Cambio S

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Cambios AdRi_HC

Cambios Un fic de Maca & Esther

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Fanfics de AdRi_HC

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Cambios AdRi_HC

De brazos cruzados y algo desesperada por todo el tiempo que llevaba de aquella misma manera, miraba de nuevo el reloj, su hora de ir a trabajar se acercaba haciendo caso omiso de sus suplicas silenciosas. Girando sobre sus talones clavaba la vista en la espalda de grande dimensiones que a unos metros seguía en la misma posición. Únicamente se escuchaba el sonido del hierro chocar y algunos tortillos y herramientas caer. A esas alturas debería estar lista, por lo que apretando los labios comenzaba a caminar hasta él mientras ya tomaba el aire necesario para hablar. -¿Me vas a tener aquí toda la mañana? Porque te recuerdo que me dijiste para ayer y tengo que ir a trabajar. -Ya acabo. Parecía más sencillo de lo que es en realidad. -Pues date prisa, por favor. –hablaba una vez más sin moverse de allí, pero suspirando antes de erguirse y mirar a su alrededor. Más de veinte minutos después conseguía subirse sobre el asiento de su moto, arrancando el motor en cuestión de un instante para comprobar que el sonido de este volvía a ser el mismo. Sonriendo aceleraba sin soltar el freno. -¿Contenta? -Gracias, Mariano. –sin más salía de allí para incorporarse al tráfico, uno que ya era complicado de evitar en cualquier punto del centro, aunque no para ella mientras zigzagueaba entre los vehículos sin borrar su sonrisa. A falta de dos minutos para que empezase su turno ya se deshacía del casco para caminar con prisa hasta la entrada, esquivando a las personas que salían en dirección contraria a la suya. Ya sobre el mostrador soltaba una bocanada de aire dejando ver su estado a quien a medio metro la observaba en silencio desde que llegase. -¿Empiezas el día con prisas? –preguntaba deslizando la hoja que debía firmar. -Llevo una hora en el taller esperando a que me devuelvan la moto. Y he tenido que venir como una loca para no hacerlo tarde. -No seas tan exagerada. –negaba colocándose las gafas- Javier quiere que pases por su despacho antes de empezar. -¿Está de buen humor? Porque no estoy para aguantar chorradas esta mañana.

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Cambios AdRi_HC -Yo lo veo como siempre, hija. –respondía dejadamente y encogiéndose de hombros. -Como un capullo, vamos. –cogiendo el casco comenzaba a caminar de nuevo alejándose de allí y poniendo rumbo al vestuario. No le gustaba empezar el día con una charla del director del hospital. Aquel no pintaba como un buen día para marcar en el calendario. Ataviada con su uniforme y colocándose el fonendo alrededor del cuello volvía a salir. Sonriendo como saludo a algunos compañeros cuando ya llegaba hasta la puerta del despacho, una que golpeaba un par de veces avisando de su llegada antes de abrir. -¿Querías verme? J: Sí, Maca. Pasa. –asentía bajando de nuevo la vista sin poder ver cómo tomaba asiento frente a él- En el turno de anoche llegó un niño que me gustaría que vieses. M: ¿Por qué? J: No me he quedado muy contento con el informe del turno anterior. Me fio mas de ti. –la pediatra enarcaba una ceja exceptiva- ¿Lo harás? M: Claro. –asintiendo apretaba los labios- ¿Algo más? J: Solo era eso, gracias. Busca a Héctor y que te acompañe, él sabe quién es. M: Está bien, hasta luego.

El ritmo del aquel día seguía su curso, parecía que las constelaciones se habían unido para no darle un respiro y que así no abandonase el ritmo que apenas le dejaba pararse a respirar. Firmando un alta caminaba hasta la entrada de urgencias, escuchando el barullo a su alrededor, las camillas ir y venir, los médicos y enfermeras corriendo para liberar cuantas camas fuera posible a la espera de los heridos del accidente del que ya estaban avisados. M: Toma, Teresa. El de la cortina cinco, ahora viene a por ella. T: Vale. ¿Menudo día, no? Yo no doy a basto y me empiezo a volver loca. –sin haber dejado de moverse iba de un lado a otro haciendo que la pediatra sonriese- ¿Qué? M: Tranquila, mujer. Que a ese ritmo te va a dar algo y voy a tener que llevarte en camilla.

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Cambios AdRi_HC T: Deja, deja. –sacudía la cabeza- Por cierto, busca a Alicia que tiene que venir y la he llamado ya tres veces. M: Está en quirófano con Claudia, no puede venir. T: ¡Muy mal! –se detenía entonces mirándola- ¿Nadie me lo podía decir? Porque tengo a la pobre esperando ya más de media hora. M: ¿A quién? –frunciendo el ceño miraba a su alrededor sin entender a qué se refería. T: ¿Pues sabes qué? Te vas a encargar tú. –cerrándose la bata sobre el pecho salía del mostrador para ir junto a ella y agarrarse a su brazo cuando ya caminaban hacia la sala de espera. Sin entender nada aun, la pediatra se dejaba guiar hasta la que parecía la única persona entretenida en aquel lugar. Tecleaba sin cesar en su teléfono móvil mientras mantenía la vista fija en la pantalla, más bien con ansiedad cuando parecía incluso morderse el labio inferior con frustración. T: Perdona que te haya hecho esperar tanto. –su rostro se alzaba sorprendido y cruzándose por primera vez con los ojos de una Maca que sonreía mirándola aun. -Ah. –se levantaba con rapidez- No, tranquila. Si no pasa nada. –guardaba de forma atropellada su teléfono para después quedar de forma erguida frente a ambas compañeras. T: La chica que te iba a enseñar todo esto está ocupada, operando vamos… y no puede acompañarte, así que lo hará Maca. M: Un placer. –extendiendo su mano seguía mirándola, viendo como estiraba la suya al ver que había tardado más de la cuenta. E: Esther. T: Pues un placer, Esther. –obligando a que aquella unión desapareciese, se precipitaba sobre ella para darle dos besos. M: Teresa, vas a asustar a la pobre chica en su primer día. –sonreía mirándola y viendo como su rostro reflejaba la impresión de aquel gestoDéjala, venga… que tenemos que hacer ruta turística. T: Sí, sí. Que hoy hay mucho jaleo. Ella se encarga de ti. Marchándose las dejaba en aquella sala, Esther seguía mirándola mientras la pediatra sonreía observándola. M: ¿Enfermera? E: Enfermera. –asentía mirándola.

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Cambios AdRi_HC M: Pues has elegido el mejor día para venir al hospital. Si terminas el día sin perder la cabeza este será tu sitio. –sonreía dejando sus manos atrás antes de dar un primer paso- ¿Vienes?

Lo que debería haber sido un paseo tranquilo, había pasado a ser una ruta acelerada para que supiese mínimamente donde estaba cada zona. Maca intentaba explicarlo todo de forma lenta y concisa no queriendo agobiarla, aunque el rostro de la enfermera reflejaba exactamente el estado contrario. M: Mucha información ¿Verdad? –la miraba pinzándose el labio e intentando no sonreír. E: No, no. –miraba su alrededor- Cortinas, farmacia, lencería, box, rotonda… -repetía mientras miraba cada lugar conforme lo nombraba- Creo que puedo. –suspiraba. M: Te llevo al vestuario y te cambias. –cuando de nuevo se giraban la imagen de Javier las hacia detenerse. J: Os estaba buscando. –miraba a la enfermera- Javier, director del hospital. –extendía su mano. E: Esther, nueva enfermera. –tanto Javier como Maca sonreían mirándola. J: Gracias por haberte ocupado de ella, Maca. Iba a hacerlo yo pero cuando llegué ya me dijo Teresa que… M: Nada, ha sido un placer. –la miraba durante un segundo antes de volver su vista al frente- Iba a llevarla al vestuario, esto empieza a ser una locura. J: Por eso venia. –la miraba- Quiero que esté contigo hoy. –la señalaba mirando después a la enfermera- Ya que más o menos os conocéis estará más cómoda y… M: Vale, ningún problema. –asentía. J: ¿Vale? –preguntaba entonces a Esther. E: Claro. J: Bien. Pues… suerte. –tocando su hombro durante apenas dos segundos caminaba de nuevo dejándolas atrás. E: Parece simpático. M: Exacto. Lo parece. –sonriendo negaba mínimamente antes de volver a caminar- Vamos, que hoy hay mucho trabajo. E: Estoy impaciente.

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Cambios AdRi_HC Tras unos cuantos metros llegaban hasta el vestuario, Maca buscaba la taquilla con su nombre para dejarla entonces a solas para que se cambiase, esperando en la puerta y de brazos cruzados mientras se miraba la punta de los zapatos. -¿Qué haces ahí parada con todo el follón que tenéis en urgencias? –la pediatra alzaba la vista encontrándose con Claudia. M: Esperando a la nueva adquisición, Javier la ha dejado conmigo hoy para que se habitúe. Cl: Ah. –asentía- Pues nada, suerte. –sonreía- Y acuérdate de que esta noche hay cena en mi casa. M: Lo sé, lo sé. Entre Cris y tú no se me olvida, tranquila. –sacudía la cabeza sin dejar de mirar a su amiga.

El reloj parecía no tener fin. Los heridos entraban uno tras otro sin dejar un respiro a ningún miembro de urgencias. Los pasillos permanecían abarrotados de camillas y sillas de ruedas que no permanecían en el mismo sitio más de unos minutos. Todo resultaba frenético. M: Limpia aquí, tengo que dar otro punto. E: Listo. M: Perfecto. –sonriendo terminaba de anudar la seda para mirar entonces la cara del pequeño- ¿A que no te ha dolido? -No. M: Porque estás hecho un hombre. –girándose dejaba espacio para que Esther pasase a tapar la herida mientras ella se quitaba los guantes- Y como te has portado muy bien te doy tu premio. –metiendo la mano en el bolsillo sacaba un caramelo- ¿Te gusta de fresa? –le veía asentir- Pues toma. -Gracias. M: Esther, ¿lo llevas con su madre y le das el alta? Ya he apuntado la medicación y que pida cita en una semana en su ambulatorio. E: Vale. Saliendo del box comprobaba entonces que la tranquilidad parecía hacer acto de presencia por primera vez aquella mañana. Suspiró antes de ir a rotonda, la pizarra ya estaba casi vacía y ningún niño necesitaba de su presencia. M: Genial. –sonriendo se giraba, viendo como Esther ya se acercaba a ella¿Te apetece un café? A mí sí, y es el momento perfecto para descansar. 6

Cambios AdRi_HC E: Bien, porque mi estómago ya pide algo sólido. M: No se hable más. Nada más llegar comprobaban como no habían sido las únicas en encontrar un hueco para almorzar. La pediatra iba directa hacia la barra para servir un par de cafés mientras la enfermera miraba lo que podría llevarse al estómago. Decantándose finalmente por una palmera de chocolate. M: Píllame a mi otra, anda. E: Claro. Con todo listo para tomar caminaban de nuevo, Esther siempre tras ella cuando veía como se dirigía hasta una mesa al fondo, donde una mujer de pelo oscuro leía el periódico. M: Te vamos a hacer compañía. –tomaba asiento- Esther, ella es Claudia, neuróloga de urgencias. E: Encantada. –se aproximaba para darle dos besos. Cl: Igualmente. –sonreía sentándose después y mirando a la pediatra durante un segundo- ¿Te ha tratado bien? E: Sí, claro. M: Yo las trato mejor que nadie, Claudia. Me ofende que lo pongas en duda a estas alturas. –removiendo su café bajaba la vista. Cl: Solo preguntaba. –miraba entonces a la enfermera- ¿Qué tal el primer día? ¿Volverás mañana o prefieres no volverte loca tan joven? E: Está siendo de locos, pero me gusta. –tras dar un trago de su café empezaba a comer. Cl: ¿Dónde trabajabas antes? E: En el hospital de mi pueblo, mucho más pequeño que esto y por supuesto más tranquilo. Me he mudado hace poco. Mientras comenzaba a relatar lo que la había llevado a la capital, la pediatra se dedicaba a mover la cuchara en el interior de su café sin perder de vista un solo segundo su rostro. Sonriendo mínimamente al final y antes de bajar la vista para dar un trago.

Vestida de nuevo con su ropa miraba su móvil antes de salir del vestuario y encaminarse hasta la entrada de urgencias. Un mensaje de texto la hacía sonreír cuando ya llegaba al mostrador. T: ¿Primeras impresiones? 7

Cambios AdRi_HC Aquella pregunta le hacía elevar la vista hasta Teresa, que ya le ofrecía la hoja de registro para firmar su salida. E: Me gusta como trabajáis aquí. No da tiempo a aburrirse. –sonreía. T: ¿Maca te ha tratado bien? E: Muy… M: Otra que pone en duda mi capacidad de atención con los nuevos. – negando cogía el bolígrafo de los dedos de la enfermera para firmar también- ¿A qué te has sentido siempre tranquila y a gusto con la pediatra más simpática que has conocido? –sonreía mirándola. E: Eh… -miraba a una y a otra- Sí. M: ¿Ves? –Teresa chasqueaba la lengua haciéndola reír- Hasta mañana, chicas. Que me esperan y no puedo llegar tarde. E: Hasta mañana. –mirándola durante unos segundos se giraba de nuevoHasta mañana, Teresa. En el vagón de metro miraba la hora, estaba deseando llegar a casa y descansar. Había sido realmente un día duro, y aunque era cierto que le había gustado, aun debía habituarse a esa forma de trabajar. Había pasado de la tranquilidad más absoluta a la locura. E: ¡Ya estoy en casa! –alzando la voz dejaba las llaves antes de quitarse la chaqueta y dejar el bolso también en el perchero. -¡En la cocina! –siguiendo la voz sonreía de nuevo, y nada más cruzar la puerta iba hasta el cuerpo que permanecía de espaldas a ella. E: Hola. –saludaba entonces abrazándole. -¿Qué tal el primer día, cariño? –girándose la abrazaba también antes de dejar un primer beso en su frente para después separarse y mirarla. E: Muy bien. He estado todo el turno con la pediatra, pero ha habido un accidente y ha sido una mañana de locos. –tras un pequeño beso en los labios se separaba para mirar lo que estaba preparando- Qué bien huele. -La mesa ya está puesta, así que si quieres darte una ducha rápida o cambiarte estas a tiempo. E: Tengo que llamar a mi madre antes. -Vale, cariño. Saliendo de la cocina ponía rumbo fijo al salón, concretamente al pequeño sofá junto al teléfono para después comenzar a marcar y esperar a que descolgase al otro lado. 8

Cambios AdRi_HC En: ¿Si? E: Soy yo, mamá. Que ya he llegado. –estiraba las piernas sintiendo como la tensión seguía presente. En: ¿Qué tal ha ido el primer día? Se te nota voz de cansada. E: Ha estado bien, no he parado un segundo. Es normal, se trata de urgencias y ahí no se para… además se ve que he llegado en un día movidito. En: Bueno, pues poco a poco. Que encontrar trabajo hoy está difícil. Tú aguanta lo que sea y a ver si están contentos contigo. –la enfermera sonreía mientras negaba mínimamente- ¿Rubén está contigo? E: Está haciendo de comer. Así que te dejo y le echo una mano. En: Vale, hija. Llámame mañana si eso. E: Claro, mamá. –suspiraba al mismo tiempo en que veía entrar a Rubén con ambos platos y una sonrisa- Hasta luego.

Colocándose las botas escuchaba su voz alzándose de nuevo, lo que la hacía chasquear la lengua y levantarse con prisa para ir hasta el armario y sacar su cazadora. Un minuto después salía hacia el pasillo encontrándola de brazos cruzados junto a la puerta. Sus pasos se detenían para imitarla en la posición y así mirarla en silencio. C: ¡Maca! M: ¿Tanta prisa tienes? –caminaba de nuevo con una sonrisa, cogiendo las llaves del coche y sus llaves- No vamos al Palace. C: No me gusta llegar tarde. –suspiraba saliendo del piso y llegando al ascensor- Tenias que haberte duchado antes. M: No lo creo. –dándole un pequeño beso conseguía que se quedase en silencio pasando antes- Vamos bien. Nos esperaban a las nueve. C: Vale. M: No te enfades, tonta. –de nuevo la besaba dejándole paso esa vez para que saliese antes- De verdad que vas a tener un mal día, eh. Pensaba que bromeabas. C: Tú es que te lo tomas todo a broma. M: Uis… que esto me suena a discusión y yo no tengo ninguna gana. – arrastrando la ultima vocal con lo que le quedaba de aire, llegaba al coche

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Cambios AdRi_HC para abrirlo y sentarse frente al volante- Maca está de buen humor y no va a discutir. C: Yo no he dicho que vaya a discutir. –se cruzaba de brazos después de colocarse el cinturón. M: Hoy ha llegado una enfermera nueva, es simpática. –salía del garaje incorporándose- Además de buena enfermera. C: Me alegro. M: Vale, ya me callo. –suspirando se incorporaba al tráfico, deteniéndose casi al instante por un semáforo. En silencio comenzaba a dejar pequeños golpes en el volante, tarareando alguna canción que había recordado y mirando al frente mientras esperaba que la luz cambiase para pisar el acelerador. Así seguía cuando sentía los labios de Cris llegar a su mejilla. C: Perdona. Te estoy dando la noche. M: Tampoco te creas tan buena. –la miraba con una pequeña sonrisa. C: ¿Entonces es simpática la enfermera esa nueva? Me dijiste que Javier no quería contratar a nadie más para urgencias. M: Ya, no sé que le habrá picado. Pues eso, que es simpática… vivía en el pueblo donde nació y se ha mudado hace poco aquí a Madrid. C: Pues ya la veré.

Sentada en el sofá se dedicaba a dejarse acariciar mientras tenia parte de su atención en la película que habían decidido ver. El cansancio había empezado a hacer acto de presencia hacia unos minutos, y el incesante movimiento de los dedos en su pelo estaban terminando de hacer el trabajo. E: Me voy a quedar frita. R: Pues deberías hacerlo. –apenas susurraba junto rostro- Si quieres te puedo llevar en brazos a la cama cuando lo hagas. E: También podíamos ir ya y no esperar a que me duerma. –girando la cabeza lo miraba entonces- Me gustaría dormirme en mi cama y no tener que hacer movimientos bruscos en el camino. R: ¿Movimientos bruscos? ¿Estás insinuando que no puedo llevarte a la cama con toda la tranquilidad del mundo? E: No, cielo. –negando decidía echarse sobre su pecho y abrazarle.

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Cambios AdRi_HC R: Ahora verás. –cogiéndola en cuestión de un segundos se ponía en pie arrancando una carcajada de la enfermera, que ya se aferraba a su cuello por no caer al suelo- ¿Qué decías, eh? E: ¡Me vas a tirar al suelo! ¡Y cómo me tires al suelo vas a dormir en el sofá un mes entero! Entraban en casa pasadas las doce. La primera era la pediatra que dejaba las llaves y la cazadora antes de caminar hasta el dormitorio. Nada más llegar se sentaba en la cama para desprenderse de las botas y dejarse caer después sobre la cama. C: ¿Estás cansada? M: Sí. –asentía ya con los ojos cerrados y sintiendo el peso de su cuerpo sentarse sobre ella- Muy cansada. C: ¿Te duelen los pies? –inclinándose llegaba hasta su rostro, concretamente a su oreja para atraparla entre sus labios- Puedo darte un masaje. M: Mmm. Me encanta esa idea. –sonriendo la abrazaba para girarse, quedando ambas de lado- Pero prefiero dormir. Porque voy a caer en un segundo. C: ¿Entonces dormimos? M: Dormimos. –asintiendo terminaba por besarla antes de ponerse en pieVoy al baño. Después de cepillarse los dientes y peinarse se sentaba en la banqueta, quitándose los calcetines para masajeárselos durante un momento, lo que le hacía soltar un pequeño suspiro antes de cerrar los ojos y acodarse entonces sobre sus rodillas. Su mente se quedaba en blanco durante unos segundos, no los suficientes cuando en su memoria se reproducían imágenes de aquel día. C: ¿Tienes turno de mañana también? –preguntaba desde fuera. M: ¡Sí! C: Te pongo ya el despertador. Que yo me voy muy temprano y seguro que ni te das cuenta. M: Vale.

Girando las llaves de la moto entraba por el muelle. Sonriendo al ver a Teresa enfrascada en algún tipo de discusión con uno de los celadores, una que acababa cuando ya se disponía a firmar. M: Veo que has llegado con fuerzas, Teresa. –hablaba sin mirarla. 11

Cambios AdRi_HC T: Hoy mi humor está lo suficientemente torcido para que no me calle cuando un listillo quiere encasquetarme un problema que no es mío. M: Di que sí. –asentía con fuerza para terminar riendo al ver el rostro de su compañera- No te enfades, Teresita. –pasando a su lado dejaba un beso en su mejilla- ¿Han llegado todos? T: Los que tenían que llegar sí. M: Pues voy cambiándome. Que si no empiezo pronto me va a entrar el sueño que dejé en la cama hace una hora. Después de ponerse el uniforme salía hacia rotonda, esperando tener algo que hacer nada más llegar y no tener así que ir a su despacho para encerrarse entre historiales e informes. Ya frente a la pizarra no alcanzaba a leer cuando escuchaba una risa que le hacía girarse para buscar su procedencia. Tras unos segundos sus ojos encontraban el rostro de Alicia también sonriente frente a Esther. Con una sonrisa se acercaba hasta ellas observando como la enfermera la veía llegar y la miraba llamando también la atención de Esther. M: Buenos días, chicas. Al: Hola, Maca. –contestaba abrazaba a unas carpetas- ¿Has dormido? Menudas ojeras que tienes. M: He dormido poco. –sonreía metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón antes de mirar hacia la derecha- Hola, Esther. E: Hola. M: ¿De qué os reíais? –miraba a una y a otra sucesivamente y viendo como otra vez reían- Debe ser gracioso. Al: Estaba contándome una cosa de su novio. –la pediatra alzaba ambas cejas antes de volver a mirarla. M: ¿Tienes novio? E: Sí, vivo con él. –asentía con otra pequeña sonrisa- Nos mudamos porque lo trasladaron aquí y decidí venir con él. M: Qué bien. –asentía también- ¿Lleváis mucho? E: Unos años. Sin cambiar su postura miraba entonces a Alicia, que a su vez miraba a Esther antes de regresar a la pediatra que miraba de nuevo a la enfermera. M: Voy a ver qué puedo hacer por aquí y si hoy me gano el sueldo.

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Cambios AdRi_HC Al: Hay un niño esperando con su madre, creo. –alzaba la voz consiguiendo que detuviese sus pasos y se girase. M: ¿Vienes conmigo? Al: No puedo, tengo que ir a rayos a por unas pruebas de Héctor. Puede ir Esther. –la miraba. E: Claro. M: Vamos.

Permanecían en el box con un niño de apenas un par de años. La pediatra estaba sentada a su lado y sobre una banqueta mientras examinaba su oído intentando a la vez producir las menos molestias posibles al pequeño. M: Eso de mudarse de ciudad por tu pareja quiere decir mucho de ti. La enfermera, que intentaba que el niño no se moviese, giraba su rostro sorprendida por las palabras que Maca dirigía a ella sin haber empezando antes ningún tipo de conversación. E: Supongo, sí. M: Hombre, es cambiar radicalmente tu vida por otra persona, y debes quererle mucho para eso. No creo que todo el mundo estuviese dispuesto a un esfuerzo tan grande. E: ¿Tú tienes novio? –preguntaba mientras la pediatra aun seguía sin mirarla. M: Novio no. –se erguía entonces para mirarla durante un segundo antes de hacer que el pequeño se girase y mirar el otro oído- Pero sí novia. E: ¿Novia? M: Ajá. –asentía casi imperceptiblemente- También vivo con ella. –viendo que el silencio no se rompía, decidía incorporarse y buscar algún motivo- Te has callado. E: No, es que… me pilló desprevenida. No se me habría ocurrido que… que fueses… M: Puedes decirlo, eh. No me ofende. –sonreía de lado antes de dejar lo que sujetaba- Tiene una pequeña infección. –comenzaba a escribir- Vamos a taparle el izquierdo y antibiótico. E: Vale. M: Vamos, campeón. –cogiéndolo lo sentaba para que Esther empezase con su parte mientras salía a hablar con la madre. 13

Cambios AdRi_HC E: Eres un niño muy guapo ¿sabes? Pero se te ve revoltosillo. –sonreía- Sí, tienes pinta de ser un buen trasto tú. M: Bueno, pues su mami ya está esperando. ¿Has terminado? –la veía asentir- Pues vente conmigo, grandullón. –tomándolo por las axilas lo cogía en peso consiguiendo que sonriese por primera vez- Anda, si también se ríe. Dentro del box la enfermera se quedaba mirando como Maca salía de allí haciendo algunas carantoñas al pequeño, terminando por pinzarse el labio antes de comenzar a ordenador todo aquello. Minutos después la enfermera entraba en la cafetería, yendo directamente hacia el frigorífico para sacar un botellín de agua y abrirlo allí directamente antes de dar un trago. Cuando ya se giraba descubría a Teresa y a Maca en la misma mesa. T: ¡Esther! –alzaba el brazo llamándola y viendo como caminaba hasta ellasSiéntate con nosotras y descansa un poco, anda. E: Solo venia a por un poco de agua. –negaba mirando durante un segundo a Maca, que sonreía recostada sobre su silla y sin apartar su vista de ella. T: Venga, tonta. M: Déjala, Teresa… que tendrá cosas que hacer y la estás entreteniendo. – Esther giraba su rostro hacia ella- ¿No? E: Sí, tengo cosas que hacer. Tras asentir se giraba para marcharse de allí, Maca la había seguido mirando hasta que desaparecía de la cafetería. Teresa seguía con el ceño fruncido. M: Esta se cree que la voy a violar o algo. –mascullaba aunque no lo suficiente para no ser escuchada.

A un par de metros de Teresa, y escribiendo sin prestar atención a nada mas, la pediatra se dedicaba a terminar lo que Javier ya llevaba rato esperando. La neuróloga la encontraba de la misma manera cuando se sentaba frente a ella. Cl: ¿Qué te pasa? M: Nada ¿por? –contestaba sin mirarla ni dejar de escribir- Tengo que terminar esto para que Javier me deje tranquila de una vez. Cl: ¿Seguimos con la conversación de antes? Me has dejado con la curiosidad. ¿A qué venía todo eso? M: Nada, tonterías mías.

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Cambios AdRi_HC Cl: Me interesan esas tonterías que dices que tienes. –cogiendo su mano terminaba por obligarla a dejar de escribir. M: Solo era curiosidad, Claudia. ¿Tan difícil es de entender? Es como el que pregunta ¿alguna vez has soñado que volabas? –preguntaba entonces como si todo tuviese un punto absurdo. Cl: No es igual, Maca. M: Por supuesto que es igual. –terminaba entonces de escribir y erguirse, viendo como Javier pasaba en ese momento por allí- ¡Javier, espera! J: ¿Lo tienes ya? M: Sí, toma. –le tendía el papel- No puedo decir más, supongo que bastará. J: Vale, gracias. –asentía antes de seguir con su camino, dejando que la pediatra se girase de nuevo hasta su amiga. M: ¿Todavía estás aquí? –suspiraba alejándose- Me da que te voy a tener que mandar trabajo eh, Claudia. Veo que te aburres. Cl: Maca. –casi corría tras ella- ¡Maca! M: ¿Qué? E: Maca. –llegaba junto a ella e interrumpiendo lo que la neuróloga iba a decir, pero sobre todo consiguiendo la atención de una Maca que la miraba quizás demasiado fijamente mientras permanecía de brazos cruzados. M: Dime. E: Alicia y Héctor quieren que vengas un… un momento. –miraba a Claudia extraña- ¿Vienes? M: Ahora voy. –asentía- ¿Algo más? E: No. –negando daba un paso atrás, sin dejar de mirarla hasta que se giraba por completo marchándose de allí. M: ¿Tú qué querías? –miraba otra vez a Claudia. Cl: Nada, Maca… puedes irte. –sacudía la cabeza girándose también y dejando a la pediatra de brazos cruzados y sola en aquel metro cuadrado.

Permanecía sentada en el banco junto a la entrada de ambulancias. No sabía ni por qué había decidido sentarse allí, pero lo único que sabía es que no le apetecía llegar a casa. No miraba a ninguna parte cuando alguien se colocaba justo delante llamando su atención. E: Hola. 15

Cambios AdRi_HC M: Hola. –la miraba teniendo que guiñar ambos ojos por la luz del sol¿Ocurre algo? E: ¿Me puedo sentar? –señalaba el lado libre a su izquierda, viendo como se limitaba a asentir antes de bajar la vista- Quería pedirte disculpas. M: ¿Disculpas por qué? –la miraba sorprendida. E: No supe reaccionar cuando me dijiste que tenías novia. Yo vengo de un pueblo pequeño y… llámame tonta o lo que sea, pero no supe qué decir en ese momento. Y me da la sensación de que te lo has tomado como algo… personal. –la miraba entonces- Y no era mi intención. M: No pasa nada, Esther. Estoy muy acostumbrada a reacciones como la tuya, no te voy a lapidar por eso. E: Ya, pero es que mi reacción no ha sido como tú la piensas. Solo no supe qué decir. Pero… no me gustaría empezar con mal pie contigo. De verdad que no es ningún problema para mí. M: Vale. –asentía mirando de nuevo al frente. E: Hablo en serio. Apenas te conozco, pero he hablado contigo lo suficiente para saber que no eres mala gente. Y me caes bien. M: Claro. E: Si te digo que me caes bien, me caes bien. No soy ninguna imbécil que habla por hablar y quedar bien ¿Sabes? El rostro de la pediatra se había girado con la primera palabra de volumen más alto que la anterior, abriendo los ojos todo cuanto estos eran capaces por la sorpresa en ese arrebato de la enfermera. Uno que parecía esfumarse rápidamente para dejar paso a la timidez cuando ya sus mejillas se iban enrojeciendo. E: Perdón, tengo un pronto muy malo. –se tapaba la cara. M: Tranquila. –sonreía- Qué carácter, eh. –seguía mirándola cuando se quitaba las manos de la cara para mirarla. E: Lo decía en serio… No esto, sino lo otro de que no me… M: Ya. –asentía cortándola- Te creo. E: ¿Hacemos un nuevo intento? –se colocaba de forma más cómoda y mirando al frente- ¿Tú tienes novio? M: Novio no. –sonreía volviendo a las palabras en el box- Pero sí novia. E: Y si tu novia te dice que le han dado un trabajo en otra ciudad y tienes que elegir entre quedarte o irte con ella ¿qué harías? 16

Cambios AdRi_HC M: Pues no lo sé. –los ojos de la enfermera volvían a buscarla cuando daba su respuesta, a su vez la pediatra miraba al frente sin ocultar su sonrisaTendría que quererme mucho durante unos días para convencerme… ¡pero quererme mucho! E: Jajaja. Girando su rostro la veía reír entonces en ese momento, sonriendo a su vez mientras se mantenía en silencio. E: Menudas cosas tienes. M: ¿Cómo vas a casa? ¿Vienen a por ti, tienes coche o usas el metro? E: Uso metro. M: ¿Quieres que te lleve? Voy en moto, y tardo una media de quince minutos en llegar a todas partes, a veces diez. E: No hace falta, gracias. –se levantaba- No quiero interrumpir tu descanso. M: Como quieras. –sonreía. E: Hasta mañana. Moviendo apenas la mano se despedía de la pediatra, que de brazos cruzados y sin mover un centímetro su cuerpo, seguía observándola hasta que varios metros por delante se perdía entre la gente.

Corría sujetando su identificación para que esta no se moviese con brusquedad. Le habían hecho llamar y parecía algo realmente urgente. Cuando llegaba al mostrador Teresa y una Maca aun más sonriente, la esperaban. E: ¿Qué pasa? ¿Qué ocurre? –preguntaba fatigada. Sin esperar más tiempo era Teresa la que sacaba un pastel con un par de verlas que la misma pediatra se encargaba de encender, consiguiendo que los hombros de la enfermera cayesen de forma inmediata mientras fruncía el ceño. M: Feliz cumpleaños. –sonreía ya frente a ella y sosteniendo el pastelAunque no has dicho nada, Teresa ha estado hábil, lo miró hace semanas y... E: ¿Sabes el susto que me has dado? –casi gritaba- ¡Pensé que pasaba algo! M: Ya, pero has tardado poco en venir, y era lo que quería. Así que… sopla las velitas. –elevaba las cejas de forma rápida haciéndola finalmente sonreírLa ha hecho Teresa eh… no le hagas el feo. T: No te enfades con ella, lo ha hecho con la mejor intención. 17

Cambios AdRi_HC E: Ya, ya. –asentía cogiendo aire y apagando después las velas de un solo soplido antes de mirarla de nuevo. T: Feliz cumpleaños. –se adelantaba para darle dos besos- ¿Vas a hacer algo especial? E: Supongo que Rubén me sacará por ahí a cenar, aun no lo sé. –restaba importancia- Ya veremos cómo se porta. M: Pues como mínimo una cena, y si no es así me lo dices que le canto las cuarenta. –se acercaba también para darle un beso en la mejilla- O le doy una patada en el culo, como quieras. Tras una sonrisa se giraba para marcharse de allí, dejando a la enfermera con Teresa y su artístico pastel. No había llegado a su despacho cuando escuchaba el móvil, sacándolo entonces del bolsillo de su bata para contestar. M: ¿Si? C: Soy yo… ¿a qué hora saliste de casa? No me has dicho nada. M: Tenia una operación a primera hora y parecías dormir a gusto, no quise despertarte en tu día libre. C: Hubiese preferido que lo hicieses. –suspiraba- Bueno… pues nada. Felicita a Esther de mi parte, o si eso me acerco a recogerte y ya la veo. ¿Quieres? M: Eh… no creo que sea lo mejor, tengo mucho trabajo y no tengo ni idea de a qué hora podré salir de aquí. Yo le doy un beso de tu parte, no te preocupes por eso. –se sentaba ya frente a la mesa- ¿Vale? C: Vale… hasta luego entonces. M: Hasta luego. –nada mas colgar dejaba el móvil sobre la mesa para apoyarse después en ambas manos mientras perdía la vista, pero no durante mucho tiempo cuando unos golpes en la puerta le hacían erguirse de nuevo- Adelante. Cl: Hola. –se asomaba apenas con una sonrisa- ¿Puedo pasar? M: Claro. Cl: Anoche me llamó Cris… -decía sin perder tiempo y a la vez que se sentaba frente a ella- ¿Qué pasa, Maca? Y no me digas que nada… Porque te conozco.

No se había roto el silencio después de aquella pregunta. Maca seguía con el mentón apoyando en ambas manos mientras miraba fijamente hacia la

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Cambios AdRi_HC mesa. Repitiéndose una y otra vez la respuesta que aun no había entregado a su amiga. M: ¿Recuerdas… lo que te pregunté hace tiempo? Cl: ¿El qué? Me has preguntado muchas cosas desde que nos conocemos. – se apoyaba sobre la mesa sin dejar de mirarla. Caminaba pensativa por los pasillos, no sabía cuándo exactamente había empezado a hacerlo, pero nada conseguía despertarla de ese pequeño estado de silencio. Cl: Ey. –sonriendo cogía su brazo- ¿Dónde vas con esa cara? ¿Todo bien? M: Sí. –asintiendo decidía sentarse en un lado de aquel pasillo, viendo como la neuróloga la imitaba haciéndolo a su lado- ¿Crees que podrías enamorarte de una persona a la que realmente no conoces? Cl: ¿Eh? Cl: Maca… eso fue hace ya más de cuatro meses. –fruncía el ceño- ¿A qué viene eso otra vez? M: Creo que… -bajaba la vista extendiendo ambas manos encima de la mesa- Creo que ya no quiero a Cris. Por lo menos no como antes. Cl: ¿Qué estás diciendo? M: He intentando hablar con ella mil veces, pero siempre que me siento delante de ella con el valor de hacerlo… me vuelvo una cobarde. Cl: Espera, espera. –alzando una mano seguía mirándola- ¿Has conocido a otra persona? ¿Le estás engañando? M: Claudia, no seas ridícula. –se levantaba nerviosa- Por supuesto que no, jamás haría eso y lo sabes. –se cruzaba de brazos- Y menos a ella. Cl: ¿Entonces? M: No lo sé… simplemente ocurrió. –se encogía de hombros- Y en realidad no… -girándose comenzaba a caminar de un lado para otro- Me siento una mierda cuando hablo con ella, cuando la veo con ilusión por hacer algo y yo simplemente no puedo. –se giraba otra vez hacia su amiga- Llevo tres meses sin hacer el amor con ella porque no puedo ni tocarla. Cl: ¿Quién es? –la veía apretar la mandíbula- ¿Quién es, Maca? En ese momento alguien llamaba a la puerta, consiguiendo que ambas llevasen su vista hacia allí cuando ya esa se abría y Esther entraba con un plato y una porción de pastel. E: Lo siento. ¿Interrumpo? 19

Cambios AdRi_HC M: Tú nunca interrumpes. –con una expresión seria que no cambiaba su rostro, la veía acercarse para dejarlo sobre la mesa. E: Se están poniendo a comer como locos y no te iban a dejar nada. – sonreía mirando desde a Claudia- ¿Quieres? Tengo otra cuchara. Cl: Gracias. –sonreía de lado antes de que su expresión cambiase por completo cuando miraba de nuevo a la pediatra. E: Me voy, que os he cortado la conversación. Hasta luego. M: Hasta luego. –la seguía con la vista hasta que la puerta se cerraba de nuevo, algo que no hacia porque mirase a otra parte. Cl: Esther.

Escuchar su nombre como respuesta a todo conseguía hacerle caer de nuevo sobre su silla, mirando a Claudia mientras esta ponía en orden muchos recuerdos en su memoria. Cl: ¿Cuándo? M: Ni yo misma lo sé… -negaba mirando la mesa- Creo que desde el primer momento en que la vi, y ni siquiera yo me di cuenta. Solo sé que desde ese día pienso en ella incluso cuando no la veo. O vengo antes porque ella entra antes… y me voy más tarde porque… -no terminaba la frase cuando necesitaba respirar- Te cruzas con alguien que no conoces, con sus ojos… de repente te sientes una imbécil cuestionando toda tu vida, preguntándote por qué en ese momento, por qué no antes… por qué parece de repente que todo deja de tener sentido, y solo puedes seguir mirándola. Cl: Maca… Maca, escúchame. –se adelantaba colocando los brazos sobre la mesa- La conoces unos meses, y vale que es simpática, muy amable… pero ¿y Cris? ¿Qué pasa con los años que la conoces? La quieres. M: Pero no la amo. –la miraba entonces- Ya no. –negaba- Y no soy capaz de mentirle, ni besarla ni tocarla porque todo me sabe a una mentira que cada vez se hace más grande y le hará más daño. Cl: Entiendo. –suspiraba- ¿Y… lo has hablado con ella? M: ¿Con quién? Cl: Con Esther. –asentía. M: Claro que no. –se levantaba nerviosa- ¿Qué iba a conseguir con eso? Ella tiene a Rubén, y… no hay nada que decir. No. Cl: Bueno, quizás ella… -la pediatra enarcaba una ceja- No lo sabes, Maca.

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Cambios AdRi_HC M: ¿Esther? Sí lo sé, Claudia. Aun me acuerdo del día que le dije que era lesbiana y como estuvo todo lo que quedó de turno sin saber qué decirme. Cl: Pero esas cosas cambian, y tú mejor que nadie lo sabe. Eso no es algo que se elija, y si… M: Que no. –se sentaba de nuevo- Con quien tengo que hablar es con Cristina, y… -suspiraba- tengo que encontrar el momento. Cl: Pues intenta encontrarlo pronto, porque cuanto más tiempo lo dejes pasar peor será, y más daño le harás. M: ¿Te crees que no lo sé? Cl: Sí, sé que lo sabes, sé que no quieres hacerle daño, y que lo estarás pasando muy mal con todo esto, pero no puedes dejar pasar más tiempo. M: Ya. Cl: ¿Estás segura de que no hay nada que hacer? ¿Qué no se pasará? M: No es cuestión de hacer o de pasar… -tragaba cuando una vez más, y como desde algunos días atrás, las ganas de llorar la inundaban- Es conocer a una persona con la que desde el primer segundo sientes algo especial, y cada vez se hace mas y mas grande hasta el punto de no poder controlarlo, de pensar continuamente en ella, soñar con ella… y saber que ella está con otra persona. –apretaba los labios sintiendo las lágrimas caer por fin- Y no hay nada que se pueda hacer para cambiar eso. Y mientras tanto… otra persona espera a que vuelva a sonreír al verla, y lo único que siento es que necesito llorar y abrazarla para pedirle perdón.

El turno ya terminaba y mirando su móvil salía hasta la calle después de haberse despedido de Teresa. No había terminado de alejarse de la entrada cuando veía a Maca colocarse los guantes junto a su moto, por lo que cambiando mínimamente sus pasos se acercaba hasta ella. E: Ey. –sonreía frente a ella- ¿No salías hace una hora? M: Sí. –mirándola dejaba que otra pequeña sonrisa saliese de sus labios antes de sentarse de lado en la moto- Pero tenía trabajo acumulado y he aprovechado que no tenía nada que hacer para quedarme. E: ¿Estás bien? –ladeaba el rostro- Te veo rara hoy. M: Estoy bien. –asentía cruzándose de brazos y sin dejar de mirarla- ¿Algún plan para esta noche o sigues sin saberlo? E: Me va a llevar a cenar, es mas… me ha dicho ‘No tardes que te tienes que poner tu regalo’ –sonreía aun mas- Así que a saber.

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Cambios AdRi_HC M: Pues como tiene que ser… -suspiraba- Pásatelo muy bien. E: Gracias. –dando un paso hacia delante dejaba un beso en su mejilla antes de caminar hacia atrás- Mañana te veo. M: Hasta mañana. Sin pensar en nada se giraba, pasando una pierna por lo alto para sentarse correctamente sobre el cuero de su asiento y encender el motor. Momento en que su mandíbula se tensaba y decidía colocarse el casco, evitando así que alguien viese el color que tomaban sus ojos, o las lágrimas que de nuevo caían por sus mejillas. Nada más entrar en casa veía a Rubén frente a ella con una percha en la mano, pero sin mostrar lo que colgaba de ella tras un plástico negro. R: Feliz cumpleaños. –sin esperar más llegaba hasta ella buscando sus labios. E: Gracias. R: Este es tu primer regalo. –sonreía- Te lo tienes que poner para que vayamos a por el segundo. E: Espero que ese segundo regalo tenga algún nombre, como mínimo francés. –sonriendo se alejaba no sin antes recibir una palmada. R: No tardes que nos conocemos y no podemos ser impuntuales. E: Te vas a pasmar de lo súper puntual que voy a ser hoy. –se giraba con una sonrisa y sin dejar de caminar hacia atrás. Dejando las llaves y el casco notaba y sentía el silencio que llenaba la casa. Suspiraba antes de caminar de nuevo y llegar hasta la entrada del salón, pudiendo ver como Cris estaba sentada en un rincón de sofá abrazando sus piernas flexionadas. M: Hola. –apenas alzaba la voz lo suficiente para ser escuchada mientras metía ambas manos en los bolsillos de su pantalón. C: Hola.

Sus manos se apretaban alrededor de la tela de su pantalón. Sentía la mandíbula tensa, con cada vez más presión en cada centímetro mientras intenta retener a toda costa sus lágrimas. Cris había comenzado a llorar sin poder evitarlo. C: ¿Por qué no hablas conmigo, Maca? Por favor. Te lo suplico. M: No quería hacerte daño. –bajaba apenas la vista cuando se giraba hacia ella- Y siento que te lo voy a hacer. 22

Cambios AdRi_HC C: ¿Por qué? –cogía sus manos- ¿He hecho algo mal? Dime si he hecho algo mal, por favor, lo arreglaré, lo hablamos y… M: No eres tú, Cris. Soy yo. C: ¿Qué te pasa, Maca? –se incorporaba aun mas sin soltarla- ¿Qué pasa? Dímelo M: No soy esa Maca que tú quieres, Cris… y lo siento muchísimo, de verdad… te juro que si pudiese hacer algo por cambiar esto lo haría sin dudar un segundo. Pero no puedo. C: ¿Hay otra mujer? –su voz salía quebrada, rota por el llanto que intentaba manejar sin poder hacerlo, no pudiendo controlar su fuerza cuando apretaba su mano- ¿Hay otra? M: Quiero a otra persona. Había tomado todo el aire posible, expulsándolo como si fuese el fuego procedente de su mismo estómago, sintiendo como su cuerpo temblaba tan fuerte que debía incluso agarrarse aun estando sentada. La fuerza en las manos que sujetaban la suya aminoraba, quedando en un simple tacto. C: ¿Has… has estado con ella? –debía pinzarse el labio limitando el temblor de este. M: No. –negaba con fuerza mirándola- Nunca te mentiría así. Jamás. No he estado con ella, ni lo estaría… tú no te mereces eso. C: Pero la quieres. –susurraba viendo como apretaba a mandíbula- ¿Y a mí? – el silencio se hacía aun peor que cualquier contestación, consiguiendo que llorase aun más fuerte y golpease con ambas manos su hombros- ¡Me quieres a mí, Maca! ¡Dime! M: Te quiero, sí. –tragaba cerrando los ojos- Pero no como… C: ¡Cállate! –se levantaba en un arrebato y haciendo que Maca igualmente se pusiese en pie para seguirla- ¿Desde cuándo? –preguntaba girándose de nuevo- ¿Eh? ¿Desde que no me besas? ¿Desde que no me tocas? M: Cris. C: Yo te he dado mi vida. –hablaba entre dientes mientras se señalaba el pecho- Te he dado años de mi vida, he estado ahí por ti, siempre por ti… ¿y ahora qué pasa? M: Lo siento… pero no es algo que pueda controlar. Te quiero mucho, de verdad. Pero ya no puedo corresponderte de la misma manera. C: ¿Así sin más? ¿Y yo debo aceptarlo sin más? –se acercaba despacio hasta ella- ¿Es eso?

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Sentada en la mesa mas privada del restaurante, Esther sonreía mientras daba un trago de su copa de vino. Frente a ella y sin dejar de mirarla, Rubén sonreía por igual mientras acariciaba el mantel de forma despreocupada. R: ¿Te gusta? No sabía si sería demasiado o se quedaría corto. E: Es perfecto. –se acercaba para besarle- Es el mejor cumpleaños de todos los que he tenido. R: Me alegro. Porque aun hay más. –sonriendo de manera nerviosa buscaba entre los bolsillos interiores de su chaqueta, dando finalmente con lo que buscaba. E: ¿Qué es? R: Toma. –despacio deslizaba una caja rectangular que conseguía que la enfermera prestase su total atención- La chica me dijo que no podía no gustarte. –sonreía de nuevo sin ocultar su nerviosismo- Y espero que sea así, porque si no me dará un infarto. Sin haber levantado la vista cogía la caja, forrada de un terciopelo negro que conseguía que su corazón se disparase aun más. Por lo que despacio y temblando, intentaba abrirla sintiéndose torpe en un primer momento, pero consiguiéndolo finalmente para descubrir una fina cadena de donde pendía un diamante que le hacía llevarse la mano a los labios. E: Rubén… La pediatra había regresado al sofá, en el momento en que la conversación había tomado un camino muy distinto al que esperaba, en el momento en que el llanto se hacía tan ahogado que ella misma comenzaba a no soportar verla así. C: Por favor, Maca. –se sentaba a su lado- Puedo arreglarlo… quédate conmigo, por favor. M: No puedes querer eso, Cristina. No puedes pedirme eso. –la miraba girando su cuerpo al mismo tiempo, quedando frente a ella- No puedes querer que yo siga a tu lado cuando no siento lo mismo que tú. C: Pero eso puede cambiar, cariño. Hemos pasado por muchas cosas, y se han arreglado ¿no? M: Esto es distinto. –negaba- Esto no es una discusión, no es una diferencia de opiniones… es que no estoy enamorada de ti, Cris. Y no me hagas repetirlo porque me siento la peor persona del mundo. C: Si me has querido algo, Maca… por favor, no te vayas.

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Cambios AdRi_HC De espaldas a él se dejaba colocar la gargantilla mientras no podía aun dejar de sonreír. Sintiendo finalmente el frío de aquel diamante que se pegaba a su piel deslumbrando cualquier tipo de luz cercana. R: ¿Te gusta entonces? E: Me encanta. –con una mano en su rostro se acercaba de nuevo- Te quiero. R: Y yo a ti.

Sentada aun en la cocina miraba el fondo en su taza, preguntándose en qué momento había perdido el control de su vida, cuándo se dejo arrastrar de esa manera por el simple destino que parecía jugar a zarandearla sin cuestionarse los daños que dejaría al final. Los pasos en el pasillo le hacían levantar la vista, aunque despacio cuando ya sabía qué encontraría. Cris la miraba un segundo antes de ir hacia la cafetera y servirse. C: ¿A qué hora entras? M: A las ocho. –respondía apenas antes de levantarse para dejar la taza en su sitio de lavavajillas- Deberías ducharte o llegarás tarde. Iba a dejar un beso en su pelo cuando el tacto de su brazo rodeándole la cintura le hacía detenerse y cerrar los ojos durante un instante antes de deshacerse suavemente de ella. M: Que tengas buena mañana. –dejando el beso finalmente en su cabeza se movía para comenzar a caminar hasta la puerta. De manera muy distinta, Esther salía mientras se colocaba la chaqueta, viendo una sonrisa en el rostro de Rubén, que sostenía su taza para que apurase el tiempo antes de ir a trabajar. R: ¿Quieres que pase a recogerte? Me pilla de paso hoy. E: Claro. –le besaba tras beber su café y dejar la taza- Llámame antes por si saliese tarde no estés esperando. R: Vale. Aparcaba la moto sin prisa, tomándose su tiempo en bajar, y viendo algo que le hacía ralentizar sus movimientos cuando sus pies ya tocaban el suelo. E: Buenos días. –sonreía ampliamente. M: Qué contenta. –sonreía- ¿Estamos de buen humor post-cumpleaños?

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Cambios AdRi_HC E: Algo así. –acercándose a ella estiraba el cuello de forma descarada y sin poder dejar de sonreír cuando ya sabía que la pediatra había descubierto la novedad. M: Joder. ¿Regalo de cumpleaños? –la enfermera se limitaba a asentir- Es muy bonito. Debes portarte muy bien para que te hagan esos regalos. – colgándose el casco al brazo comenzaba a caminar mientras no dejaba de mirarla- ¿La cena bien? E: Genial, me llevó a un restaurante muy pijo. M: ¿Te gustan los restaurantes pijos? –sonreía sorprendida- No te veía yo a ti de esas. E: Hombre, una vez al año no hace daño. –llegadas al mostrador, rodeaba este para ir junto a Teresa y colocarse a su lado para que viese también su regalo. T: ¿Qué le pasa a esta? M: ¿No crees que le brilla mucho el cuello a la niña, Teresa? –comentaba sin levantar la vista de la hoja de guardia de la noche anterior. T: ¡Hala!

Después de medio turno su cuerpo parecía no llevar muy bien el cansancio. Por lo que buscando un momento de tranquilidad había decidido ir al gabinete, echándose en el sofá mientras tapaba la mitad de su rostro con el ante brazo. Ignorando minutos después como se abría la puerta haciéndole ver que dejaría de estar sola. Cl: Por fin te encuentro. –suspiraba dejándose caer en el sillón- ¿Estás bien? M: Cansada. –susurraba apenas. Cl: ¿Has hablado con Cris? –acodándose en sus rodillas observaba como la pediatra deshacía la posición de su brazo dejando ver su rostro. M: Sí. Pero no ha ido para nada como pretendía. –soltando el aire se incorporaba para quedar sentada y reclinar la cabeza antes de mirar a su amiga- No la entiendo. Cl: ¿Qué ha pasado? M: No quiere que me vaya de casa, quiere que siga allí pase lo que pase. – apretaba la mandíbula marcando su mentón- Acabó llorando como jamás la había visto pidiéndome que no la dejase. Cl: Joder.

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Cambios AdRi_HC M: ¿Qué se supone que debo hacer yo ahora, eh? Porque haga lo que haga le hago daño y yo me estoy envenenando con todo esto. –se cogía la cabeza- Yo no puedo estar allí habiéndole dicho que no la quiero, Claudia. Es como comprarla por unas migajas de compañía… se conforma de una manera muy humillante. Cl: Porque te quiere. Y prefiere tenerte de esa forma que de ninguna. M: Así solo le haré más daño. –negaba irguiéndose de nuevo- Y yo no puedo evitar eso, ojalá pudiera, pero no puedo. Cl: ¿Y con Esther? M: Eso no va a cambiar, ya te lo he dicho. –llevaba su vista al lado contrarioNo voy a entrometerme en una relación aunque sea para perder. No soy así. Cl: Pues menudo panorama. La puerta volvía a abrirse dejando paso a una Esther sonriente que abrazaba una carpeta contra su pecho, y que se detenía apenas durante un segundo antes de continuar hasta el sofá. E: ¿Venimos todas a lo mismo? –hablaba casi fatigada- Necesito un momento de no pacientes. M: ¿Mucho lio? –la miraba con una pequeña sonrisa. E: No sé tú, pero a mí no me dejan por ninguna parte. Que si ve a esto, que si pasa por allí, que no sé quién te llama para… -resoplaba- De verdad, eh. M: Eres buena y la gente lo sabe. –seguía mirándola cuando se cruzaba de brazos- ¿Le has enseñado a Claudia tu regalo de cumpleaños? E: ¡Ah, no! –moviéndose iba rápidamente hasta el brazo del sillón donde permanecía sentada la neuróloga para dejar ver su gargantilla- ¿Es bonita, eh? Cl: Es preciosa. M: Sí.

Sobre el mostrador una pila de carpetas que Maca iba ojeando, dejando algunas a la derecha para que a su vez, Esther las cogiese y se las llevase a Teresa que sobre la escalera las colocaba de nuevo en su archivador correspondiente. La pediatra sostenía una que llevaba lentamente hasta un lado, haciendo que la enfermera se acercase, viendo como de nuevo la recogía no dejándola y haciéndole esperar otra vez. Pero tras unos segundos de nuevo estiraba el brazo, reculando cuando la enfermera hacia amago de cogerla. 27

Cambios AdRi_HC E: ¿Me vas a tomar el pelo mucho tiempo? M: No. –sonriendo terminaba por ofrecérsela- Era para comprobar tu paciencia. –la miraba entonces- No te enfades. E: Ais. –cogiéndola iba hacia la escalera- Toma, Teresa. Que hoy tenemos a la pediatra muy chistosa y graciosa. –se giraba descubriéndola apoyada de espaldas mientras la miraba- ¿Qué? M: Nada. –negaba. E: ¿Ya no hay más que colocar? –miraba las restantes apiladas- ¿Todo esto necesitas? M: Sí. –se daba la vuelta- Tengo que darle unos datos a Javier y tengo que revisarlos todos antes de mañana para que esté listo su informe. Me tiene frita. E: ¿Quieres que te eche una mano? El día está tranquilo y no hay problema. M: No te preocupes, puedo hacerlo sola y no quiero acapararte para esa tontería. –con una pequeña sonrisa comenzaba a coger todo aquel trabajo. E: Te ayudaré te pongas como te pongas. –cogiendo un montón de los que ya sostenía, pasaba a caminar hacia el despacho- ¿Vienes o tengo que ir sola? M: Voy, voy. –con la misma sonrisa miraba a Teresa, que ya comenzaba a bajar de la escalera. Recorrían los pasillos de urgencias sin dirigirse ninguna palabra. La primera en entrar era la pediatra, colocando su montón sobre la mesa y viendo como segundos después Esther hacia lo mismo, sentándose para comenzar a ordenar todas aquellas carpetas. M: Me sabe fatal, que lo sepas. –se sentaba también. E: Eso sí es una tontería. A mí no me cuesta ningún trabajo ayudarte y lo hago encantada. Cuando no pueda pues me tendré que ir, pero mientras tanto… aquí estaré. –la miraba durante unos segundos antes de volver a bajar la vista. M: Te lo agradezco entonces. –asentía- Te devolveré el favor en cuanto pueda. E: No tienes que devolverme nada. –se paraba a leer una de las portadas¿Qué tienes que buscar exactamente? M: Hay que apuntar todos los ingresos parecidos a este en los últimos cinco años. –le acercaba un informe que había en su cajón.

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Cambios AdRi_HC E: Pues que gracia, oye… ¿no podía ponerte a picar piedra como se hace de toda la vida? M: Jajaja. Salía de su despacho habiendo acabado ya su turno, cerrándose la cazadora cuando del vestuario de enfermeras también salía una Esther sonriente que miraba su móvil en todo momento, hasta el punto en que la pediatra, sin quitarse de su camino, casi se veía envestida por su compañera. E: Perdona. –colocaba la mano sobre su brazo- No te vi, lo siento. M: Ya. –sonreía asintiendo- Ya me he dado cuenta. Siempre estás ahí medio hipnotizada con el móvil –comentaba avanzando junto a ella. E: No sé. –encogiéndose de hombros lo guardaba- Es una manía, mirar si alguien me llama, leer los mensajes… no es que no pueda vivir sin él, solo que… lo miro. M: Vale. –asentía. Ya en el mostrador la pediatra era la primera en firmar, escuchando las últimas palabras que Teresa les ofrecía aquel día. Cuando ya le tendía el bolígrafo a la enfermera veía llegar también a Claudia, que fruncía el ceño mirando hacia la entrada, consiguiendo que su amiga se girase buscando el motivo de aquel cambio. M: Cris. –la miraba extrañada- ¿Qué haces aquí? –miraba a sus compañeras durante un segundo. C: Pensé que podía venir a recogerte. He llamado a casa y no estabas, así que pasé primero por aquí… podemos ir a comer algo. –mirando por encima de su hombro observaba como las tres mujeres miraban la escena- Hola, chicas. Cl: Hola, Cris. –intentando que su sonrisa fuese lo más natural posible, se acercaba hasta ella para darle dos besos, viendo cómo iba después hasta la enfermera. C: Felicidades, Esther. Que aunque sea tarde…. E: Gracias. -sonreía. M: Será mejor que nos marchemos. –tomándola por el brazo despacio conseguía que se girase- Hasta mañana. E: Hasta mañana. Saliendo por fin, la pediatra la soltaba, deteniéndose cuando se habían alejado lo suficiente, mirándola e intentando no decir las primeras palabras que su mente había elegido.

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Cambios AdRi_HC M: ¿Por qué has venido? No debiste hacerlo. C: Pensé que… -fruncía el ceño- Podíamos comer por ahí las dos. Hablar, o… -terminaba suspirando al tiempo en que bajaba la vista. M: No está bien. ¿Es que no te das cuenta? –susurraba entonces- No está bien lo que estás haciendo, lo único que consigues es lo peor para ti. C: Lo peor para mí es lo que tú estás haciendo. –espetaba con rabia- Yo intento solucionarlo y tú simplemente te cruzas de brazos permitiéndolo. ¡Te importa una mierda lo que pase! M: No alces la voz, por favor. Apretando la mandíbula miraba a la pediatra, que seguía aguantando su semblante, sin cambiar un ápice su gesto cuando terminaba por meter ambas manos en los bolsillos de su cazadora mientras bajaba la vista. Cuando de nuevo miraba al frente encontraba la figura de Cris lejos de allí, caminando hacia su coche para después montar y marcharse.

Abría la puerta encontrándose de lleno con la oscuridad y el silencio, bajando la vista cuando dejaba las llaves y el pequeño tintineo era lo único que rompía aquella tranquilidad que le hacía saber que no había ido a casa como suponía. Después de una ducha y de prepararse algo de cena, el sofá en el salón era la siguiente parada, sin dejar de preguntarse dónde podría estar. Y así pasaban los minutos, consiguiendo que la inquietud y los nervios comenzasen a apoderarse de ella, llamando incluso a su móvil no recibiendo respuesta cuando comprobaba que este permanecía apagado. M: ¿Dónde coño estás? El reloj marcaban casi las tres de la madrugada cuando la puerta se abría de nuevo y por última vez esa noche. Incorporándose la esperaba en el centro del salón, donde sus pies se habían detenido tras horas de recorrer aquel pequeño espacio de la casa. M: ¿Dónde estabas? –preguntaba acercándose a ella, viendo entonces como se tambaleaba sin poder mirarla directamente a los ojos- ¿Estás borracha? C: ¿Y qué coño te importa cómo esté? –dejaba caer el bolso al suelo junto a las llaves, mirándolo todo después y teniendo que agarrarse a la mesa para no caer. M: Deja que te ayude. –dando otro paso veía como reculaba débilmente. C: No se te ocurra tocarme.

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Cambios AdRi_HC M: Cris, por favor. –dejando escapar el aire bajaba los brazos, pero sin alejarse de ella- Te acompaño a la cama. C: No. –apretaba la mandíbula sosteniéndose de nuevo- Y tú duermes aquí, no me apetece tenerte al lado toda la noche. –girándose con dificultad no podía ver como la pediatra intentaba acercarse de nuevo, pero sí sintiendo como la agarraba del brazo cuando de nuevo perdía la estabilidad- ¡No me toques! Cerrando los ojos dejaba los brazos caer de nuevo. Quedando tras ella y viendo como sin dejar de tocar la pared seguía avanzando. Yendo siempre tras ella sin dejarse ver ni escuchar, comprobando como finalmente entraba en el dormitorio cerrando la puerta y dejándola al otro lado. Momento en que pegaba la frente a la madera prestando atención a lo que pudiese escuchar. Apenas un cajón cerrarse, o una bota caer… hasta que algo más contundente parecía precipitarse hasta el suelo, momento en que decidía entrar no importándole nada más. Viendo como permanecía echada en la cama semidesnuda mientras el teléfono aun se iluminaba a sus pies. Con un pequeño suspiro se acercaba hasta ella, quitándole las prendas de ropa que aun cubrían su cuerpo. Terminando finalmente por meterla bajo las sabanas y arroparla antes de sentarse a su lado. M: Lo siento mucho. Con cuidado apartaba los mechones que confundían la imagen de su rostro. Dejándolo libre y acariciando su frente mientras la veía dormir profundamente. Girándose clavaba los codos en sus rodillas, llevándose las manos a la cabeza mientras cerraba los ojos con fuerza, maldiciéndole por estar causando eso, por saberse el dolor de la persona a la que había protegido y cuidado durante años. Y mientras tragaba el dolor que se había alojado en su garganta otro rostro aparecía entre sus pensamientos, haciéndole girarse de nuevo para mirarla. M: Espero que algún día puedas perdonarme. –inclinándose se acercaba hasta poder besar su frente, sintiendo como se removía en sueños.

Un sonido bastante desagradable le hacía salir de su sueño, uno que apenas un par de horas antes había podido alcanzar. Palpando a malas penas conseguía detener aquel estridente ruido para soltar después todo el aire que retenían sus pulmones de forma brusca y por la nariz. Girándose para quedar bocarriba cuando abría los ojos. Aquel techo le hacía recordar donde se encontraba. M: Buenos días, Maca.

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Cambios AdRi_HC Cerrando los ojos unos segundos más se giraba para poder sentarse en el borde de la cama y desentumecer apenas sus músculos. Mirando después a su alrededor, más concretamente su maleta, la que seguía exactamente igual que cuando la dejó allí nada más llegar. Después de una ducha y vestirse, decidía que mejor tomar algo en el hospital, no le apetecía pararse a pensar demasiado en aquel rápido cambio de planes. Aparcaba la moto casi una hora antes de lo normal, viendo la mirada extraña de quien la miraba tras el mostrador. M: Buenos días, Paz. P: Hola, Maca. –le tendía la carpeta- ¿Qué haces tan pronto aquí? No ha llegado nadie de tu turno. M: Calculé mal el tiempo y ya aprovecho para tomarme aquí el café. – sonreía mínimamente antes de dejar el bolígrafo y dirigirse hasta el vestuario. Ya cambiada su destino era la cafetería, donde comprobaba como aun permanecían los compañeros del turno anterior, saludando a algunos que conocía. Café en mano ocupaba una de las mesas vacías para leer el periódico de aquella mañana queriendo distraer sus pensamientos. E: Si quieres puedes venir luego y comemos juntos. R: No creo que pueda, pero igualmente te llamo y te lo digo ¿Vale? –se inclinaba para besarla cuando ya abría la puerta del coche. E: Vale, cariño. –sonriendo salía finalmente para dirigirse hasta urgenciasBuenos días, Teresa. T: Hola, guapa. Que contentas venimos ¿no? Como se nota que te cuidan bien y te miman por ahí fuera. E: Claro, Teresa. –sonreía de nuevo- ¿Ha venido alguien ya? T: Sí, Maca está ya un buen rato trabajando. Creo que incluso tiene una operación con Claudia ahora en un ratito. –se miraba el reloj. E: Bueno, voy a empezar yo. Cl: ¿Y por qué no me has llamado? Me parece estúpido que estés en un hotel teniendo mi casa, Maca. Creo que tenemos confianza para eso. M: No te voy a llamar en mitad de la noche, Claudia. –seguía con la mirada fija en sus manos y el jabón.

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Cambios AdRi_HC Cl: Pues esta noche te vienes a casa. –cuando la pediatra se disponía a contestar de nuevo la puerta de la zona aséptica se abría dando paso a Esther, que las miraba a ambas antes de sonreír. M: Buenos días. E: Entro con vosotras. –las miraba hasta que también comenzaba a lavarse y la pediatra la observaba a través del espejo. M: ¿A quién debo agradecer tu presencia? E: A mí que soy muy apañadita haciendo cambios y he podido venir a echaros una mano. M: Gracias entonces. –sonreía.

Cl: ¿Quieres que te diga una cosa que quizás deberías tener en cuenta? – caminaban sin prisa por uno de los pasillos. M: Claro. –mirándola dejaba las manos atrás. Cl: Miras mucho y muy fijamente a Esther. –enarcando una ceja miraba al frente- Y no sé si ella se da cuenta de esas cosas. Pero no me extrañaría. M: ¿En serio? Cl: Sí. Creo que no te llegas a dar cuenta, y por eso te lo digo. Pero además de sonreír como una pava no dejas de mirarla. Llevando de nuevo la vista al frente la pediatra sonreía de lado, sintiendo un golpe de hombro contra hombro que le hacía negar con la cabeza sin dejar de caminar. M: No puedo evitarlo. Tampoco es que esté muy pendiente de esas cosas… solo que tenerla cerca me incita a mirarla. Cl: Ya lo sé. –asentía cuando ya llegaban al gabinete y abría dejándole paso. J: Ya estamos todos. –sentándose en uno de los laterales esperaba para que todos estuviesen atentos. La reunión se le hacía pesada y larga. Las quejas de Javier referente al servicio, aunque más concretamente en las labores de algunos compañeros con los que ella no tenía que ver, hacia que su mente se alejase cada vez mas. Al mismo tiempo su mano, que sostenía un bolígrafo, pintaba una y otra vez líneas sobre una mínima parte del papel que tenia frente ella. Cada una un pensamiento, un recuerdo, una sonrisa que había quedado grabada en su retina, una voz que podía reproducir en cualquier momento del día, una culpa que le pesaba por mucho que intentase hacerse ver que no podía haberlo evitado de ninguna forma. 33

Cambios AdRi_HC Cl: Maca. M: ¿Eh? –perdiendo el apoyo con el que su rostro había permanecido miraba a su alrededor- ¿Ya? Cl: Sí, cariño, sí. –asentía repetidas veces- ¿Dónde estabas? M: Me distraje. –levantándose arrugaba el papel hasta hacerlo una bola para lanzarlo a la papelera más cercana- Qué rollo ¿no? Cl: Pues sí. M: ¿Te apetece un café? Yo estoy que me caigo. Me pienso meter en la cama en cuanto llegue. Cuando ya llegaban escuchó una risa familiar, demasiado familiar, haciéndole entonces recular y retroceder para con una sonrisa asomarse y descubrir a Esther riendo junto a Gimeno. Claudia ya observaba a su amiga cuando se acercaba a ellos. M: ¿Qué es tan divertido? E: Aquí Gimeno. –señalaba con la cabeza- Que sabe cómo hacer reír a las chicas. –abrazaba su carpeta. M: Pues voy a tener que quedar con él para que me de unos consejitos. – sonreía. G: Uy… esto es de… muchos años. –abría los ojos de forma exagerada. M: Vamos a tomar café, ¿Te vienes? –preguntaba asentía antes de caminar.

a la enfermera que

E: ¿Qué tal la mañana? Cl: Aquí la amiga casi se duerme en la reunión con Javier. Tenía que haberla dejado allí para que echase una cabezadita. E: Ya me han dicho que se ha puesto pesado y ha sido un rollo. M: Justo lo que yo decía. T: ¡Maca! –alzaba la voz haciendo que las tres se girasen para mirarla- Cris al teléfono. Parece importante.

M: Id yendo vosotras ¿Vale? Cl: Te esperamos allí, tranquila. –asintiendo y caminando junto a Esther la dejaban por detrás cuando ya iba hacia el mostrador. M: Gracias, Teresa. –tomando el teléfono daba la espalda al mostrador- Si. 34

Cambios AdRi_HC C: ¿Por qué está la mitad del armario vacio? –su voz, aunque tranquila, detonaba un llano anterior que hacía a Maca cerrar los ojos un segundo. M: ¿Cómo has pasado la noche? C: Contéstame, Maca. –decía con más fuerza que antes- ¿Te has ido? M: Es lo mejor para las dos, pero sobre todo para ti. Espero que lo entiendas, pero si no es así no puedo hacer mas, lo siento. C: Maca… -cerraba los ojos al tiempo que los apretaba con los dedos de su mano libre. M: No sé si recuerdas cómo llegaste anoche. Pero sinceramente yo no puedo consentir que estés así por mi culpa, y quedándome no ayudo en absoluto. C: Y aprovechas cuando no puedo hacer nada para irte. M: Esto tampoco es momento para hablarlo, Cristina. –se giraba de nuevoSerá mejor que si quieres luego te llame. O me acerco que tengo que recoger cosas y… La llamada se cortaba al otro lado, los tonos en la línea le hacían suspirar y mirar el teléfono después antes de dejarlo de nuevo sobre el mostrador. T: ¿Pasa algo? M: No, Teresa. –sin más se giraba para ir de nuevo hasta la cafetería, donde Claudia y la enfermera ya ocupaban una mesa con un café para ella- Ya estoy aquí. –tomaba asiento. Cl: ¿Todo bien? M: Sí. –con una pequeña sonrisa reafirmaba sus palabras ante una Esther que la miraba con una mirada diferente- ¿Me habéis criticado mucho? Cl: Por supuesto, le estaba contando todas las locuras que has hecho, incluso cuando te desnudaste en la fiesta de navidad de hace dos años. M: Yo no me desnudé. –fruncía el ceño. Cl: Ya, pero se lo he contado igualmente. –sonreía bajando la vista. E: Pero yo no la he creído, eh. –apuntaba haciendo sonreír a la pediatra- Que yo puedo parecer que me caí ayer del guindo pero no. M: ¿Ah, no? –sonreía aun mas por aquellas palabras. E: Pues no. –encogiéndose de hombros ladeaba la cabeza haciendo reír a sus compañeras- A ver qué os pensáis de mí.

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Cambios AdRi_HC Otra vez sentada en uno de los bancos que rodeaban la entrada de urgencias permanecía con la vista perdida y las manos en los bolsillos de su cazadora. Tan absorta que no se percataba del cuerpo que se acomodaba a su lado. E: ¿Estás bien? –sorprendida se giraba, sonriendo automáticamente al ver que se trataba de la enfermera. M: Hola. E: Hola. –cruzándose de brazos se quedaba mirándola- No te quise preguntar esta mañana, pero me pareció que te ocurría algo. Tampoco sé si te sentará bien que me meta de esa manera… M: No te preocupes. –negaba- Sé que lo harías siempre con la mejor intención. E: Entonces ¿te ocurre algo? –la pediatra suspiraba bajando la vista- ¿Tiene que ver con el hospital? M: No. E: Entonces supongo que es con Cristina. –se movía apenas buscando su mirada- ¿Habéis discutido o habéis reñido por algo? M: Es algo más serio que eso. –apretaba los labios mirándola- Digamos que nuestro camino juntas llegó a donde tenía que llegar y no hay nada que se pueda hacer. –la enfermera abría los ojos sorprendida. E: Pero ¿habéis hablado? Seguro que tiene alguna solución. –la pediatra negaba en silencio- No te habrá engañado ¿verdad? M: No, que va. –negaba con más firmeza- En absoluto. –el rostro de la enfermera cambiaba de nuevo dejando ver su intención en la siguiente pregunta- Ni yo a ella. –respondía sorprendida porque pudiese creerlo. E: Ya, ya. –miraba al frente- No te creo capaz de algo así. M: Bien, porque me hubiese dolido. –ladeaba la cabeza suspirando y mirando también al frente. E: Entonces… ¿no hay ninguna manera de arreglarlo? M: No. Mirando al frente cada una seguía en silencio, Esther intentando unir aquella información y Maca dejando la mente en blanco por un momento. Aunque su instinto tardaba apenas un minuto escaso en advertirla para que volviese a mirarla. Quedándose de esa manera hasta que la enfermera de nuevo se giraba hacia ella. E: Lo siento. 36

Cambios AdRi_HC M: No te preocupes. –encogiéndose de hombros seguía mirándola- Aunque no es el mejor momento de mi vida, es algo que ha pasado y no hay nada que se pueda hacer. E: Bueno, pues cualquier cosa que necesites, si puedo ayudarte, no tienes más que decírmelo. M: Gracias. Un claxon se hacía escuchar con firmeza haciendo que ambas mirasen hacia delante, donde a unos metros un coche blanco estacionado a un lado hacia a Esther sonreír. Justo antes de que Rubén saliese para quedarse allí mismo. M: Tu príncipe azul viene en su caballo blanco a salvarte. –la enfermera sonreía mirándola- No le hagas esperar. E: Hasta luego, Maca. M: Hasta luego. Sin cambiar su postura la seguía con la mirada, viendo como al llegar besaba a Rubén, riendo después por algo que no alcanzaba a escuchar, pero que sí le hacía sonreír al verla.

Dentro de la ducha y en un momento en que cerraba el paso del agua para enjabonarse, el sonido de su móvil llegaba insistente, aunque solo durante unos segundos haciéndole pensar que podría continuar. No así, una vez más la melodía se escuchaba fuerte en la habitación, consiguiendo que chasqueando la lengua abriese la mampara para coger la toalla y cubrir parcialmente su cuerpo e ir en busca de su teléfono. M: Dime, Claudia. Cl: Deberías venir a casa, creo que esto no te va a gustar. –su voz salía ruda y concisa, haciendo que la pediatra frunciese el ceño. M: ¿Cris? Cl: Cris. M: Joder. –colgando dejaba el aparato sobre la mesita, secándose allí mismo para no perder más tiempo en vestirse. Apenas pasaban quince minutos desde la llamada de la neuróloga cuando la pediatra ya estaba sobre su moto yendo rumbo a su casa. Apretaba la mandíbula sintiendo la rabia y la frustración, no pudiendo imaginarse de qué podría tratarse todo aquello. Había girado en la última calle antes de llegar cuando veía el coche de Cris acelerar para alejarse, por lo que ya sabía que no podría alcanzarla, 37

Cambios AdRi_HC decidiendo entonces aparcar y ver como Claudia, ayudada por Gimeno, cargaban con algunas cajas y maletas para entrar en el edificio. M: ¿Pero qué…? –miraba sorprendida todo cuanto ya habían en el portal. Cl: Apareció sin más, aporreando el timbre y diciéndome que estaba dejando tus cosas aquí. Hemos tenido que bajar porque las dejaba en medio de la calle, y no me ha dejado hablar con ella. Mordiéndose el labio evitaba los gritos que se habían amontonado en su garganta, cerrando los ojos y los puños a la vez cuando sin tan siquiera pensarlo, cogía parte de sus cosas para ir escaleras arriba. Cuando terminaban se paraba en mitad del salón viendo parte de su vida en cajas, bolsas y un par de maletas. M: Siento todo esto, chicos. –se giraba para mirarles. G: No te preocupes por eso. –negaba- Mas lo… siento yo. Esto no debe ser fácil. M: No. –suspirando se giraba, deteniéndose no sabiendo qué hacer exactamente, pero caminando por fin hacia la entrada- Ahora vengo. Cl: Maca. –la seguía hasta la puerta- Con tacto. M: Tacto, sí. –asentía entrando en el ascensor para cruzarse de brazos y sentir nuevamente la presión en su mandíbula- Tacto. Tardaba apenas unos minutos en llegar al que había sido su hogar hasta hacia solo un día. Abriendo y pasando directamente para correr escaleras arriba hasta detenerse frente a la puerta, la cual abría sin dudar un segundo para pasar a su interior y escuchar como un cristal se rompía en el salón. Acelerando el paso se quedaba en la misma puerta, viendo como Cristina miraba los restos de un marco hecho trozos en el suelo. Levantando la vista despacio hasta descubrirla allí mismo. C: Te odio.

M: Pues siento mucho escuchar eso, pero la única que está haciendo todo esto difícil eres tú, y lo que has hecho hoy… -negaba conteniéndose. C: ¿Lo que he hecho hoy? ¡Te has ido porque te ha salido a ti de las narices! –gritaba acercándose- ¡Te importa una mierda el mundo mientras tú estés cómoda! M: No recuerdas nada de cómo llegaste anoche ¿Verdad? –la miraba fijamente viendo como se calmaba entonces- Yo no puedo estar aquí presenciando cosas como esa porque no entiendas lo que pasa con 38

Cambios AdRi_HC nosotras. –bajaba la vista viendo como comenzaría a llorar de un momento a otro- Quedándome lo único que consigo es hacerte daño a ti, y no dejar que tú encuentres la manera y el momento de seguir adelante. C: ¿No te das cuenta de que yo no quiero hacerlo así? ¡No quiero hacerlo así! M: No puedo pedirte más que disculpas. Porque de verdad siento mucho que estés así. –apretando la mandíbula bajaba la vista, llevando las manos hasta los bolsillos de su chaqueta- Pero no puedo quedarme por compasión. Tú no te mereces eso. C: ¿Qué me merezco entonces? ¿Qué me dejes así sin más? M: ¿Prefieres que me quede contigo sin quererte como mereces que te quieran? C: ¡Deja de hablar de lo que me merezco porque desde luego que no es esto! –gritaba con todas sus fuerzas, girándose al mismo tiempo y dándole entonces la espalda- Necesito que me digas quién es ella. M: No. Un suspiro llegaba frustrado, haciéndole saber que no era la respuesta que quería en ningún momento y de ninguna manera. C: ¿Y tanto la quieres? Empezando a no encontrar las fuerzas necesarias para continuar, la pediatra se dejaba caer en la silla más cercana, apoyándose sobre sus rodillas para ocultar su rostro no pudiendo ver como de nuevo se giraba hacia ella para mirarla. C: Me lo tomaré como un sí. –apenas susurraba. M: No he podido hacerlo mejor, lo siento. –lloraba sin poder evitarlo- Lo siento. C: Adiós, Maca. El silencio se adueñaba de la situación durante unos minutos que se hacían los más largos de su vida, escuchando como un portazo lo rompía haciéndole ver que se había quedado sola, dejando vía libre al llanto que había conseguido mantener silencioso, convirtiéndolo en el desahogo que no llegaba a ser suficiente antes de levantarse y marcharse de allí.

Cruzaba el muelle sin levantar la vista del suelo, ignorando una mirada de Teresa que dejaba ver su preocupación por ella, al igual que la de Claudia que se había detenido justo a su lado, sin decir una palabra ni cuando

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Cambios AdRi_HC Esther preguntaba en silencio a sus compañeras viendo a la pediatra se marcharse silenciosa hasta su despacho. E: ¿Qué le pasa? –se giraba hacia la neuróloga. Cl: Hoy será mejor que no se lo tengamos en cuenta. Ha estado toda la noche despierta. –acariciaba su brazo marchándose también. T: ¿Ha pasado algo? –miraba a la enfermera que se giraba entonces hacia ella. E: Lo ha dejado con Cris. –los ojos de Teresa se abrían sorprendido y llevándose la mano a los labios- No le digas nada ¿Vale? T: No, no. Sentada en el banco del vestuario pasaban los minutos sin ella percatarse de que ya debería estar en urgencias. Con la mirada fija en un punto que ni siquiera diferenciaba del resto. Reaccionando únicamente a los pasos que se acercaban a ella precavidos. E: Maca. M: Hola. –la miraba forzando una pequeña sonrisa antes de bajar la vista. E: Puedo… ¿puedo hacer algo? –sentándose a su lado colocaba la mano en su espalda, viendo como aquel cuerpo se dejaba caer hacia ella dejando la frente sobre su pecho. M: Quédate aquí solo un momento. E: Claro. Sin cambiar su postura pasaba el brazo rodeando su espalda, viendo su cuerpo inmóvil mientras aun necesitaba su apoyo y guardaba silencio. No sabiendo si alguna palabra podría ayudarla, si solo con aquel gesto era suficiente cuando seguía sin hablar. Pasados unos minutos la pediatra se incorporaba de nuevo mirándola, con la misma mínima sonrisa que le había regalado al llegar. M: Gracias. E: No me gusta verte así, Maca. –la miraba con sinceridad- ¿Has desayunado? –la veía negar- Pues vamos y te tomas algo, no quiero que te me desmayes por ahí. M: No pasa nada, estoy bien. E: He dicho que vas a tomarte algo y no hay más que decir. –se ponía en pie sin dejar de mirarla, viendo como sin borrar su expresión de colocaba el fonendo en el cuello. 40

Cambios AdRi_HC M: Está bien, me tomaré algo. –se levantaba también- Pero no te pongas tan seria. E: No me pongo seria. M: Vale. –con ese mínimo susurro asentía, dando un primer paso para salir de allí mientras la enfermera ya la seguía.

Se había quedado sola en el box mientras le colocaba una escayola a un chaval. La enfermera había ido fuera a avisar a la familia dejándola a ella terminar el trabajo. Y así estaba cuando la puerta se abría bruscamente. T: ¡Maca! –la pediatra giraba su rostro- Tienes que venir, es Cris. M: ¿Cris? –levantándose veloz se quitaba los guantes para salir- ¡Avisa a alguien que siga con eso! En una carrera veía como varios de sus compañeros la iban guiando hasta la sala de curas, donde Claudia y Esther ya la asistían junto a un miembro del Samur. M: ¿Qué pasa? –se colocaba junto a la camilla. -Se desplomó en la oficina y nos llamaron. Respira bien y el primer reconocimiento es normal. E: Parece un desvanecimiento. –quitaba el tensiómetro- Tiene la tensión bastante baja. –la miraba con preocupación. Cl: Analítica completa, Esther. –su voz salía mientras miraba a su amiga que seguía en silencio observándola, cogiendo su mano y apretando los labiosLa he mirado bien, Maca, y no parece que… M: Ya. E: Voy a llevar esto a laboratorio. –susurraba antes de marcharse con la bandeja. M: Lo hago todo mal. –se giraba cerrando los ojos hasta quedar contra la pared y golpearla- Haga lo que haga lo hago mal. Cl: No digas eso, tú no tienes la culpa. Y que te quede bien claro ¿Eh? –la cogía del brazo para mirarla- No es tu culpa ni eres responsable de nada, ya es adulta. M: Sí es mi culpa, Claudia. Cl: No, ella decide por si misma cómo hacer las cosas. Todos pasamos por malos momentos en la vida y tenemos que decidir hacer las cosas de una manera u otra. ¿Entendido? 41

Cambios AdRi_HC Ya sola permanecía sentada a su lado esperando a que despertase, y tras unos minutos veía como sus parpados comenzaban a moverse. M: No te asustes, estás en urgencias. –terminando de hablar se cruzaba con su mirada, solo unos segundo cuando de nuevo cerraba los ojos- ¿Qué ha pasado? C: ¿Ahora te preocupas? M: No digas eso. Claro que me preocupo. –intentaba coger su mano, viendo como la retiraba al instante- ¿Cuánto llevas sin comer? C: ¿Qué importa eso? –giraba el rostro hacia el lado contrario para abrir los ojos- Ya puedes irte, no me voy a morir. M: Cris, por favor. –bajando la vista tomaba todo el aire que era necesario para volver a mirarla- Dime qué quieres que haga y lo haré. –veía su rostro girar con rapidez hacia ella.

El silencio seguía entre ambas cuando, interrumpiendo el momento, Esther entraba con la botella para cambiar la vía de Cris, deteniéndose en un primer momento, pero continuando finalmente. E: Lo siento, pero tengo que cambiarle… -la pediatra asentía mirándola durante un segundo- ¿Cómo estás? C: Bien. –la miraba- Gracias, Esther. E: Nos has dado un buen susto, eh. Teresa va por la segunda tila. –la veía sonreír mínimamente- La estoy reteniendo para que no entre. C: Dile que no se preocupe. E: Lo hará igualmente. –sonreía- Ya sabes cómo es. C: Sí, ya sé cómo es. –asentía bajando la vista, pero viendo aun como la enfermera movía algunas cosas a su alrededor. E: Te voy a quitar la otra vía, ya no te hace falta. Y seguro que te molesta tenerla ahí ¿a que sí? C: Gracias. Girando el rostro llegaba a ver como la pediatra miraba a su compañera, con el semblante serio aunque con un cambio en sus ojos mientras seguía sus movimientos, y percatándose entonces de que estaba siendo observaba, se levantaba cruzándose de brazos quedando en un rincón. Sus pensamientos comenzaban a ordenarse, sacando cálculos en el tiempo y reviviendo momentos de tiempo atrás. Mirando entonces a la enfermera, que lejos de lo que su cabeza descubría, le ofrecía otra sonrisa. 42

Cambios AdRi_HC E: Pues esto ya está. Paso a verte antes de que te vayas. Siguiéndola con la mirada seguía sin decir nada cuando otra vez buscaba a Maca, que sin cambiar su postura miraba al suelo fijamente. C: Así que Esther… Su rostro de alzaba rápidamente, encontrándose con una mirada distinta a la anterior. El dolor persistía, pero la rabia de segundos antes parecía haberse esfumado dejando un vacio que quizás llegaba a doler más. C: La verdad es que no lo habría adivinado. –suspirando dejaba caer la cabeza para mirar hacia la puerta- Está claro que no se puede hacer nada. M: Cris. C: Te acabo de ver mirarla, Maca. –negaba cerrando los ojos- Yo me conformaría con menos de la mitad de eso. M: No hables así. –se acercaba tragando saliva, observándola abrir los ojos aunque sin girarse para mirarla. C: Por lo visto estamos igual. Enamoradas de alguien que no nos quiere. –la miraba entonces, descubriendo unos ojos que temblaban frente a aquellas palabras.

Siguiéndola a un paso más lento llegaban hasta el mostrador, donde Teresa salía veloz para comprobar que se encontraba bien como ya le habían dicho. No decía una palabra cuando también Esther llegaba para despedirse de ella. M: Bueno, pues… yo me voy, que tengo trabajo que hacer. –la miraba entonces- Come algo. Sin más se giraba, dejando a Esther algo confusa mientras Cristina aun sostenía el papel de su alta. Mirando a la enfermera fijamente hasta que esta se percataba de ello. C: ¿Me acompañas a la puerta? E: Claro. –asintiendo le dejaba el brazo como punto de apoyo cuando ya caminaban hasta la entrada- Deberías hacerle caso, y alimentarte. C: Hacerle caso. –repetía en apenas un susurro, justo antes de detenerse para mirarla. E: Podríais intentar ser amigas ¿no? Creo que ninguna lo pasa bien y… sería una lástima que todo terminase mal.

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Cambios AdRi_HC C: ¿No tienes ni idea de por qué pasa todo esto, verdad? –su labio se estiraba desde la comisura, tan poco que era casi imposible apreciarlo, y la enfermera fruncía el ceño- No tienes ni idea. E: ¿De qué? C: Maca está enamorada de ti, Esther. –no había terminado de hablar cuando el rostro de Esther ya detonaba un cambio- Y por lo que creo, desde hace bastante. E: Cómo… -las palabras se le escapaban sin poder terminar la frase- Eso no… no puede ser. –sonreía nerviosa. C: Me temo que sí. Y yo no puedo hacer nada… -negaba bajando la vista- Y tú ni siquiera te has dado cuenta de cómo te mira. –casi reía volviéndola a mirar- No recuerdo cuando fue la última vez que hizo eso conmigo, ni siquiera si a mí me ha mirado alguna vez igual. E: No. No puede ser. –negaba girándose apenas un segundo volviendo después a su lugar anterior- No. C: Puedes no querer verlo, eso ya no es asunto mío. –doblaba el papel metiéndolo después en su bolso- Gracias por todo. Dándose la vuelta le daba la espalda antes de caminar hasta el taxi que ya la esperaba. Dejando el cuerpo allí inmóvil, sin haber podido reaccionar aun cuando la gente entraba y salía a su alrededor dejándole ver que el tiempo no se había parado para el resto del mundo. Cuando por fin reaccionaba giraba sobre sus pasos, caminando casi de forma autómata cuando llegaba a las puertas de urgencias, pasando y mirando a ninguna parte hasta que veía a la pediatra al fondo, hablando con Claudia con un semblante bastante serio. E: No puede ser… -seguía mirándola fijamente, sintiendo como su cuerpo comenzaba a temblar. Corriendo se alejaba de allí, consiguiendo que sus compañeras se percatasen de su carrera, mirándola de manera confusa. Cl: ¿Qué le pasa?

Su turno acababa e intentaba vestirse lo más rápido posible, tirando incluso varias cosas en su empeño por irse pronto. Cogía su bolso cuando la puerta se abría sorprendiéndola y haciéndole girarse hacia ella para descubrir de quién se trataba. M: Hola. –mirándola y dejando mostrar una pequeña sonrisa cerraba tras ella- ¿Te has escondido durante medio turno o me da a mí?

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Cambios AdRi_HC E: He… he estado muy liada. –cerraba la taquilla- ¿Querías algo? M: Nada. –casi susurraba- Ver si estabas bien. Me había preocupado al no verte por ahí. –metía las manos en los bolsillos de su bata- ¿Estás bien? – fruncía el ceño. E: Un poco cansada, ya te he dicho que no he parado y… -suspiraba mirándola entonces- Estoy deseando llegar a casa. –dando un paso veía la intención de la pediatra por no dejarle pasar aun- Maca… M: ¿Qué ocurre? –insistía. E: Nada. Solo quiero irme para descansar, nada más. –la miraba entonces sujetando el pomo- ¿Me dejas? M: Claro. –mirándola se hacía a un lado, sin ocultar su repentina seriedad cuando ya la veía abrir la puerta, pero girándose por última vez para mirarla y salir de allí. No llegaba a correr aunque su paso se hacía rápido y firme. No tardaba en firmar más que unos segundos para girarse de nuevo y salir a la calle. Respirando cuando ya se veía lejos de allí y llegando a su parada de metro. Bajando los escalones casi de dos en dos. Sentada junto a la ventana veía pasar las luces de cada parada. Los carteles publicitarios, los rostros desconocidos. El ruido de los raíles chispeando en los movimientos bruscos. La velocidad que no le permitía ver nada nítidamente cuando se encontraba en movimiento. Salía de nuevo a la calle sin haber cambiado su expresión ni su velocidad. Teniendo que recorrer tan solo un par de calles para llegar hasta su edificio y subir en el ascensor. Llegando a casa tan rápidamente como había salido del hospital. Entrando en la cocina veía como Rubén ya preparaba la comida, no dudando en ir hasta él para abrazarle y sentir como este se giraba sorprendido. R: Cariño ¿estás bien? –preguntaba extrañado- Esther. E: Sí. Solo quería llegar para verte. –casi suspiraba contra su pechoNecesitaba abrazarte. R: ¿No te pasa nada? –se separaba para mirarla- ¿Seguro? E: Seguro. –abrazándole de nuevo quedaba otra vez contra su pecho, manteniendo los ojos abiertos mientras su vista se perdía y la imagen de Maca seguía frente a ella. R: ¿Quieres darte una ducha mientras termino con esto? E: Sí. –asentía separándose entonces- Me sentará bien hacerlo. –le besaba entonces antes de girarse para marcharse de allí. 45

Cambios AdRi_HC Bajo el agua caliente cerraba los ojos, pasándose las manos una y otra vez por el pelo. Preguntándose cuándo había ocurrido eso y por qué.

Sentada de lado en el sofá miraba la televisión. Rubén a su lado se mantenía con la mirada fija en el periódico, ojeando la sección de deportes mientras comentaba alguna que otra noticia que le hacía enfadarse o bien alegrarse. Pero sus pensamientos no se entrelazaban a tiempo para contestarle. Estaba muy lejos de allí cuando no podía sacarse el hecho de que la pediatra sintiese algo por ella. Y mucho menos que la relación que mantenía con Cristina se hubiese roto por eso. No había sabido reaccionar, y dudaba en poder hacerlo de alguna manera. No sabía qué pasaría cuando al día siguiente los ojos de Maca volviesen a cruzarse con ella. ¿Podría no decirle que lo sabía? ¿Continuar como hasta ese momento? R: Mario está pensando en que salgamos algún día los cuatro a cenar. Quiere presentarnos a su nueva novia. E: ¿Novia quiere decir que va en serio? –le miraba sorprendida y viendo como asentía- No me imagino a tu hermano con novia. R: Ni yo, pero es lo que hay. –respondía encogiéndose de hombros- De todos modos no creo que lo prepare para muy pronto. Está liado con mi padre en un trabajo y anda un poco estresada la criatura. E: Vale. Mirando de nuevo al frente se daba cuenta de que había perdido por completo el hilo argumental de la película. Por lo que suspirando se levantaba para ir rumbo a la cocina, deteniéndose al ver las ventanas cuando justo a la luz de la tarde daba de lleno sobre ellas. R: ¿Qué haces? –fruncía el ceño. E: ¿Habías visto como estaban estos cristales? –restregaba con fuerza- Hay que limpiarlos a menudo, Rubén… están perdidos de aceite del extractor. R: Bueno, mujer… pero no es cuestión de que te pongas ahora a hacer eso. E: No puedo ver los cristales así. –se pasaba el brazo por la frente arrastrando el sudor- Mejor ahora que lo he visto. –restregaba de nuevo. R: Lo que tú digas, cariño. –cogiendo una lata del frigorífico salía de nuevo. Minutos después la enfermera seguía sin salir de la cocina. Rubén se levantaba de nuevo para ir a tirar la lata, encontrándola de igual forma pero con la vitro cerámica. R: Esther. 46

Cambios AdRi_HC E: ¿Qué? –preguntaba sin girarse- Estaba sucio. Acercándose comprobaba como ya simplemente secaba la superficie, por lo que cogiendo sus manos le arrebataba el paño para dejarlo a un lado y girarla hacia él para mirarla. La enfermera fruncía el ceño sin entender el motivo de aquello. R: Te voy a llenar la bañera y te vas a relajar ¿vale? –viendo que iba a contestar ponía la mano sobre sus labios- Y no hay peros que valgan.

Elevando la rodilla veía como un pequeño cúmulo de espuma se quedaba sobre la piel, cogiéndolo después y mirándolo más cerca de su rostro, uniendo entonces la otra mano libre haciendo que se escapase entre los dedos cayendo de nuevo en el agua. El baño estaba con el vapor acumulado que desprendía el agua caliente, haciéndole cerrar los ojos y relajarse una mínima aparte y por primera vez en toda la tarde. Pero pocos segundos pasaban hasta que las palabras de Cristina de nuevo llamaban su atención. Por otra parte tampoco entendía cómo podía haber sido tan directa en algo así. Se trataba de Maca, y por lo que había visto no lo estaba pasando realmente bien con la separación. ¿Qué ganaba ella dándole esa información? ¿Podría ser que fuese una mala jugada en contra de la pediatra? Chasqueando la lengua decidía meter el cuerpo por completo bajo el agua, aguantando la respiración mientras cerraba los ojos con fuerza. C: Y tú ni siquiera te has dado cuenta de cómo te mira. No recuerdo cuando fue la última vez que hizo eso conmigo, ni siquiera si a mí me ha mirado alguna vez igual. M: Me había preocupado al no verte por ahí. ¿Estás bien? Saliendo en tan solo un segundo cogía todo el aire que sus pulmones reclamaban, abriendo los ojos y retirando de su rostro la espuma que había quedado sobre la piel. R: ¿Cómo va ese baño? –sonriendo entraba viendo como se giraba para mirarle- ¿Mejor? E: Sí. –bajaba la vista. R: ¿Quieres que prepare la cena mientras? –adelantándose unos pasos se quedaba junto a la bañera mirándola. E: Vale. –sonreía de lado- No tardo en salir. R: No hay prisa.

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Cambios AdRi_HC La puerta se cerraba y aprovechaba para dejarse caer de nuevo, pegando la espalda y dejando escapar un suspiro antes de llevarse las manos a la cara, maldiciéndose por su reacción, por no saber hablarle claro a la que ya consideraba su amiga y haber salido de aquella forma del hospital. Seguramente tendría que darle alguna explicación cuando la viese de nuevo. E: Eres tonta, Esther. ¡Tonta! –golpeaba el agua. Poniéndose en pie se escuchaba el agua caer de su cuerpo antes de salir por completo y echar mano de su albornoz para cubrirse, remangándose después para quitar el tapón de la bañera y dejar que el agua se escapase vaciándola. Frente al espejo se pasaba el peine por el pelo, mirándose fijamente a los ojos, recriminándose a ella misma en silencio. E: Estúpida. Ya con el pijama iba hacia el salón, buscando con la mirada su móvil y encontrándolo finalmente junto al mando del televisor. Sin dudar un instante buscaba su nombre en la agenda.

Esperando escuchaba uno tras otro los tonos al otro lado. Tabaleaba sobre la mesa desesperada cuando ya escuchaba un pequeño vacio antes de su voz. M: Hola. E: Hola, Maca. –carraspeando se levantaba para ir hasta la ventana¿Cómo… cómo estás? M: Yo bien, gracias. ¿Y tú? E: Bien, bien. –asentía por inercia- ¿Seguro que estás bien? –insistía de nuevo cuando ya pasaba a pellizcarse el pulgar entre los dientes. M: ¿Y esa preocupación repentina hacia mi persona? E: ¿Eh? –fruncía el ceño- No es ninguna preocupación repentina, me importa cómo estés. ¿Te molesta que te haya llamado? –se colocaba en jarras girándose. M: Por supuesto que no. Tú puedes llamarme siempre que quieras, ya lo sabes. Sorprendida giraba el rostro, frunciendo el ceño de nuevo y girándose hacia la ventana para mirar todo lo lejos que sus ojos le permitían. E: Bien.

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Cambios AdRi_HC M: ¿Sí? ¿Te parece bien? –la enfermera casi terminaba por soltar el aire cuando podía notar perfectamente que todo se trataba de una broma más de la pediatra. E: Eh… bueno, solo quería saber cómo estabas. M: Pues estoy bien, como ya te he dicho, no tienes que preocuparte. –bajaba su tono de voz convirtiéndolo casi en un susurro. E: Bien. –carraspeaba- Nos vemos mañana entonces. M: Claro. Hasta mañana, Esther. E: Hasta mañana. Cerrando su móvil se quedaba inmóvil sobre aquel medio metro cuadrado del salón. Pellizcando su labio inferior entre los dientes mientras pensaba a toda velocidad. R: ¿Qué haces ahí parada? –llegaba con sendos platos- ¿Pasa algo? E: No. No pasa nada. –dejando el teléfono iba hacia la mesa, sentándose en su lado de siempre y viendo como Rubén se colocaba a su lado comenzando a servir el agua en su vaso. R: ¿Tu humor mejor? E: A mi humor no le pasa nada. –le miraba mientras bebía de su vaso- ¿Por qué dices eso? R: Nada, nada. –negaba bajando la vista hasta su plato- Habrán sido suposiciones mías. –ya masticaba mirándola- Entre la limpieza y eso pues… E: ¿Pues qué? R: Nada. –sonriendo bajaba la vista- Tienes un humor fantástico, cariño. – mirándola veía como la servilleta recorría el espacio bastante rápido hasta llegar a su cara- Lo que yo decía.

Salía de la parada de metro con el paraguas casi pegado a su cabeza. El aire llevaba la lluvia en cualquier dirección sin pleno aviso, y el corto recorrido desde casa había sido suficiente para mojar prácticamente toda su ropa. Así entraba en el hospital, sacudiéndose y moviendo el paraguas. Terminando por pasar la mano por su pelo también empapado. Dos sonrisas se asemejaban cuando llegaba al mostrador. M: ¿Goteras en el paraguas?

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Cambios AdRi_HC E: Muy graciosa. –firmaba sacudiéndose después la mano al ver que empapaba la hoja- Hace mucho aire y no vale una mierda llevar el paraguas. T: Pues ahora como no te seques bien te resfriarás. M: Podrías darte una ducha caliente antes de cambiarte. Te da tiempo. –se miraba el reloj- Te cubro yo si hace falta. E: No pasa nada, me seco un poco y ya está. –caminaba sacudiéndose aun cuando la pediatra la seguía. M: Dame, anda. –le cogía el paraguas cuando lo metía en la papelera más cercana para llevarse ambas cosas- Estaba vacía, tranquila. –sonreía. E: Gracias. Llegadas al vestuario dejaba la papelera en un rincón para girarse después, viendo como ya se quitaba el abrigo, por lo que con rapidez iba hasta la estantería en la parte más lejana para coger una toalla y tendérsela después. E: Gracias. –la miraba- Otra vez. M: No hay de qué. –la miraba guardando las manos en los bolsillos- ¿Qué tal estás hoy? E: Yo estoy bien. –negaba sin entender- ¿Por qué iba estar mal? M: No sé, como ayer parecía que te fuese a pegar algo malo si te me acercabas mucho. –respondía entonces encogiéndose de hombros- ¿Estabas enfadada conmigo? E: No digas tonterías. –negaba volviéndose hacia su taquilla- No hay motivo por el que yo me enfade contigo. M: Me alegro. –veía como se giraba para mirarla. E: Aunque debería pedirte disculpas, sé que no fue la persona más correcta ayer. Se me… me torcí. –terminaba por decir de una vez- Y… la pagué contigo, lo siento. M: No pasa nada, no te preocupes. E: Vale. M: Bueno, pues… te dejo que te cambies y eso. –sonriendo de nuevo se adelantaba para ir hacia la puerta- Luego te veo. E: Maca. –la llamaba ya junto a la puerta, viendo como se giraba hacia ellaGracias. –la veía sonreír.

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Cambios AdRi_HC Llegaba a la cafetería aprovechando un momento de calma en urgencias. Viendo como en una de las mesas permanecían la pediatra y Claudia, la primera sin levantar la cabeza de su trabajo mientras escribía escuchando a la vez a su amiga. M: No me apetece, Claudia. Cl: Te vendría bien salir. –veía entonces a la enfermera- Hola, Esther. ¿Por fin paras? E: Sí, por fin. –la pediatra levantaba la cabeza para saludar, sonriendo antes de hablar- Hola. M: Hola. E: Me siento un momento y ahora me voy, que me tienen con la lengua fuera hoy. –la pediatra continuaba con escribiendo- ¿Vosotras qué? Cl: Pues yo convenciendo a esta seria pediatra de urgencias a que se venga con Gimeno y conmigo al cine. Pero no quiere. M: Tengo que ir a la inmobiliaria, Claudia. Te recuerdo que llevo ya dos semanas en un hotel y necesito una casa. Cl: En un hotel porque tú quieres. Te he ofrecido mi casa una docena de veces y no pienso hacerlo ni una más. Tengo asumido que eres una cabezota y no hay nada que hacer con eso. Lejos de prestar mucha atención a la conversación, la enfermera miraba a Maca, que seguía con la vista fija en sus papeles. Viendo como sonreía por los comentarios de Claudia y seguido su expresión cambiaba a una de concentración mientras leía. Cl: De todos modos la semana que viene no puedes decir que no. M: Eso es lo que dices tú. E: ¿Qué pasa la semana que viene? –preguntaba mirando a la neuróloga que negaba bebiendo de su taza. Cl: La cena. ¿No te acuerdas? E: Ah. Menudo rollo de cena. –suspiraba cruzándose de brazos y viendo la sonrisa de la pediatra- No entiendo por qué hay que hacer una cena porque un tío con dinero venga a visitar el hospital. Cl: Se llama contentar a la mano que te da de comer, cariño. E: Pues es un fastidio. M: ¿No quieres ir? –la miraba dejando lo que la había tenido distraída hasta entonces. 51

Cambios AdRi_HC E: Rubén tiene un viaje con su padre y no estará. No es que me apetezca mucho estando sola en casa. –respondía encogiéndose de hombros. M: ¿Te deja sola? E: Son cuatro días. Pero me desespera estar sola en casa. Cl: Pues mejor que mejor. Vamos todos y así os distraéis un rato. A una porque le hace falta, y la otra porque está sola y puede aprovechar la soltería momentánea.

Caminaba con rapidez de un lado a otro, entregando resultados que le habían dado en laboratorio y para varios médicos en urgencias. La última tenía que llevarla a un box, donde podía ver después que la pediatra la esperaba. M: Hola. –sonreía. E: Hola. Esto creo que es para ti. –le tendía la carpeta esperando a que le echase un vistazo, pero contrariamente seguía mirándola a ella- ¿Qué? M: ¿Estás estresada o me da a mí? –ladeaba el rostro. E: Estresada. –asentía mirando al chaval en la camilla y luego de nuevo a la pediatra que había bajado la vista hasta los resultados. M: Son míos, sí. E: Bien, pues me voy que tengo mil cosas que hacer. –cogiendo de nuevo el ritmo que había abandonado al entrar, se alejaba hasta la puerta, escuchando su nombre y girándose para ver a Maca acercarse a ella- Dime. M: ¿Me harías un favor esta tarde? Aunque no sé si con el día que llevas… E: ¿Qué favor? M: Tengo que ir a ver un piso, y no me gustaría ir sola… por eso de que estoy desesperada por irme del hotel. Necesito una mente racional. –la veía sonreír- ¿Eso es que sí? E: ¿A qué hora es? M: Pensaba ir nada más salir. Así me lo quito de encima pronto si no me gusta y si es que sí puedo ir a la inmobiliaria. E: Vale, iré contigo. –asentía viendo como el rostro de la pediatra cambiaba en cuestión de un segundo antes de inclinarse hacia ella para dejar un beso en su mejilla. M: Gracias, Esther.

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Cambios AdRi_HC Sin más volvía al box, dejando a la enfermera parada allí mismo sin moverse y sin reaccionar, girándose finalmente para mirar a su alrededor y esconder una mínima sonrisa antes de caminar alejándose de allí a toda velocidad. Minutos después estaba sobre el mostrador de rotonda rellenando uno de los partes que debía entregar para el pedido de farmacia, pensando en lo ocurrido minutos antes, en la alegría que había llenado los ojos de la pediatra para besarla después. Despacio levantaba el rostro, con un gesto serio y congelado. G: Uy… parece que hayas visto un… fantasma, Esther. –la hacía casi despertar de sus pensamientos- ¿Estás bien? E: ¿Eh? –su voz salía casi ahogado, haciendo fruncir el ceño del médico que seguía mirándola. G: Una de dos… -cogía aire- Te ha tocado la lotería o… E: Déjalo, Gimeno. –con más claridad interrumpía las palabras de su compañero antes de salir de allí todo lo rápido que sus piernas le permitían.

Sin quitarse las gafas de sol permanecía de brazos cruzados a la espera de que Maca saliese también tras su turno. Caminaba de un lado a otro, no había podido dejar los nervios desde el momento en que Gimeno se cruzó con ella. Había estado durante dos semanas llevando bien aquello, lo manejaba, había conseguido no agobiarse al pensar en la realidad. Pero ese beso de la pediatra había despertado los temores. ¿Qué debía hacer? ¿Simplemente dejarlo estar? M: Hola, mariprisas. –sonreía ya a su lado- ¿Por qué no me has esperado dentro? E: Necesitaba que me diese un poco el aire. –se quitaba las gafas mirándola¿Dónde tenemos que ir a ver ese piso? M: Vamos en la moto. –señalando con la cabeza comenzaba a caminar, pero la enfermera no había movido un centímetro su cuerpo cuando ella ya llegaba- ¿Esther? E: ¿No podemos ir a pie? M: No. –casi reía- Está lejos para ir andando… -la miraba más seriamenteNo me digas que te da miedo ir en moto. E: No. –negaba al instante. M: ¿Entonces? –seguía mirándola no entendiendo por qué seguía sin moverse, pero cuando tomaba aire para hablar de nuevo la veía acercarse¿Quieres que cojamos un taxi? 53

Cambios AdRi_HC E: No, no. –negaba de nuevo extendiendo la mano- Dame mi casco. Girándose abría el compartimento trasero para sacar el segundo que llevaba siempre consigo, cediéndoselo y viendo como se lo colocaba sin dudar. M: Ahora parece que estás deseando subir. –sonreía viendo como fruncía el ceño- Tienes unos días raros, eh. –se colocaba el suyo- Pero no voy a preguntar. Ya sobre la moto colocaba los pies en el suelo para extender su mano e invitarla a subir, cosa que se demoraba unos segundos más hasta que la enfermera se impulsaba quedando pegada a su espalda y las manos en sus rodillas. M: ¿Bien? E: Sí. M: Seria mejor que te cogieses a mí, no quiero que salgas disparada en algún sitio y tengamos que volver aquí forzosamente. Soltando el aire de forma exagerada, la enfermera bajaba la visera de su casco antes de pasar los brazos por su cintura, ejerciendo quizás demasiada fuerza en ese primer momento, sintiendo como el cuerpo de la pediatra se movía como queriendo relajar sus músculos. M: Si respiro mejor que mejor. E: Perdón. M: Pues vamos allá. –encendiendo el motor aceleraba apenas para bajar por la entrada principal e incorporarse al tráfico, Esther había dejado la mirada perdida mientras se preguntaba por qué había accedido a ir con ella.

El viaje había terminado con una simple palabra para resumirlo; extraño. Por una parte se había sentido tranquila al saber que era Maca la que manejaba situación, y por otra el corazón había comenzado a palpitar preso de los nervios, sin parar en todo el trayecto, descendiendo el ritmo únicamente cuando veía que la velocidad se reducía considerablemente hasta llegar a una zona de aparcamiento. M: Ya estamos aquí. –apagando el motor sentía como el cuerpo de la enfermera se impulsaba sin previo aviso hasta quedar de pie a su lado- Qué prisas. E: Me he puesto un poco nerviosa. –se quitaba el casco. M: ¿Por qué? -bajaba también.

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Cambios AdRi_HC E: No estoy acostumbrada a ir en moto, creo que no lo hago desde que era una cría y no es que me… -la pediatra sonreía consiguiendo que dejase de hablar- Vale. M: Vamos, anda. Caminando la invitaba a ir tras ella. Llegaban al portal más cercano y la pediatra se dirigía directamente hasta el portero, explicándole quién era y qué hacía allí. Este finalmente le daba un juego de llaves que cogía para continuar después hasta el ascensor. E: ¿Y te las da así sin más? –preguntaba extrañada. M: Los de la inmobiliaria lo tienen acordado así. Aprovechan que hay portero para no estar echando viajes tontos. Si me gusta me va a gustar igual con un pelotudo diciéndome todo lo bueno que tiene o sin él. E: Tienes razón. –asentía a lo obvio cuando miraba al frente- Y mejor sin el pelotudo. M: Pues eso. El piso, aunque no el último, estaba en la zona más alta. Cuando el ascensor se detenía, la pediatra le dejaba paso por delante y la seguía hasta llegar a la puerta, abriendo sin esperar mucho más y comprobar la luminosidad por la falta de mobiliario. E: Qué grande. Ambas caminaban hacia la parte más amplia, el salón, donde se quedaban paradas para comenzar a girar sobre sus talones, quedando de nuevo frente a frente y siendo la pediatra la primera en sonreír antes de moverse de nuevo para ir al resto de las habitaciones. E: Este casa debe costar un dineral. –casi corría tras ella. M: Pero por lo que parece, va a ser un dineral que voy a dar con mucho gusto. –la enfermera llegaba hasta ella, viéndola entrar en uno de los dormitorio- Me encanta. –iba hacia la ventana. E: Es muy grande. M: Mejor. –girándose sonreía ampliamente, consiguiendo que la enfermera se girase dándole la espalda, algo que le hacía fruncir el ceño un instante¿Tú qué dices? E: Me gusta. Pero debe ser cara. M: Pero te gusta.

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Cambios AdRi_HC E: Sí. –la miraba entonces antes de caminar de nuevo hacia el salón, donde llegaba finalmente para detenerse de nuevo y escuchar el eco de los pasos de la pediatra llegar hasta ella- Si puedes pagarlo, quédatela. M: Lo haré. –viéndola girarse metía las manos en los bolsillos de su chaqueta.

Con el ascensor averiado debía subir los tres pisos que la separaban de casa por la escalera. Algo que hacia despacio y sin prisa mientras movía las llaves creando un pequeño tintineo que era lo único que se escuchaba realmente. Ya frente a la puerta giraba la cerradura, encontraba la voz de Rubén por encima de la música que escuchaba, haciéndola sonreír. E: ¿Quieres que te grabe y lo mande a algún sitio para hacerte famoso? – alzaba la voz consiguiendo su propósito y viéndole aparecer segundos después. R: Si a ti lo que te enamoró de mí fue mi voz. –sonriendo llegaba hasta ella para rodear su cintura y besarla quedando frente a su rostro sin alejarse¿Por qué has tardado? E: Fui con Maca a ver la que ya será su nueva casa y luego me ha traído. R: ¿En moto? –enarcaba una ceja mostrando una pequeña sonrisa- Tú, Esther García… ¿has ido en moto por Madrid? E: ¿Y qué pasa? Separándose se quitaba la chaqueta para caminar hacia el dormitorio, escuchando perfectamente como le seguía a pocos pasos para sentarse después sobre la cama mientras la observaba desnudarse cuando ya iba hacia el armario. R: Te horrorizan las motos, Esther. No consentiste subir a la que yo tenía y tiene que llegar Maca para convencerte. –la enfermera se giraba con rapidez- Un poco fuerte ¿no? E: Tenia que acompañarla. R: Tendré que preguntarle el truco. –se levantaba para marcharse, dejando a la enfermera con el ceño fruncido. E: Pues qué bien. Dando golpes cerraba los cajones y el armario, yendo después con la ropa que había elegido hasta el baño, necesitaba una buena ducha para soltar la tensión que no había podido dejar fuera de casa.

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Cambios AdRi_HC Ya lista llegaba al salón, descubriendo a Rubén echado en el sofá mientras veía un programa en la televisión. E: ¿Qué ves? R: El diario. –respondía sin mirarla y por lo tanto sin ver la sonrisa en los labios de la enfermera- Hay una chica que va a pedirle a su novia que se case con ella. E: ¿Una chica? R: Sí. Se ve que lo han pasado fatal porque tuvo un cáncer, y la quiso dejar para que ella no lo pasase mal, pero no la dejó aunque la tratase fatal. Me ha dado pena. Encogiéndose de piernas llevaba la vista hasta el televisor, prestando una atención completa. Llevándose después la mano a los labios y pellizcándose uno de los dedos de forma nerviosa.

Caminaba por uno de los pasillos de planta con prisa, debía entregar las pruebas a Javier que ya la esperaba en la habitación de uno de los pacientes de trauma. No había llegado cuando distinguía al fondo el cuerpo de la pediatra, que de espaldas parecía estar inclinada hacia delante, y por lo que distinguía, besando a alguien. Su ceño se fruncía al mismo tiempo en que sus pies decidían no continuar. Tras unos segundos veía como de nuevo se erguía, girándose muy lentamente mientras su acompañante la seguía. De sus manos caía la carpeta al ver que quien había junto a Maca no era otra persona sino ella misma, y ambas sonreían ampliamente. E: Ah. Incorporándose sentía la respiración fatigada, el pecho subía y bajaba tan rápidamente que casi no le daba tiempo a expulsarlo cuando de nuevo necesitaba de él para respirar. Mirando a su izquierda comprobaba como Rubén seguía durmiendo. En una carrera que no había abandonado desde que salió de casa, llegaba hasta la entrada de urgencias, encontrándolo todo extrañamente tranquilo para ser una mañana de sábado. E: ¿Y este silencio? –preguntaba firmando. T: No sé, pero no digas nada al respecto que se torcerá y luego me la cargo yo como siempre. Y eso que nunca digo nada. E: Bueno, pues voy entrando que se me han pegado las sábanas hoy. 57

Cambios AdRi_HC Minutos después salía con el uniforme puesto y lista para otro día más. No había llegado a rotonda cuando la pediatra salía de un pasillo cruzándose en su camino. M: Buenos días. –sonreía. E: Ho… hola. –intentaba esquivarla sin conseguirlo cuando daba un paso hacia ese lado- Maca. M: ¿Otra vez de mal humor? –preguntaba ladeando el rostro y con otra pequeña sonrisa- ¿No has dormido bien? ¿Quieres un café? E: No M: ¿No? E: No quiero café. M: Bueno, vale. –dando un paso atrás le dejaba camino libre para continuar. Ya lejos de ella miraba hacia atrás, comprobando que no la seguía y soltando el aire al verse sola de nuevo. Ya en rotonda escuchaba su nombre en una llegada del Samur. Claudia iba junto a ellos a la entrada del box. Cl: No lo mováis. E: Con cuidado. –ayudaba a pasar el cuerpo a la camilla. Gracias al trabajo su mente aislaba cualquier pensamiento que no tuviese que ver con reaccionar a cada movimiento de la neuróloga para hacerlo todo más rápido. Llevaban la camilla a rayos cuando ambas salían quitándose los guantes habiendo hecho su trabajo. Cl: ¿Te apetece un café? E: Eh… no, gracias. Tengo que ir a ver cómo van las operaciones y si tengo que ayudar. Cl: Como quieras.

Había asistido en dos operaciones, haciendo el tiempo justo para que ya llevase más de la mitad de su turno sin haberse cruzado de nuevo con la pediatra. Iba hacia el vestuario para sentarse cuando una voz se escuchaba tras ella, haciéndole cerrar los ojos. M: Pensaba que me ibas a ignorar de verdad. –la veía girarse.

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Cambios AdRi_HC E: Que va. –negaba metiendo las manos en los bolsillos de pijama- ¿Qué tal el día? M: El mío normal, el tuyo… déjame adivinar. –sonreía- Sin parar y de allá para acá, tanto que no te he visto en más de cuatro horas. E: Exacto. –asentía. M: Pero ahora no hay operaciones, lo he mirado… y nadie te llama. Así que puedes tomarte un descanso y tomar un café conmigo. E: Eh… claro. M: ¿Así sin más? –la miraba sonriente- ¿No me vas a decir que no para que tenga que insistir otra vez y parecer una desesperada? E: No. –por primera vez sonreía haciendo que la pediatra se relajase. M: Vamos entonces, antes de que cambies de opinión y me des falsas esperanzas. –habían comenzado a caminar, pero esas palabras detenían a la enfermera durante un instante antes de mirar al frente y continuar sin dejar de mirar hacia el suelo- Hoy firmo la compra de la casa. E: Me alegro. –la miraba un segundo. M: Gracias por acompañarme ayer, no me hubiese gustando tanto yendo sola. E: No hay nada que agradecer. –negaba. Cuando llegaban a la cafetería otra de las enfermeras la retenía antes de llegar a la mesa, siendo la pediatra la que se ofrecía en ir poniendo los cafés, por lo que atendía a su compañera sin problema. En mitad de la conversación la buscaba girando su rostro, encontrándola en una de las mesas en el lateral con el periódico ocupando gran parte de la mesa, y mientras leía echaba dos cucharadas de azúcar en el que iba a ser su café, pasando después a removerlo sin levantar la vista del periódico. -Esther. –la llamaba- ¿Esther? E: ¿Eh? –se giraba, dándose cuenta de que durante los últimos segundos había ignorado por completo lo que esta le decía- Perdona, ¿Qué decías? -Da igual, luego te busco y hablamos ¿Vale? E: Vale. Asintiendo la veía desaparecer, teniendo que coger aire para girarse e ir hacia la pediatra, que seguía con la cuchara en su café disolviendo el azúcar. E: Ya estoy aquí. 59

Cambios AdRi_HC M: Te lo tengo listo. –levantando la vista sonreía para cerrar el periódico y dejar la cuchara- Con leche y dos de azúcar ¿verdad? E: Sí.

La comida había sido silenciosa, sin saber siquiera ella el motivo real de su silencio. Habían pasado al sofá para tomar el postre y el café, pero sus labios parecían seguir unidos a cal y canto no dejando escapar ni apenas un suspiro. Rubén regresaba bandeja en mano, sentándose junto a ella y dejando todo sobre la mesa. R: ¿Seguro que no te pasa nada? Tienes hasta mala cara. –se servía en su taza sin mirarla. E: No me pasa nada. Mirando sus manos veía como terminaba con su café y pasaba a echar azúcar, removiéndolo después cuando miraba al televisor. Sus ojos buscaban su taza, vacía a expensas de que también la llenasen, y de nuevo miraba a su lado, viéndole sentarse de manera más cómoda mientras seguía el programaba en el pantalla. R: Al final no salgo el lunes, sino el domingo. Mi padre ya ha sacado los billetes. E: Vale. –parpadeando salía de su letargo, sirviéndose café- Yo me voy de cena con los del hospital la semana que viene. R: ¿Sí? –la miraba. E: Sí. No lo tenía muy claro pero sí voy a ir, así me distraigo y salgo un rato. –bebía mirando al frente- Van todos. R: Vale, cariño. –acariciando su espalda terminaba la conversación. La imagen cambiaba apenas un par de horas después. La enfermera seguía en el sofá mientras Rubén, habiéndose llevado trabajo a casa, reparaba un ordenador sobre la mesa. Cables, piezas y destornilladores la cubrían mientras él mascullaba para sí sin prestar atención a nada más. Esther le miraba desde hacía rato, mordiéndose la uña del pulgar presa de los nervios, girando de vez en cuando al frente al recriminarse su estado, volviendo después a él encontrando lo mismo. R: ¿Puedes traer la luz del despacho, cariño? Esta se me queda pequeña. E: Sí.

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Cambios AdRi_HC Sin dudar se levantaba, caminando descalza por la casa para llegar a su despacho, y yendo directamente hasta el flexo para desenchufarlo y llevarlo consigo. Girándose pero sin dar un paso se quedaba mirando una fotografía sobre la estantería. Ambos sonreían junto a la madre de la enfermera. Sacudiendo la cabeza salía de allí, tardando unos segundos en volver a su lado para colocarle la lámpara justo a su lado. R: Gracias, mi amor. –tomándola de la cintura levantaba la cabeza para besarla- ¿Tú no te aburres? E: No. –negaba yendo después hacia el sofá. R: Te veo ahí tan quieta y tan callada que me da cosa. –dejaba el destornillado para levantarse y sentarse a su lado abrazándola- ¿Quieres que pongamos una película? E: No hace falta, Rubén. Sigue con eso. –despacio se deshacía del abrazado para coger el mando a distancia y comenzar a cambiar de canal. R: Como quieras.

Un nuevo sueño había conseguido que no volviese a ese estado de relajación, manteniéndola sentada sobre la cama y la espalda contra el respaldo. Escuchando la fuerte respiración de Rubén que sí dormía plácidamente. Intentaba no mover la pierna como necesitaba, permanecía sentada sobre sus manos, pero en cuestión de un segundo pasaba a cruzarse de brazos mientras flexionaba las piernas dejándolas contra su pecho. Nada parecía servirle realmente. Así que sin querer pensar más, se levantaba de la cama para ir al baño, desnudándose y abriendo el grifo de la ducha dejando pasar unos segundos hasta que esta ya salía caliente. E: Estás tonta, Esther… tonta de remate. Dejando ambas manos sobre la pared sentía la presión del agua golpear su espalda. El nerviosismo se había centrado en sus piernas y podía decir que incluso era molesto y doloroso. Minutos después salía de allí de nuevo con el pijama, y viendo que si lo conseguía, solo dormiría un par de horas. Descartando la idea iba hasta el salón, encendiendo la televisión para dejarla en un volumen mínimo y no despertar a Rubén. R: ¿Esther? –sentía un tacto en su brazo- Esther, despierta. E: ¿Eh? –incorporándose recordaba donde estaba y por qué- ¿Qué horas es? –se frotaba la cara.

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Cambios AdRi_HC R: Aun es pronto, pero te da el tiempo justo para desayunar e ir al hospital. El café ya está listo y tienes tostadas en la mesa. E: Gracias. Minutos después salía ya vestida, dejando el bolso a un lado con la chaqueta para beber aunque fuese la mitad de una taza que ella misma se servía. R: ¿Por qué te fuiste al sofá? –preguntaba sentándose a su lado. E: Me desperté y no podía dormir, me duché pero seguía sin tener sueño y me fui al sofá… se ve que en algún momento caí sin darme cuenta. – apuraba la taza. R: Podías habérmelo dicho. E: No quería despertarte. –negaba levantándose para colocarse la chaquetaEstabas muy dormido, ni te enteraste de que me duchaba. R: ¿Quieres que te lleve al hospital? E: No te preocupes. –inclinándose dejaba un beso en sus labios y susurrar un hasta luego después para salir finalmente de casa y suspirar frente al ascensor. Los ojos de Teresa la descubrían anda más cruzar la entrada, siguiéndola hasta que llegaba frente a ella cuando ya le tendía el bolígrafo para firmar. E: Buenos días, Teresa. T: Buenos días, guapa. –recogía la carpeta viendo como se quitaba allí mismo el abrigo- ¿Cómo estamos hoy? E: Cansada, no he dormido mucho. T: Pues ponte las pilas que hoy es el día libre de al menos tres personas, así que vais a estar un poco de aquella manera. E: ¿Quién libra? –preguntaba después de detenerse para mirarla. T: Alicia, Héctor y Maca. E: Oh.

Sobre el mostrador había dejado la vista perdida en una parte del suelo a varios metros de ella. Aun sostenía el bolígrafo, y la punta ya había marcado el papel, pero su mano se había quedado en completa quietud como el resto de su cuerpo.

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Cambios AdRi_HC Sus pensamientos le habían jugado una mala pasada al hacerle comprender que notaba la ausencia de la pediatra. Solo llevaba un par de horas y lo notaba. Cl: ¡Despierta! –chasqueando sus dedos frente a ella la veía entonces parpadear para mirarla- ¿Estás bien? E: Sí. –carraspeaba- Me quedé embobada. –sacudiendo la cabeza bajaba la vista para continuar. Cl: ¿Que turno tan aburrido, verdad? –se apoyaba a su lado- Y yo que pensaba que al faltar gente nos agobiaríamos. E: Y yo. –asentía- Se hacer raro no ver a Maca por aquí. –tras unos segundos giraba su rostro dándose cuenta de sus palabras- Quiero decir, como siempre es con quien acabo atendiendo casos y eso. –bajaba de nuevo la vista. Cl: Ya. –la miraba- ¿Al final vienes a la cena? E: Sí. Ya se lo he dicho a Rubén, que al final se va el domingo. –suspirabaPero si no te importa me tendría que ir contigo. Aun no me defiendo muy bien conduciendo por aquí y seguro que me pierdo o algo. Cl: No hay problema, tranquila. E: Gracias. –sonreía agradecida- Seria una vergüenza enorme. Cl: Pues no te preocupes por eso. –frotaba su espalda- Voy a ver que hay por ahí para mí, sino entraré en proceso de aburrimiento profundo. E: Vale. Golpeando con el bolígrafo sobre el mostrador se quedaba mirándola marchar, girándose después hacia el resto del lugar sin saber realmente por qué. Ella también comenzaba a aburrirse demasiado aunque no admitiese el verdadero motivo. J: Esther. –caminaba hacia ella- Busca a Gimeno, entras con él para un cateterismo. E: Vale. –cerrando la carpeta se movía rápidamente, entrar en quirófano le haría bien, y estaría concentrada un buen rato. Esperando a que Gimeno apareciese, terminaba de dejar todo listo para la intervención. El paciente, aunque despierto, parecía no estar por la labor de crear ninguna conversación. Por lo que guardando también silencio, escuchaba la puerta abrirse. G: Ya estoy aquí. –sonriendo alzaba la manos antes de mirar al paciente¿Cómo estamos?

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Cambios AdRi_HC -Queriendo salir pronto. –la enfermera sonreía mirando al médico. G: Bueno, pues… haremos lo posible porque sea… rápido. –asentía mirando al frente- Hola, Esther. E: Hola.

Ya recogían todo cuando un celador salía empujando la camilla. Llegaban a la zona aséptica para desprenderse del vestuario de quirófano y lavarse las manos. G: Un día lento, eh. E: La verdad es que sí. Cuando Javier me ha dicho de entrar no me lo creía, ha sido como ver el cielo abierto por primera vez hoy. G: Qué suerte tienen Alicia, Héctor y Maca. –sacudía las manos- La parejita por ahí de compras seguro, comiendo y pasándolo bien. Y Maca está con… la mudanza, que aunque al principio es un coñazo, decorarlo es divertido. E: ¿Empezaba hoy? G: Sí, quería dejar todos los muebles ya listos, además… de la cama, claro… para quedarse ya allí e ir colocando cosas en los ratos libres. E: No sabía nada. –bajaba la vista- Por no saber no tenía ni idea de que hoy no veía. –susurraba casi para sí. G: Bueno, voy a ver qué hace mi neuróloga. El turno terminaba por fin y salía sin prisa alguna. Sin pensarlo su cuerpo había tomado el camino hacia la parada de metro. Pero antes de llegar pudo ver como un autobús se aproximaba, leyendo entonces el panel luminoso que mostraba su ruta. Se detuvo antes de dar un primer paso para bajar las escaleras, y sin planearlo o cuestionarlo, su cuerpo comenzaba a correr hacia el autobús, que aun permanecía estacionado a un lado dejando a la gente subir. Ya en un asiento libre miraba por la ventana. ¿Qué hacia? Cuando de nuevo bajaba llenaba su pecho de aire, podía ver el portal sin mucho esfuerzo, y sus pies se ponían en movimiento de nuevo sin contar con ella. Sacudiendo la cabeza decidía acelerar el paso, llegando en unos segundos y viendo como varios hombres entraban cargando cajas. Saludando al portero cuando ya pasaba frente él subía en uno de los ascensores libres, pulsando la planta y mirando al techo mientras este ascendía.

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Cambios AdRi_HC -Cuidado con esa esquina. –se hacía a un lado cuando ya entraba en el piso, viendo como entre varios hombres colocaban un mueble en la misma entrada. M: La mesa allí. Su voz le hacía erguirse para buscarla, viéndola finalmente de espaldas en el salón guiando a los trabajadores. M: Ahí sí. –ya tras ella dejaba caer el peso de sus hombros antes de dar con el dedo sobre su hombro- ¡Esther! ¿Pero qué haces aquí? –sonreía. E: Me dijeron que estabas con la mudanza y he venido a ver cómo iba. – observaba a su alrededor- Qué rápido todo ¿no? M: Quiero dejarlo listo. –seguía mirándola- ¿Quieres un café? Tengo hecho en la cocina. E: Vale.

Sentadas sobre la encimera bebían del café que la pediatra ya había preparado con anterioridad. No dejaba de mirar a la enfermera, sorprendida aun por tenerla allí. M: Aun no me creo que hayas venido. E: No pensaba hacerlo, pero pasaba el autobús justo cuando iba a entrar en el metro y no sé… aparecí aquí. –la miraba. M: Gracias por venir. –sonreía- ¿Qué tal el día en el hospital? E: Muy aburrido, pensábamos que por faltar gente no daríamos abasto pero ha sido al revés. Todos sin saber qué hacer. M: Esos días son los peores. E: No… no me dijiste que hoy no trabajabas. –la miraba entonces casi de soslayo antes de beber de nuevo. M: Eh… no, no te lo dije. –negaba mínimamente- No pensé que fuese importante. E: Ya. Al final voy a la cena. –se giraba hacia ella- He quedado con Claudia en que voy con ella, seguro que me pierdo si intento ir en coche. M: Yo también voy con ellos. –asentía apenas. E: ¿Y dónde es la cena? –dejándose caer al suelo se sentaba entonces frente a ella y sobre unas cajas tras comprobar que no cederían. M: En un restaurante al que solemos ir en las cenas de navidad, está bien. 65

Cambios AdRi_HC E: Ah. -¿Dónde quiere el armario? –un hombre entraba trapo en mano haciendo que ambas se girasen- Estamos con el dormitorio. M: ¿Vienes? Así me ayudas. –sonreía. E: Vale.

Al final poco podía hacer. Cada vez que se decidía por mover algo o ayudar, la pediatra lo evitaba diciendo que bien pesaba mucho, o podría hacerse daño. Por lo que de brazos cruzados se pasaba todo el tiempo observando como ella iba de un lado para otro, colocando, recolocando, o simplemente decidiendo donde iría cada cosa. No se había percatado de la pequeña sonrisa que durante la mayor parte del tiempo estiraba sus labios, aun mas cuando la veía renegar y quejarse por algo, haciendo que los muchachos suspirasen girándose para no dejar ver el rostro de frustración que mostraban. Ya había anochecido cuando uno a uno se iban marchando y las dejaban a solas. Por lo que caminando hasta ella la veía lanzarse directamente sobre el sofá que aún conservaba su plástico. E: Mañana vas a estar molida. M: Espero que no tenga que entrar en quirófano, porque eso puede ser una catástrofe. E: Bueno, yo me marcho y así te dejo descansar. Deberías acostarte pronto. –iba hacia su abrigo sin dar opción a que contestase, girándose cuando ya tenía el bolso en la mano y comprobando que la pediatra había cogido su casco y su cazadora también en una carrera- ¿Qué haces? M: Te llevo. E: De eso nada, hay una parada de metro aquí mismo y no tienes que salir. M: He dicho que te llevo. Has venido a verme y lo menos que puedo hacer es dejarte en la misma puerta de tu casa. Y no hay discusión. E: Pero… M: No hay discusión. –repetía con más firmeza cuando abría la puertaDespués de ti. Ya estaban en el garaje, donde la moto las esperaba reluciente como siempre. La enfermera tomaba aliento antes de ver como la pediatra subía la primera, y al igual que la vez anterior, le ofrecía su mano para tomar apoyo. 66

Cambios AdRi_HC E: Gracias. Acomodada bajaba la visera de su casco, no pensaba cuando debía pasar los brazos por su cintura. Escuchando como ya encendía el motor y aceleraba para subir la pequeña cuesta que iba hasta la calle. El camino se hacía ligero. Apenas había tráfico y se notaba que Maca sabia esquivar las calles más concurridas. Por lo que en apenas unos minutos ya reconocía su barrio, y un instante después su portal cuando la moto se detenía justo delante y ya podía bajar, quitándose después el casco cuando la pediatra hacia lo mismo. M: Pues ya estamos aquí. E: Sí. –asentía metiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta- ¿Qué turno tienes mañana? M: Entro a las ocho. E: Entonces nos vemos allí. –sonreía apenas antes de dar un primer pasoHasta mañana, Maca. M: Hasta mañana. Sin haber encendido la luz del portal se mantenía tras la puerta observándola subir de nuevo a la moto y colocarse el casco antes de girar y marcharse desapareciendo de allí.

El sábado estaba llegando a su fin, Esther ya caminaba hacia el dormitorio cuando Rubén iba tras ella apagando las luces y cerrando puertas. Ya sobre la cama, la enfermera cogía el mando a distancia y encendía el televisor buscando el canal que había estado viendo en el salón. Acomodándose entonces para continuar aquel programa que seguramente no vería terminar. R: ¿Vas a ver la tele? E: Sí, quiero terminar de ver cómo acaba esto. Así me entra el sueño más rápido. Sin mirarle podía notar el movimiento a su lado mientras este se acomodaba. Al igual que cuando acercándose a ella pasaba un brazo por su cintura para recostarse sobre su pecho y mirar también la televisión. Quedándose quieto apenas unos segundos cuando sus dedos ya llegaban a su estómago sorteando su pijama. E: Rubén, vamos a ver esto, anda.

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Cambios AdRi_HC R: Bueno. –suspiraba dejando de moverse- Pero ¿esto no lo ha puesto ya antes? A mí me suena. E: Pues yo no lo vi y lo hago ahora. –se movía haciendo que él se viese obligado a acomodarse de nuevo- Además, le queda poco. El silencio se instauraba con firmeza, ninguno hablaba mientras la única voz salía de los altavoces de la televisión. Pero el programa llegaba a su fin y los ojos de la enfermera seguían abiertos, por lo que apagándola se movía para quedar de espaldas a Rubén que ya la abrazaba por detrás. Su vista se mantenía fija en la ventana. No había querido pensar en el día que ya se acababa. En como en una conversación entre Maca y Claudia, el nombre de Cris salía a relucir. La ex de la pediatra había ido a ver su nuevo piso aprovechando la visita para llevarle algunas cosas que aun estaban en su piso. La pediatra no había comentado apenas nada más, por lo menos no delante de ella. Aquellos pensamientos se veían interrumpidos cuando de nuevo sentía una caricia ascendiendo por su abdomen. E: Rubén. R: Cariño. –susurraba incorporándose lo justo para llegar a su rostro- Me voy mañana y estaré fuera varios días. E: Estoy cansada, de verdad. R: ¿No te apetece? –se incorporaba con una mano sobre el colchón. E: Me tiro una media de diez horas en el hospital todos los días, simplemente estoy cansada y prefiero dormir. R: Está bien. –su voz había salido tosca, girándose también y dándole la espalda cuando la enfermera cerraba los ojos con fuerza- Me voy a primera hora, así que lo mismo no te despierto. E: Vale.

Nada más abrir los ojos ya sabía que se encontraba sola en la casa. Estaba todo en un absoluto silencio que le decía que Rubén ya se había marchado. Se giró quedando al otro lado de la cama, oliendo esa parte de almohada. Unos minutos después se levantaba para ir hasta la ducha. Iba con tiempo de sobra para darse una para relajarse. T: Buenos días. –sonreía- ¿Cómo se está solita en casa el primer día?

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Cambios AdRi_HC E: Pues aun no lo sé porque me he levantado y he venido, esta tarde me dará tiempo de sobra para aburrirme de lo lindo. –firmaba mirándola después. T: Mujer, aprovecha y date una vuelta… ve de compras o algo, yo qué sé. E: Es que tampoco me apetece mucho, Teresa. Mejor descanso que me hace falta. O limpio un poco, que también tendría que hacerlo. M: Buenos días, señoritas. –con su habitual sonrisa se detenía junto a la enfermera, firmando cuando ya sus compañeras la miraban- ¿Qué tal tenemos el día? T: Yo normalito. E: Pues yo aun no lo sé. –fruncía los labios- Luego te lo diré. Pero tú ya pareces contenta. ¿Alguna noticia buena? M: Yo siempre estoy contenta. –sonreía- Además, mañana nos vamos de cena y la verdad es que me apetece salir un poco y pasar un buen rato. E: Bueno, voy a ir cambiándome. Luego te veo. M: Claro. ¿Tomamos luego un café? –alzaba la voz consiguiendo que se detuviese para mirarla- ¿Uno rápido? –viendo que tardaba en contestar sonreía de nuevo- Si quieres ya sabes por dónde estoy. E: Vale. Sentada frente a su taquilla apuraba los minutos que aun podía estar allí. Pinzándose el labio mientras perdía la vista en el suelo, recordando la nota que había leído sobre el frigorífico: Pensé que sería mejor no despertarte. Espero que tengas un buen día. Dime algo si quieres que te llame esta tarde. Te quiero. Y había intentado llamarle en ese momento, pero no saber qué le diría había hecho que esa decisión se esfumase tan rápido como había llegado. Sabía que estaría molesto, y también sabía que no había ningún motivo o excusa que pudiese borrar ese sentimiento. La puerta se abría haciéndole reaccionar y ponerse en pie, sonriendo a la compañera que también entraba, dejándola a solas cuando empezaba a cambiarse. Pegando la espalda contra la puerta apretaba los labios, no entendía qué le ocurría, no comprendía por qué no había podido ponerle solución después de tantas horas pensando en ello. ¿Cómo iba a llamarlo así? Era imposible. Tanto pensar solo la estaba confundiendo cada vez más, haciendo una montaña de un grano de arena.

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Cambios AdRi_HC Tomando una gran bocanada de aire comenzaba a caminar, no permitiría que aquello pudiese con ella.

Subida en la escalera colocaba el pedido de farmacia. Llenando cada cajón y estantería, alegrándose en cierta parte por tener aquella tarea que la distraería durante por lo menos un par de horas. Sin mirar hacia atrás, y con una mano sujetándose para no perder el equilibrio, extendía su brazo hacia atrás para coger lo que llenaba la caja más cercana, volviéndose finalmente al ver que no podía alcanzarla. M: Hola. –sonreía tendiéndole lo que buscaba. E: Hola. –casi tropezaba, sintiendo como en cuestión de un instante la pediatra llevaba las manos a su cintura para sostenerla. M: Con cuidado no te me mates. –hablaba con calma viendo como de nuevo se agarraba. E: Qué susto. –suspiraba- ¿Qué haces aquí? –se giraba para seguir colocando- Pensé que estabas en quirófano. M: Al final ha ido Gimeno. –apoyándose de lado sobre el mueble seguía mirándola- Y al verte aquí he pensado que podía echarte una mano para que no se te haga tan largo. E: No hace falta, prefiero estar entretenida. M: Vale. –apretando los labios baja la vista, decidiendo entonces qué debía hacer dada su respuesta- Me voy pues. –suspirando se erguía. E: Espera. –soltando el aire comenzaba a bajar, quizás demasiado despacio para tomarse su tiempo hasta que de nuevo la tenía delante- Arriba ya he terminado, si quieres puedes ayudarme a ordenar lo de esas cajas. M: Claro. –sonreía. El tiempo comenzaba a pasar demasiado deprisa. La enfermera no llegaba a percatarse de ello mientras se había envuelto en una conversación con Maca que le hacía estar concentrada casi por completo en ello. Reía incluso sin proponérselo y en varias ocasiones. M: ¿Ves? Hemos tardado menos, y ahora tienes tiempo para que te invite a un café. E: Mejor un zumo, no tengo día para café. –comenzaban a caminar para salir de allí- Y menos ahora que estoy un poco más tranquila. M: ¿Te pasa algo? –la preocupación se hacía visible en la pregunta.

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Cambios AdRi_HC E: No, es una tontería. –negaba llegando ya a la cafetería, yendo directamente a la nevera para sacar un brick y llevarlo hasta la mesa. Debía esperar apenas unos segundos hasta que la pediatra se unía a ella con su café. M: Las tonterías no impiden beber café. –la miraba fijamente- Puedes contármelo, eh. E: Si es una tontería, de verdad. M: Bueno, no insistiré si no quieres hablar de ello. –daba un trago mirando después hacia la mesa- ¿Entonces mañana vas con Claudia? E: Sí. Que pasaría a recogerme sobre las ocho o así. M: Nos lo pasaremos bien, y lo mismo se te pasa la tontería esa que dices que tienes. –sonriendo tras su taza veía como la enfermera negaba con otra más pequeña.

Al llegar a casa el silencio le hacía recordar al instante que estaba y estaría sola. Desganada iba hacia el dormitorio, tirando sobre la cama el bolso y su chaqueta. Iba a ser una tarde muy larga. En el sofá había decido estirar las piernas, dejando los pies en el borde de la mesa mientras escuchaba a su madre al otro lado del teléfono. En: Así que para el mes que viene hay una fiesta de esas que tan poco te gustan. E: Pues yo no sé si voy a ir, eh… y mucho menos si van todos esos que dices. Con el tío siempre acabo enfadándome, y antes de darte a ti el día nos quedamos aquí. En: No digas tonterías. Es una comida familiar, y tienes que venir. Tus primos ya están encargándose de comprar de todo. Van a hacer barbacoa y estarán los niños por ahí corriendo. E: Bueno, ya veremos, mamá. En: ¿Cuándo vuelve Rubén? –esa pregunta hacia reaccionar a una Esther que se dejaba deslizar quedando mas echada aun. E: El viernes. En un rato le llamaré para saber cómo van por allí. En: Cierra bien la puerta cuando te acuestas ¿eh? Que hay mucho listo por ahí, y si se han quedado con la copla de que estás sola… E: Mamá, por Dios. No seas exagerada, anda. Que Madrid no es ninguna jungla como tú crees.

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Cambios AdRi_HC En: ¡Pues bien que pasa todo allí! ¡Tenéis una concentración de asesinos y salvajes! –la enfermera reía al escucharla gritar- No te rías, eh. Que a mí no me hace ninguna gracia. E: Es que te lo crees todo mamá. Aquí hay lo que en todos sitios, lo que pasa es que sale mucho más en la tele. No es por otra cosa. En: ¿Y en el hospital qué tal? E: Muy bien, mañana tenemos una cena todos juntos. Viene algún directivo y la han organizado para tener un detalle. En: ¿Y con quién vas? E: Con Claudia, Gimeno y Maca. –bajaba la vista al nombrar a la pediatra. En: ¿Maca es la de los niños, no? E: Sí. En: Y Gimeno el médico ese que dices que es muy gracioso y se tira el día haciendo el tonto. E: Qué bien te lo sabes todo ¿Eh? Y yo que pensaba que cuando te hablaba del trabajo cambiabas de emisora y me ignorabas. En: Qué tonta eres a veces, hija. –suspiraba- Te voy a ir dejando, que tengo que tomarme las pastillas y poner los pies en agua un rato antes de meterme en la cama. E: Vale, mami. Ya te llamaré… y cuídate. En: Tú también, y cierra bien la puerta, hazme caso. –la enfermera sonreíaQue no te cuesta nada y yo duermo más tranquila. E: Lo haré, tranquila. Buenas noches. En: Hasta luego, cariño.

Con la chaqueta en el brazo y el bolso colgando del hombro salía hasta el mostrador. Tenía apenas una hora para ir a casa y ducharse. Ya firmaba cuando escuchaba las risas de la neuróloga y Maca salir hasta llegar a su lado. T: Cuánta mujer junta, eh. M: Y mas que habrá esta noche, Teresa. Vamos a ser un corro de cacatúas en la cena, ya verás. –sonreía. Cl: En una hora paso a por ti, eh. No te me hagas de rogar. –sonreía firmando también y haciendo reaccionar a la enfermera. 72

Cambios AdRi_HC E: Pues haré lo que pueda, pero tengo que coger el metro, llegar y ducharme. Así que voy a subir en tu coche con la lengua fuera. M: Yo te llevo si quieres. –hablaba sin mirarla mientras también dejaba su firma- Así vas más tranquila. E: No, que entonces la que tendrá prisas eres tú. M: Que va, si yo con la moto llego enseguida, a tu casa y a la mía. Así no entras en el coche con la lengua fuera. –sonreía ya frente a ella. Cl: Pues no es una mala idea. –miraba a la enfermera. E: Que no. –negando se colocaba la chaqueta- Cojo el metro que tampoco tarda tanto. Cl: Esther, no seas cabezota y deja que te lleve. –la pediatra sonreía de brazos cruzados y sin dejar de mirarla- No le cuesta nada y tú vas más tranquila. La enfermera apretaba la mandíbula mirando a sus dos compañeras. Maca la miraba fijamente con una cara que parecía demostrar que se lo estaba pasando bien. E: Cabezotas sois vosotras dos, no yo. Sobre la moto se abrazaba de nuevo al cuerpo de la pediatra, apenas lo suficiente para no ir dando tumbos cuando giraba o aceleraba. No habían pasado más de quince minutos cuando ya estaban frente a su casa. E: Gracias. –se quitaba el casco- Siento que ahora tengas que ir con prisas. M: Esther. –Sonreía suspirando- Lo mío es muy rápido, ducharme, ponerme un pantalón y una camisa. Ya está. E: Está bien. Pues nos vemos en un rato entonces. –le devolvía el casco. M: Sí. Ponte guapa, eh. –se giraba para subir de nuevo en la moto- Hay que causar buena impresión delante del jefazo. Guiñando la mirada la veía bajarse la visera antes de acelerar sin haber soltado el freno. Aun la miraba cuando la pediatra le guiñaba un ojo, dejándola inmóvil en aquel mismo sitio, incluso cuando retrocedía para incorporarse de nuevo en el tráfico. Con el bolso en la mano caminaba de un lado a otro frente a la puerta. Estaba nerviosa, mentiría si dijese que no, pero quería que esa sensación se quedase allí, no estaba segura de poder controlarse para que nadie más fuese sabedor de ello.

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Cambios AdRi_HC Un nudo en su estómago no paraba de recordarle con quién iba a pasar gran parte de la noche. Porque lo sabía, sabía que Maca estaría al tanto de ella, de si se encontraba bien o si estaba seria… Justo cuando tomaba aire con fuerza el timbre sonaba, dejándola a la mitad y haciendo que se precipitase hasta el portero automático. E: ¿Si? M: ¿Bajas? E: Sí, ahora mismo. –colgando sin esperar más tiempo se giraba para mirarse por última vez en el espejo. En el ascensor intentaba mantener la respiración a un mismo ritmo, contando incluso sus pulsaciones para distraerse y no pensar en lo que se avecinaba. Cuando ya salía podía ver a la pediatra de espaldas y brazos cruzados. E: Hola. –el movimiento de su cuerpo era lento hasta que quedaban de frente, la enfermera sonreía presa de los nervios, bajando la vista cuando Maca también sonreía mirándola a ella y su atuendo. M: Estás muy guapa. E: Gracias. –la miraba de nuevo- Tú también. –echaba una vista a su alrededor- ¿Y los demás? M: Están allí delante, tienes un policía vigilando la calle y no ha dejado que aparcase en doble fila. –tomaba aire- ¿Vamos? E: Sí. Desviando la mirada ambas comenzaban a caminar. El sonido de los tacones de la enfermera conseguía distraerla de nuevo, sin ver como la pediatra la miraba de reojo, sonriendo sin darse cuenta y escondiendo después el gesto cuando de nuevo miraba al frente. Llegaban al coche después de unos metros, y viendo como Gimeno cambiaba de emisora a los mandos del vehículo. E: Buenas noches. –sonreía ya en la parte de atrás y junto a la pediatra. Cl: Qué guapa, Esther. –se giraba sobre su asiento para mirarla- Menos mal que Rubén no te ha visto o no sé si te hubiese dejado venir. E: Qué tonta. –negaba con timidez. G: Tiene razón, eh. –ya se ponía en marcha- Yo te he visto venir por el… retrovisor y… casi te silbo. –las amigas reían mientras la enfermera aun apretaba los labios.

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Cambios AdRi_HC Cuando aun recorrían el centro, la pareja había comenzado una conversación que ni pediatra ni enfermera seguían. Esther miraba por la ventanilla con las manos sobre su regazo, no pensando en nada y esperando llegar cuanto antes. A su lado, Maca la miraba de nuevo sin poder remediarlo, pasando la mano por su nuca cuando sabia que aquella noche, quitar sus ojos de ella iba a resultar complicado.

La llegada al restaurante se producía sin inconvenientes. Cruzaban la puerta diez minutos antes y viendo a varios compañeros que ya habían pasado a pedir bebidas en la barra antes de sentarse para la cena. No tardaban mucho en hacer un nuevo corrillo con varios miembros de urgencias, por lo que la enfermera pasaba a estar más tranquila y relajada, riendo y sonriendo con algunas enfermeras que se habían unido escasos minutos después. Frente a ella, aunque sin ser vista, la pediatra sonreía sin dejar de observarla. Cl: A ver si voy a tener que pedir un cubo esta noche. -dándole un pequeño golpe con el codo la hacía reaccionar- Disimulas fatal. M: Con ella así un poco difícil va a ser eso. –daba un trago de su cerveza. Cl: Pues contrólate un poquito porque hay mucha gente y tú solo la miras a ella todo el tiempo, Maca. M: Vale, vale. –asentía repetidas veces. Desde que llegasen, y dada la gente que allí se congregaba, no habían vuelto a cruzar una palabra, incluso cada una iba por una parte distinta a la otra, consiguiendo que la pediatra decidiese centrarse en la conversación que mantenía con la neuróloga. Minutos después se iban colocando alrededor de la mesa, tomando asiento y hablando con los compañeros que se iban quedando alrededor. La pediatra reía cuando escuchaba la silla de al lado moverse, girándose para ver de quién se trataba y pudiendo ver como Esther sonreía hasta que se percataba de su presencia, momento en que Maca sí sonreía. M: Hombre, hola. E: Hola. –sonreía también- Parece que la cuestión es que estemos juntas. M: Eso parece, sí. –la miraba apoyando los brazos cruzados sobre la mesa¿Por ahora lo pasas bien o te arrepientes de haber venido? E: Me lo paso bien. –asentía.

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Cambios AdRi_HC M: Me alegro. La cena continuaba con los primeros platos. Maca intentaba mirar lo menos posible a la enfermera, que estaba en otras conversaciones, y recibiendo alguna que otra advertencia de la neuróloga que sí se percataba de sus ausencias cuando la miraba. Cl: Maca, coño. –sacudía la cabeza. M: ¿Y qué quieres que le haga? Se me ha puesto aquí y yo pues no soy de piedra, joder. –susurraba evitando que nadie más la escuchase. Cl: Mira que te cambio el sitio, eh. –la advertía con seriedad. M: Necesitas a cuatro mas como tú para conseguir eso, cariño. –sonriendo tras su copa miraba al frente. Cl: Pues mucho cuidadito. La noche estaba pasando bastante más divertida para la enfermera de lo que hubiese imaginado, aunque parte de su cerebro se dedicaba a prestar atención a los movimientos del cuerpo a su izquierda, cuando reía gracias a Gimeno, cuando brindaba con Teresa, aun mas cuando le hablaba a ella y demasiado cerca del oído haciéndole tensarse irremediablemente. Por ello, y sin darse cuenta, las copas de vino llegaban una tras otra haciéndola desinhibirse. El color en sus mejillas ya se advertía sonrosado cuando la pediatra incluso la vigilaba. Cl: No es ninguna niña, déjala. Los platos dejaban de llegar y el postre tocaba a su fin, por lo que varias personas ya se iban marchando despidiéndose hasta el día siguiente en el hospital. Pero el plan a seguir por muchos otros era bien distinto. Se arremolinaban en la puerta para decidir cuál sería el local elegido para pasar las siguientes horas hasta que el cuerpo decidiese no dar más de sí aquella noche. Maca se mantenía al margen mientras se cerraba la chaqueta y metía las manos en los bolsillos de su pantalón. Cl: Parece que vamos aquí cerca a tomar algo. M: Bueno. –se encogía de hombros mirando hacia el grupo de enfermeras que ya caminaban calle arriba. Cl: Estás deprimente esta noche, eh. –se quejaba ya caminando. El local estaba bastante tranquilo, aunque varias personas ya llenaban la barra obligándoles a tomar posesión de otro lugar más alejado.

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Cambios AdRi_HC La pista de baile había comenzado a llenarse. Esther bailaba sin importarle nada mas mientras reía viendo a Gimeno frente a ella con Claudia. Se lo estaba pasando realmente bien allí, no podía dejar de divertirse. En un giro de su cuerpo podía ver el resto del lugar, centrando sus ojos en un punto fijo, el cuerpo de Maca mientras escuchaba lo que una chica, la cual no reconocía, le decía al oído algo que hacia sonreír a la pediatra y que como reacción tensaba su cuerpo. G: ¡Esther mira! Pero no podía girarse, su rostro había cambiado por completo y su mandíbula había comenzado a hacer fuerza contra ella misma. Claudia observaba la escena con el ceño fruncido, mirando a su amiga, que ajena a todo seguía riendo a unos metros. Lo siguiente era el cuerpo de Esther alejándose de allí yendo rumbo a los lavabos. Maca alzaba el rostro cuando el cuerpo de Esther pasaba bastante rápido frente a ella. Giraba la cabeza buscando a Claudia, que ya la miraba y terminaba por hacerle señas para que siguiese a la enfermera. Así que, extrañada por su actitud, comenzaba a caminar tras ella, encontrando la puerta abierta cuando pasaba y la descubría echándose agua en el cuello. M: ¿Estás bien? La enfermera se giraba sorprendida, escuchando a la vez como la puerta se cerraba y sin poder evitarlo comenzaba a reír frente a una Maca que fruncía el ceño. M: ¿De qué te ríes? E: Jajaja.

Mirándola no había podido evitar una pequeña sonrisa, las carcajadas de la enfermera eran contagiosas y aunque sabía que eran producto del alcohol, intentaba no preocuparse innecesariamente. M: ¿Cuál es el chiste? –insistía viendo como intentaba respirar y apaciguar su risa. E: Es que… -se llevaba la mano al pecho- Jajaja ha pasado algo gracioso ahí fuera. –señalaba la puerta riendo de nuevo. M: ¿El qué? –se cruzaba de brazos. E: Si es que… jajaja. –se arrastraba las lágrimas- ¡Es graciosísimo! –reía otra vez. M: Ya, ya. Muy gracioso… pero si me lo cuentas me rio yo también.

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Cambios AdRi_HC E: Sí, porque te va a hacer mucha gracia. –alzaba el brazo mirándola- Me… -respiraba intentando seguir- Me he puesto celosa al verte con esa tía jajaja. La sonrisa de la pediatra se desvanecía en cuestión de un segundo cuando sus brazos caían quedando pegados a su cuerpo. Esther seguía riendo, incluso más fuerte que antes cuando necesitaba apoyarse contra el lavabo. E: ¿Fuerte, eh? M: Espera, espera. –alzaba la mano un instante- ¿Celosa? ¿Tú? Creo que has bebido demasiado, vamos fuera y te llevo a tu casa. –alzaba la mano para cogerla del brazo, pero esta se zafaba de ella antes de que lo consiguiese. E: He bebido, sí. –la miraba entonces con el rostro completamente serioPero eso no tiene nada que ver. M: Esther, venga. No digas tonterías. E: ¿Tonterías por qué? –se agarraba intentando no moverse. M: Esther, no digas eso, anda. –suspirando intentaba cogerla de nuevo del brazo, pero otra vez la enfermera se hacía a un lado. E: ¿Acaso tú puedes y yo no? –la pediatra fruncía el ceño- Cris me lo dijo. – aquellas palabras conseguían paralizar de nuevo a la pediatra. M: ¿Qué te dijo? E: Que estás enamorada de mí. –se llevaba la mano al pecho- Cuando la llevaron al hospital… ¿te acuerdas? –ladeaba el rostro. Cuando dejaba de hablar Maca tampoco era capaz de decir nada. Ambas se miraban sin moverse, la enfermera sintiéndose a gusto al hacerlo por primera vez, los nervios habían desaparecido y nada le impedía seguir mirándola. Pero la pediatra era la primera en girar su rostro lo suficiente para mirar al suelo, dejando su ceño fruncido cuando no sabía controlar la angustia que había llenado su pecho. M: Yo… -apretaba la mandíbula. E: ¿Tú qué? M: No iba a decirte nada, no iba a meterme en algo que… -sintiendo que se movía su voz se perdía, levantando la vista y viendo como se acercaba demasiado hacia ella. E: Y yo tampoco iba decirte nada porque esto me parece una locura. –daba un último paso quedando frente a ella, mirando sus labios y viendo como los ojos de la pediatra también descendían- Una completa locura… -apretaba los labios mirándola de nuevo a los ojos.

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Cambios AdRi_HC El suelo parecía moverse, como queriendo unir los dos cuerpos que seguían separados por unos pocos centímetros. Los ojos de la pediatra temblaban mientras observaban los labios que se iban acercando cada vez más. Los pies de la enfermera se movía, el talón se separaba del suelo quedando algo mas alta y apoyándose solamente sobre los dedos de sus pies. Solo quedaba un acercamiento más, y la visión de esa cercanía conseguía que ambas cerrasen los ojos, los pies de la enfermera volvían a apoyarse por completo en el suelo y la pediatra se giraba al tiempo en que Esther daba un paso atrás. Ninguna había sido capaz, el final de aquel momento no debía ser como habían imaginado. M: Lo siento. –abriendo la puerta salía de allí, dejando a Esther apoyada de nuevo en el lavabo mientras se daba cuenta de lo que allí había ocurrido. E: ¿Qué he hecho? Después de unos minutos en que su mente no podía pensar en nada mas, salía de allí rumbo al guarda ropa para coger su abrigo. Cl: ¿Esther qué pasa? –tomándola del brazo conseguía que se girase- ¿Por qué se ha ido Maca? E: Yo… -tomaba aire- Tengo que irme. Esquivando su cuerpo salía de allí en una carrera, pero no tan rápido como querría al sentirse aun bastante mareada. En el primer taxi que había encontrado recorría el centro, solo quería llegar a casa y meterse en la cama. Despertar sabiendo que todo había sido un mal sueño y que cuando volviese a verla ésta sonreiría como siempre, bromeando y… Entraba agradeciendo la oscuridad. Una que seguía acompañándola cuando se sentaba sobre la cama dejando las manos apoyadas en su regazo. ¿Cuándo había perdido el control de las cosas? ¿Lo había tenido realmente? Las lágrimas comenzaban a inundar sus ojos borrando una visión que no necesitaba. Despacio comenzó a girarse, abrazando la almohada y quedando de lado recogiendo también sus piernas cuando ya necesitaba llorar. Sentada en una parada de autobús, la pediatra mantenía las manos en los bolsillos de su chaqueta, mirando fijamente la línea blanca que dividía la carretera, repitiendo una y otra vez las palabras de Esther, reproduciendo a la perfección el momento en que sabía que no debía hacer lo único que deseaba. El claxon de un coche le hacía erguirse y recordar donde se encontraban. No sabía el tiempo que había permanecido allí, pero el color del cielo había 79

Cambios AdRi_HC comenzado a cambiar, sustituyendo la oscuridad por un fondo sonrosado que avisaba de la llegada de la luz del día. Quizás podría darse una ducha antes de ir al hospital.

Cruzando el muelle se abrazaba a su bolso, mirando al frente pero pendiente de cualquier movimiento a su alrededor, buscándola sin quererlo cuando ya firmaba ignorando la voz de Teresa, que se quedaba observando cómo se marchaba rumbo al vestuario. Frente a la camilla limpiaba la herida del niño que lloraba llamando a su madre, Alicia le tendía un par de gasas sin que las pidiese. Comenzaba a coser la herida de forma autómata, sus pensamientos solo prestaban un mínimo de atención cuando ya caía en la cuenta de que había terminado. Levantándose entonces para dejar que la enfermera colocase el apósito. Abría las puertas sin mirar a ninguna parte cuando ya se dirigía hacia el ascensor. Apoyada sobre el mostrador la había visto salir del box. Su cuerpo no había reaccionado de ninguna manera, pero su corazón había comenzado a palpitar con fuerza al verla caminar de espaldas alejándose de allí. Bajando entonces la vista hasta sus manos, unas que intentaban no temblar sobre lo único que las estabilizaba. Bajando la radiografía para ver con más nitidez descubría a la enfermera junto a una de las camillas. Gimeno parecía explicar algo al paciente mientras ella simplemente miraba al suelo, clavando la vista de tal forma que el primer pensamiento había sido acercarse hasta ella. Pero no podía, sabía que no debía. Girándose se marchaba de allí cuando la enfermera se volvía viéndola una vez más de espaldas, arrancando un suspiro que llamaba la atención del médico. G: ¿Estás bien? E: Sí. G: ¿Seguro? Te has… puesto blanca en un segundo. –caminaba alejándose de la camilla cuando la enfermera ya le seguía. E: Seguro, Gimeno. G: ¿Sabes qué decía mi madre? –apoyaba el codo sobre el mostrador sin dejar de mirarla- Las penas con un buen chiste se quedan en penillas. E: No estoy para chistes. El Samur llegaba avisando de un herido de tráfico. Héctor salía en una carrera seguido por Esther, que frente a él se amoldaba también al paso de los médicos. 80

Cambios AdRi_HC Junto a Teresa, Maca había estado observándola, no pudiendo quitar sus ojos de los suyos, ni cuando estos se cruzaban en la misma línea recta segundos antes de pasar a urgencias creando el vacio que le hacía apretar los labios y bajar la vista. Cl: ¿No crees que aquí hace falta una conversación? –se colocaba junto a ella llamando su atención, Teresa miraba de reojo mientras ya escuchaba sin perder detalle. M: No hay nada de qué hablar. Cl: Maca, me parece ridículo que dos personas adultas estén todo el día sin dirigirse la palabra por algo así. Lo más adulto es que os sentéis a hablar. M: Te he dicho que no. –la miraba con firmeza- Y ya está. Marchándose de allí hacia que la neuróloga chasquease la lengua antes de alejarse también. Teresa, que había estado prestando atención en todo momento, seguía con los ojos abiertos por completo cuando sus pensamientos iban tomando forma. T: La que se va a liar aquí. –susurraba. El jueves llegada de la misma manera. Entre unas y otras habían conseguido no coincidir. Aunque siempre que eso ocurría, su mal humor iba haciéndose mas y mas grande hasta el punto de que la mayoría de sus compañeros ya sabían cómo hablar o no. Las conversaciones con Rubén eran escuetas y breves, consiguiendo que en la última, la noche anterior y tras un minuto, se cortase con un buenas noches que le hacía saber que se estaba comportando justamente como no debía. La pediatra se dedicaba a fingir. Fingir que todo seguía normal, fingir que estaba bien y no la echaba de menos, fingir que lo único que necesitaba era acercarse a ella, preocuparse por ella. Pero ni las palabras de Claudia conseguían un resultado distinto. Se dedicaba a hacer incluso más horas en urgencias, doblando turnos y llegando antes de la hora. Gimeno había conseguido convencerla para que tomase un café con él, por lo que ya entraban en la cafetería cuando descubría el motivo de esa invitación. La neuróloga hablaba con Esther una mesa al fondo, la misma hasta la que ellos mismos se dirigían. G: Rodeado de mujeres, debo ser la… envidia del Central. Los ojos de la enfermera habían bajado hasta la mesa al comprobar que Maca permanecía de pie frente a ellas, mirándola y con las manos en los bolsillos de su bata. Cl: ¿Te vas a tomar el café ahí de pie? Porque debe ser realmente incómodo.

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Cambios AdRi_HC M: No voy a tomar ningún café. –llevando su vista hasta Gimeno mostraba el reproche sin palabra alguna, consiguiendo que este suspirase mirando a Claudia. E: Ya me voy yo. Levantándose cogía las carpetas que había justo a su lado antes de comenzar a caminar para marcharse de allí, por lo que la neuróloga miraba de nuevo a su amiga. Cl: Lo estáis haciendo cojonudamente bien, sí. Dejándose caer no sacaba aun las manos de la bata mientras apretaba la mandíbula perdiendo la vista en la silla que ya permanecía vacía. G: Yo creo que… lo mejor es que habléis ¿no? M: ¿Y qué le digo? –le miraba entonces- ¿Que deje a su novio? ¿Que si necesita llorar ya estoy yo aquí? Yo no quería que… Cl: Ya, Maca. –la cortaba- Pero es que tú no has hecho nada, no puedes controlar lo que otras personas sientan. M: Está confundida. –apretaba de nuevo la mandíbula. Cl: ¿Por qué coño te empeñas en pensar que es eso? Es que no lo entiendo, joder. –colocaba un brazo sobre la mesa- Lo normal es que estuvieses… M: ¿Feliz? –se adelantaba para mirarla- Feliz estaría si ella no lo viese como un problema en su vida. ¿No ves que está amargada? Yo no quiero ser un puto problema para ella. Levantándose dejaba a la pareja en silencio. Gimeno comenzaba a estirar los labios, uniéndolos después mientras doblaba una servilleta con total concentración. Cl: ¿Y tú qué haces? G: Yo… -suspiraba- Callarme que seguro que cobro.

La mesa estaba repleta de bolsas de patatas fritas vacías, latas de refrescos y envoltorios de chicles. Pero aun quedaba algo con lo que intentar aplacar sus nervios. Comía sin cesar mientras no podía dejar de mirar el reloj. Rubén debía estar a punto de llegar y aun no sabía cómo iba a poder afrontarlo. Estaba masticando una gran cantidad de palomitas cuando la puerta se abría, por lo que con prisa intentaba tragar antes de beber obligando a que todo eso bajase antes.

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Cambios AdRi_HC Ya en la puerta Rubén se quedaba mirándola, frunciendo el ceño al soltar el macuto y ver como se levantaba para ir hasta él. Lo que sucedía más rápido de lo que esperaba cuando ya se abrazaba a su cintura con fuerza. R: ¿Y esto? E: Lo necesitaba. –hablaba sin separarse, sintiendo las manos ya en su espalda. R: Cualquiera lo diría, estos días parecía que más que querer hablar conmigo era un gran problema escucharme. E: Lo siento. R: ¿Qué te pasa, Esther? –preguntaba bajando la vista y viendo como entonces sí, dejaba un espacio entre los dos para mirarle también. Sin responder iba hacia sus labios, aplastándolos en cuestión de unos segundos cuando ya obligaba le obligaba a caminar casi a tientas hasta el dormitorio. R: Espera, espera. –deteniéndola ya junto a la puerta veía la confusión en su rostro- ¿Qué haces? E: ¿Qué hago? Estar contigo. –asentía- ¿No quieres? R: Por supuesto que quiero, pero no entiendo por qué lo haces si hasta ayer mismo me decías dos palabras por teléfono. E: Olvídate de eso. Lanzándose otra vez empezaban un nuevo beso. Rubén ya había desistido y no pensaba detenerla cuando llegaban hasta la cama, cayendo de espaldas y quedando la enfermera sobre él cuando ya comenzaba a desabotonar su camisa. R: Esther… -susurraba. E: Cállate. Pasando a su cuello lo escuchaba soltar el aire de forma fuerte, bajando entonces por su pecho cuando ya sentía sus manos querer arrebatarle la parte de arriba de su pijama. Sentándose en su cintura terminaba de desprenderse de ella, viendo como era él quien besaba su pecho mientras tiraba del lazo de su pantalón. Pocos segundos después, y ya desnudos, seguían besándose cuando las caricias iban más allá de lo que había sido en un principio. Pero quizás demasiado cuando la mente de la enfermera le jugaba una mala pasada, viendo frente a ella un rostro que no debía estar ahí.

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Cambios AdRi_HC E: Para, para. –colocando las manos en su pecho le veía separarse, mirándola cuando la fatiga no podía ser aplacada. R: ¿Qué pasa? E: No puedo. –haciéndose a un lado conseguía que se quitase de donde permanecía para bajar de la cama y sentarse.

El sonido de la ducha cesaba, por lo que sabía que ya no podía hacer esperar más ese momento. Había comenzado a morderse el labio de forma nerviosa, moviendo su pierna incluso al mismo ritmo en el que palpitaba su corazón. Cuando la luz escapaba tras la puerta sus ojos buscaban el rostro que cabizbajo pasaba de largo hasta su lado de la cama. Sin perder detalle de sus movimientos cuando se sentaba a su lado pegando la espalda al igual que la suya, cruzándose de brazos y mirando el punto más alejado de aquella cama, guardando silencio y haciendo que la enfermera se pusiese aun más nerviosa. R: Dime qué pasa. –su voz apenas se alzaba sobre el sonido de su respiración- Porque por mucho que piense sé que no podré encontrar el problema. E: Lo siento. El rostro de Rubén se giraba hacia ella, viendo como había comenzado a llorar abrazándose a sus piernas. R: ¿Va a doler, verdad? –tragaba saliva al ver que pegaba la cara contra sus rodillas- ¿Hay alguien? La enfermera se limitaba a asentir, mínimamente antes de que su llanto se hiciese más fuerte y la obligase a buscar el aire para poder suspirar. Rubén lo hacía también bajando la vista y marcando su mentón. R: ¿Le quieres? –el silencio no respondía a su pregunta mientras no seguía mirando al mismo punto- Si le quieres entenderé que no ha sido porque yo he hecho algo mal. E: No. –hablaba entonces mirándole. R: ¿Por eso estabas tan rara? –giraba su rostro- ¿Todo este tiempo ha sido por eso? –la enfermera bajaba la vista. E: Hace tiempo podía llevarlo, lo aprendí a manejar hasta el punto de creerme yo misma que no había nada, de que… estaba confundida. R: Pero no lo estás.

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Cambios AdRi_HC E: Era una simple atracción, de las que se te pasan por la cabeza en un bar, en medio de cualquier calle… -miraba hacia un lado mientras ella misma dejaba todos sus pensamientos en claro- Era solo eso… debía seguir siendo solo eso. R: Entiendo. E: Te quiero. –lo miraba no pudiendo controlar su llanto- Te quiero mucho, Rubén… R: Pero no como… –hablaba bajando el rostro y guardando silencio mientras la enfermera seguía mirándole. E: Siento no haberlo hecho mejor. El sol salía encontrándola de la misma forma. Sentada mirando hacia la pared frente a la cama mientras ningún sonido llegaba desde el resto de la casa. La puerta del armario seguía abierta dejando ver el espacio vacío que le había hecho llorar durante horas, dejándola sin lágrimas que poder derramar para intentar así que la culpabilidad no acabase con ella. Casi arrastraba los pies descalzos recorriendo el pasillo. En el salón todo era igual, silencio y ausencia, gritándole que todo era su culpa, que donde tuvo los días más felices de su vida ahora solo había recuerdos que nunca más regresarían. Frente al mueble principal observaba cada fotografía sintiendo como la barbilla le temblaba de nuevo, exteriorizando una congoja que dolía en el centro de la garganta, aun más cuando un espacio vacío le hacía recordar la que allí había el día anterior. Aun no eran las ocho cuando había conseguido ducharse y ponerse la ropa. La expresión de su rostro no cambiaba, y creía no poder hacer nada al respecto. Las ganas de llorar seguían ahí. La culpabilidad por hacer daño a alguien tan importante seguía ahí. La rabia al recodarla a ella seguía ahí. Su semblante era tan duro que cuando paraba frente a Teresa para firmar, esta decidía no decir nada ni cuando ya se alejaba de allí. Aunque girándose seguía observándola hasta que se perdía girando al final del pasillo. No había descendido el ritmo cuando ya llegaba a la puerta del vestuario, viendo antes de abrir los ojos de alguien fijos en ella.

Después de una hora que se le había hecho eterna, encontraba un momento para buscar un lugar tranquilo y tomar algo. Su estómago empezaba a pedir atención. Removía el café con leche que había llevado consigo al gabinete, vacio en ese instante. Miraba la magdalena que había sobre el plato, intentando

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Cambios AdRi_HC adivinar cómo haría para poder comérsela y no dejarla ahí mismo sin tocarla. Soltaba un suspiro cuando la puerta se abría, cerrando los ojos un instante y maldiciéndose. Cl: Supongo que ahora mismo me mandarías muy lejos de aquí. Pero vengo a saber cómo estás. –se sentaba a su lado con determinación para mirarla. E: ¿Te ha mandado ella? Cl: ¿Maca? No. –negaba con calma- He venido porque también me preocupo por ti. –se erguía- Porque puedo preocuparme por ti ¿Verdad? E: No me apetece hablar, Claudia. Cl: Ya, a ninguna os apetece hablar, pero es que es lo que hace falta. Así lo único que vas a conseguir es volverte loca. Y no quiero tener que meterte en la maquina ruidosa para verte esa cabecita que tienes tan mona. –la escuchaba suspirar de nuevo- Dime qué ha pasado, te vendrá bien. Apretando la mandíbula seguía mirando su café. Había comenzado a temblar cuando recordaba la noche anterior, teniendo que apoyar ambos codos sobre la mesa para tapar su rostro y evitar llorar, momento en que sentía la mano de la neuróloga sobre su hombro. E: Rubén se ha ido de casa. –respiraba comenzando a llorar- Y no he podido ni querido evitarlo. Claudia apretaba el hombro que no había soltado, mostrando así un sentimiento de apoyo que realmente no servía de mucho. Apretando los labios comenzaba a frotar su espalda intentando calmarla cuando su llanto se hacía más fuerte. Cl: ¿Vas a hablar con Maca? E: ¿Para qué? –se giraba mostrando la rojez en sus ojos- Lleva ignorándome desde el lunes, y está muy equivocada si cree que yo voy a ir detrás de ella mendigando palabras. Cl: Maca no te ignora, Esther. Está muerta de miedo y se siente culpable de que tú estés así. –intentaba razonar- Y créeme, porque la conozco, que siempre que pueda cargará ella con la culpa. Limpiando las lágrimas que caían por sus mejillas aspiraba intentado recuperar la calma. La neuróloga seguía mirándola esperando a que dijese alguna palabra. Cl: ¿Quieres que te prepare una tila? No creo que debas tomar café. E: No me lo acabaré bebiendo, tranquila. –sacando un pañuelo del bolsillo se sonaba- Tengo el estómago cerrado. 86

Cambios AdRi_HC Cl: ¿Te puedo hacer una pregunta? –sin mirarla, la enfermera asentía- ¿Sólo estás confundida o sientes algo por ella? La pediatra observaba el rostro de una Esther que se mostraba distraída, ausente y podía decir que triste. No se atrevía a ir hasta ella, pero su único pensamiento y deseo era acercarse para preguntarle y estar a su lado si fuese necesario. Cl: ¿No te vas a acercar? –Maca se giraba sorprendida, como si hubiese estado haciendo algo mal, pero soltando el aire finalmente al ver que se trataba de la neuróloga. M: No creo que sea yo a quien quiera tener cerca. –bajaba la vista. Cl: He hablado con ella… -asentía cuando la miraba de nuevo- ¿Quieres saberlo? –nerviosa, Maca observaba de nuevo a la enfermera, apretando los labios mientras seguía sin moverse- Rubén se ha ido de casa… no he querido preguntarle, pero creo que está claro el motivo. M: No deberías verlo todo tan claro. Cl: Bueno, yo te digo lo que me ha dicho. Lo demás tendrás que hablarlo con ella, si quieres saberlo, claro. De nuevo sola seguía apoyada en el mostrador, viendo como la enfermera terminaba su trabajo y dejaba que los celadores se llevasen la camilla. Seguía observándola cuando llegaba con el informe hasta rotonda, dejando la distancia que las separaba en apenas un par de metros. Sin dejar de mirarla comenzaba a caminar hasta quedar a su lado. M: Hola. –la mano de Esther cesaba, deteniendo lo que había estado escribiendo pero sin levantar la vista. E: Hola. M: ¿Cómo estás? –se atrevía a preguntar tras controlar el temblor de su voz. E: Un poco liada. –susurrando terminaba por dejar ambas manos sobre el mostrador, levantando su rostro despacio para mirarla- Claudia te lo ha dicho ¿Verdad? M: No me atrevía a venir, no le pregunté, pero… -tragaba saliva. E: Bueno, pues ya lo sabes. –respondía encogiéndose de hombros- Se ha ido de casa y yo me siento la peor persona del mundo. M: No digas eso. Negando veía como recogía los folios para cerrar la carpeta y aunque con la intención de marcharse, no daba un primer paso hasta segundos después, momento en que la pediatra le cogía la mano deteniéndola a su lado. 87

Cambios AdRi_HC M: Esther… E: Ahora no, Maca. –negaba mirándola y sintiendo como liberaba su mano. M: Vale, perdona. Frustrada la veía marchar, cabizbaja y abrazada a la carpeta como si fuese su único punto de estabilidad. Cerrando los ojos durante un segundo se giraba de nuevo para clavar ambos codos sobre el mostrador y unir las manos a la altura de sus labios.

Había acabado sentada en el mismo banco donde otras tantas veces había descubierto a la pediatra en sus momentos de silencio. Permanecía con los ojos cerrados y los brazos cruzados, intentando mantener una serenidad que solo había conseguido rozar con la punta de los dedos. Porque sus pensamientos no encontraban una salida al laberinto que habían creado con la imagen de Maca. Hablar con Claudia no había servido de mucho. Ni ella entendía qué debía o iba a ocurrir. No sabía qué hacer o qué esperar. Y toda esa incertidumbre la estaban llevando a un estado de inquietud y nerviosismo incapaz de aplacar. No había terminado de suspirar cuando escuchaba unos pasos a su lado, pero tardando unos segundos en abrir los ojos, lo hacía hasta la dirección contraria. M: ¿Puedo sentarme? E: Adelante. Sin sacar las manos de su cazadora tomaba asiento, dejando su mirada al frente mientras decidía cuales iban a ser las palabras que saldrían por sus labios. M: No sé ni qué decirte, supongo que nada de lo que diga te hará sentirte mejor o… Solo quiero dejarte claro que yo no quería, en absoluto, meterme en tu vida. Tomé la decisión de llevarlo solo para mí y así debía haber sido. Pero no conté con que alguien haría todo lo contrario. –bajando la vista se tomaba unos segundo para continuar- Lo último que quería era complicarte la vida, Esther, y creo que es lo único que he conseguido. Por primera vez el rostro de la enfermera se giraba, mínimamente y lo suficiente para poder ver su expresión de perfil. M: Pero aunque sea así, es cierto. Me enamoré de ti… -se encogía de hombros mirando todavía al frente- Aunque ni yo misma lo entendía al principio. Era de locos, apenas te conocía de unos días… yo estaba bien con Cris. Desde que empezamos a salir nunca hemos tenido una discusión que 88

Cambios AdRi_HC durase más de un día… -suspiraba- Pero entonces cuando me preguntaba, cuando intentaba aclararme, la respuesta estaba clara… -la miraba sintiendo como le costaba continuar en aquel momento- ¿Si no era amor… si no te quería, por qué solo con verte se me salía el corazón del pecho? Mirarla a los ojos había hecho que su estómago se girase quedando del revés. No había esperado una claridad tan ruda en ese momento, y seguía sin poder coger las riendas de su situación. M: Aun así no espero nada. –susurraba dejando de mirarla- Lo único que me gustaría es que… -bajaba la vista- No te alejases de mí. Los segundos comenzaban a pasar, consiguiendo que la tensión aumentase e hiciese que la pediatra notase la incertidumbre y los nervios apoderarse de su respiración. M: No tienes que darme ninguna explicación por lo que pasó la otra noche. Comprendo que estás pasando por un mal momento y… Por eso no tienes que preocuparte. La necesidad de llorar aumentaba, y por nada quería hacerlo allí y con ella delante. Así que en cuestión de un segundo se levantaba, no pudiendo ver cómo la enfermera la miraba, sorprendida pero sin exteriorizarlo. M: Hasta mañana, Esther. Se había quedado inmóvil mientras una tras otra las palabras habían ido pasando de nuevo frente a ella estremeciéndola. Y era en un instante en que ya no la veía, que comenzaba a correr hacia la entrada de urgencias esperando que no se hubiese marchado aun. Pero cuando aun sus pies apenas rozaban el suelo por la carrera, veía la moto alejarse de allí, deteniéndose entonces y dejando que su respiración saliese fatigada por el esfuerzo.

La casa había cambiado por completo. Permanecía sentada junto a la mesa mirando el salón, percatándose del doloroso silencio que le hacía recordar su ausencia, el momento en que sin decir una palabra se levantaba de la cama para coger su ropa y marcharse de allí. Rompiendo sus pensamientos escuchaba la cerradura, incorporándose entonces rápidamente para quedar de frente cuando Rubén, sin haber soltado las manos, ya la miraba desde la puerta. R: Hola. E: Hola. Sin moverse le observaba, nervioso y sin saber muy bien qué hacer. Bajaba la vista justo antes de comenzar a caminar hacia el pasillo dejándola allí. 89

Cambios AdRi_HC Tardaba unos segundos en seguirle, llegando al dormitorio y viendo como sacaba varias cosas de los cajones de la cómoda. Apretando los labios cuando de nuevo las lágrimas se agolpaban por salir y el aire parecía no llegarle con facilidad. R: He venido a por algunas cosas más. Otro día vendré para coger los ordenadores y lo que tenga por ahí de películas y música. E: Vale. –asentía apretando los labios. Girándose de nuevo se marchaba de allí, sin ver como Rubén se erguía para mirar el espacio que entonces permanecía vacío. Con un macuto al hombro salía del dormitorio, recorriendo despacio el pasillo hasta llegar de nuevo al salón. Encontrando a la enfermera sentada en un rincón del sofá con la barbilla sobre sus rodillas, las cuales abrazaba lo justo para mantenerlas contra su pecho. R: ¿Quieres decirme algo antes de que me vaya? –Esther giraba su rostro mirándole- ¿Necesitas algo? E: Que me digas que no me odias. Soltando lo que aun colgaba del hombro daba un primer paso que hacía que la enfermera se moviese apenas para seguir mirándole, y no dejase de hacerlo cuando llegaba al sofá para sentarse a su lado y coger su mano. R: No te odio, Esther. –negaba mirándola- Estoy triste, y jodido. –asentíaPorque yo ya me había hecho a la idea de pasar toda mi vida contigo. Pero ahora no es así, y aun no entiendo y no sé en qué momento permití que te alejases de mí. E: Lo siento. –soltando su mano se acercaba hacia él para abrazarle, rodeando su cuello y llorando como necesitaba. R: No llores. E: Lo siento mucho… mucho, mucho. –sintiendo una caricia en su espalda comenzaba a respirar para alejarse. R: ¿Tú estás bien? –comenzaba a peinarle el pelo con los dedos. E: No lo sé. –bajaba la vista dejando a Rubén esperando. Apretando los labios le miraba de nuevo. Tenía la voz queriendo salir, queriendo contarle todo cuanto necesitaba compartir con él. R: ¿Qué ocurre? E: Pues que todo es una locura. –llevándose la mano a la boca dejaba la mirada perdida sobre el sofá- Ni siquiera yo sé qué estoy haciendo.

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Cambios AdRi_HC R: Debo ser gilipollas, pero bueno. –negaba con los ojos cerrados- ¿Puedo ayudarte? –la enfermera le miraba de nuevo- Dime quién y qué pasa exactamente para ver qué se puede hacer. E: Rubén… R: Me sigues importando ¿Vale? Y sabes que siempre que he podido ayudarte he estado ahí, eso no ha cambiado. Por mucho que joda estar así. E: Maca. No se atrevía a mirarle, había girado su rostro justo un segundo antes de pronunciar su nombre y poner todas las cartas sobre la mesa. Aguantaba así mientras el silencio transcurría imparable. Su corazón había comenzado a palpitar de una forma frenética, y no podía esperar más tiempo en ver su reacción. Rubén abría los ojos aun más que antes mientras seguía mirándola. E: Di algo. –apenas susurraba. R: Definitivamente no había nada que hacer. –soltaba el aire mirando durante un momento hacia el interior del salón- ¿En serio? –se giraba otra vez y viéndola asentir- ¿Maca? E: Sí. R: Pero tú…. E: No. –negaba- Por lo menos no hasta ahora. R: Comprendo. –asentía pinzándose el labio y mirando hacia la ventana, solo un instante cuando de nuevo buscaba los ojos de Esther mientras se frotaba la nuca- ¿En serio? –la veía levantarse nerviosa- Perdona, perdona. –tirando de su mano la sentaba- Lo siento. Es que tengo que asimilar esta información. E: Ni siquiera yo lo entiendo. R: Pero… ¿vosotras ya habéis…? –no terminaba la frase cuando ya veía cambiar el gesto de la enfermera. E: ¡Por supuesto que no! R: Bien. –asentía apretando los labios de nuevo- ¿Entonces qué pasa? Ella no… E: Ella sí. R: ¿Entonces qué? Porque no lo entiendo.

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Cambios AdRi_HC E: El problema soy yo, Rubén. –hablaba frustrada- Que no sé qué hacer. Ella ha optado por querer ser la culpable de todo y no hacer nada. Y yo no estoy ahora mismo en lugar de tomar decisiones. R: ¿Se lo has dicho? E: No. R: ¿Habéis hablado al menos? E: Ha hablado ella. R: ¿Y qué coño has hecho tú entonces? –casi reñía cuando ella le miraba sorprendida- De verdad que yo te creía más valiente, eh.

Con las manos en los extremos del pañuelo que colgaba de su cuello miraba a su alrededor mientras llegaba frente a una Teresa que se quitaba las gafas observándola, incluso cuando ya apoyada en el mostrador seguía mirando lejos de allí. T: ¿Buscas a alguien? E: ¿Eh? –la miraba sorprendida y dándose cuenta en ese momento de que había estado mirándola. T: Que has entrado como si hubiese aquí alguien apuntándote con una pistola, hija. -la veía negar cuando ya cogía el bolígrafo- ¿Estás bien? E: Sí, sí. T: ¿Seguro? –insistía entonces dejando las gafas colgando de la cadena alrededor de su cuello. E: Que sí, Teresa. –asintiendo una vez más terminaba de firmar para ponerse rumbo al vestuario, de la misma forma que cuando llegase al hospital. Ya con la ropa de trabajo puesta salía hasta urgencias. Mirando a su alrededor antes de escuchar su nombre desde la puerta de un box. Cl: ¿Puedes venir? –asentía corriendo hasta ella- Hay que poner un par de vías por aquí. E: Claro. La neuróloga se quedaba observando a su compañera, que en movimientos ágiles y rápidos hacía aquello para lo que la había llamado. Se pinzaba el labio no sabiendo si preguntar sería lo más conveniente en ese momento. Cl: ¿Qué tal estás? E: Ahí vamos. –contestaba sin mirarla y sin dejar de moverse. 92

Cambios AdRi_HC Cl: Maca me dijo que habló contigo ayer. –la enfermera se mantenía en silencio sin levantar la vista- También que tú no dijiste nada. E: Ya. Ninguna decía nada más en aquel momento. Un par de celadores llegaban para trasladar al paciente cuando la enfermera ya se quitaba los guantes para salir, siempre seguida por una Claudia que la miraba esperando a que se decidiese a hablar. E: Cuando fui detrás… ya se iba. –se giraba hablando entonces. Cl: ¿Y qué vas a hacer? –cruzándose de brazos seguía mirándola, viendo como giraba su rostro para mirar a alguna parte mientras seguía pensando. E: No lo sé, Claudia. Yo no sé qué hacer. –agobiada, y no importándole que se diese cuenta, se giraba con la mano ocultando la mitad de su rostro hasta llegar al mostrador más cercano buscando un apoyo. Cl: ¿Te puedo dar un consejo? –preguntaba viendo cómo ni hablaba ni la miraba- Creo que lo mejor que puedes hacer es ser sincera con ella, lo que tenga que pasar pasará… pero sé sincera. Ella no hará nada ni dirá nada que te haga sentirte mal o agobiada. Solo habla con ella. Llevaba casi dos horas en su despacho organizando informes e historiales que debía entregarle a Teresa sin dejar pasar más tiempo. Permanecía sentada en el borde del mueble más bajo del despacho mientras leía por encima cada primera página de las carpetas. Sus ojos se detenían a mitad de un párrafo cuando alguien llamaba a la puerta y giraba su rostro para mirar cuando daba paso a que entrase. E: Hola. –asomaba la cabeza. M: Hola. –sonreía de lado y aunque mínimamente al verla, manteniéndola cuando la enfermera pasaba cerrando tras ella la puerta. E: ¿Vengo en mal momento? –miraba la pila de carpetas sobre el mueble. M: Tú nunca haces eso. –sin dejar de mirarla dejaba las manos sobre su pierna más alta y la que tenia parcialmente también sobre el mueble- ¿Qué pasa? E: Yo… que… quería hablar contigo. –apretaba los labios. M: ¿Sobre qué? E: Verás. –carraspeaba- Ayer… te fuiste y yo no… no dije nada. –la miraba sintiéndose nerviosa, pero por el contrario veía a la pediatra serena, sin cambiar su postura y mirándola en todo momento- Y creo que es justo que también hable yo contigo. –Maca, sin decir nada, asentía levemente- Yo… yo en ningún momento de mi vida me había cuestionado esto, jamás. –negaba93

Cambios AdRi_HC Ni me había fijado en ninguna…. En ninguna mujer. –suspiraba bajando la vista- Pero tú… La pediatra seguía guardando silencio, sin apartar su vista de ella viendo como podía decir que incluso parte de su cuerpo temblaba. E: Me… M: No hace falta que pases por esto, Esther. –la interrumpía viendo como levantaba la cabeza en un segundo. E: Sé qué crees que todo esto es por confusión o… -suspiraba sin dejar de mirarla- No es ninguna confusión, Maca. Pero no… no sé cómo hacerlo o si debo hacer algo. La pediatra seguía mirándola, pellizcando la piel de su labio inferior. Se estaba conteniendo de sonreír o acercarse a ella, pero viendo cómo se encontraba la enfermera, no sabía qué era lo mejor en aquel momento. M: ¿Puedo hacer yo una cosa? Un mínimo asentimiento le daba una afirmación que la animaba a ponerse en pie y permanecer frente a ella durante unos segundos. Apenas los justos antes de dar los pasos que la separaban y llegar hasta ella para abrir los brazos que un instante después rodeaban el cuerpo de la enfermera. M: Sé cómo te sientes. –apenas susurraba sintiendo como, aunque con algo de recelo al principio, Esther respondía el abrazado- Y no tienes que agobiarte ni preocuparte por nada, Esther. Ni porque sientas que tienes que decidir algo. No. Separándose la miraba desde aquella cercanía, observando un nerviosismo que le hacía sonreír de nuevo. M: Tranquila… no es de esa clase de beso. Acercándose de nuevo dejaba un pequeño beso en su frente, dando después un paso atrás sin dejar de mirarla. E: Gracias. –apretaba los labios- ¿Y ahora qué? M: No sé, no tienes que cambiar nada. –negaba con el mismo rostro de cariño que le había ofrecido con anterioridad- ¿Tienes algo que hacer ahora? E: No. M: Si quieres te puedes quedar aquí conmigo y ayudarme, no hay que hacer nada diferente. –Esther sonreía asintiendo y llegando a su lado para tomar asiento en aquel mismo mueble- La verdad es que tengo trabajo para aburrir.

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Cambios AdRi_HC E: Si no lo dejases siempre para el último momento. –negaba mirando los historiales y haciendo sonreír a una Maca que no podía dejar de mirarla.

J: Bueno, os he llamado a todos porque en un rato vamos a tener un lio bastante grande por aquí. –observaba a todos- Por lo que parece han intentado atentar en una calle céntrica y han herido a varios guardias, los traen para acá. H: ¿Estás bromeando? J: No, Héctor, no es ninguna broma. La puerta se va a llenar de prensa y no quiero que haya ninguna persona que no sea médico, enfermera o celador por los pasillos. Lejos de lo que había reunido a todo el personal de urgencias, un momento bien distinto se sucedía allí mismo. Pediatra y enfermera habían acabado sentadas una al lado de la otra. Esther de brazos cruzados sonreía con la vista fija en la mesa y sintiendo como Maca tiraba una vez más de su meñique. E: Para. –susurraba apenas. La pediatra sonreía mirando hacia otro lado, fingiendo que disimulaba y consiguiendo que la enfermera sonriese también. J: No quiero que nada salga mal, habrá gente importante por aquí hoy. Todos se levantaban haciendo que el ruido de las sillas despertase a ambas de ese momento que nadie más había presenciado. Maca cogía su fonendo para dejarlo alrededor de su cuello cuando Esther también se levantaba, dejándole paso por delante de ella antes de salir. M: ¿Me lo podrías explicar otra vez? Porque no me he enterado de nada. – metía las manos en los bolsillos de su bata. E: Eso te pasa por estar en otras cosas. M: No tengo la culpa de que tu meñique se estire de esa manera llamando irremediablemente mi atención. –frente a rotonda sonreía dejando que Claudia las viese antes de detenerse frente a las dos. Cl: ¿Cuál de las dos es la que me va a ayudar a mí? –ambas se giraban para mirarla- Con lo del ordenar a los pacientes y eso. M: ¿Es que tenemos que ayudarte? Cl: ¿Habéis escuchado algo de lo que ha dicho Javier hace solo dos minutos?

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Cambios AdRi_HC E: Se ha dedicado a tirarme del meñique todo el tiempo, así que te puedes imaginar la respuesta a tu pregunta. –sonreía organizando las carpetas de la bandeja principal. Cl: ¿Juegos de meñique en medio de una reunión? –enarcaba una ceja mirando a la pediatra, que se encogía de hombros con despreocupación. M: ¿Y a qué quieres que te ayude exactamente? Cl: Déjalo, ya me busco a otra. –negando suspiraba de forma exagerada antes de marcharse de allí dejándolas solas de nuevo. T: Esther. –la enfermera se giraba nada más escucharla- Creo que… deberías salir. –tocaba el cuello de su bata con nerviosismo. E: ¿Qué pasa? T: Alguien ha venido a verte. –apretando los labios miraba a la pediatra, que extrañada también, guardaba silencio mientras la escuchaba. E: ¿Pero quién es, Teresa? –la mujer ladeaba la cabeza apenas durante unos segundos. T: Rubén.

Solo había necesitado escuchar su nombre para comenzara a caminar hacia la entrada. Maca, sin haber movido un centímetro su cuerpo, la seguía con la mirada hasta que desaparecía tras la puerta, bajando entonces su rostro. E: ¿Qué pasa? ¿Qué haces aquí? R: ¿Podemos hablar un momento? –se mordía la uña de su dedo pulgar de forma nerviosa- No iba a venir, sé que es molestarte, pero… E: Claro, claro. –asentía- Ven, vamos al vestuario que allí podemos hablar. En silencio caminaban en medio de un pasillo que empezaba a ser algo caótico. La enfermera miraba a su lado, preocupada y sorprendida por verle allí. De igual manera intentaba no dejar que esa sensación se exteriorizase hasta que supiese de qué se trataba todo aquello. Cerrando la puerta le miraba esperando a que diese el primer paso. R: ¿Podemos sentarnos? –Esther se limitaba a asentir, quedando segundos después a su lado- ¿Por qué tengo que resignarme a que tú me digas que sientes algo por Maca? ¿Por qué no puedo luchar para mantener lo que yo sí tenía? E: Rubén… -bajaba la vista cerrando los ojos.

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Cambios AdRi_HC R: Es que no me has dado siquiera la oportunidad de luchar, Esther. Esta mañana estaba sentado y preguntándome por qué tengo que dejarlo estar. E: No hagas esto. –negaba sin mirarle. R: ¿Por qué? –acercándose aun mas cogía su mano- Esther, sabes que te quiero más que a mi vida… déjame intentarlo, dame la oportunidad de recuperar lo que se está perdiendo. E: Es que ya está perdido. Susurrando apenas veía como su rostro se transformaba en cuestión de un segundo. Sus ojos se cerraban de nuevo, justo cuando ocultaba su rostro con ambas manos. Rubén seguía sin moverse y sin dejar de mirarla. R: Es muy injusto. –se levantaba para comenzar a caminar de un lado a otro. E: Lo siento. R: ¡Es muy injusto que no pueda hacer nada! –golpeando una de las taquillas llamaba la atención de la enfermera que se ponía en pie frente a él- ¿He hecho algo que desencadenara todo esto? E: No tienes culpa de nada. –hablaba con más firmeza- Te lo dije, Rubén… soy yo. R: Y ella. –apretaba la mandíbula- ¿Cómo puedes estar segura de algo que nunca has sido? ¿Por qué con ella sí está claro? E: De verdad, Rubén. No es momento ni lugar para discutir esto. R: Mírame. –dando un paso al frente cogía su rostro con ambas manos sin dejar de mirarla- Sabes que te quiero, sé que aun me quieres y los dos podemos superar esto. Déjame hacerlo, Esther. La puerta se abría y quien llegaba tras ella llegaba a ver como Esther quedaba todavía muy cerca de Rubén antes de que diese un paso atrás para alejarse. M: Van a empezar a venir y te necesitan fuera... –sin más se volvía a marchar. La enfermera cerraba los ojos maldiciendo para sí que llegase en ese justo instante. Pegando la espalda en la taquilla más cercana a su cuerpo y suspirar después. E: Será mejor que te vayas. R: ¿Esa es tu respuesta? –la miraba fijamente y con el rostro en completa seriedad, viendo como asentía girando su rostro hacia él- Vale. –suspirando apretaba los labios- Siento… siento haberte molestado, de verdad. E: Tranquilo. 97

Cambios AdRi_HC R: Adiós.

El caos que había inundado urgencias durante un par de horas comenzaba a disiparse. No había podido cruzarse a solas con la pediatra, y cada vez que la veía, aunque notaba que intentaba disimular con una mínima sonrisa, siempre encontraba la manera de esquivarla. No así, y con la zona de rotonda ya en completa tranquilidad, la veía escribir sobre el mostrador, momento que aprovechaba para acercarse y quedar a su lado. E: Al final hemos podido sacar al chico. –comentaba con tranquilidad, viendo como giraba su rostro para mirarla y sonreír apenas antes de bajar de nuevo la vista. M: Me alegro. Parecía complicado. E: Lo ha sido, yo pensé que no lo recuperábamos después de la segunda parada, pero es fuerte. M: Bien. Comenzando a escribir volvía a guardar silencio. Maca por el contrario se había detenido, observándola de reojo durante unos segundos y hasta que dejaba el bolígrafo. E: Lo que has visto antes no era lo que haya podido parecerte. –comentaba mirándola entonces y viendo como la pediatra se movía apenas también hacia ella- No voy a volver con él. M: Vale. –asentía apretando los labios y antes de bajar la vista su informe. E: No puedo controlarle a él, y si me busca por lo que sea no le voy a echar a patadas, no se lo merece… lo entiendes ¿Verdad? M: No tienes que darme ninguna explicación, Esther. E: Ya, pero quiero que quede claro. Lo mismo que no voy a volver con él, tampoco le voy negar la palabra por mucho que me duela a veces verle como le he visto antes. –tras escuchar esa última parte la pediatra la miraba de nuevo- Lo ha intentado, pero no es la persona con la que quiero estar. Maca volvía a asentir, apretando los labios y viendo como la enfermera miraba a su alrededor y por encima del mostrador. M: ¿Luego vas a casa en metro? E: Sí. –asentía apoyándose de lado y sin dejar de mirarla- ¿Por?

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Cambios AdRi_HC M: Si quieres te puede llevar en la moto, tengo que ir a hacer un recado y me pilla de camino… bueno, aunque no me pillase de camino te llevaría igual. –Esther sonreía. E: Vale. M: Vale. E: Bueno, pues… voy a ir a farmacia que tengo que coger unas cosas y hacer una ronda por ahí. M: Vale. Te espero fuera cuando acabe el turno. E: Vale. Tras una pequeña sonrisa se giraba para marcharse de allí. Maca seguía mirándola, recordando sus palabras e intercalándolas con la imagen que había presenciado en el vestuario horas antes. Momento en que bajaba la vista antes de negar para continuar con su trabajo.

Con las manos en los bolsillos de su cazadora permanecía esperando a la enfermera. No levantaba la vista del suelo en ningún momento mientras seguía pensando en aquel día, en lo bien que había comenzado y en el giro que había tomado. E: Hola. Levantando la cabeza veía interrumpidos sus pensamientos, teniendo que sonreír al verla frente a ella de brazos cruzados. M: Hola. E: ¿En qué pensabas? Parecías muy concentrada. –ladeando su rostro suavizaba aun mas si cabía su pregunta, consiguiendo que la pediatra negase casi al instante. M: Tonterías mías. –incorporándose tomaba uno de los cascos para ofrecérselo- ¿Quieres pasar por algún sitio antes? E: No, ¿por? M: Yo pregunto, por si acaso. –colocándose el casco pasaba una pierna por encima del asiento para terminar acomodándose después y esperar a que lo hiciese la enfermera. E: Ya. Encendiendo el motor dejaba pasar unos segundos antes acelerar sin soltar el freno, dejando que el sonido del motor sonase fuerte e hiciese sonreír a Esther sin ser vista. Finalmente salían de allí para incorporarse al tráfico tranquilo de aquellas horas. 99

Cambios AdRi_HC La enfermera no se percataba del trayecto mientras seguía con los mismos pensamientos que habían estado en su cabeza antes de salir del hospital. Reaccionaba únicamente cuando la moto se detenía frente a su portal y la pediatra apagaba el motor. Ninguna se movía, Esther no bajaba y Maca seguía esperando, frunciendo el ceño cuando el tiempo seguía pasando y nada le hacía saber qué era lo que ocurría. M: ¿Qué pasa? –preguntaba por encima de su hombro y levantando la visera del casco. E: Nada. Pasaban unos segundos más hasta que era la pediatra quien se bajaba después de colocar la sujeción y que esta no cediese. Ya se quitaba el casco cuando Esther, imitándola, seguía sentada y mirándola. M: ¿Por qué no bajas? E: Quiero decirte algo. –se abrazaba a su casco viendo como seguía sin moverse, pero solo hasta un momento después que dejaba el casco colgando de uno de los extremos y se sentaba de lado en la moto cruzándose de brazos- Sé que seguirás pensando en lo que viste, pero de verdad que yo ya he decidido, Maca. Aunque no haya ido tras de ti en el mismo momento. –veía su rostro girar hacia ella- No quiero estar con él, no me voy a replantear mi decisión, y estoy segura de que no lo haré más adelante. M: Vale. E: Por otra parte, esto también es nuevo para mí. Y no quisiera meter la pata o hacer las cosas mal. –la veía asentir de nuevo- ¿Seguro? M: Seguro. E: Vale. –moviéndose hacia que ella se separase entonces para dejarla bajar, viendo como dejaba el casco sobre el asiento para mirarla- Y no estés tan seria. –de puntillas llegaba hasta su rostro, dejando un firme beso en su mejilla, separándose de nuevo y mirándola con una sonrisa- Hasta mañana. Con un cariñoso golpe en su estómago comenzaba a caminar, llegado a la puerta y girándose antes de cruzarla para mirarla de nuevo, descubriendo una pequeña sonrisa que la dejaba más tranquila.

Colocándose la bata salía hasta urgencias, aquel era una de las escasas veces que había llegado con la hora justa, tanto que un minuto más y ya hubiese sido oficialmente tarde. 100

Cambios AdRi_HC Iba directa hacia los partes aun por atender cuando la veía justo al lado y hablando con otra enfermera, pero esta se marchaba en el mismo instante en que podía pasar por su lado. Sonriendo al saber que su parte gamberra ganaría en ese momento. M: Hola. –susurraba junto a su oído y nada más pasar por su lado, consiguiendo una reacción que le hacía sonreír de nuevo. E: Hola. –yendo tras ella se quedaba finalmente a su lado- ¿Se te han pegado las sabanas? M: Cuando me he dado cuenta de la hora estaba saliendo de la ducha. – respondía mirando las escasas carpetas que habían sobre la bandeja- Bien, ningún niño. –con una sonrisa se giraba hacia ella- Te invito a un café. E: ¿Estás contenta hoy? –caminando tras ella la veía meter las manos en los bolsillos de su bata. M: He dormido bien. E: Me alegro. La enfermera se sentaba al ver la decisión de Maca en ir a por ambos cafés. Seguía observándola desde aquella pequeña distancia cuando ya se giraba para ir junto a ella. M: Con leche y dos de azúcar. E: ¿Cuándo te fijaste en cómo tomo el café? –preguntaba sorprendiéndola y viendo como sonreía de nuevo cuando daba un primer trago al suyo. M: Creo que desde el primer día me he fijado en esas cosas. –se encogía de hombros- En como siempre quitas las puntas del croissant si están muy tostadas, que te gustar partir las palmeras antes de comértelas, agitas el yogur antes de abrirlo… Frente a aquellas palabras Esther guardaba silencio, sorprendida mientras pensaba en cada una de aquellas pequeñas cosas que sí hacia sin darse cuenta de ello. E: Vaya. –sonreía bajando la vista. M: Supongo que es lo que tiene mirarte. –se acomodaba observándola- ¿Tú qué tal has dormido? E: Bien. –asentía- Me puse una película estando en la cama y me dormí pronto, y creo que solo me desperté una vez. Así que del tirón. M: Me alegro. G: Hola. –casi fatigado se sentaba frente a ellas, sorprendiéndolas y arrancando una sonrisa de labios de la pediatra- Tengo un… problema. 101

Cambios AdRi_HC E: ¿Qué te pasa? G: Ana Greta se ha… tragado las llaves del coche. –palpaba los bolsillos de su bata. M: ¿Lo sabe Claudia? G: Ese es el… problema. –asentía justo cuando la enfermera comenzaba a reír. M: Jajaja. Frente a Teresa y teléfono en mano, se mantenía en silencio limitándose solo a escuchar. Su mano se movía de vez en cuando garabateando en la esquina del papel, pero todo pasaba a un segundo plano cuando veía a la pediatra aparecer junto a Gimeno. El momento era breve, pero podía alcanzar a ver una pequeña sonrisa de Maca, dirigida únicamente a ella. G: Yo es que no lo… entiendo. De verdad. –suspiraba dejando las manos sobre el mostrador. M: No le des más vueltas, Gimeno. Si el hombre no quiere pues no quiere. Allá él y su salud, tú has hecho lo que debías. T: ¿Qué pasa? –preguntaba extrañada. G: Pues que mi… paciente, no se fía de mí. –se quejaba, momento en que la enfermera colgaba y levantaba la vista encontrando una nueva sonrisa de la pediatra. T: ¿Qué le has he hecho? G: Si es que no me… deja hacerle nada. –apretaba los labios. La conversación continuaba, pero ni Maca ni una Esther que había comenzado a escribir, seguían lo que sus compañeros decían. Era un momento únicamente acompañado por el silencio, donde se buscaban de reojo mientras seguían los movimientos de la otra. G: Esther. E: ¿Eh? –le miraba después de poder alcanzado a escuchar su nombreDime. G: ¿Vendrías conmigo? Puede que… como tienes ese don de gentes pues… consigamos algo. La pediatra la miraba sonriente, sabiéndola nerviosa cuando se colocaba el pelo tras la oreja llevando sus ojos hasta ella un solo instante. E: Sí, claro. 102

Cambios AdRi_HC G: Pues… muchas gracias. –suspiraba de tal forma que Teresa y Maca reían consiguiendo que Esther sonriese mirando a la pediatra y que el médico las mirase confuso- ¿Qué he dicho? E: No es lo que has dicho, sino cómo lo has dicho, Gimeno. M: A veces te ahogas tú solo. –negando y cogiendo varios historiales rodeaba el mostrador, saliendo y quedando junto a una Esther que no se atrevía a moverse cuando ya se acomodaba de lado frente a ella. E: ¿Qué? M: Nada. –negaba con un pequeño susurro. G: ¿Vamos, Esther? Quiero ver si… conseguimos algo con este pobre hombre. Asentía sin mirarle y dando un paso al frente, pero sintiendo entonces la mano de Maca sobre su estómago deteniéndola al mismo tiempo en que se inclinaba para hablarle al oído. M: ¿Quieres venir luego conmigo a un sitio? –la miraba desde aquella cercanía, comprobando como al instante asentía- Te espero fuera cuando acabe el turno. El susurro acababa cuando sentía como su piel se erizaba desde el mismo centro de su nuca hasta llegar a la punta de los dedos. Tragaba saliva cuando la pediatra ya se separaba para mirarla durante unos segundos sin dejar de sonreír.

Pasaban cinco minutos de la hora, y con el bolso ya cruzado en su torso y la chaqueta puesta, miraba hacia la puerta cuando no se atrevía a dar un paso hacia delante. El aviso de la pediatra aun martilleaba fuerte en su cabeza no dejándole olvidar ni durante una fracción de segundo que la esperaba en la calle. Bajando la vista se apresuró en tomar una gran cantidad de aire antes de adelantarse sin pensarlo tampoco. Abriendo la puerta y saliendo para llegar hasta el mostrador, donde firmaba rápidamente a fin de girarse de nuevo y no dar opción a su cerebro para que la bloquease. No había podido reaccionar cuando ya fuera del hospital la veía. Sentada de lado sobre su moto mientras miraba a alguna parte lejos de allí. Y aunque sus pasos no cesaban, sí se iban frenando conforme iba acercándose a ella. Aun más cuando el rostro de la pediatra se giraba evitando los últimos rayos de sol de esa tarde. M: Hola. –sonreía al verla.

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Cambios AdRi_HC E: Hola. –suspiraba metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón. M: Vamos. –incorporándose pasaba después una pierna al otro lado de su moto para sentarse correctamente y tenderle el casco- ¿Vienes? E: Voy. El viaje se hacía tranquilo. Agarrada a su cintura miraba a su alrededor todo cuanto la velocidad le permitía, pero diferente a otras veces la pediatra no llevaba prisa alguna, se dedicaba a conducir de forma relajada, transmitiéndole a ella esa misma sensación cuando se percataba también de que, aunque de forma mínima, sonreía. Minutos después se incorporaba lo justo para mirar más claramente donde se encontraba. No se habían alejado demasiado del centro, y aunque nunca había ido a esa parte de la ciudad, se sorprendía al leer el letrero que quedaba frente a ambas antes de que la moto se detuviese invitándola así a bajar. E: ¿Qué hacemos aquí? –preguntaba ya en el suelo y sin dejar de mirar hacia la entrada. M: Vamos a ver a unos niños muy simpáticos y muy cariñosos. Ya verás. – sonriendo tras guardar los cascos cogía su mano para tirar de ella hacia la entrada. Había un pequeño recibidor, dividido en dos partes por una escultura que aunque difícil de descifrar, era bastante colorida. La pediatra iba hacia la ventanilla a su izquierda, sonriendo de nuevo frente a la mujer que se apresuraba en salir del mostrador. Maca soltaba su mano entonces para ir junto a ella y corresponder al pequeño abrazado que recibía de ella. M: Hola, Aurora. A: Ais, cuánto tiempo sin venir. –acariciaba su mejilla antes de mirar a Esther- Hola. M: Te presento, es una compañera del hospital. –se hacía a un lado- Esther, ella es Aurora, la recepcionista del centro. A: Mucho gusto. E: Igualmente. –respondía a los dos besos que la mujer le ofrecía como saludo, retirándose después para mirar a Maca. M: ¿Están cenando todavía? A: Qué va, están en el saloncito jugando un poco y viendo una película. Les encantará verte llegar. –acariciaba su brazo. 104

Cambios AdRi_HC M: Pues vamos. –cogiendo de nuevo la mano de Esther comenzaba a caminar. Atravesaban un pasillo que giraba después unos metros más. Desde allí ya se escuchaban las voces de los niños. Esther empezaba a entender de qué se trataba todo aquello antes de cruzar la puerta y ver a un grupo de no más de veinte, hacer diferentes actividades. M: Uy cuanto alboroto tenéis ¿no? Varios de ellos se giraban al escucharla, viendo en cuestión de unos segundos las sonrisas que iban sucediéndose una tras otra. Algo que la obligaba a hacerlo también mientras se quedaba a un lado y de mera observadora cuando los niños que podían acercarse por sí solos llegaban hasta la pediatra, abrazándola cuando ya se agachaba haciendo que el gesto fuese más fácil para ellos. Una monitora acercaba una de las dos sillas de ruedas, dejándola junto a Maca para hacer después lo mismo con la única niña que aun no había llegado hasta ese corrillo. Todo ello conseguía que comenzase a ver su vista algo borrosa por la emoción que inundaba sus ojos. M: Decidle hola a Esther. –sin levantarse se giraba para mirarla con una sonrisa mientras los pequeños saludaban a la enfermera.

El camino de vuelta se hacía igual de tranquilo, con la única diferencia de que Maca sentía como esos brazos que la rodeaban lo hacían de una forma más firme, tanto que casi se maldecía al ver como el piso de la enfermera ya se encontraba a pocos metros y aquel momento debía llegar a su fin. Estacionaba la moto a un lado del portal, apagando el motor y dejando que ella bajase primero cuando ya se quitaba el casco. M: Pues ya está usted en su casa. –sonreía. E: Gracias, Maca. –algo nerviosa de nuevo dejaba el casco sobre el asientoPor llevarme. M: Hacia tiempo que no me pasaba y tenía que hacerlo… pensé que estaría bien hacerles ver una cara nueva. –sonreía. E: ¿Desde cuándo vas? M: El año pasado estuve yendo porque no podían costearse un médico que les visitara, y los trámites estaban alargándose demasiado. Así que mientras no le asignaban uno decidí hacerlo, no me parecía bien que tuvieran que desplazarse con todo el problema que eso conlleva y que cuesta. E: ¿Conocías a alguien allí?

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Cambios AdRi_HC M: Una de las niñas, Sara, era mi vecina hasta que entró en el centro y su madre me contó lo que ocurría, así que no lo dudé. –se encogía de hombros sin dejar de mirarla- De vez en cuando voy cuando tengo turno de tarde. E: Gracias por dejar que fuese contigo. –sonreía. M: No tienes nada que agradecerme. –negaba sin dejar de mirarla- Quería hacerlo y me alegro de que aceptases venir. –la veía bajar la vista- Todo es mucho mejor si estás tú. La enfermera soltaba el aire mirando a su alrededor, Maca la miraba sin dejar de sonreír como siempre lo hacía, y el silencio comenzaba a dejarse notar demasiado cuando de nuevo se miraban. E: ¿Te diviertes, verdad? M: ¿Por qué? E: Debo tener pinta de estúpida. –bajaba la vista- Y no me extrañaría que te lo pasases bien. M: Si sonrío es porque no puedo dejar de hacerlo, no porque verte temblar como un flan me haga gracia, Esther. –veía como levantaba su rostro rápidamente haciendo que tuviese que contenerse la risa- De verdad. –se ponía seria entonces. E: Sí, seguro. M: De verdad. –hablaba entonces con más calma- No tienes que estar nerviosa, va a pasar solo lo que tú quieras, ni más ni menos. –la enfermera bajaba de nuevo la vista- Tampoco quiero que te sientas incómoda. E: No estoy incómoda. –negaba. M: Bien. –apenas susurraba sin dejar de mirarla y viendo como de nuevo levantaba su rostro- Será mejor que me vaya. Querrás descansar y se está haciendo tarde. E: Cómo quieras. M: No, como yo quiera no. –negaba con una sonrisa- Yo me quedaría todo el tiempo contigo, pero sé que hay que tomarse las cosas con calma y así será. E: Lo siento. Había bajado de nuevo la vista, Maca tenía razón aunque otra parte de ella podría ponerse a gritar para evitar que se marcharse y alargar aun mas ese día. Tampoco la había visto llegar cuando la pediatra, acercándose de nuevo, iba hacia su frente dejándola con la mirada perdida y acercándose después a su odio.

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Cambios AdRi_HC M: Seguirá sin ser de esa clase de beso hasta que tú quieras. Dejando otro beso en su mejilla se separaba, mirándola unos segundos antes de girarse para sentarse sobre la moto. M: Buenas noches.

En el borde de la cama veía los minutos pasar cuando no había sido capaz de dejar su mente en blanco ni un solo segundo. Sin cerrar los ojos y sin dejar de mirar hacia la ventana. Desde que llegase había estado en un estado que no recordaba jamás. No se reconocía a si misma mientras seguía imaginándose una y otra vez junto a Maca. Pero eran las formas lo que la trastocaba y no le dejaba alcanzar la tranquilidad para poderse dormir. Sus pensamientos habían comenzado a jugarle una mala pasada desde la ducha, y ya en la cama seguían de la misma forma. Frente a ella solo se reproducían imágenes que le hacían suspirar, apretar los labios o aferrarse a la almohada mientras su estómago sufría las consecuencias. Besándola, estando en esa misma cama con ella pegada a su cuerpo mientras solo necesitaba acariciarla, escuchaba respirar y seguir unida a sus labios. Casi enfadada por no poder controlar todo aquello, se giraba cerrando los ojos y cubriéndose aun mas con la manta. Apretaba también la mandíbula en un intento casi estúpido de distracción, admitiendo entonces que era inútil poder hacer algo. E: Buenas tardes, Teresa. T: Buenas tardes, guapa. –sonreía teniéndole la carpeta- ¿Qué tal el día? ¿Has aprovechado la mañana? E: La verdad es que sí. He limpiado y ordenado un poco. T: Bien. Mirando al frente veía entonces la sonrisa de Teresa, que lejos de ser algo normal, parecía querer llamar su atención de cualquier manera. E: ¿Qué pasa? T: Nada. ¿Por? –sin dejar de sonreír se apoyaba sobre el mostrador mirándola en todo momento. E: Teresa ¿Qué pasa? –insistía comenzando a ponerse nerviosa- ¿Por qué tienes esa cara de… -señalaba sin saber cómo definirla- esa que tienes? T: ¿Qué pasa, no puedo estar contenta? 107

Cambios AdRi_HC E: Por supuesto. Iba a dar un paso para alejarse de allí cuando otros se acercaban llamando su atención. El rostro de la pediatra se dejaba ver entonces, sonriente al descubrirla y quedándose a su lado. M: Hola. E: Hola. –carraspeaba mirando a su compañera y de nuevo a Maca- ¿Hace mucho que has llegado? M: No, termino de cambiarme. E: Bien, pues me… me voy a cambiar también. –asintiendo solo un instante comenzaba a caminar, haciendo que la pediatra se apoyase de lado para seguirla con la mirada. T: Tú dirás lo que quieras. Pero yo sé que te ha dicho que sí. –el rostro de Maca se giraba hacia ella. M: ¿Que sí a qué? –sonreía. T: Que también le gustas. –se encogía de hombros cogiendo varias carpetasPorque se le nota, y ya puedes tú cantar misa. M: ¿Se le nota? T: Me, me, me, me. –hablaba de repente consiguiendo que la pediatra riese abiertamente y teniendo que cerrar los ojos- Eso de toda la vida es estar alelá.

En una de las mesas de cafetería, Maca se dedicaba a terminar el último informe de aquel día mientras Claudia le relataba el último caso que había tenido que llevar aquella tarde. Se limitaba a asentir y contestar de vez en cuando. Pero el silencio repentino de la neuróloga le hacía levantar la vista y seguir el camino que recorrían sus ojos. Cl: ¿Quiere decir que ahora sí que vas a pasar de mí? –Maca sonreía viendo como la enfermera, zumo en mano, ya caminaba hasta ellas. E: Hola. M: Hola. Cl: Sienta, hija… siéntate. –retirando la silla hacia que Esther frunciese el ceño mientras la pediatra, sin dejar de mirarla tampoco borraba su sonrisa. E: ¿Qué ocurre? –miraba a ambas. Cl: Pues que ya me costaba que me prestase un poquito de atención y ahora que has llegado tú será una misión imposible. –suspiraba dramáticamente. 108

Cambios AdRi_HC M: No le hagas caso. –apresurándose evitaba que la enfermera bajase la vista como pretendía- Pero sí es verdad que prefiero prestarte la atención a ti. Cl: Así se tratan a las amigas, sí señor. –asentía de forma exagerada. M: ¿Cómo estás? –dirigiéndose únicamente a la enfermera seguía mirándola y haciendo caso omiso a las muecas de su amiga. E: Muy bien. Estoy teniendo una buena tarde… así que no me quejo. M: Me alegro. –sonreía- Yo la verdad es que hubiese preferido verte más. – bebiendo de su café se recostaba en su silla, momento en que Claudia decidía ponerse en pie para marcharse de allí. Esther no podía evitar sonreír de nuevo mirando a Maca- Ni caso, es una celosona. E: Ya. –con ambos brazos encima de la mesa la miraba. M: Entonces… tú no me has echado de menos ¿no? –cruzándose de brazos por encima de la mesa también la miraba fijamente. E: Hombre… algo he notado, no verte por ahí todo el tiempo. –la veía sonreír en una mueca que le hacía apretar los labios. M: Me has echado de menos. –guiñaba un ojo consiguiendo que la enfermera casi se echase a reír- Admítelo. E: ¿Tú crees? M: Sí lo creo. –asentía sin dejar de mirarla en ningún momento- Pero bueno, si no quieres admitirlo no pasa nada. Ya te oiré decirlo en algún momento. E: No conocía yo esta faceta tuya, eh. –en ese momento la pediatra cerraba la carpeta para dejarla sobre el montón y levantarse para después de un paso hacia delante inclinarse hasta su rostro. M: Es que aun te quedan muchas cosas por conocer. Sentada y mirando al frente se quedaba sola, apretando después los labios para girar su rostro y ver como la pediatra sonreía mirándola también antes de salir por completo.

Salía de un box cuando alzando la vista veía a la pediatra cruzada de brazos frente a una mujer vestida de calle, hablando y asintiendo mientras la conversación la mantenía centrada en aquel momento. Y abrazando a su carpeta se quedaba mirándola y aprovechando ese instante en que pasaba desapercibida. Pero no lo suficiente cuando el rostro de Maca se giraba encontrándose de lleno con ella. Momento en que ambas sonreían y la pediatra volvía a 109

Cambios AdRi_HC mirarla de aquella manera que hacía que su estómago comenzase a dar vueltas. Sacudiendo la cabeza comenzaba a caminar alejándose hasta el mostrador de rotonda. Al: Ya queda poco, eh. E: Pues sí, a ver si pasa rápido el tiempo. –hablaba sin levantar la vista- No he parado casi. Al: Hemos tenido lio esta tarde. Pero bueno… mañana tienes el día libre ¿no? –preguntaba mirándola y viendo como Maca se unía quedando frente a ellas. E: Eh… sí. –las miraba intercaladamente hasta que de nuevo comenzaba a escribir. Al: ¿Y qué plan tienes? E: No sé. M: Pues da la casualidad de que yo también lo tengo libre. –sonreía descaradamente hacia el frente, momento en que la enfermera enarcaba una ceja. Al: ¿Y eso? Esta mañana no era así. M: Lo sé, me lo han cambiado… Salinas necesita el jueves y a mí me daba lo mismo. –seguía sin dejar de mirar a Esther. Al: Mira qué bien, así podéis quedar y hacer algo las dos. M: Claro. –la enfermera apretaba los labios bajando la vista y conteniendo una sonrisa que finalmente salía. Al: Bueno, me voy que tengo que buscar a Héctor para una cosa. Ya solas con el mostrador separándolas, la pediatra se sentaba de lado y con las manos en su regazo mientras seguía mirándola, sonriendo al ver como la enfermera lo hacía extrañada porque no dejase de hacerlo. M: ¿Y bien? E: ¿Y bien qué? –con los brazos por encima del mostrador la miraba seria, consiguiendo que la pediatra, extrañada, borrase su sonrisa- Es broma. –la veía poner los ojos en blanco- No sé qué planes tienes tú, pero yo no tenía ninguno. M: Pues si quieres te puedo invitar a comer y luego al cine. E: Hace siglos que no voy al cine.

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Cambios AdRi_HC M: ¿Eso es un sí? –sonreía. Llegada la hora de salir, la pediatra había alcanzado a Claudia de camino a la salida. Sonriendo al verla con un segundo casco en la mano. Cl: ¿Y has quedado en que la llevabas? M: No. La voy a esperar a que salga y ya dirá ella. –firmaba colocándose después la cazadora y viendo como Teresa la miraba esperando escuchar algo- No, Teresa. T: Pues hasta que sea más rápida que tú. Cl: No quedará mucho para eso, a mí se me está cayendo un mito. –la mujer resoplaba cuando ambas se giraban de nuevo sonriendo- ¿Y si te dice que no? M: Pues me voy a mi casa y ya está. Cl: Así sin más. M: Así sin más. –asentía con una pequeña sonrisa- Ya le he dicho que cómo ella quiera, y es lo que hago. Simplemente le doy opciones a elegir, y lo demás sigue en sus manos. Cl: Nunca hubiese dicho que tú llegases a actuar así. M: ¿Así cómo? Cl: Eres impulsiva de nacimiento, y te noto perfectamente lo que te cuesta mantenerte así. –iba a hablar cuando de nuevo la cortaba- No me refiero a nada sexual, pero ambas sabemos lo que te gusta a ti dar y recibir cariño. – sonriendo daba un primer paso de los que la alejaban de allí. M: Pues sí que… Cruzándose de brazos se quedaba allí parada, mirando a su alrededor mientras se dedicaba a esperar, podía haberle dicho antes que la llevaría, o preguntarle, pero quizás esa parte que buscaba sorprenderla en cada pequeña cosa era más fuerte que ella. T: Un día seré más rápida que tú. –pasaba de largo y cerrándose el abrigo cuando la pediatra reía. M: ¿Vas sola? T: Manolo me espera fuera. –le guiñaba la mirada- Y puede que quien esperas sea más rápida y me dé tiempo a ver algo. M: Jajaja. Negando se cruzaba de brazos de nuevo y se sentaba de lado sobre el asiento. 111

Cambios AdRi_HC Cuando ya la veía salir se bajaba de la moto, pinzándose el labio y metiendo las manos en los bolsillos de su cazadora. La enfermera sonreía aminorando el paso cuando ya iba directa hacia ella. E: ¿Y esto? –la veía encogerse de hombros- ¿Vamos a coger por costumbre que me lleves todos los días? M: Cogeremos por costumbre todo lo que tú quieras. –sonreía. Seguían mirándose con un silencio para nada incómodo. Maca sonreía sin pudor alguno, se había convencido y aceptado que eso no iba a cambiar. Era algo que no llegaba a controlar y parecía que Esther también lo aceptaba. E: Está bien. Pero con una condición. M: No querrás conducir tú ¿no? –la enfermera reía negando- Te habría dejado, tonta. E: Que te quedes a cenar.

Abría la puerta con Maca tras ella, dejándole después paso para que se adelantase mientras se quitaba la chaqueta y dejarla en el perchero. E: Dame la cazadora y la dejamos aquí. M: Claro. –deshaciéndose de ella en un par de movimientos se la tendía observando después como la dejaba junto a la suya- Es raro que nunca me hubiera parado a pensar que no conocía tu casa. E: No se ha dado la oportunidad. Ven. Pasando a recorrer los escasos metros que las separaban se adelantaba de nuevo, llegando al salón y girándose cuando la pediatra ya miraba a su alrededor. E: El salón. M: Muy bonito. –asentía mirándola después- ¿Lo has decorado tú? E: Eh… lo hicimos los dos. –se cruzaba de brazos mirando también hacia el interior- Vamos. –bajando la vista caminaba de nuevo- La cocina. M: Muy bonita también. E: No tienes que decir a todo muy bonito, eh. –sonreía mirándola. M: Es que es todo muy bonito. –mirándola a los ojos la hacía sonrojarse en cuestión de segundos antes de volverá salir de allí. E: Este es el despacho, el cual quedará vacío próximamente y no sé qué haré con él. Pero ahí está. 112

Cambios AdRi_HC M: Es grande. E: Rubén necesitaba espacio para todos sus ordenadores. –suspiraba siguiendo por el pasillo- Esta es una habitación con una cama y poco mas, para cuando venga mi madre y eso. M: Bien está. –asentía yendo después tras ella. E: Aquí hay otra, que la uso como habitación de la plancha, pero que también hay un sofá y una tele más pequeña. –saliendo de allí llegaban al dormitorio principal y más tarde al baño- Y mi habitación. M: Tiene mucha luz. –pasaba dejando a la enfermera en la puerta- Me gusta. E: Es la que más me gustó de toda la casa… -miraba hacia la camaAdemás, en verano también es la más fresca. La pediatra se giraba encontrándola apoyada en el marco, con la mirada perdida en el colchón que había justo a su izquierda. M: ¿Y qué me vas a hacer de cena? –preguntaba alzando la voz lo suficiente para llamar su atención cuando ya se acercaba a ella y colocaba una mano en la misma madera quedando justo delante. E: Tendremos que improvisar algo, yo no era la cocinillas de la casa. M: Mmh, si quieres puedo hacerlo yo. –sonreía- ¿Te parece bien? Porque tampoco es desacatar tu condición, tú invitas, pones la casa y la comida, yo solamente la preparo. E: Tremenda lianta estás hecha ¿eh? –sonreía moviéndose hacia un lado para que saliese y ya caminar hasta la cocina. M: Prefiero usar la palabra convincente. –ambas reían cuando el hombro de la pediatra daba contra Esther.

La pediatra ya se giraba con la sartén en la mano para dejar caer todo en la fuente. Esther la miraba, sorprendida al ver lo bien que se defendía en la cocina. M: Voilà. –sonreía. E: ¿Te gusta cocinar? –mirándola la veía girarse durante un momento para dejar de nuevo la sartén. M: Me fui a vivir sola siendo aun, como el que dice, una niña. –se encogía de hombros- Después de varias indigestiones decidí tomar unas clases de cocina. E: ¿En serio? 113

Cambios AdRi_HC M: Por supuesto. Hay que saber alimentarse. –entre las dos llevaban las cosas al salón- Y yo soy de buen comer. No te creas que me conformo con cualquier cosa. E: ¿Y por qué te fuiste de casa siendo una niña? M: Mmm, la historia de mi vida. –sirviendo en el plato de la enfermera guardaba silencio durante unos segundos, pasando después a llenar su plato y dar un sorbo de su copa- Espero no aburrirte. E: Seguro que no. M: Mis padres son de la antigua escuela, casados sin apenas conocerse por una buena situación familiar, enamorándose más tarde, creando una familia y llevando las riendas de una empresa que les hace estar en una… estabilidad económica bastante buena. –masticaba apenas mientras seguía pensando- Yo soy la pequeña de tres hermanos. E: ¿Tienes dos hermanos? –preguntaba sorprendida- No tenía ni idea. M: Como todo el mundo. –sonreía de lado- No suelo hablar de mi familia. – negaba- Antes de entrar en la universidad tuve una relación con una chica, eso llegó a oídos de mis padres y te lo puedes imaginar. –bajaba la vista pinchando de su plato- Aguanté un par de años pero después todo era demasiado para mí. Así que me vine a Madrid, alquilé un piso con unas amigas y me puse a trabajar para pagarme la carrera. E: Nunca me lo hubiese imaginado. M: Al morir mi abuelo nos cedió sus acciones a los nietos. Así que todos los años suelen ingresarme parte de los beneficios, los iba guardando hasta que me convenciste de comprarme mi casa. –sonreía mirándola. E: No lo digas así porque suena a que te obligué a algo. M: No sé cómo lo ves tú, a mí me parece algo bueno. –se encogía de hombros sin dejar de mirarla ni sonreír. E: Bueno vale. –asentía bajando la vista para comer. M: Ahora que estamos en un momento de sinceridad… también podías contarme algo de ti. Lo básico lo sé, pero… E: Mi historia sí que es aburrida. –sacudía la cabeza antes de beber- Y sobre todo nada del otro mundo, hasta a mí me aburre. M: Seguro que no. –la miraba con una pequeña sonrisa. E: Nací y crecí en el pueblo de mi madre, siempre con la misma gente, los mismos amigos… Soy hija única y mi padre murió estando yo aun en el instituto. –se encogía de hombros- Así que mi madre y yo siempre hemos estado bastante unidas, por eso de estar solas. Bueno… solas no, están mis 114

Cambios AdRi_HC primos, mis tíos, que son todos una panda de energúmenos. –la pediatra reía ante la exageración- Lo digo en serio, eh. No hay vez que no discuta con alguno cuando hay reunión familiar. M: No será para tanto. E: Eso lo dices porque tú no lo sufres.

Los platos quedaban vacios mientras aun seguían conversando, la enfermera no había llegado a percatarse del todo de lo mucho que había llegado a relajarse, y de lo que disfrutaba de aquel momento. La pediatra se dedicaba a observarla y disfrutar de lo que ni siquiera había buscado. M: Entonces… ¿te ha gustado la cena? E: Estaba todo muy rico. –asentía con seguridad- Desde que estoy sola solo como bocadillos y cosas rápidas. –comentaba entonces bajando la vista. M: ¿Quieres postre? Una vez más, debía ser rápida, no dándole opción a pensar en lo que le hacía volver a ese estado de silencio. E: Hay poca cosa para postre, si quieres una copa creo que sí hay algo. M: Vale. Aunque poco, que tengo que conducir. Sentada después de haber recogido la mesa, y esperando a que la enfermera regresase, ojeaba una revista que había cogido de la mesa junto al sofá. Así estaba cuando Esther llegaba junto a ella con dos vasos. M: ¿Sigue en pie en plan para mañana? –preguntaba cuando ya la veía sentarse a su lado. E: ¿Y por qué iba a cambiar? Te dije que sí esta tarde y no he cambiado de opinión. –la miraba con una pequeña sonrisa. M: No sé, quizás con esto de la cena piensas que ya es saturación de pediatra pesada y deja de apetecerte. E: No eres pediatra pesada. –con otra sonrisa bajaba la vista, justo cuando Maca se movía quedando de lado y mirándola en todo momento. M: ¿Y qué soy? –la enfermera la miraba de nuevo, sorprendida por esa pregunta- Quiero decir… me ves como una pesada, no te incomoda que sea así contigo ¿o qué? E: Me gusta cómo eres, y eso es desde el principio. Aunque ahora… -suspiraba mirando hacia otra parte.

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Cambios AdRi_HC M: Ahora te gusto un poco más. –Esther la miraba con una pequeña sonrisaMe alegro… ¿te puedo preguntar una cosa? E: Claro. –la miraba de nuevo para asentir. M: Yo… pensaba que Rubén y tú estabais bien. No sé, siempre que hablabas de él o le veías, se te notaba feliz, yo te veía feliz. –afirmaba sin problemaPor eso… E: No entiendes por qué el cambio. M: Sí. E: Pues yo tampoco supe por qué. –miraba hacia la mesa cuando extendía su brazo para tocar con la punta de los dedos el borde de su pantalónPero… fue como si algo que había tenido delante mucho tiempo dejase verse por fin. –fruncía el ceño- O por lo menos me dio esa sensación. Y era raro porque cuando pensaba en ti, o en ti y en mí, o simplemente en dos mujeres, no me parecía nada extraño… -la miraba- ni malo. Después todo se centraba en ti… -movía de nuevo los ojos- En lo a gusto que estaba contigo sin haberme dado cuenta del todo, y en cómo se me hacia un nudo en el estómago de los nervios. –suspiraba- Pero hay una cosa que… -se pinzaba el labio- Siempre sonreías cuando nos cruzábamos o…. –la miraba- Y era justo lo que yo quería hacer. –apretaba los labios- Cuando estabas con Cris, de alguna manera eras una persona más en mi vida, a la que le tenía aprecio y quería en cierto modo, es cierto que aunque no te lo dijera, o intentase aparentarlo… me gustabas, me había fijado en ti en ese aspecto. Aunque me daba pánico solo la idea y digamos que lo dejé por alguna parte de mi cabeza… Pero cuando rompisteis... y te veía así de mal, me producía un sentimiento distinto, quería en cierto modo protegerte. Cuando me dijo la razón, se hizo un agujero enorme en el centro de todo lo que yo había creído hasta ese momento. Y solo quería dejarme caer porque tú estabas esperándome allí. M: Vaya… -la miraba sorprendida, viendo como giraba su rostro hacia ella con una pequeña sonrisa- Pues sí que habían cosas. E: Ya… supongo que si yo no hubiese sabido lo que tú sentías, lo mío habría seguido guardado. M: Me hubiese comportado igual contigo aunque no se hubiese dado el caso, te lo aseguro. El silencio llegaba sin ser desagradable, Esther dejaba su vaso y sorprendía a una Maca que no se movía cuando la veía acercarse hasta a ella para abrazarla y guardar esa misma posición sin separarse de su pecho. E: Antes me pasaba el tiempo preguntándome por qué tuve que fijarme en ti… pero ya no.

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Cambios AdRi_HC Moviendo los brazos por primera vez, la pediatra pasaba a rodear también su cuerpo, besando su cabeza y dejando su rostro sobre ella cuando cerraba los ojos con una sonrisa. E: Todo irá bien ¿verdad? –Maca abría los ojos al mismo tiempo en que su mano comenzaba a acariciar la espalda de la enfermera. M: Haré todo lo posible para que sea así.

Sin moverse del sofá el tiempo había ido pasando, haciendo que la pediatra se maldijese para sí, se estaba haciendo tarde y no podía demorar más su marcha. M: Creo que debería irme. –susurraba llamando la atención de la enfermeraEs tarde. E: Vale. –bajando la vista no decía nada más, sintiendo segundos después cómo los dedos de Maca se entrelazaban con su pelo, consiguiendo que volviese a mirarla sin haberse alejado de su pecho. M: Se te había quedado el pelo raro… -su voz no salía mas allá de una breve respiración al observarla en aquella cercanía. Casi por inercia, la enfermera escondía su labio inferior, reteniéndolo con los dientes para más tarde mirar los de la pediatra. Tragaba saliva cuando su rostro se acercaba unos milímetros apenas perceptibles, pero lo suficiente para que Maca dejase la mano sobre su mejilla, sintiendo el calor que había comenzado a pintar la piel. No iba a acercarse, no iba a hacer lo que deseaba hacer, y aunque la respiración estaba abrasándole desde el mismo centro del pecho, no iba a caer pudiendo estropear aquel momento. La enfermera ya sentía que respirar se estaba convirtiendo en algo complicado, y lejos de que su cerebro pusiese parte de atención en eso, se dedicaba sentir el deseo por sus labios. Uno que estaba aumentando demasiado cuando de nuevo se acercaba. M: Eres aun más bonita desde aquí… -susurraba. Cerrando los ojos dejó que todo cuanto había en su cabeza se esfumase. No quería pensar, no quería dudar, ni cuestionarse. Quería que todo quedase en un segundo plano, centrarse exclusiva y únicamente en los labios que ya atrapaba entre los suyos. Las manos de Maca, necesitadas de un punto fijo, habían pasado a coger el rostro de Esther. Sintiendo el calor traspasando su piel. El corazón le latía frenético, haciendo que la velocidad de la sangre que recorría su cuerpo aumentase. 117

Cambios AdRi_HC Los labios se abrían, liberando el calor de una lengua que hacia suspirar a la pediatra, mas tarde a Esther que se incorporaba apenas para girar su rostro y amoldarse mejor. Sintiendo una presión en su vientre que intentaba aplacar sin conseguirlo. Aun menos cuando el beso profundizaba hasta un punto que no había llegado a imaginar con anterioridad. Sin haber quitado las manos de su rostro apreciaba como la presión se iba acabando, y sin esperárselo, era Esther quien apuraba los últimos segundos, atrapando sus labios y casi estirándolos antes de abrir los ojos para que ambas se mirasen. M: Esto… ¿tenía que ser cuando he dicho que tengo que irme? –apretaba los labios en una sonrisa que hacía que la enfermera cerrase los ojos de nuevo y al mismo tiempo en que ella suspiraba- Me ha encantado. Esther la miraba de nuevo, pinzándose el labio antes de inclinarse de nuevo y dejar uno, después un segundo, y hasta un tercer beso que hacía sonreír a una Maca que creía no podría dejar de hacerlo nunca. E: Venga, que es tarde. M: Ahora es tarde ¿no? –la enfermera se pinzaba el labio y sin dejar de sonreír cuando tiraba de su mano para levantarla- Qué remedio. –suspiraba. Cogiendo la cazadora seguía mirándola, también cuando se la colocaba y cogía el casco para caminar hasta la puerta, abriéndola y apoyándose en el canto cuando la enfermera se acercaba. M: Mañana te toco el timbre a la una ¿Vale? E: Vale. –asentía. M: Buenas noches. –acercándose se encontraba de nuevo con sus labios, dejando un corto beso antes de separarse para mirarla, sonriendo cuando una vez más, era la enfermera quien decidía hacer de ese uno más largo mientras colocaba la mano en su mejilla- Mira que me quedo, eh. E: Venga, va. –sonreía separándose- Buenas noches. M: Hasta mañana. Aunque ya sentada en la moto, la pediatra permanecía de brazos cruzados y la mirada perdida al frente, sonriendo y repitiendo una y otra vez lo que había pasado en el pisto de Esther. Sintiendo la misma sensación de nerviosismo, de ilusión. Suspiraba cuando miraba hacia arriba, viendo segundos después como la luz se apagaba por fin. Bajando la vista después estiraba el brazo hasta las llaves ya puestas en el contacto, arrancando el motor y colocándose el casco sin poder borrar su sonrisa.

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Cambios AdRi_HC Ya lista y preparada para salir, esperaba sentada en el brazo del sofá. Cambiando de canal de forma nerviosa y sin pararse realmente a ver nada de lo que la televisión le ofrecía. Finalmente el timbre sonaba, haciendo que sonriese apretando los labios antes de soltar el mando e ir corriendo hasta la puerta, la misma que abría para salir y cerrarla un segundo después. No se paraba tampoco en coger el ascensor cuando bajaba las escaleras en otra carrera para llegar al rellano viendo como tras la puerta, la pediatra permanecía apoyada contra la pared esperando aun una respuesta desde el altavoz. E: Hola. –la veía girarse rápidamente- Qué puntual. M: Me gusta serlo. –sonreía- Y tú qué rápida en bajar ¿no? –ladeaba su rostro sin moverse aun. E: Ya estaba lista. –se encogía de hombros- Así que en vez de decirte que ya bajaba he creído que sería mejor hacerlo directamente. –Maca seguía guardando silencio, mirándola y sin deshacerse de la sonrisa que estiraba aun sus labios- ¿Qué? M: Que yo estaba aquí pensando en cómo sería ese beso que me ibas a dar y creo que me había hecho demasiadas ilusiones. La enfermera apretaba os labios frente a las palabras de Maca, quien enarcaba una ceja aun sonriente, viendo más tarde como la enfermera, y sin moverse, miraba hacia otro lado de la calle antes de ponerse de puntillas y llegar a sus labios, unos que besaba durante escasos tres segundos antes de tocar de nuevo el suelo. La pediatra seguía con los ojos fijos en ella, pero lejos de pararse a pensar en ello, sentía la necesidad de volver hasta ella y cerrar los ojos cuando un segundo beso las mantenía más tiempo unidas. M: Gracias. –tomando aire y sin borrar su sonrisa, se separaba para invitar a la enfermera a caminar. E: ¿Dónde vamos? M: A comer, y después de que hayamos comido, al centro comercial. E: Ese plan ya lo sé. –la miraba ladeando el rostro- Me refiero a que a dónde me vas a llevar a comer. M: Ah… eso. –llegaban a la moto y le tendía su casco- A un restaurante pijo no, más bien a uno donde te vas a pringar las manos. E: ¿Eh? M: Confía en mí. –sonreía subiendo ya a la moto. Después de varios minutos en moto la pediatra se detenía de nuevo, viendo como la enfermera se bajaba para quitarse el casco y mirar hacia la puerta.

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Cambios AdRi_HC E: ¿Un asador? M: No es cualquier asador… es el asador. –con otra sonrisa guardaba los cascos- Y te vas a chupar los dedos, literalmente. –enarcaba una ceja cuando ya mantenía la puerta abierta, viéndola pasar quedando ella detrásDebía haberlo pensado antes. E: ¿Eh? –se giraba. M: Nada, nada. –carraspeando buscaba con la vista- Vamos. –cogiéndola de la mano sin pensarlo siquiera, caminaba hasta uno de los camareros que se movían junto a la barra, sonriendo al ver que sin problema alguno las llevaba hasta su mesa. Aquello, definitivamente, había sido una buena idea. Ver a Esther disfrutar como una niña con algo nuevo era lo mejor que podía haber pasado ese día. La veía comer y tenía que sonreír, la escuchaba preguntar algo y tenía que sonreír. Incluso cuando la veía intentado abrir una de las bolsas que contenían las toallitas para limpiarse las manos. M: Dame, anda. –retirando la salsa que aun contenía su pulga, cogía la bolsita para tirar con decisión y ver como esta decía en cuestión de un segundo- Toma. E: Gracias. M: ¿Entonces te ha gustado la idea? E: Me ha encantado, esto solo lo he podido hacer estando en mi pueblo y lo echaba de menos. Pringarse y comer sin tener que pensar que te miran por no usar cubiertos. M: Bien por mí. –sonreía ampliamente- Ahora, si me dejas elegir, el postre también te va a gustar. E: Me fiaré de ti. Después de pedir el postre seguían apurando la bebida que aun llenaba sus copas. Maca la miraba manteniendo su sonrisa, aun más cuando la enfermera se percataba de ello y suspiraba recogiéndose el pelo detrás de la oreja. M: ¿Has pasado buena noche? E: Algo mejor que estos días, sí. –asentía- Aunque me costó lo mío… parecía que había estado durmiendo durante semanas y no tenía ningún sueño. M: Pues yo no. –dejando los brazos cruzados sobre la mesa negaba- Ni un minuto. E: ¿Por qué?

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Cambios AdRi_HC M: Porque después de estar contigo tanto tiempo fue duro asimilar que ya estaba sola en casa. –Esther sonreía sin decir nada- Estaba como un niño la noche de reyes, que solo quiere que se haga de día. El camarero llegaba justo en ese momento, dejando una fuente entre las dos y consiguiendo que la pediatra recobrase la postura mirando aquel postre. E: Gracias. –sonreía de forma agradecida al camarero antes de levantar la vista y descubrir que la pediatra seguía mirándola- ¿Qué? M: Nada. –con otra pequeña sonrisa negaba antes de soltar el aire y bajar la vista- ¿Te cuento? –señalaba la fuente. E: Mmm sí. –asentía acercándose. M: Bien, pues son bocaditos de hojaldre, rellenos de crema pastelera con nata, almendras y manzana caramelizada… -levantaba la vista para mirarlaY encima ya ves el caramelo. E: Tiene que estar de muerte. –cogía el tenedor haciendo reír a la pediatraQué graciosa. M: Ya sin que lo pruebes me siento satisfecha, fíjate. –comenzaba también a comer. E: Mmm está buenísimo. –abría los ojos volviendo a la fuente para seguir comiendo- De verdad, está muy bueno. M: Deja de hacer ruiditos, anda. –la miraba casi de reojo y viendo como reía, momento en que sacudía la cabeza negando.

Después de aparcar en el mismo parking del centro comercial, ambas caminaban ya hacia el interior sin separarse más de lo necesario. Incluso en varios momentos la enfermera había cogido su brazo, momento en que Maca volvía a sacar la sonrisa que Esther se quedaba mirando ya sin reparo. Frente a la puerta del cine miraban los carteles que rezaban los títulos a elegir. M: Te dejo elegir a ti, porque a mí me da igual ver una cosa u otra… no tengo problema con eso. E: Pues vamos bien, porque no sé de qué va ninguna. –sonreía mirándola¡Es verdad! Hace tiempo que… M: Ya, ya. –asentía suspirando y mirando al frente- ¿Te apetece reírte, llorar, pasar miedo o estar nerviosa? E: Si lo pintas así, reírme. 121

Cambios AdRi_HC M: Hay una comedia romántica que está bien. Y por lo que creo que no se hace pesada. –se encogía de hombros mirándola- ¿Quieres ver esa? E: Vale. M: Espérame aquí. –separándose iba hacia las taquillas, dejándola allí mismo mientras miraba aun los carteles. Giraba su rostro cuando, sintiendo presión en el pecho, el hermano de Rubén parecía caminar hacia allí mismo de la mano de una chica que no reconocía. Ma: Hola. E: Hola, Mario. –apretaba los labios mirando después a la chica a su lado¿Qué tal estás? Ma: Bien, veníamos al cine. ¿Y tú? E: También vengo al cine. –girándose en ese momento veía llegar a la pediatra, con la vista fija en las entradas. M: Nos han dado un buen sitio. –mirando entonces al frente descubría a la pareja. E: Es el hermano de Rubén. M: Hola. –les miraba- Soy Maca. –extendiendo su mano veía como el chico la estrechaba apenas un segundos. Ma: Mario. E: Bueno, tenemos que entrar y… -le veía asentir entonces- Hasta luego. – girándose tomaba a la pediatra del brazo para caminar hasta el cine. M: ¿Estás bien? –susurraba apenas cuando ya los dejaban atrás. E: Sí. Después de comprar bebidas y algo de picar entraban en la sala, encontrando fácilmente sus asientos y acomodándose después. Maca miraba el semblante serio de la enfermera, actuando sin pensar cuando ya se inclinaba para dejar un beso en su mejilla, lo que hacía a Esther sonreír bajando la vista. La película llevaba reproduciéndose unos minutos, arrancando las primeras risas de los espectadores menos de una Maca que no había podido evitar quedarse contemplando el cambio en la enfermera. Sonreía casi en todo momento, riendo y mirándola a ella de vez en cuando. En uno de esos momentos en que se cruzaba con sus ojos comprobaba que a diferencia de lo que había hecho anteriormente, Esther seguía 122

Cambios AdRi_HC manteniéndole la mirada. La iluminación de la pantalla conseguía que pudiese ver sus ojos a la perfección, puestos entonces en sus labios, unos que se abrían mínimamente cuando ya se inclinaba hacia ella obligándola a moverse buscando los suyos. Con una mano en su rostro no permitía que se alejase, presionando aun más la piel que parecía ser algo adictivo para ella. Consiguiendo un suspiro de la enfermera cuando ya abría sus labios y profundizando hasta el punto de olvidar donde se encontraban. Así hasta segundos después cuando era Maca quien se iba separando para mirarla. M: Estaba deseando hacerlo. -Esther tragaba saliva lentamente, apoyándose después en su hombro para seguir viendo la película. Las luces ya iluminaban por completo la sala cuando salían de allí. M: ¿Te ha gustado? –bajaba la vista mientras caminaba con las manos en los bolsillos de su chaqueta y Esther agarrada a su brazo. E: Está bien. –asentía- Te ríes un rato y es más entretenida de lo que parece. M: Me alegro… Ya en el parking recorrían los metros que las separaban de la moto, en silencio y más bien de una forma lenta hasta que ya frente a ella, la pediatra cogía ambos cascos tendiéndole uno. M: Toma. –cerrando su cazadora se quedaba observándola- ¿Quieres… ir a algún sitio o te llevo a casa? E: No sé… -miraba su reloj- Si quieres… puedes quedarte y cenar. M: Vale. –asentía sonriendo. E: O casi mejor… vamos a la tuya. –la pediatra ladeaba su rostro sorprendida- Si quieres vamos. M: Claro, por mí no hay problema. Vamos a la mía. E: Aunque luego quizás no te apetezca llevarme, pero bueno, yo me cojo un taxi y no pasa nada, no me importa. –había callado al ver como se acercaba hasta ella dejando una mano en su cintura. M: Vamos a mi casa y luego te llevo a la tuya, tranquila. –con otra sonrisa se inclinaba hacia ella para dejar un pequeño beso en sus labios. E: Vale. Separándose iba entonces hacia la moto, colocándose correctamente para esperar a que la enfermera se acomodase tras ella. E: ¿Sabes lo gracioso? 123

Cambios AdRi_HC M: ¿Qué? –encendía el motor. E: Que siempre me han dado pánico las motos. –abrazándose a ella la escuchaba reír- Pero ahora no.

Terminaba con los restos de su cerveza para dejarla de nuevo en la mesa. Maca aun no había vuelto del baño y mirando a su alrededor pensaba de nuevo en el hormigueo que su estómago no conseguía aplacar hasta el punto de ponerla nerviosa. Apenas se giraba cuando la escuchaba llegar y dejarse caer a un lado. M: ¿Estás bien? –fruncía el ceño viendo como asentía- ¿Y por qué estás tan seria? E: No estoy seria. M: ¿Qué te pasa entonces? –insistía viendo como bajaba la vista, momento en que inclinándose para buscar sus ojos veía una pequeña sonrisa- Esther. La enfermera se movía rápida en ese momento, atrapando sus labios y rodeando su cuello con ambos brazos cuando la pediatra aun no había podido cerrar los ojos por la sorpresa. Pero Esther no estaba dispuesta a separarse, lo dejaba claro cuando tiraba de su camiseta para que despacio fuese quedando sobre ella en ese mismo sofá. Ambos rostros ya habían tenido que ladearse buscando una posición más cómoda, Maca acariciaba su cintura por debajo de la ropa, haciendo coincidir sus suspiros con los de Esther que seguía alargando aquel beso. El calor era demasiado cuando la pediatra iba aminorando para separarse finalmente y mirarla a los ojos desde aquel mismo lugar. M: ¿Por qué haces esto? E: ¿El qué? –preguntaba extrañada y sin soltar su cuerpo. M: No quieres hacer esto. –con una pequeña sonrisa negaba, viendo como la enfermera apretaba los labios- Rectifico, no estás preparada para hacer esto. Y no hay por qué tener prisa, yo no la tengo. –negaba de nuevo. E: Pero… M: No hay prisa, Esther. –viendo como su cuerpo se relajaba se inclinaba para volver a besarla- A mí estando así ya me basta. Además de que hemos encontrado el que será mi mayor vicio. –sonreía viendo como de nuevo la miraba- No hay prisa. Tranquila, la enfermera se acercaba, sintiendo más tarde el peso de su cuerpo sobre ella cuando un nuevo beso se hacía intenso. 124

Cambios AdRi_HC E: Pero ¿esto sí, no? M: Claro. –sonriendo desde la misma cercanía unía su nariz a la suya creando una caricia- Ahora dime la verdad. ¿Por qué ahora de repente? E: No es que sea ahora de repente. –viendo como se acomodaba aun mas, de forma exagerada y con una sonrisa en sus labios, suspiraba mirándolaEstar contigo me hace pensar en esas cosas. M: Esas cosas… -repetía. E: Aunque sea algo nuevo para mí, sigo siendo una mujer sexualmente activa ¿Sabes? –la pediatra reía dejando la frente sobre su pecho. M: Eres tan… -se pinzaba el labio cuando se convertía en un susurro que casi dejaba escapar contra sus labios- Adorable. Ya entrada la madrugada, y sin mucha ilusión por ello, la pediatra se levantaba del sofá sabiendo que debía llevar a Esther a su casa. La enfermera cerraba su chaqueta todo lo que la cremallera dejaba cuando ya pasaban al parking. M: ¿Quieres que mañana te recoja para ir al hospital? E: A ver… -con la mano derecha abría su cazadora, palpando por la parte alta de su pecho y consiguiendo que la pediatra frunciese el ceño. M: ¿Qué haces? E: Pensaba que te había colgado un cartel de taxi o algo. –sonreía de lado antes de salir y sentir como la mano de Maca le daba mínimamente en el cogote. M: Si no quieres solo tienes que decirlo, eh. No me voy a ofender. E: Es que parece que ahora tengas que llevarme a todas partes. Y no es así… o por lo menos no es lo que pretendo que parezca. M: Si te llevo o te traigo de algún sitio es porque quiero. –ya junto a la moto se colocaba los guantes. E: Tampoco te enfades, que solo bromeaba. M: Ya lo sé. –sonriendo la miraba de lado- Yo también. E: Todo bien entonces. –colocándose el casco esperaba a que montase ella primera, siguiéndola segundos más tarde para abrazarse a su cintura. La soledad de las calles permitía que la pediatra condujese sin prisa alguna, tomándose su tiempo para acelerar y aminorar la velocidad en todo momento. Pero aun así, la llegada se producía finalmente obligándola a apagar el motor frente a la entrada. 125

Cambios AdRi_HC M: Desgraciadamente ya estamos aquí. –quitándose el casco veía como la enfermera hacia lo mismo tendiéndoselo después- Quédatelo, total mañana te lo tienes que poner otra vez. E: Vale. –se abrazaba a el entonces- ¿A qué hora vendrás? M: ¿Siete y media? E: Siete y media. –asintiendo con una pequeña sonrisa se acercaba a ella para besarla y quedar en aquella mínima distancia- Buenas noches. M: Buenas noches. –la besaba de nuevo rápidamente antes de separarse. Sin dejar de sonreír se colocaba su casco, girando de nuevo la llave en el contacto y mirando al frente por última vez cuando la enfermera sonreía a modo de despedida antes de cerrar la puerta. Aguardaba en un semáforo en rojo cuando golpeando sobre el depósito, giraba su rostro hacia una de las calles, viendo como varias personas salían de uno de los locales que aun permanecían con las puertas abiertas. Pensaba mirar al frente de nuevo cuando algo llamaba su atención. Un rostro que se dejaba ver entre dos cuerpos, el rostro de alguien que permanecía contra la pared mientras un par de hombres parecían pasárselo en grande. Aceleró sin pensárselo y en aquella dirección, bajando de la moto en cuanto hubo parado y quitándose el casco cuando ya se acercaba hasta ellos. M: ¡Eh! –empujando a uno de ellos veía como entonces Cris abría los ojos.

El segundo hombre la miraba confuso, viendo cómo esta seguía encarándose quedando entre ellos y el cuerpo de Cristina, pero solo hasta que esta la hacía girarse para quedar frente a ella, momento en que la pediatra descubría el estado de su ex. M: Cris… -susurraba cuando esta comenzaba a reír y en un suspiro cerraba los ojos girándose de nuevo- Largo de aquí, venga. -¿Pero tú quién te crees que eres? M: Alguien que te va a partir la cara como te acerques otra vez. –apretaba con más fuerza el casco- Fuera. C: Maca, Maca… -negaba consiguiendo que se girase- ¿A qué viene esto, eh? –con una mano en la pared se incorporaba correctamente para mirarla¿Estás celosa? M: No, Cristina. –apretando la mandíbula seguía mirándola- Pero tú no eres así… ¿Por qué haces esto? 126

Cambios AdRi_HC C: ¿El qué? ¿Hacer todo lo que no he podido nunca por tu culpa? –le daba en el hombro cuando intentaba andar sin poder llegar a hacerlo. M: ¿Qué dos… -apretaba los labios- babosos te estén tocando en medio de la calle, lo ves bien? ¿Dime? Tú no eres así. C: No sigas porque no tienes ni puta idea de cómo soy. –andando entonces iba en dirección a la puerta. M: No lo hagas. –la cogía por el brazo. C: ¡Suéltame! –zafándose de ella se giraba- No eres nadie para decirme lo que puedo o no puedo hacer ¿me oyes? ¡Nadie! Así que guárdate esas buenas formas para tu dichosa enfermera. –la miraba de arriba abajo- Es lo que tú has querido, así que ahora no te hagas la buena conmigo. M: No te voy a dejar que entres ahí otra vez. –cogiéndola de nuevo casi la arrastraba hacia el lado contrario. C: ¡Que me sueltes, joder! –empujándola volvía a liberarse, mirándola cuando ya comenzaba a llorar- ¿Quién coño te crees que eres para meterte en mi vida? M: No quiero que te hagan daño. C: ¡Eso ya lo has hecho tú! –gritaba consiguiendo que las pocas personas que pasaban por allí mirasen hacia ellas- ¡Olvídate de mí! Que es lo que estoy haciendo yo contigo. M: Por favor. –apretaba los labios- Déjame que por lo menos te suba a un taxi. No entres ahí. O me quedaré aquí esperando toda la noche. Seguía mirándola, esperando impaciente alguna señal por su parte, alguna señal de que iba a dejar que se acercase. De esa forma continuaba unos segundos más, viendo como se giraba apenas, haciendo que diese un paso al frente mientras apretaba los labios con nerviosismo sin dejar de observarla en ningún instante hasta que de nuevo se quedaba contra la pared. C: Tengo… -señalaba hacia la puerta- el bolso dentro. M: Yo iré. –asintiendo comenzaba a caminar con rapidez, esquivando al hombre de seguridad que permanecía de brazos cruzados y llegando al guarda ropa, donde no tardaba más que unos segundos en identificar su bolso y su chaqueta para salir de nuevo hasta ella- Aquí tienes. C: Gracias. –apenas susurraba colocándose el abría como buenamente podía. M: Hay una parada no muy lejos de aquí. ¿Puedes andar? C: Sí. 127

Cambios AdRi_HC Sin haber soltado su casco la miraba, esperando a que comenzase a caminar para seguirla, viendo como de primeras le costaba algún que otro esfuerzo, y conteniéndose de tomarla cuando creía que caería de bruces. C: Es tarde. –la miraba apenas. M: Vengo de… -miraba al suelo sin terminar la frase. C: Ya. –tomando aire miraba al frente, deteniéndose un segundo después para quitarse los tacones y seguir caminando- Así que al final te ha salido bien. M: No quiero hablar de eso. –negaba metiendo las manos en los bolsillos de su cazadora. C: Pues no lo hagas. En silencio se dedicaban a seguir caminando, la pediatra siempre pendiente de que no diese un traspiés y continuase sin problema. Finalmente, y a pocos metros, la parada de taxis se dejaba ver haciendo que ambas fuesen directas al coche más cercano. Era Maca quien abría la puerta para dejar que tomase asiento. M: Gracias. C: Sí. –cerraba la puerta tirando de ella, momento en que la pediatra abría la del copiloto para indicarle al conductor donde debía ir. Parada en aquel lugar miraba el taxi alejarse, apretando la mandíbula y bajando la vista antes de girarse para volver hasta su moto.

Sabiendo que ya la pediatra estaba abajo esperándola, se afanaba en colocarse el abrigo y bajar no queriendo hacerla esperar. Ya salía por la puerta cuando la veía sentada aun en la moto, de brazos cruzados y la vista en el suelo. E: Hola. –mirándola se quedaba junto a ella, viendo como sonreía al instante en que se cruzaba con sus ojos. M: Buenos días. –alzando la mano invitaba a que la cogiese para más tarde tirar mínimamente de ella y acercarla hasta su cuerpo. Sin tener que pasar un segundo más, la enfermera ya se dirigía hasta sus labios sin que Maca tuviese que darle más señales. Los atrapaba despacio y sin prisa, separándose para dejar un segundo después y mirarla a los ojos, descubriendo la oscuridad que se marcaba bajo sus ojos. E: ¿Qué te pasa? 128

Cambios AdRi_HC M: Nada. –negaba- ¿Por qué? E: Tienes mala cara. ¿No has dormido esta noche? –ladeaba su rostro cuando ya guardaba silencio esperando una respuesta. M: No he dormido muy bien, pero no es nada. –con otra sonrisa volvía a negar, dándole un cariñoso golpe en la cadera para que se subiese cuando ya se colocaba el casco. Minutos después, y habiendo tenido que evitar un considerable tráfico que había colapsado las calles principales de la capital, llegaban puntuales hasta urgencias. La pediatra estacionaba la moto en su lugar de siempre, esperando a que Esther bajase para seguirla, quitarse el casco y colocar la seguridad. E: Sigo pensando que te pasa algo. –abrazaba su casco antes de comenzar a caminar. M: De verdad que no, Esther. No te preocupes. E: Bueno, no me lo cuentes si no quieres. –llegadas al mostrador la enfermera era la primera en firmar ante la mirada de Maca, que a su vez era observada por Teresa. T: Buenos días, eh. M: Hola, Teresa. –esta fruncía el ceño cuando ya se quitaba las gafasGracias. –contestaba cuando Esther ya le tendía el bolígrafo. E: Voy a cambiarme, que tengo operación con Javier. La pediatra no había dicho nada cuando ya la seguía, recorriendo los pasillos que las separaban del vestuario de enfermeras, donde finalmente entraban y era Maca la primera en sentarse sin haber soltado el casco o la cazadora. E: ¿Qué? M: Siéntate. –dejando sus cosas a un lado antes pasaba a mirarla hasta que se quedaba a su lado- Anoche cuando volvía a casa vi a Cristina. –el rostro de la enfermera, aunque de forma mínima, cambia al instante en que escuchaba su nombre- Estaba bastante bebida, por no decir borracha, mientras dos tipos la manoseaban. –cuando la enfermera abría los ojos sorprendida ella solo podía apretar la mandíbula al recodar aquella escenaMe dolió verla así, conseguí meterla en un taxi y me fui a casa, pero no he podido dormir. –bajaba la vista. E: Lo siento, Maca. –apretando los labios frotaba su hombro- Debió ser horrible. M: Ella nunca ha sido así. –negaba sin levantar la vista- Me destroza que haya cambiado tanto, y que todo sea por mi culpa. 129

Cambios AdRi_HC E: No digas eso. –apenas susurraba cuando apoyaba el rostro en su hombroPorque entonces me harás pensar que no es tuya, sino mía. M: No digas tonterías. –moviéndose conseguía que quedase frente a ella, justo cuando necesitaba soltar una pequeña cantidad de aire- Tú solo tienes la culpa de que yo sea feliz ahora. La noticia había hecho que comenzase casi a correr hasta la sala de curas. Sujetaba su fonendo cuando ya cruzaba la puerta viendo a Claudia de brazos cruzados mientras la enfermera limpiaba la sangre de su labio. M: ¿Qué ha pasado? –miraba a la neuróloga y luego a Gimeno, recostado sobre la camilla con los ojos cerrados. Cl: Pues que me he ido a juntar con el hombre más problemático de España. G: Esther… defiéndeme. –abría los ojos, la enfermera sonreía aun mas y la pediatra se quedaba mirándola cuando esta también lo hacía de reojo. E: Un paciente, algo agresivo… hay que decirlo, le ha dado un puñetazo al pobre. M: ¿Por qué? Cl: Pues porque este es cabezota y no entiende cuando tiene que dejar de insistir. Si es que se lo busca él solo. G: Yo solo… Cl: Yo solo. –le cortaba- No empieces otra vez con lo mismo, Gimeno. Tenias que haberte callado y punto. E: Bueno, tampoco carguemos contra él que se ha llevado un buen mamporro. –ladeaba el rostro hacia la pediatra que sonreía mirándolaBastante tiene. La neuróloga miraba a su amiga, y después a la enfermera que bajaba la vista para seguir con la cura. Cl: ¿Vosotras qué tal? M: Bien. ¿Por? –la miraba dejando sus manos unidas a la espalda. Cl: Nada, por saber. G: ¡Au! E: Estate quieto porque así yo no puedo trabajar. –alejaba las manos cuando ya le miraba con autoridad- Menudo médico quejica. Maca volvía a sonreír mirándola, momento en que Claudia le daba con el hombro buscando que la mirase, algo que hacia sin borrar su expresión.

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Cambios AdRi_HC M: Déjame. E: Esto ya está. –dándole en el muslo le invitaba a sentarse cuando ya ordenaba todo sobre el mostrador tirando también las gasas y el material que había usado. Cl: Vamos al gabinete, anda. Que te sientes un rato. Ya a solas, la enfermera seguía de espaldas organizando y guardando lo que ocupaba parte de la bandeja. Maca decidía entonces caminar hasta su lado, apoyándose de brazos cruzados cuando la miraba con descaro. M: Hola. E: Hola. –sonreía mirándola durante un segundo. M: ¿Cómo va la mañana? –ladeando su rostro seguía observándola, viendo como la enfermera no ocultaba aquella pequeña sonrisa. E: Bien, un poco accidentada como has podido ver, pero… bien. M: ¿Te apetece que después del turno vayamos a tomar café por ahí? Dar un paseo o algo. E: Vale. –asentía sonriendo. M: Bien. –pinzándose el labio giraba su rostro hacia ambos lados, asegurándose de que nadie entraba o pasaba en ese momento por allí antes de volver a mirar a la enfermera e inclinarse para robarle un beso- Guapa. Sin dejar de sonreír se marchaba, dejando a una Esther que la seguía con la mirada a través de la ventana. E: Ais…

Colocándose la chaqueta llegaba al mostrador, donde Maca ya la esperaba apoyada de medio lado y con una sonrisa en los labios. T: ¿Qué? ¿A dar un paseíto? –las miraba a una y a otra sucesivamente- Hace buen día. E: Sí. –apretando los labios bajaba la vista para firmar, mientras la pediatra seguía observándola sin perder detalle. T: ¿A algún lugar en concreto? M: Teresa, tampoco te pases. –incorporándose la miraba- Una cosa es preguntar, y otra no dejar nada a la imaginación. –con una pequeña sonrisa cogía la mano de la enfermera para hacerla girar consiguiendo que riese por lo bajo- Vámonos.

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Cambios AdRi_HC E: ¿Lo sabe, verdad? –preguntaba en voz baja. M: Y lo siento, eh… pero se ve que mi cara es como un libro abierto y no puedo evitarlo. –sonriendo se detenía junto a la moto. E: Ya. Ambas se colocaban el casco guardando silencio. La pediatra como siempre era la primera en subir para esperar a que la enfermera se acomodase y encender el motor. Con sus brazos ya rodeándole la cintura aceleraba mínimamente para llegar hasta la salida. Minutos después llegaban a una calle peatonal donde Maca estacionaba la moto y esperar a que bajase. E: ¿Me recordarás algo después? M: ¿El qué? E: Que llame a mi madre, llevo días sin hacerlo y tengo que hablar con ella sin dejarlo más tiempo. –suspiraba dejando ver el motivo de aquella llamada, y consiguiendo que la pediatra pasase el brazo alrededor de su cuello para acercarla a ella y dejar un beso en su pelo. M: Vamos. –comenzando a caminar no se separaba de ella, sintiendo el brazo de la enfermera pasar por su cintura- Te recuerdo que tienes que llamar a tu madre. –miraba al frente sonriendo cuando ya Esther se detenía para darle un mínimo golpe en el estómago- ¡Qué! –reía. E: Tonta. Ambas ocupaban una de las mesas en la terraza de aquella calle. La pediatra dejaba su bolso y Esther la imitaba más tarde antes de mirar la pequeña carta junto al servilletero. M: No me digas que vas a comer. E: Que va, solo estoy mirando qué tiene… -moviendo únicamente los ojos la miraba por encima. M: Ven, que te voy a decir lo que tiene. –acodándose sobre la mesa hacia una señal para que se acercase, al mismo tiempo en que ella misma lo hacía para finalmente tomar su mentón y llegar directa a sus labios, tras unos segundos en los que aquel beso se prolongaba volvía a separarse para mirarla con una sonrisa. E: ¿Y eso va como tapa adicional o a parte? M: Jajaja. –negaba mirándola. Pasado un rato la enfermera miraba su reloj, dándose cuenta por primera vez de todo el tiempo que llevaban allí. 132

Cambios AdRi_HC M: ¿Quieres algo más? Aun estamos a tiempo. –daba su último trago al café. E: Un botellín de agua, me ha dado sed. –se relamía los labios haciendo que la pediatra ladease su rostro con una sonrisa- ¿Qué? M: Nada. Ahora vengo, no tardo. Cogiendo su monedero iba hacia la cafetería para pagar y pedir el agua para la enfermera. Ya con el botellín esperaba apoyada en la barra a que le diesen el cambio. -Aquí tiene. M: Gracias. –colando las monedas terminaba por cerrarlo y salir sin perder más tiempo. Ya cruzaba la puerta cuando el cuerpo de alguien se interponía en su camino haciendo que chocase- Perdón. R: ¿Maca? –la miraba durante unos segundos hasta que la pediatra le reconocía. M: Ho… hola, Rubén. –nerviosa llevaba sus ojos hacia la mesa, comprobando que Esther seguía allí y viendo como no miraba hacia ellos en ese momento. R: Está ahí ¿verdad? –suspiraba. M: Vinimos a… -dejando caer sus hombros apretaba los labios- Lo siento. R: Tranquila. –alzaba la mano- Tú no tienes la culpa. –girándose apenas miraba hacia la enfermera- ¿Te importa si…? –la señalaba. M: No, no. Claro que no, en absoluto. Bajando la vista durante unos segundos tomaba aire, lo suficiente para llevar bien ese momento en que la tensión seguramente podría llenar los bolsillos de los tres. Llegaban hacia la mesa y la enfermera levantaba su rostro, encontrándose de lleno con los ojos de quien menos esperaba. Levantándose entonces de forma torpe mientras Rubén la miraba con las manos en los bolsillos de su chaqueta. R: Hola. E: Hola. –miraba veloz a la pediatra. R: Tropezamos y te vi. Solo venia a saludarte y ver cómo… cómo estabas. – sonreía de lado- Pero ya veo que bien. E: ¿Y tú? ¿Dónde estás? R: He vuelto al cuidado y calor del hogar familiar. –apretando los labios miraba de nuevo a la pediatra, aunque tan solo uno segundos antes de volver a Esther. 133

Cambios AdRi_HC E: ¿Quieres algo? ¿Un café o….? R: Eh, no. –apenas abría los labios para contestar- Aun no estoy preparado para esto. –con una pequeña sonrisa se llevaba la mano al pecho- No lo llevo tan bien. E: Sí, perdona, tienes razón. R: Te lo agradezco igualmente. –dando un paso atrás seguía mirándola- Me alegro de que estés bien… de que estéis bien. E: Gracias. R: Hasta luego. –alzando la mano se despedía de las dos, momento en que la enfermera volvía a sentarse mientras Maca la miraba en todo momento. M: ¿Estás bien? E: Ha sido… raro. –soltaba el aire vaciando su pecho. M: Yo te voy a decir una cosa. –inclinándose veía como mostraba una pequeña sonrisa al verla acercarse para susurrar- A mí me dejas por otra y en la vida me comporto así, os veo y me voy llorando por la primera calle que vea. –negando la enfermera le daba en el brazo- Es verdad. E: Vámonos, anda.

En la cocina, la pediatra se dedicaba a beber de un vaso de agua, alargando así el momento mientras Esther en el salón hablaba con su madre. Apuró las últimas gotas antes de salir hasta ella y sentarse a su lado, viendo como su cara detonaba un estado de decaimiento impropio en ella. Despacio acariciaba su pelo, viendo como la miraba durante unos segundos. E: Ya, mamá… pero es así y no se puede hacer nada. –suspiraba cerrando los ojos- Lo sé … claro que lo sé, pero ¿Qué pasa si ya no le quiero como antes? –bajando la vista seguía escuchándola- Gracias. –con una pequeña sonrisa volvía a cerrar los ojos- Sí, ya te llamaré, hasta luego. Soltando el aire colgaba el teléfono, dejándose caer entonces en el hombro de la pediatra, que la rodeaba con ambos brazos antes de dejar un beso en su frente. M: ¿No se lo ha tomado bien? E: Supongo que es normal, son muchos años y le tiene cariño. Ya me veía casada y viviendo en el pueblo. M: La verdad es que… -Esther se movía lo justo para mirarla- Al tiempo de conocernos yo me preguntaba por qué no lo habías hecho ya. Me parecía raro que hablases así de él, de vosotros, de la vida que tenias allí… 134

Cambios AdRi_HC E: Pero eso es distinto. M: ¿Por qué? –la veía incorporarse para sentarse correctamente y mirarla. E: Hacer eso hubiese sido darle la razón a la idea de que cualquier mujer necesita casarse y quedarse en su casa mientras su marido trabaja y ella cuida de los niños. M: Ya. E: A mí me gustaba estar allí, sí. Pero también me gusta saber que la que decide en mi vida soy yo, sin nadie más que diga qué debo hacer. –la pediatra sonreía acariciando su mejilla. M: ¿Entonces se lo ha tomado mejor al final o no? E: Sí. Pero ahora quiere aun mas que vaya al pueblo para la comida. M: Pues vas. E: No sé si me apetece mucho. –fruncía los labios negando- Y menos ahora… -la miraba sonriendo entonces- Prefiero estar aquí contigo. Estirando sus brazos de nuevo conseguía acercar el cuerpo de la enfermera hasta ella, abrazándola y viendo cómo giraba su rostro para quedar frente a ella, momento que aprovechaba para besarla sin prisa alguna. M: ¿Crees que se volverá loca si se entera de que tú…? E: ¿Estoy contigo? –la pediatra se limitaba a asentir sin dejar de mirarlaIntentaré que antes de que eso pase se haya tomado unas cuantas valerianas. M: ¿Has pensado alguna vez estos días en decírselo? E: Me he intentando imaginar su reacción, pero… -apretando los labios bajaba la vista, acariciando el botón de su camisa- No sé, no tengo ni idea de cómo se podría tomar. M: Por mí no tienes que hacerlo ¿vale? Eso quiero que quede claro. E: Tranquila. No se lo voy a decir por decir, pero si… -volvía a mirarla- No tengo por qué esconderme de nada. –Maca sonreía al tiempo en que volvía hasta sus labios. El tiempo había seguido transcurriendo en aquel salón y lejos de él. Esther miraba la televisión mientras casi apoyada sobre el costado de Maca, sentía la caricia que no había cesado desde minutos atrás, la pediatra pasaba una y otra vez los dedos por su pelo. De lo que Esther no había llegado a percatarse, era que Maca la miraba en todo momento. Mostrando alguna que otra sonrisa cuando el rostro de la 135

Cambios AdRi_HC enfermera cambiaba casi por segundos y de forma obligada por lo que fuese que estaba viendo. Y sin saber de dónde nacía o por qué en ese momento, la voz de la pediatra ascendía imparable hasta escaparse por sus labios. M: Te quiero. Su mano se detenía cuando ella misma se percataba de que el rostro de Esther comenzaba a girarse hacia ella. Su intención de tragar saliva también se veía interrumpida cuando no sabía cómo interpretar su reacción. M: Lo siento. –sacudía la cabeza cuando se sentaba de forma correcta y hacia delante- Perdona, no lo pensé, no debí… -un tacto llamaba su atención cuando ya bajaba su vista, viendo como la mano de la enfermera estaba sobre la suya, girando después su rostro para mirarla y ver que seguía en silencio y sin quitar sus ojos de ella- ¿Qué? E: Que no te disculpes. –con una pequeña negación terminaba por acercarse a ella, colocando la mano libre en su nuca pegada ya por completo a ella. Los labios de la pediatra resbalaban sin ninguna dificultad. Desde la primera vez que se dejasen llevar había aprendido perfectamente a amoldarse a ella, a su boca. Lo hacía sin detenerse a pensar en lo que aquello producía en su cuerpo. Dejando a un lado la inquietud que podía tomar por completo el control. El timbre sonaba haciendo que se separasen, Esther fruncía el ceño sin dejar de mirarla. M: ¿Esperas a alguien? E: Que va. –aun mas extrañada se levantaba de allí para ir hasta la puerta¿Quién es? -Claudia. Los ojos de Esther se movían hasta la pediatra, que aun en el sofá la miraba esperando a que le dijese alguna palabra. Se limitaba a abrir para después girarse. E: Es Claudia. –decía entonces sin borrar su sorpresa. M: La mato. Levantándose miraba a la enfermera, que tras unos segundos se giraba para abrir la puerta del piso y comprobar cómo la neuróloga salía del ascensor con una sonrisa y yendo directa hacia ella para darle dos besos y un pequeño abrazo antes de continuar.

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Cambios AdRi_HC Cl: Te llamé a casa y no estabas, así que me dije, seguro que está con Esther. –sin borrar su sonrisa caminaba hacia la pediatra, abrazándola también para luego mirarla- ¿Por qué tienes esa cara? M: Tienes el don de aparecer en el momento menos oportuno, Claudia. Esta se llevaba la mano a los labios cuando ya se giraba, descubriendo una pequeña de Esther, que negaba cuando de nuevo iba hacia el sofá. M: ¿Por qué me buscabas? Cl: Tengo que contarte algo.

Pediatra y enfermera permanecían sentadas en el sofá, una junto a la otra mientras miraban a una Claudia que no había dejado de sonreír en ningún momento. Se movía inquieta y nerviosa, hasta tal punto que Maca ya fruncía el ceño. Y justo cuando la neuróloga tomaba aire para hablar, la pediatra cambiaba el gesto en su rostro. M: ¡Estás embarazada! Los hombros de Claudia caían, sintiendo la repentina frustración al no poder hablar antes que ella. Cl: ¿Por qué no me has dejado que yo te lo diga? –se quejaba cuando ya Maca se levantaba para abrazarla. M: Me alegro mucho, cariño. –emocionada seguía sin soltarla, hasta que segundos después se separaba para mirarla y encontrar una misma mirada donde las lágrimas estaban a punto de caer. E: Felicidades. –también a su lado le dejaba un beso en la mejilla un pequeño abrazado- Es una noticia genial. –sonreía. M: ¿Cómo se lo ha tomado Gimeno? –preguntaba tocándole el brazo- Ha debido ponerse loco, me lo veo ahí gritándolo por todo el hospital. Cl: Esa es la segunda razón por la que quería hablar con vosotras. – obligándolas a sentarse seguía de pie. E: ¿No se lo has dicho? –preguntaba extrañada. M: Claudia, no me digas que no se lo has dicho porque es para darte. Cl: Escúchame. Es que… -suspiraba- En más de una ocasión ha dicho que no pensaba tener más hijos, y no sé si eso era más bien un ‘no quiero tener más’, y no sé si era hablar por hablar o simplemente… M: Estoy segura de que le hará la misma ilusión que a ti. 137

Cambios AdRi_HC Cl: ¿Y creéis que debo decírselo después de una buena cena, o simplemente sentarlo y ahí a saco? E: Eh… no sé, tampoco es que tengas que decidir si a saco o con cena. Cuando creas que es el momento oportuno se lo dices. Cl: ¿Sí? –se sentaba junto a ellas y sin dejar de mirarla. La pediatra se dejaba caer contra el respaldo del sofá, pegando su hombro al de la enfermera mientras suspiraba y miraba de nuevo a su amiga. M: Sí, porque si lo planeas te vas a poner nerviosa y le vas a acabar diciendo cualquier burrada. –asentía. Cl: Idiota. M: Además, así le pillas de sorpresa y el show puede ser la bomba. Llámame un rato antes para que esté cerca y le pueda ver la cara. –sonreía. Cl: Si no fuera porque te quiero y sé que me vacilas con todo el cariño... – dejando un beso en la frente de cada una terminaba por erguirse antes de marcharse de allí- Gracias, chicas. La pediatra giraba su rostro para seguirla hasta que cerraba la puerta, volviendo segundos después a mirar al frente, sin percatarse en un primer momento de que la enfermera se acercaba a ella, terminando por acariciar con la nariz su mentón llamando así su atención. E: ¿Podemos seguir donde lo dejamos antes? Escribiendo y apoyada en el mostrador, permanecía totalmente concentrada y ajena al movimiento a su alrededor. Solo cuando el codo de Teresa golpeaba estrepitosamente sus costillas, levantaba la cabeza dispuesta a quejarse, pero sin poder hacerlo cuando esta le señalaba con la cabeza hacia la puerta. T: Parece que viene de no muy buen humor. La imagen de la enfermera buscando entre los bolsillos de su bolso de una forma bastante brusca, daba forma a las palabras de una Teresa que solo se había atrevido a susurrar. E: Hola. –sin levantar la cabeza se dedicaba a firmar. M: ¿Estás bien? –inclinándose para mirarla la veía apretar la mandíbula, por lo que ya con preocupación rodeaba el mostrador para colocarse junto a ella cuando esta ya caminaba hacia el vestuario- Cariño. Pero no recibía respuesta, Esther entraba en el vestuario, cerrando de un portazo justo cuando la pediatra cruzaba y consiguiendo que enarcase una ceja sin dejar de mirarla.

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Cambios AdRi_HC M: Esther, ¿te puedes tranquilizar? E: ¡Estoy cabreada! –abría la taquilla haciendo que la pequeña puerta chocase contra la de su compañera- ¡Muy cabreada! –tiraba el bolso a su interior. M: Para. –cogiéndola de las brazos conseguía que se girase para después quedar sentada sobre el banco que dividía aquella habitación- Cálmate. – arrodillándose frente a ella colocaba las manos sobre sus piernas sin dejar de mirarla- Dime qué pasa. E: Mi madre. –apretaba de nuevo la mandíbula. M: Qué le pasa a tu madre. E: Ya le ha dicho a todo el mundo que iré este fin de semana al pueblo, por lo que mi prima ya me ha llamado para decirme que irá para verme. M: ¿Y no te llevas bien con ella? E: ¡Que tengo que ir, Maca! –alzaba la voz como si hubiese sido obvio desde que comenzase a hablar- Y no quiero ir. M: Dime una razón seria y de peso por la que no quieras ir. No que no te apetezca ver a parte de tu familia. E: No estarás tú. Frente a aquella respuesta la pediatra no podía más que sonreír antes de incorporarse lo justo para sentarse junto a ella y tomar su rostro con ambas manos para besarla. De forma cauta al principio hasta segundos más tarde cuando la enfermera comenzaba a profundizar. M: Ese problema lo podemos arreglar. –susurraba sin apenas separarse. E: ¿Cómo? M: Siempre puedo ir contigo y presentarme como una compañera a la que le gustan las comidas multitudinarias en los pueblos. –sonreía viendo como Esther, más tranquila entonces, apretaba los labios en una pequeña sonrisa mientras bajaba la vista- ¿Qué te parece? E: ¿De verdad vendrías? M: Claro. E: ¿Aunque tengamos que estar dos días aparentando? –terminaba susurrando, contemplando la posibilidad de que aquella situación se diese realmente. M: Lo haré si así tú estás mejor. –acariciaba su barbilla- Y encima disfruto de dos días de tu compañía. –sonreía. 139

Cambios AdRi_HC E: Mi tío es un bruto, un burro auténtico que soltará por la boca mil cosas que te hagan querer matarlo. M: Lo soportaré. –seguía sin borrar su sonrisa. E: Mis primos… M: También. –la cortaba inclinándose para besarla- Siempre y cuando me des tu palabra de que no dormiré con alguna tía abuela tuya. E: En mi habitación hay dos camas. –apretaba los labios viendo como fruncía los suyos mirando hacia otra parte mientras lo meditaba. M: Intentaré soportarlo. –suspiraba haciéndola reír entonces- ¿Mejor? –la veía asentir.

En el gabinete, Gimeno leía de uno de los libros que había separado y formado con ellos una pila sobre la mesa. La puerta se abría dejando paso a Claudia, que entraba deteniéndose en el mismo instante en que le veía allí. Cl: Hola. –le veía levantar la cabeza para mirarla. G: Hola. –suspiraba antes de cerrar el libro- ¿Te… puedes creer que llevo una hora y no… encuentro lo que quiero? Cl: Ya. –sentándose a su lado le miraba- Yo… tengo que decirte algo, Gimeno. G: Mientras no sea que… tienes pancreatitis crónica. –expulsando el aire de nuevo la miraba- ¿Qué… pasa? Cl: Veras, no sabía muy bien como decirte esto, pero creo que lo mejor es andarse sin rodeos. –asentía mirándole- Estoy embarazada. Gimeno, que permanecía sentado de lado en la silla y con un brazo en el respaldo, seguía mirándola, sin moverse un centímetro mientras sus labios se iban estirando en una mínima pero clara sonrisa que hacia fruncir el ceño de la neuróloga. Finalmente, el médico soltaba una carcajada cuando la puerta se abría dejando paso a la pediatra, que levantando la vista del informe que sostenía se paraba al ver a la pareja en silencio. M: ¿Qué es tan gracioso? –se detenía junto a la mesa. G: Los pla…netas se alinean y esta me dice que está embarazada, ¿te lo… puedes creer? –negaba con una nueva risa. Cl: Gimeno, lo digo en serio.

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Cambios AdRi_HC G: ¿Y también que es mío, verdad? –la pediatra apretaba los labios cuando la mirada de la neuróloga se cerraba lo justo para dejar ver su inminente cambio de humor- Por la salud de mi… Ana Greta ¿voy a ser padre? Cl: En fin. –levantándose se acercaba hasta la pediatra que intentaba no reírse, cogiéndola del brazo para prácticamente arrastrarla- Vamos a tomarnos un café, mientras este proyecto a hombre termina de hacerse a la idea. M: ¿Pero es que eso iba en serio? –ya fuera reía. Cl: ¡No! ¡Lo tenía planeado para cuando entrases! –se quejaba caminando hasta la cafetería- Manda narices. M: Chica, ya sabias como era antes de procrear. –la neuróloga se giraba para mirarla con seriedad- ¡Tú mejor que nadie lo sabia! Cl: Es que no sé que le vi, ¡no lo sé! –cogiendo un zumo se iba hasta la mesa más cercana- ¿Por qué no me fijé en un hombre normal y serio que me tuviese como una reina? M: Porque Gimeno te tiene como una reina ya y encima te tiene veinte horas al día riendo. –sonriendo se sentaba junto a ella- Pero bueno, no siempre todo es perfecto. Cl: Todavía me lo veo en una camilla mientras le pasan oxigeno. M: Jajaja. Cl: Te lo digo en serio, que lo hemos dejado solo y lo mismo ahora le da por pensar, le entra el agobio y viene ahí que medio se me muere. M: Ya verás cómo no, y cuando lo veas está feliz y contento. Cl: Dios te oiga. –tomaba un sorbo de su zumo. En la cafetería, Maca, Claudia y Teresa, que relataba el entusiasmo de Gimeno mientras recorría urgencias anunciando su futura paternidad junto a la neuróloga. Cl: Sí, después del shock ha venido aquí y no podía ni hablar, todo eran monosílabos incompletos. M: Jajaja. Cl: Saltando y gritando como un poseso. –negaba con una sonrisa. M: Y tú diciendo que se lo iba a tomar mal, que no querría, bla bla bla. – bebía de su taza- Y mira después, le falta poner un cartel. T: Si es que a los hombres no hay por donde pillarlos. Piensas una cosa y acaban haciéndolo totalmente al revés. 141

Cambios AdRi_HC En ese momento una voz llegaba hasta ellas consiguiendo que se girasen. La pediatra sonreía apoyándose de lado contra el respaldo de la silla, mirando fijamente a la enfermera hasta que después de servirse un zumo, se detenía junto a la mesa. E: Hola. –sonreía sentándose junto a la pediatra. T: ¿Tú eres la misma que llegó hace un rato con un humor de perros? – preguntaba frunciendo el ceño. Cl: Seguro que aquí la señorita Wilson ha tenido algo que ver y por eso ahora la enfermera va cantando por los rincones. E: Digamos que mi humor ha cambiado, igual que los planes con los que me desperté esta mañana. T: ¿Y qué planes eran esos? Cl: ¡Teresa! –reñía haciendo reír a la pareja, que mirándola también veía la cara de sorpresa de Teresa, que se encogía de hombros. T: Solo es curiosidad. E: Tengo que ir a pasar el fin de semana al pueblo, mi familia organiza una comida y no me apetecía nada ir. T: ¿Y qué ha cambiado tu opinión? E: Pues que Maca se viene conmigo. –sonriendo daba un trago de su zumo, momento en que la pediatra asentía dando razón a sus palabras. T: ¿Se lo vas a contar a tu madre? –la pregunta sonaba una octava más alta de lo normal, por lo que las tres la miraban- Curiosidad. M: Voy a ir como su amiga, ni más ni menos. Cl: ¿Y crees que podrás disimular tu cara de lerda cuando la tienes cerca? – la pediatra guiñaba su mirada como respuesta a sus palabras, momento en que las demás comenzaban a reír. M: Ese comentario ha sido muy poco apropiado por tu parte, que lo sepas. Cl: ¿Por qué? Es la pura realidad. Pregunta a quien quieras y verás cómo te dicen lo mismo que yo, señorita pongo cara de lerda. E: Bueno, os dejo con vuestras cosas. Tengo que ir a quirófano. M: Te acompaño. –sin dudarlo un instante se levantaba, haciendo sonreír a sus compañeras y a una Esther que ya la miraba por encima de su hombro hasta que se colocaba a su lado camino del quirófano- ¿De verdad se me pone esa cara?

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Cambios AdRi_HC E: No le hagas caso. –negaba con una sonrisa- No pones cara de nada y siempre estás igual de guapa. M: ¿Sí? –sonriendo ampliamente sostenía la puerta cuando ya la enfermera entraba en la zona aséptica. E: Solo lo hace para chincharte. –mirándola ya por el espejo comenzaba a lavarse los brazos, viendo como la pediatra se acercaba casi pegándose a su espalda. M: ¿Cenamos juntas hoy? E: Vale. –sonreía de nuevo- Siempre y cuando te encargues tú de eso. M: Claro. –acercándose y justo cuando Esther ya se secaba las manos, llevaba los labios hasta su cuello, dejando un primer beso que iba seguido de un segundo hasta que se giraba quedando frente a ella. E: Tengo que entrar a quirófano, Maca. Haciendo caso omiso a sus palabras se acercaba de nuevo, esa vez hasta su rostro, concretamente a sus labios cuando ya eran casi aplastados en un primer contacto, más despacio después cuando Esther también participaba entreabriéndolos lo suficiente para que la lengua de la pediatra se colase sin obstáculos hasta hacerla suspirar y llevar las manos a su pelo. Sin prisas se separaban, mirándose en aquellos escasos centímetros. M: No veía el momento de hacerlo. –sonreía viéndola suspirar. E: Ahora me tengo que lavar las manos otra vez. –se quejaba haciéndola reír y sintiendo como cogía sus manos haciendo que rodease su cuello. M: Total ya ¿no? –sonriendo se inclinaba de nuevo- ¿Cuándo vas a llamar a tu madre? E: Cuando salgamos, supongo que la idea de que ya vaya más contenta hará que deje de darme la tabarra. M: Bien. –besándola más calmadamente se veía obligada a separarse cuando Javier ya entraba sin ver mucho más que la repentina separación. J: Hola. M: Hola. –guardaba las manos en los bolsillos de su bata- Bueno, yo me voy que tengo cosas que hacer. E: Vale. –girándose se lavaba las manos de nuevo viendo como Javier se colocaba junto a ella.

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Cambios AdRi_HC Esther aguardaba apoyada sobre el mostrador y escuchando a Teresa mientras la pediatra aun no salía para marcharse a casa. Javier llegaba en ese momento, dejando algunas carpetas tras la mujer y consiguiendo que guardasen silencio. J: He pasado a ver a Nuria, y estaba bastante bien. E: Me alegro. –sonreía viendo como se colocaba la chaqueta quedándose después junto a ella- Mañana cuando entre iré a echarle un vistazo. J: Has estado muy bien en la operación, creo que no te lo he dicho. E: Gracias. J: Es una tranquilidad tener a una enfermera como tú en quirófano, de verdad. –asentía firmando- Te desenvuelves bien. T: Cuantos halagos, eh. Debes estar contenta. J: Yo cuando veo un buen trabajo sé admitirlo, Teresa. Ya lo sabes. –cerrando su maletín bajaba la vista en el momento en que Maca ya se detenía junto a ellos. E: Has tardado. –la miraba mientras firmaba su salida- ¿Ha pasado algo? M: Nada, una madre que tiene un mal día y no entiende muy bien el castellano, del bueno además. –suspirando se incorporaba cerrándose la cazadora- ¿Nos vamos? E: Sí. –se giraba dando ya un paso atrás- Hasta mañana. J: Hasta mañana. La enfermera pasaba a coger del brazo de una Maca que se acomodaba a su paso, lento y sin ninguna prisa cuando ya salían del hospital con la mirada de Javier fija en ellas hasta que se giraba hacia Teresa, que disimulando se colocaba las gafas. J: Teresa. T: Si. –le miraba mientras el médico señalaba hacia la entrada con una pequeña sonrisa para negar después. J: Nada, déjalo. T: Sí. –asentía. J: ¿Sí? –con una mano en el mostrador seguía mirándola, sonriendo de ladoEstás de coña. –Teresa negaba- ¿Por qué yo nunca me entero de nada? Junto a la moto Esther se colocaba el bolso mejor antes de coger el casco que esperaba sobre el asiento. Justo cuando lo cogía una mujer bastante llamativa pasaba caminando junto a ellas, por lo que sus ojos la iban 144

Cambios AdRi_HC siguiendo, buscando después a la pediatra, que mirándola a ella observaba tan solo durante un segundo a la otra mujer. E: ¿No te gusta? M: ¿A mí? –enarcaba una ceja- No es mi tipo. –negaba extrañada- ¿Por eso la mirabas tú, porque te gusta? E: ¿A mí? Para nada. M: ¿Entonces? –sonreía apoyándose de lado contra la moto- ¿Estabas esperando a que la mirase y babease después? E: Es que nunca te veo mirar a nadie. –respondía entonces encogiéndose de hombros. M: Porque no necesito mirar a nadie más. –sin borrar su expresión se inclinaba para dejar un beso en sus labios y colocarse el casco antes de dar un cachete en el trasero- Vamos, anda. E: ¿Entonces no miras a nadie? –se sentaba ya tras ella. M: No, Esther. –arrancaba. E: ¿Nunca? –la pediatra ya reía cuando aceleraba y una nueva pregunta de la enfermera llegaba a sus oídos.

En el sofá y tras la cena, Esther permanecía sobre el cuerpo de la pediatra mientras el beso que las había llevado hasta ahí aun perduraba. Las manos de Maca ya se dejaban llevar para acariciar su espalda bajo la ropa, la enfermera, mas suelta y relajada, no se resistía a hacer cualquier cosa que se le ocurriese y mientras no llevase a nada más. Por ello no era raro que la pediatra suspirase al sentir como estiraba su labio entre los dientes. M: No me extrañaría que un día me vieses en el hospital con una mascarilla. –cerraba los ojos apenas- Me va a dar taquicardia crónica. E: Jajaja. M: No bromeo. –el teléfono sonaba haciendo que la enfermera estirase el brazo para cogerlo y mirar la pantalla- No has llamado a tu madre. E: Y me lo recuerdas ahora, cuando ya lo hace ella. –chasqueaba la lengua al tiempo en que la pediatra sonreía y no la dejaba irse de allí obligándola a contestar- Hola, mamá. En: Me voy a acostar, y me tienes que decir si has cambiado de idea o sigo llamándote hasta que lo hagas. 145

Cambios AdRi_HC E: Sí, mamá. Iré a pasar el fin de semana. En: Me alegro, no me apetece seguir gastando teléfono tontamente. –la enfermera enarcaba una ceja al mismo tiempo en que los labios de Maca llegaban a la base de su cuello- ¿Qué te ha hecho cambiar de opinión? E: Maca viene conmigo. –sonreía sintiendo las caricias aun en su cuello. En: ¿Y eso? E: Así no me aburriré tanto y me puedo distraer enseñándole todas las maravillas de tu pueblo. –Maca la miraba sonriendo. En: Me parece bien, te prepararé tu habitación para que estéis ahí. E: Vale, te dejo que me iba ya a la cama también y mañana tengo que madrugar. –la pediatra abría los ojos sorprendida- Hasta luego, mami. En: Hasta luego, cariño. M: Pero qué mentirosa eres. –incorporándose iba hacia consiguiendo que girasen quedando ella encima- Menudo bicho.

su

cuello

E: Como se nota que no la conoces, si se pone a hablar no para. M: ¿Cómo se ha tomado que aparezcas allí con una intrusa? –besaba su mentón viendo como ladeaba la cabeza dejándole espacio. E: Bien, si mientras me tenga allí le da igual la razón. –la miraba entonces viendo como su gesto cambiaba quedando serio. M: ¿Crees que le caeré bien? –la veía sonreír. E: Seguro que le vas a encantar. –la besaba de nuevo terminando aquella conversación. El viernes llegaba creando un conflicto en los sentimientos de la enfermera. Por una parte estaba el hecho de que tenía que ir al pueblo, algo que no le gustaba, y que había aprendido a sobrellevar tiempo atrás con la ayuda de Rubén, pero ese factor ya no existía. No la “secuestraria” cuando la situación se volviese tensa, no lidiaría con su familia en las discusiones ya tan conocidas. Por otra parte estaría todo un fin de semana con Maca, sin separarse para nada y teniéndola todo el tiempo a su lado, con el riesgo de que alguna de las dos tropezase dejando ver la verdadera relación que las unía. Con un suspiro cerraba su taquilla. Colgándose el bolso en el hombro derecho cuando ya salía suponiendo a la pediatra esperándola. T: Entonces… ¿os vais ahora y volvéis el domingo?

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Cambios AdRi_HC M: Sí, Teresa. –suspiraba dejando ver su deseo porque apareciese EstherTodo el fin de semana, las dos, sin salir de ese pueblo. T: Ay chica, no te pongas así, solo pregunto… -negando se colocaba de nuevo las gafas, momento en que la enfermera llegaba junto a ellas. M: Por fin. E: ¿Qué pasa? –sonreía antes de firmar- Cualquiera diría que estás deseando salir de aquí. M: Pues casi. –se recostaba de forma exagerada mientras dejaba su rostro contra el hombro de Esther- Si llegas a tardar más Teresa consigue que me inmole. T: ¡Qué exagerada es esta mujer! E: Pues ya está. Vámonos. –besando su frente la veía erguirse para comenzar a caminar- Hasta el lunes, Teresa. T: ¡Que os lo paséis bien! Caminaban cogidas de la cintura cuando ya llegaban hacia el parking. En los últimos días la pediatra había podido ver la despreocupación de Esther al dejarse ver de aquella forma con ella, algo que le hacía sonreír casi todo el tiempo. E: Bueno, ahora una cosa. –se detenía para mirarla- No vale reírse cuando intente salir del centro sin perder los nervios ¿Vale? M: Te lo juro. –contestaba alzando la mano- Ni una risa. E: Bien. Porque si no me cabrearé mucho y no quieres verme así. –alzaba un dedo viendo como sonreía sin pudor. M: No sé, no sé. E: Tú me entiendes. –girándose caminaba hacia la puerta del conductor- Una vez salgamos me puedes hablar lo que quieras, mientras tanto mejor que no lo hagas. M: Lo intentaré. Ya dentro del coche era Maca quien la observaba colocarse el cinturón y acercar el asiento unos centímetros más hasta el volante. Sonreía sin mover un centímetro su cuerpo hasta que por fin tomaba el control del vehículo para arrancar. M: ¿Siempre haces lo mismo antes de ponerlo en marcha? –veía como giraba su rostro despacio para mirarla- Vale, boca cerrada. –simulaba una cremallera en sus labios antes de mirar al frente.

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Cambios AdRi_HC Tras unos primeros minutos en que Maca había hecho lo posible por no decir una palabra, y mucho menos dejar que una sonrisa anunciase que la risa estaba cerca, la ciudad quedaba atrás dejándole a la enfermera una tranquilidad que ya se notaba cuando ponía algo de música. M: ¿Entonces cuál es el plan para esta noche? E: Pues llegaremos, estarán mis tías y mi prima seguramente, cenaremos y si quieres pues damos una vuelta por lo poco que hay. Es eso o jugar a las cartas con las abuelillas. M: Mmm difícil decisión. –sonriendo la miraba, descubriendo un mismo gesto en sus labios. E: Mi madre nos tendría la habitación lista para cuando llegásemos dejar las cosas, así que no hay prisa para hacer nada. M: ¿Nos? E: Sí, ya te dije que en mi antigua habitación hay dos camas, así que tú en una y yo en otra. –metía la marcha acelerando- A menos que quieras dormir con mi madre. –sonreía. M: No, no. Mejor ahí contigo, aunque se me salgan los pies de la cama. E: Jajaja. Idiota, las camas son grandes, no de una niña de diez años. –se defendía mientras adelantaba a uno de los coches. M: ¿Y la gran comida cuándo es? E: Mañana. M: ¿Por qué la hacéis? –preguntaba con curiosidad cuando abría una bolsa de frutos secos para entretenerse. E: La abuela de mi abuela hacia una reunión familiar para celebrar no sé qué. –negaba- No me acuerdo, y la cosa es que la costumbre seguía y seguía y hasta ahora. No hay un año que no se haga. M: Suena divertido. E: Uy sí, divertidísimo. –sonreía dejando ya una velocidad de paseo. M: Pues ya hacéis más cosas que mi familia, que si acaso en navidad y para que la gente no diga que los Wilson se llevan mal. Y encima tienes que ver la poca ilusión que tienen por verte, es más la preocupación por verte llegar acompañada que otra cosa. E: ¿En serio? M: Sí. La gran pesadilla de mi madre es que aparezca allí con alguien y sea un escándalo. 148

Cambios AdRi_HC E: Pues lo siento. –la miraba durante apenas un segundo- Debe ser horrible. –frunciendo el ceño seguía mirando al frente. M: Estoy acostumbrada, tranquila. Si la primera que prefiere no ir soy yo. – respondía encogiéndose de hombros- ¿Quieres algo? –movía la bolsa- Están ricos. E: Vale. –acercando el rostro esperaba a que la pediatra se lo llevase a la boca, algo que pasaba apenas unos segundos después, por lo que atrapaba el cacahuete sin problema alargando el movimiento hasta su dedo índice, consiguiendo que Maca observase la escena en silencio- Qué rico. –sonreía mirando al frente. M: ¿Eso ha sido deliberado? –preguntaba con seriedad. E: ¿El qué? –intentaba no sonreír. M: Nada. Sin decir nada más se sentaba correctamente y mirando la carretera, Esther por su parte ya sonreía sin quitar la vista del frente. La entrada al pueblo conseguía que la pediatra comenzase a mirar todo con atención. Se lo había imaginado más pequeño, pero aquel parecía un buen lugar. Pero después de unos minutos se percataba de que el coche seguía haciéndoles llegar a la parte casi más alejada de este. Finalmente el coche se detenía frente una fila de casas unidas de principio a fin. Cada una de un color, aunque en un tono similar y con un primer piso además de la planta baja. Esther paraba el motor para girarse y mirarla antes de señalar a la más alejada. E: La de mi tía Paloma, mi tío Fermín, mi prima Susana, mi abuela aunque vive con mi madre, y la mía. –señalaba finalmente. M: ¿Todos aquí? E: Sí hija, sí. –asentía sacando las llaves para salir- Así nadie se pierde nada y si hay alguna noticia se lo gritan desde la terraza. –Maca sonreía llegando ya junto a ella cuando abría el maletero. M: Pues a mí me parece muy… E: ¿De pueblo? –sonreía cortándola y sacando los macutos- En realidad viene bien, mi madre no está sola y se hacen todos compañía. M: Por eso. E: Bueno, pues vamos allá. –suspirando se colocaba su macuto al hombro y comenzaba a caminar escuchando los pasos de la pediatra pegados a ella. 149

Cambios AdRi_HC Ya frente a la puerta abría directamente y sin ayuda de llaves, teniendo que sortear una cortina de cuerdas de colores que hacia sonreír a Maca tras ella. Después de unos pocos metros la enfermera soltaba lo que aun colgaba de su hombro y se detenía frente a la puerta, sonriendo y escuchando la voz de Encarna que dejaba ver su esfuerzo por levantarse de donde permanecía sentada. E: Hola, mamá. –sonriendo la abrazaba recibiendo una ristra de besos- Ven, que te presento. Ella es Maca, la pediatra de urgencias. En: Mucho gusto. M: Igualmente. –sonriendo correspondía a los dos besos de la mujer que se quedaba después frente a ella. En: ¿Qué tal el viaje? –miraba a ambas. M: Muy bien, se ha hecho corto. –asentía cruzándose de brazos- Hemos estado entretenidas con la música y eso. En: Me alegro. E: Ven. –tirando de su mano llegaban hasta el sofá en el rincón más alejado, donde una mujer mas entrada en años miraba la televisión sin moverse ni mirarlas- Abuela, ella es Maca, una amiga. –Se giraba hacia la pediatra- Mi abuela Mercedes. M: Un placer, señora. –extendiendo su mano veía que seguía sin mirarla ni hablar. E: No habla. –negaba con un suspiro- Hace un año dejó de hacerlo y siempre está en sus cosas. No te preocupes. –Maca recogía su brazo mirando aun a la mujer. En: Bueno, dejad las cosas en el dormitorio mientras yo empiezo a preparar la cena, tu tía y tu prima estarán a punto de aparecer. Ya en el dormitorio, la primera en dejar sus cosas en el armario era la enfermera, mientras tanto Maca miraba a su alrededor. Viejos posters decoraban las paredes y varios muñecos la hacían sonreír abiertamente. M: Así que aquí dormías tú. E: Sí. M: Oye… -acercándose a ella comenzaba a susurrar- ¿De verdad que está un año sin decir nada? E: Sí, el médico dice que está perfectamente. Además de que lo está, come más que tú y que yo juntas, lo hace ella todo sola, pero no habla ni te hace caso cuando le hablas tú. 150

Cambios AdRi_HC M: Pobre. E: Bueno, ¿lista para lidiar con la familia?

Alrededor de la mesa, Encarna, Mercedes, Susana y su tía Paloma, hablaban en un tono quizás más alto de lo que la pediatra tenia acostumbrado. Pero no por ello dejaba de sonreír ante las anécdotas que se dedicaban a contarle sobre la enfermera. Esta simplemente guardaba silencio y aguantaba el momento como mejor podía sabiendo que nada que ella dijera pararía la tortura. M: Menudo trasto eras. –la miraba sonriendo- Cualquiera lo diría, con lo seria y responsable que eres ahora. P: ¿Verdad? Parece que la abdujesen en algún momento y me cambiaran la prima. E: No seáis exageradas porque todos los niños hacen perrerías en alguna época de su vida, la mía fue un poco más larga y ya está. P: Sí bueno. En: ¿Vais a hacer algo después de cenar? Creo que tu tío iba a venir a tomar el café. E: No vamos a ir a dar una vuelta. –respondía rápidamente y no dando opción a su madre de que planease por ellas- Ya se lo había dicho y le hacía ilusión ¿A que sí? –miraba a la pediatra que intentaba tragar todo lo deprisa que podía para hablar. M: Sí, es verdad. –asentía con seriedad. P: Han reformado el Refugio. Puedes llevarla allí, lo han dejado muy chulo y va la gente joven. M: ¿El Refugio? –la miraba extrañada mientras esta ya sonreía. E: Era el antiguo refugio para los rojos en la guerra, hace unos años lo hicieron un bar y se quedó con ese nombre. M: Ah. E: Pues iremos allí. –terminaba con su plato antes de dejar los cubiertos y coger la servilleta- Estaba muy rico, mamá. M: Es verdad. –la miraba asintiendo- Hacia tiempo que no comía algo así. En: ¿Eres como mi hija y solo sabes comer bocadillos? –casi le reñía haciendo sonreír a la enfermera mientras Maca carraspeaba.

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Cambios AdRi_HC M: No, no. Si se me da bien cocinar, pero esto de hacer comidas de olla como antes no llega la cosa. Por eso lo decía, desde la última vez que estuve en casa de mis padres y Carmen me hizo puchero no había comido nada parecido. En: ¿Carmen es tu madre? M: No, es la mujer que me crió. En: Ah. E: Vamos a ir recogiendo, anda. –antes de que preguntase nada más se ponía en pie para coger su plato, momento en que la pediatra la imitaba yendo tras ella hasta la cocina- Si seguimos ahí te hace el tercer grado. M: Tampoco está tan mal para como lo pintabas. E: Dale tiempo, tú dale tiempo. –asentía exageradamente y haciéndola reírLuego no quiero quejas. M: Vale. 04 - Fader - The Temper Trap En un rincón de aquel local, pediatra y enfermera reían al recordar un momento en el hospital. Las luces estaban tenues dejando un ambiente calmado aunque la música sonase por encima de las voces de los allí presentes. El camarero servía la tercera ronda de cerveza que habían pedido y se marchaba con los vasos vacios. Momento en que Maca dejaba de reír para mirarla. E: La verdad es que han dejado esto bien. –miraba a su alrededor- Antes era un simple bar de desayunos. M: Sí. Girando su rostro veía como seguía seria y mirándola, sonriendo por un instante al saberse tan observada. E: ¿Qué? M: Me encantaría poder besarte ahora. –apretaba los labios resignada- Pero ya sé que no se puede. –suspirando daba un trago. E: Ahora me vas a dejar a mí por las ganas al decirlo. –sorprendida, la pediatra apoyaba el codo sobre su respaldo para mantener así su rostro mientras ya sonreía- Voy al baño. Levantándose ejercía la misma sorpresa en una Maca que seguía sin moverse, pinzándose el labio antes de girarse y verla un par de segundos y de espaldas antes de entrar en los servicios. 152

Cambios AdRi_HC No tardaba más que un instante en levantarse para ir tras ella. Llegando sin problema y empujando la puerta, que aun permanecía abierta, para cerrarla después cuando ya miraba los ojos de una Esther que sonreía satisfecha de verla allí. E: Aquí sí puedes. –acercándose la dejaba pegada a la puerta cuando ya colocaba las manos en su cintura. M: No quería presionarte, solo era un comentario. –apenas susurraba cuando la veía acercarse aun mas, rozando simplemente sus labios con los suyos para después separarse. E: Lo sé. Agarrando su camiseta a la altura del pecho terminaba por pegarla a ella cuando ya buscaba sus labios con determinación. La pediatra no ponía objeción cuando ya encontraba su lengua dispuesta a encontrarse con la suya. Las manos que habían permanecido contra la madera de la puerta iban entonces hasta su cintura, por debajo de la ropa y mientras la rodeaban para llegar a la espalda. Ambos rostros iban ladeándose de un lado a otro, buscando cambiar de posición y acaparar cuanto fuese posible en aquel momento. Las manos de la enfermera ya estaban en su cuello, acariciándolo y llegando a su nuca mientras Maca no podía más que suspirar guardando un gemido que luchaba por salir. Un par de minutos después la intensidad iba dejando paso a la calma, consiguiendo que se separasen para mirarse con una sonrisa. M: Ahora quien te vea pensará que has estado haciendo Dios sabe qué. – acariciaba sus labios. E: Nah. –negando la besaba con rapidez de nuevo antes de separarse por completo- Vamos, anda. Tirando de su mano casi la arrastraba, riendo y escuchando la música con más claridad, consiguiendo que alzase la mano de la pediatra para girar ella misma y comenzar a bailar sorprendiéndola.

E: Ssshhh. –colocándose el dedo en los labios intentaba cesar la risa de ambas. La casa estaba en completo silencio dada la hora. Cuando ya las dos estaban dentro, la enfermera cerraba la puerta pasando el cerrojo, momento en que la pediatra la abrazaba por detrás besando su cuello. E: Maca. –susurraba sonriendo- Que nos pillan. 153

Cambios AdRi_HC M: No. Al oírse a sí misma susurrando de aquella forma debía llevarse las manos a los labios para aguantar la risa, viéndose Esther obligada en hacer lo mismo. Despacio caminaba hacia el dormitorio, sorprendiéndose al ver una pequeña luz encendida en el salón. Por lo que de una forma más seria, veían a la abuela sentada en el sillón y viendo la televisión. Esther fruncía el ceño antes de dar un paso al frente. E: Abuela, es tarde. Deberías irte ya a la cama. –negando suspiraba antes de girarse e ir hacia el dormitorio. M: ¿Se irá? E: No sé, pero como mi madre se dé cuenta le va a caer una buena. Si la dejas se queda ahí hasta mañana y luego se duerme una buena siesta. M: Ais. Las risas se habían esfumado sin tan siquiera percatarse. Esther a un lado de la que era su cama aquella noche se quitaba la camiseta ante la atenta mirada de una Maca que no era consciente de ello hasta que las manos de la enfermera iban hacia el cierre de su sujetador, momento en que se giraba dándole la espalda para también desvestirse y colocarse la ropa con la que dormiría. En cuestión de dos minutos ya descubría la cama para echarse y taparse hasta la cintura, evitando mirar hacia su izquierda donde Esther aun se colocaba su pijama. E: Voy a por un poco de agua y vengo. M: Vale. Cerrando los ojos dejaba escapar un suspiro. Esther apagaba la luz en su salida, dejándola en un momento en que intentaba buscar la tranquilidad necesaria para borrar aquella visión de sus recuerdos. Aun no lo había logrado cuando escuchaba sus pasos llegar de nuevo al dormitorio. Después a un lado de la cama para al igual que ella quitar las mantas y dejarlas casi arrugadas en los pies para, sorprendiéndola, descubrir la de la pediatra para recostarse a su lado. M: Esther. E: Cuando amanezca me cambio de cama. –la abrazaba sintiendo como la pediatra no quería tocarla- No te preocupes, mi madre no entra. Suspirando, la enfermera se abrazaba con más decisión a una Maca que resignada también se acomodaba con ella, sin cerrar los ojos y esperando

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Cambios AdRi_HC que el sueño la venciese pronto. Y era durante ese pensamiento, que los labios de Esther llegaban a su cuello haciéndola suspirar. M: ¿Dormimos un poquito? E: Sí. –asintiendo se acomodaba contra esa parte de su cuerpo, dispuesta a dormirse en aquel mismo momento. Un dolor en el hombro le hacía abrir los ojos y abandonar un plácido sueño que había tenido toda la noche. La luz de la ventana se colaba fuerte llegando hasta cada rincón del dormitorio, momento en que miraba hacia su lado, viendo dormir a la enfermera. M: Mierda. –moviéndose apenas intentaba despertarla- Esther, despierta. E: Mmm. M: Esther, es de día. –mascullaba escuchando ya ruidos en la casa- Joder. – mirando a su alrededor decidía levantarse y salir de allí para ir hacia la otra coma vacía- Cuando amanezca me cambio de cama… -repetía en voz alta mientras se acomodaba- Manda huevos. Cerrando de nuevo los ojos tomaba aire, uno que casi se atravesaba entre sus pulmones cuando la puerta se abría. En: ¡Esther! Arriba que ya es tarde. E: ¿Qué pasa? –girándose fruncía el ceño, sin abrir los ojos del todo cuando veía a su madre en el marco de la puerta- ¡Cierra la puerta y no grites! Que ahora salimos. Tapándose de nuevo cerraba los ojos cuando ya había tomado una postura contraria a la anterior. Maca que había podido abrir los ojos sin ser vista la observaba, apretando los labios y la mandíbula cuando la puerta se cerraba de nuevo, momento en que se sentaba en el borde de la mesa. M: Si cuando amanezca me cambio, si mi madre no entra. –Esther comenzaba a reír por lo bajo- ¡Da gracias a que me he cambiado! E: No te agobies, Maca. No ha pasado nada. M: Es que vaya tela. –sacudiendo la cabeza se levantaba para ir hasta su ropa- Voy a ducharme. Abriendo los ojos veía a la pediatra entrar en el baño que había allí mismo, momento en que sonreía antes de quedarse bocarriba y mirando al techo. E: Ais… Minutos después Maca salía ya vestida y frotándose el pelo con una toalla. Esther estaba sentada en el borde de su cama leyendo por lo que suponía, algún mensaje de texto en el móvil. 155

Cambios AdRi_HC E: ¿Estás enfadada? –preguntaba sin mirarla y sin apartar la vista de la pantalla. M: No. E: Bien, porque no deberías. –dejando el teléfono sobre la mesita se levantaba, yendo hasta ella para rodear su cintura y sonreír- Estaba tan a gusto contigo que cuando me desperté no quise moverme de ahí. Pensé que ya se me ocurriría algo que decirle a mi madre si entraba. M: Pues a mí me has puesto en un apuro. –la miraba entonces- Que porque me dolía el brazo y la he oído, sino nos ve ahí. E: ¿Y qué? Solo estábamos durmiendo. M: Ya, pero es que yo no sé si tu madre lo verás así. ¿O acaso no le dijiste en su momento que yo soy lesbiana? E: Sí se lo dije. M: Pues ya está. –apretando los labios se quedaba satisfecha, inclinándose para dejar un beso en sus labios e ir hacia la cama para dejarla hecha.

En el jardín trasero, uno que se comunicaba entre todas las casas haciendo de él uno de grandes dimensiones, se dedicaban a colocar cosas sobre una gran mesa que poco a poco era como un gran buffet. Maca ya se encontraba de una forma tranquila entre todos ellos. Después de unos minutos había sido presentada a casi todos los miembros de aquella familia. Teniendo que reír en más de una ocasión por las caras que la enfermera mostraba al descubrir a algún nuevo familiar que no era de su mayor agrado. Estaban cada una en una punta cuando la pediatra se quedaba mirándola sin percatarse. La temperatura de aquel día había convencido a la enfermera para que se pusiese un vestido que le había hecho buscarla en varias ocasiones. En: Hija. –casi susurraba. E: ¿Qué? –contestaba de igual forma y con una sonrisa mientras iba tras ella colocando los cubiertos en cada plato que ponía su madre. En: Esta amiga tuya… no sé. –la miraba durante un momento para seguir andando- Te mira como si… E: ¿Cómo me mira? –intentando aguantarse la sonrisa seguía con naturalidad. En: Como si te quisiera hacer de todo. 156

Cambios AdRi_HC Frente a ese comentario Esther no podía más que reírse, deteniendo incluso sus pasos cuando Encarna ya la miraba frunciendo el ceño. En: No era un chiste. E: Lo sé. –asentía aun sonriendo- Pero es que tienes cada cosa, mamá. – sacudía la cabeza- No andes calentándote la cabeza con eso. En: Sí, sí. Pero a veces te mira como si fueses comestible. E: Jajaja. –la miraba de nuevo- ¡Eres una exagerada, mamá! ¿Cómo se te ocurre? En: Déjame. –cruzando los brazos bajo su pecho se marchaba de allí dejándola sola en esa parte del jardín. Esther se giraba entonces, recibiendo una sonrisa de Maca antes de que esta se girase cuando su prima parecía decirle algo. Una idea pasaba veloz por su cabeza, haciéndola pinzarse el labio antes de llevar la mano hasta los bajos de su vestido para subirlo y frotarse la zona alta de la rodilla, dejando visible parte de un muslo que la pediatra había llegado a ver. Esther la miraba por encima de su hombro teniendo que pararse a reír de nuevo. E: Verás tú hoy. Aun estaba terminando de acondicionar aquel extremo de la mesa cuando el cuerpo de Maca se detenía junto al suyo. M: ¿Te echo una mano? E: Ya termino. –sonreía mirándola- ¿Lo estás pasando bien o estás aburrida? M: Estoy bien. –asentía con otra pequeña sonrisa y sin dejar de mirarlaEstás muy guapa, creo que no te lo he dicho. E: No, no me lo habías dicho. M: Pues eso, que estás muy guapa. E: Gracias.

Sentadas a la mesa, y una junto a la otra, disfrutaban de la primera tanda de carne que salía de las brasas. Esther sonreía escuchando hablar a uno de sus primos mientras Maca se mantenía calla y escuchando. -Me acordé de ti porque pasábamos por la autovía, pero no le gustó la idea de entrar a Madrid. 157

Cambios AdRi_HC E: Podías haberlo hecho. Hubiésemos ido por ahí a tomar algo, que además hace tiempo que no la veo a ella. -Ya, pero es como tú. Le da miedo entrar ahí con el coche. E: Pues si que… -negaba girando su rostro hacia la pediatra, que le sonreía un instante antes de bajar la vista hasta su plato. -Y una pena lo de Rubén, eh. Me caía muy bien. E: Sí. –limitando su respuesta con ese monosílabo esperaba que ese tema acabase sintiendo como el corazón le latía entonces más deprisa. -¿Y por qué lo dejasteis? E: Cosas que pasan. –se encogía de hombros- Algunas no son para toda la vida. -Ya, claro. –asentía antes de echarse un trozo de carne a la boca y masticar mirando con detenimiento a la pediatra- ¿Tú tienes novio? M: ¿Yo? No. –negaba con tranquilidad- No tengo. -¿Qué os pasa a las chicas de la capital? ¿Le tenéis alergia a los hombres por esta época del año o qué? M: Tanto como alergia… -sonreía intentando que las palabras que realmente iban subiendo por su garganta no saliesen. -Pues eres guapa, no entiendo por qué no. ¿Eres tímida? M: Lesbiana. Sonriendo algo más que antes se quedaba mirándolo incluso cuando este debía carraspear para no atragantarse con la comida. Esther bajaba la vista, tapándose los labios con la servilleta para ocultar su sonrisa. M: Creo que eso ya despejará todas tus dudas. -Sí, sí. –carraspeaba de nuevo- Entonces tenía razón en lo de la alergia. –tras ese comentario las personas que habían escuchado parte de esa conversación comenzaban a reír, consiguiendo que los ojos de Maca buscasen a Esther, que también se había dejado llevar por el momento. Pasados unos minutos, y estando ya cada uno en una conversación distinta, la enfermera se inclinaba hacia el odio de Maca. E: Siento lo de mi primo, ya has visto que es parte del grupo burro. M: No pasa nada. –negaba con una pequeña sonrisa y mirándola- Quizás no debí decirlo, puedo no haberte puesto las cosas fáciles.

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Cambios AdRi_HC E: No te preocupes, le ha venido bien el hachazo, se ha callado enseguida. – casi reía de nuevo. Ya estaban en los postres y el café cuando Maca se había ausentado para ir al baño. Y solo habían pasado dos minutos cuando la enfermera había decidido ir tras ella. Haciéndolo de forma sigilosa e intentando que nadie se percatase de ello cuando ya estaba frente a la puerta del baño. Pinzándose el labio esperaba con una sonrisa hasta que esta se abría, mínimamente cuando era ella quien empujaba pasando a su interior sorprendiendo a una Maca que la miraba con los ojos completamente abiertos. M: ¿Qué haces? ¿Estás loca? E: No. –sonriendo negaba, tirando de su mano y yendo hasta el lavabo, en el cual se sentaba de un pequeño salto para volver a tirar de ella. M: Esther… El pequeño susurro que pretendía fuese uno conciliador y que evitase un momento que realmente no quería evitar, se estrellaba contra unos labios que ya rozaba haciendo que los abriese dejando escapar a su aliento. E: Estoy todo el día queriendo estar un rato solo contigo. –su voz salía en un mismo tono de voz cuando tomaba su mano y la llevaba hasta su muslo, sorteando la tela de un vestido que no creaba ninguna traba a la pediatra. Maca la miraba manteniéndose en silencio, sus dedos habían sentido el calor de su piel haciendo que su respiración comenzase a hacerse más difícil que al principio, y no podía controlarlos cuando acariciaban aquella parte de su cuerpo antes de empezar a besarla. Semejante a otras veces, el ritmo de ese beso les hacía no tener casi tiempo para respirar, teniendo que hacerlo rápidamente en cada cambio de sentido. Esther sentía de nuevo algo que solo conseguía inquietarla aun mas. El hecho de disfrutar tanto con una simple caricia o beso le hacía no poder poner control en sus acciones, preguntándose en más de una ocasión por qué siempre se detenían sin llegar al final. Reflejo de sus pensamientos su cintura se pegaba a su cuerpo, escuchando por primera vez un gemido alto y claro de la pediatra que cerraba los ojos con fuerza cuando sus manos se detenían sin apartarse de la piel de sus piernas. M: Deberíamos parar… Sin alejarse de sus labios sentía como su garganta se había secado por completo, la voz había salido casi como la última cantidad de oxigeno en sus pulmones.

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Cambios AdRi_HC M: Ahora puedo pero no estoy segura de que sea así después. –tragaba saliva con dificultad, cerrando los ojos cuando la frente de la enfermera se pegaba a su pecho- Se preguntarán dónde estamos. Voy saliendo yo. Dejando un beso en su pelo se giraba, abriendo la puerta después y marchándose de allí mientras las manos de la enfermera iban hasta su cabeza de forma nerviosa. E: Madre de Dios. Dejándose caer de nuevo hasta el suelo se giraba para mirarse en el espejo. Un suspiro llenaba el lugar cuando intentando tomar el control de su cuerpo, decidía salir de allí. En: Ah, estás aquí. –la miraba- ¿Te pasa algo? E: ¿A mí? No… qué me iba a pasar. –sonreía- ¿Por qué? En: Tienes la cara como si… roja. –daba un paso poniendo una mueca extraña- Y eso que hoy vas bien fresca, no puedes tener calor. E: Tonterías. –ya se había marchado cuando carraspeaba y salía hasta el jardín- No te imaginas tú el calor que tengo. –mascullaba ya protegida por el ruido del exterior.

En la mesa solo quedaban los restos del café que ya la mayoría había consumido por completo. Esther y Macan hablaban abiertamente hasta que una silla junto a la enfermera era arrastrada llamando su atención. El rostro de su tío se dejaba ver expresivo con una gran sonrisa. F: Hola, Esthercita. –dejaba su vaso sobre la mesa. E: Hola, tío Fermín. –suspiraba mirando a la pediatra antes de sentarse correctamente- ¿Qué tal la comida? F: Genial. Mi hermana es la mejor cocinera de todo este maldito pueblo. – miraba a la pediatra- ¿Y tú, Maca? ¿Te diviertes aquí? M: Sí, gracias. –asentía con una pequeña sonrisa. F: Le decía a tu madre. –volvía hasta la enfermera- Que me parece que el Rubén te ha tenido que hacer algo que no nos cuentas. –la señalaba- Porque el chaval parecía majo y tú estabas contenta con él ¿no? E: No me apetece hablar de eso ahora. –negaba. F: Si te ha hecho algo quiero que me lo digas. Nadie trata mal a una sobrina mía.

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Cambios AdRi_HC E: No ha hecho nada, de verdad. Simplemente pues no estábamos bien juntos. –apretaba los labios intentando mantenerse serena. F: ¿Tú lo conoces, no? –se dirigía de nuevo a Maca- ¿Te parece buen chaval? M: Sí. F: Pues yo pensaba que mi sobrina acabaría casada con él ¿Sabes? Es más, pensaba que no tardarían mucho, porque siempre que venían eran un par de lapas. –Esther bajaba la vista mientras la pediatra intentaba aparentar tranquilidad frente a su tío- Cuando mi hermana nos lo dijo fue un sorpresón. E: ¿Podemos dejarlo ya? Porque ya he dicho que no me apetece hablar de él. F: Eso es porque te ha hecho algo. E: ¿No tienes a nadie más a quien incordiar? –contestaba entonces dejando ver su mal humor. M: Esther, no pasa nada. F: Estás muy sensible, sobrina. ¿No has probado el café de puchero de tu madre? Porque igual te venía bien. E: Vamos dentro. –levantándose arrastraba a la pediatra, que suspirando prefería guardar silencio hasta que llegaban a la casa que aun permanecía vacía. M: Esther, no te pongas así. E: ¡Me saca de quicio! No podemos estar en el mismo metro cuadrado sin que me toque las narices. –sentándose se cruzaba de brazos y piernas antes de que Maca se acomodase junto a ella. M: No te enfades. –le acariciaba la nariz. E: Me ha puesto de mal humor. –seguía mirando al frente- Encima diciendo todo eso delante de ti. M: Oye, por mí no te preocupes, eh… que yo estoy bien. –el rostro de la enfermera se giraba para mirarla- De verdad, no pasa nada. E: ¿Seguro? M: De verdad. –asintiendo mostraba una pequeña sonrisa, mirando entonces hacia la puerta cerciorándose de que no entraba nadie antes de inclinarse hacia ella y darle un pequeño beso- Guapa. La noche llegaba con la idea de ambas de quedarse en casa y descansar de aquel día. Además de ellas, Encarna y la abuela eran las únicas en la casa. Estaban en el sofá mientras ellas ocupaban cada una un sillón individual. Y 161

Cambios AdRi_HC aunque no excesivamente juntas, estaban sentadas hombro contra hombro aprovechando así la misma manta para apaciguar las bajas temperaturas de esa noche. Ninguna llevaba muy bien el argumento de la película que ya se iba reproduciendo desde minutos atrás. Pero sin duda, las manos unidas bajo la manta era algo mucho más importante que los que sus ojos sí podían observar. Había empezado la enfermera, buscándola con sigilo y no queriendo que el movimiento se dejase notar bajo la manta. Su pulgar comenzó sin más a dejar una caricia en la mano que ya se entrelazaba a la suya sin dudar. Empezando así un baile de caricias y muestras de cariño que solo ellas eran merecedoras de conocer. Pegando la cabeza contra el respaldo evitaba un suspiro que iba a llegar sin duda alguna hasta los oídos de su madre. La mano de Maca se había posado sobre su muslo, acariciando la parte interna de estos y consiguiendo que en su estómago se alojase un nudo difícil de aplacar. E: Yo me voy a la cama. Tengo sueño… -desperezándose en un intento por desprenderse del temblor, se ponía en pie bajo la mirada de su madre- ¿Te vienes o te quedas aquí? M: Voy, voy. También tengo sueño. En: Que descanséis. –ponía la mejilla cuando Esther ya se inclinaba para dejarle un beso- Hasta mañana. M: Hasta mañana. Entraban en un silencio irrompible hasta el dormitorio. Como la noche anterior, cada una daba la espalda a la otra mientras se cambiaban, esa vez sin ninguna prisa. La primera en terminar era la enfermera, quien se colaba bajo las mantas de su cama cuando la pediatra ya se sentaba en la suya y veía como la oscuridad tomaba el dormitorio. E: Mejor que duerma aquí. M: Sí. –suspiraba quedando de lado hacia ella y mirándola cuando sus ojos se adaptaban a la falta de luz- Porque yo no prometo poder portarme bien. – Esther sonreía sin ser vista. E: Y yo no prometo quejarme porque no lo hagas. La pediatra se pinzaba el labio mientras cerraba los ojos por un instante. Esther la veía gracias a la mínima luz que se colaba desde le ventana, sabiendo que si se dejaba llevar, no podría parar de ninguna manera. M: ¿A qué hora nos iremos mañana? E: Si quieres nos vamos por la mañana para comer ya en Madrid.

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Cambios AdRi_HC M: Como quieras, no me importa quedarme hasta después de comer. Supongo que alegrarías a tu madre. E: Vale. –abrazándose a la almohada dejaba el tiempo pasar, no rompiendo un silencio que las controlaba a ambas sin saberlo realmente- Buenas noches, Maca. M: Buenas noches, cariño. La enfermera cerraba los ojos sin esperar un segundo mas, momento en que la pediatra se abrazaba también a la almohada para no dejar de mirarla en lo que durase aquella falta de sueño.

La mañana del domingo pasaba rápida. Para sumarse a la comida solo acudían las primas y una tía de Esther, por lo que todo era mucho más tranquilo que el día anterior. Y durante la misma, la pediatra podía ver como todas ellas no tenían problema en entablar conversación con ella. Algo que le hacía estar aun más a gusto en aquella casa. Finalmente, y después de que ninguna dejase nada en su plato, Encarna aparecía con una bandeja y varias tazas, mientras tras ella una de sus sobrinas cargaba con la cafetera. P: ¿Entonces os vais ahora? E: Sí, no queremos pillar mucho atasco a la hora de entrar en Madrid. Que nos dé tiempo a cenar sin prisas… P: Normal, esa ciudad es una locura. ¿Ya conduces por ahí con el coche? M: Que va. –respondía cuando Esther aun no había despegado los labios para contestar- Va y viene en metro, teniendo el coche siempre aparcado. E: Pero no te metas conmigo. –se quejaba- Mejor ir en metro que meterme por alguna calle que no debo y llegar tarde. M: Ya, pero si no lo intentas nunca sabrás hacerlo. P: Tiene razón. En: No sé para qué te gastaste el dinero en un coche si no lo usas. Lástima de dinero, hija. E: Uf. P: No te he enseñado el vestido de la comunión de la niña ¿Verdad? –decía entonces sorprendiéndose a ella misma- ¡Qué despiste! E: Y te acuerdas ahora.

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Cambios AdRi_HC En: Podemos ir ahora. –miraba su reloj- Además, tengo que ver cómo tiene el bajo por si quieres que se lo arregle. P: Venga, vamos. –se ponía en pie, viendo como todas le imitaban menos una Maca que simplemente las miraba. E: ¿Te quedas aquí? M: Sí, sigo con el café y así no se queda ella sola. –miraba a la abuela que permanecía sentada en su sillón. E: No le pasa nada, Maca. M: Ya, pero yo sigo aquí con el café. No pasa nada. –negaba con una pequeña sonrisa. E: Bueno, está bien. No tardamos en volver. Dando un trago de su taza veía como todas se iban marchando dejándola allí. Por lo que sin dudarlo mucho se levantaba de la mesa para ir con su café hasta el sofá y mirar la televisión. Me: ¿Quieres a mi nieta?

El café que bajaba en ese momento por su garganta se convertía en algo tan espeso que no podía llegar descender, obstruyendo así el camino de la respiración que necesitaba cuando solo podía toser intentando encontrar el alivio. Aun tosía cuando giraba su rostro, encontrando los ojos azules y rodeados de marcadas arrugas por la edad en los ojos de la mujer. Su corazón palpitaba fuerte y veloz chocando contra su pecho. M: ¿Perdón? –tragaba sintiendo el dolor- Pero… usted no… Me: ¿No hablo? –suspirando miraba de nuevo hacia la televisión durante unos segundos, girándose después hacia ella- Claro que no. Cuando hablaba nadie me contaba nada, me tenían siempre como una ignorante que no se entera de lo que ocurre con su familia. M: Pero… -fruncía el ceño. Me: Un día dejé de hablar, y al poco tiempo todo el mundo hablaba delante de mí. Claro, como la abuela no se entera de nada qué más da ¿verdad? – sonreía- Ahora me entero de todo sin tener que preguntar. M: ¿Pero por qué? Me: Cuando llegamos a una edad solo pretenden que no cojamos disgustos, pero a mí eso no me vale. Me gusta saber cómo están mis nietos y mis hijos. –la miraba fijamente- Quiero mucho a mis nietos… ¿Qué va a decir una 164

Cambios AdRi_HC abuela, no? Aunque si te digo la verdad, Esther siempre ha sido mi ojito derecho. M: Ya… -bajando la vista apretaba los labios, esperando que aquellas palabras siguiesen su curso. Me: Es un poco ingenua, demasiado buena… y no querría que nadie le hiciese daño. –apretaba la mandíbula cuando se levantaba para ir hacia el mueble, done varias fotos adornaban la estantería principal- Nunca piensa mal de nadie, hasta que no se da de bruces con ello prefiere pensar que todo el mundo tiene algo bueno. De nuevo se giraba, mirando a la pediatra durante unos segundos antes de volver hacia su sillón. Me: Soy vieja, pero me doy cuenta de las cosas. Se sabe más simplemente escuchando que preguntando… -colocando ambas manos en los brazos del sillón se disponía a preguntar de nuevo-¿Quieres a mi nieta? M: Sí. –la miraba entonces. Me: Bien, porque será lo que tienes que recordar cuando tengas un mal día. Ambas se miraban notando el silencio que se instauraba de nuevo, uno que se rompía con las voces de Esther y su prima que ya entraban en el salón. Girándose encontraba la sonrisa de la enfermera antes de que siguiese con la conversación que había llevado hasta allí. Volviéndose hacia el sillón comprobaba que Mercedes miraba de nuevo el televisor, como si nada hubiese ocurrido allí, como si su voz nunca hubiese salido para ella. Cerrando los ojos un instante se sentaba de forma correcta, repasando el momento que se acababa de suceder.

La despedida había sido algo breve, ya que una repentina tormenta las había obligado a salir corriendo hacia el coche y montar antes de que empeorara. Maca guardaba silencio mientras conducía, no había hecho falta mucho convencimiento cuando ya Esther se imaginaba lo que sería entrar a Madrid si seguía lloviendo de esa manera. No podía dejar de pensar en su abuela. En cómo había conseguido engañarles a todos, y notar sin muchas señales la relación que mantenía con la enfermera. E: Estás muy callada. –buscaba su mano sobre la palanca mientras la miraba- ¿Estás bien? M: Un poco cansada. –sonriendo de lado cogía su mano para llevarla a sus labios y dejar un pequeño beso antes de volver con ella hasta su rodilla, donde la dejaba casi oculta por la suya- Tienes una familia estupenda. 165

Cambios AdRi_HC E: Quitando al burro, claro. M: Bueno, la mentalidad que tú puedas tener no es la misma que la de un hombre que ha vivido toda su vida en un pueblo dedicándose únicamente a su familia. E: Lo sé, pero me saca de quicio. Y le aguanto muchas cosas por mi madre, si no se iba a enterar ese de la sobrina que tiene. –Maca sonreía frente a aquel comentario- Supongo que para él tampoco ha sido fácil, mi abuelo era mucho peor, y bastante tuvo… mi madre dice que bastante bueno ha salido, y a veces yo también lo pienso. M: No si tu abuela tiene razón… -apenas susurraba, pero no lo suficiente para que Esther no se percatase de ello cuando ya fruncía el ceño, momento en que Maca la miraba nerviosa durante un instante antes de volver la vista a la carretera. E: ¿Mi abuela? M: Eh… ¿he dicho abuela? Qué tonta, cómo iba a ser abuela. –sonreía cogiendo el volante con ambas manos- Me he equivocado. El tráfico en el centro comenzaba a sacar de quicio a una Maca que apretaba los labios viendo como uno tras otro iban colapsando el carril por sus malas maniobras. En un arrebato que sorprendía incluso a Esther, quitaba el freno de mano para meter la marcha necesaria y acelerar. Girando hacia la derecha mientras apretaba el claxon una y otra vez para que el que bloqueaba su paso diese marcha atrás. E: Maca ¿puedes hacer esto? M: No, pero ya me importa una mierda. ¡Panda de inútiles! –consiguiendo el espacio necesario conseguía entrar en una calle que, aunque teniendo que cruzarla en dirección contraria, conseguía sacarla de aquella congestión para comenzar a callejear y evitar el tráfico de las principales rutas de la capital- ¿Ves? Hay que tener nervio y decisión, no nos podemos quedar ahí hasta que un listo venga a poner orden. -apretaba la mandíbula. E: Pues es lo que hubiese hecho yo. –comenzaba a relajarse. M: Ya, cariño… pero yo ya pasé la época de ir con miedo en el coche. No es lo mismo. Llevaban varios minutos dando vueltas, iba a ser imposible encontrar ningún espacio libre para aparcar, haciendo que la pediatra se frustrase nuevamente y maldijese aquella lluvia. E: Menudo atasco.

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Cambios AdRi_HC M: Esto está imposible, como me ponga a dar pitorradas aquí se caga hasta el tato. E: No te pongas nerviosa, anda. M: Si es que parece que en cuanto caen cuatro gotas a la gente no le gusta llevar paraguas y tiene que sacar directamente el coche. ¡Pues pocas lluvias me he tragado yo con la moto! E: Es normal, Maca. Llueve y la gente prefiere ir en coche. M: Ya… E: Podemos hacer una cosa. –hablaba entonces y aprovechando un semáforo, momento en que Maca la observaba- Me bajo yo y te llevas el coche mañana, tú tienes garaje. M: ¿Seguro? E: Sí, es lo mejor. Ahora te paras en doble fila delante de la puerta y salgo en una carrera. M: Bueno. –acelerando se incorporaba de nuevo a la lentitud del tráfico, llegando en unos minutos hasta el edificio de la enfermera. Maca era la primera en abrir su puerta para correr al maletero mientras Esther hacia lo propio hacia el portal para abrir la puerta. Segundos después la pediatra hacia su llegada con el macuto acuestas y soltándolo nada más llegar. M: Menuda mierda de lluvia. –mascullaba sintiéndose ya empapada y mirando a la pediatra. E: Bueno, pues… -suspirando seguía mirándola, sintiendo las gotas caer por su rostro mientras ella se materia igual. M: Mañana vengo a recogerte. –inclinándose dejaba un beso en sus labios, separándose después para mirarla y sentir como necesitaba más, por lo que colocando una mano en su cintura volvía a sus labios, atrapándolos y consiguiendo que se separasen para colar de manera breve su lengua- Me voy. –asentía enérgicamente. E: Hasta mañana. M: Hasta mañana. En una nueva carrera iba hacia el coche, maldiciendo otra vez cuando ya se sentaba frente al volante para arrancar. M: Menudo fin de semana… que si manos, que si pierna, vestido, cama, y ahora mojada. –sacudía la cabeza pisando ya el acelerador- ¡Todos contra Maca! ¡Los elementos naturales en línea para joderme a mí! 167

Cambios AdRi_HC Bandeja en mano llegaba hasta el salón. No tenía apenas apetito así que un sándwich y un refresco eran su cena aquella noche. Sentándose frente al televisor lo encendía, dando un primer mordisco mientras en vez de prestar alguna atención a lo que veía, sus pensamientos estaban muy lejos de allí. Con ella. Terminando de tragar miraba su ensalada, dando después un trago de su vaso para recostarse y dejar la mirada perdida. Recordando decenas de momentos junto a la enfermera en aquel fin de semana, sonriendo en ocasiones y sintiendo como el corazón le daba un vuelco en otras. Mirando su reloj suspiraba, el tiempo parecía pasar demasiado despacio. Dejando el plato vacio se había levantado, llegando hasta el mueble y mirando la fotografía que aun había allí. Rubén y ella sonreían a la cámara. Cogiéndola con cuidado dejaba aquel espacio vacío como si fuese el aire el que se llevase ese recuerdo. Recogiendo sus piernas se abrazaba a ellas, apoyando la mejilla en sus rodillas para dejar su vista en algún punto tras la ventana. Tan solo unos segundos antes de coger el móvil de la mesa y mirar en la galería. No se hacía esperar cuando las últimas imágenes aparecían frente a ella haciéndola sonreír. Esther sacaba la lengua en la primera, justo al lado una de las dos aquella misma mañana. La enfermera se había colado en su cama tras pasar el pestillo. Despacio volvía a colocar el marco en su sitio. Pero este ya parecía un árbol en pleno invierno. Ninguna foto le dejaba hacer su función. Por lo que bajando la vista volvía a observar esas dos sonrisas que tiempo atrás siempre habían ido unidas. Una no existía sin la otra. Había utilizado un pequeño adaptador para poder introducir la tarjeta en la impresora. Un par de segundos después las imágenes se reproducían en la pequeña pantalla del menú, por lo que no tardaba más que un pensamiento en seleccionar la que quería. Escuchando como ya empezaba a imprimirse, y sonriendo al ver cómo salía lista para ser usada. Ya entre sus dedos la miraba sin moverse. Solo hasta un instante después en que caminaba hacia su dormitorio. Cogiendo un marco en el que aun no había colocado nada. Aun sonreía cuando de nuevo lo dejaba sobre la mesilla de noche. Apagando las luces a su paso iba dejando la oscuridad tras ella. Aun se le hacía extraño sentir la casa tan en silencio. Pero otra parte de su cerebro gritaba todo el tiempo que la voz que quería escuchar podía recordarla tan perfectamente que parecía tenerla allí mismo. Con ese pensamiento llegaba hasta la cama, programando la alarma en su móvil antes de quedarse de lado hacia la ventana, por donde miraba sabiéndose demasiado despierta para dormir. Con la luz aun encendida se abrazaba a su almohada. Contemplando aquella fotografía y reproduciendo en sus pensamientos ese mismo 168

Cambios AdRi_HC momento. La voz de la enfermera, su risa mientras sentía como le pellizcaba en la cintura consiguiendo que se retorciese. Una leve melodía hacia que Esther se incorporarse rápidamente. La luz de la pantalla parpadeaba haciéndole fácil el movimiento. Una sonrisa salía de sus labios al leer la pantalla. E: Hola. M: Hola.

Moviendo los dedos sobre el volante tarareaba la canción que sonaba en ese momento en la radio. El día había amanecido distinto. El sol brillaba fuerte, iluminando la ciudad como si un día de primavera se tratase. Incluso la temperatura acompañaba creando una comodidad completa. Había girado su rostro hacia la ventanilla cuando la puerta de abría, haciendo que buscase a la responsable de ello. M: Hola. –sonreía. E: Buenos días. –tras cerrar se despojaba del bolso para ponerse el cinturón¿Qué tal? –sonreía de igual modo. M: Muy bien. Hace un día buenísimo. –inclinándose se detenía antes de llegar a sus labios, pero solo unos segundos hasta que finalmente la besaba¿Has dormido bien? E: Genial después de hablar contigo. M: Me alegro. –con una nueva sonrisa miraba al frente, acelerando para incorporarse al tráfico de esa mañana. El viaje se hacía tranquilo y sin mayor dificultad. Por lo que llegaban incluso unos minutos antes hasta el parking del hospital. Esther ya salía cuando la pediatra llegaba hasta ella para coger su mano y caminar hacia la entrada. M: Estás muy guapa hoy. –sonreía mirándola. E: Estoy igual que todos los días, Maca. –bajaba la vista con timidez- No he hecho nada diferente. M: Ya, y estás muy guapa todos los días, pero hoy algo más. –inclinándose dejaba un beso en su sien antes de llegar al muelle- Buenos días, Teresa. T: Buenos días, pareja. ¿Qué tal el fin de semana?

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Cambios AdRi_HC M: Genial. –respondía mientras firmaba con una sonrisa- Ha sido divertido, tiene una familia estupenda. –tras firmar se apoyaba con el codo y de lado sobre el mostrador para mirar a la enfermera. E: Exagera. –negaba. T: Pues me alegro de que lo hayáis disfrutado. –quitándose las gafas miraba a la pediatra- ¿Y la suegra qué tal? ¿Simpática? M: Muy amable, sí. –asentía, momento en que la enfermera comenzaba a reír haciendo que ambas la mirasen extrañadas, sobre todo la pediatra que fruncía el ceño- ¿Qué? E: Nada. –negando dejaba el bolígrafo para caminar hasta el vestuario, sonriendo aun cuando escuchaba los pasos de Maca tras ella- Maca, que no pasa nada. –abría la puerta viendo como el vestuario permanecía vacío, algo que la pediatra aprovechaba para seguir tras ella- ¡Maca! M: Te has reído. ¿Por qué te has reído? E: Nada. –suspiraba girándose- No pasa nada. –sonreía. M: Si no me lo dices voy a estar todo el día comiéndome la cabeza ¿lo sabes? –dejaba una mano sobre la taquilla para apoyarse y seguir mirándola. E: Me dijo que me mirabas como si me quisieras hacer de todo. –apretaba los labios conteniendo la risa. M: No te creo. –la veía asentir. E: Como si fuera comestible. –no pudiendo hacer nada por contenerse se llevaba la mano a los labios mientras se cruzaba de brazos. M: Me voy. –se giraba en el momento en que Esther comenzaba a reír. E: ¡Maca!

Salía de la sala de curas cargada de varias botellas de suero y gasas cuando veía a la pediatra escribiendo sobre el mostrador de rotonda. Con una sonrisa caminaba hasta ella, dejando lo que cargaba a su lado pero sin soltarlo. E: Te pones muy guapa estando seria. –el rostro de Maca se giraba sorprendida por su voz mirándola después durante unos segundos- ¿Te lo has tomado mal? Porque sería una tontería. M: Que tu madre piense eso de mí no es muy alentador. E: Pero que no me lo dijo de malas, Maca. ¡Si yo me tuve que reír delante de ella! –la pediatra suspiraba bajando la vista- Que no es nada, de verdad. – 170

Cambios AdRi_HC inclinándose dejaba su rostro sobre su hombro, besándolo y mirándola después. M: ¿No tiene una mala impresión de mí, verdad? E: Que no. –negaba sin separarse- Le caíste muy bien, dice que eres muy educada y amable. M: ¿Seguro? E: Palabrita del niño Jesús. –alzaba la mano derecha con una sonrisa- ¿Vas a dejar de estar tan seria ya o no? M: Me preocupa que tu madre piense mal de mí. –contestaba encogiéndose de hombros. E: Tonta. –colocándose de puntillas llegaba a sus labios, dejando un pequeño beso y un segundo antes de volver a su lugar. Momento en que la pediatra miraba a su alrededor sonriendo. M: Qué suelta estás ¿no? E: A mí no me ata nadie. –sonriendo hacia su hombro derecho cogía de nuevo todas sus cosas para marcharse de allí ante la mirada de la pediatra. Salía de farmacia con una pequeña bandeja para dirigirse al ascensor, una compañera la esperaba en planta para reponer una de las habitaciones. Miraba al suelo cuando salía de nuevo, deteniéndose justo cuando miraba al frente encontrándose con un rostro que no esperaba. E: Cris… C: Hola, Esther. –asentía mínimamente. E: ¿Estás bien? –fruncía el ceño, reaccionando entonces al saber en la planta que se encontraba. C: Nada importante. –respondía cruzándose de brazos mientras miraba hacia otra parte- Te agradecería que no le dijeras nada a Maca. E: Si no estás bien debería saberlo. -el rostro de Cris se giraba lentamente hasta poder mirarla sin problema. C: Que Maca se preocupe por todo el mundo no quiere decir que tenga el derecho de hacerlo. –apretaba la mandíbula- Ahora que se preocupe de ti. E: Creo que nadie ha hecho nada por hacerte daño. C: Lo sé, lo sé. Si sois todas muy buenas. –asentía con una sonrisa torcida¿Qué tal está tu novio? ¿Lo lleva bien?

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Cambios AdRi_HC La enfermera tensaba su cuerpo frente a aquel comentario y sus manos también habían comenzado a ejercer más fuerza alrededor del aluminio de la bandeja. E: Espero que vaya todo bien ahí dentro. Sin dejar de mirarla cuando daba el primer paso, terminaba por adelantarla para marcharse de allí, sin poder escuchar un suspiro que terminaba por derrumbar a la mujer que se sentaba en el primer asiento que encontraba.

Cl: ¿Qué tal la pediatra encantadora de suegras? –sonreía parándose a su lado. M: Menos cachondeo. –sacudía la cabeza- Que bastante tengo… -la neuróloga reía haciéndole chasquear la lengua. Cl: A saber cómo la mirabas para que la suegra se diese cuenta, cariño. – palmeaba su hombro- ¿Iba enseñando muñeca? M: Pues no. –se giraba para mírala- Iba con un vestido. Cl: Jajaja M: ¡Quieres dejar de reírte! –se cruzaba de brazos mirándola- Bastante bien me porto, otra en mi lugar no tendría esta paciencia. Cl: Pobrecita. –acariciaba su mejilla- ¿Lo estás pasando mal tú? M: Pues no te haces una pequeña idea. –suspiraba apoyándose sobre el mostrador- Que últimamente cada vez que… -la miraba- No veas lo que le cuesta parar, y a mí es que se me va a salir el hígado por la boca. Cl: Díselo. M: No. Porque ya le dije que cuando estuviera preparada… no voy a presionar nada. Cuando tenga que ocurrir, ocurrirá. Cl: Qué buena es ella. –sonriendo se apoyaba también de lado. M: No como la otra, que últimamente me da en la nariz que le encanta provocarme y lo disfruta. –apretaba los labios. Cl: Normal. –asentía consiguiendo que la mirase con seriedad- Le gusta verse deseada por ti. M: Pues que no le guste tanto porque como siga así la acorralo un día en mi despacho y verás tú. –asentía haciendo reír de nuevo a la neuróloga. Cl: Qué divertida es esta etapa.

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Cambios AdRi_HC M: ¡Para ti! Será posible. –se quejaba- Yo estoy duchándome con agua fría bastante a menudo ¿sabes? Lo próximo es una pulmonía. Cl: No exageres. –acariciando su espalda comenzaba a caminar- Paciencia… M: Paciencia… -suspiraba mirando hacia su derecha, por donde Alicia caminaba claramente hacia ella- Dime. Al: ¿Sabías que Cris está en el hospital? M: ¿Cris? –extrañada metía las manos en los bolsillos de su bata- ¿Dónde está? Al: En psiquiatría, la vi hace un rato en el pasillo hablando con Esther. Me extrañó… -se encogía de hombros- Creí que debías saberlo si no… M: Gracias, Alicia. Con una mano en su hombro se alejaba a de allí con prisa. De repente mil imágenes le pasaban por la cabeza. ¿Qué le diría esta vez? Llegaba fatigada por el número de escaleras que llevaban a psiquiatría, caminando mientras la buscaba con la mirada, dando finalmente con ella sentada en uno de los pasillos. Más tranquila seguía caminando, reduciendo los metros que la separaban de esa mirada perdida en el suelo. Dejaba escapar una pequeña cantidad de aire sin dejar de mirarla cuando ya llegaba a su lado. Pero seguía sin moverse. Abrazada a su chaqueta mientras parecía estar congelada y lejos de aquel lugar donde se encontraba. C: Me hubiese extrañado que no te dijera nada. M: No ha sido Esther quien me lo ha dicho. –apenas susurraba sentándose a su lado- Ha sido una enfermera. C: Lo malo de tener a tu ex trabajando en un hospital público. M: ¿Qué pasa? C: Nada. –negando suspiraba, levantando el rostro para mirarla fijamente aunque con seriedad- Nada que yo pueda evitar. –se encogía entonces de hombros. M: ¿Por qué has venido aquí? C: Mi médico de cabecera pensó que me estaba pasando con las pastillas para dormir, que bebía mucho… así que me mandó aquí y parece ser que tiene razón. Así que me han recetado antidepresivos y tengo que volver en un par de semanas. 173

Cambios AdRi_HC Lo había dicho todo con una naturalidad que Maca había recibido como el dolor más intenso que unas palabras podían traspasar. Su mandíbula había comenzado a tensarse cuando bajaba la vista hasta sus manos. C: Se ve que va a ser más difícil olvidarme de ti de lo que creía. M: Lo siento. C: No. ¿Por qué? No tienes la culpa, debería haber podido pasar de ti y seguir con mi vida, pero… es más complicado. –suspiraba- Por cierto, discúlpame con Esther, antes le contesté como no debía. Me pilló nerviosa y… M: Tranquila. –negaba sin mirarla ni levantar la vista del suelo. C: ¿Tú cómo estás? –veía como giraba su rostro- Aunque supongo que muy bien, ¿no? M: Eso ahora da igual. –se levantaba para girarse y quedar de frente a ella¿Me llamarás si algo va mal? C: No va a ir nada mal, Maca. Solo necesito que un loquero me vea dos veces por semana para que me haga llorar e insultarte un rato. Se me pasará. –sonreía de lado- Tú no te preocupes. M: Claro que me preocupo. C: Pues no lo hagas, yo estaré bien. Y a ti ahora te toca disfrutar de lo tuyo. Mi hermana va a venir para pasar unos días en casa, no se fía mucho de mí. –decía entonces poniendo los ojos en blanco- Ya ves tú. M: Vale, pero…. C: Te llamo. –le cortaba asintiendo- De verdad. M: Vale. C: Ahora vuelve al trabajo, anda. –con el canto del pie le daba apenas un pequeño golpe- No sea que ahora te llamen la atención por escaquearte. M: Siento que estés así. –cogía su mano apenas, reteniendo las puntas de los dedos durante unos segundos antes de soltarlas y comenzar a alejarse.

Sentada en una de las mesas del fondo removía su café con la mirada perdida en el mismo. No había podido cambiar su semblante desde su encuentro con Cristina, y un estado inquieto no la abandonaba por mucho que intentase calmarse. Unos pasos cercanos llamaban su atención, obligándola casi a levantar la vista cuando ya se detenían a su lado. 174

Cambios AdRi_HC M: Hola. –ladeaba el rostro. E: Hola. –una mínima sonrisa salía para ella, bajando después la vista cuando la pediatra se sentaba a su lado y sin dejar de observarla. M: Ya sé que te has cruzado con ella. –la enfermera levantaba la miraba con rapidez- Me ha dicho que te pidiese disculpas de su parte… ¿qué te ha dicho? E: Nada. –negaba rápidamente- ¿Qué le pasa? M: Tiene que centrarse un poco y… -suspiraba- Necesita que alguien la ayude. ¿Qué te ha dicho? E: Nada, de verdad. Si ha sido una tontería que ya se me ha olvidado. – aspeando con la mano sonreía de nuevo antes de dar un trago. M: Sea lo que sea… -la miraba cogiendo su mano por encima de la mesa- Da igual, no está bien y… no quiero que te afecte. E: Vale. –asintiendo brevemente apretaba los labios. M: ¿Te queda poco para acabar, no? E: Igual que a ti. –mirándola observaba como bajaba la vista, jugando con sus dedos y guardando silencio- Mañana le he cambiado el turno a Alicia y no trabajo. M: Bien, así descansas. –Sonreía mínimamente- Puedes aprovechar y hacer algo… querías ir a comprar algo para la cocina ¿no? E: Sí… la cafetera. M: Pues vas y te das una vuelta por ahí. –acercando su silla hasta ella terminaba por dejar el codo sobre la mesa como punto de apoyo para colocarle unos mechones de pelo. E: Cuando acabes te vienes a cenar a casa. Tengo tiempo de sobra para tirar el primer intento a la basura y probar un segundo. –sonreía contagiando a la pediatra- Así no pongo en riesgo ni tu salud ni la mía, que no está la cosa para coger bajas. M: Vale. ¿Y el plan para esta tarde? E: Vamos a la tuya y tú preparas la cena. Que eres más rápida y eficaz para eso. M: Tienes razón, pero mejor en la tuya. –sin dejar de sonreír asentía repetidas veces- ¿Te he dicho hoy que te quiero? –la veía negar- Pues te quiero. –acercándose recorría el escaso espacio que las separaba para dejar un pequeño beso en sus labios- Y ahora a trabajar, que no nos movemos hoy, eh. –se levantaba colocando la silla. 175

Cambios AdRi_HC E: Sí, señor. M: Pues vamos. –moviendo la cabeza hacia una señal suficiente para que la enfermera se levantase para comenzar a caminar, no sin antes recibir una palmada en el trasero que le hacía reír.

Mirando al televisor sentía las caricias de la pediatra en sus brazos. Tras unos minutos en el sofá había acabado sentada entre sus piernas y apoyada en su pecho. Momento que una llamada telefónica de Encarna había interrumpido aunque no del todo. E: Te dije que discutiríamos y así fue. Aunque bastante menos de lo que podría haber pasado. En: Pues tiene un disgusto… sabes lo que le afecta discutir contigo, Esther. Podías llamarle y que vea que no estás enfadada. E: Pero es que sí lo estoy. –sentía un beso en la mejilla- Y no me apetece hablar con él. En: Pues le diré que no estás enfadada y que se lo crea. E: ¡Mamá! –se quejaba haciendo sonreír a una Maca que la abrazaba mirando al frente- No hagas eso porque me enfado contigo. En: ¿Has cenado? E: Sí. En: ¿Qué has cenado? Porque siendo tú seguro que un sándwich de algo, un simple yogur o nada directamente. E: Pues he cenado berenjenas a la plancha. –miraba de reojo a la pediatra mientras intentaba no reírse. En: ¿Tú te has hecho unas berenjenas a la plancha? E: He dicho que he cenado, no que las haya preparado yo. Ha sido Maca. – ésta la miraba sorprendida mientras se encogía de hombros- Está aquí conmigo, que se ha quedado a cenar. En: Ah. Bueno, pues os dejo y voy a ver si me tomo la leche antes de irme a la cama. E: Vale, mamá. Que descanses. En: Tú también, hija. Y dale recuerdos a Maca. E: Hasta luego. –colgaba dejando el teléfono a un lado del sofá antes de recostarse de nuevo sobre su cuerpo- Recuerdos de mi madre.

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Cambios AdRi_HC M: ¿Ha dicho algo porque esté aquí? E: ¿Y qué va a decir? Nada… a ver si es que va a ser que nadie puede cenar aquí conmigo para que no esté sola. –girando su rostro la miraba con una pequeña sonrisa. M: Claro que no. –dejaba un beso en su nariz- Pero después de lo que dijo… E: ¿Vas a recordarlo cada día hasta que lo sepa? Porque vaya tela, cariño. – sacudía la cabeza mirando al frente de nuevo, la pediatra seguía con los ojos fijos en ella. M: Es que según me lo dijiste, quitando cómo te mirase, parece que lo vio algo sucio… E: Mi madre es muy exagerada, Maca. No tienes que darle tanta importancia a lo que diga, y te aconsejo que no lo hagas o será peor para ti. M: Bueno, vale. E: También te digo que cuando te hable no te hagas la loca ni asientas porque sí, no le gusta y las pilla al vuelo. Hay que escucharla y saber lo que dice. M: ¿Entonces en qué quedamos? ¿La ignoro o le hago caso? E: Ignora lo que tengas que ignorar pero prestándole atención a lo que dice. Siempre prestando atención a lo que dice. De nuevo el único sonido perceptible era el sonido de la televisión. La pediatra seguía mirándola cuando ya guardaba silencio, consiguiendo que la enfermera girase el rostro para buscarla y encontrar una sonrisa. E: ¿Qué? ¿Me estabas ignorando? M: Jajaja no. –sonriendo la abrazaba.

Llevaba un rato despierta, bocarriba y con los ojos fijos en el techo. Su cuerpo ya no reaccionaba ante el espacio libre de aquella cama. Ni siquiera se había dado cuenta que desde unos días atrás ya no se limitaba a dormir en su lado, sino que aprovechaba el espacio como en aquel mismo instante. Dejando los brazos extendidos mientras su cuerpo permanecía casi cruzado a la anchura del colchón. Desde la noche anterior solo tenía un único pensamiento en la cabeza. Y le hacía estar tal y como permanecía. Intentando recrear ese momento lo más real posible en su imaginación. Una sonrisa estiraba sus labios cuando ya se incorporaba, soportando el peso de su cuerpo con las palmas de las manos unos centímetros más atrás 177

Cambios AdRi_HC de su cintura. Mirando a su alrededor mientras seguía tomando realidad sus pensamientos. En un impulso se ponía en pie para ir hacia la ducha, desnudándose en el camino para no perder más tiempo y empezar aquel día. Treinta minutos después ya ordenaba el dormitorio. Dejando la cama lista y cogiendo un pequeño montón de ropa que iría después camino de la lavadora. Seguía mirando a su alrededor, sin dejar de sonreír, cuando ya iba hacia la cocina. Bebía de un primer café cuando desde la puerta de la cocina observaba el pasillo. Su sonrisa seguía clara, se sentía nerviosa, ilusionada. Unos minutos después salía de casa, lista. Ya en la calle sus pies se dirigían firmes hasta la boca de metro, pero no había recorrido la mitad del camino cuando se giraba de nuevo, mirando en la dirección contraria y pensando con rapidez. Lo que le hacía tomar la iniciativa de caminar de nuevo los metros que ya había recorrido, sonriendo y abriendo su bolso con la decisión de empezar a cambiar más cosas ese día. T: Pero bueno, si tú hoy no trabajas. E: Ya lo sé. –se quedaba frente a ella con una sonrisa- ¿Sabes por dónde está Maca? T: Eh… pues creo que por cortinas. Hace un rato estaba allí con Gimeno y creo que no ha salido ni ido a otra parte. E: Gracias, Teresa. Sin soltar su bolso caminaba con decisión hasta urgencias. Varios compañeros la saludaban cuando ella ya descubría el cuerpo de la pediatra, que de espaldas a ella y como Teresa había dicho, hablaba con Gimeno junto a rotonda. E: Hola. –Maca se giraba mientras el médico se ladeaba para verla. M: ¿Qué haces aquí? ¿Pasa algo? E: No, no. Iba de compras y he pasado para ver cómo ibais. –sonreía- Parece que la cosa está tranquila. M: Eso parece. –sonreía también- ¿Y solo has venido para eso? E: Y para verte. –contestaba apoyada de lado sobre el mostrador, ambas se miraban ignorando la presencia de Gimeno que con las manos a la espalda las miraba en silencio- Y para darte esto. –le tendía un pequeño sobre. M: ¿Qué es?

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Cambios AdRi_HC E: No puedes abrirlo hasta que termines el turno. –la pediatra lo palpabaEso es trampa. M: Vale. –sonriendo y con un pequeño suspiro lo colaba en el bolsillo de su bata- No hasta que salga. E: Eso. –asentía mirando a Gimeno y de nuevo a la pediatra- He venido en coche ¿sabes? M: ¿En serio? –preguntaba sorprendida. E: Sí. Iba a coger el metro, pero me he dicho que no, que tengo que empezar a quitarme esa tontería y coger el coche. Que para eso lo tengo. M: Es genial, cariño. E: Me hago mayor. –sonreía mirando de nuevo al médico- ¿Entretenido? G: Por… supuesto. –seguía sin moverse- Siempre es… bonito ver el comportamiento de dos… mamíferos en cortejo. –la pediatra reía abiertamente mientras este sonreía mirándolas- En serio. E: Me voy a ir. –negaba sonriendo- Luego te veo. –de puntillas alcanzaba sus labios para dejar un breve beso que era el primer paso para una nueva sonrisa de Maca que ya la observaba marchar cuando Gimeno soltaba un hondo suspiro. G: El siguiente paso sería… la procreación. –movía la cabeza mientras apretaba los labios. M: Ais… yo lo intentaría día y noche si fuese necesario. –se miraban con seriedad mientras metía ambas manos en los bolsillos de la mata. G: Ya no pega mucho hablar de… ventrículos… ¿Verdad? M: Verdad. –sin moverse giraban el rostro hacia la puerta por donde había desaparecido la enfermera.

Caminaba entre los expositores y perchas sin perder detalle de nada de lo que se iba mostrando frente a ella. En varias ocasiones se detenía, pero algo le hacía negar en silencio y seguir caminando. Nada llegaba a convencerla como necesitaba. Las opciones se terminaban cuando giraba sobre sus talones, echando un último vistazo y esperando que hubiese pasado algo por alto. -¿Puedo ayudarla? La voz femenina tras ella le hacía volver a girar. Encontrando la sonrisa de una dependienta que con las manos atrás esperaba una respuesta. 179

Cambios AdRi_HC E: Eh… -carraspeaba- La verdad es que estaba mirando, pero no encuentro nada que me… -¿Alguna ocasión especial? –sonreía de nuevo- Aniversario, cumpleaños, noche de bodas… -ladeaba el rostro cuando la enfermera ya veía lo que intentaba. E: Digamos que una primera vez especial. –suspiraba mínimamente dejando que continuase allí. -Comprendo. –asintiendo seguía mirándola- Entonces hay que dar con el conjunto perfecto. Sí. –asentía de nuevo girándose- Venga conmigo. Resignada caminaba tras la chica, esta parecía ir con decisión hasta uno de los mostradores, rodeándolo para pasar al otro lado cuando ya abría varios armarios y cajones. Esther se dedicaba a mirar a su alrededor, varias personas seguían en su afán por encontrar algo en esa tienda de lencería. -¿Algún color favorito? E: Yo había pensado quizás en algo… no sé, oscuro. –se encogía de hombros mientras apretaba los labios. -Tenemos un verde oliva que es oscuro y queda muy bien. –sacaba el conjunto extendiéndolo sobre el cristal del mostrador- Tiene un borde muy favorecedor. E: No sé si me gusta mucho. –lo miraba mientras acariciaba el dibujo del sujetador- No termina de convencerme. -Pues seguimos mirando. Uno tras otro, sacaba alguna Eso hacía con sujetador no le

la enfermera veía todo lo que iba sacando. Pero siempre queja consiguiendo que una negación saliese de sus labios. el cuarto, en un azul que realmente le gustaba, pero el había gustado desde un principio.

E: Siento molestarte, será mejor que me vaya y… -la chica negaba con rotundidad- De verdad que… -¿A tu novio le va lo sexy o lo sensual? E: Pues… -carraspeaba tocándose el lóbulo derecho- Es chica. –la miraba viendo como guardaba silencio- Y mejor sexy. -Tengo lo que buscas. Agachándose dejaba a la enfermera sorprendida, con una ceja enarcada y esperando a que de nuevo le mostrase lo que andaba buscando. No pasaban más que un minuto escaso hasta que con una sonrisa, quedaba otra vez frente a ella.

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Cambios AdRi_HC -Se lo regalé a mi novia y no veas lo mucho que me alegro de haberlo hecho. –abría la caja frente a ella. Los ojos de Esther se habían quedado inmóviles frente a aquel conjunto. Una pequeña sonrisa se iba dibujando en sus labios cuando la dependienta sonreía aun más, satisfecha de haber sacado aquellas prendas. -Te aseguro que no cerrará la boca en mucho tiempo. E: Me lo llevo. –asentía sin dudarlo un instante.

Sin prisa caminaba hasta el vestuario, el turno de esa tarde llegaba a su fin y tenía ganas de salir para encontrarse con la enfermera. Ese pensamiento le hizo recordar lo que aun guardaba en el bolsillo de su bata. Estaba frente a la taquilla cuando con una sonrisa lo sacaba para mirarlo durante unos segundos antes de abrirlo y dejar caer un juego de llaves sobre la palma de su mano. Tras ellas un pequeño papel doblado llamaba su atención. Pinzándose el labio lo abría para leerlo. Vale por 1 deseo. Sus labios se estiraban en una sonrisa, mirando después las llaves que aun sostenía durante unos segundos. Colocándose la cazadora salía del vestuario, sin detenerse y evitando chocarse con varios compañeros cuando ya llegaba frente a una Teresa que también se preparaba para marcharse. T: ¿A casita? M: Sí, a casita. –asentía firmando- A ver si no hay mucho tráfico. T: Lo que te importará a ti eso con el trasto ese que llevas. –la pediatra sonreía viendo como Claudia salía acompañada de Gimeno. Cl: ¿Nos tomamos una cervecita por aquí cerca? M: No, he quedado con Esther y me voy pitando. –se cruzaba el bolsoMañana si eso. Cl: Pues nada, hija. Cuando tengas un rato para el resto de los mortales me avisas, que estaré dispuesta a hacerte un hueco. M: Hasta mañana, chicos. Un pensamiento había conseguido que no acelerase tanto como su primera intención había querido, por lo que sorteaba los coches sin prisa,

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Cambios AdRi_HC deteniéndose incluso cuando el semáforo dejaba ver el color ámbar cuando podía aun seguir sin hacerlo en rojo. Sonreía sin poder evitarlo, no sabía exactamente de qué podría tratarse todo aquello, pero sin duda alguna estaba ansiosa por descubrirlo. Tras dejar la moto bien aparcada caminaba hasta su portal. La noche había caído y tras abrir debía encender la luz antes de llegar al ascensor. El cual esperaba mirando al suelo en todo momento hasta que las puertas se abrían dejándole paso. Despacio y queriendo escuchar cualquier sonido que pudiese llegar hasta ella, abría la puerta del piso, encontrando algo que definitivamente no se esperaba. El pasillo estaba alumbrado por un grupo de pequeñas velas que la guiaban por este mismo, lo que le hacía tardar unos segundos en reaccionar para finalmente pasar y dejar su bolso antes de seguir caminando. Lo hacía cuidadosamente, mirando las velas colocadas en cada lateral y que seguían en el giro que llevaba al dormitorio. Con la mano empujaba levemente la puerta, que cedía casi por si sola y mostrándole una imagen que la dejaba en aquel mismo lugar sin poder moverse.

M: Hola. E: Hola. El cuerpo de la enfermera permanecía sobre la cama. Apoyada ligeramente sobre el cabecero mientras flexionaba la pierna derecha y dejaba estirada la izquierda justo al lado. Se podía decir que su piel brillaba bajo la luz de otro pequeño grupo de velas que alumbraba apenas el dormitorio. El juego de color con el conjunto de lencería negro hacía el resto. M: ¿Y eso? –apretaba los labios en una pequeña y casi imperceptible sonrisa cuando daba un paso al frente, momento en que la enfermera se iba incorporando, acercándose al borde de la cama para quedar de rodillas y a la altura de la pediatra cuando terminaba de llegar a ella. E: Te di algo que puedes usar ahora. –sonriendo más claramente se pinzaba el labio, viendo como los ojos de Maca no perdían detalle de ese movimiento. La mano derecha de la pediatra iba hacia uno de los bolsillos de su chaqueta, sacando el pequeño papel que sostenía entre los dedos índice y corazón antes de alzarla y mostrarlo. M: ¿Lo que quiera? 182

Cambios AdRi_HC E: Lo que quieras. –susurraba colando ambas manos por sus hombros para dejar caer la cazadora. Los ojos de Maca se movían de nuevo, bajando por su cuello y observando detenidamente toda la piel frente a ella, su pecho, bajando por su abdomen y llegando a una cintura que limitaba con ambas piernas. Cuando de nuevo buscaba su rostro, sus labios se habían separado sin esperar orden alguna. Dejando pasar el aliento y obligándola a tragar saliva. M: ¿Seguro? –Esther se limitaba a asentir, desabotonando ya su camisa sin dejar de mirarla a los ojos. Pasaba un solo instante hasta que aquella tarea era para las dos, aprovechando el tiempo y consiguiendo que la pediatra ya estuviese en igual de condiciones antes de acercarse hasta ella, obligándola a retroceder cuando ya había encontrado sus labios. De rodillas se detenían en el centro de la cama, las manos de la enfermera en su cintura mientras su rostro era tomado con calma para seguir en aquel apetecible momento que a ambas las hacía suspirar, querer sentirse aun mas cuando pegaban por completo sus cuerpos antes de hacer un pequeño descanso y mirarse, ocasión en la que ambas sonreían en aquella cercanía. Maca no dudaba en inclinarse para conseguir recostarla poco a poco, quedando finalmente sobre ella, apoyada con uno de sus brazos mientras la observaba desde su posición. E: ¿Te gusta mi compra? –sonreía. La mirada de la pediatra se movía de nuevo sobre su cuerpo, repasando aquella diminuta braguita de encaje y a juego con un sujetador que le hacía suspirar y apretar la mandíbula antes de mirarla. M: Me encanta. De nuevo recorría el espacio que las separaba, dirigiéndose esa vez hasta su cuello, recorriéndolo de forma ascendente desde su clavícula, y sintiendo los dedos de la enfermera enredarse entre su pelo, despacio y en apenas una caricia. Los labios resbalaban por si solos, haciendo aun más fácil el siguiente movimiento mientras descendía hacia su pecho. Besándolo en el centro antes de llevar su mano hasta aquella prenda, estrechando la piel que aun cubría y arrancando un pequeño sonido de voz de Esther, sonriendo por ello se incorporaba para mirarla y buscar de nuevo su boca. Una de las piernas de la enfermera se enroscaba en su cintura, gesto que Maca aprovechaba para acariciarla, con el simple tacto de las yemas de sus dedos mientras subían hasta su cintura. Sus cuerpos giraban, quedando al contrario y con una Esther que parecía tomar las riendas cuando besaba su pecho por encima del sujetador. La 183

Cambios AdRi_HC pediatra cerraba los ojos queriendo sentir únicamente, estirando su cuello cuando bajaba hasta su estómago, acompañando los besos con la humedad de su lengua antes de querer besarla de nuevo y sentir sus manos alrededor de su cuello impidiéndole una futura marcha. Aquel beso pasaba a ser algo distinto, sabían que no habría límite, ni interrupción, ni razón para abandonarlo tarde o temprano. Tampoco prisa por apurar unos segundos que estaban rendidos a ellas en esa noche. Guardados en un cajón que nadie abriría para liberarlos. De nuevo en la posición inicial, Maca decidía retirar lo que aun impedía llegar por completo a ella. Por lo que ya despojada del sujetador, la miraba antes de inclinarse con lentitud hasta su pecho, besándolo despacio, acariciándolo después con la punta de su lengua y sintiendo como este comenzaba a mostrar una clara excitación. Algo que aprovechaba para atrapar aquella protuberancia entre sus labios, escuchando un pequeño gemido de la enfermera, y uno aun mayor después cuando pasaba a actuar con sus dientes. Levantando la vista sonreía, descubriéndola con los ojos cerrados y el pecho inquieto. Después de unos minutos en que su gemelo recibía la misma atención por su parte, descendía de nuevo, acariciando con su nariz, besándolo y dando pequeños mordiscos por su costado cuando llegaba al borde de la única prenda que aun resistía en su cuerpo. Ayudada con una mano y de nuevo sus dientes, la bajaba, aunque mínimamente, antes de seguir en su camino, besando entonces su pubis y la parte más cercana de sus muslos. Sintiendo como el cuerpo bajo el suyo comenzaba a impacientarse se incorporaba apenas para mantenerse de aquella forma cuando, con la misma mano que antes, comenzaba a bajar por completo su ropa interior, escuchándola suspirar cuando sin mirarla la alejaba definitivamente de allí, acariciando después con la punta de sus dedos el recorrido de sus piernas hasta la cintura, buscando entonces su rostro antes de moverse para quedar sobre ella buscar y sus labios. Las lenguas se entrelazaban entre sí mientras la respiración se hacia una y los cuerpos se amoldaban a la perfección, como si estuviesen hechos para estar unidos y ninguna otra forma en la tierra se compenetrase de esa forma. Maca liberaba su mano derecha, guiándola por su costado hasta el centro de su cintura, no deteniéndose ante nada cuando alcanzaba su sexo, uno deseoso de recibirla y que por igual le hacía suspirar cuando acariciaba cada rincón y centímetro de esa piel. El beso se volvía inquieto y alocado en ese momento, derrumbando cualquier atisbo de contención en las dos. Y la pediatra no podía más que dejar que parte de ella fuese aun más allá. 184

Cambios AdRi_HC La intromisión de su dedo índice impacientaba a la vez que complacía a una Esther entregada por completo a ella. La besaba sin soltar su rostro mientras una parte de sus pensamientos estaba firmando una confirmación de que su vida debía llegar a aquel momento, con ella y nadie más que ella. Su cintura se movía buscando aun más placer, pero los planes de Maca actuaban de forma contraria y su mano abandonaba su sexo cuando al mismo tiempo se separaba de sus labios para mirarla a los ojos. Lo siguiente que ocurría dejaba a Esther casi hipnotizada y sin apartar sus ojos de ella. La pediatra llevaba el dedo índice hasta sus labios, introduciéndolo en su boca lentamente para después sacarlo de la misma forma y acercarlo después hasta ella, ofreciéndole entonces su dedo corazón, siendo ella quien observaba en ese momento mientras eran los labios de la enfermera los que lo atrapaban durante unos segundos en que la respiración se hacía aun más espesa si cabía. Seguía con la vista fija en sus ojos cuando su mano llegaba otra vez hasta su sexo, para penetrarla de nuevo. Esther cerraba los ojos automáticamente al sentirla, dejándole una libertad que le hacía poder descender besando su cuerpo y quedar más tarde entre sus piernas. El placer comenzaba a nublar por completo sus sentidos, teniendo que agarrarse a las sabanas cuando sentía también la lengua de la pediatra manipular su clítoris con demasiada calma para ella y su excitación. Su mano se veía obligada a ir hasta su pelo, desordenándolo cuando hacía una mínima presión dejando claras sus intenciones, unas que Maca estaba gustosa de llevar a cabo cuando ya escuchaba su respiración aun más desesperada. Tanto que un par de minutos después decidía abandonar aquel lugar para volver sobre ella y entre sus piernas para crear una unión que ambas recibían en un nuevo beso. El vaivén de sus caderas creaba una fricción que parecía no ser suficiente. Las manos de Esther llegaban a una espalda que se curvaba en un intento de hacer más fuerza para una necesidad mutua. Los gemidos ya recorrían cada rincón de la casa, el sudor perlaba la piel de las dos y mientras se miraban dos pares de pupilas se dilataban en la oscuridad cuando la tensión se apoderaba de cada músculo y de una respiración que se cortaba por segundos antes de cerrar los ojos y sucumbir a la relajación. Maca humedecía sus labios secos antes de dejarse caer sobre su pecho, escuchando un corazón tan inquieto como el suyo que golpeaba frenético antes de ni siquiera poder rozar la calma. Así pasaban unos segundos antes de elevar su rostro para mirarla y moverse apenas para quedar frente a ella pegando la frente a su rostro.

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Cambios AdRi_HC Algunas velas se habían consumido, no así otras que aun regalaban una mínima luz para que pudiesen seguir mirándose mientras de vez en cuando, y sin anuncio previo, las manos acariciaban y recorrían la piel de la otra consiguiendo una sonrisa. M: ¿Ha sido como te lo habías imaginado? E: Ha sido mucho mejor de lo que podía haberme imaginado. –acercándose iba hacia sus labios, sintiendo como la rodeaba con su brazo no dejando que se alejase después de allí. M: ¿Seguro? E: Seguro. –miraba su boca, acercándose de nuevo para comenzar un beso que las hacia suspirar cuando la pediatra conseguía que quedase parcialmente sobre ella. M: Si te soy sincera, y aunque... aun no es que me lo haya quitado del todo, tenía el miedo de que no te… gustase. E: Pues mal. –sonreía. M: Bueno, creo que es lógico... tú nunca… –tragaba saliva mirándola- Podía no gustarte, y a ver qué hacía yo entonces. E: Qué tonta… -negaba mínimamente- ¿Sabes algo curioso? M: Qué. E: Cuando fui esta tarde a comprar el conjuntito ese tan mono, me tuvo que ayudar la dependienta, porque no veía nada que me gustase, y al final me pregunta toda segura ella que si a mi novio le gustaría sexy o sensual, le digo que no, que es una chica y me saca toda dispuesta este porque se lo regaló a su novia y ella está contentísima con él. –reía recordándolo, momento en que la pediatra sonreía mirándola. M: Pues tendré que ir a darle las gracias por la elección. E: Te quiero. Su cerebro no había recibido ninguna información que mandar a sus labios, el aire que había utilizado había llegado allí con la única orden de ser parte de su respiración, pero se habían convertido en dos palabras que dejaban a la pediatra mirándola sin haberse esperado para nada escuchar eso en aquel momento. E: No te lo había dicho. –susurraba sin mover un ápice su cuerpo. Tampoco cuando la mano de Maca llegaba a su mejilla al tiempo en que se incorporaba lo justo para alcanzar sus labios y besarla. M: Ven aquí. 186

Cambios AdRi_HC Moviéndola de nuevo quedaban las dos recostadas, la enfermera sobre su pecho cuando el brazo de Maca ya la rodeaba con fuerza, besando su pelo repetidas veces para abrazarla después y acomodarse. M: Me haces muy feliz, Esther, creo que no te imaginas hasta qué punto. E: Y tú a mí… lo más feliz que una persona puede llegar a ser. –besaba su pecho acomodándose de nuevo después. M: Y hubiese esperado el tiempo que hubiese hecho falta, de verdad. E: Lo sé. M: Pero no prometo que mañana no se me note, y por lo tanto no haya comentarios. –avisaba haciendo reír a la enfermera- Porque visto lo visto parece que mi cara es un panel de anuncios y yo no me entero… Pero no me importa. –besaba su pelo de nuevo. E: A mí tampoco. M: Entonces ningún problema… mañana todo el mundo se reirá de mi cara de feliciana.

Que ambas tuviesen el mismo turno y por la tarde había ayudado a que ninguna pusiese prisa por levantarse aquella mañana. La primera en desperezarse bajo las sabanas era la pediatra, que sonreía después viendo dormir a Esther, acurrucada junto a ella y con los brazos pegados a su pecho. No dejaba de mirarla cuando movía su mano libre para alcanzar el pelo que había caído sobre su rostro, liberándolo y acariciando finalmente su nariz antes de incorporarse para ir al baño. Cuando de nuevo salía la primera imagen era de nuevo la que le hacía sonreír. Aún era pronto y prefería quedarse un ratito más en la cama para tenerla de aquella forma. Cubría su cuerpo parcialmente con la sabana, quedando sentada y sintiendo como la enfermera se movía para colocar la cabeza sobre su regazo y abrazarla. Aun sonreía cuando mirando a su alrededor encontraba un libro encima de la mesita, ese iba a ser el que le entretuviese durante un rato, o más bien, durante el rato en que Esther decidía seguir durmiendo. Así pasaba casi una hora. Maca leía tranquilamente mientras su mano libre recorría la espalda desnuda de una Esther que parecía empezar a abandonar su sueño. E: ¿Qué haces? –preguntaba sin abrir los ojos y sin apartarse de su cuerpo.

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Cambios AdRi_HC M: Leer un poco mientras seguías durmiendo. –cerrándolo mientras respondía lo dejaba de nuevo sobre la mesita- ¿Sigues teniendo sueño? –la veía negar sin mover el resto de su cuerpo- ¿Y vas a seguir ahí? Suspirando se incorporaba, dejando una mano sobre el colchón para soportar el peso de su cuerpo y abriendo un solo ojo para mirar a la pediatra, que sonreía abiertamente colocándole bien el pelo de forma cariñosa. Los ojos de Esther se habían detenido en el pecho descubierto que tenia frente a ella, sin hacer ningún gesto ni decir una palabra cuando ya Maca la descubría. M: Buenos días, eh. E: Buenos días. –cerrándolos de nuevo se sentaba junto a ella para abrazarla y pegar el rostro a su hombro- ¿No tienes frío? M: No. E: ¿Has dormido bien? M: Yo sí. ¿Y tú? –se movía lo justo para mirarla, descubriendo una pequeña sonrisa- Aun tienes sueño, no me lo puedo creer. E: No tengo sueño, estoy a gustito aquí. De nuevo en silencio la mano de Maca volvía a acariciar su piel, dejando que sus pensamientos volviesen a tomar las riendas en un momento que la enfermera aprovechaba que el sueño aun no llegaba a abandonarla del todo. E: ¿Qué has estado haciendo además de leer? Porque te veo muy despierta. M: Nada, acariciarte, leer y pensar… E: ¿Y en qué has estado pensando? –volvía a preguntar antes de moverse apenas para quedar más a un lado y mirarla. M: En lo que pasó anoche. –la miraba también. E: ¿En qué exactamente? –sonreía acomodándose- Si puede saberse, claro. Seguía mirándola cuando la pediatra se giraba quedando más de frente a ella, apretando los labios y manteniendo un gesto de seriedad que no llegaba a preocupar a Esther, pero si mantenerla con el ceño casi fruncido. M: ¿Te incomodó algo? En serio… ¿Alguna cosa te hizo pensar en parar o…? E: Maca. –se quejaba. M: Es que quiero saberlo. Pudo no gustarte algo, pudo chocarte o… yo qué sé, mil cosas. Y aunque haya sido la primera vez, pues… 188

Cambios AdRi_HC E: Estás hablando en serio. –se sorprendía viéndola suspirar. M: Llámame tonta por preocuparme por eso. –se encogía de hombros moviéndose y quedando entonces echada sobre la cama mientras Esther seguía de igual manera. E: Es que me parece increíble. M: Pues no es tan increíble, creo que es lógico que me interese por saber si disfrutaste o… No podía continuar cuando el cuerpo de la enfermera se precipitaba sobre ella, cogiendo sus manos para dejarlas por encima de su cabeza bloqueando su movilidad. La miraba con una sonrisa cuando Maca aun no cambiaba su gesto de sorpresa. E: ¿Quieres ver cómo nada de lo que dices se parece a la realidad? Sonriendo se inclinaba hacia ella para alcanzar sus labios, al mismo tiempo en que su mano derecha descendía acariciando su abdomen despacio. El beso se pausaba en un momento en que se miraban y la mano de la enfermera alcanzaba el centro de una Maca que cerraba los ojos al instante.

Una camiseta que manga corta y un pantalón de deporte eran las prendas que vestían a la pediatra mientras sonreía viendo a Esther a su lado, mordiendo de un trozo de naranja sin dejar de mirarla. Solo durante unos segundo hasta que esta se movía para llegar a la cafetera al otro lado. Pasaba por su espalda rozándola con su mano, una pequeña caricia que conseguía que Maca girase su rostro para seguirla. Observándola llenar dos tazas con aquel humeante líquido negro que había inundado con su aroma la cocina. Ella seguía cortando pan en pequeñas porciones para tostarlas y que fueran parte de ese desayuno tan diferente que estaban viviendo por primera vez. Tras dejar las tazas en la mesa regresaba a su lado, justo cuando la pediatra dejaba el pan para que se hiciese bien y girándose durante la espera, viendo cómo bebía de un vaso de zumo a medio llenar se cruzaba de brazos sin borrar su sonrisa. E: Estás guapa hoy. –ladeaba el rostro. M: Tú lo estás siempre. –tirando de su mano conseguía pegarla a su cuerpo para rodear su cintura y abrazarla, sintiendo como la imitaba pasando los brazos por su cuello dándole una libertar para estrechar aun mas ese gesto antes de llegar a su cuello y besarlo- Me pasaría el día así. –hablaba en voz baja y sin alejarse de esa parte de su anatomía. E: Pero no podemos. 189

Cambios AdRi_HC M: Y es una pena. –separándose entonces sonreía, besando sus labios con decisión pero sin más que esa presión que sonaba rompiendo el silencioVamos a desayunar. Alrededor de la mesa se respiraba un ambiente de tranquilidad y comodidad que conseguía que Esther no pudiese dejar de sonreír. Veía a la pediatra untar tostadas para ella mientras le contaba el sueño que había tenido, y la miraba encontrando un efecto casi irreal de lentitud en cada uno de sus movimientos. Flexionando su pierna derecha llevaba el pie hasta la silla, rodeándola después con un brazo y mantenerse así cuando bebía de nuevo de su taza. Todo estaba tomando un color tan distinto que podía decir que estaba fascinada con cada segundo que transcurría. Siempre menos que el siguiente. Tenía un constante hormigueo en el estómago que no le dejaba olvidar nada de la noche anterior, de esa misma mañana… parecía todo tan perfecto. La mano de la pediatra se alzaba sobre la mesa teniendo un trozo que se había desprendido de su tostada, ofreciéndosela directamente en los labios y sonriendo al sentir los dientes atrapar también su pulgar. M: Carnívora. E: Mmm. –cerraba los ojos en un suspiro de placer que hacía reír a la pediatra- Voy al baño, ahora vengo. Después de levantarse pasaba por su lado, viendo como Maca alzaba su rostro hacia ella en el mismo instante en que se inclinaba para dejar un pequeño beso en sus labios. La pediatra aun sonreía cuando ya se encontraba sola en la cocina y bebía de su café. Recogía unas migas de pan sobre la mesa cuando el teléfono sonaba. Uno de los inalámbricos estaba allí mismo, por lo que, tras limpiar los restos de mermelada en su pulgar con los labios, alcanzaba a cogerlo para descolgar. M: ¿Si? En: ¿Esther? –el rostro de la pediatra se giraba hacia la entrada sorprendida. M: Eh… -carraspeaba- Soy yo, Encarna… Maca. –tragaba lo que aún le quedaba en la boca mirando de nuevo hacia el pasillo. En: Ah, hola… buenos días. M: Buenos días. Esther está en… -se levantaba asomándose al pasillo, viendo como por fin regresaba- Se la paso. –le tendía el teléfono antes de susurrar- Tu madre.

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Cambios AdRi_HC E: Hola, mamá. –saludaba alegre antes de sentarse- Sí… de tarde, sí… bueno mañana te lo busco, vale sí… un besito. –colgaba dejando el teléfono de nuevo sobre la mesa. M: No debí cogerlo. E: ¿Por qué? –se extrañaba viendo cómo permanecía con el ceño fruncidoNo empieces con eso, Maca. Que no pasa nada. –negaba siguiendo con su desayuno mientras la pediatra no cambiaba su gesto.

Después de pasar por casa de la pediatra para que se cambiase de ropa habían emprendido de nuevo camino hasta el hospital. Tardaban apenas unos minutos y se detenían con tiempo de sobra junto a la puerta. La primera como siempre en bajar era Esther, que se quitaba el casco cuando Maca sacaba las llaves del contacto y bajaba también. E: Como sigas con esa cara todo el día verás. –suspiraba mirándola. M: Tú déjame a mí con mis cosas. –se quejaba- Y admite que para tu madre habrá sido raro que le cogiese el teléfono en plena mañana en tu casa. E: ¿Y qué? ¿En vez de preocuparse ella te vas a preocupar tú? M: No quiero causarte algún problema con ella, nada más. –seguía mirándola cuando Esther se acercaba hasta ella, terminando por poner una mano en su mejilla. E: No te preocupes. –susurraba antes de llegar a sus labios y empezar un beso que se prolongaba más de lo previsto y teniendo que separarse cuando alguien silbaba tras ellas. Cl: ¡Viva el magreo! –comenzaba a vitorear consiguiendo que ambas sonriesen aun sin separarse- ¿Y ese afán de hoy? –sonreía cruzándose de brazos mientras las miraba. M: No hay ningún afán. –negando pasaba un brazo por el cuello de la enfermera. Cl: Oh. –abría los labios mínimamente, mirando a una y después a otra de forma intercalada, Maca negaba antes de dar un paso y hacer que Esther caminase por delante de ella. E: ¿Qué pasa? –le preguntaba en un susurro. M: Mi cara es un panel informativo, cariño. –Esther reía cuando Claudia ya corría tras ellas. Cl: ¡No huyáis! –se quejaba cuando pasaban de largo frente a Teresa y dejando a esta sorprendida- ¡Malditas!

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Cambios AdRi_HC T: Pero ¿Qué pasa? Cl: Nada, Teresa. –firmando con rapidez corría de nuevo, viendo como la pediatra caminaba sola hasta su despacho, al cual llegaba antes de que cerrase la puerta para pasar- ¿No me vas a contar nada? M: ¿Y qué quieres que te cuente, Claudia? –sonreía girándose con la bata para colocársela. Cl: No sé… ¿cómo pasó? ¿Qué tal estuvo? M: Fue todo muy bonito y no diré más. –ladeando su rostro apretaba los labios con fuerza antes de volver a salir. Cl: ¿De verdad no me vas a contar nada? –volvía a quejarse. M: De verdad de la buena. Cl: Pues le preguntaré a Esther. –la pediatra reía con fuerza consiguiendo que frunciese el ceño sin dejar de caminar. M: Dudo que ella te diga algo más que yo, pero suerte. –dándole en el hombro llegaba hasta Teresa para firmar. T: ¿Se puede saber qué os traéis vosotras esta mañana? M: Nada, Teresa. Que Claudia se ha levantando como tú todos los días, pero claro está… no es tan buena ni tiene tanta eficacia. Cl: Pues vale.

Sentadas en cafetería comentaba una de las noticias que el periódico de aquel día había resaltado en su portada. Esther reía mientras Claudia seguía leyendo y Maca sonreía a la vez que escuchaba a su compañera. Cl: En fin… esto es para troncharse y no parar. –lo cerraba- Es que este país está perdiendo la cabeza. E: Déjalo, que así me alegra la tarde. Cl: Voy a por otro café. –se levantaba con su taza para ir hasta la barra. En su ausencia la pediatra se movía ágil y rápida, ocupando el lugar de la neuróloga para estar más cerca de la enfermera, que sonriendo se acodaba sobre la mesa cuando Maca se acercaba hasta su oído para comenzar a susurrar. Cl: Vamos no me jodas. –se quejaba. M: Tienes otra silla ahí. –señalaba rápidamente y sin separarse del oído de una Esther que no dejaba de sonreír. 192

Cambios AdRi_HC Cl: Esto ya es la repanocha. –sentándose la miraba con descaro. Esther se encogía de hombros frente a la neuróloga mientras seguía escuchando con interés, y sintiendo como la mano de la pediatra había llegado a su muslo. Finalmente reía antes de separarse y ver como Maca volvía a su posición normal. Cl: Sois unas asquerosas. M: ¿Y eso por qué? –sonreía preguntando y mirándola con total tranquilidad. Cl: No podéis estar así delante de una mujer embarazada y que tiene las hormonas revueltas. –dramatizando terminaba por dar otro trago de su café. M: Tú lo que eres es una embarazada cotilla. J: Hola, chicas. –las tres a la vez elevaban su rostro hacia él, viendo como las miraba con una pequeña sonrisa por ver la sorpresa en todas- Tranquilas, solo venia a daros esto. Despacio les iba entregando un sobre a cada una. Maca lo miraba unos segundos, girándolo después y viendo su nombre escrito a mano. Fruncía el ceño cuando de nuevo miraba a Javier que seguía allí sin moverse. J: Espero que me digáis algo pronto. Limitándose a asentir se marchaba de allí. Esther abría su sobre rápidamente para ver de qué se trataba, encontrando al mismo tiempo que ellas una invitación que le hacía abrir los ojos con sorpresa mientras leía las primeras líneas. M: No me jodas. –se quejaba. Cl: ¿No te gustan las bodas? –sonreía guardando su invitación- Estará bien, yo me voy a poner las botas en la cena. M: Tú solo piensas en comer. –chasqueaba la lengua cuando de nuevo pensaba en tener que acudir a esa boda. E: ¿Por qué no quieres ir? M: Una boda con Javier de novio conlleva muchos invitados, entre ellos mi familia. –tiraba el sobre hacia la mesa- Mierda. E: ¿Es que tus padres conocen a la familia de Javier? M: Más de lo que a mí me gustaría. Él también es de Jerez, sus padres y los míos siempre están invitados a las mismas fiestas aburridas de ricos estirados. Crecimos prácticamente juntos. E: ¿En serio? –miraba a la neuróloga que asentía con seriedad- No lo sabía.

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Cambios AdRi_HC M: Es una parte de mi vida que intento olvidar. –suspiraba mirando a la enfermera- Es como mi gran trauma infantil.

Ninguna había dicho nada cuando después de salir del hospital la pediatra se dirigía hasta su casa. La enfermera se había dejado llevar en todo momento, sin preguntar ni adelantarse a los planes que Maca tuviese para esa noche. De esa forma, y sonriendo nada más cruzar la puerta, sus cuerpos se buscaban sin dejar pasar un segundo. La más decidida parecía ser Esther cuando iba desabotonando su camisa sin dejar de caminar ni de besarla. Ninguna abría los ojos mientras era la pediatra quien las guiaba hasta el dormitorio, donde llegaban segundos después sin mayor problema. También era ella la primera en sentarse al borde de la cama, la enfermera sobre sus piernas, mientras seguía en ese enzarzamiento con sus labios. Abriendo los suyos, estirando los que resbalaban con facilidad mientras su lengua acariciaba la de una Maca que suspiraba sin importarle el volumen de su respiración. Con el torso desnudo las manos podían vagar con libertad acariciando la piel a su paso. Sintiendo el estremecimiento y temblor que éstas producían. Maca cogía fuerzas para tomarla en peso y conseguir que ambas girasen, quedando sobre la cama. Sin separarse aún y desabotonando entonces su pantalón vaquero con algo más de rapidez. Esther sonreía por la prisa cuando ya flexionaba las piernas, ayudándola a sacarle la prenda por completo. Maca también sonreía nerviosa cuando se quitaba su propia ropa, viendo como la enfermera se pinzaba el labio mientras hacía fuerza con los talones sobre el colchón, quedaba unos centímetros más atrás y en el centro de la cama. E: Ven aquí. –irguiéndose, lo justo para alcanzarla, conseguía tirar de ella para que quedase de nuevo sobre su cuerpo. Se besaban otra vez cuando las piernas de Esther rodeaban la cintura ajena, elevando la suya para conseguir una unión que las hacía elevar la respiración antes de volver a girar. Separándose durante un instante se miraban, sintiendo la respiración de la otra, dejando pasar unos segundos antes de que la enfermera se inclinase para llegar a su cuello, besándolo, mordiéndolo y deslizándose sobre él mientras sentía las manos de la pediatra llegar a su pelo, despacio. De la misma forma bajaba por su pecho, sintiendo una excitación propia que no había llegado a conocer antes de estar con la pediatra; disfrutar de esa manera mientras sólo intentaba que fuese ella quien lo hiciese.

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Cambios AdRi_HC Había elevado su rostro cuando ya se encontraba sobre su estómago. Maca también la miraba, expectante y vigilante, descubriendo una pequeña sonrisa que desaparecía bajo sus piernas cuando ya cerraba los ojos y clavaba la cabeza en la almohada. Las primeras caricias llegaban por la cara interna de sus muslos, demasiado lentas quizás, acercándose a su sexo cada vez más mientras los dedos acariciaban su abdomen. Su pecho subía y bajaba intranquilo mientras ya flexionaba las piernas, dejando una a cada lado dando una libertad que Esther recibía sin dudar a la hora de acercarse. Esther cerraba los ojos durante los siguientes segundos que transcurrían. Dejándose llevar únicamente por su instinto, descubriendo una nueva sensación de placer. Sus pensamientos iban tan rápidos que apenas reparaba en alguno de ellos, centrándose tan sólo en lo que sus labios recorrían sin prisa y con total dedicación. Pasaba así el tiempo hasta que la pediatra se incorporaba apenas llamando su atención, queriendo que volviese a ella cuanto antes y aplacar la necesidad de sentirla sobre ella. Una de las piernas de la enfermera se quedaba entre las suyas, creando un punto donde su cintura encontraba la fricción que le hacía gemir y deslizar la mano por el cuerpo de Esther hasta llegar a su sexo. Volvían a besarse cuando ambos cuerpos se movían frenéticos entre sí. Incrementando la velocidad de sus movimientos hasta que los músculos comenzaban a tensarse irremediablemente, creando la cadena de empezaba a hacer perder el control y dejar libres los temblores que conseguían que se detuviesen, en un intento por respirar. El cuerpo de la enfermera se dejaba caer, cerrando aún los ojos mientras el movimiento de su pecho se acompasaba al de Maca, que intentaba respirar con normalidad, mirando al techo. E: Mañana me dices que estás preocupada, que te vas a enterar.

Con la idea de cenar algo se habían levantado de la cama. Llevando ambas ropa cómoda y decidiendo que el mejor lugar seria en el mismo sofá del salón. Haciendo zapping habían encontrado algo que las distraería durante ese rato. E: Podrías contarme lo de Javier, que me has dejado flipando esta tarde. – comentaba sin quitar la vista del televisor. M: Es que no hay mucho más que contar. –dejaba el plato sobre la mesa para acomodarse de nuevo y mirarla mientras dejaba de masticar. E: Algo habrá. –la miraba.

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Cambios AdRi_HC M: Vivíamos relativamente cerca, aunque su familia no se dedicaba a lo que la mía. Su padre siempre ha sido uno de los mejores cirujanos plásticos del país. Desde que era niña veía a Javier por casa, se lleva muy bien con mi hermano Roberto. E: ¿Ese es el que está en Barcelona? M: Sí. Y nada… hasta que yo vine a Madrid para estudiar, le perdí la pista y nos volvimos a ver en el hospital, él también era residente y hasta ahora. E: ¿Pero te llevabas bien con él de niños? M: Sí, todo lo que unos niños pijos se pueden llevar. –sonreía consiguiendo lo mismo de la enfermera- Yo decidí dejar la vida social a un lado, y a él le persigue porque quiere. No somos del mismo mundo al fin y al cabo. E: No te veo yo a ti siendo una niña pija. M: Tampoco era de tirabuzones y lágrimas de papá quiero un caballo. –se paraba un segundo a pensar- Aunque bueno, ya lo tenía. E: ¿Tenias un caballo? M: Y espero tenerlo todavía, me enfadaría mucho saber que no es así y que nadie me haya llamado para decírmelo. E: Si no quieres ir a la boda, no vamos. M: Hay que ir… -suspiraba cruzándose de brazos- Estaría feo, y paso de que diga nada o tire pullitas por eso. Lo que me jode es que sea todo tan rápido. E: Bueno, míralo de esta forma. –sonriendo casi gateaba hasta ella para sentarse a su lado y abrazarla- No tenemos que entrar en la iglesia, hacemos lo que todo español. M: ¿Y qué hace todo español? E: Buscar el bar más cercano a la iglesia y beberse una cerveza mientras dura la ceremonia. Luego nos vamos a la cena, comemos y nos vamos. – movía su rostro para mirarla, viéndola con una sonrisa que le hacía reír- ¡Es lo mejor para hacer en una boda! M: Eres una fresca tú, eh. E: Soy practica. –se abrazaba de nuevo a ella- A mí tampoco me apetece mucho estar por ahí rodeada de gente pija. M: No sé si a mi madre le gustará mucho la idea de saber que estoy por ahí bebiendo cerveza con una mujer… escaqueándome de estar en la iglesia. – se quedaba pensativa cuando Esther volvía a mirarla- Pero a mí me va a encantar saber que se la llevan los demonios por eso. E: Jajaja. Qué mala. 196

Cambios AdRi_HC M: Mala no, malísima. –sonreía antes de ir hacia sus labios- ¡Una viva!

Una melodía, que de primeras parecía lejana para ella, comenzaba a sonar cada vez mas fuerte haciéndole reaccionar y saber que abandonaba su sueño. Abrió apenas los ojos para buscar de dónde provenía y saber entonces que era su móvil sobre la mesilla. Quejándose por instinto estiraba el brazo hasta él, parpadeando varias veces intentando aclarar su vista y leer el nombre en la pantalla. M: Haz que se calle. –tapándose la cabeza con la almohada se giraba intentando aislarse del ruido. La enfermera carraspeaba aclarando su voz antes de descolgar. E: Hola, mamá. En: ¿Se puede saber dónde estás? –Esther se sorprendía al no escuchar un primer saludo al otro lado de la línea. E: ¿Dónde voy a estar? En casa. –se sentaba justo en el momento en que la pediatra se giraba de nuevo para mirarla- ¿Por qué? En: Estoy llamándote al fijo ya un rato. ¿No lo has oído? E: Eh… no, no ha sonado. –fruncía el ceño encogiéndose de hombros a modo de respuesta a una pregunta que Maca no había formulado- Estará roto, llamaré a la compañía telefónica luego. ¿Qué querías? En: Recordarte que me mires eso. E: ¿El qué? En: ¿No te pedí ayer que buscases las medias esas que me compraste la otra vez? E: Ah, sí… Las medias, sí. –asentía poniendo los ojos en blanco- Tranquila que yo te las buscaré, no sufras tú por eso. En: Pues nada, hija. Sigue durmiendo, o lo que sea que estabas haciendo. – la enfermera fruncía el ceño sorprendida. E: Vale, mamá. Hasta luego. En: Hasta luego. Separándose del teléfono se quedaba mirándolo durante unos segundos más antes de dejarlo de nuevo sobre la mesita. No tardaba más que un instante en mirar a la pediatra que seguía apoyada sobre sus antebrazos a su lado.

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Cambios AdRi_HC M: ¿Qué pasa? E: Nada. –suspiraba antes de echarse de nuevo todo lo cerca que podía de ella- Quiere que le busque unas medias que ella usa, para la circulación y eso. Maca no tardaba en moverse para dejar que la enfermera se abrazase a ella al mismo tiempo en que subía el nórdico cubriendo mas sus cuerpos. Cerraba los ojos cuando se sentía cómoda de nuevo y escuchaba un mismo suspiro de satisfacción a su lado. M: ¿Y no quieres levantarte para que vayamos en busca de esas importantes medias? –Esther sonreía contra su pecho. E: Mmm nop. M: ¿Entonces qué le dirás cuando llame otra vez preguntándote por ellas? E: Hay una tienda justo al lado del hospital. Esta tarde voy en una carrera y las compro. No me apetece moverme aquí. Estoy a gustito contigo. M: Pues yo también… así que no se hable más.

Abriendo los ojos de nuevo veía como la luz entraba fuerte por la ventana. Se giró para buscar su reloj y comprobar entonces que debían levantarse pronto si querían comer e ir a casa de la enfermera de camino al hospital. Suspirando volvía a su posición, abrazando la cintura de Esther mientras se pegaba a su espalda para comenzar a besarla. M: Esther… -susurraba escuchando como un sonido que era indescifrable salía de sus labios consiguiendo una sonrisa- Cariño, hay que levantarse. E: ¿Por qué? –se quejaba sintiendo como los besos avanzaban hacia su cuello. M: Porque tenemos que comer. –daba un pequeño mordisco en su hombro- E ir a tu casa para que te cambies. E: ¿Por qué? –repetía. M: Venga… Ya besaba su cuello cuando había guiado la mano izquierda hasta su pecho, acariciándolo desde el centro y subiendo la intensidad de sus labios contra la piel que se estremecía. Sonreía cuando la veía removerse, intentando que el movimiento crease un contacto más claro. M: ¿Te vas a levantar?

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Cambios AdRi_HC E: Como sigas así no. A ver si te crees que soy idiota. –la pediatra reía con fuerza antes de separarse y ver como se giraba entonces hacia ella- Eres un bicho con patas. M: ¿En serio? –acodándose de lado seguía mirándola con una sonrisa- Pues nada… este bicho con patas se va a la ducha, tú sabrás lo que haces. Sin moverse observaba como la pediatra se levantaba de la cama sin cubrir su desnudez para ir hasta el baño del mismo dormitorio. Seguía cada uno de sus movimientos hasta que esta llegaba la puerta para abrir y girarse hacia ella. M: ¿No? Pues tú te lo pierdes. Lo siguiente era un cojín que aceleraba cortando el aire hasta estrellarse contra la puerta que Maca había podido cerrar a tiempo pero que no podía hacer nada por ocultar una carcajada que conseguía frustrar a la enfermera cuando de nuevo se ocultaba con la manta. Minutos después y con Esther sentada mientras miraba su móvil, la pediatra salía envuelta en una toalla. M: ¿Aun estás así? E: Me ducho y me visto. –levantaba la vista dejando el teléfono sobre la mesita- Me tienes que dejar ropa interior. M: Claro. –llegando hasta los cajones de su ropa abría uno para comenzar a buscar, sacando finalmente uno de color negro que le tendía a la enfermeraLuego tengo que poner una lavadora y meto la tuya. E: Vale. Tras levantarse rodeaba la cama para llegar a su lado después de ver como se sentaba en el borde del colchón. Sentándose en su regazo y sonriendo antes de inclinarse para darle un beso que se hacía, como siempre, algo más largo. E: Qué bien hueles. –bajando la vista colaba un dedo entre la toalla y su piel, separándola lo justo para asomarse con una sonrisa mientras la pediatra la observaba- Mmm. M: Has tenido tu oportunidad. –se pegaba de nuevo la toalla- Ahora no tenemos tiempo y te tienes que duchar. –palmeaba su trasero haciendo que se levantase. E: ¿Si? –enarcaba una ceja. M: Sí. –asentía con firmeza.

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Cambios AdRi_HC E: Vale, pues luego si yo no quiero no pongas cara de sorpresa. –asintiendo también se levantaba, consiguiendo que Maca sonriese aun cuando ya se quedaba sola en el dormitorio.

La pediatra corría hacia la entrada de urgencias después de recibir el aviso de que la ambulancia del Samur estaba a punto de hacer su llegada con un niño. Terminaba de recogerse el pelo en una coleta cuando escuchaba la voz del médico de la unidad anunciar el estado del menor. Reaccionó en cuestión de segundos cuando ya se subía sobre la camilla para dejar aquel pequeño cuerpo entre sus piernas para realizar el masaje cardiaco de camino al quirófano. Esther llegaba a su lado cuando corrían por el pasillo queriendo tardar lo menos posible. Casi una hora después y con enfado, la pediatra salía del quirófano haciendo que la puerta chocase contra uno de los laterales antes de volver a cerrarse. La enfermera suspiraba cuando se quitaba los guantes y demás prendas para dejarlas en el cesto junto a la salida. E: Joder. G: Ha hecho todo lo que ha podido. –alzaba apenas la voz para ser escuchado- Todos lo… hemos hecho. E: Ya. –abriendo salía también mientras soltaba su pelo de la goma elástica que lo había recogido durante la operación. Caminaba con decisión intentando dar con ella, pero parecía que se la había tragado la tierra en esos minutos. Frustrada se asomaba hacia la entrada, cruzándose de brazos y mirando a ambas calles intentando localizarla. Iba a desistir cuando sus ojos se detenían en un cuerpo a varios metros de allí. La pediatra permanecía sentada en el respaldo del banco más alejado. Suspiró bajando la vista y antes de comenzar a caminar. Así seguía hasta que llegando a su lado, y sin decir una palabra, se sentaba a su lado, mirando al frente y dejando los brazos sobre sus rodillas. E: No has tenido la culpa, Maca. Estaba muy mal cuando llegó. M: Pero mi trabajo es conseguirlo por muy mal que llegue. –bajaba la vista apretando la mandíbula cuando Esther se giraba para mirarla- Solo era un niño. E: Cariño, no podías hacer nada más. –colocaba la mano en su espalda- Has luchado todo cuanto podías y no ha podido ser. No es culpa de nadie.

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Cambios AdRi_HC M: Yo no lo veo así. –levantándose metía las manos en los bolsillos de su pantalón, escuchando los movimientos de la enfermera que se colocaba a su lado- Se me ha pasado algo por alto, podría haber hecho algo… -la mano de Esther llegaba a su mejilla, sintiendo la necesidad de girar su rostro para girarse y comenzar a caminar. Esther se quedaba allí, mirándola y apretando los labios antes de chasquear la lengua y moverse apenas para sentarse. Cl: Cabezota ¿Eh? –se sentaba junto a ella. E: Gimeno estaba ahí, y no hemos podido hacer nada. –cerraba los ojos negando- Ha hecho todo lo que podía, incluso más. Cl: Ya, pero también es normal en ella que le afecten estás cosas. Así que no te preocupes. –frotaba su espalda antes de ofrecerle una bolsa de frutos secos- ¿Quieres? E: No, gracias. Se me ha cerrado el estómago. Cl: Bueno. –masticando la veía alejarse también de allí, dejándola sola y mirando al frente antes de suspirar- Días como estos los borraba yo del calendario.

Después de unos minutos que para ella se habían hecho demasiados, llegaba hasta la puerta de su despacho, tocando levemente sobre la madera para anunciar de su presencia antes de abrir y descubrir a la pediatra escribiendo con total concentración. E: ¿Puedo pasar? M: Claro, pasa. –alzaba entonces la vista, siguiendo sus movimientos y viendo como llegaba a su lado para sentarse al borde de la mesa- ¿Qué? E: ¿Estás haciendo que ya no te importa o simplemente lo ignoras porque estoy yo? M: ¿El qué? –volvía a preguntar ladeando su rostro y con una tranquilidad que empezaba no gustar a la enfermera. E: Vale, Maca. –levantándose dejaba clara su intención de marcharse de allí, no pudiendo hacerlo finalmente cuando sentía como había agarrado su muñeca con decisión no dejándole que se alejase- ¿Qué? M: Que no hago nada porque quiera fingir delante de ti. –respondía sin dejar de mirarla a los ojos- Solo intento no pensar en eso porque no hay nada que hacer ya. E: Vale. –asentía sin cambiar su expresión.

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Cambios AdRi_HC M: No tienes que enfadarte por eso. –se levantaba quedando frente a ella y viendo como giraba su rostro, algo que evitaba colocando la mano en su mentón para redirigirlo hacia ella- No te enfades. E: No me enfado. –movía los ojos hacia otro lado. M: Pues menuda manera de no enfadarte que tienes tú. –se cruzaba de brazos mirándola, tan fijamente que conseguía que la enfermera sonriese de lado al tiempo en que bajaba la vista- Siento lo de antes. –casi susurrabaNo estuvo bien. E: No importa, todos necesitamos un espacio de vez en cuando. M: Solo quería que no me vieses llorar. –se mordía el labio de forma nerviosa- Por eso me fui, nunca me ha gustado que me vean llorar, me da vergüenza. E: Pues no quiero que nada te de vergüenza conmigo, Maca. M: Ni yo. –bajando la vista metía la mano en el bolsillo de su camisa para tirar después de ella y acercarla más a su cuerpo- Y trabajaré en eso, te lo prometo. –susurraba. E: ¿Seguro? –la veía asentir mirándola entonces- Bien. M: ¿Tenemos algo que hacer ahora? –la miraba en aquella corta distancia, viendo como apenas movía su rostro para dar una negación a su pregunta. Un instante después la pediatra tomaba asiento, llevando a Esther consigo para que quedase sentada sobre su regazo y abrazarla, cerrando los ojos cuando soltaba un pequeño suspiro que dejaba ver su estado de relajación. M: ¿Has ido a por lo de tu madre? E: He mandado a Teresa. –la seriedad en su voz hacía reír a la pediatra, momento que Esther aprovechaba para separarse y mirarla con una sonrisa¿Te hace gracia? M: Sí. –acercándose atrapaba sus labios con delicadeza.

Salían caminando y sin prisa mientras comentaban lo que todo el mundo aquel día en el hospital, la gran y repentina boda del director del Central. Esther había escuchado por el vestuario que desde que Raquel dejara el hospital la relación había ido a mejor, pero no como para que esta aceptase la proposición de Javier, por lo que había dos puntos clave que la gente creía podían ser ciertos. Uno, y más probable, que realmente le quería y no teniendo que estar con él todo el tiempo todo se había vuelto más sencillo, o dos, algún entresijo familiar o futuro familiar, andaban alrededor de la pareja. 202

Cambios AdRi_HC E: ¿Y no estará embarazada o algo? –miraba a Teresa que abría los ojos mientras Maca sonreía firmando el acta. M: La gente ya no se casa por esas cosas, Esther. –se acodaba de lado mientras en el otro brazo sostenía su cazadora- Si acaso porque quiera tocarle las narices a su madre, eso ya me lo creería mas, la verdad. E: ¿Por eso? M: Uy, no conoces tú a estas familias Jerezanas. –sonriendo giraba su rostro hacia Teresa, que seguía con sus pensamientos a todo rendimiento- ¿Tú ya tienes para llegar al día de la boda entretenida, a que sí? T: Tengo que preguntar por ahí. –girándose se marchaba, consiguiendo que la pareja riese abiertamente y cesando aquel gesto cuando la figura de Javier se dejaba ver para llegar al mostrador. J: Hola, chicas. M: Hola. –sonreía mirando a la enfermera. J: ¿Vais a venir a la boda? –preguntaba sin mirarlas y ojeando uno de los informes junto al mostrador- No me habéis dicho nada. E: Sí vamos, sí. –asentía mientras la pediatra guardaba silencio mirándola. J: Supongo que querréis sentaros juntas. –alzaba la vista entonces, mirando a una y después a otra hasta que Maca asentía también. M: Si no ahórrate mi plato. –sonreía al igual que él. J: No hay problema. –miraba a la enfermera y de nuevo bajaba la vista- Tus padres también están invitados, aunque supongo que la idea no te haga muy feliz. M: Contaba con ello, tranquilo. –suspiraba- ¿Cómo no van a estar el matrimonio Wilson en una boda así? J: Yo quería algo más normal pero ya conoces a mi madre. M: Sí. –incorporándose se colocaba la cazadora, Javier salía también del mostrador y casi a la vez comenzaba a caminar hacia la salida. E: Hasta mañana. –se despedía. J: Hasta luego. Ya frente a la moto seguían guardando silencio, cada uno con su casco mientras se preparaban para subir y poner rumbo a casa de la enfermera. E: Y yo que no te veo de amiga de este. –la miraba con seriedad y consiguiendo que riese- Tuvo que crearse algún universo paralelo en algún momento de tu infancia. 203

Cambios AdRi_HC M: Puede ser. –colocaba las llaves en el contacto- El mismo que después repitió para cambiarte a ti de acera. –sonreía mirándola. E: ¿Perdón? M: Pues eso, que tú llevabas la vena bollo escondida en las venas y tuve que venir yo a abrirte los ojos. –un golpe en su hombro le hacía volver a reír.

Después de un rato habían acabado en el sofá para descansar, pensamiento principal con el que habían llegado a casa de Esther. La enfermera tenía las piernas extendidas, dejando que las manos de la pediatra se centrasen en el pie sobre su regazo, masajeándolo y arrancando de los labios de su chica algún que otro suspiro que le hacía sonreír sin levantar la vista. E: Qué gusto… M: Ya te oigo, ya. –sin borrar su sonrisa seguía ejerciendo fuerza con sus dedos- Como las paredes se dejen oír los vecinos van a creer que te estoy haciendo otra cosa. E: Mmm. –la miraba cuando la pediatra enarcaba una ceja sorprendida. M: Verás tú con los ruiditos. –negaba bajando la vista centrándose de nuevo en sus pies, pero tan solo durante unos segundos cuando la enfermera recogía sus piernas- ¿Y eso? E: Ven. –con su dedo índice acompañaba la orden de su voz, moviéndose para quedar mas echada en el instante en que la pediatra se acercaba para quedar entre sus piernas y sobre su cuerpo- ¿Qué es eso que me ibas a hacer? M: ¿Tú no ibas a descansar? E: Pero me das ideas y… -pasando los brazos por debajo de los suyos la acercaba aun mas cuando también rodeaba su cintura con ambas piernas. M: Esther. –sonreía. E: Qué. –acercándose le atrapaba el labio inferior entre sus dientes- Tú has sido la artífice. –susurraba antes de comenzar a besarla. Las manos de la pediatra habían comenzado a recorrer su cintura, bajando después por sus muslos y hasta la rodilla, sin abandonar sus labios ni la lengua que se entrelazaba a la suya buscándola sin cesar. Su pecho había comenzado a moverse inquieto, la excitación incrementaba en cuestión de segundos cuando sus dedos cogían el borde elástico de su pantalón para comenzar a bajarlo.

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Cambios AdRi_HC No podía llevar a cabo su idea cuando el teléfono sonaba interrumpiéndolas. Esther suspiraba con los ojos cerrados al mismo tiempo en que Maca colocaba una mano a cada lardo de su torso para incorporarse y sentarse. M: Cortar estos calentones puede ser dañino para la salud ¿sabes? – suspirando también se levantaba, estirando los brazos para llevarse después las manos al cuello. E: Dime, mamá. En: ¿Por qué has tardado tanto? Últimamente es imposible dar contigo a la primera ¿eh? E: Te las he comprado y ya te las llevaré. En: No hace falta, voy a ir para Madrid, tengo cita con el médico y ya me quedo un par de días. E: ¿El médico? –fruncía el ceño sentándose y viendo como la pediatra se giraba por primera vez- ¿Qué te pasa? En: Nada, hija. Solo que tengo que ir a pasar la revisión y esas cosas, ya sabes tú lo que es. E: Ah bueno. –suspiraba- Pues ya me dices el día y… te quedas aquí. En: Vale, cariño. Mañana te llamo. E: Buenas noches. –colgando dejaba el teléfono sobre la mesa, mirando a Maca y viendo como regresaba junto a ella para sentarse a su lado- Viene la semana que viene. M: ¿Está bien? E: Sí, solo es una cita de revisión para sus cosas. –apretaba las manos mirándola- Menudo corte de rollo ¿no? M: Ya te digo.

Frente a la puerta la pediatra se colocaba su abrigo ante la mirada de Esther, que sosteniendo su casco no perdía detalle de sus movimientos. Esta sonreía cuando la veía acercarse a colocarle bien el cuello que había quedado casi doblado. M: ¿Y se quedará muchos días? E: Pues no lo sé, pero dos como mínimo. –pasaba la mano por el abrigoMañana me lo dirá y ya vemos cómo lo hacemos.

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Cambios AdRi_HC M: Me vas a tener que compensar por esos días, eh… que ya te veo por algún rincón de la casa escondida para hablar conmigo por teléfono. E: Tonta. –dejando el casco se abrazaba a su cintura pegando después la mejilla en su pecho- ¿Llamarás a la tuya antes de la boda? M: ¿Yo para qué? No se me ha perdido nada con ella. E: ¿Tan mal os lleváis? –se separaba para mirarla y ver como simplemente asentía- ¿Y no hay nada que hacer para arreglarlo? M: Creo que los lavados de cerebro no están muy bien vistos. –negaba. E: ¿Y qué crees que dirá cuando nos vea? ¿Tendré que ir con un escudo anti miradas de suegra asesina para salir viva? –la pediatra reía- A ver, yo pregunto por la supervivencia y eso. M: Pobre de ella como te respire más alto de lo humanamente normal. E: ¿Me vas a defender? –sonreía acercándose a sus labios- ¿Y me vas a acaparar para ti y nadie podrá acercarse? M: Todo eso y mas que ya se me ocurrirá. –sonriendo también se acercaba hasta su boca, dejando que sus manos se colasen por debajo de su camiseta para acariciar su espalda cuando debía inclinarse aun mas y abrir sus labios y profundizar en un beso que ya conseguía que suspirase. E: Si sigues así… -casi gemía al sentirla en su cuello. M: Eres tú que empiezas, y yo… -daba un pequeño mordisco antes de incorporarse- Contigo no tengo hartura. –casi susurraba cerca de su rostro. E: Pues si te vas, vete ya. –carraspeando se alejaba, viendo como seguía sin moverse y con una sonrisa cogía el casco. M: Me voy. E: Llámame cuando llegues. –entrelazaba sus dedos con los de la pediatra cuando ya abría la puerta- Y es una orden. M: Me encanta seguir tus órdenes. E: Pues venga. –palmeando su trasero se volvía a acercar, dejando esa vez un pequeño beso a modo de despedida- Lleva cuidado. M: Te quiero. –la enfermera movía los labios dejando clara su respuesta sin la necesidad de usar su voz y sonreía justo antes de ver como la puerta se cerraba. Ya caminaba hacia el dormitorio cuando se pinzaba el labio, sonriendo y pensando en lo único que llenaba cada segundo desde hacía varias semanas. 206

Cambios AdRi_HC No había llegado donde se proponía cuando el timbre sonaba, haciéndole fruncir el ceño y girar sobre sus talones para volver a la puerta, la cual abría extrañada y asomándose apenas para ver como la pediatra en cuestión de un segundo la abría y pasaba directa a sus labios y quitándose el abrigo. M: He pensado que no me voy. E: Me parece bien. –con las manos en su rostro caminaban a tientas hacia el dormitorio- Muy bien.

Los días habían comenzado a pasar a una velocidad que ni ellas mismas reconocían. En el hospital ya era sabido por todos cual era la relación que las unía, y por ello no era raro descubrirlas en algún pasillo, ascensor o tramo de escalera mientras hablaban sin dejar de sonreír después de haber encontrado un hueco para verse. El humor de la pediatra era considerado el mejor que nadie le había conocido. Siempre sonriendo, siempre bromeando y siempre dispuesta para todo el mundo en el momento en que la necesitasen. De igual forma, la pediatra iba y venía como si sus pies no llegasen a tocar el suelo. Las noches habían pasado a formar parte de una norma no escrita ni dicha en la que en una cosa u otra, siempre dormían juntas. Sus muestras de cariño ya no se detenían ante nada ni nadie, sus manos se buscaban en cualquier momento, sus cuerpos se unían en cada uno de los paseos y los ojos se buscaban sin tan siquiera pensarlo cuando se sabían cerca. Todo había formado a pasar a una rutina que sin predecirlo, había creado un cambio en la vida de las dos. M: No me gusta mucho la idea de no dormir contigo. E: Ya, pero no puedo llegar a la estación y tras saludar a mi madre decirle, oye mamá, que esta noche Maca también duerme aquí, más concretamente en mi cama. M: Lo sé. –suspiraba resignada- Solo decía que no me gusta la idea. Y menos después de saber que se queda hasta el lunes. E: Bueno, pero tenemos la excusa perfecta para el sábado. M: Uy sí. –metía las llaves en el contacto- Solo espero que mi madre no me dé el día porque entonces lo vamos a tener difícil. E: ¿Te ha dicho algo? M: ¿Qué me va a decir? –se colocaba el casco viendo como la enfermera se sentaba sin perder más tiempo tras ella.

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Cambios AdRi_HC El camino a casa de la pediatra se hacía corto, templando así el mal humor que había ido instalándose en ella desde hacia una hora. Entraban por la puerta en silencio, el tintineo de las llaves mientras las colgaba era casi el único sonido perceptible antes de caminar hacia el salón y dejarse caer en el sofá. Esther la miraba cuando iba hacia ella, quedándose después a su lado y abrazarla para dejar la barbilla sobre su hombro. E: ¿Estás así porque viene tu madre o porque viene la mía? –preguntaba sin dejar de mirarla. M: Me he acostumbrado estar solo contigo y esto de que invadan mi espacio y te acaparen no me gusta. –se quejaba de formal infantil y haciendo sonreír a la enfermera- Mi madre invade y tu madre acapara. E: Parece un complot eh. –la pediatra bufaba cruzándose de brazos y sintiendo como Esther comenzaba a besar su cuello- También puedes verlo como un juego. ¿Y lo que nos vamos a divertir dándoles esquinazo? La pediatra giraba su rostro, mirándola desde aquel escaso espacio que las separaba y bajando después a sus labios. M: Eres un bicho tú, eh. E: Pues te aseguro que yo antes era un angelito. –sonreía levantando la barbilla de forma segura- Eres tú la que me ha pervertido. M: Pues sí hombre, si la que me está pervirtiendo ahora a mis años eres tú. –la enfermera reía con gana mientras ella se mantenía con una sonrisa observándola.

Apoyada en el mostrador de rotonda leía la hoja de control de medicación de los pacientes, viendo como faltaba algún que otro espacio por rellenar y cogiendo después los informes intentado así dar con lo que el médico de ese turno hubiese apuntado. Chasqueaba la lengua cuando alguien frente a ella le hacía levantar la vista con curiosidad. Cl: ¿Qué le has hecho? E: ¿Eh? –fruncía el ceño al tiempo que sacudía la cabeza- ¿Qué le he hecho a quien? –bajaba la vista para seguir leyendo. Cl: ¿A quién va a ser? A Maca. Está de un humor de perros y Héctor ya se ha llevado una bronca de buena mañana, está que si le soplas un poco llora el pobre. E: ¿Y eso? –la miraba de nuevo. 208

Cambios AdRi_HC Cl: Eso es lo que yo quiero saber, ¿os habéis peleado? Porque es lo único que se me ocurre para que esté así. E: Eh… no. –negaba perdiendo la vista mientras se quedaba pensativa- No hemos discutido ni nada. –apretando los labios la miraba mientras esta dejaba una mano en el mostrador y otra en su cadera sin quitar los ojos de ella. Cl: Pues le harías un favor a toda la plantilla del hospital si fueses a ver qué puedes hacer. Y yo entro en todo ese grupo. –hacia un círculo en el aire con su dedo índice- Mi estado no me permite alterarme. E: Ais de verdad. –suspirando cogía la carpeta para llevarla consigo- Qué exagerados sois todos, coño. Con paso firme caminaba para alejarse de aquella zona de urgencias y llegar a la parte más calmada, algunos compañeros se cruzaban con ella cuando divisaba la puerta de su despacho, a la cual llegaba en apenas unos segundos para tocar antes de abrir. E: ¿Se puede? –asomaba apenas la cabeza. M: Sí, pasa. –levantando su vista de los historiales que había estado leyendo hasta ese momento la veía acercarse hasta la silla frente a ella- ¿Qué pasa? E: No sé, dicen por ahí que estas que muerdes. –ladeando su rostro la veía soltar un pequeño suspiro antes de girarse hacia su portátil- ¿Muerdes? M: No siempre. –apretaba los labios en una mueca de desgana que hacia sonreír a Esther. E: ¿Y qué te pasa que están todos con miedo? M: A mí no me pasa, si lo dices por lo de Héctor no te preocupes. Ya sabemos que ese hombre se lo toma todo muy a pecho. E: ¿Qué pasa, Maca? –levantándose rodeaba la mesa para quedar sentada en el borde no dejándole ver la pantalla del ordenador. M: Tengo el humor un poco torcido. –alzaba la vista- Y creo que no es para todo esto, la verdad. Ni que hubiese fusilado a alguien. E: ¿Estás así por…? M: ¿Porque hoy irás a recoger a tu madre y no te veré hasta mañana por la tarde? –la cortaba ella sin dudarlo un segundos- Pues sí. E: Ais, Maca. –dejándose caer sobre su regazo la abrazaba viendo como la pediatra seguía sin moverse- Es que das las cosas por hecho muy rápida. –la miraba de nuevo- ¿Quién te ha dicho a ti que esta noche no podemos ir por ahí a cenar y hacer una parada de repostaje en tu casa antes de volver yo a la mía? 209

Cambios AdRi_HC M: ¿De verdad? E: De verdad. –tras asentir la abrazaba de nuevo- También podías venir conmigo a por ella a la estación. M: No sé si eso es muy buena idea. E: ¿Por qué? M: Porque si antes veía una mirada sucia, no sé qué podrá ver ahora… y lo mismo me trago el bolso de mi suegra sin verlo venir. E: Jajaja.

La pediatra había pasado a estar al volante del coche de Esther. Miraba el tráfico tras sus gafas de sol, escuchando la radio de fondo y sintiendo los dedos de la enfermera jugar con los de su mano libre. La estación estaba a pocas calles y Encarna no tardaría en llegar. Girando por última vez lograba estacionar el coche junto a la entrada peatonal, parando el motor y saliendo sin desprenderse de sus gafas. E: Qué serias estás. –sonriendo llegaba junto a ella, no dándole opción mientras pegaba su cuerpo a la puerta. M: ¿Qué haces? E: ¿Acaso tengo que darte explicaciones? –rodeando su cintura sentía como la pediatra casi la esquivaba haciéndola reír- ¡Maca! M: Tu madre puede estar viéndonos en este mismo momento. –miraba a su alrededor sin poder ver como la enfermera se precipitaba sobre sus labios, nublando su juicio y no pudiendo hacer nada para no corresponder su beso durante unos segundos. E: ¿Ves? Y no viene corriendo con el bolso. –sin dejar de sonreír cogía su mano, tirando de ella para ir hacia los andenes- Y aun no ha llegado. – pasaba el brazo por su cintura para pegarse a ella y dejar un beso en su hombro. M: ¿De verdad no te importa que tu madre te vea? E: A ver. –suspiraba- No está, Maca. M: Pero lo normal, o lo que más ocurre en estos casos, es que la persona en tu posición esté nerviosa y con mil ojos puestos en cada ángulo a su alrededor. En cambio tú te lo tomas con tanta frescura… E: Prefiero tomarme las cosas con calma y no ser una neurótica. – cruzándose de brazos miraba al frente- Por ahí viene. –sonreía. 210

Cambios AdRi_HC M: Pues nada. –quitándose las gafas las dejaba colgando del escote de su camisa. La enfermera era la primera en adelantarse para ir hasta su madre, que tras un par de personas era ayudada para bajar por la puerta trasera. E: Hola, mamá. –sonriendo llegaba hasta ella para dejar un beso en su mejilla- ¿Qué tal el viaje? En: Angustioso. –se quejaba viendo entonces a la pediatra- Hola, Maca. M: Hola, Encarna. –acercándose le daba dos besos separándose después¿Cuál es su macuto? Yo se lo cojo. En: Uno marrón de piel. E: ¿Entonces has tenido un mal viaje? -la miraba mientras se agarraba de su brazo. En: Este hombre da las curvas como el Alfonso ese con los coches. –la enfermera reía por el comentario y deteniéndose para esperar a Maca. M: Listo. E: Pues vamos. –caminando de nuevo ya iban hacia el coche- ¿A qué hora tienes mañana el médico, mamá? En: Temprano, a las nueve. –veía como la pediatra se adelantaba con su macuto hasta el maletero, momento en que se inclinaba hacia el oído de su hija- ¿Te está haciendo de taxi? –la enfermera reía de nuevo, consiguiendo que la pediatra levantase la cabeza extrañada- Gracias, hija. Tras agradecer el gesto entraba en el asiento del copiloto mientras Esther aun se quedaba fuera unos segundos. M: ¿De qué te has reído? E: De nada, cariño. –sonriendo se acercaba a ella, aprovechando que la puerta del maletero bloqueaba la visión de su madre para dejar un beso en sus labios- Que estás muy guapa. Sonriendo aun bajaba la puerta del maletero, caminando con total tranquilidad y llegando a una de las puertas traseras dejando sola a la pediatra, que poniendo los ojos en blanco ya caminaba hacia su lado. M: Si entre la madre y la hija me acabo tirando por un puente, verás.

Llegadas al portal la primera en bajarse era la pediatra, sorprendiendo a Esther por haber estacionado en doble fila y por lo que ella salía detrás con el único propósito de averiguar por qué. 211

Cambios AdRi_HC E: ¿Te vas? M: Sí, aprovecho para hacer unas cosas y a las ocho vengo a recogerte para irnos a cenar. –sacaba el macuto- Tampoco es muy normal que yo me quede. E: Pero no estás enfadada ¿Verdad? –insistía cuando ya cerraba el maletero para mirarla. M: Por qué iba a estarlo. No digas tonterías. –negando cogía el macuto para ir hasta la puerta de Encarna y abrirla para ayudarla a bajar. En: Gracias, hija. M: Bueno, pues os dejo y luego me paso. –se giraba para mirar a Esther¿Vale? E: Vale. –se limitaba a asentir antes de ir junto a su madre. El camino hasta el ascensor se hacía en silencio, Encarna se limitaba a ir de brazos cruzados mientras miraba a su alrededor. De igual manera llegaban hasta el piso, Esther abría la puerta y dejaba el macuto a un lado antes de ir hacia el teléfono para ver si había algún mensaje en el contestador. En: ¿Os vais a cenar? E: Sí. De todos modos tú te acuestas pronto y me apetece salir un poco a que me dé el aire. No llegaré muy tarde. En: Vale. E: Voy a dejar tus cosas en el dormitorio. Cogiendo el macuto iba hacia la habitación, dejándolo sobre la cama para abrirlo y sacar la ropa que su madre había llevado consigo para ponerla en el mueble y dejar su camisón sobre los pies de la cama. De nuevo salía para ir a la cocina para servirse refresco en un vaso antes de ir de nuevo al salón y sentarse cuando su madre ya había encendido la televisión. En: ¿Y a dónde vais a ir a cenar? –preguntaba sin mirarla. E: No sé, por ahí. Lo mismo solo picamos algo y nos damos una vuelta por el centro… tampoco hay nada planeado. En: ¿Y a la boda con quién vas? E: Con Maca, me recogerá ella antes y así vamos con tiempo, hemos quedado con Claudia y con Gimeno allí. En: Ah. –asentía soltando un pequeño suspiro y acomodándose sin perder su postura frente al televisor- ¿Y es muy pijo tu jefe? 212

Cambios AdRi_HC E: Mas bien la familia, pero sí. Es una boda pija y de esas que tan poco me gustan. En: Supongo que te habrás comprado algo. E: Sí, luego te lo enseño. –la miraba con una sonrisa- Es precioso… -miraba de nuevo al televisor- Que por cierto, la noche de la boda seguramente no venga a dormir, se hará tarde y no tienes que estar esperándome con un ojo abierto. En: Vale. –se levantaba- Voy a por un poco de agua.

Una llamada perdida le había anunciado la llegada de la pediatra, lo que hizo reaccionar a sus movimientos para acabar lo antes posible. Salía con el bolso en la mano y colocándose uno de los zapatos cuando su madre la miraba desde el sofá. E: Me voy, no tardaré en llegar. –decía cuando ya se inclinaba para dejar un beso en su frente. En: Vale, tened cuidado. Mirándola durante unos segundos se limitaba a asentir antes de girarse e ir hacia la puerta. Ya cerraba cuando podía ver la puerta del ascensor abierta para que pasase sin tener que esperar. No habían pasado más de un par de minutos cuando salía a la calle y buscaba su coche, pero tras un instante su ceño se fruncía al no dar con él. Momento en que la pediatra aparecía al lado de un taxi alzando la mano y caminando hasta ella. E: Hola. M: Hola. –acercándose a ella no dejaba pasar un instante antes de besarla, agarrándola desde la barbilla para mantenerla en aquella cercanía y prolongar el beso que acababa con una sonrisa en los labios de ambas- Qué ganas tenia de verte. E: ¿Por qué has venido en taxi? –preguntaba sin poder esperar más tiempo. M: Porque no quiero tener que conducir después de beber algo durante la cena. –sonreía de lado. E: Ah. –sonriendo también la abrazaba, dejando un beso en su cuello antes de volver a mirarla- Podíamos haber ido directamente a tu casa. M: No, que para algo he reservado mesa para esta noche.

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Cambios AdRi_HC E: Qué misteriosa. –sin dejar de mirarla ya caminaban hacia el taxi, el conductor esperaba únicamente a que ambas estuvieran listas para continuar con su camino. Minutos después llegaban a la entrada de un hotel que hacía fruncir el ceño a la enfermera. Bajaba cuando la pediatra había conseguido llegar hasta su puerta antes de que ella misma la abriese, haciendo que de nuevo sonriera. E: Me empiezo a preguntar qué pasa. M: Nada. ¿Qué tiene que pasar para que yo te trate bien? –inclinándose le robaba un último beso antes de caminar. E: ¿Qué hacemos aquí? M: Cenar. –sonreía. La enfermera miraba a su alrededor con curiosidad, sorprendida y a la espera de ver en que desencadenaba esa situación. Apretaba aun más los labios cuando pasaban a un ascensor de grandes dimensiones y la pediatra marcaba directamente el último piso. E: ¿Has pagado una habitación? M: No. –negaba sonriendo y sin dejar de mirar al frente- Deja de preguntar y dedícate a confiar en mí. –giraba su rostro para mirarla. E: Vale. –respondía en un hondo suspiro cuando la pediatra ya se inclinaba hacia su oído para susurrar. M: Seguro que te va a gustar.

El ascensor se detenía en la última planta, abriendo sus puertas y dejando una visión que se hacía casi mágica en ese mismo instante. Un gran espacio iluminado con varias mesas donde algunas parejas ya cenaban y sonreían al pie de una conversación que ella ni intentaba adivinar. Se dejaba llevar por los pasos de una Maca segura y feliz que la miraba en todo momento cuando parecían alejarse de allí hasta una zona más alejada. Un metre saludó con un mínimo asentimiento antes de guiarlas a una terraza cubierta donde una mesa para dos estaba lista y preparada con todo lujo de detalles. M: Siempre había querido venir. –susurraba cuando le retiraba la silla para que tomase asiento.

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Cambios AdRi_HC Sin dejar de sonreír rodeaba la mesa para ir hacia su silla, mirándola en todo momento y observando cómo giraba su rostro hacia la parte acristalada, desde donde se veían las luces de la ciudad con total facilidad. -¿Puedo ya servirle alguna bebida? –la pediatra elevaba su rostro hacia el camarero que le tendía la carta de vinos. M: A ver. Esther seguía observando cada detalle, cada rincón de aquel lugar, varias lámparas de araña colgaban del techo, con cientos de cristales brillantes que le hacían sonreír sin proponérselo. El olor era una mezcla entre rosas y algo dulce que solo podía incrementar mas la sensación de comodidad que se había apoderado de ella desde que cruzase la puerta. M: Aún no me has dicho si te gusta el sitio. Mirando al frente descubría la ausencia del camarero y la vista fija de la pediatra sobre ella. Otra sonrisa se escapaba de sus labios antes de asentir. E: Es precioso, Maca. Pero debe ser carísimo y… -Maca negaba sin dejar de mirarla- No debiste tomarte tantas molestias. M: No es ninguna molestia estar contigo, al contrario. –deslizando la mano por encima de la mesa atrapaba la suya- Es un placer para mí. E: Gracias. La cena había comenzado a transcurrir sin prisa, conversando y alejándose del tiempo que pasaba de largo para ellas no importándoles nada más en ese momento. Los pensamientos de la enfermera iban y venían en un sinfín de formas. Sonreía sin razón aparente cuando de nuevo se veía en aquel lujoso restaurante, con la vista de una ciudad aun despierta y que creaba una imagen perfecta de fondo, al escuchar a la pediatra cuando recordaba algún momento de aquel día en el hospital, o simplemente mirándola y comprendiendo que nada podía ser más perfecto que esa noche junto a ella. M: Mi madre me llamó justo antes de salir para tu casa. –comentaba terminando el vino en su copa. E: ¿Qué te ha dicho? M: Que llegarán el sábado por la mañana pero que igualmente nos veríamos en la boda. Aprovechan el viaje para hacer algunas cosas. Yo lo prefiero, la verdad. E: Empiezo a preocuparme por eso. –bajaba la vista haciendo que Maca frunciese el ceño- Si por verme contigo llegaseis a discutir.

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Cambios AdRi_HC M: Pues deja de preocuparte por eso ¿me oyes? –la miraba con firmeza viendo como apenas asentía- Lo digo en serio. E: Vale –asentía entonces con más claridad-. Lo intentaré. M: ¿Quieres postre? –su voz cambiaba en ese instante, consiguiendo que la enfermera levantase la vista para mirarla con una sonrisa. E: La verdad es que no me apetece mucho. M: Pues vámonos a mi casa entonces, que aún es pronto. –sonriendo antes, alzaba la mano para llamar de nuevo al camarero.

La casa guardaba silencio de una forma que cualquier susurro o caricia podría escucharse sin necesidad de prestar demasiada atención. Varias prendas de ropa descansaban sobre el suelo mientras parte de la sabana que las cubría caía por uno de los lados de la cama dejando visible parte de su desnudez. Las piernas se entrelazaban mientras ambos cuerpos de lado no dejaban más de unos centímetros entre ellos. Los ojos de la enfermera permanecían cerrados, dejando así que su cuerpo sintiera las caricias que Maca iba dejando desde hacía unos minutos sobre uno de sus brazos. M: Mañana se me va a hacer muy largo… -apenas susurraba consiguiendo que la mirase- Tu madre por la mañana, tu madre por la tarde… E: El lunes como mucho se va. –aproximándose pegaba su cuerpo a ella para abrazarla y quedar sobre su pecho- Ya verás. M: Pero es que a mí no se me puede malcriar de una manera y luego no dejarme verte como yo quiero. –sonriendo sentía el leve movimiento del cuerpo de la enfermera, dejándole ver que también sonreía- De verte casi todo el día hemos ido a ratos sueltos… E: Mañana podríamos ir otra vez por ahí a cenar. M: No. –besaba su pelo antes de abrazarla- No quiero que tu madre se moleste por acapararte para mí. Cosa que haría muy gustosa por otra parte. –otra risa floja se escapaba por los labios de Esther antes de separarse para mirarla- Pero como el sábado no serás cenicienta lo llevaré mejor. E: Estoy deseando estar contigo todo el día, y que durmamos juntas. –volvía a abrazarla- ¿Crees que Javier y Raquel seguirán bien después de casarse? M: Pues no lo sé… Javier es más raro que un perro bailando tango y a mí me descoloca día sí y día también, así que no me imagino lo que puede ser estar casada con él.

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Cambios AdRi_HC E: A mí me parece majo. M: Tú lo has conocido en su época tranquila, aunque tiene días de ser un toca pelotas con diploma. –suspiraba haciendo sonreír a la enfermeraEsperemos que le dure mucho la racha. El silencio volvía a instaurarse, las caricias tomaban de nuevo el papel protagonista y conseguía que se separasen mínimamente para poder mirarse durante unos segundos y antes de que un pequeño beso fuese el primero de una serie que les haría perder de nuevo la noción del tiempo. Eran casi las dos de la mañana cuando Esther ya había entrado en el baño para asearse y vestirse después para ir a casa. La pediatra había llegado a la cocina y ser servía un vaso de zumo con tranquilidad cuando ya escuchaba los pasos de la enfermera. Se giraba sin terminar de dar ese primer trago para verla entrar vestida. E: ¿No tienes una bata como todo el mundo que tienes que ir con la sábana y a lo romano? –sonreía buscando las llaves en su bolso. M: Es más cómodo. –iba hacia su lado para apoyar una mano sobre la mesa y mirarla mientras seguía sosteniendo con la otra la tela que rodeaba su cuerpo- ¿Has llamado al taxi? E: Sí, está al llegar. –el sonido de las llaves hacía que sonriese antes de mirarla- Debería bajar ya. M: ¿Te paso a buscar mañana por la mañana? –ya iban hasta la puerta- Así ya te quedas con tu coche que te lo he acaparado dos días. E: Ya ves tú. –sonriendo se giraba ya en la entrada- ¿Te espero entonces? –la veía asentir- Vale, pues hasta mañana. Acercándose y casi de puntillas, llegaba hasta sus labios para dejar un pequeño beso que decidía vivir unos segundos más antes de separarse de nuevo e ir hacia el ascensor. E: Cierra la puerta no cojas frío. Sonriendo, la pediatra seguía observándola hasta que entraba en el habitáculo para desaparecer segundos después, momento en que se giraba sin prisa alguna para regresar hasta su cama.

Después de que el despertador rompiese el plácido sueño que había conseguido nada mas meterse en la cama hacía ya horas, el único pensamiento que rondaba su cabeza era la existencia de la ducha, por la cual debería pasar para poder siquiera plantearse vestirse y desayunar algo. Cuando salía hasta la cocina veía ya a su madre lista y untando una tostada que mordería segundos después cuando ella ya se servía un café. 217

Cambios AdRi_HC En: Llegaste tarde. –casi murmuraba consiguiendo un único suspiro de los labios de su hija- ¿Dónde fuisteis? E: Por ahí. –se sentaba para coger un par de galletas- ¿Quieres que te acerquemos al ambulatorio? En: No, prefiero coger el autobús. E: Como quieras. –apuraba su taza cuando ya escuchaba su móvil sonar apenas un instante- Me voy entonces. –tras dejar la taza en la pila se giraba para dejar un beso en su mejilla- Pásate luego por el hospital, no se te olvide. En: No, tranquila. Permanecía apoyada contra la pared del ascensor todo el tiempo que este seguía descendiendo, suspirando finalmente cuando las puertas se abrían obligándole a salir. Llegaba al coche de igual manera y viendo una sonrisa en los labios de la pediatra. M: Uy qué cara de sueño que tiene mi niña. –la veía cerrar la puerta- ¿O es por otra cosa? –la enfermera se limitaba a negar, por lo que sonriendo aun se inclinaba hacia ella para dejar un beso en sus labios- ¿No has dormido bien? E: Poco. M: Dormilona es ella, madre. –negando ponía de nuevo el coche en marcha para incorporarse al tráfico- ¿Qué tal la tuya? por cierto. E: Allí la he dejado, que ahora iba al médico. –cerraba los ojos casi acurrucándose- Luego se pasa por el hospital. M: ¿Quieres que te despierte cuando lleguemos? E: Idiota. M: Si tampoco te fuiste tan tarde, cariño… -la miraba de reojo, observando cómo seguía con los ojos cerrados y casi echada de lado. E: Bueno, pues es uno de esos días en los que tengo mucho sueño y nada es suficiente. Así que déjame dormir, que lo mismo lo consigo de aquí al hospital y eso que me llevo. M: ¡Madre mía! Jajaja. Minutos después, y no habiendo sido suficientes para que la enfermera alcanzase su preciado sueño, llegaban hasta el parking del hospital, momento en que la pediatra apagaba el motor antes de dejar las manos sobre sus piernas para mirarla en silencio. 218

Cambios AdRi_HC E: ¿Qué? –se incorporaba deshaciéndose del cinturón y estirando los brazos hacia delante- Si te vas a reír de mí hoy has elegido un mal día. M: Qué gruñona está ella. –acercándose pasaba sus brazos alrededor de sus hombros para pegarla a su cuerpo antes de besar su sien- Luego cuando no haya mucho jaleo te escondes por ahí y echas una cabezadita. E: Sí, claro. –se quejaba de nuevo de forma infantil. M: Gruñona. –volvía a decir con una sonrisa y besando sus labios- Vamos, anda… que todavía llegamos tarde.

La neuróloga corría hacia el baño seguida por Gimeno, que más que correr alzaba la voz consiguiendo que aquel momento no pasase inadvertido para nadie. Tampoco para una Maca que pasaba en ese momento por allí pudiendo ver a su amiga entrar en el baño. M: ¡Dónde vas! –cerraba la puerta al ver que el médico tenía toda la intención de entrar tras ella. G: ¿Es que no la has visto? M: ¿Y tú no has visto esto? –Señalaba el dibujo en la parte superior- Señoras, Gimeno. Y por mucho que entiendas de ropa tú no eres una. G: Pero… M: Nada, entro yo. –había hablado de forma tan seria que este no podía más que guardar silencio y suspirar antes de cruzarse de brazos. Con él fuera, la pediatra entraba sacudiendo la cabeza con una pequeña sonrisas hasta que llegaba al habitáculo que permanecía con la puerta abierta. M: ¿Estás bien? –Se agachaba junto a ella viéndola negar- Lo siento. – Acariciaba su pelo- Esto es lo peor… -suspirando se sentaba a un lado viendo como la neuróloga hacia lo mismo frente a ella. Cl: Menuda mierda… llevo así desde anoche. M: Seria mejor que hablases con Javier y te fueses a casa. Si no estás para trabajar no estás y punto. –Cogía su mano- ¿No? Cl: Estoy bien. –Negaba a ojos cerrados- Ahora se me pasa. M: Como quieras. Mirándola comenzaba a frotar la mano que aun retenía entre las suyas, viendo como seguía sin abrir los ojos e intentando respirar de forma tranquila. Pasados unos segundos la miraba también, sonriendo al final cuando buscaba un punto de apoyo contra la pared. 219

Cambios AdRi_HC Cl: ¿Tú qué tal? Cara de lerda. –sonreía. M: Pues eso. –respondía encogiéndose de hombros- Con mi cara de lerda y sin querer dejar de tenerla… así también te diviertes tú. Cl: Ya. –Asentía mínimamente sin dejar de sonreír- ¿Y con su madre bien? M: No sé… -bajaba la vista negando- A veces creo que no le caigo bien. –La miraba apretando los labios- O que me mira… no sé, con recelo. Cl: No lo creo. –Restaba importancia- Además, tampoco os habéis visto tanto como para eso. M: Tonterías mías. G: Chi… chicas. –Alzaba la voz desde la puerta- ¿Todo… bien? Ambas se miraban en ese momento, la pediatra apretaba los labios mientras Claudia suspiraba cerrando los ojos de nuevo al tiempo en que flexionaba ambas piernas ocultando su rostro, consiguiendo entonces que su amiga riese. G: ¿Eso es que… sí? M: ¡No entres que te veo! –casi gritaba, escuchando como la puerta se cerraba de nuevo haciéndolas reír.

Caminaba con las manos en los bolsillos cuando descubría su presencia a unos metros. Ya sonreía al llegar hasta ella y antes de quedar tras su espalda, aguardando unos segundos mientras la veía colocar varias cosas en la bandeja sin percatarse de su presencia. Despacio se inclinaba mientras tomaba aire para hablar. M: Hola. –el cuerpo de la enfermera se movía repentinamente a causa de su voz, dejando ver que la había sorprendido. E: Me has asustado. –se giraba para verla sonreír de lado y con las manos aun en los bolsillos de su bata- ¿Estás graciosa? M: ¿Estás dormida? –ladeaba el rostro antes de escucharla suspirar y girarse de nuevo- No te he visto en un rato. –dejaba la barbilla sobre su hombro¿Estás muy ocupada? E: Muy no, lo justo para no poder pararme desde hace un par de horas. M: ¿Quieres que te invite a un café? –girando apenas la cabeza hacía más fácil que sus labios chocasen contra su mejilla dejando un pequeño beso- O lo que quieras.

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Cambios AdRi_HC Las manos de la enfermera seguían moviéndose hasta que sin que Maca lo esperase, dejaba todo cuanto sostenía para girarse y abrazarla, pegando el rostro a su pecho. La pediatra se limitaba a pasar también los brazos por su cintura antes de dejar un beso en su cuello. M: ¿Estás bien? E: Tengo mucho sueño, Maca. –se quejaba sin dudar y sorprendiéndose al escucharla reír, tanto que se separaba para mirarla y ver entonces como incluso su cuello se estiraba mientras seguía haciéndolo mirando al techo¡No te rías! M: ¿Estás así porque tienes sueño? –la miraba entonces sonriendo y viendo como fruncía el ceño. E: Sí. –bajando la vista volvía a abrazarla, sintiendo como frotaba su espalda antes de dejar un beso en su hombro. M: Entonces te vendrá bien ese café. –el tono en su voz conseguía que la enfermera se separase antes de comenzar a dar pequeños golpes en su brazo haciendo que los encogiese al tiempo que retrocedía- ¡Agresiva! E: ¡Y tú idiota! M: Y tú guapa. –pinzándose el labio se acercaba con rapidez para robarle un beso y sonreír cuando sus manos iban de nuevo a los bolsillos- Vamos, anda… antes de que te me duermas por aquí. E: Me da igual. Cruzada de brazos la seguía hasta el pasillo que llevaba a la entrada. Maca seguía sonriendo antes de darle con el hombro, consiguiendo que se tambalease y que de nuevo las manos de la enfermera arremetiesen contra su hombro. E: ¡Luego verás! –cuando miraba al frente veía el rostro de su madre a tan solo un par de metros y junto a Teresa, que parecía callarse al verlas- Hola, mamá. T: Iba a llamarte ahora mismo, pero después de decirme quien era nos hemos puesto aquí a hablar y… En: Hola, hija. –acercándose dejaba un beso en su mejilla- Hola, Maca. M: Hola, Encarna. –sonreía levemente- ¿Qué tal ha ido con el médico? – preguntaba interesándose y casi sorprendiéndola. En: Bien, bien. –asentía mirando a su hija- ¿Tienes tiempo para que tomemos un café? E: Eh… sí, claro. –miraba a la pediatra.

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Cambios AdRi_HC M: Id vosotras, yo acabo de recordar que… -alzaba la mano hacia la puertaTengo que hacer una cosa. Hasta luego, Encarna. En: Hasta luego.

En silencio habían llegado hasta la cafetería, Encarna se sentaba sin decir nada mientras la enfermera iba a por un par de cafés para seguirla después y sentarse frente a su madre. Seguía sin decir una palabra cuando ya su ceño se fruncía por ver la diferente en ella. E: Toma, calentito… -le dejaba la taza frente a ella para después echar el azúcar en el suyo- Ya le he puesto sacarina. En: Gracias, hija. E: ¿Ha pasado algo, mamá? En: No. –negaba antes de dar un trago- Todo bien, sigo con la medicación de la tensión, y la dieta para el colesterol. Que ande un poco más… E: Cosa que no haces. –medio le reñía viendo como negaba- Tienes que hacerle caso. En: Y se lo hago. E: Entonces no estás seria por el médico. ¿Ha pasado algo, o te ha llamado alguien para que estés así? En: No. E: ¿Seguro? No me mientas. –Encarna se limitaba a asentir- ¿Entonces qué te pasa? Y no me digas que nada porque conozco tus caras y esta es una de las que no me gustan. En: ¿Por qué no sales con otra gente? –preguntaba de repente y dejando a Esther en silencio y sin dejar de mirarla- Es que siempre estás con ella. E: ¿A qué te refieres? E: ¿Y qué hay de malo en eso, mamá? –apenas susurraba sin dejar de mirarla. En: Pues que tienes que salir con mas personas, con algún chico… -la enfermera enarcaba una ceja pero sin decir nada cuando veía la intención de su madre en continuar- Y si siempre vas con ella… No terminaba la frase cuando un silencio, mucho más espeso que cualquiera que se hubiese dado entre las dos, llenaba el espacio que las separaba, consiguiendo que Esther se tensase por segundos y el rostro de Encarna fuese endureciéndose cada vez más. 222

Cambios AdRi_HC En: La gente puede pensar cualquier cosa de ti. E: ¿La gente puede pensar cualquier cosa de mí? –apenas podía parpadear cuando dejaba ambos brazos sobre la mesa para quedar más cerca de ellaEsa persona de la que estás hablando tiene un nombre, ha sido muy educada y correcta contigo, y no se merece que estés hablando así de ella. En: Yo de ella no estoy diciendo nada. E: No. –negaba mirándola fijamente- Estás juzgándola y discriminándola porque es lesbiana. –observaba como giraba su rostro para mirar sobre su hombro- No, no mires a nadie que nadie está escuchando esto… no te preocupes por la gente, mamá. Eso ya es muy antiguo, incluso para ti. En: Yo solo digo que no tienes que estar siempre con la misma persona, hija. Así nunca vas a… E: No tengo que… -tampoco terminaba la frase- Porque ¿Sabes qué, mamá? –apretaba los labios cuando la miraba con decisión- Yo también soy lesbiana, y Maca es mi novia. Si no te gusta lo siento, pero es lo que hay. – apretando la mandíbula dejaba ambas manos sobre la mesa, sin dejar de mirarla y poniéndose de pie- Y siento mucho que lo veas así, pero no pienso consentir que eso cambie por mucho que te avergüences. Que por lo que veo es lo que harás. Sin más tomaba el aire que necesitaba para respirar antes de girarse y marcharse de allí, con paso seguro y sin mirar atrás mientras Encarna permanecía en la misma postura y mirando al frente como si el tiempo se hubiese detenido a su alrededor.

Llevaba horas sin verla, incluso le había preguntado a Teresa entre caso y caso, pidiéndole que la localizase para ella. Pero parecía habérsela tragado la tierra. Con un nuevo parte de alta llegaba hasta el mostrador, dejándolo sobre la bandeja y girándose después. T: Se ha ido a su casa. –decía sorprendiéndola y consiguiendo que se detuviese a mirarla con el ceño claramente fruncido- Le pidió a Javier que la dejase salir antes. M: ¿Por qué? ¿Ha pasado algo? T: No tengo ni idea. Lo que restaba de turno pasaba demasiado despacio para ella. Había intentado llamarla, haciéndolo al fijo y a su móvil, pero en ninguno recibía una contestación que la dejase tranquila, por el contrario aquel silencio

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Cambios AdRi_HC alimentaba su preocupación hasta el punto de que cuando ya era su hora, tomaba un taxi hasta su casa sin dudarlo un instante. No habían pasado más que unos minutos cuando tocaba el timbre y no recibía tampoco respuesta, solo la señal de que la puerta permanecía abierta para ella, dejándole vía libre para recorrer en una carrera la entrada hasta las escaleras y subir sin perder más tiempo. Al igual que antes, no la recibía en la entrada, pero sí dejándola abierta para que pasase. Un instante después ya la descubría en el salón, en un rincón del sofá y abrazada a un cojín mientras sus ojos dejaban ver un llanto que se encontraba calmado en ese momento. M: ¿Qué te pasa? –con preocupación iba hasta ella, sentándose a su lado y viendo como se dejaba caer hacia su pecho llorando de nuevo- Esther. –se limitaba a abrazarla cuando sentía como cerraba las manos en torno a la tela de su camiseta- ¿Cariño, por qué lloras? –obligándola a separarse tomaba su rostro con ambas manos, arrastrando las lágrimas que caían. E: Se lo he dicho, y se ha ido. El ceño de la pediatra se fruncía de nuevo. Entendiendo entonces de qué se trataba todo aquello. Esther se volvía a abrazar a ella, dejándola entonces que llorase cuanto quisiera mientras frotaba su espalda y besaba su pelo. E: Se… ha puesto a decir cosas que no me han gustado. Y se lo he dicho, al rato me ha llamado mi tía, que mi madre se volvía y que qué había pasado. Cuando he llegado no estaba. M: Lo siento, mi amor. E: ¿Por qué tiene que verlo así? ¿Por qué? No lo entiendo… no es nada malo. M: Claro que no, cariño. –volvía a besar su cabeza- Dale un poco de tiempo y verás como todo cambia y lo acepta. E: ¿Y si no lo hace? –se separaba para mirarla. M: Lo hará, ya lo verás. –cogiendo su rostro de nuevo se acercaba a sus labios, dejando un pequeño beso antes de abrazarla y acomodarse para que buscase apoyo sobre su pecho. Sin decir nada más se quedaban en completa quietud mientras le enfermera solo necesitaba permanecer así, y la pediatra, lejos de pensar en otra cosa, se dedicaba a ser el apoyo de un cuerpo que no dejaría de sostener durante el tiempo que fuese necesario.

El sol llevaba horas iluminando la ciudad, pero ninguna se había movido de la cama aunque el sueño también se hubiese alejado de allí.

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Cambios AdRi_HC Maca seguía dejando una pequeña caricia en la espalda desnuda de una Esther que, con el rostro hacia ella, no la miraba. Dejando sus pensamientos muy lejos de allí y viéndose obligada a de vez en cuando soltar una pequeña cantidad de aire que se convertía en un suspiro más a su lista de aquella mañana. M: No tenemos que ir. E: Vamos a ir. –apenas susurraba sin moverse- No vamos a cambiar nada por esto. M: Pero tú no estás bien. –dejando la mano extendida dejaba de acariciar su piel, mirándola a los ojos y esperando que hablase de nuevo- ¿No prefieres quedarte aquí tranquila? E: Dijimos que iríamos y vamos ir. –repetía de nuevo antes de moverse y quedar bocarriba, momento en que la pediatra acodaba un brazo para sujetar su rostro sin dejar de mirarla- Así me distraigo y no estoy todo el tiempo dándole vueltas. M: ¿Seguro? E: Sí. M: ¿Quieres llamarla? –seguía mirándola cuando no recibía respuesta, dejándose caer de nuevo para pegarse a su cuerpo y besar su hombro- No me gusta que estés así de triste. E: No importa. –negaba antes de girar su rostro para mirarla- Hoy nos lo tenemos que pasar bien. M: Claro. –sonriendo llevaba una mano hasta su rostro, acariciando su labio inferior con el pulgar antes de besarla e incorporarse apenas para hacerlo con más comodidad al sentir que la enfermera ponía de su parte en aquel beso- Y voy a ponerle los dientes largos a todo el que te mire. –sonreía. E: Lo dudo… con esta cara de amargada que tengo. M: Ya quisiera tener la amargada tu cara. –besaba su cuello- Aunque tu seguirías siendo un millón de veces más guapa que ella. E: No me tienes que hacer la pelota. –sonreía moviéndose para que la mirase. M: ¿Me crees una pelotuda acaso? E: No, pero estás aquí diciéndome lo guapa y hermosa que soy cuando no hace falta. Me conozco mucho tiempo y sé lo que hay. M: ¿Estas poniendo en duda mis gustos? Porque mira que eso si que me puede sentar mal. –la miraba guiñando su mirada, haciendo que la enfermera sonriese de nuevo. 225

Cambios AdRi_HC E: Estás tonta, eh. M: Tú sí que estás tonta. –suspirando se dejaba caer, pegando el rostro sobre su pecho cuando ya sentía las manos de la enfermera acariciar su espalda- Gracias por dejarme estar aquí… y no alejarme. E: Nunca lo haría. –dejando escapar el aire por la nariz miraba al techo, deteniendo sus manos y sintiendo el movimiento de la pediatra al incorporarse. M: ¿Preparo algo de desayunar? E: Vale. –asentía mirándolaM: Pues ahora vengo. –con ambas manos sobre el colchón se incorporaba, sentándose después al borde de la cama para cubrir su cuerpo con la bata que colgaba de la puerta del armario y marcharse de allí sin ver como la enfermera se movía, quedando de lado y abrazada a la almohada mientras perdía la vista y los pensamientos muy lejos de allí.

Envuelta en la toalla permanecía sentada en una esquina de la cama. El pelo, antes húmedo, ya se encontraba seco casi en su totalidad, dejando ver claramente el transcurso del tiempo desde que saliese de la ducha. Maca había ido a su casa para vestirse y regresar por ella. Pero sin saber por qué, se había quedado en aquella misma postura mientras su mente se quedaba en blanco y su cuerpo parecía pesar cada vez más. La puerta se cerraba al otro lado de la casa, haciéndole reaccionar entonces por primera vez, momento en que se ponía en pie para ir hasta su armario. M: ¿Todavía estás así? Girándose la descubría en la puerta. Llevaba un sencillo pero llamativo vestido de tirantes en color azul oscuro. Sonreía mirándola cuando ya la observaba acercarse a ella sin soltar un pequeño bolso de mano. M: ¿Estás bien? E: No tan guapa como tú. –la miraba de nuevo, y desde aquella cercaníaEstás preciosa. M: Gracias. –sonreía agradecida- ¿Quieres que te ayude con algo o lo haces tú sola y rápido? Porque se nos echa la hora encima. E: No tardo nada. M: Vale. –asentía- Te espero en el salón. –sin más se inclinaba para besarla rápidamente y girarse de nuevo para salir de allí.

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Cambios AdRi_HC Habiéndola dejado sola, recorría de un lado a otro la anchura del salón. El sonido de sus tacones era el único que se podía apreciar en aquel silencio, tan extraño desde el día anterior. La había escuchado llorar durante la noche, manteniéndose a su lado y sin decir nada, simplemente dejando que se mostrase como necesitaba, que llorase si tenía que llorar, abrazarla si la sentía temblar, besarla cuando la notaba ya calmada. Y era lo que pensaba seguir haciendo. Estar a su lado y esperar a sus reacciones para cambiar la suya. Intentar darle siempre lo que necesitase. Frente a la ventana tomaba una gran cantidad de aire, intentando así mantener una calma que sabia necesitaría para las dos. Y aunque realmente no miraba nada, parecía empezar a calmarse cuando también cerraba los ojos. Y así seguía cuando escuchaba sus pasos recorrer el pasillo, pero únicamente abría los ojos, suspirando mínimamente y descubriendo después un reflejo en la ventana que le hacía sonreír antes de girarse y observarla. Esther se mantenía junto a la puerta, mirándola fijamente y sonriendo al final cuando sus brazos se movían apenas en un gesto de resignación cuando comenzaba a caminar hacia ella. E: No he podido hacer más. M: Estás preciosa. –cogiendo sus manos la obligaba a estirar los brazos, mirándola entonces con más detenimiento. Llevaba un vestido de tirantes con escote de pico en colores gris y negro, con pedrería en la parte alta y unos simples pendientes negros. M: ¿Vamos a estar tranquilas? –la veía asentir- ¿Nos vamos a divertir? – asentía de nuevo- Bien. Acercándose rodeaba su cuello con ambos brazos antes de ladear su rostro para llegar a sus labios, dejando un beso tranquilo, sin prisas, una única presión antes de estirarlos entre los suyos para mirarla después con otra sonrisa. M: Vámonos. Una calle antes ya podían verse todo tipo de coches de lujo aparcados y dejando ver el estilo que reinaría en ese enlace. Esther miraba a su alrededor sorprendiéndose de cada de detalle. Pasaban junto a la entrada de la iglesia cuando un gran grupo de gente se aglomeraba frente al edificio, y varios camareros paseaban a su vez ofreciendo copas de lo que suponía champán.

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Cambios AdRi_HC M: Esto es increíble. E: ¿Eso se puede hacer? Ofrecer alcohol delante de una iglesia. –preguntaba dejando claro su estupor justo cuando la pediatra reía. M: Como poder se puede, pero queda tan pedante. –negaba en un suspiro antes de llegar a un lugar donde poder estacionar el coche. E: Es increíble. –casi se giraba por completo para mirar hacia la iglesia. M: Pues yo de ti me esperaría cualquier cosa, cariño. De esta familia todo es lo que quieras menos raro… te lo digo yo. –mirando por los retrovisores maniobraba hasta que ya dejaba el coche bien aparcado- Claudia se tiene que estar poniendo las botas. Tras unos segundos ambas salían del coche. Esther sujetaba su bolso de mano al igual que la pediatra, terminando por caminar la una junto a la otra sin dejar de mirar al frente. Varias miradas se posaban en ellas cuando se acercaban a la muchedumbre, haciendo sonreír a una Maca que cogía la mano de Esther, sorprendiéndola y guiñándole un ojo para que esta estuviese tranquila y relajada frente a su muestra de cariño. Debían sortear a un gran número de invitados hasta que conseguían llegar al pequeño grupo de compañeros, donde se encontraban un Gimeno ataviado de traje y pajarita junto a Claudia, con un ajustado vestido que marcaba lo poco que había crecido su vientre. Teresa, envuelta en volantes y colores sonreía emocionada al verlas. T: ¡Qué guapas! –unía ambas manos- ¡Me encanta tu vestido, Esther! E: Gracias, Teresa. –sonreía contestando a los dos besos de saludo antes de hacerse a un lado para ir a saludar a la pareja- Qué guapo, Gimeno. G: Gracias. –acariciaba las solapabas de su chaqueta- Tú también estás muy… guapa. –miraba a la pediatra- Las dos. M: Tú también, Gimeno. –sonreía asintiendo. T: ¿Habéis visto qué glamour? –se cogía al brazo de la enfermera, que ya sonreía mirándola y buscando los ojos de Maca- Dando de beber y comer aquí en la puerta. M: Eso se llama pedantería, Teresa. Lo único que quieren es que se vea cuánto dinero tienen y qué bien lo gastan. –la neuróloga reía abiertamente. Cl: Yo no me quejo, que me he zampado casi una bandeja de salmón con queso. M: Claro, de qué te vas a quejar. –negando pasaba un brazo por la cintura de Esther, separándola de Teresa y recibiendo una mirada recriminatoria por 228

Cambios AdRi_HC ello, pero distintamente una sonrisa de la enfermera cuando ya se acercaba para besarla. -Buenas tardes. La voz ruda y firme hacía que todos se girasen hacia las escaleras, donde una silueta se mantenía en completa quietud observando los movimientos de la pediatra.

Maca la miraba a los ojos fijamente cuando su barbilla se elevaba apenas unos centímetros, algo imperceptible para los demás cuando no sabían exactamente qué hacer frente a aquel momento que ninguno podía catalogar de amigable. M: Hola, mamá. –sus ojos iban hacia el rostro a su lado- Papá. P: Hola, Macarena. –dando un paso adelante buscaba la mejilla de su hija para dejar un casi inexistente beso- ¿Cómo estás? M: Muy bien, gracias. ¿Y vosotros? R: Venimos de hablar con la madre de Javier… está solucionando unas últimas cosas. –se cruzaba de brazos mirando al resto. M: Chicos, ella es mi madre, Rosario y mi padre Pedro. –la mayoría los saludaba con rapidez recibiendo un único asentimiento por parte de la mujer que miraba entonces fijamente a la enfermera- Y ella es Esther, mi pareja. Rosario apretaba la mandíbula sin querer ocultarlo cuando ya podía observar como lentamente, Esther daba un paso al frente ofreciendo su mano, una que ella ignoraba y tenía que ser Pedro quien la estrechaba unos segundos. E: Un placer. P: Hola. –asentía expulsando una pequeña cantidad de aire- ¿Podemos hablar, Macarena? M: Claro, dime. –asentía sin moverse de allí. P: ¿Puede ser en privado? –la pediatra suspiraba, Rosario se giraba apenas para mirar a su alrededor, y Pedro seguía esperando una respuesta. Finalmente era un pequeño apretón de manos por parte de Esther el que le hacía asentir y caminar junto a ellos rumbo a las escaleras que bajaban hasta la acera. Se cruzaba de brazos cuando ambos se giraban para mirarla.

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Cambios AdRi_HC R: ¿Lo haces para molestarme, verdad? ¿Te la traes justo hoy para ponerme en ridículo con toda esta gente? P: Rosario. M: Claro, mamá. Anoche no sabía cómo hacerlo, así que la llamé y le dije… oye cariño, ¿te vienes conmigo para tocarle las narices a mi madre? R: A mí no me hables así. M: Pues tú tampoco lo hagas como lo haces. Que siempre eres tú la que empieza todo esto. P: Creo que no ha sido lo más acertado por tu parte presentarte aquí con esa chica, Macarena. La gente hablará. M: ¿Y qué más da, papá? –lo miraba entonces antes de cerrar los ojos durante un instante- Me da igual, que hablen, que me miren… siempre me ha dado igual, pero es que ahora no me importa en absoluto. Porque quiero a Esther, y me da igual lo que digas tú, o tú. –miraba a su madre- Podéis imaginaros entonces lo que importa lo que digan los demás… -ladeaba su rostro- Una barbaridad. –comentaba entonces con ironía. Sin más se giraba, apretando la mandíbula y queriendo tomar aire antes de llegar junto a la enfermera, que ya la miraba cuando esquivaba a algunas personas para alcanzarla. E: ¿Estás bien? M: Sí. –cogía su mano- ¿Quieres que vayamos a algún sitio mientras estos se casan? –Esther asentía con una pequeña sonrisa- Vamos.

Sentadas al final de la barra, y una frente a la otra, disfrutaban de lo que habían pedido para acompañar el vino de la enfermera, y el refresco que Maca había pedido no queriendo tomar nada con alcohol. Esther reía abiertamente creando un conflicto de pensamientos en la pediatra. Por una parte se sentía feliz de verla así, tranquila por saber que había conseguido disfrutar de aquella tarde y no centrarse en lo que realmente sabía que le preocupaba. Pero por otra parte, creía que todo era una simple fachada, un intento desesperado por no dejar mostrar su verdadero estado. Centrándose únicamente en ella tomaba una de las finas tapas de jamón para llevarla a sus labios y ver como la recibía con una sonrisa antes de atraparla y masticar. M: ¿Te he dicho ya que estas guapísima? –dejaba una mano sobre su muslo.

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Cambios AdRi_HC E: Sí, como diez o quince veces. –sonriendo aún cogía su copa, casi apurándola hasta el final para después repasar su labio inferior con la lengua y coger después una aceituna- ¿Tu madre se enfadará mucho porque estés con esta pobre cualquiera en un bar comiendo? M: No digas eso. –suspiraba cogiendo su vaso- Y a mi madre que le den, me tiene harta. E: Pero ¿Qué es lo que te ha dicho? –preguntaba con interés y mirándola con el mismo cuando ya la veía tragar para hablar. M: Lo de siempre, que la gente hablará y que no le parece bien. –pinchando con el tenedor en uno de los platos dejaba de mirarla- Me da igual, que haga lo que quiera. E: Bueno, estará a la orden del día, y no del día, que las madres actúen así. –se encogía de hombros de forma despreocupada- La mía seguramente no me hable más en su vida. M: No digas eso. –con la mano en su pierna de nuevo, la frotaba haciendo que la mirase- Tu madre es muy diferente a la mía, y estoy completamente segura de que cambiará de idea. E: Sí bueno. –después de dejar el tenedor se acercaba a ella sin levantarse de su asiento- Ahora solo me importas tú. –sonriendo llegaba a sus labios, dejando un beso y después otro hasta que la mano de la pediatra llegaba a su mejilla invitándola a quedarse allí durante más tiempo. Minutos después, y suponiendo que quedaría poco para la salida de los novios, pagaban la cuenta y salían de allí unidas por la cintura. La entrada de la iglesia ya permanecía llena de gente, por lo que ya quedaría poco para terminar lo que allí mantenía aun a los invitados. Por lo que caminaban hacia la entrada con alguna dificultad a la hora de encontrar a sus compañeros. Cl: ¡Maca! La voz de Claudia llegaba fuerte, consiguiendo que su amiga se colocase de puntillas buscándola y dando finalmente con ella. M: Están allí, vamos. –cogía la mano de la enfermera para que no se alejase mientras esquivaba a la gente- ¿Hay más que antes o me da a mí? Cl: Pues todos los que habían entrado ya a la iglesia. –les daba una bolsa con una pequeña cantidad de arroz. E: Yo no pienso tirar eso, que luego las palomas se lo comen y se mueren. Cl: Pues hija, lo harán lo tires o no, mira a tu alrededor. –sonreía negando y viendo como Maca apretaba los labios mirando a la enfermera.

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Cambios AdRi_HC E: Y tú tampoco. M: Yo tampoco. –negaba intentando no reír y recibiendo un codazo de la neuróloga- ¿Cómo ha estado la ceremonia? G: Muy… pijo todo. Por eso Teresa ha estado muy feliz durante toda la boda. T: ¡A mí déjame! –casi gritaba sin perder vista de la entrada, haciendo que sus compañeros empezasen a reír al verla. Cl: Oye Esther. –la enfermera la miraba- ¿Ya tienes coloretes? –sonreíaPronto has empezado tú ¿no? E: Yo hoy me lo voy a pasar bien sin pensar en nadie más que en este cuerpazo que tengo aquí. –pasando un brazo por la cintura de la pediatra la pegaba a ella, viéndola sonreír antes de acercarse a sus labios y besarla. T: ¡Ya salen! ¡Ya salen!

La entrada al restaurante estaba atestada de invitados que ya habían comenzado a disfrutar de los entrantes que les eran ofrecidos. Los novios aun no habían llegado y por lo tanto quedaba un rato en el que todavía les quedaba esperar sin más remedio. Las chicas, junto a Claudia y Gimeno, permanecían un rincón junto a la barra de forma alegre y relajada, cotilleando incluso por algunos de los invitados a la ceremonia. M: Pues toda esta gente es del tipo que llena mi casa cuando mis padres quieren celebrar algo, y principal motivo por el que siempre conseguía, o a las malas intentaba, no estar por allí. E: Qué horror. M: Sí, cariño. –asentía poniendo los ojos en blanco y bebiendo de su vasoHorrible, aburrido, deprimente… Cl: Mira que podías haberte casado con algún hombre rico que te mantuviese toda tu vida sin tener que trabajar ni un solo día. –negaba con tanta seriedad que conseguía que la pediatra riese. M: No te creas que no lo intentaron. –todos la miraban sorprendidos- Su último intento fue con el hijo de no sé qué socio de mi padre. E: Pobrecita mía. –acariciaba su mejilla inclinándose después para besarlaImagínate que te dejas y no te conozco. M: Mejor que no. –la besaba ella entonces. De nuevo seguían hablando, intentando así que el tiempo pasase algo más deprisa hasta que Javier y Raquel llegasen al restaurante. 232

Cambios AdRi_HC Pasaban algunos minutos hasta que esto sucedía consiguiendo un aplauso de todos los presentes antes de seguirles hasta un gran comedor donde decenas de mesas se dejaban ver decoradas y preparadas para que todos tomasen asiento donde una lista les indicaba. Satisfechas por ver como en la suya eran todos compañeros del hospital, se acomodaban viendo que casi al instante llegaba un camarero con varias botellas de vino para dejarlas en el centro. E: Esta para acá. –cogía una acercándola a su lugar. M: Cariño… -apenas susurraba hacia ella mientras la veía servirse- ¿No crees que ya estás abusando un poco del vino? E: Qué va. –fruncía el ceño negando- Tranquila. –sonriéndole comenzaba a beber para girarse después hacia Teresa que se había colocado a su lado. Cl: No mires, pero la suerte ha querido que tengas a tu madre justo detrás. La pediatra suspiraba, cerrando los ojos y chasqueando la lengua pero sin moverse. Al contrario y sin intentar disimular en ningún momento, Esther se daba la vuelta buscando lo que la neuróloga había anunciado, sonriendo finalmente a la mujer que giraba su rostro en aquel momento. E: La verdad es que… tu madre tiene una cara de estreñida que no puede con ella, Maca. –Gimeno comenzaba a reír, Teresa se llevaba la mano a la cara y Claudia tras una primera carcajada se tapaba los labios al ver el rostro de su amiga- Pobre. M: Esther… -suspiraba mirándola. E: Lo siento, cariño. Es que me ha mirado con el morro arrugado y es lo que me ha parecido. –se encogía de hombros antes de mirar como colocaban algunos platos encima de la mesa- ¡Comida! G: Marisco del… bueno.

La cena había transcurrido sin más dificultad. Por parte de la pediatra incluso tranquila, a pesar de saber que la mirada de su madre la escrudiñaba tras ella en varias ocasiones y siendo Claudia quien la prevenía de ello. Esther, en su misma línea, seguía riéndose y pasando un buen rato entre bromas con Gimeno y momentos con Teresa, que comentaba cada traje, o personalidad a su alrededor. Tras el postre y el café, la gente iba levantándose de sus asientos para ir hacia otros sitios o incluso a la pista de baile que se había improvisado en el centro de la misma sala. Donde Gimeno ya parecía hacer un intento por

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Cambios AdRi_HC mover su cuerpo al ritmo de lo que sonaba en aquel momento y mientras Teresa reía con timidez a su lado. E: Ahora vengo. Maca la seguía con la mirada al mismo tiempo en que dejaba sus brazos cruzados por encima de la mesa, bajando después la vista mientras apretaba los labios. Cl: ¿Qué le pasa para que esté así? M: Su madre. –suspiraba dejando un codo sobre la mesa para sostener su rostro en la palma y mirarla- Ayer estuvo en el hospital, hablaron y se ve que algo le dijo de mí que no le gustó, así que le contó que estamos juntas. Cl: Y no le ha gustado. M: Se fue sin más de casa de Esther… -suspiraba de nuevo- Y le afecta. Le dije de no venir pero ella ha querido. Cl: ¿Y qué le dijo para que acabase así la cosa? –fruncía el ceño. M: No lo sé, ella no me lo ha dicho y no le quiero preguntar, supongo que no es fácil para ella y creerá que me hará daño. Cl: Podría. –asentía- Hombre, no sé la mentalidad que tendrá la mujer, pero en la mayoría de los casos los padres no lo llevan bien. M: Si lo sé, a mí no me lo tienes que contar, que lo sufro de toda la vida con la bruja de mi madre. Salía del baño para ir hasta el lavamanos cuando una presencia le hacía detenerse nada más abrir la puerta, pero tan solo unos segundos antes de llegar donde pretendía y abrir el grifo ante la mirada de una Rosario que junto a la puerta, parecía no salir. E: ¿Sale o entra? Porque como ve ya está libre. R: ¿Puedo hacerte una pregunta? –la enfermera enarcaba una ceja cuando ya erguida la miraba desde el espejo sacudiéndose las manos- ¿Qué buscas estando al lado de mi hija? E: ¿Perdón? –se giraba con el ceño fruncido para mirarla directamente a los ojos. R: Estoy segura de que estás al tanto de su familia, más bien de la posición de su familia… E: Lo que me faltaba por oír. –negaba en un suspiro antes de girarse y coger algo de papel para secarse las manos cuando seguía dándole la espaldaQue usted esté amargada, Dios sabrá por qué, no quiere decir que el resto del mundo la imite ¿Sabe? –se volvía de nuevo para mirarla. 234

Cambios AdRi_HC R: No te consiento que me hables así. –apretaba las manos. E: Pues consienta mas si lo que va a hacer es despreciar a la gente como lo hace, porque es lo único que se va a llevar en la vida. Y yo soy la que no le consiente a usted que me trate como una cualquiera por el mero hecho de que esté saliendo con su hija. –la miraba de arriba abajo- Cosa que aun me pregunto cómo pudo ser, porque usted no le llega ni a la suela de los zapatos. Esquivándola tomaba el pomo de la puerta para abrir y cerrar de un portazo antes de comenzar a caminar hacia su mesa. Donde Maca reía disfrutando ya de su trozo de tarta. E: ¿Me he perdido como la cortaban? M: Me temo que sí, cariño. –sonriendo llenaba el tenedor para tendérselo después y ver como lo atrapaba entre sus labios- ¿Todo bien? E: Todo perfecto. –la veía acercarse para limpiar con sus labios el resto de nata que quedaba en la comisura- Gracias.

La música sonaba, una pieza tranquila había invitado a las parejas a tomar el lugar. Abrazadas se movían apenas, no desplazándose realmente de lugar donde descansaban sus pies. La enfermera rodeaba el cuello de Maca, descansando en su hombro mientras esta besaba de vez en cuando su pelo a la vez que acariciaba su espalda. Era un primer momento de tranquilidad que estaba aprovechando todo cuanto podía. M: ¿Sabes una cosa? –escuchaba un mínimo murmullo mientras seguían sin dejar de moverse- Pensaba que iba a ser peor todo esto, pero me está gustando mucho compartirlo contigo. Despacio, la enfermera se separaba para mirarla, sonriendo antes de acariciar su mejilla y dejar un pequeño beso en sus labios no separándose demasiado después. M: Y mas con mi madre merodeando por ahí. –la veía apretar los labios¿Qué? E: No te lo he dicho, pero… -se pinzaba el labio durante unos segundosHemos tenido un pequeño encuentro en el baño. M: ¿Encuentro? –se detenía sin soltarla ni dejar de mirarla mientras esperaba que continuase. E: Digamos que yo salía, ella también antes de decidir decirme algo que no me ha gustado, y no me he callado. Lo siento.

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Cambios AdRi_HC M: ¿Qué te ha dicho? –la enfermera negaba antes de pegarse de nuevo a su pecho para continuar bailando- ¿Esther, qué te ha dicho mi madre? E: Nada, Maca. No tiene importancia. Después de unos minutos volvían hacia la mesa, donde Claudia seguía comiendo parte del segundo trozo de pastel que había podido empezar gracias a que Gimeno se lo había conseguido. E: ¿Me traes para beber, cariño? –besaba su cuello cuando ya la abrazaba. M: ¿Mas, Esther? –se separaba para mirarla. E: Una copita. –unía los dedos índice y pulgar casi al máximo mientras apretaba los labios, viéndola finalmente suspirar antes de levantarseGracias. Cl: Haces con ella lo que quieres. E: Y ella conmigo. Es un fifty fifty. –Claudia reía antes de ver como la enfermera metía el tenedor en su pastel- Solo un poco. Cl: Pero ya está. Junto a la barra esperaba a que uno de los camareros pudiese atenderla. Se mantenía de brazos cruzados hasta que alguien a su lado llamaba su atención justo antes de suspirar. M: Madre. R: Supongo que te habrá contado lo que ha hecho. –casi espetaba sin dejar de mirar al frente- Menuda impertinente. M: Lo que te haya dicho seguro que ha sido con razón y porque has empezado tú. No todo el mundo agacha la cabeza cuando sueltas ese veneno tuyo. –asentía cuando el camarero la miraba y pedía con rapidez esperando poder marcharse cuanto antes. R: ¿Justificas que le hablen mal a tu madre? M: Si te lo mereces sí, y seguro que ha sido así. –cogía el vaso que ya le tendía el mucho- Y ahora si me permites, tengo que volver a mi mesa. Rosario abría los labios sorprendida cuando la pediatra la esquivaba alzando el vaso para desparecer de allí incluso cuando ya se giraba hacia ella.

La noche allí acababa y poco a poco todos se iban marchando dejando un pequeño grupo de personas que tarde o temprano acabaría haciendo lo mismo

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Cambios AdRi_HC Claudia, Gimeno y Teresa se despedían del recién contraído matrimonio mientras Maca abrazaba a una Esther que permeancia de ojos cerrados y callada por primera vez en un par de horas dando un descanso a la pediatra. M: En cuanto lleguemos te estás metiendo en la cama. E: Mmm, sí. –pasaba los brazos por su cuello, sin poder ejercer fuerza cuando era Maca quien realmente la sostenía para que no cayese. M: Y creo que nos vamos a ir ya, aunque estos no salgan. –haciendo un esfuerzo conseguía separarla de la puerta del coche para abrirla y dejarla caer en la parte trasera, viendo como no decía una palabra cuando parecía quedarse durmiendo allí mismo- Pues qué bien. –ya abría la suya cuando la voz de Gimeno se escuchaba tras ella. G: ¿Te vas ya? –se asomaba por la ventanilla- Menuda cogor… za tiene encima. –sonreía negando e irguiéndose. Cl: En cuanto llegues que se tome algo si quiere vomitar y a dormir. – apretaba los labios con resignación. M: Lo sé, lo sé. –asentía- Hasta luego, chicos. Cl: Hasta luego. –se despedía frotando el hombro de su amiga y sin moverse de allí cuando ya la veían alejarse- Pobre, menuda noche le espera. Mirando por el retrovisor casi cada minuto terminaba por llegar hasta su casa, estacionando en la plaza de aparcamiento y deteniéndose a mirar el espacio que las separaba hasta el ascensor. Sin más tomaba aire antes de abrir la puerta y tomarla de la mano. M: Vamos, cariño… que nos queda un trozo. –consiguiendo que se moviese, la ponía en pie y contra el coche para cerrarlo, logrando después cogerla en brazos después de haberse quitado los tacones. Ya en el ascensor la dejaba de nuevo de pie para esperar a que llegase. Algo que pasaba un minuto después, teniendo que salir de igual forma y llegar hasta la puerta para abrirla. M: Mañana te voy a recordar todo esto. E: ¿Uhm? M: Nada, cariño. Nada. –cerrando con el pie pasaba a cogerla de nuevo en brazos para caminar hacia el dormitorio, teniendo que encender la luz con algo de dificultad antes de llegar hasta la cama y dejarla echada encima. Sin moverse de aquel lugar, contemplaba el cuerpo de la enfermera sobre la cama. Balbuceando cosas sin sentido y moviéndose todo cuanto podía en aquel momento. 237

Cambios AdRi_HC Soltando un pequeño suspiro se inclinaba para aflojarle el vestido. E: Maca. M: Dime, mi amor. –conseguía bajar la cremallera para comenzar a desvestirla. E: Te quiero. M: Y yo a ti. E: Y siento lo que… dijo mi madre… -la pediatra la miraba en ese momentoY como le he hablado a la tuya. M: No te preocupes por eso, cariño. No pasa nada. –dejándola con solo la ropa interior, la recostaba de nuevo, sintiendo como se abrazaba a su cuello llevándola con ella. E: No sé qué haría sin ti. M: Venga a dormir. –besaba su frente antes de conseguir que se metiera bajo las mantas- Te quiero. E: Maca. M: Dime. –sonriendo se sentaba a su lado, peinando con los dedos su pelo mientras la veía relajarse hasta el punto de casi dormirse. E: Te quiero mucho. M: Y yo a ti, cariño. –se inclinaba de nuevo para besarla. E: Maca. –la pediatra suspiraba al tiempo en que sonreía negando y sin dejar de mirarla. M: Dime. E: Estabas muy guapa hoy. M: Tú también. E: Pero tú más. Lo siguiente era una fuerte respiración que avisaba a la pediatra de su estado de ensoñación, momento en que volvía a sonreír antes de girarse.

La incomodidad conseguía que poco a poco fuese recobrando la consciencia, una que no llegaba a ser completa hasta que percibía el amargo sabor de boca que le hacía arrugar los labios y fruncir la frente, momento en que se giraba, sintiendo una gran punzada en las sienes que le hacía cerrar los ojos y cogerse la cabeza con ambas manos. 238

Cambios AdRi_HC Minutos después, y habiendo conseguido controlar los martilleos en su cabeza, se levantaba despacio y buscando algo con lo que cubrir su desnudez. Descalza, y con una camiseta varias tallas más grande cubriendo su torso y parte de la cintura, salía hacia el pasillo, caminando a un paso más bien lento mientras intentaba recordar qué era lo que había pasado para que llegase a estar así. Todo su cuerpo parecía estar luchando contra sí mismo. La cabeza le iba a explotar y el estómago se contraía una y otra vez mandando un sabor desagradable hasta la punta de su lengua. M: Vaya, buenos días. –mirándola sonreía de lado antes de reclinarse en su silla y cerrar el periódico- ¿Te duele mucho la cabeza? E: Como si hubieses bailado sobre ella toda la noche. –se sentaba cerrando los ojos y recostándose después encima de sus brazos sobre la mesa- ¿Por qué me dejaste beber tanto? M: ¿Perdón? Ahora tendré yo la culpa. –negando se levantaba para dejarle un beso en la coronilla- ¿Quieres café? E: Por favor. M: Pues creí que te ibas a levantar mejor. Porque has dormido del tirón, no te has movido en toda la noche e incluso roncabas. E: Yo no ronco. –se quejaba sin moverse. M: Anoche sí. –se giraba con la taza en la mano para dejársela después frente a ella y tomar asiento- Pero es normal, con todo el vino que te metiste entre pecho y espalda. –abría de nuevo el periódico. E: ¿Y cómo llegué a la cama? –irguiéndose la miraba, dándose cuenta entonces de que no recordaba ese momento. M: Pues te llevé yo. ¿Quién sino? –levantaba la vista- ¿No recuerdas nada? E: No. –perdiendo la mirada daba un primer trago- Lo último que recuerdo es estar al lado de Teresa en la mesa cuando traían el pescado. M: Pues eso es bastante antes a que decidiésemos venir. E: Habré hecho un ridículo horrible. –se tapaba la cara con ambas manos, haciendo sonreír a Maca que se levantaba para sentarse junto a ella y besar su hombro antes de quitarle las manos para verla. M: A ver si te crees que eras la única perjudicada anoche. E: No lo digas así. –quejándose se dejaba caer sobre su hombro, sintiendo como la rodeaba con uno de sus brazos y besaba su frente. M: ¿Sabes qué podíamos hacer para que te encuentres mejor? 239

Cambios AdRi_HC E: ¿Arrancarme la cabeza? M: No. –reía entre dientes- Darnos un bañito caliente, te relajas, dejas que se te pase ese dolor de cabeza, salimos, nos secamos, nos ponemos el pijamita y nos metemos en la cama a ver una peli. ¿Qué te parece? E: El mejor plan que he escuchado en años.

La tarde se encontraba en su ecuador cuando Esther, después de haberse despertado tras una pequeña siesta, miraba la televisión, dejándose acariciar y sin seguir un argumento que la pediatra sí había seguido desde el principio. E: ¿Por qué sigue viva la bruja esta? M: Porque te has despertado pronto, cariño. Debías darle algo más de tiempo. –sonreía antes de besar su frente y mirar de nuevo la película- ¿Qué tal la siesta? E: Sigo teniendo sueño. –se abrazaba a ella cerrando los ojos- Me dormiría otra vez sin mucha dificultad. M: Pues hazlo. E: Quería… intentar hablar con mi madre. –dejaba la mirada perdida- No sé si querrá hablar conmigo. M: Pero no lo sabrás si no lo intentas. –separándose apenas la miraba, acariciando su barbilla queriendo animarla- ¿Quieres estar sola? E: No. –negaba antes de incorporarse para coger su teléfono y quedar sentada contra el respaldo- Seguro que no me lo coge. Suspirando daba el último segundo a su tranquilidad, acercándose después el móvil para escuchar como los tonos se sucedían uno tras otro sin dar una respuesta que esperaba. Pero pasados unos segundos, su esperanza se desvanecía como el humo invisible frente a ella. M: Lo siento. E: Da igual, ya lo sabía. –negando apretaba los labios. Su mirada seguía fija en la pantalla de su móvil, la mano de Maca se había posado sobre su pierna pero lejos de prestar atención a ese gesto, intentaba por todos los medios retener las lágrimas que se agolpaban para salir. M: ¿Puedo hacer algo por ti? –preguntaba moviéndose para quedar más cerca de ella y mirarla- No tienes que pasarlo sola. E: No importa. –negaba de nuevo antes de suspirar- Me ha dado hambre, ahora vengo. 240

Cambios AdRi_HC Viéndola marchar se quedaba sobre la cama. Sabía por lo que debía estar pasando, y aunque su historia fuese tan diferente, sin un amor real de su madre, ni una mínima compresión en cualquier cosa que hubiera hecho, conocía perfectamente el sentimiento de rechazo que podía nacer en las personas por el mero hecho de querer a otra. Apretando los labios reclinaba la cabeza, intentando encontrar una solución a todo eso, sabiendo que poco podía hacer si Encarna no ponía de su parte. E: Por cierto. –regresaba con un sándwich en la mano- Me acabo de acordar de algo. –fruncía el ceño cuando se sentaba a su lado y Maca ya la miraba¿Yo hablé con tu madre anoche? M: Eh… pues algo, sí. –asentía sin mirarla directamente. E: ¿Me pasé? –preguntaba sintiendo como su gesto se congelaba esperando que no fuese como su mente había recreado en un recuerdo borroso. M: No te preocupes por eso. Dijeses lo que dijeses, estuvo bien dicho. –cogía su mano para besarla- De verdad. E: Maca. M: Cariño, mi madre es una bruja, y si le dijiste algo, que no sé lo que fue, me alegro y te hubiese aplaudido. –sonreía consiguiendo que la enfermera suspirase antes de sentir como la abrazaba- Pagaría por haber estado ahí. E: ¡Maca! M: Jajaja.

Ambas caminaban en silencio y a paso lento hacia el mostrador. Una Teresa recién llegada se colocaba su bata para empezar esa nueva jordana cuando ya se quedaban frente a ella dispuestas a firmar en el acta de entrada. T: Buenos días. M: Hola, Teresa. –mostraba una pequeña sonrisa de saludo mientras Esther permanecía en silencio y sin mirar a su compañera. T: ¿Qué tal estamos? –preguntaba mirando de reojo a la enfermera. M: Bien, aunque de lunes… y ya sabemos cómo son los humores de lunes. – ya dejaba el bolígrafo cuando la veía marchar sin haber dicho una palabra, consiguiendo que soltase un pequeño suspiro cuando dejaba su casco sobre el mostrador. T: ¿Qué le pasa? Está muy seria. M: Su madre. –la miraba apretando los labios y bajando la vista un instante después- No ha recibido bien la noticia de que estemos juntas. 241

Cambios AdRi_HC T: No me digas. –se llevaba una mano a los labios- ¿No le habla por eso? – veía a la pediatra encogerse de hombros- Pues qué pena. M: Pues sí. –asentía- Y lo lleva bastante mal. La ha llamado pero no le coge el teléfono. T: Pobrecita mía. –negaba cruzándose de brazos al tiempo en que cerraba su bata- Pues yo no lo entiendo, porque mira que yo soy de su tiempo… -movía la mano separándola de su pecho- Y no lo veo malo. M: Ya… pero no es lo mismo que te pase con una hija, Teresa. –mirándola durante apenas un segundo volvía a coger el casco para marcharse rumbo a su despacho. Casi una después, y habiendo terminado con el primer caso de la mañana, caminaba leyendo el informe que acababa de firmar y con una copia del alta para dejárselas a Teresa para archivar. Aun no había llegado al mostrador cuando divisaba a la enfermera apoyada y con el teléfono en la mano, pero tan solo durante un instante cuando de nuevo lo dejaba sobre el soporte para quedarse allí mismo y con la mirada fija en el mostrador. M: Hola. –saludaba mirándola y dejando los papeles sobre la bandeja. E: Hola. M: ¿Cómo estás? –acariciaba su espalda antes de inclinarse para dejar un beso en su hombro- No te he vuelto a ver desde que entramos. E: Por ahí. M: ¿Llamabas a tu madre? –la veía asentir y suspiraba apoyándose a su lado- Dale tiempo, Esther. E: Nunca creí que se lo fuese a tomar así. –se acodaba sosteniendo la cabeza con ambas manos y a la altura de la frente- Jamás pensé que mi madre me dejaría de hablar por esto. M: Cariño, sé que te duele y lo pasas mal, pero hazme caso y dale tiempo. Ella misma dejará de ver las cosas como lo hace y verá que sigues siendo la misma a la que ella adora. –como respuesta la enfermera se giraba para abrazarla y pegar el rostro contra su pecho- Y yo siempre voy a estar aquí, Esther. E: Gracias.

La hora de la salida había llegado antes para ella. Tras la última operación había podido coger sus cosas y salir a la espera de que la pediatra hiciese lo propio para poder marcharse a casa entonces. La tarde había caído y 242

Cambios AdRi_HC aunque estaba rodeaba por personas y ruidos de tráfico a unos metros, sentía el silencio y vivía el momento de soledad que ella misma había buscado. No podía dejar de pensar en su madre, en culparse en cierto modo creyendo que si hubiese hablado de ella de otra manera, si hubiese intentado hacerle ver lo que sentía cada segundo del día desde que su vida se había unido a la pediatra… Un suspiro le hacía cerrar los ojos y bloquear cualquier pensamiento exterior. Ningún sonido lograba colarse en su cabeza mientras intentaba no llorar. Extendiendo los brazos sobre el respaldo del banco que la resguardaba. Sintiendo en las yemas de los dedos la rugosa madera envejecida por el paso del tiempo, la leve brisa que se colaba entre el pelo y su nuca. En: ¿Por qué no sales con otra gente? –preguntaba de repente y dejando a Esther en silencio y sin dejar de mirarla- Es que siempre estás con ella. En: Pues que tienes que salir con mas personas, con algún chico… -la enfermera enarcaba una ceja pero sin decir nada cuando veía la intención de su madre en continuar- Y si siempre vas con ella… En: La gente puede pensar cualquier cosa de ti. E: No tengo que… -tampoco terminaba la frase- Porque ¿Sabes qué, mamá? –apretaba los labios cuando la miraba con decisión- Yo también soy lesbiana, y Maca es mi novia. Si no te gusta lo siento, pero es lo que hay. – apretando la mandíbula dejaba ambas manos sobre la mesa, sin dejar de mirarla y poniéndose de pie- Y siento mucho que lo veas así, pero no pienso consentir que eso cambie por mucho que te avergüences. Que por lo que veo es lo que harás. M: Hola. Sin haber cambiado su postura abría los ojos, la luz barría cualquier rastro de oscuridad haciendo que su cerebro se esforzase en enfocar un punto frente a ella, hasta que llegaba al rostro de una Maca que se mantenía de pie con las manos en los bolsillos de su cazadora. E: Hola. M: Me dijo Teresa que habías salido antes y supuse que estarías aquí. – sentándose a su lado besaba su hombro antes de erguirse de nuevo- ¿Estás bien? E: Algo cansada. –suspiraba frotándose el cuello- ¿Y tú? –tras preguntar bajaba la mano hasta dejarla sobre su muslo. M: Yo estoy bien.

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Cambios AdRi_HC E: Vamos entonces. –parándose a tomar aire antes, terminaba por levantarse para caminar, seguida por la pediatra que sacaba las llaves de la moto justo antes de que la enfermera llegase hasta ella- ¿Hoy vamos a mi casa? M: Sí, pero yo tendré que ir a la mía a por algo de ropa. E: Vale. M: ¿Quieres que de camino a la tuya compre algo para cenar? Podemos quedarnos cómodas en el sofá esta tarde y no cocinar. –la veía asentir con una pequeña sonrisa- Bien. Sonriendo a su vez, alzaba la mano derecha para acariciar su pelo despacio y con cariño, antes de inclinarse para llegar a sus labios y atraparlos sin prisa. M: Te quiero.

Habían pasado tres días, la semana se encontraba en su ecuador y la enfermera permeancia de lo más irascible con todo cuanto la rodeaba. Maca intentaba casi continuamente calmarla, intermediar cuando su tono de voz se alzaba demasiado frente a cualquier compañero. Excusándose incluso cuando ella se marchaba. En cuestión de días había pasado de ser una dulce enfermera a quien todos sonreían, al peligro número uno de los pasillos, consiguiendo que todos la esquivasen y tratasen por todos los medios no cruzarse con ella. Claudia entraba en el gabinete con varias carpetas, dejándolas sobre la mesa mientras miraba la espalda de una Esther que sostenía su taza entre ambas manos y perdía la vista al frente. Cl: Hola. –no recibía contestación alguna- No haré ruido, pero tengo que leer unas cosas aquí. –suspiraba sentándose- Últimamente no hablamos nada. – seguía encontrando únicamente silencio- Tampoco quiero agobiarte mucho, pero ya sabes que si necesitas algo. De repente se levantaba, dejando la taza sobre la mesa y alejándose de allí para salir, dejando a la neuróloga con una ceja enarcada y la mirada en la puerta que se cerraba casi de un portazo. Cl: Y yo que no sé como Maca se atreve a dormir con ella. Caminaba veloz por urgencias, no encontrando a nadie que interfiriera en su camino hasta que frente a ella y con algo de timidez, Rubén apretaba los labios mirándola. R: Hola.

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Cambios AdRi_HC E: ¿Qué haces tú aquí? –lo miraba sin cambiar un ápice su rostro. R: Tengo que hablar contigo. –carraspeaba de forma nerviosa y esperando alguna reacción por parte de su ex. E: ¿Y tiene que ser ahora? R: Cuanto antes mejor. –asentía encontrando un suspiro antes de que comenzase a caminar, suponiendo entonces que debía seguirla. E: Entra. –tras abrir la puerta del vestuario le daba paso, cruzándose después de brazos mientras le miraba esperando- Tú dirás. Y que sea rápido porque tengo cosas que hacer. R: Vale. –suspiraba cogiendo aire después- No sé si lo habías pensado alguna vez, yo no, pero ahora que necesito el dinero pues… ¿no sería lógico que vendiéramos la casa y tú te quedases con tu parte y yo con la mía? Aquella información había conseguido que por primera vez en varios días, la tensión de sus hombros despareciese, dejando que sus manos cayesen de forma lenta y dejando casi el rastro de su forma mientras llegaban a quedar paralelos a su cintura. Su mandíbula por el contrario había empezado a ejercer fuerza contra ella misma, peleando contra la sensación de llanto que la inundaba alimentando su frustración. R: Esther, supongo que tú habrás pensado rehacer tu vida en ese sentido, y no… E: Tranquilo, que mañana mismo empiezo a recoger mis cosas para que puedas vender la casa. –abría la puerta sorprendiendo a Rubén que seguía inmóvil mirándola. R: No te pongas así. E: Vete. R: ¿No podemos hablarlo más calmadamente? Por favor. –daba un paso justo cuando la enfermera giraba su rostro clavando su mirada en él. E: ¡Que te vayas! Sin que ninguno de los dos lo esperase, la pediatra cruzaba aquel espacio abierto, con las manos en los bolsillos del pantalón de su pijama y la mirada fija en Esther, que había dejado que sus lágrimas cayeran finalmente.

M: ¿Qué pasa aquí? –mientras Rubén bajaba la vista, Esther seguía apretando la mandíbula sin soltar el pomo de la puerta- Esther. –cuando aún no había terminado de pronunciar su nombre, veía como bajaba también la vista- ¿Rubén?

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Cambios AdRi_HC R: Tenía que hablar con ella de algo. M: ¿Y por qué lloras? –preguntaba de nuevo a la enfermera- Y contéstame. – cruzándose de brazos seguía mirándola, pero era la voz de Rubén la que de nuevo llegaba a sus oídos. R: Le he dicho que lo lógico sería que vendiésemos la casa y cada uno se quedase con su parte del dinero. Seguía observándola a ella cuando entendía la información que le era expuesta. Comprendiendo entonces la rabia que había podido tomar las riendas de la calma de la enfermera. M: Me temo que no has elegido el día idóneo para venir, Rubén. –hablaba sin mirarle. R: ¿Ocurre algo? E: Vete. –le miraba de nuevo, aguantando una agitada respiración que Maca ya alcanzaba a reconocer- Fuera. R: Esther. E: ¡Fuera! M: Haz el favor el calmarte. –cogía su mano separándola del pomo, viendo como se sacudía de ella quedando contra la taquilla- Será mejor que te marches. R: ¿Qué le pasa? M: Rubén. –se giraba para mirarle- No es un buen momento para hablar de nada, será mejor que te vayas, hazme caso. –seguía mirándole cuando este asentía mínimamente antes de dar un primer paso y alejarse para marcharse dejándolas solas. Cerraba la puerta antes de girarse, suspirando y mirando como una vez más aquello se le escapaba de las manos. No dudó antes de llegar a su cuerpo, pegarse a su espalda y sentir como de nuevo intentaba alejarse, pero no iba a dejar que hiciese aquello, por lo que ya frente a ella la abrazaba, sintiendo la presión en su pecho mientras ejercía fuerza con sus puños queriendo separarse. M: No me voy a ir. –estrechaba mas el abrazo- Y no pienso dejar que te alejes, Esther. La enfermera ya comenzaba a llorar cuando las fuerzas se escapaban, dejándose abrazar y besar cuando no podía hacer nada por seguir enfadada con el mundo entero. E: Lo siento. 246

Cambios AdRi_HC M: Ssshhh. –besaba su pelo- No pasa nada, no pasa nada, cariño. –volvía a besarla antes de frotar su espalda. Minutos después y habiendo llegado hasta el sofá, Esther seguía dejándose abrazar y consolar por Maca, sintiéndose tranquila de nuevo y como otras tantas veces la pediatra solo lograba conseguir. M: ¿Mejor? E: Sí. –asentía apenas sin separarse de ella- Siento lo de antes… no sé qué me ha pasado para ponerme así. M: Quizás deberías llamarle después, se ha ido preocupado. E: Sí. M: ¿Entonces estás mejor? –separándose entonces tomaba su rostro entre sus manos, mirándola fijamente y viendo como asentía de nuevo- ¿De verdad? E: De verdad. –apretaba los labios al tiempo en que bajaba la vista. M: Te quiero. –despacio llegaba para besar su labio inferior, atrapándolo apenas para después hacer lo mismo con el superior y sonreír.

Llegaban a casa de la enfermera pudiendo aprovechar el tiempo para incluso comer con tranquilidad, y era la pediatra quien se disponía a prepararlo todo mientras Esther se cambiaba para sustituir su ropa por alguna otra más cómoda. El sonido del aceite le hacía ir hasta la cocina y comprobar cómo Maca pasaba por la plancha unos filetes de pavo. E: Compré canónigos porque te gustaban, ¿hago una ensalada? M: Pero si tú los odias. –girándose sonreía de lado, viendo como se encogía de hombros frente al frigorífico. E: Será cuestión de acostumbrarse. –con la bolsa en la mano y algo de queso, llegaba hasta la mesa para comenzar su parte. En silencio seguían cada una en su sitio. La pediatra observándola por encima de su hombro casi continuamente, esperando que se mantuviese así y no se viese de nuevo en aquel humor cambiante que llevaba arrastrando durante días. Y en eso seguía pensando cuando el sonido del timbre conseguía que se mirasen. Esther frunciendo el ceño y Maca sin parpadear mientras, de manera inconsciente, ambas esperaban a que ese sonido se repitiese

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Cambios AdRi_HC borrando así la posibilidad de que fuese algún tipo de imaginación conjunta. Pero el timbre volvía a sonar. M: ¿Quién puede ser? E: No sé. –negando apretaba los labios, caminando hacia la entrada y escuchando los pasos de la pediatra tras ella. Sin preguntar siquiera tomaba el pomo, abriendo un instante después y sintiendo entonces como cada músculo de su cuerpo se congelaba, se detenía en el tiempo y nada tenía sentido, solo un chasquido por parte de quien frente a ella permanecía esperando, conseguía despertarla. Me: ¡A ver si me tuvieras aquí todo el día! –se quejaba caminando para entrar y esquivar el cuerpo de su nieta- Hola, Maca. M: Ho… hola, Mercedes. Esther se giraba sin decir una palabra, cerrando y siguiendo hasta la puerta del salón, donde su abuela dejaba la bolsa con ropa que había llevado en la mano para girarse después y mirar a su nieta de brazos cruzados. Me: Menudo beso que me has dado, me has hecho un agujero en la cara. E: Pero… ¡¿qué haces aquí?! ¿Tú no estabas muda? –gritaba acercándose a ella y quedándose a tan solo un paso- ¿Has venido sola? Me: Perdona, eh… que yo inauguré el primer autobús a Madrid. –sonreía negando y mirando a la pediatra, que también lo hacía, aunque de forma mínima y de lado cuando ya se acercaba- Mas educación ha tenido tu novia que me ha dicho por lo menos hola. E: Abuela. Me: ¡Sí! ¡La abuela habla y se entera de todo! –caminando llegaba hasta Maca, cogiéndose a su brazo y mirándola de forma cómica- Mi hija estaba insoportable contigo ¿Sabes? Yo no sé qué bicho le ha picado. E: ¿Mi madre? Me: ¿Me haces un cafetito? Me comí un bocadillo y necesito algo dulce. – soltándose de nuevo caminaba hacia el sofá, sentándose para mirarlas a las dos- ¡Venga, moverse!

En la cocina, Maca preparaba todo para las tres tazas que había dispuesto sobre la bandeja. Esther permanecía de brazos cruzados y junto a la puerta mientras observaba a su abuela. E: Es que me parece increíble. –la pediatra apretaba los labios- Cuando mi madre se entere se le va a caer el pelo. 248

Cambios AdRi_HC M: Tampoco creo que sea para tanto. E: ¿Que no es para tanto? –se giraba para caminar veloz hasta ella- Te recuerdo que se ha tirado mucho tiempo haciéndonos creer que no hablaba. ¡Y no lo hacía porque no le daba la gana! M: Bueno, tendría sus razones, dudo que fuese por una pataleta infantil. –se erguía mirándola, viendo como la enfermera guiñaba su mirada sorprendida por lo que su chica decía con total naturalidad- Y no lo digo para que te enfades. –decía por último y cogiendo la bandeja- Vamos, anda. Suspirando, Esther caminaba tras ella, casi clavando cada paso sobre el suelo hasta que llegaban al salón y se dejaba caer en el primer sillón en su camino. Mirándola cuando el talón de su pie izquierdo golpeaba el suelo. Me: Igual que cuando eras niña. Algo no te gusta y te empecinas hasta que te pones roja de respirar mal. –negaba cuando cogía su taza. E: ¿Tú lo ves lógico? Engañarnos tanto tiempo porque a ti te sale del… no hacerlo. –apretaba los labios. Me: Me habéis tenido de ignorante porque pensáis que porque sea vieja soy tonta y no entiendo o no soporto lo que me vayáis a decir. Desde que dejé de hablar poco os ha importado hablar delante de mí. E: ¡Esto es increíble! –se levantaba de nuevo y de forma nerviosa. Me: A Maca tampoco le sentó tan mal, hija. Eres igual que tu madre, cabezotas y más cabezotas aún. –suspiraba. Esther se había girado de nuevo, clavando sus ojos en la pediatra que ya había agachado la cabeza mientras apretaba los labios, sabiendo que de un momento a otro toda la rabia de la enfermera podría ir directa a ella por esa información que recibía de su abuela. E: ¿Lo sabías? Me: Ahora no la pagues con la pobre, que si te lo llega a decir la que se enfada soy yo, y creo que mejor que lo estés tú y no tu abuela. E: Tú y yo vamos a tener después una conversación. –caminaba de un lado a otro de brazos cruzados- Es que es increíble, vamos. Me: Haz el favor de callarte y siéntate, que tengo que hablar contigo. Soltando el aire de mala manera caminaba de nuevo hacia el sillón. Maca la miraba con una disculpa silenciosa que la enfermera rehuía mientras no dejaba de mirar a su abuela, que dando un sorbo de su café terminaba por dejar la taza y mirarla. Me: ¿Se puede saber que le dijiste a tu madre para que se lo haya tomado así? 249

Cambios AdRi_HC E: Nada que debiera ofenderla como parece que le ofende, y si no lo acepta me da igual. Allá ella con su conciencia. Me: ¿Tú no te das cuenta que con tu madre las cosas no se pueden hacer con un enfado? Tu madre vive en el país de la alegría, donde los pájaros cantan y pían… -bromeaba haciendo sonreír a la pediatra, pero por el contrario la enfermera fruncía el ceño mirándola- Y tampoco creo que tengas que ponerte así. E: ¿Yo? –se movía para inclinarse- Es ella la que no me coge el teléfono y prefiere ignorarlo todo. M: Esther. E: Tú no digas ni una palabra. –la miraba con seriedad- Que aun tengo que hablar contigo. Me: Delante de mí no le hables así a la muchacha ¿Eh? –los ojos de la enfermera se abrían aun mas- Sí, sí, no me mires así. Que ella no ha hecho nada. E: ¡Increíble! –se levantaba de nuevo. Me: Tú en tu sitio y que si se enfada que se enfade, pero no le dejes eh… que es como su madre y se cree que es la reina del cortijo.

En el salón el ambiente seguía siendo el mismo. De brazos cruzados y la mirada perdida, la pediatra se pellizcaba el labio en un intento por distraerse mientras Esther seguía quejándose de las decisiones que su abuela había tomado engañando así a su familia. Por su parte, Mercedes suspiraba la mayor parte de las veces, o susurraba cosas a la pediatra que evitaba sonreír no queriendo llevarse parte en aquella discusión. E: Y voy a llamar a mi madre. Me: Ni se te ocurra. –se levantaba con ella ayudada de su bastón- Déjame estar tranquila unos días sin tu madre, que me tiene frita con el tema. –se sentaba de nuevo- Además no le va a pasar nada por estar sola un tiempo. E: Debe que estar preocupada. Me: Está bien, llámala pero que no venga. Porque entonces me voy a enfadar yo y vais a querer correr todos. E: ¿No te das cuenta que no puedes desaparecer así como así? –le reñía de nuevo- Deben estar todos buscándote como locos. Y tú aquí hablando por los codos como si fuera tan normal.

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Cambios AdRi_HC Me: ¡Llámala si la vas a llamar pero déjame tranquila ya, anda! –cruzándose de brazos se sentaba- ¿Es así contigo siempre? Porque hija mía que paciencia debes tener, la de un santo. E: Haz el favor, eh. Haz el favor. –sacudía la cabeza cogiendo el teléfono y comenzando a marcar. Me: ¿A tu madre? E: A la tía, que ella seguro que no me coge el teléfono y no sirve de nada intentarlo. –suspirando seguía escuchando los tonos hasta que descolgaban al otro lado- Tía soy yo, Esther. -Ay hija… qué disgusto tenemos. E: Por eso te llamaba, dejad de buscarla porque la abuela está aquí. – escuchaba un silencio que parecía prolongarse demasiado- Se ha cogido un autobús y está en mi casa, díselo a mi madre y a los tíos que no se preocupen. -¿Que no se preocupen? –gritaba- ¡Cuando la vea la mato! E: No te enfades, y dile a mi madre que no venga para acá, que ya la llevaremos al pueblo en un par de días. Después de unos gritos más y casi un llanto que Esther conseguía frenar a tiempo, colgaba viendo como su abuela hablaba entre susurros con la pediatra, que se dedicaba a asentir y decir apenas algunas palabras. E: ¿Os estorbo? –ambas se giraban para mirarla- Sí, porque si lo hago me lo decís y yo me voy, eh. Levantándose cogía la bandeja para caminar rumbo a la cocina, sin saber ni escuchar que la pediatra iba tras ella sin detenerse hasta que la veía dejar la bandeja sobre la encimera, momento en que se pegaba a su espalda para abrazarla. E: Lo sabías. M: Lo siento. –besaba su cuello- No creí que fuese lo mejor que yo te contase algo así. E: Debiste hacerlo. –apretaba la mandíbula- Me has engañado. –sentía otra serie de besos seguir hasta su mentón. M: De verdad que lo siento. –estrechando el abrazo dejaba la barbilla sobre su hombro, meciendo ambos cuerpos apenas y durante unos segundosEspero que puedas perdonarme. No lo hice con ninguna mala intención. Seguía en silencio cuando los pasos de Mercedes hacían que se girasen, encontrándola en la puerta mientras las observaba.

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Cambios AdRi_HC Me: ¿Me dices donde voy a dormir para dejar mis cosas? –Esther suspirabaY no hace falta que te vayas, eh. –miraba a la pediatra- No hay que cambiar nada porque yo esté aquí, duerme aquí si lo haces normalmente. La puerta del lavabo seguía cerrada, Maca permanecía cruzada de brazos y apoyada en la puerta del dormitorio de la enfermera mientras esta se cambiaba, girándose después al ver que la pediatra no se movía de ahí. E: ¿Piensas dormir así? –se erguía con su camisa aun en la mano- No te vas a ir, Maca. Ya te lo he dicho, porque ella venga no voy a cambiar nada, y no es porque ella lo diga, está todavía es mi casa. M: No creo que esté bien que me quede. E: Deja de decir gilipolleces porque no estoy para eso ahora. –pasaba por su lado, alcanzando a escuchar un suspiro que ignoraba. Ya se encontraba sola cuando decidía ir hasta el cajón de la cómoda y sacar el pijama que había guardado allí. Se desvestía entre suspiros y movimientos rápidos cuando la enfermera regresaba, haciendo caso omiso a su cambio, yendo hasta el baño y cerrando la puerta mientras la dejaba allí todavía. Hasta un par de minutos después que salía encontrándola ya bajo las mantas. E: Voy a ver si se ha metido en la cama. La luz tras ella se apagaba, y la única que aun alumbraba el pasillo era donde su abuela ya se acomodaba para disponerse a dormir. E: ¿Quieres algo? ¿Te has tomado la medicación? –se acercaba a la cama. Me: No y sí. ¿Vosotras trabajáis por la mañana o por la tarde? Porque sabes que madrugo y no quiero molestaros. E: Por la tarde, pero no te preocupes por eso. –negaba tirando de la manta para abrigarla- Levántate cuando quieras, estás en tu casa. –inclinándose dejaba un beso en su frente. Me: Buenas noches, cariño. E: Buenas noches, abuela. –acariciaba su mano antes de separarse e ir hacia la puerta. Me: No te enfades con ella… es buena chica y se ve que te quiere mucho. Solo creía hacer lo mejor para ti. Una mínima sonrisa torcía sus labios cuando se adentraban en la oscuridad de su dormitorio. Colocándose en su lado de la cama notaba el peso del cuerpo de la pediatra al otro, de espaldas a ella y tapada hasta la cintura.

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Cambios AdRi_HC No pasaban más que unos segundos hasta que se abrazaba a ella rodeando su cintura. E: Siento haberte hablado así. Han pasado muchas cosas hoy y me han sobrepasado… no debí pagarlo contigo. No tienes la culpa. –terminaba por susurrar besando su espalda- Solo has estado ahí conmigo y a mi lado. M: No pasa nada, cariño. –cogía su mano para llevarla a sus labios y dejar un beso. E: ¿Me perdonas? M: No tengo nada que perdonarte. –moviéndose hacía que aquel abrazo se cerrase aun mas cuando la enfermera se acomodaba sobre su pecho- No te preocupes. E: No te creas que no me doy cuenta de la paciencia que tienes conmigo. Te lo agradezco porque no tendrías por qué aguantarme así. M: No digas tonterías. –besando su frente dejaba la mirada perdida mientras su mano acariciaba su espalda- Intenta descansar, anda. E: Te quiero, Maca.

Suspirando se percataba entonces de que había abandonado su sueño. Por lo que su cuerpo se giraba quedando bocarriba y con una mano en su abdomen, dándose así unos segundos en los que se concienciaba en abrir los ojos y descubrir que ya había llegado el día. En el transcurso de un parpadeo bastante lento giraba su rostro, comprobando que aquel lado de la cama permanecía vacío. Esther debía estar con su abuela en algún lado de la casa. Sin más se sentaba al borde de la cama, dejando aun parte de las sabanas ocultando parte de su cuerpo cuando buscaba con la mirada su pijama. El cual permanecía doblado sobre la silla a tan solo un par de pasos. Minutos después, y recogiéndose el pelo en una coleta, salía hacia el pasillo, escuchando las voces en la cocina, hacia donde el olor de café ya la llevaba casi por sí solo. M: Buenos días. E: Buenos días. –le sonreía cuando la veía pasar hacia la cafetera. Me: ¿Qué tal has dormido, hija? –la pregunta de Mercedes hacía girarse a la enfermera, que aun no soltaba la cafetera ni su taza. M: Muy bien, gracias. –asentía- ¿Y usted?

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Cambios AdRi_HC Me: Pues maravillosamente. Saber que no tengo a mi hija cerca quejándose y rezando en voz baja me consuela. M: Ya. –apretando los labios se giraba de nuevo. Sin saberlo, la mujer le había recordado el motivo por lo que había pasado casi dos horas en vela mientras Esther ya dormía entre sus brazos. Encarna y su descontento por la relación que mantenía con la enfermera. E: ¿Estás bien? –el susurro le hacía volverse para descubrir como Esther había caminado hasta quedar contra su espalda. M: Claro. E: Siéntate y hago un par de tostadas que comas algo. –sin pensárselo se acercaba a sus labios para dejar un pequeño beso. M: Gracias. Intentando alejar lo que de nuevo había bloqueado cualquier tipo de pensamiento, se sentaba a la mesa siendo observada por Mercedes, que sonreía abiertamente haciendo incluso que la pediatra desviase la vista durante unos segundos. Me: Yo tuve una amiga como vosotras. E: Abuela. Me: Tú déjame a lo mío y sigue con lo que estás. –se quejaba consiguiendo que la pediatra sonriese- Quiere estar en todo esta niña siempre, hombre. – negaba en un suspiro- Pues eso. Cuando era joven, tuve una amiga que nunca se casó, y la pobre lo pasaba fatal por las habladurías del pueblo. M: Antes era todo mucho más complicado, me imagino que horrible. Me: Pues sí. –asentía con firmeza- Yo nunca le dije nada, porque ella tampoco me lo decía a mí, pero eso se nota… miraba a las muchachas de otra manera. Pero oye, si ella era así ¿qué más da, no? –Maca asentía mirándola- Solo te diría que tengas un poco de paciencia, mi hija ya se caerá del burro en algún momento. Por eso no te preocupes. E: Venga, déjalo ya. –colocaba un plato con tostadas frente a la pediatra. Me: Luego voy a ir a dar un paseo al parque que hay aquí al lado… hace un solecito demasiado bueno como para no aprovecharlo. E: No me gustaría que te pasase nada por ahí sola, abuela. Me: Qué me va a pasar. –fruncía el ceño negando, justo cuando el timbre sonaba y las tres se miraban en silencio. El rostro de la enfermera se inclinaba, despacio y mientras apretaba los labios. La mano de Maca iba hacia la suya en un intento de apoyo, pero el 254

Cambios AdRi_HC silencio se rompía por una silla que era arrastrada por el cuerpo de Mercedes, que ayudada por su bastón se levantaba con algo de prisa para ir hacia la puerta. E: ¡Abuela! Me: ¡Ni abuela ni leches! –alzaba también la voz cuando sin soltar su bastón llegaba para abrir y ver el rostro de su hija al otro lado- ¿Se puede saber qué malo te he hecho yo para que no me dejes unos días tranquila? En: Te parecerá bonito. –ignorando su tono de voz pasaba hasta la casa, encontrando a la pareja junto a la puerta de la cocina mirando aquel encuentro, pero tras unos segundos se giraba de nuevo- ¿Tú estás loca? Coger un autobús sola. Me: Otra. –alzaba la mano disgustada antes de ir al salón- Os voy a desheredar a todos, panda de pesados. En: ¡Mama! Me: Bueno no. Se lo dejaré todo a Maca, que es la única que no me trata como si fuera tonta. –tomaba asiento para dejar después ambas manos sobre la piedra tallada de su bastón- ¡Siéntate ahora mismo! E: Abuela… Me: ¡Al sofá las dos! –hablaba de nuevo haciendo que su nieta no volviese a pensar en hablar y sí en tomar asiento la primera, viendo como su madre llegaba segundos después a su lado- ¿Os parece normal estar así? Una por bruta, y la otra por tonta. En: Mamá. Me: Ni mamá, ni mamó. –apretaba la mandíbula- A mí volviéndome loca con tanto quejarte y quejarte, y a tu hija haciéndole sufrir porque no le hablas. En: Creo que no es momento para hablar esto. –la pediatra bajaba la vista desde su lugar junto a la puerta. Me: Está bien. –asentía levantándose- Pues yo haré que sea el momento. – girándose miraba a una Maca que seguía con la vista fija en el suelo hasta que el silencio le hacía mirar al frente- Vístete que vamos a dar una vuelta tú y yo, que se entiendan ellas solas. En: Ni hablar. El cuerpo de Mercedes se giraba lentamente, encontrando la mirada de su hija sin mucho esfuerzo antes de tomar aire para hablar. Me: Tú te vas a sentar ahí, vas a hablar con tu hija, y yo me voy a ir con Macarena a dar un paseo. Que falta me hace. –miraba a la pediatra- A menos que no quieras acompañar a esta vieja. 255

Cambios AdRi_HC M: Por supuesto que la acompaño. Me: Bien. Pues te espero aquí. –se sentaba de nuevo suspirando y mirando al frente. Sin saber exactamente cómo actuar o manejar aquello, giraba sobre sus talones para llegar al dormitorio. Apenas pensaba antes de coger sus vaqueros y una camiseta con la que más tarde cubriría su torso para ir hacia su cazadora. No había pasado más de cinco minutos cuando de nuevo se presentaba en el salón. El silencio seguía tal y como lo dejó. Teniendo que carraspear para romperlo y avisar de su presencia. Me: Bien. –se levantaba viendo como la pediatra caminaba hasta ellaNosotras nos vamos, espero que cuando volvamos, vosotras dos habléis algo. –se cogía al brazo de Maca- Vámonos.

La puerta se cerraba, el silencio se instauraba de nuevo y era Esther esa vez quien lo rompía con un suspiro, cerrando los ojos e inclinándose hasta acodarse sobre sus rodillas cuando miraba las líneas que unían las baldosas del suelo. E: Siento si te he decepcionado, mamá. –sin que pudiese verla, Encarna apretaba la mandíbula- Pero solo tú te vas a sentir decepcionada. Porque no me arrepiento de nada. –negaba en un mínimo movimiento- No te voy a pedir disculpas por nada más. Quiero a Maca, y por suerte… Maca me quiere a mí. No voy a dejarla, no voy a estar delante de ti fingiendo, y no voy a despreciar una relación que me ha dado tanto en tan poco tiempo. Porque ella no se merece que lo haga. –giraba su rostro para mirarla- Y no lo voy a hacer. Madre e hija se miraban, la primera viendo los ojos de esa niña pequeña de años atrás en el cuerpo de una mujer que frente a ella no cedía, dejando claras sus intenciones sin importarle nadie más para llevarlas a cabo. En: La quieres. No preguntaba, ni siquiera a ella misma. Era una afirmación que había hecho que su cuerpo temblase, reaccionando a la verdad que llevaban las palabras. Y lo sabía. Sentía en su hija algo que no había visto ni siquiera en el tiempo que Rubén había estado a su lado. E: Muchísimo, mamá. –apretaba los labios en el tiempo que desviaba su vista- Y me gustaría que le dieras una oportunidad. No para aceptar que esté con ella, eso tendrá que salir de ti… sino para aceptarla a ella, como cualquier otra persona.

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Cambios AdRi_HC Encarna tragaba saliva con la mirada fija en su regazo. Yendo después hacia el anillo que decoraba su dedo anular, acariciándolo y haciendo que girase sobre su piel. E: El daño que le hagas a ella me lo harás a mí, y el daño que me hagas a mí se lo harás a ella. –dejaba pasar unos segundos- ¿Qué malo puedo estar haciendo por querer a alguien, mamá? Dime que malo hay en enamorarse y ser feliz. Tomando aire se levantaba, caminando después hacia la ventana mientras la enfermera seguía mirándola. E: Sigo siendo la misma persona, no he cambiado nada porque me haya enamorado de una mujer… y nunca me he sentido tan feliz como ahora, y eso lo ha conseguido ella, mamá. El silencio tomaba el tiempo y los segundos comenzaban a pasar. Esther daba una tregua dejando que los pensamientos de su madre fuesen al ritmo que necesitase. Dejando que ella misma llegase a su conclusión final. En: Nunca me había imaginado que esto iba a pasar, y… -suspiraba- No sé cómo llevarlo. –bajaba la vista al tiempo en que se giraba hacia ella de nuevo- Pero… intentaré conocerla, pondré de mi parte. Te lo prometo. Una sonrisa iba estirando los labios de Esther, que no podía hacer nada por detener su cuerpo cuando ya caminaba hacia su madre. Terminando por abrazarla cuando las lágrimas que había contenido durante tanto tiempo se precipitaban resbalando por sus mejillas. E: Te quiero mucho, mamá. En: Y yo a ti, cariño. –cerraba los ojos- Y yo a ti. Minutos después el timbre sonaba haciendo que la conversación entre madre e hija se viese interrumpida. Era Esther la que poniéndose en pie iba hacia la puerta, abriendo y descubriendo a la pediatra y a su abuela cogidas del brazo frente al umbral. Me: Bueno ¿qué? –pasaba por delante- ¿Hemos venido pronto o habéis tenido tiempo de solucionar esta tontería? Maca apretaba los labios, casi una pequeña sonrisa mientras miraba a su chica que aun permanecía junto a la puerta. M: ¿Todo bien? –la veía sentir- Me alegro, cariño. –acercándose dejaba un beso en sus labios. E: ¿Vosotras qué tal? –sonreía- ¿Te ha vuelto muy loca o aún tienes el cerebro en su sitio? –preguntaba chistosa.

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Cambios AdRi_HC M: Tu abuela es un encanto, Esther. –justo cuando terminaba su comentario ambas pasaban al salón, viendo a Mercedes ya sentada junto a su hija justo cuando esta la miraba- Hola. En: Hola. Me: Bueno. –se levantaba de nuevo- Mi nieta y yo vamos a hacer de comer que ya se acerca la hora y enseguida os vais a trabajar. E: Abuela. –apenas susurraba. Me: Calla y vamos. –cogiéndola de la muñeca tiraba de ella hacia la cocina, escuchándola suspirar cuando llegaba- Déjalas solas. E: Por mucho que haya hablado con mi madre van a estar incómodas. Me: Pues que se acomoden. Que es lo que tienen que hacer… no tanta tontería. –se quejaba cogiendo ya la sartén- Tú ven para acá.

En el salón, la pediatra se había acomodado en uno de los sillones individuales mientras Encana, aún en el sofá, mantenía sus brazos cruzados bajo el pecho, con la mirada perdida frente a ella y sin ver como Maca la miraba de reojo en lo que no duraba ni un segundo. Un suspiro llamaba la atención de Encarna, que giraba su rostro apenas para verla reclinar la cabeza y mirar al techo. Sus labios se separaban dejando entrar un aire necesario para hablar, pero este no regresaba como esperaba, haciendo que los uniese de nuevo bajando la vista. Viendo como sus pensamientos se interrumpían al escuchar la melodía de un móvil sobre la mesa, el mismo que la pediatra se apresuraba en coger, pero sin llegar a contestar cuando la veía fruncir el ceño y no dejar de mirar la pantalla. En: ¿No lo coges? M: Eh… -la miraba durante un segundo antes de bajar la vista- Es mi madre. En: ¿Y no deberías contestar? –insistía viendo como suspiraba de nuevo antes de levantarse y caminar hacia la ventana. M: Dime, mamá. R: ¿Te pillo ocupada? Has tardado en contestar y casi cuelgo. –su voz detonaba un tono de disgusto que hacia suspirar a la pediatra. M: ¿Quieres algo o no? –insistía, no pudiendo ver por su posición como Encarna la miraba prestando atención a la conversación. R: El abogado te ha mandado unos documentos a casa pero no estabas. M: Que controlada me tienes ¿no? 258

Cambios AdRi_HC R: La empresa de reparto ha llamado diciendo que no estabas cuando han ido. Supongo que estarás trabajando y les he mandado al hospital. M: No estoy trabajando, estoy en casa de Esther y no voy hasta esta tarde. Así que supongo que Teresa firmará por mí y luego me lo dará. –cruzando el brazo libre seguía mirando por la ventana, no escuchando nada y percatándose del silencio que sus palabras habían conseguido. R: Pues nada, adiós. M: Adiós. Colgando seguía sin moverse de allí. Sintiendo de nuevo la frustración y desazón que le producía hablar con su madre. Sin importar el motivo o la ocasión. Suspirando se giraba, regresando al sillón después de dejar el teléfono sobre la mesa. En: ¿No te llevas bien con tu madre? M: No. –negaba antes de mirarla- Ella es… -perdía la mirada durante unos segundos- Una persona algo alejada de los sentimientos que puede tener una madre. En: Lo siento. M: Da igual, ya sé cómo es y que no cambiará. Lo acepto. –se encogía de hombros- Por lo menos por esa parte no he sufrido con ella. Aunque entrase en cólera y se avergüence de mí porque tenga un gusto diferente, no he tenido que pasar por el mal trago de echarla de menos ya que no nos llevábamos bien. No como Esther con usted, que la adora. –la miraba mordiéndose el labio al darse cuenta de lo que había dicho- Perdone, no debí. En: No pasa nada. M: A veces hablo más de la cuenta. –bajaba la vista. En: Pero eres sincera. –la miraba de nuevo- Me gusta la gente sincera y que va de frente, porque son en las que puedes confiar. Seguían mirándose cuando ninguna hablaba de nuevo. Dejando pasar unos segundos en los que los pensamientos de Encarna iban tomando posición alrededor de una idea que la conversación con su hija había conseguido fijar en ella. Me: ¡A comer! Que ya está todo listo. –salía deteniéndose en la puertaVamos, pasmarotes. En: Ya vamos, ya vamos. –se levantaba la primera para ir por delante y llegar a la cocina cuando aún la pediatra caminaba hacia allí. 259

Cambios AdRi_HC Me: ¿Qué? –sonreía mirándola y haciendo que se detuviese- ¿Mejor la cosa o no? M: Mejor, Mercedes. –asentía con una pequeña sonrisa y antes de que la mujer la obligase a inclinarse para poder besarla en la mejilla. Cuando de nuevo se erguía descubría la figura de Esther frente a ellas, teniendo que moverse para dejar paso a su abuela que regresaba a la cocina. E: Vamos a comer aquí. –sonreía mirándola- Ellas eso de comer en el salón no lo llevan muy bien. M: Vale. –asentía apenas sin dejar de mirarla y observando cómo se acercaba hasta ella para rodear después su cintura. E: Te quiero.

De camino al hospital el trayecto se hacía en silencio. La pediatra prestaba atención a la carretera mientras a su lado Esther pensaba en todo lo que había ocurrido, la conversación con su madre, en la respuesta tras sus palabras, y en lo que esperaba que sucediese. M: Estás muy callada. –rompía el hilo de sus pensamientos consiguiendo que la mirase durante unos segundos. E: Tú también. M: Ya, pero menos que tú. Para eso he hablado antes. –sonreía de lado pisando el freno. E: Es que están pasando tantas cosas en tan poco tiempo. –suspiraba cruzándose de brazos- Primero que mi madre dejase de hablarme, lo de tu madre, lo de Rubén, mi abuela… y ahora otra vez mi madre. –negaba perdiendo la vista- Mi vida nunca había tenido esta tensión. Digamos que todo era mucho más aburrido. M: Bueno, tu vida ha cambiado un poco desde que decidiste cambiarla. E: Ya. –la miraba entonces sonriendo- Me gustan los cambios. –extendía su brazo para tomar su mano sobre su regazo. M: Eso espero, porque sino ya me dirás. –ladeaba su rostro durante un instante antes de acelerar y seguir adelante frente a la señal del semáforo en verde- Lo mismo me mandas a recoger amapolas al campo mientras corres para irte a la otra punta del país. E: Qué tonta. –negaba.

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Cambios AdRi_HC M: ¿Tu madre entonces lo lleva mejor? Me ha parecido más cómoda en la comida. E: Sí, eso parece. Le he dicho que se quede en casa esta noche y mañana se vayan las dos. Se había empecinado en irse esta noche, pero ni hablar. M: No, mejor que se vayan mañana. ¿Y cómo lo vais a hacer, tu madre dormirá contigo? E: Con mi abuela dudo que quiera. Así que me tocará escuchar concierto de madre esta noche. Que cantar no canta pero roncar ni te cuento. –la pediatra reía- Mañana a primera hora las acerco a la estación. M: ¿Quieres que os acompañe? E: No te preocupes. Aprovecha para dormir… si quieres cuando les deje me voy para tu casa. Seguro que pillo el sueño enseguida. M: Claro. –sonreía mirándola durante un instante- Oye y… ¿te puedo preguntar algo? –la miraba apenas un segundo- Es una curiosidad que tengo. E: Dime. M: ¿Qué te dijo tu madre para que le contases lo que pasaba? –de nuevo la miraba en un gesto rápido- Nunca me lo has dicho. La enfermera suspiraba mirando al frente, recordando aquel momento y apretando los labios antes de tomar aire para hablar. E: Sin saber disimular mejor me dijo que iba mucho contigo y que la gente podía pensar mal de mí. –enarcaba una deja- Que tenía que salir con otras personas para poder echarme novio. Así que yo le dije que no tenía que salir con nadie, que yo también soy lesbiana y tú eras mi novia. M: ¿En serio? –fruncía el ceño. E: Claro. M: Ah. –asentía levemente sin perder la vista de la carretera, siendo observada por Esther mientras esperaba que dijese algo que explicase aquel ceño. E: ¿Qué pasa? M: No, nada, nada.

Volvía hacia su despacho después de entregar el último parte de alta. Caminando con las manos en los bolsillos de su pantalón y sin cambiar el rumbo de sus pensamientos desde hacía horas. 261

Cambios AdRi_HC Cl: Ey. –agarraba su muñeca deteniéndola- ¿Adónde vas con esa cara? Cualquiera diría que se te ha muerto el gato. M: ¿Eh? –fruncía el ceño- ¿Qué gato? Cl: Nada. –negaba suspirando- ¿Qué te pasa? ¿Has discutido con alguien? M: No. Cl: Por tu suegra no puede ser, que ya me ha dicho Esther que está más suave y habéis comido todas en paz y armonía. M: Sí. –bajaba la vista asintiendo- Hemos pasado un rato más tranquilo. La verdad es que por eso no puedo quejarme. Por lo menos Esther está mejor y… -suspiraba encogiéndose de hombros- ¿Tú qué tal? –acariciaba su barriga. Cl: Pues ahí vamos… Gimeno está insoportable, eso sí. No para de planear, comprar, pero sin abrir nada, lo guarda todo con su plástico impoluto. –la pediatra sonreía- ¿Me dices qué te pasa o qué? M: Si es una tontería, de verdad. –guardaba las manos de nuevo- Es por una cosa que me dijo Esther esta mañana. Cl: ¿Qué dijo? –la pediatra se pinzaba el labio mirando al final del pasillo durante unos segundos. M: Cuando le contó todo a su madre le dijo que era lesbiana. Cl: ¿Y? M: ¿Cómo que y? –la miraba- Pues que eso es más que una frase hecha. Quiere decir que tiene claro que no le gustan los hombres. Y te recuerdo que hasta hace unos meses estaba con uno. Cl: Pero está contigo, una mujer. M: No me entiendes, Claudia. –negaba- Que se acueste conmigo no quiere decir que desde ahora solo se fije en mujeres, exclusivamente en mujeres. Acostarse con una mujer no la hace lesbiana, lo es si tiene claro que es solamente una mujer la que puede hacerla feliz en todos los sentidos. Cl: Ya. ¿Y se lo has preguntado? M: ¿El qué? Cl: Que si es que ella lo ve así ahora. –preguntaba cruzándose de brazos. M: No. Cl: ¿Y por qué no lo haces en vez de comerte tanto la cabeza? Porque lo mismo ella lo tiene muy claro y tú estás perdiendo el tiempo de la manera más tonta, cariño. 262

Cambios AdRi_HC M: ¿Sí? Cl: Pregúntale, anda. –daba un pequeño golpe en su hombro- Y no seas tan comelotodo, que si le hubieses preguntado en su momento seguro que no estarías aquí explicándome la transformación de sexualidad. –sonreía. M: Gracias.

Sin haber cambiado su postura llegaba al pasillo de farmacia, viendo a su chica de espaldas y escuchando como tarareaba una canción que no llegaba a adivinar. Por lo que con una pequeña sonrisa llegaba hasta el marco de la puerta para simplemente apoyarse y contemplarla. M: ¿Estás cantarina hoy? –veía a la enfermera girarse sorprendida. E: Nunca te oigo llegar… qué frustrante. –suspiraba haciendo sonreír a Maca que se pegaba a su espalda- ¿Qué tal la mañana? M: Bien. –apenas susurraba cuando ya había comenzado a dejar una serie de besos en su cuello antes de subir por su mentón y llegar a la mejilla- ¿Y tú? E: También. –sonreía girando su rostro para mirarla. M: ¿Te tomas un café conmigo o estás muy ocupada? –ladeando su cuerpo se apoyaba contra una de las mesas. E: Claro, vamos. Después de recorrer urgencias llegaban a la cafetería, donde Esther era la primera en sentarse y esperar a que la pediatra regresase con dos tazas de café. M: Toma. –la deslizaba sobre la mesa- ¿Entonces estás teniendo una tarde tranquila? E: La verdad es que sí. –asentía- Hacia tiempo que no pasaba el turno así de tranquila. –daba un primer trago mirándola. En ese momento los pensamientos de Maca se unían de nuevo al tema principal que le había hecho buscarla. Pasaba a pinzarse el labio mientras miraba a su alrededor, viendo lo que le ofrecería la mejor manera de empezar esa conversación. E: ¿Qué miras? –se giraba descubriendo la figura que no abandonaban los ojos de la pediatra- ¿Le conoces? M: No. –negaba- ¿Te parece guapo? E: Eh… -se giraba para mirarle de nuevo- Sí, es mono. –asintiendo volvía a su postura inicial- ¿Por? 263

Cambios AdRi_HC M: ¿Sólo mono? E: ¿Qué más quieres que sea? –sonreía de lado. M: ¿No te gusta? –preguntaba de nuevo, en un tono de voz más bajo y viendo como se giraba para contemplarle una vez más. E: Es guapo, pero no tendría nada con él. –mirándola de nuevo fruncía el ceño, intentando adivinar por donde iban todas aquellas preguntas- ¿A qué viene esto, Maca? –la veía suspirar. M: Si lo nuestro terminase en algún momento, ¿te plantearías volver con Rubén o tener algo con un hombre? –el rostro de la enfermera perdía cualquier gesto- Verás… es que desde que me contestaste lo que le dijiste a tu madre estoy dándole vueltas. -ladeaba su rostro mirándola- ¿No volverías a tener una relación con un hombre? E: No. M: ¿Por qué? E: Me he pasado casi toda mi vida pensando que lo mejor que me había pasado era haber conocido a Rubén. Creyendo que no podía haber nada mejor que eso. Y estaba equivocada, porque estabas tú, y no hay nada comparable a eso. M: Estoy hablando en un término general. No se trata de mí o de él, sino de las mujeres o los hombres. No tienes por qué no plantearte la relación con un hombre porque te hayas enamorado de mí. Porque si yo no fuese la persona con la que vas a estar el resto de tu vida, quizás no la pases con una mujer. E: No sería capaz de estar con un hombre después de ti. M: Todas las mujeres no somos iguales, Esther. Ninguna otra trata a su pareja igual, cada una tenemos nuestra forma. Igual que no hay otra persona como tú. ¿Me entiendes? E: Sí. M: La segunda relación que tuve con una mujer, lejos de parecerse algo a esto, ahora la recuerdo como una pesadilla. Al principio todo era muy bonito pero después incluso yo cambié, era arisca, borde… insoportable. E: Tú no eres así. M: Cuando no estás a gusto con una persona, o no te hace feliz, da igual que sea un hombre o una mujer, porque te hará infeliz si lo tiene que hacer. Tras un breve silencio seguían mirándose, sin decir nada ni dejar una intención clara de hacerlo. Pero aquel cruce de miradas se rompía un

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Cambios AdRi_HC instante cuando la enfermera se levantaba para sentarse a su lado, mirándola de nuevo y cogiendo su mano por encima de la mesa. E: Mi forma de ver las cosas han cambiado en estos meses, porque tú misma y sin darte cuenta me has mostrado la vida de una manera muy distinta a como creía que era… -sonreía mirándola. M: Ahora pensarás que tienes una novia neurótica. –suspiraba bajando la vista. E: Seria incapaz de estar con alguien tan completamente distinto a lo que eres tú, Maca. Simplemente no podría, ya no. M: Solo quería saber que estabas segura de todo. –cogía su mano sin mirarla a los ojos- Segura por ti misma… E: Estoy firmemente segura de todo. –sonreía de nuevo y antes de inclinarse para atrapar sus labios durante un instante.

Después de que la dejase en casa se había marchado sabiendo que esa noche no podría pasarla con la enfermera. Debía darle ese tiempo para afianzar la nueva etapa con su madre, y no pensaba ni por un segundo poner aquello en peligro. De ese modo, y después de haber cenado, Esther entraba en su dormitorio viendo como Encarna ya permanecía de lado programando su despertador. E: No te preocupes por eso, ya tengo la de mi móvil puesta. En: Nunca está demás tener un seguro… no me gustaría perder el autobús. Dejé la casa hecha una pena con las prisas. E: Lo dudo. –se recostaba sonriendo y viendo como apagaba la luz de su mesita. Ambas bocarriba mantenían un silencio que había inundado la casa. Interrumpido únicamente por la fuerte respiración de Mercedes al otro lado del pasillo. Seguido de un suspiro de la enfermera que colocaba las manos sobre su estómago. E: Vi a Rubén el otro día. En: ¿Y qué tal está? –preguntaba seguidamente y sin moverse. E: Bien. Vamos a vender la casa, le hace falta el dinero y es justo que se quede con su parte. –el rostro de Encarna se giraba en la oscuridad- Así que tendré que buscarme algo. En: ¿Cómo lo vas a pagar? No creo que ganes tanto como para meterte tú sola en pagar una casa, hija. 265

Cambios AdRi_HC E: Ya veremos. –suspiraba de nuevo- No lo tengo muy claro todavía. Ha sido todo muy rápido, lo hablaré con Maca. Mirando al techo callaban de nuevo, Encarna asimilando la nueva información que su hija había compartido con ella, y la enfermera dándose cuenta de que lo único que había estable y seguro en su vida era la pediatra. En: ¿De nietos me olvido entonces, no? –Esther fruncía el ceño sorprendida por la pregunta. E: ¿Qué? En: Tenía la esperanza de no tardar en tenerlos, pero ahora con esto… me tendré que resignar supongo. E: Bueno… -tragaba saliva antes de contestar- Ahora seriamos dos la que podríamos darte un nieto, mamá. –cuando terminaba la frase sentía un golpe seco de su corazón contra el pecho- Es incluso más fácil. En: ¿Sí? E: Claro. Tras unos segundos el cuerpo de Esther se movía, dándole la espalda al resto de la cama pudiendo así fijar la vista tras la oscuridad de la ventana. Sus parpados se habían prácticamente pegado y sabía que iba a ser difícil conciliar el sueño. En: Buenas noches, hija. E: Buenas noches, mamá.

La pediatra se dedicaba a preparar la cocina mientras esperaba la llegada de Esther. Aquella semana casi no coincidían en turnos y pasar el resto del tiempo juntas era la única manera de sobrellevarlo. Alejándose de uno de los platos limpiaba con los labios los restos de salsa de su pulgar. Momento en que la puerta se abría, seguida de un portazo que le hacía girarse casi asustada antes de ver a la enfermera aparecer. M: ¡Hala! Dale más fuerte a ver si la haces giratoria, cariño. E: Hola. –en un movimiento brusco dejaba el bolso sobre la mesa mientras Maca no la perdía de vista en ningún momento. M: ¿Qué te pasa? E: Que mi santa madre me tiene hasta las narices. –apretaba la mandíbula antes de sentarse- Si llama y pregunta por mí no me has visto. 266

Cambios AdRi_HC M: Vamos a ver. –suspirando se sentaba a su lado, acodándose para apoyar el rostro sobre sus manos y mirarla- ¿Qué pasa? E: Mi prima se ha quedado embarazada. Así que te puedes imaginar cual es su monotema desde hace una semana cada vez que me llama. M: ¿En serio? –quitando el punto de apoyo se erguía para mirarla sorprendida. E: Sí, hija, sí. Me está volviendo loca con que quiere ser abuela, que no quiere estar muy mayor para no poder disfrutarlo. La pediatra apretaba los labios intentando no sonreír mientras Esther, después de coger una de las servilletas de papel, la troceaba dejando ver su enfado por lo que le relataba. Así pasaban unos segundos hasta que hablaba de nuevo. E: Te juro que no sé qué hacer con ella. Me está agobiando una barbaridad con el tema. M: ¿Realmente te agobia ella o el tema que tiene? E: Las dos cosas. Ni con Rubén se empecinaba tanto en esto, aunque me molestaba igual. –apretaba los labios mirando la mesa. M: ¿Y por qué te agobia exactamente? –el rostro de la enfermera se giraba hacia ella. E: Desde el primer momento en que me plantee esa posibilidad, tengo miedo de que algún día si eso ocurre, sea una mala madre. M: No digas tonterías, cariño. Vale que no es algo fácil y que hay que aprender muchas cosas, pero estoy convencida de que serias una madre estupenda. E: Pues yo no lo tengo tan claro. Y me cabrea que esté sacando el mismo tema cada vez que hablamos. M: Bueno, no le hagas caso y punto. E: Y encima me han llamado de la inmobiliaria, que en un mes o menos hay que dejar el piso vacío. Y ya me veo alquilando una lata de sardinas horrible y sin ventanas. Maca seguía mirándola cuando colocaba su brazo derecho sobre la mesa para sostener su rostro, mirándola y sonriendo por fin. M: ¿Y tú te crees que yo te voy a dejar vivir en una lata de sardinas sin ventanas?

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Cambios AdRi_HC E: ¿Eh? –la veía suspirar antes de girar para coger sus manos y acodarse sobre sus rodillas, mirándola mientras acariciaba sus manos con los pulgares. M: Que vale que tu madre tiene una prisa espantosa por eso de los críos, y que va a ser que no, pero eso no quiere decir que a mí no me guste mucho la idea de que vivas aquí conmigo. –ladeando su rostro sonreía viendo como fruncía el ceño- Piénsalo, tú tienes que buscar un sitio para vivir, en un mes… y yo te pagaría si fuese necesario para que vivas conmigo. –justo en ese instante guiñaba un ojo mirando hacia la pared- Aunque esto último estaría muy feo por tu parte. E: Idiota. M: Ahora en serio… ¿no te gustaría?

Con el motor ya en marcha esperaba a que Maca regresase de la tienda con algo de picar para el camino. Tarareaba la canción que sonaba de fondo por la radio en ese instante, moviendo la cabeza y tabaleando sobre el volante hasta que escuchaba la puerta abrirse. E: Me acabo de acordar de que yo no le he dado la llave al portero para cuando vayan los pintores el lunes. M: Se la di yo. -cerraba dejando la bolsa entres sus pies y antes de colocarse el cinturón. E: Ah vale. M: Qué tío más estúpido el que cobra, oye. He estado a punto de mandarlo a la mierda e irme sin pagar. E: Uy madre… una Wilson fugitiva. Qué diría la prensa. –sonreía mirándola. M: Para lo que dicen ahora… Aunque puede que mi madre sí que pida a un juez que me quite los apellidos para no tener nada que ver conmigo. E: Y a ti te encantaría. M: Pues no te voy a contradecir, cariño, porque tienes toda la razón del mundo. –sonriéndole descaradamente conseguía que riese antes de negar y pisar el acelerador para incorporarse al tráfico. E: Mira que no buscarme yo alguien mejor para tener una suegra que me quiera. M: Si me cambio los apellidos no tendrás problema con eso porque dejará de serlo y seremos completamente felices.

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Cambios AdRi_HC E: Anda que si te escuchase. –sonreía llevando su mano a la palanca de cambios- Lo primero en hacer era borrarte de la herencia. M: Si es que no lo ha hecho ya. Menos mal que tenemos las tierras de tu madre y que ya me quiere… aunque yo esté empezando a dejar de quererla a ella. –la enfermera reía a carcajadas consiguiendo que la pediatra la mirase guiñando su mirada. E: ¡Cuando lleguemos se lo digo! M: Me da igual. Ahora a ti te hace gracia porque el por saco me lo da a mí… que ya podías decirle algo, cariño. Que a este paso voy a coger un embarazo psicológico aunque sea para darle el gusto. E: Jajaja. M: No me hace ninguna gracia. E: Ahora ya sabes cómo lo pasaba yo, además te tienes que aguantar que es tu suegra y ya le ha dicho a todo el mundo lo maravillosa que es su nuera. Te está vendiendo como nadie. M: Pues desde ya te aviso que no pienso dejar que tu tío Fermín me vuelva loca. En cuanto empiece con sus tonterías salto, y nada de liarme con tradiciones raras de pueblo que me mosqueo. E: ¿Cómo que no? Hoy es tu iniciación y tienes que hacer lo que todos los novios de mis primas y el propio Rubén tuvo que hacer en su día. M: Me estás vacilando. –la miraba con seriedad. E: En absoluto, hoy ya podrás matar el famoso cochinillo. –sonreía ampliamente sin dejar de mirar a la carretera- Si no la familia no te aceptará como tal, Maca. No puedes negarte. M: Te estás quedando conmigo. E: Que no. –negaba entonces con total seriedad y mirándola durante apenas unos segundos.

Con el pequeño macuto al hombro la pediatra cerraba el maletero para ir junto a Esther que ya la esperaba a un par de metros del coche. M: Esther, no me va a hacer gracia si es una de tus bromas. E: Nunca bromearía con algo tan serio para mi familia, Maca. –negando cogía su mano antes de comenzar a caminar hacia la casa- Y no se te ocurra hacer tal cosa delante de mi madre porque le molestará. M: ¡Cómo voy a matar a un cochinillo! 269

Cambios AdRi_HC E: Es rápido, mi tío Lucas te dirá cómo se hace para que no sienta nada. Si hasta los críos quieren hacerlo. M: Me parece muy fuerte todo esto, te lo advierto. Es que no me entra en la cabeza. –justo llegaban a la puerta y Esther se colocaba un dedo en los labios haciendo que se callase. E: ¡Ya estamos aquí! Las voces desde la cocina hacían saber a la pareja que ya no quedaba nadie por llegar. Las tías y primas de Esther se iban turnando para saludarlas a ambas haciendo incluso un corrillo que duraba unos minutos hasta que de nuevo salían dejándolas solo con Encarna, que terminaba de llenar varias jarras de limonada y refrescos para los niños. E: ¿Ya estamos todos? –preguntaba junto a su madre cuando cogía varias aceitunas de unos de los platos. En: Tu tío Lucas tiene que venir con lo que falta para la comida. M: ¿Y no será un cochinillo, verdad? –preguntaba sin pensarlo si quiera y viendo como lentamente el rostro de Encarna se giraba hacia ella con el ceño fruncía antes de buscar el rostro de su hija. En: Qué cosas tiene esta chica. –negaba en un suspiro antes de coger un par de las jarras y salir. M: ¡Me has tomado el pelo! E: Jajaja. M: Me parece increíble. –se colocaba en jarras sin dejar de mirarla- Y encima te ríes con toda la frescura del mundo. E: No, si quieres lloro, aunque estoy a punto de hacerlo. –conteniendo la risa tomaba aire mientras la pediatra seguía sin cambiar su postura- No te pongas así, tonta, que te has librado de matar a un pobre cochinillo. –iba hacia ella para rodear su cintura con ambos brazos. M: Qué graciosa. E: Guapa. –de puntillas alcanzaba sus labios para besarla y ver como tardaba unos segundos en responder- No te enfades, va. –palmeaba su trasero antes de separarse y coger cosas para ir hasta la mesa- Y ayúdame.

Los niños ya corrían por el extenso espacio que tenían para jugar mientras los mayores habían ido tomando cada uno su entretenimiento para el momento del café.

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Cambios AdRi_HC La mayoría de los hombres habían llenado un extremo de la mesa mientras comentaban las últimas noticias sobre los deportes, los más jóvenes habían improvisado una pequeña barra para servirse algunas copas y otro grupo en lo que eran la mayoría mujeres hablaban distendidamente disfrutando del café recién hecho que habían sacado Encarna minutos antes. Esta última había ido hasta el rincón más alejado de la mesa, donde la pareja hablaba tranquilamente tomándose un respiro del barullo que no había cesado desde que llegasen. En: Me quedo aquí un ratito con vosotras. E: ¿Siguen hablando del gran bombazo del pueblo? –sonreía mirando a su madre. En: Sí. –suspiraba asintiendo- Y me da que tendrán para toda la semana… es lo malo que tiene vivir en los pueblos, que pasan pocas cosas pero cuando pasan. –dando un trago de su café bajaba la vista apenas un instante antes de mirar a la pediatra y luego a su hija- ¿Y vosotras qué? E: Bien. –respondía encogiéndose de hombros. En: ¿Qué tal con tu madre? –preguntaba a la pediatra- Me dijo Esther que hablaste ayer con ella. M: Sí, pero nada del otro mundo. Vienen a Madrid la semana que viene y lo mismo comemos o hacemos el intento. En: Me alegro, hija. Que con los padres hay que llevarse bien. –se cerraba la chaqueta sobre el pecho antes de cruzarse de brazos- ¿Y no tenéis ninguna buena noticia que darme? –las miraba de nuevo sonriendo y escuchando un suspiro casi al unísono. E: No empieces, mamá. –se quejaba. En: Es que no sé a qué estáis esperando, las dos estáis en el momento perfecto, no tenéis pagamentas, no os falta el trabajo… y yo quiero un nieto. –se cruzaba de brazos. M: ¿Y no puedes esperar un poco, Encarna? En: ¿Y quién os dice a vosotras que yo puedo esperar? Lo mismo me da algo dentro de un año y estiro la pata. E: ¡Mamá! En: Puede pasar, y habréis consentido que me muera con la pena de no ser abuela. –dramatizaba, viendo después como la pediatra se echaba una mano a la cara mientras la enfermera alzaba las manos de forma exagerada hacia el cielo.

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Cambios AdRi_HC E: ¿Qué he hecho yo Dios mío para merecer esta tortura? –nada más terminar de hablar la voz de su tía se escuchaba de fondo llamando a Encarna- Anda y mira a ver qué quieren. En: Eso, echa a tu madre. Te parecerá bonito. E: No te echo, te están llamando. –con el movimiento de su mano la invitaba de nuevo a marcharse, mirándola cuando se levantaba por fin aunque lo hiciese rezando en voz alta- Qué castigo con esta mujer. M: A veces pienso que casi mejor cuando no quería saber nada de mí. –la enfermera le daba con el brazo- ¡Es verdad! E: Teníamos que habernos traído a la niña de Claudia, que con lo que llora seguro que le quita la tontería. M: Claro, y entonces ya nos convertimos en canguros oficiales y no. –negaba con rotundidad- Ni hablar. La enfermera se acodaba sobre la mesa, dejando descansar la mejilla sobre su mano mientras miraba a la pediatra, con calma y mientras esta se acomodaba antes de mirarla también. E: ¿Alguna vez lo has pensado en serio? M: ¿El qué? ¿Ser canguro? E: No, idiota. –ponía los ojos en blanco mientras la pediatra sonreía- Ya sabes lo que quiero decir. M: Alguna vez, sí. Pero no sé si estoy preparada para un cambio tan grande. –se apoyaba también sobre la mesa para quedar más cerca- Nos cambiaría la vida completamente. E: Sí. –bajaba la vista. M: Cuando estemos listas lo sabremos y ya está. –acercándose a su hombro dejaba un pequeño beso, seguido de un segundo hasta que la enfermera la miraba sonriendo- Pero si quieres que practiquemos para cuando busquemos el churumbel me lo dices eh. E: Muy lista eres tú. –se levantaba haciendo que se sentase bien de nuevo. M: ¿No? –sonreía cruzándose de brazos cuando la enfermera ya caminaba alejándose de allí para ir hacia la casa, haciéndolo finalmente de espaldas mientras la miraba- ¿Seguro? Pinzándose el labio veía el movimiento disimulado en la mano de la enfermera, que la invitaba a seguirla, algo que hacia sin pensarlo cuando ya se levantaba.

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Cambios AdRi_HC En: ¡Maca! –la llamaba frustrando su decisión de ir lo más rápido posible, pero no queriendo darse por vencida se giraba para mírala sin parar de caminar- ¿Dónde vas? M: Vengo enseguida, Encarna. –alzaba la voz lo justo para que la escuchase antes de girarse de nuevo- Quizás tardo un poco que vamos a practicar para hacerte abuela. –susurraba sonriente entrando en la cocina.

FIN

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