El Poema De Gilgamesh

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El poema de Gilgamesh Edición de Rafael Jiménez Zamudio Traducción de Rafael Jiménez Zamudio

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El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-10 10:29:26.

Contenido Prólogo Introducción Gilgamesh El descubrimiento del texto épico-clásico de Gilgamesh A la búsqueda de los orígenes de la epopeya Las composiciones sumerias en torno a Gilgamesh Una epopeya en el seno de la cultura babilonia ¿Quién fue el autor del poema clásico de Gilgamesh? La pervivencia del poema en otras literaturas El texto literario El contenido de la obra Esta edición Bibliografía

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El poema de Gilgamesh Tablilla I. El encuentro Tablilla II. Amistad y aventura Tablilla III. Planes de aventura Tablilla IV. Caminos y sueños Tablilla V. La proeza: el monstruo Humbaba Tablilla VI. Ishtar y el Toro Celeste Tablilla VII. Sueños y agonía de Enkidu Tablilla VIII. Lamentos y exequias por Enkidu Tablilla IX. Los hombres-escorpión y el jardín encantado Tablilla X. Camino de la inmortalidad: Shiduri, Urshanabi y Utanapishti Tablilla XI. El Diluvio y la vuelta a casa Tablilla XII. Un paseo por los infiernos Manuscritos de Gilgamesh Índice de términos y nombres propios Créditos

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PRÓLOGO

L traducción y estudio del poema de Gilgamesh que el lector tiene ahora entre sus manos es

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el fruto de un largo y paciente trabajo de años, que va desde la minuciosa autopsia de las copias cuneiformes y el análisis filológico palabra a palabra del original hasta la valoración de la interpretación que hicieron del poema muchos estudiosos. Es el fruto de una sosegada reflexión sobre la cultura y el pensamiento de aquellos hombres que habitaron Mesopotamia en el segundo milenio antes de nuestra era y que, valiéndose de sus ricas tradiciones orales, sus recuerdos ancestrales y sus intensas vivencias humanas, terminaron dando forma literaria, a lo largo del tiempo, a la epopeya más antigua de la humanidad: el poema de Gilgamesh. Ciertamente nos equivocaríamos si pensásemos que esta composición épica, a pesar de haber sido considerada el poema nacional de Babilonia, mantiene en su cañamazo y propósitos una estructura similar a la de las epopeyas clásicas, como la Ilíada y la Odisea, de Homero, o la Eneida, de Virgilio. Mientras en estas últimas se reflejan nítidamente en sus héroes las esencias de un pueblo, o se relatan las guerras entre naciones y los enfrentamientos entre héroes, en el poema de Gilgamesh no encontramos acontecimientos de esta naturaleza. En Gilgamesh asistimos a un enfrentamiento individual del héroe frente a monstruos para apuntalar la gloria de una inmortalidad perenne en la memoria de las gentes. Es una lucha individual, una batalla apasionante contra el inexorable destino de la muerte. Y en esa pugna descubrimos el alma desnuda del hombre, con sus gozos y sus llantos, sus desvelos y sus fracasos, sus conquistas y sus penurias. Se trata de un poema de amplios horizontes, en el que el hombre acaba siendo consciente de sus propios límites. Estamos, en definitiva, no ante una obra épica al uso, sino ante un poema que desafía las barreras temporales, fijando exclusivamente su atención en el ser humano. El conjunto de la obra está claramente dividido en dos mitades. En la primera, la figura de Gilgamesh es radiante y poderosa, acrisolada por las gestas no solo del Gilgamesh histórico sino también las de otros muchos personajes, cuya memoria se perdió en la orilla del brumoso horizonte del pasado y que fueron atribuidas a Gilgamesh. La imagen de Gilgamesh refleja una personalidad que solo anhela realizar gestas gloriosas para perpetuar entre sus súbditos un recuerdo inmarcesible. La segunda mitad revela el profundo sentimiento de angustia y desazón que el héroe experimenta, cuando Enkidu, su amigo y compañero de aventuras, muere ante sus ojos como una víctima propiciatoria de los dioses. El dolor es tal que Gilgamesh no encuentra consuelo, y entonces empieza a ser consciente de que también él correrá la misma suerte. Este es, sin duda, el punto álgido del poema, el sentimiento de pavor y angustia ante la muerte. La obsesiva búsqueda por parte de Gilgamesh de una vida eterna, como aquella de la que gozan los dioses, no es otra cosa que la consecuencia, el corolario del temor y la angustia que le produce la idea de la muerte. Una

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búsqueda infructuosa, en la que Utanapishti, el hombre que obtuvo, tras el Diluvio, la vida eterna, debía suponer para la teología babilonia, una quiebra, un acto fallido de los dioses, al que solo en parte pudo darse solución, cuando Utanapishti y su esposa, tras ser declarados inmortales por el dios Enlil, jamás llegaron a formar parte de la asamblea de los dioses, y fueron colocados en unas lejanas tierras, a las que solo se tenía acceso a través de las Aguas de la Muerte. Posiblemente también el hecho de que Gilgamesh, un ser semidivino y superior a Utanapishti, no obtuviese la inmortalidad, podría ser entendido como la declaración de un error teológico que no volvería a repetirse. La traducción que hemos elaborado a partir del texto original está basada en la edición de Andrew R. George The Babylonian Gilgamesh Epic. Introduction, Critical Edition and Cuneiform Texts, vols. I-II, Oxford University Press, 2003, obra que es hoy día referencia inexcusable para todo aquel que desee estudiar el poema, ya que se trata de una edición espléndida, en la que se estudian pormenorizadamente y clasifican 184 fragmentos de la epopeya clásica, lo que supone 76 documentos más que la edición de Thompson. Gracias a esta obra se han podido rellenar muchas lagunas textuales y tener un conocimiento más completo del poema. Podemos por tanto afirmar que todas las traducciones anteriores a esta edición han quedado relegadas a un segundo plano, sin que esto signifique desdeñar el acierto de muchas de sus interpretaciones. Nuestra traducción constituye el fruto de la atenta lectura de la práctica totalidad de los manuscritos asirios y babilonios y de un riguroso análisis filológico del texto original. Nos decidimos por una traducción literal que no trapasase la frontera que sirve de límite entre un texto comprensible y una traducción de perplejidad. Nuestra intención ha sido conservar la forma y estructura que le dio su autor, una secuencia lineal del texto, una correspondencia lo más cercana posible entre el texto de salida y el de entrada, sin caer en la tentación de fáciles paráfrasis, y finalmente el mantenimiento de todo su colorido retórico y poético. En definitiva, nuestro propósito es que el lector tenga ante sus ojos un texto muy cercano a aquel que conocieron los lectores de aquella época, de suerte que pueda experimentar una sensación parecida a la que debieron percibir nuestros antepasados, cuando leyeron el poema. Ahora bien, no podemos ignorar que el texto de Gilgamesh era el producto de un tiempo y una cultura muy distinta de la actual, y su comprensión necesitaría del lector actual un conocimiento del código por el que se regía aquella cultura. A este fin quieren responder las notas a pie de página, una amplia y selecta bibliografía y un índice de términos y nombres propios, instrumentos de los que el lector podrá hacer uso siempre que lo considere oportuno. No quisiéramos acabar estas líneas sin mostrar nuestro más sincero agradecimiento a mis discípulos D. Luis Blesa Cuenca, que ha confeccionado el cronograma y a D. Antonio Pino Cano, que colaboró en la confección del índice de términos. Alcalá de Henares RAFAEL JIMÉNEZ ZAMUDIO

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INTRODUCCIÓN

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A Fremiot y Marisa, a quienes, como a Utanapishti y su esposa, los dioses otorgaron morar en el paraíso de las Islas Afortunadas.

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GILGAMESH

L

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fuentes que dan testimonio de Gilgamesh no se reducen únicamente a los textos

literarios. Poseemos también otro tipo de testimonios escritos y una ingente cantidad de obras de arte, en donde nuestro personaje está generosamente representado. Uruk, la ciudad a la que nuestro héroe se hallaba estrechamente unido, era considerada por una antigua tradición la cuna de la civilización. De Gilgamesh se cuenta que reparó, renovó y fortificó sus muros, que ya existían desde hacía mucho tiempo, y de su obra se hace un elogio al comienzo del poema: Mandó construir la muralla de Uruk-el Redil --------------------------------------------------------

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¡Contempla ahora su muro que es cual trenzado de lana, observa su parapeto que nadie podrá igualar! ¡Pisa ya la escalera de tiempos inmemoriales, acércate al Eanna, la morada de Ishtar, (obra) que ningún rey futuro ni hombre alguno conseguirá igualar! ¡Sube y por lo alto de la muralla de Uruk haz un recorrido, observa detenidamente su base, fíjate en su ladrillado! ¡Mira si su ladrillado no es de ladrillo cocido (I 11, 13-20)

Todavía en el siglo XIX a.C., un rey de Uruk1 afirmaba, en unas planchas de piedra, que él había reparado las defensas que Gilgamesh había construido. Posiblemente la faceta más conocida de Gilgamesh sea la de héroe. Pero junto a esta aparecen otras de quizá menor relevancia, pero no menos interesantes y que son complementarias de aquella que la engrandece como héroe. Así, podemos considerar su papel de constructor, sabio, aventurero, hijo obediente, amigo fiel, rey déspota, hombre temeroso de la muerte y ardiente explorador de la gloria y la vida eterna. En el fondo de los relatos sobre Gilgamesh, que posteriormente fueron elevados a la cima de mito, subyace una realidad histórica, que está fijada en los documentos antiguos. De este modo, su viaje hacia el Líbano narrado en las primeras tablillas no sería más que el eco de la importancia comercial que los centros madereros debieron tener para los antiguos reyes de Sumer y Acad. Su papel como héroe se reconoce a lo largo de toda la obra, desde el comienzo de la expedición en compañía de Enkidu hacia el Bosque del Cedro hasta sus titánicas batallas con Humbaba, el guardián del bosque o con el monstruoso Toro Celeste. No menos heroico es su trayecto por las profundidades de la tierra acosado por el Sol hasta llegar al Jardín encantado de las piedras preciosas y su encuentro con la tabernera Shiduri. Pero especialmente notable

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será el último esfuerzo de Gilgamesh para encontrarse con Utanapishti, el enigmático personaje que puede descubrirle el secreto para alcanzar la vida eterna. Para conseguirlo, debe cruzar el Océano donde se agitan las Aguas de la Muerte, de las que consigue escapar, en un desesperado esfuerzo, usando sus propios vestidos como velamen de su frágil embarcación. El encuentro con Utanapishti también está atestiguado por textos de presagio pertenecientes a época medio-asiria y copias del primer milenio, aunque los testimonios más antiguos de este encuentro se hallan en las antiguas composiciones sumerias como La muerte de Gilgamesh, donde también se alude a otras hazañas realizadas por Gilgamesh. Su figura como héroe cultural también puede rastrearse al comienzo de nuestro poema, donde se afirma que Gilgamesh puso en manos de sus conciudadanos el conocimiento de los antiguos ritos y cultos de época antediluviana. Todo esto, así como la reintroducción y refundación de templos tuvo lugar gracias a la instrucción que Ziusudra, nombre sumerio de Utanapishti, pudo dar a Gilgamesh. La travesía por lugares inhóspitos y desiertos hasta llegar al Bosque del Cedro, haciendo de este modo posible el tránsito de las caravanas, así como el arte de la navegación, representan en el fondo mitos etiológicos que tienen como referente a Gilgamesh. Si los textos escritos, al relatarnos sus gestas, despiertan nuestra imaginación, también la plasticidad del arte nos ayuda a ver con los ojos de los hombres de aquel tiempo las hazañas de Gilgamesh. Parafraseando a Horacio en su Ars Poetica podríamos decir ut pictura poesis 2, la poesía es una pintura parlante, la pintura, un poema silente. Y esta es la sensación que experimentamos cuando contemplamos representada en diversos objetos la muerte de los monstruos abatidos por Gilgamesh. Placas de arcilla de época paleobabilonia, escenas de cilindro-sellos o en sítulas metálicas procedentes de múltiples lugares, relatan vivamente los episodios de tales hazañas. Otra faceta muy interesante de Gilgamesh es la de rey. Tanto la Lista Real Sumeria como la Crónica de Tummal o la misiva conocida como Carta de Gilgamesh ven en este personaje la figura de un gran rey que gobernó Uruk. Si bien no existe una prueba palmaria de la historicidad de Gilgamesh como rey de Uruk, no obstante, hay una serie de elementos que pueden arrojar alguna luz sobre este punto. Debemos considerar en primer lugar la gran lista de reyes sumerios redactada tempranamente en el segundo milenio y procedente de la ciudad estado de Isin, que tenía como fin legitimar a los reyes de esta ciudad como los sucesores genuinos de la III dinastía de Ur. Esta lista de reyes conocida como Lista Real Sumeria nos proporciona el nombre de reyes sumerios de diversas dinastías y lugares, indicando los años de reinado de cada uno. Es cierto que tanto el cálculo como la excesiva prolongación de la vida de los reyes nos hace recelar de la validez histórica de este documento. Solo cuando estos excesos dejan de aparecer, podemos entonces vislumbrar ese momento que vendrá a marcar la transición entre los hechos legendarios y la historia. A pesar de todo, debemos ser muy cautos al emplear este criterio como índice de historicidad. En la lista real de Uruk, Gilgamesh ocupaba el séptimo lugar siendo en la secuencia el último rey cuyo número de años

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era desorbitado. Así podemos leer en ella:

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Bilgamesh —su padre fue un fantasma 3 — fue señor de Kullab, él reinó 126 años.

La Crónica de Tummal es una composición literaria y muy repetitiva, que sirvió como ejercicio didáctico en las escuelas en la época paleobabilonia en virtud de sus peculiares características y las relaciones que en ella se establecían entre reyes y templos. Es digno de notar en esta composición la relación existente entre Gilgamesh y personajes atestiguados históricamente como Enmebaragesi, Mesannepada y Meskiagnunna. La relación entre Gilgamesh y Enmebaragesi también la encontramos en el poema sumerio titulado Bilgamesh y Huwawa. De todo ello puede deducirse que es muy verosímil la existencia de un rey llamado Gilgamesh; pero el Gilgamesh épico que conocemos, posiblemente no sea más que una imagen literaria en la que confluyeron una serie de tradiciones muy antiguas. Que nuestro personaje era un inmenso receptáculo de tradiciones podemos también verlo en los numerosos textos de presagios que ponen de manifiesto la gloria de su fama y su grandeza. En este tipo de textos suele adjetivarse a Gilgamesh como «sin igual». En el seno de los ambientes intelectuales del primer milenio también circularon un buen número de misivas reales falsas, que tenían como finalidad legitimar determinadas ideas y concepciones. En este grupo figuraba la conocida como Carta de Gilgamesh, la cual, atestiguada por diversas tablillas, no es más que un texto babilonio ficticio, que vino a formar parte de la literatura tradicional de los escribas babilonios. El contenido de esta misiva trata sobre relaciones exteriores. En ella Gilgamesh se dirige a un rey extranjero, por lo demás desconocido, al que, bajo amenaza de acciones militares, le exige el suministro de determinados materiales para Enkidu. Esta petición posiblemente se halle en relación con la estatua que Gilgamesh ordena que le hagan los artesanos del país a Enkidu, cuando se cerciora de la muerte de su amigo, tal como se relata en la tablilla VIII del poema babilonio clásico. Cuanto se refiere en los textos de presagios y en otros textos del segundo y primer milenio apuntando a la tradición de la grandeza y dominio de Gilgamesh, puede reflejar algunos hechos históricos tales como la preponderancia cultural de Uruk a finales del cuarto milenio, y los éxitos políticos y militares de esta ciudad estado a comienzos del tercer milenio bajo el mando de Gilgamesh, «el rey poderoso que no tiene igual». Junto a las listas de reyes que acabamos de mencionar, también existían listas de dioses. En varias de ellas aparece el nombre de Gilgamesh bajo su antigua forma de Bilgamesh. Fue en la antigua ciudad de Shuruppak (Fara) donde por primera vez encontramos en una lista de dioses la presencia de Gilgamesh ya divinizada. Posteriormente, en época paleobabilonia volvemos a encontrarlo en una lista divina procedente de Nippur. Más tarde será muy habitual hallarlo en otras listas de dioses. Ciertamente Gilgamesh no llega a alcanzar un lugar destacado en ninguna de ellas, aunque se le reconoce una ubicación entre las divinidades infernales. Pero su momento de mayor esplendor como ser divinizado lo alcanzará en el período de Ur III bajo los reinados de Ur-Namma y Shulgi, quienes sentían por él una especial devoción. En esta época

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podemos constatar cómo fue considerado un miembro destacado del panteón e incluso cómo en una composición de carácter teológico recibe un alto reconocimiento junto a otras divinidades importantes. A mediados y finales del tercer milenio ya era Gilgamesh reconocido como un dios a juzgar por las ofrendas que recibía de sus devotos. Sabemos que Gilgamesh ya recibía ofrendas desde los tiempos presargónicos con motivo de la festividad de la diosa Baba y otras divinidades como Lugalurubar 4 y que la presentación de estas ofrendas tenía lugar en un recinto sagrado llamado gú dbìl.gi11.mes.ka «la ribera de Gilgamesh». La mayor parte de los rituales que tenían como referente a Gilgamesh estaban en relación con el más allá, y ello tenía su explicación en el papel que Gilgamesh desempeñaba como quien regía los espíritus de los muertos. El período de Ur III y el paleobabilonio son las épocas en donde más abundan las ofrendas consagradas a Gilgamesh y todo ello dentro de un ambiente de profundo sabor funerario. Existen poemas sumerios en los que Gilgamesh es llamado «Señor de los Infiernos» y cobra especial importancia el hecho de encontrarse en las listas de dioses entre Nergal y Ereshkigal, las divinidades infernales por excelencia. Ello explica el papel de juez y soberano que asume Gilgamesh en los Infiernos, tal como se evidencia en la tablilla III 105-106 del poema clásico de Gilgamesh, cuando su madre la diosa Ninsun se dirige al dios Shamash, temerosa de que no se cumpla lo que hay destinado para su hijo:

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¿Es que no va a ser con Irnina 5 el soberano de las gentes de las Cabezas Negras? 6 . ¿Es que no morará él con Ningishzida 7 en el País de donde no se torna?

En un texto de conjuros de mediados del segundo milenio donde aparece una lista de dioses infernales podemos contemplar a Gilgamesh desempeñando la función de barquero de los muertos, como Caronte en el mundo clásico. Otras funciones en otros textos nos lo presentan como un controlador del paso de las almas al inframundo y quizá recibiendo de ellas, al igual que Caronte, un pago. Es lógico que, dadas las múltiples funciones de Gilgamesh en relación con los Infiernos, estuviese presente en los ritos funerarios y que sus devotos esperasen de él una ayuda benéfica frente a los demonios malignos, los conjuros y las maldiciones, como lo testimonia toda la literatura exorcística del período posbabilonio donde Gilgamesh aparece como un gran benefactor. Pero la faceta más interesante de nuestro héroe es la de ser humano. Pocas obras de la antigüedad han sabido tocar con mayor tino la fibra de la sensibilidad humana como el poema de Gilgamesh. Sublime es su canto a la naturaleza, a los campos, a los ríos, a los animales, a las gentes, a todo aquello que, de algún modo y en algún momento, tuvo relación con Enkidu, para que elevasen un lamento por la muerte de su compañero de aventuras y amigo inolvidable. Solo un dolor tan profundo, como el que siente Gilgamesh, puede inspirar unos versos tan tristes y sentidos como los que podemos leer en la tablilla VIII 3-41 y cuyos ecos resuenan en las primeras líneas del texto bíblico del libro de las Lamentaciones o en el Salmo 96:

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3 —¡Oh Enkidu [al que] tu madre, una gacela 4 y un onagro, tu padre [crearon,] 5 al que asnos [salvajes] con su leche te criaron, 6 y los animales [de la estepa] te dieron a conocer toda suerte de pastos! 7 ¡Que las sendas, Enkidu, del Bosque del Cedro 8 te lloren y no . . . ] noche y día! 9 ¡Que te lloren los ancianos de la anchurosa ciudad de Uruk-el Redil! 10 [¡Que te lloren] las gentes que elevaban sus plegarias tras nosotros! 11 ¡Que te lloren las cumbres de montes y colinas! 12 [ . . . . . . . . . ] . . . puro. 13 ¡Plañan las praderas como tu madre! 14 ¡Que te lloren el boj, el ciprés, el cedro, 15 en cuya espesura tantas veces nos habíamos introducido con decidido arrojo! 16 ¡Que te lloren el oso, la hiena, la pantera, la onza, el ciervo, el chacal, 17 el león, el búfalo, el venado, la cabra montés, el rebaño y los animales de la estepa! 18 ¡Que te llore el sagrado río Ulaya, por cuyas riberas tantas veces altivamente anduvimos! 19 Que te llore el puro Éufrates, 20 cuyas aguas de los odres tantas veces hemos ofrendado en libación! 21 ¡Que te lloren los jóvenes de Uruk-el Redil, 22 los cuales contemplaron nuestra lucha, en la que al Toro Celeste dimos muerte! 23 ¡Que te llore el campesino sobre su surco, 24 el cual ensalzará tu nombre con una dulce tonada campestre! 25 [¡Que te llore] . . . de la anchurosa ciudad de [Uruk-el Redil,] 26 [el cual] ensalzará tu nombre [con] el primer . . . ! 27 [¡Que te llore] el pastor . . . [en su redil,] 28 [el cual leche . . . ]y crema puso permanentemente en tu boca! 29 [¡Que te llore el zagal] . . . [ . . . ,] 30 [el cual] ha puesto en tus labios la crema! 31 ¡Que te llore el cervecero [ . . . . . . ] 32 [el cual] acostumbraba a poner cerveza en tu boca! 33 ¡Que te llore la [prostituta . . . . . . ] 34 [la cual] . . . ungió tu coronilla con suave aceite! 35 ¡Que llore [por ti . . . ] [en ? la casa] de la ceremonia nupcial 36 que a la esposa . . . . . . [ . . . !] 37 [¡ . . . llo]re por [ti . . . . . . !] 38 [que, como] tus [hermanos,] lloren por ti 39 que, como tus hermanas, sus cabellos se agiten [tras sus espaldas!] 40 [¡Que lloren] por Enkidu tu madre y tu padre [ . . . !]

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41 [Precisamente en ese día] también yo te lloraré. A lo largo de la obra, Gilgamesh se nos presenta como un hombre ansioso de gloria, hijo obediente, devoto de los dioses, rey déspota, amigo inconsolable en la muerte de su compañero Enkidu y aterrado ante la suerte que le espera:

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146 [Enkidu, mi amigo, al que yo amaba, se ha convertido en barro.] 147 ¿No seré yo también como él y como él también yaceré, 148 [para nunca levantarme por toda la eternidad? (X 146-148). Así pues, vemos cómo en Gilgamesh se enlaza la cuádruple faceta de héroe, rey, dios y hombre, retrato imprescindible para obtener una comprensión más completa de un poema lleno de múltiples alusiones y referencias. Quizá sea este el momento de dedicar unas líneas al nombre de nuestro héroe. La forma convencional de llamar al personaje es Gilgamesh. Esta lectura responde al modo de expresarlo explícitamente un comentario del babilonio tardío, cuando señala que los signos habituales en el poema clásico dGIŠ.GÍN.MAŠ 8 deben leerse como dgi-il-ga-«mes». En realidad la forma sumeria era Bilgames y así aparece en la lista de dioses sumerios procedente de Fara: dGIŠ:BIL:PAP.ga.mes = Pabilga-mes, nombre parlante que podríamos traducir como «el antepasado fue un héroe». Posteriormente, el nombre se redujo a Bilgames «el descendiente es un héroe». Dadas las características de Gilgamesh, la segunda acepción parece la más adecuada, pero A. Falkenstein aventura la traducción de «el anciano es un hombre joven» 9. El nombre Gilgamesh, que arranca de los comentarios tardíos babilonios, tuvo tal fortuna que no solo triunfó en los eruditos posteriores sino incluso en la literatura más reciente que ya no usaba el cuneiforme. No obstante, esta lectura debería estar ya fijada a comienzos del segundo milenio.

EL DESCUBRIMIENTO DEL TEXTO ÉPICO-CLÁSICO DE GILGAMESH Cuando en las antiguas ciudades de Kalah, Assur y Nínive se realizaron entre 1848 y 1976 exhaustivas excavaciones, en las que el Museo Británico intervino de forma proponderante, fueron saliendo a la luz una serie de fragmentos escritos en tablillas de grafía cuneiforme que, desde muy temprano, fueron reconocidos como episodios de una obra épica que tenía, como motivo central, las gestas de un personaje llamado Gilgamesh. La apasionante historia de esta aventura científica comienza con el trabajo de un cristiano asirio llamado Hormuzd Rassam, quien en 1854 descubre en Nínive la gran Biblioteca de Asurbanipal, un centro de cultura fechado en el siglo VII a.C. Este impresionante hallazgo convocó a sabios de la época, como George Smith, que pacientemente identificó, ordenó y tradujo los primeros textos, entre los que se encontraban no solo el Poema de Gilgamesh sino también el Poema babilonio de la

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Creación. A comienzos de diciembre de 1872, George Smith, ante un auditorio entre incrédulo y expectante, pronuncia su célebre conferencia en la Society of Biblical Archaeology, donde manifiesta que entre el diluvio asirio y el diluvio bíblico había una estrecha relación. Será en 1875 cuando este sabio publique su Chaldean account of Genesis. La obra de George Smith no fue más que el comienzo de otros estudios como los de Peter Jensen y, sobre todo, Paul Haupt quien, a finales del siglo XIX, publica su obra Das babylonische Nimrodepos, en la que podemos ver todos los textos de la epopeya hasta entonces conocidos. Posteriormente Peter Jensen publica en 1901 en transliteración y traducción la totalidad de textos que Haupt había copiado, entre los cuales se encontraba el poema de Gilgamesh. Durante mucho tiempo el trabajo de Peter Jensen va a ser el referente de los asiriólogos que tratan de interpretar filológica e históricamente la obra y el personaje. Ya a comienzos del siglo XX, los descubrimientos de nuevos textos, testimoniando el relato de Gilgamesh en documentos paleobabilonios, y por tanto más antiguos que los hasta ese momento conocidos, así como las composiciones sobre este mismo tema en otras lenguas, como el hitita o el hurrita, vinieron a enriquecer el poema y dar solución a un buen número de lagunas textuales. En el año 1930 aparece la gran aportación de R. Campbell Thompson con su Epic of Gilgamish. Se trata de una edición completa de la epopeya con transliteración, en la que están documentadas todas las copias del material acadio conocidas hasta el momento, a las que añade los testimonios paleobabilonios. Esta obra ha sido, hasta hace poco, la obra de referencia para los estudiosos del poema, especialmente para la versión babilonia clásica del poema, ya que se aportaban más de un centenar de fragmentos fechados en el primer milenio. La mayor parte de los manuscritos que ven la luz a partir de 1930 afectan a la recensión ninivita de la epopeya babilonia clásica. Muchos de ellos ya eran conocidos, otros, en cambio, estaban sin publicar. Pero nuestro conocimiento del poema de Gilgamesh ha dado un paso gigantesco gracias a la publicación en dos tomos de la obra de Andrew R. George titulada The Babylonian Gilgamesh Epic. Introduction, Critical Edition and Cuneiform Texts. Será, a partir de este momento, la referencia inexcusable para todo aquel que desee estudiar el poema. Andrew R. George ha editado un texto excelente, tras haber clasificado y estudiado 184 fragmentos de la epopeya clásica, lo que supone 76 documentos más que la edición de Thompson. A pesar de la parquedad de algunos de ellos, han sido decisivos para rellenar lagunas textuales. La lectura y reconstrucción de estos documentos ha sido posible gracias a la paciente labor de Wilfred G. Lambert, eminente asiriólogo inglés recientemente fallecido, Egbert von Weiher, profesor en Colonia, y el propio Andrew R. George. Si exceptuamos ocho manuscritos procedentes de diversas ciudades asirias, el resto de tablillas, algo más de setenta, se reparten casi equitativamente entre Nínive, las cuales constituyen el reflejo de la llamada recensión ninivita, y los centros culturales babilonios, cuyos documentos pertenecen a una época ya tardía. Como ya hemos dicho antes, el enriquecimiento de la epopeya ha sido también fruto de la documentación paleobabilonia y las versiones hititas y hurritas, de suerte que hoy día la

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epopeya clásica de Gilgamesh es una obra mejor conocida pero todavía inacabada, que la asiriología, merced a los descubrimientos de los arqueólogos y el fino análisis de historiadores y filólogos irá paulatinamente perfilando. El día en que las numerosas lagunas textuales se vean rellenadas y de las conjeturas pasemos a la seguridad comprobada del texto, ese día la Filología y la Literatura habrán obtenido una de las victorias más estimulantes.

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A LA BÚSQUEDA DE LOS ORÍGENES DE LA EPOPEYA Es ciertamente muy poca la información que hemos obtenido de las tablillas paleobabilonias procedentes de Nippur, Ur, Sippar y otros lugares sobre el poema de Gilgamesh, a pesar de ser muy numerosas. Y ello fue debido a que el poema de Gilgamesh no formaba parte de la instrucción curricular de los escribas. Pero, si bien en los centros cultos de los palacios y los templos esta era la regla general, sin embargo, las bibliotecas privadas sí contenían documentos en los que se relataba la historia de Gilgamesh. Es muy posible que estas tablillas constituyesen la fuente de información, de la que se sirvieron los escribas paleobabilonios de Nippur y de otros lugares para crear sus composiciones. Tampoco debemos olvidar que los relatos sobre Gilgamesh debían ser muy familiares dentro del pueblo en forma de tradiciones orales, como puede comprobarse en las numerosísimas placas de terracota de época paleobabilonia, en las que se representaban escenas de las gestas de Gilgamesh. Sin duda, esto y las tradiciones orales debieron ser el verdadero sustento del poema más que el propio texto escrito en época paleobabilonia. No es difícil imaginarnos a las gentes oyendo estas historias en las plazas públicas o a los eruditos leyendo y comentando las gestas de Gilgamesh en los círculos cortesanos. Luego, toda esa tradición confiada a la memoria popular pudo pasar a manos de escribas, los cuales acabaron dándole una forma literaria más o menos definitiva. Para entender el poema de Gilgamesh, debemos señalar que no todas las tradiciones fueron puestas por escrito. Muchas de ellas se perdieron para siempre, y de otras solo atisbamos vestigios en las composiciones hoy día conocidas. A los restos materiales y a las tradiciones orales debemos ahora sumar las composiciones sumerias que trataban sobre el tema y que, conocidas por los escribas acadios, constituyeron otra fuente importantísima de información, que fue enseguida incorporada a sus escritos. El poema babilonio de Gilgamesh está en deuda con aquellas composiciones sumerias en las que se narra la historia de la expedición contra Humbaba (tablillas III-IV), o se relata la aparición del Toro Celeste, tras el tenso encuentro entre Gilgamesh y la diosa Isthar (tablilla VI). El Diluvio en nuestro poema es más deudor de la composición acadia de Atramhasis que del Diluvio sumerio, el cual se encuentra en un estado muy fragmentario. La célebre tablilla XII en la que se relata el descenso de Enkidu a los Infiernos y la situación de las almas que se hallan en las regiones infernales, no es más que una traducción de la última parte de la composición sumeria titulada Gilgamesh, Enkidu y los Infiernos 10. Del encuentro de Gilgamesh con los

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ancianos y los hombres de Uruk (tablillas II-III), del que tenemos también noticia en el poema paleobabilonio, poseemos también tenues precedentes en la composición sumeria Gilgamesh y Akka. Existe en sumerio un poema titulado La muerte de Gilgamesh, en el que se pueden constatar muchos elementos comunes con los episodios de la muerte de Enkidu y sus funerales (tablillas VII-VIII). Estos y otros temas pueden observarse en la rica gama de composiciones épicas sumerias, de las que trataremos más tarde. Uno de los temas más interesantes de la epopeya es el tipo de relación entre los dos héroes del poema, Gilgamesh y Enkidu. Mientras en las composiciones sumerias se presenta como la de un servidor y su señor, en cambio, en la epopeya babilonia se humaniza más, vertebrándose como una relación de amistad y compañerismo. Esto último junto a las concepciones de poder y realeza, la oposición de vida salvaje a vida civilizada, amistad y amor, victoria y arrogancia, muerte y vida, hombre y dios son genuinamente babilonias. La aparición de un hombre salvaje que llega a civilizarse por la seducción de una mujer (tablilla I), algunos sueños premonitorios, el bosque encantado con toda suerte de gemas, la tabernera de los confines del mundo, o los hombres-piedra (tablilla X) son un logro babilonio sin precedente alguno en la literatura sumeria. En diversas tradiciones sobre Sargón y Naram-Sin que reivindicaban éxitos militares en las mesetas del Amanus y del Líbano, ha querido verse un reflejo de la expedición de Gilgamesh y Enkidu hacia el Bosque del Cedro. Muchos de los episodios de nuestro poema están iluminados por el halo mitológico de Babilonia, algunos de los cuales constituyen verdaderos mitos culturales de carácter etiológico, como la separación del Líbano (tablilla V), el invento de la navegación a vela (tablilla X) o el cambio de piel de las serpientes (tablilla XI). Los diversos fragmentos que nos quedan de la versión paleobabilonia del poema parecen arrancar de una tradición acadia más bien que sumeria. Las tablillas más importantes como la de Pensilvania o la de Yale estaban escritas en varias columnas, frente a otras más sencillas, como las procedentes de Nippur, Harmal, Ishchali o Bagdad que únicamente tenían una columna, dando la impresión alguna de ellas de ser el producto de escuelas de escribas. El estudio de toda esta documentación requeriría una labor prolongada y paciente. En la traducción que presentamos solo hemos incidido en aquellos documentos que nos proporcionan una información para completar lagunas textuales del poema clásico. En la actualidad estamos preparando una monografía que trate en profundidad estas versiones así como las composiciones sumerias en torno a Gilgamesh y los fragmentos de las versiones hititas y hurritas. Las tablillas de época medio-babilonia cobran una especial importancia, ya que vienen a establecer un puente entre el conglomerado del antiguo babilonio y todo el material de la versión clásica del poema ya establecida en el primer milenio. Esta documentación viene a poner de manifiesto que la expansión de la literatura tradicional de la Baja Mesopotamia no fue la consecuencia de algo aislado sino el resultado de un proceso constante de muchos siglos. La cultura escrita de esta zona fue un producto continuamente exportado hacia el oeste ya desde el tercer milenio. Así se explica cómo los hititas recibieron a mediados del segundo milenio toda la influencia cultural babilonia bien directamente o por medio de los hurritas.

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Más tarde los textos sumerios y acadios fueron copiados en otros países de occidente. Ello explica la ploriferación de diferentes versiones del poema de Gilgamesh tanto en Babilonia como en otros lugares. Y en medio de este rico bosque de versiones y tradiciones aparece la figura de Sin-leqi-unninni, la persona a la que se atribuye la autoría del poema clásico de Gilgamesh en el último cuarto del segundo milenio.

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LAS COMPOSICIONES SUMERIAS EN TORNO A GILGAMESH Como ya dijimos, en sumerio nuestro héroe toma el nombre de Bilgamesh y así se le conoce en las composiciones más antiguas del período de Ur III. De esta época poseemos un fragmento de Bilgamesh y el Toro Celeste procedente de Nippur 11. Una gran parte de la literatura cortesana de esta época fue definitivamente establecida para la posteridad gracias a los centros académicos que el rey Shulgi había establecido en Nippur y Ur. En estos centros se desarrolló todo un cuerpo de literatura sumeria que hundía sus raíces en la tradición, y que posteriormente suministró un rico material a la instrucción curricular de las escuelas de escribas en Babilonia. Una gran cantidad de composiciones sumerias en torno a la figura de Gilgamesh son el resultado de textos que habían sido copiados por aprendices de escribas en el siglo XVIII. Estos poemas proporcionaban probablemente un entretenimiento a la corte en igual medida que lo hacían los músicos y cantores, cuya labor fue muy demandada por los palacios en todas las épocas, si tenemos en cuenta las listas de personal en las que encontramos un número importante de estos profesionales. Nos quedan cinco composiciones sumerias que nos relatan las leyendas de Gilgamesh. Ciertamente el estado de conservación de estas obras no es el mismo en todas ellas y, si bien el centro cultural de Nippur es en el que más ejemplares se encontraron, no obstante, hay tablillas procedentes de otros lugares, como Ur o Me-Turan, que, en algunos casos, incluso llegan a proporcionarnos ejemplares más completos que los de Nippur. Por otra parte, los centros eruditos paleobabilonios del siglo XVIII, en los que encontramos un corpus tradicional de literatura sumeria, se reducían a los recintos palaciegos, en donde los escribas recibían su instrucción. Es muy probable que las tablillas sumerias de carácter literario no fuesen estimadas tanto por su valor histórico o literario como por su valor pragmático, al servir como modelos de copia a la instrucción curricular de los escribas. Dicho en otras palabras, los reyes babilonios de aquella época no debían sentir un especial interés por las gestas de los antiguos monarcas sumerios. A lo sumo, cobraron una cierta popularidad las composiciones en las que se narraban el enfrentamiento entre Gilgamesh y Humbaba o el relato de la expedición de Gilgamesh al Bosque del Cedro. Debemos reseñar que las escuelas antiguas se interesaron por obras como Bilgamesh y Akka o el Descenso a los Infiernos, como puede comprobarse por el hecho de haber sido recuperadas casi en su totalidad. Otras, en cambio, como Bilgamesh y el Toro Celeste o La muerte de Gilgamesh fueron objeto de una menor atención,

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y como fruto de todo ello, desafortunadamente son muy numerosas las lagunas de los documentos que nos han quedado.

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La composición sumeria conocida como Bilgamesh y Akka nos relata cómo la ciudad estado de Kish hubo de soportar la hegemonía de Uruk tras un enfrentamiento militar. Con el fin de exigir la sumisión de la ciudad de Uruk, Akka, el rey de Kish, envía unos emisarios a Bilgamesh, el rey de Uruk. Bilgamesh, tras oír a las asambleas de ancianos y de jóvenes, se decanta por la decisión de estos últimos resolviendo enfrentarse al rey de Kish. Bilgamesh demanda un duelo personal con Akka y para tal fin pide un voluntario. Birhuturra, un miembro de su guardia personal se ofrece a ello; pero al salir de la ciudad es capturado y conducido a presencia de Akka. En cierto momento aparece un vigilante en la muralla de Uruk y Akka pregunta a Birhuturra si es Bilgamesh. Birhuturra le responde que no, ya que, de serlo, al punto vencería y capturaría a Akka. Bilgamesh sube a la muralla y los jóvenes conducidos por Enkidu salen de la ciudad dispuestos a la batalla. Cuando Akka vuelve a preguntar a Birhuturra si el personaje que hay en la muralla es Gilgamesh, este le responde afirmativamente e inexorablemente tienen lugar una de serie de hechos tal como había predicho. Nada más comenzar la batalla Akka es derrotado y apresado. En la última parte del poema Bilgamesh reconoce a Akka como un superior suyo, que en cierta ocasión le proporcionó protección. Akka le recuerda esta circunstancia y Bilgamesh, en un acto de generosidad suprema, le permite regresar libre a Kish. De la composición titulada Bilgamesh y Huwawa 12 tenemos dos versiones. En la versión A se relata cómo Bilgamesh aterrorizado por la inexorable realidad de la muerte, decide llevar a cabo gestas que le proporcionen una gloria inmarcesible y el recuerdo eterno de su nombre. A tal fin se dispone a realizar una expedición al Bosque del Cedro. Enkidu le advierte que antes debería reflexionar seriamente sobre su decisión y conseguir la aprobación de los dioses Sin y Utu. Una vez que Utu le garantiza la ayuda de las siete constelaciones para guiarle en su camino, Bilgamesh moviliza a los jóvenes que deben acompañarle y emprende en compañía de estos el camino. Bajo la guía de las siete constelaciones llega a su destino y elige un cedro que corta en troncos. Huwawa, el guardián del Bosque, que allí había sido puesto por los dioses para proteger aquellos lugares, sale a su encuentro y lanza contra él sus auras, unos poderes radiantes y numinosos que le protegen. Enkidu y Bilgamesh caen aturdidos y pierden el sentido. Cuando Enkidu logra recuperarse, despierta a Bilgamesh. Este, resuelto a descubrir quién le ha atacado de modo tan fulminante, termina conociendo por medio de Enkidu que su enemigo, Huwawa, es un ser terrorífico. A pesar de todo, Bilgamesh confía en sus fuerzas y cree firmemente que obtendrá la victoria. Cuando Bilgamesh emprende de nuevo el camino, una voz le anima a ser valeroso y persistir en su idea. A tal fin y haciendo uso de un ardid, ofrece a Huwawa a sus hermanas Enmebaraggesi y Peshtur como esposas, al tiempo que otros placeres para él desconocidos. Ante tales promesas la ingenuidad de Huwawa le lleva a despojarse de sus auras quedando inerme, situación que Bilgamesh aprovecha para golpearlo

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y apresarlo. Ante las súplicas de Huwawa por su vida, Bilgamesh tentado de acceder a ellas, es advertido por Enkidu de lo peligroso que ello podría resultar. Si liberan a Huwawa, insiste Enkidu, ellos jamás podrían regresar a su patria. Huwawa replica duramente a Enkidu y este le rebana el cuello. Cuando ambos héroes se presentan con la cabeza ante el dios Enlil, este les pregunta airadamenete por qué han dado muerte a Huwawa, al que, como protector del Bosque del Cedro, deberían haber tratado con mayor deferencia. Las auras, de las que se depojó Huwawa, y que se habían esparcido por diversos lugares, terminan siendo objeto de cuidado y control por Nungal, la diosa de las prisiones. La versión B de esta composición, posiblemente anterior a la versión A, es menos extensa. Si comparamos ambas versiones podemos advertir algunas diferencias. En esta nueva versión la divinidad cobra mayor importancia que la fuerza bruta. Las composiciones acadias posteriores sobre Gilgamesh van a recoger muchos de los elementos de los poemas sumerios. Uno de los rasgos sobresalientes de los textos sumerios es el tratamiento que recibe Enkidu por parte de Gilgamesh. Los relatos sumerios ven en este un mero siervo de Gilgamesh, en tanto que las composiciones acadias lo presentan como un amigo y compañero. Gilgamesh en la composición sumeria aparece como un personaje astuto que engaña fácilmente con promesas a un ingenuo Huwawa. Es muy probable que este poema fuese el resultado de múltiples tradiciones que hundían sus raíces en las continuas expediciones que, desde tiempos muy remotos, las ciudades del Sur efectuaban para obtener madera, que no había en su territorio. Las construcciones de templos y palacios demandaban este producto que abundaba en regiones como el Líbano. Posiblemente este poema esté narrando con tintes épicos los esfuerzos y sinsabores que hubieron de soportar estos expedicionarios. En los catálogos paleobabilonios de obras sumerias encontramos un título que reza así: «Del bravo en la batalla, del bravo en la batalla [voy a cantar su canción»] 13. Este título corresponde a la obra conocida como Bilgamesh, Enkidu y el Toro Celeste. Esta composición, conservada en mal estado y de difícil interpretación, nos relata el áspero enfrentamiento que sostuvieron la caprichosa diosa Inanna y Bilgamesh, el rey de Uruk. El enojo de Inanna con Bilgamesh la conduce a prohibirle ejercer como rey de Uruk, lo que conllevaba el no impartir justicia en el templo del Eanna. Los motivos de este enojo parecen ser de carácter amoroso, ya que Bilgamesh no había mostrado interés en satisfacer los deseos de la diosa. En el fondo de todo esto está el papel de la hierogamia o «boda sagrada», un símbolo que representaba la garantía del bienestar y la prosperidad del país. Ninsun, la madre de Bilgamesh, interviene en el conflicto aconsejando a su hijo no ceder a las pretensiones de Inanna, ya que ello supondría una infravaloración de la virilidad del rey, teniendo en cuenta que la petición de Inanna ha sido hecha en el barrio de las prostitutas. A pesar de ello, en un último intento Bilgamesh le hace otros ofrecimientos de joyas y ganados que la diosa rechaza. La venganza de la diosa se pone en marcha. Para ello solicita del dios An la intervención del Toro Celeste con el fin de acabar con Bilgamesh. An acaba cediendo y el monstruo inicia su labor destructiva bebiéndose el agua del río y devorando toda la vegetación de la zona. Al observar Bilgamesh

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tamaña catástrofe, resuelve hacerle frente y, con la ayuda de Enkidu, tras un fiero combate, hunde su hacha en la testuz del monstruo. Luego trocea su cuerpo y con sus cuernos modela dos enormes recipientes para las libaciones de aceite en el Eanna. Este poema está muy presente en la tablilla VI y la secuencia de los hechos es un perfecto paralelismo que podemos resumir en la petición de la diosa a la que no accede Gilgamesh y ello provoca un conflicto que se traducirá en una venganza por parte de la diosa. El resultado es un desastre ecológico producido por el Toro Celeste, el cual terminará siendo degollado por Gilgamesh. Algunos han visto en el conflicto entre Inanna y Gilgamesh, un enfrentamiento del templo y el clero con el soberano de Uruk y en el desatre ecológico producido por el Toro Celeste, una serie de catástrofes que tienen como causa el enojo de la diosa con Gilgamesh. Cuando leemos ambas versiones, llegamos a la conclusión de que el poema babilonio está mucho más elaborado, al tiempo que reconocemos que el autor del poema clásico tuvo muy en cuenta el relato sumerio. La composición sumeria más extensa es la que conocemos con el título de Bilgamesh, Enkidu y los Infiernos. En los catálogos paleobabilonios es conocida por el comienzo del poema: «En aquellos días, en aquellos lejanos días» 14. El mejor representante textual de este poema es un documento de Nippur de 303 líneas y sin apenas lagunas salvo al final del poema. Otros fragmentos procedentes de Ur y Me-Turam nos ayudan a comprender mejor el relato, ya que poseen episodios que no aparecen en el texto de Nippur. Este poema está profundamente relacionado con la tablilla XII, hasta el extremo de que la tablilla XII no es más que una traducción de una parte del poema sumerio, concretamente aquella que comienza en la línea 171. El poema sumerio contiene tres partes claramente diferenciadas. La primera de ellas (1-26) es un prólogo en el que se describe la inauguración del cosmos y donde se da cuenta de las competencias que tuvieron desde un principio los grandes dioses del panteón sumerio. Tras unas breves líneas en que vislumbramos el comienzo de la civilización, se nos refieren las partes del universo que recibieron los dioses An, Enlil y la diosa Ereshkigal para gobernarlas. El resto de la sección está consagrado al viaje que realizó el dios Enki en barco hacia el mundo infernal en medio de un pedrisco que sorprendió al dios en plena navegación. La segunda sección del poema (27-148) se inicia con un paisaje de soledad y aislamiento en donde aparece un árbol que crece a orillas del Éufrates 15. Este árbol ha sido arrancado por los vientos y arrastrado río abajo. La diosa Inanna lo introduce en su jardín, donde lo planta con la idea de hacer con su madera un trono y un lecho. Pero el árbol da cobijo a diversos seres. En sus raíces una serpiente coloca su nido, en las ramas el pájaro Anzú deposita sus polluelos y en su tronco una doncella fantasmal, la pérfida y demoníaca Lilit construye su morada. Inanna compungida ante todo aquello, acude al dios Utu, su hermano, pero no recibe de él ayuda. Entonces se dirige a Bilgamesh, quien resuelve prestarle ayuda dando muerte a la serpiente y ahuyentando al pájaro Anzú y a la fantasmal doncella. A continuación arranca el árbol de sus raíces y, tras tronchar sus ramas, hace entrega del árbol a Inanna para que pueda

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construirse un lecho. Sin embargo, Bilgamesh con las ramas modela dos instrumentos conocidos como pukku y mekku que podríamos traducir como «bola, pelota» y «mazo, palo» respectivamente. El significado de estos objetos y sus funciones ha sido muy debatido por los especialistas. Probablemente se trataba, como puede verse en en la tablilla I 66 del poema clásico de Gilgamesh, de dos instrumentos empleados en un juego que consisitía en lanzar una pelota mediante un mazo, algo similar al juego del polo o el golf. Bilgamesh con este juego mantenía a los jóvenes en un continuo movimiento que acababa extenuándolos. Por ello las madres y hermanas de estos jóvenes profundamente afectadas, después de proferir llantos y lamentos, encontraron el auxilio de los dioses, quienes dispusieron que estos objetos, deslizándose por una rendija, cayeran a las profundidades de los Infiernos. Cuando Bilgamesh, desconsolado llora la pérdida de estos objetos, aparece Enkidu dispuesto a descender a los Infiernos y traerle de nuevo dichos instrumentos. A partir de la línea 171 del poema sumerio —donde comienza la traducción de la tablilla XII del poema babilonio clásico— se inicia la sección tercera del poema. Una vez que Enkidu se decide a bajar a los Infiernos, Bilgamesh le da una serie de consejos que debe guardar con sumo cuidado a fin de de no quedar atrapado en las profundidades de los Infiernos. Pero Enkidu no observa los preceptos de su señor y muere encerrado en los Infiernos. Bilgamesh, presa de profundo dolor emprende una peregrinación al templo de Enlil. Pero éste no atiende a sus plegarias. Se encamina entonces a Eridu, la morada de Enki, quien tras oírle presta oído a sus palabras y, con la colaboración del dios Utu, practican un agujero por el que el espectro de Enkidu consigue salir de los Infiernos. Una vez en el mundo de los vivos, Enkidu va dando respuesta a su señor Bilgamesh acerca de la situación de los muertos en las regiones infernales. Mediante un sencillo esquema interrogativo, Bilgamesh pregunta y Enkidu responde. Comienza el interrogatorio por la suerte que han corrido aquellos que murieron teniendo uno o varios hijos. Las respuestas de Enkidu ponen de manifiesto que la situación de estos difuntos es tanto mejor cuanto mayor haya sido el número de hijos. Esta respuesta se acomoda perfectamente a la percepción de aquella época, según la cual cuanto mayor era el número de hijos, mayor era también la posibilidad de contar con personas que cuidasen de las ofrendas funerarias ofrecidas por los muertos. El texto luego se extiende en otro tipo de personajes. como el que ha sufrido accidentes de diversos tipos, los niños que no pudieron nacer, los leprosos, los caídos en el campo de batalla y otros más. A todas las preguntas Enkidu va dando cumplida respuesta. Finalmente una doxología de Bilgamesh pone cierre al poema. La última de la composiciones sumerias es la que recibe el título de La muerte de Gilgamesh, siendo la peor conocida de todas. La fragmentariedad de sus testimonios así como el mal estado de conservación, a lo que debemos sumar las diferencias entre sus diversas versiones, convierten esta obra en un verdadero reto para los sumerólogos. A pesar de todo, podemos trazar un esbozo del conjunto del poema. Al comienzo asistimos a un lamento de Bilgamesh. Tras una laguna textual, reaparece Bilgamesh teniendo un sueño.

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En este sueño se encuentra ante un tribunal divino, el cual dictamina la mortalidad de Bilgamesh sin tener en consideración ni sus prodigiosas hazañas ni su origen divino. Únicamente le otorgan la función de juez de los Infiernos, función a la que en diversos pasajes también alude el poema babilonio. Queriendo Bilgamesh conocer el verdadero significado del sueño, se dirige a los intérpretes más solventes, los cuales no hacen otra cosa que confirmar el veredicto de los dioses. Ante la perspectiva de un destino tan inexorable como triste, Bilgamesh dirige sus pasos por la senda de la resignación y da orden de que le construyan una tumba en el lecho del río Éufrates. Esta decisión tenía por objeto el que la tumba permaneciese inviolable. A tal efecto se desvía el curso del río, a fin de que puedan realizarse las obras necesarias. Una vez celebrados los ritos funerarios y habiéndose sellado la tumba, el Éufrates vuelve a su antiguo cauce y en medio del llanto del pueblo, las aguas van cubriendo la tumba real.

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UNA EPOPEYA EN EL SENO DE LA CULTURA BABILONIA Si bien en un principio el poema de Gilgamesh fue considerado el poema nacional de Babilonia, ya que en él aparecía un héroe que representaba la esencias de un pueblo cuyos orígenes podrían también vislumbrarse en el poema, sin embargo, creemos que una afirmación de esta naturaleza en el poema de Gilgamesh está lejos de ser enteramente cierto. Si comparamos nuestro poema con poemas épicos de la antigüedad, podemos ver cómo, frente a la Eneida o los poemas homéricos, en el poema de Gilgamesh no existen guerras ni enfrentamientos entre héroes ni entre pueblos, sino solo enfrentamientos individuales entre hombres y monstruos, o una lucha apasionante contra la inexorabilidad de la muerte. Aparece, eso sí, el alma desnuda del hombre, con sus alegrías y sus tristezas, sus desvelos y sus fracasos, sus ansias y sus penurias. Es un poema de horizontes más amplios, sin necesidad de apellidos ni de étnicos. En él asistimos a la oposición del hombre mortal frente al dios inmortal. En definitiva, no estamos ante un obra épica nacional, sino ante un poema que desafía las barreras del tiempo, fijando exclusivamente su atención en el ser humano. Es cierto que a lo largo del primer milenio el poema de Gilgamesh no tuvo la acogida de la que disfrutaron otras obras como el Poema de la Creación, y de ello da buena prueba su escaso empleo en las prácticas de escritura, así como las raras ocasiones en que los maestros babilonios la citan en sus enseñanzas. El nacimiento del poema de Gilgamesh vio la luz en la atmósfera erudita de la corte. Durante el primer milenio las enseñanzas básicas no parece que tuvieran muy en consideración los textos literarios, aunque las versiones orales de algunos de ellos eran muy conocidas por los niños babilonios. Tendremos que esperar ya a una fase más avanzada de la instrucción elemental para encontrarnos con textos literarios, aunque con ciertas restricciones. Los alumnos jóvenes debían formarse sobre todo en conocimientos teológicos y políticos y ser iniciados en el aprendizaje de la técnica de los presagios. A este programa se adecuaban mejor que los textos literarios, los vocabularios, las listas léxicas y

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especialmente aquellos textos religiosos que enaltecían a divinidades como Marduk o realzaban ciudades como Babilonia. En las tablillas escolares del primer milenio y de época babilonia tardía fueron prácticamente ignorados en la escuela elemental no solo el poema de Gilgamesh, sino todo un conjunto de composiciones literarias como los relatos mitológicos de Adapa, Etana, Anzú, Nergal y Ereshkigal, quizá porque fuesen pedagógicamente poco adecuados. Hoy día, el conocimiento que poseemos de la literatura escrita del primer milenio se lo debemos a las bibliotecas reales que establecieron Asurbanipal y sus predecesores en el trono de Asiria. Muchas de estas bibliotecas hicieron su aparición en el seno de familias que, a lo largo de generaciones, fueron coleccionando tablillas cuyos contenidos literarios eran necesarios para profesiones como la de exorcista, adivinador, o cantor cultual, entre otras. En muchas ocasiones los colofones de las tablillas nos proporcionan una información precisa sobre el tiempo y el lugar en que una composición había sido copiada, así como de una serie de detalles tan interesantes como el nombre del escriba o si la tablilla fue copiada de acuerdo con un original más antiguo o el nombre del monarca que gobernaba en aquel momento. Escribas jóvenes, que ya habían superado las fases de instrucción, copiaron multitud de textos procedentes de muchos lugares y hallados en contextos domésticos o en templos como ofrendas votivas. Según Andrew R. George 16, a finales del segundo milenio y en el primero el poema babilonio de Gilgamesh tenía una doble función en el adiestramiento de los escribas. Por un lado, se trataba de un buen relato y útil para los escribas principiantes, siempre que hiciesen de él un uso moderado y, por otro lado, suponía un tipo de literatura clásica y difícil, que podía ser estudiada por los alumnos aventajados que se encontraban ya al final de su ciclo instructivo. Es ciertamente revelador el hecho de que el poema de Gilgamesh contase con un número de manuscritos superior a los de otras obras de enorme prestigio y tradición como Anzú, Nergal y Ereshkigal, Atramhasis o la que narraba el descenso de la diosa Ishtar a los Infiernos. Solo la superaba el Poema de la Creación conocida como Enūma elish y quizá el Poema de Erra, que sin duda debía su prestigio, no tanto a sus valores literarios, como a su función apotropaica. Como ya señalamos anteriormente, también el arte desempeñó un papel significativo en la popularidad del poema de Gilgamesh. Asimismo, las hazañas del personaje llegaron a Siria, Palestina y Anatolia generando un éxito tan notable que hititas, hurritas y elamitas también elaboraron relatos épicos que tenían como personaje central a Gilgamesh. Si quisiéramos echar una ojeada sobre el largo camino que recorrió nuestro poema desde la época del antiguo babilonio hasta lo que nos ofrecen las versiones del primer milenio, tendríamos un apasionante estudio que ya abordó con singular acierto J. H. Tigay, en su monografía The Evolution of the Gilgamesh Epic publicada en 1982. Cuando leemos detenidamente las antiguas versiones constatamos que muchas tradiciones se perdieron, al tiempo que en la versión clásica solo resuenan ecos de las antiguas versiones, realizando su

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tránsito a través de los testimonios del medio babilonio. Es muy arriesgado aventurar principios teóricos generales que puedan sintetizar las características de las versiones. Así, en un buen número de ocasiones, el texto clásico no supone una expansión del texto más antiguo, sino que representa una elocución más breve y concisa y el redactor del poema clásico no recoge todo cuanto aparece en las versiones antiguas. Existen variaciones métricas y léxicas, y algunos de los relatos se encuentran en un orden diferente. El poema babilonio clásico supone la meta final de una riquísima actividad literaria que comenzó —y nunca acabó— con tradiciones orales, que terminaron fraguando en documentos escritos, hasta que un editor y posiblemente también autor conocido como Sin-leqi-unninni le dio su forma definitiva. Los manuscritos posteriores a la versión clásica dan prueba de una fijeza y consistencia textual muy notable, aunque en algunos de ellos aparezcan variantes, que no testimonian otra cosa que una serie de diferencias recensionales a través del tiempo.

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¿QUIÉN FUE EL AUTOR DEL POEMA CLÁSICO DE GILGAMESH? Uno de los rasgos de las antiguas literaturas mesopotámicas es el anonimato de sus autores. Salvo algún caso, en el que el nombre del autor aparece en el interior de la obra, como podemos ver en un himno a la diosa Gula, o el Poema de Erra donde los nombres de Bullutsarabi o Kabti-ilani-Marduk aparecen insertos como autores respectivos de ambas obras, lo normal es que el nombre del autor de cualquier obra no aparezca. Ahora bien, a cualquier alumno medianamente avezado en el estudio de la literatura babilonia que le preguntásemos quién fue el autor del poema clásico de Gilgamesh, contestaría sin vacilar que el autor fue Sinleqi-unninni. Hoy tenemos los indicios suficientes para pensar que Sin-leqi-unninni fue una persona ilustrada que, habiendo vivido en Uruk en la segunda mitad del segundo milenio, desempeñó un importantísimo papel en la fijación del texto reciente del poema. La pregunta que debemos hacernos es si su labor fue la de un mero editor o la de un autor propiamente dicho. En un catálogo de textos y autores de la época podemos leer: iškar (éš.gàr) dGIŠ.gím-maš: šá pi-i mdSîn(30)-le-qí-un-nin-ni lúx[ (x) x]. Este texto acadio fue entendido por el profesor W. G. Lambert del siguiente modo: «Serie de Gilgamesh, de la boca de Sin-leqi-unninni, el [ . . . ]». a continuación vendría la denominación de la profesión, que Lambert reconstruyó como lú m[aš.maš . . . ] «el mago», es decir, se trataría de un exorcista 17 . Si bien esta es la hipótesis más admitida, sin embargo, no es la única. Otros lo consideraron un sacerdote adivinador o un vidente 18, para otros es cambio, se trataría de un sacerdote de lamentos 19. Cuando observamos los colofones de las tablillas, vemos que el título de la obra podía presentarse de dos formas. Una, muy genérica en el que se señalaba que la tablilla correspondía a la serie de Gilgamesh (iškar (èš.gár) dGIŠ.gím-maš) y otra en la que se nos proporcionaba el comienzo de la primera línea de la primera tablilla (ša naqba īmuru) «El

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que contempló el Abismo». De Sin-leqi-unninni, fuera de la noticia del catálogo anteriormente referido, solo poseemos datos anacrónicos. Así se le ha llegado a situar en la época de Gilgamesh, con la intención evidente de proporcionar a sus textos esa autoridad que puede conferir la antigüedad. Desconocemos el momento preciso en que Sin-leqi-unninni pudo desempeñar su tarea. Los últimos siglos del segundo milenio habían sido en Babilonia una época de febril actividad literaria y ciertamente en la tradición babilonia Sin-leqi-unninni representaba un papel notabilísimo, ya que a la luz de esta tradición era el responsable del poema de Gilgamesh. Esto podría ser entendido viendo en Sin-leqi-unninni un poeta legendario que habría compuesto la primera versión del poema épico, el cual enriquecido a través del tiempo desembocó en lo que hoy conocemos como el poema clásico. Sin embargo, creo que debemos más bien pensar en un erudito tardío, que pacientemente fue redactando con la ayuda de la tradición oral y las composiciones paleobabilonias y sumerias una obra seguida con adiciones y supresiones hasta llegar a establecer un texto con doce tablillas tal como hoy lo conocemos.

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LA PERVIVENCIA DEL POEMA EN OTRAS LITERATURAS El poema de Gilgamesh pervivió más allá de la cultura escrita en cuneiforme. Muchos estudiosos trataron de encontrar e identificar un buen número de semejanzas entre la epopeya de Gilgamesh y otras obras literarias posteriores 20. Tanto desde el campo de la Asiriología como desde el de la Filología Griega fueron numerosos los intentos de relacionar los relatos de Gilgamesh con los poemas homéricos. Es cierto que el mundo griego arcaico debió sentir la influencia oriental en el terreno de la tecnología, en el campo de las ideas y en múltiples manifestaciones culturales, como la antropogonía o la teogonía. Pero lo realmente importante es conocer el camino que recorrieron esas influencias y el grado de identidad para poder definirlas como tales. Es probable que en muchas ocasiones, lo que definimos como influencias no sean otra cosa que universales antropológicos, que encuentran en el hombre respuestas similares. Para hablar de influencias reales, deberíamos tener a nuestra disposición unos criterios científicos que nos proporcionasen la seguridad de que, lo que afirmamos en este terreno, tiene visos de poseer, al menos, un grado razonable de verosimilitud. La influencia que Gilgamesh pudo ejercer sobre la Ilíada y la Odisea debe ser estudiada caso a caso y muy detenidamente, y tanto la ingenua credulidad como la negación sistemática no son posturas muy aconsejables. Es muy posible que los griegos encontrasen historias sobre Gilgamesh en traducciones o versiones más bien que el poema en su lengua original. Pero desdichadamente se han perdido para siempre las antiguas literaturas fenicia y aramea del primer milenio, donde podrían haber encontrado acomodo tales relatos. Por tanto, no tenemos en la zona del Mediterráneo oriental una evidencia directa de lenguas y literaturas que hubiesen podido funcionar como intermediarios entre Mesopotamia y la cultura griega. E

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incluso, teniendo en cuenta la continua recreación de los temas por parte de los bardos y los escritores, sería muy difícil conocer el grado de fidelidad con que estas literaturas hubiesen podido desarrollar el poema de Gilgamesh. El profesor Martin West, en su monografía sobre las relaciones entre el mundo griego y el oriental 21, afirma que la influencia cultural mesopotámica hubo de ser considerable, especialmente en el período en que el acadio acabó siendo la lengua vehicular en Levante y Anatolia. De esta suerte, fue posible en estas zonas la exportación de los textos clásicos babilonios, entre ellos el Gilgamesh y el Mito del Diluvio. De todas formas, es difícil calibrar el grado de influencia que los relatos de Gilgamesh llegaron a ejercer sobre estas obras. Además, las influencias no eran siempre unidireccionales, sino que también podían venir de otros lugares, como puede constatarse en la Babilonia del segundo milenio donde están testimoniados mitologemas procedentes del Levante. El comienzo de la quinta tablilla es un claro ejemplo de esta influencia, cuando vemos a dioses y diosas morando en altas montañas, mientras que, desde la más antigua tradición, las divinidades de Mesopotamia siempre han residido en los templos de sus ciudades:

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Se detuvieron. Atónitos contemplaban el bosque. Observaban una y otra vez la altura de los cedros. Observaban una y otra vez la entrada del Bosque, por donde Humbaba iba y venía dejando su huella. Los caminos estaban perfectamente trazados, la marcha era fácil. Contemplaban la montaña de los cedros, morada de dioses, trono de diosas (V 1-6).

En definitiva, lo que vemos en la antigua literatura griega no es tanto una influencia directa o indirecta de versiones o traducciones del poema de Gilgamesh, cuanto una serie de motivos, imágenes o formas de expresión que bullían en el mundo mediterráneo y que siempre fueron tradicionales en la poesía narrativa de aquella zona, sin menoscabo de la posibilidad de influencias orientales. Es cierto que el relato de las aventuras de Ulises recuerdan las hazañas de Gilgamesh, o la amistad de Patroclo y Aquiles a la de Gilgamesh y Enkidu, y el encuentro de Ulises con las sombras de los muertos nos trae a la memoria el descenso de Enkidu a las regiones infernales. Pero respecto a todos estos relatos, tanto si derivan en último término de Mesopotamia, como si ya pudieron estar presentes en la poesía levantina, lo realmente cierto es que, cuando los examinamos detenidamente, parecen estar bastante más alejados de lo que propugnan quienes defienden una influencia más o menos directa. En muchos casos podríamos estar en presencia de universales antropológicos que sencillamente generan relatos semejantes y acordes con la especificidad de cada cultura. Dejando a un lado la posible influencia sobre el mundo clásico, cuando uno se pregunta si el poema de Gilgamesh pudo sobrevivir a la desaparición de la escritura cuneiforme en Mesopotamia, vemos que un buen número de estudios han tratado este tema. Ya desde antiguo y en el seno de la cultura babilonia hubo una continuidad en el campo de la religión y en las ciencias tradicionales que tenían un profundo arraigo en el aprendizaje de la antigua escritura cuneiforme. Aunque desapareció el cuneiforme, quedaron centros como Assur, Edessa, Hatra,

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Palmira o Harran donde la continuidad cultural siguió arraigada. El pensamiento religioso asirio y babilonio poseía en sus gérmenes una fuerza tan enorme que acabó ejerciendo una poderosa influencia en el desarrollo de nuevas concepciones religiosas tales como el judaísmo, el cristianismo oriental, el gnosticismo mandeo o las creencias islámicas. La desaparición del cuneiforme no fue tampoco óbice para la supervivencia de la práctica consuetudinaria de la medicina tradicional o de las formas de adivinación, la astronomía o la astrología. La inveterada continuidad en las narraciones babilonias de la creación del mundo y del hombre así como la historia antigua van a encontrar audiencia en los estudiosos griegos y romanos de época ya tardía. El poema de la creación del mundo conocido como Enūma elish, nos presenta toda una cosmogonía que reaparece en muchos escritores griegos hasta llegar a Damascio, filósofo neoplatónico de comienzos del siglo VI y último escolarca de la Academia de Atenas, el cual hubo de exiliarse a consecuencia de las medidas represoras de Justiniano contra el neopaganismo neoplatónico. Uno de los personajes más celebres y de cuya obra solo poseemos fragmentos fue Beroso, un sacerdote babilonio de finales del siglo IV a.C., que en su obra Ta Babyloniaká nos relata una interesante historia de Mesopotamia basada en la Crónica Dinástica, la cual, a su vez, era considerada una continuación de la Lista Real Sumeria. La obra de Beroso influyó en gran medida en autores tardíos clásicos y bizantinos, e incluso es posible que Ovidio tuviese noticia de él, o al menos de sus ecos, en su primer libro de las Metamorfosis. Junto a Gilgamesh debieron sobrevivir otras historias tras la desaparición del cuneiforme, especialmente aquellas que se transmitieron oralmente y fueron readaptadas. Sin embargo, las composiciones más emblemáticas de la literatura babilonia, una vez que el sistema de escritura cayó en desuso, acabaron desapareciendo. Pero la vitalidad del poema de Gilgamesh tadavía pudo resistir al olvido, y vemos cómo la figura del personaje emerge en diversas partes del Libro de los Gigantes de Qumrán, donde podemos contemplarlo como un personaje antediluviano que forma parte de un ejército de ángeles malvados, los cuales, según la mitología judía, fueron engendrados por los ángeles caídos con el fin de corromper a los hombres. Junto a él aparece también un gigante llamado Hobabis, cuyo nombre nos recuerda a Humbaba. A finales del siglo II d.C., el retórico griego Aelio nos cuenta el relato del nacimiento milagroso de Gilgamesh, y Teodoro Bar Konai, un autor cristiano de comienzos del siglo IX, en una obra escrita en siriaco y titulada Scholia, sitúa a Gilgamesh como un miembro de los descendientes de Sem. La pervivencia, en algunos documentos, del nombre de Gilgamesh, Humbaba y posiblemente de Utanapishti ponen de manifiesto una cierta relación con el contenido de la epopeya, pero no suponen una dependencia del poema propiamente dicho, ya que ni las gestas del personaje ni su deseo de alcanzar una vida perdurable constituyen parte alguna de su contenido. No quisiera terminar este capítulo sin mencionar una de las obras árabes en donde se percibe con mayor claridad la pervivencia de nuestro personaje. Me refiero al cuento de «Buluqiya» en Las mil y una noches. En este relato un rey/héroe acompañado de un fiel amigo emprende el camino hacia unas regiones cósmicas,

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donde, después de la pérdida de su compañero, el héroe encuentra a un sabio, que ha obtenido la inmortalidad. Al igual que sucede con Gilgamesh, al héroe se le ofrece una planta que puede rejuvenecerlo pero no hacerlo inmortal. Sin embargo, nuestro héroe pierde la planta. El paralelismo de este relato con el de Gilgamesh es tal que difícilmente podemos negarnos a admitir una influencia directa del poema babilonio y es una excelente prueba de la pervivencia de una historia, que hubo de transmitirse sobre todo por tradición oral.

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EL TEXTO LITERARIO No cabe la menor duda de que el poema de Gilgamesh es la obra más relevante de la literatura acadia. Y a pesar de que otras obras, como el Poema de Erra o el Poema de la Creación, tuvieron una mejor acogida en los centros culturales de los palacios y templos de la época, tal como prueban su frecuente número de citas y su empleo en la instrucción de los escribas, sin embargo, los relatos de Gilgamesh siempre estuvieron en boca del pueblo y acabaron teniendo refugio, quizá en menor medida, en los gabinetes de muchos eruditos. La paciente labor de los especialistas desentrañando la enrevesada escritura cuneiforme, ha puesto a nuestra disposición un texto muy seguro y, aunque todavía plagado de lagunas, podemos hacernos ya hoy día una idea bastante precisa de la obra. Sabemos que en su composición clásica estaba dividida en doce tablillas y que poseía una disposición métrica peculiar. Su estructura métrica no reflejaba un conteo silábico ni tampoco una disposición en la que unas sílabas largas se oponían a otras breves proporcionando esquemas repetitivos, como sucede en la métrica griega y latina. Así pues, no tenemos nada parecido al hexámetro dactílico de Homero o Virgilio o a otro tipo de composición métrica clásica 22. Las tablillas de arcilla, inscritas por su parte anterior y posterior, normalmente presentaban tres columnas en cada cara, separadas por un espacio intercolumnar. Cada una de estas columnas nos proporcionan una serie de líneas escritas de izquierda a derecha, cada una de las cuales suele contener una frase completa. Estas líneas o versos están provistas de una disposición rítmica formada, en la mayor parte de los casos, por cuatro picos acentuales. En algunas líneas más breves puede haber dos o tres picos, en tanto que en otras más largas podemos contar hasta cinco o seis picos acentuales. No obstante, es difícil proponer una regla general, ya que aparecen múltiples excepciones a las reglas establecidas, a lo que debemos añadir la dificultad que supone, en muchas ocasiones, señalar las unidades acentuales. Dentro de la literatura acadia, la composición conocida como Teodicea babilonia es la que más claramente presenta la estrucutura de cuatro cimas acentuales, dado que en algunos de sus manuscritos se indica gráficamente la división entre las palabras que constituían los términos de un solo acento 23. Una línea puede subdividirse en unidades menores originando hemistiquios, los cuales en algunos casos eran notados por el escriba mediante un espacio: urḫa ṣabtākumṭa // ḫanṭiš allak El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-10 10:29:26.

«La senda he tomado y // con presteza me encamino» (IX 7).

En otros casos, un conjunto de líneas servía para formar estrofas. Al igual que en la poesía hebrea o ugarítica también constatamos el empleo del parallelismus membrorum, por medio del cual se reproducen formulaciones paralelas dentro de cada línea o bien entre cada línea de valor equivalente o contrario, o simplemente explicativo. Obsérvese cómo el poeta describe humorísticamente el terror que el diluvio produce en los dioses:

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¡Hasta los dioses sintieron pavor del diluvio! Se retiraron, subieron al cielo del dios Anu. Los dioses se acurrucaron como perros y se echaron en la zona exterior de las murallas (XI 114-116)

Cuando nos adentramos en la lectura del poema, un rasgo que llama poderosamente la atención es ver cómo lo realmente importante y trascendente se describe en pocas líneas, mientras que los preparativos y los efectos de ese acontecimiento se narran con todo lujo de detalles. En igual medida, los discursos y reflexiones de los personajes son también extensos, viéndose en muchos casos acompañados de cavilaciones propias de la literatura sapiencial. Especialmente en la primera parte del poema, el mundo con sus maravillas, la magia de los sueños y en buena medida los discursos solemnes vienen a ocupar buena parte de la obra. La lengua en que está escrito el poema clásico de Gilgamesh, como la de otras grandes composiciones literarias, es un intento de perpetuación del antiguo babilonio mezclado con esquemas del babilonio medio, el cual respondía al momento en que fue redactado. En este sentido podemos hablar de una lengua artificial, elevada y muy estudiada, que encuentra su audiencia en un ambiente culto constituido sobre todo por escribas y sacerdotes. No parece que hubiese sido escrita para ser leída ante grandes auditorios sino más bien para ser degustada por lectores muy selectos. De ahí que la obra estuviese engalanada con toda suerte de preciosismos retóricos, potentes imágenes y hermosísimas comparaciones. Uno de sus rasgos más llamativos es el empleo de fórmulas épicas. Este recurso literario es empleado para la introducción de un diálogo, o bien de un discurso. Así encontramos en multitud de ocasiones la fórmula: pāšu īpušma iqabbi izzakara ana X «Abrió su boca para hablar (y) dice a X».

En las versión paleobabilonia la fórmula es más escueta, como puede observarse en Pens. col. v, 232-233: Enkidu ana šašim / issaqaram ana d GIŠ «Enkidu a él / así le dijo, a Gilgamesh».

Pero también la versión clásica nos ofrece fórmulas más simples como puede observarse en I 161: d GIŠ-gím-maš ana šašuma izakkara [ana] ṣayyādi

«Gilgamesh a él dice, al cazador». El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-10 10:29:26.

Normalmente cuando uno de los interlocutores ha acabado de hablar y el otro se dispone a contestarle, o bien para señalar una simple transición, encontramos la fórmula annīta ina šemê-šu/ša «al oír esto él / ella…»: d GIŠ-gím-maš annīta ina šemêšu iššu ḫasinna ana idīšu

«Gilgamesh al oír esto, tomó el hacha en sus manos» (X 92-93).

Otra fórmula de carácter narrativo es muy empleada para señalar el final de una larga jornada, a la que sigue un merecido reposo. Así podemos leer en XI 301-302: ana 20 bēr iksupū kusāpu / ana 30 bēr iškunū nubatta «Al cabo de 20 leguas dobles partieron el pan, / a las 30 leguas dobles montaron la tienda»

También mediante una fórmula poética se nos presenta habitualmente el nacimiento de un nuevo día: mimmū šēri ina namāri «Al despuntar la primera luz del alba» (VIII 92).

En algunas ocasiones podemos constatar estructuras quiásticas, especialmente las que estaban constituidas por un nombre y un verbo. Así en IX 43, cuando se describe el inmenso terror que produce la contemplación de los hombres-escorpión: ša rašbat pulḫātušunuma imratsunu mūtu «cuyo terror es paralizante y su contemplación, la muerte».

O bien cuando se describen las sendas del Bosque del Cedro en V 5:

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ḫarranātu šutēšurāma ṭubbat girru «los caminos estaban perfectamente trazados y fácil era la marcha».

El poema de Gilgamesh es un mundo lleno de imágenes de todo tipo. Así en V 142 podemos ver en Humbaba la imagen de un toro poderoso que, al verse acosado e inmovilizado, no puede ni lanzar cornadas (nakāpu) ni cocear (raḫāṣu): ul inakkip ana panīšú ul iraḫḫiṣ ana arkīšu «ni podía embestir hacia delante ni cocear hacia atrás».

O bien cómo en V 293-294, por medio de una hipérbole, un gigantesco cedro de elevadísimo ramaje es comparado con un toro salvaje que cornea los cielos: ibrī nittakis giš erēna šīḫu / ša muḫ ḫ ašu šamê nakpí —«Amigo mío, hemos talado un cedro gigantesco, / cuya copa cornea los cielos».

Cuando Gilgamesh, en la tablilla VIII 175-176, presenta a Shamash un lote de regalos, que esta divinidad posterioremente debe entregar a las divinidades infernales, a fin de que estas sean benevolentes con su amigo Enkidu, entre estos regalos aparece un cuchillo en el que realmente no había representada una imagen del Éufrates como se traduce habitualmente, sino

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que el autor está comparando el brillo que produce la hoja del cuchillo con los reflejos luminosos del río al ser acariciado por la luz del sol o de la luna: patri katappê na4 uqnî šikiršu / mišilti elleti puratti «un cuchillo de doble filo, cuya empuñadura es de lapislázuli, / imagen del puro Éufrates».

Es ciertamente hermosa la imagen de una libélula flotando en el río para señalar lo efímero de la vida en X 312-315. Esta imagen también aparece en el poema de Atramhasis, III, 4, 6: immatīma nāru iššâ mīla ūblū / kulīli qeleppâ ina nāri pānūša inaṭṭalū pān d šamši / ultu ullânumma ul ibašši mimma «Otro día el río creció y trajo la inundación, / la libélula aparece flotando en el río. Su rostro contempla la faz del Sol, / pero entonces, ¡ya no hay nada!».

Existen también comparaciones muy expresivas tomadas del mundo de la naturaleza, como la que en X 301 compara el linaje humano con una quebradiza caña: amelūtum šá kīma qanê api ḫāṣipi šumšu «La humanidad es algo cuyo linaje se quiebra como la caña de un cañaveral».

O cuando el aspecto exterior de Gilgamesh es comparado con una almena en II 41: lānu šīḫu naburriš šarḫu «Su figura es excelsa, espléndida cual una almena».

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Llena de humanidad y encanto es la comparación que hace de sí mismo Gilgamesh en VIII 59-61, cuando una vez muerto Enkidu, vela y llora el cadáver de su amigo: iktumma ibri kīma kallāti pānīšu / kīma arê isâr elišu / kīma nēšti ša šuddat mērānīša «Cubrió entonces el rostro de su amigo como el de una novia, / como un águila revoloteaba en torno a él, / como una leona cuyas crías le han sido arrebatadas».

Uno de los rasgos más característicos de la poesía épica es el empleo frecuente de epítetos que sirven para caracterizar determinados términos, sobre todo de personas, dioses y lugares. Así en el poema de Gilgamesh clásico, el epíteto supūru «el Redil» es normalmente el utilizado para describir a la ciudad de Uruk (I 11, 71, 81, 87, 209; II 64, 260; VI 151 y VIII 9, 21, 25). Este epíteto posiblemente tuviese su origen en los recintos cercados para los animales, los cuales se encontraban fuera de los muros o en las inmediaciones de la ciudad. El conjunto de todos estos establecimientos debían proporcionar a Uruk el aspecto de un recinto defensivo. Por ello, algunos autores traducen este epíteto como «la amurallada». Al traducir el término supūru por «redil», hemos querido conservar su primitivo valor con sus connotaciones poéticas. Solo en algún pasaje aparece aplicado a Uruk el epíteto ribītum «Gran Plaza» (I 277), que era el habitual en la versión paleobabilónica, en lugar de supūru. El dios Shamash suele ir acompañado del epíteto qurādu «heroico, valiente»; aunque en

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alguna ocasión (I 103) lo vemos aplicado a Enkidu; rabûtu «los grandes» es un epíteto generalizado para los dioses en general y dayyān danunnakkī «juez de los Anunnaki» es un epíteto que comparten Gilgamesh y Shamash. En las dos últimas tablillas, Utanapishti aparece acompañado del epíteto rūqu «distante», que nos sumerge en la sensación de lejanía de este personaje: (X 250; XI 1, 215, 213, 242, 272). Tanto la majestuosidad como la sabiduría de Ninsun, la madre de Gilgamesh, es señalada por sendos epítetos, el último de los cuales es múltiple: šarratum rabītum «la Gran Reina» (III 16, 21) y enqet mūdât kalāma ide «sabia, experta, todo lo sabe» (I 259-260, 286-287 y III 17). Dentro de contextos amorosos encontramos a la diosa Ishtar acompañada del epíteto rubūtu «princesa» (VI 6, 23 y 88). El epíteto nēš qaqqari «león del suelo» era habitualmente empleado para el camaleón, pero también podía usarse para referirse a la serpiente, como sucede en XI 314: ana nēši ša qaqqari dumqa etēpuš. «Al león que serpea por la tierra le he hecho un favor». El léón aprieta la zona inferior de su cuerpo contra el suelo antes de iniciar un ataque. Ambos animales constituían un verdadero peligro para los viajeros. Los antiguos mesopotamios sentían un especial aprecio por la literatura sapiencial, por las enseñanzas transmitidas de generación en generación, muchas de las cuales se habían plasmado en frases y aforismos que se aplicaban a la vida corriente. El poema de Gilgamesh también recoge en forma poética buena parte de esta literatura. Así podemos ver en II 232-235 cómo Gilgamesh trata de animar a Enkidu, cuando este se siente abatido ante la magnitud de la empresa que Gilgamesh está resuelto a llevar a cabo: ammēni ibrī pisnuqiš taqabbi u pīka irmamma tulamman libbī amelutti manû ūmūša mimmû ēteppušu šārūma «¿Por qué, amigo mío, hablas con ese tono de abatimiento, y tu boca ahora se desata turbando mi corazón? Los días del hombre están contados. Cualquier cosa que haga es viento».

En V 76-77 es Enkidu quien toma la palabra para levantar el ánimo de Gilgamesh y recordarle que la unión hace la fuerza. Para ello utiliza dos refranes, el primero de los cuales ya se atestigua en sumerio, concretamente en Gilgamesh y Huwawa (A), línea 107 y también lo encontramos en el texto bíblico de Eclesiastés 4, 12: «y si alguien ataca al uno / los dos le harán frente, y el hilo triple / no se rompe enseguida»: «Una cuerda triplemente trenzada [no se rompe fácilmente 24 ]. Un león es poderoso, [sus] dos cachorros [pueden superarlo 25 ]».

La necesidad de guardar la calma se plasma en una escueta sentencia en V 98: u libbi iplaḫu ul ipašaḫu adi surriš «y corazón que se estremece no se apacigua enseguida».

Las líneas 103-105 de la tablilla V tienen un claro sabor sapiencial. Debían ser refranes El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-10 10:29:26.

tomados del mundo de los artesanos, de la labor del fundidor de metales y de la tarea del arriero que hace chasquear el látigo para que le obedezcan los animales. Mediante estos dichos Enkidu trata de decir a Gilgamesh que se debe actuar con presteza, firmeza y decisión: ¡Ni un paso atrás!: ina rāṭu lú nappāḫi erâ šabāšá tūru ana 1 bēr napāḫu napiḫtu ana 1 bēr x-lu-ú šapār abūbu ištuḫḫu lapātu e tassuḫ šēpīka e tatūr ana arkika «¿En el molde del fundidor recoger el cobre? ¿Soplar las brasas durantes dos horas y sopladas enfriarlas otras dos horas? ¡Desatar el diluvio es restallar el látigo! ¡Ni muevas tus pies, ni retrocedas!».

En suma, la pequeña selección de artilugios retóricos que hemos recogido, viene a poner de manifiesto que el poema no trataba solo de relatar una historia llena de episodios legendarios, sino que también era una obra literaria concebida y estructurada para despertar en el lector un placer estético.

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EL CONTENIDO DE LA OBRA El conjunto de la obra está básicamente definido por dos ideas que, a su vez, dividen la obra en dos mitades. En la primera mitad aparece un Gilgamesh radiante y poderoso que ansía realizar gestas gloriosas capaces de perpetuar su recuerdo para siempre. Es pues ese deseo de gloria inmarcesible lo que aletea a lo largo de las seis primeras tablillas. En cambio, será un profundo sentimiento de angustia y desazón lo que conduzca la obra en las últimas seis tablillas. La muerte de su amigo Enkidu ha producido tal dolor en Gilgamesh, que no halla en modo alguno consuelo. El temor y la seguridad de que ha de correr la misma suerte que su amigo le lleva a buscar insensatamente los caminos que puedan conducirle a no experimentar la muerte y solo hay un camino, alcanzar la vida eterna que solo poseen los dioses. El poema está entreverado de otros muchos episodios secundarios de mayor o menor importancia, pero todos ellos sujetos a esa doble idea. El poema se abre en la primera tablilla con la solemne proclamación de las numerosas virtudes de Gilgamesh. Pero Gilgamesh, a pesar de su grandeza, es un rey déspota con sus súbditos. Por ello los dioses deciden crear un personaje singular, mitad hombre, mitad fiera, que pueda enfrentarse a él. Ese personaje será Enkidu, quien luego, tras ser civilizado y oponerse al tiránico comportamiento de Gilgamesh, se convertirá en su mejor amigo y compañero. En la segunda tablilla vemos cómo Enkidu, tras completarse su proceso de civilización gracias a la labor de la prostituta Shamhat, se dirige a Uruk donde airado por el comportamiento despótico de Gilgamesh le desafía. Pero ese enfrentamiento acaba en una

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fraternal amistad. La tablilla finaliza en un desbordante afán de gloria por parte de Gilgamesh, cuando decide desafiar a Humbaba, el guardián del Bosque del Cedro, a pesar de las advertencias que los ancianos de la ciudad y el propio Enkidu le hacen sobre los riesgos que puede acarrear tamaña empresa. La tercera tablilla da comienzo con una serie de consejos que los dignatarios de Uruk dan a Gilgamesh y el encarecido ruego que dirigen a Enkidu para que les devuelva sano y salvo a su rey. Gilgamesh consciente de los riesgos de su aventura recurre a la protección de su madre, la diosa Rimat-Ninsun, la cual, tras la petición de su hijo Gilgamesh, acoge a Enkidu como hijo adoptivo. En la cuarta tablilla, a pesar del pésimo estado de conservación en que se encuentra, podemos acertar a ver el relato de los cinco sueños premonitorios que tuvo Gilgamesh en cada una de las jornadas de su viaje hacia el Bosque del Cedro, así como la interpretación favorable que su fiel amigo Enkidu va haciendo de cada uno de ellos. La quinta tablilla es en buena parte deudora de los datos que nos suministran las tablillas paleobabilonias de Tell Harmal, Ishchali y Bagdad, así como de una tablilla redactada en hitita que, con algunas variantes, nos relata el enfrentamiento con Humbaba. Todas estas tablillas vienen a rellenar las lagunas textuales que encontramos en los diversos manuscritos del texto babilonio clásico. Gilgamesh y Enkidu atónitos por la atmósfera de magia y encanto que rodea al Bosque del Cedro, se deciden a desafiar a Humbaba, un monstruo gigantesco que habita en aquellos parajes. El enfrentamiento es terrible y al fragor del combate se añaden diálogos entre las dos partes teñidos de ira, maldiciones, sarcasmo e impiedad. Pero la suerte de Humbaba está echada desde el momento en que Shamash decide prestar su ayuda a Enkidu y Gilgamesh. Tras la muerte de Humbaba, nuestros héroes realizan una tala de árboles, que transportan por el río Éufrates hasta la ciudad de Nippur donde el dios Enlil tiene su morada. La sexta tablilla conservada casi en su totalidad nos relata el áspero enfrentamiento entre la diosa Ishtar y Gilgamesh. Cuando Ishtar desde la torre del Eanna contempla a Gilgamesh, queda prendada de su hermosura y le propone matrimonio. Pero Gilgamesh rechaza su oferta, al tiempo que muestra su total desconfianza en un discurso matizado de fina ironía en el que desfilan una larga lista de amantes que fueron engañados por la diosa. La diosa, al verse rechazada y ultrajada por Gilgamesh consigue de Anu, su padre, que el Toro Celeste, un monstruo devastador, baje del cielo para asolar Uruk y dar muerte a sus habitantes. Pero Gilgamesh, con la ayuda de Enkidu, consigue matar al Toro Celeste de una certera cuchillada en su nuca. Ishtar desconsolada grita y gime de dolor. La tablilla termina en medio de una gran fiesta en la ciudad en la que ambos héroes son vitoreados. A partir de la séptima tablilla el poema va a tomar un sesgo diferente. Del deseo de adquirir fama y reconocimiento por sus gestas, Gilgamesh se introduce en un mundo de reflexión y angustia. Posiblemente esta tablilla sea una de las páginas más profundamente sentidas por el espíritu humano en la literatura universal. Los sentimientos de esperanza, agonía, amistad, devoción y arrepentimiento afloran en los diálogos de Gilgamesh y Enkidu. Ambos saben que, por decisión divina, la muerte de Enkidu es inexorable y en este punto se

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manifiesta el alma humana en toda su grandeza y servidumbre, entre la desgarrada queja y el sometimiento a la voluntad divina. Cuando después de un sueño en el que Enkidu contempla el mundo del más allá y sus fuerzas van languideciendo, la tablilla se interrumpe y no nos permite acompañar de la mano de Gilgamesh a Enkidu en sus últimos instantes. La octava tablilla encierra en sus primeras cincuenta y seis líneas una de las páginas más profundamente humanas de la literatura universal. El inmenso dolor que siente Gilgamesh por la pérdida de su amigo inspira un lamento en el que toda la naturaleza es convocada a formar parte de un coro que llora la pérdida de un ser que nació de sus entrañas. Una vez que Gilgamesh se cerciora de la muerte de su amigo, ordena a los artesanos del país que le construyan una estatua con las piedras y metales más preciosos. A continuación y formando parte de un rito funerario, el dios Shamash recibe de mano de Gilgamesh los regalos que deben ser donados a las divinidades infernales, para que acojan benévolamente a su amigo en la última morada. La tablilla continúa con la alusión al desvío de un río para construir en su cauce la tumba de Gilgamesh, cuyo sentido puede comprenderse a partir de un episodio del relato sumerio de la muerte de Gilgamesh, y finaliza con una ofrenda de miel y mantequilla ante Shamash, constituyendo posiblemente también parte del rito funerario. La novena tablilla nos muestra a un Gilgamesh tan profundamente desconsolado por la muerte de Enkidu, que decide no correr la misma suerte. Nuestro héroe emprende entonces una dura batalla contra todos los elementos con el fin de encontrarse con Utanapishti, un mítico personaje que alcanzó la vida eterna. Quiere oír de sus labios cómo pudo conseguir la inmortalidad. En su deseperada búsqueda Gilgamesh no atiende a los consejos de Shamash que trata de convencerle de la inutilidad de su propósito. El camino hasta llegar a Utanapishti es arduo y difícil. Entre otras cosas, deberá atravesar la senda por la que el sol en medio de las tinieblas, cruza diariamente para reaparecer de nuevo en el oriente. El acceso a este camino está custodiado por una pareja de escorpiones con aspecto humano, los cuales, después de preguntar a Gilgamesh por sus intenciones, le permiten acceder a la senda. La repetitiva descripción de esta atrevida aventura produce en el lector cierta angustia, cuyo final se ve aliviado con la salida de Gilgamesh de aquel túnel antes de que el sol lo alcance y desintegre. Al salir de aquel angustioso túnel, de repente se encuentra en un bosquecillo cuyos árboles son de piedra y sus frutos, las gemas más preciosas que uno pueda imaginar. En la décima tablilla, Gilgamesh, aún no recuperado de la fascinación causada por el bosque encantado, se encuentra con Shiduri, una tabernera atemorizada que ve en nuestro héroe una especie de bandolero, del que trata de librarse. El diálogo que se entabla entre ambos personajes es una cantinela repetida hasta tres veces a lo largo de la tablilla, donde Gilgamesh rememora la gestas llevadas a cabo junto a su amigo Enkidu, así como el profundo dolor por su muerte. Cuando Gilgamesh pide a la tabernera que le muestre el camino que conduce a Utanapishti, Shiduri, tras hacerle ver la enorme dificultad de su proyecto, le advierte que únicamente Urshanabi, el barquero que lleva regularmente las provisiones a Utanapishti, puede servirle de guía. Gilgamesh cegado por el deseo de inmortalidad encuentra y ataca con violencia a Urshanabi y destruye a los de las Piedras, entidades misteriosas, pero

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imprescindibles para atravesar la Aguas de la Muerte y llegar al lugar donde mora Utanapishti. Al haber destruido Gilgamesh a los de las Piedras, ha hecho inviable la travesía. No obstante, Urshanabi le ordena que baje al monte y talando sus cedros construya trescientas pértigas para cruzar las Aguas de la Muerte. Cuando en la travesía, las pértigas empleadas infectadas por las Aguas de la Muerte se acaban, Gilgamesh usa su cuerpo y vestimenta a modo de mástil y vela. Utanapishti observa asombrado en la distancia aquel cuadro. Tras desembarcar Gilgamesh, tiene lugar un diálogo entre ambos personajes siguiendo las pautas del repetido esquema anteriormente aludido. La tablilla finaliza con un discurso sapiencial de Utanapishti en el que aconseja a Gilgamesh que ejerza el papel que le ha sido designado, el de rey de Uruk y olvide su pretensión de alcanzar la vida eterna. En las últimas líneas de esta tablilla se pone en boca de Utanapishti una profunda y hermosa descripción del fatídico destino de la muerte, cuando dirigiéndose a Gilgamesh le advierte lo quimérico de su proyecto: «[Tú] has permanecido insomne y ¿qué es lo que has conseguido? Al permanecer insomne te quedaste exhausto. Haces que la angustia invada tus nervios (y) te vas aproximando al lejano fin de tus días. La humanidad es algo cuyo linaje se quiebra como la caña de un cañaveral. Al joven hermoso, a la hermosa joven rápi[damente . . . ] se los lleva como un botín la muerte. Nadie ve la muerte, nadie ve [el rostro] de la muerte, nadie [oye] la voz de la muerte. La furiosa muerte es la que quiebra a la humanidad. En un momento dado edificamos una casa, en otro, formamos una familia, un día los hermanos se reparten la hacienda, al día siguiente día surge la enemistad en el país. Otro día el río creció y trajo la inundación, una libélula aparece flotando en el río. Su rostro contempla la faz del Sol, pero entonces, ¡ya no hay nada! El prisionero y el muerto ¡cuán parecidos son el uno al otro! No pueden dibujar la figura de la muerte. A un hombre nunca un muerto dirigió el saludo. Los Anunnaki, los grandes dioses, estaban reunidos en asamblea. Mammitu, la creadora del destino, junto a ellos decreta los destinos. Ellos establecieron la muerte y la vida, pero de la muerte no dieron a conocer el día» (X 297-321).

No cabe duda de que las tablillas más conocidas son la undécima y la duodécima, especialmente la primera de ellas por narrar la historia del Diluvio, conocida por la Biblia y con la que guarda un estrecho paralelismo. La última de las tablillas, aun no siendo muy conocida por el gran público, trata un tema que ya a los antiguos preocupaba, a saber el destino que espera a aquellos que descienden al submundo infernal después de haber muerto. Desde un principio esta tablilla dejó perplejos a los estudiosos, ya que tanto en su lengua, como en su atmósfera y contenido, esta última tablilla era muy diferente al resto. Por ello

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hemos considerado oportuno realizar una reflexión más profunda y dedicar a ambas un mayor espacio. La undécima tablilla, famosa por la narración del Diluvio, nos relata cómo, tras la fatigosa travesía por la Aguas de la Muerte, Gilgamesh en compañía de Urshanabi llega a los dominios de Utanapishti, el Noé babilonio, al que los dioses habían otorgado la inmortalidad. Gilgamesh queda muy decepcionado al comprobar que Utanapishti no es aquel guerrero que él se había imaginado, sino un anciano, cuyo cuerpo y miembros son como los de cualquier mortal. Gilgamesh al punto le pregunta cómo pudo alcanzar la inmortalidad. Entonces Utanapishti le refiere detalladamente el relato del Diluvio, un relato que el autor sin duda tomó de un un antiguo poema babilonio titulado Atramhasis «el Supersabio» y de cuyo relato no tenemos vestigio alguno en las antiguas versiones paleobabilonias de Gilgamesh. Como sabemos, la historia del Diluvio constituye un mito que llegó a otras culturas, donde fue relatado con diversas connotaciones. En Roma, el propio Ovidio le dedicó casi un centenar de versos en el primer libro de las Metamorfosis (vv. 253-321). Ahora bien, esta narración mitológica ya había sido un tema predilecto desde tiempos muy antiguos, como puede comprobarse en la historia de Deucalión y Pirra entre los griegos 26. No obstante, el texto más conocido para nosotros es el relato bíblico de Génesis 6, 5; 9, 18. También en sumerio tenemos un documento que menciona la historia del Diluvio. Se trata de una tablilla de la que poseemos un tercio de su totalidad y que fue publicada por vez primera por Arnold Pöbel en 1914. Desdichadamente, al no poseer colofón, no podemos fecharla con seguridad, y únicamente por criterios paleográficos podemos aventurar que no debería ser anterior al período del antiguo babilonio tardío. En ella se nos relata la creación del hombre, los animales y la fundación de las cinco ciudades antediluvianas: Eridu, Badtibira, Larak, Sippar y Shuruppak. Al parecer, el Diluvio fue desencadenado para suprimir la raza humana. Sin embargo, algunos dioses no parecieron estar de acuerdo con esta devastación y fue el dios Enki el que tomó la iniciativa de salvar, al menos, a algún hombre de la destrucción. De esta forma Enki advirtió a Ziusudra (el Noé sumerio) de la catástrofe y le aconsejó construir una barca por medio de la cual pudiese salvarse 27. La majestuosidad de la tablilla XI del texto babilonio clásico del poema de Gilgamesh debió ejercer una influencia decisiva, ya que en ella se inspiraron no solo el texto bíblico sino también la narración de Beroso sobre el Diluvio en la que alcanzamos a ver algunas innovaciones importantes como la ascensión de Xisuthros al mundo de los dioses después del Diluvio, honor del que también participarían su esposa, su hija y el piloto de la nave y, por otro lado, la total inexistencia de la descripción del Diluvio, episodio que es narrado en los demás relatos con todo lujo de detalles 28. Podemos afirmar que la historia y el relato del Diluvio debió tener su origen en el sur de Mesopotamia, en una época difícilmente datable, pero en todo caso, en el III milenio o incluso antes. Desde aquí se extendió en todas direcciones constituyendo un motivo muy general, susceptible, en muchos casos, de sufrir modificaciones. Esto es lo que sucedió, por ejemplo, en el relato hebreo. La versión sumeria, redactada en la primera mitad del II milenio es muy

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fragmentaria y, como ya hemos dicho, solo nos suministra información de algunos episodios y generalmente, de forma muy escueta. Del conocimiento que hoy día poseemos de la literatura sumeria parece deducirse que la leyenda del Diluvio no desempeñó un papel realmente significativo en el conjunto de esta literatura. El relato acadio, como hemos visto, nos es conocido fundamentalmente gracias a dos obras, el Poema de la Creación del Hombre y la tablilla XI del Poema de Gilgamesh en su versión ninivita 29. Esta debió ser la versión que conocieron los hebreos cuando fueron deportados a Babilonia en los primeros años del siglo VI a.C., versión que fue elaborada teológicamente para explicar sus creencias religiosas. Sin duda es muy posible que con anterioridad al exilio, los hebreos hubiesen conocido un relato del Diluvio; pero lo que desconocemos es cómo era ese relato de época preexílica. Estoy persuadido de que los rasgos más literarios así como los detalles más puntuales debieron conocerlos en el exilio babilonio, al tener un contacto más íntimo con las grandes obras de la literatura babilonia en el siglo VI a.C. 30. Ovidio debió beber en una tradición griega, elaborada literariamente sobre relatos conocidos en los últimos siglos de nuestra era. Se trataría de modelos literarios muy semejantes al que nos da a conocer Beroso en los fragmentos de su Babyloniaká. La finalidad ovidiana está lejos de las intenciones de las historias sumeria y acadia, que son básicamente míticas y desde luego tienen poco que ver con la finalidad perseguida por el relato bíblico que constituye una elaboración teológica. Ovidio muestra una intención erudita y literaria, como puede comprobarse a partir de la elección de sus motivos y episodios frente a la selección efectuada por las otras literaturas. En suma, mientras las narraciones sumeria y acadia del Diluvio tratan de poner voz y dotar de personajes a un mito de carácter etiológico 31, el relato hebreo de Génesis responde a unas necesidades teológicas, en tanto que los textos griegos y latinos solo pretendieron expresar literariamente una historia singular y conocida desde muy antiguo. Una vez concluida la historia del Diluvio y tras el otorgamiento de la inmortalidad a Utanapishti y a su esposa por parte del dios Enlil, se reanuda el diálogo entre Utanapishti y Gilgamesh. Utanapishti le dice a Gilgamesh que, si quiere obtener la inmortalidad, debe superar la prueba del sueño: Deberá permanecer sin dormir siete noches y seis días. Pero Gilgamesh no logra superarla y a partir de ese momento es consciente de que no obtendrá la vida eterna. Sin embargo, antes de iniciar Gilgamesh la partida hacia su patria, Utanapishti, a instancias de su esposa, le concede como regalo, la posibilidad de hacerse con una planta, que posee el efecto mágico de rejuvenecer al que la toma. Para ello Gilgamesh desciende a las profundas aguas del Apsú donde se hace con ella. En su regreso a Uruk, en un momento del camino, decide darse un baño, pero al salir del agua, observa estupefacto que la planta ha desaparecido y en su lugar solo están los restos de una piel de serpiente. Rendido y abatido nuestro héroe regresa a Uruk donde retomará su dignidad real, y solo el recuerdo de sus gestas y la grandiosidad de su ciudad harán que permanezca para siempre la memoria de su nombre. Aquí debía terminar el poema. Sin embargo se añadió una nueva tablilla a la obra.

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La tablilla duodécima, como hemos dicho, no debió, en un principio, formar parte del poema. Más aún, desconocemos si el editor/autor del poema, Sin-leqi-unninni, la escribió. Una atenta lectura de esta tablilla nos lleva a concluir que se trata de un añadido cuando la obra estaba ya terminada. Tampoco sabemos en qué momento y por qué fue redactada. Sabemos, en cambio, que la tablilla reproduce una traducción en ocasiones literal y otras veces libre de la composición sumeria Gilgamesh, Enkidu y los Infiernos, exactamente la sección contenida en el poema sumerio entre las líneas 171-293. Cuando Gilgamesh tiene noticia de que sus dos instrumentos talismanes, el pukku y el mekku, con los que mantenía en continua agitación a la juventud de Uruk, se han precipitado a los Infiernos, siente un profundo abatimiento. Estos instrumentos, según nos cuenta el texto sumerio, habían sido elaborados con la misma madera con que Gilgamesh había construido para la diosa Ishtar un trono y un lecho. Al advertir Enkidu el dolor de su amigo, se ofrece al punto a descender a los Infiernos para devolverle tan preciados instrumentos. Gilgamesh entonces le aconseja que, si decide emprender tal aventura, debe observar cuidadosamente una serie de reglas por las que se rige el mundo de los muertos. Pero Enkidu no atiende a las advertencias de su amigo y se ve atrapado en las regiones infernales donde muere. Tan pronto como Gilgamesh tiene noticia de tamaña desdicha, se encamina en peregrinación a diversos templos para conseguir de algún modo el regreso de su amigo. Solo el dios Ea/Enki atiende a sus súplicas y por medio de Shamash consigue que ascienda al mundo de los vivos en forma de un espectro. El encuentro entre ambos amigos es muy emotivo, produciéndose un interrogatorio por parte de Gilgamesh acerca de la situación en que se encuentran aquellos que moran en los Infiernos. En un principio, Enkidu parece mostrarse remiso a responder a las preguntas, pero acaba cediendo y da plena satisfacción a la curiosidad de Gilgamesh. Desde la línea 102 hasta la 153 se nos relata la suerte que corren en el mundo de los muertos muchos personajes, desde los padres que, al morir, dejaron en la tierra uno o más hijos, hasta el joven que sucumbió en la batalla o el niño que no llegó a nacer. Salvo en las líneas 120-144, el texto está muy bien conservado y el contenido de esta laguna textual puede adivinarse gracias al poema sumerio. Cuando se estudia el estilo y la lengua de esta tablilla, observamos ciertas diferencias respecto al resto del poema. Lo caracterizan un estilo plano, la falta de imaginación y su descuido métrico, de suerte que parece que estamos ante un texto en prosa. En las once primeras tablillas se constata una perfecta simetría. La sexta tablilla nos revela a un Gilgamesh en la cima de la gloria, como colofón de los éxitos relatados en las cinco primeras. A partir de la séptima se inicia la senda del dolor y del fracaso, cuando Gilgamesh observa que su valor y sus gestas ya no encontrarán el éxito que anhela. Podríamos sintetizar el poema como una ascensión a la que sigue un vertiginoso descenso. El equilibrio del conjunto, la lengua y estilo con que están escritas las once primeras tablillas, diseñan un conjunto armónico que alcanza su culminación en una brillante Ringkomposition, cuando el poema finaliza con la majestuosa descripción con que empezó la primera tablilla. Frente a todo esto, tenemos la impresión de encontrarnos, en la duodécima tablilla, con un texto fuera de lugar y que, sin duda, obedece a otros propósitos. El

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poema sumerio Gilgamesh, Enkidu y los Infiernos, traducido por esta tablilla, era una narración popular del que se hicieron copias a partir del siglo XVIII, pero desconocemos cuándo pudo traducirse al acadio su última parte. A lo sumo, solo podemos afirmar que hubo de ser antes de finalizar el siglo VIII, ya que en el colofón de un manuscrito de la tablilla se nos dice que de un tal Nabu-zuqup-kenu realizó la copia de esta tablilla tomando como modelo otra anterior, en el eponimato de Nashir-Bel, el gobernador de Sinabu, en el año décimo séptimo de Sargón II rey de Asiria, y en el quinto año de su reinado en Babilonia. No parece probable que fuese este copista el traductor de la tablilla y la añadiese al conjunto de la obra. Posiblemente la inserción debió producirse con anterioridad y ya en Babilonia 32. Es muy probable también que la tablilla duodécima hubiese sido incorporada al poema clásico en el mismo tiempo en que este fue redactado. Por otra parte, resulta difícil dar respuesta al motivo por el que se decidió añadirla al poema. Quizá, como señalaba Oppeheim33, Gilgamesh hubiese podido aprender del fantasma de Enkidu que el destino es inexorable, y esta podría ser la función que cumple la tablilla. De todos modos es también posible que la curiosidad de los antiguos mesopotámicos por conocer el más allá hubiese llevado a algún escriba erudito a añadir esta tablilla a una obra tan significativa, y es que encontrar respuesta a lo que sucede después de la muerte siempre ha sido una preocupación del ser humano.

1 Sabemos que el nombre de este rey era Anam o Dingiram.

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2 Ars Poetica, verso 361. 3 El hecho de considerar a Gilgamesh el hijo de un fantasma era un modo de señalar que su origen era desconocido. Expresiones de esta naturaleza servían para expresar el desconocimiento de su origen cuando no un fondo mítico. Existen diversas tradiciones respecto al origen de Gilgamesh. En un principio fue considerado hijo de la diosa Ninsun, en tanto que la versión más comúnmente aceptada considera como padre a Lugalbanda, personaje que, en otros textos babilonios épicos, aparece como el dios personal de Gilgamesh. De todos modos, se encuentra ampliamente desarrollada en la mitología la tradición según la cual Gilgamesh era hijo de Ninsun y Lugalbanda. 4 En la festividad de Lugalurubar tenía lugar la conmemoración ritual de los espíritus de aquellos que habían gobernado Lagash, así como de los miembros de sus familias y de otras personas de importancia. 5 Irnina o Irni es el término con el que se conoce a la diosa Ishtar en su papel de divinidad guerrera. No obstante, aquí parece apuntar a su dimensión infernal. 6 Así llamaban los acadios a la raza humana (šalmāt qaqqadim) que traducía la expresión sumeria sag.gi 6 . 7 Ningishzida y Dumuzi aparecen en el mito sumerio La muerte de Gilgamesh como dos divinidades infernales a las que se les presentan ofrendas de pan. En un principio eran divinidades agrarias que simbolizaban mediante su muerte y posterior resurrección las vicisitudes de la naturaleza. Cfr. R. Jiménez Zamudio, 2002a, 22. 8 La d reducida que, a modo de superíndice, se encuentra delante del nombre es un artilugio que los asiriólogos emplean para transcribir un signo que podríamos definir como clasificador léxico de la palabra que le sigue. En nuestro caso sería «divinidad». Es decir, el nombre que viene a continuación es el nombre de un dios. 9 RLA III, 357. 10 Esta tablilla reproduce una traducción unas veces literal, otras veces libre, con añadidos y omisiones, de la sección final del poema sumerio Gilgamesh, Enkidu y los Infiernos, concretamente de las líneas 171-293. El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-10 10:29:26.

11 Existen otros dos fragmentos aún sin publicar; pero, según parece, no revisten un especial relieve como para ponerlos en relación con los poemas de Gilgamesh de épocas posteriores, salvo en el deseo por parte del héroe de tiranizar a su pueblo. Véase A. R. George, 2003, 7. 12 Huwawa es el nombre con el que las composiciones sumerias se refieren a Humbaba, que es el término babilonio con el que se conoce al guardián del Bosque del Cedro. 13 šul me 3 ! -ka šul /me 3 \-[ka en-du-ni ga-an-dug 4 ] Así comienzan los catálogos paleobabilonios procedentes de Nippur y Ur. 14 ud re-a ud su 3 -ra 2 re-a Así comienza el poema. 15 «En aquel tiempo había un solo árbol, un ‘halupu’, un solo árbol había». Así lo describe el poema en la línea 27. 16 A. R. George, 2003, 39. 17 Véase W. G. Lambert, 1962, 66, VI 10. Lectura de Lambert: éš.gàr d GIŠ.gím-maš: šá pi-i md Sîn(30)-li-qí-un-nin-ni lú m[aš.maš…] 18 Así para S. Dalley, 1994, 258, se trataría de un adivino, al reconstruir lú ḫ[al . . . 19 Véanse G. P. P. McEvan, 1981, 13, nota 43 y P. A. Beaulieu, 2000, 3. 20 A título de sugerencia, recomendamos al lector la obra editada en 1997 por J. Maier (ed.), Gilgamesh: A Reader, 1997, y especialmente las págs. 148-270. 21 M. L. West, The East Face of Helicon, Oxford, 1997. 22 Solo un rasgo de oposición cuantitativa aparece en el poema: la aparición muy frecuente de un troqueo (sílaba larga y acentuada seguida de sílaba breve) en las dos últimas sílabas del verso. 23 Para una introducción sencilla sobre el tema puede consultarse M. L. West, 1997, 175-187. 24 Conjetura de A. R. George, 1999a, 40.

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25 Conjetura de A. R. George, 1999a, 40. 26 El mito griego que versa sobre una gran destrucción ordenada por los dioses es la historia del Diluvio de Deucalión y Pirra, tema, que por cierto, no está atestiguado hasta la primera mitad del siglo V en Epicarmo y Píndaro. Un breve pero excelente estudio sobre el mito del Diluvio en los textos griegos y su comparación con otras literaturas puede consultarse en M. L. West, 1997, 489-493. 27 El texto y estudio de esta tablilla sumeria puede verse en M. Civil, «The Sumerian Flood Story», en W. G. Lambert y A. R. Millard, 1969, 138-145 (texto sumerio) y 167-172 (notas explicativas). 28 Según Beroso (F. Jacoby, 1958: FragHist. 4, 14-15) Cronos reveló en un sueño a Xisuthros (el Ziusudra sumerio) que los hombres iban a ser destruidos por un diluvio. Por ello le ordenó que construyese una embarcación y se introdujesen en ella él, sus parientes y familiares más íntimos. Al mismo tiempo le instó a que se aprovisionase de alimentos para una larga travesía. Cuando Xisuthros le preguntó hacia dónde se dirigirían, el dios le contestó: «Hacia los dioses para suplicarles que los hombres alcancen una situación propicia». Así pues, obedeciéndole, construyó una embarcación de cinco estadios de largo y dos de ancho y tras disponer todo cuanto el dios le había ordenado, embarcó él, su mujer, sus hijos y los amigos más íntimos. Una vez que hubo cesado el diluvio, Xisuthros soltó unos pájaros que, al no encontrar alimento alguno ni lugar donde posarse, regresaron al barco. Después de unos días volvió a soltar otros pájaros que regresaron con las patas embarradas. Cuando por tecera vez hizo otra suelta de pájaros, estos ya no volvieron. Salió entonces del barco Xisuthros con sus acompañantes y levantando un altar a los dioses les ofreció un sacrificio. Beroso se aparta en algunos puntos de las descripciones orientales clásicas y de la narración bíblica. De hecho no nos cuenta cómo se produjo el Diluvio, tema al que dedican un largo espacio las demás narraciones. Y al final nos presenta algo ciertamente novedoso, a saber, la subida de Xisuthros a los cielos para allí morar en compañía de los dioses. La narración continúa y nos dice que de idéntica honra también participaron su mujer, su hija y el piloto de la embarcación.

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29 Un estudio muy detallado de las discrepancias entre el poema de Atramhasis y el poema de Gilgamesh en lo concerniente al relato del Diluvio puede verse en J. H. Tigay, 1982, 218-240. 30 Ciertamente la explicación de las relaciones entre el relato bíblico y los relatos orientales es dificultosa, como han señalado, entre otros, A. Heidel, 1949 2 , 245 y ss.; U. Cassuto, 1964, 34 y ss. Las diferencias son sustancialmente teológicas. Así politeísmo frente a monoteísmo, diversas razones para explicar la aparición del Diluvio, la forma y dimensiones del arca etc. Por otro lado, los rasgos comunes son también numerosos como señala Wenham, J. Gordon 1987, 448, donde nos presenta un catálogo de hasta diecisiete rasgos que aparecen en ambas redacciones. Cfr. también M. García Cordero, 1977, 46-50, quien analiza brevemente la comparación entre el Diluvio acadio del poema de Gilgamesh y el Diluvio bíblico. 31 Los textos mesopotámicos que narran esta catástrofe, lo presentan como un inmenso diluvio, como un gigantesco torrente de aguas que acaba anegando todas las tierras conocidas y causando de este modo la muerte y desaparición de los seres vivos que las poblaban. Una narración de esta naturaleza encuentra su perfecto acomodo, para una mentalidad primitiva, en hechos realmente acaecidos, pero sin la imperiosa necesidad de referirse a un hecho concreto y cabalmente singularizado en la historia. Es el recuerdo vivo y permanente de algún acontecimiento durante muchas generaciones que, en un momento dado, pasó de la fase oral a la fase escrita. Para unas gentes primitivas la eclosión de una naturaleza que termina por desbordarse en múltiples fenómenos atmosféricos debía constituir una fuente de perplejidad y terror. Véase para estos extremos R. Jiménez Zamudio, 2003, 400-401. 32 Tenemos dos manuscritos babilonios de la tablilla duodécima. Por lo demás sería difícil comprender que los eruditos babilonios tuviesen interés por obras literarias procedentes de Asiria.

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33 A. L. Oppenheim, 1948, 20.

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ESTA EDICIÓN Desde muy temprano el poema de Gilgamesh conoció numerosísimas traducciones en todo el ámbito cultural de Occidente. Las traducciones se multiplicaron especialmente en el mundo anglosajón donde podemos acceder a versiones como las de Jastrow y Clay1, Thompson2, Gardner y Maier 3, Sandars 4, Kovacs 5, Dalley6, Tournay y Shaffer 7, Foster 8 y A. R. George 9 entre otras muchas. Entre las traducciones en italiano debemos destacar la de Pettinato 10 y la de Saporetti 11. En lengua francesa podemos citar las traducciones realizadas por Bottéro 12 y la de Malbran-Labat13. Entre las numerosas traducciones en alemán deberíamos destacar la de Von Soden14. En lengua española son dignas de destacar la de Silva Castillo 15 y la de Sanmartín16, esta última elaborada sobre la espléndida edición de Andrew R. George. También la traducción que hoy presentamos tiene como base la edición de Andrew R. George, ya que aporta una numerosa serie de manuscritos no conocidos hasta entonces y proporcionan la posibilidad de corregir en muchos pasajes el texto hasta hoy día conocido, al tiempo que nos permite completar lagunas textuales gracias a los datos aportados por estos manuscritos. Nos hemos circunscrito a la versión clásica del poema, llamada también versión ninivita, y únicamente hemos presentado en el cuerpo del texto traducido una selección de fragmentos de las versiones paleobabilonias, hititas y sumerias cuando han sido imprescindibles para rellenar lagunas textuales o aclarar determinados pasajes. La riquísima documentación que nos proporcionan las versiones paleobabilonias, sumerias, hititas y, en menor medida, hurritas y elamitas en torno a la figura de Gilgamesh son de tal importancia que hemos decidido estudiarlas detalladamente en una monografía aparte, que confiamos publicar en breve y no añadirlas de un modo descarnado al texto que hoy presentamos. Nuestra traducción del poema clásico es el fruto de la atenta lectura de todos los manuscritos asirios y babilonios, y de un riguroso análisis filológico del texto original. Hemos dedicado un largo período de tiempo al análisis y traducción de cada uno de los términos tanto en el terreno léxico como sintáctico. De este modo hemos procedido a realizar una traducción literal lo más razonable posible, sin traspasar las líneas que sirven de límite entre un texto comprensible y una traducción de perplejidad. Hemos procurado conservar la secuencia lineal del texto, tal como aparece en los originales, sin proponer divisiones en hemistiquios ni en estructuras de estrofas. Nuestra traducción responde externamente a la presentación lineal que tuvieron ante sus ojos los lectores de aquella época. En el terreno del léxico se ha tenido un especial cuidado en conseguir una correspondencia lo más exacta posible entre los términos acadios y los de nuestra lengua, sin ceder a los fáciles paralelismos. En nuestro intento de que el lector se acercase a un texto lo más original posible, hemos tratado de conservar el orden de palabras, la literalidad de las fórmulas épicas, el color de las imágenes, el sabor de toda su

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literatura sapiencial, el valor de los tiempos verbales y un sinfín de matices con el único propósito de que el lector tuviera ante sus ojos el texto tal como lo conocieron los lectores de aquella época, de suerte que pudiese experimentar una sensación parecida a la que debieron experimentar nuestros antepasados cuando leyeron el poema. Ahora bien, una traducción como la que nos hemos propuesto, supone un reto erizado de dificultades. La lengua acadia poseía una estructura muy diferente a la nuestra y el texto de Gilgamesh era fruto de un tiempo y una cultura muy distinta, cuya comprensión necesitaría del lector actual un conocimiento del código por el que se regía aquella cultura. Por ello hemos redactado a pie de página un conjunto de notas explicativas y un índice de términos y nombre propios, a los que el lector puede recurrir siempre que lo crea necesario. Respecto a la bibliografía que presentamos, debemos advertir que, aunque amplia, remite a los puntos más importantes de la obra y señala no solo la referencia a las notas a pie de página, sino que establece un campo abierto para todo aquel que desee profundizar en algún aspecto del poema. Una bibliografía más extensa puede consultarse en la obra de J. Maier y en el segundo volumen de la obra de Andrew R. George 17. Para la referencia de los manuscritos hemos seguido la clasificación de Andrew R. George, la cual puede consultarse en el apartado que a ella hemos dedicado. Debemos también advertir que hemos efectuado una serie de convenciones a fin de lograr una mejor comprensión del texto. Así, las conjeturas que se aventuran en la traducción aparecen en cursiva, en tanto que aquellos pasajes no testimoniados pero fácilmente reconstruibles se hallan entre paréntesis cuadrados. Una serie de puntos seguidos (…..) sirven para señalar que el texto es ilegible o bien que se ha perdido, o que es difícil de interpretar. A veces añadimos al texto una palabra entre paréntesis ( ) con el propósito de impedir cualquier ambigüedad. En aquellas ocasiones en que citamos pasajes en su lengua original, transliteramos los textos acadios en cursiva y los sumerios en negrita. Hemos procurado simplificar en la medida de lo posible los problemas que origina la transliteración al español de las palabras acadias y sumerias. Para ello normalmente se translitera como [sh] el fonema sumerio y acadio /š/ fricativa linguo-alveolar sorda chuintante, cuya pronunciación era semejante a la de la [sh] inglesa. Los fonemas enfáticos del acadio /ṣ/, /ṭ/, /q/ inexistentes en nuestra lengua han sido transliterados como [s], [t] y [q]. El signo ḫ apunta a una fricativa uvular sorda pronunciado como una jota española, en tanto que [ʾ] (aleph) señala un cierre glotal sordo y [˛], una fricativa faringal sonora. Los acentos agudos y graves, así como los subíndices numéricos que aparecen en palabras sumerias y acadias son meros tecnicismos que emplean los asiriólogos para distinguir palabras y sílabas homófonas, pero sin influencia alguna en la lectura.

1 M. Jastrow y A. T. Clay, An Old Babylonian Version of the Gilgamesh Epic, New Haven, Conn, 1920. 2 R. C. Thompson, The Epic of Gilgamish, Text, Transliteration and Notes, Oxford, 1930 (reimpr. Nueva York, 1995). 3 J. Gardner y J. Maier, Gilgamesh. Translated from Sîn-unninni Version, Nueva York, 1984.

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4 N. K. Sandars, The Epic of Gilgamesh. An English Version with an Introduction, Londres, 1972 3 . 5 M. G. Kovacs, The Epic of Gilgamesh, Stanford, 1989. 6 S. Dalley, Myths from Mesopotamia: Creation, The Flood, Gilgamesh and others, Oxford-Nueva York, 1990, págs. 39153. 7 R. J. Tournay y A. Shaffer, L’ épopée de Gilgamesh, París, Les Éditions du Cerf, 1994. 8 B. R. Foster, The Epic of Gilgamesh: A new translation, analogues, criticism, Nueva York-Londres, 2000. 9 A. R. George, The Epic of Gilgameš. The Babylonian Epic Poem and Other Texts in Akkadian and Sumerian, Harmondsworth-Nueva York y The Babylonian Gilgamesh Epic. Introduction, Critical Edition and Cuneiform Texts, vol. I, 1999 (págs. 538-735), Oxford, University Press, 2003, con el texto clásico babilonio en la página impar y traducción en la página par. 10 G. Pettinato, La saga di Gilgamesh, Milán, Rusconi, 1993 4 , páginas 123-281. 11 C. Saporetti, Il Gilgamesh, Milán, 2001. 12 J. Bottéro, L’Épopée de Gilgameš. Le grand homme qui ne voulait pas mourir, París, 1992. 13 F. Malbran-Labat, Gilgamesh, París, Les Éditions du Cerf, 1992. 14 W. von Soden, Das Gilgamessch-Epos. Übersetzt und mit Anmerkungen versehen von Albert Schott, Stuttgart, 1989 5 . 15 J. Silva Castillo, Gilgamesh o la angustia por la muerte, México, El Colegio de México, 1994. 16 J. Sanmartín, Epopeya de Gilgameš, rey de Uruk, Madrid, Trotta, 2005.

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17 J. Maier (ed.), 1997, 363-491 (bibliografía hasta 1994) y A. R. George, 2003, 906-949.

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1 Las abreviaturas de revistas aparecen según el repertorio de abreviaciones del CAD (The Assyrian Dictionary of the Oriental Institute of the University of Chicago).

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EL POEMA DE GILGAMESH

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TABLILLA I

EL ENCUENTRO

E poema comienza con una solemne proclamación de la sabiduría del héroe Gilgamesh, que L

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recuerda los inicios épicos de otros poemas como Erra o Anzu, o los majestuosos comienzos de la Ilíada, la Odisea, de Homero, o la Eneida, de Virgilio. El autor, de un modo original, nos va presentando entreveradamente las obras de Gilgamesh y sus virtudes. Después de un breve catálogo de sus hazañas y un extenso retrato de su persona, aparece la figura despótica que Gilgamesh encarna en la ciudad de Uruk. El lamento de los habitantes de Uruk por el tiránico comportamiento de Gilgamesh lleva a los dioses a la creación de un extraño personaje que se mueve en la ambigüedad del mundo animal y el mundo de los humanos. Este personaje, que recibe el nombre de Enkidu, y que ha sido modelado por la diosa madre Aruru, se convertirá en una especie de contestación a la tiránica actitud de Gilgamesh, a la vez que en un compañero leal y vigoroso en la proezas que Gilgamesh está decidido a llevar a cabo. La integración de Enkidu dentro del mundo civilizado tiene lugar gracias a la habilidad de la prostituta Shamhat, que le da a conocer y saborear los placeres sexuales. De este modo Enkidu acabará apartándose del mundo de las bestias e integrándose en la civilización. Posteriormente vendrá a conocer la ciudad de Uruk y al propio Gilgamesh. Pero ya antes Gilgamesh ha tenido conocimiento de él en dos sueños que Rimat-Ninsún, su madre, le ha interpretado. La tablilla se cierra con la proclamación del íntimo y recíproco afecto que sienten Enkidu y Gilgamesh.

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En un prólogo tan singular como fascinante el autor del poema nos presenta a Gilgamesh, el héroe de la epopeya, cuya sabiduría fue inmensa como resultado de sus múltiples viajes y hazañas. Siendo rey de Uruk, hizo construir las murallas de la ciudad y el templo de la diosa Ishtar. El autor del poema nos invita a contemplar y admirar todas las maravillas que hay encerradas en Uruk, al tiempo que enaltece la figura y la obra de su rey.

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[El que contempló el Abismo 1, los] cimientos del País, [el que . . . conoció,] en todo era sabio!2 [Gilgamesh, el que] contempló el Abismo, los cimientos del País, [el que . . .] conoció, en todo era sabio! [. . .] . . . igualmente [. . .,] cabal conocimiento de todo obtuvo. Lo secreto vio y lo oculto reveló. Consigo trajo noticias de antes del Diluvio 3. Un camino lejano recorrió hasta que cansado, mas apaciguado 4, [tras gra]bar sobre una estela 5 la totalidad de sus fatigas 6. mandó construir la muralla de Uruk-el Redil 7, del sagrado Eanna 8, el resplandeciente tesoro. ¡Contempla 9 ahora su muro que es cual trenzado de lana 10, observa su parapeto que nadie podrá igualar! ¡Pisa ya la escalera de tiempos inmemoriales, acércate al Eanna, la morada de Ishtar 11, (obra) que ningún rey futuro ni hombre alguno conseguirá igualar! ¡Sube y por lo alto de la muralla de Uruk haz un recorrido, observa detenidamente su base, fíjate en su ladrillado! ¡Mira si su ladrillado no es de ladrillo cocido 12, y si sus cimientos no los echaron los Siete Sabios 13! Un [shar] 14 mide la ciudad, un [shar] miden los huertos, un shar, los pozos de arcilla 15, medio shar, el templo de Ishtar. [Tres shar] y medio es la extensión de Uruk. ¡[Mira a ver] la caja de cedro de las tablillas, [descorre] sus cerraduras de bronce, [abre] luego la puerta de su secreto, [trae] la tablilla de lapislázuli, lee en voz alta 16, [todo cuanto] Gilgamesh17 pasó, todas sus fatigas! Himno en honor de Gilgamesh que recuerda los antiguos himnos sumerios en honor de reyes y dioses.

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¡Él enaltecido por encima de los reyes 18, heroico portento de hermosura, aguerrido vástago de Uruk, búfalo que embiste 19, marcha al frente, siendo el primero, y detrás marcha, siendo protección de sus hermanos!20. Es un dique 21 poderoso, protección de sus tropas, corriente irrefrenable que abate murallas de piedra. Búfalo 22 de Lugalbanda 23, Gilgamesh, perfecto por su fuerza, amamantado por la excelsa vaca Rimat-Ninsun24. Alto era Gilgamesh, perfecto, aterrador. Resumen de la epopeya.

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Él fue quien abrió los accesos a las montañas, el que excavó los pozos de las faldas de los montes, el que atravesó el Océano 25 del anchuroso mar hasta donde sale el Sol, el que escrutó las regiones del mundo buscando infatigablemente la vida eterna, llegando en su esfuerzo hasta Utanapishti el Lejano 26, el que restauró 27 los centros de culto que había arrasado el Diluvio, el que fijó los ritos para tantísima gente. ¿Quién hay que pueda con él parangonarse en realeza y, como Gilgamesh, proclamar: «Yo soy el Rey»?

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Creación y descripción de Gilgamesh.

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Desde el día en que nació, se le puso el nombre de Gilgamesh28. Dos tercios de él eran dios, su otro tercio era condición humana 29. La forma de su cuerpo Bēlet-ilī 30 diseñó con esmero, con esmero modeló su figura Nudimmud 31. [ . . . ] . . . era espléndido [ . . . . . ] [ . . . ] . . . . . . estatura . . . . . [ . . . ] [ . . . ] la distancia entre [ . . . ,] Posiblemente en este punto haya una laguna de dos líneas.

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Tres codos 32 medía su pie, media vara 33, su pierna. Seis codos medía su zancada, [x] codos . . . . . . de su [ . . . ] Pobladas de barba estaban sus mejillas como las de [ . . . ,] los mechones de su cabello crecían34 [frondosamente como el grano de Nisaba] 35. Cuando él hubo crecido, fue plenamente perfecto 36. A tenor de criterios humanos ? era muy bello 37.

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Gilgamesh, tirano de Uruk 38 .

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Por el corral de Uruk andaba él [de un lado para otro,] se mostraba superior por su fuerza, cual un búfalo, erguida estaba su cabeza 39. No tiene rival alguno y enhiestas están sus armas. En el juego de la bola 40 eran alzados [sus] camaradas 41, aterrorizados sin razón42 se hallan los jóvenes de Uruk. No deja libre Gilgamesh hijo alguno a [su] padre. [Día] y [noche] se muestra arrogante y violento, [Gilga]mesh [rey . . . de cuantiosas gentes.] ¡Él es el pastor de Uruk-el Redil! No deja libre [Gilgamesh hija alguna a su] madre, [ . . . ] . . . de ellas rápida[mente,] [su lamento . . . ] . . . en presencia de [ellas ? :] 43

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Las diosas, oyendo los lamentos de las jóvenes, elevan una súplica al dios Anu.

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[—«Sumamente poderoso, ilustre, experto [. . . ,] no deja libre [Gilgamesh] a jovencita alguna a [su novio.»] 44 De la hija del guerrero, [de la prometida del joven] sus lamentos [estaban escuchando] las diosas. Los dioses de los cielos, poseedores del mando, (ellos acudieron / dirigieron su palabra al dios Anu:) 45 —«Tú has hecho que haya un búfalo impetuoso en Uruk-el Redil. Él no tiene rival y en[hiestas] están sus armas, En el juego de la bola 46 son alzados sus compañeros. Aterró [a los jóvenes de Uruk] sin razón. No deja libre Gilgamesh hijo alguno a su padre. Día y [noche se muestra arrogante] y violento. ¡Él es el pastor de Uruk-el Redil! ¡Gilgamesh [rey . . . de cuantiosas gentes,] él es su pastor y [ . . . de ellas!] Sumamente poderoso, ilustre, experto, [. . . ,] No deja libre Gilgamesh jovencita alguna a [su novio».] De la hija del guerrero, de la prometida del [joven] su lamento estaba escuchando[Anu.] 47 (Los dioses) convocaron a Aruru la Grande 48 (diciéndole:) —«Tú, Aruru, creaste [al hombre.] Crea ahora una réplica suya 49, para que pueda enfrentarse al ímpetu arrollador de su corazón,

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098 y continuamente contiendan entre sí y Uruk descanse» 50. La creación de Enkidu.

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La diosa Aruru, al oír esto, la idea de Anu51 concibió en su corazón. Aruru se lavó las manos, seccionó un trozo de arcilla y lo tiró en la estepa 52. En la estepa ella creó a Enkidu el héroe 53, un retoño del silencio 54, nudo fortalecido por Ninurta 55. La totalidad de su cuerpo estaba cubierta de pelos, tenía anudados los cabellos como una mujer. Los mechones de su cabello crecían tan exuberantes como los de Nisaba. Él no sabe ni qué son las gentes ni qué es un país, unos harapos viste como Shakkan56. En compañía de las gacelas mordisqueaba las hierbas, junto a la manada en los abrevaderos se apelotonaba, en compañía de las bestias su corazón se regocijaba con las aguas.

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Un cazador sorprende a Enkidu.

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Un cazador, un trampero 57 en los abrevaderos se topó con él. Un día, un segundo día, un tercer día, en los abrevaderos se topó con él 58. Lo vio el cazador y su rostro quedó petrificado. Él (Enkidu) y su manada habían irrumpido en su territorio 59. (El cazador) quedó aterrorizado, inmóvil, sin palabras. [Inquieto estaba] su corazón, su faz, sombría, [había] desasosiego en sus entrañas, A [alguien que ha realizado un viaje] lejano se asemejaba su rostro 60. El cazador le cuenta a su padre el hallazgo.

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El cazador [su boca] abrió para hablar; así dice [a su padre:] 61 —«¡Padre mío! Hay un hombre que ha llegado[a los abrevaderos.] 62 Es el más fuerte del país. ¡Menuda fuerza tiene! Tan recio [como un fragmento rocoso] del cielo es [su vigor.] 63 [Va de un sitio a otro] por la montaña [todo el día,] [constantemente] con la manada [anda mordisqueando hierbas,] 64 [continuamente] sus pies en los abrevaderos [quedan impresos.] [Estoy atemorizado y] no me atrevo a acercarme a [él.] [Ha rellenado las trampas] que [yo] había cavado,

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131 [ha arrancado] las redes de caza que yo había [extendido,] 132 [ha liberado de mis manos] a los animales, a las bestias de la estepa. 133 [Ya no me permite] realizar mi trabajo de la estepa». Consejos que da el padre del cazador a su hijo.

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[Su padre abrió su boca para hablar,] así dice al cazador: [«¡Hijo mío! . . . . . ] Uruk, Gilgamesh.] [ . . . . . . . . . . . . ] en su presencia, Tan recio [como un fragmento rocoso del cielo] es su vigor. [¡Emprende el camino, al interior de Uruk dirige] tu rostro [ . . . . . . . . . . . . ] la fuerza de un hombre!65 [¡Ve, hijo mío,] llévate [contigo a Shamhat, la prostituta,] 66 [ . . . . . . . . . . . . . . ] como un hombre poderoso!67 [Cuando la manada se acerque a] los abrevaderos, [que ella se quite sus vestidos y exhiba] sus encantos. [Él se quedará contemplándola] y se acercará [a] ella. Lo rechazará entonces su manada [la que creció] en su presencia» 68.

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El cazador atendiendo a los consejos paternos se encamina a Uruk, a presencia de Gilgamesh.

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A los consejos de su padre [ . . . ] . . . El cazador emprende el camino [ . . . . . . ]. Él tomó el sendero, dirigió [su rostro] hacia el corazón de Uruk. Al rey, Gilgamesh, [así le dice:] «Hay un [hombre] que [llegó a los abrevaderos.] Es el más fuerte del país. [¡Menuda fuerza tiene!] Tan recio como un fragmento rocoso del cielo es [su vigor.] Anda de un sitio para otro por la montaña [todo el día,] constantemente con la manada [anda mordisqueando hierbas,] continuamente sus pies en los abrevaderos [quedan impresos.] Estoy atemorizado y no me atrevo a acercarme [a él.] Ha rellenado las trampas que [yo] había cavado, ha arrancado las redes de caza que [yo había extendido,] ha liberado de mis manos a los animales, a las bestias [de la estepa,] ya no me permite realizar mi trabajo de la estepa». Gilgamesh le responde dándole unas instrucciones.

161 Gilgamesh a él se dirige, [diciendo al] cazador: 162 —«Márchate, cazador! Llévate contigo a la prostituta Shamhat y 163 cuando la manada se acerque a los abrevaderos,

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164 que ella se quite sus vestidos [y exhiba] sus encantos. 165 Él se quedará contemplándola y se acercará a ella. 166 Lo rechazará entonces su manada [la que] creció en su presencia».

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El cazador, Enkidu y Shamhat la prostituta.

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Emprendió el camino el cazador y con él a la prostituta Shamhat se llevó. Tomaron la senda, emprendieron el viaje. Al tercer día, llegaron al punto de destino. El cazador y la prostituta se sentaron a la espera 69. Un día, dos días frente a los abrevaderos permanecieron sentados. Llegó al fin la manada, estuvieron bebiendo del abrevadero. Llegaron las bestias, su corazón se regocijaba con las aguas. Por eso el mismo Enkidu, cuyo origen era la montaña 70, con las mismísimas gacelas iba a mordisquear las hierbas. Junto a la manada en los abrevaderos se apelotonaba, en compañía de las bestias su corazón se regocijaba con las aguas 71. Entonces lo vio Shamhat, al hombre salvaje 72, un sujeto malhechor que habitaba dentro de la estepa. —«Este es él, Shamhat, —le dice el cazador— ¡Descubre tus pechos, abre tu vulva para que él tome posesión de tus encantos, no temas, acoge su aliento!73 Él te verá y se acercará a ti. ¡Despliega tu vestido para que él pueda yacer sobre ti! ¡Hazle al hombre salvaje el oficio de mujer! Su pasión amorosa te llenará de caricias 74. Lo rechazará entonces su manada, la que creció en su presencia». Encuentro de Enkidu y Shamhat.

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Aflojó Shamhat sus vestiduras, abrió su vulva y él gozó de sus encantos. Ella no tuvo temor, acogió su aliento, sus vestidos desplegó y él yació sobre ella. Realizó ella entonces con aquel hombre salvaje el oficio de mujer. Su pasión amorosa la llenó de caricias. Seis días y siete noches permaneció excitado Enkidu y con Shamhat copuló 75. La intervención de Shamhat produce un cambio decisivo en Enkidu.

195 Una vez que se sació del placer que ella le proporcionaba, 196 dirigió de nuevo su rostro a su manada. El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-10 10:29:26.

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Las gacelas vieron a Enkidu y echaron a correr, la manada de la estepa se alejó de su contacto 76. Había manchado Enkidu su cuerpo tan puro 77. Rígidas habían quedado sus rodillas al tiempo que huía su manada. Mermado quedó Enkidu, su correteo no era ya como el de antes pero él poseía [discernimiento], amplio era su conocimiento 78. Se dio la vuelta y se sentó a los pies de la prostituta. A la prostituta contemplaba, estaba mirando su rostro, y lo que la prostituta decía, sus oídos escuchaban. [La prostituta a] él le habla, a Enkidu: [—«Eres her]moso, Enkidu, eres como un dios!79 ¿Por qué junto a las bestias andabas recorrriendo la estepa? ¡Ven! Voy a conducirte [al] corazón de Uruk-el Redil, al templo puro, la estancia de Anu e Ishtar 80, donde Gilgamesh, pletórico de vigor, y cual un búfalo, ejerce un despótico poder sobre los jóvenes». Así le habló ella y él asentía a su discurso. Su corazón, ahora sabio, buscaba un amigo. Enkidu a ella le habla, a la prostituta: —«¡Ea Shamhat! Invítame a ir al templo puro, a la sacrosanta morada de Anu e Ishtar, donde Gilgamesh, pletórico de vigor, y cual un búfalo, ejerce un despótico poder sobre los jóvenes. Yo voy a desafiarlo y poderoso . . . , [Me jac]taré 81 en el corazón de Uruk gritando: ‘Yo soy el más fuerte!’ [...] ... y cambiaré los destinos 82. [El que e]n la estepa nació, es [fuerte], tiene brío». Respuesta de Shamhat a Enkidu.

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—«[Que las gentes] contemplen tu rostro. [ . . . . . . ] que existe yo sé ciertamente 83. [Dirígete,] Enkidu, [a Uruk] —el Redil—, en donde los jóvenes se ciñen las fajas, y todos los días [ . . . ] se celebra un festival, en donde retumba continuamente el tambor, y las prostitutas son hermosas de figura. De encantos ellas están engalanadas, llenas de alegría, y del lecho de la [noche] sacan a los nobles? 84. ¡Enkidu! [—que no co]noce todavía la vida—,

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voy a mostrarte a Gilgamesh, hombre muy jovial. Míralo, observa su rostro. Es varonilmente hermoso, tiene poderío. Dotados de encanto están todos los miembros de su cuerpo, Él posee un vigor superior al tuyo 85. Él no duerme ni de día ni de noche. ¡Enkidu! ¡Aleja de ti lo abyecto! A Gilgamesh el dios Shamash lo ama 86 y los dioses Anu, Enlil y Ea 87 le han ensanchado su inteligencia 88. Antes de que tú llegaras de la montaña, Gilgamesh, en el corazón de Uruk89, ya tenía sueños sobre ti».

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Primer sueño de Gilgamesh.

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Gilgamesh se levantó, para contar su sueño y así decía a su madre 90: —«¡Madre mía! He aquí el sueño que he tenido esta noche: Se aparecieron ante mí las estrellas de los cielos 91. Como fragmentos rocosos del cielo caían continuamente sobre mí 92. Traté de levantar uno, pero era demasiado pesado para mí. Traté de desplazarlo, pero no pude moverlo 93. Uruk, el país, se hallaba en pie en torno a [él.] [El país se había reunido] ante él, [la muchedumbre se apiñaba a su alrededor,] [los jóvenes] se arremolinaban en torno a él. [Como a un niño pequeño] besaban mil veces sus pies 94. [Yo mismo lo amé y como] a una esposa lo acaricié entre susurros 95. [Lo levanté y] lo deposité a [tus] pies, [y tú misma] lo hiciste igual a mí» 96. La madre de Gilgamesh interpreta el sueño de su hijo.

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[La madre de Gilgamesh era sa]bia, experta —todo lo sabía—, así dice a su hijo, [Rimat-]Ninsun97 era sabia, experta, —todo lo sabía—, así dice a Gilgamesh: [—«Se] te aparecieron las estrellas de los cielos. [Como un] fragmento rocoso del cielo cayó sobre ti. Tú trataste de levantarlo, pero era demasiado pesado para ti. Trataste de desplazarlo, pero no pudiste moverlo. Al fin lo levantaste y lo depositaste a mis pies, y entonces yo lo hice igual a ti. Tú lo amas y como a una esposa lo acaricias entre susurros 98: A ti te llegará un poderoso compañero, que salvará al amigo.

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Él es el más fuerte del país. ¡Menuda fuerza tiene! Tan recio como un fragmento rocoso del cielo es su vigor. Tú lo amarás y como a una esposa lo acariciarás entre susurros. Él, al ser po]deroso, en multitud de ocasiones te salvará. Tu sueño [es propicio, de enorme calado».] 99 Segundo sueño de Gilgamesh.

273a Tuvo él (Gilgamesh) entonces un segundo sueño 100. 274 Se levantó y entró en los aposentos de la diosa, su madre 101. 275 Así le habla Gilgamesh a ella, a su madre: 276 —«De nuevo, madre, he tenido otro sueño. 277 [En una calle] de Uruk, la de la Gran Plaza 102, 278 había tirada un hacha y en torno a ella la gente estaba congregada. 279 [Uruk,] el país estaba en pie a su alrededor 103, 280 [el país se] había reunido en torno a ella, 281 [la muchedum]bre se arremolinaba ante ella 104, 282 [los jóvenes] estaban apiñados en torno a ella. 283 La levanté y la deposité a tus pies. 284 [La amé] y como a una esposa la acaricié entre susurros, 285 [y tú misma] la hiciste igual a mí».

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La madre de Gilgamesh interpreta el segundo sueño de su hijo.

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La madre de Gilgamesh era sa]bia, experta —todo lo sabía—, así dice a su hijo, Rimat-Ninsun era sabia, experta, —todo lo sabía—, así dice a Gilgamesh: —«¡Hijo mío! ¡El hacha que viste es un hombre! Lo amarás y como a una esposa lo acariciarás entre susurros, y yo misma lo haré igual a ti. A ti te llegará un poderoso compañero que salvará al amigo. Es el más fuerte del país. ¡Menuda fuerza tiene! Tan recio como un fragmento rocoso del cielo es su vigor». Gilgamesh muestra su júbilo.

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Así le habla Gilgamesh a ella, a su madre: —«¡Oh madre!105 ¡Que por mandato de Enlil, el gran Consejero, así me suceda, para que yo tenga [un ami]go consejero! ¡Que consiga yo al fin tener un amigo consejero!». Estos sueños tuvo él. [Una vez que] Shamhat relató a Enkidu los sueños de Gilgamesh, ambos [se ama]ban intensamente 106.

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-------------------------------------------------------Línea de enlace con la tablilla siguiente.

II 001 [Enkidu está sentado] frente a ella 107. Colofón del manuscrito ninivita B 1 108 .

Tablilla primera: [El que contempló el Abismo, los] cimientos del país. [Propiedad de Asurbanipal, rey del mundo, rey de Asur, que en Asur y] Ninlil confía. [El que en ti confía no temerá, ¡oh rey de los dioses,] Asur! Colofón del manuscrito ninivita F 4 109 .

[Tablilla primera: El que el Abismo] contempló. Serie [Gilgamesh] [Según su original es]crita y con[trolada.] Colofón del manuscrito babilonio o 110 .

[Líneas 2 ? ]48 (?) <Enkidu estaba sentado> frente a [ella.] [...] . Tablilla primera del conjunto. Serie: Gil[gamesh.] [( . . . )] Comprobada según su original. [( . . . )]

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1 Sin duda, el autor del poema está pensando en la profundidad de las aguas subterráneas donde tiene su morada Ea, dios de la sabiduría. Otro significado del término acadio naqbu es «totalidad», con lo que podría aludirse a la totalidad de lo insondable, al conocimiento del todo. Cfr. J. Silva Castillo, 1994, 195 y 1998, 219-221. Parece evidente la alusión a la penetración de Gilgamesh en el fondo del mar para encontrar la planta de la vida (tab. XI 287-293). La grandiosidad del comienzo del poema recuerda el inicio de poemas como Erra o Anzu, o bien el majestuoso marco con el que se inauguran la Ilíada, la Odisea o la Eneida. 2 Sus viajes y experiencias vitales proporcionaron a Gilgamesh un gran conocimiento de las cosas. 3 Se trata del conjunto de narraciones legendarias que tuvieron lugar antes del Diluvio, a comienzos de la época protodinástica (comienzos del III milenio). Entre esas tradiciones se encontrarían las gestas de los reyes antediluvianos y la historia de Utanapishti, el Noé babilonio, cuya narración fue tomada del poema Atramhasis e incluida en la tablilla XI. 4 Alusión al intento infructuoso de alcanzar la vida eterna. 5 Quizá se refiera a la tablilla de fundación que se menciona en la línea 27 y cuya lectura refleja las grandes gestas de Gilgamesh. Para este extremo puede consultarse R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 39, nota c. 6 Un sucinto catálogo de sus hazañas puede verse en las líneas 38-44. 7 «El Redil» es un epíteto aplicado a Uruk, que posiblemente tuviese su origen en los recintos cercados para los animales, los cuales se encontraban fuera de los muros o en las inmediaciones de la ciudad. El conjunto de todos estos establecimientos debían proporcionar a Uruk el aspecto de un recinto defensivo. Por ello, algunos autores traducen este epíteto como «la amurallada». Nosotros hemos querido conservar su primitivo valor con sus connotaciones poéticas. 8 Templo de Uruk («Casa del Cielo») En realidad se trataba de un conjunto de templos, entre los que destacaban el templo de Anu, el soberano de los cielos y el templo de Ishtar. Todo este conjunto poseía un zigurat. Para una bibliografía extensa sobre este complejo de edificios puede consultarse R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 39-40. 9 Obsérvese cómo el autor entabla un diálogo con el lector hasta la línea 28. El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-10 10:29:26.

10 La segunda parte de la línea que hemos traducido «que es cual trenzado de lana» debe aceptarse con ciertas reservas. En nuestra traducción hemos seguido la propuesta de A. George, 2003, 780-781, ya que, en nuestra opinión parece la más verosímil y recoge la lectura kīma qê nipš[u ? ]. Para otras interpretaciones, véase J. N. Postgate, 1998, 34, núm. 30 ad 1; E. Ebeling, 1932-1933, 226 y M. P. Streck, 1999, 143 y ss., entre otros. 11 Diosa del amor y de la guerra que, como hija predilecta de Anu, poseía con él un templo en el Eanna. 12 El ladrillo cocido era un material más resistente que el que era secado al sol. No obstante, los datos arqueológicos de que disponemos, nos presentan una construcción de ladrillos crudos, propia de la época protodinástica. Se trata, pues, de un anacronismo que parece remontarse a una tradición posterior, probablemente de época babilonia antigua (primera mitad del II milenio a.C.). 13 Según una tradición sumeria muy antigua fueron siete sabios los que trajeron la civilización a Mesopotamia. En el museo de Bagdad podía contemplarse un cilindro presargónico en el que estaban representados siete héroes desnudos, con barba y largas melenas, los cuales podrían ser los siete sabios a los que se refiere la tradición. Existía, según la tradición, un mito muy antiguo que explicaba el nacimiento del progreso y de la civilización por la intervención de siete sabios, que instruidos por el dios Ea/Enki, difundieron por todo el país los conocimientos necesarios para la vida. También Beroso, un sacerdote babilonio de mediados del siglo IV a.C. y autor de una obra titulada Ta Babyloniaká, de la que únicamente poseemos algunos fragmentos, nos da noticia sobre esta tradición. Para todos estos extremos, cfr. J. Bottéro, 1998, 198-202 y R. Jiménez Zamudio, 1998, 61, nota 92. 14 El shar era una medida de superficie que oscilaba entre las 300 y 500 hectáreas. En realidad el término shar servía para indicar el valor numérico 3.600, es decir, el resultado de 60 × 60, que para los babilonios sugería la idea de totalidad o de algo difícilmente definible numéricamente. Ya entre los sumerios vemos esta concepción como puede comprobarse en la estatua B de Gudea, col. III, línea 10, donde está testimoniado el número 216.000 (= 3.600 × 60) para indicar la totalidad. Cfr. R. Jiménez Zamudio, 1997, 19 y 62. 15 Se trata de las fosas que se practicaban para extraer la arcilla con la que se elaboraban los ladrillos. 16 En Uruk han sido descubiertas unas tablillas de fundación hechas de lapislázuli. Da la impresión, como acertadamente señala R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 43, nota j, que el autor del poema quiere sugerirnos que el propio Gilgamesh compuso todo el poema. Obsérvese, por lo demás, que en esta tablilla estarían redactadas las gestas de Gilgamesh ya apuntadas en la línea 10. El lapislázuli, una de las piedras preciosas más apreciadas en la antigua Mesopotamia, era un mineral de color azul intenso y de gran dureza, cuya extracción se realizaba en las regiones montañosas del nordeste de Afganistán. 17 Primera aparición del nombre de Gilgamesh en el poema.

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18 El colofón de la tablilla paleobabilonia de Pensilvania nos dice que el poema paleobabilonio comenzaba con esta línea: šu-tuur e-li [šar-ri] «Enaltecido por encima de [los reyes]». 19 Se trata de una comparación que pone de manifiesto la agresividad y violencia de Gilgamesh. Aparece en textos épicos como el Poema de Erra, I, 109 referido a Erra cuando este dice a Ishum ina šamê rimāku «en los cielos soy un búfalo». Además de a Gilgamesh vemos este epíteto referido a Hammurabi en el prólogo de su ley, col. III, líneas 7-8, Cfr. R. Jiménez Zamudio, 2002b, 19. 20 Esta bilocación de Gilgamesh apunta al sentimiento protector del héroe y también aparece en las palabras que dirige Erra a Ishum, su heraldo, en el Poema de Erra, I, ll. 94-99: «abrió su boca y dijo a Ishum: / ¿Por qué después de haber escuchado, permaneces sentado en silencio? / ¡Abre el camino. Voy a tomar mi senda! / Toma a los Sibitti, héroes sin igual. / Haz que mis terribles armas marchen a mis costados / y tú, heraldo mío, marcha detrás de mí!». Cfr. L. Cagni, 1969, 66-69 y 176; R. Jiménez Zamudio, 1998, 56-57. 21 Obsérvese la oposición con la línea siguiente «corriente irrefrenable». 22 Dado que la palabra rīmu, además de «búfalo», puede significar «amado», participio del verbo râmu «amar», A. R. George, 2003 (vol. II), 783 sugiere una cierta ambigüedad buscada por el autor para ambos significados. 23 Una vez que tuvo lugar el Diluvio, según nos cuenta la Lista Real Sumeria, después de la dinastía de Kish, apareció en escena la dinastía de Uruk. La tradición de la Lista Real Sumeria nos revela que Gilgamesh era hijo de Lillu, un sacerdote de Kulaba, un distrito de Uruk. Si hacemos caso a esta tradición, Lugalbanda fue un predecesor de Gilgamesh, pero no su padre. Da la impresión de que el autor de nuestro poema trata de enaltecer la figura de Gilgamesh convirtiéndolo en hijo del famoso héroe Lugalbanda. Otros comentaristas en lugar de «búfalo» (acadio rīmu en el texto) prefieren la lectura emu «hijo». La figura

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de Gilgamesh dentro de la Lista Real Sumeria está detalladamente estudiada por Th. Jacobsen, 1939, 88-90, especialmente en nota 128. 24 Esposa de Lugalbanda y diosa de segundo rango que en las inscripciones de Gudea aparece como la esposa de Ningishzida. Para la relación de parentesco de Gilgamesh puede consultarse J. Bottéro, 1992a, 25 y M. G. Kovacs, 1989, XXVII-XXVIII. El término Rimat-Ninsun significa «Señora de las vacas (salvajes)». Pero dado que Ninsun ya significaba en sumerio «Señora de las vacas salvajes», como muy bien apunta J. Sanmartín, 2007, 110, nota 20, el término Rimat-Ninsun era ya redundante. 25 Según J. Silva Castillo, 1994, 46, se trataría del océano cósmico que hubo de cruzar Gilgamesh para encontrarse con Utanapishti. Para más detalles, cfr. A. R. George, 2003, 783. 26 Nombre del héroe del Diluvio, que en el Poema de la Creación del Hombre recibe el sobrenombre de Atramhasis «Supersabio». Precisamente a este personaje y al acontecimiento del Diluvio está consagrada la tablilla XI de nuestro poema. Su nombre era en sumerio zi.ud.sud.rá «Vida de días prolongados». El término acadio pretendía ser una traducción del sumerio. Para más datos, cfr. J. Bottéro, 1992a, 66, nota 3. 27 El texto acadio dice mu-ter ..... a-na aš-ri-šu-nu «el que colocó de nuevo en su lugar». 28 Literalmente el texto dice «Gilgamesh ... su nombre fue pronunciado», es decir, los dioses pronunciaron el mombre de Gilgamesh, fijando así su destino. Este tema se encuentra también atestiguado para los reyes mesopotámicos. Cfr. M. J. Seux, 1967, 177. 29 Esta línea reaparece en IX 51. 30 Era una diosa madre que aquí se identifica con la diosa Aruru, la cual aparece en las líneas 66, 77, 82, 84, etc. Esta diosa junto con Enki/Ea colaboran en la creación del hombre, al tiempo que era concebida como una divinidad generadora de los dioses primordiales y, como en este caso, de los héroes. 31 Sobrenombre del dios Ea. 32 El codo (ammatu en acadio y kuš en sumerio) era una medida de longitud de unos 50 cm. Entre los restos fragmentarios en hitita que nos quedan de la primera tablilla del Canto de Gilgamesh, podemos leer el siguiente texto: «Su figura medía once brazas, su pecho, nueve cuartas, su miembro medía tres (palmos)». 33 La vara (nindanum en acadio) equivalía a unos 6 metros.

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34 El poseer una larga cabellera era símbolo de una gran fuerza y esto formaba parte de la creencia popular. Recordemos el Sansón bíblico de Jueces, 16-17. 35 Se compara el cabello de Gilgamesh con el cabello de la diosa de la cebada, la diosa Nisaba, aludiendo, como muy acertadamente observa J. Sanmartín, 2005, 111, nota 26, a la frondosidad y reciedumbre de las espigas. Posteriormente esta diosa se convirtió en diosa de la escritura. 36 Literalmente: «perfecto en [su] plenitud». 37 Texto de difícil interpretación y que corresponde a i-na si-mat erṣetim(ki) tim du[m]-¢muqÜ. Nuestra interpretación es subjetiva. 38 En una versión hitita de cuatro columnas y que podría fecharse en la segunda mitad del siglo XII a.C. está atestiguado un himno a Gilgamesh, donde se describe su creación y su carácter tiránico. He aquí un fragmento: «Himno a (Gilgamesh). / (Yo quiero cantar) al héroe. / Cuando él creó a Gilgamesh, el dios (Ea? ...) / los grandes dioses le dotaron de un aspecto (ideal) / (los dioses) crearon a Gilgamesh con esta forma. El celeste Shamash le otorgó (la fuerza varonil), / la longitud de —era de tres ... / Él recorrió todos los países / y llegó a Uruk ... / Todos los días, se llevaba consigo a los jóvenes de Uruk. / La madre de los dioses ... / y ... de Gilgamesh ... de los vientos ... / La madre de los dos ... vive ... / y ... en su corazón ella se irritó. / Todos los dioses (acudieron ...) / al lugar(?) de la asamblea..., ella fue (y dijo): / ‘Este Gilgamesh que vosotros habéis creado, / yo he creado (su igual ...)’ / Ella mezcló .... 39 En algunos cilindro-sellos podemos contemplar a Gilgamesh y Enkidu bajo la figura de toros androcéfalos. Cfr. P. Amiet, 1980 2 , 147. El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-10 10:29:26.

40 Hemos traducido por «bola» el término acadio pukku. Durante mucho tiempo se pensó que se trataba de un instrumento de percusión, posiblemente un tambor. Así, G. Pettinato, 1993 4 , 125; F. D’Agostino, 2008, 82, para quien sería un tambor de reclutamiento. No obstante, hoy día se duda de esta interpretación. Hoy más bien se piensa que los términos pukku y mekku habrían servido para designar respectivamente una pelota y un mazo provisto de largo mango con los que se participaba en un juego semejante al polo que practican los iraníes. Para esta cuestión en general pueden consultarse D. O. Edzard, 1993-1997, 34; S. Dalley, 1990, 126, nota 8; J. Silva Castillo, 1994, 197-198; R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 47 y A. R. George, 2003, 786. Sea cual fuere su significado, lo cierto es que era algo que Gilgamesh empleaba para amedrentar a los hombres jóvenes. La caída y consiguiente desaparición de estos dos objetos en el mundo infernal determinará la bajada de Enkidu a los Infiernos para devolvérselos a Gilgamesh, tal como podemos ver en las primeras líneas de la duodécima tablilla. 41 Posible referencia a que los amigos de Gilgamesh, cuando practicaban este juego, los jóvenes de Uruk los llevaban subidos a sus espaldas. 42 La expresión adverbial acadia ina kukitti que hemos traducido por «injustamente» literalmente significa «en un lugar inapropiado», o sea, la actuación de Gilgamesh estaba «fuera de lugar». 43 Las líneas 73-74 desafortunadamente están muy dañadas. Pero deberían narrar las quejas que las mujeres de Uruk elevaban a los dioses por la actitud de Gilgamesh. 44 Alusión al ius primae noctis. 45 Nuestra traducción es mera conjetura, dado el estado lamentable en que se encuentra la línea, donde únicamente leemos con seguridad el signo šeš. No obstante, como acertadamente advierte J. Sanmartín, 2005, 111, nota 37, puesto que Anu, el dios Cielo, era la cabeza del panteón babilónico y el patrono de la ciudad de Uruk, era lógico que los dioses acudieran a él para exponerle las quejas de los agraviados.

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46 Véase nota a línea 66. 47 La epopeya babilónica clásica no nos da noticia alguna acerca de la respuesta de Anu a las quejas que le fueron presentadas. Sin embargo, en una tablilla escolar procedente de Nippur, de época babilónica media, está atestiguada la contestación de Anu a las peticiones formuladas, según parece, por el dios Ea. Este texto es conocido como la tablilla de Chicago y su traducción es como sigue: «¡Que ellos convoquen a [Aruru] la grande; / [ella creó] la populosa humanidad. / [Que ella cree] a uno igual a él, para que sea fuerte en vigor, / que rivalicen entre sí y Uruk al fin descanse! Ellos [convocaron a Aruru], la hermana./ [Anu (o Enlil) ] le dijo a ella: / [‘Tú fuiste] la que creaste la humanidad’». Después de dos líneas puede reconstruirse el siguiente texto: [«¡Crea ahora su igual, para que sea fuerte en vigor, / que rivalicen entre sí y pueda al fin Uruk descansar!»]. Para estos extremos puede consultarse J. H. Tigay, 1982, 192-193; R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 49, nota 43 con transcripción babilónica y traducción francesa; G. Pettinato, 1993 4 , 250; A. R. George, 1999a, 4 y A. R. George, 2003, 290-291, entre otros. 48 Aruru es uno de los nombres con que se conoce a la Diosa Madre. Existen otras denominaciones de esta divinidad como Bēlet-ilī «Señora de los dioses» (cfr. I 49 y XI 118) o d Maḫ «excelsa» en sumerio. La creación de Enkidu recuerda a la creación del hombre que llevó a cabo la Diosa Madre, a instancias de los dioses, para poner fin al conflicto entre los Anunnaki y los Igigi, cuya historia es narrada con todo lujo de detalles en el poema Atramhasis. Cfr. para esta historia W. G. Lambert y A. R. Millard, 1969, 56-67. 49 A. R. George, 2003, 788, en nota 96, apoyándose en testimonios de Gilgamesh y del descenso de la diosa Ishtar a los Infiernos, sugiere que esta línea debería entenderse como «¡Convierte esta idea (de Enki!) en una realidad!». 50 La creación de Enkidu tiene como fin hacer surgir un oponente a la actitud tiránica y abusiva de Gilgamesh. 51 Otros manuscritos presentan Enlil en vez de Anu. 52 El término acadio ṣēru «estepa» era el antónimo de ālu «ciudad» y designaba las zonas no habitadas y frecuentemente desérticas en donde tenían su guarida las fieras, y los demonios y malos espíritus su morada. 53 El término acadio qurādu en prinicipio significaba «valiente», «esforzado» y servía para referirse, sobre todo, a los guerreros. Luego pasó a significar «héroe», como en nuestro caso y acabó siendo un epíteto de algunos dioses como Erra. 54 Enkidu había nacido del barro, no como las demás criaturas cuyo nacimiento va acompañado de los gritos del parto. La El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-10 10:29:26.

mayor parte de los comentaristas, siguiendo una sugerencia de W. von Soden, 1959, 222, entienden el término qultu como «el silencio de la noche». 55 Dios de la guerra, un dios invencible. 56 Shakkan era el dios de los animales. 57 Tal vez no vaya tan descaminada la traducción de J. Sanmartín, 2005, 97, «furtivo el hombre» para ḫābilu-amēlu. Por otro lado, la tradición hitita, que acabó incorporando a Gilgamesh dentro de su ámbito cultural y enriqueciendo con nuevos detalles la historia del personaje, dio al cazador el nombre de Shangashu, del sumerio sa.gaz «bandido, salteador». Como señala R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 55, hacia finales del III milenio grupos de bandoleros (ḫābirū) vivían al margen de la sociedad; numerosos nómadas del país de los amoritas habían penetrado por el oeste en Mesopotamia y tal vez este pasaje se hiciera eco de estas incursiones amoritas. 58 En el texto babilonio la frase «se topó con él» está representada por la fórmula sumeria ki.min que significa «repetición» de lo dicho en la línea anterior. Esto era un expediente que empleaban los escritores, cuando se encontraban con una frase muy extensa, en la que se repetía algo expresado anteriormente. 59 Literalmente «había irrumpido en su casa». Cfr. A. R. George, 2003, 791. 60 La imagen del viajero cansado reaparece en nuestro poema en X 9, 43, 116 y 123, pero en estos casos se aplica a Gilgamesh. Creo que acertadamente señala J. Sanmartín, 2005, 112, nota 58, el paralelismo de los destinos de Enkidu y Gilgamesh. 61 Esta fórmula para introducir palabras textuales es un procedimiento exclusivamente literario y aparece aquí por vez primera en el poema. La fórmula en cuestión reza así en babilonio: Locutor pāšú īpušma iqabbi izakkara(mu) ra ana Interlocutor. 62 Las líneas 123-133 pueden reintegrarse a partir de la repetición de este discurso en las líneas 150-160. 63 Las líneas 124-125 constituyen un conjunto que se repite en I 269-270, 292-293 y II 162-163. La línea 126 también aparece en I 137 y II 43 y hace alusión a la fortaleza sobrehumana de Enkidu. El origen celestial de esta especie de meteorito procedente del cielo ya aparece explícitamente en el poema sumerio de Lugalbanda, cuando se describe el imponente hacha del héroe: «Alzó en su mano su hacha, —su metal procedía del cielo—, / cogió su daga que llevaba en el muslo, —era de hierro —». Cfr. H. L. J. Vanstiphout, 1998, 441. Para más detalles, cfr. A. R. George, 2003, 793. 64 La reintegración de esta línea está sugerida por las líneas 110 y 175.

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65 Existen varias propuestas para completar esta línea: K. Hecker, 1994, 676; R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 52, «Descríbele la fuerza de este hombre»; A. R. George, 1999a, 6, «No te fíes de la fuerza de ese hombre». 66 El término ḫarimtu «prostituta, ramera» servía para indicar la actividad de una mujer que se hallaba apartada, excluida, la cual vivía en una zona aneja al templo. Shamhat, el nombre de la prostituta, literalmente significaba «mujer hermosa, de gran apariencia física» y señalaba también una categoría de prostitutas adscritas al culto de la diosa Ishtar. 67 Posiblemente el texto perdido indicaba que el encanto de la prostituta podía doblegar incluso a un ser tan poderoso como Enkidu. 68 Las líneas 140-145 han sido reintegradas a partir de las líneas 162-166 que presentan un pasaje paralelo. Sin embargo, de la línea 141 no tenemos repetición. 69 Lo que hemos traducido por «a la espera», es un intento de responder a la forma babilonia ušbu(šūnu) que solo aparece una vez en nuestra documentación. Algunos comentaristas la traducen como «un escondite». Nosotros, siguiendo a A. R. George, 2003, 795, hemos traducido «a la espera (de ellos)». 70 Cfr. II 42. 71 Las líneas 175-177 son repetición de las líneas 110-112. Este tipo de repeticiones tan común en los poemas acadios constituía un rasgo tradicional de la poesía narrativa. 72 La expresión «hombre salvaje» responde al término babilonio lullû, palabra empleada para referirse al ser humano en el contexto de la creación. En realidad, lullû es un préstamo del sumerio, que asumido por los acadios vino a significar algo así El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-10 10:29:26.

como un esbozo de hombre, tal como podemos comprobarlo en el Poema de la Creación (Enūma elish, VI, 5-8) donde Marduk informa al dios Ea de lo que pretende hacer: «Yo quiero espesar sangre, formar una osamenta / y con ello crear un ser humano (lullû), cuyo nombre será “hombre”. / Quiero crear al hombre (lullû) para que soporte el yugo. / Que el hombre soporte el esfuerzo del dios», o bien en el poema Atramhasis, I, 195-197 donde los dioses se dirigen a la diosa Mami, la creadora de la humanidad: «Crea al hombre (lullû) para que soporte el yugo; / que él lleve el yugo, el trabajo de Enlil, / que el hombre soporte el esfuerzo del dios». Frente a la idea de mortalidad que encierra el término lullû para oponerla a inmortalidad de los dioses, en el contexto que estamos comentando, apunta más bien a la idea de falta de cultura, es decir, se trataría de un «hombre no civilizado». 73 Muy posiblemente se refiera a un largo y profundo beso en la boca. 74 En la recensión babilonia más tardía el texto sufre una pequeña variación de modo que el sujeto no es Enkidu sino la prostituta. El pasaje en cuestión podría traducirse como «Que tus juegos amorosos lo engatusen». 75 Esta línea es casi la repetición de dos líneas de la versión paleobabilonia atestiguadas en la tablilla de Pensilvania (II 48-50). Por otro lado, en la literatura babilonia la secuencia seis + siete parece ser de algún modo la forma más popular de expresar estas secuencias numéricas. 76 La manada ya no reconoce a Enkidu como un miembro del grupo. Las relaciones sexuales lo han introducido en una nueva dimensión, la de la civilización humana. Enkidu, abandonando de este modo su primitiva naturaleza, a la que, por cierto, el poeta califica de limpia y pura, cuando en la línea 119 dice «Había manchado Enkidu su cuerpo hasta entonces puro», acaba de dar un paso en un rito de iniciación reflejado en su comportamiento sexual, por el que pasa del estado animal al estado civilizado. 77 En vez de ultaḫḫi «ha manchado» de la forma verbal intensiva šuḫḫû «manchar, mancillar», hay un texto en el que se lee ultaḫḫit, que llevó a algunos intérpretes a traducirlo como «quiso saltar / lanzarse», respondiendo a la forma intensiva de šaḫātu «saltar», así J. Bottéro, 1992a, 75; J. Silva Castillo, 1994, 57; R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 57, nota o. Para el estudio de esta línea puede consultarse D. O. Edzard, 1985, 50-52. 78 Enkidu ahora ya posee la capacidad de discernir, lo que le diferencia de los animales. Se ha convertido en un verdadero ser humano.

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79 La lectura dam-qa-ta «eres hermoso», ya propugnada por A. L. Oppenheim, 1948, 27, nota 1, está testimoniada por una tablilla procedente de Bogazköy donde leemos dam-qá-ta-ma «tú eres hermoso» refieriéndose a Enkidu. Véase también G. Wilhelm, 1988, 104 y 106 y A. R. George, 2003, 799. La lectura [en]-qa-ta «eres sabio» parece olvidada y ya fue criticada por J. H. Tigay, 1982, 206, nota 1. Algunos han puesto la comparación de Enkidu con un dios en relación con Génesis 3, 5, donde la serpiente tienta a Eva advirtiéndole que, si ella y Adán comen del fruto prohibido, serán como dioses. 80 En un fragmento procedente de Uruk, aparecen dos líneas en donde se amplía el texto y se elimina al dios Anu, permaneciendo solo la referencia a Ishtar. Estas líneas rezan así: «[. . .] al corazón de Uruk —el Redil— / [al Eanna] consagrado, morada de Ishtar». Cfr. A. R. George, 2003, 550, líneas 210a y 210b. 81 El comienzo de esta línea presenta ciertas dificultades, ya que, al perderse los dos primeros signos, se presentaron diversas conjeturas para restablecerlos. Así, S. Parpola, 1997, 139, propuso [lu-ṣar]-ri-iḫ «gritaré», R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 58, nota 62 [li-iṣ]-ri-iḫ o lū ša-ri-iḫ «que se vanaglorie»; J. Bottéro, 1992a, 76, traduce «yo proclamaré» y A. R. George, 2003, 550, que lee [lul-tar?]-ri-iḫ traduce «me jactaré». 82 R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 58, nota 63 completa la primera palabra de la línea con [er-ru]-um-ma «entraré» del verbo erēbu «entrar», conjetura aceptada, según se desprende de sus traducciones, por S. Dalley, 1990, 56; J. Bottéro, 1992a, 77; J. Silva Castillo, 1994, 58. Por su parte, A. R. George, 2003, 800, considera más verosímil la lectura [ana-ku]-um-ma «yo mismo». 83 El comienzo de la línea se ha perdido y ha habido diversos intentos de completarlo. Así, R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 58, «El lugar en que está [Gilgamesh] yo lo conozco»; K. Hecker, 1994, 679 [«Voy a llevarte;] yo sé [dónde] está [Gilgamesh]»; así también G. Pettinato, 1993 4 , 133. Ante la dificultad del texto, no hemos propuesto, como en otras ocasiones, ninguna traducción. 84 Línea difícil gramaticalmente, ya que, al considerar a las prostitutas como sujeto del verbo [ú-š]e-ṣu-ú (lit. «hacen salir»), tropezamos con la dificultad de que tal forma verbal requeriría un sujeto plural masculino. Para solucionar este problema se han hechos varias propuestas. Cfr. para ello A. R. George, 2003, 800-801. A. R. George, 2003, 552, soluciona el problema traduciendo «Los nobles son sacados de sus lechos por la noche», lo que supondría interpretar gramaticalmente la forma verbal con un valor impersonal.

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85 Literalmente, «superior a ti». 86 Shamash es el dios Sol, una divinidad que dispensa favores a los hombres. Además, Shamash era el dios tutelar de la dinastía de Gilgamesh, de la que su fundador Meskiaggašer era su hijo, según la Lista Real Sumeria (cfr. Th. Jacobsen, 1939, 84-89). 87 Los cielos, los vientos y la sabiduría están personificados respectivamente en estas tres divinidades, las cuales constituían la triada cósmica ya en época muy antigua. Cfr. J. Bottéro, 1992a, 78, nota 1. 88 Literalmente el texto babilonio dice «ensancharon su oído». Por los oídos entran los conocimientos en una cultura básicamente oral y una buena prueba iconográfica de ello son las esculturas de príncipes y dignatarios sumerios, como Gudea, provistas de grandes orejas. 89 El corazón de Uruk era el templo Eanna, en una de cuyas celdas se cobijaba Gilgamesh para, mediante un sueño, recibir la revelación divina. 90 En este punto comienza la versión paleobabilónica de la tablilla de Pensilvania. Lo que hemos traducido por «para contar su sueño» es un intento de traducir el verbo babilonio pašāru «librar, interpretar». Posiblemente lo que el autor trataba de expresar era que Gilgamesh contó su sueño para saber cuál era su significado. La oniromancia, método para conocer el futuro por los sueños, era el sistema mántico más antiguo conocido en Mesopotamia. Cfr. C. Saporetti, 1997. 91 Compárese con el sueño de José en Génesis 37, 9. 92 Enkidu sería como un meteorito en la vida de Gilgamesh. Cfr. A. R. George, 2003, 802 y J. B. Bjorkman, 1973, 115-117. J. Sanmartín, 2005, 114, en nota 95 sugiere ingeniosamente que el término babilonio kiṣru «fragmento rocoso, meteorito» suena de forma parecida a kezru «joven de pelo rizado», que era un modo de designar a un muchacho dedicado a la prostitución. 93 R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 61, en nota y sugiere en las líneas 249-250 una posible alusión a un antiguo rito de paso, en el que el adolescente debía probar su fuerza alzando o desplazando un bloque de piedra en presencia de los habitantes del pueblo o del clan. 94 El meteorito aparece como un ser antropomorfo, tiene pies, y es acariciado como una esposa. El meteorito, como sucede con los bebés, es el centro de atención de todos, y sus padres y familiares no se resisten a besar los tiernos pies del pequeño.

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95 Algunos autores han querido ver en esta línea una forma discreta de encubrir un acto sexual o los primeros escarceos, y por tanto una relación homosexual entre Gilgamesh y Enkidu. Esta idea posiblemente esté mejor reflejada en VIII 59 y especialmente en XII 96-99. 96 Ninsun, la madre de Gilgamesh, adopta a Enkidu como hermano de Gilgamesh. Creemos, como A. R. George, 2003, 802, que la forma verbal šutamḫuru, forma causativa de maḫāru, aquí significa «hacer igual», mejor que «competir», como traducen algunos. 97 Rimat-Ninsun es para A. R. George, 2003, 803, una forma en vocativo mejor que una oración nominal pura tal como se interpreta en CAD R, pág. 359 traducida como «Ninsun es una vaca salvaje». 98 A partir de aquí y hasta la línea 273 la madre de Gilgamesh revela el significado del sueño. 99 La reintegración que hacemos del texto es la de B. Landsberger, 1968, 116. En la versión paleobabilonia la revelación del sueño es más explícita. Así en la tablilla de Pensilvania, col. i, 17-23 leemos: «Sin duda, Gilgamesh, uno como tú / en la estepa ha nacido / la montaña lo ha criado. / Lo verás y te regocijarás, / los jóvenes besarán sus pies. / Tú lo abrazarás y / lo conducirás a mi presencia». 100 Esta línea es una variante babilonia atestiguada por el manuscrito h de la recensión ninivita testimoniada por el manuscrito B 1 (I 273). 101 Las líneas 274-275 están documentadas en la versión paleobabilonia de la tablilla de Filadelfia en una sola línea (I 25) «se levantó y dijo a su madre:». La línea 274 reaparece en nuestro poema en III 22 con la única salvedad de que añade el nombre de Gilgamesh. 102 En este pasaje aparece el epíteto ribītum, —que es el habitual en la versión paleobabilónica—, aplicado a Uruk en vez de supūru, que es el epíteto habitual en la versión clásica. El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-10 10:29:26.

103 Las líneas 279-285 repiten la cantinela del primer sueño. 104 Se trataría de un hacha de dos hojas, símbolo del heroísmo. Cfr. F. D’Agostino, 2008, 87. 105 Hemos traducido umma por «madre». Otros intérpretes analizan este término como una partícula que introduce un discurso directo traduciéndola por «así», «de este modo». 106 Esta línea y la línea de enlace que viene a continuación son las mismas que aparecen en la versión paleobabilónica (tablilla de Pensilvania, col. ii, 45-46), pero cambiadas de posición. Precisamente las líneas de la versión paleobabilónica han servido para practicar la reintegración de la versión clásica. 107 La línea de enlace servía para dar a conocer la primera línea de la tablilla siguiente. 108 Cfr. A. R. George, 2003, 736 y nota 2. 109 Cfr. A. R. George, 2003, 737.

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110 Cfr. A. R. George, 2003, 741 y nota 13.

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TABLILLA II

AMISTAD Y AVENTURA

D

ESAFORTUNADAMENTE la recensión ninivita está tan mal conservada que solo podemos

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acceder a las tres cuartas partes de la tablilla. No obstante, gracias a la versión paleobabilonia de las tablillas de Pensilvania y Yale, podemos reconstruir con bastante fidelidad lo que debió ser el contenido del relato. Enkidu es conducido por la prostituta Shamhat a Uruk donde se completará su proceso de civilización. El comer pan, beber cerveza y el convivir con los pastores serán de gran ayuda para este proceso, el cual culminará cuando se lave, unja su cuerpo y tome las armas. Casualmente un viajero, que ha sido invitado a una boda en Uruk, le pone al tanto del comportamiento tiránico de Gilgamesh para con su pueblo. Enkidu palidece de ira y resuelve desafiar a Gilgamesh. Este enfrentamiento acabará en una fraternal amistad. La tablilla finaliza con el irresistible afán de gloria que desborda a Gilgamesh, y que se traduce en el desafío al terrible monstruo Humbaba, el guardián del Bosque del Cedro. A pesar de las advertencias que le hacen Enkidu y los ancianos de Uruk sobre los riesgos que tal empresa puede acarrear, Gilgamesh se mantiene firme en su empeño.

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001 [Enkidu] es[taba sentado] frente a ella 1, [se besa]ban A continuación tenemos una laguna de aproximadamente 25 líneas, cálculo efectuado a partir de la curvatura del manuscrito b, que porta una recensión babilonia tardía. Por tanto, la numeración de las líneas del poema, a partir de este momento, será provisional. No obstante, el contenido de la laguna de la versión babilonia clásica es recogido en parte por la versión paleobabilonia de la tablilla de Pensilvania (col. ii, 46-71) cuya traducción damos a continuación:

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046 047 048 049 051 052 053 054 056 058 059 060 061 062 064 066 067 069 071

Estaban ambos 2 haciéndose el amor. Él había olvidado la estepa en donde había nacido. Durante siete días y siete noches [Enki]du estuvo excitado, / 050 con Shamkat 3 copulaba. La pros[tituta] abrió su boca y así hablaba a Enkidu 4 : —«Te estoy contemplando, Enkidu. ¡Eres como un dios! ¿Por qué tú en compañía de las bestias / 055 andabas recorriendo la estepa? Ven, voy a llevarte / 057 al corazón de la plaza de Uruk, al templo puro, morada de Anu! ¡Enkidu! ¡Levántate! Voy a llevarte al Eanna, la morada de Anu, donde se realizan obras de artesanía. También tú, como un hombre, / 063 podrás aquí establecerte 5 . Tú estás familiarizado con el territorio / 065 en donde el pastor habita». Escuchó él sus palabras y acogió su discurso. El consejo de la mujer / 068 penetró en su corazón. Ella se quitó su vestido / 070 y con una parte lo vistió. con la otra parte del vestido / 072 ella se vistió.

A continuación retomamos el texto babilonio clásico. Las líneas 29-35, de forma fragmentaria, recogen lo narrado más ampliamente en la versión paleobabilonia (líneas 64-72) con algunos cambios.

029 030 031 032 033 034 035 036 037 038 039 040

—«¿Por qué con las be[stias recorrías la estepa?]» 6. Deliberando consigo mismo [ . . . . . .,] por propia iniciativa [ . . . . . .] Experto ahora su corazón [ . . . . . .,] de Shamhat [ . . . . . . ] La primera prenda de vestir [se puso ella,] Y ella con la segunda prenda [lo vistió.] 7 Ella lo cogió de la mano y como a (uno de) los dioses 8 [lo iba guiando] hacia la cabaña de los pastores, el emplazamiento de los corrales. Los pastores se arremolinaron en torno a él. Por sí mismos y entre ellos decían 9: —«¡Cómo se parece este joven en el aspecto a Gilgamesh!

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041 042 043 044 045 046

Su figura es excelsa, espléndida cual una almena. Seguramente ha nacido en las montañas 10. Tan recio como un fragmento rocoso del cielo es su vigor». Pusieron pan ante [él,] pusieron ante él cerveza 11. (Pero) Enkidu no comió el pan, aguzó la vista y observaba atentamente 12. A partir de este punto la tablilla vuelve a ser muy fragmentaria y el episodio puede conocerse mejor gracias a la versión paleobabilonia de la tablilla de Pensilvania (col. iii, 90-119): 090 092 094 095 096 098 099 101 103 104 106 108 110 112 114 115 117 118

No sabía Enkidu / 091 comer el pan ni a beber cerveza / 093 tampoco había sido enseñado 13 . La prostituta abrió su boca y así habló a Enkidu: —«Come el pan, Enkidu / 097 bien imprescindible para vivir, bebe la cerveza, destino del país». Comió el pan Enkidu / 100 hasta saciarse, bebió la cerveza, / 102 siete jarras. Se le desató el humor, se puso a cantar con alegría, rebosaba felicidad su corazón / 105 el rostro se le iluminó. Acicaló el barbero / 107 su velludo cuerpo, se ungió de aceite y / 109 se convirtió en un hombre. Se puso él un vestido, / 111 era todo un guerrero 14 . Tomó su arma, / 113 dispuesto a atacar a los leones. Se acostaron los pastores por la noche: Masacró lobos 15 / 116 a los leones mantuvo alejados. Se durmieron los jefes de los pastores: Enkidu era su guardián / 119 un hombre despierto.

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A continuación retomamos el texto babilonio clásico donde aparece un invitado a una boda en Uruk, el cual informará a Enkidu del despótico proceder de Gilgamesh para con su gente.

059 060 061 062 063 064

Su corazón [ahora sabio . . . ] . . . [masacró] lobos y l[eones ahuyentó.] 16 (Cuando) los jefes de los pastores yacían dormidos, Enkidu era su pastor, un [hombre vigilante.] 17 [Un] joven a [una boda fue invitado,] 18 [dentro d]e Uruk-el Redil a . . . [ . . . ] A continuación nos encontramos con un nueva laguna que la tablilla de la versión paleobabilonia de la tablilla de Pensilvania nos ayuda a completar (col. iv, 135-166 y col. v, 175-203): 135 137 139 140 141 143 144 145

Con Shamkat / 136 estaba disfrutando. Alzó sus ojos, / 138 vio al hombre. Él dijo a la prostituta: —«¡Shamkat, tráeme al hombre! ¿A qué ha venido? / 142 Voy a oír su explicación». La ramera llamó al hombre, se encaminó hacia él y le dijo: —«Joven, ¿Adónde vas tan presuroso?

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146 ¿A qué se debe tu fatigoso caminar?». 147 El joven abrió su boca y 148 y dijo a [Enkidu]: 149 —«A una boda 19 me han invitado; 150 destino de las gentes es / 151 tomar esposa 20 . 152 La mesa ceremonial la he llenado 153 de alimentos nupciales deseables. 154 Para el rey de Uruk, la de la Gran Plaza 21 , 155 abierta está la red 22 de las gentes para él, que es quien elige primero 23 , 156 para Gilgamesh, el rey de Uruk, la de la Gran Plaza, 157 abierta está la red de las gentes / 158 para él, que es quien elige primero, 159 a la que va a ser esposa él la desflora, 160 él es el primero de todos, / 161 el esposo, después. 162 Por decreto del dios así está ordenado. 163 Cuando a él se le cortó el cordón umbilical / 164 ya ella le estaba destinada» 24 . 165 Ante las palabras del joven / 166 palideció su rostro 25 . 167-173 Líneas perdidas.

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La historia se completa con la documentación suministrada por la col. v de la tablilla paleobabilonia de Pensilvania: Enkidu entra en Uruk seguido de Shamhat provocando la sorpresa entre sus habitantes. Con motivo de un festejo en la ciudad, Enkidu decide enfrentarse a Gilgamesh. De la línea 174 solo quedan algunos trazos. 175 177 178 179 181 183 184 186 188 190 191 193 194 196 198 200 202

Caminaba [Enkidu] / 176 y Shamkat iba tras él. Él entró en el corazón de Uruk, la de la Gran Plaza. Se reunió una muchedumbre en torno a él: Él se detuvo en la calle / 180 de Uruk, la de la Gran Plaza. Estaban arremolinadas las gentes, / 182 decían a sus espaldas: —«En el aspecto externo es igual a Gilgamesh 26 , de estatura es más bajo, / 185 de osamenta, más robusto. [Desde luego] es alguien que ha nacido / 187 en la montaña, alguien que leche de las bestias / 189 ha mamado». Había regularmente en Uruk ofrendas: Los jóvenes se solazaban / 192 se establecía un campeón 27 . Al joven, cuyos miembros eran perfectos 28 , a Gilgamesh, como a un dios, / 195 se le dispuso un oponente 29 . Para Ishara el lecho / 197 estaba preparado 30 . Gilgamesh con la joven / 199 por la noche se va a encontrar. (Enkidu) llegó y / 201 se plantó en medio de la calle, cerró el paso / 203 a Gilgamesh.

A partir de aquí el texto de la versión clásica se hace más legible:

100 101 102 103 104 105 106 107

[Él se situó] en la calle de Uruk[—el Redil.] [ . . . ] hacía alarde? 31 de fuerza y bloqueó el paso [de Gilgamesh.] 32 El país de Uruk estaba en pie [ante él,] el país estaba arremolinado [en torno a él,] se apiñaba la muchedumbre sobre [él,] los jóvenes se amontonaban [en torno a él,] como a un niño pequeño be[saban sus pies.] 33

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108 109 110 111 112 113 114 115

Al punto un joven —hermosa (era su figura—,) Para la diosa Ishhara un lecho de [. . . ] . . . a Gilgamesh, como a un dios, se le puso un sustituto 34. Enkidu en la puerta de la casa nupcial 35 atravesó sus pies. No permitía a Gilgamesh entrar. Se agarraron el uno al otro en la puerta de la casa nupcial, se batieron en plena calle, la Calle principal del país. Temblaron las jambas de la puerta, el muro se estremeció. De nuevo, en la versión babilonia clásica tenemos una laguna de aproximadamente una columna, o quizá, algo menos, que podemos completar con el texto de la versión paleobabilonia de la tablilla de Pensilvania (col. v, 227-240): Se nos narra el combate entre Gilgamesh y Enkidu que culminará en un mutuo reconocimiento y una fraternal amistad. 218 220 222 225 227 229 231 232 234 236 238 239

Se agarraron y como un toro / 219 doblaron sus espaldas, las jambas de la puerta destruyeron / 221 y el muro se estremeció. Gilgamesh y Enkidu / 223 se agarraron y / 224 como un toro doblaron sus espaldas, las jambas de la puerta destruyeron / 226 y el muro se estremeció. Se arrodilló Gilgamesh, / 228 en la tierra estaba su (otro) pie, se apaciguó su furor y / 230 se retiró 36 . Una vez que se hubo retirado, Enkidu a él / 233 a Gilgamesh se dirigió diciéndole: —«Como a un ser único tu madre / 235 te engendró, la vaca salvaje del redil, / 237 Ninsunna. Enaltecida permanece sobre los guerreros tu cabeza. La realeza de las gentes / 240 te ha otorgado Enlil como destino».

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En este punto finaliza la tablilla de Pensilvania. Pero poseemos otra tablilla (conocida como tablilla de Yale) mucho peor conservada, en la que, cuando empieza a ser comprensible, encontramos a Gilgamesh dirigiendo la palabra a Enkidu (Yale, col. i, 12-19): 012 014 016 017 018

[—«¿Por qué] deseaste / 013 hacer esto? [¿ . . . . ] algo [. . . . ] tanto / 015 (hacer) deseas? Voy a . . . [. . . . ] . . . . una hazaña cual no existe en el país». Se besaron y / 019 y forjaron una amistad.

Tras una laguna, la tablilla II de la versión babilonia clásica retoma la historia con el episodio en el que Gilgamesh presenta a Enkidu a su madre:

162 163 164 165 166 167 168 169

[—«En la montaña es po]deroso, p[osee el vigor.] 37 [Tan recio como un fragmento rocoso] del cielo es [su vigor.] [su figura] es excelsa, [majestuoso como una almena»] 38 La madre de Gilgamesh [abrió su boca y habló] habla a [su h]i[jo], Rimat-Nin[sun su boca abrió y habló, así dice a Gilgamesh:] 39 —«¡Hijo mío! . . . . . . . . . . . . . . . . . ] 40 amargamente tú [ . . . . . . . . . . . . . . .]

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Hay dos líneas perdidas. Cuando retomamos el texto, encontramos a Gilgamesh hablando a su madre sobre Enkidu.

172 173 174 175 176 177 178 179 180 181 182 183 184 185 186 187 188 189 190 191

—«Tú sujetas [. . . . . . . . .] [. . .] en su puerta [. . . . . .] Él (Gilgamesh) amargamente se lamentaba [ . . . . . . ] Enkidu no tiene [ . . . . . . . . ] 41 suelta está su cabellera [ . . . . . . . . . . ] él ha nacido en la estepa y nadie [ . . . . . . . . .»] En pie se hallaba Enkidu y escu[chaba lo que ella decía,] reflexiona sobre ello y se queda sen[tado llorando.] Sus ojos se llenaron de [lágrimas,] 42 sus brazos cayeron y su vigor [se debilitó.] Se cogieron el uno al otro [ . . . . . . . ] [se entre]lazaron sus manos como [ . . . . ] Gilgamesh . . . [ . . . . ] [a] Enkidu dirigía la palabra . . . . . :] —«¡Amigo mío!43 [Por] qué [tus ojos] se llena]ron de [lágrimas,] tus [bra]zos desfallecieron, [el vigor . . . ?»] 44. Enkidu a él le dice, [a Gilgamesh:] —«¡Amigo mío! Mi corazón se ha inflamado de dolor . . . [ . . . ] [en] medio del lamento se estre[mecen mis piernas,] [ha pene]trado el terror en mi corazón» 45.

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De nuevo aparece una laguna, que puede ser completada con la versión paleobabilonia de la tablilla de Yale (Yale, col. ii, 89-90 y col. iii, 97-98 y 100-119). 089 Gilgamesh abrió su boca y 090 y así habló a Enkidu:

-------------------------------------------------------Gilgamesh propone dar muerte a Huwawa, un monstruo que guarda el Bosque del Cedro y cortar un tronco del bosque para presentarlo como trofeo en Uruk. Pero Enkidu, que conoce al monstruo, intenta disuadir a Gilgamesh ya que dicha empresa va en contra del orden establecido por los dioses. 097 —«[. . . . . . . . .] al feroz Huwawa, 098 [démosle] muerte / 099 [para que su poder] desaparezca.

-------------------------------------------------------100 101 104 105 106 107 108 109 110

[En el bosque] del Cedro / 101 [en donde Huwawa] habita. [Amedrentémos]le / 103 en su propia guarida». Enkidu abrió su boca y dijo a Gilgamesh: —«Amigo mío, bien lo he conocido en la montaña, cuando yo andaba vagando con las bestias Sesenta leguas dobles 46 en cada dirección es de soledad el bosque. ¿Quién hay que se aventure a penetrar en su interior? Huwawa, cuyo bramido es el Diluvio,

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111 cuya boca es el fuego / 112 y la muerte su aliento, 113 ¿Por qué deseas tú/ 114 hacer esto? 115 Una batalla sin frente / 116 es la trampa de Huwawa» 47 . 117 Gilgamesh abrió su boca y 118 [así habló] a Enkidu: 119 —«[Del bosque], amigo mío, yo querría subir sus pendientes». [. . . . . .] [. . . . . .] [. . . . . .] De nuevo retomamos el texto de la tablilla II de la versión clásica, aunque lo que nos queda del manuscrito p es muy fragmentario.

193 194 195 196 197 198 199 200 201

Gilgamesh abrió su boca y habló, así di[ce a Enkidu:] «[C]omo si, amigo mío, a . . . [ . . . ] . . . es inminente [ . . . . . . ] Y en cuanto a nosotros, la lucha [ . . . . . . ] . . . a él, los días [ . . . . . . ] . . . a tu lado . . . [ . . . . . . ] Ahora, amigo mío, [ . . . . . . ] [ . . . ] en el país nos[otros . . . . . . ] [ . . . ] Humbab[a . . . . . . ]

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Laguna: El resto de la columna IV se ha perdido. Cuando se retoma el texto en la columna V encontramos a Gilgamesh todavía hablando.

214 —«Que destrocen [ . . . . . . ] 215 tormentas de pol[vo . . . . . . . . . .»] 216 Enkidu [abrió su] boca [y habló, así dice a Gilgamesh:] 217 —«¿Cómo vamos [a ir, amigo mío, al Bosque del Cedro?] 48 218a Con el fin de proteger los cedros, 219a como terror de las gentes lo destinó Enlil 49. 218b Esta expedición n[o debe ser emprendida,] 50 219b [él es un ser en el que no se puede fijar la mirada,] 220 el vigilante del Bos[que del Cedro, su extensión 51 es inmensa.] 221 Humbaba cuyo bramido es el Diluvio, 222 cuya boca es fuego y cuyo aliento es la muerte, 223 puede oír el murmullo del Bosque a una distancia de sesenta leguas dobles. 224 ¿Quién es el que va a adentrase en su bosque? 225 ¡El dios Adad es el primero, pero él es el segundo! 226 ¿Quién es entre los Igigi 52 el que va a hostigarlo? 227 Con el fin de proteger los cedros, 228 como terror de las gentes lo ha destinado Enlil, 229 y al que se adentre en su bosque la debilidad hará presa en él». 230a Gilgamesh abrió su boca y habló [a Enkidu] diciéndole: 230b Gilgamesh a él le[ habla a] Enkidu:

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231 232 233 234 235 236 237 238 239 240 241 242

—«¡Ven, [ . . . . . . . . . ] ¿Por qué, amigo mío, hablas con ese tono de abatimiento, y tu boca ahora se desata [turbando] mi corazón? 53 [Los días] del hombre están contados. Cualquier cosa que haga [es viento.] 54 . . . no existe(n) [ . . . . . . ] Tú naciste y creciste [en la estepa.] Hasta los leones sentían miedo de ti. To[do lo has experimentado] y hombres valientes huyeron [ante tu presencia.] 55 Experto es tu corazón, en el comba[te se ha visto.] ¡Ven amigo mío! ¡A la fra[gua me encaminaré!»] 56 [A la fra]gua [ellos se dirigieron, . . . . . . ]

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Laguna de algunas líneas. Puede subsanarse con la tablilla paleobabilonia de Yale (Yale, col. iv, 162-180 y col. v, 182-188). 161 162 163 164 165 166 167 168 169 170 171 172 173 174 175 176 177 178 179 180

—«[Ven,] amigo mío, a la fragua iré presto 57 , para que fundan segures en nuestra presencia». [Se cogieron (de la mano)] y a la fragua con presteza se encaminaron. Sentados discutían entre sí los artesanos. Segures enormes fundieron, hachas de tres talentos 58 cada una acabaron fundiendo, gigantescas dagas fundieron, cuyas hojas eran de dos talentos cada una, y los adornos metálicos de su empuñadura, treinta minas 59 . Las dagas tenían engastadas treinta minas de oro cada una. Gilgamesh y Enkidu iban cargados con diez talentos cada uno 60 . Las siete puertas de Uruk cerró, convocó [una asamblea] y el gentío se reunió [. . .] . . . en la calle de Uruk, la de la Gran Plaza. [Se sentó] 61 en su trono Gilgamesh. [En la calle de Uruk,] la de la Gran Plaza [la muchedumbre] estaba sentada ante él. [Gilgamesh así] decía [a los ancianos de Uruk,] la de la Gran Plaza: —«Oídme, ancianos de Uruk,] la de la Gran Plaza 62 :

Probablemente hay una línea perdida63. A continuación comienza la columna v. 182 183 184 185 187 188

«Al dios del que hablan quiero ver, ese, cuyo nombre repiten sin cesar los países. Quiero doblegarlo en el Bosque del Cedro, de que el retoño de Uruk es vigoroso, / 186 quiero que se entere el país. Voy a poner en ello mi empeño para talar el cedro, y un nombre eterno granjerarme.

El resto de la columna v se ha perdido. El texto reaparece en la versión babilonia clásica con el comienzo de la columa VI en el manuscrito bb.

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247 248 249 250 251 252 253 254

[Los artesanos estaban senta]dos y deliberaban, a [ . . . . . . ] 64 —«Forjemos hachas [ . . . . . .] segures de siete talentos de peso cada una, [ . . . . . . ] sus espadas, de siete talentos de peso cada una, . . . [ . . . . . . . . . ] Glosa del escriba: ‘fractura reciente’. sus cinturones de un talento de peso cada uno, el cinturón de [ . . . . . . . . . ]». [ . . . ] . . . [ . . . . . . ] Glosa del escriba: ‘fractura reciente’, ‘fractura reciente’

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A continuación viene una laguna que finaliza cuando Gilgamesh comienza a hablar.

260 261 262 263 264 265 266 267 268 269 270 271 272 273 274 275 276 277 278 279 280 281 282 283 284 285 286 287

—«¡Oídme, oh jóvenes [de Uruk-el Redil!] 65 Jóvenes de Uruk expertos [en el combate] 66 Estoy a ello resuelto, recorreré la [lejana] senda [que conduce adonde vive Humbaba.] 67 Afrontaré un combate que desconozco, [recorreré] un cami[no que no conozco,] bendecidme para que yo emprenda el camino [y vuestros] rostros [de nuevo pueda yo sano y salvo contemplar,] y franquear la Gran Puerta de Uruk-el Re[dil,] c[on la alegría del corazón!]. Regresaré para celebrar la Fiesta del Akitu68 [dos veces] al año. Quiero celebrar la Fiesta del Akitu [dos veces] al año. Celébrese la Fiesta del Akitu y ha[ya mú]sica: Que los timbales resuenen sin cesar en [presencia de Rimat-Ninsun]!». Enkidu a los ancianos una reco[mendación les ha]ce, a los jóvenes de Uruk, expert[os en el combate]: —«¡Decidle que no vaya al Bosque del Cedro! ¡Ese viaje no debe emprenderse! ¡Él es un ser en el [que no se puede] fijar la mirada,]!69 El vigilante del Bosque del Cedro, cuya [extensión] es inmensa 70, [Humbaba, cuyo bramido es el Diluvio,] [cuya boca es fuego] y cuyo aliento, la muerte 71, [puede oír a una distancia de sesenta leguas dobles] el murmullo del Bosque a él encomendado. [¿Quién es el que se va a adentrar] en el interior de su Bosque? [¡Adad es el primero, pero él] es el segundo! [¿Quién es el que le va a hostigar de] entre los Igigi? [Para proteger los cedros,] [para ter]ror de las gentes lo ha destinado Enlil, [y] al que se adentre en su [Bosque] la falta de vigor lo atenazará». Se levantaron los grandes consejeros

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288 289 290 291 292 293 294 295 296 297 298 299 300 301

y dieron su opinión a Gilgamesh: —«Eres joven, Gilgamesh, tu corazón te empuja y de todo cuanto has dicho no tienes ni idea. Humbaba, cuyo bramido es el Diluvio, cuya boca es fuego y cuyo aliento es la muerte, puede oír a una distancia de sesenta leguas dobles el murmullo del Bosque a él encomendado. Al que se adentra en su Bosque [la debilidad lo atenazará.] ¿Quién es el que se va a adentrar en su Bosque? ¿Quién es el que va a hosti[gar]le de entre los Igigi? ¡Adad es el primero, pero él es el segundo! Para proteger el Bosque del Cedro, para terror de las gentes lo ha destinado Enlil». Oyó Gilgamesh las palabras de los grandes consejeros, él miró y [ . . . . . . . . . ] Enkidu72. El resto de la tablilla, unas veinte líneas, en las que Gilgamesh daría respuesta a sus consejeros, está perdido. No obstante, en la versión paleobabilonia de la tablilla de Yale (col. v, 201-204) vemos cómo Gilgamesh se burla de los consejos dados por Enkidu y los ancianos. 201 202 203 204

Oyó Gilgamesh el discurso de sus consejeros, dirigió la mirada a su amigo y se rio: —«Ahora, amigo mío, ¡Cuán [asustado me encuentro!] Lo temo tanto que no [ . . . . . . . ]».

_____________________________________________ Posible línea de enlace con la tablilla siguiente.

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III 001 —«¡Al [muelle de] Uruk [regresa sano y salvo!»] 73 No poseemos ningún colofón de la tablilla II.

1 Podemos recuperar el texto completo de la primera línea gracias a la línea de enlace de la tablilla anterior y al colofón del ms. oo. Lo que traducimos por «se besaban» es una conjetura de A. R. George, 2003, 804, que completa el texto con el verbo ittaš-qu, un pretérito Gt del verbo našāqu «besar». 2 Enkidu y Shamhat la prostituta. 3 Este es el nombre que recibe la prostituta en la versión paleobabilónica. 4 En unos fragmentos de una tablilla procedente de Hattusa puede leerse de una forma abreviada el texto correspondiente a la versión paleobabilonia de Pensilvania col. ii, 51-83 y col. iii, 84-102. Para más detalles, cfr. A. R. George, 2003, 310-312. 5 Las líneas 61-63 son de dudosa fiabilidad. Cfr. A. R. George, 2003, 184. 6 Línea reconstruida a partir de I 208. Véase también col. ii, 54-55 de la tablilla de Pensilvania donde solo varía el verbo, empleándose alāku «ir, caminar» en vez de rapādu «(re)correr». 7 Líneas reelaboradas a partir de la tablilla de Pensilvania, col. ii, 69-72. Mientras algunos consideran que Shamhat dividió su

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vestido en dos partes, J. Bottéro, 1992a, 83, nota 2, dice que las mujeres llevaban, al menos, dos vestidos. 8 El texto babilonio clásico dice kīma ilim «como un dios» frente al texto paleobabilónico (Pens. col. ii, 73) en donde leemos kīma ilī «como dioses». De todos modos, la escritura en plural dingirmeš por el singular está testimoniada ocasionalmente en el primer milenio. Nuestra traducción trata de aunar ambas lecturas. Posiblemente aluda a la conducción de la estatua del dios en una procesión, aunque no debe desecharse la idea de una presentación, tal como aparece representado en los sellos cilíndricos, donde el propietario del sello es presentado por un dios a otro. Cfr. J. Bottéro, 1992a, 83, nota 3. 9 El comienzo de la línea es un texto corrupto. Cfr. para más detalles A. R. George, 2003, 804. 10 Existen dos versiones de esta línea. La segunda traducción del ms. z «sin duda el origen de Enkidu es la montaña» está reintegrada a partir de I 174, si bien ambas pueden retrotraerse a la tablilla de Pensilvania, col. ii, 83 y col. v, 186-187. 11 La línea 45 es un desarrollo paralelo de la línea anterior que ya aparece en la tablilla de Pensilvania, col. ii, 87. 12 Esta línea aparece en la col. iii, 88 de la versión paleobabilonia (tablilla de Pensilvania) «miró atentamente, lo contemplaba, lo miraba». Probablemente se trate de un texto corrupto. Cfr. A. R. George, 2003, 185 y 805. 13 Hasta el momento en que Enkidu comenzó a civilizarse, solo había bebido agua y mordisqueado hierbas, como los animales. Ahora comerá pan y beberá cerveza, productos elaborados por el hombre, claros indicios de civilización. 14 Como muy acertadamente señala J. Sanmartín, 2005, 135, nota 17, para ser considerado «persona humana» (awīlu) u «hombre, varón, guerrero» (mutu), era preciso aceptar las reglas de la civilización, entre las cuales se encontraban una vestimenta adecuada, cuidados e higiene corporal. 15 La iconografía mesopotámica da buena prueba de esta escena. 16 Reintegración obtenida de la tablilla de Pensilvania, col. iii, 115-116. 17 Las líneas 59-62 están mejor reflejadas en la versión paleobabilonia de la tablilla de Pensilvania (col. iv, 114-119), las cuales han servido para reintegrar el texto babilonio clásico: 114 Se acostaron los pastores por la noche: / 115 masacró lobos / 116 a los leones mantuvo alejados. / 117 Se durmieron los jefes de los pastores: / 118 Enkidu era su guardián / 119 un hombre despierto. 18 El comienzo de esta línea está reconstruido a partir de la tablilla de Pensilvania, col. iii, 120.

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19 Lo que hemos traducido por «boda» responde al sintagma babilonio bīt emūtim, cuya traducción literal sería «casa de la boda». La fiesta tenía lugar en la casa del padre de la novia. 20 J. Sanmartín, 2005, 135, nota 22, sugiere que esta línea tal vez podría responder a un dicho popular, pudiendo tratarse de un saludo entre los invitados a la boda. 21 Las antiguas ciudades orientales tenían como centro una plaza del mercado adonde confluían todas las caravanas comerciales. 22 En lugar de «red» algunos han interpretado el vocablo babilonio pūgu como «tienda» o «cortina». Se trataría de una cortina que, en un rito colectivo, separaba a las esposas de sus maridos, una cortina que Gilgamesh sería el primero en levantar. 23 Alusión al ius primae noctis. 24 Cuando se le cortaba el ombligo a un recién nacido, en ese momento se le fijaba también su destino. 25 El rostro de Enkidu. 26 Véase la línea 40 de la tablilla II de la versión clásica. 27 Con ciertas reservas hemos traducido por «campeón» el término babilonio lu-ša-nu, ya que otros intérpretes le confieren un valor distinto, especialmente el de un instrumento musical (o parte de un instrumento musical). Este valor fue adoptado por Von Soden en su Diccionario de Acadio (AHw, tomo I, pág. 565) y seguido por otros especialistas, como G. Pettinato, 1993 4 , 247, «gli strumenti-lushanum suonano», o S. Dalley, 1990, 140, «The lušānum-instrument plays». Para un estudio más detallado del problema, véase A. R. George, 2003, 190.

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28 išaru en acadio, además de ser un adjetivo con el significado de «normal», «perfecto», también puede ser un sustantivo cuyo significado es «pene». Este segundo valor parece ser el que da a su traducción G. Pettinato, 1993 4 , 247, «per i giovani uomini tutti eccitati». S. Dalley, 1990, 152, nota 11, opina que estamos ante un término de doble sentido. 29 El valor de «sacrificio» en vez de «oponente» o «contrincante» defendido por algunos intérpretes se nos antoja menos convincente. 30 El teónimo Ishhara es una variante ocasional de Ishtar, diosa del amor y las nupcias. Es posible, como señala A. R. George, 2003, 190, que el sintagma «lecho de/para Ishara» no fuese otra cosa que una expresión literaria para el lecho en donde el matrimonio había de consumarse. 31 La forma verbal i-bé-eš que aparece en el texto es controvertida. K. Hecker, en O. Kaiser (ed.), 1993, 683, la lee i-bi-eš interpretándola como una escritura excepcional por epēš «hacer», en tanto que W. von Soden, 1959, 222-223, la corrige propugnando la lectura i-kaš-šad «alcanza». 32 Las líneas 100-102 han sido reintegradas a partir de la col. iv, 201-203 de la versión paleobabilonia. De todos modos, la línea 101 no tiene su contrapartida en la versión paleobabilonia. Para más detalles, véase A. R. George, 2003, 805. 33 Véase este mismo pasaje con motivo del primer sueño de Gilgamesh en I 255. De hecho, las líneas 103-107 repiten I 251255 y 279-282. 34 No se ve qué papel podría hacer un «sustituto del rey» en un contexto nupcial. El «sustituto real» tenía como misión hacer caer sobre él todos los infortunios que hubieren de caer sobre el rey. Posiblemente, como señala J. Sanmartín, 2005, 136, nota 34, el autor de la versión clásica no entendió bien la narración de la versión paleobabilonia, donde no se habla de un «sustituto» (pūḫu) sino de un «rival» (meḫru) que habría de luchar contra él, como puede comprobarse en la tablilla de Pensilvania, col. iv, 194-197. Cfr. A. R. George, 2003, 190. 35 También podría entenderse «cámara nupcial». 36 Es decir, Gilgamesh abandonó el combate. Es muy verosímil la explicación dada por J. Sanmartín, 2005, 136, nota 39, según la cual, Gilgamesh con una rodilla apoyada en el suelo y apoyando el otro pie en tierra, consigue voltear a Enkidu obteniendo de este modo la victoria. Sin embargo, otros dan como vencedor a Enkidu presentando como signo de claudicación el hecho de haberse arrodillado Gilgamesh. Véase, entre otros, R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 73, nota s y A. Finet, 1996, 45-50. 37 Las líneas 162-163 están reconstruidas según I 124-125.

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38 Línea reconstruida a partir de II 41. 39 En el margen correspondiente a esta línea aparece una cuña horizontal cuyo valor desconocemos. A. R. George, 2003, 806 sugiere la posibilidad de que se trate de una forma incompleta del signo kúr empleado por los escribas para señalar algún error. 40 Tanto en la versión clásica como en los testimonios de la versión paleobabilónica de la tablilla de Yale (col. ii, 61-69), el discurso de la diosa Ninsun sobrevive fragmentariamente. 41 Esta línea ha sido completada por los traductores del poema de diversos modos: R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 78 «Enkidu n’a pas (de rival)»; A. R. George, 1999a, 17, «Enkidu possesses no [kith or kin]»; G. Pettinato, 1993 4 , «Enkidu non ha [né padre né madre]». 42 Cfr. la tablilla paleobabilónica de Yale, col. ii, 71-82. 43 Es ciertamente llamativo el hecho de que la relación entre Gilgamesh y Enkidu sea de igual a igual, mientras que en la narraciones sumerias se establece una relación de superior a inferior, de señor a siervo. 44 Las líneas 186-187 están reconstruidas a partir de las líneas 180-181. 45 Gilgamesh, al presentar a Enkidu a su madre, intenta que su madre lo acoja como un hijo. El llanto y el dolor que inunda a Enkidu se deben a la negativa de la madre de Gilgamesh a acceder a tal solicitud. J. Bottéro, 1992a, 86, nota 1, sugiere que la tristeza de Enkidu tiene su origen en los reproches que le hizo la madre de Gilgamesh por haber atacado a su hijo. 46 La «doble legua» es la traducción del término acadio bēru (danna), una medida de longitud que suponía el recorrido a pie de dos horas, aproximadamente 11 km. En España la legua es una medida itineraria de 20.000 pies o 6.666 varas y dos tercias, lo El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-10 10:29:26.

que equivale a 5.527 m y 7 dm. Dado que el vocablo bēru representa una longitud de unos 11 km, o sea, el doble de una legua, lo hemos traducido por «doble legua». Por tanto, 60 dobles leguas suponían la distancia de unos 660 km. 47 En lugar de «trampa», otros traducen «morada» a partir de la lectura šu-ba-at en vez de šu-pa-at. 48 Restitución practicada a partir de la tablilla de Yale, col. iii, 129-130. 49 Enlil, el soberano de los dioses y los hombres en el sistema religioso babilonio, había puesto a Humbaba como guardián del Bosque del Cedro. Precisamente por esto desaprobará las acciones violentas de Enkidu y Gilgamesh en el Bosque, y ello llevará a la muerte a Enkidu, como se verá en la tablilla hitita, que viene a llenar una amplia laguna al comienzo de la tablilla VII de nuestro poema. 50 Las líneas 218b-229 desarrollan la narración de la tablilla de Yale, col. iii, 108-116, siendo repetido en la col. v, 195-200. 51 Conjetura de A. R. George, 1999a, 19. 52 Igigi era un término que servía para designar a los grandes dioses en general. 53 Las líneas 232-233 reelaboran el texto de Yale, col. iv, 156-157 y pueden verse en la versión clásica V 100-101; cfr. IV 233 para la primera línea (= II 233). 54 Texto reconstruido a partir de Yale, col. iv, 142-143. 55 Las líneas 237-239 están reconstruidas a partir de la tablilla de Yale, col. iv, 151-153. 56 Línea reconstruida a partir de la tablilla de Yale, col. iv, 161 y 163. 57 El comienzo de la línea está reconstruido a partir de II 241. La traducción «iré presto» es una traducción ad hoc, según A. R. George, 2003, 212, quien, a su vez, opina que la lectura de R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 86, nota 55, lu-si-ḫa «quiero asignarlo» tropieza con la dificultad de presentar un pie dáctilo, inusual desde un punto de vista métrico. 58 El talento (biltu) equivalía a unos 30 kg. 59 Una mina (mana) era una medida de peso equivalente a medio kilo. 60 Esto suponía que cada uno de ellos debía soportar un peso de 300 kg.

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61 Hemos seguido la traducción contextual de A. R. George, 1999a, 20, que traduce «Gilgamesh [seated himself on] his throne». 62 Parece preferible pensar que Gilgamesh se dirige en este momento a los ancianos de la ciudad (šibūtum) y no a los jóvenes (eṭlūtum). Véase para esta cuestión A. R. George, 2003, 212. 63 La traducción de esa línea traducida por A. R. George, 1999a, 20 [I would tread the path to ferocious Humbaba] «Yo me pondría en camino hacia el feroz Humbaba» es una conjetura. 64 La primera palabra de esta línea es restituida como ašbū «permanecían sentados» a partir de la tablilla de Yale, col. iv, 164. 65 La línea finaliza con una anotación del escriba en la que señala que hay un salto de cinco líneas. En el manuscrito bb, que es el único que testimonia esta línea, faltaría únicamente una pequeñísima porción del signo gu 4 y los signos correspondientes a ud y meš al final. 66 Línea idéntica a la 273. 67 Las líneas 262-271 están restituidas de acuerdo con la tablilla III 24-34 de la versión clásica. 68 La fiesta del Akitu se celebraba para inaugurar el Año Nuevo. En un principio se celebraba en otoño, pero después se desplazó a la primavera. Durante dicha fiesta la imagen del dios Marduk era llevada en procesión hasta una mansión fuera de la ciudad, a fin de que la divinidad no sufriera en su dignidad con la gran purificación del templo que debía realizarse una vez al año. La fiesta del Año Nuevo estaba lleno de ritos, plegarias y cantos entre los que sobresalía la recitación del Poema de la Creación del Mundo en honor de Marduk.

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69 Cfr. las líneas 218b-219b. 70 Cfr. línea 220. 71 Respecto a las líneas 278-279, según A. R. George, 2003, 809, en la línea 278 esperaríamos H˘umbāba rigmašu abūbu «Humbaba cuyo bramido es el Diluvio» tal como puede verse en algunos paralelos: Yale, col. iii, 110-112, col. v, 197-198, y en la versión clásica: II 221-222 y 291-292; pero los trazos no se ajustan convenientemente. 72 Las líneas 300-301 desarrollan el contenido de la tablilla de Yale, col. v, 201-202.

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73 Línea de enlace conjetural a partir de la primera línea de la tablilla III.

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TABLILLA III

PLANES DE AVENTURA

A

FORTUNADAMENTE esta tablilla es hoy día mucho mejor conocida gracias a la labor de los

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especialistas que han ido reuniendo y combinando fatigosamente restos de tablillas, hasta llegar a completar un conjunto ciertamente estimable de lo que pudo ser en su día la tablilla clásica babilonia. A pesar de todo, todavía quedan lagunas e interrogantes que hacen que nuestro conocimiento sea deficitario en algunos aspectos. Empieza nuestra historia con los consejos de los dignatarios de Uruk a Gilgamesh y un encarecido ruego a Enkidu para que lo devuelva sano y salvo a su patria. Gilgamesh, consciente de los peligros que va a correr en su aventura, acude, en compañía de Enkidu, a su madre, la diosa Rimat-Ninsun, para recibir sus consejos y su bendición. Rimat-Ninsun, como buena madre, en una encendida, fervorosa y poética súplica al dios Shamash, le ruega que vele por su hijo. A continuación, Rimat-Ninsun acoge a Enkidu como hijo adoptivo. Tras una serie de instrucciones de Gilgamesh a los dignatarios de Uruk para que sepan cómo deben conducirse durante su ausencia, la tablilla finaliza con la bendición de los dignatarios de Uruk a Gilgamesh y, en una clara composición anular, con los consejos con que comenzaba la tablilla.

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Los ancianos de Uruk aconsejan a Gilgamesh.

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—«¡Al [muelle de] Uruk [regresa tú sano y salvo!] 1 ¡No confíes, Gilgamesh, enteramente en tu fuerza!2 ¡Que tus [o]jos estén insaciablemente atentos! ¡Asegura tu golpe! El que avanza en la vanguardia, salva al camarada, el que conoce el camino, protege a su amigo 3. Que Enkidu camine delante de ti; él conoce el camino del Bosque del Cedro, tiene experiencia en las batallas, en el combate está avezado. Que Enkidu proteja al amigo y guarde sano y salvo al camarada, y junto a sus mujeres 4 de nuevo lo traiga. En nuestra asamblea te hemos confiado al rey. Tú harás que vuelva, confiándonos de nuevo al rey».

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Gilgamesh invita a Enkidu a despedirse de Ninsun.

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Gilgamesh abrió su boca para hablar, así decía a Enkidu: —«¡Ea, amigo mío! ¡Iremos al Templo Sublime!5 a presencia de Ninsun, la Gran Reina. Ninsun es experta, sabia, todo lo conoce 6, pasos de buen juicio ella proporcionará a nuestros pies». Gilgamesh desvela sus planes a Ninsun, su madre.

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Ellos se cogieron mano sobre mano. Gilgamesh y Enkidu se encaminan al Templo Sublime, a presencia de Ninsun, la Gran Reina. Alzóse Gilgamesh y entró a presencia de [la diosa, su madre.] 7 Gilgamesh a ella dirige la palabra, a [Ninsun:] —«Oh Ninsun, estoy firmemente decidido, recorreré 8 la lejana ruta que lleva adonde habita [Humbaba.] Afro[ntaré] un combate que desconozco, iré 9 por una senda que no conozco. Te lo suplico, bendíceme para que yo emprenda el camino, y pueda, ya sano y salvo, tu rostro contemplar de nuevo,

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y franquear la Gran Puerta de Uruk con el gozo del corazón. Regresaré y celebraré la fiesta del Akitu dos veces al año, quiero celebrar el Akitu dos veces al año. ¡Celébrese el Akitu y haya alegres canciones, resuenen los timbales en tu presencia!». Ninsun, después de haberse purificado y ataviado convenientemente, suplica a Shamash que vele por su hijo Gilgamesh.

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[Rimat-N]insun las palabras de Gilgamesh, su hijo, —y también Enkidu— con amargura estaba escuchando y [en la habitación] del baño siete veces ella entró, se [purificó] con aguas (perfumadas) de tamarisco y hierba jabonera 10, [se puso] un elegante vestido, ornato de su cuerpo, [eligió ella una joya,] 11 adorno de su pecho, se colocó [ . . . . ] y se puso en la cabeza su corona, . . [ . . . ] . . . las rameras el suelo . . . . [saltó sobre] la escalera, subió a la terraza, subió a la terraza, en presencia de Shamash colocó un incensario 12, esparció la ofrenda de incienso ante Shamash, y alzó sus brazos: —«¿Por qué dispusiste para mi hijo Gilgamesh un corazón infatigable y lo instalaste en su interior? 13 Ahora tú lo has tocado y él recorrerá la lejana ruta que lleva adonde habita Humbaba, afrontará un combate que desconoce, por una ruta que no conoce marchará. Hasta el día en que, tras partir, regrese, hasta que llegue al Bosque del Cedro, hasta que dé muerte al feroz Humbaba y todo el mal 14 que tú detestas, él haya erradicado del país, que, cada día, cuando tú los confines [del cielo recorras,] 15 que ella, Aya 16, la Esposa, no se estremezca ante ti y te recuerde: —«A ese confíalo a las Vigilias de la Noche!» 17 [En la primera] vigilia] [. . . . . ] . . . De las líneas 59-61 solo quedan algunos signos al final de cada línea y de la 62 solo podemos identificar con claridad la última palabra.

062 . . . [. . . . . . . .] brillar. 063 Tú has abierto, oh [Shamash, las puertas 18 para la sa]lida del ganado, 064 para . . [ . . . . . . ] tú has alboreado para el país,

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065 los montes [se dibujan 19, resplande]cen los cielos, 066 los animales de la estepa [ . . . . . .] tu anaranjada luz, 067 aguardan a [ . . . . . .] . . a ellos 20, 068 las bestias [ . . . . . .] a ti. 069 . . [ . . . . . . . . . ] yo te ofrendo, 070 el difunto [ . . . . . . ] la vida, 071 a . . . [ . . . . . . ] tu cabeza. 072 A la salid[a de tu luz 21 las gent]es se reúnen. 073 Los Anunna[ki de tu luz] están pendientes 22. 074 Que ella no se [estremezca ante ti, que Aya, la Esposa, esto te recuerde:] 075 ¡A ese a [las Vigilias de la Noche confíalo!] 23 076 La expedición que [ . . . . . . . . . ] 24 077 toca tú [ . . . . . . . . . ] 078 porque . . [ . . . . . . . . .] 079 el camino [ . . . . . . . . .] . . . 080 y . . . [ . . . . . . . . . ] . . . 081 Hasta que Gilgamesh llegue al [Bosque] del Cedro, 082 sean muy largos los días, y cortas las noches, 083 que estén ceñidos sus lomos, [amplias sean sus zancadas!25,] 084 que al anochecer instale la tienda para el reposo nocturno, 085 la noche . . . ellos se acostarán26. 086 Que ella no se estremezca ante ti, Aya, la Esposa, y te lo recuerde. 087 En el día en que Gilgamesh, Enkidu y Humbaba se encuentren frente a frente, 088 levanta contra él, oh Shamash, contra Humbaba los grandes vientos de la tormenta: 089 el Viento del Sur, el del Norte, el Levante, el Poniente, la Ráfaga, el Racheado, 090 el Vendaval, el Arrasador, el Tifón, el Endemoniado, 091 el Glacial, el Huracán, el Polvoriento. 092 ¡Álcense los trece vientos para que se torne oscura la faz de Humbaba 093 y el arma de Gilgamesh alcance a Humbaba!27 094 Cada día que tus propios fuegos 28 se enciendan, 095 cada día, oh Shamash, ¡vuelve tu rostro al [suplicante!] 29 096 Que tus veloces mulas 30 te [lleven hacia delante,] 31 097 que un asiento de paz, un lecho 32 esté para ti preparado, 097a un asiento de [ . . . . . . . . . ] 33 098 Que los dioses, tus hermanos, te den los alimentos que [te apetezcan,] 34 099 que Aya, la Esposa, enjugue tu rostro con el limpio ribete de su vestido!». 100 Rimat-Ninsun de nuevo ante Shamash repetía el ruego: 101 —«¡Oh Shamash! ¿Acaso Gilgamesh no . . . los dioses?

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102 103 104 105 106 107 108 109 110

¿Es que no va a compartir contigo los cielos? 35 ¿Es que no va a compartir con el dios Sin el cetro? 36 ¿Es que no llegará él a ser un sabio junto con el dios Ea, el del Apsú? ¿Es que no va a ser con Irnina 37 el soberano de las gentes de las Cabezas Negras? 38 ¿Es que no morará él con Ningishzida 39 en el País de donde no se torna? Lo haré, oh Shamash, [ . . ] . . ., Que él no . . ., que no [ . . . ] [el Bosque del Cedro] [ . . . ] . . . que él no alcan[ce . . . ] [ . . . . . ] . . tu [grandiosa] divinidad».

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A continuación tenemos una laguna de dos líneas 40 .

113 114 115 116 117 118 119 120 121 122 123 124 125 126 127 128

«[ . . . . . . ] . . . . como las mismas gentes [ . . . ] como 41 tú ordenaste 42 en el . . . . de Humbaba le dejarás entrar». Una vez que Rimat-Ninsun hubo dado a Shamash el encargo, [Rimat-N]insun era [sabia, experta, todo lo sabía] 43 [la madre] 44 de Gilgamesh . . [ . . . . . . ] ella apagó el incensario y [bajó del terrado] 45 Ella llamó a Enkidu para manifestarle su intención: —«¡Poderoso Enkidu! Tú no eres fruto de mi seno, pero ahora, tu linaje 46 está entre los oblatos 47 de Gilgamesh48, las sacerdotisas, las consagradas y las hieródulas» 49. Ella colocó un distintivo 50 sobre el cuello de Enkidu: —«Las sacerdotisas acogieron al expósito y las hijas de los dioses criaron al adoptado. Yo misma acogí a Enkidu, a [quien amo] como un hijo, para que Enkidu [fraternalmente] trate con bondad a Gilgamesh. Las líneas 129-130 solo muestran algunos signos.

131 132 133 134 135

Mientras te encamines j[unto a Gilgamesh] al Bosque del Cedro 51, ¡sean muy largos [los días], las noches, cortas, [que ceñidos estén tus lomos, y sean amplias tus z]ancadas! [¡En la noche monta la tienda para el descan]so! [ . . . . . . . . . . que ] proteja!». Las líneas 136-138 están perdidas. De 139 a 144 solo hay unos restos de signos del final de las líneas. Las líneas que vienen a continuación (146-154) proceden en su totalidad al manuscrito BB 52 . Muchos finales conservados en la columna V del manuscrito M coincidirían con la columna IV del manuscrito BB 53 .

147 [Gil]gamesh a [ . . . . . . . . . . .] El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-11 14:10:41.

148 149 150 151 152 153 154

su . . .[ . . . . . . . . . . .] [a] la Puerta del Cedro [ . . . . . . ] [En]kidu en el santuario del dios [ . . . . . . ] [y] Gilgamesh en el santuario de [ . . . . . . ] enebro, incienso [ . . . . . . ] [presentes] estaban los miembros 54 de [ . . . . . . ] donde . . . [ . . . . . . ] A continuación tenemos una laguna de aproximadamente trece líneas.

166 167 168 169 170 171 172 173

«Por la palabra de Shamash podr[ás lograr tu deseo] en la Puerta de Marduk55 [ . . . . . . ] en la superficie 56 de las aguas [ . . . . . . ] detrás 57 . . . [ . . . . . . ] en la Puerta del Cedro . . . [ . . . . . . ] Gilgamesh . . . [ . . . . . . . . . ] y Enkidu [ . . . . . . . . . ] Tras veinte leguas dobles [¡parte el pan!] 58 A continuación nos encontramos con una laguna de unas treinta líneas 59 . Cuando el texto reaparece, vemos a Gilgamesh dando órdenes a los dignatarios de Uruk.

202 203 204 205

[«Hasta los días en que, tras partir, regresemos,] [hasta que lleguemos al Bosque del] Cedro, [hasta que al feroz Humbaba demos] muerte [y todo el mal que Shamash detesta, hayamos erradicado del país.] 60

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Laguna de una o dos líneas.

207 208 209 210 211

No vayas a adquirir [ . . . . . .,] que a los jóvenes no congreguen en la calle [ . . .,] juzga el pleito del débil, busca . . ., hasta que, como niños muy pequeños, consigamos nuestro deseo, hasta que delante de la puerta de Humbaba plantemos nu[estras armas]!». Los dignatarios de Uruk bendicen a Gilgamesh deseándole toda suerte de venturas.

212 213 214 215 216 217

En pie permanecieron sus dignatarios y lo bendecían. Se aglomeraron los jóvenes de Uruk y no paraban de correr tras él, y sus dignatarios iban besando sus pies: «¡Regresa incólume al malecón de Uruk!61 No confíes, Gilgamesh, enteramente en tus fuerzas, sáciense tus ojos, asegura tu golpe!

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218 219 220 221 222 223 224 225 226 227 228 229 230 231

El que camina en vanguardia salva al camarada, el que el camino conoce, a su amigo protege. Vaya Enkidu delante de ti. Él conoce la senda del Bosque del Cedro, en las batallas tiene experiencia, en el combate está avezado, [a] los accesos de los montes [ . . . . . . ] Que[Enki]du al amigo pro[teja y al camarada salve,] y junto a sus mujeres [lo traiga de nuevo.] En nuestra asamblea [te hemos confiado al rey.] Tú harás que vuelva y tú [nos devolverás al rey».] Enkidu [abrió] su boca [para hablar,] así decía [a Gilgamesh:] —«¡Amigo mío! ¡Échate atrás! [ . . . . . . ] 62 El viaje no . . . [ . . . . . . ] Después de dos líneas con algunos signos, posiblemente se han perdido unas diez líneas al final de la tablilla. Sin embargo, el final, hasta cierto punto, se conserva en la tradición babilonia antigua testimoniado por un texto muy fragmentario, en el que el discurso de Enkidu, antes de partir, es diferente al del relato de la versión clásica: lejos de intentar disuadir a Gilgamesh, Enkidu le anima a emprender la expedición y a confiar en él. De la tablilla III no se han conservado ni la línea de enlace ni el colofón 63 .

1 Debemos hacer notar en las líneas 1-12 el extraordinario parecido con el contenido de la tablilla de Yale, col. vi, 249-271, en la que los ancianos, después de bendecir a Gilgamesh, le dan consejos para el viaje. El relato ofrecido por estas líneas vuelve a repetirse en III 215-227 con la salvedad de la línea 223.

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2 El texto acadio dice textualmente: a-na gi-mir e-mu-qi 2 -ka, literalmente «en la totalidad de tus fuerzas». 3 En lo concerniente a las líneas 4-5, A. R. George, 2003, 810, amparándose en consideraciones sintácticas, como el empleo del pretérito en lugar del presente, sugiere que ambas líneas evocan expresiones propias de la sabiduría popular. En estas frases resuena el eco de la versión paleobabilonia, testimoniada en la tablilla de Yale, col. vi, 255-256: «El que va delante salva a su camarada, / aquel, cuyos ojos están abiertos, se protege a sí mismo». 4 Otros interpretan el término ḫirāti, que hemos traducido por «mujeres» como un plural de ḫīrtu «fosa» tal como apuntan las traducciones «sepulcro» de G. Pettinato, 1993 4 , 145, o «trampas de caza» de J. Bottéro, 1992a, 93. Por su parte, S. Dalley, 1990, 127, nota 26, lo entiende como algo intencionadamente ambiguo. El hombre babilonio solo podía tener una esposa ḫīrtu, las demás esposas eran de un rango inferior. A esto debemos añadir la diferente tradición en torno al estado de Gilgamesh, ya que los testimonios sumerios lo presentan como una persona soltera. Pero ello no significa que esto mismo tuviera que suceder en la tradición acadia. Probablemente estemos en presencia de un tópico popular, en el que se desea al rey, tras una expedición militar, un feliz retorno junto a sus esposas. Por ello pensamos con A. R. George, 2003, 810, que nuestra traducción se ajusta mejor al contexto. 5 El «Palacio o Templo Sublime» (en sumerio é.gal.maḫ) era el nombre con el que se conocía el templo de la diosa Gula en la ciudad de Isin. En nuestro poema debe su aparición al sincretismo que se produjo entre las diosas Gula y Ninsun, ya que la pareja divina de Ninurta y Gula se había sincretizado con la de Lugalbanda y Ninsun. 6 Esta secuencia formularia ya la hemos visto en I 259-260 y 286-287. 7 Reconstrucción practicada a partir de I 274. 8 Para las líneas 24-34, véase II 262-271. El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-11 14:10:41.

9 El verbo empleado en el poema es rakābu, repetido en la línea 50, supondría que Gilgamesh iba a realizar su viaje en un carruaje. 10 Hemos traducido por «hierba jabonera» la planta tulal (literalmente, «tú purificas»). Esta planta todavía no ha sido identificada. Sabemos que se empleaba en la higiene corporal, así como en actividades de magia y exorcismos con fines purificativos. Ninsun se purifica y atavía para dirigirse a Shamash, una divinidad de mayor rango que ella. 11 Conjetura de A. R. George, 1999a, 24. Si el vocablo que debemos leer al comienzo de la línea es lulīmu, entonces el adorno podría representar un ciervo ornamental. 12 Las divinidades astrales eran adoradas en los tejados y en las terrazas. Tanto en los documentos de Ugarit como en los textos bíblicos tenemos testimonios de que las plegarias tenían lugar en estos emplazamientos, y ello puede comprobarse en el libro segundo de Reyes 23, 12, en los profetas Sofonías 1, 5 y Jeremías 19, 13, donde son declaradas impuras todas las casas sobre cuyos terrados se haya quemado incienso a los dioses astrales. 13 A. R. George, 2003, 811 opina que esta línea, excesivamente larga, pudo ser en un principio un conjunto de dos líneas. Por otro lado, la palabra temidsu con la que acaba la línea, un pretérito del verbo emēdu seguida de sufijo personal «lo instalaste en su interior» no está documentada en algunos manuscritos. 14 La expresión acadia mimma lemnu podría traducirse como «todo el mal» y se refiere a Humbaba. No obstante, debemos advertir que mimma lemnu también era el nombre de uno de los innumerables demonios que continuamente acosaban a los hombres, cfr. S. Dalley, 1990, 127, nota 28 y 319. 15 Alusión al viaje que realiza el sol todos los días desde su salida hasta su puesta a lo largo del firmamento. La mitología grecorromana nos presenta a Febo Apolo recorriendo el cielo desde oriente hasta occidente en un carro tirado por briosos corceles. 16 Aya es la esposa del dios solar Shamash. Aquí es llamada «Esposa», un título que ostentaban algunas diosas. 17 Tres eran las vigilias, a saber, barārītu, la del atardecer, el crepúsculo de la tarde, que iba de las 18 a las 22 horas, la segunda recibía el nombre de qablītu y correspondía a la medianoche y la tercera, namarītu que indicaba la última vigilia correspondiendo ya al amanecer. Mientras por la noche Shamash descansa en el lecho con su esposa, los grandes astros de la noche velarán por Gilgamesh. 18 Conjetura de A. R. George, 1999a, 25. 19 Conjetura de A. R. George, 1999a, 25.

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20 De las líneas 67-71 solo tenemos restos de signos legibles al comienzo y final de cada línea. 21 Conjetura de A. R. George, 1999a, 25. 22 La reconstrucción de esta línea se basa en el testimonio de un conjuro al dios Sol conservado en sumerio y acadio donde podemos leer: «Los grandes dioses estaban atentos a tu luz, todos los Anunnaki contemplaban tu rostro», donde el texto acadio reproduce casi literalmente la línea de nuestro poema. Cfr. A. R. George, 2003, 812. 23 Las líneas 74-75 están reconstruidas según las líneas 56-57. 24 De las líneas 76-78 solo nos quedan signos al comienzo de cada línea. 25 Literalmente: «Abiertas estén sus dos piernas». Este era un modo de expresar la acción de caminar los humanos. 26 Quizá pueda completarse esta línea a la luz del testimonio paleobabilonio de la tablilla Schøyen 2 , línea 82 donde leemos nuba-at-tam is-ki-p[u] i-nu-lu: «Levantaron la tienda para la noche y se acostaron». No obstante, como acertadamente señala A. R. George, 2003, 812, no hay espacio para la frase lispikū linīlū. 27 El catálogo de vientos es prácticamente el mismo que tenemos en un fragmento de una lista lexical procedente de Emar. El empleo de los vientos como instrumento de combate para derrotar al enemigo se encuentra más detallado en el Poema de la Creación (Enūma elish, IV, 41-48), donde Marduk moviliza once vientos para doblegar a Tiamat. También la recensión asiria del Atramhasis nos presenta un catálogo de vientos similar. Por lo demás, las líneas 88-93 volverán a aparecer en nuestro poema en la tabilla V 137-143 con la salvedad de 142.

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28 Conjetura de A. R. George, 1999a, 25. 29 Conjetura de A. R. George, 1999a, 25. 30 Referencia a los corceles que tiran del carro del Sol a través de los cielos. 31 Conjetura de A. R. George, 1999a, 25. 32 En este punto hay una anotación del escriba señalando que hay una fractura. 33 Esta línea incompleta solo se encuentra en el manuscrito i. 34 Conjetura de A. R. George, 1999a, 25. 35 La asociación de Gilgamesh con Shamash está bien atestiguada por conjuros y ritos de exorcismo, en donde Gilgamesh comparte con Shamash la función de juez en los Infiernos. En cambio, es más difícil sostener una asociación de ambos en la esfera celestial, tal como proclama esta línea. 36 Sin, el dios Luna, es una de las divinidades que custodia los símbolos de la realeza. Pero es difícil explicar de qué modo Gilgamesh pudo compartir con Sin la realeza simbolizada por el cetro en nuestro poema. 37 Irnina o Irni es el término con el que se conoce a la diosa Ishtar en su papel de divinidad guerrera. No obstante, aquí parece apuntar a su dimensión infernal. 38 Así llamaban los acadios a la raza humana (ṣalmāt qaqqadim) que traducía la expresión sumeria sag.gi 6 . 39 Ningishzida y Dumuzi aparecen en el mito sumerio La muerte de Gilgamesh como dos divinidades infernales a las que se les presentan ofrendas de pan. En un principio eran divinidades agrarias que simbolizaban mediante su muerte y posterior resurrección las vicisitudes de la naturaleza. Cfr. R. Jiménez Zamudio, 2002a, 22. 40 Solo leemos en mitad de la primera línea el signo correspondiente a AN. 41 En este punto hay una anotación del escriba señalando que hay una fractura. 42 Suponiendo la forma verbal taqbû, 2.ª persona del singular del presente G en subjuntivo de qabû «decir», «ordenar». 43 Línea reconstruida según la línea 17. De todos modos, la serie de epítetos aplicados a Rimat-Ninsun constituían un fórmula que ya hemos visto en I 259-260 y 286-287. Copyright © 2015. Difusora Larousse - Ediciones Cátedra. All rights reserved.

44 Conjetura de A. R. George, 1999a, 26. 45 Conjetura de A. R. George, 1999a, 26. 46 En esta línea hemos seguido la propuesta de A. R. George, 2003, 815 quien considera el término atmūka como un sintagma nominal formado por atmu «cría de animal» y -ka sufijo posesivo «tuyo», de aquí «tu linaje». Esta posición ya fue sostenida por J. Bottéro, 1992a, 96, n. 1 y S. Dalley, 1990, 66 y 127, nota 30, frente a otros como R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 103 o G. Pettinato, 1993 4 , 149. Curiosamente Humbaba se dirige a Enkidu con este nombre en V 88, lo que vendría a reforzar nuestra propuesta. No obstante, la mayor parte de los intérpretes entendieron este término como una forma verbal en presente o pretérito del verbo atmû «hablar», «discutir». 47 La traducción «oblatos» responde al término acadio širku «ofrecido», «consagrado». En realidad servía para designar a las personas consagradas al servicio de una divinidad. En nuestro caso Rimat-Ninsun consagra a Enkidu al servicio de Gilgamesh. 48 Un manuscrito añade una línea. Pero lo que queda de ella es tan escaso que es imposible intentar una traducción. 49 Triple clasificación de mujeres consagradas al servicio del templo con funciones y obligaciones distintas. En el texto están situadas en un orden que señala su rango de mayor a menor. J. Bottéro, 1992a, 96, nota 1, se muestra escéptico en cuanto al significado exacto de los términos y funciones de estas mujeres. 50 No podemos precisar en qué consistía este distintivo. 51 Las líneas 131-134 están reconstruidas a partir de las líneas 81-84. El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-11 14:10:41.

52 De las líneas 146-158 solo quedan fragmentos de desigual medida. Posiblemente el fragmento recogido por el manuscrito BB, según señala A. R. George, 2003, I, 582, acabase en la línea 165. 53 Estos finales pueden consultarse en A. R. George, 2003, I, 582. 54 Literalmente «los hijos». 55 Esta es la única vez que Marduk, el dios de Babilonia, aparece en el poema, ya que las divinidades que en él aparecen pertenecen al panteón local de Uruk o al panteón nacional de Sumer. 56 El texto acadio presenta el término ir-ti que literalmente significa «pecho». 57 Nuestra traducción responde al término acadio ku-tal-li «parte trasera». No obstante también podría leerse ku-ri-li «gavillas», cfr. B. Landsberger, 1968, 123, nota 24 y S. Parpola, 1997, 80 (línea 179), 129. 58 Es decir, «¡Tómate un pequeño refrigerio!». 59 Esta laguna pude ser subsanada en parte con las últimas líneas del manuscrito BB, columna V, que pueden tal vez reconstruirse mediante la comparación con las líneas 51-54. Cfr. A. R. George, 2003, 584. 60 Líneas reconstruidas según 51-54. 61 Si exceptuamos la línea 23, el conjunto de las líneas 215-227 es repetición de las líneas 1-12. 62 Si la interpretación que damos a esta línea, por cierto fragmentaria, es correcta, entraría en conflicto con la actitud de Enkidu atestiguada en la versión paleobabilonia de la tablilla de Yale, en donde Enkidu anima a Gilgamesh a emprender el camino. Cfr. J. Sanmartín, 2005, 148-149.

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63 Tanto la línea de enlace como el colofón que S. Parpola, 1997, 81 presenta son mera conjetura.

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TABLILLA IV

CAMINOS Y SUEÑOS

D

ESDICHADAMENTE el estado de conservación de la cuarta tablilla es pésimo. Poseemos

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solamente la tercera parte de una tablilla que debería tener unas doscientas cincuenta líneas. A ello debemos también sumar el lastimoso estado de conservación de muchas de ellas. No obstante, ha sido posible restablecer muchas de las líneas perdidas gracias a la información suministrada por el propio poema que había conservado textos iguales o semejantes a los perdidos. Por otra parte, la versión paleobabilonia de Gilgamesh conservada en un buen número de tablillas nos ha suministrado luz suficiente para acceder a muchos episodios que se habían perdido en la versión clásica. La tablilla IV nos narra los cinco sueños premonitorios que tuvo Gilgamesh en cada una de las jornadas hacia el Bosque del Cedro y la interpretación favorable que su fiel amigo Enkidu va haciendo de cada uno de ellos.

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Primera jornada y primer sueño de Gilgamesh.

001 002 003 004 005

[Al cabo de veinte] leguas dobles partieron el pan, [a ] las treinta leguas dobles instalaron la tienda, [Cincuenta] leguas dobles habían recorrido durante todo el día: [un trayecto] de mes y medio en tres días. Se habían acercado al Monte Líbano 1. [Frente a Shamash2 se pusieron] a cavar [un pozo,] 3

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La parte central de la tablilla está reconstruida a partir de los pasajes paralelos de las columnas segunda y tercera.

006 007 008 009 010 011 012 013 014 015 016 017 018 019 020 021 022 023 024 025 026 027 028 029 030

[Agua fresca . . . pusieron en . . . ] 4 [Subió entonces Gilgamesh a la cima de la montaña,] [su ofrenda de harina tostada hizo a la colina:] 5 [—«¡Oh montaña! ¡Tráeme un sueño, para que pueda yo ver una señal propicia»!] [Le construyó entonces Enkidu para él una estancia para el sueño,] 6 [una puerta contra el viento fijó en su entrada,] [le hizo acostarse en un círculo (que había trazado)] 7 [y él, extendiéndose como una red se echó en su entrada.] [Gilgamesh sobre sus rodillas apoyó su mentón,] [El sueño que se desliza sobre las gentes sobre él cayó.] [A medianoche 8 sintió que su sueño había llegado a su fin,] 9 [se levantó y así habló a su amigo:] [«¡Amigo mío! ¿No me has llamado? ¿Por qué estoy despierto?] [¿Acaso no me has tocado? ¿Por qué estoy sobresaltado?] [¿Ningún dios ha pasado? ¿Por qué mi cuerpo está paralizado?] 10 [¡Amigo mío! Acabo de tener un sueño,] [y el su]eño que he teni[do era enteramente confuso.] [En una ca]ñada de la montaña [. . . . . . ] [La montañ]a se desplomó so[bre . . . . . .,] [y no]sotros como . . . [ . . . . . »] 11 [El] que ha nacido en la [estepa puede darte consejos,] Enkidu habló a su amigo, [le explica el significado de su sueño:] 12 —«¡Amigo mío! ¡Propicio es [tu] sueño! [¡Es favorable . . . !] 13 ¡Un sueño inestimable! [ . . . . . . ] ¡Amigo mío! La montaña que has visto [ . . . ] 14

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031 [Atr]aparemos a Humbaba y le da[remos muerte,] 032 y su cadáver 15 en el campo de batalla [dejaremos tendido,] 033 y por la mañana un anuncio [favorable de Shamash veremos».] 16

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Segunda jornada y segundo sueño de Gilgamesh.

034 035 036 037 038 039 040 041 042 043 044 045 046 047 048 049 050 051 052 053 054 055

Al cabo de veinte leguas dobles par[tieron el pan,] a las treinta leguas dobles instalaron [la tienda.] Cincuenta leguas dobles recorrieron todo [el día:] un trayecto de [mes y] medio en tres días. Se acercaron al monte [Líbano.] [Fren]te a Shamash cavaron un pozo, a[gua fresca . . . pusieron en . . .] Subió Gilgamesh a la cima [de la montaña,] su ofrenda de harina tostada hizo [a la colina:] —«¡Oh montaña! Tráeme un sueño, [para que yo pueda ver una señal propicia!»] Le hizo [Enkidu a él una estancia para el sueño,] [una puerta contra el viento fijó en su entrada.] [Le hizo acostarse en un círculo (que había trazado)] [y extendiéndose como una red se acostó en su entrada.] [Gilgamesh sobre sus rodillas apoyó su mentón,] [El sueño que se desliza sobre las gentes sobre él cayó.] [A la mitad de la noche sintió que su sueño se había acabado,] [se levantó y así hablaba a su amigo:] [—«¡Amigo mío! ¿No me has llamado tú? ¿Por qué estoy despierto?] [¿No me has tocado? ¿Por qué estoy sobresaltado?] [¿No ha pasado ningún dios? ¿Por qué mi cuerpo se ha paralizado?»] [¡Amigo mío! He tenido otro sueño.] [y el sueño que he tenido es enteramente confuso».] El segundo sueño de Gilgamesh, así como la interpretación de Enkidu, debería relatarse en las siguientes veinte líneas, que desdichadamente se han perdido. No obstante, podríamos completar de algún modo esta laguna gracias a un fragmento de un texto mediobabilonio conservado en una tablilla procedente de Hattusa y editado últimamente por A. R. George, 2003, 318-321 (concretamente ll. 12’-24’) 17 : 012’ A mi primer sueño [lo ha sobrepasado] el segundo. 013’ En mi sueño, amigo mío, una montaña [ . . . ] 014’ me arrojó y sujetó mis pies . . . [ . . . ] 015’ Un luminoso resplandor fortaleció mis brazos. Había un hom[bre ataviado con un manto real.] 016’ Era el más hermoso del país y su belleza [ . . . ] 017’ De debajo de la montaña me rescató y [. . . ] 018’ agua me dio a beber y mi corazón se apa[ciguó ( . . . ) en] 019’ la tierra hizo asentar [mis] pies». 020’ Enkidu se dirige a él, 021’ así dice a Gilgamesh: [—«Iremos hacia él, él no es la montaña] 022’ Él es un ser muy extraño: Huwawa, [iremos hacia él,]

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023’ Él no es la montaña. Es un ser muy extraño. 024’ [ . . .] ¡Ea!, ¡Desecha [tu] temor! [ . . . ]». De la versión clásica babilonia solo nos ha quedado un pequeño fragmento que parece pertenecer a la explicación que da Enkidu del segundo sueño (ll. 70-74).

070 071 072 073 074

[ . . . . . . . . . ] Humbaba [ . . . . . . ] . . . cuya extensión es corta, [ . . . . . . ] . . amplio y estrecho [ . . . . . .] Humbaba acabará siendo como un niño pequeño [ . . . . . . ] . . . sobre él. El texto continúa con la narración de la tercera jornada del viaje, cuyas primeras líneas han sido restablecidas a partir de pasajes paralelos.

078 079 080 081 082 083 084 085 086 087

[y por la mañana un anuncio favorable de Shamash veremos».] [Al cabo de treinta leguas dobles partieron el pan.] [A las treinta leguas dobles instalaron la tienda.] [Cincuenta leguas dobles recorrieron todo el día:] [un trayecto de mes y medio en tres días. Se acercaron al monte Líbano.] [Frente a Shamash cavaron un pozo,] [agua fresca . . . pusieron en . . . . . . .,] [Subió entonces Gilgamesh a la cima] de la montaña, [su ofrenda de harina tostada hizo a la co]lina: [—«¡Oh montaña!] ¡Tráeme un sue[ño] [para que yo pueda ver una señal propicia!]

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Tercer sueño de Gilgamesh.

088 089 090 091 092 093 094 095 096 097 098 099 100 101 102 103

[Le cons]truyó [Enkidu a él una estancia] para el sueño, una puerta contra el viento [fijó] en su entrada, Le hizo acostarse [en un círculo] (que había trazado) [y] él extendiéndose como una red se acostó en su entrada. Gilgamesh sobre sus rodillas apoyó su mentón, el sueño que se desliza sobre las gentes sobre él cayó. [A] medianoche sintió que su sueño había llegado a su fin. Se levantó y así hablaba a su amigo: —«¡Amigo mío! ¿No me has llamado tú? ¿Por qué estoy despierto? ¿No me has tocado? ¿Por qué estoy sobresaltado? ¿No ha pasado ningún dios? ¿Por qué mi cuerpo se ha paralizado? ¡Amigo mío! He tenido un tercer sueño, y el sueño que he tenido es enteramente confuso: Tronaron los cielos, la tierra retumbaba, [el d]ía se sumió en un profundo silencio, surgieron las tinieblas, [relam]pagueó el rayo y se produjo un fuego,

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104 105 106 107 108 109

[las ll]amas se intensificaron cada vez más, llovió la muerte. [Luego dis]minuyó 18 el incendio, se extinguió el fuego. [Tras] poco a poco extinguirse, se trocó en ascuas. [Tú has] nacido en la estepa. Juntos podríamos deliberar». [Escuchó] Enkidu [las palabras de su amigo,] su sueño le explica. Así dice a Gilgamesh: [«¡Amigo mío! Propicio es] tu sueño, es favorable . . [ . . .] El resto de la interpretación dada por Enkidu al tercer sueño de Gilgamesh se ha perdido, ya que nos encontramos con una laguna de aproximadamente diez líneas. No obstante, gracias a un texto paleobabilónico procedente de Nippur 19 , cuya traducción damos a continuación, podemos en parte recuperar el relato: Recto de la tablilla de Nippur (ll. 1-8) 001 002 003 004 005 006 007 008

—«¡Amigo mío! Estamos muy cerca del bosque, Los sueños están cerca, el combate es inminente. El resplandor del dios podrás contemplar, de Humbaba, del que tu espíritu tanto temor tiene. Le acometrás como un toro y le golpearás, su cabeza terminarás humillando con tu fuerza. El anciano que has visto es tu poderoso dios, el que te dio la vida, Lugalbanda».

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Cuando de nuevo el texto se hace legible 20 , vemos a los dos héroes encaminándose hacia el Bosque del Cedro.

120 121 122 123 124 125 126 127 128 129

[Al cabo de treinta leguas dobles partieron el pan.] [A las treinta] leguas dobles [instalaron la tienda.] [Cincuenta] leguas dobles re[corrieron todo el día:] [un trayec]to de mes y medio en tr[es días.] [Se acer]caron al monte Lí[bano.] [Frente a] Shamash cava[ron un pozo,] [agua fresca . . . pu]sieron e[n . . . . ] [Subió entonces] Gilgamesh a la ci[ma de la montaña,] [su ofrenda de harina tostada hizo a la co]lina: [—«¡Oh montaña! ¡Tráeme] un sue[ño para que yo pueda ver una señal propicia!] Cuarto sueño de Gilgamesh.

130 131 132 133 134 135 136 137 138

[Le construyó Enkidu a él una estancia para el sueño,] [una puerta contra el viento fijó en su entrada,] [Le hizo acostarse en un círculo (que había trazado)] [y él extendiéndose como una red se acostó en su entrada.] [Gilgamesh sobre sus rodillas apoyó su mentón,] [el sueño que se desliza sobre las gentes sobre él cayó.] [A medianoche sintió que su sueño había llegado a su fin.] [Se levantó y así hablaba a su amigo:] [—«¡Amigo mío! ¿No me has llamado tú? ¿Por qué estoy despierto?]

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139 140 141 142

[¿No me has tocado? ¿Por qué estoy sobresaltado?] [¿No ha pasado ningún dios? ¿Por qué mi cuerpo se ha paralizado?] [¡Amigo mío! He tenido un cuarto sueño,] [y el sueño que he tenido es enteramente confuso:] En este punto nos encontramos con una laguna de unas doce líneas donde se relataría el cuarto sueño de Gilgamesh. Solo poseemos un texto fragmentario de ocho líneas en donde se narra la explicación dada por Enkidu al sueño.

155 156 157 158 159 160 161 162

[—«¡Amigo mío! Propicio es] tu sueño,[ es favorable . . . .] [ . . . . . . ] : . esta/o [ . . . . . . ] [ . . . ] Humbaba como . . . [ . . . ] [ . . . se] incendiarán [ . . . ] sobre [él] [ . . . su derrota ocasionaremos, lo maniataremos, [ . . . . . .] . . . . . . [ . . .] Su [ . . . . . . ,] estaremos allí sobre él. [y por] la mañana un anuncio favorable de Shamash veremos».]

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La versión paleobabilonia conservada en una tablilla de Nippur y cuya traducción damos a continuación nos proporciona una narración más completa del cuarto sueño de Gilgamesh y la correspondiente interpretación de Enkidu: 009 010 011 012 013 014 015 016 017 018 019

—«¡Amigo mío! He tenido un cuarto sueño. ¡Sobrepasa mis otros tres sueños! Vi al pájaro Anzu en los cielos. Se elevó como una nube, aleteando se cernía sobre nosotros. Era un . . . , su rostro era muy extraño, su boca era fuego, su aliento, la muerte. [Había un hombre] cuyo aspecto era extraordinario, [ . . . ] estaba allí de pie en mi noche (de sueño) [ . . . ] sus alas, sujetó mi brazo, [ . . . ] . . . y lo derribó [delante de] mí, [ . . . . . . ] . . . sobre él».

Después de una breve laguna, en el verso de la tablilla donde se han perdido algunas líneas del comienzo, Enkidu explica el sueño: 000’ 001’ 002’ 003’ 004’ 005’ 006’

[—«Tú has visto al pájaro Anzu en los cielos,] [Él se elevó como] una nube, aleteando se cernía sobre nosotros. Era un [ . . . ,] su rostro era muy extraño, su boca era fuego, su aliento, la muerte. Tú te estremecerás ante su esplendor, Voy a . . . su pie, yo haré que te eleves. El hombre que viste era el poderoso Shamash».

Cuando se reanuda el texto de la versión babilonia clásica, encontramos en un texto muy fragmentario a Gilgamesh y Enkidu emprendiendo de nuevo la marcha hacia el Bosque del Cedro.

163 [Al cabo de treinta leguas dobles] partieron el pan. 164 [A las treinta leguas dobles] instalaron la tienda. 165 [Cincuenta leguas dobles] recorrieron to[do el día:] El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-11 14:10:41.

166 167 168 169 170

[Frente a Shamash] cavaron un [pozo,] [agua fresca . . . pu]sieron e[n . . . . ] [Subió entonces] Gilgamesh a la ci[ma de la montaña,] [su ofrenda de harina tostada] hizo a [la colina:] [—«¡Oh montaña! ¡Tráeme] un sueño [para que yo pueda ver] una señal [propicia!] Quinto sueño de Gilgamesh.

171 172 173 174 175 176

[Le construyó] Enkidu [a él una estancia para el sueño,] [una puerta contra el viento] fijó [en su entrada,] [Le hizo acostarse] en un círculo [(que había trazado)] [y él extendiéndose como una red se acostó en su entrada.] [Gilgamesh sobre sus rodillas apoyó su mentón.] [El sueño que se desliza sobre las gentes cayó sobre él.] Las líneas 178-183 pueden ser fácilmente restauradas según el modelo de los episodios anteriores (cfr. ll. 16-22, 49-55, 94-100 y 136-142). Poseemos un fragmento del manuscrito Y que contiene una parte de la interpretación que hace Enkidu del sueño. Se trata de siete líneas de las que solo tenemos texto en el comienzo de dichas líneas, habiéndose perdido por completo la primera de ellas. 002’ 003’ 004’ 005’ 006’ 007’

aquel cuya boca . . [. . . . . . . . . ] el hombre que tú viste [era . . . . . . ] en aquel día precisamente [. . . . . .] agarrará [sus] alas [ . . . . . . ] besarán [ . . . . . . . . . ] yo . . [ . . . . . . . . . ]

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No obstante, el relato del sueño y la interpretación de Enkidu aparece en un texto paleobabilonio procedente de una tablilla de Tell Harmal 21 , cuya traducción damos a continuación: 003 —«¡Amigo mío! He tenido un sueño: ¡Cuán ominoso!, ¡Cuán desolado!, ¡Cuán confuso era! 004 Yo había atrapado a uno de los toros salvajes de la estepa. 005 Al bufar hendía la tierra, y la polvareda que levantaba llegaba a oscurecer los cielos. 006 Frente a él yo cedía 007 Estaba agarrando . . . [ . . . ] estaba maniatándome. 008 . . . tiró de mí hacia fuera [ . . . ] . . . por la fuerza . . . 009 mi mejilla ... [ . . . ] mi . . ., [él me dio] a beber agua de su odre». 010 —«¡Amigo mío! el [dios] al que nos dirigimos, 011 no es un toro salvaje sino algo muy distinto. 012 el rostro 22 que tú viste era Shamash radiante, 013 él, en la adversidad, tomará nuestra mano. 014 Ese que te dio de beber agua de su odre 015 era tu dios, el que honra tu persona, 016 Lugalbanda 23 . Nosotros nos esforzaremos y 017 llevaremos a cabo una proeza sin igual, un hecho que jamás tendrá lugar en país alguno!». Después de una pequeña laguna, el texto de la tablilla IV se reanuda y nos presenta a los dos héroes a punto de llegar al Bosque del Cedro y a Enkidu dando ánimos a Gilgamesh para llevar a cabo su hazaña. A todo ello se suman las advertencias de Shamash. El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-11 14:10:41.

190 191 192 193 194 195 196 197 198 199 200 201 202 203 204 205

[—« . . . . . . ] se encamina [¡Oh vástago del corazón] de Uruk! . . . [ . . . ] 24 [¡ . . . ] . . . mantente en pie y [ . . . !] [¡Oh rey Gilgamesh!] ¡Vástago del corazón de Uruk! [ . . . .»] [Shamash] escuchó entonces las palabras de [su] boca. [Al ins]tante una voz [procedente de los cielos le gritaba:] —«¡Hazle frente enseguida! ¡Que no se interne [en su bosque!] [¡Que no se escabulla en el interior de la arboleda y no [ . . . !] [¡Que no se revista de sus siete mantos! [ . . . .»] 25 [Con] uno iba vestido y de seis estaba desvestido, ellos [ . . . . . . . . . . . . ] como un fiero toro salvaje que cornea .[ . . . ] por vez primera profirió un bramido lleno de terror, el guardián de los bosques estaba bramando, . . [ . . . . . . . . . . . . ] Humbaba como Adad 26 [estaba tronando.]

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Tras una laguna textual, Gilgamesh y Enkidu siguen conversando.

211 212 213 214 215 216 217 218

Gilgamesh [abrió su] boca [para hablar, así dice a Enkidu:] —«¡Amigo mío! No [ . . . . . . . . . ] no tuvieron hijos [ . . . . . . ] 27 Enkidu abrió su boca para [hablar, así dice a Gilgamesh:] —«¡Amigo mío! Hacia quien nos dirigimos [es algo extraordinario,] Humbaba, hacia el que nos dirigimos, es algo extraordinario».] 28 Gilgamesh abrió su boca [para hablar, así dice a Enkidu:] —«Amigo mío! Voy a ma[tar . . . . . . . . . ] Tras una laguna, el final de la tablilla IV está conservado gracias al manuscrito AA, el cual debería terminar en la línea 250. Cuando reanudamos la lectura, encontramos a Enkidu y Gilgamesh dialogando.

229 230 231 232 233 234 235 236 237 238

[Enkidu] abrió su [boca] para [hablar, así dice a Gilgamesh:] . . . . . . . . . . . . . 29 [ . . . ] . . . y [mis brazos] quedan inertes». [Gilgamesh] abrió su boca para hablar, así dice [a Enkidu:] [—¿«Por qué,] amigo mío, [hablamos] tan quejumbrosamente 30 [nosotros, que] hemos franqueado todas las mon[tañas] [ . . . ] . . . . . . ante nosotros? Antes de que nosotros nos hayamos retirado [ . . . . . . ] [amigo mío,] experto en el combate que la batalla . . . [ . . . . . . ]

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239 [ . . . ] tú tocaste y no temes [ . . .,] 240 [ . . . ] como un mago 31. 241 Como un timbal sea atronador [tu alarido,] 242 desaparezca de tus brazos la torpeza y aléjese la debilidad [de tus rodillas.] 243 ¡Sujétate a mí, amigo mío! [¡Vayamos] juntos! 244 Que tu corazón insista en el combate: 245 ¡Olvida la muerte, [busca] la vida! 246 [ . . . ] . . . el hombre precavido. 247 [El que] avanza en vanguardia se protege a sí mismo y salva al camarada. 248 Para días venideros ellos consiguieron renombre» 32. 249 [ . . . ] distante llegaron los dos. 250 [Pusieron fin] a sus palabras. Se detuvieron. -------------------------------------------------------Línea de enlace con la tablilla siguiente.

V 001 [Se detuvieron] Atónitos contemplaban el bosque.

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En un manuscrito se conservan huellas de un colofón 33 .

1 La secuencia de las cuatro primeras líneas la encontramos repetida hasta en cuatro ocasiones: 34-37 / [79-82] / 163-165 (falta la última línea) y 120-123. Podemos encontrar un precedente de esta secuencia en la versión paleobabilonia testimoniada en el fragmento Schøyen 2 25-26 donde leemos: 25 ma-la-¢akÜ ūmakkal (ud.1.¢kamÜ) ¢šiÜ-na ú ša-la-¢ši-imÜ / 26 šu-nu iṭ-ḫu<ú> a-na ma-ti-¢ib-laÜ: «Un trayecto de un día completo, un segundo, luego un tercero. Ellos se acercaron al país de Ebla». Si tenemos en cuenta que un ejército de la época recorría diariamente dos leguas dobles (entre 20 y 22 km), podemos hacernos una idea del extraordinario recorrido de nuestros héroes. En tres días recorren algo más de 1.500 km, la distancia entre Uruk y el Líbano, lo que un mortal, a razón de tres dobles leguas por día, podría recorrer en algo más de mes y medio. Para un estudio más pormenorizado de este recorrido, véase A. R. George, 2003, 817-818. Se ha sugerido que la expedición de nuestros dos héroes podría reflejar las campañas militares que llevaron a cabo Sargón de Acad o bien los gobernantes de Ur a finales del tercer milenio. En la narración sumeria de Gilgamesh y Huwawa, los ciudadanos acompañan a los dos héroes, cosa que no sucede en la versión babilonia. 2 «A la puesta del sol». 3 Gilgamesh y Enkidu dan cumplimiento a las instrucciones que les habían dado los ancianos de la ciudad antes de partir. Estas instrucciones aparecen en la versión paleobabilonia de la tablilla de Yale, col. vi, 268-270: «Cuando acampes por la tarde, cava un pozo, / que en tu odre siempre haya agua fresca. / Agua fresca ofrendarás en libación a Shamash». 4 Algunos autores completan esta línea traduciendo «Agua fresca pusieron en sus odres», a tenor del texto paleobabilonio citado en la nota anterior. Cfr. S. Parpola, 1997, 83; S. Dalley, 1990, 67; G. Pettinato, 1993 4 , 152 y J. Sanmartín, 2005, 155. 5 La excavación de un pozo, así como la ofrenda de harina a la caída del sol formaban parte de un ritual, del que tenemos noticia en un texto asirio publicado por R. Caplice, 1971, 148-153. Véase también D’Agostino, 2008, 108. 6 Lo que hemos traducido por «una estancia para el sueño» reproduce el sintagma bīt zaqīqi, literalmente «casa del (dios del) sueño». En realidad Zaqīqu, personificación divina del sueño, como en latín sopor o en griego hypnos, era hijo de Sîn, el dios Luna. Lo que construye Enkidu es una tienda para que Gilgamesh pueda tener un sueño premonitorio, en el que la divinidad se aproximaría como un viento. 7 Conjetura de A. R. George, 1999a, 30. Se trataría de un círculo mágico hecho con harina, en cuyo interior Gilgamesh se

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acostaría para conseguir que la divinidad le mostrase mediante un sueño cuál era su voluntad y cuál iba a ser el futuro. Dentro de ese círculo Gilgamesh estará protegido de todos los malos espíritus que pueden impedir el contacto con la divinidad en su revelación. Este ritual recibe el nombre de incubatio «acostamiento». Cfr. J. Bottéro, 1992a, 99, nota 2. 8 Véase III, nota 17. 9 Nuestra traducción trata de reflejar el hecho de que Gilgamesh no interrumpió el sueño por propia voluntad, como podría deducirse del valor causativo del verbo ú-qat-ti «hizo acabar el sueño», sino que el sueño sencillamente finalizó. 10 Toda esta átmosfera de incertidumbre recuerda el episodio bíblico de Samuel cuando, en medio de la noche, se despertó llamado por una voz misteriosa. Cfr. 1 Samuel 3, 4-6. 11 Tradicionalmente esta línea se completaba interpretando la lectura de los signos nim gi como «moscas del cañaveral» partiendo del significado sumerio de estos términos. 12 Enkidu, a pesar de ser un iletrado, podía interpretar sueños y aconsejar, ya que la oniromancia era un arte básicamente intuitiva. 13 Esta línea la encontramos de nuevo en 109. Enkidu, antes de revelarle el significado del sueño, quiere tranquilizarle. 14 Mientras algunos interpretan que la montaña que Gilgamesh ha visto en sueños es el monstruo Humbaba, así R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 108; B. R. Foster, 2001, 31, en cambio A. R. George, 1999a, 31 se muestra receloso y no participa de este punto de vista. 15 Dejar abandonado un cadáver sin sepultar era un deshonor y una maldición. 16 La segunda parte de esta línea puede reconstruirse a partir de la línea 162. Una vez que se había revelado la interpretación de un sueño, solía realizarse un nuevo rito adivinatorio, que normalmente consistía en el estudio de las vísceras de un animal, a fin de confirmar la voluntad de los dioses. 17 De este texto puede encontrarse bibliografía en A. R. George, 2003, 318-325; R. C. Thompson, 1930, 43-44 y E. Weidner, KUB, núm. 12, 1999. Traducciones de este fragmento pueden asimismo encontrarse en J. Bottéro, 1992a, 277-280; A. R. George, 1999a, 135 (recto 5’-19’ solamente); A. R. George, 2003, 319, 321, 323; K. Hecker, 1994, 668-670; R. Labat, A. Caquot, M. Sznycer y M. Vieyra (eds.), 1969, 175-176, nota 2 (recto solamente); G. Pettinato, 1993 4 , 298-299. «Versione accadica di epoca tardo-ittita», A. Schott, 1958, 47-48; R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 114-116, 157-159; A. Westenholz y U. Koch-Westenholz, 1997, 161-162 (recto 3’-26’).

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18 A. R. George, 2003, 81 sigue a S. Parpola, 1997, 84, l. 99 en la reconstrucción de la primera palabra [id-] i-im-ma, 3.ª persona del singular del pretérito de daāmu «ser obscuro». 19 Sobre este texto, cfr. A. Cavigneaux y J. Renger, 2000, 91-103; A. R. George, 2003, 241-246; J. Bottéro, 1992a, 248-249; A. R. George, 1999a, 116-118; K. Hecker, 1994, 660-661; R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 112 y A. Westenholz y U. KochWestenholz, 1997, 142-143. 20 Tenemos restos de una tablilla muy mutilada que debía proporcionarnos datos sobre la explicación de Enkidu y el comienzo de otra nueva jornada. Pero solo tenemos 9 líneas cuyas dos primeras se encuentran en muy mal estado, y en las siguientes se narra el repetido comienzo de una nueva jornada. 21 Para esta tablilla puede consultarse: A. R. George, 2003, 248-253; J. J. A. van Dijk, 1957, pl. 12 (citado como IM 52265); J. J. A. van Dijk, 1958, 114-121; J. J. A. van Dijk, 1976: TIM (Texts in the Iraq Museum) IX, núm. 43; W. von Soden, 1959, 216219, y entre las principales traducciones J. Bottéro, 1992a, 246-247; A. R. George, 2003, 249 y 251; A. R. George, 1999a, 118119; A. K. Grayson, 1969, 504 (B); K. Hecker, 1994, 659-660; M. G. Kovacs, 1989, 33, 58-72 (ll. 4-17 solamente); R. Labat, A. Caquot, M. Sznycer y M. Vieyra (eds.), 1969, 173; G. Pettinato, 1993 4 , 263; R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 109-110; W. von Soden, 1989 5 , 40-41; A. Westenholz y U. Koch-Westenholz, 1997, 142. 22 Van Dijk y von Soden leían ri-mu «toro salvaje» en vez de zi-mu «rostro». Nosotros hemos optado por la segunda lectura siguiendo a J. Renger, en A. R. George e I. L. Finkel (eds.), 2000, 96, lectura que, a su vez, últimamente ha adoptado A. R. George, 2003, 250. 23 Lugalbanda era el dios personal de Gilgamesh. El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-11 14:10:41.

24 La reconstrucción de las líneas 191 y 193 se basan en V 148. Cfr. A. R. George, 2003, 819. 25 Los siete mantos eran siete halos mágicos que revestían el cuerpo de Humbaba y de los que Enlil le había dotado para su protección. 26 Adad era el dios de las tormentas. 27 Quizá en esta línea fragmentaria Gilgamesh aluda a su temor de quedar sin herederos. 28 La reconstrucción practicada en las líneas 215-216 encuentra apoyo en la versión paleobabilonia atestiguada por la tablilla Schøyen 2 15-17 cuya traducción damos a continuación: «Ahora, amigo mío / no es la montaña sino algo extraordinario / ahora Huwawa, hacia el que nos dirigimos / no es la montaña sino algo extraordinario». 29 De esta línea solo quedan dos signos legibles pero insuficientes para intentar una traducción. El pasaje contenido entre las líneas 230-248 fue estudiado por B. Landsberger, 1968, 110-112. En nuestra traducción hemos seguido la reconstrucción elaborada por A. R. George, 2003, 600. 30 Reconstrucción practicada según II 232 y V 100. 31 Traducción aproximada del término acadio apillû que servía para señalar una figura marginal en el ámbito cultual. Nuestra traducción no es más que una de las muchas que se han propuesto como «persona que se prostituye», «brujo» o «derviche». 32 De las líneas 245-248 emana un claro sabor sapiencial.

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33 Cfr. para más detalles A. R. George, 2003, 600 y S. Parpola, 1997, 85.

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TABLILLA V

LA PROEZA: EL MONSTRUO HUMBABA

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A pesar de las numerosas lagunas textuales de esta tablilla, podemos reconstruir numerosos episodios gracias a las versiones paleobabilonias de las tablillas de Tell Harmal, Ishchali y Bagdad. También podemos seguir, con algunas variantes, la narración del enfrentamiento con Humbaba en una tablilla redactada en hitita. Pero el conocimiento fundamental de la versión clásica babilonia descansa en los manuscritos H, procedente de Kuyunjik y el dd, procedente de Uruk. Tras llegar Gilgamesh y Enkidu al Bosque del Cedro y contemplar atónitos la atmósfera de magia y encanto que lo rodea, se deciden a combatir a Humbaba, un ogro terrorífico que custodia aquellos parajes y que ha sido puesto en aquel lugar por Enlil para su protección y la de la morada de los dioses. El enfrentamiento es terrible. La tierra llega a resquebrajarse por el fragor del combate y los diálogos que se entrecruzan entre las dos partes están teñidos de ira, maldiciones, sarcasmo e impiedad. La ayuda prestada por el dios Shamash a Gilgamesh, respondiendo a la petición de Rimat-Ninsun, madre de Gilgamesh, es decisiva. Los trece vientos de la tormenta enviados por Shamash inmovilizan a Humbaba que, al ver que ha quedado a merced de su enemigo, implora una humillante piedad. Pero los crueles consejos de Enkidu llevan a Gilgamesh a asestarle el golpe definitivo. Humbaba muere y Gilgamesh y Enkidu talan árboles del bosque, que transportan por el río Éufrates hasta Nippur y su templo donde Enlil tiene su augusta morada y para el que construirán una puerta de enormes proporciones con la madera talada en el Bosque del Cedro.

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001 002 003 004 005 006 007 008 009 010 011 012 013 014 015

Se detuvieron. Atónitos contemplaban el bosque 1. Observaban una y otra vez la altura de los cedros. Observaban detenidamente la entrada del bosque, por donde Humbaba iba y venía dejando su huella. Los caminos estaban perfectamente trazados, la marcha era fácil. Contemplaban la montaña de los cedros, morada de dioses 2, trono de diosas 3. En las faldas de la montaña los cedros exhibían altivos su exuberancia, grata era su sombra, llena de encantos. [Tupido] era el matorral, frondoso era el bosque 4. [ . . . ] cedro, el árbol aromático ‘balluku’ 5 . . . [ . . . ] [ . . . ] . . . una legua doble [. . . ] [ . . . ] ciprés en dos tercios [ . . . ] [ . . . ] . . . un bloque . . . [ . . . ] [ . . . ] . . . como . . . [ . . . ] [ . . . ] . . . todo [ . . . . . . . . . ]

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A continuación tenemos una laguna de algo más de 35 líneas en las que el poema narraría el primer encuentro de nuestros héroes con Humbaba. Este, alertado por el estruendo producido por Gilgamesh al talar los árboles, saldría a su encuentro. Poseemos textos sumerios e hititas que dan testimonio de este episodio. Al reanudarse el manuscrito ninivita el estado de conservación es tan fragmentario que solo podemos hilvanar algunas frases.

053 054 055 056 057 058 059 060 061

Al instante las espadas . . [ . . . . . . ] y de las fundas [ . . . . . . ] Las segures se impregnaron [ . . . . . . ] el hacha [y] la espada . . . [ . . . . . . ] solo uno [ . . . ] . . . [ . . . . . . . . . ] Se introdujeron [ en . . . . . . . . . ] Humba[ba . . . . . . . . . . . . ] él no . . . [ . . . . . . ] él no . . . [ . . . . . . ] Después de tres líneas con trazos de signos al comienzo de cada una, recuperamos el hilo narrativo.

065 066 067 068

Gilgamesh [abrió su boca para hablar, así dice a Enkidu:] —«Qué, [amigo mío . . . . . . ] [ . . . ] . . . [ . . . . . . . . . ] [ . . . ] . . . [ . . . . . . . . . ]

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069 070 071 072 073 074 075 076 077

[a] Enlil [ . . . . . . . . .» ] Enkidu [abrió] su boca [para hablar, así dice a Gilgamesh:] —«De Humbaba . . . [ . . . . . . ] [a] uno, uno solo . . . [ . . . . . . ] [Dos] vestidos y [ . . . . . . ] [aunque] sea el lugar escarpado 6 . . . [ . . . ] [dos escalando pueden conquistarlo] 7 Dos trillizos . . . [ . . . . . . . . . ] Una cuerda triplemente trenzada [no se rompe fácilmente] 8 Un león es poderoso, [sus] dos cachorros [pueden superarlo 9] 10 Compárense las líneas precedentes con las líneas 106-110 de la versión sumeria (A) de Gilgamesh y Huwawa:

106 107 108 109 110

«Para mí, Enkidu, dos hombres juntos no mueren, la cuerda de la sirga no se hundirá. Una cuerda triplemente trenzada nadie romperá. Nadie va a achicar agua desde la muralla. En una casa de cañas un fuego no se apaga solo. ¡Ayúdame para que yo te ayude! ¿Qué nos puede suceder?». Después de una laguna de tres líneas con algunos signos legibles, nos encontramos con una fractura de cuatro líneas. En la versión paleobabilonia poseemos una tablilla procedente de Tell Harmal, en la que se nos describe el espíritu indómito de Gilgamesh obstinado en persistir en su enfrentamiento con Humbaba, a pesar de la peligrosidad que ello conlleva. He aquí el contenido del recto de la tablilla (ll. 14-20):

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14 15 16 17 18 19 20

«Cuando, amigo mío, nosotros . . . que Huwawa viene y va, impresa está su huella, la senda es recta . . . la huella. Hemos venido a un lugar al que no se debería. Tu brazo . . . Blandamos las armas delante de la puerta de Huwawa. [ . . . ] . . . tomó . . . el más fiero de la estepa [dijo] a su amigo: —“Él es la embestida de una tormenta, [Huwawa, como] Adad, va a precipitarse sobre nosotros”».

085 Humbaba abrió su boca para hablar a Gilgamesh: 086 —«¡Que los locos 11, Gilgamesh, acepten el consejo de un idiota! ¿Por qué habéis venido a mi presencia? 087 ¡Ven acá, Enkidu, hijo de un pez12, que no ha conocido a su padre, 088 engendro de galápago y tortuga que no ha mamado la leche de su madre! 089 Cuando tú eras pequeño yo te miraba, pero no me acercaba a ti; 090 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . en mi vientre 13. 091 [¿Por qué tan aviesamente] a Gilgamesh has traído contra mí, 092 y [tú como]un enemigo hostil te has mantenido? 14 093 Voy a [segar] la garganta y el cuello de Gilgamesh, 094 haré que las ruidosas langostas, águilas y buitres devoren su carne!». 095 Gilga[mesh] abrió su boca para hablar, así dice a Enkidu: 096 —«Amigo mío! El rostro de Humbaba se ha transformado 15.

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097 098 099 100 101 102 103 104 105 106 107 108

Audazmente hemos subido a su cubil, lo derrotaremos pero corazón que se estremece no se apacigua enseguida». Enkidu abrió su boca para hablar, así dice a Gilgamesh: —«¿Por qué, amigo mío, hablas con ese tono de abatimiento y tu boca ahora se desata turbando mi corazón? 16 Ahora, amigo mío, una sola cosa [es nuestra tarea] 17: ¿En el molde del fundidor recoger el cobre? ¿Soplar las brasas durantes dos horas y sopladas [enfriarlas] otras dos horas? ¡Desatar el diluvio es restallar el látigo!18 ¡Ni muevas tus pies, ni retrocedas! [ . . . . . . ] . . . procura que tu golpe sea duro». [ . . . . . . . . . ] . . . [ . . . ] . . .

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Después de una laguna de aproximadamente veintitrés líneas, el texto se reanuda: El combate entre Gilgamesh, Enkidu y Humbaba es inminente. El fragor del combate, el estruendo de sus pisadas y los frenéticos giros de los combatientes hacen que la tierra se abra y se separen los macizos montañosos del Sirara y el Líbano. A la lucha se une el dios Shamash, quien poniendo a disposición de Gilgamesh el violento ímpetu de trece vientos, consigue inmovilizar a Humbaba y ofrecer a Gilgamesh una victoria segura.

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[ . . . . . . . . . ] que ellos sean rechazados!». Los oyó [en] la lejanía, golpeó el suelo y . . . le hizo frente. Bajo los talones de sus pies 19 el suelo se resquebrajaba. Con sus giros el Sirara y el Líbano se separaron20. Se oscureció la nube blanca, la muerte, como una neblina, iba lloviendo sobre ellos. Alzó Shamash contra Humbaba los grandes vientos 21: el viento del Sur, el del Norte, el de Levante, el de Poniente, la Ráfaga, el Racheado, el Vendaval, el Arrasador, el Tifón, el Endemoniado, el Glacial, el Huracán, el Polvoriento. Los trece vientos se alzaron contra él y el rostro de Humbaba se oscureció, ni podía embestir hacia delante ni recular hacia atrás 22, y entonces las armas de Gilgamesh alcanzaron a Humbaba. Humbaba, al darse cuenta de la situación, ruega a Gilgamesh que le deje con vida. Pero Enkidu, en un texto muy fragmentario, advierte a Gilgamesh que no preste oído a sus palabras.

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Humbaba trataba de salvar su vida, así habla a Gilgamesh: —«Eres tan niño (como cuando) tu madre te parió 23, pero tú eres el vástago de [Rimat-Ninsun]. Por orden de Shamash también las montañas . . ., 24 ¡Un brote del corazón de Uruk es el rey Gilgamesh!25

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[ . . .] . . ., Gilgamesh, un muerto no puede . . . . ., [un esclavo vivo] a su señor [sí que puede . . . ] ¡Gilgamesh! ¡Perdóname la vida! [ . . . . . . ] Permaneceré sentado a tus órdenes en [el Bosque del Cedro.] 26 Todos los árboles que me digas [talaré?] Guardaré para ti el árbol del mirto, el [ . . . . . . ] árboles, orgullo del palacio [ . . . ».] 27 Enkidu abrió su boca para hablar, [así dice a Gilgamesh:] [—«¡Amigo mío!] ¡No escuches las palabras de Humbaba! [ . . . ] sus súplicas [ignora!»] 28 Tras una laguna de aproximadamente quince líneas, en las que debería extenderse el discurso de Enkidu aleccionando a su camarada para que no atienda a las súplicas de Humbaba, al reanudarse el texto, encontramos a Humbaba pidiendo a Enkidu que interceda ante Gilgamesh por su vida.

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—«Tú conoces por experiencia las normas de mi bosque, las normas de [ . . . ] y sabes todas las cosas que hay que decir. Yo habría podido levantarte y colgarte de una rama a la entrada de mi Bosque 29, habría podido hacer que las ruidosas langostas, águilas y buitres devorasen tu carne. Pero ahora, Enkidu, en tus manos se encuentra el liberarme. Habla a Gilgamesh para que me deje vivo».

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Dura respuesta de Enkidu.

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Enkidu abrió su boca para hablar, así dice a Gilgamesh30: —«¡Amigo mío! ¡Es Humbaba, el Guardián del Bosque [del Cedro!] ¡Extermínalo, dale muerte, destruye su poder! ¡A Humbaba, el Guardián del Bosque extermínalo, mátalo, pon fin a su poder! antes de que el supremo Enlil se entere, antes de que [los grandes] dioses rebosen de cólera contra nosotros, Enlil en Nippur, Shamash en [Larsa . . .] 31 ¡Créate [la fama] perdurable de cómo Gilgamesh [dio muerte] a Humba [ba . . . ».] 32 Oyó Humbaba [el discurso de Enkidu.] [Alzó] entonces su cabeza Humbaba [ . . . ] Después de una extensa laguna, cuando retomamos el texto, nos encontramos con el final de un discurso probablemente pronunciado por Enkidu, al que sigue un último intento de Humbaba por obtener indulgencia de sus adversarios.

229 —«¿Dónde [ . . . . . . . . . »?] 230 Oyó [Humbaba las palabras de Enkidu] 231 Alzó [entonces su cabeza Humbaba . . . . . . ]

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Tras dos líneas perdidas asistimos al discurso de Humbaba pidiendo piedad.

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[—« . . . ] . . . consejer[o . . . ] y el que habita en su casa [ . . . ] hostilidades. Tú estás sentado como un pastor frente [a él] y como un mercenario apalabrado 33 [tú . . . ] Pero, ahora, Enkidu, en tus manos está [el liberarme] y [ . . . ] ¡Habla a Gilgamesh para que me me perdone la vida!». La respuesta de Enkidu no puede ser más dura: ¡Hay que acabar con Humbaba!

240 Enkidu abrió su boca para hablar, así dice a Gilgamesh: 241 —«¡Amigo mío! ¡Es Humbaba, el Guardián del [Bosque, aniquílalo,] mátalo y [pon fin a su poder! 242 antes de que el supremo [Enlil] se entere, 243 antes de que [los grandes] dioses rebosen de cólera contra nosotros 244 Enlil en Nippur, Shamash en [Larsa] 34 [ . . . ] [Créate la fama] perdurable 245 [de cómo] Gilgamesh [dio muerte a Humbaba . . .»] 246 Oyó Humbaba . . . [y los maldijo amargamente.] 35

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Después de una laguna de siete líneas nos encontramos con tres líneas en las que podemos vislumbrar algunos signos. Cuando el texto ya es más extenso e inteligible, vemos a Humbaba profiriendo maldiciones contra sus enemigos.

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—«¡Que no [ . . . . . . . . . . . . ] ¡Que ninguno de los dos tengan una larga vida! ¡Que, salvo a Gilgamesh, su amigo, no tenga Enkidu a nadie más para enterrarlo!» 36 Enkidu abrió su boca para hablar, así dice a Gilgamesh: —«Amigo mío, te estoy hablando, pero tú no me escuchas. Hasta que las maldiciones [ . . . ] . . . [ . . . ] [tales maldiciones vuelvan] 37 a su boca». [Oyó Gilgamesh el discurso] de su amigo, sacó [la espada de] su flanco, Gilgamesh [le asestó un golpe] en el cuello y Enkidu [ . . . ] . . . hasta que le sacó las entrañas 38 [ . . . ] . . . iba saltando 39, [de] la cabeza toma como botín los colmillos. [Una lluvia] 40 abundante cayó en la montaña, [ . . . ] de abundancia cayó en la montaña A continuación nos encontramos con una laguna de unas veinte líneas, en donde seguiría la narración de la muerte de Humbaba y la tala de cedros que llevó a cabo Gilgamesh secundado por su fiel amigo Enkidu. Felizmente se han conservado dos tablillas paleobabilonias, una procedente de Ischali y otra de origen desconocido y ahora en Bagdad, en las que se nos cuenta más detalladamente ambos episodios.

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Tablilla de Ishchali 41 : recto 006’ 007’ 008’ 009’ 010’ 011’ 012’ 013’ 014’ 015’ 016’ 017’ 018’

Enkidu le habló a él, a Gilgamesh: —«¡Mata a Huwawa, el [ogro, . . . ] de tus dioses! [ . . . ] . . . [ . . .] . . . , [¿Por qué] . . . has tenido compasión de él?». Gilgamesh [le respondió a él,] a Enkidu: —«Ahora, amigo mío, obtendremos la victoria! Ya los halos mágicos 42 están desapareciendo del Bosque, los halos mágicos están desapareciendo y su fulgor se difumina en la niebla» 43 . Enkidu a él le habla, a Gilgamesh: —«Amigo mío, ¡Caza un pájaro! ¿A dónde irán sus polluelos? Más tarde buscaremos los halos mágicos: Como polluelos irán de allá para acá en el bosque. ¡Golpéale una vez más y golpea también a su lacayo!».

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verso 019 020’ 021’ 022 023’ 024’ 025’ 026’ 027’ 028’ 029’ 030’ 031’ 032’ 033’ 034’ 035’ 036’ 037’ 038’ 039’ 040’ 041’ 042’ 043’

Atendió Gilgamesh al discurso de su camarada. Tomó el hacha en sus manos, sacó la espada de su cinto, Gilgamesh le asestó un golpe en el cuello. Enkidu, su camarada, le animaba 44 . Él . . . . . . , él cayó. Los barrancos arrastraban su sangre. A Huwawa, el guardián, lo abatió contra el suelo. A la distancia de dos leguas [se oyó el estruendo.] 45 Con él golpeó . . . . . ., los bosques . . [ . . . ] . . [ . . . ] . . Dio muerte al ogro custodio del Bosque, por cuyos alaridos se han escindido el Saria 46 y el Líbano . . . [ . . . ] . . . las montañas . . . temblaron todos los collados. Él dio muerte al ogro custodio del Cedro, los pedazos . . . [. . . ], una vez que aniquiló a la totalidad de los siete (halos), tomó la cota de malla de dos talentos y la espada de ocho talentos, una carga de diez talentos 47 , bajó y holló el bosque, la secreta morada de los Anunnaki desveló 48 , Talaba Gilgamesh los árboles, Enkidu escogía los mejores. Así hablaba Enkidu a Gilgamesh: [ . . . . . . ]¡Gilgamesh, golpea el cedro! [ . . . . . . . . . ] a tu lado [ . . . . . . ] treinta cañas de largo

Tablilla de Bagdad 49 . 017 018 019 020 021 022 023

. . . él fue hollando el Bosque [del] Cedro, la morada secreta de los dioses Anunnaki desveló. El que nació en la estepa podía dar consejos, así decía a su amigo: —«Merced a tu fuerza diste muerte al Guardián. ¿Qué cosa podría avergonzarte? ¡El bosque de madera de cedro abátelo! ¡Búscame un alto cedro cuya copa compita con los cielos! Haré una puerta cuya anchura sea de una caña,

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que no tenga quicio, que gire en la jamba, de un codo será su grosor, una caña su ancho. ¡Que no se le acerque extraño alguno, que al dios le agrade! ¡Que al templo de Enlil la lleve el curso del Éufrates! ¡Que se regocije el pueblo de Nippur y Enlil en ella se deleite!

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[ . . . . . . ] . . . talaron [ . . . ] . . seis dedos de astillas (caían) a cada golpe 50. Gilgamesh talaba los árboles, Enkidu iba seleccionando los mejores 51 Enkidu abrió su boca para hablar, así dice a Gilgamesh: —«Amigo mío, hemos talado un cedro gigantesco, cuya copa cornea los cielos 52. Voy a hacer una puerta de seis varas de alto y dos varas de ancho 53, su grosor de un codo 54, su quicio y pivotes superior e inferior serán de una sola pieza» 55. 297 ¡Que hasta el templo de Nippur lo transporte [el curso del Éufrates,] 298 que el pueblo [de Nippur se regocije!»] 299 [ . . . ] . . ciprés . . [ . . . ] 300 ensamblaron una balsa, colocaron [en ella el cedro] 56 301 Enkidu embarcó [ . . . . . .] 302 y Gilgamesh la cabeza de Humbaba [iba portando.] 57 -------------------------------------------------------Línea de enlace con la tablilla siguiente.

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VI 001 Se lavó su desaliñada cabellera, limpió [sus enseres] Colofón del manuscrito babilonio H 58 .

[Tablilla quinta.] Serie: [Gilgamesh.] Colofón del manuscrito babilonio dd 59 .

Tablilla quinta. El que [el Abismo contempló. Serie Gilgamesh]

1 Consideraciones de carácter fonético han llevado a algunos especialistas a propugnar como un solo término la forma verbal inappattū «atónitos contemplaban», en vez de analizarlo como el resultado de un sandhi de ina pattu «en el límite», como hasta ahora se traducía. Cfr. A. R. George, 2003, 821, frente a R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 120, nota 1, «à l’orée de la forêt»; J. Bottéro, 1992a, 111, «à la lisière de la Forêt»; J. Silva Castillo, 1994, 89, siguiendo a Bottéro, «a la entrada del bosque». 2 Otro lugar en el que los dioses tuvieron su morada fue un emplazamiento situado al este de Mesopotamia. Cfr. Silvia M. Chiodi, 1994, 444, notas 44 y 45. 3 Siguiendo a A. R. George, 2003, 822, hemos traducido el término irninī por «diosas» como un paralelo de «dioses», en vez de considerarlo un epíteto de la diosa Ishtar en su aspecto belicoso, como sostiene R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 123, nota a,

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para quien sería un sobrenombre de la diosa Ishtar y de otras diosas como Nanâ y Damkina. Para J. Bottéro, 1992a, 112, nota 2, Irnini sería una divinidad local femenina. 4 Reconstrucción de W. von Soden, 1959, 225. 5 Si bien no ha sido identificado, debía tratarse de un árbol que suministraba una sustancia aromática. 6 Lo que hemos traducido por «lugar escarpado» corresponde al término acadio mušḫalṣītu «lo que hace resbalar», cuya contrapartida en sumerio era ki ba.an.zé.er «terreno resbaladizo». Ambos términos aparecen en una lista lexical, en una sección en la que se hace referencia a las defensas de la ciudad. Por lo demás, esta línea se encuentra en un texto mediobabilonio procedente de Emar. Cfr. A. R. George, 2003, 330-331, concretamente iii 8’. 7 Conjetura de A. R. George, 1999a, 40. 8 Conjetura de A. R. George, 1999a, 40. Este dicho sapiencial, además de aparecer en sumerio, como ya hemos visto en Gilgamesh y Huwawa (A), línea 107, siendo la posible fuente de inspiración, también lo encontramos en el texto bíblico de Eclesiastés 4, 12: «y si alguien ataca al uno / los dos le harán frente, y el hilo triple / no se rompe deprisa». 9 Conjetura de A. R. George, 1999a, 40. 10 El conjunto de las líneas 74-77 son el fragmento de un manuscrito babilonio (u) constituyendo una secuencia de dichos sapienciales, que algunos especialistas han considerado oportuno encajarlos en este contexto. Se trata de una cuestión debatida, pero el hecho de que aparezcan también en la narración de la historia sumeria de Bilgames y Huwawa o en algunos otros restos fragmentarios de Gilgamesh pertenecientes a otras épocas y en contextos paralelos, nos induce a considerar lo acertado de su inclusión. 11 Tal vez mediante el término acadio lillu «loco, insensato», el autor haya querido hacer una alusión al demonio lillu que engendró a Gilgamesh según la Lista Real Sumeria. Cfr. Th. Jacobsen, 1939, 88-91, nota 131; J. Renger, 1987, 320 y A. R. George, 2003, 822. Por otro lado, J. Bottéro, 1992a, 113, traduce esta línea del siguiente modo: «Locos e inconscientes te habrían aconsejado, Gilgamesh». 12 «hijo de un pez» mār(dumu) nūni(ku 6 ) en acadio, apunta al sentido peyorativo de «morralla», «pez menudo». Humbaba insiste en el carácter salvaje de Enkidu, sin vinculación alguna con el linaje humano, a fin de hacerlo despreciable a los ojos de Gilgamesh.

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13 Las conjeturas y análisis de esta línea son tantas y tan poco convincentes que hemos optado por traducir la única palabra segura de la línea. Para una bibliografía de diversas interpretaciones, véase A. R. George, 2003, 822-823. 14 La última palabra de la línea podría ser también gazzizu «que hace rechinar los dientes» en vez de tazzizu, «te mantuviste». Por consideraciones de carácter métrico nos hemos inclinado por la segunda opción, siguiendo a A. R. George, 2003, 823. 15 Las facciones de Humbaba debieron tomar un aspecto terrorífico, y el estremecimiento que hubo de experimentar Gilgamesh debió ser tal que Enkidu hubo de animarlo. 16 Un pasaje paralelo al de las líneas 100-101 lo hemos visto en II 232-233. 17 Conjetura de A. R. George, 1999a, 41. 18 Las líneas 103-105 tienen sabor sapiencial. Debían ser refranes tomados del mundo de los artesanos, de la labor del fundidor de metales (103-104), y de la tarea del arriero que hace chasquear el látigo para que le obedezcan los animales (105). Lo que Enkidu trata de decir a Gilgamesh, mediante estos dichos, es que se debe actuar con presteza, firmeza y decisión: ¡Ni un paso atrás! 19 Se hace referencia a todos los combatientes. 20 También podría traducirse «ellos separaron el Sirara y el Líbano». Estamos en presencia de un mito etiológico que trata de explicar las causas de una realidad geofísica. En nuestro caso, el autor trata de dar una explicación de la hendidura que hay entre el Hermón o Antilíbano y el Líbano, es decir, el valle de la Beqa˛a. Para más detalles, cfr. A. R. George, 1990, 214-219 y J. Bottéro, 1992a, 115, nota 1. 21 Las líneas 137-143 reflejan el cumplimiento de la plegaria que Rimat-Ninsun, la madre de Gilgamesh, hizo al dios Shamash en III 88-93. Por lo demás, nos encontramos ante el topos literario de los vientos, muy común en la literatura sumeria y acadia, El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-11 14:10:41.

en el que estos sirven de ayuda al héroe. El ejemplo más representativo es el del Poema de la Creación (Enūma elish) en el que el dios Marduk, la divinidad suprema del panteón babilonio, ayudado por los vientos contra Apsû y Tiamat, se hace con el poder supremo. Por lo demás, debemos señalar que la historia sumeria presentaba siete vientos, en tanto que la versión hitita nos habla de ocho. Cfr. para más datos R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 131, nota v y J. Bottéro, 1992a, 115, nota 3. 22 A. R. George, 2003, 826 traduce la forma verbal iraḫḫiṣ como «cocea» viendo sin duda en la línea la imagen de un toro poderoso que, al verse acosado e inmovilizado, no puede ni lanzar cornadas (nakāpu) ni cocear (raḫāṣu). 23 Cfr. II 289. 24 Línea de difícil interpretación. Se han propuesto diversas reconstrucciones, pero ninguna de ellas lo suficientemente satisfactoria como para proponerla. Véase el comentario de A. R. George, 2003, 826-827. 25 Cfr. IV 191. J. Bottéro, 1992a, 116, analiza esta línea como un vocativo y traduce «¡Oh soberano Gilgamesh, brote del corazón de Uruk!». 26 Conjetura de A. R. George, 1999a, 42. 27 Un pasaje paralelo a las líneas 154-155 puede verse en la versión paleobabilonia de la segunda tablilla de Harmal, ll. 46-47, donde leemos: «Haré crecer para ti el cedro, el ciprés y el enebro-supalu, árboles altísimos / hermosos adornos de palacio . . .». 28 Conjetura de A. R. George, 1999a, 42. 29 De este modo podría haber servido, a modo de espantapájaros, como un elemento disuasivo para futuros intrusos. 30 Enkidu, haciendo caso omiso de las súplicas de Humbaba, anima a Gilgamesh para que, dando muerte al guardián del Bosque del Cedro, obtenga la inmortalidad que concede la gloria de las grandes gestas. 31 Otros restituyen el poleónimo Sippar, en vez de Larsa, ya que el dios Shamash era el dios patrono de ambas ciudades en cada una de las cuales tenía un templo. 32 Las líneas 185-189 se repiten en las líneas 242-245. 33 kî agir pîšu literalmente significa «como un alquilado de su boca», es decir, una persona servicial y atenta a todo cuanto se le ordena. De este modo es descrito Enkidu, como un ser a las órdenes de Gilgamesh, como un pastor sentado frente a su señor. Cfr. la tablilla paleobabilonia de Pensilvania, col. iii, 117-118, donde podemos leer: «Se durmieron los pastores / Enkidu era su guardián, / un hombre despierto».

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34 Cfr. nota a V 187. 35 Conjetura de A. R. George, 1999a, 44. 36 qēbirī ay iršu literalmente «que no tenga enterradores». Esta maldición era terrible, ya que suponía morir prematuramente y verse privado de familia e hijos que pudiesen garantizarle los ritos funerarios. 37 Conjetura de A. R. George, 1999a, 44. 38 Las líneas 262-265 recuerdan un pasaje paleobabilonio de la tablilla de Ishchali 19’-23’ donde podemos leer: «Oyó Gilgamesh el discurso de su camarada, / tomó el hacha en sus manos, / desenvainó la espada de su cinto. / Gilgamesh golpeó su cuello. / Enkidu, su amigo, le daba ánimos». Lo que hemos traducido por «entrañas» responde al término acadio hašû cuyo significado básico es «pulmón» Cfr. R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 136. Es difícil interpretar este término como el numeral «cinco» que es hamšu. No obstante, J. Bottéro, 1992a, 119 y J. Silva Castillo, 1994, 96, lo interpretan como un numeral traduciendo esta línea como «Cinco veces desenvainaron la espada». 39 El verbo šahāṭu (i) «saltar» es más conveniente morfológicamente que el propugnado por R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 136, «arrancar», cuyo vocalismo radical es (a/u). 40 Conjetura de A. R. George, 1999a, 44. En las líneas 268-269 debemos sobrentender, al comienzo de cada una de ellas, un término al que se refiera la abundancia. J. Bottéro, 1992a, 119 y J. Silva Castillo, 1994, 96, piensan en «tinieblas»; Por otro lado, R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 136, prefiere el término «lluvia». Según este estudioso, en lugar de la muerte que llovía (véase IV 104 y V 136) ahora se trataría de una lluvia beneficiosa y abundante que sucede a los trece vientos y riega el Bosque del Cedro.

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41 Texto en paleobabilonio, procedente del templo B de Shamash en Ishchali, la antigua Nerebtum. Para el estudio de esta tablilla puede consultarse: T. Bauer, 1957, 254-262; J. Bottéro, 1992a, 250-254; S. Dalley, 1990, 147-148; A. R. George, 1999a, 119-121; A. R. George, 2003, 260-266; A. K. Grayson, 1969: ANET, 1969 3 , 504 (C); S. Greengus, 1979, núm. 277, pl. XCII; K. Hecker, 1994, 662-663; R. Labat, A. Caquot, M. Sznycer y M. Vieyra (eds.), 1969, 180-181; G. Pettinato, 1993 4 , 264-265; R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 124-126; W. von Soden, 1989 5 , 53-54 y A. Westenholz y U. Koch-Westenholz, 1997, 143-145. 42 Los resplandores que, a modo de auras, servían de defensa al monstruo Humbaba. Al parecer, Gilgamesh estaba preocupado por el peligro que podían suponer estos halos incluso estando separados de Humbaba. 43 R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 125, nota h, traduce «por la noche» dando tal valor a la lectura del signo MI (= gi6 ). 44 Lo que traducimos por «le animaba» responde a la expresión acadia īpuš libba. No obstante, otros autores la han traducido como «le dio en el corazón», así K. Hecker, 1994, 663. 45 Conjetura muy plausible de K. Hecker, 1994, 663. 46 El orónimo Saria es la forma de la antigua versión babilonia que encuentra su correspondiente de la versión clásica en Sirara o Siraya, en tanto que en la Biblia y en la documentación ugarítica aparece como Sirion o Sarôn. 47 Gilgamesh llevaría encima un peso de 300 kg. 48 Véase V 6. De esta forma Enkidu profanará la sagrada morada de Enlil y los dioses Anunnaki y esto, junto con la destrucción de Humbaba, determinará la temprana muerte de Enkidu. Cfr. la tablilla VII, así como el comentario y traducción de la tablilla hitita editada por R. Stefanini, 1969, 40-47, y traducciones y comentarios de G. Pettinato, 1993 4 , 290-291 y 396, nota 29; R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 160-161; A. R. George, 1999a, 54-55; B. R. Foster, 2000, 163, entre otros. 49 Para esta tablilla, cfr. A. R. George, 2003, 267-271; J. Bottéro, 1992a, 250; K. Hecker, 1994, 663-664; R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 138-140; J. J. A. van Dijk, 1976, TIM IX, núm. 46; W. von Soden, 1989 5 , 53-54 y A. Westenholz y U. KochWestenholz, 1997, 145. 50 Muy probablemente, como señala A. R. George, 2003, 828, en esta línea se quería precisar el grosor de las astillas que saltaban a cada golpe del hacha de Gilgamesh. 51 Parece que Enkidu iba seleccionando previamente los árboles que Gilgamesh debía talar.

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52 Por medio de una hipérbole, este gigantesco cedro de elevadísimo ramaje es comparado con un toro salvaje que acornea los cielos. 53 Véase VII 44. La vara babilónica, llamada nindanu medía aproximadamente 6 metros. 54 El codo babilónico llamado ammatu medía aproximadamente unos 50 cm. 55 Véase VII 45. 56 Conjetura de A. R. George, 1999a, 47. R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 137, en cambio, conjeturan (y allí colocaron la puerta). 57 Conjetura de A. R. George, 1999a, 47 y R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 137. 58 Cfr. A. R. George, 2003, 737. 59 Cfr. A. R. George, 2003, 741.

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TABLILLA VI

ISHTAR Y EL TORO CELESTE

L tablilla VI se ha conservado casi en su totalidad. De todos modos, la versión de la

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A

Biblioteca de Asurbanipal se ha visto enriquecida con un amplio documento de seis columnas procedente de Asur, y ello nos ha dado la posibilidad de reconstruir un texto casi sin interrupciones. Nuestros dos héroes, una vez que han doblegado y dado muerte a Humbaba en el Bosque del Cedro, se dirigen en una balsa por el curso del Éufrates hacia Uruk. La narración comienza ya en Uruk, donde Gilgamesh, después de asearse y purificarse de toda la suciedad que le han originado los viajes y combates, se engalana con regias vestiduras. La diosa Ishtar, contemplándolo desde las torre del Eanna, se queda prendada de él y le propone matrimonio. Para ello le promete suntuosos regalos y privilegios irrechazables. A pesar de todo, Gilgamesh desestima la oferta de la diosa, mostrando una desconfianza matizada de ironía. A tamaño atrevimiento añade Gilgamesh la larga lista de amantes de Ishtar, que posteriormente fueron abandonados por ella: Dumuzi, el ave Allalú, el león, el pastor al que convirtió en lobo y acabó devorado por sus perros, o Ishullanu, el jardinero que negó a la diosa sus favores. Pero Ishtar no admite la respuesta de Gilgamesh, ya que no solo ha sido negativa sino ultrajante. La diosa informa a su padre, el dios Anu, de que ha sido gravemente ofendida por Gilgamesh. Aunque al principio el dios Anu se opone a la venganza planeada por la diosa, finalmente accede e Ishtar hace uso del Toro Celeste para llevarla a cabo. La devastación que produce este monstruo en la tierra es terrorífica. Gilgamesh y Enkidu trazan entonces un plan y consiguen dar muerte al Toro Celeste de una certera cuchillada en la nuca. Ishtar grita y gime de dolor, al tiempo que es insultada por Enkidu. Después de una fiesta en la ciudad por tan descomunal proeza, Gilgamesh y Enkidu se purifican en las aguas del Éufrates y regresan a la ciudad donde Gilgamesh es vitoreado.

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Una vez en Uruk, su patria, Gilgamesh limpia la suciedad de su cuerpo y sus enseres causada por los viajes y los combates. Ahora, aseado su cuerpo y limpios sus vestidos, aparece con el resplandor y la galanura de un verdadero rey.

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Se lavó su desaliñada cabellera y limpió sus enseres, agitó su cabellera sobre su espalda, tiró sus prendas sucias, se vistió con limpios ropajes, se cubrió de mantos y se ciñó un fajín. Gilgamesh se puso su corona.

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Ishtar, entrando en escena más como una mujer enamorada que como una diosa, queda prendada de la belleza de Gilgamesh.

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Ante la hermosura de Gilgamesh alzó sus ojos 1 la princesa Ishtar: —«¡Ven Gilgamesh! ¡Sé tú mi esposo! ¡Ea! ¡Regálame tus frutos 2 y sé tú mi esposo, que yo seré tu mujer!3 Mandaré uncir para ti un carruaje de lapislázuli y oro 4, cuyas ruedas sean de oro y de ámbar 5 sus cuernos 6. Uncirás a él los leones de la tormenta 7, mulos 8 gigantescos. ¡Entra en nuestra casa 9 entre las fragancias de los cedros! Cuando en nuestra casa tú entres, que el umbral y el escabel del trono 10 besen tus pies, que se postren a tus pies reyes, nobles y príncipes, que te traigan, como tributo, todos los productos de la montaña 11 y del país, que tus cabras te paran crías triples, tus ovejas, gemelos, que tu borriquillo en la carga a la mula supere, que tu caballo en el carro sea majestuoso al galopar, que tu buey en el yugo rival no tenga». Gilgamesh rehúsa con términos ofensivos aceptar la oferta de Ishtar.

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Gilgamesh abrió su boca para hablar, así dice a la princesa Ishtar: [—«Desde el momento en que yo] a ti te desposara, [ . . . . . . ] mi cuerpo y mi vestido 12 [¿De dónde vendrán] 13 mi alimento y mi sustento?

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[¿Acaso tú me ibas a dar de comer] el alimento propio de la divinidad? [¿Vas, tal vez, a darme de beber la cerveza] propia de la realeza? 14 [ . . . . . . . . . ] yo ataría 15, [ . . . . . . . . . ] amontonaría, [ . . . . . . . . . ] manto [¿Quién . . . contigo] va a casarse? 16 [Tú una helada 17 que no llega a congelarse] en hielo 18 una puerta inacabada [que no] detiene viento ni corriente, un palacio que extermina [ . . . ] a los guerreros 19 un elefante [que tira al suelo] sus arneses 20, betún que en[sucia] al que lo transporta, odre de agua que [moja] al que lo lleva, un bloque de piedra caliza [que debilita] 21 al muro de piedra, ariete que hace añicos [el muro] del país enemigo 22, sandalia que muerde los pies de su propietario 23. ¿Cuál de tus amantes aguantó para siempre? 24 ¿Cuál de tus pretendientes fue [el que] subió [a los cielos?] 25 ¡Ea!, Voy a contar [el número].de tus amantes: En cuanto al de . . . [ . . . ] su brazo 26. A Dumuzi, el esposo de tu juventud 27, año tras año le has dado por destino llorar sin cesar 28. A Allalú, pájaro multicolor, amaste 29, le golpeaste y su ala quebraste. Él ahora se halla en los bosques y grita: ‘¡Ay mi ala!’ 30. También amaste al león, compendio de fuerza, le cavaste siete trampas y otras siete más. Amaste al caballo ensalzado en la batalla 31, y la fusta, la espuela y el azote le has dado por destino; un galopar de siete leguas dobles 32 has decretado para él, enturbiar y beber el agua le has dado por destino. A Silili 33, su madre, un llorar sin fin le diste por destino. Tú amaste al pastor, al que apacienta y al rabadán, que continuamente amontonaba para ti (panes cocidos) en los rescoldos 34 y diariamente te sacrificaba cabritillas. Tú lo golpeaste y lo convertiste en lobo. Las líneas 15-61 encuentran un paralelo casi perfecto en un fragmento del babilonio medio procedente de Emar y cuya traducción damos a continuación 35 :

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[—« . . . Que el umbral y el trono besen tus] manos, [que se postren a tus pies los reyes, los] soberanos subirán hacia ti, [ . . . que el producto de la montaña y del país] te traigan como tributo, [que tus cabras] te paran [crías triples, tus ovejas . . .,] [que tu buey en el yugo rival no] tenga».

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Gilgamesh responde rechazando la espléndida oferta de Ishtar. 006’ [Gilgamesh su boca] abrió para hablar, 007’ [así dice a la princesa Ish]tar: 008’ —«Desde el momento en que [yo a ti te desposara,] 009’ descuidaría [mi] cuer[po y mi vestido,] 010’ [ . . . descuidaría ? ] mi alimento y [mi] sustento ? 011’-012’ Líneas muy dañadas 013’ [Tú (eres) una helada] que no se congela en hielo, 014’ [una puerta inacabada] que no impide ni brisa [ni corriente, 015’ un elefante que . . . . . ] sus arneses,] 016’ . . . [que ensucia] al que lo lleva, 017’ un odre [que] corta [al que lo lleva] un ariete que hace añicos una muralla de piedra, 018’ [una sandalia que muerde el pie] del que camina por la calle. 019’ [¿Cuál de tus novios du]ró para siempre? 020’-021’ Laguna de dos líneas 022’ [A Dumuzi, el esposo de tu juven]tud 023’ [año tras año] le has dado por destino [llorar] sin cesar. 024’ Al pájaro [multicolor] Allalú amaste, 025’ (y) muy rápidamente te cansaste de sus encantos, 026’ lo golpeaste y [su ala] quebraste. 027’ Ahora está en [los bosques] y grita: ‘¡Ay mi ala!’ 028’ Al Suteo 36 . . . . . . amaste y tu casa 029’ . . . . . . [ . . . . . . ] a ? una tienda, 030’ [sus armas] aniquilaste [en el campo de] batalla 031’ y lo lanzas [ . . . . . . ] 032’ Te encantaba [cuando] morabas [en el] redil y 033’ [al pastor (y) al rabadán] que continuamente una oveja te sacrificaban, 034’ [que diariamente apilaban] (pan cocido) en los rescoldos, 035’ [los golpeaste y en lobos] los convertiste». Continúa el texto de la versión clásica.

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Ahora lo ahuyentan sus propios zagales, y sus perros cubren de dentelladas sus muslos 37. Tú amaste también a Ishullanu, el hortelano de tu padre 38, el que de continuo portando para ti un cesto de dátiles, hacía resplandecer todos los días tu mesa. Hacia él alzaste la mirada y hacia él tus pasos encaminaste 39: —‘¡Oh Ishullanu mío! ¡Probemos tu virilidad!40 ¡Extiende 41 tu mano! ¡Acaricia mi vulva!’. Ishullanu te contestó: —‘¿Yo? ¿Qué cosa quieres de mí?

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¿No ha cocido pan mi madre? ¿Acaso yo no he comido? 42 ¿Soy yo alguien que mastica pan de escándalos y maldiciones y cuyo manto contra el frío son los juncos?’ Tú escuchaste estas pa[labras suyas.] 43 Tú lo golpeaste, lo convertiste en un enano ?44, lo hiciste morar en medio de sus pena[lidades,] no pudiendo subir a . . . ni pudiendo bajar a [ . . . ] 45 ¿Ahora estás de mí enamorada para [metamorfosearme] como a ellos?»

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Ishtar no puede soportar el rechazo de Gilgamesh y presa de rabia y furia sube a los cielos, donde en presencia del dios Anu y la diosa Antu, en medio de un mar de lágrimas, solicita venganza.

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Ishtar [al oír] esto, Ishtar montó en cólera y [subió] a los cielos. Llegó Ishtar a presencia de Anu, su padre, [estaba ella llorando]. En presencia de Antu, su madre, fluyeron sus lágrimas 46: —«¡Padre mío! ¡Gilgamesh no paró de insultarme! Gilgamesh ha ido contando escándalos que me ultrajan, escándalos y ultrajes que me insultan». Anu su boca abrió para hablar, así dice a la princesa Ishtar: —«¿Qué? ¿No has provocado tú al rey Gilgamesh, y por ello Gilgamesh se ha puesto a contar tus escándalos, tus escándalos y ultrajes?». Ishtar su boca abrió para hablar, así dice a Anu, su padre: —«¡Padre mío! Entrégame 47, por favor, el Toro Celeste para dar muerte a Gilgamesh en su morada 48. Si tú no me das el Toro Celeste, destrozaré el Mundo del más allá a la vez que sus moradas, lo arrasaré todo hasta el fondo. Haré subir a los muertos para que devoren a los vivos, haré que los muertos sean más numerosos que los vivos» 49. Anu su boca abrió para hablar, así dice a la princesa Ishtar: —«Si el Toro Celeste tú [me] pides, la viuda de Uruk deberá reunir siete años de salvado, [y el campesino de Uruk,] hacer crecer la hierba». [Ishtar su boca abrió] para hablar, [así dice a A]nu, su padre:

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[—«[ . . . . . . . . . ] almacené. [ . . . . . . . . . ] hice crecer. La viuda [de Uruk siete] años de salvado acumuló, el campesino [de Uruk hizo crecer] la hierba. A? / Con? la furia del Toro Celeste . . . [ . . . ] 50 El dios Anu accede a los deseos de Ishtar y el Toro Celeste provoca enormes desastres en Uruk.

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Escuchó Anu estas palabras 51 de Ishtar [y] el ronzal del Toro Celeste en [sus manos] puso. [ . . . ] e Ishtar lo iba guiando. Al llegar (el Toro Celeste) al [país] de Uruk, resecó bosques, mar[jales y cañaverales.] Entró en el río e hizo que el río descendiera de nivel siete codos 52. Al bufido del Toro Celeste una zanja se abrió y cien jóvenes de Uruk cayeron, uno tras otro 53, en su interior. A su segundo bufido otra zanja 54 se abrió y doscientos jóvenes de Uruk cayeron, uno tras otro, en su interior 55. A su tercer bufido otra zanja se abrió y56 Enkidu cayó en ella hasta su cintura 57. Dio entonces un salto Enkidu y sobre ? [ . . . ] 58 El Toro Celeste a su rostro escupió sus babas, con la mata de su rabo lo [ . . . ] . . . 59

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Enkidu muestra a Gilgamesh la estrategia para acabar con el Toro Celeste.

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Enkidu su boca abrió [para hablar,] así dice a Gilgamesh: —«¡Amigo mío! Nosotros fuimos vitoreados [ . . . en? nuestra ? ] ciudad 60, ¿Cómo vamos a responder al estrecho cerco de las gentes? 61 ¡Amigo mío! He comprobado la fuerza del Toro Celeste, y de su poderío; ya soy consciente de su intención62. Otra vez voy a comprobar 63 la fuerza del [Toro Celeste]. Por de[trás del Toro Celeste] me situaré 64, [lo] agarraré [por el grueso de su rabo,] 65 pondré [mi pie por detrás de sus patas,] 66 en . . . [ . . . lo . . . ,] y entonces [tú,] como [un carnicero valiente] y experimentado, entre la [zona cervical de los cuernos] y los tendones clávale el cuchillo!». Dio la vuelta Enkidu por la espalda del Toro Celeste,.

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lo asió por el [grueso] de su rabo, puso sus pies [por detrás] de sus patas, [en . . . . . . ] lo . . . . Entonces Gilgamesh, como [un car]nicero valiente y experimentado, entre la zona cervical de los cuernos y los tendones su cuchillo [le clavó.] 67 Una vez que hubieron dado muerte al Toro Celeste, le sacaron su corazón y ante Shamash lo depositaron, retrocedieron y ante Shamash se prosternaron. Después se quedaron sentados los dos, el uno junto al otro. Ishtar desconsolada sube a los muros de Uruk, desde donde profiere lamentos de dolor. Enkidu, al oírla, lleno de ira, tras humillarla con amenazas, lanza contra ella un anca del Toro Celeste en señal de desprecio.

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Subió entonces Ishtar a lo alto de la muralla de Uruk-el Redil; brincó en actitud de duelo 68, profirió un lamento: —«¡Ay de Gilgamesh, que me humilló, que al Toro Celeste ha dado muerte!» 69. Oyó entonces Enkidu estas palabras de Ishtar 70, arrancó un anca del Toro Celeste y la lanzó contra ella (diciendo:) —«Si hubiera podido echarte mano, ten por cierto que, como con él, contigo habría hecho, sus tripas habría yo colgado de tus brazos!» 71. Reunió Ishtar a cortesanas, hieródulas y rameras 72, sobre el anca del Toro Celeste hizo duelo. Convocó Gilgamesh al maestro artesano, a los herreros, a todos ellos 73, el grosor de sus cuernos no dejaron de ensalzar los artesanos: Treinta minas de lapislázuli era la masa de cada uno 74, dos minas, cada uno de sus bordes 75, seis kures 76 de aceite era la capacidad de ambos. Para la unción de Lugalbanda 77, su dios, los donó como ofrenda. Los llevó y los colgó en el dormitorio del cabeza de familia. Después de la fiesta triunfal en la que Gilgamesh es vitoreado, se retiran a descansar y Enkidu tiene un sueño.

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En el Éufrates se lavaron ellos sus manos 78, se cogieron el uno al otro y emprendieron el camino de regreso 79. Sobre sus monturas recorrieron la Calle de Uruk. Se habían congregado las gentes de Uruk. Gilgamesh a las sirvientas [de su casa] les dirige la palabra: —«¿Quién es el más hermoso de los jóvenes? ¿Quién es el más glorioso de los hombres?». —«¡Gilgamesh es el más hermoso de los jóvenes!

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[¡Gilgamesh es el más glo]rioso de los hombres!» «[ . . . al que] nosotros conocimos en nuestra ira, [ . . .] . . . [ . . . ] en la calle no tiene a nadie que lo rechace 80, [ . . .] . . . [ . . . ] camino de su [ . . . ]». Gilgamesh en su palacio dispuso una fiesta. Dormidos están los jóvenes que en el lecho de la noche yacen, Dormido también está Enkidu. Tiene un sueño. Se levantó Enkidu y relata su sueño. Así dice a su amigo: Línea de enlace con la tablilla siguiente.

VII 001 «¡Amigo mío! ¿Por qué motivo estaban los grandes dioses deliberando?» Colofón del manuscrito ninivita A 1 81 .

Tablilla sexta. El que contempló el Abismo. Serie: Gilgamesh. Escrita y comprobada según su original. Adquisición de Asurbánipal, [rey del] mundo, rey de Asiria. Colofón del manuscrito asirio a 1 82 .

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Tablilla sexta. El que contempló el Abismo. Serie: Gilgamesh. Escrita y comprobada según su original. Documento de Asur-rāim-napishti, joven aprendiz de escriba, cuyos oídos están dirigidos hacia el dios Nabû y la diosa Tashmetu Colofón del manuscrito ninivita O 1 83 .

Tablilla sexta. El que el Abismo contempló. [Serie: Gilgamesh.] Colofón del manuscrito ninivita Q 1 84 .

[Tablilla] sexta. El que el Abismo contempló. Se[rie:] Gilgamesh. Escrita y comprobada (según) su original.

1 La expresión acadia īnā/īnī našû cuya traducción literal es «levantar los ojos», ha tomado el significado específico de «mirar con deseo», «codiciar», como puede verse también en la línea 67 de esta tablilla. 2 El término inbu «fruto» tenía ya en acadio claras connotaciones sexuales. 3 La frase recogida en esta línea ya aparece en el poema de Nergal y Ereškigal, siendo también pronunciada por otra diosa, la diosa Ereshkigal, reina de los Infiernos. Igualmente encontramos esta frase en un texto de conjuro, pero, en esta ocasión, en labios de un hombre y dirigida a una mujer. Cfr. A. R. George, 2003, 829. Esta frase hubo de formar parte del ritual del matrimonio, siendo similar a la fórmula romana: Ubi tu Gaius, ego Gaia: «Donde tú seas Gayo, yo seré Gaya». Sin embargo,

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lo adecuado a la tradición y costumbres de Babilonia era que fuese el hombre el que solicitase las relaciones y no la mujer. Cfr. J. Sanmartín, 2005, 183-184. 4 Otra posibilidad de traducir esta línea es «Te permitiré uncir un carruaje de lapislázuli y oro». 5 Metal precioso muy brillante. Algunos estudiosos lo traducen por «electro», que es una aleación de cuatro partes de oro y una de plata y cuyo color es muy parecido al del ámbar. No todos los autores lo identifican con el ámbar. En las líneas 11-12 hay una clara alusión a los carros votivos que se ofrecían a los dioses. 6 Posiblemente fuesen dos astas que partiendo del carro se ajustaban a los animales de tiro. 7 Eran monstruos con cabeza de león que tiraban de los carros de Adad, el dios de la tormenta, y de otras divinidades como el Sol, Ninurta, Marduk o Ishtar. 8 Los mulos eran la montura de reyes y princesas. 9 El templo del Eanna estaba tapizado de cedros. Gilgamesh y Enkidu también llevaron a término una empresa comercial en el Líbano, ya que el cedro era un producto preciosísimo, símbolo de lujo y riqueza. Cfr. J. Bottéro, 1992a, 123, nota 4. 10 El término que hemos traducido por «escabel del trono» corresponde al acadio arattû que, en principio, debia ser un adjetivo «procedente de Aratta». Aratta, en el imaginario sumerio, era un país de fabulosas riquezas. De ahí que dicho vocablo pudiera referirse a obras de lujosa artesanía. La relación entre arattû y kussû «asiento», «trono» está atestiguada en algunas listas léxicas. De todos modos, aunque la traducción de la línea 15 ha sido objeto de debate, la traducción que hemos propuesto parece ser la más adecuada. Para otras interpretaciones, véase R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 145, nota d. 11 Además de «montaña», podríamos traducir «tierra extranjera», la tierra que al Norte y al Este señalaba la frontera del territorio y que limitaba al Sur con el mar y al Oeste con un vastísimo desierto. 12 En un texto medio-babilonio procedente de Emar que guarda un perfecto paralelismo con el de la versión clásica, vemos que el verbo que precede a pagrī «mi cuerpo» y ṣubātī «mi vestido» es lumši «yo descuidaría». Una forma idéntica podría proponerse al comienzo de la línea siguiente, aunque en el texto de Emar solo podemos leer con seguridad la sílaba final -ši. La palabra «cuerpo», en acadio pagru, seguida de sufijo posesivo servía para expresar la función de un pronombre reflexivo, pagrī «mi cuerpo» = «yo mismo», «a mí mismo». 13 Conjetura de A. R. George, 1999a, 48. 14 La reconstrucción de las líneas 27-28 se apoya en VII 135-136.

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15 La traducción parcial de las líneas 29-30 son conjetura de A. R. George, 2003, 621. 16 La línea 24 nos sirve de apoyo para la reconstrucción de esta línea. 17 Reconstrucción realizada según el texto medio-babilonio de Emar 2 i 13’ donde la palabra que precede a lā kāṣirat «no se congela» puede ser ḫalpu «helada». J. Bottéro, 1992a, 124, traduce, en cambio: «Pues tú no eres sino un horno que se apaga con el frío». 18 En las líneas 33-41 vemos una serie de imágenes, por medio de las cuales Gilgamesh trata de expresar la falsedad que encierran todas las promesas de Ishtar. 19 J. Bottéro, 1992a, 124-125, traduce: «Un palacio que se desploma sobre sus más bravos defensores». 20 La idea de J. Bottéro, 1992a, 125, nota 1, es muy sugerente, ya que alude a la violenta sacudida de un elefante que arroja al suelo todo el equipamiento que lleva sobre su cuerpo. Esto supondría que este animal ya había sido domesticado en Mesopotamia, cosa de la que no tenemos testimonio. Posiblemente esta imagen pudo ser tomada de la India. 21 Conjetura de A. R. George, 1999a, 49. 22 J. Bottéro, 1992a, 125, nota 1, traduce esta línea como «ariete que destroza las murallas de un país no enemigo». A. R. George, 2003, 832, cuestiona esta traducción. 23 Amar-Suen, un rey de Uruk, murió a causa de una herida producida por su calzado. El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-11 14:10:41.

24 Para el conjunto de las líneas 42-79 donde se narran los amores de Ishtar y la suerte que corrieron sus pretendientes puede leerse el sustancioso comentario de J. Bottéro y N. S. Kramer, 1993, 271-275. 25 Cfr. A. R. George, 2003, 621 y 833. 26 Línea difícil de analizar. A. R. George, 2003, 833, cree que posiblemente el término ša būdimma pueda ser un título referido a Dumuzi, el cual estaría relacionado con la entrega de ovejas que hacían los pastores para sacrificarlas a la diosa Ishtar. La traducción de J. Sanmartín, 2005, 188, «al de la oblación» y 196, nota 18, es un buen producto de lógica imaginativa. 27 En la versión ninivita del poema en que se refiere el descenso de Ishtar a los Infiernos leemos en su línea 127 ḫāmir ṣeḫrū[tiša] «amante de su juventud». 28 Alusión al período de seis meses que Dumuzi debía pasar cada año en el submundo infernal, y que, a modo de pago, había sido establecido para que la diosa Ishtar pudiese salir de los Infiernos. Poseemos dos relatos de este episodio, uno acadio y otro sumerio. Del relato sumerio tenemos traducción española de R. Jiménez Zamudio, en J. Ovejero (ed.), 2009, 65-81. 29 Se ha querido identificar al pájaro Allalú con el Coracias benghalensis, de origen indio. Ciertamente ignoramos los episodios amorosos de Ishtar tanto con este volátil como con el resto de los animales que vienen a continuación. 30 Lo que hemos traducido por ‘¡mi ala!’ responde al término kappî, que en acadio trataría de reproducir onomatopéyicamente el quejumbroso piar de este pájaro. 31 Debemos señalar que el caballo no aparece en Mesopotamia hasta comienzos del II milenio a.C. 32 Suponía galopar sin parar algo más de 70 km, una distancia excesiva para un caballo. 33 Divinidad desconocida, de la que se nos dice que fue madre del caballo. Posiblemente se trate de una divinidad relacionada con los caballos, que tendría su origen al norte de Mesopotamia, quizá en Anatolia donde los hititas desarrollaron muy notablemente la cría caballar.

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34 La forma completa kamān tumrī «hogaza cocida en las brasas» está testimoniada en el Poema de Erra, I, 57 donde se alude a este pan humilde y sencillo frente al akal āli, pan de la ciudad fácil de obtener o el akal sinniš «pan de las mujeres». Cfr. R. Jiménez Zamudio, 1999, 54, nota 59. 35 Este fragmento es prácticamente igual al que tenemos en las líneas 16-61 de la versión clásica, si exceptuamos algunas variantes de tono menor. Faltan las líneas 35 y 39 correspondientes a la versión clásica, así como el conjunto de líneas que corresponderían a las líneas 28’-31’ del fragmento. Para la bibliografía de este fragmento puede consultarse: D. Arnaud, 1985: Emar VI/1 241 (7498n), 263 (74104z), 401 (Fragmento (a) solamente, sin unir); D. Arnaud, 1987: Emar VI/4 384-386, núm. 782 ‘Epopée de Gilgameš, chant VI’ (Fragmento (a) solamente, sin unir); A. R. George, 2003, 332-338; Thomas R. Kämmerer, 1998: šimâ milka (AOAT 253) 146-155 (fragmento (a) col. i solamente, sin unir). En cuanto a sus traducciones véanse: J. Bottéro, 1992a, 269-271 ‘Morceaux d’Emar’ (Fragmento (a) solamente); A. R. George, 1999a, 136-138; A. R. George, 2003, 333, 335, 337 (fragmentos (a) + (b) + (c)) y G. Pettinato, 1993 4 , 277-279 (fragmento (a) solamente) ‘Emar 2’. 36 Étnico perteneciente a una tribu asentada en el oeste de Siria y cuya actividad estaba a sociada a incursiones militares y saqueos. Representa en los textos mesopotámicos el prototipo del nómada del desierto sirioarábigo. 37 Se ha puesto este episodio en relación con el mito clásico de Acteón, el cual fue metamorfoseado en ciervo y murió destrozado por sus propios perros, como castigo por haber pretendido casarse con Sémele. Este mito está primorosamente narrado por Ovidio en sus Metamorfosis III 138-252. 38 Ishullanu es una variante del antropónimo Shullanu atestiguado en Ur III y en paleobabilonio. En realidad el término šullānu era un nombre que servía para designar a una persona con cualquier tipo de defecto físico. Quizá su significado sea «enano», cfr. l. 76. Véase A. R. George, 2003, 835-836. Este personaje ha sido puesto en relación con el Shukaletuda del poema sumerio titulado Inanna y Shukaletuda. No obstante, el comportamiento de Shukaletuda e Ishullanu con Ishtar/Inanna es completamente distinto, ya que, mientras Ushullanu se niega a corresponder a Ishtar, en cambio, Shukaletuda toma la iniciativa, abusando de Inanna, mientras esta dormía en el jardín. Cfr. para esta historia la edición crítica de K. Volk, 1995, G. Leick, 1991, 90-91 y J. Bottéro y N. S. Kramer, 1993, 257-271. 39 Véase el comentario de la línea 6. 40 El plural apunta a un deleite compartido. El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-11 14:10:41.

41 Literalmente «haz salir», «saca». 42 Posiblemente un antiguo refrán del mundo de los campesinos. 43 Literalmente «este hablar suyo». 44 Lo que traducimos por «enano» responde a un término que solo aparece una vez en toda nuestra documentación acadia, a saber, dallālu. Muchas han sido las propuestas para traducir esta palabra: «rana», «sapo», «espantapájaros», «araña», «canijo», etc. Cfr. para más detalles A. R. George, 2003, 838 y J. Sanmartín, 2005, 196, nota 16. 45 A pesar de los múltiples intentos por completar e interpretar esta línea, todavía permanece huérfana de una explicación fiable. El contexto parece sugerir la impotencia de Ishullanu para realizar una labor propia de un jardinero a causa de la metamorfosis impuesta por Ishtar. Así, S. Dalley, 1990, 79, traduce: «Pero la pértiga(?) ya no sube, [su] cubo ya no baja» haciendo referencia a la tarea de extraer agua de un pozo. En el mismo sentido, J. Silva Castillo, 1994, 210, piensa en el nombre de un instrumento de jardinería, concretamente en un «balde» que sube y baja al pozo. 46 Los términos «padre» y «madre» no deben ser entendidos como términos de parentesco sino de respeto. En realidad Ishtar era la favorita de Anu. 47 La traducción contextual que dan la mayor parte de los traductores es «dame, por favor» para la forma verbal binâm. Sin embargo, la traducción literal es «haz para mí», «crea para mí». Tal vez, como sugiere J. Bottéro, 1992a, 128, nota 2, lo que debamos entender es que Ishtar pide a Anu que le transforme la constelación del Toro Celeste en una gigantesca bestia para que le ayude a vengarse de Gilgamesh. 48 R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 151, nota i, al traducir esta línea como «Que él mate a Gilgamesh y llene de fuego su propia mansión» ve un juego de palabras en el término girru «fuego», palabra cuyo ideograma (giš-bar) conforma el primer y tercer signo del nombre de Gilgamesh. 49 Las líneas 99-100 se encuentran repetidas, con alguna ligerísima variante, en las líneas 19-20 de la versión ninivita del poema del descenso de Ishtar a los Infiernos. 50 A. R. George, 1999a, 51 traduce esta línea del siguiente modo: «Con la ferocidad del Toro Celeste [tomaré venganza]», en la línea de R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 152 que conjeturan: «Pero de él, Gilgamesh, yo quiero vengarme».

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51 Literalmente, «este decir». 52 La desecación del río Éufrates la vemos en el Nuevo Testamento, concretamente en Apocalipsis 16, 12: «y el sexto (ángel) derramó su copa sobre el gran río Éufrates y se le secó el agua, de forma que quedó preparado el camino de los reyes que venían del Oriente». Como señala F. D’Agostino, 2008, 135, nota 4, no es imposible que el autor del texto neotestamentario acudiera a motivos folclóricos muy antiguos que se habían convertido con el tiempo en patrimonio común del Próximo Oriente Antiguo. 53 La forma verbal debe ser interpretada como un pretérito Gtn de maqātu «caer» con un valor iterativo del proceso verbal. Por ello traducimos «uno tras otro». 54 J. Silva Castillo, 1994, 106 se pregunta si tal vez estas zanjas hacen referencia a las viejas cuencas paralelas al río, que quedan secas al desviarse este de su curso, como ha sucedido constantemente en esa región de aluviones. 55 Las líneas 121-122 aparecen en una sola línea en el manuscrito A. Por otro lado, siguiendo la costumbre de los copistas, después del topónimo Uruk, encontramos en el original el término sumerio kimin que significa «repetición», debiendo sobrentenderse la sección que había después de la palabra Uruk en la línea 120. Este expediente también se encuentra en las líneas 122, 123 y 124 del manuscrito A. Véase nota a I 115. 56 Esta línea en el manuscrito A es como sigue: «[Al tercer bufido del Toro Celeste otra zanja se abrió y] 300 jóvenes [cayeron, uno tras otro] en su interior». 57 El manuscrito A nos presenta en una sola línea el siguiente texto: [«Al cuarto bufido del Toro celeste] otra zanja se abrió y Enkidu [cayó] hasta su cintura». 58 En el manuscrito A podemos leer: [«Saltó entonces Enkidu] y al Toro Celeste aga[rró] por [sus] cuernos».] 59 Algunos traductores han conjeturado la forma verbal id-di < in-di «arrojó» y completaron la palabra [ka]-bu-us-su < El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-11 14:10:41.

*kabūt-šu «su estiércol, su excremento», traduciendo «del grueso de su cola arrojó sus excrementos». Cfr. CAD K, págs. 28-29 y W. von Soden, 1959, 226. A. R. George, 2003, 841 expresa sus dudas sobre esta reconstrucción. 60 Posiblemente Enkidu se esté refiriendo al recibimiento triunfante con que fueron acogidos él y Gilgamesh cuando regresaron del Bosque del Cedro. 61 Como héroes y actores de grandes hazañas la gente les exigiría que la librasen del Toro Celeste. 62 Línea difícil de analizar sintácticamente. Nuestra traducción es aproximativa. 63 Literalmente, «Volveré y veré la fuerza...». 64 Conjetura de A. R. George, 2003, 52 apoyada por la línea 141. 65 La reconstrucción de las líneas 136-140 se ve facilitada por las líneas 142-146. 66 Enkidu pondrá su pie en el corvejón de las patas del animal, es decir, la articulación que posibilitaba la flexión de las patas traseras de los cuadrúpedos. La traducción de siqqu por «corvejón» es una conjetura a partir del árabe sāq «parte de la pata que hay por debajo de la rodilla». Cfr. A. R. George, 2003, 841 y AHw sīqu II, pág. 1049. 67 Si observamos las diversas representaciones artísticas de la muerte del Toro Celeste, podremos ver que Gilgamesh, por lo general, hiere al toro detrás de los cuernos y entre los dos omóplatos, los cuales están abiertos al encontrarse el toro fuertemente sujeto por detrás y con sus extremidades delanteras y traseras inmovilizadas. 68 Posiblemente se trataría de un gesto consistente en pisar el suelo de un modo violento y excitado en señal de dolor, lo que daría la impresión de dar brincos. Cfr. para un estudio más detallado A. R. George, 2003, 842. 69 No falta quien ha sugerido que todo este episodio, de origen sumerio, apunta hacia un enfrentamiento simbólico entre Sumer y Acad, cfr. C. Wilcke, 1973, 55 y ss. Por otro lado, F. D’Agostino, 2008, 137, nota 25, nos advierte que, si tal simbolismo es cierto, el escriba de Nínive difícilmente hubiera hecho suya esta idea, ya que estaríamos ante un episodio antiacadio, en el que la diosa Ishtar de Acad era vencida por Sumer. 70 Literalmente, «este decir de Ishtar». 71 S. Dalley, 1990, 129, nota 63, sugiere una práctica de culto.

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72 Grupos femeninos asociados al culto de la diosa Ishtar. En el Poema de Erra, IV, 52 vemos también la misma secuencia, en la que se dice que Uruk, sede de Anu e Ishtar, era una ciudad de cortesanas, hieródulas y prostitutas, cfr. R. Jiménez Zamudio, 1998, 87, nota 223. Posiblemente estemos ante una celebración fúnebre y orgiástica en la que estas mujeres desempeñaban un papel. 73 La traducción que aquí hacemos corresponde al texto de los manuscritos A y Q. Sin embargo, los manuscritos O y a 1 + 2 presentan una ligera variante cuya traducción es «Se reunieron entonces el maestro artesano, los herreros, todos ellos». 74 Cada cuerno pesaba 15 kg. Véase nota a II 169. 75 Conjetura de A. R. George, 1999a, 53 y A. R. George, 2003, 629. El término taḫbâtu al que correspondería el significado de «bordes» es incierto. Parece que significaba algo así como «envoltura», «revestimiento». Hay, no obstante, otra lectura en el manuscrito A cuya traducción sería «dos dedos eran la medida de sus bordes», si bien parece ser un texto corrupto por «dos minas cada uno». También podríamos pensar en una envoltura de oro con un peso de dos minas, cfr. S. Dalley, 1990, 82. Al hilo de cuanto acabamos de decir, J. Bottéro, 1992a, 133, nota 1, cree que, aunque el texto no lo dice explícitamente, Gilgamesh quería engastar con lapislázuli y oro aquellos imponentes cuernos y a tal fin habría llamado a los artesanos. 76 El kur era una medida de capacidad de aproximadamente 300 litros, lo que supondría que la capacidad de ambos cuernos era de 1.800 litros. 77 Se trataría de una imagen de Lugalbanda, padre de Gilgamesh, ya divinizado. Las estatuas de los dioses eran lavadas y ungidas como si fueran de seres vivos. 78 Posible alusión a un rito de purificación. 79 Vemos esta línea repetida en la versión medio-babilonia atestiguada por un texto de Bagazköy donde leemos «se cogieron el El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-11 14:10:41.

uno al otro y emprendieron el camino», así como en la versión clásica III 19-20 «ellos se cogieron mano sobre mano, / Gilgamesh y Enkidu se encaminaron al Templo Sublime». Todos estos testimonios apuntan hacia una fórmula ya estandarizada. Cfr. A. R. George, 2003, 322, nota a i 5’. 80 Las líneas 176-178 están deficientemente conservadas, y de cuanto de ellas nos queda en las tablillas que las testimonian, podemos inferir que nos hallamos ante un discurso directo. Sin embargo, no tenemos seguridad acerca de quién lo pronuncia. La línea 177, si nuestra interpretación es correcta, parece ser un indicio de alabanza de Gilgamesh frente a Ishtar. 81 Cfr. H. Hunger, 1968, núm. 317 y A. R. George, 2003, 736. 82 Cfr. H. Hunger, 1968, núm. 255 y A. R. George, 2003, 739. 83 Cfr. H. Hunger, 1968, núm. 319 y A. R. George, 2003, 738.

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84 Cfr. A. R. George, 2003, 738.

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TABLILLA VII

SUEÑOS Y AGONÍA DE ENKIDU

E

STA tablilla constituye una de las páginas más hondamente sentidas por el espíritu humano

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en la literatura universal. Temor, esperanza, agonía, amistad, devoción, arrepentimiento y, al final, la muerte anunciada e inexorable, a la que acompaña el ligero atisbo de una triste vida en el más allá. Cuando, mediante un sueño premonitorio, Enkidu conoce que su muerte decidida por los dioses está próxima, sabe que solo en su amigo Gilgamesh puede encontrar consuelo. Los diálogos de ambos son un canto a la amistad. Ambos saben que lo que han decidido los dioses es inexorable y Gilgamesh trata de aliviar la situación de su amigo. Enkidu, agobiado por la ansiedad, maldice todo aquello en que puso su confianza, como la puerta de cedro que ofrendó al dios Enlil para que se mostrara benigno con él. También maldice a aquellas personas que convirtieron su naturaleza salvaje y pura en un ser civilizado y consciente de su final. El quejumbroso discurso de Enkidu encontrará una convincente réplica, al tiempo que un plácido alivio, en las palabras de Shamash, un dios que siempre ha estado al lado de los dos héroes, y que hará comprender a Enkidu lo injusto de sus palabras. Tras un segundo sueño en el que Enkidu contempla el mundo del más allá, sus fuerzas van languideciendo. La tablilla se interrumpe y no nos permite, de la mano de Gilgamesh, acompañar a Enkidu en sus últimos instantes.

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001 —«Amigo mío! ¿Por qué motivo estaban los grandes dioses deliberando?»

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Al comienzo de la tablilla hay una laguna de 26 líneas. Sin embargo, podemos adivinar su contenido gracias a una traducción hitita procedente de Hattusa. En ella asistimos al relato que refiere Enkidu de un sueño que ha tenido. En dicho sueño se nos cuenta la reunión que celebraron los dioses Anu, Enlil, Ea y Shamash para tomar una decisión sobre el sacrílego proceder de Gilgamesh y Enkidu, cuando ambos personajes talaron los cedros y dieron muerte a Humbaba y al Toro Celeste. Anu propuso la muerte de al menos uno de los dos, propuesta que apoyó Enlil, pero excluyendo a Gilgamesh del castigo. A pesar de las protestas de Shamash, finalmente se decide que sea Enkidu el condenado a muerte. Esta decisión entristeció profundamente a Gilgamesh. He aquí el texto de la tablilla hitita fragmentaria 1 : 001 002 003 004 005 006 007 008 009 010 011 012 013 014 015 016 017 018 019 020 021 022

. . . Y amaneció. Enkidu comenzó a decir a Gilgamesh: —«¡Hermano mío! ¡Menudo sueño [he tenido] esta noche! Los dioses Anu, Enlil, Ea y el Sol del Cielo se habían reunido para deliberar. Y Anu le decía a Enlil: —“Estos que han dado muerte al Toro del Cielo, también han matado a Huwawa, [el que custodiaba] las montañas tapizadas de cedros”, y añadía Anu: —“¡Que muera uno de los dos!”. A lo que respondió el dios Enlil: —“¡Que muera Enkidu, que no muera Gilgamesh!”. Entonces el Sol del Cielo comenzó a decirle al valeroso Enlil: —“¿No han matado por orden tuya 2 al Toro del Cielo y a Huwawa y ahora debe morir el inocente Enkidu?”. Pero Enlil se encolerizó con el Sol del Cielo (gritando): —“¡Tú eres el que caminabas todos los días con ellos, como un cómplice más¡”. [Enkidu] se arrojó al suelo ante Gilgamesh y sus lágrimas [se deslizaban] como canales: —«¡Hermano mío! ¡Tú eres mi hermano bien amado!, sin embargo me separan de mi hermano. Estaré sentado entre los muertos, [habré de cruzar] el umbral de los muertos y [no volveré a ver jamás] con los ojos a mi hermano querido».

Tras una laguna en el texto hitita podemos leer: Cuando Gilgamesh hubo oído [las palabras de Enkidu,] se le deslizaron [las lágrimas como canales . . . ] Sus ojos [ . . . ]. Retomamos la versión babilonia clásica después de una línea con algunos trazos: Las líneas que faltan posiblemente narrarían el sueño premonitorio de la muerte de Enkidu y el viaje que ambos héroes emprenderían hacia Nippur, para obtener el perdón de Enlil, a quien habían ofrendado una puerta de colosales proporciones. Cuando volvemos a leer el texto clásico, encontramos a Enkidu dirigiendo la palabra a Gilgamesh.

028 Enkidu [su boca abrió para hablar], 029 así dice [a Gilgamesh:] 030 —«Ven [amigo mío], [ . . . . . . . . . ]

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031 en [ . . . . . . . . . . ] 032 la puerta [ . . . . . . . . . ] 033 porque . . . . [ . . . . . . . . . ]

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A continuación viene una laguna de dos líneas. Enkidu mantiene un diálogo con la puerta de cedro que ambos héroes habían construido y habían llevado a Nippur a fin de que Enlil se mostrase benigno con ellos. Pero, al ver que su intento es vano, Enkidu reprocha a la puerta, como si fuese un ser vivo, el fracaso de su intercesión.

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en . . . [ . . . ] . . . [ . . . ] Enkidu [hacia la puerta ] alzó [sus ojos,] con la puerta entabla diálogo como [con un hombre] 3 —«!Oh puerta del bosque!, . . . . [ . . . ] 4 En mí hay conocimiento, cosa que no hay [en ti.] Durante veinte leguas dobles busqué celosamente tu árbol [ . . .,] hasta que vi un alto cedro [en el Bosque] 5 Tu árbol no tenía igual [en el Bosque del Cedro.] 6 Seis varas 7 era tu altura, dos varas tu anchura, tu grosor, un codo 8. Tu quicio, tus pivotes inferior y superior son de una sola pieza 9. Yo te hice, te levanté, en Nippur hacia arriba, bien derecha te instalé. Si yo hubiese sabido, oh puerta, cómo iba a ser este [pago tu]yo 10, si yo hubiese sabido, oh puerta, que esta sería tu muestra de bondad 11, desde luego habría alzado un hacha y te habría talado, como una balsa te habría transportado al Ebabbarra 12, al Ebabbarra, la morada de Shamash, yo [te habría llevado]. en [la puerta] 13 del Ebabbarra habría yo alzado el cedro, [en] su portalón habría colgado el pájaro An[zú] 14 [ . . . . . . ] en tu entrada yo habría [ . . . . . . ] habría [. . . . . . . .] de la ciudad [ . . . ] Shamash y en Uruk . . . . . tu . . . . . porque Shamash ha escuchado mi súplica. En . . . [ . . . ] . . . un arma él [me dio] 15. Ahora, oh puerta, yo te hice, yo te levanté. Yo [ . . . ., yo] ¿podría ahora arrancarte? ¡Que el rey que acceda al poder después de mí, te aborrezca! ¡Que un dios [ . . . . . . ] . . . te mantenga fija!16 ¡Que mi nombre borre y su nombre ponga!» 17. Arrancó [ . . . . . . ] . . . y tiró 18. Gilgamesh, profundamente apenado, trata de consolar a Enkidu, aunque es consciente de que el destino de forma inexorable ha golpeado fatalmente a su amigo.

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Conforme escuchaba sus palabras (Gilgamesh), al punto [fluían] sus [lágrimas]. Según iba escuchando Gilgamesh las palabras de su amigo Enkidu, [al punto se flu]ían [sus] lágrimas. Gilgamesh abrió su boca para hablar, así dice a Enkidu: —«[¡Amigo mío! . . . ] . . . [ . . . ] evidente, Tú, que sensatez y razón posees (¿cómo profieres tales) disparates? [¿Por] qué, amigo mío, profirió tu corazón tamaños dislates [ . . . ?] [El sueño] era muy significativo y el terror, inmenso, [Tus febriles labios] 19 estaban zumbando como moscardones, [ . . . . . ] eran muchos, el sueño era excepcional 20. Al que sobrevive le han dejado las penas, [el muer]to al que sobrevive le dejó el sufrimiento 21. [Suplicaré] y rogaré a los grandes dioses, [a Shamash] 22 buscaré sin descanso y hacia tu dios me volveré. [Imploraré a Anu], el padre de los dioses [ . . . ] [y escuche] Enlil, el gran consejero, [mis] plegarias en tu presencia. [que mi súplica . . . . . . . . hasta Ea] 23 [De oro] sín límite haré tu estatua 24, [ . . . ] . . . [ . . . ]».

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Enkidu responde a su amigo manifestando la inexorabilidad de las decisiones divinas. Posteriormente se dirige a Shamash en una dramática proclamación contra el trampero y la prostituta que hicieron posible su humanización.

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—«[Amigo mío,] no des [pla]ta, oro [tampoco . . . . . . ], [lo que Enlil] ha proclamado no es como lo que los dioses de [ . . . ] 25, [lo que] él hubo proclamado, nunca lo volvió [a borrar], [lo que] él hubo establecido, nunca lo volvió a borrar 26. ¡Amigo mío, diseñado [está mi destino]!27 ¡Antes del tiempo señalado hay gentes que ya emprenden este camino!». Al brillar la primera luz de la mañana 28, [alzó] su cabeza Enkidu; en presencia de Shamash se lamentaba, ante el resplandor de Shamash se deslizaban [sus] lágrimas: —«Ante ti, Oh Shamash, me he presentado, teniendo en cuenta mi 29 tan preciosa vida. [En cuanto a aquel,] el cazador, el trampero 30, que no permitió que yo fuese en todo igual a mi amigo, ¡que tampoco el cazador sea igual en todo a su amigo! ¡Sus beneficios destruye, sus ingresos merma! [¡Redúzcase] su lote en tu presencia! [¡Que la casa] en donde él entre, [su dios] escape por la ventana!» 31.

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[Una vez que] al cazador hubo maldecido al gusto de su corazón, [entonces] su corazón lo llevó a maldecir también a Shamhat (la prostituta): —«¡Ea, Shamhat! Voy a fijarte tu destino, un destino que no tendrá fin por siempre jamás. Lanzaré contra ti una gran maldición, y que al punto mis maldiciones a ti te alcancen. [¡Que no] obtengas la familia de tus deseos, [ni] puedas residir (entre) tus jóvenes criaturas, [ni] puedas sentarte en (la cámara) de las doncellas, que tu precioso [vestido la tierra] eche a perder, [que tu vestido de fiesta el borracho con el polvo] ensucie, [ni puedas adquirir una casa . . . . ] ni hermosas cosas, [ . . . . . . . . . ] . . . de alfarero. [. . . ] . . . . . . que nada en absoluto adquieras, [. . . . . . ] la mesa, lujo de las gentes, no se suministre en tu casa, [que tu lecho de] placer sea un banco, [que un cruce] de caminos sea tu morada, [que los despoblados sean] tu alcoba y la sombra de la muralla, tu estancia 32, [que el espino y] la zarza despellejen tus pies, [que el ebrio y] el sobrio golpeen tu mejilla, [que . . . ] la que contigo se querelle y clame contra ti, [que el tejado de tu casa] no lo repare el albañil, [que en tu dormitorio] 33 se pose la lechuza [que en tu mesa] 34 no se celebre banquete alguno! Tras una laguna de tres líneas y otras tres muy fragmentarias sigue el texto, en el que Enkidu prosigue su lamento contra Shamhat:

130 Porque a mí [que era puro] me degradaste; 131 entonces a mí que era puro, tú me degradaste en la estepa en que yo vivía». Shamash da cumplida respuesta a las injustas acusaciones que Enkidu ha vertido contra Shamhat:

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Shamash escuchó [el discurso]de su boca. Al punto [una voz procedente] de los cielos repetidamente le grita 35: —«¿Por qué, Enkidu, maldices una y otra vez a la prostituta Shamat, ella, que te dio a comer el pan, símbolo apropiado de la divinidad, que te dio a beber cerveza, símbolo apropiado de la realeza 36, que te engalanó con un espléndido vestido y te proporcionó como compañero al hermoso Gilgamesh? Ahora mismo Gilgamesh, tu amigo y hermano más dilecto, hará que puedas ya descansar en un espléndido lecho,

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[en] un lecho de honor hará él que puedas descansar y hará que ocupes un lugar apacible, un emplazamiento a su izquierda 37. [Los príncipes] de las regiones infernales besarán tus pies 38. [Hará que] te [lloren] las gentes de Uruk y eleven por ti sus lamentos. Hará que a las gentes [prósperas] las abrume tu aflicción, [y él], tras tu partida, se obligará a llevar greñas de luto, [se vestirá] con la piel de un león y andará recorriendo [la estepa]» 39. Una vez que Enkidu ha escuchado las sabias y reconfortantes palabras de Shamash, Enkidu, ya apaciguado, trueca sus maldiciones en felices bendiciones para con Shamhat la prostituta.

[Oyó] Enkidu las palabras del valeroso Shamash; [ . . . ] su enfurecido corazón se apaciguó [y] [ . . . ] [su] encolerizado [corazón] se calmó: —«[¡Ea, Shamhat! ¡Voy a fijarte tu destino!]. Que [mi boca, que] te [hubo] maldecido, rectifique y te bendiga, que [gobernantes] y nobles te amen, que quien esté a [una legua doble de distancia] se golpee su muslo, que [el que se halle a dos leguas dobles de distancia] agite su cabellera, que ningún soldado [se contenga] de desabrocharse por ti su cinturón, [que te regale] obsidiana, lapislázuli y oro, que un ramillete de zarcillos sea tu regalo, que a la presencia del hombre, cuya casa [está firmemente asentada] y sus graneros repletos, 160 [la diosa Ishtar, la más poderosa] de las divinidades, te conduzca, 161 [que por causa tuya] sea repudiada la primera esposa, madre ya de siete hijos». Copyright © 2015. Difusora Larousse - Ediciones Cátedra. All rights reserved.

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En su último sueño Enkidu ve a un personaje que prefigura la muerte. En una visión escatológica y con tétricos acentos Enkidu describe cuanto ve en los Infiernos.

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El espíritu [de Enkidu] estaba abatido. [Estaba cavilando] cuando se acostó solo. Iba contando a su amigo todo lo que había en su alma: —«¡Qué sueño, amigo mío, he tenido durante esta noche! Tronaron los cielos, la tierra respondió, en medio de ellos yo me encontraba suspendido. Había un hombre, cuyo rostro era muy sombrío, al del pájaro Anzú40 era su rostro parecido, zarpas de león eran sus manos, uñas de águila, sus uñas. Me tomó por los cabellos, era mucho más fuerte que yo. Le lancé un golpe, pero él saltaba como una comba 41; él me golpeó y me hizo naufragar como una balsa,

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como un búfalo poderoso me pateó, veneno . . . [ . . . ] . . . mi cuerpo. ¡Sálvame, amigo mío! [ . . . . . . . . . ]. Tú le temiste y [ . . . . . . . . . ] Tú . . . [ . . . . . . . . . . . . ] Pequeña laguna de unas tres líneas.

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[Él me golpeó] 42, me convirtió en una paloma, [ató] mis brazos como (si fuesen las alas) de un pájaro. Apresándome me conduce a la morada de la oscuridad, la residencia de Irkala 43, a la casa de aquellos que, una vez que entran, ya no salen, hacia un viaje cuya caravana no regresa, a la casa cuyos moradores están privados de la luz, en donde el polvo es su sustento y su comida la arcilla. Están vestidos, como los pájaros, con un ropaje de plumas, y la luz no pueden contemplar sino que permanecen sentados en la oscuridad. Sobre la puerta [y la barra del cerrojo está el polvo amontonado,] en la casa [del polvo un silencio sobrecogedor se extiende.] Hacia la [morada del polvo,] en la que yo entré, dirigí [la mirada] y había coronas amontonadas. [Había reyes] sentados —los de las coronas—, que desde días inmemoriales habían gobernado el país, los que [en] la mesa de Anu y Enlil habían servido asado de carne, los que habitualmente habían servido el pan cocido y habían escanciado cada día el agua fresca de los odres 44. En la casa del polvo en la que yo entré, estaban sentados el sacerdote en y el sacerdote lagaru 45, sentados estaban el sacerdote de las purificaciones y el sacerdote lumahhu 46, estaban sentados los sacerdotes gudapshû 47 de los grandes dioses, sentado estaba Etana 48, sentado estaba Shakkan49, [estaba sentada] la reina del Infierno, Ereshkigal, y ante ella estaba sentada en cuclillas [Belet-Seri], la escriba del Infierno; [una tablilla] tenía sujeta y la leía en voz alta en su presencia. [Alzó] ella su cabeza y me miró (diciendo): —“[¿Quién] ha traído aquí a este hombre? —“[¿Quién . . . . . . . . . ] ha traído?”. A continuación, desde la línea 209 hasta la 217, solo nos quedan restos fragmentarios al final de las líneas, en donde leemos con relativa seguridad «[Ereshk]igal» (línea 214) y la palabra abūbu «diluvio» (línea 215). Luego, tras una breve laguna de dos líneas, el manuscrito E nos proporciona una serie de signos entre las líneas 220-226 de las que solo alcanzamos a comprender el final de 221: … a-t]a-mar zumur(su)-šú [« . . . . yo he] visto

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su cuerpo»]. El resto está perdido. El texto reaparece con sus líneas ya completas a partir de la línea 251 en la que Enkidu continúa hablando con Gilgamesh.

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—«Yo, [que contigo he arrostra]do toda suerte de penalidades, acuérdate [de mí, amigo mío], no [olvides] todo lo que he pasado». —«Mi amigo ha tenido un sueño que no . . . [ . . . ]» 50. El día que tuvo el sueño, quedaron exhaustas [sus fuerzas]. Se tumbó Enkidu, un primer día estuvo enfermo, [un segundo,] de Enkidu, en su lecho [. . . . . . . . . . . .] un tercer día, un cuarto día [. . . . . . . .] un quinto, un sexto, y un séptimo, un octavo, un nove[no y un décimo (día),] la enfermedad de Enkidu [empeoró,] 51 un undécimo y un duodécimo día, [ . . . . ] Enkidu en el lecho [ . . . . . . ] llamó a Gilgamesh [y habló a su amigo:] 52 —«(Mi dios) 53 me maldice, amigo mío [ . . . ,] Como el que en medio [de la batalla hubo caído (no muero)] 54 Sentí miedo del combate y [ . . . . . . ,] ¡Amigo mío! El que en el com[bate ha caído (alcanza la gloria).] Yo en el [combate (no he caído y no alcanzaré la gloria)».] 55

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Del final de la tablilla han debido perderse aproximadamente 31 o 32 líneas. Tampoco se nos han conservado ni la línea de enlace ni colofón alguno.

1 El texto hitita está editado en KUB VII 48 (+) 49, anv. I 1-22 (+) KUB XVII 3 II anv. 1’-8’. Fue estudiado y traducido por R. Stefanini, 1969, 40-47. Véanse también G. Pettinato, 1993 4 , 290-291 y 396 nota 29; R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 160-161; A. R. George, 1999a, 54-55 y B. R. Foster, 2000, 163, entre otros. 2 La lógica nos llevaría a corregir el texto y, en lugar de «una orden tuya», proponer «una orden mía» (cosa, por lo demás, difícil de comprender en el discurso del Dios del Cielo, es decir, Shamash). Sin embargo, como puede observarse en III 47, IV 196, V 137 y VI 147, Shamash había ayudado a Gilgamesh y Enkidu a llevar a cabo sus osadas hazañas. Tal vez la redacción pueda deberse a una negligencia del escriba. 3 Convencionalmente se restituye «como a un hombre», cfr. A. R. George, 1999a, 55. R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 162 conjetura [amelūti] «como a un ser humano». 4 La reconstrucción que se hace al final de la línea mediante ina la ḫa[-sa-si-ki] «en tu necedad» no es más que una conjetura. 5 Reconstrucción de A. R. George, 1999a, 55. 6 Reconstrucción de A. R. George, 1999a, 55. 7 La vara babilónica, llamada nindanu medía aproximadamente 6 m. 8 El codo babilónico llamado ammatu medía unos 50 cm. 9 Véase V 295-296.

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10 Lo que hemos traducido como «pago tuyo» responde al término gimilki, una restauración propuesta por B. Landsberger, 1968, 103, nota 22. 11 Gilgamesh y Enkidu habían construido esta enorme puerta en Nippur para que el dios Enlil no los castigara por todo cuanto habían hecho en el Bosque del Cedro. Pero la ofrenda no consiguió el efecto deseado. 12 Este era el nombre del templo del dios Shamash (utu en sumerio) situado en Sippar. 13 Reconstrucción de A. R. George, 1999a, 56. 14 La representación de esta divinidad, el pájaro Anzû (el ave que con sus alas cubría el cielo) se colocaba en las puertas de las casas para evitar que el mal entrara en ellas. Idéntica función mágica realizaban los toros y leones alados en las puertas de los palacios asirios. De hecho, A. R. George, 1999a, 56, añade al final de línea, en su reconstrucción [y un coloso]. 15 Reconstrucción de A. R. George, 1999a, 56. 16 Línea de difícil comprensión dado su estado lacunoso. La forma verbal con la que termina la línea podría leerse tanto li-ir-teki-ma «que te fije» como li-ir-te-qí-ma «que se aleje». 17 El donante de una ofrenda solía poner su nombre en ella, tal como podemos ver en numerosísimos objetos votivos. Cfr. el epílogo del Código de Hammurabi donde en XLIX 33-35 leemos: šu-mi ša-aṭ-ra-am / ip-ši-iṭ-ma / šum-šu iš-ta-ṭár «(si) mi nombre inscrito destruyó y su nombre ha inscrito . . .». 18 Dado lo fragmentario del texto, no sabemos si lo que arranca y tira es la puerta, aunque ello sería difícil, ya que Enkidu se encuentra en Uruk y la puerta en Nippur. Tal vez nos encontramos con una expresión que refleja el profundo dolor y frustración del personaje parangonable a la de VIII 64, en la que Gilgamesh, entre las diversas formas de mostrar su dolor por la muerte de Enkidu, «arranca y arroja sus preciosas vestiduras». 19 B. Landsberger 1968, 119, sugiere reconstruir «tus labios». 20 J. Bottéro, 1992a, 138, nota 1, sugiere que tal vez, en virtud del principio interpretativo de «inversión», todo cuanto de funesto y negativo aparece en el sueño puede trocarse en el mundo real en algo bueno y positivo. No obstante, como puede verse más adelante, el propio Gilgamesh era ya consciente de que el destino de su amigo había caído del lado de la negra fatalidad.

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21 Estas dos líneas debían formar parte de la sabiduría popular por las que se quiere expresar que el muerto ya no tiene preocupaciones, estas le quedan al que sigue viviendo. 22 Hemos optado por la conjetura de A. R. George, 1999a, 57 y 2003, 639, 845-846. Otros intérpretes abogan por «mi dios», cfr. B. R. Foster, 2001, 54; R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 164, nota 29, o bien «tu diosa», cfr. S. Dalley, 1990, 86; G. Pettinato, 1993 4 , 181 y K. Hecker, 1994, 706. 23 Reconstrucción de A. R. George, 2003, 846, quien señala que Gilgamesh trataba de interceder por su amigo ante Anu, Enlil y Ea. 24 Esta estatua de oro que Gilgamesh quiere hacer en honor de Enkidu debía representar la imagen del personaje muerto y era la manifestación de una súplica perpetua ante el dios por parte del oferente. Una vez colocada en el interior del templo, acababa recibiendo las ofrendas y los ritos. Por otro lado, el intento de interpretarla como una ofrenda para aplacar la ira de Enlil no encuentra parangón en los procedimientos rituales de Mesopotamia. 25 S. Parpola, 1997, 96 lee esta línea (en su edición la línea 83) [šá d+ EN].LÍL iq-bu-u ul ki-i A.MEŠ šá bu-u-[ri] «lo que ha proclamado Enlil no es como las aguas de un pozo», así también G. Pettinato, 1993 4 , 181 «[Le parole che] egli pronunciò non erano come acqua di poz[zo]. A. R. George, tanto en 1999a, 57 como en 2003, 638, se muestra más prudente y deja sin traducir la parte final de la línea. 26 Las líneas 86-87 posiblemente hacen referencia a un dicho popular. 27 Conjetura de A. R. George, 1999a, 57 y 2003, 639. 28 El nacimiento de un nuevo día se expresa poéticamente con una fórmula muy sencilla: mimmû šēri ina namāri «al brillar el primer resplandor de la mañana» si la comparamos con las expresiones clásicas más extensas y detalladas de la Eneida, de Virgilio, como, por ejemplo, IV 584-585 Et iam prima novo spargebat lumine terras / Tithoni croceum linquens Aurora El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-11 14:10:41.

cubile «Y ya empezaba con un nuevo resplandor a rociar las tierras la Aurora abandonando el azafranado lecho de su esposo Titono». 29 Algunos manuscritos omiten el sufijo correspondiente al adjetivo posesivo «mi», expresando un valor más general. 30 Referencia al trampero de I 113, que fue el primero que descubrió a Enkidu abrevando con las bestias y puso en conocimiento de Gilgamesh su existencia. 31 Reconstrucciones de A. R. George, 1999a, 57. 32 Estas mujeres debían vivir en las afueras de la ciudad. Recuérdese el episodio de la ramera Rahab en Josué II, 15 cuando dice «Entonces ella [Rahab] los descolgó con una cuerda por la ventana, pues su casa se hallaba en la misma pared de la muralla y en la muralla ella vivía». 33 Reconstrucción de A. R. George, 1999a, 58. 34 Reconstrucción de A. R. George, 1999a, 58. 35 La reconstrucción de las líneas 133-134 está elaborada a partir de IV 194-195. 36 Las líneas 135-136 son la apoyatura de la reconstrucción de VI 27-28. Ya en una versión medio-babilonia atestiguada por un fragmento de una tablilla procedente de Bogazköy: (recto 14-15), la prostituta le dice a Enkidu: «¡Come, Enkidu el pan [apropiado para la divinidad,] / [bebe la cerveza] símbolo de la realeza!», cfr. A. R. George, 2003, 312. 37 Esta línea ha sido objeto de múltiples interpretaciones. Así J. Bottéro, 1992a, 142, nota 1, se refiere a ese lugar como el emplazamiento en el que se rendiría el último homenaje a Enkidu, aunque acaba preguntándose por qué a su izquierda. M. G. Kovacs, 1989, 63, nota 6, que traduce por asiento, sostiene que se refiere a la estatua de Enkidu. J. Silva Castillo, 1994, 212-213, nota 97, piensa que se trata de la tumba de Enkidu, la cual debería estar a la izquierda de la del propio Gilgamesh. 38 Se refiere a los dioses de los Infiernos, especialmente a los Anunnaki. J. Sanmartín, 2005, 216, nota 39, piensa en los antepasados del clan, traduciendo [ma-al-k]a šá qaq-qa-ri «los jeques del suelo». 39 Los comienzos de las líneas 141-147 han sido reconstruidas a partir de VIII 84-91.

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40 Véase nota a la línea 53 de esta tablilla. 41 Las cuerdas para saltar eran un símbolo de la belicosa Ishtar. En la versión ninivita del poema del Descenso de Ishtar a los Infiernos, l. 27, la encontramos siendo descrita como mukiltu šá keppê rabûti «la que sujeta las grandes cuerdas». No obstante, S. Dalley, 1990, 130, nota 80, opina que, en lugar de una «comba», debe tratarse de una «peonza» que ha sido hecha para girar al desprenderse vertiginosamente de una cuerda enrollada en torno a ella. 42 Reconstrucción sugerida por los textos paralelos de VI 61 y 76. 43 La reina de los Infiernos. Las líneas 184-191, con la salvedad del comienzo de 184 y toda la línea 190, son exactamente iguales a las líneas 4-11 de la versión ninivita del poema donde se narra el descenso de la diosa Ishtar a los Infiernos. 44 Se trata de la carne y el agua que, en los rituales fúnebres, se ofrendaban a las divinidades superiores. 45 Los sacerdotes lagaru eran de una categoría inferior a los sacerdotes en. 46 Eran sacerdotes que actuaban a las órdenes del sacerdote de las purificaciones. 47 La función de estos sacerdotes era purificar las imágenes de los dioses. 48 Tanto Gilgamesh como Etana aparecen en los Infiernos desempeñando unas determinadas funciones, tal vez como un premio de consolación por no haber alcanzado sus objetivos a pesar de sus ingentes esfuerzos. Para Etana, cfr. R. Jiménez Zamudio, 2004, 39-42 y 44-46. 49 En la narración sumeria de la muerte de Gilgamesh, esta divinidad de los animales aparece residiendo en los Infiernos bajo el nombre de Sumugan. 50 A. R. George, 1999a, 62 completa la línea traduciendo a vision which will never [be equalled!], e igual interpretación en El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-11 14:10:41.

2003, 852 donde propone como posible una lectura como u[m-taš-šá-lu] «un sueño que jamás será igualado». 51 Conjetura de A. R. George, 1999a, 62. En un fragmento de una tablilla mediobabilonia encontrada en Megido encontramos también algunos detalles de los sufrimientos de Enkidu antes de morir. Sin embargo, no aportan gran cosa a lo que ya conocemos. Posiblemente la conjetura que hemos establecido encuentre apoyo en la línea 10 del reverso de esta tablilla : muur-¢ṣuÜ ik-ta-bi-[t . . . «su carne se agravó . . », cfr. A. R. George, 1999a, 62 y 2003, 344-345. 52 Conjetura de A. R. George, 1999a, 62. En la línea 14 de la tablilla de Megido leemos ki-ma summi(tu)¢ mušen úÜ-dá-amm[i-im? . . . ] «como una paloma sollozó . . . ». Los muertos eran comparados con los pájaros, no solo en su aspecto exterior (líneas 182 y 189) sino también en sus manifestaciones de dolor. El continuo gorjear de la paloma es comparado con el llanto humano. 53 Conjetura de A. R. George, 1999a, 62 y 2003, 647. 54 Conjetura de A. R. George, 1999a, 62.

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55 Lo traducido en cursiva en las líneas 266-267 son conjeturas de A. R. George, 1999a, 62.

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TABLILLA VIII

LAMENTOS Y EXEQUIAS POR ENKIDU

L tablilla VIII encierra, al menos en sus primeras cincuenta y seis líneas, una de las páginas A

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más profundamente humanas de la literatura universal. El inmenso dolor que siente Gilgamesh por la pérdida de su amigo inspira un lamento en el que toda la naturaleza es convocada a formar parte de un coro para llorar la pérdida de un ser que nació de sus entrañas. Los montes, los ríos, las estepas, los animales, las gentes que lo conocieron son invitadas a acompañar a Gilgamesh en su lamento. Cuando Gilgamesh se cerciora de la muerte de su amigo, ordena que los artesanos del país le construyan una estatua. Para ello hace acopio de metales y piedras preciosas procedentes de su tesoro, poniendo todo ello a disposición de los constructores. Una vez preparado el banquete funerario, Gilgamesh deposita ante Shamas una serie de regalos, que el dios habrá de entregar a cada una de la divinidades infernales. Esto constituía el rito conocido con el nombre de taklīmu o taklimtu, en el que se presentaba un objeto ante una divinidad, en este caso, Shamash. Mediante la repetición de una fórmula literaria, se indica el nombre del obsequio, la divinidad beneficiaria y una breve súplica por la que Enkidu es encomendado a la divinidad. La tablilla continúa con la alusión al desvío de un río para construir en su cauce la tumba de Gilgamesh, cuyo sentido puede comprenderse a partir de un episodio del relato sumerio de la muerte de Gilgamesh, y finaliza con una ofrenda de miel y mantequilla ante Shamash, constituyendo posiblemente también una parte del rito funerario.

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Gilgamesh exhorta a la naturaleza, a los campos, a los ríos, a los animales, a las gentes, a todo aquello que de algún modo y en algún momento tuvo relación con Enkidu, a elevar un lamento por la muerte de su compañero de aventuras y amigo inolvidable. Solo un dolor tan profundo, como el que siente Gilgamesh, puede inspirar unos versos tan tristes y sentidos 1 .

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Al despuntar la primera luz del alba, Gil[gamesh seguía llorando por] su amigo: —«¡Oh Enkidu [al que] tu madre, una gacela y un onagro, tu padre [crearon,] 2 al que asnos [salvajes] con su leche te criaron, y los animales [de la estepa] te dieron a conocer toda suerte de pastos! ¡Que las sendas, Enkidu, del Bosque del Cedro te lloren y no . . . ] 3 noche y día! ¡Que te lloren los ancianos de la anchurosa 4 ciudad de Uruk-el Redil! [¡Que te lloren] las gentes que elevaban sus plegarias tras nosotros!5 ¡Que te lloren las cumbres de montes y colinas! [ . . . . . . . . . ] . . . puro 6. ¡Plañan las praderas como tu madre!7 ¡Que te lloren (el boj) 8, el ciprés, el cedro, en cuya espesura tantas veces nos habíamos introducido con decidido arrojo!9 ¡Que te lloren el oso, la hiena, la pantera, la onza 10, el ciervo, el chacal, el león, el búfalo, el venado, la cabra montés, el rebaño y los animales de la estepa!11 ¡Que te llore el sagrado río Ulaya 12, por cuyas riberas tantas veces altivamente anduvimos! Que te llore el puro Éufrates, cuyas aguas de los odres tantas veces hemos ofrendado en libación! ¡Que te lloren los jóvenes de Uruk-el Redil, los cuales contemplaron nuestra lucha, en la que al Toro Celeste dimos muerte! ¡Que te llore el campesino sobre [su surco,] 13 el cual ensalzará tu nombre 14 con una dulce tonada 15 campestre! [¡Que te llore] . . . de la anchurosa ciudad de [Uruk-el Redil,] [el cual] ensalzará 16 tu nombre [con] el primer . . . ! [¡Que te llore] el pastor . . . [en su redil,] 17 [el cual leche . . . ]y crema puso permanentemente en tu boca! [¡Que te llore el zagal] . . . [ . . . ,]

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030 031 032 033 034 035 036 037 038 039 040 041 042 043 044 045 046 047 048 049 050 051 052 053 054 055 056

[el cual] ha puesto en tus labios 18 la crema! ¡Que te llore el cervecero [ . . . . . . ] [el cual] acostumbraba a poner cerveza en tu boca! ¡Que te llore la [prostituta . . . . . . ] [la cual] . . . ungió tu coronilla con suave aceite! ¡Que llore [por ti . . . ] [en? la casa] de la ceremonia nupcial que a la esposa . . . . . . [ . . . !] 19 [¡ . . . llo]re por [ti . . . . . . !] [que, como] tus [hermanos,] lloren por ti que, como tus hermanas, sus cabellos se agiten20 [tras sus espaldas!] [¡Que lloren] por Enkidu tu madre y tu padre [ . . . !] [Precisamente en ese día] 21 también yo te lloraré. ¡Oídme, jóvenes, oídme a mí! ¡Oídme ancianos [de la anchurosa ciudad de] Uruk, [oídme] a mí! ¡También yo por Enkidu, mi amigo, lloraré, como una plañidera me lamentaré amargamente! ¡El hacha de mi costado, confianza de mi brazo, la espada de mi fajín, escudo de mi rostro, el vestido de mis fiestas, cinto de mis encantos 22, un viento funesto 23 se levantó contra mí y me los ha arrebatado! ¡Amigo mío, un mulo suelto, onagro del monte, pantera de la estepa, Enkidu, amigo mío, un mulo suelto, onagro del monte, pantera de la estepa! Nosotros que nos dimos mutuo apoyo y escalamos las montañas, que capturamos y [dimos muerte] al Toro Celeste, que aniquilamos a Humbaba, que en el Bosque [del Cedro moraba,] 24 ¿Qué es ahora ese sueño que de ti se ha apoderado? Te me quedaste inconsciente y ya no [me escuchas.] 25 Una vez finalizado su sentido discurso, Gilgamesh da orden de construir una estatua de su amigo y de que se celebren las exequias por Enkidu.

057 058 059 060 061 062 063 064 065

Pero aquel no levantaba su cabeza. Palpó su corazón y no latía en absoluto 26. Cubrió entonces el rostro de su amigo como el de una novia, como un águila revoloteaba en torno a él, como una leona cuyas crías le han sido arrebatadas 27, sus pasos una y otra vez andaba y desandaba, se arrancaba sus rizados 28 cabellos y los arrojaba, se quitaba con violencia sus espléndidas galas y las tiraba [como] si fuesen un tabú29. Al despuntar la primera luz del alba,

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066 067 068 069 070 071 072

Gilgamesh lanzó una proclama al país 30: —«¡Herrero, [cantero ? ,] metalista, orfebre, joyero!31 haz (a) mi amigo [su estatua!]» 32. [ . . . ] construyó una estatua de su amigo 33: —«Los miembros de mi amigo [son de . . . ;] 34 . . . sus ojos son de lapislázuli 35, su pecho 36, de oro; su cuerpo [es de . . . . . . . . . . . ]» 37. Tras una laguna de aproximadamente doce líneas, en las que debía continuarse la descripción de la estatua de Enkidu, Gilgamesh, convencido de haber perdido para siempre a su amigo, le ofrece un lugar de apacible descanso al tiempo que las lágrimas y el dolor de él y de su pueblo.

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[Haré que puedas ya descansar en un espléndido lecho,] 38 en un lecho [de honor haré que puedas descansar,] haré que ocupes [un lugar apacible, un emplazamiento a la izquierda.] Los príncipes de las regiones infernales [besarán tus pies.] Haré que te lloren las gentes [de Uruk y eleven por ti sus lamentos.] [Haré que] a las gentes prósperas [las abrume tu aflicción,] y yo, tras tu partida, me [obligaré a llevar greñas de luto,] me vestiré con la piel [de un león y] andaré recorriendo la estepa».

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Enumeración pormenorizada de objetos preciosos que Gilgamesh saca de su cámara del tesoro y pone a disposición de su amigo para que sean la ofrenda mortuoria en honor de su amigo. Desafortunadamente el comienzo de las líneas se ha perdido y con ello buena parte de la información sobre estos presentes funerarios.

092 093 094 095 096 097 098 099 100 101 102 103 104 105 106 107 108

Al despuntar la primera luz del alba, [Gilgamesh se levantó y entró en su cámara del tesoro,] 39 sus nudos desató y contempló las joyas 40: Obsidiana 41, cornalina 42 [ . . . ] . . alabastro; [ . . . ] . . . [ . . . . . . ] que solían trabajar ?43 [ . . . ] . . [ . . . . . . había] puesto a disposición de su amigo 44. [ . . . . . . . . . . . . ] había puesto a disposición de su amigo. [ . . . . de x] + 10 minas de oro había puesto a disposición de su amigo. [ . . . . de x] minas de oro había puesto a disposición de su amigo. [ . . . . de x] minas de oro había puesto a disposición de su amigo. [ . . . . de x] minas de oro había puesto a disposición de su amigo. [ . . . . . . . . . . . . ] [ . . . . . . ] . . . entre ellos en 30 minas de oro engastado. [ . . . . ] sus [ . . . ] había puesto a disposición de su amigo. [ . . . . ] sus [ . . . ] había puesto a disposición de su amigo. [ . . . . . . . . . ] su grosor. [ . . . . ] sus [ . . . ] había puesto a disposición de su amigo.

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109 110 111 112 113 114 115

[ . . . . . . . . . ] grande. [ . . . . . . . . . ] . . había puesto a disposición de su amigo. [ . . . . . . . . . ] . . de su cintura. [ . . . . . . . . . ] había puesto a disposición de su amigo. [ . . . . . . . . . ] había puesto a disposición de su amigo. [ . . . . . . . . . ] había puesto a disposición de su amigo. [ . . . . . . . . . había puesto a disposición] de su amigo. El texto continúa en la columna tercera del manuscrito m1 . Sigue el listado de los presentes que Gilgamesh dona a las divinidades infernales como ofrenda funeraria.

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123 124 125 126 127 128 129 130

[ . . . . . . . . . ] había puesto a disposición [de su amigo]. [ . . . . . . ] de sus pies había puesto a disposición [de su amigo]. [ . . . . . . de x] talentos de marfil 45 . . . cuya asa [ . . . de x minas] oro había puesto a disposición] de su amigo. [ . . . . . . . . . .] . . . poderoso de su brazo había puesto a disposición de su amigo. [ . . . . . .,] su aljaba, de un talento de oro su mango, había puesto a disposición de su amigo. [ . . . . . .] la masa de su brazo era de marfil, había puesto a disposición de su amigo. [ . . . . . . ] cuarenta minas de oro su empuñadura, había puesto a disposición] de su amigo. [ . . . . . . ] su . . . cuya longitud era de tres codos, [ . . . . . . ] . . . su grosor, había puesto a disposición de su amigo. [ . . . . . . ] . . . de fino oro, [ . . . . . . ] . . . de cornalina, una vara ? de hierro 46, [ . . . . . . ] . . . su sujeción era un toro salvaje 47, [ . . . . . . ] . . . para su amigo. Gilgamesh, tras la preparación del banquete funerario, presenta a Shamash una serie de regalos que este dios habrá de entregar posteriormente a las divinidades que habitan en el Infierno. Mediante una fórmula de cuatro o cinco líneas se describe el regalo, se indica la divinidad beneficiaria del regalo y finalmente se expresa una breve oración en la que se solicita una jubilosa acogida de Enkidu por parte de la divinidad. Los regalos que Shamash va presentando a los dioses muestran una clara coherencia con las características de cada uno de ellos.

131 132 133 134 135 136 137 138

[Bueyes cebados,] ovejas cebadas a montones sacrificó 48 para su amigo. —[«¡ . . . ] . . . Shamash . . . de mi amigo!». [ . . . ] . . . a los príncipes del Infierno 49 todo tipo de carne se llevó» 50. [ . . . ] . . . Ishtar, la gran reina [una la]nza de kalire ?51, árbol pu[ro,] [para] Ishtar, la gran reina, [ a Shamash le presentó:] 52 —«¡Recíbala Ishtar, la gr[an reina . . .,] ante mi amigo [muéstrese jubilosa y a su lado camine!]».

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139 [ . . . ] . . . [ . . . . . . ] 140 para Namra-[ṣit . . . a Shamash le presentó:] 141 —«¡Recí[balo Namra-ṣit53 . . . . . . ] 142 ante [mi amigo muéstrese jubiloso y a su lado camine!»] 143 Un frasco de lapis[lázuli ?54 . . . . . . ] 144 . . . . [ . . . . . . . . . ] 145 para Ereshkigal, [reina del Infierno, a Shamash le presentó:] 146 —«¡Recíbalo Eresh[kigal, reina del anchuroso 55 Infierno,] 56 147 ante [mi amigo muéstrese jubilosa y a su lado camine!»] 148 Una flauta de cornalina . . . [ . . . . . . ] 57 149 para Dumuzi, el pastor, el amado [de Ishtar, a Shamash le presentó:] 150 —«¡Recíbala Dumuzi el pastor, el amado [de Ishtar ( . . . ),] 151 ante mi amigo muéstrese jubiloso y [a su lado camine!»] 152 Un trono de lapislázuli . . . [ . . . . . . ,] 58 153 un cetro de lapislázuli . . . [ . . . . . . ] 154 para [Namtar, el visir del Infierno, a Shamash le presentó:] 155 —«¡Recíbalos [Namtar, el visir del anchuroso Infierno,] 156 [ante mi amigo muéstrese jubiloso y a su lado camine!»] 157 [ . . . . . . . . . . . . ] 158 [ . . . . . . . . . . . . ] 159 para [Hushbishag59, la guardesa del Infierno, a Shamash le presentó:] 160 [—«¡Recíbalo Hushbishag, la guardesa del anchuroso Infierno,] 161 [ante mi amigo muéstrese jubilosa y a su lado camine!»] 162 [Ordenó] hacer también [ . . . ] . . . [ . . . . . . ] 163 un prendedor de plata, brazaletes de cobre 164 para Qassa-ṭabat60, el barrendero de [Ereshkigal, a Shamash le presentó:] 165 [—«¡Re]cíbalo Qassa-ṭabat, el barrendero de [Ereshkigal ( . . . ),] 166 ante mi amigo muéstrese jubiloso y a [su lado camine!»] 167 que mi amigo no se inquiete 61 y su corazón no sufra!» 168 [ . . . ] de alabastro, cuyo interior está engastado de lapislázuli y cornalina, 169 [representando un paisaje] 62 del Bosque del Cedro, 170 [ . . . . . . . . . de cornalina] engastado, 171 para Ninshuluhhatumma 63, la limpiadora de la casa, a Shamash le presentó: 172 —«¡Recíbalo Ninshuluhhatumma, la limpiadora de la casa, 173 ante mi amigo muéstrese jubilosa y a su lado camine! 173a [que ella . . . ] . . . ante mi amigo!64. 174 [¡Que mi amigo no . . . . . . y su corazón no sufra!». 175 Un cuchillo de doble filo, cuya empuñadura es de lapislázuli, 176 imagen del puro Éufrates 65,

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177 178 179 180 181 182 183 184 185 186 187 188

para Bibbu66, el carnicero del Infierno, a Shamash le presentó: [—«¡Recíbalo Bibbu, el carnicero] del anchuroso Infierno, [ante mi amigo muéstrese] jubiloso y a su lado camine!». [ . . . . . . ] un frasco de alabastro [para Dumuzi-]abzu67, chivo expiatorio del Infierno, a Shamash le presentó: [—«¡Recíbalo Dumuzi-]abzu, chivo expiatorio del anchuroso Infierno, [ante mi amigo] muéstrese jubiloso y a su lado camine!». [. . . . . . ] cuya parte superior era de lapislázuli, [. . . . . . ] de cornalina engastado, [para . . . . . . a Shamash le presentó:] [—«¡Reciba . . . . . . . . . . . . ] [ante mi amigo él/ella muéstrese jubiloso/a y a su lado camine!»] 68. Laguna de unas catorce líneas. Aquí finalizaba la cuarta columna del manuscrito V 1 . Cuando el texto reaparece, lo hace aproximadamente en la línea 199 de la quinta columna del manuscrito m1 .

199 200 201 202 203 204 205 206

[ante mi amigo él/ella muéstrese jubiloso/a y a su lado camine!». [ . . . . . . . . . . ] de cedro [para . . . . . . el gran . . . ,] a Shamash le presentó: [—«¡Reciba . . . . . . ] el gran [ . . .,] [ante mi amigo muéstrese jubiloso y a su lado] camine!». [ . . . . . . . . . . . . ] . . . [ . . . . . . . . . . . . ] [ . . . . . . . . . ] de cedro

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De lo que nos queda de las líneas que vienen a continuación, solo podemos inferir que, ante las palabras de alguien que desconocemos, Gilgamesh toma una decisión.

207 208 209 210 211 212 213 214 215 216 217 218 219

[ . . . . . . . . . . . . ] . . . [ . . . .] [ . . . . . . ] . . . lo que nosotros [ . . . ] [ . . . ] de ellos y sus nombres [ . . . ] [ . . . ] el juez entre los Anunna[ki 69 . . . ] [Gilgamesh,] al [oír] esto, la idea de un dique para el río concibió [en su corazón.] 70 Al despuntar la primera luz del alba, Gilgamesh abrió [su puerta ? ,] 71 sacó una mesa grande de madera elammaku 72, un cuenco de cornalina llenó de miel, un cuenco de lapislázuli llenó de mantequilla, [ . . . ] . . . adornó y lo presentó a Shamash. [ . . . . . . ] él [lo presentó a Shamash] 73

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Aquí finaliza la quinta columna del manuscrito R. En la columna sexta de la misma tablilla solo se ha conservado el colofón, pero puede calcularse que se han perdido unas treinta y dos líneas. Solo parte de dos de estas líneas se conservaron al comienzo de la columna sexta del manuscrito V:

229 el resplandor [ . . . . . . . . . ] 230 él [ . . . . . . . . . . . . ] La pérdida del final del texto del manuscrito V podría calcularse en unas veinte o veinticinco líneas. Colofón del manuscrito ninivita R 74 .

Tablilla octava: [El que el Abismo contempló.] [Escrita y comprobada según su original.] [Propiedad de Asurbánipal, rey del mundo, rey de As]ur.

1 El contenido de las líneas 1-72 se ha visto enriquecido gracias a un manuscrito procedente de Sultantepe, en la edición de A. R. George, llamado e, constituido por una tablilla de una sola columna completa, salvo en sus esquinas y en la parte inferior de su borde derecho donde está dañada. Los signos deficientemente escritos, así como las raspaduras que vemos en ella, apuntaron en un primer momento a la labor de un escriba que estaba copiando al dictado sin comprender lo que escribía. Hay también en ella características que apuntan a una influencia aramea. Los pasajes corruptos y contradictorios con la versión ninivita que en ella vemos, parecen señalar que, en su conjunto, son el resultado de una versión distinta. A pesar de todo y dada la mala conservación de la recensión ninivita, supone una gran ayuda para la mejor comprensión del contenido. 2 En realidad, estos animales no trajeron al mundo a Enkidu, sino que únicamente lo criaron, como puede verse en la línea 5, y en I 94-103, donde la diosa Aruru, obedeciendo a una recomendación de los dioses, creó a Enkidu de un trozo de arcilla. J. Bottéro, 1992a, 184, nota 1, no considera incompatibles ambas narraciones dentro de la lógica que impera en la mitología y el folclore.

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3 El análisis y traducción que nos ofrecen algunos estudiosos como «y no permanecieron en silencio» o «y no cesen» son conjeturas y presentan problemas de escritura y sintaxis. Cfr. A. R. George, 2003, 853. Por otro lado, la imagen de la naturaleza expresando su emoción puede también encontrarse en el texto bíblico de Lamentaciones 1, 4: «Los caminos de Sión están de duelo», o en Isaías 55, 13: «Los montes y las colinas prorrumpieron en gritos de júbilo...», o en el Salmo 96, 12: «¡Alégrese el campo y cuanto en él existe!». 4 A. R. George, 1999a, 63 y 2003, 853 traduce «populosa» en vez de «extensa o anchurosa» basándose en el poema de Atramhasis donde el término rapāšu (el mismo que aquí tenemos) tiene el valor de «hacerse populoso, ser muy numeroso». 5 Referencia a los consejos, buenos deseos y bendiciones con que ancianos, jóvenes y dignatarios despidieron a los dos héroes cuando se encaminaron al Bosque del Cedro, cfr. III 212-214: «En pie estaban sus dignatarios y lo bendecían, / los jóvenes de Uruk congregados corrían tras él, / y sus dignatarios besaban sus pies». 6 La reconstrucción correspondiente a esta línea como «que la ancha estepa llore por ti como si fuese tu padre» propuesta por G. Pettinato, 1993 4 , 189 y S. Dalley, 1990, 91, 130, nota 86, tiene su origen en J. A. Craig, 1985-1987, I, 60. 7 Como dijimos anteriormente, Enkidu no fue parido por madre alguna. Su verdadera madre fueron las praderas y los campos por donde retozó en otros tiempos. 8 Conjetura de A. R. George, 1999a, 63 y 2003, 853-854 donde trata de argumentarla. 9 Literalmente, «en nuestra furia». 10 Mamífero carnicero, semejante a la pantera, de unos seis decímetros de alto y cerca de un metro de largo y larga cola, con pelaje como el del leopardo y aspecto de perro. 11 Un catálogo semejante de animales, si bien más reducido, puede verse en X 259-260. El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-11 14:10:41.

12 Este río era conocido por los romanos con el nombre de Euleo y actualmente se identifica con el Karun. Debemos hacer notar que este río no ha sido citado anteriormente en nuestro poema, originándose por ello un problema de interpretación geográfica. Este río fluye por la región del Elam, al este de Mesopotamia, y es un afluente del Tigris en su curso inferior. Se encuentra, por tanto, muy alejado del Líbano en donde debe situarse el Bosque del Cedro. Probablemente estemos ante una historia que nunca se escribió, aunque sería conocida por los antiguos, quienes al oírla podrían recordarla sin necesidad de otras explicaciones. Otra posibilidad sería situar el Bosque del Cedro en el Este, si se compara al demonio Humbaba con el dios elamita Hum(ban). Sin embargo, esta teoría parece poco convincente, Cfr. J. Bottéro, 1992a, 149, nota 2 y F. D’Agostino, 2008, 148, nota 54. 13 Conjetura de A. R. George, 1999a, 63. En cambio, G. Pettinato, 1993 4 , 190 y J. Sanmartín, 2005, 221, conjeturan «sobre [su arado»]. 14 En un texto sumerio titulado «Canción del arar de los bueyes» hallamos en dos ocasiones que la divinidad celebrada no era Enkidu, sino Enkimdu, un dios de la labranza y los regadíos. Es, por tanto, posible que haya habido una confusión entre ambos nombres. 15 En el texto original leemos el término alalā, un grito de los segadores con el que, al comienzo de cada mes, se saludaba la aparición de la luna nueva. Cfr. R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 181, nota e. 16 El manuscrito e de Sultantepe presenta la lectura ú-še-la-a «ensalzar», en tanto que el ninivita V tiene ú-še-ṣ[a-a «hacer salir, sacar». 17 Conjetura de A. R. George, 1999a, 63. 18 En vez de šapti-ka «en tus labios», otros traductores, siguiendo el manuscrito e, leen ina šapli(ki.ta)-ka «a tus pies», cfr. S. Dalley, 1990, 92 on your lower parts (traducción muy literal), F. Malbran-Labat, 1992, 52, R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 180. 19 Ninguna de las reconstrucciones e interpretaciones aportadas me han parecido convincentes. Por ello hemos dejado la línea sin traducción. Evidentemente las líneas 35-36 deben ser situadas en un contexto matrimonial. 20 Literalmente, «se suelten». 21 La lectura ina na-me-šu-ma «en su estepa» del manuscrito e, seguida por algunos traductores como S. Dalley, 1990, 92, G. Pettinato, 1993 4 , 191, ha sido considerada por A. R. George, 2003, 856, una variante menor derivada de una lectura ina ūmēšūma «en ese día precisamente» más apropiada al contexto.

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22 Las líneas 46-48 son una imagen de todo aquello que Enkidu significaba para Gilgamesh. 23 En XII 59-78, Gilgamesh cree que la muerte de Enkidu es debida a la acción del Infierno mismo, que lo retuvo, y no a los dioses infernales. Pero aquí es un viento maligno, es decir, un demonio, el causante de la enfermedad que puso fin a la vida de Enkidu. 24 La sección compuesta por las líneas 50-54 se repite en X 126-130 y 226-230. Por otro lado, el orden cronológico de los acontecimientos no concuerda con el orden establecido en la versión clásica. A. R. George, 2003, 856 sugiere que, tal vez, este nuevo orden atestiguado por una tablilla fragmentaria de Megido pudiese representar un orden antiguo distinto y más correcto cronológicamente. En la línea 54 del manuscrito e, después de Humbaba, leemos «rey poderoso del Bosque del Cedro». 25 S. Dalley, 1990, 93, siguiendo la lectura de la variante del manuscrito e, traduce: «¡Vuelve a mí! ¡No me estás oyendo!». 26 Un pasaje paralelo a este lo encontramos en la Ilíada, XVIII, 317, cuando Aquiles pone sus manos sobre el pecho de Patroclo. S. Dalley, 1990, 93, siguiendo la lectura del manuscrito e traduce «Yo palpé el corazón …». 27 El manuscrito e tiene la variante ina šu-ta-a-te «en una trampa», manuscrito que siguen en sus traducciones S. Dalley, 1990, 93; G. Pettinato, 1993 4 , 191 y R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 181. 28 Lo que traducimos por «rizados» responde al término qunnuntu, una propuesta realizada por W. von Soden, 1959, 229, ya que las tablillas solo testimonian qu-un [ ]. 29 ašakkiš «como un tabú». Mediante el término ašakku los antiguos babilonios querían expresar algo con lo que no se podía El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-11 14:10:41.

tener ningún tipo de contacto. En este punto se está describiendo en la persona de Gilgamesh el papel de una plañidera babilónica, aunque, como señala F. D’Agostino, 2008, 149, desde el punto de vista literario es mucho más sugestivo el parangón con el mundo animal anteriormente descrito, cfr. H. P. Müller, 1978, 233-247. 30 Se ha puesto en relación con la tablilla VIII y, sobre todo, con el episodio que viene a continuación, el contenido de una tablilla escolar medio-asiria procedente de Sultantepe, en la que está redactada una carta mediante la cual Gilgamesh, rey de Uruk, solicita al soberano de una ciudad desconocida el envío de ingentes cantidades de bienes preciosos como don funerario por la muerte de Enkidu. 31 Esta línea la conocemos únicamente gracias al manuscrito e. 32 Conjetura de J. Bottéro, 1992a, 153. 33 R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 182 traduce esta línea del siguiente modo: «[como] nadie realizó una estatua de su amigo». 34 Me parece muy convincente morfológica y epigráficamente la propuesta de A. R. George, 2003, 857 de corregir la lectura del signo [šá] «cuatro», dándole el valor de [iá], sufijo posesivo «de mí = mío». 35 A. R. George, 2003, 857 conjetura para el término īnī «ojos» el valor de «cejas», apoyándose en la técnica de los escultores, los cuales empleaban el lapislázuli para incrustarlo en las partes del cuerpo más oscuras, como el iris o las cejas, la barba o el cabello. Pero para las cejas el acadio poseía el término šūru, o bien la expresión šūr īnī, términos que precisamente aparecen en MSL X, pág. 7, línea 89 na 4 .igi.za.gìn = i-n[u] y línea 90 na 4 .sig 7 .igi.za.gìn = šur i-ni. 36 A. R. George, 2003, 857-858 sugiere que se trataba de un pectoral que se fijaba a la estatua. 37 Con esta línea finaliza el testimonio del manuscrito e. 38 La reconstrucción de las líneas 84-91 se ha elaborado a partir de VII 140-147. Obsérvese, no obstante, el cambio de sujeto exigido por el contexto. 39 Conjetura de A. R. George, 1999a, 66 y 2003, 657. 40 La cámara del tesoro de Gilgamesh estaba sellada. Un dispositivo formado por cuerdas o anclajes metálicos fijados a la puerta y rematado por un sello de arcilla serviría para proteger el tesoro. 41 Mineral vítreo, de origen volcánico y de color verde oscuro.

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42 Ágata de color rojizo. 43 La forma ¢eÜ-tep-pu-šú, con la que acaba este línea, es una lectura propuesta por W. von Soden, 1959, 229 y recogida por A. R. George, 2003, 656 y 858 cuya traducción se hace difícil ya que desconocemos el texto que la precede. 44 La sección «había puesto a disposición de su amigo» se repite numerosas veces. El escriba en vez de repetir continuadamente esta frase, emplea el término sumerio ki.min «repetición», «ídem», procedimiento ya visto en nota a I 115. 45 En sumerio zú am-si «diente/colmillo de elefante» que los acadios tradujeron literalmente por šinni pūri. 46 Línea de lectura problemática. Posiblemente, como sugiere A. R. George, 2003, 858, debamos leer [ . . . . . . ] x-tu sa-andi-{i} h·aṭ-ṭum parzilli « . . . de cornalina, una vara de hierro». 47 La pieza tenía una sujeción, en la que había representado un toro salvaje, quizá en recuerdo del Toro Celeste. 48 Literalmente, «sacrificó y amontonó». 49 Las divinidades del Infierno también participan en el banquete funerario. 50 «se llevó», forma de ventivo del verbo wabālu, aunque podría también traducirse por «llevaron», si lo entendemos como un pretérito. 51 ¿Nombre de un árbol? Según A. R. George, 2003, 859, el término kalire es un hapaxlegómenon, y podría ser una variante del término kullaru, en cuyo caso tendríamos una variedad botánica del árbol mēsu. El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-11 14:10:41.

52 Si la reconstrucción [ d šamaš uk-ta-lim], tomando como base VIII 218, es correcta, no hallaríamos en presencia de un ritual, en el que Gilgamesh, ante la tumba de Enkidu, va mostrando a Shamash todos los presentes funerarios, a fin de que esta divinidad posteriormente haga entrega de ellos a los dioses infernales. 53 Con este nombre acadio «Resplandeciente es la salida» también se conocía al dios Luna. 54 También puede ser «cornalina» según A. R. George, 2003, 661, nota 14. 55 A. R. George, 2003, 661 prefiere traducir el término rapašti como «populoso». 56 Las reconstrucciones de las líneas 145-146, 154-155 y 159-160 están basadas en las líneas 177-178 y 181-182. 57 En las líneas 129 y 136 de la versión ninivita del Descenso de Ishtar a los Infiernos también vemos una flauta de lapislázuli asociada a Dumuzi. 58 En la traducción de J. Sanmartín, 2005, 227 vemos que, después de lapislázuli, añade el vocablo «toro», interpretando li-i como un nombre en estado constructo. 59 Hushbishag era la esposa de Namtar. En la lista de divinidades infernales que aparecen en el relato de la muerte de UrNammu también Hushbishag sigue a Namtar. Esto, en cambio, no sucede en el relato sumerio de la muerte de Bilgamesh. 60 Qāssa.ṭābat «su mano es suave» es una divinidad masculina asociada a Ereshkigal, la reina del Infierno. Podría estar en relación con la divinidad que aparece en sumerio con el nombre de d šu.ni.du 10 «su mano es grata», uno de los vaqueros del dios Luna. 61 Conjetura de J. Sanmartín, 2005, 227, siguiendo una sugerencia de A. R. George, 2003, 859. 62 Conjetura de A. R. George, 1992a, 68 y 2003, 661. De este modo se seguirían recordando sus gestas. 63 Ninshuluhhatumma «señora apropiada para los ritos de purificación» era una divinidad que debía ejercer una función análoga a la de Qassa-Tabat. 64 Esta línea fragmentaria solo está testimoniada por el manuscrito m1 .

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65 Mejor que considerar que en el cuchillo hubiese representada una imagen del Éufrates como propone A. R. George, 1999a, 69, creo que el autor está comparando el brillo que produce la hoja del cuchillo con los reflejos luminosos del río al ser acariciado por la luz del sol o de la luna. 66 Dentro de la lista de los grandes planetas, el nombre de esta divinidad aparece a veces interpretado como Mercurio. Pero, en una ocasión, es equiparado al planeta rojo de Marte. Una tradición mitológica nos ha transmitido que el color rojo de Marte se debía a que Marte, cuando estaba en el Infierno, se bañaba en sangre. Para la relación de Bibbu, Marte y Nergal, véase A. R. George, 2003, 860-861. 67 Debió existir una confusión entre el Abzu, zona que constituía el dominio del dios Enki, y los Infiernos, reino de la diosa Ereshkigal, ya que ambos estaban situados en las profundidades. Por lo demás, Dumuzi, como a continuación señala el texto, fue el verdadero chivo expiatorio que libró a la diosa Ishtar de permanecer en los Infiernos a donde la había conducido su capricho y osadía. 68 Las líneas 186-187 son una reconstrucción lógica, exigida por la repetición del esquema. 69 «Juez entre los Anunnaki» era un epíteto con el que se conocía tanto a Gilgamesh como al dios Shamash. Aunque la fractura de la tablilla no nos permite saber a quién de los dos se refiere, dado el contexto en que se encuentra, nos inclinamos por Shamash. 70 La estructura de las líneas 211-212 es la misma que aparece en I 99-100. En A. Cavigneaux y F. N. H. Al-Rawi, 2000a, 11 se pone en relación esta línea con un episodio de la muerte de Gilgamesh, en el que el curso del río Éufrates es desviado, para que en su cauce, una vez seco, se construya la tumba de Gilgamesh. De este modo, cuando las aguas retornen al primitivo cauce, la tumba de Gilgamesh permanecerá eternamente protegida. 71 Conjetura de A. R. George, 1999a, 69 y 2003, 665. 72 Se trataba de un árbol muy apreciado, aunque aún no ha sido identificado. Sabemos que con su madera se fabricaban El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-11 14:10:41.

muebles. 73 Conjetura de A. R. George, 1999a, 69 y 2003, 665.

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74 Cfr. A. R. George, 2003, 738.

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TABLILLA IX

LOS HOMBRES-ESCORPIÓN Y EL JARDÍN ENCANTADO

L muerte de su amigo Enkidu ha influido tan profundamente en Gilgamesh, que decide no A

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correr la misma suerte que su amigo. Emprende entonces un camino erizado de peligros para llegar al lugar donde mora Utanapishti, el único ser humano que consiguió burlar a la muerte, para oír de sus labios el modo de conseguir la vida eterna. En su desesperada búsqueda de la inmortalidad hace oídos sordos a los consejos del dios Shamash, quien trata de convencerle de la inutilidad de su propósito. El camino será arduo y difícil. Deberá atravesar la senda por la que el Sol, en medio de las tinieblas, cruza diariamente para reaparecer de nuevo en el oriente. La entrada y salida de este tenebroso camino están custodiadas por los hombresescorpión, los cuales, tras interrogar a Gilgamesh por los motivos de su osado propósito, permiten a este acceder a la senda. La repetitiva descripción de esta atrevida aventura produce en el lector una angustia, cuyo final se ve aliviado con la salida de Gilgamesh de aquel túnel antes de que el Sol lo alcance. Una vez libre, se encuentra repentinamente en un bosque encantado, un bosque mágico y divino, en el que los árboles son de piedra y sus frutos las gemas más hermosas que pueda uno imaginar.

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Gilgamesh se aleja de Uruk apesadumbrado.

001 Gilgamesh por Enkidu, su amigo, 002 amargamente lloraba y recorría la estepa: Soliloquio de Gilgamesh en el que se muestra como un hombre nuevo. Su orgullo y altivez de otro tiempo dejan paso a una consciente reflexión sobre la muerte y el modo de superarla.

003 004 005 006 007 008 009 010 011 012

—«¿Moriré también yo y no seré como Enkidu? La angustia ha penetrado en mi interior 1. Sentí pánico de la muerte y ahora recorro la estepa. Hacia Utanapishti 2, el hijo de Ubartutu3, la senda he tomado y con presteza me encamino. A los pasos de montaña he llegado una noche 4. Vi leones y en verdad que sentí pavor. Levanté mi cabeza y oraba al dios Sin5, a [Sin 6, lám]para de los dioses, se dirigieron mis súplicas: [—«¡Oh Sin y . . . ] . . . mantenedme sano y salvo!».

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Tras la pesadilla de un sueño en el que es atacado por dos leones, Gilgamesh va a su encuentro y les da muerte.

013 014 015 016 017 018 019 020 021 022 023 024 025 026 027 028

[Gilgamesh] se levantó 7, se despertó sobresaltado: ¡Había sido un sueño! [ . . . . . . ] en presencia de la luna 8 se alegró de estar vivo. Tomó el ha[cha] en su mano, desenvainó [la espada] de su cinto 9, como una fle[cha en me]dio de ellos cayó 10, golpeó a los le[ones,] les dio muerte, los dispersó. A continuación [ . . . . . . ] . . . 11 arrojó [ . . . . . . . . . ] diseñó [ . . . . . . . . . ] el nombre del primero [ . . . . . . ,] el nombre del segundo [ . . . . . . ] Levantó [su cabeza, oraba al dios Sin,] a [Sin, lámpara de los dioses se dirigieron sus súplicas:] [—«¡Oh Sin . . . . . . . . . ] [ . . . . . . . . . . . .] [¿Cómo . . . . . . . . .]

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029 [Sin . . . . . . . . . ] El final de la primera columna se ha perdido, produciéndose por tanto una laguna de aproximadamente siete líneas. Poseemos un texto paleobabilónico procedente de Sippar, de cuatro columnas, en la primera de las cuales asistimos a un breve diálogo en el que Shamash trata de convencer a Gilgamesh de la inutilidad de su esfuerzo por conseguir la vida eterna. Pero el dios no consigue persuadirlo. He aquí la traducción 12 :

001’ 002’ 003’ 004’ 005’ 006’ 007’ 008’ 009’ 010’ 011’ 012’ 013’ 014’ 015’

[ . . . ] toros salvajes, uros [ . . . . ] se vistió con sus pieles y comía su carne. Gilgamesh [cavó] pozos, que nunca hubo antes, [be]bió él también las aguas, perseguía los vientos. Shamash se preocupó, se inclinó hacia él, así dice a Gilgamesh: —«¡Gilgamesh! ¿Adónde sin rumbo te encaminas? La vida que andas buscando no la encontrarás». Gilgamesh a él le dice, a Shamash el Valeroso: —«Tras andar por la estepa sin reposo ni rumbo, ¿acaso en el interior del Infierno va a ser menos el descanso? Ya podré dormir todos los años. ¡Que mis ojos contemplen el sol para saciarme de su resplandor! Lejos están las tinieblas. ¿Cuánta luz hay en ellas para que alguna vez un hombre muerto pueda ver los rayos de Shamash?».

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Cuando retomamos el texto de la versión clásica encontramos ya a Gilgamesh en una de las montañas gemelas de los confines del mundo llamada Mashu. Estas montañas estaban situadas en los puntos por donde el Sol aparecía en oriente y se ocultaba en occidente. Entre ambas se deslizaba un pasadizo por el que el sol, durante la noche, transitaba para reaparecer de nuevo. Ambos lugares estaban custodiados por los hombres-escorpión, quienes, al ver a Gilgamesh acercarse, tratan en vano de disuadirlo de realizar el trayecto de la senda oculta del sol.

037 038 039 040 041 042 043 044 045 046 047 048 049

El nombre de la montaña [era] Mashu13. Al lle[gar él] a la montaña Mashu, la que todos los días permanece vigilando la salida [del sol,] cuyas cumbres llegan a tocar la sólida estructura de los cielos 14, y cuya base desciende hasta el Aralú15. Custodian su puerta hombres-escorpión16, cuyo terror es paralizante y su contemplación, la muerte. Su resplandor es terrorífico envolviendo las montañas. Ellos, al salir y ponerse el sol, custodian a Shamash. Los vio Gilgamesh y con miedo y espanto se cubrió 17 el rostro. Tomó una decisión y se acercó a ellos. El hombre-escorpión así dice a su mujer en alta voz: —«¡El que ha llegado hasta nosotros, carne de dioses 18 es su cuerpo!».

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050 051 052 053 054 055 056 057 058 059

Al hombre-escorpión su mujer así responde: —«¡Dos tercios de él son dios, pero un tercio suyo es hombre!» 19. El hombre-escorpión macho alza su voz, [al rey Gilgamesh,] carne de dioses, dirige la palabra 20: [—«¿Cómo es que tú llegaste hasta aquí,] haciendo un camino tan lejano? 21 [¿Cómo te acercaste] hasta mi presencia? [¿Cómo atravesaste ríos] cuyo vadear es tan difícil? [ . . . . . . ] . . . quisiera yo conocer [ . . . donde] está puesta [tu mirada,] 22 [ . . . . . . . . . yo] quisiera conocer».

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Laguna de quince líneas. El resto de la columna II y dos líneas de la columna III se han perdido. Es muy posible que en ellas el hombre-escorpión siguiese preguntando a Gilgamesh por los motivos que le habían conducido hasta aquellos parajes. Cuando el texto vuelve a hacerse legible, encontramos a Gilgamesh respondiendo al hombre-escorpión.

074 075 076 077 078 079 080 081 082 083 084 085 086 087 088 089 090

[« . . . ] . . . [ . . . . . . ] [—«Ando buscando el camino] de Utanapishti, mi antepasado 23, el que estuvo en la asamblea de [los dioses y logró la vida,] 24 de la muerte y de la vida [él me contará el secreto».] 25 El hombre-escorpión su boca abrió [para hablar,] así dice a [Gilgamesh:] —«No hubo, Gilgamesh, [nadie como tú . . . ] 26 que del monte en modo alguno [atravesara la senda.] 27 Hasta doce leguas dobles 28 su interior [se extiende,] 29 Densa es la oscuridad y [no hay luz alguna.] Para la salida de Shamash [ . . . . . . ] para la puesta de [Shamash . . . . . . ] Para la puesta [ . . . . . . ] hicieron salir [ . . . . . . . . . ] . . . [. . . . . . . . . ,] Tú, ¿Cómo [vas a . . . . . . ? ¿Entrarás tú [ . . . . . . ?] Después de tres líneas, en las que únicamente vislumbramos trazos de un signo al comienzo de cada una de ellas, nos encontramos con una amplia laguna. Están perdidas la parte inferior de la columna III y la parte superior de la columna IV que vienen a representar unas treinta y dos líneas. Cuando el texto se reanuda, encontramos a Gilgamesh hablando. A continuación, el hombre-escorpión permite a Gilgamesh adentrarse en la senda de la oscuridad.

125 —«De sufrimientos [ . . . . . . . . . ] 126 de heladas y [calores está tostado mi rostro,] 30 127 de agotamiento [ . . . . . . . . . ]

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ahora tú [ . . . . . . . . . ]» El hombre-escorpión [su boca abrió para hablar,] al rey Gilgamesh, [carne de los dioses, dirige la palabra:] 31 —«Parte, Gilga[mesh, . . . . . . ] ¡Que los montes Mashu [te permitan el paso,] 32 que montes y co[linas vigilen tu andadura,] que incólume [te ayuden a continuar tu camino,] que la puerta del monte [se abra ante ti!]» Gilga[mesh, al escuchar esto,] a las palabras del [hombre-escorpión prestó oídos . . . . . .,] la senda del dios Shamash [tomó . . . . . . ] La mayor parte de los comentaristas entendieron el camino del Sol como un túnel bajo tierra (líneas 82-90). Pero lo cierto es que no se habla de ningún túnel sino de una puerta en la montaña (líneas 42 y 135), y era ciertamente sugestiva la creencia de que Shamash visitaba regularmente el Infierno y ello podía verse en la inmersión nocturna del Sol en la Tierra. Pero en el Poema de Gilgamesh no hay absolutamente nada que sugiera un viaje de Shamash a los Infiernos. Entre las diversas teorías sobre la senda nocturna del Sol, aquella que la representa como un túnel subterráneo es propugnada, entre otros, por D. O. Edzard, 1985, 52-53, que lo entiende como «el camino subterráneo de Shamash, un tipo de túnel interminable», o por J. Bottéro, 1981, 31, o bien podemos ver en la extensa exposición de Th. Jacobsen, 1976, 204 o bien de M. G. Kovacs, 1989, 77, nota 2, para quien el camino del Sol hace referencia al curso del Sol por el Infierno en la noche. A. R. George, 2003, 494, nota 173, si bien considera que la senda del Sol es un camino por las regiones de las nieblas perpetuas del Norte, como se menciona en la línea 163, sin embargo concluye que el texto es excesivamente fragmentario como para deducir fiablemente conclusión alguna. Otros estudiosos rechazan la idea de un túnel en la travesía del Sol, sin proponer dónde podría situarse esta senda en relación con la geografía terrestre. Así para W. Heimpel, 1986, 142, se trataría de un camino abierto, tal vez imaginado como un corredor que va desde occidente a oriente, el cual fue atravesado una vez por una criatura terrestre como Gilgamesh y diariamente por una criatura celestial como Shamash. Últimamente, J. Bottéro, 1992a, 158, nota 1, ha pensado que el pasaje está oscurecido por nuestra ignorancia de muchos detalles de la cosmografía folclórica de los antiguos mesopotámicos. Según este autor, en un lugar lejano del oriente, se alzaba en la imaginación de las gentes una montaña todavía más elevada que las demás y de mayores dimensiones, con dos cumbres idénticas, de ahí su nombre de «gemelas», entre las cuales había un desfiladero profundo y oscuro, como un túnel, por el que el Sol pasaba, viniendo de más lejos todavía al hacer su camino bajo tierra. Este paso estaba controlado por los hombres-escorpión. Junto a estas teorías y en buena lógica podríamos también pensar en un pasadizo oscuro en el que Gilgamesh partiendo desde occidente (puesta del Sol) llega a oriente (salida del Sol) e invierte un día completo = 12 leguas dobles = 24 horas. Según este cálculo, Gilgamesh comenzaría a cruzar el pasadizo cuando el Sol comenzaba su camino en oriente invirtiendo, al menos teóricamente, la mitad del tiempo en recorrer el pasadizo de lo que invirtió Gilgamesh. Pero esta teoría tropieza con un problema en la narración. Cuando Gilgamesh emprende el camino de la senda del Sol, se encuentra en oriente, en la montaña de la salida del Sol, no en la montaña de la puesta del Sol. Y en este caso iría contra la dirección que tomaba el Sol. Una solución a este problema sería considerar que hay un error en la línea 39 y cambiar su punto de partida, la montaña de la salida del Sol por la de la puesta.

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A la primera doble hora . . . [ . . . . . . . . . .] Densa es la oscuridad [y no hay luz alguna,] 33 no puede 34 contemplar lo que hay tras él.] A la segunda doble hora [ . . . . . . . . . .] Densa es la oscu[ridad y no hay luz alguna,]

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no puede [contemplar lo que hay tras él.] A la tercera doble hora [ . . . . . . . . . .] [Densa es la oscuridad y no hay luz alguna,] [no puede contemplar lo que hay tras él.] A la cuarta doble hora [ . . . . . . . . . ] Densa [es la oscuridad y no hay luz alguna,] no pue[de contemplar lo que hay tras él.] A la quinta doble hora [ . . . . . . . . . .] Densa es la oscu[ridad y no hay luz alguna,] no puede [contemplar lo que hay tras él.] [Al llegar] a las seis [dobles] horas, densa es la oscuridad [y no hay luz alguna,] no puede [contemplar lo que hay tras él.] Al lle[gar . . . ] a las siete dobles horas, densa es la oscuri[dad y] no [hay luz alguna,] no puede contemplar lo que hay tras [él.] A las ocho horas dobles él se apresuraba 35 como [ . . .,] densa es la oscu[ridad y no] hay luz alguna, no pue[de contemplar] lo que hay tras él. A las nueve horas [dobles . . sintió] 36 el viento del norte [ . . . . . . . . . ] . . . su rostro. [Densa es la oscuridad y no hay] luz alguna, [no puede con]templar lo que hay tras él. Al lle[gar la décima hora doble,] [ . . . . . . . . . ] está ya cerca. [A la undécima hora doble . . . . . . un camino] de una hora doble, [ . . . . . . sa]lió antes que Shamash. [ . . . . . . ] el resplandor apareció 37: Una vez que Gilgamesh sale del pasadizo, se da de bruces con un jardín encantado en el que brotan, como si fuesen flores, piedras preciosas, muchas de las cuales no se han podido identificar. El tema del jardín encantado es un motivo popular y fabuloso en Oriente. No debemos olvidar que en Mesopotamia no había piedras preciosas y que estas debían ser traídas de regiones muy remotas.

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[ . . . ] al contemplar los árboles de los dioses, va derecho (hacia ellos) (El árbol) de la cornalina portaba ya su fruto, racimos de uvas colgaban, hermosos de contemplar. (El árbol) del lapislázuli mostraba su follaje, fruto producía y era placentero de ver. Tras una laguna de aproximadamente siete líneas continúa la descripción del jardín encantado.

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184 [ . . . ] . . . ci[prés . . . . . . . . . ] 185 [ . . . ] cedro `. . . . . . . . . ] 186 cuyos pecíolos son de piedra pappar[dilú . . . ] 38 . . . 187 Larushshu 39 de mar [ . . . ] piedra sasu, 188 como espinos y zar[zas brotaban] las piedras anzagul 40. 189 Tocó un algarrobo, [era] de piedra abashmu, 190 piedra shubú 41 y hematites [ . . . ] . . . 191 Como [ . . . ] y . . . [ . . . ] . . . la estepa, 192 como [ . . . . . . ] turquesa 193 de ? . . . [ . . . . . . ] concha marina 194 tenía . . . [ . . . . . . . . . ] . . . 195 Gilgamesh . . . [ . . . ] al caminar, 196 alzó ella [su cabeza,] lo estaba mirando. -------------------------------------------------------Línea de enlace con la tablilla siguiente.

X 001 Shid[uri, una tabernera] que a la vera del mar habita Colofón del manuscrito ninivita D 42 .

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Ta[blilla nove]na: El que el Abismo contempló. Serie [Gilgamesh.] Propiedad de Asurbánipal, rey del mundo, rey de Asiria.

1 Lo que hemos traducido por «interior» responde al término acadio karšu, cuyo primer significado es «vientre», palabra mucho más sugerente para indicar el lugar en el que anidaba la angustia de Gilgamesh, cuando pensaba que también él iba a correr la misma suerte que su amigo. 2 Nombre del héroe que se salvó del Diluvio, alcanzando posteriormente la inmortalidad. El nombre Utanapishti es la traducción babilonia del nombre sumerio zi.ud.sud.rá, cuya traducción sería («Aquel) cuya vida son largos días» o bien «Vida de largos días», cfr. para más detalles J. Bottéro, 1992a, 66, nota 3. 3 Padre de Utanapishti. Aparece atestiguado como soberano en la tradición historiográfica sumeria. En la Lista Real Sumeria solamente aparece él en la dinastía de Shuruppak (la actual Fara), siendo el último soberano antes del Diluvio Universal, cfr. Th. Jacobsen, 1939, 75-77 y nota 32. 4 No hay en el texto ningún dato preciso del itinerario de Gilgamesh. Solo sabemos que quiere dirigirse hacia el Este, donde habita Utanapishti. 5 Al ser de noche y estar el dios Shamash ausente, Gilgamesh dirige su plegaria al dios Luna. 6 Conjetura de A. R. George, 1999a, 70. Otros comentaristas piensan en otras divinidades. No sabemos con certeza a qué otra divinidad se dirige Gilgamesh en las líneas 11 y 12, además de a Sin. Entre los candidatos se hallan Ningal, la paredra de Sin y algunas otras diosas. Los comentaristas parecen inclinarse por la diosa Ishtar, el planeta Venus, teniendo en cuenta el epíteto «luz de los dioses», aplicado frecuentemente a Ishtar. Ahora bien, si aceptamos esta última interpretación, no podemos menos de sorprendernos, si tenemos en cuenta las vejaciones e insultos de que fue objeto la diosa en la tablilla VI por parte de Gilgamesh y Enkidu.

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7 Si en vez de it-be «se levantó», leemos it-til deberíamos traducir «se acostó». Esta interpretación es la de J. Bottéro, 1992a, 157; J. Silva Castillo, 1994, 134; S. Dalley, 1990, 96; G. Pettinato, 1993 4 , 195; F. Malbran-Labat, 1992, 54; W. von Soden, 1989 5 , 75; M. G. Kovacs, 1989, 75 y R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 188. 8 La expresión muttiš d Sin «en presencia del dios Luna» es una forma poética de expresar que era de noche. 9 En un fragmento paleobabilonio procedente de Ishchali, en el reverso de la tablilla, líneas 20’-21’ encontramos un texto paralelo al de nuestras líneas 15-16: «Tomó el hacha en su mano, / desenvainó la espada que había en su cinto». 10 Véase X 96. 11 Esta sección del relato parece haberse conservado en el texto hitita, el cual, aun estando mutilado y lleno de lagunas, pone de manifiesto la angustia de Gilgamesh y nos narra cómo se desfoga vagando por la estepa y matando animales salvajes. 12 Para esta tablilla puede consultarse A. R. George, 2003, 276-286; B. Meissner, 1902, Ein altbabylonisches Fragment des Gilgamos Epos, MVAG 7/I; T. G. Pinches, 1903, 113-122; R. C. Thompson, 1930, 53-54; A. R. Millard, 1964, 99-105; A. R. Millard, 1965, CT 46 nota 16; W. von Soden, 1967, 189-192. Pueden asimismo consultarse las siguientes traducciones: J. Bottéro, 1992a, 255-261; S. Dalley, 1990, 149-151; A. R. George, 1999a, 122-126; A. R. George, 2003, 277, 279, 281; A. K. Grayson, 1969, ANET 1969 3 , 507 (BM 96974 solamente); K. Hecker, 1994, TUAT III/4, 664-667; A. Heidel, 1949, 67-71 (VAT 4105 solamente); M. G. Kovacs, 1989, 85, nota 1 (iii 1-14 solamente); R. Labat, A. Caquot, M. Sznycer y M. Vieyra (eds.), 1969, 204-207, 208, nota 1 (cols. ii-iv solamente); G. Pettinato, 1993 4 , 266-269; E. A. Speiser, 1950, «Tablet X: Old Babylonian version», ANET, 1969 3 , 89-90 (VAT 4105 solamente); R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 198, 203-204, 207-209; W. von Soden, 1989 5 , 79-84; A. Westenholz y U. Koch-Westenholz, 1997, 157-160 y J. Sanmartín, 2005, 236-237. 13 El término māšu significa «gemelo». En realidad se trataba de dos montañas, una al este y otra al oeste, como parece desprenderse de la línea 45. Entre ambas se deslizaba un pasadizo que debía recorrer el sol para volver a incorporarse por oriente, cfr. R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 151, y las narraciones árabes de Las mil y una noches, donde vemos la imagen de un túnel bajo las montañas. Cfr. para esto último S. Dalley, 1990, 131, nota 101 y 1997, 214-223. Estos montes gemelos ya aparecen en sellos cilíndricos arcaicos. 14 Otra posible traducción de esta línea, aunque menos verosímil sería: «sobre la que [se extiende] el horizonte». Para una discusión más detallada, cfr. A. R. George, 2003, 865.

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15 Una denominación de los Infiernos. 16 Los hombres-escorpión eran seres sobrenaturales que tenían un casquete dorado de cuernos como el de las divinidades, tronco y cabeza humana y siempre llevan barba. En la parte inferior de su cuerpo, sus piernas son las de un ave, el pene tiene forma de serpiente y poseen una cola de escorpión. Son ministros de Shamash y frecuentemente son representados sosteniendo el disco solar. Al ser asistentes de un dios tan benéfico como Shamash, desempeñan además una potente protección tutelar contra el mal de ojo y los malos demonios. Las mujeres-escorpión, al no estar representadas ni en el arte antiguo ni en la literatura, no podemos describir su figura. En el Poema babilonio de la Creación (Enūma elish, I, 142; II, 28; III, 32, 90) se nos dice que estos seres monstruosos fueron creados por la diosa Tiamat. 17 Otros comentaristas en vez de leer i.te-rim «cubrió» leen i-te-kil «(su rostro) se oscureció». 18 Mediante la expresión «carne de dioses» se quería poner de manifiesto la condición real de Gilgamesh, así como su origen divino. 19 Véase I 46. Este breve diálogo entre el hombre-escorpión y su esposa posiblemente sea debido al hecho de que Gilgamesh no ha sucumbido ante la mortífera luz que se desprendía de estos seres. Y esto los ha sorprendido profundamente. 20 La reconstrucción de la primera parte de la línea tiene su base en la línea 130. 21 Las traducciones reconstruidas desde la línea 57 a 58 son simples conjeturas. Véase A. R. George, 1992a, 72 y 2003, 669. 22 Literalmente, «está puesto [tu rostro]». 23 Para la reconstrucción de esta línea, véase X 73. 24 Reconstrucción realizada a partir de XI 7. El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-11 14:10:41.

25 Conjetura de A. R. George, 1999a, 72 y 2003, 671. 26 Como acertadamente propone A. R. George, 2003, 866, la reconstrucción de esta línea está basada en la reacción de la tabernera, cuando conoce la intención de Gilgamesh de cruzar el océano, pasaje testimoniado en un texto paleobabilonio donde podemos leer: «No hubo, Gilgamesh, nadie como tú . . .». 27 Conjetura de A. R. George, 1999a, 73. 28 Se ha pensado en un número mítico, un número irreal y fabuloso, que sugiere en el oyente una distancia extraordinaria que supera las fuerzas humanas. Otros piensan que se trataba de una distancia real y conocida por los oyentes. Véase también S. Dalley, 1990, 131, nota 104. 29 Conjetura de A. R. George, 1999a, 73. 30 Reconstrucción a partir de los paralelos, X 44, 117 y 124. 31 Reconstrucción según línea 53. 32 La traducción del final de las líneas 132-135 son conjetura de A. R. George, 1999a, 73. 33 Las líneas 140-171 son una martilleante repetición que responde a esquemas de la poesía oral. La fórmula se repite con ligeras variantes. 34 Literalmente, «no le es dado». 35 La traducción «él se lamentaba» propuesta por J. Bottéro, 1992a, 162, nota 1, es posible, aunque menos verosímil que la que reflejamos en nuestra traducción. 36 Conjetura de J. Bottéro, 1992a, 162. 37 Debe referirse al resplandor que brota del jardín mágico al que acaba de llegar Gilgamesh, cfr. J. Bottéro, 1992a, 162 nota 2 y A. R. George, 2003, 867. 38 J. Bottéro, 1992a, 164 nota 1, sugiere que se trata de una piedra blanca tachonada de puntos negros. 39 A. R. George, 1999a, 76 y 2003, 675 identifica esta piedra con el coral marino. 40 Término sumerio para señalar una piedra cuya identificación desconocemos.

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41 Según J. Bottéro, 1992a, 164, podría tratarse del ágata. 42 A. R. George, 2003, 736.

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TABLILLA X

CAMINO DE LA INMORTALIDAD: SHIDURI, URSHANABI Y UTANAPISHTI

E

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STA tablilla está razonablemente bien conservada. Sus lagunas pueden completarse gracias

a la triple repetición de los diálogos que Gilgamesh mantiene con sus tres interlocutores, circunstancia que facilita la reconstrucción de los pasajes mutilados. Tras la fascinación que en Gilgamesh produce el bosque encantado, nuestro héroe se encuentra con Shiduri, una tabernera atemorizada que ve en Gilgamesh una especie de bandolero, al que trata de esquivar. El diálogo que se entabla entre ambos personajes es una cantinela repetida hasta tres veces a lo largo de la tablilla, donde Gilgamesh rememora las gestas llevadas a cabo junto a su amigo Enkidu así como el profundo dolor por la muerte de este último. Cuando Gilgamesh le pide que le muestre el camino que conduce a Utanapishti, el héroe del Diluvio y al que los dioses concedieron la inmortalidad, Shiduri, tras hacerle ver la enorme dificultad de su proyecto, le dice que únicamente Urshanabi, el barquero que lleva regularmente las provisiones a Utanapishti, puede prestarle ayuda. Urshanabi junto a los de las Piedras, entidades misteriosas pero que sin duda desempeñaban un papel decisivo para llegar a Utanapishti al cruzar las Aguas de la Muerte, son objeto de la violencia de Gilgamesh. Urshanabi es inmovilizado y los de las Piedras son destruidos por Gilgamesh. El diálogo entre Gilgamesh y Urshanabi sigue el mismo esquema repetitivo que el que anteriormente se desarrolló entre Shiduri y Gilgamesh. Pero ante la insistencia de Gilgamesh por conocer la ruta que conduce a Utanapishti, la respuesta de Urshanabi es desoladora. Al haber destruido Gilgamesh a los de las Piedras, ha hecho la empresa inviable. No obstante, Urshanabi le ordena que baje al monte y, talando sus cedros, construya trescientas pértigas para cruzar las Aguas de la Muerte. Cuando en la travesía, las pértigas empleadas infectadas por las Aguas de la Muerte se acaban, Gilgamesh usa su cuerpo y vestimenta a modo de mástil y vela. Utanapishti observa asombrado en la distancia aquel cuadro. Tras desembarcar Gilgamesh, se produce de nuevo un diálogo entre ambos personajes siguiendo las pautas del repetido esquema anteriormente aludido. La tablilla finaliza con un discurso sapiencial de Utanapishti en el que aconseja a Gilgamesh que ejerza el papel que le ha sido designado, el de rey de Uruk, y olvide su inconcebible deseo de alcanzar la inmortalidad.

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Gilgamesh, fascinado por la visión del bosque encantado, no percibe que la tabernera Shiduri lo está observando. Ella, a su vez, amedrentada por el aspecto que presenta Gilgamesh, trata de esquivarlo. Pero al descubrir Gilgamesh la presencia de Shiduri, se entabla entre ellos un diálogo.

001 002 003 004 005 006 007 008 009 010 011 012 013 014 015 016 017 018 019 020 021 022 023 024 025 026 027 028 029 030 031

Shiduri 1, una tabernera que a la vera del mar habitaba 2, allí habitaba [en una posada a la orilla del mar.] 3 Tenía ella una cuba, tenía [una tinaja de oro.] 4 Con una toquilla se cubría y [estaba velada con un velo.] 5 Gilgamesh allí llegó vagando y [ . . . . . . ,] una piel vistiendo, terror [él inspiraba.] 6 Tenía carne de los dioses en [su cuerpo,] 7 anidaba el sufrimiento en [sus entrañas.] Al de alguien que ha recorrido un largo camino su rostro se asemejaba. La tabernera en la distancia lo contempla y consultando con su corazón musita unas palabras, consigo misma ella toma consejo 8: —«De seguro que éste es un cazador de toros salvajes. ¿De dónde viene derecho a mi puerta?» Lo vio la tabernera y cerró su puerta, cerró su puerta y subió al terrado. Pero él, Gilgamesh, tenía (buen) oído . . . [ . . .,] alzó su barbilla y hacia [ella ? dirigió su rostro.] Gilgamesh a ella le [dice, a la tabernera:] —«Tabernera, ¿Por qué, al verme 9, [cerraste] tu puerta, cerraste tu puerta [y te subiste al terra]do? Golpearé la puer[ta y quebraré la cerradura] 10 [ . . . . . . . . . ] mi [ . . ., ] 11 `. . . . . . . . . en] la estepa. [La tabernera a él así le habla, a Gilga]mesh: [ . . . ] . . . [ . . . cerré] mi puerta, [ . . . ] . . . [ . . . subí al] terrado. [ . . . ] . . . [ . . . de tu viaje] quiero saber» 12. [Gilgamesh a] ella [así dice, a la taber]nera: [Enkidu, mi amigo y yo . . . . . . ] 13 [Nosotros que nos dimos mutuo apoyo y subimos a la montaña,] 14

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032 033 034 035 036 037 038 039 040 041 042 043 044 045 046 047 048 049 050 051 052

[que al Toro Celeste capturamos y le dimos muerte,] [que aniquilamos a Humbaba, que en el Bosque del Cedro moraba,] [en los pasos de la montaña dimos muerte] a leones» 15. [La tabernera a él le dice] a Gilgamesh: [—«Si tú y Enki]du fuisteis los que al Guardián16 disteis muerte, [los que aniquilasteis a Humba]ba, que en el Bosque del Cedro moraba, [los que en los pasos de] la montaña disteis muerte a leones, [los que capturasteis y disteis muerte [al Toro] Celeste que había descendido de los cielos, [¿por qué estan hundidas tus] mejillas y abatido tu rostro, infeliz tu corazón y demacrado tu semblante, [anida la angustia] en tus entrañas (y) [al de quien un largo camino ha recorrido] tu rostro se asemeja? [¿(Por qué) de heladas y calores] está tostado tu rostro, [y tú, mostrando el aspecto de un león] recorres la estepa?». [Gilgamesh a ella así le dice,] a la taber[nera:] [—«¿Cómo no van a estar hundidas mis mejillas y abatido mi rostro?] [¿Cómo no va a encontrarse infeliz mi corazón y demacrado mi semblante,] [y no va a anidar la angustia en mis entrañas?] [¿Cómo no va a asemejarse mi rostro al de uno que emprende un lejano camino,] [y a causa de las heladas y los calores no va a estar tostado mi rostro,] [y mostrando el aspecto de un león no voy a estar recorriendo la estepa?

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El final de la columna y el comienzo de la siguiente están perdidos, de suerte que nos encontramos con una laguna de aproximadamente catorce líneas. No obstante, la reconstrucción de esta sección es relativamente sencilla a partir de los pasajes paralelos de las líneas 120-137 y 220-237.

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[Mi amigo, un mulo suelto, un onagro del monte, una pantera de la estepa,] 17 [Enkidu, mi amigo, un mulo suelto, un onagro del monte, una pantera de la estepa,] [mi amigo, al que tanto yo amaba, el que arrostró conmigo toda suerte de peligros,] [a Enkidu, mi amigo, al que tanto yo amaba y que conmigo arrostró toda suerte de peligros,] [lo alcanzó el destino de la humanidad.] [Durante seis días y siete noches 18 estuve llorando por él.] [No permití que le dieran sepultura,] 19 [hasta que un gusano le cayó de su nariz.] [Sentí pavor . . . ] . . . [ . . . . . . ] [Temí la muerte y ahora estoy recorriendo la estepa.] La suerte de mi amigo [pesa] sobre mí, [por el sendero más lejano ando recorriendo la estepa.] La suerte de Enkidu, [mi amigo, pesa sobre mí,]

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[por el sendero más lejano] ando recorriendo la estepa. [¿Cómo voy a permanecer en silencio?] ¿Cómo voy yo a callarme? [Mi amigo, al que amo,] se ha convertido en barro 20, Enkidu, mi amigo, al que amo, se ha convertido en barro. [¿No terminaré siendo como] él y como él también yaceré [para nunca] levantarme por toda la eternidad?». [Gilgamesh] a ella así le dice, a la tabernera: —«Ahora, tabernera, ¿Cuál es el camino que lleva a Utanapishti? 21 [¿Cuál] es su dirección? Indícamela. ¡Muéstrame ya su marca! Si fuera necesario, cruzaré el mar, si no lo fuera, recorreré la estepa».

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La tabernera responde al largo discurso de Gilgamesh, poniendo en su conocimiento la inmensa dificultad que supone la travesía hasta llegar al lugar donde mora Utanapishti, ya que debe cruzar las Aguas de la Muerte. No obstante, la propia tabernera le sugiere una solución: Si se dirige a Urshanabi, el barquero que periódicamente lleva los suministros a Utanapishti, tal vez con su ayuda pueda acceder a Utanapishti.

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La tabernera a él así le dice, a Gilgamesh: —«No existió jamás, Gilgamesh, acceso alguno, ni desde tiempos inmmemoriales hubo nadie que cruzase el mar. El único que cruza el mar es el valeroso Shamash, pero, salvo Shamash, ¿quién es capaz de cruzar el mar? Arduo es el trayecto, muy dificultoso su recorrido, y en medio se encuentran las Aguas de la Muerte que obstaculizan su avance. Ahora bien22, Gilgamesh, una vez que hayas cruzado el mar y a las Aguas de la Muerte hayas llegado, ¿qué vas a hacer? ¡Gilgamesh! Allí estará Urshanabi 23, el barquero de Utanapishti y con él están los de las Piedras 24, en el corazón del bosque anda él cortando cedros. ¡Ve pues, para que te vea el rostro. Si es posible, haz con él la travesía, pero si no es posible, vuelve tras tus pasos!». Gilgamesh se dirige al lugar donde se encuentra el barquero, al que inmoviliza tras una breve lucha y, desconociendo el papel fundamental que desempeñan los de las Piedras en tan peligrosa travesía, acaba destruyéndolos.

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Al oír esto Gilgamesh, tomó el hacha en su mano, desenvainó la espada [de su cinto,] 25 se deslizó y bajó hacia ellos. Como una flecha cayó en medio de ellos 26. En el corazón del bosque resonó con estruendo un grito.

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Vio Urshanabi el reluciente . . . . . . 27 tomó el hacha y [se lanzó raudo contra él,] 28 Pero él, Gilgamesh, golpeó su cabeza, sujetó su brazo y lo inmovilizó. Ya entonces habían calafateado la barca los de las Piedras, los que no tienen temor de las Aguas de la Muerte, . . . [ . . . . . ] el anchuroso mar; en las aguas él [ . . . . . . . ] retuvo. Destrozó a los de las Piedras, los arrojó al río, . . . [ . . . . . . . . . ] . . . la barca, y luego . . . [ . . . . . . se sentó] a la orilla. Una vez que Gilgamesh hubo acabado con los de las Piedras, se produce un breve diálogo entre Urshanabi y Gilgamesh, en el que ambos se presentan. Si bien la versión clásica no nos ofrece este episodio, tenemos en cambio un fragmento de la versión paleobabilonia procedente de Sippar (col. IV, 1-11) que, de modo muy escueto nos da noticia de ello: 001 002 003 004 005 006 007 008 009 010 011

Los destrozó en medio de su furia. Se dio la vuelta para enfrentarse a él, cuando Sursunabu 29 le miró a los ojos. Sursunabu así le dice a Gilgamesh: —«Cuál es tu nombre? ¡Dímelo! Yo soy Sursunabu, el del lejano Utana’ishtim» 30 . Gilgamesh así le dice a Sursunabu: —«Yo soy Gilgamesh, el que hasta aquí llegó desde Uruk-Eanna, el que anduvo errante por las montañas, por la lejana senda en donde sale el Sol».

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Cuando el texto se reanuda, continúa el interrogatorio mutuo entre ambos personajes.

109 [Gilgamesh así le dice] a Urshanabi, el barquero: 110 [—« . . . . . . . . . ] . . . estás temblando, 111 [ . . . . . . . . . ] a ti». Gilgamesh responde a las preguntas del barquero Urshanabi. Ambos personajes emplean las mismas palabras que anteriormente hemos visto en el diálogo entre la tabernera Shiduri y Gilgamesh.

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Urshanabi a él así le dice, a [Gilgamesh:] —«¿Por qué están hundidas tus mejillas y abatido [tu rostro,] infeliz tu corazón y [demacrado tu semblante?] (¿Por qué) anida la angustia en [tus entrañas (y)] [al] de que un largo camino ha recorrido tu rostro [se asemeja?] (¿Por qué) de heladas y calores está tos[tado tu rostro,] y presentando el aspecto de un león [recorres la estepa?]». [Gilgamesh] así le dice [a él], a [Urshanabi, el barquero:] [—«¿Cómo no van a estar hundidas] mis mejillas [y abatido mi rostro?]

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[¿Cómo no va a encontrarse infeliz] mi corazón y demacrado [mi semblante] [y no va a anidar] la angustia en [mis entrañas?] [¿Cómo no va a asemejarse mi rostro al de uno que emprende un lejano camino,] [y a causa de las heladas y calores no va a estar tostado mi rostro,] [y mostrando el aspecto de un león no voy a estar recorriendo la estepa?] [Mi amigo, un mulo suelto, un onagro del monte, una pantera de la estepa,] [Enkidu, mi amigo, un mulo suelto, un onagro del monte, una pantera de la estepa,] [nosotros que nos dimos mutuo apoyo y subimos a la montaña,] [que al Toro Celeste capturamos y le dimos muerte,] [que aniquilamos a Humbaba, el que en el Bosque del Cedro moraba,] [y en los pasos de montaña dimos muerte a leones.] Mi amigo, [al que tanto yo amaba, el que arrostró conmigo toda suerte de peligros,] a Enkidu, [mi amigo, al que tanto yo amaba, el que arrostró conmigo toda suerte de peligros,] [lo alcanzó el destino de la humanidad.] Seis días [y siete noches por él lloré.] [No permití que le dieran sepultura,] hasta que [un gusano le cayó de su nariz.] Sentí pavor [ . . . . . . . . .,] [Temí la muerte y ahora estoy recorriendo la estepa.] Lo acaecido [a mi amigo pesa sobre mí,] [por el camino más lejano recorro la estepa.] [Lo acaecido a Enkidu, mi amigo, pesa sobre mí,] [por el camino más lejano] recorro la estepa. ¿Cómo voy a permanecer [en silencio? ¿Cómo voy a callarme yo?] Mi amigo, al que yo amaba, se ha convertido [en barro,] [Enkidu, mi amigo, al que yo amaba, se ha convertido en barro.] ¿No seré yo también como él y como él también yaceré, [para nunca levantarme por toda la eternidad?» Gilgamesh, una vez que ha puesto a Urshanabi al corriente de todos sus infortunios, le pide que le indique el camino que conduce a Utanapishti.

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Gilgamesh a él así le dice, a [Urshanabi, el barquero:] [—«Ahora,] Urshanabi, ¿cuál es el camino de Utanapishti? ¿Cuál es la marca que lo señala? ¡Indícamelo! ¡Indícame ya [su marca!] Si fuera necesario, cruzaré el mar, si no lo fuera, recorreré la estepa» 31. Urshanabi a él así le dice a [Gilgamesh:]

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La respuesta de Urshanabi no puede ser más desoladora. El propio Gilgamesh, al destruir a los de las Piedras, ha hecho muy difícil el camino. No obstante Urshanabi le ordena que baje al monte y talando sus cedros construya trescientas pértigas para cruzar las Aguas de la Muerte.

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—«Tus manos, Gilgamesh, han impedido [tu acceso.] 32 Aniquilaste a los de las Piedras, los arrojaste [al río.] Los de las Piedras están rotos y el cedro no [ha sido cortado.] Toma, Gilgamesh, el hacha en [tu] mano, baja al monte y [corta] trescientas pértigas de cinco varas 33 de largo cada una, desbrózalas, practica en su parte inferior un abultamiento 34, tráe[las a mi presen]cia» 35

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Gilgamesh, tras obedecer la orden de Urshanabi y haber confeccionado las trescientas pértigas, se hace a la mar. Urshanabi pilota la nave.

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[Al oir] esto Gilgamesh, alzó el hacha en su mano, sa[có la espada de su cinto,] bajó al bosque y [cortó trescientas] pértigas de cinco varas de largo cada una, las desbrozó y practicó en su parte inferior un abultamiento, las trajo [ante Urshanabi, el barquero.] 36 Gilgamesh y Urshanabi se subieron [a la barca,] botaron la barca ‘magillu’ 37 y [se subieron a ella.] 38 La travesía de un mes y quince días 39 ya la habían recorrido al tercer día. Había llegado Urshanabi a las Aguas de la [Muerte.] Urshanabi a él así le [dice, a Gilgamesh:] —«¡ . . ., Gilgamesh, coge [la primera pértiga!] ¡Que las Aguas de la Muerte no toque tu mano! La perderías. ¡Sujeta, Gilgamesh, una segunda, una tercera y una cuarta pértiga! ¡Sujeta, Gilgamesh, una quinta, una sexta y una séptima pértiga! ¡Sujeta, Gilgamesh, una octava, una novena y una décima pértiga! ¡Sujeta, Gilgamesh, la undécima, la duodécima pértiga! Al cabo de siete mil doscientas varas 40 Gilgamesh había agotado las pértigas 41. Entonces él [Urshanabi] se quitó el ropaje que le ceñía. Gilgamesh le arrancó su vestimenta, haciendo uso de sus brazos izó la verga 42. Utanapishti alcanza a verlos en la distancia. Pero observa un cuadro extraño: Una barca impulsada por el viento y un personaje para él desconocido.

184 Utanapishti en la distancia [lo] estaba contemplando [y] 43 185 consultando con su corazón [dice] unas palabras, 186 consigo mismo él toma consejo:

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—«¿Por qué están destrozados los de la barca, [los de las Piedras] y no es su piloto el que se encuentra [a su mando?»] 44 El que viene no es el hombre al que estoy habituado 45 y a la derecha . . . [ . . . . . . ] Lo estoy viendo y no es mi ]hombre,] lo estoy viendo y no es [ . . . . . . ] lo estoy viendo y [ . . . . . . ] [ . . . ] a mí . . . [ . . . . . . ] 46 [ . . . . ] . . . [ . . . . . . ]

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El resto de la columna IV está muy mal conservado. Una buena parte de su contenido puede completarse gracias a la columna III del manuscrito asirio z. En dicho texto podemos adivinar la llegada de Gilgamesh al embarcadero y el inicio de un diálogo entre Gilgamesh y Utanapishti.

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Ningún [hombre] mío . . . . . . . . . hizo vagar 47 [ . . . . . . . . . ] El marinero [ . . . . . . . . . ,] el hombre que estoy viendo [no . . . ,] lo que estoy viendo no [ . . . . . . ] Tal vez la estepa [ . . . . . . . . . ] . . . . . . . . . [ . . . ] el pino . . . . . . [. . . ]» Gilgamesh al embarcadero [se acercó . . . ,] hizo bajar . . . [ . . . ] Entonces él subió y . . . [. . . ] Gilgamesh a él así le dice, [a Utanapishti:] —«¡Eternamente viva Utanapishti, el hijo de Ubaratu[tu . . . ¡] [ . . . ] . . . tras el Diluvio que . . . [ . . . ] el Diluvio . . ¿. . . . [ . . .?] `. . . ] . . . . . . [ . . .]» Utanapishti responde a Gilgamesh acogiéndose al esquema ya repetido en las respuestas de Shiduri, la tabernera y de Urshanabi.

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[Utanapishti] a él [así le dice], a [Gilgamesh:] [—«¿Por qué están hundidas] tus mejillas y aba[tido tu rostro,] 48 [infeliz tu corazón y demacrado tu semblante?] (¿Por qué) [anida] la angustia en [tus entrañas] (y) al de quien un largo camino ha recorrido [tu rostro se asemeja?] (¿Por qué) de heladas y calores [está tostado tu rostro] y mostrando el aspecto de un león [recorres la estepa?]» Gilgamesh vuelva a contar sus desdichas, sus hazañas, sus temores y el sentimiento de inutilidad de todos sus

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esfuerzos.

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Gilgamesh a él [así le dice, a Utanapishti:] —«¿Cómo no van a estar hundidas mis mejillas [y abatido mi rostro?] ¿Cómo no va a hallarse infeliz mi corazón y [demacrado] mi semblante, y no va a anidar la angustia en mis entrañas? ¿Cómo no va a asemejarse mi [rostro] al de quien emprende un lejano camino, y a causa de las heladas y calores no [va a estar tostado] mi rostro, y mostrando el aspecto de un león no voy a estar recorriendo la estepa? Mi amigo, un mulo suelto, [un onagro del monte,] una pantera de la estepa 49, [Enkidu, mi amigo,] un mulo suelto, [un onagro del monte,] una pantera de la estepa, nosotros que nos dimos mutuo apoyo y subimos a la montaña, que al Toro Celeste [capturamos] y dimos muerte, que aniquila[mos a Humbaba, el que en el] Bosque del Cedro moraba, [que en los pasos de montaña dimos] muerte a leones. [A mi amigo, al que tanto yo amaba, el que conmigo arrostró] toda suerte de peligros, [a Enkidu, mi amigo, al que tanto yo amaba, el que conmigo] arrostró toda suerte de peligros, [lo alcanzó el destino de la humanidad.] [Seis días y siete noches] lloré por él. [No permití que le dieran] sepultura, [hasta que un gusano le cayó de] su [nariz.] Sentí pavor [ . . . . . . . . . .] Temí la muer[te y ahora estoy recorriendo] la estepa. Lo acaecido [a mi amigo pesa] sobre mí, [por el camino] más lejano [recorro la estepa.] Lo acaecido [a Enkidu,] mi amigo, pesa sobre mí, por el camino más lejano recorro la estepa. ¿Cómo voy a permanecer en silencio? ¿Cómo voy a callarme [yo?] Mi amigo, al que yo amaba, se ha convertido en barro. Enkidu, mi amigo, al que yo amaba, se ha convertido en barro. ¿No seré [yo] también como él y como él yo también yaceré, para nunca levantarme por toda la [eternidad?]». Gilgamesh a él así le dice, a Utanapishti: —«Así me dije: “Iré a ver a Utanapishti el Lejano, del que tanto hablan”. De nuevo recorrí todos los países, franqueé abruptas montañas, y crucé todos los mares. Del dulce sueño no se sació mi rostro, Yo mismo quedé exhausto al permanecer insomne,

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llené de angustia mis nervios, ¿Qué es lo que he conseguido con mi esfuerzo? No había yo llegado a presencia de la tabernera y mi vestido era ya inservible. [Yo había dado muerte] al oso, a la hiena, al león, a la pantera, a la onza, al ciervo, a la cabra montés, a rebaños y bestias de la estepa 50. Sus carnes yo comía, sus pieles desollaba 51. ¡Que cierren ya la puerta del lamento! ¡Que se[llen su puerta ? ] con pez y brea! ¡Que por mí los festivales no [se interrumpan!] 52 ¡Que por mí, lleno de gozo . . . [ . . . . . .!]»

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La respuesta de Utanapishti está llena de sabiduría. Con sus palabras trata de despertar a Gilgamesh y hacerle regresar al mundo real. Cada cosa y cada hombre tiene su cometido y sus límites. Gilgamesh como rey que es, debe atender a sus súbditos y cumplir con los deberes para con los dioses. La búsqueda de la inmortalidad pretendida por Gilgamesh no es más que una quimera.

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Utanapishti a él así le dice, a [Gilgamesh:] —«¿Por qué, Gilgamesh, sa[cas continuamente a colación] tu sufrimiento? ¿Tú, que [has sido creado] con la carne de los dioses y los hombres, tú, a quien hi[cieron] como a tu padre y tu madre? ¿Acaso, Gilgamesh ya [te comparas] con un [loco . . . ?] 53 Un trono colocaron en la asamblea y [te dijeron:] “Siéntate”. Al loco se le dan posos [posos de cerveza] en vez de mantequilla, salvado y molienda en vez de [harina.] 54 Se le viste con andrajos en vez de [ . . . ,] a modo de fajín [lleva colgada] una cuerda. Puesto que no tiene [consejeros ? . . . ,] ni de una palabra de advertencia dis[pone . . . . . . ,] interésate por él, Gil[gamesh, . . . . . . ] [. . . ] su señor 55, todos los que [. . . . . . ] [ . . . . . . . . . . . . . . . . .,] [ . . . ] el dios Luna y los dioses [de la noche ? . . . ] [En] la noche hace su andadura el dios Luna [ . . . . . . ,] vigilantes permanecen los dioses [. . . . . . ,] despierto, sin dar tregua al descanso . . . [ . . . . . . ,] desde siempre quedó establecido [ . . . . . . ] Ahora, considera tú [ . . . . . . ,] tu ayuda . . . [ . . . . . . ] Si tú, Gilgamesh, que eres el abastecedor del templo de los dioses . . . , del templo de las diosas . . . [ . . . ]

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Laguna con leves residuos de signos.

295 [ . . . . . . . . . . . . ] . . . la humanidad, 296 [ . . . ] tomaron para su destino. 297 [Tú] has permanecido insomne y ¿qué es lo que has conseguido? 298 Al permanecer insomne te quedaste exhausto. 299 Haces que la angustia invada tus nervios, 300 te vas aproximando al lejano fin de tus días. 301 La humanidad es algo cuyo linaje se quiebra como la caña de un cañaveral. 302 Al joven hermoso, a la hermosa joven 303 rápi[damente . . . ] se los lleva como un botín la muerte. 304 Nadie ve la muerte, 305 nadie ve [el rostro] de la muerte, 306 nadie [oye] la voz de la muerte. 307 La furiosa muerte es la que quiebra a la humanidad. 308 En un momento dado edificamos una casa, 309 en otro, formamos una familia, 310 un día los hermanos se reparten la hacienda, 311 al día siguiente surge la enemistad 56 en el país. 312 Otro día el río creció y trajo la inundación, 313 la libélula aparece flotando en el río 57. 314 Su rostro contempla la faz del Sol, 315 pero entonces, ¡ya no hay nada! 316 El prisionero 58 y el muerto ¡cuán parecidos son el uno al otro! 317 No pueden dibujar la figura de la muerte. 318 A un hombre nunca un muerto dirigió el saludo en el país 59. 319 Los Anunnaki, los grandes dioses, estaban reunidos en asamblea. 320 Mammitu60, la creadora del destino, junto a ellos decreta los destinos 61. 321 Ellos establecieron la muerte y la vida, 322 pero de la muerte no dieron a conocer el día». -------------------------------------------------------Línea de enlace con la tablilla siguiente.

XI 001 Gilgamesh a él así le dice, a Utanapishti el Lejano Colofón del manuscrito ninivita K 3 62 .

Tablilla décima: El que el Abismo contempló. Serie: Gilgamesh. Propiedad de Asurbánipal, rey del mundo, rey de Asiria. Colofón del manuscrito babilonio f , fechado entre el 292 y 281 a.C. 63 .

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Tablilla décima. Serie: [Gilgamesh] [Tablilla de …, hijo de …] descendiente de Adad-ahhe-usur. [Escrita por …, su hijo. Que el venerador de Marduk] no se la apropie furtivamente. En Babilonia, mes …, [día . . .] [año …] Reyes: [Seleuco y Anti]oco. Colofón del manuscrito babilonio b, fechado entre el 141 y 113 a.C. 64 .

Tablilla décima. Serie: Gilgamesh. No está acabada. Escrita, examinada y colacionada con su original. Tablilla de Itti-Marduk-balatu, hijo de Iddin-Bel, descendiente de Mushezib. Escrita por Bel-ahhe-usur, su hijo. ¡Que el venerador del dios Bel y la diosa Beltiya la devuelva [y no se la apropie! En Babilonia,] en el mes de Kislimu, en el décimoquinto día, en el año [ . . . ] que es el año [ . . . . . .] [Arsaces, rey (de reyes) . . .]

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1 El nombre de esta mujer es posiblemente de origen extranjero. Si bien se ha propuesto un origen hurrita donde el término shiduri significaría «muchacha joven», «muchacha hermosa», cfr. R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 199-201, nota e, no faltan, en cambio, quienes han querido ver en este nombre una etimología babilonia, de suerte que significaría «Ella es mi refugio», valor muy en consonancia con lo que los viajeros veían en las posadas regentadas por taberneras. Es curioso observar que el nombre de Shiduri va precedido por el determinativo de divinidad, lo que nos mueve a considerar, según F. D’Agostino, 2008, 158, nota 21, que tal vez podríamos encontrarnos con una personificación de Ishtar, de nuevo en su papel de diosa preocupada por el bien del hombre, cfr. también K. Tallqvist, 1938, 441; J. Bottéro, 1992a, 165, nota 1 y S. Dalley, 1990, 132, nota 106. 2 En la imaginación mítica de los babilonios, Shiduri es una tabernera, un personaje cotidiano para los que viajaban a tierras lejanas, siguiendo el itinerario de las caravanas que transportaban aquellas mercancías de las que carecía Mesopotamia. Estas mujeres llamadas en acadio sabītum vendían cerveza —la bebida nacional mesopotámica— que elaboraban ellas mismas en las fondas situadas a lo largo de las vías comerciales. Podemos imaginar la alegría de aquellos viajeros, cuando cansados veían algunas de aquellas casas regentadas por estas mujeres. En el Código de Hammurabi ya tenemos testimonio de ellas. 3 Conjetura de A. R. George, 1999a, 76. 4 Conjetura incierta según A. R. George, 1999a, 76. La reconstrucción practicada por algunos estudiosos está basada en la versión hitita donde mediante acadiogramas y sumerogramas puede leerse [NA]M-Z[I]-TUM ŠA KÙ.SI[G17 ] «una tinaja de oro». 5 Conjetura de A. R. George, 1999a, 76. Dato sorprendente si tenemos en cuenta que las mujeres que frecuentaban aquellos lugares eran prostitutas, las cuales, junto con las esclavas, no podían llevar velo, al ser esta indumentaria un símbolo de respetabilidad. 6 Mera conjetura. 7 Reconstrucción según IX 49. 8 La sección compuesta por las líneas 10-12 representa un esquema que se repite en 184-186, pero con un sujeto distinto. 9 Literalmente, «me viste». El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-11 14:10:41.

10 La reconstrucción de esta línea está hecha a partir de la línea 17 de la versión ninivita del Descenso de Ishtar a los Infiernos. 11 Las líneas 23-28 están muy dañadas. 12 La reconstrucción parcial de esta línea se apoya en IX 57 donde vemos cómo el hombre-escorpión formula a Gilgamesh preguntas similares. 13 Conjetura de A. R. George, 1999a, 77 y 2003, 679. 14 La amplia sección que va desde la línea 31 hasta la 71 es una reconstrucción fundamentada en la narración que hace Gilgamesh de sus gestas junto a su amigo Enkidu (VIII 52-55) y de otros episodios posteriores, en los que Gilgamesh se encuentra con Urshanabi (X 113-148) y con Utanapishti (X 213-248). 15 Este episodio no se encuentra en el lamento de Gilgamesh por Enkidu y parece referirse al episodio narrado en IX 15-18, en el que Gilgamesh, tras despertarse sobresaltado al tiempo que alegre por seguir viviendo, dio muerte a unos leones. Sin embargo, en esta gesta no participó Enkidu, por lo que habríamos esperado la forma verbal adūk(u) «maté» en vez de nidūk «matamos». 16 Clara referencia a Humbaba, el guardián del Bosque del Cedro. 17 Las líneas 53-60, así como 132-137 y 232-237 han sido reconstruidas tomando casi literalmente un fragmento del texto paleobabilonio procedente de Sippar (OB VA+BM ii 0’-6’). 18 Véase nota a I 194. 19 Literalmente, «No lo entregué para que le dieran sepultura», cfr. líneas 136 y 236. 20 Imagen que expresa la muerte. Si el hombre surgió del barro manipulado por la divinidad, al barro volverá cuando deje de existir. En Génesis 3, 19 podemos leer: «Pues eres polvo y al polvo volverás», pensamiento que se repite en la fórmula del ritual católico del Miércoles de Ceniza: «Recuerda, hombre, que polvo eres y en polvo te convertirás». 21 Utanapishti es llamado Ulluya en la versión hitita y Ullush en un fragmento hurrita. 22 La primera palabra de esta línea ha sido normalmente leída como alumma que, a su vez, fue traducida de diversas formas «alguna vez», «incluso si», etc. Nosotros hemos seguido la propuesta de A. R. George, 2003, 879 quien la toma como una variante tardía de ahḫamma «además», «por otro lado», siguiendo una sugerencia oral de M. J. Geller.

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23 Nombre sumerio que significa «el servidor de dos tercios», es decir, «de cuarenta», que en el sistema sexagesimal corresponde a los dos tercios de sesenta y nombre con el que se simbolizaba al dios Enki, cfr. J. Bottéro, 1992a, 170, nota 2. 24 El término šūt abnī (na 4 .meš) «los de las Piedras» ha sido ampliamente debatido por los comentaristas y entendido de diversas maneras. Para algunos, como R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 205, 207, nota n, serían una especie de anclas de piedra o bien remos que posibilitarían la travesía de la embarcación de Urshanabi por las Aguas de la Muerte. La tradición hitita nos habla de dos estatuas de piedra que representarían a dos personajes, que al ser de piedra, no se verían afectados por el contacto con las Aguas de la Muerte. Se trataría por tanto de unos seres indispensables para llevar a cabo esta labor. Véase J. Bottéro, 1992a, 170, nota 3. Para un estudio más pormenorizado, consúltense F. D’Agostino, 2008, 164-165; J. Silva Castillo, 1994, 216-217, nota 120 y A. R. George, 2003, 501-502. 25 Para las líneas 93-94, véase IX 15-16. 26 Esta línea es repetición de IX 17. Posiblemente reflejase una imagen épica para describir la prontitud en la acometida de un ataque. 27 S. Dalley, 1990, 102 con ciertas reservas completa esta línea conjeturando: «y desenvainó la espada». 28 Conjetura de A. R. George, 2003, 871. 29 Sursunabu es el nombre del barquero de Utanapishti en la versión paleobabilonia del poema. 30 Nombre de Utanapishti preservado en este texto paleobabilonio. 31 Las líneas 149-155 constituyen un paralelo de las líneas 73-78. El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-11 14:10:41.

32 Conjetura de A. R. George, 1999a, 81 y 2003, 689. 33 Cada pértiga medía 30 metros, cfr. nota a I 56. 34 Literalmente «pon un pezón en ellas». Cada pértiga llevaría en su base un remate abultado que serviría para impulsar la nave desde el fondo de las aguas. 35 Conjetura de A. R. George, 1999a, 82. 36 Conjetura de A. R. George, 1999a, 82. J. Sanmartín, 2005, 256 conjetura «a la barca». 37 La barca ‘magillu’ era una barca mítica al tiempo que una criatura fabulosa relacionada con Magan y Meluha, dos países semimíticos, cfr. S. Dalley, 1990, 132, nota 177. 38 Las líneas 169-170 están reconstruidas a partir de XI 271-272. 39 Expresión ya consagrada para referirse a un largo viaje, como ya vimos en IV 4, 37, 82 y 123. 40 Esto supondría algo más de 43 km. 41 Al parecer cada pértiga solo podía ser usada una vez al ser infectadas por las Aguas de la Muerte. 42 Según B. Alster, 1983b, 49 Gilgamesh emplea su vestido y su cuerpo como vela y mástil. A. R. George, 2003, 502, en nota 210, propone dos modificaciones: a) que es el vestido de Urshanabi y no el de Gilgamesh el empleado; y b) que el término karû no es el mástil sino la verga. Podría verse en este relato una narración mítica del invento de la navegación a vela, encerrando por tanto un carácter etiológico. Una navegación por el océano mediante el sistema de sirga o pértigas era imposible. Solamente la necesidad de cruzar el mar condujo al empleo de las velas, aunque el sistema de velas ya debía ser empleado antes. Según esto Gilgamesh podría ser considerado el inventor de la navegación a vela. 43 Las líneas 184-186 son repetición de las líneas 10-12, pero con un sujeto distinto. 44 Utanapishti ve a Gilgamesh y no a Urshanabi ni a los de Piedra, como era habitual cada vez que la nave llegaba a aquellos parajes. 45 Literalmente, «mi hombre». 46 Las líneas 194-206 están muy mal conservadas.

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47 La lectura ú-šar?-pa?-du «hacer vagar» no es segura. 48 Las líneas 212-225 son repetición de 40-52 y 113-125. 49 Las líneas 226-235 son repetición de 126-135. Las dos primeras líneas de esta sección también se encuentran en 53-54. 50 El catálogo de animales que encontramos en las líneas 259-260 es semejante al que hallamos en VIII 16-17. 51 La lectura ú-ṭa-ab-«ba»-[ahḫ] «desollar» propuesta por A. R. George, 2003, 694, es preferible a la de S. Parpola, 1997, 106, ú-ṭa-ap-[pi] «extender». Se trata del proceso en virtud del cual las pieles de los animales, una vez desolladas y elaboradas, podían emplearse como vestidos. 52 Conjetura de A. R. George, 1999a, 85 y 2003, 695. En II 268-269 y III 31-32, Gilgamesh había prometido celebrar dos veces la fiesta del Akitu, cuando regresara, lo cual implicaba que no podían celebrarse en su ausencia. 53 Conjetura de A. R. George, 1999a, 85. 54 Conjetura de A. R. George, 1999a, 85. 55 A. R. George, 1999a, 86 conjetura [«¿Quién es] su señor . . . leyendo man-]nu. 56 El término acadio zerūtu significa «odio», «enemistad», «rencilla» y se emplea para designar la enemistad que surge entre los herederos al conocerse los términos de la herencia. 57 Imagen que también aparece en el poema de Atramhasis, III, 4, 6, «llenan el río como libélulas» para señalar lo efímero de El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-11 14:10:41.

la vida. 58 El intento de algunos traductores por corregir la lectura šal-lu «apresado como botín» por ṣallu «durmiente» se basa más en la semejanza asumida entre el durmiente y el muerto que en un fundamento textual. La persona que ha sido tomada como botín y convertida en un esclavo en tierras lejanas es en realidad ya un muerto para su familia y su entorno. 59 El texto que aquí traducimos pertenece a la tradición manifestada por el manuscrito f, el cual, a pesar de ser más tardío, parece mostrar una versión más original que la que nos ofrece el manuscrito ninivita K, que no falta de sentido, apunta a un texto inferior y corrupto. Para un estudio más detallado, véase A. R. George, 2003, 876-877. 60 Una denominación de la Gran Diosa Madre. 61 Los manuscritos b y f presentan una ligera variante: «Mammitu, la que crea sus (f) destinos / su destino (b), promulgó un decreto». 62 Cfr. A. R. George, 2003, 737. 63 Cfr. A. R. George, 2003, 740.

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64 Cfr. A. R. George, 2003, 740.

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TABLILLA XI

EL DILUVIO Y LA VUELTA A CASA

G

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ILGAMESH, tras la fatigosa travesía por las Aguas de la Muerte en compañía de Urshanabi,

llega a los dominios de Utanapishti, el Noé babilonio, al que los dioses concedieron la inmortalidad. El encuentro con este personaje es decepcionante. No es aquel guerrero que Gilgamesh había imaginado, sino un anciano. Gilgamesh al punto le pregunta cómo pudo alcanzar la inmortalidad. Y Utanapisthi le refiere detalladamente el relato del Diluvio, relato tomado del célebre poema babilonio titulado Atramhasis «el Supersabio». Si bien en este último alcanzamos a ver la causa de tamaño desastre 1, en cambio, en el poema clásico de Gilgamesh no encontramos rastro alguno de ella. Los dioses reunidos en asamblea decretan el Diluvio, decisión secreta que Ea, el dios sagaz y amigo de los hombres, comunica a Utanapishti, un habitante de Shurupak, valiéndose de un ardid. Simula un diálogo con el tabique de la cabaña donde habita Utanapishti, con el fin de que este pueda oír lo que han decidido los dioses 2. Utanapishti, siguiendo los consejos del dios Ea, para salvarse del inminente desastre, construye una barca de enormes proporciones con la ayuda de sus conciudadanos, los cuales, sin advertir el verdadero fin de aquella obra, contribuyen a su construcción. El punto álgido del relato es el Diluvio: su espectacular prólogo, su dramática y majestuosa inauguración, la inminencia del desastre. Todo ello es narrado con una gran dosis de dramatismo. Vemos cómo al cumplirse el plazo dado por el dios Shamash, irrumpe toda la parafernalia mitológica hasta que al fin estalla el Diluvio. Las poderosísimas imágenes que vemos en nuestro poema tienen muy poco de idílico, pertenecen más al género épico, y el cuadro que nos describe se asemeja a una insólita batalla en la que hasta los dioses, presas de un inmenso temor, se acurrucan como perros al abrigo de las murallas. Y tras la tempestad, la calma. Después del aniquilamiento de todos los seres vivos y tras el gemido de la naturaleza, el silencio y la soledad se enseñorean de las tierras. Utanapishti se cerciora del fin del desastre mediante la suelta de unas aves. Una vez que desembarcan los supervivientes, dan gracias a los dioses y les ofrecen sacrificios. Después de una dura discusión entre la Diosa Madre y el dios Ea con Enlil, que había promovido aquel desastre, decide este último conceder la inmortalidad a Utanapishti y a su esposa. Sin solución de continuidad se retoma el diálogo entre Utanapishti y Gilgamesh. Utanapishti le propone a Gilgamesh la prueba del sueño. Deberá permanecer sin dormir siete noches y seis días. Gilgamesh no logra superarla y a partir de ese momento es consciente de que no obtendrá la vida eterna. Sin embargo, antes de iniciar Gilgamesh el regreso a su patria, Utanapishti, a ruegos de su esposa, le concede como regalo la posibilidad de hacerse con una planta, que posee el efecto mágico de rejuvenecer al

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que la toma. Para ello Gilgamesh desciende a las profundas aguas del Apsú donde se hace con ella. En su regreso a Uruk, en un momento del camino, decide darse un baño, pero al salir del agua, observa estupefacto y abatido que la planta ha desaparecido y en su lugar solo están los restos de una piel de serpiente. Rendido y desolado regresa a Uruk donde retomará su dignidad real y solo el recuerdo de sus gestas y la grandiosidad de su ciudad harán que permanezca para siempre la memoria de su nombre.

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Gilgamesh, una vez que se encuentra cara a cara con Utanapishti, entre el asombro y la decepción, le pregunta cómo logró tomar asiento en la asamblea de los dioses y alcanzar la vida eterna.

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Gilgamesh así le dice a él, a Utanapishti el Lejano: —«Ahora te estoy contemplando, Utanapishti, ¡Tu aspecto externo no es distinto (del mío), eres como yo! ¡Tú no eres en absoluto diferente, eres como yo! Mi corazón estaba enteramente decidido a entablar combate contigo, [pero] 3 mi brazo se ha venido abajo en tu presencia 4. ¿Cómo es que estuviste presente en la asamblea de los dioses y alcanzaste 5 la vida?» 6.

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Alcanzar la vida eterna ha sido un regalo de los dioses, no el fruto del valor ni de la fuerza como creía Gilgamesh. Utanapishti es un venerable anciano y no el guerrero imponente que había imaginado Gilgamesh. En medio de la decepción y el asombro que se han apoderado de nuestro héroe, Utanapishti da cumplida respuesta a su pregunta y le relata el diluvio que los dioses enviaron a la tierra y cuyos efectos fueron desoladores para todos los seres vivios y para toda la naturaleza. Solo Utanapishti y su esposa consiguieron salvarse gracias al dios Ea, que, valiéndose de un ardid, puso en conocimiento de Utanapishti el proyecto de los dioses y mediante sus sabios consejos le aleccionó para que construyese una barca de enormes proporciones que pudiera salvarle de las aguas. La historia es narrada por Utanapishti con toda suerte de detalles, llegando a constituir uno de los mitos más conocidos de la humanidad. Tenemos algunos restos de la leyenda en sumerio, en el relato bíblico, y en el poema babilonio de Atramhasis que debió ser la fuente de inspiración de nuestro poema. También puede rastrearse en los fragmentos de Beroso y en el mito griego de Deucalión y Pirra así como en la extensa narración ovidiana del primer libro de las Metamorfosis 7 .

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Utanapishti a él así le dice, a Gilgamesh: —«Voy a revelarte, Gilgamesh, un asunto celosamente guardado, más aún, un secreto de los dioses voy a contarte 8: La ciudad de Shuruppak9, una ciudad que tú bien conoces, [ciudad que a orillas] del Éufrates se encuentra, dicha ciudad era antigua y los dioses (moraban) en su interior, (cuando) los grandes dioses decidieron provocar el Diluvio 10. Prestó juramento 11 el dios Anu, padre de ellos 12, su consejero, el valeroso dios Enlil, su chamberlán, el dios Ninurta, el regulador de sus aguas, Ennugi 13. También estaba con ellos el príncipe Ea prestando juramento 14, (y) las palabras de aquellos él repitió a una cabaña 15: —«¡Cabaña, cabaña, pared, pared! ¡Cabaña escucha, pared atiende!

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¡Hombre de Shuruppak, hijo de Ubaratutu, echa abajo tu casa, construye una barca, abandona las riquezas y busca la supervivencia, desprecia los bienes y salva la vida. Haz subir semilla de vida de toda clase al interior de la barca! De la barca que vayas a construir, sean iguales sus medidas, que se correspondan su anchura y longitud, cúbrela como el Apsú» 16. Yo lo comprendí y en estos términos me dirijo a Ea, mi señor: —«Estoy de acuerdo, mi señor, en lo que me has ordenado. He puesto atención y así lo haré. [(Pero) ¿Cómo] voy a responder a la ciudad, a las gentes y a los ancianos?» 17. El dios Ea abrió su boca para hablar, así me dice a mí, su siervo:

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Utanapishti tiene que dar razón de su comportamiento a sus conciudadanos. Para ello el dios Ea urde un sibilino discurso que no es más que una falsa excusa y lo pone en conocimiento de su protegido para que se lo repita a su pueblo.

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—«Así dirás entonces a ellos: “Sin duda Enlil está enojado conmigo y ya no puedo permanecer en vuestra ciudad, ni poner mis pies en el territorio de Enlil 18. Por ello descenderé al Apsú; junto a Ea, mi señor, moraré. Él sobre vosotros hará llover la abundancia y [cantidad] de pájaros, profusión de peces 19, [ . . . ] . . . riquezas (en) el tiempo de la cosecha. En la mañana él hará llover sobre vosotros hogazas, al atardecer, torrentes de trigo” 20. Pormenorizado relato de la construcción de la barca.

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Al despuntar el primer resquicio de luz de la mañana, a la puerta de Atramhasis 21 se reúne el país: El carpintero iba portando [su] hacha 22, el cestero portaba [su] pie[dra,] 23 [ . . . . llevaba su] hacha agasilikku 24. Los mozos . . .[ . . .,] los ancianos llevaban cuerda de fibra de palmera, el potentado lleva la pez, el pobre acarreó . . . [los ma]teriales.

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Al quinto día mostré su configuración externa: Un iku medía su superficie, a diez varas se alzaban sus paredes 25, diez varas medían por igual sus bordes superiores 26. Tracé su diseño interior y lo dibujé: La cubrí de vigas formando seis entrepisos. La dividí en siete pisos 27. Su interior lo dividí en nueve compartimentos 28. Estacas de agua ajusté a su panza 29, examiné las pértigas 30 y dispuse cuanto era necesario. Tres shar 31 de betún eché en el horno, tres shar de asfalto [ . . . . . . ] en su interior, tres shar de aceite llevaban las gentes portando sus tinas. Además del shar de aceite que consumió la ofrenda de libación32, dos shar de aceite 33 [que] se reservó el marinero. Para los trabajadores sacrifiqué infinidad de bueyes, degollé ovejas durante todo el día y cerveza clara y oscura, aceite y vino a los trabajadores [di de beber] como si fuese agua de río. Una fiesta celebraban como los días del Akitu34. [Al salir el sol] puse mis manos en aceite de unción35, [antes] de ponerse el sol, la barca estaba terminada. [La botadura ? ] 36 era empresa harto difícil. Una rampa de maderos fuimos colocando arriba y abajo [hasta que . . . ] dos tercios de ella flotaron37. [Todo cuanto poseía] lo cargué en ella. Todo cuanto poseía cargué en ella, plata, todo cuanto poseía cargué en ella, oro, todo cuanto po[seía cargué] en ella, semilla de vivientes de toda clase. Hice subir al interior de la barca a la totalidad de mi familia y parentela. Al ganado de la estepa, al animal de la estepa, a todos los miembros de los artesanos 38 hice subir. El dios Shamash me había fijado un plazo: —«En la mañana, hogazas, al atardecer él hará llover torrentes de trigo 39. ¡Entra en la barca y cierra la puerta!». El plazo fijado había llegado. —«En la mañana, hogazas, al atardecer él hará llover torrentes de trigo». Observé el aspecto del día. Contemplar el día producía pavor.

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094 Me adentré en el barco y sellé la puerta 40. 093 Al calafateador del barco, Puzur-Enlil 41 el marino, 094 le doné el palacio junto con sus riquezas. Da comienzo el diluvio, siendo presentado como una gran batalla.

097 098 099 100 101 102 103 104 105 106 107 108 109 110 111 112 113

Al despuntar el primer resquicio de luz de la mañana, se elevó desde el horizonte una negra nube. El dios Adad en el interior de ella retumbaba sin cesar. Marchan por delante Shullat y Hanish42, como portadores del trono recorren el país. Errakal 43 arranca los amarres, llega Ninurta, hizo desbordar las presas 44. Los Anunnaki enarbolaron las antorchas, con su luminosidad hacen resplandecer el país. El profundo silencio de Adad recorre los cielos 45. Todo cuanto brillaba se trocó en oscuridad. Pisoteó el país como un buey, [cual un puchero] lo quebró. En el primer día el huracán [arrasó el país,] 46 sopló velozmente y el viento de levante 47 [trajo] el d[iluvio.] Como una batalla pasó sobre las gentes [el cataclismo.] 48 No podía una persona ver a otra, ni podían las gentes reconocerse en medio de [la catástrofe.]

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Actitud medrosa de los dioses ante el diluvio.

114 ¡Hasta los dioses sintieron pavor del diluvio! 115 Se retiraron, subieron al cielo del dios Anu49. 116 Los dioses se acurrucaron como perros y se echaron en la parte exterior de las murallas. Ante tamaño desastre la Diosa Madre gimiendo de dolor muestra una actitud de arrepentimiento.

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Gritaba Ishtar como una parturienta 50, gimió Belet-ili 51, la de dulce voz, diciendo: —«En verdad aquel día se trocó en barro 52, porque yo en la asamblea de los dioses aprobé el mal. ¿Cómo pude yo aprobar en la asamblea de los dioses el mal (y) declarar la guerra para aniquilar a mis gentes? ¡Yo misma los parí. Son gente mía y ahora como peces llenan el mar». Los dioses, los Anunnaki, estaban llorando con ella, los dioses estaban abatidos, sentados en su pena 53,

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resecos estaban sus labios, tomados por la fiebre. Durante seis días y siete noches continúa el viento, el chaparrón, la tempestad, el [diluvio . . . 54 Al llegar el séptimo día, la tempestad se había debilitado [ . . . ] 55 Se calmó el mar, que había manoteado como una parturienta. Amainó el viento huracanado, el diluvio cesó 56. Utanapishti, ante el panorama que se ofrece ante su vista, llora amargamente.

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Miré el día. Reinaba la calma y toda la humanidad se había convertido en barro 57. Tan plana como una azotea era la superficie del agua. Abrí un tragaluz, la luz cayó sobre mis mejillas 58. Me postré, permanecí sentado allí llorando 59, por mis mejillas se deslizaban mis lágrimas. El barco se detiene en la cima del monte Nimush.

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Contemplé las orillas, el borde del mar. En catorce puntos 60 emergía la tierra firme 61. Sobre el monte Nimush62 quedó varada la nave. El monte Nimush sujetó la barca y ya no la dejó mecerse. Un día, un segundo día, el monte Nimush sujetó la barca y ya no la dejó mecerse. Al tercer día, al cuarto día el monte Nimush sujetó la barca y ya no la dejó mecerse. Al quinto día, al sexto día el monte Nimush sujetó la barca y ya no la dejó mecerse 63. Utanapishti suelta una paloma, una golondrina y un cuervo para cerciorarse de la situación exterior.

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Al llegar el séptimo día, saqué una paloma, la suelto 64. Partió la paloma, pero regresó hacia mí 65, un lugar donde posarse no hubo para ella y regresó. Saqué una golondrina, la suelto. Partió la golondrina, pero regresó hacia mí, un lugar donde posarse no hubo para ella y regresó. Saqué un cuervo, lo solté. Partió el cuervo y observó el retroceso de las aguas; se alimenta, se mueve arriba y abajo y ya no regresó hacia mí 66. Utanapishti ofrece un sacrificio a los dioses. El grato olor que desprende el sacrificio hace que los dioses se arremolinen como moscas en torno al altar.

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Hice nuevas sueltas y ofrendé un sacrificio a los cuatro vientos 67. Esparcí incienso en la cima del zigurat de la montaña 68. Dos filas de siete recipientes adagurru 69 cada una allí coloqué, y en su base esparcí esencias de caña, cedro y mirto. Los dioses olieron el perfume, los dioses olieron el grato perfume, los dioses, como moscas, se arremolinaron en torno al sacrificador. La diosa madre, llamada en esta ocasión Belet-ili «Señora de los dioses» invita a todos los dioses a acudir a la ofrenda. Solo Enlil no debe ser invitado, ya que fue el causante y promotor del cataclismo.

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Tan pronto como Belet-ili hubo llegado, levantó las grandes moscas que Anu le había hecho cuando la cortejaba 70: —«Oh dioses, por estas cuentas de lapislázuli de mi cuello 71, que estos días yo recuerde y no lo olvide jamás 72, acudan los dioses a la ofrenda de incienso, pero que Enlil no asista a la ofrenda, ya que no reflexionó y decretó el diluvio y a mis gentes entregó a la destrucción.»

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Tras una larga discusión entre Enlil y Ea, este último le pide a Enlil que actúe en consecuencia. Utanapishti y su esposa, por expresa decalaración de Enlil, serán inmortales y habitarán en la confluencia de los ríos.

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Tan pronto como Enlil hubo llegado, vio Enlil la barca y se enfureció. Lleno estaba de cólera contra los dioses Igigi. —«¿De dónde ha salido ese ser vivo? Ningún hombre debería haber sobrevivido a la catástrofe». Ninurta abrió su boca para hablar, así dice al valeroso Enlil: —«¿Quién sino el dios Ea podría realizar tal cosa? Pues Ea es conocedor de todas las estratagemas». Ea su boca abrió para hablar, así dice al valeroso Enlil: —«Tú, el más sabio y valeroso de los dioses, ¿Cómo no fuiste prudente y decretaste el diluvio? Al responsable de una falta imponle su castigo, al responsable de un pecado imponle su pena. Afloja para que no se rompa, estira para que no se [afloje.] 73 En vez de decretar tú el diluvio, ojalá hubiese aparecido el león y hubiese mermado a las gentes. En vez de decretar tú el diluvio,

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ojalá hubiese aparecido el lobo y hubiese mermado a las gentes. En vez de decretar tú el diluvio, ojalá hubiese surgido una hambruna y hubiese aniquilado el país. En vez de decretar tú el diluvio, ojalá Erra 74 hubiese aparecido y hubiese aniquilado el país. Yo no revelé el secreto de los grandes dioses. Yo hice que Atramhasis tuviera un sueño y escuchó el secreto de los dioses. Ahora toma una resolución respecto a él». Subió Enlil 75 al interior de la barca, tomó mis manos y me sacó (de la nave) 76, sacó a mi esposa y la hizo postrarse a mi lado. Tocó nuestra frente y poniéndose entre nosotros nos bendice 77: —«Hasta ahora Utanapishti era solamente un hombre 78, pero a partir de este momento sean Utanapishti y su esposa como nosotros los dioses 79. ¡More Utanapishti allá a lo lejos, en la boca de los ríos!» 80. Me cogieron y allá a lo lejos, en la boca de los ríos me pusieron.

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La prueba del sueño mostraría si Gilgamesh era capaz de superar el sueño definitivo, el sueño de la muerte.

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Mas ahora, ¿cuál de los dioses va a convocar para ti una asamblea a fin de que la vida que buscas puedas encontrar? ¡Ea! ¡No duermas durante seis días y siete noches!» 81. Tan pronto como se sentó en cuclillas 82, el sueño como una niebla se cierne sobre él. Utanapishti le dice a ella, a su esposa: —«¡Mira el joven83 que ha pedido vivir! El sueño como una niebla se cierne sobre él». La actitud compasiva de la esposa de Utanapishti se evidencia al pedirle a este que despierte a Gilgamesh del sueño. Pero Utanapishti quiere que Gilgamesh se convenza de lo ilusorio de sus pretensiones, haciéndole ver que, aunque Gilgamesh cree haber permanecido dormido un breve instante, sin embargo ha dormido durante toda una semana sin haber podido superar la prueba.

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Su esposa a él le dice, a Utanapishti el Lejano: —«Tócalo para que se despierte el hombre, para que por el camino que vino regrese en paz, y que por la puerta por donde salió vuelva a su país» 84. Utanapishti le dice a ella, a su esposa: —«Mendaz es la humanidad, te mentirá. ¡Ea! ¡Cuece su ración diaria de pan, pónsela cada día junto a su cabeza, y los días que él ha dormido, señálalos en la pared!». Ella coció sus raciones diarias de pan, las coloca junto a su cabeza,

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y los días que durmió se los anotó en la pared 85. Su primera ración de pan estaba duro, la segunda ración era correosa como el cuero, la tercera estaba húmeda, su cuarta hogaza se había vuelto blanca, la quinta había producido moho, la sexta estaba recién cocida, la séptima estaba en el horno y entonces él lo tocó y el hombre se despertó. Gilgamesh [a él] así le dice, a Utanapishti el Lejano: —«Apenas el sueño se ha deslizado sobre mí, cuando al instante tú me has tocado y me has despertado». Utanapishti a [él] así [le dice,] a Gilgamesh: —«[Ven, Gilgamesh,] hazme un recuento de tus raciones de pan, y [los días que has dormido] sean conocidos para ti. [Tu primera] ración de pan [está dura,] tu segunda ración está [correosa como el cuero,] la tercera está húmeda, tu cuarta hogaza se ha vuelto blanca, tu quinta ración ha producido moho, la sexta está recién cocida, [la séptima] está en el horno y entonces te has despertado» 86. Gilgamesh desesperado comprende que la muerte es su inexorable destino.

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Gilgamesh a él así le dice, a Utanapishti el Lejano: —«[¿Cóm]o haré, Utanapishti? ¿A dónde iré? El Ladrón87 ha tomado con fuerza mis carnes ? / entrañas ?88 En mi alcoba está sentada la Muerte y allá donde fijo [mis ojos,] 89 ahí está ella, la Muerte». Utanapishti ordena a Urshanabi que asee a Gilgamesh de acuerdo con su dignidad real y lo acompañe hasta Uruk.

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Utanapishti a [él] así le dice, a Urshanabi el barquero: —«¡Urshanabi, que te rechace el embarcadero, que la barca 90 te desprecie, tú que por su ribera ibas y venías, sufre ahora su falta!91 El hombre al frente del cual aquí llegaste, cuyo cuerpo estaba cubierto de greñas y a la hermosura de cuyo cuerpo 92 las pieles habían puesto fin, ¡cógelo, Urshanabi, llévalo al baño para que en agua lave sus greñas lo mejor posible 93, tire sus pieles y el mar se las lleve! ¡Que su hermoso cuerpo se remoje, que se renueve el pañuelo de su cabeza 94,

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que vista un ropaje real, símbolo de su dignidad! ¡Hasta que llegue a su ciudad, hasta que alcance su camino 95, no tenga su vestimenta mancha alguna sino que permanezca siempre nueva!» 96. Lo cogió Urshanabi y lo condujo al baño para lavar en agua sus greñas lo mejor posible. Tiró sus pieles y el mar se las llevó. Su hermoso cuerpo fue empapado, renovado fue [el pañuelo] de su cabeza. Se vistió con un ropaje real, símbolo de su dignidad. Hasta que llegue a su ciudad, hasta que alcance su camino 97, no tenga su vestimenta mancha alguna, sino que permanezca siempre nueva. Gilgamesh y Urshanabi subieron a la barca, botaron la embarcación y ellos se subieron98. Su esposa a él así le dice, a Utanapishti el Lejano: —«Aquí vino Gilgamesh, se esforzó hasta el agotamiento, se afanó. ¿Qué le has regalado antes de regresar a su país? 99

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Gilgamesh, cuando apenas ha emprendido su viaje de regreso, ve que Utanapishti le llama de nuevo y que, a instancias de su esposa, le ofrece la posibilidad de obtener una planta que puede rejuvenecer al que la toma.

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Entonces él, Gilgamesh levantó la pértiga, acercó la barca a la orilla. Utanapishti a él así [le dice, a] Gilgamesh: —«Aquí llegaste, te esforzaste hasta el agotamiento, te afanaste. ¿Qué te he regalado antes de regresar a tu país? Voy a revelarte Gilgamesh una cosa celosamente guardada, más aún, un secreto [de los dioses voy a] contarte 100: Es una planta: [su aspecto es] semejante al de un espino 101. Su púa, como la de una rosa silvestre 102, pin[chará tus manos.] Si tus manos alcanzan esta planta [ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ]» 103. Gilgamesh de nuevo esperanzado hace un hoyo por el que se introduce en las profundas aguas del Apsú, donde logra hacerse con la planta. Pero esta planta solo puede rejuvenecer a aquel que la consume, no concede la inmortalidad, siendo por ello un mero sucedáneo de las ansias de Gilgamesh.

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Al oír esto Gilgamesh abrió [un hoyo . . . . . . ,] anudó unas pesadas piedras [a sus pies] y lo arrastraron al Ap[sú . . . .]

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Él cogió la planta y la arran[có . . . .] 104 Cortó las ligaduras de las pesadas piedras [de sus pies.] El mar lo arrojó a su orilla. Gilgamesh asi le dice a él, a Urshanabi el barquero: —«Urshanabi, esta es “la planta del latido” 105, gracias a la cual el hombre recobra en su corazón el vigor 106. La llevaré al interior de Uruk-el Redil 107. Haré que la coma un anciano y pondré a prueba la planta, su nombre será: “El anciano se ha vuelto un hombre joven”. Yo mismo la probaré y regresaré a mi época de mocedad».

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Tras dos jornadas de viaje Gilgamesh decide darse un baño en una poza que encuentra en el camino. Cuando sale del agua, la planta ha desaparecido y en su lugar ve las escamas de una piel de serpiente. Abatido llora su suerte ya que le resultaría imposible volver al lugar en el que se hizo con la planta.

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Al cabo de veinte leguas dobles partieron el pan, a las treinta leguas dobles instalaron la tienda 108. Vio una poza Gilgamesh cuyas aguas estaban frías, se metió en su interior y se da un baño en sus aguas. Una serpiente olió el perfume de la planta, [sigilosamente] subió y se llevó la planta. Al partir, dejó allí su escamosa piel 109. Entonces Gilgamesh se sentó llorando 110. Por sus mejillas se deslizaban las lágrimas. [Él así le dice] a Urshanabi el barquero: —«[¿Por] quién de los míos, Urshanabi, desfallecieron mis brazos? ¿Por quién de los míos se espesó la sangre de mi corazón? No obtuve beneficio alguno para mí. Al ‘León (que serpea) por la tierra’ 111 le he hecho un favor. Hace ya cuarenta horas que está subiendo la marea 112. Cuando yo abrí el hoyo, deposité allí mis herramientas. ¿Qué cosa podría yo encontrar que allí se hallase para servirme de señal? ¡Ojalá me hubiese vuelto y hubiese dejado la barca en la orilla!» 113. Al cabo de veinte leguas dobles partieron el pan114, a las treinta leguas dobles instalaron la tienda. Ellos llegaron al corazón de Uruk-el Redil. Valiéndose de una composición anular el autor hace regresar a Gilgamesh a las primeras líneas de la primera tablilla, en las que enaltece con orgullo, ahora ante Urshanabi, la grandiosa ciudad de Uruk.

322 Gilgamesh a él así le dice, a Urshanabi el barquero: 323 —«¡Sube, Urshanabi, a la cúspide de la muralla de Uruk, recórrela 115, El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-12 15:37:19.

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observa detenidamente su base y fíjate en su ladrillado! ¡Mira si su ladrillado no es de ladrillo cocido y si sus cimientos no los echaron los Siete Sabios! Un shar mide la ciudad, un shar miden los huertos, un shar, los pozos de arcilla, medio shar, el templo de Ishtar. 328 Tres shar y medio es la extensión de Uruk». -------------------------------------------------------Línea de enlace con la tablilla siguiente.

XII 001 —«¡Ojalá hoy hubiese permanecido la bola en casa del carpintero!» 116. Colofón del manuscrito ninivita C 117 .

Tablilla undécima: El que el Abismo con[templó. Serie:] Gilgamesh. Escrita y comprobada según su original. [Propiedad de Asurbánipal,] rey del mundo, rey de Asiria. Colofón del manuscrito ninivita W 1 118 .

Tablilla undécima: Serie: [Gilgamesh.] Escrita y [comprobada] según su original.

1 En Atramhasis, I, 352-359, la causa del diluvio será el ensordecedor ruido de las gentes que inquieta de tal modo a Enlil que no consigue conciliar el sueño. Véase R. Jiménez Zamudio, 2003, 404-405.

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2 Este modo de obrar por parte de la divinidad encuentra su explicación en el hecho de que las deliberaciones y decisiones de los dioses eran secretas. 3 Conjetura de A. R. George, 1999a, 88 y 2003, 703. Algunos comentaristas reconstruyen al comienzo de la línea el término anaku «yo». 4 Traducimos «en tu presencia» el sintagma elu ṣēri-ka, construcción también atestiguada en I 145 y 166. 5 El verbo acadio še’û significa «buscar». En realidad Gilgamesh está preguntando a Utanapishti por la estatregia empleada por este para conseguir la vida eterna. Dicha estrategia hubo de ser efectiva ya que consiguió su objetivo. J. Bottéro, 1992a, 183, nota 1, traduce la frase del siguiente modo: «Tú buscaste (y encontraste) la vida». 6 Referencia a la vida eterna que los dioses concedieron a Utanapishti y a su esposa. 7 Cfr. para el estudio de los precedentes orientales del tema del Diluvio en la literatura grecorromana R. Jiménez Zamudio, 2003, 109-128. 8 Las líneas 9-10 las encontramos repetidas en 281-282. 9 En algunos manuscritos aparece la lectura Shurippak en vez de Shuruppak. Esta localidad (actualmente Tell-el Farâ) está testimoniada en la Lista Real Sumeria, la cual, al referirnos su última dinastía antediluviana, nos informa de que su primer y único rey fue Ubaratutu. Precisamente en esta ciudad los dioses tomaron la decisión de decretar el Diluvio. 10 Según R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 223, nota c, el relato del Diluvio (líneas 9-147) fue insertado en el poema por el escriba Sin-leqiunninni en época casita a finales del segundo milenio. Para ello se inspiró en la tercera tablilla del poema El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-12 15:37:19.

Atramhasis. Ni el relato sumerio, ni el poema babilonio refieren causa alguna para tamaño castigo. En cambio, el poema babilonio Atramhasis y el relato bíblico son más explícitos en este punto. En Atramhasis se apunta al ensordecedor ruido de las gentes que, al haberse multiplicado sobre la tierra, no permiten a Enlil conciliar el sueño. El relato bíblico, dentro de una concepción monoteística, elabora una reflexión teológica y apocalíptica en Génesis 6, 5-7, cfr. para más detalles R. Jiménez Zamudio, 2003, 403-405. 11 Los dioses juraban no revelar a nadie las decisiones que tomaban. 12 las líneas 15-18 son prácticamente las mismas que podemos ver en Atramhasis, I, 7-10, donde al dios Anu se le añade la connotación de rey (šarru).Un desastre de tal envergadura no podía ser decidido sin el acuerdo previo de los dioses, al menos de las divinidades más importantes del panteón, ya que era enorme el quebranto que podía producirse. 13 Divinidad poco conocida que formaba parte del cortejo de Enlil. 14 La antigua lectura tašib «está sentado» ha sido actualmente sustituida por tami, una forma de estativo del verbo tamû «jurar», señalando no tanto la inactividad del proceso como el hecho de que Ea se vio obligado a jurar contra su voluntad. 15 Debía tratarse de una choza construida con cañas, a través de la cual se podía filtrar fácilmente un mensaje. Mediante esta estratagema, el dios Ea podía dar a conocer la secreta decisión de los dioses a Utanapishti, que se hallaba en la cabaña, sin quebrantar el juramento prestado ante los dioses. A tenor de la información que nos suministra la línea 197, posiblemente Utanapishti tuvo conocimiento de la decisión de los dioses a través de un sueño inducido por el dios Ea. 16 Recibía el nombre de Apsú el conjunto de aguas subterráneas, que surtían de agua dulce al mundo y en donde tenía su morada el dios Ea. Las aguas estaban acumuladas en esta especie de aljibe, que estaba cubierto, a modo de tapadera, por la corteza terrestre. 17 Al construir Utanapishti una barca de tales dimensiones y pedir la colaboración de sus conciudadanos, se vería en el trance de explicarles el motivo de tamaña empresa. 18 En el poema de Atramhasis, III, 1, 43 se da como motivo del alejamiento de Utanapishti el enfrentamiento entre Ea y Enlil.

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19 La segunda parte de esta línea es difícil de interpretar. En Atramhasis, III, 1, 35 leemos budūri nūnī «profusión ? de peces». El término budūru era probablemente un término desconocido para el editor de Gilgamesh y fue reemplazado por puzru «cosa secreta o escondida», tal vez porque era la palabra más aproximada que él conocía con un significado inapropiado. Algunos autores lo traducen por «acertijo», así A. R. George, 2003, 705 o «enigma», así J. Sanmartín, 2005, 273. 20 Lo que hemos traducido en las líneas 46-47 por «hogazas» y «trigo» corresponde a los términos acadios kukku y kibātu. Algunos comentaristas han querido ver en estos vocablos un juego de palabras que introduciría una segunda lectura, ya que kukku puede significar también «tinieblas» y kibātu posee un parecido fónico con kabātu «ser pesado, ser grave», pudiendo usarse para referirse a toda suerte de desgracias. 21 El término Atramhasis apunta a la fuente literaria de la narración del Diluvio en Gilgamesh. Curiosamente Utanapishti hace referencia a sí mismo en tercera persona frente al uso de la primera que ha empleado anteriormente. 22 Las líneas 50-56 presentan un catálogo de artesanos y personas que llevan sus instrumentos y demás materiales para construir la barca. Un pasaje paralelo, aunque más mutilado, está atestiguado en Atramhasis, III, 2, 9-14. 23 Artesano que manipulaba las cañas para construir objetos. Nosotros hemos traducido el vocablo acadio atkuppu como «cestero». J. Sanmartín, 2005, 274 lo traduce por «cañicero». Estos artesanos empleaban piedras para aplastar las cañas a fin de hacerlas más maleables y disponerlas para ser entretejidas. 24 agasilikku era un término estrechamente unido al sumerio aga.šilig para designar un artilugio empleado como arma u objeto cortante. 25 El iku era una medida de superficie que equivalía a 3.600 m2 , en tanto que la vara representaba una medida de longitud quivalente a 6 m. Por consiguiente, la altura de las paredes exteriores de la barca era de 60 m. 26 La barca era por tanto un cubo cuya longitud, anchura y altura eran de 60 m. Si la comparamos con la de Noé, cuya descripción podemos leer en Génesis 6, 15, esta última era más larga, ya que medía 150 m de largo, 25 de ancho y 15 de alto. Un recipiente de esta naturaleza supondría un volumen de 216.000 m3 . El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-12 15:37:19.

27 La barca tenía siete pisos como el zigurat de Etemenanki de Babilonia. Sería por tanto una especie de microcosmos. 28 La barca tendría en total 63 estancias. 29 No sabemos con exactitud a qué se refiere el término giš sikkāt meš mê «estacas de agua». A. R. George, 2003, 882, lo traduce por «taco de aguas», J. Sanmartín, 2005, 274, aventura la traducción «tacos de desagüe», entendiéndolos como una medida suplementaria de seguridad para desaguar la barca en caso de filtraciones. J. Silva Castillo, 1994, 163, piensa en unas cuñas que tenían por objeto hacer que la ensambladura de los maderos quedara más apretado y de este modo impedir que entrara agua en la nave. 30 La barca no tendría velamen alguno, sino que sería impulsada por medio de pértigas. 31 El shar era una medida de capacidad equivalente a 3.600 litros, lo que, en nuestro caso, significaría unos 10.800 litros de petróleo espeso. Todo este material, como el referido a continuación, una vez calentado en el horno, servía para calafatear la barca y obtener así su impermeabilidad. 32 Línea de difícil interpretación, ya que lo que hemos traducido por «ofrenda de libación» correspondiente al término niqqu ha generado diversas interpretaciones. Nosotros nos hemos inclinado por el valor de «libación» para expresar un tipo de ofrenda que se hacía en honor de determinadas divinidades con ocasión de la botadura de un buque. Para más detalles, cfr. A. R. George, 2003, 882-883. Véase también nota a la línea 76. 33 Aceite posiblemente reservado para cualquier necesidad en un momento futuro. No creemos que fuese reservado para un uso personal e ilícito del marinero como sugirió D. O. Edzard, 1991b, 396. 34 Utanapishti quiere premiar a los trabajadores, desconocedores del inminente cataclismo, con una gran fiesta como la del Akitu. 35 La interpretación de esta línea es incierta. Tal vez haga referencia a la lubrificación que se practicaba en el casco del barco con el fin de facilitar la botadura de la nave o bien se aluda al ritual de libación mencionado en la línea 69. 36 Simple conjetura. 37 Otros comentaristas interpretan este pasaje considerando que los dos tercios de la barca se sumergieron, así R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 230. 38 De este modo se conservarían todos los conocimientos técnicos adquiridos.

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39 El sujeto del verbo debe ser Enlil. Esta cantinela que ya hemos visto en las líneas 46-47 parece funcionar como una contraseña de la inminencia del diluvio. 40 En el relato bíblico (Génesis 7, 16) no es Noé sino el mismo Dios el que cierra la puerta. 41 El nombre de este personaje (leído por la mayor parte de comentaristas como Puzur-Amurru) al que Utanapishti dona todas sus propiedades y cuyo significado en acadio era «Secretamente protegido por Enlil» debió de ser uno de los artesanos a los que Utanapishti encomendó la construcción de la nave. No obstante, a tenor del contexto, no parece que hubiese sido uno de los artesanos que Utanapishti llevó consigo. S. Dalley, 1990, 133, sugiere que este personaje tal vez perteneciese a una tradición perdida en la que debió desempeñar un papel importante. 42 Shullat y Hanish eran dos fuerzas destructivas e identificadas como características de los dioses Shasmash y Adad respectivamente. Ambas fuerzas aparecen como heraldos de la tormenta. A tenor de la línea siguiente podemos imaginar a estas fuerzas como portadoras del trono de Adad. También aparecen en Atramhasis, II, 7, 49. 43 Esta divinidad ya aparece en Atramhasis, II, 7, 51 y en el reverso de la tablilla del manuscrito U línea 15 del mismo poema. Debe tratarse de una interferencia teonímica de los dioses Erra y Nergal, de donde Errakal. 44 Referencia a las dos fuentes de agua, el cielo y el subsuelo terrestre como inmensos reservorios del líquido elemento. Compárese con Job 38, 22-23: «¿Has visitado los depósitos donde guardo la nieve y el granizo / para enviarlos en tiempo de desgracia, en tiempos de batallas y de guerra?». 45 La calma que precede a la tempestad. 46 Conjetura de A. R. George, 1999a, 92. El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-12 15:37:19.

47 En este punto seguimos a A. R. George, 2003, 711 y 885 quien vio en el término šadâ una alusión al viento del este como portador del diluvio. Véase V 138. 48 En Atramhasis, III, 3, 12 leemos «[como una batalla] se cernió sobre las gentes la fuerza (del diluvio)». El diluvio se presenta ante los ojos de los babilonios como una tremenda batalla entre los dioses liderados por Erra y Ninurta contra el linaje humano. 49 Se creía que la bóveda celeste estaba dividida en tres zonas, la más alta de las cuales era la morada del dios Anu. Este dios, ante la inminente catástrofe, cerró las puertas de su palacio al que no pudieron acceder los demás dioses. Una descripción más detallada del cielo habitado por Anu se encuentra en la versión tardía del Poema de Etana, tablilla IV, fragmento b, líneas 3943, en donde vemos que esta zona estaba también habitada por los dioses Enlil, Ea, Sin, Shamash, Adad e Ishtar. Tenemos traducción de este poema y concretamente de este pasaje en R. Jiménez Zamudio, 2004, 55. 50 Una imagen semejante podemos ver en Isaías 42, 14: «El Señor dice: Por mucho tiempo permanecí callado, guardé silencio y me contuve; pero ahora voy a gritar como una parturienta, gimiendo y suspirando» y en el profeta Miqueas 4, 10: «Retuércete y grita, ciudad de Sión, como una mujer con dolores de parto, porque tu gente va a salir de ti y tendrá que vivir a campo abierto, y aún llegará hasta Babilonia». 51 Ciertamente Ishtar y Belet-ili son dos divinidades distintas, aunque suelen identificarse en buena parte de las tradiciones teológicas. En nuestro caso, la divinidad más adecuada al contexto es Belet-ili, la cual está anticipada por Ishtar del mismo modo que en Atramhasis, III, 3, 32-33: «Miró entonces la diosa y se puso a llorar / la partera de los dioses, la sabia Mami», donde la diosa Mami identificada con Belet-ili va precedida del término más genérico de «diosa». 52 Otra posibilidad de traducir esta línea sería «¡Ojalá aquel día se hubiese trocado en barro!», es decir, «no hubiera existido». Convertirse en barro era una expresión para indicar el aniquilamiento total. 53 El manuscrito T 1 nos ofrece, en cambio, el siguiente texto: «en húmedo llanto permanece [junto a ella]». 54 El manuscrito J 1 nos ofrece el siguiente texto: «continúa el viento, el diluvio, la tempestad arrasa el país». 55 El manuscrito J 1 nos presenta el siguiente texto: «iba cediendo el Diluvio en la batalla». 56 El diluvio había durado siete días y siete noches, mientras en el relato bíblico (Génesis 7, 17 y 8, 6) se espacia durante cuarenta días y cuarenta noches. 57 Véase nota a la línea 119.

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58 Literalmente, «sobre la pared de mi nariz». 59 Literalmente, «me senté, estaba llorando». 60 Muchos traductores prefieren leer «doce» en vez de «catorce» siguiendo la lectura del manuscrito J y atribuyendo a esta cifra el valor de una medida de longitud. No obstante, como muy acertadamente advierte A. R. George, 2003, 889, esta propuesta encajaría mal con el matiz distributivo que aparece en el texto. 61 Posiblemente aluda a una visión en la que en medio de un mar inmenso aparecían catorce islas, evocando de algún modo el famoso mapamundi de Babilonia, en el que únicamente vemos dibujadas siete islas. 62 Anteriormente el nombre de este monte era leído Nisir. Al parecer, debía referirse a la cumbre más importante entonces conocida en el país, el actual Pir Omar Gudrun, a 80 km de Kirkuk. Posteriormente se pensó en una cima del Cáucaso, concretamente en el monte Ararat situado en Armenia, tal como queda registrado en el relato del Génesis 8, 4. 63 En estas tres últimas líneas observamos una cantinela repetida que en el original del poema se expresaba mediante el término sumerio kimin «repetición». 64 En el relato bíblico de Génesis 8, 7-12, Noé suelta en primer lugar un cuervo y después, en tres ocasiones, una paloma, la segunda de las cuales regresa portando en su pico un ramo de olivo. 65 Los manuscritos J y c presentan la forma verbal i-tu-ram-ma «regresó» en lugar de la controvertida forma i-pi-ra-am-ma de los demás manuscritos que representan la lectio difficilior. La lectura de la sección correspondiente a la suelta de volátiles en el mito babilonio fue la que permitió a George Smith en 1872 establecer una conexión con el relato bíblico, propiciando de El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-12 15:37:19.

este modo el estudio del poema. 66 Los dos últimos verbos de esta línea išaḫ ḫ i e itarri son ciertamente problemáticos y han sido traducidos a partir del contexto. La forma verbal išaḫ ḫ i en CAD 17 II, 243, es analizada a partir de šāu «volar en círculo», partiendo de un texto en el que se describe el comportamiento de un cuervo. De este mismo modo lo interpretó en un principio W. von Soden, aunque más tarde abandonó esta interpretación traduciéndolo por «escarbó». Son muchas las traducciones que se han propuesto, no existiendo un acuerdo unánime. El segundo de estos verbos, itarri, ha sido traducido a tenor del contexto por «graznar»; pero recientemente W. von Soden lo asoció al giro zibbata tarû «mantener la cola alzada», un comportamiento propio de los cerdos y los perros en ciertos presagios. A. R. George, 2003, 890, sugiere que ambos verbos podrían expresar el movimiento nervioso de un animal terrestre o un pájaro cuando está comiendo, produciendo un movimiento de la cabeza hacia abajo y la cola hacia arriba, y viceversa. 67 Creo que Utanapishti procedió a soltar nuevas aves con el fin de tener una mayor seguridad de que el diluvio ya había cesado y ya podía desembarcar. Otros autores piensan que se trataría de otros animales y humanos como en Génesis 8, 18-19. 68 Difícilmente podríamos imaginar en Mesopotamia un ziqqurat en una montaña. Los ritos tenían lugar en los templos. Tal vez este extraño maridaje tenga sentido en nuestro poema épico para enfrentar la ciudad a la naturaleza salvaje. 69 Se trataba de pequeños vasos llamados adagurru que contenían líquido para los rituales de libación. En la base de estos recipientes se esparcían esencias de caña, cedro y mirto, que, al ser quemados, producían tan grato olor que podían atraer a los dioses. Véase Génesis 8, 20-21. 70 La diosa Belet-ili había recibido del dios Anu, como prueba de amor, un collar de cuentas de lapislázuli, que tenían forma de moscas. Esta línea ya se encuentra en Atramhasis, III, 5, 46-47: «Entonces ella tomó en sus manos (el collar) de grandes moscas / que el dios Anu le había hecho y ella portaba». 71 Expresión del juramento pronunciado por Belet-ili, cuya traducción literal sería «¡Oh dioses!, como que estas (cuentas) son el lapislázuli de mi cuello». 72 Otra posible traducción sería «En verdad que estos días recordaré y jamás olvidaré». 73 Proverbio probablemente tomado de la imagen de una nave que es arrastrada mediante cuerdas río arriba. 74 Dios de la destrucción y la peste. En un poema babilonio que lleva su nombre asistimos a la constatación de su perversa imagen. Hay traducción en español de este poema en R. Jiménez Zamudio, 1998.

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75 En el manuscrito b podemos leer «el rey Ea» en vez de «Enlil». Se trata de un texto corrupto. Solo Enlil podía conceder la vida eterna. 76 La mayor parte de los comentaristas han traducido la forma verbal ul-te-la-an-ni (l. 200) y uš-te-li (l. 201) como «hizo subir», así J. Bottéro, 1992a, 197; R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 238; J. Silva Castillo, 1994, 173; G. Pettinato, 1993 4 , 223; S. Dalley, 1990, 115; F. Malbran-Labat, 1992, 70. Sin embargo, A. R. George, 2003, 892, aboga por una traducción como «apartar», «sacar de» siguiendo una sugerencia del profesor W. G. Lambert, quien en un nuevo manuscrito de Atramhasis, en el que se relataba este pasaje, observó que dicho significado era más adecuado que el tradicionalmente admitido. 77 Literalmente, «se pone en medio de nosotros, nos bendice». El texto de esta línea es relatado también en un nuevo fragmento de Atramhasis: «él tocó mi frente y la de ella». Posiblemente, como sugiere Lambert, esta ceremonia formaba parte de un antiguo rito para manumitir a un esclavo. Véase A. R. George, 2003, 893. 78 El texto original emplea el término abstracto amēlūtum «humanidad» en vez del concreto amēlum «hombre». 79 Es decir, inmortales. 80 Emplazamiento misterioso que ha sido objeto de múltiples conjeturas. Para algunos se trataría de la desembocadura del Tigris y el Éufrates, en tanto que otros comentaristas piensan en Dilmun, una isla dotada de muchos pozos de agua dulce que Enki donó, entre otras cosas, a su hija Ninsikila, para hacer de esta isla un verdadero emporio, como nos relata el mito sumerio Enki y Ninhursanga. No menos sugerente es el relato bíblico del Edén del que salían cuatro ríos (Génesis 2, 10-14). Véase traducción y comentario de este mito en R. Jiménez Zamudio, 2013. 81 El sueño se asemeja a la muerte. A Gilgamesh se le propone la prueba del sueño consistente en permanecer insomne durante siete noches y seis días. Pero es incapaz de superar la prueba, ya que, aunque cree haber dormido solo un instante, El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-12 15:37:19.

comprobará cómo las raciones de pan que diariamente han sido depositadas en su cabecera, todavía permanecen allí sin haber sido tocadas. Por otro lado, si tenemos en cuenta que para los antiguos mesopotamios la jornada comenzaba por la tarde, a la caída del sol, comprenderemos por qué Gilgamesh debía permanecer insomne siete noches y seis días. 82 Literalmente, «se acomodó entre sus piernas». 83 La antigua traducción de R. C. Thompson, 1930, 64 (línea 203) de «hombre poderoso» interpretando el sumerograma lú guruš como amēla danna ha sido hoy día abandonada y corregida por «el joven» donde lú es entendido como un predeterminativo y guruš como un sustantivo que debemos interpretar somo eṭla «joven» en caso acusativo. 84 Las líneas 217-218 son un eco de III 29-30 en las que Gilgamesh solicita la bendición de Ninsun, su madre, para poder regresar sano y salvo a Uruk. 85 Literalmente, «se los dio a conocer». 86 En el manuscrito J encontramos un texto ligeramente distinto: [la séptima está en el hor]no y entonces yo te he tocado». 87 El término «Ladrón» es una metáfora de la muerte, viniendo a representar una personificación demoníaca. 88 La restitución de la primera palabra de la línea del original es incierta y caben diversas posibilidades. La mayor parte de los comentaristas se inclinan por [šīrē]-ia «mis carnes», así en CAD E, 69 o bien por [qerbē]-ia «mis entrañas», así W. von Soden, 1959, 233. 89 Literalmente, «mi rostro». Otra posible restitución sería [mis pies]. S. Dalley, 1990, 117, propone my [routes (?)] «mis caminos». 90 El término nēberu que hemos traducido por «barca» es entendido por otros comentaristas como «trayecto marino», así J. Bottéro, 1992a, 200; G. Pettinato, 1993 4 , 225; J. Silva Castillo, 1994, 176 y R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 241. 91 Literalmente, «sé ahora tú privado de su ribera». El mundo de Urshanabi está sustancialmente ligado al embarcadero, al bote que tripula y al trayecto marino que regularmente hace. La maldición que le lanza Utanapishti significa hacerle responsable en parte de la tremenda desdicha y decepción que acaba de sufrir Gilgamesh. Urshanabi deberá alejarse de estos lugares para siempre y se verá obligado a devolver a Gilgamesh a su país.

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92 Literalmente, «carne». 93 Las dos últimas palabras de las líneas 254 y 263 responden a la expresión acadia kīma elli que fue entendida de modos diversos. Así J. Bottéro, 1992a, 226; G. Pettinato, 1993 4 , 226 y R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 241, la tradujeron «como la nieve», basándose en el valor de una lista léxica en la que se aludía a la pureza brillante de algo. Th. Jacobsen, en T. Abusch, J. Huehnergard y P. Steinkeller (eds.), 1990, 242, la tradujo «como aceite limpio», refiriéndose a un aceite de sésamo. Para nuestro caso estas traducciones no son satisfactorias. A. R. George, 2003, 894, compara la expresión con un texto de Maqlû III 170: ete-lil ki-ma nam-ru cuyo significado sería «Yo he llegado a ser lo más puro posible» y piensa en un cliché para expresar el superlativo utilizado en acadio y sumerio consistente en emplear un adjetivo en genitivo regido por kīma. La traducción de J. Sanmartín, 2005, 293, basándose en M. P. Streck, 1999, 67 señala que el término ellu, al ser una palabra que se utilizaba para designar a una persona «purificada», podría traducirse «como un purificado». No obstante, traduce esta línea del siguiente modo «Sus greñas, que se las lave limpísimas con agua», ajustándose a la interpretación de A. R. George, 2003, 894, 782 y 894, donde se traduce «…..as clean as can be!». 94 Pañuelo que se anudaba en la cabeza antes de emprenderse un viaje. 95 No creo que sea necesario, como interpretan algunos autores, pensar en el final del camino sino en el camino ya conocido y exento de peligros que conduce a Uruk. 96 La expresión edēšu līdiš formada por el infinitivo y la forma precativa de un mismo verbo indica un énfasis especial «que se renueve de una vez por todas», «que permanezca ya nueva para siempre», señalando el tránsito de una vida azarosa y de aventuras a una vida sosegada y pacífica, donde Gilgamesh pueda vestirse de nuevo de su condición y dignidad real. 97 Las líneas 268-270 constituyen una especie de cantinela que ya hemos encontrado en las líneas 259-261. Funcionarían como un pasaje de mera transición. 98 Las líneas 271-272 son repetición de X 169-170. El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-12 15:37:19.

99 Esta línea repetida en 280 representa una pregunta retórica cuya respuesta esperada es «nada». Gilgamesh acaba de partir en compañía de Urshanabi hacia su patria. Pero en ese momento la esposa de Utanapishti intercede por él, preguntando a su esposo si le ha hecho algún regalo antes de partir en compensación del sufrimiento que había padecido hasta llegar allí. 100 Las líneas 281-282 son repetición de las líneas 9-10, cuando Utanapishti comienza a contar a Gilgamesh el relato del diluvio. Sólo los dioses tenían conocimiento de este secreto y Utanapishti formaba parte del cortejo de los dioses. 101 Para la reconstrucción de esta línea hemos seguido la edición de A. R. George, 2003, 720 y 895. 102 Lo que traducimos como «rosa silvestre» responde al término acadio amurdinnu. No existe un completo acuerdo para su significado en los diccionarios, CAD A II, 90, propone «zarza», AHw 45, con ciertas reservas, se inclina por «rosa». Parece que esta última acepción se ha visto privilegiada, si tenemos en cuenta la línea 305, donde se nos relata cómo una serpiente se vio atraída por la fragancia que esta planta desprendía. 103 Esta línea perdida posiblemente recogería la apódosis del período condicional iniciado en 285, donde esperaríamos algo así como «tú alcanzarás la vida eterna» o en consonancia con la línea 296, «tú obtendrás gracias a ella tu antiguo vigor», ya que la planta tan solo poseía un efecto rejuvenecedor. Estaríamos por tanto ante un sucedáneo de lo que tan afanosamente había perseguido Gilgamesh. 104 La parte final de esta línea fue reconstruida por R. C. Thompson, 1930, 66 [línea 274 de su edición] del siguiente modo: is[hḫu-ul qatâ-šu (?)] «. . . y pinchó sus manos». 105 Lo que traducimos por «la planta del latido» [šammu nikitti] ha sido durante mucho tiempo un tema muy debatido por los especialistas: W. von Soden, 1959, 233 lo traduce «planta del desasosiego»; M. G. Kovacs, 1989, 106, «planta contra el decaimiento»; S. Dalley, 1990, 119 «planta para remediar una crisis»; J. Bottéro, 1992a, 202, «la planta específica del temor (a la muerte)», acepción seguida por F. D’Agostino, 2008, 188; J. Silva Castillo, 1994, 202, «planta que quita la ansiedad»; R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 243, «esta planta es un remedio contra la angustia»; G. Pettinato, 1993 4 , «la planta de la intranquilidad». En nuestra traducción hemos seguido a A. R. George, 2003, 895-896, quien ha visto en el término nikitti el valor de «latido (del corazón)», poniéndolo en relación con el verbo nakādu que servía para expresar el proceso del latir acompasado del corazón como señal manifiesta del pulso de la vida. 106 kašādu napišta era la expresión empleada para manifestar la recuperación de las fuerzas después de una enfermedad. 107 Expresión para referirse a la ciudad de Uruk que ya hemos visto anteriormente en I 11, 71, 81, 87, 209; II 64, 260; VI 151 y VIII 9, 21 y 25. Véase nota a I 11.

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108 Las líneas 301-302 son la expresión de una fórmula ya repetida en IV 1-1, 3-4, 34-35, 79-80, 120-121, 163-164. De nuevo aparecerá en XI 319-320. Véase nota a IV 4. 109 La serpiente, una vez que consumió la planta, se despojó de la camisa de su piel y de este modo rejuveneció, lo cual sería una prueba de la eficiencia de la planta. Esta rápida muda de la serpiente ha sido considerada un símbolo de la inmortalidad. En el antiguo Oriente la serpiente era considerada un animal beneficioso y curador como señala el emblema del caduceo. En cambio, en el capítulo tercero del Génesis se la describe como un animal malvado y hostil a Dios. Es muy posible que en este episodio esté representado un relato etiológico de la causa por la que las serpientes cambian de piel. La mención a esta planta maravillosa reaparece en la literatura oriental cobrando un papel muy notable en los relatos de Las mil y una noches. 110 Literalmente, «lloraba». El relato es muy sucinto ya que echamos en falta el episodio que referiría el dolor e indignación de Gilgamesh al contemplar la desaparición de la planta. 111 Si bien nēš qaqqari «león del suelo» era un epíteto empleado para el camaleón, también podía usarse para referirse a la serpiente, como sucede en nuestro caso. El léón aprieta la zona inferior de su cuerpo contra el suelo antes de iniciar un ataque. Ambos animales constituían un verdadero peligro para los viajeros. 112 Frente a la interpretación espacial del término bēru «legua doble» que normalmente se admite, creemos que aquí tiene un valor temporal, es decir, el tiempo que se emplea en recorrer 20 leguas dobles, cuarenta horas. El autor quiere expresar el tiempo que lleva subiendo la marea, más bien que la altura a la que ha llegado. En ambos casos, el reconocimiento del lugar por donde se sumergió anteriormente Gilgamesh, sería prácticamente imposible. 113 Esta línea ha planteado problemas a los estudiosos tanto en su interpretación como en su división. Algunos comentaristas han propuesto situar el comienzo de la línea a mitad de ella. Creo que nuestra traducción, siguiendo la propuesta de A. R. George, 2003, 897, se ajusta con mayor acierto y verosimilitud al contexto. Gilgamesh se lamenta de no haber abandonado antes El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-12 15:37:19.

la barca que lo condujo a la morada de Utanapishti, ya que ello le habría ahorrado un sinfín de sufrimientos. 114 Las líneas 319-320 representan una fórmula ya repetida en algunas ocasiones como puede verse en 301-302 y nota. Obsérvese cómo el autor describe muy sucintamente el rápido retorno de nuestro héroe a su patria en compañía de Urshanabi. Gilgamesh, decepcionado y abatido, al fin ha comprendido la inviabilidad de su empresa. 115 Las líneas 323-328 son repetición de I 18-23, pero ahora constituyen un breve discurso dirigido a Urshanabi. 116 Véanse notas a I 66 y a XII 2. 117 Cfr. A. R. George, 2003, 736.

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118 Cfr. A. R. George, 2003, 739.

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TABLILLA XII

UN PASEO POR LOS INFIERNOS

E un principio esta tablilla no formaba parte del poema. Es más, no tenemos completa

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N

seguridad sobre si el editor/autor del poema Sin-leqi-unninni la escribió. En realidad se trata de un añadido a una obra que ya estaba terminada y sobre cuya inserción ha habido un intenso debate entre los asiriólogos. Desconocemos cuándo y por qué se redactó el contenido de esta tablilla. Lo realmente curioso es que la tablilla reproduce una traducción unas veces literal, otras veces libre, con adiciones y omisiones, de la sección final del poema sumerio Gilgamesh, Enkidu y los Infiernos, concretamente el texto contenido entre las líneas 171-293. En ella se nos refiere cómo Gilgamesh está profundamente afligido, porque se le han caído a los Infiernos el pukku y el mekku, dos instrumentos talismanes, con los que mantenía en continua agitación a la juventud de Uruk. Ambos instrumentos habían sido elaborados con la misma madera con la que Gilgamesh había construido un lecho a la diosa Inanna, según nos cuenta el texto sumerio. Enkidu, conocedor de la desdicha de su amigo, se ofrece al punto a descender a los Infiernos y recuperar esos instrumentos. Gilgamesh entonces le aconseja de forma encarecida que observe minuciosamente las reglas por las que se rige el mundo de los muertos. Pero Enkidu, al no cumplir ni una de las advertencias de su amigo, se ve atrapado en este submundo y muere. Al tener Gilgamesh noticia de ello, se encamina en peregrinación a diversos templos solicitando ayuda para su compañero. Ningún dios atiende a sus súplicas, salvo Ea, que encarga a Shamash que le devuelva el espectro de Enkidu, consiguiendo que este ascienda como un soplo. Tras el reencuentro de ambos personajes, se produce un interrogatorio por parte de Gilgamesh acerca de la situación en los Infiernos de aquellos que allí moran. Enkidu, aunque en un principio se muestra remiso, acaba dando cumplida respuesta a todas las preguntas que Gilgamesh le formula. El texto está muy bien conservado, salvo las líneas 120-144, donde tenemos una laguna textual, cuyo contenido podemos adivinar gracias al poema sumerio. Es muy posible que la curiosidad de los antiguos mesopotamios por conocer el más allá hubiese movido a algún escriba erudito a añadir esta tablilla a una obra tan significativa, y es que encontrar respuesta a lo que sucede tras la muerte siempre ha sido una preocupación del ser humano.

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Lamento de Gilgamesh por la pérdida del pukku y el mekku 1 , dos objetos que son verdaderos talismanes para nuestro héroe. Ambos objetos habían caído en las profundidades de los Infiernos y habían producido en Gilgamesh un profundo desasosiego.

001 —«¡Ojalá hoy hubiese permanecido la bola en casa del carpintero!2 002 [¡Esposa del carpintero, que eres como la madre] que me dio a luz, ojalá hubiese allí permanecido! 003 [¡Hija del carpintero, que eres como mi her]mana, ojalá hubiese [allí permanecido!] 004 Hoy la bo[la] a los Infiernos 3 se me ha caído 4, 005 mi mazo a los Infiernos se me ha [caído!»] Enkidu se ofrece para recuperarlos.

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Enkidu5 a Gilgamesh así [le responde:] —«¡Señor mío!6 ¿Por qué lloras (y) tu corazón [está apesadumbrado?] ¡Hoy yo mismo [te subiré] de los Infiernos la bola, yo mismo [te] subi[ré] tu mazo 7 de los Infiernos!» 8.

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Gilgamesh aconseja a Enkidu que una prudente moderación guíe sus pasos en los Infiernos.

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Gilgamesh a Enkidu así [le responde:] —«Si a los Infiernos [desciendes,] a mi consejo [deberías prestar atención:] 9 [¡No te vistas] con limpio ropaje! [Te] identificarán como un extranjero. ¡No te unjas con el suave aceite de la jícara!10 Debido a su aroma se arremolinarán en torno a ti 11. ¡No lances dardo alguno a los Infiernos! Los que hayan sido alcanzados por el dardo te rodearán. ¡Ningún garrote en tus manos portes! Las ánimas se estremecerán ante ti. Sandalias en tus pies no calces, ni grito alguno en los Infiernos profieras. A tu esposa, a la que amaste, no la beses, ni tampoco, a tu esposa a la que odiaste, golpees. A tu hijo, al que amaste, no lo beses, ni tampoco, a tu hijo, al que odiaste, golpees 12,

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el alarido de los Infiernos te atrapará. De la yaciente, de la yaciente, de la madre de Ninazu13, la yaciente, sus níveos hombros 14 no están cubiertos con prenda alguna, y su pecho, al descubierto, es como una jarra de piedra 15.

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Enkidu hace caso omiso de las advertencias de Gilgamesh.

031 [Enkidu a los Infiernos] desciende 16, 032 [al consejo de Gilgamesh] no prestó atención. 033 [Con un vestido limpio] se ha vestido, 034 como a un ex[tranjero] lo identifican. 035 Con el [grato] aceite de la jícara se ha ungido, 036 ante [su] aroma se han arremolinado ante él. 037 Un arma arrojadiza [a los Infiernos] lanzó 037a y las ánimas se estremecieron17. 038 Quienes [fueron alcanzados] por el arma lo cercaron. 039 Un garrote en [sus] manos portó 040 y [las ánimas] se estremecieron. 041 Unas sandalias en [sus pies calzó,] 042 un grito [en los Infiernos] profirió. 043 A su esposa, [a la que hubo amado, besó,] 044 a su esposa, [a la que] hubo odiado, [golpeó.] 045 [A su hijo, al] que hubo querido, [besó,] 046 [a su] hijo, [al] que hubo odiado, gol[peó.] 047 El al[ari]do de los Infiernos lo atrapó. 048 De la yaciente, [de la ya]ciente, de la madre de Ninazu, la yaciente 18, 049 [sus] níveos hombros no están cubiertos con prenda alguna, 050 su pecho, al descubierto, es como un frasco de piedra. Como consecuencia de su desobediencia, Enkidu se ve atrapado en los Infiernos.

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Entonces Enkidu ya no pudo subir hacia arriba 19. No lo prendió Namtar 20, ni tampoco Assaku21, los Infiernos [lo retuvieron,] El inmisericorde guardián22 de Nergal 23 no lo prendió, los Infiernos [lo retuvieron.] En el campo [de batalla] de los hombres no cayó, los Infiernos [lo retuvieron.] 24 Gilgamesh emprende una peregrinación por diversos templos con el fin de interceder por Enkidu. Gracias a la intervención de Ea, solo Shamash presta atención a su plegaria.

055 Entonces el rey25, el hijo de Ninsun, rompe a llorar por Enkidu, su siervo 26. 056 Hacia el Ekur, sede del dios Enlil, él solo se encamina: 057 —«¡Padre Enlil! Hoy la bola a los Infiernos se me cayó,

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058 059 060 061 062 063 064 065 066 067 068 069 070 071 072 073 074 075 076 077 078 079 080 081 082 083 084 085 086 087

mi mazo a los Infiernos también se me cayó 27. A Enkidu, que descendió para subírmelos, los Infiernos lo retuvieron. No lo prendió Namtar, ni tampoco Assaku, los Infiernos lo retuvieron. El inmisericorde guardián de Namtar no lo prendió, los Infiernos lo retuvieron. En el campo de batalla de los hombres no cayó, los Infiernos lo retuvieron» 28. El padre Enlil no le respondió ni una palabra. [Hacia Ur, sede del dios Sin, él solo] se encamina 29: —«¡Padre Sin! Hoy la bola a los Infiernos se me cayó, mi mazo [a los Infiernos] se me cayó. A Enkidu, que [descendió] para subírme[los], los Infiernos lo retuvieron. No lo prendió Namtar, ni tampoco Assaku, los Infiernos lo retuvieron. El inmisericorde guardián de Namtar [no lo prendió], los Infiernos lo retuvieron. En el campo [de batalla de los hombres no] cayó, los Infiernos lo retuvieron» 30. El pa[dre Sin ni una palabra le respondió.] 31 Ha[cia Eridu, sede del dios Ea, él solo se encamina:] 32 «¡Pa[dre Ea! Hoy la bola a los Infiernos se me cayó,] [mi] mazo [a los Infiernos se me cayó.] 33 A Enkidu, [que descendió para subírmelos, los Infiernos lo retuvieron.] No lo prendió Namtar, [ni tampoco Assaku, los Infiernos lo retuvieron.] El inmisericorde guardián de Namtar [no lo prendió, los Infiernos lo retuvieron.] En el campo de batalla de los hom[bres no cayó, los Infiernos lo retuvieron».] El padre Ea en [este asunto le ayudó.] Al aguerrido joven Sh[amash así le dice:] [—«¡Oh Shamash, joven] aguerrido, [hijo de Ningal! . . . ] 34 Tú podrías [abrir] una grieta [en los Infiernos] y el espectro de En[kidu, como un soplo, de los Infiernos hacer subir».] A la palabra de [Ea . . . . . . . . . ] el aguerrido joven Shamash, el hijo [ . . .] de Ningal 35 una grieta en los Infiernos abrió y al espectro de Enkidu, como un soplo, hizo subir 36. Tras el gozoso reencuentro de ambos camaradas, Gilgamesh interroga a Enkidu acerca de la situación de los que moran en los Infiernos. Si bien en un principio Enkidu se muestra remiso, acaba respondiendo a todas las preguntas de Gilgamesh.

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Se abrazaron el uno al otro y se besaron, se hablaron haciéndose preguntas sin cesar 37: —«¡Cuéntame, amigo mío! ¡Cuéntame, amigo mío!38 ¡Cuéntame las disposiciones de los Infiernos que tú has visto!» 39. —«No voy a contártelo, amigo mío, no voy a contártelo 40.

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¡Pero si las reglas de los Infiernos, que he visto, yo te cuento, entonces siéntate, disponte a llorar!». —«Pues bien, me sentaré y lloraré!» 41 [—«¡Amigo mío!] El pene que tú acariciaste regocijándose tu corazón42, [ . . . como a un ves]tido viejo, lo devora el gusano. [¡Amigo mío! La entrepierna que tú pal]paste regocijándose tu corazón43, [como una hendidura del suelo,] está llena de polvo» 44. [—«¡Ay!»] gritó [el señor] y cayendo al suelo [en el polvo] se postró. [—«¡Ay»] gritó [Gilgamesh] y cayendo al suelo [en el polvo] se postró 45: [—«Al que solo tuvo un hijo ¿lo viste?» —«Lo he visto. 46 [Una estaca en su pared está] clavada y [amargamente por] ello llora» 47. [—«Al que tuvo dos hijos ¿lo viste?»] —«Lo [he] visto. [Está sentado sobre dos ladrillos y] come pan». [—«Al que tuvo tres hijos ¿lo viste?»] —«Lo he visto. [En un odre que cuelga de la albarda] bebe agua». [—«Al que tuvo cuatro hijos ¿lo viste?»] —«Lo he visto. [Como el dueño de una reata de asnos,] su corazón está alegre». [—«Al que tuvo cinco hijos] ¿lo viste?» —«Lo he visto. [Como un escriba] versado, su brazo está dispuesto» 48. [directamente] en el Palacio entra» 49. [—«Al que tuvo seis hijos] ¿lo viste?» —«Lo he visto. [Como un agricultor, su corazón está contento».] [—«Al que tuvo siete hijos ¿lo viste?» —«Lo he visto.] [Como las deidades de segundo orden, en un trono está sentado y escucha los procesos».] 50 117 [—«Al eunuco de palacio ¿lo viste?» —«Lo he visto.] 51 118 Como un hermoso estandarte está apoyado en una esquina 52, 119 como . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . » Después de una laguna textual de aproximadamente nueve líneas, nos encontramos con otras nueve muy fragmentarias, donde continuarían preguntas y respuestas del mismo tenor de las que acabamos de ver.

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[ . . . . . . . . . . . . ] [ . . . . . . . . . . . . ] [ . . . . . . . . . . . . ] —«A[l que . . . . . . ¿lo viste?» —«Lo he visto.] [ . . . . . . . . . . . . »] [—«Al que . . . . . . ¿lo viste?» —«Lo he visto.] [ . . . . . . . . . . . .»] [ . . . . . . . . . . . . .]

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137 [ . . . . . . . . . . . . .] Tras una laguna de más de seis líneas se retoma la sección de preguntas y respuestas.

144 —«Al que se golpeó con un poste de amarre 53 ¿lo viste?» —«Lo he [visto.] 145 ¡Ay de [su] madre [y] de [su] padre! Cuando se arranquen estacas, irá de un lado para otro» 54. 146 —«Al que de muerte natural 55 [murió ¿lo] viste?» —«Lo he visto. 147 En el aposento de los dioses está echado y bebe aguas cristalinas» 56. 148 —«Al que en la batalla fue muerto ¿lo viste?» —Lo he [visto.] 149 Su padre y su madre mantienen alzada su cabeza 57 y su esposa por él [llora».] 150 —«A aquel cuyo cuerpo en la estepa quedó tirado ¿lo viste?» —«Lo he visto. 151 Su espectro en los Infiernos no halla reposo». 152 —«A aquel cuyo espectro no tiene a nadie que de él se ocupe 58 ¿lo viste?» —«Lo he visto. 153 Come las sobras de una olla y mendrugos de pan que hay tirados por la calle» 59. -------------------------------------------------------Colofón del manuscrito ninivita G1 60 .

Tablilla duodécima: El que el Abismo contempló… [Escrita] y comprobada se[gún] su original.

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Colofón del manuscrito ninivita N 61 .

Tablilla undécima: Serie: Gilgamesh, [completada hasta] su final. Escrita y comprobada según su original. Tablilla de Nabu-zuqup-kenu, hijo de Marduk-shumu-iqīsa, el [escriba,] descendiente de Gabbi-ilani-eresh, el jefe [de los escribas.] (En) Kalah, día ventisiete del mes Duuzu (Tammuz). [En el eponimato de Nashir]-Bel, el gobernador de Sin[abu.] [Año décimo séptimo de Sargón (II)] rey de Asi[ria,] [y año quinto] rey de Babilonia. Colofón del manuscrito babilonio a 62 .

[Tablilla de . . . . , hijo de M[ush]ezib. Escrita por [ . . . . . . ,] [ . . .su hijo,] el [peque]ño. ¡Que el temeroso de Bel no [se la lleve ro]bándola!

1 La interpretación de los términos acadios pukku «bola, pelota» y mekku «mazo, palo», que traducen respectivamente los vocablos sumerios giš ellag y giš e.ke 4 /kè.ma ha sido objeto de debate entre los especialistas. Probablemente se trataba, como ya vimos en I 66, de dos instrumentos empleados en un juego que consisitía en lanzar una pelota mediante un mazo, algo similar al juego del polo o el golf. Tanto el pukku como el mekku, según nos relata el poema sumerio de Gilgamesh, Enkidu y los El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-12 15:37:19.

Infiernos, habían sido elaborados con la madera del árbol huluppu —posiblemente un tipo de encina—, un árbol primordial y único que crecía a orillas del Éufrates, y con cuya madera Gilgamesh también había construido para la diosa Inanna/Ishtar un trono y un lecho. J. Silva Castillo, 1994, 183, ha visto en ambos objetos las insignias del poder real, como la esfera y el cetro de los reyes de Occidente. Según este autor, la pérdida de ambos pondría en riesgo su poder real. Gilgamesh con este juego mantenía a los jóvenes en un continuo movimiento que acababa extenuándolos. Por ello las madres y hermanas de estos jóvenes profundamente afectadas, después de proferir llantos y lamentos, tal vez encontraron la ayuda de los dioses, quienes dispusieron que estos objetos, deslizándose por una rendija, cayeran a las profundidades de los Infiernos. Un amplio comentario con bibliografía puede consultarse en D. O. Edzard, 1993-1997, 34 y A. R. George, 2003, 898-900. 2 La traducción de la tablilla XII de nuestro poema se inicia a partir de la línea 171 del poema sumerio Gilgamesh, Enkidu y los Infiernos. Esta línea dice en sumerio así: ud-ba gi š ellag-gu 10 é nagar-ra-ka nu-uš-ma-da-gál-àm «¡Si en aquel día se me hubiese quedado mi bola en casa del carpintero!». El texto acadio traduce nu-uš-ma-da-gál-àm «¡Ojalá me hubiese permanecido en casa (del carpintero)!» como lu-ú e-z[ib] cuya interpretación morfosintáctica es ambigua, ya que puede ser tanto una forma estativa en 3.ª persona del singular de ezēbu «¡Ojalá se hubiese quedado …!» como una 1.ª del singular del pretérito «¡Debería yo haber dejado …!». Esta segunda posibilidad (cfr. W. von Soden, 1995 = GAG pág. 132, par. 81, f. y pág. 254, par. 152, f.), a pesar de ser más rara, es por la que optan la mayor parte de comentaristas. La traducción como estativo, construcción más regular y frecuente, por la que nos hemos decidido, restaría cierto grado de responsabilidad a Gilgamesh en la pérdida del objeto. En la numeración de las líneas del poema sumerio no seguimos a A. Shaffer, 1963, sino la edición electrónica ECTSL transliteration: c.1.8.1.4. 3 El relato emplea para los Infiernos el término acadio erṣetum «tierra», que, a su vez, traduce el vocablo sumerio ganzir «Infiernos», si bien en un manuscrito leemos kur, vocablo más usual para designar las regiones infernales. 4 El texto sumerio añade al final de esta línea y la siguiente: a-ba-a ma-ra-ab-èd-dè «¿Quién, subiéndolos, me los podrá devolver?». No obstante, tenemos un manuscrito que coincide con el texto acadio. 5 El texto sumerio añade arad-da-ni «su siervo», lo que implica una relación de dependencia servil, frente a la relación de camaradería del texto babilonio. 6 Esta expresión se ajusta más a la concepción del relato sumerio, donde vemos entre Gilgamesh y Enkidu una relación de dependencia entre señor y siervo frente a la átmosfera del poema babilonio, donde ambos personajes son presentados en una relación de igualdad y compañerismo. 7 Los diversos manuscritos presentan la lectura «mi mazo», posiblemente debido a la influencia de la línea 5.

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8 El texto sumerio no emplea indistintamente para el término «Infiernos» una sola palabra como el babilonio (erṣetu) sino kur en la línea 178 y ganzer en la 179. 9 Para esta línea el texto sumerio emplea las líneas 182 y 183. 10 El vocablo pūru hace referencia a un recipiente de piedra en el que se guardaban aceites perfumados. 11 Esta línea nos sugiere el recuerdo de XI 162-163, cuando los dioses se arremolinaron en torno al altar que había alzado Utanapishti y del que se desprendía un grato olor. 12 En lo que respecta a Enkidu, no sabemos que tuviese hijos o que estuviese casado. Las admoniciones de Gilgamesh tienen más bien una pretensión de universalidad, como si estuviesen dirigidas a todos los mortales. 13 Ninazu era una divinidad infernal, cuya madre era Ereshkigal, la diosa que reinaba en los Infiernos. 14 Alusión al color pálido y blanquecino que tenían los hombros de Ereshkigal, quien, al igual que todos los habitantes de los Infiernos estaban privados de la luz del sol. 15 Esta línea aparece en el texto sumerio del siguiente modo: gaba kug-ga-na gada nu-um-búr «Sus puros pechos con una prenda de lino no estaban cubiertos», que recuerda las líneas 233-234 del poema sumerio el Descenso de Inanna a los Infiernos donde Ereshkigal, la reina de los Infiernos, es descrita de un modo semejante. Cfr. para ello W. Sladek, 1974, 132 y 208-209. Un paralelo hallamos también en la línea 50 de nuestra tablilla. Después de la línea 30 del texto babilonio, el relato sumerio testimonia dos líneas que no aparecen en nuestro poema: šu- si-ni urudu lul-bi-gin 7 an-da-gál / síg-ni ga-raš sar -gin 7 ì-gur5 -gur5 (líneas 203-204) «las uñas de sus dedos maneja como un rastrillo / ella arranca sus cabellos como si fuesen

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puerros». Cfr. A. Shaffer, 1963, 77 y 109. R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 258, 259 nota w; G. Pettinato, 1993 4 , 333 y A. R. George, 2003, 752 y 772. Todo parece apuntar a que, si Enkidu no se conduce adecuadamente, Ereshkigal podría lanzar contra él una sentencia condenatoria y retenerlo en los Infiernos. 16 Esta línea no aparece en el texto sumerio. 17 Esta línea presente en los manuscritos ninivitas, pero no en los babilonios, posiblemente, como señala A. R. George, 2003, 901, deriva de una duplografía de la línea 40. 18 El bloque formado por la líneas 48-54 no aparece en el texto sumerio. Debemos, no obstante, señalar que las líneas 48-50 son una repetición de 28-30 con una leve diferencia al final de la línea 50. A su vez, el grupo de las líneas 52-54 es repetición de la cantinela que posteriormente veremos en las líneas 60-62, 68-70 y 76-78. 19 Esta línea, al igual que 31, las cuales no están testimoniadas en el texto sumerio, no son otra cosa que una mera transición aclaratoria en el relato. 20 Divinidad sumeria que significa «destino», procedente de la forma verbal compuesta sumeria nam—tar «fijar el destino». La personificación de este concepto generó una divinidad infernal que, a las órdenes de Nergal y Ereshkigal, actuaba como un subordinado de alto rango. 21 Demonio maléfico y responsable de las mortíferas epidemias que aparece frecuentemente acompañado de Namtar. 22 Personaje desconocido. Debe tratarse de un miembro de la corte de Nergal, que actuaba como lugarteniente de esta divinidad. El término rābiṣu, con el que aparece designado, es un participio activo de un verbo, que servía para indicar la posición de los cuadrúpedos cuando estaban descansando. Esta es la posición que adoptan, por ejemplo, los animales alados que custodian los templos. También se empleaba para expresar metafóricamente la función de vigilancia que realizaban los soldados. 23 Dios de los Infiernos y esposo de Ereshkigal. 24 Enkidu no descendió a los Infiernos a consecuencia de una enfermedad o de una guerra, sino que, de modo insólito, los Infiernos lo han retenido y ha muerto a causa de esta detención, víctima de un destino excepcional. 25 Gilgamesh.

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26 De esta línea solo vemos en el texto sumerio la primera parte, a saber: ur-sag d gílgameš dumu d nin-[súmun-na-ke 4 ] «el guerrero Gilgamesh, el hijo [de Ninsun]». No obstante, la segunda parte de la línea puede verse, en parte, en la línea 223 del poema sumerio donde leemos: [igi] [ d en-líl]-lá-šè «ér» [im-ma-še 8 -še 8 ] «[en presencia de En]lil [lloró.]» En cambio, el texto babilonio dice: ana ardi(ÌR)-šú d en-ki-dù i-bak-ki «por su siervo Enkidu lloraba». Para la relación de dependencia de Enkidu respecto a Gilgamesh, véase la nota a la línea 7. 27 Las líneas 57-58 aparecen en una sola línea en sumerio. 28 Las líneas 60-62 son una cantinela repetida en 68-70 y 76-78. La mayoría de los manuscritos sumerios procedentes de Nippur invierten el orden de las líneas 61-62. 29 Las líneas 63-64 aparecen en el texto sumerio en una sola línea (229), a lo que debemos añadir que el destino de Gilgamesh no es Ur sino Eridu. 30 La expresión «los Infiernos lo retuvieron» de las líneas 69-70 está indicada por la abreviatura sumeria kimin «repetición». 31 Las líneas 64-71 no se encuentran en el texto sumerio. En nuestro poema, en cambio, está atestiguado, como destino de la peregrinación de Gilgamesh, el dios Sin y la ciudad de Ur. 32 En este punto el poema sumerio añade otra línea (231): igi d en-líl-lá-šè ér im-ma-še 8 -še 8 «en presencia de Enlil lloró», véase nota a línea 55. 33 Las líneas 73-74 aparecen en una sola línea (232) en sumerio. 34 Las líneas 80-81 aparecen en una sola línea (238) en sumerio. La línea 81 ha sido restituida a partir de la línea 85. 35 Las líneas 84-85 no aparecen en el texto sumerio. Son unas líneas de transición narrativa, como vimos en 31 y 51. El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-12 15:37:19.

36 Cuando los dioses Enlil y Sin se niegan a escuchar a Gilgamesh, es el dios Ea el que, atendiendo a sus ruegos, sugiere a Shamash (y no a Nergal, como señala la falsa lectura de un texto asirio) que haga posible el deseo de Gilgamesh, cfr. J. Bottéro, 1992a, 211, nota 2. Esta peregrinación realizada por Gilgamesh para interceder por su amigo Enkidu nos recuerda a aquella, que llevó a cabo Ninshubur a los templos de Enlil, Nanna y Enki, prolija y hermosamente descritas en el poema sumerio del Descenso de Innana a los Infiernos (líneas 173-221A), cuando suplica a estas divinidades que devuelvan a su señora Innana atrapada en los Infiernos. También en este caso fue Enki la divinidad que accedió a sus ruegos. 37 Literalmente: «se hacían preguntas continuamente». Un pasaje paralelo se ha querido ver en la Ilíada, canto XXII 99-101 cuando Aquiles se dirige a Patroclo: «Así habló (Aquiles) y tendió los brazos hacia él / pero no lo pudo tocar; el alma, como el humo, bajo la tierra / se desvaneció en leves susurros…». 38 Esta línea no aparece en el texto sumerio. 39 El texto sumerio presenta la misma idea pero en forma de pregunta en la línea 245: á ág-gá kur-ra igi bí-du 8 «¿Las disposiciones de los Infiernos tú las has visto?». 40 El texto del relato sumerio en su línea 246 nos dice: nu-uš-ma-ab-bé-en «si al menos tú me dijeras …», texto que está en desacuerdo con el texto acadio que presenta ul aqabbâkku «no voy a contártelo», donde el sufijo de dativo -ku(m) «a ti» no coincide con el prefijo pronominal -ma- «a mí» del sumerio. 41 Las líneas 94-95 se encuentran en sumerio en una sola línea (248). 42 Literalmente, «tu corazón se regocijó».

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43 En las líneas 96 y 98 lo que hemos traducido por «pene» y «entrepierna» fue anteriormente entendido como «mi cuerpo». Así J. Bottéro, 1992a, 212; F. D’Agostino, 2008, 193; G. Pettinato, 1993 4 , 235; J. Silva Castillo, 1994, 190-191; R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 264. S. Dalley, 1990, 123 propone, en cambio, con reservas «su esposa» para la línea 96 y «tu hijo» para la línea 98. 44 Gracias al manuscrito rr, las líneas 250-253 del relato sumerio, que son el punto de origen de la traducción acadia en las líneas 96-99, nos proporcionan un relato, según el cual Enkidu estaría describiendo la corrupción de su propio cuerpo y el de una mujer, que había sido pareja sexual de Gilgamesh. La descomposición del cuerpo de esta última estaría simbolizada por la pudrición de sus genitales. Ahora bien, como muy acertadamente señala A. R. George 2003, 902-903, el traductor acadio alteró el contenido del pasaje en la traducción, al poner en el texto un paralelismo que no estaba presente en sumerio, de suerte que venía a describirse la descomposición de los cuerpos de un hombre y una mujer. Sin embargo, siempre se pensó que, lo que Enkidu estaba describiendo era la descomposición de su propio cuerpo. Ahora bien, Enkidu tenía pene pero no vulva, que es la traducción del sumerio gal 4 .la. Este vocablo sumerio tenía tres acepciones en acadio, a saber, bisṣṣūru, qallû, que significaban «vulva», pero la tercera acepción ūru significaba «entrepierna», un término atestiguado tanto para mujeres como para hombres. Ello dio paso a la idea de Enkidu como poseedor de ambas característas. De este modo se pondría de manifiesto la evidencia, a menudo puesta en duda, de las relaciones homosexuales entre Gilgamesh y Enkidu. 45 Las líneas 100-101 suponen la combinación de dos versiones diferentes del texto sumerio atestiguadas en dos manuscritos procedentes de Nippur. 46 El texto sumerio añade al final de la línea una nueva pregunta de Gilgamesh: a-na-gin 7 an-ak «¿Cómo le va?». Esta pregunta se repite en las líneas del texto sumerio (254, 256, 258, 260, 262, 264 , 266, 268) correspondientes a nuestras líneas 102, 104, 106, 108, 110, 115 y 117. 47 Entre los antiguos sumerios existía la costumbre de incrustar un clavo de arcilla en el muro de las casas, en el momento del contrato de venta. Posiblemente el llanto del padre sea debido a que, a la muerte de este, la casa cambia de propietario, cfr. R. J. Tournay y A. Shaffer, 1994, 265, nota g. Menos convincente es la conjetura de J. Silva Castillo, 1994, 191, según la cual, podría tratarse de un clavo de barro con el nombre del difunto, semejante a los que se empleaban para inscribir hechos memorables, como la construcción de un templo. 48 Posible alusión a la mano del escriba que permanece abierta a fin de sujetar la tablilla, mientras escribe con la otra. Compárese esta línea con la del Cilindro A de Gudea V 3: á mu-gur li-um za-gìn šu im-mi-duh· «Tenía doblado el brazo y cogida en su mano una tablilla de lapislázuli». 49 Las líneas 111-112 aparecen en sumerio en una sola línea. El escriba era un funcionario de alto nivel social y que, en virtud de su profesión, frecuentaba los círculos de poder. El poema de Gilgamesh, edited by Zamudio, Rafael Jiménez, Difusora Larousse - Ediciones Cátedra, 2015. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioucasvsp/detail.action?docID=4945522. Created from biblioucasvsp on 2017-12-12 15:37:19.

50 Las líneas 102 116 ponen de manifiesto que la situación de los padres en los Infiernos sería tanto más confortable cuantos más hijos hubiese tenido. 51 Las líneas 114-117 están reconstruidas a partir de la líneas 265-268 del texto sumerio. 52 Dado que los eunucos de palacio, al igual que los soldados, vestían un tipo de uniforme estandarizado, posiblemente el símil de «hermoso estandarte» sirva para llamar la atención sobre el espléndido ropaje de estos personajes. Cfr. A. R. George, 2003, 904. El texto sumerio (l. 269) alude a un «palo alala inservible»: pa a-la-la ḫur-ra-gin 7 ub-dug 4 -ga ab-ús «como un palo alala inservible en un rincón se apoya». 53 Tradicionalmente el término tarkullu se ha traducido por «mástil». Aquí hemos seguido la sugerencia de A. R. George, 2003, 904, que lo entiende como un poste de amarre. 54 El espectro del desdichado que muera de esta forma, no encontrará descanso, ya que se verá obligado a estar en continuo movimiento cada vez que se arranque una estaca. 55 El texto dice literalmente: «Al que murió la muerte de su dios», es decir, cuando su dios decide su muerte y ella no se debe a otras causas como enfermedad, guerras etc. 56 Aguas puras, cristalinas, en oposición a las aguas embarradas y sucias, que las sombras fantasmales se ven obligadas a beber en los Infiernos. 57 Es decir, sus padres honrarán su memoria. El texto sumerio dice: «no pudieron sujetar su cabeza» (línea 291), es decir, no pudieron honrar su memoria. Solo un manuscrito parece no haber incluido la partícula negativa. Al parecer, el texto acadio se inclinó por esta última tradición. 58 Se trataba de la persona que realizaba las ofrendas funerarias, para que el difunto disfrutara de un descanso placentero. 59 El texto sumerio tiene 303 líneas. La traducción acadia no da cuenta de las diez últimas líneas. 60 Cfr. A. R. George, 2003, 737. 61 Cfr. A. R. George, 2003, 737-738.

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62 Cfr. A. R. George, 2003, 739.

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LISTADO Y ABREVIATURAS DE LOS MANUSCRITOS DE LA EDICIÓN CLÁSICA DEL POEMA DE GILGAMESH SEGÚN LA CLASIFICACIÓN DE A. R. GEORGE, 2003, 531-534

Manuscrito

Número de Museo

Tablilla

A1

K 321

VI

A2

K 5335



B1

K 913+2756+2756E+2756F+6541+81-7-27, 93

I

B2

K 2756A+2756B+13874



B3

K 2756C



C

K 2252+2602+3321+4486+Sm 1881

XI

D

K2360+3060

IX

E1

K 2589

VII

E2

K 9196



E3

K11659



E4

K 20013



F1

K 2756D+20778

I

F2

K7017



F3

K8584



F4

K 12000Q



G1

K 2774

XII

G2

K 8225



H

K 3252+8561

V

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Nínive

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J1

K 3375

XI

J2

Rm 616



K1

K 3382+Rm 621

X

K2

K 8579



K3

K 8589+Sm 1681



L1

K 3389

VII

L2

K 3588



L3

79-7-8, 320



L4

79-7-8, 335



M1

K 3423+Sm 2097+Rm 579

III

M2

K 4474



M3

K 8558



M4

K 8573



N

K 3475+DT 13+81-2-4, 327

XII

O1

K 3990+4579+DT 2+Rm 578+Rm II 197

VI

O2

Sm 2112+DT sin numerar



P

K 4465+9245+22153+Sm 2133

I

Q1

K 4579A+8018

VI

Q2

K 14945 (Rm)



Q3

K 15193 (Rm)+Sm401+Sm 2194



R

K 6899+8564+9716+Rm II 262

VIII

S

K 7224

IV

T1

K 7752+81-2-4, 245+296+460

XI

T2

Sm 2131+2196+Rm II 383+390+82-5-22, 316



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U1

K 8226

XII

U2

Rm 993



V1

K 8221

VIII

V2

K 8565+9997



V3

K 8587



V4

K 19549



W1

K 8517+8518+8569+8593+8595

XI

W2

K 8594+21502



W3

K 17343



W4

K?



X1

K 8574

II

X2

Rm 289+no numerada



Y1

K 8586

IV

Y2

Sm 1040



Y3

79-7-8, 342



Z1

K 8590

VII

Z2

K 19325



Z3

Rm II 399



AA

K 8591

IV

BB 1

K 9885+80-7-19, 306

III

BB 2

BM 98990 (Ki 1904-10-9, 19)



CC

K 10771

IV

DD

K 13525

IV

EE

K 18183

IX

FF

Sm 1754

sólo

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colofón GG

Sm 2132

VII

HH

Rm 964

XII

JJ

80-7-19, 305

IX

KK

BM 135909 (1973-6-18, 1)

XII

a

VAT 9667+A 122+123

VI

b

VAT 10586

XI

c1

VAT 11000

XI

c2

11087



c3

VAT 11294



d

VAT 11576

VI

e

S.U. 517

VIII

f

S.U. 51/129ª

VII

z

IM 67564 (ND 4381)

X-XI

g

IM 67577 (ND 4405/4)

I

a

BM 30559+32418 (S{ 76-11-17, 286+2152)

XII

b

BM 34160+34193+35174+35348+35413+35628 (Sp 265+299+Sp II 726+922+998+Sp III 140)

X

c

BM 34191+41835 (Sp 297+81-6-25, 454)

III

d1

Rm 785+956+101+BM 34248 (Sp 355)+34357 (Sp 472)

I

d2

K 15145



e

BM 34449 (Sp 573)

II

Aššur

Sultantepe

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Nimrud

Babilonia

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f

Rm 751+BM 34853 (Sp II 357)+35546 (Sp III 52)

X

g1

BM34873 (Sp II 380)

VII

g2

BM 35245 (Sp II 812)



g3

BM 46002 (81-7-6, 446)



h

BM 34916+35419 (Sp II 431+1006)

I

i

BM 35079+35103 (Sp II 614+645)

III

j

BM 35380 (Sp II 960)

XI

k

BM 35567 (Sp III 74)

II

m1

BM 36909+37023 (80-6-17, 660+767)+F 235

VIII

m2

BM 37189 (80-6-17, 942)



n

BM 37163 (80-6-17, 913)+F 234

I

o

BM 38538 (80-11-12, 422)

I

p

BM 38833 (80-11-12, 718)

II

q

BM 41862 (81-6-25, 482)

XII

r

BM 45883 (81-7-6, 314)

IV

s

BM 72719 (82-9-18, 12726)

II

t

BM 93052 (83-1-21, 1788)

IV

u

Rm 853

IV

v

colección privada

IV

w1

VAT 14512

IV

w2

VAT 14513



x

VAT 17234

I

y

VAT 19286 (BE 27125)

III

z

A 3444

II

aa

IM 76873 (W 23130)

III

bb

IM 76941 (W 22729/9)

II

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IM 76973 (W 22744/1 b)

I

dd

IM 76985 (W 22554/7)

V

ee

IM 76985 (W 225554/7)

II

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cc

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ÍNDICE DE TÉRMINOS Y NOMBRES PROPIOS abashmu: Piedra preciosa no identificada (IX 189). Adad: Dios del clima, las tormentas y controlador de los canales, llamado IŠKUR en sumerio. adagurru: Vaso de pequeñas dimensiones que contenía el líquido para los rituales de libación (XI 159). agasilikku: Término estrechamente unido al sumerio AGA.ŠILIG que servía para designar un artilugio empleado como arma u objeto cortante (XI 52). Aguas de la Muerte: Zona del Océano que Gilgamesh debía cruzar para encontrarse con Utanapishti y cuyo contacto producía la muerte. Akitu: Fiesta estrechamente vinculada al mundo agrario, que tenía lugar al comienzo del año, en el mes de Nisán (finales de marzo y comienzos de abril). Akka: Según la Lista Real Sumeria, primer rey de la primera dinastía de Kish, que aparece como adversario de Bilgamesh en la composición sumeria Gilgamesh y Akka. Allalú: Nombre de un pájaro al que se ha querido identificar con el Coracias benghalensis, de origen indio. Ignoramos los episodios amorosos de Ishtar con este volátil (VI 48). Amurru: Viento del Oeste. An: Divinidad suprema de los cielos que junto a los dioses Enlil y Enki constituían la tríada cósmica del panteón mesopotámico. Antu: Paredra del dios An. Anu: Denominación acadia del dios An. Anunna/ki/u: Nombre colectivo de divinidades que surgieron de la unión de An y Ki, los cuales llegaron a convertirse en jueces de los Infiernos. anzagul: Nombre de una piedra preciosa desconocida (IX 188). Anzu: Divinidad representada como un águila con cabeza de león, que con sus alas cubría el cielo. Se colocaba en las puertas de las casas para evitar que el mal entrara en ellas. Idéntica función mágica realizaban los toros y leones alados en las puertas de los palacios asirios. Apsú: Conjunto de aguas subterráneas, que surtían de agua dulce al mundo y en donde tenía su morada el dios Ea/Enki. Arallú: Uno de los términos que servía para denominar el submundo de las regiones infernales. Aratta: Ciudad de Elam (hoy en la provincia de Kermán, en Irán), con la que las diferentes ciudades de Mesopotamia mantenían relaciones comerciales. Aruru: Uno de los nombres con que se conoce a la Gran Diosa Madre. Asakku: Demonio maléfico y responsable de las mortíferas epidemias, el cual aparece frecuentemente acompañado de Namtar. Ashamshutu: Viento polvoriento (V 140).

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Asur: Nombre de la primera capital que tuvo Asiria a lo largo de su historia. Asurbanipal: Cuarto soberano asirio de la dinastía fundada por Sargón II y promotor entusiasta de la gran biblioteca de Nínive. Atrahasis: Véase Atramhasis. Atramhasis: «El Supersabio». Nombre con el que se conocía a Utanapishti. También este nombre era el título de la composición paleobabilónica en la que se recogen y reelaboran antiguas tradiciones acerca de la creación del hombre y el Diluvio. Aya: Paredra del dios Shamash. En la mitología mesopotámica era considerada una diosa madre. Azag: Nombre de un demonio. Babyloniaká: Obra escrita por Beroso de la que solo tenemos fragmentos. balluku: Árbol no identificado que suministraba una sustancia aromática (V 10). Bel: Teónimo identificado en Babilonia con Marduk. Belet-ili: «Señora de los dioses». Una de las denominaciones de la Gran Diosa Madre. Belet-Seri: La diosa escriba de los Infiernos (VII 204). Beroso: Sacerdote babilonio (ss. IV-III a.C.) que redactó en griego la historia y costumbres de su país en su obra Ta Babyloniaká, y de la que solo quedan fragmentos. Bibbu: El carnicero del Infierno. Dentro de la lista de los grandes planetas, el nombre de esta divinidad aparece a veces interpretado como Mercurio. Pero, en una ocasión, es equiparado al planeta rojo de Marte. Una tradición mitológica nos ha transmitido que el color rojo de Marte se debía a que Marte, cuando estaba en el Infierno, se bañaba en sangre (VIII 177). Bilgamesh: Nombre que recibe Gilgamesh en los textos sumerios. Birhurturra: Guardia personal de Gilgamesh que desempeña un papel destacado en la composición sumeria Gilgamesh y Akka. Bosque del Cedro: Lugar en el que habitaban los dioses y en el que Gilgamesh se enfrentó a Humbaba. Cabezas Negras: Denominación genérica de la humanidad. En acadio ṣalmāt qaqqadim que traducía la expresión sumeria SAG.GI 6 (III 105). codo: (ammatu en acadio y KUŠ en sumerio) era una medida de longitud de unos 50 cm. cornalina: Ágata de color rojizo. Dagan: Era una divinidad ctónica de la fertilidad y de los Infiernos. Demonios: Personificaciones de las desdichas y las enfermendades. Dilmun: Topónimo empleado por los escribas mesopotámicos para referirse a los antiguos enclaves comerciales situados en las islas de Baréin en el seno del Golfo Pérsico. Diluvio: (acadio abūbu) Catástrofe mítica de la que tenemos cumplida noticia en las composiciones babilonias de Atramhasis, la tablilla XI de Gilgamesh y en el texto bíblico del Génesis. doble legua: La «doble legua» es la traducción del término acadio bēru (en sumerio DANNA). Era una medida de longitud que suponía el recorrido a pie de dos horas, aproximadamente 11 km. En España la legua es una medida itineraria de 20.000 pies o 6.666 varas y dos

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tercias, lo que equivale a 5.527 metros y 7 decímetros. Duūzu (Tammuz): Nombre del cuarto mes en el calendario babilonio. Dumuzi: Desdichado esposo de Innana/Ishtar del que tenemos noticias en muchos mitos sumerios, en los que aparece bajo distintas figuraciones. Véase también Dumuzi-Abzu. Dumuzi-Abzu: Debió existir una confusión entre el Abzu, zona que constituía el dominio del dios Enki, y los Infiernos, reino de la diosa Ereshkigal, ya que ambos estaban situados en las profundidades. Dumuzi fue el verdadero chivo expiatorio que libró a la diosa Ishtar de permanecer en los Infiernos a donde la había conducido su capricho y osadía (VIII 181182). Ea: Término acadio para referirse al dios Enki. Eanna: «Casa del cielo». Nombre con el que se conocía el templo de An/Anu e Inanna/ Ishtar en Uruk. Ebabbara: «Casa resplandeciente». Nombre con el que se conocía el templo del dios Shamash en la ciudad de Larsa. Ebla: Antigua ciudad siria, conocida actualmente como Tell Mardikh y situada a unos 55 km de Alepo. Fue un centro político y comercial muy importante en el tercer milenio. Ekur: «Casa-Montaña». Término sumerio con el que se conocía el templo del dios Enlil en Nippur. elammaku: Árbol muy apreciado, aunque aún no ha sido identificado. Sabemos que con su madera se fabricaban muebles (VIII 215). en: Título que servía para designar al sacerdote de los dioses superiores (VII 199). Enki: Dios del agua dulce y titular de la sabiduría. Su principal centro de culto se hallaba en la ciudad de Eridu. Enkidu: Personaje creado en la estepa por la diosa madre Aruru para dar réplica a la actitud despótica de Gilgamesh. Posteriormente este personaje se convertirá en amigo y colaborador de Gilgamesh. Enlil: Dios que representaba la cabeza de la nueva generación de dioses sumerios y acadios. Enmebaragesi: Rey de Kish (hacia el 2700 a.C.). Extendió sus conquistas hasta llegar al Elam, donde tras algunas victorias, se aseguró el control de la ruta comercial de los Zagros. Ennugi: Divinidad poco conocida que formaba parte del cortejo de Enlil. En XI 18 aparece formando parte del consejo de dioses que decretaron el Diluvio. Ereshkigal: Diosa reina de los Infiernos, cuyo esposo era el dios Nergal. Eridu: Ciudad muy antigua situada a orillas del Golfo Pérsico y centro de culto del dios Ea. Erra: Dios de la destrucción y la peste y que da nombre a una célebre composición acadia. Errakal: Interferencia teonímica de los dioses Erra y Nergal, de donde Errakal (XI 102). Etana: Duodécimo rey de Kish después del Diluvio y protagonista de un mito. En VII 202 aparece sentado en los Infiernos. Etemenanki: Templo de Babilonia. Gabbi-ilāni-ēresh: Jefe de escribas mencionado en un colofón de la tablilla XII. Ganzir: Nombre del palacio mítico donde residía Ereshkigal, la reina de los Infiernos.

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Gilgamesh: Rey de la ciudad de Uruk y protagonista de una epopeya que lleva su nombre. Reinó en el segundo cuarto del tercer milenio. Sus hazañas lo convirtieron en un personje mítico que acabó siendo divinizado. Gipar: Dependencia del recinto sagrado del Eanna donde debió producirse el encuentro entre Ishtar y Gilgamesh narrado en VI 7-79. Girru: Divinidad del fuego. Girsu: Ciudad sumeria del tercer milenio que estaba bajo la tutela del dios Ningirsu. gudapshû: Sacerdote cuya función era purificar las imágenes de los dioses (VII 201). Gudea: Gobernante de Lagash que ejerció su poder a finales del tercer milenio y acerca del cual conocemos numerosas inscripciones. Gula: Paredra del dios Ninurta. Hanish: Fuerza destructiva e identificada como característica del dios Adad. Aparece como heraldo de la tormenta junto a Shullat con quien forma parte del cortejo de portatronos del dios Adad (XI 100). Hattusa: Antigua capital del imperio hitita (moderna Bogazköy) al norte de Anatolia, donde se encontraron fragmentos acadios, hititas y hurritas del poema de Gilgamesh. Hititas: Segmento de población indoeuropea instalada en Anatolia a partir del s. XVIII. Entre otras cosas tomaron de Mesopotamia la escritura cuneiforme. Hombre-escorpión: Eran seres sobrenaturales que tenían un casquete dorado de cuernos como el de las divinidades, tronco y cabeza humana y siempre llevan barba. En la parte inferior de su cuerpo, sus piernas son las de un ave, el pene tiene forma de serpiente y poseen una cola de escorpión. Son ministros de Shamash y frecuentemente son representados sosteniendo el disco solar. Al ser asistentes de un dios tan benéfico como Shamash, desempeñan además una potente protección tutelar contra el mal de ojo y los malos demonios. En la tablilla IX aparecen como una pareja formada por un macho y una hembra. Humbaba: Monstruo gigante y guardián del Bosque del Cedro en donde habitaban los dioses. Se le representa con rostro de león, dientes de dragón, gruesa melena y enormes pies con numerosos surcos. Hurritas: Gentes que, descendiendo de las zonas montañosas del norte y nordeste a finales del tercer milenio, ocuparon durante más de un milenio regiones de Mesopotamia y Siria, donde fundaron algunos reinos efímeros. Emplearon para la escritura de su lengua el sistema cuneiforme. Hushbishag: Paredra del dios Namtar y guardesa del Infierno (VIII 159). Huwawa: Nombre sumerio de Humbaba que aparece en la versión paleobabilonia de Gilgamesh. Igigi: Término que sirve para designar a los dioses celestes de la segunda generación, los cuales estaban bajo las órdenes de Enlil. A menudo aparecen junto a los Anunnaki. Iltānu: El viento del Norte. Imhullu: El viento arrasador. Inanna: Nombre sumerio de la diosa Ishtar.

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iku: Medida de superficie equivalente a 3.600 m2. Irkalla: Un nombre de la reina de los Infiernos (VII 184). Etimológicamente hace referencia a su dominio cósmico. Irni: Véase Irnina. Irnina: Término con el que se conoce a la diosa Ishtar en su papel de divinidad guerrera. En III 36 parece más bien apuntar a su dimensión infernal. Ishhara: Variante ocasional de Ishtar (II 109 y Pens., col. v, 196). Ishtar: Diosa del amor y de la guerra que fue venerada en los santuarios de Uruk, Nínive y Erbil. Ishullanu: Variante del antropónimo Shullanu atestiguado en Ur III y en paleobabilonio. En realidad el término šullānu era un nombre que servía para designar a una persona con cualquier tipo de defecto físico. Este personaje ha sido puesto en relación con el Shukaletuda del poema sumerio titulado Inanna y Shukaletuda (VI 64). Ishum: Ministro y consejero del dios Erra que desempeña un papel decisivo en el Poema de Erra. Kalah: Capital de los reyes asirios a comienzos del primer milenio, donde se rendía culto al dios Ninurta. kalire: Posiblemente sea el nombre de un árbol. Se trata de un hapaxlegómenon, y podría ser una variante del término kullaru, en cuyo caso tendríamos una variedad botánica del árbol mesu. Kish: Ciudad muy antigua del centro de Mesopotamia y sede de prestigiosas dinastías. Según la Lista Real Sumeria, fue la primera en recuperar el poder real después del Diluvio. Kullaba: Nombre de un distrito de la ciudad de Uruk. Posteriormente también se dio este nombre a un distrito de Babilonia. kur: Medida de capacidad equivalente a unos 300 litros. lagaru: Sacerdote de menor categoría que el sacerdote en (VII 199). lapislázuli: Era una de las piedras preciosas más apreciadas en la antigua Mesopotamia. De color azul intenso y de gran dureza, este mineral era obtenido en las regiones montañosas del nordeste de Afganistán. Larsa: Nombre de una ciudad sumeria del sur de Mesopotamia, que se hallaba bajo la tutela del dios Shamash. larushshu: Piedra desconocida. Algunos la identifican con el coral marino (IX 187). leones de la tormenta: Monstruos con cabeza de león que tiraban de los carros de Adad, el dios de la tormenta, y de otras divinidades como el Sol, Ninurta, Marduk o Ishtar (VI 12). Líbano: Nombre con el que se conoce a una cadena montañosa del Levante sirio, que se extiende en paralelo a la costa mediterránea. Lillu: Padre de Gilgamesh según la tradición de la Lista Real Sumeria. Era un sacerdote de Kulaba, un distrito de Uruk. Lista Real Sumeria: Documento inscrito en un prisma de arcilla y redactado en sumerio a comienzos del siglo II a.C. con fines propagandísticos y económicos, en un intento de unificar a las distintas monarquías que gobernaban las distintas dinastías del sur de

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Mesopotamia. Lugalbanda: Tercer rey de la primera dinastía de Uruk según la Lista Real Sumeria. Era hijo de Enmerkar y padre de Gilgamesh. Según la Lista Real Sumeria fue un predecesor, pero no su padre. No obstante, da la impresión de que el autor del poema trata de enaltecer la figura de Gilgamesh convirtiéndolo en hijo del famoso héroe Lugalbanda. Cfr. nota 23 a la tablilla I. lumahhu: Sacerdote que está a las órdenes del sacerdote de las purificaciones (VII 200). Magan: Nombre de una región atestiguada en los documentos cuneiformes y que actualmente puede identificarse con Omán. Era famosa por la piedra diorita empleada por los escultores de Gudea de Lagash. magillu: Barca mítica al tiempo que una criatura fabulosa relacionada con Magan y Meluha, dos países semimíticos (X 170). Mami: Otro nombre de la Gran Diosa Madre. Mammitu: Al igual que Mami, otra denominación de la Gran Diosa Madre (X 320). Marduk: Dios supremo del panteón babilonio. Su esposa era Zarpanitu. Marduk-shumu-iqisa: Nombre de un escriba, padre de Nabu-zuqup-kenu. Mashu: El término māšu significa «gemelo». En realidad se trataba de dos montañas, una al este y otra al oeste, en medio de las cuales se deslizaba un pasadizo que debía recorrer el sol para volver a incorporarse por oriente (IX 37-38). Mehû: Viento huracanado. mekku: Posiblemente era el nombre de un mazo provisto de largo mango con el que se participaba en un juego semejante al polo que practican los iraníes. Cfr. nota 40 a la tablilla I. mesu: Nombre de un árbol mítico empleado en la construcción de las estatuas divinas. Véase el Poema de Erra, I, 148 y 150. mina: Unidad de peso equivalente a ½ kilogramo. Mushezib: Nombre del padre de un escriba, al que se hace mención en un colofón de la tablilla XII. Nabu-zuqup-kenu: Nombre del escriba que realiza una copia la tablilla XII. Namra-ṣit: Epíteto «Resplandeciente es la salida» con el que también se conocía al dios Luna (VIII 141). Namtar: Divinidad sumeria que significa «destino», procedente de la forma verbal compuesta sumeria NAM—TAR «fijar el destino». La personificación de este concepto generó una divinidad infernal que, a las órdenes de Nergal y Ereshkigal, actuaba como un subordinado de alto rango. Nanna: Nombre sumerio del dios Luna, que tenía bajo su tutela la ciudad de Ur. Era hijo del dios Enlil y la diosa Ninlil. Nashir-Bel: Nombre del gobernador de Sinabu mencionado en un colofón de la tablilla XII. Nergal: Dinidad que gobernaba los Infiernos junto a su esposa Ereshkigal. Nergal y Ereshkigal: Título de una composición sumeria. Nimush: Anteriormente el nombre de este monte era leído Nisir. Al parecer, debía referirse a

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la cumbre más importante entonces conocida en el país, el actual Pir Omar Gudrun, a 80 km de Kirkuk. Posteriormente se pensó en una cima del Cáucaso, concretamente en el monte Ararat situado en Armenia, tal como se testimonia en el relato bíblico del Génesis 8, 4. Ninazu: Dios infernal, hijo de Ereshkigal, la diosa reina de los Infiernos (XII 28). Ningal: Padre de Shamash (XII 81). Ningishzida: Junto con Dumuzi eran divinidades agrarias que simbolizaban mediante su muerte y posterior resurrección las vicisitudes de la naturaleza. Ninhursanga: Diosa madre sumeria conocida también como Ninmah. Su actividad es descrita en el poema sumerio Enki y Ninhursanga. Ninlil: Diosa paredra de Enlil. El mito sumerio Enlil y Ninlil nos da noticia de la relación entre ambas divinidades. Ninshuluhhatumma: «Señora apropiada para los ritos de purificación» era una divinidad que debía ejercer una función análoga a la de Qassa-Tabat (VIII 171-172). Ninsun: Diosa sumeria, paredra de Lugalbanda y madre de Gilgamesh. Ninsunna: Nombre de Ninsun en la tablilla de Pensilvania, col. v, 236. Ninurta: Divinidad de la guerra y la caza. Era hijo de Enlil. Nippur: Ciudad del centro de Mesopotamia en donde se rendía culto a Enlil. Su templo era el Ekur. Nisaba: Diosa sumeria de los cereales y de la escritura. Era hija del dios An y tenía bajo su tutela la ciudad de Eresh. Nudimmud: Sobrenombre del dios Ea en su función de dios creador (I 50). Nungal: Diosa sumeria a la que, durante el período paleobabilonio, sus devotos se dirigen como a una divinidad ctónica que persigue a los malvados y en la que se perciben algunos rasgos propios de una diosa madre. obsidiana: Mineral vítreo, de origen volcánico y de color verde oscuro. onza: Mamífero carnicero, semejante a la pantera, de unos seis decímetros de alto y cerca de un metro de largo y larga cola, con pelaje como el del leopardo y aspecto de perro. pappardilú: Nombre de una piedra preciosa no identificada (IX 186). Peshtur: Hermana menor de Gilgamesh según la versión larga de la composición sumeria Gilgamesh y Khubaba. Piedra: Los de las Piedras: El término šūt abnī (NA 4.MEŠ) «los de las Piedras» ha sido ampliamente debatido por los comentaristas y entendido de diversas maneras. Según algunos, serían una especie de anclas de piedra o bien remos que posibilitarían la travesía de la embarcación de Urshanabi por las Aguas de la Muerte. La tradición hitita nos habla de dos estatuas de piedra que representarían a dos personajes, que al ser de piedra, no se verían afectados por el contacto con las Aguas de la Muerte. Se trataría por tanto de unos seres indispensables para llevar a cabo esta labor (X 88). Poema de la Creación: Poema babilonio conocido por su comienzo Enūma elish: «Cuando en lo alto...». Era recitado como una parte de las ceremonias del Año Nuevo. En él se relataban las hazañas y la gloria de Marduk y la ciudad de Babilonia. En él se trataba de justificar la posición de Marduk como el dios más grande entre los grandes dioses.

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pukku: Posiblemente sea un término que servía para indicar una especie de pelota que lanzada mediante un mazo constituía un juego semejante al del polo que practican los iraníes. Cfr. nota 40 a la tablilla I. Puzur-Amurru: Lectura en lugar de Puzur-Enlil que hacen muchos comentaristas en XI 93. Puzur-Enlil: Nombre de un artesano al que Utanapishti encomendó la construcción de la barca (XI 93). Qassa-ṭabat: Qāssa.ṭābat «su mano es suave» es una divinidad masculina asociada a Ereshkigal, la reina del Infierno. Podría estar en relación con la divinidad que aparece en sumerio con el nombre de dŠU.NI.DU 10 «su mano es grata», uno de los vaqueros del dios Luna. Aparece en VIII 164-165 como el barrendero de Ereshkigal. Rimat-Ninsun: «Vaca salvaje» epíteto de Ninsun. Sargón II: Rey babilonio mencionado en un colofón de la tablilla XII. sasu: Piedra preciosa no identificada (IX 187). Shadû: Viento del Este. Shakkan: Dios del ganado y de los pastores. En VII 202 aparece sentado en los Infiernos. Shamash: El dios Sol. Shamhat: Nombre de la prostituta enviada a Enkidu. Posiblemente perteneciese al culto personal que la diosa Ishtar tenía en su templo de Uruk. Shamkat: Nombre que recibe Shamhat en la versión paleobabilónica. Shangashu: Nombre dado por la tradición hitita al cazador que encuentra a Enkidu en la estepa. shar: Medida de capacidad equivalente a 3.600 litros y de superficie que oscilaba entre las 300 y 500 hectáreas. Shiduri: Nombre de la tabernera con la que se encuentra Gilgamesh en su camino. Si bien se ha propuesto un origen hurrita, según el cual el término shiduri significaría «muchacha joven», «muchacha hermosa», no faltan, en cambio, quienes han querido ver en este nombre una etimología babilonia, de suerte que significaría «Ella es mi refugio», valor muy en consonancia con lo que los viajeros veían en las posadas regentadas por taberneras. Es curioso observar que el nombre de Shiduri va precedido por el determinativo que indica divinidad, lo que podría llevarnos a considerar que tal vez estemos ante una personificación de Ishtar, representando su papel de diosa preocupada por el bien del hombre. shubú: Piedra preciosa identificada por algunos como el ágata (IX 190). Shullat: Fuerza destructiva e identificada como característica del dios Shasmash. Aparece como heraldo de la tormenta junto a Hanish con quien formaría parte del cortejo de portatronos del dios Adad (XI 100). Shulpae: Divinidad sumeria a la que se atribuyen muchos cometidos, entre los que se incluyen la fertilidad y poderes demoníacos. Shurippak: Variante de Shuruppak en algunos manuscritos. Shuruppak: Ciudad antediluviana de la que fue rey Ubaratutu, el padre de Utanapishti y en la que los dioses decidieron provocar el diluvio. Se hallaba a 70 km al sureste de Babilonia y

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actualmente se la identifica con Tell-el Farâ. Shuruppu: Viento glacial. Shutu: Viento del Sur. Sibitti: Nombre genérico que reciben siete demonios maléficos que en el Poema de Erra animan y ayudan al dios Erra en su labor destructiva. Siete Sabios: Con este nombre se conocen a los siete sabios divinos que el dios Ea envió desde el Apsú, antes del Diluvio, para enseñar al género humano las artes y destrezas de la civilización. Silili: Divinidad desconocida, de la que se nos dice que fue madre del caballo. Posiblemente se trate de una divinidad relacionada con los caballos, que tendría su origen al norte de Mesopotamia, quizá en Anatolia, donde los hititas desarrollaron muy notablemente la cría caballar (VI 57). Simurra: Nombre de un viento. Sin: El dios Luna, una de las divinidades que custodiaba los símbolos de la realeza. Sin-leqi-unninni: Nombre del autor/editor del poema clásico de Gilgamesh. Sinabu: Topónimo mencionado en un colofón de la tablilla XII. Sippar: Ciudad al norte de Babilonia, siguiendo el curso del Éufrates, de la que eran dioses tutelares Shamash y Aya, su paredra. Sirara: Nombre del Hermón o Antilíbano (V 134). Siraya: Variente de Sirara. Sirion: Véase Sirara. Sumer: Topónimo que designa la parte meridional de la Baja Mesopotamia. Sumerio: Término aplicado a los habitantes de Sumer y a la lengua hablada por ellos. Sursunabu: Nombre de Urshanabi en la versión paleobabilonia del fragmento de Sippar (IV 3, 4, 6). Suteo: Étnico perteneciente a una tribu asentada en el oeste de Siria y cuya actividad estaba asociada a incursiones militares y saqueos. Representa en los textos mesopotámicos el prototipo del nómada del desierto siroarábigo. taklimu: Rito en el que se presentaba una ofrenda ante una divinidad. talento: Medida de peso equivalente a unos 30 kg. Templo Sublime: Nombre con el que se conocía el templo de la diosa Gula en la ciudad de Isin. La aparición de este santuario en III 15 se debe al sincretismo que se produjo entre las diosas Gula y Ninsun, ya que la pareja divina de Ninurta y Gula se había sincretizado con la de Lugalbanda y Ninsun. Tiamat: «El mar» personificado en una divinidad considerada en la mitología mesopotámica como la madre de la primera generación de dioses en el Poema de la Creación. Ubaratutu: Padre de Utanapishti. Aparece atestiguado como soberano en la tradición historiográfica sumeria. En la Lista Real Sumeria solamente aparece él en la dinastía de Shuruppak (la actual Tell-el Farâ), siendo el último soberano antes del Diluvio. Ugarit: Ciudad siria (moderna Ras Shamra) en donde se encontraron muchos documentos acadios y una gran cantidad de tablillas cuneiformes en una lengua cananea conocida como

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ugarítico. Ulaya: Hidrónimo que fluye por la región del Elam, al este de Mesopotamia, y es un afluente del Tigris en su curso inferior. Los romanos lo llamaron Euleo y actualmente se identifica con el río Karun (VIII 18). Ullush: Nombre de Utanapishti atestiguado en un fragmento hurrita. Ulluya: Nombre de Utanapishti en la versión hitita. Ur: Ciudad-estado sumeria a orillas del Éufrates, al sur de Mesopotamia ya en las proximidades del Golfo Pérsico. Su dios tutelar era Sin. Urshanabi: Nombre del barquero que lleva regularmente las provisiones a Utanapishti y que conducirá a Gilgamesh a su presencia. Uruk: Ciudad sumeria (actual Warka) situada en la Baja Mesopotamia. De ella fueron reyes Enmerkar, Lugalbanda y Gilgamesh. Aparece citada en la Biblia (Génesis 10, 10) con el nombre de Erek. Utana’ishti: Nombre de Utanapishti conservado en la versión paleobabilonia de Sippar, col. iv, 6. Utanapishti: Nombre del héroe que se salvó del Diluvio, alcanzando posteriormente la inmortalidad. El nombre Utanapishti es la traducción babilonia del nombre sumerio ZI.UD.SUD.RÁ, cuya traducción sería («Aquel) cuya vida son largos días» o bien «Vida de largos días». Utu: Nombre sumerio del dios Sol, identificado con Shamash en acadio. vara: (nindanu) Medida de superficie equivalente a 6 m, es decir, 12 codos, pero en neobabilonio = 14 codos. Wer: Divinidad semita también conocida como Mer, Ber e Ilwer. Era un dios de la tormenta identificado con Amurru y Adad. Ziusudra: Nombre sumerio de Utanapishti.

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Edición en formato digital: 2015 © Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S. A.) Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15 28027 Madrid [email protected] ISBN ebook: 978-84-376-3361-9 Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro electrónico, su transmisión, su descarga, su descompilación, su tratamiento informático, su almacenamiento o introducción en cualquier sistema de repositorio y recuperación, en cualquier forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, conocido o por inventar, sin el permiso expreso escrito de los titulares del Copyright. Conversión a formato digital: calmagráfica

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