Violines En El Cielo

Análisis de película: Violines en el cielo Tenemos en nuestras manos una película que sin duda nos pone a pensar en los diferentes temas que toca a lo largo de la trama. La música juega un papel muy importante al ambientar y llevarnos de la mano en cada cambio de escena y situación, dándonos un chapuzón de empatía. Primero contamos con el personaje principal Daigo, un músico que es despedido de la sinfónica en el momento que cierra por falta de público en los conciertos. En este aspecto podemos notar la desilusión de un músico y cómo adopta la ilusión de volver a tener éxito. Decide buscar empleo y aunque lo que encuentra no es del todo claro en su solicitud de personal, y esto lo lleva a creer brevemente que se trataba de un simple empleo en una agencia de viajes, cuando en realidad el empleo lo llevaría a trabajar con gente recién fallecida, atendiendo un lavado ceremonial de los difuntos, su preparación y “celebración”, colocar los cuerpos en el atáud y realizar algo similar a lo que conocemos en nuestra cultura como “velorio” previo a la cremación, pero según lo que observamos en esta particular cultura, es realizado con distintivo respeto, arte y delicadeza. Daigo se muestra sin miedo a lo desconocido y con voluntad, incluso sabiendo que no contaría con capacitación para desarrollar la función del empleo, aunque si se ve reflejado que por encima de esa valentía guarda un constante temor a no ser aprobado por los demás. Por ejemplo, al negar ante su novia la verdad sobre su actividad a desarrollar en el trabajo nuevo, y cuando demuestra el antiguo resentimiento hacia su padre por haberlo abandonado, junto con la muerte de su madre y nunca haber podido desahogarse propiamente. En su nuevo trabajo tiene un jefe que vale la pena mencionar, siendo una persona objetiva y directa aunque reservada en ciertas cosas. Tiene una curiosa y muy particular manera (un tanto fría) de manejar el negocio, y lo demuestra desde el inicio al introducir a Daigo a su nuevo empleo. La novia de Daigo es un apoyo importante a lo largo de la trama, porque aunque él se muestra positivo, es notoriamente sensible. Como pareja afrontan situaciones complicadas y de desacuerdo en el ámbito cultural, laboral y personal.

Lo que debemos tener en mente es la peculiaridad que une a nuestros personajes: la muerte. Cada uno a su manera tiene un cierto acercamiento a ella. En el caso de Daigo, en el momento en que su madre muere y queda con el duelo inconcluso y “atorado”. El jefe tuvo un acercamiento fuerte al haber tenido que manipular el cuerpo de su esposa y que fuera así el origen del negocio. No es en sí el hecho de haber tenido acercamientos a personas que murieron (todos las hemos tenido) sino que fue la particular manera en que lo vivieron que lo hizo impresionante para ellos y difícil el poder/lograr aceptar la perdida. Daigo encuentra una nueva fascinación por su trabajo, incluso por encima de las críticas externas. Daigo obtiene reconocimiento y aprobación por su labor (muy por encima de las demás demostraciones típicas de todo ritual de muerte). Existe una cierta controversia acerca del trabajo y del tipo de trabajo que representa, incluso nos topamos con una casi-pelea al respecto durante uno de los servicios. Este evento nos deja pensando en la complejidad de una labor como esta, en la fragilidad que es el ser humano, sobre todo cuando se encuentra inerte o cuando se enfrenta cara a cara a una pérdida de este tipo, existen reacciones de todo tipo dependiendo de experiencias previas. Podemos apreciar el temor que se refugia en la cultura que vivimos día a día, la perspectiva que tenemos ante la muerte, la necesidad de una despedida (aquí entran los rituales culturales), y nuestras reacciones y maneras de afrontarla, que varía dependiendo de nuestro origen, cultura y edad (en el caso de Daigo tenemos oportunidad de ver ciertos recuerdos de ira, rabia, llanto, etc, y ver el resultado de todas aquellas marcas a lo largo de su vida).