Libro 3 Geminis

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Los signos del Zodiaco y el amor ...por qué se escribió

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Como descubriréis en este libro, los signos solares con los que tenemos potencial para una fácil compatibilidad, simpatía y comprensión son mucho más numerosos que aquellos con los que es posible que descubramos una cierta dosis de tensión, antipatía o falta de comunicación... y en la armonía de nuestro sistema solar hay más oportunidades para el amor y la compasión que para el odio y el recelo. Sin embargo, hombres y mujeres inquietos de todos los órdenes de la vida, desde geólogos y ecólogos hasta profetas y astrólogos, pronostican tenazmente la posibilidad de que se aproximen cataclismos, tanto de factura humana como naturales, que traerán consigo el peligro de la aniquilación antes de que haya transcurrido la próxima década crítica en este planeta menguante, que pierde tan rápidamente su luminosidad. Nos lo han advertido, pero son pocos los que han respondido. Es evidente que se necesita un milagro para que la Tierra vuelva a prosperar. Si aprendemos a utilizar la sabiduría de los planetas, la clave de la Verdad Universal de nuestros Co-Creadores, cada uno de nosotros podrá crear un fragmento del mensaje que abarca todo el espectro del arco iris, a saber, Paz sobre la Tierra a los hombres... y mujeres... de buena voluntad, mensaje que entonaron los cuerpos celestes sobre Belén hace dos mil años para inaugurar la era de Piscis del dulce Nazareno, que sólo nos pidió que nos «amáramos los unos a los otros», y que nos prometió que lo que él hacía, nosotros también podríamos hacerlo. No es demasiado tarde, pues el jubiloso mensaje de las huestes angélicas (aún no identificadas) sigue haciendo reverberar su clarinada... inaugurando ahora la era de Acuario... anunciando la esperanza para aquellos que observan los cielos y están atentos a la música. Creo que para un milagro tan necesario, que quizá se aproxima antes de lo previsto, no podría existir un preludio más formidable que el de emplear el arte de los sabios de antaño con el fin de allanar el terreno para su retorno con una nueva Búsqueda Estelar del amor... del amor del hombre por la mujer... y de ambos juntos por todas las plantas y criaturas vivientes. Porque sólo el amor tiene la facultad de traer la paz a los terráqueos de buena voluntad en la hora crepuscular de la historia.  

  En el Año de Nuestro Señor 1978 

 

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A todos mis lectores

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Los signos del Zodiaco y el amor contiene una serie de conceptos polémicos de naturaleza moral, filosófica e intelectual, en las áreas de la ciencia y la religión. A algunos de vosotros, estos conceptos os parecerán estimulantes, a otros os parecerán extraños y sorprendentes, y a otros más os podrían producir una profunda ofuscación. Aquí los presento como veraces, y así los interpretaréis muchos de vosotros... en tanto que es posible que otros les den una interpretación distinta. He compartido con vosotros mis descubrimientos personales respecto de la verdad porque creo que cualquier tipo de investigación implica el deber de intercambiar con los demás lo que se ha elucidado, para apresurar la génesis de la armonía en la Tierra, la paz definitiva. Sin embargo, no os pido —ni tampoco espero— que interpretéis mis conceptos como vuestra verdad, a menos que concuerden con vuestro esclarecimiento personal y vuestras convicciones particulares. La verdad parcial —la simiente de la sabiduría— se encuentra en muchos lugares. La verdad parcial se puede hallar en el instinto primordial... en el derecho terrenal, en la costumbre social, en la investigación científica, en la filosofía y en la doctrina religiosa. Las semillas de la sabiduría están implantadas en todo lo que se ha escrito a lo largo del tiempo... especialmente en el arte, en la música y en la poesía... y, sobre todo, en la Naturaleza. Pero la auténtica Verdad sólo se puede encontrar en un lugar, en la comunión de cada hombre y de cada mujer con una Fuente eterna de Conocimiento oculto que lleva dentro, y que cada individuo debe buscar y hallar por sí mismo. Podemos mostrar la senda a los demás, pero cada uno debe marchar solo por esta senda: hasta que cada «extraviado» haya realizado el viaje íntegro y hasta que todos hayamos alcanzado finalmente la Luz de la Sabiduría cabalmente formada que está en el final del Camino... de donde partimos en un Tiempo ha mucho olvidado.

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Prefacio Como la sombra de Peter Pan, la curiosidad acerca de la compatibilidad astral sigue al astrólogo «por el segundo lugar de la derecha y sin parar hasta la mañana». Es inevitable que en cada reunión alguien le formule una pregunta de esta índole: «¿Cómo se lleva Sagitario con Piscis?». Típicamente, en los programas de radio y televisión, y en las entrevistas periodísticas, el profesional de la astrología tropieza invariablemente con: «Mi marido es Leo y yo soy Acuario. ¿Por eso reñimos tanto?», o: «¿Con qué signo le conviene casarse a un Géminis?».

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Todos desean conocer las reglas básicas del juego de la combinación y el apareamiento de los signos solares. Incluso me he encontrado inerme en el sillón del dentista, en plena extracción de una muela, mientras el profesional me decía: «No se trata de que yo crea en la astrología, ¿pero qué posibilidades tengo con una mujer Capricornio?».

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Ahora bien, aquellos de vosotros que fuisteis jóvenes (y que, según espero, lo seguís siendo), sabéis lo que Campanilla de Bronce le advirtió a Peter Pan: «Cada vez que un niño dice que no cree en las hadas, un hada cae muerta en alguna parte». Asimismo, cada vez que alguien comenta que no cree en las estrellas, una relación humana cae muerta en alguna parte, pues le falta la comprensión que podría haber extraído del conocimiento básico de la astrología... y esto no es una fantasía. Es un hecho. El arte y ciencia más antiguo del mundo no tiene nada de misterioso, a menos que optéis por considerar «misteriosos» los milagros de amor y tolerancia que emanan de su empleo. Dejando de lado la semántica, da resultados, cualquiera que sea el calificativo que le apliquéis.

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En cuanto a esos conocidos personajes del País de Nunca Jamás, Peter Pan y Wendy, si bien he utilizado algunos de sus comentarios, a lo largo de este libro, para simbolizar, en diversas circunstancias, ciertas características de los doce signos astrológicos, el Sol natal personal de Peter Pan se hallaba en el elemento Aire mutable de Géminis cuando él fue creado. ¡Oh, sí! Peter era un signo solar Géminis... a pesar de que utilizo citas específicas suyas para simbolizar otros signos del libro. Era un signo solar Géminis que deseaba no crecer nunca, que buscaba algo que nunca podía terminar de hallar, que estaba eternamente destinado a sentirse seguro sólo de su propia sombra y nunca de otro ser humano... hasta que, confiemos en ello, aprendiera por fin la lección del amor mediante el esclarecimiento eventual.

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Wendy era evidentemente una Cáncer: maternal, posesiva, afable e imaginativa, y ensayaba sus alas en un vuelo de fantasía bajo la Luna llena, como a menudo lo hacen las doncellas lunares. Como veis, no estaban asociados por una sólida armonía de signos solares, de manera que reñían de cuando en cuando, y cada uno de ellos oía una melodía distinta. Wendy terminó en el último capítulo como terminan casi todos los Cáncer: a salvo y segura. Aunque su corazón anhelara ansiosamente volver a volar, optó por el hogar, el matrimonio y los hijos, como sueños finales, en tanto que Peter, como casi todos los Géminis, continuaba su búsqueda eterna de un arco iris más refulgente, allá lejos... aún obsesionado por dos deseos gemelos: el de sentar la cabeza junto a Wendy, y el no menos vehemente de seguir siendo libre... y fiel a sí mismo. Pero cuando Wendy nació, la Luna seguramente estaba en Acuario, en aspecto trígono (armonioso) con el Sol Géminis de Peter, y ésta fue la razón por la cual, al principio, voló con él... y prometió volver a limpiarle la casa todas las primaveras. Vale la pena invertir tiempo y esfuerzos en comparar dos horóscopos en busca de compatibilidad, porque cuando encontráis una relación en trígono, en sextil o en conjunción entre los respectivos signos solar y lunar (los signos transitados por el Sol y la Luna a la hora de ambos nacimientos), más un intercambio positivo de los signos situados en los ascendentes con las luminarias, el amor asume una dimensión más profunda. Todo amor es capaz de trasmutar los deseos en realidad, pero el amor entre dos seres cuyas auras personales se han amalgamado armónicamente, de esta manera, genera las vibraciones a las que se refieren los poetas, y puede manifestar una magia maravillosa. Entre los millones de parejas de la Tierra que procuran alcanzar (o han alcanzado) juntas una dicha y una

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realización satisfactorias, y entre aquellas que aún se debaten en medio de una difícil prueba sexual kármica, transitan aquellas otras, muy raras, que reciben la designación esotérica de «compañeros del alma» o «almas gemelas».

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A veces ocurre que un hombre y una mujer se encuentran, y reconocen instantáneamente a la otra mitad de su propio ser tras los ojos del otro. Los ojos han sido correctamente designados con el nombre de «ventanas del alma». Incluso sus voces les resultan recíprocamente conocidas, como un acorde musical recordado. Éstos son dos seres que captan enseguida el hecho inalterable de que han sido, son y deberán ser siempre uno, aunque hayan luchado contra su hado durante siglos y se hayan esforzado en vano por evadirse de su destino común. Casi desde el primer momento en que se encuentran y se miran el uno al otro, sus espíritus confluyen jubilosamente, reconociéndose, desdeñando todas las convenciones y costumbres, todas las reglas sociales de comportamiento, impulsados por un conocimiento interior que no pueden negar, pues es demasiado arrollador. Inexplicablemente, a menudo sin pronunciar una palabra, saben que sólo podrán alcanzar la integridad el uno mediante el otro... y que sólo podrán ser completos en todos los sentidos cuando estén juntos. De alguna manera se sienten inmortales, y lo son... porque este nivel de amor puede conferir el conocimiento inicial de la conquista de la longevidad multisecular en el mismo cuerpo carnal, en el plano de la Tierra, así como la materialización del cambio de cuerpos carnales (los templos del alma) en un estado plenamente consciente, sin el «coma» denominado muerte. La solución del problema de «superpoblación» que se planteará en el caso de que todos los habitantes de la Tierra logren este objetivo, será analizada con más detenimiento en un futuro libro. Tampoco intentaré describir aquí detalladamente el origen y el destino final de las almas gemelas, porque lo he hecho en otro libro, titulado Gooobers, que se publicará en el futuro próximo. Pero el tema de los compañeros del alma o almas gemelas despierta una curiosidad tan acuciante, que merece una explicación, aunque incompleta, en este mismo contexto. El hombre y la mujer que son compañeros del alma casi no necesitan pronunciar las palabras «Te amo», pues están seguros de que deberán ser el uno para el otro en la encarnación (ciclo vital) presente, o (como consecuencia de complicaciones kármicas) al cabo de muchos siglos. La fórmula de la ceremonia matrimonial —«que ningún hombre separe lo que Dios ha unido»— se refiere a estas personas. Sin embargo esta advertencia es innecesaria, y sólo se trata de un ritual simbólico, porque ningún hombre puede romper el vínculo entre las almas gemelas. Ni siquiera ellas mismas. Ni ninguna energía del Universo. La fuerza que las creó es todopoderosa e indestructible. Es posible que el lazo se debilite, que la unión y la consumación finales se aplacen, pero nada podrá separarlas definitivamente. Es infinita la dicha que podrán reivindicar —cuando lo deseen— según una tabla cronológica dictada por el libre albedrío de los ángeles superiores de sus propias personas. (La superconciencia o supraconciencia de cada uno.)

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A este tipo de atracción magnética instantánea se lo denomina a menudo «amor a primera vista», el cual no es un azar del destino, sino algo muy real. Es algo más que una curiosa coincidencia que las almas gemelas confluyan en el momento apropiado, en medio de la inmensidad del mundo. El entrecruzamiento de sus caminos ha sido predestinado en un nivel superior de conciencia. Es tan cierto que determinadas energías espirituales actúan para producir estos encuentros, como que la migración de las aves y el retorno de los cometas están gobernados por una ley universal análoga. Su confluencia es controlada por las operaciones del Karma, que no es más que la suma total de las causas movilizadas en el pasado... y éstas determinan infaliblemente las condiciones del presente. Cuando llega la hora de que las almas gemelas se encarnen, éstas son enviadas a la Tierra y revestidas de carne (una vez más, los cuerpos son los templos del alma) por la acción de determinadas fuerzas de tiempo-energía, en el momento de la Cronología Terráquea en que ciertas configuraciones planetarias generan las condiciones propicias. Estas fuerzas de tiempo-energía son de naturaleza electromagnética, pero más complejas de lo que esta palabra da a entender.

Ninguno de nosotros puede controlar los resultados finales de las causas que iniciamos o pusimos en acción en nuestras vidas pasadas, aunque sí podemos controlar nuestras reacciones a los resultados que estas causas pasadas producen en nuestra vida actual. La personalidad superior posee el «libre albedrío» para modificar estos acontecimientos kármicos, y nosotros podemos adquirir este poder si aprendemos a sintonizamos o comunicarnos con la personalidad superior (supraconciencia). Pero en el nivel consciente el «libre albedrío» sólo puede realizarse en el futuro, porque, en esa corriente siempre fluida que llamamos presente, ponemos en marcha, mediante acciones que iniciamos ahora y mediante reacciones a causas pasadas, las condiciones futuras con las que tropezaremos inevitablemente.

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En cuanto a las influencias planetarias específicas de las natividades (horóscopos o cartas natales) de dos personas, influencias éstas que le revelan al astrólogo que se trata de almas gemelas, lo cierto es que son demasiado complejas para explicarlas exhaustivamente en este libro, en toda su magnitud, y deberemos dejarlas para otro volumen programado, que se ocupará de este tema y otros afines. Pero suponiendo que dichas influencias planetarias estén presentes en las cartas respectivas de los enamorados, se revela un destino en el cual los dos se encontrarán involuntariamente y en el cual será imposible separarlos, incluso mediante la experiencia de la muerte, excepto durante intervalos de tiempo terráqueo, destinados a la verificación kármica de las almas. Durante estos períodos de separación, ya sean breves o prolongados, las dos personas se sienten solas, vacías e incompletas. Sin embargo, incluso durante estas interrupciones temporales de su convivencia, existe entre ellas una comunicación astral constante, pulsante, porque aun entonces se hallan unidas por un cordón que las conecta a través de la distancia. Recientemente una mujer que conozco se hallaba sumida en un estado de ansiedad emocional, y experimentaba una necesidad desesperada de conectarse con el hombre que amaba (un alma gemela), el cual se hallaba fuera del país. No tenían cómo comunicarse por teléfono o por carta. Una noche estaba postrada en la cama, en la oscuridad, e intuía marcadamente su presencia pero se sentía frustrada porque no podía verlo ni oírlo ni tocarlo, y de pronto exclamó en voz alta, involuntariamente: «¿Oh, por qué no me oyes cuando te llamo?». La lámpara colocada sobre el escritorio, en el otro extremo de la habitación, se encendió súbitamente. Al mismo tiempo, una gran margarita de papel que él le había regalado meses atrás, cayó al suelo. La mujer se sentó en el lecho, atónita, miró la lámpara y la margarita caída, y volvió a hablar en voz alta. «Si has sido verdaderamente tú quien encendiste la luz, ¿puedes darme una señal de que tu cuerpo astral está realmente aquí, apagándola ahora mismo?» Enseguida el interruptor de la lámpara chasqueó audiblemente y dejó la habitación a oscuras... e inmediatamente volvió a chasquear poblándola de luz. Antes del episodio la lámpara había estado apagada durante varias horas, de modo que no se trató de un corte de energía.

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Lo que sucedió no tenía absolutamente ninguna explicación científica. Ni la bombilla ni el interruptor estaban flojos, y tampoco había ninguna avería en la conexión o el enchufe. Todo fue minuciosamente comprobado. En cuanto a la margarita, había pasado muchos meses firmemente implantada en su lugar, adherida a un cuadro que colgaba de la pared, hasta ese momento imprevisto. Las leyes de la metafísica explican fácilmente semejantes «milagros». El alma gemela de la mujer había captado la necesidad de ésta, y había respondido, guiada astralmente por sus respectivas personalidades superiores, a través del cordón azul plateado que las conectaba: un hilo de luz capaz de impresionar materialmente la visión física de un parapsicólogo o un sensitivo experto. Más tarde la mujer se enteró de que exactamente a la misma hora él realizaba esfuerzos ansiosos para comunicarse con ella. Quienes aman lealmente, y quienes saben utilizar el cordón de energía eléctrica que los une, no necesitan de la Western Union, ni del correo, ni de la telefónica, para comunicarse. Siempre están en contacto mediante su «telégrafo» astral. Ha habido incontables casos análogos entre dos personas asociadas por todo tipo de relaciones de amor: padres e hijos, amigos íntimos, maridos y esposas... y amantes.

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Aún oímos los clamores de la ciencia: «¡Dadnos hechos, hechos, hechos!». La astronomía y la ciencia, son incapaces ambas de ver el gran bosque metafísico del conocimiento a través de los árboles de la baja matemática y la baja física, sin el prefijo «meta», en tanto que la metafísica podría explicar tantos misterios. «Meta» es una palabra griega que significa, sencillamente, «más allá». ¿La verdad reside más allá de la ficción del hecho? Einstein tenía conciencia de ello. Sí, el abstracto Albert lo sabía. Algún día muy próximo, en esta naciente era de Acuario, el descubrimiento de instrumentos suficientemente sensibles para medir la tremenda energía del campo magnético del amor demostrará cómo sus impulsos eléctricos pueden dejar en suspenso las leyes de la Naturaleza (pero no perjudicialmente), invertir la gravedad (y también el proceso de envejecimiento, mediante la regeneración celular), aumentar la comunión telepática y producir muchas otras manifestaciones milagrosas, incluida la evocación consciente de encarnaciones anteriores, lo cual por fin convencerá a la ciencia escéptica. Sí, el amor puede lograr todo esto, si el deseo es suficientemente vehemente y si la motivación no es egoísta... cuando se movilizan suficiente fe y suficiente voluntad. Ocurre todos los días. Testigos fidedignos han observado frecuentemente cómo una mujer de cuarenta y cinco kilos puede levantar las ruedas de un camión de dos toneladas si su hijo está atrapado debajo de ellas: una inversión total de las leyes físicas que concuerda empero perfectamente con las leyes de la meta-física. El amor es mucho

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más que una emoción o un sentimiento. El amor es un impulso eléctrico positivo. La ciencia aún no ha perfeccionado instrumentos suficientemente delicados o refinados para detectar estos impulsos, que, sin embargo, existen. Los «científicos» tampoco creyeron en las ondas electrónicas de la radio hasta que pudieron medirlas.-.. y sin embargo ahí estaban, siempre. Como escribió H. T. Buckle en su History of Civilization in England: «... habitualmente pasan unas pocas generaciones y entonces comienza un período en el cual estas mismas verdades son interpretadas como hechos comunes: y un poco después comienza otro período en el cual son declaradas necesarias, e incluso la mente más obtusa se pregunta cómo fue posible que alguna vez las negaran».

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Durante la trabajosa búsqueda del alma gemela habrá muchas desviaciones, muchas relaciones que al principio parecerán genuinas y después se diluirán en la indiferencia y el hastío. Incluso cuando por fin se descubre el alma gemela, a menudo se producen muchas complicaciones y verificaciones que causan sufrimientos temporales. Sólo la práctica continua y consecuente de la tolerancia y la clemencia puede aliviar el dolor. El intercambio de dolor por dolor sólo genera la certidumbre futura de una reacción análoga, de más dolor, por obra de la causa y el efecto kármicos.

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A veces, parece que los problemas de dos personas que se aman son insolubles, que el muro que los separa es tan alto que no podrán salvarlo. Pero sus problemas se disiparían, desaparecerían sencillamente, si sólo pusieran en contacto sus manos, o sus corazones, o sus mentes, o incluso sus narices, y susurraran una sola palabra: «¡magia!». Porque el amor es magia, el poder secreto que todos los que aman poseen sin saberlo. Aunque el trauma sea enorme, aunque las palabras sean crueles, el amor lo borrará todo, como si nunca hubiera existido. Pero no si quien ha infligido el dolor no lo desea y no se esfuerza... no si quien ha sido profundamente herido carece de la capacidad de perdonar. El deseo, el esfuerzo y el perdón, combinados, son necesarios para liberar la fuerza y el poder del amor.

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La legendaria búsqueda del Santo Grial implica una búsqueda doble. En el nivel material o terrenal, gira en torno de la copa concreta de la cual el Nazareno bebió en la Última Cena, y que según los antiguos fue enterrada cerca del lugar donde los sacerdotes druidas (descendientes de los esenios) celebraban sus ritos místicos... copa cuyo descubrimiento es inminente en la era del Aguador. En un plano más sublime, místico, cada ser humano concluye con éxito la búsqueda del Santo Grial cuando se reúne con el alma gemela. Porque sólo cuando todas las almas gemelas solitarias y separadas se reúnan por fin jubilosamente, las piezas del rompecabezas de la vida se ensamblarán para formar una imagen íntegra y completa dentro del Universo. La leyenda susurra que será durante el despuntar de la era de Acuario cuando los catorce fragmentos del alma de Osiris —que se esparcieron cuando su cuerpo fue dividido en catorce partes por su hermano Set (lo cual provocó la primera Puesta de Sol de la Tierra)— se reúnan en un solo hombre, «con todas sus partes dispersas completas». Un hombre, que se reencontrará con su propia alma gemela, Isis, después de millones de años trabajosos de búsqueda y de incontables encarnaciones que compartieron en el pasado sin comprender la verdad.

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Al mismo tiempo, las almas gemelas de Set y su Nepente, separadas hace mucho tiempo, se reunirán, para cumplir su destino de descubrir juntas el Grial del Nazareno, mediante el amalgama de sus auras. Entonces, dice la leyenda a través del milagro de la absolución recíproca por aquel crimen lejano. Set y su hermano, Osiris, junto con Isis y su hermana, Nepente, encontrarán de alguna manera, juntos, los anales perdidos de la Atlántida... así como el sepulcro de Osiris, que contiene las crónicas de la construcción de la Gran Pirámide de Gizeh, levantada por Osiris (y no por Keops, como se ha creído erróneamente durante siglos). Cuando estos hechos portentosos y sacrosantos se concreten, después de que estos cuatro (y uno más) reconozcan la verdadera identidad de sus personalidades superiores, otras muchas almas gemelas se reconocerán súbitamente las unas a las otras. Entonces por lo menos empezaremos a materializar nuestro sagrado derecho, tal como lo suplicamos en esos versículos del padrenuestro: «Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra, (como arriba, así también abajo), cambiando el esquema de la trinidad de energías solar, estelar y lunar en el cosmos. Quienes aman profundamente, y quienes están auténticamente apareados con la otra mitad de sí mismos, no experimentan deseos de desencadenar guerras ni de dominar a los demás. Así como la devoción de Romeo y Julieta, aun en la muerte, tuvo el poder de disipar la enemistad y de conciliar las diferencias entre los belicosos Montescos y Capuletos, así también la amalgama extática de todas las almas gemelas enamoradas

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tiene la misma facultad de unir a la humanidad, a todos los terráqueos para la Paz y el Bien permanentes. Pax et Bonum. No es una coincidencia (nada lo es) que el hombre que por lo menos dio un paso inicial hacia la paz en el Oriente Medio, Anwar el Sadat, sea auténticamente dichoso en su matrimonio y esté casado con una mujer que refleja los objetivos de su personalidad superior... y que lo mismo ocurra con Menajem Beguin, de Israel, quien por lo menos al principio aceptó aquel gesto con el mismo espíritu de buena voluntad y sinceridad. Tampoco es una coincidencia que Hitler fuera un hombre solitario, huérfano de amor. ¿Jesús... el carpintero de Nazaret? No estaba solo. No le faltaba el amor de una mujer. Aunque sólo se trate de un comienzo, el excelente y minuciosamente documentado libro The Sexuality of Jesus (Harper & Row, 1973), que Harper & Row reeditó en 1979 con el título de Did Jesus Love?, escrito por el reverendo William Phipps, un Escorpión, arroja la necesaria luz sobre el misterio largamente oculto de Jesús y su propia alma gemela. Porque él era sólo un hombre, aunque muy evolucionado... y ella, sólo una mujer. Como tú.

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La doctrina de la divinidad, como la del patriotismo, implica una vibración negativa, que sitúa a un hombre, una mujer, una nación, por encima de los demás. ¿Jesús, el Cristo? Sí, él era más que humano, un ente distinto, pero no diferente, no más sobrehumano o divino de lo que puede llegar a ser cada hombre y mujer durante esos períodos demasiado raros y breves de sintonización con la supraconciencia individual. Anwar, el Cristo... Menajem, el Cristo... Ruth, el Cristo... Robert, el Cristo... Thelma, el Cristo... Michel, el Cristo... Susan, el Cristo... Arthur, el Cristo, y así sucesivamente, incluyendo tu propio nombre. Cristo no es más que otro nombre para designar al Espíritu Santo, que puede introducirse en cualquiera. Todos somos hijos e hijas de Dios... y de Su Compañera, Su propia alma gemela. ¿Cómo habría sido posible que nuestro Creador no tuviera Su contraparte? La bipolaridad positivo-negativo, masculino-femenino, existe en todas las dimensiones, en todos los niveles de conciencia, dentro de las galaxias del Cielo... y en el Infierno de la Tierra (tal como se manifiesta actualmente). El mismo Jesús nunca pretendió ser divino. «Lo que yo he hecho, también podéis hacerlo vosotros, y más... id y haced lo mismo... te será hecho según tu fe... ». Éstas no son reivindicaciones de singularidad espiritual, sino sólo recordatorios de que las que se estaban exhibiendo eran manifestaciones de lo «divino» que hay dentro de cada uno de nosotros, milagros que todos podríamos ejecutar... aunque no sin sacrificios, no sin ciertas disciplinas necesarias para controlar la mente, el cuerpo y las emociones. Es extraño que la palabra «disciplina» abarque a la palabra «discípulo». O quizá no es extraño en absoluto.

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Los cataclismos pronosticados, si llegaran a producirse, si no pudiéramos evitarlos, habrán sido generados por muchas fuerzas de las tinieblas... por la experimentación subterránea de inmensas energías destructivas... por las vibraciones negativas de las olas actuales de promiscuidad sexual y lascivia que invaden las revistas y el cine, y que ultrajan y degradan el sexo a su nivel más bajo... por la feroz ambición de lucro... por la negativa egoísta a compartir nuestro dinero, nuestros alimentos o nuestro amor con nuestros semejantes. «Si todos comieran sencillamente, todos comerían.» La necesidad de sexo, como la necesidad de alimentos, es un apetito devorador que se extiende por todo el mundo. Pero compartir nuestro amor no implica compartir nuestros cuerpos en una sensual experiencia sexual de grupo. La glotonería no es la respuesta a ninguno de los dos tipos de apetito. El sexo no es un pecado; sólo el empleo incorrecto de su energía es un pecado contra el ángel superior de la propia personalidad. La unión sexual es el éxtasis de lo «profundo» descubierto por quienes aman, y simboliza la amalgama del hombre y la mujer con el Universo y con la totalidad de la Naturaleza, en la unidad. Es una simple cuestión de prioridades. Primeramente os enamoráis... con los ojos. Después con la mente, y después con el corazón (las emociones). Para entonces vuestra alma se ha sumado a la experiencia —os deis cuenta o no de ello, os habéis «enamorado» espiritualmente— y es hora de enamorarse con el cuerpo.

Cuando invertís el orden de este proceso, fracasáis. Porque sólo los ojos saben cómo introduciros en la mente de la persona que mira. Sólo la mente sabe cómo introduciros en el corazón de la persona con la que habéis descubierto una afinidad mental. Sólo el corazón sabe cómo introduciros en la unión con el alma del ser amado. Y el alma sabe muy bien... ¡oh!, sabe muy bien, creedme... cómo introduciros, entonces, en el éxtasis de la unidad denominada acoplamiento sexual, que os convierte en «una sola carne». Pero si empezáis por el cuerpo... el cuerpo no sabe a dónde conduciros, como no sea hacia más y más sensaciones de la carne, que por sí solas carecen de poder para materializar el anhelo de amor o alimentar el

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ansia de amor más profunda, sensaciones que en razón de ciertas leyes fisiológicas, deben determinar eventualmente que el cuerpo se inmunice a la sensación, y necesite cada vez más estímulos, hasta que finalmente, como en el caso de las drogas, se llega al nivel de tolerancia incluso para esto, y se prefiere toda sensación. Utilizar el cuerpo como un instrumento exclusivamente reservado a la sexualidad sin amor, es como escuchar una sinfonía con un equipo estereofónico pero utilizando un solo altavoz.

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Sí, es hora de que llegue un Mesías. Un Guía que nos recuerde una vez más las lecciones básicas de amor que nos impartió antes y que olvidamos tan rápidamente. Porque no importa hasta qué punto un individuo o una nación ha caído en el error; el amor generará una renovada consagración a la humanidad. Así como no importa cuánto nos hemos alejado, porque el amor producirá el retorno. Como lo señaló el poeta Emmet Fox, no hay distancia que el amor no pueda salvar cuando se lo proyecta con suficiente intensidad; no hay enfermedad —moral, mental, emocional o espiritual— que el amor no pueda curar. No hay victoria que el amor no pueda alcanzar. El amor es energía cinética concentrada, la fuerza más portentosa de la Naturaleza... y de más allá de ésta.

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Si sólo pudierais amar con suficiente profundidad y sustentar el amor durante suficiente tiempo, podríais convertiros en la fuente de vuestros propios milagros, y seríais tan poderosos como los «dioses y diosas» de la antigüedad. No habría ningún sueño que no pudierais materializar, ninguna ley que no pudierais cambiar, ninguna situación que no pudierais invertir... si sólo amarais suficientemente.

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No es fácil amar suficientemente. Amar suficientemente no implica amar sólo a aquellos que os aman a vosotros, a aquellos que son buenos y considerados y generosos. Amar suficientemente implica también amar a quienes «lanzan toda clase de vituperios contra vosotros», a quienes os odian y demuestran activamente ese odio, a quienes aparentemente carecen de toda compasión y sensibilidad. Cualquiera puede retribuir el amor de quienes lo aman... o la aman. Este tipo de amor no entraña mucha gloria ni poder. Estamos encarnados en estos cuerpos carnales, en la Tierra, para aprender la lección más profunda y difícil del amor, que consiste en amar a lo que no inspira amor. En esta hazaña reside toda la fuerza y la energía de la verdadera pasión. En la mayoría de los casos se trata de un esfuerzo penoso, pero cuando lo conseguimos las recompensas son... inimaginables. No os preocupéis por la innecesaria «canonización» religiosa —vosotros también podéis convertiros en «santos»— si conseguís amar suficientemente. En términos astrológicos, casi no se necesita esfuerzo para que un León y un Carnero se amen, para que un Toro y una Cabra se amen. Pero para que un Carnero armonice con un Cangrejo, para que el León armonice con el Escorpión, el Toro con el Aguador... deben desplegar un amor sublime. Los signos del Zodiaco y el amor, es un libro que procurará guiar a quienes tienen la fortuna de estar unidos por sus propios signos solares compatibles... y que también procurará marcar el camino de la tolerancia y la armonía a aquellas personas a las cuales su destino kármico actual les ha impuesto la prueba espiritual de entablar relaciones con personas de signos solares antagónicos.

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Incluso cuando se trata de dos individuos cuyos signos solares y lunares armonizan, siempre hay en sus respectivas natividades algunos planetas que chocan y que generan fricciones y tensiones periódicas. Superar esto implica sintonizarse con la frecuencia pulsátil de la personalidad superior, iniciar el ascenso por el sendero que conduce al esclarecimiento... y marchar en una atmósfera mágica, bajo una lluvia de milagros. Como una copa sin fondo, el Santo Grial de quienes aman nunca está vacío. En las matemáticas de la metafísica, que son las matemáticas del País de Nunca Jamás, veréis... que cuantos más milagros regalamos a los demás, tantos más quedan para vosotros y para mí. ¿Quién entre nosotros no es, a ratos, indigno de ser amado? ¿Y no son precisamente ésos los momentos en que secretamente anhelamos y necesitamos que más nos amen? ¡Oh!, la magia de que alguien a quien hemos maltratado nos retribuya con un trato amable; el milagro de oír, cuando hemos dicho: «Siento haber pronunciado esas palabras crueles», la respuesta: «¿Qué palabras crueles? Yo no las he oído».

Entonces el corazón estalla de júbilo y la copa se desborda. Porque este secreto antiquísimo de la alquimia es un secreto muy sencillo.

Si fue negativo, no sucedió... excepto en el mundo de la quimera.

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Y así, ojalá la fuerza... del amor... os acompañe. Ojalá ella evite los cataclismos naturales pronosticados, así como los cataclismos personales de la separación y el divorcio, mediante sus prismas de luz.

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...y en su seno llevará los corderos... ISAÍAS 40:11

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doce misterios del Amor

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El amor es la necesidad más profunda del hombre y la mujer. Lo que abruma al espíritu humano no es la amenaza de enfermedad o pobreza, sino el temor de que no haya nadie que se interese sinceramente por nosotros, nadie que nos comprenda realmente. Todos corremos desesperadamente en pos del amor, aunque seamos muy sanos, ricos o sabios, porque la otra alternativa es la soledad. Y así es como se busca el amor en el cielo y en el infierno, y lo buscan los santos y los pecadores, sin que importe a dónde los lleva la búsqueda, que en la era de Acuario los conduce a algunos extraños lugares, por el laberinto de la revolución sexual. Oye, ¿qué significa este trauma del sexo? toda esta gente que va a ver películas porno y la que no las va a ver...

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Los aficionados al intercambio de parejas y los idealistas, los puritanos y las prostitutas, las frígidas y las promiscuas, los machistas y las militantes feministas, ya lean a Browning o Playboy, ya vean películas de Walt Disney o las últimas producciones eróticas de Suecia, buscan lo mismo. Cualquiera que sea el camino por el que transitan en pos de la felicidad, la necesidad interior que los impulsa a seguir adelante es el amor. Y no se trata de darlo. Ni de recibirlo. Sino de compartirlo. Amar y ser amado en cambio. ¿Por qué el amor perdurable, mutuo, es tan esquivo? Para lograr una unión completa y permanente con la otra mitas (el alma gemela) el hombre y la mujer deben aprender la lección de los doce signos solar( s. Deben asimilar la sabiduría de estos doce misterios del amor antes de poder alcanzar una armonía definitiva, perfecta, entre sus naturalezas mental, física, emocional y espiritual. A medida que giramos en torno de la rueda astrológica o kármica de la vida, a través del renacimiento bajo la influencia de los diversos signos solares, a veces progresando deprisa, a veces retrasándonos, volviendo a menudo a la experiencia de determinado signo solar para repasar viejas lecciones... evolucionamos, cada cual a su propio ritmo. Nuestras propias personalidades superconscientes nos obligan a perfeccionar gradualmente las cualidades positivas de los doce signos y a purgar nuestra naturaleza de sus condiciones negativas, para que cada uno de nosotros se transforme eventualmente en el oro refinado de un ente totalmente evolucionado, digno de unirse a la otra mitad: la personalidad gemela. En nuestro anhelo de amor —por nuestra alma gemela o compañero del alma— reside nuestra sabiduría metafísica latente. El secreto de la vida misma. La verdad esotérica.

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Cada signo solar contiene una fuerza que puede revertirse en debilidad, y cada signo solar contiene una debilidad que puede revertirse en fuerza, merced a la ley de la bipolaridad positivo-negativo. ¿Qué es la obstinación de Tauro sino su paciencia invertida? ¿Qué es la naturaleza impulsiva de Aries sino el aspecto negativo del coraje positivo de Marte, típico del Carnero? ¿Leo optará por ejercitar el gran orgullo y la gran nobleza que le corresponden por derecho leonino-solar con el fin positivo de proteger a los indefensos, o con el fin negativo de convertirse en un tirano arrogante que oprimirá a los inermes? ¿La cautela de Cáncer se transformará en temores y fobias lunares? ¿La compasión y humildad de Piscis se trocarán en los aspectos negativos de Neptuno: la impostura, la introversión y la evasión? La elección de las bipolaridades de nuestro signo solar siempre corre por nuestra cuenta. Y si nos equivocamos al optar, deberemos revivir de nuevo la experiencia de ese signo solar, hasta asumir el control de su fuerza positiva.

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Las doce iniciaciones del amor En cada una de las experiencias siguientes, el hombre o la mujer es absolutamente capaz de conferir y enseñar a los demás la primera cualidad, pero para que la personalidad aprenda la segunda cualidad hay que hacer un gran esfuerzo. Cuando el individuo comprende esta segunda cualidad tan bien como la primera, ello implica que ha adquirido el dominio de un determinado signo solar. El alma debe pasar más de una vez por las seis primeras iniciaciones del amor como:

GÉMINIS CÁNCER

LEO

para enseñar que el amor es inocencia y aprender que el amor es confianza

«yo tengo»

para enseñar que el amor es paciencia y aprender que el amor es la capacidad de perdonar

el niño

«yo pienso»

el púber

«yo siento»

el adolescente

«yo haré»

el adulto

para enseñar que el amor es perspicacia y aprender que el amor es sensación para enseñar que el amor es devoción y aprender que el amor es libertad

para enseñar que el amor es éxtasis y aprender que el amor es humildad

para enseñar que el amor es «yo analizo» puro y aprender que el amor es !a realización

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VIRGO

el bebé

«yo soy»

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TAURO

el recién nacido

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ARIES

Después de alcanzar la madurez emocional en estas primeras seis etapas de desarrollo, el hombre y la mujer deben pasar por las seis últimas iniciaciones del amor (más de una vez) para descubrir su sentido espiritual más profundo en:

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LIBRA

matrimonio

«yo sopeso»

para enseñar que el amor «yo deseo» es pasión y aprender que el amor es entrega

ESCORPIÓN

sexo

SAGITARIO

conocimiento

CAPRICORNIO

experiencia

ACUARIO

idealismo

«yo sé»

para enseñar que el amor es tolerancia y aprender que el amor es unidad

PISCIS

sumisión

«yo creo»

para enseñar que el amor es compasión y aprender que el amor es TODO

«yo veo»

para enseñar que el amor es honestidad y aprender que el amor es lealtad

para enseñar que el amor «yo utilizo» es sabiduría y aprender que el amor es desinterés

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para enseñar que el amor es belleza y aprender que el amor es armonía ,

y para comprender así finalmente que … 

El amor es eterno

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Existe una razón profunda y significativa por la cual la meditación sobre los doce misterios del amor que figuran aquí es importante para ti y para el ser que amas. La clave es el número doce. Existen 12 sales minerales básicas que se emplean en homeopatía (la más útil de las ramas de la medicina). Estas 12 sales tienen un gran poder para fomentar un estado positivo de la salud humana en cada uno de sus doce signos solares correspondientes, hecho éste que sólo comprenden los homeópatas profesionales y no los médicos ortodoxos (exceptuando unos pocos casos raros entre estos últimos). Los minerales de la Tierra se ajustan al número 12, lo mismo que los sistemas métrico y duodecimal. Los diamantes, por ejemplo, tienen 12 caras o ejes, a lo largo de los cuales es indispensable cortarlos para que tengan brillo. Hubo 12 gobernadores en el sistema maniqueo, 12 divisiones del Templo de Salomón, 12 trabajos de Hércules, 12 altares de San Jacobo, 12 dioses griegos y así sucesivamente. Mucho antes de que los 12 hijos de Jacob fundaran las 12 Tribus de Israel, el número trece (13) tenía un importante significado místico. Por ejemplo, había 12 Caballeros de la Mesa Redonda, y el Rey Arturo era el decimotercero. El Rey-dios Osiris del antiguo Egipto estaba asociado a 12 reyes de menor jerarquía, y Osiris era el decimotercero. Igualmente el Rey-dios azteca Quetzacoatl tenía 12 seguidores, y él era el decimotercer miembro del grupo. En la Cristiandad, el Budismo Gautama y el Islamismo Shiita, también hay 12 seguidores (apóstoles o discípulos) y un Maestro. Los 12 discípulos representan las doce etapas de conocimiento de los signos solares, y el «Maestro» simboliza el número trece (13), o la pureza de la amalgama perfecta de los otros doce en un todo completo. Por ejemplo, los astrólogos esotéricos pueden identificar a cada uno de los 12 apóstoles de la Biblia cristiana con la cualidad del signo solar que se corporiza en la actitud particular de ese individuo respecto de las enseñanzas de Jesús. Esta verdad religiosa entrelazada, judeo-cristiano-islámica, se manifiesta en la armonía matemática y el bello sincronismo de la rueda del horóscopo. La ignorancia espiritual, o la ceguera, genera el miedo supersticioso al temido número «13». Los pisos de los hoteles saltan del «12» al «14», y pocas anfitrionas invitarán a trece comensales a una cena. Sin embargo, el verdadero significado de este número santo es la sabiduría. Si se lo utiliza para el mal puede provocar una gran destrucción. Pero si se lo utiliza para el bien puede provocar una gran regeneración. En sentido negativo, simboliza al «Maestro», que es la amalgama de las doce lecciones de los signos solares, transformado en un «ángel caído», como Lucifer. En sentido positivo, significa exactamente lo contrario: un «ángel» que se mantiene incólume, que ejerce el poder y la sabiduría eternos, atemperados por la justicia y la misericordia y, sobre todo, por el amor. La numerología es un componente inevitable de la astrología. El tema es demasiado vasto y complejo para abordarlo a fondo en Los signos del Zodiaco y el amor, y lo analizaremos minuciosamente en un próximo libro. Sin embargo, en el ínterin, es necesario hacer una breve referencia a los números planetarios para poder entender cabalmente los doce misterios del amor. Cada signo solar armoniza con un planeta o luminaria (Sol o Luna) determinado, y es regido por él. Y asimismo cada planeta armoniza con un determinado número y es gobernado por él. Por ejemplo: El Sol (que rige a Leo) vibra al son del número diez o uno (10=1), al que equivale cuando se lo suma siguiendo el procedimiento matemático normal. La Luna (que rige a Cáncer) vibra al son del número dos (2). Júpiter (que rige a Sagitario) vibra al son del número tres (3). Urano (que rige a Acuario) vibra al son del número cuatro (4). Mercurio (que rige a Géminis y temporalmente a Virgo, hasta que se descubre e identifica al planeta

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que rige auténticamente a Virgo. o sea Vulcano: véase el capítulo Virgo-Virgo) vibra al son del número cinco (5). Venus (que rige a Libra y temporalmente a Tauro, hasta que se descubre que el que rige auténticamente a Tauro es Pan-Horus: véase el capítulo Tauro-Tauro) vibra al son del número seis (6). Neptuno (que rige a Piscis) vibra al son del número siete (7). Saturno (que rige a Capricornio) vibra al son del número ocho (8).

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Marte (que rige a Aries) vibra al son del número nueve (9).

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Cada planeta y luminaria también vibra al son de lo que se denomina un número de «octava más alta», pero dejaremos la explicación de esto para el próximo libro ya mencionado. Quizás hayáis notado que en esta lista falta el número con el que vibra Plutón (que rige a Escorpión). Muchos astrólogos y estudiosos de la numerología os dirán que Plutón vibra al son del número nueve (9), y que comparte este número con Marte (que gobierna a Aries). No es cierto. Plutón, como todos los otros planetas, vibra al son de su propio «número» particular —cabal e individualmente suyo— y no lo comparte con ningún otro planeta o luminaria. Como ya hemos agotado los números desde uno (1) hasta nueve (9), y diez (10), como vibración del Sol que gobierna a Leo, volviendo así al uno (1) y completando el círculo, tal vez os preguntaréis cómo es posible que Plutón tenga su propio número. Ya lo veréis. En primer término, es importante comprender que la vibración nueve (9) de Marte es la vibración masculina del Universo, que representa y simboliza el principio MASCULINO último de toda la vida y el amor. La vibración seis (6) de Venus es la vibración femenina del Universo, que representa y simboliza el principio FEMENINO último de toda la vida y el amor. El seis y el nueve. El 6 y el 9. Los números vibratorios femenino y masculino, o el 9 y el 6. Macho y hembra. Positivo-negativo. Oscuridad-luz. (Bipolaridad.) Observad que cuando el número femenino de Venus, el seis (6), se coloca cabeza abajo (invirtiendo su polaridad) se transforma en un nueve (9). Asimismo, cuando el número masculino de Marte, el nueve (9), se coloca cabeza abajo (invirtiendo su polaridad), se transforma en un seis (6). El hombre y la mujer son, pues, inseparables. Cada uno es una parte igual del otro. Los principios masculino-femenino son totalmente intercambiables. Sin embargo, uno de ellos siempre apunta en dirección opuesta al otro. En la numerología hay muchos más niveles fascinantes y reveladores de estudio del seis y el nueve, pero aquí sólo nos ocupamos sucintamente de este tema, que analizaremos a fondo en un libro futuro. Observad que cuando se les quita la «cola», el seis (6) y el nueve (9) se transforman en un círculo. El círculo es el secreto de la fusión de las almas gemelas... el misterio más insondable del signo solar de Escorpión, y del planeta que gobierna a Escorpión, el portentoso y poderoso Plutón. Porque el número a cuyo son vibra Plutón es... el CERO. El círculo. El círculo (0) representa la eternidad, porque simboliza la serpiente que se devora su propia cola. De la cabeza masculina (positiva) de la serpiente fluye la energía masculinopositiva... hacia la cola femenina (negativa) de la serpiente. Simultáneamente, de la cola femenina (negativa) de la serpiente fluye la energía femenino-negativa hacia la cabeza masculina (positiva) de la serpiente. Éste es el secreto de Escorpión, el signo solar del «sexo»... y ésta es la energía que alimenta el enorme poder del planeta que gobierna a Escorpión: Plutón. El cero. El círculo. El O. La serpiente que devora su propia cola. El símbolo de la eternidad. Porque el auténtico poder sólo puede existir cuando todas las bipolaridades —macho y hembra, joven y anciano, oscuridad y luz, noche y día— se transmiten energía simultáneamente las unas a las otras, y fusionan sus energías en lugar de seguir oponiéndose entre sí. El cero vibratorio de Plutón también contiene el misterio secreto de la Santísima Trinidad de la Cristiandad. «El Padre-el Hijo-y-el Espíritu Santo». El «hijo» (humanos, de ambos sexos) es la energía masculina. El «Espíritu Santo» (el espíritu de Cristo) es la energía femenina. Cuando cada una fluye simultáneamente en la otra (en lugar de mantenerse en oposición) se genera una tercera energía, que es las dos, y sin embargo ninguna —neutral y TODOPODEROSA-, o sea: «El Padre» (Dios). Esta tercera energía, compuesta por la masculina y femenina combinadas, que fluyen la una en la otra, en lugar de oponerse, genera muchos milagros: El gran poder de la Divinidad. La concepción de un hijo. La concepción de una idea (que se transforma en ideal si se le agrega la «1» de love, la palabra inglesa que significa amor). La energía que mueve a las naves espaciales de otros sistemas solares.

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Kekule, que hizo el monumental descubrimiento de la estructura anular del benceno, descubrimiento éste que a su vez allanó el camino para el aspecto teórico de la química orgánica, no dijo por casualidad que antes de que se le ocurriera este concepto había soñado repetidamente con «una serpiente que se devoraba la cola». Por tanto, todo el misterioso «poder» de Plutón-Escorpión proviene de un conocimiento inconsciente de este principio del cero en virtud del cual la fusión perfecta entre lo masculino y lo femenino crea una tercera fuerza de energía, que es lo uno y lo otro, y sin embargo no es ninguno de los dos —neutra y TODOPODEROSA- porque no se opone, sino que hace que las bipolaridades se fusionen y fluyan simultáneamente la una en la otra. Otro testimonio, otro «secreto» del círculo CERO de Plutón, es el siguiente: ¿qué sucede cuando se agrega el CERO (0) a cualquier otro número? Cualquier banquero o estudiante de matemáticas os dirá que «aumenta» el poder del número. Evidentemente, el monto de un dólar crece (tiene más «poder») a medida que «se agregan ceros». Así, 1,00 dólar se convierte en 10,00 dólares o 100,00 dólares o 10.000,00 dólares y así sucesivamente. El CERO, pues, equivale al PODER. Esta noticia complacerá a todos los Escorpión... siempre que no olviden dónde reside el origen del poder. En la serpiente que se devora la cola... el secreto de la eternidad. Un factor importante para comprender los doce misterios del amor, relacionados con el secreto del círculo, es el siguiente. En el texto de este libro encontraréis a menudo el término «Co-Creadores». A los escépticos, a los que les resulta difícil imaginar al «Dios del Antiguo Testamento» con su propia consorte, les suministro esta información erudita, aunque los creyentes y las personas espiritualmente espabiladas no necesitan más pruebas que el conocimiento instintivo que procede de dentro, respecto de este o cualquier otro concepto sobre la veracidad de la creación.

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La cita siguiente proviene de una escrupulosa traducción de la Septuaginta, la versión más antigua (circa 250 a.J.C.) que se conoce del Antiguo Testamento (los manuscritos hebreos clásicos se remontan apenas al Renacimiento). La traducción fue publicada en 1960 por la Falcon's Wing Press, bajo la supervisión del doctor C. Musés. Extractos de Proverbios 8:3-31: Pues a las puertas de la Grandiosa, Ella ha tomado asiento, y en la entrada entona su canción:

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«En el principio, antes de que el Señor creara la Tierra cuando Él afirmaba los Cielos, yo estaba con Él, y cuando Él distinguió su trono sobre los vientos cuando Él puso límites al mar, y las aguas no trasponían el verbo de su boca yo armonizaba con Él. Yo era aquella en quien Él se regocijaba, y diariamente me alegraba su presencia en todas las ocasiones».

La Cristiandad eclesiástica, en la que el Antiguo Testamento hebreo sembró la deformación de la verdad mediante la imagen «patriarcal», ha enseñado durante demasiado tiempo la falacia de que la Santísima Trinidad es totalmente masculina. Esta superchería nos ha privado de una verdad sublime y enaltecedora. Pero el desarrollo de la era de Acuario, pronosticado por los profetas de todas las religiones, traerá la luz de la restauración consciente del equilibrio áureo entre las energías femenina y masculina sobre la Tierra. Este equilibrio áureo es la fusión eventual de todas las almas gemelas. El concepto está a punto de florecer dentro de todos los corazones anhelantes e indagadores. Le aplican muchos nombres, pero él auténtico es la REAL PERSONALIDAD, tal como se experimenta mediante la unión con la propia alma gemela. Y empieza con la admisión de la verdad masculino-femenina oculta en la Santísima Trinidad y el símbolo de la Eternidad, la serpiente que se devora la cola, el «conocimiento» secreto' que la serpiente le transmitió a Eva, quien se lo retransmitió a Adán. El hecho de que al acto de comer el «fruto prohibido» del «Árbol del conocimiento» lo llamaran más tarde «Pecado Original», revela la desesperación de las fuerzas oscuras por ocultar la Luz de la Verdad mediante una deformación bipolar, encauzada a través de los antiguos patriarcas que temían perder el pi incipio de la superioridad masculina en razón de la igualdad sexual. Pero las hijas de eva de la Era de Acuario le harán comprender por fin al mundo que el término «pecado original» es el Padre de todas las

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supercherías mayúsculas del dogma religioso. Y los hijos de Adán de la era de Acuario se dejarán esclarecer esta vez por la sabiduría de Eva. Ni siquiera los «padres» de la Iglesia pueden parar el rayo del despertar espiritual uraniano, predestinado y pronosticado, de la nueva era del equilibrio áúreo. Quizás Adán no pudo acomodarse a la verdad. Pero los Acuario de hoy sí pueden... y así lo harán. Bajo las poderosas vibraciones de Urano y el microscopio de Acuario, quedará al descubierto la verdadera naturaleza hipócrita de la patraña. Y a esto se lo denominará «Inocencia Original»... el comienzo de la Sabiduría. Cuando las gentes de todo el mundo empiecen a cooperar con estos principios divinos del equilibrio áureo de lo masculino y lo femenino, la nueva era de Acuario se manifestará finalmente en todo su esplendor y magnificencia a la Atlántida renacida y más sabia. Ni siquiera la suma de todos los locos chovinistas y atómicos y nucleares podrá detener la marea uraniana de la Verdad.

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A medida que el hombre y la mujer evolucionan alrededor del círculo kármico astrológico, asimilando en su propia individualidad las cualidades de otros signos solares, enseñando algunas, aprendiendo otras, cada uno de ellos tiene la obligación espiritual de conservar la integridad positiva de su propio signo solar en esta encarnación y también de respetar este derecho en los demás. El León debe tener su dignidad, así como el Cangrejo debe aferrarse a la seguridad. La Cabra debe honrar la tradición, y los Gemelos deben reclamar su libertad. Cada cual debe obedecer el adagio de la era de Acuario que exhorta a «vivir y dejar vivir», a ser uno mismo, y a comprender que los demás también deben ser como son. El primer paso que debemos dar para comprender el significado último del amor, para que finalmente nos permitan disfrutar de su realización absoluta, consiste en aprender a tolerar en lugar de condenar las cualidades de los signos solares que difieren de las nuestras.

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Al explorar las relaciones recíprocas de los doce signos solares, a través de sus rasgos armoniosos y antagónicos en la medida en que los unos y los otros se asocian con los nuestros, siempre debemos tratar de recordar que el objetivo final de cada alma consiste en dar las lecciones de cada signo solar a las otras personas con las que nos cruzamos en el camino, y recibir recíprocamente sus enseñanzas. Este viaje es una especie de desarrollo del espíritu, que empieza en la infancia del alma y continúa en la edad adulta del alma, en su edad mediana, su «vejez» y su muerte, y después en el renacimiento. El alma sólo podrá liberarse de este círculo interminable de nacimiento y .nuerte cuando aprenda a liberar también el cuerpo físico o denso de !a muerte, milagro que me atrevo a predecir que se producirá mucho antes de lo que actualmente creemos. El «problema» que crearía esta longevidad, respecto de la población general del mundo (nuevos nacimientos, junto con la derrota de la muerte —durante siglos— etcétera) tiene varias soluciones. Pero éste no es el lugar adecuado para tratar de concebir tales posibilidades. La discusión a fondo de lo que será este futuro en la «nueva era» que se aproxima deberá quedar aplazada hasta mi próximo libro.

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El viaje simbólico del alma a través de los doce signos solares se puede comprender imaginando a un hombre y una mujer que realizan un viaje análogo, con sus mentes y sus cuerpos. Al principio, el alma ingresa en la fase inicial, parecida al nacimiento terrenal, y después progresa a lo largo de varias etapas posteriores similares a la vida terrenal, y en cada una de ellas asimila experiencia espiritual, así como nosotros asimilamos experiencia mental y física durante un viaje análogo de nuestros cuerpos densos. El alma "nace" en el signo de Aries, el recién nacido simbólico, tal como se refleja a través de la alquimia magnética del Sol.

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El misterio de amor de Aries

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El alma, simbólicamente recién nacida en Aries (aunque no necesariamente en su primera estancia terrenal), se relaciona con la aurora, el amanecer, la primavera y la Pascua... o con la resurrección de su «muerte» en el signo anterior de Piscis. En esta primera incursión en el elemento Fuego —esta experiencia como primera de los tres signos cardinales— el alma simbólicamente «recién nacida» proyecta la vibración positiva, masculina, de las fuerzas diurnas a través de la vitalidad explosiva del regente planetario de Aries: Marte. Como un recién nacido humano totalmente absorto en sí mismo, el alma de Aries descubre con deleite sus propios dedos de los pies y de las manos, su propia esencia física. Para satisfacer todas las necesidades le basta un grito potente, que los mayores oyen y contestan inmediatamente. El auténtico recién nacido no desconfía, ni teme a nada ni a nadie, sencillamente porque nunca ha experimentado lo que es una negativa. Asimismo, el alma «recién nacida» de Aries deposita una confianza natural y una fe conmovedora en la fuerza invisible del bien que le concederá milagrosamente la satisfacción de todos sus deseos. En el plano terrenal esta fuerza benéfica está representada por los padres; en el sentido místico, por nuestros Co-Creadores. Y así éstos velan tiernamente sobre el alma «recién nacida» de Aries, así como los padres velan tiernamente sobre su criatura, protegiéndola cariñosamente de su propia ingenuidad, rechazando prudentemente algunas de las exigencias que formula mediante la excitada conciencia de que el alma es: él ha nacido y está aquí. El alma de Aries intuye: «YO SOY» o «Yo existo». Y como el recién nacido simbólico, los hombres y mujeres de Aries permanecen ajenos a las posibilidades de tropezar con accidentes, dolor o crueldad en el camino de la vida. Él o ella aprende estas experiencias negativas sólo de quienes han avanzado más, de quienes han acumulado rigor, recelo e instinto de supervivencia durante el proceso de crecimiento. Un adagio religioso postula que todos los recién nacidos, puesto que mueren en estado de pureza, se transforman inmediatamente en ángeles. ¡Por supuesto! Aún no han tropezado con el demonio de la tentación. Pero si el «recién nacido» Aries sobrevive, él o ella debe sufrir una y otra vez, como la auténtica criatura, el cruel desencanto de la confianza depositada en quien no correspondía. Víctima de la maldad, de la falta de compasión o del abandono, el recién nacido se siente sacudido, asustado, solo... y entonces grita con más fuerza aún para atraer la atención. De la misma manera (y por las mismas razones) el alma del hombre o mujer Aries, traumatizada y desilusionada, necesita y «busca aceptación, y sin embargo corteja el rechazo»... con una reacción emocional violenta ante el abandono.

Las cualidades positivas de Aries son una inocencia y un asombro conmovedores, una fe ciega y un coraje descarnado. Expresadas en forma negativa pueden transformarse en egocentrismo egoísta, desconsideración, agresividad y acción impulsiva que se desentiende de las consecuencias.

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Para el alma de Aries, el amor es una necesidad vital, que da por supuesta, porque para su conciencia en pañales el amor es sinónimo de la existencia misma. Por tanto espera instintivamente y acepta gozosamente la devoción, pero no sabe muy bien cómo retribuirla. Aries exige amor, porque sin amor muere, como el recién nacido. Cuando el abandono emocional puede implicar (simbólicamente) la muerte, incluso la insinuación del mismo puede producir un pánico desmedido y un terror inexplicable, que sólo se sosiegan con reiterados esfuerzos por apaciguarlo. Aries necesita que le recuerden siempre que «si llega el invierno»... el milagro de la primavera no puede estar lejos.

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El misterio, de amor de Tauro

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La conciencia espiritual en vías de desarrollo del hombre o la mujer entra a continuación en el elemento Tierra. A nivel de Tauro, el alma del recién nacido simbólico se ha convertido, alegóricamente, en un bebé sano, rollizo, y ahora se relaciona con las fuerzas nocturnas reflexivas femeninas y ha aprendido a dormirse a la hora apropiada, y a despertarse luego en un clima de comodidad prevista. Ya no grita sin razón, intimidado por el miedo o la soledad... ni vocifera para que satisfagan todas sus necesidades, como en la etapa ariana. Ha descubierto que los padres complacerán todos sus deseos. En la etapa de Tauro, el alma, como el bebé humano, se conforma con permanecer tranquila y pacientemente sentada en su sillita, aguardando el pan cotidiano con silenciosa, confiada y segura expectación. El Toro también ha aprendido a valerse del buen comportamiento para cosechar más placeres, más favores de los «padres» y otros adultos. Las sonrisas y la obediencia son recompensadas, y Tauro no olvida lo que ha aprendido, aunque el aprendizaje haya sido doloroso y lento. Todavía esencialmente ajeno a todo lo que está fuera del entorno inmediato, el hombre o .la mujer Tauro (como el bebé Tauro simbólico) encuentra la felicidad en el círculo de la familia y en lo tangible... en lo que conoce como familiar más que en-el mundo exterior extraño y bullicioso. A través de la experiencia de Tauro, el alma bebé descubre el deleite de emplear los sentidos del gusto, el olfato, la vista, la audición y el tacto. Huele y mastica simbólicamente, y escucha todos los juguetes, así como los toca en esta primera experiencia del alma como signo fijo del organizador. Como los bienes personales producen felicidad, este hombre o mujer se aferra a ellos, los acaricia y se complace en llamarlos propios. Tauro dice: «YO TENGO». Ésta es la etapa del osito o la manta reconfortante (que volverá a aflorar, fugazmente, en la vibración de Cáncer). En la etapa de desarrollo de Tauro, el «alma bebé» depende inmensamente del contacto físico con los seres queridos, que la alzan, la miman, la besan y la abrazan. Y el Tauro gobernado por Venus (guiado por Pan-Horus) responde con gorgoteos y risitas de éxtasis, y entiende el afecto sólo mediante la sensación de que lo tiene cerca. El bebé concreto es ferozmente posesivo cuando se trata de sus juguetes y de la atención de sus padres, se derrumba cuando cree haber perdido a los unos o los otros, se resiste tenazmente a compartirlos, y así es como el hombre o la mujer Tauro se comporta respecto de su cuenta bancaria y su consorte.

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Las cualidades positivas de Tauro son la tenacidad, la paciencia, la perseverancia y la convicción. Expresadas en su forma negativa se transforman en la obstinación, el prejuicio ciego y la sinrazón. Para el bebé jocundo, dogmático, que simboliza al alma de Tauro, el amor es el afecto físico, que se da y se recibe sin cuestionamiento. Como el bebé asocia el amor con todo el placer y la dicha, se regodea en él con una satisfacción desprovista de complicaciones, animal. Por tanto, Tauro acepta y retribuye el amor con los sentidos... pero aún no ha aprendido a analizar su auténtico mérito y valor.

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El misterio de amor de Géminis

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En la experiencia del alma de Géminis, el «bebé» simbólico de Tauro entra en el mundo del niño que hace sus primeros pinitos, y vuelve a experimentar, como en el nivel de infancia de Aries, las fuerzas diurnas positivas, masculinas. Por primera vez, el alma llega a la etapa del comunicador mutable, toma conciencia de su propia mentalidad, se da cuenta de que no está sola en el Universo. El alma niño de Géminis aprende a comunicar sus necesidades mediante el lenguaje, aprende a formar palabras y a hilvanarlas, en tanto los padres y las demás personas escuchan atentamente, disfrutando de cada nuevo sonido. Hablar le resulta divertido porque toda la atención se centra en él (o ella). Tiene una nueva aptitud para gatear o hacer pinitos hasta el bote de las galletas, sin gritar como Aries ni esperar como Tauro, y esta independencia que acaba de descubrir es embriagante. A los Géminis los emociona el conocimiento que ahora tienen a su alcance, y por eso le gritan « ¡YO PIENSO!» a todo el mundo, muy excitados. El nivel de conciencia del niño simbólico le enseña al alma de Géminis que el carácter tiene dos caras, una dualidad o bipolaridad que es necesario armonizar para poder entablar una relación afortunada con los demás. Experimenta el primer ramalazo de desdicha cuando choca violentamente con la disciplina, mientras intenta fusionar las personalidades gemelas dormida y despierta. Puesto que Géminis anhela súbitamente ciertos placeres que residen fuera del hogar y la familia, el alma niño es castigada a menudo porque intenta enfrentar simbólicamente ciertos peligros cuya existencia aún no sospecha. Asimismo, los hombres y mujeres Géminis sienten que el mundo los invita a emprender su exploración, ¡y quién sabe qué encontrarán en él! Dotado de la flamante capacidad mental de razonar y deducir —de relacionarse— el Géminis empieza a desear cosas que están más allá de las que ya ha visto, y a soñar con ellas. La mitad del alma de Géminis sigue siendo un bebé inseguro, que necesita el entorno familiar. La otra mitad es un niño anhelante, cuya curiosidad se encauza hacia las múltiples maravillas ignotas que están fuera del alcance tangible. El alma de Géminis ya ha experimentado el Fuego y la Tierra y aprende a lidiar por primera vez con el elemento Aire. Y así es como esta personalidad gemela experimenta las cosas, con ojos resplandecientes y el corazón desbordante de esperanza. Cada nueva jornada activa la mente de Géminis con su magia oculta, ahora más cautivante que los juguetes desechados y el cálido círculo del afecto parental. Lo que el hombre o la mujer Géminis ve por la ventana es un edén prohibido donde todos los anhelos yacen envueltos en el misterio, mientras el planeta regente Mercurio (el mago) muestra el camino seductor que se extiende más allá. Las cualidades positivas de Géminis son la versatilidad, la perspicacia mental, la rapidez de percepción, el razonamiento deductivo y la flexibilidad. Expresadas en su forma negativa se convierten en la impaciencia, la charlatanería, la superficialidad, la ambigüedad, la falta de fiabilidad y el autoengaño.

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Para el «niño» Géminis, el amor ha perdido parte de su primitiva naturaleza prodigiosa. En esta etapa sigue siendo necesario, más de lo que se piensa, pero ahora hay que buscar algo más emocionante que el amor. ¿Es el amor el que os retiene, el que os tironea y os impide salir disparados en dirección a la vida? Entonces el amor es placentero, pero también restrictivo. Los hombres y mujeres Géminis no han cesado de necesitarlo o desearlo, pero cuando el amor se convierte en una barrera para su libertad lo desechan apresuradamente, olvidan su tibieza y la seguridad que brinda... y no piensan que podrían extraviarse y no encontrar el camino de regreso al hogar.

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El misterio de amor de Cáncer

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El niño es ahora un púber, y el alma ha evolucionado hasta la etapa de Cáncer: flota entre la infancia y la madurez, anhela ser adulto y sin embargo vacila en pasar al otro lado. Cáncer vuelve a avivar la conciencia de las fuerzas nocturnas negativas, femeninas y reflexivas. Pero esta segunda experiencia de la noche está fusionada con una sensación nueva, más rica e incluso más sensual (que era sólo una inspiración poética, y todavía no una realidad auténtica, en el nivel anterior de Tauro), porque se ha producido un cambio de estación. El despertar de la primavera se ha ahondado en un sueño de una noche de verano con toda su belleza madura y fragante para estos hombres y mujeres, estos Oberón y Titania, de Cáncer. Ahora la melancólica y sensible alma «púber» vacila entre la dependencia infantil y el mundo enloquecedoramente seductor y tentador de los adultos (¿qué significa ser hombre o mujer?). Esto se expresa deliciosamente en los experimentos entre los mundos humano y feérico del famoso clásico del Tauro Shakespeare. Puck, el simbólico púber Cáncer, observa a los adultos (humanos) en el entorno, y es prodigiosamente sensible a todo lo que ve y oye. Pero este mundo adulto, material, que él espía con tanta vehemencia, exhibe vislumbres de frecuentes desilusiones. Y por ello los sueños de Cáncer están llenos de sobresaltos, hacen que el Cangrejo clame en la noche, y que a veces saque del armario el viejo y simbólico osito de Tauro y lo abra& fuertemente cuando nadie lo ve. Tal como les sucede a los hombres y mujeres de Cáncer, los estados de ánimo cambiantes de los púberes cabales los intrigan a éstos tanto como a sus familias. Pero estos terrores son muy concretos para los Cáncer, quienes temen que la madurez implique la pérdida de la seguridad de la que disfrutan junto a sus padres y sobre todo junto a la madre. ¿Los futuros extraños se preocuparán tanto por los Cáncer y los amarán tan incondicionalmente como la madre? Cáncer sospecha que no.

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Incapaces de explicar sus aprensiones, los Cangrejos se tornan reservados, sueñan a solas... o se esconden y se enfurruñan, imaginando que nadie los entiende. En el nivel de Cáncer, la posible pérdida de la protección parental obsesiona al inconsciente. Cáncer ya ha aprendido lo que es la pérdida. Quizá los amigos de la infancia se han mudado, la familia ha cambiado de residencia, el viejo barrio con el que estaba compenetrado ha desaparecido. El mundo ya no es tan emocionante ahora que el Cangrejo intuye sus trampas ocultas. Los hombres y mujeres Cáncer «púberes» saben que la maduración les producirá infaliblemente aflicciones inesperadas, y por ello se aferran a aquello en lo que saben que pueden confiar: el ayer. Como las nuevas sensaciones son muy agudas, Cáncer ve una combinación de tragedia y comedia en la Vida a medida que ésta se expande en su conciencia a lo largo de su primera incursión por el sensible elemento Agua. Igualmente a pesar de su timidez innata, el alma de Cáncer no se dejará relegar a segundo plano, porque ésta es la segunda experiencia como líder cardinal, que puede trocar el miedo ilógico en cautela sensata. Los Cangrejos desean tanto la Luna llena como la nueva, sólo tienen una conciencia parcial de lo que anhelan... y son renuentes a averiguarlo. ¿Qué reserva el mañana? El sentimiento empuja el alma Cáncer púber a las lágrimas. Impulsados por la necesidad de ocultar sus verdaderas emociones, los Cangrejos dicen: «yo SIENTO», y después para que nadie sospeche que sienten tan vehementemente, bromean, creyendo engañar a los demás. Si al hombre o mujer Cáncer no se lo trata con ternura en esta etapa crucial de la evolución del alma, desarrolla un caparazón permanente duro y protector para defenderse del mundo cruel. Las cualidades positivas de Cáncer son la imaginación, la tenacidad, la ternura, la sensibilidad. la solicitud y la cautela. Expresadas en su forma negativa se transforman en mezquindad, irritabilidad, melancolía, avaricia y cobardía, comportamiento posesivo y ánimo taciturno. Para el Cáncer, así como para el verdadero púber inseguro y sentimental, el amor ha vuelto a asumir importancia, por encima de todo. Pero ahora es sinónimo del hogar, que representa la seguridad emocional... y la necesidad de amor es tan grande que debe encubrirse tras las lágrimas afligidas y la risa lunar.

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El misterio de amor de Leo El alma púber de Cáncer se transforma con brillo súbito en un adolescente simbólico que la vibración de Leo transporta a la primera expresión de confianza en sí mismo y de orgullo por su individualidad. Ahora el alma sabe (o cree saber) quién es a medida que Leo siente la atracción de las fuerzas diurnas masculinas y positivas y del Fuego, con más intensidad aún que en el nivel de Aries. El mundo pertenece al León --o a la Leona— y por tanto el o la «adolescente» Leo contempla su imagen en el espejo, admira lo que ve y formula el noble juramento: «YO HARÉ». El verano ha hecho eclosión en un florecimiento de furiosa belleza, con tardes perezosas y sol radiante, a medida que Leo se desplaza hacia la conciencia de Si desde el significado bipolar de la afectación de Cáncer.

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El idealismo de la 'juventud excita el corazón del León e inflama su sangre con el naciente conocimiento de la sexualidad. Éstas son dos ansias poderosas que despiertan dudas íntimas y personales acerca del propio valor, dudas que a su vez se ocultan tras una fachada de vanidad. El alma de Leo sabe qué hacer con esta segunda experiencia en su condición de organizador fijo. y la utiliza con aparente confianza para aleccionar a los demás, para asumir el control de su propia vida y para gobernar a aquellos que necesitan la protección de Leo. Sin embargo, el hombre o mujer Leo, como el adolescente de carne y hueso, sigue buscando que lo tranquilicen con halagos, sigue encogiéndose de miedo cuando lo ridiculizan, porque aún no es un hombre cabal —una mujer cabal— a pesar de su aplomo exterior.

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El alma ya ha pasado por las dolorosas experiencias de la primera y la segunda infancia, de la niñez y la pubertad, así que Leo asume el mando con compasiva consideración para ayudar a los más vulnerables. En su configuración de Leo, el alma no desea realmente oprimir a los indefensos. Las lágrimas derramadas en los niveles de Aries, Tauro, Géminis y Cáncer han grabado en la memoria de Leo la generosidad de espíritu. Sin embargo, aunque los Leo han aprendido a tolerar y perdonar a los enemigos, aún no han aprendido a respetar la sabiduría de los mayores. El Leo, como el verdadero adolescente, cree saberlo todo, y no soporta a quienes ponen en tela de juicio su nuevo conocimiento mundano. El alma de Leo venera al Sol, porque el Sol es el que gobierna a Leo, es la fuente de toda la vida... y de su fuerza de León. Leo admira y es admirado, ama y es amado. Cuando comienza la vida social, brotan los pimpollos del romance... que finalmente florecen. El primer amor es cálido y refulgente, y le produce al «adolescente» Leo una mezcla de euforia y desencanto. El poderío vertiginoso de su virilidad (o feminidad) le produce a Leo una sensación de dignidad e importancia personales... a través del sexo opuesto. Los Leones y Leonas ya no deben vivir reprimidos por la sofocante autoridad de la orientación parental. Han atravesado el puente que une la infancia con la edad adulta. Intuyen las responsabilidades de la madurez, pero éstas aún no se han convertido en una carga. La vida es toda fulgor solar, el pasado tenebroso ha quedado atrás, el milagro del futuro continúa pendiente... y el presente es un momento ideal para la diversión y la distensión. Leo resuelve arrogantemente que el mundo necesita de su recién descubierta sabiduría, y está más que dispuesto a suministrarla. Sólo mediante el ejercicio de una autoridad indiscutida sobre los niños menores (las almas más débiles y aún no liberadas) el hombre o la mujer Leo puede conservar durante esta experiencia la imagen necesaria de superioridad y amor propio. Las cualidades positivas de Leo son el calor humano, la generosidad, la nobleza, la fuerza, la lealtad, el liderazgo y una mansa y sosegante ternura: el carisma protector del hermano o la hermana mayor. Expresadas en su forma negativa se convierten en la arrogancia, el falso orgullo, la vanidad, el despotismo, la soberbia... y la promiscuidad romántica. Para el Leo que se encuentra en la etapa simbólica de desarrollo adolescente, el amor es el romance radiante, el cantar de los cantares, la materialización de todos los ideales y de la belleza. Leo está «enamorado del amor» y de sí mismo... o de sí misma. Los Leones y Leonas dispensan afecto generosamente sólo porque experimentan un gran placer al ser tan soberanamente magnánimos, y exigen gratitud y respeto de los amados y se indignan si el amor los obliga a' comportarse a su vez con humildad... pues todavía no comprenden su profundidad, ni la belleza implícita en el sacrificio del «yo».

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El misterio de amor de Virgo El alma juvenil de Leo no tarda en intuir que el verano llega a su fin... y por primera vez toma conciencia, compungido, de la proximidad de la cosecha, todo ello cuando se expresa en su alma ese veranillo de San Martín que es Virgo, las fuerzas nocturnas, negativas y femeninas, vuelven una vez más, y le recuerdan a él o la Virgen (cuya personalidad más profunda ha sobrevivido intacta a los efímeros romances de la juventud) que la madurez trae consigo el deber austero y la responsabilidad. «YO ANALIZO», dice Virgo a la defensiva, mientras se esmera por alcanzar la perfección.

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Ahora el alma en desarrollo se ha convertido, por primera vez, en un adulto, que se siente frustrado porque lo obligan a ceñirse a las reglas y restricciones de la sociedad, pero que se somete mansamente, con innata cortesía. Estos hombres y mujeres han descubierto que para recibir lo que necesitan deben servir de alguna manera a los demás. La vibración de Virgo enseña que el individuo debe trabajar y ganar dinero, debe ser útil, para poder distraerse libremente. En esta segunda experiencia con el elemento Tierra, que también lo es con un comunicador mutable, los relojes y horarios asumen una gran importancia. El primer empleo es decepcionante. Las exigencias del trabajo o el estudio obligan a archivar las ideas y los ideales. Ahora no hay tiempo para soñar. El Virgo consagra todos sus esfuerzos a descollar en los estudios, a salir a flote en la feroz competencia del mundo empresario. El aprendizaje y la competencia son imperativos: la supervivencia se ha convertido casi en una obsesión.

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Las almas de Virgo, como los jóvenes adultos de carne y hueso que ellas simbolizan. ven muchas cosas criticables en torno, odian secretamente la pérdida de la inocencia infantil y no tienen ideas claras acerca de lo que les aguarda. ¿Acaso sólo es más trabajo, más estudio y más responsabilidad? De ser así, la vida es en verdad algo serio, que habrá que enfrentar lo antes posible con espíritu realista. Se hace tarde. En este nivel de Virgo, los defectos e imperfecciones humanos asumen una importancia exagerada. Porque, si Virgo no recoge una cosecha fructífera, ni ellos ni los demás podrán seguir viviendo. Estamos a fines del verano, a comienzos del otoño, y el frío invierno acecha a la vuelta de la esquina. ¿Por qué toda esa otra gente sigue riendo y jugando allí fuera? Virgo se inquieta y se preocupa, y se pregunta cómo podrá advertir a los irresponsables que la estación del placer se acerca a su fin. El corazón sigue siendo puro y está poblado de silenciosa esperanza, pero ahora la mente empuña las riendas.

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Los anteriores entusiasmos de Leo han sido sustituidos por la resignación y los ensueños silenciosos. El miedo a la dependencia genera en Virgo la obstinada determinación de no perder tiempo ni eludir deberes, con la conciencia siempre alerta y a la expectativa, con anhelos de progresar. Aunque regida nuevamente por Mercurio, el alma ya ha aprendido a no desperdigar las fuerzas vitales como lo hacía en el nivel de Géminis. Como la Virgen simbólica, Virgo se balancea sobre el filo de la conciencia, y pronto contestará a la estentórea llamada del auténtico regente de Virgo, Vulcano, que aún no ha sido «descubierto» por los astrónomos, pero que está suficientemente próximo al descubrimiento como para haber comenzado ya a irradiar débilmente su influencia pulsátil sobre todas las almas Virgo-Virgen. Las cualidades positivas de Virgo son la lucidez, el discernimiento, la cortesía, el comportamiento servicial, el espíritu práctico y la honestidad consigo mismo. Expresadas en su forma negativa se convierten en maledicencia, testarudez, timidez, pesimismo, complejo de inferioridad y bizantinismo. El alma Virgen ha llegado a su aspecto narcisista: recuerda a medias los fuegos candentes de la juventud, pero como aún no ha despertado sólo intuye vagamente la pasión que le aguarda, y que pronto le será revelada por Vulcano. Para los Virgo, el amor implica la entrega de la personalidad, un misterio que prefieren no resolver. Por tanto encauzan su energía hacia la preeminencia en el trabajo... y aunque estos seres brindan una mansa devoción, el auténtico significado del amor sigue latente en el corazón del Virgen.

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El misterio de amor de Libra

El alma en vías de desarrollo se aparta del sendero solitario de la autodisciplina de Virgo y se proyecta nuevamente hacia las fuerzas diurnas positivas, cuando la vibración de Libra la invita seductoramente a aceptar, por tercera vez, el desafío del liderazgo cardinal. En la conciencia de Libra, el alma ya ha madurado totalmente, y conoce el sol y la sombra. Mientras luchaba por alcanzar la madurez —lucha ésta que culminó en Virgo—aprendió que en el mundo (y en los seres humanos) existen la noche y el día, el bien y el mal, la oscuridad y la luz. Más allá de esto, a Libra lo consume la bipolaridad enigmática del macho y la hembra.

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La experiencia les ha enseñado a los hombres y mujeres Libra a juzgar equitativamente a sus semejantes. Hasta el nivel de Libra, el alma se preocupaba primordialmente por sí misma. Ahora su interés se expande para abarcar, por primera vez, la conciencia de que necesita relacionarse con otros seres humanos. Ahora el alma está pertrechada con las lecciones de cinco niveles anteriores, y se halla en condiciones de guiar con espíritu lógico y con fuerza. Libra se comporta con una amalgama de sabiduría compuesta por los conocimientos que adquirió al realizar una incursión por el AGUA y al experimentar dos veces el FUEGO, la TIERRA y el AIRE. «YO SOPESO», dice Libra, que se enorgullece de ver ambas versiones. Como la conciencia de Libra no soporta la injusticia, sus decisiones son difíciles y arduas. Nace un sentimiento de justicia social, y frente al prejuicio o la intolerancia, Libra entabla a menudo interminables discusiones, en las que emplea la fría lógica que aprendió en Géminis y aguzó en Virgo. Pero esta actitud es mitigada por una flamante conciencia del valor de la persuasión. Libra ha adquirido la cualidad de la simpatía, que según ha descubierto es un recurso seguro para triunfar, de modo que emplea sagazmente una voz melosa y una sonrisa deslumbrante para halagar a los demás y salirse con la suya.

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Libra tiene cada vez más conciencia de la belleza de la armonía... en la música, en el arte y en el romance. Como los Libra recuerdan inconscientemente su soledad de Virgo, experimentan el despertar de un profundo y primigenio anhelo de encontrar pareja. El alma de Libra, sentimental pero práctica, comprende instintivamente que necesita llevar a alguien a su lado, en el amor y los negocios, para equilibrar la vida y satisfacer el deseo de armonía del regente de Libra, que es Venus. Sin embargo, en el elemento Aire de Libra no es fácil encontrar pareja para el amor. Cuando se pesan y equilibran los vicios y virtudes de los posibles consortes en los platillos de la Balanza de Libra, a menudo se descubren carencias que generan la angustia de la indecisión emocional. Pero mientras tanto el hombre o la mujer continúa la búsqueda incansable de un ser con el cual compartir las alegrías y las penas. Algún día se disipará la estación tan amada del otoño, la primavera recordada con tanto cariño ha quedado muy atrás, y hay algo que Libra sabe: no deberá estar solo o sola, cuando llegue el invierno. Y así los Libra reaccionan ante la belleza del crepúsculo, tristemente, con la sensación simultánea de que, no obstante su magnificencia escarlata y dorada, anuncia la proximidad de otra noche del alma.

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Las cualidades positivas de Libra son la justicia, la inteligencia, la simpatía, la dulzura y el equilibrio emocional. Expresadas en su forma negativa se convierten en pereza, morosidad, indecisión, espíritu polémico, hedonismo y comportamiento temperamental.

Para Libra, el amor es una unión de las mentes y los corazones, ni demasiado apasionada ni demasiado desapegada: un feliz término medio que se debe compartir equitativamente. Pero estas almas se hallan tan cautivadas por la belleza superficial del amor que no pueden sondear cabalmente sus implicaciones más profundas. Sólo comprenden que aman. Aún no se les ha ocurrido preguntarse por qué.

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El misterio de amor de Escorpión Al entrar en su segunda experiencia en el elemento Agua, el alma ahora madura recibe con beneplácito la oportunidad de meditar mediante un retorno de las fuerzas nocturnas negativas y femeninas de la conciencia de Escorpión. A nivel público, Escorpión es inmensamente capaz de cumplir con sus deberes ahora harto conocidos, en su condición de organizador fijo. A nivel personal, a Escorpión le inquieta descubrir que enfrenta por primera vez el portentoso misterio de su propia existencia. ¿De dónde ha venido? ¿A dónde va? ¿Por qué está aquí? Escorpión debe desgarrar el velo de la vida, a cualquier precio, para apaciguar su espíritu desasosegado, súbitamente emancipado de su anterior preocupación exclusiva por las necesidades terrenales, en tanto clama: «YO DESEO!».

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El alma de Escorpión sabe mucho... pero es más aún lo que intuye y todavía no puede definir. La vibración de Escorpión genera una necesidad tan apremiante de explorar lo desconocido que hay que sepultarla bajo profundas capas de manso raciocinio, pues de lo contrario consumiría la mente y devoraría el alma. Las lecciones muy presentes de la placidez y el juicio imparcial de Libra han determinado que Escorpión se cuide mucho de expresar opiniones a quienes podrían descalabrarlas. El fuerte instinto de supervivencia de Escorpión procede de un arraigado temor a que lo destruyan si no se pertrecha de antemano. Cada derrota que sufre Escorpión no hace más que reforzar la íntima convicción de que ante todo debe ser leal a su propia integridad personal. Porque Escorpión intuye que si pierde su personalidad, lo pierde todo. En el nivel de conciencia de Escorpión, el alma descubre por primera vez la relación que existe entre el nacimiento, la muerte, el sexo y la verdad religiosa. Escorpión sabe que, de alguna manera mística, todos estos elementos se hallan entrelazados. Por tanto, el sexo se convierte en algo íntimamente explorado con una pasión que no conocen quienes se encuentran detrás o delante de la etapa de desarrollo de Escorpión. Aunque Escorpión sólo confía en el amor después de que éste ha demostrado ser digno de semejante confianza, cuando se consagra a otra persona su lealtad es inamovible y eterna. Escorpión siente la necesidad vehemente de protegerse a sí mismo y de proteger a quienes ama de todo daño, y por ello se siente obligado a reclamar «ojo por ojo y diente por diente» como garantía de que no volverán a maltratarlos. Mediante la sutil influencia del planeta regente Plutón, el alma de Escorpión asimila la experiencia de la muerte a medida que desaparecen amigos y parientes, y esto acrecienta la necesidad de buscar aún más a fondo el conocimiento sepultado en el inconsciente silencioso. En tanto que el espíritu de Escorpión se remonta por las alturas como el águila, desafiando la gravedad, los deseos y las pasiones mundanas se intensifican y lo obligan a poner en tela de juicio su propia dignidad. Ultrasensible, pero ya capaz de disfrazar totalmente esta sensibilidad, Escorpión descubre ahora el poder asombroso de su propia mente, la voluntad silenciosa, y la emplea secretamente, para que los demás no aprendan a ejercitar el mismo poder sobre él... o ella. La conciencia de Escorpión es el período de prueba del alma.

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Las cualidades positivas de Escorpión son la lealtad, la fuerza de voluntad, el magnetismo, la amabilidad, la clarividencia y un autocontrol prodigioso. Expresadas en su forma negativa se convierten en crueldad, fanatismo, venganza, sadismo, recelo y autoaborrecimiento. Para los hombres y mujeres Escorpión el amor es una llama devoradora, digna de cualquier sacrificio... y deben triunfar sobre su desafío. Sexualmente desinhibidos, pero con temores emocionales y recelos mentales, se esfuerzan desesperadamente por fusionar las vibraciones físicas y espirituales del amor, con una extraña mezcla de erotismo y pureza. Sin embargo, la satisfacción del deseo no hace más que dejar al alma de Escorpión con la apetencia de algo más trascendente.

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El misterio de amor de Sagitario El alma en vías de desarrollo sale de la larga noche de la meditación de Escorpión y se vuelve nuevamente esperanzada hacia las fuerzas diurnas positivas y masculinas, en tanto une el otoño con el invierno mediante la conciencia de Sagitario. Ahora experimenta por tercera vez las vibraciones del comunicador mutable, y responde por última vez al elemento impulsivo del Fuego. En Sagitario, el hombre o la mujer se ha convertido en un filósofo escéptico, en un profeta renuente, que aún no conoce con certeza las respuestas definitivas al enigma de la vida. De modo que el Arquero indaga más a fondo, con lógica penetrante y candor embarazoso, para convalidar el aserto de Júpiter: «YO VEO».

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Ya es hora de que el alma tome conciencia una vez más de su propia dualidad. Sagitario experimenta el deseo compulsivo de explorar su propia mente y de tratar de desentrañar los secretos del comportamiento humano en la etapa filosófica del estudio avanzado. Sin embargo, una parte de esta alma aborrece los implacables requisitos de una educación cada vez más compleja y anhela hacer novillos y evadirse de la exigente escuela kármica de la vida. Él —o ella— se zambulle desde las alturas del supremo optimismo y de la fe ciega hasta los abismos del cinismo sarcástico. Primeramente frívolo y alegre, después serio y solemne, Sagitario es el Centauro, mitad hombre y mitad caballo, que enfila las aguzadas flechas de la curiosidad directamente hacia la diana del conocimiento buscado. La búsqueda sagitaria de la verdad transporta a esta alma por el laberinto del concepto religioso, virando del ateísmo descarnado al fanatismo espiritual, hasta desnudar el baluarte del dogma eclesiástico... que acepta o rechaza, parcial o totalmente.

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A veces Sagitario retoza como un payaso torpe, con una despreocupación irresponsable por el futuro. 'A veces medita seriamente, muy por encima de sus pares, y más allá de éstos. En la etapa sagitaria, el alma ha llegado al trance simbólico del retiro. Movidos por su planeta regente, Júpiter, los Arqueros ansían viajar, calentarse bajo soles extraños, ver y aprender de otros países, pueblos e ideas. Aunque se someten a regañadientes a las obligaciones del trabajo, el deber y la responsabilidad, esta restricción fastidiosa a la materialización de sus sueños los pone muy impacientes.

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Para encubrir su constante inquietud espiritual, los Sagitarios adoptan una pose histriónica, teatral, que les permite distraer a los demás con una mezcla de farsas divertidas y trágicas, mientras permanecen en condiciones de seguir aplicando su método de indagación socrática respecto de sus propias almas, detrás de sus máscaras. En este nivel queda poco tiempo para proceder con tacto, mientras Sagitario arremete para descubrir las verdades antes de que termine la «Vida». El otoño toca a su fin, soplan los primeros vientos invernales... y el clima estimulante invita al Arquero a tentar al destino, para demostrar que el hombre es más fuerte que la Naturaleza. Aún no se ha impuesto la reclusión propia de la estación invernal. Y por ello Sagitario disfruta de cada copo de nieve, mientras se interroga sobre su intención y su origen... y después los comprime en una bola que arroja sin aviso previo para derribar la solemnidad de las almas más circunspectas. Aunque intuye que le aguarda la «vejez», con sus prometidas recompensas de sabiduría y paz, el alma recuerda con demasiada nostalgia los tiempos despreocupados de la juventud perdida... la primavera y el verano... y no puede resignarse de buen grado a su madurez inevitable. Las cualidades positivas de Sagitario son el optimismo, el candor. la alegría, la lógica, la honestidad, la audacia y el entusiasmo. Expresadas en su forma negativa se transforman en la temeridad, la confusión emocional, la negligencia, la falta de tacto, la grosería y la inconstancia. Sagitario, que ha llegado a la edad intermedia simbólica del alma, debe descubrir el amor ahora... o lo perderá para siempre. Cuando los Arqueros buscan una pareja para todos los tiempos, se dejan cegar por el idealismo y el desafío del amor, y por tanto los hiere la realidad de éste, pues su indagación ansiosa aún no los ha llevado a buscar el amor donde en verdad se encuentra: dentro de sus propios corazones.

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El misterio de amor de Capricornio Ahora las ráfagas heladas del invierno se hacen más insistentes, y obligan al alma harta de experiencias a replegarse simbólicamente en el refugio del círculo familiar, y a someterse de nuevo a las fuerzas nocturnas meditativas, negativas y femeninas. En el nivel de conciencia de Capricornio, el alma siente por cuarta y última vez las poderosas vibraciones del liderazgo cardinal. Pero esta vez dicho liderazgo la conduce a través del elemento Tierra estable, desde una posición de fuerza en el interior del hogar, junto al fuego de la chimenea. ¿Por qué la Cabra habría de exponerse a las gélidas temperaturas exteriores, sólo para hacerse ver y oír... aplaudir y alabar?

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Las almas de Capricornio, que ahora están seguras de su capacidad y su derecho para asumir el mando, ya no sienten la necesidad de exhibir u ostentar agresivamente su poderío... para conquistar la adulación pública o la seguridad interior. En esta etapa, el alma ha aprendido que la auténtica paz emana de adentro. El título de líder implica una responsabilidad que hay que manejar con la mayor cautela posible, sin que la ejecución de lo que es obviamente el propio deber merezca un reconocimiento especial. Ahora los parientes (y sobre todo los padres) del Capricornio asumen una marcada importancia, para bien o para mal, porque ha llegado la «vejez» simbólica del alma... y junto con ella la conciencia de las prioridades de la vida, entre las cuales sobresale la seguridad de pertenecer al grupo. Las emociones del romance y las libertades de la juventud ya no son ni remotamente tan tentadoras para la Cabra como la comodidad y la satisfacción que uno encuentra junto con aquellos en cuyos cuidados puede confiar.

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Capricornio está preparado para comunicar la sabiduría de Saturno, trabajosamente acumulada, y también está bien predispuesto para ello, pero sólo cuando se lo pidan. Como las Cabras saben que es un desatino obligar a la gente a madurar prematuramente, sonríen con la benévola indulgencia de un abuelo cariñoso (cualquiera que sea su edad cronológica) ante las travesuras de quienes aún son jóvenes de corazón. Secretamente, el alma de Capricornio anhela renunciar al deber, pero ya está resignada a la certidumbre de que el idealismo puro no es práctico... y de que el entusiasmo espontáneo nunca puede sustituir a la experiencia. Muy consciente de los peligros de la acción impulsiva, el alma se ha hecho más conservadora... y la negativa de la Cabra a diseminar sus esfuerzos o a incurrir en sentimentalismos determina que quienes nacieron en los elementos de Fuego y Aire la acusen de frialdad emocional. Los Capricornio respetan la autoridad porque interpretan que la ley es necesaria para proteger los derechos y la seguridad humanos. Veneran tímidamente a los famosos y los triunfadores porque el regente de Capricornio, Saturno, les enseña a reverenciar el éxito, cuyo precio conocen muy bien.

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Aunque las almas más liberales puedan pensar que Capricornio es austero e inflexible, la vida también les ha enseñado a las Cabras su lado humorístico, y sus bromas sutiles están teñidas por la ironía de la existencia. Como los nuevos deberes saturnales que les impone su condición de consejeros de los necios descansan pesadamente sobre sus hombros, a veces intentan beber la última dosis de los raros placeres de la Vida, que aceptan serenamente, sin falsa vergüenza ni inhibiciones superfluas. Sólo después, cuando vuelve a imperar la influencia atemperante de la madurez, el Capricornio experimenta una vaga sensación de remordimiento y melancolía por haber sucumbido a la tentación de pasiones prohibidas. En la vibración de esta alma existe la compulsión de reconocer la necesidad de ser prácticos, como lo confiesa Capricornio: «YO UTILIZO». Pero la benevolencia espiritual atenúa la severidad de la adustez superficial que impone Saturno, porque la conciencia del Capricornio trae consigo la comprensión de los errores humanos, nacida de la sabiduría que asimiló durante diez etapas de los misterios de la vida... y del amor. Las cualidades positivas de Capricornio son la tenacidad, la estabilidad, la prudencia, la fiabilidad, la seguridad y la tranquilidad. Expresadas en su forma negativa se convierten en egoísmo, intolerancia, ambición despiadada, rigidez, esnobismo, depresión y soledad. Para Capricornio, el amor es un intercambio apacible y noble de satisfacciones personales. Las Cabras han aprendido cabalmente la valiosa lección de que el amor no se mide por el exceso de emociones. Pero como lo equiparan sólo con las exigencias de la necesidad y el deseo mutuos, aún no han experimentado la liberación de sus anhelos interiores.

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El misterio de amor de Acuario Al llegar a la iniciación de Acuario, el alma en vías de desarrollo siente que debe devolver a la vida mucho de lo que cosechó en el camino. Y así comienza una «segunda infancia» a nivel del Aguador, que vierte su conocimiento, resuelto a compartirlo, y ansioso por compartirlo, antes de abandonar este planeta para explorar el excitante mundo de lo desconocido en el más allá.

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Acuario siente por última vez como organizador fijo las conmociones de las fuerzas diurnas masculinas y positivas, en la experiencia final del desapegado e imprevisible elemento Aire. El hombre o mujer Acuario, que es un enigma para sus amigos y parientes, retoza de manera peculiar con los jóvenes de corazón, y decimos peculiar porque su sabiduría y experiencia entran en contraste directo con esta conducta liberal y excéntrica. En el pasado dejó relegados muchos misterios porque no tuvo tiempo para investigarlos. Ahora los Acuario deben saborearlos a todos, deben examinar todos los matices por arriba y abajo, a izquierda y derecha, de buena o mala gana. Les encanta dejar pasmados a quienes los rodean, y súbitamente toman conciencia de una inexplicable capacidad para atisbar en el futuro. Asombrosamente intuitiva y erizada de imprevistas vislumbres de imágenes telepáticas, el alma de Acuario examina a las personas y las ideas sin sentimentalismo, y descubre la verdad sin una lógica visible ni un esfuerzo identificable.

En este nivel, el alma tiende a menospreciar la ley y la autoridad porque el espíritu vive realmente en el mundo del futuro. El Acuario sabe que tarde o temprano habrá que modificar y adaptar las normas rígidas de la sociedad actual. Por tanto él (o ella) no ve ninguna razón sensata para respetar lo que seguramente se transformará mañana en algo nuevo y diferente. Si es necesario sublevarse violentamente para implantar la tolerancia, la fraternidad y la comprensión, el Acuario piensa que el resultado será digno de semejante conflicto. Sin embargo, si bien los Aguadores postulan cambios para el mundo (y para sus amigos y familiares), ellos siguen fijos en sus opiniones personales, códigos privados y formas de vida, lo cual refleja la naturaleza contradictoria de su planeta regente, Urano.

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Ahora el alma ha adquirido un auténtico enfoque humanitario. Para el desprejuiciado Acuario todo ser humano es un amigo, cualesquiera que sean los valores personales de dichos individuos, porque el Aguador ha aprendido que él —o ella— está integrado dentro de la totalidad del género humano... y de la Naturaleza. Sin embargo puede descuidar las relaciones personales, porque estos hombres y mujeres corren en pos de un idealismo que está relacionado con el bienestar de la sociedad en general. Al igual que la era de Acuario, de la que ella es un reflejo, el alma imagina en esta etapa un futuro radiante y glorioso que sólo se podrá alcanzar si se demuelen las viejas costumbres y las ideas anacrónicas para abrir paso a la conciencia espiritual, mediante la embestida de la masa acelerada del Karma. Cuando la conducta de Urano ofende a los más conservadores, el Acuario individualista desecha su desaprobación con una carcajada. Los Acuario se sienten seguros merced a su conciencia intuitiva del futuro, responden «YO SÉ» a todas las preguntas, y después se niegan maliciosamente a explicar cómo lo saben... excepto a los niños, que entienden merced a su propia inocencia el estado inocente de sencillez al que el alma retorna en la vibración uraniana de la «segunda infancia». Las cualidades positivas de Acuario son la visión, la individualidad, la tolerancia, la cordialidad, el espíritu inventivo, la originalidad y el genio. Expresadas en su forma negativa se convierten en excentricidad, neurosis, desapego, distracción y negativa a cooperar.

Para Acuario, el amor es una emoción autónoma y desprovista de egoísmo, que hay que explorar y disfrutar. El Aguador entiende la envergadura del amor e investiga todas sus dimensiones, pero lo derrocha negligentemente confundiéndolo con la amistad. La satisfacción física deja al Acuario emocionalmente vacío y aún anhelante, pues no comprende el misterio de la unidad con la pareja, la verdad última del amor. Ésta espera silenciosamente, en las sombras, que la descubran. Es el secreto custodiado por Neptuno, más allá de la comprensión de Urano.

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El misterio de amor de Piscis Así como el alma «nace» simbólicamente en la inocente irreflexión de Aries, así también «muere» simbólicamente —o deja el doloroso plano terrenal— para ingresar en la compasiva humildad y la sensibilidad mística de Piscis. En la etapa del signo solar Piscis, el hombre y la mujer en vías de desarrollo empiezan a comprender vagamente el secreto del tiempo como un eterno AHORA, capaz de ver (en distinta medida) el pasado, el presente y el futuro como una sola cosa. Esta es la tercera y última incursión del alma en el elemento Agua sensible —su cuarta y última vibración como comunicador mutable— y la última experiencia bajo las fuerzas nocturnas negativas y femeninas.

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En términos ideales, cuando el alma ha llegado a la etapa de Piscis, ha alcanzado el esclarecimiento espiritual en el largo viaje a través de los misterios del amor que ha experimentado en los once signos solares precedentes. Si no ha sido así, debe volver a las experiencias vibratorias de determinado signo solar del círculo astrológico, para aprender las lecciones que no asimiló en razón de haberlas pasado por encima con demasiada prisa en las anteriores etapas de encarnación. Pero cada uno de estos retornos comunica una nueva vulnerabilidad a la lección de ese signo solar... una nueva avidez interior por aprender su esencia positiva y desechar la negativa. Desde luego, algunas almas superiores o avanzadas resuelven volver a la Tierra, por su propia voluntad, después de haber llegado a la etapa de Piscis, para rescatar a quienes aún permanecen en las tinieblas. Sin embargo, aquí nos ocupamos de la obligación y la configuración del Piscis medio.

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En el nivel de Piscis, el hombre y la mujer han pasado al menos una vez por las doce etapas de iniciación, y muchos han tenido que remontarse atrás y volver sobre sus pasos centenares de veces en el curso de esta experiencia, porque Piscis es el más difícil de comprender y conocer a fondo, entre los doce signos solares. Generalmente esta hazaña no se logra la primera vez que se recorre la rueda de la vida, excepto cuando se hace un vehemente despliegue de deseo y voluntad, lo cual tampoco significa que la proeza sea impracticable. Pero éste es un camino que, hasta ahora, sólo han elegido unos poquísimos individuos. Por ello la astrología enseña que Piscis es un «alma vieja»... y ésta también es la razón por la cual no todo hombre o mujer Piscis es el paradigma de la gracia espiritual, y por la cual algunos nadan por aguas peligrosamente próximas a las llamas del Infierno de Dante. El Pez vive en dos mundos, y experimenta simultáneamente el cielo y el infierno.

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Merced a la sabiduría secreta de su planeta rector, Neptuno, los Piscis saben que la aflicción y la fealdad no forman parte del plan divino. Han vislumbrado la belleza de la verdad, y el fulgor de esta visión mística genera el anhelo de apartarse de las vibraciones negativas del plano terrenal. Por tanto Piscis elude a menudo la confrontación y la tensión y se evade por la ruta de las drogas, el alcohol, los ensueños diurnos, la creación artística, la elaboración de teorías filosóficas, la meditación o el retiro religioso. Los Piscis pueden convertirse en maestros, monjes, monjas, místicos, artistas, músicos, compositores, matemáticos abstractos y matemáticos muy intuitivos... o pueden optar por zambullirse en las aguas cenagosas del alcoholismo y la drogadicción, e incluso de la locura. Se trata de una vibración difícil y complicada para el alma, porque la experiencia de este signo solar está preñada de tentaciones para el hombre o la mujer Piscis. Como los Peces han «pasado por todo» en el nivel inconsciente, sienten una compasión natural por los problemas de quienes los rodean. El alma de Neptuno está íntimamente familiarizada con las vicisitudes de la vida, comprende las debilidades de la naturaleza humana, y por consiguiente tiende a apiadarse de las flaquezas del hombre y la mujer, en lugar de condenarlas. Ello explica por qué estas «viejas almas» se convierten tan a menudo en las receptoras de los secretos, tribulaciones, preocupaciones y aprensiones de todos los demás. Sin embargo, su instinto inicial consiste en volver la espalda a las complicaciones engorrosas, en todas sus formas. Sólo cuando el Pez encuentra el coraje necesario para enfrentar sus propios problemas con la misma sabiduría espiritual que suministra a los demás, se pueden sondear los misterios de Neptuno.

Mediante esta «iniciación por la muerte» (muerte del yo humano) el alma se hace más condescendiente, más benévola, y adquiere la capacidad de entender mejor su auténtica relación con los Co-Creadores... a medida que Piscis afirma: «YO CREO». Para materializar la gloria y la verdad cabales del amor, el Pez puede recurrir, si así lo desea, a la inocencia de Aries, a la paciencia de Tauro, a la perspicacia de Géminis, a la percepción de Cáncer, a la nobleza de Leo, al discernimiento de Virgo, al criterio de Libra, a la agudeza de

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Escorpión. a. la honestidad de Sagitario, a la sabiduría de Capricornio... y al humanitarismo de Acuario. Pero a veces estos múltiples fragmentos de conocimientos y talentos secretos sólo sirven para confundir a Piscis, y lo impulsan a seguir el camino más fácil de la no resistencia pasiva. Las cualidades positivas de Piscis son la humildad, la compasión, la sensibilidad, la agudeza espiritual, la comprensión psíquica, la clarividencia filosófica y el potencial terapéutico. Expresadas en su forma negativa se convierten en timidez, aprensión, masoquismo, ociosidad, proclividad al embuste y falta de voluntad.

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Para Piscis, el amor implica una sumisión generosa del yo a los deseos de la persona necesaria para alcanzar la Totalidad. El Pez experimenta más placer cuando da que cuando recibe, se siente más feliz cuando sirve que cuando es servido. Sin embargo el enigmático Neptuno pone a prueba el alma de Piscis con la tentación de múltiples experiencias sexuales y románticas... flotando de un amorío a otro.

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El receloso Pez se vale de este comportamiento promiscuo se convierte en un recluso romántico— para rehuir al peligro de que lo «pesquen» mediante un compromiso emocional profundo o permanente. Pero el hombre o la mujer Piscis que se resiste a la tentación de buscar sólo el placer del amor para evitar su dolor, recibe una valiosa recompensa cuando desentraña el misterio último del amor. Entonces él o ella vislumbra por primera vez, en el curso del cansador peregrinaje del alma, la auténtica pasión de fusionar en una trinidad la mente, el corazón y el espíritu, de lo cual resulta un raro éxtasis físico: la lejana promesa primaveral de un milagro, que el amor formuló en Aries, se cumple por fin en Piscis.

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Los planetas hemos librado una guerra prolongada y cruel mi alma gemela y yo

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perdidas y solitarias, ángeles caídos, desterradas de una brumosa, semiolvidada galaxia de estrellas atrozmente heridas por la dolorosa arremetida de Marte atrapadas en la red enmarañada de Neptuno conmocionadas y desgarradas por la súbita, tremenda violencia de Urano

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torturadas por los inteligentes embustes de Mercurio trituradas bajo el peso helado del severo, inflexible Saturno que prolongó cada hora transformándola en día .cada día transformándolo en año cada año transformándolo en eternidades de espera chamuscadas y casi cegadas

por los estallidos de arrogancia y orgullo del Sol como Eva y Adán, inmovilizadas e inermes, en lo más hondo llorábamos...

igualmente luchábamos con implacable furia trocando golpe por golpe... impulsadas por el redoble de las gigantescas, palpitantes pasiones de Júpiter tropezamos en el precipicio de la tentadora demencia de la Luna

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para caer, al fin, trémulas de miedo ante la amenaza del ominoso silencio sepulcral de Plutón consumidas por la pena inconsolable, y la desolación de la angustia ostentamos. .

las heridas y cicatrices de la furiosa batalla yo y mi alma gemela

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pero ahora marchamos en sosegada paz con todos nuestros fragmentos dispersos íntegramente fusionados, cogidas de la mano... completando el círculo de la serpiente de vuelta en el arco iris piramidal del más radiante edén del mañana coronadas por la dulce Venus con la Victoria del Amor que no murió sino que sobrevivió a la noche de la búsqueda egoísta para aguardar el tierno perdón de la mañana y el amanecer de la comprensión*

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Su signo solar

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El término «signo solar» significa que si usted es, por ejemplo, Géminis, cuando usted nació el Sol ejercía su poderosa influencia a través de la ZONA DEL ZODIACO (no la constelación) llamada Géminis... desde el 21 de mayo hasta el 21 de junio inclusive (en todas las zonas horarias de los Estados Unidos durante las últimas décadas; con un día de diferencia, por ejemplo, en Greenwich, Inglaterra). Usted notará que las fechas que abarcan los períodos de los doce signos solares varían en función del libro de astrología que lee, lo cual puede confundir al profano. Esta variación se debe a que la mayoría de los astrólogos no quieren desconcertarlo con la información de que el Sol «cambia de signo» por la mañana, la tarde o la noche de un día determinado. Y entonces le «roban» ese día de cambio a un signo solar consecutivo y se lo pasan a otro... para emparejar las cosas. Esto no hace más que aumentar la confusión. Es muy agradable y fácil fingir que el período de cada nuevo signo solar comienza exactamente a medianoche. Pero no es cierto.

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Por ejemplo, si se exceptúan las variaciones de los años bisiestos, el Sol (tanto durante las últimas décadas como actualmente) DEJA Aries y ENTRA en Tauro en algún momento del 20 de abril, en todas las zonas horarias de los Estados Unidos (pero el 21 de abril en Greenwich, Inglaterra). Es importante que usted sepa que el 20 de abril contiene AMBOS signos. De lo contrario usted podría pasar toda su vida pensando que es un Toro, cuando en realidad es un Carnero.

De modo que recuerde siempre que si nació en el PRIMER o el ÚLTIMO día de cualquiera de los períodos de los signos solares que enumero en este libro, deberá averiguar la HORA exacta de su nacimiento, más la longitud y latitud del lugar donde nació, para determinar si el Sol había «cambiado de signo» o no a esa hora y en ese lugar.

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El término «signo lunar» se refiere a la zona del zodíaco (no la constelación) por donde «pasaba» y ejercía su influencia cuando usted nació. El término «ascendente» (a veces llamado «signo naciente») identifica al signo del zodiaco que «ascendía» sobre el horizonte oriental en el momento exacto de su nacimiento. El ascendente depende del lugar de la Tierra donde usted nació (longitud/latitud de su lugar natal). Quienes deseen saber algo más acerca de estas cuestiones podrán consultar la lista de materiales bibliográficos que figura al final del libro.

Una acotación acerca de los «nacimientos registrados en la fecha de una cúspide»: A menudo, quienes han nacido en una «cúspide» astrológica (aquel día durante el cual el Sol cambia de signo) dicen (y creen) que sus personalidades contienen las cualidades de ambos signos solares. E imaginan que esto se debe a que nacieron en una «cúspide».

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Por ejemplo, una persona nacida el 20 de enero puede pensar que a veces se comporta como capricorniana, y a veces como acuaria. Lo mismo vale para todas las «personas cúspides». Algunos astrólogos os dirán que ello se debe a que el «nacimiento en cúspide» determina que la persona así nacida exhiba los rasgos de ambos signos. En mi larga y variada experiencia personal como astrólogo profesional, me he convencido de que esto sencillamente no es cierto. En todos los casos, sin ninguna excepción, la persona que cree que su comportamiento refleja una combinación de ambos «signos solares cúspides», se comporta así porque su Luna o ascendente está en el «segundo» signo.

Por ejemplo, la persona arriba citada que nació el 20 de enero por la mañana es un signo solar Capricornio. Si este capricorniano se comporta a veces como una Cabra... y en otras ocasiones como un Aguador de Acuario, ello siempre se debe a que la Luna o el ascendente del capricorniano estaba en Acuario a la hora del nacimiento... Y NO PORQUE HAYA NACIDO EN UNA «CÚSPIDE». Si una persona nacida el 19 de enero se comporta siempre esencialmente como una Cabra —y nunca como un Acuario— la Luna o el ascendente NO estaba en el «signo cúspide» de Acuario a la hora del nacimiento. Usted pertenece a un signo solar u otro. Su personalidad no puede compartir y no comparte los dos signos solares porque usted haya nacido en una «cúspide». Es cierto que cada uno de los tres «decanatos» de todo signo solar (cada signo astrológico tiene una envergadura de 30 grados y a cada «decanato» le corresponden 10 grados) confiere su propia variación a la cualidad del signo solar específico. Pero ésta es una cuestión

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aparte. Si usted es Capricornio, es Capricornio. No es un signo solar Acuario «parcial» por el hecho de haber nacido en una «cúspide». Si de vez en cuando siente que se comporta como un Acuario, puede estar seguro de que ello se debe a que la Luna o el ascendente estaba en Acuario a la hora de su nacimiento (o también es posible que sólo se imagine sus características acuarias porque lo ha impresionado exageradamente el error que repiten tan a menudo los astrólogos equivocados).

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Es posible que esta imagen le aclare más las cosas. El Sol que ejercía su poderosa influencia a través de la zona del zodiaco llamada Capricornio (por ejemplo), grabó las características de Capricornio en su personalidad cuando usted respiró por primera vez (al programar los miles de millones de células eléctricas de su cerebro más o menos en la forma en que se programa una computadora). Este proceso (que crea su signo solar personal) es una fuerza tiempo-energía. A falta de un vocabulario más preciso, el proceso es relativamente electromagnético. Entonces, para ayudarse a forjar una imagen, usted puede preguntarse si es posible que en determinado momento una luz eléctrica esté mitad encendida y mitad apagada. Por supuesto que no. Una luz eléctrica está ENCENDIDA o está APAGADA. No puede estar encendida y apagada al mismo tiempo. Tampoco el Sol puede ejercer (por razones análogas) su poderosa influencia a través de DOS SIGNOS simultáneamente.

Cuando el Sol hace vibrar su fuerza a través de Capricornio, la hace vibrar a través de Capricornio. En el momento cósmico exquisitamente cronometrado (que en realidad se puede cronometrar en la Tierra en un lapso de minutos, utilizando los actuales medios astronómico-matemáticos), en ese momento en que el Sol «entra» en el signo de Acuario, pasa a irradiar sus poderosas vibraciones a través de Acuario, y ya no a través del signo de Capricornio. Y punto final. La luz no puede estar encendida y apagada al mismo tiempo. El Sol no puede estar imprimiendo al mismo tiempo las características de Capricornio y Acuario. Esto es imposible, tanto desde el punto de vista cósmico como desde el astrológico. La racionalización de la «órbita de influencia» utilizada por los astrólogos que hacen hincapié en los rasgos «combinados del día cúspide» no se aplica en relación con el signo solar. Sí se aplica en relación con muchas otras fases y facetas de la astrología (incluyendo la actual «órbita de influencia» de la era de Acuario) tales como los aspectos, etcétera, etcétera. Pero NO en el caso de un signo solar.

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En cuanto a la «Astrología 13», la humorada del astrónomo contra la santidad y validez de la astrología, no hagáis caso de ella. Por razones que no puedo detallar aquí por falta de espacio, este concepto de los «trece signos solares», con todas sus connotaciones, es completamente falaz. Os ofrezco la prueba última de ello, mitad en serio y mitad en broma. La Astrología 13 convertiría a la autora de este libro en un signo solar Piscis en lugar de un Aries. Todos mis amigos y parientes Os dirán que la hipótesis en virtud de la cual yo sería Piscis es tan falaz que termina por ser hilarante. Tampoco Nelson Rockefeller es un Géminis (en lo cual lo convertiría la Astrología 13) sino un Cangrejo de Cáncer hasta sus últimas consecuencias. Tampoco Billy Graham es un Libra (en lo cual lo convertiría la Astrología 13) sino un Águila de Escorpión hasta sus últimas consecuencias. Y esto es ESTO, queridos amigos y estudiosos de la astrología. ¡Lo dice un Carnero testarudo (y no un Piscis discreto y afable)! Amén. Os exhorto a no permitir que esta deliberada semilla de confusión, plantada por los astrónomos que desean enlodar la cuestión astrológica, crezca hasta convertirse en uno de los inmensos baobabs de tinieblas y falsedad negativa de los que nos habla el Principito.

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SAGITARIO CAPRICORNIO ACUARIO PISCIS

20 de marzo al 20 de abril 20 de abril al 21 de mayo 21 de mayo al 21 de junio 21 de junio al 22 de julio 22 de julio al 23 de agosto 23 de agosto al 23 de septiembre 23 de septiembre al 23 de octubre 23 de octubre al 22 de noviembre 22 de noviembre al 21 de diciembre 21 de diciembre al 20 de enero 22 de noviembre al 21 de diciembre 21 de diciembre al 20 de enero 20 de enero al 19 de febrero 19 de febrero al 20 de marzo

 

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ARIES TAURO GÉMINIS CÁNCER LEO VIRGO LIBRA ESCORPIÓN

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Períodos natales de los signos solares

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Combinaciones

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de los signos del amor

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GÉMINIS

Fuego - Cardinal - Positivo Regido por Marte Símbolo: el Carnero Fuerzas diurnas Masculino

Aire - Mutable - Positivo Regido por Mercurio Símbolo: los Gemelos Fuerzas diurnas Masculino -

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ARIES

La relación ARIES-GÉMINIS

No era realmente la noche del sábado, al menos podría haberlo sido, porque hacía mucho que habían perdido la cuenta de los días; pero siempre que querían hacer algo especial decían que ésa era la noche del sábado, y lo hacían.

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Si trabajara en equipo, esta combinación de signos solares podría volver a vender Manhattan a los indios: con los cortes de energía, los atracadores, los Metros desvencijados, la basura acumulada y todo lo demás. Por supuesto, dado que ambos son idealistas, probablemente comprenderían que a los indios los timaron desde el principio, y terminarían restituyéndoles Nueva York a cambio de unos collares de cuentas y una insignia pacifista, junto con todos los derechos que el hombre blanco le arrebató a su hermano piel roja... si pudieran cerrar el trato. Como a Aries y Géminis les gustan las causas nobles, y como comparten el mismo talento para convertirse en vendedores creativos y perseverantes, pueden ejecutar juntos fabulosas hazañas de ingenio. También comparten una actitud displicente respecto de la acumulación de grandes cantidades de poder o dinero, y quizás esto explica por qué tan pocas veces tienen todo el éxito que deberían tener, si se considera la energía emocional (Aries) y mental (Géminis) que invierten en todo lo que les interesa... por el momento, quiero decir. Nada retiene el interés de ninguno de estos signos solares durante más de un minuto. Bueno, a veces durante dos o tres minutos. Puesto que Aries bulle con ingenua impetuosidad, y Géminis está resuelto a conquistar la independencia absoluta mediante la ruptura de todas las ataduras del espíritu, es raro que sus actividades recíprocas estén sustentadas por la madurez de pensamiento. Se podría decir que las cualidades combinadas de la asociación entre esta configuración de signos solares 3-11 muestran una imagen de optimismo, salpicada por breves tramos (generalmente muy breves) de sensibilidad e inseguridades ocultas. Cuando Aries y Géminis fusionan sus naturalezas como vecinos, amigos, socios, parientes, amantes o consortes, se duplican sus afanes individuales por liberarse de todos quienes querrían inmovilizarlos en una ciénaga de normas convencionales y precauciones. Separados o juntos, parecen jóvenes, actúan como jóvenes... y por tanto, con la mayor naturalidad, a menudo tienen un comportamiento infantil. Ahora bien, los niños pueden ser cautivantes y cándidos, y pueden inspirar cariño. También pueden ser involuntariamente egoístas, irracionales y desconsiderados. Lo mismo vale para cualquier asociación concertada entre este equipo colocado bajo la influencia 3-11. Es preferible que ambos, o por lo menos uno de los dos, madure eventualmente, porque si no la mayor parte del tiempo que pasen juntos lo dedicarán a jugar en una montaña de arena, con un par de cubos de colores brillantes y grandes palas, en busca de lo que todos

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saben que ellos son especialistas en endilgarse recíprocamente y en endilgarle al resto del mundo. Básicamente, tanto Aries como Géminis son honestos —especialmente los Carneros— pero ambos pueden embaucarse a sí mismos hasta olvidar dónde termina la honestidad y empieza el autoengaño. Esto se debe a que son inocentes o ignorantes —quién sabe cuál de las dos cosas— en lo que concierne a sus propias naturalezas individuales. En otras palabras, ambos son tan expertos cuando se trata de venderse algo a sí mismos como cuando se trata de vendérselo al público en general. Si el producto que venden no es genuino, casi siempre el Géminis será el primero en sospecharlo, con la mente aguzada y analítica de Mercurio, aunque también es capaz de embaucarse a sí mismo (o a sí misma), y seguirá imaginando que posiblemente el producto continúa siendo lo que él (ella) pensó originalmente que era. En cuanto a Aries, a este signo solar le resulta tremendamente difícil detectar la diferencia entre lo que brilla tan tentadoramente... y el oro auténtico. El Carnero sólo aprende a discriminar después de reiteradas y dramáticas desilusiones y desengaños.

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He estado hablando de «ellos dos». En realidad, quizá debería referirme a «ellos tres», porque aunque Aries es evidentemente una sola persona, indivisible, «con libertad y justicia para todos», todo Géminis es netamente dos personas, aquella que él-ella es verdaderamente... y la persona que a él-ella le gustaría ser. Ya sabéis, los Gemelos. Sumad el ego del Carnero —un ente casi autónomo— y podría producirse una gran aglomeración, con todas estas auras que se mezclan, que se atraen y se repelen, que se fusionan y chocan, alternadamente. No será una mala idea que las personas con estos dos signos solares, no obstante su condición esencialmente compatible, se separen de vez en cuando y se miren con nuevos ojos desde lejos. Así se despejará parte de la espesa bruma que necesariamente se acumulará entre ellas. Aries arremete instintivamente, convencido de la sinceridad de su causa, así como del triunfo final, y tiene poco o ningún tiempo para reflexionar sobre los pros y contras de cualquier situación o problema dado. A la inversa Géminis sopesa, individualiza y desentraña todas las maniobras y conclusiones posibles con la objetividad y la lógica frías, informales, que son tan típicas de los tres signos de Aire (Acuario y Libra son los otros dos). Sin embargo, es posible que Géminis no tenga espíritu práctico, a pesar de todas sus acrobacias mentales. Géminis puede deducir rápidamente qué es lo que tal vez fallará, pero a menudo resuelve ganar en ingenio al hado o el destino, e incluso a sí mismo (o a sí misma), valiéndose de la inteligente estrategia mercurial. Hay otras diferencias de criterio entre estos dos. Aries, influido por un signo cardinal, insistirá en marchar a la cabeza, en conducir, en desafiar, en iniciar e inspirar siempre, con entusiasmo y audacia. El Carnero aceptará prácticamente cualquier idea, sensata o insensata, que cautive y estimule sus emociones... y a la que su ego pueda asociarse de manera personal. El Géminis inconstante prefiere asociarse de manera impersonal, y aceptará las ideas que sean afines con el proceso mental deductivo. Se comunicará mediante la lógica y la sagacidad de la razón de Mercurio, mientras su auténtica personalidad permanece en segundo plano, atenta, sin que quienes son hipnotizados por el encanto de Géminis sospechen su presencia. A Aries le gusta cabalgar en el elefante que encabeza la columna y saludar a la multitud, pero los Gemelos no alimentan el deseo devorador de convertirse en héroes o heroínas tachonados de estrellas. Géminis preferiría delegar en otros todos los deberes y obligaciones constrictivos del liderazgo, y mantenerse libre de responsabilidades, libre para ensayar el mérito de nuevas ideas... para explorar a nuevas personas, nuevos lugares y cosas. El análisis geminiano es menos vehemente que el de Aries, porque la computadora mental lo examina todo serenamente en busca de posibles defectos... o virtudes. Aunque el enfoque de Géminis es esencialmente intelectual, los Gemelos simpatizan-con la actitud emocional del Carnero, al mismo tiempo que conservan su independencia respecto de este compromiso exagerado. Los hombres y mujeres regidos por Mercurio comprenden los impulsos temerarios de Marte. Sin embargo, se dan cuenta de que a ellos les conviene evitar las complicaciones emocionales, siempre que ello sea posible. Los Géminis desconfían de las estrechas relaciones humanas que amenazan con sofocarlos, de los empleos a largo plazo sin cambios ni estímulos... de cualquier cosa que inmovilice sus sueños o corte las alas de Mercurio, porque temen que su propio espíritu quede apresado. El signo de Aire de Géminis anhela remontarse por encima de las llamas que arden alrededor del signo de Fuego de Aries. Al mantenerse retraído y ligeramente apartado, Géminis se las apaña más a menudo para conquistar el tipo de libertad que Aries también desea pero no siempre consigue. Por supuesto, un exceso de libertad mental y emocional puede generar sus propias confusiones, y cuando los Gemelos quedan atrapados en la red de sus propios vericuetos mentales, a veces la misma desenvoltura del Carnero puede ayudar a desatar los nudos. Afortunadamente, el Aries típico no sólo intuye la dualidad de Géminis sino que además está dispuesto a concederle espacio para que exista. Por ello esta asociación es a menudo beneficiosa para el geminiano, porque la comprensión —o la incomprensión—respecto de sus sueños, influye mucho para determinar si éstos se materializan, sencillamente se herrumbran, o se convierten sólo en quimeras que Géminis siempre persigue

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pero nunca alcanza. El Géminis soñará desde su más temprana infancia hasta pasado el límite del siglo. La mayoría de las personas interpretan la curiosidad y las ansias de experimentación de Mercurio como un mosaico de afanes excéntricos y volubles, pero el Carnero parece entender que esta miríada de intereses sólo representa el esfuerzo de Géminis por integrar la multifacética personalidad mercurial, que tanto fascina a Aries. Es más difícil que a Aries le disguste que Géminis revolotee de un tema a otro, buscando todas las respuestas, mientras descarga un torrente continuo de imaginación y energía estática. Interrumpir a un ave mercurial mientras se expresa verbalmente es como tratar de capturar una luciérnaga y, curiosamente, los Carneros (que a su vez son relativamente expertos en interrupciones) así lo entienden. Estos dos se interrumpen continuamente, con una recíproca falta de resentimiento, y éste es un detalle muy simpático de su asociación. Si en sus cartas natales existe un aspecto negativo entre el Sol y la Luna o el ascendente, es posible que Aries acuse a Géminis de fantasear demasiado y de no hacer suficientes cosas concretas, y que intente acorralado para obligarlo a formular respuestas directas. Tal vez entonces la lengua cáustica de Géminis lastimará el ego ultrasensible del Carnero, y estallará una batalla feroz en cuyo transcurso saltarán chispas en todas direcciones a medida que la actitud insustancial de Géminis avive las llamas de la cólera de Marte. Sin embargo, los vientos cambiarán, al cabo de un tiempo, incluso después de las escenas más tempestuosas... y casi nunca alguno de ellos dejará perdurar el resentimiento. Como sucede con todas las configuraciones de vibraciones 3-11, Aries y Géminis son básicamente buenos amigos, y casi siempre continúan siéndolo. Además, son capaces de comunicarse verbalmente sus diferencias de opinión tanto como haga falta para despejar la atmósfera y reanudar la relación armónica.

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La mente mercurial de Géminis, aunque a veces se disfrace inteligentemente tras .una máscara de aplomo y »simpatía, parece una peonza. Gira continuamente. Aries montará alegremente en ella, y probablemente disfrutará de la vertiginosa experiencia. Mientras el Carnero no intente aprisionar el espíritu libre de Géminis con demasiadas preguntas y exigencias, los dos se entenderán bastante bien. (Los cuatro, si contamos al Carnero, los Gemelos y el ego de Marte). Aries y Géminis pueden construir, con el éter multicolor de sus imágenes mentales combinadas, castillos de arena suficientemente altos como para llegar a las estrellas. Pero los cimientos deberán ser sólidos y estables, porque de lo contrario se derrumbarán. Si construyen sólidamente desde el principio, el producto final podrá ser realmente portentoso: una suma de arco iris, mariposas y trasgos. La paciencia es la llave secreta para pasar al otro lado de la valla, donde la hierba siempre les parece más verde y fresca a Aries y Géminis, los jóvenes eternos, que andan en busca de Shangrila, la Ciudad de Esmeralda de Oz, el País de las Maravillas y la Fuente de Juvencia. Juntos, tienen más posibilidades que la mayoría de las personas de encontrar esos lugares... e incluso más posibilidades que ellos mismos si hubieran emprendido la búsqueda aisladamente.

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Mujer ARIES Hombre GÉMINIS

—¿No me olvidarás... verdad, antes de que llegue la primavera? Por supuesto Peter lo prometió; y después se fue volando.

Hay mujeres Aries y hombres Géminis que se cogen suavemente de la mano y retozan juntos calle abajo como niños. Hay otras mujeres Aries y hombres Géminis que entablan sarcásticas y furiosas trifulcas verbales desde que se levantan hasta que se acuestan... y ambos también hablan en sueños. A menudo, la fusión emocional de Marte y Mercurio en una experiencia amorosa produce una extraña alquimia de ternura obsesiva, jalonada por crueles agravios, en razón de lo cual la relación puede ser triunfal o desastrosa. Quizá se deba a que Géminis, a diferencia de los otros dos signos de Aire, expresa verbalmente tanto su admiración como su desdén en términos muy claros e inconfundibles. O quizá se deba a que Aries, a diferencia de los otros dos signos de Fuego, se deja consumir por la pasión del momento, ya se trate del amor o el odio, y nunca piensa que mañana podría arrepentirse.

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La configuración de signos solares 3-11 ejerce una influencia muy característica sobre dos personas unidas por sus vibraciones cordiales y muy comunicativas. Es indudable que reñirán ocasionalmente, incluso frecuentemente, pero sus reyertas más tempestuosas contendrán la simiente de la primavera, y nuevas promesas para el futuro. Sus malentendidos son extraordinariamente verbales, y a menudo muy sonoros, pero quién sabe por qué, no demasiado serios. Es casi como si en medio de la batalla ambos tuvieran conciencia del potencial que existe para la tregua. Estos dos podrían decir con acierto de sí mismos... algunos aman con sobriedad como si más adelante hubieran de odiarse pero nosotros odiábamos apacible, cuidadosamente como si más adelante hubiéramos de amarnos... *

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Existen pocos elementos de sobriedad en el amor entre Aries y Géminis. Cuando el Carnero y los Gemelos se enamoran, ninguno se molesta en preguntarse si el desenlace del amorío, o del matrimonio, será dichosamente feliz o cruelmente triste. La atracción inicial, el tironeo magnético de sus personalidades despreocupadas, determina que ambos se busquen confiadamente, sin inquietarse por el final aún lejano. Si éste debiera producirse eventualmente, de cualquier manera que fuese —por separación, divorcio o muerte— las remembranzas de un amor tan ingenuo, excitante y lleno de fe ciega como el corazón de un niño en Nochebuena, suavizará las aristas del recuerdo de cualquier pena o agravio que pudieran haberse inferido mutuamente. Éste es el encanto de la vibración 3-11, en la cual la amistad sincera forja el cimiento de la empatía, desde el primer saludo. Los celos pueden complicar mucho las cosas. La chica Aries típica es todo lo celosa que puede ser una mujer, sin ponerse íntegramente verde, y casi nunca atina a reconocerlo racionalmente. Los celos no emanan de una naturaleza posesiva sino del tremendo miedo al rechazo que experimenta el recién nacido ariano simbólico (el rechazo implicaría, para un recién nacido, la muerte literal), y de la necesidad de que le ratifiquen constantemente cuánto lo quieren. La injustificada preocupación de Aries por la posible transferencia del amor a otra persona es más comprensible cuando se la estudia a la luz de estos sentimientos inconscientes de indefensión infantil y de dependencia total respecto de un cariño continuo e ininterrumpido. Se trata de un sentimiento que está siempre presente, justo debajo de la deslumbrante bravata con que Marte proclama su independencia y autarquía, que no son de ninguna manera reales, sino sólo ficticias... una especie de protección contra una mayor vulnerabilidad. El hombre Géminis típico no es excesivamente celoso (siempre que no tenga una influencia negativa de Marte en su carta natal, o una Luna o ascendente Aries). Y es posible que la mayoría de las dificultades residan en esto. Porque, veréis, a ella le gustaría secretamente que lo fuera. Lo menos que él puede hacer es simular que lo es. A la chica Carnero, lo comprenda o no conscientemente, casi le gusta despertar el instinto celoso de su hombre. Los celos le confirman que él la considera importante, y esto es algo que nunca se le puede confirmar con demasiada frecuencia a un Aries. Es posible que el hombre Géminis la deje conforme, y acceda a su deseo, si ella se descarría de manera excesivamente obvia. Pero casi siempre estará tan ocupado cambiando de ropa, de estado de ánimo, de ideas, de sueños y de humor que no dispondrá de mucho tiempo para detenerse a observar y escuchar cualquier coqueteo inocente del que ella se valga para provocarlo con la esperanza de caldear el enfoque frío, desapegado y etéreo que tiene de la vida... y de ella. A la inversa, él no necesitará hacer ostentación de ningún flirteo delante de ella para generar un relampagueante estallido de celos. Bastará con que salude por la mañana con tono demasiado íntimo a la encargada del quiosco de periódicos de la esquina. Como el hombre Géminis le tiene mucho cariño a su libertad, y aborrece los grilletes emocionales que traban sus actividades gregarias normales, no harán falta muchas escenas de este tipo para hacerle perder la paciencia. Aunque ella deberá aprender a controlar u ocultar de alguna manera sus celos (si no quiere perderlo), él también deberá acostumbrarse a comprender el motivo que la induce a adoptar semejante comportamiento: el temor interior de que le falte la feminidad suficiente para conservar la fidelidad de él (si él no quiere perderla a ella). A lo largo de los años se ha hecho tanta propaganda en torno de la conejita-gatita esbelta, sexualmente seductora, cabeza hueca, suave y dulce «con la que sueña todo hombre», que no se puede culpar a la mujer Aries si adquiere una neurosis respecto de su mente ágil, su actitud desenvuelta frente al amor y su carencia de arteras insidias femeninas... especialmente porque nació bajo la influencia de un signo solar masculino. La mujer Aries tiene coraje e iniciativa, es enérgica y ambiciosa... cualidades todas éstas presuntamente masculinas. Los hombres creen monopolizar estos rasgos. ¿No habéis leído los panfletos del movimiento de liberación femenina? (Es muy posible que la mujer Aries sea la dirigente del grupo que lucha por la Ley de Igualdad de Derechos dentro de su comunidad.) ¿Qué se supone que debe hacer una chica Carnero para que la

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consideren femenina? ¿Leer el libro The Total Woman de Marabel No-Recuerdo-QuéMás, y «totalizarse» con sólo quedarse sentada en casa murmurando «Eres maravilloso, cariño», sin hacer nada por su propia iniciativa? De esto se trata, más o menos, según Marabel y todos los machistas. ¿Simple, verdad? Oh, supongo que podría hacer otras cosas para conservar su feminidad, como lavar la colada, planchar, cocinar, cambiar los pañales de los críos, comprarse ropas, chismorrear, planchar, lavar la colada, cocinar, alumbrar hijos... ¿acaso me estoy repitiendo? Lo siento, empezaba a aburrirme. En mi propia condición de Aries, nunca he entendido por qué a una chica han de catalogarla como «agresiva» sólo porque sabe lo que quiere. Si la mayoría de los hombres prefieren una esposa-robot en lugar de una verdadera esposa, peor para ellos. Las mujeres Aries, junto con sus hermanas Sagitario y Leo, a veces compiten con los «cerdos chovinistas masculinos» pues también pueden comportarse como «cerdas chovinistas femeninas» bastante revoltosas. Estos animales de sexo femenino existen de veras. Ahora bien, ¿por qué he escrito esto? Les he dado una nueva arma verbal a los hombres Géminis espabilados. Le pido disculpas a Gloria Steinem, a quien admiro mucho, pero es cierto, Gloria, y tú lo sabes. Por favor no os ofendáis, porque yo también soy así. O sea que pienso que todo lo que ellos pueden hacer, nosotras podemos hacerlo igualmente... y algunas cosas las hacemos mejor. No es necesario suministrar la lista de estas cosas. Todos y todas sabemos cuáles son. ¿Oh, tú no? Bueno, por amor de Dios... la mujer suministra paciente y tiernamente un apacible jardín en el cual los bebés crecen durante nueve meses, puede soportar el dolor hasta un umbral más alto que el del hombre, posee el sentido común y la lógica esotérica necesarios para saber que la guerra nunca resolvió nada, y puede percibir el peligro y el mal mucho antes de que afloren. Estos son unos pocos aspectos en los cuales somos superiores a la esencia masculina. También somos más sensibles, intuitivas y clarividentes, ciertamente más compasivas.... y al mismo tiempo mucho más realistas que los hombres. Pero no tan sentimentales. (¿No sabías que los hombres son secretamente sentimentales? Tanto que también les han enseñado a ver a las mujeres la poesía y la belleza de la vida.) Está muy bien que las cerdas chovinistas femeninas sepan cuáles son las áreas en que son iguales y superiores al sexo masculino, pero también deben saber cuáles son las áreas en que los hombres son iguales y superiores a las mujeres. Esto es lo que forja la auténtica feminidad y la auténtica masculinidad.

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Está escrito que la mujer Aries, con su fe inocente en los milagros, descubrirá algún día a un hombre que estará buscando a una mujer auténtica, y este hombre podría ser un Géminis. Es posible que este hombre tenga dos cabezas y deseos gemelos, pero también experimentará una fuerte necesidad de poder jugar al ajedrez mental con la mujer que ama. No está hecha para Géminis la plácida sirena que lo contempla desde abajo con silenciosa y palpitante pasión, porque esto es más fácil que tratar de competir con él en ingenio, indudable que él se enamora primero con la cabeza. Después con el corazón, y a continuación interviene su deseo físico. Cuando se trata de los Gemelos, el romance sigue generalmente este orden de prioridades. En el caso de la mujer Aries, el orden de prioridades sólo se modifica ligeramente. Ella se enamora primeramente con el corazón, inmediatamente después con la cabeza... y por último interviene su deseo físico. Las pautas iniciales se modifican, pero esto no es tan importante como el hecho de que ambos terminan sintonizados en la misma frecuencia cuando ello corresponde... en último lugar, después de haber verificado su afinidad mental y emocional. Ésta es una fórmula que tiene un éxito asombroso. Como él sabrá apreciar el desafío intelectual permanente de la chica Aries (Aries rige la cabeza, Géminis la mente, entre otras cosas), finalmente ella aprenderá a confiar en el hecho de que él la ama por lo que es. Entonces es posible que le revele lo que no le ha permitido descubrir a ningún otro hombre: que ella puede ser auténticamente dulce y tierna eón un hombre que demuestra ser superior en algunos aspectos, y que al mismo tiempo le manifiesta claramente que también la admira por sus cualidades, que son idénticas a las de él, y a veces son igualmente superiores. He aquí una difícil prueba de malabarismo, pero si alguien puede ejecutarla, ése ha de ser un Géminis. Su encanto natural y su volubilidad (algunas personas la llaman charlatanería) bastan para mantener apaciguados la vanidad y el ego de Marte, y ciertamente está en condiciones de manejar cualquier tipo de controversia verbal que ella se empeñe en entablar. Y es posible que entable bastantes. Quizás a ella le resulte difícil acostumbrarse al típico hábito Géminis de la impuntualidad. Ella misma es a menudo un poco negligente en este contexto, pero los Carneros tienen una forma bastante egoísta de indignarse cuando les pagan con su misma moneda. En una oportunidad un hombre Géminis llegó con tres horas de retraso a una cita que tenía conmigo. Preví sus excusas (una de las ventajas de ser astrólogo) y escribí unos versos sobre su persona mientras lo esperaba. Siento haberte hecho esperar escucha, no llores... fueron sólo una hora o dos ¿no encontraste en

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qué ocupar tu tiempo? Yo lo habría encontrado, en tu lugar. * Cuando por fin llegó, los leyó y exclamó: «¡Caray!» ¿Cómo adivinaste exactamente lo que iba a decir? La chica Aries que está enamorada de este prodigio bicéfalo y gemelo de deseos y acciones duales deberá estudiar minuciosamente la diferencia entre la palabra «gregario» y la palabra «infiel», y notar que existe una diferencia. También deberá estudiar el significado de las palabras «libertad» y «amor» y comprender que, para un Géminis, son sinónimos. Esto la ayudará a reducir el número de discusiones.

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En cuanto a la compatibilidad física, el Géminis es uno de los pocos hombres capaces de crear el clima de ilusión que esta mujer debe asociar con el sexo. Ella idealiza la expresión sexual del amor y la convierte en una trama multicolor, estratificada, urdida con todos los libros que ha leído, todas las películas que la han hecho llorar y todas las esperanzas rutilantes que ha alimentado en el fondo de su corazón. Está convencida de que las campanas deberán repicar literalmente cuando los dos se fusionen. En compañía de él, es posible que las escuche realmente, porque la imaginación del Géminis puede suministrar todas las fantasías que ella necesita para realizar sus sueños románticos de Cenicienta. Este tipo de empatía es la que los induce a enamorarse inicialmente, a veces a primera vista (ninguno de estos dos signos solares se destaca por su parsimonia). Pero posiblemente más adelante las fantasías no bastarán para mantener viva la llama del amor de ella, cuando el desapego geminiano no satisfaga su concepto total de la expresión sexual, que no es puramente imaginaria. Ella también necesita lo tangible. Tal vez empiece a pensar que él siempre retiene una pequeña parte de su persona, incluso en los trances de intimidad, y es posible que tenga razón. Ella no oculta nada, empujada por el instinto ariano de entrega total. La proclividad marciana a la acción directa casi nunca se diluye en la entrega de la pasión... o en el intercambio de ésta. Es posible que con su forma etérea de hacer el amor él no consiga estimular en ella estos impulsos físicos naturales (para los Carneros). Tal vez entonces ella intuya que los cuentos de hadas carecen de sustancia, cuando no hay fuego para inflamarlos, y quizá se aburra... o, lo que es mucho peor, se torne frígida. Ésta es un área de ajuste delicada, y la relación tendrá más probabilidades de éxito si la Luna y/o el ascendente de la carta natal de él está en un signo de Fuego. De lo contrario, es posible que él no pueda enseñarle lo que ella está en excelentes condiciones de aprender, después de que Géminis haya vencido las inhibiciones iniciales de Aries con sus preliminares idealistas. El Príncipe Géminis puede despertar a la Princesa Aries con un beso, pero en ausencia de la pasión total ella puede volver a dormirse, sin saber nunca el verdadero motivo. Entonces el Fuego de Aries puede trocarse en el Hielo de Aries, lo cual es un triste derroche, cuando se piensa en el calor que ella puede irradiar tan generosamente cuando se estimula el desarrollo del potencial completo de su naturaleza fogosa.

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Es posible que durante una de sus partidas mentales de ajedrez, cuando él se comporta de una manera intolerable, ella intente argüir: «Comprendo que tú crees haber entendido lo que acabo de decir, pero no estoy segura de que hayas captado lo que no me propuse insinuar, por temor a que tú interpretaras equivocadamente lo que yo creía que pensabas». Si esto lo deja perplejo, ella puede agregar: «Estupendo. Ahora sabes lo que se siente al hablar contigo... o más exactamente, con vosotros. Con vosotros dos». Ella también podrá dejar este libro al alcance de él, abierto en este capítulo, para recordarle cuán aburrida sería su vida si ella no se hubiera cruzado en el camino de su corazón. Pero deberá reprimir el impulso de entregarle el libro directamente, y de ordenarle que lo lea inmediatamente. Cenicienta jamás obraría así.

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Hombre ARIES Mujer GÉMINIS Él volvió, y ahora había en sus ojos una expresión ávida que debería haberla alarmado, pero no la alarmó.

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Si no se conocieron en la escuela secundaria y se casaron poco después (cosa que sucede con bastante frecuencia entre estos dos signos solares, porque los dos llevan siempre mucha prisa), es posible que el hombre Aries le guarde un rencor feroz a la vida amorosa pasada de su chica Géminis, que según las pautas normales puede haber sido bastante movida. Casi seguramente incluirá, si no un par de ex maridos, por lo menos media docena de compromisos anulados o algunos antiguos romances titilantes. Todos los Géminis deben precaverse de los matrimonios prematuros, a menos que hayan nacido cuando su Luna o ascendente estaba en Capricornio, Virgo, Cáncer o Tauro. No se trata de que ella sea inconstante o promiscua, sino de que suele pasar revista a la larga nómina de centrocampistas mientras corre por el campo de juego, hasta encontrar uno capaz de atajar todos los goles. Sí, ya sé que los centrocampistas no atajan, y que los porteros no patean el balón en el centro del campo... pero ningún hombre que no sepa hacer por lo menos las dos cosas con igual pericia, y preferentemente otras más, y también preferentemente las dos al mismo tiempo, tendrá muchas probabilidades de éxito con ella. Por supuesto, sabemos que esto jamás le ocurriría a un hombre Aries, porque puede hacerlo todo en general o por separado mejor que cualquier otro, en cualquier momento, así que supongo que ésta es sólo una discusión académica, pero de todos modos no estará de más que lo recuerde.

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Durante toda su vida esta mujer ha pensado que la casa que tenía ventanas doradas era la de la cumbre de la colina. Trepa hasta allí y, cuando está en la cúspide, mira hacia abajo y descubre que la casa que tiene ventanas doradas es, después de todo, la que se levanta al pie del cerro. De modo que vuelve a bajar y redescubre que la casa de la base sólo tiene ventanas comunes, como ella había pensado al principio, y entonces levanta la mirada y ve brillar una vez más las ventanas doradas en la cima. Resuelve que se había equivocado y vuelve a trepar penosamente para sufrir otro desengaño. ¿Por qué esas ventanas doradas son tan esquivas? Tantos ascensos, descensos y nuevos ascensos pueden resultar espiritualmente agotadores, hasta que descubre que el reflejo del Sol es sólo una ilusión —en absoluto real—, algo relativo que depende de la hora del día y del lugar donde uno se encuentra en cualquier momento dado. Quizás hay trances en que una chica Géminis piensa que un viejo amor fue el que realmente tenía posibilidades doradas, pero antes de comprobar que ésta, también, es una ilusión, habrá perdido al hombre Aries, ya sea que lo haya dejado solo en la cima o al pie del cerro. El Carnero nunca comprenderá la nostalgia de su mujer por los romances de antaño, aunque él mismo rinda homenaje a un viejo amor todos los años, en el día de la marmota. Recordad el egocentrismo ariano. Él puede hacerlo. Ella, no. ¿Por qué? Porque él sabe que su nostalgia es inocente y nunca llevará a ninguna parte. No está tan seguro acerca de la de ella. (La inseguridad encubierta de Aries.) Es posible que, junto con sus innegables deleites, esta relación tenga otros pocos peligros latentes, como una posible falta de fuerza de voluntad y de estabilidad. Los Carneros tienen sencillamente la mar de ímpetu y energía, pero la perseverancia en los trabajos que inician no se cuenta entre sus virtudes. Como el hombre depende inconscientemente de la mujer para que ésta supla sus carencias, es posible que al buscar apoyo en una chica Géminis esté confiando en una pluma al viento. La fuerza de voluntad y la fiabilidad tampoco son las mayores virtudes de ella (a menos que su Luna o ascendente, como acabo de decir, esté por casualidad en Cáncer, o en un signo de Tierra... y naturalmente, lo mismo vale para él). Por consiguiente, estos dos (podríamos decir estos tres o cuatro) pueden disparar un montón de fuegos de artificio que siguen deshaciéndose en chispas mientras cada uno de ellos alienta las debilidades del otro: la pereza y el hastío rápido. Este es un hombre que probablemente no insistirá para que su mujer Géminis barra la chimenea, con un delantal de zaraza, ni para que riegue la huerta. Probablemente comprenderá que puede aprovechar las opiniones versátiles de ella en su vida empresarial o profesional, así que es común encontrar a esta pareja trabajando junta, tanto después del matrimonio como antes. Generalmente los dos forman un equipo de primera. Él sabe con exactitud lo que ambiciona... y ella tiene muchas ideas para ayudarlo a alcanzar su meta. Además, él puede vigilarla mejor si la tiene todo el día cerca. Así no debe preocuparse por el lechero, el limpiador, el carnicero y ese tío tan apuesto que maneja el ascensor en la casa de apartamentos donde viven.

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Su propensión mercurial al fuego de flirteo inofensivo (casi siempre) echa abundante leña al fuego de los celos arianos, y todo lo que pueda contribuir a mantener bajo control estas chispas marcianas es deseable. Sería interesante, desde el punto de vista astrológico, una encuesta encaminada a determinar cuántos arianos sugieren eventualmente que sus esposas colaboren con ellos como secretarias o como socias cabales. Por otra parte, estos amantes se conocen a menudo en el trabajo. Las mismas ocupaciones y carreras les interesan a ambos, así que es totalmente natural que tropiecen el uno con el otro en un área o profesión creativa que los excita y estimula. Nunca veréis a un hombre Aries y una mujer Géminis que, aunque haga mucho que están casados, lean el periódico en la mesa del restaurante, o miren a los otros comensales, en silencio, sin fijarse el uno en el otro, cosa que desgraciadamente hacen tantas parejas cuando se aplacan un poco los primeros ímpetus del romance. Aries y Géminis siempre tendrán algo que decirse... y a veces demasiado. Sea como fuere, no es fácil que la conversación entre ellos decaiga. La mayoría de las veces su comunicación verbal está compuesta de intercambios estimulantes y chispeantes, pero cuando ella toca un nervio vivo de su sensible ego marciano con ese talento que tiene para dar en el blanco del sarcasmo, puede desencadenarse una batalla retórica que tal vez dejará heridas muy profundas. Sin embargo, afortunadamente, estos dos suelen perdonar y olvidar los agravios con la misma rapidez con que los infligen. Cosa curiosa, a veces esta relación amorosa es más insoportable para los demás que para el hombre y la mujer mismos. Cuanto más sincera y profundamente se aman, tanto más posible es que sus amigos, vecinos o parientes deban sufrir, en algún momento u otro, aunque sólo sea esporádicamente, las consecuencias de este romance en que el Aire aviva el Fuego. De cuando en cuando, la mujer Géminis imaginará toda clase de cosas, sencillamente falsas, acerca de la gente que la rodea. Se convencerá a sí misma de que mantuvo un diálogo determinado con otra persona, y se lo transmitirá a su amante o marido Aries, en términos totalmente desvinculados de la realidad o de los que en verdad fueron pronunciados. (Sucede sencillamente que su vivaz imaginación mercuriana la induce a llenar los huecos aburridos o poco interesantes con una retórica más creativa.) Dado que él la ama con la vehemencia con que sólo un Carnero puede amar, es posible que se sienta tremendamente ofendido por estos agravios ligeramente exagerados de los que fue objeto su bella dama, y que encauce su cólera marciana, elevada a la enésima potencia, contra la persona atónita que, según le han hecho creer falsamente, la trató con tanta descortesía. (Los hombres Aries son ferozmente leales a sus amigos y parientes, y sobre todo a sus consortes.) Más tarde, el Gemelo veraz de la mujer le turbará la conciencia al recordarle apacible pero insistentemente que el episodio no se desarrolló en los términos espectaculares con que ella se lo ha descrito al Carnero. Si ella se sincera, él deberá controlar sus arranques de ira marciana y deberá valorar con ternura los esfuerzos de Géminis por separar la realidad de la imaginación. Porque la mujer Géminis está hecha de un material frágil. No es el implacable guerrero Marte quien la protege, como lo protege a él, durante su viaje por la vida, sino sólo el imprevisible mago Mercurio, quien a menudo se oculta de ella precisamente cuando toda mujer más necesita la sabiduría del planeta que la rige.

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El corazón de la mujer Géminis contiene muchos acordes distintos de música obsesiva. Ella es una sinfonía de recuerdos, compuestos de belleza y luz, de fealdad y sombra, en razón de lo cual el Aries más franco que la ama se pregunta a veces: «¿Quién es esta mujer... esta desconocida íntima y familiar? ¿Quién es... y qué es?». ¿Quién es...? Es aquel de los dos Gemelos que lleva la batuta, en un momento dado. ¿Qué es? Es el ramo de caléndulas colocado en un florero de color azul cielo, sobre el escritorio de su maestra, en tercer grado... es la cabalgata del circo que presenció una vez, cuando el payaso le arrojó una rosquilla que ella atrapó jubilosamente... es una evocación de paseos nocturnos en carromatos y de huracanes... es su primer par de zapatos negros de charol... es una tormenta de estío en el bosque, en el campamento de niñas exploradoras, que les hizo exhalar a los pinos un aroma de jacintos... es un campo de brezos purpúreos donde ella pasó horas sentada, y que la transportó a Escocia donde se transformó en la Dama del Lago... y también en la solitaria Evangeline... es el pajarillo extraviado que ella alimentó cuando tenía cinco años, hasta que reunió fuerzas suficientes para volar. Éstas son las cosas que ella es. Todas ellas. Por tanto, aunque la niña-mujer Géminis debe ejercer una cierta dosis de control sobre su imaginación, si pretende armonizar con el Carnero recto y veraz que ama, también debe cuidarse de no reprimirla por completo, porque es la cualidad que Ja convierte en un ser tan exquisitamente femenino para él. Los niños también poseen una imaginación vivaz, y él, este hombre, la ve, más a menudo de lo que ella piensa, como una niñita que necesita esta imagen de su indefensión derrotándolo en sus juegos de ingenio mentales. Algunas Géminis pueden comportarse, cuando lo desean, como auténticas fieras intelectuales, con una lengua

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afilada como un cuchillo y un cacumen nada menos que brillante... lo cual no actúa como un bálsamo sedante sobre el amor propio masculino del Carnero macho. Pero entonces, también está el ramo de caléndulas en el florero de color azul cielo... En cuanto a él, no está hecho sólo de las ásperas túnicas del coraje descarnado, ceñidas por el cordel escarlata de la bravuconería. Sus cuernos de Carnero se enroscan alrededor de los recuerdos de sus días de Lancelote... de la primera vez que nadó con la cabeza bajo el agua porque no sabía nadar, pero nadó... de su peonza rota... de sus sueños quebrantados... y de las pesadillas sin contorno ni forma, provenientes de un temor infantil sepultado, ya olvidado... de la Navidad en que Santa Claus olvidó el cachorrillo que figuraba en su lista... de los fuegos de artificio que él encendió, cuando tenía nueve años, en el Día de la Independencia... de la primera vez que vio un caballo y aspiró los olores embriagantes de un granero... de la sensación que experimentó cuando supo por primera vez cuán sacrosanta podía ser una noche silenciosa, al dormir solo bajo incontables estrellas refulgentes que entonaban para él una melodía añorada que nadie más podía oír.

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Son tantas cosas, este hombre... esta mujer. Sobre todo, son los habitantes ocasionales de una comarca, de un reino que descubrieron por sí solos, donde todo era bello... pero solitario... y donde hacían falta otros ojos para ver el entorno, pues sólo así se lo podía considerar auténtico. Es posible que el uno visite los mundos privados del otro, pero si la invitación recíproca que formulan con tanta ansiedad... tácitamente... es rechazada, puede ocurrir que cada uno se repliegue en su reino, cada vez con más frecuencia, y que deje al otro penosamente atrás. Estos amantes no deben permitir nunca que se produzca semejante repliegue, porque las estrellas y los planetas han forjado sus mundos quiméricos con tantas semejanzas, que seguramente se sentirán mucho más felices cuando atraviesen danzando sus sueños recíprocos, que cuando uno de ellos se detenga, compungido, frente al cartel del otro donde se lee Prohibido pasar.

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Desde el punto de vista sexual, este hombre y esta mujer sentirán, al principio, que forman la pareja ideal. El Carnero sueña con llegar al jardín del amor en una alfombra voladora de aventura, directamente extraída de las Mil y Una Noches (o de la Era de la Caballería), y la mujer Géminis desempeñará a la perfección el papel que le corresponde en ese drama onírico. Ella no sólo le seguirá el juego, sino que ideará una cantidad suficiente de nuevas variantes como para mantenerlo fascinado hasta mucho después de la luna de miel. Nadie como una mujer Géminis para convertir un lecho normal en el harén de un sultán, y esto deja muy satisfecho al hombre Aries, que desea que su consorte sea el paradigma de la mujer. Mientras viva con ella, nunca sabrá quién lo espera por la noche en la intimidad del tocador. Tal vez sea Cleopatra, George Sand, Mata Hari, Rebecca de la Granja Sunnybrook, Lady Hamilton o Fanny Brice. Durante un tiempo esto lo excitará, hasta que empiece a buscar a «la mujer sensual» en el armario y debajo de las almohadas. La expresión sexual del ariano es directa e intensa. La de ella es un poco más evasiva y compleja. Es cierto que a él le gusta encaminarse hacia el acto amoroso por un sendero de romance imaginativo, pero al llegar a destino pretende saciar su sed en un torrente de pasión pura y sincera. La actitud de ella hacia el amor físico irradia a menudo un aire de intangibilidad, hasta el punto de que el Aries puede acusarla de estar en otra parte durante sus momentos íntimos, y la Géminis puede sentirse fastidiada por la intromisión masculina en lo que, para ella, siempre es un lugar sagrado: su mente. Este hombre necesita que su unión sexual se asocie con ensueños, pero hay una hora y un lugar para éstos, y ni la una ni el otro coinciden, a juicio de él, con el último acto del drama amoroso. El Aries opina, como George M. Cohan, que todo acto final debe incluir una versión emocionante de «The Star and Stripes Forever» (si pretende un bis). Ella entenderá mejor la cadencia romántica de él si escucha la versión orquestal completa, en cassette o estéreo, de Los planetas de Holst, grabada por el Carnero André Previn. El pasaje titulado «Marte» le transmitirá el mensaje a fondo, incluyendo el violento énfasis de la percusión final, que simboliza con asombrosa lucidez los ritmos del planeta que los rige. Es un curso de educación sexual ariana... y el aprendizaje es más bello, como todo, en el mundo, con fondo musical. Es posible que él intuya a veces que ella busca algo que nunca ha existido, y que no se dé cuenta de que si él pusiera un poco más de ternura de su parte, tal vez ella podría transmutar sus vívidas imágenes en realidades igualmente hermosas. Las imágenes de Géminis proyectan un retrato auténtico de lo que podría ser... si se les permitiera tomar cuerpo y forma, cariñosamente. Es la doble conciencia de ella la que puede deformar la comunicación. Pero el amor puede mantener los circuitos mercuriales libres de vibraciones negativas. El amor lo puede todo... literalmente, todo. Este hombre y esta mujer eternamente jóvenes podrían escuchar juntos la misma melodía, y seguir al mismo tamborilero lejano, durante muchos años felices... siempre que ella entienda que los celos y las cóleras

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petulantes de él provienen de sus vulnerabilidades emocionales arianas... y siempre que él respete el amor de ella por su propia personalidad gemela. Es posible que este amo la transporte a veces a lugares hacia los que correrá a un paso que él no podrá seguir, pero volverá, renovada, y lista para marchar con él hacia nuevos horizontes. Él es muy inteligente y valeroso, muy cordial, franco y entusiasta. Ella es cabalmente femenina, encantadora, versátil y espontánea. Mientras no intenten cambiarse el uno al otro, seguirán siendo eternamente niños. Y los niños... son los seres más afortunados del Universo.

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TAURO

GÉMINIS

Tierra - Fijo Negativo Regido por Venus (también por el planeta Pan-Horus) Símbolo: el Toro Fuerzas nocturnas Femenino

Aire - Mutable - Positivo

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Símbolo: los Gemelos Fuerzas diurnas Masculino -

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Regido por Mercurio

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La relación TAURO-GÉMINIS

Sin pensar ni un momento en lo que podía sentir un semejante privado tan bruscamente de su compañero más íntimo, Peter se preguntó inmediatamente cómo podría sacar provecho de la catástrofe...

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Los hombres y mujeres Tauro son individuos callados, estables, prácticos, que procuran ocuparse de sus propios asuntos. De cuando en cuando pueden ser feroces, pero durante la mayor parte del tiempo conservan una calma admirable. Un Toro puede mirar de frente el ojo de un huracán, si es necesario, sin conmoverse ni pestañear. Sin embargo, su fuerza maravillosa y tenaz obstinación apenas pueden competir con la deslumbrante agilidad de una pareja de Gemelos, capaces de revolverse y esquivar inteligentemente cualquier amenaza terrenal... Los Gemelos son, por supuesto, dos personas distintas disfrazadas de una sola, que se autodenominan Géminis. Compadeced a los pobres Toros que se enfrentan con estas dos personas veloces, de pies ágiles, de mente aguzada, que zigzaguean y los confunden, haciéndoles creer todo el tiempo que enfrentan a un solo torero. Es difícil entender cómo alguien puede divertirse atormentando cruelmente a una colosal y noble bestia cuyo único deseo consiste en que la dejen sola, en paz. Uno casi desea que el Toro dé en el blanco, con una súbita y furiosa embestida de sus cuernos. A veces, esto es lo que sucede. Y ésta es una advertencia justa para el Géminis descarriado, que no sospecha cuán desagradable es sentirse inesperadamente acometido desde atrás, cuando estás sonriendo y haciendo reverencias y pavoneándote gallardamente... sin mirar a tus espaldas.

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Tengo un vecino Tauro, cuya hija, también Tauro, se enamoró de un seductor Géminis. Cuando transcurrieron seis meses sin que ella lo hubiera traído a casa para presentarlo a la familia, al Tauro se le despertó la curiosidad y finalmente empezó a preocuparse. «¿Qué significa este misterio? ¿Te avergüenzas de él? ¿Acaso este tipo tiene dos cabezas o algo así?». (Esto último lo preguntó sin imaginar que estaba muy cerca de la verdad.) Una tarde, se encontró con su hija y el amigo Géminis de ésta en la calle, y los tres (los cuatro?) se fueron a comer juntos y pudieron conocerse. El Toro descubrió, regocijado, que su futuro yerno era un hombre espabilado, apuesto, cortés y versátil. (i Vaya si era versátil!). Hablaba seis idiomas, pilotaba su propio avión, se había graduado en dos universidades y tocaba el saxofón. Mientras comía el soufflé de queso, el Géminis habló brillantemente de su carrera (era asesor de relaciones públicas), de sus ideas políticas y de sus creencias religiosas. Cuando el hipnotizado padre Tauro admiró la enorme sortija de diamante que refulgía en una de las manos expresivas y artísticas del Géminis, éste le informó: «Es un legado de familia que perteneció a mi bisabuelo, y está asegurado en siete mil dólares». Sin duda ese hombre disfrutaba de una estabilidad económica que lo colocaba a la altura de su hija. Por fin, el Géminis comentó que debía correr a entrevistarse con su agente de Bolsa, hizo un ademán de despedida, sonriendo, y desapareció. Olvidó pagar la cuenta, pero ése había sido obviamente un descuido. Al fin y al cabo tenía muchas preocupaciones: sus clientes, sus inversiones en Wall Street... y su romance. A la semana siguiente, un capricho del destino quiso que el Tauro se hiciera cortar el cabello por un

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peluquero que resultó ser cuñado del Géminis, y así se descubrió la verdad. El Géminis no era asesor de relaciones públicas, sino asistente de un veterinario. Tenía dos esposas y cinco hijos que había omitido mencionar. Sus títulos académicos consistían en un diploma de equivalencias del bachillerato. El avión era un modelo monomotor que hacía volar en el parque los domingos. Y el «diamante» era uno de esos circones falsos que vendía por correo, para redondear la tarifa de sus lecciones de saxofón, instrumento que casualmente tocaba bastante bien. «Yo lo definiría como un joven Hymie Shertzer, pero con un sentido realmente pop del jazz, si es que me entiende», musitó el cuñado barbero. Linda música para los oídos, sí señor. ¿Cómo reaccionó el padre Tauro frente a esta grosera traición, que afectaba a su hija adorada y a su propia perspicacia para juzgar a los demás? Con la furia ciega y la cólera violenta de un Toro al que le han mostrado el trapo rojo más veces de las tolerables. Afortunadamente, cuando llegó al apartamento del Géminis, los «Gemelos» acababan de partir rumbo a México, para incorporarse a un conjunto de rock que iba a hacer una gira por Sudamérica. Sin embargo, el Géminis volvió dos años más tarde, experimentó la necesidad sentimental de visitar la escena del crimen romántico, y le hizo una visita a su antigua amiga Tauro. Al principio ésta se negó tenazmente a aceptar sus disculpas, pero al cabo de media hora lo había perdonado (el encanto de Géminis) y se había derretido en sus brazos. Otro capricho del destino quiso que en ese preciso instante el Toro padre entrara por la puerta. (Quiero decir que en verdad casi entró a través de la puerta.) Os ahorraré los detalles macabros. Más tarde, cuando les quitaron las puntadas, los Gemelos partieron nuevamente a México, esta vez para radicarse definitivamente allí. Fue una medida sensata. El hombre, la mujer o el niño Tauro tarda mucho en aprender, pero nunca olvida la lección aprendida. Nunca. El elefante es un animal olvidadizo, cuando se compara su memoria con la del Tauro al que lo han herido una vez. Naturalmente, no todos los (o las) Géminis mantienen a sus personalidades gemelas tan separadas como el saxofonista viajero. La mayoría de ellos (o ellas) se las ingenian para fusionar sus dos personalidades distintas en un ser humano espabilado, inteligente interesante, razonablemente honesto y reconfortantemente adaptable. De todos modos, la capacidad de Géminis para saltar de un punto de vista a otro, cuando ello le parece necesario para su supervivencia, puede producirle al Tauro la sensación desagradable de que sucede algo que él (o ella) no puede captar muy bien... o en lo que no puede confiar.

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Ésta es una configuración de signos solares 2-12, lo cual significa que Tauro es el signo situado inmediatamente por detrás de Géminis en la rueda kármica. En consecuencia, Géminis guarda en el alma el recuerdo de las oportunidades que se pueden perder, por un exceso de cautela taurina. Por ello los Géminis de ambos sexos, y de todas las edades, se cuidan mucho de evitar las rutinas mentales, o cualquier otro tipo de estancamiento, en esta encarnación. Sin embargo, los Gemelos comprenden la renuencia de Tauro a cambiar la seguridad por lo desconocido, y lo comprenden mejor que la mayoría de los otros signos solares porque, en un sentido inconsciente, ellos «han pasado por esa experiencia». En cuanto a los Toros, como Géminis sigue a Tauro en el círculo astrológico, todos los hombres y mujeres Tauro intuyen vagamente que tienen algo que aprender de estos individuos espabilados y listos. Pero a Tauro le resulta difícil entender aquello que Géminis quiere enseñar. A los Toros les gustaría poder tomar la vida con más informalidad, pensar expeditivamente, desprenderse del pasado sin remordimientos y emprender alegremente una nueva aventura cada día. Él —o ella— anhela ansiosamente la libertad espiritual, chispeante y tentadora, que Géminis, situado unos pasos más adelante, agita constantemente en las narices del Tauro más lerdo. Pero... ¿y si alguien irrumpiera en la casa y robara los bienes preciosos del Toro mientras él (o ella) está fuera, cazando luciérnagas con los Gemelos? ¿Y si por casualidad tropezara, y se rompiera el dedo gordo del pie, mientras practica aerobismo a la par de los Gemelos? ¿Y si el aire nocturno le produjera anginas al Tauro? ¿Quién estará esperándolo en casa para atenderlo y cuidarlo? Siempre es más fácil venderle un seguro de vida o de salud a un Tauro que a un Géminis. Una situación astrológica típica es aquella en que un vendedor o vendedora Géminis, que trabaja para la agencia de seguros de un Escorpión, engatusa a un cliente Tauro y le hace firmar una pila de pólizas y títulos diversos. Generalmente los Toros andan con tiento para no dejarse embaucar por los camelos de Mercurio, excepto cuando se trata de comprar seguridad y protección invulnerables para sus familias y sus bienes, y más aún para sus ingresos futuros. Entonces, los Toros se convierten en dóciles instrumentos en manos del Géminis astuto y seductor. A menudo el Géminis más liberal y razonable interpretará como un terco prejuicio el empecinamiento dogmático del Toro en atenerse a los hechos probados y verificados. A la inversa, el Toro típico piensa que siempre es posible que un aserto aparentemente correcto de la brillante lógica geminiana encubra una falacia

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o un engañó detrás de la volubilidad exterior. Lo que inspira a los Tauros su desconfianza inicial frente a los Géminis es la asombrosa locuacidad de los Gemelos. Cualquier individuo capaz de ejecutar semejantes malabarismos con las palabras, y de urdir con ellas relatos tan hipnóticos y llenos de ingenio y emoción, despierta las sospechas de los Toros más lacónicos, que tienden a medir cada palabra de sus raros discursos. El hombre o la mujer Géminis casi siempre es excepcionalmente elocuente, aparentemente lógico y claro, en sus exhibiciones verbales. Sólo un Libra puede competir con los poderes de persuasión del Géminis. Pero a Tauro no lo persuaden con tanta rapidez.

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No todos los Géminis emplean métodos dialécticos absolutamente honestos. Algunos de ellos se evaden del tema, caen en circunloquios, e incitan al Tauro a gritar, coléricamente: «¿Quieres ir al grano? ¡Basta de racionalizar!». Géminis también tiende a utilizar formas de expresión difusas y repetitivas, en razón de lo cual a veces sus amigos, parientes, socios, amantes o consortes Tauro adoptan el hábito fijo de desconectarse, sencillamente, después de la tercera o cuarta reiteración.

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La astróloga Evangeline Adams (nieta de John Quincy Adams, bisnieta de John Adams, ambos presidentes de los Estados Unidos), destacó en una oportunidad la típica destreza verbal de Géminis, y puso como ejemplo la Epístola de San Pablo a los Romanos, del Nuevo Testamento. Los versículos 25 a 29, del segundo capítulo, y los versículos 1 a 11, del tercer capítulo, son una obra maestra de locuacidad y simpatía geminianas, en cuya confección intervino la ambigüedad de Mercurio. San Pablo, que seguramente era un Géminis, estaba obligado a decir a los gentiles romanos que la circuncisión no era un requisito imprescindible para la salvación. Al mismo tiempo, tenía un compromiso con los judíos, a los que les había dicho anteriormente que sí lo era. Sus esfuerzos por resolver con éxito esta contradicción son realmente un ejemplo clásico de lo que puede lograr la mente geminiana en sus momentos más agudos y felices, al confundir sagazmente a cada una de las partes mientras corteja irresistiblemente la aprobación de ambas. Es fácil entender por qué los Géminis sobresalen en política. Saben fusionar opiniones antagónicas y colgarlas de un hilo de veracidad, edulcoradas con simpatía y lógica, hasta crear un aura de paz e idealismo por todas partes. No en vano a Géminis lo llaman el «comunicador». El presidente John F. Kennedy fue un Géminis muy típico, en todo sentido. El desapego vivaz de Géminis puede ofender y ofuscar a Tauro, por turno, porque los Toros interpretan el desapego como un testimonio de que los ignoran groseramente o de que los tratan con arrogante condescendencia, y ninguna de las dos alternativas les resulta particularmente placentera. Algunos Toros llevan durante muchos años las cicatrices del rechazo real o imaginario de un signo de Aire. Esto es lo que genera a menudo esos accesos de terco empecinamiento. Los Géminis no consiguen entender, aunque en ello les vaya la vida, cómo alguien puede incurrir en la porfía de hacer oídos sordos a toda lógica y razón. Sin embargo, una o dos palabras afectuosas, un brazo pasado por encima del hombro, o un cálido y cordial apretón de manos (cualquier forma de contacto), derretirá el tierno corazón de Tauro, regido por Venus, como si fuera mantequilla colocada al Sol. A pesar de ser muy sagaces, frecuentemente los Géminis no atinan a comprender esta fórmula mágica para ablandar la fija y firme posición mental o emocional de Tauro. La frialdad que proyecta ocasionalmente el signo mental de los Gemelos no hará más que congelar al Toro, transformándolo en un bloque más sólido de tierra obstinada. (El suelo congelado es más difícil de excavar, como sabéis, que la tierra blanda y fecunda, despertada por el beso del Sol estival.) Los Géminis siempre buscan atajos. Muy bien, Gemelos, aquí tenéis un atajo para vuestra compatibilidad con los Toros. La causa más común de tensión entre vosotros es el hábito taurino de sentir, cuando lo que él (o ella) debería hacer es pensar... y vuestro propio hábito de pensar, cuando lo que deberíais hacer es sentir. No tratéis de encandilar a los Toros con vuestro brillo... desconcertadlos con fuertes abrazos.

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Mujer TAURO Hombre GÉMINIS A Wendy también le dolió descubrir que el año pasado no era más que un ayer para Peter; a ella le había parecido un año de espera muy largo. Pero él estaba exactamente tan fascinante como siempre...

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Mientras la mujer Tauro está sentada bajo el rosal, bordando cuidadosamente una tela con las palabras «Hogar, dulce Hogar», el hombre Géminis hace tamborilear sus dedos inquietos sobre el alféizar de la ventana, y tararea su propia variación de la melodía y la letra de la «Canción del camino abierto». Cualquiera que sea el punto de la carretera de la vida donde se han encontrado estos dos (estos tres, si contamos a la invisible personalidad gemela de él), finalmente llegarán a una bifurcación que los obligará a arrojar una moneda al aire para resolver cuál de los dos ramales habrán de seguir: el que conduce a un matrimonio cómodo y convencional, o el que conduce a una relación informal, sin compromisos del corazón. Corrijo: Él arrojará la moneda. Ella consultará a su sentido común, para verificar si ha equivocado el rumbo. Una vez que la chica Tauro esté absolutamente segura de que ama a un hombre Géminis, empezará por hacer todo lo que esté al alcance de su considerable poder para engatusarlo e inducirlo a concertar un contrato definitivo, con ratificación social y legal. Y esta chica posee más armas para la seducción que las que vosotros podéis imaginar: sensualidad erótica, afecto tierno, humor fecundo, unos fantásticos bizcochos horneados en casa, paciencia y fortaleza. Si ninguno de estos poderosos recursos femeninos diera resultado, suspirará suavemente, inhalará profundamente, y asumirá plácidamente el papel de amante, sin dejar de utilizar en secreto esas mismas armas, pero resignada a esperar hasta que él vea la luz. Su filosofía es: «Con paciencia se gana el cielo». La mujer Tauro suele proceder inicialmente con cautela para no enredarse en las matas venenosas del romanticismo. Es posible que tarde en dejarse echar una zancadilla por la luz de la luna y las rosas, y por las promesas frágiles, al principio. Sin embargo, cuando esta dama ha caído, caída está, y se necesita una grúa de acero, o un camión Mack, para levantarla. A veces su sentido común, equipado con tracción en las cuatro ruedas, viene a rescatarla. A veces no. Los Géminis son tan cautos como los Tauro para no dejarse atrapar al comienzo, pero incluso después de capitular al amor, el Pájaro de Mercurio conserva un pie ligero en la alcoba y el otro posado en el umbral de entrada para levantar vuelo inmediatamente, si hace falta. Él le entregará tiernamente uno de sus corazones gemelos para que lo haga suyo y lo retenga, pero conservará el otro para el caso de que el que cedió se ensucie o se rompa, o sufra cualquier otro menoscabo. ¿Para qué le serviría a él un corazón fracturado? Nunca podría venderlo como nuevo. Pensad en la desvalorización. Ésta es una especie de póliza de seguro de Géminis contra la desilusión. En esto es en lo que difieren. (Quiero decir, ésta es una de las cosas en que difieren.) La mujer Tauro, que habitualmente respeta tanto todos los tipos de seguro, no tiene un seguro emocional contra el sufrimiento, una vez que ha entregado su lealtad a otro ser humano. A menos que su Marte o Venus (o Sol) natal esté muy «mal aspectado», esta dama lo soportará todo, desde otra mujer hasta la pobreza. Se desentenderá serenamente de todas las extravagancias e inconstancias de su hombre regido por Mercurio, afligido de fobia al altar, y no siempre, pero sí casi siempre, triunfará. Si en una carta natal existen determinadas cuadraturas u oposiciones planetarias, es posible que sea ella quien le destroce el corazón a él al correr en pos de las quimeras del placer sólo para atormentar a su hombre Géminis, cuyo amor es delicado e igualmente frágil. Pero ésta es la excepción a la regla, y la Tauro media se quedará plácidamente sentada frente a la chimenea, tostándose los dedos de los pies y contando tranquilamente los días que transcurren entre las visitas de su amante. Los amigos de esta mujer sentimental intentarán hacerle ver que posiblemente está desperdiciando su vida, pero no los escuchará. Insistirá tercamente en que las demoras que aplazan su matrimonio son válidas, y que mañana, la semana próxima, el mes próximo, el año próximo... todo se arreglará. Ellos se aman, y el amor puede lograrlo todo, ¿no es cierto? Sí, es cierto. Pero no cuando el amor ciego, como a veces lo es el de Tauro. A una mujer Tauro que está convencida de que tiene razón es difícil hacerle entender la verdad... verdad que consiste en que tal vez no esté todo perdido, si ella se da cuenta del peligro que entraña un callejón sin salida, con tiempo suficiente para revitalizar un poco el romance. Pero quizás ella no quiera confesar que el panorama no es tan alentador como podría serlo. Aunque es muy sensata respecto de todo lo demás, puede ser increíblemente necia cuando se trata de su propia seguridad emocional. Si él tiene la Luna en un signo de Tierra o de Agua, o si ella tiene la Luna en un signo de Fuego o de Aire, cuentan con más posibilidades de mantenerse unidos, supliendo recíprocamente sus carencias. Y éste puede ser un arreglo

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muy satisfactorio. El hombre Géminis se aburre rápidamente de una misma mujer, pero esto no implica necesariamente que le sea infiel. Lo que sucede es que le gusta examinar las diversas caras de la chica que ama, verificar los matices de sus facetas emocionales... algo así como mirarla a través de espejos deformantes, para encontrar distintos estados de ánimo. Pero la mujer Tauro sólo tiene tres estados de ánimo: el de dulce y afectuosa satisfacción, el de melancolía taciturna... y el de cólera furiosa. Es posible que el hombre de Mercurio desee secretamente que ella los alterne con algunos caprichos impulsivos, alguna excitación descuidada o algún juego del escondite en el ámbito emocional, de vez en cuando. Quizás ella aborrezca el cambio, pero la mujer enamorada de un par de Gemelos geminianos deberá aprender a adaptarse a nuevas pautas.

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Si ella intentara hacer algo nuevo y delirante cada semana, quizá le tomaría el gusto. No tiene por qué ser algo tan extravagante como emprender viajes astrales o reunirse para fumar opio. A lo mejor bastará con que se peine con la raya del otro lado, para variar (cuando una chica Tauro procede así, la señal está clara para el hombre que sabe leerla), o con que cambie la marca de su aceite de baño, o con que mezcle algunas setas con la berenjena. Tal vez incluso podría tratar de pedir excusas cuando se equivoca, en lugar de enfurruñarse. La mujer Tauro tiene una manera especial de tomar partido, y de mantenerse en sus trece, negándose incluso a escuchar disculpas, y más aún a concertar una transacción. Esta chica no se da cuenta de lo cruel y fría que parece, una vez que ha tomado una decisión y ha cerrado la puerta a todo debate ulterior. Desde el punto de vista sexual, es posible que se infiltren en su relación los mismos problemas de antagonismo entre el cambio y la terquedad. Ella quiere que la amen como corresponde, y a su juicio, la expresión física de dicho amor debe ser una experiencia rica y total. Espera de su amante una satisfacción sensual y completa, y la retribuye en igual medida. La mujer Tauro piensa que el sexo es estupendo porque engendra criaturas dulces y mimosas y porque al mismo tiempo genera paz emocional y satisfacción física: una triple bendición. Cuando hace el amor, éste no tiene nada de vaporoso. Ella quiere sentir que su hombre está allí, a su lado, íntegramente allí, todo él y no sólo las partes de su ser que no utiliza mientras sueña despierto. Como es posible que la mente Mercurial de él ande vagando con el viento, también es posible que a ella la disguste lo que interpreta como su falta de pasión terrenal, su actitud informal. Y es posible que a él le disguste lo que interpreta como la intromisión de ella en el ámbito privado de sus emociones, que el Géminis considerará sagrado aun en sus momentos de mayor intimidad. Quizás ella deba persuadirse a sí misma de que le conviene ensayar varias técnicas distintas para bajarlo de la nube en la que está posado y devolverlo a sus brazos. De lo contrario, es posible que él se harte de aletear contra un muro de piedra, y que se torne más desapegado. Sin embargo, quizás él será más feliz de lo que sospecha si permite que ella le muestre el camino que conduce a un afecto más profundo, para lo cual deberá confiar en sus vibraciones venusinas más instintivas, y en su naturaleza mundana, en lugar de andar flotando a la deriva, fuera de contacto, cuando ella lo necesita tanto. Todos los signos de Aire tienden a desconfiar, vagamente, del sexo, a menos que éste haya sido tamizado antes por la imaginación, lo cual lo despoja a veces de su misma esencia. El hombre Géminis quiere diluir su experiencia sexual en dosis variables de ficción y fantasía.

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Conozco a una mujer Tauro que es inusitadamente clarividente, dada la condición normalmente no esotérica de su signo solar. (Sabed que esto sucede, incluso, con las Cabras y Vírgenes de sexo masculino y femenino. El famoso clarividente Peter Hurkos es un Toro... con Neptuno en poderoso trígono, claro está.) Esta dama Tauro específica estuvo profunda y sinceramente enamorada de un Géminis peripatético de California, durante más años de los que podría olvidar, y quizás aún lo está, con su testarudez típica. Entre sus respectivas cartas natales había varios trígonos de Neptuno y éstos creaban una rara telepatía emocional que ellos utilizaban para comunicarse sin necesidad de recurrir al teléfono o el correo. A veces, su extraña percepción extrasensorial los unía cuando estaban a muchos kilómetros de distancia, y no sólo mental y emocional y espiritualmente. También generaba entre ellos una unidad física. Una vez me comentó que le había dicho a él que creía estar casi en condiciones de... concebir un hijo mediante su poderosa proyección mutua, y que no se sentía preparada para ello, porque no estaban casados. (El humor realista de Tauro.) Ésta es una unión poderosa. Poderosa, en verdad. Pero los deseos gemelos y geminianos de él nunca se fusionaron en un solo sueño en el que ella pudiera confiar. Finalmente, le leyó el pensamiento (invirtiendo su truco mercuriano), no vio allí nada más que promesas efímeras, y cortó el cordón telepático que los unía con las frías y afiladas tijeras de la decisión taurina. Ahora él ya no puede alcanzarla, ni astralmente ni por otra vía. Ella se niega a atender su teléfono —o su corazón—cuando suenan. Sabe cuándo es el Géminis quién la llama. Pero no se conmueve. Esta mujer Tauro clarividente sigue siendo un Toro. El talento metafísico no hace mella en su voluntad de hierro... una

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vez que ha tomado una decisión firme. O sea que el hombre Géminis no siempre es inocente cuando su relación con un chica Tauro se embrolla tercamente. Él puede atarse a su propia rutina. Podría detenerse, durante una de las revoluciones del tiovivo de luces y sonidos cambiantes, y preguntarse si aún sigue oyendo la misma música del organillo que oía cuando montó en él para dar la primera vuelta. Una melodía sin palabras... una historia sin fin... una rotación alrededor de un círculo que no lleva a ninguna parte sino de nuevo al principio. ¿Cuántas anillas de bronce debes coger para que tintineen en tu bolsillo... donde se enmohecen y se empañan... hasta manotear la de oro macizo?

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Hombre TAURO Mujer GÉMINIS

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Él amaba las flores (según me han contado) y la dulce música (él mismo no era un mal intérprete de clavicordio); y, seamos francos, la naturaleza idílica de la escena lo conmovió profundamente. Dominado por lo mejor de su personalidad habría vuelto renuentemente al árbol...

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Alguien escribió-alguna vez un poema acerca de un hombre al que nada podía detener: «ni la lluvia, ni la tormenta, ni las tinieblas de la noche podían disuadirlo de recorrer el trayecto estipulado». La cita ha sido aplicada a un cartero. Pero ciertamente debía de tratarse de un cartero Tauro, que probablemente iba a entregar una misiva romántica. La pasión lenta, devoradora, del Toro, no se estimula fácil ni rápidamente. Crece en él, podría decirse, casi insidiosamente, infiltrándose poco a poco, y acumulando una gran fuerza a medida que prosigue su desarrollo furtivo. Una vez que los sentidos de este hombre han sido cautivados, o que se ha conmovido su corazón gobernado por Venus, raramente, o nunca, se retractará de su elección (a menos que su Luna o ascendente esté en Géminis, Sagitario o Piscis). Su actitud instintiva respecto del compromiso es de consagración total, y perseverará hasta el amargo (o dulce) final, afrontando la lluvia, la cellisca, la nieve... e incluso, a menudo, los inesperados huracanes de cólera o los tornados de emoción de la chica Géminis. El hombre Tauro funciona, por sí solo, como los antiguos servidos de diligencias. Nada ni nadie, ni los reparos por su reputación (que normalmente es lo que más le preocupa), ni las opiniones negativas de parientes o amigos, detendrán o harán vacilar aunque sólo sea ligeramente a este hombre, en general sensato, cuando se ha enamorado. Apenas un Tauro normalmente práctico cae en una red romántica, su sentido común queda sepultado bajo el nuevo sentido que acaba de descubrir, el sentido de tocar, oír, oler y ver a la chica de sus mansos pero no por ello menos profundos ensueños. Es capaz de formular promesas de fidelidad eterna, y de cumplirlas: fiel, estable y leal casi hasta lo inverosímil. Una vez enamorado en serio, Tauro lo está para siempre. Si la relación no se encamina hacia un final feliz, es posible que el Toro languidezca con el corazón destrozado, o que se ahogue en otras experiencias sensuales, como la de convertirse en un alcohólico melancólico (uno de los errores más espantosos que puede cometer un Tauro), o en un gourmet glotón, condición igualmente antinatural para un Tauro, puesto que los instintos más refinados del Toro lo inducen a evitar los excesos de cualquier tipo. Esto suena como la materialización del ensueño romántico imaginario de toda chica. Menos de la chica Géminis, cuyos ensueños de amor no son tan omnímodos ni tan mundanos. Géminis es etérea. Géminis vuela libremente, como una corneta, zarandeada a veces por el viento, cayendo, para volver a levantarse luego merced al capricho de una brisa pasajera... pero remontándose siempre maravillosamente, captando el sol que se filtra entre las nubes y devolviendo su reflejo. Una vez el comediante Orson Bean describió con mucha precisión a una chica Géminis que conocía. Le preguntó: «¿Cuándo cae el cumpleaños de tu marido?». Y ella exclamó inmediatamente: «¡Cielo santo! No tengo marido». «Lo dices como si no te gustaran los hombres», comentó él entonces, sorprendido. «¡Adoro a los hombres! A los que no soporto es a los maridos.» Bean insistió: «¿Pero por qué? ¿Qué tienen de malo los maridos?». Géminis reflexionó durante sólo un segundo, antes de responder: «Bueno, son tan condenadamente posesivos. Por ejemplo, pretenden saber con quién estás citada, y...». Su voz se apagó progresivamente.

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Ahora bien, a la persona media que lea esto, y seguramente a los Toros que lo lean, la respuesta de la chica Géminis les parecerá el testimonio de una atroz promiscuidad sexual. No así al astrólogo. Yo analizo su contestación desde otra perspectiva, porque entiendo las ambigüedades de Mercurio. Veréis, ella era leal a su personalidad gemela, nada más. Para Géminis, una «cita» puede implicar una sesión inocente con la peluquera, una entrevista con el maquillador, una visita al dentista para hacerse colocar una corona, una consulta con el psiquiatra o un encuentro con su cuñado. Esta mujer siempre está concertando citas para entrevistarse con los demás, y después llega tarde o las olvida por completo. No se trata que busque un amorío o un enredo sexual fortuito, sino sólo el encuentro con alguien cuya compañía sea amena, y con quien sea interesante conversar. Con alguien que estimule su imaginación. Por lo menos, así es como empieza, y generalmente no pasa de allí, si la entienden bien. Recordad que, a veces, ella se desdobla, ¿y cómo es posible que un hombre tenga conformes a dos chicas a toda hora del día y la noche? Veréis, después de un tiempo esto se convierte en una especie de problema matemático. (Tal vez Tauro no lo vea.) No es inevitable que su necesidad de ir de un lado a otro, y de alternar en compañía de personas de ambos sexos, destruya una relación. Géminis puede estar profundamente entregada a un hombre, aunque necesite, de cuando en cuando, la compañía de varias docenas de ellos. Pero no pretendáis hacerle entender esta necesidad a un Toro posesivo. Quiero decir que ella podrá intentarlo, pero correrá un riesgo. Será mejor que le explique todo esto antes de casarse, cuando lo único que él podrá hacer será consumirse a fuego lento y alejarse enfurecido. Si lo deja para más tarde, o sea hasta que él piense que ella le pertenece para toda la vida, exclusivamente, en todo sentido... y sólo entonces le informa que sencillamente necesita salir de casa y brincar con los acróbatas y dar vueltas en la noria gigante de vez en cuando porque se aburre a menudo, y porque de lo contrario perderá la chaveta... es posible que la reacción de él sea la misma, pero que su cólera no sea tan controlada. El hombre Tauro típico no tomará de buen talante el descubrimiento de que su mujer quiere correr más o menos cada quince días al parque de atracciones. Dadlo por seguro. Por supuesto, si su Luna ascendente está casualmente en Géminis, Libra, Acuario, Leo o Aries —o si su Marte o Venus natal está en Géminis, en conjunción con el Sol de ella— es posible que todo salga a pedir de boca. Él tendrá la estabilidad y la sosegada influencia apaciguadora de su signo solar Tauro para bajarle afectuosamente los humos a ella cuando lo necesite, pero también el «aire» suficiente para avivarle los entusiasmos, o el «fuego» justo para captar él mismo la chispa de la libertad de ella. En cuanto a ella, si su Luna o ascendente está en Tauro, Virgo, Capricornio, Piscis o Cáncer (ayudará que su Marte o Venus esté en Tauro), se conformará con pasar gran parte del tiempo (no todo) mimosamente sentada a sus pies, dejando que él le rasque la cabeza mientras ronronea como una gatita o muge para imitar su lenguaje de apareamiento. De lo contrario, a él le resultará difícil comunicarse con ella, y a ella le resultará difícil lidiar con él. Por ejemplo, en el área económica. A ella le encanta gastar el dinero, y él es francamente partidario de ahorrarlo. En el área de los alimentos. A él lo obsesiona la idea de consumirlos (aunque generalmente no en exceso, lo cual depende de las circunstancias), y ella probablemente aborrece cocinarlos. Las ensaladas las puede preparar con una mano atada detrás de la espalda. Cualquier plato más complejo preferiría dejarlo por cuenta del chef de su restaurante francés favorito.

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A él le resultará muy difícil entender los cambios de humor mercuriales de ella, v esta chica puede cambiar de humor como algunos cambian de camisa en una zona tropical. Todo empezó cuando era niña. Primero quiso ser monja. Después quiso ser cura. Cosas por el estilo. Ahora pasa fulminantemente de la alegría a la depresión, de la generosidad a la avaricia. Primeramente anhela ser actriz, después desea graduarse de antropólogo. Es comprensible que el Toro se ponga nervioso cuando ella practica uno de sus rápidos cambios. Una tarde él llega a casa, le da un fuerte y afectuoso abrazo de oso, y ella lo sobresalta cuando casi se le desmaya en los brazos.

TAURO: ¿Qué te sucede, cariño? Estás blanca como una sábana. GÉMINIS: Oh, me siento tan débil, querido. Por favor, ayúdame a llegar hasta el sofá. TAURO: ¿Pero qué te pasa, nena? GÉMINIS: Veo manchas de colores delante de los ojos y la habitación da vueltas. Estoy tan mareada. Y siento un dolor agudo en la cabeza. Tengo los dedos y los brazos entumecidos. Mira... no puedo moverlos. TAURO: ¡Dios mío! Llamaré inmediatamente al médico. Ahora quédate acostada y quieta. No te muevas. GÉMINIS: ¿Puedo apoyar la cabeza sobre tu hombro? TAURO: Por supuesto.

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(Pasan cinco segundos. de reloj.) TAURO: ¿Cómo te sientes, tesoro? (Levanta el auricular y se dispone a marcar el número del médico.) GÉMINIS: ¡Estupendamente! ;Vamos a nadar! ;Hagamos una carrera hasta la piscina!

Oh, no sé. Supongo que quizá, después de todo, un Tauro está en mejores condiciones que la mayoría de los otros hombres para lidiar con este comportamiento. Hay que reconocer que se necesitan nervios de acero para enfrentar una escena como ésta, varias veces por día. Y la mayoría de los Toros tienen nervios de acero.

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Su relación sexual puede ser igualmente cambiante. Una noche ella se acurrucará contra él, inmediatamente después de cenar, y le susurrará: «Rudolph, esta noche quiero que nos acostemos temprano y que simulemos que estamos en nuestra luna de miel, en aquella cabañita de las montañas de Suiza>. Bueno, ciertamente después de semejante insinuación no hay que darle al Toro un mazazo en la cabeza.

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TAURO: (con pasión palpitante). Espera que apague las luces, cariño. Enseguida estaré contigo. GÉMINIS: (ya en la alcoba). ¡Date prisa, querido, date prisa! ¡Oh, pero mira la Luna! Es tan hermosa, y las estrellas están tan brillantes. Creo que le haré llegar un deseo a una de ellas... TAURO: (que ya está arrebujado bajo sus mantas favoritas). Tesoro, ¿quieres hacer el favor de apartarte de esa ventana y de venir aquí, cerca de mí? GÉMINIS: Está bien ¿pero sabes dónde está el metro? Quiero medir algo inmediatamente. TAURO: ¿Qué es lo que quieres hacer? GÉMINIS: Quiero medir esta pared, para comprobar si hay espacio suficiente para hacer instalar aquí una chimenea, como la que teníamos en la cabaña de nuestra luna de miel. ¿No sería romántico? Alcánzame el teléfono, ¿quieres, Rudy? Sé bueno. Voy a llamar a los carpinteros ahora mismo, antes de que cierren el taller. Enciende la luz. No puedo encontrar la guía telefónica en la oscuridad, por amor de Dios.

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Sí, hay que tener nervios de acero. Los Tauro son amantes sensuales, con proclividades eróticas y muy apasionados. Géminis aborda el sexo como si sólo fuera otra aventura excitante que transporta al mágico mundo de hadas de la imaginación. Todos los Toros tienen un sentido del humor bastante elemental (a veces un poco grosero) respecto del sexo, pero es posible que él no le encuentre nada de gracioso al hecho de que ella se evada a cada rato de sus intimidades compartidas para sumirse en su propio mundo privado de fantasía. Este hombre desea estrujar a una mujer de carne y hueso, no a un hada vaporosa ni a un cuerpo astral. La mente de ella es su propio campo de juegos, poblado de imágenes fascinantes, pero estas cosas son demasiado intangibles para un Toro, que tiene los pies firmemente plantados en la realidad. Deberán ponerse de acuerdo. Lo que más confundirá al hombre Tauro en la relación con su amada Géminis puede resumirse en una pregunta sencillísima: ¿Quién es ella? ¿Es realmente la mujer que le pertenece, la que durante muchísimo tiempo ha esperado poseer... o es sólo el producto de sus quimeras? Él desea realmente remontarse con ella, volar hasta las nubes, pero no está seguro de saber cómo hacerlo, y estos versos describen su anhelante desconcierto: ¿Eres Tú?

O acaso sólo se trata de que te he revestido con esas túnicas de amor que atesoro desde aquellos tiempos en que mis castillos de arena eran tan vastos que se podía pasear por su interior... y tan sólidos que resistían las mareas no recuerdo quién fue el primero que dijo «ojos que no ven corazón que no siente» pero fuera quien fuere se equivocó suponiendo que trepe hasta la copa del árbol

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y descubra entonces... que no eres realmente Tú

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¿cómo volveré a bajar por mis propios medios? siempre he temido a las alturas*

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GÉMINIS

GÉMINIS

Aire - Mutable - Positivo Regido por Mercurio Símbolo: los Gemelos Fuerzas diurnas Masculino

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La relación GÉMINIS-GÉMINIS

Daban vueltas y vueltas a la isla, pero no se encontraron porque todos ¡han a la misma velocidad.

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Antes de …. los sesos tratando de analizar esta configuración de signos solar, 1-1, procuremos desentrañar la parte aritmética. Un Géminis más un Géminis equivalen a un grupo de cuatro personas inteligentes, activas (dos pares de Gemelos) que intercambian ideas, ensueños y desafíos entre sí y con el mundo en general. Es posible que de cuando en cuando se bloqueen recíprocamente la visión de la vida, porque tienden a observarla con aumentos distintos, a través del zoom y el gran angular de sus ojos mercuriales, y a veces caminan o corren a diferentes velocidades. Sin embargo, en cierto sentido, los cuatro marchan a la misma velocidad, porque todos entienden sus respectivas ansias de libertad. Sus vibraciones se irradian desde las mismas frecuencias, y generalmente sus ritmos sincopados son sincrónicos. El ritmo sincopado puede no ser una música ortodoxa, pero sirve para componer un jazz estupendo. El problema consiste en que mientras se zarandean de un lado al otro al ritmo del jazz pueden desencontrarse en medio del paisaje vertiginoso. Cuando dos Géminis se fusionan y consiguen que sus vibraciones, ritmos y perspectivas mentales se ciñan a una configuración común, los cuatro pueden utilizarse recíprocamente como vínculos reconfortantes con la realidad. Desde la base de su empatía mutua, pueden salir a cautivar el mundo, volver fugazmente para sentirse comprendidos, y luego lanzarse nuevamente a otra campaña de seducción mental. ¿Entiende lo que digo? Si lo entiende, usted también es Géminis, porque todo esto es astrológicamente exacto, pero al mismo tiempo encierra un complicado equívoco mercurial. Si no lo entiende, y lee esto para aprender a entender a un equipo, sociedad o pareja Géminis que conoce, quédese con nosotros, pero prepárese para ejercitar los músculos de su cerebro... y no olvide el paracaídas.

El filósofo-astrólogo Alan Watts definió al «Hombre» (no incluyó a las mujeres, pero eso sucedió antes de que la Enmienda de Igualdad de Derechos les hiciera notar a todos los animales de sexo masculino que nosotras también somos seres humanos) explicando que la individualización del Creador, que expresa Su Esencia total a través de los muchos millones de almas que habitan la Tierra, se puede concebir como «Dios jugando al escondite consigo mismo». Durante mucho tiempo ésta ha sido mi definición esotérica favorita de la relación del hombre y la mujer con el Universo, porque siempre he sospechado que el hombre y la mujer y sus Co-Creadores forman una unidad, después de examinar la charada que plantea el Géminis al decir que estos últimos crearon a los primeros a su propia imagen y semejanza. Sin embargo, realmente debo corregir un defecto de esta definición que por lo demás es profundamente sagaz. Estoy segura de que el difunto, y al mismo tiempo benévolo y brillante Alan Watts, nos perdonará si parafraseamos así sus palabras: «Dios y su pareja, jugando al escondite con ellos mismos». Ahora queda perfecto. Pero de todas maneras, lo que quería destacar es que, en el caso de Géminis, nuestros Co-Creadores juegan al escondite con ellos mismos a mucha

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velocidad, con muchos más escondrijos, y probablemente se sorprenden a sí mismos mucho más que en el caso de los comunes mortales, que ya están bastante confundidos con el desafío de ser una sola persona. Desde luego, todo esto tiene otra cara, la cara individual, y la integridad .de cada alma singular. El concepto yogui-budista de nirvana está groseramente deformado. Toda esta teoría de la «fusión» permanente «con el Gran Todo» es un disparate, metafísicamente infundado y literalmente imposible. Formamos parte tanto de los cuerpos fusionados como de los cuerpos separados de nuestros Co-Creadores. En un sentido simbólico, los Aries están cerca de sus «cabezas»; los Géminis están cerca de sus brazos, manos y dedos; los Leo están cerca de sus «corazones», y así sucesivamente. (Confieso que ésta es una simplificación excesiva, pero bastará para este libro concreto, porque abordaré el tema con más detenimiento en otro próximo.) Ahora bien, una nariz no es una boca (¿cuándo oísteis hablar de una nariz que comiera maíz?), un ojo no es una mano, y una oreja no es un corazón (,quién ha oído hablar de un latido de oreja?). En otras palabras, usted es Usted. El usted-de-usted único es ahora, ha sido siempre y siempre será —su personalidad invididual, y conscientemente— no sólo durante aquellos períodos en que su ceguera lo separa de nuestros Co-Creadores, sino también después de que se fusione con ellos, de tiempo en tiempo, e incluso mientras forma una unidad con ellos. El secreto de esta última condición de paz, sabiduría y poder perfectos está encerrado en la polaridad de poder-humildad que se expresa a través de la palabra inglesa «atone», o expiar (at-one, o en uno). Sólo cuando usted atone (expíe) auténticamente, y comprenda cabalmente el significado de la palabra, podrá estar at-one (en uno, unificado) con Dios y su pareja. Sin embargo, aunque la hazaña de experimentar esta at-onement (expiación y también unificación), periódica y reiteradamente, es prodigiosa, usted no necesita (en realidad no debe) mantenerse at-one (expiado y unificado) con Ellos de manera permanente. Esto sería espantosamente aburrido para la individualidad, así como el hecho de estar inseparablemente fusionado en el abrazo extático de la unión sexual, por muy puro que fuera el amor entre las almas gemelas, sería monótono y aburrido si se tratara de un estado eterno, constante. Este concepto remueve el núcleo mismo de la existencia, que es luz y sombra... el perfecto equilibrio Libra de la una y la otra... el estímulo de la controversia, igualmente equilibrada con el consenso pacífico, sin asesinatos, por favor, dentro del necesario síndrome de controversia, sin asesinatos de sexo, personas, animales o lo que sea. Esto viola todas las reglas del juego del escondite en escala cósmica.

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Bueno, veamos... Empecé discutiendo la relación del hombre y la mujer con Dios y su pareja, después pasé a explicar vuestra individualidad, para que todos sepáis que vuestros «egos» personales, sagrados y santos, nunca pueden ser destruidos mediante la fusión en una eternidad nirvánica con el concepto que cualquiera tenga de «Dios»... todo ello en unos pocos párrafos. La esencia de Géminis es extraordinariamente contagiosa. En realidad, os confesaré que aunque todos mis comentarios los he hecho muy en serio, reflejan la antigua verdad esotérica, hilvané deliberadamente mis palabras en una secuencia de rápidos cambios de temas, todos los cuales eran distintos si bien se encadenaban coherentemente, para suministraros una sucinta idea de que es necesario permanecer alerta cuando se entabla cualquier tipo de discusión con un Géminis, y con más razón con dos, que en realidad son cuatro. Veréis, a veces el lenguaje equívoco de Géminis ayuda a superponer dos opiniones, aparentemente antagónicas, en la integridad estereoscópica de la profundidad tridimensional. La tercera dimensión la agrega el sagaz escucha. ¿Me seguís? Sencillamente deberéis acostumbraros a los juegos de palabras si pensáis jugar al Pong-Ping verbal con los Gemelos, y el Pong-Ping no es más que la imagen del Ping-Pong reflejada en el espejo de Géminis. Ahora, ¿se os refleja con más nitidez? Cada Géminis contiene una imagen refleja exacta e invertida de sí mismo (o de sí misma): los polos positivo y negativo de su personalidad. Esto se debe a que cada Géminis simboliza al alma, en su viaje alrededor de la rueda astrológica, kármica, cuando experimenta la etapa infantil de conciencia de que no está sola en el Universo, y cuando comprende también que existen dos facetas distintas en el carácter de cada hombre y mujer, facetas que es necesario armonizar antes de que el individuo pueda relacionarse con los demás. El problema consiste en que Géminis pocas veces sabe cuál de sus personalidades escindidas es la auténtica. Si alguien pidiera (o si nuestros Co-Creadores le pidieran a esta parte de su individualización): «Por favor, que el verdadero Gemelo se levante y se dé a conocer», se alzarían bruscamente dos personas distintas, y el juego del escondite empezaría de nuevo.

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Naturalmente, entonces, cuando un par de Gemelos deciden entrelazar sus temperamentos, el enredo puede ser mayúsculo. Hay unos pocos Géminis que son capaces de encontrarse a sí mismos en medio de la miríada de disfraces y de deseos encontrados de sus naturalezas. El regente de Géminis es el embaucador Mercurio, el planeta de la velocidad del rayo (aunque no tan veloz como el «vertiginoso» Urano), que obliga a este hombre, mujer o niño a probarse un millar de caras, y a descartarlas luego, en el curso de una búsqueda impaciente de la identidad personal. La intención de la mascarada es lo que separa a los hombres de los niños, a las mujeres de las niñas, y a Escorpión de Géminis... si esto es lo que os preguntabais. Escorpión cambia de careta con un propósito totalmente distinto, el de desconcertaros deliberadamente, en tanto que Géminis sólo trata de decidirse y saber cuál es la cara que corresponde a ese lugar. No, ésta es la indecisión de Libra. Ensayemos de nuevo. Géminis se prueba las máscaras con el fin de descubrir cuál es su verdadera personalidad. La indecisión no tiene nada que ver con esto. En realidad se trata de un análisis detallado.

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¿Esto ya lo dije? Sí, lo dije. Acabo de darme cuenta. Dije lo mismo en el final de la última oración del párrafo anterior. Bueno, acostumbraos a ello. Los Géminis se repiten a menudo, dicen las cosas dos veces. Por ejemplo, preguntan: «¿Qué hora es?»... esperan más o menos un segundo, y repiten: «¿Qué hora es?», antes de que tengáis tiempo de contestar que son las y media o las menos cuarto, en razón de lo cual es un poco difícil conversar con ellos de manera sincronizada. A veces. Pero no siempre. Como Géminis es un signo de Aire, mental, estas personas sienten la necesidad de devanarse los sesos casi continuamente, incluso en sueños, pensando, teorizando, imaginando, proyectando, condenando, apoyando, descartando, seleccionando y analizando los hechos concretos y objetivos... al mismo tiempo que corren en pos de su ensueño visionario. Ya veis por qué todos ellos son rompecabezas humanos. Los regidos por Mercurio merodean por el mundo, ya sea mental o físicamente, o de ambas maneras a la vez, en busca de un esquivo ideal de verdad y felicidad perfectas, y después retornan a menudo al hogar para escuchar a un pájaro que gorjea en un árbol muy alto: el mismo pájaro, el mismo gorjeo y el mismo árbol que conocieron en su infancia. Después de viajar por todos los continentes mentales de su imaginación, a veces comprenden al fin, si tienen suerte, que sus sueños más auténticos los soñaron cuando la percepción de la infancia estaba despejada y no había sido contaminada por la lógica y el cinismo adultos. Cualquier combinación de la configuración de signos solares 1-1 trae consigo la satisfacción excepcional y única de la asociación con una persona tan parecida a uno mismo (o a una misma) que no hay mucho que temer al rechazo de personalidades... aunque siempre existe el peligro de una preponderancia de las características similares. Una relación Géminis doble es particularmente reconfortante para cada uno de sus cuatro componentes, porque siempre tranquiliza tener un camarada, pariente, vecino, socio, amante o consorte que está tan embrollado como uno mismo. Esto ahorra muchas explicaciones y disculpas cansadoras. Pero también puede ser extenuante para el sistema nervioso, por la frustración que experimentas constantemente cuando tratas de embaucar a alguien que prevé todas tus maniobras y racionalizaciones. Por lo menos a estos signos solares, cuando forman pareja, les resulta más fácil reconocerse mutuamente de lo que le resultaría a un extraño reconocer a cualquiera de los cuatro. Ayer, Géminis era un alma mansa, tímida y modesta, un poco indiferente, tranquila y reflexiva, con accesos circunstanciales de melancolía y añoranza-. Hoy, este mismo Géminis es cínico, sarcástico, irritable, injurioso... y está muy alerta, con sus sentidos aguzados. Es posible que mañana esté sosegado y que sea equilibrado y conservador hasta el punto de parecer francamente soso. Luego, sin la mejor advertencia previa, Géminis se convertirá en un fuego fatuo, que esparcirá ensueños como si fueran gotas de limón, que diseminará ideas como si fueran confetti, impaciente, anhelante, tan activo en el plano físico como comunicativo en el plano verbal e inquieto en el emocional. A todos nos resulta tremendamente desconcertante, pero aún más al Géminis mismo. Especialmente si éste (o ésta) se halla ligado a otro Géminis por un vínculo estrecho. Entonces, por supuesto, el desconcierto se duplica y es dos veces más torturante. La naturaleza embaucadora del planeta regente de Géminis, Mercurio, se oculta siempre tras el intelecto agudo de los Gemelos, y se manifiesta en todo tipo de detalles de mayor y menor envergadura. Un excelente ejemplo es el Géminis Bob Hope, el comediante que descerraja sus andanadas de chistes como una ametralladora, a tanta velocidad que casi tropiezan unos con otros a medida que los cuenta. ¿Alguna vez prestasteis verdadera atención a una de las más largas sesiones cómicas de Hope? Una de esas en que recita un monólogo de quince minutos o media hora, y no de aquellas otras en que lanza pullas esporádicas al público que asiste a la distribución de premios de la Academia de Cine. En una sesión más larga, es muy evidente la forma en que Mercurio se complace en embaucar a la gente y tomarle el pelo.

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Más o menos cada dos minutos, el Géminis Hope hará un comentario que, analizado con detenimiento, significa esencialmente: «Preparaos, amigos. En seguida pondré fin a la función y haré mutis por el foro». Pero después continúa. Al cabo de un par de minutos (o incluso de un minuto o de unos pocos segundos) suelta otro chascarrillo, insinuando lo mismo. Pero continúa. La próxima vez escuchadlo con atención. Comprobaréis que éste es el esquema constante de las bufonadas del Géminis Bob Hope. Mercurio lo incita a esmerarse por embaucar a su auditorio reiteradamente, lo cual es una prueba de su astucia, porque así los escuchas de Hope le prestan más atención: los han inducido a pensar que cada chiste es el último de la noche. Bob Hope tiene la reputación, harto merecida, de ser quien mejor sincroniza su comicidad en el mundo del espectáculo. Éste es un talento que heredó directamente de la influencia de su regente solar, Mercurio. El ingenio de la comediante Bea Lillie es igualmente agudo e incisivo, y su sentido de la sincronización del humor es tan exquisito como el de Hope. Ambos nacieron en Inglaterra, Bea y Bob tienen narices asombrosamente parecidas, ambos se hicieron famosos por los espectáculos que montaron para las tropas... y ambos nacieron el mismo mes, el mismo día, el mismo año, en las mismas latitud y longitud, a pocos minutos el uno del otro. Gemelos astrales. Seguiremos desarrollando el tema en un próximo libro. Una fusión de Géminis y Géminis tiene la ventaja de crear una atmósfera de libertad de pensamiento y movimiento, de modo que sus intelectos combinados pueden entrar en acción sin el lastre de pequeños celos, desconfianzas y restricciones (admitiendo, como siempre, la posibilidad de que influya un signo lunar o ascendente más conservador). Incluso en este último caso, el clima emocional que imperará entre los dos será relativamente libre y desenvuelto, y les permitirá ejecutar juntos muchos trucos y capturar muchos sueños. Los dos se aguzarán mutuamente el ingenio, generalmente perdonarán y olvidarán rápidamente... y casi nunca tendrán problemas de aburrimiento. Pero su asociación también tiene desventajas, y deberán enfrentarlas y encontrar la forma de eliminarlas, conjuntamente. Desprovistos de la estabilidad de los signos solares más prosaicos y menos complicados, Géminis y Géminis podrán tentarse mutuamente a esparcir sus talentos a los cuatro vientos, sin que ninguno de los dos se muestre dispuesto a frenar al otro ni pueda suministrarle la paciencia y fiabilidad indispensables para el éxito, ya sea en el nivel emocional o en el material. Es posible que, al verlos, sus amigos recuerden la imagen de dos globos de colores llamativos, inflados con una mezcla de helio feliz y aire caliente, que se divierten mucho y lo pasan maravillosamente flotando entre las nubes, pero que no van a ninguna parte en particular. Con esta combinación, sus signos lunares escribirán el desenlace de la historia. Si existe un aspecto desfavorable entre el signo lunar de la carta natal de uno de ellos y el signo solar Géminis del otro, podrán componer encantadores poemas o piezas de jazz, podrán pintar las nubes de plata o la ciudad de rojo. Pero pocos de sus sueños y planes levantarán vuelo, y si despegan, podría producirse un aterrizaje de emergencia. O también es posible que sus globos se remonten por el aire a demasiada velocidad y que después se pierdan de vista, porque no estaban anclados. Igualmente podrán conseguir que las cosas funcionen armoniosamente, pero para ello deberán ser más cautelosos y menos informales.

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Sin embargo, con un aspecto luminario favorable entre sus soles y lunas, ciertamente sus innovaciones creativas, sus descubrimientos científicos, sus logros intelectuales, su seguridad material... e incluso su percepción espiritual, no tendrán límites. En cuanto a la dicha y la armonía emocional, bueno... esto depende realmente de ellos. Los Géminis fabrican sus propias emociones para venderlas, conservarlas o regalarlas. ¿Qué buscan estos Pájaros de Mercurio en el viento que sopla ahí fuera? Sea lo que fuere, es algo que trasciende lo visible y tangible. Un Géminis podría preguntárselo al otro, pero las respuestas que recibirán serán exactamente las mismas que habrían recibido si los Gemelos se hubieran formulado las preguntas a sí mismos. GÉMINIS: ¿Qué buscas? GÉMINIS: No estoy seguro. Pero cuando lo encuentre, sabré qué es. GÉMINIS: ¿Y dónde crees que lo encontrarás, con exactitud? GÉMINIS: ¿Dónde? Vaya, prácticamente en cualquier parte, supongo...

Y sin embargo, sucede con demasiada frecuencia que el último lugar donde a los Gemelos se les ocurre mirar es el patio de los fondos de su propia casa, donde es posible que el milagro que buscan los esté aguardando desde siempre. Posdata de la autora a Géminis:

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Como esto no ha sido corregido en ninguna edición actual o pasada de mi primer libro, Sun Signs (Los signos del Zodiaco y su carácter), me gustaría decir que la mención de Marilyn Monroe que figura en la sección destinada a la Mujer Géminis pretendía ser una descripción exacta del ascendente Géminis de Marilyn y de su Marte-en-Géminis. Cierta investigación indica que cuando Marilyn nació era en realidad un signo solar Aries. Las partidas de nacimiento no son siempre fuentes infalibles de información como muy bien sabe cualquier astrólogo profesional.

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Mujer GÉMINIS Hombre GÉMINIS

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—Bueno, entonces podríamos seguir adelante —dijo John. —Eso es lo malo, John. Tendremos que seguir adelante porque no sabemos cómo detenernos.

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A veces este hombre y esta mujer —aunque sería más apropiado llamarlos muchacho y chica, cualquiera que sea su edad cronológica ilusoria— se sienten atraídos mutuamente sin ninguna razón- más concreta que la de que es divertido tener a alguien que cruce la calle contigo en las esquinas. Si este acompañante es un Géminis, puedes intercambiar rápidas apuestas mutuas acerca de si habrá tiempo para cruzar con la luz verde antes de que el semáforo vire al rojo. A pie o en automóvil. Es emocionante. Peligroso, pero emocionante. Claro que parece absurdo, pero pasando de las intersecciones de calles a las salas de estar, las oficinas o las aulas, éste es un buen ejemplo del tipo de competiciones de ajedrez y damas mentales que el Géminis entabla consigo mismo y con el otro. Cuando pasáis mucho tiempo solos, se os pueden ocurrir toneladas de ideas absurdas. Los Géminis no parecen estar solos, pero lo están. Te sientes solo cuando cavilas y deambulas, codeándote con personas asustadas, sermoneadoras, para las cuales el único juego importante es el que tú ganas por el solo hecho de sobrevivir. Sobre todo cuando sabes que hay cosas mucho más importantes y fascinantes que el limitarte a seguir viviendo. En verdad, muchos Géminis concuerdan de todo corazón con el aserto de Peter Pan, quien, regido por Mercurio, afirma que «morir, sería una aventura portentosa», ¡quizá la mayor de todas!

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Eres un Géminis, has pasado toda tu vida buscando y aprendiendo, así que, ¿por qué la muerte habría de ser distinta? Como ese algo esquivo que has estado tratando de atrapar, expresar o definir desde que tenías más o menos cinco años. Es cierto que los Géminis pocas veces revelan su soledad interior. Pero no me sorprendería que se deba a que apenas tienen conciencia de ella. Con suficiente práctica, una persona puede convertirse en una experta en el manejo de la soledad. Es como andar en bicicleta. Exige mucha concentración al principio, pero después de un cierto tiempo ni siquiera notas tu propio equilibrio o pedaleo... sólo sientes el movimiento y el viento que te agita el cabello. Como todos los Géminis típicos son por naturaleza conversadores locuaces y brillantes, es posible que cuando se encuentren dos de ellos ambos hablen hasta por los codos, lo cual produce la impresión de que no piensan seriamente el uno en el otro. Sin embargo, detrás de toda esa cháchara, sí piensan... más seriamente de lo que cualquiera de ellos confesaría al otro. Normalmente, el diálogo entre los dos lanzará destellos de ingenio y chispas de imaginación. Les dará tiempo a ambos para estudiarse recíprocamente, mientras todas esas cintas de conversación ondean encima y alrededor de ellos. Pero éstos dos nunca se dirán todo lo que piensan, ni siquiera años más tarde, cuando se hayan amado durante el tiempo suficiente para convencerse de que pueden confiar el uno en el otro. Siempre se ocultarán algo. Es posible que ella piense para sus adentros: «Es curioso que cuando amas tanto a alguien, y has tenido tanta intimidad, tengas que reprimirte y recordar que hay cosas que no le debes decir, cosas que realmente no puedes compartir hasta el fin». Bueno, cuando él ignora tanto acerca de ella, es justo que haya cosas que él también le oculta. ¿Acaso imagináis que cuando los Géminis charlan, vierten en una cascada de palabras todo lo que sienten? Oh, no. Si eso es lo que pensáis, no entendéis a este hombre y esta mujer... este muchacho y

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esta chica.

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Una mujer regida por Mercurio, enamorada de un hombre Gemelo geminiano, tal vez deba saber algo que dijo una vez el empresario de espectáculos Mike Todd. A Todd, el conversador más prolífico del que se tiene noticia —en cualquier época, en cualquier lugar, en cualesquiera condiciones— lo estaba entrevistando un periodista sagaz, que le preguntó: — Mike, ¿sabe por qué habla sin parar? Para evitar decir algo. Ésa es la conclusión que he sacado. —¿De veras? —Mike se calló súbitamente y enseguida se puso en guardia. —Lo que me preocupa —continuó el reportero—, es... bueno, me pica la curiosidad. ¿Qué es ese algo que no quiere decir, y para callar lo cual habla tanto y tan deprisa? ¿Ésa es la auténtica historia que se oculta tras la verborrea, verdad? Mike se limitó a ostentar la sonrisa triangular de Géminis y respondió: —Escuche, amigo, cuando yo paro de hablar, todos paramos de comer. Era cierto, desde luego. Sin el talento de Géminis para expresar las ideas con vívidas imágenes verbales, la gente disfrutaría de mucha menos magia en este mundo sórdido y gris, mucho menos dinero cambiaría de manos, se soñarían menos sueños... o serían menos numerosos los sueños que se materializarían. Pero lo importante es que la chica Géminis recuerde que Mike eludió contestar la verdadera pregunta del periodista, con la típica destreza mental de Mercurio.

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Como nadie puede afirmar con exactitud cómo nació Mike Todd, me han preguntado por qué lo defino como Géminis (aunque cualquier chica enamorada de un Gemelo entendería el por qué). Él dio aproximadamente cinco fechas «oficiales» a la prensa, y discrepó vehemente con su familia respecto de varias otras, todas situadas entre el 18 y el 23 de junio. ¿Cómo sé, entonces, que Mike era Géminis? Por sus zalamerías y su hechizo. Pero sobre todo, por la forma en que se batía con su fecha de nacimiento, luchando contra la tercera edad como si estuviera seguro de que iba a vencer. En cualquier momento dado de su vida, parecía tener veinte años menos de los que en verdad tenía, cualquiera que fuese su edad, y nunca envejeció realmente. Sólo un Géminis podría haber apostado un capital de viejas esperanzas a todo o nada y podría haber ganado así los dos premios mayores: «La vuelta al mundo en 80 días» y Elizabeth Taylor... un doble triunfo que puso fin a la búsqueda incansable de ese Géminis ansioso por redondear su vida. Poco tiempo después, su hijo Libra, Michael Todd, comentó: «Papá, ahora derrochas tu dinero tan pródigamente como cuando no tenías un centavo». Mike nunca ahorró para los años de las vacas flacas, así que las vacas nunca enflaquecieron. Bueno, quizá perdieron unos kilos, pero nada más. Mike Todd no descubrió el País de Nunca Jamás. Él lo inventó. Como Peter Pan, el eterno Géminis, ocultó su edad a los «adultos» curiosos, preocupados por la cronología. Y también les ocultó unos cuantos secretos más. Por lo menos el 75 por ciento de los Géminis tienen un apodo, un seudónimo, o un alias, o de alguna manera ostentan más de un nombre en el curso de su vida, y Mike también tuvo dos nombres. Cuando nació se llamaba Avrom Hirsch Goldbogen, y un día adoptó impulsivamente el nombre de Mike Todd, sin ninguna razón especial. Su hijo ya había nacido y él ya lo había llamado Michael. Así que el Géminis Mike Todd adoptó en verdad el nombre de su hijo y se convirtió en tocayo de éste, en lugar de que fuera a la inversa. Podéis estar seguros de que los Géminis pondrán las cosas al revés y patas arriba, en pequeña y gran escala.

En cuanto al «secreto» de Mike que, según adivinó correctamente el reportero, su entrevistado guardaba dentro, el hombre o la mujer Géminis no es reservado de la misma manera en que lo son los Piscis, los Cáncer y los Escorpión... ni lo es por las mismas razones que éstos. Sólo se trata de que alimenta algunas ideas encumbradas que no puede atrapar y expresar verbalmente, a pesar de su locuacidad mercurial. ¿Qué palabras podrían describir el anhelo inefable de descubrir literalmente el Shangri-La? «Si esto es tan bello —piensan todos los Géminis—, tiene que existir algo aún más bello allá lejos, en alguna parte. ¿Podremos encontrarlo juntos? ¿O acaso algo tan especial únicamente lo puedes encontrar solo?». Cada vez que los Géminis tocan alguna maravilla, Mercurio sólo les permite absorberla y disfrutarla muy fugazmente. Sólo hasta que su personalidad gemela secreta susurra seductoramente: «¡Ah, sí! ¿Pero qué otra cosa, aun más perfecta, podríamos descubrir? El deleite que experimentas actualmente no es más que la prueba de que allá lejos aguarda un goce aún mayor... un goce más auténtico, más emocionante, más satisfactorio, siempre que tengas el coraje necesario para correr en pos de él. ¿Cómo sabes qué es lo que

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puede haber a la vuelta de la próxima esquina, del próximo beso, del próximo ensueño, de la próxima promesa? ¡No te detengas ahora, no te vuelvas aún! Sigue adelante...», Ésta es una llamada más tentadora que la canción de Lorelei, y embruja a todos los corazones regidos por Mercurio.

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La chica Géminis ríe durante la mayor parte del tiempo. De cuando en cuando, con menos frecuencia, llora. Esto último se debe a que el nudo de soledad que lleva en la garganta se ha vuelto tan asfixiante que debe trocarlo en lágrimas, porque de lo contrario tal vez ese sentimiento sencillamente la mataría. ¡Ah, personalidad gemela! ¿Dónde estás ahora, cuando te necesitan? ¿Persiguiendo estrellas y corriendo carreras con el viento? El hombre Géminis entenderá su fugaz acceso de Weltschmerz, con una sensibilidad delicada que sorprende en alguien a quien siempre lo acusan de ser frío e indiferente. No obstante su naturaleza curiosa e inquisitiva, no formulará preguntas cuando intuya que la mujer Géminis que él ama languidece víctima de su tremenda soledad inexpresable e inexpresada (incluso a él) porque su Gemelo la ha abandonado temporalmente. Probablemente él, fingirá no notarlo, y disimulará su preocupación con un comentario frívolo como... «¡Arrojémonos nosotros en el pozo de los deseos, en lugar de echar monedas, y veamos qué sucede!». O quizá... «¡Vamos, compraremos dos billetes de ida y vuelta a Irlanda, y nos haremos el amor sobre la Blarney Stone!». Entonces le besará suavemente la mejilla y le dirá, en voz muy baja: No te preocupes. Aquí estoy.

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Sí, en parte se debe a que él entiende el pánico repentino que experimenta su chica Géminis cuando su Gemelo desaparece y la deja para que se apañe sola, como si fuera media persona, porque su propio Gemelo también le hace esta trastada. Pero si procede con tanto tacto y ternura en semejantes circunstancias ello no se debe sólo al hecho de que sabe lo que siente una persona nacida bajo su mismo signo. Se trata de que él... Oh, acaba de ocurrírseme la palabra exacta. Géminis nunca es torpe. Cualquiera que sea el trance por el que pasa el ser amado —regocijante o trágico, relajado o tenso— el Géminis (o la Géminis) típico puede controlar la situación, cuando quiere, con mucha desenvoltura, manejando el bochorno, el miedo o la cólera con increíble sutileza. Ejecuta escamoteos de prestidigitación, y en verdad muchos Géminis son magos profesionales, junto con los Acuario, Piscis y Escorpión. Sin embargo, estadísticamente, hay más magos Géminis, porque éstos son asombrosamente diestros con las manos. También lo son con la mente... y en cuanto al corazón de Géminis, éste contiene muchos pequeños compartimientos en los que oculta compasión, dulzura, sorpresas, humor, esperanzas y rayos de sol. Algunos de ellos permanecen cerrados durante toda la vida, y sólo otro Gemelo tiene la llave maestra. Es posible que dos Géminis enamorados se pregunten, el uno respecto del otro: ¿alguno de esos compartimientos contiene una cualidad llamada «lealtad» o «fidelidad»? Sí. Pero la puerta de este compartimiento específico del corazón de Géminis está herméticamente cerrada, y se necesita algo más que una llave maestra para abrirla. Hace falta confianza. Y hace falta tiempo. Dos tipos de confianza: la total, que cada uno debe depositar en el otro... y la indispensable para creer en ti mismo, en el hecho de que lo que amas es realmente lo que necesitas y lo único que siempre necesitarás. (Para esto es para lo que hace falta tiempo.) Pero el tiempo no cuesta nada. Ambos podrán utilizar todo el que deseen para encontrar esta respuesta dentro de ellos mismos... y una vez que la encuentren y que la puerta se abra, Géminis será eternamente leal y fiel. Sin embargo, probablemente es exagerado pretender que él —o ella— renuncie definitivamente a flirtear, fascinar, provocar, persuadir o sólo a hablar con miembros del sexo opuesto (o del suyo propio). Pero Géminis vive en el plano mental, esencialmente en el reino de la imaginación, y por tanto es posible que se conforme a menudo con mantener las relaciones humanas en ese mismo plano. Y así, a veces a estos dos les resulta más fácil ser técnicamente fieles el uno al otro que evitar las fantasías periódicas. Igualmente, es posible que la chica de las fantasías de él sea en verdad ella... y que el chico de las fantasías de ella sea en verdad él. Es divertido urdir quimeras de tiempo en tiempo, nada más. Cuanto más versátiles sean como individuos, en su vida personal o en su carrera, tanta menos necesidad experimentarán de imaginar: «Me pregunto que pasaría si ella...» o «Me pregunto qué pasaría, para variar, si él...». ¿Si ella qué? ¿Si él qué? Cualquier cosa. Absolutamente cualquiera. Algunos Géminis incluso imaginan un agravio o un enfado, y después se separan porque se preguntan qué sensación les producirá la ruptura. Cuando lo averiguan, vuelven corriendo el uno al otro para redescubrir la realidad del amor. No, no fue un sueño. ¡FABULOSO! ¡Qué delirio! El amor es auténtico. Es auténticamente auténtico. Casi podéis confiar realmente en él. ¡Sí, casi, realmente! Es posible que semejante descubrimiento deje atónito al individuo medio, pero debéis recordar que los Gemelos pasan su vida íntegra separando lo posible y lo probable de lo seguro... y el amor les suministra una eufórica vislumbre del Shangri-la.

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Estos dos se asocian físicamente, mediante el amor sexual, con la configuración calidoscópica que es lógico esperar cuando el Aire se une al Aire, bajo la supervisión del versátil Mercurio. Es un amor ligero, a menudo tempestuoso, que unas veces se exacerba hasta trocarse en huracanes de pasión, y otras se mitiga hasta trocarse en un afecto manso y afable. Las formas en que expresan su amor en el plano físico son tan multifacéticas, sensibles y cambiantes como las formas en que lo expresan en los planos mental y emocional, y esto puede transportar su comportamiento sexual desde los abrazos acrobáticos sobre la Blarney Stone hasta los ayuntamientos subacuáticos o en helicóptero. Cualquier deseo que pueda experimentar un Géminis, el otro puede satisfacerlo, con el fresco roce de una brisa primaveral o con el cálido azote tropical de un monzón. Si dos Géminis que contemplan la posibilidad de entablar una relación desean comprender el potencial de su compatibilidad física, les bastará con usar la imaginación. Prácticamente las únicas palabras que no se aplicarán a sus posibles pautas de experiencia sexual serán: profundas, terrenales y sensuales. Pero Géminis y Géminis pueden imaginar juntos algunas palabras satisfactorias para sustituirlas. Mágicas es una de ellas.

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Algunas mujeres Géminis están tan patéticamente ansiosas y perdidas como la Géminis Judy Garland, y corren en pos de un arco iris que siempre parece eludirlas. Otras son tan vivaces y optimistas como Nancy, la hija Géminis de Frank Sinatra. Algunos hombres Géminis se sienten tan desorientados e interiormente inseguros como el actor Errol Flynn, regido por Mercurio... y otros son tan audaces y confiados como los Géminis Mike Todd y Al Jonson («¡Amigos, aún no habéis oído nada!»). No es fácil distinguirlos, porque las chicas Géminis ansiosas y perdidas tienen arranques de vivacidad y optimismo... así como hay momentos en que las vivaces y optimistas se sienten ansiosas, perdidas y solas. El hombre Géminis desorientado puede virar repentinamente a la estabilidad... y los confiados pueden sentirse circunstancialmente inseguros. Temo que la astrología no tenga una respuesta definitiva. Quizás el chico y la chica Géminis enamorados deberán limitarse a olvidar la fórmula de la compenetración romántica que habla de «convertirse en uno», porque ellos siempre serán cuatro. Pero esto también cuadruplica sus posibilidades de ser felices. Así que llevan las de ganar si complementan sus apuestas con mucha confianza... y mucha paciencia.

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GÉMINIS

CÁNCER

Aire - Mutable - Positivo Regido por Mercurio Símbolo: los Gemelos Fuerzas diurnas Masculino

Agua - Cardinal Negativo Regido por la Luna Símbolo: el Cangrejo Fuerzas nocturnas Femenino -

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La relación GÉMINIS-CÁNCER

—Ojo, no estoy muy seguro de que tengamos un estudio, pero hacemos cuenta de que lo tenemos, y es lo mismo. i Upalá! Se alejó danzando... y todos exclamaron «I-Upalá!» y danzaron detrás de él, buscando el estudio, y no recuerdo si lo encontraron, pero de todas maneras encontraron rincones, y todos ellos se acomodaron.

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Se está desarrollando una fiesta. Cerca de la mesa de los canapés, cargada de lonjas de queso, de tentempiés (de la mejor calidad) y de otros manjares, se oye una voz, fuerte y cálida, entrecortada por risas, que atrae a una multitud... (una voz femenina). «... y el primer día que estuve allí, resolví salir a cabalgar, por las montañas. Como no había nadie que pudiera verme, me quité la blusa, porque deseaba broncearme íntegramente, ¿entendéis? Ahí estaba, montada sobre ese alazán, tan desnuda como Lady Godiva de la cintura para arriba, y ya sabéis que soy muy recatada. Era fabuloso. Bueno, después de un par de horas estaba roja como un camarón, y pensé que era hora de volver al establo donde había alquilado el caballo. Pero cuando estiré la mano para coger la blusa y ponérmela, no se hallaba donde la había dejado. Había resbalado del arzón de la silla quién sabe en qué lugar del bosque. ¿Me imagináis volviendo a caballo, y enfrentando, semidesnuda, a todos los hombres del establo? Naturalmente, me eché a llorar abochornada. Sabía que eso era totalmente imposible. Así que le dije al caballo, medio histérica...»

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Al mismo tiempo, desde un lugar contiguo a otra mesa, cargada con agua mineral, zumos de fruta, y varias botellas de vino tinto y blanco, llega otra voz, clara y chispeante, con perfecto énfasis y sincronización, en tanto se congrega una segunda multitud... «... de modo que este fulano de Indiana vuelve todas las noches borracho a casa durante años, hasta que finalmente su esposa amenaza con abandonarlo. Como la ama realmente, se enmienda durante unos meses. Hasta que una noche pierde el control, pilla una curda, y olvida durante tres días y tres noches dónde vive. Después teme volver a casa, porque es posible que ella no lo perdone. Así que se exprime el cerebro. Entra en una cabina telefónica, echa una moneda, marca el número de su casa, y cuando lo atiende su esposa, grita: "¡Oh, Helen, cuánto me alegra oir tu voz! Pensé que nunca volvería a oírla. Ahora escucha bien. Estoy en Arizona y mañana llegaré a casa, pero pide a la policía que interfiera el teléfono apenas yo corte... y si llaman antes de que yo llegue, ¡NO PAGUES EL RESCATE... PORQUE ACABO DE HUIR!".» Géminis y Cáncer son excelentes narradores. La capacidad del Cangrejo para recordar los detalles y para contar una historia con refinada sensibilidad, condimentándola con la imaginación y el humor lunares, puede mantener en trance a una multitud. Si en la habitación también hay un Géminis que urde historias

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descabelladas con ingenio y simpatía, y que quizás hace como complemento algunos trucos con naipes, los espectadores no sabrán hacia cuál de las tres pistas del circo es mejor volver la vista. (Una pista para Cáncer y dos para los Gemelos. Cuando se trata de Géminis todo es por partida doble.) Es posible que antes de que concluya la fiesta, Cáncer o Géminis, o ambos, extraiga, una cámara y empiece a sacar fotos. Géminis y Cáncer comparten el amor por la fotografía con Leo y Piscis, y éstos son los cuatro signos solares con más posibilidades de convertirse en fotógrafos profesionales, todos ellos por distintas razones. La mayoría de los mejores fotógrafos nacieron bajo uno de estos cuatro signos, o tienen la Luna o el ascendente allí... y entre ellos prácticamente monopolizan el mercado. Otra semejanza entre el Cangrejo y los Gemelos consiste en que sus auras tienen muchos matices de color, porque ambos son muy tornadizos. Cáncer vira de los azules oscuros de la depresión al rosa del sentimentalismo, chapotea en el marrón del mal humor o en los fangosos verde lima del miedo y la hipocondría, y después vuelve arrastrándose a la nostalgia teñida de color lavanda y a la risa rosada. Géminis revolotea del júbilo amarillo brillante al índigo de la desesperación, experimenta con los rielantes ensueños plateados y con el oro de la esperanza, después se zambulle en el gris del abatimiento, del cual salta rápidamente al blanco refulgente de la fe infantil. Cuando sus auras se mezclan, están representados todos los colores del espectro, desde el éter transparente hasta el ultravioleta... y unos cuantos tonos y matices adicionales que todavía no han sido observados, y menos aún bautizados. Ambos son soñadores, y expertos en el arte de obtener publicidad (aunque los Cangrejo simulan que ésta no les interesa, no engañan a nadie: les encanta llamar la atención). Ambos también tienen una imaginación vivaz, y son igualmente propensos a reír en público y llorar en privado. Tal vez penséis, entonces, que es difícil distinguirlos. No lo es. Es tan fácil como distinguir a un ave que está en el aire de un cangrejo que está en la playa. La primera vuela a merced del viento o de una brisa cambiante, agitando las alas, mirando velozmente en una y otra dirección con sus ojos brillantes. El otro se arrastra cautelosamente a lo largo de la costa, cerca del agua, a la luz de la luna... hacia atrás, hacia el costado, lenta y deliberadamente. Ambos resultan a menudo divertidos. Ambos cambian de humor sin aviso previo.

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Aunque a ratos sus formas de comportamiento sean parecidas, en lo que concierne a sus naturalezas básicas, Géminis y Cáncer, como todas las otras configuraciones de signos solares 2-12, son tan distintos como la noche y el día, tan positivos y negativos como los polos norte y sur... y, en este caso, tan diferentes como el Aire y el Agua (que lo son, y mucho, como deberéis admitir). Los Gemelos son mutables. Por tanto, prefieren corretear de un lado a otro, de acá para allá, comunicando ideas y ensueños, en lugar de ser los mandones y de dirigir el espectáculo. Los Cangrejos son cardinales, así que no les gusta comunicar nada (y menos aún sus propios secretos) y prefieren llevar la batuta... no necesariamente en el primer plano, con una banda de música, pero sí en una franca posición de mando.

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Como lo influye la vibración 2-12, Géminis intuye (porque Cáncer es el signo situado delante de Géminis en la rueda kármica) que él o ella tiene mucho que aprender de la cautela y la prudencia y la discreción de los Cangrejos: la capacidad de sentarse a esperar pacientemente, y la tenacidad necesaria para sustentar una idea hasta que ésta pase de la forma brumosa a la sólida. Como Géminis es el signo situado detrás de Cáncer, el Cangrejo lleva ansiosamente, en el alma, un vago recuerdo de lo que era vivir acuciado por los múltiples anhelos de Mercurio, explorando el mundo en busca de un lugar donde asentarse, y sin embargo con pocas ganas de permanecer demasiado tiempo en un mismo punto, por temor a perderse algo más excitante. Los Cangrejos recuerdan, ¡ah!, vaya si recuerdan... y así, regidos en esta existencia presente por la Luna fluctuante, sienten que los consume periódicamente la fiebre de viajar, y al mismo tiempo los retiene el miedo (emanado del mismo recuerdo interior kármico) de perder, a la manera de Géminis, lo que ya poseen. Por eso los Cáncer casi siempre permanecen junto a la lumbre del hogar, volando (normalmente) sólo con la imaginación, bajo la Luna llena o nueva, sin correr ningún peligro durante estos vuelos imaginarios a la vera del nido doméstico. Pero los Cangrejos toleran a menudo mejor que la mayoría de los otros signos solares el desasosiego de los Gemelos, porque lo entienden.

Los Géminis no tienden a perseverar en las relaciones de amistad, negocios y amor. En todo caso, las retienen con demasiada ligereza e informalidad, las sueltan con demasiada prisa y a veces las desechan demasiado pronto. Cáncer se aferra como si en ello le fuera la vida (exceptuando a aquellos Gemelos y

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Cangrejos cuyos signos lunares o ascendentes tienen un fuerte antagonismo con sus soles natales, e incluso en estos casos el conflicto es sólo periódico y temporal). Los Cangrejos típicos temen que. si aflojan las pinzas, quedarán flotando a la deriva en aguas desconocidas, despojados de los elementos que los reconfortan y les resultan familiares. Por supuesto, algunos Cangrejos afirmarán vehementemente que carecen de este rasgo: aquellos cuyas cartas natales contienen una Luna o ascendente Aries. Géminis o Sagitario. Aun así, no os dejéis impresionar demasiado por sus asertos, y sobre todo por sus alegatos de que no guardan las cosas ni se aferran a ellas. Su tenacidad es ubicua. Sólo asume algunas formas sutiles en cada criatura lunar específica. Pero si la buscáis con perseverancia, la hallaréis.

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Un psiquiatra Géminis, cuya consulta está en la planta baja de un edificio donde yo viví en otra época, me contó el caso de una paciente Cáncer a la que trató una vez de una ligera neurosis. Ahora la Cangrejo está totalmente curada, feliz y conforme. y ya no lloriquea. En la primera visita al psiquiatra puso tanto énfasis en la nostalgia v la seguridad financiera, que el signo solar de la reservada paciente se dejó entrever. Después de escucharla durante un par de horas, el psiquiatra Géminis, aunque fascinado, empezó a inquietarse, porque ya hacía demasiado tiempo que estaba sentado en un mismo lugar, así que activó uno de sus rápidos cambios mercuriales de tema y comentó:

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—Apuesto que ha nacido bajo el signo de Cáncer. —Sí, es cierto —respondió la sorprendida paciente—. Ha sido muy listo al descubrirlo, porque no tengo absolutamente ninguna de las típicas características lunares. La astrología afirma que Cáncer es perseverante y tenaz. Yo no. No lo soy en absoluto. Y tampoco soy ni remotamente posesiva. No guardo las cosas y no me aferro a ellas. —Bueno —dijeron volublemente los Gemelos—, quizá se trata de su signo lunar. Ahora concertaremos una cita para la semana próxima. CANGREJO: Quiere que me vaya, ¿no es verdad? Quiere librarse de mí porque lo aburro como paciente, y piensa que estoy tan chalada que ni siquiera usted podrá ayudarme. Esto es lo que me quiere insinuar. LOS GEMELOS: No, no... claro que no. De ninguna manera. Sólo se trata de que esta noche debo pronunciar una conferencia en Chicago, y si no estoy en el aeropuerto dentro de un cuarto de hora, perderé el avión. CANGREJO: Entiendo. Y desea que me vaya. Me insinúa que me vaya. ¿No es así? LOS GEMELOS: No. Quiero decir, sí. Bueno, no se trata de que desee que se vaya. Pero temo perder el avión, eso es todo. CANGREJO: ¿Tal vez podría ir con usted en el taxi hasta el aeropuerto? Y si regresa mañana, podría venir a cenar a mi casa. Preparo unos spaghetti sin carne realmente sabrosos. LOS GEMELOS: Me encantaría, pero... ya he concertado otra cita para la noche de mañana, cuando regrese. CANGREJO: (sollozando) Me odia. Entiendo sus indirectas. Me iré. LOS GEMELOS: Por favor, no llore. Se equivoca. No pretendo librarme de usted. Ojalá pudiera llevarla a Chicago conmigo. Me encanta su compañía. Se lo aseguro. CANGREJO: (considerablemente reanimada). ¿De veras? Está bien, ¿entonces puedo volver pasado mañana, en lugar de dejarlo para la semana próxima? Lo más gracioso es que ahora la paciente Cáncer, la doncella lunar, está casada con el psiquiatra Géminis, y son muy felices. Confío en que esta breve historia servirá para hacerle entender al Géminis de cualquier sexo, edad o profesión, que está asociado de alguna manera con un Cáncer, que el dócil puede echarle la zancadilla al listo, ya sea en el romance o por encima de la mesa en un juego de naipes o en una transacción comercial, para no hablar de lo que sucede en la carrera alrededor del círculo familiar. Los Cangrejos son hombres, mujeres y niños impresionables y sensibles. Tienden a estar periódicamente contrariados y mustios, cavilando sobre agravios reales o imaginarios. Pero en general los Gemelos pueden engatusarlos con zalemas o palabras engañosas, hasta hacerlos salir nuevamente de sus caparazones. Géminis es el trotamundos mental (o real), un peregrino solitario, desarraigado, emocionalmente (y a veces literalmente) desprovisto de hogar, que está extraviado y busca... el niño eterno. Cáncer es la madre (o el padre) eterna, protectora, cálida, tierna y estimulante. No es extraño que estos dos confluyan... se separen... después vuelvan... después se separen nuevamente. El elemento Agua, cuando satura el Aire con suficiente humedad, genera un chubasco que despeja la atmósfera de niebla, smog... y malentendidos. Por consiguiente, Cáncer puede hacer que Géminis vierta esos deseos gemelos, que derrame algunas lágrimas sinceras, y que se detenga un momento, de cuando en cuando, para recordar las cosas que importan de veras.

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Mujer GÉMINIS Hombre CÁNCER —¿Crees que yo podría ser un gemelo? —Claro que no —respondieron los Gemelos—. Es tremendamente difícil serlo... —Realmente no tenía ninguna esperanza —dijo él.

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El hombre Cáncer vive en sus sensaciones, en sus emociones y en su imaginación. Le encanta la historia y le gusta leer acerca de la gloria de los tiempos pasados, desde los bizantinos hasta los medievales y el Renacimiento. Pero tiene una actitud bastante romántica respecto del pasado (el suyo y el de otros personajes históricos), y no le gusta que le recuerden que tal vez los Caballeros de la Mesa Redonda tenían algunos defectos, que los caballos que montaban tenían abrojos en la cola, que usaban camisas sudadas bajo la cota de malla (los caballeros, no los caballos), que comían con los dedos, y que posiblemente dormían con donosas muchachas sobre la paja mugrienta. En la imaginación sentimental del Cangrejo, el caballero tiene modales impecables en la mesa y monta un corcel inmaculadamente blanco, con la cola suave y cuidadosamente cepillada. Vuelve de sus grandes cruzadas impoluto y libre de traspiración, para reclamar el pañuelo perfumado de su bella dama. No tiene nada de malo que un Cangrejo comparta su espíritu de hidalguía con una chica Géminis. Pero ella debe tener conciencia, aunque él no la tenga, del hecho histórico en virtud del cual muchos caballeros de antaño, después de guardarse ese pañuelo perfumado bajo la armadura refulgente, buscaban dentro de su visera la llave del cinturón de castidad de la bella y recatada dama... y a veces se equivocaban de llave.

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O sea que el Cangrejo, como el caballero real o legendario, planea algo más íntimo que guardarse un pañuelo, aunque su contacto inicial sea muy parsimonioso y cortés. La chica Géminis puede dejarse cautivar emocionalmente por la escena romántica que la galantería de él evoca en su propia mente imaginativa. Dada su propensión a soñar despierta, es fácil que ella se vea vadeando impacientemente el foso, y corriendo después a través del prado cubierto de trébol, en dirección a él, con la larga cabellera rubia (o sus trenzas negras como el plumaje del cuervo) flotando a sus espaldas. Entonces ella hace una elegante reverencia frente a su caballero Cáncer, montado en el brioso corcel. La escena es casi auténtica. Ella se sonroja, le tiende tímidamente su perfumado... ¡cuidado! Es posible que a esta altura el Cangrejo le haya aferrado la mano primorosa con su fuerte pinza, y que no esté dispuesto a soltarla. Cuando el espíritu posesivo de Cáncer se bate a duelo con el anhelo de libertad de Géminis, el enfrentamiento puede lacerar cruelmente sus sueños. Después de descubrir que esta chica abarca en realidad dos mujeres —una que se conforma con acurrucarse dichosamente junto a él en la torre del castillo y otra que está resuelta a merodear por las lomas, jugando con el antílope, persiguiendo a los mastines o haciendo lo que sea— es posible que el hombre Cáncer se enfurruñe. También es posible que la ataque con sus pinzas. O que se recluya como un cangrejo en la tenebrosa y húmeda mazmorra, esperando que ella baje por la escalera de piedra y lo tiente a salir nuevamente. Si ella está distraída pensando en alguna otra cosa, él deberá esperar mucho tiempo ahí abajo. Hay chicas Géminis que, llevadas por el súbito rapto de fantasía o por un capricho mental, olvidaron responsabilidades mundanas como las que concernían a un amante encerrado en una mazmorra. No se trata de que esta chica no tenga una excelente memoria, pero otros intereses asumen prioridad, a veces incluso sobre el amor, hasta que se siente sola. Entonces vuelve sobre sus pasos, buscando perdón y consuelo. Así que la historia puede tener un desenlace feliz, al fin y al cabo, porque el hombre Cáncer es probablemente el más solícito de los animales de sexo masculino. Nadie puede ser más tierno, afable y comprensivo que un Cangrejo, con una chica Géminis extraviada y aturdida. Ni siquiera el Toro dulce, ceñudo y protector. Si existe un aspecto luminario armonioso entre sus cartas natales, podemos dejarlos sobre los escalones de piedra, mientras el sol se pone lentamente en el oeste, confiando astrológicamente en su dicha perenne, totalmente seguros de que ella siempre se echará a rodar así como de que él siempre se enfurruñará, pero también de que ella siempre volverá y él siempre la mimará y la perdonará. Si el aspecto Sol-Luna entre sus horóscopos no es armonioso, aún no podemos desentendernos de ellos. Necesitarán un poco de ayuda para evitar que caigan en el foso y se ahoguen... o que desaparezcan tras los cerros, en diferentes direcciones, montando caballos distintos.

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Podrán encontrar su cuota de felicidad, pero ella deberá tener paciencia y él deberá ser un poco dúctil. No será fácil, porque el planeta regente de ella, Mercurio, no irradia vibraciones pacientes. Y la luminaria regente de él, la Luna, cambia con tanta frecuencia que es imposible contar con la larga duración de una de las fases. Él tendrá un acceso de temerario desenfreno que se complementará con el de ella, y después volverá a su duro caparazón antes de que ella tenga siquiera tiempo de disfrutarlo. Se necesita práctica y devoción por ambas partes. Aunque los estados de ánimo cambiantes que tienen en común tal vez no sean su único problema, constituirán la base de todos los otros. Cuando se toma a una chica Géminis y un hombre Cáncer —ambos sujetos a súbitos cambios de humor— y se los pone en estrecho contacto, nadie sabe muy bien cuál de ellos tiene la culpa de lo que sea en un momento dado. Ahí está él, eufórico y alegre y risueño, pero ella acaba de entrar en una etapa lúgubre y contemplativa. Así que ella hace un cariñoso esfuerzo para ponerse a la par de su hilaridad. Sin embargo, cuando ella termina de cambiar de velocidad y de pasar a directa, él ya ha desconectado el programa cómico. Ahora, él obedece la llamada de la Luna creciente que lo induce magnéticamente a mostrarse taciturno e introvertido. Así que él hace un esfuerzo igualmente cariñoso para ponerse a la par del flamante regocijo de ella. Sólo que, cuando él se ha sincronizado con la Luna llena y se ha convertido en un Pájaro Loco desbordante de risa, Mercurio la ha atormentado a ella y la ha crispado en un nudo mental de sarcasmo y críticas mordaces a sus chistes. Esto hiere profundamente los sentimientos del Cangrejo. Así que ella realiza otro esfuerzo cariñoso para... bueno, esto podría seguir y seguir, hasta producirles un colapso nervioso recíproco. Tendrán que tocar el silbato, detenerse, y pasar revista al programa de sus cambios de talante. Hay varias soluciones. Ambos pueden volver al punto de partida (digamos, a un día en que sus planetas funcionan al mismo ritmo) y tratar de armonizar allí sus cambios de humor. Este es un sistema. Reír juntos, llorar juntos, enjugarse las lágrimas juntos, esperar juntos... y luchar juntos. Si no pueden proceder así, porque sus estrellas irradian en distintas longitudes de onda, por lo menos pueden dejar de reprimir sus intenciones encontradas y formularse esta promesa a sí mismos: Si él está eufórico mientras ella está abatida, él la animará en lugar de permitir que ella lo deprima; si ella está sosegada mientras él está exasperado, ella lo apaciguará en lugar de hostigarlo e incitarlo a encerrarse aun más en su caparazón. Cuando Géminis está contenta, ¿por qué habrá de dejarse desmoralizar por la hosquedad del Cangrejo? Él necesita comprensión y no un frío rechazo. Cuando Cáncer está de buen humor, ¿por qué habrá de permitir que la excitabilidad de ella lo ofusque y lo haga replegar? Ella necesita que la mimen y no que le pongan mala cara. Si cumplen esta promesa, podrán educar gradualmente sus caracteres para que estos se deslicen por los mismos carriles, aunque igualmente tendrán algunos impasses periódicos.

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Como ésta es una configuración de signos solares 2-12, generalmente la mitad Cáncer de la pareja tolerará los defectos de desasosiego y desapego de los gemelos Géminis... y la mitad Géminis probablemente tratará de imitar las virtudes del Cangrejo, o sea la paciencia y la sensibilidad, pues intuirá que necesita aprenderlas. Sin embargo, es posible que ella se resista a aprender de él a ser más cauta con el dinero. A menos que tenga un signo lunar o ascendente más conservador, es posible que la Géminis piense que el Cáncer es una tacaña combinación del avaro de Moliére y el Shylock de Shakespeare. La mayoría de los Géminis esparcen el dinero como si éste fuera alpiste. La mayoría de los Cáncer acaparan como Midas. Entre uno y otro extremo existe un término medio para que concierten un acuerdo financiero. Pero este término medio no lo encontrarán ni en la mezquindad de él ni en el despilfarro de ella. La tendencia del Cangrejo a cicatear el dinero nace de su temor a pasar hambre algún día y de su necesidad de sentirse seguro. Cuanto más satisfecho esté el apetito de afecto de él, tanto menor será su miedo de pasar hambre. Si él tiene suficiente seguridad emocional, no necesitará tanta seguridad financiera. En cuanto a los bienes materiales que al Cangrejo le gusta acumular, es posible que Géminis tema que esos mismos bienes la aten a un lugar. Su tendencia a deshacerse del dinero proviene de la idea de que le resultará más emocionante gastarlo que economizarlo. Cuando disfrute de suficiente libertad emocional y estímulo mental, no se sentirá obligada a comprar con dinero estas necesidades básicas de Mercurio, y será menos derrochadora. Géminis es gregaria y debe estar activa en el plano mental o en el físico, y preferentemente en ambos. A ella le gusta comer a menudo fuera, por dos motivos: no es particularmente aficionada a cocinar, y necesita cambiar con frecuencia de escena. Es posible que el Cangrejo prefiera comer en casa, porque esto le trae reminiscencias de las comodidades de su infancia... o comer en casa de su madre, que le trae aún más reminiscencias de las comodidades de su infancia. Dicha modalidad puede generar algunas tortuosidades en la relación CáncerGéminis, a menos que las dos partes las allanen Mediante la adopción preventiva de algunas líneas de

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conducta muy claras.

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Puesto que ambos viven en un inundo de fantasía y ensueños, su relación sexual puede ser estimulante para ella y satisfactoria para él. Él suministra la sensibilidad sensual y el afecto... y ella aporta la imaginación y la variedad. La chica Géminis tiene ocurrencias súbitas. Es posible que sustente algunas ideas cambiantes acerca de la pasión. Pero el Cangrejo es suficientemente sensible como para acomodar sus propios deseos a los de ella, y probablemente concebirá algunas ideas románticas de su propia cosecha, alejadas del hastío rutinario. Raramente sus actos amorosos serán repetitivos. Variarán con las fases de la Luna, a medida que ellos respondan al flujo y reflujo de sus emociones. Ella observará un elemento cálido y protector en la forma en que él encara la unión sexual, y su corazón de «niña perdida» encontrará solaz cuando él la rodee con sus brazos. Él notará que siempre hay un elemento inefablemente delicado y tierno en la forma en que ella busca su afecto. A menudo, el hombre Cáncer respeta tanto a la dama Géminis amada que parece no poder entregarse con ella a la pasión total, como si creyera que es tan frágil como una flor y que podría lastimarla. Pero ella no es tan frágil como cree él, a pesar de sus modales delicados y afables y de su tacto etéreo y ligero. Ella necesita, busca v desea... que la traten como a una mujer adulta, y no como a una criatura encantadora. Cuando ella esté junto a él, en la oscuridad, lo asirá con fuerza, y sus temores se disiparán. A muchas chicas Géminis les disgusta dormir en la oscuridad total... pero es posible que en compañía de este hombre esté dispuesta a intentarlo.

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A muchos hombres Cáncer también les disgusta dormir sin una lámpara de noche encendida. Pero cuando la tenga a ella muy cerca, la oscuridad le parecerá una amiga. Las pesadillas que lo z tormentan tan a menudo parecerán muy remotas cuando puede sentir la cabeza de ella sobre su hombro. Su cabeza inquieta... pero estará más tranquila, más sosegada, más en paz con él, consigo misma y con el mundo... después de que ambos hayan experimentado juntos la unidad física. Lo estará, y visiblemente. A veces, durante días y días. Hasta que vuelva a llamarla su gemela, y adopte esa expresión lejana. Será entonces cuando él deberá sujetarla, antes de que se aleje flotando.

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El Cangrejo macho, con su sonrisa tímida, disfruta de las fiestas y de la gente, de la música y del baile, aunque se resiste a confesarlo. Ésta es la mujer ideal para azuzarlo y engatusarlo y tentarlo hasta hacerlo renunciar a su papel de ermitaño misántropo y hacerlo salir a la luz rutilante. Es posible que lo induzca a ir a bailar, salir de camping, a practicar equitación, a navegar... a esquiar a campo traviesa, o a recorrer Europa con ella, visitando ruinas antiguas, tratando de recordar la época en que quizá vivieron en una civilización extinguida... y en que quizás intercambiaron un brindis con esa misma copa.... ¿y acaso ella lució el collar exhibido en una vitrina del Museo Británico cuando se amaban vehementemente en Egipto? La chica Géminis puede persuadir al Cangrejo para que haga prácticamente cualquier cosa, pero lo que le resultará más fácil será seducirlo para que viaje. Lugares tales como las ruinas antiguas y los viejos museos lo magnetizan secretamente. Él vive en el ayer, y quizá su sueño más entrañable, del que anhela no despertar nunca, consiste en volver a visitar ese ayer en compañía de ella. Y con ella, es posible que no despierte. Géminis vive en el viento, donde los sueños son realidad... donde la realidad misma es un sueño. Probablemente él aprenderá esto, cualquiera que sea el lugar adonde vayan juntos. Casi siempre, ella se le adelantará, con la cabellera flotando en la brisa, sin siquiera mirar por encima del hombro para verificar si él aún la sigue. No necesita mirar atrás. Sabe que él todavía está allí. Sabe que el amor de él es estable, que su devoción es inconmovible, y esto es lo que ella ha buscado durante toda su vida: un par de ojos que digan «Ven a casa». Él ha buscado un par de ojos que digan «¡Corramos por las estrellas!». Y así es como cada uno de ellos ve el deseo tácito reflejado en los ojos del otro, desde la primera vez que se contemplan, a través de una calle atestada... o de una habitación... y sus miradas se acoplan inextricable, inesperadamente. Durante años y años conversarán acerca de aquella noche y evocarán juntos las lágrimas que ambos sintieron brotar súbita, inexplicablemente, cuando sus miradas se encontraron por primera vez... sin que ellos supiesen siquiera sus respectivos nombres. Pero eso no importaba. Se llamaron silenciosamente, a través de un aire musical semiolvidado, por los nombres secretos que conocían sus corazones.

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Una vez que se hayan declarado su amor, es posible que ella le prodigue un plateado, torrente de obsequios, y al principio la naturaleza cauta de él quedará azorada frente a:- tan impulsiva prodigalidad. Sin embargo, cuando ella no mire, los ojos de este hombre se llenarán de lágrimas lunares de puro deleite, al sentirse tan amado y venerado. Tímida, pero orgullosamente, exhibirá a sus amigos los regalos de ella. Es que, veréis, ésta es la prueba de que lo aman, cosa que ella capta con su intuición instantánea, centelleante

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Ella anhela compensarle todas las veces que quedó decepcionado, cuando niño, en la mañana de Reyes. ¿Cómo lo sabe? Él nunca se lo dijo. Lo sabe, simplemente. Porque lo ama. Así de extraño es el amor. Es posible que, al cabo de un tiempo, ella produzca una transformación mágica en la personalidad del hombre Cáncer. Entonces él se relajará, y también ceñirá algunas sorpresas especiales para ella con lazos de color azul intenso y plateado, o violeta y amarillo solar. Cuando un Cangrejo se siente confortablemente amado, el afecto recíproco es ilimitado, insondable, mil veces mayor... y él llorará, de pura felicidad, sin ninguna vergüenza. Él siempre la tratará como a una dama. A ella la emocionará tan delicioso remedo de épocas más corteses y generalmente se comportará en consecuencia. Para ella, él es un caballero, un caballero galante, que la conmueve con ocasionales vislumbres del niño que lleva dentro. Entonces la que llorará será ella, porque él es muy vulnerable al agravio, a pesar de su duro caparazón exterior de impasibilidad. Porque él es un poeta, y ella ha sido la primera en adivinarlo. Los Géminis son grandes adivinos y siempre ganan los caramelos ofrecidos como recompensa. La chica-mujer Géminis es realista, no obstante sus cambios de máscaras: primeramente caprichosa, después cínica, siempre fascinante para el Cáncer, cuyas expresiones faciales a ella también le encanta observar, porque reflejan los diversos colores y tonos de sus propias emociones lunares: júbilo o tristeza, tranquilidad o preocupación. Cualquiera que sea la edad cronológica del ave femenina de Mercurio, ésta es siempre juvenil y anhelante, reflexiva y tierna... su tez y sus ojos tienen la transparencia cristalina de los de una niña... plena de ensoñaciones brumosas, pero implacablemente estimulada por la lógica. Algunos de sus sueños los pierde negligentemente por el camino, otros los olvida, en medio del chisporroteo de una nueva excitación. Los profundos y sagrados los conserva encerrados dentro de sí. Un hombre Cáncer tenaz puede instarla a compartirlos con él, si se da prisa, antes de que ella se aleje girando. Pero es posible que él necesite un tiempo para asegurarse, y los Cangrejos pueden prolongar excesivamente la espera. Un día ella estará parloteando y fascinándolo, y de pronto lo notará muy callado. —¿Qué sucede, querido? ¿He dicho alguna inconveniencia? —preguntará, vagamente turbada. —No. Sólo se trata de que... pienso que podría amarte. Pero no estoy seguro. Ella no entenderá a qué se refiere. Desde el punto de vista de Géminis, en la vida no puede estar seguro de nada, sobre todo cuando se trata del amor. No hasta que llegas al final del camino. Ya falta muy poco tiempo para ese momento. ¿Por qué derrocharlo, entonces?

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Hombre GÉMINIS Mujer CÁNCER

Él cesó de mirarla, pero ella ni siquiera entonces lo soltó. Él retozó e hizo muecas, pero cuando terminó fue como si la tuviera dentro de él, golpeando.

Normalmente, el hombre Géminis está en condiciones de analizar a las personas deprisa, con una clarividencia rápida y segura. Normalmente, la doncella lunar tiene una aguda sensibilidad para captar la naturaleza humana. Juntos (lo mismo que Acuario y Piscis) forman una excelente pareja de investigadores, y no es casual que a casi todos los Géminis y Cáncer les gusten las historias de detectives. (También a los Escorpión, aunque éstos son más aficionados a las historias de asesinatos y de fantasmas.) Sin embargo, a pesar de que él es muy espabilado y disfruta de una gran agilidad mental, y a pesar de que ella es experta en sonsacar secretos a los demás, el enigma que Géminis y Cáncer no parecen saber resolver es

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el que se plantean recíprocamente. Siempre falta algo. Preguntadle a un hombre Géminis qué es lo que más lo turba en la chica Cáncer que ama, y os contestará: «Nunca sé qué es lo que piensa». Preguntadle a una chica Cáncer qué es lo que más la turba en el hombre Géminis que ama, y os contestará: «No sé qué es lo que desea». Así son las cosas entre estos dos enamorados cuando se conocen, y así serán cuando se separen, amigos o enfadados —cualquiera que sea la forma de separación terrenal— y así serán siempre, si siguen conviviendo. La discreción de ella, su forma de replegarse sobre sí misma y de negarse a hablar cuando está dolorida, pondrán frenético al hombre Géminis, aunque no es normal que esto les ocurra a los despreocupados Gemelos. De cuando en cuando ella le dirá lo que piensa, pero con la misma frecuencia cerrará con un chasquido su caparazón de Cangrejo ante sus preguntas, y lo dejará frustrado y con una sensación de total incapacidad para rescatarla de una melancolía en la que él no sabe ni remotamente cómo se sumió. Será inútil que la hostigue con acusaciones y sarcasmos. Ella permanecerá encerrada en su caparazón hasta que esté dispuesta a volver a salir, y entonces alegará que no recuerda qué fue lo que la puso taciturna y de mal humor. En realidad sí lo recuerda. Pero se siente más segura cuando retiene sus secretos. A veces la chica Cangrejo se echa a llorar, y desahoga sus aprensiones, pero ni siquiera entonces él podrá descubrir la razón concreta y última de su angustia. No hay por qués y por tantos. Géminis no se queda conforme hasta que desenreda todas las marañas y hasta que explora todos los motivos, y en consecuencia la conducta críptica de ella le deja una sensación constante de vaga inquietud. ¿Cómo podrá resolver el misterio de las melancolías de ella si guarda las claves en su buhardilla, ocultas dentro de sus baúles de chistes y arrebujadas bajo los ángulos de sus temores silenciosos? Quizás es precisamente porque no puede resolverlo, que él retorna a menudo, una y otra vez, para repetir el intento. Pero posiblemente nunca sabrá qué es lo que ella piensa realmente entre sus sollozos, sus risitas y su serenidad. Sólo captará vislumbres y pantallazos cuando ella le permita colarse en la buhardilla de su corazón para ayudarla a buscar un viejo recuerdo que extravió hace mucho tiempo, en su infancia. Ella, por su parte, le daría la Luna si pudiera. La chica Cáncer enamorada sólo desea venerar, proteger y suministrar afecto a su hombre (aunque es posible que las cuotas de devoción que le corresponden a él se reduzcan bruscamente a la mitad cuando sus hijos entren gateando en el corazón de ella). Lo atiborrará de comida, le prodigará comprensión, y lo distraerá con su extravagante humor lunar. ¿Pero cómo podrá guisar ella un ensueño completo capaz de satisfacer todo el apetito del Géminis, si éste modifica constantemente la receta que lo hace feliz? La evasividad con que él cambia de tema, precisamente cuando ella cree haber comprendido lo que su hombre anhela, la hace prorrumpir en llanto y pataletas. Tal vez la chica Cáncer no descubra nunca qué es lo que él desea realmente, porque él no lo sabe, y aunque lo supiera, sólo lo compartiría con su personalidad gemela. No se trata de que el Géminis no confíe en ella. Pero sólo su Gemelo puede descifrar las complicaciones de sus sueños mercuriales y puede traducirlas en un objetivo único. Como la doncella lunar es muy reflexiva y tiene una gran sensibilidad emocional, es posible que absorba parte de la estrategia de él por su sola proximidad. Sabrá todo lo que concierne a los trucos mentales del Géminis... todo, menos la forma de ejecutarlos. Esto se debe a que se hallan engranados en velocidades distintas. La de ella reza: lentamente y con cautela, a pesar de su apariencia exterior de movimiento ajetreado. La de él reza: veloz y temerariamente, a pesar de que se trata de uno de esos Géminis que ostentan una fachada fría y serena. Su mente se activa con combustible para reactores y está siempre lista para el despegue instantáneo.

Ésta es una configuración de signos solares 2-12: Géminis es el signo situado detrás de Cáncer y Cáncer es el signo situado inmediatamente por delante de Géminis. Así que ella entenderá en secreto la naturaleza inquieta de él, merced a un inconsciente recuerdo espiritual de lo que era ser despreocupada e informal y estar libre de vínculos emocionales sólidos. En verdad, es posible que este recuerdo la acose hasta el punto de convertirla en el polo opuesto, y que la haga aferrarse con desesperación a la seguridad, preferentemente emocional y, si ésta falla, financiera. Géminis comprenderá semiconscientemente que ella puede enseñarle una filosofía de la vida que él nunca ha experimentado, y como es un buen alumno, aprenderá mucho en compañía de la chica Cáncer. Pero no sin algunos dolores de crecimiento. El Géminis típico no conserva nada que ya no necesite, desde resguardos de entradas y hojitas de afeitar embotadas hasta relaciones humanas que han sobrevivido a su utilidad. No entiende la necesidad que experimenta ella de aferrarse a las cosas. Cualquiera pensaría que pasó por los horrores de una gran

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hambruna, a juzgar por la forma en que guarda los cupones que se canjean por sopas naturales y en que almacena víveres envasados suficientes para alimentar a toda la familia durante meses si nos sitiaran los invasores del espacio. Lo que él no entiende es que, cuando se trata de una chica Cáncer, siempre es posible que estalle una guerra interplanetaria. Cualquier cosa es posible, y ella quiere estar preparada. El dinero arrugado que atesora bajo los muelles del colchón apacigua su temor a padecer el efecto de las goteras en un futuro día lluvioso. Pero los antiguos vestidos de fiesta que guardó con naftalina están nuevamente de moda, y si les quita la mitad superior tendrá un nuevo guardarropas de faldas de gala sin gastar ni uno de esos billetes arrugados. Tampoco tiene tanta prisa como él por deshacerse de las viejas amistades o relaciones.

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La actitud más informal de Géminis respecto de las relaciones humanas desconcierta a la chica Cáncer. Lo que le interesa a ella no es la utilidad de una relación íntima, sino la familiaridad, la agradable sensación que le trae del pasado, del ayer, cuando el mundo era joven y alegre y seguro. Ella reacciona igual ante esa relación más profunda que se llama amor. El amor de la chica lunar no descansa sobre la razón o la lógica. Es impotente para destruirlo. Otros amores se pueden ahuyentar mediante el deseo, la voluntad o la cólera. Se pueden neutralizar con palabras o arrojar por la borda. El de ella debe desgastarse, y es posible que para ello se necesiten muchos años. Incluso entonces, ella remendará los tramos desgastados y procurará hacerlo durar. Ésta es una de las lecciones más valiosas que el corazón de ella puede dictarle a la mente de él. Tal vez conozcáis a una chica Cáncer voluble y promiscua, pero no lo creáis. Es una pose. Bajo su duro caparazón de cangrejo se oculta un viejo amor desvaído, zurcido con ternura y plegado con cuidado, y ella anhela ansiosamente que vuelva a estar de moda... que sea nuevamente necesario. La imagen literaria de la prostituta sentimental con un corazón de oro, que «mima» o «trata como una madre» a sus clientes. es el retrato de la doncella lunar hechizada, que sigue esperando, a su modo, el regreso de «él». Para el Géminis que disfruta de unas vacaciones románticas, siempre es hora de seguir viaje, y cargar con el recuerdo de antiguos amores dificulta la marcha. Pocas veces lleva rescoldos en su maleta. Su equipaje es liviano. No está atado a ningún lugar ni a persona alguna. Ni siquiera a sus parientes. Sabe que ésto lo quieren, pero igualmente se siente, de alguna manera, distante, no sólo de ellos sino del mundo, hasta que encuentra a una mujer que sabe aferrarse a su corazón. Aferrarse es una especialidad de Cáncer, pero su comportamiento posesivo, típico del Cangrejo, lo desalentará, y lo alejará, a menos que ella lo disfrace de tierna tolerancia y le confiera la elasticidad necesaria para que él pueda vagabundear. Entonces lo tentará y lo reconfortará cuando sienta que tiene frío y está solo. Si ella aprende a aflojar las riendas, y a dejar que el amor sea el único vínculo que los ata, descubrirá que, cuando se trata de este hombre, la palabra «libre» puede ser sinónimo de «fiel».

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En sus relaciones sexuales, pondrán menos énfasis en la pura sensación física que en las pasiones de la mente y en una especie de erotismo emocional. La ternura afectuosa y la imaginación vívida de ella equilibran el tacto delicado y la sensible naturaleza sexual de él. Cuando expresen su amor en un plano físico, incluso es posible que descubran la pieza faltante que siempre buscan en su rompecabezas recíproco, y que éste se complete... fugazmente. Como ella necesita pruebas constantes y tangibles de que la necesitan realmente, es posible que a veces los abrazos etéreos de él la hagan experimentar deseos de que la estruje con más fuerza, y durante más tiempo, para poder sentirse segura. Tal vez experimenten con frecuencia la satisfacción sexual ideal durante la Luna llena, cuando ella parece dotada de un poder extraño y magnético para penetrar apaciblemente en los recovecos secretos del corazón Gemelo de él, y para arrancarlo de sus sueños y devolverlo al íntimo misterio de su unión... que es el más profundo de todos los sueños. Si ella intenta trasferirle sus temores financieros, a él lo irritará su intrínseca veta económica. Entonces ella le preguntará: «¿Acaso sabes lo que implica ser pobre? Es una pesadilla. Ya lo descubrirás si continúas despilfarrando tu dinero sin ahorrar jamás un centavo. ¿Nunca nadie te explicó que el derroche es la antesala de la pobreza?». Pero Géminis se limitará a encogerse de hombros y contestará, como el arquetípico geminiano Mike Todd: «No sé nada de eso. He estado en bancarrota pero nunca he sido pobre. La bancarrota es pasajera. La pobreza es un estado de ánimo». La doncella lunar entenderá mejor a este hombre si se da cuenta de que, cualquiera que sea la imagen que le presenta al mundo, desde su propio punto de vista es un chico eternamente joven que, merced a un truco mágico, ha conseguido pilotar un avión hasta grandes alturas. De vez en cuando se distrae con súbitos

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picados y caídas en barrena, fascinado por el hallazgo de una nube más bonita, por el descubrimiento de un amanecer o una puesta de sol más bellos... siempre excitado por la idea de que el gran Universo y sus galaxias refulgentes se extienden ante él tentadoramente vírgenes... convocándolo. Si ella lo ama realmente y desea conservarlo, se mostrará jubilosamente dispuesta a liar el petate y a seguir viaje cuando el espíritu libre del Géminis se impacienta, y a convertir cada nueva parada, por muy transitoria que sea, en un santuario cálido, acogedor y grato, como sólo sabe hacerlo una mujer Cáncer. Esta mujer se las ingenia de alguna manera para conferirle a todo nuevo lugar de residencia el aspecto de un jardín, poblado por las flores fragantes de la tradición. Y esto es precisamente lo que necesita el Géminis: poder deambular, pero sin abandonar nunca el hogar. Poco a poco, ella se implantará tiernamente en los anhelos de él, hasta que al fin.... cualquier lugar donde él oiga su maravillosa risa lunar se convertirá en el hogar.

 

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Es posible que el hombre Géminis se distraiga en el cielo después del crepúsculo hasta que asome la Luna. Si se queda un poco más, tal vez desvele el misterio de su mujer Cáncer. ¿Y no resultaría gracioso que el secreto de ella consista en que, en un mundo cambiante de verdades cambiantes, fugazmente vislumbradas y ocultas luego por las nubes del tiempo que pasa, cada alma debe buscar su otra mitad, para saber, para ver, para ser? El mismo secreto Gemelo de él.

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GÉMINIS

LEO

Aire - Mutable - Positivo Regido por Mercurio Símbolo: los Gemelos Fuerzas diurnas Masculino

Fuego Fijo Positivo Regido por el Sol Símbolos: el León y el Gatito Tímido Fuerzas diurnas Masculino -

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La relación GÉMINIS-LEO «Atrás, gemelos...

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Mientras Géminis estudia las brillantes pero a veces insoportables extravagancias del León, los Gemelos se preguntan: «¿El gran gato está realmente tan seguro de sí mismo? ¿O acaso Leo sólo intenta demostrar que la realidad es tan infalible y valerosa como la imagen?». Una típica alucinación geminiana. Mientras el León (o la Leona) estudia perezosamente a los mercuriales Gemelos geminianos, él (o ella) alimenta un pensamiento parecido: «Toda esta actividad mental y física debe de ser una forma de compensación. La sola supervivencia no basta para justificar tantas maniobras innecesarias. ¿Acaso Géminis intenta abarcar el este, el oeste, el norte y el sur, simultáneamente, para ocultar el hecho de que está extraviado (o extraviada) en el bosque con una brújula averiada?». Ambos' han adivinado la verdad respecto del otro. Sí, los Leo intentan demostrarse a sí mismos y al resto del mundo, mediante un despliegue de baladronadas arrogantes, que los Leones y Leonas son tan valerosos por dentro como parecen serlo por fuera. Y sí. Géminis procura demostrarle a la personalidad gemela y a todos los demás que corre rectamente, en la dirección justa, y que lo que hace en realidad no es dar vueltas en redondo. Como estos dos signos solares están en posición sextil, y generan entre ellos una vibración 3-11, son intuitivos el uno respecto del otro, son propensos a la amistad no obstante las diferencias que surgen entre ellos de cuando en cuando, y comparten el talento de silbar en la oscuridad para fingirse valientes. Cuando silban juntos, armónicamente, les resulta más fácil convencerse de que todo está en orden. A diferencia de los Escorpión (exceptuando los Lagartos Grises), que están profunda e inconmoviblemente convencidos de su superioridad, el León y la Leona creen que si rugen con suficiente fuerza nadie sospechará que su miedo interior de no estar completamente a la altura de todas las circunstancias que puedan presentarse los hace temblar de aprensión. El rey y la reina que son el orgullo de la jungla —o de cualquier reino, aula, oficina u hogar— nunca deben desprestigiarse delante de sus súbditos embelesados, que respetan y veneran la monarquía, sólo porque sus gobernantes son capaces de abordar cualquier emergencia grande o pequeña con majestuosidad sutileza y con solemnidad y sabiduría regias. La quintaesencia de la realeza consiste en proyectar la nobleza de espíritu y la fuerza de carácter a las masas más débiles. Curiosamente, y hasta cierto punto prodigiosamente, al simular todas estas virtudes Leo las adquiere de veras, y redescubre a través de todas las crisis humanas (para su sorpresa y deleite secretos) que el coraje del León es realmente tan portentoso y tremendo como lo sugiere su rugido. Los Géminis tienen una buena suerte análoga con su aparente autoengaño. Mientras los Gemelos venden a los demás la validez de sus propios sueños, se la venden simultáneamente a sí mismos. Géminis narra historias condimentadas con emoción, siempre divertidas, algunas de ellas con un final de doble cambio al estilo O'Henry, que inyectan entusiasmo y estimulan a las almas más cautas y prácticas. Con el pincel de la imaginación, Géminis pinta maravillosos cuadros semánticos de cosas triviales y se las ingenia de alguna

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manera para hacer que les parezcan auténticos y lógicos a las personas cuerdas, y a sí mismos. Merced a esta convicción, los ensueños de Mercurio terminan por materializarse y manifestarse. Como Leo intuye íntimamente que los Géminis dicen la verdad tal como ellos la ven, el enorme corazón del León sale al encuentro de los Gemelos, en los cuales reconoce comprensivamente a un hermano, o hermana, de alma. Por supuesto. Leo entiende. Es como la canción de The King and 1: «Haz creer que eres valiente y la treta te llevará lejos. ¡Puedes ser tan valiente como haces creer que lo eres!». Lo que lastima y desconcierta a las aves mercurianas de Géminis es la forma en que otros, menos comprensivos que Leo, interpretan su talento para forjar imágenes. No entiende por qué cuando otras personas hacen eso mismo, las llaman creativas e imaginativas: traficantes astutos u hombres de negocios sagaces. Cuando lo hacen los Géminis, los consideran embaucadores y embusteros, o, en el mejor de los casos, engañosamente diestros y rápidos en la manipulación de los hechos. Los Géminis creen haber analizado hasta los mínimos matices del mundo y de todos los que lo habitan. Lo creen, esto es, hasta que tropiezan con las excepciones a la regla y finalmente llegan a la conclusión de que tal vez el mundo está compuesto únicamente por excepciones. Lógico. Los mismos Gemelos son una de ellas. Desde su infancia, los Géminis han tenido clara conciencia de que la ilusión es la más fiable de las riquezas. Ningún escenario de Broadway está tan lleno de dramatismo y pintoresquismo como el «teatro de la mente». Y por tanto, los Gemelos se sitúan en todos los papeles, y son desde característicos hasta ingenuos, desde estrellas hasta humildísimas comparsas, y a veces asumen las funciones de los tramoyistas y los músicos. ¿Por qué no? También han decidido que son los productores y directores, así que pueden ser lo que se les antoje. Sin embargo, cuando salen a escena con los grandes gatos, lo mejor que pueden hacer los Gemelos es cuidarse de arrebatar los títulos privilegiados de estrella, director o productor. Si se está desarrollando un espectáculo, en cualquier lugar o momento, ya sea real o ficticio, podéis apostar los afeites y las candilejas a que los Leo insistirán en dirigirlo y producirlo... y ciertamente en desempeñar el papel estelar. Nadie eclipsa con éxito a un León o una Leona, por mucho tiempo, y ni hablemos de descollar sobre un rey o una reina.

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Esto no preocupa a los Géminis etéreos y desapegados. En verdad, los Gemelos tienen mucho más interés en cambiar el decorado que en acaparar los bis. Valoran los comentarios periodísticos tanto como Leo, y son igualmente expertos, si no más, en el arte de conseguir que se hable o se escriba acerca de ellos. Pero si se trata de típicas aves de Mercurio, lo normal será que se desplacen elegantemente a un lado y que dejen que los Leo más vanidosos disfruten de la mayor parte de las reverencias ante el público. ¿Ello se debe a que Géminis es un signo mutable? No necesariamente. Los Gemelos tienen otro «método para su locura». Cuando estáis en primer plano, encabezando el elenco, sois vulnerables a la inspección de un atajo de extraños curiosos. Muchos Géminis que trabajan en el mundo del espectáculo se sienten incómodos cuando no pueden usar la capa multicolor de la identidad polifacética, que es tan útil para disfrazar una personalidad melliza —o incluso trilliza— que simula ser un solo ente. Se ha dicho que dentro de cada gordo hay un mellizo flaco, que anhela escapar. Esto vale sobre todo para los Géminis rechonchos, que han aumentado de peso en razón de un esfuerzo inconsciente por ocultar sus personalidades secretas, por dejar de correr tan deprisa, pues lo que los aburrió y los indujo a comer fue la falta de oportunidades para la actividad física y el estímulo intelectual, o una culpa y una frustración ocultas relacionadas con sus emociones embrolladas. Sin embargo, hay pocos Géminis rollizos, porque normalmente el Gemelo esbelto es el más perseverante, pues tiene conciencia de que la aptitud para pasear un cuerpo delgado, y por tanto menos visible, es un medio más eficaz para disfrazarse. Ésta es la verdadera razón por la cual los escasos pájaros de Mercurio gordos son mucho más desgraciados que las personas de cualquier otro signo solr (excepto Escorpión y Piscis) que han aumentado de peso. No les molesta demasiado el lastre de los kilos de más, y no se preocupan exageradamente por su salud. Se trata sencillamente de que así son muy visibles, lo cual les echa a perder tanto la diversión como los juegos. La diferencia entre la naturaleza de Géminis y la de Leo respecto de la visibilidad y la exhibición pública quedó demostrada de una manera bastante ejemplar cuando pronuncié una disertación en Washington, D. C., en mayo de 1971, ante una multitud, compuesta primordialmente por periodistas, durante un banquete de homenaje a Martha Mitchell, la esposa del procurador general durante la administración Nixon (que innegablemente les había suministrado material para algunos de sus artículos más jugosos). Cuando pregunté cuántos Leo había en el salón, un montón de manos se alzaron instantáneamente por todas partes... y permanecieron levantadas, a la mayor altura posible, en muchos casos agitándose frenéticamente para no pasar inadvertidas. Cuando pedí a continuación que los grandes gatos tuvieran la gentileza de ponerse

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en pie para que los viéramos, las cabezas empezaron a girar, a izquierda y derecha, a medida que todos los Leones y Leonas que estaban presentes esa noche en el salón de baile del Hotel Shoreham se levantaban majestuosamente. Entonces, mientras el público aplaudía estruendosamente, todos esos Leo, empezaron inmediatamente a hacer reverencias muy formales, aceptando cortésmente el merecido homenaje, como si así lo estipulara el libreto. Incluso los Leones que eran gatitos tímidos, y que por fin encontraban la oportunidad de subir al escenario y saludar repetidamente. El espectáculo fue en verdad hilarante, tanto desde el punto de vista astrológico como desde todos los demás. Mi grabación magnetofónica del episodio demuestra que los otros signos solares allí presentes se rieron a carcajadas durante tres minutos justos, lapso en el cual los aplausos aumentaron de volumen a medida que los grandes gatos repetían sus reverencias.

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A manera de prueba, poco después de que se hubiera acallado el tumulto, pedí que todos los Géminis presentes alzaran sus manos. «Vamos —los urgí—, quiero ver cuántos Gemelos hay aquí esta noche.» No se levantó ni una mano en todo el inmenso salón. Un murmullo circuló rápidamente por el auditorio, mientras todos se preguntaban por qué los Géminis no contestaban al pase de lista astrológico, especialmente porque yo acababa de señalar que, desde el punto de vista estadístico, en varios países, incluidos los Estados Unidos, se producen más nacimientos en junio que en cualquier otro mes. Obviamente, por una razón de porcentaje, debería haber habido por lo menos un Géminis entre semejante multitud. El público no entendía lo que pasaba, pero yo sí. Cualquier astrólogo lo habría comprendido. Los Gemelos prefieren observar, sin identificarse específicamente. Casi nunca los Géminis desean que los reconozca una muchedumbre. Además, era indudable que algunos de ellos habían concurrido al banquete después de decirle a un amigo, consorte o pariente que irían a otra parte. A continuación habían cambiado de idea, y no querían que los presentes comentaran posteriormente que los habían visto allí porque se habían exhibido ante toda la concurrencia. Los restantes se habían resistido a mostrarse por tantas razones distintas como Géminis individuales (o duales) había allí. Formulé todos estos comentarios en voz alta delante del auditorio, y repetí mi invitación a los Géminis. Entonces sólo tres o cuatro manos se alzaron parcialmente, con mucha lentitud y vacilaciones, en el atestado recinto. Súbitamente todos estallaron en una tempestad de risas mientras las cabezas giraban hacia el fondo del salón, donde lo que parecía una fila de bailarines de conga, integrada por doce o más Géminis, intentaba evadirse furtivamente por la puerta. A medida que arreciaban las carcajadas, y que la gente empezaba a llamar por sus nombres a los Géminis que conocía, todos estos salieron corriendo, literalmente, delante del estupefacto portero. Todos los presentes, incluida yo, nos desternillamos de risa. Y así encontré en forma completamente accidental lo que resultó ser un método muy ilustrativo, además de hilarante, para demostrar la validez de los signos solares a una numerosa concurrencia de escépticos y creyentes. No sé si ello tuvo alguna relación con la veloz partida de las aves de Mercurio, pero quizá deba hacer notar que aquella noche estaba sentado en el proscenio el difunto jefe del FBI, J. Edgar Hoover, que hacía una de sus rarísimas apariciones en público. Fue obvio que el señor Hoover manifestó mucho interés en el éxodo, y tuve la patente impresión de que estaba ansioso por hacerle señas a alguien para que verificara la identidad de los invitados que preferían escabullirse en lugar de dar la cara... y quizás incluso para que los siguieran hasta sus casas. Pero, como era un capricorniano, comprendió, por supuesto, que uno no debe comportarse tan incorrectamente en una reunión social. Eso trasgrediría las normas. Los dones gemelos de Mercurio —la simpatía y la locuacidad— convierten al Géminis típico en un experto domador de Leones, que engatusa astutamente a Leo para que salte con docilidad por sus aros dobles. Por ejemplo, es posible que Leo le pregunte a Géminis: «¿Cómo soy yo en realidad? O sea, ¿qué impresión le produzco a la gente?». Y Géminis contestará: «Bueno, eres increíblemente ególatra y arrogante. Pero también eres desprejuiciado, cordial y generoso». (Cuando se trata de los Leo, hay que sacudirles la verdad dolorosa al comienzo, y luego asestarles un cumplido como broche final.) Pero es posible que el León o la Leona persevere, acariciando su vanidad y preguntando: «¿Los demás ven mis virtudes con tanta claridad como tú? Y si las ven. ¿por qué siempre me subestiman?». GÉMINIS: «Claro que las ven. Todos saben que eres una persona fantástica, un poco engreída, y ensoberbecida, pero sabes organizar maravillosamente las cosas. Es obvio que eres más sensato y sereno que el individuo medio. Quien no te reconozca estos méritos debe de estar celoso, y no merece que le hagas caso».

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¿Veis cómo se hace? Cuando converséis con un León, intercalad la verdad cruda entre gruesas rebanadas de caluroso halago. Mercurio tiene una técnica para ello, que consiste, digamos, en mostrarse servil mientras habla con franqueza. En realidad, los Leo son excelentes organizadores, expertos en delegar autoridad, y suficientemente fijos como para esperar con compostura el éxito final de sus grandiosos planes y promociones. Pero es posible que no tengan la misma paciencia para soportar la inconstancia de Géminis. A los grandes gatos los indigna la tendencia de los Gemelos a cruzar velozmente por la vida, desechando las convicciones pasadas como si se tratara del periódico de ayer, desprendiéndose de hogares y empleos y amigos con pequeños defeca tos, demasiado pronto, sin la menor reflexión retrospectiva, y limitándose a correr extasiados en pos de los nuevos intereses que los fascinan. Para el León o la Leona más leal y más lánguido, lo rápido no es siempre lo mejor, ni lo justo. Entonces Leo se sentirá obligado a esclarecer a Géminis con uno de sus pomposos discursos. «Te las ingenias bastante bien para maniobrar en la lechería y recoger la crema acumulada al ras, pero ésta siempre se te agría. La agudeza mental de la que tanto te envaneces te llena de zanjas el sentido común, y cuando menos lo esperes tropezarás con ellas. Algún día me agradecerás esta advertencia.» Los Leo, eternos hermanos y hermanas mayores, no pueden resistirse a pronosticar que algún día las personas que guiaron con benevolencia querrán reverenciarlos y los buscarán para agradecerles sus sabios consejos espontáneos. Como si Géminis tuviera tiempo para detenerse y confeccionar una lista de estas obligaciones. Los pájaros de Mercurio están demasiado atareados vendiendo esa crema agria como suero de manteca. En cuanto a las zanjas contra las que los alertó Leo, los Géminis se limitarán a saltar fuera de ellas. Aterrizarán en pie y volverán a patinar sobre el mismo hielo frágil, mientras Leo se enfurruña y pregunta con tono petulante: «¿Es que nunca caes en la trampa?». Bueno, sí, a veces los Géminis caen en la trampa de su propia astucia. Pero, ¿por qué preocuparse, cuando el valeroso rey (o reina) los sacará de aprietos mediante un estupendo rescate de último momento, en tecnicolor? Entonces Leo se ruborizará y hará una (modesta) reverencia, mientras Géminis entona el halago favorito del León: «¡Caray! Todo lo que decías era muy cierto. Gracias por habérmelo advertido a tiempo. No sé qué haría sin ti», exclaman los Gemelos, muy probablemente con sinceridad, ahora que han conseguido disfrutar de lo mejor de ambos mundos (la protección regia, más la libertad). «No importa —responde modestamente el León o la Leona, ronroneando y revolcándose en el bálsamo de la simpatía geminiana—. El más fuerte y sabio tiene el deber de proteger al débil y tonto de sus locuras. En el futuro no te olvides de hacer lo que te digo, y no pasarás apuros.» «¡Está bien, lo prometo!», exclaman jubilosamente los Gemelos, mientras hacen un ademán de despedida y salen disparados. Pero Géminis sabe, en el fondo de su ser, que lo que ha dicho Leo es cierto. Frustrante, engorroso, a menudo indignante... pero cierto.

Mujer GÉMINIS Hombre LEO

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...ella le cuenta historias acerca de él mismo, que él escucha ávidamente...

El hombre Leo negará a menudo su complejo de superioridad y procurará ocultar su exagerada necesidad de sentirse respetado, pero no podrá engañar a la espabilada mujer de Mercurio que lo ama. Una mujer Géminis que conozco juró una vez a un grupo de amigos congregados en la sala de su casa que su marido Leo no tenía ninguna de las características de su signo solar. —Philip no es vanidoso ni despótico —insistió ella—. Es un hombre modesto, que no se siente superior a nadie. —No deseo dominar a la gente —murmuró parsimoniosamente el modesto Philip—. No soy más que un hombre común y corriente. Oído lo cual su esposa Géminis se apresuró a agregar: —Es más que un hombre común y corriente. Es superespecial. Lo que quise decir es que no es autoritario, y ciertamente no es un exhibicionista egocéntrico. Esto embaucó a todos los presentes. El anfitrión benévolo, afable, de modales corteses, no era, obviamente,

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un León rugiente. Reposaba discretamente en un rincón, despidiendo una irradiación suave, cálida, y no trataba de controlar la conversación. Por supuesto, yo podría haber desengañado a sus huéspedes. Pero para entonces mi amiga Géminis había acariciado tan inteligentemente a su enorme León hasta hacerlo ronronear complacido, que no me atreví a desenmascarar su jueguecito típico de Mercurio. ¿Qué creéis que hace este Gatito tímido durante todo el día, cuando no está relajándose lánguidamente en casa y aceptando los cumplidos de su cónyuge con aire humilde? Se dedica a una rama especial, intrincada, del derecho: contratos petroleros en otros países. Gasta muchísimo dinero, que gana invirtiendo su tiempo muy valioso en explicar a industrias de muchísima magnitud qué es lo que pueden y lo que no pueden hacer. Cuando impartes consejos a multimillonarios y le das un coscorrón ocasional a compañías como Exxon y Standard Oil, no necesitas vías de desahogo adicionales para el ego de Leo. Un León que está en el proscenio de su trabajo, donde ejercita su vanidad y transmite su sabiduría, puede darse el lujo de ser un poco humilde en la vida social. Sobre todo si tiene una esposa Géminis, que sabe muy bien cómo regalarle el oído con bellas lisonjas. ya no necesita incurrir en vulgares jactancias respecto de sí mismo. Géminis y Leo vibran en una configuración de signos solares 3-11, así que a menudo su relación exige sacrificios, que a su vez rinden grandes beneficios, en razón del vínculo kármico que los une: el recuerdo de vidas pasadas. Como en todas las vibraciones 3-11, esta asociación suele estar predestinada, y es difícil de resistir, tanto en el ámbito de los lazos familiares o profesionales, como en el de la amistad y el romance. El hombre Leo se siente obligado a dictar a la chica Géminis lecciones que podrán modificar realmente la vida de ésta. Se siente más obligado a dictárselas a ella que a otras personas, y esto ya es mucho decir. Ella puede prepararse para que él le endilgue más discursos que los que habitualmente pronuncia Leo, pues se trata de un hombre que le señalará sin parar sus defectos y le dirá qué es lo que hace o piensa equivocadamente, ya sea en lo que concierne a su dieta y a su forma de vestir o a sus ideas políticas y sus conceptos religiosos. Pero el mismo recuerdo kármico que lo impulsa a aleccionar a Géminis genera un sentimiento inconsciente de gratitud por antiguos favores recibidos, y determina que el León también desee proteger a la chica Géminis. Él comprende instintivamente las limitaciones de ella, incluso mientras procura corregirlas.

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Asimismo, la mujer Géminis sale en defensa de su León. Quiere salvaguardarlo del dolor que le causan los demás cuando hieren involuntariamente su gran vanidad. Dentro de su corazón sensible hay algo que le advierte qué es lo que debe decir y hacer, en el momento justo, para que afloren la cálida ternura y la generosidad de él. Ella lo ve como un refugio seguro y cariñoso dentro de un mundo de escépticos que no la entienden. Naturalmente, esto halaga el orgullo masculino del gran gato, orgullo que está más desarrollado en él que en el hombre medio, y aumenta la adoración que siente por ella. Así puede gestarse lentamente una sociedad de admiración mutua. Sin embargo, esta compatibilidad básica no evitará que ambas partes tengan accesos de rebeldía. La despreocupación etérea de ella puede inflamar el carácter de Leo, que tarda en entrar en combustión, pero que una vez excitado y ardiente es difícil de sofocar. Es posible que ella aproveche entonces la reyerta para practicar su sintaxis y su ironía, que producirán una herida muy profunda en el ego de Leo. Si las múltiples fascinaciones mercurianas y actividades externas de ella la distrajeran del culto diario al León, éste se preguntará lo que todo otro monarca se pregunta cuando sus súbditos están demasiado atareados para congregarse a su paso y aclamarlo:. ¿acaso ya no son leales a su Rey? ¿Acaso ella ha encontrado a alguien a quien admira más que a él? La pobre chica sencillamente no imagina lo que arriesga. Todas las mujeres que él amó y abandonó, antes de conocerla a ella, quedaron francamente devastadas por la aflicción... tal como se lo explicó muchas veces. Será mejor que ella proceda con mucho tacto, porque si no Leo sacará su manoseada y voluminosa agenda negra y marcará algunos números comprendidos entre la «A» de Alice y la «Z» de Zelda. Sí, la mayoría de sus antiguas enamoradas se han casado, aunque un par de ellas se recluyeron en un convento. Pero Leo está convencido de que cualquiera de las esclavas que él desechó (incluidas las monjas) saltaría —¡chas! ¡tal cual!— si sospechara que existe la más remota posibilidad de que Su Majestad vuelva a ponerla a su servicio. Algunas mujeres saben reconocer su suerte. Como Leo es más fijo, y por tanto más práctico que la mutable Géminis, la conducta inestable de ella puede provocar en el León algunos estallidos de cólera. Es posible que, excitada por la lectura de un nuevo libro, olvide prepararle la cena; o que se ponga a parlotear por teléfono cuando él necesita un auditorio; o que desista de ir al teatro cuando él ya ha reservado las butacas; o que olvide dónde ha aparcado el auto, o extravíe las llaves, o ahogue el motor. Él nunca incurrirá en semejante negligencia. (Realmente no.) Resulta irritante, pero Leo es, en verdad, inmensamente capaz, un hombre a carta cabal que enfrenta las emergencias

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con espontánea naturalidad, con un regio encogimiento de hombros, y con la pregunta tácita: «¿A quién no?». Aunque a la chica Géminis le encantarán su tenacidad, su lealtad, su inteligencia y su integridad, es posible que se ponga melancólica e inquieta en presencia del León y que lo distraiga cuando él procura trabajar, estudiar, o simplemente relajarse. Es posible que lo haga sentir inferior al suplicarle que le pague unas vacaciones costosas cuando él está temporalmente en bancarrota, aunque su exagerado orgullo no lepermita confesarlo. Estas cosas lo harán rugir, pero probablemente la disculpará apenas ella saque a relucir sus zalamerías geminianas y sustituya rápidamente al Gemelo versátil, temerario y amargo, por el Gemelo sensible, femenino, cariñoso. En cuanto a las actividades externas de ella, a él no le molestará que tenga una carrera, que estudie danzas clásicas, que practique aerobismo, que coleccione momias o que cace mariposas... siempre que ninguno de sus empleos o hobbies asuma prioridad sobre él. Pero la chica Géminis nunca deberá provocar a su altivo hombre Leo recordándole que los grandes gatos machos de la naturaleza que viven en la jungla salvaje permiten que sus consortes salgan a cazar mientras ellos dormitan al sol... porque es posible que entonces él la retire de la cacería, la convoque a casa, y la recluya definitivamente al servicio de su vanidad.

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Además, esto vale para los leones-leonas, no para los Leones humanos. En su condición de Leo, él también tiene un derecho regio. ¿Acaso un rey permitiría que su reina se ocupara de los asuntos de Estado y manejara el Tesoro, allá en el castillo, mientras él sale de cacería o se hace probar una nueva corona? Bueno, sí, probablemente lo permitiría... si ella se comportara con la debida humildad. Al fin y al cabo, ella debe tener un objetivo válido en la vida, como el de cuidar que él se sienta feliz y contento. De todas maneras, la favorita del rey ciertamente tiene sus recompensas. El León es muy divertido, generoso con su tiempo y su dinero, fuerte y valeroso, e incluso manso, cuando le acarician suavemente el ego en la dirección apropiada. Por último, pero ciertamente no porque ello sea menos importante, es un amante maravilloso. El talento geminiano de ella para la fantasía llenará de emoción sus relaciones físicas, y si continúa evocando en él la sensación de que es un conquistador sexual, Leo seguirá siendo un monarca satisfecho y monógamo.

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Es posible que un Leo cumpla todas sus promesas románticas bajo el toque ligero, nada egoísta, de la mujer Géminis, cuya actitud vivaz respecto del sexo estimulará los deseos más fogosos de él, por lo menos al principio. Sin embargo, es posible que él empiece a sentir gradualmente que falta algo. Mientras él hace el amor a un Gemelo, el otro observa fríamente la escena. Esta participación parcial puede traumatizar al hombre Leo. Para un León de corazón ardiente, la sexualidad es sinónimo de afecto y pasión. En el amor de Géminis hay un elemento de vago distanciamiento. Él puede seducirla desde el punto de vista emocional y físico, pero la mente de ella se resiste a entregarse por completo al éxtasis sensual. La incapacidad para conquistarla totalmente puede destruir la imagen de virilidad que el Leo necesita tener de sí mismo. Entonces ella se quejará de que él no pone interés en el acto amoroso, cuando la verdad es que el frío desapego y el comportamiento dual de Géminis ha generado en él un temor a su posible incompetencia sexual, que es muy renuente a exhibir, porque nada aflige tanto al hombre Leo como la sola sospecha de que puede no ser el amante perfecto. Ella deberá recordar que este hombre es un idealista sexual, y deberá emplear su imaginación típica de Mercurio para inventar nuevas formas de saciar el anhelo de él por disfrutar del romance y el sentimentalismo como música de fondo de su intimidad física, en lugar de utilizarla para remontarse ella sola sobre una nube cuando él más necesita saber que la tienen cerca, descansando sobre su corazón. Puesto que Géminis es una lingüista nata, deberá saber traducir las órdenes arrogantes y regias de su León al lenguaje de la pasión y la necesidad. «Hablas demasiado. ¿Por qué no te callas un poco?», significa que la vanidad de él está herida, porque ella lo ha eclipsado nuevamente con sus talentos gemelos para mostrarse sagaz y espabilada. «Olvida la cena. Me voy a otra parte y cenaré solo», significa que ella lo ha descuidado más de lo debido, mientras corría sin parar en pos de ideas y personas interesantes, y que su orgullo necesita halagos. «Cancela el compromiso de asistir a la fiesta del sábado por la noche. Diles que no podemos ir. Inventa alguna excusa. Nos quedaremos en casa», significa que él prefiere estar a solas con ellas dos durante el fin de semana, en lugar de ponerse sus galas y solazarse con la admiración de la multitud. Y, señora, viniendo de un

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Leo, ¡esto sí que es amor!

Hombre GÉMINIS Mujer LEO —Pienso que debe de ser una señora... una señora para ocuparse por fin de nosotros — dijo uno de los Gemelos.

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Debéis reconocer que toda Leona alimenta, con la mayor naturalidad, el deseo instintivo de domesticar al hombre que ama, de convertirlo en algo de su exclusiva propiedad. Necesita un hombre en quien pueda depositar una confianza absoluta, un hombre que sea obviamente más fuerte que ella y que, sin embargo, la venere sin reservas. Es mucho pretender. Sobre todo cuando se propone domesticar a un Géminis. En el juego del amor, como en el juego de la vida y el vivir, este hombre es lo que los tahures llaman un mirón. Anda rondando, siempre con algunas bazas escondidas en la manga, y conoce las manos de todos y confía en que, si fuera necesario podría hacer pasar un par de sietes por un póker de ases. Sabe mucho de todo, pero no lo suficiente como para dar el gran golpe y poner fin al desafío que tanto lo desconcierta. Al Géminis le parece más razonable ser aprendiz de todos los oficios y oficial de ninguno. Veréis, es que una vez que te conviertes en experto en cualquiera de ellos, la gente tiene la fastidiosa costumbre de pretender que te quedes donde estás, haciendo siempre lo mismo. Géminis es un signo de Aire, constantemente impulsado por la necesidad de cambio, de cualquier cambio con tal de que sea un cambio, pequeño o grande, que lo lleve al próximo garito con puestas interesantes. A diferencia de los otros dos tahures astrológicos, Leo y Sagitario, los Gemelos siempre quieren entrar y salir deprisa, con una ganancia o una pérdida rápida, para después repetir la tentativa. Géminis piensa que si intervienes en suficientes partidas, al fin triunfas sobre los errores de criterio y la mala suerte. Para el hombre Géminis típico, nada de inversiones a largo plazo en una carrera, en vínculos familiares, en la amistad o el romance. Al menos, no mientras es joven. (Por supuesto, debéis comprender que esto puede abarcar mucho tiempo, porque Géminis nunca envejece.) Para el típico hombre regido por Mercurio, la vida consiste en una serie de dirigibles de juguete y frágiles pompas de jabón, que discurren entre un atajo de niños traviesos armados con alfileres punzantes. Hay que ser ágil para saltar por encima de ellos, para guiar los dirigibles y dispersar las pompas fuera de su alcance, en el momento justo, de dónde provienen los dirigibles y las pompas? Jamás se lo ha preguntado. Sólo sabe que nunca cesan de llegar. Hay que ser veloz: para seleccionar los mejores y detectar aquellos a los que hay que cortarles el cordel antes de que se desinflen. Aquellos dirigibles de juguete, se entiende. En cuanto a las pompas de jabón, es hermoso contemplaras y divertido inflarlas, pero Géminis no comete el error de pretender hacerlas durar. Los dirigibles son distintos. Son más resistentes, y es posible que uno de ellos lo lleve a donde él va... si supiera, al menos, qué lugar es ése. Tomemos a las mujeres, por ejemplo. Géminis sabe —o cree saber— cuál de ellas volará con él y no lo frenará colgándose de su manga, y cuáles son las que debe rehuir porque creen que el volar es para los pájaros. (Lo es, pero esto incluye a los pájaros de Mercurio, como él.) Al principio, pensará que la Leona pertenece a la primera categoría, porque ciertamente no se le colgará de la manga. Tiene otros recursos, más sutiles, para frenarlo. Ésta es, como tal vez el lector ya lo sepa, una de esas relaciones predestinadas de la configuración de signos solares 3-11, planeadas hace mucho tiempo por sus personalidades superiores. Termine en amor o amistad, está igualmente preñada de obligaciones kármicas, signadas a menudo por un extraño destino, que siempre impulsan a cada una de las partes hacia un sacrificio inusitado o una devoción excepcional... o hacia el uno y la otra. El que la vibración 3-11 (algunas, desde luego, implican negocios o vínculos con familiares consanguíneos) desemboque en un amor perdurable o en una relación platónica depende de muchas cosas, entre las que se cuentan los aspectos mutuos de sus soles natales, signos lugares y ascendentes, y otros intercambios planetarios entre sus cartas natales. Si la chica Leo se propone entablar una relación estable, antes deberá domarlo. Esta operación no se parecerá a la doma de ninguno de los otros animales machos del zoo astrológico. Es más complicada. El

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hombre Géminis es más escurridizo y evasivo. Además, recordad que son dos. Las compuertas de salidas de los Gemelos se hallan ocultas tras una locuacidad y unos modales tan cautivantes que este hombre es capaz de desaparecer mientras la chica aún desfallece bajo el velo de seducción con que él la envolvió, como si de una delicada telaraña se tratara, para disimular su partida y hacérsela más soportable. (Es un hombre de buen corazón.) Pero la Leona les lleva la delantera a estos ardides de Mercurio, porque la mujer Leo no desfallece por los hombres. Los hombres desfallecen por ella, y no olvidéis este detalle.

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Para domarlo, ella deberá salvar un obstáculo más peliagudo que el que implica no dejarse cegar por sus telarañas de seducción, y dicho obstáculo consiste en que para el hombre Géminis todas las mujeres son iguales: seres que amenazan su libertad, que recelan de su comportamiento imprevisible, que siempre exigen que él las ame hoy exactamente como las amó ayer. ¿Cómo es posible que las ame así, cuando sus emociones tienen tantas magnitudes distintas de profundidad y envergadura? Tarde o temprano, la mujer empieza a regañarte porque no tienes un objetivo concreto, ¿y a quién se le ocurre correr en pos de cosas sólidas? Como la mayoría de las mujeres aburren al hombre Géminis, que las encuentra a todas iguales, la chica Leo deberá convencerlo de que no se parece a las demás. Deberá entrenarlo, y domarlo... para que él aprenda a escuchar sus pasos, su risa, su voz... para que se dé cuenta de que su vibración es singular y sólo a él le suena a música, y de que su aura es distinta de la de cualquier otra mujer del mundo. Quizás incluso podrá enseñarle a ver que las vetas doradas y leonadas de sus ojos son idénticas a las de un fragmento precioso de ámbar, para que cada vez que ve una sortija o una pulsera de ámbar durante sus viajes recuerde... Entonces el ámbar siempre le parecerá bello, porque le hará evocar la imagen de su cálida sonrisa, de su espíritu orgulloso, del resplandor de sus ojos... y le tironeará del corazón para inducirlo a volver. No sólo a la sonrisa y el espíritu y los ojos de ella, sino a todas sus otras virtudes que echa de menos. Por ejemplo, a su inteligencia; a la forma en que marcha por las colinas junto .a él con su paso grácil de Leona, sin cansarse; a la forma en que se yergue sobre la silla cuando monta a caballo; a la forma en que se zambulle en el agua, en que se desliza por las pendientes sobre sus esquís, en que blande la raqueta de tenis o lanza la pelota de golf. Generalmente las mujeres Leo sobresalen en uno o dos deportes al aire libre, sin contar los que se desarrollan bajo techo: la representación teatral, el baile, el romance, y así sucesivamente... y, como las doncellas lunares de Cáncer, muchas de ellas son fotógrafos aficionados o profesionales.

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Ella deberá sembrar todos estos recuerdos en la cabeza de él y convencerlo de que es única. Esto forma parte de la domesticación de Géminis. La chica que ame a este hombre deberá mantenerse a la par de su mente y su cuerpo, para no hablar de sus dos personalidades independientes y de sus múltiples estados de ánimo. Al cabo de un tiempo empezará a verla como la mujer más singular que ha conocido en su vida. Pero sólo estará completamente domado cuando la vea como la mujer más singular que conocerá en su vida. Existe una marcada diferencia, y la Leona comprenderá enseguida a qué me refiero. En realidad, esta mujer es única. Es una «dama» innata, y ya no quedan muchas así. La mujer Leo puede revolcarse por la hierba, trepar a un árbol, cambiar un neumático o ejecutar una serie de actos que tradicionalmente pasaban por ser poco femeninos, pero su talante seguirá siendo tan espontáneamente garboso y aplomado como si estuviera avanzando por una alfombra roja hacia el lugar de su coronación. (Una chica debe tener mucha clase para conservar la tiara derecha mientras levanta el eje trasero de un auto.) El aura regia está siempre presente. Si alguien se ríe, se mofa de ella o comete el tremendo error de tratarla con excesiva familiaridad cuando ella no lo ha invitado a entrar en su círculo íntimo, la Leona se encerrará en una gélida torre de altivez tan imponente que el trasgresor huirá con el rabo entre las piernas o deseará que la tierra se abra y lo trague misericordiosamente. Al igual que la típica mujer capricorniana, la Leona típica irradia un aire patente e inconfundible de refinamiento. Este, ya sea real o sólo ilusorio, es tangible y visible. El único punto débil que existe en su armadura de majestuosa dignidad es la tendencia de Leo a ser obviamente vulnerable a las lisonjas. En cualesquiera otras circunstancias, empero, la sangre regia corre con un marcado tinte azul, y sus modales son altaneros, orgullosos, propios de una reina. El hombre Géminis que llama a su mujer «nena» o «pollita», literal o indirectamente, no tardará en aprender lo que significa el término «dama». Él deberá acostumbrarse (y probablemente se acostumbrará de muy buen grado) a dejar que ella coseche la mayoría —o todos— los aplausos en público. La Leona atraerá sobre sí casi toda la atención, aunque no la busque. Esto es producto del sutil manto de realeza que flota sobre todos los Leo que han nacido hasta hoy. Aunque ella le hable con la mayor dulzura, aunque ella lo mire con adoración, como si él fuera la estrella del espectáculo, casi todas las cabezas se volverán hacia ella y no hacia él, y esto ocurrirá independientemente de que él sea muy apuesto, vivaz, ingenioso e inteligente. En el porte de ella, en su forma de hablar lánguida y confiada, en la forma en que aparta descuidadamente la melena de sus ojos con un movimiento de cabeza, hay

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algo que sugiere la presencia de un carisma real. Ella lo hace sin mala intención. Una auténtica Leona noble, cariñosa y enamorada, nunca usurpa deliberadamente el puesto de su consorte (ni de ninguna otra persona). Pero no puede evitar que los nativos estén inquietos y claven los ojos en ella. Por suerte, el hombre Géminis casi nunca es exagerada o indebidamente posesivo, así que probablemente interpretará la popularidad de ella como otro elemento de su singularidad. (Ya veis, lo están domando gradualmente.) Quizá se consuele recordando que el presidente Géminis Jack Kennedy se presentó cáusticamente en Francia como «el hombre que acompañó a Jacqueline Bouvier a París». Jackie, como ya debéis saber, es una Leona.

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Estadísticamente, la compatibilidad sexual de los amantes de estos signos solares exige a menudo ciertos ajustes y compromisos recíprocos. Para empezar, nada puede enfriar el calor de una Leona tanto como un engaño o la deslealtad de su consorte, y esto lo incluye todo, desde un coqueteo inofensivo hasta una infidelidad sexual concreta. Al hombre Géminis le resultará más fácil perdonar los celos y el fogoso orgullo posesivo de la Leona cuando la situación se invierta, porque entonces ella le dará una idea clara de la sensación que producen la indiferencia y el rechazo. A él esto no le gustará nada, pero su indignación no será tan grande como la de ella, en la misma situación. Géminis lo toma todo un poco más a la ligera que el resto de la gente, y por cierto mucho más a la ligera que un signo de Fuego tan vehemente como Leo. Sin embargo, cuando ella lo haya domado realmente, es posible que los celos nunca sean un problema para ninguno de los dos. Entonces el problema será de simple técnica romántica. 1_,? Leona bien amada es una mujer excepcionalmente afectuosa y cariñosa. Puede desplegar una pasión exacerbada y una lánguida sensualidad. Pero una Leona amada con negligencia es extremadamente susceptible a los síntomas de frigidez. No es una mujer a la que le gustaría ser violada por un amante con aires de gorila (King Kong no es su fantasía secreta), ni es una mujer capaz de sonreír indulgentemente ante la torpeza de un escolar ruboroso, que la sofoca con su adoración canina. Pretende que el hombre le haga el amor con refinamiento. El Géminis sencillamente destila refinamiento, encanto y delicadeza. Pero a veces su toque puede ser tan sutil, y sus técnicas de seducción tan etéreas, que ella intuye que podría volatilizarse delante de sus ojos, antes de que se colme su amor físico. Para satisfacer las necesidades más profundas de ella, que son evidentemente más fogosas que las de él, tendrá que subyugarla de vez en cuando con una escena dramática de entrega frenética y extática. Por lo menos, él deberá hallar a menudo la forma de hacerle saber que no puede resistir la magnética alquimia sexual que se forja entre ambos. Para ella, la unión física es algo más que un desafío intelectual de Mercurio o un ejercicio emocional. La Leona aún oye el débil llamado de la jungla. Pero se desplegará tiernamente ante la acometida imaginativa de Géminis si él aumenta ocasionalmente su vehemencia, y si recuerda que ella necesita que le digan cuán bella y deseable es, para reaccionar cabalmente. «La mujer es bella sólo cuando es amada.» Especialmente la mujer Leo. Este hombre y esta mujer son pródigos con las palabras... y con el dinero. Comparten un gusto exquisito, les encanta acicalarse, son igualmente aficionados a los viajes, a la literatura y a las artes. También son igualmente expertos en conseguir lo que anhelan: ella merced a la adorable cualidad de reivindicarlo como un derecho, y él mediante su irresistible adulación. A la chica Leo le resultará más fácil domesticar al hombre Géminis si recuerda las reglas para domesticar a cualquier pájaro inquieto y activo, pero curioso. Se necesita mucha paciencia, y hay que empezar por sonreírle con los ojos, desde lejos... cuidando de no moverse demasiado aprisa, para no espantarlo. Al comienzo lo mejor es la comunión silenciosa, porque las palabras, sobre todo entre estos dos signos solares, contienen a menudo las semillas del malentendido. Entonces, si ella se le aproxima un poco más cada día y nunca le da motivos para pensar que su libertad está amenazada... El hombre Géminis necesita que le recuerden que en su existencia cambiante, mercurial, hay algunos elementos que son muy especiales —y únicos— en todos los mundos por donde anhela deambular. Por ello será más feliz después de que lo dome la orgullosa Leona, aunque no sea más que por la nueva belleza del ámbar que nunca podrá volver a mirar sin recordar las vetas doradas de sus ojos.

 

 

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GÉMINIS

VIRGO

Aire - Mutable - Positivo

Tierra - Mutable - Negativo Regido por Mercurio (también por el planeta Vulcano) Símbolo: la Virgen Fuerzas nocturnas – Femenino

Regido por Mercurio

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Símbolo: los Gemelos Fuerzas diurnas - Masculino

La relación GÉMINIS-VIRGO

Partimos como los seres más insensibles del mundo, que es lo que son los niños, pero muy atractivos... disfrutamos con el mayor egoísmo; y entonces, cuando necesitamos atenciones especiales volvemos a buscarlas notablemente, confiando en el hecho de que nos abrazarán en lugar de zurrarnos.

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Es posible, en verdad, que los traviesos Gemelos Géminis les parezcan, a los Virgos más cuerdos y serios, unos críos insensibles. Siempre andan corriendo en pos de telarañas y espejismos, brincando como saltamontes, y tienen accesos de locura' de verano y tratan de estar en dos lugares a la vez. Desde el punto de vista del típico Virgo realista, es obvio que los bruscos cambios de sentimientos y de ideas que sufre el Géminis son un defecto que hay que corregir inmediatamente. La perfección no es una cualidad que a los Géminis les guste cultivar. Valoran, quizás incluso admiran —y ciertamente necesitan— las actitudes más estables de Virgo, y a menudo los tranquiliza descubrir que el pariente, amigo, socio, amante o consorte Virgo sigue allí, en el mismo lugar donde Géminis lo dejó cuando voló por unas pocas horas (o semanas, o meses, o años) para indagar qué sucedía allende la montaña. Pero si los regaña cuando regresan, sencillamente volverán a largarse. A los niños no les gusta que los regañen. Y todos los Géminis son esencialmente niños de alma. Los Virgo, en cambio, no.

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Los Virgo se sienten muy responsables por los deberes vitales y tienen una conciencia madura de la fiabilidad. Se ciñen a esta esencia de su signo solar, o en caso contrario se sienten culpables y esto les produce urticaria, úlceras, o hipo. A la inversa, Géminis rara vez se siente culpable de algo. O por lo menos no lo demuestra. En el caso de Virgo, todo está a la vista. Sobre todo las preocupaciones secretas, acuciantes. Como Virgo rige las vísceras, los intestinos y el plexo solar, estas preocupaciones acuciantes, que al principio se traducen en un ceño ligeramente fruncido, y después en los labios apretados, pueden producir verdaderas infecciones o alteraciones en aquellas áreas. Cuanto más secretas sean las desazones, tanto más fácil será que se manifiesten mediante náuseas, indigestiones o estreñimiento. Estas personas deberían desahogarlas más a menudo, hablar de ellas, expresarse, decir lo que piensan (pero no demasiado a menudo, porque entonces no serian fieles a su signo solar). Géminis es un experto en sacarlo todo a la luz, excepto cuando se trata de infortunados Géminis con un ascendente o Luna en Virgo. A éstos les encantaría conversar alegremente y esparcir ideas, y sin embargo, se encierran en un silencio desasosegado, mientras se miran los dedos y cuentan las líneas de las palmas de sus manos que cruzan con ademán nervioso. El conflicto puede ser muy serio. La mayoría de los Géminis, empero, podrían enseñar productivamente a los Virgo la manera de sobresalir en la charla gregaria, en la

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garrulería jocosa y en la sintaxis coruscante. Es indiscutible que Virgo sabe deletrear todas estas palabras, pero ponerlas en acción es otra cosa. El intelecto de Virgo está tan aguzado como el de Géminis (gracias a Mercurio, que gusta atribuirse el gobierno de estos dos signos, con su casco de plata y sus talones alados), pero es menos vacilante y versátil (gracias a la influencia oculta del verdadero regente de Virgo, el tronante Vulcano que aún no ha sido visto). Los Géminis ejecutan rápidos malabarismos con los pensamientos y generan ideas, que a menudo parecen brotar del aire, su elemento natural, pero Virgo casi nunca es malabarista ni creativo. Los Vírgenes están demasiado ocupados discriminando y distinguiendo y separando los hechos de las fantasías, muchas veces con lo que podría parecer una precisión excesiva. El explorador-experimentador Géminis busca el espíritu de la ley. El purista-estadístico Virgo se ciñe a la letra de la ley. A la mayoría de los Virgo les resulta difícil entender el concepto de «dólar», porque abarca una cantidad fascinante de centavos. Se distraen contando todas las monedas, con la convicción de que si controlas los cobres refulgentes, los billetes verdes se acumularán por sí solos, sin ayuda. Géminis piensa en gran escala, en términos más vastos, y normalmente arroja los centavos sueltos a los pozos de los deseos, sin contarlos. ¿Lanzar una moneda intachable a las aguas turbias en aras de una superstición estúpida? Otra vez aparece la arruga en el ceño de Virgo, ¿la veis? Empieza a fruncir la frente sobre esos ojos claros, hermosos. Ahora que entendéis algunas de las diferencias obvias entre estos dos signos solares, podéis imaginar el torbellino que debe de bullir en el pecho de un Virgo con un ascendente o Luna Géminis, o de un Géminis en la situación inversa. Tener que enfrentar semejante variante metodológica con un compañero extraño es suficientemente lacerante, sin necesidad de tener que enfrentarla todas las mañanas en el espejo, agazapada en su propio carácter y personalidad. Enviadles muchas tarjetas de solidaridad. Algunos, como he dicho en otra parte, se convierten en despertadores humanos; otros se sientan sobre un balancín de indecisión, incómodos cuando hablan y dos veces más incómodos cuando están callados.

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Sobre la asociación Géminis-Virgo influye una configuración de signos solares 4-10, así que su relación mutua nunca descansará sobre la frivolidad pura y el escapismo. La seriedad y el respeto (o la falta de éste) se entrelazarán con los eslabones que unen a éstos dos, y a ambos les resultará difícil comprender cabalmente los verdaderos objetivos y la filosofía básica de la otra parte. Esto no se debe interpretar en el sentido de que no pueden generar juntos una cálida armonía. Sólo se trata de que habrá que alimentar pródigamente las chimeneas y los hogares con el carbón de la comprensión y la tolerancia mutuas. Sin embargo, al fin se pueden lograr, con un poco de esfuerzo, la paz y la compatibilidad, porque a menudo existe, oculto bajo las desavenencias superficiales de estos dos, un sutil intercambio de lealtad y afecto. Hay que admitir que el hombre o la mujer Virgo promedio no se dedica a provocar conflictos, y generalmente tampoco se apresura a reaccionar cuando éstos se producen, a diferencia de los Géminis, que siempre montan una tempestad con un solo soplo de aire turbulento, y que frecuentemente arremeten como huracanes ante lo que interpretan como el continuo hostigamiento crítico de Virgo. Por supuesto, para Géminis una reyerta no es realmente una reyerta, sino sólo un duelo intelectual. Para el signo de Tierra Virgo las controversias son más profundas, y las ofensas son más perdurables. La amistad y las otras relaciones entre estos dos pueden ser estables, y en unos pocos casos íntimas, pero lo que normalmente los hace confluir en primer lugar es una comunidad de intereses en el plano profesional o intelectual, o en la órbita de la familia o los deberes, como en el caso de todas las personas influidas por la vibración 4-10. La mayoría de los Virgo parecen humildes y modestos, y casi nunca se muestran excesivamente pundonorosos y orgullosos, pero convendrá que el Géminis refrene su lengua cáustica en los momentos cruciales, porque habitualmente los Virgo son muy sensibles cuando alguien ofende su escaso pundonor y orgullo. Los signos más agresivos no entienden en absoluto al Virgo; pero al Géminis que encuentra demasiado extenuante al Aries, demasiado arrogante al Leo y demasiado altanero al Escorpión, puede resultarle relajante la compañía del Virgo habitualmente dulce y cortés. Además, el Géminis puede experimentar una sensación de alivio en razón de que con el Virgo no es necesario competir como con otros signos solares. Los Virgo exhiben una humildad conmovedora y atractiva, una modestia personal que despierta poca envidia o resentimiento. Pero igualmente a los pájaros de Mercurio se les pueden erizar un poco las plumas cuando se enteran de que, si bien Virgo nunca estará en condiciones de correr tan velozmente como Géminis y rara vez podrá arrebatarle un Gran Premio a los Gemelos, a veces se las apaña para quedarse con el puesto más codiciado sin siquiera insinuar que lo ambiciona y, por supuesto, sin disputárselo a nadie. A menudo los jefes de partido eligen como candidatos de transacción, dentro de las trastiendas políticas saturadas de humo, y en la órbita municipal, estatal o nacional, a los individuos con signos solares, ascendentes o signos lunares Virgo, lo cual fastidia considerablemente a los signos solares más extrovertidos, que han estado seduciendo plácidamente a los votantes en la primera fila, confiados en la victoria, mientras que el Virgo sale de la

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retaguardia: un advenedizo que triunfa súbita e inesperadamente sobre los caballos preferidos de la pista. Por ejemplo, Lyndon Johnson era un Virgo, que el sagaz y astuto Géminis John Kennedy eligió premeditadamente. En cualquier disputa entre Géminis y Virgo, aquél casi siempre ganará el primer round, porque arremete con más rapidez y es más veloz para las réplicas. Pero ganar una batalla no implica ganar la guerra. No implica ganar nada cuando se trata de los Virgo, pues éstos saben que lo que parece ser un aserto absolutamente veraz puede estar igualmente sobrecargado de errores y de insinuaciones equívocas. El mayor talento de los Gemelos Géminis consiste en una fascinante capacidad para torcer la verdad y la mentira de modo tal que se entrelazan y se confunden. Esta táctica engaña a casi todos menos a un Virgo. Un vendedor Géminis de Volkswagens que enumera demasiados datos con excesiva rapidez puede ahuyentar realmente a un cliente potencial Virgo. No encontraréis a muchos Virgo jugando a los bolos ni montando en las norias gigantes y tiovivos de los parques de atracciones, en los cuales a los Géminis les encanta girar. Tampoco son muy aficionados a los copos de azúcar mercuriales. Pura azúcar y aire, sin ningún valor nutritivo. Géminis tiene una cautivante cualidad mágica que atrae y excita a los Vírgenes más tímidos, y este elemento puede generar el misterio suficiente para que la relación sea permanentemente seductora. El problema consiste en que los. Virgo no quedan satisfechos hasta que descubren con exactitud cómo se ejecuta el truco mágico, y la clave de la existencia de Géminis consiste en probar algo a partir de la nada, en extraer la realidad de la ilusión pura. Para el Virgo de mentalidad práctica, la realidad nunca puede ser ilusión, y a la ilusión tampoco se la puede denominar nunca realidad. Éste no es más que otro juego de palabras geminiano. Generalmente los pájaros de Mercurio han revoloteado por una docena de ocupaciones antes de cumplir treinta años, en tanto que los Virgo a menudo se ofuscan cuando les piden que introduzcan aunque sólo sea una pequeña modificación en su rutina burocrática. En cuanto al cambio de empleo, esto es algo que los Virgo normalmente encaran con la misma circunspección con que se elige al Presidente de los Estados Unidos. En verdad, con mucha más circunspección que la que se ha puesto de manifiesto en las elecciones de los últimos años. No obstante sus diferencias y las tensiones engendradas por los tironeos con que sus soles en cuadratura ponen a prueba sus almas mediante la difícil vibración 4-10, Géminis y Virgo comparten una encantadora curiosidad, una inteligencia excepcional y cierto comportamiento cautivante y agraciado, que les permite corretear unos cuantos miles de kilómetros, juntos y felices, por los maizales del cambiante país de Oz. Pero si pretenden seguir unidos cuando lleguen a la presencia del Gran Mago (que, desde luego, es un Géminis), tal vez deberán adaptarse y transigir de cuando en cuando. Los magos Géminis, fascinados por toda clase de maravillas, deberán recordar que el Leñador de Lata que marchaba por el sendero junto con Dorothy y sus amigos era un Virgo, un alma bondadosa y afable, pero solitaria, que buscaba ansiosamente un corazón humano. Y fue el sagaz Mago Géminis el que descubrió que Virgo siempre había tenido un corazón, sin darse cuenta de ello, oculto dentro de una envoltura de metal frío, y sin embargo más grande que cualquiera de los otros. ¡Eso es magia!

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Mujer GÉMINIS Hombre VIRGO ...su sistema era con un lápiz y una hoja de papel, y si ella lo confundía con sugerencias tenía que volver a empezar por el principio. —Ahora no me interrumpas —le suplicaba él.

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El primer problema con que tropiezan este hombre y esta mujer reside en el contraste entre el carácter gregario de ella y la tendencia de él a la reclusión. Si él es un hombre Virgo típico (excluyendo la intervención de un signo lugar o ascendente más sociable), en realidad preferiría, en lo más hondo de su inconsciente, vivir solo, sin necesidad de llevar constantemente una compañera adosada a él... aunque sea inteligente, bonita, suave y estrujable. El hombre no puede pasarse la vida estrujando a su esposa. Debe pasar algunas horas estrujando los planes para la seguridad futura, acomodándolos a los moldes apropiados.

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Por consiguiente, es posible que cuando la chica Géminis reivindique periódicamente sus escapadas de libertad, su amante o marido Virgo refunfuñe un poco, exteriormente, pero también es probable que por dentro lance un suspiro de alivio. Ahora podrá disfrutar de un poco de paz y tranquilidad, para calcular cuántos átomos componen una molécula y por qué la Bolsa subió o bajó la semana pasada, y para ajustar su reloj despertador, para clasificar su ropa sucia, para contar los bigotes de su gato y para meditar sobre los enigmas del Universo en general, sin ese parloteo constante y ese bullir de actividad. Es posible que ame sinceramente a su chica Géminis, pero su corazón contiene gavetas ocultas que ella no está autorizada a limpiar... ni a espiar, siquiera. Cuando ella lo deslumbra continuamente con su perfume, con su personalidad estrujable, con su ingenio y su agilidad mental, él se confunde y pierde el rastro de las opiniones que ha archivado en cada gaveta, e incluso del día y el año específicos en que las guardó allí. Y por tanto es posible que no se interrogue sobre el paradero de la Géminis, porque está muy complacido de gozar de un período de serena contemplación. No por ello deja de haber algunos hombres Virgo que tienen accesos ocasionales y más o menos violentos de celos. Hay unos pocos. Pero cuando se analiza la cuestión es un gran error resentirse por la diversidad de la chica Géminis, y los Virgo son expertos en análisis. La necesidad que ella experimenta de comunicarse con diferentes personas (y los hombres constituyen, al fin y al cabo, aproximadamente la mitad del género humano) no se debe interpretar como una prueba de que es infiel o promiscua, a menos que exista la certeza de que lo es. A veces lo es. Sin embargo, con sorprendente frecuencia, no lo es. Claro que puede llegar a serlo si las críticas de Virgo, sus quisquillosidades y sus rezongos le hacen sentir que le están recortando las alas. Si hay algo que una mujer Géminis no puede soportar, eso es que le recorten, le cercenen o le plieguen las alas. Los pájaros deben volar. Enjaular un ave implica una crueldad insoportable contra los designios de la Naturaleza. Igualmente, a pesar de ser un hombre cuya actitud esencial y cuya esencia astrológica apuntan hacia la soltería, el Virgo es capaz, cuando quiere, de acomodarse con inesperado buen talante a la rutina del matrimonio o de la vida en común con la mujer que ama. Aunque es básicamente un solitario, y le disgusta compartir todos sus pensamientos con una compañera, Virgo pertenece al elemento Tierra, y la Tierra permanece donde fue colocada por la Naturaleza, a menos que un cataclismo o un tornado le arranque terrones. ¿Pero acaso la Tierra tiene la culpa de ello? Allí estaba, ocupándose estrictamente de lo suyo...

Hasta aquí me he referido a su relación como si estuviera consolidada en el matrimonio, porque la mayoría de los Virgo se sienten incómodos cuando conviven con una mujer sin la bendición eclesiástica. No todos. La mayoría. Sin embargo, normalmente a los Géminis no les resulta difícil aprobar y defender el amor libre o el matrimonio libre. Géminis es un fanático partidario de todo lo que incluya la palabra «libre». Por tanto, una vez que ambos hayan experimentado el magnetismo químico que los incita a unirse, es posible que la primera controversia gire en torno de si se casarán o no. Dentro de los límites indispensables del amor o el matrimonio, así como en los de la relación con un socio comercial, el hombre Virgo generalmente no trata de dominar. Tiende a ser impecablemente formal respecto de su amorío o matrimonio, y a menos que tenga un horóscopo excepcionalmente «mal aspectado» en el plano emocional, será un excelente compañero en lo que concierne a los pequeños bienestares y convencionalismos: recordará puntual y diligentemente los cumpleaños y aniversarios, vaciará el recipiente de

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excrementos del gato y cuidará que no se quede sin vitaminas. Por supuesto, la mayoría de las chicas Géminis preferirían que sus cumpleaños y aniversarios se festejaran, como de costumbre, mediante el recuerdo apasionado o sentimental, y no mediante tildes periódicos con lápiz rojo en una agenda. ¿Pero, quién es ella para quejarse? Ciertamente las fechas no son su punto fuerte, y es posible que de cuando en cuando se confunda y le envíe a él una tarjeta para desearle una pronta mejoría con motivo del cumpleaños de su madre, o que le haga un regalo de aniversario de bodas en la fecha en que compraron la casa... y ya que hablamos de casa, si la compran, él será quien sugerirá la idea en primer término, nueve veces de cada diez. En el décimo caso, si es ella quien inicia la consulta con un agente de propiedades, verificad su signo lunar o ascendente. Probablemente uno de los dos, o ambos, están en el elemento Tierra. A la chica Géminis típica le gustan bastante las casas, pero prefiere los apartamentos, porque es posible cambiarlos periódicamente. Digamos cada pocos meses. No hace falta aclarar que normalmente a los hombres Virgo no les parece viable ni práctico este juego de mudanzas. Vale la pena recordar que el espíritu práctico —por defecto o por exceso— será la auténtica causa subyacente de muchas de sus reyertas. Él lo tiene en exceso, para el gusto de ella, y a ella le falta, para el gusto de él, si son, respectivamente, un Virgo típico y una Géminis típica.

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En cuanto a su compatibilidad sexual, el Virgo puede ser, con toda su innata dulzura, cortesía, consideración y puntualidad, un amante o marido imposible para una mujer temperamental. Por supuesto, no todas las Géminis son temperamentales. O mejor dicho, es posible que una de las personalidades gemelas sea emocionalmente temperamental, y que la otra sea despegada. Los hombres Virgo, veréis, no son exageradamente emocionales. El Virgo medio tampoco es demasiado afectuoso. La leyenda afirma que Narciso era un Virgo, perdidamente enamorado de su propia imagen. Yo creo, personalmente, que Narciso era Leo, pero aparte de ello, es cierto que a los hombres Virgo se los acusa a menudo de ser fríos y egocéntricos. (Leo puede ser egocéntrico, pero nunca frío.) Si el secreto espiritual más profundo del sexo consiste en la entrega recíproca de la personalidad a la otra parte, que culmina en una fusión de mentes, almas y cuerpos en una unidad perfecta (y en verdad lo es), el Virgo típico aún no ha terminado de asimilar este misterio esotérico. A menos que se le inculque cuidadosa y tiernamente, o a menos que haya tenido una temprana enamorada Escorpión, es posible que se le escape durante muchos años, y quizá durante toda la vida. Él rehúye inconscientemente el concepto de entrega total, tal como rehúye a la idea de usar un ungüento Vicks ajeno. Conozco a una mujer Géminis (esto no es una fábula) que me contó una vez que su marido Virgo insistía en rotular los dos potes de ungüento Vicks que había en el botiquín con las etiquetas ÉL y ELLA. A casi todos los Virgo los asustó en el seno materno un germen maligno (y también a bastantes Acuario). Este hombre no sólo recela de la entrega, sexual o de otro tipo, sino que tampoco se complace demasiado en el paso inicial de la conquista... de modo que es posible que no se entusiasme él ni entusiasme a los demás. Esto puede no caerle bien a una mujer Aries. Leo o Escorpión, pero podría ser la razón por la cual las Gemelas se enamoran de él desde el primer momento. No todas las chicas Géminis, pero sí la mayoría, se sienten más seguras, dentro o fuera del matrimonio, y se den cuenta o no de ello, cuando pueden jugar al amor como si fuera una farsa. El amor de Géminis es volátil y ligero, delicadamente etéreo. Como el hombre Virgo está magníficamente dotado para el arte de hacer el amor con ligereza, él puede triunfar con ella donde otros han fracasado por negarse a participar en el juego de la simulación. Por instinto, ella puede sentirse emocionalmente a salvo con este hombre, y ambos pueden suministrarse recíprocamente una sensación de seguridad que constituye el cimiento para el posterior desarrollo de una profunda pasión, que tal vez nunca habría florecido en ella con un hombre más serio en el aspecto sexual, o con una mujer más apasionadamente exigente, hablando desde el punto de vista de él. Es posible que a ella la desconcierten un poco algunos hábitos de él, como el de ducharse inmediatamente antes y después de su contacto físico... pero a él también podría resultarle bastante deprimente y desalentador el hecho de que ella tenga la costumbre de interrumpir el beso de las buenas noches, o los prolegómenos de un abrazo de unión íntima, con la descripción de un sueño extraño que tuvo la semana anterior. Ninguno de los dos quedará totalmente destruido, en el plano emocional, Si esto determinara el aplazamiento del beso o el abrazo hasta la mañana siguiente.

Sí, tendrán pequeñas diferencias. La mayoría de las chicas Géminis se complacen en dormir hasta tarde y están sujetas a ataques periódicos de insomnio. Los hombres Virgo también sufren de insomnio, cuando los preocupa algo. cosa que sucede con frecuencia... pero este hombre preferirá que lo sorprendan luciendo vaqueros con flores rojas y purpúreas antes que dejar que lo encuentren durmiendo hasta mediodía; y aclaremos que estas dos opciones son pecados más o menos mortales para el Virgen. Si se trata de uno de los

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Virgo que insisten en tener un hogar pulcro y en sentarse a la mesa puntualmente, no tardará en descubrir que esta chica no ve la necesidad de alcanzar la perfección absoluta en estos dos contextos. Ciertamente es capaz de comportarse como una anfitriona exquisita (aunque será raro que él invite a alguien a casa para que ella demuestre sus dotes de anfitriona) y, cuando quiere, puede crear una deliciosa atmósfera hogareña. Pero es dudoso que friegue los pisos con verdadero entusiasmo y pasión, y si fuma (¡rogad que no!) posiblemente habrá más de un cenicero sucio en la casa. Esto no lo pondrá eufórico, porque para empezar la mayoría de los Virgo detestan el cigarrillo, y aborrecen lisa y llanamente el olor desagradable de los ceniceros repletos.

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Lo sorprendente, empero, es que las habituales irritaciones minúsculas de todos los días no generen grandes reyertas entre ellos. El hombre Virgo no pide realmente mucho del amor ni del matrimonio, excepto tal vez disponer de su propio pote de ungüento Vicks. Y lo mismo vale para ella. Por supuesto, él agradecerá un poco de puntualidad en las comidas, y por lo menos una apariencia de lealtad. Pero, en general, la chica Géminis es suficientemente adaptable como para poder acomodarse a estas condiciones que desesperarían a otras mujeres, y él es suficientemente práctico como para no pretender que el amor y el matrimonio se desarrollen en el cielo o en el infierno, sino en un lugar intermedio. A menos que existan serios antagonismos planetarios entre sus respectivas cartas natales, probablemente estos dos no serán demasiado cargosos el uno con el otro, cuando se los compara con otras combinaciones de signos solares.

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Los rápidos cambios de personalidad y los múltiples estados de ánimo de ella podrían desconcertarlo y fastidiarlo. Los taciturnos trances de introspección de él, durante los cuales se niega a comunicarse, podrían desencadenar en ella muchas borrascas instantáneas, que normalmente se disiparán enseguida. Hay momentos en que él la hará llorar de hastío, y en que ella lo ofuscará hasta indigestarlo, y también es posible que su vida en común sea una larga partida adivinatoria de ajedrez verbal y de jai alai emocional. Sin embargo, es igualmente posible que ella le suministre la excitación y el estímulo vital que este hombre tanto anhela y necesita, y que él le proporcione la estabilidad de miras que ella busca, aunque sin saberlo. Géminis es Aire, Virgo es Tierra, y estos dos elementos tienen poco en común. Pero se trata de una configuración de signos solares 4-10, y en consecuencia es posible que el respeto mutuo sea el imán que los atrae el uno hacia el otro, en tanto que el deber o algún tipo de responsabilidad, familiar o profesional, los mantiene unidos.

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El hombre Virgo es más veraz, e incluso más honesto, básicamente, que los Arqueros. A su juicio, la veracidad ahorra muchos contratiempos. Su abuela acostumbraba a canturrear: «Ay, qué telaraña más embrollada tejemos cuando empezamos a mentir», y ya entonces él decidió que el embuste era un lastre innecesario. No quiere enredarse por nada del mundo en ningún tipo de telaraña. Y menos aún tejida por él. En consecuencia, el Virgo típico pondrá sobre la mesa la verdad descarnada de cualquier situación, sin subterfugios. Éste no es el comportamiento ideal para ganar estima, pero uno de sus rasgos más admirables consiste en que le importa poco ganar la estima de todos: sólo ambiciona la de unos pocos amigos íntimos. Si éstos lo quieren, y si él puede servirles a su leal saber y entender, se da por satisfecho. No necesita ganar competiciones de popularidad para sentirse conforme con el estado general de las cosas y para disfrutar de lo mejor de la vida. En verdad, a menudo disfruta de mucho más que lo mejor de la vida —y del amor— cuando lo tratan afable, dulcemente, y no lo envuelven en torbellinos de emoción que ahuyentan su simpatía silenciosa y sus bellos modales y los hacen replegar en una caverna excavada por él mismo para eludir conflictos. Sin embargo, cuando los conflictos no son emocionales, él seguirá adelante y raramente se apartará del rumbo que considera justo. El camino del Virgo casi nunca está sembrado de flores, y él tampoco se detiene en el trayecto para cosechar ramilletes de halagos por sus servicios. Igualmente, su corazón se aligerará y su espíritu se iluminará si deja que una chica Géminis dance junto a él y colme esos momentos de soledad con su risa maravillosa, y con su arte para capturar la brisa entre las manos y para verter en su voz la melodía de un fresco arroyo del bosque, aunque sólo esté diciendo: «Buenos días, cariño». La palabra «imposible» no existe para ella. Si algo no se puede lograr de una manera, ella ideará otro sistema, mejor. A él, este talento le resultará estupendamente útil. La chica Géminis es incorregible, irrefrenable... pero también irresistible. Con un intercambio luminario armonioso entre sus horóscopos, tal vez podrán encontrar en sus respectivas sonrisas un territorio familiar, y la aventura de explorarlo juntos será prodigiosa. Pero las Géminis son gemelas, a veces incluso trillizas. Y al hombre Virgo ya le resulta bastante difícil lidiar con una sola mujer. No nació con aptitudes para manejar un harén, o a una pareja con personalidad múltiple. Para alcanzar la dicha junto a él, la chica Géminis deberá decidir primeramente cuál es su verdadera personalidad, y después deberá pertenecerle eterna, indivisiblemente.

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Hombre GÉMINIS Mujer VIRGO ... y entonces Wendy, a quien siempre la había gustado hacer las cosas correctamente, le preguntó a Peter cuántos años tenía. En realidad no fue una pregunta afortunada, sino algo parecido a un cuestionario de examen que te formula preguntas sobre gramática cuando quieres que te interroguen sobre los Reyes de Inglaterra.

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Ésta no es una relación amorosa que se rodeará inmediatamente de nubes de arco iris cortinas de flores, porque los dos enfrentan la difícil prueba de la influencia de la configuración de signos solares 4-10, con sus dificultades y sus ventajas, que pueden ser, las unas y las otras, considerables. Tienen que roturar un terreno romántico escabroso. Esto no significa que no podrán cultivar coles juntos, pero sí que deberán escardar a menudo su huerto de amor.

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Tal vez empiecen por disputar si plantarán rosas u hortalizas. Obviamente, es más lógico optar por las hortalizas. Ella es Virgo, así que la preocupan la posibilidad de una hambruna mundial, las termitas de la buhardilla, la inflación._ y el botón que falta en la camisa de él. Evidentemente las hortalizas son el remedio. No para la camisa ni las termitas, quizá, pero sí para la inflación y el espectro de la hambruna. ¿Qué puedes hacer con una rosa, cuando el lobo llama a tu puerta? Olerla. Puedes olerla. El hombre Géminis puede inhalar la fragancia de una rosa mientras se cierne la pobreza, más o menos como Nerón tocaba la lira mientras ardía Roma. Por supuesto, toda esta divagación sobre horticultura es simplemente simbólica, como la melomanía de Nerón entre las llamas. Pero por otro lado todo es simbólico, académico o retórico para Géminis. Éste nació envuelto en charadas, berreando metáforas y anagramas, y fajado con analogías. Además, con un teléfono en una mano y un telegrama en la otra. A ratos él pensará que a ella la engendró una unión improbable entre una computadora y un estropajo. Una computadora autoprogramada. (¿Existe semejante artefacto? No importa, algún Virgo con ascendente Acuario lo inventará, trabajando en colaboración con un Géminis.) Con esto no quiero dar a entender que este hombre y esta mujer no se sentirán mutuamente fascinados, sino que también se sentirán mutuamente frustrados. La mayoría de los hombres Géminis han olvidado su fecha de nacimiento, inocente o deliberadamente, cuando llegan aproximadamente a los veintiún años en el ilusorio calendario cronológico. Por el contrario, muchas chicas Virgo han grabado en su memoria la hora, el minuto y el segundo exactos de su nacimiento, y además, piensan que la juventud eterna no sólo es imposible sino que además sería aburrida. A él le parece al mismo tiempo posible y encantadora. Ya veis que los relojes, los cronómetros y la teoría de la relatividad de Einstein pueden crear uno de los abismos que los separan. Por supuesto, hay otros. Es rara la mujer Virgo a la que le seduce la idea de arrojar una pluma al aire y enderezar en la dirección que señala al caer. La Virgen típica no es aficionada a la rayuela geográfica. Cuando viaja, prefiere utilizar un folleto de turismo, un agente de viajes, y el plan de descuentos familiares para el fin de semana. Las compañías de aviación inventaron precisamente para las Virgo los vuelos supereconómicos (entre las dos y las seis de la mañana), cuando todo el mundo duerme, porque esta mujer es sensible al ahorro. En cuanto a los Gemelos, al hombre Géminis de la mujer Virgo le gustaría, secretamente, guiarse por la pluma, y en cuanto al sistema de viaje, es a él a quien están dirigidos los carteles que dicen «desayune en Londres y almuerce en Italia». Apenas se enamoren, a menudo por curiosidad mutua, a ella la entusiasmarán las posibilidades de la vida informal y despreocupada que él avala tan seductoramente, mientras que él se sentirá halagado por la atención arrobada, la mente alerta y los modales muy femeninos de ella. Pero después de un tiempo, es posible que ella empiece a preguntarse si es prudente sincronizar su vida con la de un hombre que parece deambular eternamente —ya sea en el plano físico, en el mental o el emocional— y cuyos pensamientos y acciones no son más previsibles que el estado del tiempo. Es posible que más adelante Géminis intuya que la atención de Virgo está hasta cierto punto excesivamente arrobada, que su mente está quizá tan alerta que no le permite disfrutar a él de vez en cuando de la intimidad indispensable para entregarse a sus reflexiones abstractas. Es posible que entonces se entable la controversia de las rosas y las hortalizas, simbólicamente. Todas las reyertas entre enamorados se originan en cuestiones que por sí mismas carecen de importancia pero que han sido elegidas porque simbolizan los problemas arraigados y reales que son la auténtica causa de su tensión recíproca... una verdad subyacente que ninguno de los dos quiere enfrentar, por una razón cualquiera. A pesar de su inteligencia analítica, tajante, la chica Virgo es ultrasensible y necesita estima. Es posible

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que el hombre Géminis sea un poco incompetente en este contexto, porque el suyo es un signo de Aire. Aunque los signos de Aire no son incomprensivos, irradian un cierto desapego y una frialdad altanera que pueden dejar a un Signo de Tierra como Virgo con una sensación de vacío, de relativa frustración. Habrá momentos en que él será verdaderamente incapaz de entender la profundidad y la fuerza de ella. Entonces él intentará discutir y llegar a una transacción, a menudo sin conseguir llegar a la causa del problema. Aún así, la destreza intelectual y la simpatía de él, combinadas, bastarán para apaciguarla temporalmente, hasta que ella tenga tiempo de analizar los errores y defectos inherentes a la ágil argumentación de Géminis. Si ella no lo toma demasiado en serio, su relación puede ser excitante desde el punto de vista intelectual, estimulante desde el punto de vista emocional, y muy divertida. Pero Virgo lo toma todo en serio, y ciertamente no hará una excepción con su amante o marido. Quizás él debería tomarla a ella más en serio. A menudo las Virgo dan la impresión de haberse comprometido «hasta que la muerte nos separe», y después traumatizan a su pareja con una demanda de divorcio tan diestra y rápida (y tan cruel) como la decapitación de una flor. Casi todo lo que hace Virgo es diestro y rápido. En esto, los dos son muy parecidos. Ambos pueden impacientarse con la rutina, y ninguno de los dos es desaliñado en el pensar ni en el vestir.

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En lo sexual, ella necesita más demostraciones físicas de afecto que él, y él necesita más variación y poesía que ella en el acto amoroso. No se trata de que Géminis pretenda que Virgo duerma con un ejemplar de las poesías de Rossetti bajo el brazo, ni de que ella aspire a que él la conquiste como Valentino, pero es indiscutible que existen diferencias sutiles en sus maneras de abordar la alquimia física del amor. La chica Virgo no desea necesariamente que el hombre que ama la trate como si fuera Virgen. Es cierto que la sexualidad de ella, en conjunto, no es dramáticamente fogosa ni excesivamente apasionada, pero lo que sí quiere es saber que él está allí. Y no sólo la mente, el corazón y el alma de él, sino todo él. Aunque las mujeres Virgo, como los hombres Virgo, pueden tomar el amor sexual a la ligera, son un poco más terrenales al respecto que el etéreo Géminis. Además, esta chica se siente más confiada y distendida, y por consiguiente puede ser una compañera más satisfactoria para el amor, si capta una dosis de seguridad y familiaridad en su relación íntima. Esto no es siempre posible en compañía de un Géminis, que, por si acaso lo hemos olvidado, contiene dos personas en una (a veces tres o cuatro), y es tan cambiante como para proyectar su deseo una noche y una fría indiferencia la noche siguiente. Semejante comportamiento puede producirle a la chica Virgo un trauma de silenciosa desesperación, y hará que achaque estos altibajos del ardor de él a un defecto suyo. Los Virgo pueden ser implacables con los demás, pero siempre lo son más consigo mismos. Siempre habrá algo que permanecerá tácito, en reserva, entre estos dos. Raramente lograrán la entrega y el olvido total de sus personalidades en la unión sexual, y por tanto su compatibilidad física, si bien podrá ser inmensamente satisfactoria en algunos sentidos, tal vez será un poco reservada y controlada desde el punto de vista emocional. Sin embargo, en el ámbito mental, no se ocultarán casi nada. De ninguno de los dos se puede decir que sea circunspecto en lo que al lenguaje se refiere. Algunas parejas Géminis-Virgo utilizan las palabras como armas, con puntería letal. Las palabras hieren. Pero las palabras también curan, y estos dos signos solares pueden usarlas para bien o para mal. Nadie puede estimular tiernamente a una Virgen tímida para trasmutar su estricta reserva en el floreciente jardín de rosas de la confianza en sí misma, con mayor pericia y delicadeza que un hombre Géminis... y nadie puede sosegar los nervios frecuentemente alterados de este hombre, mercurial con más dulzura y sagacidad que una chica Virgen, cuando ambos actúan motivados por el amor. Claro que probablemente respetarán sus respectivas aptitudes mentales, pero es posible que sofoquen demasiado a menudo sus manifestaciones francas, de afecto. Quizá ni él ni ella comprendan que es necesario que la relación emocional sea profunda. Ella cumplirá con todos los deberes indispensables para con él, sin descuidar ningún detalle. Le coserá los botones caídos, y le suministrará excelentes consejos respecto de su carrera, siempre y cuando él se los pida, porque pocas veces o nunca le enunciará sus opiniones sin invitación previa. Será una compañera estimulante en el teatro o frente al televisor, y podrá conversar muy inteligentemente con él acerca de los libros, revistas y periódicos que lean. Igualmente, en su devoción, aunque estable y admirable, quizá habrá una pizca de «deber». Él encontrará tiempo para conversar con ella acerca de todas las cosas que la preocupan, probablemente la alentará a discutir todo aquello que se le cruce por la cabeza, y le concederá un amplio margen para desarrollar libremente sus propias ideas, sus ideales y sus objetivos. No la sofocará con un exceso de celos o de espíritu posesivo, pero quizá la haga sentir acorralada con sus averiguaciones y sondeos, a veces exagerados, en el plano verbal. Una vez mitigado el primer fulgor del romance, es posible que la mujer Virgo empie- ce a acusarlo de dispersar excesivamente su energía mental. Ella también tiene sed de conocimientos, pero no es propensa a

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desperdigarse y puede pensar que él se limita a buscar ávidamente excitaciones y novedades continuas. Además, es posible que no comparta el entusiasmo de él por las excursiones y los viajes. La mayoría de las Virgo tienen una extraña empatía por los niños, y digo extraña porque ellas mismas son tan «adultas» en todos los sentidos. Pero los niños siempre hacen aflorar el potencial latente de la mujer Virgo para la amabilidad y la belleza, un talento insospechado para el desarrollo de la imaginación, y una inmensa ternura: la capacidad para escuchar con verdadero interés todas las angustias y alegrías de una mente joven, sumada a la sagacidad necesaria para orientarla delicadamente hacia nuevas corrientes de pensamiento. Puesto que todo hombre Géminis es, en su corazón, un niño, un chiquillo, estas cualidades intrínsecas de ella no pueden hacer menos que atraerlo inmensamente. Sin embargo, cuando se trata de él, ella deberá ocuparse no sólo de un «niño», sino de los Gemelos. Es posible que, a menudo, ella intente enseñarle el valor del discernimiento, y descubra que a él no le interesa realmente discernir. A su vez, es posible que él intente enseñarle a ser más franca, más expansiva, a valorar la libertad personal, y a adquirir el don de correr impulsivamente en pos de un sueño. Pero los Virgo se abren muy lentamente, como una puerta chirriante, y él siempre tiene una prisa tremenda. Además, a juicio de ella, la libertad nunca será tan valiosa como la seguridad. A la inversa, para Géminis, la seguridad es a menudo sinónimo de un presidio mental, que restringe toda posibilidad de cambiar los planes. Y a juicio de él esta posibilidad es la que hace a la vida digna de ser vivida. La mujer Virgo pertenece a la categoría de las que le dan al amante o marido la sorpresa de servirle el desayuno en la cama, pero, lamentablemente, son pocos los hombres Géminis a los que les gusta dormir hasta tarde. Es más probable que él salte de la cama, se duche y pedalee o corra unas cuantas veces alrededor de la manzana, o lea los titulares del periódico de la mañana, antes de pensar en algo así como las tostadas o los cereales. Es posible que su reacción seca o indiferente ante las amabilidades de ella la ofendan más de lo que él sospecha. Como su mente regida por Mercurio es muy analítica, el hombre Géminis que tiene la suerte de ser amado por una Virgen también regida por Mercurio (hasta que aparezca Vulcano), deberá analizar la auténtica naturaleza de ella con más minuciosidad, si desea conservarla.

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Algunas mujeres Virgo se mantienen castas e indiferentes al romance durante años, y entonces lo arriesgan todo en aras de una pasión única, inesperada e irrealizable, que no tarda en extinguirse. De modo que es posible que, en verdad y por dentro, ella no sea tan fría y controlada, en el plano emocional, como a veces parece serlo. Es igualmente posible que el auténtico amor se le escape al' hombre Géminis hasta que deje de ser Peter Pan, y hasta que Wendy haya llegado a la edad de casarse con algún otro, o sea con alguien que demostró más interés por ella que por sus propias aventuras. Estos tristes desencantos pueden determinar que tanto Virgo como Géminis cavilen a solas, atormentándose con añoranzas y lamentaciones. O pueden determinar que entablen una relación mutua serena, segura y despejada de exigencias, que podría ser precisamente lo que ambos han estado buscando. Claro que para ello tendrán que mirarse durante un poco más de tiempo a los ojos. En cambio, es posible que eviten escudriñarse de frente, por el temor a que sus ojos revelen demasiado, mientras ella barre los suelos... y él deambula por la casa, silbando su canción infantil... tanteando ambos con sus corazones, pero igualmente incapaces de expresar con franqueza lo que sienten. Es inevitable que entre éstos dos exista una cierta dosis de tensión e incomprensión, porque sus soles natales estaban en cuadratura cuando nacieron. En la electrónica del amor, la tensión puede producir un cortocircuito de las emociones, reduciéndolas a la oscuridad silenciosa. Pero con un intercambio Sol-Luna armonioso entre sus horóscopos, este hombre y esta mujer podrán alcanzar, mediante su unión, un afecto y una satisfacción perdurables. Es posible que nunca se trate del éxtasis turbulento y exaltado que vivieron Scarlett y Rhett, pero el amor no tiene por qué ser siempre explosivo. A veces, la dicha puede consistir en un trance apacible y sereno, en un momento de reposo en el viento, que convierte la puesta de sol en algo menos triste y obsesivo... y que ilumina la aurora con una tierna promesa.

 

 

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GÉMINIS

LIBRA

Aire - Mutable - Positivo Regido por Mercurio Símbolo: los Gemelos Fuerzas diurnas Masculino

Aire - Cardinal - Positivo Regido por Venus Símbolo: la Balanza Fuerzas diurnas - Masculino

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La relación GÉMINIS-LIBRA

A veces estaba oscuro y a veces claro, y entonces tenían mucho frío y luego demasiado calor.

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Es entretenido contemplar a dos signos de Aire, como si fueran trapecistas en el circo. Sus acrobacias mentales pueden ser deslumbrantes y vertiginosas. El aire es intangible, invisible, siempre se mueve por todas partes... y por ninguna. Como los Libra nunca pueden tomar una decisión y los Géminis cambian continuamente de idea, es difícil predecir qué sucederá en una asociación entre estos dos, ya se trate de parientes, cónyuges, amigos, socios, amantes, compañeros o lo que sea. Lo que yo escriba puede modificarse antes de que cualquiera de ellos lo lea o lo entienda. Pero me arriesgaré a afirmar que Géminis y Libra componen una configuración de signos solares 5-9, que generalmente se equilibra favorablemente, cualquiera que sea la dirección en que se incline la Balanza de Libra, y cualquiera que sea la personalidad gemela de la doble naturaleza de Géminis que opte por entablar la discusión. Para que los Géminis más espabilados, alertas, calculadores y semejantes a los pájaros no crean que los Libra son sólo vaporosas nubes blancas, les recordaré que Libra rige a China, y por tanto a los chinos. Como los orientales son los seres más misteriosos del planeta, es errado deducir que detrás de la sonrisa rutilante de Libra no hay más que una blanda masa gelatinosa. Desde luego, esto no intimidará a los Géminis típicos (que son expertos en resolver enigmas chinos). Así que trataré de prevenir a los Gemelos de otra manera. Libra es un signo de Aire cardinal. Géminis es un signo de Aire mutable. Cardinal es sinónimo de liderazgo. Mutable es sinónimo de comunicación. Un Géminis puede comunicarse estupendamente con un Libra por las ondas aéreas mientras él o ella no intente controlar la discusión ni ganarla.

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Recordad, Libra es cardinal. Libra debe triunfar. Libra debe gobernar. Libra es lógico. Libra siempre debe tener razón. Y no dejéis que esa sonrisa carirredonda, con unos adorables hoyuelos en el mentón, y en otras partes, os induzca a pensar otra cosa. No son más que armas que ayudan a los Libra a salirse con la suya. Cuando no pueden lograrlo con su intelecto superior, con su proceso lógico deductivo, o con esa voz untuosa que suena como violines combinados con arpas y acompañados por ángeles susurrantes, agitarán las pestañas de esos ojos grandes e inocentes, irradiarán la sonrisa de Venus, ahuecarán unas cuantas veces sus hoyuelos... y el adversario se derretirá, sencillamente. ¿Quién puede resistirse a semejante amalgama de belleza, gracia, encanto, lógica, inteligencia, sagacidad y halago? Géminis puede... y a menudo lo hace. Géminis no se deja atrapar fácilmente por las marrulleras estratagemas de Libra. Al fin y al cabo, Géminis inventó el arte de persuadir, timar, engatusar y embaucar a los tímidos, con una mezcla de simpatía e ingenio. En la rueda del Zodiaco, Libra está después de los Gemelos, así que Géminis inventó el juego y Libra se limita a imitar. Estoy segura de que todos los Géminis concordarán conmigo. En cuanto a los Libra, no tengo la intención de discutir el tema con ellos, de adelante atrás y de arriba abajo. En cambio, exhortaré tiernamente a los inocentes Libra a ser pacientes conmigo a medida que me enredo y me embrollo verbalmente, tratando de identificar las diferencias que los separan de los Gemelos. El aire no tiene forma específica. Simplemente flota por el espacio, como un fantasma que todo lo penetra.

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Por tanto, cuando estos dos signos solares se unen en el hogar, en la oficina, en el campus universitario o donde sea, al principio puede resultar difícil verlos. Pero no oírlos. Géminis y Libra entablarán largas discusiones sobre todos los temas imaginables, y ambos tienen una imaginación desmedida. Unas veces las discusiones serán cordiales, y otras no. Pero generalmente no llegarán al extremo de dejar de hablarse el uno al otro, porque a ambos les resulta prácticamente imposible permanecer callados por un lapso poco más que insignificante. A los dos les gusta hablar. A ninguno le gusta escuchar. El símbolo de Libra es la Balanza porque algunos Libra tienen el intelecto tan delicadamente ajustado que apenas se les ocurre una idea, nace automáticamente otra de signo contrario. ¿Imagináis lo que es cargar con la maldición de semejante mentalidad? Alguien dice CALIENTE, y la tarjeta de la computadora responde FRÍO. Alguien suelta LARGO, y contestáis CORTO. Si OÍS VELOZ, instantáneamente pensáis LENTO. Si OÍS LENTO, pensáis VELOZ. Si os sentís ARRIBA, miráis ABAJO. Si os sentís ABAJO, miráis ARRIBA. ¿Aún estáis allí? Sentaos y cerrad los ojos por un momento. Se os pasará el vértigo. ¿Ahora entendéis por qué tantos Libra andan por el mundo con una expresión de aturdimiento en sus rasgos bellos, bien compaginados, y con una mirada lejana en sus hermosos ojos... durante la mitad del día? Durante la otra mitad su talante es exactamente el contrario: os miran sagaz y fijamente, agitando su esencia aérea en un torbellino, o pronunciando discursos elocuentes, apasionados. Así van (¡y vienen!) estas almas pendulares. Suceda lo que sucediere, inmediatamente deben acentuar lo opuesto. En Colorado vive un hombre Libra llamado George. Un día le estaba explicando ciertas alternativas de mi vida en virtud de las cuales yo sospechaba que recaía sobre mí la desaprobación de un organismo oficial ojalá ya abolido, que me había hostigado sutilmente durante casi tres años. Él escuchó mi breve síntesis, y entonces ahuecó sus hoyuelos y dijo: «No dudo que los acontecimientos que se han producido en tu vida durante los últimos años tienen una base siniestra asentada sobre hechos demostrables. Sin embargo, por otro lado, eres escritora, y tienes una imaginación vívida, así que es muy posible que en realidad todo sea algo absolutamente inocente».

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El Libra George ni siquiera tenía conciencia de su propio proceso lógico. Ahora que estáis iniciados en la astrología y sabéis cómo funciona la mente de Libra, podréis apreciar cómo apenas afloró en su cabeza la palabra «siniestro», su Balanza de Libra despidió una tarjeta que rezaba «inocente»: el antónimo exacto de «siniestro». Éste es el dilema habitual de Libra. ¿Cuál es la verdad? ¿Qué palabra dará la respuesta definitiva? ¿Siniestro? ¿Inocente? El trauma de la indecisión. Puesto que soy un signo de Sol Aries, este dilema específico me resultó muy fácil de elucidar. Siniestro. Los incidentes se asentaban sobre una situación SINIESTRA. Sin embargo, como veréis, en mi condición de Carnero, al saber que dichos incidentes han quedado atrás, los he arrojado al cubo de los desperdicios de ayer y ya no me preocupo. Los Géminis hacen lo mismo. Arrojan el ayer por la borda, disfrutan del presente, y no reconocen el futuro hasta que lo tienen encima. Libra no puede proceder así. ¿Y si la síntesis fue errada? Claro que pudo ser correcta. Pero si fue errada, y la arrojé por la borda, ¿cómo podré recuperarla para enmendarla? ¿Siniestro o inocente? ¿Malo o bueno? ¿Real o imaginaro? ¿Positivo o negativo? ¡Polaridades, polaridades, polaridades! Libra está sumido en ellas desde la mañana hasta la noche, y no se atreve a desecharlas, porque teme desechar la única conclusión justa.

A diferencia de los Libra, Géminis hace malabarismos con las polaridades y las contradicciones, no sucesiva sino simultáneamente, sincronizando constantemente sus ideas duales entre sus personalidades gemelas. ¿Por qué no? Siempre tiene dos componentes para manejarlo todo. Ya veis por qué las personas de estos dos signos solares no son las más fiables del mundo. Si pilláis a un Libra cuando la Balanza está perfectamente equilibrada, ¡estupendo! Si pilláis a un Géminis cuando ha puesto a dormir a uno de los dos Gemelos y por el momento sólo exhibe al otro, ¡estupendo! Pero la mayoría de las veces, estos dos, o tres, o cuatro, forman una multitud. No obstante las similitudes que existen entre las naturalezas de estos dos signos de Aire, también hay muchos casos en los que viran en direcciones distintas. Por ejemplo cuando se trata de tomar decisiones. Géminis se decide en un santiamén, y basta. Sin lamentaciones, ni ansiedad, ni esperas, ni dudas. Actuar AHORA. Libra equilibra, sopesa, juzga, cavila, duda, asimila y aplaza la acción hasta mañana... y a veces el mañana no llega nunca. A juicio de Géminis, la falta de decisión puede hacer perder la carrera. A juicio de Libra, la toma de la decisión puede provocar un error tremendo, y Libra no puede, no quiere cometer un error. Sin embargo, debemos destacar que el hecho de que el veloz Géminis regido por Mercurio haya tomado una decisión puede estar totalmente desprovisto de importancia. Es posible que al cabo de pocos minutos cambie de idea y de planes. Pero una vez que Libra se ha decidido finalmente, después del delicado proceso de

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evaluación, lo normal es que se ciña estrictamente a lo resuelto, seguro de que no hay correcciones posibles que no hayan sido sopesadas ya con el mayor cuidado. Libra es más cauto que Géminis. Mientras los Gemelos tienden a cortar amarras deprisa, Libra nunca es partidario de cortar lo que se puede desenredar con más prudencia, hebra por hebra. ¿Por qué apresurarse, cuando es posible que después descubras que omitiste tomar en cuenta uno u otro dato previamente desconocido, y que ello te obligue a dar marcha atrás? A los Géminis les encantan los desafíos intelectuales, y los Libra se los suministran. Pero cuando los Gemelos ensayan con Libra los equívocos mercuriales, no siempre salen adelante. Pueden quedar más o menos en el medio, y de cuando en cuando incluso un poco por detrás del centro.

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El carisma infantil de Géminis puede inducir a los Gemelos a hacer cosas muy extravagantes y mágicas, como pronunciar veintisiete veces el nombre de un druida cuando cae una estrella... o acoplarse a viajes imaginarios sobre el lomo de ardillas o saltamontes benévolos... y buscar diamantes entre las rosas que florecen en la nieve. Normalmente los Libra no pierden tiempo en semejantes tonterías. Por contraste directo con su dulzura optimista y sus rostros alegres y radiantes y sonrientes, son fríamente lógicos. ¡Pero ya estamos de nuevo en lo mismo! Cuando imagináis un rostro de Libra, os será devuelto como su opuesto por la mentalidad bipolar de la Balanza. Lo que buscan los Libra es el justo medio. A los Géminis les importa un bledo el justo medio para llegar al equilibrio perfecto. Los Gemelos disfrutan del viaje, no del lugar de destino. Tanto Géminis como Libra se sentirían más dichosos consigo mismos, y el uno con el otro, si intentaran sentir mucho más y pensar mucho menos.

Mujer GÉMINIS Hombre LIBRA

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Les permiten, empero, cambiar, pero eso sí, el cambio debe ser total.

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El hecho de que la mujer Géminis y el hombre Libra se parezcan tanto es lo que determina que sean tan compatibles y tan felices juntos. Además, el hecho de que la mujer Géminis y el hombre Libra se parezcan tanto es lo que genera la mayoría de los conflictos entre ellos. Se conocen demasiado bien el uno al otro, comprenden sus respectivos ensueños o idiosincrasias, pueden lidiar serenamente con sus respectivas cualidades camaleónicas, entienden sus respectivos estados de ánimo, y generalmente se unen contra los extraños que no se explican la mentalidad etérea. Si él o ella tiene un elemento Agua más sensible y emocional o un elemento Tierra más estable como signo lunar o ascendente, su felicidad y su bienaventuranza están prácticamente aseguradas desde el punto de vista astrológico. De lo contrario, éstos dos siguen teniendo garantizada una probabilidad de éxito mucho mayor que la media, si se exceptúa la aparición de pequeños remolinos en los días particularmente ventosos. Ambos pueden ser un poco ventosos, cargados de brisas frías y de ráfagas sofocantes. Por tratarse de una configuración de signos solares 5-9, concuerdan más armoniosamente que la mayoría de las parejas que tratan de armar un cuadro perfecto con las piezas del rompecabezas del amor. Ambos tienen vocación estética, se sienten conmovidos por la belleza, y se sienten fuertemente alterados por el desaseo, la fealdad y el desorden. Sin embargo, no obstante esta esencia común, Géminis y Libra, al mismo tiempo que necesitan, e incluso exigen, la belleza y el orden, también pueden necesitar a menudo una vivaz criada Sagitario, una enérgica criada ariana, o una eficiente criada Virgo para que limpien lo que ellos han ensuciado. Por supuesto, algunos Géminis y Libra son pulcros. Pero incluso ellos prefieren contar con otra persona encargada de recomponer sus desbarajustes... tanto emocionales como literales. Como Géminis es más rápida, generalmente será ella quien seguirá por todas partes a su hombre Libra, recogiendo los calcetines desechados y las cáscaras de plátano. A cambio de ello, es probable que él no le niegue dinero (si lo tiene) para hacer aún más confortable y bello su entorno. En la mayoría de los casos, el nido de estos dos tórtolos es un lugar encantador, de buen gusto, agradable a la vista, y probablemente lleno de libros. Aunque vivan en una tienda, ésta se hallará bien sujeta y aislada, quizá con pirograbados en la lona a modo de decoración, y un

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suave redoble de tambores como música de fondo. Suave, he dicho. No demasiado molesto, porque Libra no soporta los ruidos fuertes, los taburetes ladeados ni las estaquillas de la tienda torcidas.

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Cuando este hombre y esta mujer riñan, casi siempre será ella la que iniciará la reyerta, y él quien le pondrá fin. Por lo menos, esto es lo que les parecerá a los observadores. A pesar de su encanto etéreo y su delicada feminidad, la mujer Géminis tiene una lengua afilada, cáustica, y no se resiste a emplearla cuando su mente ágil la exhorta a enunciar sus opiniones rápidas. Su amante o marido Libra habrá aprendido en los comienzos de la vida que la grosería y la franqueza excesiva le dificultan la conquista de su auténtico y secreto objetivo, ya sea en el amor o los negocios. Por ello irradia una especie de delicada amabilidad (casi siempre) y es un experto en ocultar sus pasiones e intenciones detrás de una sonrisa plácida y una voz persuasiva. Sí, es posible que ella la haya iniciado verbalmente. Pero tal vez él sea el verdadero culpable, el auténtico instigador inicial de la reyerta... porque tardó dos semanas en decidir si deberían tomarse sus vacaciones este mes o el siguiente, mientras ella ganaba tiempo ante la compañía de aviación y la engatusaba para que mantuviese las reservas de pasajes durante la temporada punta... o algo parecido. Por tanto, cualquiera que sea el que inicia visiblemente el conflicto, él casi nunca es inocente. El hombre Libra nunca es tan inocente como parece y dice, o como le gustaría hacérnoslo creer. En verdad, hay circunstancias (raras, pero las hay) en que su Balanza se descompensa, y puede ser tan chiflado como un pajarillo atascado en la puerta de un reloj de cuco. Sin embargo, es probable que en estas ocasiones se disculpe tan dulcemente, y que la abrume con una dosis tan abundante de la empalagosa simpatía de Libra, que ella olvidará a continuación su mal carácter. Los extraños que contemplan los rasgos plácidos y equilibrados del hombre Libra, no pueden imaginar las resoluciones dificultosamente articuladas que se gestan en su cabeza, detrás de su fachada jovial, ni la ofuscación con que trata a sus íntimos mientras aquéllas están en la etapa formativa.

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Es posible que a la chica Géminis se le ocurra ser diseñadora de modas. Es posible que después la deslumbre la idea de conseguir una matrícula de vuelo y de comprar quizá su propio reactor Lear. A continuación se le puede antojar traducir del sánscrito, estudiar los rollos del Mar Muerto, abrir una pajarería o inscribirse en la facultad de Derecho. Pero el hombre Libra puede controlar todas las ideas y emociones embrolladas de esta chica mejor que un hombre de un signo de Tierra, el cual tal vez entrará en erupción como un volcán; que un hombre de un signo de Fuego, que tal vez le quemará el oxígeno a su entusiasmo; o que un hombre de un signo de Agua, que tal vez le sofocará dicho entusiasmo con una manta húmeda. Libra entiende el instinto errabundo de la mente y el corazón de Géminis, y sin embargo es suficientemente estable y lógico como para controlar los impulsos más desatinados de ella antes de que éstos se hipertrofien, señalándole afablemente los pros y los contras, hasta inducirla a buscar su pájaro azul un poco más cerca del hogar... y de él. La palabra apropiada es «sosegante». Libra puede ejercer una influencia sosegante sobre Géminis, excepto en aquellos ocasionales trances de enajenación que después él le hace olvidar con su seducción. Dios sabe que la chica Géminis necesita sosegarse. Tiene un espíritu inquieto, un alma anhelante. Está conmovedoramente ansiosa por saber qué es lo que desea, dónde está situada, quién es y por qué va... o viene. El hombre Libra es el más lógicamente indicado para explicarle todo esto. Pero... bueno, veréis... la chica Géminis está compuesta por muchos elementos: miel y especias y cosas hermosas, sí. Sin embargo, es mucho más que esto. Es todos los libros que ha estudiado en su vida, el reflejo de las ideas y filosofías del Gemelo cuya imagen le devuelve el espejo, y que por tanto son diametralmente opuestas a las suyas. Es la cuerda con la que saltó a la comba en su infancia, el graznido plañidero de las gaviotas, y los secretos que les susurró a las gallinetas en la playa por donde se paseó antaño, el recuerdo de su primer baile... malezas que ruedan arrastradas por el viento y tornados... las velas titilantes de una nochevieja parcialmente olvidada. Estos elementos de la chica Géminis componen su mundo privado, por donde el hombre Libra que la ama nunca puede deambular libremente, aunque la guíe a través de él... desde lejos. En los equilibrados procesos lógicos de Libra hay, no obstante su encanto y dulzura, un elemento judicial y frío que no le permite internarse en los espesos bosques del cambiante mundo mágico donde ella y su Gemela residen tan a menudo. Él puede contemplarla cariñosamente, cuando se quita los zapatos y corre descalza por la hierba, y puede esperar junto a la cancela hasta que vuelva de su remoto país, pero nunca puede unirse realmente a ella. ¿Por qué? Porque tendría que situar a dicho país en un mapa, verificar si hay una línea aérea que lleva allí, averiguar su población y estudiar su industria principal, antes de partir con ella. De lo contrario, ¿cómo podría demostrarse lógicamente a sí mismo que semejante lugar existe de veras? Y si no existe, ¿por qué ir allí? Un velo invisible separa a este hombre de esta mujer, a pesar de las múltiples

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similitudes que existen entre sus respectivas personalidades.

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Su relación física está generalmente signada por una satisfacción casi total: ese tipo de satisfacción que sólo dos signos de Aire pueden comprender (o desear). Por la noche, tumbado a veces solo junto a ella (sí, tumbado solo junto a ella), él se regocija cuando Géminis vuelve de su mundo quimérico, de nuevo a sus brazos, a menudo sin siquiera sospechar que algunos fragmentos de ella han quedado allí fuera, persiguiendo rayos de luna y jugando al escondite con las estrellas. Ella le transmite la sensación de su presencia. Y por supuesto, parte de ella está presente: aquella parte que ha jurado amarlo y venerarlo, y no abandonarlo nunca. No se puede pretender que ella responda por la otra parte, la descarriada, su Gemela, la que se niega a obedecer incluso cuando ella, personalmente, se lo suplica. Su unión sexual no será tan devoradora como la de dos signos de Fuego o de Tierra, pero puede ser tan refrescante como una tormenta de verano, con centelleos de truenos y relámpagos. Se trata de dos almas etéreas, mentales, que viven sobre todo en el intelecto, no en las emociones, así que puede faltar la pasión explosiva, pero en cambio pueden disfrutar de la paz y el sosiego totales de una fusión profundamente afectuosa. El sexo, como en todas las configuraciones de signos solares 5-9, es importante para esta pareja, pero no es primordial para su dicha. Los dos necesitan igualmente el amor romántico, y quizá lo desean aún más, pues forma la base auténtica de la atracción romántica entre ellos. Los dos asumirán por turno el papel agresivo en el acto amoroso. Ambos pueden transmutarse de lo activo a lo pasivo, de lo masculino a lo femenino, en unas condiciones extrañas, místicas, que convierten sus experiencias sexuales en un deleite constantemente cambiante pero armoniosamente amalgamado. Si tienen camas individuales, es posible que a veces discutan quién dormirá más cerca de la ventana, pero si se exceptúan estos ajustes secundarios, los dos despertarán generalmente el uno en brazos del otro, compartiendo una nueva mañana que diluye las disputas de la noche anterior tal como el Sol dispersa las nubes.

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Tal vez se necesiten y se complementen físicamente el uno al otro, pero es posible que él esté más enamorado de la mente y el espíritu de ella que de su cuerpo, y es posible que ella tenga más interés en el intelecto y el alma de él que en su sexualidad, aunque sólo tengan una vaga conciencia de ello. La alquimia entre estos dos signos de Aire es vaporosa, mental y variable, en lugar de ser terrenal, apasionada y sensual. No todas las Géminis desean hijos, y muy pocas sueñan con tener familias numerosas, pero cuando sí los desean, elegirán a menudo a un hombre Libra para que los engendre. Muchas chicas Géminis que no tendrían hijos con ningún otro hombre, encontrarán más atractiva la maternidad con un hombre Libra. Si ella se casa con él, será porque le gusta la forma en que canta o baila o silba... la forma en que se mueve y camina y habla y guiña el ojo. También la forma en que se viste. Entonces, mujer al fin, es posible que después intente hacerlo cambiar. Como al hombre Libra lo rige Venus, es posible que tolere esto e intente complacerla, porque la ama, hasta que finalmente se dé cuenta de que, si bien ella prospera con el cambio, un cambio excesivo perjudica su propio equilibrio. Entonces él rugirá (mansamente) y se empecinará (afablemente) para demostrar que es un signo cardinal masculino, retomará sus viejas costumbres... y probablemente esto será lo mejor para ambos. Es posible que viajen mucho juntos, que tengan motivos religiosos o educacionales para reunirse. y que se conozcan en una excursión. Si alguna vez él se interesa por los OVNI, probablemente será por obra de ella. Ella lo estimulará para que se remonte a alturas a las que no habría pretendido llegar sin la intervención de ella. Como ambos tienen alas en los talones —y en los corazones— es posible que cambien de residencia más a menudo que los amantes o consortes nacidos bajo otros signos solares. Casi no hay duda de que la mujer Géminis confundirá y desconcertará de cuando en cuando a su amante o marido Libra. Al fin y al cabo, es muchas mujeres en una. Puede ser la más locuaz cuando él trata de pensar o se debate con un dilema, la más bonita cuando le ha provocado un raro acceso de cólera al Libra, la más taciturna cuando él desea exhibirla ante sus amigos, la más enérgica a la hora de acostarse, la más perezosa por la mañana cuando él espera sus huevos escalfados... ¿pero qué otra mujer podría convertirse en semejante calidoscopio de aflicción, júbilo, fastidio, dicha, turbación, irritación, deleite y frustración, como no sea este misterio de femineidad envasado en forma de unidades gemelas? Es cierto que puede ser desordenada, que puede perder las llaves del auto, embrollar el talonario de cheques, derrochar su tiempo y dinero, destruir la dignidad de él y ponerle a prueba la paciencia, pero precisamente cuando él está a punto de dejarla plantada, empiezan a gotear sus brumosas lágrimas de chiquilla, que se trasmutan casi instantáneamente en una vibrante risa geminiana... y él está nuevamente desorientado, atrapado entre la mirada de mujeres que se agolpan dentro de esta chica que no podría salir del bosque si no contara con la fuerza de él.

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En cuanto a él, se empeñará tenazmente en obligarla a ser más lógica y estable. Criticará sus defectos, se negará a ayudarla a recoger margaritas cuando él debe trabajar, le destrozará sus frágiles nervios, y a veces se comportará como un juez severo y condenará el espíritu libre de Géminis... pero cuando los sueños de ella estén desquiciados, cuando su casa y su pelo estén a la miseria, y cuando tenga la sensación de ser una chiquilla necia y ridícula, él la hará sentir mujer al decirle sonriendo: «No sé por qué te amo tanto, pero te amo». Entonces Géminis comprenderá que ella es el único problema que él nunca podrá equilibrar en su Balanza, con un resultado exacto. Como es hija de Eva, sonreirá para sus adentros, convencida de que sólo el corazón de él, y no su intelecto, podrá analizar íntegramente la solución del enigma que ella plantea. Sin embargo, con perversidad también femenina, se negará a compartir con él esta clave del secreto de amor de Géminis, y preferirá que la adivine.

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Un factor importante de discrepancias dentro de esta relación de Aire consistirá en la propensión del hombre Libra a sopesar y juzgar las cosas, a ver la vida, las personas y las situaciones en la perspectiva y el equilibrio justos, fría y lógicamente, con una extraña actitud de despego, desprovista de toda. extravagancia. Esta faceta de su personalidad no sólo choca en forma bastante violenta con su propio optimismo y confianza innatos, sino que también entra a menudo en conflicto con la tendencia de ella a verlo todo no como es sino como debería ser. Ella ve lo que desea ver, colorea los hechos con la fantasía, y evita el desengaño (para su manera de pensar) impregnándolo todo con un baño de ilusión. Si él no hace un esfuerzo sincero encaminado a comprender con tolerancia la actitud de ella, es posible que Géminis se sienta obligada a decir pequeñas mentiras inocentes para defender su punto de vista. A esta mujer suelen asustarla las personas que siempre exigen la verdad exacta, precisa, sin afeites, y que no transigen con los «tal vez», «quizás» y «supongamos que haya sido». Entonces, podría sentirse forzada a escapar mediante una zambullida aún más profunda en la irrealidad. A Libra no le perjudicaría agregar una pizca de imaginación geminiana a todos los asuntos que pesa con tanta circunspección en su Balanza. Porque a menudo la verdad no es lo que parece ser (esto es lo que Mercurio le enseñó a ella), la lógica puede ser engañosa y los hechos pueden inducir a error.

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Cuando la noche está escarchada y poblada de estrellas, ¿quién espera que un chubasco estival se oculte justo detrás de Arturo? Las Gemelas. Ellas saben que sólo se puede adquirir la verdadera sabiduría adaptándose a las pautas siempre cambiantes de la vida. Pero él no puede aceptar las pautas de hoy sin cotejarlas antes con las pasadas y las futuras hasta encontrarlas dignas de crédito. En algún punto del trayecto, cerca del centro de estos puntos de vista divergentes, Géminis y Libra se encontrarán, se tocarán ligeramente... harán una pausa... y se amarán.

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Hombre GÉMINIS Mujer LIBRA Realmente él no sabía nada al respecto. Sólo alimentaba sospechas, pero dijo al azar: —Wendy, yo me escapé el día en que nací. Wendy quedó muy sorprendida, pero interesada; y le indicó con el encantador estilo de salón, o sea con un toque a su camisón, que podía sentarse más cerca de ella.

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Se trata de un hecho astrológico 5-9, y no queda margen para discusiones. El hombre Géminis es irresistible cuando magnetiza sin esfuerzo a una pobre chica Libra y la induce a abandonar su existencia maravillosamente equilibrada y a consagrar su corazón a un futuro incierto, revoloteando por ideas, pueblos, ciudades y estados de ánimo, junto a él. Por supuesto, esto también se aplica a la inversa. ¿Acaso no se aplica todo a la inversa, cuando se trata de Géminis y Libra?

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Es sencillamente fascinante observar cómo una irresistible mujer Libra esparce nubes de mansa e indefensa feminidad sobre un pobre hombre Géminis, convenciéndolo de que es a él a quien se le ha ocurrido la idea de sentar la cabeza y de hacer lo único sensato y lógico que se puede llevar a cabo después de enamorarse: casarse, conseguir trabajo, formar una familia y quedarse en un mismo lugar con la única persona que puede manejarlos a ellos dos, o sea, ella. ¿Quién gana esta partida romántica? A veces depende de cuál de los dos tiene el signo lunar más fuerte, pero generalmente es ella, y no él. Sea quien fuere el que tome la iniciativa, enseguida entran a regir las leyes de la física y la química, y estos amantes no tardarán en convertir los etéreos castillos de sueños en hipotecas sólidas y concretas, porque ella huele muy bien, y es muy suave y mimosa, en tanto que él es muy rápido y espabilado e inteligente, y puede ganarle a ella las partidas de ajedrez y de damas. La mujer Libra casi nunca mirará dos veces a un hombre situado por debajo de su nivel intelectual. Y el hombre Géminis casi nunca sacrificará su preciosa libertad por una mujer que no es capaz de confeccionar anagramas con sus pensamientos y de armar crucigramas de sueños junto con él. Siempre es divertido observar cómo a un mago Géminis lo embaucan con uno de sus propios trucos al que le han incorporado unas pocas variantes novedosas. Sin embargo, también hay una dosis de justicia poética en ello. Él ha pasado toda su vida seduciendo mujeres, iniciando romances que después interrumpía, creando la impresión de que la culpa siempre recaía sobre su pareja y nunca sobre él, recomponiendo amistades a fuerza de locuacidad y. en general, disfrutando de su envidiable capacidad para manipular cualquier situación con una ristra de palabras del diccionario complementadas por su inocencia infantil. Ahora se encuentra con una mujer que es con creces su digna competidora en el juego de la astucia, y que le paga con su misma moneda. Después de dejarse convencer de que la ha cautivado y conquistado, después de permitir que ella encierre su espíritu libre dentro de los límites restrictivos del matrimonio —no importa que otras mujeres acepten uniones informales en la nueva era de la emancipación sexual: las mujeres Libra no se conforman con algo menos que una sortija de bodas—, después de todo esto, él descubrirá que sus modales mansos, delicados, persuasivos y amables ocultan una inteligencia fría, brillante, una fuerte voluntad, y una férrea decisión de conseguir exactamente lo anhelado. Esta chica no es una conejita suave, ¡sino un mariscal de campo de las huestes femeninas! La mujer Libra siempre se las ingeniará para salirse con la suya so pretexto de la justicia, la feminidad y la impotencia, pero Libra es, en última instancia, un signo masculino. No ceso de repetíroslo. Ella se sentirá sorprendida y dolorida cuando él la desenmascare, como en verdad la desenmascarará, porque nadie, ni siquiera Libra, puede engatusar durante mucho tiempo a la chispeante inteligencia de Géminis. Ella no pretendió ser injusta ni falaz. Libra considera que todo es lícito en el amor y en la guerra entre los sexos, y en este contexto la hembra de la especie es más letal que el macho. La mente estimulante de ella, que tanto lo atrajo al comenzar el romance, la convertirá después en una rival peligrosa durante cualquier discusión, porque es muy experta en el arte de colocarlo en inferioridad de condiciones mediante el recurso de hacerle perder la paciencia, y junto con ésta la objetividad y la serenidad. Entonces ella lo tiene a su merced, mientras aduce llorando que es un bruto, y que su cólera es la mejor prueba de que está equivocado. Libra lo desconcertará una y otra vez, y se valdrá para ello de la estratagema típica de él, o sea que deformará sus asertos e intenciones, y él no podrá identificar el defecto de sus

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argumentos porque ella sabe proceder con mucha sutileza, como si no hiciera nada malo y sólo se limitara a defender con limpieza y justicia su propia posición.

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La mujer Libra es tan reacia a las represiones como cualquiera de los doce signos solares, aunque quizá no tanto como Géminis, Acuario, Sagitario y Aries. No será prudente que su amante o marido Géminis intente imponerle algún tipo de restricción. Bastará que recordéis a los orientales (Libra rige a Oriente). Las otras razas no pueden controlarlos eficazmente porque, si bien parece que son mansos y pacientes, y que no oponen ninguna resistencia, siempre se las apañan, sin embargo, para encontrar la forma sutil de anular al adversario. El hombre Géminis nunca obtendrá una victoria total sobre la mujer Libra. Precisamente cuando cree que ha conseguido desbaratar todos sus argumentos, ella se le escabulle y adopta otra táctica o estrategia emocional, y vuelve a pillarlo desprevenido. Pero él también deberá recordar la curiosa objetividad de Libra. Ella realizará inmensos sacrificios para salirse con la suya, pero cuando fracase, el análisis de las causas de la derrota le producirá casi tanta satisfacción intelectual como le habría producido el triunfo. Géminis deberá tenerlo presente, sobre todo porque lo mismo vale para él. Los dos tienen muchas semejanzas, puesto que influye sobre ellos la vibración muy favorable y armoniosa de la configuración de signos solares 5-9. Simpatizan, y a menudo se complementan incluso en áreas en las que difieren. En lo esencial, Géminis y Libra son maravillosamente compatibles, y tienen muchas virtudes (y también vicios) en común. Tienden a respetar sus respectivas mentalidades, intimidades y libertades de pensamiento y palabra... en condiciones normales. Sin embargo, habrá circunstancias en que él la lastimará profundamente y quedará completamente azorado por su reacción ofendida, por la naturaleza imprevistamente violenta de sus emociones. Cualquier mujer Libra enamorada de un hombre Géminis entenderá por qué se ha dicho del hombre regido por Mercurio que está tan ocupado pensando, que nunca se detiene a pensar. El no desea agredirla, pero sus estallidos verbales pueden ser crudos y cortantes para la chica Libra, que por naturaleza reviste cada opinión con el velo más suave del tacto y la cortesía. Igualmente, él la reconquistará con su innata seducción mercurial y la convencerá de que no quiso decir lo que dijo, lo cual es más que probable que sea cierto (lo que dicen los Géminis nunca sigue siendo válido durante más de una hora, aproximadamente).

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Es posible que quienes nacieron bajo signos de Fuego o Tierra no comprendan su relación física, pero a ellos les bastará para llenar sus corazones de sosiego y satisfacción. Ninguno de los dos es auténticamente apasionado, ni realmente capaz de experimentar el amor tal como lo experimentan otras personas más vehementemente emocionales. En su manera de hacer el amor siempre habrá un elemento delicado y desapegado: poético y cautivante, pero no sensual. Sin embargo, el fuego latente de la fusión sexual entre este hombre y esta mujer es tan magnético y tan cohesionante para sus respectivas naturalezas aéreas como lo son los contactos más tórridos entre otros consortes y amantes. El romance siempre será más importante que el sexo para Géminis y Libra. Esta actitud predominará e impregnará su intimidad con una belleza singular. Éstos dos no interpretan el amor como un apetito erótico que es necesario apaciguar, sino como un arte que es necesario refinar. No lo interpretan como una manifestación de lascivia sino como un placer recíproco que hay que sorber lentamente, en lugar de engullir voraz o ciegamente. La mujer Libra irradia un aire innegable de voluptuosidad, pero también de refinamiento. La grosería, la tosquedad, la obscenidad y la vulgaridad la ofenden. (Por supuesto, un signo lunar o ascendente más terrenal, o una seria desavenencia entre Venus y Marte en la carta natal de ella, puede diluir este elemento básico de la naturaleza de su signo solar, pero, como siempre, respecto de todos los signos solares, nos referimos a la dama Libra típica.) Existen pocas posibilidades de que el hombre Géminis, que siente íntimamente lo mismo que ella, la ofenda de este modo, aunque tal vez él necesite en su unión física una mayor variedad de expresión que la que necesita su esposa regida por Venus. Sí, finalmente ella se convertirá en su esposa... o partirá. Sabed que Libra rige el matrimonio, y es muy rara la Libra que se conforma con una relación emocional que no sea la conyugal, cualquiera que sea el lapso que abarque. La chica Libra típica, que en circunstancias normales no puede tomar una decisión respecto del amor más rápidamente que respecto de cualquier otra cosa, puede experimentar. sin embargo, el deseo de casarse impulsivamente con un Géminis antes de tomarse el tiempo indispensable para equilibrar los platillos

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descompensados de la Balanza de la decisión. El rasgo infalible del buen vendedor consiste en su habilidad para hacer que la gente se dispute el artículo que intenta vender, y Géminis es el as de los vendedores. Cuando lo que procura vender es su propia persona, la chica Libra no es más invulnerable que el resto del público deslumbrado al encanto y el atractivo innato de Mercurio. Ella es sensata, inteligente, perspicaz y todo lo demás, pero dichas cualidades parecen fallarle cuando este hombre afable de ojos refulgentes, tacto ligero y ensueños alucinantes le arrebata el corazón. Es posible que el dinero sea un poco más importante para ella que para él. Sólo un poco. La acumulación de dinero y la manipulación financiera no son la motivación primordial de Libra o Géminis, excepto en el caso de aquellos escasos nativos de estos signos solares que ingresan casi por azar en la actividad bancaria. El dinero sólo es realmente importante para Géminis cuando no lo tiene, cuando lo necesita desesperadamente. Para Libra, el dinero es importante en razón de los lujos, las comodidades v la belleza circundante que puede comprar. Sin embargo, la mezquindad y la avaricia no son rasgos propios del elemento Aire, de modo que tendrán pocas disputas en este contexto, a menos que el hombre Géminis lo dilapide con excesiva prodigalidad, especule demasiado a menudo, o lo juegue en apuestas muy arriesgadas. Cuando él gaste más de lo previsto en el presupuesto, generalmente lo hará en relación con una idea o una promoción novedosa, con unas vacaciones o con un cambio de residencia... o por lo menos con un breve cambio de escenario. Cuando ella es despilfarradora, suele gastarlo en ropas, en clases de danza, canto o música, o de escultura, teatro o yoga, y en cosas semejantes. A veces, en la decoración del hogar y en salones de belleza. Sus actitudes respecto del dinero, como respecto de muchas otras cosas, son básicamente análogas, aunque pueden diferir en la manera de emplearlo, de cuando en cuando. (Desde luego. un signo lunar o ascendente más tacaño o económico puede cambiar ligeramente la imagen de cualquiera de las dos cartas natales, pero no demasiado.) Probablemente sus hogares estarán poblados de música, flores, libros... y niños. Quienes se aman dentro de la vibración de la influencia 5-9 optan a menudo por forjar una familia juntos, no obstante su renuencia a engendrar hijos con personas de otros signos solares. Viajarán mucho, mental o geográficamente; los parientes de ambos ocuparán un lugar destacado en su relación; y es posible que encuentren bases de acuerdo —o de discrepancia periódica— en la religión o en la educación superior. Si estos dos también han sido agraciados por un aspecto armónico Sol-Luna entre sus respectivas natividades, su relación navegará apaciblemente por aguas refulgentes, entrecortada quizá por unas pocas tormentas y arrecifes, pero en general, se desarrollará como si flotara río abajo sobre una pluma. Con un aspecto tenso entre sus luminarias, el aire podría tornarse húmedo, bochornoso e incluso brumoso de vez en cuando, pero siempre tendrán la oportunidad de echarse nuevamente el uno en brazos del otro en busca de perdón, después de un altercado, aunque éste haya sido grave... para volver a empezar.

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Él le enviará flores para disculparse. Ella recordará cómo las luces centelleaban en sus ojos, cual en los de un chiquillo, cuando estaba excitado, olvidará sus defectos, se derretirá una vez más en el corazón de él... y empezará a analizar nuevamente por qué lo ama. Pero no resolverá el enigma mientras no se dé cuenta de que él es un par de Gemelos, dos-hombres-en-uno. La mujer Libra se siente obligada a equilibrar dentro de un todo armonioso cualquier dualidad que encuentre, en razón de su esencia regida por Venus. Nunca lo logrará cabalmente, por supuesto, pero es posible que consiga aproximarse a la magia de Géminis más de lo que éste permitiría que se acercara ninguna otra persona. Excepto, claro está, la otra mitad de sí mismo.

 

 

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GÉMINIS

ESCORPIÓN

Aire - Mutable - Positivo Regido por Mercurio Símbolo: los Gemelos Fuerzas diurnas Masculino

Agua - Fijo - Negativo Regido por Plutón Símbolos: el Escorpión y el Águila Fuerzas nocturnas - Femenino

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La relación GÉMINIS-ESCORPIÓN

Todos los piratas son supersticiosos; y Cookson exclamó: «Dicen que la señal más segura de que una nave está maldecida consiste en que hay a bordo más de lo que se puede justificar».

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El supersticioso nato Escorpión tiene todo el derecho del mundo a presumir la presencia de una persona adicional cuando trata con un Géminis, nacido bajo el signo de los Gemelos. Por supuesto hay una persona visible, pero el mellizo (o los trillizos o cuatrillizos) de este hombre o esta mujer se esconde eternamente en el éter, listo para aflorar en las circunstancias más desconcertantes. La mayoría de las personas no saben que cuando se asocian con un Géminis tratan con un múltiplo, pero Escorpión sospecha inmediatamente la verdad. Escorpión lo sospecha todo inmediatamente. Es difícil, si no imposible, engañar a Escorpión durante mucho tiempo. La naturaleza recelosa de estos individuos los impulsa a explorar los misterios como Sherlock Holmes, pero rara vez discuten sus conclusiones con un doctor Watson. Lo que Escorpión sabe se lo reserva para sí. Como he dicho antes, Escorpión busca, sobre todo, el poder. El saber es poder, ¿así que por qué cederlo? Lo cual nos trae a una tendencia bastante obvia de la mayoría de los Géminis (no todos, pero sí la mayoría): hablar. Algunas veces llegan al extremo de chismorrear. En el mejor de los casos, generalmente no cuentan hasta diez antes de hablar, hábito éste que puede ofuscar a los Escorpión más taciturnos y reservados, aunque a menudo las palabras de Géminis son bellas burbujas de luz y alegría.

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No se trata de que los Escorpión no puedan ser también locuaces, a ratos. Pueden serlo... los menos. Pero la mayoría de los Escorpión prefieren que los vean y no los oigan, y si pueden evitarlo, prefieren que tampoco los vean. He comentado en otra parte que muchos hombres y mujeres y niños regidos por Plutón tienen el hábito de usar gafas de sol para salvaguardar el incógnito. Incluso aquellos raros Escorpión que son charlatanes tienen el don de hablar de todo menos de lo realmente importante. Pocas veces discuten algo auténticamente personal... que les concierna a ellos, se entiende. En cambio discutirán de muy buen grado asuntos personales referidos a terceros, excepto si han prometido guardar el secreto. Entonces sus labios quedarán tan herméticamente sellados como si de un confesionario se tratase. Es raro el Escorpión que viola una promesa. Para ellos, el cumplimiento de las promesas es una cuestión de honor. Y por eso la destreza verbal del Géminis, para no hablar de sus actitudes infantiles de juego y retozo inocentes, pueden fastidiar a Escorpión a menos que éste o ésta tenga su Luna o ascendente natal en un signo de Aire o Fuego. Los hombres y mujeres regidos por Plutón no sólo recelan de las personas ligeras de lengua sino que además desconfían de la inocencia infantil. Escorpión tiene muchas cualidades, pero la palabra «inocencia» no es la que un astrólogo elegiría para describir a este signo solar. Los Escorpión tienen lo que sólo se puede definir como un rasgo dominante, que oscila entre el mal humor taciturno y el frío distanciamiento (que a veces es arrogancia) cuando las cosas no marchan a su gusto. En otras circunstancias Escorpión puede ser afable, sensible, compasivo y fanáticamente leal... pero nunca auténticamente cálido. A Géminis también lo acusan a menudo de falta de calidez. (Los signos de Agua y

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Aire les parecen fríos y desapegados a quienes nacieron en los elementos Fuego o Tierra.) En cuanto a la lealtad, Géminis, como todos sabemos a esta altura, no sobresale por esta virtud, si el verdadero significado de la palabra consiste en la devoción invariable a una persona, una idea o un ideal durante toda una vida. ¡A Géminis le gusta variar! A estos individuos les resulta difícil permanecer interesados en un tema durante las veinticuatro horas del día sin variar y virar en una dirección distinta, y menos aún durante todo un ciclo vital en el planeta Tierra. Sin la variación y el cambio de escenario periódicos, el pájaro medio de Mercurio se sofocaría de puro aburrimiento. Como sucede en todas las configuraciones de signos solares 6-8, si Géminis y Escorpión no nacen en el mismo círculo familiar, en condición de parientes, o si no están implicados en una relación comercial, es posible que no se encuentren nunca si no los presenta otra persona. En ausencia de una armonía Sol-Luna en sus respectivos horóscopos, normalmente estos dos no tienen suficientes cosas en común como para sentir vibraciones palpitantes de un extremo a otro de una habitación atestada, y generalmente necesitan la intervención de una tercera persona para relacionarse. Sin embargo, una vez que los acerca fortuitamente un espectador inocente que no sospecha lo que puede resultar de la combinación de Aire y Agua, su configuración 6-8 determinará inexorablemente que la relación, ya sea amistosa, comercial o emocional, abarque muchos servicios y devoción por un lado y un magnetismo inexplicable por el otro. Incongruentemente (en el sentido astrológico), los servicios y la devoción casi siempre fluyen de Escorpión a Géminis, y la atracción magnética de Géminis a Escorpión. Se podría decir que Géminis representa un misterio que Escorpión no consigue penetrar a fondo, y son muy pocas las cosas que Escorpión no consigue penetrar. Es indiscutible que esto lo frustra, pero a veces la frustración es sinónimo de fascinación cuando se administra en pequeñas dosis, esporádicamente. Administrada diariamente, en grandes dosis, puede deteriorar bastante el aguijón de Escorpión y embotar un poco la inocencia infantil de Géminis, erizando las alas emplumadas de los impacientes pájaros de Mercurio.

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El sagaz e intelectual Géminis es un signo de interrogación deambulante, parlante (con énfasis en esto último), constantemente curioso y ocasionalmente espurio. Escorpión es un punto final en la conclusión del conocimiento: la puntuación última en el poder de concentración. Normalmente los Géminis tienen distintas magnitudes de dificultad para concentrarse, y a veces su lapso de atención es tan breve como el tiempo durante el cual una mariposa revolotea sobre una flor o durante el cual un ave permanece posada en una rama. Escorpión no sólo es vehementemente dominante a ratos, sino que también es vehementemente orgulloso y ambicioso, aunque de una manera encubierta, silenciosa y discreta. En verdad, Escorpión es vehemente en todo, por dentro. Vehementemente implacable, vehementemente leal, vehementemente compasivo, vehementemente frío, vehementemente reservado, vehementemente misterioso. Estos individuos no hacen nada a medias, aunque por fuera parezcan inofensivos y dulces. Si son vúestros amigos, lo son hasta las últimas consecuencias, en las buenas y en las malas. Si son vuestros enemigos, lo son hasta los mismos extremos, en uno y en otro sentido. Si Escorpión no hace nada a medias, se puede decir que Géminis lo hace todo a medias (o en una a tres cuartas partes). Géminis nunca se consagra íntegramente, sin reservas, a una sola persona, idea o proyecto. Sólo pequeños fragmentos, briznas y astillas, algunas migajas. ¿Entendéis por qué es posible que nunca se fijen el uno en el otro en medio de una multitud? Aunque estos dos signos solares son distintos por sus motivaciones, su personalidad y su carácter, las diferencias pueden ser interesantes. Escorpión nunca aprenderá todo lo que hay que saber acerca de Géminis, y este fracaso lo preocupará muchísimo. Géminis nunca podrá sondear cabalmente la tremenda profundidad de Escorpión y nada' podría importarle menos. Realmente no. Para Géminis, la diversión se termina cuando está resuelto el enigma. Lo que excita a los súbditos de Mercurio es el diálogo cambiante y el entretenimiento de adivinar la trama, y no el desenlace de la escena final. Géminis, como Virgo, tiene una personalidad especulativa y analítica, que produce una marcada tendencia a leer entre líneas, y a imaginar por tanto, a menudo, que las personas dan a entender más de lo que dicen. Escorpión tampoco es lerdo en este contexto, aunque la causa es otra. En el caso de Géminis, es producto de la agilidad intelectual, de la curiosidad y las proclividades analíticas de Mercurio. En el caso de Escorpión, es producto del miedo y el recelo puros y simples. Pedidle a Géminis que se siente en un determinado sofá, y él o ella indagará las intenciones psicológicas y emocionales por las que habéis escogido dicho sofá, en tanto que Escorpión se sentirá seguro de que debajo hay una bomba montada, cuyo estallido ha sido programado por una computadora. Existe una ligera

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diferencia en sus actitudes, pero el resultado final es más o menos el mismo. Es imposible ocultarle algo a uno u otro signo solar, o salvaguardar la intimidad personal en su presencia. Cuando son Géminis y Escorpión los que se recelan, se analizan y se sondean recíprocamente, en lugar de hacerlo con otro de los diez signos solares restantes, se comportan como dos rosquillas atrapadas en la cadena mágica de aros chinos de un prestidigitador. Cada uno de ellos genera su propia aura individual de misterio, y a ambos les gusta resolver los misterios. Pero la aureola misteriosa de Géminis es despreocupada y variable, consiste en transmutaciones imprevisibles de colores pastel, luces y sombras, y rápidos cambios de idea... en tanto que los éteres aureolares del misterio de Escorpión teñidos de color borgoña, son mucho más complejos, con énfasis en las sombras, y descasan en fosos mucho más profundos e insondables, a veces con un matiz siniestro cuando están influidos por el lado negativo de Plutón. La lentitud ajena es un factor constante de irritación para los Gemelos espabilados, alertas e impacientes, cuyos representantes más típicos están periódicamente tensos y nerviosos. Los Escorpión también están periódicamente tensos y nerviosos, ¡pero no permita el cielo que alguien los sorprenda dando una muestra de ello! Cuanto más aprensivo se siente el Escorpión por dentro, tanto más seguro, confiado y tranquilo parece estar por fuera. Como todos los sentimientos y emociones interiores cruzan por el semblante de Géminis, iluminando sus ojos expresivos y movedizos, no os resultará difícil decidir dónde apostar para ganar la partida de póker. Cuando la partida de póker es una relación recíproca de cualquier naturaleza, las apuestas pueden parecerle desmedidamente altas a Escorpión, y sin embargo para Géminis eso no es más que un juego, cualquiera sea la magnitud del envite. Si se pierde una partida, piensa el pájaro de Mercurio, siempre hay otra, un poco más adelante. Escorpión no toma las derrotas tan a la ligera. En verdad, las Águilas las toman muy, muy en serio. Para Escorpión perder es una experiencia humillante, degradante, que quizás incluso justifica el pánico interior. (Escorpión nunca exhibe el pánico exterior.) Géminis arroja los dados de la vida con una indiferencia aplomada, desapegada y negligente. Escorpión los arroja con fría perspicacia, y sólo después de haber calculado escrupulosamente las probabilidades. Los dados de la vida, claro está. En una verdadera partida de dados, el mismo —o la misma—Géminis calcula con bastante frialdad y precisión. La veloz mente de Mercurio elucida en un santiamén las probabilidades de la banca.

Veamos si puede enderezar estas enigmáticas rosquillas. Acaban de entrar en la habitación. Uno de ellos se ha deslizado silenciosamente, casi inadvertido, y permanece callado, mientras lo mira a usted fijamente a los ojos. Usted le formula una pregunta y este personaje sigue callado, sin contestar enseguida. El otro ha entrado en la habitación brincando, saltando o volando, quizá rasgueando una guitarra, arrojando una raqueta de tenis al aire y dejando flotar el final de una frase. Usted le formula una pregunta y este personaje descerraja una embrollada respuesta en su dirección y después se encamina velozmente hacia la fuente de avellanas partidas que descansa sobre la mesa. ¿Cuál es cuál? ¿Cree saberlo?

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Bueno, el descrito en primer término es un Géminis. El segundo es un Escorpión. ¿Está confundido, desorientado? Entonces no ha prestado mucha atención a las insinuaciones que figuran en los diversos capítulos de este libro dedicados a Géminis y Escorpión. El Géminis lo engatusaba para hacerle creer que era frío y aplomado, utilizando una de las múltiples identidades de Mercurio, con la misma naturalidad con que un actor veterano salta de un papel a otro. Escorpión usaba una de las máscaras de Carnaval de Plutón, y fingía una despreocupación informal y una ligereza petulante para ocultar su apasionante trémulo. ¿Ahora entiende el problema? No se prestaron ninguna atención el uno al otro. Vamos... adelántese y preséntelos, pero la responsabilidad es suya, no mía. Si sus signos lunares son compatibles, pueden crear juntos unos ensueños cautivantes, vaporosos. Al fin y al cabo, ¿el vapor traslúcido no es el producto de la combinación del aire y el agua, en la Naturaleza? Pero si sus signos solares y lunares están en cuadratura, u opuestos, el resultado será la niebla, y en medio de una niebla espesa los pájaros de Mercurio no pueden volar, en tanto que los Escorpiones apenas avanzan a lo largo de la costa.

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Mujer GÉMINIS Hombre ESCORPIÓN «Era el enfrentamiento de dos contra uno lo que lo encolerizaba...»

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Debemos empezar por admitir que algunas relaciones compuestas por esta mezcla de Aire y Agua son coronadas por el éxito: hay algunos Gemelos y Águilas que se las apañan para forjar un amor perdurable, construido en común sobre una base sólida de respeto mutuo. No son muchos, pero hay, algunos. Si los aspectos Sol-Luna son armoniosos, pueden hallar la dicha con tanta naturalidad como cualquier otro hombre y mujer de la estirpe de Adán y Eva, aunque deberán cuidarse más que la mayoría de los amantes de esa vil serpiente. Sin embargo, en ausencia de ese estímulo astrológico (si sus luminarias y otros planetas tienen un aspecto adverso en sus cartas). a estos signos específicos de Aire y Agua les resultará más fácil y seguro circunscribirse a la amistad, evitando los vendavales de la pasión y las aguas más profundas de los juramentos eternos. No les está vedado el alcanzar un alto grado de compatibilidad, pero ambos deberán estar dispuestos a esforzarse constantemente.

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Para empezar, «eterno» es una palabra que asusta a la mujer Géminis tanto como la palabra «temporal» asusta al hombre Escorpión. No se trata de que ella sea incapaz de seguir amando y siendo fiel a un hombre, porque esto es precisamente lo que les ocurre a muchas chicas Géminis, pero la fidelidad y la perennidad deben infiltrarse en ella sutil, gradualmente, paso a paso, hasta que quede totalmente implicada en la relación, sin notarlo. El hecho de emplear prematuramente la palabra «eterno», o de pronosticar el desenlace del romance cuando ella preferiría adivinarlo, le estropea la diversión: A la inversa, no se trata de que el hombre Escorpión no pueda soportar los acuerdos «temporales» tan bien como cualquier hijo de vecino, sino de que el empleo de la palabra despierta en él dudas y recelos instantáneos, que estropean su sensación de dominio y poder sobre la relación. Inicialmente, él se sentirá cautivado por el encanto innegable de la chica Géminis, por las burbujas de champán de su voz, por su mente lúcida, por su conversación sagaz y por su ligereza de tacto en todas las situaciones. Naturalmente. Al fin y al cabo no es más que un hombre, a pesar de su máscara y su capa de Batman, y es tan susceptible como cualquier otro signo astrológico a la atracción de la manzana de Eva. Entonces, al cabo de un tiempo, él empezará a notar que algunas de las deliciosas historias que ella cuenta se han modificado sutilmente en la segunda versión. (Géminis siempre agrega una pizca aquí, quita otro poco allá, para reforzar la vivacidad... ¿y acaso no lo hacen todos?) Es posible que ella llegue tarde a dos o tres citas sucesivas, o quizá lo interrumpirá cuando esté exponiendo unos planes muy serios para el futuro de ambos y anunciará agitada que olvidó las llaves del auto en el encendido con el motor en marcha. No sólo esto, sino que además aparcó en doble fila y pretende alegremente que él pague la multa. Será en este momento, o en alguna etapa análoga de toma de conciencia, cuando el hombre Escorpión se quitará de los ojos parte del polvo de estrellas que le enturbia la vista, le echará una mirada larga y penetrante a esta mujer que casi le robó el corazón, y optará cautelosamente por tomarse un poco más de tiempo para analizar la posibilidad de prometerle, ante un representante de Dios, que la amará, la honrará y la respetará durante el resto de sus días. (Veréis, Escorpión es, secretamente, muy religioso.) Una vez que ha dado su palabra, le duele retractarse, así que es posible que la corteje con más parsimonia hasta sentirse seguro de que ella no le dará otras sorpresas, como la revelación de uno o dos matrimonios y separaciones o divorcios de los que había olvidado hablarle. Es posible que ella casi no se dé cuenta de este ligero cambio de actitud. Estará demasiado distraída preguntándose hasta cuándo podrá soportar esa sofocante investigación de su vida personal, esa intromisión en su intimidad (nada de malo ni necesariamente chocante, sino sólo cosas que ella desea mantener en secreto)... y esos celos. ¿Acaso una chica no puede sonreírle radiantemente al vendedor de la librería ni detenerse a discutir en la calle los problemas de peluquería de los perros pastores ingleses con un desconocido afectuoso sin que la acusen de ser promiscua? ¿Y qué decir de la forma en que él mira a todas las mujeres que encuentra, y mira... y mira... y mira? Ella es la única culpable de su dilema. Puesto que es una Géminis, y puesto que se amamantó con el diccionario, debería ser suficientemente culta como para saber que el hombre Escorpión, con su voz profunda, sonora, magnética, y su mirada fija y sabia, tiene la fascinación de la serpiente. Aunque su aspecto exterior de fuerza e impasibilidad pueda ser formidable, detrás de esta fachada se oculta un llamado silencioso de aparea-

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miento que pocas mujeres pueden resistir. Una de las primeras características que ella descubrirá en él, será su increíble fuerza de voluntad. Es sencillamente inverosímil. Este hombre puede hacer todo lo que se propone: literalmente todo. Si resuelve ayunar durante treinta días, vivirá de agua durante ese período sin emitir siquiera un gemido de hambre o de queja. Si decide ser presidente —de su curso, de su compañía o de su país— logrará su objetivo. Si quiere seducir a una chica para convertirla en su mujer definitiva, ella habrá perdido la batalla antes de iniciarla. La hará suya. Todo esto puede ser macabro, aterrador, para la chica Géminis de ojos refulgentes, que sólo le pide a la vida cambio y emoción, alegría... y algo que estimule su intelecto. Cualquiera pensaría que al sentir la proximidad de esas vibraciones de Plutón echaría a correr, como echaría a correr si se encontrara en la jungla con un gorila jadeante, con malas intenciones. Cualquiera lo creería. Yo no. Porque conozco la anomalía astrológica merced a la cual en determinados momentos un hombre Escorpión se parece más a un venado inocente, de ojos aterciopelados, que a un gorila. Tan dulce, afable y sensible, tan aparentemente necesitado de consuelo y apoyo leal que una chica debería tener el corazón de piedra para producirle el mínimo dolor. Huyendo de él, por ejemplo. El corazón de la chica Géminis no es de piedra. Puede hallarse estabilizado a una temperatura menor que el corazón de una chica Aries, Leo o Sagitario con emociones más fogosas, pero es tierno allí donde debe serlo, y el atractivo de un hombre inteligente, cuyos ojos quemantes pueden atravesarle el alma, hace impacto certero en uno de estos puntos débiles: Los modales de él tienen un elemento de suavidad satinada que le hace olvidar aquella mirada de acero que es capaz de proyectar cuando despliega sus inmensos poderes de circunspección y fría tenacidad. Pero en el futuro él le dará múltiples oportunidades para recordarla. Esto basta para explicar por qué y cómo se enamoran generalmente éstos dos. Hay que agregar algo más acerca de la forma en que consiguen seguir enamorados. Puesto que Escorpión es un signo fijo, disfruta de mucho autocontrol. Lo necesitará íntegramente cuando ella ponga a prueba su paciencia con su carisma camaleónico, con sus accesos de melancolía, de distracción y de dualidad de propósitos. Como Géminis es un signo mutable, ella es muy dúctil, lo cual la ayuda a adaptarse a los ambientes y emociones fluctuantes, y sin duda necesitará valerse finalmente de esta cualidad en sus tratos con el Escorpión. Ella deberá desplegar todos sus recursos para salvaguardar su libertad y su naturalidad y su serenidad cuando él reaccione tercamente o con violencia emocional respecto de algún agravio imaginario, después de haberse comportado como un ángel de comprensión. (Siempre es difícil decidir si Escorpión es un ángel o un demonio. Los Escorpión parecen hallarse cómodos en el cielo y en el infierno, con un pie en cada lugar, pero en realidad están en un lugar intermedio.)

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Géminis deberá grabarse en la memoria que este hombre desea saber dónde está ella y qué hace durante la mayor parte del tiempo... si no durante todo el tiempo. Él también pretenderá que ella permanezca en un lugar, más o menos (más más que menos). Lo enfurruñarán sus lágrimas nostálgicas por antiguos enamorados, su actitud despreocupada respecto del dinero cuando algo cautiva su imaginación, sus incursiones caprichosas de un hobby a otro, pasando del canto-a-la-danza-a-la-pintura-a-la-decoración-delhogar-ala-arqueología-a-la-medicina, y revolviéndose con, ansias de viajar cada vez que las estaciones cambian en la Naturaleza y en su espíritu inquieto regido por Mercurio. Él deberá conformarse con fragmentos de devoción, besos dispersos y pataletas, con una ingenuidad casi increíble (o casi increíble para un Escorpión), junto con un frío desdén mezclado con partes iguales de afecto entusiasta, con una mente errabunda e ideas cambiantes... sin pretender que exhiba algo ligeramente parecido al aplomo y el control emocional que él posee desde la cuna. Ciertamente ella implica un desafío para él y para su masculinidad, porque la mayoría de las mujeres Géminis desbordan astucia y malicia femeninas, huelen a agua de colonia, y generalmente son exquisitas y volubles, ingeniosas, talentosas e inteligentes. Pero Géminis es un signo masculino, y en cuanto a Mercurio, el regente planetario de los Gemelos cambia de sexo tan imprevisiblemente como el viento cambia de rumbo. Así que habrá momentos en que ella ofenderá su sentido de la virilidad, y otros en que lo halagará. Su intelecto nunca dejará de fascinarlo, pero es posible que él se desilusione cuando descubra que la inteligencia de ella se conforma con rozar la superficie de la mayoría de las cosas, con analizarlas y luego descartarlas, sin experimentar la necesidad de sondear las profundidades, como lo hace él con todos los temas, ya se trate del pecado o del sexo, de la religión o de la reencarnación, de la política o de la poligamia. Lo único que ella necesita saber acerca de los mormones es el nombre de Brigham Young y algo sobre Salt Lake City, en Utah. Lo único que necesita saber de geología es la diferencia entre la turquesa y el cuarzo, y que la fiebre del oro tuvo por escenario el Estado de Colorado, cerca de Pikes Peak, y que tal vez se

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repita si los Estados Unidos vuelven a adoptar el patrón oro. Él necesita saber mucho más. Por ejemplo, la razón secreta por la cual Brigham Young quiso acostarse y convivir con más de una mujer, y poseerlas y engendrar hijos con ellas. (Brigham Young era un signo solar Géminis, así que esperemos que Escorpión no indague demasiado a fondo. Si desentrañara eso, la revelación podría perturbar realmente su tranquilidad respecto de la relación que mantiene con ella.) Por lo que concierne al oro, Escorpión necesita algo más que una información superficial. Quiere estar al tanto de los precios fluctuantes del oro, de los detalles de la aquilatación, de la compleja excavación de un yacimiento, y así sucesivamente. Cuando se trata del aspecto sexual del amor, hay que recordar siempre que, si bien Escorpión es un signo marcadamente sexual, estos hombres son igualmente capaces de mantener la continencia, la castidad y el autocontrol (como en la vida religiosa de los monjes, curas, etcétera). Si se ha enamorado de una mujer Géminis, presumiblemente no se trata de uno de los Escorpiones que han optado por la rígida disciplina de la abstinencia. Sin embargo, no interpretará el sexo como un juego, como un pasatiempo frívolo ni como un deporte promiscuo. Para él, el sexo es el secreto de la vida misma. La mujer que entienda y satisfaga los deseos más profundos del hombre Escorpión no deberá preocuparse por la fidelidad de él (a menos que su signo solar tenga un aspecto muy negativo con planetas maléficos a la hora del nacimiento). Normalmente, el hombre Escorpión que obtenga una reacción sincera y vehemente en su compañera, no buscará en otra parte.

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El Águila es muy curiosa respecto del sexo durante su juventud, pero probablemente cuando se case ya habrá satisfecho la mayor parte de esta curiosidad. Su actitud acerca del ayuntamiento físico del amor es profundamente apasionada, desbordantemente sensual, pero está entrelazada con una cierta dosis de pureza, que en unos pocos Escorpiones equivale al fervor religioso. El problema consiste en que para la mujer Géminis el sexo no es el secreto de la vida misma. Su actitud es experimental, y los secretos más hondos de la unión sexual tienen una importancia secundaria para ella. Incluso aquellas mujeres Géminis cuya gemela es promiscua casi nunca desean internarse en los misterios del sexo con verdadero entusiasmo o pasión. Se trata de un pasatiempo agradable, y nada más. Sin embargo, este mismo desapego respecto de la pasión física puede determinar que el hombre Escorpión la considere sexualmente absorbente, un ser que lo desafía continuamente a demostrar que el sexo y Dios están vinculados, que toda la creación no es nada sin la fusión del hombre y la mujer. Ya sabéis cómo Escorpión aborrece perder (sería más correcto decir que se niega a perder). En el área de su unión sexual íntima, sencillamente debe ganar. Con una relación Sol-Luna armoniosa entre sus cartas natales, él seguirá tratando de explicarle una y otra vez, repetidamente, a su mujer Géminis, este misterio que es el más portentoso de todos. En ausencia de este aspecto entre sus luminarias —o si otros planetas recíprocos de sus horóscopos están en posiciones antagónicas— él puede hacer lo impensable (para un Escorpión), y convertirse en desleal, justificando este incumplimiento de sus votos con el argumento de que no puede soportar el amor a medias que le tributan. Y ésta es la verdad. Un Águila no puede. Quizá lo reconforte saber que, salvo discordancias entre sus cartas natales y luminarias, tiene bastantes probabilidades de alcanzar el éxtasis físico con esta dama y de enseñarle con éxito los misterios de la fusión amorosa total. Porque Escorpión representa la octava casa astrológica del sexo (entre otras cosas) para Géminis. En consecuencia, ella lo encuentra realmente magnético y cautivante, a pesar de su fingida indiferencia. Bastará que él continúe practicando. A la mujer Géminis media o típica le resulta difícil comprender el sentido de la integridad de este hombre, regido por Plutón, a menos que ella misma tenga la Luna o el ascendente en Escorpión. En este último caso, los dos podrán ser maravillosa e inesperadamente felices, con gran asombro de sus parientes y amigos, que sólo ven las diferencias superficiales que los separan. De lo contrario, es posible que las vibraciones de la configuración de signos solares 6-8 les haga experimentar a ambos, de cuando en cuando, algunos períodos de honda desdicha. Tal vez ella intuya que él procura ahogarla en un océano de recelo, o se sienta asustada y simultáneamente desconcertada por la forma inexplicable y gélida en que él se repliega dentro de sí mismo. Quizás a él le parezca que ella intenta arrancarlo de su propia alma, tal como un tornado desgaja los árboles. Aún así, Géminis es suficientemente sagaz como para idear la forma de salvar su relación, si quiere... y Escorpión es suficientemente intuitivo como para encontrar la forma de obturar cada grieta de modo que termine por ser aún más fuerte. Si ambos así lo desean. La palabra clave es «desear». Si desean

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vehementemente redescubrir y conservar la luminosidad que conocieron al principio, es porque se aman. Y el amor cohesiona cualquier cosa: incluso los corazones rotos en mil pedazos.

Hombre GÉMINIS Mujer ESCORPIÓN

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—Me atrevo a decir que te dolerá un poco —le advirtió ella. —Oh, no lloraré —respondió Peter, que ya opinaba que nunca en su vida había llorado. Entonces apretó los dientes y no lloró; y pronto su sombra empezó a comportarse correctamente, aunque todavía estaba un poco arrugada.

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El hombre Géminis posee una cualidad inusitada y excepcionalmente atractiva en virtud de la cual parece conservarse eternamente joven... lo cual no es raro, supongo, para alguien que renace todos los días, pero sí lo es en la medida suficiente para atraer a la mujer Escorpión, normalmente circunspecta y cautelosa, y para inducirla a preguntarse qué es lo que lo hace centellear con tan diversos colores del espectro de humores. Ahora bien, cuando una chica Escorpión empieza a preguntarse algo, es imposible conformarla hasta que termine de satisfacer su curiosidad con un conocimiento completo. Esto implica acercarse a él más... y más... y más... hasta que de pronto ella mira con expresión alarmada en torno. Inesperadamente, se encuentra flanqueada por dos personas, tan diferentes como el día y la noche. ¿Cuál es el hombre al que ella se acercaba más y más? Los dos. Los dos son el mismo hombre. El hombre Géminis es víctima del síndrome de los Gemelos, como sabéis. Quizás ella también lo sabía. Quizá no. Pero sea como fuere, esto alterará y derrumbará su proyección aural natural, fría, aplomada, que parecía decir «Yo puedo afrontarlo todo». ¿Puede afrontar esto? ¿Puede lidiar con esta alma introvertida-extrovertida, este chiquillo regocijado y abatido, este hombre fríamente cruel y sin embargo sensible y tierno? El Géminis es un laberinto de falacias, contradicciones, negaciones y afirmaciones. No importa. Sí, puede lidiar con él. Es una Escorpión, y puede afrontar, resolver, dominar, conquistar... la situación aparentemente imposible. ¿De veras puede? No estoy segura. Pero ella lo está. Al hombre Géminis no le importa realmente que pueda o no. El sólo pensar que esta criatura de los abismos y el misterio, encantadora, vehemente pero aplomada y femenina, está dispuesta a intentarlo implica una excitación suficiente para ponerlo eufórico y hacerle silbar una flamante melodía e impetrar un deseo deslumbrante a la primera estrella que ve. Para él, conjeturar el desenlace es mucho más emocionante que saberlo. El hecho de saber deja al Géminis sin ninguna razón para seguir viviendo. El hecho de no saber le deja a ella sin ninguna razón para seguir viviendo. ¡Ah, sí! Parafraseando al pobre Hamlet: «Saber o no saber, ése es el problema». Ése es segura y categóricamente el problema que se interpone entre estos dos en todo momento, el problema que debe ser resuelto, finalmente, antes de concebir la esperanza de que puedan disfrutar de una felicidad recíproca perdurable. Tendréis que comprender, o mejor dicho, ella tendrá que comprender que el hombre Géminis es orgánica y congénitamente incapaz de comprender el amor como una pasión eterna y voraz, tal como lo entiende ella. Quizá haya hombres Géminis que aman a una mujer totalmente y para siempre (en verdad, una vez yo misma conocí a uno), pero estos Gemelos son casos muy raros y aislados, e incluso a ellos los obsesiona a veces el brumoso ensueño de otra cara, que fluctúa por los límites de su relación amorosa estable, o puede producirse una ruptura, antes de que vuelvan a su auténtica compañera-del-alma, en estos casos... o por lo menos, es posible que se pregunte, interiormente, de qué experiencias se habrán privado por el hecho de ser monógamos. El Géminis más típico disfruta el cosquilleo de elegir entre varias mujeres a las que preferirá, y se queda alelado cuando una de sus pequeñas alondras inofensivas resulta ser un águila, sobre todo si se trata de un Águila de Escorpión. En la Naturaleza, el águila es un ave monógama. También lo son la mayoría de las Águilas de Escorpión, por naturaleza. (No todas, sólo la mayoría. Cuando nos ocupamos de los signos solares, y no de todo el horóscopo, debemos tomar en cuenta los promedios y los porcentajes generales.) Venus es el planeta del amor, y a los Géminis los rige el planeta Mercurio, cuya influencia sobre Venus en

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la natividad determina que las emociones sean dispersas y frívolas. Plutón es el regente de Escorpión y el efecto que este planeta produce sobre Venus consiste en hacer que su influencia sea muy seria, poderosa, pero secreta y oculta. Notaréis las obvias diferencias que existen en este trato de Venus, Diosa del Amor. Venus también las nota, y se desconcierta cuando las dos fuerzas vibratorias de Mercurio y Plutón mezclan sus rayos. Es posible que el hombre Géminis y la mujer Escorpión no las noten enseguida, porque están totalmente consagrados a dejarse fascinar por sus respectivas rarezas. A él le parecerán" francamente raros los celos de Plutón, muy implantados en ella. A veces los celos de Escorpión son una pasión aún más devoradora que el amor que los originó. A Géminis le resulta difícil entender todas las formas de celos. Por supuesto, él es debidamente susceptible, como todo hombre medio, a los pequeños ramalazos normales de miedo ante el peligro de que otro hombre le quite su mujer, pero le resultan incomprensibles las tempestades arrolladoras que desencadena una chica Escorpión que se siente amenazada. Cuando esta mujer ha sido agraviada, o sospecha que tal vez la han agraviado, su aguijón de Escorpión puede asestar una picadura mortal al ego del hombre Géminis que es inocente de las acusaciones proferidas contra él, o que es tan culpable como se pensaba, tanto da. La venganza es en verdad dulce para la mayoría de las mujeres regidas por Plutón. Por tanto, si la engañan, o si sospecha que la engañan, la represalia será rápida y cruel, incluso vengativa, si su Sol tenía un aspecto adverso con planetas importantes a la hora de su nacimiento. Enterado de esto, el hombre Géminis, cuya naturaleza no puede dejar de ser ligeramente voluble e inconstante, deberá comprender a qué se expone si comete el error de intentar entablar un romance frívolo con esta chica, para la que no existe nada parecido al romance frívolo, sino sólo la pasión devoradora y eterna. Exceptuando a la mujer Aries, no puede haber otra tan celosa como la Escorpión. Pero Aries no experimenta la misma necesidad de vengarse del amante o el marido que experimenta Escorpión. ¿Tauro y Cáncer celosos? No, la palabra que se aplica a estos signos solares es «posesivo». Lloran mucho y sufren profundamente. Pero es raro que monten escenas violentas. Posesivo y celoso no son sinónimos. Cualquier hombre que haya amado a una Escorpión conocerá muy bien la diferencia. Ésta es una configuración de signos solares 6-8, pues Escorpión es la sexta casa respecto de Géminis, y Géminis es la octava casa respecto de Escorpión, de modo que en la relación habrá una magnitud notable de servicios y de devoción desinteresada al deber, más un fuerte magnetismo sexual (que sólo se experimenta cuando las dos personas implicadas son amantes o consortes; cuando la relación implica a parientes, amigos o socios, pondrán énfasis, entre ellos, a otras cuestiones de la octava casa, ajenas al sexo.) Generalmente los servicios se los ofrecerá Escorpión a Géminis. La vibración sexual es la atracción que Géminis siente por Escorpión. Sin embargo, curiosamente, lo que el Géminis típico menos puede ofrecer es sexualidad. El sexo no reviste una importancia superlativa para este hombre, a menos que venga acompañado por la poesía, por la experimentación, por ideales exaltados o por intrincadas partidas de ajedrez y damas mentales. Es posible que él exude toneladas de apostura, simpatía, masculinidad, inteligencia y romance, pero normalmente no exuda demasiada sexualidad (para alguien que no sea Escorpión). En consecuencia, parece extraño que ella lo encuentre tan irresistible, desde el punto de vista físico; y a menudo él la encuentra irresistible a ella (aunque esto no es tan difícil de entender).

Quizás es su aire de chiquillo esquivo, la miríada de trucos de sus imágenes reflejas que pasan de un estado de ánimo a otro ante los ojos de ella, lo que despierta en Escorpión esa obstinación por penetrar hasta la médula de su corazón y su alma mediante la unión sexual. Él parece guardar un secreto, muy despreocupadamente —pero de todos modos, es un secreto—, y un secreto o un misterio que nos desafía a elucidarlo atrae a Escorpión como la llama atrae a la polilla. Ella debe o conocerlo - conocerlo real, auténticamente— para sátisfacer su intelecto y colmar su corazón. Por consiguiente, la expresión física de su amor recíproco la magnetizará, a veces durante muchos años, hasta que ella comprenda finalmente que nunca nadie conocerá todas las facetas de este hombre. Ni siquiera una Escorpión. Aproximadamente al mismo tiempo, él se dará cuenta de que nunca podrá jugar con ella, hasta las últimas consecuencias, su juego favorito del «adivina quién» y el «adivina qué soy». Ella no descubrirá hasta el último fragmento de los sueños privados de Géminis, pero devanará suficientes fibras de la tela del alma de él como para crearle la sensación alarmante de que lo están conociendo, en forma lenta pero segura, mejor de lo que él querría que lo conozcan. Y así su fusión física, aunque haya sido al principio un elemento estimulante de su amor, puede ir enfriándose progresivamente, hasta convertirse por fin en la ruina de su romance, a menos que cada uno de ellos esté dispuesto a enfrentar sinceramente lo que los ofusca a ambos... y a comunicarse auténticamente. Sin embargo, ella no debe tratar de analizar exageradamente su relación.

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Tal vez él sea proclive a criticarla y analizarla a ella, porque está colmada de una intriga silenciosa, que ciertamente no es superficial. Sin embargo, es posible que al proceder así él se interne en aguas más profundas de lo que imagina. Escorpión no se somete de buen grado al análisis, y los tenaces interrogatorios del curioso Géminis pueden inducirla a encerrarse en una cólera hosca, o a arremeter con una violenta reacción emocional. La intimidad personal es tan sagrada para ella como para él, y quizás aún más. Los dos deberán reconocer este rasgo el uno en el otro, y cada uno de ellos deberá desistir de explorar lo que le intriga en su pareja si no quieren que el resentimiento se levante entre ambos como un muro alto y macizo. Para derribar el muro, él ensayará su simpatía, sus antiguos chistes, sus formas más imaginativas de hacer el amor, sus múltiples técnicas románticas. Ella ensayará sus modales más sensuales, su objetividad más fría y su dulzura más sosegante. Ambos probarán todos los trucos que llevan ocultos en la manga, y entre los dos sumarán bastantes trucos (entre los tres, si contamos al Gemelo de él). Sin embargo, el muro crecerá y se ensanchará cada vez más. Debe de haber una forma de sortearlo. (La hay.)

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A veces, lo único que no ensayan, cuando tratan de escalar el muro que los separa, es dejar un poco más de espacio despejado entre sus corazones para que el amor pueda respirar libremente. Él está dispuesto, pero es posible que ella le tema a un espacio nuevo y desacostumbrado entre su persona y la de su compañero tanto como le temería a un abismo oscuro y desconocido abierto delante. El espacio está compuesto esencialmente de aire, y como él es del elemento Aire, se siente más cómodo cuando tiene mucho espacio alrededor. Pero ella es del elemento Agua y necesita estar rodeada por una corriente fluida de contigüidad, pues de lo contrario no podrá respirar.

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Siempre es triste que el hombre Géminis y la mujer Escorpión que antaño se amaron descubran que han perdido el rumbo de la dicha, porque él cree en cosas invisibles, totalmente mágicas y maravillosas, a pesar de su equipo mental cibernético. Ella también. Ella cree en mundos invisibles aún más extraños y prodigiosos que aquellos en los que cree él. Pero las fuerzas herméticas, inexplicables, de Plutón, la hacen callar, le sellan los labios y el corazón, y le prohíben hablar de esos mundos con la franqueza con que lo hace él. Ella nunca podrá expresar sus ensueños más íntimos con tanta facilidad como el locuaz Géminis. Y esto es lo triste. Si por lo menos el hombre Géminis fuera más paciente con las vehementes pasiones y los abismos emocionales de ella. Si por lo menos la mujer Escorpión pudiera encontrar la forma de susurrarle al espíritu andariego de él que ella también anhela resolver todos los misterios que se alojan allá lejos entre las estrellas y los cometas; que ella también ansía respirar libremente, correr carreras con el viento y buscar 10 milagros de la infancia, parcialmente olvidados... y sin embargo, también parcialmente recordados. El aire frío de la noche es infinitamente más refrescante que la rancia oscuridad de las húmedas cavernas de la ansiedad, por donde Plutón les ordena a los Escorpión que se desplacen cuando están preocupados. Ocurre con demasiada frecuencia que este hombre y esta mujer se tienden los brazos, sin terminar de tocarse. Se llaman el uno al otro, pero él sólo oye la melodía de la brisa primaveral, y ella sólo oye el ruido de las olas que rompen contra la costa. Si se detuvieran durante el tiempo suficiente para oír sus respectivos gritos secretos, tal vez se remontarían juntos hasta la altura apropiada para verlo todo, incluso su relación, desde una perspectiva distinta. Sus planetas regentes podrían ayudarlos, si escucharan. Al fin y al cabo, Mercurio y Plutón, junto con Urano, son los que le enseñaron a Merlín todo lo que éste sabía, y también guiaron secretamente al ariano Houdini. Ciertamente pueden enseñarles a Géminis y Escorpión cómo prepara su filtro de la felicidad una bruja blanca. Cuando vuestros guardianes son un par de magos como éstos, deberéis saber distinguir la ilusión de la realidad... o descubrir que las dos son intercambiables. Como os plazca.

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GÉMINIS

SAGITARIO

Aire - Mutable - Positivo Regido por Mercurio Símbolo: los Gemelos Fuerzas diurnas Masculino

Regido por Júpiter Fuego Mutable – Positivo Símbolos: el Arquero y el Centauro Fuerzas diurnas – Masculino

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La relación GÉMINIS-SAGITARIO ...; y no era uno, sino que eran cuatro!

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Los Sagitario no son siempre bulliciosos y activos, ni viven tomando puntería con el arco y la flecha para derribar la hipocresía y la falacia. Algunos de ellos son muy tímidos e introspectivos, casi como los búhos, con una decidida actitud pacifística... mejor dicho, son pacifistas que a veces emplean los puños para subrayar sus argumentos en pro de la paz. (¿Existe la palabra «pacifístico»? Ahora existe.) Sin embargo, incluso éstos hablarán con descarnada sinceridad cuando les pidan su opinión. Tímidos o agresivos, todos los Sagitario miden el mundo con el rasero de la verdad. Lo que pretendo dejar claro es que Sagitario es un signo doble: mitad caballo, mitad hombre. Hay dos tipos distintos de Arqueros: los que se parecen a la mitad anterior o humana del Centauro, y los que se parecen a la mitad posterior o equina. Es posible que hayáis conocido a ambos tipos. Yo los he conocido. A esta altura, todos saben que Géminis también es un signo doble, simbolizado por los Gemelos: dual en el contexto de la personalidad, múltiple en el contexto de la palabra y la acción, infinito en el contexto de la Naturaleza. ¿Imagináis lo difícil que es ordenar todas estas identidades para describir una relación compleja entre sólo dos personas? Las matemáticas del problema ya son desalentadoras. Pensad en vuestro amigo o vecino (o amiga o vecina) Sagitario. ¿Acaso no tiene el don de disparar la impolítica flecha verbal de la verdad y, sin embargo, es uno de esos (o una de esas) Sagitario que se comportan como el enanito apocado de la historia de Blancanieves cuando concurre a una fiesta? Todos los hijos e hijas de Júpiter son espabilados e ingeniosos, pero los pocos tímidos pueden disimularlo y pasar casi inadvertidos delante de desconocidos. Por favor, observad que he dicho los pocos tímidos. Ahora, pasad a Winston Churchill, el de la regocijada y chispeante mirada jupiteriana; a John Lindsay, el ex alcalde de la ciudad de Nueva York (un auténtico Sagitario de libro de texto); al travieso Mark Twain; al taciturno (relativamente taciturno) Arthur Brisbane, que estuvo en el New York Journal; y finalmente, saltad al último cachorrillo afectuoso que visteis menear la cola (todos los perros afectuosos son Sagitario, por derecho propio), y decidme qué es lo que tienen todos en común. (Si os place, agregad a William F. Buckley.) Está bien, la astróloga soy yo, y se supone que debo decíroslo. Tienen en común la sinceridad, la jovialidad, el candor estimulante, la sabiduría y el ingenio... y la torpeza, mezclada con el garbo. Creo que podemos partir de aquí, recordando constantemente que si bien todos los Arqueros tienen estas cualidades, algunos de ellos son extrovertidos de lujo y otros son introvertidos de lujo. Cuidad de recordarlo, por favor, porque no interrumpiré el texto de este capítulo para repetíroslo. No quiero que alguien lea esto e intercale a cada rato: «Pero si Marvin es tan callado», o «Mildred es tan tímida». Ya ha quedado en claro que algunos Sagitario son callados, tímidos y apocados. Pero muchos más son locuaces y expansivos. Tengo la impresión de que estamos de vuelta donde empezamos en el primer párrafo, pero quizá hemos avanzado un poco. Siempre se plantea este problema astrológico en el contexto de los signos dobles. Afortunadamente, éstos son sólo tres: Géminis, Sagitario y Piscis. Bueno, quizá podríamos agregar a Libra.

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Toda Balanza tiene dos platillos.

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En cuanto a los Géminis, no tienen ningún rasgo en común, excepto el hecho de que cada uno de ellos es una doble imagen reflejada en el espejo, y tiene dos o más caracteres y personalidades que puede cambiar con la misma naturalidad y rapidez con que usted o yo podemos cambiar el bañador por un jersey durante un día en que el viento no termina de decidirse. Géminis es Aire, Sagitario es Fuego, y en la última sección de este libro veréis cómo se combinan estos dos elementos. Estupendamente, la mayoría de las veces. Desastrosamente, en otras. Pero en términos generales, se llevan bastante bien. Géminis puede azuzar a Sagitario e inducirlo a hacer cosas —tanto negativas como positivas— que el Arquero nunca habría hecho si no lo hubieran animado los Gemelos. El Aire siempre aviva el Fuego y aumenta la magnitud de las llamas. A veces Géminis puede sentirse sofocado por culpa de Sagitario, porque el fuego quema el oxígeno, pero también puede calentarlo.

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Ésta es una configuración de signos solares 7-7, así que, por supuesto, se ponen recíprocamente un poco nerviosos, porque cada uno de ellos tiene cualidades que al otro le faltan pero que secretamente le gustaría cultivar. Géminis necesita la sublime motivación, los ideales, la calidez, el entusiasmo y la sinceridad del Arquero, y también la capacidad de Sagitario para recorrer más terreno, mental, emocional y geográficamente... para dispararse hacia una estrella, y alcanzarla. Sagitario anhela el sereno aplomo y la simpatía de Géminis, el talento de no meter la pata, de mantenerse tranquilo e impávido frente a las situaciones más turbadoras. Y necesita, sobre todo, la destreza verbal de Géminis, denominada tacto.

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Cuando se juntan, tienen dos opciones. Cada cual puede admirar los rasgos opuestos del otro, y puede tratar de imitarlos, para así desarrollarse y madurar espiritualmente. O puede temer y envidiar las cualidades opuestas del otro, y puede tratar de menoscabarlas, en razón de lo cual se privarán recíprocamente del orgullo de ser como son. Tanto Géminis como Sagitario tienden a ser chispeantes, en lugar de sólidos; precipitados y temerarios, en lugar de fiables y estables. Ambos son capaces de desarrollar un alto grado de inteligencia, pero no necesariamente apropiada para alcanzar objetivos de diseño y construcción perdurables (a menos que otras configuraciones planetarias de su carta natal les confieran esta cualidad, cosa que. desde luego, sucede en algunos casos). Las ideas de ambos son más parecidas a estrellas fugaces o cometas que a soles estables. A menudo Géminis y Sagitario pueden completar en pocos días una obra brillante. pero es posible que un proyecto que exija más tiempo y esfuerzo no dé tan buenos resultados, a menos que en sus natividades estén presentes las configuraciones 'planetarias coadyuvantes, de fuerza y paciencia, que acabamos de mencionar. El refulgente regido por Mercurio y el benévolo regido por Júpiter se llevan fabulosamente bien durante la mayor parte del tiempo, desde el punto de vista de la confraternización, la empatía instantánea y la compatibilidad general. Pero siempre existe la posibilidad de que el astuto Mercurio (Géminis) no pueda resistir la tentación de engatusar de alguna manera al sincero Júpiter (Sagitario), y el resentimiento de éste puede ser violento (puesto que el Arquero corresponde al elemento Fuego). Los Sagitario, aunque a veces son exageradamente emocionales, casi siempre están desprovistos de malicia. El espabilado y voluble Géminis que juega al ajedrez mental con el confiado Arquero, puede lamentar más tarde el daño que le ocasionó a otro ser humano, aunque haya sido involuntario. Según las leyendas antiguas, los dioses sienten un afecto especial por estas criaturas sanitarias del Zodiaco, y las protegen escrupulosamente de quienes podrían lastimarlas. Esta es la base de la llamada «suerte» de Júpiter. Se dice que a los prudentes les basta con una advertencia, pero no todos los Géminis son siempre prudentes, sino sólo astutos, a veces demasiado astutos, y el pájaro de Mercurio puede meterse, cuando menos lo espera, en su propia trampa. El ingenio ágil, el intelecto rápido y la elocuencia de Géminis pueden seducir a algunos pájaros de Mercurio y convertirlos en grandes embaucadores, vendedores taimados de autos de segunda mano, y políticos, y en estafadores, traficantes de drogas o simples granujas de la vieja escuela. Sin embargo, estas mismas cualidades permiten que muchos Gemelos se transformen en excelentes maestros, genios literarios, artistas y músicos creativos, matemáticos inteligentes, científicos brillantes y vendedores sinceros y convincentes de todo tipo de artículos. La dualidad de Géminis empuja a estos hombres y mujeres en ambas direcciones. Sus dos personalidades gemelas tironean de ellos entre el día y la noche, la oscuridad y la luz, el

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bien y el mal, y esta lucha espiritual continúa, atenuada, incluso en los Géminis prosaicos y «vulgares». La mayoría de los Géminis son tan inteligentes y le tienen tanta afición a su libertad que no se arriesgarán a que los pillen y los encierren por haber infringido la ley, pero aquellos que coquetean con actividades antisociales optan por los delitos de dedos ligeros, como la manipulación de las combinaciones de cajas de caudales, la falsificación y la adulteración. Rara vez un Géminis será culpable de homicidio, aunque los Gemelos pueden ser «cómplice de asesinato». El delincuente Géminis prefiere planear el crimen y delegar la acción en otros: ésta es la tendencia de todas las personas de signo mutable. Siempre hay unas pocas excepciones notables, dispersas y muy raras, que confirman esta regla, o cualquier otra, pero sólo una fracción insignificante de las almas confundidas que perpetran asesinatos son Géminis. Para matar se necesita una dosis de agresión física descarnada mayor que la que pueden movilizar la mayoría de las personas regidas por Mercurio. La violencia ofende la sensibilidad del Géminis medio o típico. Todos los Géminis, cualquiera que sea su edad o sexo, tienen un intelecto activo y fecundo, que siempre actúa a gran velocidad, y no hagáis caso de la circunspección y placidez que observáis en la personalidad superficial de un Gemelo, el que parece predominar en la personalidad de Mercurio. A pesar de su circunspección y placidez, su cerebro está siempre activo, activo, activo. No juzguéis a Géminis sólo por su manera de hablar. Observad atentamente los resultados. Quién sabe cómo, las cosas se hacen, y se hacen deprisa, cuando Géminis quiere, aunque la actividad exterior sea lenta. La apariencia de lentitud es muy engañosa. Lo que importa es el resultado final. En verdad, muchos Géminis eligen deliberadamente este disfraz para engañar a la gente. Dejan que el Gemelo «circunspecto» sea la «fachada» de la personalidad de Mercurio, y retienen constantemente en un segundo plano al Gemelo diligente, superespabilado, inquieto, para que dirija la estrategia, sin que los legos en astrología se den cuenta de ello. Vigilad los ojos de los engañosamente circunspectos. Descubriréis una «titilación» constante, una mirada rápida y fluctuante que abarca toda la situación con un solo vistazo. Los ojos dicen la verdad. La naturaleza esencial y básica de los individuos regidos por Mercurio es muy parecida a la de los regidos por Júpiter: radiante, alegre y optimista (aunque Géminis nunca es tan ingenuo como Sagitario, ni siquiera en su juventud). Más adelante, ambos adquieren distintos grados de cinismo, aunque de alguna manera siguen conservando una cierta esperanza infantil. Sí, sé que esto es contradictorio, pero el carácter de todos los signos dobles lo es. D-o-b-l-e. D-u-a-l. Dos cosas al mismo tiempo. Paradojas simultáneas.

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En cuanto a los pobres Arqueros, no son siempre tan persuasivos como Géminis, y se encuentran a menudo en aprietos cuando atizan verdades incómodas. No se trata de que los Sagitario no sean simpáticos. Cuentan con inmensas reservas de simpatía, fresca como la lluvia e impregnada de rocío, pero pierde rápidamente su poder cuando empiezan a descerrajar una risita de palabras hirientes con muy poca sutileza o tacto. La palabra que identifica a los Sagitario es «contundente», y con contundencia no se ganan partidos amistosos. Por lo menos no tantos como los que está en condiciones de ganar el Géminis, orador elegante y sagaz, que a menudo triunfa merced a su sola elocuencia. Géminis también puede ser hiriente al hablar, pero sólo cuando elige el arma del sarcasmo. Generalmente Sagitario es incapaz de recurrir al sarcasmo. el lenguaje cortante del Arquero sólo hiere porque tiene la connotación de la realidad que la mayoría de las personas no desean oír. El sarcasmo implica una cierta deformación de la verdad para hacerla más clara, y normalmente Sagitario no está en condiciones de manejar o comprender este procedimiento (a menos, por supuesto, que la Luna o el ascendente del Arquero esté en Géminis). Hay que señalar que aquellos raros y silenciosos Sagitarios y Géminis que se hallan sintonizados en una frecuencia más baja (exteriormente) que la de la mayoría de los Arqueros y Gemelos, rara vez permanecen callados cuando están juntos. Géminis se las apaña, mediante la pura vibración áurica, para avivar en el Sagitario más manso el fuego abrasador de un monólogo desacostumbrado, unas veces alegre y entusiasta, y otras colérico. Asimismo, el Arquero puede estimular en el Géminis más dócil (superficialmente dócil) el deseo de ser más locuaz. Pero una vez que estos dos se han incitado recíprocamente a hablar, es posible que no se escuchen realmente el uno al otro. Quizá parezca que escuchan, pero en verdad uno no hace más que esperar que el otro termine de hablar, para poder enunciar una opinión antagónica. Un desacuerdo dramático entre estos dos puede producir mucho alboroto y la necesidad de que intervenga una tercera persona, como árbitro. O también es posible que uno de los dos subyugue por completo al otro, en cuyo caso el subyugado buscará liberarse de la coerción apenas se le presente la primera oportunidad. En otras palabras, se irá. A veces definitivamente.

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Sagitario tiende a asestar más golpes emocionales a Géminis (aunque los Gemelos procurarán ocultar sus lesiones tras una máscara de frío aburrimiento e indiferencia), y es más probable que Géminis consiga deformar la mente de Sagitario imponiéndole configuraciones extrañas, y provocando un estado de depresión psicológica al súbdito de Júpiter. Cuando estos dos (o cuatro) armonizan, empero, merced a un intercambio Sol-Luna positivo entre sus cartas natales, su compañía puede ser entretenida. Uno siempre trata de aventajar al otro, y también se ayudan mutuamente a sortear los obstáculos, y encuentran la manera de expresarse y de comunicarse con lo que parece ser un lenguaje privado.

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A menudo, Sagitario y Géminis intercambian mensajes entre sus mentes y corazones mediante la música, la poesía o el arte, o incluso mediante el lenguaje corporal (que es una forma de comunicación muy válida, y que puede ser la más elocuente). Se buscan el uno al otro montados sobre olas de entusiasmo y excitación invisible... sueñan juntos sueños imposibles... buscan tréboles de cuatro hojas... y los encuentran con sorprendente frecuencia (gracias a la suerte de Júpiter y a la agudeza visual de Mercurio)... y reflejan, en sus ojos, la comprensión espiritual de la necesidad y del deseo de emularse tal como la captan todas las polaridades influidas por la configuración de signos solares 7-7, intuyendo de alguna manera que son dos antítesis, y buscando fusionarse en un todo mediante la comunión recíproca.

Mujer GÉMINIS Hombre SAGITARIO

Emprendieron una danza bacanal, que lo hizo levantar inmediatamente; desaparecieron todas las evidencias de debilidad humana, como si le hubieran arrojado un cubo de agua.

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Cuando los Gemelos (dos personalidades) de la chica-mujer Géminis emprenden una danza de deliciosa distorsión y tortuosidad, justo delante de los ojos sinceros del confiado Sagitario, este hombre puede sentirse, al principio, extrañamente impotente, en lo mental y lo emocional, si no en lo físico. Entonces, repentinamente, se siente estimulado a enfrentar el obvio desafío de la dualidad con que lo provoca esta mujer. En muchos sentidos, el Arquero Sagitario es un hombre excepcional. Tiene una visión y una ternura extraordinarias, y es considerado y elocuente. Oírlo hablar de sus ideales, transportado por el entusiasmo, es una experiencia muy especial para la chica Géminis, que sencillamente debe sentirse fascinada en el plano intelectual para poder enamorarse. Él le describirá algunos de sus logros (los Arqueros nunca son demasiado modestos) y muchos de sus sueños, y siempre será franco con ella. A veces despiadadamente franco. Si él no satisface cabalmente todos los requisitos que ella le impone a un amante o marido, bueno... es justo señalar que nunca ningún hombre los satisface, ni los satisfará. Como sucede con todas las personalidades complejas, el hombre Sagitario sólo aprenderá a conocer lentamente a la chica Géminis. Ella se reserva varios fragmentos de su naturaleza múltiple, y sólo le permite espiar uno por vez. En el primer encuentro, ella se replegará netamente. Sólo proyectará a uno de los Gemelos: el que puede cautivarlo, claro está. Incluso es posible que adopte un raro —para ella— comportamiento monolítico, y que lo escuche afablemente, pero sin hablar ni interrumpirlo casi nunca. ¡Qué criatura perfectamente deliciosa y femenina es ésta! Y es verdad. Una chica-mujer Géminis (es más correcto llamarla chica y no mujer, a cualquier edad) es perfectamente deliciosa. Pero en cuanto a femenina, siempre debemos recordar que en astrología Géminis es esencialmente un signo masculino, aunque Mercurio, su regente, puede cambiar de sexo en un abrir y cerrar de ojos, para engaña' a los espectadores. Igualmente, masculino es masculino, cualquiera sea hoy la acepción del término. En el caso de esta chica-mujer, significa que generalmente está muy resuelta a obtener lo que desea, y que también es excepcionalmente capaz de lograrlo. El problema consiste en que, como pesa sobre ella la maldición de los deseos gemelos y la motivación dual, nunca sabe con exactitud qué es lo que desea. Lo que anhelaba el lunes puede parecerle desvaído y soso el jueves. o quizás incluso el martes (de la misma semana). A menudo, se siente desgarrada

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no entre dos series de acciones posibles, sino entre dos series de reacciones posibles. ¿Debe decir que sí o que no? Y además, el decir lo uno o lo otro, ¿la hará feliz o infeliz? Él deberá compadecerla un poco. La vida nunca es fácil para esta mujer, y el amor plantea un problema de magnitud aún mayor. Luego, cuando intenta explicar sus emociones multifacéticas al hombre Sagitario en el que finalmente ha resuelto confiar, corre el riesgo de que él la acuse de ser una embustera y una impostora. ¿Es justo? El hombre Sagitario franco, veraz y sincero, es a veces intolerante con la mujer que, a su juicio, no tiene todas estas virtudes, cualesquiera sean las inteligentes excusas mercuriales que ella esgrima. Sin embargo, es posible que ella contraataque con el argumento, muy correcto, de que él también tiene dos facetas, porque es audaz, temerario e inquieto, y al mismo tiempo —o mejor dicho, en tiempos distintos— es sensible, impresionable y retraído. Sus dos facetas se manifiestan en diversos estados de ánimo, sus gustos y sus fobias son muy pronunciados, y es extremadamente susceptible a la tensión o a la discordancia de su entorno, sobre todo en el ámbito de su relación amorosa. Esto significa que puede estar un poco nervioso, y que los circunloquios etéreos de Géminis pueden desencadenar fácilmente en él una abrasadora explosión con el sello de Sagitario. Así que no es raro que ella prefiera callar algunas cosas, aunque él la acuse de ser una embustera, con tal de no arriesgarse a pasar por la prueba de su desaprobación. Cuando los Arqueros expresan su desaprobación, ésta puede ser brutalmente contundente y precisa, y desmedidamente dolorosa. La repetición de esta experiencia puede impulsarla a afilar la famosa arma verbal de Géminis, el sarcasmo, todo lo cual provocará una pequeña conmoción en el nido de amor. El pájaro de Mercurio sumirá al Centauro en un estado de confusión mental, y él, como represalia, abrirá algunas heridas en las frágiles emociones de ella. Sin embargo si sus aspectos Sol-Luna son armoniosos (en conjunción, en sextil o en trígonos), estas pequeñas diferencias de opinión y técnicas de discusión casi siempre terminarán en poéticas (las de ella) y dramáticas (las de él) declaraciones de renovada devoción. Todo esto es muy romántico. Pero si el Sol de uno y la Luna del otro están en cuadratura o en oposición, es posible que vivan picoteándose y erizando las plumas, lo cual podría generar enfrentamientos más graves a medida que transcurran los años. Dado que se trata de Géminis y Sagitario, conviene enmendar esta última frase y sustituirla por otra que diga: «A medida que transcurran los meses, incluso las semanas». Estos dos signos siempre se las ingenian para acelerar el desarrollo de la vida, y del amor. Los vuelos raudos de las fantasías feéricas de ella pueden ser demasiado intangibles y místicos para él. Las visiones de Júpiter no pecan por ser poco o nada prácticas. La mayoría de los Sagitario son capaces de prever y pronosticar el desenlace de un plan desde su concepción inicial. La mayoría de los Géminis no, y será prudente que esta chica imite las cualidades de él que a ella le faltan, entre las que se cuentan la perseverancia y la tenacidad. Por ser Aire, ella es emocionalmente más fría que este hombre, cuya naturaleza es más fogosa y apasionada. Por tanto, es posible que él sea el más afectuoso de los dos en la expresión física del amor, y que tenga más necesidad de tocar las cosas. Ella sería más feliz si sus mentes se tocaran más a menudo. Desde el punto de vista sexual, los dos podrían alcanzar una rara armonía de experiencia mutua a través del acto amoroso, porque el sentido último del sexo es la materialización de un vehemente deseo de que cada persona se fusione con la otra —se convierta realmente en la otra-, en la medida- en que.ello es una posibilidad terrenal, para lograr la unidad espiritual, mental y corporal. Nadie puede lograrlo mejor que este hombre y esta mujer con una polaridad de signos solares opuestos, porque la actividad sexual entre ellos — así como entre todos los amantes influidos por la vibración 7-7— siempre descansa sobre su mutua necesidad básica de convenirse cada uno en el otro, y por consiguiente de convertirse en una persona más completa. En algunas relaciones Géminis-Sagitario se concierta una especie de tregua en virtud de la cual los amigos y vecinos observan u oyen pocos altercados. (No me referiré a los familiares o parientes, porque ninguno de los dos es particularmente adicto a los lazos de sangre.) Cuando se observan estos lapsos de paz y sosiego, generalmente se pueden atribuir al talento de Géminis para rehuir todo lo desagradable. Ella no tiene un gran poder para resistir los obstáculos o para apartar a las personas chocantes, pero su magnífica red de señales nerviosas sensibles le advierte a menudo con antelación la proximidad de las tempestades, y así puede guarecerse bajo un árbol y evitar que la moje la lluvia o la fulmine un rayo. Ella elude los problemas con su agilidad propia de Mercurio, o sencillamente finge no entender por qué él está tan ofuscado... y después de un rato, el Arquero típico desistirá de imponerle una discusión que en verdad puede llevar a cualquier parte. Siempre termina dando vueltas en círculos, cosa que no le desagrada a ella —le encantan los círculos—pero que puede dejarlo a él mental y emocionalmente exhausto. De modo que él podría replegarse cada vez más dentro de su periódico, o salir a la calle, o irse a la cama temprano (y solo)

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mientras su comunicación se deteriora. Esta no es la situación ideal, por supuesto, pero los convierte en vecinos más deseables que el tipo de pareja Géminis-Sagitario que litiga toda la noche, expresando cada desacuerdo nítidamente y a voz en grito. Pocas veces estos dos se amarán sin una cierta dosis de tensión, aunque sus aspectos Sol-Luna sean excelentes. Sus naturalezas básicas no pertenecen a la categoría de las que sufren en medio de un silencio total, masoquista. Puesto que constituyen una configuración de signos solares 7-7, siempre intervienen todas aquellas cualidades opuestas que es necesario equilibrar, y el equilibrio es un arte que se aprende sólo después de una larga práctica. Preguntádselo al volatinero del circo. Por supuesto, tantos equilibrios pueden desgastarlos de cuando en cuando, pero es mejor desgastarse que herrumbrarse, como les sucede a tantos amantes que no tienen absolutamente nada en común, ni siquiera el deseo recíproco de adoptar los vicios y virtudes diferentes de la otra parte. Géminis y Sagitario tienen algunas cosas en común. A ambos les gusta leer y a ambos les gusta hablar. Pero ella colorea lo que lee con su vívida imaginación, y él salpica su conversación con más verdades, quizá, que las que ella desea oír o se atreve a enfrentar. Ella piensa que el mundo debería ser un lugar mejor, y sus hebras entretejidas de imágenes coloridas deforman la verdad de la existencia en la medida justa e indispensable para que a ella le parezca que lo es. ¿Está mal? Para él lo está. Él también quiere que el mundo sea un lugar mejor, pero está convencido de que si uno se propone cambiar los hechos, antes debe enfrentarlos cara a cara. En esto, difieren drásticamente. Este hombre y esta mujer pueden entablar una relación muy dichosa si el suyo también es un matrimonio consagrado a una actividad común. Por ejemplo, si se trata de un equipo conyugal dedicado a las relaciones públicas, la publicidad, las artes, la ciencia o la medicina. La excitación del ensueño los ayudará a superar las pequeñas borrascas. Cuando sus ojos están fijos en las estrellas, y no constantemente en el respectivo consorte, pueden formar una pareja fabulosa, en todos los sentidos. En la mitología griega se dice: «Mercurio alegra a Júpiter». Asimismo, Géminis puede alegrar inmensamente a Sagitario. ¿Qué puede darle él a ella? Puede suministrarle el don de frenarla, de protegerla con sus alas de más envergadura, porque al Arquero le gusta volar, también, con su imaginación, hasta la altura adonde llegan sus flechas. Pero tal vez estos amantes deberían mantenerse un poco separados, mientras remontan las cometas de sus aspiraciones. Si están demasiado juntos, en un día ventoso, es posible que los cordeles se enreden irreparablemente.

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El hombre Sagitario nació lleno de ideales. La mujer Géminis nació llena de ideas. Existe una diferencia entre estas palabras, la letra 1, que en inglés es la 1 de love, amor. Una idea nutrida por el amor, alcanzará la octava más alta de sí misma, y se convertirá en un ideal. Si se aman suficientemente, el Arquero podrá coger las ideas de su dama Géminis, trasmutarlas en los ideales de Júpiter, y alumbrar la mente ya radiante de ella con la luz de la diferencia.

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Hombre GÉMINIS Mujer SAGITARIO También era aficionado a la variedad, y el deporte que lo tenía absorto en determinado momento dejaba de atraerlo súbitamente, así que siempre existía la posibilidad de que la próxima vez que cayeras te dejase ir.

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Cuando una chica Sagitario se enamora, todo su espíritu busca en torno como un cachorrillo confiado, ávido de afecto, listo para retribuirlo cabalmente. Sólo más adelante los errores acumulados durante los años la inducen a usar la máscara teatral del escepticismo y el cinismo, que ella cubre con el colorido maquillaje grasiento de los payasos. Su sinceridad innata y su franqueza estimulante conmoverían al más duro de los corazones masculinos. Pero a veces sólo despiertan en determinado tipo de hombre Géminis la tentación de poner a prueba su propia sagacidad, distorsionando la integridad, los ideales e incluso el amor de ella con complejas piruetas mentales. Al proceder así, él coquetea con el descalabro. No el de él. El de ella. De alguna manera, Géminis siempre se las apaña para salvarse en el último acto. Es la chica Sagitario sinceramente afligida la que conserva las cicatrices de estas tácticas abusivas del intelecto de Mercurio, a veces durante muchas lunas... a veces definitivamente. Sin embargo, antes del final, es posible que ella evoque el poder desmesurado de Júpiter, y que practique algunos desgarrones en la tela de la preciosa túnica de libertad de los Gemelos, con algunas fogosas escenas emocionales de pasión feroz, que (si él pertenece a la categoría de Géminis que estamos describiendo, o sea los que se dejan controlar por su Gemelo negativo) probablemente se merecerá con creces. Esta chica es tierna, veraz, y tiene una necesidad desesperada de afecto y estabilidad emocional. Si el intercambio Sol-Luna de sus horóscopos es negativo, es posible que los haya ido a buscar en el lugar menos adecuado, porque Géminis puede ser cruelmente indiferente, frío e incomprensivo cuando lo domina su Gemelo negativo. ¿Qué se hizo del hombre jovial, alegre, tierno y cariñoso que ella creyó encontrar, el que le escribía poemas tan conmovedores, el que corría carreras de ida y vuelta con ella hasta la Luna, el que le enjugaba las lágrimas con sus besos mientras sonreía de soslayo como un chiquillo? Pues sigue allí, jugando malévolamente al escondite, perdido entre las múltiples identidades reflejas de este individuo complicado. Él puede dejarla llorando, con un despreocupado y aburrido encogimiento de hombros, sin siquiera volverse para echarle una mirada de compasión, y al día siguiente puede regresar con un ramillete de violetas, con un flamante poema y con su antigua ternura, implorando perdón y jurándole otra vez devoción. Esto no es precisamente lo que ella necesita. La chica Sagitario es muy vulnerable. Este tipo de amor con altibajos, que pasa de la cruel frialdad al hastío desapegado (y frecuentemente al engaño puro y simple), mezclado con un romance maravilloso, en compañía de un hombre capaz de encantar y domesticar a las serpientes sibilantes, puede estremecerle el alma y hacerla desconfiar de sí misma como mujer e incluso como ser humano. Es posible que a esta altura él comience su falso psicoanálisis. No es él quien necesita la terapia. Es ella. Quizás incluso logre convencerla de esta probable 'falacia. Géminis puede convencer a cualquiera de cualquier cosa la primera docena de veces, hasta que las víctimas crédulas toman conciencia de la estratagema. El hombre regido por Mercurio puede perpetrar los actos más abominables, y pretender después que la mujer que lo ama le pida disculpas a él, como si las fechorías las hubiera cometido ella. Ahora entendéis por qué estos hombres son excelentes vendedores. Pueden vender cualquier cosa a cualquiera, y lo que es más, casi nunca los pillan cuando trampean, eludiendo la letra de la ley del amor... o de cualquier otra ley. Por supuesto, esto sólo se aplica a los Géminis cuyos Soles natales están en muy mala posición con planetas poderosos a la hora del nacimiento. Estos Gemelos merecen que alguien los denuncie astrológicamente delante de las chicas Sagitario cuyo romance con semejantes individuos podría tener un desenlace trágico. Afortunadamente, la gran mayoría de los hombres Géminis tienen más inteligencia e ingenio que taras de carácter. De todas maneras, no hay que olvidar que los Géminis de tipo negativo han destrozado más corazones y desintegrado más vidas de las que se podrían recomponer con océanos de pegamento. No merecerán más clemencia hasta que se hagan más introspectivos y demuestren un poco de compasión por el desastre que provocaron con su falta de calor humano, con su cruel y extraña necesidad de ganar todas las partidas de póker mental que jugaban. Desgraciadamente, incluso este tipo de Géminis es casi irresistible cuando pregunta, con ojos aparentemente inocentes (aunque huidizos, si los observáis atentamente): «¿Quién, yo?» Sí, tú. A menudo se puede descubrir a esta categoría de hombres Géminis por el número de alias o

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seudónimos que utiliza. Muchos nobles hijos de Mercurio se ocultan, bromeando, detrás de varios nombres, pero este tipo lo hace por razones más siniestras. ¿No es cierto, Jim? Quiero decir David... ¿o acaso es Mel, o Fred? Como se llame. Por sus palabras y actos los conoceréis. Si por lo menos ellos se conocieran verdaderamente a sí mismos... El hombre Géminis más iluminado, simpático y casi mágico, ejerce, sin embargo, una fuerte atracción sobre la mujer Sagitario típica... y ella sobre él. Los opuestos no siempre se atraen, pero cuando pertenecen a sexos opuestos (oponiendo al hombre y la mujer), a menudo sí se atraen. Géminis y Sagitario están en oposición astrológica, y el fuerte magnetismo empieza con esta sensación, que experimenta cada uno, de que el otro tiene cualidades inmensamente deseables. Es cierto. Cada uno de ellos posee lo que le falta al otro. Por consiguiente, pueden darse muchas maravillosas lecciones recíprocas que riman con la dicha. Su magnetismo físico mutuo es difícil de resistir. Lo mismo vale para sus vibraciones mentales y emocionales. Y así es como gravitan el uno hacia el otro hechizados por la admiración... si se encuentran bajo los aspectos planetarios correctos, cuando las estrellas sonríen en una noche de brisa y la Luna es suficientemente nueva como para impetrarle deseos. Comparten una eterna juventud espiritual, una mentalidad indagadora, la sensibilidad a la Naturaleza y la necesidad recíproca de libertad, de espacio despejado entre ellos dos para poder desplazarse hacia sus objetivos. A los dos les gusta soñar solos durante un rato, y volver después el uno a los brazos del otro en busca de estímulo. Pero solo no es lo mismo que solitario. Tanto el hombre Géminis como la mujer Sagitario buscan la vida gregaria y desean rodearse de gente, porque temen, secretamente, a la soledad. Casi seguramente ella tendrá un animal doméstico. Un gatito o un perro. Y le pondrá un nombre raro. La chica Arquera más encantadora que conocí llamó «Rana» a uno de sus gatitos, y al otro sencillamente (y lógicamente) «Gato». A él también le gustan los animales, pero es posible que no les tenga una devoción tan vehemente como la de ella. Géminis querrá al animal siempre que éste no interfiera en sus propios placeres ni imponga desembolsos de dinero que él preferiría gastar en sí mismo, en tanto que la mujer Sagitario sacrificará a menudo su propia comodidad en aras del animal que estima. Hay otras diferencias sutiles entre sus personalidades. Géminis anhela remontarse a nuevos horizontes, y ella también. Pero ella necesita asimismo una mano cálida y firme que la sujete mientras se remonta. A él también le gusta cogerse de la mano, pero si ella lo suelta, él hará un ademán de despedida, más o menos alegremente, en tanto que es posible que ella se extravíe si él la suelta.

Generalmente es en la vida sexual donde encuentran solaz para olvidar los conflictos planteados en otras áreas, como les sucede a todas las configuraciones de signos solares 7-7. La fuerte atracción química que los une aumenta con frecuencia a medida que transcurre el tiempo, y aunque disminuya, siempre perdura, latente, esperando que la aticen, que la reactiven para reparar las grietas de su relación.

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También los une una cierta pasión mental, que genera un terreno fértil para la consumación física. A menudo, su unión sexual empezará mucho antes de la hora de acostarse, quizá mientras se desayunan, mediante mensajes transmitidos con los ojos de un extremo al otro de la habitación, mediante una nota romántica que él deja donde sabe que ella la encontrará, mediante la intimidad compartida de una sonrisa familiar o de un apodo especial, privado, que, traducido, significa: «Te amo, te necesito, te deseo». La amenaza que se cierne sobre su relación sexual reside en la posibilidad de que él utilice periódicamente con ella sus estratagemas propias de Géminis. El hombre Géminis no desdeña la idea de provocar una reyerta con el fin deliberado de estimular la emoción o el deseo de su pareja. La cólera tiene la extraña cualidad de excitar la pasión entre éstos dos. Entonces el altercado se resuelve mediante la unión física... o debería resolverse. ¿Pero es así? Él es capaz de reflotarlo, para discutirlo a fondo, después de la unión, cuando debería estar sepultado y olvidado. Para ser justos con él, debemos confesar que ella tiende a hacer lo mismo. Los dos deberían aprender a enterrar sus desavenencias después de hacerse el amor. ¿Por qué emplear el sexo como arma recíproca? Pero éste es el uso que le dan a menudo Géminis y Sagitario. Los celos son la causa de muchas de sus disputas, y con razón. Ninguno de los dos signos se destaca por su fidelidad impecable. Ambos son tan curiosos, versátiles, caprichosos y ávidos de variación que no pueden salvaguardar una lealtad pura como un copo de nieve. Si sus aspectos Sol-Luna son favorables, o si uno tiene un ascendente Capricornio, Tauro o Escorpión, pueden mantenerse totalmente fieles mientras viven juntos. De lo contrario, es posible que se produzca algún descarrío o infidelidad, aunque sólo asuma la forma de un ligero galanteo informal, público, que jamás llega a consumarse físicamente. Él es más propenso que ella a mariposear. Pero las chicas Sagitario aprenden enseguida los diversos juegos que les enseñan los pájaros de Mercurio. Y entonces volarán las plumas.

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Él puede ser tan... versátil. Primero, el rápido sonrojo de la felicidad, el aleteo de la excitación. Después el ceño fruncido, súbitamente, sin aviso previo. La mirada desviada. La tristeza, que se ahonda hasta transformarse en depresión. Momentos después, nuevamente la sonrisa fluctuante de Mercurio, y una alegre invitación a hacer botar guijarros en el lago o a escuchar cómo las ranas interpretan conciertos románticos a orillas de un bosque encantado que él conoce. Primeramente él le pide que prepare tostadas con canela. Después no tiene apetito. El tema musical de su romance es más o menos así. con variaciones, y a pesar de todo ella sigue esforzándose valerosamente por acompañar la canción. Por supuesto, la mujer Sagitario puede experimentar a su vez algunos cambios de humor. Como el suyo también es un signo dual, puede ser alternadamente sensible, introspectiva, temperamental y cáustica. Si uno de los dos consigue mantenerse eufórico mientras el otro está deprimido, y viceversa, podrán ayudarse a superar los trances alarmantes. Será bueno que ambos estén eufóricos, pero esto implica que luego ambos estarán deprimidos. A este hombre y a esta mujer los beneficiarían inmensamente sendos gráficos de biorritmos. No puedo obsequiarles nada mejor que este consejo. Él deberá controlar su tendencia a ser sarcástico cuando esté irritado; y ella deberá reprimir su propensión a hacer comentarios hirientes cuando lo que él necesita es su ternura y su comprensión. Las verdades contundentes de Sagitario casi siempre duelen. Los sarcasmos de Géminis también. Con todo su candor inocente, la chica Sagitario no entiende lo que significa esta palabra. Significa... bueno, el sarcasmo casi siempre implica decir exactamente lo contrario de lo que uno realmente piensa y cree, y exagerar la falacia para subrayar la verdad. Por ejemplo: «Claro que no me molesta que la cuenta de teléfonos ascienda a trescientos dólares, cariño. Me siento importante cuando le pago tanto dinero a la telefónica, aunque por eso debamos cancelar nuestras vacaciones de este verano». ¿Veis? Así es el sarcasmo. Ella se sentirá herida y desconcertada. ¿Por qué él no dice claramente que está encolerizado porque la cuenta de teléfonos es muy elevada, y que está decepcionado porque en razón de ello tal vez deberán privarse de las vacaciones de verano? (Entonces ella podría decir que lo siente, y trabajar horas extraordinarias, o buscarse un empleo adicional por unas pocas semanas, para completar la diferencia. Tal como están las cosas, no dirá que lo siente, ¡y basta!) ¿Por qué él no dice aquello? Porque es un soñador poético, un Géminis, querida amiga, incapaz de decir exactamente lo que piensa. Para vivir más o menos satisfecha con este hombre inteligente y maravillosamente fascinante, Sagitario no tendrá que prestar atención a lo que articulan sus labios sino que deberá leer la verdad sólo en sus ojos. Sin embargo, sus ojos fluctúan constantemente de un lado a otro, y es difícil leer en ellos... su expresión cambia sin cesar. Lo único más hiriente que los cáusticos sarcasmos del hombre Géminis es la contundente sinceridad de la chica Arquera. Cuando estos dos están mal apareados, pueden rebanarse recíprocamente el corazón. Pero su relación tiene una faceta más positiva. Siempre hay otra faceta cuando dos signos dobles se juntan, para bien o para mal... y puede ser para bien. Por lo menos se respetarán mutuamente su intelecto, y encontrarán sus respectivos humores más fascinantes que la aburrida semejanza de los demás. Al hombre Géminis le gusta escudriñar las galaxias, meditando sobre los infinitos mundos que hay en el espacio. Entonces, inesperadamente, desvía su atención hacia sí mismo, y se pregunta: «¿Supones que también hay infinitos mundos dentro de mi espacio interior, mundos que podría explorar?». Su Gemelo siempre presente exclama: «¡Sí! ¡Los hay!»... y empieza otra aventura. si la mujer Sagitario desea retener a este hombre, su faena de amor deberá consistir en acompañarlo en la búsqueda del País de Nunca Jamás, procurando no odiar a la tercera persona que siempre deberá seguirlos: la sombra de él. También podrá tratar de coserlo fuerte y pulcramente a su sombra (la de él), como Wendy lo hizo con el mercurial Peter Pan. Así él no perderá tan a menudo la otra mitad de sí mismo. Ésta es una especie de charada, pero Júpiter le susurrará la respuesta, en el corazón, si ella escucha.

 

 

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GÉMINIS

CAPRICORNIO

Aire - Mutable - Positivo Regido por Mercurio Símbolo: los Gemelos Fuerzas diurnas Masculino

Tierra - Cardinal - Negativo Regido por Saturno Símbolo: la Cabra Fuerzas nocturnas - Femenino

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La relación GÉMINIS-CAPRICORNIO El rugido reverberó por las montañas y los ecos parecieron gritar ferozmente: «¿Dónde están, dónde están, dónde están?»

«¿Qué se proponen estos Géminis? ¿Qué posición ocupan? ¿Dónde están?», grita el Capricornio sinceramente desconcertado, mientras procura tratar con los Gemelos. «No están en ninguna parte — responde el astrólogo—. No están en ninguna parte y sin embargo están en todas. Es difícil de explicar, si no se toma en cuenta que cada Géminis es por lo menos dos personas.»

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¿Creéis por casualidad que una Cabra va a aceptar una respuesta tan obtusa? Imposible. Es demasiado efímera, demasiado abstracta para suministrar una solución práctica al problema. Así que no ensayéis la astrología con los capricornianos cuyas vidas son desplazadas de la órbita de la rutina fija por las extravagancias de un par de Gemelos ocultos dentro de un Géminis. Será inútil. No sé con exactitud qué es lo que sí dará resultado, pero esto será inútil. Podéis tratar de explicarle a Capricornio que Géminis es un signo de Aire, y que en consecuencia las personas regidas por Mercurio se parecen mucho al viento. El viento es invisible, pero fuerte. Puede ser amigo o enemigo. Es más o menos neutral (como Suiza). A veces arrancará de cuajo edificios enteros. A veces, no. El viento es imprevisible, y Géminis, también. El viento es libre e impredecible, y es imposible adivinar en qué dirección soplará. Ésta es una pregunta que sólo formulan los necios, y por tanto cualquier astrólogo que intente contestarla será un necio. Igualmente, todo esto no impresionará a la Cabra, que, después de todos vuestros afanes, seguirá preguntando en qué dirección sopla este viento (o bufido) específico. Decidle que hacia el Norte. Sopla hacia el Norte. Y después olvidadlo. Aunque el viento emocional de Géminis estuviera soplando hacia el sur, el este o el oeste en el momento de la discusión, podéis estar seguros de que al cabo de un par de horas soplará hacia el norte. ¿Veis? Estos problemas siempre se pueden solucionar, con buena voluntad. El taciturno Capricornio no admitirá la facundia de Géminis si ésta prolifera demasiado. Aunque a la mayoría de las Cabras les gusta escuchar indirectamente chismorreos sobre los famosos (los que han triunfado, aunque sólo sea en sus propias comunidades), pocas veces se inclinan a participar personalmente en ellos. (En los chismorreos, quiero decir. Siempre están dispuestos a participar en la fama.) Para Saturno, el regente de Capricornio, la prudencia es el comienzo de la sabiduría, para hablar como para actuar. Simbólicamente, Saturno es el planeta de la sabiduría ganada mediante largas pruebas de iniciación en muchas encarnaciones, y es tradicionalmente el regente de la cultura hebrea. También es el regente de los exasperantes empleadores y los abuelos mandones, y de todos los usufructuarios de la autoridad, incluido el Gobierno: de todas esas personas e instituciones que disfrutan cuando dicen «NO». «Categóricamente NO» (por vuestro propio bien, claro está). «Sí» es una palabra extranjera para la Cabra típica. A los capricornianos incluso les resulta difícil pronunciarla, y algunos la sustituyen por otras como «okey»

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y «eso supongo». Incluso conozco a una Cabra de Colorado que reemplaza el sí por la palabra «Iupiii» (pronunciada con mucha suavidad)... hábito este inexplicable pero no por ello menos típico. De modo que a Capricornio no le gusta decir SÍ. Creo que esto tiene algo que ver con la seguridad pecuniaria o financiera. Para Capricornio, «no» es una sílaba de la palabra «economía», y «sí» es una sílaba de la palabra «asilo». Algo por el estilo.

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Ésta es una configuración de signos solares 6-8, lo cual significa que Capricornio atraerá a Géminis por una razón relacionada con el misterio, la muerte, el sexo, la reencarnación, la hipnosis, la psiquiatría... o con alguna distorsión de la mente, incluidas las drogas. Uno de estos elementos estará implicado sutil o inconscientemente. A la inversa, la Cabra siempre encontrará una aplicación útil a los Gemelos, y a menudo Géminis terminará sirviendo de alguna manera al ligeramente egoísta Capricornio. En la relación aflorará una forma u otra de altruismo, ya sea en el ámbito del grupo familiar, de los negocios, de la amistad o del amor. Pero al fin y al cabo alguien debe sacrificarse cuando dos personas tienen caracteres esencialmente tan distintos. Los capricornianos se visten a la antigua, con refinada elegancia, y esta aureola ilustre no es más que el medio apropiado para irradiar la sabiduría y pericia de Saturno adquiridas mediante la experiencia. Las actitudes de algunas Cabras también huelen a naftalina. La mayoría de los capricornianos desprecian los muebles modernos, y prefieren lo tradicional, lo viejo, lo perdurable. Dejad que los Géminis se ciñan al pensamiento moderno y decoren sus hogares con plásticos y cromados refulgentes. Capricornio piensa que lo verificado y auténtico es lo más sensato. Nadie puede discutir la superioridad de la artesanía. Yo no la discutiría, desde luego. Pero Géminis tal vez sí. Los regidos por Mercurio pueden argumentar en defensa de cualquier punto débil y hacerlo pasar por razonable o viable. Excepto en una discusión con la Cabra. Los capricornianos rara vez son víctimas de la persuasión geminiana. Oh, puede suceder, pero cuando sucede, muy de cuando en cuando, las Cabras descubren enseguida la manipulación mental, intuyen que los dados psicológicos que emplean contra ellos están cargados, y se repliegan, resueltos a no dejarse pillar dos veces con la defensa baja.

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En los capricornianos hay algo más que una pizca de la magnificencia y serenidad de la Naturaleza, y tienen un reflejo del porte majestuoso de la cabra montés. Todo esto atrae lógicamente al inquieto Géminis, que busca el reposo espiritual con más desesperación de la que jamás habrá de demostrar o confesar. El hombre, la mujer o el niño capricorniano, circunspecto pero bondadoso y afable, puede suministrar una base de seguridad emocional, estable, serena y racional, que a los Gemelos les resulta al mismo tiempo reconfortante y necesaria: un lugar donde plegar las alas entre un vuelo y otro. La vida se desplaza tan velozmente para los Géminis, que a menudo se convierte en un borrón alarmante, y a veces necesitan apaciguar su frenesí interior. Capricornio parece ser casi un morador del sosiego, de los bosques verdes y silenciosos, y puede aportar muchos momentos de tranquilidad a los Gemelos que se detienen a descansar un poco. Junto a Capricornio, Géminis puede estudiar las formas de la vida y el amor, ciñéndose a la marcha Más parsimoniosa de Saturno.

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Capricornio también puede aprender de Géminis. Éste, inocentemente egocéntrico, independiente y curioso en el plano intelectual, tiene la aptitud mágica de internarse temporalmente en todos los libros que ha leído, en todas las películas que ha visto, en todas las sinfonías que ha escuchado, y de moverse en ese mundo llamado imaginario con tanta naturalidad y soltura como si estuviera en su reino natal. Por consiguiente, los Gemelos pueden darles a las Cabras una valiosa lección acerca de la forma de ser algo más que un visitante en los mundos de la literatura, la música y el arte... pues es en estos mundos quiméricos donde ellos viven. Géminis sólo vuelve a esta Tierra por una obligación kármica, para reingresar en una prisión de carne después de una larga temporada de ensoñación en otros niveles de conciencia. Capricornio se beneficia de ello, porque a la Cabra le resulta muy difícil comprender la realidad de cualquier otro lugar que no sea la Tierra. Capricornio está muy arraigado en ella, es muy práctico y terrenal, tanto en el nivel consciente como en el inconsciente. Por supuesto, hay unos pocos capricornianos cuyas imaginaciones centellean durante una tormenta de verano, cuyos espíritus se maravillan y deambulan en una noche serena y poblada de estrellas, que exhiben un travieso sentido del humor, que entienden de psicometría, de OVNIS, de telepatía... y de los misteriosos portentos de la Gran Pirámide. Pero la Cabra más típica no pierde el tiempo cavilando sobre cosas que no se pueden desmontar y volver a armar mediante el uso de un plano. Cuando los capricornianos vuelan, hacen

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sus reservas con tiempo, para mayor seguridad. Cuando viajan en auto, llevan consigo un mapa de carreteras, para no equivocarse. Pero no hay planos ni mapas para guiar al viajero astral. Para viajar fuera del cuerpo, por mundos situados más allá de los sentidos materiales o físicos, no se necesitan reservas... sólo fe. Hay que admitir que cuando Géminis investiga otros mundos, no actúa necesariamente motivado por la fe o la sed espiritual. Lo que motiva generalmente a los Gemelos es la simple curiosidad, esa misma que mató al gato del cuento pero que no parece ser fatal para los pájaros de Mercurio. Una cantidad sorprendente de capricornianos satisfacen el apetito de su alma mediante el sistema, aprobado por Saturno, de consagrarse al arte. A veces lo coleccionan, lo disfrutan, se convierten en mecenas, o pintan, bosquejan o dibujan personalmente. Algunos se convierten en actores profesionales o dramaturgos. Unos pocos se dedican a alguna variante de la música. Pero independientemente de lo que es o hace, la Cabra mantiene ambos pies sólidamente plantados en la tierra firme, ¿y hasta dónde puedes mecerte en una estrella con ambos pies apoyados en el suelo? Hay que estirarse un poco para entrar en otras galaxias. De todas maneras, cualquier actividad creativa, de cualquier tipo que sea, es afín a la conciencia embrionaria de que existe algo más allá de los cinco sentidos, con el atisbo de un sexto, incluso de un séptimo... y otro más. ,Los antiguos afirmaban que Saturno es un planeta de siete dimensiones. Nosotros vivimos nuestra existencia en la tercera dimensión, mientras que el tiempo mismo, él ahora eterno, como sabía Einstein, es la cuarta dimensión. Seguramente la séptima debe contener una sabiduría más sublime incluso que la que puede contemplar Géminis. Pero Saturno guarda bien su secreto, con la habitual discreción y el habitual silencio propios de Capricornio.

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Los capricornianos tienden a ser circunspectos. Los Géminis son conversadores natos y naturales. ¿Cuál de los dos tiene razón? Los dos... cada uno a su manera, siempre que ninguno impida que el otro haga lo suyo. Cuando se trata de estos dos signos solares, «hacer lo suyo» es una cosa rara. Pero el diccionario da varias definiciones de «raro». Por un lado, es sinónimo de «extraño», y por otro, se emplea en expresiones como «de rara perfección, de rara hermosura», con el significado de «extraordinario».

Mujer GÉMINIS Hombre CAPRICORNIO

...la isla los estaba aguardando. Sólo es así como se pueden divisar esas costas mágicas. —Ahí está —dijo Peter serenamente. —¿Dónde, dónde? —Donde apuntan todas las flechas.

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Ya sea que ambos permanezcan poco o mucho tiempo juntos, el hombre Capricornio nunca conseguirá entender por qué la chica Géminis no atina a ver claramente lo que para él es muy obvio: las consecuencias de la palabra y la acción, que son, inevitablemente, la recompensa o el castigo. La ley de Newton en virtud de la cual «Toda acción produce una reacción», le parece patente. ¿Por qué ella no la ve también? Desde la perspectiva de ella, el error de él consiste en interpretar el mundo material como una realidad... y la imaginación como un pasatiempo independiente, entretenido. La mente de ella está atareada, sondeando, disecando, buscando, calculando y deambulando montada en el viento, todo al mismo tiempo, lo cual puede determinar que dos mundos se fusionen en uno: el mundo «real» y el mundo de la imaginación, de las posibilidades. Las respuestas que esta actitud mercurial provoca en la Cabra son múltiples y consecutivas. Al principio, reacciona con excitación. Después de un tiempo, la excitación se transforma en aprensión. Nada de lo que ella dice y hace tiene sentido para él, desde un punto de vista lógico, práctico. Finalmente, su aprensión se troca en severidad, y entonces él se desconecta. Una vez que Capricornio ha decidido que un tema no es digno de discusión, ya basta. Puede ser brusco, cortante y duro. «No hablaremos más de esto. El tema está agotado.» Para la chica Géminis un tema nunca está totalmente agotado. Siempre se presta a nuevas discusiones, a

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nuevos enfoques. Sin embargo, no obstante su gran simpatía, le resultará difícil reencauzar a la Cabra, cuando ésta se ha desconectado.

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La circunstancial actividad frenética de Géminis puede parecerle frívola a Capricornio. Ella exhibe una aparente falta de apego en su compromiso con la vida. Pero él encontrará suficientes causas para admirarla cuando estudie la forma asombrosa en que funciona su mente, desatando nudos con la mayor facilidad y hallando sin esfuerzo la solución de problemas intrincados. Y. por lo menos al principio, ella respetará su sabiduría, totalmente distinta de su propio intelecto y sagacidad vertiginosos. Esto tenderá entre los dos un vínculo de anhelo, que puede ser al mismo tiempo purificador y vigorizante. Sin embargo, después de un tiempo, es posible que las diferencias esenciales de sus respectivas naturalezas asuman una mayor visibilidad. Capricornio tiene una cierta seriedad que puede deprimirla, y en la idiosincrasia de ella hay una curiosa versatilidad que puede ofuscarlo. A menudo sus temperamentos, personalidades, caracteres y motivaciones están separados por grandes distancias.

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Tomemos sus respectivas familias. Si él es un Capricornio típico, está muy ligado a mamá, papá, la tía, el tío Hymie... y una legión de primos. No, no me olvidé de los hermanos. ¿Cómo podría olvidarlos, cuando están tan presentes? Cuando no están presentes, él habla de ellos. Si ella es una Géminis típica, tal vez quiera sinceramente a sus familiares, e incluso es posible que sea afectuosa con ellos, pero de una manera etérea, informal. No se siente tan apegada a los lazos familiares como la Cabra. Ella marcha por sus múltiples caminos, ellos marchan por los suyos, y si los unos y los otros se cruzan de cuando en cuando... ¡estupendo! Si ella no se deja sofocar por sus propios parientes, obviamente no le regocijará que los de él anden rondando siempre por allí y sean el tema principal de conversación, aun cuando estén ausentes. Sumemos a esto su actitud respecto del dinero. Les gusta a ambos. Ninguno de los dos tiene nada contra el dinero. Pero ella lo utiliza para repartirlo en torno, para gastarlo y disfrutarlo. Él lo usa como una especie de sedante. Mientras sabe que está en el banco, puede distenderse y respirar con tranquilidad, confiado en la certidumbre de que es un ciudadano cabal, al que no pueden ocurrirle desastres financieros imprevisibles. Capricornio opina, respecto del dinero, lo mismo que el rey de los yacimientos de oro Winfield Scott Stratton pensaba acerca del metal precioso: el lugar más seguro para guardarlo está bajo tierra. A juicio de Capricornio, el lugar más seguro para guardar dinero es el banco. La mujer Géminis no entiende para qué sirve dejarlo dormir allí, sin hacer nada, cuando es posible gastarlo. Intereses, querida. Rinde intereses. Entonces es posible que ella exclame, con uno de sus súbitos arranques mercuriales: «Pero sólo sirve para multiplicar el dinero, que se queda durmiendo allí, sin hacer nada». ¿Por qué dice «sin hacer nada»? ¿Acaso no trabaja? Y además le produce a él una sensación de paz espiritual. A ella le produce una crisis de frustración. Cuando el hombre Capricornio está ofuscado, enfadado o disgustado, se enfurruña, adopta un comportamiento silencioso y hosco. Y cuando ella se encuentra en el mismo estado, puede ser cáustica, amarga y sarcástica. Los estados de él son de colores marrón oscuro, índigo, negro y azul, pero también son, hasta cierto punto, predecibles. Los de ella nunca lo son. En determinado momento puede ser tan plácidamente regocijante como una brisa primaveral, y un momento después tan destructiva como un tornado. Al principio puede ser incansablemente activa, y luego pasiva y taciturna. Sonríe, y sus ojos expresivos irradian un encanto mercurial. Fascinante. Una arruga surge de la nada y le atraviesa la frente. Ahora le brota una lágrima en la comisura del ojo. Le tiemblan los labios. Es bella cuando está triste. De pronto sé le ocurre una idea alegre, se incorpora de un salto, le echa los brazos al cuello y le estampa un beso en la nariz. Sus humores versátiles son tan fugaces como los de Campanilla de Cobre: pura fantasía frívola, como una mariposa, y después lógica y concisa, sucesivamente, en rápida progresión... primero profundamente intelectual, y después totalmente abstracta, casi mística. Pero su ensoñación no dura mucho. Géminis tiene demasiados elementos de escepticismo nato para ser auténticamente mística.

De cuando en cuando, tropezamos con un capricorniano al que le encanta resolver misterios y descifrar enigmas, y esta Cabra seguirá a las Gemelas por los senderos y atajos retorcidos y tortuosos de Mercurio con abrumadora fascinación. Ella se parece a las piezas multicolores y dispersas de un rompecabezas, a la espera de que alguien las ensamble. Además, es delicada y femenina, tiene una risa alegre, y luce bien, cogida de su brazo. A los capricornianos les gusta tener una mujer de esas que uno puede exhibir con orgullo delante de los demás. El hecho de conquistar el amor de una criatura tan excitante es en verdad un logro, un triunfo nada despreciable, y los regidos por Saturno son muy aficionados a los logros y los triunfos. La Cabra debe trepar. Los capricornianos disfrutan del paisaje que se contempla desde la cima de la montaña. Les agrada que los admiren y los respeten. Ostentar una esposa o amante Géminis (en el caso de él probablemente se tratará de

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una esposa), que es varias mujeres a la vez, y todas ellas seductoras, hermosas, talentosas, espabiladas y femeninas, es algo que despertará la envidia de los hombres menos afortunados. Pero deberá recordar el consejo astrológico en virtud del cual, no obstante su deliciosa feminidad, ella tiene una mente masculina. Esto es algo que le harán recordar en más de una ocasión. Hay capricornianos que esporádicamente brincan al bailar jubilosamente, sobre todo en la edad madura, cuando tratan de recuperar lo que nunca descubrieron en la juventud, o lo que no buscaron por timidez, o lo que no disfrutaron porque estaban demasiado atareados triunfando y trabajando... así como hay Cabras de movimiento más rápido, más verborrágicas, más descuidadas que cautelosas. Pero éstas son decididamente excepciones a la regla de Saturno. La mayoría de las Cabras son modelos de circunspección. En verdad, inicialmente sus proposiciones románticas son tan trémulas y cautelosas, tan lentas y deliberadas, que al principio ella inclina la cabeza a un costado, como si estuviera escuchando un susurro. Probablemente él estará vestido con ropas discretas y de buen gusto, le sonreirá con una expresión peculiarmente atractiva, perezosa, y su dulzura y su estabilidad apaciguadora estarán combinadas en las dosis justas para intrigarla y hacerle pensar que este hombre sí que la entenderá y no se enfadará con ella. Él parece dichoso de complacerla, conmovedoramente agradecido de tener una mujer a quien contentar. Lo regocija estar enamorado, y ella intuye que se trata de un hombre que no será infiel a sus juramentos, una vez comprometido. Es a esta altura, infortunadamente, cuando es posible que empiece a ponerse nerviosa. Se trata del efecto de la palabra «comprometido». A Géminis no le gustan ni las insinuaciones de compromiso. Si el amor es auténtico, durará. Preferiría que sea así, por supuesto, pero a ella no le agrada firmar contratos a largo plazo en cuestiones de romance. Hay que dejar que éste se desarrolle solo. Si resulta una relación eterna, ¡estupendo! Pero pedir garantías —pretender garantías— no concuerda con la forma en que Géminis juega el juego. En el aspecto físico, es posible que se sorprendan el uno al otro al intercambiar una comprensión instintiva de anhelos mutuos. El sexo no es, para ninguno de los dos, algo afín a las llamas ardientes de la pasión incontrolable. Tanto Capricornio como Géminis buscan la unión sexual como un medio para alcanzar el sosiego y la comodidad. Normalmente, no tendrán demasiadas exigencias emocionales el uno con el otro. Sin embargo, en algunas ocasiones esporádicas él necesitará hacer un despliegue físico, juguetón y afectuoso, de grandes abrazos y cosas parecidas, pero no encontrará en ella la reacción apetecida... la mujer Géminis necesitará palabras de amor, expresiones verbales destinadas a estimularla para emprender el acto sexual, y no las escuchará.

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Exceptuando estas áreas de posible descontento y ligera frustración, los dos podrán compartir sexualmente su amor con placentera compatibilidad. Como la vibración 6-8 influye fuertemente sobre su convivencia, es posible que el sexo sea un factor dominante, o por lo menos muy importante, en su relación, y posiblemente él la habrá magnetizado al comienzo con un fuerte atractivo físico, que es difícil que se disipe mientras permanezcan juntos. Y es probable que, para sorpresa de amigos y parientes, permanezcan juntos definitivamente, sobre todo si existe una conjunción o un aspecto sextil o trígono Sol-Luna entre sus respectivos horóscopos. Aun sin esta ayuda planetaria, es probable que sigan siendo amigos después de separarse. Esto no les sucede a todas las parejas de la vibración 6-8, pero es muy probable que sí les suceda a las Gemelas y la Cabra. El amor se las apaña para derretir el hielo del corazón regido por Saturno. Hay algo en este hombre, una vez derretido, que la hará estremecerse de anhelo ante la imagen de absoluta adecuación que proyecta cuando está con ella: la promesa de alcanzar el colmo de la dicha mediante su relación. Es posible que más tarde ella piense que la Cabra no ha cumplido su promesa tácita, a medida que la vida empieza a parecerle monótona a la mujer Géminis, que se siente encadenada a la existencia un poco mundana, pero segura, de Capricornio. Igualmente, ella no debería olvidar que entre todos los amantes y maridos él es el candidato con más probabilidades de ser excitante en la tercera edad, de rejuvenecer, de tornarse más libre (más parecido a ella) a medida que envejece. Si ella espera, es posible que aquella promesa de adecuación se cumpla, al fin y al cabo. Géminis es impaciente y no le gusta esperar. Pero debería hacer el esfuerzo, porque si lo hace, las recompensas valdrán la pena, y es posible que ella descubra junto con él un gran secreto: que en la interrupción del movimiento inquieto se puede hallar la forma y la configuración auténticas del amor, y se puede revelar su belleza más íntima. Y la belleza es lo que busca desde que era niña su corazón escindido. Paciencia. Cuando se trata de este hombre, la palabra clave es: «paciencia». Ella debe cultivarla. Es posible que una chica Géminis enamorada de una Cabra lea esto y se pregunte por qué habrían de

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necesitar semejante consejo. Son tan felices... en este preciso momento. Bueno, no se le enseña a nadar a una persona que se está ahogando. Se le enseña anticipadamente... por si acaso. Una vez más, Gemelas, la palabra clave es PACIENCIA.

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—Atrás, señora, no permitiré que nadie me atrape y me convierta en hombre... Ella tuvo que decírselo. —Soy mayor, Peter. Tengo muchos más de veinte. Crecí hace mucho tiempo. —¡Me prometiste que no lo harías! —No pude evitarlo.

La mujer Capricornio no puede evitar ser más sensata de lo que le corresponde por su edad, así como el hombre Géminis no puede evitar ser de cuando en cuando un chiquillo irresponsable. En nuestra sociedad, hasta hace muy poco tiempo, se suponía que el hombre debía ser el fuerte, el maduro y el práctico. La gente esperaba, en cambio, que la mujer fuera inconstante, un poco imprevisible e indefensa. Ahora que los grupos de Liberación Femenina hacen repicar fuertemente en nuestros oídos las campanas de la Nueva Era, podemos permitir que él sea circunstancialmente sensible, versátil y frívolo... y que ella sea estable y sensata. Pero antes del despuntar de la era de Acuario, habrían estado condenados.

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Es una suerte para la Cabra y los Gemelos que finalmente le hayan reconocido a ella el derecho a ser práctica e inteligente, al mismo tiempo que le han reconocido a él el derecho a soñar despierto, ocasionalmente, e incluso a sollozar cuando lo conmueve la belleza. Es una suerte para todos nosotros, pero especialmente para estos dos. Ya es bastante complicado lidiar con sus diferencias de personalidad... ¿qué falta hace un problema adicional como lo es el de tratar de acomodarse las imágenes predeterminadas y prejuiciosas que alguien se ha forjado acerca del hombre y la mujer? A Géminis y Capricornio no les hace ninguna falta. Ya están bastante atareados con el complejo pasatiempo de capturar la armonía de la compatibilidad entre sus dos naturalezas divergentes. El sexo de estos dos signos solares es el que debe ser, a primera vista. El signo de ella es femenino, el de él es masculino. Esto es, bueno... no es tan sencillo. Claro que Capricornio es un signo femenino, pero lo rige el viejo Saturno, que es francamente masculino, hasta las últimas consecuencias. Y Géminis es un signo masculino, pero lo rige el taimado Mercurio, el Gran Simulador, un planeta famoso por su afición a engañar, capaz de trocarse de masculino en femenino, y luego nuevamente en masculino, en el lapso que dura el guiño de una luciérnaga. O sea muy rápidamente. ¿Alguna vez intentasteis medir con un cronómetro cuánto dura el guiño de una luciérnaga? Así que tendrán problemas. No insuperables, pero sí fastidiosos, de vez en cuando. Quizá sería más correcto definirlos como frustrantes. Tal vez en algunos momentos él la acusará de ser insensible e incomprensiva, y en otros ella lo acusará de ser veleidoso y emocionalmente inmaduro. En cierto sentido, ella es lo que la acusan de ser... así como, hasta cierto punto, él posee esos otros rasgos. Sin embargo, la mujer Capricornio también puede ser afectuosa, leal, y un verdadero arco iris crepitante de humor cuando siente que pisa tierra y no las arenas movedizas del cambio constante, que pueden abrirse y devorarla. (Todas las Cabras tienen un miedo subliminal a los terremotos.) Así como el hombre Géminis puede irradiar una verdad más refulgente que la que ella imagina, siempre que le concedan la libertad de expresión que necesita, y que no lo acosen con recelos, con predicciones deprimentes del futuro... y con reproches. Las críticas y la severidad emocional nunca sacarán a relucir lo mejor de los Gemelos. La mantis religiosa es un insecto extraño, en la medida en que la hembra devora a menudo la cabeza del macho durante el acoplamiento. Él lo ha leído en alguna parte (los Géminis lo han leído todo), y se siente personalmente como un mantis cuando la mujer que ama insiste en devorarle su confianza en sí mismo con una desaprobación rígida, implacable, al mismo tiempo que le jura amor. Tal vez sea ella la que deba manejar el dinero en la familia. Es probable que la familia exista, eventualmente, si ella puede hacer valer su opinión. Es raro que Capricornio se preste para interludios románticos de

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naturaleza temporal. Generalmente deja bien sentadas las intenciones para el futuro antes de especular o retozar. Pero volvamos al dinero y a la probabilidad de que ella sea la más indicada para controlar el presupuesto. No es que él no sea rápido y sagaz con los números... a veces demasiado rápido y sagaz. La mayoría de los Géminis pueden hacer que una computadora se ponga verde de envidia.

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Pero ocurre que ella tiene la virtud de gastarlo con más prudencia, de invertirlo con más sensatez, y disfruta de una especie de toque mágico para incrementar cada vez más el saldo bancario, en tanto que él posee la virtud de reducirlo cada vez más. (A menos, por supuesto, que la Luna o el ascendente de él esté en Virgo, Tauro, Capricornio o Cáncer.) Es curioso que la astrología —para no hablar de los amigos y parientes— sostenga a menudo que estos dos signos solares son emocionalmente fríos. Ella, en razón de que está sometida a la helada regencia y la severa influencia de Saturno. Él, en razón de que pertenece al elemento Aire siempre un poco desapegado. Pero, sin embargo, ella es capaz de manifestar un amor terrenal, incluso apasionado, a pesar de que Saturno ejerce un control de hierro sobre sus emociones y la exhorta constantemente a no desahogarlas mientras no esté segura de que la relación es genuina y tiene posibilidades de hacerse permanente. En cuanto a él, aún no ha aprendido, en el sentido espiritual, el auténtico éxtasis del amor... ni su angustia. No ha experimentado, en el plano esotérico y kármico, su verdadera profundidad. Sin embargo, lo anhela con un tipo especial de excitación, ¿y acaso el anhelo no es también mágico? Lo es, y la búsqueda entusiasta que él emprende puede hacer que los sueños de ella se disparen, mientras la variante sosegada del amor capricorniano ilumina, como la llama estable de una vela, el camino para esa búsqueda, y le suministra un refugio reconfortante durante los períodos en que se encuentra dudando de sí mismo. A veces la mujer capricorniana puede ser tan buena, tan perfecta, tan fiable, que el hombre Géminis no sabe qué hacer con ella. Él se siente atrapado en la prisión, de esa misma estabilidad emocional, inexplicablemente, como si la devoción de ella fuera una afrenta... pero sólo porque él sospecha que no está en condiciones de emularla, lo cual lo asusta y lo aflige, simultáneamente. Y por tanto es posible que a él le fastidie secretamente la fiabilidad de su afecto, y que huya, quizá, fugazmente, para volver luego a disfrutar de éste. He aquí otra faceta de su confusión gemela en asuntos del corazón.

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En razón de sus proclividades (y aversiones) naturales, es posible que su relación sexual no sea siempre un volcán en erupción. Sin embargo, curiosamente, es posible que satisfaga el deseo de ambos en lo que concierne al acto del amor físico, a saber, que éste sea reconfortante y cariñoso, pero no devorador. Incluso durante sus momentos de mayor intimidad, él necesita sentirse independiente y libre. Ella también, aunque parezca raro. Dado el firme control que Saturno ejerce sobre ella, es improbable que la capricorniana se entregue a la pasión con alguien, íntegra y totalmente. Tampoco el hombre Géminis, que es, en el fondo, dos hombres. Uno observa la asociación emocional mientras se mantiene distante de ella, y el otro experimenta. Así es como aprende el signo solar Géminis, en el nivel de conciencia de Mercurio. Igualmente es posible que esta mujer lo atraiga físicamente, sin que él consiga explicar cómo. Para él, Capricornio representa la octava casa astrológica del misterio sexual, así como los secretos más recónditos de la vida y la muerte. La chica Cabra típica vive en un mundo sereno, tradicional, de actividad práctica, donde la sensatez es reina. El vive en un mundo encantado, poblado por una miríada de fantasías, bullente de actividad mental, donde la curiosidad es rey. Puede ser un experimento encantador y una experiencia beneficiosa que cada uno visite el mundo del otro, de cuando en cuando, no para criticarlo y encontrarle defectos, sino tal como uno visita un reino lejano, para disfrutar de su exotismo y su belleza, aunque satisfecho de poder volver después al entorno familiar. Si viajan mucho él será más feliz. Ella no lo será tanto (a menos que su Luna o ascendente esté también en Géminis, o en Aries, Leo, Sagitario o Piscis). Esta no es una mujer capaz de levantar una tienda y tomarla por hogar. En razón de su proceso de maduración invertida —un don de Saturno— a medida que envejezca se hará más andariega, y es posible que la mención o la idea de un viaje la excite, le suavice la mirada y le levante el espíritu... mientras esté segura de que el viaje o excursión la traerá finalmente de regreso a casa. Aunque hay un grupo de profesionales capricornianas, ésta sigue siendo una dama que se siente esencialmente más dichosa cuando está junto al fuego de la chimenea, como un grillo, que cuando lleva la vida de una nómada o gitana. El hombre Géminis tampoco es enemigo de sentarse y soñar frente a la lumbre, excepto cuando lo atacan periódicamente sus ansias trashumantes, sin aviso previo. Puede desempeñar durante meses o años el papel

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del perfecto hombre de familia, y entonces, ¡zas!, sopla una brisa primaveral, o incluso un viento invernal, que los arrastra a él y a sus ensueños a una nueva aventura, aunque sólo se trata de un viaje a una ciudad vecina, donde puede perderse durante unos pocos días para volver a reencontrarse consigo mismo. Tal como sucede en muchas configuraciones de signos solares 6-8, es probable que éstos dos se hayan conocido sólo cuando alguien los presentó o los reunió de alguna manera. Es raro que Géminis y Capricornio graviten el uno hacia el otro magnéticamente, por su propia iniciativa, a menos que el Sol de ella haya estado en aspecto trígono con la Luna de él a la hora del nacimiento, o viceversa, o ambas cosas. Sin embargo, una vez que se ven, empieza a actuar entre ellos la vibración 6-8, cuya intensidad aumenta sistemáticamente. El hombre Géminis puede ser muy locuaz, pero a menudo sólo emplea su cháchara como camuflaje. Piensa que de todos modos la gente nunca creería la verdad desnuda. Ésta es demasiado obvia. Y por eso la disfraza. Sé que esto es desconcertante, pero casi todo lo es, en Géminis. Un poco de esto y otro poco de aquello. Tomemos por ejemplo al Géminis Bert Lance, ex director de la Oficina de Administración y Presupuesto del gobierno Carter, al que lo obligaron a renunciar en medio de un escándalo relacionado con sus anteriores actividades bancarias objetables. En un discurso pronunciado en la convención de la American Bankers Association, en Florida, poco después de su renuncia, uno de los miembros de la institución afirmó coléricamente que «Bert Lance ha hecho por la actividad bancaria lo que el estrangulador de Boston hizo por el vendedor a domicilio».

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En cambio, hay decenas de banqueros respetables de todo el país que siguen admirando y defendiendo tenazmente al Géminis Lance, no por razones personales ni en retribución de favores recibidos, sino sólo porque piensan sinceramente que su comportamiento profesional fue siempre imaginativo, creativo, valeroso y totalmente acorde con los sanos principios de la actividad bancaria. Obviamente analizan a dos hombres distintos. Bert Lance. Y su Gemelo, Bert Lance. Los Géminis nunca tienen personalidades simples. Tomad a Henry Kissinger. Tomad a Errol Flynn. Tomad a Brigham Young. Tomad a estos seis hombres Géminis... ¿y con qué os encontráis? Con imágenes dobles, que reflejan todas las facetas del sol y la sombra... que despiertan desdén, odio, envidia, desaprobación, temor reverente, admiración, respeto y amor. Esto es lo que le espera a la Cabra con los Gemelos que tiene por amante o marido. La verdad mercurial de los Gemelos siempre se puede observar desde dos puntos de vista opuestos. Pero Capricornio es proclive a la honestidad absoluta, lo cual deja poco o ningún margen para una verdad de dos caras. Es posible que Géminis intuya que la actitud de la Cabra es demasiado severa, porque la continuidad de la libre circulación de las ideas de él depende de que, de cuando en cuando, queden puertas abiertas para la interpretación individual. El no sabe de dónde provienen sus ideas, pero éstas no se interrumpen nunca, y son la esencia de su ser. Sofocar su libertad de pensamiento y de expresión no es la forma de amarlo.

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Ella querrá que él busque una profesión o carrera con perspectivas futuras, y con un razonable beneficio económico presente, y probablemente insistirá en que, tarde o temprano, compren su propia vivienda. El capricorniano no es partidario de los edificios de apartamentos o los condominios que parecen hormigueros. El no necesita en verdad este tipo de seguridad, porque normalmente Géminis no aspira a echar raíces. Es más feliz con un millón de dólares en papel moneda y cien en el banco que con cien dólares en papel moneda y un millón en el banco. La primera situación es más estimulante. Ella piensa exactamente lo contrario. Géminis siente que sus ideas y su imaginación son sus bienes más negociables. No entiende, realmente no entiende. y quizá no entenderá nunca, ese tipo de seguridad que necesita ella. Incluso el hombre Géminis con un signo lunar o ascendente Virgo, Cáncer o Capricornio, más cauteloso, invertirá un día, súbitamente, sin aviso previo, todo su saldo bancario, en una nueva idea, o en un nuevo sueño, objetivo o proyecto que afloró en su cabeza. (En una de sus cabezas.) Si su relación empieza a resquebrajarse, a la chica Cabra no le resultará fácil desprenderse de él. Cuando una mujer Capricornio se entrega por completo a un hombre, le cuesta mucho recuperar lo que dio. Ella no puede cambiar tan fácilmente como él. Cuando ama, se propone que eso sea definitivo. Pero siempre y cuando decida que lo «definitivo» ha entrado en un callejón sin salida, generalmente no habrá escenas histéricas de llanto y acusación, ni excesivas demostraciones emocionales. Sencillamente dará media vuelta, ocultará sus lágrimas, se alejará y no volverá. Ningún signo solar puede ser tan poco sentimental (superficialmente) como Capricornio, cuando es necesario practicar una amputación emocional y no hay otra solución viable. Pero... mientras se aleja, su tierno corazón se estará desintegrando, y su martirio será tanto más doloroso cuanto que

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Aire - Mutable - Positivo Regido por Mercurio Símbolo: los Gemelos Fuerzas diurnas Masculino

Aire - Fijo - Positivo Regido por Urano Símbolo: el Aguador Fuerzas diurnas - Masculino

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GÉMINIS

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lo retiene dentro, y lo soporta sola. El hombre Géminis exclama, como Whittier: «¡Cuán poco he obtenido... qué descomunal es lo inasequible!», y después llora por las experiencias perdidas, por las oportunidades derrochadas, por las posibilidades arrojadas por la borda... por el amor no correspondido, mal encarrilado, o que uno dejó perder en la nada. Sin embargo, enseguida aflorará la sonrisa triangular y la carcajada fluctuante de Mercurio. ¡El mañana es un nuevo día deslumbrante, promisorio! ¿Quién sabe qué le puede reservar? Tal vez... sí, tal vez... incluso la reconciliación... la disculpa de su tímida chica Cabra, y la oportunidad de volver a probar, tratando esta vez con más ternura el corazón de ella. Si su relación amorosa o matrimonio caducara, la capricorniana tardará más en sonreír, y en cuanto a la posibilidad de que el mañana sea más deslumbrante... bueno, para su abatido espíritu de Saturno el mañana parece estar a un billón de años luz de distancia. Ésta es la razón por la cual ella pondrá más empeño en salvar su relación. Con la ayuda de Saturno, ella puede edificar un amor suficientemente fuerte como para resistir los tornados esporádicos de la desavenencia.

La relación GÉMINIS-ACUARIO

Los objetivos están en cada extremo del arco iris...

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Como ésta es una configuración de signos solares 5-9, y sus soles natales están, por tanto, en aspecto trígono, Géminis y Acuario son en general tan apaciblemente compatibles como un par de chinches en una alfombra o dos termitas en un tótem. Sin embargo, de cuando en cuando, sus frecuencias pueden entrar en cortocircuito, lo cual depende de otros aspectos entre sus respectivos planetas a la hora del nacimiento. Hace poco tiempo recibí una carta de un joven Acuario llamado William Dana Snyder, que trabaja en la actualidad en la ferretería Nuts and Bolts de Greenwich Village. donde evidentemente está muy cómodo. Estaba escrita en el típico sánscrito de Urano que emplean los Acuario cuando se comunican con los simples mortales en el plano de la Tierra, y se hallaba firmada con la extraña frase: SAT NAM. Debajo de esta firma, el Aguador había traducido servicialmente las palabras, cuyo significado era, en esencia: «Existe un solo Dios, y Él es la Verdad». Ahí está. La principal corriente de desavenencia entre los Géminis y los Acuario: la VERDAD. Géminis la elude continuamente, porque, para los Gemelos, la verdad tiene una intrincada red de significados complejos. Los Acuario la buscan constantemente (o la acechan): lúcida, simple, limpia de adjetivos imaginativos, desprovista de opiniones personales. Para Géminis, la verdad es un inmenso océano ondulado, coloreado por los arco iris y rutilante, poblado por los peces de multifacéticas verdades a medias, quizá, tal vez y posiblemente. Para Acuario, la verdad es una gran gota brillante, configurada como un hecho concreto, incolora, transparente, que el implacable ojo microscópico de Urano ve como ella misma y nada más que ella misma, válgale Dios... y eso es lo que es, por supuesto. ¿Recordáis? SAT NAM.

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La escena se desarrolla en cualquier parte. Géminis y Acuario están en extremos opuestos de un hilo telefónico. El primero le ha prometido al segundo que le hará el favor de despachar, por él (o por ella), una carta muy importante. la carta que te entregué anoche? Nos veremos para almorzar juntos dentro de una hora, ¿de acuerdo? ACUARIO: ¿Qué significa eso de que la despachaste? ¿Ahora mismo está viajando rumbo a Saratoga? GÉMINIS: Bueno, no... pero estará dentro de pocos minutos. ACUARIO: Entonces no la has despachado. ¿Por qué dijiste que sí? GÉMINIS: La verdad es que escribí la dirección, le puse un sello y me disponía a salir rumbo a la oficina de correos, cuando sonó el teléfono. ACUARIO: La verdad es que aún no has despachado la carta. Vuelve a telefonearme después de echarla en el buzón. Adiós. CLIC.

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ACUARIO: ¿Despachaste GÉMINIS: Sí, la despaché.

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Acuario es un signo fijo. Fijo significa obstinado, entre otras cosas. Si los comentarios del Aguador os hacen evocar la forma en que Virgo y Sagitario buscan la verdad, escuchad de nuevo. En la actitud de Urano hay una ligera y sutil diferencia. No sé con exactitud cuál es, pero se trata de una ligera y sutil diferencia. En todo lo que hace Acuario hay una ligera y sutil diferencia respecto de la forma en que lo dicen y lo hacen los seres humanos comunes. Los Aguadores no son comunes. Son extraordinarios. Y no les sacaréis nada con halagos. Pero volvamos al tema principal. La verdad es un contexto en el que obviamente se producirán disputas ocasionales entre Géminis y Acuario. No todos entienden esta obsesión uraniana por la verdad, basada sobre hechos. A diferencia de los Virgo, los Acuario no son detallistas en busca de la verdad. A diferencia de los Tauro y los Capricornio, los Acuario no tienen un criterio cerrado. La mente de Urano siempre está abierta a todo, literalmente a todo. Si el cerebro humano es capaz de imaginarlo o concebirlo, entonces es una posibilidad para Acuario, por muy descabellado y ridículo que pueda parecer a la comunidad científica y/o a los profanos. SIN EMBARGO (y he escrito SIN EMBARGO así premeditadamente), aunque los Aguadores aceptan con criterio abierto que absolutamente todo es posible, sólo elevarán una teoría vigente a la categoría de verdad definitiva después de haberse convencido de que la hipótesis es viable, verificándola mediante hechos concretos. Ya veis entonces que son una mezcla curiosa de realidad y fantasía. Por lo menos, espero que lo veáis. Confío en que esto haya elucidado el problema. Estoy segura de que no lo ha elucidado. Pero lo intenté. Si bien a veces miran la verdad desde extremos opuestos del telescopio, Géminis y Acuario, en cuanto configuración de signos solares 5-9, son en general inmensamente compatibles. ¿Diremos que es más frecuente que lo sean y no que no lo sean? Empatizan, simpatizan, filosofan y fraternizan en la misma longitud de onda electrónica, en el mismo rayo aural, en la misma frecuencia de vibración, o como os plazca llamarlo. Normalmente, no se dejan conmover por sus respectivos humores cambiantes, excentricidades, altos, bajos, o desplazamientos laterales. Sólo rara vez encontramos una pareja Géminis-Acuario cuyas posiciones planetarias recíprocas están seriamente menoscabadas por aspectos comparativos de sus cartas natales, y que, por tanto, se aborrecen activamente a primera vista, o se aburren mutuamente. Esto sucede en todas las configuraciones de signos solares, incluso en la vibración 5-9 generalmente apacible, pero con muy poca frecuencia.

Como os he recordado muchas veces a lo largo de este libro, en otros capítulos dedicados a Acuario, si bien en astrología se lo representa como el Aguador, éste es un signo de Aire, lo mismo que Géminis, y no un signo de Agua. ¿Entonces por qué se representa a estos individuos, se los simboliza, digamos, por una figura arrodillada que vierte agua de un cántaro, si no pertenecen al elemento Agua sino al elemento Aire? No sé por qué. Comprendo que superficialmente no tiene sentido. Es totalmente ilógico, para no decir contradictorio y absurdo. Pero claro que también lo son los Acuario: ilógicos, contradictorios y absurdos. Todos ellos están chalados, hasta cierto punto. Los Gemelos se cuentan entre las pocas personas que lo notan enseguida, porque como se sabe ellos también están chalados de cabo a rabo. Cuando Géminis y Acuario hacen el loco juntos al mismo ritmo, la escena es bastante reconfortante. Nadie tiene que explicarse. La vida se simplifica. No, tal vez será mejor que me retracte. La vida nunca es simple cuando se trata de estos dos signos solares. Interesante, fascinante, incluso mágica... pero, desde luego, nunca simple. Uno de los espectáculos más notables y patéticos o conmovedores del mundo es el que ofrece un niño con sentimientos de adulto. Otro espectáculo notable, patético o conmovedor es el que ofrece un adulto con

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sentimientos de niño. Esto último es lo que les sucede a todos los Géminis y Acuario, si son representantes típicos de sus signos solares. En realidad ambos viven en planetas ajenos a la Tierra, y sólo se posan aquí a ratos, durante períodos que pueden oscilar entre cinco minutos y varios días. Naturalmente, cuando se les presenta una oportunidad se asocian, para poder conversar en el lenguaje cifrado de los no terráqueos. El verdadero mundo de Géminis y Acuario se llama Feéria, el reino o estado donde existen las hadas, descrito por Tolkien como un lugar que contiene «muchas cosas además de elfos y hadas, y además de enanos, brujas, duendes, gigantes o dragones; contiene los mares, el sol, la luna, el cielo; y la tierra, y todas las cosas que hay en ella: árbol y pájaro, agua y piedra, vino y pan, y nosotros mismos, hombres mortales, cuando estamos hechizados».

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Todos nosotros experimentamos trances fugaces de hechizo (con la posibilidad de extender su aspecto fugaz). Pero Géminis y Acuario comprenden y utilizan esta posibilidad y están casi continuamente hechizados, llenos de temor reverencial y asombro, de la curiosidad del auténtico niño —Géminis, el párvulo, y Acuario, la segunda infancia— tal como lo describo en «Los doce misterios del amor», en el comienzo de este libro. Por tanto disfrutan de residencia más o menos permanente en el reino de Feéria. Los vemos pasar entre nosotros, desde luego, ¿pero están realmente aquí, o acaso no parecen estar a menudo... en alguna otra parte? En pareja, estos dos signos solares se mezclarán y fusionarán a veces casi como si fueran uno, después recuperarán por un tiempo sus actitudes individuales... y volverán a unirse flotando. Generalmente se trata de una relación que sopla como el viento, como la brisa, un poco desapegada, y aunque una controversia entre ellos puede generar un torbellino pasajero de excitación, semejante a una tormenta de verano, normalmente ésta no dura el tiempo necesario para poder producir verdadero daño. Tanto Géminis como Acuario entienden la mayoría de los temas y situaciones cabalmente, a fondo, pero habitualmente Géminis puede transmitir esta comprensión a los demás con más claridad que Acuario, porque los Gemelos han sido favorecidos con el don de la locuacidad y la elocuencia... los Acuario con el don del genio y la insania, más o menos por partes iguales. Ambos son, empero, especialistas en frases tortuosas, alucinadoras. Géminis hace juegos de palabras con un ateo cuando le informa que cualquier científico puede contar las pepitas que hay en una manzana, pero sólo Dios puede contar las manzanas que hay en una pepita. Acuario comenta la conducta del inquieto Géminis observando cáusticamente que un tramoyista no deja sombra, sólo dudas. ¿Qué ha dicho? Escuchad con más atención la primera vez. A Acuario no le gusta repetir las cosas. Géminis las repite alegremente, pero nunca dice dos veces lo mismo. Con sus pasteles invertidos de retórica y alteraciones entrecruzadas, Géminis y Acuario podrían formar un excelente equipo para escribir versos destinados a las galletas chinas en cuyo interior se esconden vaticinios de la suerte.

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Si el Sol y la Luna armonizan en sus cartas natales, pueden formar una pareja deliciosa, que constituirá un enigma exasperante para los demás, si bien ellos se leerán, recíprocamente, como un libro abierto. Incluso con un aspecto Sol-Luna negativo en sus horóscopos, en razón de su Sol trígono, podrán empezar por leer la última página del libro, resolver que no les gusta, y flotar jubilosamente cada uno en su propia dirección, aunque tal vez volverán luego para retomar las cosas donde las dejaron, y quizás incluso para escribir un final distinto, más a su gusto. Con estos dos, es imposible formular predicciones. La mayoría de las personas estiman a Géminis y Acuario a pesar de ellos y no por ellos. Ambos son demasiado complejos para el terráqueo medio. Pero generalmente sólo irritan con su bullicio, y pocas veces llegan a provocar cólera. Si se pudiera poner música a su cháchara mutua, combinada con sus rápidos movimientos de cabeza y de pies, seguramente la letra sería fascinante pero difícil de recordar. Difícil de recordar, al menos, para el Aguador. Todos los Acuario son un poco distraídos. No importa, la mente de Géminis, semejante a una trampa de acero, puede despachar tarjetas de computadora, con datos de memoria, a una velocidad suficiente como para cubrir las necesidades de ambos. A veces ganan dinero juntos, y a veces lo pierden juntos. Ninguno de los dos es propenso a confesar si lo perdieron o lo ganaron, porque ambos son capaces de reemplazar una palabra por otra, como lo hacen con todas las polaridades, entendiendo cabalmente lo que muchos no entienden: que cualquier elemento siempre contiene partículas del opuesto. Es muy probable que estos dos (que, dicho sea de paso, estarían muy cómodos en el Té del Sombrerero Loco) tengan en común una cierta dosis de interés en la religión, en los viajes a países y territorios extranjeros, en las instituciones de educación superior, en la experiencia astral, en la juventud y los jóvenes, en el cine, en los entretenimientos y en las empresas artísticas o recreativas. O éstas podrán ser, a la inversa, áreas de tensión. A menudo Géminis y Acuario parecen incapaces de desarrollar una relación totalmente pacífica, no obstante su empatía innata. Si las cosas marchan demasiado bien, no son felices. La suya es una compatibilidad excepcionalmente extraña. Pueden sustentar a menudo proyectos antagónicos y pueden

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ponerse recíprocamente los nervios de punta. Sin embargo, también pueden divertirse mucho juntos, mientras revolotean en órbitas simultáneas para sembrar de flores la exhausta y vieja Tierra... dando tumbos, contorsionándose, revolcándose y provocando a quienes no han sido favorecidos con vertiginosas mentes de calculadora y una intuición fulminante. Géminis y Acuario son tan serios como el nacimiento y tan alegres como la muerte... y viceversa. En cuanto al concepto espiritual de SAT NAM, Géminis tiene conciencia de que la verdad es distinta para cada persona, y depende del grado de lucidez del individuo en un momento dado. Por tanto, si el nombre de «Dios» es realmente la verdad, entonces es un «Dios» de muchas caras, un Uno múltiple.Acuario el aún más .sagaz, lleva la lógica -de Géminis un paso más adelante, y les informa a los Gemelos que existe una sola verdad, que se destaca por encima de los múltiples dioses-verdad del SAT NAM, y cuyo nombre es AMOR. No sólo el amor entre el hombre y la mujer, aunque éste es el comienzo, sino el amor recíproco de toda la humanidad masculina y de toda la humanidad femenina, y el amor de la una y la otra por todas las criaturas vivientes... del bosque, los mares y el aire. «Pues bien —responde Géminis, animándose—. ¡Ya veo! ¡Ya veo! ¡Entonces debe de haber una señora diosa, dos creadores, almas gemelas, de donde todo esto fluya hacia quienes estamos aquí abajo!»

Pero fue necesario que el Aguador les abriera los ojos a los Gemelos y les revelara la verdad suprema. Sí, Géminis, el superinteligente, tiene que aprender mucho de Acuario, el Aguador de la sabiduría. Es posible que en su juventud Acuario firme las cartas con la frase SAT NAM. Pero al llegar a la madurez, el regido por Urano las firmará con la frase EVOL NAM REH-SIH (El nombre de Él y el nombre de ella es Amor, en inglés y escrito al revés, desde luego, en el típico estilo de Urano).

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El cántaro sin fondo del Aguador contiene muchos de estos misterios maravillosos, y nadie puede descubrirlos más rápidamente que los Gemelos Géminis.

Mujer GÉMINIS Hombre ACUARIO

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Ahora seguramente él iba a entender; pero ni pizca. —Peter —dijo ella, vacilando—, ¿pretendes que me vaya volando contigo? —Por supuesto. Para eso he venido. —Peter agregó con tono un poco hosco—: ¿Has olvidado que ésta es la época de la limpieza de primavera? Ella comprendió que era inútil explicar que él había dejado pasar muchas épocas de limpieza de primavera.

La primavera nos atrae a todos, pero encierra un hechizo especial, inexplicable, para los signos solares de Aries, Acuario y Géminis. La mujer Géminis, que es impaciente, puede crear su propia primavera cuando la Madre Naturaleza la desilusiona. Llega una época del año en que la opresión helada del invierno parece interminable. Ella no puede esperar la primavera un día más. Y entonces vuela a Florida o California, siguiendo al sol esquivo, y hace un milagro al adelantar la primavera, a su capricho. Mucho tiempo atrás, cuando era una niña muy pequeña, aprendió que hay muchos fenómenos mágicos que uno puede generar cuando se desea la felicidad, y la mayoría de estos fenómenos implican desplazarse, volar de aquí para allá, pero sobre todo... cambiar. Ningún hombre entenderá mejor que un Acuario su obsesión por esta palabra. Oh, los hombres Aries, Libra y Géminis también la comprenderán, a veces, pero no de una manera tan emocionante como Acuario. El Aguador nació para traer el cambio al mundo. Sin embargo hay una pequeña contra, que debemos hacer notar. Él quiere que el mundo y todos los que lo rodean cambien, pero no sus propias actitudes básicas, no la esencia de él mismo. Es posible que cambien sus estados de ánimo y sus modales, pero no el Él-de-Él. Recordad que es un signo fijo. Al principio, en el primer amanecer del amor, revoloteará alegremente con ella. Más tarde, se afianzará más en su rutina. Claro que la rutina de Urano es siempre más fascinante que las otras, pero para una chica Géminis desbordante de ideas y posibilidades, una rutina es una rutina, y para su espíritu exaltado

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no hay nada más desmoralizador que un Aguador sentado junto al fuego en su cabaña, atascado en su rutina. No sé si me entendéis.

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Sin embargo, el solo hecho de que él pueda afincarse en el aspecto residencial o geográfico, no debe interpretarse de ninguna manera como una insinuación de que es un hombre previsible. En lo que concierne a su humor, sus expresiones y su talante, para no hablar de sus actividades, es tan impredecible como un par de dados. En verdad, es un acto de justicia romántica que una chica Géminis quede hechizada por un hombre Acuario: Durante tóda vida ella ha estado revoloteando como una luciérnaga peripatética, cambiando bruscamente de estado de ánimo, haciendo gemir de frustración a sus amantes o amigos en razón de su estilo bastante impersonal de imprevisibilidad, típico de Mercurio. Apenas se líe con un hombre regido por Urano, no le quedará otro recurso que tragar una dosis bastante copiosa de su propia medicina. Él la invitará a cenar y a asistir después al preestreno de una nueva película de Steve McQueen o Paul Newman (generalmente típicos favoritos de Acuario), y entonces, después de que ella se haya cepillado el pelo y se lo haya ceñido con una cinta amarilla, se presentará en su puerta algo parecido a una rana, con un traje de submarinismo y. aletas de inmersión. ¿Qué es esto? Es él. ¿Acaso pretende que ella vaya a practicar surf? No. Ha cambiado de idea y ya no irán a cenar antes de asistir a la proyección de la película. Ha decidido que cenarán en casa de ella, y mientras ella guisa, él irá a pescar unas valvas para confeccionarle un collar. Aún tendrán tiempo para ver la primera película, siempre que ella se dé prisa, enfríe las coles y caliente las lentejas. para que todo esté listo para engullir cuando él vuelva de bucear en busca de conchas marinas. «Habrá suficientes, abandonadas, esparcidas sobre el fondo del océano». musita él... mientras se va. «El cangrejo ermitaño no tarda en superar las dimensiones de su confortable morada y en buscar otra nueva. Las conchas de las orejas marinas son hermosas, pero significan la muerte para éstas a manos de las personas que aniquilan la fauna oceánica para estimular sus voraces papilas gustativas.»

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¿Qué fue lo que dijo? Él se lo explicará todo —la desdicha de la cadena alimenticia— más tarde, después de la comida. La rana ya ha desaparecido, y sólo ha dejado tras de sí el chasquido. de las aletas, en el camino que lleva a la playa. La vida —y el amor— con este hombre pueden ser delirantes. ¿Habrá una manera de hacer creer a otras personas la locura, la hermosura de todo esto? Ninguna. La forma en que estos dos se encuentran a menudo en el trance de sentir lo mismo al mismo tiempo es alucinante. La mayoría de las veces ella capta las tretas de él casi antes de que pueda ejecutarlas. Naturalmente, esto lo electriza, porque al Acuario le encanta asombrar a la gente, y la sorpresa de encontrar una mujer difícil de asombrar le plantea un desafío demencial. Como si un chiquillo caminara sobre las manos en lo alto de un muro para impresionar a su amiga favorita, y ésta bostezara y se pusiese a caminar sobre los codos. En compañía de la chica Géminis, él debe superarse constantemente a sí mismo. Si por casualidad viven en las montañas o en el Medio Oeste, lejos de toda playa, ello no excluye el tratamiento de shock de Urano. En lugar de que aparezca una rana en la puerta de ella, él pasará a recogerla una mañana en un «escarabajo» amarillo, con la imagen de Snoopy estarcida sobre el capó, y uno de esos adhesivos que dicen BIENVENIDOS OVNIS en el parachoques. ¿La noche anterior su coche no era gris? Sí, lo era, pero éste es un radiante día de sol y de cielo azul. Es hora de cambiar de colores. Es posible que súbitamente él decida dejarse la barba o el bigote, sin aviso previo, o si ya los tiene, se los afeita en forma igualmente repentina, se calza un gorro de lana hasta las orejas, la abraza en la calle y le da un susto mortal. «¿No me conoces, cariño? ¡Soy el gigante Jolly Green y te adoro!» Y cosas por el estilo. Por fin ella entenderá lo que siente el espectador inocente al que alguien le asesta una noria gigante de emociones y humores cambiantes. Es posible que esto incluso le enseñe a mitigar su propia acrobacia mental, y quizás aún a llegar puntualmente a las citas. La fiabilidad y la confiabilidad son cualidades que ambos podrían cultivar con provecho. También existe la posibilidad de que no se estabilicen el uno al otro, sino de que, en cambio, se estimulen recíprocamente a multiplicar sus cabriolas. De una u otra manera, será divertido. Estos amantes constituyen una configuración de signos solares 5-9, lo cual significa que tienen muchas más probabilidades que las corrientes de descubrir que son almas gemelas, sobre todo si existe un aspecto SolLuna armonioso entre sus dos horóscopos. Incluso si no se cumple este requisito, o si existe un aspecto negativo entre sus luminarias individuales a la hora del nacimiento, encontrarán más elementos en común entre los dos que con la mayoría de las personas que ambos conocen. Sería inútil negar que de vez en cuando ella fastidiará e irritará la fijeza de él con su mutabilidad. Pero es muy fácil perdonarla. Nunca ha habido en el mundo una persona capaz de excusarse tan maravillosamente

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como una Géminis. Realmente vale la pena que ella haga algo incorrecto, para verla disculparse. A veces él se pregunta si ella lo sabe. (Sí lo sabe.) A los Acuario les resulta un poco más difícil aprender el arte de excusarse. Nunca a un signo fijo (Acuario, Tauro, Escorpión, Leo) le resulta fácil decir «Lo siento». A la mayoría de ellos les produce tanto placer implorar disculpas como caminar descalzos sobre las brasas. Así que ella no debe esperar que este hombre incurra en semejante humillación con demasiada frecuencia. Es algo que lo asusta. ¿Qué pretenderá ella a continuación si él la echa a perder ahora con excesivas excusas? A los hombres Acuario no les gusta que prevean sus actos. Ya os lo he advertido. Es aconsejable no olvidarlo. La gente puede aburrirse tremendamente cuando lo único que despierta su interés mutuo es el sexo. Este hombre y esta mujer rara vez corren semejante riesgo. Géminis y Acuario siempre tienen tema de conversación, muchas cosas para enseñarse el uno al otro. y lo más hermoso de ello es que, la mitad del tiempo, ni siquiera se dan cuenta de que están aprendiendo. Generalmente el sexo no reviste una importancia desmedida para este hombre y esta mujer. Tampoco es menospreciable, pero no ocupa el lugar prioritario en su relación. Casi nunca se le ocurre a uno de ellos medir su influencia, contar sus dones o sus calamidades. El sexo está ahí, eso es todo. La mayoría de las parejas Géminis-Acuario bien avenidas disfrutan cuando chapotean en los charcos, remontan cometas o cazan mariposas. Es algo emocionante, excitante, puro placer desprovisto de complicaciones, sin recovecos oscuros o misteriosos: un recinto luminoso y soleado de sus corazones. Él podría ser uno de esos ocasionales Aguadores a los que casi es necesario recordarles las reglas del juego del acoplamiento porque sus pensamientos ajetreados como abejas andan zumbando alegremente en torno de otras cuestiones, demasiado preocupados y abstraídos para recapacitar constantemente sobre los deleites de la intimidad física. Y ella podría ser una de esas Géminis que alcanzan la plenitud mediante la conversación, mediante la unión mental, y no mediante una entrega exagerada a la sensualidad o la pasión. Sin embargo, el acto amoroso, cuando se produce, suele ser satisfactorio para ambos y no una fuente de tensión, independientemente de la mayor o menor frecuencia con que lo compartan.

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Estos dos prevén sus respectivos deseos de una manera extraña. El hombre Acuario que tiene a Venus en muy mala posición en su carta natal, puede sustentar algunas ideas muy extravagantes en materia sexual, o puede preferir la relación amorosa platónica, que nunca termina de consumarse. Pero una vez que el uraniano medio ha sido cautivado, y ha entregado su corazón, ya conoce el lenguaje del amor, incluido el físico, y puede comunicar la magnitud de su necesidad con una mirada fija, arqueando ligeramente una ceja... o agitando la oreja izquierda. En cuanto a ella, el simbolismo gemelo de Géminis se reflejará asombrosamente en su capacidad para aparecérsele una noche como una mujer especial, propia... y al día siguiente como otra totalmente distinta.

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Hablando del lenguaje, como lo hacíamos pocos párrafos más atrás; la chica-mujer Géminis (pues es las dos por turno) puede hablar Más de un idioma. Los son lingüistas natos. También es posible que tenga más de un nombre; un alias o un apodo, y quizás incluso más de un marido durante su ciclo vital. Por supuesto, esto no se aplica a todas las mujeres Géminis, pero sí a la mayoría de ellas. Las Gemelas pocas veces se conforman si no lo tienen todo por partida doble o múltiple. Los Acuario también se casan, a menudo, más de una vez. (No siempre, pero sí a menudo.) No todos los Aguadores satisfacen su curiosidad la primera vez, aunque ella le lleva ventaja en la carrera de los matrimonios múltiples y tiene un poco más de probabilidades que él de haber probado anteriormente el matrimonio. Una vez que el hombre Acuario está seguro de que no pierde nada por ello, puede ser cabal y perfectamente fiel a una mujer. Su problema con las Gemelas consiste en que a veces tiene la impresión de que está lidiando con dos mujeres. Supongo que podría serles fiel a ambas. Las mujeres Géminis flirtean mucho. Sencillamente no pueden evitarlo. Pero en este caso ella se saldrá casi siempre con la suya, porque generalmente los Acuario no son propensos a recargar las tintas en materia de celos. Es posible que los coqueteos ligeros, amistosos, les pasen totalmente inadvertidos. Él entiende la amistad. En verdad, posiblemente ella desearía que no la entendiese tanto. Puede suceder que las amigas de él la pongan celosa a ella. Simplemente deberá recordar que al Acuario tal vez le resulte difícil separar el amor de la amistad, pero que para él, si se trata de un Aguador típico, el aspecto físico o sexual de una relación está asociado con el primero, y no con la segunda... una vez que él ha separado los dos mediante un compromiso (o que los ha combinado, con ella). La única persona a la que ella debe temer con justo motivo es la primera chica que él amó. Nunca la olvidará: nunca. Siempre estará presente, profundamente implantada en su memoria, ya se trate de su maestra de primer grado, del gorila hembra del zoológico, o del hipopótamo hembra que le hizo un guiño cuando él tenía tres años. Podría tratarse de algo más serio, claro está, y su primer amor podría ser una auténtica y

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peligrosa mujer de carne y hueso, que tal vez aparecerá un día para hacerle revolcar el corazón. Aún así, excepto en casos raros, él preferirá el recuerdo brumoso, ensoñador, al trajín de retomar la relación donde la dejó, años atrás. Sin embargo, esos casos muy raros también existen. Lo único que este hombre le exigirá es la verdad. Y es lo único que tal vez nunca obtenga de ella. Ella ve la verdad a través de la lente múltiple de la imaginación, coloreada por sus deseos y ensueños. Es sólo un problema de interpretación. Por lo demás, estos dos comparten vibraciones esencialmente similares. Sus auras se amalgaman en una galaxia de estados de ánimo, sincronizados en la frecuencia del mismo «barco madre», diferentes sólo en la medida en que contienen el reflejo individual de las estaciones cambiantes del corazón. Estas diferencias son sutiles, intrincadas. Las reacciones de él son más complejas que las de ella, y por tanto también lo son sus reflejos. Ella lo sorprende con torrentes de lágrimas, seguidos súbitamente por estallidos deslumbrantes de risa. Entonces él invierte el reflejo con torrentes de risa, seguidos por estallidos deslumbrantes de lágrimas... quizá porque Acuario ya sabe lo que a Géminis aún le falta aprender: que existe una razón por la cual alegría rima con melancolía, razón esta contenida en su misterio personalmente aún no dilucidado de júbilo y pena, que en realidad son otros dos Gemelos, inseparables e intercambiables.

Hombre GÉMINIS Mujer ACUARIO

—Así que escapé a Kensington Gardens y viví mucho mucho tiempo entre las hadas. Ella lo miró con vehemente admiración, y él pensó que era porque había escapado, pero en realidad era porque había conocido a las hadas.

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Hay muchas razones por las que es seguro que estos dos se prestarán recíproca atención en una multitud, pero la principal consiste en que ambos oyen un tenue acorde musical. La chica Acuario ha pensado siempre que nadie la comprende de veras. La mayoría de las personas la juzgan equivocadamente, suponen que juega sólo con la mitad del mazo de cartas, que tiene una imaginación alucinada y desbordante, que es una florecilla loca que ha nacido varios siglos antes de su tiempo. Todos menos él. El hombre Géminis ha pensado siempre que nadie lo comprende de veras. La mayoría de las personas lo juzgan equivocadamente, suponen que no es de fiar, que unas veces es demasiado locuaz, que otras veces es demasiado caprichoso, inmaduro... y totalmente irresponsable. Todos menos ella.

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La primera toma de conciencia de la afinidad que existe entre Géminis y Acuario siempre me recuerda el encuentro entre el Principito de Saint-Exupéry y el piloto. En su infancia, el piloto había dibujado una boa constrictor que se había tragado un elefante y que, infortunadamente, parecía un sombrero. Durante toda su vida, cualquiera que fuese la persona a la que mostraba su dibujo, nadie reconocía a la boa constrictor que se había tragado un elefante, sino que todos comentaban siempre: «Sí, es un bonito dibujo de un sombrero». Cuando los demás no comprenden tus afanes te sientes dolorido, y solo. Hasta que un día, después de haber crecido, el piloto se encuentra en el desierto con un extraño hombrecillo que le pide que le dibuje una oveja. Exasperado, el piloto bosqueja la misma imagen de su infancia, la que todos habían tomado siempre por el dibujo de un sombrero. Pero cuando el Principito mira el bosquejo, menea inmediatamente la cabeza y dice: «No quiero un dibujo de una boa constrictor que se ha tragado un elefante. Te pedí que me dibujes una oveja». Éste es el ligero acorde musical al que me refiero. Sin una sola explicación... ¡alguien sabe! Sólo la música, y nunca las simples palabras, puede describir la fuente de pura alegría que brota en el alma cuando, después de muchos años de búsqueda inútil y solitaria, uno encuentra a otro ser que reconoce y comprende realmente (no aproximadamente, sino realmente) todos los anhelos secretos y tentativas de comunicarse que los demás han ridiculizado o ignorado anteriormente. Más adelante, este primer ligero acorde de la música de las esferas, aunque bello y largamente esperado, contiene una o dos notas desafinadas, intercaladas en la sinfonía de amor entre Géminis y Acuario. Pero éste no es más que un pequeño lastre cuando se lo compara con los ritmos fracturados y las melodías discordantes

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que ambos debieron soportar hasta que por fin se encontraron el uno al otro. Aunque ninguna relación es perfecta, una configuración de signos solares 5-9 a menudo está más próxima a serlo que la mayoría de las otras. Si los aspectos Sol-Luna entre ellos están en conjunción, en sextil o en trígono, pueden alcanzar una rara armonía en el vivir y en el amar. Incluso sin la ayuda planetaria, son más compatibles que muchos otros, y generalmente seguirán siendo amigos, perdure o no el romance. Los signos solares que están en aspecto trígono se 'complementan en condiciones que sólo las personas implicadas pueden valorar. Pero una de ellas siempre se adelanta a la otra en la rueda zodiacal, en el nivel del alma, en las lecciones kármicas. En este caso, la mujer Acuario es un poco más sabia, en un sentido inconsciente, espiritual, que el hombre Géminis al que ama. De modo que le tocará a ella ser más generosa y tolerante. La tolerancia les surge espontáneamente a la mayoría de los Acuario, que son básicamente desprejuiciados y que conocen bien el significado de la frase: «Ayuda a cruzar al bote de tu hermano y, ¡regocíjate!, el tuyo propio llegará a la orilla». Urano les inculca el humanitarismo a los Aguadores, y le infunde a la mujer Acuario un espíritu fraternal. Es posible que ella tenga demasiados amigos, demasiados, por lo menos, para los hombres nacidos bajo otros signos solares. Tal vez el hombre Géminis no encuentre tiempo para indignarse contra los extraños pájaros que ella congrega en torno de sí, porque está demasiado ocupado con su propia actividad gregaria. Sólo unos pocos geminianos, con graves desavenencias planetarias en su horóscopo natal, son misántropos. En el hogar del Aguador y el pájaro de Mercurio raramente reina la paz. Si ambos son representantes típicos de sus signos solares, la casa estará más a menudo llena que vacía. Estos dos cometerán muchos errores mientras intentan amarse en la opulencia y la indigencia, para bien o para mal. Pero serán errores interesantes, casi nunca aburridos. Es posible que él cometa el error de presumir que ella tolerará sus pequeños embustes inocentes. Ella se indignará cuando él manipule la verdad o la distorsione. Las mujeres Acuario suelen aducir que son veraces e intachables en todo sentido. Viven su vida y nunca mienten, tanto si la sociedad las aprueba como si las censura. Pero el hombre Géminis es lo suficientemente sagaz y astuto como para analizar la forma peculiar de deshonestidad que practica ella, y que consiste en perpetrar pecados de omisión. Ella dice la verdad, es cierto... pero a veces sólo parte de ella, sólo lo que desea revelar, y se reserva la verdad íntegra, sin jugar jamás todas sus cartas al mismo tiempo. Cuando él la acusa de proceder así, ella se muestra sorprendida y ofendida. Es posible que él le recuerde que tiene otras técnicas para no ser totalmente veraz, a saber, una manera de expresar sus auténticos sentimientos con una fraseología que casi nadie podría interpretar correctamente. El juego de sinceridad que se desarrolla entre Géminis y Acuario es complicado, y quizás ellos son los únicos que pueden desatar los nudos. A veces lo hacen. A veces, no. Nunca cesan de intentarlo. Ambos disfrutan de los juegos mentales y son detectives aficionados, instintivamente alertas a todos los matices. Este talento es obvio en Géminis y está más encubierto en Acuario, bajo la máscara superficial de inocencia atónita y de distanciamiento. El error que ella podría cometer consistiría en esperar que lo que él dice tenga el significado exacto que le corresponde. Géminis utiliza las palabras como si fueran bendiciones para cautivar, estimular, persuadir y engatusar, y a veces codo si fueran armas para mofarse, provocar y lastimar. Pronuncia discursos que la magnetizan y cautivan su atención, y que después la hechizan... o puede destrozarle el corazón con su variante mercurial de sarcasmos cáusticos y comentarios cortantes. Casi siempre es un error llorar delante de un hombre Géminis. Él no soporta las lágrimas. Las escenas emocionales vehementes lo asustan como a un niño. Y entonces reacciona a menudo con las que parecen ser palabras frías y desconsideradas, que usa nuevamente como armas, esta vez para protegerse del dolor que acompaña a la compasión.

Este hombre no quiere sufrir, si puede evitarlo. El arte de la sátira lo inventó Géminis, que entreteje oraciones con las palabras de la misma manera en que el prestidigitador enhebra cuentas multicolores, extrae otro conejo de su chistera, y otro pañuelo flotante de su manga en el último momento, arrancándole al público un suspiro y una exclamación de asombro. Hoy es feliz, mañana es desdichado, y al día siguiente se muestra jovial y exuberante. Sus emociones son genuinas, auténticas. Lo que sucede es que no duran. Generalmente la chica Acuario puede tolerar sus humores cambiantes mejor que las demás mujeres, por una excelente razón. La mitad del tiempo apenas lo nota. No nota nada. ¿Veis esa expresión nebulosa, brumosa, distante, de sus ojos? La ha adquirido navegando allí lejos entre las nubes en su propia longitud de onda, en algún tramo del futuro, momentáneamente desconectada de la Tierra y los terráqueos, incluyendo los estados de ánimo gemelos de él. Él puede pasar de la desesperación suicida a la serenidad antes de que ella tome conciencia de lo que ocurre. En su juventud, la chica Acuario rodea a su amante de ensueño con un halo centelleante de imposible belleza teñida con todas las gamas del arco iris, halo éste que jamás podría acomodarse a la cabeza y los

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hombros del hombre promedio, con la cantidad corriente de taras y defectos de carácter. Pero ella aprende a ocultar su propia vulnerabilidad bajo el disfraz de una fría, desapegada y amistosa actitud de «seamos buenos camaradas», mientras se conforma con algo menos, sin dejar de acariciar en secreto, constantemente, las ilusiones sentimentales de su juventud. Por tanto, cuanto mayor sea ella cuando conozca a Géminis, tanto menos peligro correrá de que éste la hiera con la ligereza de su comportamiento respecto del amor. El de ella puede competir en ligereza con el de él... ahora. Casi todos los Acuario tienen esta extraña distorsión. Si se casan más de una vez, generalmente el matrimonio definitivo se concertará en una etapa avanzada de la vida, cuando encuentren a alguien que necesite la sabiduría de Urano. Entonces ella transformará a este hombre en el amante astral de su adolescencia, y finalmente materializará dentro de los límites de lo posible su ideal primitivo de combinar el amor con la amistad.

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El último amante podría ser un Géminis, que también desea combinar el amor y la amistad y que es tan proclive como ella a confundir los dos sentimientos.

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Tanto el hombre Géminis como la mujer Acuario alimentan temores y dudas interiores sobre su atractivo sexual. En algún momento del pasado ambos se preocuparon secretamente por algún problema relacionado con la sexualidad, y quizás experimentaron la humillación de que los llamaran frígidos o por lo menos temporalmente insensibles, sobre todo si uno de ellos se lio previamente con un signo de Fuego, de Tierra o de Agua. Juntos, pueden demostrarse mutuamente la falsedad de estas acusaciones formuladas por ex amantes. Géminis y Acuario tienden a dar sólo tanto como se necesita y se espera. y pocas veces reclaman más de lo que se da, y por tanto logran a menudo un equilibrio feliz en la unión sexual. A menos que uno de ellos, o ambos, tengan a Venus o Marte en muy mala posición en la carta natal, obtendrán en su unión física una mayor satisfacción sexual que la experimentada anteriormente con ex amantes... probablemente que la que podrán experimentar en el futuro con otros nuevos. Por supuesto. «probablemente» no es seguramente, pero encierra una promesa más firme que «posiblemente».

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¿No os disteis cuenta de que cuando erais niños, y pedíais ir al circo, si un adulto decía que «posiblemente» podríais ir, se os caía el alma a los pies, y si decía que «probablemente» podríais ir, el alma se os levantaba un poco, y si decía que «seguramente» podríais ir el alma volvía a su lugar, y vuestro corazón palpitaba frenéticamente de júbilo y gratitud y emoción? Tanto Géminis como Acuario son más propensos a la pasión del alma que a la de los sentidos, y comunican su amor por medios emocionales más intrincados que la simple entrega física a la sensación. Casi siempre, cuando se produce una ruptura en su relación, estos dos pueden mantenerse casi tan compenetrados y encontrar casi tanta afinidad mutua como al principio. Cuando Géminis y Acuario se sienten heridos, los dos se refugian en una amistad segura, protectora, desprovista de exigencias emocionales. La amistad es algo maravilloso, pero a veces Géminis y Acuario sacrificarán el amor por ella, porque el amor exige más fe y más confianza que una relación entre camaradas. Entre este hombre y esta mujer existe un marcado misticismo, un hilo de luz reverberante que conecta sus almas, si son auténticamente compatibles, como sucede en el caso de Aries y Leo, de Tauro y Capricornio... y de todas las configuraciones de signos solares 5-9. Si les place, podrán tirar de este hilo para atraerse nuevamente el uno hacia el otro. Por supuesto, no todas las vibraciones 5-9 corresponden a almas gemelas, pero aquellas que sí corresponden ayudan a que los compañeros del alma se reconozcan con más facilidad y disfruten de una comunión más espontánea que la que podría ser concedida a los auténticos amantes regidos por la influencia de otras configuraciones de signos solares. Mientras él comprenda que cuando ella ríe es posible que esté sollozando interiormente. y que cuando llora es posible que se regocije interiormente... y mientras ella comprenda que él puede alejarse volando hoy y retornar mañana (o la semana próxima, el mes próximo o el año próximo... pero que finalmente retornará), experimentarán más placer que dolor en su relación amorosa. Juntos, Géminis y Acuario pueden hacer milagros, como el de fusionar varias realidades en una sola, hechizada. Entre ellos existe este vínculo de sentimientos, esta locura compartida... y la soledad. Nunca confundirían sus respectivos dibujos de una boa constrictor que se ha engullido a un elefante... con el dibujo de un vulgar sombrero. Y es muy probable que estos dos, juntos, puedan convencer incluso a todas las boas de que no es correcto ni natural que se engullan un paquidermo a la hora del almuerzo.

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GÉMINIS

PISCIS

Aire - Mutable - Positivo Regido por Mercurio Símbolo: los Gemelos Fuerzas diurnas Masculino

Agua - Mutable - Negativo Regido por Neptuno Símbolo: el Pez Fuerzas nocturnas - Femenino

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La relación GÉMINIS-PISCIS

Cuando sus voces se extinguieron, cayó un frío silencio sobre la laguna, sucedido por un débil grito. «¡Socorro, socorro!» Dos pequeñas figuras golpeaban contra la roca.

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De nada serviría fingir que Géminis y Piscis son signos solares tan compatibles, por naturaleza, como las fresas y la crema, o como Oliver y Hardy. No todos, pero algunos de ellos, son tan incompatibles y tan hostiles como lo han sido a lo largo de los años los árabes y los judíos, aunque quizá no tan violentos. Sin embargo, así como la paz es posible —y cada vez más probable— entre estos enemigos tradicionales, también es posible un feliz compromiso entre Géminis y Piscis. Si existe entre ellos un aspecto Sol-Luna en trígono, en sextil o en conjunción, podrán entenderse muy dichosamente, siempre que Géminis consienta en nadar de cuando en cuando a través de las aguas de Neptuno para hacer compañía al Pez... y siempre que Piscis esté dispuesto a volar valerosamente, una que otra vez, junto a los pájaros de Mercurio. A pesar de ello, un signo de Aire nunca está totalmente cómodo en el elemento Agua. Siempre existe la posibilidad de ahogarse... así como a un signo de Agua le resulta un poco alarmante volar sin paracaídas. «¿Alguien podría colocarse por favor debajo de mí con una red, para atraparme si me caigo?» Puesto que ésta es una configuración de signos solares 4-10, si descubrieran un aspecto Sol-Luna negativo entre sus horóscopos, deberán recordar que la mezcla de aire con agua se debe realizar con cuidado, y no con negligencia. De lo contrario el resultado podría ser una niebla truculenta o incluso un smog peligroso. Es fácil entender cómo es posible que esto produzca un efecto desalentador o sofocante (o los dos) en el ámbito comercial, en el seno de una familia, en una relación amorosa o entre amigos. Indudablemente, es una experiencia desagradable sentirse desalentado (como Géminis puede serlo por Piscis) o sofocado (como Piscis puede serlo por Géminis).

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GÉMINIS: ¿Comprendes que cualquier cosa que digas será utilizada contra ti? PISCIS: No me importa. Eso me ha pasado siempre. GÉMINIS: Deja de compadecerte a ti mismo. ¿Te declaras culpable o inocente? Habla. Siempre callas. Eso se llama estar enfurruñado, y lo haces para fastidiarme. PISCIS: Oh, me declaro culpable, por supuesto. Culpable de ser humano, de tener necesidades y deseos humanos... incluso defectos humanos. ¿Estás conforme? GÉMINIS: Eso depende. Tienes más defectos que la mayoría de las personas. Careces de la facultad del razonamiento deductivo. Evitas las controversias, te pones taciturno y te niegas a discutir las cosas. Tu mente anda divagando. Ayer no me prestaste atención en tres oportunidades distintas cuando te pedí que hicieras algo, y sigues desentendiéndote de ello. Corres de un lado a otro escuchando los infortunios de los demás mientras tu propia vida se desmorona. Eres un masoquista y un moroso. Dejas todas las cosas importantes sin hacer, mientras andas persiguiendo pompas de jabón y oliendo flores. ¿Eso te hace feliz? PISCIS: ¡Oh, sí! Nunca nadie ha sido más feliz. Por favor cuida que el jurado, y también el juez, sepan cuán feliz he sido. GÉMINIS: No empieces a hablar del juez y el jurado. Ésta no es una audiencia judicial y tú lo sabes. Sólo estamos discutiendo.

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PISCIS: Lo siento... pero hablas como un acusador público. GÉMINIS: No nos apartemos del tema. Dices que eres feliz. Éste es otro de tus embustes de Neptuno. Es obvio que en este momento estás triste. Evidentemente deprimido. ¿Por qué ahora no eres dichoso? PISCIS: Porque no hago dichoso a nadie... ni siquiera a ti.

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(o...) PISCIS: Lamento someterte a un careo, y te ruego que me perdones, pero... bueno, no confío en ti. Te tengo miedo. ¿No te das cuenta de que tus palabras pueden lastimar cruelmente? ¿Vives totalmente ajeno al hecho de que a veces eres despiadado y exageradamente crítico? GÉMINIS: No más que otros. Sólo soy suficientemente elocuente como para enunciar mis pensamientos con claridad, y para comunicar mis sentimientos. No me callo todo, como tú. No soy hipócrita, como tú. PISCIS: Sí, es cierto. Eres inteligente. Manejas las palabras mucho mejor que yo. Incluso eres brillante, a veces. Muchas veces. Pero... ¿alguna vez has sido feliz? Quiero decir, ¿has estado contento contigo mismo, tranquilo? ¿Lo has estado? ¿Alguna vez? (pausa) GÉMINIS: Yo... esto, bueno... claro. Naturalmente. ¿Por qué me lo preguntas? PISCIS: Quería saberlo. ¿Qué significa la felicidad para ti? GÉMINIS: ¿La felicidad? ¿Qué significa para mí? Es... bueno, es muchas cosas que tú no entenderías. PISCIS: ¿Qué, por ejemplo? GÉMINIS: Por ejemplo, saber exactamente a dónde voy, llegar allí cuando lo tengo planeado... saber quién soy y qué quiero. PISCIS: ¿Quién eres? ¿Qué quieres? GÉMINIS: Tratas de confundirme, deliberadamente. Por consiguiente, me niego a contestar más preguntas.

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Hay algunas cosas en las que Géminis y Piscis se parecen. Ambos dan una impresión general de ser esquivos, de escaparse siempre de las manos, con un talento camaleónico para el camuflaje, tan difíciles de atrapar y retener como las luciérnagas (Géminis) y los pececillos (Piscis). Sus maniobras mentales y físicas (las de ambos) son rápidas, vertiginosas y evasivas, y primeramente reverberan en la luz delante de vuestras narices, y después desaparecen. ¿A dónde se fueron? Bueno, ¿a cuál os referís? El Pez acaba de meterse nadando dentro de su profunda naturaleza emocional, para protegerse de otras preguntas, de otros padecimientos... y el pájaro de Mercurio, por las mismas razones que el Pez, acaba de remontarse mentalmente hasta las nubes que se agolpan sobre vuestras cabezas.

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Habéis oído decir que los Piscis son almas muy viejas. Yo misma os lo he repetido, muchas veces. Es cierto. Lo son. Han pasado por el diluvio purificador de muchas encarnaciones, y lo entienden todo y a todos... excepto a sí mismos. El alma no puede llegar a la encarnación de Piscis si antes no ha aprendido, por lo menos una vez, las lecciones de los otros once signos solares. Como algunas almas permanecen en la experiencia de un mismo signo solar (o vuelven a ella) durante muchas vidas antes de asimilar el lado positivo de la esencia de dicho signo, ya veis por qué el Pez es un «alma vieja». También podéis entender por qué el Piscis enfrenta la más difícil de todas las pruebas kármicas. Porque es aquí, bajo la extraña influencia de Neptuno, donde las almas pueden deslizarse y resbalar, y olvidar algunas de las once lecciones aprendidas con tantos sacrificios, en razón de lo cual se ven obligadas, entonces, a volver a un determinado signo (como si debierais volver a estudiar gramática, cuando creíais haber aprobado la materia) o a renacer una y otra vez en la misma vibración de Piscis, hasta terminar de asimilarla. No es raro que los Piscis sean gente tan rara. Como grupo, parecen abarcar sólo santos y pecadores, y prácticamente no hay un peregrino normal entre ellos. Sí, la experiencia de Piscis es la más vulnerable, la más tentadora para los ángeles... la que tiene más probabilidades de producir un «ángel caído». .El Pez puede desempeñarse muy bien en la escuela de Neptuno, hasta que un día olvida casualmente la generosidad que aprendió mediante las encarnaciones de Aries, Sagitario y Leo, se convierte en un individuo mezquino... y cae. O vive una plácida vida de ilustración, hasta que una mañana (o noche), olvida, como un amnésico, la lección de la equidad de Libra y juzga cruelmente a alguien... u olvida la vagamente recordada paciencia de Tauro, y toma una decisión impulsiva que habrá de lamentar amargamente, demasiado tarde. Ser Pez no es precisamente divertido. A estos hombres y mujeres les exigen que sepan mucho. Todos deben ceñirse al código de honor kármico, y cualquier cadete de West Point os podrá explicar que el código de honor implica

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una prueba muy difícil para la virtud del individuo: es engañosamente liberal, pero inmensamente restrictivo desde el punto de vista espiritual y ético. Y por eso, los Peces flotan por el intrincado laberinto de su existencia, y a menudo buscan patéticamente su propia identidad. Cuando tienen una vislumbre de su auténtica imagen en el espejo de la vida, reaccionan al principio con terror, y después con incredulidad. Lo que ven es un ser divino, que a la humildad de Neptuno le resulta difícil aceptar. De modo que lo niegan, se ocultan de él, y finalmente lo eluden, refugiándose en la profesión de actor o en la música, y a menudo en la evasión de las drogas, el alcohol o la ilusión. Unos pocos se estabilizan en algún tipo de ambición mundana, en el entorno material, que es totalmente ajeno a la esencia imaginativa de Neptuno, y por tanto ésta no es, obviamente, su ruta hacia la felicidad. La mayoría de los Piscis, sin embargo (afortunadamente para el resto de nosotros), se refugian en actividades creativas. en los servicios públicos, la ciencia, la religión, la curación, la enseñanza... o en la consagración personal plena a los amigos, vecinos y parientes. Si el Pez no se entiende a sí mismo (o a sí misma), los Gemelos de Géminis están más que dispuestos a elucidar el misterio. Las personas regidas por Mercurio creen que pueden resolverlo todo, desmontándolo, estudiando cómo funciona y armándolo de nuevo. Pero después de practicar su frío análisis crítico de Piscis, a veces dejan las piezas esparcidas, y omiten volver a colocarlas tal como las encontraron. El Pez desmontado por Géminis puede revolcarse impotentemente durante años, mientras se esfuerza por recuperar su amor propio. Géminis se siente estimulado a despejar la confusión perpetua que flota sobre Piscis, utilizando la mente de Mercurio, filosa como una navaja, pero algunos Gemelos no pueden zambullirse a la profundidad necesaria para superar aunque no sea más que la barrera de algas marinas... como gallinetas humanas, que picotean la nada, incapaces de ver el fondo del océano o de calcular su profundidad. El Piscis más sagaz generalmente contemplará con indulgencia, si no con auténtico afecto, las piruetas a veces infantiles de los Gemelos. Si Géminis vive (como muchos Gemelos) en un reino encantado de quimeras, Piscis también lo visitará allí con mucho gusto. Pero Géminis suele analizar y rotular todos los reinos místicos, incluso mientras retoza en ellos, y esto le estropea toda la diversión a Piscis. Un sueño es un sueño... ¿por qué acercarse demasiado, y escudriñarlo con excesiva atención? Piscis no soportará los sondeos personales ni los interrogatorios tenaces del curioso Géminis. Si lo acosan con demasiada frecuencia, el Pez se irá nadando a otro río, u optará por el ardid más fácil del engaño, que puede oscilar entre la sutil evasión y el embuste cabal... que Neptuno justifica como una «simple» defensa contra la intromisión en la intimidad personal. A veces el hombre o mujer Piscis se vengará inconscientemente de Géminis, que lo obliga a reacomodarse sin cesar, y se negará a reaccionar vehementemente ante la exuberancia con que los Gemelos le comunican un nuevo plan o idea maravilloso. Este puede ser el comienzo del fin, porque Géminis no puede soportar por mucho tiempo que le salpiquen sus entusiasmos y raptos de inspiración con el pesimismo de Piscis, ni que se los enfríen con los paños húmedos de Neptuno. Cuando quieren. los Peces pueden prestar una ayuda reconfortante, con mucha fe y ánimo alentador. Cuando no quieren, bueno... puede llegar el momento en que el pájaro de Mercurio se encuentre en la rama, cantando solo. Hay algunas cosas que estos dos pueden compartir dichosamente, algunos aspectos en los cuales tienen una semejanza notable. Por ejemplo, en la valoración de la belleza. Supongo que la mayoría de nosotros no prestamos suficiente atención a la belleza, pero Géminis y Piscis tienen una clara conciencia del encanto transitorio de la Naturaleza, de la rotación de las estaciones, del amanecer y el crepúsculo, y ambos son generalmente propensos a bañar sus almas en el arte, la poesía o la música... en la palabra hablada o escrita. Piscis absorbe la belleza estáticamente, en silencio. Géminis sonríe, con temor reverencial y emocionado asombro. De alguna manera, la belleza hace converger al Pez y los Gemelos, forja un puente sobre el cual ellos pueden arrojar un rayo de sol, y llegar quizá cada uno al otro lado de su pareja. También se parecen porque es difícil conseguir que cualquiera de los dos preste estrictamente atención a lo que se les dice, o mire de frente a su interlocutor durante algo más que una fracción de segundo. Los ojos de Géminis son penetrantes, alertas, a veces burlones. Los de Piscis son tiernos, errantes, líquidos y están llenos de comprensión cuando se fijan en vosotros, cosa que no sucede a menudo. Los ojos de Géminis también se fijan sólo fugazmente, y después saltan incansablemente de acá allá, como los de un pájaro. La mente de Géminis y Piscis también deambula, como sus ojos, aunque por razones distintas: para separar galaxias. La razón por la cual los Piscis son tablas de resonancia tan formidables para el resto de nosotros consiste en que los Peces han pasado por todo, en un sentido kármico o espiritual. Han aprendido cómo apañárselas sin la atención y la adulación constantes. La fuerza de Neptuno, el arma de los Piscis contra los desencantos de la vida, consiste en saber apañárselas sin la una y la otra, y en no quejarse por esta carencia. Ello los hace más

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fuertes de lo que parecen, mucho más resistentes de lo que semejan ser. Los Peces están acostumbrados a que se desentiendan de ellos, aún antes de haber nacido. Sin embargo, los Géminis están habituados a que los escuchen y les presten atención desde que son párvulos bulliciosos. Lo cual nos trae a una de las principales razones por las cuales estos dos signos solares se unen, cuando ello ocurre. Géminis debe comunicarse, necesita expresarse, y el comprensivo Piscis casi siempre encuentra tiempo para escuchar con sincero interés tanto las angustias como las emociones de los demás. Géminis no podría sobrevivir sin un auditorio que valore la magia de las bellas retahílas de palabras de Mercurio. Y el Pez no podría sobrevivir sin sentirse necesitado. Pero es posible que después de un tiempo los Gemelos pierdan este inmenso don que le ofrece Piscis, si los delicados anhelos de Neptuno tropiezan con una indiferencia constante. Habrá señales. Indicios claros. Y cuando aparezcan, habrá que prestarles atención. El mejor momento para enmendar un error se presenta cuando éste es pequeño.

GÉMINIS:

¡Una revista acaba de aceptar el artículo que escribí! ¿No te parece una gran noticia? ¿Ves qué rojizas están las nubes allí? Recuerdo que mi abuelo decía que cuando el cielo está rojo por la noche, los marineros deben regocijarse, y que cuando está rojo por la mañana, deben alarmarse... GÉMINIS: ¿Has oído lo que dije acerca de mi artículo para la revista? PISCIS: Lo siento. Temo que no estaba escuchando.

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PISCIS:

Mujer GÉMINIS Hombre PISCIS

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Si cierras los ojos y tienes suerte, es posible que veas a veces un charco informe de bellos colores claros, suspendido en la oscuridad.

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Nunca ha habido un Pez que no se sintiera un poco inseguro acerca del lugar que ocupa en la estima de la mujer Géminis que ama. Ésta le dará abundantes oportunidades para sentir celos, o los que pasan por serlo entre los Piscis, aunque en verdad se trata de una variante bastante atenuada. Pero a él no le servirá de nada, porque la aparente veleidad de las Gemelas es incorregible. (Supongo que ya sabéis que toda chica Géminis contiene dos-mujeres-en-una. Empezó a flirtear cuando estaba en la cuna o cuando la empujaban en su cochecito: arrojaba besos a los desconocidos, sonreía a cualquiera que se fijase en ella, conquistaba corazones con sus luminosos y titilantes ojos como estrellas.) Esta mujer nunca crecerá realmente. Parece una chiquilla traviesa, encantadora, que llora cuando la regañan, que ríe alegremente cuando está satisfecha, que halaga y provoca y engatusa hasta que se sale con la suya... y no es difícil que obtenga lo que desea de un Piscis. Este es esencialmente un hombre bondadoso, afectuoso y tolerante, no demasiado exigente. Por supuesto, los Piscis pueden tener sus arranques de irritación y mal humor, y cuando abusan de ellos más allá de su límite de resistencia, se convierten en auténticos cascarrabias. Pero durante la mayor parte del tiempo, el Piscis está dispuesto a esmerarse por satisfacer las necesidades de ella. Es posible que se desconcierte cuando sus necesidades cambien a cada rato, junto con sus deseos y ensueños, pero igualmente seguirá esmerándose. En verdad, él tampoco es un modelo de estabilidad. Ninguno de los dos recibió una dosis generosa de esta cualidad en la cuna. El Pez se impacienta rápidamente después de lidiar durante mucho tiempo con las algas de los obstáculos y demoras, y en cuanto a ella... bueno, las mujeres Géminis sólo tienen una pizca de paciencia, o ni siquiera eso. Es innecesario aclarar que éste se convertirá en uno de los elementos que alterarán frecuentemente la placidez de su relación, típica de la configuración de signos solares 4-10. La paciencia es el principal ingrediente necesario en cualquier receta para lograr la felicidad y la armonía. Es posible que los ojos de un hombre Piscis parezcan extraviados. Los ojos de Géminis parecen buscar algo próximo a ser hallado. Cuando se trata de Piscis, Acuario, Escorpión y Géminis —los cuatro signos solares— los ojos reflejan la pauta de la personalidad y el cuño del alma. La mente de ella es como una casa de cristal desde cuyo interior contempla vida, con un panorama tridimensional en cualquier dirección hacia la que se puedan encauzar sus anhelos. Estas múltiples alternativas generan muchas manifestaciones en la personalidad exterior, pero sobre todo... versatilidad. Los

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estados de ánimo de la Géminis regida por Mercurio no se parecen a los océanos más profundos de los estados de ánimo de Piscis, regidos por Neptuno. Aquéllos son veloces como el rayo, mercuriales, y afloran en ella imprevisiblemente, como un cambio de la dirección del viento. La mente del Pez también parece una casa con muchas ventanas, pero sin cristales, ni persianas ni visillos para protegerlo de las estaciones... o de los caprichos de ella. El hombre Piscis es vulnerable y sensible, no sólo al trato que recibe de los demás, sino a los sentimientos y emociones de quienes lo rodean, cuyos problemas y síntomas asimila en su mente y su cuerpo. Ya veis entonces que en algunas oportunidades la relación con la chica Géminis, cambiante y frecuentemente alterada, que a veces proyecta dos emociones al mismo tiempo, puede ser bastante desquiciante para el hombre regido por Neptuno. Esta mujer nació chisporroteando energía mental y física como si se tratara de ondas sísmicas. Piscis nació cansado. No es raro que el Pez esté un poco cansado, en lo espiritual, si se toma en cuenta todo lo que ha visto durante sus muchas encarnaciones: todo el poder y la gloria, lo feo y lo bello, lo atrozmente innombrable... y lo estáticamente indescriptible. Es agotador. Sobre todo cuando sientes la tentación, mientras sueñas despierto, de compararlo con la actual existencia vulgar y mundana. Esto, por lo menos, lo entenderá su mujer Géminis. La necesidad que él experimenta de ver el mundo a través de un cristal de color suave hace vibrar una cuerda consonante en el corazón de ella. A ella también le gustaría que las cosas fueran distintas, más hermosas. Pero su naturaleza mercurial no rehúye analizar fría y claramente las cosas tal como son, mientras piensa en sueños cómo le gustaría que sean, en tanto que Piscis nunca quiere admitir la horrible verdad de nada. La forma en que ella desgarra constantemente el cañamazo de la vida para verificar cómo se lo podría recomponer en condiciones más aceptables, lo alarma. Cuando ella inicia este proceso analítico con el amor, o sea con algo que según las arraigadas convicciones de Piscis es imposible analizar, porque existe el riesgo de lesionar su delicada estructura, hay señales de que empieza el conflicto, acá, allá o acullá. Las parejas Géminis-Piscis suelen cambiar de residencia más a menudo que cualquier otra combinación de signos solares (exceptuando Géminis-Sagitario, el doble Géminis o el doble Sagitario). En realidad, éste es un factor francamente positivo, porque la excitación de la mudanza no deja mucho tiempo para las reyertas menudas. Como todas las configuraciones de signos solares 4-10, Géminis y Piscis deben lidiar con la vibración de tensión. Sus naturalezas son totalmente distintas, sus motivaciones les resultan mutuamente inexplicables durante la mayor parte del tiempo. Las situaciones dolorosas asociadas con sus familiares, con los padres de uno u otro, o con sus carreras individuales, pueden servir de marco a los estallidos de desavenencia. Con un intercambio armonioso del Sol y la Luna en sus natividades !o con Lunas en conjunción) unos hilos de comprensión los acercarán aún más. Sin estos primeros auxilios planetarios, ambos sufrirán múltiples heridas, que podrán tardar mucho en cicatrizar. Si él se queda charlando demasiado tiempo con un vecino, ella es capaz de dejarlo fuera de casa durante toda la noche. Entonces es posible que él masculle: «¿Y qué falta me hace?», y que se vaya a ahogar sus penas en la taberna de la esquina, en razón de lo cual ella vuelve a dejarlo fuera de casa, en razón de lo cual él vuelve a refugiarse en la botella, en razón de lo cual ella... y así sucesivamente. Lo único que el hombre Piscis no puede soportar durante mucho tiempo es una andanada de críticas, sarcasmos y acusaciones, y la gemela negativa de su mujer Géminis es una especialista en el arte de la invectiva satírica. Sus coléricos torrentes de palabras y su habilidad para emplear los matices sutiles pueden llover sobre el alma sensible del Pez como una cruel granizada. Por otra parte, si hay algo que la mujer Géminis no puede soportar, esto es el silencio, o el hecho de que la dejen sin auditorio, y si hay algo en lo que el Piscis sobresale es en su aptitud para evadirse de las escenas desagradables. A veces juraríais que estos hijos de Neptuno han dominado literalmente el arte de esfumarse. ¡Puf! ¡Han desaparecido! Así, sin más. Entonces ella se queda sola. Bueno, no totalmente sola. Siempre puede aliarse en la brega con su otra mitad, su Gemela omnipresente, que seguramente comprende su necesidad de expresar sus tormentos mejor de lo que la comprende el Pez, el cual no alcanza a ver, aunque en ello le vaya la vida, por qué alguien habría de querer derrochar tanto tiempo en inútiles competiciones verbales. Piscis tiende instintivamente a sortear los problemas al tacto. Géminis prefiere disiparlos con palabras. Aunque es posible que se amen sinceramente, a veces estos dos parecen perfectos desconocidos que intentan comunicarse con palabras y señas, embrollados como un juego de anagramas al que le faltara la mitad de las letras. Géminis habla... y Piscis no siempre escucha. Piscis llora... y Géminis no siempre lo compadece. Sin embargo, ambos necesitan desesperadamente que los acepten y los entiendan, porque ninguno de ellos se entiende a sí mismo. Están implicados en una búsqueda recíproca de identidad, nacidos ambos bajo la influencia de la dualidad, como si fueran cuatro personas alojadas bajo un solo techo: dos visiblemente, y las otras dos encerradas dentro, procurando escapar y darse a conocer. Su acomodamiento sexual no estará desprovisto de esfuerzos, aunque, si tienen un aspecto Sol-Luna positivo u otros intercambios planetarios favorables en sus horóscopos. es probable que él pueda satisfacer la

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necesidad que ella experimenta de que no la sofoquen ni la subyuguen demasiado, y es probable que ella pueda suministrarle las variadas muestras de afecto que él necesita para no aburrirse. Ni a Géminis ni a Piscis les hace falta una pasión fogosa para que el acto amoroso les proporcione la satisfacción de la auténtica intimidad, y ambos son capaces de adaptarse inmediatamente a los caprichos y deseos efímeros del otro. Sin embargo, es posible que a su unión le falte una fusión física realmente profunda. ¿Acaso ello se debe a que el amor nunca basta por sí solo para satisfacer los anhelos innominados de Piscis o Géminis? ¿O se debe a que rara vez los signos de Aire y Agua experimentan, como los de Tierra y Fuego, una necesidad arrolladora de consumar sexualmente su afinidad mental y emocional primigenia? Cualesquiera que sean las razones, a estos dos nunca les resulta fácil convertirse en «una sola carne» o «conocerse» sexualmente, en el sentido bíblico. Quizá la unidad hombre-mujer no se pueda lograr sin desprendimiento, cualidad ésta que es tan indispensable en la sexualidad como en otros aspectos del amor y la amistad. Si bien Piscis casi siempre lo comprende cabalmente, a veces no ocurre lo mismo con la mujer Géminis más infantil. Es probable que sus momentos de intimidad sean dictados por los deseos impulsivos de ella, en lugar de responder a los instintos de ambos. Si ella permite que él le enseñe con el ejemplo el significado de la entrega desinteresada —tanto en lo físico como en lo mental y emocional— su contigüidad física se convertirá en una renovación reiterada de su amor, seguida por una comunión más profunda que la anterior, en razón de un intercambio de sus naturalezas interiores, que lo hará a él más espontáneo, como ella... y la hará a ella más sosegada, como él. Como he dicho, se parecen por algunas de sus actitudes. Ambos prefieren que sus números de teléfono no figuren en la guía, y valoran la intimidad y la libertad. Ambos disfrutan generalmente de la poesía, la música, el arte o la danza. Y ambos aborrecen vehementemente la rutina. El aburrimiento es su enemigo común. Sin embargo, no es tan afortunado que ambos sean proclives a abusar de la verdad, partiendo desde las pequeñas mentiras inocentes hasta llegar al engaño premeditado, justificado con una miríada de excusas. Frecuentemente, cuando Géminis acusa a Piscis de distorsionar la verdad (o viceversa), el muerto se ríe del degollado. A la mujer Géminis le resulta imposible comprender la vida y el amor sólo con los sentidos. Su regente, Mercurio, le exige que emplee el intelecto para resolver el enigma. Quizá podría elucidarlo todo si alguien escuchara real y auténticamente sus dudas y angustias, sus éxtasis e ideas. El hombre Piscis puede prestarle este servicio si lo desea: escucharla paciente y comprensivamente, esperando que ella complete sus tortuosos circuitos lógicos hasta encontrar finalmente la vuelta justa del camino que conduce a la dicha. Después de un tiempo, ella le cogerá la mano mientras marchan juntos, y los ojos de él ya no tendrán esa expresión tan extraviada. ¿Cómo podría estar extraviado un hombre cuando lleva consigo no a una, sino a dos encantadoras y deliciosas acompañantes de sexo femenino? El hecho de estar enamorado de unas Gemelas puede ser a veces turbador y desconcertante, pero nadie ha dicho nunca que sea monótono. Para el hombre Piscis, el amor no es más que otro sueño, en el cual él, el soñador, controla jubilosamente el mundo que ha creado en su imaginación mediante percepciones sensoriales intuitivas... coloreándolo con tonos pasteles, frágiles y cambiables. A menudo, las insatisfacciones que expresa constantemente su dama Géminis abren grandes desgarrones en su sueño, y él intenta emparcharlo, volver a dejarlo como nuevo. Pero los sueños no se remiendan fácilmente, una vez rasgados. Están hechos de un material muy etéreo. Si ella habla con dulzura, si se mueve delicada, lentamente, es posible que consiga entrar con él en su mundo de ensueño, y que vea el amor como lo ve él: como un elemento de sosiego y belleza. Bastará que ella se ponga de cuando en cuando, como buena Géminis, en el lugar de él, y así terminará por llegar rectamente al corazón del Pez, justo el cobijo que ella ha buscado durante tanto tiempo y que ya creía que no podría hallar jamás: ese jardín mágico donde las rosas crecen sin necesidad de espinas protectoras

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Hombre GÉMINIS Mujer PISCIS En su ausencia, las cosas están excepcionalmente tranquilas en la isla. Las hadas se toman una hora más por la mañana, las bestias cuidan a sus crías... pero con la llegada de Peter, que aborrece el letargo, se ponen nuevamente en movimiento...

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La chica Piscis típica hará prácticamente cualquier cosa para salvaguardar la tranquilidad y el sosiego de su relación amorosa o su matrimonio. Se adaptará ella, y adaptará su rutina y sus hábitos, a la comodidad del hombre Géminis que ama, aunque se escandalicen sus amigas partidarias de la liberación femenina. Éstas la compadecerán sin disimulo, pero ella se limitará a sonreír y no les hará caso. La chica Pez no es realmente una esclava masoquista de los caprichos de los Gemelos. Esto es sólo lo que piensan sus amigas compasivas. No son las únicas. Su hombre Géminis tiene la misma impresión. Y ésta es precisamente la impresión que desea darle (y que desea dar a todos sus amigos, vecinos y familiares entremetidos) esta mujer dulce, complaciente, afable. Ella sabe lo que hace. Hace más fácil su propia existencia. Una vez que se ha enamorado de un hombre Géminis, la mujer de Neptuno tiene el sentido común suficiente para comprender que sólo le quedan dos alternativas prácticas en esta desafiante relación influida por una configuración de signos solares 4-10. Puede decidir que el amor no vale las exigencias que el hombre Géminis impone a su delicado espíritu... y lo deja. Sencillamente se va una mañana mientras él está ausente. O puede decidir que el placer y la dicha, la satisfacción y el sosiego de amarlo, y de recibir a cambio el amor y la devoción de por lo menos una de sus personalidades gemelas, justifican la introducción de unos pocos ajustes en su relación, de trecho en trecho. Si opta por esta segunda alternativa, sencillamente la sacará adelante. Tal vez deba urdir algunos planes intrincados, pero lo logrará. La resistencia pasiva es su secreto de Neptuno. La mujer Pez nació con un prodigioso talento para ello, así como algunas personas nacen con oído para la música o con una destreza magistral para arrojar la pelota. Ella sabe cuál es el momento justo para replegarse, hasta dónde debe retroceder, cuál es precisamente la hora propicia para avanzar y hasta dónde puede llegar con él. En verdad, no lo sabe realmente. Lo intuye. Es como si hubiera nacido equipada con una especie de antena invisible pero sumamente sensible que le envía señales premonitorias y perceptivas respecto de las pautas de comportamiento humanos. Es innegable que todos los Géminis tienen una inmensa agilidad mental, que están siempre alertas y vigilantes, y que por tanto es casi imposible engañarlos. Pero aunque el hombre Géminis sea indiscutiblemente sagaz, puede ser ciego a las estrategias de la chica Piscis, propias de Neptuno. Si ella desea hacer algo que él podría desaprobar, no derrochará sus energías en pedidos insistentes o ruegos lacrimosos que podrían sacudir su relación. Sencillamente hará lo que él desea cuando él esté presente... y lo que desea ella cuando él no esté. Aquello que desea hacer sin la bendición de él no ha de ser necesariamente algo siniestro o taimado. No ha de planear necesariamente el robo de un banco o una infidelidad. Podría ser algo tan inocente y vulgar como dormir una hora más. Al igual que todos los pájaros, el Géminis típico está casi siempre levantado y alerta desde muy temprano, silbando alegremente o quejándose con mal talante (según cuál fue el Gemelo de Géminis que se levantó primero), y puede adoptar una actitud muy crítica respecto de aquellos que se quedan en cama hasta más tarde de lo que Géminis considera justo cuando hay algo que hacer. Podría tratarse de que ella desea leer algo que no es precisamente lo que él le recomendaría. Quizá se trata de visitar amigos cuando él cree que debería emplear su tiempo en algo más productivo. Tal vez se trata de ir al salón de belleza donde ha pedido hora. ¿Por qué habría de enfurruñarlo esto? Porque él piensa que ya es suficientemente bella tal como está, y además, el dinero que gasta en su embellecimiento personal estaría mejor invertido si los dos viajaran juntos. Para Géminis, el más sublime de los éxtasis consiste en cambiar de escena, en ir a alguna parte, a cualquier parte que sea distinta y que implique un alejamiento de la rutina cotidiana. La sagacidad de Géminis incluye un instinto práctico infalible. Por ejemplo, si ella pidiera hora en el salón de belleza delante de él intentaría disuadirla, ya fuera con sus considerables poderes de persuasión y su simpatía, o con críticas malhumoradas. Pero una vez que haya ido y que él haya visto el resultado, casi nunca entablará una discusión. En primer término, ella está encantadora y él no tiene corazón paró reñir con una persona tan atractiva. En segundo término, sabe que tratar de impedir lo que ya está hecho implica una pérdida inútil de tiempo. Este hombre casi nunca pierde el tiempo. Tiene la convicción de que el tiempo ha sido hecho para colmarlo con actividades: se debe aprovechar cada segundo del que está compuesto (excepto

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para dormir, lujo este que los pájaros medios de Mercurio sólo se dan durante períodos muy breves). El tiempo es la sustancia de que está hecha la vida... y los sueños. Dilapidarlo sin hacer nada es, a su juicio, un pecado. La mujer Piscis tiene un enfoque totalmente distinto del tiempo. Piensa que es inagotable: que si se le escapa un poco hoy, mañana habrá más. Y piensa que una de las formas más estupendas de pasarlo es sin hacer nada. Sobre todo después de que ella ha agofádo sus energías realizando mil y un favores a los demás, y cuando su espíritu normalmente jovial está abatido. Piensa que cuando es posible, la mejor forma de pasar el tiempo consiste en limitarse a ser ella misma, a existir, simplemente... en las frías y verdes aguas de sosegada contemplación, propias de Piscis. Esto le refresca el alma. Su alma necesita refrescarse mucho, después de vivir con un hombre Géminis baja la vibración 4-10, siempre un poco tensa. Es posible que las mismas cualidades que al principio la hicieron gravitar hacia él, resulten después desmedidamente desgastadoras y fatigosas para su naturaleza más plácida. La mente de él es rica en pequeñas sorpresas, y esto la regocija. Él tiene una gran rapidez y agilidad mental, y capta instantáneamente todo lo que ve, oye o lee. Sus ideas afloran cuando menos se espera, y son casi siempre originales y fascinantes. Él parece estar siempre atareado: soñando, pensando, planeando o haciendo, mientras ella está atareada en el solo hecho de ser. El puede cambiar de ocupación o carrera en un abrir y cerrar de sus ojos centelleantes, y ella nunca sabe con qué se encontrará a la vuelta de la esquina. Esto es emocionante. Es seductor y estimulante. Parece un misterio que ella nunca puede sondear íntegramente, y adora los misterios. Pero es posible que después de un tiempo estos mismos rasgos de su hombre azuzado por Mercurio le hagan añorar la soledad y la paz... la seguridad de lo inmutable... un repliegue en el reconfortante sosiego de sus propios sueños y objetivos más lánguidos y apacibles. Durante un tiempo, el maravilloso ingenio de él, su conmovedora sonrisa triangular de chiquillo, el fulgor estelar de sus ojos expresivos, su inteligencia cabal y sus múltiples talentos harán que la chica Pez viva hipnotizada por su hechizo mercurial. Presenciar los cambios de su estado de ánimo, que es tan pronto afectuoso, alegre, cálidamente tierno y generoso, como irritable, sarcástico, hosco y mezquino, para volver luego a su estado anterior (merced al predominio del «Gemelo bueno»), es como contemplar un calidoscopio viviente. Cuando ella asiste a sus acrobacias mentales desde lejos, le parecen interesantes, incluso electrizantes, y por cierto estimulantes. El desgaste y el deterioro de su tranquilidad sólo empiezan a notarse cuando ella accede gradualmente a convertirse en una parte integral e inseparable de los altibajos multifacéticos de su imprevisible actividad mental, física y emocional. Por mucho que intente resistirse, la mujer de Neptuno no puede evitar que al fin la succione el remolino más próximo de experiencia humana. Ella absorbe los sentimientos y emociones que la rodean como si fuera una esponja parapsicológica o una placa fotográfica sensible (más o menos como lo hacen los Cáncer y los Escorpión). Y como su propia aura está sintonizada con una vibración más apacible, a veces la percusión de los címbalos de Géminis y las notas agudas de las flautas pueden alterar sus nervios y turbar su aplomo, dejándola vagamente deprimida. La solución consiste, para ella, en alejarse nadando quedamente de los desbordes de sensaciones circundantes que amenazan ahogada... internarse en el mundo silencioso de su serenidad interior... a cualquier precio... y volver con sus fuerzas renovadas. Durante estos necesarios períodos de repliegue, el hombre Géminis que la ama se sentirá desconcertado y ofendido, y a veces encolerizado. A él nunca se le ocurre pensar que también es un especialista en la táctica defensiva del retraimiento mental, que es un experto en el arte de refugiarse en un distanciamiento huraño cuando ella más necesita que sea atento y considerado. Recordad que Piscis es un alma muy vieja, que nació sabia, y que Géminis es el niño simbólico (véanse «Los doce misterios del amor», en el comienzo de este libro). No puede evitar el hecho de ser un poco egocéntrico. Sin embargo, a menudo su perspicacia es sorprendente, a pesar del carisma de «niño» simbólico. Habrá momentos en que manifestará una asombrosa comprensión de lo que ella está soportando, y entonces le demostrará que la entiende con su delicado toque geminiano de compasión... exquisitamente tierno. O intuirá que lo más apropiado es hacerla reír, sugerirle un viaje... o sólo un paseo en coche o una caminata, juntos. Estos serán los momentos singulares y gorjeantes de su amor. A menudo, la química sexual que existe entre este hombre y esta mujer es la alquimia silenciosa que los aproxima en todos los sentidos, y no sólo físicamente. De alguna manera, merced a la fusión de sus elementos de Aire y Agua durante las intimidades de su unión sexual, él se hace más parecido a ella... y ella más parecida a él. De modo que, extrañamente, después de hacer el amor, ella está más vivaz, vibrante y alerta... y él está más apagado y afable, menos inquieto e inquisitivo. Cuando el Agua se asocia con el Aire en una unidad sexual (véase la sección «La combinación de los elementos», al final de este libro), el Agua transforma mágicamente el Aire en su propio elemento, en forma

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de una lluvia vivificante, refrescante, después de lo cual toda la Naturaleza vuelve a estar lozana, impregnada de promesas y aromatizada por nuevas esperanzas. El Pez y los Gemelos encuentran a menudo, encerrada en el círculo de sus respectivos brazos, la esquiva armonía que buscan juntos en otros momentos, y que nunca parecen poder capturar totalmente. El misterio sexual que flota entre ambos puede ser una poderosa experiencia regeneradora para los dos, la base secreta y sólida sobre la que descansará el deseo permanente de tratar de entender sus respectivas personalidades, inmensamente distintas. La morosidad de ella, su tendencia a eludir los problemas, lo fastidia y lo frustra. Pero ella también cambia de tema con extraordinaria facilidad. No obstante su gran rapidez, a él le resulta difícil seguirle el ritmo. Las críticas ocasionales y los intereses dispersos de él. la preocupan y la ofuscan. Sin embargo, casi siempre se las ingenia para evitar las situaciones desagradables. Él preferiría que no fuera así, porque necesita el periódico estímulo mental de la controversia y la discusión para mantener aguzado su ingenio de Mercurio. Ella preferiría que él se relajase más y se inquietara menos. Él preferiría que ella se relajara menos y se inquietara más. Bueno, quizá no que se inquiete, pero sí por lo menos que vea las cosas tal como son y no como le gustaría que sean (aunque él también sucumbe a la tentación de soñar despierto). El hombre Géminis está configurado como un mosaico lleno de torsiones y giros súbitos. Precisamente cuando creéis que es hostil a los temas metafísicos, comprará un libro sobre la Gran Pirámide. Conocí a un pájaro de Mercurio que después de afirmar que despreciaba el ocultismo, pidió que le regalaran una bola de cristal para Navidad. Quería experimentar. La experimentación es la adrenalina que Géminis necesita para mantenerse en movimiento. Si algo despierta su interés, no descansará hasta haber elucidado el concepto y haberlo perfeccionado. Las complejidades de la mente y las actitudes de este hombre nunca terminarán de magnetizar y desorientar a la mujer Piscis. A veces sus contradicciones harán que lo admire más, e incluso la incitarán a esforzarse por emular su enfoque analítico e intelectual pero circunstancialmente imaginativo. En otros momentos, desesperará de llegar a conocerlo verdaderamente alguna vez. Por razones distintas, él también se preguntará si alguna vez logrará conocerla realmente. Puesto que tanto él como ella tienen dos componentes, el juego no termina nunca. Tanto Géminis como Piscis son signos duales. Alguna que otra vez, cuando la mujer Pez está mental, física y espiritualmente exhausta, se torna fría como el hielo y se niega a comunicarse. lo cual lo aflige mucho más de lo que le demuestra a ella. Pero ella casi siempre evita una escena al hacer caso omiso de sus propios sentimientos heridos. Cuando la calamidad, la confusión o la confrontación asoman en el horizonte, la soñadora Piscis se limita a simular que no están allí, y para ella, entonces, desaparecen. Ha aprendido que si aguardas pacientemente, la mayoría de los problemas se resuelven por sí solos. Pero a él le resulta imposible enfrentar un problema fingiendo que no existe. Se siente obligado a analizarlo y elucidarlo inmediatamente. No puede resistir esta compulsión, así como no puede resistirse a resolver un crucigrama o a contestar el cuestionario en voz alta cuando mira un programa de preguntas y respuestas por televisión (y él siempre acierta antes que la persona sometida al interrogatorio). Todo hombre Géminis es un pedagogo de alma, impulsado a purificar las aguas cenagosas con la claridad de la razón y la lógica. A esto se suma, además, la contradicción de su tendencia a soñar despierto. Como Géminis y Piscis pertenecen a los elementos de Agua y Aire, nunca serán un demostrativos, cálidos y afectuosos, exteriormente, como las personas nacidas bajo el elemento de Fuego. Sin embargo, gracias a su esencia combinada de agua y aire, pueden ofrecerse recíprocamente un don extraordinario: la libertad. Ella rara vez cuestionará los impulsos o el paradero de él, porque no es posesiva. Él también le concederá la misma libertad de movimientos. A él no le interesará saber por dónde anda flotando ella mientras él está ausente, pero cuando esté presente, pretenderá que le haga compañía, porque Géminis necesita público. Ella es una maravillosa escucha, y ésta es la cualidad que más lo enternece. Personalmente, Géminis sabe que esta dama parsimoniosa, rica en secretos y sutilezas apacibles, se interesa sinceramente por todo lo que él tiene que decir, y sobre todo, ésta es su necesidad más recóndita. La mujer Pez sabe que este hombre versátil, de múltiples estados de ánimo, la necesitará siempre, y ésta es, sobre todo, la necesidad más recóndita de ella: que la necesiten. Cuando él es sarcástico, como Géminis puede serlo a veces, le destroza el corazón. Pero cuando recupera su simpatía, cuando sus ojos titilan nuevamente con una plétora de sorpresas, cuando proyecta su caprichosa sonrisa triangular y sus anhelos de Peter Pan, ella sabe que ha acertado al adaptar su forma de vida predilecta a la de él. Al proceder así, rio ha perdido nada, en realidad, y ha ganado su propio calidoscopio humano, que cambia de color, de forma y de diseño al más ligero toque. Él la regañará reiteradamente por ser tan generosa y derrochadora. Hasta que un día él volará por toda la ciudad, sin aviso previo, como si realmente tuviera las alas plateadas de Mercurio adosadas a los talones; pidiendo a dos o tres bancos que le presten el dinero que no tiene, para ayudar a un amigo en aprietos.

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Durante meses él hará serios planes para inscribirse en la escuela nocturna y obtener su título de ingeniero, y súbitamente se comprará una máquina de escribir y anunciará que será novelista. Volverá a casa, extenuado después de hacer flexiones mentales durante todo el día, rechazará la cena, le informará a ella que se va a la cama, y se encaminará rezongando hacia el dormitorio. Antes de cinco minutos reaparecerá, le hará un guiño con la vieja magia, y le preguntará si quiere salir a presenciar la puesta de sol, para después cenar fuera e ir al teatro. Mientras ella se esté cambiando él la regañará para que se dé prisa, y se quejará, irritado, de que tarda una eternidad en arreglarse para salir. Pero cuando esté sentada junto a él, en el auto, le dirá inesperadamente que nunca la vio tan hermosa. «te das cuenta que no sabría qué hacer sin ti?», le pregunta él. Ella no contesta, y se limita a sonreír. Siempre lo ha sabido. Por eso todavía está allí.

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Tipos de personalidad SIGNOS FIJOS

SIGNOS MUTABLES

(líderes)

(organizadores)

(comunicadores)

Aries Cáncer Libra Capricornio

Tauro Leo Escorpión Acuario

Géminis Virgo Sagitario Piscis

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SIGNOS CARDINALES

SIGNOS POSITIVOS (MASCULINOS)

SIGNOS NEGATIVOS (FEMENINOS)

Libra Sagitario Acuario

SIGNOS DE FUEGO

(inspirativos)

(reservados, estrategas reflexivos) Tauro Cáncer Virgo Escorpión Capricornio Piscis

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(agresivos, idealistas dinámicos) Aries Géminis Leo

(mentales)

Libra Aire cardinal Acuario - Aire fijo Géminis - Aire mutable -

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Aries - Fuego cardinal Leo - Fuego fijo Sagitario - Fuego mutable

SIGNOS DE AIRE

SIGNOS DE TIERRA

SIGNOS DE AGUA

Capricornio - Tierra cardinal Tauro - Tierra fijo Virgo - Tierra mutable

Cáncer Agua cardinal Escorpión - Agua fijo Piscis - Agua mutable

(sensibles) -

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(materiales)

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ARIES:

Fuego-Positivo-Masculino-Cardinal Líder inspirativo, agresivo, dinámico, idealista

LEO:

Fuego-Positivo-Masculino-Fijo Organizador inspirativo, agresivo, dinámico, idealista

SAGITARIO:

Fuego-Positivo-Masculino-Mutable Comunicador inspirativo, agresivo, dinámico, idealista

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CAPRICORNIO: Tierra-Negativo-Femenino-Cardinal Líder reservado Líder reservado, reflexivo, estratega

Tierra-Negativo-Femenino-Fijo Organizador reservado, reflexivo, estratega VIRGO:

LIBRA:

Aire-Positivo-Masculino-Cardinal Líder mental, agresivo, dinámico, idealista

ACUARIO:

Aire-Positivo-Masculino-Fijo Organizador mental, agresivo, dinámico. idealista

GÉMINIS:

Aire-Positivo-Masculino-Mutable

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TAURO:

Comunicador mental, agresivo, dinámico. idealista Agua-Negativo-Femenino-Cardinal Líder sensible, reservado. reflexivo, estratega

ESCORPIÓN:

Agua-Negativo-Femenino-Fijo Organizador sensible, reservado, reflexivo, estratega

PISCIS:

Agua-Negativo-Femenino-Mutable Comunicador sensible, reservado, reflexivo, estratega

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CÁNCER:

La misión kármica de los doce signos solares

ARIES: LIBRA: CAPRICORNIO: CÁNCER: LEO: ACUARIO: TAURO: ESCORPIÓN: SAGITARIO: GÉMINIS: VIRGO: PISCIS:

DIRIGIR de una manera inspirativa, agresiva, dinámica e idealista DIRIGIR de una manera mental, agresiva, dinámica e idealista DIRIGIR de una manera material, reservada, reflexiva y estratégica DIRIGIR de una manera sensible, reservada, reflexiva y estratégica ORGANIZAR de una manera inspirativa, agresiva, dinámica e idealista ORGANIZAR de una manera mental, agresiva, dinámica e idealista ORGANIZAR de una manera material, reservada, reflexiva y estratégica ORGANIZAR de una manera sensible, reservada, reflexiva y estratégica  COMUNICAR de una manera inspirativa, agresiva, dinámica e idealista COMUNICAR de una manera mental, agresiva, dinámica e idealista COMUNICAR de una manera material, reservada, reflexiva y estratégica COMUNICAR de una manera sensible, reflexiva y estratégica

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Y así, la santa misión encomendada a cada hombre y mujer consiste en personificar el sacrosanto atributo natal de su signo solar individual. Éste es el mensaje de sabiduría y amor de nuestros Co-Creadores, canalizado a través de Sus mensajeros e intérpretes, las estrellas, los planetas y las luminarias, a través de todo lo solar, todo lo lunar y todo lo estelar, hacia todos los hombres y mujeres de todo el mundo.

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Sólo si cada cual es fiel a la santa misión de su propio signo solar, será posible crear la unidad y la armonía a partir del caos y la confusión, y favorecer el advenimiento del día en que Su Voluntad se hará sobre la Tierra, como en el Cielo.

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Dentro del bello sincronismo del equilibrio astrológico, nuestros Co-Creadores dispusieron que los cuatro signos cardinales (líderes) estuvieran compuestos por partes iguales de la esencia positiva-masculina y negativa-femenina, y también por partes iguales de los cuatro elementos de Fuego. Tierra. Aire y Agua. El mismo equilibrio y la misma armonía perfectos existen dentro de las filas de los cuatro organizadores fijos y los cuatro comunicadores mutables.

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Cada parte del todo es diferente, como consecuencia de lo cual todas son iguales, y éste es el Gran Enigma Cósmico de la Sabiduría y la Verdad. El primer paso encaminado a resolverlo —y es sólo el primer paso, porque hay muchos más— consiste en que la Imperfección iguala a la Perfección. El primer paso encaminado a lograr el esclarecimiento está detallado en «Los doce misterios del amor», en el comienzo de este libro.

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La combinación de los elementos SIGNOS DE FUEGO Aries Leo Sagitario

El Fuego se combina fácilmente con el Fuego y el Aire pero necesita tolerancia para combinarse con la Tierra y el Agua.

El Aire se combina fácilmente con el Aire y el Fuego pero necesita tolerancia para combinarse con la Tierra y el Agua.

SIGNOS DE TIERRA Capricornio Tauro Virgo

La Tierra se combina fácilmente con la Tierra y el Agua pero necesita tolerancia para combinarse con el Fuego y el Aire.

SIGNOS DE AGUA

El Agua se combina fácilmente con el Agua y la Tierra pero necesita tolerancia para combinarse con el Fuego y el Aire.

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Cáncer Escorpión Piscis

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Libra Acuario Géminis

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SIGNOS DE AIRE

FUEGO Y FUEGO

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Cuando el Fuego se encuentra con el Fuego, las llamas más altas y calurosas que se forman pueden producir una conflagración, que se consumirá, y se apagará... o que iluminará las tinieblas, y derretirá el hielo y el miedo de las ideas negativas. La opción depende de ambos individuos por igual. AIRE Y AIRE

Cuando el Aire se encuentra con el Aire, la libertad de movimiento es total, y existen pocas restricciones o ninguna. Esta combinación puede desembocar en una gloriosa elevación mental, emocional y espiritual. Pero sin los vientos del cambio el Aire se vuelve rancio y se contamina, y en determinadas condiciones el Aire puede agitarse y trocarse en un tornado frenético. La opción también depende de ambos individuos.

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TIERRA Y TIERRA Cuando la .fierra se encuentra con la Tierra, esta combinación puede transformarse en una colosal montaña de fe y vigor... o puede convertirse en cambio en un desierto árido, según la dirección que tome. Cuando se agita, el resultado puede ser un terremoto, con repercusiones volcánicas. La opción también depende de ambos individuos. AGUA Y AGUA

FUEGO Y AIRE

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Cuando el Agua se encuentra con el Agua no hay resistencia, y surge un río continuo de inspiración, que fluye finalmente hacia un océano mayor de esclarecimiento... o. en condiciones negativas, puede gotear dentro de una caleta estancada, sin salida. El agua sacia la sed, pero cuando se descontrola produce inundaciones destructivas. La opción también depende de ambos individuos.

El Aire aviva el Fuego, y lo hace arder con más brillo, estimulando el entusiasmo y la emoción... o provocando la pasión y la cólera. El exceso de Fuego puede consumir el oxígeno del Aire, dificultando la respiración... y el exceso de Aire, por ejemplo en el caso de un vendaval, puede debilitar la llama. La opción también depende de ambos individuos.

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FUEGO Y TIERRA

Siempre resulta obvio cuál de los dos elementos es el más fuerte y perdurable. La Tierra permanece donde está, a menos que la mueva una explosión interior, o la acción de fuerzas exteriores. El Fuego traza su propio rumbo, elevándose siempre hacia los cielos. El Fuego puede chamuscar la Tierra, pero nunca puede destruirla por completo. La Tierra sustenta al Fuego, formando una base estable para sus llamas. Pero un exceso de Tierra puede sepultar al Fuego más refulgente. La opción también depende de ambos individuos. FUEGO Y AGUA

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Un Fuego de gran magnitud puede deshidratar o secar una pequeña cantidad de Agua, con su calor excesivo. Por otro lado, grandes cantidades de Agua pueden apagar el Fuego, extinguiendo sus llamas. Por tanto, el Fuego teme o respeta instintivamente al Agua, y viceversa. Pero ambos intuyen inconscientemente el peligro... de que cada uno de ellos destruya totalmente al otro. La opción también depende de ambos individuos. TIERRA Y AIRE

La Tierra contiene Aire y lo necesita, pero el Aire no contiene Tierra ni la necesita. La Tierra debe permanecer donde está, y sólo se mueve mediante terremotos o fuerzas volcánicas o exteriores. El Aire se ha emancipado de estas restricciones, se mueve por encima de la Tierra obedeciendo a su propio capricho, y no cambia la Tierra ni se queda mucho tiempo en un mismo lugar. La Tierra se mantiene distante del Aire, aparentemente ajena a su existencia. hasta que fuertes vientos turban las plantas y las flores que crecen sobre su superficie, arraigadas en su seno. El resultado lo determina la opción, que también depende de ambos individuos.

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TIERRA Y AGUA El Agua busca un hogar, que encuentra dentro de la Tierra, al penetrar en ésta y humedecerla, lo cual es una bendición para la Tierra... porque únicamente la penetración del Agua permite que la Tierra sea la «madre» de todo tipo de plantas vivientes, árboles y flores. Si no la enriquece el Agua, la Tierra permanece seca e inútil. Si carece de Tierra para humedecer, el curso del Agua está desprovisto de sentido y es igualmente inútil. Estos dos elementos están destinados a necesitarse recíprocamente. Pero un exceso de Agua puede convertir la Tierra en un lodazal o una ciénaga... y una dosis demasiado pequeña de Agua puede perderse, puede desaparecer dentro de las masas montañosas de Tierra. El resultado lo determina la opción, que también depende de ambos individuos.

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AIRE Y AGUA

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El Aire penetra en el Agua... la agita, la hace bullir en olas restallantes... y después se aleja... infiltración o ataque éste sobre el cual el Agua no ejerce ningún control. Cuando el Agua penetra en el Aire en forma de humedad, lo torna pesado. Pero, en el ínterin, también suministra a toda la Naturaleza el bienaventurado alivio de la lluvia, trocando mágicamente el Aire en su propio elemento, transmutación esta sobre la cual el Aire no ejerce ningún control. En última instancia, el desenlace no depende de la opción de ninguno de los dos individuos... sino sólo de la Voluntad del Destino Supremo.

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Configuraciones de signos solares Configuración de signos solares 2-12

Configuración de signos solares 3-11

Aries-Aries Tauro-Tauro Géminis-Géminis Cáncer-Cáncer Leo-Leo Virgo-Virgo Libra-Libra Escorpión-Escorpión Sagitario-Sagitario Capricornio-Capricornio Acuario-Acuario Piscis-Piscis

Aries-Piscis Tauro-Aries Géminis-Tauro Cáncer-Géminis Leo-Cáncer Virgo-Leo Libra-Virgo Escorpión-Libra Sagitario-Escorpión Capricornio-Sagitario Acuario-Capricornio Piscis-Acuario

Aries-Géminis Aries-Acuario Tauro-Cáncer Tauro-Piscis Géminis-Leo Cáncer-Virgo Leo-Libra Virgo-Escorpión Libra-Sagitario Escorpión-Capricornio Sagitario-Acuario Capricornio-Piscis

Configuración de signos solares 5-9

Con figuración de signos solares 6-8

Aries-Leo Aries-Sagitario Tauro-Virgo Tauro-Capricornio Géminis-Libra Géminis-Acuario Cáncer-Escorpión Cáncer-Piscis Leo-Sagitario Virgo-Capricornio Libra-Acuario Escorpión-Piscis

Aries-Virgo Aries-Escorpión Tauro-Libra Tauro-Sagitario Géminis-Escorpión Géminis-Capricornio Cáncer-Sagitario Cáncer-Acuario Leo-Capricornio Leo-Piscis Virgo-Acuario Libra-Piscis

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Aries-Cáncer Aries-Capricornio Tauro-Leo Tauro-Acuario Géminis-Virgo Géminis-Piscis Cáncer-Libra Leo-Escorpión Virgo-Sagitario Libra-Capricornio Escorpión-Acuario Sagitario-Piscis

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Configuración de signos solares 4-10

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Configuración de signos solares 1-1

Configuración de signos solares 7-7

Aries-Libra Tauro-Escorpión Géminis-Sagitario Cáncer-Capricornio Leo-Acuario Virgo-Piscis

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Como veréis en la Rueda Kármica de la vida que figura en la página opuesta, las configuraciones de signos solares se obtienen de la siguiente manera: Contando cada signo solar en sí mismo como número uno, Aries es la novena Casa respecto de Leo, y Leo es la quinta Casa respecto de Aries (contando siempre en dirección inversa al sentido de las agujas del reloj). Por tanto, Aries-Leo es una configuración de signos solares 5-9.

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Tauro es la novena Casa respecto de Virgo, y Virgo es la quinta Casa respecto de Tauro. Por tanto, TauroVirgo también es una configuración de signos solares 5-9. Como Tauro-Capricornio y Virgo Capricornio. El mismo método se puede emplear para identificar las diversas configuraciones de signos solares.

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Observaréis que los números de todas las configuraciones de signos solares suman la cifra de dos dígitos 14. Menos los de la configuración de signos solares 1-1. Esto implica un profundo misterio, y representa un importante simbolismo místico del principio Masculino-Femenino, relacionado con las almas gemelas.

El número 14 simboliza los catorce trozos de Osiris, que fue asesinado por su hermano, Set, y cuyo cuerpo fue cortado en catorce fragmentos, al mismo tiempo que su alma era dividida en catorce partes. La misión del alma gemela de Osiris —Isis— ha consistido en buscar estas catorce porciones de su consorte, durante muchos y extenuantes eones. La leyenda dice que, en la era de Acuario, los catorce trozos de Osiris se fusionarán en un hombre —«con la integridad de todas sus partes dispersas»— y éste se reunirá con su alma gemela, Isis. (Observad que el nombre Osiris contiene dentro de sí el nombre de Isis.)

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Todas las configuraciones de signos solares suman el número místico catorce, de Isis-Osiris, lo cual permite que cada combinación de signos solares busque la unidad, siempre dentro de su propio esquema vibratorio. Los amantes o consortes influidos por la vibración de la configuración de signos solares 1-1 sólo pueden reconocerse recíprocamente como almas gemelas —y satisfacer su Karma— si uno de ellos tiene la suficiente evolución espiritual como para «vibrar» sintonizado con la Octava Superior del «1», que es trece. Cuando se suma el «1» de la otra persona, esta combinación da como resultado el número místico catorce, de las almas gemelas Isis-Osiris. Si ambas personas colocadas bajo la influencia de la configuración de signos solares 1-1 vibran sintonizadas, con la Octava Superior de «1», que es el número 13, las dos estarán bajo la influencia vibratoria del número ocho (8). (Dos veces 13 suma 26, que, al sumarse sus dos dígitos, se convierte en el número ocho.) El número ocho representa el «misterio de amor del DOBLE Círculo de la Serpiente. Dos círculos o ceros, el uno encima del otro. (Véase la sección «Los doce misterios del amor», en el comienzo de este libro.) Por tanto, cuando los dos seres implicados en una configuración de signos solares 1-1 están igualmente evolucionados en el plano espiritual, es posible que experimenten el «Sendero del Rayo» del Karma (con algunos otros, en distintas circunstancias particulares) y que alcancen rápidamente el esclarecimiento juntos... aunque ésta es una rara hazaña mística.

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Compatibilidades de signos solares Configuración de signos solares 1-1 Si vuestro propio signo solar es:

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Aries............................ Aries Tauro ......................... Tauro Géminis ..................... Géminis Cáncer ....................... Cáncer Leo .............................. Leo Virgo ........................... Virgo Libra .......................... Libra Escorpión .................. Escorpión Sagitario.................... Sagitario Capricornio .............. Capricornio Acuario ...................... Acuario Piscis ....................... Piscis

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Sobre vosotros influye la configuración de signos solares 1-1 con los signos aquí enumerados frente a los vuestros, en la amistad, los negocios, la familia o las relaciones amorosas. En vuestra asociación con estas personas nacidas bajo vuestro propio signo solar, ambos os sentiréis tentados de magnificar vuestras propias virtudes y defectos. Aumentará la intensidad de todos los rasgos positivos de personalidad y carácter... así como la de los rasgos negativos. Deberéis hacer un esfuerzo constante para estimular recíprocamente las «buenas» cualidades del signo solar que ambos compartís... y para desalentar las «malas» cualidades del signo solar que ambos compartís, y para ser tolerantes con éstas.

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* Los aspectos recíprocos entre los otros planetas, las Lunas y los ascendentes de los dos horóscopos modificarán ligeramente la relación arriba descrita (en forma positiva o negativa), pero no alterarán fundamentalmente la base del intercambio de la configuración de signos solares 1-1, tal como ha sido reseñada.

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Configuración de signos solares 2-12

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Si vuestro propio signo solar es:

Sobre vosotros influye la configuración de signos solares 2-12 con los signos aquí enumerados frente a los vuestros, en la amistad, los negocios, la familia o las relaciones amorosas.

En vuestra asociación con estas personas, uno de vosotros sentirá que él (o ella) tiene que aprender muchas lecciones del otro (o la otra). El que tiene que impartir lecciones experimentará una compasión inexplicable por las debilidades y errores de la otra persona, y comprenderá de una manera extraña las motivaciones y el comportamiento marcadamente distintos del otro. Los aspectos recíprocos entre los otros planetas, las Lunas y los ascendentes de los dos horóscopos modificarán ligeramente la relación arriba descrita (en forma positiva o negativa), pero no alterarán fundamentalmente la base del intercambio de la configuración de signos solares 2-12, tal como ha sido reseñada.

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Configuración de signos solares 3-11 Si vuestro propio signo solar es:

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Aries ............. Géminis y Acuario Tauro .................. Cáncer y Piscis Géminis ........... Aries y Leo Cáncer .............. Tauro y Virgo Leo ..................... Géminis y Libra Virgo ................ Cáncer y Escorpión Libra.................. Leo y Sagitario Escorpión ............. Virgo y Capricornio Sagitario .................. Libra y Acuario Capricornio…….. Escorpión y Piscis Acuario ........... Aries y Sagitario Piscis .............. Tauro y Capricornio

Estáis implicados en una configuración de vibraciones de signos solares 3-11 con los signos aquí enumerados frente a los vuestros, en la amistad, los negocios, la familia o las relaciones amorosas.

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Experimentaréis un fuerte vínculo de amistad, cualquiera que sea la asociación que compartís con estos individuos. Habrá confianza mutua, y una gran fluidez de comunicación, en un sentido y otro. Sois muy diferentes, pero estas diferencias ejercen poco o ningún efecto sobre vuestra estima recíproca. Podría existir un sentimiento de responsabilidad, algún tipo de deber ineludible, que os hace confluir y que refuerza el vínculo que os une. Os resultará fácil conversar con estos individuos, y os estimularéis constantemente el uno al otro para haceros cambiar los hábitos y las situaciones existentes.

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Probablemente forjaréis amistades muy íntimas con estas personas, y seguiréis siendo amigos siempre. Generalmente toda reyerta se resolverá, perdonará y olvidará en seguida. Es posible que riñáis y discrepéis a menudo, y que os sintáis fastidiados por alguna obligación mutua que os ata el uno al otro, y que sin embargo no podéis eludir, e incluso cuando la asociación parezca ser un capítulo concluido, reaparecerá meses o años más tarde, para recomenzar nuevamente.

* Los aspectos recíprocos entre los otros planetas, las lunas y los ascendentes de los dos horóscopos modificarán ligeramente la relación arriba descrita (en forma positiva o negativa), pero no alterarán fundamentalmente la base del intercambio de la configuración de signos solares 3-11, tal como ha sido reseñada.

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Configuración de signos solares 4-10 Si vuestro propio signo solar es:

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Cáncer y Capricornio Leo y Acuario Virgo y Piscis Libra y Aries Tauro y Escorpión Géminis y Sagitario Cáncer y Capricornio Leo y Acuario Virgo y Piscis Aries y Libra Tauro y Escorpión Géminis y Sagitario

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Aries ................. Tauro ................ Géminis ............ Cáncer .............. Leo ................... Virgo ................ Libra ................. Escorpión ......... Sagitario .......... Capricornio....... Acuario ............. Piscis ................

Sobre vosotros influye la configuración de signos solares 4-10 con los signos aquí enumerados frente a los vuestros, en la amistad, los negocios, la familia o las relaciones amorosas.

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No siempre, pero sí con sorprendente frecuencia, experimentaréis una notable tensión o conflicto de personalidades en presencia de las personas nacidas bajo los signos solares aquí enumerados frente a los vuestros, ya sea porque las desaprobéis, o porque intuyáis que ellas os desaprueban de alguna manera. Es posible que una persona se ofusque en razón de que la otra intenta imponerle una disciplina estricta. Siempre existirá alguna magnitud de restricción mental y emocional, por diversas razones.

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* Si otros planetas (sobre todo las lunas y los ascendentes) tienen un aspecto mutuo armonioso (conjunción, sextil o trígono), vosotros y estas personas intercambiaréis una devoción, una lealtad y un respeto vehementes, en razón de lo cual las innegables diferencias básicas de motivación y personalidad serán menos frustrantes, menos irritantes, aunque las grandes diferencias de enfoque y de objetivos continuarán en pie. * Si los otros planetas de vuestros horóscopos (sobre todo las lunas y los ascendentes) tienen un aspecto en cuadratura u oposición (negativo), vuestras relaciones con estas personas serán en verdad tensas y difíciles, y necesitaréis tener casi paciencia de santos para superar las dificultades... aunque las recompensas que recibiréis por dicha superación serán inmensas.

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Configuración de signos solares 5-9 Si vuestro propio signo solar es:

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Aries ................... Leo y Sagitario Tauro.................... Virgo y Capricornio Géminis................ Libra y Acuario Cáncer ................. Escorpión y Piscis Leo ....................... Aries y Sagitario Virgo .................... Tauro y Capricornio Libra .................... Géminis y Acuario Escorpión ............ Cáncer y Piscis Sagitario .............. Aries y Leo Capricornio .......... Tauro y Virgo Acuario ................ Géminis y Libra Piscis .................... Cáncer y Escorpión

Sobre vosotros influye la configuración de signos solares 5-9 con los signos aquí enumerados frente a los vuestros, en la amistad, los negocios, la familia o las relaciones amorosas.

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No siempre, pero sí con sorprendente frecuencia, experimentaréis con estas personas una fácil empatía, estímulos mentales y afinidad emocional (o satisfacción romántica). Existirá una fuerte simpatía entre vosotros, y generalmente vuestros malentendidos no serán graves ni perdurables. Las posibilidades de armonizar son excelentes, y tendréis que hacer menos esfuerzos que con las de cualquier otro signo solar para entablar una relación feliz sobre una base permanente.

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* Si otros planetas (especialmente las lunas y los ascendentes) de los dos horóscopos tienen un aspecto mutuo en cuadratura u oposición (negativo), entre vosotros y estas personas se producirán algunos choques de personalidad y tensiones, que harán tambalear de cuando en cuando la compatibilidad que compartís, aunque la empatía y la comprensión básicas permanecerán inconmovibles.

* Si otros planetas (especialmente las Lunas y los ascendentes) de los dos horóscopos están en un aspecto armonioso (conjunción, sextil o trígono), vuestras relaciones con estas personas serán extraordinariamente dichosas, apacibles y comprensivas.

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Configuración de signos solares 6-8 Si vuestro propio signo solar es:

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Aries ........... Virgo y Escorpión Tauro .......... Libra y Sagitario Géminis ..... Escorpión y Capricornio Cáncer ........ Sagitario y Acuario Leo ............. Capricornio y Piscis Virgo ......... Aries y Acuario Libra ........... Tauro y Piscis Escorpión ... Aries y Géminis Sagitario ... Tauro y Cáncer Capricornio Géminis y Leo Acuario ........ Cáncer y Virgo Piscis ........... Leo y L ibra

Estáis implicados en una configuración de vibraciones de signos solares 6-8 con los signos aquí enumerados frente a los vuestros, en la amistad, los negocios, la familia o las relaciones amorosas.

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Tendréis algunos problemas para comunicaros con estos individuos. Pero os sentiréis misteriosamente intrigados por su enigmático carisma y poderosamente atraídos por su hechizo. Si el vínculo que os une es una relación amorosa, este individuo ejercerá sobre vosotros una irresistible atracción sexual. Si la relación no es amorosa, sino de amistad, de negocios o de familia, este individuo os atraerá, no mediante la química sexual, sino mediante un interés compartido en lo sobrenatural —la muerte, el nacimiento, la reencarnación, la adopción y todas las cuestiones espirituales—, o mediante situaciones asociadas con fondos que no os pertenecen a ninguno de vosotros, o sea, dinero ajeno. Habrá momentos en que este individuo parecerá innecesariamente reservado en vuestra asociación.

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De alguna manera, estos individuos desearán ayudaros, y vosotros desearéis ayudarlos a ellos. Uno de vosotros servirá de buen grado al otro, u os serviréis recíprocamente, con poco o ningún resentimiento, y uno protegerá a menudo al otro de quienes pretendan hacerle daño. Quizá habrá momentos en que los favores tributados inspirarán resentimiento, pero no habrá otra alternativa. En esta configuración de vibraciones, los servicios prestados siempre serán recompensados por la fascinación de la asociación misma. En cierta forma, el uno beneficiará inmensamente al otro mediante esta relación, y el que sirve generalmente seguirá siendo leal.

* Los aspectos recíprocos entre los otros planetas, las Lunas y los ascendentes de los dos horóscopos modificarán ligeramente la relación arriba descrita (en forma positiva o negativa), pero no alterarán fundamentalmente la base del intercambio de la configuración de signos solares 6-8, tal como ha sido reseñada.

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Configuración de signos solares 7-7 Si vuestro propio signo solar es:

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Aries ....................................... Libra Tauro ...................................... Escorpión Géminis ................................. Sagitario Cáncer................................... Capricornio Leo .......................................... Acuario Virgo ..................................... Piscis Libra ....................................... Aries Escorpión ................................ Tauro Sagitario ................................. Géminis Capricornio ............................. Cáncer Acuario ................................... Leo Piscis ..................................... Virgo

Estáis implicados en una configuración de signos solares 7-7 con los signos aquí enumerados frente a los vuestros en la amistad, los negocios, la familia o las relaciones amorosas.

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No siempre, pero sí con frecuencia, os sentiréis físicamente atraídos hacia los individuos de sexo opuesto aquí enumerados frente a los vuestros (y también situados frente a los vuestros en la Rueda kármica), o los admiraréis y respetaréis secretamente, porque dichos individuos poseen las cualidades de carácter y los rasgos de personalidad de los que vosotros mismos carecéis. La atracción y el deseo de emulación serán fuertes. Sin embargo, es posible que os sintáis incómodos con aquellos individuos de vuestro mismo sexo que nacieron bajo este signo solar, o que los envidiéis o experimentéis respecto de ellos un fuerte sentimiento de competencia.

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* Los aspectos recíprocos entre los otros planetas, las Lunas y los ascendentes de los dos horóscopos modificarán ligeramente la relación arriba descrita (en forma positiva o negativa), pero no alterarán fundamentalmente la base del intercambio de la configuración de signos solares 7-7, tal como ha sido reseñada.

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A todos aquellos que aman... ¡Esperad un milagro! Los milagros son posibles. Los milagros ocurren. No son «interrupciones» de las leyes físicas. No son «trasgresiones» de las leyes de la Naturaleza. Son confirmaciones de las leyes de la meta-física (más allá de la física) y afirmaciones de las mayores profundidades de la ley de la Naturaleza. Sólo el Espíritu, el Ángel Supremo de vosotros mismos, controla estas mayores profundidades... que aún no han sido descubiertas, ni siquiera por los científicos que buscan e investigan con más afán. Pero esto no niega su existencia, ¡porque serán descubiertas en la Nueva Era!

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Actualmente la ciencia sólo se ocupa de las fuerzas materiales, y omite reconocer a las fuerzas espirituales. Sin embargo, ¿qué es la fuerza material sino la manifestación visible de la fuerza espiritual que se oculta detrás de ella? Aceptar la manifestación material y negar la fuerza espiritual que la genera y la controla implica colocarse en la posición ilógica de aceptar un efecto... y de negar su causa.

Una vez que habéis aceptado que la causa fuerza espiritual y el efecto fuerza material conforman una unidad perfecta, ¿cómo os atrevéis a alimentar la pretensión de fijar un límite a las manifestaciones de cualquiera de estas fuerzas... y especialmente al poder de la causa y el efecto combinados? Vosotros —y vuestro supraconsciente— controláis vuestros milagros. Para producirlos, basta el enlace de la Verdad con la Fe. Pax et Bonum = Verum et Unum «¡Buscad la Verdad y ésta os hará libres!»i

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 Este libro fue digitalizado para distribución libre y gratuita a través de la red utilizando el software “OmniPage Pro Versión 14”.    Digitalización, Revisión y Edición Electrónica de Manuel.  Cochabamba ‐ Bolivia  14 de Agosto 2011 

  

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