Memoria A Romualdo Palacio Y Gonzalez - Gobernador De Puerto Rico 1887

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MEMORIA

MEMORIA QUE LA COMISIÓN ESPECIAL DE

LA

ISLA DE SAN JUAN BAUTISTA DE

PUERTO-RICO DEDICA

Al Excmo.

Sr. Teniente

DON R O M U A L D O

General

PALACIO Y

GONZÁLEZ

Gobernador General de la expresada Isla.

MADRID

10

DE

NOVIEMBRE

DE

1887

MADRID TIPOGRAFÍA

DE

LOS

HUÉRFANOS

Juan B r a v o , 5. — Teléfono 429.

1887

I

EXCMO.

SEÑOR:

Razones fundadas en la opinión pública alarmada en la Isla de Puerto-Rico, por la angustiosa crisis de su riqueza, impulsaron á V. E. en la noble iniciativa del nombramiento de una Comisión especial que trasladándose á la Península, expusiera al Gobierno de S. M. y Sres. Representantes de la Provincia, no sólo la precaria situación actual en que se halla la Isla, sino también los medios que se consideran eficaces por el momento para conjurarla. No temen los que suscriben esta Memoria invocar esa opinión pública haciéndola solidaria de la iniciativa de V. E . ; pues es notorio que antes de decidir el nombramiento de la Comisión, las diferentes juntas celebradas en el Palacio del Gobierno General, á las que fueron convocados los representantes de las fuerzas vivas del país, los de las Corporaciones populares y la

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prensa periódica de la capital, sancionaron con su voto unánime la idea de V. E., apoyándola con entusiasmo y acordando los medios para realizarla. E l resto del país, por medio de su representación legal en las Corporaciones Municipales y otros Centros respetables, se adhirió posteriormente y con verdadera fruición, salvo contadas ó insignificantes entidades. Estas lamentables excepciones poco ó nada podían influir ante la magnitud de tan generosa y benéfica idea, sólo combatida por inspiraciones del despecho ó por desgraciadas pasiones enemigas del bien público. Dos días después de tomado el acuerdo, celebraba la Comisión su primera junta para .constituirse, y designados el Presidente y Secretario de ella, el l o de Junio abandonaba el puerto de la capital, en demanda de las soluciones que se pretendían. No podía ocultarse al juicio de los Comisionados, la importancia de la misión confiada á sus gestiones; pero fiados en su patriotismo y en la respetable autoridad de los Representantes de la Provincia, que ya en los Cuerpos Colegisladores habían demostrado el interés que les preocupaba, abrigaban la esperanza de no ver fallidos sus esfuerzos en pro de tan legítima causa. Llegada la Comisión á la capital de la Monarquía, celebró su primera junta después de constituida, y en ella se tomaron los primeros acuerdos, tanto para dar unidad á los trabajos, cuanto para resolver el procedimiento que había de seguirse en la marcha ordenada de sus solicitudes cerca de los Sres. Senadores y Diputados, Ministro de Ultramar y demás Autoridades

que con su voto y competencia habían de auxiliar á los Comisionados ó acceder á sus peticiones. Objeto preferente de la deliberación de los que suscriben, fué recabar el auxilio de la prensa de Madrid, y cierto es que no fué empeño estéril, pues importantes publicaciones, tales como La Época, sumen,

Correspondencia

Globo,

Re-

y otros, contribuyeron de

un modo laudable á exponer en forma más ó menos explícita las determinaciones que se recababan. Antes de emprender las gestiones oficiales, se acordó solicitar una audiencia de S. M. la Reina Regente, tanto para rendir el debido tributo de adhesión y respeto, cuanto para impetrar el poderoso auxilio de Su Majestad en favor de la Provincia. L a Comisión cumple el grato deber de exponer el más profundo agradecimiento á la bondad de S. M. que

;

habiendo mandado suspender las audiencias por estar acordada la salida de la Corte para el Real Sitio de San Ildefonso, concedió por excepción una audiencia extraordinaria con el fin de recibir á los Comisionados de una tan lejana Provincia española, por cuyo bienestar se muestra tan solícita. Recibida la Comisión en el día y hora señalados, tuvo la honra de oir las manifestaciones de interés y simpatía con que S. M. distingue á las Provincias U l tramarinas, y los propósitos de hacer por ellas cuanto á su prosperidad y mejoramiento conduzca. Bajo tan buenos auspicios no puede menos de suponerse la ciega fe con que los Comisionados dieron principio á sus trabajos, alentados con tan lisonjera es-

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peranza, prenda cierta de un éxito no muy remoto. Entregadas que fueron las cartas de V. E. á los señores Representantes de la Provincia, la Comisión presentó sus respetos á los Excmos. Sres. Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de Ultramar, cuyas buenas disposiciones en favor de los intereses que afectan á la Isla eran ya bien conocidas y fueron corroboradas por nuevas afirmaciones hechas de palabra en ambas conferencias. Los que suscriben no creyeron oportuno en esta primera entrevista entrar en detalles referentes á su misión, pues existiendo un acuerdo para previamente tratar del objeto de ella con los Sres. Representantes de la Isla, á ellos debía en primer término manifestarse los deseos del país y con su apoyo ver de satisfacerlos. En 3 0 de Junio, reunidos la mayor parte de los señores Representantes en la Sala de la Sección 3 . del a

Congreso, bajo la presidencia delExcmo. Sr. Senador D. Fernando V i d a , y abierta la sesión, el dignísimo é ilustrado Sr. Presidente dio la. bienvenida á los Comisionados, extendiéndose en amplias consideraciones para demostrar el interés con que los Sres. Representantes de la Provincia se ocupaban de los asuntos de la Isla y de cuanto con su bienestar se relaciona. Expuso los diferentes proyectos de ley que se habían presentado y las modificaciones introducidas en los presupuestos con el fin de normalizar la situación económica de Puerto-Rico, en cuya idea se hallaban fundidas unánimemente las voluntades de los Sres. Representantes de la Isla, independientemente de las solu-

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dones políticas, en las que cada cual conservaba su criterio en armonía con los ideales del partido á que pertenecía. El Excmo. Sr. Brigadier, D. José Sánchez Gómez, Presidente déla Comisión, contestó á nombre de ésta dando las gracias á los Sres. Senadores y Diputados de la Isla, manifestando que la idea de V. E. al proponer el envío de la Comisión, obedecía principalmente al objeto de dar á conocer á los Sres. Representantes las dificultades surgidas por la crisis comercial, y en especial la del azúcar; exponer los detalles de las nuevas contrariedades presentadas y los medios que por el pronto podrían atenuarla y á más largo plazo contrarrestarla. El Sr. Alcalá del Olmo, por invitación del Sr. Presidente, y como Presidente de la Comisión de presupuestos, manifestó los particulares en que éstos debían modificarse para obtener considerables economías, dando con esto recursos para nivelarlos sin que á su juicio fueran perjudicados los servicios del Estado. Analizando detenidamente los extremos comprendidos por la carta de V. E., expuso las opiniones que prevalecían de un modo favorable para la primera solicitud de los Comisionados sobre la abolición de los derechos de exportación que, si bien no era aún un hecho, lo sería en breve, pues así era de esperar, dadas las gestiones que se habían practicado. Que la dificultad seria dimanaba de la carencia de medios para cubrir este déficit que se ocasionaba al presupuesto de la Isla; pero que se estudiaba para en-

IO

contrarios, y á su entender llegaría á vencerse este obstáculo. E l Sr. Mendizábal, expuso la idea de que era fácil cubrir el déficit mencionado con sólo recargar un tanto por l o o la contribución de la riqueza urbana, muy beneficiada hasta ahora en lo que contribuía para el Estado y Municipio, añadiendo que no consideraba odioso este aumento si se tenía en cuenta que en la Península se pagaba mucho más que en Puerto-Rico, y este pequeño recargo, con algún otro que se arbitrase, compensaría la baja producida por la supresión de los derechos de exportación. El Sr. Muñoz, individuo de la Comisión, dio un expresivo voto de gracias á los Sres. Senadores y Diputados por la favorable acogida dispensada á los Comisionados, y las lisonjeras esperanzas que hacían concebir las palabras de los Sres. Presidente y Alcalá sobre el resultado que debía suponerse ante las buenas disposiciones emitidas por dichos respetables señores Representantes de la Provincia. L a circunstancia de haber leído el Sr. Alcalá, la parte dispositiva de la L e y sobre el derribo de las murallas de la Capital aludiendo directamente al Sr. Soliveres, Alcalde Presidente del Excmo. Ayuntamiento de aquélla, hizo que dicho Sr. Alcalde terciara en el debate. Sumariamente refirió éste la historia del expediente del derribo, manifestando que la Ley debida á la iniciativa de los Sres. Alcalá y Soler, comprendía obligaciones impuestas a l Estado y al Municipio, sin que por ninguna de ambas entidades se- hubieran cumplido

II

hasta ahora por razones que él respetaba y eran conocidas de todos. Que el Estado se obligaba á la emisión de un empréstito con el fin de atender al derribo que interesa y al coste de las nuevas fortificaciones, y siendo esta condición la base para el cumplimiento de la Ley, nada podía haberse hecho en tanto no se llevara á e/ecto la mencionada cláusula. Manifestó, que si bien este hecho bastaba por sí solo para explicar la situación en que se hallaba el asunto, la Real orden de 1 3 de Noviembre de 1 8 8 3 imposibilitaba todas las construcciones por el momento, máxime cuando la expresada disposición contenía un error de concepto, cambiando los límites de los barrios de la ciudad, y determinando una confusión imposible de desvanecer, sin caer, al realizarlo, en una ostensible desobediencia á lo mandado. Después de algunas otras consideraciones sobre el objeto de la Comisión, y dando gracias al-Si*. Alcalá del Olmo por las benévolas frases que le dirigiera, terminó expresando que las circunstancias exigían la modificación de la ley para conseguir el objetivo de ella, y que el ilustrado parecer de los Sres. Senadores y Diputados sabría apreciar el mejor medio para lograrlo. V. E. comprenderá que en una primera junta sólo podían establecerse en términos generales opiniones alusivas á los trascendentales asuntos causa del viaje de la Comisión, y por ello los Comisionados reservaron para sucesivos trabajos fijar de un modo concreto

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el móvil de ellos y los medios que á su leal entender podían contribuir á las soluciones que se pretendían. E l objeto de esta junta, debido á un rasgo de correcta cortesía iniciada por los señores representantes de la Isla, era el de dar la bienvenida á la. Comisión, haciendo mérito de la carta dirigida por V. E . expresando el propósito que á todos animaba de complacer los deseos del país que representaba, haciéndolo en el sentido de la L e y , de la conveniencia y de la más e x tricta justicia en el alcance de sus facultades. En estos términos se expresó el Excmo. Sr. Senador D. Feliciano Herreros de Tejada, en los breves momentos que ocupó la presidencia, y la Comisión cree de su deber tomar acta de las declaraciones, consignándolo en este escrito para conocimiento de V. E . Después de hecha la visita de presentación al excelentísimo Sr. D. Cristino Martos, Presidente del Congreso, solicitando su apoyo, que con toda benevolencia ofreció, la Comisión se presentó al Sr. Ministro de Ultramar á fin de interesar su voluntad en el pronto despacho de la adjudicación del Banco de PuertoRico. Como incidencia de esta petición se discutió ampliamente la cuestión monetaria, procurando sentar un criterio fijo en asunto en el que tantos intereses encontrados han aparecido, sin que pueda resolverse sin oir de nuevo á todos á fin de buscar un medio equitativo, que si bien no sea posible satisfaga por completo, llene al menos las aspiraciones más generalmente sentidas. Ordenados los trabajos convenientemente, creemos

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prolijo referir las conferencias, visitas particulares y oficiales, recomendaciones y excitaciones de que los Comisionados se valieron para salir airosos en su cometido. Enojoso sería para V. E. detener su consideración en los pormenores detallados de cuantas diligencias se han practicado para conseguir todos y cada uno de los puntos esenciales objeto de la Comisión y de las incidencias surgidas en prolongadas discusiones, donde se expone el pro y l a contra, según el objetivo de diferentes opiniones, algunas de ellas inspiradas en noticias un tanto destituidas de fundamento sólido ó sin carácter de actualidad. No obstante las razones expuestas, y procurando sintetizar lo que al propósito de la Comisión conviene, que es el de elevar á conocimiento de V. E . el resultado de su misiva, los que suscriben creen que la forma adoptada llena sin gran deficiencia el fin que se persigue, haciéndolo como á continuación se expresa.

II

E l plan á que debían ceñirse los trabajos sin perjuicio de las incidencias, comprendía los siguientes puntos, que por el orden establecido por V . E . se enumeran: i ° Abolición de los derechos de exportación sobre el azúcar. 2.° Unificación monetaria. 3.

0

Resolución del problema de los ferrocarriles

modificando su ancho. 4.

0

Derribo de las murallas de la capital.

5.

0

Colonización de los terrenos baldíos y fomento

de las fincas embargadas cuyas subastas han quedado desiertas. 6.° Declaración del cabotaje para la navegación en bandera española entre las provincias peninsulares y ultramarinas. Y como complemento de los capítulos de esta instancia, el despacho de los expedientes, en que se pide

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para las obras del acueducto de la capital, el aumento del precio de los billetes de la Lotería Provincial y la autorización al Ayuntamiento para la construcción y rifa de casas en el ensanche.

l.°

Abolición de los derechos de exportación sobre el azúcar.

Hase dicho por algunos que esta concesión estaba hecha antes de llegar la Comisión á Madrid, y que las gestiones de ésta eran por tanto impertinentes en el mero hecho de solicitar lo que ya estaba concedido. No hemos de entrar en polémica con los mantenedores de esa afirmación, pues que á la inteligencia más trivial se alcanza, que en ciertos asuntos no bastan las afirmaciones por muy respetables que éstas sean, si no van acompañadas de hechos que las justifiquen. Tan cierto es lo que nos permitimos exponer, que con las fechas de documentos públicos oficiales que unimos á la presente Memoria, creemos sobradamente demostrado el error de las mencionadas afirmaciones, sin perjuicio de consignar algunos detalles que suponemos de importancia. En 28 de Junio del presente año llegaba la Comisión á Madrid, estando abiertas las Cortes, y sin discutir los presupuestos de Puerto-Rico. Cerradas éstas pocos días después, quedaron dichos presupuestos sin aprobar, y por lo tanto, no habiéndose dado cuenta del dictamen de la Comisión de pre3

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supuestos ni discutídose éstos, mal podía estar aprobada la abolición de los derechos aludidos. Suspensas las sesiones, la Comisión tuvo la honra de presentarse al Excmo. Sr. Ministro de Ultramar, y estando aún por dilucidar si las autorizaciones concedidas á dicho Sr. Ministro por el art. l o de la Ley de Presupuestos vigente, alcanzaban á poder resolver por su exclusiva competencia la abolición á que nos referimos, creemos bastante con lo dicho para afirmar que antes de la llegada de la Comisión no estaba concedido el extremo aludido, hasta que se publicó el Real Decreto de 26 de Julio de 1 8 8 7 , bastantes días después del arribo de la Comisión que, como decimos anteriormente, tuvo lugar en 28 de Junio del propio año. Los que suscriben, no han de mermar en lo más mínimo las satisfacciones de los que se creen con títulos bastantes para arrogarse este triunfo; se limitan únicamente á consignar hechos y se congratulan de tan feliz éxito sin disputar laureles á nadie.

2.° Unificación monetaria.

Parcos en demasía van á ser los Comisionados al tratar esta cuestión, tanto más difícil, cuanto que todos los elementos acumulados en Madrid para resolver este verdadero problema, son contrarios á la solución en el sentido que la Comisión propone y en armonía con lo que su encargo comprende. Asunto de la competencia de los Cuerpos Colegisladores, en el que deben forzosamente intervenir los Ministerios de Ultramar y de Hacienda, y divididas hondamente las opiniones, no sólo de los Representantes del país, sino que también las de los habitantes de los territorios á quienes interesa, claramente se percibe un obstáculo infranqueable. Los que suscriben tienen el deber de exponer á V. E . que cada vez que se ha intentado abordar esta cuestión han tropezado con resistencias de tal magnitud, que se han visto precisados á desistir por el m o mento, esperando oportunidad que difícilmente se presenta. L a prudencia veda á los Comisionados entrar en comentarios que sugiere al ánimo el estado de este asunto, en el que al invocar la opinión pública como razón

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suprema que lo apoya, se hace aparecer otra opinión pública que lo combate, y en esta alternativa se p r e senta un mar de confusiones en el que navega sin práctico y al azar el espíritu más resuelto. Sin embargo de ésto, fuerza era hacer algo en defensa de lo preceptuado á la Comisión y en las diferentes entrevistas con el Sr. Ministro, con el Sr. Subsecretario y algunos Sres. Senadores y Diputados; se recabó la urgencia de conseguir el término de la anomalía que hoy existe para lo que brindaba oportunidad la instalación del Banco, cuyo acontecimiento próximo á realizarse, podía muy bien servir de base al canje solicitado. V. E. conoce perfectamente los incidentes que han mediado en el asunto del Banco, y habiéndose otorgado la concesión á los diligentísimos agentes que con tanto celo como inteligencia han vencido las serias dificultades que se presentaban, desvanecidas en parte por el apremiante telegrama de V. E . , sería prolijo é importuno entrar en nuevos pormenores. Si el Banco llegara á constituirse, es de suponer que la cuestión monetaria pueda algún día resolverse en el sentido de los deseos manifestados por V. E. y de los que la Comisión ha sido fiel intérprete en todas sus gestiones.

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o

Resolución del problema de los ferrocarriles modificando su ancho.

Los diferentes aspectos que esta cuestión ofrece, obliga á los que suscriben á dar alguna amplitud á las manifestaciones que, como consecuencia natural de un asunto tan complicado, forzosamente se deducen. Desde el momento en que la Comisión hizo presente su modo de pensar respecto á la modificación que proponía de acuerdo con su cometido, encontró por respuesta una explícita negativa á toda idea que por el pronto se apartase de la forma en que estaba anunciada la subasta. Cierto es que esta oposición tenía por fundamento una prescripción legal, pues anunciada aquélla dos veces en las que había quedado desierta de postores, se hacía necesaria la tercera para tomar un nuevo acuerdo. L a falta de la parte facultativa en el expediente aludido, donde sólo aparece una luminosa memoria supletoria del estudio técnico, es, á no dudarlo, fundamento presumible de la carencia de postores. Si á esto se agrega el que la garantía del Estado puede ofrecer deficiencias á juicio de opiniones un

tanto exigentes en cuanto á los fundamentos de derecho que en la convocatoria se traslucen, había motivo sobrado para suponer que la tercera subasta quedaría también desierta. Estos detalles que no han pasado desapercibidos para los Comisionados, la consideración de que en estos momentos se trata de rebajar los presupuestos de la Isla y la muy atendible de la actual escasez de recursos para atender al pago de la deuda, indujeron á la Comisión á preocuparse ante el peligro de que la Provincia pudiera quedar sin vía férrea. L a proximidad de este peligro tenía que hacer surgiese un pronto remedio que lo conjurara, y por ello la Comisión propuso el procedimiento de las radiales de vía estrecha en las condiciones expuestas en el documento de 2 5 de Julio que fué dirigido á los Sres. Representantes de la Isla, y que á esta Memoria se acompaña. Adquirida la certeza de que no había medio hábil para hacer que se variara el ancho de la vía, y por tanto teniendo que aguardar la tercera subasta en la que seguramente no se presentaría licitador, pues los que se suponían, según noticias de la Isla, ni se han presentado ni se presentarán por falta de recursos para ello, la Comisión resolvió ocuparse de este asunto ayudando la acción del Gobierno en la forma posible para conseguirlo. Aprovechando la circunstancia de que el Sr. Soliveres, Alcalde de la Capital, se veía precisado á buscar en el extranjero el empréstito para las obras del acueducto por no haber podido realizar en Madrid dicha

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operación de crédito, creyóse oportuno comisionarle tratara simultáneamente de conseguir de alguna casa ó sindicato extranjero, vinieran á la subasta interesándose en la construcción de la vía férrea, cuya necesidad para la Isla es hoy de tal importancia, que afecta considerablemente á su porvenir. No en balde se dio este paso, pues que en París, Londres, Amberes y Bruselas, tan luego se supo pollos hombres de negocios la existencia de un proyecto que para ellos era desconocido, agitóse la opinión en busca de antecedentes, y las conferencias celebradas en dichas plazas con diferentes personas por los Sres. Soliveres y Astiz, Secretario de la Comisión, dieron por resultado la venida á Madrid de varios representantes de casas extranjeras y sindicatos que hoy adquieren los datos que por dichos Sres. Soli veres y Astiz se les están facilitando para remitirlos á sus representados é interesarse en la licitación. Una respetable casa inglesa, un sindicato francobelga y otro anglo-italiano, son hasta ahora los que con mayores probabilidades presentaran su proposición; se anuncia también que una casa de Nueva Orleans pretende presentarse, pero no hay hasta ahora ningún dato positivo que lo autorice como hecho cierto. Un detalle importante puede modificar el estado en que hoy se halla esta cuestión. L a mayoría de los interesados acoge con repugnancia la cláusula 43 del pliego de condiciones por eventualidades que temen, y ciertamente no hay argumentos de bastante solidez con que poder rebatir sus escrúpulos.

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En dicha cláusula se establece que cuando los rendimientos de la explotación lleguen, ó pasen, en cuatro semestres consecutivos del 8 por l o o del capital invertido cuyo tipo es el interés de la garantía del Gobierno, entonces cesa definitivamente la garantía. L a casa inglesa á que antes nos referimos, autorizó al Sr. Soliveres para que expusiera al Sr. Ministro de Ultramar que, si se hacía desaparecer la mencionada cláusula, presentarían su proposición admitiendo las demás condiciones.del pliego, rebajarían el interés del capital, y el exceso délos productos de la explotación sobre el interés que se estipulara quedaría á beneficio del Estado. Tenida una conferencia con el Sr. Subsecretario pollos Sres. Soliveres y Astiz, manifestó dicho señor funcionario que la cláusula cuya desaparición se pretendía era, á su juicio, una de las esenciales del contrato, y que por el pronto no podía eliminarse. Expuso que, no habiéndose celebrado más que dos subastas, era precisa la tercera en igualdad de circunstancias que aquéllas, y de quedar ésta desierta, entonces acordaría el Gobierno los medios de facilitar la construcción, sin perjuicio de las garantías que la prudencia aconseja y la L e y establece. Esta es la situación en que el asunto se encuentra en el momento de suscribir esta Memoria.

4.° Derribo de las murallas de la Capital.

Desde que en una de las primeras sesiones de la Comisión se inició la forma de procurar este importante asunto, se acordó dejar exclusivamente á la competencia de los Sres. Brigadier Sánchez y Soliveres las gestiones para alcanzar el derribo de las murallas. - L a enfermedad que entonces aquejaba al Sr. Ministro de la Guerra, y luego su ausencia de Madrid por algún tiempo, retrasaron los trabajos conducentes á este fin, sin perjuicio de que el Sr. Brigadier Sánchez lo tratara en dos entrevistas celebradas con el expresado objeto. Regresado que hubo, y reunidos que fueron todos los numerosos antecedentes técnicos y legales cuya existencia se conocía, el Sr. Ministro, después de oir el importante informe del Sr. Jefe de Ingenieros militares D. José Laguna, recibió á los dos Comisionados, que en una minuciosa y detenida conferencia expusieron su pretensión en nombre de V. E. y en el de la ciudad de San Juan Bautista de Puerto-Rico. L a clara inteligencia del Sr. Ministro de la Guerra, y los deseos que tenía de complacer á V. E. á la vez que el de satisfacer las aspiraciones del vecindario de 4

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la Capital, hicieron comprender bien pronto que la conferencia debía ser fecunda en resultados. Con profundo conocimiento hasta de los más pequeños detalles de la cuestión que se discutía, analizó las ventajas y las contras de nuestra solicitud, no sólo en los límites técnicos, sino también en el muy esencial de los recursos económicos. Dijo á los Sres. Comisionados, que estaba dispuesto á dictar una Real Orden, para que desde luego pudiera construirse en el Barrio de la Marina, comprendido en su verdadero perímetro, y no en el que equivocadamente se le señalara por disposiciones anteriores. Además hizo extensiva esta concesión en la parte no excluida del Barrio de Puerta de Tierra, siempre que por ahora en las construcciones no se empleara otro material que la madera ó hierro, según los pormenores de la Real Orden que en copia se acompaña al presente documento. El Sr. Ministro de la Guerra tuvo á bien manifestar que sentía no poder ampliar sus concesiones, pues una Ley, no ha mucho tiempo promulgada, le vedaba traspasar los límites por ella determinados; pero que, convencido de que nuevas circunstancias hacían muy difícil llevar á la práctica lo que dicha Ley prescribía, pensaba presentar un proyecto de Ley que, llenando por completo las necesidades de la defensa de la Plaza de San Juan, armonizase las exigencias de esta atención con las de un ensanche que la razón y la justicia aconsejaban. L a Real Orden ya ha sido comunicada; el proyecto de Ley no tardará en presentarse, y si, como

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es de presumir, los Sres. Representantes de la Provincia lo apoyan, puede V. E . congratularse de haber obtenido en poco tiempo un triunfo que se ha pretendido ha largos años sin ningún resultado práctico hasta el presente. E l ensanche de la Puerta de España, es uno de los valiosos timbres que perpetúan la memoria del Excelentísimo Sr. General D. Laureano Sanz, digno antecesor de V . E . Las concesiones hoy obtenidas dejarán seguramente un grato recuerdo de V. E . en la ciudad de San Juan Bautista de Puerto-Rico, ansiosa de una medida de utilidad tan notoria.

5.° Colonización de los terrenos baldíos y fomento de las fincas embargadas cuyas subastas han quedado desiertas.

En las diferentes veces que se ha pretendido promover el despacho de este asunto, no se ha conseguido otra cosa que la seguridad de que se estaba estudiando para con importantes reformas llevarlo á la resolución de los Cuerpos Colegisladores. En este como en otros asuntos, la Comisión ha tenido necesidad de ceder en sus gestiones, pues como los proyectos remitidos no eran conocidos en sus detalles por los Sres. Senadores y Diputados de la provincia y la ausencia de la mayor parte de dichos señores por.efecto de las vacaciones de verano implicaba la imposibilidad de que les fueran conocidos, los que suscriben se han encontrado sin el indispensable apoyo para hacer valer sus pretensiones, que de no ser por esta razón hubieran tenido más éxito. Si las vicisitudes de la política permitieran al excelentísimo Sr. Ministro de Ultramar plantear este proyecto, sería un hecho en tiempo no remoto.

6.° Declaración der cabotaje para la navegación en bandera española entre las provincias peninsulares y ultramarinas,

L a importancia que esta disposición entraña, tenía necesariamente que interesar á los Sres. Comisionados para ver de realizar uno de los más vehementes deseos de la provincia de Puerto-Rico. Examinados los antecedentes para conocer los detalles que habían de tenerse en cuenta para la eficacia de las gestiones de la Comisión, bien pronto vino á comprenderse la imposibilidad de conseguir su propósito ante obstáculos cuya justificación está probada. E l presupuesto actual del Estado y los tratados de comercio con alguna Potencia, incapacitan por estos momentos la consecución del cabotaje en la forma solicitada. Esto no obstante, y por la rebaja gradual, el cabotaje será un hecho casi cierto en el año 1 8 9 0 .

III

Antes de dar fin á este modesto trabajo, la Comisión cree necesario exponer algunos datos que expliquen los motivos que ha tenido para dar ensanche á sus pretensiones, traspasando los límites de su expreso: mandato. Tres puntos esenciales ha tratado que estaban fuera del círculo trazado á sus gestiones; pero como dichos puntos tenían tina relación íntima con otros de su especial encargo y la opinión pública en la Isla de PuertoRico, ha manifestado ostensiblemente la necesidad de resolverlos, la Comisión no ha vacilado en asumir la responsabilidad de sus gestiones, impulsada por el patriótico celo que ha debido reconocérsele. L a concesión del Banco, el ferrocarril tal como se halla proyectado y las primas sobre el azúcar, son las cuestiones á que nos referimos. Anunciado el concurso para la adjudicación del Banco y presentadas algunas proposiciones, la Comisión creyó de su incumbencia dar algunos antecedentes

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de actualidad, á fin de conseguir lo más pronto que fuera posible la instalación de un establecimiento de crédito, cuyas operaciones vinieran á favorecer un comercio que no puede sustraerse á las contingencias del malestar general de la Isla por la crisis azucarera. En este sentido se expresaron los Comisionados á ' presencia del Sr. Ministro de Ultramar, instado ya por la mayoría de los Sres. Senadores y Diputados de la provincia, y muy especialmente por los Excmos. Señores Conde de Calpe y D. Francisco Lastres, que directa y personalmente trabajaron una concesión, que no deja de ofrecer serias dificultades. El público sabe á qué atenerse respecto á los particulares en que se ha basado la concesión mencionada, pues que habiéndose adjudicado, son conocidas las modificaciones introducidas en virtud de las consideraciones que para ello se expusieron. Cierto es que á los que suscriben se les prevenía que gestionaran la modificación del proyectado ferrocarril sustituyendo á la vía ancha la estrecha; pero ante la rotunda negativa de esta concesión y ante el peligro de quedarse sin ninguna, optaron por proponer las vías radiales estrechas, porque, á su entender, sobre ser más fácil conseguirlo, reportaba mayor utilidad a l a Isla por abarcar más poblaciones este sistema. Tampoco tuvo éxito esta proposición, y adquirido el convencimiento de que sólo era posible el logro del proyecto tal como se hallaba anunciado, se adoptó resueltamente el procedimiento de trabajar en este sentido, impulsando la opinión, tanto en España como

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en el extranjero, para conseguir quien lo construyera. Si el' éxito fuera negativo, no será ciertamente porque la Comisión no haya hecho lo posible por procurarlo favorable, según se ha manifestado anteriormente. La oportuna llegada de los Sres. Ledesma y Bustelo, que en representación de la agricultura, venían á completar la Comisión, dio lugar á detenidas conferencias para buscar medios con qué ayudar á la tan postrada como digna clase agricultora, que siempre en silencio soporta su precaria situación, víctima de un abandono por todos conceptos deplorable. Este importante ramo de la riqueza pública, que contribuye en primer término á sostener las cargas del Estado y á quien los errores económicos afectan principalmente, tenía que ser para la Comisión objeto de sus preferencias, secundando con ello los propósitos de V. E . En una de las entrevistas celebradas con el Sr. Ministro de Ultramar, el Sr. Ledesma expuso con tal claridad y abundancia de datos la necesidad de hacer un supremo esfuerzo en favor de la clase que representaba, que el Sr. Ministro no pudo menos de coincidir en muchas ideas, llevado de generosos impulsos, que los que suscriben acogieron con profunda gratitud. En esta conferencia se expuso la necesidad de contrarrestar la competencia que se hacía á las Antillas Españolas por las primas concedidas en otras naciones, y como del presupuesto podían sacarse medios para concederlas, y hecha la conversión de la deuda, que hoy 5

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no se paga, podrían atenderse ambas erogaciones después de la expresada conversión, los Comisionados siguen creyendo de buena fe que las primas han podido otorgarse sin perjuicio para nadie y haciendo un verdadero beneficio á todos. Los motivos en que la Comisión ha fundado la tenaz insistencia de su solicitud en favor de la protección á la Agricultura reconocen un móvil pavoroso, que en día no lejano puede ser causa de un verdadero desastre para las Antillas. Extensos territorios del suelo Filipino y de las Islas Canarias, van cubriéndose con la caña de azúcar, café y tabaco; algunas regiones del Egipto, encuentran ya mercado seguro para su café, que adquiere cada año mayor desarrollo su cultivo, y el día que las naciones de Europa, hayan resuelto el problema d¿ la dominación del Atlas africano, una verdadera inundación de los productos antes citados, en unión de la remolacha, vendrá á ocupar por completo los muelles de los mercados marítimos. Cierto que la bondad de los productos antillanos supera en mucho á la de sus competidores; pero como la competencia ha de establecerse sobre el precio y los frutos de las Antillas, no pueden producirse baratos sin sobrevenir la ruina del agricultor, el que produzca con más economía será el verdadero dueño del mercado. Estas y otras muchas consideraciones que no son. del momento, han sido la verdadera causa en que los Comisionados se han apoya'lo para pedir las primas del azúcar, á fin de que, sosteniendo la riqueza de la

35

Isla por la facilidad con que sus frutos podrían competir con los de otros países, reanimaran esta Provincia al calor protector de la madre Patria. Reasumiendo los diferentes conceptos comprendidos en el presente trabajo, los que suscriben tienen el honor de exponer á V. E . que, bien por propia iniciativa, ó bien ayudando la de personas respetables que á ello contribuyeron, han conseguido en el ejercicio de su misión los resultados siguientes: 1.° L a publicación del Real Decreto de 26 de Julio de 1 8 8 7 , por virtud del que se suprimen los derechos de exportación que pagaban los azúcares, mieles y aguardiente de caña. 2°

L a base para resolver la cuestión monetaria por

consecuencia de la fundación del Banco. 3.

0

Estimular el interés de diferentes Compañías

para que, en condiciones aceptables por equidad, se construyan los ferrocarriles de la Isla, anunciando de nuevo la subasta. 4.

0

L a libre construcción dentro de los verdaderos

límites del Barrio de la Marina, como también con madera ó hierro en el Barrio de Puerta de Tierra, con la necesaria limitación en este último hasta que se derriben las murallas. 5.

0

L a promesa de presentar á las Cortes, luego

que empiecen á funcionar, el proyecto de Ley para el derribo de las murallas en la parte útil para el ensanche de la Capital. 6.° Fijar la atención de los poderes públicos para llevar á las Cortes el proyecto de colonización, y

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7-° L a lisonjera seguridad de que en un plazo muy breve, limitado por los tratados que hoy lo impiden, el comercio de cabotaje en bandera española sea un hecho desde el año 1 8 9 0 . Este es el resultado, Excmo. Señor, de los trabajos llevados á cabo por la Comisión autorizada por V. E . Hondas preocupaciones que contristan el ánimo de los que suscriben podrían exponerse á la consideración de V. E.; pero razones de prudente reserva nos vedan ser más explícitos, fiando en el tiempo y ocasión más oportuna para manifestar lo que no debe ignorarse pollos habitantes de la Isla. L a Comisión, satisfecha en su conciencia de haber cumplido su deber, se ha visto precisada más de una vez á ofrecer en aras de su patriotismo el sacrificio de su amor propio ante obstáculos poco justificados. L a rectitud de nuestros propósitos y la sincera adhesión á las aspiraciones de V. E . están fielmente representados en todos los actos de nuestra misión, que entregamos por completo al juicio de la opinión sensata. Sin pretensiones de acierto en lo que á la inteligencia conviene, pues á otros toca juzgarlo, sólo pueden afirmar los que suscriben que, en celo por secundar á V. E. y en cariñoso interés por la provincia de PuertoRico , cuya representación han tenido, no ceden la preferencia á nadie. Madrid 1 0 de Noviembre de 1 8 8 7 . — E X C M O . S R . : — José

Sánchez

Miera. — Gregorio Juan

F. de Astiz.

Gómez. — Vicente de Soliveres Ledesma.

Miguel ".¿£\

Bustelo.

y —

DOCUMENTOS

Número

1

SRES. SENADORES Y DIPUTADOS DE LA ISLA DE PUERTO-RICO:

L a Comisión de Puerto-Rico cumple un grato deber rindiendo un tributo de gracias á los dignos Representantes de la provincia y al Gobierno de la Nación, por el importante acuerdo, en virtud del que quedan suprimidos los derechos de exportación sobre el azúcar. Si las circunstancias económicas fueran otras, esta medida sería suficiente por el momento para atenuar la crisis que desgraciadamente en aquella región prevalece; pero el mal ha llegado á adquirir tan desastrosas proporciones, que no alcanza la disposición indicada á conjurar la ruina inminente de la producción azucarera, principal fuente de riqueza pública en aquella siempre fiel y leal provincia española. Desde el año 1885 en que el resumen comparativo de los derechos percibidos por la Intendencia acusa una baja de pesos fuertes 22.033'86 con relación á los producidos en 1884, sigue esta baja en proporciones tan alarmantes, que es un hecho sabido en la Isla, que la casi totalidad de los hacendados de azúcar han suspendido toda nueva plantación de este fruto, por ser mayores los gastos del cultivo que sus rendimientos. Los antecedentes que se tienen de los mercados azucareros , hacen sospechar la prolongación indefinida de esta paralización ruinosa; y aun cuando pudiera objetarse que

4o esta dificultad llegaría á ser dominada con el cambio de cultivo, tomando la producción otros derroteros, debe r e chazarse esta idea por impracticable, dada la premura de las circunstancias que agobian al productor. L o s únicos frutos capaces de compensar con gran deficiencia el menoscabo que hoy padece el comercio y la propiedad, son el café y el tabaco; pero necesitando el café, además de un largo plazo para producirse de nuevo, terrenos de especiales condiciones que no llegan con mucho á la extensión que ocupa la caña, y además capitales de consideración para costosas plantaciones que no rinden p r o ductos y sí muchos gastos durante algunos años, forzosamente hay que renunciar por ahora al indicado medio. No exagera esta Comisión al exponer las dificultades del presente; pues los datos oficiales, procedentes del Gobierno general de la Isla y de la Intendencia general de H a cienda, corroboran cuanto respetuosamente la Comisión manifiesta. L a Isla de Puerto-Rico es una Provincia española que no ha costado hasta ahora el más mínimo sacrificio á la N a ción; pues lejos de esto, además de vivir siempre de sus propios recursos, ha contribuido espléndidamente en favor de la Patria, cuando la Patria lo ha necesitado. L a guerra de África, la de Santo Domingo, Cuba y e x pedición á Méjico, son testimonio cierto de lo que anteriormente aseveramos. L a Isla de Cuba ha merecido inmensos sacrificios, hechos en su obsequio por la Nación en la crisis lamentable y laboriosa por que atraviesa; otras provincias han encontrado siempre solícita á la Representación Nacional en pro de medidas extraordinarias que mitiguen ó atenúen las c a lamidades con que el destino azota alguna vez á los pueblos. Por primera vez la provincia de Puerto-Rico tiende sus brazos suplicantes á la Madre Patria, buscando un apoyo

41 que ésta no puede negarle, porque es hidalga y generosa para con sus hijos, y la lealtad de Puerto-Rico merece se le cuente entre los hijos predilectos. Nada más lejos del ánimo de los que suscriben que i m petrar disposiciones por las que puedan lastimarse intereses nacionales; si en favor de otras provincias se ha considerado alguna vez necesario comprometer el crédito de la Nación como medida imprescindible y conducente á evitar graves complicaciones, la Comisión entiende que, sin llegar á este extremo, hay medios sobrados para remediar en gran parte los males que aquejan á los intereses que representa. L a poderosa iniciativa de los Representantes en Cortes de la provincia, perfectamente acogida por el E x c m o . Señor Ministro de Ultramar, hacen suponer sea satisfecha con las disposiciones que se anuncia van á ser presentadas á la sanción de la excelsa Princesa que tan sabiamente regenta los destinos de la Nación en nombre S. M. el R e y D. A l fonso XIII. Esto no obstante, así como al que perece de sed unas gotas de agua reaniman momentáneamente sus sentidos para caer luego en la postración de la muerte, del mismo modo las disposiciones de referencia son un paliativo que, aun cuando merezcan expresiva gratitud, no salvan á Puerto-Rico de la crítica situación, cuyo fatal desenlace se p r e siente. Por estas consideraciones, la Comisión apela al celo bien probado de los Sres. Senadores y Diputados de la provincia, cuyo unánime parecer en las cuestiones económicas es bien conocido, para que aunadas sus buenas disposiciones en favor de los proyectos de que la Comisión ha sido portadora, recaben de las Cortes y del Gobierno de S. M. la solución de los importantes problemas que aquéllos entrañan. Indudablemente la supresión de los derechos de expor-

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42 tación es un progreso en el orden económico; y que al realizarse en tiempos normales para la producción azucarera, hubiera satisfecho las aspiraciones del más exigente. Reducida la producción sacarina á la imposibilidad de sostener la competencia con otros mercados por efecto de los derechos transitorios que hoy pesan sobre el fruto, sin que por circunstancias especiales de todos conocidas, pueda por ahora eludirse el p a g o , la Comisión entiende que dentro de la misma ley se ofrecen los medios para una compensación aceptable. No es nueva la idea que tenemos la honra de proponer; pues naciones que dedican atención preferente á los asuntos económicos, están planteando con éxito el procedimiento á que nos referimos, y del que la Provincia se promete lisonjeros resultados si se aplica á los exportadores de azúcar. Francia, Alemania y Holanda conceden primas de consideración á sus agricultores, como medio para alentarles á vencer la competencia ruinosa que se les hace por otros mercados productores de frutos similares. España puede muy bien hacer esta concesión á la provincia de Puerto-Rico, valiéndose de medios que el mismo presupuesto de la Isla proporciona. L a ley de presupuestos de 1886-87, en su art. 10, declara subsistentes las autorizaciones concedidas al Gobierno por la de 24 de Junio del año anterior; y haciendo uso de esas mismas autorizaciones puede atenderse á la concesión que el párrafo anterior interesa. E n el capítulo 5-°, art. i.° de la Sección 1 . del proyecto de presupuestos para el corriente año económico, se asignan pesos fuertes 700.000 para amortización é intereses de billetes del Tesoro procedentes de indemnización á los exposeedores de esclavos. L a conversión de dichos billetes en deuda amortizable á más largo plazo, podría con desahogo dejar disponibles 350.000 pesos para otra aplicación. a

43 En opinión de los que suscriben, podría dividirse esta suma en dos partidas, dedicando la primera de 250.000 pesos á la concesión de las primas antes mencionadas, y la segunda, de 1 0 0 . 0 0 0 pesos, á obras públicas; que con 150.000 que ya figuran para este fin en el proyecto de presupuesto, compondrían 250.000 pesos, cantidad relativamente precisa para esta erogación, siendo por tanto innecesaria la condonación de contribuciones que para los productores de azúcar se solicitaba. L a Comisión cree que, concedido esto, la producción azucarera soportaría con más facilidad la precaria existencia de la crisis que la consume y anula. Otro proyecto importante merece especial mención y análisis, por lo mismo que revistiendo al parecer carácter local, es, sin embargo, de interés general para la provincia, por virtud de un próximo acontecimiento en que sus circunstancias pueden traer notables modificaciones al porvenir de la Isla. L a apertura del Canal de Panamá y la situación geográfica de Puerto-Rico, hacen pensar seriamente en mejoras ha largo tiempo sentidas por la opinión pública, que fueron L e y algún día, y que una Real orden que contenía notables errores vino en parte á anular, fundándose en dificultades técnicas insostenibles hoy, dados los elementos que existen para hacer la guerra. L a L e y de 9 de Junio de 1883 autorizó al Ayuntamiento de San Juan Bautista, de Puerto-Rico, para el derribo de las murallas en la parte eficaz para el ensanche de la capital ; y aun cuando se hizo el plano del ensanche, y por Real orden de 11 de Abril de 1885 se aprobaron las bases de las nuevas defensas en sustitución de las que existen, es lo cierto que ni está hecho por el Estado el empréstito que autoriza la L e y citada, ni han podido seguir las obras pollas irritantes condiciones á que habían de adaptarse con las actuales zonas polémicas.

44 El creciente desarrollo de una población que la Estadística considera como la más densa de las conocidas, la e s trechez en que el vecindario se agita por los reducidos límites de un recinto amurallado que produce asfixia por su escaso radio, hacen imprescindible fijar la atención en el remedio que las conveniencias permitan. L a ciudad de San Juan Bautista, de Puerto-Rico, que posee una Subinspección de Artillería, un parque, dos castillos con Gobernador, varios fuertes, un recinto murado y defendido con muchos cañones y proyectiles, una Comandancia principal de Marina con un Arsenal, donde no se construye ni un bote, sería reducida á un montón de escombros en pocas horas por un solo buque enemigo armado á la moderna, sin que un solo proyectil de la plaza llegase á mitad de camino de la trayectoria recorrida por los proyectiles del barco. Verdad es que hay proyectadas dos baterías para emplazar dos cañones monstruos, uno de los cuales ya se ha comprado y reposa tranquilamente en un puerto de Andalucía, esperando se resuelva el problema difícil de su conducción á la Isla. Pero el hecho es que ni las baterías se construyen, ni los cañones se transportan, ni la opinión pública, que por higiene, ornato y conveniencia pide el derribo de una pequeña parte de las murallas, se ve satisfecha nunca, á pesar de una L e y que lo autoriza. El único ensanche posible á la Capital es por la parte del E s t e , donde se halla la Puerta de Tierra, defendida por el castillo de San Cristóbal, que con sus fuegos barre y d o mina desde una altura de 40 metros sobre el nivel del mar, todo el espacio comprendido por las tres líneas avanzadas hasta el Caño de San Antonio, de 180 metros de ancho y tres de profundo, donde se hallan emplazados los fuertes de San Antonio, y un poco más al Norte el de San J e rónimo. L o s que de cuestiones militares entienden, saben muy

45 bien que en el espacio comprendido por las tres líneas avanzadas no sería posible ni probable un desembarco; porque de pretenderlo por la costa Norte, además de no favorecerlo el estiaje, los castillos de San Cristóbal y San Jerónimo lo impedirían positivamente. De intentarlo por los manglares de la costa Sur, entonces ya no habría necesidad de oponerse, pues significaría que el enemigo estaba dentro del puerto y la ciudad y sus defensas destruidas, dada la forma que presenta en plano inclinado de Norte á Sur, y descubiertas sus construcciones á los fuegos directos que vinieran del puerto, vencidos los del castillo del Morro y batería de San Agustín, que son las defensas importantes de este frente de la plaza; dominado el cual, ya hay fácil acceso á ella sin necesidad de llegar á Puerta de Tierra. Muchas consideraciones podrían exponer los que suscriben en favor de la pretensión sobre el derribo de la muralla en la parte necesaria para el ensanche de la Capital; pero siendo esta cuestión puramente técnica, y habiendo declarado ya el personal facultativo competente que, construido un fuerte en el cerro del Olimpo, puede derribarse la muralla en la parte que se solicita, la Comisión toma acta de esta preciosa declaración para consignar la imperiosa necesidad de proceder al derribo, permitiendo urbanizar los terrenos de la zona polémica, y reintegrándose el Estado de los gastos del derribo y construcción del fuerte con el valor de los terrenos urbanizados. L a iniciativa tomada en este asunto por el E x c m o . Señor General Palacio, cuya experimentada competencia raya á la altura de su celo por el bien público, sin desmerecer por ello el servicio del Estado, es un argumento sólido en apoyo de la pretensión que tenemos la honra de exponer. L a consecuencia próxima de esta concesión, daría por resultado poner á la Capital en condiciones de dar expansión al vecindario en sus viviendas, y convertir en gran ciu-

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dad lo que h o y e s una mediana plaza de guerra, que c o n servada en su actual estado, nunca podría responder á las esperanzas que legítimamente se fundan ante la apertura del Canal de Panamá. Entre los proyectos debidos á la iniciativa del E x c e l e n tísimo Sr. Gobernador general hay uno importantísimo, cuya gran trascendencia está apreciada por todos los habitantes de aquella provincia; pero más especialmente por las Autoridades civiles en sus distintas jurisdicciones. Comprende el proyecto aludido la colonización de los terrenos baldíos y fomento de las fincas embargadas, cuyas subastas han quedado desiertas. L a Comisión, ciñéndose exclusivamente á las consideraciones administrativas, y prescindiendo de las políticas que este proyecto resuelve, se cree en el deber de insistir en su apoyo, según el proyecto remitido por el Gobierno g e n e ral. Además de ser la realización de esta idea un progreso moral en bien de un sinnúmero de desgraciados peninsulares, cuya permanencia en el país, una vez agotados los recursos que traidoramente les seducen, no les da otro resultado que el hospital ú otras miserias, viene á fomentar de un modo considerable la producción, creando nuevos h a cendados contribuyentes en favor de la riqueza pública, y estimulando la laboriosidad de los insulares que utilicen las ventajas del proyecto de referencia. Razones son estas, además de las políticas que no se mencionan en el presente escrito, que todas unidas reclaman una solución inmediata, porque su consecución se impone como una de las medidas más útiles y convenientes al buen gobierno de la provincia y á los intereses del Estado. Los que suscriben no creen aventurado exponer una opinión sobre la vía férrea de Puerto Rico, dos veces anunciada la subasta y dos veces desierta, como quedarían todas las en que se anunciara con las mismas condiciones del proyecto aprobado.

47 A la ilustrada competencia de los funcionarios que han intervenido en el proyecto no podía ocultarse que, dado el inmenso sacrificio que se imponía á la provincia, haciéndola responsable de una subvención que podía alcanzar hasta la suma de pesos fuertes 800.000 anuales en circunstancias pesimistas, había que corresponder estableciendo lo mejor, es decir, la vía ancha. Pero á juicio de la Comisión no es esto lo que á la Isla conviene; lo útil, lo práctico, es la concesión de vías estrechas radiales desde los centros productores á los puertos de salida; que concedidas sin subvención unas, y subvencionando otras la provincia con autorización del Gobierno^ establezcan las oportunas comunicaciones para el movimiento comercial, sin exponerse á la competencia de la vía marítima, ni anular ésta, cuya utilidad y conveniencia es imprescindible reconocer. Las últimas noticias de la Isla anuncian haberse hecho giros al 24 por l o o . Esta situación es del todo insostenible; ni hay comercio posible que lo resista, ni los intereses s o metidos á esta especulación pueden prevalecer. L a Comisión impetra del Gobierno de S. M. y de los señores Representantes de la provincia el más vivo interés en la resolución del canje de la moneda y de la creación del Banco, íntimamente relacionadas ambas determinaciones para hacer que desaparezca un estado de cosas que puede lucrar á unos pocos; pero seguramente perjudica á los más, llevando la Provincia á la ruina y aislamiento comercial. Disposiciones vigentes conducen al logro del cabotaje en plazo un tanto remoto para el alivio de la crítica situación que hoy se lamenta. Si á los que suscriben les fuera permitido pedir la satisfacción inmediata de un deseo unánimemente sentido en la Isla, el cabotaje sería solicitado desde este momento. L o s motivos en que la Comisión funda esta aspiración,

sbh dé tal trascendencia, que cree merezcan estudiarse cuidadosamente, por la importancia que revelan en lo político y' en lo administrativo. -

L a s corrientes comerciales de la Península encuentran allí un mercado seguro y beneficioso á los frutos verdes y secos, conservas, vinos, licores, pastas, cueros, calzado, herraje y otros productos de la tierra y de la industria, que fomentando dichas corrientes y facilitando el cambio con la desaparición de toda traba en la Península á los productos insulares, llegaría á cimentarse un interés recíproco que, compenetrando las relaciones mercantiles de ambos territorios, seriábase cierta de aumento de producción, por seguridad de consumo. Lógica deducción de las consideraciones que preceden, es la de que establecida la mancomunidad de intereses, los lazos de nacionalidad serían inquebrantables; pues allí también hay enemigos de la nacionalidad española, que encubiertos con denominaciones más ó menos caprichosas para tener el derecho de exhibirse, acechan la oportunidad de lastimar todo honrado propósito que tienda á la integridad de la Patria y á su engrandecimiento. L a Comisión que suscribe la presente manifestación, cree haber interpretado en ella las aspiraciones de la P r o vincia de Puerto Rico y del E x c m o . Sr. Gobernador general, iniciador de los proyectos cuya síntesis se hace. Deseosos del acierto, sólo resta á los Comisionados encomendarse á la benevolencia de los Sres. Representantes de la Isla, del E x c m o . Sr. Ministro de Ultramar y del Gobierno de S. M., para que, penetrada de la Representación Nacional de la protección que implora una provincia española que perece por consunción, se le tienda una mano bienhechora que la salve de tan tremenda crisis. Madrid, 25 de Julio de 1887. — J o s é Sánchez Gómez. — Vicente de Soliveres y Miera. — Sebastián Muñoz. — Gregorio Ledesma. — Miguel Bustelo. — Juan F. de Astiz.

N u m e r o £i

REAL (Gaceta

de Madrid

DECRETO de 2 8 de J u l i o de 1 8 8 7 . )

A propuesta del Ministro de Ultramar, de acuerdo con el Consejo de Ministros, y oído el Consejo de Estado en pleno; en nombre de mi augusto hijo el R e y Don Alfonso X I I I , y como Reina Regente del Reino, Vengo en decretar lo siguiente: Artículo I.° Quedan suprimidos los derechos que á su exportación de las islas de Cuba y Puerto-Rico pagan las mieles y los aguardientes de caña y los azúcares, desde que se publiquen los correspondientes Decretos en las Gacetas oficiales de aquellas Islas. Art. 2.° El Ministro de Ultramar, usando de las facultades que están concedidas al Gobierno por las leyes de presupuestos , acordará las alteraciones que sean necesarias en los servicios, para producir en los gastos públicos economías por igual ó-mayor cantidad que la que al final del ejercicio actual puedan producir en los ingresos la supresión de los citados derechos de exportación, debiendo llevarse á efecto el planteamiento de estos trabajos antes del l.° de Octubre próximo. Art. 3 . E l Gobierno dará oportunamente cuenta á las Cortes del presente Decreto. Dado en el Real Sitio de San Ildefonso á veintiséis de Julio de mil ochocientos ochenta y siete.—MARÍA CRISTINA. — El Ministro de Ultramar, VÍCTOR BALAGUER. 0

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N ú m e r o £5

MINISTERIO DE LA GUERRA. — Gabinete particular. —Primer Negociado. — A la Dirección General de Ingenieros. Sr. Secretario: En Real Orden de esta fecha se dice al Capitán General de la Isla de Puerto-Rico lo siguiente: E n atención á las dificultades surgidas para realizar en breve plazo el proyectado ensanche de San Juan, de Puerto-Rico; teniendo en cuenta la necesidad de facilitar en lo posible el desarrollo de edificaciones, sin perjuicio d é l a defensa de la Plaza, y apreciando las indicaciones hechas sobre el asunto en diversas épocas por los Capitanes Generales de la Isla, el R e y (q. D. g . ) , y en su nombre la Reina Regente del Reino, se ha servido disponer: l.° Queda modificada la Real Orden de 13 de Noviembre de 1883, que limitó el b a rrio de la Marina al terreno conocido por " L a Puntilla,,. 2 . S e entenderá por barrio de la Marina los terrenos que comprenden no sólo " L a Puntilla,,, sino también " L a C a r bonera, „ ó sea todo el terreno que se extiende al Sur del recinto que une los baluartes de la Concepción y de S a n tiago; ateniéndose para el referido barrio á lo dispuesto en el art. 13 de la L e y de 5 de Julio de 1883, por la que se autorizaron en él las edificaciones urbanas, con carácter de permanentes, sin otras limitaciones que las establecidas ppr las Ordenanzas municipales. 3 ° L a facultad expresada en el número anterior se referirá única y exclusivamente á los terrenos vendidos por el Estado. 4 . Queda modificada la Real Orden de 5 de Mayo de 1881 que dictó reglas para 0

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5i cumplimentar la de vj de Agosto de 1880 sobre zonas p o lémicas de la mencionada plaza, en cuanto tenga relación con el recinto del frente Este de la misma, en el cual, y solamente en los terrenos vendidos por el Estado comprendidos en la primera zona, podrán autorizarse las edificaciones en la misma forma que actualmente se conceden en la segunda. 5. Queda prohibida la venta ó enajenación por el ramo de Guerra de nuevos terrenos en las zonas polémicas de la plaza de San Juan de Puerto-Rico, hasta que se determine definitivamente sobre el derribo de la muralla del frente de tierra y se construyan las nuevas obras que hayan de sustituir su acción defensiva; en cuyo caso se dispondrá la manera como se ha de proceder para la mencionada venta y aplicación que deba darse á su producto. L o que traslado á V . E . para conocimiento en esa Dirección y demás efectos. Madrid 6 de Septiembre de 1887. — E l Subsecretario interino, Correa. — Hay una rúbrica. — Hay un sello que dice: Ministerio de la Guerra. — E s copia. 0

NOTA. L a correspondencia original en francés, inglés y español sostenida entre el limo. Sr. D. Vicente de Soliveres y Miera, alcalde de San Juan de Puerto-Rico, y los Sres. Vizconde de Saint C y r , la Sociedad The Contract & Agency Corporation Limited. Winchester House, de Londres, y los antecedentes de las negociaciones que se han seguido con el Sindicato de Amberes, y el Sr. Galindez de la casa Murrieta de Londres, se unen al expediente general de la Comisión como comprobantes.

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