casas en el c am p o . Se nos dice que no c o n stru ya m o s nuestras in s titu c io n e s en las ciu d a d e s, sino que establezca­ m os s a n a to rio s , casas e d ito ra s , escuelas y p la n ta s de fa b r i­ ca ción de a lim e n to s en el c a m p o . En 1905 Elena de W h ite e scribió : “ Se me ha da d o luz en c u a n to a que las grandes ciudades han de lle g a ra ser com o S odom a y G o m o rra ... Los padres a h o ­ ra debieran hacer to d o lo posible para re d im ir su negligencia, y situ a r a sus hijos donde estén bajo las mejores influencias... “ D ios ha e nviado a d ve rte n c ia tra s a d v e rtencia de que nuestras escuelas, casas e d ito ra s y s a n a to rio s deben esta­ blecerse fu e ra de la c iu d a d , en lugares d o n d e los jóvenes puedan a p re n d e r lo que es v e rd a d e ro con más eficacia. N o p e rm ita n que nadie in te n te u tiliz a r los Testimonios p a ra v in ­

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CÓM O APRENDER A SER ECONÓMICAMENTE... dicar el e s ta b le c im ie n to de grandes intereses com erciales en |as ciu da d e s... “ Las ciudades em peorarán cada vez más. En ellas habrá co n flicto s y d e rra m a m ie n to de sangre, y fin a lm e n te serán visi­ tadas p o r te rre m o to s. Los e d ificio s serán d e rrib ado s y co n su ­ midos p o r el fuego celestial... “ Las ciudade s deben ser tra b a ja d a s . Q uienes viven en ellas deben ser a d ve rtid o s sobre lo que nos espera. Q ue el tie m p o y los m edios sean u tiliza d o s sabiam ente. Vean si no pueden ha­ cer algo en las carreteras y los ca m in o s de las ciudades para p ro cla m a r el mensaje de la verdad presente. “ Pero no u b iq u e n a sus fa m ilia s en las ciudades, y no esta­ blezcan intereses com erciales a llí... Se asignarán obse rva d o ­ res para tr a ta r de e n c o n tra r ocasiones de quejarse del pue b lo de Dios que g u a rd a sus m a n d a m ie n to s. Satanás ejercerá su poder y enem istad, y el re su lta d o será la o presión. C u a n to más grande sea la ciu d a d , m a yo r será la op re sión... “ A un q u e nos esperan tie m p o s to rm e n to s o s , to d a vía que­ da m ucha o b ra m isionera p o r hacer en las ciudades... Pero esta no requiere el e sta b le cim ie n to de grandes empresas c o ­ m erciales” ( Manuscrito 76, 19 0 5 ). Tener en cu e n ta estas advertencias co lo c a rá a los o b e d ie n ­ tes en te rre n o ventajoso. Al seguir cu id a d o sa m ente las leyes de la naturaleza en el c u ltiv o del suelo, las fa m ilia s pueden ha­ cer que la tie rra conceda sus tesoros y pueden p ro d u c ir una parte de to d o el a lim e n to necesario para co n sum o p ro p io y un excedente para los m enos a fo rtu n a d o s . C on previsión y un buen m anejo pueden hacer gran p a rte de su ro p a , casas y muebles, y p o r hacer esto alcanzar ó p tim a s co ndicion es físi­ cas y espirituales. La vid a b a jo esas co n d icio n e s será m u ch o más sencilla que ahora. Pueden suplirse nuestras necesidades físicas, pero de­

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL bem os seguir c o n o cie n d o al Señor. D ebem os a prende r có m o hacer lo que nos aconsejó hacer c o m o pueblo. Las p ro m u lg a cio n e s legislativas que restrinjan la lib e rta d se sentirán p rim e ro en las ciudades. Q uienes viven en el ca m ­ po estarán libres p o r más tie m p o de las leyes que im p o n g a n el c o n tro l g u b e rn a m e n ta l, la re g la m e n ta ció n de la in d u stria , las cargas fiscales e xorbitante s y la re stricción de la lib e rta d de expresión y de cu lto .

Una palabra de advertencia Si bien Elena de W h ite escribió de la granja com o el único sustento para las fam ilias (y puede ser así bajo circunstancias favorables), d e b id o a los avances de las últim as dos o tres déca­ das -c o n la p ro d u cció n m ecanizada de cultivos y el increm ento de costos de equipa m ie ntos agrícolas y to d o lo que debe c o m ­ prarse, adem ás de los costos de enseñanza para la educación de los h ijo s - la granja fa m ilia r está perdiendo gran parte de su atractivo y prom esa de independencia y sustento cóm odo. Este fo lle to a p u n ta a a le n ta r y ofre ce r o rie n ta ció n a la fa ­ m ilia de la ciu d a d que se ca m b ia al ca m p o . Para ellos, que no son m uy versados en la ciencia de la p ro d u c c ió n com ercial de granos, q u izá sea bueno que re strin ja n la d edicación de las actividades agrícolas más a la h u e rta fa m ilia r. Esto puede ser m uy fru c tífe ro y g ra tific a n te , con una a b u n d a n te p ro d u c c ió n para la fa m ilia , y quizá hasta se pueda c o m p a rtir algo con los vecinos. Pero la verdad sobre el caso in d ica ría que las fa m i­ lias harían bien en establecerse en situacione s d onde haya un ingreso en efectivo proveniente de in d u stria s o com ercios p o ­ seídos y a d m in is tra d o s p o r la fa m ilia , o de un em pleo tie m p o c o m p le to en una a ctivid a d asalariada. La a g ric u ltu ra es g ra tific a n te , pero parece que, ba jo las co ndicio n e s actuales, en Estados U n id o s sólo lo es para los

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CÓM O APRENDER A SER ECONÓMICAMENTE... experim entados y h a b ilid o so s, y re spaldad os p o r una razona­ ble base fin a n cie ra . N o o b sta n te , la h o rtic u ltu ra tiene m ú l­ tiples beneficios para la fa m ilia , y de ningún m o d o debiera descuidarse en el á m b ito de la vid a ru ra l.

Un ejemplo admirable de la historia La o rd e n de a b a n d o n a r la c iu d a d y prepararse para a fro n ta r los p ro b le m a s de los s in d ic a to s o b re ro s y de la le­ gislación opre siva ha estado p ro n u n c iá n d o s e d u ra n te m u ­ chas décadas. N u e stra época se c o m p a ra a la h is to ria de los ju d ío s al a p ro x im a rse la caída del re in o y el d e rro c a m ie n to d e je ru s a lé n p o r p a rte del Im p e rio R o m a n o . Ellos tu v ie ro n un ú ltim o lla m a d o p ro lo n g a d o a h u ir de la c iu d a d antes que las fuerzas a rm a d a s ro d e a ra n Jerusalén p a ra el a sa lto fin a l. Existe o tro p a ra le lis m o en la h is to ria te m p ra n a de la na ció n ju d ía . Leemos: “ El decre to que se p ro m u lg a rá fin a lm e n te co n tra el pue­ blo rem anente de D ios será m uy sem ejante al que p ro m u lg ó Asuero c o n tra los ju d ío s . Hoy, los enem igos de la verdadera iglesia ven en el pequeño g ru p o que observa el m a n d a m ie n to del sábado a un M a rd o q u e o a la p u e rta . La reverencia que el pueb lo de D ios m a n ifie sta hacia su ley es una reprensión constante para los que han desechado el te m o r del Señor y pisotean su s á b a d o ” (Profetasy reyes, pág. 4 4 4 ).

Darse prisa Las Escrituras llam an la a te n ció n a la experiencia de Lot y su esposa, quienes se qu e d a ro n d e m asiado tie m p o en la ciudad de S od o m a . “ Si Lot se h u b ie ra a p resurad o ta l c o m o el Señor lo deseaba, su esposa no se h abría c o n v e rtid o en una estatua de sal. L o t adolecía de un m a rca d o espíritu de d ila ­ ción. N o seam os c o m o él” (Mensajes selectos, t. 2, pág. 4 0 6 ).

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL “ Satanás sabe que su tie m p o es c o rto . Al acercarnos al fin del tie m p o , las ciudades llegarán a ser cada vez más c o rru p ­ tas, y cada vez más objetab les c o m o lugares para establecer centros de nuestra o b ra . A u m e n ta rá n los peligros para viajar, a b u n d a rá n la co n fu sió n y el a lc o h o lis m o ; y si pueden e ncon­ trarse lugares en regiones m o n ta ñ o sa s retiradas, do n d e sería d ifícil que entren los males de las ciudades, p e rm ita m o s que nuestro p u e b lo ob te n g a esos lugares para nuestros sa n a to ­ rios y colegios superiores... “ ¿Quién será a d vertido? V olvem os a decir: ‘Salgan de las ciu dade s’ . N o consideren que esto es una gran p riva ció n , que deben adentrarse en las co lin a s y m o n ta ñ a s, sino busquen ese re tiro d o n d e puedan estar a solas con Dios, para a p re n ­ der su v o lu n ta d y su c a m in o ... N o consideren que es una p ri­ vación c u a n d o sean lla m a d o s a a b a n d o n a r las ciudades para m udarse al ca m p o . Les aguarda n ricas bendiciones a quienes las aprovechen. Al c o n te m p la r las escenas de la naturaleza, las obras del C reador, y al e s tu d ia r la o b ra de la m ano de Dios, im p e rce p tib le m e n te serán ca m b ia d o s a la m ism a im a ­ gen” (Manuscrito 85, 1908). Es de sum a im p o rta n c ia que en esta m ism a hora nuestro p ueblo encuentre su lugar en el c a m p o , y a llí aprenda a a li­ m entar, vestir y c o b ija r a sus fa m ilia s . En este tie m p ito de paz (y cuán c o rto será, no lo sabem os), los sabios obedecerán el m a n d a to : “ Salgan de las ciu d a d e s” .

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Once

El papel vital del liderazgo eclesiástico “ En este a su n to debe haber una d ire cció n sabia, y to d o s deben a c tu a r b a jo la dirección de un C onsejero sabio e invisi­ ble, el cual es D io s ” (Mensajes selectos, t. 2, pág. 4 1 6 ). Tan im p o rta n te es la m udanza de una fa m ilia de la ciudad a un nuevo h o g a r en el cam po, que el Señor ha d a d o in s tru c ­ ción en varias fases de ese proyecto, y ha d a d o sabiduría a hom bres de experiencia para o rie n ta r y aconsejar. El Señor ha agregado instrucciones específicas en c u a n to a la p ru dencia con la que debiera hacerse un c a m b io ta n m arcado. Lo m e jo r que pueden hacer quienes se e ncuen tra n en esta situ a ció n es leer cu id a d o sa m e n te pá rra fo s c o m o los siguientes, cita d o s del Espíritu de Profecía. Estudio cuidadoso. S er equilibrados.- “ N o se haga nada en fo rm a d e so rd e n a d a para que no se p ro d u zca n grandes pér­ didas ni se sa crifiq u e n las p ro p ie d a d e s a causa de discursos ardientes e im p u ls iv o s que d e s p ie rta n un e n tu siasm o que no está de a cu e rd o con la v o lu n ta d de D ios; para que una v ic ­ to ria que es esencial que se o b te n g a no se c o n v ie rta en de­ rro ta p o r fa lta de una m o d e ra c ió n ade cu a d a , de pro ye cto s adecuados, de p rin c ip io s só lid o s y de p ro p ó s ito s d e fin id o s ” ( Ibíd., pág. 41 6). Tomarse tiempo para orar. Buscar consejos sabios.- “ T o d o s sean m uy cu id a d o so s en lo que dicen; si no conocen el pa­ recer de D ios en algunos asuntos, nunca hablen acerca de lo que suponen o adivinan . Si no saben nada d e fin id o , d íganlo

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL así, y dejen que la persona confíe plenam ente en D ios. Órese m u cho, y aun con a y u n o ” ( Ibíd.). Algunos hombres pueden aconsejar; algunos « o .- “ A lgunos hom bres com p re n d e n cla ra m e n te los prob le m a s y tienen ha­ b ilid a d para aconsejar. Esto es un do n de Dios. En los m o ­ m entos cu a n d o la causa de D ios necesita palabras certeras, solem nes y sólidas, pueden h a b la r en fo rm a ta l que las m en­ tes perplejas y en oscu rid a d lleguen a c a p ta r c o m o un repen­ tin o rayo de luz la c o n d u c ta que deben seguir... Se produce un esclarecim iento, una ilu m in a c ió n del c a m in o que está de­ lante de ellos, porq u e el Señor ha d e ja d o b rilla r su luz, y ellos ven que sus oraciones son conte sta d a s... “ M ie n tra s algunos profesores pueden ser enérgicos y efi­ cientes en la enseñanza de acuerdo con las d o c trin a s b íb li­ cas, puede ser que no to d o s sean hom bres d o ta d o s de un c o n o c im ie n to de la vida p rá c tic a , d e b id o a lo cual no p o drán aconseja r con seguridad y sin p e ligro a las m entes perplejas. N o disciernen la situ a ció n d ifíc il que necesariam ente aqueja­ rá a cada fa m ilia que ha de realizar un c a m b io ” (Ibíd., págs. 4 1 4 -4 1 6 ).

Una palabra final Es p ru d e n te que m antenga n c o n ta c to con los presidentes de sus asociaciones locales sobre el p ro b le m a de la u b ica ­ c ió n , p o rq u e ellos son h om bres de experiencia y estarán v ita l­ m ente interesados. El p a s to r ta m b ié n debiera ser c o n su lta d o . Es bueno, en la m e d id a de lo posible, que las fa m ilia s se establezcan en su p ro p io Estado o c o m u n id a d en vez de m u ­ darse a c u a lq u ie r d ista n cia que sea m ayor. Los m ie m b ro s de iglesia de una zona debieran p o d e r hacer la m e jo r o b ra en su p ro p ia lo c a lid a d ; en general, debieran estar interesados en

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EL PAPEL VITAL DEL LIDERAZGO ECLESIÁSTICO c o n trib u ir con sus esfuerzos p ara leva n ta r la o b ra de la iglesia en su p ro p io vecindario. Una de las cuestiones im p o rta n te s que e nfrentan m uchos m iem bros de iglesia hoy es el e sta b le cim ie n to de sus fa m ilia s en el ca m p o y realizado de m o d o que redunde para la g lo ria de Dios. En p rim e r lugar, una m udanza de estas ca ra cte rísti­ cas requiere un ca m b io de m e n ta lid a d y en la fo rm a de vivir. No puede lograrse sin una verdadera conversión y co n sid e ra ­ ble ded ica ció n al plan de vid a que D ios tiene para su pueblo. Dios tiene ricas bendiciones deparad as para quienes p e rm i­ ten que su vid a sea d irig id a p o r los consejos de D ios para su pueblo. ************ Antes de cerrar esta p rim e ra p a rte , p o r fa vo r lea en el Apéndice II el v o to del C o n c ilio A n u a l de 1978 sobre la vida rural (pág. 125).

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APÉNDICE I

De la ciudad al campo Una contribución a la seguridad moral y social de los hijos de Dios Compilación de los escritos de Elena G . de W h íte

Prefacio Los consejos del Espíritu de Profecía insisten repetidam ente en los beneficios que ofrece la vida de cam po. Las nubes anuncia­ doras de to rm e n ta señalan cuán apropiad a es la repetida exhor­ tación a abandonar las ciudades. T o d o adventista consciente se da cuenta de que las aglom eraciones, las tentaciones y los crecien­ tes conflicto s laborales que se presentan en la vida de la ciudad no ofrecen un am biente saludable para las fam ilias cristianas. A través de los años, m illares de adventistas han buscado en los te s tim o n io s del Espíritu de Profecía ya p u b lica d o s los

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EL PAPEL VITAL DEL LIDERAZGO ECLESIÁSTICO consejos que los o rie n ta ro n para elegir el a m b iente a p ro p ia ­ do d o n d e debían establecer su hogar, y para saber cuál debía ser su a c titu d en su relación con las diversas organizaciones del m u n d o . C o m o los presagios de la crisis que se avecina indican cuán sutiles son los peligros y cuán te rrib le es el c o n ­ flic to que nos espera, nos ha p a recido a ce rta d o presentar una nueva edición de estos consejos de m anera que a tra ig a la atención de cada m ie m b ro de iglesia. Y si to m a m o s en cuenta el tie m p o en que vivim os, resul­ ta a p ro p ia d o no sólo re p e tir los consejos que ya conocem os p orque se han p u b lic a d o hace m u ch o tie m p o , sino im p ri­ mirles el énfasis necesario al a c o m p a ñ a rlo s con in s tru c c io ­ nes más d e ta lla d a s que se p u b lic a ro n de vez en cu a n d o en la Reviewand Herald, o que la p lu m a in sp ira d a in cluyó en cartas personales que d irig ió a o b re ro s responsables de la causa de Dios para darles ciertos consejos. Esta edición está en c o m ­ pleta a rm o n ía con las instru ccio n e s que Elena de W h ite d io a sus fid e ico m isa rio s, c u a n d o les in d ic ó que dichos escritos contiene n “ instrucciones que el Señor me ha d a d o para su p u e b lo ” . La referencia de cada pasaje in d ica el año en que ha sido escrito o p u b lic a d o p o r p rim e ra vez. En este fo lle to hallarem os fervientes lla m a dos a una ac­ ción d e cid id a , al m ism o tie m p o que una solem ne advertencia a no a c tu a r con presunción. D eberíam os p restar a te n ció n es­ pecial a los consejos que se dan en la Sección V il, “ G uiados p o r las providencias de D io s ” . La p u b lic a c ió n y d is trib u c ió n de esta o b ra es una respuesta a la firm e co n vicció n , expresa­ da p o r los dirigentes de la iglesia, de que ha llegado el tie m p o de re ite ra r el cla m o r: “ SALGAN DE LAS C IU D A D E S ” .

LOS FIDEICOMISARIOS DE LAS PUBLICACIONES DE ELENA G. DE W HITE 83

Sección I

El llamado a dejar las ciudades Los peligros de las ciudades “ Pocos se dan cuenta de la im p o rta n c ia de rehuir, hasta d o n d e sea posible, to d a s las com pañías que no favorezcan la vid a religiosa. Al elegir su a m b ie n te , pocos son los que hacen de la pro sp e rid a d e sp iritu a l su p rim e ra co n sid e ració n. “ Los padres acuden con sus fa m ilia s a las ciudades p o r­ que se im aginan que a llí es más fácil ganarse la vid a que en el cam p o . Los hijos, no te n ie n d o qué hacer cu a n d o no están en la escuela, o btiene n una e ducació n callejera. De las malas co m pañ ía s adquieren h á b ito s de vicio y d is ip a ció n . Los pa ­ dres ven to d o esto, pero la co rre cció n de su e rro r requeriría un sa crificio , y perm anecen d o n d e están, hasta que Satanás o b tie n e pleno d o m in io de sus hijos. “ M e jo r es sacrifica r to d a y cualesqu ier co n sid eració n m u n ­ danal antes que p o n e r en p e lig ro a las alm as preciosas c o n ­ fiadas a su c u id a d o . Serán asaltado s p o r te n ta cion es, y se les debe enseñar a e nfrentarla s; pero es vuestro deber s u p rim ir to d a in flu e n cia , ro m p e r to d o h á b ito , c o rta r to d o vín cu lo que les im p id a n realizar la entrega más libre, a b ie rta y co rd ia l de ustedes m ism os y de vuestras fa m ilia s a Dios. “ En vez de la ciudad atestada, busquen algún lugar a p a rta ­ do, donde vuestros hijos estén, hasta donde se pueda, escuda­ dos de la tenta ció n , y allí entreténganlos y edúquenlos para ser útiles. El pro fe ta Ezequiel enum era así las causas que co n d u je ­ ron al pecado y la destrucción de Sodom a: ‘Soberbia, saciedad

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EL LLAMADO A DEJAR LAS CIUDADES de pan, y abund ancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fo rta le ció la m ano del a flig id o y del menesteroso’ [Eze. 16:49]. T odo los que quieran escapar a la suerte de S odom a deben re­ huir la c o n d u cta que tra jo los ju ic io s de Dios sobre esa ciudad perversa” ( Testimonios para ¡a iglesia, t. 5, pág. 215 [1 8 8 2 ]).

Vivir en las ciudades no es el plan de Dios “ En el m u n d o entero las ciudade s se vuelven sem illeros del vicio. Por d o q u ie ra se ve y se oye el m al. En to d a s partes se encuen tra n incentivos a la sensualidad y la d is ip a c ió n . La m area de c o rru p c ió n y crim en sube de c o n tin u o . C ada día se registran actos de violencia: ro b o s, asesinatos, su icid io s y crímenes inenarrables. “ La vid a en las ciudades es falsa y a rtific ia l. La intensa pasión p o r conseguir d in e ro , el to rb e llin o de excitación y la búsqueda de placeres, y la sed de o s te n ta c ió n , lu jo y extrava­ gancia, son otra s ta n ta s fuerzas que desvían la m ente de los seres h u m a n o s del verdadero p ro p ó s ito de la vida. A bren la p u e rta a ú n a in fin id a d de males y ejercen sobre la ju v e n tu d un p o d e r casi irresistible. “ U na de las te n ta cio n e s más sutiles y peligrosas que asal­ tan a los niños y a los jóvenes en las ciudades es el afán de placeres. M u ch o s son los días de fiesta [fe ria d o s ]; los ju egos y las carreras de caballos a rra stra n a miles, y el to rb e llin o de las excitaciones y del placer los distra e n de los austeros deberes de la vid a . El d in e ro que debiera ahorrarse para m ejores fines se desperdicia en diversiones. “ D e b id o a la a ctu a ció n de co m p a ñ ía s m o n o p o liz a d o ra s , y al a c c io n a r de los sin d ica to s y a las huelgas, las con d icio n e s de vid a en las ciudades se hacen cada vez más difíciles. Graves d is tu rb io s nos aguarda n, y m uchas fa m ilia s se verán en la ne­ cesidad de a b a n d o n a r las ciudades.

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL “ El a m b ie n te físico de las ciudade s es m uchas veces un p e lig ro para la salud. La exp o sició n c o n s ta n te al c o n ta g io , el aire v ic ia d o , el agua im p u ra , el a lim e n to a d u lte ra d o , las viviendas oscuras, m alsanas y atestada s de seres h u m a n o s, son a lg u n o s de los m u ch o s m ales con que se tro p ie z a a cada paso. “ N o era el p ro p ó s ito de D ios que los h om bres vivieran hacinad os en las ciudades, co n fin a d o s p ro m iscu a m e n te en estrechos a lo ja m ie n to s . Al p rin c ip io Dios puso a nuestros p ri­ m eros padres en m e d io de las bellezas naturales, visuales y de so n id o , de las cuales desea que nos deleitem os hoy. C u a n to m e jo r a rm o n ice m o s con el plan o rig in a l de D ios, más fácil nos será asegurar la salud del cuerpo, la m ente y el a lm a ” (El ministerio de curación, págs. 281, 282 [1 9 0 5 ]).

Una actitud indolente “ Esta m a d ru g a d a no pude d o rm ir después de las dos. D u ra n te la visión de la noche me veía en una ju n ta . Estaba ro g a n d o a varias fa m ilia s que aceptasen las in strucciones es­ ta b le cid a s p o r D ios y saliesen de las ciudades para salvar a sus hijos. A lgunas de ellas dejaban pasar el tie m p o sin to m a r una d e te rm in a ció n . “ Los ángeles de la m is e ric o rd ia a p re su ra ro n a L o t, a su esposa y a sus hijas to m á n d o lo s de las m anos. Si L o t se h u ­ biera a p re su ra d o ta l c o m o el S eñor lo deseaba, su esposa no se h a b ría c o n v e rtid o en una e s ta tu a de sal. L o t adolecía de un m a rca d o e sp íritu de d ila c ió n . N o seam os c o m o él. La m ism a voz que a m o n e s tó a L o t a que saliese de S o d o m a nos ruega: ‘Salid de en m e d io de ellos, y a p a rta o s ... Y no to q u é is lo in m u n d o ’ [2 C or. 6 :1 7 ]. Q uienes obedezcan esta a m o n e s ta c ió n e n c o n tra rá n un refugio. Q ue cada h o m b re esté bien d e sp ie rto y p ro c u re salvar a su fa m ilia . Q ue se ciña

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EL LLAMADO A DEJAR LAS CIUDADES para re a liza r el tra b a jo . D io s revelará p u n to p o r p u n to qué debe hacer después. “ O igan la voz de D ios h a b la r a través del a p ó sto l Pablo: ‘O cupao s en vuestra salvación con te m o r y te m b lo r, porque Dios es el que en vo so tro s p ro d u ce así el querer c o m o el ha­ cer, p o r su buena v o lu n ta d ’ [Fil. 2 :1 2 , 13 ]. L o t re co rrió la lla ­ nura de m ala gana y con le n titu d . Se había asociado d u ra n te ta n to tie m p o con la gente im p ía , que no p u d o ver el peligro que co rría hasta que su esposa q u e d ó en la lla n u ra c o n v e rti­ da para siem pre en una esta tu a de sal” (Mensajes selectos, t. 2, págs. 4 0 6 ,4 0 7 [1 9 0 0 ]).

Las ciudades recibirán los juicios de Dios “ Se acerca el tie m p o c u a n d o las grandes ciudades serán visitadas p o r los ju ic io s de D ios. A ntes de m u cho, esas c iu ­ dades serán sacudidas te rrib le m e n te . C ualesquiera que sean las dim ensiones y la solidez de los edificios, cualesquiera que sean las precauciones to m a d a s c o n tra incendios, si D ios to c a esas casas, en algunos m in u to s o algunas horas queda rá n re­ ducidas a escom bros. “ Las im pías ciudades de nuestro m u n d o serán barridas p o r la escoba de la d e stru cció n . M e d ia n te las catástrofes que ocasionan a ctu a lm e n te la ru in a de grandes e d ificio s y de ba­ rrios enteros, Dios nos m uestra lo que vendrá sobre to d a la T ie rra ” (Testimoniospara la iglesia, t. 7, pág. 83 [1 9 0 2 ]).

Resultados de desoír las advertencias “ Se me pide que declare el mensaje de que las ciudades llenas de transgresión y pecam inosas en extrem o serán des­ tru id a s p o r te rre m o to s , incendio s e inunda ciones. T o d o el m u n d o será a d v e rtid o de que existe un Dios que hará n o to ria su a u to rid a d c o m o D ios. Sus agentes invisibles causarán des­

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL tru c c ió n , devastación y m uerte. Todas las riquezas a cu m u la ­ das serán co m o nada... “ A contecerán calam idade s; calam idades de lo más pavo­ rosas, de lo más inesperadas; y estas destrucciones se seguirán la una a la o tra . Si se presta aten ció n a las am onestaciones que D ios ha dad o , y si las iglesias se arrepiente n y regresan a la le a lta d , entonces o tra s ciudades serán perd o na das p o r un tie m p o . Pero si los h om bres que han sido engañados c o n ti­ núan en el m ism o c a m in o en el cual han estado a n d a n d o , sin p restar aten ció n a la ley de D ios y presentan do falsedades ante el pueblo , D ios les p e rm ite s u frir cala m id a de s para que sus sentidos sean despertad os... “ El Señor no desechará a los transgresores ni destruirá a na­ ciones enteras repentinam ente; sino que castigará a ciudades y lugares donde los hom bres se han prestado para ser poseídos p o r los agentes satánicos. Las ciudades de las naciones serán tra ta d a s con estrictez, y sin em bargo no serán visitadas con la extrem a indignación de D ios, porque algunas alm as renuncia­ rán a los engaños del enem igo, y se arrepentirán y convertirán, m ientras que las masas estarán atesorando ira c o n tra sí para el día de la ira ” (Elevangelismo, págs. 24, 25 [1 9 0 6 ]).

Los juicios de Dios son inminentes “ Existen razones p o r las que ni debiéram os e d ific a r en las ciudades. Sobre ellas p ro n to caerán los ju ic io s de D io s” ( Carta 158, 1902). “ Falta p o co p a ra que las grandes ciu d a d e s sean b a rri­ das, de m anera que to d o s deben ser a m o n e sta d o s acerca de la in m in e n c ia de estas c a la m id a d e s ” (El evangelismo, pág. 26 [1 9 1 0 ]) . “ ¡O h , si el p u e b lo de D ios c o m p re n d ie ra la sentencia de d e strucció n que pende sobre miles de ciudades, entregadas

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EL LLAMADO A DEJAR

LAS

CIUDADES

ahora casi a la id o la tría !” (Review and Herald, 10 de septiem ­ bre de 19 0 3 ).

La visión de una gran destrucción “ En la m añana del viernes pasado, justam ente antes de des­ pertar, se presentó ante m í una escena sum am ente im presio­ nante. M e parecía que despertaba del sueño pero en un lugar que no era mi casa. Desde las ventanas co n te m p lab a una te rri­ ble conflagració n. Grandes bolas de fuego caían sobre las ca­ sas, y de ellas salían dardos encendidos que volaban en todas direcciones. Era im posible apagar los incendios que se p ro d u ­ cían, y m uchos lugares estaban siendo destruidos. El te rro r de la gente era inde scrip tib le ” (Elevangelismo, págs. 25, 26 [1 9 0 6 ]).

Dios procura despertar a la gente “ Estando en Lom a Linda, C a lifo rn ia , el 16 de a b ril de 1906, pasó de la n te de m í una escena m uy asom brosa. En una visión de la noche yo estaba sobre una a ltu ra desde d o n d e podía ver las casas sacudirse c o m o el vie n to sacude los ju n c o s . Los edificios, grandes y pequeños, se d e rru m b a b a n . Los sitios de recreo, te a tro s, hoteles y palacios suntuosos eran sacudidos y d e rribad o s. M uchas vidas eran destruidas, y los lam entos de los heridos y a te rro riza d o s llenaban el aire. “ Los ángeles d e stru cto re s enviados p o r D ios estaban o b ra n d o . Un sim ple to q u e , y los e d ificio s c o n s tru id o s ta n só­ lid a m e n te que los ho m b re s los considerab an c o m o seguros c o n tra to d o peligro, rá p id a m e n te queda ban red u cid o s a un m o n tó n de escom bros. N o había seguridad de p ro te c c ió n en ningún lugar. Personalm ente no me sentía en peligro, pero no puedo d e scrib ir las escenas te rrib le s que se d e sa rro lla ro n ante mi vista. Era c o m o si la p aciencia de Dios se hubiese a g o ta d o y h ubiera llegado el día del ju ic io .

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL “ Entonces el ángel que estaba a m i la d o me d ijo que m uy pocas personas tenían alguna idea de la m aldad que reina en el m u n d o hoy, especialm ente de la m aldad en las ciudades grandes. D eclaró que el Señor ha fija d o un tie m p o c u a n d o su ira castigará a los transgresores p o r su persistente m enosca­ bo de su ley. “ A u n q u e te rrib le , la escena que pasó ante mis ojos no me hizo ta n ta im presión co m o las instrucciones en relación con ella que re cib í en esa ocasión. El ángel que estaba a mi la d o declaró que la suprem a soberanía de D ios y el carácter sagra­ do de su ley deben ser m a n ife sta d o s a quienes rehúsan o b s­ tin a d a m e n te obedecer al Rey de reyes. Los que elijan pe rm a ­ necer infieles habrán de ser heridos p o r los ju ic io s m ise rico r­ diosos con el fin de que, si fuere posible, puedan d e sp e rta r y percatarse de la p e cam inosid ad de su c o n d u c ta ” ( Testimonios para ¡a iglesia, t. 9, pág. 76 [1 9 0 9 ]).

El peligro de permanecer innecesariamente en las ciudades “ En a rm o n ía con la luz que me fue dada, insto a la gen­ te a salir de los grandes centros p o b la d o s . La m a lig n id a d de nuestras ciudades aum e n ta , y cada vez resulta más evidente que quienes perm anezcan innecesariam ente en ellas correrán el peligro de perder su a lm a ” (Manuscrito 1 1 5 ,1 907).

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Sección II

Evitar los conflictos laborales Procurar la libertad que ofrecen las zonas rurales “ Se a p ro x im a rá p id a m e n te el tie m p o c u a n d o el p o d e r de los s in d ic a to s la b o ra le s será m u y o presivo. U na y o tra vez el Señor ha in s tru id o a los m ie m b ro s de su p u e b lo a que saquen sus fa m ilia s de las ciu d a d e s y las lleven al ca m p o , d onde p u e d a n c u ltiv a r sus p ro p ia s p ro visio n e s, p o rq u e en el fu tu ro el p ro b le m a de c o m p ra r y de vender será m uy serio. A h o ra d e b e ría m o s p re s ta r a te n c ió n a la in s tru c c ió n que se nos ha d a d o vez tra s vez: ‘Salgan de las ciudade s y vayan a los d is trito s rurales, d o n d e las casas no están a p iñ a d a s unas al la d o de o tra s , y d o n d e estarán libres de la in te rfe re n c ia de los ene m ig o s’ .

Evitar las luchas partidarias “ Los h o m b re s se han u n id o p a ra opo n e rse al Señor de los ejército s. Estas co n fe d e ra cio n e s c o n tin u a rá n hasta que C risto deje su lu g a r de in te rce sió n a n te el tro n o de la m i­ se rico rd ia y se p o n g a las vestim e n ta s de la venganza. Los agentes sa tá n ico s están en cada c iu d a d , o c u p a d o s en o rg a ­ nizar en p a rtid o s a a q u e llo s que se o p o n e n a la ley de D ios. Santos p rofesos e in cré d u lo s d e c la ra d o s to m a n posiciones en esos p a rtid o s . Este no es el m o m e n to para que el p u e b lo de D ios m a n ifie s te d e b ilid a d . N o p o d e m o s p e rm itirn o s es­ ta r despreven idos ni p o r un m o m e n to ” (Mensajes selectos, t. 2,

pág. 161 [1 9 0 4 ]) .

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL Futuros problemas gremiales “ Los s in d ica to s laborales c o n s titu irá n una de las agencias que traerán sobre esta T ie rra un tie m p o de a ngustia com o nunca ha h a b id o desde que el m u n d o fue c re a d o ” ( Ibíd., pág. 162 [1 9 0 3 ]).

Conflictos entre confederaciones laborales y sindicatos de obreros “ La o b ra del p u e b lo de D ios consiste en prepararse para los a co n te cim ie n to s del fu tu ro , los que p ro n to lo sobrecoge­ rán con fuerza a b ru m a d o ra . En el m u n d o se fo rm a rá n m o ­ n o p o lio s gigantescos. Los hom bres se vin cu la rá n en sindica­ to s que los insertarán en el redil del enem igo. Unos pocos hom bres se unirán para apoderarse de to d o s los m edios que puedan obtenerse en ciertas líneas de negocios. Se fo rm a rá n sin d ica to s de o breros, y quienes rehúsen unirse a ellos serán hom bres m a rca d o s” (Ibíd.).

Preparación para el acontecimiento “ Los s in d ica to s laborales y las confede ra ciones del m u n d o son una tra m p a . H erm anos, no p a rtic ip e n en ellas y m an­ ténganse lejos de ellas. N o tengan nada que ver con ellas. A causa de estos sin d ica to s y confederaciones, p ro n to será m uy d ifíc il para nuestras in s titu c io n e s llevar a cabo su o b ra en las ciudades. M i advertencia es: ‘Salgan de las ciu d a d e s’ . N o edi­ fiq u e n sa n a to rio s en las ciudades. Eduquen a los integrantes de nuestro p u eblo para que salgan de las ciudades y vayan al ca m p o , d o nde pueden o b te n e r porciones pequeñas de tie rra y c o n s tru ir un h o g a r para ellos y sus hijos... “ N uestros restaurantes deben estar en las ciudades; p o r­ que de o tro m o d o los o b re ro s que tra b a ja n en ellos no p o ­ drían alcanzar a la gente y enseñarles los p rin c ip io s del recto

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EVITAR LOS C O N FLIC TO S LABORALES vivir. Y p o r a h o ra tenem os que u tiliz a r salones de reuniones en las ciudades. Pero d e n tro de no m ucho tie m p o h abrá tal co n tie n d a y co n fu sió n en las ciudades, que quienes deseen salir de ellas no p o d rá n hacerlo. Debem os estar preparad os para estos a co n te cim ie n to s. Esta es la luz que se me ha d a d o ” ( Ibíd., págs. 162, 163 [1 9 0 3 ]).

Para preservar nuestra individualidad “ D u ra n te años se me ha d a d o luz especial acerca de que no debem os ce n tra liza r nuestra o b ra en las ciudades. Los dis­ tu rb io s y la c o n fu sió n que llenan esas ciudades, las c o n d i­ ciones p ro d u cid a s p o r los sin d ica to s laborales y las huelgas, c o n s titu irá n un gran e sto rb o para nuestra o b ra . Los hom bres están buscand o p o n e r b a jo la esclavitud de cie rto s sin dicatos a los que tra b a ja n en diferentes oficio s. Esto no es el plan de D ios, sino que es el plan de un p o d e r que no deberíam os reconocer de ningún m o d o . La Palabra de D ios se está c u m ­ pliendo . Los im píos se están u n ie n d o en a ta d o s listos para ser quem ado s. “ D ebem os u tiliz a r a h o ra to d a s las fa cu lta d e s que se nos han c o n fia d o para d a r el ú ltim o mensaje de a m onestació n al m u n d o . En esta o b ra debem os preservar nuestra in d iv i­ d u a lid a d . N o hem os de u n irn o s a sociedades secretas ni a sindicato s laborales. D ebem os perm anecer libres en Dios, y volvernos c o n sta n te m e n te a C risto en busca de in stru cció n . D ebem os realizar to d o s nuestros m o vim ie n to s con la c o m ­ prensión de la im p o rta n c ia de la o b ra que debe cu m plirse para D io s ” (Ibíd., pág. 163 [1 9 0 2 ]).

Desprecio del Decálogo “ Estos sin d ica to s co n stitu ye n una de las señales de los ú l­ tim o s días. Los hom bres están siendo unid o s en a ta d o s listos

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL para ser quem ados. Puede ser que sean m ie m b ros de iglesia, pero m ientras pertenezcan a esos sin d ica to s no pueden g u a r­ d a r los m a n d a m ie n to s de D ios; porq u e el pertenecer a esos sin d ica to s significa despreciar to d o el Decálogo. “ ‘A m arás al Señor tu D ios con to d o tu corazón, y con to d a tu alm a, y con to d a s tu s fuerzas, y con to d a tu m ente; y a tu p ró jim o co m o a ti m is m o ’ [Luc. 1 0 :2 7 ]. Estas palabras resumen to d o el deber del h o m b re . Im p lica n la consagración de to d o el ser -c u e rp o , a lm a y e s p íritu - al servicio de Dios. ¿C óm o pueden los hom bres obedecer estas palabras, y al m ism o tie m p o p ro m e te r a p o y a r a q u e llo que priva a su p ró ­ jim o de la lib e rta d de acción? ¿Y có m o pueden los hom bres obedecer estas palabras, y fo rm a r agrupaciones que les roben a las clases más pobres las ventajas que les pertenecen con ju s tic ia , im p id ié n d o le s c o m p ra r o vender, a no ser ba jo cier­ tas con d icio n e s? ” ( Ibíd., págs. 163, 164 [1 9 0 3 ]).

Sindicatos que se han formado o que se formarán “ Q uienes pretenden ser hijos de D ios no debieran unirse en ning ú n caso a los sin d ic a to s laborales que están fo rm a d o s o que se fo rm a rá n . El Señor lo prohíbe. Quienes estudian las profecías, ¿no pueden ver lo que está delante de n o so tro s? ” (Ibíd., pág. 164 [1 9 0 2 ]).

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Sección III

Una exhortación a los padres Alejar a los hijos de los centros de iniquidad “ Q ue los padres no se dejen te n ta r p o r n in gun a ventaja te m p o ra l que los induzca a d e scu id a r la educación de sus h i­ jos. Siem pre que sea posible, los padres tienen el deber de establecer su h o gar en el c a m p o en bien de sus hijos. Hay que p ro te g e r cu id a d o sa m e n te ta n to a los niños c o m o a los jóvenes. Debería m antenérselos alejados de los centros de in i­ q u id a d que hay en nuestras ciudades. P erm itam os que los rodee la in flu e n cia de un ve rdadero h o g a r cris tia n o : un h ogar d onde m o ra C ris to ” ( Carta 2 68, 19 0 6 ).

Antes que sobrevenga el azote “ Antes que el azote llegue c o m o in u n d a c ió n de aguas sobre los h a b ita n te s de la T ie rra , el Señor e xhorta a to d o s quienes son israelitas espirituales de verdad a prepararse para ese evento. A los padres les hace llegar este g rito de alarm a: ‘Junten a sus hijos en sus hogares; sepárenlos de aquello s que desprecian los m a n d a m ie n to s de D ios, que enseñan y p ra c ti­ can lo m alo. Salgan de las grandes ciudades ta n p ro n to c o m o les sea posible. Establezcan escuelas de iglesia. Den a sus h i­ jo s la P alabra de D ios p o r fu n d a m e n to de to d a su e d u c a c ió n ’ ” ( Testimonios para ¡a iglesia, t. 6, pág. 1 99 [1 9 0 0 ]). “ El Señor me instruyó para que a d vie rta a nuestro pueblo que no se congregue en las ciudade s para h a b ita r en ellas con sus fa m ilia s. Se me in d ic ó que diga a los padres y a las m a ­

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL dres: ‘C uiden de m a n te n e r a sus hijos d e n tro de los lím ites de vuestro h o g a r’ ” (Manuscrito 81, 1 900).

El alma de los hijos versus la comodidad y conveniencia “ Los niños no deben estar expuestos p o r más tie m p o a las tenta cio n e s de las ciudades que están m aduras para su d e strucció n . El Señor nos ha a m o n e sta d o y aconsejado para que saliésemos de las ciudades. Por eso no debem os hacer más inversiones en ellas. Padres y m adres, ¿cóm o consideran el a lm a de sus hijos? ¿Están p re p a ra n d o a los m ie m b ro s de sus fa m ilia s para ser tra s la d a d o s a las cortes celestiales? ¿Los están p re p a ra n d o para que sean m iem bros de la fa m ilia real e hijos del Rey celestial? ‘ Porque ¿qué aprovechará al hom bre si ganare to d o el m u n d o , y perdiere su alm a ? ’ [M a r. 8 :3 6 ], ¿Qué im p o rta n c ia tienen el o cio , la c o m o d id a d y la conve­ niencia, c o m p a ra d o s con el v a lo r del alm a de vuestros hijos?” (Mensajes selectos, t. 2, pág. 4 0 7 [1 9 0 5 ]).

I_as cualidades cristianas se desarrollan mejor en los lugares apartados “ Ni una fa m ilia en cien se beneficiará en los aspectos fí­ sico, m ental o e sp iritu a l p o r re sid ir en la ciu d a d . Es m ucho más fácil o b te n e r fe, esperanza, a m o r y fe lic id a d en los luga­ res a p a rta d o s , en m e d io de los cam pos, las m o n ta ñ a s y los árboles. Alejen a sus hijos de las escenas y los sonidos de la c iu d a d , del b u llic io y el e stré p ito de los tranvías y los carros, y su m ente se fo rta le ce rá . D escubrirán que es más fácil que la verdad de la Palabra de D ios halle m o ra d a en sus corazones” (Manuscrito 76, 1905). “ Envíen a los niños a las escuelas ubicadas en la ciu d a d , d o n d e cada faceta de la te n ta c ió n está a g u a rd a n d o para a traerlo s y desm oralizarlos, y la tarea de e d ific a r su carácter

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UNA EXHORTACIÓN A LOS PADRES será diez veces más d ifíc il ta n to para los padres c o m o para los h ijo s ” (Fundamentáis ofChristian Education, pág. 326 [1 8 9 4 ]).

El campo es un lugar de refugio “ Los padres deben c o m p re n d e r que la educación de sus hijos es una o b ra im p o rta n te en la salvación de las alm as. El ca m p o ofrece o p o rtu n id a d para una a b u n d a n te e je rcitación en la p rá c tic a de hacer lo que debe ser hecho, el cual p ro p o r­ c io n a rá salud física m ediante el d e s a rro llo de los nervios y los m úsculos. M i mensaje para la educación de nuestros hijos es: ‘ Fuera de las ciudade s’ . “ D ios p ro p o rc io n ó a nuestros p rim eros padres los m e­ dios para llevar a cabo una verdadera educación c u a n d o los in struyó para que labrasen la tie rra y cuidasen el h u e rto que co n s titu ía su hogar. Después de la e n tra d a del pecado, de­ b id o a la desobediencia de los re q u e rim ie n to s del Señor, se acrecentó enorm em ente el tra b a jo de c u ltiv a r el te rre n o , p o r­ que la tie rra , a causa de la m a ld ic ió n , p ro d u jo espinas y car­ dos. Pero el tra b a jo en sí m ism o no se d io a causa del pecado. El gran M aestro m ism o b e n d ijo el tra b a jo de c u ltiv a r el suelo.

Como en los días de Noé “ Satanás tiene el p ro p ó s ito de a tra e r a las ciudades a los hom bres y a las mujeres, y con el fin de lo g ra rlo inventa to d a clase de novedades y diversiones, y to d a clase de cosas exci­ tantes. Y las ciudades de la T ie rra están llegando a ser hoy c o m o las ciudades que existían antes del d ilu v io ...” (Mensajes selectos, t. 2, págs. 4 0 7 , 4 0 8 [1 9 0 8 ]). “ D eberíam os sentir una p re o cu p a ció n co n sta n te al obser­ var el c u m p lim ie n to de las palabras de C risto: ‘ M as c o m o en los días de Noé, así será la venida del H ijo del H o m b re ’ (M a t. 2 4 :3 7 ). En los días que precedieron al d ilu v io se inventaban

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL to d o tip o de diversiones para c o n d u c ir a h om bres y a mujeres al descuido y al pecado. Hoy, en 1908, Satanás está o b ra n d o intensam ente para que prevalezcan las m ism as condicion es de m ald a d . Y la T ie rra se está c o rro m p ie n d o . Los profesos cristiano s respetarán m uy p oco la lib e rta d religiosa, porque m uchos de ellos no tienen n ingun a c o m p re n sió n de las cosas espirituales. “ N o podem os d e ja r de ver que el fin del m u n d o se acerca. Satanás está o b ra n d o en la m ente de h om bres y mujeres, y m uchos parecen sentirse invadido s p o r el deseo de diversión y excitación. C o m o en los días de Noé, está a u m e n ta n d o la m a ld a d en to d a s sus fo rm a s. El d iv o rc io y el m a trim o n io es­ tá n a la orden del día. En un tie m p o co m o el presente, qu ie ­ nes pro cu ra n g u a rd a r los m a n d a m ie n to s de D ios deberían buscar lugares a p a rta d o s , lejos de las ciu d a d e s ...” (Manuscrito 85, 1908). No es una gran privación “ ¿Quién será a d ve rtid o ? Volvem os a decir: ‘Salgan de las ciu dade s’ . N o consideren que es una gran p riva ció n el tener que trasladarse a los cerros y las m o n ta ñ a s, sino busquen un re tiro do n d e puedan estar a solas con D ios, para a p rende r su v o lu n ta d y sus ca m ino s... “ Insto a nuestro p u e b lo a que c o n vie rta la búsqueda de la e s p iritu a lid a d en la o b ra de su vida. C risto está a la puerta. Por esto d igo a nuestro pue b lo : ‘ N o consideren que es una privació n el ser lla m ad o s a d e ja r las ciudades p ara trasladarse al cam po. A llí esperan a b u n d a n te s bendiciones para quienes deseen aprehenderlas. Al c o n te m p la r las escenas de la n a tu ­ raleza, las obras del C reador, y al e stu d ia r la o b ra de la m ano de Dios, serán tra n s fo rm a d o s im p e rce p tib le m e n te a la m ism a im agen ’ ” (Mensajes selectos, t. 2, pág. 4 08 [1 9 0 8 ]).

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UNA EXHORTACIÓN A LOS PADRES Cómo obtener los mejores resultados de la vida “ La vivienda costosa, el m o b ilia rio p rim o ro s o , el o rn a m e n ­ to , el lu jo y la h o lg u ra no s u m in istra n las co n d icio n e s in d is­ pensables para una vid a feliz y provechosa. Jesús vin o a esta T ie rra para realizar la o b ra más im p o rta n te que haya sido ja m á s efectuada entre los hom bres. V in o c o m o e m b a ja d o r de D ios para m o stra rn o s c ó m o vivir para o b te n e r los mejores resultados de la vida. ¿Cuáles fueron las co n d icio n e s esco­ gidas p o r el Padre in fin ito para su H ijo? Un h o g a r a p a rta d o en los co lla d o s de G alilea; una fa m ilia sostenida p o r m edio del tra b a jo h o n ra d o y d ig n o ; una vida sencilla; la lucha d ia ria c o n tra las d ific u lta d e s y penurias; la abneg ación, la e co n o ­ m ía y el servicio paciente y alegre; las horas de estu d io ju n to a su m adre, con el ro llo a b ie rto de las Escrituras; la q u ie tu d de la a u ro ra o del crepúsculo en el verdeante valle; las san­ tas actividades de la naturaleza; el estudio de la creación y la p ro vide n cia ; y la c o m u n ió n del a lm a con D ios: tales fueron las co n d icio n e s y las o p o rtu n id a d e s que h u b o en los p rim e ­ ros años de la vid a terrenal de Jesús” (El ministerio de curación, págs. 282, 283 [1 9 0 5 ]). La influencia del campo en la vida de los hombres nobles “ Tal fue el caso ta m b ié n para la gran m ayoría de los me­ jo re s y más nobles hom bres de to d a s las edades. Lean la his­ to ria de A b ra h a m , Jacob y José, de M oisés, D avid y Elíseo. Estudien la vida de los hom bres que en tie m p o s posteriores desem peñaron cargos de co n fia n za y re sp o n sa b ilid a d , de los hom bres cuya in flu e n cia fue de las más eficaces para la rege­ neración del m u n d o . “ ¡C uántos de esos hom bres se c ria ro n en hum ildes h o ­ gares del c a m p o ! Poco supieron de lujos. N o m algastaron su ju v e n tu d en diversiones. M u ch o s de ellos tu vie ro n que lu ­

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL ch a r c o n tra la pobreza y las d ificu lta d e s. Desde m uy jóvenes a p rendie ro n a tra b a ja r, y su vida activa al aire libre d io vigor y elasticidad a to d a s sus fa cultade s. O b lig a d o s a depender de sus p ro p io s recursos, a p re n d ie ro n a c o m b a tir las d ific u l­ tades y vencer los o b stá cu lo s, con lo cual a d q u irie ro n coraje y perseverancia. A p re n d ie ro n a ten e r co n fia n za en sí m ism os y d o m in io p ro p io . A p a rta d o s en gran m edida de las malas com pañ ía s, se c o n te n ta b a n con placeres naturales y buenas com pañías. Eran sencillos en sus gustos y te m p erante s en sus h á b ito s. Se dejaban d irig ir p o r p rin c ip io s , y crecían puros, fuertes y veraces. Al ser lla m a d o s a e fectuar la o b ra p rin c i­ pal de su vida, pusieron en ju e g o p o d e r físico y m e n ta l, buen á n im o , ca pacida d para id e a r y ejecutar planes, y firm eza para resistir al m al, lo que hizo de ellos verdaderas potencia s para el bien en el m u n d o ” ( Ibíd., págs. 283, 284 [1 9 0 5 ]). M ejo r que las riquezas “ M e jo r que c u a lq u ie r herencia de riquezas que puedan de­ ja r a sus hijos será la d á d iva de un cuerpo vigoroso, una m en­ te sana y un carácter noble. Quienes entiend an lo que cons­ titu ye el verdadero éxito de la vid a serán sabios a tie m p o . Al establecer un hogar re co rdarán las mejores cosas de la vida. “ En vez de vivir d o n d e sólo pueden verse las o bras de los hom bres, y d o nde lo que se ve y se oye sugiere a m e n u d o m a­ los pensam ientos, d o n d e el a lb o ro to y la c o n fu sió n producen cansancio e in q u ie tu d , vayan a vivir d onde puedan c o n te m ­ p la r las obras de Dios. H allen la paz del espíritu en la belleza, q u ie tu d y paz de la naturaleza. Descanse vuestra vista en los cam pos verdes, las a rboleda s y las colinas. M iren hacia a rri­ ba, al cielo azul que el p o lvo y el h u m o de las ciudades no oscureció, y respiren el aire vig o riz a d o r de ese cielo. Vayan a d onde , lejos de las distra ccio n e s y disipaciones de la vida de la ciu d a d , puedan d a r vuestro co m p a ñ e rism o a vuestros

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UNA EXHORTACIÓN A LOS PADRES hijos y enseñarles a c o n o ce r a Dios a través de sus obras, y así p rep a ra rlo s para una vid a de in te g rid a d y u tilid a d ” ( Ibíd., pág. 2 8 4 [1 9 0 5 ]).

Múltiples beneficios de una vida activa al aire libre “ Sería bueno para ustedes que dejaran a un la d o sus pre­ ocupacio n e s y e n c o n tra ra n refugio en el ca m po, d o n d e las influencia s que c o rro m p e n la m o ra l de la ju v e n tu d no son tan fuertes. “ Es verdad, en el c a m p o no estarán to ta lm e n te libres de d ific u lta d e s ni p reocupa ciones; pero p o d rá n e vita r m uchos males y cerrar la p u e rta a un d ilu v io de te n ta cio n es que am e­ nazan d o m in a r la m ente de sus hijos. Ellos necesitan estar o cu p a d o s en diversas actividades. La m o n o to n ía de sus h o ­ gares los pone in q u ie to s y revoltosos, y han caído en el h á b ito de ju n ta rs e con los m uchachos viciosos de la c iu d a d , reci­ b ie n d o de este m o d o una educació n callejera... “ Para ellos sería m uy provechoso vivir en el c a m p o ; u n a v id a activa y al aire libre les daría salud física y m e ntal. Tendrían una h u e rta para c u ltiva r, d o n d e p o drían e n c o n tra r d is tra c ­ ció n y o cu p a ció n ú til. El c u ltiv o de p lantas y flores ayuda a m e jo ra r el gusto y el ju ic io , al m ism o tie m p o que el c o n ta c to con las cosas útiles y herm osas que D ios ha creado ejerce una in flu e n c ia que refina y ennoblece la m ente y la dirige hacia el H a ce d o r y M aestro de to d o ” ( Testimonios para ¡a iglesia, t. 4, págs. 137, 138 [1 8 7 6 ]).

No esperen que un milagro deshaga los resultados de una conducta impropia “ M iro estas flores y, cada vez que las veo, pienso en el Edén. C onstituyen una expresión del a m o r de D ios hacia n o ­ sotros. Así es co m o él nos p ro p o rc io n a en este m u n d o un

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL goce a n tic ip a d o del Edén. Q uiere que nos deleitem os en las cosas herm osas de su creación, y que veam os en ellas una expresión de lo que él hará p o r nosotros. “ Desea que vivam os con a m p litu d de espacio. Su pueblo no debe aglom erarse en las ciudades. El quiere que sus hijos lleven a sus fa m ilia s fuera de las ciudades con el fin de p re p a ­ rarlas m e jo r para la vida eterna. En un p oco de tie m p o más te n d rá n que a b a n d o n a r las ciudades. “ Estas ciudades están llenas de to d a clase de im piedades: huelgas, asesinatos y suicidios. Satanás está en ellas y d o m in a a los hom bres en su o b ra destructiva. Bajo su in flu e n cia m a­ tan p o r el placer de m a ta r, y harán esto cada vez m ás... “ Si nos c o lo ca m o s b a jo influencia s o bjetab les, ¿podem os esperar que D ios realice un m ila g ro para deshacer los resul­ ta d o s de una c o n d u c ta im p ro p ia ? Por cie rto que no. Salgan de las ciudades ta n p ro n to c o m o sea posible, y adq u ie ra n una p o rc ió n de tie rra d o n d e puedan ten e r una h u e rta , donde vuestros hijos puedan ver crecer las flores y a p rende r de ellas lecciones de sencillez y pureza” (Mensajes selectos, t. 2, págs.

408,409 [ 1903]).

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Sección IV

Ocupaciones en las zonas rurales La tierra suplirá nuestras necesidades “ Si se cultiva la tierra, ella proveerá, con la bendición de Dios, para nuestras necesidades. N o tenem os que desanim arnos en cuanto a las cosas tem porales en virtu d de fracasos aparen­ tes, ni debiéram os descorazonarnos a causa de las demoras. Debiéram os tra b a ja r el suelo en fo rm a alegre, esperanzada y agradecidam ente; creyendo que la tierra encierra en su seno ricas provisiones para el obrero fiel, provisiones más preciosas que el oro o la plata. La m ezquindad que se le atribuye es un te stim o n io falso. M ediante un cultivo adecuado e inteligente, la tierra entregará sus tesoros para beneficio de la hum anidad. Las m ontañas y las colinas están cam biando ; la tierra se está enveje­ ciendo com o ropa de vestir; pero la bendición del Dios, que pre­ paró una mesa para su pueblo en el desierto, no cesará jam ás. “ Nos esperan tiem pos solemnes, y existe gran necesidad de que las fam ilias salgan de las ciudades y se internen en el cam ­ po, con el fin de que la verdad pueda llevarse a los vallados así co m o a los cam inos de la Tierra. M u ch o depende de que se tracen nuestros planes de acuerdo con la Palabra del Señor y se lleven a té rm in o con perseverante energía. El éxito depende más de la consagrada actividad y perseverancia que del genio y el es­ tu d io de los libros. Todos los talentos y las aptitudes otorgadas a los agentes hum anos, si no se usan, son de escaso valor. “ Un re to rn o a los m é to d o s más sencillos será a preciado p o r los niños y los jóvenes. El tra b a jo en la h u e rta y en el ca m ­ po c o n s titu irá un c a m b io agradab le en la cansado ra ru tin a

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL de las lecciones abstractas, a las cuales sus m entes jóvenes no debieran ja m á s estar lim ita d a s . Esta va ria ción será espe­ cialm en te valiosa para el n iñ o nervioso que encuen tra en los lib ro s lecciones a g o ta d o ra s y difíciles de recordar. H ay para él salud y d ich a en el e stu d io de la naturaleza, y las im presiones hechas no desaparecerán de su m ente, p o r c u a n to estarán asociadas con o b je to s que se hallan c o n sta n te m e nte ante sus o jo s ” (Testimoniospara la iglesia, t. 6, págs. 182, 183 [1 9 0 0 ]).

Un pedazo de tierra y un hogar cómodo “ Se ha de hacer que la tie rra rinda su p ro d u ctivid a d ; con to d o , sin la bendición de D ios no podría, de suyo, hacer nada. En el p rin c ip io Dios c o n te m p ló to d o lo que había hecho, y d ijo que era bueno en gran m anera. A consecuencia del pecado, la tie rra fue m a ld ita . Pero ¿ha de m ultiplicarse esta m a ldición p o r el a um ento del pecado? La ignorancia está haciendo su o b ra funesta. Siervos perezosos están acrecentando el mal a causa de sus hábitos ociosos. M uchos no están dispuestos a ganarse el pan con el s u d o r de su frente y se niegan a c u ltiv a r la tierra. Pero la tie rra o c u lta bendiciones en sus pro fu n d id a d e s para quienes tienen el valor, la vo lu n ta d y la perseverancia para recoger sus tesoros. Los padres y las madres que poseen un pedazo de tie rra y un hogar c ó m o d o son reyes y reinas. “ M uchos agricultores no han o b te n id o utilidades p ro p o r­ cionadas de sus tierras d e b id o a que em prendieron ese tra b a jo co m o si fuese una o cupació n degradante; no ven que hay en él una bendición para sí m ism os y para sus fam ilias. T o d o lo que pueden discernir es un estigm a de servidum bre. Sus huertos son descuidados, las mieses no se alm acenan en el m o m e n to de b id o y se hace un m ero tra b a jo superficial en el cu ltivo de la tie rra ” (La educación cristiana, págs. 348, 349 [1 8 9 4 ]).

El cultivo de frutas y verduras y la crianza de aves “ En esta región hay una gran p o rc ió n de tie rra desocupa-

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OCUPACIONES EN LAS ZONAS RURALES da. A lgu n o s m iem bros de nuestro p u e b lo que viven en la a t­ m ósfera envenenada de las ciudades harían bien en conseguir unas pocas hectáreas de esta tie rra . Para m antenerse podrían c u ltiv a r fru ta s y verduras y c ria r aves. El s a n a to rio les c o m ­ praría gustosam ente huevos y verduras. M e a g radaría que se in icia ra alguna em presa sem ejante. Los padres y los hijos re­ cib iría n una gran b e n d ició n si a b a n d o n a ra n las ciudades per­ versas y co n ta m in a d a s y fueran al c a m p o ” ( Carta 63, 1904).

La vida en el campo es una bendición para los pobres “ Si los pobres que hoy atestan las ciudades encontrasen ca­ sas en el cam po, podrían no sólo ganarse la vida, sino tam bién recobra r la salud y gozar de la felicidad que a h ora desconocen. Rudo tra b a jo , vida sencilla, estricta econom ía, y a m enudo pe­ nalidades y privaciones, es lo que les tocaría. Pero ¡qué ben­ d ició n sería para ellos dejar la ciu d a d , con sus incitaciones al m al, sus a lb o ro to s y sus crímenes, su m iseria e im pureza, para saborear la tra n q u ilid a d , paz y pureza del ca m p o! “ Si a m uchos de los que viven en las ciudades y que no tie­ nen ni un m etro cuadrado de hierba que pisar, y que año tras año no han m irado más que patios sucios y estrechos callejones, paredes de ladrillo y pavim entos, y un cielo n u blad o de polvo y hum o, se los llevara a algún d is trito rural, en m edio de cam pos verdes, bosques, collados y arroyos, bajo un cielo claro y con aire fresco y puro de cam po, casi les parecería estar en el Cielo. “A partados así del co n ta cto de los hombres y de la dependen­ cia de ellos, y alejados de los ejemplos, las costum bres y el bullicio corruptores del m undo, se acercarían más y más al corazón de la naturaleza. La presencia de Dios sería para ellos cada vez más real. M uchos aprenderían a depender de él. A través de la natu­ raleza oirían la voz de Dios hablar de paz y a m o r a su corazón, y su mente, alm a y cuerpo responderían al poder reconstituyente y vivificador” (El ministerio de curación, págs. 143, 144 [1 9 0 5 ]).

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL tric o en el lugar d o n d e debería estar el sábado de D ios, y así están pisa n d o en las huellas del p apad o. Por esta razón veo la necesidad de que las fa m ilia s del p u e b lo de D ios se trasladen fuera de las ciudades, a lugares a p a rta d o s del c a m p o , do n d e puedan c u ltiv a r la tie rra y cosechar los p ro d u c to s que ellas m ism as siem bren. De este m o d o p o d rá n c ria r a sus hijos con h á b ito s sencillos y saludables. Veo la necesidad de apresu­ rarnos con el fin de te n e r to d a s las cosas dispuestas para la crisis” ( Ibíd. [1 8 9 7 ]).

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Sección VI

Las instituciones como centros de colonización No debemos formar colonias “ El Señor desea que en nuestros días su p u e b lo se disperse p o r to d a la T ie rra . N o debe agruparse en co lo n ias. Jesús d ijo : ‘ Id p o r to d o el m u n d o y p redicad el evangelio a to d a c ria tu ra ’ (M a r. 1 6 :1 5 ). C u a n d o los d iscíp u lo s cedieron a su deseo de perm anecer a g rupad os en Jerusalén, se p e rm itió que fueran perseguidos, y tu vie ro n que dispersarse p o r to d a s las regiones del m u n d o h a b ita d o . “ D u ra n te m uchos años nuestro p u e b lo ha re c ib id o m en­ sajes de advertencia y e x h o rta c ió n , a través de los cuales se lo ha in sta d o a salir al gran c a m p o de la b o r del M a e stro para tra b a ja r abnegadam ente en fa v o r de las a lm a s” ( Testimonios para la iglesia, t. 8, pág. 228 [1 9 0 4 ]).

Trabájese en comunidades dispersas “ M u c h o s de los m ie m b ro s de nuestras iglesias grandes hacen m uy p o co o c o m p a ra tiv a m e n te nada. P odrían re a li­ zar una buena o b ra si, en vez de hacinarse, se dispersaran p o r lugares d o n d e to d a v ía no ha p e n e tra d o la ve rd a d . Los á rboles p la n ta d o s en fo rm a d e m a sia d o a p re ta d a no p ro sp e ­ ran. El ja rd in e ro los tra n s p la n ta para que te n g an lu g a r d o n ­ de crecer, y no q u e d a r a tro fia d o s y enferm izos. La m ism a regla s u rtiría e fecto en nuestras iglesias grandes. M u ch o s de los m ie m b ro s están m u rie n d o e s p iritu a lm e n te p o rq u e no se hace precisam ente esto. Se están v o lv ie n d o enferm izos

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL y deficiente s. T ra n s p la n ta d o s , te n d ría n lu g a r d o n d e crecer fuertes y vigorosos. “ N o es el p ro p ó s ito de D ios que sus hijos fo rm e n colonias o se establezcan ju n to s en grandes com u n id a d e s. Los d iscíp u ­ los de C risto son sus representantes en la T ie rra , y D ios quiere que estén dispersados p o r to d o el país, en pueblos, ciudades y aldeas, c o m o luces en m e d io de las tin ie b la s del m undo. Han de ser m isioneros para D ios, quienes p o r m edio de su fe y sus obras atestigüen que se acerca la venida del S alvador” (Testimonios para la iglesia, t. 8, págs. 255, 256 [1 9 0 4 ]). Lugares que ofrecen posibilidades de trabajo misionero “ Los m iem bros laicos de nuestras iglesias pueden realizar una o b ra que, hasta ahora, apenas ha sido iniciada p o r ellos. N adie debe trasladarse a lugares nuevos sim plem ente para o b ­ tener ventajas m undanales; sino que donde hay o p o rtu n id a d e s para ganarse la vida, deben e n tra r fam ilias bien arraigadas en la verdad, una o dos fa m ilia s p o r lugar, para tra b a ja r com o m isioneros. Deben sentir a m o r p o r las almas, preocupación p o r tra b a ja r en su favor, y deben estudiar la m anera de llevarlas a la verdad. Pueden d is trib u ir nuestras publicaciones, celebrar reuniones en sus casas, llegar a conocer a sus vecinos e in vita r­ los a venir a esas reuniones. Así harán b rilla r su luz p o r m edio de las buenas o b ra s” (Ibíd., pág. 256 [1 9 0 4 ]).

No dejarse seducir por las ventajas que ofrecen nuestras instituciones “ Q uienes se sienten in clin a d o s a radicarse cerca de nues­ tra casa e d ito ra , o del s a n a to rio y el colegio que poseemos en T a ko m a Park, deberían p e d ir consejo antes de trasladarse. “ A quienes consideran que M o u n ta in V iew es un lugar conveniente para vivir, p o rq u e a llí está establecida la Pacific Press, les digo: ‘ M ire n hacia o tra s partes del m u n d o , las cua­

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LAS INSTITUCIONES COMO CENTROS... les necesitan re c ib ir la luz que les ha sido co n fia d a . Recuerden que Dios ha d a d o a cada h o m b re su o b ra . Elijan alguna loca­ lidad do nde tengan o p o rtu n id a d de hacer b rilla r vuestra luz en m edio de la o scu rid a d m o ra l’ . “ Siempre ocurre que cua n d o se establece una in stitu ció n en cie rto lugar, m uchas fa m ilia s desean ir a vivir cerca de ella. Así sucedió en Battle Creek y en O akland, y, hasta cie rto punto, casi en to d o s los lugares d o nde tenem os colegios o sanatorios” (Fundamentáis ofChristian Education, págs. 494, 495 [1 9 0 4 ]).

No establecer centros como Jerusalén “ N uestro p u e b lo no debe... c o n sid e ra r que________es un c e n tro co m o Jerusalén. El hecho de que c ie rto núm ero de herm anos haya sido lla m a d o a este lugar para tra b a ja r en la o b ra de publicacio nes, no debe in d u c ir a los dem ás a pensar que es a p ro p ia d o que a llí se establezca un gran núm ero de fa m ilia s adventistas. Y to d o s los que tra b a ja n en la o ficin a deben estar dispuestos a p a rtir, si D ios los lla m a a algún o tro lu g a r” (Manuscrito 148, 19 0 5 ). “ N o se agrupen en un solo lugar, in c u rrie n d o en el m ism o e rro r que en B attle Creek. H ay centenares de lugares que ne­ cesitan re c ib ir la luz que D ios les ha d a d o ” ( Fundamentáis o f Christian Education, pág. 49 5 [1 9 0 4 ]).

Permanecer en iglesias pequeñas - Abrir nuevas escuelas “ M uchas fa m ilia s que, con el fin de ed u ca r a sus hijos, se tra sla d a n a lugares d o n d e están establecidas nuestras es­ cuelas m ayores, prestarían m e jo r servicio al M a e stro que d a n ­ d o d ond e están. D ebieran a n im a r a la iglesia de la cual son m iem bro s a establecer una escuela p rim a ria d o n d e sus p ro ­ pios niños p o d ría n re c ib ir una educación cris tia n a c o m p le ta y p ráctica . Sería inm ensam ente m e jo r para sus hijos, para sí

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL m ism os y para la causa de D ios que se quedasen en las igle­ sias menores, d o n d e es necesaria su ayuda, en vez de ir a las iglesias mayores don d e , d e b id o a que no se los necesita, están en la co n sta n te te n ta c ió n de caer en la in a ctivid a d e sp iritu a l. “ D o n d e q u ie ra que haya alguno s observadores del sába­ do, los padres deben unirse para proveer un lu g a r a p ro p ia d o para una escuela d iu rn a d o n d e sus niños yjóvenes puedan ser in stru id o s. Deben e m p le a ra un m aestro cris tia n o que, co m o m isio n e ro consagrado, eduque a los niños de ta l m anera que los induzca a llegar a ser m is io n e ro s ...” ( Consejos para los maes­ tros, padres y alumnos, págs. 165, 166 [1 9 1 3 ]).

Lo que deben sentir los ángeles “ Pienso en lo que deben sentir los ángeles al ver que se acer­ ca el fin , y que quienes pretenden conocer a Dios y a Jesucristo, a quien él ha enviado, se agrupan en com unidades, asisten a las reuniones y se sienten desanim ados e insatisfechos cuando no se les predica lo suficiente co m o para que se beneficie su alm a y se fortalezca la iglesia; m ientras que en realidad no es­ tán haciendo absoluta m e nte na d a ” ( Carta 16e, 1892).

Crecer y extenderse, pero no en un solo lugar “ Se a n im a a la gente a establecerse en B attle Creek, y p a ­ gan su diezm o y prestan su in flu e n cia para e d ific a r una m o ­ derna Jerusalén que no responde al plan de Dios. En esta o b ra se priva a o tro s lugares de los beneficios que debieran recibir. Crezcan y extiéndanse, sí, pero no en un solo lugar. Salgan y funden centros de in flu e n cia d o nde nada o casi nada se ha hecho. Pongan fin a esta co n ce n tra c ió n ; d ifu n d a n los rayos salvadores de la luz, e ilu m in e n los rincones entenebre­ cidos de la T ie rra ” ( Testimonios para los ministros, págs. 254, 255 [1 8 9 5 ]).

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Sección Vil

Guiados por las providencias de Dios Cuando Dios abra el camino “ H a llegado el tie m p o c u a n d o , a m e d id a que D ios abra el c a m in o , las fa m ilia s deberían s a lir de las ciudade s. Los niñ o s deberían ser llevados al c a m p o . Los padres deberían co n se g u ir un lu g a r ta n a p ro p ia d o c o m o lo p e rm ita n sus re­ cursos. A u n q u e la casa sea pequeña, debe estar ro d e a d a p o r te rre n o que p u eda ser c u ltiv a d o ” ( Mensajes selectos, t. 2, pág. 4 1 3 [1 9 0 3 ]) .

Dios ayudará a su pueblo “ Los padres pueden a d q u irir casas pequeñas en el cam ­ po, con te rre n o para cu ltiva r, d o n d e sea posible te n e r huertos para sem brar verduras y p la n ta r árboles fru ta le s, con el fin de reem plazar la carne que ta n to c o n ta m in a la sangre v ita l que circu la p o r las venas. En esos lugares los niños no estarán rodeado s p o r las influencia s c o rru p to ra s de la ciu d a d . Dios ayudará a su p u e b lo a e n c o n tra r tales lugares fuera de las ciu d a d e s” (El ministerio médico, pág. 41 2 [1 9 0 2 ]).

Hay que ayudar a abrir el camino “ A m edida que tra n scu rra el tie m p o , cada vez será más ne­ cesario que nuestro pueblo deje las ciudades. D urante años hemos recibido la instrucción de que nuestros herm anos y her­ manas, y especialmente las fam ilias con hijos, deberían p la n ifi­ car salir de las ciudades a m edida que puedan hacerlo. M uchos

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL tendrán que tra b a ja r laboriosam ente para ayudar a a b rir el ca­ m ino. Pero hasta que sea posible salir, d u ra n te to d o el tie m p o que permanezcan en ellas deberían ocuparse activam ente en el tra b a jo m isionero, p o r m uy lim ita d a que sea su esfera de influ e n cia ” (Mensajesselectos, t. 2, pág. 413 [1 9 0 6 ]).

Consejo y advertencia a quienes se proponen salir de las ciudades* “ H erm a n o m ío, su c a rta me dice que en B a ttle Creek hay m uchos que están d e cid id o s a sa lir de ese lugar. Existe una gran necesidad de que a h o ra se lleve a cabo ta l cosa. Los que p o r fin han d e c id id o salir, que no lo hagan en fo rm a apresu­ rada c o m o respuesta a un m o v im ie n to de a g ita c ió n , en fo rm a im p ru d e n te , o de un m o d o ta l que después tengan que arre­ pentirse p ro fu n d a m e n te de haber salido... “ N o deben realizarse m o vim ie n to s im p ru d e n te s m o tiv a ­ dos p o r el consejo de sa lir de B attle Creek. N o hagan nada sin buscar la sabiduría de D ios, quien ha p ro m e tid o d a rla libe­ ralm ente a to d o s los que se la p id a n , sin re convenir a nadie. T o d o lo que se puede hacer es aconsejar e in fo rm a r y luego dejar, a quienes están convencid os acerca de cuál es su deber, que se m uevan b a jo la d ire cció n d ivin a y de to d o corazón dispuestos a ap re n d e r de D ios y a obedecerle. “ M e siento p re o cu p a d a c u a n d o co nsidero que puede ser que haya incluso alguno s de nuestros profesores que necesi­ ten el e q u ilib rio p ro p o rc io n a d o p o r el sano ju ic io . Los mensa­ je ro s que llevan el m ensaje de la m ise rico rd ia a nuestro m u n ­ do, que cuentan con la co n fia n za del pueblo, serán buscados * C om unicación escrita el 22 de diciem bre de 1893, en respuesta a una carta enviada p o r un dirigente de Battle Creek en la que in fo rm a b a a Elena de W h ite que, en respuesta a la am onestación según la cual nuestro pueblo debía salir de Battle Creek, “ entre cien y doscientos” se estaban preparando para salir “ tan p ro n to com o les fuera posible” .-Los com piladores.

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GUIADOS POR LAS PROVIDENCIAS DE DIOS co m o consejeros. Los hom bres que no poseen una experien­ cia en la vida p rá ctica deben a c tu a r con m u ch o c u id a d o , p o r­ que corren el riesgo de aconsejar sin saber lo que sus consejos pueden in d u c ir a o tro s a llevar a cabo. E l don de aconsejar “ Algunos hom bres com prenden claram ente los problem as y tienen ha b ilid a d para aconsejar. Esto es un do n de Dios. En los m om entos cuando la causa de Dios necesita palabras certeras, solemnes y sólidas, pueden h a b la r en fo rm a ta l que las mentes perplejas y en oscuridad lleguen a captar, c o m o un repentino rayo de luz, la co n d u c ta que deben seguir, [y esto co n stitu irá la respuesta a las preguntas] que los han m a n te n id o perplejos y los han desconcertado d u ra n te semanas y meses m ientras estudiaban el problem a. Se produce un esclarecim iento, una ilu m in a ció n del c a m in o que está delante de ellos, porque el Señor ha dejado b rilla r su luz, y ellos ven que sus oraciones son contestadas y que su ca m in o se ilum ina. Pero puede ser que se den consejos im prudentes, que sólo digan que deben salir de Battle Creek, a pesar de que no haya nada claram ente de fin id o con respecto a la ventaja espiritual que podrían lo g ra r para sí m ism os o para o tro s al hacer el cam bio. Considerar cuidadosamente todo movimiento “ Q ue to d o s to m e n el tie m p o necesario p a ra realizar c u i­ dadosas consideraciones, para que no sean c o m o el hom bre de la p a rá b o la que com enzó a e d ific a r y luego fue incapaz de te rm in a r. N o debe realizarse ningún m o v im ie n to sin conside­ ra r cuid a d o sa m e n te ese m o v im ie n to y sus re sultados; to d o debe ser te n id o en c u e n ta ... A cada h o m b re se le d io su o b ra de acuerdo con sus diversas habilida des. Por ta n to no debe a c tu a r con vacilación sino con firm eza, y sin em bargo c o n ­ fia n d o h u m ild e m e n te en Dios. “ Puede haber personas que se apresuran a hacer una cosa,

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL y que se c o m p ro m e te n en negocios acerca de los cuales no saben nada. Dios no requiere que se haga esto. Piensen con sinceridad y o ra c ió n , y estudien la B ib lia cu id a d o sa m e n te y con o ra c ió n , te n ie n d o la m ente y el corazón d espiertos para o ír la voz de D ios... C o m p re n d e r la v o lu n ta d de D ios c o n s ti­ tuye una gran cosa. Se necesitan planes bien definidos “ M e d irijo a la iglesia de B attle Creek para que actúe de acuerdo con los consejos dad o s p o r Dios. Es necesario que m uchos salgan de B attle Creek, y sin em bargo ta m b ié n es ne­ cesario que tengan planes d e fin id o s acerca de lo que harán c u a n d o salgan de B attle Creek. N o salgan a p resurad am ente sin saber lo que están haciend o... O ja lá que haya hom bres com unes, sabios y consid e ra d o s, bien e q u ilib ra d o s, que sean consejeros seguros, que c o m p re n d a n la naturaleza hum ana, y que sepan có m o d irig ir y aconseja r en el te m o r de Dios. Los peligros de la nueva experiencia “ He visto que hay peligros que amenazan to d a nueva ex­ periencia de la iglesia, porque algunos oyen las cosas con un espíritu m uy obcecado. M ientras algunos profesores pueden ser enérgicos y eficientes en la enseñanza de acuerdo con las d octrina s bíblicas, puede ser que no to d o s sean hom bres d o ­ ta d o s de un c o n o cim ie n to de la vida práctica, d e b id o a lo cual no podrá n aconsejar con seguridad y sin peligro a las mentes perplejas. N o disciernen la situación difícil que necesariamente aquejará a cada fa m ilia que ha de realizar un cam bio. Por ta n ­ to , to d o s sean m uy cuidadosos en lo que dicen; si no conocen el parecer de Dios en algunos asuntos, nunca hablen acerca de lo que suponen o adivinan. Si no saben nada d e finido , díganlo así, y dejen que la persona confíe plenam ente en Dios. Orese m ucho, y aun con ayuno, para que nadie actúe en oscuridad, sino que avance en la luz así c o m o Dios está en luz...

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GUIADOS POR LAS PROVIDENCIAS DE DIOS Hágase todo con orden “ N o se haga nada en fo rm a desordenada p ara que no se produzcan grandes pérdidas ni se sacrifiquen las propiedades a causa de discursos ardientes e im pulsivos, los cuales despier­ tan un entusiasm o que no está de acuerdo con la vo lu n ta d de Dios, para que una v ic to ria que es esencial que se o b te n ­ ga no se convierta en d e rro ta p o r fa lta de m o deración ade­ cuada, proyectos adecuados, p rin cip io s sólidos y pro p ó sito s definido s. En este asunto debe haber una d irección sabia, y to d o s deben a ctu a r bajo la dirección de un Consejero sabio e invisible, el cual es Dios. Instrum entos que son hum anos lu ­ charán p o r el d o m in io , y se efectuará una o b ra que no llevará la rú b rica de Dios. A h o ra q u iero rogar que cada persona no se vuelva con dem asiada intensidad y confianza hacia los conse­ jeros hum anos, sino que busquen más fervientem ente a Dios, el Ser que es sabio en consejos. Som etan to d o s sus cam inos y su vo lu n ta d a los cam inos de Dios y a la v o lu n ta d de Dios... Los resultados de un movimiento apresurado “ Si algunos actúan apresuradam ente y salen de Battle Creek, y luego se desaniman, no se culparán a sí mismos p o r haber ac­ tu a d o im prudentem ente, sino que culparán a otros diciendo que los obligaron a o b ra r en esa form a. T o d o su desconcierto y su de­ rro ta serán atribuidos a aquellos que no deberían ser acusados... “ A h o ra , ju s ta m e n te a h o ra , es el tie m p o c u a n d o los p e li­ gros de los ú ltim o s días se a m o n to n a n ju n to a n o so tro s, y p o r eso necesitam os hom bres sabios c o m o consejeros, y no h o m ­ bres que piensan que su deber consiste en crear a g ita c ió n y desorden sin ser capaces de d a r consejos o p o rtu n o s ni o rg a ­ nizar y d is p o n e r para que, después de cada b ro te de entusias­ m o, de la co n fu sió n surja el o rd e n , y haya descanso y paz p o r la o b e d ie n cia a la P alabra de D ios. Q ue cada h o m b re ocupe el lu g a r que le co rrespond e para que realice algún tra b a jo

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL para el M aestro, de acuerdo con sus diversas h a bilida des... “ ¿Cómo se realizará esto? Jesús, quien los ha com prado con su sangre preciosa, y cuyos siervos y propiedad son ustedes, ha dicho: ‘ Llevad m i yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y hum ilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque m i yugo es fácil, y ligera mi carga’ (M a t. 11:2 9 ,30). Si todos acuden a jesús con un espíritu dispuesto a ser enseñado, con corazón co n trito , entonces su mente estará en condiciones de ser instruida y aprender de Jesús y de obedecer sus órdenes... Exponer todos los planes delante de Dios “ N o podem os tener una fe débil ahora; no podem os es­ ta r seguros con una a c titu d descuidada, indolen te y perezosa. Hay que u tiliza r hasta el ú ltim o ápice de h a b ilid a d , y hay que pensar en fo rm a aguda, serena y p ro fu n d a . La sabiduría de ningún in stru m e n to h u m a n o es suficiente para tra za r planes y proyectos en este tie m p o . Expongan cada plan delante de Dios con ayuno, h u m illa n d o el alm a delante del S eñorjesús, y encom ienden sus cam inos al Señor. La prom esa segura es que él d irig irá vuestras sendas. El posee recursos in fin ito s. El Santo de Israel, quien llam a p o r su nom bre a las huestes del cielo y m antiene las estrellas en su lugar, los cuida individua lm e nte... “ Q uisiera que to d o s pudiesen co m p re n d e r las p o s ib ili­ dades y las p ro b a b ilid a d e s que están al alcance de quienes hacen de C risto su eficacia y confianza. La vid a que se o c u l­ ta con C risto en D ios siem pre tiene un refu g io ; puede decir: ‘T o d o lo puedo en C ris to que me fo rta le c e ’ (Fil. 4: 13). “ Dejo este a su n to con ustedes, porq u e he estado p re o cu ­ pada y a flig id a a causa de los peligros que am enazan a to d o s en Battle Creek, no sea que actúen im p ru d e n te m e n te y p ro ­ p orcion e n ventajas al enem igo. Esto no necesita o c u rrir, p o r­ que si a ndam os h u m ild e m e n te con D ios, estarem os seguros” (Mensajes selectos, t. 2, págs. 4 1 4 -4 1 8 [1 8 9 3 ]).

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Sección VIII

Nuestras instituciones deben estar lejos de las zonas muy pobladas Lugares apropiados para nuestras instituciones “ T odavía se da esta in s tru c c ió n : ‘Salgan de las ciudades. Establezcan sus sa n a to rio s, escuelas y o ficin a s lejos de los centros de p o b la c ió n ’ . A h o ra hay m uchos que prefieren que­ darse en las ciudades, pero d e n tro de p oco llegará el tie m p o cu a n d o to d o s los que deseen evitar ver y o ír el m al se tra s la d a ­ rán al c a m p o ; p o rq u e la m a ld a d y la c o rru p c ió n aum entará n a ta l gra d o que la a tm ó s fe ra m ism a de las ciudades parecerá estar c o n ta m in a d a ” (Mensajes selectos, t. 2, pág. 4 0 9 [1 9 0 7 ]).

Cómo evitar la tentación y la corrupción “ Algunas personas se han pregunta do p o r qué deberíam os tra sla d a r nuestra casa e d ito ra de O akland a M o u n ta in View. Dios ha exhorta d o a su pueblo a dejar las ciudades. Los jó ­ venes relacionados con nuestras instituciones no deben estar expuestos a las tentacion es y la co rru p ció n que existe en las grandes ciudades. M o u n ta in View parece ser un lugar a p ro ­ pia d o para establecer la casa e d ito ra ” (Manuscrito 148, 1905).

Nos esperan tiempos difíciles “ Este desastre [el in ce n d io del e d ific io de la Review and H e ra ld ] puede p ro d u c ir un ca m b io d e fin id o en este asunto. Espero que nuestros herm anos presten a te n ció n a la lección que Dios está tra ta n d o de enseñarles, y que no vuelvan a edi­ fic a r la casa e d ito ra en B attle Creek. Dios no quiere que nos

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL establezcam os en las ciudades, porq u e nos esperan tie m p o s m uy to rm e n to s o s ” ( Carta 2, 1 903).

Dónde se puede enseñar a los jóvenes con mayor eficacia “ D ios ha a d v e rtid o una vez tras o tra que nuestras escue­ las, casas e d ito ra s y sa n a to rio s deben establecerse fuera de la c iu d a d , en lugares d o n d e pueda enseñarse a los jóvenes con la m a yo r eficacia posible qué es la verdad. Q ue nadie p ro c u ­ re u tiliz a r los Testimonios para respaldar el e s ta b le cim ie n to de grandes intereses com erciales en las ciudades. N o invaliden la luz que ha sido da d a acerca de este asunto. “ Se presentarán hom b re s que hablarán cosas perversas para c o n tra rre s ta r las acciones que el Señor está in d u cie n d o a sus siervos a realizar. Pero ya es tie m p o de que los hom bres y las mujeres razonen de causa a efecto. Es d e m asiado ta rd e , sí, dem asiado ta rd e para establecer grandes firm a s com erciales en las ciudades; es de m a sia d o ta rd e para lla m a r a hom bres y a mujeres jóvenes del c a m p o para que vayan a las ciudades. En las ciudades están surg ie n d o con d icio n e s que harán m uy d ifíc il que quienes pertenecen a nuestra fe perm anezcan en ellas. Por ta n to , sería un gran e rro r in v e rtir d in e ro en estable­ cim ie n to s com erciales en las ciudade s” (Mensajes selectos, t. 2, págs. 4 0 9 , 4 1 0 [1 9 0 5 ]).

Hay que trabajar en las ciudades desde puestos de avanzada “ H asta d o n d e sea posible, nuestras in s titu c io n e s deberían estar situadas lejos de las ciudades. D ebem os te n e r obreros para esas in stitu cio n e s, y si éstas están ubicadas en las c iu ­ dades, eso significa que las fa m ilia s de nuestro p u e b lo deben establecerse acerca de ellas. Pero no es la v o lu n ta d de Dios que las fa m ilia s de su p u e b lo se establezcan en las ciudades,

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NUESTRAS INSTITUCIONES DEBEN ESTAR LEJOS... d o n d e hay d is tu rb io s y c o n fu s ió n constantes. H ay que evitar esto para sus hijos, p o rq u e to d o el sistem a está c o rro m p id o p o r el a p re su ra m ie n to , la prisa y el ru id o . El Señor quiere que las fa m ilia s de su p u e b lo se trasladen al c a m p o , d o n d e pue­ dan p o n e r su casa en la tie rra y c u ltiv a r sus p ro p io s frutales y verduras, y d o n d e sus h ijo s puedan estar en c o n ta c to d ire cto con las obras de D ios m anifestada s en la naturaleza. M i m en­ saje es: ‘ Lleven a sus fa m ilia s lejos de las c iu d a d e s’ . “ H ay que h a b la r la verdad, ya sea que los hom bres la escuchen o no. Las ciudades están llenas de tentaciones. D eberíam os p la n ific a r nuestra o b ra de ta l m anera que p o d a ­ m os m a n te n e r a nuestros jóvenes ta n lejos c o m o sea posible de esa c o n ta m in a c ió n . “ Hay que tra b a ja r en fa v o r de las ciudades desde puestos de avanzada externos. El m ensajero de D ios d ijo : ‘¿No serán am onestad as las ciudades? Sí; pero no p o r el p u e b lo de Dios que viva en ellas, sino m ed ia n te sus visitas realizadas para advertirla s de lo que acontece rá sobre la T ie rra ’ ” ( Ibíd., págs. 4 1 0 ,4 1 1 [1 9 0 2 ]).

Lugares de fácil acceso a las ciudades “ Q ue se elijan h om bres de ju ic io , no para p u b lic a r sus in ­ tenciones, sino para buscar tales propieda des en los d is trito s rurales, con acceso fácil a las ciudades, aptas p ara el estable­ c im ie n to de pequeñas escuelas de fo rm a c ió n p ro fe sio n a l de obreros, y d o n d e ta m b ié n haya instalaciones para tra ta r a enferm os y alm as enferm as y cansadas que no conocen la ver­ dad. Busquen tales lugares ju s to fuera de las ciudades, donde ta m b ié n puedan a d q u irirse e d ificio s a p ro p ia d o s , c o m o d o n a ­ ciones de sus p ro p ie ta rio s , o c o m p ra d o s a un precio razona­ ble con las ofrendas de nuestro pueblo. N o erijan e d ificios en las ciudades ru id o sa s” (El ministerio médico, pág. 41 0 [1 9 0 9 ]).

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DE LA CIUDAD A LA VIDA RURAL Lecciones que nos enseñan Enoc y Lot “ C o m o p u e b lo que g u a rd a los m a n d a m ie n to s de Dios, de­ bem os salir de las ciudades. Tal co m o lo hizo Enoc, debem os tra b a ja r en las ciudades pero no vivir en ellas” (El evangelismo, pág. 61 [1 8 9 9 ]). “ C ua n d o la in iq u id a d a b u n d a en una n a ció n, siem pre ha de escucharse una voz que dé la am o n e sta ció n y la in s tru c ­ ció n , así c o m o la voz de L o t fuera oída en S o d om a. Sin em ­ bargo, Lot p o d ría h a ber preservado a su fa m ilia de m uchos males si no hubiese c o n s tru id o su h o gar en esa ciu d a d m a l­ vada y c o rro m p id a . T o d o lo que Lot y su fa m ilia hicieron en S o d o m a p o d ría haber sido hecho p o r ella aun si hubiesen v i­ vid o en un lugar a c ie rta d ista n cia de la c iu d a d . Enoc ca m in ó con Dios, y sin em b a rg o no vivió en m edio de alguna ciudad m a n cilla d a , con to d a clase de vio le n cia y m a ld a d , c o m o lo hizo Lot en S o d o m a ” (El evangelismo, págs. 61, 62 [1 9 0 3 ]).

Iglesias, pero no instituciones en las ciudades “ El Señor nos ha in d ic a d o repe tid a m e n te que debem os tra b a ja r en las ciudades desde puestos de avanzada ubicados fuera de ellas. En esas ciudades debem os ten e r casas de cu lto , c o m o m o n u m e n to s de D ios, pero las in s titu c io n e s de stin a ­ das a la p u b lic a c ió n de nuestra lite ra tu ra , a la cu ra ció n de los enferm os y a la p re p a ra ció n de los obre ro s deben estable­ cerse fuera de las ciudades. Es especialm ente im p o rta n te que nuestra ju v e n tu d sea p ro te g id a de las te n ta cio n es de la vida en la ciu d a d . “ Es en a rm o n ía con estas instrucciones que se han c o m ­ p ra d o y se han vu e lto a d e d ica r salones de reuniones en W á sh in g to n y en N ashville, m ientras que las casas e ditoras y los sana to rio s se han e stablecid o fuera de los centros conges­ tio n a d o s de las ciudades, co m o puestos de avanzada. Este es

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NUESTRAS INSTITUCIONES DEBEN ESTAR LEJOS... el plan que se ha seguido al tra s la d a r al c a m p o o tra s casas ed ito ra s y sa n a to rio s, y este m ism o p ro c e d im ie n to se está si­ g u ie n d o en In g la te rra en lo que concierne a la casa e d ito ra de Londres y ta m b ié n al colegio que hay allí. A h o ra se nos p ro p o rc io n a la o p o rtu n id a d de a provecha r las providencias de D ios al a yudar a nuestros herm anos, en éstos y en m uchos o tro s centros im p o rta n te s , a establecer la o b ra sobre una base firm e , con el fin de que avance sólid a m e n te . “ Debem os ser prudente s c o m o serpientes y sencillos co m o p alom a s en nuestros esfuerzos p o r a d q u irir p ropieda des a b a jo precio en el ca m p o , y desde esos puestos de avanzada debem os tra b a ja r las ciu d a d e s” (Mensajes selectos, t. 2, pág. 411 [1 9 0 2 ]).

El mensaje del Señor “ Este es el mensaje que D ios me ha estado d a n d o : ‘ ¡Fuera de las ciudades, fuera de las c iu d a d e s !’ Vendrán te rre m o to s; vendrán inun d a cio n e s; y no hem os de establecernos en las ciudades m alvadas, d o n d e el enem igo es servido a to d o paso y d o n d e Dios es a m e n u d o o lvid a d o . El Señor desea que te n ­ gam os una clara visión e sp iritu a l. Debem os ser rá p id o s para disce rn ir el p eligro que h a b rá en establecer in stitu cio n e s en estas ciudades m alvadas. D ebem os hacer planes sabios para a m o n e sta r a las ciudades, y al m ism o tie m p o v ivir do n d e p o ­ dam os prote g e r a nuestros hijos y p rotegern os a nosotros m ism os de las influ e n cia s co n ta m in a n te s y d esm oralizadoras ta n prevalecientes en esos lugares” ( Notas biográficas de Elena C. de White, pág. 44 9 [1 9 0 6 ]).

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Sección IX

Huida apresurada en el conflicto final La señal para la huida “ N o es a h o ra tie m p o p a ra que el p u e b lo de D ios fije sus a fectos o se haga te so ro s en el m u n d o . N o está lejano el tie m p o en que, c o m o los p rim e ro s d is c íp u lo s , serem os o b li­ gados a buscar re fu g io en lugares d e so la d o s y s o lita rio s . Así c o m o el s itio d e je ru s a lé n p o r los e jé rcito s ro m a n o s fue la señal p ara que huyesen los c ris tia n o s de Judea, así la to m a de p o d e r p o r p a rte de n u e stra nació n [E s ta d o s U n id o s ], en el d ecre to que im p o n g a el día de descanso p a p a l, será para n o s o tro s una a d ve rte n cia . Entonces será tie m p o de a b a n ­ d o n a r las grandes ciu d a d e s, y p re p a ra rn o s p a ra a b a n d o n a r las m enores en busca de hogares re tra íd o s en lugares a p a r­ ta d o s entre las m o n ta ñ a s . “ Y ahora, en vez de buscar costosas m o ra d a s aquí, debe­ m os prepararno s para tra s la d a rn o s a una p a tria m ejor, la ce­ lestial. En vez de g a sta r nuestros recursos en la com p la ce n cia p ro p ia , debem os buscar la e c o n o m ía ” ( Testimonios para ¡a igle­ sia, t. 5, págs. 4 3 9 , 4 4 0 [1 8 8 5 ]).

APÉNDICE II Documento sobre la vida rural (E xtraído de los vo to s del C o n c ilio A nual de la Ju n ta de la A sociación General ce lebrado en T akom a Park, M a ry la n d , en o c tu b re de 1 9 7 8 .) VOTADO, a d o p ta r el siguiente docum ento sobre la vida rural: 1. Desarrollo institucional y reubicación a. Q ue en la p la n ific a c ió n y el d e s a rro llo de nuevos p ro ­ gram as de co n s tru c c ió n para in stitu cio n e s m édicas, casas e d itoras, oficin a s, universidades y colegios secundarios con in te rn a d o se to m e n en cu e n ta los siguientes consejos: 1) Q ue dichas in s titu c io n e s se establezcan fu e ra de zonas urbanas densam ente p o b la d a s, pero con acceso razonable a esas zonas. 2) Q ue dichas in s titu c io n e s se ubique n d o n d e los o b re ­ ros puedan seguir el consejo: “ D ebem os hacer planes sabios para am o n e sta r a las ciudades, y al m ism o tie m p o vivir donde p o d a m o s pro te g e r a nuestros hijos y p rotegern os a nosotros m ism os de las influencia s co n ta m in a n te s y d esm oralizadoras ta n prevalecientes en esos lugares” (Notas biográficas de Elena G. de White, pág. 4 4 9 ). 3) Q ue los planes para las nuevas in s titu c io n e s sean los más m odestos y e co n ó m ico s posibles. b. Que las ju n ta s de in stitu cio n e s grandes, cuyos alrede­ dores han c a m b ia d o a un a m biente u rb a n o y enfrentan ¡m-

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