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Williams, Tennessee La rosa tatuada. Especie fugitiva. - I ed. - Buenos Aires: Losada, 2005. - 272 p.; 22 x 14 cm. - (Gran teatro) a
Traducción de Cristina Pina ISBN 950-03-6316-X 1. Teatro Estadounidense. I. Pina, Cristina, trad. II. Título C D D 822
rosa tatuada
1* edición: abril de 2005 Títulos originales:
The Rose Tattoo C o p y r i g h t © 1950,1951 The University of the South
Fugitive Kind Copyright © 2 0 0 1 The University of the South All rights including but not limited to amateur and professional performance, public reading, motion picture, radio, electronic, cassette recording etc., are reserved and no use whatsoever of the Plays or any part thereof may be made without written permission. All enquires should be addressed to Casarotto Ramsay & Associates Ltd. 60 Wardour Street, London W l V 4 N D England. ©
Editorial Losada, S. A. Moreno 3362, Buenos Aires, 2005
Composición y armado: Taller del Sur Diseño de tapa: Ana Maria Vargas
Fotografía: Courtesy of New Directions Publishing Corporation Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 Libro de edición argentina Impreso en Argentina - Printed in Argentina
PERSONAJES
SALVATORE VIVI BRUNO ASSUNTA ROSA DELLE ROSE SERAFINA DELLE ROSE ESTELLE H O H E N G A R T E N L A STREGA GIUSEPPINA PEPPINA VIOLETTA MARIELLA TERESA PADRE D E L E O U N MÉDICO SEÑORITA Y O R K E FLORA BESSIE JACK H U N T E R E L VENDEDOR ALVARO M A N G I A C A V A L L O U N HOMBRE O T R O HOMBRE
i-7
Acto primero
ESCENA 1 Es la hora que los italianos llaman "prima sera", el comienzo del crepúsculo.
Entre la casa y la palmera arde Ve-
nus con un brillo casi
esmeralda.
Las madres del vecindario están empezando a llamar a sus hijos a casa para cenar, con voces cercanas y distantes, urgentes y tiernas, como las variadas notas del viento y el agua. H a y tres n i ñ o s : B r u n o , Salvatore y V i v i , alineados frente a la casa, uno con un barrilete de papel rojo, o t r o con un aro y la p e q u e ñ a con una m u ñ e c a vestida como un payaso. E s t á n en actitudes de reposo m o m e n t á n e o , todos m i rando algo arriba - u n p á j a r o o un avión que está pasandomientras las voces maternas los llaman. B R U N O : H a y banderas blancas en la e s t a c i ó n del guardacosta. SALVATORE: ESO quiere decir buen tiempo. V i v í : M e encanta el buen tiempo. GlUSEPPiNA: ¡Vivi! Vieni mangiare! PEPPINA: ¡Salvatore! ¡Ven a casa! VlOLETTA: ¡Bruno! ¡Ven a casa a cenar! (Tos llamados se repiten tierna, El interior
musicalmente.
de la casa comienza a ser visible. A Serafina
delle Rose se la ve en el sofá de la sala, esperando
2-3
que su
LA ROSA T A T U A D A
TENNESSEE W I L L I A M S
marido, Rosario, vuelva. Entre las cortinas se distingue una mesa amorosamente
SERAFINA: ¡ O i g o a Assunta! ¡Assunta!
puesta para la cena; hay vino en un (Assunta aparece y entra en la casa, con Rosa
balde de hielo de plata y un gran bol de rosas. Serafina parece una pequeña cantante regordeta de ópera italiana en el papel de Madame Butterfly. Sus cabellos
negros
canasta de hierbas,
porque
es una fattuchiere, una mujer
se encuentran recogidos en un alto copete que brilla como car-
que practica una clase de medicina
bón húmedo.
los chicos se
Una rosa está sostenida sobre ellos con resplan-
siguién-
dola. Assunta es una mujer vieja con chai gris, que lleva una simple.
Cuando
entra,
desbandan.)
decientes pinchos. Su figura voluptuosa se halla cubierta de seda rosa. Luce delicados zapados con hebillas
resplandecientes
y tacones franceses. Por la forma en que se sienta, con tanta re-
ASSUNTA: Vengo, vengo. Buona sera. Buona sera. Hay algo salvaje en el aire, no es viento, pero todo está moviéndose.
gordeta dignidad, es evidente que lleva un corsé apretado. Es-
SERAFINA: N O veo nada m o v i é n d o s e y t ú tampoco.
tá sentada muy erguida, en una actitud de forzada
compostu-
ASSUNTA: N a d a se está moviendo como para que puedas
manitos
verlo m o v i é n d o s e , pero todo se está moviendo, y puedo
un abanico de papel amarillo con una
oír los ruidos de las estrellas. ¿Los oyes? ¿ O y e s los r u i -
ra,
los tobillos
delicadamente
regordetas sosteniendo
cruzados
rosa pintada. Sus dedos, sus muñecas,
y sus
sus orejas y su cuello
resplandecen de joyas. Sus ojos brillan de expectativa.
Por un
tas que se e s t á n comiendo la casa. Vieja, ¿qué estás ven-
momento, parece estar posando para una foto. Rosa delle Rose aparece al lado de la casa, cerca de la palmera.
Rosa, la niña de la casa, es una criatura de doce
años. Es linda y vivaz y tiene una especial intensidad
dos de las estrellas? SERAFINA: N o , no son los ruidos de las estrellas. Son termi-
en ca-
diendo en esas bolsitas blancas? ASSUNTA: Polvo, u n polvo maravilloso. Sólo echas una pizca en el café de t u marido. SERAFINA: ¿Para q u é sirve?
da gesto.)
ASSUNTA: ¡Para q u é sirve un marido! L o hago con la sangre seca de un carnero.
SERAFINA: Rosa, ¿ d ó n d e estás? ROSA: A q u í , mama.*
SERAFINA: Davvero!
SERAFINA: ¿ Q u é estás haciendo, cara?
ASSUNTA: ¡Sustancia maravillosa! Pero a s e g ú r a t e de ponerlo en el café de la cena, no en el del desayuno.
ROSA: A t r a p é doce luciérnagas.
SERAFINA: ¡Mi marido no necesita n i n g ú n polvo! (Se oye la voz quebrada
de Assunta
acercándose.)
ASSUNTA: D i s c ú l p a m e , Baronessa. Tal vez él necesita el tipo contrario de polvo, t a m b i é n l o tengo.
" Es evidente que, en este caso -como casi siempre que Rosa se dirige a su madre o alude a ella- Williams usa la palabra italiana mamma, pero la escribe erróneamente con una sola m. Asimismo, en otros momentos, el contexto indica que se trata de la forma coloquial en inglés -mama-, equivalente a nuestro "mamá". En mi traducción, he mantenido la grafía errónea cuando se trata de la palabra italiana para ser fiel al autor y he puesto el acento cuando se trata de la palabra inglesa. ( N . de la T.)
H
SERAFINA: N o , no, ningún tipo de polvo, vieja. (Levanta la cabeza con una sonrisa
orgullosa.)
(Afuera se oye el sonido de un camión acercándose la
carretera.)
por
TENNESSEE
LA ROSA
WILLIAMS
TATUADA
SERAFINA: YO grité. Pero cuando él se d e s p e r t ó , ya n o esta-
ROSA (alegremente): ¡El c a m i ó n de p a p á !
ba. Sólo d u r ó un momento. ¡Pero yo lo v i , y supe, cuan(Se quedan escuchando un momento,
pero el camión
si-
do lo v i , que h a b í a concebido, que en m i cuerpo estaba creciendo otra rosa!
gue sin detenerse.)
ASSUNTA: ¿Él c r e y ó que l o viste? SERAFINA (a Assunta): N o era él. N o era un c a m i ó n de diez
SERAFINA: N O . Se rió... Él se r i ó y yo lloré...
toneladas. ¡ N o hacía sonar las persianas! ¡Assunta, As-
ASSUNTA: ¡ Y él te t o m ó en sus brazos y t ú dejaste de llorar!
sunta, s u é l t a m e u n par de presillas, que el vestido me
SERAFINA: ¡Sí!
queda ajustado!
ASSUNTA: Serafina, para t i todo tiene que ser diferente. Una se-
ASSUNTA: ¿ES verdad l o que te dije?
ñal, un milagro, una maravilla de algún tipo. Le hablas a
SERAFINA: SÍ, es verdad, pero nadie tenía que d e c í r m e l o . As-
Nuestra Señora. Dices que responde a tus preguntas. Ella asiente o te sacude la cabeza. M i r a , Serafina, debajo de
sunta, voy a contarte algo que a lo mejor no crees. ASSUNTA: ES imposible decirme nada que no crea.
Nuestra Señora tienes una vela. El viento que pasa a tra-
SERAFINA: Va bene! Senti, Assunta!... ¡supe que h a b í a con-
vés de las persianas hace que la vela oscile. Las sombras se
cebido la noche misma de la c o n c e p c i ó n ! (Se oye una
mueven. ¡Parece que Nuestra Señora está asintiendo! SERAFINA: Ella me da señales.
frase musical mientras ella lo dice.)
ASSUNTA: ¿Sólo a ti? ¿Porque eres m á s importante? ¿La es-
ASSUNTA: ¿ Q u é e e e ?
SERAFINA: Senti! ¡Esa noche me desperté con un dolor que-
posa de un barone? ¡Serafina! En Sicilia llamaban b a r ó n
mante aquí, en el pecho izquierdo! Un dolor como una
a su tío, pero en Sicilia todo el que tiene un pedazo de tie-
aguja, r á p i d o , r á p i d o , caliente como puntadas. Prendí la luz, me desnudé el pecho... ¡ Y sobre él vi la rosa tatuada
rra y un establo separado para las cabras es un b a r ó n ! SERAFINA: ¡Le d e c í a n "Voscenza" a su t í o y le besaban la mano! (Se besa el dorso de la mano repetidas veces, con
de m i marido!
vehemencia.)
ASSUNTA: ¿El tatuaje de Rosario? SERAFINA: ¡En m í , en m i pecho, su tatuaje! Y cuando lo v i ,
ASSUNTA: ¡SU tío de Sicilia!... Sí.... ¿Pero aquíqué
supe que h a b í a concebido.
SERAFINA (estallando): (Serafina echa atrás la cabeza, sonriendo con orgullo, abre su abanico de papel. Assunta la mira gravemente,
hace él?
¿ C o n d u c e un c a m i ó n de bananas? y
lue-
go se levanta y le alcanza su canasta a Serafina.,)
¡ N o ! ¡De bananas no\
ASSUNTA: ¿De bananas no?
SERAFINA: Stai zita! (Hace un gesto de amenaza.)... ¡Vienqui, Assunta! (Le hace un gesto misterioso
No... para
que se acerque. Assunta se acerca.) ASSUNTA: ¡Ecco! \Tú vendes los polvos! (Se dirige hacia la
SERAFINA: ¡En la parte de arriba hay bananas! Pero deba-
puerta.) SERAFINA: ¿ N o crees que l o vi?
ASSUNTA (deteniéndose):
ASSUNTA: Cosa dici?
¿Lo vio Rosario? 2.6
jo... ¡otra cosa! ASSUNTA: Che altre cose? M
TENNESSEE W I L L I A M S
LA ROSA T A T U A D A
SERAFINA: ¡Cualquier cosa que los hermanos Romano quieran que se saque del estado, él lo saca para ellos, debajo de las bananas! (Mueve la cabeza con gesto de
impor-
tancia.) Y dinero, ¡consigue tanto que se le sale de los bolsillos! ¡Pronto no voy a tener que hacer vestidos! ASSUNTA (apartándose):
¡ C r e o que p r o n t o t e n d r á s que ha-
cer un velo negro!
ASSUNTA: Stai tranquilla! Calmad! (Le sirve un vaso de vino.)
Bebe este vino y antes de que hayas vaciado el va-
so, estará en tus brazos. SERAFINA: N O puedo... ¡tengo el c o r a z ó n en la boca! ASSUNTA: ¡Una mujer no debe tener un c o r a z ó n tan grande que la ahogue! (Se dirige a la puerta.)
SERAFINA: ¡Esta noche es la ú l t i m a vez que lo hace! ¡ M a ñ a -
SERAFINA: ¡ Q u é d a t e conmigo!
na deja de trasladar cosas para los hermanos Romano!
ASSUNTA: Tengo que visitar a una mujer que b e b i ó veneno
Paga el c a m i ó n de diez toneladas y trabaja para él mis-
para ratas porque tenía un c o r a z ó n tan grande que la
mo. ¡Entonces vamos a vivir con dignidad en A m é r i c a !
ahogaba.
¡ N u e s t r o c a m i ó n ! ¡ N u e s t r a casa! Y en casa todo será eléctrico! ¡ C o c i n a . . . heladera... tuttol...
Pero esta no-
(Assunta se va. Serafina vuelve indolentemente
che, q u é d a t e conmigo... ¡tengo el c o r a z ó n en la boca!...
Levanta las manos hasta sus pechos hinchados
N o me bajará hasta que oiga que el c a m i ó n se detiene
en voz alta)
y
al sofá. murmura
frente a casa y su llave entra en la cerradura... Cuando lo llame y él me conteste gritando: "Si, sonó qui!" En su
SERAFINA: ¡ O h , es tan maravilloso tener dos vidas en el
cabello, Assunta, tiene... aceite de rosas. Y cuando me
cuerpo, no una sino dos! (Sus manos se deslizan
despierto por la noche... el aire, el cuarto a oscuras... es-
su vientre, lujuriosamente.)
tá lleno de... rosas... Cada vez es la primera vez con él.
grande, grande, grande de vida. (Toma un bol de rosas
El tiempo no pasa...
y entra en el cuarto
('Assunta toma un pequeño junto a su
reloj del aparador y lo pone
oído.)
hacia
Estoy pesada de vida, estoy
trasero.)
(Tistelle Hohengarten aparece frente a la casa. Es una mujer delgada y rubia con un vestido de diseño egipcio, su cabello rubio tiene un brillo antinatural
ASSUNTA: Tic, tic, tic, tic... Dices que el reloj es mentiroso.
en el anochecer
ro y verdoso. Rosa aparece detrás de la casa,
cla-
gritando.)
SERAFINA: N O , el reloj es t o n t o . N o lo escucho. M i reloj es m i c o r a z ó n y m i c o r a z ó n no dice tic-tic, dice ¡amor-
ROSA:
amor! ¡ Y ahora tengo dos corazones en m í , los dos d i -
ESTELLE:
ciendo amor-amor!
¡Veinticinco l u c i é r n a g a s , mama! ¿Nena? ¿Nena?
ROSA (resentida): ¿ M e está hablando a mí? (Hay una pausa.) ESTELLE: Ven a q u í . (Mira a Rosa con abierta
curiosidad.)
(Se oye un camión
que se acerca, luego pasa. Serafina
Eres una rama del viejo rosal... ¿Está en casa la s e ñ o r a
deja caer su abanico.
Assunta abre una botella de espu-
que cose?
mante con un fuerte ruido. Serafina grita.) 28
ROSA:
M a m a está en casa. 19
TENNESSEE W I L L I A M S
LA ROSA T A T U A D A
EsTELLE: M e gustaría verla.
(Afuera se oye el sonido de un carnero balando y el re-
ROSA: Mamma?
pique de su arnés; luego el ruido de madera que se astilla.)
SERAFINA: Dimi?
ROSA: H a y una señora que quiere verte.
ROSA (apareciendo súbitamente
SERAFINA: O h , dile que espere en el salón. (Estelle entra y mira con curiosidad a su alrededor. Toma una pequeña to enmarcada que hay sobre el aparador. Está
fo-
mirándo-
en la puerta): ¡ M a m a , el car-
nero negro se soltó! (Baja corriendo
los escalones y se
queda mirando al carnero. Serafina va hacia la puerta.) L A STREGA: (a la distancia):
¡Hey, Billy, hey, hey, Billy!
la cuando Serafina entra con un bol de rosas. Serafina
ESTELLE: Le p a g a r é tres veces el precio que me pida.
habla cortantemente.)
SERAFINA (gritando):
Es la foto de mi marido.
ESTELLE: ¡Oh!... Pensé que era Valentino... Con bigote. SERAFINA (poniendo
el bol sobre la mesa): ¿ Q u i e r e algo?
EsTELLE: Sí. M e enteré de que cose.
¡ C u i d a d o con el carnero! ¡ N o dejes
que se meta en nuestro patio! (A Estelle,)... ¿Si le pido cinco dólares? EsTELLE. Le p a g a r é quince. Que sean veinte; el dinero no es
SERAFINA: SÍ, COSO.
problema. Pero tiene que estar lista para m a ñ a n a .
ESTELLE: ¿ C o n cuanta rapidez puede hacerme una camisa?
SERAFINA: ¿ M a ñ a n a ?
SERAFINA: ESO depende. (Le quita la foto a Estelle y la vuel-
EsTELLE: ¡Veinticinco d ó l a r e s ! (Serafina asiente
ve a poner en el aparador.)
con una mirada estupefacta.
ESTELLE: Tengo la pieza de seda conmigo. Quiero que con ella haga una camisa para el hombre del que estoy enamorada. M a ñ a n a es el aniversario del día en que nos conocimos... (Desenvuelve muestra como un
una pieza de seda rosa que
lentamente
Estelle sonríe.) A q u í tengo
las medidas. SERAFINA: Abroche las medidas y su nombre en la seda y la camisa estará lista m a ñ a n a . ESTELLE: M i nombre es Estelle Hohengarten.
estandarte.)
SERAFINA (involuntariamente):
Che bella stoffa!... ¡ O h , se-
(Un chiquito entra corriendo excitado
en el patio.)
ría un g é n e r o maravilloso para la blusa de una s e ñ o r a o para un par de pijamas!
E L PEQUEÑO: ¡Rosa, Rosa, el carnero negro está en tu patio!
ESTELLE: Quiero que haga una camisa de hombre con ella.
ROSA (gritando): ¡ M a m á , el carnero está en el patio!
SERAFINA: ¿Seda de este color para una camisa de
SERAFINA (furiosa, olvidándose
hombre}
ESTELLE: Es difícil que una mujer retenga a un hombre salvaje, ¿eh? Pero si fuera manso... ¿querría retenerlo la
de la visita): I I becco della
strega! ... Scusi! (Corre a la galería.)
¡Agárralo, a g á r r a -
lo antes de que llegue a las viñas!
mujer? ¿Eh? SERAFINA: Soy una mujer casada que trabaja. N o sé nada de
La Strega entra corriendo
en
hombres salvajes ni de mujeres salvajes y no tengo m u -
el patio. Tiene una mata salvaje de pelo gris y levanta
sus
cho tiempo... así que...
faldas negras de sus piernas peludas y sin medias. En el ano-
ESTELLE: Le p a g a r é el doble de lo que me pida.
(llosa baila alegremente.
checer azul y ventoso, se oye el sonido del balido del carnero y el repique de su arnés.
30
3i
TENNESSEE W I L L I A M S
LA ROSA T A T U A D A
Serafina desciende los escalones de la galería. Las zapa-
vando al carnero que ha capturado
tillas de tacones altos, la falda de seda apretada y su digni-
rro. Es un carnero negro de tamaño
dad de baronesa
ojos amarillos.
hacen el descenso
un poco cauteloso.
llegar al patio, dirige imperiosamente
la cacería del carnero
con su pantalla de papel amarillo, señalando aquél, mientras grita en
Al
a este lado y a
italiano.
Mientras
con su arnés y su cencemediano
con
grandes
La Strega corre detrás de él con la soga rota.
la pequeña
procesión
-la Strega, la cabra y el niño-
grotesca corre frente a ella Serafina grita
estridentemen-
te. Se pone en cuclillas y se cubre el rostro. La Strega la mi-
Se abanica rápidamente y vuelve a la casa. Es evidente que el carnero hace una súbita carga. Gritando,
ra mientras se ríe
despectivamente.)
Serafina vuelve
corriendo al frente de la casa, totalmente sin aliento, con el al-
SERAFINA: Malocchio! Malocchio!
to copete brillante que comienza a volcarse sobre su frente.) (Tapándose SERAFINA: ¡ R o s a ! ¡Entra a la casa! ¡ N o mires a la Strega!
la cara con una mano. Serafina hace cuer-
nos cotí la otra para protegerse
del mal de ojo. La escena se
oscurece.) (Sola en el salón, Estelle toma la foto de Rosario. tuosamente,
la mete en su cartera y sale corriendo
sa, justo cuando Serafina vuelve al patio
Impe-
de la ca-
delantero.) ESCENA 2
ROSA (negándose
a moverse):
¿ P o r q u é la llamas bruja? Es justo antes del amanecer
(Serafina aferra el brazo de su hija y la arroja
adentro
de la casa.)
De Leo, un sacerdote,
del día siguiente.
El Padre
y varias mujeres con chales
negros,
incluida Assunta, están de pie afuera de la casa. El
interior
de la casa está apenas
iluminado.
SERAFINA: Tiene un ojo blanco y todos los dedos torcidos. (Arrastra
a Rosa del
brazo.)
GIUSEPPINA: H a y
ROSA: ¡Tiene cataratas, mamma, y sus dedos están torcidos porque tiene reumatismo!
EPPINA: ¡ O i g o la m á q u i n a de coser! 'lOLETTA:
SERAFINA: Malocchio-el mal de o j o - ¡eso es lo que tiene! Y sus
luz en la casa...
¡Es Serafina! Está trabajando. Tiene una pieza de
seda color rosa.
dedos están torcidos porque le estrechó la mano al diablo.
ASSUNTA: Oye nuestras voces.
Entra en la casa, lávate la cara con agua salada y después
V I O L E T T A : H a dejado caer la seda al suelo y está...
tira el agua salada. ¡Entra! ¡Rápido!
GIUSEPPINA: ¡ A g a r r á n d o s e la garganta! Creo que...
¡Se acerca!
PEPPINA: ¿ Q u i é n va a decirle? (El P e q u e ñ o pega un grito de Serafina va abruptamente
triunfo.
a la galería. En el mismo
mento el chico corre triunfalmente 32-
VIOLETTA: El padre De Leo se lo d i r á . mo-
alrededor de la casa, lle-
PADRE D E L E O : creo que una mujer debería decírselo. Creo que Assunta debe decirle que Rosario ha muerto. 33
LA ROSA T A T U A D A
TENNESSEE W I L L I A M S
ASSUNTA: N o será necesario decirle. L o s a b r á cuando nos
ESCENA 3
vea. Es el mediodía (Hay un poco más de luz adentro
de la casa. Serafina
está de pie en una actitud congelada con la mano su cuello y los ojos aterrados mirando
aferrando
hacia el lugar
del mismo día. Assunta está
una corona mortuoria
sacando
a la puerta de la casa. El doctor y el
Padre De Leo están en la galería.
donde E L MÉDICO: P e r d i ó el bebé. (Assunta emite un ronco
suenan las voces.)
gemido
de pena y se hace la señal de la cruz.) Serafina es una ASSUNTA: ¡Creo que ya sabe lo que vinimos a decirle!
mujer m u y fuerte y eso no la m a t a r á . Pero está tratan-
PADRE D E L E O : Andiamo, Signore! Debemos ir a la puerta.
do de no respirar. H a y que cuidarla y no permitirle que salga de la cama. (Extrae
(Suben los escalones de la galería. Assunta abre la puerta.)
una jeringa y un pequeño
pa-
quete de su valija y se las alcanza a AssuntaJ... Es morfina. En el brazo con la aguja si grita o lucha por volver
SERAFINA (jadeando):
a levantarse.
¡ N o hablen!
ASSUNTA: Capiscol
(Se aparta
del grupo,
tropezando
atrás, en medio de los maniquíes
ciegamente
de modista.
hacia
Con un jadeo
PADRE D E LEO.- Una cosa quiero dejar en claro. El cuerpo de Rosario no debe incinerarse.
se da vuelta y sale corriendo por la puerta de atrás. En unos
E L MÉDICO: ¿Vio el "cuerpo de Rosario"?
momentos la vemos tropezando
PADRE D E L E O : SÍ, he visto su cuerpo.
afuera cerca de la palmera.
Viene al frente de la casa y mira ciegamente
a la
distancia.)
E L M É D I C O : ¿ N o diría que está incinerado? PADRE D E L E O : Por supuesto que el cuerpo está incinerado.
SERAFINA (salvajemente):
Cuando le dispararon a la rueda del c a m i ó n , c h o c ó y se
¡ N o hablen!
incendió. Pero la c r e m a c i ó n deliberada no es lo mismo. (En
la casa, se oyen las voces de las mujeres
que co-
mienzan a llorar. Assunta sale y se acerca a Serafina con los brazos extendidos. camente:
Serafina cae de rodillas susurrando
ron-
"¡No hables!" Assunta la rodea con el chai gris de
la tristeza mientras la escena se
oscurece.)
Es una a b o m i n a c i ó n a los ojos de Dios. E L M É D I C O : Las abominaciones son cosas de las que no sé nada. PADRE D E L E O : La Iglesia ha establecido ciertas leyes. E L M É D I C O : Pero hay que cumplir las instrucciones de una viuda. PADRE D E L E O : N o sé por q u é quiere que se creme el cuerpo. Para poder guardar las cenizas en la casa. E L M É D I C O : Bueno, ¿por q u é no, si eso la consuela? PADRE D E L E O : ¡A eso yo lo llamo i d o l a t r í a pagana! E L M É D I C O : Padre De Leo, usted ama a su gente pero no la
34
3 5
TENNESSEE W I L L I A M S
LA ROSA T A T U A D A
comprende. Encuentran a Dios los unos en los otros. Y
PADRE D E L E O : Ferme! Ferme! Signore, fermatevi nel nome
cuando pierden a uno, pierden a Dios y se sienten per-
di Dio!... ¡Tengan un poco de respeto!
didos. Y es difícil ayudarlos... ¿ Q u i é n es esa mujer? (Estelle Hohengarten ha aparecido frente a la casa. Lu-
(Las mujeres se apartan de Estelle, quien se queda rrucada llorando en el camino.)
acu-
ce un velo negro y lleva un ramo de rosas.) ESTELLE: Verlo, verlo, sólo verlo... EsTELLE: Soy Estelle Hohengarten.
PADRE D E L E O : El cuerpo está aplastado y quemado. Nadie puede verlo. ¡ A h o r a vayase y nunca m á s vuelva a q u í ,
(Instantáneamente
hay un gran alboroto en la casa. Las
lloronas se amontonan lando
en la galería, susurrando
y gesticu-
excitadas.)
Estelle Hohengarten! LAS MUJERES (en ambas lenguas, ferozmente): vayase.
PADRE D E L E O : ¿Para q u é vino aquí?
Va via, va via,
(llosa viene del otro lado de la casa. Estelle se da vuelta
ESTELLE: A decirle a d i ó s al cuerpo.
y se retira. Una de las lloronas escupe y patea el velo y las
PADRE D E L E O : El a t a ú d está cerrado; el cuerpo no puede
rosas apelotonadas.
El padre De Leo se va. Las otras
vuel-
verse. Y usted no debe volver m á s a q u í . La viuda no sa-
ven adentro, excepto
be nada de usted. Nada de nada.
Pasados unos momentos, la niña se dirige hacia ¡as rosas. Las recoge y cuidadosamente desprende el velo de las espinas.
GlUSEPPiNA: ¡Nosotras
sabemos de usted!
PEPPINA: Va v i a ! Sporcacciona! V l O L E T T A : Puttana!
Rosa.
Se sienta en los escalones desvencijados
M A R I E L L A : Assassina!
negro sobre su cabeza. Entonces,
TERESA: Usted lo m a n d ó a los Romano.
a llorar, salvaje, histr iónicamente.
PADRE D E L E O : ¡ S h h h h !
mira, momentáneamente
y pone el velo
por primera vez empieza El pequeño
impresionado
aparece y la
por el
espectáculo
que da. Luego toma una pelota de goma y empieza a arro(De pronto
las mujeres se precipitan
como una nube de pájaros
atacando,
por los
escalones
todas gritando
ciliano. Estelle se acurruca y baja la cabeza
en si-
defensivamente
ante su ataque salvaje. Le arrancan el ramo de rosas de las manos enfundadas za y los hombros
jarla. Rosa se siente ultrajada. Pega un salto, se arranca el velo y corre hacia el pequeño, arrancándole
dándole
un sonoro
bofetón
y
la pelota.)
en guantes negros y le golpean la cabecon él. Las espinas se enganchan
en su ve-
ROSA: ¡Vete a tu casa! ¡Mi p a p á m u r i ó !
lo y se lo arrancan de la cabeza. Ella se cubre con las manos el blanco rostro
sollozante.)
(La escena se oscurece mientras se vuelve a oír la música.)
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TENNESSEE W I L L I A M S
LA ROSA T A T U A D A
I SCENA 4
VlOLETTA: ¿ Q u é hizo?
17« día de junio, tres años más tarde. Es de mañana luz es brillante. mando
Un grupo de madres del pueblo
escándalo
frente a la casa de Serafina,
está arindignadas
por su demora en entregar los vestidos de graduación sus hijas. La mayoría en siciliano,
de las mujeres charla
para
constantemente
corriendo alrededor de la casa y golpeando
puertas y persianas.
y la
y
violenta-
mente hasta el momento en que Rosa, finalmente,
sale con
su vestido de
La escena avanza rápida
las
graduación.
PEPPINA: ¿Hizo? Dice: "Signora! Por favor, llame a este n ú mero, pregunte por Jack y dígale a Jack que mis ropas están bajo llave así que no puedo salir de casa." ¡Entonces viene Serafina, agarra a la chica de los pelos, la arrastra de la ventana y me cierra las persianas en la cara! GlUSEPPlNA: ¿Cosa pasa con la hija? VlOLETTA: ¿ Q u i é n es el chico? ¿ D ó n d e lo c o n o c i ó ? PEPPINA: ¿Chico? ¿ Q u é chico? Es un marinero. (Ante la palabra "marinero"
las mujeres dicen ¡Ahhh!")
Lo conoció
en el baile de la escuela secundaria y alguien se lo dijo a Serafina. Por eso puso bajo llave las ropas de la chica,
GIUSEPPINA: ¡Serafina! ¡Serafina delle Rose! PKPPINA: Tal vez si la llamas "Baronessa" a b r i r á la puerta. (Con una risa burlona.)
Llámala "Baronessa" y bésate
la mano en honor a ella cuando abra la puerta. GIUSEPPINA (burlonamente):
¡Baronessa! (Se besa la mano
mirando hacia la puerta.) V I O L E T T A : ¿Para c u á n d o te p r o m e t i ó el vestido? PEPPINA: Toda la semana dijo: " D o m a n i . . . domani... doman i " . Pero ayer le dije...
para que no pueda salir de la casa. N o puede ir siquiera a la escuela para dar los e x á m e n e s . ¡Imagínense! VlOLETTA: Peppina, esta vez tú vas a la puerta, ¿eh? PEPPINA: O h , sí, voy. A h o r a me estoy poniendo nerviosa. (Todas las mujeres se amontonan
ante la puerta.) ¡Sera-
fiii-na! VlOLETTA: ¡ M á s fuerte, m á s fuerte! PEPPINA: A p r i la porta! ¡Vamos, vamos! LAS MUJERES (juntas): Si, apri la porta!.... Vamos, ¡ a p ú r a t e !
V I O L E T T A : ¿Sí?
... ¡Abre!
PEPPINA: O h , sí. Le dije: "Serafina, domani es l a g r a n gra-
GlUSEPPlNA: Voy a buscar a la policía.
d u a c i ó n de la escuela. Tengo que probarle el vestido a m i
VlOLETTA: ¿ Q u é te pasa? ¿ Q u i e r e s m á s problemas?
hija hoy". " D o m a n i " , me dice, "Sicuro! sicuro! sicuro!"
GlUSEPPlNA: Escucha, p a g u é cinco dólares de antemano y no
Así que empiezo a irme. Entonces oigo una voz que llama: "Signora! Signora!" Así que me doy vuelta y veo a la hija de Serafina en la ventana.
tengo el vestido. ¿ A h o r a q u é va a ponerse m i hija para la g r a d u a c i ó n ? ¿Un par de toallas y una rosa en el pelo? (Se oye un ruido adentro: un grito y pies que
VIOLETTA: ¿Rosa?
corren.)
LAS MUJERES: ¡Pasa algo en la casa! ¡Oigo a alguien! ¿ N o es
PEPPINA: Sí, Rosa. ¿Y sabes c ó m o ?
cierto? ¿ N o lo oyes?
VIOLETTA: ¿Cómo?
PEPPINA: \Desnuda\ N u d a , nuda! (Se hace la señal de la cruz y repite una oración.)
I n nominis patri et figlio et spiri-
tus sancti. ¡ A h h h !
(Se oye un grito y pies que corren. La puerta se abre y Serafina sale tropezando so rosa mugriento
3«
y tiene todo el cabello 39
delantera
a la galería. Lleva un virevuelto.)
LA ROSA T A T U A D A
TENNESSEE W I L L I A M S
S á q u e n l e el cuchillo... se c o r t ó la m u ñ e c a con... M a SERAFINA: A i u t o ! A i u t o ! (Vuelve a zambullirse
en la casa.)
donna! Madonna mia... AssuNTA: Smettila, smettila, Serafina.
(La
s e ñ o r i t a Y o r k e , una maestra
cuela secundaria, mujeres
sicilianas,
ahora hablando
una nube de pájaros, se
solterona
camina rápidamente
de la es-
hacia la casa. Las todas a la vez como
se mueven a su alrededor
mientras
si ÑORITA Y O R K E (saliendo del cuarto trasero): S e ñ o r a Delle Rose, su hija no se ha cortado la m u ñ e c a . Ahora vuelva a la casa. Si RAFINA (jadeando): Che dice, che dice? Che cosa? Che cosa dice?
acerca.)
SEÑORITA Y O R K E : SU SEÑORITA Y O R K E : ¡ S e ñ o r a s , ustedes saben que no entiendo
AssuNTA: Vieni, Serafina. A n d i a m o a casa. (Sostiene el pe-
italiano! Así que, por favor...
sado y jadeante (Entra adentro.
directamente
en la casa. Se oyen
más gritos
La Strega viene y se para en el borde del patio,
riéndose
hija está m u y bien. Vuelva a la casa. Y
ustedes, s e ñ o r a s , ¡por favor vayanse!
Mientras
de Serafina en los
escalones.
suben los escalones una de las madres
nas avanza desde el grupo GiUSEPPlNA
despectivamente.)
bulto
(osadamente):
sicilia-
susurrante.)
Serafina, no nos vamos hasta que
no nos des nuestros vestidos. L A STREGA (dirigiéndose
a alguien):
¡Las tanas e s t á n ar-
mando lío de vuelta!... Tuvo a la hija encerrada desnu-
PEPPINA; La g r a d u a c i ó n empieza y las chicas no e s t á n vestidas.
da a h í adentro toda la semana. ¡Ja, ja, ja! Encerrada toda la semana... desnuda... gritando por la ventana para
(La respuesta
de Serafina a este pedido
inoportuno
decirle a la gente que llamara a un n ú m e r o y le diera un
un largo aullido animal de desgracia mientras
mensaje a Jack. ¡Ja, ja, ja! ¡Supongo que ya está en pro-
ñan a la casa. La s e ñ o r i t a Yorke sigue y cierra la puerta
blemas, y sólo tiene quince!... N o son civilizados estos
memente frente a las mujeres,
sicilianos. En su tierra, viven en cuevas en las colinas y
trasera de la casa. El interior de la casa está
que entonces
es
la acompafir-
van a la parte iluminado.)
el p a í s lo gobiernan bandidos. ¡Ja, ja, ja! Todo el tiempo vienen m á s sicilianos en barcos. (La puerta se abre violentamente
de nuevo y Serafina reaparece en la gale-
ría. Esta actuando SERAFINA (jadeando
sin control, como
do. ¿Rosa? Rosa, ven a q u í y m u é s t r a l e a t u madre que no te estás desangrando.
demente.)
en un ronco susurro): Se c o r t ó la m u -
ñ e c a , m i hija, ¡se c o r t ó la m u ñ e c a ! (Sale corriendo patio.)
SEÑORITA Y O R K E (a Serafina,): N o , n o , n o , no está sangran-
al
¡Ayyyyyyyyy! Aiutatemi, aiutatemi! ¡Llamen al
("Rosa aparece silenciosa y hosca entre las cortinas que separan
las dos habitaciones.
dottore! (Assunta se apresura hacia Serafina y la sostie-
blanco atado alrededor
ne cuando está a punto de caer de rodillas en el patio.)
muñeca
y grita:
Tiene un pequeño
de una muñeca.
"¡Ayyy!")
¡Sáquenle el cuchillo! ¡Sáquenle el cuchillo, por favor!
4
o
41
pañuelo
Serafina señala la
TENNESSEE
WILLIAMS
SEÑORITA Y O R K E (severamente):
LA ROSA T A T U A D A
¡ B u e n o , termine con eso,
señora Delle Rose!
SEÑORITA Y O R K E : SU hija p e r d i ó sus e x á m e n e s finales en la escuela, pero sus notas han sido tan buenas que se le p e r m i t i r á graduarse con su clase y rendir los e x á m e n e s
(Serafina se precipita
hacia Rosa, quien la aparta
brus-
después... ¡Me entiende, s e ñ o r a Delle Rose!
camente.) (Rosa entra a la parte trasera de la casa.) ROSA:
Lasciami stare, mamma!... Estoy tan avergonzada que
podría morirme. Así anda dando vueltas todo el tiempo. N o se ha vuelto a vestir desde que mataron a m i padre. Desde hace tres a ñ o s se sienta a la m á q u i n a de coser y nunca se pone un vestido o sale de la casa y ahora ha puesto mis ropas bajo llave para que yo no pueda salir. Quiere que sea como ella, el f e n ó m e n o del vecindario, ¡lo que ella es! La p r ó x i m a vez, ¡la p r ó x i m a vez no me voy a cortar la m u ñ e c a sino el cuello! ¡ N o quiero vivir encerrada con un frasco de cenizas! (Señala el altar.) AssuNTA: Figlia, filgia, figlia, non devi parlare cosí!
SERAFINA (parándose ante las cortinas): ¿Ve c ó m o me mira? ¡Tengo a una salvaje en casa y su m u ñ e c a sigue sangrando! SEÑORITA Y O R K E : ¡Basta de estallidos emocionales! SERAFINA: Estallidos... ¡usted me enferma! ¡ M e enferma! ¡ M e enferma del e s t ó m a g o usted! Su escuela, ¡ustedes causan todo este problema! Ustedes dan ese baile donde ella se me mezcla con un marinero. SEÑORITA Y O R K E : ¿Se refiere al hermano de la s e ñ o r i t a Hunter, un marinero llamado Jack que asistió al baile
SEÑORITA Y O R K E : Señora Delle Rose, por favor d é m e la llave del ropero así su hija puede vestirse para la graduación.
con su hermana? '.1 RAFINA: "¡Asistió con la hermana!".... ¡Asistió con la hermana).... M i hija, ¡no es la hermana de nadie!
SERAFINA (entregando
la llave): Ecco la... chiave...
(Rosa
aferra la llave y corre hacia adentro a través de las cortinas.)
(Rosa sale del cuarto trasero. tido de graduación.)
Está radiante con su ves-
SEÑORITA Y O R K E : Bueno, ¿por q u é puso las ropas bajo llave, s e ñ o r a Delle Rose?
ROSA: N o la escuche, no le preste a t e n c i ó n , s e ñ o r i t a Yor-
SERAFINA: ¡La m u ñ e c a le sigue sangrando! SEÑORITA Y O R K E : N O , la m u ñ e c a no sangra m á s . Es sólo un
ke... Estoy lista para ir a la escuela. '• 11'AFINA (estupefacta
ante la belleza de su hija y
corte superficial, un r a s g u ñ o . Pero la niña está agotada
con tono y gestos lisonjeros
por todo este e s c á n d a l o y no ha comido nada en dos o
co):
tres d í a s . R O S A (corriendo
hacia el comedor):
¡ C u a t r o d í a s ! Sólo le
hablando
mientras se encoge un po-
O , tesoro, tesoro! Vieni qua, Rosa, cara!... Ven
u | u í besa a mama un minuto!... ¡ N o te vayas así, ven! 1 • ISA: Lasciami stare!
pedí un favor. ¡ N o que me dejara salir sino que dejara que Jack viniera a casa para que ella pudiera conocerlo!... ¡Entonces escondió mis ropas! 42.
(Sale a toda velocidad
a la galería.
Serafina la mira
mientras sus brazos caen lentamente, deshaciendo 43
su gesto
TENNESSEE W I L L I A M S
implorante, solación
y su mandíbula
casi
LA ROSA T A T U A D A
se abre en una expresión
de de-
cómica.)
en esa escuela superior! (Mientras
Serafina camina
un lado al otro, mueve sus caderas con el estilo radamente
beligerante de un torero que
de
exage-
desfila.)
SERAFINA: H O solo te, solo te... in questo mondo!
ASSUNTA: Piantala, Serafina! Andiamo a casa!
SEÑORITA Y O R K E : ¡Bueno, bueno, s e ñ o r a Delle Rose, basta
SERAFINA: ¡ N O , no, no t e r m i n é de hablarle a esa maestra!
de excitación, por favor! SERAFINA (lanzándose
ASSUNTA: ¡Serafina, m í r a t e , no estás vestida!
súbitamente
tras ellas en un estallido
de furia): Senti, senti, per favore!
SERAFINA: Estoy bien vestida; no estoy desnuda. (Mira vajemente
ROSA: ¡ N o te atrevas a salir así a la calle!... Mama!
sicilianas
a la maestra junto a la palmera. Las vuelven al patio
sal-
madres
delantero.)
ASSUNTA: Serafina, cara? A n d i a m o a casa, adesso!... Basta! (Se agacha y se tapa la cara avergonzada, rafina, sin darle importancia
mientras
Se-
se lanza al patio delantero
con
su viso chocante, haciendo gestos
salvajes.)
Basta! SERAFINA: Aspetta!
ROSA: Tengo tanta v e r g ü e n z a que me p o d r í a morir, estoy tan avergonzada. O h , usted no sabe, s e ñ o r i t a Yorke,
SERAFINA: D a n ese baile donde se mezcla con un marinero. ¿ Q u é se creen que hacen en esa escuela superior? rando desoladamente,
Rosa corre a la galería.)
(Llo-
¿Cuán-
c ó m o vivimos. Ella nunca se pone un vestido; se queda todo el tiempo con ese viso rosa sucio y viejo... Y le habla a las cenizas de m i padre como si estuviera vivo.
to de superior es esta escuela superior? Escuche, ¿cuán-
SERAFINA: Maestra! Maestra, senti! ¿ Q u é se creen que ha-
to de superior es esta escuela superior? M i r e , mire,
cen en esta escuela superior? Sentite! Per favore! ¡ D a n
mire, ¡se lo voy a mostrar! ¡Es tan superior como esa
este baile! ¿ Q u é clase de baile de primavera es? C o n t é s -
bosta de caballo que hay en la calle! (Serafina
señala
teme esta pregunta, por favor. ¿ Q u é clase de baile de
al frente de la casa.) Sí! 'Sta fetentissima
primavera es? Ella conoce a este chico a h í que n i si-
violentamente
scuola! Scuola maledetta!
quiera va a una escuela superior. ¿ Q u é tipo de chico? G u á r d a t e ! ¡Un marinero
(Rosa pega un grito y corre hasta la palmera, dose contra ella, con lágrimas
de
recostán-
mortificación.)
que usa un aro de oro! ¡ Q u é
clase de chico es la clase de chico que conoce ahí!... Por eso guardo sus ropas bajo llave para que no pueda v o l ver a la escuela. (Súbitamente
SEÑORITA Y O R K E : Señora Delle Rose, está hablando y comp o r t á n d o s e muy mal. N o comprendo c ó m o una mujer que actiia como usted puede tener una hija tan dulce y
a Assunta J ¡Ella se corta
la m u ñ e c a ! ¡Sigue sangrando! (Se golpea la frente veces con el
tres
puño.)
ROSA: ¡ M a m a , das asco! (Sale
corriendo.)
refinada... ¡ N o se la merece!... Realmente... (Va a la palmera.)
(La señorita Yorke corre tras ella. Serafina se hace pan-
SERAFINA: A h , quiere que le hable refinado a usted, ¿eh? Entonces h á g a m e un favor. ¡Dejen de arruinar a las chicas 44
talla con una mano sobre los ojos para verlas partir por la calle en la brillante luz
primaveral.)
45
LA ROSA T A T U A D A
TENNESSEE W I L L I A M S
ESCENA 5 SERAFINA: ¿Oíste lo que me dijo m i hija? "Das... asco"... M e Inmediatamente
ha dicho que... ASSUNTA:
A h o r a , Serafina, tenemos que entrar en la casa.
(La conduce suavemente SERAFINA (orgullosamente):
Q u é linda se ve m i hija, con el ¡Discúl-
penme! ¡Discúlpenme, por favor! ¡Vayanse! ¡Salgan de mi patio! (tomando
GiUSEPPlNA:
el toro por las astas): N o , ¡no nos va-
mos sin los vestidos! ASSUNTA:
bajo. el dinero!
t a j ¿ O í s t e lo que me dijo m i hija? ¡ M e dijo que doy "asco"? (Serafina entra en la casa, dando un portazo. las madres salen acunando
Mientras
Un mo-
tiernamente
sus brazos los vestidos de gasa blanca, mientras
en
murmuran
"¡bellísimo!" desaparecen,
la luz de adentro
se enciende
vemos a Serafina de pie frente a un espejo, mirándose pitiendo
rería y se lo planta en la cabeza. Se da vuelta distraída,
y
y re-
la palabra de su hija.)
se arranca el sombrero y rápidamente cabeza descubierta
del maniquí.
lo vuelve a poner en la
Da otra vuelta confusa
luego jadea llevada por una nueva inspiración
un vestido infantil de un maniquí,
o
y aferra
un vestido azul de niña
gado al maniquí.
Serafina murmura
salvajemente
en sicilia-
pero en su exasperación
al suelo. Se saca el viso y, esperanzada,
tira
empieza a
deras. Vuelve a tomar la faja; luego la arroja lejos, El loro la llama; ella le contesta a gritos enojada: A la distancia,
enojada. "Zitto!"
la banda de la escuela empieza a tocar.
Serafina entra en pánico
ante la posibilidad
ceremonia de graduación
y se golpea la frente con el
sollozando
un poco. Se saca desoladamente
y sale corriendo
de perderse la puño,
el vestido
azul
con su calzón de rayón, justo cuando Flo-
ra y Bessie aparecen afuera de la casa. Flora y Bessie son dos mujeres vulgares de mediana edad y temperamento Florales alta y angulosa, muy engalanadas.
Bessie más bien fornida.
juvenil. Están
Flora sube corriendo los escalones y gol-
pea la puerta de la casita.
SERAFINA: ¡Asco!
(La música
sin re-
ponerse el vestido. Pero descubre que no le entra en las ca-
vestidos. Entren y s á q u e n l o s . (Se vuelve hacia Assun-
y
de sombre-
cordar dónde está el espejo. Jadea de asombro cuando se ve,
el maniquí
SERAFINA: LOS nombres e s t á n puestos con u n alfiler en los
mento después,
en
la cintura. Sacude la cabeza dudosa, deja caer la faja y de
no. Por fin supera la dificultad, Ecco! ¡Tengo el dinero!
L A S MUJERES: ¡Tenemos
olvidada
con margaritas de crochet bordadas. El vestido se queda pe-
SERAFINA: Esa de ahí, sólo p a g ó el material. Yo cobro el traGiUSEPPlNA:
de Serafina
Toma una faja hace tiempo
pronto aferra el sombrero de $ 8,98 del maniquí
dos,
Dale los vestidos a las s e ñ o r a s así las chicas pue-
den vestirse para la g r a d u a c i ó n .
"¡carino!"
impulso.
Los movimientos
del cajón de un escritorio y se la pone experimentalmente
a la galería de la casita.)
vestido blanco, ¡como una novia! (A todas.)
van ganando
después.
BESSIE: N O logro entender por q u é es tan importante reco-
vuelve brevemente
para marcar una
divi-
ger una blusa a lunares cuando es probable que nos haga perder el tren de las doce.
sión.) 46
47
TENNESSEE W I L L I A M S
LA ROSA T A T U A D A
FLORA: ¡Serafina! ¡Serafina!
na.) Empiece mujer, ¡junte las dos bandas! Si no lo ha-
BESSIE: Tenemos sólo quince minutos para llegar a la esta-
ce, voy a denunciarla ante la C á m a r a de Comercio pa-
ción y me voy a desmayar en el tren si antes no me tomo un café...
1.1 que le quiten la licencia! RAÍ INA (ansiosamente):
FLORA: T ó m a t e una coca en el tren, Bessie. BESSIE. ¡ N O t o m a r é nada en el tren si no tomamos el tren!
11 ( IRA: ¿Oyes eso, Bessie? ¡No tiene ninguna \\\ SS1E: ¿Ni siquiera
(Serafina vuelve a salir corriendo tante sin aliento,
del dormitorio,
con un vestido de seda púrpura
Cuando pasa delante del maniquí
de sombrerería
¿De q u é licencia está hablando?
¡No tengo ninguna licencia!
baspuesto.
vuelve a
tiene
licencia!
licencia?
Si RAÍ INA (yendo rápido hacia la máquina):
¡Voy... voy a co-
sérselas! Pero me h a r á llegar tarde a la g r a d u a c i ó n de mi hija, h a r é que lo lamente de alguna manera...
aferrar el sombrero y se lo planta en la cabeza.) (Trabaja SERAFINA: ¡Reloj pulsera! ¡Reloj pulsera! ¿ D ó n d e puse el reloj pulsera? (Oye a Flora gritando y golpeando y corre a la puerta.) BESSIE: Fíjate si la puerta no está abierta. FLORA (entrando
de un empujón):
con furiosa
rapidez.
Se oye el silbato
de un
tifii.) l'.i SSIE (rabiosa y golpeando
a Flora con su cartera):
¡El tren
se está yendo! ¡ O h , Dios, hizo que lo p e r d i é r a m o s !
Sólo dime, ¿está lista o
no?
PLORA: Bessie, sabes que hay o t r o a las 12:45. BESSIE: ¡ES el aspecto... egoísta del asunto lo que me enfer-
SERAFINA: ¡ O h ! Usted. N o me moleste. Estoy atrasada para la g r a d u a c i ó n de m i hija y ahora no puedo encontrar su regalo de g r a d u a c i ó n .
ma! (Camina rápidamente
de arriba
abajo.)
FLORA: Q u é d a t e quieta, Bessie. N o te canses los pies antes de que lleguemos a la ciudad....
FLORA: Tiene mupho tiempo.
BESSIE: M o l l y me dijo que la ciudad rebosaba de excitación.
SERAFINA: ¿ N O oyeron a la banda tocando?
Están tirando bolsas de papel llenas de agua desde las
FLORA: Sólo están practicando. Bueno, Serafina, ¿ d ó n d e está m i blusa?
ventanas del hotel. FLORA: ¿En q u é hotel e s t á n tirando bolsas de papel?
SERAFINA: ¿Blusa? ¡ N o está lista! ¡Tuve que hacer catorce vestidos de g r a d u a c i ó n !
BESSIE: ¡ Q u é pregunta tonta! El Hotel Monteleone. FLORA: ES un hotel anticuado.
FLORA: Una promesa es una promesa y una excusa sólo una excusa.
BESSIE: Puede ser anticuado pero te sorprenderías ante algunas de las cosas modernas, bien actualizadas que pasan ahí.
SERAFINA: ¡Tengo que llegar a la escuela!
FLORA: ¡Oí, oí que los legionarios agarraron a una chica en
FLORA: ¡Tengo que llegar a la estación con esa blusa!
la calle Canal! ¡Le arrancaron la ropa y la mandaron a
BESSIE: Vamos al desfile de la Legión Americana en Nueva Orleáns.
su casa en taxi! BESSIE: ¡Perseguiría como un perro furioso al que se atrevie-
FLORA: ¡Allí, allí, allí, allí está! (Toma la blusa de la
4
8
máqui-
ra a intentar algo así conmigo! 49
TENNESSEE W I L L I A M S
LA ROSA T A T U A D A
FLORA: ¿ T Ú ! ¡Aja! ¡ N u n c a necesitas mucha ayuda para desnudarte! SERAFINA (ominosamente):
Ustedes dos, s e ñ o r i t a s , cuida-
do con la f o r m a en que hablan a q u í . Esta es una casa c a t ó l i c a . ¡ E s t á n sentadas en la misma h a b i t a c i ó n de Nuestra S e ñ o r a y de las benditas cenizas de m i marido! F L O R A (ácidamente): maliciosamente
Bueno, \dis-cúl-pe-me\
(Le
susurra
a BessieJ Por cierto, es una sorpresa
agradable verla usando un vestido, Serafina, pero la sorpresa sería el doble de agradable si fuera de su verdadero talle. (A Bessie, fuerte.) Solía tener una linda f i gura, un poco regordeta pero atractiva, ¡pero haberse quedado delante de su m á q u i n a de coser durante tres a ñ o s con un k i m o n o y sin poner un pie afuera de su casa naturalmente le ha engordado las caderas! SERAFINA: Si no tuviera caderas sería una mujer muy incómoda cuando me acuesto.
'
Madmoiselle d'Armentieres no la han besado desde hace cuarenta a ñ o s ! AMBAS CHICAS (¡untas, parle-vú! (Se ríen y aplauden gionarios.
muy alegremente):
¡Tinqui m i n q u i
en la ventana. Se oye reír a los le-
Suena una bocina cuando los legionarios se ale-
lan. Serafina pega un salto y se precipita
a la ventana,
aparta de ella y les cierra las persianas en las Si RAFINA (furiosa):
las
narices.)
¡Mujerzuelas, les dije que no estaban en
un cabaret de p o r q u e r í a ! ¡Ahora tomen esa blusa y v a yanse! V a y a n s e a la calle, a donde pertenecen las mujeres como ustedes... Esta es la casa de Rosario delle Ro-
BESSIE: Q u é t u p é del cuerno. PLORA: ¡ Q u i e r o que me escuche!
des están locas por los hombres, eso es! Las
las cabezas fuera de la
ventana.)
I 1 ORA: ¡Uvas acidas... uvas acidas son t u problema! ¡Estás loca de envidia! BESSIE: ¿ N O está verde de envidia? ¡Aja! Si RAFINA (súbita y religiosamente):
hacia fuera de la ventana):
Cuando pienso en h o m -
bres pienso en m i marido. M i marido era un siciliano.
Está mirando hacia a q u í ; ¡grita algo!
5°
¡A
cias, todo el tiempo hombre, hombre, hombre! ¡Uste-
(Vega un salto y se une a su amiga en la ventana.
selle d'Armentieres, parlevú!
el saludo):
SERAFINA: ¡Están, e s t á n todo el tiempo diciendo cosas su-
FLORA: ¿Un legionario? ¿En serio?
BESSIE:
galantemente
gan cosas sucias!
BESSIE: ¡Hay unos legionarios en la carretera!
F L O R A (inclinándose
tieres, parle-vú! I INA V O Z AFUERA (devolviendo
I 1 ORA: ¿ Q u i é n dice cosas sucias?
SERAFINA: N O . ¡ N O quiere unXgalletita! ¿ Q u é está haciendo
sacudiendo
¡Madmoiselle d'Armen-
permitiré... ¡que a q u í pasen cosas inadecuadas ni se d i -
graznido.)
FLORA: ¿Polly, quieres una galletita?
dos se ríen tontamente,
embelesada):
se y sus cenizas e s t á n en esa urna de m á r m o l y no
(El loro grazna. Serafina imita su
ella en la ventana?
l'.i SSIE (sumándose
¡Madmoi-
¡ H a c í a m o s el amor todas las noches de la semana, nunca se salteaba una, desde la noche que nos casamos hasta la noche que lo mataron en su c a m i ó n de fruta en el
TENNESSEE W I L L I A M S
camino de ahí! (Retiene el aliento en un sollozo.)
LA ROSA T A T U A D A
Y tal
SERAFINA: M i familia era de campesinos, c o n t a d i n i , pero
vez ése sea el m o t i v o por el que no estoy loca por los
él... ¡él venía de terratenientesl
hombres y no me gusta la charla de las mujeres que lo
A la noche me siento a q u í y me satisface recordar, por-
e s t á n . Pero estoy interesada, ahora, en la felicidad de
que tuve el mejor... N o el tercero n i el segundo, sino el
m i hija, que se g r a d ú a esta m a ñ a n a en la escuela supe-
mejor, ¡el único
rior. Y ahora voy a llegar tarde, ¡está tocando la banda!
a q u í y estoy satisfecha de recordar...
¡Y he perdido su reloj pulsera!... ¡su regalo de gradua-
BESSIE: Vamos ¡salgamos! ¡A la estación!
ción! (Da vuelta alrededor
I i <)RA: Espera, quiero o í r esto, ¡es demasiado bueno para
distraídamente.)
BESSIE: Flora, ¡vamonos!... ¡Al diablo con esa maldita blusa! FLORA: O h , no, ¡sólo espera un minuto! ¡ N o acepto insultos de nadie! SERAFINA:
Signorile,
m i marido...
mejor!... Entonces ahora me quedo
perdérselo! SERAFINA: Cuento las noches que lo tuve toda la noche en mis brazos y puedo decir c u á n t a s fueron. Cada noche du-
Vayan, vayan a Nueva O r l e á n s , ustedes dos, l o -
rante doce a ñ o s . Cuatro m i l . . . trescientas... ochenta. El
cas por los hombres, ¡vayan! Y levántense un hombre
n ú m e r o de noches que lo tuve en mis brazos. Y estoy sa-
en la calle Canal ¡pero no en m i casa, en m i ventana, en-
tisfecha con eso. Lloro por él. Sí, m i almohada por la no-
frente de las cenizas de m i m a r i d o muerto! (La banda
che nunca está seca... pero me satisface recordar. Y me
de la escuela secundaria
mar-
sentiría barata, degradada e inadecuada para vivir con
El pecho de Serafina sube y baja vio-
mi hija o bajo el techo con la urna de sus cenizas bendi-
cial a la distancia.
está tocando una melodía
lentamente; se toca el corazón
pare-
tas, las... cenizas de una rosa... si después de ese recuer-
ce olvidar que debe irse.) N o me interesa nada, no me
y por un momento
do, después de conocer a ese hombre, fuera con otro, un
interesan los hombres que se ponen gordos y pelados
hombre de edad mediana, no joven, no lleno de pasión
con trajes de soldaditos de juguete, que les arrancan las
joven, sino que está echando panza y perdiendo el pelo y
ropas a las chicas en la calle Canal y que arrojan bolsas
huele a sudor y a alcohol... ¡y tratara de e n g a ñ a r m e con
de papel por las ventanas del hotel. Simplemente no es-
que eso es hacer el amor! Yo sé lo que era hacer el amor.
toy interesada en ese tipo de cuestiones de mujeres l o -
Y estoy satisfecha sólo de recordar... (Está jadeando co-
cas por los hombres. Recuerdo a m i marido con cuerpo
mo si hubiera corrido
de muchacho y, en su cabeza, cabello tan espeso y negro
ganlo, vayan a las calles y dejen que les tiren sus bolsas
como el m í o y la piel tan suave y dulce como un p é t a l o
de agua sucia encima!.. Estoy satisfecha de recordar el
de rosa amarilla.
escaleras arriba.)
¡Adelante, h á -
amor de un hombre que fue mío... ¡sólo míol ¡ N u n c a to-
FLORA: O h , ¿era una rosa}
cado por la mano de nadiel \De nadie salvo yol... ¡Sólo
SERAFINA: ¡Sí, sí, una rosa, una rosa!
yo! (Jadea y sale corriendo
a la galería; el sol inunda su
F L O R A : Sí, ¡una rosa de t a ñ o ! . . . ¡de g á n g s t e r ! . . . ¡ h a c i e n d o
figura. Parece asombrarla.
Se descubre sollozando.
contrabando hormiga de drogas debajo de una carga de bananas!
vuelve su cartera en busca de su
Re-
pañuelo.)
I-LORA (yendo a la puerta abierta): ¿ N u n c a lo t o c ó nadie?
BESSIE: ¡Flora, Flora, vamos!
SERAFINA (con orgullo feroz): ¡ N u n c a nadie salvo yo! 5*
53
LA ROSA T A T U A D A
TENNESSEE W I L L I A M S
FLORA: ¡Yo conozco a alguien que p o d r í a contar un cuentito! Y no muy lejos de a q u í , tampoco. N o m á s lejos de
Bl SS1E (nerviosamente):
Flora, ¡ v a m o n o s , vamonos!
Si KA FINA (con una voz terrible):
¡Mentirosa! ¡Menti-rosaa-
aaaa!
lo que está el Square Roof, ese lugar en Explanada! BESSIE: ¡Estelle Hohengarten!
(Cierra la puerta de madera de un portazo
FLORA: ¡Estelle Hohengarten!... ¡la tejana que da las cartas
lencia que sacude las
de blackjack!
con tal vio-
paredes.)
BESSIE: ¡Ponte la blusa y vamos! FLORA: Todos lo supieron menos Serafina. Sólo estoy contando las cosas que surgieron en la investigación cuan-
BESSIE
(aterrorizada):
¡ V a m o n o s de a q u í , Flora!
I i ORA: Deja que grite hasta quedarse muda. N o me importa.
do ella estaba en cama, con los ojos bien apretados y las s á b a n a s t a p á n d o l e la cabeza como una avestruz! ¡ M e
(Serafina ha aferrado una
escoba.)
atas esta maldita cosa! Fue un romance, no s ó l o una cuestión de una noche, sino una relación sólida que si-
BESSIE:
¿ Q u é está por hacer?
guió m á s de un a ñ o . l'l.ORA: ¡ N o me interesa q u é está por hacer! (Serafina ha estado de pie en la galería con la puerta abierta a sus espaldas. El resplandor Parece haberse quedado atontada gritado
adentro.
del sol le da de lleno.
por las palabras que han
Se da vuelta lentamente.
Vemos que su
vestido está abierto en la espalda y se le ve el calzón. tiende tanteando con una mano y encuentra le van entrando cuela secundaria
cada vez más profundo.
de
palabras
La banda de la es-
sigue como un contrapunto
M e dan miedo estos t a ñ o s .
FLORA: ¡YO no le tengo miedo a nadie! BESSIE:
Va a golpearte.
FLORA: ¡ M á s le vale no golpearme! (Pero las dos mujerzuelas
Se ex-
la columna
la galería, de la que se aferra mientras las terribles
BESSIE:
puerta.
Serafina súbitamente
corre hacia ellas con la es-
coba. Golpea a Flora en las caderas y los hombros. sale. Pero Flora queda
atrapada
en un rincón.
to! ¡Asesinato!" BESSIE: Déjala en la ignorancia. La ignorancia es una bendi-
tocando vajemente
ción. FLORA: Él tenía uaa rosa tatuada en el pecho, tatuada en serio, y Estelle estaba tan loca por él que fue a la calle Bourbon y se hizo tatuar una. (Serafina sube a la galeSí, una
La banda
la escoba que desparrama
está
y sale
se pone a gritar pidiendo
rafina las sigue afuera. Está golpeando y
golpes
una
"¡Asesina-
de la escuela secundaria
Estrellas y Barras para siempre. Flora elude
de la casa. También mediodía
Bessie Cae
mesa. Bessie, afuera, llama a la policía y grita:
impío.)
ría y Flora se vuelve hacia ella, perversamente.)
empiezan a retirase hacia la
ayuda.
el brillante
con la escoba. Las dos mujeres salen
salfuera Se-
aire de corriendo
gritando.)
rosa tatuada en el pecho igual a la del t a ñ o . SERAFINA (muy bajito): Mentirosa... (Entra; la palabra rece darle
pa-
FLORA (gritando hacia Serafina,): Voy a hacer que te arresten. ¡Policía, policía! ¡Voy a hacer que te arresten!
fuerza.) 54
55
TENNESSEE W I L L I A M S
SERAFINA: \Haz que me arresten, hazlo,
LA
basura, demonio,
mentirosa\ ¡ M e n t i - r o o o o o o - s a a a a a !
¡Oh,
(Vuelve a entrar en la casa y se inclina sobre la mesa de trabajo un momento,
jadeando
aterrada actitud
pesadamente.
Entonces
apresura de nuevo hacia la puerta, la cierra de un portazo
ROSA T A T U A D A
de escucha.)
Señora!¡Dame
(La escena se
una
Che? Che dice, Signora?
señal!
oscurece.)
se y
echa llave. La casa ahora está a oscuras, salvo por la luz de vigilia en el vaso de vidrio color rubí ubicado Madona,
y los delicados
blillas de las
delante de la
persianas.)
SERAFINA (como
I '.CENA 6
rayos que entran a través de las taHan transcurrido
enloquecida):
¡ H a z que... haz que... me
en completa
oscuridad,
las persianas
cerradas,
dos horas. El interior de la casa está excepto
por la luz de vigilia.
el interior
está tan oscuro
que no
arresten... sucia puta... perra... mentirosa! (Se mueve
sabemos si Serafina está allí. Todo lo que vemos con
désvalidamente,
dad es el manto azul tachonado
sin saber qué hacer con su
grande y golpeado, la palabra
jadeando
"mentirosa"
monótona
tras se mueve torpemente. mente necesario, una invención quedado
e indefensa
Para ella es necesario,
creer que la historia
maliciosa.
repite
¡'asados
es
se le han
pegadas en la mente y las murmura
en voz al-
confines
Banda, banda,
ya... c o m e n z ó . . . Voy a perderme... la g r a d u a c i ó n . ¡ O h ! (Se retira hacia la Madona.)
oímos
Serubí,
la voz de Serafina
muy cerca-
na a la muerte. SERAFINA (muy bajo): O h , Señora, dame una señal...
entre los pe-
de la sala..) Mujer... Estelle... (Se es-
cucha el sonido de la banda de música.)
de estrellas de Nuestra
bajo, con el tono débil y sin aliento de una persona
unos momentos,
clari-
del vaso de vidrio color
vital-
de la mujer
se mueve torpe y locamente
ñora sobre la vela titilante
mien-
Pero las palabras
ta mientras queños
para inhalar aire,
cuerpo
Con
(Voces alegres y risueñas se oyen afuera de la casa. Rosa y Jack aparecen
llevando
doles a otros que van en un
rosas y regalos. Están
gritán-
auto.)
Estelle, ¿Estelle H o h e n -
garten?... " ¡ U n a camisa para u n hombre del que estoy
JACK: ¿ A d o n d e vamos a pasar el día?
enamorada! Ese hombre... es... salvaje como un gita-
L A V O Z DE LA CHICA (desde la carretera): Vamos en tres bo-
n o . " . . . O h , o h , S e ñ o r a . . . La.... seda... color rosa. (Se dirige hacia el comedor, ¡No,
luego retrocede
con
terror.)
no, no, no, no! ¡ N o me acuerdo! ¡ N o era ese
nombre, no recuerdo el nombre! (La música de la banda se oye más fuerte.) Escuela superior... g r a d u a c i ó n . . . ¡ t a r d e ! Voy a... llegar tarde.... ¡ O h , S e ñ o r a , dame
tes a Cayo Diamante. L A V O Z DE U N HOMBRE: Estén en el Muelle M u n i c i p a l en media hora. ROSA:
¡ R e c ó j a n n o s a q u í ! (Sube corriendo
escalones.)
¡Oh, la puerta está con llave! ¡ M a m á salió\ H a y una llave en el b a ñ o del p á j a r o .
una... señah (Inclina la cabeza hacia la estatua en una 56
los
57
LA ROSA T A T U A D A
TENNESSEE W I L L I A M S
(Jack abre la puerta. cuando
El salón
se ilumina
débilmente
vez en m i vida era linda! ¡ M e hiciste linda cuando dijiste que lo era!
entran.)
JACK
ROSA:
JACK: Está oscuro a q u í .
¡Eres linda, Rosa! Tanto, yo...
Tú t a m b i é n cambiaste. Has dejado de reír y de hacer
chistes. ¿Por q u é te has vuelto tan viejo y serio, Jack?
ROSA: ¡Sí, m a m á salió!
JACK:
JACK: ¿ C ó m o sabes que salió? ROSA: ¡La puerta estaba con llave y las persianas están ce-
Bueno, querida, t ú eres un poco...
ROSA: ¿Un poco q u é soy? JACK (encontrando
rradas! Deja las rosas.
la palabra
aferra su muñeca
JACK: D ó n d e puedo... ROSA: ¡En alguna parte, en cualquier parte!... ¡Ven a q u í ! (El se acerca a ella con bastante desinterés.)
Quiero ense-
justa): ¡Salvaje!
vendada.)
(Ella ríe. Él
N o sabía que algo de este
tipo iba a ocurrir. ROSA: O h , eso no es nada. M e sacaré el p a ñ u e l o y p o d r á s olvidarlo.
ñ a r t e una palabrita tana. La palabra es "bacio".
JACK: ¿ C ó m o pudiste hacer algo así por mí? Y o . . . ¡no soy
JACK: ¿ Q u é quiere decir esa palabra? ROSA: ¡Esto y esto y esto! (Lo cubre con una lluvia de besos hasta que él aleja a la fuerza el rostro de ella del
suyo.)
Sólo piensa. Una semana antes del viernes... ¡no sabía que los chicos existían!... ¿Sabías que existían las chicas
nada! ROSA: ¡Todos son nada hasta que uno los ama! JACK: Dame ese p a ñ u e l o . Quiero m o s t r á r s e l o a mis compañ e r o s de barco. Les diré: "¡Esta es sangre de una chica lindísima que se c o r t ó la m u ñ e c a con un cuchillo por-
antes de ese baile?
que me amaba!".
JACK: Sí, sabía que existían... ROSA (reteniéndolo):
(humildemente):
¿Recuerdas lo que me dijiste en la pista
de baile? "Querida, estás bailando demasiado cerca". JACK: Bueno, hacía... calor en el gimnasio y la.... pista estaba llena de gente. ROSA: Cuando m i amiga me estaba e n s e ñ a n d o a bailar, le p r e g u n t é : " ¿ C ó m o sabes hacia q u é lado se va a mover el muchacho?" Y ella me c o n t e s t ó : " ¡ T i e n e s que sentir c ó m o va a moverse con tu cuerpo!". Le dije: " ¿ C ó m o lo sientes con t u cuerpo?". Y ella me
respondió:
" ¡ A p r e t á n d o t e a é l ! " . . . ¡Por eso me a p r e t é a t i ! N o me daba cuenta de que estaba... ¡Ja, ja! ¡ A h o r a te e s t á s ruborizando! ¡ N o te vayasl... Y unos minutos d e s p u é s me dijiste: "Caray, ¡qué linda eres!". Te dije: "Discúlpame" y c o r r í al b a ñ o de damas. ¿Sabes por qué? ¡Para mirarme en el espejo! ¡Y v i que lo era! ¡Por primera 5S
ROSA:
N o te sientas tan complacido contigo mismo. ¡Es ca-
si todo mercurocromo! SERAFINA (violentamente, lado): Staizita!...
desde la habitación
Cretina!
(llosa y Jack se apartan | A C K (temeroso): ROSA
oscura de al
abruptamente.)
¡Sabía que h a b í a alguien ahí!
(dulce y delicadamente):
Mama? ¿Estás ahí, mama?
SERAFINA: N o , no, no, no estoy, ¡estoy muerta y enterrada! ROSA:
¡Sí, m a m á está ahí!
JACK: Bueno, mejor... me voy y... espero afuera un... rato.... ROSA: ¡Te quedas aquí!... Mamma?... Jack está conmigo... ¿Estás bien vestida? (No hay respuesta.) 59
¿Por q u é está
LA ROSA T A T U A D A
TENNESSEE W I L L I A M S
(llosa tiembla de ansiedad
tan oscuro a q u í ? . . . Jack, abre las persianas... Q u i e r o
viosamente
presentarte a m i madre...
ve a derrumbarse
ROSA: N o . ¡Abre las persianas!
ción en-
ner-
desde la sala. Antes de que entre, Serafina vuel-
JACK: N o es mejor que me vaya y...
(Se abren las persianas y Rosa descorre las cortinas
mientras Jack avanza
con un gemido
bajo, quedando
en posi-
M a m a , mama, su, mama!
(Serafina
despatarrada.)
ROSA (violentamente):
te los dos cuartos. La luz del sol inunda la escena. Se la ve
se sienta a medias erguida.) N o d u r m i ó bien anoche...
a Serafina desplomada
M a m á , ¡este es Jack Hunter!
bajo en el comedor,
en una silla frente su mesa de tra-
cerca de la máquina
Está grotescamente
rodeada
hubiera
una silenciosa
mantenido
Su aspecto, desaliñado y
de coser
por los maniquíes, conferencia
Singer. como
con
y de entre casa, es a la vez
JACK: H o l a , señora Delle Rose. Es un gran placer conocerla.
si
ellos. cómico
(Hay una pausa. Serafina mira indiferentemente chacho.)
al mu-
chocante.) ROSA: ¡ M a m a , mama, d i algo!
ROSA (terriblemente
avergonzada):
M a m a , mama, ¡dijiste
que estabas bien vestida! ¡Jack, q u é d a t e afuera un mo-
JACK: Tal vez t u m a m á quiere que yo... (Hace un gesto torpe hacia la puerta.) ROSA: N O , no, m a m á sólo está cansada. M a m á es modista;
mento! ¿ Q u é o c u r r i ó , mama?
hizo un m o n t ó n de vestidos para la g r a d u a c i ó n . ¿ C u á n (Jack se queda en la sala. Rosa cierra las cortinas,
afe-
rra un vestido y se lo arroja a Serafina. Le peina el cabello hacia atrás, apartándolo dor,
le frota
de su rostro brillante
la cara con un pañuelo
Serafina se somete a esta tarea cosmética
de su-
tos, c u á n t o s vestidos de g r a d u a c i ó n tuviste que hacer, mamá? SERAFINA (torpemente):
Fa niente...
y le echa
polvo.
JACK: Esperaba verla en la g r a d u a c i ó n , señora Delle Rose.
con una
mirada
ROSA: Supongo que m a m m a estaba demasiado cansada para ir.
azorada.)
SERAFINA: Rosa, cierra la puerta delantera y é c h a l e llave. ROSA (haciendo gestos verticales):
Su, su, su, su, su, su, su,
H a b í a un... policía... (Se produce
una pausa.) ¿ Q u é ? . . .
¿qué?
su, su!
JACK: M i hermana se graduaba. M i madre estaba allí y tam(Serafina se incorpora gue con aspecto estupefacto. cortinas
ligeramente
en su silla, pero si-
Rosa vuelve a la sala y abre las
bién m i tía... y un m o n t ó n de primos... Esperaba que todos ustedes... pudieran... conocerse.... ROSA: Jack te trajo flores.
nuevamente.)
JACK: Espero que le gusten las rosas tanto como a m í . (Le ROSA: ¡Entra, Jack! ¡ M a m á está lista para conocerte!
alcanza el ramo. Ella lo toma con gesto
ausente.)
ROSA: M a m m a , di algo, d i algo simple como "Gracias". 6o
61
TENNESSEE
WILLIAMS
LA ROSA T A T U A D A
SERAFINA: Gracias.
SERAFINA (volviendo
ROSA: Jack, cuéntale a m a m á de la graduación; descríbesela. JACK: M i madre dijo que era como el país de las hadas.
un poco en sí): Diploma, ¿ d ó n d e está?
¿ N o te dieron n i n g ú n diploma? ROSA: Si, si, mama! Eccolo! Guarda, guarda! (Levanta
ROSA: ¡Cuéntale lo que llevaban los muchachos!
diploma atado con una
JACK: ¿ Q u é . . . q u é llevaban?
el
cinta.)
SERAFINA: Va bene... P o n i ó en el cajón con las ropas de tu
ROSA: O h , sabes lo que llevaban. ¡Llevaban sacos azules y
padre.
pantalones blancos y cada uno tenía un clavel! Y h a b í a
JACK: Señora Delle Rose, tendría que estar muy, muy orgu-
tres parejas que bailaron un baile antiguo, un m i n u é ,
Uosa de su hija. Se p a r ó delante de la multitud y recitó
m a m á , con la Canción
de la primavera
de Mendels-
un poema.
sohn. ¿ N o fue precioso, Jack? Pero una chica se p a t i n ó ;
ROSA: Sí, lo hice. ¡ O h , estaba tan excitada!
¡no estaba acostumbrada a los vestidos largos! Se pati-
JACK: Y, señora Delle Rose, su hija, Rosa, estaba tan linda
n ó y c a y ó sobre su... ¡ja, ja! ¿ N o fue gracioso, Jack, no
cuando subió al escenario... que la gente e m p e z ó a ha-
lo fue, no lo fue, Jack? JACK (preocupado):
cer " ¡ O h h h h h h h h ! " . . . así. ¿Sabe lo que quiero decir?
Creo que tu m a m á . . .
Todos empezaron a hacer.... " ¡ O h h h h h h h h h h h h h h ! "
ROSA: ¡ O h , m i premio, m i premio, me olvidé de m i premio!
como un... como un... viento que... se pusiera a soplar.
JACK: ¿ D ó n d e está?
Porque su hija, Rosa era tan...¡adorable de mirar! (Se
ROSA: Los pusiste junto al cartel de costura cuando busca-
ha inclinado
ba la llave.
cerca de su rostro.
JACK: O h , d i s c ú l p a m e , voy a buscarlos. (Se aleja por la sala. Rosa se vuelve hacia su madre y se arrodilla
junto a su
silla.) aterrado):
¡ M a m a , algo p a s ó ! ¿ Q u é
Ahora
descripción
se endereza y le sonríe
m á s linda del mundo? de pronto de puro encantada):
ja, ja, ja! (Echa la cabeza hacia atrás en un
¡Ja, ja, ja, rapto.)
p a s ó , mama? ¿ N o me puedes decir, mama? ¿Es por lo
SERAFINA (volviendo
de esta m a ñ a n a ? M i r a , ¡me s a q u é la venda, era sólo un
R.OSA: ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja! (No puede
a r a ñ a z o ! Así que, mama, olvídalo. ¡Piensa que fue sólo un mal s u e ñ o que nunca o c u r r i ó ! ¡ O h , mama! (Le da varios
besos rápidos
en la frente. Jack vuelve con
grandes libros atados con una cinta de
dos
satén.)
orgu-
lloso a Rosa.J ¿ Q u é se siente al ser la madre de la chica ROSA (estallando
ROSA (con un susurro
hacia Serafina para hacer la
en sí): ¡Cállate! con-
trolar su risa extática.
Se aprieta la mano contra la bo-
ca pero su risa sigue
surgiendo.)
SERAFINA (levantándose
de pronto con rabia): Pazza, pazza,
pazza! Finiscila! Basta, via! (llosa se da vuelta a toda
JACK: A q u í están.
velocidad
ROSA: M i r a lo que tengo, mama.
Jack.j Ponga los libros de regalo en la sala y cierre la
SERAFINA (torpemente):
puerta del frente; iba a venir un policía por un proble-
¿Qué?
ROSA: ¡El Resumen del conocimiento! J A C K : ¡Está todo en él, de Abracadabra a Z o o l ó g i c o ! M i hermana estaba celosa. ¡Ella sólo tuvo un diploma! 62
para ocultar sus convulsiones
ma... (Jack toma los
de alegría.
A
libros.)
KOSA: M a m a , ¡nunca te he visto así! ¿ Q u é va a pensar Jack, m anima?
63
TENNESSEE W I L L I A M S
LA ROSA
SERAFINA: ¿Por q u é te importa lo que piense Jack?... T ú salvaje, salvaje, tú,.,, con los ojos de tu... padre... JACK (volviendo):
TATUADA
SERAFINA: ¿ Q u é hicieron? J A C K : ¿ E n el baile de la escuela secundaria? ¡ B a i l a m o s !
Sí, s e ñ o r a Delle Rose, sin duda tiene de-
recho a estar m u y orgullosa de su hija.
M i hermana me h a b í a dicho que Rosa t e n í a una madre muy estricta y que no le p e r m i t í a n salir c o n chi-
SERAFINA (tras una pausa): Estoy orgullosa de la... memoria
cos, a s í que cuando t e r m i n ó dije: " L o l a m e n t o , pero
de su... padre... Era un b a r ó n . . . (Rosa toma el bazo de
no te dejan s a l i r " . Y ella d i j o : " ¡ O h ! ¿ D e d ó n d e sa-
Jack.) Y ¿quién es usted} ¿ Q u é es usted?... ¡per piacere!
caste que no me dejan}"
ROSA: M a m m a , te lo acabo de presentar; su nombre es Jack
mana se h a b í a equivocado y a r r e g l é una salida para la noche siguiente.
Hunter.
SERAFINA: ¿ Q u é hicieron a la noche siguiente?
SERAFINA: ¿ H u n - t e r ? ¿ C o m o cazador?
JACK: La noche siguiente fuimos al cine.
JACK: SÍ, s e ñ o r a , Hunter. Jack Hunter.
SERAFINA: ¿Y q u é hicieron... esa noche?
SERAFINA: ¿ Q u é está cazando usted?... ¿Jack? ROSA: M a m a !
SERAFINA: ¿ Q u é e s t á n cazando todos ellos? ¿Para pasarla bien, total al Diablo le importa quién paga? Estoy enferma de los hombres, estoy casi tan enferma de los hombres como de las mujeres... Rosa, ¡sal mientras hablo con este chico!
Creo que tu m a m á s ó l o tiene una i m p r e s i ó n . . . ligeraSí, ¡tengo una i m p r e s i ó n !
R O S A : ¡Voy a vestirme! ¡ O h , mama, no me arruines... el día m á s feliz de m i vida! (Entra en la parte trasera
SERAFINA: Vino a casa a medianoche y dijo que h a b í a estado con una amiga estudiando "instrucción c í v i c a " . JACK: N O importa q u é historia le haya contado, ¡ n o es culpa m í a ! JACK: ¿El martes? ¡Fuimos a patinar!
JACK: Vamos, querida, y deja que tu m a m á hable conmigo. mente e r r ó n e a . SERAFINA (ominosamente):
J A C K : ¿En el cine? ¡ C o m i m o s una bolsa de palomitas de m a í z y miramos la película!
SERAFINA: ¿Y a la noche siguiente?
ROSA: ¡ N o traje a Jack a q u í para que lo insultaran!
de
SERAFINA: ¿Y después? JACK: ¿Después de patinar? ¡Fuimos a la heladería a tomar un helado! SERAFINA: ¿Solos?
|ACK: ¿En la heladería? N o . Estaba llena de gente. ¡Y la pista de patinaje estaba llena de patinadores!
la casa.) JACK (después de una pausa incómoda): SERAFINA (corrigiéndole
Entonces p e n s é que m i her-
Señora Delle Rose...
la pronunciación):
¡De//e Rose!
JACK: Señora Delle Rose, lamento todo esto. Créame, señora, la última cosa que yo tenía en mente era mezclarme en una situación familiar. Vine a casa después de tres meses en el mar, a t r a q u é en Nueva Orleáns y vine aquí a ver a mi familia. M i hermana iba a un baile de la escuela secundaria. M e llevó con ella y allí conocí a su hija. 6
4
SERAFINA: ¿Quiere decir que no ha estado solo con m i Rosa? |ACK: Solos o no solos, ¿qué sentido tiene esa pregunta? N o veo q u é sentido tiene. SERAFINA: Somos sicilianos. N o dejamos que las chicas salgan con muchachos con los que no e s t á n c o m p r o m e t i das. JACK: Señora Delle Rose, esto es Estados Unidos. $1 RAFINA: Pero nosotros somos sicilianos y no tenemos la
65
TENNESSEE
WILLIAMS
LA ROSA T A T U A D A
sangre fría... ¡Mi hija es virgenl Es... o era... me gusta
SA (con cortesía sarcástica):
ría saber... \qué es ahora! JACK:
¡Si, mama!
i \ i INA: ¿ Q u é es usted? ¿Católico?
¡Señora Delle Rose! Tengo que decirle algo. Puede no
creerlo. Es algo difícil de decir. Pero yo también
soy....
virgen. SERAFINA: ¿Qué? No. N o le creo. J A C K : Bueno, sin embargo es verdad. Esta es la primera ve/.
i K: ¿Yo? Sí, s e ñ o r a , católico. 11; AI INA: ¡A m í no me parece c a t ó l i c o ! | ISA (gritando,
desde la puerta): O h , Dios, mama, ¿ q u é as-
pecto tienen los c a t ó l i c o s ? ¿En q u é se diferencian de c nalquier otro? I KAFINA: ¡ Q u é d a t e afuera hasta que te llame! (Rosa va al
que... yo... SERAFINA-. ¿La primera vez que usted qué?
baño del pájaro y se pone a rezar. Serafina se vuelve ha-
J A C K : La primera vez que realmente quise...
. ta JackJ Dése vuelta, por favor,
SERAFINA: ¿ Q u i s e qué?
i K: ¿ Q u é haga qué, s e ñ o r a ?
J A C K : Hacer.... el amor....
i' \ i INA: ¡Le dije dése vuelta! (Jack se da vuelta
SERAFINA: ¿Usted? ¿Un marinero? J A C K (suspirando
profundamente):
te) ¿ P o r q u é hacen los pantalones de la M a r i n a tan Sí, s e ñ o r a . ¡Tuve opoi
tunidades de hacerlo!... Pero yo... siempre pensé en mi
il'ietados? i i ¿Hacen qué, señora?
madre... Siempre me... p r e g u n t é , si ella pensaría... qiM esta o aquella persona era... ¡decente!
| \ (oyendo desde el patio): O h , Dios m í o . . . • i (ruborizándose):
SERAFINA: Pero con m i hija, m i Rosa, ¿su madre le dice ade ¡ante?.,
torpemen-
¡adelante, hijo!
Ésa es una pregunta que t e n d r á que
li.icerle a la M a r i n a , s e ñ o r a Delle Rose. H \ i INA: ¿Y ese aro de oro, para q u é es ese aro de oro?
J A C K : ¡Señora Delle Rose! (Avergonzado)...
S e ñ o r a Delle
• • \ (gritando desde la puerta): Por cruzar el Ecuador, mamm.i; lo cruzó tres veces. ¡Lo iniciaron en la corte de Nep-
Rose, yo...
tuno y tiene que usar un aro de oro! ¡Es un lobo de mar!
SERAFINA: Hace dos semanas le golpeaba las manos por ral carse picaduras de mosquito. Iba en bicicleta a la el
(Serafina pega un salto y cruza para cerrar de un
cuela. A h o r a , de p r o n t o . . . tengo una salvaje en casa Dice que está enamorada. ¿Y usted? ¿Dice usted que i
la puerta de la galería. Rosa corre desesperadamente \ thr del costado de la casa y se inclina,
tá enamorado? J A C K (solemnemente):
Sí, s e ñ o r a , lo estoy. ¡Estoy enamora
porta-
• 1/115 cerrados,
al-
agotada y con
contra el tronco de la palmera. La Strega
id en ¡i furtivamente
al patio, poniéndose
a
escuchar.)
do!... muy... SERAFINA: Bambini, t u t t i due, bambini! I M I i A: Ve lo que tengo. ¡Una salvaje en la casa! (Rosa sale, vestida para el paseo.)
i
'.inora Delle Rose. Supongo que los sicilianos son Uentc muy emotiva...
ROSA: ¡Estoy lista para Cayo Diamante!
AI INA: ¡ N o quiero que nadie se aproveche de eso!
SERAFINA: ¡Sal a la galería, Cayo Diamante!
i
G6
I irnc una idea errada de mí, s e ñ o r a Delle Rose.
67
TENNESSEE
WILLIAMS
LA ROSA T A T U A D A
SERAFINA: Sé lo que quieren los hombres... ¡no comer pajaritas de m a í z con las chicas o patinar sobre hielo! Y los chicos son iguales, sólo que m á s jóvenes... Venga a q u í .
SERAFINA (volviendo que yo digo! |ACK: Sí, s e ñ o r a .
a Jack): ¡Ahora diga d e s p u é s de m í l o
¡Venga a q u í ! (Rosa empuja las persianas de nuevo y las ( l l o s a oye la apasionada
abre.)
voz de su madre. Corre de la
palmera a la puerta trasera y la golpea con ambos
puños.)
SERAFINA: Le prometo a la Santa M a d r e que r e s p e t a r é la inocencia de la hija de...
ROSA: M a m a ! M a m a ! ¡ Á b r e m e la puerta, Jack!
ROSA (angustiada):
JACK: Señora Delle Rose, su hija la está llamando.
SERAFINA: ¡Sal de esa ventana!... ¿Y bien? ¿Va a decirlo?
SERAFINA: ¡ Q u e llame!... Venga a q u í . (Se dirige al altar de
JACK: SÍ, s e ñ o r a . ¿ Q u é era, de vuelta?
Nuestra Señora.)
¡ Venga
Maaaaa-ma!
SERAFINA: Le prometo a la Santa Madre...
aquí!
JACK: Le prometo a la Santa Madre... (Desesperando
de la puerta trasera, Rosa corre hacia el
frente. Unos momentos
más tarde, abre de un empujón
persianas de una ventana y se introduce dirige aprensivamente
las
a medias. Jack se
hacia Serafina ubicada
frente a la
Madona.)
SERAFINA: Porque espero ser salvado p o r la Bendita Sangre de Jesús.... JACK: Porque espero ser salvado por la.... SERAFINA: Bendita Sangre de... JACK: J e s ú s . . .
SERAFINA: Que r e s p e t a r é la inocencia de Rosa, la hija de RoSERAFINA: D i j o que es c a t ó l i c o , ¿no es cierto?
sario delle Rose.
JACK: SÍ, s e ñ o r a .
JACK: Que r e s p e t a r é la inocencia... de... Rosa...
SERAFINA: ¡Entonces arrodíllese delante de Nuestra Señora!
SERAFINA:¡Hágase la señal de la cruz! (Él se hace la señal de la cruz.) A h o r a levántese, levántese, levántese. Ahora estoy satisfecha...
JACK: Que me... ¿qué dijo? SERAFINA: Le dije que se ponga de rodillas frente a Nuestra Señora. (Rosa gime desesperadamente arrodilla
torpemente sobre el
en la ventana. Jack se
reclinatorio.)
ROSA: M a m a , mama, ¿ahora q u é ? (Serafina corre basta la ventana, empuja a Rosa afuera y cierra las
persianas.)
68
(Hosa salta a través de la ventana y se apresura hacia Serafina con los brazos extendidos y salvajes gritos de alegría.) SERAFINA: ¡Suéltame, d é j a m e respirar! (Afuera ríe despectivamente.)
la Strega se
ROSA: O h , maravilloso mama, ¡no respires! ¡ O h , Jack! ¡Dale un beso a mama! ¡Dale un beso a mammal ¡ M a m a , por favor besa a Jack! 69
TENNESSEE W I L L I A M S
LA ROSA T A T U A D A
SERAFINA: ¿Un beso? ¿A mí? ¡ N o , no, no, no!.. Que me be-
se la
mano...
Serafina sale afuera a los tropezones, ojos con una mano y extendiendo
protegiéndose
los
el regalo con la otra.)
¡Rosa, Rosa, tu regalo! Regalo, regalo... ¡tesoro!* (Le ofrece la mano, tímidamente,
y Jack le da un sono-
ro beso. Rosa aferra la botella de vino.)
(Pero el auto ha arrancado, gritando adiós, que se desvanecen
R O S A : M a m a , ¡ve a buscar unos vasos de vino!
con una mezcla de
voces
lentamente hasta que no
se las escucha más. Serafina se da vuelta vagamente en la hiriente luz del sol y avanza a tientas hacia la puerta. Se oye
(Serafina va a buscar los vasos y Rosa de pronto se da vuelta hacia Jack. Fuera de la mirada de su madre, se apodera apasionadamente
de la mano de él y la aprieta,
ro contra su cuello, luego contra sus labios y contra su pecho. Jack retira violentamente
risa de la bruja que vive al lado. Serafina con abre el paquete
y saca un pequeño
oro. Le da cuerda y luego lo sostiene contra su oído. Lo sa-
finalmente
cude y lo pone nuevamente contra su oído. Luego lo apar-
la mano
cuando
ta de ella y lo mira
ferozmente.)
des-
carretera.)
(golpeándose el pecho tres veces): ¡Tic... tic... tic! (Va hacia la Madona y la enfrenta.) ¡ H a b í a m e , S e ñ o r a ! ¡Oh, S e ñ o r a , dame una señal!
SERAFINA
VOCES AFUERA: ¡ R o - s a ! . . . ¡Ro-sa!... ¡Ro-sa! (Se oye sonar la bocina de un
auto.)
(La escena se
oscurece.)
SERAFINA: O h , me olvidé del regalo de g r a d u a c i ó n . (Serafina se agacha delante del aparador y saca un paquete llamativamente
envuelto de su último cajón. La boci-
na del auto está sonando ROSA:
y las voces los
llaman.)
¡ N o s e s t á n llamando a nosotros! \Ya vamos! ¡Jack!
(Sale volando
por la puerta,
gritándole
a su
madre.)
¡Adiós, mamma! JACK (siguiendo
a Rosa): ¡Adiós, s e ñ o r a Delle Rose!
SERAFINA (vagamente): Es un reloj pulsera Bulova con diecisiete rubíes... (Se da cuenta de que está sola.) ¡Rosa! (Va a la puerta, todavía extendiendo
el regalo. Afuera ruge el mo-
tor del autor y las voces gritan mientras el auto arranca. 70
reloj de
prime-
Serafina vuelve con los vasos. Se oyen voces llamando de la
una despectiva y,esto ausente
Esta frase está en italiano en el original ( N . de la T.)
71
Acto segundo
ESCENA 1 El mismo día, dos horas más
tarde.
Serafina sale a ¡a galería, descalza, yón.
Grandes
ojeras han aparecido
con un viso de ra-
debajo de sus ojos; su
rostro y su cuello brillan de sudor. Hay oscuras manchas
de
vino en el viso de rayón.
en
pie, sin embargo, un gemido
Le resulta difícil mantenerse
no puede quedarse sentada quieta.
desagradable
con la garganta
casi
Emite
constante-
mente. Un viento
caliente hace repicar el matorral
de
cañas.
Vivi, la niñita, va hasta la galería para mirar a Serafina como si fuera un extraño animal en una jaula. V i v i está mascando un palito de regaliz que le mancha
la boca y los de-
dos. Se queda de pie mascando
Serafina elude su
y mirando.
mirada. Con gesto cansado arrastra una silla de bambú y rota desde la galería, la saca de allí y la pone enfrente la casa, sentándose
pesadamente
cida pues tiene una pata
en ella. La silla queda
gris de tor-
rota.
V i v i se acerca furtivamente con violencia para enfrentarla
a ella. Serafina se da vuelta enojada.
La criatura se ríe y
vuelve a refugiarse en la galería. SERAFINA (volviendo
a hundirse en la silla): O h , S e ñ o r a , Se-
ñ o r a , S e ñ o r a , dame una... s e ñ a l . . . (Mira plandor
blanco del cielo.) 73
hacia el res-
LA ROSA T A T U A D A
TENNESSEE W I L L I A M S
(El padre De Leo se acerca a la casa. Serafina se hunde en la silla para escapar de su atención. Al no recibir
ninguna
respuesta,
Él golpea la puerta.
mira al patio, la ve y se
aproxima
a su silla. Se acerca más para dirigirse a ella con
cariñosa
severidad.)
SERAFINA: Ustedes, s e ñ o r a s , ¿ q u é quieren? ¡ N o coso m á s ! M i r e n , dejé de coser. (Baja el cartel de "COSTURA" y lo arroja lejos.) Ahora tienen otros lugares adonde ir, señ o r a s , ¡vayan a otros lugares! ¡ N o se queden paradas enfrente de m i casa! PADRE D E L E O : Las s e ñ o r a s quieren ser amistosas. SERAFINA: N O , no vienen para ser amistosas. Creen que sa-
PADRE D E L E O : Buon giorno, Serafina. SERAFINA (desmayadamente,
con una especie de
disgusto):
Giorno... PADRE D E L E O : Estoy sorprendido de verte sentada afuera así. ¿ Q u é es lo que llevas puesto?... Creo que es ¡ropa interior!... Tiene un hombro suelto y tu cabeza, Serafina, parece que la hubieras metido en un balde de aceite. ¡ O h , ahora veo por q u é las otras señoras del vecind a r i o no e s t á n durmiendo la siesta! ¡Les resulta m á s entretenido sentarse en la galería y observar el espect á c u l o que estás d á n d o l e s ! . . . ¿ M e estás escuchando?... Debo decirte que el cambio en t u aspecto y tu conducta desde la muerte de Rosario es chocante... ¡ c h o c a n t e ! Una mujer puede tener dignidad en el dolor, pero cuando l o lleva demasiado lejos se convierte en una especie de autoindulgencia. ¡Ah, supe que esto ocurriría cuando rompiste las leyes de la Iglesia e hiciste cremar a t u marido! (Serafina se incorpora cultosamente
ben algo que Serafina no sabe; ¡piensan que tengo esto en la cabeza! (Serafina pone los dedos como cuernos a
de la silla y vuelve
difi-
a la galería. El padre De Leo la sigue.) A r -
mar un altarcito idólatra en tu casa y adorar una botella de cenizas. (Ella se desploma sobre los
escalones.)...
cada lado de su frente.) Bien, ¡no los tengo! arrastrando
(Retrocede
los pies hasta ponerse delante de la casa. El
padre De Leo la sigue.) PADRE D E L E O : Esta m a ñ a n a me llamaste desesperada por algo. SERAFINA: L O llamé esta m a ñ a n a pero no esta tarde. PADRE D E L E O : Tuve que bautizar al nieto del alcalde. SERAFINA: ¡El alcalde es gente importante, Serafina no! PADRE D E L E O : N O vienes a confesarte, '.i RAFINA (volviendo a dirigirse a la galería): voy, yo... ¡Auch! (Levanta
N o , no voy, no
un pie y salta sobre el otro.)
PADRE D E L E O : ¿Pisaste algo? Si RAFINA (cayendo sobre los escalones): N o , no, no, no, no, no pisé... nada... PADRE D E L E O : Entra en la casa. L o lavaremos con antiséptico. (Ella se incorpora
y va rengueando
hacia la casa.)
Caminando descalza te lo vas a infectar. | | RAFINA: Fa niente....
¿Me estás escuchando? (En la parte alta del terraplén, un pequeño (Dos mujeres han aparecido en el terraplén den hacia la casa. Serafina avanza pesadamente contrarse
y descienpara en-
con ellas, como un toro cansado dándose
para enfrentar otro
vuelta
sale corriendo
l < m un barrilete rojo y lo hace planear en el aire con gestos rígidos, como si estuviera haciendo una señal distante. Serafina i * hace sombra sobre los ojos con la palma para ver el barrileir v luego, como si sus movimientos comunicaran un mensaje
ataque.) 74
75
LA ROSA T A T U A D A
TENNESSEE W I L L I A M S
chocante, emite un asombrado grito suave y retrocede
trope-
zando hacia la galería. Se inclina contra un pilar, pasándose
la
de... tiempo! O h , ¡con c u á n t o orgullo caminabas, con demasiado
orgullo!... Pero ahora te agachas y te mue-
mano rápida y repetidamente por el cabello. El padre De Leo
ves descalza con torpeza; vives como un convicto, ves-
se acerca de nuevo a ella, en cierta forma
tida con los harapos de un convicto. N o tienes compa-
tímidamente.)
ñ e r a s ; no te mezclas con mujeres. T ú . . . SERAFINA: N O , no me mezclo con esas mujeres.
PADRE D E L E O : ¿Serafina?
los ojos a las mujeres del terraplén.)
SERAFINA: Che, che, che cosa vuole? PADRE D E L E O : Tengo sed. ¿Entrarías en la casa y me d a r í a s
(Clavándoles
Los m a n i q u í e s que
tengo en mi casa, ¡con esos sí que me mezclo porque no inventan mentiras!... ¿ Q u é clase de mujeres son? (Ha-
un poco de agua? SERAFINA: Entre. Tome usted el agua. El grifo funciona... Yo n o puedo entrar en la casa. PADRE D E L E O : ¿Por q u é no puedes entrar en la casa. SERAFINA: N O , no puedo respirar en la casa. La casa tiene techo de chapa y yo...
ciendo una imitación
feroz) " ¡ A h h h , papito, ahhh, chi-
quito, ahhha, sí, sí, sí!" A los treinta años ya no les sirve para nada el letto matrimoniale, no. ¡La cama grande va al s ó t a n o ! ¡ C o m p r a n camitas en Sears y duermen panza abajo! PADRE D E L E O : Attenzione!
(La Strega ha estado acercándose
furtivamente
del matorral de cañas fingiendo buscar un
a través
SERAFINA: Hacen que la vida n o tenga gloria. En lugar de c o r a z ó n tienen una congeladora en sus hogares. Los
pollo.)
hombres, no sienten nada de gloria, no cuando en la L A STREGA: ¿Pollito, p o l l i t o , p o l l i t o , p o l l i t o , pollito? (Se
casa tienen esas mujeres: van a los bares, pelean a h í , se emborrachan, engordan, les ponen cuernos a las m u -
agacha para espiar debajo de la casa.) SERAFINA: ¿ Q u é es eso? ¿Es esa la...? Sí, ¡la Strega! (Toma un
jeres porque ellas no les dan ese amor que es la gloria...
florero que tiene una planta muerta y atraviesa el patio.)
Yo lo hice, le di la gloria. Para m í la cama grande era
¡Strega! Strega! (La Strega levanta la vista,
hermosa como una religión. ¡ A h o r a me acuesto en ella
retirándose
un poco.) Sí, t ú , ¡a t i me refiero! ¡No estás buscando nin-
con s u e ñ o s , s ó l o con recuerdos! ¡Pero sigue siendo l i n -
gún pollo! ¡Vete ya mismo fuera de mi patio! (La Strega
do para m í y no creo que el hombre de m i c o r a z ó n me
se retira, murmurando
haya puesto los cuernos! (Las mujeres
perversamente, hacia el matorral
de cañas. Serafina hace la señal protectora con sus dedos. El carnero
de los cuernos
bala.)
PADRE D E L E O : N O tienes amigas, Serafina. SERAFINA: N O quiero amigas. PADRE D E L E O : Sigues siendo una mujer joven. ¡Todavía te pueden elegir para el amor y... para volver a tener hijos! Te recuerdo vestida de seda celeste en Misa una m a ñ a na de Pascua, sí, ¡ c o m o una dama usando un... pedazo 76
susurran.)
¿ Q u é , q u é e s t á n diciendo? ¿ A c a s o todos saben algo que y o no sé?... N o , t o d o lo que quiero es una s e ñ a l , una señal de Nuestra S e ñ o r a , que me diga que la mentira es una mentira. Y entonces yo.... (Las mujeres se ríen en el terraplén.
Serafina se lanza ferozmente
ellas. Se desparraman.)
hacia
¡ C u i , c u i , cuac, cuac! G a l l i -
nas... ¡ c o m o si les echaran agua! (Se oyen risas nas.)
77
burlo-
TENNESSEE
WILLIAMS
LA ROSA T A T U A D A
PADRE D E L E O : La gente se está riendo de t i en todas las galerías.
me contesta una pregunta... ¿ M e va a contestar una pregunta?
SERAFINA: Y O t a m b i é n me r í o . E s c ú c h e m e , ¡me r í o ! (Estalla en una risa fuerte y falsa, primero go desde el pie del terraplén,
desde la galería,
después ubicándose
luefrente
a la casa.) ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja! Ahora todos estamos r i é n d o n o s . ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja! la palabra
fesiones de m i m a r i d o . (Se da vuelta para enfrentar
"hija"):
SERAFINA (con dificultad):
¿Alguna vez le h a b l ó de una mujer?
¡Usted, usted
piensa en m i hija! ¡Hoy usted entregó los diplomas, hoy
(Un niño grita y atraviesa
corriendo
el frente de la casa.
en la escuela superior entregó los premios, los diplomas!
El padre De Leo toma su sombrero
¡Usted le dio a m i hija una colección de libros que se lla-
za lentamente hacia él. El comienza a alejarse de la casa.)
man El Resumen del conocimientol
al
cura.) PADRE D E L E O : SÍ, oía sus confesiones...
PADRE D E L E O : Z i t a ora!... Piensa en tu hija. SERAFINA (comprendiendo
PADRE D E L E O : L O h a r é si sé la respuesta. SERAFINA: Sí, ¡usted sabe la respuesta!... Usted oía las con-
Panamá.
Serafina avan-
¿ Q u é sabe ella? ¿Sa-
be c ó m o ser vulgar ya? ... O h , sí, eso es lo que hay que
SERAFINA (corriendo
tras él): Aspettate un momento!
aprender, ¡cómo ser vulgar y engañar!... ¡Sabe lo que ha-
PADRE D E L E O (temeroso,
cen en esa escuela superior? ¡Ahí arruinan a las chicas!
SERAFINA: Rispondetemi! (Se golpea el pecho.) ¿Le h a b l ó a
Dan bailes de primavera porque las chicas están locas por los hombres. ¡ Y en ese baile m i hija se va con un ma-
sin mirarla):
Che volete?
usted de una mujer? PADRE D E L E O : Sabes muy bien que no debes hacer semejan-
rineo que tiene un aro de oro en la oreja! ¡ Y pantalones
te pregunta. Yo no rompo las leyes de la Iglesia. Los se-
tan apretados que una mujer no debería mirarlo! ¡Esta
cretos de la confesión son sagrados para mí. (Se aleja.)
m a ñ a n a , esta m a ñ a n a se c o r t ó la m u ñ e c a con un cuchillo porque yo no la dejaba ir!... Ahora todos ellos fueron
SERAFINA (persiguiéndolo
y aferrándole
el brazo):
Tengo
que saberlo. Podría d e c í r m e l o .
a una isla, lo llaman un paseo, todos ellos, fueron en
PADRE D E L E O : ¡Suéltame, Serafina!
un... ¡barco!
SERAFINA: N O hasta que me lo diga, Padre. Padre, d í g a m e -
PADRE D E L E O : Era un paseo de la escuela, vigilado por las maestras.
lo, ¡por favor d í g a m e l o ! ¡O me voy a enloquecer! (En un susurro feroz) ¡Voy a volver a la casa y voy a destro-
SERAFINA: O h , lo so, lo so! ¡Las maestras solteronas locas
zar la urna con las cenizas... si usted no me lo dice! ¡Voy
por los hombres!... ¡Todas se van a poner salvajes en la
a volverme loca con la duda en el c o r a z ó n y voy a des-
isla!
trozar la urna y desparramar las cenizas... del cuerpo de
PADRE D E L E O : ¡Serafina delle Rose! (Toma respaldo
y la arrastra
pieza a acomodarse
la silla por el
basta la galería cuando ella emde nuevo en el asiento.) Te ordeno
que entres en la casa.
m i marido! PADRE D E L E O : ¿ Q u é p o d r í a decirte yo? Si no quisieras creer los hechos conocidos sobre él...
SERAFINA: ¿Entrar en la casa? Lo haré. E n t r a r é en la casa si
SERAFINA: Hechos conocidos ¿quién conoce los hechos conocidos?
7»
79
TENNESSEE W I L L I A M S
LA ROSA T A T U A D A
quiera una mujer, es un animal! ¡Está atacando al cura! (Las mujeres del vecindario han oído la discusión y han empezado a amontonarse, susurrando con indignación ante la falta de respeto de Serafina.)
¡Le va a arrancar el traje negro a menos que le diga que las putas de este pueblo le están mintiendo! (Las vecinas se han ido acercando
a medida que avanza
PADRE D E L E O (asustado): Lasciatemi, lasciatemi stare!... O h , Serafina, soy demasiado viejo para esto... ¡por favor!... Todos están....
la discusión y ahora van en rescate del padre De Leo y lo ayu-
SERAFINA (en un susurro sibilante
paran a Serafina de él y se lo llevan
y feroz): Nadie conocía a
mi rosa estupenda salvo yo y ahora pueden mentir por-
dan a escaparse de Serafina, que está a punto de atacarlo at amenté. Él grita: "¡Oficial!
¡Oficial!"
fí-
pero las mujeres secon murmullos
de
consuelo.)
que la rosa no vive. Quieren que rompa la urna de m á r mol; quieren que la destroce. Quieren que las cenizas de la rosa se desparramen porque yo tuve demasiada glo-
SERAFINA (golpeando
una muñeca
con la otra): ¡Sí, soy yo,
soy yo! ¡Enciérrenme, enciérrenme, enciérrenme! O voy
ria. N o quieren una gloria como ésa en el c o r a z ó n de
a ... ¡destrozan...
nadie. Quieren... ¡chillidos de rata!... hechos conoci-
atrás y aprieta los puños contra sus ojos. Luego corre lo-
dos... ¿quién conoce los hechos conocidos? Ustedes...
la urna... (Arroja la cabeza bien hacia
camente hacia los escalones y cae atravesada en ellos.)
padres ... ¡van de negro por el hecho de que a los he-
AssUNTA: Serafina! Figlia! Figlia! Andiamo a casa!
chos no los conoce nadie!
SERAFINA: Déjeme sola, vieja.
PADRE D E L E O : ¡ O h , Serafina! ¡Hay gente mirando! SERAFINA: Deje que miren algo. Será un cambio para ellos... Hace mucho tiempo que quería estallar así y ahora yo... PADRE D E L E O : Soy un hombre demasiado viejo; no soy lo
(Vuelve
lentamente
rodillas abiertas
acercan furtivamente
¿Ahora voy a tener que pedir ayuda?
yectil con una cerbatana.
que me lo diga!
chicos se dispersan, escalones,
PADRE D E L E O : N O eres una mujer respetable.
de la galería
a la casa. Un pequeño Ella reacciona
chillando.
luego se recuesta
con el cuerpo
y se
con las
y la cabeza entre las manos. Los niños
suficientemente fuerte. ¡Tengo sesenta y siete a ñ o s ! SERAFINA: ¡SÍ, pida! ¡Pida ayuda, pero no lo dejaré ir hasta
a los escalones
hunde en ellos, sentada como un hombre cansado,
se
le tira un
pro-
con un grito.
Los
Vuelve a hundirse sobre hacia atrás, mirando
al
los cielo,
meciéndose.)
SERAFINA: N O , no soy respetable, soy una mujer. PADRE D E L E O : N O , no eres una mujer. ¡Eres un animal!
SERAFINA: ¡ O h , S e ñ o r a , S e ñ o r a , Señora, dame una señal!
SERAFINA: Si, si, a n í m a l e ! S o n ó animale! A n í m a l e . Dígaselo a todos, gríteselo a todos, ¡de arriba abajo de toda la cuadra! ¡La viuda Delle Rose no es respetable, no es si-
(Como en respuesta baratijas
burlona,
En italiano en el original. ( N . de la T.)
So
amarilla,
un vendedor
y se acerca a la galería. Es un hombre gordo
un traje a rayas y un sombrero *
aparece
roja y púrpura.
de paja con una
Su rostro es color remolacha 81
de con
banda y se
TENNESSEE W I L L I A M S
LA ROSA T A T U A D A
ven grandes lunas de sudor en las axilas de su traje.
Lleva
rráneos que parecen brillantes toros jóvenes.
Es bajo de es-
una camisa color lavanda y su corbata, celeste con grandes
tillara, tiene un torso masivamente
escultural y rizos
lunares amarillos,
azulados. Su rostro y sus modales
son vulgares; tiene una
está acompañada
forma un moño
mariposa.
de unos breves compases
Su
entrada
de música
satí-
rica.)
torpeza encantadora.
Su aire es de asombro
ción; a menudo parece sorprendido
E L VENDEDOR: Buenas tardes, s e ñ o r a . (Ella levanta la vista lentamente.
El vendedor habla con dulzura, como si re-
citara una oración.)
Tengo un p e q u e ñ o a r t í c u l o a q u í
que le estoy ofreciendo s ó l o a unas pocas personas
e
negros
improvisa-
ante sus propios
dis-
cursos y acciones, como si no los hubiera anticipado.
En el
momento en que primero oímos su voz, se inicia un
sonido
de timbal, al principio pianissimo,
pero que va
aumentan-
do a medida que se acerca, hasta que alcanza un 1 Innax con su aparición
vibrante
ante Serafina junto a la casa.)
afortunadas en lo que p o d r í a m o s llamar un precio i n t r o d u c t o r i o . ¿Sabe lo que quiero decir? N o un precio
ALVARO:
c o m ú n sino un precio que es menos de lo que cuesta fa-
E L VENDEDOR (sin mirarlo): ¡Hey es para caballos!... A h o r a ,
bricar el a r t í c u l o , un precio que estamos ofreciendo pa-
s e ñ o r a , ¿ve lo que pasa cuando aprieto este b o t ó n ?
Hey.
ra introducir el producto en el territorio de la Costa del Golfo. S e ñ o r a , esto que estoy poniendo en su propia falda es m á s grande que la televisión; va a revolucionar
(El artículo
explota en el rostro de Serafina. Ella lo sa-
ca de un manotazo con un grito de rabia. Al mismo
la vida d o m é s t i c a de Estados Unidos... Ahora bien, yo
Alvaro avanza, temblando
no hago venta puerta a puerta. Les vendo directamente
la galería. Está sudando
a los comerciantes, pero cuando me detuve a q u í para
en un mundo de frustraciones,
que me arreglaran el auto, la v i tomando aire en los es-
1 lamente localizadas en la gruesa figura del
tiempo
de rabia, hasta los escalones y tropezando
de furia
de
acumulada
que se encuentran
tempora-
vendedor.)
calones y pensé que simplemente.me acercaría y... ALVARO: ¡Eh, usted! ¡Venga a q u í ! ¿Por q u é mierda hizo eso, (Se oye el ruido de un gran camión carretera y se oye la voz de un hombre,
deteniéndose
en la
Alvaro, gritando.)
ahí en la curva? ¡ M e hizo salir de la carretera! E L VENDEDOR (a Serafina,): D i s c ú l p e m e u n m i n u t o . (Se da vuelta con gesto amenazador
A L V A R O : ¡Hey! ¡Hey, usted, mercachifle!
para enfrentar a Alvaro J
¿Algo le está haciendo doler las tripas, Maccaroni?
E L VENDEDOR (sacando una muestra de su valija): M i r e , se-
ALVARO: M i nombre no es Maccaroni.
ñ o r a , este p e q u e ñ o artículo tiene un aspecto e n g a ñ o s o .
1,1. VENDEDOR: Está bien, Spaghetti.
Ante todo, quiero que se dé cuenta de lo compacto
ALVARO (casi sollozando
que
es. N o ocupa m á s espacio que....
de furor):
N o soy Maccaroni. N o
soy Spaghetti. Soy un ser humano que conduce un cam i ó n de bananas. Conduzco un c a m i ó n de bananas de
(Alvaro baja del terraplén. es morocho
Tiene unos veinticinco
y muy buen mozo. Es uno de eso tipos 82
años,
la C o m p a ñ í a Sureña de Frutas para vivir, no para jugar
medite-
a los vaqueros y los indios con cualquier podrido merca«3
TENNESSEE W I L L I A M S
LA ROSA T A T U A D A
chifle de la carretera. Tiene una carretera de cuatro ca-
entra lentamente
rriles entre Paso Cristiano y este lugar. Le hago señas pa-
fuerza contra sus resortes oxidados
ra que me pase. Se me pega a la cola y me vuelve loco a
que se cierre gradualmente
bocinazos. M e grita " t a ñ o " y "spaghetti". " M á s r á p i d o ,
una mirada de deslumbramiento
t a ñ o , m á s r á p i d o , spaguetti." Entonces en la maldita
ra sollozante
curva, me pasa, me hace salir de la carretera y me grita
puestas profundamente
inconscientes
" ¡ T a ñ o hijo de puta!" N o me gusta eso, ¡no, no! Y me
to con una desolación
tan aguda como la suya. Hay
en la casa. La puerta de alambre cruje con mientras Serafina
tras ella, con los ojos fijos
del camionero.
estupefacto
Debemos
deja en
sobre la figu-
comprender
sus res-
a este súbito
contacuna
alegro de que haya parado a q u í . ¡Saqúese el cigarro de la
larga pausa mientras la puerta de alambre chirría, un ruido
boca, saqúese el cigarro!
como de gato gimiendo
mientras se cierra
gradualmente.)
E L VENDEDOR: Sácamelo t ú , bola de grasa. A L V A R O : Si se lo saco se lo voy a meter por la garganta.
SERAFINA: ¿ H a y alguien... en m i casa? (Por fin, en un susu-
¡Tengo tres a m i cargo! Si me peleo, me echan, pero me
rro ronco y trémulo.)
voy a pelear y que me echen. ¡Saqúese el cigarro!
qué e n t r ó . . . en m i casa?
¿ Q u é hace... a q u í adentro? ¿Por
ALVARO: O h , s e ñ o r a . . . ¡déjeme solo! ... ¡Por favor... vamos! (Empiezan
a juntarse espectadores
en el borde la esce-
SERAFINA: Usted... no tiene nada que hacer... a q u í adentro...
na. Serafina mira al chofer del camión,
los ojos como los de
ALVARO: Tengo que llorar después de una pelea. L o lamen-
una sonámbula.
De pronto,
emite un grito bajo y parece a
punto de caerse.)
to, s e ñ o r a , yo.... (Los sollozos apoya sobre un
todavía
lo sacuden.
Se
maniquí.)
SERAFINA: N O se apoye sobre m i m a n i q u í . Siéntese si no ALVARO: ¡Saqúese el cigarro, sáqueselo, saqúese el cigarro!
puede estar de pie... ¿ Q u é le pasa? ALVARO: Siempre lloro d e s p u é s de una pelea. Pero no quie-
(Arranca
el cigarro de la boca del vendedor
vanta violentamente varo. Doblándose avanza a tropezones
y éste le-
su rodilla contra la entrepierna en dos y temblando
de A l -
de dolor, A l v a r o
hasta la galería.)
ro que la gente me vea. N o es de hombre. (Hay una larga pausa; la actitud de Serafina parece hacerse más cálida hacia el
hombre.)
SERAFINA: U n hombre no es diferente de nadie.. (De
pronto,
su rostro se frunce y, por primera vez en la obra, SerafiE L VENDEDOR (gritando mientras se va): ¡Tengo el n ú m e r o de tu patente, Maccaroni! ¡ C o n o z c o a tu jefe!
na comienza blemente.
ALVARO (aullando): ¡Muérete! (De pronto sube tropezando los escalones.) ¡Señora, señora, tengo que entrar a la casa!
llorar, al principio en silencio, luego audi-
Pronto está sollozando
mo A l v a r o . Habla entre sollozos.)...
con tanta fuerza
co-
Yo siempre lloro...
cuando otra persona llora... ALVARO: N O , no, s e ñ o r a , \no llore! ¿Por q u é lloraría usted?
(Apenas entra, estalla en sollozos nado contra una pared y temblando espectadores
desgarradores,
incli-
convulsivamente.
Los
de afuera ríen mientras se dispersan. 84
Serafina
Voy a parar. Voy a parar en un m i n u t o . N o es de hombre. M e a v e r g ü e n z o de m í mismo. Ahora voy a parar; por favor, s e ñ o r a . . . 85
TENNESSEE
WILLIAMS
LA ROSA
TATUADA
esto a mano: la m á q u i n a se r o m p i ó en una pelea con (Todavía
un poco agachado por el dolor, una mano so-
bre su abdomen,
Alvaro se aparta de la pared. Se suena la
nariz entre dos dedos.
Serafina toma un pedazo
blanca y se la da para que se limpie los
de gasa
dedos.)
dos mujeres. Ai VARO: Eso es... lo que llaman una pelea de gatos... (Se suena la
nariz.)
I | RAI-INA: A b r a las persianas, por favor. N o veo para trabajar. (Ha ido hasta su mesa de trabajo.
SERAFINA: Se le r o m p i ó el saco.
tana. Cuando abre las persianas,
A L V A R O (sollozando):
pléndido
¿Se r o m p i ó m i saco de la c o m p a ñ í a ?
SERAFINA: SÍ...
la camiseta
pegándose
oscura piel color oliva. Serafina
A L V A R O : ¿ D ó n d e se r o m p i ó ? SERAFINA (sollozando): ALVARO: Oh,
torso,
da y murmura.
En la espalda... abajo.
SERAFINA: Sáqueselo. Se lo coseré. Yo... coso.
música.)
La luz sobre el cuerpo era
como sobre un hombre que vivió a q u í . . .
tres personas a m i
tres dedos y los sacude
a su
impresiona-
" Se oye sonido de
I I R AFINA (con una voz extraña):
A L V A R O : O h , D i o ! (sollozando)¡Tengo
húmeda
se queda
Ai VARO: ¿ Q u é , señora?
Dio!
cargo! (Levanta
"Ohhh....
Él va a la ven-
la luz cae sobre su es-
violentamente
ante Serafina J
ALVARO: Che dice?
'.i KAFINA: Niente... M a c o m ' è strano!... Lei è Napoletano? (Está enhebrando
SERAFINA: D é m e . . . d é m e su saco. A L V A R O . ¡ A n o t ó el n ú m e r o de m i patente! SERAFINA: La gente todo el tiempo anota n ú m e r o s de patentes y n ú m e r o s de teléfono y n ú m e r o s que no quieren decir nada... todos n ú m e r o s . . . A L V A R O : ¡Tres, tres a m i cargo! ¡Ni siquiera ciudadanos! ¡ N a d a de cheques de alivio, nada de nada! (Serafina solloza.) Se va a quejar ante el jefe.
una
aguja.)
Al VARO: Io sono Siciliano! (Serafina
se pincha el dedo
con
la aguja y grita.) Che fa? '.i RAI-INA: M e . , p i n c h é con la... aguja... M á s vale que.... se lave...
\ i VARO: D o v ' è i l gabinetto? '.i KATINA (casi inaudiblemente);
Dietro. (Señala
vagamente
airas.) \ i VARO: Con permesso! (Élpasa
junto a ella. Cuando lo ha-
SERAFINA: Quise llorar todo el día.
ce, ella toma un par de anteojos rotos de la mesa de tra-
A L V A R O : ¡Dijo que me despediría si no dejaba de pelear!
bajo. Sosteniéndolos
SERAFINA: Deje de l l o r a r para que yo pueda dejar de l l o -
como unos quevedos,
rar.
ficción
A L V A R O : Soy una mariquita. D i s c ú l p e m e . Estoy avergonzado.
de la única patilla que les inspecciona
la figura que pasa. Mientras
con aire de
queda, estupe-
sale, él dice.) ¡Una
pitada como esa puede tener grave consecuencias! (Entra en la parte trasera de la casa.)
SERAFINA: N O tenga vergüenza de nada, el mundo es dema-
• i i M INA (tras una pausa): Madonna Santa!... \El cuerpo de
siado loco para que la gente que anda en él sienta ver-
mi marido, con la cabeza de un payasol (Va hasta la Ma-
g ü e n z a . Yo no me a v e r g ü e n z o y tuve dos peleas en la ca-
dona.) ¡ O h , Señora, oh, Señora! (Hace un gesto
lle y m i hija me dijo que era "un asco". Tengo que coser
tante.) ¡Habíame!... ¿Qué estás diciendo?.... ¡Por favor,
86
87
impio-
TENNESSEE
LA ROSA T A T U A D A
WILLIAMS
Señora, no te puedo oír! ¿Es una señal? ¿Es una señal de algo? ¿ Q u é quiere decir? ¡Oh, habíame,
Señora!... ¡Todo
¡El sueldo fue embargadol
¿Sabe lo que es embargado?
(Serafina asiente gravemente.)
¡Embargado!... ¡Come
es demasiado e x t r a ñ o !
caballo!... ¡Mercachifle!... ¡Todo en un día es demasia-
(Abandona
ro no puedo evitarlo!... ¡ H a s t a un t a ñ o camionero es un
do! ¡ M e enloquezco, hiervo, lloro y me a v e r g ü e n z o pe-
tua. Entonces
la inútil
plegaria
a la imperturbable
esta-
corre hacia el aparador, se trepa a una silla y
aferra una botella de vino del estante de arriba. Pero le resulta imposible
bajar de la silla. Apretando
la
botella contra su pecho, se queda agachada allí, do indefensa
polvorienta gimotean-
como una niña, cuando Alvaro vuelve a en-
ser humano! Y los seres humanos tienen que llorar.... SERAFINA: Sí, tienen que llorar. N o pude llorar en todo el día pero ahora he llorado y me siento mucho mejor... Le coseré el saco... ALVARO (lamiéndose
los labios):
¿ Q u é tiene en la mano?
¿Una botella de vino?
trar.)
SERAFINA: ES espumante. Viene de la casa de la familia de m i ALVARO:
marido. ¡Los Delle Rose! Una gran familia. Yo era cam-
Ciao!
SERAFINA: N O me puedo levantar.
pesina, pero me casé con un b a r ó n . . . ¡ N o , t o d a v í a no lo
ALVARO: ¿ Q u i e r e decir que no puede bajar?
creo! ¡Me casé con un b a r ó n cuando no tenía zapatos! ALVARO: Disculpe que pregunte... pero, ¿ d ó n d e está el ba-
SERAFINA: Quiero decir que... no puedo bajar... A L V A R O : Con permesso, Signora! (La baja de la silla.)
mol.) ¿ D ó n d e dijo?
SERAFINA: Grazie.
A L V A R O : Estoy avergonzado por lo que p a s ó . Llorar no es SERAFINA: Nadie lo vio salvo yo. A m í no me importa. A L V A R O : Usted es simpática, molto!... N o fue sólo la pelea lo que me hizo estallar. ¡Estuve así todo el día! cerrados
SERAFINA: Sus cenizas están en esa urna de m á r m o l . ALVARO: M a ! Scusatemi! Scusatemi! (Haciéndose
de hombre. ¿Alguien me vio?
sus puños
r ó n ahora? (Serafina señala gravemente la urna de már-
(Sacude
en el aire.)
SERAFINA: Usted y... ¡yo también!... ¿Cuál fue el problema
de la cruz.)...
la señal
Espero que esté descansando en paz.
SERAFINA: A él me hizo acordar usted... cuando a b r i ó las persianas. N o la cara sino el cuerpo... Por favor d é m e un poco de hielo, está en la heladera de la cocina. Tuve un... muy mal día... ALVARO: O h , ¡hielo! Sí... hielo... traeré un poco...
hoy? A L V A R O : M i apellido es Mangiacavallo, que quiere decir "Come caballo". Es un nombre c ó m i c o , lo sé. Tal vez hace dos m i l setenta a ñ o s uno de mis abuelos tuvo tanta hambre que se c o m i ó un caballo. N o es culpa m í a .
(Cuando
sale, ella lo vuelve a mirar a través de los anteojos
ro-
tos.) Si KAFINA: Non posso crederlo!...
¡Una cabeza de payaso co-
mo ésa con el cuerpo de m i marido!
Bueno, hoy en la C o m p a ñ í a Sureña de Frutas e n c o n t r é en el sobre de pago no "Mangicavallo" sino " C O M E CA-
(Se oye ruido de que están cortando
hielo en la
B A L L O " en letras m a y ú s c u l a s . ¡Ja, ja, ja, muy gracio-
Illa inserta un sacacorchos
en la botella pero sus
so!... A b r o el sobre del sueldo y encuentro un aviso...
por abrirla son torpemente
inútiles.
88
89
cocina.
esfuerzos
Alvaro vuelve con
un
TENNESSEE W I L L I A M S
pequeño
LA ROSA T A T U A D A
bol de hielo. Lo pone con tanta fuerza sobre la me-
sa que mi pedazo sale volando. ra y lo limpia en su sucia
Se arroja tras él, lo recupe-
camiseta.)
él, indefensa, incapaz de parar, incapaz de retener el aliento.)... M e gustan las mujeres que se ríen de todo corazón. SERAFINA: ¿Y las mujeres que lloran con el c o r a z ó n ? ALVARO: M e gusta todo lo que las mujeres hacen con el corazón.
SERAFINA: ¡Pensé que el piso estaría m á s limpio! A L V A R O : Scusatemi!... ¿Lo lavo de nuevo? SERAFINA: Fa niente!
A L V A R O : Soy un... limpio!... Yo...
(Los dos de pronto se sienten avergonzados
SERAFINA: Fa niente, niente!... La botella debería estar en el
extingue. Serafina se estira el viso de rayón.
y su risa se
Él le alcanza su
hielo, pero como no está, lo mejor es echar el vino so-
vaso del vino espumante con hielo. Ella murmura
bre la botella.
Inconscientemente levanta el dedo lastimado hacia sus labios y se aparta de la mesa con el vaso temblándole en la mano.)
A L V A R O : ¿ Q u i e r e decir sobre el hielo? SERAFINA: Quiero decir sobre el...
"Grazie".
A L V A R O : Déjeme abrir la botella. Sus manos no están acostumbradas al trabajo duro. (Ella le entrega la botella y lo vuelve a mirar a través de los
anteojos.)
SERAFINA: Estos pedacitos de gasa blanca en el suelo no son de una tormenta de nieve. Estuve haciendo vestidos de gasa para la g r a d u a c i ó n de la escuela supe-
ALVARO (prosiguiendo mal día.
nerviosamente):
Veo que tuvo un
SERAFINA: S o n ó cosi... stanca... ALVARO (saltando
de pronto hacia la ventana
y
gritando):
Eh, ustedes mocosos, ¡salgan de ese c a m i ó n ! ¡ N o metan
rior... U n o para m i hija y los d e m á s para otras trece
las manos en las bananas! (Ante las palabras
chicas... Todo ese trabajo, ¡ n o estoy segura si no me
y "bananas"
mató!
co de vino en su viso.) ¡ L a d r o n c i t o s ! ... Scusatemi...
A L V A R O : El vino h a r á que se sienta mejor.
"camión"
Serafina jadea de nuevo y derrama un po-
Si RAFINA: ¿ T r a n s p o r t a . . . transporta bananas? Ai VARO: Si Signora.
(Se oye un grito juvenil de afuera.)
SERAFINA: ¿Es un c a m i ó n de 1 0 toneladas? ALVARO: U n c a m i ó n de 8 toneladas.
SERAFINA: En esta ciudad hay un grupo salvaje de chicos y chicas. En Sicilia los muchachos bailan con los muchachos porque un chico y una chica no pueden bailar juntos salvo que vayan a casarse. ¡Pero a q u í se vuelven locos en las islas!... Chicos, chicas, maestras locas por los hombres...
Sl RA FINA: M i marido transportaba bananas en un c a m i ó n de 1 0 toneladas. ALVARO: Bueno, era b a r ó n . SERAFINA: ¿Usted transporta nada m á s que bananas? Ai VARO: Sólo bananas. ¿ Q u é otra cosa p o d r í a transportar? Sl RA FINA: M i m a r i d o transportaba bananas, pero debajo
A L V A R O : Ecco! (El corcho sale con un fuerte ruido.
Serafi-
na grita y tropieza contra la mesa. El ríe. Ella ríe con 90
de las bananas h a b í a algo m á s . Era... salvaje como un... gitano... "¿Salvaje... como un... gitano?" ¿ Q u i é n dijo 91
TENNESSEE
WILLIAMS
LA ROSA T A T U A D A
eso?... Detesto empezar a recordar y de p r o n t o n o recordar... (El diálogo
entre ellos está lleno de incómodas
frases quebradas y gestos tentativos. vios agotados municación
después
Ambos tienen los ner-
de sus respectivas
torpe tiene una curiosa
ordalías.
intimidad
Su co-
y
A L V A R O : Si las cosas raras n o pasaran, yo n o estaría a q u í . N o , no estaría a q u í . N o e s t a r í a m o s hablando.
dulzura,
SERAFINA: Davvero! Le voy a decir algo sobre el tatuaje de
por pri-
m i marido. M i marido tenía esta rosa tatuada en el pe-
lujo para los dos, un lujo como el
cho. Una noche me d e s p e r t é con u n d o l o r quemante
como la de dos niños solitarios mera vez. Es un extraño
dudas,
SERAFINA (poniendo el retrato en su lugar): Una rosa de hombre. En su pecho tenía tatuada una rosa. (Entonces, bastante súbitamente.)... ¿Cree en cosas raras, o duda de ellas?
que se encuentran
primer viento fresco de la noche después
de un día
te. Serafina, sin darse, cuenta toma una pequeña
sofocan-
carreta,
re-
cuerdo de Sicilia, de la mesa.)
justo allí, pero en m i pecho. E n c e n d í la luz. M i r o m i pecho desnudo y sobre él veo la rosa tatuada de m i marido, pero en m í , sobre mi pecho ese tatuaje. A L V A R O : Strano!
SERAFINA: Y ésa fue la noche en que c o n c e b í a m i hijo... el
SERAFINA: El cura estaba en contra.
p e q u e ñ o que m u r i ó cuando perdí a mi marido...
ALVARO: ¿ C o n t r a q u é estaba el cura? SERAFINA: Que yo guardara las cenizas. Es contra la ley de la Iglesia. Pero necesitaba tener algo y eso era lo único
ALVARO: Che cosa... strana!... ¿Estaría dispuesta a mostrarme la rosa tatuada?
ALVARO: N O veo nada malo en eso.
Si RAFINA. O h , ahora se fue, s ó l o d u r ó un momento. Pero la v i . La vi con toda claridad... ¿ M e cree?
SERAFINA: ¿ N O ?
ALVARO: L O credo!
ALVARO: N O ! Niente!... El cuerpo se hubiera descompuesto
SERAFINA: N O sé por q u é se lo dije. Pero me gusta lo que d i -
que p o d í a tener. (Deja la
carreta.)
jo. Que los cuerpos se descomponen pero las cenizas
¡pero las cenizas siempre se mantienen limpias! ¡Sí, sí, los cuerpos se descompo-
siempre se mantienen limpias... immacolate!... Pero,
nen, pero las cenizas siempre se mantienen limpias! Ven-
sabe, hay alguna gente que quiere ensuciarlo todo. Dos
ga a q u í . Le m o s t r a r é esta foto... mi boda. (Toma una fo-
de esa clase de personas vinieron a m i casa hoy y me d i -
to tiernamente de la pared.) A q u í estoy yo, una novia de
jeron una terrible mentira enfrente de las cenizas... Una
catorce a ñ o s , y éste... éste... éste... (Golpeando
mentira tan horrible que p e n s é que era verdad... Estu-
SERAFINA (ansiosamente):
el retrato
con el dedo y volviendo su rostro a Alvaro con grandes
ve por destrozar la urna... ¡y tirar las cenizas!
ojos brillantes)
súbitamente
¡Es mi marido! (Hay una pausa. Él toma
la foto de su mano y primero la pone cerca de sus
ojos,
luego bien lejos, luego de nuevo cerca con suspiros de adecuada reverencia.) ALVARO (lentamente,
su vaso al suelo.)
Destrozarla,
(Arroja
¡destrozar-
la así! Ai VARO: M a ! . . . Baronessa!
¿Y?... ¿Y?... Che dice!
con gran énfasis): Che bell'uomo! Che
bell'uomo! 91
(Serafina toma una escoba y barre los fragmentos drio.) 93
de vi-
TENNESSEE W I L L I A M S
LA ROSA T A T U A D A
ALVARO: O h , sí. Y la costumbre m á s idiota. Esta primavera, m i SERAFINA: ¡Y t o m é esta escoba y las b a r r í por la puerta trasera como basura! ALVARO (impresionado do):
hermana solterona tuvo problemas femeninos, sobre todo mentales, creo, y le p a s ó el cuidado de la casa a la abuela
por su violencia
y un poco
asusta-
¿ Q u é mentira le dijeron?
medio mal de la cabeza, una viejita muy dulce que no piensa que sea necesario pagar la cuenta de la verdulería;
SERAFINA: ¡ N O , no, no! N o quiero hablar de eso. (Tira la es-
mientras haya dinero para pagar la quiniela juega a la qui-
coba al suelo.) Sólo quiero olvidarlo; no era verdad,
niela. Tiene un sistema perfecto salvo que nunca funciona.
¡era falso, falso, falso!... como los corazones de las pu-
¡Y la cuenta de la verdulería sube, sube, sube, sube!... ¡tan
tas que lo dijeron...
alto que ni siquiera se la puede ver!... H o y la C o m p a ñ í a de
A L V A R O : Sí, yo olvidaría cualquier cosa que la hace infeliz a usted.
Verdulerías Ideal me e m b a r g ó el sueldo... ¡Ahí está! Le he contado m i vida... (El loro chilla. Alvaro va a la jaula.)
SERAFINA: El recuerdo de un amor no nos hace infelices, a
Hola Polly, ¿me haces una gracia?
menos que creamos una mentira que l o vuelve sucio.
SERAFINA: SU nombre no es Polly. N o es ella, es él.
Las cenizas son limpias. El recuerdo de la rosa en m i co-
ALVARO: ¿ C ó m o puede decirlo con todas esas plumas en la
r a z ó n es perfecto... Su vaso está llorando... A L V A R O : El suyo t a m b i é n está llorando.
cola? (Mete el dedo en la jaula, toca al pájaro y lo pica.) ¡Auch! SERAFINA (como si fuera él): Ayyy... (Alvaro se mete el dedo
(Mientras
ella llena el vaso de él, él se mueve por el
lastimado en la boca. Serafina hace lo mismo con el su-
cuarto, mirando aquí y allá. Ella lo sigue. Cada vez que él
yo también
toma un artículo
que tuviera cuidado... ¿A q u i é n está llamando, a un m é -
para inspeccionarlo
mente y lo examina con nuevo
ella se lo saca suave-
interés.)
lastimado.
Él va hasta el teléfono.)
Le dije
dico? ALVARO: Estoy llamando a m i jefe en Biloxi para explicarle
A L V A R O : Usted tiene un lindo hogarcito c ó m o d o a q u í . SERAFINA: O h , es... m o h o modesto... ¿Usted t a m b i é n tiene
por q u é estoy atrasado. '•i RA FINA: La llamada a B i l o x i es una llamada de diez centavos.
un lindo hogar? ALVARO: Tengo un hogar con tres personas a m i cargo.
ALVARO: N O se preocupe p o r
SERAFINA: ¿ Q u é . . . personas?
SERAFINA. N O me preocupo por eso. Usted la p a g a r á .
ALVARO (contando con los dedos): Una hermana vieja y sol-
ALVARO: Usted tiene una actitud sensata frente a la vida...
eso.
terona, una abuela medio mal de la cabeza, un viejo bo-
¡ D é m e con la C o m p a ñ í a S u r e ñ a de Fruta en B i l o x i . . .
rracho que no vale la p ó l v o r a que hace falta para man-
siete-ocho-siete!
darlo al infierno... Tienen la costumbre del ludo. Juegan al ludo m a ñ a n a , tarde y noche. Pasando un balde de cerveza alrededor de la mesa... SERAFINA: ¿También tienen la costumbre de la cerveza? 94
Si RA FINA: Usted es soltero. ¿ C o n tres personas a su cargo? (Mira debajo del cinturón
de él.)
A i VARO: ¡Le c o n t a r é mis esperanzas y sueños! SERAFINA: ¿A q u i é n ? ¿A mí? 95
TENNESSEE W I L L I A M S
LA ROSA T A T U A D A
A L V A R O : Tengo la esperanza de encontrar alguna s e ñ o r a mayor sensata. Tal vez una s e ñ o r a algo mayor que yo... ¡ N o me importa si está u n poco entrada en carnes o si n o se viste demasiado bien! (Serafina inhibida una
(Él se toca dos partes de su anatomía. La última parte avergüenza a Serafina, quien tranquilamente anuncia.)
recoge
tira colgante.) L o importante en una señora es que
sea comprensiva. Buen sentido. Y quiero que tenga una
SERAFINA: La llamada es de diez centavos por tres minutos. ¿Está ocupado?
casa bien amueblada y un negocito provechoso de al-
ALVARO: N O la línea sino el jefe.
gún tipo... (Mira a su alrededor
SERAFINA: Y el costo de la llamada sube. ¡ N o es el teléfono
significativamente.)
SERAFINA: Y una señora así, con una casa bien amueblada y un negocio, ¿qué quiere con un hombre que tiene tres
de un millonario el que está usando! ALVARO: Creo que se queja de pobreza de puro gusto. (To-
personas a su cargo con la costumbre del ludo y la cer-
ma el chanchito de ¡os ahorros y los sacude.) Este chan-
veza, y que encima juegan a la lotería?
cho a m í me suena bien alimentado.
A L V A R O : ¡ A m o r y c a r i ñ o ! . . . en un mundo que es solitario... ¡y frío!
ALVARO: Monedas de cincuenta y de veinticinco son mejo-
SERAFINA: Puede ser solitario, ¡ p e r o n o diría " f r í o " en este
res que de diez y de cinco. (Serafina se levanta
severa-
mente y le saca el chanchito de las manos.) ¡Ja, ja, ja!
día en particular! ALVARO: Amor y cariño son lo que tengo para ofrecer en días calientes o fríos en este viejo m u n d o solitario, y es l o que estoy buscando. N o tengo otra cosa. M a n g i a cavallo no tiene nada. En rigor, ¡es el nieto del idiota del
¿Cree que soy un l a d r ó n de bancos? Si KAFINA: ¡ C r e o que es un maleducato! C o m u n i q ú e s e con su jefe o cuelgue el teléfono. ALVARO: ¿ Q u é , qué! ¿Señor Siccardi? ¡ C u á n t o s chistes en la C o m p a ñ í a Sureña de Frutas en esta tarde calurosa! ¡Ja,
pueblo de Ribera! SERAFINA (inquieta):
Si KAFINA: Monedas de cincuenta y de veinticinco.
Veo que le gusta hacer... chistes.
A L V A R O : N O , ¡ n a d a de chistes!... Davvero!.. Él c o r r i ó a m i abuela por un campo de arroz inundado. Ella se patin ó sobre una piedra h ú m e d a . . . Ecco! A q u í me tiene. SERAFINA: Debería ser m á s respetuoso. ALVARO: ¿ Q u é tengo yo para respetarlo! ¿La piedra en la
ja, ja!... ¡ M a n g i a c a v a l l o ! . . . ¿ Q u é ? ¿Ya recibió la queja? Sentite, per favore! Este mercachifle era... ¿ s e ñ o r Siccardi? (Sacude la horquilla;
luego lentamente
cuelga.)
¡Un hombre con tres personas a su cargo!... ¡sin trabajo!... (Hay una pausa.) '»1 KAFINA: Bueno, mejor que le pregunte el precio a la operadora.
que se p a t i n ó m i abuela? A L V A R O : Si no trabajara para vivir, me respetaría más. Ba-
\ i VARO: ¡Ufa! ¡Un hombre con tres personas a su cargo... sin trabajo!
ronessa, soy un hombre joven y sano, que vive sin nin-
'•1 KAFINA: Ya no veo m á s para trabajar. Tengo una suge-
guna vida amorosa. M i r o las fotos de las revistas. Las
rencia que hacerle. A b r a el c a j ó n del f o n d o de ese
chicas de las propagandas... ¿ s a b e a q u é me refiero?
aparador y e n c o n t r a r á una camisa en papel de seda
¿ U n a cosita por aquí? ¿ O t r a cosita por allá?
blanco, puede usarla mientras estoy arreglando é s t a .
SERAFINA: ¡Al menos usted! ¿ N o trabaja para ganarse la vida?
96
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LA ROSA T A T U A D A
TENNESSEE W I L L I A M S
Y pregunte c u á n t o es d e s p u é s . (Él va hasta el apara-
quita! (Le toca la oreja, un toque muy ligero, que trai-
dor.)...
ciona demasiado
La hice para alguien que nunca vino a buscar-
la. (Él saca el paquete.) A L V A R O : Sí,
¿ H a y u n nombre abrochado?
sus sentimientos.
poco y ella se aleja,
Los dos se ríen un
avergonzada.)
es...
SERAFINA (ferozmente,
pero sin ningún
físico):
(Afuera bala el carnero y se oye un ruido de madera mmpiéndose. Uno de los chicos entra corriendo en el patio delantero mientras grita.)
por la ventana):
SALVATORE: ¡ D o ñ a DelPRose! ¡El carnero negro está en su patio!
movimiento
¡ N o me diga el nombre! Tírelo, ¡por la ventana! A L V A R O : Perché?
SERAFINA: ¡Tírelo, tírelo! ALVARO (arrugando
el papel y arrojándolo
Ecco fato! (Se oyen distantes
gritos de niños
mientras
desenvuelve
el paquete y levanta la camisa de seda rosa
exclamando
con delicia latina ante su lujo.) Colore di
rose! Seta! Seta pura!... ¡ O h , esta camisa es demasiado
JERA FINA: I I becco della strega! (Serafina corre a la ventana, abre violentamente
las per-
buena para Mangiacavallo! ¡ T o d o a q u í es demasiado
uanas y se inclina hacia afuera. Esta vez, casi se siente ali-
bueno para Mangiacavallo!
ñada por la distracción.
SERAFINA: Nada es demasiado bueno para un hombre si el
El interludio
• amero tiene un rasgo de exaltación
de la persecución enloquecida.
Afuera se
fe)fe el balido salvaje del carnero y el repique de su
hombre es bueno.
del
arnés.)
ALVARO: El nieto del idiota de la aldea no es tan bueno. SERAFINA: N O importa de q u i é n es nieto, p ó n g a s e l a ; lo invi-
I A STREGA (entrando
to a que la use. ALVARO (poniéndose
Si RAFINA: M i e i p o m o d o r i ! Guarda i miei p o m o d o r i !
voluptuosamente
la camisa): ¡Sssssss!
SERAFINA: ¿ C ó m o siente la seda sobre la piel? ALVARO: ¡La siento como las manos de una chica sobre mí!
al patio del frente con un pedazo
de
soga rota mientras grita): ¡Hey, Billy! ¡Hey, hey, Billy! '•i RAFINA (haciendo
los cuernos con los dedos): ¡Ahí está la
Strega! ¡Deja que el carnero entre en m i patio para co-
(Hay una pausa, mientras él le muestra a ella la blancu-
merse mis tomates! (Retrocediendo
ra de sus
¡Tiene el m a l de ojo, tiene el malocchio, y t a m b i é n el
dientes.)
SERAFINA (levantando
sus anteojos
rotos):
Le c a u s a r á me-
ventana.)
carnero! El carnero t a m b i é n tiene el mal de ojo. ¡Entró en m i patio la noche que p e r d í a Rosario y a m i hijo!
nos problemas. A L V A R O : ¡ N O hay nada m á s lindo que un regalo entre la gente!... ¡ a h o r a está sonriendo!... ¿Le gusto un poco
M a d o n n a , M a d o n n a mia! ¡ S a q u e n ese carnero de m i patio! (Se retira hacia la Madona,
haciendo la señal de
los cuernos con sus dedos, mientras afuera sigue la per-
más? SERAFINA (lenta y tiernamente):
desde la
¿Sabe lo que t e n d r í a n que
secución
del
carnero.)
haberle hecho cuando era bebé? T e n d r í a n que haberle
A i VARO: ¡Tranquilícese ahora! ¡Voy a agarrar a ese carnero ne-
puesto tela adhesiva en las orejas para aplastarlas, así
gro y le daré una patada que nunca se la va a olvidar!
cuando crecía no le salían como las alas de una m u ñ e 99
TENNESSEE W I L L I A M S
LA ROSA T A T U A D A
(Alvaro corre a la puerta delantera y se une a la persecución.
El chico está golpeando
las de aluminio que suenan como címbalos. traño y hermoso,
vía... ¡me p o n í a un vestido l i m p i o ! Y a veces, hasta me ponía.... una rosa en el cabello...
un par de tapas de caceroEl efecto es ex-
ALVARO: ¡Una rosa en su cabello debía verse m u y linda!
con los gritos salvajes de los chicos y los
balidos del carnero. Serafina se queda ansiosamente tad de camino entre las persianas y la Madona Hace una furiosa imitación
a mi-
protectora.
del carnero balando,
nando su rostro con repugnancia.
SERAFINA: Pero para una viuda... no es el momento de rosas...
contorsio-
(Se oye música,
el sonido de una
mandolina.)
Es la furia de una mujer
ante el deseo que padece. Por fin capturan al carnero.)
ALVARO: ¡ N O , comete un error! ¡Siempre es momento de rosas para todos! La rosa es el c o r a z ó n del m u n d o como
B R U N O : ¡Agárrenlo, a g á r r e n l o , a g á r r e n l o !
el c o r a z ó n es el... c o r a z ó n del... cuerpo. Pero usted, Ba-
ALVARO: Vieni presto, diavolo!
ronessa... ¿sabe lo que creo que hizo usted? SERAFINA: ¿ Q u é . . . q u é . . . hice?
( A l v a r o aparece del otro lado de la casa con la cuerda rota bien agarrada alrededor
del cuello del carnero.
chico lo sigue detrás,
alegremente
aluminio
golpeando
y más atrás viene la Strega, llevando
de cuerda rota, con el cabello gris cayéndole
las cenizas. (Ahora se escuchan cantos junto con la mú-
las tapas de
sica, que sigue hasta el final de la escena.) Y en una tor-
su
pedazo
menta, en a l g ú n momento, o cuando un c a m i ó n de 10
sobre la ca-
toneladas viene por la carretera... ¡la urna de m á r m o l
ra y sus polleras negras agarradas en una mano, do sus pies descalzos a la galería delante
cuando
y levanta
nos, mientras
y sus piernas peludas. la pequeña
procesión
ALVARO: Usted puso su c o r a z ó n en la urna de m á r m o l con
El
revelan-
tiene que rompersel
Serafina sale grotesca
la mano con los dedos haciendo
pasa
SERAFINA (asombrada): da!
cuer-
el carnero y la Strega pasan delante de ella.
A l v a r o le entrega el carnero a la Strega y vuelve
(Súbitamente
apunta al cielo.) ¡Mi-
re! ¡Mire, Baronessa! ¿ Q u e mire? ¿ Q u é mire? ¡ N o veo na-
ALVARO: Estaba s e ñ a l a n d o a su c o r a z ó n , ¡fuera de la urna y
jadean-
librado de las cenizas!... Rondinella
do a la casa.)
felice]
gesto airoso hacia el cielo, cada vez menos SERAFINA. ¡ O h ! (Él silba como un pájaro y hace
ALVARO: Niente paura!... Ahora tengo que irme... H a sido
tos como de alas con sus manos.)
troppo gentile, señora...
brillante.) movimien-
Buffone, buffone...
chiste... (Ella sonríe involuntariamente
forma en que... no estoy vestida... (Él retiene su mano ella se queda en los escalones
Ella prosigue
un
piantatela! L o t o m o en serio... cuando lo que hace es un
SERAFINA: Soy la viuda del b a r ó n Delle Rose... Disculpe la mientras
(Hace
muy tímidamente,
de la
jadeando
un
galería. poco.)
N o siempre estoy así... ¡A veces me arreglo!... Cuando vivía m i marido, siempre que él venía a casa, cuando v i IOO
ante las bromas
de él.) ALVARO: ¿ C u á n d o puedo traerle la camisa de vuelta? • R A F I N A : ¿ C u á n d o volverá a pasar? ALVARO: Pasaré esta noche para la cena. Volete? l
«i RA FINA: Entonces mire la ventana al pasar. Si las persia-
TENNESSEE
WILLIAMS
ñas están abiertas y hay luz en la ventana, puede detenerse para buscar su... saco... pero si las persianas están cerradas, mejor que no se detenga porque m i Rosa es-
Acto tercero
t a r á en casa. Rosa es m i hija. Fue a un paseo de campo... tal vez... esté en casa temprano... pero sabe c ó m o son los paseos de campo. Esperan... que salga la luna para... empezar a cantar... ¡ N o es que haya nada de malo en que dos personas adultas tengan una conversación tranquila!... pero Rosa tiene quince a ñ o s . . . tengo
ESCENA 1
que ser muy cuidadosa para darle un ejemplo perfecto. A L V A R O : M i r a r é la ventana... ¡ M i r a r é la ventana! (Imita a un pájaro volando
con alegres
silbidos.)
del mismo día. Los niños del
tstán jugando alrededor
SERAFINA: Buffone!
ALVARO (gritando
Es el atardecer
de la casa. Uno de ellos está
tando hasta cien de a cinco, gritando
desde afuera):
¡Eh, mocosos sinvergüen-
zas, bájense de ese c a m i ó n ! ¡Salgan de esas bananas!
te inclina contra la
(Se oye que su camión
arranca
Serafina se encuentra
y se aleja. Serafina se
en la galería, escrutando
el cielo con los
ojos.)
esa horrible mentira p o d í a ser verdad!
lleva un vestido
Por sus movimientos,
resulta evidente que tiene puesta
rriendo al patio llevando
con gesto triunfante
nojo de bananas. Una pequeña
(Se oye el sonido de un camión que se acerca por la ca-
dentes. Él la elude. Corren alrededor desvanece
y cae el
telón.)
una
posición
Pero el camión pasa sin detenerse.
La fa-
entra
co-
ia se le está volviendo
un gran
ma-
sela, yendo detrás del sofá para hacerlo.
Con muchos
ñidos, logra bajársela
cuando afuera
lo persigue con gritos
estri-
de la casa. La luz se
Oye el sonido
bastante intolerable hasta las rodillas,
de otro camión
y decide
con un ruido de frenos
• hirrían. Serafina se da cuenta de que A l v a r o está v ais esfuerzos
por sacarse
sacárgruse
que se acerca. Esta vez el ca-
mión se detiene en la carretera,
la faja, que ahora
bando las piernas, se vuelven frenéticos.
Avanza
103
que
llegando
le está
tra-
renguean-
do i desde atrás del sofá mientras Alvaro aparece enfrente la i asa.)
102
una
'•
li rtera. Serafina se pone de pie, adoptando
Un pequeño
Está
que no ha
n^ado desde la muerte de su marido y una rosa en el cabello.
Taray agachada. luz de la casa se extingue.
con-
mientras
en la sala, sentada en el sofá.
faja que le aprieta insoportablemente.
SERAFINA: Rosario, ¡ p e r d ó n a m e ! ¡ P e r d ó n a m e por creer que
(La
los números,
palmera.
••rutada rígida y formalmente, mantiene inmóvil
vecindario
de
TENNESSEE
A L V A R O (alegremente):
WILLIAMS
LA ROSA
Rondinella felice! ¡ M i r a r é por la
venta-naaa! Signora delle Rose! (La respuesta de Serafina a este saludo es un gemido angustia. Renguea y desesperadamente zones hacia las cortinas
de
avanza a los
trope-
que dividen las habitaciones,
llega
a ellas justo a tiempo para ocultarse,
mientras A l v a r o entra
en la sala desde la galería a través de la puerta de Lleva un paquete y una caja de
alambre.
bombones.)
SERAFINA (al principio faja de las piernas.) comodidad,
inaudiblemente):
Si, si, s o n ó q u i .
cuando por fin se saca la
Si, si, s o n ó qui! (Para tapar su in-
se afana acomodando
vasos de vino en una
dor. (Entra formalmente.)...
¿ N o s sentamos en el sofá?
¿ N o le gusta sentarse en el sofá?
SERAFINA: M e voy demasiado hacia a t r á s en ese sofá. M e gusta tener un respaldo recto d e t r á s . . . ALVARO: Esa silla no me parece c ó m o d a . SERAFINA: Esta silla es muy c ó m o d a . A L V A R O : ¡Pero es m á s fácil hablar en un sofá cuando son
bandeja.) ALVARO: ¡Oí el ruido de los vasos! ¡Déjeme ayudarla! (Cruza ansiosamente móvil,
SERAFINA: ¿Pasamos... pasamos a la sala? ALVARO: Supongo que es mejor que estar de pie en el come-
ALVARO (desilusionado):
(Luego fuerte y roncamente, Q)\
(Un pequeño entra corriendo en el patio, esconde algún misil invisible, saca la lengua y grita : "¡Iaaaaa!" Entonces sale corriendo hacia atrás de la casa.)
SERAFINA: Siéntese usted en el sofá. Yo me a c o m o d a r é en esta silla.
A L V A R O : C'é nessuno?
,
TATUADA
a través de la cortina pero se queda in-
dos! SERAFINA: Y O hablo tan bien en una silla como en un sofá... (Hay una pausa. A l v a r o se rasca el hombro
asombrado.)
nerviosa-
mente.) ¿Por q u é se rasca los hombros así?
SERAFINA: ¿Pasa... algo? A L V A R O : ¡ N O esperaba encontrarla tan linda! ¡Es una
joven
ALVARO: ¡ O h , eso!... Es una... costumbre... nerviosa... SERAFINA: Pensé que tal vez el traje no le quedaba bien...
viudita! SERAFINA: Usted... se a r r e g l ó . . .
ALVARO: C o m p r é este traje hace cuatro a ñ o s , para casarme.
ALVARO: ¡Fui a El barbero
SERAFINA: ¿Pero no se casó?
SERAFINA (desmayadamente,
ideall ¡Me hice todo! alejándose
un poco de él): Tie-
L o hizo examinar. M e cerraron la puerta en las narices.
ne... aceite de rosas... en el pelo... A L V A R O : O l i o di rose? ¿Le gusta el olor? (Afuera
ALVARO: A la chica le d i un circón en lugar de un brillante.
se oye el
grito salvaje y distante de unos niños y adentro hay
una
Si KAEINA: Creo que tal vez yo haría lo mismo. Ai VARO: ¿ C o m p r a r el c i r c ó n ?
pausa. Serafina sacude la cabeza lentamente con la infi-
Si KAFINA: N O , cerrarle la puerta.
nita herida de un recuerdo.)...
A usted... ¿ n o . . . le gus-
A1 VARO: Sus ojos no t e n í a n mirada sincera. Usted tiene ojos
ta... el olor? O h , entonces me saco el olor, voy y... (Se
de mirada sincera. ¡ D é m e la mano para que pueda de-
dirige hacia la parte trasera. Ella levanta la mano
cirle la fortuna! (Ella
para
detenerlo.) SERAFINA: N o , no, no, fa... niente... M e . . . gusta ese olor... 104
aparta su silla de él.) Veo dos
hombres en su vida. Uno muy buen mozo. E l otro nada buen mozo. Sus orejas son demasiado grandes, ¡ p e r o 105
TENNESSEE W I L L I A M S
LA ROSA T A T U A D A
no tan grandes como su c o r a z ó n ! Tiene tres a su car-
SERAFINA: C o n o c i ó a un marinero.
go...
ALVARO: O h , Dio! Con r a z ó n se la ve nerviosa.
¡En rigor tiene cuatro a su cargo! ¡Ja, ja, ja!
SERAFINA: ¿ Q u i é n es el cuarto a su cargo? A L V A R O : ¡El que tienen todos los hombres, su gasto mayor,
SERAFINA: N O quería dejarla salir con ej£ marinero. Tenía un anillo de oro en la oreja.
su mayor m o t i v o de problemas y su responsabilidad
ALVARO: M a d o n n a Santa!
mayor! ¡Ja, ja., ja!
SERAFINA: Esta m a ñ a n a ella se c o r t ó la m u ñ e c a . . . no mucho,
SERAFINA: Espero que no esté diciendo groserías. (Ella se levanta y le da la espalda. Luego descubre la caja de bombones.) ¿ Q u é es_gsa linda caja roja? A L V A R O : ¡Un regalo que le traje a una p e q u e ñ a señora nerviosa pero linda!
^ r ^ i e
SERAFINA: ¿Chocolates? Grazie! Pero estoy demasiado gorda.
pero lo suficiente para sangrar... ¡con un cuchillo de cocina! ALVARO: ¡Ay, ay! ¡Una chica m u y salvaje! SERAFINA: Tuve que ceder y dejar que l o trajera a verme. D i jo que era católico. L o hice arrodillarse frente a Nuestra S e ñ o r a , ahí, y prometerle que respetaría la inocencia de m i Rosa... ¿Pero c ó m o sé que era católico c/e verdad?
A L V A R O : N O está gorda, sólo está agradable y redondita. (Se
ALVARO (tomando
su mano): ¡Pobrecita s e ñ o r a preocupa-
extiende para pellizcar la carne cremosa de la parte su-
da? Pero hay que enfrentar los hechos. M á s tarde o m á s
perior de su brazo.)
temprano no r e s p e t a r á n la inocencia de su hija... ¿Te-
SERAFINA: N O , por favor. N o me ponga nerviosa. Si me pongo nerviosa voy a empezar a llorar de nuevo... A L V A R O : Hablemos de algo que le aparte la mente de sus problemas. ¿Dice que tiene una hija jovencita? SERAFINA (con voz estrangulada): Sí. Tengo una hija j o v e n cita. Se llama Rosa.
nía... un tatuaje? SERAFINA (sobresaltada):
¿Quiéri_tenía... qué?
ALVARO: El marinero amigo de su hija, ¿tenía un tatuaje? SERAFINA: ¡ C ó m o voy a saber si tenía o no un tatuaje! ALVARO: ¡Yo tengo un tatuaje! SERAFINA: ¿ Usted tiene un tatuaje?
A L V A R O : ¡Rosa, Rosa! ¿Es bonita?
ALVARO: Si, si, veramente! —
SERAFINA: Tiene los ojos de su padre y es salvaje, ¡de sangre
SERAFINA: ¿ Q u é tipo de tatuaje tiene?
obstinada! H o y fue el día de su g r a d u a c i ó n en la escue-
ALVARO: ¿De q u é tipo le parece?
la superior. Se la veía tan linda con su vestido de gasa
SERAFINA: O h , creo... que tiene... una chica de los Mares del
blanca con un gran ramo de ... rosas... A L V A R O : Apuesto que no m á s linda que su mamma... con esa rosa en el cabello.
.
SERAFINA: Bueno, tal vez un gran c o r a z ó n rojo con M A M A
SERAFINA: Sólo tiene quince a ñ o s . ALVARO: ¿Quince?
SERAFINA (estirándose
Sur sin ropas sobre... A i VARO: N i n g u n a chica de los Mares del Sur. escrito a través. ALVARO: Equivocada de nuevo, Baronessa.
la seda azul de la falda con mano du-
bitativa): Sí, sólo quince... ALVARO: Pero tiene novio, ¿ n o es cierto? 106
(Se saca la corbata y lentamente se desabrocha la camisa, mirándola
con una sonrisa intensamente 107
cálida.
Separa
TENNESSEE W I L L I A M S
la camisa desabrochada, desnudo.
LA ROSA T A T U A D A
dando vuelta hacia ella su pecho
Ella jadea y se pone de pie.)
SERAFINA: ¡Vuelvo a la casa! (Entra forzada
ALVARO (siguiéndola SERAFINA: ¡ N O , no, no!... ¡Una rosa nol (Lo dice como si estuviera.evadiendo A L V A R O : ¡SÍ, sí, una
sus
sentimientos.)
en la sala, todavía
con
calma.) adentro): Bueno, bueno, ¿qué ocurre?
SERAFINA: Tengo la sensación de que he... olvidado algo. ALVARO: ¿ Q u é ?
SERAFINA: N o j u i e d o recordar.
rosa!
SERAFINA: ;No... me siento bien! El aire está.»
ALVARO: N o ha de ser nada importante si no puedes recor-
ALVARO: Che fate, che fate, che dite?
darlo. Abramos la caja de bombones y comamos algu-
SERAFINA: ¡La casa tiene techo de chapa!... El aire es... ¡Ten-
nos.
go que salir de la casa para respirar! Scu... scusatemi! (Sale a la galería y se aferra de uno de los pilares dos de la galería para apoyarse, respirando
roncamente
con una mano en la garganta. El sale con lentitud.) ALVARO (cariñosamente):
SERAFINA (ansiando una distracción):
(Alvaro pone un chocolate en su mano. Ella lo mira sin expresión.)
¡ N o quise sorprenderla!... M i d i -
sipiace molto!
ALVARO: C ó m e l o , come el b o m b ó n . ¡Si no lo comes, se te
SERAFINA (con forzada calma): ¡ N o . . . hable de eso! Cualquiera puede tener una rosa tatuada... N o quiere decir
derretirá en la mano y te dejará todos los dedos pegajosos!
nada... Usted sabe lo que es un techo de chapa. Absor-
Si KAFINA: Por favor, yo...
be el calor todo el día y no se enfría hasta... mediano-
Ai VARO: ¡ C ó m e l o !
che...
'>i RAFINA (débilmente
ALVARO: N O , no, no hasta medianoche. (Ella hace un débil sonido
risueño,
¡Sí! ¡Sí, abre la caja!
tornea-
está bastante
sin aliento e inclina
frente contra la columna de la galería. dos delicadamente
y asqueada): N o J J u ^ o ^ j i o j ¿ u e d o ,
¡ni£jhogajial j S ^ i r á m d & m ,
su
Ai V A R O : ¡Ponió en m i boca! (Ella le pone un bombón
El pone sus de-
boca.) A h o r a mira. ¡Tus dedos están pegajosos!
sobre la parte baja de la espalda de
ella.) Hace calor en el cuarto... así que tiene que dormir sin nada encima...
• RAEINA: ¡Oh!.. ¡ M á s vale que me vaya a lavar! (Se levanta insegura. El le toma las manos y le lame los dedos.) \IVARO:
SERAFINA: N o , no... se pueden soportar las colchas... A L V A R O : N i siquiera puede soportar un... \camisón\
en la
¡ M m m m m m ! ¡ M m m m m m ! ¡Rico, muy rico!
i RAFINA: ¡Basta de eso, basta de eso, basta de eso! Eso... no (Los
dedos de él aprietan la espalda de ella.)
es... agradable... Ai V A R O : L a m e r é el chocolate en t u lugar. Si KAFINA: ¡ N o , no, no!... ¡Soy la madre de una chica de
SERAFINA: P q r _ f a x ° ^
quince a ñ o s !
mirando! A L V A R O : ¡ H a c e tanto que no siento el tacto suave de una
\\ VARO: Eres tan vieja como tus arterias, Baronessa. Ahora
mujer! (Ella jadea con fuerza y se vuelve hacia la puer-
tiéntate. ¡Ahora tienes los dedos blancos como la nieve! i H M I N A : N o . . . entiendes... c ó m o me siento...
ta.) ¿ A d o n d e vas? 108
109
TENNESSEE
LA ROSA
WILLIAMS
SERAFINA
A L V A R O : T Ú no entiendes c ó m o me siento yo. SERAFINA (dubitativa): él extiende
¿ C ó m o te... sientes? (En
respuesta,
las palmas de sus manos hacia ella como si
fuera una chimenea en una habitación
helada.)...
¿Qué
A L V A R O : La noche está cálida, pero siento como si se me esSERAFINA: Mala... circulación.
inclinado
avanzando
un poco con
como un mendigo.)
torpe-
¡Del otro
lado de la h a b i t a c i ó n siento la dulce calidez de una señora SERAFINA (retirándose
bajo del
sofá.) Usted les habla con dulzura a las
sillo?... Va via, vigliacco! (Ella sale con gesto de grandeza de la habitación,
cerrando
dubitativa):
O h , hablas con palabras
las cortinas
entre las manos.
Después
cortinas.)
se acerca tímidamente
a las
Baronessa?
SERAFINA: Recoja lo que dejó caer al suelo y vaya al Square Roof con eso. Buona nnrre[
\5Ws>*~
ALVARO: Baronessa! (Abre las cortinas
mujer. A L V A R O : N o , no, sé... sé que eso es lo que calienta el mundo, ¡es lo que lo produce el verano! (Aferra la mano que ella tiene defensivamente
delante de ella y la aprieta
pecho con una fuerza aplastante.)
a
Sin eso, las
rosas... la rosa no crecería en el arbusto; ¡la fruta no
tras de sí.
Él cuelga su cabeza desesperadamente ALVARO (con una vocecita):
dulces. Creo que hablas dulcemente para e n g a ñ a r a una
su propio
... ¡ N o , no, justo al lado de su pie!
cuando se da cuenta de qué es lo que
mujeres, ¿y después deja caer semejante cosa de su bol-
A L V A R O : N O , \demasiada circulación! (Alvaro se vuelve tréza, ligeramente
mira hacia abajo.) ALVARO (espantado
SERAFINA (ferozmente):
tuvieran... ¡helando las manos!
implorante,
M e gusta mucho la poesía. ¿Es
un pedazo de poesía lo que se le c a y ó del bolsillo? (Él
ella ha visto): O h , ¡eso... eso no es nada! (Lo patea de-
quiere decir... eso}
mulamente
(ominosamente):
TATUADA
poy-C
y espía a través
de
ellas.) SERAFINA. Le dije buenas noches. Esto no es ninguna casa privata. l o , non s o n ó puttana! ALVARO: ¡Entender es... m u y . . . necesario! SERAFINA: Entiendo m u c h í s i m o . Usted cree que se c o n s i g u i ó una cosa buena, ¡una cosa barata!
crecería en el á r b o l ! SERAFINA: Ya sé, y el c a m i ó n . . . ¡el c a m i ó n no t r a n s p o r t a r í a
ALVARO: ¡ C o m e t e un error, Baronessa! (Entra y cae de rodi-
bananas! Pero, s e ñ o r Mangiacavallo, ésa es mi mano,
llas a su lado, apretando su mejilla al flanco de ella. Ha-
no una esponja. Tiene huesos. ¡Y los huesos se rompen!
bla rapsódicamente.)
A L V A R O : Scusatemi, Baronessa! (Le devuelve una reverencia.)
la mano
con
Para m í es invierno, porque en m i vida
no tengo la dulce calidez de una s e ñ o r a . ¡Vivo con las manos en los bolsillos! (Mete las manos en los bolsillos car. Un pequeño
de sus pantalones,
violentamente
luego las vuelve a sa-
disco envuelto en celofán
cae al
suelo,
¡Una s e ñ o r a tan suave! ¡Tan, tan,
tan, tan, tan suave... es una s e ñ o r a ! si RAFINA: Andate via, sporcaccione, á n d a t e a casa! Lasciatemi! Lasciatemi stare! bzyi¿Mr«i
^¡^rCdCch^C
es-fe-rrL
(Ella pega un salto y corre hacia la sala. Él la sigue. La per•ri ución es grotescamente violenta y cómica. Cae una
lámpa-
sin que él se dé cuenta, pero no es el caso de Serafina J...
1,1 de pie. Ella aferra la caja de bombones y amenaza con ano-
¡ N o le gusta la poesía!... ¿ C ó m o puede hablarle un
társela a la cara si sigue avanzando
hombre?
ii >ilillas, se agacha y golpea el piso con los puños,
hacia ella. Él cae de sollozando.)
TENNESSEE W I L L I A M S
LA ROSA T A T U A D A
ALVARO: Q u e r í a estar... cerca de usted... hacerla... feliz... ALVARO: ¡Todo en m i vida resulta así!
SERAFINA: ¡Dígaselo a los infantes de marina! (Él se pone el
SERAFINA: ¡Levántese, l e v á n t e s e , l e v á n t e s e ! . . . ¡nieto del
sombrero
con gesto de disculpa.)
¡Se c o n s i g u i ó el tatua-
idiota del pueblo! H a y gente que lo mira a través de esa
je y la caja de bombones después de cenar y enseguida
ventana, la... strega de al lado... (Él se levanta
vino a q u í a e n g a ñ a r m e !
mente.) ¿Y d ó n d e está la camisa que le presté? za torpe y abyectamente
lenta(Élavan-
a través del cuarto y le alcanza
un paquete envuelto con gran
prolijidad.)
ALVARO: M i hermana lo envolvió para usted... ¡Mi herma-
ALVARO: C o m p r é la caja de bombones hace tiempo. SERAFINA: ¿ H a c e cuanto tiempo? ¡Si n o es una pregunta muy
personal!
A L V A R O : La c o m p r é la noche en que la chica a la que le
na estaba muy contenta de que hubiera conocido a esa
r e g a l é . . . el c i r c ó n . . . me d i o con la puerta en las na-
linda s e ñ o r a !
rices.
SERAFINA: ¡A lo mejor piensa que voy a pagar la cuenta de la verdulería mientras ella juega a la quiniela! ALVARO: Ella no piensa nada por el estilo. Es solterona m i hermana. Ella quiere... sobrinos... sobrinas... SERAFINA: ¡Le dice de m i parte que yo no doy sobrinos ni sobrinas!
SERAFINA: Que eso sea una lección. N o trate de e n g a ñ a r a las mujeres. ¡ N o es l o suficientemente inteligente!... A h o r a vuelva a tomar la camisa. Puede q u e d á r s e l a . ALVARO: ¿Eh?
SERAFINA: Q u é d e s e l a . N o la quiero de vuelta. ALVARO: Acaba de decir que la q u e r í a . SERAFINA: ES una camisa de hombre, ¿o no?
(Alvaro se rasca los hombros violentamente a causa de su incomodidad
y avanza con torpeza hasta donde ha dejado su
sombrero. Le sopla el polvo y le frota la copa con la manga. Serafina aprieta un nudillo contra sus labios mientras observa
ALVARO: Acaba de acusarme de tratar de r o b á r s e l a . SERAFINA ¡Bueno, me ha puesto nerviosa! A L V A R O : ¿ES culpa m í a que sea viuda desde hace tanto tiempo?
sus gestos torpes. Está un poco avergonzada por la humildad
SERAFINA: ¡ C o m e t e un error!
de él. A continuación
ALVARO: ¡ Usted comete un error!
habla con la gran dignidad de una viuda
cuya respetabilidad ha superado la prueba.) SERAFINA: A h o r a , s e ñ o r Mangiacavallo, por favor d í g a m e la verdad sobre una c o s a . ; Cuándo
su sombrero):
(Hay
una pausa. Los dos suspiran
profundamente.)
se hizo poner el ta-
tuaje en djaecJao? ALVARO (tímida
SERAFINA: ¡LOS dos cometemos u n error!
ALVARO: T e n d r í a m o s que haber sido amigos, pero creo que
y tristemente,
mirando hacia abajo, hacia
nos encontramos el día equivocado... ¿ S u p o n g a que
M e lo hice poner esta noche... después de
salgo, vuelvo a entrar por la puerta y empezamos todo
cenar...
de nuevo?
SERAFINA: ESO es lo que pensaba. Se lo puso porque le conté sobre el tatuaje de m i marido.
112
SERAFINA: N O , creo que no sirve para nada. Para m í , el día estaba arruinado, por empezar, a causa de dos mujeres.
"3
TENNESSEE W I L L I A M S
LA ROSA T A T U A D A
¡ H o y dos mujeres me dijeron que m i marido me h a b í a
ALVARO: Baronessa, el cuchillo sobresale de su cartera. (Él
puesto los cuernos!
aferra el cuchillo.)
ALVARO: ¿ C ó m o es posible ponerle los cuernos a una viuda?
SERAFINA: ¡Cortarle a una mujer la lengua mentirosa que tie-
SERAFINA: ¡ESO fue antes, antes! M e dijeron que m i marido
ne en la boca! ¡Decir que lleva el tatuaje de m i marido en
tenía una aventura con una mujer del Square Roof.
su pecho porque él me había puesto los cuernos! ¡Le voy
¿ C ó m o era el nombre de la camisa, sobre el pedazo de papel? ¿Se acuerda del nombre?
¿ Q u é quiere con esta arma?
a cortar el c o r a z ó n a esa mujer, ella me lo c o r t ó a mí! ALVARO: ¡Nadie va a cortarle el c o r a z ó n a nadie!
ALVARO: M e dijo que... SERAFINA: ¡Dígame! ¿Se acuerda?
(Afuera
ALVARO: M e acuerdo del nombre porque conozco a la mu-
se oye un auto y Serafina se apresura
a la gale-
ría.)
jer. El nombre es Estelle Hohengarten. SERAFINA: ¡Lléveme allí! ¡Lléveme al Square Roof! ... ¡Es-
SERAFINA (gritando):
pere, espere!
Eh... Taxi amarillo, Taxi, Taxi... ama-
rillo... (El auto pasa sin detenerse.
Con un gemido
ra-
bioso se interna en el patio. Él la sigue con un vaso de (Se zambulle en el comedor, saca un cuchillo del aparador y lo guarda en su cartera. Entonces rriendo,
con el filo del cuchillo sobresaliendo
del
cajón
vuelve co-
de la
vino.)...
Algo me duele... en el c o r a z ó n . . .
Al VARO (conduciéndola
cartera.)
cariñosamente
de vuelta a la casa):
Baronessa, beba este vino en la galería y mantenga sus ojos en esa estrella. (Él la conduce a un pilar de la gale-
ALVARO (advirtiendo
el cuchillo):
Hay que... pagar para po-
ría y pone el vaso en su mano temblorosa.
der entrar ahí...
Venus. Es la única estrella femenina del cielo. ¿ Q u i é n la
ra, ahora mismo!
puso allí? ¿El s e ñ o r Siccardi, el gerente de transportes
ALVARO: La diversión no empieza hasta medianoche.
ile la C o m p a ñ í a S u r e ñ a de Frutas? N o . Dios la puso
SERAFINA: Voy a empezar antes la diversión.
allí. (Él entra en la casa y saca el cuchillo
ALVARO: El espectáculo de la pista empieza a medianoche. SERAFINA: ¡YO voy a empezarlo! (Se apresura
al
al Square Roof desde m i casa! ¡Sí, viene a m i casa y me lleva al Square R o o f en este mismo momento! M i di-
(Toma el teléfono.) || R A F I N A :
Al V A R O :
cartera.)
Explanada 9-7-0.
¿ Q u é está haciendo?
Beba ese vino que voy a arreglar todo este proble-
111.1 por usted. (En el teléfono.)
rección es... ¿cuál es m i dirección? ... M i n ú m e r o es 64,
Quiero hablar con la
chica que da cartas de blackjack, por favor, la s e ñ o r i t a
de la calle Front. ¡Súbito, súbito... r á p i d o !
I Melle Hohengarten... 1 RAFINA:
carnero.)
de su
Y sin embargo hay alguna gente que no cree en nada.
teléfono.)
Taxis Amarillos, por favor, Taxis Amarillos. ¡ Q u i e r o ir
bala el
ella se
somete.) ¿Sabe el nombre de esa estrella? Esa estrella es
SERAFINA: ¡YO les voy a cobrar una entrada! ¡Lléveme aho-
(Afuera
Ahora
I
¡ N o hable con esa mujer, m e n t i r á !
i ' o : Estelle Hohengarten no miente. Da las cartas sin hacer trampa... ¿Estelle? Habla Mangiacavallo. Tengo
114 115
TENNESSEE W I L L I A M S
LA ROSA T A T U A D A
que hacerle una pregunta personal. Tiene que ver con un camionero m u y buen mozo, que ahora está muerto,
• R A F I N A (incorporándose
del sofá a los tropezones):
El
cuarto... da vueltas...
pero que en una é p o c a fue un personaje muy conocido
ALVARO: Tiene que quedarse recostada un poco m á s . L o sé,
en el Square Roof. Su nombre era... (Se da vuelta inte-
sé lo que necesita. Una toalla con un poco de hielo pa-
rrogativamente pie.)
hacia la puerta donde Serafina está de
¿ C ó m o era su nombre, Baronessa?
SERAFINA (respirando
ra ponerse en la frente... Baronessa... Se queda a h í que yo lo preparo. (Entra en la cocina y grita.) Torno súbi-
apenas): ¡Rosario delle Rose!
to, Baronessa!
ALVARO: Rosario delle Rose era el nombre. (Hay una pausa.) É vero?... M a ! Che peccato...
(El pequeño
entra corriendo
I mitra el tronco inclinado (Serafina deja caer su vaso y entra de un salto a la sala pegando un grito salvaje. Le arrebata el teléfono
en el patio.
de la palmera,
Se
reclina
contado
en voz
tita.)
a Alvaro y
grita en el tubo.)
I i i'i;QUEÑO: Cinco, diez, quince, veinte, veinticinco, treinta...
SERAFINA (enfurecida):
¡ H a b l a la esposa! ¿ Q u é sabe de m i
marido, cuál es la mentira? (Se oye una voz estridente
(Desde la cocina, se lo oye a Alvaro cortando el hielo.)
del otro lado del cable.)
• i RAFINA: Dove siete, dove siete? Ai VARO: I n cucina!... Ghiaccio...
L A V O Z (fuerte y claro): ¿ N o se acuerda? Le llevé la seda color
M KAFINA: Venite q u i !
rosa para hacer una camisa. Usted dijo: "¿Para un hom-
ALVARO: Súbito, s ú b i t o . . .
bre?" y yo dije: "Sí, ¡para un hombre que es salvaje como
'.i RAFINA (volviéndose
un gitano!" Pero si cree que soy una mentirosa, ¡venga
hacia el altar, con los puños
cerra-
dos): N o n , voglio, n o n voglio farlo!
a q u í y déjeme que le muestre su rosa tatuada en m i pecho! (Pero avanza lenta, compulsivamente (Serafina sostiene el teléfono tamente se hubiera incendiado.
lejos de ella como si súbiDespués,
pegando
terrible, lo arroja al suelo. Avanza mareada y a los nes hacia la Madona. suavemente
hacia el altar, con
extendido.)
un grito tropezo-
A l v a r o le aferra el brazo y la empuja
al sofá.)
I i i'i.QUEÑO: Setenta y cinco, ochenta, ochenta y cinco, noventa, noventa y cinco, ¡cien! (Entonces,
salvajemente)
¡Listos o los voy a agarrar!
A L V A R O : Piano, piano, Baronessa! Esto se irá, esto p a s a r á en un momento. (Pone una almohada luego vuelve a colocar el teléfono
mi brazo tembloroso
detrás
en su lugar.)
de ella,
(Ante el grito, Serafina aferra la urna de mármol ,nioja
violentamente
\n;iiintáneamente,
al rincón más lejano de la
y la
habitación.
se cubre el rostro. Afuera se escucha a
117
TENNESSEE
LA ROSA T A T U A D A
WILLIAMS
las madres llamando a sus hijos a casa. Sus voces son tiernas como música, desvaneciéndose mente. Los niños aparecen sa, agotados por su juego
y oyéndose
con lentitud
A L V A R O : Ciao!
alternativa-
al costado
de la ca-
(Alvaro se precipita
por los escalones
baja hasta el patio. El carnero
salvaje.)
y se va. Serafina
bala. Ella murmura
salvaje-
mente para sí misma:) ¡Vivi! ¡Vi-vi!
GlUSEPPlNA:
SERAFINA: S o n ó una bestia, una bestia feroce!
PEPPINA: ¡ S a l v a t o r e !
VlOLETTA: ¡Bruno! ¡Ven a casa, ven a casa! (Va rápidamente (Los
niños se dispersan. Alvaro vuelve con el picahielo.)
SERAFINA (sacándose
las manos
hielo... (Mira a su alrededor, una fuerza cuerpo
de la cara): N o q u i e r o en apariencia
feroz en su cuerpo.
tiembla con violencia,
reuniendo
Su voz está ronca, tiene los ojos
su
ella de-
las luces pasan sobre la
casa. Serafina entra por la puerta
trasera.
gran violencia,
ALVARO: R o m p í la punta del picahielo.
al fondo de la casa. Mientras
saparece, se oye alejarse al camión; jadeando
y resollando.
Madona y se dirige a ella apasionadamente, plosivos,
inclinándose
Se mueve
Se apresura
con
hasta la
con gestos
ex-
para que su rostro esté al mismo
ni-
vel de la imagen.)
fruncidos ¡ A h o r a le
Si RAFINA: Ora, ascolta, Signora! ¡Tenías esta casita en la
v o y a mostrar que una mujer puede ser tan salvaje
palma de t u mano y la destrozaste! ¿ R o m p i s t e esta ca-
y tan fuerte c o m o u n h o m b r e ! (Se dirige
sita con t u mano como si fuera el huevo de un p á j a r o
y resplandecientes,
puerta,
los puños
la abre y grita.)
cerrados.)
hacia
la
Buona notte, s e ñ o r M a n g i a -
porque odias a Serafina?... ¡Serafina que te
amabal...
N o , no, no, ¡no hablas! ¡ N o te creo, Señora! ¡Eres s ó l o
cavallo! A L V A R O : Usted... ¿usted quiere que me vaya a casa ahora?
una m u ñ e q u i t a con la pintura descascarada y ahora yo
SERAFINA: N o , no; senti, cretino! (En un susurro
apago la luz y me olvido de t i como tú te olvidaste de
estridente.)
Salga como si estuviera por irse. Se lleva el c a m i ó n fue-
Serafina! (Sopla la luz de vigilia.) Ecco...
fatto!
ra de la vista, donde la bruja no pueda verlo. Entonces vuelve y yo dejo la puerta trasera abierta así usted entra.
(Vero ahora está súbitamente
asustada; la vehemencia
¡Ahora, dígame a d i ó s para que todos los vecinos que es-
m Osadía se han agotado.
tán cerca puedan oírlo! (Ella grita.) Arrivederci!
< i ' < < m los ojos girando aprensivamente
A L V A R O : ¡Ja, ja! Capish! (Él también (Corre al pie de los escalones del
grita.)
Arrivederci!
terraplén.)
SERAFINA (todavía más fuerte): Buona notte! ALVARO: Buona notte, Baronessa! SERAFINA (con voz sofocada):
Deles mis saludos; deles mis
saludos... a todos... Arrivederci! 118
i I loro
le grazna.
' ni Jos siniestros,
Jadea un poco y se aparta del al-
El carnero
de un lado al otro,
bala. La noche está llena de
ásperos gritos de pájaros y súbitos
| | alas en el matorral
y
de cañas, el distante estallido
golpes de risa
• Ir un negro. Serafina se retira hacia la ventana y abre
más
i > persianas para que entre la luz de la luna. Se queda de \ imito a la ventana, jadeando 119
con un puño apretado
con-
TENNESSEE W I L L I A M S
LA ROSA T A T U A D A
tra su boca. Se abre una puerta en la parte trasera de la ca-
ROSA (inclinado la cabeza hacia atrás, contra él): Fue el día
sa. Serafina retiene el aliento y se ubica, como para gerse, detrás del maniquí
de la puerta trasera, llamándola gran
prote-
de la novia. Alvaro entra a través suave y roncamente,
con
excitación.)
m á s feliz de m i vida y esta es la noche m á s triste... (Él se agacha frente a ella.) SERAFINA (desde adentro de la casa): ¡ A a a a a h h h h h h h h h ! JACK (pegando un salto, sobresaltado):
¿ Q u é es eso?
ROSA (resentida): ¡ O h ! Es mama s o ñ a n d o con m i padre. A L V A R O : Dove? Dove sei, cara? SERAFINA (débilmente): A L V A R O : ¡ A p a g a s t e la
JACK:
S o n ó qui...
¡ M e siento como un
podrido infame! ROSA: ¿Por qué?
luz!
SERAFINA: La luna basta... (Él avanza hacia ella. Sus dientes blancos brillan cuando sonríe. pocos pasos alejándose
¡ M e siento... como u n . . . infamel
Serafina retrocede
unos
de él. Habla trémulamente,
ha-
JACK: Esa promesa que le hice a t u madre. ROSA. La odio por eso. JACK: Querida..., Rosa, ella... quería protegerte.
ciendo un gesto torpe hacia el sofá.) Ahora podemos seguir con nuestra... conversación... (Retiene
súbitamente
(Se oye un grito largo desde la parte trasera de la casa:
el aliento.)
"¡Ohhhhh...
Rosario/'v
(Baja el telón.)
ROSA: Ella quería que yo no tuviera eso con lo que está soñando... |ACK: N O , no, querida, ella... quería... protegerte....
ESCENA 2 (El grito de adentro se repite Es justo antes de que amanezca sa y Jack aparecen
al día siguiente.
en la cima de los escalones
del
Roterra-
suavemente.)
ROSA: ¡Escúchala haciendo el amor en s u e ñ o s ! ¿Es eso lo que quiere que yo haga, sólo... soñar con eso?
plén.
| \( K (humildemente):
ROSA: Pensé que nunca se irían. (Baja los escalones y va de-
I 1 ISA: ¡Mejor que... tul (Habla como si la posibilidad
Ella sabe que su Rosa es una rosa. Y
quiere que su rosa tenga algo... mejor que yo... lante de la casa, entonces lo llama.) Ven a q u í .
demasiado
fuera
ridicula para siquiera pensar en ella.)
| A( K: M e ves a través de... cristales... color de rosa... (Él obedece dubitativamente. La escena se representa
Los dos están muy
lo más cerca posible del
serios. público.
l'i »SA: ¡Te veo con amor! Im K: Sí, pero tu m a m á me ve con... sentido c o m ú n . . . (Sera-
Ella se sienta muy derecha. Él se pone de pie detrás de Ro-
fina vuelve a gritar.) ¡Tengo que irme! (Ella lo mantie-
sa con sus manos sobre los hombros
ne aferrado.
de ella.)
Un gallo canta.) ¡ Q u e r i d a , es tan tarde que
los gallos están cantando! I2.0
121
LA ROSA
TENNESSEE W I L L I A M S ROSA.
ROSA: Son tontos, son tontos, ¡es temprano! JACK: Querida, en esa isla casi olvido m i promesa. Casi, pe-
Mañana.
ROSA. ¿ C u á n d o sale tu barco?
R O S A : ¡ O l v í d a t e de la promesa!
J A C K : La hice de rodillas frente a Nuestra S e ñ o r a . Ahora
JACK:
Mañana.
ROSA: ¿ A d o n d e ?
tengo que irme, querida. ROSA (abrazándolo
¡Es la única cosa de m i vida que quiero recordar!...
¿ C u á n d o vuelves a Nueva O r l e á n s ? JACK:
ro no del todo. ¿Entiendes, querida?
TATUADA
ferozmente):
¡ T e n d r á s que romperme
| A C K : A Guatemala. SERAFINA (desde la casa): ¡ A a h h h !
los brazos para hacerlo! JACK: ¡Rosa, Rosa! ¿Quieres volverme loco?
ROSA: ¿Es un viaje largo?
ROSA: Quiero que no recuerdes.
JACK:
JACK: ¡Eres una criatura t o d a v í a ! Quince... ¡quince a ñ o s es
D e s pué s de Guatemala, Buenos Aires. Después de Bue-
nos Aires, R í o . Después, alrededor del Estrecho de M a gallanes y subiendo de vuelta por la costa oeste de Amé-
muy chica!
rica del Sur, d e t e n i é n d o n o s en tres puertos antes de
ROSA: Caro, caro, carissimo! JACK: ¡Tienes que ahorrar algunos de esos sentimientos pa-
atracar en San Francisco. ROSA: N o creo que vuelva... a verte otra vez...
ra cuando crezcas! ROSA: Carissimo!
| A C K : ¡El barco no se va a hundir!
JACK: ¡ G u a r d a un poco de ellos hasta que crezcas!
ROSA (débil y desaladamente):
N o , pero... creo que p o d r í a
ROSA: ¡Hace dos a ñ o s que crecí!
o c u r r i r s ó l o una vez, y si no ocurre esa vez, d e s p u é s
J A C K : N O , no era eso lo que
nunca m á s . . . p o d r á . (Un gallo canta. Se enfrentan
yo...
ROSA: ¡Lo suficientemente grande como para casarme y teJACK (pegando un salto): ¡ O h , Dios... m í o ! (Da vueltas alde ella, golpeándose
con el puño y apretando
N o tienes que ser muy
viejo para comprender c ó m o funciona. Una vez, una
ner un... bebé! rededor
al otro triste y silenciosamente.)
uno
repetidamente
la palma
los dientes en una mueca. De
¿ O t r a s veces? Sí... serían algo importante... Pero sólo una vez, Dios... para recordar... (Con un pequeño
sus-
piro, ella cruza para recoger la gorra blanca de él y se la
pronto habla.) ¡Tengo que irme! ROSA: ¿Quieres que grite? (Él gime y se aparta de ella para retomar su círculo desesperado. Rosa está le el camino con su cuerpo.)...
vez, s ó l o una, p o d r í a ser... ¡Dios!... para recordar...
bloqueándo-
¡Lo sé, lo sé! ¡ N o me
alcanza gravemente.)...
Lamento que para t i no haya...
significado... tanto... JACK
(tomando la gorra y arrojándola
al suelo): ¡Mira! ¡Mi-
quieres a mí! (Jack gime a través de sus dientes apreta-
ra mis nudillos! ¿Ves las costras en mis nudillos? ¿Sabes
dos.) N o , no, no me quieres a m í . . .
c ó m o aparecieron ahí? ¡Aparecieron a h í porque golpeé
JACK: ¡Ahora tú me escuchas! ¡Casi te metiste en problemas hoy en esa isla! ¡Casi lo hiciste pero no del todo!... N o
mis nudillos muy fuerte contra la cubierta del bote! ROSA: ¿ P o r q u e . . . no p a s ó del todo? (Jack sacude la cabeza
p a s ó del todo y no se hizo n i n g ú n d a ñ o así que puedes...
de arriba abajo en un asentimiento
olvidarlo...
lento a su pregunta. Rosa toma su gorra y se la devuel-
122
123
grotescamente
vio-
TENNESSEE
ve una vez más.)...
WILLIAMS
LA ROSA T A T U A D A
¡Por la promesa a mama! Nunca la
audible
p e r d o n a r é . . . (Hay una pausa.) ¿A q u é hora de la tarde tienes que estar en el barco?
JACK (sin aliento):
J A C K : ¿ P o r qué? ROSA:
contra
el de él.) ¡Búsca-
En toda m i vida, nunca sentí nada tan
dulce como tu cuerpecito cálido en mis brazos...
Sólo dime a q u é hora.
J A C K : ¡A las cinco!... ¿Por qué? ROSA:
ella inclina su rostro
me! ¡Estaré allí!
(Se separa con violencia
¿ Q u é vas a hacer hasta las cinco?
el pie de los escalones
JACK: Bueno, sería un maldito mentiroso si te dijera que voy
y corre hacia el camino.
mira ferozmente
tigre a través de los barrotes
Desde
hacia ella, como un
de una jaula. Ella se cuelga de
a... recoger un ramo de margaritas en el parque A u d i -
dos columnas de la galería, con el cuerpo inclinándose
bon... ¿Es eso lo que quieres que te diga?
cia
ha-
afuera.)
R O S A . N O , dime la verdad.
JACK: Está bien, te diré la verdad. Voy a registrarme en al-
KoSA: ¡Búscame! ¡Estaré allí!
g ú n hotelucho de la calle N o r t h Rampart. ¡Entonces me voy emborrachar! Y después me voy a... (No completa la oración pero ella lo comprende. rra más sentadoramente
sobre su cabello
Le pone la gorubio.)
ROSA. Hazme un favorcito. (La mano de ella se desliza por
(Jack sale corriendo
de la casa. Rosa vuelve
adentro.
I desganadamente se saca el vestido y cae sobre el diván en risa, pateando los zapatos. Entonces
se echa a llorar,
uno llora sólo una vez en la vida, y la escena se
como
oscurece.)
la mejilla de él hasta su boca.) Antes de emborracharte y antes de... antes de... JACK: ¿Qué?
ROSA: M i r a en la sala de espera de la estación de ó m n i b u s
I M:ENA3
Greyhound, por favor. ¡A las doce del m e d i o d í a ! J A C K : ¿ P o r qué?
Han pasado tres
ROSA. Puede que me encuentres allí, e s p e r á n d o t e . . .
horas.
Primero tenemos la visión exterior
JACK: ¿ Q u é . . . q u é va a resolver eso?
II mtra un cielo nocturno,
ROSA: Nunca estuve en un hotel pero sé que tienen n ú m e r o s
nenlo de estrellas de Nuestra Señora.
en las puertas y a veces... los n ú m e r o s traen... suerte...
1, unente más
del pequeño
edificio
que es como el manto azul
tachó-
Está poniéndose
lige-
pálido.
¿ N o es así?... ¿A veces?... ¿Traen suerte? JACK: ¿ Q u i e r e s que me gane diez a ñ o s en el calabozo del barco?
(La débil luz revela a Rosa dormida en el diván. No esta cubierta por las colchas porque ha sido una noche
ROSA: Q u i e r o que me des ese anillito de oro que tienes en
v en la superficie
cóncava
la oreja para p o n é r m e l o en el dedo... ¡ Q u i e r o darte mi
n osa como el interior de una conchilla,
c o r a z ó n para que l o guardes para siempre! ¡Y siem-
• una dormida que sólo lleva un calzón
pre! ¡Y siempre! (Lentamente 124
y con un suspiro
apenas
cálida
de la tela blanca, ligeramente
está el cuerpo de la blanco.
Un cuervo grazna. Un suave viento mueve las 125
lus-
cortinas
TENNESSEE
WILLIAMS
LA ROSA T A T U A D A
blancas hacia adentro y las ramas de viña contra las ventanas, y el cielo se aclara lo suficiente trompetas
púrpuras
como para distinguir
de las campanillas
las
contra el azul
pálido del cielo, en el que el planeta Venus sigue
muy
brillando.
En la parte trasera de la casita se oye que alguien roncamente
y gime, como lo hace un hombre
tose
que ha bebi-
do mucho la noche anterior. Los resortes de la cama
crujen
cuando se levanta una figura pesada. La luz se derrama levemente a través de las cortinas, entre los dos cuartos del
ahora cerradas,
a los tropezones,
botella de espumante
y Alvaro
en el comedor
entra
con la última
bajo el brazo, los ojos apenas
tos, las piernas flojas y haciendo
prolongada,
como
el "baaa"
para espiar más atentamente
abier-
"Uh, uh, uh, uh, uh, uh,
la visión.
El carnero vuelve a
espumante,
luego se pone
de rodillas
a los
niño espiando pitiendo:
las vitrinas de una tienda de caramelos
"Che bel-la, che bel-la!",
mientras
¡olí un tremendo ile un precipicio,
esfuerzo,
la niña dormida
puestos y el pecho desnudo.
do entra choca con el maniquí
Cuan-
de la viuda, retrocede
trope-
zando, le palmea el vientre inflado con gesto tímido y apologético y dice:)
de salto de rana,
alegre. De pronto
taii violentamente
de Ribera!
costado sobre
diciendo sorpresa
Rosa se despierta. y salta del
Grita, diván
que A l v a r o cae al suelo.
Serafina grita casi instantáneamente lanza a través del comedor
después de Rosa. Se
con su camisón desgarrado
y en
desorden. Al ver al hombre agachado junto al diván su estupefacción
¡Scusami, Signora, soy nieto del tonto del pueblo
lle-
Lentamente,
"Che bel-la!" bastante fuerte esta vez, en tono de
momentánea
se convierte en un estallido de furia
\alvaje. Se lanza hacia él como un gran pájaro, ALVARO:
de afuera
como si estuviera en el
en posición
un
y re-
se yergue contra el diván y se agacha
incluso antes de estar del todo despierta,
de una temprana comedia de Chaplin. El
has-
ta los pies de la cama, luego se inclina contra ella como
inocentemente
ma, casi fantástica,
tropezones,
mientras la botella vacía rueda. Se arrastra de rodillas
La escena debería representarse
con la ligereza de pantomi-
carnero.
balar. A l v a r o susurra en voz más alta: "Che bel-la!" Bebe el
uh...", como si se tratara de la respiración de un perro viejo.
sólo lleva los pantalones
del
Con sus piernas flojas avanza unos pocos pasos y se inclina
van balidos del carnero en forma de antífona.
Se oyen pasos pesados de pies desnudos rápidamente,
que hay
frente.
enormemente
arañar y manotear a la figura atontada. 11' evita sus golpes, zambulléndose
tratando
de
Con un brazo, Alva-
en el piso y
arrastrándose
M i ta el comedor. Ella aferra la escoba, con la que lo golpea (Alvaro retrocede, golpea la mesa y el impacto nuevamente
lo lanza
hacia las cortinas de la entrada a la sala. Abre
en la cabeza, las nalgas y los hombros
mientras él se arrastra
i, 11peínente hacia afuera. El ataque es casi mudo. Cada vez
las cortinas y se cuelga de ellas, espiando adentro del cuar-
mtt ella lo golpea dice entre dientes: "Sporcaccione!"
to. Al ver a la niña dormida,
me constantemente:
pronto
hace un ronquido
parpadea
varias veces,
de
con la nariz y sacude una mano
violentamente
frente de sus ojos, como para borrar una vi-
sión. Afuera,
el carnero emite un largo
Como respondiéndole,
A l v a r o contesta,
de bajo,
La primera
"Che bella!"
12.6
"¡Leña,
leña, leña!", y al final
El gilogra
marrar el maniquí de la viuda, que sostiene como un escudo tinte él mientras suplica a las dos
mujeres.)
"¡Baaaaaaaaaa!" en la misma
clave
vocal de "bella"
está
ILVARO: Senti, Baronessa! Signorina! N o sabía lo que estaba haciendo, estaba s o ñ a n d o , ¡sólo estaba s o ñ a n d o ! 117
TENNESSEE
WILLIAMS
LA ROSA T A T U A D A
¡La casa se me dio vuelta, me mezclé todo! ¡Pensé que usted era su mama!... Sono ubriaco! Per favore! ROSA (arrebatándole
la escoba): ¡Basta, mama!
SERAFINA (corriendo
al teléfono):
ROSA (agarrando
el teléfono):
(Mientras dose.)
¡ N o , no, no, no, no, no!...
l . A voz DE LA STREGA: Las tanas ya e s t á n haciendo lío. ¡Tuvieron a un camionero toda la noche en casa!
¿Se enteren?... ¿Se enteren de
qué,
cara? ROSA: ¡Ahora sólo dale sus ropas, mama, y deja que se vaya! (Está aferrando
se oye a la Strega rién-
¡Policía!
¿Quieres que todos se enteren? SERAFINA (débilmente):
A l v a r o sale corriendo,
una sábana a su
alrededor.)
(Rosa se está vistiendo plandeciente
Ha sacado un res-
de satén blanco del aparador,
u ciendo un momento detrás de un biombo para
ALVARO: Signorina... jovencita. ¡Le juro que estaba
soñan-
do*.
mientras Serafina vuelve al cuarto arrastrando mildemente,
SERAFINA: ¡ N O le hable a m i hija! (Después,
calzón
febrilmente.
volviéndose
ha-
cia Rosa^... ¿ Q u i é n es este hombre? ¿ C ó m o e n t r ó este
con el camisón
de rayón negro cubierto miedo, vergüenza
y
ahora cubierto
desapaponérselo,
los pies
por un
hu-
kimono
de margaritas y la voz trémula
de
disculpa.)
hombre aquí? ROSA (fríamente):
M a m a , no digas nada m á s . ¡Sólo dale sus agachado):
¡Lo lamento tanto, tanto! ¡No
hacia la parte trasera de la
ROSA: ¡Sí, "ese
hombre"!
Si KAFINA (inventando
recuerdo nada de nada, salvo que estaba s o ñ a n d o ! SERAFINA (llevándolo
¿Se fue el hombre?
SERAFINA: ... ¿Ese... hombre?
ropas en el d o r m i t o r i o así se puede ir! ALVARO (todavía
ROSA (detrás del biombo):
habitación
desesperadamente):
N o sé c ó m o en-
t r ó . A lo mejor la puerta trasera estaba abierta.
con la escoba): Vamos, p ó n g a s e la ropa, usted... nieto
ROSA: ¡ O h , sí, a lo mejor lo estaba!
del idiota, ¡usted!... Svelto, svelto, più svelto! (Alvaro
Si-KAFINA: A lo mejor él... se t r e p ó por una ventana...
sigue con sus murmullos
ROSA: ¡O q u i z á se c a y ó por la chimenea! (Sale de atrás
de disculpa
en el cuarto
trase-
biombo,
ro.) ¡No me hable, no diga nada! ¡O lo voy a matar!
llevando puesto el pequeño
calzón de
del
novia.)
Si KAFINA: ¿Por q u é te pones las cosas blancas que guardo (Unos pocos momentos do por el costado
más tarde, Alvaro sale
corrien-
de la casa, con las ropas abotonadas
medias y los faldones de la camisa
a
afuera.)
para tu boda? R( ISA. Porque quiero. Esa es una buena r a z ó n . (Se cepilla el cabello
salvajemente.)
Si KAFINA: Quiero que comprendas sobre ese hombre. Era ALVARO: Pero, Baronessa, ¡yo la amol (Una pava pasa vo-
un hombre que... que era... que era un hombre que...
lando sobre su cabeza desde atrás de la casa. La Strega
Ri I S A : ¿ N o puedes pensar una mentira?
estalla en carcajadas.
• i KAFINA: Era un... camionero, cara. Se m e t i ó en una pelea,
Desoladamente,
Alvaro se retira,
metiendo los faldones de su camisa en el pantalón
y sa-
cudiendo la cabeza.) Baronessa, Baronessa, ¡la amo! 128
lo perseguían... ¡policías! Id is\: ¿Lo persiguieron hasta t u dormitorio? 129
LA ROSA T A T U A D A
TENNESSEE W I L L I A M S
SERAFINA. M e dio pena, le d i primeros auxilios, lo dejé d o r
Es como una campesina
ven princesa.
mir en el suelo. M e dio su palabra... él... ROSA: ¿Se a r r o d i l l ó enfrente de Nuestra Señora? ¿Te pro-
en presencia de una jo-
Rosa la mira un momento
pronto retiene el aliento y sale corriendo
más, luego de la casa.
de
Mien-
tras la chica sale, Serafina grita:)
m e t i ó que respetaría t u inocencia? SERAFINA: O h , cara, cara! (Abandonado
frentarla.
todo
fingimiento.)
Era siciliano; tenía aceite de rosas en el cabello y la ro-
SERAFINA: Rosa, Rosa, el... ¡reloj pulsera! (Serafina aferra la
sa tatuada de t u padre. En el cuarto oscuro no p o d í a ver
cajita de regalo y corre a la galería con él. Llama a su hi-
su cara de payaso. ¡Cerré los ojos y s o ñ é que era t u pa-
ja nuevamente,
dre! ¡Cerré los ojos! Soñé que era t u padre...
falta el aliento.)
ROSA: Basta, basta, no voglio sentire più niente! ¡La única
extendiendo
el regalo hacia ella, pero le
Rosa, Rosa, el... reloj pulsera... (Sus
brazos caen a~ sus costados.
Se da vuelta, con el regalo
cosa peor que una mentirosa es una mentirosa que ade-
todavía
m á s es h i p ó c r i t a !
poner el reloj junto a su oído. Lo sacude un poco,
SERAFINA: Senti, per favore! (llosa aparta los ojos del espe-
sin entregar. Distraída,
go emite una risa débil,
ausentemente,
vuelve a lue-
sobresaltada.)
jo, se da vuelta y le clava a su madre una larga y despectiva mirada. Serafina se eriza ante ella.) ¡ N o me m i res así, con los ojos de t u padre! (Se protege el rostro como si se tratara de una mirada
chito.)
a la mesa y aferra el chan-
C o m o este, ¡este chanchol
directamente
llamado.)
terrible.)
ROSA: Sí, te estoy m i r a n d o con los ojos de m i padre. Te veo como él te v i o . (Corre
(Assunta aparece junto a la casa y entra ni ella, como si Serafina la hubiese
(Serafina emite
SERAFINA: Assunta, la urna está rota. Las cenizas se han derramado por el suelo y no puedo tocarlas.
un
como el grito de quien da a
(Assunta se detiene para recoger los pedazos de la urna
luz.) Necesito cinco d ó l a r e s . ¡Los s a c a r é de a q u í ! ( R o -
estrellada. Serafina ha ido hasta el altar y vuelve a encender
sa estrella el chanchito
la vela delante de la
grito largo y estremecido
en el suelo y pone algunas
nedas en su monedero. oye el sonido totalmente
de tren. Rosa ahora
vestida, pero duda, un poco
está
avergonzada
pero sólo un poco. Serafina no pue-
de cruzar la mirada
Madona.)
Serafina Se arroja al suelo. Se
de un silbato
de su crueldad...
mo-
con su hija. Al final la chica ha-
/VAUNTA: N O
hay cenizas.
'•1 KA FINA: ¿ D ó n d e . . . d ó n d e están? ¿ A d o n d e fueron las cenizas? A .'.UNTA (yendo hacia el altar): El viento las ha soplado.
bla.) SERAFINA: ¡ Q u é hermosa... es m i hija! ¡Vete con el chico! ROSA (como si estuviera
a punto
de disculparse):
Mama?
130
nos de Serafina. Esta la da vuelta tiernamente
en sus manos
I luego la vuelve a poner en la parte superior del
N o me tocó... sólo dijo... "Che bella!" (Serafina se da vuelta lenta, vergonzosamente,
(Assunta pone lo que queda de la urna rota en las ma-
1111 ubicado delante de la
Madona.)
para en131
reclinato-
TENNESSEE W I L L I A M S
LA ROSA T A T U A D A
SERAFINA: U n hombre, cuando arde, deja sólo un p u ñ a d o de
aire como una enseña y se la arroja a Giuseppina, quien es-
cenizas. Ninguna mujer puede retenerlo. El viento debe soplarlo.
tá ahora sobre el terraplén.
Giuseppina se la arroja a M a -
riella y ella, a su vez, a Violetta, ubicada
más arriba
que
ella, de manera que la camisa de color brillante se mueve en (Se oye la voz de Alvaro, llamando desde la cima del terraplén de la carretera.)
zigzag desde el pasto hasta la cima del terraplén,
como una
llama que trepa por una colina seca. Las mujeres
gritan
mientras se pasan la camisa.) L A V O Z DE ALVARO: Rondinella felice! PEPPINA:
(Las
mujeres del vecindario
oyen a Alvaro llamando
entre algunas de ellas hay un estallido de risa burlona.
y
Lue-
go todas convergen en la casa desde diferentes direcciones y se reúnen delante de la galería.)
Guardate questa camicia! Colore di rose!
M A R I E L L A (gritándole
a Alvaro,): Coraggio, signor!
( ¡IUSEPPINA: Avanti, avanti, signor! VIOLETTA (en la cima del terraplén, sacudón
dándole
a la camisa un
final sobre ella): Coraggio, coraggio! ¡La Ba-
ronessa está esperando! PEPPINA:
¡Serafina delle Rose!
GlUSEPPiNA:
Baronessa! Baronessa delle Rose!
(Estallidos
de risa se mezclan con los gritos de las mu-
PEPPINA: ¡ H a y un hombre en el camino sin camisa!
jeres. Luego todas se alejan como una bandada de
GIUSEPPINA (deleitada): Si, si! Senza camicia!
gritones y Serafina queda en la galería,
PEPPINA: ¡Todo lo que tiene en el pecho es una rosa tatuada!
dos y una mano aferrada a su pecho. Entretanto,
(A las mujeres.)
¿Le h a b r á escondido la camisa para
que no pueda ir a la escuela secundaria? (Las mujeres chillan de risa. En la casa, Serafina aferra Assun
ta cierra las persianas de las ventanas de la sala.)
corre hasta la galería,
llevando
murmura:)
\ -UNTA: Stai tranquilla. creas.
el papel de la camisa y la camisa
viene
| | KA FINA (sin aliento): Assunta, te diré algo que tal vez no V.M INTA
SERAFINA: ¡Un momento! (Desgarra
cerraadentro
de la casa Assunta ha servido un vaso de vino. Ahora a la galería, le ofrece el vino a Serafina y
el paquete que contiene la camisa de seda, mientras
pájaros
con los ojos
desafiante
mente sobre su cabeza.) Ecco la camicia!
(con humor tierno): Es imposible que me digas al-
go que no crea. Si KAEINA: Acabo de sentir nuevamente en m i pecho el ardor de la rosa. Sé lo que significa. ¡Significa que he concebido! (Levanta el vaso a sus labios por un momento y lue-
(Con
un suave grito, Serafina deja caer la camisa, que es
inmediatamente música
aferrada por Peppina. En este punto,
vuelve a comenzar
con un golpe de percusión
la
y si-
gue jbasta el final de la pieza. Peppina sacude la camisa en el 132
r< ) se lo devuelve a Assunta.)
¡De nuevo dos vidas en m i
cuerpo! ¡Dos, dos vidas de nuevo, dos! I \ Vi >/. DE ALVARO (ahora más cerca y dulcemente Rondinella felice!
133
urgente):
TENNESSEE
(Alvaro no es visible
WILLIAMS
en el terraplén
mienza a moverse lentamente hacia su
pero Serafina covoz.)
ASSUNTA: Dove vai, Serafina? SERAFINA (gritándole
a Alvaro,): Vengo, vengo, amore!
(Serafina empieza a subir el terraplén telón cae mientras la música gran glissando de
hacia Alvaro y el
se eleva junto con ella en un
sonido.)
TELÓN
134