El Estado Ambiental De Bolivia

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ESTADO AMBIENTAL DE BOLIVIA 2007-2008

Presentación Ambiente y desarrollo en tiempos de amor y colera Eduardo Gudynas Eran tiempos convulsionados. Se debatían en Bolivia diferentes posturas políticas, nuevos partidos surgían a la escena pública, se sucedían durísimos conflictos políticos, e incluso graves enfrentamientos con mineros o indígenas, pero a pesar de todo se transitaba un momento de cambio. Eran tiempos de pasión y rebeldía, momentos de amor y cólera. A pesar de estar inmerso en ese torbellino decididamente dijo: "Las bellezas naturales son bienes divinos, y para ellos no puede haber ni subasta ni dueño", y por si fuera poco agregó que los animales "son los dueños de la tierra". Algunos sostendrán que nos encontramos frente a un romanticismo frente a la Naturaleza y a la riqueza que ella expresa en sus plantas, árboles o en los animales que alberga. Pero aquella voz también ofrecía otra mirada sobre la pobreza, alertando que los "pobres son las raíces de la Humanidad, que sostienen y alimentan la opulenta fronda de la vida social". "La puerta de la casa del pobre, sin rejas que apresan al que está fuera, sin libreas que sonrojan al humilde caballero, es franca y hospitalaria, y su mesa, que se disculpa de frugalidad, es óptima en espíritu de sana alegría". Esas ideas, donde se vincula una profunda compenetración con la Naturaleza y una sensibilidad social pudieron florecer en tiempos tumultuosos, donde los cambios políticos se sucedían a veces a ritmo vertiginoso. Esas son las palabras del escritor boliviano Man Césped (cuyo nombre real era Manuel Céspedes), escritas en las décadas de 1920 y parte de los años 30. El escritor, quien además fue minero, diputado, y productor rural, brindó un ejemplo particularmente pertinente para nuestro presente, y en especial frente al presente informe sobre el estado del ambiente en Bolivia. En efecto, en los capítulos que siguen se ofrece una revisión muy detallada y exhaustiva sobre los temas ambientales críticos en una Bolivia que comienza a transitar el siglo XXI. En este libro se analizan temas que van desde los aspectos ambientales en sectores productivos claves, como la minería o los hidrocarburos, al ordenamiento territorial, desde las especies amenazadas hasta los efectos del cambio climático en Bolivia. Todas estas cuestiones están entrelazadas bajo preocupaciones conceptuales sustantivas: la articulación entre la conservación de los recursos naturales y las posibilidades sobre nuevas estrategias de desarrollo. Asimismo, la obra reúne un numeroso y destacado conjunto de autores, provenientes de los más diversos campos de acción y con distintas miradas, lo que ofrece un valor adicional. Este libro es en sí mismo una alerta sobre que no es posible ninguna aventura desarrollista que no cuide y proteja su propia base de recursos naturales. En otras palabras: el camino para erradicar la pobreza y mejorar la calidad de vida transita por un cuidadoso manejo de los recursos naturales. Pero a pesar de la amplia evidencia de la estrecha y mutua dependencia entre economía y ecología, de todas maneras persisten las voces críticas y escépticas. En especial cuando un país se encuentra en tiempos de fuertes cambios, donde las pasiones de unos alternan con la cólera de otros, algunos podrán sostener que no es el momento para dedicarse a contemplar la Naturaleza ni de preocuparse por la protección de especies silvestres. Agregarán que es el tiempo del crecimiento económico y la industrialización, donde las cuestiones ambientales son apenas una expresión romántica que no debería detener ese progreso soñado. El contexto internacional acentúa esas presiones, ya que se registran precios record sobre los principales productos de exportación, como minerales, hidrocarburos y agroalimentos. Por lo tanto las presiones para acentuar los modelos extractivistas dirigidos a los mercados globales se profundizan todavía más.

Frente a esa problemática la obra de Man Césped mantiene su vigencia. Si aquel escritor cochabambino pudo soñar otras relaciones sociales y otra vinculación con la Naturaleza hace casi cien años atrás, ¿por qué no podemos hacerlo en la actualidad? Por cierto que algunas de las posturas de Césped pueden resultar ingenuas, pero eso no debe hacernos olvidar que fue un verdadero adelantado a su época al defender un relacionamiento radicalmente diferente con el ambiente, y que ese cambio dependía de una profunda transformación en la ética de convivencia. "Las bellezas naturales son dones egregios, consagrados al entendimiento humano", sostenía Césped en las páginas de "El Imparcial" de Cochabamba, el 6 de setiembre de 1931. Agregaba: las "industrias malditas las que exterminan fauna valiosa para dar pábulo al lujo. Instinto criminal el que daña al árbol que embellece o da sombra al camino; el que destruye las plantas ornamentales y mata la avecilla de rico plumaje, porque apagando esas joyas vivas de la existencia, roba placidez y encanto a la vida". Finalmente, sostenía que la Naturaleza no puede estar sujeta a las "mezquindades del interés humano" y que no puede tener ni "subasta ni dueño". Fueron ideas no sólo enérgicas sino innovadoras. El compromiso ético con el ser humano y el ambiente cobraría enorme importancia mucho después, a partir de la década de 1980, con el surgimiento de la "ética ambiental", y sus diferentes expresiones. Se abrevaron tanto del pensamiento occidental como de un redescubrimiento y mejor entendimiento de las ancestrales ideas de los pueblos indígenas frente al ambiente. Constituyeron entonces los pilares que permiten construir opciones de desarrollo alternativo en armonía con el ambiente. Allí hay muchos ecos con la obra de Césped, tales como el reclamo de no reducir la Naturaleza a una simple mercadería que se expresa por un precio. En las páginas que siguen esas perspectivas están presentes. Se suceden las alertas que sobre la necesidad de una acción más enérgica para proteger el ambiente, y simultáneamente una estrategia de desarrollo alternativa, que maneje adecuadamente la base de recursos naturales del país. En este sentido Bolivia enfrenta serios desafíos, como por ejemplo la urgencia en erradicar la pobreza y elevar la calidad de vida, pero a la vez cuenta con el privilegio de una enorme riqueza ecológica. No es posible ser pobres en medio de tanta riqueza, pero tampoco se puede salir de la pobreza destruyendo nuestro propio ambiente. Por lo tanto la responsabilidad recae, una vez más, en cómo las sociedades se organizan para utilizar esos recursos naturales y en cómo lo hacen asegurando la justicia social y la equidad. En ese esfuerzo una y otra vez aparecen los imperativos éticos, ya que cualquier alternativa no sólo pasa por cambios en las relaciones sociales y en los procesos productivos, sino que también en las aspiraciones, los valores y los imperativos morales que todos defendemos. El presente reporte de LIDEMA sobre el estado del ambiente es un elemento esencial para ese cambio de paradigma, y de actitud, frente al desarrollo, ya que nos ofrece una visión que es tanto actualizada como rigurosa de esa riqueza ecológica boliviana y los desafíos que enfrenta. No puede escapar a nadie que es además un aporte que proviene desde el seno de la sociedad civil, desde un conglomerado de organizaciones en todo el país, que actúan en diversos cambios. Es un aporte presentado con la responsabilidad de contribuir a un debate que debe ser amplio, transparente y profundo. Pero que además, como atestiguan las páginas que siguen, ésta es una misión urgente para Bolivia. Ni la sociedad ni la Naturaleza pueden esperar más. Eduardo Gudynas es director del Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES), en Montevideo (Uruguay). Las citas a la obra de Man Césped se basan en sus "Obras Completas", Los Amigos del Libro, Cochabamba, 1973; y en "Madre Naturaleza, vuélveme árbol! - Vida y pensamiento de Man Césped", por M.B. Gumucio, Ultima Hora, La Paz, 1979.

Prólogo por M.O. Ribera y C.B. de Morales

Propósito del libro El presente trabajo busca recopilar los principales avances en el conocimiento acerca del estado ambiental de Bolivia, de manera a establecer una línea base con la cual se podrán cotejar futuros éxitos o retrocesos de la gestión ambiental. El primer Perfil Ambiental de Bolivia, elaborado con el intento de sistematizar de forma integral el conocimiento de la situación ambiental del país, fue publicado el año 1986, es decir hace más de 20 años. Desde entonces mucha agua (contaminada) pasó bajo los puentes y la tarea de elaborar una síntesis del mismo tipo se pone cada vez más difícil, debido al aumento de especialistas en diversos temas, a la enorme acumulación de nuevos conocimientos y al desarrollo de acciones ambientales de diversa índole, ? algunas positivas y otras negativas. Si bien en los años pasados se publicaron algunos trabajos de análisis de la situación ambiental, no se repitió el esfuerzo conjunto de tantos autores de diferentes disciplinas que representó el primer y único perfil. Entre los trabajos de síntesis más importantes publicados entre 1986 y la fecha se pueden citar por ejemplo "Conservación de la diversidad biológica de Bolivia" editado por María Marconi en 1992; "Geografía y recursos naturales de Bolivia" (varias ediciones) y "Enciclopedia geográfica de Bolivia" (2004) por Ismael Montes de Oca; "Bolivia: Medio ambiente y ecología aplicada" de Cecile B. de Morales, 1990, 2ª ed. 2007; "Diagnóstico y Lineamientos para avanzar hacia el desarrollo sostenible" de la Alianza Boliviana de la Sociedad Civil para el Desarrollo Sostenible (ABDES), de 2003; "Biodiversidad: la riqueza de Bolivia" de Pierre L. Ibisch y Gonzalo Mérida, en 2003. Sin embargo se puede ver que el tema principal de estos libros se refiere a la biodiversidad o la conservación de recursos naturales. En el tema de calidad ambiental, referida entre otras a la calidad del aire, agua y suelos, la información es dispersa y más difícil de obtener. Entre los trabajos más recientes, se debe citar el Diagnóstico General del Estado Ambiental de Bolivia, documento no publicado de Marco Octavio Ribera (LIDEMA 2007), que en muchos aspectos ha servido de base para el desarrollo del presente libro.

Programa de seguimiento del estado del medio ambiente de LIDEMA El Plan Estratégico Quinquenal 2004-2008 de LIDEMA busca lograr una mayor influencia en las políticas públicas, leyes y medidas dirigidas hacia el desarrollo sostenible; y a profundizar su rol de incidencia, vigilancia y difusión de nuevas ideas y avances conceptuales en cuanto a la sostenibilidad del desarrollo. Entre los componentes de la estrategia se menciona el apoyo a la investigación científica y socio-ambiental y la promoción al seguimiento del estado del medio ambiente nacional. De hecho, esta información es crucial para la toma de decisiones. Sobre la base de las investigaciones y los conocimientos adquiridos se podrá entonces proponer actividades destinadas a mejorar el uso de los recursos naturales y la calidad de vida de las personas. De esta manera, LIDEMA se reafirma en su papel generador, promotor y difusor de nuevas ideas y propuestas. En el año 2003, la Alianza Boliviana de la Sociedad Civil para el Desarrollo Sostenible (ABDES) de la cual LIDEMA forma parte activa, ha realizado un diagnóstico de la situación socio-ambiental del país que se mencionó arriba y que fue publicado con el título: "Diagnóstico y Lineamientos para avanzar hacia el Desarrollo Sostenible", así como una versión más corta destinada a todo público, para una mayor difusión. En el contexto de la estrategia de LIDEMA se han previsto informes anuales sobre el estado del medio ambiente. Hemos querido resumir la opinión y los conocimientos de profesionales que han aportado durante varios años a la gestión ambiental del país, aunque no todos pudieron participar en el presente texto. A lo largo de los capítulos del libro se

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desarrollan temas relacionados al estado actual de la calidad ambiental y la conservación de la biodiversidad, los riesgos y amenazas existentes, así como aspectos estructurales relacionados a la gestión ambiental y las políticas públicas. En todos los casos se ha tratado de respetar las opiniones personales de los autores, limitándose el trabajo de edición a compatibilizar el lenguaje y el estilo de los diferentes aportes, así como organizar una presentación ordenada y lo más didáctica posible. No estaba a nuestro alcance tratar todos los temas en forma exhaustiva y tampoco se puede considerar que todos los temas posibles fueron abordados. Se espera que estas deficiencias podrán ser corregidas en posteriores entregas del Estado Ambiental de Bolivia, en los próximos años. Con todo, creemos que el texto contiene mucha información nueva y actual, gracias a los aportes de todos los autores que participaron en su elaboración, a quienes queremos agradecer muy cordialmente. El anhelo de los editores y de LIDEMA fue el de sistematizar información práctica, precisa, concreta y actualizada, con datos útiles para los lectores, que pueda ayudar en la toma de decisiones cruciales para un desarrollo más sostenible. Esperamos que nuestro esfuerzo podrá apoyar a este propósito. De este modo, LIDEMA espera acercarse a sus objetivos de: - Participar e incidir en el establecimiento de normas y políticas ambientales, y en el seguimiento a su aplicación. - Generar conciencia y responsabilidad pública sobre la problemática ambiental y el desarrollo sostenible y sobre los derechos y obligaciones ambientales de los ciudadanos, ya sean individuales o colectivos. - Identificar, socializar y promover la adopción de modelos productivos ambiental, económica y socialmente sostenibles, incorporando los saberes tradicionales, para revertir el deterioro de las bases productivas y el crecimiento de la pobreza. - Apoyar el fortalecimiento de los actores locales del desarrollo sostenible, con énfasis en los sectores más vulnerables de la población.

Organización del texto El presente libro está organizado en siete partes, además de la introducción, las que tratan en forma sucesiva: (1) los impactos ambientales de los sectores mineros, energéticos e industriales, así como la creciente urbanización, especialmente en relación con la contaminación de suelos, agua y aire. Un capítulo trata de las alternativas energéticas y su impacto ambiental; (2) la ecología de paisajes, referida a la necesidad de completar y aplicar el ordenamiento territorial, reducir los impactos negativos de la construcción de caminos, especialmente en áreas protegidas, y mantener los servicios ambientales. Esta parte incluye una descripción de las ecoregiones y sus principales amenazas; (3) el estado actual de la producción agrícola, pecuaria y forestal, con su potencial de desarrollo y sus impactos, relatando experiencias positivas y negativas; (4) la situación actual de las áreas protegidas, principalmente en sus aspectos institucionales y sus difíciles relaciones con los sectores productivos; (5) la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad, tanto de la agrobiodiversidad como de la conservación y aprovechamiento de la flora y fauna silvestres; (6) la implicancia local de fenómenos globales como el cambio climático y la radiación ultravioleta; y (7) las políticas ambientales del Estado, con aspectos de legislación y planificación, así como la participación de la sociedad civil. Cada parte se subdivide a su vez en capítulos escritos por diferentes autores, así como aportes de especialistas que sirven de ilustración y apoyo a la descripción de la situación actual del estado ambiental. De esta forma esperamos haber presentado un panorama suficientemente amplio, que permitirá al lector informarse acerca de la situación actual del país en materia ambiental. Al mismo tiempo, queremos invitarle a añadir sus opiniones y conocimientos a este trabajo colectivo, haciendo llegar sus comentarios y sugerencias a LIDEMA, de manera a mejorar las próximas entregas del "Estado Ambiental de Bolivia". Es importante mencionar que la opinión de los autores no necesariamente compromete la línea y posición de LIDEMA.

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Mayo de 2008

Introducción por C.B. de Morales y M.O. Ribera

Algunas definiciones necesarias El estado ambiental se refiere principalmente a las condiciones actuales en dos aspectos temáticos principales: la calidad ambiental y el estado de conservación de la biodiversidad, haciendo énfasis en los ecosistemas y paisajes. El estado ambiental de un territorio está determinado por la magnitud, intensidad, cantidad y extensión de los impactos que enfrenta1. Se entiende por calidad ambiental el conjunto de atributos y características que califican el medio ambiente de una determinada zona o región, considerando las condiciones de sus componentes esenciales (a saber, aire, agua, suelo) y la presencia o ausencia de situaciones de perturbación o alteración. Una buena calidad ambiental se entiende como el buen estado de elementos básicos como el agua y el aire, que estén libres de contaminantes o elementos nocivos para la salud humana y permitan una calidad de vida aceptable. Cuando se habla del estado de conservación, en general nos referimos a la estabilidad e integridad ecológica de una región, un paisaje o un ecosistema. Se toma en cuenta por ejemplo la conservación de los suelos, el estado de la vegetación natural, la diversidad de especies animales y los procesos ecológicos. Es importante considerar entonces la presencia y magnitud de los procesos de degradación, las proporciones de cobertura de ecosistemas naturales, los patrones de fragmentación de éstos y otras modificaciones del paisaje, como consecuencia de la construcción de caminos, represas, etc. La estabilidad es la propiedad del ecosistema de mantener un estado de equilibrio dinámico con variaciones poco significativas que le permiten volver al punto de partida luego de una desviación moderada. Implica el mantenimiento de los beneficios proporcionados por el sistema en términos de productividad o de servicios ambientales. Desde el punto de vista de la gestión ambiental, un impacto negativo es una acción o proceso que ocasiona efectos de degradación y desestabilización sobre la calidad ambiental, los ecosistemas, los procesos ecológicos y la biodiversidad en general. Se traduce también en efectos no deseables o daños sobre la salud humana, los procesos productivos y la sostenibilidad. La huella ecológica de nuestras actividades se refiere a los cambios que el ser humano ha causado en la naturaleza a lo largo del tiempo. Implica por ejemplo las enormes devastaciones de bosques para transformarlos en zonas cultivadas o praderas para cría de ganado, la expansión de las ciudades, la construcción de carreteras o de represas, etc. Si bien nuestra huella ecológica es todavía más liviana que la de muchos otros países, tendemos a incrementarla velozmente. La gestión ambiental es el conjunto de acciones y decisiones planificadas para una región o territorio, orientadas a la conservación, protección del ambiente y el uso sostenible de los ecosistemas y recursos; que contempla las acciones que se deben realizar, cuándo y cómo llevarlas a cabo, así como la selección de opciones y prioridades. El objetivo de la gestión ambiental es lograr la máxima racionalidad, coherencia, solvencia y equidad en el proceso de toma de decisiones relativas a la defensa del medio ambiente y la conservación de la biodiversidad, en el marco de un desarrollo sostenible.

1 Éstas y las siguientes definiciones provienen del documento "Diagnóstico general del estado ambiental deBolivia" de M.O. Ribera 2007.

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La participación pública en la gestión ambiental La Ley del Medio Ambiente establece claramente en su art. 92 que todas las personas, comunidades, instituciones u organizaciones tenemos derecho a participar en la gestión ambiental y el deber de tomar parte activa en la misma. Así podemos intervenir activamente en un conjunto de instrumentos jurídicos para el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales y la defensa del ambiente, de acuerdo a lo especificado en la Reglamentación de la Ley. El Reglamento General de Gestión Ambiental (art. 2 y 3) establece, con mayor precisión, que la gestión ambiental comprende: a) b) c) d) e) f) g) h)

la formulación y establecimiento de políticas ambientales los procesos e instrumentos de planificación ambiental el establecimiento de normas y regulaciones jurídica-administrativas la definición de competencias de la Autoridad ambiental y la participación de las autoridades sectoriales en la gestión ambiental las instancias de participación ciudadana la administración de recursos económicos y financieros el fomento a la investigación científica y tecnológica el establecimiento de instrumentos e incentivos.

Tomado de Marianela Hidalgo, 2004. Deberes y derechos en la gestión ambiental

El desarrollo sostenible es un concepto que se ha prestado a mucha discusión y que tiene múltiples definiciones.2 La definición clásica del informe Brundtland, que difundió el término, es “el desarrollo que asegura las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para enfrentarse a sus propias necesidades”.3 Según el documento de la Alianza Boliviana para el Desarrollo Sostenible [2003] “el desarrollo sostenible pretende mejorar las condiciones y la calidad de vida de la población, ocasionando el menor deterioro posible a los ecosistemas; un uso de los recursos naturales renovables de acuerdo a su capacidad y ritmo de regeneración; y una explotación de los recursos no-renovables (metales, nometales e hidrocarburos) que disminuya al mínimo posible los impactos ambientales de sus recursos extractivos.”4 En el Plan Nacional de Desarrollo del gobierno actual no se utiliza el término de desarrollo5 sostenible, se hace referencia más bien al concepto “Vivir Bien” como fundamento de la nueva propuesta del desarrollo. Se lee (pág. 10) que “el Vivir Bien será entendido como el acceso y disfrute de los bienes materiales y de la realización efectiva, subjetiva, intelectual y espiritual, en armonía con la naturaleza y en comunidad con los seres humanos”.6 Bajo el título “Propuesta de cambio” se lee (pág. 116) “Esta política conlleva el principio de reestablecer el equilibrio entre la necesidad de conservación de la naturaleza y las necesidades económicas del desarrollo nacional, bajo la premisa de Vivir Bien de la población: Tomar de la naturaleza lo que se necesita, a la par que se utiliza, se repone y se conserva”. Como se ve, estas definiciones, como muchas otras, se refieren a un estado ideal (en realidad, utópico, ya que nunca se alcanza una sostenibilidad total), que se deberá tender a lograr a través de los esfuerzos del gobierno y de la sociedad. En general es más fácil definir cuáles son los proyectos y acciones menos sostenibles, es decir aquellos que nos llevarán rápidamente a un mayor deterioro del ambiente, que ponernos de acuerdo sobre cómo debería ser el entorno ideal. De esta manera negativa, se pueden fijar criterios de insostenibilidad, como por ejemplo la amplitud geográfica del impacto, el tamaño de la población 2 3 4 5 6

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Se puede comparar las opiniones de varios autores, por ejemplo en la compilación de Trzyna 1995. Comisión Mundial sobre Ambiente y Desarrollo (Comisión Brundtland) 1987. ABDES 2003. Plan Nacional de Desarrollo “Para Vivir Bien”, julio 2006. Más adelante (pág. 11 de PND), se habla de la armonía con la naturaleza en las siguientes palabras: “El desarrollo en torno al Vivir Bien se fundamenta en la capacidad de recuperar el vínculo con la naturaleza y con la memoria social, que en las comunidades agrarias está centrado en la tierra, en las comunidades nómadas en el bosque y en las comunidades urbanas en el barrio y la ciudad, para así descartar el procedimiento deliberado de separar a las sociedades de sus raíces culturales, a través de la dominación monocultural”.

afectada o la irreversibilidad del daño, para acercarnos en forma indirecta a un desarrollo más sostenible, es decir que se parece un poco más a lo deseable. Es también posible establecer una lista de criterios medibles que permiten un monitoreo a lo largo del tiempo de los impactos - positivos y negativos - que produce una determinada actividad o proyecto. Este monitoreo debe ser periódico y participativo, tomando en cuenta la opinión de todos los afectados a fin de establecer un balance de costos y beneficios.

Análisis crítico de la situación institucional y normativa Política ambiental y legislación En forma general ha existido y existe en la administración de gobierno una gran incomprensión de las temáticas ambientales. Estos aspectos tampoco ingresan, al menos en su real dimensión, en los índices de desarrollo humano, de pobreza, calidad de vida, etc., porque no son percibidos aún como parte de los satisfactores sociales o del bienestar común. Mucho menos fueron asumidas en los sectores económicos, donde existe un enorme sesgo hacia una visión desarrollista en los sectores productivos (minería, hidrocarburos, agropecuaria, industria, comercio) o de servicios (transporte, servicios básicos, etc.) en desmedro del entorno natural y humano. Hasta el momento, se observa la falta de adopción de las temáticas ambientales como política de Estado. Estos temas son vistos más bien como un obstáculo a las políticas de crecimiento económico y de desarrollo, y por lo tanto no son tomados en cuenta.

Las raíces de la problemática ambiental En términos generales, el estado ambiental del país es crítico y con tendencia a empeorar. Una gran parte de la culpa - si así se la quiere llamar,- está en aquellos actores productivos que tienen una visión sectorial, desarrollista y sin proyección hacia la sociedad y el bien común. Otra parte sin duda corresponde a la sociedad a la cual no parece importarle mucho la problemática ambiental. Pero indudablemente la mayor responsabilidad es del Estado en sus diferentes niveles jurisdiccionales, por no haber sabido incorporar los temas ambientales en sus políticas. Entre las principales causas del deterioro ambiental se pueden mencionar las siguientes: Falta de adopción de las temáticas ambientales como política de Estado, muchas veces por desconocimiento e incomprensión de su importancia. Ausencia de protagonismo del sector ambiental en el Estado. Escasa responsabilidad en el nivel de las prefecturas de departamento y municipios en cuanto la atención y tratamiento de temas ambientales. Marco normativo ambiental endeble e insuficiente, con tendencia a una excesiva flexibilización de las normas ambientales existentes. Ausencia y deficiencia en la aplicación y seguimiento del cumplimiento de la normativa ambiental. Falta de difusión de las normas y el consecuente desconocimiento de éstas por actores sociales o sectoriales. Preeminencia absoluta de los sectores minero, petrolero e industrial sobre las temáticas y necesidades ambientales o de conservación de la biodiversidad. Ausencia de sistemas de incentivos que favorezcan la adopción de tecnologías y medidas de control y mitigación de impactos en procesos extractivos y de producción. Inconsistencia e incertidumbre institucional y funcionaria a lo largo de los sucesivos cambios de gobier nos y de autoridades. Notable escasez de investigación científica en aspectos ambientales y ecológicos. Limitaciones en las capacidades técnicas y profesionales. Atención superficial y deficiente de los temas ambientales por medios masivos de prensa y por la sociedad en general. Resumido de M.O. Ribera, 2007. Diagnóstico general del estado ambiental de Bolivia, LIDEMA.

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El marco normativo ambiental es insuficiente y algunos instrumentos legales están desactualizados. Los vacíos o falencias observadas durante los años de aplicación de la Ley del Medio Ambiente (de 1992) no han sido subsanados. Existen también vacíos y debilidades a nivel de la reglamentación ambiental.7 Por otro lado, existe un vacío de leyes importantes como la Ley de Ordenamiento Territorial, la Ley de Aguas, la Ley de Conservación de la Biodiversidad, etc., que nunca pasaron de la etapa de proyecto. Esta instrumentación legal inadecuada impide ejercer en forma eficiente los procesos de control y fiscalización. En general las normas ambientales son punitivas y coercitivas, en lugar de preventivas, y constituyen un sistema de “comando y control”, generalmente considerado menos efectivo que el uso de incentivos económicos.8 Muchas disposiciones se traducen en un mero trámite burocrático (por ejemplo las fichas ambientales, o los permisos de quema de praderas y tierras agrícolas), por la imposibilidad de realizar un seguimiento en campo. Sin embargo y de manera paradoxal, la tendencia actual es flexibilizar aún más la legislación, facilitando la explotación inmisericorde de los recursos naturales. Instrumentos económicos En diversos países del mundo se ha llegado a la conclusión de que los indicadores empleados en las cuentas nacionales distorsionan el verdadero crecimiento económico, por el hecho de que la explotación de los recursos minerales o los bosques se considera como un aumento del Producto Interno, sin hacer ninguna deducción por el agotamiento del capital natural. Desde 1994 se intentó insertar las cuentas ambientales en la contabilidad nacional boliviana, con el fin de conocer el verdadero valor del capital de recursos naturales, tomando en cuenta su paulatino agotamiento y el costo ambiental que implican las acciones de desarrollo, empero este esfuerzo no tuvo continuidad. Tampoco se desarrolló hasta el momento un sistema de incentivos, es decir la aplicación de patentes, impuestos o subsidios para alentar actividades que sean menos lesivas para el ambiente. En general se trata de aplicar el principio de “el contaminador paga” (sólo cuando es atrapado), pero no se obliga a las empresas a asumir las externalidades y los pasivos ambientales causados por su actividad. Para agravar el caso, el Tesoro General de la Nación nunca destinó fondos significativos para la atención de temas como la fiscalización ambiental, la protección de la vida silvestre o el mantenimiento de las áreas protegidas, por lo que el país es excesivamente dependiente de donaciones internacionales. Instituciones La situación de fragilidad y falta de protagonismo del sector ambiental en el Estado boliviano no es nueva, pero se ha agudizado en la actualidad por la eliminación del Ministerio de Desarrollo Sostenible y la dispersión de su estructura burocrática en tres ministerios diferentes (de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente, de Planificación y de Aguas), con lo cual se ha producido un debilitamiento notable. Temas como áreas protegidas y biodiversidad, antes parte del Ministerio de Planificación y Desarrollo Sostenible -ahora desaparecido-, han sido enviados al Ministerio de Desarrollo Rural y Agropecuario, volviendo a una situación poco favorable que ya se había superada hace años. Otro factor determinante es la falta de continuidad y la inestabilidad funcionaria, producto de los constantes cambios de autoridades y personal. Este es un mal crónico de la administración pública. Al no existir continuidad en los procesos, la gestión ambiental se ve constantemente interrumpida. En las palabras de Hernán Zeballos, el país es una tela de Penélope, ya que lo tejido se desbarata cada día para volverlo a tejer al día siguiente.9 Esto implica que se producen duplicaciones de esfuerzos, se pierden las capacidades humanas creadas, se desechan acciones en marcha -inclusive cuando son exitosas- y se pierde a veces el escaso financiamiento destinado a temas ambientales.

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7 A saber, Reglamentos General de Gestión Ambiental, de Prevención y Control Ambiental, de Contaminación Hídrica, de Actividades con Sustancias Peligrosas, de Gestión de Residuos Sólidos, y el Reglamento Ambiental para Actividades Mineras. 8 Este punto se discute en Zeballos y Quiroga 2003. 9 Zeballos 2006.

El concepto de “ciencia post-normal” en el tratamiento de temas ambientales La debilidad crónica de la investigación científica en el país se refleja en la insuficiencia de conocimientos necesarios para el tratamiento de la problemática ambiental. Actualmente se habla de ciencia “post-normal”, como un campo en el que existen muchos hechos inciertos y sujetos a polémica, donde existen además conflictos entre sectores en torno a diferentes valores y posiciones, pero donde al mismo tiempo existe el apremio de tomar decisiones urgentes. El concepto fue desarrollado por Funtowicz y Ravetz (1993), tratando de caracterizar una metodología de investigación que sea apropiada para las condiciones contemporáneas. El caso típico es cuando "los factores son inciertos, hay valores en disputa, los riesgos son altos y las decisiones urgentes". En tales circunstancias, tenemos una inversión de la distinción tradicional entre hechos científicos objetivos "duros" y valores subjetivos, "blandos". Podemos entender mejor la ciencia post-normal por medio de un diagrama, donde los ejes son "incertidumbres del sistema" y "riesgos de la decisión". Cuando ambos valores son bajos, podemos solucionar los problemas de forma rutinaria. Cuando son medios, recurrimos a la consultoría profesional, que si bien se basa en la ciencia, a menudo debe tratar con incertidumbres, y sus errores pueden ser a veces costosos o incluso letales. Actualmente, para muchos grandes temas, como el cambio climático, el uso pacífico de la energía nuclear, los cultivos agrícolas con transgénicos, la pérdida de biodiversidad o las niveles permisibles de polución, ambos factores (incertidumbre y riesgo) son altos; sin embargo las decisiones deben tomarse antes de que todos los hechos que se prevén se hayan manifestado. En este contexto debe tomarse en cuenta el principio precautorio, es decir el evitar acciones que puedan tener consecuencias irreversibles. También entra la necesidad de consultar lo que se ha llamado una ”comunidad extendida de iguales” compuesta por todos aquellos afectados por un tema en concreto, y que quieren entrar en el debate para lograr decisiones participativas. Tomado de M.O. Ribera, 2007. Diagnóstico general del estado ambiental de Bolivia, LIDEMA y wikipedia: Ciencia post-normal.

Por otro lado, la debilidad del gobierno central se hace aún más fuerte en las instituciones descentralizadas.10 Las Direcciones de Recursos de las Prefecturas, que están a cargo de aspectos ambientales, tienen poca jerarquía y muestran profundas deficiencias en sus capacidades técnicas. Además reciben asignaciones presupuestarias demasiado escasas. En todos los niveles (gobierno central, regional y local) se observa una fuerte descoordinación entre las oficinas técnicas de la misma institución. La mayoría de los municipios, con excepción de los más grandes, carecen de gestión ambiental municipal, o presentan serias deficiencias. Los temas ambientales o de conservación de la biodiversidad son a menudo relegados y no figuran en la mayoría de los Planes de Desarrollo Municipal ni en los Planes Operativos Anuales (POAs). La falta de incorporación de aspectos ambientales en los instrumentos de planificación departamental y municipal (Planes de Desarrollo Departamental, Planes de Desarrollo Municipal, Planes de Ordenamiento Territorial) es la consecuencia de la falta de interés de prefecturas y alcaldías en la temática ambiental y ecológica, la que por supuesto tiene relación con la falta de exigencia por parte de los administrados. Esta debilidad incide en que muchos procesos productivos o de construcción de infraestructura no observen las normas ambientales y ocasionen impactos a la calidad ambiental y los ecosistemas.

10 Ribera 2007.

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Desarrollo sostenible, lógicas desarrollistas y medio ambiente Hasta el momento y a lo largo de varios gobiernos, los temas socio-ambientales siempre fueron marginados por la consigna desarrollista, en un mundo globalizado y bajo el signo del capitalismo. Muchos argumentarán que los proyectos son necesarios y generan progreso y empleos, sin embargo nos preguntamos ¿Cuántos empleos para beneficio local está generando realmente el proyecto San Cristóbal? ¿Cuántos beneficios reales reportó a Oruro la explotación del oro realizada por Inti Raymi? ¿Otros ejemplos de proyectos nacionales poco responsables? Varios: La exploración de petróleo en el Norte de La Paz, la reactivación de la represa de El Bala, la explotación de la energía geotérmica en Laguna Colorada, la represa Cachuela Esperanza, entre otros. La prefectura de La Paz promueve el proyecto agroindustrial para caña y etanol del Norte de La Paz y la construcción del camino directo a Chulumani, el cual se superpone a la vía precolombina Yunga Cruz, una auténtica joya del patrimonio cultural de la nación y una ruta turística de primer nivel. Los costos ambientales de todos estos proyectos serán muy elevados, fundamentalmente por dos razones: a) nuestro capacidad en gestión ambiental es penosa, por lo que las instituciones responsables del tema ambiental no están preparadas para fiscalizar, controlar y ejercer autoridad ante tales desafíos; b) las instancias de desarrollo ven los recaudos ambientales y la aplicación de instrumentos de control como un obstáculo, una molestia. En alguna oportunidad, un ministro mencionó algo así como... “esperemos que las oficinas de medio ambiente otorguen de una vez por todas la licencia ambiental y el proceso ya no se vea perjudicado...” Bajo esta lógica, poca efectividad podemos esperar de la aplicación de instrumentos de control y regulación ambiental, más aún si se trata de un megaproyecto. Tomado de M.O. Ribera 2007. El caballo de Troya neoliberal en tiempos de cambio. LIDEMA

Sistema de control de impactos ambientales Las fichas ambientales y los estudios de impacto ambiental (EIA) son a menudo, por lo menos en Bolivia, un mero formalismo que permite aprobar el proyecto, y tienen un bajo o nulo nivel de cumplimiento. La categorización de los proyectos para definir la necesidad o no de EIA es asimismo de una gran discrecionalidad. Finalmente, las propias prefecturas y municipios incumplen con la exigencia de elaboración del EIA en muchos proyectos, posiblemente amparados en la lógica de que no sirven para nada. Por su parte los sectores económicos son muy reacios al cumplimiento de la norma ambiental. Destaca por ejemplo la poca responsabilidad de la industria minera, en especial si se trata de la pequeña minería y del sector cooperativista, pues se usa el argumento de la pobreza y falta de recursos para excusarse de mitigar o controlar los impactos adversos.

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Reconsiderando el desarrollo sostenible por Marco Octavio Ribera

El Informe Brundtland El informe referido fue escrito el año 1987 por Gro Harlem Brundtland, cabeza de la Comisión Brundtland de las Naciones Unidas, y titulado “Nuestro Futuro Común” (Our Common Future). En él se hace énfasis sobre el término desarrollo sostenible o sustentable, y el principio que lo tipifica: “aquel desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones”. El informe Brundtland, que llegó a ser considerado en su momento como el fundamento ideológico del desarrollo sostenible, contenía evidentemente elementos sustanciales valiosos que sirvieron de marco de referencia, como el de la equidad transgeneracional.11 Fue sin embargo fuertemente rebatido, en especial porque entre sus lineamientos básicos sostenía la posición de que la pobreza es la responsable de la degradación ambiental (mensaje principal de dicho informe), de ahí la explícita recomendación de una senda de crecimiento del tres por ciento anual en el Sur y también en el Norte, supuestamente para abrir campo a las exportaciones del Sur.12 A partir de estos postulados, muchos sectores de la economía mundial aprovecharon la oportunidad para tratar de homologar el concepto de desarrollo sostenible con el de crecimiento sostenido; de aquí las críticas en sentido de que el crecimiento económico había sido rebautizado como "desarrollo sostenible" y que se lo postulaba como un remedio contra la pobreza y también contra la degradación ambiental.13 Se puso en evidencia durante varios años que el mencionado informe, relegaba a un segundo o tercer plano la cuestión de la redistribución y la equidad; y lo que es más importante aún, no manifestaba reconocer los límites del crecimiento, cosa que años anteriores había hecho el concepto de “ecodesarrollo”.14 El informe Brundtland dio lugar a que la retórica del desarrollo sostenible sea interpretada desde las proclamas de las políticas neoliberales, como una guía hacia los objetivos del equilibrio ecológico y la justicia social, pero por la vía del crecimiento económico del libre mercado.15 Así el término “desarrollo sostenible”, gracias al informe Brundtland (que lastimosamente fue uno de los pilares de la posición oficial en la Cumbre de Río) se convirtió, en unos años, en un eficaz distorsionador de la realidad ambiental y social del mundo contemporáneo, además, en un poderoso instrumento reduccionista, donde los potenciales de la naturaleza son reducidos a simples valores de mercado como capital natural. En este sentido, el trabajo, los principios éticos, los valores culturales, etc., son reducidos a simples formas funcionales del capital humano. Pensadores de la talla de Martinez Alier y Enrique Leff llegaron a sugerir que la ideología del desarrollo sostenible, gracias al sello Brundtland, desencadenó un delirio e inercia incontrolable de crecimiento, negando implícitamente la existencia de límites naturales y sociales, y lo peor, presuponiendo que la economía global había entrado en una etapa de post escasez.16 El discurso tergiversado del desarrollo sostenible a partir del informe Brundtland, habla de producir de un modo más limpio, de usar recursos alternativos a los que se van agotando o ya se han agotado, de usar nuevos recursos, de incrementar los rendimientos, pero nunca consideró el desafío de una redistribución más equitativa de las riquezas, como tampoco habló de “producir y consumir menos”.17

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Alimonda 2003. Martinez Alier 1992; Jiménez e Higón 2003. Martinez Alier 1992. Jiménez e Higón 2003; Alimonda 2003; Leff, 1998. Avellaneda, 2007; Jiménez e Higón 2003. Martinez Alier 1992; Leff, 1998, 2003. Martinez Alier, J. 1992; Alimonda 2003.

El concepto de sostenibilidad Recurriendo al juego semántico, sostén, es algo que sostiene o un requisito para la acción de sostener; en tanto que sostener como verbo, es la acción de sustentar, o mantener firme y estable algo; mientras que sostenible se define como algo que puede mantenerse por sí mismo, sin ayuda exterior ni merma de lo existente, y sostenimiento se define como mantenimiento o sustento.18 Por otra parte sustento es aquello que sirve para dar permanencia y es requisito para la acción de sustentar y sustentar, significa conservar algo en su ser o estado y también significa sostener algo para que no se caiga o se elimine. Sustentable es que se puede sustentar o mantener. Todos estos conceptos se derivan de algunos de los diccionarios comunes, avalados por la Real Academia de la Lengua Española. Sostenibilidad desde lo ambiental se ha definido como la característica de un proceso o estado, que puede mantenerse de forma constante en el tiempo sin experimentar cambios drásticos o significativos. Implica la producción o extracción de un recurso, sin afectar significativa y drásticamente su capacidad o potencial de renovabilidad y sin ocasionar efectos degradativos en el ecosistema o el ambiente. También implica que la cosecha o producción sostenible de un determinado recurso, significa utilizarlo a lo largo del tiempo, sin reducir su stock físico.19 La polémica surgió de la ambivalencia del concepto polisémico (que puede significar muchas cosas) “sustainability”, que fue la raíz conceptual en los documentos originales de debate de los años 80 (Informe Bundtland y otros anteriores). De aquí que se dieran las traducciones de: a) sustentable, que se refiere a la internalización o incorporación de las condiciones ecológicas necesarias de soporte que sustentan el proceso económico, y b) sostenible, que se refiere a la durabilidad o continuidad temporal del proceso económico o del uso de los recursos propiamente. Según Leff, la sustentabilidad ecológica constituye una condición de la sostenibilidad del uso de los recursos. Esto significa que, antes que se los considere como términos excluyentes o de sustitución de uno por el otro, desarrollo sostenible y desarrollo sustentable deberían ser términos complementarios en el sentido de la visión dirimidora de Leff. De cualquier forma, la ambigüedad del término tuvo un efecto distraccionista, el cual sumió cientos de horas de debate en inacabables polémicas mayormente semánticas, en las cuales se enfocó el tema, mucho más en cuanto a su forma, que en lo que refiere a su fondo. Es posible que la esencia del concepto de desarrollo sostenible se diluyera a partir de esta diatriba. Más allá del encono de la semántica, varias escuelas han llegado a considerar sostenibilidad y sustentabilidad como conceptos afines.20 La noción de sostenibilidad (no de desarrollo sostenible propiamente) varía de acuerdo a la escala de aplicación, parecería que es más fácil un logro efectivo de sostenibilidad de los procesos productivos (uso del suelo, uso de bosques, etc.) en pequeñas comunidades campesinas o al nivel de finca-predio, es decir desde lo local o individual21 que a escalas mayores (región, país, continente, mundo) las cuales comprenden dinámicas y procesos más complejos, además, con muchos intereses y perspectivas muchas veces contrapuestas y donde el concepto de sostenibilidad de los procesos, corre el riesgo de confundirse con sostenido o crecimiento sostenido.22 Ciertamente, se han levantado en el mundo, críticas en sentido que el discurso dominante de la sostenibilidad, desde las lógicas desarrollistas o productivistas, ha sido usado para enmascar la idea de un crecimiento económico sostenido, soslayando las condiciones ecológicas y termodinámicas, que establecen límites a la apropiación y transformación capitalista de la naturaleza. Las lógicas desarrollistas buscaron incorporar la naturaleza al capital, mediante una internalización de los costos ambientales del progreso (impactos) y la valoración economicista de la naturaleza.23 En este proceso el concepto de sostenibilidad, al igual que el de desarrollo sostenible, fue diluido y tergiversado. 18 19 20 21 22 23

Fraume 2007, Diccionario Ambiental. Fraume 2007; Brack y Brack 1994; Avellaneda 2007. Acevedo y Balazote 2000; Alimonda 2003; Leff 1998; García 2005; Vega Mora 2005. Brack y Brack 1994; Burin y Heras 2003; Delgado 1993, 2000; Masera et al. 1999. Jiménez 1997; Jiménez e Higón 2003; Martínez Alier 1992. Gudynas 2003; Rompczyk 2003; Vega Mora 2005.

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En función a su nivel de enfoque respecto de las lógicas del mercado y la economía, la sostenibilidad ha sido calificada como débil o fuerte.24 La visión de sostenibilidad débil asume que se pueden dar valores monetarios actualizados a los recursos y servicios ambientales y que el desgaste o depreciación del “capital natural” puede también ser estimado en términos monetarios. Además asume que puede darse una sustitución del capital natural (gastado o perdido) por el capital hecho o los bienes manufacturados, considerando que lo importante es que no disminuya el stock de capital total. Por el contrario la visión de sostenibilidad fuerte, asume que el capital natural no puede ser sustituido por el capital manufacturado, y que no pueden asignarse valores monetarios a los recursos de la biodiversidad o los servicios ambientales (capital natural crítico) sin caer en el grave riesgo de distorsión y subestimación. Esto implica determinar la capacidad de la biosfera para sostener la economía humana, es decir reconocer los límites del crecimiento impuestos por las capacidades de carga y uso de la naturaleza y de la capacidad de asimilación de residuos. Los conceptos de sostenibilidad y desarrollo sostenible han evolucionado notablemente desde la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y Desarrollo (CNUMAD) el año 1992. Por ejemplo se han incorporado ideas en sentido de que la sostenibilidad y la carga humana sobre un territorio no simplemente dependen de factores biológicos, sino también de la tecnología disponible. Se ha propuesto que la sostenibilidad implica la capacidad de una sociedad de mantener una buena calidad de vida de forma equitativa, aprovechando los adelantos científicos y tecnológicos, pero asegurando al mismo tiempo el mantenimiento de todos los procesos ecológicos de los cuales depende la vida, así como la disponibilidad de los recursos naturales necesarios, sin alterar de forma significativa o irreversible el ambiente.25

Desarrollo sostenible: Declaración de la CNUMAD Aunque el concepto de desarrollo sostenible fue utilizado por primera vez de forma oficial el año 1987 en las esferas de las Naciones Unidas (a partir del informe de la Comisión Brundtland), el término ya había sido propuesto en 1980 en un informe de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en el cual se definía a una sociedad sostenible como aquella que satisface sus necesidades actuales sin poner en riesgo las capacidades de las generaciones futuras.26 Este mismo informe de la UICN define por primera vez el desarrollo sostenible como: “El proceso de cambio en el cual la explotación de los recursos, la dirección de las inversiones, y la orientación de la tecnología y el cambio institucional, están todos en armonía y mejoran la potencialidad para satisfacer las necesidades y aspiraciones humanas tanto actuales como futuras”. Estos elementos sirvieron de soporte ideológico al Informe de la Comisión Brundtland, cuyo mayor mérito fue realizar una eficiente sistematización de muchas ideas e información elaboradas años después de la Conferencia de Estocolmo.27 La Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y Desarrollo o CNUMAD desarrollada en junio de 1992 en Río de Janeiro (que se denominó Río 92 o Cumbre de la Tierra) fue ciertamente un hito mundial que congregó a cientos de representantes de Estados y miles de voceros de ONGs y organizaciones sociales. Las expectativas de realización de esta Cumbre provenían de algunos años atrás, cuando se había redactado el Informe Brundtland. En el Principio 3 de la declaración oficial de Río 92, resalta el enunciado de la equidad transgeneracional derivado del concepto de desarrollo sostenible que había popularizado el informe Brundtland (a su vez tomado de otras fuentes): "Aquel desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades". También destaca la definición de tratados, como el Convenio sobre la Diversidad Biológica, el Convenio Marco sobre Cambio Climático y el Convenio contra la Desertificación y la Sequía. La CNUMAD definió el concepto de desarrollo sostenible como un objetivo factible en todo el mundo, ya fuese a escala local, nacional, regional o internacional. Reconocía que la integración y el equilibrio de los intereses económicos, sociales y ambientales son vitales para preservar la vida en el planeta. También reconocía

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Van Hauwermeiren 1999; Vega Mora 2005; Jiménez e Higón 2003; Leff 1998; Prieto 2003. Jiménez e Higón 2003; Quiroga 2003; Prieto 2003. UICN/PNUMA/WWF, 1991. Cuidar la Tierra: Estrategia para el futuro de la vida. Rompczyk 2003.

que para conseguir este tipo de integración y equilibrio entre las dimensiones económica, social y ambiental, se necesitarían nuevas perspectivas de producir, consumir, vivir, trabajar, relacionarnos y tomar decisiones.28 El desarrollo sostenible fue planteado desde los ámbitos oficiales de las Naciones Unidas (CNUMAD) y los Jefes de Estado del mundo a partir de los 27 principios que guiaron la Declaración de Río 92 y que fueron la base filosófica “olvidada” del modelo del desarrollo sostenible, los más destacables de estos principios mencionan:29 El derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza (principio 1); el derecho al desarrollo debe responder equitativamente a las necesidades de desarrollo y ambientales de las generaciones presentes y futuras (principio 3); la protección del medio ambiente deberá constituir parte integrante del proceso de desarrollo y no podrá considerarse en forma aislada (principio 4); la tarea esencial de erradicar la pobreza como requisito indispensable del desarrollo sustentable (principio 5); la especial prioridad de la situación y las necesidades especiales de los países en desarrollo, en particular los países menos adelantados y los más vulnerables desde el punto de vista ambiental (principio 6); los Estados deberán cooperar con espíritu de solidaridad mundial para conservar, proteger y restablecer la salud y la integridad del ecosistema de la Tierra, siendo que los países desarrollados reconocen la responsabilidad que les cabe en la búsqueda internacional del desarrollo sustentable, en vista de las presiones que sus sociedades ejercen en el medio ambiente mundial (principio 7); para alcanzar el desarrollo sustentable y una mejor calidad de vida para todas las personas, los Estados deberían reducir y eliminar las modalidades de producción y consumo no sustentables (principio 8); el mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación de todos los ciudadanos interesados, en el nivel que corresponda. En el plano nacional, toda persona deberá tener acceso adecuado a la información sobre el medio ambiente de que dispongan las autoridades publicas, incluida la información sobre los materiales y las actividades que encierran peligro en sus comunidades, así como la oportunidad de participar en los procesos de adopción de decisiones. Los Estados deberán facilitar y fomentar la sensibilización y la participación de la población poniendo la información a disposición de todos. Deberá proporcionarse acceso efectivo a los procedimientos judiciales y administrativos, entre éstos el resarcimiento de daños y los recursos pertinentes (principio 10); con el fin de proteger el medio ambiente, los Estados deberán aplicar ampliamente el criterio de precaución conforme a sus capacidades. Cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces en función de los costos para impedir la degradación del medio ambiente (principio 15); las autoridades nacionales deberían procurar fomentar la internalización de los costos ambientales (principio 16); movilizar la creatividad, los ideales y el valor de los jóvenes del mundo para forjar una alianza mundial orientada a lograr el desarrollo sustentable (principio 21); la guerra es, por definición, enemiga del desarrollo sustentable (principio 22); la paz, el desarrollo y la protección del medio ambiente son interdependientes e inseparables (principio 25). Las propuestas de la CNUMAD desencadenaron desde un inicio un acalorado debate entre las representaciones oficiales y los voceros de la sociedad civil, respecto de la profundidad del tratamiento de las causas del deterioro social y ambiental del planeta; y de cuáles deberían ser las acciones para subsanar las desigualdades y perturbaciones ambientales, que ya entonces adquirían un matiz crítico. Un compromiso central de los países desarrollados en Río 92, fue el de realizar un aporte de 0,7 % de su PIB hacia los países pobres para fines de desarrollo. Esto fue calificado por las representaciones no oficiales como migajas. Aún así, el nivel de cumplimiento fue irrisorio, en general los países que honraron este compromiso a lo largo de los años posteriores fueron los países nórdicos.30 A pesar de su relativa contundencia, esta declaración de principios no llegó a satisfacer la expectativa o esperanza que en su momento se había puesto en la Cumbre de la Tierra o Río 92. Alguien mencionó alguna vez, que si se hubiera 28 www.eurosur.org. 29 www.otrodesarrollo.com; www.mre.gov.br; UNEP/GEF/UICN, 2003. 30 Alimonda 2003; Rompczyk 2003.

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cumplido tan sólo la tercera parte de estos principios, el planeta no estaría en el estado en que ahora se encuentra. De cualquier forma, como se puede comprobar en la actualidad, muy poco (sino nada) de este listado de “buenas intenciones” se ha cumplido, ya sea que se mire el nivel global o lo que se ha hecho en cada país del orbe, algo que ya se puso de evidencia acremente en la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible de Johannesburgo el año 2002 (Río +10, irónicamente llamada por muchos Río -10, por el retroceso observado).31

Desarrollo sostenible: Declaración de los Pueblos En Río 92 se produjo un fuerte debate sobre los alcances y enfoques del desarrollo sostenible; la polarización se dio entre la visión y posición de la sociedad civil (ONGs y organizaciones sociales) y la de las representaciones oficiales (Naciones Unidas y Estados). Esto desembocó en que las representaciones de ONGs y otro tipo de organizaciones sociales que asistieron a la cita en ese junio de 1992 en Río de Janeiro, sindicaran de cínicas y superficiales las posiciones de la CNUMAD que se plasmaron en la declaración oficial de Río, dando lugar a la “Declaración de la Tierra de los Pueblos”.32 La posición alternativa de las ONGs estaba muy relacionada a los preceptos del ecodesarrollo, los límites del crecimiento que ya habían sido propuestos en 1972 y la Estrategia Mundial para la Conservación promovida por la UICN, WWF y el propio PNUMA, en la cual se había delineado un concepto holístico del desarrollo sostenible y sentado una base que aprovechó la comisión Brundtland.33 Es así que el desarrollo sostenible fue entonces replanteado desde otra perspectiva, la de la sociedad civil, desde una posición contraria y crítica a la posición y actitud de las esferas oficiales de la CNUMAD, que evitaron tocar las raíces del problema y procuraron maquillar las situaciones urgentes. De una forma resumida, la plataforma alternativa de Río 92 respecto al desarrollo sostenible, bajo la visión contestataria de la declaración de los pueblos, presentaba a consideración del mundo los siguientes elementos:34 “Nosotros, los participantes del Foro Internacional de ONG en el Foro Global 92, “Salimos de estas deliberaciones con el profundo sentimiento de que en la riqueza de nuestra diversidad, compartimos una visión común de una sociedad humana basada en los valores de la simplicidad, el amor, la paz y el respeto por la vida. Avanzamos ahora en solidaridad, para movilizar la moral y los recursos humanos de todas las naciones en un movimiento social unificado, comprometido con la realización de esta visión” (postulado 1). “La urgencia de nuestro compromiso crece debido a que los jefes políticos del mundo, en las deliberaciones oficiales de la Cumbre de la Tierra, han decidido ignorar muchas de las causas fundamentales de la aceleración de la devastación ecológica y social de nuestro planeta. Ellos se dedican a elaborar un sistema económico que sirva a los intereses a corto plazo de unos pocos, a expensas de los de la mayoría” (postulado 2); además: Se denunció que a través de un proceso de integración económica global impuesto al mundo por los gobiernos del Grupo de los 7 (G-7), las instituciones de Bretton Woods -el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT)- y las corporaciones transnacionales, el derecho soberano y la capacidad de los pueblos del mundo para proteger sus intereses económicos, sociales, culturales y ambientales contra el creciente poder del capital transnacional, estaban siendo rápidamente degradados (postulado 3). Se denunció el empobrecimiento espiritual de la sociedad humana, el empobrecimiento económico de cerca de 1200 millones de personas, el rápido ahondamiento de la brecha que separa a los ricos de los pobres, el racismo económico, la explotación institucionalizada de la mujer, el desplazamiento de millones de personas de sus tierras y comunidades, la marginación de los minusválidos y la progresiva destrucción de los sistemas ecológicos que nos sustentan (postulado 4). Se denunció que el camino de crecimiento de la deuda internacional, de los ajustes estructurales, de la desregulación del mercado, del libre comercio y la monopolización de los derechos de propiedad que dominan actualmente

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www.otrodesarrollo.com; Flores y Amaretti 2002; Rompczyk 2003; Quiroga 2003. FOBOMADE 1994; Rompczyk 2003; Quiroga 2003. UICN/PNUMA/WWF 1991. FOBOMADE 1994.

la acción y el pensamiento político, es un camino de autodestrucción colectiva y no de desarrollo sostenible (postulado 5). Se hizo hincapié en que los anteriores temas son realidades que el proceso de la CNUMAD ha evitado. Se propusieron alternativas como que: El objetivo fundamental de la organización económica es satisfacer las necesidades básicas de la comunidad, tales como alimento, techo, vestido, educación, salud, y el disfrute de la cultura. Este objetivo debe tener prioridad sobre todo otro tipo de consumo, particularmente sobre el consumo dispendioso y destructivo como es el caso del consumismo y los gastos militares. Otras prioridades inmediatas incluyen la conservación de la energía, basándose paulatinamente en la energía solar y convirtiendo la agricultura en prácticas sostenibles que minimicen la dependencia de recursos no renovables y ecológicamente perjudiciales (postulado 10). Se propuso la organización de la vida económica, en torno a economías locales, relativamente autosuficientes, descentralizadas, que controlen y administren sus propios recursos productivos y tengan derecho a salvaguardar su propio nivel ambiental y social, como algo esencial para la sustentabilidad. Ello refuerza el apego al lugar, estimula la administración ambiental, aumenta la seguridad local de alimentos y sirve a las identidades culturales distintivas (postulado 11). Se recordó que si bien es cierto que el crecimiento general de la población es un peligro para la salud del planeta, el crecimiento del número de los superconsumistas en el mundo es una amenaza mucho mayor que el crecimiento de la población entre los pobres (postulado 14). Se enfatizó sobre la deuda común con la sabiduría y los valores indígenas (postulado 19). También en Río 92 se denunció y criticó, la posición de rechazo que tuvo Estados Unidos a adscribirse y formar parte de los compromisos asumidos. En resumidas cuentas la “otra” declaración de Río, la de la sociedad civil y a la cual se adscribió siempre la Liga de Defensa del Medio Ambiente,35 consideró como fundamento del desarrollo sostenible los contenidos de la Declaración de los Pueblos de la Tierra. Desde un principio se hizo evidente la contradicción existente entre el modelo de civilización dominante, injusto e insostenible, construido sobre el mito del crecimiento ilimitado y que ignora los límites finitos de la Tierra; y un modelo alternativo, donde predomina la visión de crear una nueva civilización fundada sobre una ética que determine y se base sobre los límites, la prudencia, el cuidado y respeto por la diversidad, la solidaridad, la justicia y la libertad.36 Desde la plataforma social de Río 92, se luchó para que el concepto de desarrollo sustentable no sea transformado en mera categoría económica, restringido al empleo de nuevas tecnologías y subordinado a cada nuevo producto del mercado. Desde luego que esta nueva figura de desarrollo no puede darse de forma aislada, en un solo país o localidad, tiene que ser mundial o al menos regional, puesto que lo que se plantea es un nuevo paradigma para que la humanidad produzca, consuma y distribuya de manera sostenible y con equidad. También se puso de manifiesto que para poder alcanzar el desarrollo sostenible los países ricos tienen el deber de frenar, estabilizar y, más aún, revertir sus tasas de crecimiento; que la mayor responsabilidad por la degradación y pobreza del planeta le corresponde a la mayoría de los países del hemisferio norte; que las actuales relaciones Norte-Sur, basadas en la desigualdad, la dominación, la explotación y la confrontación desigual no pueden seguir siendo aceptadas.37 Se proclamó que “La Cumbre de la Tierra ha frustrado las expectativas que ella misma había creado para la humanidad. Se ha mantenido sometida a los poderosos intereses económicos dominantes y a las lógicas de poder prevalecientes. El proceso de la CNUMAD mostró que a pesar de la retórica oficial, la gran mayoría de los gobiernos fueron incapaces de escuchar a las ONGs y lo que es más importante: de escuchar los clamores de la sociedad civil internacional”. Al mismo tiempo se denunció que las grandes corporaciones transnacionales se han constituido en un poder por encima de las naciones, en convivencia con muchos gobiernos e instancias públicas internacionales, presentándose como campeones del desarrollo sustentable. Finalmente se puso de manifiesto el descubrimiento que una sociedad sustentable está siendo 35 ABDES, 2003; LIDEMA 2003. 36 Rompczyk 2003; Quiroga 2003; Redclift y Woodgate 1997. 37 FOBOMADE 1994; www.otrodesarrollo.com.

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construida a partir y en la práctica de diversos grupos, comunidades y pueblos. Parte del desafío es valorizar las pequeñas experiencias y soluciones, al mismo tiempo que promoverlas a escala regional, nacional, y por todo el mundo. En este sentido: Hablar de ambiente y desarrollo es hablar de la vida como un todo.38 Estos elementos fueron plasmados en un documento elaborado por el Foro de ONGs brasileñas, contó con el apoyo de la Red del Tercer Mundo, la Alianza de los Pueblos del Norte (ANPED), el Pacto Acción Ecológica de América Latina y ENDA-Tercer Mundo, siendo aprobado por aclamación por las entidades presentes en el plenario final del Foro Internacional de ONGs y Movimientos Sociales, en Río de Janeiro, el 14 de junio de 1992. Al analizar esta Declaración se puede advertir que todos estos postulados son materia pendiente, que hemos pasado los umbrales del siglo 21 con muy raquíticos cambios positivos, y al contrario con una enorme carga de todo lo opuesto a lo que se quiso alcanzar, ya sea desde la óptica oficial (más superficial y menos comprometida) o aún más, desde la perspectiva de las visiones alternativas de cambio efectivo.

Desarrollo sostenible: situación actual Esta es una breve reseña de cómo los diversos Estados y organizaciones multilaterales, desdibujaron o tergiversaron los postulados originales del desarrollo sostenible, que ellos mismos habían aprobado en junio de 1992. 39 El fundamento del concepto “sustainable development”, se popularizó a partir del informe Brundtland. Más allá de lo significativo que podían ser los postulados con enfoque transgeneracional, que provienen de una propuesta de la UICN de 1980, el énfasis que tenía el informe sobre el crecimiento económico sin límites aparentes, fue duramente criticado por unos sectores, pero asumido casi como dogma por otros. La cara menos amable del concepto de desarrollo sostenible heredado del informe Brundtland y de la posición de la CNUMAD, tuvo tremendo efecto en los niveles de manejo de los Estados del mundo, siendo rápidamente adoptada como parte de los discursos oficiales en prácticamente todos los países, incluida Bolivia. Muchas críticas vertidas por diversas personalidades académicas hacia la retórica del desarrollo sostenible, desde la visión CNUMAD, indicaban que se había convertido en una proclama de políticas neoliberales, capaces de guiar al mundo hacia los objetivos del equilibrio ecológico y la justicia social, por la vía del crecimiento económico y del libre mercado.40 En pocos años el concepto se constituyó en un eficaz distorsionador de la realidad ambiental y social del mundo contemporáneo y en un instrumento reduccionista, que relegaba los potenciales de la naturaleza a simples valores de mercado. Poco a poco, el concepto de “desarrollo sostenible” se fue convirtiendo en un “slogan” fácilmente aplicable, tanto en pequeños proyectos rurales como en las visiones de grandes corporativas industriales. En términos generales, se puede afirmar que fue una buena idea, pero que prácticamente no se llegó, o no se quiso llegar, a demostrar y aplicar efectivamente en ninguna parte del planeta en función a la interpretación que quisieron darle las esferas oficiales del mundo, adoptando conciente o inconcientemente la proclama profunda del informe Brundtland y menospreciando la proclama de los Pueblos de la Tierra. Vale decir, soslayando la contradicción implícita entre la visión de crecimiento económico desarrollista desde el mundo industrializado y las reales capacidades de sustentación y sostenibilidad de los ecosistemas.41 Si las instancias oficiales del sistema mundial no pudieron, no supieron y no quisieron llevar adelante su propia declaración (la del CNUMAD), menos interés o predisposición mostraron en rescatar al menos una mínima parte de la Declaración de los Pueblos, la cual sin embargo parece tener actualmente más vigencia y urgencia de aplicación que nunca, considerando el estado en el que se encuentra la humanidad y el planeta, 16 años después de Río 92.

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Shiva 1993; Rompczyk 2003. www.otrodesarrollo.com; FOBOMADE 1994. Leff 2003. Gudynas 2003; Martinez Alier 1992; Martinez Alier y Roca, 2001.

La Agenda 21 fue revisada el año 1997 en el Foro Río+5, donde se evaluó el cumplimiento de los acuerdos firmados en Río 92, ajustándola y definiendo una agenda complementaria (Objetivos del Milenio). En este evento se evidenció el escaso avance logrado.42 La Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible (CMDS) realizada en Johannesburgo el año 2002 no merece realmente mayores comentarios, se pretendió darle realce al denominarla Río +10; sin embargo, la superficialidad del enfoque de los acuerdos, básicamente una multitud de buenos deseos (a no ser cumplidos como en Río 92), hizo que la denominen Río menos 10. Esta cumbre fue tildada sencillamente de cínica. Entre el 2002 y el 2007, casi nada de lo aprobado en Johannesburgo había recibido un tratamiento o atención medianamente comprometida. Algunos ejemplos de indicadores43 de cómo el concepto de desarrollo sostenible fue usado nada más que como un slogan, son: la pérdida de bosques y suelos o el colapso de las pesquerías mundiales; el cambio climático y el calentamiento global, lejos de reducirse o estabilizarse, se han incrementado en un 30% desde mediados de los años 90, hasta el límite de una crisis planetaria; el consumo de recursos (materias primas), energía y agua, se ha incrementado desde 1990 y 2006 entre un 20 a 30%, así como el número de sitios con niveles de contaminación crítica en el mundo. Paralelamente, se ha incrementado el número de habitantes que viven por debajo de la línea de la pobreza: en 1960 el ingreso per capita del 20% más rico respecto del 20 % más pobre del planeta, era de 30 a 1, en 1997 dicha relación era de 74 a 1, y el 2004 fue de 112 a 1, con tendencia a ampliarse. En otras palabras, las visiones de desarrollo sostenible fueron sobrepasadas por la globalización del crecimiento económico bajo lógicas capitalistas. En los últimos 20 años se ha llegado a la conclusión de que, si la proporción de la humanidad de los países pobres y no desarrollados (70%), llegara a alcanzar el nivel de consumo de recursos y energía que tiene los países ricos o industrializados (que hacen un 30% del total), serían necesarios entre 3 y 7 planetas como la Tierra. Existieron varios obstáculos estructurales que anularon la aplicación de los preceptos del desarrollo sostenible, tanto a nivel global como en los ámbitos de las dinámicas de cada Estado en el mundo:44 La generalización y activación de las visiones desarrollistas y economicistas en países y bloques o grupos de países (G7, G8, G20, G80, etc.) tras el sueño capitalista. La posición de rechazo y resistencia a la CNUMAD y a los compromisos asumidos, por parte de la primera potencia mundial, los Estados Unidos. La globalización y tratados de libre comercio (TLCs) como el ALCA, los tratados unilaterales entre Estados Unidos y algunos países. El rol supremo de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en alianza con el Fondo Monetario Inter nacional y el Banco Mundial. La rectoría economicista del Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Banco Interamericano de Desarrollo, Banco de Reconstrucción Alemán KfW, Corporación Andina de Fomento, etc. El incremento del poderío de las transnacionales favorecidas por las lógicas neoliberales. La conformación de bloques con visiones de expansión económica, sin asumir responsablemente los costes ambientales o sociales, como CAN, MERCOSUR, etc. Iniciativas y lógicas que obedecen a las líneas del capitalismo mundial, como el IIRSA o los agrobiocombustibles. La alternativa de resurgimiento del desarrollo sostenible o sustentable radicaría en buscar un retorno, en cierto modo, a los principios del ecodesarrollo y de la Declaración de Los Pueblos de Río 92 y reconocer los límites del crecimiento, es decir las limitaciones que imponen la potencialidad real del ambiente y los sistemas ecológicos.45 Esto implica jerarquizar los conceptos de equidad, redistribución de riquezas, calidad de vida, diversidad cultural, protección

42 Flores y Amaretti 2002; Rompczyk 2003. 43 Vega Mora 2005; Avellaneda 2007; Leff 2003; Quiroga 2003. 44 Rompczyk 2003; FOBOMADE 2003; García 2005. 45 FOBOMADE 1994; Avellaneda 2007; Shiva 1993.

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ambiental y conservación de los recursos, por encima de los preceptos economicistas. En el país, la experiencia del desarrollo sostenible, que empieza en 1992 con la Ley del Medio Ambiente y la efervescencia de la Cumbre de la Tierra, se dejó llevar por el entusiasmo inicial, llegando a crear el Ministerio de Desarrollo Sostenible, situación que posteriormente derivó hacia la visión economicista del desarrollo sostenible desde la perspectiva CNUMAD o Brundtland. De tal forma, el proceso se desvirtuó, como en el resto de los países del mundo, cayendo en el mero discurso y la inacción. Años después, con los cambios estructurales del modelo de Estado, el concepto de desarrollo sostenible ha sido rechazado, por ser considerado una expresión más de las lógicas capitalistas, ¿pero a cual de las caras del concepto se rechaza? Con seguridad, a la oficial, la adoptada por los países y bloques de países bajo lógicas desarrollistas, es decir el concepto que no funcionó. De ninguna forma podemos creer que se rechace la visión de desarrollo sostenible que expresó la Declaración de los Pueblos, lo que pasa es que aparentemente se conoce sólo un lado de la historia.

Bibliografía

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Informe del Estado Ambiental de Bolivia 2007 - 2008

CONTENIDO PRIMERA PARTE Capítulo 1. Actividades mineras.  Contexto general de la minería  Mutún: un megaproyecto en el corazón del Pantanal  Impactos ambientales de la actividad minera  La agonía de la cuenca del Pilcomayo  Riesgos ambientales del proyecto minero San Cristóbal  Contaminación minera en la cuenca San Juan de Sora Capítulo 2.  La actividad hidrocarburífera y sus impactos ambientales Capítulo 3. Otras energías.  Situación general  Lo central del Complejo Río Madeira  Antropocentrismo o vivir bien: dos racionalidades opuestas  Triste reedición del megoproyecto de la represa El Bala  Energía geotérmica: el caso de Laguna Colorada  Los agro-biocombustibles: la controversia del etanol y del biodiesel  La relación entre los agrocombustibles y la fotosíntesis Capítulo 4. Contaminación urbana e industrial,  Situación general  Gestión de la calidad de aire en Bolivia  Contaminación de la bahía de Cohana

Primera parte Impactos ambientales de los sectores mineros, energéticos e industriales

Capítulo 1

Actividades mineras Contexto general de la minería por M.O. Ribera La minería es uno de los agentes más importantes de deterioro ambiental en el mundo y en el país. Bolivia tuvo una tradición minera relevante desde varios siglos, situación de la cual se deriva la gran cantidad de pasivos ambientales en diversas zonas de las tierras altas.1 En los últimos cincuenta años, el país ha atravesado dos procesos de modernización de su sector minero, el primero, bajo la modalidad de capitalismo de Estado y una industrialización Foto 1. Operaciones mineras en la cuenca alta del Pilcomayo en Potosí. basada en la explotación minera, y el otro a partir de 1995, con tendencia al libre mercado.2 Uno de los primeros informes relativos al impacto ambiental de la minería (informe Freeman) de 1980, alerta sobre varias situaciones, destacando el caso del Lago Poopó, las plantas fundidoras en torno a la ciudad de Oruro y la contaminación por arsénico, además del efecto que ocasionaba la Mina Matilde en relación al Lago Titicaca. Similares enfoques presenta el Perfil Ambiental de Bolivia del año 1986, enfatizando en el caso de la planta volatilizadora de Palca (Potosí) y la contaminación atmosférica que se registraba en esa época en torno a dicha planta. Un análisis mucho más completo corresponde a Javier Salinas del Plan de Acción Ambiental de Bolivia (PAAB), quien el año 1993, realiza un diagnóstico crítico pormenorizado de la situación ambiental respecto de las actividades mineras. Se puede resumir de todo esto, que los avances en los pasados (más de) veinte años, han sido muy magros en relación a la magnitud del problema, considerando incluso el cierre de la minería estatal y la caída de los precios de los minerales en décadas pasadas, que se podía suponer como un “receso” en el cual deberían haberse ajustado los mecanismo de regulación. Así llegamos al 2006, con un nuevo impulso de la minería, pero con una debilidad extrema en los mecanismos de control del Estado y por tanto con una alta vulnerabilidad. En la primera etapa, la explotación minero-industrial tuvo un impacto nocivo en el tratamiento de los recursos naturales pero no fue un tema de debate público. Es así que prevalecía en la opinión pública una racionalidad industrialista que hacía invisible la temática; además de que la propiedad estatal y los procesos de

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Salinas 1993. Orozco et al. 2006.

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movilidad social resultantes de la redistribución del excedente minero mitigaban cualquier querella en contra. Años después, en el segundo proceso de modernización, la privatización rompió el mito legitimador del uso depredador de los recursos naturales por la necesidad pública y de prioridad nacional, desatando permanentes conflictos entre privados (por ejemplo entre empresas y comunidades) por el control, gestión y apropiación de los recursos naturales.3 La contaminación minera afecta una importante superficie del territorio, concentrándose especialmente en las regiones altas de occidente del país y más concretamente en Potosí y Oruro.4 Sin embargo todos los departamentos tienen actividades mineras (oro en ríos de Yungas de La Paz, piedras semipreciosas en la Chiquitanía, oro en grandes ríos de Pando y Beni, áridos en Cochabamba, calizas en Tarija, etc.), si bien éstas son a menor escala.

Pasivos transgeneracionales El estado ambiental presente no es únicamente el resultado de las acciones y presiones actuales o en curso sobre el ambiente y los ecosistemas, además es la expresión de efectos acumulados de impactos ambientales provenientes de décadas pasadas. En muchas regiones hemos heredado ecosistemas profundamente deteriorados por la acumulación de impactos, desde varias generaciones atrás. Por tanto el estado ambiental del territorio arrastra muchos de los pasivos transgeneracionales. Estos impactos realizados en épocas pasadas afectan la calidad ambiental de hoy, generando en muchos casos procesos de degradación irreversibles. Es necesario mencionar sin embargo, que lo que nuestros antepasados ocasionaron en el ambiente a lo largo de varios siglos, nosotros hemos equiparado en unas pocas décadas (1980 a la fecha), y con seguridad la herencia que dejaremos a nuestros hijos será aún peor de la que hemos recibido. Por lo general existen zonas de acumulación de impactos, donde a los ya ocasionados en otras épocas históricas se suman los recientes. Un ejemplo es el caso de las zonas mineras tradicionales, en las que se juntan los pasivos ambientales dejados por el auge de la minería en otros períodos de la historia con la actual actividad de explotación en plena reactivación. No solamente en minería se dan pasivos transgeneracionales. Otros problemas ambientales heredados se refieren a la depauperación de bosques y otra vegetación por quemas y talas, como es el caso de Apolo y de los valles secos en general, el sobrepastoreo y procesos erosivos asociados con la introducción de animales domésticos europeos, que conllevan a la desertificación en la extensa región del altiplano, la pérdida de biodiversidad producto de la caza comercial del siglo pasado, el agotamiento de recursos forestales de maderas preciosas que es más reciente, o las extinciones de especies como la chinchilla y el guanaco en el altiplano.

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Quiroga y Salinas 1996. Salinas 1993; MEDMIN 2001; ABDES 2003; Rocha 2002.

En la actualidad, estamos prácticamente imposibilitados de poder mitigar o solucionar varios de los problemas ecológicos legados por nuestros bisabuelos o tatarabuelos. Lo más penoso es que nuestros hijos y las próximas generaciones enfrentarán situaciones ecológicas y socioambientales críticas con menor base de recursos, lo que significa que no hemos aprendido nada de la historia. Tomado de M.O. Rivera, 2007. Diagnóstico General del Estado Ambiental de Bolivia.

La minería afecta el ambiente en todas sus etapas (exploración, explotación, industrias procesadoras y concentradoras, etc.). Una de las principales vías de contaminación se relaciona con el uso del agua y la liberación de sustancias tóxicas hacia los caudales de ríos o arroyos próximos a las zonas de operación.5 Desafortunadamente las medidas de mitigación y las tecnologías modernas más amigables son caras y muchas cooperativas o pequeñas iniciativas son reacias a adoptarlas. En general, las actividades mineras en Bolivia son escasamente fiscalizadas. Cien industrias pequeñas o cien cooperativas mineras pequeñas que no cumplen las normas ambientales ejercen peores impactos y efectos ambientales que diez industrias o minas medianas o grandes, que de una forma u otra se ven obligadas a cumplirla.6 Por otra parte, los costos para la fiscalización efectiva de varias empresas pequeñas son mucho mayores que para regular a pocas industrias grandes, lo cual dificulta la labor del Estado. Si a esto se suma la reticencia a pagar los impuestos mineros definidos por el Estado, las posibilidades de una eventual reinversión en la parte ambiental son aún más inciertas. Los impactos múltiples dispersos en extensas áreas dificultan cualquier acción de regulación efectiva, tal es el caso de la minería del oro en los Yungas de La Paz, la cual ocasiona fuertes afectaciones a las cabeceras de cuenca, además de la contaminación generalizada con mercurio. Los programas de mitigación han tenido un alcance muy limitado considerando la magnitud de la problemática.7 La minería puede producir contaminantes en diversas etapas de los procesos de producción: a) exploración del subsuelo y deterioro de ecosistemas, b) explotación en mina y liberación de aguas ácidas de roca o mina y lodos de separación, c) acumulación de pasivos como colas, d) transformación por ingenios e industrias y generación de colas, lodos y residuos altamente alcalinos producto de los procesamientos, e) desechos de industrias y plantas metalúrgicas con emisión de gases, residuos y aguas contaminadas, f) accidentes por ruptura de ductos y diques de colas. La contaminación minera se ocasiona principalmente por la liberación de aguas ácidas (aguas liberadas en los procesos de extracción o drenaje ácido de roca). En posteriores fases, como es el procesamiento de cargas o también de colas, para separar metales como plata, zinc, plomo, se usan sistema de flotación, normalmente con cianuro, lo cual da lugar a efluentes fuertemente alcalinos. Estos procesos de flotación con altas concentraciones de cianuro (o xantatos) son usados para remover los sulfuros e iniciar las etapas de concentración y separación de minerales. En términos generales, debido a las tecnologías utilizadas, se liberan (es decir no son recuperadas) grandes concentraciones de metales pesados (cadmio, plomo, estroncio, zinc, cobre, arsénico y cromo), que tienen efectos perniciosos hasta letales en la salud humana, siendo los diques de colas las únicas medidas de mitigación.

5 Madrid et al. 2002; MMSD, 2004. 6 Moeller et al. 2002. 7 Wotruba et al. 1998; Bourgoin 2001.

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En las zonas auríferas, el contaminante de mayor riesgo es el mercurio, que se convierte en metil-mercurio por acción de microorganismos y de esta forma ingresa en las redes alimenticias; en tanto que las zonas del sudoeste de Potosí, la mayor contaminación proviene de la explotación del azufre y boro. Las aguas de la mayoría de los ríos de Oruro y de las cabeceras de valle y valles de Potosí y Chuquisaca presentan grandes concentraciones de metales pesados, los cuales precipitan al reaccionar con las aguas alcalinas de los ingenios o de residuos domésticos. Entre las afectaciones principales ocasionadas por la minería destacan:  La ya mencionada contaminación de aguas y suelos por procesos de explotación o industriales mineros.  Serios efectos sobre la salud de las comunidades, en relación directa con los centros de operación minera y especialmente sobre la salud ambiental de los trabajadores.  La afectación y destrucción del paisaje y la vegetación, más aún si las operaciones son a cielo abierto o por tajo.  Los riesgos de extracción de agua del subsuelo y los bofedales, lagunas y vertientes, para producción a gran escala, como es el caso de la mina San Cristóbal, que amenaza afectar la estabilidad hidrológica de una extensa región circundante a la zona de operaciones. Entre los efectos indirectos se pueden citar:  Afectación de extensas zonas rurales, cuyos suelos están expuestos a las aguas contaminadas minero-industriales por el desborde de ríos o a partir de flujos provenientes de las napas freáticas del subsuelo (el caso del río Pilcomayo es el más crítico). Esto implica afectaciones sobre los cultivos, praderas y ganado.  Reducción de la potencialidad de oferta turística. Casos críticos de la contaminación minero-industrial poco responsables son las plantas de ácido sulfúrico al interior de la ciudad de Oruro (SAMCO) o al interior de un área protegida de Potosí (Reserva Eduardo Avaroa en la zona Sol de Mañana ); ambos generan considerables impactos en la salud humana y de los ecosistemas (La Razón: 12-11-06). La contaminación por minería en general actúa lentamente, a medida que los contaminantes, como metales pesados, se van acumulando en el organismo, generando disfunciones renales, hepáticas e inmunológicas; afectan la salud reproductiva y endocrina, ocasionando malformaciones congénitas en los neonatos y cuadros de cáncer en caso de exposición o ingesta prolongada de aguas contaminadas. Los efectos también se traducen en la salud laboral y productiva de las personas, con reducción de la capacidad de rendimiento, y hasta en la salud mental y emocional, si hay afectación del sistema nervioso. Los trabajadores se ven expuestos a una exposición continua y no cuentan a menudo con los sistemas de seguridad indispensables (ropa especial, lentes, hociqueras, guantes, etc.), llegando a considerarse como algo casi normal la reducida expectativa de vida de los mineros. En general las personas se tornan más vulnerables a diversas enfermedades. Los sectores más vulnerables corresponden a niño(a)s y adolescentes.

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Las regiones de Bolivia más impactadas por la contaminación minera se encuentran en la cuenca alta y media del río Pilcomayo y la cuenca del Lago Poopó, ambas relacionadas con la faja estañífera y polimetálica de las cordilleras orien-

tales de Potosí. Otra zona fuertemente impactada, especialmente por deterioro de cuencas y ecosistemas, se halla en la zona aurífera de Yungas bajos de Tipuani, Teoponte y Guanay en el departamento de La Paz. El área protegida más impactada por la minería (no metálicos como boro y azufre) y al mismo tiempo amenazada por la eventual explotación de oro y plata, es la Reserva Eduardo Avaroa. La contaminación de agua y suelos por pasivos ambientales (colas, desmontes, escorias, etc.) es una de las principales causas de contaminación de ríos y suelos en las regiones circundantes a grandes centros de actividad minera, como la ciudad de Potosí, Pulacayo, Huanuni, Llallagua, Catavi, Siglo XX, Quechisla, Colquiri, Caracoles, Viloco, etc. Los contaminantes son arrastrados por el agua de lluvias a las cuencas inferiores y el efecto de los fuertes vientos los dispersa hasta otras zonas del entorno. Además, los planes de remediación y descontaminación son desafortunadamente muy costosos y no sirven de mucho si los niveles de contaminación se mantienen invariables o aumentan, o si los diques de colas son sobrepasados en su capacidad de retención y colapsan. Cualquier medida de prevención (recaudos tecnológicos al momento de la producción) o de remediación y descontaminación, implica financiamientos muy elevados. Otro elemento de preocupación es que con las tecnologías de punta, actualmente grandes empresas, por lo general transnacionales con subsidiarias o socias en el país, pueden explotar yacimientos o depósitos de minerales de baja ley (en baja proporción o porcentaje respecto del volumen total de roca) que antes fueron obviados por problemas de costo de producción. Esto, ambientalmente implica la remoción de grandes superficies de terrenos y la generación de altos volúmenes de residuos. En la actualidad y desde hace unos años la actividad minera se encuentra en crecimiento y reactivación debido al incremento de los precios de muchos minerales (zinc, estaño, plomo, cadmio, plata, etc.) y al aumento de la demanda por mercados internacionales, en especial de la China, India y otros países asiáticos. Los primeros meses del 2008 se produjo una caída pronunciada de la producción minera interna, atribuible no a causas internacionales de precios, sino a la in- Foto 2. Actividades mineras de pequeñas empresas en Viacha. certidumbre del sector sobre el tema de propiedad y acceso a las minas y el rol de las comunidades (ayllus) sobre éstas. De cualquier forma, esto implica un incremento del riesgo ambiental por cuanto en el país la gestión ambiental en general adolece de una debilidad crónica en términos de control y prevención. Uno de los riesgos del proceso de reactivación y expansión de las actividades mineras es el de la proliferación de pequeñas empresas y de cooperativas, las cuales difícilmente pueden ser fiscalizadas de forma eficiente por las oficinas responsables. Dentro de esta proyectiva al futuro se deben mencionar los casos de los grandes proyectos mineros como San Cristóbal y el Mutún, los cuales más allá de la gene-

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ración de empleos y supuestos beneficios, ocasionarán también serios impactos ambientales, en especial bajo la alarmante laxitud de las autoridades a cargo.

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Créditos de fotografías: Foto 1 y foto 2: ASE-LIDEMA

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Mutún:

Un Megaproyecto Minero en El Corazón del Pantanal Marco Octavio Ribera Arismendi

El Cerro Mutún es parte del complejo de serranías relacionadas al escudo precámbrico y es famoso por los yacimientos de hierro y manganeso que alberga. Está ubicado en la provincia Germán Busch de Santa Cruz; tiene una superficie de 60 kilómetros cuadrados de área mineralizada. Fue descubierto en 1848 y recién en 1956 es prospectado geológicamente por COMIBOL y GEOBOL. COMIBOL a partir de una empresa subsidiaria (EMEDO: Empresa Metalúrgica del Oriente) explotó 350.000 toneladas de concentrados que son industrializados en Argentina y Paraguay, sin embargo el proceso se paraliza por limitaciones en la tecnología de explotación, provisión energética y costos de transporte. Las reservas estimadas de hierro del Mutún superan las 40.000 millones de toneladas, en las formas de hematita y magnetita principalmente, con algo más del 50 % de ley. En la licitación del 2004 se detectaron irregularidades que favorecían a EBX y su propuesta de producir arrabio vía el uso de carbón vegetal. A fines del 2005, se suspendió la licitación atendiendo este elemento. Ante esto, EBX procedió a la instalación no autorizada de altos hornos en la zona del Mutún, en asociación con ciertos grupos empresariales de la región. Fue penoso que el Comité Cívico y autoridades de Puerto Suárez salieran en defensa de la EBX, ante la decisión del gobierno de expulsarla del país. El año 2006 el gobierno del Movimiento al Socialismo, recién incorporado en la dinámica de manejo del estado, procedió al desalojo de EBX, enfrentando un prolongado conflicto con determinados sectores sociales y cívicos de la región. Afortunadamente primó el principio de soberanía y recaudo ambiental. Posteriormente se dio un largo proceso de licitación más consistente, la cual al inicio tuvo varios tropiezos, pero que finalmente en julio del 2007, desembocó en la adjudicación a la JINDAL STEEL & POWER, una gran empresa transnacional India. El acuerdo implica una explotación por 40 años, una inversión total de más de 2.000 millones de dólares, la creación de diez mil empleos y un aporte anual al Estado de 200 millones de dólares. La línea de transformación implica la producción de pellets, hierro esponja vía reducción directa y procesos posteriores de laminado de acero. En noviembre del 2007 se aprobó el contrato entre la empresa y el Estado boliviano mediante Ley de la República. Un elemento sustancial aunque aún con incertidumbres, es el uso de gas natural a ser provisto por YPFB, para los procesos de reducción del hierro (en vez del carbón vegetal) y para generar energía termoeléctrica (casi 8 millones de metros cúbicos diarios), perdurando una discusión irresuelta por el tema del precio subvencionado del gas hacia la empresa, lo cual ponía en duda la magnitud del beneficio final. Demás está decir que el megaproyecto Mutún, está estrechamente correlacionado al IIRSA, los ejes 5 y 6 de esta iniciativa de integración contemplan el flujo vial e hidrovial como fundamento para favorecer la minería del hierro a ambos lados de la frontera. Desafortunadamente el megaproyecto sobre el cual la nación entera parece tener cifradas sus esperanzas, se instala en una de las regiones de mayor sensibilidad ecológica e hidrológica, vale decir en medio de la ecoregión del pantanal, afectando casi de forma directa al Parque Nacional y Area de Manejo

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Integrado Otuquis, al mismo tiempo sitio RAMSAR. Los impactos en el pantanal boliviano, del cual forma parte el Mutún, claramente implicaría el incumplimiento de los compromisos asumidos en la Convención Ramsar, Convención de Diversidad Biológica, Convención Marco de Cambio Climático, Convención de Especies Migratorias y Convención de la UNESCO de Patrimonio Natural. Ted Parker, uno de los más célebres ornitólogos del mundo, afirmó que en la zona de Otuquis registró la más grande concentración de aves del Neotrópico (Mesoamérica y Sudamérica juntas). Considerando la siguiente lista de impactos de enorme magnitud que se ocasionarán en el entorno y al interior del Parque Otuquis, salta una interrogante: ¿Valdrá la pena seguir considerando al Otuquis como área protegida? El impacto sobre los ecosistemas (suelos, vegetación, flora y fauna) se iniciará ya en la etapa de exploración del yacimiento, proceso para el cual JINDAL ya entregó su ficha a la autoridad ambiental. Es importante considerar que la zona del cerro Mutún ya tuvo impactos de explotación en los años 90, los cuales se verificaron al margen del cuidado y prevención ambiental. Posteriormente, la explotación que será a cielo abierto implicará la eliminación total de los ecosistemas del Cerrado en las zonas de laboreo. Una vez acabada la extracción del mineral, la empresa deberá considerar una etapa de remediación y reconstrucción de los ecosistemas, cosa realmente difícil dada la magnitud del daño y la limitada experiencia mundial en estos aspectos. A lo largo de la línea de producción se consideran los múltiples riesgos de contaminación de agua y suelos por la gran dimensión del proyecto y las diferentes etapas de industrialización siderúrgica, siendo especialmente preocupantes los procesos acumulativos dado el largo tiempo de explotación previsto, así como los riesgos de efectos sobre la salud humana de un población que va en aumento por el atractivo de la zona. Es de esperar que estos indeseables aunque inevitables procesos de contaminación ocurran dentro de niveles permisibles y bajo acciones responsable de control y mitigación. Al riesgo de contaminación del agua, en una zona con intensos flujos hídricos, se suma el de los grandes volúmenes requeridos para los diversos procesos industriales. Otros impactos ambientales se producirán en relación al tendido del gasoducto para el abastecimiento de gas natural, la instalación de la termoeléctrica y las líneas de transmisión (aspecto crítico en una zona con intensa actividad de avifauna), además de la construcción de un complejo petroquímico en la región con miras a desarrollar un polo industrial. A la colección de impactos se suman: el transporte que contempla la construcción de caminos, la construcción de la ferrovía Motacucito-Mutún-Vitriones-Puerto Busch, que cruza el Parque Otuquis y la construcción de un Puerto en el triángulo Man Césped (Puerto Busch) sobre el río Paraguay. En base a los estudios de WWF, LIDEMA se pronunció sobre la escasa sostenibilidad de un puerto en la zona de Pto.Busch, en sentido de que la ubicación y la ingeniería previstas no se adaptan a la región, existiendo el peligro de erosión regresiva, subsidencia y altos costos de mantenimiento e interrupción eventual de servicios. Se manifestó que con este proyecto se arriesga perder la inversión y tener un segundo elefante blanco en pleno Pantanal boliviano, toda vez que en 1970 se construyó una terminal portuaria en esta región, misma que quedó inundada a partir de 1974, fue costosa y no solucionó los problemas ni necesidades. Otro potencial riesgo de enorme magnitud se deriva de las proyecciones de la construcción de un canal (posiblemente complementario a la ferrovía) entre Mutún y Puerto Busch (canal fluvial “Nuevo Puerto Suárez”), que ocasionaría tremendas perturbaciones a los humedales de la zona más sensible y más rica en vida silvestre del pantanal boliviano y dentro del Parque Otuquis.

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Todos los impactos antes mencionados tendrán efectos directos o indirectos sobre la calidad ambiental, la estructura y funcionamiento de los ecosistemas, los procesos ecológicos, especialmente relacionados a la dinámica del agua, la base de recursos utilizados por las poblaciones locales y la calidad escénica o paisajística en general. Otros impactos colaterales provendrán de la intensa afluencia de gente hacia la región con expectativas de oportunidades, aspecto que ya se viene produciendo desde mediados del 2006 hacia las principales poblaciones como Puerto Suárez y Puerto Quijarro, planteando problemas en términos de saneamiento y tratamiento de residuos. También la instalación de campamentos y la concentración de gran cantidad de trabajadores en las zonas de operación ocasionarán similares presiones. A esto se suma una propuesta especialmente crítica de reinstalar Puerto Suárez cerca al cerro Mutún para facilitar las condiciones de habitabilidad y servicios del personal de obra. En la actualidad ya se está produciendo una fuerte y creciente presión por el suelo a partir de la expansión urbana desordenada sobre ámbitos rurales, asociada a una intensa especulación inmobiliaria y de terrenos. También la colonización en la región se ha incrementado, lo cual plantea impactos socioambientales sobre las poblaciones indígenas (Ayoreode y Chiquitano) y campesinas. Por su parte el Estado de Mato Grosso do Sul (Brasil) planea la construcción de un Polo Siderúrgico en la frontera con Bolivia. El gobierno de Brasil firmó un acuerdo con el grupo anglo-australiano Río Tinto para ejecutar el proyecto y construir tres refinadoras de minerales de hierro, dos termoeléctricas y una siderúrgica, estimando una inversión total de U$ 3.200 millones. Además del polo minero-siderúrgico, también ha sido anunciada la implantación de un polo gas-químico en Corumbá, para el procesamiento del gas natural importado de Bolivia, con obtención de insumos para industrias de gas licuado, petróleo, polímeros y fertilizantes. En la región de Corumbá existen actividades mineras de explotación y tratamiento industrial del hierro de mediana dimensión que demandan carbón, el cual aparentemente proviene de Bolivia, al menos de forma parcial. Los polos industriales que se pretenden instalar quedarán próximos a las márgenes del río Paraguay, que alimenta al Pantanal. Cualquier accidente que pueda ocurrir durante el transporte, procesamiento o destino final de los productos químicos peligrosos empleados o producidos en las industrias previstas para los polos (como solventes orgánicos, ácido nítrico, ácido sulfúrico, cianuro, etc.), afectarán gravemente los frágiles ecosistemas. Existe una elevada incertidumbre sobre dos aspectos estructurales, uno es referido a los eventuales riesgos de falla en el suministro de gas para uso industrial o energético que podrían ocasiona una salida forzosa para el proceso siderúrgico en cuanto al uso de carbón, esto considerando las limitaciones actuales de cumplimiento de suministro de gas, tanto para exportación como para uso interno. El otro elemento tiene que ver con la elaboración de la evaluación estratégica del Pantanal boliviano, que se considera de enorme relevancia - aunque a estas alturas puede ser extemporáneo -, pero cuyo desarrollo estaría a cargo de la JINDAL, lo cual plantea una incongruencia de “juez y parte”, difícilmente asimilable. Se considera de cualquier forma, de imperiosa necesidad la asignación de fichas ambientales en categoría 1 y 2, así como la realización de EIA´s específicos para cada uno de los emprendimientos, a fin de evitar el enmascaramiento que puede ocasionar la evaluación estratégica general. Así mismo se considera fundamental incrementar el rol de protagonismo y jerarquía del MDRAMA y sus unidades am-

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bientales, así como de la prefectura, en los procesos de fiscalización y control. En septiembre del 2007 se efectuó el primer foro para el desarrollo del Sudeste Boliviano: “Industria Siderúrgica del Mutún y Conservación Ambiental del Pantanal”, que dejó entrever la preocupación existente en cuanto a los riesgos ambientales implícitos en el proceso. Es posible que la conciencia ambiental de la empresa sea óptima y se dé un cumplimiento efectivo a las normas, reduciéndose los impactos, pero esto dependerá tanto de la responsabilidad de la empresa como de las autoridades para verificar el cumplimiento efectivo, ambas situaciones con pobres antecedentes en el país.

Fuentes bibliográfícas Bazoberry, A. 2005. Canal Fluvial Nuevo Puerto Suárez. PLURAL eds. PRODEM. La Paz, Bolivia. 86 p. Cappato, J. 2007. Simposio: Oportunidades y Amenazas de la Globalización e Integración Regional (documento base para la discusión). II Congreso Latinoamericano de Parques Nacionales y otras Áreas Protegidas. “Conservación, integración y bienestar para los pueblos de América Latina”. Bariloche, Argentina. Bucher,E., A. Bonetto, y T. Boyle 1993. Hidrovía. An initial environmental examination of the Paraguay-Parana Waterway. Wetlands for the Americas. Argentina, 72 p. Morales, A.R. 2006. El proyecto Mutún ¿Un sueño inconcluso?. Nº 5. Fund. Milenio, La Paz. 30 p. Ribera,M.O. y C. Miranda 2008. Documento conceptual sobre Infraestructura Regional y el impacto sobre los Parques Nacionales y otras áreas protegidas. SAVIA

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Impactos ambientales de la actividad minera por Evelyn Taucer Monrroy

La actividad minera en general produce en el ecosistema impactos ambientales directos e indirectos, tanto a los componentes vivos como no vivos, así como a los factores sociales, económicos y culturales. En el territorio boliviano, la minería tiene sus orígenes desde épocas anteriores a la colonia; entre los siglos XIII al XVI, el oro era explotado por aymaras y quechuas. En la colonia la explotación minera se intensificó, con fuertes impactos ambientales y socioambientales, como la deforestación de extensas zonas para la obtención de madera como leña y la contaminación del ecosistema por la diseminación de más de 40.000 toneladas de mercurio (azogue) utilizado para la recuperación de la plata.8 La utilización de indígenas en el sistema de la mita - donde anualmente eran trasladados de forma obligada a Potosí alrededor de 13.500 mitayos y sus familias, sumando unas 40.000 personas -, despoblaba el área rural afectando a la producción agropecuaria, sin que los beneficios de la producción minera regresen a estas áreas, ni beneficien a los mitayos. Posteriormente, durante la época republicana, la minería siguió siendo la principal actividad económica del país; con el tiempo se pasó de la era de la plata a la del estaño, donde Bolivia fue una de las mayores productoras a nivel mundial, con una actividad minera controlada por los llamados “Barones del Estaño”: Patiño, Aramayo y Hochschild. En 1952, con la nacionalización de las minas, las empresas controladas por los barones pasan al Estado a cargo de la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL) que continúa con la producción minera, juntamente con otras empresas medianas y chicas, así como cooperativas. Estos periodos se caracterizan también por una producción minera sin responsabilidad para con el medio ambiente. En la década de los 80, debido a la caída del precio del estaño en el mercado internacional, por la disminución de la demanda y la venta de las reservas estratégicas de Estados Unidos, la COMIBOL procedió al cierre de las minas a su cargo, con la conocida relocalización de alrededor de 28.000 trabajadores mineros de sus operaciones. Los mineros relocalizados siguieron diferentes caminos, algunos fuera de la actividad minera, otros se agruparon en cooperativas mineras y firmaron contratos de arrendamiento de las concesiones mineras con la COMIBOL para continuar con las actividades mineras en los mismos lugares donde trabajaban, pero ya por cuenta propia; otros, también bajo la modalidad de cooperativas, se fueron a buscar yacimientos en zonas auríferas del país, principalmente en el departamento de La Paz; y otros más se fueron a trabajar en zonas de colonización en el Chapare para dedicarse a actividades agrícolas. Durante el transcurso de la historia de la minería tradicional del país hasta nuestros días se fueron generando pasivos ambientales que afectan extensas superficies, principalmente en los departamentos de Oruro, Potosí y La Paz. Existen también pasivos en otros departamentos como Bení, Pando, Santa Cruz, Cochabamba, Chuquisaca y Tarija, por la explotación a diferentes escalas del oro, piedras semipreciosas, áridos y no metálicos.

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MMDS, 2002.

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La COMIBOL, entre los años 1993 y 1997, con apoyo del Banco Mundial, ha realizado Auditorias Ambientales en sus propiedades como parte del Programa de Capitalización y Transferencia de las Responsabilidades Operativas de COMIBOL a la Iniciativa privada. Estas Auditorias Ambientales se realizaron en 28 centros mineros y plantas: San José, Huanuni, Colquiri, Caracoles, Catavi, San Vicente, Tasna, Cerro Rico de Potosí, Mutún, Colavi, Tatasi, Colquechaca, Chocaya - Ánimas, Chorolque, Matilde, Corocoro, Bolsa Negra, Kami, Vinto, La Palca, Karachipampa, Planta Hidrometalúrgica Potosí (Plahipo), Empresa Metalúrgica Oruro (EMO), Planta Hidroeléctrica Yura, Telamayu y Pulacayo. Las Auditorias identificaron los siguientes pasivos ambientales:  Flujos de aguas: mina, proceso, servidas domésticas  Desmontes, colas, agua de socavones abandonados, áreas peligrosas sin protección  Relaves, Drenaje Ácido de Mina (DAM)  Bocaminas  Equipos y edificios. Se plantearon como principales medidas de mitigación:  Cobertura de desmontes y colas  Sellado de socavones  Retratamiento de colas y arenas  Tratamiento de drenaje ácido de socavones y desmontes  Control de la estabilidad de los residuos minerales  Rehabilitación  Plan de restauración del terreno  Estabilización de la mina  Nivelar desmontes  Colectar lixiviados. En la actualidad, por la subida del precio de los minerales en el mercado internacional, la actividad minera se ha incrementado en el país. Sin embargo, Bolivia no se encuentra ya a nivel internacional entre los grandes productores de minerales, puesto que la mayor cantidad de operaciones mineras corresponden a actividades conocidas como minería a pequeña escala, representadas principalmente por cooperativas con diferente capacidad. Son pocas las empresas mineras privadas medianas o grandes que se encuentran operando, como es el caso de Sinchi Wayra, EMIRSA y San Cristóbal, a lo que se suman las actuales operaciones de la COMIBOL, que por las políticas del gobierno está volviendo a hacerse cargo de la producción minera del país en sus concesiones. Si bien la mayoría de las operaciones mineras en Bolivia corresponden al grupo de la pequeña minería, no se debe minimizar el impacto ambiental que causan en su conjunto, es así que varias operaciones mineras de estas características en una misma cuenca, sin cuidado ambiental, producen un impacto mayor al de una empresa mediana.

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Tabla 1. Tipos de minería en Bolivia Designación Minería Grande Minería Mediana Pequeña Minería Minería Chica Minería cooperativista Aurífera Tradicional Minería artesanal o informa

Propiedad y explotación Estado (COMIBOL) Capital privado, desde aprox. 200t diarias Capital privado, hasta aprox. 200t diarias Cooperativas de mineros Oro Otros minerales Personas o grupos familiares sueltos

Fuente: Gaillard, 1998

La preocupación por temas ambientales en Bolivia es bastante reciente, en el año 1992 se promulga la Ley 1333 del Medio Ambiente y a fines de 1995 sus reglamentos, lo cual se puede considerar como el inicio de la gestión ambiental. En temas mineros el nuevo Código de Minería (Ley 1777) aprobado el 17 de marzo de 1997, introduce el Capítulo I Del Medio Ambiente con los artículos del 84 al 90; y el 31 de julio de 1997, se aprueba el Decreto Supremo 24782 (Reglamento Ambiental para Actividades Mineras RAAM) para complementar el marco normativo ambiental general. Posteriormente el Ministerio de Minería y Metalurgia publica el 2001 tres guías técnicas dirigidas a los operadores mineros:  Guía técnica para la obtención y actualización de la licencia ambiental para actividades minero metalúrgicas  Guía técnica para el manejo de aguas en actividades minero metalúrgicas  Guía ambiental de presas de colas. De acuerdo a lo dispuesto en la normativa ambiental vigente, en Bolivia se cuenta para todo tipo de actividades, obras y proyectos nuevos, con el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental y, para actividades en curso, con el Sistema de Control Ambiental. Debido al bajo cumplimiento por parte del sector minero, principalmente de la numerosa minería cooperativizada y de la minería chica, con lo dispuesto en la normativa ambiental, en 1999 el Ministerio de Minería y Metalurgia, a través de su unidad sectorial de medio ambiente, en dos oportunidades emitió disposiciones con plazos a cumplir a los concesionarios y/u operadores en curso de la minería tradicional, aurífera, no metálica y de extracción de áridos, para iniciar el proceso de adecuación ambiental de sus operaciones a través de la obtención de licencias ambientales mediante la presentación de sus Manifiestos Ambientales. No obstante estas disposiciones, el cumplimiento a la normativa ambiental sólo se incrementó muy ligeramente. Esta situación se arrastra hasta la actualidad. Si bien todas las empresas mineras medianas, conocidas bajo el nominativo de “la nueva minería”, que sin embargo son las que operan en menor cantidad, cumplen con aspectos ambientales establecidos en la normativa ambiental y, en muchos casos, con otros referidos a sus propias políticas corporativas de gestión ambiental, la gran mayoría de operaciones mineras, que están representadas por cooperativas de muy variada capacidad de producción y empresas mineras pequeñas conocidas como “mineros chicos”, tienen un cumplimiento muy bajo de los aspectos ambientales. De acuerdo a datos del Ministerio de Minería y Metalurgia del 2007 acerca del cumplimiento de los Lineamientos para el Plan Sectorial de Medio Ambiente, el

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100% de las empresas pertenecientes al sector de la minería mediana cumplen con las regulaciones ambientales, mientras que de las empresas de la minería chica sólo el 8,7%, de las cooperativas apenas el 2,3% y de los productores de no metálicos el 6,3%. Esto representa sólo el 3% de cumplimiento del total de concesiones otorgadas en todo el territorio nacional (Tabla 2). Tabla 2. Número de licencias ambientales otorgadas en el sector minero 1997-2006 1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006 (p)

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1

6

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29

22

28

39

34

80

Fuente: Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente Instituto Nacional de Estadística (p): preliminar

De acuerdo a datos de las Estadísticas de Medio Ambiente 1997 – 2006, (INE, 2007) en el sector minero existe un incremento anual en cuanto a la otorgación de licencias ambientales que pueden ser Declaratorias de Impacto Ambiental, Certificados de Dispensación y Declaratorias de Adecuación Ambiental; sin embargo el número de licencias ambientales otorgadas es bajo en relación al número estimado de operaciones mineras que se encuentran trabajando en el país. Tabla 3. Estado del cumplimiento de regulaciones ambientales en el sector minero Adecuación Subsectores (porcentaje)

Ficha Ambiental

Estudio de Evaluación de Impacto Ambiental

Manifiesto Ambiental

Universo regulado (estimado) 25 operaciones

Minería Mediana (100%) 16

15

12

Minería chica (8,7%)

122

20

154

2.000 activas 3.000 mineros chicos

4

1

13

600 operaciones

17

110

1.000 operaciones

53

289

392 adecuados a la normativa ambiental

Cooperativas (2,3%) No metálicos (6,3%) TOTAL OPERACIONES

73 215

TOTAL CONCESIONES (3%)

11 empresas

11.292 total 7.013 por cuadrícula 4.279 por pertenencia

Fuente: Ministerio de Minería y Metalurgia, Unidad de Medio Ambiente (Velazco 2007).

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Se debe considerar que no todas las concesiones mineras son trabajadas, debido a que éstas pueden ser mantenidas sin operaciones por el concesionario de forma indefinida, con el sólo requisito del pago de la patente anual. El concesionario minero puede trabajar él mismo la concesión, compartirla o rentarla en base a contratos privados entre partes. Sin embargo existen concesiones que son trabajadas de forma ilegal por mineros que ingresan a las mismas, causando diversos impactos ambientales y produciendo pasivos ambientales, cuya remediación podría pasar a la responsabilidad del concesionario, si éste no toma medidas para evitarlo. La cantidad de concesiones en el país para el 2007 era de 11.292, de las cuales 4.279 son por pertenencia, esto quiere decir que fueron peticionadas antes del 17 de marzo de 1997, y 7.013 por cuadrícula, peticionadas con fecha posterior. Existen varias concesiones mineras dentro de áreas protegidas.

No se conoce el número exacto de operaciones mineras en el país, principalmente de cooperativas, mineros chicos y operaciones de no metálicos. De acuerdo a las estimaciones del Ministerio de Minería y Metalurgia, existirían 25 operaciones de minería mediana a cargo de 11 empresas, 3.000 mineros chicos con 2.000 operaciones activas, 600 operaciones de cooperativas mineras y 1.000 de no metálicos. La explotación minera genera impactos ambientales negativos en todas sus etapas: prospección, exploración y operación, de la misma forma que otras actividades mineras, como la concentración de minerales y la fundición. Estos impactos negativos ambientales claves de la minería son:  contaminación de aguas y suelos, debido al efecto de los pasivos ambientales generados históricamente, entre los que se tienen drenajes ácidos de mina y de roca, acumulaciones de desmontes, colas y escorias, mismos que se dispersan por acción del viento y de las aguas, contaminando extensas regiones.  contaminación de aguas y suelos por actividades en curso de la minería a pequeña escala (cooperativas, mineros chicos), debido al mal manejo de residuos sólidos minero-metalúrgicos y de aguas utilizadas en los procesos, por otro lado debido a los residuos sólidos y líquidos generados en sus campamentos.  contaminación del aire por la emisión y dispersión de gases y polvos de plantas metalúrgicas.  inestabilidad de taludes por la explotación de yacimientos aluviales y extracción de áridos.  deforestación y cambio del paisaje, debido a la habilitación de áreas para la explotación minera y sus campamentos y por la explotación misma de yacimientos primarios y secundarios.  destrucción de hábitat y fragmentación de ecosistemas por la explotación de yacimientos en áreas protegidas y sus áreas de influencia.  daños a la salud de la población dentro del área de influencia de la contaminación generada por la actividad minera.  daños a otras actividades productivas como la agricultura dentro del área de influencia de la contaminación generada por la actividad minera

Foto 1. Ingenio minero cerca de la ciudad de Potosí

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Foto 2. Pasivos ambientales mineros y botadero de basura generada en campamento minero en Llallagua, Potos

En las zonas de la minería tradicional, la contaminación de las aguas se debe principalmente al ingreso de piritas y aguas ácidas producidas por la actividad minera, así como de sustancias utilizadas para la concentración de los minerales y/o la liberación de sulfuros, como por ejemplo xantatos, ácido sulfúrico y otros. Esto hace que las aguas que discurren hacia los valles, como por ejemplo en Oruro, Potosí y Chuquisaca, presenten niveles elevados de metales pesados como plomo, cadmio, zinc, arsénico y otros. En zonas de la minería aurífera, excepto en la mina Inti Raymi en Oruro, donde la empresa ha utilizado para la concentración del oro el método de cianuración, en casi todas las operaciones auríferas en los departamentos de Oruro, La Paz, Santa Cruz, Pando y Beni se utiliza de forma indiscriminada el mercurio que al ser liberado al aire, agua y suelo ingresa al ecosistema, pudiendo cambiar a formas más contaminantes como es el caso del metil-mercurio en el agua, que es genotóxico.

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El mercurio, como todo metal pesado, ingresa a la cadena trófica llegando a ser incorporado en las personas debido al consumo de pescado. Es el caso de poblaciones que habitan las riberas del río Beni, donde se han encontrado niveles de mercurio por encima del límite establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que es de 0,5 µg/g, en el 72% de especies de peces carnívoros y piscívoros colectados; y también en las comunidades indígenas que se alimentan diariamente de peces. Por ejemplo, en la comunidad Esse Eja, la concentración promedio de mercurio es de 9 µg/g. Se ha confirmado además que existe una contaminación por el mercurio de forma intrauterina, debido a que los recién nacidos y niños presentan niveles de mercurio más altos que las personas de la tercera edad, lo cual es preocupante al conocerse que este aspecto incide en

anomalías en el desarrollo psicomotor de los niños. En general, el 40,7% del total de la población estudiada se encuentra contaminada, al sobrepasar el valor límite de inicio de riesgo de contaminación por mercurio, que es de 5 µg/g.9

Foto 3. Deforestación y acumulación de material procesado por la minería aurífera en el río Kaka, La Paz

Los primeros estudios sobre la problemática ambiental de la minería se realizaron en Bolivia en la década de los 80 y principios de los 90, destacándose un estudio sobre la contaminación minera en la cuenca del lago Poopó en el altiplano boliviano, realizado entre 1983 y 1985; y una investigación sobre el mercurio en Araras, Pando, en 1991. En 1993, con apoyo de la empresa Swedish Geological AB, de Suecia, la Secretaría Nacional de Medio Ambiente juntamente con el Ministerio de Minería y Metalurgia realizaron una evaluación ambiental global del sector minero e industrial en Bolivia, donde se identificaron las prioridades estratégicas para la gestión ambiental de estos sectores. 10 Entre 1994 y 1997 se ejecutó el Proyecto Piloto Oruro con apoyo del Banco Mundial y la Agencia Sueca para la Inversión y el Apoyo Técnico, que consistió en un estudio científico sobre la ecología de la cuenca del lago Poopó en Oruro, como base para la planificación del desarrollo socioeconómico. Entre 1998 y 2006 se ejecuta el Proyecto Medio Ambiente, Industria y Minería (PMAIN), financiado por el Banco Mundial y el Fondo Nórdico, que ha dado lugar a la realización de estudios sobre la contaminación y ha permitido generar información de línea de base sobre la problemática ambiental minera en Oruro y Potosí. También se han generado estudios puntuales por organizaciones no gubernamentales y universidades, que principalmente han atendido problemáticas espe-

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Bourgoin 2001. MMDS 2002.

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cíficas, como es el caso de la contaminación minera del río Pilcomayo y la minería en áreas protegidas. Así también las empresas mineras que cuentan con licencias ambientales tienen estudios relacionados sobre su situación ambiental. De acuerdo a la Unidad de Medio Ambiente del Ministerio de Minería y Metalurgia, se tiene a nivel nacional nueve zonas afectadas por los impactos ambientales de la minería. Estas son: 1. Departamento de Potosí: Potosí, Quechisla y Tupiza, con contaminación por drenajes ácidos de rocas y minas (DAM y DAR) y por metales pesados. 2. Departamento de Oruro: Cañadón Antequera, Huanuni, Santa Fé, San José, Kori Kollo, con contaminación por drenaje ácido de mina (DAM), material particulado (PM10) y metales pesados. 3. Departamento de Oruro, Norte de Potosí y Sudeste de La Paz: Colquiri, Catavi, Pucro, Amayapampa, Capasirca, contaminación por drenajes ácidos de rocas y minas (DAM y DAR) y por metales pesados. 4. Departamento de La Paz: actividades mineras auríferas del Norte de La Paz, con contaminación por mercurio, sólidos totales disueltos y procesos de erosión. 5. Departamento de Santa Cruz: Don Mario, Puquío Norte, Asención de Guarayos, contaminación por cianuro y mercurio, procesos de erosión y afectación a la biota. 6. Departamentos de Potosí y Oruro: salar de Uyuni y salar de Coipasa con contaminación del suelo y afectación al régimen hidrológico. 7. Departamentos de Pando y Beni: actividades auríferas de dragas al oriente, contaminación por mercurio y procesos erosivos en el cauce de los ríos. 8. Departamento de Santa Cruz: Mutún, La Gaiba, Rincón del Tigre, Anahí, con afectación a los suelos, procesos erosivos y afectación a la biota. 9. Departamento del Beni: serranías de San Simón, con contaminación por drenaje ácido de roca (DAR), mercurio, sólidos disueltos totales, afectación a los suelos y a la biota. En la actualidad, las exigencias para la práctica de la minería incluyen considerar los impactos ambientales y socioambientales, como componentes fundamentales de la competitividad. Sin embargo, la realidad muestra en Bolivia que, si bien se tiene avances, aún queda mucho por hacer, principalmente con el grupo mayoritario de mineros que corresponden a la pequeña minería. En este sentido la Unidad de Medio Ambiente del Ministerio de Minería y Metalurgia, en los Lineamientos para el Plan Sectorial de Medio Ambiente (2007) ha encontrado las siguientes deficiencias normativas, operativas y de gestión:  Incompatibilidad de normas y vacíos legales que causan confusiones a operadores y concesionarios mineros (Áreas Protegidas, Convenio 169º OIT, Municipios, etc.).  Bajos niveles de cumplimiento de normas ambientales en la Pequeña Minería, por falta de programas de difusión, promoción y fiscalización, y bajo compromiso con los objetivos de protección ambiental.  Falta de experiencias exitosas sobre aplicación de tecnologías compatibles con la situación de la pequeña minería (en prevención y mitigación de la contaminación).  Falta de un registro de operadores minero-metalúrgicos para planificación de acciones de promoción y control.  Debilidad del Estado en promoción y fiscalización del cumplimiento de normas y medidas de prevención y control ambiental.

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Fuente: Ministerio de Minería y Metalurgia, Unidad de Medio Ambiente (Velazco 2007).

Para lo cual plantea lo siguiente:  Promover el mejoramiento del desempeño ambiental de las operaciones de la pequeña minería, mediante apoyo orientado a la obtención de Licencias Ambientales y aplicación de tecnologías simples y baratas, puesto que la existencia de un marco legal no garantiza por sí sola el cumplimiento de la Ley y los reglamentos.  Aplicar mecanismos regulatorios y asistencia técnica en la implementación de medidas de prevención y control ambiental, a nivel piloto, como ejemplo de operaciones modelo.  Almacenamiento seguro de colas de ingenios.  Manejo de aguas (recirculación).  Tratamiento de gases de plantas metalúrgicas para control de emisiones de gases y polvos (fabricación de ácido sulfúrico).  Sistematización del manejo de mercurio en operaciones mineras auríferas, para prevenir y controlar sus impactos.  Planificar y ejecutar actividades de seguimiento a las operaciones de la Minería Mediana y promover la implantación de normas ISO 14001.  Implementar un Sistema de Gestión Ambiental efectivo en la Corporación Minera de Bolivia.  Introducir enfoques de producción más limpia en las operaciones de la pequeña minería.  Desarrollar y aplicar tecnologías ambientales adaptadas a la realidad socioeconómica de la minería chica y cooperativas.  Promover la mecanización de operaciones artesanales, considerando su viabilidad técnica y económica, mediante apoyo técnico y financiero (Escuela de Minería y programas específicos).  Mejorar la eficiencia operativa en ingenios semi-mecanizados, como un medio para cubrir los costos ambientales.  Apoyar a las actividades de la pequeña minería, a través de programas piloto, en la adecuación ambiental de sus operaciones, que permitan controlar de manera prioritaria sus impactos clave sobre la calidad de aguas y suelo.  Investigar alternativas técnicas y económicas para el re-tratamiento de colas y desmontes (pasivos ambientales).  Implementar tecnologías para tratamiento de gases (Introducir la fabricación de ácido sulfúrico).  Promover la estandarización de métodos físico-químicos para análisis químico, orientado a validación de información para el Sistema de Información Ambiental del Ministerio de Minería y Metalurgia.

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Bibliografía Bourgoin, M.L., 2001. El mercurio en la Amazonia Boliviana, EDOBOL. La Paz, Bolivia Flores, J., 1998: Resumen de Auditorias Ambientales realizadas en propiedades de COMIBOL, Unidad de Coordinación COMIBOL – Banco Mundial. La Paz, Bolivia. Gaillard 1998. INE, 2007. Estadísticas de Medio Ambiente 1997 – 2006, Instituto Nacional de Estadísticas. La Paz, Bolivia MMDS, 2002: Minería, minerales y desarrollo sustentable en América del Sur, CIPMA, IDRC-IIPM. Velazco, M. 2007: Lineamientos para el Plan Sectorial de Medio Ambiente. Ministerio de Minería y Metalurgia, Dirección General de Minería y Metalurgia, Unidad de Medio Ambiente. La Paz, Bolivia (no publicado). Wotruba, H., F. Hruschka, T. Hentschel y M. Priester, 1998: Manejo ambiental en la pequeña minería. MEDMIN, COSUDE. La Paz, Bolivia.

Crédito de fotografías: Foto 1 ASE-LIDEMA Fotos 2 y 3: E.Taucer

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La agonía de la cuenca del Río Pilcomayo y sus habitantes por Apolonia Rodríguez

Desde el año 1992, según datos del Ministerio de Desarrollo Sostenible y Planificación (MDSP), se estima que más de cuatro millones de toneladas de colas provenientes de la actividad minera del departamento de Potosí fueron vertidas a afluentes del Río Pilcomayo.11 Los daños sufridos por los agricultores, ganaderos y pescadores que viven en la ribera de esta cuenca internacional son mayores a 62,44 millones de dólares por año; esto nos lleva a concluir que la industria minera de Potosí generó pérdidas superiores a 600 millones de dólares en una década, sin tomar en cuenta los perjuicios que sufrirán las generaciones futuras a consecuencia de la acumulación de metales pesados en las cadenas alimentarias de todos los ecosistemas de la cuenca.12 Situación actual de la cuenca La contaminación de la cuenca del Pilcomayo sin duda es el caso más crítico del país y posiblemente una de las situaciones más urgentes de Sudamérica.13 La contaminación afecta tanto a la cuenca central del río como a sus numerosos afluentes: Turuchipa, Mataca, Vitichi, Pailaviri, Huayna Mayra, Challviri, Caiza, Yura, Jatum Mayu, Tumusla, Cotagaita, Tupiza, Pilaya, entre los más importantes.14 Los efectos no sólo se dan en los cuerpos de agua, como ser ríos, quebradas o lagunas sino también sobre las terrazas aluviales bajas y las planicies próximas a los ríos. En la mayoría de los casos, las aguas contaminadas son usadas para el consumo humano y del ganado, o para fines de riego. Esto ha ocasionado al momento enormes pérdidas económicas a los pobladores de la cuenca. La Asociación Sucrense de Ecología (ASE) solicitó análisis de muestras en aguas, estudio que fue realizado por el Instituto de Tecnología de Alimentos (Fundación ITA) el año 2001 para la zona de Sotomayor del Municipio de Yamparaez. Los informes muestran que las concentraciones de metales pesados como el cadmio, arsénico y plomo, superan entre 3 y 35 veces los límites admisibles por la Organización Mundial de la Salud (OMS).15 Con estos antecedentes y el poco trabajo que han realizado hasta la fecha, queda en evidencia que las autoridades nacionales y departamentales no tienen interés en solucionar esta grave contaminación de una cuenca internacional como es la del Pilcomayo, que afecta a más de 48 municipios de Bolivia. Tomando en cuenta los tres países bañados por el río, se conoce que viven en toda la cuenca más de un millón de personas. Por ello es importante que la sociedad civil continúe su trabajo de cabildeo y protesta; sin embargo se deben buscar aliados estratégicos, y presentar denuncias a organismos internacionales como el Tribunal Internacional del Agua, el Tribunal Latinoamericano del Agua, el Tribunal Internacional de la Haya y otras instancias pertinentes.

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Documento operativo del seminario taller “problemática de la cuenca del Río Pilcomayo”. MDSP, diciembre 2000. Informe final “Muestreo de aguas, suelos, vegetales, sangre humana y animales, peces y sedimentos en puntos seleccionados en la cuenca del Río Pilcomayo en Chuquisaca, (diciembre 2005). Salinas, 1993; Flores, 2003, MEDMIN, 2001; Cortéz, 2005. Montes de Oca, 2004. Informe de laboratorio Nº 193/2001.

El Estado boliviano siempre ha utilizado fondos públicos para ayudar en forma directa a los empresarios privados, para reducir el impacto ambiental causado por sus actividades productivas. En especial en el rubro de minería, todos los gobiernos han demostrado estar dispuestos a aportar recursos económicos destinados a mitigar los impactos ambientales negativos ocasionados por las empresas mineras privadas.

Foto 1. Río Pilcomayo en su curso medio en Chuquisaca

A la fecha, según el informe verbal brindado por el Director de Recursos Naturales de la Prefectura de Potosí en 2006, las minas potosinas estarían desechando alrededor de 3.800 toneladas de colas por día.16 El dique de colas de San Antonio fue diseñado para recibir 1.500 a 4.000 toneladas por día, con un tiempo de vida de 15 años. Con las descargas actuales, su vida útil bajó a sólo cinco años. Con el fracaso de la construcción del parque de ingenios y la planta de tratamientos de efluentes, se esperan escenarios más críticos en el corto plazo.17 Una organización en pie de lucha: el Consejo de Defensa del Río Pilcomayo (CODERIP) El 20 de julio 2003 la Asociación Sucrense de Ecología y la Liga de Defensa del Medio Ambiente realizaron un taller en la comunidad de Sotomayor, para analizar los impactos ocasionados por la contaminación de las aguas del Pilcomayo y organizar a los afectados, para que puedan reclamar sus derechos y realizar gestiones para el cese de la contaminación y emprender la remediación de la cuenca. Al concluir el taller se conformó un primer comité de defensa del Río Pilcomayo. Casi inmediatamente, el 4 de agosto de 2003, se realizó una marcha con la participación de campesinos de las comunidades ribereñas de la cuenca: Sotomayor, La Mendoza y Tuero Chico, con el objetivo de entregar un pliego petitorio sobre la descontaminación de la cuenca del Río Pilcomayo al entonces Presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada. Participaron en esta protesta alrededor de 250 personas, entre dirigentes campesinos y comunarios de las mencionadas comunidades. Dos años más tarde, en la comunidad de Viña Quemada, el 4 de junio de 2005, y con la participación de autoridades nacionales, departamentales, Federación Única de Pueblos Originarios de Chuquisaca y subcentralías, se realizó un primer ampliado orgánico nacional de las comunidades afectadas, quienes fundaron al Consejo de Defensa del Río Pilcomayo (CODERIP).

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Visita de ASE a la Dirección Departamental de Recursos Naturales de Potosí, 2006. Ribera 2007.

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El CODERIP, junto a otras instituciones del departamento de Chuquisaca, ejerció presión y logró la reapertura del dique de colas Laguna Pampa I, el cual debía funcionar por 18 meses, sin embargo solamente duró 5 meses, por el volumen elevado de colas que han sido depositadas. Por ello se continuó ejerciendo presiones y amenazas de paros departamentales ante el gobierno para que tome medidas de mitigación, construyendo el dique de colas Laguna Pampa II y ejecutando la adecuación ambiental del dique de colas Laguna Pampa I, cuya Declaración de Adecuación Ambiental se aprobó recién el año 2006, cuando este dique estaba a punto de ser clausurado. Se ha desplegado un gran esfuerzo para lograr respuestas de parte del gobierno nacional, coordinando entre el CODERIP, la brigada parlamentaria de Chuquisaca, instituciones como ASE-LIDEMA, CICABOL, Comité Cívico y otras, para derogar el equivocado DS 25877 del 24 de agosto de 2000, mediante el cual el gobierno de Bolivia daba un plazo de 5 años para que los ingenios mineros puedan adecuarse a la normativa ambiental vigente en el país. Se logró la derogación del dañino art. 5º con un nuevo decreto, el DS 27512 del 24 de mayo 2004. A pesar de innumerables reuniones, compromisos, peticiones de informes, amenazas de bloqueos de caminos, declaraciones de emergencias y otras formas de presión ante el gobierno nacional y departamental para cesar la contaminación del Pilcomayo, no se ha conseguido avanzar en el propósito. El 16 de noviembre de 2006, a iniciativa de ASE-LIDEMA y la Comisión de Justicia y Paz se decidió realizar el Foro denominado “10 minutos por el Pilcomayo”, coordinando con otras instituciones involucradas. Se contó con la participación de más de 250 representantes institucionales, organizaciones, representantes nacionales del gobierno, representantes de las 3 prefecturas y municipios. Se acordaron los siguientes objetivos: 1. Definir estrategias para impulsar el proceso administrativo de la contaminación “Caso Pilcomayo”. 2. Compatibilizar las estrategias técnicas para impulsar la aplicación de un plan de mitigación de la contaminación del Río Pilcomayo. 3. Iniciar la identificación de propietarios de las empresas mineras y petroleras que realizan actividades, sin adecuación ambiental, en la cuenca del Río Pilcomayo. 4. Formar una Red Nacional de Víctimas de la contaminación de las aguas de la cuenca del Río Pilcomayo y de instituciones relacionadas a la problemática. 5. Conformar el Directorio de la Red Nacional de Víctimas de la contaminación de las aguas del Río Pilcomayo. Después de casi dos años de inactividad, el 20 de octubre de 2007 CODERIP convocó a una nueva reunión con el objeto de coordinar actividades con instituciones del departamento, donde se ha acordado trabajar en el monitoreo ambiental participativo de la cuenca. El monitoreo se realizará desde noviembre 2007 hasta enero 2008 en las cuencas y microcuencas del Pilcomayo, para que en base a esta información se proceda a la auditoria ambiental. Adicionalmente, CODERIP participó en la propuesta de modificación del Código de Minería, y se están realizando entrevistas con diferentes ministerios y viceministerios para coordinar actividades dirigidas a la descontaminación de la cuenca.18

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CODERIP 2007.

Una cronología de hechos desde el año 1992 a la fecha: Abril de 1992: Promulgación y aprobación de la Ley de Medio Ambiente 1333; el artículo 43 estipula que se prohíbe totalmente la descarga de aguas residuales provenientes de procesos metalúrgicos de cianuración, de minerales de oro y plata, lixiviación de minerales de oro y plata y de metales, a cuerpos superficiales de agua y a cuerpos subterráneos. Año 1993: El Fiscal General de la Nación, Dr. Oscar Crespo, declaró que “la contaminación minera del Río Pilcomayo es inaceptable”. Luego, innumerables otras declaraciones fueron hechas por autoridades públicas de muy alto rango (ministros, prefectos, alcaldes, etc.). Por ejemplo, en mayo de 2000, el Ing. José Luís Carvajal, entonces Ministro de Desarrollo Sostenible y Planificación, dijo: “El Pilcomayo se nos muere. Estamos detrás de los responsables de la contaminación, y en cuanto conozcamos quienes son, se aplicarán las sanciones”. Agosto de 1997: Se promulga una reglamentación ambiental específica para el sector minero a través del Decreto Supremo (Nº 24782) que otorga un plazo para que los empresarios mineros puedan presentar sus manifiestos ambientales hasta el 1 de febrero de 1999. Hasta el 5 de marzo del año 2006, ningún ingenio minero responsable por la contaminación del Río Tarapaya, afluente del Pilcomayo, cumplió con esta norma. Septiembre 9 de 1998: Acta de entendimiento firmado por el entonces Ministro de Desarrollo Sostenible y Planificación, Dr. Erick Reyes Villa y los tres prefectos de los departamentos del Sur del País. El Acta estipula que se emprenderá la construcción inmediata de un dique de colas provisional para evitar daños ambientales durante el proceso de diseño y construcción del Dique de Colas de San Antonio. Se ha cumplido lo convenido en este documento en términos de construir un dique provisional de manera inmediata. Junio 11 de 1999: Se promulga un nuevo decreto supremo (DS 25419) destinado a ampliar el plazo de presentación de la adecuación ambiental, señalando el 31 de diciembre de 1999 como fecha impostergable. Habiendo presentado algunos de los ingenios mineros su manifiesto ambiental, los mismos fueron rechazados por las autoridades nacionales, por ser considerados inválidos por las autoridades competentes. Agosto 24 de 2000: Junto con otras autoridades nacionales, el entonces Ministro de Desarrollo Sostenible y Planificación, Lic. José Luís Carvajal, que había prometido sancionar a los culpables, promulga el DS 25877. Este nuevo decreto supremo ignora el carácter impostergable del plazo fijado en el DS 25419, estableciendo un nuevo plazo para la presentación de los manifiestos ambientales de las empresas mineras. Mas aún, establece que los ingenios mineros de Potosí (sin especificar si se trata de la ciudad o del departamento, ni aclarar el porqué de esta enorme ventaja comparativa para un sector acusado de provocar una contaminación tan grave a la cuenca), podrán computar el plazo de adecuación de sus operaciones recién a partir de la puesta en funcionamiento del dique de colas San Antonio, cuya finalización se preveía para el año 2005.

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Año 2001: En abril se publica la licitación del diseño final del Sistema de Alcantarillado de Potosí (SAP) que incluye el diseño del dique de colas de San Antonio, y que será financiado a través de un crédito blando otorgado por el banco alemán Kreditanstalt fur Wiederaufbau (KfW). El dique de colas deberá ser construido junto a un parque de ingenios. En junio la Viceministra de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Desarrollo Forestal reconoce que varios nuevos ingenios mineros se establecieron en Potosí sin haber pedido ni obtenido la licencia ambiental correspondiente. En este mismo informe, reconoce que los niveles de contaminación del Río Tarapaya constituyen una violación de la Ley 1333. Finalizando este año, el 19 de diciembre, se desarrolló una Audiencia Publica organizada por la Comisión de Desarrollo Sostenible del Parlamento Nacional, donde representantes del Gobierno Municipal de Potosí afirmaron que se expropiaron los terrenos destinados a crear el Parque de Ingenios. Año 2002: El 11 de marzo se inicia el diseño final del sistema de alcantarillado de Potosí, que incluye el dique de colas de San Antonio, por la Consultora Fichtner. Este diseño debía ser presentado hasta el 10 de octubre de 2002 y las obras adjudicadas a mediados de enero de 2003.1 En función a la información proporcionada por la KfW en junio de 2001, se estimaba que la construcción del sistema podría concluirse en dos años, o sea en el año 2005. Podría ocurrir que el dique de colas de San Antonio no funcione por dos tipos de riesgos: 1) Se pretende reunir los lodos de decenas de empresarios diferentes en una presa administrada por AAPOS Potosi. Si AAPOS no logra cumplir con la Ley del Medio Ambiente o no logra hacerse pagar por los usuarios del sistema, el Estado tendrá, nuevamente, que asumir los problemas causados por el sector privado. 2) Por otra parte, se habla de un simple dique de sedimentación, incapaz de eliminar o retener cantidades sustanciosas de metales pesados en forma disuelta y en suspensión. Estos iones invisibles e imperceptibles transformarán el agua del Tarapaya en un líquido sumamente peligroso para los pobladores de la ribera de la cuenca. El 1º de abril, el presidente Jorge Quiroga inauguró la construcción de obras destinadas a evitar la contaminación del Río Tarapaya durante los años de preparación y ejecución del proyecto Dique de Colas de San Antonio. Este proyecto, valorado en 286.000 dólares, no tiene un estudio de evaluación de impacto ambiental. El contratista es la Fundación MEDMIN y el financiador es el Viceministerio de Minería.

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Año 2003: La Asociación Sucrense de Ecología (ASE), se hizo presente el 20 de junio en la comunidad de Sotomayor y Poco Poco, con el objetivo de apoyar en la organización de los afectados por las aguas contaminadas de la cuenca del Río Pilcomayo y además informar en un taller sobre los impactos de los metales pesados en la salud y el medio ambiente (aire, agua, suelo). A la finalización de este evento se logró la conformación del Comité de Defensa del Río Pilcomayo (CODERIP), quedando como presidente el Sr. Estaban Llanos; y en agosto tres comités cívicos se declaran en emergencia, iniciando un paro cívico en los departamentos de Tarija, Potosí y Chuquisaca, para exigir el cumplimiento de la Ley de Medio Ambiente a las autoridades nacional y departamentales. Después del paro cívico se reúnen autoridades departamentales en el municipio de Monteagudo y declaran “emergencia hídrica departamental”. El 17 de diciembre se realiza una reunión en la comunidad de Viña Pampa, con la presencia de autoridades nacionales,

departamentales, personeros del Proyecto de Gestión Integrada y Plan Maestro de la Cuenca del Río Pilcomayo, 28 comunidades y 10 instituciones. Al finalizar la reunión se firmó un acta de compromiso para derogar el DS 25875, habiéndose logrado la derogatoria del art. 5º, con el DS 27512 del 24 de mayo 2004. Año 2004: Entre el 21 y el 22 de enero se realizó un Taller Nacional de concertación de medidas prioritarias de mitigación de la contaminación del río Pilcomayo, convocado por el Sr. Prefecto de Chuquisaca, Ing. Mario Ramírez, en el cual participaron más de 300 representantes del gobierno nacional, instituciones relacionadas a la problemática, representantes departamentales y organizaciones civiles de los tres departamentos. Como resultado del taller las autoridades nacionales se comprometieron a establecer la línea base para una auditoria ambiental de la cuenca, cuya preparación debía iniciarse inmediatamente. El 16 de noviembre se realizó el primer taller para la conformación de la mancomunidad de municipios de la cuenca del Río Pilcomayo. La Prefectura de Chuquisaca convocó a todas las autoridades municipales que se encuentran en la cuenca del Río Pilcomayo a participar en la conformación de la mancomunidad, en la población de Camargo. Posteriormente se realizaron 4 talleres más para aprobar estatutos y reglamentos y elegir a los Directorios Ejecutivo y Deliberante, quedando en la presidencia del comité ejecutivo el alcalde de Camargo. Año 2005: El 15 abril 2005 la Brigada Parlamentaria de Chuquisaca realizó la denuncia, ante la Fiscalía General de la Nación, en contra de 27 socios de la Asociación de Ingenios Mineros de Potosí, por la contaminación minera de las aguas del Río Pilcomayo. El caso no ha seguido el curso que se esperaba debido a que no se han presentado pruebas concretas, por parte de los demandantes; los abogados de la Asociación de Ingenios Mineros solicitaron el traslado del caso a la fiscalía de Potosí, petición aceptada por el fiscal del departamento de Chuquisaca, donde se llegó a la conclusión de que se han obviado pasos importantes en el proceso; por ello el “caso Pilcomayo” ha quedado en foja cero y por el tiempo transcurrido ha prescrito. El 25 octubre 2005 ocurrió el derrame de colas del Dique Laguna Pampa II al Río Tarapaya (afluente del Río Pilcomayo) a consecuencia de la rotura del desagüe (cachimba). Este derrame duró más de 10 horas, extendiéndose por más de 200 km. Los pobladores de la comunidad de Sotomayor vieron pasar el agua contaminada a los 3 días de haber ocurrido este hecho. ASE, junto a la prefectura de Chuquisaca, realizaron la denuncia ante la opinión pública nacional por esta trasgresión a la normativa ambiental. Hasta la fecha no se ha sancionado a ningún responsable por este hecho. Este mismo año a fines de octubre la Ministra de Desarrollo Sostenible Dra. Martha Boso, decidió suspender la auditoria ambiental a la cuenca, arguyendo que ella era solamente una autoridad transitoria, dejando sin efecto todos los avances logrados hasta esa fecha para la implementación de la mencionada auditoria. Año 2006: El 3 de marzo, en la ciudad de Potosí, presentaron sus manifiestos ambientales en una audiencia pública, 25 de 31 ingenios mineros, tratando de adecuar sus operaciones. En el evento participaron varios actores sociales y representantes nacionales y locales. La Directora Nacional de Medio Ambiente realizó 25 observaciones a los manifiestos presentados, las que se referían a la falta de medidas de mitigación a la contaminación de aguas, suelos y especialmente

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atmosférica. Se llegó al compromiso de corregir estas observaciones en un plazo no mayor de 1 mes y medio. El 16 noviembre se organizó el Foro “Diez minutos por el Pilcomayo”, en coordinación con 10 instituciones del Departamento. Octubre 20 de 2007: CODERIP convoca a una reunión con el objeto de coordinar actividades con instituciones del departamento, en la cual se acuerda trabajar en el monitoreo ambiental participativo de la cuenca. ¿Los diques de colas son la solución? En general los diques de colas son meros paliativos de alto riesgo, por su fragilidad y precariedad debidas a su inadecuado diseño y construcción (caso del dique de colas de Laguna Pampa 1).19 Éstos generan inclusive una mayor vulnerabilidad, pues en caso de ruptura pueden liberar de golpe una gran cantidad de contaminantes, ocasionando un impacto intenso en corto tiempo. Un ejemplo fue la ruptura del dique de Porco el año 1996, ocasionando la liberación de casi 400.000 toneladas de residuos tóxicos.20 De cualquier forma son bombas de tiempo, pues tienen un tiempo de vida o ciclo de funcionamiento relativamente corto, el cual tiende a disminuir a medida que los volúmenes de sólidos mineros se incrementan, como viene ocurriendo ahora con el repunte de la minería. Son parte de las herramientas mitigadoras y en parte preventivas, pero no contribuyen a resolver el problema a largo plazo. Algunas medidas sin duda pueden ayudar, como es el caso del reprocesamiento de colas y rescate de minerales descartados, lo cual haría ver a los diques de colas como “reservorios” potenciales, sin embargo esto es parte de un proceso complejo que por el momento sólo tiene desarrollos incipientes. De cualquier forma ha sido advertido que ante la magnitud creciente de la actividad minera en Potosí, los diques de colas constituyen las únicas herramientas económicamente factibles para mitigar los procesos de contaminación. Otro problema relacionado a los diques es la transferencia de la responsabilidad de la gestión de residuos tóxicos producidos por empresas privadas al Estado (año 1998, Ley Nº 1928), creando una administración autónoma (AAPOS) sin capacidad ni experiencia para realizar esta tarea,21 es decir que el Estado se responsabilizaba de limpiar lo que las empresas ensuciaron, situación paradójica que afortunadamente ha sido parcialmente re-encaminada.

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Ribera 2007. Cortéz 2005. Schollaert 2003.

Foto 2. Canal con aguas de operaciones mineras en la cuenca alta del Pilcomayo .

En relación al anterior punto, es importante considerar paralelamente la realización de planes de remediación y descontaminación, los cuales desafortunadamente son extremadamente costosos y no sirven de mucho si los niveles de contaminación continúan invariables o si aumentan, o si los diques de colas son sobrepasados en su capacidad de retención y colapsan. Cualquier medida de prevención (recaudos tecnológicos al momento de la producción), de mitigación como los diques, o de remediación y descontaminación, implica financiamientos muy elevados, y esto hace la problemática aún más difícil de encarar. El incremento actual de las operaciones mineras debido a los buenos precios de los minerales hace esperar un incremento de los procesos de contaminación, lo cual se correlaciona negativamente con el tiempo de vida del dique San Antonio I (que es de por sí corto), y la necesidad de construir un segundo dique a corto plazo.

Bibliografía ASE 2007. La agonía de la cuenca del Río Pilcomayo y sus habitantes. Documento no publicado. CODERIP 2007. Una organización en pie de lucha: el Consejo de Defensa del Río Pilcomayo. Documento no publicado. Cortéz, G.F. 2005. Problemáticas socioambientales en el Río Pilcomayo y la cuestión indígena. CEPA. Oruro. Flores, T.B. 2003. El río Pilcomayo, uno de los más contaminados del mundo. Revista Hábitat. LIDEMA Nº 64. MEDMIN, 2001. Impactos económicos y ambientales de la liberalización del comercio. Una aplicación al sector minero. WRI/CIPMA/IDRC. La Paz, Bolivia. Montes de Oca, I. 2004. Enciclopedia Geográfica de Bolivia. Ed. Atenea. La Paz, Bolivia. Ribera M.O. 2007. Diagnóstico general del estado ambiental de Bolivia. Documento preliminar. LIDEMA. Salinas, R.J. 1993. Minería y Gestión Ambiental en Bolivia. SENMA/PAAB. Ed. Edobol. La Paz, Bolivia. Schollaert, A. 2003. Transferencia al Estado de la responsabilidad ambiental de los ingenios mineros de Potosí. Revista Hábitat, LIDEMA Nº 64: 15-18.

Créditos de fotografías: Foto 1 y foto 2: ASE-LIDEMA

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Riesgos socioambientales del proyecto minero San Cristóbal por Rosario Tapia Montecinos

La economía de nuestro país ha estado ligada íntimamente a la extracción de recursos naturales no renovables, principalmente mineros, sin embargo no ha habido un aporte fundamental al desarrollo nacional y pese a la gran cantidad de materia prima extraída, estamos ubicados entre los países más pobres del planeta. La política minera ha estado dirigida siempre a alentar proyectos que han servido a unos pocos, en desmedro de las mayorías, quienes han asumido y lo siguen haciendo, los grandes costos socioambientales. Por un lado se ha degradado recursos naturales como el agua, el suelo y la biodiversidad, y por otro lado se ha generado gran pobreza en las regiones donde se encuentran los yacimientos mineros. Pese a los años transcurridos, la figura no cambia, un claro ejemplo es la Minera San Cristóbal S.A. (MSC), sociedad anónima formada y constituida en Bolivia, propiedad de Andean Silver Corporation Bolivia LDC, que es subsidiaria de Apex Silver Mines, cuya casa matriz tiene base en Denver-Colorado. Apex Silver y MSC fueron creadas en el año 1993 con el objetivo de explorar y desarrollar yacimientos de plata en todo el mundo, siendo el proyecto San Cristóbal el más importante que esta empresa tiene hasta ahora. Los primeros trabajos de exploración se iniciaron en 1995 cuando Apex Silver Mines adquirió las concesiones mineras de la zona. Los trabajos continuaron hasta 1998 con dos fases de perforación. Con los resultados de estas dos perforaciones se elaboraron los estudios de factibilidad e ingeniería básica. Se determinó que las reservas serían suficientes para 17 años de explotación, a razón de 40.000 toneladas por día. La inversión requerida es de 500 millones de dólares y se necesitaría dos años para la construcción de la planta de concentración.22 Para efectivizar el proyecto a cielo abierto, se necesitaba desalojar a los habitantes del pueblo de San Cristóbal, ya que en ese lugar se encuentran los cerros Jalula y Tesorera, poseedores de los yacimientos. Para esto, la empresa minera hizo una serie de ofertas a la población, mostrando las grandes posibilidades de desarrollo que podrían tener si accedían al traslado; lo que más interesó a los pobladores fue la posibilidad de acceder a fuentes de trabajo. Por otro lado, la empresa mostró al Estado boliviano los “grandes” beneficios económicos que tendría con la puesta en marcha del proyecto. Sin embargo, según un estudio realizado por el CEDLA23 , el proyecto San Cristóbal, si bien es un gran negocio minero, no creará muchos empleos. En uno de los párrafos se manifiesta: “de acuerdo a los datos obtenidos y a la forma de explotación minera – a cielo abierto – la inversión de la empresa será intensiva en capital con poca demanda de mano de obra. La inversión del Proyecto San Cristóbal alcanzará a 725 millones de dólares, de los cuales 698 millones corresponderán a activos fijos e intangibles y 27 millones a capital de trabajo”.

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Boletín informativo Minera San Cristóbal 2002. publicado en el boletín Alerta Laboral Nº 48 de febrero de 2007.

El sudoeste potosino, sector donde se encuentra la mina, tiene basada su economía en tres pilares fundamentales: la ganadería a partir del ganado camélido, la agricultura con la producción de quinua y el turismo que recibe a gran cantidad de visitantes cada año, los que llegan atraídos por el salar de Uyuni, la belleza de un paisaje único en el mundo, las lagunas de colores y la Reserva Eduardo Avaroa. Todo esto tiene como sustento vital a las aguas subterráneas existentes en el sector, que es el más árido del país y con los menores índices de precipitación pluvial (entre 200 a menos de 100 mm./año). Según la publicación de FOBOMADE,24 la precipitación que se produce en la zona es tan escasa que el escurrimiento superficial y la recarga subterránea son débiles y ocasionales, esto nos muestra que no debemos esperar la reposición de las aguas extraídas a partir de las precipitaciones. El proyecto minero para sus operaciones requiere 40.000 m3/día o sea 465 litros/ seg., los mismos que serán obtenidos a partir de la extracción de aguas subterráneas mediante perforación de pozos. Por las características de la región, los impactos ambientales de la extracción hídrica serán importantes, pues debido a la disminución de la napa freática, se verán seriamente afectados bofedales, lagunas altoandinas y biodiversidad. Esto a su vez repercutirá en la base económica de los habitantes y sus principales actividades, agrícolas, ganaderas y turísticas. A ello se debe sumar la gran generación de polvos que se producirán por las detonaciones y que viajarán grandes distancias. Otro aspecto muy importante y que es intangible, es la pérdida del patrimonio cultural. El pueblo de San Cristóbal poseía lugares místicos como la Achupalla, los Tres Gigantes y el Soldado, además de la iglesia, declarada Monumento Nacional, donde veneraban a su patrono San Cristóbal. Todo esto se perdió con el traslado y posterior desaparición del poblado. Lamentablemente no existió ninguna autoridad que oriente a los comunarios sobre la magnitud del proyecto y se inició un proceso de negociación en franca desigualdad de condiciones, principalmente por el desconocimiento de la magnitud de la obra y los verdaderos daños que iba a ocasionar. Finalmente los pobladores accedieron, no sin antes hacer algunos pedidos que de ninguna manera compensan la gran cantidad de recursos naturales, renovables y no renovables que se perderán, la disminución de otras actividades económicas tradicionales y la pérdida de sentido de pertenencia a un lugar que por siglos tuvieron con su pueblo natal, amén de la pérdida del patrimonio cultural. Hoy, asentados en otro lugar que no lo consideran suyo, sino como un campamento minero del cual piensan partir dentro de un tiempo, sienten desconsuelo por no poder acceder a las ansiadas fuentes de trabajo. Por otro lado se presentan problemas que inicialmente nadie había advertido, principalmente por los lugares de pastoreo para su ganado. Otras comunidades como Culpina K muestran también su desconfianza frente a un futuro incierto. Hasta antes del ingreso de la empresa minera, tenían buena afluencia de turistas, para lo cual habían habilitado varios servicios, como hospedajes y una casa comunal con artesanías. Hoy, los hospedajes están copados por empleados de las empresas que operan para el proyecto, pero ya no les visitan los turistas, razón por la cual la casa comunal permanece cerrada. Saben que una vez que esas empresas se retiren ya no tendrán usuarios y será difícil volver a reinsertarse en las rutas turísticas.

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Agua y Recurso Hídrico en el sudoeste de Potosí

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En una visita realizada el 19 de octubre de 2007, a muy poco tiempo de iniciadas las obras, se pudo evidenciar los primeros problemas ambientales, como la pérdida de ojos de agua en la región denominada Llulluchera aledaña a la mina, en el mismo sector la generación de polvo por el movimiento de tierras y las voladuras es alarmante y están siendo afectados los pajonales que sirven de alimento para el ganado camélido. Las aguas servidas que bajan del campamento Aguirre, van directamente al río Jaikihua contaminándolo, poniendo en riesgo a las llamas que beben sus aguas. En cada voladura mueren cantidades grandes de vizcachas. El ducto instalado para el traslado de las colas hasta la laguna Wullakara también afecta a las crías de las llamas que no pueden pasar. El desánimo de los ganaderos es evidente, a diario ven morir a sus animales ya sea por falta de agua, por la lejanía de los campos de pastoreo o porque las movilidades que van a gran velocidad embisten a las llamas. La ilusión de acceder a mejores condiciones de vida se esfuma y se ven impotentes por no poder revertir una situación que les pintaron diferente. Una vecina del nuevo pueblo de San Cristóbal manifestaba “antes teníamos lo necesario para vivir de nuestro ganado, no éramos ricos pero si felices y disfrutábamos de paz y tranquilidad, hoy las cosas han cambiado, perdemos nuestros animales, las casas son frías, no tenemos agua, nos quieren despojar de nuestras áreas de pastoreo y lo peor, ya no tenemos la felicidad y la paz que antes teníamos”. Todos estos aspectos nos muestran que San Cristóbal, más que beneficios ocasiona daños irreversibles por tratarse de un ecosistema muy frágil, poniendo en riesgo la vida en una zona extensa del territorio nacional, lo que obligará a sus habitantes a migrar hacia otros lugares, debiendo cambiar drásticamente sus hábitos de vida. Bibliografía CEDLA 2007.. Entre la Riqueza y la Tragedia, San Cristóbal el gran negocio minero. Alerta Laboral Nº 48 FOBOMADE. Agua y Recurso Hídrico en el sudoeste de Potosí. MSC 2002 Boletín informativo Minera San Cristóbal, año 1, Nº 1, campamento Toldos, Potosí, julio 2002.

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Contaminación Minera en la Cuenca San Juan de Sora Sora por Silvana Lafuente Tito La Cuenca San Juan de Sora Sora La cuenca San Juan de Sora Sora se ubica en las provincias Pantaleón Dalence, Cercado y Poopó del departamento de Oruro, se forma principalmente por los ríos Santa Fe y el río Huanuni, cuyos cauces discurren de forma paralela hasta confluir y juntos formar el río San Juan de Sora Sora, que aguas abajo se une al río Desaguadero para finalmente desembocar en el lago Poopó. (Ver gráfico).

Fuente: Plan de Acción Ambiental de Oruro (PAADO), 2005

En la memoria de las comunidades asentadas a lo largo de sus riberas, se cuenta que en alguna época, muchos años atrás, sus aguas eran cristalinas e incluso podían verse peces nativos como el k’arachi. Una imagen muy difícil de visualizar en el pensamiento para cualquiera que en la actualidad recorra el curso de sus aguas coloridas (a momentos plomizo, otros ratos amarillo y en otros rojo), con un olor penetrante a sulfuros.

Principales problemas ambientales de la cuenca Descargas de aguas ácidas y colas en el río Huanuni El río Huanuni nace en las vertientes de la población de Bombo y recorre 55 km hasta desembocar en el río San Juan de Sora Sora, con un caudal promedio de 0,21 m3/seg a 0,32 m3/seg. De un estudio realizado por la prefectura de Oruro se concluye que las aguas de la vertiente tienen un pH de 7,9 a 8,3, lo que indica que son ligeramente alcalinas, lo que hace a estas aguas aptas para riego. Aguas abajo, al llegar a la población de Huanuni, estas aguas se contaminan con los residuos que se vierten de la mina y la misma población urbana, convirtiendo

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sus aguas en ácidas, con un pH de 3 a 4, lo que las hace no aptas para riego. Producto de la descarga de aguas de mina, la concentración de metales pesados es alta, por ejemplo la del cadmio con una concentración de 1,79 mg/l, del arsénico con 0,135 mg/l y del plomo con 0,095 mg/l; las mismas que están por encima de los limites permisibles. La descarga de las colas generadas en el proceso de concentración de minerales del ingenio de la Empresa Huanuni es otro grave problema. Se calcula que hasta el año 1996 se habría descargado en total 3.180.000 toneladas de colas, siendo los principales receptores de esta descarga indiscriminada el Río Huanuni y el río San Juan de Sora Sora.25 Cuadro 1. Inventario de desechos minerales en el río Huanuni Tipo de residuo Colas Colas en lecho de ríos

Área cubierta con residuos (ha) 41

Toneladas de colas 3.180.000

2.650

48.000

Fuente: Proyecto Piloto Oruro (PPO), 1996

En el cuadro 1 podemos observar que el área que cubren las colas a lo largo del río Huanuni y San Juan de Sora Sora es de 2.650 ha, lo que implica que todo este territorio es suelo contaminado y por lo tanto improductivo. Estas colas de la planta concentradora son del tipo gravimétricas, arenosas principalmente: contienen 90% de cuarzo, 8% de jarosita y turmalina y 2% de casiterita26 . Los residuos que se produjeron desde 100 años atrás, según el estudio realizado por el Proyecto Piloto Oruro (PPO) alcanzan a 657.000 toneladas de desmontes mineros, los que se han acumulando poco a poco y constituyen inmensos pasivos ambientales. El principal problema de estos residuos es la generación del drenaje ácido de roca (DAR), más conocido como el agua de “copajira”, que en la época de lluvia llega directamente al río. Los impactos en el río San Juan de Sora Sora En el río San Juan de Sora Sora, confluyen las aguas que bajan por el río Santa Fe, que pasan por el centro minero del mismo nombre y por Morococala, otro centro minero de la región, juntándose con el río Huanuni, cuyas características han sido descritas en el inciso anterior. El río arrastra grandes cantidades de piedra de río y arena gruesa, provocando una erosión hídrica en las riberas. Su caudal varía de 0,75 m3/seg a 1,38 m3/seg y el pH medido es de 2,9, lo que hace que sus aguas sean extremadamente ácidas y no aptas para riego y menos para el consumo humano. En el cuadro 2 se ve que los elementos que sobrepasan los límites permisibles en el río San Juan de Sora Sora, son el hierro con 15,6 mg/l, el cadmio con 0,42 mg/l y el zinc con 29,8 mg/l. Por las características de las descargas que arrastra el río Huanuni, principalmente por la concentración en metales pesados, expresadas

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25 26

Anexo 4, Plan de Acción Ambiental de Oruro 2005. Proyecto Piloto Oruro 1996.

en un pH ácido, el agua de este río no es potable y constituye una fuente de riesgo para la salud de la población que en tiempos ancestrales se abastecían de estas aguas. Cuadro 2. Análisis del agua en el río San Juan Sora Sora

Parámetros

Unidades

pH Conductividad Sólidos disueltos Arsénico Cadmio Calcio Hierro Magnesio Manganeso Sodio Plomo Estaño Zinc

mS/cm mg/l mg/l mg/l mg/l mg/l mg/l mg/l mg/l mg/l mg/l mg/l

Río San Juan de Sora Sora*

Gestión 2005 (agua de un abrevadero)

Limites Permisibles**

2,9

3,86

1855

1756

6a9

1430 0,003 0,42 157,0 15,6 55,4 16,99 36 < 0,03 <1

1767 0,023 ----66,98 ------0,08 < 0,03

1500 0,05 0,005 300 1,0 150 1,0 200 0,05 2,0

29,8

27,34

0,50

Fuente: Informe Técnico de la Secretaría Departamental de Recursos Naturales y Medio Ambiente, de Septiembre del 2006. * El muestreo se realizó en la comunidad de Kochi Piacala. ** Valores Máximos Admisibles de parámetros en cuerpos receptores, según Reglamento en Contaminación Hídrica.

Acumulación de sedimentos Desde la confluencia de los ríos Huanuni y Santa Fe hasta el río Desaguadero, se presenta una intensa salinización en los suelos, con costras salinas, que son más evidentes en las comunidades de abajo como Karavi, Kochi Piacala y Kochi Iswaya Pampa. Por la misma geografía de la zona, los sedimentos son arrastrados a estas comunidades, alcanzando espesores próximos a un centímetro; debajo de los cuales yacen superpuestos sedimentos (de hasta 1,4 metros) de residuos mineros acarreados por el río durante toda la historia minera de la región, constituyéndose toda la cuenca, a decir de los habitantes, en el dique de colas de las operaciones mineras del sector. Algo que disminuiría en gran cantidad la acumulación de estos sedimentos es la construcción del dique de colas de la empresa Minera Huanuni, que por problemas sociales, que COMIBOL no puede resolver desde el año 2006 hasta ahora, no se construye a pesar de tener un proyecto a diseño final. Consecuencias de la contaminación La degradación de ecosistemas terrestres es parte de las consecuencias que genera la elevada contaminación del río Huanuni y el río San Juan de Sora Sora, debido a la crecida en épocas de lluvia, que llega a la cubierta vegetal de sus riveras. Las descargas líquidas de las operaciones mineras en los sectores de Huanuni y Santa Fe, inundan la planicie aluvial en época de lluvia, depositando sedimentos con contenidos inorgánicos que sobrepasan los límites permisibles, tal como

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evidencian los resultados de laboratorio de una muestra de agua tomada de un abrevadero en la gestión 2005 (ver cuadro 2), traduciéndose finalmente en el deterioro ambiental de aguas, suelos y vegetales. El producto de esto es la acelerada erosión y salinización de los suelos. Todos estos efectos generan una disminución de la capacidad productiva de los suelos de las comunidades que habitan en las riberas del río. El reto de una nueva minería estatal respetando el medio ambiente Después del enfrentamiento de octubre de 2006 entre asalariados y cooperativistas de Huanuni, a raíz de la pugna por los yacimientos de estaño, el gobierno asumió el reto de la nacionalización del yacimiento, invirtiendo aproximadamente 10 millones de dólares y contratando cinco mil trabajadores, demostrando así su voluntad de implementar políticas mineras para el desarrollo del país. El 25 de febrero de 2005 se promulgó la Ley de la República Nº 2994, donde se declara de Prioridad Nacional la remediación ambiental del río Huanuni. Ahora el reto del gobierno es demostrar que se puede realizar minería con responsabilidad y respetando las leyes de medio ambiente. Por ello es urgente implantar políticas ambientales que respondan a las necesidades de las comunidades afectadas por la contaminación y el pueblo en general; lo que incluye que la COMIBOL implemente un plan de manejo de residuos sólidos mineros en todas las minas que operaron antes de la relocalización, como Santa Fe, Japo, Morococala, San José, etc. que todavía están en operación. Entre ellas debe encontrarse la empresa minera Huanuni, donde yacen grandes volúmenes de pasivos ambientales mineros. También es necesario un plan de mitigación de las aguas ácidas generadas por estos residuos, debido a que en la época de lluvia, el impacto de estas aguas a las comunidades que viven de la agricultura, genera grandes pérdidas económicas.

Bibliografía Ministerio de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente, Secretaría Nacional de Minería, 1996. Proyecto piloto Oruro, Plan de Gestión Ambiental. Ministerio de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente, Secretaría Nacional de Minería, 1996. Proyecto piloto Oruro, Depósito de colas minerales en el área del PPO. Montoya, J.C. y otros, 2005. Gestión Ambiental del Departamento de Oruro, Prefectura del Departamento de Oruro – Dirección Departamental de Recursos Naturales y Medio Ambiente. Prefectura del Departamento de Oruro, 2005. Secretaría Departamental de Recursos Naturales y Medio Ambiente, Informe Técnico de Inspección Ambiental.

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Capítulo 2 La actividad hidrocarburífera y sus impactos ambientales por José Ricardo Coello de la Zerda

Historia del sector hidrocarburos La actividad hidrocarburífera en Bolivia se inició a principios del siglo 20 con las intervenciones de empresas transnacionales como la Standard Oil, nacionalizada en 1936 durante el gobierno de David Toro - año en el que se promovió la creación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos YPFB - y la Gulf Oil Company, nacionalizada en 1969 durante el gobierno de Alfredo Ovando Candia, hasta llegar a la reciente nacionalización petrolera del actual gobierno, luego de 10 años de “capitalización” de las empresas del Estado por parte del ex-presidente Gonzalo Sánchez de Lozada1, y la posterior refundación de YPFB a través de la Ley de Hidrocarburos Nº 3058 de mayo de 2005. Los repetidos procesos de nacionalización ocurridos en el pasado dejan entrever claramente una pugna histórica en pos de lograr mayores ingresos por concepto de regalías. Durante varias décadas de vida de YPFB, desde su fundación en 1936 hasta su capitalización en 1996, la cadena hidrocarburífera estuvo bajo el control del Estado boliviano en las diferentes fases, desde la exploración y explotación de hidrocarburos (upstream) hasta las actividades posteriores de la cadena (downstream): refinación, industrialización, almacenaje y transporte, y finalmente la exportación. Estas actividades han permitido financiar el gasto público mediante la transferencia obligatoria de hasta el 65% de los ingresos de YPFB, en detrimento de la propia empresa estatal, dejándola sin fondos para la exploración de nuevos yacimientos, explotación de los existentes y mejora de los procesos de transporte y comunicación. Con las leyes de Capitalización en 1994 y la de Hidrocarburos Nº 1689 de 1996, se pasó drásticamente de una visión de economía estatal a una de total privatización, otorgando además a través del Decreto Supremo 24806 el derecho de propiedad de la producción en boca de pozo al titular de la concesión, cediendo de este modo la propiedad de los yacimientos hidrocarburíferos desde el momento que afloran a la superficie.2

1 2

La capitalización consiste en una privatización parcial y diferida en el tiempo, por la cual los bolivianos (y no el Estado) son propietarios del 49% de las acciones, que son administradas por los Fondos de Pensiones. Algunos alegaron que los contratos de riesgo compartido (CRC) son inconstitucionales porque ceden la propiedad de la producción. Sin embargo, el Tribunal Constitucional, a través de la sentencia constitucional 114/2003 del 5 de diciembre de 2003, ha establecido la constitucionalidad de esos CRC frente al art. 139 de la CPE (nota de los editores).

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Hitos históricos en el sector hidrocarburos 1936: Creación de la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos en el Gobierno del General David Toro. 1937: Primera nacionalización de hidrocarburos con caducidad de concesión y expropiación de la Standard Oil. 1942: Bolivia suscribe con EEUU un compromiso mediante el cual la Standard Oil recibiría 1.700.000 dólares como indemnización, a cambio de informes y documentos de la empresa. El Gobierno tuvo que convencer a diversos sectores de la importancia de pagar esa suma a cambio de la compra de minerales por parte de Estados Unidos. 1956: Aprobación del Código Petrolero (conocido también como Código Davemport) en el que se establecía un régimen de regalías del 18% para Bolivia. Como resultado de los beneficios que este Código otorgaba a las empresas transnacionales, catorce compañías norteamericanas ingresaron al país de manera inmediata, entre las que se encontraba la Gulf Oil Company. 1969: Durante el gobierno de Alfredo Ovando Candia, se produjo la nacionalización de la Gulf Oil, mediante un Decreto Ley que fue impulsado por Marcelo Quiroga Santa Cruz, entonces ministro de Minas y Petróleo. El responsable del control y toma de los campos de la petrolera fue el general Juan José Torres. 1990: Promulgación de la Ley de Hidrocarburos Nº 1194, durante la presidencia de Jaime Paz Zamora, en la que se suscribía con las empresas extranjeras, también llamadas “contratistas”, contratos de operación o de asociación para la exploración y explotación petrolera. Las empresas tenían el derecho de disponer libremente el 50% de la producción; y la comercialización y transporte se realizaban respetando los acuerdos suscritos con YPFB, propietaria de los ductos. 1992: Bolivia condona a la Argentina 300 millones de dólares provenientes de facturas pendientes de pago por la exportación de gas. A cambio, el vecino país cancelaba una deuda de 800 millones de dólares originada, principalmente, en el gobierno dictatorial de Luís García Meza. 1996: Ley de Hidrocarburos Nº 1689 promulgada durante la presidencia de Gonzalo Sánchez de Lozada, vigente hasta mayo del año 2005, con un régimen de regalías del 18% para Bolivia, al amparo de la Ley de Capitalización Nº 1544 del año 1994. Esta ley favorece a las empresas transnacionales en desmedro de YPFB, que queda prácticamente excluida de la cadena hidrocarburífera, determinando que la propiedad de la producción de líquidos y gas, en términos finales, le corresponde a las empresas transnacionales.

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Capitalización de YPFB con la creación de tres unidades: 1) Unidad de Exploración y Producción: Empresa Petrolera CHACO, adjudicada a Petroleum Company y Amoco Bolivian (valor de capitalización 306.667.001 U$); 2) Unidad de Exploración y Producción: Empresa Petrolera ANDINA, adjudicada a Empresa Petrolera Andina (valor de capitalización 264.777.021 U$);

3)

Unidad de Transporte: Transredes Transporte de Hidrocarburos, adjudicada a ENRON Transportadora, Bolivia Shell y Overseas Holding Ltda (valor de capitalización 263.500.000 U$; Total: 834.944.022 U$). A dos meses de promulgada la Ley de Hidrocarburos Nº 1689 se aprueba la Ley Nº 1731 para efectuar un cambio sustantivo en la primera. Este cambio consiste en redefinir los campos “Existentes” de manera que sólo quedaran bajo esa denominación y en esa calidad, las reservas probadas que están en producción; a su vez, las reservas probables en producción pasan a considerarse como hidrocarburos “nuevos”. Esta decisión se aplicó principalmente a los campos San Alberto y San Antonio que fueron considerados como hidrocarburos “nuevos”. Este sustancial cambio de clasificación de campos, una decisión eminentemente política, tuvo implicaciones significativas en el sistema tributario, que afectó al país y favoreció a la empresa brasileña Petrobras. 1997: Se promulga el DS 24806 que autoriza a las empresas extranjeras comercializar y exportar hidrocarburos. Se aprueba cuatro modelos de contrato de riesgo compartido y se establece en su tercera cláusula que las empresas petroleras adquieren el derecho de propiedad de la producción que obtengan en boca de pozo, siendo el Estado propietario de las reservas sólo cuando se encuentran bajo tierra, disposición que va en contraposición del art. 139 de la CPE.1 2002: A consecuencia de la implementación de la Ley de Hidrocarburos Nº 1689, proliferan los contratos de riesgo compartido entre YPFB y las empresas petroleras extranjeras para las fases de exploración y explotación, hasta llegar, en diciembre de dicho año, a 79 contratos de riesgo compartido, con 35 bloques para exploración y explotación (4.049.426 ha, equivalentes a 40.494 km2) y 44 campos de explotación (289.087 ha, es decir 2.891 km2). 2003: Se produce una convulsión social de gran magnitud, en octubre de dicho año, conocida como la “guerra del gas”, que provoca decenas de muertes y produce la renuncia y posterior huida del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada a EEUU. El 17 de octubre, Carlos Mesa Gisbert asume la presidencia con la promesa de modificar la Ley de Hidrocarburos Nº 1689 y convocar a un Referéndum vinculante sobre el destino de las reservas de gas natural. 2004: El primero de febrero el presidente Mesa anuncia la derogación del Decreto Supremo Nº 24806, que entregaba la propiedad de los hidrocarburos en boca de pozo a las transnacionales. El 18 de julio se lleva a cabo el Referéndum vinculante que expresa la decisión del pueblo boliviano en materia de hidrocarburos. 2005: En fecha 17 de mayo de 2005, se promulga una nueva Ley de Hidrocarburos (Ley Nº 3058), que establece entre otros aspectos: i) nuevas disposiciones relacionadas con la propiedad de los hidrocarburos, coincidentes con la CPE; ii) la refundación de YPFB; iii) un nuevo régimen económico e impositivo, mucho más justo que el anterior; iv) las políticas hidrocarburíferas y los principios rectores; v) el cambio obligatorio de las concesiones para exploración y explotación en contratos de servicio, bajo tres modalidades: producción compartida, operación y asociación; vi) la exportación/ industrialización del gas y promoción de su uso masivo; vii) derechos

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a la consulta y participación de los pueblos campesinos, indígenas y originarios de manera previa, obligatoria y oportuna; viii) establecimiento de restricciones, condicionamientos y exigencias en Áreas Protegidas, sitios sagrados y otras áreas de valor natural y cultural, incorporando la Evaluación Ambiental Estratégica como requisito previo a la autorización o concesión para el análisis de su viabilidad, en el marco del Desarrollo Integral Nacional Sustentable; ix) la conformación de Comités de Monitoreo Socio – Ambiental y disposición de recursos para la fiscalización (con 0,5% de la inversión hidrocarburífera); y x) disposiciones para el establecimiento de Áreas Reservadas a favor de YPFB. En fecha 24 de noviembre, se promulga el DS 28467, en el gobierno de Eduardo Rodríguez Veltzé, a través del cual se reservan a favor de YPFB once áreas de interés hidrocarburífero, cuatro de las cuales se encuentran al interior de Áreas Protegidas: i) Bloque Madre de Dios en la Reserva Manuripi (500.000 ha); ii) Bloque Madidi en el Parque del mismo nombre (242.500 ha); iii) Bloque Sécure en la Reserva Isiboro Sécure (723.495 ha); iv) Bloque Aguaragüe en el Parque Aguaragüe (114.375 ha). 2007: Se promulgan varios Decretos Supremos para implementar la Ley de Hidrocarburos Nº 3058, entre los que se encuentran: i) Reglamento de transporte de hidrocarburos por ductos, DS 29018 del 31-01-07; ii) Reglamento de consulta y participación para actividades hidrocarburíferas, DS 29033 del 16-02-07; iii) Reglamento de monitoreo socio-ambiental en actividades hidrocarburíferas dentro de TCOs y comunidades campesinas, DS 29103 del 23-04-07; iv) Disposiciones y procedimientos para procesos de consulta pública y participación de pueblos indígenas originarios y comunidades campesinas frente a actividades de hidrocarburos, DS 29124 del 09-0507; v) Reglamento de áreas reservadas a favor de YPFB, DS 29130 del 1305-07, que adiciona 10 bloques a los 11 anteriormente reservados por el DS 28466. Se observa que además de los anteriormente nombrados, se encuentra vinculado con Áreas Protegidas el Bloque Sanandita, en el Parque Aguaragüe (11.875 ha adicionales, en Tarija). Dentro del Bloque Aguaragüe se discriminan además las zonas “Norte” con 53.500 ha (en Chuquisaca y Santa Cruz, fuera del Parque Aguaragüe), “Centro” con 49.125 ha (en Tarija, dentro el Parque Aguaragüe), “Sur A” con 29.375 ha (en Tarija, dentro del Parque Aguaragüe) y “Sur B” con 14.375 ha (en Tarija, dentro del Parque Aguaragüe); haciendo un total de 5.757.202 ha reservadas para YPFB en el territorio nacional. En fecha 11 de julio, a través de DS 29189, se autoriza la conformación de una sociedad económica mixta entre YPFB y PDVSA Bolivia SA, para el desarrollo de actividades de exploración en búsqueda de yacimientos de hidrocarburos y explotación de los mismos, con una participación estatal mayoritaria constituida por un paquete accionario a favor de YPFB del 60%. El 9 de agosto, se promulga el DS 29226 sobre nuevas áreas reservadas para YPFB en anexo al DS 29130 del 13-05-07. En este nuevo decreto se reservan 33 áreas de interés hidrocarburífero, de las cuales surge como nueva el Bloque Tuichi Norte bajo operador de REPSOL – YPF en el Parque Madidi, con una superficie de 50.000 ha.

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Organización actual del sector hidrocarburos

Política sectorial y principios generales Los lineamientos políticos en la Ley de Hidrocarburos Nº 3058 establecen que el Estado, a través de sus órganos competentes, en ejercicio y resguardo de su soberanía, establecerá la política hidrocarburífera del país en todos sus ámbitos, definiendo así claramente quién establece la política sectorial y bajo qué condiciones. En primer lugar, el aprovechamiento de hidrocarburos deberá promover el desarrollo integral, sustentable y equitativo del país, lo que implica:  En lo integral, se buscará el bienestar de la sociedad en su conjunto; Se puede entender como el mejoramiento de la calidad y condiciones de vida de la población en su conjunto (obviamente priorizando a los grupos más vulnerables), para “vivir bien” (nuevo concepto de desarrollo nacional), en armonía con la naturaleza (en equilibrio con lo que nos rodea), y en reciprocidad continua entre pueblos y comunidades (respetando la diversidad e identidad cultural).  En lo sustentable, se buscará el desarrollo equilibrado con el medio ambiente, resguardando los derechos de los pueblos. Esta política pretende armonizar el desarrollo de la actividad hidrocarburífera en el territorio nacional, en empatía con la conservación del patrimonio natural y cultural del país, presente en Áreas Protegidas, Territorios Comunitarios de Origen, entre otros, reto que corresponde encarar entre todos los bolivianos.  En lo equitativo, se buscará el mayor beneficio para el país, incentivando la inversión, otorgando seguridad jurídica y generando condiciones favorables para el desarrollo del sector. El mayor beneficio para el país debe ser entendido no sólo en términos monetarios sino también de forma “integral” y “sustentable”, en cumplimiento con las disposiciones anteriores, bajo los principios del desarrollo sostenible, en ejercicio y resguardo de su soberanía y en cumplimiento de sus objetivos de política interna y externa. Adicionalmente, el aprovechamiento de los hidrocarburos deberá garantizar el aprovisionamiento de hidrocarburos al mercado interno, en cumplimiento con el Principio de Continuidad, incentivar la expansión del consumo en todos los sectores de la sociedad a fin de mejorar la calidad de vida de los bolivianos, dinamizar la base productiva y elevar la competitividad de la economía nacional;3 desarrollar su industrialización en el territorio nacional para lograr un mayor valor agregado y beneficio para el país, en cumplimiento con el Referéndum del 18 de julio de 2004; y finalmente promover la exportación de excedentes en condiciones que favorezcan los intereses del Estado y el logro de sus objetivos de política interna y externa en cumplimiento del mismo Referéndum, que establece al gas natural como recurso estratégico para lograr una salida útil y soberana al Océano Pacífico. Finalmente, los planes, programas y actividades del sector de hidrocarburos serán enmarcados en los principios del desarrollo sostenible, dándose cumplimiento a

3

Según el Art. 7 de la Ley Nº 3058.

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las disposiciones establecidas en el Artículo 171 de la Constitución Política del Estado, La Ley del Medio Ambiente y la Ley Nº 1257, de 11 de julio de 1991, que ratifica el Convenio Nº 169 de la OIT y Reglamentos conexos.

Organización institucional del sector hidrocarburos La Ley de Hidrocarburos Nº 3058 define una Autoridad Competente y un Ente Regulador. La Autoridad Competente es el Ministerio de Hidrocarburos, que elabora, promueve y supervisa (evalúa y controla) las políticas estatales en materia de hidrocarburos; norma y supervisa el cumplimiento de las disposiciones legales; determina el precio de los hidrocarburos; establece la política de precios y la política de exportación, entre otras atribuciones establecidas por Ley. El Ente Regulador es la Superintendencia de Hidrocarburos, que se encarga de regular las actividades de transporte, refinación, comercialización de productos derivados y distribución de gas natural por redes, protege los derechos de los consumidores, otorga concesiones, licencias y autorizaciones, da permisos para la exportación de hidrocarburos, autoriza la importación de hidrocarburos, lleva un registro nacional de las personas individuales y colectivas que realicen actividades hidrocarburíferas, aprueba tarifas y fija precios, vela por el cumplimiento de los derechos y obligaciones de las entidades sujetas a su competencia, requiere información, datos, contratos y otros que considere necesario, aplica sanciones económicas y técnicas administrativas, entre otras. Actividades hidrocarburíferas Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) se refunda como empresa autárquica de derecho público, bajo la tuición del Ministerio de Hidrocarburos; es constituida por un Directorio, un Presidente Ejecutivo y dos Vicepresidencias (una de Administración y Fiscalización y la otra Operativa). YPFB se encarga de negociar y administrar los contratos petroleros; fiscalizar las actividades de exploración y explotación, fiscalizar la producción de hidrocarburos en calidad y volumen para efectos impositivos, regalías y participaciones; administrar el Centro Nacional de Información Hidrocarburífera (CNIH); operar y/o participar en todas las actividades de la cadena productiva por sí o mediante conformación de sociedades; y negociar la conformación de sociedades de economía mixta, entre otros. Clasificación de las actividades del sector Según la Ley Nº 3058, las actividades hidrocarburíferas se clasifican en: Exploración. Se entiende por exploración el reconocimiento geológico de superficie, levantamientos aerofotogramétricos, topográficos, gravimétricos, magnetométricos, sismológicos, geoquímicas, perforación de pozos y cualquier otro trabajo tendente a determinar la existencia de hidrocarburos en un área o zona geográfica.

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Explotación. Se entiende por explotación, la perforación de pozos de desarrollo y de producción, tendido de líneas de recolección, construcción e instalación de plantas de almacenaje, de procesamiento y separación de líquidos y licuables, de recuperación primaria, secundaria y mejorada y toda otra actividad en el suelo y en subsuelo dedicada a la producción, separación, procesamiento, compresión y almacenaje de hidrocarburos.

Refinación e industrialización. Refinación se refiere a los procesos que convierten el petróleo en productos denominados carburantes, combustibles, lubricantes, grasas, parafinas, asfaltos, solventes, gas licuado de petróleo (GLP) y los subproductos y productos intermedios que generan dichos procesos. La industrialización comprende las actividades de transformación química de los hidrocarburos y los procesos industriales y termoeléctricos que tienen por finalidad añadir valor agregado al gas natural: petroquímica, transformación de gas a líquidos (GTL), producción de fertilizantes, urea, amonio, metanol y otros. Transporte y almacenaje. Transporte es la actividad de trasladar hidrocarburos, productos refinados de petróleo y GLP de un lugar a otro por medio de ductos, utilizando instalaciones complementarias. Se excluye de esta definición la distribución de gas por redes y líneas de recolección. Almacenaje es la actividad de acumular hidrocarburos, productos refinados de petróleo y GLP en tanques estacionarios para su comercialización. Comercialización. En esta actividad se discrimina la comercialización de productos resultantes de la explotación (que implica la compra-venta de petróleo, gas natural, GLP de plantas y otros hidrocarburos, medidos en el punto de fiscalización) de la comercialización de productos refinados de petróleo e industrializados (que implica la compra-venta de productos resultantes de los procesos de refinación de petróleo e industrialización). Distribución de gas natural por redes. Es la actividad de proveer gas natural, en calidad de servicio público, a los usuarios del área de concesión, además de construir las redes, administrar y operar el servicio. Adicionalmente, la Ley Nº 3058, en su artículo 33 discrimina de las actividades hidrocarburíferas los trabajos de reconocimiento superficial, consistentes en estudios topográficos, geológicos, geofísicos, geoquímicos, prospección sísmica y perforación de pozos para fines geofísicos, en áreas bajo contrato o en áreas libres, previo permiso del Ministerio de Hidrocarburos, sin conceder derecho alguno al ejecutante para suscribir contratos hidrocarburíferos.

De acuerdo al Art. 3 del DS 29130, las actividades de exploración y explotación en las áreas reservadas a favor de YPFB podrán realizarse de manera directa, aprobados por su Directorio sobre la base de la viabilidad técnica, económica y financiera del proyecto, o en asociación, mediante la conformación de Sociedades de Economía Mixta – SAM, donde YPFB tenga como mínimo el 50% + 1 de participación accionaria, y el control de la gestión y administración de la empresa, previa aprobación del Directorio de YPFB; en este último caso se suscribirá un “Contrato de Exploración y Explotación de Áreas Reservadas”, cuyos aspectos generales serán establecidos por el Ministerio de Hidrocarburos y Energía. Este contrato, una vez suscrito, deberá remitirse para su aprobación al Poder Legislativo, en cumplimiento al Art. 59 de la CPE. Un aspecto importante a considerar es que el citado contrato deberá establecer que el socio de YPFB deberá transferir tecnología a favor de la SAM, así como capacitar a su personal y al de YPFB. Para la exploración y explotación en áreas de contrato, el Poder Ejecutivo - mediante Decreto Supremo - dividirá el territorio nacional en parcelas para la conformación de áreas de contrato. Las áreas libres (parceladas) serán adjudicadas mediante licitación pública internacional, excluyendo las áreas reservadas para YPFB, tanto en las zonas declaradas tradicionales como no tradicionales.

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Figura 1. Áreas de interés hidrocarburífero y Áreas Protegidas. concesiones hicrocarburíferas y áreas protegidas de Bolivia

Figura 2. Áreas de Exploración reservadas para YPFB Bloques de exploración hidrocarburífera reservadas a YPFB, según D.S. 28467

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Problemas del sector hidrocarburos en materia ambiental La historia del sector hidrocarburos en materia ambiental ha dejado mucho que desear, desde las primeras incursiones petroleras, mostrando falencias y desaciertos por falta de conocimiento en la materia, ausencia de regulaciones específicas, escasa participación de los actores sociales y una política sectorial concentrada casi exclusivamente en aspectos económicos, sin la debida internación de las variables ambientales, sociales y culturales. Como prueba de lo indicado, persisten por décadas los impactos y efectos negativos de la actividad petrolera en la zona tradicional hidrocarburífera, como se detalla a continuación. Pasivos ambientales en la zona tradicional hidrocarburífera Desde inicios del siglo 20 hasta la década de los años 70, la intensa exploración sísmica en el sur del país dejó, entre otros impactos ambientales, un entramado de caminos de más de 500 km de extensión por 5 m a 10 m de ancho en la región del Chaco boliviano.4 El aspecto de trilla, visible al presente incluso en imágenes satelitales, denota la baja resiliencia de los ecosistemas chaqueños, que ha provocado la erosión de suelos, la activación de arenales y la habilitación de rutas de acceso, permitiendo asentamientos humanos, tala forestal y cacería, entre otros. La exploración y explotación hidrocarburífera en la zona tradicional del Subandino Sur ha dejado varios campos petroleros abandonados en forma inadecuada, con pasivos ambientales entre los que se cuentan áreas de pozos antiguos y ductos que con el tiempo han sufrido deterioro y fracturas, provocando derrames de hidrocarburos que afectan la calidad del agua, el suelo, los animales domésticos y silvestres y las poblaciones humanas que habitan en varios sectores de la región.5 Adicionalmente, la actividad petrolera dejó problemas de erosión cultural y pobreza en las poblaciones indígenas y campesinas asentadas en las inmediaciones de los campos, en la misma región del Subandino Sur, las que no se beneficiaron del supuesto auge petrolero y cuyas condiciones de vida fueron más bien agravadas por la contaminación ambiental y la pérdida de fuentes de agua, escasas en la región. Incendios El 2 de octubre de 1999, el Pozo Madrejones X-1001 de la Empresa Pluspetrol, ubicado en el Chaco tarijeño, a pocos kilómetros de la frontera argentina, se descontroló produciendo una importante fuga de gas e incendio que obligó al desplazamiento de 8 familias campesinas que debieron abandonar sus tierras afectadas por la contingencia. Durante 3 meses y medio, Pluspetrol fue incapaz de apagar el incendio del pozo. Las llamas, que alcanzaban los 30 metros de altura y 40 de diámetro incendiaron los bosques de la cercanía. Durante este tiempo, la zona fue acordonada por efectivos militares y se negó el acceso a los pobladores y a la prensa. Tanto el Foro Yacuibeño de Medio Ambiente como la Asamblea de Derechos Humanos de Yacuiba, denunciaron la contaminación atmosférica y pérdidas económicas millonarias por concepto de regalías. Los pobladores exigían la indemnización por la sequía que ha provocado el incendio a toda la región y el uso del agua existente en atajados para apagar el incendio. Posteriormente se

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Actualmente esta práctica de apertura de caminos para la sísmica ha sido ampliamente mejorada con la simple habilitación de sendas de 1,5 m de ancho, aspecto que coadyuva a la recuperación natural y asistida de la vegetación afectada. Ejemplos: Pozos Sanandita X-1, Sanandita 31, Tucan-9, varios oleoductos de CLHB y Transredes en actual funcionamiento, entre otros.

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realizó una auditoría ambiental para la evaluación de daños para fines de remediación y compensación respectiva. Impactos en Áreas Protegidas La Empresa Petrobras implementó el Proyecto “Líneas de Transferencia Poliducto/ Oleoducto Campo Sábalo” (2002-2007) en el PN-ANMI Aguaragüe, luego de tramitar la licencia ambiental correspondiente. A fin de resolver problemas técnicos y evitar impactos ambientales en el Parque Nacional, se construyó un túnel de alto costo por debajo la cota 900 para el paso de los ductos, el que atravesaba parcialmente la Serranía del Aguaragüe en más de 2000 metros, siguiendo posteriormente los ductos por la Quebrada Los Monos (enterrados en su lecho) hasta salir del área protegida. Como era de esperar, el proyecto generó una importante cantidad de escombros, los mismos que se dispusieron en buzones para el confinamiento del material extraído del túnel. Durante la etapa de operación, el 2 de abril de 2006, una fuerte riada generó socavamiento y daños en los ductos enterrados, con afloramientos y fracturas en varios sectores, provocando el derrame de los hidrocarburos durante horas hacia las aguas de la quebrada Los Monos y, por intermedio de ésta, al río Pilcomayo. Los daños ambientales no pudieron ser cuantificados por el efecto del relave y dilución de los hidrocarburos durante la riada. Actualmente la operación de los ductos ha sido reiniciada y se realizan obras de protección con mayores márgenes de seguridad al interior de la quebrada. Las obras de reparación habrían superado los 20 millones de dólares. En el año 2003, la empresa TOTAL inició el trámite de licencia ambiental para el “Proyecto de Sísmica 3D Bloque XX-Tarija Oeste-Bloque Bereti”. El área del proyecto comprometía alrededor del 40% de la superficie total del Parque Nacional Aguaragüe y un 10% de la superficie total del Área Natural de Manejo Integrado. La sísmica propuesta era altamente densa con separaciones entre líneas (fuente y receptoras) de menos de 500 m dentro del Área Protegida, situación que estaría asociada a la generación de impactos ambientales significativos sobre la fauna y flora silvestre y a riesgos de desestabilización en laderas de alta pendiente. El proyecto no obtuvo la licencia ambiental correspondiente.

Foto 1. Mortandad de aves por contaminación hidrocarburifera en el río Azero

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En 2001 la Empresa REPSOL obtuvo licencia para el proyecto “Desarrollo Campo Margarita”, procediendo a la construcción de una planta de tratamiento de gas, dos pozos petroleros y el tendido de ductos (gasoducto/oleoducto) por varias serranías, incluyendo la Serranía de Caipipendi y Aguaragüe. En esta última, no logró concluir el tendido de ductos6 debido al requerimiento del SERNAP de un análisis de alternativas que considere la posibilidad de paso por el túnel de Petrobras construido el año 2002, a fin de evitar impactos en el Parque Nacional (encima de la cota 900). El estudio se realizó en dos oportunidades hasta lograr la definición de un trazo que cuente con la autorización de las instancias competentes, previo cumplimiento de la consulta pública respectiva.

Foto 2. Proyecto “Líneas de transferencia gasoducto/oleoducto Campo Sábalo a) Ductos del Campo Sábalo; b) Túnel Aguaragüe; c) Contingencia fractura de oleoducto en fecha 02-04-06; d) Obras de reparación y protección en octubre 2007.

La Empresa CHACO implementó entre 2003 y 2004 el proyecto “Perforación Exploratoria Timboy X-1” en el PN-ANMI Aguaragüe, luego de tramitar la licencia ambiental correspondiente. El proyecto generó problemas ambientales por la desestabilización de taludes durante la apertura del camino, provocando daños en la quebrada Timboy y afectando la fuente de agua para la comunidad del mismo nombre, además del incumplimiento de la licencia ambiental por el desvío no autorizado del camino, que generó problemas similares. Actualmente dicho proyecto está sujeto a un proceso de Auditoría Ambiental, aunque se observa un retraso significativo para su realización debido a problemas administrativos.

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Hasta la construcción del tramo faltante, REPSOL viene utilizando los ductos de Petrobras para el transporte de hidrocarburos del Campo Margarita (medida temporal).

Foto 3. Las actividades de explotación y exploración ocasionan impactos de diversa intensidad y escala

En la zona no tradicional hidrocarburífera En la década de los 80 y principios de los 90 se realizaron exploraciones sísmicas a cargo de varias empresas petroleras en la zona hidrocarburífera no tradicional, en cientos de kilómetros de extensión, en zonas de alta sensibilidad, sin contar con los recaudos ambientales respectivos (salvo los estándares de control de calidad internos), y sin la aceptación de los actores sociales. Los impactos ambientales de dichos emprendimientos no fueron determinados y se desconocen cuáles pueden haber sido sus efectos. Entre 1995 y 1996 la empresa TOTAL realizó la perforación del Pozo Exploratorio Yariapó X-1, una perforación exploratoria de alto costo en el entonces Bloque Madidi, al interior del Area Natural de Manejo Integrado del Área Protegida Madidi, con técnicas de intervención que evitaban la construcción de caminos de acceso, ya que el transporte de materiales se efectuaba enteramente vía aérea con helicópteros. En el pozo no se encontraron hidrocarburos, procediéndose a su restauración con algunos problemas por el uso de especies invasoras como el kutzú, que alteran la composición florística de la zona.

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Foto 4. Perforación exploratoria Yariapó X-1 en el PN-ANMI Madidi

En el año 2000, la empresa Andina, concesionaria del Bloque Amboró – Espejos, gestionó la licencia ambiental para un proyecto de sísmica 2D al interior del Parque Nacional Amboró. No logró la autorización por la instancia competente, debido al fuerte rechazo de las comunidades y municipios, principalmente de organizaciones relacionadas a los emprendimientos ecoturísticos en la zona - y a las observaciones técnicas del SERNAP - ya que el proyecto se proponía en zona de protección estricta dentro de dicho parque. Este caso se trata con mayor detalle en el capítulo correspondiente a Áreas Protegidas. Contingencias del transporte El 30 de enero del mismo año 2000, se ocasionó uno de los sucesos más funestos para el medio ambiente del ecosistema del Altiplano. En el sector de Sica Sica, se produjo la ruptura del ducto que transportaba petróleo de Bolivia a Chile y se derramó alrededor de 29.000 barriles de petróleo reconstituido. El responsable de este incidente fue la empresa Transredes. En aquella ocasión, se realizó por primera vez una Auditoria Ambiental de la contaminación y degradación de recursos naturales. Indudablemente, la ejecución de la auditoria tuvo aciertos y desaciertos, pero lo ponderable es que se aplicó en alguna medida la Ley de Medio Ambiente.

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Situación actual del derrame en Sica Sica A siete años del incidente, un reporte de CEPA (Centro de Ecología y Pueblos andinos) hace un balance de la remediación de los impactos ambientales causados por la ruptura del ducto e indica lo siguiente: En lo ambiental: A la fecha persisten restos de petróleo en el suelo y sedimentos, inclusive en algunas plantas como la totora. Así se ha podido observar un “efecto sandwich” en los suelos en la comunidad de Thuluta (sector de Chuquiña provincia Saucari). Esto ha disminuido el crecimiento de los pastos nativos, especialmente de los “chijis”. Asimismo comunarios de Kochi Piacala (municipio de El Choro) manifestaron que en sus terrenos se encuentran aún restos de petróleo, que perjudican el desarrollo de sus pastos, lo mismo manifiestan comunarios de Huancaroma quienes han visto disminuidos sus alfares después del derrame de petróleo. En lo económico: Si bien es cierto que Transredes llegó a compensar con aproximadamente 6,5 millones de dólares a los comunarios, la empresa reporta que gastó en todo el proceso alrededor de 60 millones de dólares; lo que quiere decir que apenas el 10% de lo gastado llegó a los afectados. Transredes nunca llegó a compensar por las enfermedades causadas a los animales, peor aún por la pérdida de la calidad de agua y suelo. La auditoría consideró solamente los impactos a corto plazo; no fueron cuantificadas las consecuencias de la contaminación a largo plazo, evidenciadas en las denuncias que hasta ahora realizan los comunarios. En lo social: Referente a lo social, es importante señalar que el derrame influyó en la desarticulación de la estructura organizativa comunitaria, surgiendo como alternativa comités de medio ambiente. Lo más preocupante, sin embargo, es que surgieron conflictos entre comunidades, familias e incluso conflictos al interior de las unidades familiares (entre hermanos, padres e hijos). Finalmente, Transredes no tuvo una acción efectiva en el tema de la salud. Así, por ejemplo, la Auditoria Ambiental estableció que la empresa debería efectuar un monitoreo de salud (exposición) a toda la población que estuvo expuesta al derrame. Esta actividad nunca se realizó. Se había sugerido que las personas expuestas debieran gozar de un seguro de salud de por lo menos 20 años, pagado por la empresa Transredes, lo que tampoco se efectivizó.

Proyectos anulados La Empresa Petrobras tramitó en 2002 las licencias ambientales de los Proyectos de Sísmica 2D Río Hondo Sur y Sísmica 2D Río Hondo Norte, en el Bloque Río Hondo que se sobrepone con la Reserva de la Biosfera y Territorio Indígena Pilón Lajas.

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Dado que el proyecto de Río Hondo Norte se encuentra sobre la zona de protección estricta del área protegida, el SERNAP recomendó no otorgar la licencia

ambiental correspondiente, solicitud que fue atendida favorablemente por la Autoridad Ambiental Competente.

Bloque Río Hondo de la Empresa Petrobras, con líneas sísmicas antiguas y propuestas

Implicancias ambientales de la Ley Nº 3058 Con la nueva Ley de Hidrocarburos Nº 3058 se busca cubrir varios vacíos y deficiencias en materia socio - ambiental, es así que se pretende: 1. Mejorar los procesos de participación y consulta principalmente con los pueblos campesinos, indígenas y originarios, en cumplimiento con lo dispuesto en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ratificado por Ley de la República Nº 1257, lográndose avances reglamentarios a través del Decreto Supremo Nº 29033 del 16 de febrero de 2007, que trata específicamente sobre consulta y participación para actividades hidrocarburíferas. 2. Resolver discrepancias acerca de la pertinencia de intervenciones petroleras en Áreas Protegidas, sitios sagrados y otras áreas de valor natural y cultural, así como las restricciones, condicionamientos y exigencias para tal efecto. En este ámbito se valora positivamente la exigencia de Evaluaciones Ambientales Estratégicas que permitan realizar análisis integrales y participativos, para determinar la viabilidad de los emprendimientos

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sectoriales en el marco del desarrollo sustentable, previo al otorgamiento de concesiones y permisos. Este instrumento requiere una reglamentación específica con participación de todos los actores involucrados bajo la supervisión de la Autoridad Ambiental Competente y OSC. Al respecto, cabe aclarar que si bien se han establecido y otorgado Áreas Reservadas a YPFB a través de Decretos Supremos (DS 29130 del 13 de mayo del 2007; DS 29217 del 2 de agosto de 2007; DS 29226 del 9 de agosto de 2007) y se ha hecho oficial la autorización de conformación de una sociedad de economía mixta entre YPFB y PDVSA Bolivia S.A., denominada “YPFB – Petroandina SAM”, para el desarrollo de actividades de exploración y explotación, tales disposiciones no privan el cumplimiento de la Ley de Hidrocarburos en todos los acápites existentes en materia socio-ambiental. 3. Fortalecer la fiscalización y monitoreo socio-ambiental a través de los recursos financieros dispuestos por ley y la organización y coordinación social e interinstitucional, de acuerdo al nuevo DS 29103 que versa sobre la materia. 4. Establecer el marco legal y principios rectores de la actividad hidrocarburífera, donde queda sentada la actuación en el marco del principio de integralidad, sustentabilidad, equitatividad y precautorio, además de la obligatoriedad de cumplimiento de la Ley del Medio Ambiente y su reglamentación, el convenio 169 de la OIT y reglamentos conexos, la Ley Forestal, el Régimen Especial de Áreas Protegidas y los Convenios Internacionales Ambientales ratificados por el Estado en el marco del desarrollo nacional sustentable.

Consideraciones Finales 1. Es altamente recomendable que con la refundación de YPFB se cuente con los recursos económicos necesarios para fortalecer sus unidades socio-ambientales a fin de hacer efectivas las exigencias establecidas por Ley, además de atender los problemas causados por la existencia de pasivos ambientales. 2. Se recomienda que YPFB integre políticas ambientales y busque mejoras continuas en procura de lograr certificaciones de calidad (ejemplo: ISO 14000) y el cumplimiento de la norma. 3. Es de imperiosa necesidad que se concreten las Evaluaciones Ambientales Estratégicas en las áreas de interés hidrocarburífero vinculadas con Áreas Protegidas y TCOs, garantizando una amplia participación de los actores sociales e instituciones involucradas. 4. Es fundamental hacer efectiva la coordinación interinstitucional e interorganizacional para optimizar la gestión en materia socio-ambiental. 5. Se debe efectivizar la fiscalización y monitoreo socio-ambiental a la brevedad posible, generando las capacidades técnicas que se requieren para tal efecto. Es importante que los recursos económicos estén disponibles y se dé las garantías necesarias para que no se desvíen los fondos para otros fines.

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6. Se requiere lograr el compromiso del sector para el cumplimiento de la Ley del Medio Ambiente Nº 1333 y su reglamentación, incluyendo el Reglamento General de Áreas Protegidas, así como la propia Ley de Hidrocarburos Nº 3058 y los reglamentos de monitoreo socio-ambiental y consulta pública junto con las disposiciones del Convenio 169 de la OIT ratificadas por Ley de la República Nº 1257, a fin de garantizar que el sector Hidrocarburos esté enmarcado a la Política Nacional de Desarrollo Sostenible para “Vivir Bien”.

Hidrocarburos y calidad ambiental Las afectaciones a la calidad ambiental provenientes de la explotación petrolera y gasífera se han derivado principalmente de las actividades de exploración – explotación, considerando la emisión de contaminantes al aire, perforación y manejo de lodos y efluentes y el transporte, procesos en general poco regulados y sin adecuada fiscalización. Las actividades perturbadoras provienen además de la instalación de helipuertos, piscinas, planchadas, sendas, ductos, y la construcción de caminos afectando zonas de muy elevada fragilidad ecológica. Casos concretos se han dado en el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Securé por acción del REPSOL, o en la Serranía de Aguaragüe por la CHACO y PETROBRAS, ambas zonas son áreas protegidas. La contaminación proviene tanto de las sustancias de alto poder contaminante usadas en la fase de exploración como ser sulfato de bario, bentonitas, ligninas, lignosulfatos, soda caústica y materiales radiactivos. También proviene de los lodos de perforación ricos en metales pesados y radiactivos. Por su parte, el petróleo posee una enorme diversidad de sustancias contaminantes como benceno, tolueno, xileno, etiltolueno, naftaleno, fluoreno, criseno, pireno, antraceno, etc., todas altamente tóxicas y varias de ellas cancerígenas, las cuales pueden ser liberadas al medio por situaciones de accidente o negligencia. Han sido frecuentes los eventos de contaminación a cuerpos de agua por escapes en las fases de perforación o por rebalses de piscinas de lodos. Además en varias ocasiones han sido liberados al medio a partir de derrames de ductos. Posiblemente el más crítico se refiere al derrame en el río Desaguadero el año 2000. Las actividades hidrocarburíferas sin el adecuado control por oficinas ambientales del Estado y sin compromiso de las empresas, ocasionan procesos prolongados de perturbación general de los ecosistemas, que causan daños a la base de recursos (agua, bosques y fauna) y a los sistemas agropecuarios indígenas y campesinos. Los derrames o rebalses afectan el suelo, aguas subterráneas y cultivos, además producen daños a la salud humana y del ganado y afectan la fauna silvestre. La alta toxicidad de las sustancias liberadas ocasiona un efecto especialmente fuerte sobre la biodiversidad acuática. En las zonas de influencia de las operaciones petroleras y gasíferas es frecuente el deterioro de los ecosistemas (vegetación, recursos hídricos y suelos) en diversos grados o intensidades. Con frecuencia alarmante se afectan ecosistemas de alta fragilidad ecológica, se ocasiona el ahuyentamiento de la fauna y se afecta la base de recursos de las poblaciones locales. Al mismo tiempo, la apertura de caminos facilita la caza y el corte de madera. Llama la atención que la extensa región hidrocarburífera del Subandino Sur de Tarija, Chuquisaca y Santa Cruz, se superpone casi en su totalidad a espacios tradicionales indígenas del pueblo guaraní. Solamente en el departamento de Tarija, se han inventariado preliminarmente un total de 150 pasivos provenientes de la actividad petrolera, los cuales vienen

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generando considerables impactos a los medios acuáticos y la salud poblacional de las zonas afectadas. En los últimos 10 años se establecieron 84 campos hidrocarburíferos y gasíferos, de los cuales 43 están en actual producción, con un total de 382 pozos en explotación. En cuanto a las proyecciones, se espera en los próximos años una intensa actividad de exploración inclusive fuera de las zonas tradicionales, vale decir en las zonas subandinas del Norte como Madidi, Pilón, Isiboro Secure, Amboró, etc., con el riesgo de afectación severa a áreas protegidas de elevada fragilidad ecológica. También se ampliarán las redes de ductos, con el riesgo latente de desastres como las acaecidas en el río Desaguadero, río Monos o el Chapare. A esto se debe sumar la instalación de plantas de industrialización de gas o petróleo en diversas regiones del país. Si no se toma en serio y con responsabilidad (por el Estado y por las empresas) el tema ambiental y los riesgos, los beneficios para la nación y las regiones pueden llegar a reducirse ostensiblemente por la acumulación de los daños ambientales. Tomado de Ribera 2007. Diagnóstico General del Estado Ambiental de Bolivia.

Bibliografía BP, Chevron, Texaco, Conservation International, Fauna y Flora Internacional, IUCN, The Nature Conservancy, Shell, Smithsonian Institution, Statoil, Centro para el Liderazgo Medioambiental Empresarial, 2003. Integrando la Conservación de la Biodiversidad en el Desarrollo del Petróleo y del Gas - La iniciativa de energía y biodiversidad (EBI), C.I, Washington. CEJIS 2004. Hidrocarburos, Derechos Indígenas y Medio Ambiente. Centro de estudios Jurídicos e investigación Rural, Cochabamba. Leroy, J-P. y J. Maleaba 2005. Petrobras ¿integración o explotación?, Projeto Brasil Sustentável e Democrático y de Fase - Federacao de Orgaos para Asistencia Social e Educacional, Org., BSD - Brasil, 140 p. OIT 1991. Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, Ley de la República Nº 1257 del 11 de julio de 1991 SERNAP 2004. Guía práctica de procedimientos por infracciones administrativas en Áreas Protegidas, Servicio Nacional de Áreas Protegidas, Proyecto GEF II, La Paz, Agosto 2004. Villegas, C. 2004. Privatización de la industria petrolera en Bolivia - Trayectoria y efectos tributarios, CIDES-UMSA/CEDLA/FOBOMADE/DIAKONIA/PLURAL, La Paz, 2004. Legislación Constitución Política del Estado, Ley Nº 2650, abril 2004 Ley del Medio Ambiente Nº 1333 del 27 de abril de 1992. Ley de Hidrocarburos Nº 3058, del 17 de mayo de 2005. Reglamento Ambiental del Sector Hidrocarburos de la Ley de Hidrocarburos 1689 del 30 de abril de 1996. Reglamento General de Áreas Protegidas, Decreto Supremo 24781 del 31 de julio de 1997.

 

Créditos de fotografías:

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Foto 1: ASE-LIDEMA Fotos 2,3,4: J.Coello

Capítulo 3 Otras energías

Situación general por Marco Octavio Ribera Arismendi Posiblemente la raíz del problema energético en el país es la falta de un tratamiento estratégico y responsable, pues no existen políticas claras y definidas, todas las acciones tomadas han sido mayormente improvisadas y coyunturales, haciendo que la matriz energética sea endeble y difusa. Esta matriz en Bolivia se fundamenta mayoritariamente en la producción y consumo de hidrocarburos y gas para fines de transporte e industria y la producción de energía eléctrica (termoeléctrica).. También es parte fundamental de la actual matriz, la producción de energía hidroeléctrica en plantas y centrales de pequeña y mediana capacidad en algunas cuencas cordilleranas. Una pequeña unidad generadora en el valle de Zongo tiene una potencia de 17,5 MW, en tanto que una turbina termoeléctrica (turbina General Electric 6FA GCH) instalada por la empresa Guaracachi el año 2007, tiene un potencial de 70 MW.1 Las pequeñas plantas y represas hidroeléctricas en ríos menores tienen un potencial entre 30 y 70 MW, suficiente para proveer de energía a ciudades intermedias y pueblos circundantes.2 La capacidad neta promedio de generación o de potencia de las principales plantas hidroeléctricas en el país es: Zongo (COBEE) 158 MW, Corani 134 MW, Taquesi 81 MW, en tanto que la capacidad de las termoeléctricas es: Guaracachi 194 MW, Carrasco 101 MW, Valle Hermoso 53 MW, Bulo Bulo 40 MW . El consumo doméstico en una ciudad promedio del país oscila entre 70 y 800 KW hora/mes por familia, mientras que una industria mediana puede consumir entre 5.000 y más de 10.000 KW hora/mes.3 La capacidad o potencial total instalado en Bolivia el año 2005 fue de 1.145 MW, en tanto que la demanda de energía en el Sistema interconectado nacional el 2006 alcanzó una potencia máxima de 813 MW (esto es 4.306 GW hora). De acuerdo a la Superintendencia de Electricidad, puede avecinarse una suerte de crisis, debido al crecimiento de la demanda interna, principalmente proveniente de proyectos mineros; pero sobre todo por la falta de previsión en la implementación de mayor capacidad o de nuevas plantas hidroeléctricas o termoeléctricas para la generación de energía eléctrica.4 Esto evidencia que las empresas capitalizadas no realizaron inversiones significativas en el ramo, salvo posiblemente Guaracachi.5 Por otra parte, uno de los futuros problemas para el abastecimiento de electricidad en el país, es que sólo un 40% proviene de hidroeléctricas y el 60% de termoeléctricas las cuales funcionan con gas, existiendo limitaciones de producción y abastecimiento por la limitada capacidad de transporte de los ductos. La escasez de gas el año 2007 ocasionó que algunas industrias grandes (SOBOCE, San Cristóbal) hayan recurrido a la importación de diesel como alternativa energética. Por otra parte, menos de un 33% de la población rural cuenta con electricidad, lo cual implica una gran demanda potencial todavía latente. De cualquier 1 2 3 4 5

El Diario 18/11/07 Molina 2006 La Razón, 25/03/07 y 08/07/07 www.superele.gov.bo El Diario 18/11/07

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forma, Bolivia no ha tenido hasta el momento crisis de escasez y racionamientos como ha ocurrido en Chile, Argentina o Brasil .6

Algunas cifras interesantes a nivel mundial La represa hidroeléctrica más grande del mundo es “tres gargantas” de la China que tiene una potencia de 24.000 MW, en tanto que la represa Itaipú del Brasil-Paraguay (cataratas Iguazu) tiene una potencia instalada de 12.000 MW (esto equivale a una producción de 93 mil millones de KWhora/año o 93.000 GWhora), siendo que la desenfrenada demanda de energía del Brasil es casi equivalente a una nueva Itaipu cada año, a raíz de esto ha construido más de una decena de represas medianas y grandes en los últimos 15 años. En la actualidad la capacidad instalada de este país es cercana a los 90.000 MW y su proyección para el 2012 es superar los 124.000 MW de potencia instalada. Las dos represas proyectadas por Brasil en el río Madera (Jirau y San Antonio) tendrían una potencia de 7.000 MW, en tanto que la boliviana del Bala, si por desgracia se llega a construir en el río Beni, llegaría a una capacidad de 2.500 MW. Los reales beneficios de instalar grandes represas no son altos, si se toma en cuenta el costo de inversión, el tiempo de vida útil (que no es grande por la gran acumulación de sedimentos, esto es 25-30 años) y las inversiones en las líneas de transmisión. La energía producida es costosa, aun sin internalizar los costos ambientales y el impacto negativo sobre otras actividades económicas como el turismo o la pesca. En realidad los mayores beneficios de construir grandes represas decantan hacia los consorcios consultores y constructores de las obras y de las líneas de transmisión. En cuanto a las usinas nucleares, las capacidades rara vez superan los 2000 MW, por ejemplo las Angra de Brasil (I y II) tienen un potencial entre 1300 y 1600 MW, en tanto que Atucha I de la Argentina no supera los 350 MW de capacidad. El costo de inversión en todos los casos es muy alto y apenas compensa la producción de energía, que si bien es alta considerando la cantidad de combustible (p.ej.uranio) utilizado, difícilmente puede excederse debido a los riesgos de accidentes por sobre- calentamiento. Por lo demás, el tiempo de vida útil de una usina nuclear no es mayor (o no debería serla sin incremento de riesgos) a 30 años, lo cual reduce la relación costo/beneficio. Si a esto sumamos el tema de los residuos radiactivos en todas las etapas del proceso y los riesgos de terribles accidentes, racionalmente deberíamos rechazarlas como potencial opción energética. www.energia.com www.greenpeace.org FOBOMADE.2000. Consideraciones sobre el megaproyecto El Bala. 60 p.

Energía y ambiente Los impactos ecosistémicos y ambientales que ejercen plantas hidroeléctricas medianas (en especial si existe buena regulación del Estado y responsabilidad empresarial) instaladas a lo largo de una cuenca cordillerana, no son ni mínimamente comparables al enorme impacto y riesgo que ocasionan las grandes represas,

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www.ine.gov.bo

centrales geotérmicas o aún peor las usinas nucleares. Por lo tanto debería pensarse como estrategia al futuro lograr el cambio de centrales termoeléctricas por centrales hidroeléctricas medianas o pequeñas, a fin de reducir la dependencia del gas como combustible. Actualmente se está reviviendo antiguos proyectos de producción de electricidad, como la represa de El Bala o el proyecto geotérmico de Laguna Colorada, que fueron observados y archivados hace varios años, por los nefastos impactos ambientales que causarían.7 En las centrales geotérmicas como las que ENDE busca instalar en Laguna Colorada (dentro la Reserva Eduardo Abaroa), la capacidad instalada podría oscilar entre 120 y 600 MW, pero el transporte de la energía eléctrica de esa remota región de Bolivia, requerirá una inversión de 24 millones de dólares, sólo para conectarse al sistema de interconexión eléctrica.8 A esto se sumarían los costos ambientales por contaminación o el perjuicio al desarrollo del turismo. Estos recursos podrían invertirse en la construcción de pequeñas centrales hidroeléctricas en la vertiente oriental de la Cordillera Andina, evitándose el enorme costo ambiental y el impacto negativo sobre el turismo.9 En este capítulo se discutirá más en detalle ambos proyectos y las consecuencias que traerían al país de ser implementados. Por otro lado, la construcción de dos represas en el río Madera, que es un proyecto del vecino Brasil, impactaría también fuertemente en el estado ambiental de Bolivia de muchas maneras, que se expondrán a continuación. Las represas del río Madera Los megaproyectos de construcción de las represas Jirau y San Antonio en el río Madera forman parte del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) del Brasil y, al mismo tiempo, se relacionan con la Iniciativa de Integración de la Infraestructura Regional de Sudamérica o IIRSA.10 Ambas represas generarían un total superior a los 6.400 MW y proveerían energía al polo industrial del país vecino. Al mismo tiempo la infraestructura hidroeléctrica implica la habilitación de una hidrovía amazónica que permita el tránsito de barcos de gran calado e incrementar los flujos comerciales de la soya hacia los puertos del Pacífico, incentivando así su producción.11 Estas grandes represas funcionarían en base a una nueva tecnología denominada de turbinas de bulbo, la cual aprovecha más los grandes volúmenes de agua y velocidades de caudal que las caídas propiamente. Ciertamente no requieren la formación de grandes lagos como las represas convencionales, sin embargo al ser el río Madera, desde la zona de Abuná, la única puerta de salida de aguas de una inmensa red de grandes ríos que abarca Perú, Bolivia y parte del Escudo Brasileño (Iténez), persiste la incertidumbre acerca de los efectos de estas dos grandes represas sobre la dinámica hidrológica y el comportamiento de toda la macrocuenca, especialmente en años con inundaciones agigantadas y que ocasionan de por sí desastres, como se ha visto recientemente. La prospección hidrológica del Madera y el estudio de evaluación ambiental realizado por el consorcio Odebrecht-Furnas para dichos megaproyectos, ya iniciados en el año 2001, fueron duramente rebatidos y criticados por diversas instancias técnicas, científicas y organizaciones de la sociedad civil, tanto del Brasil como

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LIDEMA. 2007b. y 2007c.

Ibid. CEEDI-LIDEMA. 1989; Olivera et al. 2006; LIDEMA 2007c LIDEMA. 2007ª; FOBOMADE 2003 Ribera 2007.

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de Bolivia. Las observaciones sobre la inconsistencia e insuficiencia de dicho estudio fueron permanentes a lo largo del año 2006. De forma reiterativa, tanto los responsables del estudio como organismos públicos del vecino país manifestaron que no existirían efectos negativos en el lado boliviano, posición que fue técnicamente rebatida en varias oportunidades no solo por investigadores e instancias de Bolivia, sino también del propio Brasil. Se argumentó largo tiempo sobre los impactos derivados de la inundación de bosques y tierras de uso por las comunidades locales y en torno a los efectos considerables que las represas ocasionarían a las poblaciones de varias especies de peces, que son base de sustento de las comunidades locales. Estas preocupaciones, manifestadas en numerosas ocasiones por poblaciones y organizaciones de ambos países, parecieron finalmente haber encontrado eco en el Instituto Brasilero del Medio Ambiente (IBAMA), cuando el 24 de abril del 2007 presentó un informe, a partir del cual paralizaba la concesión de licencia previa que se había solicitado para los megaproyectos hidroeléctricos, sosteniendo que es imposible asegurar la viabilidad ambiental de los emprendimientos a la luz del estudio presentado. Dicha decisión del organismo brasilero, basado en el principio precautorio, observaba que “la principal falla del estudio de evaluación ambiental radica en el subdimensionamiento de las áreas a ser impactadas y que los impactos podrían extenderse por un área mucho más extensa de la considerada, afectando inclusive territorios boliviano y peruano”. También se menciona que “existe un error conceptual en cuanto a los mecanismos propuestos para minimizar los daños ambientales y la necesidad de analizar los impactos del megaproyecto en espacios fuera del Brasil”. En este sentido el IBAMA recomendó realizar una nueva ronda de estudios complementarios. El IBAMA enfrentó un grave malestar institucional y presión de su propio gobierno por la decisión tomada (incluidas renuncias y salida de personal técnico), a lo cual se sumaron las presiones aún mayores de las poderosas cámaras de obras, infraestructuras y comercio e industria de dicho país, las cuales vieron afectados sus intereses y proyecciones. La mayor preocupación es que los estudios fueron realizados bajo condiciones climatológicas y de caudales “normales”, e incluso con datación de años anormalmente secos para la Amazonía (años 2002-2004). En este sentido se observó el hecho de no considerar en el espectro de riesgos, los efectos del cambio climático global y los desastres relacionados a El Niño - La Niña, en la dinámica futura de las inundaciones de la llanura amazónica de Bolivia: el 2007 (enero a abril) y el 2008 (enero a marzo), Bolivia soportó las mayores inundaciones de su historia con pérdidas millonarias (casi mil millones de dólares). Estos desastres que cubrieron el Beni, se produjeron sin la presencia de las represas y, de acuerdo a las proyecciones generales, pueden repetirse en las próximas décadas con mayor recurrencia y drasticidad. También se observó el no haber tomado con la suficiente profundidad el riesgo del incremento de enfermedades, como el paludismo. Otros aspectos que fueron criticados sobre el alcance de los estudios del proyecto de las represas, se relacionaban con los cambios hidrológicos macroregionales, tanto bruscos como progresivos, que podrían afectar al menos a unas ochos áreas protegidas en Bolivia, Perú y el propio Brasil, entre las más relevantes se citan: Reserva Iténez (Bolivia), Reserva de inmovilización Bruno Racua (Bolivia), Reserva Manuripi (Bolivia), Reserva extractivista Ouro Preto (Brasil), Reserva biológica Guaporé (Brasil). De forma indirecta serían afectados: el Parque Nacional Noel Kempff Mercado (Bolivia), Parque Nacional Madidi (Bolivia), Parque Nacional Bahuaja Sonene (Perú).

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Por otro lado, el proyecto prevé la expansión de cultivos de soya como parte de una gran iniciativa de integración vial y de infraestructuras, impulsada a nivel regional por el BID, la CAF y el FONPLATA, el ya mencionado proyecto IIRSA. Entre las proyecciones de “oportunidades” de las represas, en términos de facilitación de navegación por ampliación de hidrovías (en especial en el Mamoré e Iténez, producto de la inundación), se consideraba la potencialidad de una gran superficie de tierras bajas en Bolivia, supuestamente “aptas” para agricultura intensiva de soya, caña o palma africana. Más del 80% de las tierras bajas tienen una vocación netamente forestal y para el manejo de la biodiversidad, por lo tanto no tienen vocación agropecuaria intensiva, por las características limitantes extremas de sus suelos ferralíticos y fácilmente laterizables, que se encuentran entre los más pobres del país, incluso para una agricultura de roza y quema a muy baja escala. Sin embargo, vía utilización de fertilizantes y tecnología agraria que actualmente se usa en Brasil (p.ej. nuevas variedades), la agricultura industrial incentivada por las facilidades del transporte, podría generar impactos devastadores a los ecosistemas boscosos y la pérdida de biodiversidad en general, incluso en las áreas protegidas.12 Ésta fue una de las observaciones que el propio IBAMA hizo, cuando rechazó el pedido de licencia ambiental previa, por considerar el estudio de impacto de las represas como inconsistente. Meses más tarde, los responsables del proyecto de las represas brasileras, promovieron un estudio de sedimentológico, aspecto que el IBAMA había observado anteriormente; este estudio realizado por una firma internacional, también fue observado por instancias especializadas de Bolivia y Brasil. El río Madera es uno de los de mayor carga de sedimentos de la Amazonía, la acumulación de sedimentos, aparte de reducir la vida útil de las represas brasileras (o bolivianas-caso Cachuela), puede ocasionar que varios kilómetros antes de la frontera (esto es a la salida de las juntas del Mamoré - Madre de Dios - Beni - Iténez) se ocasione un fenómeno de deposición masiva de sedimentos gruesos (partículas más pesadas) debido a la reducción de la velocidad de flujo del río por las represas. Esto implicaría la progresiva formación de una barrera de sedimentos en territorio boliviano, que ocasionaría a su vez una reducción del drenaje y un incremento de la intensidad de inundación en el Beni, Pando y Norte de La Paz. La reducción de la velocidad del flujo del río por la “montante” (barrera de sedimentos gruesos) puede a su vez ocasionar que el Mamoré o el Beni cambien de curso, (eso normalmente ocurre en ríos menores cuando se forma una “palizada” o barrera de troncos arrastrados, el río busca nuevo cauces e inunda nuevas zonas). En el caso del Madera, las “palizadas” constituirían las represas Jirau y San Antonio, al igual que la montante aguas arriba. Los efectos de un cambio de curso de los grandes ríos podrían ser realmente catastróficos, más aún bajo efecto del los eventos de desastre promovidos por el Niño o la Niña en el actual y futuro panorama del cambio climático. Se ha manifestado que el estudio de impacto ambiental tan deficientemente realizado por el consorcio mencionado, debió haber considerado al menos algún intento de simulación hidrológica que comprenda el territorio de Bolivia. A inicios del 2008, los pueblos indígenas y comunidades campesinas del Río Madera, interponen una solicitud de informe sobre la situación de las represas a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, instancia que inicia una investigación. Entre tanto, la construcción y desarrollo de las represas es licitado por el Brasil en diciembre del 2007. Los primeros meses del 2008, el consorcio Odebrecht - Furnas se adjudica San Antonio y en mayo del mismo año, el consorcio del grupo franco-

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belga Suez y empresas brasileras se adjudican Jirau. El proceso de construcción de las represas está en marcha al ritmo del Programa de Aceleración del Crecimiento del Brasil, mientras tanto las reacciones oficiales, sociales e institucionales en el país continúan entre la indiferencia y la pasividad al respecto.

Develando el IIRSA por M.O. Ribera El IIRSA o Integración de Infraestructura Regional Sud Americana es una propuesta presentada el año 2000 por el BID y el entonces presidente del Brasil Enrique Cardoso, con el aval de doce presidentes de los países sudamericanos que legitimaron el proceso. Además, el proceso IIRSA fue visto con complacencia por otras poderosas entidades y corporaciones de desarrollo que dieron aval y amplio apoyo cofinanciero. Comprende 10 ejes de integración vial a lo largo de Sudamérica, de los cuales 5 incluyen a Bolivia, el eje cinco corresponde al corredor interoceánico Brasil-Bolivia-Chile. La iniciativa IIRSA constituye el más claro paradigma de desarrollo de paquetes de megaproyectos a gran escala, previstos para romper los “obstáculos” para la explotación de los suelos, la extracción de recursos y el transporte de cargas a lo largo y ancho de Sudamérica hacia los mercados de exportación. La posición oficial del BID enfatiza que las formidables barreras naturales, tales como la Cordillera de los Andes, la selva amazónica y la cuenca del Orinoco, son el principal problema para posibilitar la integración física del continente y, en consecuencia, potenciar el comercio regional. Esto ha supuesto desde ya, una evidente subestimación y marginamiento de los temas socioambientales en todas las regiones y por todos los gobiernos. La relación con el ALCA, cosa ya manifestada en diversos foros, es incuestionable, siendo que la integración es entendida en dicho ámbito como la búsqueda de las correlaciones con la dinámica de la Organización Mundial de Comercio y los procesos de globalización, facilitando precisamente en el futuro, el Área de Libre Comercio de las Américas.13 Los ejes han sido diseñados a partir de la lógica desarrollista, exclusivamente. Ha primado la visión economicista, de forma unilateral, siendo que las variables ambientales y naturales sólo son visualizadas desde una perspectiva de uso, por ejemplo como potencialidades para el turismo (y no el ecoturismo precisamente). Los ejes cruzan o pasan cerca de las regiones más productivas y con mayor riqueza de recursos de los diversos países, al mismo tiempo atraviesan o pasan cerca de regiones naturales todavía bien conservadas que coinciden con áreas protegidas, espacios indígenas o relictos ecológicos únicos. Si bien los países de Sudamérica, pero especialmente las corporaciones transnacionales o firmas locales que actúan como testaferros (“socios”) de las grandes compañías internacionales, pueden aprovechar la ola del crecimiento economicista mundial y favorecerse de algunos mercados de forma más competitiva, Sudamérica en su totalidad habrá perdido, o al menos habrá reducido las mayores ventajas comparativas que aún tenía, lo que quedó después de al menos cinco décadas de expoliación: su extraordinaria riqueza natural y su diversidad étnica y cultural. Esto implica la transformación y degradación final de los remanentes de los ecosistemas sudamericanos, incluidas muchas áreas protegidas.

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Una situación crítica aplicable a todos los países, es la forma silenciosa en que se está implementando el IIRSA. Al contrario del amplio debate que hubo en torno al ALCA y los TLC o Tratados de Libre Comercio, los proyectos vinculados a la IIRSA se vienen realizando sin participación de las sociedades civiles, movimientos sociales, universidades e instancias de investigación ecológica o ambiental, por tanto sin información brindada por los gobiernos. Los proyectos se están construyendo al mismo tiempo, por separado, pero en la lógica de enlazarlos, lo que impide una vigilancia y control objetivo y efectivo de las poblaciones afectadas, facilitando que se burlen las leyes ambientales. De cualquier forma, el IIRSA no irrumpe en una Sudamérica de los años 40 del siglo pasado, irrumpe en una gran región profundamente transformada ecológicamente, donde se dieron procesos devastativos a gran escala como el de la Mata Atlántica costera e interior, el Cerrado, el norte y este de Santa Cruz en Bolivia, para citar sólo algunos casos; y que enfrenta tremendos problemas ecológicos y socioambientales que no han sido solucionados. El IIRSA arremete en escenarios de desarrollo de los diversos países, donde las gestiones ambientales (que incluyen conservación, uso sostenible de recursos y áreas protegidas) constituyen el eslabón más débil de las cadenas institucionales. La escasa jerarquía y pronunciada debilidad de las oficinas ambientales en los diversos marcos gubernamentales, hacen que se incremente en extremo la vulnerabilidad de las regiones ante el embate desarrollista. El IIRSA encuentra a los sectores ambientalistas y movimientos sociales posiblemente en su peor momento. Uno de los problemas del IIRSA es que en una misma bolsa han ingresado diversos tipos de procesos e iniciativas; es así que la integración vial, que en ciertos casos podría considerarse favorable y oportuna (en especial si los Estados asumen una responsabilidad de control sobre tierras y recursos, que ahora no existe), se ha conjuncionado con megaproyectos energéticos como las represas del Madera o Belo Monte, gran minería como la del Mutún, gasoductos, la “construcción” de hidrovías o la construcción de puertos etc. Esto hace que el IIRSA sea una auténtica “caja de Pandora”. El IIRSA no es un proceso aislado sino que va acompañado de grandes procesos económico-industriales como el de los agrobiocombustibles, la expansión de la soya, la reactivación de la minería, o la ampliación de la explotación gasífera-petrolera y sus derivados. Si nos remitimos al principio, el diseño del IIRSA debió corresponder a un proceso social y ambientalmente responsable, buscando equilibrar las visiones de desarrollo y crecimiento económico con los grandes compromisos asumidos por los países y regiones en materia socioambiental, como el Convenio 169 de la OIT o el Convenio de Diversidad Biológica. El diseño del IIRSA en un inicio debió supeditarse a una Macro Evaluación Socio-Ambiental Estratégica, o al menos dividida en los varios ejes previstos, pero no fue así. Esto habría implicado varias situaciones como la aplicación del principio 10 de la declaración de la CNUMAD (Río 92) sobre el principio precautorio, el estado de conservación de las regiones, la situación de las áreas protegidas y relictos de ecosistemas, la condición de los pueblos indígenas, etc. Debió haberse puesto en relevancia un análisis o evaluación previa de riesgos socioambientales. El IIRSA se aprovechó del estado de debilidad crónica de las gestiones ambientales en los diversos países y de los afanes desarrollistas de diversas elites y sectores. Las prerrogativas del IIRSA tienen correlación con la preeminencia de los sectores de economía, comercio, obras públicas, energía, minería, etc. en los aparatos estatales de los países, en los cuales radica la fuerza de los niveles de decisión, independientemente de las supuestas líneas políticas. A la inversa, por demás es conocido que las gestiones ambientales de los diversos países firmantes del IIRSA, adolecen de una debilidad crónica y se encuentran en posiciones de marginamiento respecto de los aparatos y dinámicas institucionales. De tal forma que muy poco o

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nada pudieron hacer para rebatir las proyecciones de avasallamiento ambiental y social en marcha. Por otra parte, estas gestiones ambientales sin jerarquía forman parte de aparatos estatales plenamente proclives al IIRSA, por lo que esencialmente deben estar sumisas ante la complacencia de los gobernantes que han avalado el proceso. Llama la atención el no tener noticias sobre alguna reunión o cumbre de ministros o autoridades de medio ambiente de los países sudamericanos para tratar específicamente el tema del IIRSA. Si bien la aceptación del proceso fue en el año 2000, no se puede sin embargo desligar la responsabilidad de aceptación del “legado gubernamental” por posteriores administraciones de Estado, sin siquiera cuestionarlo, es más, existió una aceptación en general festejada. Como resultado, los doce gobiernos o Estados actuales muestran en algunos casos ignorar o no percibir la gravedad del asunto, y en otros una real complacencia, dado que su enfoque está en plena sintonía con las políticas del BID y el IIRSA. El desarrollo del IIRSA implica la negación de los siguientes convenios y acuerdos internacionales en los cuales los países sudamericanos son firmantes: a) Compromisos de la Declaración de Río 92 y la Agenda 21, b) Convenio sobre Diversidad Biológica, c) Convenio Contra la Desertificación y la Sequía, d) Convención sobre Cambio Climático, e) Convención RAMSAR, f) Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas en el marco del OIT. De alguna forma también están en entredicho el Tratado de Cooperación Amazónica y el Tratado de la Cuenca del Plata. También cabe notar que, desde el otro lado de los convenios, desde la posición de las oficinas técnicas de las Naciones Unidas, no se ha dado ningún llamado de alerta o manifestación de preocupación sobre el nivel de franco incumplimiento y de lo que ocurrirá en la próxima década, prácticamente en toda Sudamérica. Ante la falta de una macro evaluación socioambiental de nivel continental o subcontinental (por grandes regiones o bloques de países), y además participativa, en torno a las proyecciones del IIRSA, las instancias promotoras y financiadoras del proceso han venido impulsando y financiando evaluaciones ambientales estratégicas y socio-regionales para diversos proyectos; pero ante la multiplicidad de iniciativas, estos estudios y apoyos son a claras vistas insuficientes y viene a ser casi paliativos ante el vacío de acción inicial a nivel macro. De cualquier forma, la realización de las evaluaciones es sólo un primer paso y, ante la falta de acciones concretas de inversión en temas de fortalecimiento institucional, control, mitigación y medidas precautorias por parte de los países, estas evaluaciones se quedan en la teoría, como efectivamente viene ocurriendo. Mientras el IIRSA nace y se desarrolla desde una visión global y corporativa, generando lógicas colectivas desarrollistas en todos los países, el tratamiento ambiental que lo resiste o rebate, es parcelado por regiones o circunscrito al interior de cada país, en general desvinculado del nivel de amenaza de nivel continental, en general apenas interconectado por vía de la Internet. Esto deja en una situación de total desventaja y sin una vocería de unanimidad a las fuerzas de resistencia al avasallamiento social y ecológico. Inclusive los movimientos sociales sudamericanos parecen estar poco involucrados de forma corporativa en la grave problemática socioambiental que plantea el IIRSA. Esto se puede apreciar en la Declaración de la Cumbre de los Pueblos, realizada de forma paralela a la Cumbre de Mandatarios de Estado en Lima el 13 de mayo del 2008, en la cual no se hace ninguna mención concreta sobre el proceso IIRSA propiamente.

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La supuesta realización de una contabilidad retrospectiva de todos los esfuerzos de conservación de biodiversidad, manejo de las áreas protegidas y procesos de producción ecológica o ecoturística de toda Sudamérica (retrocediendo incluso hasta los años 40, en que se crearon muchas áreas de enorme renombre e importancia, en Chile, Argentina, Brasil Colombia, y el resto de los países), arrojaría una suma de inversiones, de la cual la deducción por daños y perjuicios a partir del IIRSA, sería astronómica. Trascendiendo unas décadas al futuro, dicha pérdida de inversiones de conservación en todos los rincones afectados por las acciones del IIRSA, deberían ser compensados o indemnizados por el BID y el resto de financiadores a la próxima generación en todos los Estados. Tomado de Ribera y Miranda, 2008: Documento conceptual sobre Infraestructura Regional y el impacto sobre los Parques Nacionales y otras áreas protegidas. SAVIA.

Bibliografía CEEDI-LIDEMA. 1989. Estudio Ambiental del Proyecto Geotérmico de Laguna Colorada. Depto. Potosí, Bolivia. FOBOMADE. 2003. Las Venas del ALCA: Integración de la Infraestructura Regional de Sudamérica (IIRSA) – Bolivia un País de tránsito y de extracción de recursos. Fundación Mott. La Paz, Bolivia. 63 p. García, Y.P.L. 2001. Tecnologías energéticas e Impacto ambiental. MacGrawHill. Madrid. España. 680 p. Killeen, T. 2007. Una tormenta perfecta en la Amazonía. Desarrollo y conservación en el contexto de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura. Regional Sudamericana (IIRSA). AABS. BS./ CI. LIDEMA. 2007a. Otra forma de entender el problema de las represas del río Madera. La Prensa domingo. 26 Agosto /07. LIDEMA. 2007b. 120 Megawats por una joya de la naturaleza. La Prensa, domingo 9 Sept /07. LIDEMA. 2007c. ¿Megaproyecto para destruir la Madre Tierra? La Prensa, domingo 7 Oct /07. Molina, J.C. 2006. El megaproyecto hidroeléctrico y de navegación del río Madera. FOBOMADE. Montes de Oca, I. 2005. Enciclopedia Geográfica de Bolivia. Ed. Atenea. La Paz, Bolivia. 871 p. Olivera, M., P. Ergueta y M. Villca 2006. Conservación y Desarrollo Sostenible en el suroeste de Potosí, Bolivia. Emb. Real Dinam. La Paz, Bolivia. EDOBOL. 419 p. Ribera, M.O. 2007. Informe preliminar del Estado Ambiental de Bolivia. Documentos preparado para la Asamblea constituyente. (no pub.). LIDEMA. La Paz. Bolivia. 90 p. Ribera, M.O y Miranda 2008. Documento conceptual sobre Infraestructura Regional y el impacto sobre los Parques Nacionales y otras áreas protegidas. SAVIA.

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Lo Central del Complejo del Río Madera

por Pablo Villegas La discusión sobre el Complejo Río Madera (en adelante CRM) se ha centrado en lo hidroeléctrico, subestimando el elemento principal del proyecto que es la navegabilidad del Madera y sus afluentes mayores. Según los proyectistas, las represas evitarán una distancia de 3600 millas náuticas que actualmente recorre la soya brasilera para llegar al Pacífico, lo cual generará un ahorro de 30 dólares por tonelada transportada, algo muy importante para la competitividad del producto, dada su actual composición de costos y el objetivo del Brasil de convertirse en el primer productor del mundo.14 La discusión centrada en la hidroelectricidad ha estado en el interés del gobierno del Brasil que llegó a sacar las exclusas del proyecto,15 según el superintendente del Instituto Brasilero de Medio Ambiente (IBAMA) Osvaldo Pitaluga, sólo por una cuestión de estrategia, para volver a hablar de éstas una vez que salió la licencia.16 Tomando en cuenta el objetivo central del Complejo Río Madera, el territorio boliviano será su principal área de aplicación. Aparte de las vías de comunicación, el proyecto ha estimado, a lo largo de la hidrovía Madera – Iténez (en Bolivia) un potencial de 8 millones de hectáreas para el cultivo de soya, y algunos políticos brasileros ya citan extensiones de 11 millones. Varios autores, con más detalle Ribera, ya han manifestado que tal superficie de tierras con aptitud agrícola no existe.17 En cuanto al Estudio de Impacto Ambiental del CRM, se ha establecido que tiene serias deficiencias: no se evaluó todo el proyecto; el área de influencia no incluye toda la cuenca.18 El área de inundación podría haber sido subestimado por el EIA en un 100%; se empleó una metodología deficiente para medir el mercurio en el agua, ya que no se tomó en cuenta el mercurio que baja de los ríos de Bolivia y tampoco se estimó el impacto probable en la población ribereña del aumento de mercurio en las represas;19 el estudio de sedimentación ha subestimado la erosión de la cuenca, no se ha considerado el efecto de los troncos que arrastra el río y no se calculó la sedimentación a nivel de cuenca (Tundisi, IIE). Finalmente, debido a las deficiencias del EIA, el 23 de abril del 2007 el propio IBAMA resolvió pedir nuevos estudios; pero entonces intervino el gobierno, echando a los funcionarios responsables de la institución. Así, el proceso del EIA ha estado marcado por irregularidades legales que llegan a su punto culminante con la aprobación de las licencias, porque éstas pasan - a los que resultaran ganadores de la licitación - la responsabilidad de solucionar las deficiencias del EIA, dando a los empresarios “[…] autonomía para definir sus propios parámetros de instalación”.20

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MAPA-AGE, 2006 Ver: E:\Bibl-Madera\MADEIRA ARCH\280307\ler9.htm Agência Brasil 2007. Ribera, M.O. 2008. Delgado y Telma 2006. Forsberg y Kemenes 2006. Novoa 2007.

Los impactos Los impactos del CRM se deben considerar partiendo de que el área de inundación, según el estudio de viabilidad de las represas, alcanzará hasta Bolivia. El EIA ha identificado los siguientes impactos: a) Disminución del oxígeno en los afluentes debido a la disminución de la velocidad de la corriente de los tributarios provocada por las represas; b) Sedimentación; y c) Elevación del nivel freático (aguas del subsuelo) en la planicie de la cuenca sedimentaria del Abuná y las áreas levemente más elevadas. Estas áreas (no sujetas a inundación permanente) tendrían a saturarse permanentemente, reduciéndose su capacidad de drenaje pluvial y fluvial. Los tres impactos anteriores serán regionales (el término “regional” se refiere al área de influencia indirecta) e irreversibles; y las medidas propuestas son, en el primer caso, monitoreo, en el segundo, estudios para evaluar la necesidad de dragado, entre otros y, en el tercero, más estudios. El EIA no explica por qué la elevación del nivel freático afectaría sólo a la parte brasilera de la cuenca del Abuná y no a la boliviana. Este impacto muestra que aunque la inundación correspondiera al área de influencia del proyecto, habría de todos modos un impacto más allá de las fronteras del Brasil y de la línea de inundación, implicando un cambio sustancial para la vegetación, preocupando especialmente la suerte de la castaña y la agricultura de las poblaciones vecinas a los ríos. Respecto a la salud humana, el EIA ha previsto los siguientes impactos: a) Aumento de la biomasa de cianobacterias y macrófitas acuáticas; b) Creación de ambientes propicios para la proliferación de vectores acuáticos; c) Alteración de la dinámica poblacional de los vectores; y d) Aumento de incidencia de la malaria. Los impactos a) y b) afectarán a los tributarios del área de influencia indirecta;21 los demás impactos se reducen al Área de Influencia Indirecta. Los dos primeros son de reversibilidad media y efecto permanente y la medida a tomarse es monitoreo. Los impactos c) y d) son de reversibilidad baja y efecto permanente; las medidas a tomarse son monitoreo y acciones rutinarias de prevención y curación de la malaria. Tratándose pues de problemas con reversibilidad entre media y baja, las medidas propuestas no podrán impedir que la población sea afectada por una mayor incidencia, no sólo de malaria sino también de otras dolencias y algunas nuevas como la esquistosomiasis. En cuanto al estudio de la malaria, el EIA no cumple ni con la elemental presentación homogénea de sus resultados. Brasil ha negado la posibilidad de la extensión del impacto en el incremento de la malaria hacia Bolivia, pero no hay realmente bases para suponer que este impacto no pasará la frontera boliviana. El EIA reconoce que la ictiofauna del Madera y su ciclo reproductivo dependen de su dinámica migratoria a lo largo del río, y que ésta será interferida por las represas. En consecuencia disminuirá substancialmente la población y las variedades de peces y con ello el potencial pesquero “en toda la cuenca del Amazonas”, y en la mayoría de los casos esto será irreversible. La solución del EIA es instalar escaleras para peces, pero según el mismo estudio, no son una garantía. De aquí se prevé una caída de los ingresos de los pescadores de Brasil, Perú y Bolivia y problemas sociales en el área Nueva Mamoré - Guajará-Mirim por la migración de pescadores desplazados de las zonas bajas. La solución planteada es

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Esto es una aceptación implícita de su alcance transnacional, porque los tributarios se extienden más allá del Área de Influencia Indirecta.

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reglamentar sus actividades y proporcionar ayuda para que cambien de rubro. A partir de la experiencia podemos prever que se desplazarán hacia el interior del territorio boliviano. Como vemos, el EIA deja ver que el recurso natural a ser utilizado será destruido. En cuanto a las soluciones, la fórmula del monitoreo es machacona, mostrando la falta de conocimientos sobre los impactos y la manera de mitigarlos. El hecho de que a pesar de todo esto se apruebe el proyecto, es un precedente negro para el futuro de los EIA y el concepto de desarrollo sostenible. El EIA con algunas excepciones no ha considerado los impactos en Bolivia. ¿Cuáles eran éstos? Se han identificado los siguientes impactos:22 La economía del norte de Bolivia es básicamente primaria. Una idea de su escasa magnitud no da el valor del rubro más grande, la castaña, que ha llegado el año 2004 a la suma de 53,3 millones de dólares.23 Por otra parte, la elite económica de la zona, atada desde su origen a un sistema primitivo de producción, aunque posee la tierra, por comparación con la brasilera es pobre. Esto quiere decir que los capitales foráneos y sus productos tomarán fácilmente el control de la región. La actividad económica comunal está fuertemente ligada al medio ambiente y consta generalmente de un sistema integrado por agricultura, caza, pesca, recolección y jornaleo. Un intento de prever lo que ocurriría en la zona, en base a casos reales de degradación del medio ambiente y la situación de tenencia de la tierra arrojó un tipo de economía familiar, donde quedaría comprometida la propia producción de alimentos y vivienda. Ésta permite disponer de un cierto colchón frente al mercado de jornaleo y los vaivenes propios de las economías dependientes de las materias primas. En consecuencia, la gente se vería obligada a “jornalear” en mayor medida que ahora, lo que haría bajar los precios de su trabajo y devastaría aún más sus derechos laborales.24 Dado que los suelos del norte amazónico no son apropiados para la agricultura, ésta se realiza sobre todo en las áreas que abandonan las aguas de los ríos pasadas las lluvias. Esta producción es esencial para la economía familiar, que sin ella se vería ante una grave crisis; como hemos visto, con las represas del Madera, las riberas se inundarán todo el año, desapareciendo las bajas estacionales que hacen posible la agricultura. Por tanto, existe el riesgo de que el pequeño propietario, al perder la parte ribereña de sus tierras, se vea obligado a vender toda su tierra a quien tenga los recursos para hacerla producir. Estas tierras, en la situación actual podrían sostener, al menos parcialmente, al pequeño propietario por el resto de su vida. En cambio, el dinero de su venta le alcanzaría a lo sumo por unos años. Las obras de infraestructura de comunicación afectan el precio de la tierra, normalmente, produciendo un alza.25 Esto se debe a que las tierras disponibles se hacen más rentables y esto lleva a la incorporación de otras tierras nuevas, cosa que a su vez podría ir seguida de otro impacto: que se liquide el potencial natural de los suelos, además en beneficio de sectores económicos externos. Los impactos pueden ir más allá. La ampliación de la oferta de tierras puede hacer que tierras

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22 Villegas 2007a. 23 INE-2005. Nota de Prensa Nº 8 La Paz, 24 de enero de 2005. 24 Villegas 2007b. 25 Pero no se debe descartar lo contrario, cuando las obras impiden de alguna manera la degradación de la tierra, por ejemplo por inundaciones, plagas y/o epidemias provocadas por estas obras.

de otras zonas bajen de precio, inclusive que su población emigre y esto puede llevar, entre otras cosas, al abandono de labores de conservación del suelo, que evitan la erosión. La posesión de riqueza en el norte boliviano depende en gran medida de la tenencia de la tierra. De su monopolio derivaba el monopolio de la mano de obra, cosa que se mantuvo sin grandes cambios hasta la última década del siglo pasado, cuando empezó un proceso de reconocimiento de tierras a los ex-siringueros y a los indígenas. Siendo éste un proceso inconcluso, es previsible que la alteración del valor de la tierra agrave las pugnas y contradicciones en torno a ésta, generándose un alto riesgo de convulsión social. En el fondo, el problema del Madera es cuestión de un modelo de desarrollo insostenible y depredativo, tratado por ejemplo en Ribera y también por Villegas.26 Pero aún los que aceptan la vigencia de este modelo, tratan de evitar (en Bolivia sobre todo) su enfoque dentro del continuo histórico que se inicia con la pérdida del Acre, lo cual salva de la incomodidad de aceptar que la continuación del modelo también implica la continuación de su aspecto geopolítico. Con todo, el contenido geopolítico del CRM nunca fue un secreto. Carlos Lessa, ex-presidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), uno de los progenitores del CRM, declaró que éste “[…] era, de la cartera de nuestros proyectos, el que más tenía el sentido de la conquista del oeste”. El canciller Amorim declaró por su parte que el 60% de la soya de exportación de Bolivia ya es producida por brasileños, lo cual nos da una idea del grado de avance de esta conquista del oeste.27 El contexto en que se venía analizando la cuestión del Madera ha cambiado a partir del acuerdo Bush-Lula por los biocombustibles (del 9 de marzo 2007) y del creciente rol de los energéticos en la geopolítica del continente. Bush se ha propuesto reducir el consumo de gasolina en su país en un 20%, significando un incremento en la demanda de etanol de 132.400 millones de litros en 10 años; existen planes similares en Europa y otras naciones. Debe destacarse que los biocombustibles serán introducidos por ley, lo que implica ingresos seguros para las transnacionales, pero también que los biocombustibles tienen un aspecto político muy grande. A pesar de que Lula justificó el acuerdo con los supuestos beneficios ecológicos de los biocombustibles, Bush fue claro al decir que el problema es de seguridad de los EEUU, y de su dependencia energética del exterior. El objetivo del acuerdo Lula-Bush es “[...] llevar los beneficios de los biocombustibles a terceros países [...]” (II) y ”[...] expandir el mercado de biocombustibles” (III). Esto significa que el acuerdo tiene serias implicaciones geopolíticas pues lo central son los “terceros países”. También tiene un contenido político inquietante por el rol que voluntariamente asume el Brasil. Lula, ante la firma del acuerdo, ofreció a Bush “[...] la certeza de que su gente [de los países pobres] no vea más a los países más ricos sólo como países explotadores […] a cambio de que le permitiera ser su socio en el negocio de los biocombustibles […] donde los Estados Unidos mantienen una sociedad con todos esos países [de África, Centroamérica y otros].” En cuanto al modelo de desarrollo, éste consta - según Lula - del financiamiento externo de la producción de biodiesel en los países “más pobres” y su compra por los países más ricos. Esto es que los países pobres seguirán produciendo materias primas y se mantendrá el modelo insostenible y depredativo. 26 27

Ribera 2008; Villegas 2007. Audiencia Pública del Ministro de Relaciones Exteriores de la República Federativa del Brasil, Señor Celso Amorim, en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado Federal del Brasil - Sesión de fecha 09 de mayo de 2006. LA ONDA® DIGITAL 09 de mayo de 2006.

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Ciertas consecuencias de los biocombustibles introducirán cambios radicales en la situación política de la región. Éstas son: una mayor concentración de la propiedad de la tierra; una mayor privatización o control privado del agua, especialmente a través de mega-obras, debido a una mayor demanda de agua para los cultivos,28 lo cual será agravado por la creciente frecuencia de sequías e inundaciones, producto del cambio climático actual; una “liberación” de la producción de transgénicos, debido a que los bio-cultivos no son para consumo humano, lo que implica el control de la agricultura por las transnacionales, y también incrementará el riesgo de contaminar no sólo otra vegetación sino seres humanos, pues la producción de transgénicos ya se ha extendido a la manipulación de organismos presentes en éstos, como la Escherichia coli. En este contexto se acrecentará el poder de terratenientes, empresarios del agro y de las mega-obras, de tal manera que sofocará cualquier influencia política alternativa de la sociedad civil. El actual replanteo geopolítico del continente se ha evidenciado a través del proyecto brasileño de la “OTAN latina” representando la posición hegemonista del Brasil y más tarde en la propuesta de EEUU al Brasil de integrarse a la verdadera OTAN. Recientemente se ha denunciado que la propuesta se extenderá a otros países.29 El proyecto brasileño es parte de su Sistema de Defensa Nacional y fue lanzado por el Núcleo de Asuntos Estratégicos (NAE) de ese país el 4 de noviembre de 2006.30 Su objetivo central es una alianza militar con los países de la región para impedir una aventura militar o la presión de terceros países sobre la región; y la defensa de las riquezas naturales del continente como el petróleo, agua y biodiversidad.31 Parte del plan es el establecimiento de una nueva matriz de combustible, a concluirse en el 2015, pasando por el incremento del consumo de biocombustibles y de gas en ese país. Se incluye la integración del gas para toda Sudamérica, además de continuar invirtiendo en energía hidráulica y la reducción de derivados del petróleo. El trasfondo de la propuesta es el contexto internacional a conformarse por efecto de la curva descendente de la producción del petróleo, lo cual constituirá la crisis más grande durante los próximos 20 años.32 Según el NAE, cuando los problemas de falta de energía, agua y materias primas se agudicen, y “fuera de América del Sur comiencen a generar estrés internacional, (otros países) podrían voltear los ojos hacia nuestra región” y actuar “sobre América del Sur por medio del área militar a mediano plazo”.33 En el Plan se destaca una concepción multidimensional de la cuestión militar, que coincide con la visión de los EEUU sobre el tema, es decir en la militarización de la sociedad y de los problemas sociales. Eso quiere decir que el CRM adquiere una importancia geopolítica central para la navegabilidad, el control de tierras y territorios, de yacimientos hidrocarburíferos, biodiversidad y lo más importante, el control por el Brasil de las políticas energéticas regionales y de los elementos necesarios para su respaldo militar, parte de lo cual es el hecho de que el CRM permitirá al Brasil unir las cuencas principales del continente sudamericano, permitiéndole consolidar su influencia a nivel continental y especialmente en Bolivia.

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Una tonelada de maíz puede producir 450 litros de etanol pero requiere 1000 toneladas (1.000.000 litros) de agua. Una persona requiere más de 200 litros por día. SGR Newsletter 2007. Gutierrez 2007 APM 2006. Arias 2006. Cadastre-se 2006. APM 2006.

En agosto del 2006, Lula admitió haber interferido en el licenciamiento ambiental de represas en la Amazonía;34 en un discurso del 15 de dicho mes identificó a la legislación brasilera como el principal obstáculo para el licenciamiento de represas y censuró el que los ciudadanos puedan retrasar los planes del Estado a través de acciones legales.35 En otra oportunidad manifestó que entre los obstáculos que entraban el desarrollo del país, se encuentran los ambientalistas, las licencias ambientales, los indios, quilombolas (comunidades de ex-esclavos) y el marco legal del Ministerio Público.36 No se trataba de sólo palabras pues pronto inició medidas para reducir lo que llamó el “impacto de las trabas ambientales a las obras de infraestructura”; frase que constituye un vuelco total a lo que se había avanzado en cuestión de desarrollo sostenible. En conclusión, hemos visto que el EIA del Complejo Río Madera, pese a sus limitaciones, evidencia que el río Madera será destruido. Pero más allá de esto, el CRM se inscribe en un contexto cuya tendencia hace temer por la paz en la región y por los derechos de los ciudadanos, especialmente sobre el medio ambiente.

Bibliografía Agência Brasil 2007. Portaria do governo cita possibilidade de construção de hidrovia. 14/08/2007 APM. 2006. Escudo anti-imperialista: Brasilia propone una OTAN sudamericana. APM, 19-11-2006. Arias, Juan. 2006. Lula propone una fuerza similar a la OTAN en Suramérica. El País, 17 11 2006. Cadastre-se 2006. Núcleo Estratégico aponta educação como prioridade de governo. Boletim Cadastre-se. 14/11/2006. Delgado M., Telma, 2006. O Sistema de Transmissão do Complexo do Rio Madera. Brasil, 2006. Forsberg, B.R. y A. Kemenes 2006. Parecer Análise do EIA-RIMA sobre os Aproveitamentos Hidrelétricos de Santo Antônio e Jirau, Rio Madera - RO: Avaliação dos Estudos Hidrobiogeoquímicos com Atenção Específica à Dinâmica do Mercúrio. Manaus, Brasil: Coordenação de Pesquisas em Ecologia e Instituto Nacional de Pesquisa da Amazônia, Manaus. Gutierrez Esparza L. 2007 - América Latina. ¿Pretende Estados Unidos arrastrar a América Latina en una escalada belicista? Adital. 18.12.07 Novoa, L.F. 2007. Usinas no Madera: licenciando o uso privado e transnacional do territorio. Rede Brasileira de Justiça Ambiental. Ribera, M.O. 2008. Otra Forma de Entender el Problema de las Represas del Río Madera. Hábitat, LIDEMA SGR Newsletter 2007. Biofuels for transport – a dangerous distraction? Winter 2007; Issue 33). Villegas, P. 2007b. El Complejo del Río Madera. Ferrovía de la Muerte, Fase 2. (Preliminar) FOBOMADE.

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Amazonia.org.br, 2006. Silva, 2006. Paraguassú, 2006.

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Antropocentrismo y vivir bien: dos racionalidades opuestas

por Iván Castellón Quiroga A diferencia de los relatos antropocéntricos de la Biblia37, que hablan del dominio del “Hombre” sobre la tierra y todo lo que habita en ella, las sociedades agrarias conciben a los seres humanos como sujetos que interactúan en equilibrio con su ambiente cósmico, natural y social. Aunque las visiones antropocéntricas datan de tiempos bíblicos, en el mundo euro-occidental éstas fueron recreadas principalmente por el arte y la ciencia griegas (Siglo V a.e.), el espíritu renacentista del Siglo XV y la Revolución Industrial de mediados del Siglo XVIII. Los dos últimos, bajo la monserga de liquidar el “oscurantismo” de las sociedades medievales, promovieron el “desarrollo de la ciencia y la técnica”, a objeto de lograr el ansiado señorío del “Hombre” sobre Natura o, en términos histórico-concretos, el caudillaje de las clases/grupos dominantes europeos sobre el resto del mundo. Este espíritu antropocéntrico se manifestó también en el arte moderno de principios del Siglo XX: cuántos poetas no elogiaron el chirriar de trenes echando humo al viento, o de máquinas futuristas, o las grandes obras de ingeniería (recuérdese a Mayakovsky, el poeta bolchevique, enamorado de los grandes puentes norteamericanos), o cuántos pintores no evocaron la creciente vida urbana, chimeneas fabriles, o ese progreso acelerado que debió haber colocado al “Hombre” en el centro superior del Universo, como muy bien graficaban los murales del socialismo soviético y de la Revolución Mexicana, en los que el “Hombre” aparece triunfante, vencedor de bestias y males sociales, centro luminoso y conductor del Universo, sustituto del mismo dios que lo habría creado. Si estas imágenes antropocéntricas están presentes en el arte moderno, también la política y la economía de principios del Siglo XX están impregnadas por esa racionalidad, por esa episteme, entendida como el “conjunto de conocimientos que condicionan las formas de entender e interpretar el mundo en determinadas épocas”. Y si hay una episteme común a los periodos históricos apuntados, ésa es una mentalidad dominadora del “Hombre” sobre Natura, mejor, de una clase social sobre su entorno. Esto es así en todos los modos de producción clasistas, llámense: esclavista, servidumbral, capitalista, e incluso socialista, pero fundamentalmente en el capitalismo globalizador de hoy. Al cabo de varios siglos de ensayos en los que el “Hombre” (entiéndase también una clase o un bloque social dominante) pretendió ejercer control sobre su entorno total, esta pretensión está volcándose ahora (mucho más que en contra de las clases dominantes) contra la propia sociedad, y en mayor medida contra los más desprotegidos. De ahí que los proyectos sociales que se estructuraron sobre la base del sometimiento de Natura son una especie de bumerán (arma que puede volver al punto de partida), simbolizando la venganza de Natura contra todo lo que habita en ella. Los innúmeros y cada vez más crecientes desastres ambientales en el mundo así lo atestiguan. 37

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Entonces, Dios dijo: “Ahora hagamos al hombre. Se parecerá a nosotros, y tendrá poder sobre los peces, las aves, los animales domésticos y los salvajes, y sobre los que se arrastran por el suelo” (Génesis 1: 26). Sociedades Bíblicas Unidas (Ed.): “Dios habla hoy”. SBU. México. 1987.

Por otra parte, los grandes procesos políticos en el mundo han girado y giran en torno a cómo resolver la relación Estado-Sociedad, y la forma cómo se ha resuelto esta relación muchas veces ha privilegiado a uno u otro actor. Así por ejemplo, si los proyectos fascistas privilegiaron el logro de grandes propósitos de Estado dictaminados por grupos de poder económicos y/o militares, los proyectos capitalistas buscaron y/o buscan poner al Estado al servicio de determinadas clases y grupos de la sociedad, sin considerar la importancia que tiene el entorno ambiental en la definición de una u otra forma de resolución de las diferencias y/o armonías sociales. Ambos, fascistas y capitalistas, han hecho y hacen que la Naturaleza sea el pasto en el que se entablan los encuentros y desencuentros entre Estado y Sociedad. Pero algunos proyectos socialistas, por satisfacer demandas sociales legítimas, también contribuyeron a impactar el medio ambiente. Sólo para el apunte, el propio Mao Tse Tung fue el autor intelectual de los desastres provocados por la represa de Sanmenxia que desplazó a 300.000 campesinos de sus tierras y en 5 años se llenó de sedimentos. La Revolución Cubana fue la responsable de la deforestación y la promotora del monocultivo de caña de azúcar. En el siglo pasado - cuando no había consciencia ambiental - estas políticas de Estados socialistas se mostraban como los grandes y exitosos avances de la revolución proletaria; afortunadamente, hoy esta orientación está cambiando en la propia Cuba de Fidel y se están acometiendo cambios para lograr una relación equilibrada entre el Estado socialista, las necesidades sociales y los límites del entorno natural y geográfico de Cuba. Alternativamente a estos proyectos, el actual proceso de cambios en Bolivia empieza a gestar una nueva filosofía y política que si se consolida puede tornarse en lección para el mundo: la concepción del Vivir Bien, un proyecto de construcción armónica entre Estado-Sociedad-Naturaleza, que rescata la experiencia de vida de los pueblos indígenas en tanto conciben al ser humano no como “centro” sino como parte del cosmos, no como un ser dominante sino en interacción con otros, con la naturaleza, con el cosmos; en términos quechuas: como un ser que interactúa con el Janan Pacha (el mundo de arriba), el Kay Pacha (el mundo de aquí) y el Ukhu Pacha (el mundo de abajo)38 , es decir, que se relaciona en armonía con los astros y deidades de arriba, con los seres que habitan el “aquí” (montañas, personas, animales, bosques), con las deidades y seres que viven o brotan del mundo de abajo (“el tío”, los antepasados, los manantiales, las riquezas naturales). Esto está graficado en las pinturas que representan el mundo andino: en el centro se encuentra Pachamama, personificada en la montaña que contiene cabeza, tronco, extremidades inferiores y superiores, es decir, varios pisos ecológicos, ricos en manantiales, flora, fauna… aquí, el hombre andino no domina, rinde tributo a Pachamama. Según esto, quién no interactúa o infrinje a los dioses, o a las personas, o a los animales, o a las plantas, rompe el orden y puede ser castigado. Dependiendo de la gravedad de la falta - sea moral, social o religiosa - puede ser censurado, desterrado, enfermado o muerto. Por esto, en el mundo andino importa que el ser humano guarde equilibrio con el orden cósmico, el orden social y el orden natural, de lo contrario, puede ser castigado. De este modo, los rayos, heladas, sequías, tormentas, antes que fenómenos naturales se consideran “castigo de la Naturaleza” contra la irreverencia de antropófogos que intentan tragarse a su Madre Tierra, o despojarla de sus riquezas, lo cual tiene alguna semejanza con el conocimiento universal que se tiene hoy acerca de las causas del

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En términos aymaras: Alax Pacha (mundo de arriba), Aka Pacha (mundo de aquí), Manqha Pacha (mundo de abajo).

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calentamiento global y su relación con los grandes desastres naturales (tsunamis, tornados, inundaciones, otros), los cuales son fenómenos precipitados por la acción del “Hombre”. Las lecciones de vida de los pueblos indígenas, traducidas en el Vivir Bien, intentan posicionarse en el actual proceso de cambios que vive el país, pero tiene enfrente un conjunto indeterminado y múltiple de elementos pertenecientes a esa otra racionalidad (antropocéntrica, liberal, desarrollista) que busca la materialización del interés inmediato de grupos privilegiados, y que aún subyace de modo oculto/público en círculos sociales, profesionales e incluso gubernamentales, constituyendo una amenaza a la irradiación del imaginario indígena y del propio discurso del presidente Evo, quien va posicionando el Vivir Bien, tanto a nivel local como global, como distinto a las políticas que buscan el “Vivir Mejor” a costa de los otros, postura egoísta que menoscaba el entorno. En el país son varios los ejemplos que se tienen (represas del río Madera, represa El Bala, represa Cachuela Esperanza, proyecto geo-termoeléctrico de Laguna Colorada, minería de San Cristóbal y otros) para evidenciar que esa filosofía desarrollista y liberal se mantiene como una tendencia gruesa y contradictoria a la filosofía del Vivir Bien, tanto en el seno de la sociedad como del propio gobierno, por lo que las orientaciones desarrollistas que van regenerándose en el país, en una especie de continuismo con las políticas del 52 y del 85, deben ser desenmascaradas a objeto de lograr coherencia entre la teoría y la práctica del Vivir Bien. Para ilustrar lo dicho están las megarepresas hidroeléctricas que el gobierno de Brasil pretende levantar en el río Madera, un proyecto de tipo liberal y desarrollista, con gravísimos impactos ambientales muy brevemente apuntados:            

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inundación del territorio norte del país, inundación de tierras de cultivo estacional en las riberas de los ríos inundación de tierras de pastoreo de ganado vacuno, afectación de bosques de castaña, disminución de exportación de castaña y pérdida de ingresos en las familias de recolectores de castaña, extinción de aproximadamente 490 especies de peces que viven en los ríos y afluentes del Madera, extinción de especies vegetales y medicinales, pérdida de especies animales y biodiversidad, aumento de malaria y otras patologías asociadas al estancamiento de aguas, procesos crecientes de migración social, expulsión de pueblos indígenas a centros urbanos, pérdida de culturas originarias y sometimiento a culturas dominantes, todo esto, en fin de cuentas, conduce a la producción de más “mestizos” y “limosneros” en ciudades mercantilistas y extranjerizantes.

Pero a pesar de la irrefutabilidad de estas evidencias, el gobierno de Brasil, las empresas brasileñas (FURNAS y Odebrecht S.A.) y los simpatizantes nacionales del megaproyecto brasileño indican que éste beneficiará a Bolivia toda vez que contempla, además de las hidroeléctricas, la construcción de esclusas para hacer navegable el río Madera hasta la desembocadura del Amazonas, con lo que Bolivia lograría su ansiada salida al mar. En realidad lo que pretende Brasil - además de jugar con un caro anhelo de los bolivianos - es hacer navegables los ríos del norte amazónico de Bolivia para sacar la soya brasileña hacia los grandes mercados del Asia (China e India especialmente). Congruente con estos objetivos de Brasil, los grupos de poder locales están generando las condiciones para que el Estado boliviano se involucre en este proyecto desarrollista. Autoridades prefecturales de Pando y Beni, líderes cívicos y empresariales de la región, proclaman simpatía

ante estos grandes emprendimientos, con la convicción de que éstos constituirán “polos de desarrollo” y “de progreso” de estos confines selváticos. Frente a estos propósitos es menester puntualizar lo siguiente: las megarepresas que impulsa el gobierno de Brasil en el río Madera son una amenaza al desarrollo integral y sustentable de la región norte amazónica de Bolivia. Estas megarepresas, diseñadas a imagen y semejanza del neoliberalismo y de la megalomanía brasileña, constituyen un proyecto simbólico arrogante y contrario a la concepción de vida indígena que, por esas presiones y seducciones no publicitadas que hacen el gobierno y empresas brasileñas en territorio boliviano, la filosofía del Vivir Bien podría ser pinchada, desnaturalizada, convertida en retórica hueca, en cáscara. Además de esto, la aceptación del complejo hidroeléctrico del Madera por parte del gobierno boliviano expondría al Estado nacional a riesgos inminentes de pérdida de soberanía energética y consolidaría la avanzada brasileña en el norte amazónico del país. Y sobre esto, conviene recordar lo que pasó con el vecino Paraguay que aceptó la construcción de la megarepresa de Itaipú en aguas binacionales de Paraguay y Brasil, con la ilusión de lograr enormes beneficios económicos por la venta de energía eléctrica. Lamentablemente Paraguay hoy no tiene soberanía energética, no tiene beneficios económicos compartidos, vende electricidad sólo a Brasil a precios risibles, ha adquirido una deuda multimillonaria con Brasil y soporta el crecimiento acelerado de redes de corrupción vinculadas a la administración de Itaipú (ejecutivos, ingenieros, gobernantes). El vecino Paraguay también aceptó la construcción de la megarepresa de Yaciretá en aguas binacionales de Paraguay y Argentina. Por esto, Paraguay recibe de Argentina el mismo trato que recibe de Brasil. Por tanto, se debe aprender del vecino Paraguay exactamente sobre lo que no se debe hacer con Brasil: no compartir la responsabilidad de los desastres económicos y ambientales que provocaría la construcción de megarepresas en la cuenca del río Madera, bajo el señuelo de que el Estado boliviano lograría ingentes beneficios económicos que jamás existirán. Entonces, los principios de desarrollo equilibrado entre Estado, Sociedad y Natura, como parte fundamental del Vivir Bien, son el aporte de los movimientos sociales del país a las luchas sociales y el movimiento mundial del Siglo XXI. Y estos principios de desarrollo equilibrado deben ser firmemente sostenidos en la actual coyuntura, por el gobierno boliviano y por los movimientos sociales del país; por tanto, uno de los grandes compromisos y tareas debe ser contribuir para que el actual proceso de cambios cristalice políticas estatales que no causen desequilibrios y desastres en nuestro entorno natural y social. En este orden, los movimientos sociales deben controlar y fiscalizar el uso y aprovechamiento equilibrado de los recursos naturales (renovables y no renovables), deben participar en el control social y en la definición de reglas a la circulación del capital en sectores económicos estratégicos, financieros y de servicios, a objeto de garantizar la circulación del capital, pero también para poner frenos a esa circulación, toda vez que el capital, por una lógica intrínseca –como ya lo advirtió Marx - tiende a desarrollarse a objeto de lograr su propio autoacrecentamiento, en beneficio de quién o quienes detentan el capital y en detrimento de Natura y del interés colectivo (Estado, sociedad civil, comunidades indígenas). Para ejemplificar mejor, no puede haber circulación libre de capitales en sectores económicos que contribuyen a procesos de calentamiento global, o que son altamente contaminantes, o que deforestarían como la anunciada producción de biocombustibles, cuya apariencia “ecológica” y “verde”, más que contribuir al “Vivir Bien”, alimenta al “Vivir Mejor”, es decir, alimenta a otra versión de la racionalidad antropocéntrica, que beneficia a pocos, marginaliza a millones y mata a la Madre Tierra.

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Triste reedición del mega-proyecto de la represa El Bala

por Marco Octavio Ribera Arismendi De acuerdo a una nota de prensa de marzo del 2007,39 el megaproyecto hidroeléctrico de El Bala vuelve a la mira del Gobierno, que encomendó a la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) revisar el plan de aprovechamiento, de acuerdo a declaraciones del Viceministro de Electricidad, Rafael Alarcón. El proyecto, ubicado en el límite entre La Paz y Beni, había sido descartado en anteriores gestiones de gobierno debido a su inviabilidad técnica, económica y ambiental. Según esta oficina de Estado: “Más que por el impacto ambiental, estaba descartado por el tema de las inversiones. Creemos que en este momento ya se hace necesario un plan de esta envergadura, con el gran potencial que tiene El Bala”. En la misma nota de prensa el Superintendente del sector, Jorge Choque, expresó que “sería bueno que Bolivia aproveche sus recursos naturales en la Amazonía, para generar más electricidad”. A esto se suma el decreto supremo 29191, firmado el 14 de julio del 2007, el cual tiene por objeto declarar de interés y prioridad nacional el aprovechamiento de la cuenca del río Beni y definir los mecanismos a través de los cuales se realizarán los estudios hasta el diseño final, del Proyecto Hidroeléctrico El Bala. Tropezando con la misma piedra La visión exclusivamente desarrollista de determinada instancias y/o funcionarios procura reeditar un proyecto de generación de energía a costa de la destrucción del patrimonio natural del país, precisamente en la zona con mayor riqueza biológica de Bolivia y un centro de afluencia masiva de turistas de todo el mundo. El Bala inundaría una enorme proporción de la parte baja o pedemontana interior de dos de las áreas protegidas más importantes de Bolivia, el Parque Nacional Madidi (valle del río Tuichi) y la Reserva Pilón Lajas (Valles del río Quiquibey), además de una extensa región del valle central del río Beni. El año 1984, cuando la presidencia del Congreso Nacional estaba en manos de Jaime Paz Zamora, se aprobó la ley 628 que abría formalmente la posibilidad de realizar los estudios del proyecto del Bala. Algunos años después, en 1998, durante la presidencia de Hugo Banzer Suarez, se aprobó la Ley 1887, que declaró prioridad nacional la construcción del proyecto múltiple de El Bala, con los siguientes objetivos: a) Generar 2.700 MW de energía, b) Habilitar para la agricultura 1,3 millones de hectáreas, c) Crear un lago artificial de 2000 km2, d) Hacer navegable el río Beni (sólo aguas arriba), e) Comunicar las regiones del altiplano y el Beni. Ya en su momento, cuando hubo una tremenda oposición a este descabellado proyecto por parte de los pueblos indígenas, operadores de turismo, científicos y movimientos sociales en general, se hizo notar a detalle lo absurdo e insensato de los mencionados objetivos.40 Lo que se deduce, al menos a primera vista, es que la misma lógica de desprecio

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ns.comunica.gov.bo: 200708 La Razón FOBOMADE; Reid 1999; Molina 2000.

hacia los aspectos ecológicos, los derechos indígenas y las normas ambientales que utilizaron los tecnócratas neoliberales de fines de los años 90 para proponer el proyecto de El Bala, también es esgrimida por los actuales responsables de oficinas de desarrollo, posiblemente teniendo como apoyo ensayos poco responsables que minimizan los riesgos ambientales al extremo de la ingenuidad.41 El megaproyecto original del Bala implicaba la construcción de una presa de 159 metros que formaría un inmenso lago artificial de 2.505 kilómetros cuadrados. Una segunda opción planteada por un consultor contratado por la prefectura, algo menos riesgosa en términos ecológicos, proponía dos presas menores, una en El Bala y otra en Chepite, formando espejos de agua que juntas sumaban 854 kilómetros cuadrados. En este segundo caso, la generación de energía era algo menor respecto de la primera mega-propuesta de El Bala. En cualquiera de los dos casos, los impactos a los ecosistemas varían desde muy grandes a apreciables. En el caso de la represa grande, el tiempo de vida útil de la represa difícilmente excedía 100 años, mostrando la futilidad del proyecto. El Parque Madidi y la Reserva Pilón Lajas forman el conjunto de áreas protegidas con mayor riqueza de ecosistemas y especies de Bolivia, teniendo renombre a nivel continental y mundial. Constituyen el reservorio de recursos biológicos más importante del territorio nacional, y se puede afirmar que en gran parte gracias a ellas, Bolivia se encuentra entre los 12 países biológicamente más ricos del mundo. La región subandino amazónica del Madidi – Pilon Lajas (ríos Tuichi, Beni y Quiquibey) constituye la de mayor biodiversidad de Bolivia, con más de 7000 especies de plantas, más de 800 especies de aves y 200 especies de mamíferos.42 El ecoturismo en base a la riqueza natural, que tanto esfuerzo ha costado posicionar en la región y que viene generando muy importantes beneficios, colapsaría. Según datos oficiales de Turismo se estima que hasta el año 2001 se habían generado alrededor de 7 millones de dólares por la actividad turística en la región y 650 empleos directos e indirecto, que mantienen cerca de 2.800 habitantes.43 Actualmente, los 7.300 turistas anuales que ingresan al Madidi, generan alrededor de 2 millones de dólares al año para la economía de la región. Estas cifras han sido superadas al año 2006 en cerca de un 90 % y se encuentran en ascenso. Alguna vez se ha argumentado en relación a grandes proyectos que afectan zonas naturales, que ello no es incompatible con el ecoturismo, lo que equivale a sugerir que a los ecoturistas les encantaría navegar, pescar y nadar en el inmenso lago de El Bala. Nada más absurdo y que muestra el desconocimiento de lo que es el ecoturismo y de cómo piensa un ecoturista. Costaría mucho y con muy poca esperanza de éxito, hacer comprender a los numerosos ecoturistas que viajan desde Europa para navegar el mítico río Tuichi, que una gran parte del río ya no existe y que en su lugar se ha construido una monstruosa represa que crea el magnífico lago contaminado que navegan. En la actualidad existen tres importantes procesos de turismo comunitario indígena en la región: Chalalán en el Tuichi dentro del Parque Madidi, Mapajo en la Reserva Pilón Lajas y San Miguel de El Bala en la zona de influencia inmediata del Madidi; las cuales desaparecerían bajo las aguas del “magnífico” lago artificial. 44 Se debe enfatizar en ello: la laguna o lago de El Bala no será nada maravilloso, sino una inmundicia de biomasa en descomposición y un criadero de mosquitos vectores del dengue y la malaria.

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Un ejemplo de este tipo de ensayo se puede ver en Salazar 2003. VSF, 2001; CI, 1996; SERNAP, 2004; IE/CCDC, 1992. Viceministerio de Turismo 2001. Ribera y Liberman 2005; Salazar, 2003.

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Sobre los beneficiarios de la represa, FOBOMADE en su momento los describió con precisión, los mayores beneficios los acapararían las empresas consultoras proyectistas, y en especial las constructoras. Viene al caso mencionar la represa Cambarí en Tarija, que es otro sinsentido socio-ambiental, donde las primeras impulsoras eran las cámaras de construcción y del cemento. Volviendo al Bala, la fiesta sería también para las empresas que instalan las líneas de transmisión y luego les tocaría a las empresas que realicen el transporte y venta de la energía, puesto que con 300 a 500 MW nosotros como país podríamos satisfacer por demás la demanda de los próximos años. El costo del transporte de la energía hasta cualquiera de las fronteras (líneas de transmisión, plantas intermedias, mantenimiento) desde ya sería enorme. Con el transcurso de los años y considerando la enorme carga de sedimentos que tiene el río Beni, la famosa presa se colmataría. Al respecto, en su momento, expertos en hidrología tenían una opinión fundamentada acerca del poco tiempo de vida útil de la represa, debido a los sedimentos llevados por este gran río, situación que se agravará sin duda con el empeoramiento de los fenómenos relacionados al cambio climático global. Todo hace suponer que la carga sedimentaria del Beni se ha incrementado en los últimos 15 a 20 años, debido al avance masivo del desbosque en las zonas de Caranavi, Alto Beni, La Asunta, Tipuani y Yungas en general, y que aparentemente va a continuar sin muchas variaciones. Si a esto sumamos el efecto de las lluvias agigantadas que probablemente asolarán la vertiente húmeda de la cordillera, debido al cambio climático, la represa de El Bala ya se ve como un mal negocio, aún sin deducirle todos los impactos a las comunidades de las zonas afectadas, la pérdida de riqueza natural y los beneficios perdidos del turismo. Bibliografía Conservation International 1996. A Biological Assesment of the Alto Madidi Region. RAP. 108 p. FOBOMADE. ¿Queremos una represa en el angosto de El Bala? Foro Boliviano de Medio Ambiente y Desarrollo (ensayo). Instituto de Ecología/Centro de Datos para la Conservación 1992. Diagnóstico y propuesta para la creación del Parque Nacional Madidi. La Paz, Bolivia. 78 p. Molina, J.C. 2000. Análisis técnico y ambiental del proyecto El Bala. FOBOMADE. La Paz, Bolivia. 40 p. Reid, J. 1999. Dos Caminos y un Lago. Análisis económico del Desarrollo de Infraestructura en la Cuenca del Río Beni. CSF. Ribera, M.O. y Liberman, M. 2005. El Uso de la Tierra y los Recursos de la Biodiversidad en las Áreas Protegidas de Bolivia. SERNAP-GEF. La Paz, Bolivia. II. 425 p. Salazar, C.M. 2003. El Don del Bala. La Paz, Bolivia. 64 p. SERNAP, 2004. Plan de manejo del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi. Proc.GEF II. Servicio Nacional de Áreas Protegidas, La Paz, Bolivia. Veterinarios sin Fronteras 2001. Sistematización de experiencias de Veterinarios sin Fronteras en el Proyecto Pilón Lajas. Documento Global. VSF/DFID. Rurrenabaque, Bolivia. 76 p. Viceministerio de Turismo, 2001. Informe anual. La Paz, Bolívia.

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Energía geotérmica: el caso de Laguna Colorada por Marco Octavio Ribera La Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Avaroa (REA) fue creada en 1973 y ampliada el año 1981. En la actualidad abarca una superficie de unas 715.000 hectáreas en la provincia Sud Lípez, al extremo sur del departamento de Potosí. Esta región de la Cordillera Occidental volcánica se caracteriza por extensas mesetas de rocas ígneas45 y grandes conos volcánicos, que oscilan entre 4300 y 6014 metros sobre el nivel del mar, con temperaturas inferiores a los 4°C en promedio y precipitaciones que oscilan entre 45 y 150 milímetros por año, lo que la convierte en una de las zonas más áridas de Bolivia.46 Ecológicamente, gran parte del área está clasificada como desierto helado altoandino, con bajos niveles de productividad. Los desiertos están entre los ecosistemas más frágiles del planeta, su reducida biota es una de las causas para que pequeños impactos ambientales puedan ocasionar grandes e irreversibles efectos. En general casi todo el Sudoeste potosino corresponde a un conjunto de ecosistemas semidesérticos, de alta fragilidad.47 Aunque esta zona tiene escasa biodiversidad por las condiciones climáticas extremas que presenta, cuenta con importantes valores naturales, paisajes extraordinarios, y lagunas de gran belleza escénica, entre las que destaca la Laguna Colorada (que además es Sitio RAMSAR).48 Dicha Reserva cuenta con aguas termales y géiseres, grandes colonias de tres especies de flamencos que nidifican en el verano y especies amenazadas como la vicuña, el suri o ñandú altoandino, el titi o gato andino de los pajonales, así como la queñua y la yareta entre las especies vegetales de gran relevancia ecológica. En términos generales es una de las muestras más espléndidas del patrimonio natural boliviano. Todos estos atributos hacen que sea una de las áreas protegidas más visitadas por turistas de todo el mundo, los que ascienden aproximadamente a 50.000 por año.49 Para quien conoce los magníficos paisajes del sudoeste potosino como los géiseres de Sol de Mañana y la Laguna Colorada, la sola mención de explotar energía geotérmica en la zona, para generar unos cientos de megavatios (hasta 500 MW según proyecciones de la Empresa Nacional de Electricidad ENDE), significa una pesadilla, un total desatino ambiental.

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Las rocas ígneas se forman cuando la roca derretida se enfría y se solidifica. Las rocas ígneas se dividen en dos grupos, dependiendo del lugar dónde se formaron: intrusivas o plutónicas y extrusivas o volcánicas. CEEDI-LIDEMA 1989; Ribera y Liberman 2005. Olivera et al. 2006; Rocha y Saez 2003. El Convenio de Ramsar, o Convención relativa a los Humedales de Importancia Internacional especialmente como Hábitats de Aves Acuáticas, fue firmado en la ciudad de Ramsar, Irán, el 2 de febrero de 1971 y entró en vigor en 1975. SERNAP 2001.

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Los ojos puestos en la energía geotérmica La energía geotérmica se obtiene utilizando el calor generado en procesos de vulcanismo activo que a gran profundidad calienta aguas subterráneas, que pueden emerger en forma de aguas termales, géiseres o fumarolas.50 En el proceso se capta el vapor a gran temperatura mediante la perforación de pozos similares a los gasíferos. Ese vapor, que alcanza altas temperaturas y es utilizado en turbinas para generar electricidad, ha sido considerado como “energía renovable” (se la podría llamar permanente, como la del sol) debido a la magnitud y continuidad de los procesos magmáticos al interior del planeta. 51 Desde una perspectiva economicista clásica y unidimensional, el analista Carlos Miranda, Ministro de Minas y Petróleo en los años 80, mencionó algo irónico y paradójico: “…en estos años, la zona de Laguna Colorada es sólo objeto de actividad turística y los pozos están ahí cerrados, esperando su utilización”. Es así que con el apoyo de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), se “pusieron los ojos en los géiser o fumarolas cerca de Laguna Colorada”. En esta oportunidad, y mediante firma de convenio se designó a ENDE como entidad responsable de promover el aprovechamiento de la energía geotérmica, con asistencia técnica y financiera italiana, país líder en esta industria, y con la donación de un equipo de perforación por Naciones Unidas. El primer pozo profundo geotérmico en el país, perforado por YPFB, inauguró operaciones en 1988 con un gran despliegue de actividades en esa remota y desolada zona que ya era área protegida.52 En esa época se esperaba un rendimiento energético de 30 a 50 MW, aunque en los últimos años voceros de ENDE hablan de entre 120 y algo más de 300 MW. En esa ocasión, se invirtieron inútilmente más de nueve millones de dólares en pozos geotérmicos y a la fecha no se ha encendido un solo foco con esa energía. En Chile, a pocos kilómetros, en la zona denominada El Tatio, con similares características que las de la Laguna Colorada, también han fracasado iniciativas destinadas a obtener energía eléctrica. Afortunadamente, por problemas técnicos insalvables producidos por el derrumbe del pozo de reinyección, ocasionado por un movimiento sísmico (frecuentes en la región), esta lamentable iniciativa se desvaneció hasta su actual reactivación, por parte del Ministerio de Servicios y Obras Públicas, emergiendo nuevamente el peligro. Uno de los mayores impactos previstos en el área protegida es la amenaza a las poblaciones de flamencos, debido a las líneas de transmisión que interceptan las rutas de vuelo de las aves ocasionando una alta mortalidad. En la actualidad, el único aprovechamiento de energía en la zona de Sol de Mañana se realiza a partir de un pozo que genera energía eléctrica para la planta de tratamiento y secado de bórax de la empresa Tierra Ltda. en la planta de Apacheta. En este punto, a partir de la emanación de vapores y materiales del pozo no reinyectados, y de la propia actividad minera, se han generado fuertes impactos de contaminación a cuerpos de agua y bofedales, como el bofedal Agüita Brava.53 Se debe aclarar que en la Reserva Eduardo Avaroa existe una gran diferencia entre los beneficios generados por actividades mineras, que favorecen a muy

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Las fumarolas son una mezcla de gases y vapores que surgen por las grietas exteriores de un volcán a altas temperaturas. Conesa 1997. CEEDI-LIDEMA 1989.

Rocha y Saez 2003; SAVIA 2006.

pocas personas, respecto del ecoturismo, que con menores daños ambientales beneficia a toda la región y al país en general. De incrementarse las actividades de explotación minera y geotérmica, se perjudicará fuertemente a los ecosistemas y a las actividades de turismo (3). Por otra parte, existe una fuerte polémica sobre si ésta es una energía limpia, debido a los grandes volúmenes de contaminantes gaseosos y sólidos que emergen junto con los vapores a gran temperatura y cuyo control, además de ser costoso, es parcial. El año 1989 el Centro de Estudios Ecológicos y Desarrollo Integral (CEEDI) realizó un estudio de impacto ambiental con financiamiento del PNUD. El estudio establece que los volúmenes de materiales sólidos, líquidos y gaseosos que emergen junto con los flujos de vapor a altas temperaturas y que incluyen sulfuros (SH2), sustancias amoniacales, metales como arsénico, litio, rubidio, estroncio, bario, cesio y gases radiactivos como radón y ácido bórico, entre otros, pueden llegar a ser muy altos. Los niveles de contaminación, aún con procesos de mitigación a través de la reinyección, que es muy costosa, pueden llegar a ser muy elevados. A diferencia de otras regiones del mundo, las fuentes geotérmicas de Sud Lípez, emanan bastante menos vapor que agua en estado líquido, lo cual implica que el riesgo de arrastre de contaminantes al exterior sea mucho mayor. En relación al tema energético y de acuerdo con la Superintendencia de Electricidad, puede avecinarse una suerte de crisis, debido al crecimiento de la demanda interna, principalmente proveniente de proyectos mineros; pero sobre todo por la falta de previsión en la implementación de mayor capacidad o de nuevas plantas hidroeléctricas o termoeléctricas para la generación de energía eléctrica. Esto evidencia que las empresas capitalizadas no realizaron inversiones en el ramo, a excepción de la empresa Guaracachi a través de una turbina para 70 MW en el 2007. Los contratos de capitalización de dichas empresas no contemplaban compromisos definidos de inversión. De cualquier forma parecería que es más fácil apelar a la geotermia de la Laguna Colorada y destruir un patrimonio natural irremplazable para lograr unos magros megavatios, en lugar de considerar el elevado potencial hidroeléctrico de los ríos cordilleranos o exigir mayores inversiones a las empresas cuyas grandes ganancias, por la escasa o nula inversión, salieron del país todos estos años. Llama la atención el enfoque insistente de ENDE sobre la zona geotérmica de Laguna Colorada, si pensamos en la proximidad de Chile y sus enormes necesidades energéticas. Se calcula que transportar la energía eléctrica de esa remota región de Bolivia, requerirá una inversión adicional de 24 millones de dólares, para conectarse al sistema de interconexión eléctrica. Estos recursos podrían invertirse en la construcción de pequeñas centrales hidroeléctricas en la vertiente oriental de la Cordillera Andina. Uno de los futuros problemas para el abastecimiento de electricidad en el país, es que el 60% proviene de termoeléctricas, las cuales funcionan con gas. En previsión de posibles problemas de abastecimiento, debe quedar claro que la demanda energética del país, a pesar de estar en crecimiento, no significa más de 800 a 1000 MW, ¿vale la pena afectar una región tan extraordinaria para producir sólo 120 MW? Debemos considerar que no sólo estamos hablando de hermosos paisajes y flamencos; sino de una de las regiones de mayor atracción turística del país, convertida en un icono mundial que, junto al Salar de Uyuni, genera importantes beneficios económicos para las poblaciones locales y para el departamento de Potosí.

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Como dato adicional, con la instalación de una sola turbina, la General Electric 6FA GCH 11, se producen más de 70 megavatios destinados a cubrir gran parte de la demanda de Santa Cruz e incluso de nuevos proyectos mineros en otros departamentos. Intereses regionales En la visita del Ministro de Energía de Chile y del gerente de la Empresa Nacional del Petróleo de Chile (ENAP) realizada el año 2007, se propuso establecer una relación entre ENAP y ENDE para ejecutar proyectos de prospección y exploración geotérmica en la Laguna Colorada, a 25 kilómetros de la frontera con Chile. Sabemos que el Norte de Chile atraviesa una grave crisis energética y necesita energía para empresas mineras, de cualquier forma no dejó de asombrar la condescendencia de nuestros tecnócratas y ministros ante tal oferta. Cuesta creer que los funcionarios chilenos y de Bolivia, no sepan que la Laguna Colorada está dentro de un área protegida y que es una importantísima zona turística a nivel mundial. Cabe recalcar que similares situaciones de avasallamiento socio-ambiental por explotación de energía geotérmica y de conflicto social se dieron en Chile hace unos años, en las zonas de Atacama y Alto Loa. La importancia del turismo en la región El Salar de Uyuni fue identificado como el primero de los sitios más espectaculares del planeta por la prestigiosa Rough Guides y junto a la Laguna Colorada es considerado como el destino turístico más importante de Bolivia. El año 2004 ya se promocionó internacionalmente el conjunto “desierto blanco-lagunas de colores” como el emblema del turismo nacional. En términos generales se debe hablar de este complejo en su integridad, como el destino que atrae a miles de turistas cada año, por la expectativa del tour completo desde Uyuni hasta la Laguna Colorada.54 El turismo que ha comenzado a tener una mayor relevancia, más aún con la puesta en marcha de un sistema regulado de cobros (SISCO) para las operadoras de turismo y los visitantes independientes, ha incrementando considerablemente las recaudaciones en beneficio directo de las comunidades locales.55 A manera de ejemplo, cabe destacar que las poblaciones de Quetena, situadas al interior del área, han incrementado seis veces sus ingresos por este concepto. En Uyuni, el año 1993, operaban un total de seis agencias de turismo, en la actualidad operan más de cincuenta. Las visitas recibidas el año 2005, en el sudoeste potosino, significaron cerca de 50 millones de dólares invertidos en el país, de los cuales se calcula que aproximadamente un 30% benefició directamente a la región, desde el operador de la agencia de turismo, hasta la vendedora de refrescos en la plaza de Uyuni, pasando por hoteles y restaurantes en ciudades capitales. Se prevé que con la mejora de carreteras y la construcción de un aeropuerto en Uyuni, el arribo de visitantes se podría hasta triplicar en unos años (6, 3).56 Por ello, seguir invirtiendo millones de dólares en la región, con una tecnología que a la fecha ha resultado inútil, por los altos riesgos tectónicos, ocasionará pérdidas económicas adicionales y un deterioro del paisaje. No debemos olvidar que el

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Olivera et al. 2006. SAVIA 2006 SAVIA 2006; Olivera et al. 2006.

ecoturismo es una modalidad muy exigente en términos de la buena calidad ambiental y escénica. No han faltado opiniones poco ubicadas que en alguna oportunidad han asegurado con total ligereza, que las actividades petroleras “bien llevadas”, con impactos supuestamente controlados, pueden ser compatibles con el turismo. Es posible que lo sean con un tipo de turismo igualmente desubicado. Por tanto, no faltarán comentarios sobre la complementariedad entre las monstruosas instalaciones geotérmicas y la Reserva de Fauna Silvestre. Dado que en soledades abiertas y tan inmensas un simple trozo colorido de plástico es extremadamente visible a gran distancia, la alteración del paisaje por una planta geotérmica, ductos y líneas de transmisión, sería tan grave que podríamos considerar la condena a muerte del ecoturismo en la Reserva y posiblemente de la región. La sola incursión de tecnología para la exploración geotérmica, en una región como Laguna Colorada, ya significaría un grave impacto escénico, poniendo en riesgo una fuente de ingresos mucho más importante que los provenientes de la explotación de la energía del subsuelo. Lamentablemente, en el tratamiento público del tema, no se ha percibido ninguna mención al valor turístico, natural y cultural cuando se habló de la Laguna Colorada, ni de su ubicación en una de las áreas protegidas de mayor relevancia ecológica y paisajística de Bolivia. En ningún medio se mencionó nada sobre las amenazas a una de las zonas de mayor importancia turística del mundo. Mientras tanto ENDE continúa impulsando estudios y prospecciones en cara a la licitación y búsqueda de financiamiento vía crédito (300 millones de dólares) para la construcción de la planta geotérmica en la zona. Ello se realiza ante la indiferencia o impotencia del SERNAP y las autoridades de medio ambiente y turismo; tampoco se conocen pronunciamientos de las organizaciones locales que trabajan principalmente con iniciativas de turismo. El propio ministro de Energía de Chile, Marcelo Tokmann, mencionó los primeros meses del 2008 que la decisión del gobierno boliviano era de trabajar con Japón en el proyecto Laguna Colorada. De acuerdo al Viceministerio de electricidad, con ayuda de la cooperación japonesa, se actualiza un estudio sobre las fuentes geotérmicas, iniciado por la empresa de electricidad de México en la zona de afluencia de Laguna Colorada y que ha sido complementado con cooperación japonesa. El proyecto fue además presentado por ENDE a la Oficina de Desarrollo Limpio. Las perspectivas son de todas formas 120 MW. Otras fuentes de energía Respecto a otras fuentes de energías alternativas limpias y ambientalmente amigables, los avances en el país han sido extremadamente magros a inexistentes, la energía solar o fotovoltaica no ha sido explorada más allá de pequeños proyectos para uso domiciliario, mientras que no se conocen iniciativas para la producción de energía eólica (por viento) aún considerando el enorme potencial en todo el altiplano. En Europa el potencial de las centrales de energía eólica instaladas, supera los 40.000 MW. En los escenarios energéticos ha emergido en los últimos dos años, el tema de la energía potencialmente alternativa proveniente de los agrobiocombustibles, situación que podría ser promisoria si no implicaría a mediano plazo la expansión descontrolada de fronteras agrícolas y la conversión de nuestros ricos bosques en inmensos campos de soya y caña.

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Bibliografía CEEDI-LIDEMA 1989. Estudio Ambiental del Proyecto Geotérmico de Laguna Colorada. Depto. Potosí, Bolivia. Conesa, F.V.V. 1997. Auditorías medioambientales. Guía metodológica. 2ª edición. Ed. Multiprensa. Barcelona, España. 548 p. Olivera, M., P. Ergueta y M. Villca 2006. Conservación y Desarrollo Sostenible en el Suroeste de Potosí, Bolivia. Emb. Real Dinamarca, La Paz, EDOBOL. 419 p. Ribera, M.O. y M. Liberman 2005. El Uso de la Tierra y los Recursos de la Biodiversidad en las Áreas Protegidas de Bolivia. SERNAP-GEF, La Paz, Vol. II, 425 p. Rocha, O. y C. Saez (Eds.) 2003. Uso Pastoril en Humedales Altoandinos. WCS/GCFA /RAMSAR/FWS/DS-USA. Ed.Plural. La Paz, 195 p. SAVIA 2006. Diagnóstico General y Plan de Manejo de la Reserva Eduardo Abaroa, Sud Lipez, Potosí. SERNAP-GEF. La Paz, Bolivia. SERNAP 2001. El Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Bolivia. 2ª. Edición. GTZMAPZA. La Paz.

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Los agro-biocombustibles: la controversia del etanol y del biodiesel

por Marco Octavio Ribera Los agro-biocombustibles son productos energéticos obtenidos de diversos tipos de plantas, a partir de procesos de síntesis industrial a gran escala. Se elaboran principalmente aceites, como los de soya, palma africana, Jathropa y ricino para producir biodiesel, así como etanol, producido a partir del maíz, caña de azúcar o remolacha. Tanto los aceites como el etanol son utilizados para generar mezclas en diversos porcentajes, añadiendo los aceites al diesel o, en el caso del etanol, a la gasolina. Los países que adoptaron estas iniciativas (por ejemplo Estados Unidos o Brasil) modificaron en el curso de varios años su matriz energética orientando fuertes inversiones a la tecnología, industria y agricultura a gran escala, para producir maíz o caña de azúcar. Brasil, con un consumo energético en constante crecimiento, entró en los años 70 en la producción de etanol con el fin de reducir su dependencia del petróleo, y de hecho cambió el 50 por ciento de su consumo vehicular al alcohol. Brasil es el mayor productor de etanol, con un volumen equivalente a 2% del mercado mundial de combustibles, y para el 2025 los agro-biocombustibles brasileños podrían representar el 10% de la matriz energética mundial. La producción (con 18 mil millones de litros anuales) se realiza a partir del cultivo de la caña de azúcar, gracias a lo cual se han reducido en un 40% las importaciones de crudo. Informes de prensa del 2007 y 2008, mencionan que el Brasil sigue apostando sus esfuerzos industriales a ser la primera potencia productora de etanol. El etanol o alcohol etílico es producido por la fermentación de caña, maíz, cebada o trigo. También puede producirse a partir de celulosa contenida principalmente en los desechos agrícolas, urbanos o forestales. Como combustible de transporte, el etanol se puede usar como un aditivo para gasolina o mezclado con aditivo de mejoramiento de la ignición para usarse en motores diesel, especialmente configurados para ese propósito. El boom del etanol en los Estados Unidos se orienta principalmente a disminuir la dependencia de este país del petróleo importado de Medio Oriente. El maíz destinado a la producción de etanol permite obtener cuantiosos subsidios gubernamentales y de paso genera una mayor demanda de maíz y precios más altos en el mercado, lo que representa un negocio redondo para los cultivadores del medio oeste estadounidense. De hecho, el etanol obtenido a partir del maíz es más caro, al final del día, que la misma gasolina. Más caro en costo de producción, más caro en contaminación, más caro en desperdicio de energía no renovable. Cada vez más países se orientan hacia el uso de agro-biocombustibles para cumplir con el protocolo de Kyoto. Por ejemplo en México, la política de apoyo a la producción integral de etanol ya permitió reducir la importación de gasolina en un 60%.

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Ventajas y desventajas ambientales del etanol Se aduce que el etanol produce menos emisiones de contaminantes, en especial emisiones de gases de efecto invernadero; lo cual permitiría mantener limpio nuestro ambiente y mitigar el efecto invernadero. Aparentemente el etanol produciría menos bióxido y monóxido de carbono al quemarse que la gasolina. Al respecto, estudios del Departamento de Energía de Estados Unidos dicen que el uso en automóviles reduce la producción de gases de invernadero en un 85%. Por otra parte se sostiene que es un recurso renovable, lo que reduce la dependencia de las importaciones de petróleo, obligando a una disminución en el costo de éstas. Comúnmente se tiende a enfatizar la producción derivada de fuentes renovables. Otras ventajas mencionadas comúnmente son que es un combustible líquido, que puede ser manejado tan fácilmente como la gasolina y el diesel, pero que resulta menos inflamable que la gasolina. Sin embargo se identifican las siguientes desventajas:  El costo de producción es más alto que el de de la gasolina o gasóleo.  Se necesitan grandes extensiones de tierra para su cultivo, dado que del total de la plantación sólo se consigue un 7% de combustible.  Se potencian extensos monocultivos, con el consiguiente uso de pesticidas y herbicidas.  El combustible precisa de una transformación previa y a la vez compleja. Además, la destilación provoca, respecto a la gasolina o al gasóleo, una mayor emisión en dióxido de carbono.  Genera emisiones altamente evaporativas.  Se incrementan las emisiones de óxidos de nitrógeno y aldehidos. Otras desventajas identificadas radican precisamente en la controversia respecto a si el etanol es menos contaminante que la gasolina. En este sentido, ha sido denunciado por expertos ambientalistas de universidades europeas que existe una campaña de desinformación en la cual se pretende hace creer que el etanol es un combustible “limpio”, que no emite CO2. Estas investigaciones sostienen que el etanol es un alcohol que al quemarse produce tanto CO2 por litro como el que produce un litro de gasolina y como su poder energético es menor que el de la gasolina, un coche por kilómetro recorrido con etanol emite más CO2 que si va con gasolina, esto es alrededor de un 30% más. Comparativamente, un litro de etanol tiene el 67% de energía de un litro de gasolina, en tanto que un litro de biodiesel comprende un 86% de la energía de un litro de diesel.

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Se responde sin embargo que en cualquier lugar del mundo un campo de soya, de maíz o de lo que sea, en este mismo momento está absorbiendo CO2 de la atmósfera, destinado a convertirse en nuevo etanol y remplazarlo nuevamente por combustión de motor. A veces se olvida que para cultivar la soya, maíz o caña y luego para fabricar el etanol, se necesita pasar por una serie de procesos (arar, regar, cosechar, transformar) en los que también se utilizan combustibles que emiten CO2. Según el profesor Pimentel, de la Universidad de Cornell, si el etanol fabricado proviene del maíz, se necesitaría un aporte de energía para fabricarlo que es un 29% mayor que la energía contenida en el etanol mismo producido, y si es de soya un 27% más. En relación a la caña de azúcar, la eficiencia es mayor aunque la diferencia no es demasiado significativa. Por otra parte, dependiendo del método de producción, los altos gastos de energía y la generación de N2O de los fertilizantes pueden desbalancear profundamente la supuesta ventaja de ser menos contaminante, sin mencionar siquiera el uso masivo de agrotóxicos.

Según los científicos de universidades de diversos países, si todos los vehículos que transitan en Estados Unidos utilizaran este biocombustible, aumentaría el número de enfermedades respiratorias. Los resultados de la proyección revelaron un posible incremento en los niveles de ozono en las zonas donde todos los vehículos usen etanol, debido a reacciones de per-oxidación todavía no del todo conocidas. Según estudios, es imposible sustituir por completo el petróleo por etanol, porque para ello se necesitarían extensiones de tierra descomunales a fin de cultivar caña de azúcar y maíz, indispensables para generar la cantidad de etanol suficiente para cubrir las demandas mundiales. Ello podría implicar un debacle ecológico mundial considerando la dimensión del parque automotor mundial, en constante crecimiento, más aún si se considera que llenar un tanque de 50 litros de un automóvil con etanol (quemados en un día), significa lo equivalente a 200 kilogramos de maíz, cantidad que alcanza para alimentar una persona durante un año. Por lo menos en el caso de Estados Unidos, producir etanol del maíz consume casi tanto combustible fósil como el que se genera (relación 1:1,3). El proceso industrial por fermentación despide grandes volúmenes de CO2 y las propias industrias queman gas natural o carbón en los procesos de destilación por vapor, adicionando más gases de efecto invernadero a la atmósfera. En resumidas cuentas no existe ningún efecto de mitigación en la producción y uso del etanol. El caso del Brasil es diferente, al menos en la ecuación energética, puesto que el etanol producido a partir de caña de azúcar implica un rendimiento de hasta 3000 litros por hectárea, más del doble que el etanol de maíz en Estados Unidos y, lo que es más importante, la energía fósil requerida para producir etanol de caña tienen una relación de 1:8, lo cual comparativamente significa también un menor volumen de emisiones totales. Sin embargo, en ambos casos los costos ambientales en términos de devastación de ecosistemas son enormes, en el Brasil miles de hectáreas de bosques primarios y secundarios en recuperación serán en los próximos años destinados a los monocultivos de caña, en tanto que en Estados Unidos, la creciente demanda y los elevados precios del maíz inducirán en los próximos años la expansión agrícola a más de 14 millones de hectáreas incluso en zonas destinadas a protección de la biodiversidad. La producción de biodiesel tiene una relación energética de 1:2,5 entre los insumos como combustibles fósiles y la producción del combustible final. La combustión de biodiesel (diesel con aditivo de aceite) significa una reducción de CO2 y otros gases en comparación con el diesel, pero su uso - a diferencia del etanol - conlleva la necesidad de un rediseño de materiales en diferentes partes de los automotores, lo cual implicaría cambios a gran escala en la industria automotriz mundial. Las actuales propuestas de biocombustibles se basan específicamente en cultivos a gran escala como la soya y caña de azúcar, aunque se conocen experiencias promisorias más amigables ambientalmente. Lo más promisorio, tanto ambiental como económicamente es la fabricación de biodiesel o etanol que provienen de cultivos experimentales de algas. Éstas producen almidón y aceites, que bajo condiciones industriales controladas muestran extraordinarios niveles de productividad. En tanto que una hectárea de maíz produce unos 2.500 litros de etanol al año, y una hectárea de soya 230 litros de biodiesel, una hectárea de algas podría producir casi 20.000 litros de biocombustibles al año. De prosperar las industrias experimentales de producción de biocombustibles a partir del cultivo de algas, se estaría ante una alternativa energética incomparable, incluyendo la eliminación del riesgo de deforestación y degradación de suelos. Otra fuente posible son los residuos agrícolas (tallos, hojas y otras partes de plantas no comestibles), lo que requiere el desarrollo de nuevas tecnologías en actual investigación.

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El efecto perverso en la seguridad alimentaria Como se ha visto, la materia prima de los agro-biocombustibles proviene de cultivos que también sirven como alimentos. Es evidente que la demanda por alimentos para el consumo humano y animal es muy importante, mientras se siguen enfrentando serios problemas de inseguridad alimentaria en muchas partes del mundo. Muchas de estas necesidades son cubiertas por pequeños emprendimientos agrícolas, mientras que la producción agropecuaria de escala industrial se dirige en gran parte a los mercados de exportación, con un marcado avance hacia los monocultivos de gran escala como la soya y las agroindustrias relacionadas. Es previsible que la promoción de agro-biocombustibles orientados a la exportación contribuirá a generar tensiones con la producción de alimentos y el acceso a recursos como suelo, madera, fauna, agua, etc. El incremento de los cultivos de caña en diversas regiones del país también implicará, entre otros efectos, la competencia para el acceso a la tierra con otros cultivos, incluidos aquellos que son base de la seguridad alimentaria en las regiones. La agroindustria de exportación tiende a desplazar la pequeña producción rural, y por lo tanto se reduce la producción destinada al mercado interno. La canasta de alimentos producidos localmente se encoge, y en algunos casos se deben importar alimentos. Incluso en grandes productores agroalimentarios como Argentina, la alta rentabilidad que ofrecen las exportaciones terminó promoviendo cultivos como la soya, a costa de reducir otras actividades orientadas al mercado interno, como la ganadería lechera.

Los biocombustibles, ¿un crimen? Un experto de Naciones Unidas, Jean Ziegler, dijo que los biocombustibles traerían más hambre y que el uso creciente de cultivos para producir sustitutos de la gasolina, sería un crimen contra la humanidad. El desviar tierras hacia la producción de cultivos que serán quemados como combustible reúne todos los ingredientes para convertirse en desastre. Por esta razón, el relator de la ONU llamó a vetar esta práctica por un periodo de cinco años. Al cabo de este tiempo, parece posible que los adelantos tecnológicos permitan el uso de desperdicios agrícolas, como mazorcas de maíz y hojas de plátano en lugar de las partes comestibles de éstas y otras plantas. La tendencia a la producción de biocombustibles ha causado un gran incremento en los precios de los alimentos, cuando los agricultores, particularmente en Estados Unidos, dejan de producir trigo y soya, para producir maíz, el cual es convertido en etanol. Incluso el Fondo Monetario Internacional (FMI) expresó su preocupación de que la creciente dependencia global en los granos como fuente de combustibles podría tener serias implicaciones para los pobres del mundo. Según el vicepresidente de ONU-energía, el potencial de bioenergía es enorme, pero la única forma de lograr éxito es que “quienes establecen políticas tengan en consideración los efectos positivos y negativos y aseguren la sostenibilidad antes de embarcarse en programas para impulsar el uso de biocombustibles”. El informe de la ONU advierte además acerca de las consecuencias graves que tendrá la tala indiscriminada de bosques para destinarlos a cosechas para biocombustibles, destruyendo ecosistemas que son fundamentales para la absorción de carbono, conduciendo a la pérdida de biodiversidad y la erosión del suelo.

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Tomado de una Nota de BBCMundo.com, del 27/19/2007.

Un fuerte impacto ambiental En todo el debate sobre los biocombustibles, muy poco se habló respecto al peligro de la devastación de enormes superficies de bosques y pérdidas de biodiversidad en los países latinoamericanos como Bolivia, biodiversidad que es la fuente primaria de supervivencia para miles de familias campesinas e indígenas, todo para satisfacer el apetito de las industrias, la industria automotriz y los mega-parques automotores, especialmente de los países industrializados. El 80% o más de los suelos de las tierras bajas tienen vocación forestal y para el manejo de la biodiversidad, carecen de vocación agropecuaria (salvo las sabanas naturales de inundación estacional del Beni, principalmente ganaderas), es decir no son suelos aptos especialmente para monocultivos intensivos y a escala industrial como la caña, soya o palma africana. Es importante rebatir enfáticamente la falacia de que Bolivia tiene un potencial de más de 16 millones de hectáreas de suelos para cultivos intensivos de agrobiocombustibles. No se debe olvidar que un gran porcentaje de los suelos de las tierras bajas además de ser ácidos, malos y con tendencia a ser ferralíticos, se encuentran dentro de áreas protegidas, cuya principal función es capturar carbono y brindar otros servicios ambientales. La expansión de los cultivos para agrobiocombustibles, como aceites para biodiesel y etanol de caña, significaría un enorme sacrificio en términos de riqueza natural sobre suelos de extrema pobreza y fragilidad, como son por ejemplo los de la Amazonía del Norte de La Paz, donde una absurda quimera desarrollista pretende emprender una aventura productiva con escasas posibilidades de sostenibilidad. Bibliografía Bourne, J.K. 2007. Biocombustibles ¿Bendición o Placebo?. 22-44 p. National Geographic. Oct. 2007. Vol 21. Nº 4. Fraume, R.N. 2007. Diccionario Ambiental. ECOE Eds. Bogotá, Colombia. 465 p. UNEP, 2007. Geo Year Book. An Overview of Our Changing Environment. DEWA. Nairobi, Kenya. 86 p. www.panoramaenergetico.com www.grain.org www.greenfacts.org www.calentamientoglobal.clima.org www.accion-energia.com www.greenpeace.org

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La relación entre los agrocombustibles y la fotosíntesis por José Lorini Lapachet La creciente demanda de energía La sociedad actual - y específicamente los países “devoradores” de energía -, se encuentran sumamente preocupados por el agotamiento de los energéticos provenientes de los hidrocarburos fósiles, siendo el petróleo el que, en 20 ó 25 años más, bajará gradualmente su oferta en el mercado y eventualmente tendrá que ser reemplazado por otras opciones energéticas. Entre las opciones energéticas de generación primaria, se encuentran las provenientes de la energía nuclear (con reservas limitadas de material radioactivo para cincuenta años al ritmo de uso actual), la energía hidroeléctrica, con sus diferentes opciones de macropresas o micropresas, y otras energías llamadas alternativas, como la eólica, solar (células fotovoltaicas), o mare-motriz, que usan las dinámicas naturales de los vientos, el sol y las mareas. Cabe destacar aquí que la mal llamada opción por la “energía del hidrógeno” no es en sí misma una fuente natural, sino lo que se denomina un “transportador energético”, al igual que la electricidad; por lo que para generar hidrógeno, necesariamente se necesita otra fuente primaria (termonuclear, hidroeléctrica o termoeléctrica). Por otra parte, la energía de la fotosíntesis es aquella acumulada en forma de energía de enlace químico en la biomasa, por efecto de la actividad metabólica de las plantas verdes (autótrofos). En su proceso histórico de millones de años las plantas lograron acumular, conjuntamente con los restos de animales que se alimentaban de ellas, el excedente que hoy conocemos como hidrocarburos fósiles. El carbón mineral, generado por este proceso geológico de transformación de la materia vegetal, en grandes proporciones; el petróleo y el gas, en proporciones menores, son las energías del presente, a pesar del gran deterioro ambiental que el hombre genera con el uso de éstas. En vista del concepto de una futura escasez de energéticos fósiles, surge la propuesta de la utilización de las plantas verdes en forma más directa para llegar a producir agrocombustibles (alcoholes y aceites) a partir de nuestros cultivos, por medio de procesos industriales. A primera vista, esta opción puede convencer a los planificadores en base a una lógica reduccionista. Sin embargo, esta propuesta se abstrae de consideraciones humanistas, ya que no contempla las necesidades de alimentación mundial de poblaciones crecientes, particularmente de los continentes más necesitados. En la propuesta se hace abstracción del hambre de millones de personas repartidas por el mundo. El rendimiento de la fotosíntesis

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El rendimiento energético global de la fotosíntesis es extremadamente bajo, las plantas verdes fijan solamente el 0,069% de la energía solar que llega a la superficie terrestre, que es equivalente a 90.000 Mtep (millones de toneladas equivalente en petróleo). Los rendimientos de biomasa bruta de las plantas más eficientes (plantas con metabolismo C4), son cercanos a las 140 a 150 ton/ha/año.

En este sentido la caña de azúcar y el maíz (ambas plantas de ciclo anual, con metabolismo del C4)57, son las plantas más eficientes de las zonas del trópico y del subtrópico, conjuntamente con algunas forrajeras perennes. La mayoría de las plantas empero tienen metabolismo de ciclo C3 y son menos eficientes en la utilización de la energía del sol, sujetas al proceso de fotorespiración58 cuando se las cultiva en lugares de bajas latitudes y regiones tropicales. Por lo expresado queremos resaltar que en términos de producción de biomasa total, se tendría que asumir una escala temporal de miles de años para poder compensar la producción de bioenergía (por fotosíntesis), de acuerdo al rendimiento actual de los cultivos y correspondiente al uso actual de energía fósil, en el modelo de desarrollo vigente. Para dar un orden de magnitud, la sociedad contemporánea, sobre todo el “primer mundo”, en un año de consumo energético, utiliza la energía de biomasa que se acumuló durante un millón de años de fotosíntesis.59 El paquete tecnológico de los agrocombustibles Para poder ofertar productos agrícolas, como materias primas para la transformación energética, a los grandes centros de consumo y comercialización, el paquete tecnológico creado es un sistema lineal de producción agrícola, el mismo que requiere de grandes extensiones de tierras, técnicas de uso de maquinarias cada vez más sofisticadas y material vegetal que pasó por manipulación genética. Además, se necesita restituir los nutrimentos a los suelos con el uso de fertilizantes, los mismos que son producidos usando energía fósil o de otras fuentes como la termonuclear. Por lo que la discusión es: ¿cuál es el rendimiento real en términos de inversión de energía fósil, y cual sería el rendimiento energético de los productos obtenidos? Es muy interesante que las propuestas de políticas de producción de agro- combustibles, tanto en Europa como en Estados Unidos, visualizan a América del Sur como un posible abastecedor de las materias primas para satisfacer los procesos productivos de biocombustibles. En efecto, si Europa y EEUU dedicaran su superficie de producción agrícola para satisfacer su demanda de combustibles, tendrían que destinar cerca del 30-40% o más de su superficie agrícola para este fin, cambiando por lo tanto la oferta de alimento para sus poblaciones locales.60 Se argumenta que la producción agrícola de la caña, de la soya y del maíz en el subtrópico y trópico es más eficiente, por razones de temperatura y humedad. Sin embargo, no podemos olvidar que la producción agrícola del cinturón tropical se hace a expensas de un proceso de deforestación y ampliación de la frontera agrícola. Por ejemplo, Bolivia lleva ya tres millones y más de hectáreas deforestadas en el curso de los últimos 15 a 20 años, a un ritmo anual de 200.000 ha./año. En base a estudios de suelos realizados por organismos como la FAO, se argumenta que el potencial de producción podría ser mayor, haciendo abstracción que

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La diferencia entre plantas C3 y C4, que está al origen de esta clasificación consiste en que, durante el proceso de fotosíntesis, el carbono incorporado a partir de la atmósfera forma una molécula de 3 o de 4 carbonos respectivamente. Las plantas C4 son generalmente gramíneas tropicales. Es decir que pierden más CO2 por respiración de lo que pueden fijar por fotosíntesis, cuando las temperaturas pasan de un determinado umbral. Folch et al. 2005.

El precio de los alimentos en Europa ha subido cerca del 40% en la gestión 2007 (comunicación en boletines informativos).

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esos suelos se encuentran cubiertos de bosques primarios o secundarios; y se ignora generalmente todo lo que concierne a la complejidad de los procesos ecológicos y a la importancia de los servicios que estos ecosistemas nos brindan; también se quiere ignorar la dinámica de estos suelos pobres, con nutrientes limitados. Para aclarar este concepto, hace más de tres décadas que el Programa Internacional Biológico determinó que los ciclos de nutrientes en ecosistemas forestales del trópico, se llevan a cabo en superficie (en la biomasa forestal y el horizonte orgánico del suelo), a diferencia de los ecosistemas de bosques templados, donde los nutrimentos se acumulan en profundidad en los suelos. Una vez que se elimina la biomasa vegetal de un bosque tropical, los nutrientes se pierden rápidamente. Un peligro para Bolivia La producción agrícola en Bolivia se realiza en tres ecoregiones, la tradicional en el altiplano con producción de tubérculos y cereales (avena, cebada) y pseudo-cereales (quinua y cañahua), actualmente con limitaciones por efecto del deterioro de suelos; en los valles interandinos, con los mismos productos más el trigo, el maíz y las hortalizas, también con dificultades de sobreexplotación de superficies muy intervenidas; y por último el subtrópico del Oriente, donde en la gran llanura de sedimentación de la región de Santa Cruz, se comenzó hace unos 45 años el proceso de desmonte de los bosques secos y subhúmedos para fines agrícolas (Zona Integrada y Abapó - Izozog). Posteriormente se ampliaron los mismos hacia el norte y hacia el este (colonización dirigida y empresarial). Actualmente, comparando imágenes de satélite históricas y actualizadas, es posible interpretar estas acciones de desbosque progresivo. La desaparición del bosque y de la biodiversidad en estos ecosistemas utilizados para fines agrícolas y pecuarios, ha sido sin tomar en cuenta los servicios ambientales de los mismos y sobre todo aprovechando la fertilidad de los suelos que durante cientos y miles de años acumularon nitrógeno, fósforo, potasio y otros minerales (el nitrógeno se acumuló en el ecosistema durante más de seis mil años para llegar al clímax boscoso). La sociedad pretende apropiarse de ese capital inicial, para procesos productivos de cultivos anuales que son insostenibles a largo plazo. Las tierras del oriente boliviano, una vez deforestadas, han pasado a ser potreros para el pastoreo del ganado, o en su defecto áreas en proceso gradual de compactación y erosión hídrica o eólica. Otro aspecto es el limitado uso de sistemas de producción agro-ecológicos (sistema cíclico de restauración de nutrimentos), donde se intenta reponer los nutrientes del suelo utilizados por el cultivo. Insistimos que no es posible pensar que, con grandes costos sociales y ambientales, exportemos o produzcamos los “insumos” que benefician a sociedades ávidas de energía, sin entender que esos recursos tienen que servir primordialmente para los fines de las poblaciones locales.

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En algunos seminarios nacionales se ha informado interesadamente a los asistentes, que las superficies posibles de utilizar con fines agrícolas sumarían 15.000.000 hectáreas en el trópico boliviano. Recurriendo al Plan de Uso del Suelo de Santa Cruz en su versión original, se ve que este documento técnico presenta como máxima superficie utilizable en agricultura intensiva 2.500.000 hectáreas, de las cuales 500.000 hectáreas corresponderían a cultivos de protección, agricultura extensiva y riego. Si se contempla otro tipo de aprovechamiento, como el de ganadería, con cerca de 1.000 000 de hectáreas, y los sistemas de aprovechamiento silvo-pastoril (que no es lo mismo que la agricultura de desmonte y laboreo a suelo abierto), las superficies restantes son de bosques de diferentes cualidades. En las regiones del Beni, las limitantes en los suelos y las superficies bajas determinan que solamente pequeñas áreas sean utilizables para la agricultura.

Recorriendo el norte de Bolivia (Riberalta - Guayaramerín) en el límite con el Brasil, y también en el propio territorio brasilero, es posible advertir grandes extensiones de tierras con suelos que han formado lateritas (rocas superficiales de hierro oxidado por efectos de meteorización física-biológica). Allí donde se pretendió realizar agricultura, las lluvias y las altas temperaturas han generado esas transformaciones que tienden a formar tierras eriales a partir de un complejo de bosques exuberantes que existían antes. El pretender realizar cultivos extensivos en esas regiones es una falta de criterio total, ya que basta un recorrido en algunos emprendimientos bolivianos de esa zona para ver los resultados de semejante propuesta. Muchos planificadores de desarrollo asumen que a través de la interpretación sectorial de la realidad se puede tratar de copiar propuestas de corto plazo, haciendo desaparecer nuestros recursos, sin ningún criterio de sostenibilidad. Poco y nada se hace referencia acerca de los denominados servicios ambientales, que serían afectados y que prestan los grandes bosques naturales. Se habla del agua dulce como el problema del futuro y no se entiende que las plantas, y más específicamente los bosques, son bombas de agua que generan dinámicas de reciclaje hacia la atmósfera terrestre. Cada árbol, para producir un kilogramo de peso seco, transpira entre 500 a 1000 litros de agua, que restituye a la circulación de este elemento. Por todo lo expuesto, si bien en el oriente es posible una agricultura, ésta adquiere características de ser limitada, por efecto de los suelos susceptibles de deteriorarse rápidamente; y con el agravante del clima cambiante por calentamiento global. En estos últimos años, en los que se han producido grandes inundaciones en el trópico boliviano se echa ingenuamente la culpa a los fenómenos del Niño y de La Niña. Lo que sucede es que existe mayor aporte de agua por nubes que provienen desde los océanos - más calientes que antes -, produciendo una sobreoferta de lluvias. Los agrocombustibles y los rendimientos de energía A fin de un fácil entendimiento, las materias primas que se obtienen de cultivos para la producción de energía son:

Cultivo/Planta

Yuca

Hidrocarburo sustituido

Gasolina

Diesel para transporte Diesel para generación de energía Diesel para transporte Aceite de palma Diesel para generación de energía Àrboles de Diesel o aceite crecimiento combustible Generación rápido de energía Sustitución de gasolina Caña de azúcar para transporte

Coco

Producto primario de Biomasa

Subproductos secundarios de Biomasa

Experiencia de los Agricultores con Cultivo(s)

Tubérculos harinosos

Ninguno de importancia

Cultivado tradicionalmente como alimento

Aceite

Cáscaras

Cultivado ampliamente

Petróleo

Cáscaras

Ninguna experiencia

Madera

Ninguno de importancia

Muy limitada

Sucrosa

Fibras y desechos

Amplia experiencia

Fuente: IICA 2006, modificado

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Se pueden utilizar las siguientes cosechas para obtener biocombustibles: Cultivos anuales: caña de azúcar, remolacha, maíz, soya, principalmente; y tubérculos harinosos. Cultivos perennes: palmas aceiteras de diferentes especies. Cultivos arbóreos: de crecimiento rápido, para procesamiento de celulosas, hemicelulosas y ligninas. En el primer caso, los productos tienen que ser procesados en sistemas de extracción de azúcares, para luego entrar a la fermentación para obtención de alcohol. Este sistema pertenece a una tecnología de primera generación. Se utiliza el alcohol de caña de azúcar por su mayor rendimiento, pero de igual manera se obtiene de otras plantas, como la remolacha azucarera de regiones templadas (Europa). En Norteamérica, se utiliza el maíz como materia prima para la extracción y fermentación. Este sistema tecnológico sin embargo genera una gran cantidad de fibras y desechos, en una proporción cercana al 80 y 85%.61 Los restos de extracción (bagazo), que son fibras y desechos, al momento solamente se usan como fuente de combustible para su quema en las calderas de las usinas de alcohol. Para mejorar la eficiencia energética, se está tratando de procesar mediante sistemas enzimáticos (tecnología de segunda generación). Esta tecnología todavía no se aplica industrialmente y se encuentra en proceso experimental. Esto permitiría desligar las macromoléculas de celulosas, pectinas y ligninas, para que posteriormente sean procesadas en la fermentación; lo mismo ocurriría con las maderas de rápido crecimiento. Según datos de varias investigaciones, se identifica que la producción de etanol a partir de maíz, es sumamente intensiva energéticamente. Para producir 10,6 billones de litros de etanol, EEUU utiliza alrededor de 3,3 millones de hectáreas de tierras, que a su vez tienen un requerimiento masivo de energía para fertilizar, desmalezar y cosechar el maíz.62 Estos 10,6 billones de litros de etanol sólo proveen el 2% del combustible utilizado por los automóviles en EEUU anualmente. Si bien los estudios de la USDA63 reportaron un retorno neto positivo en la producción de etanol, Pimentel y Patzek, utilizando datos de los 50 estados y tomando en cuenta todos los insumos de energía (incluyendo la manufactura y reparación de maquinaria agrícola y equipamiento para fermentación y destilación) concluyeron que la producción de etanol no provee un beneficio energético neto.64 Por el contrario, revelaron que requiere más energía fósil producirla que la que se obtiene. En sus cálculos, la producción de etanol de maíz requiere 4,9 litros de combustibles fósiles por 3,78 litros (un galón) de etanol producido, y la producción de biodiesel de soya requiere 4,8 litros de energía fósil por 3,78 litros de diesel producido. Adicionalmente, debido a la relativa baja densidad energética del etanol (con menos poder calórico de combustión), aproximadamente se requiere 1,5 litros de etanol para reemplazar 1 litro de gasolina.65 La pregunta sería entonces, ¿cómo es posible que se siga produciendo agrocombustibles? La repuesta está en los

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Antes de la cosecha de la caña de azúcar, suelen ocurrir incendios en los campos en proporciones espectaculares. Pimentel 2003. United States Department of Agriculture, Shapouri et al. 2004. Patzek y Pimentel 2005. Otros consignan el requerimiento de 1,25.

subsidios que el gobierno de EEUU da a los productores agrícolas y a las grandes empresas, situación que en los países en desarrollo no sería posible. Cultivos anuales versus cultivos perennes ¿Qué situación se presentaría en Bolivia, tomando en cuenta los aspectos mencionados? La agricultura en las regiones donde potencialmente se produciría las materias primas, actualmente reciben subsidios a la energía (precio del diesel) y de igual manera, al no utilizar fertilización química sino la fertilidad inicial de los suelos de bosque, estamos subsidiando a través de los procesos ecológicos (ciclos de nutrientes) una producción de bajo rendimiento energético. ¿Cuál es la situación que se presenta con los cultivos perennes? Si bien el rendimiento de la producción de aceites de palma es mayor y permitiría obtener biodiesel, los costos de implantación de cultivos arbóreos son mayores y rinden solamente a mediano plazo. La discusión por lo tanto está en la incorporación de las variables ambientales de pérdida de biodiversidad, regulación de ciclos de agua y nutrientes y otros más. La situación agro-alimentaria adquiere las características de un escándalo mundial, cínicamente se manifiesta en algunos foros que lo que sobra en el mundo es el alimento y que el excedente de cosechas podría ser derivado a los agrocombustibles, se hace abstracción sobre la verdadera tragedia humanitaria que existe en el planeta donde cerca de 800 millones y posiblemente más personas sufren hambre y desnutrición. La situación en Bolivia no está al margen de esta realidad, la base de la alimentación en el país es el consumo de almidones y harinas, con poca proteína animal. La papa, el maíz y otros granos (arroz, trigo) constituyen la fuente principal de los hidratos de carbono. Ya se manifiesta un cambio en la dinámica económica ante una subida de precios en el mercado internacional de estos productos (trigo en la Argentina y maíz en México). Si estos productos se derivan como materia prima para la industria de la fermentación del alcohol, se generarían conflictos de abastecimiento para alimentar a nuestra población. Actualmente en el oriente boliviano se prioriza la producción de soya (con fuerte subvención a los combustibles utilizados) en un estimado de 3 por 1 respecto al trigo y otros productos, constituyéndose en la opción agro-exportadora. Sin embargo, ante las dificultades en el proceso de llegar con precios competitivos al mercado externo, se plantea la opción de procesarlos como agro-combustibles. Nos encontraríamos entonces con una Bolivia deficitaria en sus necesidades de productos alimenticios para satisfacer su demanda creciente. Esta tendencia de producción por otra parte trae las consecuencias de concentración de grandes superficies en pocas manos, justificando un proceso de mecanización creciente con el desplazamiento de los pequeños y medianos productores. Existen experiencias concretas en el Brasil, donde ante el proceso de mecanización los zafreros de la caña, al margen de ser mal pagados, son desplazados de sus fuentes de trabajo estacional. A manera de conclusión Existe también la propuesta de que se podrían reforestar tierras degradadas con especies de palmas, para la producción de frutos y semillas con alto contenido de aceites. Se llega a plantear con esta posibilidad, el recuperar hasta 500.000 hec-

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táreas de tierras degradadas, situación que podría tomarse en cuenta, brindando la posibilidad de restaurar ecosistemas y al mismo tiempo generar empleos y mejorar las condiciones ecológicas. Esta propuesta podría ser una política de Estado a mediano o largo plazo; pero tiene que ser trabajada experimentalmente con programas pilotos en comunidades campesinas y a nivel de pequeños y grandes empresarios, ya que trabajar en un programa agroforestal requiere de tiempo e inversión. La pregunta será quién quiere invertir para el mediano y largo plazo, asignando importantes recursos en tierras y técnicas de forestación. El proceso de ampliación de frontera agrícola con desmonte de bosques, no puede ser más permitido ante las circunstancias actuales de desequilibrios climáticos y desastres ecológicos crecientes (mientras se escribe este artículo un turbión en la localidad del Torno en Santa Cruz ha causado muerte y destrucción en toda la cuenca alta y media del río Piraí). La producción tiene que ser mediante sistemas de cultivos en rotación, con toda la complejidad que esto representa, ya que exige no sólo criterios de corto plazo de generación de ganancias, sino procesos planificados de mediano plazo, donde los factores de producción (suelo, vegetación, aguas, nutrientes y dinámicas de control natural y biológico sean tomadas en cuenta, para la sostenibilidad de los procesos productivos. De esta actuación, podría salir la producción con fines de seguridad alimentaria para la sociedad boliviana, y eventualmente los insumos para la producción local de agrocombustibles en comunidades alejadas para así satisfacer los mercados locales. No es posible seguir pensando con la mentalidad minera de concebir a la tierra como una fuente inagotable de recursos. El paradigma de la sociedad productivista con la producción lineal insumo-producto-desecho, es insostenible precisamente por la dependencia energética que se ha creado, la producción tiene que tener principios agro – ecológicos (ciclos de producción y de nutrientes), si es que queremos la sostenibilidad de las fuentes productivas. Bibliografía Folch, R. et al. 2005. La energía en el horizonte del 2030. ERF Gestio i Comunicació Ambiental S.L. www.erf.es. IICA 2006. Estrategias para construir una plataforma de cooperación horizontal sobre agroenergía y biocombustibles. Patzek, T. y D. Pimentel 2005. Thermodynamics of energy production from biomasa. Critical Reviews in Plant Sciences 24: 327. 364 Pimentel, D. 2003. Ethanol fuels energy balance economics and environmental impact are negative. Natural Resources Research 12: 127-134. Wikimedia Fundation 2007. Elaies http://es.wikipedia.org/wiki/Elaeis

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Capítulo 4 Contaminación urbana e industrial Situación general por Marco Octavio Ribera La contaminación urbana e industrial afecta principalmente a sectores urbanos y suburbanos, pero también a sectores rurales próximos a éstos, y se manifiesta principalmente en la atmósfera y las aguas. Es más fuerte en ciudades conurbadas como La Paz - El Alto o Cochabamba – Quillacollo - Colcapirhua.1 En función al déficit de atención municipal, con serias deficiencias en los servicios públicos debido al crecimiento acelerado de las ciudades, esta problemática ambiental va agravándose año tras año. Desde luego que Bolivia no enfrenta los mismos problemas de avance industrial que otros países vecinos, tal es el caso de Brasil, Argentina o Chile; sin embargo la operación escasamente regulada de cientos de pequeñas industrias, incluso semi-artesanales (curtiembres, textiles, plásticos, alimentos, metalurgia, etc.) generan de forma agregada considerables impactos localizados en la atmósfera y otros más extendidos sobre los cuerpos de agua, tal es el caso de El Alto. La contaminación orgánica y por metales pesados (provenientes de las curtiembres) de esta ciudad en acelerado crecimiento, ha llegado a ocasionar un crítico deterioro de los ríos Pallina, Katari y la Bahía de Cohana en el Lago Menor del Titicaca, afectando su biodiversidad y la salud de los pobladores de la región.2 Sólo en el Alto y La Paz se han inventariado más de 800 industrias entre pequeñas a grandes, de las cuales más de un 80% incumplen diversas obligaciones en el campo ambiental y de la salud de sus trabajadores.3 Similar situación se da en otras ciudades grandes como Santa Cruz, Cochabamba u Oruro. Estas industrias generan una gran diversidad de residuos contaminantes sólidos y líquidos (orgánicos, plásticos, polímeros clorados, resinas, eluentes, disolventes, latex, colas, pinturas, plastificantes, residuos orgánicos, etc.). Se incluyen en este ramo la contaminación producida por decenas de curtiembres y mataderos periféricos en cada ciudad (la mayoría clandestinos); y en ciudades como Cochabamba y Santa Cruz, por las granjas de cría industrial de aves y cerdos. En general se trata de vertidos y emanaciones no mitigados por tratamientos de depuración o una adecuada deposición. Invariablemente el destino final son las aguas de los ríos (con deficientes o ningún sistema de depuración) y los vertederos oficiales o improvisados, la mayoría de los cuales tienen tiempo de vida útil muy limitado en las grandes ciudades. En algunos casos llega a ser también significativa la contaminación del aire. De diversas formas, todos estos impactos a la calidad ambiental del medio generan un deterioro rápido o progresivo de la calidad de vida de los pobladores en las zonas afectadas, sean rurales o urbanas. Existe un elevado riesgo de daños a la salud de la población rural o periurbana en contacto más directo con los residuos sólidos industriales, con fuentes de agua contaminadas, o próximas a lugares

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Mendizábal 1990; Laserna 1995; Anze 1997. www.ops.org.bo: Nov 2006; Ribera, 2008 Anze 1997.

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de emanación de poluentes atmosféricos, ocasionando afecciones del sistema cardio-respiratorio, hígado, páncreas, riñones, sistema inmunológico y reproductivo. También se debe considerar la reducción de la calidad escénica de las zonas periurbanas o suburbanas y el deterioro de los ecosistemas rurales próximos. La contaminación atmosférica de nuestras ciudades es sin embargo principalmente causada por fuentes móviles, u automotores. De acuerdo con un informe de Swisscontact4 , el parque automotor contamina dos veces más el aire que las industrias instaladas en el país: el 30% de la contaminación es provocado por los gases que Foto 1. Río Pallina fuertemente contaminado por aguas residuales de El Alto eliminan las industrias, mientras que el 70% se debe a las emisiones de gases de escape de los vehículos. De todo el parque automotor, los carros que funcionan con diesel se encuentran entre los más contaminantes. El número de automotores en ciudades como La Paz, Santa Cruz y Cochabamba exceden las 150.000 unidades. Una de las causas más importantes del problema es la obsolescencia del parque automotor (el 80% tiene más de diez años de antigüedad), asociada al alto poder contaminante de ciertos combustibles (en especial el diesel). Los principales emisores son los vehículos de transporte pesado y semipesado. Hasta el momento las alcaldías y otras autoridades ambientales responsables han realizado pocas acciones de control efectivo sobre los agentes emisores. El aire limpio como bien común, no parece tener relevancia alguna. Los principales contaminantes atmosféricos Los principales contaminantes atmosféricos, registrados a partir de investigaciones realizadas por Swisscontact en 2006, son el óxido nitroso (N2O) y el óxido nítrico (NO) genéricamente conocidos como NOx, el monóxido de carbono (CO), el dióxido de carbono (CO2), el dióxido de azufre (SO2), los materiales particulados,5 el ozono (O3) y los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH).6 En nuestras ciudades se da tanto la contaminación de tipo reductor (por combustión incompleta y con predominio de azufre y material particulado), como la contaminación de tipo oxidante (con presencia de hidrocarburos volátiles, óxidos de nitrógeno y oxidantes fotoquímicos). La intensa radiación solar en ciudades como La Paz y El Alto da lugar que la concentración de contaminantes fotoquímicos sea particularmente elevada.

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www.swisscontact.bo/aire Corresponden a mezclas complejas de sustancias sólidas, líquidas y gases, formados en la combustión incompleta. En general tienen entre 10 y 2,5 micrones, pero incluso pueden haber micropartículas menores a 0,1 micrón de diámetro. Provenientes de la combustión de la gasolina, los más importantes son los alcanos, alquenos, isoalcanos, cicloalcanos, y los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH), de los cuales los más comunes son el etil-benceno (fracción BTEX), estireno, benceno, tolueno y el formaldehído (formado por foto-oxidación).

Los más importantes por sus altas concentraciones son CO, NOx, SO2, el ozono troposférico y los materiales particulados. En general, todos ellos ocasionan en mayor o menor grado los siguientes cuadros: rinitis y síndrome asfíctico de la vía aérea superior ocasionado por la inhalación masiva o constante de gases irritantes y más solubles (ácido clorhídrico HCl), enfermedades pulmonares obstructivas, edema pulmonar no cardiogénica por inhalación de gases insolubles, síndrome de disfunción reactiva de la vía aérea superior, hipersensibilidad e hiper-reactividad bronquial (por constricción ante elementos tóxicos). En las zonas de intenso tráfico vehicular se producen procesos de contaminación masiva, algunas emisiones son evidentes por el maloliente humo negro que les caracterizan; en otros casos los gases no son visibles pero causan irritaciones de la garganta o de las mucosas de la nariz, ardor de ojos, fatiga y dolores de cabeza. Efectos en la salud En la prensa se ha podido leer por ejemplo que los gremiales presentes en las vías públicas paceñas (que suman más de 60 mil) son los más expuestos a las enfermedades respiratorias, las afecciones oculares y la presencia en su sangre de un gas inodoro, incoloro, inflamable y altamente tóxico: el monóxido de carbono, producido por la combustión del carburante empleado en los coches, especialmente públicos, que tienen un deficiente mantenimiento. Muchos de los resfríos recurrentes que la gente sufre, especialmente durante el invierno, constituyen cuadros de agudización, exacerbación y cronicidad, producto de la contaminación del aire. Incluso la gente confunde con resfríos algunas irritaciones de las vías respiratorias y bronquitis producto de esta contaminación. Las partículas con un tamaño menor a 5 micrones pueden fácilmente alcanzar los alvéolos pulmonares y pasar al torrente circulatorio. Aumentan la vulnerabilidad, recurrencia y cronicidad de las enfermedades respiratorias y pueden agudizar cuadros asmáticos o síndromes pulmonares obstructivos crónicos. Casos más graves, bajo condiciones de exposiciones prolongadas (por ejemplo vendedores, guardias de tránsito) pueden desembocar en enfisema pulmonar, fibrosis inducida o cáncer pulmonar. Contribuyen en la reducción de la expectativa de vida en personas que padecen afecciones respiratorias. En la ciudad de La Paz los índices encontrados por Swisscontact sobrepasan los límites de la OMS (50 microgramos por m3). En general, las partículas no actúan solas, sino que se asocian a otros compuestos. En esta condición las reacciones químicas que se producen, especialmente con el azufre, pueden ingresar al tracto respiratorio y a la sangre. Estos complejos altamente tóxicos han sido denominados “cocktails”. El contacto prolongado con compuestos orgánicos volátiles produce irritación del tracto digestivo y lesiones epiteliales en el pulmón dando lugar a cuadros edemáticos y de neumonitis. Incluso la exposición constante a vapores de la gasolina se ha asociado a afectaciones de la médula ósea, aberraciones cromosómicas y deterioro sanguíneo (leucocitopenia). Los hidrocarburos aromáticos policíclicos producen efectos depresores del sistema nervioso central, debilidad muscular, e insuficiencias hepatorrenales, siendo sus efectos más drásticos a nivel cancerígeno. El monóxido de carbono (CO): A medida que se incrementan las concentraciones de CO en la sangre (de 2 a 5 μg/cm3), los efectos pasan de disfunciones psicomotrices a cambios drásticos en la actividad cardiovascular y respiratoria. El CO se combina con la hemoglobina de la sangre, desplazando el oxígeno por su mayor afinidad y evitando la oxigenación de los tejidos; en casos extremos ocasiona la muerte. El mismo fenómeno puede producirse con la mioglobina de los músculos

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y el corazón, dando lugar a lesiones musculares o paro cardiaco. Se conoce que individuos con enfermedades cardiovasculares, respiratorias o anemia pueden experimentar efectos de salud más severos.7 Los óxidos de nitrógeno nitroso (NO) y nítrico (NO2): Ambos se encuentran en elevadas concentraciones en sectores con intenso tráfico vehicular. Estos gases producidos en la combustión de motores tienen un intenso efecto irritante de las vías respiratorias, exacerban el asma e incrementan la vulnerabilidad a infecciones respiratorias comunes, bacteriales o virales porque afectan el sistema de defensas al nivel alveolar. Los óxidos nitrosos pasan de los alvéolos a la sangre formando la nitrosil-hemoglobina la cual tiene un efecto similar al de la carboxi-hemoglobina, reduciendo la capacidad de la sangre de transportar oxígeno. Bajo exposiciones e inhalación prolongada ocasiona falta de aliento, fatiga y edema pulmonar. Una de sus particularidades es que en presencia de la luz del sol (“fotólisis”) reacciona con hidrocarburos y da lugar a ozono, que es un contaminante fotoquímico. El dióxido de nitrógeno es el culpable esencial de la mayor polución atmosférica en la ciudad. Los niveles permitidos de NO2, según la Ley del Medio Ambiente, son de 40 μg/m3, y según la normativa de la OMS, 30 μg/m3. El dióxido de azufre (SO2 ) es uno de los gases más comunes producidos en la combustión del diesel o el gas natural. Es un gas muy irritante y es capaz de reaccionar con diversos materiales particulados del aire, incrementándose así su capacidad de ocasionar daños a la salud. El ingreso del dióxido es mayor en los pulmones cuando se respira por la boca. Cuando es inhalado, se disuelve en la pared pulmonar formando sulfito y bisulfito, los cuales se distribuyen rápidamente en el organismo, siendo su primer efecto la constricción bronquial y la sobre secreción de las mucosas. Esto es acompañado por alteraciones de la función pulmonar y un aumento de la resistencia al flujo del aire. En términos generales, al ser un gas irritante afecta las mucosas del sistema respiratorio, produciendo tos irritativa asfixiante, bronquitis crónica y bronco-constricción, afecciones neurológicas, dermatológicas y de los ojos. Ocasiona una agudización de la bronquio-constricción asmática, siendo las personas que padecen asma o son susceptibles a ésta, las más afectadas. En casos de exposición prolongada, además de ocasionarse lesiones en las células del aparato respiratorio, se producen daños neurológicos y cardiovasculares severos. Al mismo tiempo, el dióxido de azufre es el gas responsable de las denominadas lluvias ácidas que se producen al reaccionar el dióxido de azufre con el agua y dar lugar al ácido sulfúrico, reacción que desafortunadamente también se produce en cierta proporción en la superficie alveolar, ocasionando una mayor irritación por contacto con el ácido. El ozono (O3 ) se considera un contaminante secundario porque no es emitido de forma directa, sino producido en la parte baja de la atmósfera como consecuencia de los procesos de oxidación fotoquímica (en presencia de luz solar), por reacción entre hidrocarburos y el dióxido de nitrógeno producido en diversas formas de combustión, principal fuente de este contaminante. Otros elementos nitrogenados que dan lugar a este tipo de reacción son los nitratos de peroxiacilo o el nitrato de peroxiacetilo (PAN). La producción de ozono contaminante es más intensa cuando la intensidad solar es máxima. Es un potente irritante del tejido pulmonar. Alcanzando fácilmente los bronquiolos pulmonares y conductos alveolares, al ser un oxidante muy fuerte, ocasiona lesiones celulares. Los ácidos grasos poli-insaturados de las membranas de las células que recubren las vías respiratorias reaccionan fácilmente con el ozono a partir de sus enlaces químicos dando lugar a diversas sustancias de regular toxicidad como aldehídos o hidroperóxidos. Estas reacciones inducen la propagación de radicales libres que incrementan las

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7

Swiss Contact 2006

lesiones celulares por oxidación. Las lesiones celulares en las mucosas provocan una respuesta inflamatoria, mayor permeabilidad epitelial y una consecuente constricción bronquial. Los efectos más comunes en situaciones de prolongada exposición en zonas de intenso tráfico vehicular son irritación ocular, nasal y faringo-laríngea, reactividad traqueo-bronquial, cefaleas y disfunciones pulmonares. Es manifiesta la reagudización de cuadros asmáticos. Los sectores más vulnerables son personas de la tercera edad y niños, además de personas con afecciones broncopulmonares y cardíacas. De acuerdo a los estudios de Swisscontact, el ozono troposférico es un elemento preocupante en la contaminación citadina de La Paz. En algunas épocas del año la concentración de este gas ha excedido los límites máximos anuales de la norma (50 μg/m3). La fenantraquinona: un estudio estadounidense halló que el humo de los escapes de motores diesel contiene un compuesto químico llamado fenantraquinona (FQ) que puede perjudicar la capacidad de las arterias para regular el flujo sanguíneo hacia la médula ósea. Investigaciones anteriores han hallado que la FQ reducía la capacidad de los vasos sanguíneos mayores para relajarse y que la exposición a la contaminación por partículas podría empeorar enfermedades cardiovasculares en ciertas personas.

Contaminación y efectos sociales La contaminación de agua-aire-suelos, por emisión de diversos poluentes (mineros, industriales, domésticos, etc.) viene afectando en la actualidad extensas zonas.1 Éstas se ubican especialmente en las periferias de las grandes ciudades como El Alto o en el entorno de Potosí por la contaminación minera de decenas de ingenios que incumplen o cumplen sólo parcialmente las normas de mitigación y control de emisión de residuos minero-industriales. La contaminación afecta también a las regiones naturales más alejadas de centros poblados grandes (aunque invariablemente con población indígena y campesina) como son los casos de la exploración y/o la explotación de hidrocarburos en las regiones subandinas del Beni (TIPNIS) o del Sud del País (Agüaragüe), la minería en la Chiquitanía o la explotación de oro en los ríos de los Yungas. La contaminación ambiental raras veces mata de golpe, salvo por intoxicaciones agudas o situaciones de contacto directo prolongado a muy altas concentraciones, o ingesta. Sin embargo mata lentamente.2 La “muerte lenta” se da porque se producen acumulaciones de las sustancias contaminantes en diversos órganos del cuerpo, generando disfunciones. Afectan particularmente a la salud reproductiva y endocrina, pudiendo en muchos casos producir defectos de nacimiento en los descendientes, y a veces deterioran la salud mental si hay afectación del sistema nervioso. En general, la contaminación reduce la expectativa de vida de las personas y las torna más vulnerables a diversas enfermedades; los sectores más expuestos son los niño(a)s y adolescentes. Del punto de vista económico, reduce el rendimiento productivo de los trabajadores. Los procesos de contaminación ambiental generan conflictos sociales en las regiones y pueden erigirse en auténticos movimientos sociales de reivindicación de derechos,3 que se constituyen en auténticos procesos de ecologismo popular. 4 1 2 3 4

ABDES 2003. Albert 1999; Dickson 1996. Gruenberger 1999. en el sentido de Martinez Alier 1992.

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Medidas necesarias El año 2000 se creó la Red Monitoreo de la Calidad del Aire (Red MoniCA), instalada primero en Cochabamba y ampliada a La Paz, El Alto y Santa Cruz. El objetivo es estudiar la presencia de cuatro sustancias clave de la polución: el dióxido de nitrógeno, el monóxido de carbono, el ozono estratosférico y el material particulado de menos de 10 micrones (conocido como PM10 ). Hemos visto que la combinación del material particulado y los gases de azufre producen “cocktails”, complejos moleculares altamente tóxicos. Por lo tanto, el solo hecho de reducir el humo negro denso producido por buses y camiones tendría sin duda enormes efectos positivos, al reducir la probabilidad de que se formen dichas mezclas tóxicas. Entre las propuestas que merecen ser puestas en mayor relevancia está el planteamiento de prohibir el ingreso en el país de vehículos con una antigüedad mayor a 10 años y con sistema de carburador, y sacar de circulación vehículos obsoletos. También se debe mencionar el plan de conversión de los motorizados de gasolina a gas natural. Se requieren mayores incentivos para popularizar esta medida, que puede reportar beneficios para la atmósfera y un ahorro significativo en el combustible para los chóferes. A esto se suman los planes de restricción de ingreso vehicular a las zonas centrales de las grandes ciudades. Para que estas iniciativas tengan éxito, es necesario sensibilizar y motivar a los pobladores de las ciudades para que salgan de su pasividad e indiferencia, y tomen conciencia de los efectos de la contaminación del aire sobre su salud. Solamente de esta manera, la sociedad podrá demandar la aplicación de la ley y la actualización de las normas referidas a control de contaminación atmosférica, trabajo iniciado por el Instituto Boliviano de Normalización y Calidad IBNORCA, más allá de la instauración de una simple “Semana del Aire Limpio”.

Foto 2. Planta Industrial de cemento en Viacha

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Bibliografía ABDES. 2003. Diagnóstico y propuesta para avanzar hacia el desarrollo sostenible. ABDES / LIDEMA. La Paz. 126 p. Albert, 1999. Curso básico de toxicología ambiental. Ed. UTEHA. México DF. 311p. Anze, R. 1997. Evaluación rápida de fuentes de contaminación atmosférica en la ciudad de La Paz. Ecología en Bolivia, Nº 29: 51-70. Dickson, T.R. 1996. Química. Enfoque Ecológico. Ed. Limusa. México DF. 406 p. Gruenberger, J. (Ed.). 1999. Miradas, Voces y Sonidos: Conflictos Ambientales en Bolivia. FOBOMADE / OLCA. La Paz,. 219 p. Laserna, R. 1995. Sostenibilidad y Desarrollo Humano. La calidad de vida en Cochabamba. Ed. Amigos del Libro. Cochabamba, Bolivia. 218 p. Martinez Alier, J. 1992. De la economía ecológica al ecologismo popular. ICARIA. Barcelona, España. 362 p. Mendizábal, M. 1990. La Paz: Un ecosistema frágil ante la agresión urbana. ILDIS. La Paz, 180 p. Orozco,C.B., A.S. Pérez, y D.N. Gonzales 2005. Contaminación Ambiental. Una visión desde la química. Thomson Eds. Madrid, España, 680 p. Ribera,A.M.O. 2008. Estudio de caso de la Bahía de Cohana. Informe preliminar (no pub.). LIDEMA SWISSCONTACT. 2005. Impactos de la Contaminación del aire a la Salud (cartilla). Swisscontact/PAL. COSUDE. La Paz. SWISSCONTACT 2006. Red de monitoreo de la calidad del aire. COSUDE. La Paz. 52 p.

Créditos fotografías: LIDEMA

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Gestión de la Calidad del Aire por Freddy Koch Antecedentes En los últimos años, los índices de enfermedades respiratorias en las ciudades de los países en vías de desarrollo han tenido un aumento alarmante, a tal grado que en muchos países pasaron de un segundo o tercer lugar a ocupar el primer lugar de morbili­dad y mortalidad. Esto hace necesario que las autoridades tomen acciones para prevenir, controlar y disminuir la contaminación del aire, uno de los factores directos que contribuye a este dramático aumento de enfermedades bronco pulmonares. Según un estudio realizado por el Banco Mundial, en países en vías de desarrollo mueren cada año entre 0,5 y 1 millón de personas prematuramente como consecuencia de exposición a contaminantes del aire. Por otra parte, estudios auspiciados por la misma institución deter­minaron que, en los centros urbanos de los países en vías de desarrollo, cerca del 70% de la contaminación del aire provenía de la flota vehicular, la cual además muestra tasas de crecimiento bastante altas (entre el 5 y el 10% anual), con la agravante de estar formada en su mayoría por vehículos viejos y en mal estado, con­tri­bu­yendo enormemente a la emisión de gases y partículas al aire.

El crecimiento del parque automotor El crecimiento de los centros urbanos en Latinoamérica ha llevado consigo a un crecimiento del parque automotor. Se da poca importancia o valor al espacio humano, con una planificación que no mejora la calidad de vida de la población, sino sólo mejora las condiciones de comodidad y economía. Bolivia no está lejos de esta realidad, considerando que la tasa de crecimiento poblacional es del 2,24% (2000 – 2005); con una población proyectada al 2007, según el INE, de 9.827.522 habitantes. Este indicador demográfico refleja un crecimiento, de aproximadamente 1.553.197 habitantes desde el 2001, el cual ha generado una mayor actividad socioeconómica y por ende una mayor accesibilidad de obtener automotores, tanto para el transporte público como privado. Desde el año 2001, la tasa de crecimiento del parque automotor no ha dejado de incrementarse (hasta más del 20% el 2006). El mismo año se ha superado los 620 000 vehículos, generando de esta manera a futuro un mayor consumo de combustibles fósiles, un incremento en los niveles de contaminación del aire y, como consecuencia, un aumento en las enfermedades de la población.

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Fuente. Contaminación del aire en grandes ciudades de Bolivia: la experiencia de la Red MoniCA

En el caso de Bolivia, gran parte de los esfuerzos en la temática ambiental – a partir de la Ley del Medio Ambiente No. 1333, promulgada en 1992 – fueron dedicados a la creación y el cuidado de Áreas Protegidas, al trabajo en dos sectores de coyuntura como son Minería e Hidrocarburos y, a principios de esta década, medidas ambientales en el sector Industrial. Al parecer todos se olvidaron que la temática ambiental no sólo está en los bosques y los ríos de nuestro país, sino que los pro­ble­mas más críticos y cercanos al descontrol se encuentran más bien en las ciudades, donde existe mayor concentración poblacional. En la década pasada, Bolivia sufrió las consecuencias de las nuevas políticas de gestión de la calidad del aire en Japón, Estados Unidos y la Unión Europea, donde restringieron práctica-mente la cir­cu­la­ción de vehículos viejos, existiendo una renovación de la flota vehicular no solamente en modelos sino también en tecnología. Por lo tanto, países como Bolivia han empezado a recibir estos vehículos ya en desuso, in­corpo­rándolos a su flota vehicular en forma masiva. Las consecuencias son muy claras: los niveles de contaminación del aire se incrementan, el país se llena de vehículos chatarra y los problemas de salud en la población van en aumento. Sin embargo, el problema no es solamente la edad promedio de la flota vehicular: la falta de cultura en los conductores para realizar mantenimientos preventivos a los vehículos está demostrada. Campañas de medición de gases de escape muestran niveles muy elevados de contaminación, lo cual no sólo afecta al aire que respiramos sino también al bolsillo del propietario del vehículo. Gestión de la calidad del aire La contaminación atmosférica urbana se produce por varias fuentes de origen antropogénico, incluyendo combustión y calefacción al interior de los hogares, industria, agricultura, incendios forestales y la flota vehicular. Esta última contribuye con emisiones de gases del escape, del desgaste de llantas, de la evaporación del tanque y de derrames de combustibles. Suposi­ciones acerca del aporte de cada tipo de fuentes de contaminación pueden llevar a la elección de medidas que no son costo-efectivas o cuyo impacto en la calidad del aire no es significativo. Por lo tanto, una aproximación sistemática es necesaria para formular estrategias que real­mente mejoren la calidad del aire. Idealmente los pasos a seguir para construir una estrategia que sea efectiva para mitigar la contaminación atmosférica urbana deben involucrar las siguientes tareas: Monitoreo de la calidad del aire: La calidad el aire debe ser monitoreada por un tiempo prudente, obteniendo datos en todas las estaciones del año y durante eventos espe­ciales (San Juan, chaqueo, etc.), para compararlos con los límites permisibles nacionales e internacionales. Desarrollo de inventarios de emisiones: Es importante considerar para el inven­tario las fuentes potenciales fijas y móviles, diferentes en cada caso. Para esto se debe contar con información meteorológica, la cual debe ser monitoreada como parte de la línea base. Modelación y simulación de la calidad del aire: Basado en el inventario de emi­ siones, se corren modelos de dispersión, los cuales representan los grados de exposición a los que se somete la población. Es muy importante en este paso simular posibles escenarios a futuro y a la vez calibrar el modelo con valores obtenidos en campo. La carencia de información de base puede dificultar notablemente esta tarea.

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Identificación de medidas para mejorar la calidad del aire: Partiendo de la identificación realizada y los posibles escenarios, se pueden listar las acciones que mejor resultado generan en cuanto a reducir la contaminación atmosférica.

Gestión en Bolivia Creación de la Red de Monitoreo de la Calidad del Aire (Red MoniCA) El año 2001 se creó la Red MoniCA, en un esfuerzo conjunto del Gobierno Municipal de Cochabamba, la Universidad Católica Boliviana UCB y Swisscontact, preocupados por las características topográficas de la ciudad y la poca ventilación que hacían un ambiente adecuado para que los contaminantes atmosféricos se acumulen creando un ambiente insano. Posteriormente, con el apoyo de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE), se crea el proyecto Aire Limpio, el cual permite la expansión de la Red MoniCA a las ciudades de El Alto, La Paz y Santa Cruz. Actualmente los Municipios de estas cuatro ciudades administran técnica y económicamente las redes locales con las siguientes funciones primordiales:  Determinar los niveles de contaminación del aire a los que se halla expuesta la población.  Establecer criterios científicos que respalden las acciones de control y reducción de esta contaminación.  Evaluar la efectividad de las medidas.  Informar a la población sobre los niveles de contaminación del aire.

Métodos Los métodos de medición usados por la Red MoniCA Bolivia para determinar los contaminantes atmosféricos son: Método Pasivo: basado en el principio físico-químico de la difusión molecular. Pequeños tubos de teflón en los que se deposita una sustancia química específica que reacciona con los contaminantes del aire durante un tiempo determinado (15 días).

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Luego de ser expuestos, son analizados en laboratorio por espectrofotometría para determinar el nivel de reacción y de esta manera inferir el grado de contaminación promedio durante el tiempo de exposición. Este método es usado para medir el dióxido de nitrógeno (NO2) y ozono (O3). Método Activo: mediante el cual se colectan las partículas presentes en el aire de manera selectiva (sólo
Este método mide partículas menores a 10 micras (PM10). Método Automático: analizadores electrónicos que utilizan principios de quiminufluorescencia para determinar la presencia y concentración de contaminantes en el aire en tiempo real.

Este método mide óxidos de nitrógeno (NOx), ozono (O3), monóxido de carbono (CO) y dióxido de azufre (SO2).

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Resultados Red MoniCA La Paz Cuenta con nueve sitios de monitoreo que miden NO2, O3, CO y PM10. Uno de los resultados más significativos registrados por la Red son los niveles de contaminación de NO2. Uno de los lugares más afectados por este contaminante es la zona central de la ciudad de La Paz (Plaza San Francisco), zona de alto tráfico vehicular. Los niveles de contaminación más elevados de NO2 se presentan en el segundo semestre, época seca, siendo más bajos en la época húmeda.

Red MoniCA El Alto Se miden los contaminantes NO2, O3 y PM10 en once sitios de muestreo. El Alto es una de las ciudades de mayor crecimiento vehicular del país, esto está ligado a altos niveles de contaminación, principalmente en la Ceja de El Alto. En la noche de San Juan, los niveles de contaminación por material particulado se incrementan por encima de los límites de la Ley del Medio Ambiente y los recomendados por la OMS, sin embargo se ha disminuido en relación a años anteriores.

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Red MoniCA Santa Cruz Esta Red mide NO2, O3, CO y PM10 en once sitios de muestreo. El episodio más crítico de contaminación es la época de chaqueo ya que los niveles de PM10 registrados estos últimos años indican que sobrepasan el Valor Guía de la OMS (50 µg m-3) y en un 86% el año 2007 en comparación el Valor Guía mencionado. Sin embargo, se ha identificado una leve disminución de estos niveles el año 2006 debido a que hubo un mayor control de incendios forestales en esa época.

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Red MoniCA Cochabamba La Red mide los contaminantes NO2, O3, CO, SO2 y PM10 en siete sitios de muestreo en la ciudad de Cochabamba. Los niveles de O3, medidos en el Parque Tunari, son altos entre los meses de agosto y noviembre, principalmente en septiembre. Otro de los contaminantes críticos en esta ciudad es el material particulado. La morfología de la ciudad no permite que exista una buena ventilación y por lo tanto hay un mayor tiempo de residencia de los contaminantes en el aire.

Conciencia y participación pública

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Las campañas de sensibilización denominadas Semanas de Aire Limpio - introducidas en Bolivia en 1998, en las que se miden gratuitamente las emisiones vehiculares en diferentes puntos de la ciudad, se han convertido en un icono de las ciudades para levantar el tema de conciencia y participación pública en la Gestión de la Calidad del Aire. Estas campañas pretenden sensibilizar a los conductores sobre los daños que causan las emisiones vehiculares y concienciar sobre las ventajas técnico-económicas del mantenimiento preventivo de sus movilidades. Se busca introducir a los chóferes una cultura de control anual de emisiones, mientras que los resultados de las campañas enriquecen la estadística sobre el impacto ambiental del parque automotor.

En cuanto a educación ambiental, se ha transversalizado la temática en colegios públicos y privados y se cuenta con exposiciones interactivas en el eje troncal del país que apoyan el trabajo realizado en colegios. Fortalecimiento de capacidades y competencias institucionales Una de las debilidades institucionales identificadas en Bolivia en el año 2003 fue la falta de capacidades en materia de contaminación atmosférica en las unidades ambientales de alcaldías, prefecturas, ministerios y organizaciones de base. Hoy en día las direcciones ambientales de los municipios cuentan con equipamiento y sobre todo conocimiento de la gestión de la calidad del aire. Su incorporación a la política municipal tuvo diferentes enfoques dependiendo del municipio, por ejemplo en el municipio de La Paz forma parte de una línea estratégica de la Agenda 21 Local, mientras que en la ciudad de Cochabamba se está trabajando en una estrategia municipal de la gestión de la calidad del aire, por citar dos ejemplos. En cuanto a capacidades en universidades e institutos técnicos, también se ha generado mucha capacidad local. A la fecha ya se han realizado más de 10 estudios científicos sobre la calidad de aire en Cochabamba, La Paz y Santa Cruz, como los estudios sobre motores, ya que su rendimiento en ciudades de altura está ligado íntimamente al tema de emisiones atmosféricas. Condiciones legales, normativas e institucionales El Comité Técnico de Normalización “Calidad del Aire” (CTN 6.2) del Instituto Boliviano de Normalización y Calidad (IBNORCA) a la fecha ha generado un conjunto de más de 15 normas sobre calidad del aire. Se cuentan por ejemplo con nuevos límites permisibles para fuentes móviles, metodologías de medición de fuentes móviles y fijas, ruido, y actualmente se están trabajando índices de calidad del aire y metodologías de medición. En cuanto a normativa municipal, Cochabamba y Santa Cruz cuentan con reglamentos específicos sobre gestión de la calidad del aire, mientras que El Alto y La Paz están en plena preparación de los mismos. Existen otros esfuerzos como por ejemplo en Tarija, que también cuenta con su Reglamento municipal. Medidas concretas de reducción de la contaminación del aire Los municipios del eje troncal están cambiando el enfoque de una gestión basada en sensibilización y conciencia pública a una fase de ejecución de medidas concretas. Por ejemplo:  Santa Cruz está en pleno proceso de consolidación de un nuevo sistema de transporte integrado, el cual además de favorecer a la mejor vialidad de las personas, mejorará la calidad del aire.  Salvo en el municipio de El Alto, se han prohibido las fogatas de San Juan y existe un despliegue de personal y de recursos bastante considerable para controlar esta situación. En el gráfico de la ciudad de El Alto se puede ver claramente la tendencia a la reducción de la contaminación, aspecto que aún es más notorio en otros municipios.  La restricción vehicular en el centro de la ciudad de La Paz y de vehículos pesados en la ciudad de Santa Cruz, también son sistemas de reducción de la contaminación y que hacen a la gestión.

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 En la ciudad de El Alto se está ejecutando un proyecto de transporte sostenible, en el que se trata de modernizar el sistema de transporte público y mejorar la infraestructura vial, considerando espacios para peatones y ciclistas. Este definitivamente es un proyecto que puede cambiar la cara de El Alto.  En la ciudad de Cochabamba se busca un consenso de la población para implementar un Plan Maestro de Transporte para controlar el ingreso de vehículos al centro de la ciudad, priorización de buses y microbuses, control y restricción de parqueos en el centro de la ciudad para facilitar el flujo de vías e incluir vías exclusivas de transporte público.  Finalmente el alto grado de sensibilidad sobre el tema, el conocimiento de las autoridades sobre la temática y los instrumentos técnicos y normativos presentes hacen que la implementación de centros de diagnóstico vehicular sea cada vez más factible; existe la voluntad política y es una decisión que más temprano que tarde tomarán las autoridades. Aspectos que perjudican a la gestión de la calidad del aire Sin duda el aspecto que mayor daño está causando a la gestión de la calidad del aire es la importación de autos usados. El crecimiento desmesurado del parque automotor va en contra de todas las políticas de modernización del sistema de transporte público, requiere de mayor infraestructura vial para automotores y resulta en menor espacio para ciclistas y peatones. Si bien es una política que ayuda a conseguir fuentes de trabajo para gente desempleada, el daño que causa a las ciudades y su desarrollo no es cuantificable. Es obligación del Gobierno Central el revertir esta situación, prohibiendo al menos la importación de vehículos usados principalmente para el transporte público, como primera medida; y restringir la importación a una edad máxima de 5 años. No nos olvidemos que es mejor invertir recursos en mejorar la calidad del aire que gastar dinero en recuperar la salud de nuestra población.

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Contaminación de la Bahía de Cohana por Rubén Marín La Bahía de Cohana, ubicada al Sur del Lago Menor del Titicaca, es el área receptora más importante de todas las evacuaciones de aguas servidas y descargas industriales que se generan en las ciudades de El Alto y Viacha del departamento de La Paz. La escandalosa contaminación de la bahía es el resultado del crecimiento explosivo de la ciudad de El Alto, cuyas descargas de aguas residuales han superado enormemente la capacidad de su única planta de tratamiento, ubicada en Puchukollo. El problema que esta contaminación va generando es la acumulación progresiva de materia orgánica, que causa el excesivo enriquecimiento del agua en nutrientes y termina en un proceso de eutrofización del ecosistema acuático del área de la Bahía. La poca profundidad que caracteriza al lago pequeño del Titicaca o Huiñaymarca (profundidad promedio 10 metros), determina que se trate de un lago polimíctico, es decir que las aguas de este lago están en constante movimiento y circulación diaria, por lo que los nutrientes no se mantienen en el fondo, sino que están disponibles para el aprovechamiento de los productores primarios (algas y macrófitas). Su presencia causa un desarrollo masivo de éstas, especialmente la Lemna (o lenteja de agua) y otras plantas no enraizadas que viven en la superficie del agua. Debido al exceso de nutrientes, las plantas crecen en abundancia y colonizados por otros organismos, propios de aguas contaminadas. Más tarde, cuando mueren, se pudren y llenan el agua de malos olores y le dan un aspecto nauseabundo, disminuyendo drásticamente su calidad.  El proceso de putrefacción consume una gran cantidad del oxígeno disuelto y las aguas dejan de ser aptas para la mayor parte de los seres vivos. El resultado final es un ecosistema casi destruido. Desde hace algún tiempo, las comunidades pesqueras de esta región han venido denunciando la muerte masiva de los peces del sector de la Bahía de Cohana. Por otra parte, la pérdida de la calidad del pescado ha generado un rechazo del consumidor a este producto, especialmente a las especies piscícolas nativas. Estas dos situaciones han creado un problema social entre las comunidades pesqueras, que ya no pueden contar con el ingreso de la pesca. A consecuencia de las denuncias, se ha constituido en abril del 2006 una comisión técnica conformada entre el Ministerio del Agua, el Instituto Boliviano de Ciencia y Tecnología de Energía Nuclear (IBTEN), la Autoridad del Lago Titicaca (ALT), la Unidad Operativa Boliviana (UOB), el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI) y la Prefectura del departamento de La Paz, para determinar el grado de contaminación de manera integral y a nivel de toda la red hidrográfica que converge a la Bahía de Cohana a través de una investigación basada en análisis de agua. Fueron establecidos 15 puntos de muestreo en los principales ríos de la cuenca (ríos Pallina, Catari, Río Seco, Tujsa Jawira, etc.). Los parámetros evaluados en el campo, además de los análisis básicos como el pH, temperatura, conductividad eléctrica y el oxígeno disuelto, fueron el caudal volumétrico, la demanda bioquímica de oxígeno (DBO), la demanda química de oxígeno (DQO) y otros como sólidos suspendidos (SS), sólidos totales disueltos (STD), etc.

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Foto 1. Lago Titicaca: Bahía de Cocotoni, exenta de ingresos de contaminantes

Foto 2. Lago Titicaca: Bahía de Cohana

En la tabla 1 se da la ubicación de los puntos de muestreo, cuyos parámetros aparecen en la tabla 2. Los resultados obtenidos por la comisión técnica se presentan en la tabla 2. Sin embargo, el laboratorio de la Unidad de Limnología (Instituto de Ecología) de la Universidad Mayor de San Andrés, ha desarrollado un trabajo de investigación con la colaboración de la Universidad de Copenhague de Dinamarca, sobre la influencia a las comunidades bentónicas (insectos acuáticos) de la amplitud térmica y la variación del oxígeno disuelto en aguas de los ríos afluentes al Lago Menor o Huiñaymarca.8 Los resultados obtenidos de esta investigación en lo que corresponde a la Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO) se pueden comparar con los datos obtenidos

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8

Jacobsen y Marín, 2007.

por la comisión técnica del Ministerio del Agua, para los sitios que coinciden en ambas investigaciones (Tabla 3). La DBO es una medida comúnmente utilizada para determinar la calidad de agua y la contaminación por materia orgánica. En ambos trabajos se evidencia la baja calidad de las aguas, principalmente del río Katari y su afluente principal, el río Pallina. La diferencia que se puede observar es probablemente por las metodologías aplicadas por el laboratorio de IBTEN y el Laboratorio de Calidad Ambiental del Instituto de Ecología. Sin embargo en la tabla 3 se podrá observar el alto valor de DBO encontrado en el río Pallina Este valor corresponde a un porcentaje de Oxígeno Disuelto (OD) del 3%; es decir que son aguas totalmente anóxicas, por la abundante carga de materia orgánica. Tabla 1. Ubicación de los puntos de muestreo PUNTO

UBICACIÓN

ESTE (X)

NORTE (Y)

P-1

Río Seco antes de mancha urbana

588990

8183602

P-2

Río Seque antes de mancha urbana

588665

8188883

P-3

Río Seco antes de Puchukkollu

579022

8171269

P-4

Descarga Puchukkollu

577732

8170487

P-5

Río Quelcata antes de Viacha

576229

8168519

P-6

Río Tucsa Jawira

573104

8159981

P-7

Río Pallina antes de confluencia con río Tucsa Jauría

572246

8160007

P-8

Río Pallina despúes de confluencia

572045

8160125

P-9

Río Jalakeri (Viacha - Laja)

568619

8168244

P-10

Río Pallina Puente

563755

8171741

P-11

Río Colorado Puente

557396

8169362

P-12

Río Katari (Estación SENAMHI)

553051

8174272

P-13

Bahia de Ocaña

534604

8189152

P-14

Bahia de Ocaña

535101

8189428

P-15

Bahia de Ocaña (Playa Bahía de Cohana)

536485

8190287

Fuente: Comisión técnica de la Bahía de Cohana. Ministerio del Agua.

115

Alc.

72,06

66,06

66,06

P13

P14

P15

9,42

8,17

4,67

3,17

< 1,0

12,67

10,67

15,67

49,42

42,67

39,67

29,58

24,58

12,00

7,40

< 4,0

35,50

31,24

58,43

36,43

46,41

95,02

85,55

69,33

< 4,0

< 4,0

81,00

112,00

67,00

621,00

45,67

47,00

33,00

58,00

202,00

110,00

78,00

29,00

109,00

1,70

18,00

278,42

372,18

251,99

175,70

1349,50

365,11

481,92

380,49

346,93

429,31

441,53

487,59

338,62

15,84

723,11

2,67

34,79

39,84

32,77

43,88

66,10

47,92

9,03

5,80

6,41

7,22

71,15

82,26

5,60

2,07

Fuente: Comisión técnica de la Bahía de Cohana. Ministerio del Agua

78,07

P12

162,15

P8

96,09

130,12

P7

P11

10,42

140,13

P6

0,00

32,03

P5

100,09

270,24

P4

P9

20,92

120,11

P3

< 1,0

6,01

< 1,0

0,00

P10

Tabla 2. Mediciones de parámetros físicos y químicos del agua en los puntos de muestreo

6,40

6,40

4,50

6,70

4,00

10,90

3,70

12,80

9,20

10,30

24,00

23,00

9,60

0,70

1,00

25,91

27,70

28,96

30,02

56,23

27,82

25,32

22,65

27,33

29,02

27,31

27,05

23,83

3,86

13,94

44,67

59,56

34,74

54,60

79,41

32,26

19,85

69,49

74,45

84,38

89,34

124,09

69,49

1,99

0,00

126,31 93,29

97,25

121,47

189,17

126,31

242,36

77,46

91,77

105,13

63,60

38,45

61,62

1,31

35,84

2,09

1,51

1,62

1,57

1,50

1,52

1,74

1,70

1,92

2,26

1,10

0,75

2,04

0,19

0,99

0,83

0,27

0,13

4,05

0,13

8,39

0,83

8,95

6,99

1,67

32,61

29,53

12,31

< 0,10

< 0,10

0,28

0,26

0,25

0,66

0,65

2,08

0,03

2,40

1,23

0,90

4,99

6,52

1,51

0,03

0,06

0,93

0,93

1,17

0,53

0,40

0,27

0,00

0,67

0,67

0,67

0,00

1,20

1,50

0,00

0,00

0,01

0,01

0,01

0,03

0,01

0,04

0,01

0,03

0,02

0,02

0,29

0,53

0,32

0,01

0,02

22,20

21,47

42,63

61,46

95,71

54,23

22,88

69,24

13,01

8,60

65,46

18,11

98,43

15,97

191,40

0,02

0,07

0,05

0,07

0,13

0,10

0,06

0,06

0,10

0,11

0,19

0,28

0,18

0,06

0,05

1,43

1,91

1,14

5,42

2,04

2,04

26,11

0,90

1,39

0,85

0,83

0,31

1,76

0,09

25,74

DBO DQO SS SDT Na K Ca Cl SO4 B N tot P tot S= Det As Cr Fe Acte Gr mg / L mg / L mg / L mg / L mg / L mg / L mg / L mg / L mg / L mg / L mg N / L mg P / L mg / L mg / L ug / L mg / L ug / L mg / L

P2

mg/L (CaCO3)

P1

Punto

116

Tabla 3. Datos comparativos de valores de DBO en ríos afluentes del Katari. según Comisión Ministerio del Agua

según Jacobsen y Marín 2007

Ríos evaluados

Sitios

DBO mg / L

Ríos evaluados

Sitios

DBO mg / L

Río Colorao, puente Katari.

P11

< 1,0

Quaquiira

4

60

Río Tujsa Jahuira, fábrica de cemento.

P6

15,67

Viacha

6

72

Río Pallina, confl. río Tujsa Jahuira

P8

20,92

Pallina

7

166

Considerando los valores obtenidos de la DBO y comparando con los valores de calidad de agua establecidos internacionalmente, las aguas del río Pallina (DBO>100) estarían catalogadas como de Muy Mala Calidad. El agua contaminada que ingresa a la Bahía de Cohana está ocasionando un progresivo proceso de eutrofización, es decir un crecimiento masivo de plantas acuáticas flotantes, como se confirma a través de imágenes satelitales.9 En el año 1999, el área de vegetación acuática de la Bahía de Cohana cubría 932,7 hectáreas, mientras que para el 2004 se incrementó a 1.798 hectáreas. Estas plantas obstruyen el paso de la luz hacia las partes profundas, aspecto que limita drásticamente el proceso de la fotosíntesis y la producción de oxígeno. En consecuencia, la degradación de la materia orgánica en el fondo estaría utilizando el poco oxígeno disuelto, volviendo el agua completamente anóxica. A fin de minimizar el proceso de eutrofización de la Bahía de Cohana, la Autoridad del Lago Titicaca (ALT), hizo una intensa remoción de Lemna. Esta acción ha reducido temporalmente el proceso de eutrofización de la bahía. Sin embargo, se deben prever acciones en el origen de la contaminación, es decir que es necesario y urgente ampliar las plantas de tratamiento de Puchukollo. Llama la atención que el efecto de la contaminación en la Bahía de Cohana es más relevante a nivel de las comunidades piscícolas. En cambio, por que se ve, la prosperidad ganadera en la comunidad de Cohana se basa en el uso de estas plantas flotantes (Lemna e Hydrocotile), que proveen de abundante forraje. De esta forma, la actividad pesquera fue totalmente reemplazada por la actividad ganadera. El aprovechamiento de las macrófitas, sean plantas enraizadas como la totora e Hydrocotile, o las flotantes Lemna, Azolla, etc. En toda el área de influencia de la Bahía de Cohana estas plantas son por lo tanto de importancia económica y forman el sustento de la ganadería local. Este aprovechamiento coadyuva a su vez de manera muy importante en el incremento del proceso de eutrofización del Lago. Además, sería importante dar seguimiento a los contaminantes que contienen, especialmente cuando se trata de metales pesados o pesticidas.

9

Loza 2005.

117

Foto 3. Área de ingreso del Río Catari o Pallina a la Bahía de Cohana, con ganadería.

Foto 4. Aprovechamiento masivo de plantas acuáticas en la actividad ganadera.

118

Existen diversas metodologías para restaurar áreas de lago contaminadas. La autoridad del Lago Titicaca (ALT), propone establecer una red de oxigenadores (método denominado oxigenación del hipolimnio), que facilitaría la degradación de la materia orgánica, a través del trabajo de las bacterias aeróbicas, mineralizando los desechos orgánicos. Otras metodologías, como la inactivación y precipitación del fósforo, remoción del sedimento, dilución y adición de flujos de agua, extracción de lodos del fondo, circulación artificial del hipolimnio al epilimnio, etc. también pueden ser aplicadas para la restauración de ecosistemas lacustre contaminados. Sin embargo si, en el caso de la Bahía de Cohana persiste la afluencia de aguas contaminadas del río Pallina, estas acciones no podrán tener los resultados buscados. Bibliografía Comisión Técnica del Ministerio de Agua 2006. Ejecución de la campaña de aforo y muestreos, cuenca del Río Katari. Informe. Jacobsen, D. y R. Marín 2007. Bolivian Altiplano streams with low richness of macroinvertebrates and large diel fluctuations in temperature and dissolved oxygen. Acuat .ecol. DOI 10.1007/s 10452-007-9127x. Loza, F. 2005. Patrones de Distribución Espacio - Temporal de las Poblaciones de Totora del Lago Titicaca desde 1986 hasta 2004. Tesis de maestría para optar el título de Magíster en Ecología y Conservación. Instituto de Ecología Universidad Mayor de San Andrés, La Paz – Bolivia.

Créditos fotografías: Fotos 1, 2, 3 y 4 Rubén Marín

119

Informe del Estado Ambiental de Bolivia 2007 - 2008

CONTENIDO SEGUNDA PARTE Capítulo 5. Ecología de los paisajes.  Ecología y conservación de los paisajes  Planificación del uso del suelo y el ordenamiento territorial en Bolivia  La construcción de la infraestructura vial, las áreas protegidas y la biodiversidad  Servicios ambientales  Los curiches: clave para la vida silvestre en los Llanos de Moxos Capítulo 6.  Ecoregiones y ecosistemas

Segunda parte Ecología de los paisajes

Capítulo 5 Ecología y conservación de los paisajes ¿Qué es la ecología de paisajes? por Cécile B. de Morales La ecología de paisajes es una disciplina compartida entre la ecología y la geografía, que estudia de qué manera los cambios en el tiempo y el espacio afectan a los procesos ecológicos. Entre los procesos ecológicos se pueden mencionar por ejemplo la distribución y el flujo, tanto de la energía como de los materiales y los organismos (incluyendo el hombre) en el medio ambiente. Por supuesto se trata de una acción recíproca, ya que los “elementos” de los paisajes influencian a su vez el aspecto y la distribución de aquellos.1 La ecología de paisajes se ocupa en forma especial de los problemas ambientales en un contexto aplicado y holístico. A diferencia de la ecología clásica, que estudia ecosistemas lo más homogéneos posibles en un intento de comprender su funcionamiento “interno”, la ecología de paisajes reconoce la complejidad del medio ambiente, donde encontramos muchos ecosistemas diferentes, que interactúan entre sí. A pesar de su importancia actual, no es una ciencia nueva. En sus inicios, la ecología de paisajes era una disciplina puramente descriptiva. Tenía como objetivo delimitar zonas relativamente homogéneas, considerando variables como el clima, el relieve, el suelo y la vegetación. A partir de los 1940, cuando se empezó a desarrollar la tecnología de las fotografías aéreas y de la fotointerpretación, se pudo utilizar estas nuevas herramientas para interpretar el paisaje. Luego serían completadas con las técnicas de percepción remota, procesamiento de imágenes satelitales y sistemas de información geográfica. Todos estos instrumentos a su vez han permitido el empleo de métodos matemáticos y el diseño de modelos de simulación. La ecología de paisajes pone énfasis en los impactos causados por el hombre en las estructuras y las funciones del paisaje y pretende proponer métodos que permitan restaurar paisajes degradados o conservar aquellos que todavía se encuentran en condiciones prístinas.2 El ser humano debe ser parte integral de los estudios porque es por supuesto quien mayores cambios introduce en su entorno. La ecología de paisajes establece por lo tanto fuertes lazos con la actividad agropecuaria y forestal y se ha convertido en una herramienta poderosa, tanto del punto de vista del conocimiento científico como de la aplicación práctica. Puede ayudar por ejemplo a comprender las causas y efectos de la alteración de paisajes a consecuencia de la urbanización, agricultura, ganadería, y otras actividades humanas; a ordenar el territorio para alcanzar una mayor sostenibilidad ecológica de la región; a minimizar los riesgos de perturbación en ecosistemas naturales que tengan valor para la conservación y a diseñar un sistema de áreas que requieren mayor protección; a determinar cómo se pueden interconectar parcelas de hábitat dispersas para evitar la extinción de ciertas especies amenazadas; o a asegurar servicios ecológicos esenciales como la provisión de agua. En muchos trabajos de descripción de las ecoregiones de Bolivia, el énfasis se pone en los elementos naturales del paisaje, especialmente los suelos, el clima y

1 2

www.gepama.com.ar/linea-mateucci.htm. ver en wikipedia: Landscape ecology.

123

la vegetación. Algunas publicaciones describen la “vegetación potencial” de la zona como aquella vegetación que podría existir en ausencia de factores antropogénicos. Esto es por supuesto una abstracción, que tiene poca relación con la realidad después de miles de años de ocupación humana. Actualmente y cada vez más, se introduce la influencia humana y los potenciales económicos en la descripción de los paisajes, en el entendido que la ecología es una ciencia aplicada que debe proponer las mejores opciones para un desarrollo sostenible. Vegetación y paisajes de Bolivia En las últimas décadas se ha producido en Bolivia un notable avance en el conocimiento de la flora y la fauna, debido a las actividades de instituciones científicas de investigación en buena parte del país. Las colecciones científicas depositadas en los museos, herbarios y universidades bolivianas se han multiplicado enormemente en relación a su casi inexistencia en los años previos a 1980. Gran parte de este material se encuentra identificado con precisión, gracias a los aportes de numerosos especialistas que llegaron a Bolivia por medio de convenios o proyectos y el esfuerzo de los propios bolivianos. Este hecho, junto con la formación de un número creciente de jóvenes científicos, constituye la base para abordar otros estudios como el de la vegetación o la ecología terrestre o acuática. Si bien los conocimientos todavía están lejos de ser completos, ya es posible aproximarse a una identificación de las comunidades vegetales y animales que se encuentran en la enorme variedad de ambientes terrestres y acuáticos que posee Bolivia.3

Algunos apuntes sobre la distribución de flora y fauna La distribución de la vegetación en el planeta tierra depende fundamentalmente de dos factores climáticos: las temperaturas medias anuales y el promedio de precipitación anual. En conjunto, el calor y la humedad - o su ausencia - permiten clasificar la vegetación en grandes unidades conocidas como biomas, que se repiten en varios continentes. Por ejemplo, la selva tropical se encuentra en Asia, África y Sudamérica con un mismo aspecto general, si bien cada continente posee especies vegetales y animales diferentes. Se puede reconocer una zonificación latitudinal de biomas que depende en gran medida de la ubicación geográfica en relación al ecuador terrestre. Como la precipitación y la temperatura dependen de la altitud sobre el nivel del mar y del relieve local, se obtiene también una zonificación vertical de la vegetación y de la fauna. Los grandes biomas pueden dividirse a su vez en zonas climáticas y edáficas más pequeñas que se caracterizan por una vegetación determinada, formando regiones ecológicas distintas. Las plantas y los animales pueden tener una distribución amplia o restringida, de acuerdo a sus requerimientos más o menos estrictos. Cuando se encuentran únicamente en ciertas regiones restringidas se dice que son endémicas. Si se encuentran prácticamente en todo el planeta, como el hombre y muchas especies que lo acompañan, reciben el nombre de cosmopolitas. Todas las relaciones entre especies determinan una interdependencia, que es tanto más compleja mientras más diversa sea la composición de la comunidad, la que alcanza su máxima expresión en los bosques tropicales húmedos. En cambio, los lugares fuertemente intervenidos por el hombre, como los campos

124

3

Navarro 2002.

de cultivo o las plantaciones forestales, muestran la predominancia de algunas relaciones ecológicas, especialmente de competencia entre plantas y depredación por herbívoros, y una menor riqueza de especies. Los sistemas ecológicos no son estructuras inmutables. Pueden cambiar a lo largo del tiempo, transformarse e incluso desaparecer en forma natural. También es necesario tomar muy en cuenta todos aquellos cambios producidos por la evolución de las especies desde el inicio de la vida sobre la tierra. Las poblaciones que forman los componentes biológicos de los ecosistemas tampoco son entidades fijas e invariables, que solamente podrían cambiar el número de sus efectivos o su estructura demográfica. Son el reflejo de una larga historia, ya que las poblaciones naturales están expuestas a múltiples presiones selectivas y por ende son susceptibles de evolución. Entre todas las especies que han aparecido en la superficie de nuestro planeta, una ocupa hoy una situación muy particular. De hecho, como consecuencia de su gran éxito demográfico y económico, y en razón de sus capacidades especiales, la población humana se encuentra enfrentada con una responsabilidad sin precedentes en la historia: administrar correctamente el planeta Tierra. Este es el gran desafío para el hombre del siglo XXI. Tomado de Morales 2005. Bolivia: medio ambiente y ecología aplicada, 2ª edición

Bolivia forma parte del Reino Biogeográfico Neotropical. Los botánicos reconocen que en el país se juntan cuatro grandes regiones fitogeográficas de Sudamérica: los Andes, la Amazonía, el Cerrado y el Gran Chaco. Gracias a su ubicación geográfica en el centro del continente y la presencia de los Andes, Bolivia - a pesar de la ausencia de litoral - es uno de los países con mayor diversidad de ecoregiones de todo el mundo. Cada región biogeográfica puede ser dividida en varias formaciones según criterios de clima, altitud y geomorfología. En cada una de estas formaciones uno puede reconocer a su vez, una multitud de comunidades vegetales según criterios edáficos, estructurales y florísticos.4 A continuación se da un breve resumen de las principales formaciones biogeográficas:  Al norte, la Amazonía boliviana está dividida en tres formaciones boscosas: bosque amazónico, bosque húmedo de llanura y bosque húmedo del escudo precámbrico, de acuerdo con su geomorfología y posición latitudinal. La cuenca amazónica contiene además las sabanas húmedas, cuyo origen biogeográfico es mixto, con elementos del Cerrado y Chaco.  Al este, la región biogeográfica del Cerrado está dividida en las sabanas de los campos cerrados y el bosque semideciduo chiquitano.

4

Ver las descripciones de la “Guía de Árboles de Bolivia”, editada por Killeen, García y Beck (1993), “Geografía ecológica de Bolivia” de Gonzalo Navarro (2002) y “Biodiversidad: la riqueza de Bolivia” editada por Pierre Ibisch y Gonzalo Mérida (2003).

125

 Al sur del país, el Gran Chaco consta del bosque seco chaqueño en la planicie y el bosque serrano chaqueño, más húmedo, que se encuentra en las primeras serranías de los Andes.  Al sureste, las sabanas húmedas del Pantanal, al igual que los Llanos de Moxos, representan un mosaico fitogeográfico de Amazonía, Cerrado y Gran Chaco.  Al centro y al oeste, la Región Andina se divide en varias subregiones de acuerdo con los pisos altitudinales y los correspondientes cambios climáticos: En el sur del país, el bosque tucumano-boliviano está ubicado sobre las cordilleras orientales, mientras que los valles secos interandinos se ubican en la zona de sombra de lluvia hacia el occidente. Hacia el norte de esta región, en los Yungas de Santa Cruz, Cochabamba y La Paz, se encuentran los bosques montanos húmedos y a mayor altitud la ceja de monte yungueña. El altiplano, la cordillera occidental y parte de las cordilleras orientales cuentan con formaciones que se pueden caracterizar como puna y vegetación altoandina respectivamente, de acuerdo a la altitud.

126

Fuente: Navarro 2002

Se reconocen en Bolivia hasta 40 regiones ecológicas o ecoregiones (con variaciones según autores y escalas) y alrededor de 190 ecosistemas. G. Navarro propone 39 grandes zonas de vegetación, las cuales comprenderían a unas 331 unidades de vegetación, de las cuales un 70% estarían al interior de las áreas protegidas.5 Hasta el momento, no se ha homogeneizado la nomenclatura de las ecoregiones y ecosistemas de Bolivia, por lo que existen muchos criterios y clasificaciones para los mismos. Por ejemplo, la Estrategia Nacional de Conservación de la Biodiversidad (2001) afirma que Bolivia cuenta con 14 ecoregiones y 199 ecosistemas, mientras que el mapa de Áreas Protegidas de Ribera et al. (1996) reconoce 17 ecoregiones. La división propuesta por Ibisch y Mérida (2003) establece 12 ecoregiones, 5 de las cuales se subdividen para formar un total (provisional) de 23 unidades. Navarro (2002), usando otros criterios, establece 9 provincias biogeográficas. El mapa de áreas protegidas de SERNAP, elaborado por Ribera y Liberman (2006) describe 19 ecoregiones, incluyendo la de humedales que no se toma en cuenta en otros trabajos. El sistema de clasificación que se presenta más adelante (a cargo de Marco Octavio Ribera) propone una síntesis de todos estos avances. Es importante recalcar que en Bolivia se encuentra un centro de importancia mundial de origen y diversidad de especies domesticadas. Se han registrado más de 300 especies de árboles maderables; la mayoría de ellos, sin embargo, no tienen una gran abundancia. El uso de recursos silvestres forma también parte del sustento económico de la población rural y es imprescindible para su supervivencia. Adicionalmente, hay una multitud de especies aprovechadas comercialmente. También hay un gran potencial para el uso de los recursos genéticos, tanto en la agricultura (parientes silvestres de plantas cultivadas) como en la farmacopea. Por ejemplo, se conocen más de 3000 especies de plantas medicinales que, si bien se han clasificado y descrito botánicamente, en su mayoría son poco estudiadas farmacológicamente.6 Una visión integral de la biodiversidad no se refiere simplemente al número de especies catalogadas: comprende la riqueza genética; las especies tanto silvestres como cultivadas o en proceso de domesticación que determinan la agrobiodiversidad; los ecosistemas, paisajes ecológicos y otras unidades de clasificación; los procesos ecológicos y los servicios ambientales prestados por los ecosistemas. Si bien el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) se constituye en el instrumento prioritario para la conservación de la mayor representatividad posible del patrimonio natural y cultural de la Nación, no podemos limitar la conservación únicamente a las áreas protegidas declaradas por ley. Estudios recientes han identificado en Bolivia 7 especies de plantas cultivadas en origen, con un total de 112 variedades. La especie con mayor número de variedades, 47 en total, es por supuesto la papa, Solanum tuberosa, seguida de S. stenotomum con 24 variedades, S. phureja con 14 variedades y S. juzepczukii (papa amarga), con 10 variedades. Se han descrito además en el país, un total de 33 especies de papas silvestres del género Solanum. Un ejemplo muy característico en el país se encuentra en la región de Charazani-Curva-Kaata (en el ANMI Apolobamba), donde existe una extraordinaria riqueza de especies y variedades (papas, ocas, izaños, quinuas), se mantienen sistemas de labranza manuales como la chaquitaklla en terrazas precolombinas, y con rendimientos extraordinarios en un paisaje rural armónico de especial belleza y calidad escénica.7

5 6 7

Navarro 2002.

Ibish y Mérida 2003.

Ribera 2007. Diagnóstico general del estado ambiental de Bolivia, LIDEMA.

127

La cobertura aproximada de ecoregiones en situación crítica en el país es de unas 25 millones de hectáreas, es decir una cuarta parte del territorio nacional, con tendencia a incrementarse. Por otra parte, la cobertura aproximada de ecoregiones en un óptimo a muy buen estado de conservación está cerca de las 30 millones de hectáreas (casi un tercio del país). La mayor parte de ellas se encuentra al interior de las áreas protegidas, el resto en zonas alejadas y sin vinculación caminera o de muy difícil accesibilidad. Sin embargo estas regiones soportan graves amenazas de perturbación a corto plazo. El resto del territorio nacional se encuentra en una situación intermedia, en general con procesos moderados de deterioro ambiental. Si se mantienen los ritmos de ocupación no planificada del territorio y la inacción del Estado en cuanto el control y regulación ambiental, la tendencia inevitable será la de aumentar los escenarios críticos. Los impactos a los ecosistemas tienen relación con las visiones desarrollistas, lo cual da lugar a que muchas de las actividades productivas carecen de planificación adecuada, y se realizan a partir de intereses de determinados sectores, bajo la lógica de la obtención de ganancias rápidas o inmediatas, es decir bajo una visión de corto plazo.8 Las principales amenazas o factores que inciden negativamente, sin distinción de ecosistemas o ecoregiones, son la explotación de los recursos no renovables sin las debidas precauciones, los flujos migratorios que producen una inadecuada ocupación y uso del suelo, la pérdida de la cobertura boscosa, el uso de tecnología inapropiada a las características de los ecosistemas, la producción agrícola intensiva, la sobrecarga animal y, en general, el uso de los ecosistemas por encima de su capacidad productiva y potencial. El estado actual de conservación de las regiones del país varía ampliamente: las ecoregiones más afectadas son la puna, los valles interandinos y el Chaco, por problemas relacionados principalmente al sobrepastoreo, las prácticas agrícolas inadecuadas, la tala y la quema de bosques y pastizales.9 A menudo se subestima notoriamente los impactos de la actividad minera, hidrocarburífera e industrial, considerando la conservación - dirigida en este caso hacia la biodiversidad - como una disciplina que se debe aplicar principalmente en los lugares naturales, y de preferencia, en las áreas protegidas.

Prioridades de conservación para los ecosistemas En general, deben conservarse los ecosistemas más intactos, especialmente aquellos de grandes extensiones, porque permiten conservar una multitud de especies en su hábitat, con poblaciones viables y junto a los recursos que requieren, así como los procesos ecológicos y biológicos imprescindibles para asegurar su permanencia. Áreas menos conservadas pueden albergar todavía muchos elementos importantes de la biodiversidad, pero existe el riesgo de una viabilidad reducida (que implica también mayores costos para actividades de conservación, si tienen que ser exitosas). En este sentido las ecoregiones con mayor prioridad para la conservación son los bosques bien conservados de las tierras bajas y de las vertientes (nor)orientales: bosques amazónicos (sudoeste de la Amazonía)

128

8 9

Reca y Echeverria 1998. MDSP/DGB. Estrategia Nacional de Biodiversidad 2001.

y Yungas, bosque seco chiquitano, gran Chaco, Chaco serrano y bosque tucumano-boliviano. Aún más importantes son aquellos ecosistemas intactos que, claramente, están involucrados en importantes procesos hidro-climáticos: los bosques húmedos. Allí no solamente se concentran las especies más sensibles, sino también, debido a una relación entre diversidad de plantas y precipitación, y, por lo tanto, productividad, representan centros de diversidad de muchas taxa. Aplicando este criterio, las ecoregiones más prioritarias son los bosques amazónicos (sudoeste de la Amazonía) y los Yungas. P. Ibisch y G. Mérida . Biodiversidad: la riqueza de Bolivia. Resumen Ejecutivo, p. xxxii.

Bibliografía Killeen, T.J., E. García y S.G. Beck, 1993. Guía de árboles de Bolivia. Herbario Nacional de Bolivia, Missouri Botanical Garden, La Paz. Ibish, P.L. y G. Mérida 2003. Biodiversidad: La riqueza de Bolivia. Estado de conocimiento y conservación. Ed. FAN, Santa Cruz 638 p MDSP/DGB. 2003. Estrategia Nacional de Biodiversidad de Bolivia. La Paz. Morales, C.B., 2005. Bolivia: Medio ambiente y ecología aplicada. Segunda edición. Ministerio de Educación, DANIDA. Navarro, G. 2002. Geografía ecológica de Bolivia. Fundación Patiño, Santa Cruz. Reca, L. y R. Echeverria, 1998. Agricultura, medio ambiente, y pobreza rural en América Latina. IFPRI/ BID. Nueva York, USA. Ribera, M.O., M. Liberman, S. Beck y M. Moraes. 1996. Mapa de vegetación y áreas protegidas de Bolivia. CIMAR/BM/MDSMA. La Paz. Ribera, M.O. 2007 Diagnóstico general del estado ambiental de Bolivia. Documento preliminar. LIDEMA Ribera, M.O. y M. Liberman 2005. El Uso de la Tierra y los Recursos de la Biodiversidad en las Áreas Protegidas de Bolivia. SERNAP-GEF. La Paz.

129

Planificación del Uso del Suelo y Ordenamiento Territorial por Nout Weeda Introducción Desde los años 90, los gobiernos de turno han implementado políticas que integran el principio del desarrollo sostenible en su planificación para el territorial nacional. Estas políticas se orientan hacia una planificación integral ordenada y participativa, construidas sobre el pilar fundamental del ordenamiento territorial, como un proceso que integra las diferentes visiones sectoriales de desarrollo. En cuanto al ordenamiento territorial mismo, los procesos participativos de planificación, en los diferentes niveles de la administración pública, parten de usos racionales de los recursos naturales y de las necesidades sociales y económicas de la población. La planificación es un proceso continuo y dinámico, en el cual la toma de decisiones debe hacerse pesando las posibles alternativas para el uso de los recursos disponibles, en la perspectiva de llegar a los resultados planeados para el futuro cercano o en un lapso de tiempo determinado. Este proceso se desarrolla en un espacio geográfico definido, tomando en cuenta las potencialidades y limitaciones del territorio bajo consideración, para orientar las inversiones privadas y públicas mediante la aplicación de políticas de uso y ocupación del territorio. La planificación del desarrollo sostenible es un proceso único que persigue objetivos comunes, articula los componentes estratégicos (el qué hacer), el territorial (el dónde hacer), y determina quiénes (actores o sectores) implementan las acciones priorizadas. El proceso de planificación se desarrolla en el marco de lo estipulado por el Sistema Nacional de Planificación (SISPLAN), que define el conjunto de normas y procedimientos en un número de niveles de planificación (nacional, departamental, municipal y por mancomunidad). Aunque frecuentemente incluido, es importante separar el proceso del establecimiento o reestructuración de límites político-administrativos, que se define en la Ley de Unidades Político-Administrativas (UPAs), del proceso de Ordenamiento Territorial para la planificación. Para una planificación efectiva es muy importante haber logrado la solución de conflictos limítrofes en o entre las unidades político administrativas. El presente documento no se refiere a este tema cuando se utiliza el término Ordenamiento Territorial. Actualmente, el Ministerio de Planificación del Desarrollo, a través de su Viceministerio de Planificación Territorial y Ambiental (y la Dirección General de Planificación Territorial), está realizando una serie de talleres y consultas para reactivar los procesos de ordenamiento territorial y analizar los ajustes requeridos para efectivizar los planes, mediante su inserción real en los diferentes niveles de planificación. Adicionalmente, dentro de las políticas actuales del gobierno, el ministerio considera la posibilidad de la incorporación de un nivel adicional, el de las “regiones para planificación”, las cuales no necesariamente coinciden territorialmente con las “regiones autónomas” propuestas por la Asamblea Constituyente (noviembre de 2007).

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¿Qué es el Ordenamiento Territorial? El Ordenamiento Territorial es “el proceso integral y sistemático de la organización del uso y la ocupación del territorio, en función de sus características biofísicas, ambientales, socioeconómicas, culturales y político-institucionales, con la finalidad de promover el desarrollo, a través del desarrollo productivo integral, desarrollo social con equidad y la participación ciudadana plena, bajo los preceptos de la conservación de recursos naturales y la preservación de la calidad ambiental” (MDSP 2002), definición que en este sentido sigue vigente. Mediante el ordenamiento territorial, se incorporan en la planificación los aspectos territoriales y espaciales. El proceso de ordenamiento territorial está designado para:  Organizar y articular el territorio de acuerdo a sus potencialidades, limitaciones y características ambientales, socioeconómicas, culturales y político-institucionales; es un proceso de carácter normativo y regulador del uso del suelo y de la ocupación del territorio.  Optimizar la organización de los asentamientos humanos, el acceso a servicios de salud, educación y servicios básicos, así como la localización de las infraestructuras vial y de apoyo a la producción.  Identificar y contribuir al manejo sostenible de áreas de fragilidad ecológica, de riesgo y vulnerabilidad.  Orientar las inversiones públicas y privadas a través de la formulación e implementación de políticas de uso y de ocupación del territorio. En este marco, el ordenamiento territorial se concretiza mediante elaboración de temas como:  Analizar el uso de los recursos naturales renovables, su uso actual y potencial (sostenibilidad) y aspectos socioeconómicos relacionados.  Optimizar la jerarquización de asentamientos humanos.  Identificar los ejes de desarrollo e integración, orientados a la articulación del territorio.  Orientar la localización de redes, vías, energía y comunicación.  Contribuir a mejorar la cobertura de y acceso a servicios.  Identificar áreas de riesgo y vulnerabilidad (riesgos naturales y/o aquellos provocados por la acción humana), y apoyar al proceso de implementar soluciones, mitigando los riesgos. A través del proceso de Ordenamiento Territorial, la población puede organizar y desarrollar sus actividades en el territorio, aprovechando óptimamente los recursos naturales, humanos, culturales y económicos, para mejorar sus condiciones de vida. Un Plan de Ordenamiento Territorial consiste en la integración de un Plan de Uso del Suelo y un Plan de Ocupación Territorial, que se deben elaborar a nivel depar-

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tamental. Posteriormente se puede proceder a la elaboración de estos documentos de planificación a nivel municipal, incorporando en ellos diferentes elementos o lineamientos estipulados en los planes del nivel superior, para mantener la integración con otras áreas cercanas o colindantes. Este proceso debe tomar en cuenta las necesidades o demandas de la población, hasta donde sea realista o posible su incorporación. Para implementar el proceso de ordenamiento territorial e n los diferentes niveles de planificación, se cuenta con instrumentos operativos: normativo, técnico, político y administrativo, así como los Planes de Ordenamiento Territorial. Cada uno de los Planes de Ordenamiento Territorial se elabora mediante la integración de dos componentes: el Plan de Uso del Suelo (PLUS) y el Plan de Ocupación del Territorio (POT). Los niveles de planificación actualmente funcionales son el nacional, departamental y municipal; el nivel mancomunal todavía está en desarrollo. Para ser operativos, los resultados del Ordenamiento Territorial deben integrarse a los documentos de planificación de desarrollo, como son los Planes de Desarrollo Departamental Económico-Social (PDDES) o los Planes de Desarrollo Municipal (PDM), los que guían las acciones o los compromisos de acciones a realizar en plazos relativamente cortos; o en otros casos, planes de desarrollo que tienen una vigencia más larga. Componentes del Ordenamiento Territorial Como ya se mencionó, el Ordenamiento Territorial supone dos actividades principales, que son la elaboración del Plan de Uso del Suelo y el Plan de Ocupación Territorial. Los dos integrados forman el Plan de Ordenamiento Territorial. Plan de Uso del Suelo Para lograr un Plan de Uso del Suelo concertado, se debe ejecutar dos tareas: en primer lugar se elabora la zonificación agroecológica y socioeconómica, con participación de algunos sectores de la población y entidades importantes en el tema; posteriormente, se realiza un proceso de mayor socialización, con la participación intensiva de los actores sociales, a fin de obtener su aceptación y concertación. A nivel municipal, la participación activa de los actores sociales locales se requiere en todo el proceso, desde la fase inicial de la zonificación. El PLUS es un instrumento técnico-normativo, que define los usos más adecuados en términos de categorías y subcategorías de uso del suelo (como uso agrícola, pecuario, forestal, agrosilvopastoril, de protección, etc.) para las unidades diferenciadas o secciones de éstas, así como sus reglas de intervención, reglas de uso y recomendaciones de manejo, con el fin de lograr a través de su aplicación, el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales del departamento o de los municipios. Para la determinación del uso recomendable y la posibilidad de su implementación, la tenencia de la tierra juega un rol importante y la solución de posibles conflictos es básica para el PLUS.

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La zonificación agro-ecológica es el instrumento técnico que se basa en los resultados de estudios especializados de diversas disciplinas, los cuales permiten identificar el uso óptimo de la tierra en un ambiente ecológico determinado. Este uso óptimo se define en base a la aptitud de la tierra (evaluación de la tierra), el uso actual y las condiciones socioeconómicas (actuales o futuras) en la región. La zonificación incluye recomendaciones técnicas y socioeconómicas para aprovechar la tierra sin perjudicar su capacidad productiva.

Plan de Ocupación Territorial El plan de ocupación del territorio es el instrumento que promueve la estructuración del territorio mediante el mejoramiento funcional de los centros, redes, flujos, de las actividades productivas y distribución de los servicios, basado en una jerarquización de los asentamientos humanos, con el propósito de generar beneficios regionales. La adecuada ocupación del territorio optimiza, entre otros, la distribución de los asentamientos humanos, el acceso a servicios de salud, educación y servicios básicos, la ubicación de la infraestructura vial adicional, y de los servicios de apoyo a la producción. Plan de Ordenamiento Territorial Para que la planificación territorial cuente con el apoyo de la población, se debe llegar a la integración de ambos componentes mencionados, formando el Plan de Ordenamiento Territorial a nivel departamental o municipal (PDOT / PMOT), elaborado con la mayor participación de actores sociales y consensuado entre todos. En la actualidad, tenemos como herramientas básicas para la elaboración de los planes, el documento de lineamientos políticas y las guías metodológicas para diferentes niveles de planificación. Estos documentos sirven para orientar la elaboración de los planes, pero no deben ser considerados como una “biblia”. Son guías que dejan suficiente flexibilidad para incorporar variaciones locales de importancia. Estos documentos – tanto lineamientos como guías – están siendo actualizados y completados en varios de sus capítulos temáticos.

El Plan de Ordenamiento Territorial incluye el tema del fortalecimiento de los centros poblados en lo que concierne la infraestructura básica. También se analiza la infraestructura vial o de comunicación. De este modo los centros poblados, articulados entre sí, permiten optimizar el desarrollo del departamento o del municipio, con el propósito de mejorar su integración al territorio nacional o departamental. En el Plan de Uso del Suelo ya se analizaron los riesgos, existentes o potenciales, causados por procesos naturales, y en el plan de ocupación se describieron los aspectos socio-económicos; la integración de ambos se complementa con el análisis de los riesgos provocados por el ser humano, lo que da la base para el análisis de los riesgos, de acuerdo a sus categorías y su distribución geográfica. En consecuencia, y de acuerdo a la escala de su elaboración, el Plan de Ordenamiento Territorial permite tomar decisiones sobre medidas preventivas para mitigar o evitar daños sociales, ambientales y económicos, irreversibles o temporales, y reducir la vulnerabilidad de la población.

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Marco legal e institucional del Ordenamiento Territorial Como componente de la planificación, el Ordenamiento Territorial se realiza a nivel nacional según lo establecido en los artículos 133, 136, 144 y 170 de la Constitución Política del Estado (según la CPE vigente en 2007); a nivel departamental de acuerdo a las leyes de Descentralización Administrativa y de Participación Popular, y a nivel municipal a las leyes de Participación Popular y de Municipalidades. El Ordenamiento Territorial además formula sus instrumentos de acuerdo a las Normas Básicas del Sistema Nacional de Planificación (SISPLAN), enmarcadas en la Ley 1178 o Ley SAFCO, de julio de 1990. El marco legal que rige el proceso de Ordenamiento Territorial está constituido por leyes y normas, mientras que los aspectos técnicos se relacionan directa o indirectamente con el uso del suelo o con la ocupación del territorio.10 El ante-proyecto de la Ley de Ordenamiento Territorial, cuyo proceso de formulación s e inició en noviembre de 1999, ya fue aprobado por el Honorable Senado Nacional el 1º de febrero de 2000. Sin embargo desde aquella fecha no hubo avances, y el proyecto está estancado en la Honorable Cámara de Diputados para su revisión. A nivel nacional En el Ministerio de Planificación del Desarrollo, el Viceministerio de Planificación Territorial y Ambiental (VPTA) es la instancia de coordinación ejecutiva para el proceso de Ordenamiento Territorial y tiene, entre otras, las funciones de formular, ejecutar y coordinar la Planificación Estratégica del Desarrollo y el Ordenamiento Territorial, tanto a nivel nacional, departamental como municipal. Además, debe proponer bases y metodologías para la planificación estratégica, políticas y normas para el OT y los PLUS, y supervisar el cumplimiento en el marco del desarrollo sostenible y ordenamiento territorial (DS 25055: norma complementaria al DS 24855, art.16). En este Viceministerio, la Unidad de Ordenamiento Territorial (UOT) es la instancia operativa del proceso del ordenamiento territorial; establece el marco normativo, promueve e institucionaliza el proceso de Ordenamiento Territorial en el país, define metodologías y procedimientos generales para la elaboración de los Planes de Ordenamiento Territorial, y establece normas en el ámbito de la planificación para la regulación del uso del suelo, el aprovechamiento de los recursos naturales y la adecuada ocupación del territorio. A nivel departamental A nivel departamental el prefecto es, entre otras cosas, responsable de promover e implementar el Ordenamiento Territorial, aplicando las normas, procedimientos, lineamientos e instrumentos establecidos en forma general a nivel nacional; formular el Plan Departamental de Ordenamiento Territorial, elevarlo al Consejo Departamental para su aprobación e implementar el Plan Departamental en su territorio. Además, se evalúa la concordancia de los planes municipales con los planes departamentales de ordenamiento territorial. A nivel práctico, las Unidades

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Ley 1333 del Medio Ambiente de abril 1992; Ley 1700 Forestal de julio 1996 y su reglamento, DS 24453; Ley 1715 INRA de octubre 1996 o Ley 3545 Reconducción Comunitaria de la Reforma Agraria de 2007, Ley 2140 para la reducción de riesgos y atención de desastres, de octubre de 2000, y la Ley 2150 de Unidades Político - Administrativas de noviembre de 2000.

Departamentales de Planificación y de Ordenamiento Territorial deben trabajar conjuntamente y en forma coordinada para esta planificación. A nivel municipal El alcalde, entre otras atribuciones y a través de su instancia técnico operativa, es responsable a nivel municipal, de promover la aplicación y cumplimiento de las normas, procedimientos, lineamientos e instrumentos del Ordenamiento Territorial, establecidos en el nivel nacional y departamental; elaborar el Plan Municipal de Ordenamiento Territorial, con su Plan de Uso del Suelo para los sectores urbanos y rurales en forma integral, elevarlo al Consejo Municipal para su aprobación mediante Ordenanza Municipal, implementar el Plan Municipal de Ordenamiento Territorial, e incorporar las prioridades en el PDM. Estado actual de la elaboración de los Planes de Ordenamiento Territorial. El ante-proyecto de la Ley de Ordenamiento Territorial, que todavía se encuentra en proceso de ser aprobado y promulgado, prevé la elaboración del documento del Plan Nacional de Ordenamiento Territorial. Hasta la fecha empero esto no se realizó y tampoco se elaboró un Plan de Uso del Suelo a escala nacional. Estos dos documentos deberían contener las políticas o estrategias nacionales, y formar la base para el trabajo a niveles más detallados, como los departamentales o municipales. El proceso de formulación de planes de uso del suelo y planes de ordenamiento territorial tiene un modesto avance a nivel departamental, estos planes son basados en los Planes de Uso del Suelo ya elaborados desde 1995. Las actividades de preparación de los PLUS se iniciaron con la elaboración del Plan de Uso del Suelo del Departamento de Santa Cruz; posteriormente siguieron los planes de los departamentos de Pando, Beni, Chuquisaca, Tarija y Potosí; estos departamentos cuentan con sus PLUS y los Decretos Supremos respectivos. Actualmente los Planes de Uso del Suelo de Santa Cruz y Pando tienen el rango de Ley. Al mismo nivel de detalle, propuestas parciales de planes de uso del suelo (partes del departamento) se elaboraron para el departamento de La Paz (parte Amazónica y del Altiplano) y para Cochabamba (parte tropical de las tierras bajas). Actualmente las propuestas de estos departamentos han sido complementadas y los Planes en su conjunto se encuentran en la fase de elaboración final o de aprobación. El departamento de Oruro cuenta asimismo con una macro-zonificación, que fue elaborada con criterios diferentes a los aplicados para los PLUS de otros departamentos (es más general). Los departamentos de Pando y Santa Cruz, que tienen los PLUS más antiguos, están preparando una actualización de sus PLUS, que deben ser ajustados a las realidades actuales. En cuanto a la elaboración de Planes Departamentales de Ordenamiento Territorial, actualmente solamente existen planes ya aprobados de Beni y Tarija. En forma más estructural o sistemática, se está considerando además la posibilidad de elaborar el PLUS y PLOT a nivel mancomunal, específicamente donde se justifica elaborar estos documentos en forma mancomunada por un interés común, o por el hecho que algunos municipios son demasiado pequeños como unidad de planificación, para realizar el proceso en forma aislada. Hasta el momento se tiene un Plan de Uso del Suelo realizado a nivel mancomunal, el de la Mancomunidad de los Cintis en Chuquisaca.

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Al final de los años 90, los primeros municipios iniciaron actividades para la elaboración de PMOT, con alguna forma de integración del PLUS municipal y el Plan Municipal de Ocupación Territorial. Posteriormente esta integración ha sido mejorada. Se están logrando grandes avances en cuanto a la cobertura territorial en Santa Cruz y Tarija: falta elaborar los documentos en menos de la mitad de los municipios. Casi todos están actualmente en el proceso de la consecución de financiamiento, o ya están en la fase inicial de la elaboración de su PMOT. Menos alentadora es la situación en otros departamentos, donde se están desarrollando otras iniciativas en forma esporádica, posiblemente sin poder cumplir con los requisitos para la planificación con criterios técnicos mínimos, en cuanto a inventarios de los recursos naturales, sus características y la distribución, y su interpretación, aunque se podría contar con aspectos del conocimiento local obtenidos a través de algunos talleres.

Mapa de avances departamentales en el proceso de Ordenamiento Territorial

Por otro lado, la Superintendencia Agraria exige en los predios privados una zonificación del uso del suelo para la formulación del POP (Plan de Ordenamiento Predial), o para áreas comunales, de un POPco (Plan de Ordenamiento Predial Comunal). Existen problemas prácticos y conceptuales para la integración con los PMOTs, o en ausencia de éstos con los PLUS departamentales. Hasta ahora, los POPs han sido elaborados principalmente en el oriente del país (departamento Santa Cruz).

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En principio, las guías indican que la escala de trabajo de la información para el PLUS y el PDOT departamental es de 1:250.000 a 500.000, aunque la escala de publicación (imprenta) puede variar, sin perder su validez de la base de informa-

ción para la escala original; los municipios tendrán escalas de 1:50.000 a 1:100.000, mientras que los POPs tienen una escala variada, según el tamaño del predio, desde muy detallada hasta relativamente general. Hacia el futuro: ¿qué más se puede hacer? Frecuentemente, se discute la forma de la planificación, arguyendo si es mejor hacerlo de abajo hacia arriba o de arriba hacia abajo. Lo ideal sería llegar a una combinación o fusión de los dos procesos, lo que solamente se logrará con el transcurso del tiempo: una integración de las áreas, tanto dentro como fuera del área de planificación, tomando en cuenta prioridades nacionales y otras; y la satisfacción de las necesidades o demandas de la población, en el marco de las posibilidades de desarrollo y sus potencialidades o limitaciones. La población o sus representantes, según el nivel de intervención, deben estar involucrados y participar en las diferentes fases de la planificación. La evaluación de tendencias, que da la base para la construcción y análisis de escenarios, es una etapa lógica en el ordenamiento territorial, más aun si se consideran las diferentes opciones con las que el hombre planea sus actividades futuras. Por ejemplo, cuáles son las consecuencias de construcción de obras de infraestructura como caminos o represas; pero también los efectos de la deforestación para las actividades agropecuarias o para la biodiversidad, principalmente la fauna. La información, tanto técnica o biofísica como socioeconómica y en todos sus detalles, proveniente de diferentes fuentes, debe ser pública y ampliamente distribuida, facilitando su uso para todos los Planes, y evitando a su vez una posible duplicación de esfuerzos por otras entidades. Esto, si bien resultará en algunas exigencias adicionales, en cuanto a la precisión técnica ofrecida y requerida, posibilita la incorporación de la información disponible para otras escalas de trabajo (escalas más pequeñas) y para su utilización en un Sistema de Información Geográfico (SIG). La información básica como la topográfica y los límites políticos administrativos debe estar digitalizada para las diferentes escalas de trabajo, con sus correcciones topográficas, para ser utilizada en superposición con mapas existentes o imágenes satelitales, con la resolución correspondiente y la homogenización de las proyecciones de mapas. En el caso que no haya suficiente información disponible mediante inventarios relativamente actuales (según tema o disciplina), se debe proceder a la obtención de información primaria, principalmente a través de la intensificación de la información mediante trabajo de campo, si posible apoyada con información proveniente de sensores remotos (imágenes satelitales o fotografías aéreas), y complementada con información entregada por la población. Otro aspecto importante es la apropiación de los planes por parte de las autoridades y actores sociales. Si ellos están involucrados desde el principio del proceso y en todas sus fases, aumentan las posibilidades para su posterior implementación en beneficio del área y su población. En el pasado se han realizado talleres de socialización, pero como la memoria institucional en general es corta, se requiere a corto plazo la organización de talleres para la explicación de los objetivos y la utilidad del ordenamiento territorial. Sería beneficioso al nivel departamental, pero es básico para casi todos los municipios. En la fase post-estudio, es recomendable nombrar por lo menos un interlocutor que pueda representar a las instituciones, entidades y organizaciones públicas o

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privadas, para la ejecución del Plan. Esta persona (o grupo de personas) hará el seguimiento de la incorporación del contenido del PMOT en el PDM, para su financiación, priorización y su posterior ejecución. Si bien los planes de ordenamiento territorial forman una base para el desarrollo en un departamento, región o municipio, su vigencia es de mediano o largo plazo, siendo aconsejable realizar modificaciones cuando las situaciones cambian por una razón u otra. Estos cambios no necesariamente significan una modificación de todo el plan, puede darse sólo para partes del área bajo consideración, pero necesariamente sin perder de vista las interacciones con otros sectores en el área. También se debe considerar la posibilidad de utilizar la información más general del PLUS o POT como un filtro, para concentrarse más en posibles áreas priorizadas por alguna razón. Así se podría reducir considerablemente el área a investigar, y los costos asociados. Con el mismo fin de la reducción de tiempo y costos, sería recomendable la elaboración de PMOTs en base de un conjunto de municipios con un cierto ámbito de características o intereses comunes (mancomunidades). Además, esto tendría la ventaja de tomar mejor en cuenta la posibilidad de incorporar temas transversales con otras áreas, tanto para la extrapolación de aspectos biofísicos, como de las características de la estructura de la ocupación, en un área más grande que solamente el municipio bajo consideración. En este sentido, se debe profundizar en forma integral y transversal los aspectos etno-culturales de la población, así como las características de los riesgos y de la biodiversidad, preferiblemente con un análisis a nivel supra-municipal. Además, se deben realizar investigaciones detalladas de los recursos naturales, los que forman una continuidad con otras áreas y generalmente no se limitan a una unidad de terreno. En la misma forma y a manera de ejemplo, se deben analizar los aspectos hidrológicos en base de cuencas para el manejo de sus recursos naturales. Para reducir las amenazas y riesgos de factores naturales, se debe analizar y profundizar (según la escala de trabajo) los fenómenos relacionadas con clima, erosión, geología, etc. Normalmente los PLUS basados en la zonificación agro-ecológica ya toman en cuenta estos fenómenos, pero se debe complementar su análisis con riesgos inducidos por el hombre: el inadecuado uso de la tierra (urbano y rural), agua contaminada, construcciones infraestructurales, etc. Se debe llegar a una diferenciación en cuanto a los tipos y peligros de inundación (por desborde de ríos, riadas), cuyas consecuencias normalmente no tienen la misma magnitud de impacto. Para su mitigación, la ubicación y la categorización de los riesgos deben tener un nivel de detalle suficiente para poder tomar medidas efectivas y adecuadas. Otro aspecto importante es la integración de los sectores urbanos y rurales. Con la fuerte tendencia hacia la urbanización en Bolivia, se debe llegar a una buena integración de ambos sectores. En la misma forma se debe integrar las áreas protegidas con sus alrededores, con o sin el establecimiento formal de áreas de amortiguación. Aunque todavía no se encuentra legalmente establecida, para la formación y delimitación de otras unidades de planificación, como las “regiones de planificación”, se podría partir del ordenamiento territorial ya realizado.

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Finalmente, pero no por eso menos importante, se debe retomar el Proyecto de Ley de Ordenamiento Territorial, que con las adaptaciones que actualmente se requieren, sería la base legal y orientadora para la planificación adecuada en los diferentes niveles determinados. También se debe elaborar el PNOT (Plan Nacional de Ordenamiento Territorial), que servirá de marco para establecer políticas y lineamientos para los planes más detallados, a nivel de departamento y municipal (o mancomunidad / región).

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La construcción de la infraestructura vial, las Áreas Protegidas y la biodiversidad

por Máximo Liberman Evaluaciones realizadas las últimas cuatro décadas de la transformación de los ecosistemas y cambios en las coberturas de la vegetación, a partir de la interpretación multitemporal de fotografías aéreas e imágenes satelitales, muestran el paulatino avance de la frontera agropecuaria en el país. La deforestación en las tierras bajas de Bolivia, hasta el 2004, alcanzó a 45.411 km²; esta superficie representa el 9% de la cobertura total de bosques.11 Cada año, el incremento de la deforestación alcanza a unos 2900 km² y los cambios en el uso de la tierra tienen una tendencia a incrementar linealmente. Los datos compilados parecerían tener una relación con las posibilidades no sólo de extracción de recursos forestales o naturales, sino en particular con el grado de accesibilidad que tienen las poblaciones a través de las carreteras. La demanda de productos maderables del país ha estado marcada por aprovechamientos de tipo extractivo, ajenos a una ordenación forestal, lo que ha determinado al empobrecimiento de los bosques naturales y el agotamiento de algunas especies. El aprovechamiento de los recursos naturales en Bolivia empieza en la década de los 50 del siglo pasado con la construcción de carreteras de penetración, que inician los procesos de cambio del uso del suelo y de asentamientos en áreas rurales. La preocupación por la conservación de la biodiversidad es cada vez mayor, debido a las elevadas tasas de extinción de especies de flora y fauna silvestre que se han registrado durante el último siglo y que están relacionadas con la actividad humana principalmente por la construcción de obras de infraestructura vial. Éstas han desencadenado la destrucción de hábitats por la acelerada deforestación, la transformación de tierras naturales en áreas de cultivo y pastizales, la expansión de las áreas urbanas y la contaminación hídrica y atmosférica.12 Las áreas de alta biodiversidad son valoradas por ser reservas de materiales genéticos, que forman la base de un sinnúmero de alimentos, drogas y otros productos útiles. Con más especies existentes, mayores serán los recursos disponibles para su adaptación y uso por parte de la humanidad. Las especies que se han extinguido se fueron para siempre; nunca más estarán disponibles para ser utilizadas.13 La preservación de la biodiversidad es una inquietud en las comunidades ambientalistas del continente, pero las causas de su pérdida y sus soluciones tienen con frecuencia una escala local. El desarrollo de obras de infraestructura vial incluido el avance de la frontera agrícola, continúa siendo un protagonista principal en la reducción global de la biodiversidad y por tanto, una planificación apropiada a nivel de los proyectos puede ayudar a limitar las pérdidas, al mismo tiempo que satisface las necesidades de desarrollo. La principal causa de la pérdida irreversible de la biodiversidad en tiempos actuales es la eliminación o la degradación, a través del mundo, de los hábitats naturales. Algunas veces la construcción y el mejoramiento de vías nos conduce directa o indirectamente a la pérdida y a la

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Killeen et al. 2007a. Liberman et al. 2000. Según Wilson (1992), cada veinte minutos una especie desaparece de la tierra, esto significa que un proceso de extinción en masa está aconteciendo muy rápidamente.

degradación de los ecosistemas, por tanto la biodiversidad y la construcción de vías generalmente no tienen los mismos objetivos. Las más importantes afectaciones a la vegetación por la construcción de carreteras son: destrucción directa de las plantas, afectaciones a los hábitats, fraccionamiento de ecosistemas, eliminación parcial de la vegetación, pérdida de elementos nutrientes y destrucción de recursos florísticos. En el caso de las especies de la fauna silvestre, los efectos se resumen en: destrucción del hábitat de especies terrestres, efecto barrera para dispersión o movimientos locales, destrucción del área de tránsito de animales terrestres, destrucción de áreas de desove, interrupción de cadenas alimenticias, eliminación de hábitats, uso irreversible de recursos faunísticos y migración de la fauna a sitios alejados.14 Tomando en consideración los impactos adversos en la construcción de obras de infraestructura (construcción, mejora, rehabilitación, y mantenimiento) sobre la biodiversidad, y pensando en la forma cómo se puede evitar o mitigar los impactos, es generalmente útil distinguir entre los impactos directos y los inducidos (indirectos). Los impactos directos son los efectos causados por la construcción de las vías sobre los hábitats naturales, o lo concerniente a la conservación de las especies, en el eje vial o en el área donde se ha liberado el derecho de vía. Los impactos indirectos o inducidos son los resultados de todas aquellas actividades humanas que se generan cuando, a través de la vía, se asientan poblaciones en las proximidades. En la mayoría de los casos, los impactos inducidos sobre la biodiversidad debido a la construcción de vías son mucho más graves y más difíciles de controlar que los impactos directos. En los últimos años, los conservacionistas están utilizando datos sobre la geografía de la biodiversidad, para establecer las prioridades de ubicación de sitios que deben ser protegidos. En este sentido, la información sobre especies endémicas y en peligro forma una contribución clave para estos análisis, ya que estas especies exigen acciones concretas o desaparecerán para siempre. A continuación se presentan tres estudios de caso de nuevas obras de infraestructura vial que tanto el gobierno central como una prefectura están proyectando construir en los próximos años y que generarán importantes impactos ambientales a la biodiversidad y las áreas protegidas de Bolivia. Se trata de tramos carreteros de la red fundamental como: Apolo - San José de Uchupiamonas - Tumupasa, en el Parque Madidi; la carretera Puerto Suárez - Puerto Busch, en el Parque Nacional Otuquis; y el camino de Villa Tunari a San Ignacio de Moxos, que pasará por el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Securé. Caso de la carretera Apolo - Tumupasa en el Parque Madidi Durante los tres últimos años se ha generado en el departamento de La Paz una serie presiones de organizaciones cívicas, comunidades y municipios, para construir una carretera en el último tramo del trayecto Apolo - Tumupasa, que discurre en el interior de Parque Nacional y Área de Manejo Integrado Madidi, una de las áreas protegidas más extensas de Bolivia y también una de las más importantes a nivel mundial para la conservación de la biodiversidad.15 Estas organizaciones indican que la construcción vial permitirá la integración de las poblaciones rurales y un gran desarrollo del norte de La Paz. El objetivo que impulsa a estas entidades es básicamente acceder fácilmente a tierras y zonas con madera.

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Liberman et al. 2000. Fleck el al. 2006a.

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El Parque Nacional Madidi, situado en la región andina, tiene un gradiente altitudinal que va desde los 6000 hasta los 200 m snm. Ello determina una notable biodiversidad, que abarca la mayoría de las especies de Bolivia en una sola área continua y lo convierte en un punto crítico de mayor biodiversidad en el mundo.16 S. Spector indica que la zona corresponde a un punto de intersección biogeográfica, con áreas donde se superponen varias colectividades biogeográficas y que se caracteriza por una gran riqueza de especies y una alta diversidad beta.17 La evidencia de investigaciones recientes indica que esos sitios pueden ser lugares de evolución, donde se producen procesos de especiación. La construcción de una carretera en regiones forestales tropicales de montaña, con pendientes pronunciadas y terrenos accidentados que determinan una extrema fragilidad ecosistémica, producen una serie de impactos ambientales directos por la generación de laderas inestables, erosión y contaminación de aguas por sedimentación. Los impactos indirectos se generan porque a través de esas vías de comunicación ingresan desordenadamente colonos ilegales que se asientan en los bordes de la carretera, generando un desbosque para establecer campos de cultivo y extraer los recursos naturales de grandes superficies. Se calcula que se deforestarían unas 125.000 hectáreas como consecuencia de la colonización en el Madidi.18 Una deforestación de este tipo resultaría en emisiones de entre 2,3 y 2,6 millones de toneladas de carbono, derivadas de la conversión de los bosques, en tierras bajo roza y quema, para establecer cultivos permanentes o pastizales. Desde el punto de vista económico, la construcción del tramo vial Azariamas - San José de Uchupiamonas ocasionaría pérdidas netas para Bolivia por una suma de US$ 40.640.000.19 También se demostró que para el tramo La Paz - Ixiamas, no se obtendrían grandes beneficios respecto a la distancia y el tiempo de viaje, comparado con la carretera existente a través de Rurrenabaque (682 versus 551 km respectivamente). El análisis presenta evidencias contundentes que la construcción vial en Madidi sería una mala inversión de recursos económicos, por el bajo volumen de demanda vial y los altos costos de construcción. Al dañar la calidad ambiental del área protegida, la nueva carretera también podría afectar negativamente a la economía local, en la medida que disminuyeran las inversiones en turismo y conservación. Las cualidades naturales y de biodiversidad del Madidi son el principal atributo que explica las inversiones actuales en el rubro del ecoturismo. Carretera Puerto Suárez - Puerto Busch en el Parque Otuquis En el sudeste del territorio Boliviano, frontera con el Brasil y su contacto con el río Paraguay se está planificando la construcción de un conjunto de obras de infraestructura que incluyen: carretera y ferrovía de unos 130 km de longitud, para unir las localidades de Puerto Suárez con Puerto Busch; y terminales portuarias sobre el río Paraguay. El objeto de construcción de estas obras de infraestructura está orientado a la necesidad de una salida eficaz para las exportaciones bolivianas vía el Atlántico, principalmente de soya y hierro del cerro Mutun, que se ubica a unos 100 km de Puerto Busch.

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WCS Bolivia 2005. De acuerdo a Fleck et al. 2006b el Madidi es una zona de intersección biogeográfica que presenta quince tipos únicos de vegetación en más de 1,9 millones de hectáreas. Spector 2002, citado por Fleck et al. 2006b. Fleck et al. 2006b. ibid.

La zona por donde se planea establecer las obras de infraestructura atraviesa la ecoregión del Pantanal, donde el río Paraguay y sus afluentes se expanden por una llanura aluvial gigantesca de hasta 150.000 km², abarcando extensas regiones de Brasil, Paraguay y Bolivia. De esa superficie total, unos 35.000 km² son ocupados por Bolivia, constituyendo una llanura deprimida, de relieve de plano a casi plano, anegada temporalmente por las lluvias y cursos de ríos.20 En esta llanura, los pulsos de inundación son complejos, tanto en su distribución temporal como espacial. Esta complejidad determina un paisaje heterogéneo, con una elevada diversidad de flora y fauna, por lo que constituye una de las zonas de mayor riqueza de especies de la biodiversidad. En la zona destacan cinco formaciones de pantano y bosque higromorfo, cada una de las formaciones tiene entre 19 a 97 especies de plantas.21 En total se reportan unas 1576 especies de plantas. En relación a la fauna, se ha inventariado en el Pantanal Boliviano más de 800 especies de vertebrados, donde cerca 100 especies son mamíferos, 309 aves, 69 reptiles, 43 anfibios, y más de 270 peces. Se reportan en la cuenca 54 plantas, un reptil, un anfibio y diversas especies de mariposas que tienen un carácter endémico.22 La alta productividad de los humedales mantiene una macrofauna numerosa, de gran atractivo para el ecoturismo, así como la explotación pesquera y de la vida silvestre. Estas características hacen del Pantanal un área prioritaria para la conservación a nivel mundial, y motivó la creación de dos áreas protegidas de carácter nacional, y la designación del Pantanal boliviano como sitio RAMSAR, reconociendo su importancia mundial.23 Todas las infraestructuras planteadas se encuentran en una zona de altísima fragilidad ecosistémica, por lo que la ubicación del puerto, el trazado vial y ferroviario no se adaptan a la región, ya que estarán sujetos a una erosión regresiva, inundación, subsidencia, altos costos de mantenimiento e interrupción de servicios. De construirse estas obras, se tiene un alto riesgo de perder la inversión y dejar transformado irreversiblemente un ecosistema tan particular. Como testigo de un anterior fracaso, quedan los restos de la plataforma caminera construida en 1970 en un primer intento de establecer en la región una obra vial, que quedó sumergida y perdida por las inundaciones del año 1974. Se ha establecido que, de acuerdo a las propuestas de construcción de infraestructura linear, en algunos sitios se tendrían que construir plataformas o terraplenes de más de cinco metros de altura, que generarán un conjunto de impactos ambientales. La interrupción de los flujos normales de los cursos de agua del pantanal generará la desecación de amplias áreas, la inundación de otras y restricciones de migración para los animales. Un aspecto que preocupa son los elevadísimos costos constructivos - y sobre todo de mantenimiento - que se requerirán en caso de que se construyan las obras de infraestructura en el Pantanal boliviano. Se considera que esas inversiones tan elevadas son un derroche de recursos, que no se justifica bajo ningún punto de vista económico, tomando en cuenta que existe una alternativa económica aceptable que es la ampliación portuaria del Sistema de la Laguna Cáceres - Canal Tamengo, en las proximidades de Puerto Suárez. Desde la perspectiva ambiental, su construcción afectará a uno de los sitios de mayor biodiversidad de Bolivia, que es considerado patrimonio de la humanidad y que podría muy bien aprovecharse económicamente por ecoturismo y como servicios ecosistémicos. Se cree que en la realización de proyectos viales, los encargados de decisiones deben tomar en cuenta los siguientes parámetros: ser realistas en la planificación y ejecución de las inversiones de infraestructura vial, de tal forma que sean más sen20 21 22 23

Sauma et al. 2002. Halloy et al. 1997 De acuerdo a Guillén et al. en Eulert y Rumiz, 2002 citado por Halloy et al. 2005. Halloy et al. 2005.

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satas y eficientes para responder adecuadamente a las necesidades socioeconómicas locales, con costos razonables y, sobre todo, incorporar en sus perfiles las variables medioambientales para la protección de la biodiversidad. Carretera Villa Tunari - San Ignacio de Moxos en el TIPNIS La propuesta de construcción de una carretera que une las localidades de Villa Tunari, en el departamento de Cochabamba, con San Ignacio de Moxos, en el departamento del Beni, es una iniciativa inicialmente impulsada desde 1998 por la prefectura del Beni por presión de grupos madereros24 y, posteriormente (desde el 2006), por influencia de grupos de colonos cocaleros del Chapare de Cochabamba. En general, la demanda de la construcción de la carretera indicada es promovida por intereses externos a los de aquellos grupos étnicos que habitan la zona. En la gestión 2008 el gobierno, a través de la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) lanza una licitación para la construcción de la carretera, bajo una particular modalidad de contratación denominada “llave en mano”. Esta forma de construcción de vías establece que la empresa constructora adjudicada propone un monto de dinero que incluye el diseño de la obra y su posterior construcción, sin un proceso de fiscalización por la ABC. En lo que se refiere al seguimiento y monitoreo de los impactos ambientales, se ha establecido que la empresa que construya la obra civil, cumpla con la reglamentación de la Ley 1333, es decir realice los Estudios de Evaluación del Impacto Ambiental con la Categoría 1, ya que la zona por donde pasará la carretera corresponde a un área protegida - con carácter de Parque Nacional desde del año 1965 y de Tierra Comunitaria de Origen TCO desde 1990 - el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro – Securé (TIPNIS). El TIPNIS cubre una superficie de 1,2 millones de hectáreas y tiene un rango altitudinal entre los 3000 y 180 m snm, donde se pueden identificar al menos 4 pisos ecológicos. Su clima es variable según las zonas: con unos 1700 mm de precipitación media anual en la llanura amazónica, hasta unos 6000 mm en el sur, en la zona del Chapare, que constituye la zona pluviogénica más importante de los Andes de Bolivia. En la época húmeda gran parte del área, hasta un 50% del territorio, soporta inundaciones estacionales, anegando las llanuras cubiertas de bosques y sabanas. Es una de las regiones donde los ecosistemas se encuentran intactos, con un excelente estado de conservación. Su gran extensión permite conservar una gran cantidad de especies en su hábitat, con poblaciones viables y junto a los recursos que requieren, y a la vez, muy posiblemente, procesos ecológicos y biológicos imprescindibles para la auto-manutención de la biodiversidad. Su biodiversidad es extremadamente elevada, albergando numerosas especies amenazadas de fauna y flora como el jucumari, la londra, el caimán negro, el jaguar, el ciervo de los pantanos. La riqueza de aves es muy alta, con más de 700 especies y un elevado número de endemismos; de igual forma es importante el número de especies de flora, destacando las orquídeas y palmeras.25 Es sorprendente la diversidad de ecosistemas y ecotonos, ya que están constituidos por un mosaico de ecosistemas acuáticos, pero también hay zonas terrestres con bosques y sabanas inundadas temporalmente.26 Killeen y colegas indican que la zona corresponde a un área super-húmeda, que constituye un refugio ancestral de biodiversidad. Debe considerarse como una zona prioritaria de conservación, por sus características climáticas únicas y la biodiversidad asociada a éstas.

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Ribera y Liberman, 2006. Ribera y Liberman 2006. Müller 2005.

Los grupos indígenas que detentan la posesión del TIPNIS son los Moxeño (Ignaciano), los Yuracaré y los Chimanes, mayormente asentados hacia las zonas pedemontanas del Alto Securé. Todos están agrupados en unas 54 comunidades y asentamientos humanos dispersos y extendidos, que implican cerca de 900 familias integradas por unos 5200 habitantes. Desde Villa Tunari y en dirección noroeste, la prefectura de Cochabamba ha venido construyendo en los últimos años una carretera que pasa por los poblados de Eterazama e Isinuta hasta llegar a Puerto Patiño. La construcción del camino ha determinado la expansión de los cultivos de coca en la zona. El incremento del cultivo de coca ocurrió principalmente en la zona noroeste, en los alrededores y dentro del TIPNIS.27 En el año 2006, se han registrado dentro del Parque Nacional unas 1451 hectáreas de coca, que corresponde a un 25% más que el año precedente, con una densidad de cocales variable, entre 2,1 a 4,0 ha/km². En estas zonas de expansión existen unas 2500 familias de colonos, con un total cercano a 13.000 habitantes. La tendencia poblacional tiende a expandirse por la afluencia de nuevos colonizadores, que provienen de áreas más densamente pobladas del Chapare y con crisis de barbecho, o zonas con mayor interdicción. El avance de los sistemas de producción de los colonos al interior del área, especialmente en relación al cultivo de coca y la producción de cocaína, es uno de los problemas que enfrenta el Área Protegida. Es posible la construcción de la infraestructura viaria entre Villa Tunari hasta San Ignacio de Moxos en el TIPNIS, pero por las características fisiográficas y climáticas, existe una altísima probabilidad de que la obra de infraestructura vial sea seriamente afectada por inundaciones periódicas, lo que determinará elevadísimos costos de mantenimiento de la plataforma vial, con gastos mucho mayores Foto 1. La construcción de caminos generan impactos en remanentes de a lo que se invierte en vegetación natural de alta fragilidad otras carreteras de Bolivia. Se producirán irreversibles impactos ambientales locales y regionales en el TIPNIS, uno de los ecosistemas más frágiles y de mayor biodiversidad del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, ocasionando fragmentación ecológica, división y reducción del área del ecosistema. La nueva carretera inducirá a procesos de colonización con incremento de cultivos de coca y consiguientes alteraciones físicas, por cambios en la estructura y composición de la flora. La fauna será perturbada por los cambios de hábitat y por la cacería. Las poblaciones de los grupos étnicos sufrirán la presión por el avance y avasallamiento de tierras y recursos de la biodiversidad por parte de colonos del Chapare y madereros.

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UNODC, 2007

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Foto 2. Efecto de buzones de carga en cuencas de alta fragilidad (PNANMI Cotapata)

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Créditos de fotografías:

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Foto 1 M. Liberman Foto 2 LIDEMA

Servicios ambientales por Cécile B. de Morales El concepto El concepto de servicio ambiental es muy conocido por los conservacionistas y también ya es manejado por algunos políticos. Estos servicios son los beneficios que recibe la sociedad humana de ecosistemas naturales y manejados. Se refiere a algunos recursos fundamentales para la vida humana como agua, suelo y aire. Los servicios ambientales más conocidos están relacionados con bosques y cuencas, para la provisión permanente de agua potable, la estabilización del clima local y regional, la prevención de inundaciones y la protección de los suelos contra la erosión.28 También se sabe que los ecosistemas de bosques o sabanas pueden generar, recuperar o conservar suelos fértiles y purificar aguas contaminadas. Últimamente se ha hablado mucho del servicio ambiental de captación de dióxido de carbono, que fija el carbono de la atmósfera como biomasa verde, un proceso fundamental para ralentizar los efectos de calentamiento global del planeta a consecuencia del aumento de los llamados gases de invernadero. Adicionalmente, se comienza a entender que los ecosistemas naturales son reservorios de información genética, indispensable para permitir la adaptación de nuestros cultivos a las condiciones planetarias cambiantes, así como para muchos usos futuros que en el momento es apenas posible vislumbrar. La expresión servicio ambiental fue introducida por Robert Costanza y sus colaboradores en trabajos científicos orientados a valorar el medio natural en un lenguaje compatible con el de los economistas, que sólo hablan de valores cuando pueden ponerlos en términos monetarios. El dilema del humano es que la mayoría de sus actividades productivas disminuyen la capacidad de los ecosistemas naturales de brindar servicios ambientales. Éstos son directamente dependientes del funcionamiento saludable de los ecosistemas y de la biodiversidad que ellos contienen. Cuando los ecosistemas se degradan, también lo hacen los servicios que prestan; pero mientras que los beneficios obtenidos de la explotación de los recursos aparecen en el Producto Interno Bruto, no ocurre lo mismo con los costos que resultan de las acciones dañinas para la naturaleza, que son totalmente ignorados en la contabilidad nacional. Adicionalmente, los costos a menudo no son asumidos por las mismas personas que obtuvieron el beneficio. Las sociedades industriales - de cierta manera y sólo en cierta medida - podrían compensar los servicios ambientales con avances tecnológicos y la utilización de mucha energía (normalmente proveniente de fuentes fósiles). Por ejemplo, la pérdida de fertilidad de los suelos puede ser compensada con fertilizantes sintéticos, el control de plagas se puede realizar con pesticidas químicos. Garantizar la provisión de agua potable es posible con pozos muy profundos y complejos sistemas de transporte y purificación, o incluso desalinizando el agua de mar. Para evitar inundaciones se puede construir diques y canales. Los cambios de clima local se pueden enfrentar de cierta manera con calefacción o aire acondicionado. Todo esto se traduce empero en mayores costos, no sólo económicos para las familias

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Ibisch y Choquehuanca 2003.

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y los gobiernos, sino también en enormes costos ambientales: mayor energía utilizada, mayor cantidad de productos tóxicos sintetizados, mayores desperdicios y residuos de los cuales habrá que deshacerse. En los países no industrializados como Bolivia, la población depende mucho más directamente de los servicios ambientales proporcionados en forma directa por la naturaleza, especialmente en las áreas rurales. Los beneficios de los servicios ambientales pueden ser locales como también globales, o por lo menos tener un impacto positivo a nivel regional. Por ejemplo, la conservación o no de una cabecera de río tiene su repercusión en toda la cuenca aguas abajo. Sin embargo, generalmente los costos de mantenimiento y conservación del servicio se pagan a nivel local. Éstos pueden ser costos directos o costos de oportunidad, cuando se prescinde del uso directo de los recursos naturales, cultivando las laderas, pastando ovejas o cortando árboles para leña en las nacientes del curso de agua. En muchos casos, los servicios ambientales son “consumidos” (por ejemplo, agua de riego o agua potable) fuera del lugar de su “producción”. Esto es un factor clave que causa a menudo la situación de pérdida de la biodiversidad y de sus servicios ambientales: los consumidores simplemente no se han acostumbrado a pagar a los proveedores de estos servicios. Servicios ambientales de los ecosistemas Los ejemplos de servicios ambientales que con mayor frecuencia han sido identificados son:  Captación de agua y regulación hídrica dirigida a la provisión de agua limpia para el consumo humano, fines de riego o generación de energía hidroeléctrica, pesca, navegación, etc.  Regulación hídrica principalmente en cabeceras de cuenca, que favorece el control de inundaciones y los niveles de escurrentía y aporte de sedimentos (control de erosión) aguas abajo.  Mitigación de los procesos de invernadero y cambio climático a partir de la absorción o secuestro de dióxido de carbono.  Regulación microclimática y climática a nivel regional, especialmente a partir de la continuidad de aportes de humedad a la atmósfera, por extensas masas boscosas.  Producción de alimentos, materias primas y recursos genéticos para la agricultura (parientes silvestres de plantas cultivadas). Otros aspectos son quizás menos conocidos y apreciados, pero igual de importantes:

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 Continuidad evolutiva de las poblaciones biológicas, tanto en la evolución orgánica de las especies como en las sucesiones ecológicas.  Provisión de hábitats y nichos ecológicos para las especies de flora, fauna y microorganismos y mantenimiento de la estructura del ecosistema  Regulación natural de plagas en zonas de producción, a partir del aporte de controladores naturales provenientes de zonas naturales circundantes.  Ciclaje de nutrientes (ciclos biogeoquímicos) a partir de la descomposición y mineralización de materia orgánica muerta.  Regulación de los efectos de la erosión eólica, recuperación de suelos.  Tratamiento de desechos o contaminantes, purificación de aguas.  Oferta de recursos naturales para uso y beneficio directo de la gente (por ej. frutas, hierbas medicinales).

 Polinización, principalmente por insectos, pero también aves y murciélagos.  Relaciones fuente - sumidero (provisión de fauna silvestre desde zonas no perturbadas hacia zonas externas o periféricas de caza o captura).  Provisión de corredores y refugios para la fauna silvestre, y refugios para especies migratorias.  Oferta de paisajes y entornos naturales de alta calidad ambiental y belleza escénica (recreación y turismo)  Preservación de valores culturales y de identidad (sentido de pertenencia de las poblaciones locales y herencia cultural). A modo de ejemplo, un estudio ha demostrado que el valor de un bosque tropical, contabilizando la regulación del clima, la prevención de inundaciones o sequías, el control de la erosión, la formación de suelos, la recreación y otros, podría estimarse entre 1.170 y 4.052 dólares por hectárea.29

Servicios directos e indirectos Existen corrientes que diferencian entre servicios ambientales ecosistémicos y servicios directos prestados por la biodiversidad, que reciben también el nombre de “bienes ambientales”, es decir productos de la naturaleza que son aprovechados directamente. Es importante mencionar que los servicios ambientales son aportados por ecosistemas que se encuentran tanto dentro de áreas protegidas como fuera de éstas, sin embargo, brindar servicios ambientales es una vocación especialmente importante para las zonas de protección.30 Hay una relación directa entre las modalidades de producción sostenible y de bajo costo ambiental con la producción ecológica y el uso de la biodiversidad. Los recursos y bienes aportados por la biodiversidad son de enorme importancia para la economía y bienestar social de los países en el mundo. El aprovechamiento de la biodiversidad significaba para el año 2000 más de 1000 billones de dólares anuales, en términos económicos mundiales. Sólo los mercados farmacéuticos basados en productos de origen vegetal o sus derivados sintéticos superan los 20 billones de dólares. Una estimación del valor económico actual de los servicios ecológicos a nivel mundial ascendería a 30.000 billones de dólares. Lamentablemente, tomamos los servicios ambientales como un recurso tan gratuito que ni siquiera los cuidamos, y hacemos un uso insostenible de los ecosistemas para recibir beneficios apenas temporales. Por lo tanto, los humanos somos capaces de destruir nuestras propias bases productivas, solamente para asegurar algunos ingresos a la supervivencia a corto plazo. Un ensayo de valorización de los servios ambientales a nivel global y distribución equitativa de los costos se ha representado en la fase pionera de la implementación conjunta del Convenio Marco de Cambios Climáticos en la Cumbre de Río de Janeiro (1992). Varios proyectos han tratado de demostrar la viabilidad de la conservación de bosques como una contribución a la estabilización del clima global del planeta. Lamentablemente, en una decisión posterior las partes del Convenio habían decidido, en una primera fase (hasta 2012) no aceptar proyectos de conservación de bosques en el marco del Desarrollo Limpio que fue creado por el Protocolo de Kyoto, sino solamente de implantación de bosques nuevos. Esto significó un golpe duro para muchos actores involucrados en la conservación del bosque tropical. Esta disposición fue sin embargo objetada durante la conferen-

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Costanza et al. 1997. Ribera 2007.

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cia de Bali (2007) y actualmente parecería nuevamente posible obtener bonos de carbono para proyectos que evitan el desbosque.

Captura de Carbono en el Parque Noel Kempff Mercado El proyecto de Acción climática del Parque Nacional Noel Kempff Mercado constituye un modelo innovador de secuestro de carbono y un servicio a la biosfera o ecosistema global. El proyecto fue diseñado y ejecutado de manera coordinada por una ONG nacional (Fundación Amigos de la Naturaleza), una internacional (The Nature Conservancy) y el gobierno de Bolivia, formando una sociedad con tres grandes compañías energéticas (American Electric Power, PacificCorp y BP Amoco). El objetivo del proyecto fue secuestrar dióxido de carbono y almacenarlo, el cual de otra forma sería emitido a la atmósfera, producto de la deforestación en una zona prevista para la ampliación del área. Dicho proyecto llegó a indemnizar a empresas madereras con derecho legal de explotación en la zona propuesta para la ampliación del Parque, vale decir en la llanura aluvial entre el río Paragua y la meseta de Capparucci, y en una superficie de 650.000 hectáreas. Esta superficie pasó a formar parte del Parque Nacional. La iniciativa pretendió ser un modelo innovador para integrar el secuestro de carbono, la conservación de la biodiversidad y el desarrollo sostenible, bajo el paraguas del pago de servicios ambientales, de acuerdo al Protocolo de Kyoto. La expectativa del proyecto era hacer efectivo el secuestro de siete millones de toneladas de carbono (o su equivalente, 25 millones de dióxido de carbono), basado en la conservación de 1.523.446 hectáreas durante treinta años, siendo al momento el más grande de esta naturaleza en el mundo. El proyecto busca probar instrumentos y metodologías de mitigación de carbono, así como procesos de medición y evaluación, en forma piloto. Una decisión tomada en los Acuerdos de Bonn coartó sin embargo las proyecciones del proyecto, que ya tenía un grado importante de avance. Estos Acuerdos excluyeron los proyectos de conservación del programa de créditos negociables bajo el marco del Mecanismo de Desarrollo Limpio, hasta el 2012. La decisión de Bonn fue duramente criticada, considerando un absurdo no incluir el control de la deforestación y los procesos de reforestación, en un mecanismo que busca supuestamente la mitigación del efecto invernadero inducido por el hombre. De acuerdo a los proyectistas, de alguna manera se logró aminorar los efectos de esta decisión, considerando la combinación del pago de servicios ambientales del secuestro de carbono con los siguientes mecanismos de sostenibilidad: Creación de un Fondo Fiduciario para el Parque, acciones de ecoturismo y apoyo a las comunidades en cuanto a proyectos de manejo sostenible de recursos. Tomado de Ribera 2008. Glosario de temas y conceptos ambientales. Bienes ambientales aportados por la biodiversidad

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La biodiversidad se constituye en el elemento central del patrimonio natural, que brinda varios servicios a la humanidad; riqueza genética o germoplásmica; especies silvestres de flora y fauna; especies de la agrobiodiversidad; especies controladoras de otras que se consideran plagas para los cultivos; aporte de proteínas a

poblaciones rurales a través de la caza y pesca; aporte de alimentos por recolección (raíces, frutas, miel, etc.). La biodiversidad es por lo tanto la base fundamental de sustento y bienestar para un enorme número de familias indígenas y campesinas. En Bolivia, todas las áreas protegidas del SNAP son proveedoras por excelencia de servicios ambientales y servicios ecosistémicos. Muchos productos derivados de los recursos de flora y fauna silvestre podrían ser utilizados en forma sostenible para aportar a la economía local, en especial en las regiones de bosques tropicales húmedos: frutos y semillas alimenticias, plantas con principios medicinales, aceites de palmas y de ciertas especies de árboles, plantas productoras de aceites esenciales, plantas aromáticas, fibras, látex y resinas naturales, almizcles de orinas de ciertas especies de fauna para cosmetología y perfumería. En este aspecto es fundamental proyectar una visión de diversificación productiva, basada esencialmente en la incorporación de procesos o recursos novedosos, que se constituyen en alternativas productivas; con frecuencia irán acompañados por técnicas innovadoras. Pagar o no pagar, ésta es la cuestión La “venta” de servicios ambientales se está convirtiendo lamentablemente en una nueva justificación para mercantilizar y privatizar servicios y recursos básicos, por la deformación de un concepto de mayor equidad. Bajo esta visión, se convierte a los bosques, las cabeceras de cuencas, los cauces de los ríos, los mantos freáticos, los recursos genéticos y los conocimientos indígenas en un “capital”, con productos que pueden ser comercializados por sus “propietarios” al que más puede ofrecer para comprarlos.31 Así pueden entrar en competencia por ejemplo el acceso al agua de un ingenio minero con los requerimientos de riego de los campesinos de la región. No hace falta indicar quién puede pagar más. En el caso de bosques utilizados como sumideros de carbono, se establece una relación mercantil que, en vez de resolver las causas de la contaminación (que es el uso excesivo de combustibles fósiles), ofrece a los contaminadores la opción de pagar para seguir contaminando, lo que les sale mucho más barato. La venta de servicios ambientales también es de interés de las empresas biotecnológicas y farmacéuticas, ya que con un pago mínimo se podrán legalizar actividades de biopiratería y privatización de recursos colectivos, mientras los gobiernos distribuyan patentes que les permitirán “repartir los beneficios” de la venta de la biodiversidad y de los conocimientos ancestrales.32 El tema de los servicios ambientales ya fue incorporado a las negociaciones de los tratados de libre comercio (OMC, ALCA, TLC). Uno de los mayores peligros de la valorización monetaria de los servicios ambientales es que, en lugar de reconocer los derechos colectivos culturales, económicos, sociales y políticos de los actores de la biodiversidad (pueblos indígenas, campesinos, pescadores y otros que han usado y desarrollado los recursos durante milenios), quieran transformar estas comunidades en comerciantes de sus recursos y conocimientos, creando conflictos para ver quiénes llegarán a vender primero el bien común.

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Silvia Ribeiro 2003. La trampa de los servicios ambientales. Patricia Molina 2004.

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Los curiches: clave para la vida silvestre en los Llanos de Moxos

por Wendy R. Townsend

Los curiches o yomomos son humedales fundamentales para el funcionamiento del ecosistema de los Llanos de Moxos, Beni, Bolivia. En la época de lluvia, son los purificadores del agua que fluye desde las sierras hasta los ríos Madeira y Amazonas. Durante los periodos de sequía, son reservorios de agua, que aseguran la sobrevivencia de millones de aves acuáticas, mamíferos grandes y reptiles, y de billones de peces, como el buchere o simbao, (Hoplosternum littorale) y el yayu (Hoplerythrinus unitaeniatus), entre otros. Con las lluvias torrenciales, al comienzo de la época húmeda, se desbordan los arroyos y así comienza una nueva distribución del agua, que inunda las sabanas o pampas y algunos de los bosques. Con la llegada del agua viene una renovación de la vida, y con ella, una transformación de lo que sólo unas horas antes era un hábitat seco a un paisaje acuático. Sin los refugios de los curiches en la época seca, las especies ligadas a la accesibilidad del agua, no podrían sobrevivir a la sequía. Es fundamental el rol de los curiches en la protección de la fauna silvestre en la época seca, ya que el agua es una limitante para la producción de la fauna de la pampa. Por ejemplo, sin los curiches, no podría prosperar el ciervo (Blastocerus dichotomus), porque aunque esta especie utiliza casi toda la pampa y no sólo el curiche, depende de éste en la época seca para su alimentación, agua, y protección de fuegos. La presencia de curiches en una zona permite el uso de mayores extensiones de sabana por la fauna silvestre. Aparte de los servicios ecológicos, de los cuales se beneficia toda la humanidad, los curiches producen y respaldan la producción de muchos recursos alimenticios para los pueblos indígenas y campesinos. Éste es un beneficio subestimado en las evaluaciones económicas porque no figura en la economía formal, pero es fundamental para el bienestar de la gente local, y es una distribución directa de los recursos comunes a los más necesitados, en el momento en que ellos lo necesitan. Los curiches tienen también el potencial de producir ingresos económicos que pueden ingresar en la economía formal, vía el manejo de las poblaciones de lagartos (entre otras especies), una especie cuyo cuero tiene demanda internacional. Puede ser difícil de estimar el valor económico de los servicios ambientales que los curiches proveen a la población boliviana, porque no se puede comprar estos servicios y por lo tanto no hay un precio establecido. Sin embargo, no es difícil estimar el valor de la producción natural de los curiches, porque se puede medir la cacería y pesca que dichos humedales proveen a miles de habitantes en el oriente boliviano. Desde febrero de 1991 hasta marzo de 1992 se realizó un estudio acerca de la caza y pesca extraída por los Sirionó de la comunidad de Ibiato, Beni, anotando el hábitat de procedencia de cada presa, entre otros datos de importancia biológica.33 De estos datos se pudo estimar los promedios de cosecha por hectárea de curiche, y aunque es posible que esta figura no muestre la productividad máxima, porque aún falta información sobre el ecosistema, podemos considerarla como una estimación mínima de lo que el curiche puede producir. Los Sirionó en este periodo estaban utilizando sus recursos para su propia subsistencia, como siempre 33

Townsend 1995, 1996.

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lo han hecho, y probablemente podemos considerar que la caza y pesca medidas representaban una cosecha sostenible. Sin embargo faltan aún mayores investigaciones para confirmar esta posibilidad. La procedencia de la cacería y pesca de los Sirionó se podría agrupar en dos hábitats, fácilmente reconocibles, - sabana o pampa, y bosque o monte - como son conocidos localmente. El área de captura de animales silvestres de la sabana fue de 24.200 hectáreas, de entre las cuales 755 ha eran curiche o humedales permanentes.34 Si miramos la biomasa de la cacería y del pescado, extraídos de los humedales durante el año de estudio, podemos estimar el costo que tendría para los indígenas remplazar este alimento silvestre con carne o pescado comprado, o sea el costo de oportunidad que recibe la gente humilde por vivir cerca de las zonas de curiches. Si uno considera la cosecha de pescado durante el año de estudio (Cuadro 1), se ve que más que seis toneladas métricas de pescado fueron extraídas de la zona acuática cerca de Ibiato, pescado cuya sobrevivencia durante la época seca depende de 755 ha de curiche. Si los pobladores locales tuvieron que comprar este pescado en el mercado, tendrían que pagar hasta 10 Bolivianos (U$ 1,50 en esta fecha) por kilo, por lo cual la comunidad de Ibiato tendría que disponer de cerca de U$ 16.000 por año. Si se divide esta cifra entre los 755 ha de curiche, se obtiene el valor del costo de oportunidad de poder pescar a gusto, y se puede estimar que el potencial del producción de peces del curiche es cercano a 22 U$ por hectárea. Si consideramos la tasa individual, ésa sería de unos U$ 49 por persona y por hectárea de curiche. Cuadro 1. Cosecha de pescado en Ibiato, Beni 1991-1992

Especies

Nombre común

Hoplerythrinus unitaeniatus

Yayu

Hoplias malabaricus

Benton

Astronotus ocellatus

Nº peces en la muestra

Peso de la muestra

Estim. kg de cosecha de Ibiato*

Tasa kg/ consum./ año

14.004

2.030,58

3.553,515

10,576

3.188

586,59

1.026,533

3,055

Palometa Real

288

68,26

119,455

0,356

Serrasalmus natteri

Palometa Amarilla

106

21,84

38,213

0,114

Fam. Cichlidae

Serrapapa

307

30,70

53,725

0,160

Hoplosternum littorale

Simbao

34.179

3.247,01

5.682,268

16,911

Hoplosternum thoracatum

Tambata

38

3,42

5,985

0,018

Pimelodidae

Bagre

338

25,31

44,289

0,132

Pterygoplichthys multiradiatus

Zapato

506

257,55

450,719

1,341

Curimatidae

Sábalo

62

3,72

6,51

0,019

Gymnotus sp.

Cuchillo

75

3,75

6,562

0,019

 

Otros

22

0,22

0,385

0,001

Total

 

6.278,95 10.988,160

32,703

53.113

* para la estimación de la cosecha de Ibiato, la muestra de 192 personas fue extrapolada a 336 habitantes o consumidores (mayores de 3 años), es decir que la columna Peso de la muestra se multiplica con el factor 1,75. Fuente: Townsend 1995.

154

34

Datos de Townsend 1995 para la superficie de sábana, de Lehm 2004 para la superficie de los curiches.

Si hacemos la misma estimación del costo de oportunidad con la biomasa de la fauna silvestre cosechada para subsistencia por los Sirionó, durante el mismo periodo y proveniente de la sabana, se obtiene un valor de unos U$ 35,57/ha (cuadro 2). Esta cacería incluía las siguientes especies: Blastocerus dichotomus (especie de la pampa), Mazama gouazoubira (ocasionalmente se caza en la sabana), Tayassu tajacu (consume los peces muertos por la sequía), varias especies de Chelonidae (tortugas). Si miramos el valor estimado de los beneficios directos en términos de costo de oportunidad, se nota que sumando la caza y la pesca, los Sirionó de Ibiato pueden cosechar beneficios que tiene un valor estimado de hasta U$ 39.362 por año de sus 755 hectáreas de curiches en buen estado. Si dividimos esto por las casi 200 personas de la muestra, logramos unos U$ 196 de beneficio para cada uno, aunque este beneficio no es percibido por los economistas nacionales, ni a veces departamentales o municipales. Pero se puede estar seguro de que, aunque no se puede decir cuanto vale, el uso de subsistencia de los recursos del curiche es fundamental para el bienestar de miles de personas que habitan los Llanos de Moxos. Cuadro 2. Estimación del valor económico para de la producción del curiche de Ibiato, Beni

Producto

Cosecha total Cosecha por ha en la sabana, de curiche y por en kg o Nº/ año año

Costo de oportunidad (a 1,5$ x kg) en U$/ ha/ año

Pescado

6,278 kg

8,28 kg/ha

21,83*

Cacería

13,428 kg

17,79 kg/ha

35,57**

Cueros lagarto 1 Cuero piyo, capibara etc. (con manejo)

700 ¿?

0,93 indiv./ ha 1 indiv. / ha

TOTAL

Valor por 755 ha de curiche de Ibiato, en U$/ año 16,482 26,856

23,17 2

17,500

25 3

18,875

100,31

78,713

Valores estimados: *U$ 1,50/ kg para pescado, ** U$ 2,00/ kg para carne.

Los beneficios económicos, cuya entrada en la economía formal es sólo parcial, son la venta de cueros y subproductos de animales del curiche y sus ambientes integrados. Por ejemplo, la venta legal de cueros de lagarto ayuda a circular entre medio millón y un millón de dólares anuales35 en los mercados locales. Si miramos la cosecha sostenible de lagartos por los Sirionó, medida por Stearman y Redford en 1987,36 vemos que iguala 0,9 animales por ha de curiche, o sea unos 9 a 18 dólares por ha (Cuadro 2). Si incluimos el potencial de varias otras especies como la capibara (Hydrochoeris hydrochaeris), y el piyo (Rhea americana), es posible que ascienda aún más el valor productivo del curiche. La dependencia de la cacería y pesca de subsistencia se encuentra principalmente en las clases sociales más marginalizadas económicamente. Durante el es-

35 36

Basado en el siguiente calculo: 50,000 cupos de cueros con aprobación de CITES a U$ 1020 por cuero. Reportado en Stearman y Redford 1992.

155

tudio en Ibiato, los niños y jóvenes Sirionó fueron todas las tardes y fines de semana a pescar, y la pesca que lograban resultó ser primordial para el bienestar familiar. Los curiches representan una oportunidad de seguridad alimentaría para la gente más pobre, por lo que si hay el respeto debido a los curiches, este ambiente puede servir para que una familia aguante tiempos económicamente difíciles. La fauna silvestre es tal vez el único recurso natural que distribuye sus beneficios directamente a la familia boliviana, no vía procesos complicados de comercialización. Por lo tanto, por razones de seguridad alimentaria y alivio a la pobreza, se debe considerar a los curiches como una justa distribuidora de los bienes públicos a los más necesitados, y muchas veces estos bienes son los que permiten sobrevivir a la población local en los Llanos de Moxos del Beni. Bibliografía Lehm, Z. 2004. Bolivia: Estrategias, problemas y desafíos en la gestión del Territorio Indígena Sirionó. IWGIA, Copenhagen. Townsend, W.R. 1995. Living on the edge: Sirionó hunting and fishing in lowland Bolivia. Disertación Doctoral. Universidad de Florida, Gainesville, FL. Townsend, W.R. 1996. Nyao Ito: Caza y pesca de los Sirionó. Instituto de Ecología, UMSA, La Paz. Stearman, A.M. y K.H. Redford. 1992. Commercial hunting by subsistence hunters: Sirionó Indians and Paraguayan Caiman in Lowland Bolivia. Human Organization 51(3), pp 235-244.

156

Capítulo 6 Ecoregiones y ecosistemas por Marco Octavio Ribera Introducción En el presente capítulo se presenta una sinopsis actualizada de las grandes unidades ecológicas del país, a las cuales se las denomina como ecoregiones. La descripción pone énfasis en aspectos de alta singularidad y relevancia sustantiva, así como en situaciones de impacto y amenaza ambiental. El concepto “madre”, el ecosistema, fue originalmente propuesto por Arthur Tansley en 1935, y fue descrito por él: “El concepto fundamental es el sistema completo, el cual incluye no sólo al complejo de organismos, sino también al entero complejo de factores físicos que forman lo que llamamos ambiente. No podemos separar a los organismos de su ambiente particular, junto con el cual forman un único sistema físico. Son los sistemas así formados que constituyen las unidades básicas de la naturaleza. Estos ecosistemas, como los podemos denominar, son de las más variadas clases y tamaños”.1 Tansley destacaba el carácter interactivo y de interdependencia entre los componentes biológicos o bióticos (plantas, animales, hombre) y los componentes físicos o abióticos (luz, calor, viento, gases, agua, sustrato mineral). De acuerdo a Margalef, el concepto liberó a los ecólogos de la obsesión de crear y usar unidades como bioma, asociación, biocenosis, comunidad, etc., y mostrar que tales unidades podían ser interesantes y hasta útiles, pero innecesarias.2 En ecología, el nivel de referencia más conspicuo es el ecosistema, formado por individuos vivos discontinuos, junto con los materiales que resultan de su actividad y que van desde moléculas hasta grandes estructuras físicas, así como la matriz o entorno físico en que están incluidos y donde se desenvuelve su actividad. Otra razón de éxito que tuvo el concepto de ecosistema, es que proporciona un enlace respetable con la teoría de sistemas. Queda claro que el ecosistema es una entidad que implica una jerarquía o nivel de organización de la naturaleza, que ocupa un espacio geográfico determinado, y que es posible de ser identificado o descrito a partir de determinados criterios, como su fisonomía, dada por su tipo mayor o dominante de vegetación, las condiciones climáticas predominantes y su ubicación fisiográfica. En general, es un concepto espacial que deseablemente debería tener límites definidos, aunque a menudo estos límites no sean fáciles de definir. Los problemas de definición y descripción de los ecosistemas afloran normalmente al momento de las aplicaciones prácticas, vale decir cuando se tienen que adoptar sistemas de clasificación, asignar nombres, y confeccionar mapas. A pesar de los esfuerzos de al menos tres generaciones de científicos por definirlo o precisarlo, no deja de ser un concepto abstracto. En cierta forma, el concepto ha llegado a trivializarse, por lo que se lo utiliza de forma genérica y coloquial para definir o describir cualquier lugar, sitio, zona o región.

1 2

en Fraume 2007. Margalef 1993.

157

Los ecosistemas han sido clasificados en grandes tipos, de acuerdo a la intensidad de las actividades productivas y a su estado de conservación: a) Ecosistemas naturales, sin afectación de su estructura o composición, pueden ser inclusive absolutamente prístinos, por ejemplo bosques de Yungas en el interior del Parque Nacional Amboró; b) Ecosistemas naturales intervenidos por usos extractivos de bajo impacto (p.ej. caza y recolección indígena, o extractivismo), sin afectaciones de la estructura y composición, por ejemplo bosques interiores de la Estación Biológica del Beni, del Isiboro Secure o la Reserva Manuripi; c) Ecosistemas modificados, el impacto humano ha ocasionado cambios en la fisonomía, composición y estructura de los ecosistemas por actividades extractivas (p.ej. reservas forestales bajo aprovechamiento como El Chore o Bosque Chimanes); d) Ecosistemas cultivados y fuertemente modificados, son esencialmente agroecosistemas o zonas rurales donde alternan campos de cultivo, praderas secundarias, barbechos, etc., (p.ej. Valle Alto de Cochabamba, Caranavi, Alto Beni, Chapare); e) Sistemas construidos o ecosistemas culturales, en ambientes urbanos y suburbanos en ciudades grandes, intermedias y pueblos; ecosistemas degradados, con notables afectaciones en el paisaje, deterioro de la vegetación, pérdida de especies e intensos procesos erosivos, (p.ej. Zona integrada de Santa Cruz, inmediaciones de Apolo, Altiplano central de La Paz, Valles secos de Anzaldo o Aiquile, Coripata en los Yungas de La Paz). Los ecosistemas modificados son los que han sufrido cambios en la fisonomía, estructura y composición de la vegetación y consecuente pérdida y fragmentación de la formación natural original. Los agentes de presión pueden darse a partir de actividades agropecuarias, construcción de infraestructura y avance de pueblos y ciudades, dando por resultado la modificación del paisaje. Si los procesos de modificación se expanden y se hacen más intensos, hablamos de ecosistemas degradados o expoliados. En general, Bolivia se caracteriza por contar con muchos ecosistemas en buen estado de conservación y prácticamente intocados, haciendo una importante superficie en conjunto, mayormente en tierras bajas y de montaña húmeda. Hay otra importante superficie de ecosistemas muy modificados y con un estado de conservación de regular a malo, principalmente en las regiones de tierras altas. Por su parte, el concepto de ecoregión o región ecológica, que es el que se utiliza en esta descripción, es más reciente y su uso se generalizó en la década de los 90 (sin que exista certeza sobre su posible origen), es un concepto cuya autoría radicaría esencialmente en el sentido común y la necesidad de integrar espacios. Constituye un intento de jerarquización de los niveles organizativos de la naturaleza y del paisaje en sentido agregrador o “hacia arriba”, en sentido de definir extensas regiones geográficas mayormente uniformes en cuanto a sus condiciones macroclimáticas, fisiográficas y de paisaje. En el país el concepto es utilizado por primera vez en el mapa de ecoregiones de Bolivia publicado por el CDC el año 1992.3 Las ecoregiones implican extensos paisajes, que agrupan conjuntos de ecosistemas relativamente afines e interrelacionados estructural y funcionalmente a modo de complejos mosaicos. Se considera la unidad ideal para la planificación

158

3

Ribera 1992.

ambiental estratégica, la planificación bioregional y temas relacionados a corredores biológicos. De cualquier forma, la ecoregión llega a ser una macro-unidad bastante útil cuando se trabaja a escalas relativamente bajas y se busca generalizar extensas regiones. Por ejemplo, se puede considerar como una ecoregión definida la extensa sabana de inundación estacional del Beni, que comprende un complejo e intrincado mosaico de ecosistemas particulares como ser: pastizales de semialturas, pastizales altos inundados de tacuarilla (Panicum tricholaenoides), pastizales inundados de cañuelares o gramalotales, curiches y junquillares, lagunetas, islas de bosques, bosques de galería, tajibales, tusecales, etc. En ocasiones estos ecosistemas no son del todo diferenciables entre si, o al menos no presentan límites muy precisos. Considerando las limitaciones instrumentales y de escala, cartografiar grandes regiones ecológicas es más práctico y mucho más fácil que mapear ecosistemas. Si se tuviesen que representar cartográficamente (¡incluso a una escala 1:50.000!) en una ecoregión el detalle de los ecosistemas y sus subunidades - como comunidades de vegetación o hábitats - la representación podría asemejarse a un tramado infinitamente intrincado y puntiforme, algo así como millares de píxeles. El concepto de paisaje ecológico es homólogo al de ecoregión o mosaico de ecosistemas, el cual incluye un conjunto de atributos como área, relieve, perímetro y su forma, conectividad, interacción de partes, configuración, replicabilidad de formas o fractales, patrones de fragmentación de los ecosistemas, etc., en una estructura dinámica distinguible en el tiempo como un ente evolutivo, cambiante y dinámico.4 El paisaje ecológico es la combinación dinámica de elementos físicos, químicos, biológicos y antrópicos (producto del hombre), que se interrelacionan entre sí en permanente cambio y evolución. El elemento principal del dinamismo del paisaje se basa en la impronta del cambio y modificación, ejercida mayormente por el hombre a lo largo del tiempo. Es así que el concepto de paisaje rural o agrario (en esencia un conjunto de agro-ecosistemas) resultado de la modificación histórica de antiguos mosaicos de ecosistemas naturales, alcanza por lo general la mayor heterogeneidad posible de formas y transiciones fractales: parcelas de diversos tipos de cultivos, arboledas, parches de barbechos en diversas fases de sucesión, parches de bosques naturales o relictos, pasturas, caminos, viviendas, acequias, etc.

4

Burel y Baudry, 2002

159

160

Los bosques húmedos siempreverdes de las tierras bajas de Bolivia corresponden a un diversificado conjunto de ecoregiones, en general directamente relacionadas ecológica y biogeográficamente con la Amazonía de la cual son parte, situación que se hace más evidente hacia el norte del país, pero que se manifiesta fuertemente en las regiones más meridionales (por debajo del paralelo 16) y en los valles intramontanos de las sierras subandinas. Las masas boscosas húmedas de tierras bajas de Bolivia no son continuas sino más bien fragmentadas por amplias expansiones de sabanas naturales, tanto en el Beni central como en el norte del Beni y norte de La Paz. Las diversas ecoregiones de bosques de tierras bajas son estacionales (a excepción de la zona mega lluviosa del Chapare y algunos sectores pedemontanos), es decir tienen al menos tres meses efectivamente secos. A pesar de ello las precipitaciones son altas y pueden oscilar entre los 1500 y 3000 mm anuales. En general cada ecoregión de bosques tropicales conforma mosaicos extraordinariamente complejos de diversos tipos de ecosistemas, diferenciados principalmente por las condiciones de drenaje de los suelos y presencia (duración) u ausencia de la inundación o anegación estacional. Se deben destacar varios aspectos relevantes: en general, los niveles de riqueza biológica en términos de especies de flora y fauna son muy altos; la vocación es esencialmente forestal y para fines de conservación y no así agropecuaria, atendiendo la fragilidad de los suelos; en general están escasamente inventariados biológicamente, pero se estima que albergan más de un 30 % de la riqueza de especies y biodiversidad del país. Numerosos pueblos indígenas han desarrollado sistemas de conocimientos y prácticas tradicionales de producción de bajo costo ambiental (Chacobo, Esse Eja, Tacana, Araona, More, Moxeños, Tsimane, Sirionó, etc.). Las diversas ecoregiones de bosques húmedos o siempreverdes de tierras bajas ocupan cerca de un tercio de la superficie del país (el resto son bosques de montaña, sabanas, bosques secos y tierras altas) y la tendencia es a su reducción debido principalmente a los avances de formas de agricultura comercial o de escala industrial y a la colonización. En la actualidad los bosques húmedos de tierras bajas enfrentan graves amenazas de devastación, provenientes de las lógicas desarrollistas o economicistas, que impulsan el avance de la frontera agropecuaria, la realización de megaproyectos como grandes represas o el tema de los agrobiocombustibles. Otros riesgos previstos provienen de la ocurrencia de efectos de cambio climático global en cuanto al balance de temperaturas y recrudecimiento de los eventos Niño-Niña.

COMPLEJO AMAZONIA TIERRAS BAJAS : BOSQUES TROPICALES SIEMPRE VERDES

Grandes ecoregiones de Bolivia

Impactos y amenazas

Los mayores impactos devastativos se vienen dando a partir de la expansión de la ganadería de reemplazo entre Puerto Rico y Cobija, siguiendo el modelo brasilero en el otro lado de la frontera. También la explotación forestal (no regulada y proveniente mayormente del moto-sierrismo), genera efectos importantes sobre los frágiles ecosistemas forestales. Entre las mayores amenazas está la potencial expansión en los próximos años de formas de agricultura a escala industrial de soya o palma africana, una ampliación de la ganadería de reemplazo, la explotación forestal y colonización, todo ello principalmente por efectos directos e indirectos de la iniciativa de integración caminera IIRSA y el fomento de los agrobiocombustibles, especialmente en Pando. En el norte de La Paz (bosques de Iturralde) hay una proyección de ocupación por colonos, cooperativas, empresas agroindustriales y colonias menonitas; al mismo tiempo existe explotación forestal vía manejo de ASLs, aunque con escasa regulación. Hacia el extremo sureste de esta región, en la zona de San Buenaventura, la mayor amenaza se concentra en la pronta instalación de un gran complejo industrial cañero y para producir etanol-biodiesel, proceso impulsado por la prefectura de departamento, comités cívicos, bancadas departamentales y el propio gobierno central.

Bosques de la Amazonía del Oeste de Pando, Norte de La Paz y Noroeste del Beni (BA)

Breve descripción y aspectos relevantes

Bosques húmedos distribuidos en la región de colinas terciarias del oeste del Pando y norte de La Paz, con predominancia de suelos muy meteorizados y de fácil laterización, en general muy frágiles. Toda la región tiene una clara vocación forestal y agroforestal bajo manejo estricto. Mosaicos de ecosistemas de bosques amazónicos, bajo una disposición en secuencias o “catenas”, desde zonas inundadas estacionalmente donde prospera la goma (Hevea brasiliensis) en las transiciones a varzeas e igapos, hasta zonas de buen drenaje o de alturas (de “terra firme”). En estas zonas altas mejor drenadas, predominan majestuosos bosques altos (40-50 metros) con abundancia de árboles de castaña (Bertholletia excelsa) y un conjunto diversificado de géneros y especies de árboles amazónicos (Apuleia, Cariniana, Tetragastris, Heisteria, Virola, Parkia, Guarea, Swietenia, Terminalia). Se puede considerar la región “más amazónica” de Bolivia, con niveles muy altos de riqueza biológica en general. En la región del Norte de La Paz, entre los ríos Manupare y Manurimi, se encuentra un enorme cráter (impacto Iturralde) producto del probable choque de un meteorito de importante diámetro con la tierra (posiblemente hace más de 8.000 años) y que habría ocasionado importantes perturbaciones regionales o incluso globales e inclusive afectado la distribución de la biodiversidad.

161

Incluye una importante superficie de la Reserva (ANMI) Iténez en el Beni y de la Reserva Ríos Blanco y Negro en Santa Cruz, así como parte del Parque Nacional Noel Kempff Mercado al este del río Paragua. Constituye un complejo muy diversificado de ecosistemas, cuya principal particularidad son sus suelos fuertemente influenciados por el Escudo precámbrico y que incluyen bosques bajos y pobres en especies sobre suelos derivados directamente del Escudo, bosques altos en terrenos más elevados, bosques de bajíos inundados o anegados estacionalmente, bosques “de lianas”, bosques riparios en un intrincada maraña de arroyos de aguas oscuras, palmares de Mauritia flexuosa (palma real o buriti), etc. Son bosques ricos en biodiversidad, las especies arbóreas se incluyen en géneros como Guarea, Swietenia, Parkia, Brosimun, Apuleia, Terminalia. Los “bosques de lianas” han sido mencionados como etapas sucesionales de bosques de influencia antrópica muy antigua. Biogeográficamente existe una fuerte influencia del Cerrado. Hacia el sureste el complejo depende del sistema fluvial del Iténez y sus afluentes, en tanto que más al norte tiene mayor influencia de la cuenca Mamoré-Madre de Dios-Madera.

La zona pudo tener antiguas formas de actividad humana a gran escala dando lugar a formaciones de tipo disclimax como son los bosques de lianas. La región más norteña comprende la reciente Reserva de Vida silvestre Departamental Bruno Racua (sin gestión consolidada), pero incluye además asentamientos campesinos dispersos y explotación forestal a partir de dos concesiones. La zona de los ríos Blanco y Negro, incluida la planicie al este del río Paragua (actualmente dentro el PN Noel Kempff Mercado), fueron descremadas de sus maderas valiosas durante varios años por la explotación forestal sin regulación. Las amenazas mayores se derivan de proyecciones de ocupación de tierras por organizaciones campesinas en la zona de Pando y por colonización en las zonas del Norte de Santa Cruz (desde Guarayos), así como una ampliación de la explotación forestal irregular y de campos de ganadería. También se debe considerar la amenaza de inundaciones por efecto sinérgico de las grandes represas del Madera y la ocurrencia de eventos agigantados de El Niño.

Bosques bajo influencia de Escudo precámbrico, Este de Pando, Noreste del Beni y Norte de Santa Cruz) (BE)

Los principales impactos se relacionan con actividades forestales, pues existen varias concesiones con escasa regulación y algunos avances de fronteras agropecuarias. A pesar de las limitaciones edáficas imperantes existen amenazas relacionadas con proyecciones de sectores campesinos para ocupar tierras, sin embargo las mayores amenazas provienen de una eventual proliferación de campos de ganadería y cultivos de soya bajo incentivo del IIRSA, así como efectos zonales de inundación a consecuencia de las represas a ser construidas por el Brasil en el río Madera.

Bosques de planicie aluvial del Este de Pando (BP)

Se ubican en las extensas planicies aluviales del oriente del departamento de Pando, caracterizadas por suelos altamente meteorizados y notable pobreza de nutrientes. Hay una mayor proporción de zonas sujetas a anegaciones estacionales severas a diferencia de los bosques del oeste (BA). Tanto la potencia de los bosques como la composición florística varían respecto de los bosques del oeste. La densidad de árboles de castaña se reduce notablemente, aunque se nota la presencia de la goma. Comprende una intrincada red de arroyos y riachuelos de agua oscura y zonas de suelos anegados varios meses del año.

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A lo largo de los sistemas fluviales de aguas blancas que descienden de zonas cordilleranas, que incluyen grandes ríos (Beni, Mamoré, Madre de Dios) o de zonas subandinas (Madidi, Maniquí, Apere, Ichilo). Los diversos ecosistemas están sujetos a procesos de inundación estacional severa y bajo intensa dinámica de divagación fluvial “cóncavo-convexa” o de “barranco-playa”, la cual ha sido postulada como uno de los mecanismos clave para la evolución de los ecosistemas de tierras bajas de la Amazonía. Existe un predominio de comunidades riparias pioneras en amplios sectores (Gynerium, Tessaria, Salix), masas boscosas sucesionales de reciente edad (Cecropia, Oochroma), hasta bosques riparios más maduros en las partes más elevadas de terrazas aluviales consolidadas (especies de los géneros Xylopia, Hura, Guarea, Trichilia, Sloanea, Clarisia, Calophyllum). Importantes superficies se encuentran cubiertas por densos pastizales hidrófilos (Hymenachne, Paspalum) que son removidos total o parcialmente con las grandes crecidas. Se producen importantes aportes de sedimentos en cada época húmeda hacia playas, terrazas y los bajíos circundantes.

No hay grandes impactos, la mayor parte de las zonas, debido a la dinámica de severa inundación estacional, tiene escasa actividad humana. Sin embargo, las partes más elevadas de las terrazas (que son localizadas y poco extensas) además de tener buenos suelos, no se inundan normalmente, por lo que son lugar preferencial para el asentamiento de las comunidades indígenas y campesinas para establecer viviendas y cultivos. En general los bosques riparios de estos sectores han sido eliminados y predominan bosques secundarios y barbechos. La mayor amenaza, en especial para los grandes ríos (Madre de Dios, Beni y Mamoré) se deriva de la construcción de las represas del Madera por el Brasil; la ocurrencia de grandes inundaciones ocasionarían cambios devastativos en estos sistemas. La divagación de estos ríos ocasiona efectos de catastrofismo natural zonal o regional, el caso del Maniquí en la EBB es conocido. Más recientemente el río Sécure ha migrado invadiendo el curso del Tijamuchi y abandonando su antiguo curso (que tiende a convertirse en un lecho pantanoso de aguas oscuras).

Bosques de Varzea (a lo largo de grandes y medianos ríos de aguas blancas) (BV)

Es posible que la zona haya tenido antiguas formas de ocupación humana cuyos vestigios se observarían actualmente en las formaciones de bosques de lianas. En la actualidad, por su condición de protección, no enfrenta impactos o afectaciones. Las amenazas principales pueden derivarse de la exploración y explotación minera, y en menor grado del turismo con poca regulación.

Bosques de la sierra de Capparucci del Escudo precámbrico (PN. Noel Kempff Mercado) (BNK)

Ocupa una reducida superficie fragmentada por sabanas naturales del Cerrado, en la parte alta de la meseta y sierra Capparucci. Es similar en fisonomía y estructura al bosque de la llanura adyacente (BE), con abundancia de bosques de lianas, aunque la composición también comprende un mayor número de especies del bosque semi-deciduo de la Chiquitanía. Su estado de conservación es bueno, se encuentra por completo al interior del Parque Nacional Noel Kempff Mercado.

163

Al igual que en el caso anterior, a la escala de presentación sólo son visibles en el mapa los ríos grandes de aguas oscuras (“aguas negras”) que drenan las áreas del precámbrico, como el Iténez, San Martín, Negro, y no así el enorme número de ríos menores. A diferencia de los ríos de aguas blancas, las dinámicas fluviales de estos ríos corresponden más a formaciones de cañada que a la divagación cóncavo-convexa. Son sistemas riparios de bosques altos (Apuleia, Brosimun, Guarea, Parkia, Sloanea, Swietenia) inmersos en las masas de los bosques influenciados por el Escudo (BE). Amplias zonas están sujetos a inundaciones estacionales severas en la época húmeda, y tienen presencia de Hevea brasiliensis. La vegetación ribereña próxima a los cursos, consiste en cañaverales de Gynerium que alternan con densas masas de enredaderas y bejucos (“chipazones”). En determinadas regiones de las terrazas altas existen formaciones particulares de “bosques de lianas”, relacionadas a posibles actividades humanas muy antiguas.

La escasa presencia humana a lo largo de estos ríos condiciona una ocurrencia localizada de impactos a ciertas zonas donde existen pequeñas comunidades locales. Se ha propuesto que estas regiones pudieron haber tenido importante actividad hace siglos, lo cual sería indicado por la presencia de los denominados “bosques de lianas”. También la explotación forestal a lo largo de varios años ocasionó afectaciones en determinados lugares, a lo cual se debe sumar el efecto de la caza. Debido al efecto que tendrían las represas del Madera, los riesgos mayores de inundación prolongada se darían para los sistemas riparios del Iténez y sus afluentes más próximos.

Bosques riparios (grandes ríos de aguas oscuras, tipo Igapó del Este del Beni y Noreste de Santa Cruz) (BR2)

Existen asentamientos campesinos e indígenas dispersos a lo largo de los ríos, ocupando las terrazas aluviales más altas y mejor drenadas. Salvo algunos clareos eventuales y una extracción no regular de maderas, no existen impactos relevantes. Es posible que la cacería sostenida a lo largo de años haya ocasionado en zonas próximas a comunidades locales, algunos procesos de vaciamiento de fauna que podrían influir en la composición de los bosques. La amenaza más seria se deriva de los efectos potenciales de una distorsión de los regímenes de inundación natural, bajo los efectos de las represas del Madera e inundaciones extremas de El Niño (inundaciones altas y prolongadas).

Bosques riparios a lo largo de grandes y medianos ríos de aguas oscuras a mixtas (tipo Igapo, Pando, Noroeste del Beni) (BR1)

Ocupan los bordes ribereños de ríos medianos y pequeños de agua oscura (“aguas negras”) de la Amazonía norte (tipo Manuripi), en realidad sólo son visibles a la escala del mapa para algunos de estos ríos, como el Orthon o el Manuripi. Estos ríos tienen una dinámica fluvial de cañadas profundas, con escasa divagación cóncavo-convexa (típica de los ríos de aguas blancas), pero ocasionan fuertes inundaciones estacionales. Los ríos del noroeste del Beni (Yata, Ivón, Benicito) tienen una dinámica mixta, con afluencia de aguas blancas, en especial cuando el río Beni desborda y bota aguas blancas hacia las sabanas del este. Extensas zonas están sujetas a una inundación estacional que dura varios meses y que condiciona un composición florística particular, por ejemplo en Pando existen importantes poblaciones de Hevea brasiliensis y palmares de Mauritia flexuosa. En general los suelos son ácidos y pobres en nutrientes, además de presentar limitaciones severas de drenaje.

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Existe un efecto de catastrofismo natural localizado debido al fenómeno de divagación de los ríos en períodos de varios años; el movimiento de cambio de curso de los ríos ocasiona intrusiones de sedimentos e inundaciones en cursos abandonados que se tornan ríos de aguas clarasoscuras y zonas semi-pantanosas en otras. Sin embargo, los mayores impactos acaecidos provienen de procesos antrópicos. La colonización y uso intensivo del suelo se concentró desde hace décadas en la denominada “zona integrada” de Santa Cruz, la cual ahora tiende a extenderse hacia la zona de Guarayos y Monte San Pablo en el Beni, a lo largo de la carretera a Trinidad. En menor escala se presentan serias perturbaciones en las zonas de San Borja y San Ignacio de Moxos. Hacia el borde bosque-sabana, el efecto de fuegos recurrentes y el reemplazo de bosques para apertura de potreros, favoreció la expansión de las sabanas. A esto se suma la explotación forestal irregular tanto por empresas como por motosierrismo, que por varios años ocasionó no sólo severas afectaciones a los ecosistemas, sino la “desaparición comercial” de especies como la mara y el cedro. Las amenazas más serias se relacionan con la ampliación de fronteras agropecuarias por colonización dispersa e iniciativas de agricultura a escala industrial (arroz, soya, palma africana), proceso que puede ser amplificado bajo la lógica de los agrobiocombustibles. También hay una amenaza por la expansión de la ganadería de reemplazo. Es posible que la ocurrencia de grandes inundaciones y lluvias agigantadas (debidas a El Niño y el cambio climático) ocasione una fase de intensificación de la divagación de los ríos, aumentando el nivel de catastrofismo natural y produciendo, a largo plazo, cambios en la vegetación y estructura de las comunidades naturales.

Bosques húmedos de la llanura aluvial del Beni y Santa Cruz (BH)

Son grandes masas boscosas en extensas planicies con escaso gradiente altitudinal, por tanto sujetas a fuertes inundaciones estacionales. En términos generales constituyen complejos mosaicos de diversos tipos de ecosistemas boscosos, principalmente determinados por gradientes de drenaje de los suelos y duración de la inundación. Tienen una amplia zona de contacto con las sabanas naturales del Beni Central y Sur. Las partes más elevadas o “alturas”, sin inundación, corresponden a bosques altos (30-50 metros) más diversificados, en tanto que las zonas bajas o bajíos que soportan inundaciones estacionales tienen extensos bosques bajos más pobres en especies, hasta bosques monótonos dominados por unas pocas especies. Las masas de bosque húmedo se expanden sobre los terrenos de sabana cuando los ríos desbordan y van depositando sedimentos, como es el caso de la actual divagación del río Maniquí hacia las sabanas del Yacuma (Mercedes-Chichiguambo). Las dinámicas de divagación son particularmente intensas en ríos como el Madidi, Maniquí, Securé, Isiboro, Ichilo, etc. Se ha postulado que estos fenómenos de divagación y catastrofismo son responsables de la evolución y desarrollo de las comunidades naturales en estas regiones de llanuras. En general los bosques altos y los no severamente inundados (medianos) son ricos en géneros y especies amazónicas (Swietenia, Guarea, Hura, Callophyllum, Clarisia, Terminalia, Cariniana) y tienen una gran abundancia de palmas (Astrocaryum, Attalea). Destaca la presencia de maderas preciosas como la mara. Las partes más bajas tienen zonaciones de bosques pantanosos hasta ecosistemas pantanosos abiertos y lagunas. El complejo mosaico se enriquece por la presencia de una red intricada de bosques riparios de tipo Igapo, que acompañan cursos de ríos de aguas claras-oscuras o negras en cierta época del año por la afluencia de materiales húmicos (no notables a la escala del mapa). La caza intensiva que ocasiona vaciamientos faunísticos de especies de mayor biomasa, podría estar ocasionando efectos localizados de cambio en la composición florística de los bosques, por interferencia de los procesos naturales de dispersión de semillas.

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Constituyen franjas o corredores de bosques a lo largo de los valles aluviales de ríos importantes como el Beni, Alto Beni, Tuichi, Quiquibey, Maniquí (Fátima), Ichilo, con valles en general flanqueados por bosques subandinos (serranías y colinas), donde predominan terrenos planos aluviales pero se incluyen coluvios y laderas bajas del sistema subandino. Las composiciones florísticas son muy similares a las descritas para los bosques amazónicos de la llanura. Se encuentran mejor desarrollados en el subandino de La Paz y el Beni, debido a la configuración estructural de la Cordillera Real, extendiéndose inclusive hasta los Yungas bajos en las zonas de Guanay, Mapiri y Teoponte. Presentan bosques aluviales y ribereños altos ricos en diversidad y con fuerte influencia amazónica, la abundancia de palmas como Oenocarpus e Iriartea es notablemente elevada. Llama la atención la presencia de rodales de goma (Hevea brasiliensis) en zonas subandinas adyacentes de los valles de Mapiri y Guanay.

Los principales impactos se refieren a la ampliación de fronteras agropecuarias, situación limitada en parte por las intensas dinámicas fluviales de inundación. Importantes superficies se han perdido, en las regiones de Alto Beni, Guanay, Mapiri y Tipuani; amplias superficies fueron devastadas por efecto de la intensa colonización, que empezó en los años 60. También el efecto de la explotación aurífera generó efectos devastadores en las regiones intramontanas de La Paz (Guanay, Teoponte). Una gran amenaza se cierne sobre estos ecosistemas en la zona de los ríos Beni, Quiquibey y Tuichi por inundaciones devastativas que se derivarían por la eventual construcción de la represa de El Bala.

Bosques de llanuras aluviales intramontanas (Alto Beni, Quiquibey, Fátima) (B1)

Hasta un 50 % de esta región se encuentra severamente degradada y fragmentada, hasta devastada, por el avance de fronteras agropecuarias a gran escala y el cultivo de coca, proceso que empezó con la colonización en la década de los 60 en el siglo pasado y que continuó activamente bajo figuras de una agropecuaria más intensiva y cooperativizada en las décadas siguientes. Las políticas del desarrollo alternativo, en su afán de reducir el cultivo de la coca, promovieron la expansión de modelos agrícolas de monocultivo a gran escala (banana, palmito), expandiendo de forma acelerada y sin control las fronteras agrícolas. A esto se sumó la explotación forestal no regulada. En este embate, fueron muy afectados los espacios naturales de las TCO Yuqui y Yuracare en el este de la ecoregión.

Bosque pluvial de la llanura aluvial del Chipiriri-Chapare (BCH)

Concentrado en la zona del trópico de Cochabamba y zonas adyacentes del Beni y Santa Cruz (Chore, parte de Yapacani). El núcleo de mega pluviosidad Chipiriri-Chapare, que oscila entre 3000 y más de 7000 mm por año, corresponde a la región más húmeda de Bolivia. Hasta inicios de los años 90 se caracterizó por su extraordinaria biodiversidad y la presencia de bosques altos. A pesar de las limitaciones ocasionadas por la elevada pluviosidad, la región tiene una fuerte ocupación humana y una elevada devastación y modificación de los ecosistemas en más de trescientas mil hectáreas. Se puede estimar que las pérdidas de biodiversidad fueron desastrosas. Se consideran ecosistemas de elevada fragilidad por la condición muy ácida y de fácil lixiviación de los suelos, siendo su vocación agropecuaria muy limitada, con aptitudes para el manejo forestal, la conservación y la prestación de servicios ambientales, aspectos que nunca fueron tomados en cuenta.

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Esta ecoregión ha sido muy degradada en varias zonas por efecto de las carreteras que propiciaron activos procesos de colonización a gran escala y una explotación forestal expoliativa, como es el caso de Yucumo-Rurrenabaque y a lo largo del borde del Amboró, donde el ANMI de esta área protegida ha sido fuertemente fragmentada y devastada. Las pérdidas de ecosistemas naturales pueden estimarse en cientos de miles de hectáreas. Actualmente, la colonización avanza desde Yucumo en el borde del Bosque Chimanes y desde San Buenaventura hacia Alto Madidi. Vale decir que las únicas zonas aún no degradadas se encuentran en el extremo de Alto Madidi, la parte más sureste del Bosque Chimanes. Al interior del TIPNIS la explotación forestal ilegal por parte de algunas empresas ejerció fuertes impactos en ecosistemas prácticamente prístinos. En general los procesos de devastación por ampliación de fronteras agropecuarias significaron desastrosas pérdidas de biodiversidad, resultando en miles de hectáreas improductivas después de unos años de uso intensivo. Las mayores amenazas sobre los remanentes se derivan del avance de la colonización e iniciativas agropecuarias intensivas. Las zonas aún no intervenidas por actividades intensivas se encuentran fuertemente amenazadas. También la construcción del camino San Ignacio-Villa Tunari, cruzando el TIPNIS, generará efectos negativos sobre los bosques pedemontanos, los cuales eran los mejor conservados de los faldíos cordilleranos.

Bosques muy húmedos pedemontanos (Norte de La Paz, Beni, Santa Cruz-Amboró) (B2)

Representa una extensa franja que bordea los últimos contrafuertes de las serranías subandinas de La Paz y Santa Cruz. Son una continuidad del pie de monte mega-lluvioso del Chapare en el mismo cinturón, bordeando el PN Amboró. Los mayores remanentes se ubican entre Ixiamas y Alto Madidi (La Paz), Pilón Lajas (aunque ya hay intervenciones), Eva Eva-Puerto Patiño (TIPNIS) y algunas zonas del Amboró (ANMI Amboró, afectado por la colonización). Son bosques altos densos, muy ricos en biodiversidad y con gran abundancia de diversos recursos. Los conjuntos florísticos son muy similares a los de los bosques amazónicos de la llanura. Destaca la presencia de la palma de bajo porte “jatata” (Geonoma deversa) que forma inmensos palmares o jatatales y que son base de recursos con los cuales las poblaciones indígenas fabrican techos para una activa comercialización. La riqueza forestal de la región es elevada, existiendo remanentes de maderas preciosas bajo amenaza (TIPNIS), también son bosques muy ricos en especies de palmeras. Son al mismo tiempo de elevada vulnerabilidad por el fácil acceso y la existencia de carreteras “marginales de la selva”. Las condiciones de topografía (colinas, serranías bajas, ondulaciones) asociadas a las fuertes precipitaciones pluviales le confieren un elevado grado de fragilidad ecológica. La aptitud de la zona es eminentemente forestal y para fines de conservación o manejo de biodiversidad, no así para fines agropecuarios intensivos, aspectos que fueron pasados por alto.

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La ecoregión fue literalmente devastada y no quedan sino algunos relictos hacia el pie de monte del PN Carrasco, donde a pesar de esta condición de protección, los efectos del avance de las fronteras agropecuarias fueron intensos y en la actualidad se constatan numerosos procesos erosivos. La colonización se inició en la década de los 70, agudizándose años después por las migraciones derivadas de las sequías y el cierre de la minería estatal. La intensificación del cultivo de la coca tuvo efectos devastadores, al igual que las políticas de desarrollo alternativo que reemplazaron grandes regiones boscosas por extensos cultivos de plátano, palmito o pasturas, además del uso de pesticidas a gran escala.

Bosques pluviales pedemontanos (núcleo megahídrico del Chapare) (B3)

Ubicados en los últimos faldíos de colinas y serranías bajas del subandino en el trópico de Cochabamba (Chapare propiamente), e incluidos en el núcleo de mega pluviosidad Chipiriri-Chapare (BCH). Una parte de la ecoregión en estado natural, se encontraba hasta la década de los 60 al interior de los límites originales del PN Carrasco. Hasta inicios de los años 80 inclusive predominaba un bosque muy alto (40-60 metros) y con una extraordinaria riqueza biológica. Las condiciones de fragilidad se extreman hacia la zona de colinas y ondulaciones más próximas al muro de serranías por efecto de las lluvias intensas y las pendientes. La vocación de esta ecoregión, desafortunadamente perdida en su mayor parte, era netamente forestal, de conservación y protección de cuencas, situación que no fue considerada al permitir el establecimiento de emprendimientos agropecuarios.

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Comprenden ecosistemas de vegetación abierta (conocidos como “pampas”) de enorme importancia, tanto por su considerable extensión como por sus rasgos biogeográficos, ecológicos y de composición biológica. Se acepta que la mayor parte de las extensiones actuales son naturales y que tanto la fisonomía del paisaje como la vegetación obedecen a una combinación de las condiciones limitantes del suelo y procesos recurrentes de inundación o anegación. Las ecoregiones de sabanas son mosaicos extraordinariamente complejos de diversos tipos de ecosistemas y formaciones de vegetación, alternando extensos pastizales de diversa composición florística con bajíos y pantanos (“curiches”, “yomomos”), lagunas, bosques abiertos deciduos (tajibales), palmares, bosques de galería a lo largo de cursos de agua e islas de bosques de diversas superficies y formas. Muchos de los arroyos actuales de las sabanas corresponden a las dinámicas de divagación de antiguos cursos de agua de ríos grandes o medianos. Todas las sabanas tienen en mayor o menor grado influencia biogeográfica del Cerrado, lo cual se traduce en las composiciones de flora y fauna, muy diferentes a las masas de bosque denso (mayormente amazónicos) con las que alternan o que las circundan. Varias especies de plantas presentan adaptaciones morfológicas y fisiológicas al efecto del fuego y han sido definidas como “pirófilas”, lo cual explicaría un largo tránsito de coexistencia con las quemas. El calentamiento global podría dar lugar a progresiones hacia una mayor sequedad y a sequías prolongadas, situaciones que implican una mayor vulnerabilidad de las ecoregiones de sabana a los fuegos. En alguna oportunidad la presencia de las sabanas ha sido relacionada con antiguos avances pleistocénicos de ecosistemas y floras secas y abiertas. La topografía de la mayoría de las regiones de sabanas, condiciona situaciones de drenaje dificultado y la presencia de grandes superficies continuas o dispersas de humedales o pantanos (bajíos), ya sean estacionales o permanentes. Esta topografía esencialmente plana condiciona procesos de inundación estacional, por ejemplo durante la época húmeda toda la región central y norte del Beni se convierte en un inmenso pantanal. Esto implica además una alta vulnerabilidad al efecto de inundaciones catastróficas en ciertos años (Niño, Niña), bajo riego de cambio climático, situación que puede tornarse muy crítica en años venideros en función al represamiento del río Madera (único desagüe de la Amazonía boliviana) por represas hidroeléctricas del Brasil o que eventualmente construya Bolivia. Es importante recordar que la casi totalidad de superficie de sabanas naturales se encuentran bajo ocupación privada de estancias ganaderas y en mucha menor proporción por comunidades organizadas en TCOs, lo cual implica que no existen superficies fiscales, siendo las ecoregiones menos representadas en el Sistema de áreas protegidas.

COMPLEJO DE SABANAS

Impactos y amenazas

Esta inmensa región tuvo presencia humana muy antigua, presentando vestigios de grandes ocupaciones precolombinas que construyeron diques, canales, lomas y camellones para el manejo hidráulico a gran escala. En la actualidad los principales impactos provienen del uso recurrente del fuego para la habilitación de pasturas para la ganadería extensiva tradicional, que al no ser controlados afectan de manera crítica a ecosistemas sensibles como bosques de galería e islas de bosque y a muchas especies de fauna. El ganado afecta seriamente a suelos y vegetación en las zonas donde existe sobrecarga, además se practica la siembra de pastos exóticos en reemplazo de pastos naturales. A esto se suma la tala regular y selectiva de tajibos (Tabebuia) para posteaje de cercos. La caza sistemática de carnívoros como el jaguar o el borochi (Chrysocyon brachiurus), como parte del control de predadores que afectan la ganadería es también un aspecto preocupante. Las mayores amenazas actuales provienen de la habilitación de amplias superficies para fines de siembra de arroz a escala industrial que incluye el uso de plaguicidas, así como el drenaje de humedales de sabana para siembra de pastos, o la intensificación de la ganadería y el incremento de las quemas. La ocurrencia de inundaciones mayores y más frecuentes (El Niño), o más prolongadas, por el efecto de las grandes represas del Brasil, no dejan de incorporar riesgos serios sobre la dinámica hidrológica de las sabanas.

Sabanas de Moxos – Yacuma (S1)

Ocupan una extensa superficie en la región central y suroeste del Beni, en relación a las dinámicas del río Mamoré y de otros ríos menores de aguas blancas que nacen en el subandino. Son típicas sabanas de inundación estacional, principalmente por efecto de desborde de ríos en la época húmeda, aunque también por episodios de anegación local. Comprenden mosaicos muy complejos de gramíneas y formaciones leñosas abiertas que incluyen palmares de Copernicia alba (sobre suelos alcalinos). Un elemento fundamental del paisaje de la sabana son las “islas de bosque” y bosques de galería, las cuales se distribuyen de forma dispersa en relación a terrenos más altos, mejor drenados y de suelos más orgánicos (“alturas” y “semialturas”). Estas formaciones boscosas se distribuyen por tanto en relación a cauces o cursos antiguos. Otra particularidad de los bosquetes de la sabana es que su composición de flora y fauna es mixta, con especies amazónicas y del Cerrado-Chaco. Los suelos han sido descritos como alcalinos, con presencia de salitrales sódicos y concentraciones de carbonato de calcio, además de aguas subterráneas mineralizadas. De cualquier forma, son muy meteorizados en superficie y con predominancia de limos finos muy pobres en nutrientes; no hay presencia de lateritas o pisolitas (nódulos férricos o “cascajos”). Su flora y fauna tiene una fuerte influencia de elementos del Cerrado y el Chaco (Tabebuia, Aspidosperma, Pseudobombax). Las sabanas, cuando son invadidas por sedimentos de ríos activos de aguas blancas, cambian a masas boscosas pioneras que paulatinamente van evolucionando a bosques más maduros; proceso activos de esta naturaleza se están dando en el gran cono aluvional entre el río Maniquí y río Apere. Existen hábitats críticos como las islas con motacusales (Attalea phalerata) sitios de reproducción de Ara glaucogularis, un guacamayo endémico y que se encuentra en estado crítico.

Breve descripción y aspectos relevantes

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El límite con las sabanas del Sur-S1 (Moxos-Yacuma, Maniquí) se da en las proximidades de la línea diagonal de la falla sudoeste-noreste que atraviesa el rumbo de los grandes lagos (“falla Hanagarth”). Son sabanas con una influencia notable de la dinámica del río Beni. Numerosos cauces muy antiguos, por ejemplo en la diagonal de los grandes lagos y los actuales ríos Biata, Benicito o Yata, corresponden a cursos antiguos del río Beni, el cual divagó con rumbo noroeste hasta su posición actual. Son sabanas mayormente anegadas (no inundadas como las del sur), con suelos muy meteorizados, exentas de materiales carbonatados y presencia abundante de lateritas o pisolitos (nódulos de hierro) denominados localmente como “cascajos” y que afloran en varias zonas. A diferencia de lo que ocurre en las sabanas centrales y del sureste del Beni, los bosques de galería se disponen no en terrenos elevados por encima de la sabana sino en depresiones profundas con suelos orgánicos por debajo del nivel de la sabana.

Sabanas del Noroeste del Beni (Yata, Benicito) (S3) Los mayores impactos sobre los ecosistemas provienen del uso regular del fuego para el manejo de la ganadería tradicional extensiva que se practica en la región. En la región más norteña existen mayores limitaciones por la pobreza de los suelos y las pasturas. Las mayores amenazas provendrán sin duda de la construcción y mejora de infraestructuras camineras relacionadas con los proyectos del IIRSA, en términos de afectación de las dinámicas hidrológicas y de drenaje por la construcción y mejora de terraplenes que actúan como diques. La extracción de “cascajos” (lateritas), para recubrimiento o ripiado de vías puede ocasionar impactos locales considerables. También se pueden prever riegos relativos al fenómeno de cambio climático.

Los mayores impactos provienen de manejo del fuego para la ganadería tradicional extensiva, y la eventual siembra de pastos, además de la tala de árboles de madera dura como los tajibos, para construir cercos. Al igual que en S1, la caza sistemática de grandes animales como el jaguar y el borochi, como parte del control de predadores que afectan la ganadería, es una seria afectación a la vida silvestre. Es posible que esta ecoregión sea una de las más impactadas por las inundaciones derivadas de las represas del río Madera.

Sabanas de Baures-Magdalena-San Joaquín (Este del Beni) (S2)

Estrechamente relacionadas con los bosques y ríos del Escudo precámbrico, por tanto difieren notablemente de las sabanas centrales (S1). Edáficamente son más afines a las sabanas del Yata-Benicito (S3) por sus suelos ácidos y presencia de lateritas como costras ferralíticas o “cascajos”. Alternan en determinadas zonas con mosaicos intrincados de lagunas y humedales, destacando la presencia de manchones de palma real, buriti o aguaje (Mauritia flexuosa). En zonas de semialturas existen extensos palmares sobre suelos mayormente alcalinos. Presentan importantes evidencias de grandes ocupaciones precolombinas que construyeron estructuras de manejo hidráulico (canales, diques, lomas y camellones).

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172 Se ha postulado que una gran parte de estas sabanas obedecen a la acción de manejo del fuego durante siglos por las poblaciones amazónicas que habitaban la región. Aparentemente existen zonas sin acción del fuego que tienden a cubrirse con bosques bajos pioneros y matorrales. De cualquier forma la intensificación del uso del fuego podría ocasionar efectos críticos sobre ecosistemas sensibles.

Ocupan pequeñas superficies dispersas a manera de parches. Algunas incluyen islas de bosque y bosquetes de galería. Han sido muy poco estudiadas. Existe aparentemente una marcada afinidad con las sabanas al Norte de la línea de grandes lagos del Beni (S3). Su presencia ha sido relacionada con relictos biogeográficos derivados de los grandes cambios de vegetación del pleistoceno. La composición de la flora y fauna mayoritariamente corresponde al Cerrado.

Hay escasa actividad humana (caza y recolección), sin embargo es posible que la acción de fuegos estacionales genere algunos efectos importantes considerando las reducidas superficies que ocupan. Los riesgos mayores se relacionan con el incremento de los fuegos. Las sabanas del Madre de Dios han sido propuestas como áreas protegidas por el PLUS Pando, sin embargo no se ha avanzado en procesos de gestión, ni se conocen estudios científicos en estos ecosistemas aislados.

Sabanas aisladas tipo Cerrado amazónico (Norte del Beni, Pando, Norte de La Paz) (S5)

Las sabanas del Norte de La Paz o “del Heath” son afines a las del Yata-Benicito (S3) por la ausencia de materiales carbonatados, ciclos de anegación más que de inundación, presencia de lateritas y ubicación de bosques de galería en depresiones de la sabana, en general son muy pobres en nutrientes y de suelos ácidos, por tanto la actividad ganadera es reducida. Son sabanas anegadizas gran parte del año y destaca la abundancia de manchones de palma real o aguaje (Mauritia flexuosa). Son de enorme importancia para varias especies de fauna silvestre como la londra (nutria gigante), el ciervo de las pampas y el borochi.

Sabanas del Norte de La Paz (S4)

Son los ecosistemas “sabaneros” de la transición entre el Gran Chaco y Cerrado Chiquitano, de fisonomía en mosaico de herbáceas, sabanas arboladas, chaparrales espinosos y bosquetes bajos de fuerte xerofiticidad, sobre suelos mayormente arenosos. En general es de difícil transitabilidad y su aprovechamiento es muy restringido en cuanto a la ganadería, es sin embargo refugio de numerosas especies de vida silvestre únicas como el pecarí del Chaco (Catagonus wagnerí).

Los efectos de las quemas estacionales, especialmente hacia la parte norte (San José, Roboré) derivan en fuegos devastadores. Las mayores amenazas se derivan de los riesgos de recrudecimiento de sequías y el calentamiento global, que hacen a esta ecoregión altamente susceptible a las quemas y cambios de vegetación. Una parte está representada al interior del PNANMI Kaa Iya.

Sabanas xeromorfas y chaparrales del Cerrado-Chaco (tipo Abayoy) (S7)

Amplias zonas constituyen esencialmente paisajes culturales, dada la intensa ocupación étnica desde antes de la colonia. La misma abundancia de la palma cusi ha sido referida como antropogénica. Se supone que tanto el fuego - que tiene efectos estacionales devastadores en algunos años - como la ganadería han tenido un efecto decisivo en la actual estructura y composición de estos ecosistemas. Es posible que en gran parte sean sabanas ampliadas y originadas por el efecto del fuego desde épocas remotas. En muchas zonas se han producido ampliaciones de la sabana (a expensas del bosque subhúmedo-seco chiquitano) para la cría empresarial de ganado, en tanto que en otras zonas, cerca de San Julián, se han habilitado superficies para siembra de soya, proceso que está en expansión. Las mayores amenazas se derivan de la intensificación del efecto de las quemas bajo influencia del cambio climático (mayor sequedad y sequías prolongadas), además de la proliferación de iniciativas de cultivo de arroz y soya a escala industrial.

Sabanas del Cerrado (Santa Cruz Norte y Este) (S6)

La región comprende el extenso sistema de sabanas guarayo-chiquitanas discontínuas de las zonas misioneras de Santa Cruz: San Javier, San Ramón, Concepción, San Rafael, San Ignacio de Velasco, además de las sabanas de la meseta de Capparucci en el PN Noel Kempff Mercado. Forma un mosaico fragmentado con el bosque subhúmedo chiquitano. Son ecosistemas sabaneros arbolados y con bosquetes densos a manera de parches, bajo la directa influencia del Escudo precámbrico y las Serranías chiquitanas, por tanto de suelos variables desde calcáreos a ácidos con materiales del Escudo aflorando directamente. La topografía en extensas zonas es profusamente colinada a ondulada, por lo tanto con buen drenaje y sin inundación o anegación estacional, lo cual cambia hacia la región de los bajíos de San Matías (pantanal) donde existen llanuras de topografía plana. Hacia las zonas más norteñas como Concepción o San Javier existen enormes manchones de la palma Attalea speciosa (cusi), especie que es usada tradicionalmente por las etnias de la región. La composición de la flora y fauna es típicamente representativa del Cerrado. En la actualidad y en relación al contexto sudamericano, las zonas de Cerrado en Bolivia constituyen relictos ecológicos únicos debido a que en amplias zonas del Brasil han sido devastados o muy degradados para el cultivo de la soya y la cría intensiva de ganado.

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Ocupan la vertiente oriental de la Cordillera Real entre La Paz y el Codo de Santa Cruz, y hacia el sur, las vertientes de las cordilleras interiores y macizos montañosos de Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija. Su ubicación topográfica hace que intercepten las masas de humedad y reciban precipitaciones anuales por encima de 1300 mm, hasta valores superiores a los 4000 o 5000 mm por año. En general los bosques montanos de la vertiente cordillerana entre La Paz y Amboró en Santa Cruz, son más húmedos que los de la región sur (formaciones del Tucumano-boliviano), debido al gradiente más abrupto y el contacto directo al paso masivo de las masas de humedad desde las tierras bajas amazónicas; mientras que hacia los bosques del sur afluyen masas de aire más cálidas y menos húmedas (provenientes de la llanura chaqueña). Son de cualquier forma regiones pluviogénicas, es decir formadoras de lluvias orográficas por choque de humedad contra las montañas y formadoras de ríos, concentrando un gran número de cabeceras de cuencas. Las condiciones topográficas, con predominio de pendientes inclinadas, sustratos geológicos expuestos y suelos superficiales se traducen en condiciones de extrema fragilidad ecológica. Mientras que en los Yungas las altas cadenas montañosas forman amplios y profundos valles perpendiculares al rumbo mayor de la cordillera, en el Subandino las cadenas de serranías (más bajas) tienen una distribución a manera de franjas mayormente paralelas al rumbo mayor de las cordilleras entre determinados pisos altitudinales. Las dificultades de acceso por la topografía, ausencia de vías y clima lluvioso, hacen que se hayan realizado aun pocos estudios e inventarios biológicos; extensas zonas son prácticamente desconocidas. En términos generales se estima que concentran la mayor parte de la riqueza biológica del país (más de un 50%) con el mayor número de endemismos de flora y fauna. Estas ecoregiones de bosques de montaña, dadas las pronunciadas pendientes prevalecientes, pueden ser altamente vulnerables a episodios de lluvias agigantadas derivadas de El Niño y/o el cambio climático global, dando lugar a ciclos de erosión y deterioro de cuencas.

COMPLEJO SUBANDINO – YUNGAS: Bosques de montaña y submontaña

Impactos y amenazas

Son bosques de elevada biodiversidad y alto grado de fragilidad ecológica por las limitaciones de suelos, pendientes y elevada pluviosidad (más de 2500 mm/año). Se distribuyen a manera de una franja casi contínua de Serranías subandinas, las cuales se caracterizan por sus cursos paralelos al rumbo cordillerano, formando estrechos valles y conjuntos de colinas disectadas. Comprenden un mosaico de bosques diferenciados por su ubicación topográfica, geología y suelos, orientación a las masas de humedad y lluvia, y el gradiente altitudinal (400 – 1500 m snm). Existen formaciones de vegetación abiertas tipo sabana o matorral instaladas en las crestas y que responden a situaciones de suelos y sustrato geológicos (p.ej. areniscas cuarzosas muy ácidas), sin embargo la mayoría de los bosques subandinos son altos, densos y multiestratificados. Destacan además densos palmares de Mauritia flexuosa localizados en ciertos valles subandinos sobre suelos mal drenados, además de extensos jatatales de Geonoma deversa en terrenos bien drenados. Los niveles de endemismo son elevados, debe destacarse además la gran importancia para la prestación de servicios ambientales relacionados al control de cuencas. En algunas zonas las partes más altas de las sierras corresponden a bosques nublados de ceja.

Los impactos a los ecosistemas de elevada sensibilidad de estas zonas se dieron a partir de exploraciones petroleras en diversas épocas, también se dan a partir de procesos de colonización (Alto Beni, Inicua, Quiquibey, Asunta, Asariamas, zonas interiores del PN Carrasco), aunque no son a gran escala debido a las limitaciones de topografía y clima. En muchas regiones se han producido afectaciones por la explotación forestal irregular o empresarial (interior del PN Madidi, Pilón Lajas). Las principales amenazas se derivan de los eventuales procesos de exploración petrolera, por ejemplo en el norte de La Paz, así como de la construcción de caminos (como el que cruzaría el PN Madidi) y la consecuente ampliación de fronteras agropecuarias y explotación forestal. También los efectos de lluvias extremas de El Niño-Niña podrían tener efectos drásticos. De hecho, ya bajo condiciones normales varias regiones presentan en sus laderas, profusión de corrimientos y derrumbes naturales.

Bosques subandinos muy húmedos a pluviales La Paz – Beni (Z1)

Breve descripción y aspectos relevantes

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Los impactos más severos se desprenden de ocasionales actividades agrícolas en función a la escasa aptitud de los suelos (p.ej. siembra de locoto y coca). Los riesgos más importantes provienen de la eventual construcción de caminos (p. ej. Sehuencas – Ivirgarzama: PN Carrasco), el aumento de la colonización de tierras frágiles dentro de un área protegida y la expansión incontrolada de fronteras agrícolas y explotación forestal. El incremento de los niveles de pluviosidad por efecto de una mayor recurrencia de episodios de El Niño, podría ocasionar efectos severos en estos frágiles ecosistemas y sus cuencas.

Muy similares a Z1, se ubican enteramente al interior del PN Amboró y sin ninguna forma de ocupación humana permanente. Son bosques altos y de elevada riqueza biológica, existe influencia de los Yungas tucumano bolivianos situados más al Sur (Valle Grande - Masicuri) cuyas serranías forman una continuidad con las sierras subandinas del Amboró.

Los impactos más críticos se relacionan con actividades ilegales de explotación forestal apenas controladas por el personal del AP Amboró y la Superintendencia forestal. Hay ocupaciones de tierras en el extremo este (La Guardia - El Torno -Espejos). Las mayores amenazas se relacionan con invasiones de tierras en el área protegida desde las zonas de expansión urbano-rural (carretera Santa Cruz-El Torno) y el aumento de la explotación forestal. Además existe el riesgo de reactivar intentos de exploración petrolera.

Bosques subandinos muy húmedos a pluviosos de Santa Cruz (Z4)

Comprendería la región más lluviosa del país (posiblemente con más de 6000 mm anuales), ocupando las serranías altas próximas a la llanura del Chapare, con una importante superficie al interior del PN Carrasco y otra similar en la Serranía de Mosetenes en la parte alta del TIPNIS (Isiboro Securé). Son regiones con escasa activad humana y prácticamente sin asentamientos permanentes. En general son zonas de alta sensibilidad ecológica. Los bosques altos y densos de elevada riqueza biológica cumplen también importantes servicios ambientales de protección de cuencas y control de caudales, siendo ésta su principal aptitud.

Franja hiperlluviosa de bosques subandinos del Chapare y cordillera de Mosetenes (Z3)

Se han denunciado impactos por explotación de maderas preciosas desde la zona del Tuichi, pero principalmente desde el Perú (zona Lanza). Las principales amenazas se derivarían de un incremento de la explotación forestal, la eventual exploración petrolera o un incremento de los procesos de colonización en zonas de elevada fragilidad y con escasa vocación agrícola.

Bosques subandino pluvioso en nacientes de los ríos Colorado y Madidi (Z2)

Se ubica en un núcleo hiperlluvioso de las Serranías subandinas del oeste del PN Madidi que se extiende desde el Perú, las precipitaciones podrían superar los 4000 mm anuales. La zona es de muy difícil accesibilidad por la lejanía y su topografía quebrada. Se suponen niveles extraordinariamente elevados de biodiversidad, empero no se conoce sobre la realización de inventarios biológicos en esta zona. Es posible que la zona sea parte del territorio de grupos incontactados o en aislamiento voluntario de indígenas Toromonas.

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En esta ecoregión han existido ocupaciones humanas muy antiguas (precolombinas-coloniales) como ser en las zonas de Apolobamba, Apolo, Zongo, Coroico, Chulumani o Inquisivi. Otras zonas fueron ocupadas en tiempos más recientes como Caranavi o la Asunta. La zona de Yungas de mayor degradación ecológica se sitúa en la región de Apolo, donde el ecosistema original de bosque húmedosubhúmedo de Yungas fue talado para fines agropecuarios intensivos y finalmente reemplazado por sabanas antrópicas; esto desde épocas coloniales pero principalmente durante los auges de la quina y la goma. Otras zonas degradadas de los Yungas de La Paz, presentan corredores de ecosistemas deteriorados a lo largo de los tramos carreteros La Paz-Caranavi o La Paz- Asunta. Extensas zonas presentan vegetación sabanoide con fases de sucesión interrumpida por el deterioro de los suelos. En torno a Coroico y Caranavi importantes superficies de bosques han sido reemplazadas por cafetales, mientras que en Sud Yungas predominan los cultivos de coca de modalidades tradicionales y no tradicionales. Un remanente natural extenso, en fase de aislamiento, se encuentra entre las zonas de Coroico-Asunta-Caranavi. Especialmente las zonas bajas de valles y laderas medias han sido fuertemente intervenidas. Los Yungas inferiores cálidos (por debajo de 1000 m snm) soportaron presiones de explotación forestal no regulada en muchas zonas accesibles. Las principales amenazas se relacionan con la construcción desordenada de caminos y posterior expansión de fronteras agropecuarias. La rápida expansión de cultivos de coca vía zanjeo simple (sin usar el sistema de wachu tradicional) es un elevado riesgo. Son ecosistemas vulnerables al efecto del fuego en la época seca y en especial durante años de sequías pronunciadas.

Bosques húmedos a muy húmedos de Yungas Norte. La Paz y parte de Cochabamba (Santa Elena, Cocapata) (Y1)

El intervalo altitudinal está entre los 2400 y 700 m snm, hacia el límite inferior forma ecotonos difusos y no claramente diferenciables con los bosques subandinos. Se distribuye principalmente en laderas medias y bajas, y en el piso de valle de los macizos montañosos y serranías, en tanto que las crestas están ocupadas por los bosques nublados o de ceja con los cuales contacta en su límite superior. Un 60% de los bosques de Yungas se ubican en topografías muy inclinadas. Conforman un mosaico de formaciones boscosas cuya distribución responde a ubicaciones topográficas, orientación de laderas (las de orientación noroeste son en general más secas), gradiente altitudinal y exposición a las masas de humedad. Los niveles de precipitación se sitúan normalmente entre los 1400 y 2000 mm/año, aunque existen zonas pluviosas que pueden sobrepasar los 3000 mm/año. Algunos valles profundos tienen un carácter subhúmedo por micro-efecto de sombra de lluvia (sin embargo sin llegar a ser bosques secos) y presencia de Schinopsis y Anadenanthera. Son bosques densos de mediana altura en general con niveles moderados de epifitismo, cuya composición varía a lo largo del gradiente altitudinal, concentrando un mayor número de especies de zonas cálidas amazónicas hacia el límite inferior (Swietenia, Terminalia, Guarea) en tanto que hacia las parte altas predominan especies que podrían ser tipificadas como “yungueñas” (Meliosma, Weinmannia, Brunellia, Saurauia). Hacia el límite superior destacan helechos arbóreos y algunas palmas como Ceroxylon, en tanto que hacia los Yungas bajos predominan palmas como Dictyocaryum, Oenocarpus e Iriartea. Los niveles de biodiversidad son elevados al igual que el grado de endemismo y el número de especies de ámbito geográfico restringido y fragmentado. Son bosques con aptitud predominante a la protección de cuencas y conservación-manejo de biodiversidad, no así para fines agropecuarios, especialmente en zonas de laderas. Existen zonas muy bien conservadas en sectores del PN Madidi, en la provincia Larecaja, PN Cotapata, Quime y en especial en la cordillera de Cocapata en Cochabamba.

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178 Ocupaciones muy antiguas relacionadas al cultivo de coca en la colonia se dieron al interior del PN Carrasco (Arepucho, Icuna, Pata yungas), donde existen bosques secundarios antiguos en proceso de recuperación. Ocupaciones más recientes también se dieron. Las amenazas más críticas se relacionan con la construcción de caminos y el incremento de la colonización y de los cultivos de coca.

Ubicados al este del río Ichilo al interior del PN Amboró, las características estructurales, fisonómicas y de fragilidad de sus bosques son similares a Y1. En cuanto a su composición florística, está fuertemente influenciada por la proximidad de los bosques del yungas tucumano-boliviano con el cual forman complejas transiciones. Son bosques productores de agua y prestan servicios ambientales a las zonas de los valles secos cruceños adyacentes.

Algunos impactos de ocupación de tierras se produjeron en décadas y años pasados en reducidos sectores próximos a la zona de Karahuasi en el oeste y Samaipata y Mairana en el este (colonización y desbroces por pobladores de zonas andinas, por ejemplo para cultivo de locoto), afectando algunas cabeceras de cuenca. En general, salvo las zonas aisladas intervenidas, tiene un excelente estado de conservación, aunque enfrenta amenazas de avance de colonización y expansión de fronteras agropecuarias.

Bosques húmedos a muy húmedos de Yungas de Santa Cruz (Amboró) (Y3)

Se ubican casi enteramente el interior del PN Carrasco, caracterizándose por su regimen de elevada pluviosidad, bajo influencia de la región hiperlluviosa del Chapare. Sus particularidades florísticas han hecho que se las definida como una región de Yungas especial (Yungas de Vandiola, Pojo y Totora), pero con mayores afinidades con los Yungas de La Paz que con los Yungas adyacentes de Amboró. Los aspectos de distribución, estructura, fisonomía, fragilidad y riqueza biológica son muy similares a los descritos para Y1. Amplias zonas se encuentran bien conservadas.

Bosques pluviales de Yungas de Cochabamba (Pojo, Totora) (Y2)

Los niveles de ocupación humana son muy bajos debido a las limitaciones impuestas por el clima y la topografía, salvo hacia el límite inferior que contacta con los bosques de Yungas. En determinadas regiones los impactos más importantes se refieren a la explotación de oro y quemas recurrentes que se extienden en años más secos a partir del piso superior del páramo yungueño hasta el bosque nublado. En algunas zonas se realizaron en épocas pasadas explotaciones comerciales del nogal (Juglans) y del pino de monte (Podocarpus). Posiblemente los impactos localizados más serios se han producido por el efecto de la construcción de caminos de penetración hacia tierras bajas y que cruzan los bosques nublados, generando efectos de desestabilización tectónica, procesos de remoción en masa y afectación de cabeceras de cuencas. Las amenazas ambientales más críticas provienen así de la construcción desordenada de caminos y el avance de ocupaciones y de fronteras agropecuarias en el límite inferior desde los bosques de Yungas. Los fenómenos relativos al cambio climático global podrían ejercer drásticos efectos ya sea por lluvias agigantadas o por períodos secos que induzcan cambios ecológicos - hidrológicos y una mayor vulnerabilidad al efecto de los fuegos estacionales.

Bosques nublados pluviosos (cejas de monte) de la Cordillera Real (N1)

Son bosques de altura (2400 a 3400 m snm), fríos y extremadamente húmedos, que tienen un permanente contacto con la nubosidad que se forma por el choque de las masas de humedad contra las montañas. Ocupan una franja relativamente estrecha de crestas, laderas altas y paredes verticales a lo largo del flanco oriental de la cordillera. También existen zonas aisladas de bosques nublados en las sierras subandinas, en crestas por encima de los 1000 m snm y expuestas al choque de las nubes. Los niveles de precipitación pueden fácilmente exceder los 4000 mm, gran parte de la pluviosidad cae en forma de lluvias horizontales y garúas. No existen meses efectivamente secos y son zonas de cabeceras de cuenca por excelencia. En general son bosques bajos y densos, con troncos y ramajes retorcidos, característicamente recubiertos de epífitas inferiores (criptógamas: musgos, líquenes y selaginelas) y superiores. El límite superior en contacto con el páramo, posee bosquecillos enanos (“elfin forest”) achaparrados y parcialmente abiertos. Son auténticas esponjas que absorben la humedad en los suelos orgánicos y ramajes, cumpliendo un servicio ambiental fundamental en la protección de cuencas y control de caudales. Los niveles de biodiversidad no son altos, aunque tienden a incrementarse hacia el límite inferior, sin embargo los niveles de endemismo son muy altos. Es el hogar preferente del oso de anteojos o jucumari, especie amenazada emblemática del Neotrópico.

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Son bosques densos siempreverdes y de mediana altura, instalados en cimas y laderas montañosas de los departamentos de Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija, entre los 2700 y 1500 m snm, con niveles de precipitación que oscilan entre los 1000 y 1500 mm de lluvia anual. Existen varias zonas que son transiciones a los valles secos, donde estos bosques tienden a ser semideciduos (subhúmedos). Han sido clasificados como bosques de nogal (Juglans), pino de monte (Podocarpus) y aliso (Alnus acuminata), además de Polylepis spp. Ocupan zonas discontinuas con frecuentes transiciones al bosque bajo tucumano-boliviano, bosques secos y punas. En la zona de Presto (ANMI El Palmar) en Chuquisaca, existe una zona relictual de este tipo de bosques en transición a valles secos, donde prosperan los rodales de la palmera endémica del país llamada janchicoco (Parajubaea torallyi). También en el departamento de Potosí existe una única zona con esta formación en la cuenca del río Caine (Llama Chaqui-Jucumarini) que ha sido propuesta como área protegida. En general, los niveles de riqueza de biodiversidad no son altos, sin embargo existen numerosos endemismos de flora y fauna. Estos bosques cumplen importantes servicios ambientales en términos de provisión de agua hacia las regiones secas del entorno.

Estos bosques han sido fuertemente impactados a lo largo de varios siglos de ocupación de las tierras vallunas del sur del país. La expansión de las fronteras agrícola y ganadera habría reducido su cobertura hasta en un 40% sólo en los últimos 100 años. Otros impactos provienen de procesos de extracción de maderas (nogal y pino de monte principalmente). Un tipo de impacto sustancial y que se remonta a siglos de antigüedad es el del silvopastoralismo de vacunos realizado por los ganaderos locales o los denominados “herbajeros” o propietarios de ganado que ingresan sus hatos desde otras zonas. La presión de este tipo de ganadería en bosques tiene efectos sobre los suelos en las fases de regeneración natural y sin duda en la composición de la vegetación. Las amenazas más críticas se derivan de la construcción de nuevos caminos, la expansión de fronteras agropecuarias, quemas extendidas y la exploración petrolera.

Bosques del Yungas alto tucumano boliviano (Y4)

Los mayores impactos se derivan de los avances de fronteras pecuarias, ya sea desde las punas altas de montaña o desde los valles secos que circundan a estos ecosistemas. Son altamente susceptibles a quemas extendidas en la época seca. También los efectos del silvopastoralismo permanente o transhumante (“herbajeros”) han generado importantes afectaciones a la estructura de los suelos y vegetación de estas formaciones ecológicas de alta fragilidad.

Bosques nublados pluviosos (cejas de monte) del sistema tucumano boliviano (N2)

Formaciones afines a N1, aunque con una carácter más estacional (1 a 3 meses efectivamente secos). Estos bosques pluvio-nebulares ubicados entre los 3400 y 2700 m snm, presentan una composición florística algo diferente a N1, en cuanto a especies del mismo género. A diferencia de los bosques nublados del norte que se disponen en una franja mayormente continua, los bosques nublados del yungas tucumano boliviano se distribuyen a manera de manchones aislados en determinadas zonas altas de los macizos montañosos. Son bosques protectores de cabeceras de cuenca por excelencia.

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La región sur de Bolivia tuvo un ritmo de ocupación más intensiva desde siglos pasados, a diferencia de las vertientes húmedas del norte, debido a las menores restricciones topográficas y en general climas más suaves. Esto implicó largos procesos de habilitación de tierras para fines agropecuarios a través de diversos períodos históricos. En épocas más recientes se incrementó la explotación forestal aprovechando la presencia de maderas valiosas como el cedro, laureles, tajibos, etc. Al igual que otras formaciones de bosques de esta región, el silvopastoralismo ejerce presiones importantes sobre suelos y vegetación. También la explotación petrolera ha ejercido serios impactos en determinadas zonas de Chuquisaca (Iñao, Monteagudo) y Tarija (Aguaragüe). Las mayores amenazas se derivan de la apertura de nuevos caminos y expansión de fronteras agropecuarias; también hay riesgos de exploración y eventual explotación petrolera, así como el cruce de ductos.

Bosques de Yungas bajo tucumano boliviano (Y5)

Estos bosques se instalan en los faldíos montañosos bajos de los departamentos de Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija. El intervalo altitudinal está entre los 1500 y los 600 m snm, donde contacta con las ecoregiones de bosques secos del Chaco serrano donde es semideciduo y tiene un régimen subhúmedo. Son bosques típicos de Lauraceas o laureles (Ocotea, Nectandra, Phoebe, Persea) y de Myrtaceas (Eugenia, Blepharocalyx, Myrcianthes), destacando además el cedro (Cedrela lilloi, Meliaceae), Mimosacea (Parapiptadenia), Bignoniacea (Tabebuia, tajibos). Si bien los niveles de biodiversidad no son muy altos, existen importantes niveles de especialización y de endemismos. Muestras bien conservadas se encuentran en las zonas de: Masicuri, Iñao (área protegida), El Palmar de los Montes Chapeados y Tariquía (área protegida). En general son ecosistemas altamente amenazados por diversos tensores. Al ser estacionales, son altamente susceptibles al efecto de los fuegos durante la época seca. Son bosques de enorme importancia en la prestación de servicios ambientales de provisión de agua hacia las regiones circundantes (mayormente secas).

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Constituyen un conjunto de ecosistemas de extraordinaria importancia biológica por sus particularidades florísticas y faunísticas, y la riqueza de sus recursos. Ocupan una importante superficie de tierras en el país, concentrándose principalmente hacia la región sur y sureste del país. La ocurrencia de bosques secos se relaciona en la llanura y Chiquitanía con el efecto de influencia del gran centro de alta presión (cálido y seco) del Chaco sudamericano y en las zonas de montañas con efectos de “sombra de lluvia” por efectos topográficos (efecto “valle seco”). Se distribuyen formando extensas masas boscosas contínuas (Chaco, Chiquitanía) o a manera de parches en bolsones aislados (Asariamas) o quebradas secas (Boopi-Plazuela), o de manchas relictuales al interior de los valles secos. El gradiente altitudinal varía desde los 2500 m snm (zonas montañosas al interior de los Andes) hasta 200 m snm en las planicies del Chaco basal, en tanto que las precipitaciones son inferiores a 1000 mm anuales, con valores extremos por debajo de 500 mm. A esto se suman las altas tasas de evapotranspiración, generando ecoregiones de condiciones cálidas y secas, a las cuales responden las características de alta xerofiticidad y carácter deciduo de las formaciones de vegetación. Las fisonomías de los bosques secos varían desde bosques relativamente altos y de grandes copas (Chiquitanía) hasta bosques bajos ralos y matorrales densos con cactáceas (Chaco). La composición florística y de la fauna se relaciona con las provincias del Cerrado y Chaco, lo cual se manifiesta inclusive en los bosques secos interiores cordilleranos y ha servido para formular la hipótesis de relictos biogeográficos. En general son bosques extremadamente vulnerables al efecto del fuego y variaciones climáticas drásticas, de maderas muy duras o pesadas y con alta concentración de taninos. Los bosques secos presentan un elevado nivel de riesgo y vulnerabilidad ante los efectos del calentamiento global (mayor sequedad) y un recrudecimiento de las quemas estacionales.

COMPLEJO DE BOSQUES SECOS CHIQUITANO-CHAQUEÑOS

Impactos y amenazas

Ocupan la región sureste del departamento de Santa Cruz, desde el paralelo 15 hacia el sur, formando masas boscosas que alternan en forma de mosaico con las sabanas del Cerrado (S6). Diversos tipos de bosques secos y subhúmedos (semideciduos) se distribuyen en las planicies onduladas y sistemas de serranías del Escudo precámbrico chiquitano, sobre diversos tipos de suelos, desde calcáreos hasta ferrasols ácidos. Los bosques secos chiquitanos son relativamente altos y de grandes doseles, con predominancia de los géneros Astronium (cuchi), Amburana (roble), Aspidosperma, Anadenanthera, Acacia, Tabebuia (tajibos), Machaerium (morados). Esto implica un elevado potencial de maderas de alto valor comercial. Extensas zonas están cubiertas por bosques de lianas (disclimax antrópicos antiguos) y grandes manchones de tacuara o bambú (Guadua paniculata). En determinadas zonas colinadas el bosque semideciduo es reemplazado por chaparrales medianos xeromorfos muy densos, los cuales tienden a sabanizarse por acción de las reiterativas e intensas quemas estacionales. El valor biológico de estos bosques es extraordinario por su carácter único en el Neotrópico y la enorme diversidad de recursos que abarcan. Amplias zonas se encuentran aún en buen estado de conservación, como es el caso del Valle de Tucavaca y Serranías de Santiago (actual Reserva departamental). La vocación de esta región es esencialmente forestal, con muchas limitaciones para la agricultura y ganadería, en especial si son intensivas. Los pueblos indígenas Chiquitano, Guarayo y Ayoreode han desarrollado importantes conocimientos y prácticas tradicionales del uso de la tierra y los recursos. Los bosques chiquitanos comprenden ecosistemas fuertemente amenazados.

Es una región en la que probablemente se desarrolló una actividad humana muy antigua, cuyos vestigios se observarían actualmente en algunas formaciones peculiares de vegetación (bosques de lianas y tacuarales). También el efecto del fuego a lo largo de siglos tuvo efectos considerables expandiendo las sabanas del Cerrado a expensas de los bosques, haciendo que el mosaico vegetacional se torne más complejo por la ocurrencia de diversos tipos de fases sucesionales. En épocas más recientes la expansión de actividades ganaderas, la minería de oro y piedras semi-preciosas, los procesos de colonización y la explotación forestal han generado drásticos efectos en diversas zonas. También la construcción del gasoducto a Cuiaba generó impactos locales considerables. Una de las mayores amenazas es la conversión de tierras forestales (incluso en concesiones) a campos de ganadería. Se debe considerar como fuertes amenazas, el incremento de las actividades mineras, el avance de la colonización y el incremento de la explotación forestal desordenada, pero en especial el avance de la agricultura intensiva a escala industrial de la soya desde el oeste. Es una de las ecoregiones en mayor grado de riesgo por las infraestructuras viales del IIRSA.

Bosques secos Chiquitanos en planicies y sistemas de serranías (D1)

Breve descripción y aspectos relevantes

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La zona tiene escasa ocupación humana debido a las limitaciones climáticas y la escasez de agua, a pesar de ello existen algunos establecimientos ganaderos dispersos que ejercen impactos localizados. El efecto de la ganadería es drástico en torno a las zonas de aguadas o pozas donde se concentra. También existen impactos de la explotación forestal irregular de maderas duras (quebracho) especialmente hacia la zona norte (San José, Roboré). A esto se debe sumar el impacto de la construcción del gasoducto a Puerto Suarez, que atraviesa la región norte del PNANMI Kaa Iya. Otros impactos se derivan de quemas extendidas y caza furtiva, principalmente desde el Paraguay. Las amenazas más críticas provienen de la expansión de la agricultura a escala industrial (soyeros y menonitas) desde el oeste y que en algunos casos se encuentran tocando los límites del PNANMI Kaa Iya. Una enorme amenaza provendría de las intenciones de explotación del “acuífero fósil guaraní” a partir del cual se podrían incrementar los procesos de agricultura intensiva a gran escala. La ocurrencia de sequías prolongadas como efecto del cambio climático o la recurrencia de efectos Niño-Niña pueden generar a largo plazo cambios significativos en los ecosistemas.

Bosques secos de la gran llanura del Chaco Basal (D2)

Se ubican en la enorme expansión de la llanura chaqueña en los departamentos de Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija, abarcando un mosaico extraordinariamente complejo y diversificado de ecosistemas que se distribuyen de acuerdo a los tipos de suelos y los aportes de humedad. Los tipos de vegetación incluyen bosques bajos densos, ricos en géneros típicos de regiones secas (Prosopis, Acacia, Chorisia, Bulnesia, Schinopsis, Aspidosperma), matorrales densos (Ruprechtia) y cactáceas, palmares de Copernicia alba, palmares de sao (Tithrinax) estacionalmente inundados y bosques riparios a lo largo de cursos de agua. Muchas de estas formaciones constituyen matorrales altos xeromorfos espinosos más que bosques propiamente. Algunas de estas formaciones prosperan en extensos arenales, gran parte de la vegetación es freatófila, es decir que prospera aprovechando agua subterránea. En algunas zonas del suroeste destaca la presencia del caraparí, una cactácea columnar gigante (Neocardenasia herzogiana). Una extensa superficie (mas de tres millones de hectáreas) se encuentra bajo protección en la parte cruceña del PNANMI Kaa Iya. Las etnias Guaraní, Ayoreode y Weenayek, han desarrollado prácticas tradicionales de bajo impacto ambiental y acordes con las limitaciones de estos ecosistemas. Es de enorme importancia como reservorio de vida silvestre y especies únicas como el pecarí del Chaco (Catagonus wagneri).

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Gran parte de esta región está sujeta a fuertes inundaciones estacionales, se instala básicamente sobre un amplio abanico de inundación del curso inferior del río Tucavaca que desemboca en el extremo de Otuquis (triángulo Man Césped). Los bosques se instalan a lo largo de la intrincada red anastomosada de cauces dispersos a manera de bosques riparios bajos y densos, circundados por matorrales densos, pastizales, palmares de Copernicia y bajíos inundados. Estos ecosistemas de muy difícil acceso han sido escasamente estudiados, de cualquier forma se presupone una elevada importancia para fines de conservación de la vida silvestre. Se encuentran al interior del PNANMI Otuquis.

Esta región - en Bolivia - tiene muy poca actividad humana por las dificultades de ingreso y las fuertes inundaciones estacionales. Existe cacería furtiva desde Puerto Suarez, Brasil y Paraguay, y se saca madera en el extremo norte (hacia Puerto Suarez). Las amenazas más importantes se ciernen desde la frontera del Paraguay donde amplios cultivos de soya se encuentran a escasa distancia de la línea fronteriza. También el establecimiento de actividades portuarias e industriales en la zona de Otuquis-río Paraguay, incluyendo la expansión del cultivo de la soya, podrían tener efectos devastadores sobre estos ecosistemas, incluyendo la expansión del cultivo de la soya y la ganadería.

Bosques secos a semideciduos del Chaco-Pantanal (Otuquis) (D3)

Los impactos más relevantes se han producido por efecto de afluencia de la ganadería a los cursos de agua, afectando además los suelos y las fases de regeneración natural de los bosques. En las zonas del Pilcomayo y Río Grande se han producido efectos devastativos por avance de la frontera agrícola para cultivos comerciales. También para estos fines productivos se han realizado captaciones y desvíos de ríos para favorecer acciones de riego. Las amenazas más importantes provienen del incremento de las acciones de captación y desvíos de agua para la agricultura intensiva y el incremento de la ganadería.

Bosques riparios de grandes ríos en la gran llanura de Chaco basal (DR)

Son bosques restringidos a los cursos de ríos como Parapetí, Pilcomayo, Río Grande o cañadas interiores como arroyo Avaroa, en medio de la gran llanura del Chaco basal y sus transiciones. Son bosques medianos, densos y mayormente semideciduos, con especies propias de hábitats más húmedos, como Acacia, Geoffroea, Coccoloba, Ruellia. En el río Parapetí están relacionados con los bosques inundados estacionalmente de los bañados del Isosó. Las zonas de inundación estacional presentan un bosque de bajo a mediano, con géneros como Banara, Crataeva, Bergeronia. Dada la limitada disponibilidad de agua de la macro región donde se desarrollan, tienen una cobertura relativamente reducida, son sin embargo de enorme importancia para la vida silvestre porque actúan como zonas de recursos clave (“keystone zones”). Por otra parte son bosques eminentemente protectores de cuencas.

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Es una auténtica rareza enclavada en los Andes, constituye un amplio manchón de bosques secos en la cuenca alta del río Tuichi, en la zona de Asariamas - San Juan, ocupando un sistema de serranías bajas, colinas y mesetas entre los 1800 y 900 m snm. Su ocurrencia responde a una gran “sombra de lluvia” ejercida por los muros de serranías pluviosas subandinas que le circundan. Está esencialmente rodeada de bosques húmedos y pluviales de Yungas y el Subandino. El bosque seco de Asariamas ha sido definido como un típico “Cerrado de Yungas” principalmente por su composición florística de extraordinaria afinidad con el bosque chiquitano del este de Santa Cruz. Es un bosque medio característicamente deciduo y de sotobosque denso, con presencia de cactáceas. Las especies más representativas son Anadenanthera colubrina (villca o curupaú), Schinopsis brasiliensis (kolo, una especie de quebracho o soto), además de géneros como Astronium, Aspidosperma, Ceiba y Piptadenia. El nivel de endemismo parece ser importante. El bosque seco rodea a un bosque de galería o ribereño siempreverde que acompaña el curso del río Tuichi con especies típicas de bosques húmedos (Astrocaryum, Attalea, Guarea, Terminalia, Trichilia). Este bosque tiene una enorme importancia regional para la vida silvestre pues actúa como un centro de recursos claves (“keystone resources zone”) y es además un corredor natural para el paso de la fauna desde las tierras bajas. Se encuentra por entero al interior del PNANMI Madidi y a pesar de su buen estado de conservación general, se encuentra fuertemente amenazado, en especial el bosque ribereño central.

Algunos sectores de esta región de bosques secos fueron impactados hace más de un siglo por el establecimiento de algunas estancias ganaderas y cañeras, esto durante los auges de la quina y la goma (proceso extendido desde la zona de Apolo). En la actualidad los impactos en el bosque seco por quemas, silvopastoralismo o saca de madera son reducidos, sin embargo los impactos más críticos se concentran en el bosque de galería donde existe una ocupación desordenada de tierras y expansión de la frontera agropecuaria en un ecosistema de elevada relevancia. Esto a pesar de la lejanía, el nada fácil acceso y el hecho de estar al interior de un área protegida. La eventual construcción del camino a Ixiamas (que ya ha llegado precariamente hasta Asariamas) incrementa el grado de amenaza que se cierne sobre el bosque ribereño, cuya ocupación podría intensificarse dadas las políticas de expansión de la colonización y el rechazo que existe en la región a la figura del área protegida. El bosque seco es muy vulnerable al efecto de las quemas, lo cual podría recrudecer bajo los efectos del cambio climático.

Bosques secos de Asariamas (“Cerrado de Yungas”) (D4)

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De similares características estructurales y de composición que el bosque seco de Asariamas, ocupan un valle intramontano estrecho y con pendientes muy inclinadas a lo largo del río La PazBoopi, situación favorecida por vientos ascendentes cálidos y desecantes, conocidos como el efecto Troll. Estos corredores o valles de Bosques secos intramontanos, están rodeados de bosques húmedos y pluviosos de Yungas y el Subandino, que al mismo tiempo generan un efecto de sombra de lluvia. Es un bosque bajo y denso, discontínuo, mayormente a manera de parches en ciertas laderas y cañadas, con predominancia de Schinopsis brasiliensis en la cuenca del Boopi y S. haenkeana en el valle de Cotacajes. Otros géneros son Parapiptadenia, Aspidosperma, Jacaranda. Los bosques riparios son estrechos y con predominancia de vegetación pionera. La presencia de estos bosques secos (como el de Asariamas también) ha servido para conjeturar sobre la presunta condición de relictos biogeográficos pleistocénicos de floras y bosques secos expandidos en las vertientes andinas y tierras bajas en largos períodos de sequedad. Estas hipótesis pudiesen ser razón suficiente para considerar a estas formaciones como de altísimo valor científico y para la conservación.

Los impactos más considerables se dieron hacia las transiciones con los bosques de Yungas donde las condiciones climáticas no son tan secas, esto es hacia Irupana y Asunta. En estas zonas de ecotono, las formaciones naturales prácticamente han sido sustituidas por huertas, pastizales y barbechos. Los impactos en el bosque seco propiamente, se concentran actualmente en la extracción de maderas duras como Schinopsis o Anadenanthera para elaboración de carbón, además de quemas aisladas. A lo largo de las riberas existen asentamientos y comunidades aisladas (p.ej. La Plazuela, Cieneguillas, Miguillas) que desarrollan sistemas de producción mayormente precaristas. Las mayores amenazas pueden provenir de la construcción de caminos y el incremento de la tala de maderas duras y la fabricación de carbón.

Bosques secos de Plazuela-Boopi, Cotacajes (“Cerrado de Yungas”) (D5)

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Ocupan los últimos contrafuertes de serranías subandinas y pie de monte de la región sur del país en los departamentos de Santa Cruz, Tarija y Chuquisaca. Comprende un conjunto de bosques secos a subhúmedos, ubicados en un gradiente altitudinal entre los 1000 y 300 m snm, y una pluviosidad que va desde los 1200 a 600 mm anuales. Las pronunciadas pendientes y la naturaleza geológica frágil de los sustratos (areniscas, lutitas y pizarras) confiere a la mayor parte de la región una elevada sensibilidad ecológica ante diversas perturbaciones. En gran parte de su extensión es una ecoregión de carácter transicional entre los bosques de Yungas bajo tucumano-boliviano y bosques secos muy afines con los bosques chiquitanos; algunos estudiosos lo han definido como bosque “chiquitano preandino”. Hacia la región más seca o chaqueña, predominan bosques ricos en Schinopsis lorentzii (quebracho colorado), y una combinación de especies en géneros que incluyen Astronium, Amburana, Calycophyllum, Phyllosthyllon, Caesalpina, Tabebuia, Anadenanthera, además de especies netamente del Chaco (Ruprechtia). Es de especial importancia la condición ecotonal o de transición que tiene la región, así como la confluencia de diversos tipos de floras. En el pie de monte del río Parapetí destaca la presencia de la cactácea gigante caraparí (Neocardenasia). La Serranía del Aguaragüe se encuentra al interior del PNANMI del mismo nombre, también la región más oriental de la Reserva Tariquía corresponde a esta ecoregión.

La región, bordeada por carreteras y líneas férreas que cruzan la llanura próxima al pie de monte y que han facilitado el acceso, ha soportado diversos impactos en diversas etapas históricas. Los principales han provenido de la explotación forestal de maderas valiosas, ampliación de fronteras pecuarias, principalmente silvopastoralismo (ganadería al interior de bosque), sin descontar efectos localizados de agricultura precarista. Algunas de las afectaciones más críticas hacia los ecosistemas se han derivado de varios años de exploraciones y explotación petrolera - exentas o con pocos recaudos ambientales - que han dado lugar a serios impactos en suelos y vegetación, así como procesos de contaminación de ríos y arroyos; esto incluye al PNANMI Aguaragüe. A esta ecoregión se superponen las zonas denominadas petroleras tradicionales y se encuentran los megacampos como Margarita y San Alberto, así como numerosas perforaciones para exploración de gas y petróleo. La región es altamente vulnerable a las quemas y en los últimos cincuenta años se han producido varios incendios de magnitud. Las mayores amenazas se relacionan con el incremento de las exploraciones y la explotación gas-petróleo, además de los riesgos derivados de sequías prolongadas y recurrencia de incendios.

Bosques secos del Chaco serrano en el subandino y piedemonte Sur (D6)

Perdura la discusión sobre si las amplias superficies de valles secos con matorrales y montes espinosos abiertos estaban antes ocupados por este tipo de bosques secos. La presunción más equilibrada parece apuntar a que sin duda las manchas de bosques secos eran más amplias y continuas y que evidentemente se redujeron sustancialmente producto de la presión antrópica, pero que difícilmente habrían ocupado todo el espacio de los valles secos, tanto en función a la limitación de suelos como de condiciones microclimáticas extremadamente secas (que sólo permiten que prosperen matorrales y cardonales de cactáceas). De cualquier forma, entre los tensores que habrían contribuido a su reducción están las quemas extendidas recurrentes, corte de madera, fabricación de carbón, extracción de leña, silvopastoralismo y pastoreo de cabras, tensores que en mayor o menor grado siguen produciéndose en la actualidad sin que medien acciones efectivas de control. Entre las amenazas más importantes se debe destacar las variaciones climáticas hacia una mayor sequedad y el avance de las condiciones de desertificación (lo cual aumenta su vulnerabilidad ante el fuego), esto incrementado por los efectos del cambio climático. Otros elementos de riesgo son la construcción desordenada de caminos y el incremento del comercio de carbón vegetal hacia las ciudades en crecimiento.

Bosques secos a manera de parches y relictos en quebradas de Valles secos mesotérmicos (D7)

Podrían considerarse relictos de una antigua distribución más amplia que fuera devastada, o igualmente relictos biogeográficos de un bosque seco más amplio que se redujo por cambios climático seculares. En realidad el efecto es el mismo, constituyen manchas en determinadas regiones, en general alejadas de centros poblados y de difícil acceso, inmersas en medio de las formaciones de valles secos (mayormente degradadas). En algunos casos forman transiciones con bosques de Yungas tucumano-boliviano. Se distribuyen en los departamentos de Cochabamba, Chuquisaca y Tarija. El manchón más grande y de mayor relevancia para fines de protección se encuentra en la zona de Mizque-Campero (cuenca del Río grande), otras zonas importantes se hallan en la zona de Presto (ANMI Palmar de Chuquisaca: Molani - La Joya), en Tomina, Azurduy, y en la cuenca de Pilaya en Tarija. En algunos casos son manchones fragmentados. Estos bosques secos son en general bajos y regularmente densos, característicamente deciduos, se ubican en un gradiente altitudinal entre los 2400 y 1000 m snm, recibiendo montos de precipitación pluvial inferiores a los 800 mm anuales. Entre las especies más comunes figuran Loxopterigium grisebachii, Cardenasiodendron brachypterum, Tipuana tipu, Schinopsis haenkeana, Aspidosperma quebracho blanco, Amburana cearensis, Ceiba sp., Jacaranda mimosifolia; además las cactáceas columnares son comunes. En resumen se forma un conjunto florístico típico de bosques secos y que indica afinidades con otros bosques secos analizados. Hacia las zonas periféricas y de contacto con la vegetación abierta de valles secos, se observa abundancia de leguminosas espinosas (Prosopis, Acacia). Un elemento destacable es el elevado grado de endemismo tanto en árboles como en Cactáceas, Bromeliáceas y en especial aves. Reducidas superficies se encuentran dentro de áreas protegidas (ANMI Palmar de Chuquisaca) y se considera como una de las ecoregiones más amenazadas.

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Los valles secos ocupan regiones montañosas enclavadas a manera de depresiones, en las cordilleras y macizos montañosos de los Andes. Han sido denominados también valles mesotérmicos, valles templados, valles interandinos, siempre haciendo referencia a sus temperaturas suaves, nunca extremas y su ubicación fisiográfica. Abarcan conjuntos de amplios valles aluviales, valles estrechos y quebradas de laderas de pendiente usualmente pronunciada. El gradiente altitudinal es amplio y varía según las regiones entre 3100 y 1800 m snm, existiendo una franja transicional de cabecera de valle que colinda con las regiones de Puna (que empiezan a los 3600 m snm), y que en ciertas zonas puede ser definida y caracterizada propiamente como Prepuna. La ecoregión de valles secos abarca una multitud de ecosistemas seminaturales y antropizados distribuidos en un mosaico altamente complejo, en medio de los cuales están inmersos los bosques secos relictuales descritos en el punto anterior. El clima de los valles secos mesotérmicos (templados) está condicionado por la conjunción de fenómenos de sombra de lluvia, al estar rodeados de montañas altas que interceptan precipitaciones y masas de humedad, y efectos de corredores de viento seco y cálido (efecto Troll), esto hace que los niveles de precipitación nunca sean normalmente superiores a los 700 mm anuales. Muchas zonas no alcanzan siquiera los 500 mm de lluvia y tienen fisonomía desértica. En general la época de lluvias es corta (tres meses efectivos) y los regímenes de lluvia obedecen a patrones de precipitaciones torrenciales en tiempos cortos, situación que genera fuerte erosión y un elevado arrastre de sedimentos, fenómeno a su vez intensificado por los efectos del cambio climático y la progresiva mayor desertificación. En términos generales la cobertura vegetal tiende a ser rala y abierta, proporcionalmente es baja dejando amplias superficies de suelos denudados; esto hace que sea una ecoregión muy susceptible a la erosión tanto hídrica como eólica. Biológicamente no es una ecoregión rica, sin embargo presenta numerosas especializaciones y particularidades propias, y lo que es aún más importante, una alta riqueza de endemismos. La influencia chaqueña es no obstante muy notable, en especial por debajo de los 2000 m snm. Son ecoregiones con fuerte ocupación humana desde épocas prehistóricas, lo cual explicaría en parte el elevado grado de modificación de los ecosistemas. Es un conjunto de ecoregiones altamente vulnerables a los efectos del cambio climático y el calentamiento global, tanto en relación al incremento de los índices de aridez, sequías prolongadas y aumento de lluvias cortas y torrenciales con efectos catastróficos sobre los suelos y cuencas.

COMPLEJO VALLES SECOS

Impactos y amenazas

A diferencia de los valles secos aislados de La Paz, Consata o Camata, esta ecoregión es de una enorme amplitud cubriendo elevados porcentajes de la superficie de los departamentos del sur. Se abren a manera de amplias depresiones al este de las cordilleras y Punas secas de montaña y tienen como barreras generadoras de “sombra de lluvia” a las serranías y cadenas de montañas del subandino sur. En general las condiciones de aridez y xerofiticidad son extremas, extensas zonas tienen fisonomías desérticas. La vegetación en extensas superficies corresponde a matorrales bajos abiertos (Dodonaea, Tecoma, Cercidium) con abundancia de cactéceas e importantes superficies de suelos denudados o con escasa vegetación. Principalmente en los pisos de valles (amplias terrazas aluviales y laderas de poca pendiente) prosperan montes bajos espinosos de diversa densidad y relativamente extensos, con diversas especies de Prosopis y Acacia. Existen zonaciones aparentemente relictuales de bosques secos en quebradas y laderas poco accesibles con Loxopterigium, Cardenasiodendron, Anadenanthera y Tipuana, que podrían indicar distribuciones antiguas más amplias. También existen bosquetes con la presencia de elementos chaqueños como Ruprechtia o Aspidosperma. Se debe destacar la presencia de la cactácea gigante Neocardenasia por debajo de los 1700 m snm. Algunas rarezas biológicas además de los importantes endemismos de aves o cactáceas, son la presencia de la palmera Parajubaea torallyi en la transición al bosque tucumano boliviano de El Palmar de Chuquisaca y de P. sunkha en las zonas circundante a Valle Grande en Santa Cruz. Existen rodales aislados de la P. torallyi en otras regiones de Potosí y Chuquisaca. Ambas especies deben ser consideradas amenazadas.

La ocupación humana de esta ecoregión en sus diversos sectores es muy antigua, inclusive desde épocas prehistóricas (Toro Toro, Mizque), incrementándose a lo largo de la colonia, la república y tiempos más recientes. Tensores como las quemas extendidas, extracción de maderas y leña, tala para fabricar carbón y el sobrepastoreo de caprinos ejercieron impactos considerables no sólo localizados sino amplificados a grandes zonas. El efecto de las carboneras en épocas pasadas fue devastador para varias zonas y posiblemente ocasionaron la retracción de importantes superficies del bosque seco (D7) que ahora aparece como relictual. La agricultura intensiva (maiz, hortalizas, fruta, vid) se concentra en los amplios pisos de valles, alcanzado importantes niveles de productividad. Se puede considerar que en la actualidad los valles secos son un mosaico intrincado de zonas degradadas y retazos de relictos dispersos. Las mayores amenazas para esta ecoregión extensa y ya profundamente degradada, se relacionan con el incremento de la desertificación, proceso agudizado por los efectos del cambio climático (mayores temperaturas, mayor sequedad, lluvias torrenciales cortas), considerando además que las presiones sobre suelos y vegetación (extracción de leña, pastoreo caprino, quemas) siguen vigentes.

Montes espinosos (Churquiales) , chaparrales y cardonales (Cochabamba, Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija) (V1)

Breve descripción y aspectos relevantes

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Ocupan valles aislados no muy amplios a lo largo de las quebradas de los ríos Consata y Camata. El valle seco de Consata es más definido en tanto que el de Camata constituye una corta transición a bosques subhúmedos de Yungas. Al igual que en otros casos, su ocurrencia obedece a los fenómenos de sombra de lluvia y efecto Troll, estando circundados por ecosistemas de bosques húmedos y nublados, formando complejas transiciones de bosques subhúmedos. Presentan similares condiciones vegetacionales (chaparrales, montes espinosos y bosquetes secos) y de paisaje que los anteriores casos, aunque en cuanto a su composición biológica se esperan muchas especificidades, especializaciones y endemismos. Por tanto a pesar del grado de modificación de los ecosistemas, la riqueza biológica que comprenden es de extraordinaria valía.

Ambas ecoregiones tuvieron ocupaciones humanas intensas desde épocas precolombinas, además el clima agradable condicionó ocupaciones permanentes a lo largo del tiempo. En épocas más recientes la construcción de caminos de penetración (hacia Apolo y Mapiri) se tradujó en mayores presiones sobre las tierras y las transiciones subhúmedas a los Yungas. Los procesos de quemas, extracción de maderas y leña a lo largo de largos períodos, ocasionaron un alto nivel de degradación ecosistémica, dando lugar a un mosaico de relictos dispersos y amplias superficies en diversos grados de degradación. Los mayores riesgos se derivarían actualmente de los efectos del cambio climático y la tendencia a una mayor sequedad y vulnerabilidad al efecto del fuego.

Bosquetes secos, montes espinosos (Churquiales) , chaparrales y cardonales interandinos de Consata-Camata (V3)

A pesar de la sequedad pronunciada, el clima suave mesotérmico propició una ocupación humana activa desde épocas antiguas precolombinas, con picos de actividad en la colonia y épocas republicanas, conformándose localidades como Mecapaca, Palca, Caracato, Sapahaqui, Luribay y numerosas comunidades menores, al igual que en el amplio valle de Independencia en Cochabamba. El efecto del fuego, extracción de leña y pastoreo de caprinos, fueron los tensores más importantes en ejercer efectos microregionales. La agricultura intensiva de hortalizas y frutales se realiza exclusivamente en las terrazas aluviales de los pisos de valle. Las típicas lluvias torrenciales cortas de la época húmeda han contribuido a incrementar los procesos de erosión, pérdida de suelos y denudamiento de la vegetación. Muchos tensores como quemas, extracción de leña y pastoreo de cabras siguen en la actualidad vigentes en todas las zonas rurales, a lo que se debe sumar la expansión del crecimiento urbano hacia las zonas bajas del río de La Paz (p.ej. Mecapaca). El riesgo mayor se relaciona principalmente con los efectos de aumento de la desertificacióny recurrencia de sequías prolongadas

Montes espinosos (Churquiales) , chaparrales y cardonales interandinos del Valle de La Paz, Luribay, Independencia (V2)

Esta ecoregión aislada de valles secos se ubica en un abra hundida en el borde del Altiplano Central próximo a la Cordillera Real, es una depresión profunda originada por un hundimiento durante el período oligoceno (es una particularidad geológica y paisajistica). El valle seco empieza a los 2900 m snm aproximadamente y desciende hasta los 1400 m snm en el Valle del Río de La Paz antes de ingresar a las tierras bajas de Yungas seco (Plazuela). La ciudad de La Paz en su integridad se encuentra en una franja angosta de Prepuna que contacta con el Altiplano propiamente (El Alto, Calamarca, Patacamaya). La topografía es rugosa y accidentada con muchas serranías interiores, profundos valles y empinadas laderas. Las condiciones de sequedad del valle son muy pronunciadas, favorecidas por la sombra de lluvia de la Cordillera Real en el noreste, el microclima de la Puna en el Sureste y el efecto de Troll (corrientes de vientos secos). Este amplio valle recibe en general precipitaciones inferiores a los 600 mm, lo que condiciona una fuerte aridez y xerofiticidad. La cubierta vegetal de chaparrales, cardonales de cactáceas y arbustos espinosos (Prosopis, Acacia) es rala con una gran proporción de suelos denudados, la fisonomía es esencialmente desértica. Montes bajos espinosos de leguminosas y mimosáceas se distribuyen en los pisos de valles sobre terrazas aluviales. Similares condiciones se dan en el valle vecino de Independencia - Cambaya, que contacta con los bosques secos de Cotacajes.

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Son ecosistemas con patrones de ocupación humana muy antiguos, por tanto la vegetación de la Prepuna en términos generales, está fuertemente disturbada por efectos de tala para leña, quemas, pastoreo de cabras y ovejas. Las condiciones desérticas hacen que los suelos sean especialmente frágiles y vulnerables al efecto del sobrepastoreo y la erosión, en especial por los fuertes y constantes vientos. Las actividades agrícolas se desarrollan en las terrazas aluviales casi siempre bajo condiciones de riego, en algunas regiones se recurre a la mecanización por ejemplo para el cultivo intensivo de ajo atendiendo a determinadas cadenas productivas. Los regímenes de lluvias (concentradas en dos o tres meses del año) obedecen a procesos convectivos que ocasionan torrenciales lluvias cortas que arrastran sedimentos en gran cantidad y dan lugar a torrentes de barro y mazamorras. Las poblaciones locales hacen un uso tradicional de los cardonales gigantes para fines de construcción, sin embargo en algunas regiones se desarrollan actividades de presión intensificada para fines comerciales (carpinterías, artesanía). Son en general regiones expulsoras de población. Los regimenes de lluvia (concentradas a unos dos o tres meses al año) obedecen a procesos convectivos que ocasionan torrenciales lluvias cortas que arrastran sedimentos en gran cantidad y dan lugar a torrentes de barro y mazamorras. Esta situación tiende a agudizarse con la creciente desertificación de la región.

Prepunas de Cotagaita, San Juan del Oro, Chiclayo (PR1)

Ecoregión descrita como provincia biogeográfica por Cabrera y Willink para las zonas andinas del norte de la Argentina, sin embargo su distribución parece ser mucho más amplia en diversas regiones de interfase de la Puna y los valles mesotérmicos. Al momento ha sido descrita para la zona de los valles altos del Sudeste de Potosí y Tarija (Cotagaita, Atocha, Tupiza, San Juan del Oro, Chilcayo) pero su distribución podría ser bastante mayor. Aparentemente su ocurrencia implica una directa colindancia con amplias zonas de Puna sin presencia cercana de grandes masas cordilleranas. Es un mosaico de ecosistemas de transición entre las tierras altas y los pisos de valle, normalmente en regiones montañosas áridas a semi-desérticas (precipitación entre 500 y 150 mm/año) y un rango altitudinal que va entre los 3600 y 2900 m snm, ubicadas en las zonas denominadas “cabeceras de valle”. Es una ecoregión esencialmente fría y seca con notables fluctuaciones térmicas a lo largo del día, vientos fuertes y precipitaciones erráticas, lo cual le confiere una fisonomía y carácter semi-desértico. Existen extensas superficies de chaparrales microfoliados y espinosos de arbustos y árboles leguminosos, achaparrados y espinosos, con una composición de flora típica de jarkha (Acacia visco), churqui (Prosopis ferox), palqui (Acacia feddeana), thako (Prosopis laevigata), o charcoma (Proustia cuneifolia). Una formación que tipifica a la Prepuna especialmente en determinadas regiones que colindan con Valles secos hacia el Sur de Bolivia (Chuquisaca, Potosí y Tarija), es la presencia de cardonales de cactáceas columnares gigantes (de 4 a 8 metros: Echinopsis o Trichocereus) y una enorme diversidad de cactáceas menores, que confieren una fisonomía muy particular. Destaca la bromeliacea acojinada Deuterocohnia en zonas de roquedales. Es posible que los niveles de endemismo sean relevantes.

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Al igual que el resto del valle, el cinturón de Prepuna fue ocupado desde épocas muy antiguas, como atestiguan restos arqueológicos en zonas como La Paz, Caracato o Luribay. Las ocupaciones humanas fueron constantes en diversas etapas históricas. Son pocas, pequeñas y dispersas las comunidades rurales en el cinturón de la Prepuna de esta región, lo cual contrasta con la ciudad de La Paz, cuyo crecimiento ha hecho desaparecer casi por entero a los ecosistemas naturales de Prepuna en dicho sector. Los impactos mayores se derivan precisamente del crecimiento urbano y los efectos de afectación a la calidad ambiental y del paisaje en una región cada vez más amplia. En los sectores rurales los impactos tienen que ver con quemas, extracción de leña y pastoreo de ovinos. Los riesgos mayores s e relacionan con los efectos del cambio climático e incremento de la desertificación y progresiva escasez de agua por el deshielo de glaciares en las partes altas de la cordillera (crítico para la ciudad de La Paz).

Prepunas del Valle de La Paz - Luribay (PR2)

El valle de La Paz - Luribay, descrito en un punto anterior, colinda con la Puna hacia los 3700-3800 m snm, sin embargo las condiciones del valle seco mesotérmico recién se hacen evidentes a partir de los 2900 m snm. Esto implica que hay una franja transicional de algunos cientos de metros de gradiente que tiene un clima mayormente frío y notablemente seco, sin llegar a ser tan extremo como la Puna. La Prepuna en esta región se caracteriza por matorrales microfoliados en los pisos de valle y chaparrales xeromorfos y espinosos con cactáceas en las laderas áridas. En la zona de La Paz, destaca la presencia del gigantesco torrente de barro de Achocalla que se presentó hace unos 10.000 años y que dio lugar a la formación de extensos “badlands” con fisonomías desérticas. En el resto del valle hasta Luribay, el cinturón de laderas de la Prepuna presenta similares condiciones de aridez y alto grado de erosión. En general, la riqueza biológica es baja, pero no se puede descontar la existencia de importantes endemismos.

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Denominamos tierras altas al espacio configurado por la presencia de las grandes cordilleras y que comprende a varios tipos de ecoregiones entre los 3600 y más 6000 m snm. Cubren cerca de un 25% de la superficie del país y comparten una serie de rasgos ecológicos y fisonómicos. Los elementos fisiográficos más notables son el extenso altiplano (Punas) y los diversos muros cordilleranos y macizos montañosos. La aridez y reducida cobertura vegetal (bajo porte y predominancia de graminoides) confieren una marcada homogeneidad visual al paisaje. A excepción de la Puna húmeda en el sector perilacustre e insular del Titicaca, que puede recibir cerca de 1000 mm de lluvia anual y especialmente el páramo yungueño de la vertiente oriental andina, donde se superan los 1500 mm anuales de pluviosidad, el resto de las regiones recibe por debajo de 600 mm anuales, hasta extremos donde apenas se supera los 100 mm. La tenue atmósfera y la sequedad del aire (baja humedad relativa) se traducen en extremos de insolación y una alta incidencia de radiación ultravioleta, al mismo tiempo hay una fuerte irradiación o pérdida de calor, lo cual equivale a una alta variación térmica diurno nocturnal. La ocurrencia de heladas es frecuente y en algunas zonas es constante a lo largo del año. Por encima de los 4000 m snm, la flora y fauna tienen una eficiencia fotosintética o metabólica reducida, lo cual influye en la baja productividad. Los vientos son fuertes y constantes, en especial en la época seca, por la insolación diurna y los cambios de presión, y las precipitaciones son a menudo en forma de granizo o nieve, además los regímenes de lluvias significan lluvias cortas y torrenciales, así como la ocurrencia de sequías y una alta incertidumbre en la aparición de las lluvias (alto riesgo climático). Demás está decir que los niveles de biodiversidad son bajos a muy bajos, sin embargo, todos los factores limitantes antes mencionados han determinado la existencia de notables especializaciones y adaptaciones en la biota. En especial las diversas regiones de Puna - y con mayor intensidad hacia el sur del país - enfrentan un progresivo avance de la desertificación y los riesgos del cambio climático global. El mayor riesgo asociado al aumento de las temperaturas es la acelerada pérdida de los glaciares cordilleranos, que implica perturbaciones hidrológicas en cadena y fenómenos de potencial escasez de agua así como la pérdida de cuerpos de agua.

COMPLEJO TIERRAS ALTAS

Impactos y amenazas

Es una ecoregión ligada a la presencia de las altas cordilleras, cuya geología está definida por materiales ígneos intrusivos y sedimentos paleozoicos; el límite inferior está en los 4400 m snm, las condiciones se tornan más extremas a medida que se asciende a los ámbitos periglaciares y de nieves perpetuas. En general las heladas nocturnas son casi constantes a lo largo del año. Predominan praderas bajas de pastos empenachados y pastos duros cortos (“tussocks”), alternando con plantas en cojín o almohadillas, todas adaptaciones a las condiciones climáticas severas, al igual que los hábitos de crecimiento subterráneo (criptófitas y hemicriptófitas). Por encima de los 4700 m snm existen desiertos helados con escasa o ninguna vegetación, o únicamente restringida a microclimas en roquedales (líquenes y plantas superiores especializadas). Dos elementos pueden destacar a grandes alturas, las almohadillas duras de la Umbellifera Azorella compacta (yareta) y arbustedas de Polylepis spp. una Rosacea de los Andes. Por encima de los 5000 m snm, no hay prácticamente vegetación y predominan los inmensos picos como el Akamani, Illampu, Ancohuma, Tuni-Condoriri, Huayna Potosí, Illimani, Tres Cruces, finalmente el pico Tunari en la cordillera de Cochabamba, ninguno de estos grandes picos es un volcán. Los niveles de productividad son excepcionalmente bajos y la riqueza biológica se reduce a medida que aumenta la altitud.

Las condiciones climáticas adversas han hecho que las ocupaciones humanas sean notablemente escasas y no permanentes. Ninguna forma de agricultura es posible por los rangos térmicos extremadamente bajos. Existen comunidades indígenas que practican la ganadería de camélidos con impactos muy localizados. Las condiciones de esta ecoregión sin embargo han sido utilizadas desde hace siglos por las comunidades campesinas de las Punas para la transformación de tubérculos como la papa en chuño y tunta. Impactos localizados relativamente fuertes se han derivado de la minería, así como de la extracción de la yareta para leña. El mayor impacto actual proviene del retroceso y desaparición de los campos de nieve y glaciares por ablación y deshielo en un ritmo extraordinariamente acelerado, debido al calentamiento global. En algunos lugares los glaciares prácticamente han desaparecido (p.ej. Chacaltaya) o han sido reducidos en extremo. Esto implica un elevado riesgo de desabastecimiento de agua en los próximos años para numerosas comunidades campesinas, principalmente de la Puna y grandes urbes como La Paz y El Alto. El límite inferior se va abriendo a la actividad agrícola de variedades de papa que aprovechan las sutiles mejores temperaturas debidas al calentamiento global

Región altoandina de la cordillera oriental (La Paz, Cochabamba), incluye zonas nivales y periglaciares (N1)

Breve descripción y aspectos relevantes

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A diferencia de la Cordillera Real, la geología y suelos están definidos por la presencia de material efusivo o volcánico expulsado desde el plioceno al holoceno y predomina por tanto la presencia de grandes volcanes (Sajama, Paya Chatas, Sabaya, Tunupa, Ollague, Licacanbur, Uturunku, Soniquera, etc.), la mayoría de éstos extintos, aunque hay algunos activos. La altura máxima es 6542 m snm y corresponde a la cima del volcán Sajama. Las condiciones térmicas y de fisonomía son similares a los del medio altoandino en la Cordillera Real, aunque más extremos y con mayor predominancia de desiertos helados por encima de los 4400 m snm, debido a la mayor aridez. Son característicos los valles glaciales en U y extensas mesetas de material volcánico. La zona soporta una progresiva mayor desertificación y la desaparición de la mayoría de los glaciales. Destaca la presencia de bosquecilos de queñua (Polylepis tarapacana) en torno a grandes montañas, que pueden subir inclusive hasta los 5000 m snm. Existen relictos de yareta (Azorella compacta) que crecen a manera de grandes almohadillas sobre las rocas, en ciertas zonas de difícil acceso o áreas protegidas como Sajama o la Reserva Eduardo Avaroa. Un tipo de ecosistema particular son las denominadas “ciudades de piedra”, restos de intensos movimientos morrénicos que dieron lugar a paisajes de grandes rocas volcánicas dispersas que forman auténticos laberintos de cañadas y barrancos.

La actividad humana en general es reducida, hay pocas comunidades de pastores de llamas por encima de los 4400 m snm, sin embargo los mayores impactos provinieron durante varias décadas del siglo pasado, de la explotación de leña (yareta y queñua) para minería y ferrocarriles, al punto de haber casi relictualizado estas formaciones. En la región del Sajama funcionaban varias carboneras a pesar de haber sido declarada la zona como área protegida en 1939. De cualquier forma aún existen presiones de extracción de leña de estas plantas amenazadas. En los últimos treinta años se han dado impactos localizados severos de la minería de no metálicos e industrias mineras (p.ej. Sol de Mañana en la Reserva E. Avaroa). Esta área protegida sufre también impactos a la calidad ambiental por la afluencia masiva de turistas (residuos). Una amenaza ambiental crítica es la intención de ENDE de explotar energía geotérmica, en la misma zona de Sol de Mañana. Los mayores riesgos se derivan de los efectos del calentamiento global, lo cual ya se observa en la reducción del potencial hídrico por el derretimiento de los glaciares, fenómeno reportado desde los años 80.

Región altoandina de la Cordillera Occidental volcánica (Oruro, Potosí). (N2)

Algunas serranías y macizos montañosos cuyas cimas pueden alcanzar los 4900 m snm inclusive, se yerguen tanto en el Altiplano de La Paz (Choque Kahua, Mirikiri) como de Oruro (Kusin Chuto, Kapaja, Huajiriri). La influencia directa de las Punas (Altiplano) circundante ejercen posiblemente un efecto climático importante en el balance térmico e hídrico, en general son zonas húmedas que condensan nubosidad y tormentas, donde se forman varios ríos menores y pequeños bofedales de altura. Son “islas” de vegetación típicamente altoandina por encima de los 4300 m snm en medio de la Puna.

Los impactos son bastante localizados y escasos en función a la actividad humana mayormente restringida, por ejemplo a partir de la extracción de leña (yareta), pastoreo de camélidos y quemas estacionales localizadas. Los mayores riesgos se derivan sin duda de los efectos de una creciente desertificación. Es posible que en algunas zonas se propicie el cultivo de maca (Lepidium meyeni) baja demandas crecientes de mercado, o de variedades de papa que han subido en su límite de crecimiento por el calentamiento global.

Zonaciones altoandinas de las Serranías interaltiplánicas (La Paz, Oruro) (N4)

Los mayores impactos a los ecosistemas (severa degradación de cuencas altas) y la calidad ambiental por contaminación de lodos, metales pesados y aguas ácidas se han derivado desde hace siglos de la intensa actividad minera, especialmente concentrada en una buena parte del siglo pasado, generándose también muchos pasivos ambientales. Muchas zonas se hallan contaminadas, tanto en la cuenca endorreica del altiplano (Poopó) como en la cuenca del Pilcomayo en el este. Un riesgo elevado proviene del actual incremento de la actividad minera que ocasionará un aumento de los niveles de contaminación. También el incremento de la desertificación y los efectos del cambio climático se traducen en graves amenazas para estos ecosistemas.

Región altoandina de la Cordillera central de Frailes – Lipez (faja estañífera) (N3)

Con un rumbo norte - sur, corresponde a un conjunto de cordilleras y macizos intrusivos ricos en materiales ígneos y metalogénicos conocido como la faja estañífera. Se eleva por encima de los 5000 m snm sin llegar a tener alturas tan elevadas como la Cordillera Real o la Occidental volcánica. Es un ecoregión muy árida y con predominancia de desiertos helados por encima de los 4400 m snm. Es notable la ausencia de glaciares y campos de nieve. La fisonomía de los ecosistemas y rasgos climatológicos son similares a los de la región occidental volcánica.

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Esta ecoregión tuvo una ocupación muy antigua, básicamente desde la prehistoria (Viscachani). Fue el asiento de poderosas culturas como Tihuanacu y posteriormente de diversos señoríos aymaras. El uso del espacio fue intensivo tanto para fines agrícolas como pecuarios. La expansión y poderío del imperio de Tihuanacu se atribuye al sistema de cultivo en terraplenes bajo manejo hidráulico o “sukakollos”. A partir de la República y bajo medidas de avasallamiento como la Ley de Exvinculación, el uso de la tierra se intensificó con la formación de grandes haciendas. Con los años se tornó la región más densamente poblada de todo el Altiplano. El uso humano de los ecosistemas ejerció una fuerte presión sobre los suelos, incluyendo una progresiva mayor mecanización, el sobrepastoreo de ovinos (que reemplazó plenamente a los hatos de camélidos ya a mediados del siglo pasado), la ganadería bovina en crecimiento y la extracción regular de leña. Producto de ello, es una de las ecoregiones con mayor degradación y modificación ecosistémica del país, en ciertas zonas no existe superficie alguna que no corresponda a cultivos o barbechos recientes en descanso. Al igual que el resto de las regiones de Puna, enfrenta un progresivo y acelerado proceso de desertificación, agudizado por la reducción del potencial hidrológico producto de la pérdida de glaciares en la Cordillera Real. Los riesgos mayores se derivan así de los efectos del cambio climático. El incremento de la mecanización con arados de disco también constituye una amenaza para la conservación de los suelos en términos de agravar la erosión y la pérdida de capas orgánicas.

Puna húmeda-subhúmeda (La Paz-Oruro) (PU1)

La ecoregion de Puna se encuentra entre los 3660 y 4300 m snm, en el extenso altiplano de La Paz y parte de Oruro. El sector más húmedo se desarrolla bajo la influencia del Lago Titicaca al oeste y el muro cordillerano al este, las precipitaciones pluviales anuales van desde los 800 a 1000 mm en la zona perilacustre, hasta los 600 mm en el sur, donde da lugar a la Puna seca. La estacionalidad es marcada con apenas tres meses efectivamente húmedos. Esto hace que el clima sea comparativamente seco, con elevadas tasas de evapotranspiración por la alta insolación diurna y los fuertes vientos constantes. Salvo algunas zonas colinadas, la topografía de la Puna es mayormente plana con suelos aluvionales pobres en materia orgánica. Se podría afirmar que en la actualidad no existen superficies con vegetación natural, todos los ecosistemas están fuertemente antropizados y forman un mosaico intrincado de campos de cultivo, campos en descanso y zonas de pastoreo intensivo (agrosistemas). Zonas excluidas del uso agropecuario, como son el perímetro de los monumentos de Tiahuanacu, permiten conocer el potencial de la vegetación natural, con densos pastizales amacollados de Stipa y Festuca que pueden alcanzar más de un metro de altura, y que hace varios siglos pudieron corresponder al ecosistema más representativo de esta ecoregión. En la actualidad los pastizales son ralos y bajo, alternando con matorrales bajos de thola (Baccharis principalmente). Se ha sugerido que el sobre pastoreo habría propiciado el avance de los tholarres y otras plantas menos palatables para el ganado. Algunas particularidades florísticas destacan como la presencia de la Puya raimondii en la zona de Comanche en La Paz y en transiciones a la Prepuna en la Provincia Loayza (Araca). La biodiversidad es baja, al contrario de la agrobiodiversidad que tiende a ser muy elevada, producto del dinámico desarrollo de las culturas tradicionales, además de la pervivencia de conocimientos y prácticas tradicionales ancestrales.

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Este singular ecosistema tuvo actividad humana desde épocas muy antiguas, al igual que en el Perú, donde se denomina “Jalka”. Dadas las condiciones climáticas frías y muy húmedas, la densidad poblacional humana en los Páramos no es alta, las comunidades campesinas son pequeñas y dispersas. Las presiones e impactos sobre los ecosistemas del Páramo yungueño se centran en la recolección de leña, (en especial de la queñua) y el pastoreo de vacunos, los hatos de propietarios tanto de las partes altas como de las zonas más bajas son dejados en los páramos bajo una modalidad de cría casi sin manejo, lo que genera impactos en suelos y vegetación, tanto en el pastizal como en las transiciones al bosque nublado. Otros impactos se derivan del uso de los suelos para agricultura de tubérculos, actividad restringida a las zonas menos húmedas (valles y laderas bajas) y a escala mayormente doméstica. A pesar de que los suelos son muy ricos, las condiciones de humedad elevada llegan a ser un impedimento para las prácticas agriculturales. Si bien el Páramo yungueño es perhúmedo, no está exento de que a lo largo de la historia deba soportar sequías extremas o algunos años más secos. Es en estos años que puede ser altamente vulnerable a los fuegos, dando como resultado que en varias zonas su límite inferior en especial ha sido disturbado, generando el retroceso del bosque nublado. Es así, que en ciertas regiones se puede encontrar el límite artificial del Páramo a alturas incluso de 2500 m snm, que corresponden a pastizales de sustitución y matorrales. En algunas regiones de La Paz, la minería del oro ha generado impactos localizados severos. Los riesgos ambientales más preocupantes podrían estar relacionados al cambio climático global, y en particular al fenómeno de calentamiento global que podría ocasionar cambios hidrológicos y florísticos en los límites inferiores, debido a un progresivo ascenso de vegetación leñosa arbustiva y arbórea. El Páramo yungueño es un prestador de servicios ambientales por excelencia en términos de regulación hidrológica a partir de sus suelos turbosos que actúan como esponjas que retienen el agua.

Páramo Yungueño muy húmedo a pluvial (PY)

Una ecoregión de las tierras altas en Bolivia ubicada en las vertientes orientales de la Cordillera Real entre La Paz y Cochabamba, dispuesta a modo de franja entre la ecoregión altoandina y el piso de Bosque nublado de Yungas, entre los 4300 y 3600 m snm. Ya el geógrafo Troll en los años 50 y 60 del siglo pasado se refiere a esta región como “Faja de Páramo”, diferenciándola de la Puna del altiplano, estacional y de diferente dinámica hidrológica. Años después (1996), Beck y Ribera, proponen el término Páramo yungueño para referirse a este ecosistema hiperhúmedo de pastizales y matorrales, que difiere notablemente, tanto en lo ecológico como en lo florístico, de la Puna o altiplano. Una discusión infructuosa se dio sobre si son páramos o no en función a la ausencia de la Espeletia, una compuesta de los páramos de Colombia o Venezuela, la cual aparentemente prospera mayormente en zonas disturbadas y forma sucesiones secundarias. En algunos casos su ubicación y distribución puede llegar a ser muy particular, formando archipiélagos o islas de pastizales en crestas o picos de cerros, rodeados por el bosque nublado hacia el límite inferior; en tanto que en otros casos se distribuye más bien a manera de un cinturón continuo. La ubicación fisiográfica condiciona una permanente afluencia de neblinas y lloviznas horizontales, al igual que lluvias orográficas o de choque, ocasionando una elevada precipitación (1400 a más de 2000 mm/año) y una estacionalidad difusa, incluso sin ningún mes efectivamente seco. Los suelos, a diferencia de los de la Puna, son ricos en materia orgánica húmico-turbosa y alta hidratura por la permanente humedad, están por tanto recubiertos de una densa masa de musgos, equisetos y líquenes de diversas especies, así como hongos, pequeñas herbáceas y una rica flora de plantas camefíticas, arrosetadas y orquídeas. Las permanentes neblinas y garúas condensan en la vegetación de pastos y se produce un constante goteo hacia el suelo. Predominan pastizales cespitosos empenachados muy densos y altos de Stipa y Festuca (más de un metro) y con frecuencia la bambusacea enana (Swaenochloa sp.), la cual llega a formar auténticos céspedes en la base de los macollos de gramíneas. Entre las especies de arbustos bajos más importantes dispersos en el pastizal están: Escallonia spp., Ribes pentlandi, Calceolaria parvifolia, Satureja boliviana, Baccharis pentlandii, Achyroclyne alata, Hieracium elata. Son típicos los bosquecillos de queñua: Polylepis pepei, P. sericea, P. racemosa. El páramo yungueño posee una interfase hacia el bosque nublado denominado “elfin forest” o bosque enano, de particular fisonomía de parque arbolado y está siempre rodeado de nieblas.

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Es la continuidad de la Puna húmeda del norte, obedeciendo al gradiente de menor humedad norte a sur que se observa en la gran región de tierras altas, y abarca la mayor parte del departamento de Oruro y parte de Potosí. La precipitación anual oscila entre 600 y 400 mm, con una estacionalidad aún más marcada que en la Puna húmeda. La modificación de los ecosistemas ha sido intensa, aunque en menor grado que en la Puna más al norte. Los ecosistemas originales (muy modificados en la actualidad) comprendían mosaicos de pastos amacollados altos, y una alta abundancia de arbustedas microfoliadas regularmente densas de “tholas” (Baccharis, Parastrephia, que podían alcanzar incluso dos metros de alto en promedio) y pastizales bajos en zonas de suelos salinos; algunas zonas relictuales podían observarse hasta hace unos años en zonas alejadas del departamento de Oruro. Se puede decir que la Puna seca es una “Puna de tholas”. Extensas zonas tienen suelos con elevado nivel de salinidad, lo que condiciona cubiertas vegetales especializadas y dificultades para la agricultura. Los niveles de riqueza biológica son en general bajos.

La ocupación humana es muy antigua, en especial el desarrollo de la ganadería de camélidos tuvo gran preponderancia, pero la cría de ovinos se ha intensificado notablemente en los últimos 60 años, generando drásticos efectos degradativos de sobrepastoreo sobre los ecosistemas. La extracción de “tholas” para leña fue sistemática e intensiva a lo largo de varios siglos, ocasionando la desaparición de tholares en grandes extensiones. En los últimos quince años la agricultura intensiva mecanizada de la quinua por el ascenso de la demanda de mercados de exportación, ha generado importantes efectos degradativos sobre los suelos, especialmente hacia el límite sur de esta ecoregión. La salinización de los suelos ha sido identificada como un impedimento para la agricultura. La zona soporta un creciente deterioro vegetacional y de los suelos por el avance de la desertificación y la erosión, situación agudizada por el incremento del índice de aridez, irregularidad en el régimen de lluvias, sequías, mayores temperaturas diurnas, lluvias cortas muy fuertes, etc.

Puna seca central (principalmente Oruro) (PU2)

Regiones periféricas a los grandes salares de Oruro y Potosí, incluida la denominada región intersalar (entre Coipasa y Uyuni), son zonas bajas de la Puna, caracterizadas por la elevada salinidad de sus suelos y una cubierta vegetal formada por comunidades de plantas halófitas altamente especializadas en cuanto a su potencial osmótico radicular (Anthobrium, Suaeda, Atriplex, Montiopsis). Las condiciones salinas de los suelos disminuyen a medida que se produce la transición a la Puna seca y semidesértica. Un elemento particular cerca de Salinas de Garci Mendoza es el cráter Tejada, producido por la caída de un meteorito hace miles de años.

Aparentemente los cultivos mejor adaptados corresponden a determinadas variedades de quinua. Los impactos más evidentes se observan precisamente en ciertas zonas donde se ha intensificado el cultivo mecanizado de quinua (por ejemplo en la zona intersalar), también existen indicios de sobrepastoreo de ovinos y de extracción de leña.

Puna salada (región inter y perisalar) (PU4)

La ecoregión ha tenido actividad humana desde épocas prehistóricas, de alguna forma intensificada durante el incario con la cría de llama. Sin embargo los impactos ambientales más serios son relativamente recientes, relacionados con la extracción de leña, la minería de no metálicos (boro, ulexita, azufre), el sobrepastoreo localizado de ovinos y en especial la agricultura intensiva y mecanizada de la quinua bajo incentivo de las demandas de mercado. Este tipo de agricultura está ocasionando efectos negativos sobre otros ecosistemas como los bofedales. La remoción de vegetación y el cultivo de cientos de hectáreas en cerros y laderas hace que las lluvias torrenciales de temporada arrastren grandes volúmenes de sedimentos y ocasionen enterramientos de los bofedales. Las amenazas más fuertes se relacionanc on la agudización de las sinergias entre los eventos antes mencionados, y en función de una mayor severidad de los efectos progresivamente más drásticos del cambio climático. Otra amenaza ambiental crítica se refiere al uso de agua a gran escala para fines de la gran minería (p.ej. Mina San Cristóbal) en una región esencialmente desértica, que afecta el equilibrio hidrológico regional. De igual forma se cierne la amenaza sobre los acuíferos fósiles para fines de minería a gran escala.

Puna semi-desértica (Potosí) (PU3)

Es la versión más seca de la Puna, entre los 3600 y los 4300 m snm sobre una extensa planicie aluvial, con colinas y mesetas que continúan hacia las zonas cordilleranas. Localidades tipo de esta ecoregión son Soniquera, San Pablo de Lipez, Alota, Uyuni. Tiene un régimen climático semidesértico y sufre un proceso de agudización de la aridez y creciente desertificación. Los niveles de lluvia anual van desde 400 mm (al norte) a menos de 100 mm anuales en el sur. La época seca se extiende por más de 10 meses, dándose por períodos un régimen errático de lluvias y sequías. Las lluvias son en general cortas y torrenciales, situación que se ha agudizado en las últimas décadas con la desertificación y el cambio del clima. Esto ha tenido repercusiones negativas sobre ecosistemas colindantes como los bofedales. En ciertos años se producen inmensas nevadas que ocasionan efectos catastróficos sobre la vida silvestre y el ganado camélido. La vegetación predominante son pastizales duros amacollados y matorrales microfoliados de tholas con coberturas mayormente ralas y niveles de productividad muy bajos. Existen amplios espacios con escasa cobertura vegetal y suelos casi denudados. En general la biodiversidad es muy pobre, situación que se torna más aguda a medida que se incrementa la altura hacia el límite superior. Posiblemente esta región fue testigo de los primeros intentos de domesticación de las llamas hace miles de años.

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La región ha tenido actividad humana desde épocas prehistóricas, la intensificación agrícola se inició en tiempos precolombinos y continuó expandiéndose posteriormente, aunque con limitaciones por las condiciones topográficas. Posiblemente los impactos más severos sobre suelos y vegetación provinieron del sobrepastoreo de ovinos y caprinos hacia el límite inferior, de la extracción de leña y de quemas recurrentes. Los impactos más críticos de extracción de leña y quemas se dieron sobre los bosques de queñua que posiblemente fueron mucho más extensos en siglos pasados, hasta su actual relictualización. De cualquier forma, las presiones de extracción y quemas para estos notables ecosistemas andinos siguen vigentes sin que existan medidas de regulación y control. En general el estado de conservación de los ecosistemas es malo. También las cuencas altas de ríos importantes como el Chayanta, Tinguipaya, Yura, Torapalca, Atocha, se encuentran fuertemente contaminadss por la minería que se desarrolla en las zonas más altas y cordilleras del Oeste (p.ej. Catavi, Huanuni, Uncía, Chocaya, Ubina, Tasna). Los efectos de sequías y precipitaciones torrenciales cortas se han incrementado en las dos últimas décadas. También el incremento de la contaminación minera es un riesgo, dada la reactivación de esta actividad.

Puna subhúmeda de montaña con relictos de queñuales (Potosí, Chuquisaca y Cochabamba) (PU5)

Es una ecoregión de alta complejidad en función a la topografía accidentada (no plana como otras Punas) y la gran extensión que ocupa en la vertiente oriental de las cordilleras de Chuquisaca y Potosí principalmente. Es una Puna subhúmeda de alta montaña, con alturas entre los 3600 y 4400 m snm, con niveles de precipitación anual entre 600 y 800 mm. El notable geógrafo Troll en su obra “El Ecosistema Andino” describe a esta región como la “faja de Páramo subtropical” (a diferencia de la vertiente alta de la Cordillera Real que denomina simplemente como Faja de Páramo). Es posible que las condiciones topográficas y de humedad efectivamente condicionen en ciertas zonas ecosistemas eminentemente paramunos, descritos como “pastizales de neblinas”, aspecto que requeriría mayor investigación. En cualquier caso son “Punas de queñuas” (Polylepis), puesto que una importante cantidad de zonaciones relictuales de bosquetes de Polylepis (P. besseri, P. tomentella, P. crista galli, P. hieronymi) se distribuyen en diversas laderas y quebradas en medio de pastizales amacolladas y arbustedas mixtas. Los manchones pueden variar de unas pocas hectáreas a algunos cientos de hectáreas en los mejores casos, esto incrementa su valor ecológico y su riqueza biológica. Los ecosistemas relictuales de queñuas se encontrarían entre los más amenazados del país. Estas Punas de queñuas contactan hacia el sur (Potosí) con cabeceras de valle definidas como Prepunas, situación que podría ocurrir también más al Norte (Chuquisaca y Cochabamba).

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Se puede considerar a los salares como las regiones más espectaculares de las tierras altas. La superficie que ocupan es importante, en especial el salar de Uyuni, cuya superficie supera el millón de hectáreas. Estas inmensas concentraciones de sal y diversos minerales son el punto final de la cubeta endorreica, han sido descritos como desiertos de sal. Evidentemente, son en esencia abióticos, salvo alguna vegetación especializada hacia los bordes en la transición a la Puna salada. Al interior del salar de Uyuni existen “islas” de vegetación muy particular, que son descritas más adelante, en tanto que el salar de Coipasa presenta en su interior un enorme lago salado estacional. A pesar de estar en promedio a 3600 m snm (punto más bajo del Altiplano) las condiciones climáticas son severas, especialmente en la época seca, con extremos de insolación y temperaturas nocturnas extremadamente bajas.

Los impactos a estas regiones son por el momento bastante localizados a ciertas zonas donde se extrae artesanalmente la sal de sodio o sal de mesa, y en algunas zonas se explotan boratos. También el turismo ha ejercido en los últimos años considerables impactos (basura, tránsito desordenado) debido principalmente a la escasa regulación y control de las numerosas agencias de turismo que operan desde la población de Uyuni. Los mayores riesgos no se relacionan con el crecimiento del turismo propiamente, sino a la eventual explotación a gran escala de los depósitos de litio existentes y que ocasionarían un masivo deterioro de estos extraordinarios paisajes. Existe una propuesta presentada a la prefectura de Potosí para convertir al Salar de Uyuni en un área de manejo integrado.

Salares o desiertos de sal (Uyuni, Coipasa, Chihuana) (SL)

La región tuvo una ocupación humana muy antigua, el uso se intensificó en etapas históricos relativamente recientes. El impacto agrícola es mayormente localizado y de escala doméstica precarista por la intensidad del riesgo climático que desincentiva procesos a mayor escala. En cambio, la ganadería de ovinos tiene muy alto efecto degradativo por la cantidad de hatos existentes, el número de ovejas se estima en varios miles. También la extracción de leña tiene graves consecuencias degradativas para la cubierta vegetal. Los mayores riesgos se derivan de la creciente desertificación y los efectos de recurrencia de sequías prolongadas.

Puna seca del altiplano de Tajzara en Tarija (Reserva Cordillera de Sama) (PU6)

Es un altiplano desprendido de la cordillera de Tajzara que nace en Chuquisaca, los materiales de los macizos montañosos que rodean esta Puna tienen una gran antiguedad geológica (Precámbrico). Esta micropuna enclavada entre grandes montañas tiene altitudes entre 3700 y 4300 m snm, con cimas altoandinas circundantes que alcanzan los 4600 m snm. Constituye la parte más alta de Tarija y se caracteriza por su alto riesgo climático en forma de sequías recurrentes, heladas y granizos. Destaca un conjunto de lagunas de regular dimensión inmersas en la altiplanicie, cuyo caudal se ve notablemente afectado por las sequías recurrentes. Predominan las formaciones altamente degradadas de pastizal amacollado duro y arbustos bajos ralos, sin la presencia de relictos del ecosistema natural.

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Los humedales abarcan diversos tipos de ecosistemas acuáticos como lagos, lagunas, pantanos, curiches, yomomos, bofedales, vegas, etc. Están concentrados mayormente en las tierras bajas (llanuras cálidas) y tierras altas (Punas y medios altoandinos). Su relevancia ecológica es enorme, tanto por sus efectos de provisión de servicios ambientales (regulación hidrológica y provisión de agua), como por su importancia para la vida silvestre. Es difícil conceptualizarlos como ecoregión propiamente, a excepción del pantanal o la región de los grandes lagos del Beni; es posible que la multitud de humedales dispersos de los llanos benianos puedan ser descritos como un gran “hidroecoregión”; de cualquier forma, la descripción de los humedales o cuerpos de agua debería referirse más a un enfoque de ecosistema. La macro-región con mayor concentración de humedales de diversos tipos es sin duda la gran llanura beniana, especialmente en torno al curso del rio Mamoré, donde existen centenares de lagunas, lagunetas y meandros abandonados. Por otra parte, la diagonal Rogagua-Rogaguado (línea de falla Hanagarth) concentra a los humedales más importantes de la llanura tropical boliviana. Se hace también énfasis sobre el sistema del Pantanal y es necesario considerar los extensos bajíos al norte de la EBB o los bañados del Tichela en el curso medio del río San Martín. Las inundaciones estacionales que pueden llegar a ser catastróficas (como las del 2007 y 2008) hacen que diversos cuerpos de agua de la llanura queden bajo agua durante varios meses perdiendo su condición de humedal definido. Los riesgos derivados del cambio climático global sobre los humedales de tierras bajas, sinergizados con el efecto de las represas del Madera a ser construidas por el Brasil, ocasionarían inundaciones prolongadas y más altas que podrían alterar las dinámicas de los humedales y de sus ricas biotas. En las tierras altas, las condiciones de mucha menor disponibilidad hídrica implican una menor diversidad y abundancia de ecosistemas acuáticos, los cuales se concentran de forma localizada en ciertas zonas, ya sea como bofedales o lagunas de origen glaciar, destacando sin embargo la presencia de algunos de los lagos más grandes de los Andes. El proceso de desertificación está dando lugar a fenómenos de contracción y desecación, efecto incrementado por el cambio climático y calentamiento global que ha ocasionado, entre las consecuencias más críticas, la pérdida de glaciares. Si bien se consideran específicamente las Lagunas saladas del Suroeste de Potosí, también son importantes (aunque en el mapa no se las explicite) las centenares de lagunas de origen glacial, dispersas en las diversas cordilleras y regiones altoandinas, muchas de las cuales se están desecando al no tener el aporte de agua de los glaciares, en retroceso o desaparición.

COMPLEJO DE HUMEDALES

Impactos y amenazas

Podía también haber sido descrito como parte del complejo de sabanas del Cerrado (región de San Matías - Mandiore), con las cuales alterna en un mosaico sumamente intrincado y con las que mantiene una dinámica interrelacionada. Forma parte del gran sistema del pantanal situado en el Brasil y del cual es una prolongación, aunque ocupa una superficie menor que en el vecino país. Estos humedales se distribuyen en relación a la cuenca alta del río Paraguay y forman una red anastomosada de cauces, lagunas y bajíos pantanosos de gramíneas flotantes, rodeados de sabanas y bosques de inundación estacional. La región del pantanal en su conjunto actúa como una gigantesca esponja que regula a partir de “pulsos” estacionales las dinámicas de inundación. Entre las lagunas de mayor relevancia están la Urebaba, Gaiva, Mandiore, las cuales son interfronterizas. La región sur extrema (triángulo Man Césped o Foianini) hacia Puerto Busch, comprende un mosaico de humedales que soportan fuertes y prolongadas inundaciones estacionales. Esta ecoregión tiene especial importancia para la vida silvestre, en especial reptiles y avifauna. Se encuentra casi en su totalidad dentro de las áreas protegidas ANMI San Matías y PNANMI Otuquis, sin embargo la debilidad de la gestión de estas unidades no ha permitido resultados efectivos de regulación y control.

Los impactos a la zona se concentran especialmente en la cuenca del río Paraná más al este, (donde hay poblaciones brasileras importantes como Cáceres o Descalvado) a partir de acciones de mejora dragado del curso de canales y la navegación de barcos de regular calado (hidrovía Paraná), las cuales no dejan de afectar la dinámica de las grandes lagunas interfronterizas. También la pesca y en especial la caza y captura de vida silvestre con escasa o ninguna regulación son elementos de fuerte perturbación ecológica en esta región. Las interfases entre los humedales y las Sabanas de Cerrado, sufren los impactos de los intensos fuegos estacionales. Entre los riesgos ambientales mayores de perturbación de este inmenso y frágil sistema, se han identificado: los efectos de la explotación de hierro del Mutún, las obras de mejora de hidrovías a partir de la iniciativa desarrollista del IIRSA, la habilitación de trasvases de cuencas en el lado brasilero, conectando la cuenca del Iténez (río Verde) con la cuenca del alto Paraguay (río San Lucas) para facilitar el tránsito de barcos de alto calado, además del proyecto de construcción de un canal entre Puerto Suarez y Puerto Busch. A esto se suman los riesgos de la recurrencia del fenómeno El NiñoNiña en términos de incrementar la perturbación de los ciclos hidrológicos.

Pantanal boliviano. Uberaba-Mandiore-San Matías-Otuquis (HP)

Breve descripción y aspectos relevantes

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Son zonas con mayor concentración de lagunas y lagunetas, muchas se sitúan en la región de influencia de la dinámica fluvial, antigua y actual del río Mamoré pero en general están dispersas en toda la llanura. Su número superaría posiblemente las 500, habiéndose inventariado algo más de 200. En general están circundadas por sabanas y masas boscosas de inundación o anegación estacional y sus sistemas límnicos se interconectan por espacio de unos meses por los efectos de la inundación. En muchas regiones boscosas existen lagunas senescentes que actualmente ya son pantanos (yomomos y curiches). Muchas lagunas del Beni tienen la particularidad de ser rectangulares y de orientaciones definidas, configuración que responde al control tectónico a partir de fallas del Escudo precámbrico subyacente a la llanura. En general las que son de poca profundidad (2-3 metros) son de agua blanca o turbia por efectos de mezcla por el viento, en tanto que las de agua clara (parcialmente oscura) son en general profundas (4-10 metros). Tienen alta importancia para el mantenimiento de la vida silvestre como de la ganadería tradicional de las sabanas. El total de lagunas superarían los 3000 kilómetros cuadrados de superficie, con más de 2 millones de metros cúbicos de agua.

Las lagunas, en especial las de reducida superficie (1-5 ha) tienden a ser afectadas por una “senectud” natural o llenado de cubeta a partir del aporte de sedimentos, y finalmente “mueren” como pantanos (parece ser más rápido en masas boscosas que en sabanas), situación que es menos evidente en lagunas de mayor superficie. Los efectos de la ganadería y las quemas se circunscriben principalmente a los bordes o interfases con las sabanas; el efecto de las quemas tardías y afluencia de primeras lluvias pueden afectar el pH de las lagunas y ocasionar mortandad masiva de peces. Se conocen casos de drenaje de lagunas para establecer pastizales y cría de ganado. Bajo condiciones “normales” las lagunas se unen al agua de inundación permanentemente o por períodos, la “individualidad” de las lagunas se restaura al bajar la inundación. Bajo situaciones de inundaciones catastróficas prolongadas (por efecto del cambio climático: 2007), esta dinámica se disturba, lo cual puede ser aún más crítico por efecto de las grandes represas hidroeléctricas proyectadas.

Zonas con complejos de lagunas en la llanura beniana (H)

Estos grandes lagos y lagunas que forman parte de varias propiedades ganaderas, algunas de las más grandes son parte de la propiedad de tres o cuatro estancias. Los efectos del manejo ganadero se relacionan principalmente con las quemas estacionales de las sabanas circundantes, drenajes para habilitación de pasturas, caza de vida silvestre. Los riesgos más críticos deberían relacionarse a inundaciones muy grandes y prolongadas, producto de fenómenos asociados al Niño, sinergizados con los efectos de las grandes represas a ser construidas en el río Madera.

Grandes lagos del Oeste del río Beni (H1)

Se instalan a lo largo de la línea de falla Hanagarth, diagonal que además coincide con un antiguo cauce del río Beni. Los fallamientos a lo largo de esta línea dieron lugar a la formación de más de 15 lagos grandes y lagunas menores en una orientación de rumbo NE-SW. Varias de estas lagunas son de aguas claras-oscuras, otras son de aguas blancas y mixtas, recibiendo reflujos de los rebalses de inundación del río Beni en el pico de la época de lluvias. Algunas tienen aguas cristalinas muy particulares. Las lagunas más grandes como la Rogagua, Huatunas, Ginebra y Rogaguado tienen entre 10.000 y 30.000 hectáreas de superficie. Los entornos de algunas de estas lagunas tienen manchones de palma real (Mauritia flexuosa). En la época lluviosa forman un extenso corredor de pantanos y zonas inundadas.

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El hecho de que su dinámica esté estrechamente entrelazada con las sabanas de inundación estacional, significó ser parte de un manejo hidrológico muy antiguo (culturas de las sabanas de Moxos y Baures) que llegó a derivar en modelos de regulación hidráulica muy complejos con la construcción de canales, diques, terraplenes, lomas, etc. Se desconoce cuales pudieron ser los efectos ambientales de estos sistemas de manejo. Actualmente las quemas estacionales de la sabana (mayormente para manejo ganadero) afectan a los pantanos estacionales y las interfases de los pantanos con la sabana. En algunas zonas se han drenado humedales para inducir el establecimiento de pastizales, en otras zonas se los está drenando para la siembra intensiva comercial de arroz en grandes superficies. En cuanto al programa de manejo del lagarto, cuyas acciones se concentran en lagunas y humedales, los resultados e impactos todavía no han sido evaluados o sujetos a auditorias ecológicas detalladas, aunque se sospecha que el recurso puede estar mermando, lo cual amenazaría la sostenibilidad del proceso. Al igual que en el caso de las lagunas, los riesgos de inundaciones catastróficas y prolongadas pueden alterar las dinámicas ecológicas de estos humedales. También la construcción y mejora de vías camineras (IIRSA) sin adecuados recaudos pueden generar alteraciones de la dinámica hídrica por formación de “diques” a partir de la mejora de terraplenes, sin adecuado drenaje.

Sistemas dispersos de pantanos (ecosistemas palustres) inmersos en los complejos de sabanas de Beni y La Paz

No han sido mapeados a la escala de análisis del presente mapa, tanto por la enorme cantidad, las superficies variables de acuerdo a la época del año y por formar ecotonos poco diferenciables con las sabanas de inundación estacional, lo cual hace difícil su individualización. Incluso los grandes sistemas pantanosos como el extenso bajío entre el río Yacuma y el Maniquí (Mercedes-Chichiguambo) o los bañados del Tichela en la zona de Baures no han sido especificados en esta oportunidad. En la llanura del Beni se sitúan tanto en las regiones de sabanas como en las masas boscosas, en general soportan inundaciones permanentes de aguas claras y oscuras todo el año con un corto estiaje en la época seca, a este tipo corresponden por ejemplo los “yomomos” de Rhynchospora, una Cyperacea que forma planchas flotantes, los “curiches” conformados por hidrófitas flotantes como Eichhornia y Pontederia y los herbazales densos de Heliconia o “patujuzales” que se sitúan en pantanos rodeados de masas boscosas. Tanto yomomos como patujuzales al interior de masa boscosas pueden presentar pantanos arbolados abiertos de “cosorió” (Erythrina) o “cosoriosales”. Los pantanos estacionales mayormente situados en sabanas se denominan “junquillares” (Cyperus giganteus) y pueden desecarse al final de la época seca. En las sabanas de La Paz, los sistemas palustres muy relacionados a sabanas de bajíos con inundación prolongada, presentan característicamente palmares de Mauritia y Mauritiella. Todos estos ambientes tienen enorme importancia para la vida silvestre y para numerosas especies de peces y aves, además son fuente de diversos recursos para las poblaciones indígenas y campesinas. En la actualidad los humedales tienen una función primaria en el aprovisionamiento de agua para el ganado en la época seca. También sirven como reservorio de vida silvestre y tienen relación con la presencia de “garceros” o centros de reproducción de colonias de miles de aves (garzas, cigüeñas, rapaces).

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El uso tradicional indígena se reduce a la pesca y la caza, los impactos mayores provienen de la ganadería y las quemas estacionales que afectan los hábitats palustres circundantes. También se han producido impactos por desvío de aguas para fines de riego agrícola, siendo esta la mayor amenaza para este humedal. La frontera agropecuaria de la soya principalmente se extiende hacia la cuenca de la laguna desde el noroeste y suroeste.

El río Parapetí es un río sin cauce definido en la cuenca baja, su curso derivó finalmente hacia la cuenca amazónica en los años 40 (antes drenaba hacia la cuenca del Plata). Producto de ello se formó una zona sujeta a prolongadas inundaciones estacionales, surcada por numerosos paleocauces y canales, que abarca una superficie de hasta 200.000 hectáreas en la época húmeda. Estos bañados tienen una vegetación de bosque inundado bajo donde predominan especies de los géneros Cathormion, Geoffroea, Zizyphus, Crataeva, Sideroxylon, en secuencia con el bosque ribereño de las terrazas aluviales a mayor altura. En la época seca se forman dunas por las arenas depositadas. La zona tiene relevancia mítico religiosa y como fuente de recursos para los guaraníes isoseños, quienes consideran a dicha zona una “madre” o fuente de abundancia de peces y vida silvestre. En su mayor parte se encuentra el interior del PNANMI Kaa Iya.

El cambio de cauce del río Parapetí ocasionó sin duda efectos drásticos en las comunidades bióticas de la región de migración de curso. Otro impacto sustancial proviene de los efectos de los desmontes y pérdida de cobertura vegetal que ocurren en la cuenca alta del Parapetí (Monteagudo, Heredia, Muyupampa, San Juan del Piraí, Huacareta, Fernández) que ha ocasionado el arrastre y deposición de una alta carga de sedimentos en las dos últimas décadas. También tiene efecto el desvío de cauces y drenajes para fines de riego de cultivos de soya que ocurren en ciertos puntos de la cuenca media. Los riesgos más severos pueden derivarse de episodios de inundaciones y riadas, producto de eventos del cambio climático.

Sistemas de humedales estacionales del Parapetí (“Bañados del Isoso”) (H2)

Es un humedal de gran importancia por su dimensión única en la región Chiquitanía-Chaco. Se encuentra inmersa en una depresión entre las Serranías Chiquitanas, bordeada al este por el curso del río San Julían (que recibe las aguas del Parapetí). Su superficie lacustre no supera las 10.000 hectáreas, sin embargo los hábitats pantanosos formados en su entorno incrementan su importancia como refugio de vida silvestre. Fue declarada Sitio RAMSAR el año 2002 y el mismo año fue declarada área protegida municipal, aunque carece al momento de gestión definida.

Laguna Concepción (HC)

210 El entorno perilacustre fue ocupado desde épocas muy antiguas (prehistóricas), y fue asiento del desarrollo de importantes culturas andinas como el imperio tihuanacota y los señoríos aymaras, incluso ahora tiene un enorme valor intangible y cultural para las numerosas comunidades indígenas que habitan sus orillas e islas. La densidad poblacional en su entorno es elevada (aprox.15 habitantes/km2). Se han generado diversos impactos ambientales, como la sobrepesca de especies nativas que ha significado la extinción de una de ellas (el humanto), la introducción de especies exóticas o la sobre-extracción de totora para alimento del ganado. También es importante la contaminación urbana y minera generada en el lado peruano (Puno), con réplicas de menor escala en Bolivia (Copacabana: urbano y turístico; Achacachi: urbano y agrícola). A todo ello se suman los posibles efectos de regulación de salidas de caudal por represas instaladas por el ALT en la boca del río Desaguadero, lo cual ha generado viva controversia y críticas. Entre los riesgos se identifican las proyecciones de riego del Altiplano usando el agua del lago, ideas sobre desvío de aguas para minería a gran escala y por supuesto los efectos del cambio climático global (grandes sequías).

Tiene una superficie menor, cercana a las 140.00 hectáreas y una profundidad bastante menor (10-49 m) que el Lago Mayor, lo cual implica diferencias en cuanto a la distribución y abundancia de la vegetación y las comunidades de fauna, sin embargo al igual que el Lago Mayor tiene enorme importancia como fuente de recursos para las numerosas comunidades locales de su entorno. Tiene comunicación con el Lago Mayor a través de un angosto estrecho de menos de un kilómetro. Existen indicios de que entre 500 y 450 AC, el nivel del Lago Titicaca habría descendido alrededor de 18 metros, haciendo que una gran parte del lago menor se convierta esencialmente en un fértil valle, que fue ocupado productivamente durante muchas décadas o centurias. Tiene relevancia por ser el desagüe de la cubeta general a través del río Desaguadero.

Los patrones de ocupación humana son tan antiguos como del Lago Mayor, con el aditamento que en algún período tuvo activa ocupación agrícola. Los impactos actuales son también similares en cuanto a la pesca y uso de la vegetación. Sin embargo sufre en la actualidad un tensor de especial preocupación, la contaminación de la Bahía de Cohana, por aportes a gran escala de desechos urbanos e industriales de El Alto y Viacha, que está generando efectos desastrosos sobre los ecosistemas litoráneos. Además se incrementa la contaminación en la zona de Guaqui y Desaguadero por residuos sólidos, producto de la afluencia comercial y ferias fronterizas. Las amenazas más serias se derivarían del incremento de la contaminación urbano industrial en la Bahía de Cohana y de los efectos de recurrencia de El Niño (sequías).

Sistema lacustre Wiñay Marka (Lago Menor) (L2)

Llamado Lago Mayor, con una superficie cercana a las 700.000 hectáreas y profundidades entre 80 y 275 metros, se ubica en la Puna húmeda a 3810 m snm, formado por un hundimiento en la era terciaria. En términos generales toda la cubeta de este inmenso lago (incluida la cubeta menor como se verá más adelante) es un macro regulador hidrológico y climático de toda la cuenca endorreica del Altiplano. Su oferta de servicios ambientales y ecosistémicos es extraordinariamente importante, destacando además su gran belleza escénica. Al mismo tiempo es un centro importante de biodiversidad con numerosos endemismos en peces (Orestias spp.), anfibios, crustáceos y plantas, y fuente de diversos recursos para las poblaciones locales. Es relevante la presencia de la rana gigante (Telmatobius culeus), especie endémica, amenazada por procesos de extracción no regulada. Parte de su fauna actual son las especies exóticas de truchas (Salmo gairdneri, Oncorhynchus mykiss) y el pejerrey (Basilichthys bonaeriensis), introducidas en el siglo pasado y de las cuales se supone ejercieron presiones decisivas sobre las especies nativas de peces. Destacan en su zona litoral las comunidades de totora (Schoenoplectus californicus) en franco proceso de retroceso y las densas praderas subacuáticas de Chara y Potamogeton. Tiene especial relevancia para la conservación de la avifauna andina. En la actualidad es un sitio RAMSAR pero sin ningún tipo de manejo formal, y no existe otro tipo de categoría de área de protección en el lado boliviano. Especial interés biológico tienen sus numerosas islas aunque han sido muy poco estudiadas.

Sistema lacustre Titicaca (Lago Mayor) (L1)

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El mayor impacto proviene de la intensa contaminación por actividades mineras tanto actuales como por pasivos (colas, desmontes), los niveles de metales pesados (plomo, cadmio, zinc, arsénico, antimonio) son muy elevados, en especial en ciertas cuencas con mayor actividad de minería como es la cuenca del río Antequera. Esto ha tenido serios efectos sobre la biodiversidad y la salud de las poblaciones locales, sin que hasta el momento se vislumbren soluciones efectivas de mitigación y control. A ello se suma el desvío de cursos de agua que drenan el Uru Uru hacia el Poopó en función a las actividades mineras. La mayor amenaza proviene del incremento y reactivación de la actividad minera en toda la región, que amplificaría los efectos de la contaminación.

Se encuentra enclavado en medio del Salar de Coipasa, tiene una superficie promedio de 15.000 hectáreas, la cual fluctúa estacionalmente y en períodos de varios años de acuerdo a eventos climáticos como sequías o lluvias agigantadas. Sus aguas son salinas, lo cual implica fuertes restricciones al desarrollo de la vegetación y fauna. Sin embargo concentra en determinadas épocas del año a grandes colonias nidificantes de flamencos y otras aves.

Existe poca actividad humana, destacando el uso tradicional de recursos (huevos y carne de flamencos y otras aves) que desarrolla la etnia Chipaya. La explotación minera y extracción de la sal son actividades que ejercen impactos localizados.

Lago salado de Coipasa

Situado en la Puna seca, su superficie es muy variable en períodos de varios años según la pluviosidad y las sequías, en promedio se sitúa en algo más de 200.000 hectáreas, habiéndose registrado valores extremos altos en épocas lluviosas (400.000 hectáreas), hasta niveles muy bajos inferiores a 100.000 hectáreas (p.ej. el año 1982). Por lo tanto tiene una fuerte tendencia a fluctuar y reducir su superficie en relación con el proceso de desertificación regional. En general es poco profundo (0,5 4 m). La escasa profundidad y la fluctuación de nivel, implican limitaciones al desarrollo de comunidades vegetales y animales estables, con todo, el aporte de recursos ha tenido relevancia para las poblaciones locales, en especial para la etnia Uru Murato.

Sistema lacustre y perilacustre del Lago Poopó y Lago Uru Uru (L3)

Son ecosistemas acuáticos muy particulares de las regiones altoandinas y de Puna, localizados en zonas planas y bajas (depresiones y bases de cubeta) de valles glaciales y aluviales regularmente amplios. Se caracterizan por la presencia de una vegetación y flora particular formada por cojines densos y compactos (Distichya, Oxychloe, Aciachne). Los ríos que pasan por dichas planicies de los valles se abren en multitud de cursos y canales que cruzan la masa de cojines del bofedal, dando lugar a una anegación temporal o permanente y saturación de sus suelos, los cuales son característicamente hidromórficos y ricos en materia orgánica. Han sido clasificados en varios tipos según su ubicación altitudinal, la mineralización de sus aguas y el grado de duración de la inundación. Son la base fundamental para el desarrollo de la ganadería tradicional de camélidos, lo cual convierte a muchos de estos sistemas en auténticos paisajes culturales. El inicio de las prácticas de manejo de los bofedales se habría desarrollado paralelamente a la domesticación de los camélidos hace miles de años. También tienen enorme relevancia para la vida silvestre, en especial para las aves. Muestras importantes de estos sistemas se encuentran al interior del ANMI Apolobamba, PN Sajama y Reserva Eduardo Avaroa.

Los mayores impactos se vienen dando a partir de procesos de desecación por reducción del flujo hídrico como resultado de la desaparición de glaciares. En las zonas de Puna, se suma el efecto de “enterramiento” por el arrastre masivo de sedimentos por los ríos desde zonas circundantes, debido a la ocurrencia cada vez más frecuente de lluvias torrenciales de corta duración y el cultivo de quinua a gran escala, que elimina la vegetación y remueve los suelos de grandes superficies. También tiene efectos el sobrepastoreo por incremento masivo de los hatos en los últimos 60 años. Son ecosistemas altamente amenazados, su degradación pone en riesgo además a los sistemas de ganadería tradicional de camélidos y la vida silvestre. Una gran amenaza en la región del Sudoccidente de Potosí (Puna semidesértica) es la utilización de aguas superficiales y subterráneas para fines de grandes proyectos mineros como el de San Cristóbal, que afectaría un gran entorno regional. Otro riesgo se deriva de la recurrencia de sequías y el incremento de la desertificación.

Grandes sistemas de bofedales y vegas (B)

Con seguridad tuvieron alguna forma de uso desde épocas prehistóricas, en la actualidad tienen importancia para la ganadería tradicional de camélidos como fuentes de agua y en algunos casos se utilizan sus caudales para regar y mantener bofedales. Un impacto serio se deriva de los efectos del cambio climático (sequías) y la reducción de aportes por la desaparición de glaciares, lo cual está conduciendo a la reducción de sus espejos y desecación en casos extremos. Una amenaza crítica es el uso de aguas de lagunas para fines de grandes proyectos mineros como el de San Cristóbal. También se deben considerar los potenciales efectos negativos sobre la cuenca del Laguna Colorada (Reserva Eduardo Avaroa) de la explotación geotérmica prevista por ENDE.

Lagunas saladas dispersas. Sud Lipez (Reserva Eduardo Avaroa) (L)

La ecoregión Altoandina de la Cordillera Occidental volcánica en Sud Lipez, es la región que alberga el mayor número de lagunas de origen glaciar, muchas de ellas de excepcional belleza escénica como las Lagunas Colorada y Verde. A pesar de estar situadas en general por encima de los 4300 m snm, son de enorme relevancia para la vida silvestre, en especial para muchas especies de aves amenazadas, entre las que destacan las colonias nidificantes de tres especies de flamencos. Varias de las lagunas más notables se encuentran al interior de la Reserva Eduardo Avaroa. Una zona espectacular llamada “cien lagunas” se encuentra al Norte de la Laguna Kastor en el área de influencia de la Reserva Eduardo Avaroa: en una meseta alta se enclavan más de un centenar de pequeñas lagunas circulares producto de antiguas glaciaciones, que forman un paisaje extraordinario.

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Elementos especiales

Constituyen pequeños manchones y poblaciones muy dispersas del árbol de la goma amazónica (Hevea brasiliensis), distribuidas en los Yungas bajos, sierras subandinas y las transiciones a valles tropicales intramontanos de la provincia de Larecaja Tropical (Mapiri, Challana, Guanay, Kaka), sobre suelos muy ácidos y temperizados. Esta distribución aislada de las poblaciones de Hevea del Norte amazónico de La Paz hacia Pando no ha sido estudiada a fondo al momento, podría tratarse de relictos remanentes de distribuciones antiguas más amplias de la especie o tratarse de otra subespecie.

La especie fue explotada intensivamente durante el auge de la goma, a pesar de que su calidad era inferior a la goma del norte de Bolivia, según reportes de la época. Esta goma era conocida por los indígenas aymaras de la zona de Larecaja ya en la época republicana temprana, convirtiéndose con el tiempo en hábiles confeccionadores de ropa y bolsas engomadas. Entre 1890 y 1945, la región tenía numerosas estradas gomeras concesionadas. En la actualidad existe un uso tradicional remanente que se va perdiendo con los años. El avance de las fronteras agropecuarias ha generado también impactos sobre ciertas zonas de gomales.

Poblaciones aisladas de Hevea brasiliensis en zonas tropicales intramontanas de La Paz (G)

Impactos y amenazas

Se describen aquí principalmente determinadas especies de plantas (p.ej. endémicas) y/o formaciones vegetales únicas, particulares y de alto valor científico y para la conservación en general, y que en general se encuentran amenazados por diversas presiones de la actividad humana. Se consideran sólo algunas de especial relevancia, posteriores esfuerzos deberían considerar el realizar mapeos más exhaustivos considerando otras especies y tipos de vegetación, incluyendo especies de fauna.

Breve descripción y aspectos relevantes

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No existe un inventario de estos singulares ecosistemas y aparentemente no se han realizado estudios exploratorios y detallados al respecto. Son colonias nidificantes de miles de garzas en varias especies, cigueñas y otras aves, que aprovechan el inicio de la época seca y la gran provisión de alimento (peces aislados en bajíos y lagunetas) para reproducirse. Algunos garceros conocidos en la zona de Espíritu y río Yacuma se establecen en la sabana y bajíos extensos sobre matorrales palustres conocidos como “tajibillares” (con Tabebuia); en otros casos se instalan en islas de bosque y bosques pantanosos de galería. La dinámica ecológica por unos meses es extraordinaria. Se conocen garceros en otras regiones del noroeste y noreste del Beni.

A inicios del siglo pasado, la moda de usar plumas de la gran garza blanca (Ardea alba) significó la extracción intensiva y grandes impactos a esta especie y los garceros en general. En otros casos más recientes se ocasionó la desaparición de estos hábitats reproductivos y de las colonias por el impacto de drenaje de lagunas y bajíos para establecimiento de pasturas (Laguna Cara de Caballo en la zona del Yacuma). Los riesgos del cambio climático y ocurrencia de inundaciones prolongadas pueden afectar la dinámica de los hábitats y del comportamiento reproductivo de las especies.

Zona de grandes garceros (centros de nidificación de colonias de aves) (g)

Es un fenómeno de perturbación natural que genera diversos tipos de impactos. El Maniquí es un típico río de aguas blancas y dinámica de playas y barrancos, dando lugar a mini varzeas a su paso. Los cambios de curso en general durante una época húmeda especialmente intensa, dan lugar a la desaparición de la sabana bajo nuevos sedimentos, algunas zonas de bosques maduros son inundadas y en pocos años se vuelven pantanos con gigantescos árboles muertos en pie. Es posible que, a medida que la colonización y avance de fronteras agropecuarias se incrementen en la cuenca media y alta (Yucumo, Fátima), aumenten los aportes de sedimentos. Además, si las épocas de lluvias se tornan catastróficas por los eventos de El Niño, el fenómeno de divagación se intensificará de forma crítica.

Ampliación de masas boscosas por divagación del río Maniquí (D)

Es una zona hidrológica y ecológicamente muy activa. A partir del año 1985 el río Maniquí, que nace en el Subandino, empezó activamente a divagar y cambiar de curso, migrando hacia el noroeste, es decir invadiendo los bajíos de sabana del río Yacuma en la zona de Mercedes y Chichiguambo, dejando a su paso un abanico de cauces abandonados y zonas de inundación, y depositando grandes volúmenes de sedimentos donde al cabo de unos años se observan activas fases de sucesión primaria de bosques pioneros. Vale decir que donde hubo sabanas actualmente hay bosques en pleno desarrollo, con lo cual la forma y la superficie de la Reserva EBB ha cambiado y se incrementó. La actual divagación del Maniquí es la continuidad de su constante cambio de curso desde hace miles de años cuando empezó a moverse: su cauce activo se encontraba entonces donde está el actual Cuberene.

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Existe un uso tradicional importante de la especie como fuente de recursos (fibras, frutos), incluso para fines de comercialización local y regional. Durante décadas se dieron importantes impactos derivados del avance de las fronteras agropecuarias, quemas recurrentes y afectación de las fases de regeneración natural por fuegos y pastoreo del ganado.

Son particulares formaciones de vegetación ubicados en valles, laderas y mesetas de las Prepunas semi-desérticas de Potosí y Tarija (Tupiza, Cotagaita, Chilcayo), entre los 3600 y 2800 m snm. Varias especies columnares del género Echinopsis (E. tarijensis, E.taratensis, E. werdermannianus) y Oreocereus, que pueden alcanzar hasta seis metros de alto, forman auténtico “bosques” de cactus o cardonales, acompañados por un elevado número de cactáceas de menor porte (Opuntia, Parodia, Lepismium, Gymnocalycium), destacando el alto número de endemismos.

Existe un uso tradicional de su “leño” para construcciones domésticas de casas o cercos. Se generan impactos por efecto de derrumbe de ejemplares para que se alimente el ganado, extracción para elaborar “lejía” y para carpintería de muebles, puertas y ventanas. En algunas zonas se ha observado señales de podredumbre de grandes ejemplares por un ataque fúngico o bacteriano.

Cardonales en zonas de prepuna (C)

Otra especie endémica de Bolivia, distribuida únicamente en las zonas de valles secos (transiciones al Yungas tucumano-boliviano) de Valle Grande en Santa Cruz. Al igual que P. torallyi, su grado de restricción y baja densidad poblacional la sitúan como una especie bajo fuerte amenaza, la cual no se encuentra dentro de ninguna área protegida.

Palmares de Parajubaea sunkha (Ps)

Es un recurso importante para las comunidades indígenas y campesinas locales, especialmente su fruto para elaborar bebidas y alimentos. No obstante estar al interior de un área protegida, ocurren impactos sobre las fases de regeneración natural por efecto del silvopastoralismo de vacunos en el bosque subhúmedo y la recolección de palmas jóvenes para la fiesta de Ramos, además de eventuales avances de la frontera agrícola.

Palmares de Parajubaea torallyi (janchicoco) Pt)

Es una extraordinaria palmera endémica del país, se distribuye únicamente en sitios determinados de Chuquisaca y Potosí, posiblemente con dos subespecies. Su distribución restringida y sus poblaciones escasas hacen esta especie altamente amenazada. Una de las poblaciones más importantes está en el ANMI El Palmar de Chuquisaca en la zona de Presto-Pasopaya, alcanzado inclusive los 3000 m snm de altitud.

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Los bosques (micro-bosques) de Polylepis spp. Son bosques bajos (3-5 metros) hasta matorrales, si bien en ciertas zonas se encuentran árboles de hasta 7 u 8 metros. Tienen una distribución relativamente amplia en la región de los Andes, aunque ésta es altamente fragmentada a manera de parches en general no extensos. La hipótesis de que hace siglos la distribución de estos bosques era mucho más amplia en diversas regiones andinas no debe ser descartada, considerando el grado de modificación y deterioro de los ecosistemas que se ocasionó. Los manchones de las diversas especies (P. besseri, P. tomentella, P. crista galli, P. hieronymi) en la Puna de montaña (Pu5) son relictos que en los casos óptimos (que son pocos) alcanzan arriba de 500 hectáreas y se disponen en zonas alejadas y de difícil acceso. En general se instalan en quebradas y laderas de la Puna montañosa, aprovechando microclimas más húmedos, en algunos casos ocupan pisos inferiores y forman ecotonos con el bosque alto tucumano boliviano. En el cinturón de Páramo yungueño de la Cordillera Real existen también relictos de Polylepis pepei, P. sericea, P. racemosa, que forman parte de las Cejas de monte. Todos los bosquetes de Polylepis tienen un elevado valor intrínseco de conservación y científico, al mismo tiempo son hábitat de numerosas especies endémicas y amenazadas, en especial de aves. Además incrementan la belleza escénica de los paisajes de montaña y cumplen una función de protección de suelos de elevada fragilidad. Son especies de crecimiento muy lento y madera dura o de alta densidad.

El aprovechamiento de las diversas especies de queñua o quehuiña se ha concentrado a lo largo de siglos en la extracción de leña aprovechando el elevado poder calorífico de su madera. Uno de los usos que generó y aun genera tremendos impactos sobre estas formaciones es la elaboración de carbón a partir de queñua. También en algunas regiones de los Andes, el comercio local de leña en poblaciones más importantes afecta considerablemente a los bosquetes de queñua. Por la dureza del leño es usada para fines de construcción y elaboración de utensilios como arados. También el uso de los suelos para fines agrícolas y las quemas extendidas han sido desde siempre factores importantes para la reducción de las superficies de los queñuales. Incluso el pastoreo de vacunos y ovinos genera altos impactos, especialmente en las fases de regeneración. No existe ningún tipo de control ni legislación específica vigente que proteja estos bosques relictuales, incluso se dan presiones al interior de ciertas áreas protegidas. Entre las amenazas más preocupantes están los efectos del calentamiento global y la recurrencia de sequías, que a su vez aumentan la vulnerabilidad a las quemas.

Relictos de bosquetes de queñua o quehuiña (w)

Las pequeñas “islas” en la zona centro-sud del Salar de Uyuni, constituyen restos emergidos (picos y crestas) de serranías del extremo Sur del Salar, cubiertas a lo largo de milenios por la deposición de sales. Su flora y fauna, apenas inventariadas, han sido poco estudiadas desde la perspectiva ecológica de los procesos de aislamiento. Sobre una topografía accidentada de roquedales de material volcánico (ignimbritas y riolitas) se instala una flora afín a la que se encuentra en el entorno del Salar, destacando la presencia de cardonales de gigantescos cactus columnares (Echinopsis atacamensis, E. pasacana). La particularidad radica en su condición de “islas” de rocas en medio de la inmensidad del salar.

Las islas del salar tuvieron ocupación humana precolombina, constituyéndose en sitios rituales y funerarios de importante magnitud como evidencian algunos restos arqueológicos. Las actuales presiones sobre estos frágiles ecosistemas provienen del turismo, el cual es masificado debido a la relevancia que alcanzó el salar como destino internacional. Esto ha implicado que algunos municipios como el de Llica, así como operadores privados desarrollen construcciones y rutas en la isla del Pescado. En general el control y la regulación por el Estado son casi inexistentes. Las amenazas mayores se relacionan con el incremento del turismo en la región.

“Islas” del Salar de Uyuni (Pescado, Incahuasi) (IS)

Al igual que todos los bosques de Polylepis, los queñuales de la región volcánica estuvieron sujetos a una presión constante desde épocas antiguas, especialmente como fuente de leña. Las poblaciones locales usan la especie como combustible invalorable y como proveedora de madera para cercos y construcciones. Los mayores impactos provinieron de extracciones masivas comerciales para fines de la minería y el ferrocarril durante el auge minero en la primera mitad del siglo pasado, lo cual implicaba además la elaboración de carbón. Muchas zonas al interior del PN Sajama tienen bosques en recuperación y se encuentran evidencias de sitios de elaboración de carbón. Se ha observado afectación de árboles por una plaga fúngica. En la actualidad se dan impactos en ciertas zonas de Sud Lipez en relación a la minería del bórax (hornos para secado).

Queñuales de Polylepis tarapacana en la región altoandina de la Cordillera Occidental (Q)

Su distribución está concentrada en la Cordillera Occidental volcánica, ocupando rangos entre los 4200 y 5000 m snm. Por encima de los 4600 m snm, forman matorrales bajos y dispersos, hacia el límite inferior forman auténticos bosques bajos (2-6 metros) ralos, ocupan principalmente laderas rocosas que ofrecen situaciones microclimáticas más favorables. Conforman grandes manchones en determinadas zonas como el PN Sajama, las montañas de Turco, Sabaya, Llica y la Reserva Eduardo Avaroa. Con seguridad también constituyen poblaciones relictuales de distribuciones anteriores más amplias. Son un elemento biótico muy particular que confiere un carácter especial al paisaje en regiones dominadas por desiertos altoandinos. Tienen enorme importancia para varias especies de la vida silvestre y son parte de la cultura tradicional de las comunidades locales. En algunas regiones existen normas comunitarias que regulan parcialmente la extracción.

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La totora es una macrófita emergente que crece hasta una profundidad de 4 o 5 metros, aunque sus mayores densidades se encuentran en zonas litoráneas de poca profundidad. Se distribuye principalmente en los grandes lagos de la Puna aunque también puede distribuirse en lagunas dispersas y en algunos sectores del río Desaguadero. Las mayores concentraciones de totora se encuentran en el Lago Titicaca y en mayores superficies en el lado peruano (p.ej. Puno). En el país, el Lago Mayor presenta una sola gran mancha entre Santiago de Huata y Ancoraimes, en tanto que es más abundante en el Lago Menor (Puerto Perez - Huarina, Cohana, Aygachi, Taraco, Guaqui). También existen importantes totorales en el Lago Uru Uru. En general los totorales actuales son relictos de distribuciones antiguas mucho más extensas. Son altamente susceptibles a las grandes sequías y pérdidas de nivel del lago y los cuerpos de agua en general, y se incrementan en los períodos de varios años donde se mantienen aguas altas. Es un hábitat de extraordinaria importancia para numerosas especies de aves andinas y de la ictiofauna. No se conocen normas específicas que regulen su explotación, en algunas zonas el manejo vía normas comunales ha demostrado ser una alternativa efectiva.

La totora y la comunidad litoránea que forma se encuentran en fuerte grado de amenaza. Su uso sin duda se remonta a épocas muy antiguas, perviviendo varios usos tradicionales de las poblaciones locales (construcciones, alimento, artesanía). En el caso del Lago Titicaca, es posible que su explotación se iniciara ya en la época de la colonia con la introducción del ganado vacuno, pero se intensificó en épocas más recientes a medida que la densidad poblacional perilacustre aumentaba. Los impactos más fuertes se dan a partir de una sobre-extracción para forraje del ganado, por pastoreo directo de vacunos al interior de los totorales, quemas en la época seca, y el ingreso de ganado porcino en la época seca o en sequías, el cual destroza las raíces. También la contaminación, como en el caso de la Bahía de Cohana, está ocasionando severos impactos. Los mayores riesgos se derivan del uso expoliativo no regulado, el incremento de la contaminación y los efectos de sequías y descensos del nivel del lago.

Totorales (Schoenoplectus californicus spp. tatora) (T)

La especie es usada tradicionalmente como fuente de leña, dado su elevado poder calorífico. También existe un uso tradicional de la resina para fines medicinales. Sus bondades energéticas le han valido que sea explotada a gran escala para fines de minería o ferrocarriles en décadas pasadas. Los grandes manchones han desaparecido de muchas zonas regularmente accesibles por la extracción expoliativa, existen importantes relictos especialmente dentro de áreas protegidas. La mayor amenaza se derivaría de la intensificación de la minería de no metálicos en el Sudoeste de Potosí.

Yaretales (Azorella compacta), relictos mejor conservados (Y)

Esta singular especie define una formación de vegetación característica de los altos Andes, denominada yaretal. La yareta es una planta Umbellifera muy especializada a las condiciones extremas de las cordilleras, crece en zonas rocosas formando almohadillas duras y apretadas de típico color verde brillante, con abundante resina; es parte importante de las comunidades vegetales de roquedales. El crecimiento es muy lento, un cojín de cuatro metros de diámetro de esta extraordinaria y llamativa planta podría tener una edad superior a los 5000 años. Es una especie fuertemente amenazada y en la actualidad no existe ningún tipo de control y regulación efectiva de su explotación.

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Posiblemente el género sea más bien Neoraimondia por su descripción original en el Perú. Esta singular cactácea de la zona Chaqueña serrana y basal, que puede alcanzar los 10 metros de altura, llega incluso hasta los valles secos cálidos de Chuquisaca y Tarija hasta los 1500 m snm. Forma parte de los Bosques secos deciduos de dichas regiones, destacando en el paisaje por su gigantesco porte. Su distribución es rala y sus poblaciones no son abundantes, además que es explotada, aspectos que tornan a la especie en condición vulnerable.

Diversas poblaciones indígenas y campesinas utilizan la especie de forma tradicional para diversos casos, en algunas regiones es eventualmente extraído a mayor escala y con fines comerciales, para la elaboración de ”lejía” (ceniza). La expansión de fronteras agropecuarias en los bosques secos también ejerce impactos localizados. No se conoce legislación alguna que reglamente su uso y su protección.

Cardonales de caraparí (Neocardenasia hertzogiana) (Ca)

No se han reportado usos directos de la planta a nivel local, aunque forma parte de la narrativa y la mítica en las regiones donde se distribuye, para ciertas regiones como Comanche es una planta emblemática. Sin embargo es una especie altamente amenazada debido a su distribución restringida y los impactos que enfrenta. Posiblemente la zona donde está más amenazada es en el cerro de Comanche (que paradójicamente es un Santuario de Vida Silvestre) donde desde hace décadas la explotación de la cantera de granodiorita ha destruido una gran parte de la población de la especie. Además en el mismo sitio se producen quemas estacionales del pastizal puneño, que también ocasionan una elevada mortalidad. En el resto de las zonas donde se distribuye enfrenta principalmente el efecto del fuego de los pastizales, que afecta tanto a las plantas adultas como a las escasas fases de regeneración natural. Se desconoce de la existencia de normas o medidas de control que protejan la especie más allá del poco útil decreto de creación del Santuario de Comanche.

Puyales de Puya raimondii (P)

Es una Bromeliacea muy singular por su gran tamaño (en especial del estipe floral, que puede alcanzar 8 metros) y su roseta densa de hojas de borde espinoso. Tiene una distribución extremadamente fragmentada en ciertas regiones de Puna y sus transiciones en Perú y Bolivia, que pueden ser relictos biogeográficos o una extrema especificidad a determinados hábitats. Existen muy pocos estudios ecológicos sobre estas comunidades. Se han identificado localidades con puyales en las regiones de Cerro Comanche en el Altiplano Central de La Paz (Puna húmeda), en la cuesta de Araca (Municipio de Cairoma, Prov. Loayza, Puna de montaña) y en la localidad de Karayani en Cochabamba (Municipios de Totora y Pojo, Prov. Carrasco: transición Puna a Valle mesotérmico). La floración de la Puya se da aparentemente en lapsos largos de tiempo (40 a 60 años o más) una vez que florece la planta muere. Cada estipe floral puede tener alrededor de 500 inflorescencias, cada una con alrededor de 70 flores (es decir que toda la planta puede tener cerca de 35.000 flores), las diminutas semillas aladas se producen en un número superior a 500 en cada flor, con lo que cada planta puede producir la extraordinaria cifra de más de 17 millones de semillas. Sin embargo, su potencial de germinación parece ser notablemente bajo. La planta tiene especial relevancia para especies de aves e insectos de la Puna.

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Foto 2: Región altoandina de la Cordillera occidental volcánica (Sud Lipez)

Foto 4: Bosque seco de la llanura del Chaco Basal (zona Isoso)

Foto1: Bosques de la Sierra de Capparucci (PN. Noel Kempff Mercado)

Foto 3: Bofedales en la región altoandina

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Foto 7: Bosque húmedo de la llanura Beniana

Foto 5: Bosque nublado pluvioso en los Yungas

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Foto 6: Bosque seco relictual en Valle mesotérmicos

Foto 9: Impacto por agricultura a escala industrial (campos de soya en Santa Cruz)

Foto 11: Intensa pérdida de suelos en valles secos

Foto 8: Impacto por desmontes en terrenos inclinados de sierras subandinas pluviosas

Foto 10: Impactos por quemas extendidas

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Foto 12: Explotación de bosques secos para elaboración de carbón en el Sur del país

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Foto 13: Intensa erosión de cárcavas en valles secos

Conclusiones generales acerca de las ecoregiones  Una gran proporción de las ecoregiones y ecosistemas descritos son de alta fragilidad por las limitaciones topográficas, hidrológicas o de la calidad de los suelos, por tanto son altamente susceptibles a degradarse, especialmente bajo modalidades de ex plotación agropecuaria intensiva.  Con algunas excepciones, la mayoría de las ecoregiones y sus ecosistemas tienen una vocación muy limitada para fines agropecuarios intensivos y en especial a escala industrial, en todo caso sólo para modalidades innovativas o tradicionales que protejan los suelos, pero principalmente para manejo forestal regulado, manejo silvicultural de la biodiversidad, ecoturismo y prestación de servicios ambientales.  Todas las ecoregiones y los ecosistemas que los conforman soportan diversos grados de presión e impacto, debido a las actividades productivas desarrolladas; en algunos casos estos impactos son muy antiguos, como es el caso de las Punas donde data de milenios, otros son más recientes, como en el Chapare o la zona este de Santa Cruz.  El país aún cuenta con importantes superficies de ecosistemas naturales y en buen estado de conservación pero que tienden a disminuir; a la vez que la gran superficie de ecosistemas degradados muestra una clara tendencia a incrementarse.  En general las muestras mejor conservadas de las ecoregiones se encuentran al interior de las Áreas Protegidas; sin embargo en varios casos, por las deficiencias de gestión y el escaso apoyo del propio Estado, muchos ecosistemas están seriamente amenazados  Existen grandes espacios de ecosistemas fuertemente antropizados que pueden abarcar inclusive segmentos de diversas ecoregiones: a) Punas húmeda y seca de La Paz y Oruro, b) Valles secos de Chuquisaca, Potosí, Tarija y Santa Cruz, c) Yungas - Subandino de La Paz (corredor Coroico - Caranavi - Alto Beni, Chulumani - Asunta), d) Apolo - Santa Cruz de Valle Ameno, e) Chapare - Yapacaní, f) Zona integrada de Santa Cruz - Tierras bajas del Este, g) Entorno Cobija - Puerto Rico, h) Entorno Riberalta - Guayaramerin, i) Entornos de Boyuibe - Camiri - Lagunillas - Gutierrez.  En muchas de las ecoregiones de bosques de montaña y tierras bajas, existen comunidades de substitución con matorrales, bosques ralos, helechales o “chusiales” (Pteridium) y pastizales duros o sujales - cortaderales, productos de quemas recurrentes y que son fases degradadas estancadas, en las cuales ya no prospera la sucesión de bosques.  Las ecoregiones y ecosistemas en mayor grado de amenaza crítica son: a) Remanentes de Bosques del pie de monte amazónico en Ixiamas - Alto Madidi, Pilón Lajas, Eva Eva - Isiboro Securé, b) Amazonía del Norte de la Paz, c) Amazonía de la Prov. Vaca Diez, d) Amazonía en Pando (Cobija - Chivé, Cobija - Puerto Rico - Sena - G. Moreno), e) Yungas tucumano-boliviano (alto y bajo), f) Remanentes de Bosques secos en Valles mesotérmicos, g) Bosques secos Chiquitanos y pantanal de Otuquis, h) Bosque Chiquitano en el valle de Tucavaca, i) Monte San Pablo (Beni), j) Guarayos (Santa.Cruz).

224

 Las especies y comunidades naturales en mayor grado de amenaza son: a) Queñuales de Polylepis, especialmente en la Puna de montaña y transiciones de Potosí, Chuquisaca y Tarija, b) Yaretales, c) Palmares de Parajubaea (Chuquisaca, Potosí y Santa Cruz), d) Cardonales de Puya raimondi, e) Bofedales, f) Garceros en tajibillares, g) Islas de Bosque en sabanas.  Los casos más críticos de posibles relictos biogeográficos: a) Bosques secos intramontanos en Yungas (Asariamas, Boopi), b) Bosque seco - Bosque yungas tucumano boliviano en Norte de Potosí (Jucumarini - Llamachaqui, c) Sabanas aisladas en Pando y Norte del Beni, d) Sabanas del Norte de La Paz, e) Sabanas del Cerrado en Noreste de Santa Cruz.  Los casos más críticos de relictos o remanentes producto de degradación antrópica: a) Bosquetes de Polylepis en la Puna de montaña, b) Bosques secos en Valles mesotérmicos, c) Bosque seco - Bosque Yungas tucumano boliviano en Pasopaya - Presto (ANMI El Palmar de Chuquisaca), d) Yungas tucumano boliviano en Santa Cruz (Valle Grande - Masicuri).  En relación al punto anterior, se encuentran casos de aislamiento antrópico: a) Bosques secos en Valles mesotérmicos, b) Parques Nacionales Amboró y Carrasco (por las dos carreteras Cochabamba - Santa Cruz), c) Bosques de Yungas entre Coroico - Asunta y Caranavi.  Hay también casos de aislamiento natural, que en general han sido poco o nada estudiados: a) Estación Biológica del Beni, b) Islas de Bosque, c) Bosques secos Intramontanos (Asariamas, Boopi), d) Islas del Lago Titicaca, e) Islas del Salar de Uyuni, f) Sabanas del Norte de La Paz y Pando.  Existen casos de ecotonos o transiciones muy amenazadas: a) Entre Bosque seco intramontano (Boopi-Covendo) y Bosque húmedo de Yungas, b) Entre Bosques nublados y Bosques húmedos de Yungas, c) Entre Páramo y Bosques nublados, entre Bosques secos y Bosques de Yungas tucumano boliviano, d) Entre Bosques y Sabanas en tierras bajas.  Se han detectado fenómenos de divagación fluvial que han sido poco o nada estudiados: Río Maniqui en la Estación Biológica del Beni, b) Río Securé - Tijamuchi en el TIPNIS, c) Río Chapare.  Las ecoregiones más amenazadas a mediano plazo por los efectos de las represas a ser construidas en el río Madeira son los Sistemas de Varzeas e Igapos (bosques y otros ecosistemas riparios) de Pando, Norte de la Paz y Norte del Beni, así como las sabanas y bosques adyacentes, incluso hasta el paralelo 15.  Las ecoregiones más amenazadas a mediano plazo por los procesos colaterales derivados de la iniciativa IIRSA se encuentran en el norte amazónico del país (Beni y Pando).  En determinadas regiones donde existe una fuerte presión de caza (doméstica y comercial) existen indicios de vaciamiento faunístico de especies de mayor biomasa (chanchos, taitetues, antas, monos, ciervos, mochis, pavas), lo cual podría estar ocasionando una perturbación de los procesos naturales de dispersión de semillas, y ejerciendo progresivos cambios en la composición y estructura de los ecosistemas.  En ninguno de los casos analizados existen adecuadas y efectivas medidas de control y regulación, las más de las veces predomina un vacío de control por

225

parte del Estado en sus diversos niveles jurisdiccionales (nivel central, superintendencias, prefecturas, municipios). En muchos casos las formas de control comunitario tampoco se aplican por causas de pérdida cultural y de capacidades organizacionales. Se puede afirmar que desde siempre hasta la actualidad, ha existido una dejadez histórica por parte de la autoridad respecto de la protección y un uso regulado de los ecosistemas.  La radicalización de las políticas desarrollistas nacionales y a nivel de bloques regionales o continentales, además con muy escasa atención a los temas ambientales, constituye una de las amenazas más serias a la estabilidad de muchos ecosistemas, los cuales se deteriorarían severamente en los próximos diez años.  Todas las ecoregiones están en mayor o menor grado bajo la amenaza de los efectos del cambio climático global, ya sea por el incremento de las temperaturas, el incremento de la evapotranspiración, la recurrencia de sequías prolongadas o eventos catastróficos relacionados a lluvias agigantadas e inundaciones.

226

Comparación de superficies pertenecientes a regiones críticamente afectadas y regiones en buen estado de conservación

1. Regiones altamente críticas en cuanto a su calidad ambiental Los escenarios de contaminación más fuerte se concentran en regiones con intensa actividad económica y de explotación de recursos naturales y de la tierra (minería, hidrocarburos, agricultura a gran escala), o con grandes concentraciones humanas (ciudades). El siguiente cuadro resume las regiones más críticas del territorio nacional en cuanto a su calidad ambiental, en orden decreciente.

REGIÓN Y UBICACIÓN

PRINCIPALES TENSORES

Ingenios que procesan colas y concentrados; y pasivos ambientales que datan de siglos Cuenca alta y media del río Pilcomayo (Potosí - Explotaciones mineras en Chuquisaca) funcionamiento y en reactivación, pasivos ambientales Región subandina y piedemonte de Tarija y Exploración y explotación gasífera Santa Cruz, Chuquisaca (Aguaragüe, Huacaya, y petrolera, incluye pasivos ambientales desde 1916 Boyuibe, Camiri, Palmar), además trópico de Cochabamba. El Alto - Viacha – llanura del río Katari, bahía Residuos industriales y domésticos de Cohana y zonas circundantes y Desaguadero a gran escala Lago Uru Uru, Lago Poopó, entorno de ciudad Explotaciones mineras, plantas de Oruro procesadoras, industria química y pasivos ambientales Agricultura a escala industrial: Zona integrada Uso intensivo de pesticidas, en torno a Santa Cruz de la Sierra, Pailón, herbicidas y fertilizantes Abapó, zona de expansión hacia laguna Concepción (región soyera) Uso intensivo de pesticidas, Regiones con actividades agropecuarias a escala industrial en la llanura Chaqueña Sur herbicidas y fertilizantes (Yacuiba, Villamontes, Boyuibe, Charagua, etc). Región pedemontana y llanura a lo largo de Uso intensivo de pesticidas, la carretera Cochabamba - Santa Cruz (Villa herbicidas y fertilizantes, residuos Tunari, Chapare, Yapacaní, Buena Vista) industriales

SUPERFICIE AFECTADA APROXIMADA (EN HECTÁREAS)

Región circundante a la ciudad de Potosí

20.000

500.000

300.000 50.000

200.000

4.000.000

600.000

400.000 Caranavi, Asunta, Chulumnai, Coripata, Alto Beni, Tipuani, Guanay, en los Yungas de La Paz Ciudad de Cochabamba y conurbación circundante (Tiquipaya, Colcapirhua, Quillacollo) Río Choqueyapu - río de La Paz (ciudad de La Paz). La ciudad exporta una gran contaminación a la cuenca del río Beni Poblaciones fronterizas con intensa actividad comercial (Yacuiba, Villazón, Puerto Suarez Quijarro, Desaguadero, Tambo Quemado) Población de Copacabana (La Paz) Población de Uyuni (Potosí)

Uso intensivo de pesticidas, herbicidas y fertilizantes, residuos industriales, mercurio Residuos domésticos e industriales

350.000

50.000 Grandes volúmenes de excreta y residuos sin tratamiento 100.000 Residuos provenientes de la afluencia o movimiento de grandes cantidades de personas. Residuos sólidos, excreta y fecalismo Residuos sólidos y excreta

50.000 5.000 2.000

227

De esta evaluación se traduce que la cobertura aproximada de las zonas con problemática más crítica en cuanto a la calidad ambiental, es del orden de las 6.277.000 hectáreas (casi 63.000 kilómetros cuadrados). La cifra en total podría no parecer tan preocupante, pues es un 6% de la superficie total del país; sin embargo lo realmente grave es la intensificación y agudización de los procesos de contaminación en estas zonas; además se puede prever que se producirá un fenómeno de expansión, en especial de la minería y los hidrocarburos, que hará aún más difícil la situación.

2. Regiones altamente críticas en cuanto a su estado de conservación Al igual que se realizó una sinopsis de las regiones más aquejadas por procesos de contaminación, es posible realizar una relación de las zonas que presentan las condiciones más críticas en cuanto a su estado de conservación y que por tanto requieren acciones de urgencia para el control y mitigación de las afectaciones. Algunas de estas regiones constituyen escenarios de total devastación de los ecosistemas en enormes extensiones. La siguiente tabla resume las regiones más críticas en cuanto al estado de conservación de sus ecosistemas, en orden decreciente:

REGION Y UBICACIÓN

Altiplanos o Punas de La Paz, Oruro y Potosí

228

PRINCIPALES TENSORES

Sobrepastoreo, extracción de leña, agricultura mecanizada, uso secular Valles secos de Cochabamba, Chuquisaca, Desbosques antiguos, quemas, Potosí y Tarija, e interandinos de La Paz extracción de leña - madera, so(Luribay, Sorata, Charazani) brepastoreo, uso secular Zona integrada en torno a Santa Cruz de Agricultura comercial mecanizada la Sierra, Río Grande, Pailón, Abapó, zona a gran escala (Soya, caña, girasol, de expansión hacia Laguna Concepción sorgo, arroz, frijol, etc.) (región soyera) Región de Apolo en los Yungas - Subandino Quemas, desbosques, agropecuaria de La Paz intensificada, uso secular Valles secos cruceños (Valle Grande, Quemas, desbosques, agropecuaria Samaipata, Mairana, Pampa Grande) intensificada, uso secular Faja pedemontana y llanura a lo largo de Colonización y agropecuaria inla carretera Cochabamba - Santa Cruz (SE tensificada, alta densidad poblacional, cultivo de coca, tala de del Isiboro-Securé, Chapare, Yapacaní, Buena Vista) madera Faja subandina y pedemontana Sur (CaAgropecuaria comercial intensifimiri, Muyupampa, Charagua - Parapeti, cada, explotación petrolera, tala Lagunillas, Gutierrez, Cabezas) de madera Faja pedemontana y llanura chaqueña Sur Agropecuaria comercial intensifi(Yacuiba -Pilcomayo, Villamontes, Macha- cada, explotación petrolera, tala reti, Boyuibe) de madera Zona central de Yungas de La Paz y CoColonización y agricultura intensichabamba (Coroico, Chulumani, Asunta, ficada, alta densidad poblacional, Caranavi, Alto Beni, Tipuani, Teoponte, explotación aurífera Guanay, Quime, Suri, Cotacajes, Altamachi, Tablas Monte) Yungas y valles transicionales de Quime, Quemas, desbosques, agropecuaria Inquisivi, Cajuata, Independencia (La Paz intensificada, uso secular - Cochabamba) Faja pedemontana y de llanuras de La Colonización y agropecuaria intenPaz y Beni (Cascada, Yucumo - Embocasificada, alta densidad poblacioda - Rurrenabaque, San Buenaventura, nal, tala de madera Ixiamas)

SUPERFICIE AFECTADA APROXIMADA (EN HECTÁREAS)

Aproximadamente 10.000.000

7.000.000

4.000.000 más de 125.000 100.000

400.000

400.000

400.000

400.000

300.000

300.000

Faja Chiquitana Roboré - Puerto Suarez – Puerto Quijarro

Agropecuaria intensificada, quemas, tala de madera

Área circundante a Riberalta - Guayaramerín

Ganadería de reemplazo, colonización y agricultura intensificada, tala de madera Ganadería de reemplazo, colonización y agricultura intensificada, tala de madera Agropecuaria comercial intensificada

350.000

Área circundante a Cobija - Porvenir

Área de Bermejo (Tarija) entre el Pilcomayo y Río Grande de Tarija

250.000

200.000

150.000

La cobertura aproximada de ecoregiones - ecosistemas en situación crítica en el país es de 25 millones de hectáreas (250.000 kilómetros cuadrados), esto significa la preocupante proporción de un 25 % del territorio nacional, esta cifra lejos de estabilizarse tiene la tendencia de incrementarse en los próximos años. 3. Regiones que se encuentran todavía en buen estado de conservación Por su parte el siguiente cuadro resume la lista de aquellas regiones que aún mantienen un buen estado de conservación de los ecosistemas, pero que enfrentan al mismo tiempo un alto nivel de riesgo y amenaza.

REGION Y UBICACIÓN

Áreas protegidas con más de un 60 % de cobertura de ecosistemas bien conservados hasta prístinos, PN: N. Kempff Mercado, Madidi, Kaa Iya, Pilón Lajas, Amboró, Carrasco, Isiboro-Securé, Iñao, Iténez, Reserva E. Avaroa, Manuripi, Tariquía, San Matías, Iténez. Sabanas de palmares y bosques amazónicos del Norte de La Paz.

Bosques amazónicos de Pando: extremo Noreste entre ríos Orthon, Abuna y Madera (Río Negro, Federico Román) Yungas y Subandino de Cotacajes, Altamachi, Cocapata, serranías de Mosetenes y Eva Eva Bosque Chimanes (Sudoeste del Beni) Sabanas y humedales de Baures, Magdalena, Tichela Sabanas y humedales de Yacuma - Rogaguado Yungas de Mapiri –Challana Bosques de transición Guarayo Chiquitano (ríos San Pablo, Blanco, Negro, San Martín) Bosques secos relictuales de Campero, río Mizque, río Grande, El Palmar, Rodeo, Tomina

RIESGOS y AMENAZAS

SUPERFICIE AFECTADA APROXIMADA (EN HECTÁREAS)

Existe una continuidad óptima de ecosistemas. Los impactos afectan mayormente los bordes. 12.000.000 Alto grado de amenaza por corredor IIRSA, colonización y proyecto agroindustrial del Norte de La Paz Expansión de la ganadería de reemplazo y la explotación forestal Avance de la colonización y cultivo de coca. Avance de la colonización y la ganadería de reemplazo Intensificación de quemas y drenaje de humedales Intensificación de quemas y drenaje de humedales Avance de la colonización, explotación de oro Ganadería de reemplazo, motosierrismo y colonización Quemas, tala de maderas duras y elaboración de carbón

3.000.000

2.000.000 500.000 1.000.000 2.000.000 2.000.000 200.000 3.000.000 200.000

229

Relictos del bosque tucumano-boliviano en el Sudoeste de Chuquisaca (El Palmar - Prov. Sud Cinti, río Pilcomayo - río Pilaya) San Pablo de Lípez, Esmoruco, Cien Lagunas Rio Mauri (Ciudad de Piedra) - Sajama

Explotaciones agropecuarias, tala de maderas 150.000 Minería, turismo no regulado Minería

500.000 200.000

La cobertura aproximada de ecoregiones - ecosistemas en un óptimo a muy buen estado de conservación está cerca de las 30 millones de hectáreas (300.000 kilómetros cuadrados o casi un 30 % del país), la mayor parte al interior de las áreas protegidas, el resto en zonas alejadas y sin vinculación caminera o de muy difícil accesibilidad. Estas regiones, incluidas las áreas protegidas, soportan graves amenazas de perturbaciones a corto plazo. Al contrario que en el caso de los escenarios críticos de las dos primeras tablas, la cuenta desafortunadamente es regresiva. A pesar de todo, Bolivia es uno de los países de Latinoamérica con mayor superficie de ecoregiones en buen estado de conservación. La restante proporción del territorio nacional (cerca de un 50 %) se encuentra en una situación intermedia, en general con procesos moderados de deterioro ambiental y ecosistémico. Si se mantienen los ritmos de ocupación no planificada del territorio y la inacción del Estado en cuanto el control y regulación ambiental, la tendencia inevitable significará reforzar la cifra de los escenarios más críticos. Conclusión El siguiente cuadro resume las cifras preliminares referidas al estado ambiental del país, considerando superficies de afectación en cuanto a la calidad ambiental y estado de conservación, respecto de las zonas que todavía presentan en buen estado ambiental: TIPO DE REGIÓN –ECOREGIÓN

SUPERFICIE APROXIMADA*

Regiones y zonas con problemas críticos de calidad ambiental.

6.600.000 hectáreas (66.000 kilómetros cuadrados)

Ecoregiones y ecosistemas en situación muy crítica por efectos de fragmentación y degradación de vegetación y suelos

27 millones de hectáreas (270.000 Kilómetros cuadrados)

Ecoregiones - ecosistemas en un óptimo a muy buen estado de conservación, la mayor parte al interior de las Áreas Protegidas (más de un 75 %).

30 millones de hectáreas (300.000 kilómetros cuadrados). *

Regiones con estado ambiental intermedio o regular, pero con tendencia general a empeorar.

45 millones de hectáreas (450.000 kilómetros cuadrados)

*El SNAP comprende 22 unidades de conservación y 180.000 kilómetros cuadrados de superficie.

230

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Informe del Estado Ambiental de Bolivia 2007 - 2008

CONTENIDO TERCERA PARTE Capítulo 7  El estado actual del sector agrícola de Bolivia  Apolo, la historia de una mala herencia  ¿Llamas o quinua? degradación de bofedales y desertificación  El complejo oleaginoso  Transgénicos: un desafío para todos  Las dimensión ambiental en el desarrollo rural sostenible  Agroecología y agricultura orgánica Capítulo 8  Producción pecuaria  La ganadería de transhumancia y las selvas de montaña Capítulo 9  Suelos  El manejo y conservación de suelos y algunas consideraciones para mejorar su efectividad y sostenibilidad  Degradación de suelos en el Altiplano boliviano: sus causas y algunas medidas para su mitigación Capítulo 10  Cambios recientes y nuevos desafíos para la gestión de los bosques  Quemas no controladas

Tercera parte Producción agropecuaria y forestal

Capítulo 7 El estado actual del sector agrícola por José R. Campero

1. Descripción general de la situación En el desarrollo económico del país, los recursos naturales han jugado un rol crucial y han tenido una influencia importante en la política, la ocupación del territorio y el modelo de desarrollo económico adoptado. El Cuadro 1 documenta la participación de las actividades económicas en el Producto Interno Bruto (PIB) a precios corrientes para el periodo 1990 - 2006. Cuadro 1. Participación de las actividades económicas en el PIB a precios de mercado (%) Actividad económica Agricultura, silvicultura, ganadería, caza y pesca Extracción de minas y canteras Industria manufacturera Electricidad, gas y agua Construcción Comercio Transporte, almacenamiento y comunicaciones Bienes inmuebles y servicios prestados a las empresas Servicios comunales, sociales, personales y domésticos Restaurantes y hoteles Servicios de la administración pública

1990 15,35 10,24 16,96 1,61 3,07 8,88 9,32 10,16 4,44 3,26 10,05

2000 12,97 6,56 13,24 2,91 3,03 7,19 11,33 13,58 5,18 3,14 11,73

2004 13,32 9,45 12,51 2,62 2,12 6,98 11,86 9,82 4,90 3,00 12,41

2006 10,93 11,07 11,52 2,37 1,77 6,34 10,19 8,76 4,49 2,56 11,25

Fuente: INE, 2008

La participación de la agricultura en el PIB ha tenido una tendencia sostenida al descenso desde 1990, no por su reducción del volumen o valor de su producción, sino fundamentalmente porque otras actividades económicas tuvieron un mayor desarrollo que aquella. También es importante mencionar que el aporte de la agricultura al PIB fue siempre menor que el aporte de las industrias manufactureras, por lo menos desde 1990. El Instituto Nacional de Estadísticas sistematizó la actividad agropecuaria en Bolivia en cinco grandes categorías1 y el comportamiento de éstas durante la gestión del 2006 muestra los siguientes valores porcentuales: los productos agrícolas no industriales 4,97, los productos pecuarios 2,74, los productos agrícolas industriales 2,04, la silvicultura, la caza y la pesca 0,77 y la economía de la coca 0,41. Aun es difícil encontrar una línea clara de demarcación entre agricultura tradicio-

1

Instituto Nacional de Reforma Agraria 2004. Estado del proceso de saneamiento.

235

nal de subsistencia, producción agroindustrial comercial y producción ganadera a pequeña escala y gran escala; dado que cualquier sistema de producción, independiente del volumen, tiene como objetivo la producción para el mercado. Sin embargo, son las pequeñas unidades de producción las que tienen mayores dificultades prácticas para participar en éste. Entre las dificultades se destacan: el volumen de producción, la distancia al mercado, las facilidades para realizar los procesos de mercadeo como infraestructura vial, la red de intermediarios, la calidad de los productos, los usos y costumbres, y la corta vida útil de los productos agropecuarios. Para este artículo los productos agrícolas fueron agrupados en dos categorías: agricultura tradicional, que comprende cinco grupo generales de productos: tubérculos, cereales, hortalizas, frutales y estimulantes; en la otra categoría se analizará la producción industrial de los siguientes cultivos: oleaginosas (soya, girasol y maní), caña de azúcar y maíz. Durante la campaña agrícola del 2006 fueron cosechadas 2,4 millones de hectáreas, un 49% con cultivos industriales y el 51% correspondiente a cultivos de subsistencia. En los últimos 16 años la superficie cosechada se incrementó en 1.163.091 ha (un 93%), pasando de 1,25 a 2,4 millones de hectáreas. Este crecimiento es explicado fundamentalmente por la expansión de los cultivos industriales. Más del 70% del avance de la frontera agrícola está relacionado a los cultivos de soya, maíz y girasol. En cambio, la superficie cosechada con productos no industriales (la mayoría desarrollada en pequeñas unidades de producción) incrementó el área cosechada de 938.438 a 1.231.263 hectáreas; este incremento fue nueve veces inferior al incremento correspondiente al de los cultivos comerciales. La figura 1 ilustra la participación de los distintos actores funcionales según el tamaño relativo de la superficie cosechada. Figura 1 Participación de pequeños agricultores en las actividades agrícolas Periodo 1991 al 2006

Fuente: INE 2008

236

El grupo de cultivos de cereales fue, en este periodo, el que mayor superficie demandó y también el que mostró el mayor crecimiento (igual a 42%). Como se verá más adelante, la cosecha de maíz fue el motor de este incremento; el cual tuvo una alta correlación con el desarrollo de la industria avícola y porcina.2 El desarrollo de la primera le permitió ocupar el primer lugar nacional en la oferta de carne, superando a la carne bovino que pasó al segundo lugar en el mercado nacional. Cuadro 2. Superficie cosechada (ha) de productos no industriales Cosecha cultivos no tradicionales

Cereales Tubérculos Frutales Hortalizas Estimulantes Total

1991

1996

2001

2002

627.918

704.059

711.125

748.755

172.348

159.107

158.972

53.575

55.798

61.927

44.689

4.618

22.092

23.594

920.622

947.176

2003

Diferencia %

2004

2005

2006

73.267

772.156

857.374

889.209

162.691

166.021

168.471

170.741

171.802

-0,32

63.387

64.784

64.684

65.583

65.772

22,77

51.266

52,751

53.515

54.287

55.219

55.606

24,43

24.691

24.845

2.502

25.129

25.518

25.535

15,58

1.007.981

1.052.429

360.090

1.084.726

1.174.435

1.207.924

31,21

41,61

Fuente: INE, 2008

De la información resumida en el cuadro 2 se encuentra que en los últimos 16 años la superficie cosechada con productos denominados no industriales, creció con una media de 31%. Dentro de este grupo, las cosechas de papa y yuca, agrupados como tubérculos por el INE, ocuparon una superficie de 172 mil hectáreas y fue el segundo mayor grupo, destacándose por presentar un crecimiento negativo muy pequeño e inferior al 0,5%. Los otros grupos: frutales, hortalizas y estimulantes (café) ocuparon espacios comprendidos entre 25 y 66 mil hectáreas, con crecimientos comprendidos en el rango del 15 al 24% en los últimos 16 años. Es importante destacar que durante este periodo, la población nacional creció en 50,05% pasando de 6.420.792 habitantes en 1992 a 9.634.618 habitantes en 2006. En el mismo periodo, la población rural disminuyó en términos relativos del 42,55% al 35,77%; pero en términos absolutos se incrementó en 720.061 personas, agudizando la presión sobre la tierra cultivable. Esta presión fue particularmente cierta en tierras altas, donde la superficie de cultivo no puede ampliarse bajo los patrones actuales de producción, que implican largos periodo de barbecho o descanso entre cultivos.3 La superficie cosechada per cápita de cultivos no industriales en el 1991 fue 0,146 ha, disminuyendo en el 2006 a 0,128 hectáreas. Es posible que mejoras en el rendimiento de los cultivos puedan explicar este comportamiento, junto con la mayor importación de productos agropecuarios y los cambios en los patrones de consumo, en particular en las poblaciones urbanas.

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Müller y Asociados 2003. MACIA 2004.

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2. Expansión de la frontera agropecuaria En los últimos 16 años la superficie cosechada se ha incrementado en 93%, pasando de 1,2 millones de ha en el 1991 a un total de 2.416.047 hectáreas en el 2006. El 75% de ese incremento corresponde a los cultivos industriales entre los que destacan tres: la soya, el girasol y el maíz. En avance promedio de la frontera agrícola en los últimos 15 años fue igual a 58.017 ha/año. El cuadro 3 documenta el avance de la frontera agrícola. Cuadro 3 Avance de la frontera agrícola en el periodo 1991 al 2006 Cultivo Total Industriales Subsistencia

1991 1.252.956 314.518 938.438

2001 1.894.731 864.815 1.029.916

2005 2.357.530 1.159.792 1.197.738

2006 2.416.047 1.184.784 1.231.263

Incremento % 92,83 276,70

31,20

Fuente: INE 2008 El mayor avance de la frontera agrícola se registró en la Región Integrada de Santa Cruz, aunque también fueron importantes los desbosques en la llanura chaqueña y en las Pampas de Moxos; en este último caso para habilitar tierras para el cultivo del arroz, cultivo en expansión particularmente importante en los últimos dos años. En general, la expansión de la frontera agrícola queda explicada por la expansión de los cultivos de soya, girasol y maíz, y por el establecimiento de pasturas cultivadas, aunque en este último caso son por lo general utilizadas superficies que han sido extensamente explotadas con actividades agrícolas y praderas nativas degradadas. Una de sus justificaciones de la expansión de la frontera agrícola es la pérdida de fertilidad del suelo y las condiciones de baja fertilidad, la invasión de malezas se constituye en un problema muy importante; obviamente la solución de menor costo constituye la habilitación de nuevas superficies agrícolas mediante la tala de los bosques. La prioridad nacional, relativamente baja, dada a la protección del medio ambiente, ha conducido al desarrollo de tierras cada vez más pobres. El uso inadecuado de los suelos agrícolas fue el resultado de los modelos de desarrollo económicos aplicados desde los tiempos de la Colonia y la época republicana. En muchos casos, el acceso no regulado para acceder a los recursos naturales ha conducido a algunos individuos a maximizar sus ingresos sobreexplotando la tierra. La gente pobre, mujeres en particular, a menudo carece del acceso a la tierra adecuada para garantizar su seguridad alimentaria y estas personas son obligadas a reproducir su pobreza en tierras frágiles. Su pobreza puede darles pocas alternativas, y deben extraer de aquella tierra los recursos escasos disponibles, aun cuando esto degrade la tierra.4 En el otro lado, la fuente más importante de avance de la frontera agrícola a partir del uso inadecuado del suelo se relaciona a los sistemas de agricultura comercial. Fuerzas económicas internacionales animaron a la agricultura comercial nacional a explotar la tierra (con un manejo no sostenible), dejando poco beneficio en el nivel de comunidad para encarar el desarrollo rural con equidad y sostenibilidad.

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ASDI 2004.

En décadas recientes, errores similares en la opción de políticas o tecnologías han conducido a procesos de degradación en muchas regiones del país. En el altiplano, la mecanización del cultivo de la quinua y el haba acelera la erosión eólica; en tierras bajas el uso inadecuado de maquinaria agrícola en los procesos de laboreo originó los procesos de compactación de los suelos. Los desastres naturales también destruyen la tierra y desplazaron poblaciones importantes a tierras con mayor potencial productivo, causando fuertes concentraciones de poblaciones humanas, tanto en áreas rurales (Lago Titicaca) como en los cinturones peri-urbanos.5 3. Análisis por cultivos 3.1. Cultivo de cereales La cosecha de cereales en Bolivia durante el periodo 1991 al 2006 muestra un incremento anual en superficie cosechada de 11.489 hectáreas. El cultivo que tiene mayor peso absoluto en este incremento es el maíz para grano, que aunque tiene sólo el tercer mayor crecimiento porcentual detrás del sorgo (239%) y el arroz (63%), en términos absolutos constituye, con mucho, el mayor cultivo de cereales y el segundo mayor cultivo en el contexto nacional, después de la soya. Hubo un importante crecimiento de la cosecha de granos en Bolivia, alcanzando un total de 888.209 hectáreas, para una producción total de 1.935.136 toneladas, o sea de 201 kg per capita en el 2006; siendo ésta 43% superior a la producción de cereales cosechada quince años atrás (generalmente no implica un mayor consumo de cereales per se, sino en productos derivados como carne, huevos y leche). Los departamentos de Santa Cruz y Tarija son los principales productores de maíz y juntos producen el 80,5% de la producción nacional. La producción de maíz para grano en Bolivia tomó importancia a partir del desarrollo de la industria avícola a inicios de la década de los años 70; otros impulsos adicionales a este desarrollo lo constituyeron la expansión de la industria lechera y últimamente la porcino-cultura. El cultivo del arroz constituye el segundo mayor cultivo de cereales después del cultivo de maíz. Los sistemas de producción de arroz en Bolivia están caracterizados principalmente por desarrollarse, en su inmensa mayoría, bajo dependencia del volumen y distribución de lluvias. Hay evidencias que permiten afirmar que sólo el 5% de la superficie total de cultivo se realiza bajo riego o en el sistema de inundación. En Santa Cruz, donde se produce más del 75% de la producción de arroz de Bolivia, se estima que cerca de 70% de los productores involucrados en este cultivo son pequeños agricultores, que tienen a este grano como su principal alimento y el principal y casi único producto comercial. El cultivo de arroz en Santa Cruz posee una gran connotación socio-económica, porque representa una importante fuente de ingresos para 22.000 pequeños productores. Durante las campañas del 2005 al 2007, nuevas áreas han ingresado a formar parte de la producción arrocera, como la llanura beniana que aportó entre 25 a 30 mil hectáreas a la cosecha nacional de arroz, generando posibilidades de exportación para este grano. El promedio mundial para rendimiento de arroz con cáscara fue en el 2006 de 3,552 kg por ha mientras que la media nacional es de 2.663 kg/ha. Los mejores rendimientos en el mundo sobrepasan los 10.000 kg/ha. Estos valores muestran las urgentes necesi-

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dades en términos de investigación, transferencia de tecnología y cultura empresarial para situar al país como un importante productor de arroz. Es indudable que una mayor eficiencia agronómica permitiría una menor depredación de bosques tropicales, que año tras año se afectan para habilitar arrozales. La producción nacional de trigo es considerada por muchos como factor estratégico en la seguridad alimentaria, dado las condiciones de dependencia histórica respecto a importaciones y donaciones que coloca al país en situación crónica de riesgo y vulnerabilidad. Queda claro que existen dos vías: incrementar la superficie de cosecha y más aun el rendimiento agronómico de este cultivo, o alternativamente sustituir parcialmente el trigo por harina de maíz en la elaboración del pan, principal destino actual de la harina de trigo. En las actuales condiciones, la producción nacional de trigo cubre menos del 20% de las necesidades nacionales y el resto es cubierto por importaciones desde la Argentina, Estados Unidos de Norte América o la Unión Europea. En la perspectiva del crecimiento de la demanda de biocombustibles o, tal vez más apropiadamente, agrocombustibles, es importante considerar que existirá una creciente presión en los precios del trigo importado, por una reducción previsible en la oferta internacional de trigo para la exportación.6 La producción de trigo en el territorio nacional ocurre bajo dos modalidades interesantes y diferenciadas. En la región occidental, que comprende Cochabamba, Chuquisaca, Potosí y en menor medida La Paz y Oruro, se produce en el contexto de una agricultura de subsistencia, donde este cultivo sigue en la rotación aquellos cultivos que demandan altos niveles de fertilización como son la papa y la cebolla y el ajo. En general, se afirma que este cultivo utiliza la fertilización residual de estos cultivos y hace uso exclusivo de la precipitación pluvial. Se utiliza tecnología rudimentaria y mano de obra familiar y en algunos casos, como para la cosecha y la trilla, se realizan acuerdos comunales para facilitar el trabajo. La segunda modalidad de producción de trigo ocurre en Tierras Bajas, donde la producción es orienta al mercado y en ella participan empresarios agrícolas y una porción pequeña pero no cuantificada de pequeños productores en las zonas de colonización: en está región, el trigo, forma parte de la rotación de los cultivos oleaginosos como soya, girasol y sésamo y se cultiva en el invierno. La quinua es un grano nativo de los Andes y es cultivado tanto en la región del altiplano y los valles interandinos altos de nuestro país, como en el Norte argentino, Chile y Perú. Prospera en lugares áridos y semiáridos, pero la respuesta de la quinua en términos de rendimiento es baja y menor a 700 kg por ha. En esta especie se conocen 17 ecotipos con periodos vegetativos que varían entre 150 a 240 días, lo cual permite una adaptación importante a las diferentes condiciones ecológicas. La quinua real es el ecotipo de mayor importancia por el tamaño grande de sus granos, identificados como de primera clase alcanzando hasta 2,5 mm de diámetro. Es relativamente resistente a las heladas y períodos de sequía, lo cual facilita su cultivo en las rigurosas condiciones climáticas del altiplano. El grano de quinua real tiene un alto contenido de saponina que le da un sabor muy amargo y que debe ser removida antes de su consumo, aumentando el costo de su procesamiento. Sin embargo, este alto contenido de saponina crea cierta protección del grano contra el ataque de plagas.7

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6 7

FAO-CEPAL 2007. ANAPQUI, 2001; IICA/PNUD, 1991

Foto 1 Cultivos de Quinua en el occidente de Potosí

Foto 2 La quinua ha adquirido gran importancia en la economía de numerosas familias del país

Las principales áreas de producción de quinua son las provincias Gualberto Villarroel y Aroma en el departamento de La Paz; Salinas de Garci-Mendoza en la Provincia Ladislao Cabrera de Oruro, región donde se privilegia el trabajo comunal. La tercera zona de cultivo es la región ubicada al sudoeste del departamento de Potosí y es la que produce la mejor calidad de quinua en Bolivia. En los últimos años se ha realizado una intensa investigación para adaptar el cultivo a las Tierras Bajas, con resultados promisorios en informes de avances de esas investigaciones. Las investigaciones son conducidas por ANAPO.   3.2 Tubérculos La producción de papa, cuarto alimento más producido en el mundo, con aporte calórico fundamental para la dieta humana, continuará jugando un rol importante en la economía de los países tanto industrializados como en desarrollo en los cinco continentes, pese a que en los últimos 40 años, la política de producción alimentaria en el mundo parece haberse centrado en lograr un crecimiento en la oferta de trigo, arroz y maíz antes que el de la papa o cualquier otro tubérculo.8 A pesar de ello, las “Proyecciones del Centro Internacional de la Papa” estiman que la producción mundial se incrementará de 296 millones a 480 millones de toneladas de papa para el año 2020. En Bolivia existen más de 230 variedades de papa. Sin embargo, 14 son las de mayor consumo nacional y de ellas cuatro: Huaycha, Imilla Blanca, Descree y Holandesa son variedades mejoradas y las de mayor consumo nacional. En tierras bajas y en los valles interandinos predominan variedades “mejoradas” provenientes de las estaciones experimentales del IBTA. Estas variedades aplicadas a los sistemas de producción han provocado cambios trascendentales en la producción y los hábitos de consumo. La producción nacional de papa creció en el periodo de 16 años en 9,09%, es decir un poco más de 0.05% anual, permaneciendo casi constantes los rendimientos agronómicos y la superficie cosechada. Como principales zonas productoras de papa destacan la región circunlacustre del Lago Titicaca y las provincias al sur del mismo. Esta zona es responsable del 23% de la producción nacional. En segundo lugar, también por volumen de producción, se encuentra Cochabamba, y en este departamento los principales centros de producción son valles altos, que incluyen a las provincias de Mizque y Aiquile y los valles de Arque y Morochata en Ayopaya; aportan con el 21% al total nacional; Potosí ocupa

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Sinclair y de Wit 1976.

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el tercer lugar con Villazón y sus alrededores, además de la no menos importante producción de Chayanta, Ocurí y Ravelo. Chuquisaca ocupa el cuarto lugar, y contribuye con el 15% al total; las zonas de Culpina en la Provincia Sud Cinti, Zudañez, Tarabuco y Yamparáez producen papas nativas muy apreciadas en el mercado nacional. Finalmente, en los valles cruceños la producción se basa en las variedades Descree y Holandesa. El cultivo de la papa involucra a más de 200.000 familias, probablemente sea el cultivo más común en Bolivia. A pesar de incorporar nuevas tierras, el rendimiento promedio nacional presenta una tendencia hacia la baja, obteniéndose para el año 2006 un promedio de 5,7 toneladas por ha. Este rendimiento es uno de los menores en el mundo y en la región. La papa es un cultivo que requiere de un alto nivel de fertilidad del suelo y en todas las regiones del país los principales fertilizantes son los abonos orgánicos. La ganadería con rumiantes menores es la principal fuente de estiércol para ello. En estos sistemas integrados, se hace uso amplio de ovinos y caprinos como recolectores de la fertilidad natural de los campos de pastoreo para trasladarlos luego a los campos de cultivo de papa. Otros cultivos como la cebada y el trigo hacen uso de la fertilidad residual luego de levantada la cosecha de papa, de donde resulta que el número de rumiantes menores determina la superficie de siembra de papa. La yuca es un arbusto extensamente cultivado en Bolivia por su aporte energético a la dieta humana y animal. La yuca es endémica de la región subtropical de Bolivia, Paraguay, Argentina y Brasil. En condiciones óptimas, la yuca puede producir más calorías alimenticias por ha que la mayoría de los demás cultivos alimenticios tropicales, es un alimento que aporta hidratos de carbono (energía) y el contenido medio de éstos es de 85%. Pobre en grasa y proteínas, su digestibilidad es muy alta y aporta de forma moderada vitaminas del grupo B, vitamina C y minerales como magnesio, potasio, calcio y hierro. La yuca es la séptima mayor fuente de alimentos básicos del mundo y es una de las más importantes fuentes de alimentación en extensas áreas de los trópicos. Es un cultivo apreciado por su fácil y amplia adaptabilidad a diversos ambientes ecológicos, el poco trabajo que requiere, la facilidad con que se cultiva y su gran productividad. Puede prosperar en suelos poco fértiles, en condiciones de poca pluviosidad. Se reproduce mejor de esquejes, el crecimiento es lento en los primeros meses, por lo que el control de hierbas es esencial para un correcto desarrollo. En su uso normal, la planta entera se desarraiga al año de edad para extraer las raíces comestibles. La yuca contiene cantidades pequeñas de glucósidos cianogénicos, que se convierten en ácido prúsico (cianuro de hidrógeno), por la acción de la enzima lanamarasa, que también se encuentra presente en los tejidos de la raíz. La concentración del ácido prúsico puede variar de 10 a 490 mg/kg en la raíz fresca; las variedades de yuca “amarga” contienen concentraciones más altas que las variedades dulces. En Bolivia se cultiva principalmente las variedades dulces aunque rinden menos. En las variedades llamadas “dulce” la mayor parte de las toxinas se encuentra en la cáscara. 3.3. Hortalizas y frutales en sistemas de subsistencia

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Durante los últimos 16 años, en Bolivia, la superficie cosechada de legumbres y frutales tuvo un incremento modesto medio de 1.770 ha por año. En adición a los cultivos anteriormente comentados, en el 2006 fueron cosechados en las regiones de yungas y subtrópico 14.460 ha de mandarinos, 5.530 ha de naranjos y 4.855 ha de piña, con rendimientos de 10.570, 7.361 y 12.050 kg/ha, respectivamente. El destino de esta producción fue principalmente el mercado interno, aunque la exportación de piñas a la Argentina y Chile se mantuvo en los niveles tradicionales.

Un rubro de alto potencial es el cultivo del banano con importantes inversiones, particularmente en los Yungas del Chapare para mejorar las condiciones de su exportación, no sólo en términos de adecuar la infraestructura sino también en formación de recursos humanos. Como resultado de estos esfuerzos las exportaciones de banano crecieron hasta Foto 3 Las actividades agrícolas en zonas áridas ocasionan vulnerabilidad de alcanzar un volumen de los úselos ante la erosión. 81.640 toneladas, con un valor de 21,2 millones de dólares, los principales destinos fueron Argentina, Perú y Chile. En la región de los valles interandinos y valles mesotérmicos, durante el mismo periodo fueron cosechados 7.060 ha de duraznos. No existe información nacional sobre el cultivo de frutales del género Prunus (ciruelo) y otros propios de valles interandinos, aunque sus superficies probablemente sean reducidas. Estos cultivos en ocasiones son claves en la seguridad alimentaria y en la arquitectura del paisaje, un componente no siempre reconocido. Otros frutos interesantes son el tumbo, una pasiflorácea (Passiflora mollisima) originaria de la región andina, el cupuazú (Theobroma grandiflorum), con múltiples usos para la industria desde la elaboración de licores (proceso de fermentación) hasta su manteca que sirve para la elaboración de chocolates y productos cosméticos, y la lúcuma que es comercializado desde hace una década en la región de Riberalta. 4. Agricultura Industrial Cultivos como la soya, caña de azúcar, girasol, maní y algodón son agrupados por su relación con su destino final, la industria. La cosecha del 2006 para esta categoría de productos alcanzó a 1.184.784 ha. En general, la superficie con cultivos industriales creció a costa de los bosques de la llanura cruceña y en cierta medida de los bosques xerofíticos en el Sudeste del país. Cuadro 3. Superficie cosechada. Periodo 1991 al 2006 Descripción Total cosecha nacional Total cultivos industriales Algodón Caña de azúcar Girasol Maní Soya

1991

1996

2001

2006

1.252.956 1.663.338 1.894.731 2.416.047 314.518 654.212 864.815 1.184.784 16.803 50.093 9.407 7.524 83.669 88.860 94.176 115.862 10.217 41.000 135.000 99.350 10.540 11.016 10.940 11.930 193.289 463243 615.292 950.118

Diferencia Incremento (%) (ha) 1.163.091 92,83 870.266 276,70 -9.279 -55,22 32.193 38,48 89.133 872,40 1.390 13,19 756.829 391,55

FUENTE: INE, 2008

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El cuadro 3 muestra que la superficie nacional cosechada en el 2006 con respecto a 1991 se incrementó en 93%; pero este mismo criterio, aplicado a los cultivos industriales, muestra un incremento de 3 veces mayor para el mismo periodo. También se observa que en términos porcentuales el mayor crecimiento es del cultivo de girasol y el menor el del algodón, que en el periodo considerado tuvo una tasa negativa de crecimiento. En términos absolutos, el mayor crecimiento correspondió al cultivo de la soya, que incrementó su superficie en los últimos 16 años en 756.829 ha, a un ritmo de 50.455 ha por año. En las líneas siguientes se analiza el desarrollo de cuatro de los cinco cultivos clasificados como cultivos industriales. 4.1. Soya La soya es apreciada por su función oleaginosa y proteica, y con relación a los granos de características similares tiene la ventaja de tener rendimientos productivos mayores a 2,5 toneladas por ha, por su capacidad para fijar cantidades importantes de nitrógeno atmosférico. Al prosperar tanto en regiones subtropicales como en las templadas, se adapta a una variedad impresionante de tipos de suelos y tiene una alta demanda mundial. En Bolivia se empezó a cultivar soya en 1967; en 1980 el Banco Mundial financió un programa de expansión de la soya en la región de Santa Cruz. La participación de Bolivia en la producción mundial es de 0,69%, condicionada principalmente por sus relativo bajo rendimiento y una superficie de cosecha inferior al millón de ha. Aún así, la soya es el principal producto agrícola de exportación en Bolivia y representa el 27% de las exportaciones. El 92% de éstas están destinadas a la Comunidad Andina de Naciones y se realizan a través de la hidrovía Paraná – Paraguay. En los últimos 16 años el cultivo de la soya ha crecido a un ritmo acelerado y sostenido y el incremento se realizó a expensas del bosque Chiquitano, alcanzando en el 2006 una superficie de 950.189 ha, la que sitúa al país entre los ocho mayores productores de soya en el mundo. La expansión del cultivo de soya en el departamento de Santa Cruz obedece a seis factores fundamentales:  Dotación de tierras vírgenes baratas e incapacidad del Estado para hacer cumplir las normas de protección ambiental, lo que permite un avance de la frontera agrícola.  Existencia de un mercado amplio y protegido en los países andinos.  Apoyo crediticio del sector público y privado.  Expansión de infraestructura industrial de procesamiento.  Empuje e iniciativa de empresarios bolivianos e invasión de empresarios extranjeros, generalmente brasileños que se benefician de tierras vírgenes baratas.  Importación de soya brasilera para su exportación hacia mercados de la CAN, donde Bolivia tiene preferencias arancelarias. La figura 2 ilustra el avance en términos territoriales del cultivo de la soya en los pasados 16 años.

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Figura 2. Superficie cosechada de soya



Fuente: FAOSTAT, 2008

La expansión de la soya en Bolivia y en la región tiene un altísimo costo social y ambiental. El monocultivo de soya y especialmente de la soya transgénica o genéticamente modificada, conlleva múltiples riesgos sobre la economía local, ecología y salud humana. A pesar de ello, se sigue impulsando su cultivo masivo. En Bolivia por lo general existen tres modelos de producción de soya: a) con arado y rotación con trigo, con o sin semillas genéticamente modificadas; b) Siembra directa, sin semillas transgénicas, los residuos del cultivo de los da al ganado y requiere del uso de herbicidas y c) Siembra directa con semillas tolerantes al glifosato (soya RR de Monsanto). Se hacen dos campañas de soya al año. Al margen del sistema de producción, el monocultivo de la soya conduce necesariamente a la compactación del suelo, que ofrece mayor resistencia a la exploración de las raíces en busca de nutrientes; esto también es evidente cuando la soya rota con trigo (la elección más común). La siembra directa puede ser un buen camino para revertir el deterioro de los suelos, siempre que esté acompañada por balances de nutrimentos equilibrados que compensen las pérdidas producto de las sucesivas cosechas. Aunque no existen cifras oficiales sobre la superficie sembrada con semilla transgénica, el gremio de soyeros había indicado que la superficie sembrada era de unas 200 mil ha. La semilla de soya Roundup Ready, con tolerancia al herbicida glifosato o Roundup. Ambos, semilla y herbicida, son producidos por la misma empresa, Monsanto. Esta introducción podría echar por tierra los esfuerzos nacionales para competir en el mercado internacional de la soya con productos de calidad, en lugar de la miope aspiración de competir en los mercados para productos transgénicos. 4.2. Caña de azúcar La producción nacional de caña tuvo un valor record en el 2006 con 6 millones de toneladas. En 2006 la superficie cultivada de caña de azúcar fue de 115.862 ha que corresponden al 4,79 % del total de la superficie agrícola cultivada y representó el 9,8 % de la superficie total de cultivos industriales. El crecimiento de la superficie cultivada con caña de azúcar en el periodo 1991 al 2006 fue en promedio de 2.196 ha por año. La cosecha de caña se realiza entre mayo y noviembre y en forma manual (50 %), semi-mecanizado (40%) o cosecha integral (10%). La mayor parte del área cañera se encuentra a unos 20 km de distancia de un ingenio azucarero. El principal

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productor nacional es Santa Cruz en el que se cultiva cerca del 90% del total y el saldo se realiza en Bermejo en el departamento de Tarija. La capacidad de molienda instalada es de 36.200 toneladas de caña por día. Los derivados industriales son azúcar cruda, azúcar refinada y alcohol. 4.3. Girasol, Algodón y Maní De los tres cultivos, el girasol, de reciente introducción, es el de mayor crecimiento y entre el año 1991 y el 2006 su cosecha aumentó en 872%. En cambio, lo contrario ocurrió con el algodón, que disminuyó en 55% en el 2006 con respecto al año 1991. El maní se mantuvo en la práctica sin cambios importantes dentro de las 11 mil ha cosechadas. El rendimiento agronómico medio de la fibra de algodón para el periodo considerado fue de 512 kg, con un mínimo de 240 kg/ha registrado en la campaña agrícola del 1992 y un máximo de 673 kg/ha, ocurrida un año más tarde. El promedio nacional es, con mucho, inferior al promedio de 1.230 kg de fibra de algodón por hectárea, propio de los 10 países mejores productores. En cambio este mismo parámetro para los cultivos de girasol y maní fueron de 855 y 1.049 kg por hectárea, respectivamente.

Bibliografía ABDES 2007. Separata Nº 1. ASDI. 2004. Evaluación de reducción de pobreza en América Latina – 2004. Pobreza y desarrollo en Bolivia. www.asdi.org Instituto Nacional de Estadística. 2008. Información Estadística. La Paz, Bolivia. www.ine.gov.bo Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA). 2004. Estado del proceso de saneamiento. La Paz, Bolivia, Agosto 2004. MACIA 2004. Estrategia Nacional de Desarrollo Rural. Ministerio de Asuntos campesinos, Indígenas y Agropecuarios. UGP. Müller y asociados. 2003. Boletín económico. FAO-CEPAL. 2007. Programa de biocombustibles podría garantizar la estabilidad alimentaria. Santa Cruz, junio 2007. FAOSTAT. 2008. www.fao.org Sinclair T.R y C.T. de Wit 1976. Analysis of the Carbon and Nitrogen Limitations to Soybean Yield. Agron. Journal 68:319-324. Créditos fotografías: M. Liberman

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Apolo, la historia de una mala herencia

por Marco Octavio Ribera. La modificación de los ecosistemas de la región de Apolo (Prov. Franz Tamayo) del Norte de La Paz tiene una larga historia, que posiblemente se inició en épocas precolombinas. Algunos autores advierten que los procesos de degradación en esta región ya pudieron producirse muy temprano, debido a que la zona fue sitio de paso de los ejércitos incaicos que se desplegaban en varias oleadas hacia las tierras bajas a lo largo de la ruta Carabaya-Pelechuco-Apolo-UchupiamonasIxiamas, llegando a tomar contacto con los señoríos de la llanura de Moxos.1 La meseta y semi-explanada de Apolo constituía un espacio estratégico para albergar numerosos contingentes. Siglos después, los procesos de modificación de ecosistemas en dicha región continuaron a lo largo de la época colonial; numerosas expediciones de exploradores españoles así como de misioneros agustinos, franciscanos y dominicos, utilizaron la vía mencionada para descender a las tierras bajas desde las alturas, unos buscando el Dorado, otras almas para convertir. El establecimiento de misiones fue decisivo para iniciar el proceso de instalación de pasturas en reemplazo de bosques para la cría de ganado hacia mediados del siglo XVIII. Las sucesivas fundaciones de la población de Apolo (antes conocida como Apolobamba) que se iniciaron con las andanzas de Legui Urquiza (1620), culminaron con el establecimiento definitivo del pueblo en torno a la misión franciscana en 1690. Diversas crónicas se refieren a la región de Apolo en aquellas épocas como de excelente tierra fértil, de bosques ricos en maderas y con muchas variedades de plantas y animales. Hay una mención llamativa en las crónicas de fines del siglo XVIII que menciona a Apolo como “una zona de un bosquecillo frondoso, con suaves colinas, cubierta de taruma, sullullus, chilimas, ceibas, pichanas. palosantos, pacays, mapajos” (todos árboles de bosque de Yungas bajo). También llaman la atención las referencias sobre la elevada productividad de la zona, mencionando la provisión de recursos y productos a diversas regiones: “La Paz, Cuzco y otras ciudades y pueblos mendigaban de las misiones de Apolobamba, arroz, cacao, maní, coca, tabaco, quina, incienso, algodón, etc. (Fray Martín Landaeta. 1766). Tadeo Haenke observó en 1796 que la región era preponderantemente boscosa y con gran variedad de árboles, aunque existían ya espacios de pastizales y otros ecosistemas secundarios, además de fundos agrarios de la misión y de particulares.2 El naturalista menciona el uso de la corteza de quina o “cascarilla”. Unas décadas después se produjo en toda la región el auge de la quina, cuya corteza tiene principios medicinales para tratar la malaria. La demanda masiva de dicha corteza atrajo a enormes cantidades de recolectores, rescatadores y comerciantes a toda la región de Yungas y Subandino de La Paz, Beni y Cochabamba, entre las cuales Apolo destacaba por la abundancia del recurso. Sin embargo desde las épocas misionales, las grandes quemas para instalar o ampliar sabanas y campos de cultivo, tenían un efecto drástico sobre los bosques de la región. A fines del siglo 18 se establecen grandes haciendas agropecuarias, que empiezan a ejercer una creciente presión sobre los suelos y recursos. Es en esta época que se habla de “los cañaverales de Caupolican” y aparecen industrias

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de alcohol, melaza y empanizado, para reemplazar la importación de estos productos desde el Perú. El resultado fue que a lo largo del siglo 19 la región de Apolo, que aún mantenía importante cobertura boscosa en su entorno, fue transformada en extensos campos agrícolas y sabanas secundarias donde se criaba ganado. Para dicha época ya se mencionan problemas de deterioro de los suelos. Otro embate al equilibrio ecológico de la región sobrevino casi de forma inmediata. El auge de la goma que se inicia en 1870 y se extiende hasta 1930, tuvo como epicentros a la Amazonía norte y Larecaja tropical. Una vez más Apolo se convertía en el centro de aprovisionamiento de bienes y recursos para las regiones productoras de goma, y volvía a experimentar un segundo ciclo de sobreexplotación de suelos y recursos (caña, azúcar, alcohol, maíz, arroz, ganado, uso de leña, etc.). Después de los auges de la quina y de la goma, la zona de Apolo ingresó en una etapa de pronunciada depresión económica y se convirtió en expulsora de población. Muchas haciendas con suelos agotados al extremo fueron abandonados y extensas pampas estériles ocuparon su lugar, otras, las menos, mantuvieron alguna producción, hasta que sobrevino la reforma agraria de 1953. Varias haciendas fueron tomadas y repartidas entre los nacientes sindicatos agrarios. Se ocuparon también nuevas zonas circundantes y se formaron nuevos pueblos. El resultado de siglos de sobre-explotación de los suelos que no tenían vocación para una agropecuaria intensiva, sino más bien forestal o agrícola a baja escala, puede verse actualmente desde el espacio en imágenes satelitales de muy baja escala. Una enorme expansión de unas 150.000 hectáreas de restos de bosques ralos, sabanas degradadas y suelos fuertemente erosionados e incluso zonas de “badlands” (tierras malas”) caracteriza la zona. Las nuevas generaciones de Apolo recibieron un triste “pasivo ambiental”, una mala herencia, producto de siglos de explotación intensiva y claramente insostenible del suelo y los recursos. Ya en la primera época de la reforma agraria, muchas familias tuvieron que contentarse con eriales escasamente productivos, otras tuvieron que migrar. En los últimos 40 o 50 años también se dieron formas insostenibles de uso del suelo, como expandir pastizales a expensas del bosque para instalar una magra ganadería, o la práctica de cultivos en pendientes. Al mismo tiempo la reforma agraria se dio parcialmente y aún persisten propiedades de varias cientos de hectáreas, contrastando con las reducidas propiedades de familias campesinas que ocupan tierras pobres y marginales. A esto se suma que a pesar del evidente desastre ecológico que enfrenta la región, los sucesivos gobiernos han hecho muy poco para promover formas más adecuadas de uso del suelo o para emprender la recuperación de suelos y ecosistemas. En este sentido, los reclamos de falta de tierras tienen una base real, mucha gente de la zona efectivamente carece de tierras suficientes o adecuadas, o sólo posee tierras empobrecidas, erosionadas y degradadas. Además la zona todavía enfrenta algún tipo de latifundio que no fue resuelto por la reforma agraria. Sin embargo estos hechos no justifican la ocupación abusiva de tierras dentro del área protegida de Madidi o en el territorio Leco. Cabe recordar que una gran parte de la TCO Leco está dentro del Parque, precisamente por el buen estado de conservación que tiene y por el uso más sostenible de los recursos que realizan los indígenas. Por lo tanto deben buscarse alternativas de dotación de tierras más aptas para la agricultura en otras regiones, proporcionando además la debida orientación para permitir un aprovechamiento sostenible de estas tierras.

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Lo triste es que pequeños grupos de poder se aprovechen de la pobreza y falta de tierras de la gente campesina, para promover situaciones de enfrentamiento. La visión desarrollista de estos grupos implica el enorme riesgo de replicar el proceso de degradación ambiental en nuevas zonas, como las del interior del Parque Madidi, que son aún más frágiles por ser más lluviosas, más accidentadas y más propensas a la erosión. Para entender la situación de Apolo actualmente, es necesario conocer la historia del lugar.

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¿Llamas o quinua? degradación de bofedales y desertificación por Marco Octavio Ribera9 Aspectos generales Se ha evidenciado un fuerte y profundo proceso degradativo de los extensos bofedales de Alota, los cuales se encuentran en progresivo estado de deterioro debido a tensores que se derivan tanto del manejo del bofedal propiamente como de otros factores externos e inherentes a la dinámica productiva de la región, especialmente el cultivo de quinua. Se observaron zonas aparentemente desecadas o que según reportes se vuelven progresivamente más secas desde hace algunos años. Esto condice con los reportes generalizados de la región, respecto a la disminución paulatina del agua. Los pobladores consultados coinciden en una drástica reducción en la disponibilidad del agua en relación a años anteriores, siendo la queja generalizada de la gente en sentido de que ahora no hay agua como antes, el bofedal no se llena, el agua ya no baja, etc. El proceso lógicamente tendría estrecha relación con el fenómeno del calentamiento global, que ha incidido en los últimos veinte años, principalmente en el derretimiento de hielos y nieve de las cordilleras y grandes montañas de la región, así como anomalías climáticas manifestadas en la reducción de la cantidad de lluvias y una pronunciada irregularidad de ellas. Una parte de los procesos degradativos del bofedal en términos del manejo de la ganadería de camélidos se relaciona con el sobrepastoreo y pisoteo, producto de una excesiva carga animal prácticamente a lo largo de todo el año. La mayoría de los productores asevera que incrementó su hato en los últimos 30 años. El problema se agrava por la presencia de más ganado, con un menor manejo del bofedal y de los propios hatos. Como resultado, se constataron extensas superficies degradadas, escasamente productivas y de escasa cobertura vegetal, afectadas por la acción del ganado. La cría de ganado en Alota obedece en la actualidad principalmente a una lógica de ahorro y complementación económica (posiblemente más que a una acumulación de capital o de incremento de estatus social). Con la reducción de la cantidad de agua, la producción de forrajes también empezó a disminuir, el bofedal se tornó “menos sustentador”. No es lo mismo criar 200 llamas en un bofedal muy productivo y lleno de agua, que 500 llamas en el mismo bofedal, menos productivo y en proceso de desecación. Por tanto, los bofedales actuales sufren un mayor sobrepastoreo que los bofedales de antes, lo cual se agudiza en la época seca, y ésta es una de las causas de que se estén degradando tan rápidamente. Un hecho evidente que ha sucedido en los últimos 15 a 20 años, es que la mayoría de los ganaderos de estas regiones de Lipez, no supieron adaptarse al cambio debido a la reducción de agua y menor productividad de los bofedales, los cuales cada vez se hicieron menos sustentadores de la carga animal. Como se ha mencionado anteriormente, no sólo han manteniendo las mismas cargas animales que criaban sus abuelos (cuando había abundancia de agua y forrajes), sino que incluso han aumentado el tamaño de sus hatos.

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La información del siguiente resumen y presentación corresponde a un estudio realizado en la región de Alota, provincia Valdivieso del departamento de Potosí, el año 2006.

La reducción de agua en los bofedales también tiene que ver con la pérdida de determinadas prácticas culturales de manejo en base a riego y control de caudales, que se reflejan en la reducción del trabajo comunitario para el manejo de estos humedales, como se analiza a continuación. El bofedal como paisaje cultural dinámico En sentido estricto, los bofedales altoandinos, más que un ecosistema como tal, constituyen un tipo de paisaje cultural, que se enlaza con diversos ecosistemas de su entorno y que ha estado sujeto a manejo a lo largo de milenios. El inicio de su manejo podría remontarse a unos 10.000 años, cuando los primeros ganaderos andinos empezaron a domesticar y criar llamas y alpacas, aproveFoto 1. Bofedal bien conservado y con prácticas de manejo del agua chando desde un princi- (Alota) pio los bofedales como base de sustento para dicha actividad. Esto equivale a decir que la acumulación de conocimientos y prácticas de manejo de los bofedales empezaron esencialmente en la prehistoria andina. El paisaje cultural en su conjunto es objeto de una sacralidad que ha tenido diversas manifestaciones, las cuales desafortunadamente tienen en la actualidad un reducido nivel de pervivencia, dadas las condiciones de pérdida de costumbres y valores culturales. El aprovechamiento del bofedal por el poblador andino como paisaje cultural dinámico, se basa fundamentalmente en el manejo de la economía del agua con la construcción de represamientos o atajados y diques, lagunas artificiales, pozas o cochas. Este manejo logra la retención de la mayor cantidad de agua posible en el bofedal y que no se pierda a través de los numerosos brazos o cauces que usualmente tiene. Al mismo tiempo, el manejo y mantenimiento del bofedal implica la regularidad de los riegos, a partir de la construcción de canales, desvíos de cursos de ríos y represamiento, favoreciendo determinadas zonas más secas a lo largo del año (fuera de la época de lluvias); o incluso induciendo a que el bofedal se expanda sobre zonas de pastizales sólo estacionalmente inundados. La acción fundamental de manejo que realiza el poblador andino criador de camélidos está orientada a evitar que el bofedal se seque o se reduzca. Lo anterior significa que el ganadero prolonga la vida de los bofedales, básicamente retardando o, en algunos casos, interrumpiendo del todo los procesos sucesionales hacia ecosistemas terrestres. Zonas que no reciben un regular y periódico aporte de riego, se secan progresivamente y cambian su estructura y composición florística hacia etapas seriales más estacionales y más secas. Un bofedal que no se riega es menos productivo y, bajo situaciones de sobrecarga animal, llega a degradarse por la acción del ganado con rapidez, pues es más vulnerable que las zonas más productivas y con mayor cobertura vegetal. La productividad y sostenibilidad de los bofedales dependen en gran medida de la organización comunal y el trabajo comunitario para su mantenimiento y conti-

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nuidad, en base a riego y control de caudales. Cuando esta labor se reduce o no tiene la suficiente continuidad, como en el caso de Alota, la productividad de los forrajes y la cobertura vegetal disminuyen, posteriormente se producen otros cambios mayores. Es así que en sectores del bofedal que no fueron regados durante dos años consecutivos (por falta de organización y movilización social), se evidenció una fuerte afectación por desecamiento. A ello se suma que por la baja oferta de forrajes, el poco pastaje de animales que se dio ya fue suficiente como para generar un proceso de sobrepastoreo. En algunas zonas sin riego activo durante varios años, se observaron fases de colonización inicial por matorrales bajos y gramíneas, es decir el reemplazo del bofedal por otro tipo de cobertura vegetal. En muchas zonas, los bofedales y vegas han cambiado su composición de especies de plantas, a tal punto que ya no son apetecidas por el ganado. Otros efectos degradativos por el cambio climático No sólo la desecación por la reducción general del agua está ocasionando trastornos en los bofedales de la región, paralelamente se está produciendo un fenómeno de “enterramiento de los bofedales”. La acumulación de sedimentos en los bofedales y vegas, ha sido un fenómeno natural durante siglos, los bofedales al estar en las partes más bajas de los paisajes andinos funcionan como “trampas de sedimentos”. Sin embargo en los últimos años la ocurrencia de lluvias torrenciales en cortos períodos (fenómeno también asociado a la desertificación de la región) ocasiona episodios de riadas, flujos de lodos y avalanchas de sedimentos, que entierran año tras año importantes superficies de los bofedales. Es frecuente observar amplias zonas desvastadas, en las cuales los bofedales prácticamente han desaparecido bajo varios centímetros de limos y arenas arrastradas desde las laderas; esto sucedió especialmente en años con episodios de lluvias fuertes. De esta forma también se aceleran los fenómenos de sucesión del humedal hacia formaciones de vegetación diferentes como tholares y pajonales. De acuerdo a reportes locales de personas mayores, estos episodios catastróficos antes eran muy raros y en la actualidad se han tornado frecuentes en cada época de lluvias. El factor del cultivo intensificado de la quinua Pero la falta de lluvias y la menor cantidad de agua, o la ocurrencia de lluvias cortas y torrenciales, no son los únicos problemas de los bofedales. Hay uno aún más grave que se viene dando de forma muy especial en la región de Nor Lipez, y que tiene que ver con la intensa actividad agrícola relacionada con el cultivo de quinua. Esta agricultura se ha tornado ambientalmente agresiva a consecuencia de los buenos precios de exportación del producto, ocupando extensas superficies nuevas en planicies, lomas y colinas. Muchos productores recurren ahora a la mecanización para roturar los campos u otras faenas, lo cual hace que puedan habilitar espacios cada vez más extensos. Con el uso del tractor, cada productor puede, con una inversión relativamente bajo de esfuerzo y tiempo, habilitar entre 3,5 o más hectáreas. El “destholamiento” o habilitación de barbechos en febrero y marzo deja los terrenos totalmente desnudos y desprotegidos ante los vientos de julio y agosto y las lluvias subsecuentes. A esto se suma la falta de cuidados especiales, como el cultivo en franjas paralelas a la gradiente de la pendiente, los cortos períodos de descanso de los barbechos y los cultivos en zonas muy inclinados. El problema de erosión causado es muy grave, pues cientos de toneladas de suelos pueden ser acarreados por los fuertes y constantes vientos o lluvias tardías que pueden ocurrir en el mes de marzo.

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El paisaje ha cambiado drásticamente, donde antes habían extensos tholares y pajonales, ahora hay inmensas zonas de cultivo de quinua, barbechos en recu-

Foto 2. Extensos cultivos de quinua en cerros circundantes a bofedales

Foto 3. Alta vulnerabilidad de los suelos por el cultivo intensivo de quinua bajo laboreo con mecanización

Foto 4. Enterramientos de bofedales por efecto de riadas

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peración y con poca cobertura vegetal e incluso grandes manchas de suelos ya erosionados. Los terrenos que antes tenían tholares y pajonales para sujetar los suelos, ahora están desprotegidos. Tanto las lluvias como los vientos arrastran arenas y arcillas, para depositarlas sobre los bofedales, los cuales terminan por enterrar. La situación se agrava en aquellos años en que se producen grandes lluvias y tormentas, cuando los bofedales, vegas y lagunas sufren los mayores enterramientos. Hace unos quince años, los sistemas de producción en Nor Lipez eran principalmente ganaderos productivos y la agricultura era muy reducida, produciéndose quinua sólo para fines de subsistencia y una escasa comercialización regional. En esa época todavía se manejaban los bofedales y los hatos de llamas con bastante dedicación, pues era la base de sustento para la mayoría de las familias. Con el constante aumento del precio y mercado de la quinua desde hace unos años, la demanda del grano se hizo cada vez más importante. La agricultura, que antes tenía un bajo costo de oportunidad, reemplazó en gran parte a la ganadería, que en consecuencia se hizo muy poco atractiva. Las familias que eran mayormente ganaderas se convirtieron en agricultoras de la quinua. En algunas regiones y de acuerdo a varias versiones locales, el manejo comunitario de los bofedales se debilitó hasta casi ser dejado de lado, lo cual ocasionó que se produzca inclusive una individualización del manejo del bofedal por sectores. Anteriormente, el manejo ganadero hacía rotar los hatos de llamas desde los bofedales a los cerros en diversos momentos del año, con diversos fines como el reproductivo (selección de “machajes”), de alimentación, de evitar las aguas congeladas en invierno, pero especialmente para favorecer la recuperación del bofedal, el cual sufre más en la época seca, cuando produce menos. En muchas regiones esta rotación se ha reducido por razones que tienen que ver con la quinua: al final del invierno y principios de primavera no llevan a las llamas a los cerros por el riesgo de que invadan los cultivos y devoren los primeros brotes de la quinua recién plantada y en pleno crecimiento. En estos meses muchas familias deciden mantener sus hatos en el bofedal a fin de evitar el daño a los cultivos. Por otra parte, antes había más forrajes en los cerros, que estaban cubiertos de tholas y pajonales, de modo que las llamas encontraban alimento de calidad regular. Ahora, además de haber cultivos donde no pueden entrar, hay cientos de hectáreas de barbechos con poco forraje, puesto que recién se están recuperando. Por tanto el ganado no encuentra ventaja de alimentarse en los cerros y se queda en el bofedal de manera permanente. Esto incrementa la sobrepresión, que está conduciendo a la rápida degradación y pérdida de productividad. Dada la enorme amenaza de degradación ecológica generalizada y en especial los efectos directos sobre los bofedales, se debe insistir que el cultivo de la quinua debería ser agro-ecológico y no sólo orgánico (libre de agroquímicos). Esto equivale esencialmente a reducir los efectos negativos de la erosión y la liberación acelerada de sedimentos (tierras y arenas) por las quebradas y ríos hacia las vegas y bofedales.

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Créditos fotografías: M.O. Ribera Arismendi

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El complejo oleaginoso por Marco Octavio Ribera

La soya es una planta leguminosa, cuyas más antiguas referencias datan de 3.000 años A.C. en la China. Las primeras experiencias agrícolas en América se documentan en 1804 (en Pensylvania) y en Brasil datan de1882. El cultivo se inicia en Santa Cruz de la Sierra en 1928, mientras que los primeros estudios en Bolivia fueron hechos en 1950.10 La característica más notable de este grano es el contenido de proteína, que supera en promedio el 40% y la cantidad de aceite, que supera el 20%. El cultivo de soya en Bolivia inicia su carrera comercial, todavía muy incipientemente, en la década de los 50, a partir del denominado Plan Bohan, la marcha al Oriente y la conformación de la Zona Integrada del Norte de Santa Cruz.11 Los primeros cultivadores en dicha región fueron principalmente inmigrantes de las colonias japonesas y menonitas. En 1967 fueron registradas en el oriente de Bolivia algo más de 300 hectáreas de soya, en 1975 se verificó un salto exponencial con más de 28.000 hectáreas, cifra que se triplicó para 1985, cuando se registraban 70.000 hectáreas. Justamente en ese año, el BID y la CAF aprobaron una línea de crédito para el desmonte de tierras y la expansión de cultivos de soya.12 A mediados de los años ochenta, la Zona Integrada del norte cruceño ya estaba absolutamente saturada de cultivos de soya y las fronteras agrícolas buscaban expandirse en otras regiones. En 1985 se produjo el ajuste estructural y la apertura hacia el libre mercado (DS 21060), elementos que repercutieron en una reactivación del cultivo a escala industrial. Entre 1987 y 1992, se gestó e implementó el proyecto Tierras Bajas del Este,13 con apoyo de créditos del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, el cual significaría en los siguientes años la expansión desenfrenada de la soya hacia la región de los bosques chiquitano-chaqueños del este del país. Las zonas de Pailón y San Pedro se han convertido en los centros de expansión de los cultivos de soya, que se extienden hacia el área de San Julián.14 En la década de los 90 se produjo un inusitado incremento de la demanda de la soya en el mundo, producto mayormente de la apertura de las industrias de alimentos balanceados. En relación a ello, entre 1992 y 1993 se da un “boom” del cultivo de la soya en el país, subiendo la superficie cultivada a más de 200.000 hectáreas. En los siguientes años la expansión de la soya hacia el este de Santa Cruz es frenética: sólo en 1997, la superficie de los cultivos aumentó en 143.000 hectáreas, con lo que el año 1998 ya se registraban 630.000 hectáreas, más de 14 veces lo de años anteriores. Los años 1998 y 1999, el proceso de desarrollo de la agroindustria soyera entra en crisis, debido a una estrepitosa caída de los precios internacionales de la soya (por sobreoferta del grano), a lo cual se suma en el país los efectos del fenómeno de El Niño y una creciente pérdida de fertilidad de los suelos.15 El sector soyero buscó de forma desesperada la condonación de las deudas contraídas con la banca. Re-

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10 11 12 13 14 15

www.infoagro.gov.bo Perez 2007. Perez 2007; Montes de Oca 2005. Perez 2007; Urioste y Pacheco 2001; Zeballos y Quiroga 2003. Urioste y Pacheco. 2001; PNUD 2006. Perez 2007; Urioste y Pacheco 2001

cién entre el 2000 y el 2003 el sector soyero empezó a recuperarse, con numerosos altibajos relacionados a los efectos climáticos adversos, déficit en la provisión de combustibles para la zafra o la pérdida del mercado de Colombia (mayor mercado demandante) en función a que este país decidió comprar soya a Estados Unidos en función al TLC que firmaron. El año 1998 se dan los primeros reportes de intenciones de incorporar cultivos de variedades transgénicas de soya con el fin de incrementar la productividad y reducir la competencia de malezas.16 El año 2004 el Ministerio de Desarrollo Sostenible y la Comisión de Bioseguridad, aprobaron el establecimiento de cuatro parcelas supuestamente demostrativas semi-comerciales, cada una de 5 ha, en el departamento de Santa Cruz, de soya RR transgénica de la Monsanto, resistente al herbicida glifosato, importada de la Argentina a solicitud de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas (ANAPO). Otro problema de la soya se relaciona con la fuerte intención de los grandes sectores empresariales ligados al complejo oleaginoso como la CAO, la CAINCO y la ANAPO, de incursionar además de los transgénicos, en la provisión de materia prima para la producción de biodiesel.17 En la visión de estos sectores, el ingreso a la industria del biodiesel en Bolivia, significaría que ya desde los primeros años de producción de estos agrocombustibles se produciría una expansión acelerada de la superficie cultivada de soya.18 Por otra parte la mecanización en constante avance y modernización implica una escasa ocupación de mano de obra, reduciendo notablemente los posibles efectos de multiplicación de beneficios a nivel regional, al contrario del discurso sectorial que argumenta la provisión de gran número de empleos.19 En la actualidad se cultivan en el país algo más de 900.000 ha, con una producción de 1,8 millones de Tn/año.20 El constante crecimiento del cultivo de la soya tiene como meta superar el millón de hectáreas cultivadas, algo que ya se está por alcanzar, lo cual significará el incremento de los impactos de una gran parte del bosque Chiquitano y del Chaco, más aún con el incentivo del corredor vial Santa Cruz-Puerto Suarez como parte del IIRSA.21 La actual productividad de la soya en el país, oscila entre 2,5 y 3 Tn/hectárea, más baja que la alcanzada en Argentina o Brasil, aunque en estos países los costos ambientales para alcanzar altas productividades, también son mucho más elevados.22 Comparativamente al país, el Brasil cultiva más de 21 millones de hectáreas de soya, Argentina se acerca a los 17 millones de hectáreas, en tanto que el Para23 guay ha superado las 4 millones de hectáreas. Como resultado, en estos países se están produciendo severos impactos ambientales y sociales, con la pérdida de cientos de miles de hectáreas de ecosistemas naturales únicos (bosques secos del Chaco, bosques misionero y del cerrado brasilero). A esto se suma que Brasil, Argentina y Paraguay tienen más del 40% de sus cultivos en base a variedades transgénicas.24 En Bolivia, el deficiente manejo de los suelos y la elevada inversión en fertilizantes ha significado el abandono y pérdida de enormes extensiones de tierras en las décadas pasadas, tornando la actividad poco sostenible, el año

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Molina 2002. www.infoagro.gov.bo; soyabolivia.blogspot.com CSF 2007 a y b; Killeen 2007 Perez 2007. www.infoagro.gov.bo; soyabolivia.blogspot.com CSF 2007a;FOBOMADE 2003. Devia 1998; Gallopin, G.C. 1995; Killeen 2007. www.eco-sitio.com.ar; www.ecoportal.net www.ecoportal.net

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2003 se verificaron más de 100.000 hectáreas degradadas e improductivas.25 Algunas situaciones críticas son la poca efectividad de las cortinas rompevientos, al tratarse de grandes extensiones de terreno. La sobrepresión a los suelos es mayor en predios que soportan siembras de verano e invierno.26 Otro tema relativo a la protección de los suelos, es el uso del rastrojo y la siembra directa sin laboreo. Si bien muchos productores asumieron esta modalidad, se dio el problema de proliferación de malezas y el aumento en el uso de herbicidas.27 En resumen, el sector oleaginoso del cual la soya es el baluarte fundamental, aporta el 9 % del PIB nacional, un 23% de las exportaciones nacionales (unos 450 millones de dólares/año), agrupando a 14.000 productores.28 Los productores pequeños, unos 11.000, con cultivos de menos de 50 hectáreas, ocupan una superficie total de 80.000 hectáreas (menos de 9 % del total) en tanto que los productores medianos (unos 2.800), que cultivan entre 50 y 1.000 hectáreas, no ocupan más del 20 % del total. El resto de la superficie, más de un 70%, es ocupada por los productores grandes que cultivan más de 1.000 hectáreas (hasta más de 20.000 inclusive). Éstos no superan los 300, principalmente grupos o empresas, de los cuales aproximadamente 270 son productores extranjeros, principalmente brasileros; sólo unos 30 grandes productores serían nacionales.29 Una empresa brasilera, el Grupo Mónica Norte en Colonia Haderman - Colonia Piraí, tiene cerca de 8.000 hectáreas cultivadas, en tanto que la empresa Unisoya (consorcio principalmente brasilero-argentino-colombiano) posee 27.000 hectáreas. Los tres más grandes productores del país son brasileros y argentinos, ocupando más de 20.000 hectáreas de cultivos con una producción de más de 180.000 Tn/año (15 % de la producción total del país). Es de suponer que los beneficios o utilidades de esta producción difícilmente se quedan en el país. La agricultura a escala industrial de la soya (superficies de cultivo mayores a 500 hectáreas) corresponde a la modalidad de sistemas productivos expoliativos. Estos provienen de lógicas empresariales y corporativas orientadas a maximizar la productividad y la acumulación de capitales a través de la intensificación de la producción. Precisamente la mayor tasa y magnitud de deforestación en el país ha provenido de la creciente presión por aumentar los cultivos de oleaginosas, más el afán empresarial de desboscar para demostrar la función económica y social.30 Existe una iniciativa en curso, de certificación de soya sostenible por la organización PROBIOMA, para propietarios en predios menores a 200 hectáreas, enfatizando el tema de no uso de variedades transgénicas y pesticidas.

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Foto 1. Región de las tierras bajas del Este en Santa Cruz, año 1975

Foto 2. Región de las tierras bajas del Este en Santa Cruz, año 1986

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Foto 3. Región de las tierras bajas del Este en Santa Cruz, año 2003

Foto 4. Región de las tierras bajas del Este en Santa Cruz, año 2007

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Transgénicos: un desafío para todos por Oscar Mendieta Chávez Introducción Es un secreto a voces: los cultivos transgénicos han llegado a Bolivia. Sectores interesados los han introducido de forma clandestina pero sistemática, violando las disposiciones legales vigentes. Ante el hecho consumado y presionados por el cabildeo de la agroindustria ante parlamento y gobierno, los Presidentes Carlos Mesa y Eduardo Rodríguez dictaron sendas disposiciones que autorizan “ensayos” y uso de soya transgénica en el país. Las medidas provocaron protestas de organizaciones indígenas, campesinas y de sectores de la sociedad civil. Hoy nos encontramos en pleno debate. Este artículo procura contribuir a esclarecer el panorama, y en proponer lineamientos sobre cómo deben actuar los productores, consumidores y el gobierno a futuro. Estando la soya transgénica en el ojo de la tormenta conviene, a manera de introducción, se quiere ilustrar dos puntos que contribuirán a la mejor comprensión del presente artículo. El primero se refiere a lo que son los organismos transgénicos y con qué fines éstos son utilizados en las tecnologías agrícolas de las últimas décadas. En el segundo nos referimos a las etapas en que la soya – incluyendo la transgénica – ha sido introducida en Bolivia. Los genes son portadores de las cualidades o características de un ser vivo. Estas características son transmitidas, de forma natural y por herencia, sólo dentro de una misma especie – pero no de una a otra. El término transgénico se refiere a un organismo al cual se le ha implantado una característica en forma artificial.31 Las investigaciones sobre los seres vivos, más concretamente la biotecnología, han logrado que un gen pueda ser aislado e implantado a otra especie. La implantación de un gen ajeno tiene el propósito de darle una cualidad deseada que no tenía de forma natural y que no se ha podido obtener por la vía del cruzamiento. Este complicado proceso es utilizado en varias ciencias, especialmente en la medicina. Con el empleo de la biotecnología en la agricultura, se pretende obtener plantas que tengan resistencia a ciertos fenómenos naturales, por ejemplo, a las heladas, a la sequía, a deficiencias del suelo o a ciertas plagas. Sin embargo, lo más usual es inyectar a las semillas un gen que las hace resistentes contra un determinado agente químico; en claro: la soya transgénica que está en uso en Bolivia resiste la aplicación de un herbicida llamado glifosato que elimina a todas las hierbas – menos a la soya modificada genéticamente.32 Precisamente sobre ello trata este capítulo.

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Los transgénicos también son llamados Organismos Genéticamente Modificados (OGM). Sin embargo, en los transgénicos se ha transportado un gen de una especie a la otra, mientras la biotecnología se ocupa de esta transferencia por igual, dentro de la misma especie, como también de una a otra. Podemos decir entonces que todos los transgénicos son OGM, pero no todos los OGM son transgénicos. Para redondear el asunto, es importante saber que la soya transgénica no es una variedad, sino que cualquier variedad de soya puede ser modificada; además la resistencia al agente químico no la hace resistente a plagas u otras inclemencias de la naturaleza. En vista de que la introducción de la soya transgénica estuvo acompañada de un gran espectáculo mediático y ocultamiento de información, muchos agricultores, confiando en el poder milagroso de la soya transgénica fracasaron en sus cosechas por sembrar variedades no adaptadas.

La soya es una planta de origen asiático, donde goza de gran prestigio como alimento y sazonador. Ha sido traída a América del Norte después de la II Guerra Mundial, cuando los americanos descubrieron su alto contenido en aceite y en proteínas. Pronto se convirtió en el principal componente de alimentos balanceados para animales, aparte de su uso como aceite vegetal. En la década de 1970 fue introducida en gran escala a Brasil, Argentina y luego a Paraguay, siempre como producto de exportación para la cría de animales en los países del norte. En esta primera etapa, la soya llegó a Bolivia en el marco de la promoción de los complejos aceiteros (Villamontes, Santa Cruz), siendo sólo un producto entre otros: algodón, girasol, maní. La etapa de la gran expansión de la soya en Bolivia se inició a partir de los “ajustes estructurales” (DS 21060) y el cambio de modelo económico. De la “sustitución de las importaciones en alimentos” - vigente hasta entonces como patrón de la agricultura - las políticas públicas cambiaron a la consigna del “exportar o morir”. Hacia finales de la década de 1980, a través del mega proyecto “Lowlands”, el Banco Mundial, el BID y la CAF financiaron créditos, obras de infraestructura, plantas industriales, y aseguraron el mercado preferencial de la soya boliviana a nivel de la CAN. Desde entonces el cultivo de soya experimentó una expansión considerable (aunque menor de la deseada por los agroindustriales), tanto en superficie cultivada (ca. de 1 millón de ha/año), como en volumen (ca. de 1,5 de tn/año), convirtiéndose en el principal producto de exportación no tradicional. No es éste el lugar para analizar las consecuencias respecto al acaparamiento de tierras, la nueva ampliación de la frontera agrícola a costa de los bosques, la constante variación de precios y dificultades de acceder a mercados, etc. Lo que hay que constatar es que, hasta este punto, aún estamos hablando de la soya “convencional”, y de un producto destinado principalmente a los alimentos balanceados y al aceite comestible. Distinta es la etapa que acaba de comenzar: con gran despliegue en los medios se están promocionando los agrocombustibles como alternativa prometedora para los agricultores.33 Algunos resultados ya son visibles, como en la renovada expansión del cultivo de la caña y en las plantas azucareras convertidas en productoras y exportadoras de etanol. Falta muy poco para que se destine la soya a la producción de agrodiesel. Los primeros pasos ya están dados: para incrementar la productividad y supuestamente reducir los costos de producción, se introdujo semilla transgénica. El glifosato, agroquímico ligado a ella, ha conquistado un lugar firme en el mercado de insumos para los agricultores cruceños. El capítulo entra a continuación en mayores detalles sobre las consecuencias – peligros para la soberanía alimentaria y la salud, eliminación de bosques, invasión de empresas trasnacionales, concentración de tierras – que serán inevitables, a no ser que el sentido de responsabilidad de la sociedad y la política del gobierno tengan la fuerza de reconducir el proceso que está en marcha.

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En el lenguaje común y periodístico se suele hablar de “biocombustibles” en referencia a las tecnologías que convierten vegetales en energéticos para la industria y el parque automotor. El prefijo “bio” insinúa que se trata de energéticos renovables y limpios. No compartimos este “optimismo” y estamos convencidos que el uso del término “biocombustible” es propagandístico y falso. Preferimos entonces llamar al niño por su nombre: son combustibles procedentes de los vegetales y del agro y, por tanto, el nombre correcto es “agrocombustibles”.

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Introducción de la soya transgénica en Bolivia Marco legal El marco jurídico general que regula el acceso y el control estatal respecto a material genético está establecido en el DS 24676 del 21/06/1997, que Reglamenta la Decisión 391 del Acuerdo de Cartagena. Este Decreto define como cabeza del sector al Viceministerio de Recursos Naturales y Medio Ambiente (VRNMA) y establece el Comité Nacional de Bioseguridad (CNB), en el cual no tiene representación la sociedad civil. Podemos distinguir dos momentos en la legalización de la soya transgénica: el primero que es un preaviso, entre 1997 y 2002, y el segundo, desde mediados de 2004 hasta julio 2005, que es el definitivo. Disposiciones temporales para la introducción de soya RR El 28/10/1998, mediante Dictamen Técnico 03/98, el CNB da curso a la solicitud de la empresa transnacional Monsanto de efectuar bio-ensayos con la variedad de soya RR Evento 40-3-2. La opinión pública no es debidamente informada, por lo que las organizaciones sociales reaccionan tardíamente, presionando al Ministerio de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural a dictar el 08/01/2001 una Resolución Ministerial que, en su artículo primero, “prohíbe por el periodo de un año la importación de productos y alimentos de origen agrícola, elaborados a partir de cultivos genéticamente modificados”. El 22/11/2001, la Ley 2274 ratifica el Protocolo sobre Bioseguridad del Acuerdo de Cartagena, y un año después se forma una Comisión Interinstitucional amplia que tiene la tarea de examinar las normas existentes – sobre todo de revisar y adaptar el DS 24676 a los términos del Protocolo. Pasos hacia la liberación definitiva de soya RR En fecha 12 de agosto 2004 fue publicada la Resolución Administrativa 003/004, que autoriza “la realización del tercer ensayo de campo, en condiciones de confinamiento de variedades de Soya RR y ensayos de control de malezas en Santa Cruz, en las propiedades ‘Estrella del Oriente’ y ‘Los Tamarindos’, en la provincia Ñuflo de Chávez, y en la Propiedad ‘Okinawa 1’, en la Provincia Warnes”. La aprobación se respaldaba en el Dictamen Técnico No 009/003 del Comité de Bioseguridad de fecha 2 de febrero del 2004. La publicación de esta Resolución Administrativa, 6 meses después de su aprobación, sugiere que se estaría tratando de cubrir una omisión anterior premeditada para evitar la censura de la opinión pública, ya que la Resolución está firmada por autoridades de gobierno que ya no ejercen esos cargos, quienes en reunión sostenida en marzo del 2003 con un grupo de instituciones y organizaciones de la sociedad civil se comprometió a no autorizar ninguna prueba con transgénicos, hasta tanto no se consensúe y compatibilice el estado de desorden, superposición y contradicciones entre las diferentes normas de bioseguridad en vigencia.

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Durante los gobiernos de Carlos Mesa y Eduardo Rodríguez se introdujo oficialmente al país el cultivo y consumo de soya transgénica (Soya RR Evento 40-3-2) mediante las Resoluciones Administrativas SENASAG 44/2005 y VRNMA 016/05 del 14/03/2005; la Resolución Multiministerial Nº 1 del 07/04/2005 y el DS 28225 del 01/07/2005.

Sobre todo a partir del año 2004, las entidades nacionales y transnacionales vinculadas a la cadena productiva de la soya han desarrollado una fuerte campaña mediática a través de la prensa escrita, folletos, etc., donde las empresas soyeras resaltan los beneficios de la soya transgénica, su resistencia al herbicida glifosato, la supuesta disminución en el uso de agroquímicos para controlar malezas y un mayor rendimiento productivo y económico. Esta campaña mediática se difundía bajo diferentes argumentos técnicos y de etiquetado en las variedades, pero, a pesar del despliegue mediático a favor de la ingeniería genética no llegó a pegar en la conciencia de los pequeños y medianos productores de soya. Al respecto, y de manera más explícita, Miguel Ángel Crespo señala que “Desde hace dos o tres años se venía ejerciendo mucha presión por parte de empresas interesadas en la introducción de la soya transgénica. Ellas presionaban desde la perspectiva que Bolivia se debía incorporar a ese modelo, y eso coincide con el cambio de algunas autoridades al interior del sector. La nueva dirigencia tiene una postura favorable, por la fuerte influencia de los productores soyeros brasileños”.34 Bajo el slogan de que “hay que mantener la unidad” se liberó transitoriamente la variedad transgénica. El argumento que utilizó el gobierno central fue que si se oponía, conspiraba contra el desarrollo de la región del oriente boliviano y obviamente eso agudizaría las pugnas “entre occidente y oriente”. Deficiencias y contradicciones Cuando el Comité Nacional de Bioseguridad aprobó en 1998 la solicitud de Monsanto, lo hizo en calidad de bio-ensayos experimentales. El mismo ente estatal, en los dictámenes técnicos mencionados líneas arriba, aprueba el Informe Final elaborado por la Oficina Regional de Semillas de Santa Cruz, correspondiente a los tres años de ensayos realizados por la Empresa Monsanto con soya RR resistente a glifosato, Evento 40-3-2, en el Departamento de Santa Cruz. Es evidente que estos ensayos, aparte de exceder la autorización otorgada, no contenían ninguna prueba de riesgos sino, simplemente, se trataba de ensayos de adaptación de distintas variedades de soya. La aprobación de transgénicos en Bolivia fue realizada de manera aislada, sin la consulta y menos el consenso de productores, consumidores ni otras instancias oficiales relacionadas con la implementación de esta medida, resultando en un marco legal improvisado e incompleto, donde los mecanismos de implementación aún no están definidos. Tampoco existen mecanismos de información para consumidores ni agricultores. La ausencia de un marco legal adecuado que regule la producción y comercialización de transgénicos en Bolivia hace que la soberanía alimentaria de la población local y la soberanía productiva de los agricultores este más amenazada y vulnerable. En el caso de la aprobación de la soya RR, el proceso no siguió los procedimientos establecidos en el DS 24676, que se encontraba en vigencia a la fecha de aprobación del producto. En este punto la Autoridad Competente establecida por el mismo Decreto, incumplió varias disposiciones y procedimientos. El Comité Nacional de Bioseguridad tampoco siguió los procedimientos internos establecidos para la realización de los análisis de riesgo y emisión del Informe Técnico. La Resolución Multiministerial Nº 1 (Ministerio de Desarrollo Sostenible, Ministerio de Salud y Deportes, Ministerio de Desarrollo Económico, Ministerio de Asuntos Campesinos y Agropecuarios) a través de la cual se autoriza la producción, procesa-

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en diciembre de 2005.

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miento y comercialización externa e interna de soya genéticamente modificada resistente a glifosato Evento 40-3-2, viola y contradice las disposiciones del DS 24676 en el que se establece que el Viceministerio de Recursos Naturales y Medio Ambiente es la autoridad competente para autorizar o denegar las solicitudes de actividades con OGMs en el país. Asimismo, el DS 28225 del 01/07/05, que aprueba la introducción, uso y consumo de soya transgénica al país, también viola las disposiciones del DS 24676. Sin duda alguna la incorporación del cultivo de soya transgénica ha afectado la imagen exterior de Bolivia como “país biodiverso, pluricultural y multiétnico y país ecológico”. Esto hace peligrar mercados ganados sobre la base de la agricultura tradicional, ecológica y sostenible practicada por los miles de campesinos e indígenas del país. Falsos experimentos Con la emisión del DS 28225, el gobierno boliviano comete el gravísimo error de aprobar ensayos experimentales e informes técnicos de la Empresa Monsanto, avalados en este caso por la Oficina Regional de Semillas de Santa Cruz, quienes abogan ante el Comité Nacional de Bioseguridad que la introducción de soya transgénica “no traería consecuencias negativas ambientales ni a la salud de los consumidores bolivianos”.35 Todo el accionar de la empresa estaba al filo de la Ley o era ilegal; los cultivos de soya transgénica en Bolivia eran “experiencias piloto semicomerciales” - si bien, gracias a las políticas agrícolas que favorecían a la gran industria agrícola, estaban subsidiados con fondos públicos. 36 Los procedimientos seguidos para la realización del análisis de riesgo del impacto ambiental no fueron los adecuados y no abarcaron todos los posibles riesgos de contaminación ambiental en el marco de la Ley Nº 1333. No se realizó ningún estudio o análisis de riesgo del impacto social ni económico, por parte de ninguna autoridad competente en el tema, referente a la introducción de la soya RR a Bolivia. Tampoco se analizaron los siguientes aspectos de competitividad con respecto al tema: • La dependencia del agricultor al herbicida glifosato. • La dependencia de los agricultores por comprar el paquete herbicida-semilla. No se tomaron las precauciones para evitar que las empresas semilleros puedan obligar a la firma de contratos que estipulen que sólo su herbicida puede ser aplicado a sus propias semillas, o que prohíban a los agricultores guardar semillas para sembrar en la siguiente cosecha, lo que sería contrario a la legislación nacional. • La aceleración de la evolución de resistencia de especies de malezas por el

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Claro que la Monsanto, que produce semilla transgénica de soya, no iba a colocar en su informe que toda la semilla transgénica de soya era de la misma empresa y que Monsanto promovió esta campaña para establecer una dependencia y un control nunca visto sobre productores y consumidores, solicitando la aprobación de la Oficina Regional de Semillas de Santa Cruz y del Comité Nacional de Bioseguridad. Tampoco se hizo referencia a la contaminación del maíz nativo de México, de la que la empresa Monsanto es responsable. Con el Decreto, podrían legalizar sus actividades y continuar contaminando por ejemplo a las variedades de soya introducidas en la década del 70 y 80 por el Centro de Investigación Tropical (CIAT) que dependía en ese entonces de Cordecruz; la introducción de estas variedades había costado al país y a la fecha se constituyen en variedades locales y adaptadas a las condiciones ambientales del Departamento de Santa Cruz que son usadas por miles de pequeños y medianos productores de soya, los que ahora corren el riesgo de perder esta semilla local por la introducción de semilla transgénica de soya.

uso repetido del mismo herbicida con el mismo modo de acción, incrementará la presión de selección en la población de malezas y empujará hacia el establecimiento de aquellas especies que son más difíciles de controlar por el agroquímico. • La Autoridad Competente no realizó los estudios de gestión de riesgos ni comunicación de los riesgos, tal como lo establecen los procedimientos, razón por la cual en la actualidad existe un desconocimiento y desinformación total sobre el tema, tanto en el sector productor como en la población en general. • Actualmente no se dispone de un Reglamento claro y definido en cuanto a la nueva estructura del Control de la Bioseguridad en Bolivia, en virtud al entrecruzamiento de las tuiciones y competencias de las diferentes instituciones involucradas en el tema. Este factor incrementa el riesgo de cualquier posible introducción de un OGM al país, ya que no se podrían establecer las actividades para controlar cualquier tipo de actividad destinada al manejo de OGMs. • Además, las instituciones que contribuirían a la Autoridad Competente en el control de la soya RR o de cualquier posible introducción de OGMs en el país, no cuentan con las capacidades técnicas, analíticas ni logísticas, como para implementar sistemas de control de estos tipos modernos de producción agropecuaria. Aspectos no considerados El año 2002, mediante DS 25929 (art. 1), se indica textualmente: “Créase una Comisión compuesta de las organizaciones nacionales de campesinos, colonizadores e indígenas, instituciones gubernamentales, instituciones científicas y técnicas involucradas, para que participen activamente en la elaboración, modificación y complementación de leyes y normas referidas a la biodiversidad, incluyendo acceso a recursos genéticos y bioseguridad.” En su artículo 2, el Decreto menciona que, una vez las comisiones debidamente conformadas y acreditadas y en un plazo no mayor a 60 días calendario, éstas se reunirán a objeto de revisar el DS 24676 “Reglamento de la Decisión 391 de la Comisión del Acuerdo de Cartagena y de Bioseguridad”, al término del cual, emitirán en un informe con sus recomendaciones, en el que se verá reflejada la posición de las partes. Violación del principio precautorio Otro de los aspectos no considerados ha sido el Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología, del cual Bolivia es firmante. Este Protocolo fue ratificado por el Congreso Nacional en fecha 13 de noviembre de 2001 mediante Ley 2274 y promulgado por el Presidente Jorge Quiroga el 22 de noviembre del mismo año. La ratificación de nuestro país a ser Parte del Protocolo es muy importante debido a que el mismo es el primer nuevo tratado ambiental del Siglo 21, un siglo que será marcado dramáticamente por la biotecnología. El Principio de Precaución viene a decir “que es mejor prevenir que curar”: los problemas ecológicos y de salubridad - sobre todo los problemas graves - hay que preverlos de antemano e impedir que lleguen a producirse, ya que muchos de ellos pueden ser irreparables (en el ámbito ecológico nos encontramos muchas veces con fenómenos de irreversibilidad). Cuando se avistan problemas graves en el horizonte, no es razonable esperar a saberlo todo para actuar. El protocolo re-afirma el enfoque de precaución, el que figura en el Principio 15: “Con el fin de proteger el medio ambiente, los Estados deben aplicar ampliamente [...] la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo” (3-14 junio 1992).

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El protocolo reconoce la crucial importancia que tienen para la humanidad los centros de origen y los centros de diversidad genética. Este protocolo prácticamente ha sido quebrantado por las disposiciones legales del primer semestre de 2005, por lo que se hace necesario prohibir la introducción de OGM en nuestro país y analizar las alternativas logísticas para la abrogación del DS 28225.

Consecuencias ambientales y sociales de la introducción de soya transgénica Rendimientos menores Miguel Ángel Crespo, basándose en los primeros resultados, indicaba que el rendimiento de la soya transgénica está muy por debajo de la soya convencional. “En la soya convencional tenemos un rendimiento promedio de 2,1 toneladas por hectárea y en la soya transgénica se ha llegado a 1,3 o a lo sumo 1,8 toneladas por hectárea. Entonces esto ha generado mucha desmotivación y una visión mucho más escéptica de parte de los productores; y en ese sentido el sector a través de su dirigencia está tratando de contraponer con una gran campaña mediática, diciendo que la soya transgénica es una maravilla, etc.”3 Deforestación Este desincentivo para el mejoramiento técnico conduce a que los productores recurran a la tecnología “fácil” de la soya transgénica que les es ofrecida en un “paquete” de créditos, semillas, agroquímicos y acopio. Esto lleva inexorablemente a una acelerada ampliación de las áreas de cultivo a costa del bosque. Las cifras muestran con claridad este incremento: mientras hace 10 años la tasa anual de desbosque se cifraba en 120.000 ha/año, esta tasa alcanza actualmente a 300.000 ha/año. Es decir, en 3 años perdimos casi 1 millón de hectáreas de bosques – un verdadero crimen en tiempos de calentamiento climático. Monocultivo de la soya y vulnerabilidad ecológica La soya transgénica promueve sistemas de monocultivo que dañan el agroecosistema y la economía de los pequeños productores, provocando la pérdida de variedades locales, la disminución de la diversidad de fuentes alimenticias y la vulnerabilidad económica.4 A esto debe añadirse la aparición de la roya asiática de la soya (Phakopsora pachyrhizi), una nueva enfermedad que está empezando a difundirse en el oriente del país, facilitado por las condiciones ambientales (por ejemplo humedad), sumados a la uniformidad genética de un monocultivo. Degradación de suelos La producción de soya RR, resistente a glifosato, Evento 40-3-2, traerá consigo problemas ambientales relacionados con la degradación de suelos, especialmente en parcelas donde no es parte de rotaciones, asociaciones de cultivos y/o manejo agro-ecológico. Asimismo, se corre el riesgo de incrementar la mancha de suelos degradados e infértiles y el peligro de avanzar hacia la región amazónica y convertir al uso agrícola estos suelos amazónicos inutilizables (suelos compactados y en proceso de desertificación).

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Uso de agrotóxicos La soya RR viene acompañada de un paquete tecnológico que incluye agrotóxicos como el glifosato, endusulfan y cipermetrina. También se ha aplicado Tordon (2,4,5-T), herbicida que fue utilizado en combinación con 2,4 D para construir el famoso “agente naranja” empleado en la guerra de Vietnam. El

2,4,5-T se encuentra dentro de la lista de la llamada “Docena Sucia”, que agrupa a doce agrotóxicos extremadamente peligrosos. Otro plaguicida que se ha estado utilizando es el dodecacloro para combatir la hormiga cortadora. Este insecticida se encuentra dentro del grupo de los contaminantes orgánicos persistentes (COPs), sustancias químicas tóxicas y bioacumulables, que pueden viajar a grandes distancias y que, por lo tanto, tienen graves impactos sobre la salud humana y el ambiente. Es decir, el cultivo de la soya RR está aumentando sustancialmente el uso de agrotóxicos, lo cual es exactamente contrario al argumento utilizado por quienes promueven la tecnología de los cultivos transgénicos. Contaminación genética Hace más de 20 años se han introducido variedades de soya, consideradas actualmente por los productores como variedades locales porque se han adaptado a las condiciones del país y que fueron apropiadas por los pequeños y medianos productores de soya natural. Estas variedades introducidas y adaptadas por los mismos agricultores corren el riesgo de contaminación genética de la soya transgénica. ¿Podrán a futuro los agricultores conseguir semilla local de soya que no esté contaminada genéticamente? Numerosos estudios han puesto en evidencia que es prácticamente imposible impedir la dispersión del polen de los cultivos transgénicos, evitando totalmente la polinización no deseada de otros cultivos y la contaminación de ecosistemas. En determinadas condiciones climáticas el polen puede elevarse a gran altura y viajar a grandes distancias, polinizando campos muy distantes. Concentración de tierras en pocas manos – expulsión de pequeños productores Entre los impactos de la agricultura de la soya transgénica y que debe preocupar a los gobernantes está la reducción de la seguridad y soberanía alimentaria, al destinarse la tierra que previamente se utilizaba para la producción lechera, de granos o fruticultura a la soya de exportación. Asimismo, es notorio que muchos pequeños agricultores, especialmente de las regiones de colonización, se encuentran en serios riesgos de perder sus fundos por deudas contraídas ante los grandes agro-empresarios soyeros, por la compra de semillas, agroquímicos y otros. Mientras, los agro-empresarios incitan a la expansión del área sembrada con soya como una forma de medir “el éxito” de la producción y adopción tecnológica por parte de los agricultores. Así esconden el hecho que la expansión soyera conlleva a extremar la demanda por tierras y a una concentración de los beneficios en pocas manos. Riesgos para la salud de los consumidores Si bien gran parte de la soya producida se destina a la exportación hacia países donde se la utiliza para alimentar ganado vacuno, porcino y avícola, no es menos cierto que ya la estamos consumiendo en forma de lecitina de soya. También se pretende modificar nuestros hábitos alimentarios, tratando de convencernos de las supuestas bondades de la mal llamada “leche de soya” y de las hamburguesas, milanesas de soya, para remplazar a la leche de vaca y a la carne vacuna, respectivamente. En el caso particular de nuestro país, no se toman en cuenta los efectos adversos que puede causar alimentar a niños pequeños con soya, como sustituto de proteínas animales; en algunos municipios se está suministrando leche de soya en el desayuno escolar pero, ¿de qué soya? lo más lamentable sería que se esté proporcionando leche de soya transgénica a los niños bolivianos, poniendo en riesgo su salud, para medir a futuro los impactos en la salud de la población.

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Riesgos para la seguridad y soberanía alimentaria Se ha comprobado que bajo distintas consideraciones, existe una relación entre la introducción ilegal de la soya transgénica y la producción de agrocombustibles. Cada vez más superficies agrícolas se destinarán a siembras para su transformación en combustibles, en detrimento de la producción de alimentos, aumentando el precio de éstos. Esta consideración no es una simple especulación: ya se conoce el continuo incremento de precios del maíz en México, ya que la conversión de maíz en combustibles en Estados Unidos incide inmediatamente en los precios. Bolivia, que depende de importaciones de trigo desde Argentina, es víctima del aumento de precios de este producto, ya que en Argentina se produce cada vez más soya y menos trigo. Un modelo agro-exportador Sin embargo, para no caer en deducciones mecánicas demasiado simplistas, es preciso interpretar y estudiar el impacto – actual y futuro – del llamado modelo agro-exportador en su conjunto. La crítica al uso de la soya transgénica debe continuar, igual que las advertencias sobre otras tecnologías peligrosas, como por ejemplo el uso de semillas “terminador” (semilla genéticamente manipulada para impedir su reproducción), en desmedro de la seguridad alimentaria y la agricultura familiar campesina- indígena.5

Durante una Mesa Redonda llevada a cabo en Cochabamba el 6 de junio del 2005 (ver recuadro), sin intervención de los grupos anti-transgénicos, porque no fueron invitados, se constata nuevamente que:  La aprobación de transgénicos en Bolivia fue realizada de manera aislada, sin la consulta y menos consenso de productores, consumidores ni otras instancias oficiales relacionadas con la implementación de esta medida, resultando en un marco legal improvisado e incompleto, donde los mecanismos de implementación aún no están definidos; y que  No existen mecanismos de información para consumidores ni agricultores. La ausencia de un marco legal adecuado que regule la producción y comercialización de transgénicos en Bolivia hace que la soberanía alimentaria de la población local y la soberanía productiva de los agricultores esté más amenazada y vulnerable.

Mesa Redonda: Biotecnología y bioseguridad en Bolivia El 6 de junio de 2005, se llevó a cabo en Cochabamba la “Mesa Redonda: Biotecnología y Bioseguridad en Bolivia” organizado por el Ministerio de Desarrollo Sostenible y la FAO a través de la Oficina Regional de Semillas (ORS) - Cochabamba, como resultado de la solicitud de información sobre el tema de transgénicos realizada por algunas instituciones y asociaciones de productores que participan en el Programa de Desarrollo Alternativo ante la noticia de la aprobación de la soya transgénica. El objetivo del evento fue informar a los participantes sobre la biotecnología moderna y las gestiones de bioseguridad en Bolivia. A la mesa redonda fueron

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invitadas alrededor de 30 instituciones y proyectos relacionados con el rubro agrícola, forestal y semillero nacional, además de representantes de municipios rurales, Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas y Trigo (ANAPO), Oficina Distrital de SENASAG, Universidad Mayor de San Simón, Cámara de Comercio y Cámara Agropecuaria de Cochabamba. Sin embargo, las instituciones actualmente involucradas en el análisis del tema de transgénicos, organizaciones de base (excepto las asociaciones de productores que solicitaron información) y representantes de consumidores no fueron invitados a este evento. 6 Durante la jornada, como resultado de las preguntas de la audiencia, se destacaron aspectos importantes sobre la aprobación e implementación de las resoluciones relacionadas. 1. Se admitió que la aprobación de soya transgénica en Bolivia fue el resultado de la presión ejercida por los empresarios soyeros para “regularizar” las parcelas ilegales de soya transgénica. 2. Los participantes reconocieron la inexistencia de un mecanismo legal que permita la identificación y etiquetado de OGMs en Bolivia. 3. Instancias agropecuarias estatales como el SEDAG (Servicio Departamental Agropecuario) e incluso técnicos representantes de la Oficina Distrital del SENASAG admitieron no estar informados (hasta la fecha del evento en cuestión) sobre las resoluciones administrativas que liberan los transgénicos en Bolivia (Resoluciones Administrativas VRNMA Nº 016/05 del 14 de marzo de 2005 y SENASAG 44/2005 del 5 de abril de 2005); ni sobre los mecanismos de control a aplicar. Por otro lado, aclararon que las instituciones agropecuarias públicas no poseen la capacidad técnica, logística ni presupuestaria para implementar dichas resoluciones. 4. La expositora T. Ávila, aseveró que los transgénicos no están diseñados para el pequeño productor y no resuelven los problemas locales de producción debido a que son adecuados para los grandes productores que practican la agricultura como un negocio. Esto contradice uno de los argumentos más fuertemente defendidos por ANAPO en su “Solicitud de Aprobación para el Uso de Soya Genéticamente Modificada (Evento 40-3-2) en Bolivia” de marzo de 2005, en la cual se menciona que la introducción de soya transgénica “permitirá mejorar el nivel de ingresos para los agricultores, principalmente pequeños”.

Poco después, el 5 de noviembre del 2005, los representantes y autoridades de las organizaciones campesinas e indígenas, de diversos sectores de agricultores, caficultores, recolectores, pastores y otros, se reunieron en el marco del Taller Nacional “Información sobre los Efectos de los Transgénicos en la Seguridad y Soberanía Alimentaria” en la cual toman las siguientes resoluciones: 1. Exigimos la inmediata abrogación de las Resoluciones Administrativas: VRNMA Nº 016/05 d/f 14-03-05 y SENASAG 44/2005 d/f 05-04-05 y el DS 28225 d/f 01-0705, que aprueban la introducción, uso y consumo de soya transgénica por ser atentatoria a la salud de los niños /as y del pueblo boliviano. 2. Rechazamos la importación de semillas, alimentos y/o insumos genéticamente modificados conocidos como “transgénicos” en nuestro país y exigimos un debate público amplio sobre sus impactos en la salud humana, en el medio ambiente y en la sustentabilidad de nuestras comunidades.

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3. Exigimos un alto a las fumigaciones con glifosato y otros herbicidas para el control de malezas en los cultivos transgénicos de soya y otros. 4. Denunciamos y rechazamos los programas de ayuda alimentaria de los Estados Unidos y otros países que contienen alimentos transgénicos, por atentar contra la salud y el medio ambiente de nuestro país. 5. Exigimos la instrumentación de programas de apoyo a la agricultura orgánica o ecológica familiar, para lograr la expansión del mercado interno y hacer accesible para la mayoría de la población, alimentos sanos y libres de transgénicos y de agrotóxicos. 6. Demandamos un cambio en las políticas públicas para lograr la eliminación progresiva de los plaguicidas de mayor toxicidad y con efectos crónicos irreversibles en la salud humana y vida silvestre; y a la par, diseñar instrumentos de apoyo económico, fiscal y financiero que impulsen formas alternativas para el control de plagas. 7. Demandamos un cambio profundo en la política agrícola y agraria de nuestro país para fortalecer el mercado interno y asegurar la soberanía y autosuficiencia alimentaria de nuestros pueblos, mediante una reorientación de los apoyos técnicos y financieros que fortalezcan los esfuerzos organizativos de los pueblos indígenas. Por ello exigimos sacar el capítulo agroalimentario de las negociaciones comerciales y financieras en la OMC y el ALCA que son un obstáculo para lograr este objetivo. 8. Exigimos a nuestro gobierno el cumplimiento del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU. Situación política actual Los resultados de las elecciones generales de diciembre 2005 situaron al Movimiento al Socialismo (MAS) en el primer lugar. Con estos resultados, campesinos e indígenas cuentan con la mayoría absoluta en la Cámara Baja y un grupo representativo de Senadores en la Cámara Alta del Parlamento, lo que cambia radicalmente el paisaje político del país. Con ello han mejorado las perspectivas de que las propuestas de las organizaciones sociales e indígenas puedan influir en decisiones políticas concretas, como por ejemplo, la eliminación de las donaciones de alimentos, la reducción de importaciones en alimentos, la prohibición de semillas transgénicas, el fomento al mercado interno de alimentos y la incorporación de los principios de la agro-ecología en la política del Estado. El Plan Nacional de Desarrollo propuesto por el gobierno pretende lograr un nuevo desarrollo, es decir, crear un nuevo escenario en el país, en el marco de una “Bolivia Digna, Soberana y Productiva para Vivir Bien”, cuyo objetivo central es impulsar una agricultura ecológica y sostenible, que asegure la seguridad y soberanía alimentaria con una autonomía indígena participativa, con identidad y legitimidad otorgada por las organizaciones sociales; generando una economía descentralizada, a través del empoderamiento de las organizaciones económicas de base como “empresas comunitarias”, para lograr la equidad distributiva y el fortalecimiento de su capacidad productiva.

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Por todo lo anterior, consideramos que existe la voluntad política, pero que se requiere trabajar para definir una estrategia para la agro-ecología, y desde esta estrategia llenar los vacíos que el nuevo contexto ha generado, en estrecha relación con las organizaciones campesinas, colonizadoras, originarios e indígenas. El Plan Nacional de Desarrollo contempla el desarrollo de la agricultura que sea familiar, ecológica y sostenible, es decir, una agricultura que beneficie a los miles de campesinos e indígenas bolivianos, donde se rescate los saberes locales y se promueva el manejo sostenible de los recursos naturales para asegurar la autosuficiencia alimentaria y lograr una economía descentralizada que fortalezca a las economías campesinas e indígenas. Por otro lado, con la Ley 3525 “Regulación y Promoción de la Producción Agropecuaria y Forestal No Maderable Ecológica”, promulgada el 21/11/06, se abre una nueva opción para el país en materia de promocionar la agricultura ecológica como una estrategia para promover una nueva agricultura, una agricultura para la vida, sin enfrentar el desarrollo con el medio ambiente. Bolivia tiene una producción agropecuaria diversificada, sana, nutritiva y ecológica que alcanza y sobra para alimentar a la totalidad de su población. El hambre y la desnutrición en nuestro país no es el resultado de la carencia de alimentos, sino de una injusta distribución de la riqueza. No obstante, es necesario hacer notar que el Estado habla de la reactivación de la economía en el sector agropecuario, básicamente sobre el cultivo de la soya, sin evaluar lo que esto ha significado realmente y sin mencionar al sector económico que ha obtenido la ganancia; y, peor aún, sin hacer una evaluación de los impactos sociales y ambientales. Consideramos que el país no necesita de cultivos transgénicos, por el contrario, como hemos demostrado en el caso de la soya, lo único que el país logrará es perder su imagen de “país ecológico – natural” y su soberanía alimentaria. En base a lo mencionado, corresponde al gobierno elaborar un proyecto político agro-ecológico para considerar lo referente a la tradición, biodiversidad y patrimonio, tanto cultural como histórico y de esta forma promover una producción agropecuaria y forestal ecológica y sostenible para el país.

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La opinión de Laercio Meirelles* Mirando desde la perspectiva del productor, la agro-ecología nos lleva a una producción que no degrada los recursos que me permiten producir: el suelo, las aguas, las semillas, mi salud. Además, es barata y me mantiene independiente de la industria que explota al agricultor. Y si no fuera suficiente, aun rescata mi placer de trabajar en la agricultura, entre otros motivos, porque puedo ofrecer un producto sano a los consumidores. Si se mira a los transgénicos desde el ángulo de un consumidor, prefiero comprar alimentos producidos por sistemas agroecológicos. En primer lugar por respeto a la salud (la mía, la del productor y la del planeta). También para estimular con mi consumo una manera de producir que incorpora valores ambientales y sociales. Por último, para contribuir con el fortalecimiento de las organizaciones sociales, con estrategias descentralizadas de procesamiento y con nuevas redes de circulación de productos. Por lo tanto, considero importante que se involucren en el debate a los mismos agricultores y los consumidores, es decir: ¿Cómo pueden o deben responder los agricultores pequeños y medianos a la complejidad del tema de los transgénicos? * Centro Ecológico IPE, 2006.

El actual gobierno debería abrogar el DS 28225 del 1 de julio del 2005, que eleva a rango de Decreto Supremo la Resolución Multiministerial Nº 1 de fecha 7 de abril del 2005. En cambio, debería elevar a rango de Decreto Supremo la Resolución Ministerial 001 del 8 de enero 2001, es decir prolongar indefinidamente la prohibición del cultivo y comercio de transgénicos. Asimismo, se debe incorporar al Comité Nacional de Bioseguridad miembros delegados designados por las organizaciones nacionales de la CSUTCB, CSCB, CIDOB, CONAMAG, para que participen activamente en dicho Comité. La propaganda comercial desplegada por las comercializadoras de insumos agropecuarios, entidades como ANAPO, grandes empresas transnacionales como Monsanto, etc., impide que los agricultores tengan información veraz y objetiva, que les permita tomar decisiones correctas. Esta tarea de información es asunto principalmente del Estado y de las instituciones de apoyo. Finalmente, es importante que las organizaciones sociales y/o comunales analicen la visión inmediatista, es decir, la perspectiva de la rápida ganancia, que impide a los agricultores reflexionar sobre consecuencias a mediano y largo plazo. Es necesario analizar y responder al impacto que tiene la “tecnología de punta” sobre la fertilidad de los suelos, la pérdida y degradación de la tierra y la destrucción de las estructuras comunales.

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Bibliografía Altieri, M.A. y W.A. Pengue, Roundup Ready Soybean in Latin America: a machine of hunger, deforestation and socio-ecological devastation. Informe publicado por CHASQUE y la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América. Catacora, V.G. 2007. Soya en Bolivia: Producción de Oleaginosas y Dependencia. Tierra Viva. Cochabamba, Bolivia. Crespo, M.A. 2005. La soya transgénica fracasa en Bolivia. Entrevista a Miguel Angel Crespo (PROBIOMA, Bolivia). Pardo, M. y E. Gudynas 2005. La encrucijada entre mercados, tecnologías e Impactos. Observatorio del Desarrollo “Soya en Bolivia”. Kopp, A. 2002. La inseguridad alimentaria: Consecuencia de la sistemática violación de los derechos económicos, sociales y culturales. El caso Bolivia. Foro de ONGs/OCS para la Soberanía Alimentaria. Roma, 8 al 13 de junio 2002. Kopp, A. 2005. Transgénicos vs. propiedad agraria. Taller Nacional: Información sobre los efectos de los transgénicos en la seguridad y soberanía alimentaria. 5 de noviembre 2005. La Paz, Bolivia.

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La dimensión ambiental en el desarrollo rural sostenible por Lorenzo Soliz Cambios, más en políticas que en prácticas Como se sabe, la década de los noventa del siglo pasado, el país fue prolífico en investigaciones, debates, formulación de políticas, normativas y la organización del Estado para abordar la temática ambiental. Fue en el primer lustro de los noventa que se formularon la Ley del Medio Ambiente, Ley Forestal, Ley INRA, etc. que de una u otra manera incluyen la dimensión ambiental. También las estructuras institucionales del Estado se modificaron, creando el Ministerio de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente, y las Superintendencias de Recursos Naturales (SIRENARE), Forestal y Agraria. En la actual gestión de gobierno se ha modificado la estructura del poder ejecutivo, pasando la temática medioambiental al Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente. Empero las acciones de las autoridades públicas y los ciudadanos y ciudadanas y sus organizaciones no siempre acompañaron aquella dinámica. De hecho, el tema ambiental jamás pudo convertirse en un eje transversal de las acciones estatales, por la debilidad institucional en sus varios niveles. Ahora, casi dos décadas después, como país tenemos déficits importantes que comprometen la calidad ambiental y el estado de los recursos naturales en varias dimensiones. En este contexto, varios estudios dan cuenta del avance de los procesos de desbosque, la erosión, la salinización y la desertificación de los suelos; el desperdicio del agua en varias actividades productivas y en el consumo humano en el campo y las ciudades; la contaminación de ríos y lagunas con la consiguiente pérdida de especies acuáticas. Las emisiones de gases, desechos y residuos industriales y mineros se han acrecentado, lo mismo que las quemas de bosques y pastizales por chaqueos. En este último caso, además de contaminar el aire, esta práctica sirve como forma de “asegurar el derecho propietario de la tierra”, intentando demostrar la función económica de los predios. Es claro que no desconocemos las acciones y avances que se han dado y se siguen dando en diferentes ámbitos y espacios para hacer un uso responsable de los recursos naturales y promover la protección del medio ambiente, pero la dimensión de estos esfuerzos, lamentablemente, no es comparable con las deficitarias acciones y prácticas atentatorias al medio ambiente y los ecosistemas. Lo ambiental en el desarrollo rural sostenible Como parte de aquellos años de debate y propuestas a la que hacíamos referencia, un conjunto de instituciones que trabajamos en desarrollo rural conceptuali37 zamos el Desarrollo Rural Sostenible y procuramos luego llevarlo a la práctica. CIPCA entiende que Desarrollo Rural Sostenible es la gestión integral concertada y equitativa de un determinado territorio, para asegurar y mejorar la satisfacción de las necesidades básicas y la generación de excedentes, sin comprometer la disponibilidad y reproducción de recursos para generaciones futuras.

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Plataforma de Contrapartes de NOVIB en Bolivia. (García Mora 1998)

Guiado por este planteamiento, CIPCA contribuye desde sus acciones de apoyo al desarrollo rural a mantener una relación dinámica, integral y sistémica, entre los seis componentes siguientes: ambiental; económico y tecnoló­gico; social y organi­zativo; y cultural. El componente ambiental se refiere al potencial, limitaciones y capacidad de recuperación y soporte del ecosistema, que es la condición y punto de partida para todo lo demás, muy particularmente en el desarrollo rural. Los otros cinco componentes se refieren a la acción humana sobre el ecosistema. De ellos, los componentes económico y tecnológico tienen una relación más cercana entre sí, siendo el segundo un instrumento habitual para el primero. Lo mismo ocurre entre los componentes social y organizativo: el social busca la equidad entre los varios grupos sociales implicados – hombres y mujeres, jóvenes y viejos, ricos y pobres, etc. – mientras que el organizativo enfatiza más la capacidad de gestión, negociación, diálogo y participación política de sus respectivas organizaciones. Finalmente, el componente cultural subraya el respeto a la identidad de cada grupo, manifestada en aquellos valores, saberes y modos de proceder y expresarse más compartidos por sus miembros, de forma siempre dinámica por su vitalidad interna y permanente adaptación a los cambios. Hay una relación, intercambio y enriquecimiento permanente entre los valores, saberes y formas de proceder y expresarse de una u otra cultura, que a su vez tienen que ver con los componentes vinculados a la acción humana, e inciden en la transformación del componente medio ambiental. Por eso hablamos de un enfoque integral y sistémico, en que, manteniendo cada componente su propia dinámica, ésta debe regularse con la de los otros cinco, de modo que ninguno de ellos anule a algún otro.38 Implementar acciones concretas bajo este enfoque, requiere considerar la variada riqueza, no sólo de los ecosistemas sino también aquellas culturales que incluyen concepciones y prácticas específicas de las poblaciones en su relación con la naturaleza. En ese marco se han elaborado propuestas económicas de acuerdo a contextos culturales para el Altiplano, Valles, Chaco, Trópico y Amazonía. Hay que tomar en cuenta que cada contexto no es una tabla rasa donde se desarrollan este tipo de acciones, sino que hay una problemática y dinámica local-regional específica que se da en interacción, muchas veces conflictiva, entre los diversos actores presentes en determinadas zonas. Es en dichos contextos que se insertan propuestas como las planteadas por la institución. Propuestas y acciones39 A continuación presentamos brevemente algunas de las propuestas productivas que se implementan desde principios del 2001, con familias campesinas indígenas y sus organizaciones en las diferentes regiones donde CIPCA trabaja,40 orientadas a la sostenibilidad del sistema productivo de familias campesinas e indígenas, a través de la diversificación de las fuentes de ingreso por actividades productivas, el enriquecimiento de la base de diversificación preexistente y la gestión de los recursos naturales. Así, dichas familias cuentan con mayor disponibilidad de alimentos, en cantidad y calidad, para su consumo y generan excedentes para el mercado.

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CIPCA, Políticas Institucionales, 2001. Por las características del documento solicitado por LIDEMA, de corta extensión, no vamos a considerar aquí la actual situación de los recursos naturales ni los aspectos organizativos y socioculturales de la población en cada zona, únicamente incluimos la propuesta productiva y los aspectos relacionados con la temática ambiental. Todos los demás aspectos que justifican y sustentan las propuestas, así como el contexto particular en que se implementan dichas propuestas en cada zona se puede consultar en CIPCA, Cuadernos de Investigación N° 62 y 63. La cobertura de CIPCA son 26 municipios del altiplano de La Paz, Valles de Cochabamba y Norte de Potosí, Chaco cruceño y chuquisaqueño, trópico del norte de Santa Cruz, pampa mojeña del Beni y el Norte amazónico (Beni y Pando).

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Ganadería altoandina La propuesta de la ganadería altoandina para las comunidades y familias aymaras del altiplano contempla la crianza de bovinos, camélidos y ovinos. Los bovinos están dirigidos a la producción de leche y carne, a través de la mejora de la calidad del hato y su estabilización en 10 cabezas por familia. Para la disponibilidad de alimentos se siembra mayores superficies de forrajes, entre una a tres hectáreas por familia, así como la recuperación de praderas nativas. También se construye infraestructura, consistente en establos, salas de ordeño, henil, centros de acopio, la implementación de un sistema de sanidad animal, tanto para la fiebre aftosa como para otras enfermedades y de un sistema de inseminación artificial. En cuanto a los camélidos se refiere, se mejora la crianza de llamas y alpacas para el aprovechamiento de la fibra y la carne. Para ello se realizan actividades de mejora del manejo y aprovechamiento comunal y familiar de las praderas nativas; se construyen infraestructuras de riego de bofedales; se impulsa la recolección de semillas, transplante y resiembra de pastos nativos; la construcción de zanjas de infiltración para aprovechar el agua de las lluvias, la regeneración de pastos nativos y la protección de las fuentes de agua. Asimismo, se propuso estabilizar el hato en 100 cabezas por familia, en promedio, mejorando la calidad del ganado y el producto, implementando un sistema de sanidad animal con base en los recursos humanos locales y la asistencia técnica y la innovación de la tecnología para la esquila y el faeneado de los animales Igualmente, para la crianza de ovinos se mejora las praderas nativas y se introducen pastos mejorados, mientras se protegen las fuentes de agua. Se avanza hacia la estabilización del hato en 30 cabezas/familia, aunque algunas zonas tuvieron que realizarse estudios complementarios para determinar la capacidad de carga animal. Transformación de la agricultura de secano a riego en los Valles En comunidades quechuas de cuatro municipios de la mancomunidad de la cuenca del Caine, se lleva a cabo la transformación de la base productiva de secano a riego, sustentado en la gestión integral y sostenible de los recursos naturales. Se procura alcanzar una agricultura campesina más estable, con riego y protección y manejo de los suelos, lo que permite ir incrementando los rendimientos y la producción para el consumo familiar y el mercado.

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Para ello, se lleva a cabo la ampliación en 20% (300 hectáreas incrementales) de la superficie regada, a través de la construcción y mejoramiento de una gama diversa de infraestructuras de riego y microriego. Asimismo se protege las vertientes, fuentes de agua, cuencas y microcuencas donde se ubicaban los sistemas de riego y microriego. Con la aplicación del riego, se busca asegurar las cosechas y, donde haya represas e incluso atajados, obtener dos cosechas al año. Los principales cultivos bajo riego son papa temprana, maíz, haba, arveja, hortalizas, frutas durazno, manzana, cítricos - y alfalfa. Se procura que cada familia tenga al menos una hectárea bajo riego con esta variedad de rubros productivos. Junto con la aplicación de riego, se realizan obras de manejo y conservación de los suelos y el mejoramiento de su fertilidad: incorporación de abonos verdes y residuos de cosecha; elaboración y aplicación de compost y abonos orgánicos; plantación de barreras vivas con especies locales e introducidas; implantación de cortinas rompe viento y de cobertura vegetal; asociación y rotación de cultivos; control y manejo de malezas; laboreo mínimo con el uso de aperos mejorados; y plantaciones forestales en cárcavas, cabeceras de cárcavas y riberas de ríos. Asimismo se realizan prácticas mecánicas en áreas cultivables y no cultivables:

terrazas de formación lenta, zanjas de infiltración y de coronación, bordes perimetrales, surcos en contornos de nivel, control de cárcavas laterales y construcción de canales de drenaje, entre otros. Se Incrementa la cobertura vegetal, a través de la forestación y reforestación en las cuencas y laderas con especies nativas. Agricultura a secano en el Chaco La propuesta en el Chaco se orienta al fortalecimiento del sistema productivo de las familias y comunidades guaraníes para contribuir a su seguridad alimentaria y generar excedentes para el mercado. Se va incrementando la superficie de tierra cultivada por familia hasta tres hectáreas en condiciones de secano; de las cuales dos están destinadas a la producción para el consumo familiar y una para el mercado. Para el consumo familiar se privilegia variedades locales de maíz, cumanda, zapallo, entre otros; en cambio para generar excedentes para el mercado se cultiva maíz, ají colorado, maní, ajonjolí, fréjol y cítricos y otros cultivos perennes. Los chacos en su mayoría están cercados con alambre y/o cercos vivos y la producción agrícola se basa en la aplicación de prácticas agro-mecánicas, para la conservación y mejora de la calidad y fertilidad de los suelos; con este propósito se practica la rotación y asociación de cultivos, la incorporación de abonos orgánicos, labranza vertical, siembra directa, siembra con cobertura de rastrojo y establecimiento de cultivos de cobertura. Allí donde es posible se siembra en curvas de nivel y se han implantado barreras vivas y barreras muertas. También se aplica un sistema de manejo integrado de plagas, a través de técnicas como la eliminación manual de plagas y hospederos de plagas; aplicación de insecticidas de origen orgánico; el uso de semillas sanas, desinfectadas y variedades resistentes, y el uso de controladores biológicos y repelentes naturales. Ganadería en el Chaco Esta propuesta está orientada al incremento de la producción ganadera bovina, ovina de pelo, avícola, porcina y caprina, cuidando que la carga animal esté acorde a la capacidad de carga del medio. En bovinos, la carga animal es de cinco hectáreas por cabeza, y en caprinos y ovinos de pelo se determina una carga animal de 20 cabezas por hectárea. Para ello se han elaborado Planes de Ordenamiento Comunal (POC), con el propósito de dar un mejor uso a la tierra, según su aptitud. Ello ha requerido la elaboración y/o mejora de las normas comunales y, sobre todo, un mayor esfuerzo para su adecuada implementación. La alimentación del ganado contempla el manejo del monte, la siembra y el manejo de las silvopasturas y los potreros; el aprovechamiento controlado del rastrojo y los restos de cosecha; el uso de alimentos suplementarios, y la introducción de técnicas de captación de agua para el consumo animal durante todo el año. El propósito es que cada familia tenga en promedio tres vacas, 10 cabras, 10 ovejas de pelo, seis cerdos y 40 gallinas, buscando reducir la brecha entre los que tenían poco ganado y los que tenían por encima del promedio de la zona. Asimismo se planificó el uso del monte en las Tierras Comunitarias de Origen (TCO’s) y comunidades, considerando sus potencialidades y limitaciones, para establecer un sistema de regulación, combinando las normas locales y la legislación vigente. Sistemas agroforestales en el Trópico y la Amazonía En el Trópico y la Amazonía, la propuesta está orientada a la sostenibilidad del sistema productivo, a través de la diversificación de las fuentes de ingreso y el enriquecimiento de la base de diversificación productiva preexistente; de modo

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que las familias campesinas e indígenas cuenten con una mayor disponibilidad de alimentos, en cantidad y calidad, para su consumo y generen excedentes para el mercado, a través de los sistemas agroforestales, ganadería menor y el manejo de recursos forestales, entre otros. Los sistemas agroforestales son una alternativa al imperante sistema de producción agrícola, basado en el desbosque y la quema. Consiste en la combinación adecuada de cultivos anuales o de corto plazo y plantaciones de mediano y largo plazo, según los tipos de suelos y la altitud de cada zona en que se implementen dichos sistemas. Los rubros de corto plazo son: hortalizas, arroz, plátano, cumanda, sorgo, camote, caña de azúcar, cumanda-gueray, yuca, maní, joco, maíz, fréjol, piña, trigo, triguillo y la arvejita; en algunos casos, la mucuna y kudzú utilizados como cobertura vegetal de los sistemas agroforestales. Los rubros de mediano plazo son: cacao, copoazú, tamarindo, pacay, achachairú, papaya, manga, café, tamarindo, palta, pupuña o pejibaye, coco, majo, cítricos, chamba y el cuchi verde, y plantas medicinales como la sangre de grado, copaibo y sucuba. Entretanto, las plantaciones a largo plazo son: mara, serebó, cedro, chonta fina, teca y castaña. Así, con los sistemas agroforestales, las familias obtienen productos para su consumo y el mercado desde el primer año, al mismo tiempo que van enriqueciendo el bosque en vez de depredarlo. Los sistemas agroforestales se implantan en los sitios de barbecho o terrenos de descanso y en bosque nativo, constituyéndose en alternativa al sistema de producción de corte, tumba y quema. De este modo se cuenta con cultivos de cobertura permanente y se recuperan barbechos con el cultivo de leguminosas de cobertura, incluyendo el uso de controles y productos biológicos y caldos minerales. Incluso, en algunas zonas del Beni, comunidades mojeñas están manejando bosques con chocolate silvestre, con los mismos criterios del sistema agroforestal. El sistema agroforestal propuesto no sustituye a los rubros tradicionales cultivados por campesinos e indígenas; por el contrario partiendo de ellos, se propuso enriquecer la variedad de cultivos con especies locales de producción a mediano y largo plazo. Las prácticas implementadas en el sistema agroforestal y en el manejo de suelos son la siembra de cultivos de invierno; la siembra de cultivos de cobertura leguminosa y otras especies que aportan materia orgánica; se evita la quema de rastrojos. En el manejo de plagas y enfermedades, se amplia la diversificación de cultivos y variedades y se preparan insecticidas y funguicidas biológicos, usando plantas propias de la zona. El propósito es que cada familia llegue a implementar el sistema agroforestal en el terreno habilitado para la agricultura, hasta llegar a manejar entre dos y tres hectáreas, según los casos y lugares. Así, cuentan con una base productiva que les permite producir alimentos y generar ingresos desde el primer año, prolongándose por muchos años, como puede ser el caso de la mara, cuyo corte se da a los 40 años. Manejo del monte

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Se apoya a las organizaciones de comunidades y TCO’s en la elaboración de Planes de Gestión Territorial de las TCO’s para, entre otros propósitos, lograr el manejo del monte. El propósito es que hagan gestión de sus territorios, zonificando los espacios de monte de acuerdo a su aptitud y accediendo a su aprovechamiento bajo criterios de sostenibilidad, reproducción y regeneración del medio; esto es, los recursos forestales maderables y no maderables, flora y fauna silvestre y recur-

sos hídricos, que en ellos se encuentran. El plan de gestión recupera las normas tradicionales de acceso y manejo de recursos naturales, las que compatibilizadas con las normas estatales, regirán los territorios de las comunidades y TCO’s, de manera que aseguren la perdurabilidad y reproducción de dichos recursos. En este sentido, la extracción de maderas, la caza, la pesca, la extracción de miel (melear) y de otros recursos, como los medicinales, deberían sujetarse a dichas normas - veda, prohibición de pesca con barbasco, etc. - además de mejorar el control comunal y territorial para su cumplimiento. Asimismo se mejorará el control de las constantes amenazas de afectación o uso de los recursos por parte de terceros, sin el consentimiento de las comunidades. Como parte del manejo de monte, una iniciativa productiva que ha cobrado vigencia en las comunidades indígenas, como las guaraníes y guarayas, es la actividad apícola (un recurso forestal no maderable), que se constituye en una alternativa provechosa para el manejo ambiental del monte, por el tipo de manejo que se desarrolla evitando la tala indiscriminada de especies forestales. Algunos resultados y dificultades En estos años de implementación de las propuestas productivas se han logrado varios resultados en las zonas donde se han aplicado. Podemos mencionar por ejemplo que en 26 municipios de diferentes ecoregiones del país, 6.849 familias de 337 comunidades están en proceso de implementación de las propuestas, con diverso grado de avance. En más de 33 mil hectáreas se realizan actividades agropecuarias que incluyen diferentes prácticas de manejo y conservación de suelos y recursos forestales. Las acciones más difíciles son la estabilización del hato ganadero en sus diferentes especies, sin embargo sí se ha logrado hacer inversiones, implantación de sistemas agrosilvopastoriles y trabajos en el manejo del ganado en un concepto distinto a la ganadería extensiva, como se da sobre todo en tierras bajas. Son 3.419 familias que tienen un hato promedio de 16 cabezas de bovinos por familia y 688 familias las que han introducido entre sus actividades habituales la crianza de ovinos de pelo, con un hato promedio de 13 cabezas por familia. En ambos casos, la carga animal propuesta funciona sin mayores complicaciones, lo que prueba que es posible una ganadería distinta, que logre el uso sostenible de los recursos naturales. Se han elaborado cinco planes de gestión territorial (PGT) de igual número de TCOs, abarcando cerca de dos millones de hectáreas y cuya aplicación recién comienza. Sin embargo este instrumento aún no es parte del sistema nacional de planificación del Estado boliviano, a pesar de que los municipios donde se ubican dichas TCOs las han reconocido y están apoyando a su implementación; asimismo, uno de los retos es la relación con los terceros, es decir vecinos que de una u otra manera se ven involucrados con la implementación de los PGT; otro reto es lograr la equidad en el acceso y uso de los varios recursos naturales por parte de todas las familias que conforman las TCOs. Hasta la gestión 2006, se había logrado implementar 2.300 hectáreas de sistemas agroforestales en diferentes comunidades de Santa Cruz, Beni y Pando, pero en ciertos años se ha tropezado con las quemas de bosque, al parecer intencionales, que han afectado a una parte de las plantaciones. Esto algunas veces ha desanimado a las familias que han incursionado en esta actividad; en otros casos fortaleció a las comunidades en varias dimensiones, como la organizativa, para una mejor defensa de sus tierras y su TCO.

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En varios casos, como para la ganadería altoandina y la del Chaco, la transformación de la producción agrícola de secano a riego, que incluye la conservación de suelos y cuencas, ha contado con el apoyo y participación de las autoridades y el cofinanciamiento de entidades públicas, como los municipios y prefecturas. En otros casos, a pesar de constituirse estas iniciativas productivas en demandas de las comunidades, que han sido presentadas por ejemplo a sus respectivos municipios, no han tenido ningún eco por parte de las autoridades. En cuanto a dificultades, se puede mencionar que son aún pocos los casos en que estas propuestas, además de ser implementadas, hayan sustentado y servido de base para la formulación e implementación de políticas públicas a nivel municipal o regional. La política municipal de asignación de recursos económicos anuales para los sistemas de riego y la forestación de áreas cultivables, no cultivables y cuencas en algunos municipios de los Valles, o la política de camélidos en municipios del Altiplano, son casos específicos de avance en cuanto formulación y aplicación de políticas públicas. Estas iniciativas muestran que las políticas públicas pueden surgir desde las prácticas que se realizan en espacios locales, como los que acabamos de indicar, pero pueden ser útiles para espacios mayores, como las ecoregiones. Asimismo, la sensibilización de la población con relación al uso y manejo sostenible de los recursos naturales que son utilizados en sus actividades económicas, pese a los avances, aún no se traducen en práctica generalizada y cotidiana, como se podría esperar. Sin embargo, es mucho mayor el avance si comparamos con las prácticas y actividades económicas de otros sectores que depredan los recursos naturales, como la extracción de la manera, la mecanización agrícola con implementos inadecuados, las quemas como forma de justificar la función económica de las tierras que se poseen, la ganadería extensiva y sin inversiones, o el monocultivo. Todas estas prácticas depredatorias no hacen más que desanimar a quienes sí han optado por otros sistemas de gestión y manejo de los recursos naturales y que además, sirven como una alternativa y prácticas aún vigentes. Alternativas como los biocombustibles, la dotación de maquinaria e implementos para la mecanización sin tomar en cuenta las condiciones específicas de cada zona - Altiplano, Valles, Trópico y Amazonía - y la implementación de rubros y monocultivos sustentados en el desbosque están presentes en el medio rural y se constituyen en una amenaza latente para el desarrollo sostenible, más aún porque en cierto modo son atractivas para los productores desde una visión de corto plazo e incluso son promovidas por instituciones públicas y privadas como ocurre en el presente. En un contexto con luces y sombras, el mayor reto para campesinos indígenas que han avanzado en la implementación de las propuestas productivas es persistir en las mejores prácticas, con la seguridad que los efectos a largo plazo les reportarán beneficios individuales y colectivos.

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Prácticas productivas con proyección sostenible y menor costo ambiental  Experiencias de producción ecológica (granos, harinas, cacao, miel, etc.), muchas ligadas a OECAS, CORACAS y la AOPEB (Asociación de Organizaciones de Productores Ecológicos de Bolivia).  Producción de cacao orgánico: As. Cooperativas CEIBO (Alto Beni).  Producción certificada de cafés especiales (más de 40 asociaciones y productores independientes).  Producción de cafés ecológicos y amigables con la biodiversidad (Madidi, Cascada o “Mujer”, Buena Vista).  Producción de la maca (Lepidium meyenii) en tierras altas (emprendimientos como MACA POTENTE, MACA ESPIRIT, SAMA).  Experiencias piloto en producción ecológica de la quinua (no debe confundirse con la modalidad “orgánica” masiva para fines de exportación).  Recolección-extractivismo de la castaña amazónica (Pando, Reserva Manuripi, Norte del Beni y Norte de La Paz).  Esquila en vivo de la vicuña (Pacajes, Apolobamba, San Antonio de Lipez, Sajama).  Procesamiento de la carne de camélidos domésticos, y promoción para su consumo.  Manejo del lagarto (Caiman yacare) por indígenas y campesinos. Aunque con observaciones por los procesos bajo riesgo de distorsión y pérdida de sostenibilidad por mal manejo prefectural y preeminencia en los beneficios por empresas de curtiembres.  Sistemas agroforestales y multiestrato (Alto Beni, San Carlos, Yucumo, Rurrenabaque).  Cría tradicional de camélidos – llama, alpaca – y manejo de bofedales (Ulla Ulla, Sajama, Lipez).  Sistemas productivos tradicionales indígenas y campesinos: en la zona Kallawaya (Apolobamba-Charazani-Curva-Chullina), Chuma - Moco Moco (Prov. Muñecas), sistemas de terrazas precolombinas y uso de la chaquitajlla.  Sistemas productivos tradicionales indígenas y campesinos: Región Titicaca (Provincia Camacho), región Uru-Chipaya.  Sistemas productivos tradicionales indígenas y campesinos: zonas de valles Norte de Potosí, Chuquisaca (Presto-Palmar), Tarija (Curqui, Chilcayo).  Sistemas productivos tradicionales agricultura indígena amazónica: Regiones Chimane-EBB, TIPNIS-Moxeña, Baures-Itonama, Tacana-Esse Eja.  Sistemas productivos tradicionales indígenas: Región Guaraya (San Ramón, San Julián, Lomerío), región Chiquitana (San José, Roboré, Rincón del Tigre).  Sistemas productivos tradicionales indígenas: región Guarani del Isoso-Huacareta, región Tapiete-Weenayek  Ganadería extensiva rústica a pequeña escala en sabanas naturales (especialmente en el Beni).  Manejo forestal (con procesos de certificación forestal-cadenas de custodia).  Emprendimientos de ecoturismo comunitario: Chalalán (Madidi), Mapajo (Pilón Lajas), Tomarapi (Sajama), Mataracú (Amboró).  Secuestro de carbono (proyecto PAC) PN. Noel Kempff Mercado – TCO Paragua. Consideramos que los sistemas productivos tradicionales forman parte de las modalidades con bajo costo ambiental y comparativamente amigables con los ecosistemas y sus procesos. Los sistemas productivos tradicionales, son aquellos desarrollados por comunidades indígenas de la Amazonía, Chiquita-

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nía, Chaco y campesinas de valles y tierras altas, en base a una base comprobada de ancestralidad relacionada al uso de la tierra y los recursos, y que en la actualidad están reducidos a relictos culturales debido a transformaciones por siglos de aculturación y empalme con la modernidad. Los sistemas productivos tradicionales han sido con frecuencia concebidos como formas de uso de la tierra pre-capitalistas, primitivos, atrasados e ineficientes (en sentido de la generación de rendimientos), menospreciando sistemáticamente los menores costos ambientales que implican y los aportes en términos de sostenibilidad en el uso de los ecosistemas. La reciente aprobación de la Ley de la Producción Ecológica, puede constituirse en una inmejorable oportunidad para impulsar y multiplicar este tipo de iniciativas en el país, situación que estuvo en el olvido durante muchos años. Es llamativa la escasa superficie de cultivos orgánicos certificados en el país, unas 13.918 hectáreas, comparando con la Argentina que está cerca de las 3 millones de hectáreas, aunque otros países como Perú, Colombia o Cuba tienen igualmente valores muy reducidos. Hay una directa relación entre las modalidades de producción sostenible y de bajo costo ambiental con la producción ecológica y el uso de la biodiversidad. Los recursos y bienes aportados por la biodiversidad son de enorme importancia para la economía y bienestar social de los países en el mundo. El aprovechamiento de la biodiversidad significaba ya para el año 2000 en términos económicos mundiales, más de 1000 billones de dólares anuales, solo los mercados farmacéuticos superan los 20 billones de dólares. Una estimación del valor económico actual de los servicios ecológicos ascendería a nivel mundial a 30.000 billones de $US. Tomado de M.O. Ribera 2007, Estado Ambiental de Bolivia, documento preliminar.

284

Agroecología y agricultura orgánica por J.R. Campero “Cuando teníamos todas las respuestas, cambiaron las preguntas” Agroecología Desde cuatro décadas atrás, un conjunto de movimientos socioculturales desafían las bases de la civilización occidental y los valores de la sociedad industrial de consumo. Por ejemplo, los movimientos feministas, ambientalistas y por los derechos humanos, justicia ética, igualdad social y participación democrática denunciaron la vulnerabilidad de la humanidad y del planeta y demandaron la necesidad de un desarrollo sostenible.41 La vulnerabilidad del planeta, denunciada por los movimientos socioculturales, principalmente los de orientación ecología y ambiental, inspiró el concepto de desarrollo sostenible para moldear un nuevo paradigma de desarrollo. Las distintas cumbres desde Río a Johannesburgo, no han sido suficientes para establecer este paradigma de desarrollo en todas las sociedades y la mayoría de las acciones concretas ocurren más en los países en desarrollo que en los desarrollados. Estos últimos han influido a los otros para promover la globalización liberal de mercado; y como respuesta contestaria a este esfuerzo surgió, en la otra mano, un esfuerzo social de construcción de una nueva globalización construida en torno a la solidaridad, la inclusión social y la sostenibilidad de todas las formas de vida en el planeta y, dentro de esa nueva concepción, surgió la agroecología.42 Por definición, la agroecología es la ciencia consistente en la aplicación de los conceptos y principios de la ecología al diseño, desarrollo y gestión de sistemas agrícolas sostenibles. Esta ciencia emerge como propuesta de desarrollo sostenible y ante la degradación de los recursos naturales, particularmente ciertos durante el periodo neoliberal de la economía y el enfoque de la agricultura convencional, cuyo principal objetivo fue incrementar la producción de cosechas agrícolas sin considerar las consecuencias posteriores sobre el ambiente en el que se practica. Así ocurre, por ejemplo, con la labranza intensiva del suelo, la práctica de monocultivo de la soya, el uso indiscriminado de fertilizantes sintéticos y el control químico de plagas, el uso intensivo de agua subterránea para la agricultura y la modificación genética de plantas y animal de granja, entre otras prácticas de la agricultura moderna. En Bolivia, como en otras partes del mundo en desarrollo, las consecuencias del uso de grandes cantidades de agroquímicos y combustible fósil, son la compactación de suelos, su degradación y desertificación;43 el incremento de la salinidad de muchos suelos por uso inadecuado del agua, caso válido en particular en regiones altiplánicas y los valles interandinos; la pérdida de la diversidad agrícola biológica y genética, la resistencia constante de plagas y enfermedades agrícolas, las inundaciones naturales, la eutrofización de lagos y lagunas y la contaminación del aire.

41 42 43

ASDI 2004. Sousa da Silva 2002. Banco Mundial 2007.

285

El concepto central de la agroecología es la visión del campo de cultivo como un ecosistema dentro del cual los procesos ecológicos como el ciclo de nutrientes, la interacción depredador presa, competencia, comensalía y los cambios sucesionales ocurren al igual que en las comunidades vegetales no sometidas a disturbación antrópica. En esta perspectiva, el diseño y manejo de agroecosistemas sostenibles no puede ni debe abandonar las prácticas convencionales, sino que debe considerar las prácticas tradicionales para justificar su sostenimiento. Se trata de diseñar científicamente nuevas concepciones y tecnologías agrícolas, sobre la base de los métodos y conocimientos ecológicos actuales y los principios tradicionales de conservación de los recursos naturales que muchas comunidades rurales tienen y en las que cubren sus necesidades alimentarias sin requerir grandes insumos externos en su ciclo productivo. Otra fuente importante de conocimiento que nutre los sistemas agroecológicos proviene de las investigaciones de antropólogos y otros cientistas sociales sobre la agricultura y ganadería ancestral practicada por pueblos nativos y comunidades campesinas e indígenas. La agricultura andina en su relación con la agroecología Un pilar de una agricultura sostenible es mantener la diversidad genética y con ello lograr una mejor relación ecológica. Es probable que las culturas prehispánicas que ocuparon las tierras altas en los Andes hayan aplicado este axioma, como lo prueba el especial interés en la domesticación de especies, como estrategia para enfrentar los riesgos climáticos que afectan la producción y que son frecuentes en toda agricultura de montaña.44 La marginación de los cultivos andinos se ha producido por el bajo prestigio social de unos cultivos que son alimentos básicos de poblaciones pobres; los laboriosos procesos que requiere su preparación y el escaso rendimiento económico.45 En ocasiones, la presencia de sustancias amargas o tóxicas que contienen los frutos maduros de algunas especies han determinado, durante la época colonial y republicana, la marginación sistemática de muchos de estos cultivos; aun cuando existen tecnologías para su extracción y algunos compuestos como los alcaloides del lupino y las saponinas de la quinua, pueden tener una aplicación farmacológica e incluso ser utilizados como una alternativa biológica en el combate de plagas y enfermedades. Se abren, por otra parte, perspectivas interesantes para la expansión de algunos cultivos andinos. En Estados Unidos, Europa, Nueva Zelanda hay un interés creciente por la quinua y el ulluku, y en el mundo entero por los frutales exóticos como el pepino. Es por ello de máxima importancia adecuar el manejo de los cultivos andinos tradicionales a tecnologías apropiadas que permitan la intensificación de su producción y poder competir en mejores condiciones con otros cultivos más difundidos.

El mercado internacional de productos orgánicos La agricultura orgánica ya no es sólo un fenómeno de los países desarrollados, se practica con fines comerciales en 120 países, con 31 millones de ha y un mercado

286

44 45

Campero, J.R. 2004. MACIA 2004.

de USD 40 mil millones en 2006, según la FAO (Conferencia internacional sobre agricultura orgánica y seguridad alimentaria, 3-5 de mayo de 2007). En el informe “Agricultura orgánica y seguridad alimentaria”, la FAO identifica las ventajas e inconvenientes de la agricultura orgánica y su contribución a la seguridad alimentaria, analiza las cadenas de suministro orgánicas en el marco del “derecho a la alimentación” y propone iniciativas de políticas e investigación para mejorar el rendimiento de la agricultura orgánica a nivel nacional, internacional e institucional. El consumo de alimentos orgánicos certificados vive un incremento continuo en los países industrializados.46 Para el 2010, se estimó un consumo de más de 20 mil millones de dólares americanos en los mercados principales de este tipo de productos que son los EEUU, Unión Europea y Japón. Aunque el monto total del consumo parece todavía marginal - en el promedio de los países industrializados no pasa del 1% del consumo de alimentos -, es la dinámica de crecimiento en este mercado lo que lo hace tan atractivo para la industria alimenticia y sus proveedores. Se considera con alto potencial para el desarrollo de la producción orgánica nacional los siguientes rubros a) Cultivos andinos como la quinua y la cañawa y como de alto potencial las variedades nativas de papa, el ulluku y la maca; b) en las regiones de valles y sub-trópico destacan con potencial importante los frijoles, el tumbo y otras pasifloráceas, también es particularmente importante explorar la posibilidad de producir vino orgánico de altura; c) en las regiones de trópico húmedo son elementos importantes los distintos frutos exóticos, particularmente el achachairú, camu-camu, el cayú. En esta misma región, en las yungas y en las regiones subtropicales áridas se dispone de una rica variedad de hierbas con potencial farmacológico y energizante; también tiene un potencial altamente importante la producción de miel a través del uso de especies domesticas y silvestres de abejas. La experiencia nacional en agricultura orgánica Bolivia destaca como uno de los pioneros de la agricultura orgánica en América Latina y tiene una posición establecida con quinua, café, cacao y castaña orgánica, que se venden como materia prima o semi-procesada en los mercados externos, especialmente europeos y norteamericanos. Producción de café orgánico El enorme potencial de la oferta ambiental de algunas regiones del país, como por ejemplo, Caranavi, permite que las variedades criollas (Típica y Bourbon), que crecen bajo el bosque produzcan granos de café tan atractivos como los mejores de Kenia, muy superiores en llenado y en sanidad a los colombianos y costarricenses. Además de esta ventaja comparativa, los productores orgánicos aprendieron que es importante que cada uno de los pasos de la cosecha, el despulpado, la fermentación, el lavado y la comercialización local, sean desarrollados bajo los conceptos de la modernidad y las exigencias que imponen los mercados internacionales. La Federación de Caficultores Exportadores de Bolivia (FECAFEB) exportó en la gestión 2006, 2.801 toneladas de café orgánico por un valor de casi ocho millones de dólares, superando por primera vez al sector empresarial privado, tanto en volumen como en el resultado financiero. Actualmente cuenta con 30 Organiza-

46

Banco Mundial 2007.

287

ciones Económicas Campesinas (OECAS) socias, entre CORACAS, cooperativas y asociaciones con relaciones comerciales claves en los mercados internacionales (la empresa alemana GEPA es una ellas y es un comprador importante, conocido en el mercado del Comercio Justo). Para el 2007, se proyectó vender 3 mil toneladas de café orgánico al mercado europeo. El café boliviano se exporta a 10 países, principalmente a Suiza y Alemania, a través de las redes de Comercio Justo, pero también se exporta a los Estados Unidos, Japón, Francia, Holanda y Bélgica. En este ámbito, el Ministerio de Producción y Microempresa está dando prioridad a los cultivos agro-ecológicos. Producción de cacao orgánico Bolivia es reconocida actualmente como uno de los mayores productores de cacao orgánico, los sistemas de producción se basan en el uso de sistemas agroforestales en comunidades campesinas e indígenas. Se estima que existen un poco más de 2000 ha en sistemas de producción orgánicas y el mayor número de éstas se encuentran ubicadas en La Paz (Alto Beni) y Santa Cruz. Otra parte importante de la producción de cacao orgánico proviene del Beni, donde este producto se desarrolla en forma silvestre. La exportación del cacao en el 2006 reportó un ingreso de USD 1.7 millones. Los principales mercados en orden de importancia fueron: Suiza, Alemania, Nueva Zelanda, Italia, Francia, Estados Unidos y Dinamarca.47 Castaña El producto más importante derivado de la biodiversidad boliviana para la exportación es la castaña (Bertholletia excelsa). Con unas 10.000 toneladas métricas exportadas al año, Bolivia es el proveedor más importante a nivel mundial de la castaña sin cáscara (seguido por el Brasil y Perú). Las exportaciones de la castaña representan aproximadamente 30% de la totalidad de las exportaciones de productos forestales de Bolivia y generan unos 20 mil puestos de trabajo en el país. Quinua orgánica La producción de quinua orgánica, en el Altiplano Sur de Bolivia, constituye una alternativa de fomento a este producto. El cultivo de quinua en la región de los salares se inició en las laderas de las serranías aledañas al Salar de Uyuni y representa una tradición tecnológica desde épocas inmemoriales y que los agricultores todavía lo practican. La producción de quinua en estas condiciones generalmente no es atacada por plagas, debido al efecto del microclima y el sistema de manejo de cultivo que controlan el desarrollo de estas plagas. Hoy, sin embargo, las prácticas de cultivo dejaron de ser las tradicionales y en un intento de mecanizar la producción se afecta negativamente la estructura del suelo y surgen procesos acelerados de erosión y desertificación alarmantes. En 22 años de vida, la Asociación Nacional de Productores de Quinua (ANAPQUI) ha logrado no sólo posicionar la quinua real como un producto de lujo en 11 países del mundo, sino que también ha logrado atender la demanda nacional e ingresar a la industrialización para que este grano salga del país con valor agregado. ANAPQUI agrupa a casi mil pequeños productores tradicionales de quinua, congregados en siete asociaciones regionales. ANAPQUI llega con cuatro productos - quinua en grano, hojuelas, harina y pipocas -, certificados orgánicamen-

288

47

Instituto Nacional de Estadística 2008.

te por normas internacionales, a los mercados de Alemania, Francia, Italia, Suiza, Inglaterra, Bélgica, Estados Unidos, Japón, Malasia, Brasil y Chile.

Bibliografía ASDI 2004. Evaluación de reducción de pobreza en América Latina - 2004. Pobreza y desarrollo en Bolivia. www.asdi.org Banco Mundial 2007. Informe sobre el desarrollo mundial. Agricultura para el desarrollo. Panorama general. www.wordbank.org Campero, J.R. 2004. Camelids production systems in South America. Lama (lama pacos) Production systems in Bolivia. IICAR Session and INTERBULL Meeting (Sousse, Tunisia) from 30th May to 3rd June 2004. W. Ac. Pres, Wageningen , The Netherlands. Instituto Nacional de Estadística. 2008. Información Estadística. La Paz, Bolivia. www.ine.gov.bo MACIA. 2004. Estrategia Nacional de Desarrollo Rural. Ministerio de Desarrollo Rural Agropecuario y Medio Ambiente. UGP. Sousa da Silva. J. 2002. El cambio de época, el modo emergente de generación de conocimiento y los papeles cambiantes de la investigación y extensión en la academia del Siglo XXI. En Primera Conferencia Interamericana de Educación Agrícola y Rural. IICA. Panamá.

289

290

Capítulo 8 Producción pecuaria

por J.R. Campero Situación general Los sistemas pastoriles con bovinos, ovinos, caprinos o camélidos basan su componente alimentario en el uso de praderas nativas, aunque en las últimas dos décadas el cultivo de forrajeras se ha incrementado notablemente, en particular en las áreas de producción intensiva de bovinos en Santa Cruz, en las que la ganadería de engorde y producción de leche usan 400.600 ha, 1,08% del total de tierras dedicadas a la actividad pecuaria.48 En tierras más altas y principalmente en las cuencas lecheras, también se ha incrementado el uso de cultivos forrajeros, en particular alfalfa (Medicago sativa) cultivada según el INE en una superficie de 23.339 ha (en el 2006), con rendimientos aun muy bajos (7.185 kg de materia seca por ha) si se los compara a los promedios de la región: Argentina con 24.590 kg de materia seca por ha/año; Perú con 45.162 kg MS por ha/año.49 En segundo lugar está el cultivo del trébol Lolium multiflorum, aunque para este último cultivo no se dispone de estadís
48 49 50

FEGASACRUZ 2007. FAO 2008. Campero et al. 2002.

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reciente, para el transporte en rutas altiplánicas y cordilleranas, se utilizaban llamas castradas. En tierras bajas, los bueyes son utilizados para tiro y montura, por ejemplo, utilizando carretones de madera rústicos. Otra importante contribución a la seguridad alimentaria y la economía rural lo constituye la ganadería de traspatio, constituida por gallinas, patos, pavos y cuyes (Cavia porcellus). Éstas son poblaciones con inventarios, rendimientos, razas o ecotipos aún desconocidos. 4.1. Principales productos pecuarios Las especies llamas, alpacas y cuyes constituyeron la base de la pecuaria en la época prehispánica. Con la conquista española se introdujeron bovinos, équidos, ovinos, caprinos, porcinos y gallinas, diversificándose con estas especies los productos de los sistemas pecuarios de producción. El cuadro 1 resume la producción de carne nacional. Cuadro 1. Producción de carne nacional (toneladas) Especie Bovina Aviar Porcina Ovina Caprina Camélidos

2000 157.685 125.723 82.395 21.939 6.087 13.947

2001 166.617 120.017 86.660 22.586 6.250 14.318

2002 167.201 124.218 91.230 23.242 6.378 14.699

2003 170.710 132.026 95.999 23.715 6.514 15.090

2004 175.248 147.510 101.170 24.344 6.616 15.492

2005 185.509 183.566 106.620 24.641 6.720 15.904

2006 187.347 213.075 110.955 25.337 6.867 16.278

2007 192.162 211.000 115.795 25.887 6.993 16.670

Fuente: MDRAMA/UGP, Asociación Nacional de Avicultores, 2008

Hasta el 2005, la principal oferta de carne en el mercado nacional fue la de res; sin embargo, a partir del 2006 es la carne de ave la de mayor oferta en el mercado local y esta oferta se incrementa en el 2007. La producción de carne de diferentes especies en el 2007 fue de 570.514 toneladas y considerando las exportaciones de carne de res (1000 toneladas) y la carne de pollo (20 toneladas), el consumo per capita para la última gestión analizada fue de 58 kg/año. Este consumo es ligeramente superior al consumo medio mundial de carne de 42 kg. La Industria avícola y la ganadería ofertan el 71% de este total. Al igual que en el caso de la oferta de carne de pollo, la oferta de huevos creció impresionantemente en la última década, aumentando el consumo de huevos desde 83 unidades en el año 1996 a 109 unidades anual por persona en el 2007. El cuadro 2 resume la producción nacional de huevos, fibra, lana y leche. La producción de lana ovina y fibra de camélidos se mantiene muy baja y la posibilidad de industrializar estos productos continúa en ciernes, contribuyendo a la reproducción de la pobreza en las regiones áridas y subhúmedas del altiplano boliviano. Es también importante mencionar que esta situación no se debe a la falta de políticas, programas y proyectos, ya que hubieron múltiples experiencias en los últimos tres decenios y la inversión fue mayor a 40 millones de dólares. Las causas en la escasa efectividad de estas inversiones está en la incapacidad de los proyectos de llegar a los productores primarios.

292

Cuadro 2. Producción de huevos, fibra, lana y leche Especie Huevos* Fibra de camélidos+ Leche fluida+ Lana+

2000

2001

2002

2003

2004

2005

800.461

819.194

835.410

812.706

862.187

934.449

1.054.216

2006

10.584.216

2007

s.d.

s.d.

s.d.

798

s.d.

960

960

960

271.654

210.600

230.660

311.413

s.d.

311.000

311.000

311.000

1.264

1.241

1.269

1.297

1.326

1.414

1.405

1.435

* miles de unidades + toneladas/ año

La fibra de camélidos podría constituir una interesante vía para superar las condiciones de pobreza de 53 mil productores, distribuidos en una de las regiones que tiene serias limitaciones para el desarrollo de otras actividades productivas. El principal destino de la producción pecuaria nacional es el consumo familiar y el mercado interno. La participación en el mercado internacional es reducida y limitada por las condiciones sanitarias exigidas por los países importadores. Actualmente se mejoran las posibilidades para la exportación de carne y fibra de camélidos a los mercados de Europa y los Estados Unidos. La base debe ser la ejecución de políticas de apertura de mercados para carne exótica y ecológica que oferta productos de calidad desde áreas libres de fiebre aftosa. Características de los sistemas de producción Los sistemas de producción pecuarios, atendiendo el nivel de intensificación, están clasificados en tres grupos: ganadería extensiva o pastoril, sistemas integrados agrícola ganaderos y los sistemas industriales. Los primeros grupos basan su éxito en el uso de genotipos nativos o naturalizados. Estos ecotipos son productivos bajo condiciones climáticas adversas, elevada altitud, bajas o altas temperaturas, lluvias escasas, suelos frágiles, de baja fertilidad natural y condiciones de manejo y sanidad precarios.51 El cuadro 3 caracteriza estos sistemas en términos de localizaciones, principales productos y servicios producidos y las vulnerabilidades de estos sistemas.

51

Campero et al. 2002; Campero 1997; Hiemstra et al. 2006.

293

Cuadro 3. Caracterización del comportamiento productivo pecuario Sistema de producción

Ganadería Extensiva

Sistemas integrados agrícolaganaderopesqueros

Producción industrial

Principal característica

Área

Acceso a pradera nativa y agua. Acceso Rural complicado a mercados. Productividad baja Fincas pequeñas. Erosión creciente de Rural suelos. Praderas nativas degradadas por sobre pastoreo. Uso de genotipo nativo o Perinaturalizado. urbana Alta inversión en tecnología y capital

Periurbana

Especies

Principales productos y servicios

Vulnerabilidades

Bovino, ovino, llama, Leche, fibra, alpaca, carne y cabras, cueros cerdos

Sistemas de comercialización complicados con muchos intermediarios; insumos caros y escasos; inestabilidad política; deficiente acceso al mercado, tecnología y servicios.

Bovino, ovino, llama, alpaca, cabras, cerdos aves de corral y cuyes

Condiciones climáticas poco favorables, poca capacidad de deliberación y concertación con el Estado, insumos caros y escasos, poco acceso a los servicios. Presión de las poblaciones y percepción fatalista del desarrollo rural.

Bovino p. leche, aves y cerdos Aves, cerdos bovinos p. leche

Tracción, fertilizantes, carne, huevos, fibra y cueros

Leche, huevos Costos altos de los insumos, y carne tierras de alto costo. Carne, huevos Insumos escasos y variables. y leche Crédito caro.

Fuente: Elaboración propia

Se estima que los niveles de productividad y competitividad pueden ser mejorados con la introducción de programas básicos de manejo, nutrición y mejoramiento genético. La clave para el éxito de estos programas está asociado al uso de insumos localmente disponibles y a una mejor inserción de los productos pecuarios en el mercado. Las actividades económicas asociadas al uso de los recursos zoogenéticos nativos son significativas en la economía de los departamentos de menor desarrollo relativo del país como Potosí, Oruro, Beni y Pando. Estas regiones tienen como denominador común condiciones climáticas desfavorables para la producción agrícola; pero adecuada para la pecuaria, con ciertas limitaciones. En estas condiciones, existen muy pocos genotipos adaptados y, obviamente, los rendimientos productivos de las razas Criollo no lucen tan altos cuando se los compara con aquellas propias de razas exóticas producidas en condiciones favorables.52 Si hubiera la capacidad de introducir cambios tecnológicos, institucionales y políticos adecuados, el aprovechamiento sostenible de los recursos zoogenéticos nativos en sistemas extensivos tecnificados podría ser una oportunidad para ingresar en el mercado de productos pecuarios ecológicos. La ganadería de subsistencia es una relación simbiótica muy refinada entre la ecología local, el ganado domesticado, los sistemas agrícolas, la pesca y la acuicultura ocasionalmente y las comunidades campesinas. Por lo general se desarrolla en condiciones de escasos recursos en regiones climáticamente marginales y altamente variables. 53 Estos sistemas tienen profundas semejanzas desde las secas tierras bajas del África sub-sahariana hasta el altiplano boliviano.54 En Bolivia esta ganadería se desen-

294

52 53 54

Campero 1997.

ASDI 2004; Banco Mercantil de Bolivia 2006.

Campero 2004.

vuelve en tierras comunales y representa una forma compleja de manejo de los recursos naturales que implica un equilibrio continuo entre la pradera nativa, el ganado (generalmente camélido, ovino, caprino, bovino criollo y porcino criollo), los sistemas agrícolas y las comunidades campesinas. Todos los sistemas ganaderos, independientemente del destino de la producción, son importantes porque proporcionan una gran cantidad de productos, alimentos y otros insumos que juegan un papel importante en la seguridad alimentaria y contribuyen de un modo importante a la economía de las comunidades de pueblos indígenas y originarios en Bolivia. Estas contribuciones proceden de las tierras marginales donde la ganadería tiene una ventaja comparativa y donde otros modos de uso de la tierra son inefectivos. Estos sistemas se desarrollan sobre pastizales nativos y estas comunidades, al margen de sostener, con diferentes niveles de producción de 22.050.855 cabezas de ganado, tienen una importante contribución en el secuestro de CO2, cuyo conocimiento aun no ha sido socializado. El almacenaje de carbón por los bosques a menudo es mencionado como el único o el mejor modo de reducir la concentración CO2 en la atmósfera. Sin embargo, existe información científica que muestra que las praderas nativas tropicales que cubren más del 50% de la superficie terrestre son tan importantes como los bosques en el secuestro del carbón, principal responsable del calentamiento global.55 La ganadería bovina A partir de las introducciones iniciales de bovinos ocurrida inmediatamente de la Conquista del Perú (Siglo XV) se inicia la destrucción de la ganadería nativa y al desarrollo del modelo ibérico. Actualmente esta yuxtaposición es la clave del desarrollo pecuario y de la ganadría bovina en particular. Las misiones jesuíticas de Siglo XVII probablemente fueron los principales actores para el desarrollo de esta actividad en las tierras bajas del oriente boliviano.56 Hoy, las empresas de carne y leche constituyen actividades importantes en la economía regional y nacional. El complejo productivo de carne bovina involucra una red compleja de participaciones a lo largo de la misma. El análisis exhaustivo de esta red, los puntos críticos que condicionan los actuales bajos índices de productividad y competitividad han sido ampliamente discutidos en diversos documentos, lo mismo que las alternativas tecnológicas, económicas y de mercado para solucionarlas.57 Estos análisis muestran que, al margen de las crisis que cíclicamente han afectado a los distintos eslabones que conforman este complejo, existen las condiciones, la tradición y experiencia necesaria para mejor su desarrollo. Por tanto, y en opinión de los diversos actores tanto públicos como privados, el desarrollo de la competitividad del complejo productivo de carne bovina demanda garantías de seguridad jurídica para las inversiones desarrolladas en cada uno de los eslabones de la cadena productiva y en particular a la tenencia de la tierra, en cuanto ésta cumpla con una función económica-social; el desarrollo de la competitividad en cada uno de los eslabones de la cadena; el desarrollo de mercados; sistemas de crédito; el desarrollo de la industria cárnica y, en algunas regiones como El Chaco, al apoyo para el desarrollo de la infraestructura productiva.

55 56 57

Mannetje et al. 2007. Campero 1976. MDRAyMA, 2004, 2005, 2006 y 2007; El mercado de la carne de carne en el CAS, 2006

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El mercado nacional para carne y leche es reducido, con un volumen de consumo de carne no mayor a 192 mil toneladas y condicionado tanto por el bajo ingreso económico de la población (PIB nacional de USD 1003 para la gestión 2007), como por un relativo número reducido de habitantes en los centros urbanos, estimados sobre la base del último Censo Nacional de Población en poco más de 6 millones. En consecuencia, la ampliación del mercado local pasa por resolver la crisis económica, masificar el consumo y mejorar los esquemas de comercialización mediante la profesionalización de cada uno de los eslabones involucrados. Es posible afirmar que el desarrollo del complejo de la carne bovina estará más ligado al desarrollo y conquista de nuevos mercados que a la expansión del mercado local. La ganadería en el trópico húmedo La región del Trópico Húmedo o Amazonía está conformada por los departamentos de Beni y Pando y una porción importante de los departamentos de Santa Cruz, Cochabamba y La Paz. La macroecoregión de Trópico Húmedo comprende cinco unidades fisiográficas: Ondulado del Norte, Llanura Amazónica o Pampas de Moxos, Escudo Precámbrico y Llanos de Santa Cruz y los Yungas del Norte y Sur e incluye al 49% de las unidades ganaderas del país. En esta región, la actividad ganadera se desarrolla sobre la base de la pradera nativa, con suelos ácidos y de baja fertilidad natural. Un importante porcentaje de ellos también tienen restricciones de drenaje de agua, sea por su posición fisiográfica o por una alta porosidad capilar y contenidos altos de aluminio; elemento tóxico para muchas de las especies de gramíneas y leguminosas introducidas; son también deficientes en potasio. Los suelos con altos contenidos de aluminio son, por lo general, deficientes en nitrógeno, fósforo, calcio, magnesio, azufre y micro nutrientes. Las especies forrajeras de semi-altura más importantes son: Arrocillo de altura (Panicum laxum); Paja toruna (Paspalum virgatum); Cola de ciervo (Andropogon bicornis), cañuelita (Acroceras zizanoides) y Pastos de bajío (Paspalum setellanum) y (Eragrostis acutiflora). En zona altas, las más importantes son: Gramalote (Paspalum plicatulum), Pata de gallo (Eleucine tristachia), Paja cerda (Sporobulus indicus), Pasto amargo (Paspalum conjugatum), Bremura (Cynodon dactylon) y Grama negra (Paspalum notatum) y varias especies de Desmodium, Centrocema y Vigna. Tergas y Espinoza (1990) estimaron para la región una producción media de materia seca de forraje de 2.509 kg/ha/año.58 Son excepción a esta descripción los suelos de los llanos cruceños que se caracterizan por presentar suelos aluviales, derivados de los ríos Grande y Piraí, de reacción generalmente neutra. La textura es usualmente liviana a media en la superficie, aunque frecuentemente con una capa impermeable de profundidad variable, que puede llevar a encharcamientos en algunas épocas. La topografía es plana y básicamente sin relieve. Los suelos son, por su composición química, fértiles. En esta región existen cerca de 400 ha con pasturas cultivadas con diferentes capacidades de carga. El sistema bovino para leche con acceso a praderas cultivadas es otro sistema de producción pecuario clave en la ganadería de los Llanos de Santa Cruz y en la provincia Cercado y Marbán del Beni.

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En Campero 1976.

La ganadería bovina en la región chaqueña En particular, la llanura chaqueña tiene su economía basada en la agropecuaria. Dentro de esta actividad, la pecuaria representa el 46% del PIB regional. Los rebaños son generalmente mixtos con vacunos, caprinos, ovinos y equinos y una ganadería de traspatio compuesto por varias especies de aves. La actividad pecuaria es extensiva y se basa en el uso de 2 a 3 millones de ha. La ganadería bovina se inicia con la introducción de bovinos Criollo de origen ibérico en el año 1589, procedentes de la zona del Río de La Plata. Después de proclamada la independencia de Bolivia (1825), se procuraron restablecer las misiones franciscanas, pero además se inició la ocupación territorial con explotaciones privadas, pasando la ganadería de ser una actividad comercial en la región en el último cuarto del siglo pasado, lo cual produjo la expansión de la ganadería hacia el noreste, continuando actualmente hacia el este o frontera con el Paraguay, entre las cuencas de los ríos Pilcomayo - Parapetí y Río Grande.59 El Chaco es una región natural con características ecológicas particulares, que las grandes variaciones topográficas, climáticas, florísticas y de suelo permiten diferenciar en tres subsistemas: Sub-andino, Pie de Monte y Llanura Chaqueña. El recurso forrajero en esta zona es el ramoneo de varias especies arbóreas y arbustivas; destacan: Acacia bonariensis, Acacia sp., Aloysa virgata, Anadenanthera microcarpa, Bouganvillea praecox, Caesalpinea paraguarensis, Capparis retusa, Celtis pubescens, Quiabentia pflanzii y Ruprechtia triflora, Prosopis alba, Prosopis nigra, Ziziphus mistol, Acacia aromática. La biomasa disponible para el ganado en las pasturas chaqueñas tiene su máxima producción en febrero y su mínima en septiembre, con un promedio cercano a 2 toneladas por ha de materia seca de forraje. Se estima que el pastizal natural en el Chaco Seco requiere de 400 litros de agua para producir un kg de materia seca. Es posible conseguir esta producción con los 640 mm de precipitación existentes, si se reducen las pérdidas de agua de lluvia por escurrimiento, filtración y evaporación. Las pérdidas están también condicionadas al manejo del pastizal. El sobrepastoreo, por ejemplo, causa mayores pérdidas de agua por escurrimiento y evaporación, debido a que el suelo está desnudo y la tierra se compacta por pisoteo de la ganadería. La ganadería bovina en el altiplano Desde hace varios siglos, el Altiplano sufre un proceso de degradación ambiental por efecto combinado de varios factores entre los que destacan la presión antrópica, aspecto que incluye el sobrepastoreo de su vegetación herbácea y la tala de su vegetación arbórea que ha resultado en la erosión de extensas zonas. Otros factores negativos son la contaminación por metales pesados originados en la industria minera, complicada por la salinidad natural de las tierras. En el Altiplano, la campaña agrícola es una función de las lluvias, cuya irregularidad causa graves sequías. Las heladas son el principal factor limitante de la agropecuaria; pueden ocurrir todo el año. El riesgo disminuye a un 20 % en los meses de enero a diciembre.60 En el sur, se encuentra suelos de formación volcánica y textura arenosa a franco areno gravosa con estructura débil, predominan suelos alcalinos con poca capa-

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Campero et al. 2002; Campero 1976. Campero 2004.

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cidad de intercambio catiónico y alto contenido de bases. Los suelos en el altiplano son de formación aluvial y sedimentaria, presenta textura franca a franca limosa con buena permeabilidad, a excepción de las áreas consideradas bofedales. Es en este escenario que se desarrolla una de las actividades ganaderas más importantes y diversificadas del país. El inventario pecuario del altiplano está conformado por 406 mil bovinos, 887 mil porcinos, 7,7 millones de ovinos, 1,02 millones de caprinos, 2,9 millones de llamas y alpacas, 60 mil vicuñas y 77 mil equinos. La población de bovinos en el altiplano se concentra la mitad en La Paz, el 36% en Potosí y el 14% en Oruro. Particularmente, el ganado manejado para la producción de leche en tierras altas utiliza sistemas de producción mucho más intensivos que aquellos utilizados en bovinos para carne en tierras bajas. Los principales recursos alimenticios utilizados son cultivos de cebada y alfalfa, evidentemente de bajos rendimientos relativos, valorados en 4,5 y 2,8 toneladas por ha para el primero y el segundo respectivamente. Estos recursos forrajeros son complementarios al uso de la pradera nativa altoandina, y son utilizados estratégicamente para suplir la demanda de energía y proteína en animales con relativa alta demanda de estos nutrientes, según los estados fisiológicos. En orden a mejorar los niveles de productividad, en estos sistemas parece de alta prioridad el desarrollo de germoplasma animal y vegetal de mayor adecuación a las condiciones ambientales altiplánicas. Sobre la base de la capacidad de carga de la pradera nativa alto-andina y el número de bovinos en este territorio fue posible tener una primera estimación de la superficie de praderas que es utilizada por estos sistemas de producción de leche y carne con bovinos nativos o con genes de razas pardo suiza o holstein. Este estimado muestra un valor de 150,600 ha de praderas nativas, la producción media de estas praderas fue estimada en 1,335 Bs. por ha, la producción es muy superior a lo que produce la ganadería para carne en las tierras bajas. La ganadería bovina en los valles interandinos La región de los Valles Interandinos abarca una amplia gama de ecologías que involucra la Cordillera Oriental de los Andes en su integridad, fundamentalmente las estribaciones hasta su contacto con tierras bajas. La influencia de la Cordillera y las variaciones latitudinales y altitudinales son clave en la determinación de las características climáticas. Las sequías se prolongan por 7 a 8 meses y el régimen pluviométrico fluctúa entre 200 y 600 mm/año, las temperaturas están en el rango de 15 a 21º C. Las altitudes en los valles llegan hasta los 2700 m snm. A estas condiciones ambientales se añaden las de una tenencia de tierra muy limitada, en especial en las zonas con acceso a riego, donde es posible observar sistemas minifundiarios. Dos de las tres cuencas más importantes de Bolivia se encuentran en los Valles, de donde resulta que existen recursos hídricos suficientes, pero que no son utilizados apropiadamente por falta de infraestructura de riego. El problema de la sequía es permanente porque las lluvias son erráticas y mal distribuidas.

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La producción animal en los valles interandinos se desarrolla en un escenario caracterizado por suelos usualmente frágiles y sujetos a procesos erosivos, algunos incipientes y otros muy desarrollados. La orografía de la región condiciona terrenos en pendientes bordeando valles, donde es posible observar alguna disponibilidad de agua de riego.

Los sistemas productivos dominantes de los valles pertenecen a pequeños productores.61 Estos se sustentan en una agricultura intensiva en las áreas que disponen de riego, complementadas por cultivos a secano y cuentan con una componente ganadera, usualmente complementaria a la agrícola, donde los caprinos y ovinos tienen un papel importante en el mantenimiento de la fertilidad de los campos de cultivo anuales y la generación de ingresos. Aquellos interactúan con vacunos y una ganadería de traspatio. La composición florística de los campos nativos de pastoreo en las cuatro ecorregiones de valles interandinos es poco conocida; en esta región la precipitación es baja y poco confiable. Como resultado, existen áreas extensas cubiertas con chaparrales espinosos y cactus. En el estrato herbáceo es frecuente encontrar Eragostris ciliaris, Bouteloua sp, Cenchrus equinatus, Aristidis sp y Digitaria sanguinalis. En el estrato arbóreo encontramos Aspidosperma sp, Prosopis nigra, Shinus molle, Gochnia palosanto, Anadenanthera colubrina, Jacaranda mimosifolia, Caesalpinea paraguayensis, Celtis spinosa. El cultivo de forrajeras en este sistema no es frecuente. La principal fuente de nutrientes durante los meses de junio a septiembre, lo constituyen los rastrojos de maíz, con rendimientos que varían entre 4 a 5 tn/ha y calidades variables. La superficie con cultivos forrajeros en el 2006 fue de 26.983 ha de alfalfa, 6.312 ha de maíz forrajero, 3.640 ha de Lolium perenne y Lolium multiflorum, además de 5.800 ha de rastrojo de maíz choclero. Ganadería ovina y caprina Los ovinos en el Altiplano son principalmente ecotipos Criollos con potencial para dos partos al año, y probablemente una de las razas más pequeñas en el mundo. Su adaptación a condiciones altiplánicas es su principal fortaleza. Requiere de programas de mejoramiento genético y conservación in situ y tal vez la introducción de genes lecheros para incrementar su producción actual. Los ovinos son manejados en sistemas de subsistencia en los cuales contribuyen a satisfacer necesidades esenciales de alimentación, ocupación, y ahorro. El sistema tradicional de manejo se basa en una producción no estacional con pariciones distribuidas a lo largo del año, con dos picos; el primero, en junio y el segundo en diciembre. El sistema aparentemente se orienta a la producción de leche y últimamente, con el crecimiento de las poblaciones urbanas, a la producción de corderos. La producción de carne en el año 2006 fue de 26 mil toneladas, los sistemas de comercialización son precarios y rige un mercado informal sin tipificación de calidad. Debido a un mercado que no ofrece incentivos para la comercialización de lana, la producción de fibras ovinas no tiene aparente repercusión en los ingresos del productor y su destino cubre solo las necesidades familiares de fibra. La producción de lana para el año 2006 fue de 1.435 toneladas. Los caprinos Criollo son el resultado de una larga exposición a condiciones desfavorables de alimentación, sanidad y manejo de aquellos caprinos introducidos en siglos pasados desde la Península Ibérica. Recién en estos tiempos nace una fuerte corriente para caracterizar sus parámetros productivos. El Criollo tiene un peso medio de 25 kg para la hembra adulta y 32 kg para machos mayores a dos años; el tamaño medio de la camada es de 1,1 crías por parto. Es clara la importancia que tienen estos genotipos en la economía global del sistema, y es largamente discutible su efecto negativo sobre el medio ambiente. En

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esa discusión debe recordarse que estas razas son probablemente las más pequeñas del mundo, los ovinos con peso medio de 23 kg, mientras los caprinos pesan 27 kg en promedio. Es urgente ampliar el debate para desatanizar estas dos especies de amplia contribución en la sostenibilidad de los sistemas agrícolas de altiplano y valles interandinos. Se considera que el espacio de mejoramiento de la productividad de los hatos de ovinos y caprinos es muy amplio. El diagnóstico surge de considerar una cantidad de técnicas de manejo y extracción que, en rigor, reflejan prácticas tradicionales adecuadas a la producción para la subsistencia. Es cierto que la persistencia en el uso de estas prácticas se origina no solamente en la falta de información tecnológica adecuada, sino fundamentalmente es una adaptación al alto riesgo climático, al que en la actualidad están sujetos estos sistemas de producción y reside también en resistencias culturales al cambio y en la percepción de las pocas oportunidades existentes de mercado. Ganadería camélida Bolivia es el segundo país a nivel mundial en existencias totales de camélidos sudamericanos y el primero en existencias de llamas. En los últimos quince años, a raíz del masivo proceso de migración rural, se han generado nuevos patrones de consumo en las ciudades, produciendo una demanda de productos provenientes de camélidos (fibra, carne y charque). El inventario nacional de camélidos domésticos, estimada en 2006 con base a una regresión lineal a partir del último censo (UNEPCA, 1997), es de 3.043.094 cabezas. De ellos 2.622.310 (86,2%) son llamas (Lama glama, 74% del ecotipo q’ara y 26% thampulli) y 420,784 (el 14%) son alpacas (Lama pacos, 92% de raza huacaya y 8% suri). El crecimiento de los hatos es cercano a cero para la alpaca (por el limitante de los bofedales) y de 1,5% anual para la llama. A pesar de ello, la economía del sector camélido presenta en la actualidad tasas de crecimiento que están por encima de la media nacional, alcanzando un promedio del 5,2% anual y con una tendencia sostenida a incrementar su participación. En diez años, el sector camélido duplicó su participación en el PIB, pasando de contribuir con cerca de USD 25,2 millones en 1990 a una participación del orden de USD 48,7 millones en el año 2002. Esta participación está principalmente asociada a los sub sectores de ganadería y fibra, con USD 16 millones cada uno, carne fresca y seca con USD 12 millones y cueros con USD 4,5 millones.62 El promedio de tamaño de rebaño de camélidos fue estimado en 56 cabezas por familia. Considerando los ingresos provenientes de fibras, carne y cueros (y valorando el consumo doméstico de carne), se llega a que el “productor promedio” con 56 cabezas de camélidos (alpacas y llamas Thampulli) consigue ingresos brutos de USD 231 por año, equivalente a sólo 28% del ingreso requerido para cubrir la línea de pobreza extrema o, alternativamente, de sólo 14% de la línea de pobreza familiar rural. Sin embargo, ese promedio no deja entender la realidad de la economía de los criadores de camélidos domésticos ni su distribución por familia. Existe un elevada concentración de la tenencia de animales en relativamente escasas manos. El 13% de los productores concentra el 45% del hato total y el 79% de los criadores tienen rebaños medios de 34 cabezas.

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Campero 2004.

Entre ambos extremos se encuentran ganaderos que a través de muchas generaciones lograron construir rebaños que tienden hacia la especialización productiva y disponen en conjunto del 35% del inventario nacional de camélidos. Ellos demandan una intervención del Estado para consolidarse como unidades especializadas de producción carne y/o fibra de camélidos. Es claro que para alcanzar la especialización productiva, definida como el tamaño necesario para que el ingreso económico producido por la unidad especializada permita un ingreso superior o igual a la línea de extrema pobreza rural, debe ser modificado sustancialmente el medio ambiente actual y así reducir el alto riesgo climático al cual está sujeta esta ganadería. Esto significa que cada uno de estos sistemas de producción debería disponer de al menos 100 ha de pastizales nativos, fuentes de agua permanente y estratégicamente distribuida en la propiedad y corrales con techo para proteger los animales de alta demanda de energía (hembras lactantes y crías) de los rigores del frío, heladas y granizadas. Vicuña Al presente, existen 133 comunidades registradas como Comunidades Manejadoras de Vicuñas conformadas y reconocidas oficialmente, autorizadas en actuar en el mismo número de unidades de conservación abarcando 94 áreas de manejo, parte de las cuales se encuentran dentro de cinco espacios protegidos (áreas de manejo integrado, refugio de vida silvestre, reserva de fauna y parque nacional, bajo control y normativa del Servicio Nacional de Áreas protegidas (SERNAP). Las 133 Comunidades Manejadoras de Vicuña están distribuidas en 26 municipios y manejan un total de 55.550 vicuñas (de las 58.778 que tiene el país) repartidas dentro de 3.212.256 ha. Se estima que la esquila podría generar un ingreso bruto de USD 750.000.

Recomendaciones para hacedores de políticas públicas Una de las dimensiones olvidadas del desarrollo sostenible es la dimensión institucional. Ningún modelo de desarrollo se auto-implementa, todos necesitan de una matriz institucional de organizaciones de desarrollo. Estas organizaciones son las que conciben e implementan la mayoría de las políticas, planes, programas, proyectos y actividades de desarrollo. Por estas razones se considera crucial para el desarrollo de la agroecología y la agropecuaria orgánica en Bolivia la:  Creación de la Dirección General de Producción Agropecuaria Orgánica como entidad rectora y promotora de la producción agropecuaria orgánica en el país, adscrita al Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente y con capacidades plenas de instalar oficinas regionales que garantice la relación directa con los productores y productoras agropecuarios orgánicos.  Creación de un Consejo Nacional de Producción Agropecuaria Orgánica que estará formado por representantes de las asociaciones e instituciones relacionadas con la producción agropecuaria orgánica. Entre las principales funciones estarían las siguientes: a) Proponer políticas públicas que favorezcan y consoliden la agricultura y a los agricultores ecológicos del país en las dimensiones sociales, económicas, organizativas, tecnológicas, sociales y ambientales.

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b) Revisar y elaborar propuestas de ajuste, cuando sea necesario, de la legislación y reglamentación vigente relacionada con el tema de producción agropecuaria orgánica. c) Coordinar, canalizar y administrar los recursos humanos, materiales, técnicos y financieros para el fomento y la promoción de la producción agropecuaria orgánica. d) Asumir como entidad estatal las funciones de acreditación, registro, promoción y fomento de la producción agropecuaria orgánica. e) Diseñar y coordinar la implementación de políticas públicas de corto, mediano y largo plazos que favorezcan el trabajo de los agropecuarios orgánicos y demás actores de la actividad, apoyándose en los procesos organizativos que existen en los diferentes espacios.

Bibliografía ASDI 2004 Evaluación de reducción de pobreza en América Latina – 2004. Pobreza y desarrollo en Bolivia. www.asdi.org Campero, J. R. 1976. La Raza Criolla en la ganadería latinoamericana. Univ. PR. Est. Exp. Agrícola Río Piedras P. R. Publicación 85. Campero, J. R. 1997. La función de los ovinos tropicales en El Chapare. World Animal Review. FAO 88: 48-55. Campero, J.R. 2004. Camelids production systems in South America: Lama (Lama pacos) production systems in Bolivia. IICAR Session and INTERBULL Meeting (Sousse, Tunisia) 30 mayo - 3 Junio 2004. Wageningen Academic Publishers, Países Bajos. Campero J.R., F. Campero y A. Medina. 2002. Informe País. Situación de los recursos zoogenéticos en Bolivia. FAO. MDRASyMA, Unidad de Ganadería y Pesca. La Paz, Bolivia FAOSTAT 2008. www.fao.org FAO-CEPAL. 2007. Programa de biocombustibles podría garantizar la estabilidad alimentaria. Santa Cruz, junio 2007 FEGASACRUZ. 2007. Indicadores económicos sustentables. Hiemstra, S.J., A.G. Drucker, M.W. Tvelt, N. Louwaars, J.K. Oldenbroek, K. Awgichew, S. Abegaz y A. da Silva Mariante 2006. Exchange, Use and conservation of Animal Resources. Centre for Genetic Resources (CGN), The Netherlands. Instituto Nacional de Estadística. 2008. Información Estadística. La Paz, Bolivia. www.ine.gov.bo MACIA 2004. Estrategia Nacional de Desarrollo Rural. Ministerio de Desarrollo Rural Agropecuario y Medio Ambiente. UGP. Mannetje, L ‘t, M.C. Amézquita, P. Buurman y M.A. Ibrahim 2007. Carbon sequestration in tropical grassland ecosystems. Wageningen Academic Publishers, Países Bajos.

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La ganadería de trashumancia y las selvas de montaña en el sur de Bolivia

por Iván Arnold T. El caso de la Reserva Nacional de Flora y Fauna Tariquía Las selvas de montaña del sur de Bolivia (Bosque Boliviano-Tucumano o Yungas del Sur) tienen una historia ecológica caracterizada por el incremento de asentamientos humanos y la intensificación paulatina del uso de los recursos naturales a partir de las primeras décadas del siglo 18. Los cambios introducidos en los sistemas productivos por los conquistadores hispanos, y que perduran hasta la actualidad como prácticas productivas arraigadas en la tradición y cultura de las poblaciones locales campesinas (como la ganadería bovina trashumante), conforman una base insustituible de su economía de pobreza. Es así que las selvas de montaña o yungas andinas se encuentran en un proceso de transformación acelerado y complejo, “que provocará en un mediano plazo la fragmentación y pérdida de los ecosistemas naturales. De tal manera, que una estrategia de conservación deberá tener una visión integral, que considere tanto las necesidades de la población local, como la importante función que estos ecosistemas tienen en el mantenimiento de procesos ecológicos, como la regulación hídrica y estabilización climática”.63 En un esfuerzo para contribuir a conservar la diversidad biológica, los ecosistemas naturales y los servicios que prestan, el Estado boliviano mediante Decreto Supremo 22277 del 1 de agosto de 1989, crea la “Reserva Nacional de Flora y Fauna Tariquía” (RNFFT), en el departamento de Tarija, al sur de Bolivia, con una superficie de 246,860 ha, conformada por los diferentes pisos ecológicos del Bosque Boliviano-Tucumano. El hecho de que la actividad ganadera se dé al interior de un espacio natural protegido, como la Reserva Nacional de Flora y Fauna Tariquía, implica un reto mayor en la gestión del área, porque las acciones de manejo no deben estar dirigidas únicamente hacia el fortalecimiento de una estructura de protección, sino que fundamentalmente los esfuerzos deben estar orientados a la conciliación de las necesidades del sector ganadero, que hace uso de la Reserva, y las prioridades de conservación del área protegida. La ganadería trashumante de bovinos es una estrategia “tradicional” para asegurar la disponibilidad de forraje para el ganado, combinando el uso periódico de varios sitios de pastoreo, ubicados en distintos pisos ecológicos, configurando un movimiento cíclico y estacional entre terrenos de pastoreo de época lluviosa (de noviembre a abril, cerca de las viviendas) y de época seca (de mayo a octubre, muchas ubicadas dentro de la RNFFT), aprovechando de esta forma, la oferta natural de forrajes nativos.64 La actividad ganadera extensiva sería imposible en el valle central de Tarija, sin el acceso a los puestos de pastoreo de época seca, ubicados en la Reserva de

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Tariquía y zonas aledañas, lo que significa que “su deterioro ambiental produciría el colapso de una importante actividad productiva”.65

Mapa 1. UBICACIÓN GEOGRÁFICA DE LA RESERVA NACIONAL DE FLORA Y FAUNA DE TARIQUIA

BOLIVIA

•Tarija

Sin embargo, en la actualidad se cuestiona la sostenibilidad de la actividad ganadera trashumante, la misma que involucra más de 20,000 cabezas de ganado que anualmente migran del valle central de Tarija hacia la provincias Arce y O’Connor principalmente, debido a que se observa que el pastoreo y ramoneo del ganado trashumante ha causado disminución y cambios de composición de pastos, arbustos y árboles en algunos sitios; además de la compactación y erosión de suelos. También favorece la propagación de especies vegetales invasoras y tóxicas como el helecho macho (Pteridium aquilinum), cuya ingesta prolongada provoca en el ganado la enfermedad cancerígena denominada: “Hematuria Enzootica Bovina” u “Orina de Sangre”, siendo la principal causa de mortandad en el ganado. Se puede decir, que la presencia abundante del helecho macho es indicadora del desequilibrio ecológico en varios sitios que estarían siendo sobrepastoreados. Este empobrecimiento del potencial forrajero y sus consecuencias son percibidos en alguna medida por los usuarios de los sitios de pastoreo, pero sin llegar a motivar acciones colectivas tendientes a atender el problema. Es por esto que uno de los aspectos centrales en la discusión de la sostenibilidad del forraje y otros recursos naturales usados por la actividad ganadera trashumante en el periodo seco, es la excesiva cantidad de ganado en relación con la

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Arnold et al. 2000.

capacidad de regeneración de los ecosistemas naturales, que además ya han soportado una historia de más de 300 años de pastoreo trashumante. Este escenario confirma que los problemas descritos anteriormente, son efecto del sobrepastoreo, y que de seguir manteniéndose la actual carga animal sobre las praderas, se podrían producir impactos irreversibles en cuanto a degradación del ecosistema. Es importante hacer notar que un factor agravante a esta situación de crisis ambiental, serían las formas de uso, acceso y el grado de institucionalización entre los usuarios de los pro-indivisos (sitios comunes de pastoreo para la ganadería de trashumancia), cuyos usuarios en la mayoría de los casos acceden a los sitios de pastoreo de manera poco ordenada, lo que genera impactos innecesarios sobre el ecosistema. Consecuencias ecológicas del sobrepastoreo Las tierras habilitadas para el pastoreo muestran gran diversidad de condiciones ecológicas, a las que se suman factores culturales, sociales y económicos, que en muchos casos han disminuido la productividad de las pasturas y están poniendo en peligro la capacidad del suelo para sostener una cubierta vegetal que impida la degradación del mismo.66 La actividad ganadera, implica generalmente la sobreexplotación del suelo a causa de la excesiva concentración de ganado, lo que conlleva a un sobrepastoreo con daños irreversibles como la extracción de nutrientes y exposición del suelo a problemas de compactación y erosión, con el consecuente abandono de las tierras al termino de pocos años.67 La regeneración del bosque luego de este tipo de perturbaciones es muy lenta, debido a que la regeneración de especies arbóreas se encuentra obstaculizada por la baja diseminación de semillas, mayor depredación de éstas, y una elevada mortalidad de plántulas, causada por la competición con especies herbáceas. Asimismo, la predación o pisoteo por ganado provoca que se estabilice el dominio de malezas, cambiando la composición y estructura del bosque.68 Un manejo basado en la comunidad Las áreas protegidas no deben entenderse sólo como espacios cerrados, sino como lugares de múltiples oportunidades que permiten promover la integración de los beneficios de la conservación a las economías locales y nacionales desde la perspectiva del desarrollo sustentable.69 En este sentido, cuando se analiza la participación de las comunidades en la planificación y el manejo de las áreas protegidas, es importante tener en cuenta que una comunidad puede significar algo más que un grupo de personas que comparten un lugar de residencia común. Los círculos conservacionistas a menudo se refieren a éstos como “grupos interesados” o “grupos beneficiarios”; sin embargo, en términos generales se trata de aquellas personas que viven dentro o cerca de áreas protegidas y que han estado asociadas al área por mucho tiempo haciendo uso de sus recursos.70

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Zamora 2000. ibid. Uhl y Nepstad 1990, citado en Zamora 2000. Carabias et al 2003 Barzetti 1993

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Al hablar de incluir a los diferentes grupos interesados (como las comunidades locales) en el manejo del área protegida, se trata de algo más allá del concepto tradicional de participación. Deben establecerse asociaciones creativas y útiles en las que se respeten los derechos, aspiraciones, conocimientos, habilidades y recursos de las comunidades. El manejo conjunto está basado en el espíritu y la forma de estas asociaciones, buscando el involucramiento de los interesados locales, el lograr que se sientan parte del ecosistema, entendiendo que su alteración les afectará directamente. Dichos procesos son más difíciles de llevar a cabo, debido a que los efectos en una primera instancia son intangibles pero en el mediano plazo son irreversibles, afectando la economía de quienes habitan la región. Retos para la gestión integral de los terrenos de pastoreo de propiedad y acceso colectivo Como toda actividad humana o proceso social, la emergencia de estructuras organizativas y de consenso acerca de normas locales de uso (o de elección colectiva), depende del capital social (capacidades organizativas de los usuarios) y de los beneficios que implique la organización. En la percepción de los usuarios, la búsqueda de alternativas sostenibles al actual manejo ganadero tiene que ser uno de los objetivos de cualquier intervención. El subir los rendimientos económicos de la producción ganadera a un menor costo ambiental, ayudaría a mejorar las condiciones de vida de los usuarios. En este sentido, se hace urgente la exploración de modelos de desarrollo ganadero sostenibles. En el contexto actual de uso de los recursos naturales, donde se tiene una disminución de la oferta forrajera, se puede encontrar el motivador necesario para iniciar un proceso de facilitación de espacios de interacción entre usuarios. La finalidad de estos procesos es lograr acuerdos colectivamente consensuados, que posibiliten un control más efectivo del acceso y de la cantidad del recurso que puede ser aprovechado por cada usuario. De esta manera, se tendrían las condiciones necesarias para iniciar un uso más sostenible y equitativo de los terrenos de pastoreo. De igual manera, la capacitación y la difusión de información para derrumbar algunos “mitos” son de vital importancia para cambiar las actitudes respecto al uso de los recursos naturales y de los impactos propios de estas actividades. Asimismo, las acciones deben coadyuvar a la formación de líderes y de estructuras de gestión local en las zonas de pastoreo. Se requiere la elaboración y gestión participativa de un programa (inicialmente con proyectos demostrativos de manejo integral) en terrenos de pastoreo de propiedad y acceso colectivo, tendientes a explorar modelos sostenibles en los sitios de estudio. Finalmente, es necesario el apoyo a procesos de distritación ecológica en los municipios, así como la planificación y ejecución de acciones consensuadas.

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Fotos 1 y 2. Bovinos en pastoreo extensivo en el “monte”

Foto 3. Comunidad de Acheralitos RNFF Tariquía

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Bibliografía Arnold, I. 2006. Institucionalidad y sostenibilidad de los recursos naturales: Uso y acceso a los recursos de propiedades colectivas de pastoreo en la RNFF Tariquia. Tesis para optar al titulo de Magíster en Ciencias Sociales con Mención en Gestión Ambiental y Desarrollo. FLACSO - Ecuador / CBC Colegio Andino / Cuzco - Perú. Arnold I., F. Chavez, G. Salinas y M. Zamora 2000. Plan de Manejo de la Reserva Nacional de Flora y Fauna Tariquía. PROMETA/TNC/SERNAP. Tarija - Bolivia. Barzetti, V. 1993. Parques y Progreso. Áreas Protegidas y Desarrollo Económico en América Latina y el Caribe. UICN. Bazoberry, O. 1991. Campesino y Reserva Forestal. Acercamiento al Componente Social de Tariquía. PROMETA. Tarija. Brown A. y H. Grau 1995. Investigación, conservación y desarrollo en selvas subtropicales de montaña. Laboratorio de investigaciones ecológicas de los Yungas. Cabrera, A. y A. Willink 1974. Biogeografía de América Latina. Serie Biología. Monog.13. OEA. Washington. D. C. Carabias, J., J. De La Maza y R. Cadena 2003. Capacidades necesarias para el manejo de Áreas Protegidas. América Latina y El Caribe. México. Versión digital. Chavez, F. y E. Ontiveros, 1998. Diagnóstico Socioeconómico e Institucional de la Actividad Forestal en el Circuito Tariquía –Orozas. TNC/PROMETA. Equipo técnico de la RNFFT 2000. Censo Ganadero. Prometa, Tarija. Zamora, M. 2000. Influencia de la ganadería de trashumancia y la apertura claros en la supervivencia y crecimiento de plántulas de Cedrela lilloi (Meliaceae) en la Reserva Nacional de Flora y Fauna de Tariquía. Tesis de grado para optar el titulo de Licenciada en Biología.

Créditos fotografías: Iván Arnold

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Capítulo 9 Suelos

El manejo y conservación de suelos y algunas consideraciones para mejorar su efectividad y sostenibilidad por Vladimir Orsag

A pesar de los serios problemas de degradación de suelos que aquejan a las zonas semiáridas, áridas y subhúmedas del país, los proyectos de Manejo y Conservación de Suelos que han implementado algunas instituciones privadas y públicas en el área rural, no han logrado los impactos esperados y por consiguiente los procesos de deterioro de este recurso (contaminación con metales pesados, salinización/sodificación, erosión, etc.) continúan de manera alarmante. Estos procesos de deterioro, que se dan en varias zonas del país, están incidiendo por un lado para que los suelos (agrícolas, de pastoreo y forestal), pierdan su capacidad productiva y por otro lado esta degradación está afectando también a otros recursos como al agua y al medio ambiente en general. Asimismo, está causando una serie de problemas a nivel socioeconómico (pobreza, abandono de tierras degradadas, migraciones de los pobladores hacia las ciudades, etc.). Ante esta situación crítica, que afecta a cerca del 50% del territorio nacional, es necesario analizar las causas que han imposibilitado alcanzar logros más contundentes en la lucha contra la degradación de este importante medio de producción, para luego, en base a las limitaciones y deficiencias que se han observado, proponer algunas pautas y estrategias para que en el futuro estas actividades sean más efectivas y sostenibles. Entre las causas más frecuentes, se puede mencionar las siguientes:  Las prácticas de conservación de suelos implementadas en el área rural del país, en gran parte han sido seleccionadas directamente por los técnicos o jefes de las instituciones involucradas, las mismas que en muchos casos no han sido las más adecuadas y por consiguiente no han sido lo suficientemente efectivas. Se ha podido evidenciar que en muchos casos, la selección de una practica de conservación y sus aspectos técnicos (distanciamiento, diseño, etc.) no son las más adecuadas. Esto se debe a que no se ha considerado con suficiente profundidad las condiciones locales del suelo (profundidad efectiva, fertilidad, etc.), topografía, clima, características de los cultivos y condiciones socioeconómicas de los pobladores. Según Giger (2000), otra razón por la cual muchos programas de conservación de suelos y agua no han sido muy exitosos, es que resultan poco atractivas para los agricultores; esto se debe a que los costos (mano de obra, insumos y en efectivo) en algunos casos son más altos que los beneficios a alcanzar a corto o largo plazo.  El deterioro del recurso suelo generalmente se encara en base a la implementación de una o dos prácticas (agronómicas o mecánicas), las mismas que

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resultan ser acciones aisladas y no están estrechamente ligadas a los sistemas de producción que utiliza el agricultor. Asimismo se ha evidenciado la falta de una visión integral del manejo del espacio en los proyectos.  Como los financiamientos destinados a la conservación de suelos son bastante pequeños, las acciones planificadas son simples y para periodos de uno a tres años: tiempo demasiado corto para emprender proyectos de conservación de suelos de manera responsable y que sean efectivos y sostenibles en el tiempo. Por lo mencionado anteriormente, los proyectos dan más énfasis a la implementación de prácticas de conservación de suelos con el objeto de cumplir metas físicas, quedando poco o ningún tiempo para trabajar en otros aspectos, como concienciar a los productores para que estas prácticas se conviertan en parte esencial de sus sistemas de producción. En estos periodos tampoco es posible capacitar y demostrar a los agricultores y sus familias la importancia del manejo y el mantenimiento de las prácticas implementadas. Tampoco se puede hacer un seguimiento y evaluación, para ver si estas prácticas de conservación están contrarrestando realmente la degradación de los suelos y si están siendo adoptadas de manera espontánea por los productores.  La participación de los agricultores en la mayoría de los proyectos de conservación de suelos, ha sido más por los incentivos que reciben y no porque estén concientes de la necesidad de resolver los problemas de la degradación de sus tierras. En varias zonas del país se puede observar obras de conservación de suelos abandonadas o destruidas, porque las instituciones responsables (generalmente por los escasos fondos obtenidos y destinados) ya no continúan con los proyectos iniciados o abandonan las zonas de acción. Los agricultores, en muchos casos, abandonan la implementación de las prácticas aprendidas cuando ya no existen incentivos. 

En algunas áreas de algunos departamentos del país, se ha evidenciado que trabajan al mismo tiempo varias ONGs, las cuales al tratar de proyectarse imponen sus criterios y proyectos a los pobladores rurales. Por otro lado, como las diferentes instituciones tienen sus propios objetivos e intereses para alcanzar sus resultados y asegurar la continuidad de los fondos recibidos, comienzan a competir entre ellas, y a utilizar mayores incentivos, en vez de utilizar mejores enfoques y propuestas técnicas. En consecuencia se vuelve más difícil para un proyecto conservacionista, trabajar con pocos o sin incentivos, cuando en la zona existen instituciones que utilizan incentivos en forma indiscriminada y con escasos resultados efectivos.

 Varias de las prácticas conservacionistas, especialmente las mecánicas, requieren inversiones importantes por parte de los ejecutores y también que los agricultores (beneficiados) inviertan su tiempo y mano de obra. Ante esta situación, resulta complicado que las instituciones puedan encarar los problemas más graves de degradación de suelos, como erosión en cárcavas, remoción en masa, etc., y sólo se dirigen a implementar prácticas simples o aisladas, las mismas que no son suficientes para frenar o revertir los problemas complejos de degradación de suelos.

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Según el CENICAFE (1975), gran parte de las prácticas de conservación de suelos que se utilizan a nivel mundial, tienen una eficiencia muy baja (a excepción de las coberturas vegetales y terrazas). Por consiguiente, si se quiere controlar o frenar los

procesos de deterioro del recurso suelo de manera más efectiva, es necesario que se combinen varias prácticas en una misma parcela o área de acción, situación que no se presenta en la mayoría de los proyectos que trabajan en el país. En ese sentido, es muy importante que los proyectos de conservación de suelos combinen no sólo algunas prácticas agronómicas entre sí, por ejemplo en laderas con pendientes mayores a un 10% es necesario que los cultivos no solamente se siembren con ayuda de surcos en contorno y considerando una rotación de cultivo adecuada, sino que además, de acuerdo al grado de degradación de los suelos y las características de la zona (clima, topografía, suelos, etc.), deben necesariamente combinarse con prácticas mecánicas como barreras, terrazas, zanjas de ladera, etc. Estas acciones de conservación de suelos, llevadas a cabo de manera aislada y en base a unas pocas prácticas y en espacios bastante reducidos (terrenos de familias seleccionadas o en parcelas demostrativas de la comunidad), no se enfocan en una visión integral y en un área natural (microcuenca, subcuenca o cuenca). El Manejo Integral de una Cuenca (MIC) es una visión muy importante para que las prácticas de manejo y conservación de suelos sean sostenibles y estén íntimamente relacionados con los sistemas de producción, uso de la tierra, manejo de los recursos hídricos, forestación, etc. en el área de intervención (cuenca, subcuenca, microcuenca), en razón de que permite considerar a todos los componentes de una cuenca, y a sus diferentes actores e intereses, evitando las interacciones negativas que podrían generarse por diferentes causas e incidir en la degradación de las tierras. Por ejemplo, si no se controla la deforestación o el mal uso de la tierra en las partes altas de la cuenca, las prácticas de conservación de suelos implementadas en la parte baja no van a ser muy eficientes para controlar la erosión, ya que esas actividades realizadas en la parte alta favorecen de gran manera el aumento del escurrimiento (caudal y velocidad) y por consiguiente la acentuación de su poder erosivo. Otro ejemplo: no se puede fomentar proyectos productivos bajo riego en la parte baja de la cuenca, si no se controla en la parte alta las actividades mineras y sus efluentes, soltados libremente a los cursos de los ríos. El uso excesivo de incentivos (alimentos por trabajo, pago en efectivo, entrega de insumos o herramientas, etc.) a cambio de la conservación de suelos “no permite concienciar adecuadamente a los agricultores y obtener resultados sostenibles y replicables”.71 Este autor también indica que si bien los incentivos pueden acelerar la implementación de ciertas prácticas, no influyen en su adopción duradera. Por otro lado, el uso de incentivos directos “parece distorsionar las relaciones entre el proyecto y los productores, asignando a los campesinos el rol de beneficiarios y evitando de esa forma su fortalecimiento como organización”. Por consiguiente, en gran parte de los casos, las prácticas o tecnologías propuestas se hacen atractivas para el agricultor, no por las ventajas que ofrecen las propias tecnologías, sino por los incentivos que las acompañan.

71

según Giger 2000.

311

El mismo autor añade que, si bien algunas prácticas de conservación de suelos pueden ayudar a reducir las pérdidas de suelo, se ha visto en muchos casos que la producción agrícola (aspecto fundamental para los agricultores) a un inicio no ha podido sostenerse o incrementarse. Esto puede deberse principalmente a la reducción del área productiva, por la construcción misma de las estructuras de conservación, ya que cerca del 10 al 20% del área productiva, e incluso más en pendientes pronunciadas, son ocupadas por las estructuras de conservación (terrazas, andenes, barreras, etc.); o la calidad de los suelos puede empeorar a un inicio (caso terrazas), y por lo tanto esto desanima a los agricultores que tienen poca tierra disponible. Algunas prácticas de conservación de suelos pueden disminuir los rendimientos debido al aumento de roedores, u otros depredadores en las barreras vivas o muertas. Por otro lado, es necesario indicar que los gobiernos, si bien han fomentado el trabajo de las ONGs en el país para ayudar al resolver los problemas del área rural, no han dado importancia a la necesidad de contar con mecanismos y normas para controlar el accionar de éstas y si realmente sus propuestas están ayudando a resolver los problemas del área rural. Se ha podido evidenciar que el accionar de muchas de ellas no ha sido nada beneficioso para los pobladores rurales. La dotación de alimentos como incentivo ha incidido sobre la producción local de manera negativa y en muchos casos estos alimentos donados eran de dudosa calidad (alimentos transgénicos). Si bien dentro de algunos Ministerios existen Departamentos Técnicos orientados a la lucha contra la desertificación y degradación de los recursos naturales, éstos no han tenido la continuidad necesaria o, al existir diferentes enfoques de acuerdo a los gobiernos de turno, no ha sido posible definir políticas claras para luchar contra la degradación de los recursos naturales. Sin embargo, gracias a los cambios que se han presentando en la última década en el país, parece existir en las áreas rurales del país una mayor preocupación de los pobladores locales por una participación más activa en la búsqueda de soluciones a sus múltiples problemas. Esta mayor preocupación y participación de los pobladores en los proyectos de desarrollo parece que se debe, por un lado, a los serios problemas de deterioro que presentan los recursos naturales en el área rural (suelos, agua y coberturas vegetales), y a los cambios metodológicos que se han dado en las instituciones para abordar la problemática rural de una manera más participativa y transparente. Por otro lado, la promulgación de algunas leyes en el país como la de Participación Popular (1994) y Descentralización Administrativa (1995), sin duda ha favorecido una mayor participación de los pobladores. En tal sentido, los productores están participando en los diferentes proyectos de desarrollo rural de una manera más directa y desde un inicio (con la identificación y priorización de problemas que aquejan su zona) para luego tomar parte en la planificación de las actividades, seguimiento, transferencia de tecnologías validadas, etc. Ante las limitaciones y problemas enunciados, es importante que los proyectos de Manejo y Conservación de Suelos en el país, para que en el futuro sean eficientes y efectivos, deban considerar algunos aspectos, como:

312

 Hacer que las actividades de manejo de suelos sean parte de los proyectos de

Desarrollo Agropecuario de una manera más holística.72 La parte de manejo y conservación de suelo no puede ir separada de la parte productiva. Por ejemplo, en la actualidad algunas ONGs, están incentivando la producción de maca (debido a la gran demanda existente en el mercado mundial), para tal efecto se están habilitando tierras de cultivo en las partes altas del occidente del país, sin considerar prácticas de manejo de suelos adecuadas y mucho menos respetar la vocación de los suelos de altura. Estas tierras son aptas para pastos, ganadería y son las que ayudan a generar agua para alimentar las partes bajas. Esta situación puede provocar a la larga una degradación acelerada de estas tierras e incidir en el ciclo del agua, provocando mayores escurrimientos y erosión en la época de lluvias, debido a la disminución del almacenamiento de agua en el suelo y la alimentación paulatina de los ríos, acuíferos y vertientes, aspecto que debe ser motivo de mayor preocupación debido a los cambios climáticos adversos que estamos viviendo.  Las acciones de conservación de suelos deben tener como meta a mediano y largo plazo la mejora gradual y sostenible en la gestión de los recursos naturales, mediante una serie de prácticas y medidas concertadas a diferentes niveles, en vez de la aplicación de acciones aisladas a nivel local o de finca. En ese sentido, es importante combinar diferentes tecnologías o prácticas para mejorar no sólo las propiedades químicas de los suelos, sino también sus propiedades físicas y biológicas, ya que éstas últimas no sólo ayudan a mejorar su productividad (fertilidad), sino que proporcionan también al suelo mayor resistencia a la degradación. Estas acciones deben ir apoyadas con la capacitación y concientización de niños y jóvenes de las áreas de acción en temas ambientales.  Por otra parte, todos los trabajos de conservación de suelos deben ser encarados de manera integral y necesariamente en un espacio geográfico natural como una (micro) cuenca, ya que esto permite controlar todo el sistema (cuenca) en su conjunto, y por consiguiente a sus diferentes componentes y a las interrelaciones resultantes de las actividades antrópicas con la parte biofísica.  Es necesario diversificar la producción agrícola de la finca o propiedad, de tal manera que permita no sólo conservar sus suelos, sino también conservar y utilizar los otros recursos (agua y vegetación) de forma eficiente. En ese sentido, es importante practicar una agricultura conservacionista donde se roten diferentes cultivos anuales, perennes o asociados en las mismas parcelas, manteniendo los suelos con coberturas vegetales durante los tiempos de descanso, criar animales de manera adecuada para la producción de materia orgánica, promover la lombricultura y uso de enmiendas orgánicas para favorecer el mejoramiento de las propiedades del suelo, impulsar el manejo integral de plagas y enfermedades, implementar el riego o cosecha de agua, etc.  No se puede hablar de conservación de suelos y otros recursos sin la intervención directa del gobierno central y los gobiernos departamentales, en razón de que en muchos casos los mayores beneficios de la conservación del suelo y agua pueden no producirse en la finca misma, sino fuera de ella, por la protección de la microcuenca. Es el caso por ejemplo para el manejo integral de la cuenca Taquiña que, gracias al manejo de las partes altas (forestación, barreras vivas y muertas, terrazas,

72

Barber 2000.

313

surcos en contorno, etc., evita problemas (riadas) en algunos barrios de la ciudad de Cochabamba. En otros casos, el manejo ayuda a generar y suministrar agua potable a las poblaciones que viven fuera de la cuenca de intervención, donde los productores de la parte alta producen beneficios económicos directos para otras poblaciones fuera del área de trabajo. Por consiguiente, esta participación del Estado, puede estar dirigida a apoyar (cubriendo los costos y esfuerzos adicionales) a fin de proteger una carretera importante, ciudad o pueblo, un sistema de riego etc. Como en el país existen importantes áreas donde la degradación del suelo es muy severa, se requieren de inversiones significativas y proyectos a mediano y largo plazo que mitiguen o reviertan los procesos de degradación. En este sentido, parece justificarse la participación de los gobiernos central o departamentales, para lo cual se requiere no sólo voluntad política, sino también capacidad técnica, continuidad y estrategias para revertir estos problemas.  Por otro lado, sería necesario que el gobierno central y los departamentales, a través de sus Ministerios y otros, definan el papel que deben cumplir las diferentes ONGs que trabajan en manejo y conservación de suelos, de acuerdo a la región, las condiciones de suelo, clima, topografía, aspectos socioeconómicos y ambientales, sin olvidarse de los Programas Nacionales y Departamentales, que tienen prioridad. Para tal efecto, es importante contar con una reglamentación y con mecanismos que permitan definir y controlar las actividades de las ONGs y evitar que por un mal accionar pueda existir un mayor deterioro de los recursos naturales.  En vista de la necesidad de considerar el manejo y conservación de suelos desde una óptica de manejo integral, el Gobierno Central debe apoyar con políticas adicionales, para garantizar la gestión sostenible de la tierra como: Políticas macroeconómicas y sectoriales que influyan en los precios de productos e insumos, Políticas de infraestructura rural (carreteras, mercados, etc.).Políticas de sistemas crediticios, Políticas relacionadas con derechos de propiedad de la tierra entre otras. Para tal efecto, es muy necesario impulsar el Ordenamiento y Planificación Territorial a niveles más adecuados (detallados) para apoyar los trabajos de conservación de suelos dentro de una visión de cuencas involucrando en caso necesario a los municipios que son parte de esta. Así mismo, es necesario incorporar conceptos y políticas para el pago de servicios ambientales por los beneficios obtenidos en las partes bajas de la cuenca.  Considerando la complejidad de nuestras ecoregiones, en cuanto a su variabilidad altitudinal y espacial, condiciones climáticas y edáficas heterogéneas y otros aspectos, no se puede obviar del papel importante que debe cumplir la investigación, con el propósito de evaluar y validar posibles alternativas para el manejo y conservación de los suelos desde el punto de vista técnico, ambiental y económico. Por todo lo indicado anteriormente y a los graves problemas de degradación de suelos que aqueja el país, es de suma importancia que todos los bolivianos nos involucremos en buscar alternativas para frenar su avance y de esta manera nuestros hijos, nietos y bisnietos tengan un lugar digno para vivir.

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Foto 1. Surcos en Contorno, Tambillo. (La Paz), a pesar de la pendiente pronunciada, esta práctica no viene acompañada con otras prácticas.

Foto 2. Implementación de Barreras de Piedra de manera aislada en Lahuachaca (Altiplano Central)

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Foto 3. Erosión severa de suelos en laderas en las cercanías de Tacobamba(Norte de Potosí), provocando el abandono de tierras y migración de sus pobladores

Bibliografía Barber, R. 2000. Estrategias y tecnologías para superar las degradación y mejorar la productividad de los suelos tropicales de Bolivia. En: Memorias del Primer Congreso Boliviano de la Ciencia del Suelo. 28-31 de Julio de 1999. La Paz, Bolivia. CENICAFE 1975. Manual de conservación de suelos de ladera. Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, Chinchina-Caldas, Colombia. Giger, M. 2000 Evitando la trampa: Más allá del empleo de incentivos directos. Una sistematización de experiencias con el empleo de incentivos en proyectos de gestión sostenible de la tierra. COSUDE. Berna, Suiza.

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Degradación de suelos en el Altiplano boliviano: sus causas y algunas medidas para su mitigación por Vladimir Orsag 1 El deterioro del recurso suelo en el Altiplano Boliviano (por procesos de salinización/ alcalinización, contaminación con metales pesados y erosión) es muy preocupante, ya que este aspecto, junto a otros factores como los cambios climáticos, condiciones socioeconómicas, de mercado, etc. están favoreciendo la desertificación de amplias zonas de esta región, creando una serie de problemas ambientales, económicos y sociales. De acuerdo a diferentes investigaciones realizadas en esta región, se ha cuantificado la pérdida de suelos por erosión hídrica o eólica bajo diferentes cultivos, pendientes de terreno y formas de manejo del suelo.73 Así por ejemplo, la siembra de cultivos como la papa y cebada - en surcos en sentido de la pendiente - a partir de 5% de inclinación, influye en el escurrimiento y por consiguiente en el arrastre del suelo. También la pérdida de suelos (erosión eólica e hídrica) por extracción de la thola en terrenos planos a casi planos es significativa. También se observan problemas de pérdida de suelo, luego de la cosecha de los cultivos anuales y cuando los suelos quedan sin ninguna protección. La degradación de las coberturas vegetales en la región por actividades antrópicas (ganadería y extracción de la thola y yareta), es una causa fundamental para el deterioro de los suelos y el medio ambiente en general. La extracción de la thola, para su uso como leña en hogares, panaderías, ladrilleras y yeseras del Altiplano, hace que anualmente se deforesten cerca a 1600 km2, situación que está acelerando los procesos de salinización/ sodificación y erosión de suelos.74 La ampliación de la frontera agrícola hacia zonas de aptitud ganadera (partes altas de colinas y serranías con laderas pronunciadas y tholares) para cultivos de quinua y maca, se debe en parte a la gran demanda que existe por estos productos en el mercado internacional. Esta situación también está favoreciendo el deterioro de los recursos: cobertura vegetal, suelo y agua, debido al uso inadecuado de estos suelos frágiles y sin prácticas de conservación y manejo de suelos necesarias. La siembra en surcos en sentido de la pendiente, debido a que las parcelas son más largas que anchas, favorecen el escurrimiento y la erosión de los suelos, provocando a la larga graves problemas de degradación. El incremento de la población humana y del ganado (ovino, vacuno y camélido) en el Altiplano contribuye al deterioro de las tierras agrícolas y de pastoreo. El aumento de los habitantes está provocando la parcelación excesiva de la tierra y una mayor presión, que se ven obligados a ejercer los agricultores, sobre sus reducidas parcelas de pastoreo y de cultivos. La reducción de la tenencia de la tierra (principalmente en el Altiplano Norte y Central), ha provocado que los agricultores tengan que disminuir drásticamente los periodos de descanso de 5, 7, o más años, a sólo 3, 1 ó 0 años de descanso; situación preocupante, en razón de que estos periodos de descanso practicadas de manera tradicional en esta región, favorecían de alguna manera la recuperación o mantenimiento de las propiedades físicas, químicas y biológicas de los suelos y por consiguiente ayudaban a recuperar la fertilidad de estos suelos frágiles.

73 74

Molina 1986; Orsag et al. 1992; Norheim 1994; Orsag 1998; Quelca 2000. ALT 2002.

317

Como una de las actividades más importantes en esta región es la ganadería, se puede observar que las actividades agrícolas están fuertemente influenciadas por este aspecto. En ese sentido, en las cédulas de cultivo de los agricultores predominan de gran manera los cereales (principalmente cebada y avena), los mismos que favorecen la degradación de las propiedades del suelo. Esto se debe principalmente a las características que tienen estos cultivos: la arquitectura de la planta, con hojas que se desarrollan de manera longitudinal al tallo, hace que no protegen adecuadamente los suelos de las lluvias y radiación solar. Asimismo, como estos cultivos no se fertilizan directamente con abonos orgánicos (estiércol) y además no se los aporca durante su desarrollo, los suelos se van compactando paulatinamente hasta la cosecha. Estos procesos favorecen las pérdidas de la humedad del subsuelo por capilaridad durante los meses secos del año, además en estos suelos compactos el escurrimiento del agua se incrementa, en desmedro del almacenamiento de agua en sus horizontes inferiores. Por otro lado, como los rendimientos de los cereales en el Altiplano son bajos, aportan al suelo poca materia orgánica y el escaso barbecho dejado sobre el suelo es utilizado como forraje de los animales domésticos en la época seca del año. En algunas zonas de riego del Altiplano Central (provincias Aroma y G. Villarroel del departamento de La Paz; y Saucarí y Cercado de Oruro), se ha podido evidenciar procesos de degradación de suelos más acelerados (salinización y/o sodificación), debido al uso de aguas de mala calidad (río Desaguadero) en tierras que presentan algunas limitaciones, como texturas pesadas y drenaje deficiente.75 Estos procesos de acumulación de sales y/o sodio están provocando la disminución de las coberturas vegetales (forrajes), principalmente en desmedro de la ganadería, ya que los principales forrajes nativos como el chiji (Distichlis humilis), Muhlenbergia fastigiata y otros no se desarrollan fácilmente bajo estas condiciones y están desapareciendo paulatinamente. Los suelos de algunas zonas críticas (cercanas a centros mineros o por el uso de aguas contaminadas) presentan una mayor acumulación de algunos metales pesados en sus horizontes, los mismos que de acuerdo a su biodisponibilidad, podrían pasar a los cultivos (productos agrícolas) o forrajes, e incidir posteriormente en la salud humana y animal. El uso de maquinaria agrícola en los suelos frágiles del Altiplano, si bien ayuda a aliviar las labores en el campo, por su uso inadecuado (en suelos preparados con escasa o alta humedad) está favoreciendo su degradación. Esta situación es más preocupante si se considera que existen planes para donar tractores a los municipios o permitir a los agricultores obtener créditos para la adquisición de maquinaria. Estos proyectos lastimosamente son acciones muy aisladas y no están acompañados de una capacitación para el uso adecuado de la maquinaria agrícola en función al tipo de suelos, clima, cultivo y otros aspectos. Como los suelos de esta región presentan una alta susceptibilidad a la erosión, debido a sus bajos contenidos de materia orgánica y predominio de limo y arena en sus capas superficiales, su grado de estructuración es débil o tienen una baja estabilidad estructural. En ese sentido, por el uso excesivo de maquinaria agrícola, o bajo condiciones de humedad extrema, los suelos se pueden compactar o pulverizar fácilmente. Los serios problemas de degradación que sufren los suelos del Altiplano boliviano, que afectan a otros recursos como el agua, medio ambiente y a la desertificación en general, requieren de soluciones integrales para frenar o mitigar su avance. Sin embargo, para que las acciones a aplicar sean sostenibles en el tiempo se debe entender y comenzar a trabajar en el país dentro de una lógica de causa-efecto,

318

75

Orsag y Miranda 2000; 2004.

en razón de que generalmente se ataca los problemas (efectos) y no sus causas, haciendo que las acciones no sean efectivas en el tiempo. En ese sentido es necesario profundizar principalmente en el conocimiento de las causas que favorecen la degradación de las coberturas vegetales (praderas nativas) del Altiplano, como el sobrepastoreo. Para tal efecto es importante considerar la capacidad de carga que pueden soportan estas praderas y buscar formas para que su manejo sea adecuado, complementando con estudios específicos para mejorar la capacidad regenerativa de éstas. En vista del gran impacto que tiene la minería sobre la contaminación de los recursos naturales del Altiplano (agua, suelos y vegetación), es necesario comenzar a buscar alternativas para disminuir las causas que las provocan. En ese sentido, se debe dar énfasis en mejorar las tecnologías de producción y procesamiento de minerales, en razón de que los efluentes mineros producidos, los pasivos ambientales (diques y colas, etc.) y otros, son las principales causas de contaminación. También es necesario contar con una reglamentación minera y ambiental más adecuada. Por ejemplo en la Ley 1333 y su reglamentación respectiva no se considera para los suelos del país la acumulación de metales pesados y otros metales; tampoco existen parámetros o límites permisibles para las condiciones de nuestro medio y por consiguiente la cantidad máxima de algún elemento contaminante que pueden soportar los suelos, sin sufrir cambios y provocar daños a la vegetación, los animales o el hombre. En el Reglamento Ambiental para las Actividades Mineras, no figuran los metales pesados dentro de las Sustancias Peligrosas.76 Asimismo, si bien en el capítulo III (del Mantenimiento), se considera la prohibición de depositar, botar o abandonar los residuos de la actividad minera cerca de las tierras de uso agropecuario, poblaciones u otros sitios, no existen mecanismos para un control o seguimiento de los desechos. Por las características de los minerales del Altiplano y Bloque Oriental, la forma de explotación y otros aspectos, en las colas y desmontes todavía existen varios minerales o metales tóxicos, que con las aguas de lluvia pueden pasar fácilmente a las aguas superficiales o subterráneas y los suelos, con el riesgo de pasar posteriormente a los productos agrícolas y forrajes y luego al resto de la cadena trófica. Es muy importante y necesario que las provincias y municipios del Altiplano, cuenten con el Ordenamiento Territorial de sus jurisdicciones a escalas más detalladas (1: 25000), para planificar el uso de sus tierras de acuerdo a su aptitud y condiciones socioeconómicas, evitando la ampliación de la frontera agrícola a zonas de calidad limitada y con alta fragilidad. En ese sentido, es también muy necesario concientizar a las autoridades locales y pobladores en general en temas relacionados a la degradación de suelos y de los otros recursos (agua y cobertura vegetal), sus causas y efectos, y la necesidad de utilizar prácticas de manejo y conservación. Para tal efecto, se debe insistir en la capacitación de los agricultores para el uso adecuado de sus recursos naturales, cultivos, riego, maquinaria agrícola y otros aspectos. Para que todas las acciones a emprender en el área rural ayuden a resolver los múltiples problemas de manera sostenible, es necesario que la problemática de la degradación de suelos, agua y cobertura vegetal y su manejo, sean considerados con un enfoque integral y por lo tanto es necesario impulsar el manejo de cuencas (microcuencas o subcuencas) con la participación de todos los actores

76

Capítulo II referido a su Peligrosidad.

319

locales, autoridades municipales, comunales y pobladores, en razón de que el Manejo Integral de Cuencas, en varios países ha permitido materializar de manera efectiva la gestión sostenible de los recursos naturales. Considerando la magnitud de los problemas de degradación y la extensión del Altiplano, las acciones a seguir deberían estar dirigidas por el gobierno central, para lo cual se debería contar con una estrategia y un plan de lucha contra la degradación de los recursos naturales. En ese sentido, la estrategia y las acciones a realizar deberían estar consensuadas con todas las instituciones y actores que trabajan en la región (universidades, ONGs, gobiernos departamentales y municipales, agricultores y otros). La investigación agropecuaria en el Altiplano, últimamente muy atomizada y olvidada, debe ser retomada con mucha seriedad, con el propósito de que pueda ayudar a definir estrategias para un verdadero desarrollo agropecuario de esta región. Debido a las condiciones socioeconómicas de sus pobladores (principalmente pobreza), esta actividad debería estar dirigida por el gobierno central y bajo la responsabilidad del Ministerio de Agricultura, Desarrollo Rural y Medio Ambiente. Es necesario contar con Centros de Investigación en zonas representativas, para lo cual debe existir el apoyo económico necesario, la infraestructura y la capacidad profesional, evitando cometer los mismos errores del pasado; en tal sentido es necesario partir de las experiencias positivas y negativas del ex-IBTA.77 En estos centros de investigación se debe trabajar de manera directa con los productores en temas centrales relacionados al deterioro de las pasturas nativas, su recuperación y manejo, rotación de cultivos, especies tolerantes a la salinidad, barbechos mejorados, manejo de agua y suelos, manejo de maquinaria agrícola y otros temas de interés. Considerando el impacto negativo que está teniendo la extracción de la thola y la yareta sobre la degradación de los suelos y el medio ambiente en general, el gobierno central y los gobiernos departamentales deben trabajar en definir políticas para impulsar el uso del gas a nivel domiciliario e industrial en todo el Altiplano. También es necesario que se haga cumplir la Resolución Ministerial NO 20 del 2004, que prohíbe el uso de estas especies para fines industriales. Por todo lo indicado anteriormente y debido a los graves problemas de degradación de suelos que aquejan a esta región, es de suma importancia que todos los que trabajamos y vivimos en esta parte del país nos involucremos en buscar alternativas para frenar su avance.

320

77

el anterior Instituto Boliviano de Tecnología Agropecuaria.

Foto 1. El sobrepastoreo de las pasturas nativas incide de gran manera en el deterioro del Recurso Suelo

Foto 2. La Degradación de Suelos por Acumulación de Sales y/o Sodio en el Altiplano Central está avanzando de manera alarmante

Foto 3. La extracción de la thola para su uso como fuente energética está acelerando los procesos de desertificación

321

Foto 4. Las actividades mineras practicadas en el Altiplano, son una de las causas para la contaminación de suelos, agua y coberturas vegetales.

Foto 5. Cultivos de cereal en zonas altas.

322

Foto 6. El predominio de cereales en el Altiplano favorece el deterioro de las propiedades del suelo.

Bibliografía ALT 2002. Evaluación de los tholares en el sistema TDPS, Proyecto Biodiversidad. Autoridad Binacional del Lago Titicaca, La Paz. Molina, J. 1986. Efecto de tres formas y dos densidades de siembra en cebada sobre la erosión hídrica de un suelo en el Altiplano. Tesis de grado. Facultad de Agronomía, UMSA, La Paz. Norheim, T. 1994. Erosion under arborestal Vegetation on the Bolivian Altiplano. Doctor Scientiarum Theses. Norges Landbrukshogskole. Agricultural University of Norway. Osla, Norway. Orsay, V. 1998. Evaluación preliminar de la erosión hídrica de los suelos del sector Hauallpa Pampa (Ravelo), Provincia Chayanta, Potosí. IPTK, Sucre, Bolivia. Orsag V. y R. Miranda 2000. Evaluación del impacto de riego con aguas del río Desaguadero sobre la salinización, sodificación y acumulación de metales pesados en suelos y vegetación I. En: Informe Principal, ALT, La Paz. Orsag V. y R. Miranda 2004. Evaluación del impacto de riego con aguas del río Desaguadero sobre la salinización, sodificación y acumulación de metales pesados en suelos y vegetación II. En: Informe Principal, ALT, La Paz. Orsag V. et al. 1992. Evaluación de la erosión de suelos del sector de Hauallpa Pampa (Ravelo), Provincia Chayanta, Potosí. IPTK, Sucre, Bolivia. Quelca M. 2000. Evaluación de la erosión de suelos por la extracción de la thola (Parastrephia cuadrangularis) en la localidad de Calacoto, provincia Pacaje, departamento de La Paz. Tesis de grado, Facultad de Agronomía, UMSA, La Paz.

323

324

Capítulo 10 Cambios recientes y nuevos desafíos para la gestión de los bosques por Pablo Pacheco Introducción Este documento aporta con algunos elementos para contribuir hacia un balance de la gestión de los bosques en Bolivia en el pasado reciente, en un momento histórico en el que resulta fundamental entender cuáles son los factores que están afectando la misma. Esto es aún más importante porque las interpretaciones sobre la realidad forestal difieren sustancialmente, dependiendo de las perspectivas adoptadas, muchas veces con precarios fundamentos empíricos. Estas perspectivas a su vez influyen en las propuestas que se tienen para mejorar los procesos conducentes a una buena gestión forestal. En ese orden, mientras algunos opinan que se han dado cambios significativos hacia una gestión forestal sostenible, otros opinan que esos cambios no van a ser duraderos y sólo benefician a unos pocos. Ambos tienen parte de razón, aunque los últimos son quienes quizás pueden contribuir mejor a la formulación de propuestas de futuro. Aquí no se pretende ofrecer un análisis detallado del sector forestal y del manejo de bosques, sino simplemente señalar las tendencias más recientes de cambios en los derechos, la producción y los mercados forestales, y analizar cuáles son los factores que favorecen, por un lado, e impiden, por otro lado, avanzar hacia una gestión integral e incluyente del manejo de bosques. Asimismo, se identifican los principales desafíos que se tienen que enfrentar a futuro, si es que se quiere que los bosques contribuyan de forma simultánea a objetivos múltiples de conservación, desarrollo económico y reducción de la pobreza. Actualmente, existe una creciente convergencia a considerar que los bosques tienen múltiples funciones, por lo que una gestión duradera y sostenible debería considerar esa complejidad; caso contrario, es muy poco probable que los bosques continúen brindando bienes y servicios ambientales como lo hacen hasta ahora. En este trabajo se considera que una adecuada gestión de los bosques debe alcanzar múltiples finalidades destinadas a procurar la regeneración de los recursos forestales, a fin de preservar los bienes y servicios ambientales que proporcionan los bosques (secuestro de carbono, protección de las fuentes de agua y de la biodiversidad, entre otros). Al mismo tiempo se ha de promover que los bosques continúen satisfaciendo los medios de vida de las poblaciones que dependen total o parcialmente de los recursos forestales, sea para la provisión de alimentos, energía, material de construcción, etc. y permitiendo que los recursos forestales generen excedentes económicos que sean sostenidos en el tiempo, haciendo posible además que el desarrollo económico contribuya a reducir las altas tasas de pobreza que se encuentran en las regiones forestales. Una gestión forestal apropiada debe al menos cumplir con esas tres finalidades.1 En la discusión sobre la situación y los desafíos de la gestión forestal se debe considerar dos aspectos. El primero es que es importante contar con un recuento de los cambios de los derechos sobre los bosques y el funcionamiento de los mercados, 1

Mery et al. 2005

325

Foto 1. Corte rústico de tablones

Foto 2. Troncas listas para su procesamiento

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como los aspectos primordiales que definen la fisonomía del sector forestal y del manejo de bosques. El segundo es que, en la discusión sobre los desafíos a futuro, es necesario incorporar nuevas dimensiones en el análisis del sector, como la dimensión regional y étnica, las que hasta ahora no han recibido suficiente atención desde la perspectiva forestal. Este doble énfasis, primero, en las condiciones más estructurales del manejo de bosques en Bolivia, sumado a aquellas dimensiones emergentes en la realidad política contemporánea pueden ayudar a vislumbrar mejor cuáles son los desafíos que el sector forestal tiene que enfrentar en el futuro próximo. Ahora bien, de la manera como se aborden esos desafíos dependerá el futuro del manejo de bosques en Bolivia. Este capítulo está organizado en cinco partes sin incluir esta introducción. La segunda parte ofrece una discusión basada en información empírica sobre los principales cambios ocurridos en los derechos forestales, la estructura productiva y los mercados del sector forestal. La tercera realiza un balance, desde una doble perspectiva: por un lado, de los avances obtenidos hasta la fecha en la gestión forestal y, por otro lado, de los problemas que todavía se precisa resolver. La cuarta parte puntualiza lo que se considera son los principales desafíos a futuro. Finalmente, la última parte contiene las principales conclusiones de este trabajo.

Derechos, producción y mercados forestales Los bosques y su potencial de aprovechamiento No existen estudios detallados sobre la condición de los bosques en Bolivia, lo que impide conocer con cierta precisión, del total de bosques existentes en el país, cuál es la porción de bosques primarios, cuál la magnitud de los bosques secundarios, y cuáles las áreas forestales ya intervenidas, así como el estado de degradación forestal. Existen diversas estimaciones sobre la superficie total de bosques en el país. De acuerdo al mapa forestal publicado por el MDSMA en 1995, ésta sería de 53 millones de ha, la FAO la sitúa en 58 millones en 2005, y Killeen y colegas en 46 millones de ha en 2007.2 De acuerdo al mapa forestal del MDSMA, un 80% de los bosques está localizado en las tierras bajas, una quinta parte de los mismos está en los valles, y una pequeña porción en el altiplano.3 Los bosques de las tierras bajas están distribuidos en cuatro ecosistemas principales, lo que los hace bastante diferentes en sus características y composición y, por lo mismo, en su capacidad productiva y de regeneración. Estas ecoregiones van desde los bosques húmedos y siempre verdes en la Amazonía del norte, los bosques de galería en los llanos benianos, los bosques deciduos y semi-deciduos de la Chiquitanía, y los bosques bajos y poco productivos (característicos de una zona seca) en la zona semi-árida del Chaco.4 Las mayores diferencias en la composición se presentan entre las zonas secas en relación a la más húmeda de la Amazonía. En estas últimas, las formaciones forestales presentan no sólo mayor abundancia de especies, sino también mayores volúmenes comerciales.5 Asimismo, los bosques secos de la Chiquitania tienen menores niveles de regeneración que los bosques amazónicos.6

2 3 4 5 6

Estas diferencias significativas se deben no solamente a los años cuando se han realizado las estimaciones sino sobre todo a los diferentes métodos que han sido utilizados para estimar la cobertura forestal. Para una mayor descripción sobre los bosques de las tierras bajas consultar Dauber y colegas (1999), y para la descripción de los bosques andinos ver Rham y Dam (2005) MDSMA 1995. Dauber et al. 1999 Instituto Boliviano de Investigación Forestal (IBIF) 2005

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Un estudio sobre el potencial forestal en las tierras bajas estima que la abundancia de especies para producción de madera oscila entre 240 a 303 especies, entre seis diferentes formaciones forestales, aunque únicamente se extraen entre 14 a 22 especies forestales.7 Las especies más valiosas como la mara (Swietenia macrophylla), cedro (Cedrela sp.) y roble (Amburana cearensis) han sido fuertemente intervenidas por la extracción forestal por lo que son bastante escasas, en tanto que las especies menos valiosas son las más abundantes y las que han sido menos intervenidas.8 Los bosques localizados en áreas por encima de los 800 msnm son conocidos como bosques andinos. Éstos están compuestos por diferentes formaciones forestales, que van desde formaciones dispersas de arbustos en el altiplano, bosque bajo y ralo en los valles interandinos, bosque bajo de los Yungas, y bosque seco y abierto en el Chaco. El potencial para el aprovechamiento maderero en estos bosques es bastante limitado debido al bajo valor comercial de la madera que se presenta en estas formaciones, su reducido tamaño, y otros factores como su localización y alta fragmentación.9 Alrededor del 60% de estos bosques han sido intervenidos de alguna manera, y 77% de ellos se encuentran en un estado de conservación que va de regular a crítico.10 Estos bosques tienen un papel importante en preservar la provisión de la cantidad y calidad de agua, y proporcionar madera para leña, carbón, y otros productos no maderables, como plantas medicinales. Tenencia de tierra y distribución de derechos forestales En Bolivia se ha vuelto bastante común mencionar que puesto que el país tiene una porción significativa de su superficie cubierta por bosques, esto lo convertiría en un país forestal, en contraposición a la visión agraria de desarrollo que ha sido la dominante en el pasado. Una salida para reforzar la emergente visión forestal ha sido la creación, por decreto, de la denominada “mancha verde” por la cual unos 41,2 millones de ha de bosque fueron declaradas como tierras de producción forestal permanente, de las cuales 28,2 millones de ha son áreas de producción forestal sin restricciones, 2,3 millones de ha se clasifican como de producción forestal con restricción y las restantes 10,7 millones de ha son áreas de protección11. No obstante, hasta 2006 sólo una pequeña porción de esos bosques se encuentra bajo planes de manejo forestal (8,8 millones de ha). Esto se debe a que una buena porción de los bosques se encuentra posiblemente dentro de tierras ocupadas sobre todo para fines agrarios, principalmente por medianos y grandes productores y, en menor medida, por pequeños productores. Lo anterior está asociado con el hecho que la distribución de los bosques es en gran parte el resultado de la distribución de la tierra, en la medida en que los

7

8 9 10 11

328

Dauber et al. 1999. Esta información está basada en 68 planes de manejo forestal sobre un área de 3,5 millones de hectáreas. Considera únicamente árboles con un diámetro a la altura del pecho (DAP) mayores a 20 cm. Considera seis regiones: Chiquitania, Bajo Paraguá, Guarayos, Chore, Preandino-Amazónico y Amazonia. Entre ellas se cuenta el curupaú (Anadenanthera colubrina), momoqui (Caesalpinia pluviosa), ochoó (Hura crepitans), bibosi (Ficus sp.) y verdolago (Terminalia amazonica), entre otras (Dauber et al. 1999). Rham y Dam 2005. Ibisch et al. 2002. Muñoz 2001. Esta área fue definida mediante la promulgación del DS 26075, en febrero de 2001. La aprobación de este decreto, que tiene como base la información de los Planes de Uso del Suelo (PLUS), resultó de la presión de la Superintendencia Forestal (SF) en reacción a un mapa de Capacidad de Uso Mayor del Suelo elaborado por la Superintendencia Agraria (SIA), en el que se indica que una buena parte de las actuales tierras forestales podrían tener potencial para usos agrícolas.

bosques públicos son ocupados por privados.12 Es por eso que, en oposición al pasado, en Bolivia son cada vez más escasas las tierras fiscales y es bueno notar que las pocas tierras fiscales que todavía existen son, en su mayoría, tierras forestales. El Cuadro 1 muestra la tenencia de la tierra y los derechos forestales. Lo que se puede inferir de esa información es la estructura altamente desigual de tenencia de la tierra, con una importante concentración de tierra en manos de medianos y grandes productores empresariales (47,6 millones de ha), una mayor porción de las cuales se encuentra en las tierras bajas. Esta tendencia ha sido revertida parcialmente con el reconocimiento de las Tierras Comunitarias de Origen (TCO), aunque su proceso de titulación es bastante lento. Aunque una porción considerable de bosques se encuentra en las TCOs (8,7 millones de ha), existe una proporción significativa de bosques dentro de propiedades privadas, la que podría llegar hasta unas 10 millones de ha, dependiendo de los resultados del saneamiento13. Cuadro 1. Bolivia: tenencia de la tierra y derechos forestales Distribución de la tierra por actor Total tierras forestales (c) Distribución de tierras por actor Medianas y grandes propiedades (d) Pequeños productores (d) Tierras comunitarias (d) TCOs con demandas admitidas (e) Derechos forestales en tierras publicas Concesiones forestales (f) Derechos expectaticios para barracas (e) Reservas forestales municipales (g) CLP y concesiones de investigación (f) Áreas protegidas (h)

Regiones Altiplano Tierras y valles bajas

Área forestal (a)

Área con PGMF (b)

8,900

44,500

8,773

4.381 1.323 10.678 12.111

43.249 3.744 2.151 19.516

4.095 (i) 2.636 nd 8.770

1.517 279 190 785

0 0 0 0 4.237

4.911 1.536 681 236 14.096

4.911 1.342 681 236 9.040

4.911 0 681 236

Notas: a) Estimaciones tomadas de Pacheco (2006), b) superficies con PGMF a 2006 con base en SF (2007), c) áreas con superficie forestal hasta 1996, tomado de MDSMA (1995), d) corresponde a tierra distribuida por el INRA y el INC entre 1953-2002, con base en Balderrama (2002), e) con base en información del INRA, f) adaptado de SF (2007), g) información obtenida de la Dirección Forestal, MDRAyMA, h) tomado de Bojanic (2005) con base en SERNAP, (i) corresponde sólo a las superficies donde se cuentan con resultados finales del proceso de saneamiento de tierras, por lo que la superficie de bosques dentro de esta categoría de propiedad puede ser mucho más alta.

Los bosques públicos llegarían a unas 16 millones de ha, contando tanto los que se encuentran dentro de áreas protegidas (9 millones de ha), como aquellos que han sido otorgados en concesiones forestales a empresas (4,8 millones de ha) y Asociaciones Sociales del Lugar, ASLs (681.000 ha), además de aquellas tierras que corresponderían a los derechos expectaticios de los barraqueros aguardando la formalización de las concesiones forestales de no maderables (1,5 millones de ha).14 Entonces, la presión sobre las tierras de agricultores pequeños, medianos y grandes lleva a que aumente la escasez de tierras fiscales, y por consiguiente, se

12 13

14

Como bosques públicos nos referimos a las tierras fiscales cubiertas por bosques. Las tierras fiscales son aquellas áreas en las que existe tuición estatal y sobre las que no existen derechos de propiedad de privados. Este es un estimado considerando aquellas tierras forestales en las que según el saneamiento todavía no existen derechos propietarios, pero que podrían estar sufriendo un intenso proceso de invasión ilegal, y es muy probable que esas propiedades sean legalizadas a través del proceso de saneamiento. Los derechos expectaticios son aquellos derechos que obtendrán los barraqueros en las áreas forestales como concesiones de no maderables hasta un máximo de 15,000 hectáreas, según DS 27572.

329

reduzca el área con bosques públicos. Los datos proporcionados no reflejan las presiones que existen sobre los bosques públicos con derechos forestales para su conversión a propiedades privadas.15 Es posible que actualmente la superficie de los bosques localizados dentro de propiedades privadas (legal e ilegalmente adquiridas) exceda la de los bosques públicos que se encuentran bajo modelos tanto de conservación como producción. Entonces, la privatización de los bosques se está dando, no como lo querían los empresarios forestales hace una década atrás,16 sino más bien mediante el gradual avance de la propiedad agraria en la que es una práctica común la conversión forestal para justificar la función productiva de la tierra.17 Permisos de aprovechamiento y producción forestal El régimen forestal vigente hizo posible la conversión de los contratos de aprovechamiento de largo plazo (vigentes en el pasado) al sistema actual de concesiones forestales, con lo que se redujeron las áreas bajo control de las empresas forestales de aproximadamente 20 a 5,4 millones de ha.18 La intención era que después de la reducción de las áreas bajo contrato forestal quedarían tierras forestales fiscales disponibles para su adjudicación como concesiones forestales, aunque debían esperarse los resultados de proceso de saneamiento de tierras. En los hechos, ha sido muy difícil determinar las tierras fiscales disponibles, por lo que muchas áreas forestales de reserva municipal demandadas tampoco pudieron crearse.19 En esta línea, el decreto de Reconducción de la Reforma Agraria, aprobado a fines de 2006, establece que las tierras fiscales disponibles - una buena parte de las cuales son posiblemente bosques - deberán serán destinadas para el establecimiento de asentamientos colectivos, cerrando las puertas para la expansión de futuras concesiones forestales en tierras fiscales, pero abriendo la oportunidad para que poblaciones sin tierra o con poca tierra puedan acceder a tierra y recursos forestales.20 Está todavía en duda la posibilidad de que esas poblaciones puedan hacer manejo de bosques.

15 16

17 18 19

20

330

Es importante anotar que muchos de las concesiones forestales siguen reportándose en las estadísticas oficiales como tales pese a los problemas de invasión que han sufrido por propietarios pequeños y grandes. Es bueno recordar que la Cámara Forestal de Bolivia (CBF) proponía durante el proceso de promulgación de la actual Ley Forestal que las concesiones forestales deberían convertirse en propiedades privadas forestales. Esta propuesta también fue hecha por los barraqueros en la Amazonía del norte durante las discusiones sobre la situación jurídica de las barracas. Esto explica por qué la conversión de bosques se extiende también rápidamente dentro de las tierras definidas como de producción forestal permanente (TPFP) sin importar su clasificación como tal. Contreras 2001. La Ley Forestal de 1996 establece que después de convertidas las concesiones forestales, el 20% de las tierras forestales fiscales podían ser destinadas por los gobiernos municipales a la creación de Áreas Forestales de Reserva Municipal (AFRM). Aunque aproximadamente 2.5 millones de ha fueron demandadas por los municipios para la creación de AFRM, en la práctica solo se ha clasificado formalmente como tal a un área de poco menos de 700 mil ha por las dificultades del saneamiento. No se conoce cual será el tamaño de las tierras fiscales disponibles, cuya identificación sólo se producirá con la conclusión del proceso de saneamiento. Actualmente se tiene unas 1.5 millones de ha que habrían sido identificadas para su distribución en nuevos asentamientos (INRA 2007).

Cuadro 2. Superficies bajo manejo forestal en años seleccionados   Concesiones a empresas Concesiones a ASLs CLP a empresas Propiedades privadas Tierras indígenas Campesinos Otros derechos (a) Total

En miles de ha 1998 2002 2006 5.449 5.399 4.911 481 739 343 194 194 93 558 1.517 122 556 977 12 279 268 302 236

6.274

7.501

8.853

1998 86,8 5,5 1,5 1,9 4,3

En % 2002 72,0 6,4 2,6 7,4 7,4 0,2 4,0

2006 55,5 8,4 2,2 17,1 11,0 3,1 2,7

100

100

100

Notas: a) Incluye concesiones de investigación y Reservas Privadas del Patrimonio Natural (RPPN), propietarios privados. ASL = Asociación Social del Lugar, CLP = contratos de largo plazo, PMF = Planes de manejo forestal. Fuente: Estos datos son referenciales y han sido construidos tomando como base información proporcionada en los informes anuales de la SF (1999; 2003; 2007). No existe una serie oficial de estos datos y los informes anuales presentan contradicciones en la información proporcionada.

El Cuadro 2 muestra los diferentes derechos forestales formalizados a través de los planes de manejo forestal (PMF). Se observa que las concesiones a empresas forestales se han estancado, y que ha existido un lento crecimiento de áreas bajo plan de manejo de las ASLs. Lo más notorio es observar la expansión de las áreas con PMF en las propiedades privadas, tierras indígenas, y en menor grado en tierras de campesinos, las que en su conjunto llegan a 2,7 millones de ha que han sido incorporadas formalmente al manejo forestal. Esta expansión se explica por la mayor necesidad de cubrir la demanda de madera, que no puede ser satisfecha solamente por las concesiones forestales, lo que justifica la elaboración de planes de manejo forestal para la extracción maderera. El hecho de que se cuente con planes de manejo aprobados no significa que esos planes se implementen en la práctica. Lamentablemente no existen estudios al respecto. Es difícil determinar cuál es la calidad del manejo forestal en las concesiones forestales en oposición al realizado en las propiedades privadas, puesto que no existen sistemas adecuados de monitoreo del aprovechamiento forestal. En teoría no deberían existir diferencias, porque los diferentes grupos de usuarios deberían tender a implementar sus planes de manejo forestal. En la práctica, sin embargo, las diferencias son influenciadas por la localización de las operaciones forestales, y el acceso de los diferentes grupos a capital y servicios forestales. Además, en áreas más distantes de los mercados, los usuarios forestales privilegian todavía la extracción de especies valiosas (reproduciendo los viejos sistemas de extracción forestal) y los usuarios forestales no siempre pueden aprovechar todas las especies comerciales contempladas en sus planes de aprovechamiento porque no consiguen encontrar mercados para muchas de esas especies. Lo anterior lleva a que los planes de manejo no necesariamente se cumplen en la realidad puesto que ellos únicamente constituyen un requisito formal que hay que cumplir para extraer madera. La posibilidad de evadir el cumplimiento de estos planes lleva usualmente a la proliferación de la extracción ilegal de madera. En esa línea, se ha sugerido que la mitad del consumo de madera local provendría de fuentes ilegales.21 El Cuadro 3 muestra los volúmenes autorizados de madera por actor, así como los volúmenes totales extraídos puesto que lamentablemente no existe información desagregada de los niveles de extracción forestal por tipo de derecho forestal.

21

Cordero 2003.

331

Esos datos indican la importancia que han adquirido los propietarios individuales en la extracción de madera en comparación a las concesiones forestales, las que en relación al total de volúmenes autorizados redujeron su participación del 63% en 1998 al 27% en 2006. La extracción en 2006 ha alcanzado niveles históricos importantes en cerca de un millón de m3, lo que muestra una recuperación de la caída observada a fines de la década de 1990. Cuadro 3. Volúmenes autorizados y extraídos en años seleccionados En miles de m3 1998 Empresa Forestal Contratos a largo plazo Agrupación Social del Lugar Propietario Privado Indígenas Campesinos Planes de desmonte Otros Total volumen autorizado Total volumen extraído Total extraído / autorizado (%)

868 18 24 2 218 251 1.379 797 57.8

2002 740 0 160 359 111 91 175 0 1.636 582 35.6

En % 2006

1998

556 4 184 621 204 229 227 0 2.025 980 48.4

62,9 1,3 1,7 0,1 15,8 18,2 100

2002 45,2 9,8 22,0 6,8 5,6 10,7 100

2006 27,4 0,2 9,1 30,7 10,1 11,3 11,2 100

Fuente: Estos datos han sido construidos con base en los informes de la SF (1999; 2003; 2007). Es preciso mencionar que los datos del Cuadro 3 representan únicamente los volúmenes autorizados y extraídos de manera formal, por lo que si se considera la extracción forestal que se realiza sin planes de manejo, es posible asumir que la oferta de madera que proviene de propiedades privadas podría alcanzar números significativamente mayores. Asimismo, es posible asumir que una parte importante de la oferta de madera proviene de desmontes ilegales, los que constituyen una importante competencia desleal con la madera proveniente de áreas forestales manejadas. La recuperación del crecimiento en el sector forestal El sector forestal ha tendido a recuperarse después de la crisis de principios de la década de los 1980, como efecto de la crisis macroeconómica que causó un profundo deterioro de las exportaciones de madera, debido a las tasas diferenciales del tipo de cambio.22 Esto derivó en la contracción de los volúmenes de extracción de 445 mil m3 a 296 mil m3 entre 1980 y 1985, aunque se produjeron flujos importantes de contrabando de madera, sobre los cuales no existen estimaciones confiables.23 Después de un relativo mayor crecimiento, aunque con oscilaciones resultado de la puesta en marcha de la estabilización económica y ajuste estructural, el sector forestal experimentó un cierto estancamiento hacia finales de la década de 1990, producto de la contracción de sus principales mercados de exportación, aunque tuvo una rápida recuperación en la década de 2000 (Figura 1).

332

22 23

Anderson et al. 1995 Pacheco 1998

Figura 1. Comportamiento del sector forestal

No obstante, el PIB del sector forestal se ha mantenido históricamente a niveles relativamente bajo en relación al PIB total, aunque ésta su participación ha ido creciendo lentamente en las últimas décadas (Cuadro 4). De acuerdo a estadísticas oficiales, la silvicultura representaba aproximadamente el 0.8% en relación al PIB total a mediados de los ochenta, proporción que ha aumentado hasta alcanzar el 1,3% del PIB total dos décadas después, en 2006. Por su parte, existen estimaciones que indican que el PIB del sector forestal llegaría a representar cerca de 3% del PIB total.24 Adicionalmente, es importante indicar que la participación del empleo formal forestal en la PEA nacional es relativamente pequeña, alrededor del 4,1%. Además, en 2005, el sector forestal (industria, aserraderos y barracas) generó a nivel nacional más de $US 300 millones y 62.000 empleos.25 Es debido a esta todavía baja contribución del sector forestal que habrían oportunidades importantes para su expansión a futuro. Las exportaciones forestales constituyen un claro reflejo del comportamiento del sector forestal. Es así que las exportaciones se recuperaron desde inicios de los noventa, creciendo sostenidamente hasta mediados de esa misma década, sufriendo una contracción importante durante los primeros años de la década de 2000, aunque ellas han tendido a recuperarse rápidamente a partir del 2002 (Figura 2). En 2005, último año para el cual se cuenta con información de exportaciones, éstas alcanzaron un valor record de US$ 165 millones, aunque las exportaciones de castaña representan un 45% de ese valor, debido también a su notable ascenso que se situó en US$ 75 millones. Es también notorio en la composición de las exportaciones, que las de productos elaborados representan cada vez más una porción importante del total de exportaciones forestales.26 En 1992, las exportaciones

24 25 26

Jordan et al. 2002 UPSA 2006 En este grupo se incluye a la castaña sin cáscara, puertas, palmito en conserva, y partes y piezas de muebles. Entre los no procesados están la madera aserrada, madera en bruto y tablas.

333

Cuadro 4. Estadísticas del sector forestal boliviano, años seleccionados Variables seleccionadas PIB total (millones US$) (a) PIB silvicultura (millones US$) (a) PIB silvicultura / PIB total (%) (a) Superficie bajo manejo forestal formal (millones ha) (b) Superficie forestal certificada (millones de ha) Superficie con plantaciones forestales (miles ha) (c) Numero de especies explotadas, porcentaje de producción (d) Extracción de madera (miles de m3) (e ) Total exportaciones nacionales (millones US$) (f) Exportaciones de productos forestales primarios (millones US$) (g) Exportaciones productos forestales elaborados (millones US$) (g) Exportaciones de productos no maderables (millones US$) (h) Exportaciones totales de productos forestales (millones US$) (g) Total exportaciones forestales / Exportaciones totales (%) Importaciones de productos forestales (millones US$) (f) Balanza comercial de productos forestales (millones US$)

1985 5.299 44,7 0,84 22 0 NA 3, 90

1995

2006

6.715

6.442

67,6

85,2

1,01 22 0 20 12, 75

1,32 8,7 2,1 27-46 30, 75

320,5 1985

448,7 1995

980,3 2005

675,2 5,8 3,0 1,9 8,8 1,3 16,5 (7,7)

1.181,2 67,6 38,3 26,3 105,9 8,9 41,4

4.223,3 34,5 130,1 75,0 164,6 5,6 71,5

64,5

93,1

Notas: a) tomado de UDAPE, Anuario Estadístico (2004), b) con base en series de la Superintendencia Forestal (SF), c) citado en Bojanic (2005). Información para la década de 2000 tomada de Carneiro (2002) basada en estimaciones de la FAO, d) con base en estadísticas de la Cámara Forestal de Bolivia, e) Con base en CNF (1996), y Superintendencia Forestal (2007), f) con base en UDAPE, Anuario Estadístico (2007), g) tomado de CFB (2006) , incluye exportaciones de no maderables, h) para 1985 y 1995 corresponde a castaña, goma natural, palmito, en 2006 las exportaciones de no maderables corresponden exclusivamente a castaña.

de productos procesados representaban 24% del total, éstas aumentaron a 79% en 2005. Acompañando esta tendencia se tiene que progresivamente especies menos valiosas han pasado a integrar la lista de las especies extraídas. En 1985, tres especies hacían el 90% del total de la madera extraída, en 1995 eran 12 las especies que representaban el 75% de la producción, y en 2003 ese mismo 75% estaba compuesto por 30 especies.27 En 2005, un total de 78 especies maderables fueron utilizadas en los productos forestales exportados.28

Figura 2. Valor de las exportaciones forestales

334 27 28

Superintendencia Forestal (SF) 2003. Cámara Forestal Boliviana (CFB) 2006.

Es importante mencionar que la mayor parte de las exportaciones se realiza por una pequeña porción de empresas que se encuentran integradas verticalmente, y que hasta ahora han promovido escasas dinámicas de integración horizontal. Pese a ello, son diversos los grupos de usuarios que participan de la cadena de producción de la madera desde el aprovechamiento, pasando por la primera y segunda transformación. De acuerdo a la CFB habían en 2007 alrededor de 6.300 unidades productivas en la actividad maderera en el país, de las cuales el 70% son micro y pequeñas empresas, incluyendo aserraderos, carpinterías y barracas.29 Pero es importante anotar, que permanece invisible para las estadísticas oficiales la contribución de los bosques a las economías locales, la que es bastante importante. En la práctica, aunque resulta difícil estimar el número de los usuarios locales que dependen de recursos forestales, cerca de un 40% de la población rural en 2001 dependía en alguna medida de los recursos forestales para sus medios de vida.30 Lamentablemente, esta otra perspectiva del sector forestal queda usualmente olvidada, lo que se debe a que una buena parte de las economías locales de los bosques incluyen recursos forestales de subsistencia. La imparable presión de la agricultura sobre los bosques En Bolivia es notorio que al mismo tiempo que se avanzó en mejorar el ordenamiento del sector forestal y promover el manejo forestal sostenible, también se persistió en la aplicación de políticas para favorecer la expansión de la agricultura, principalmente a través de subsidios indirectos y la promoción de exportaciones no tradicionales.31 La promoción de la agricultura de granos, principalmente de soya, ha sido una de las principales causas directas de la deforestación en la zona de expansión, y en la zona denominada como nuevo norte, ambas en Santa Cruz. No obstante, otra causa, aunque menos importante, ha sido la expansión de la ganadería en la Chiquitanía que también se produce a expensas de los bosques deciduos.32 Finalmente, otra causa directa de la remoción de bosques es la expansión de la colonización en los márgenes de las tierras ocupadas por la misma, con un crecimiento más significativo en el norte cruceño y el norte de La Paz. El Cuadro 5 muestra la tendencia exponencial de la deforestación en Bolivia, que se ha quintuplicado entre inicios de los ochenta al presente. Una gran parte de este fenómeno ha ocurrido en el departamento de Santa Cruz por la acelerada expansión de la agricultura. La deforestación ha alcanzado una cifra record de 250 mil ha/año hacia mediados de la década de 2000, y todo hace suponer que estas tendencias van a continuar con la misma o mayor intensidad a futuro.

29 30 31 32

CFB 2007. Las estimaciones mencionadas provienen de un relevamiento de unidades productivas de la madera realizado por CFB, CAINCO y ASDI. Pacheco 2005. Pérez 2007. Pacheco 2006b; Hecht 2005; Killeen et al. 2007.

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Cuadro 5. Estimados de deforestación en Bolivia (miles de ha)

Fuente MDSMA (1995) FRA (2005)

Steininger y colegas (2000), actualizado por Killeen et al. (2007) Wachholtz (2006)

Periodo 1975-93 1990-00 2000-05 Pre-1976 1976-86 1986-91 1992-01 2001-04 2004-05

Cobertura forestal 56.400 60.091 58.740 49.937 48.476 47.965 47.275 46.070

En el periodo 3.024 2.704 1.351 1.461 511 690 1.205 674 250

Deforestación Anual (en ha) 168 270 270 40 51 138 151 225 250

Tasa anual (%) 0,29 0,45 0,46 0,11 0,29 0,32 0,49 0,52

Se estima que aproximadamente una tercera parte del total de la deforestación ocurrida en el país es responsabilidad de pequeños productores y colonos, cerca de la mitad lo sería de medianos y grandes productores, y el resto de otros actores rurales.33 Las causas subyacentes de la deforestación son más difíciles de identificar, aunque ellas están vinculadas con la inseguridad de tenencia de la tierra, y los mayores beneficios económicos provenientes de los usos agrícolas del suelo por sobre los forestales. El saneamiento de tierras ha sido y es quizás uno de los principales factores impulsores de la deforestación, puesto que la conversión de bosques constituye el medio más fácil y barato para justificar la propiedad de las tierras. Asimismo, los costos de oportunidad de uso del suelo hacen que sea más rentable invertir en actividades agrícolas y ganaderos que en manejo forestal, lo que constituye uno de los mejores estímulos para la remoción de los bosques. Por su parte, como ya se mencionó, la expansión de los desmontes es posiblemente una importante fuente de oferta de madera, la que impone una competencia desleal contra la madera proveniente de los planes de manejo. Analizando las dos caras: avances y problemas Diversos autores han destacado los avances en el nuevo régimen forestal, que se traducen principalmente en el aumento de las áreas forestales bajo planes de manejo y, con ello, la introducción de buenas prácticas de manejo, lo que habría ayudado a la expansión de la certificación forestal.34 Además se menciona frecuentemente que entre otros avances, se ha promovido la democratización en el acceso de los recursos forestales, principalmente favoreciendo el acceso a recursos forestales a las comunidades campesinas, además de haber conseguido que los antiguos “piratas” obtengan acceso formal a concesiones forestales.35 También se ha sugerido que la mayor descentralización de la gestión forestal, con la transferencia de responsabilidades de fiscalización a los gobiernos municipales, habría promovido un papel más activo de dichos gobiernos, aunque eso no ha tenido efectos claros en la gestión forestal.36 Finalmente, también se indica que los cambios en la legislación forestal fueron un estímulo importante para mayores inversiones en el manejo y en la expansión de la transformación forestal.37

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Pacheco 2006b. Quevedo 2004; Taylor et al. 2002. Contreras y Vargas 2001. Pacheco 2000. CFB 2006; Chávez et al. 2003.

Esta perspectiva sugiere que lo que haría falta ahora es profundizar el modelo adoptado, esto es promover un sector forestal más competitivo y mejor conectado a los mercados externos, porque eso sería uno de los pocos medios posibles para valorizar los recursos forestales frente a los usos competitivos del suelo. Además, sería preciso modernizar los procesos de transformación para superar las dificultades estructurales de baja competitividad del sector forestal boliviano. Esta perspectiva ha tendido a enfatizar demasiado el aprovechamiento comercial de los bosques en gran escala vinculado a mercados externos, lo que en cierta forma tiende a favorecer a las empresas madereras grandes que logran conectar verticalmente los procesos de aprovechamiento, transformación y exportación, convirtiéndose para ellos la certificación en un instrumento importante para ampliar sus mercados. Aunque el modelo basado en las concesiones ayuda a proteger tierras fiscales forestales ante presiones externas, el problema es que este modelo no genera muchos encadenamientos sectoriales, demanda la concentración de importantes superficies de tierras forestales y, además, estimula la concentración de los beneficios. Es importante tomar en cuenta que los usuarios forestales locales y madereros, vinculados a mercados domésticos o de exportación menos exigentes, alimentan importantes dinámicas comerciales, aunque ellas no necesariamente se basan en una racionalidad de manejo de bosques con horizontes de largo plazo.38 Para ellos la certificación no es necesariamente un objetivo importante porque ella lleva a aumentar sus costos de producción y la madera de fuentes manejadas no es valorada en estos otros mercados. Aunque en la práctica existen estrechas relaciones comerciales entre estos actores, ellos generalmente operan en mercados informales, los que están bastante estructurados. La expansión de estos mercados informales generalmente se produce por la presión que generan intermediarios y madereros locales sobre tierras indígenas o áreas de pequeña producción, haciendo más difícil que los grupos locales que están interesados en proteger sus bosques, sobre todo en territorios indígenas, puedan tener éxito en esos sus intentos. Además existen grupos locales con recursos forestales que están interesados en tomar ventajas de sus bosques en el corto plazo. Aunque han crecido las superficies bajo manejo forestal, eso no dice que en esas áreas se realice un efectivo manejo forestal y, muchas veces, la elaboración de los PMF simplemente sirve para justificar la extracción de madera, la que además se la consigue de diferentes áreas a las indicadas en los PMF. Existen casos en que comunidades indígenas y campesinas, y propietarios privados, están desarrollando esfuerzos para hacer manejo aplicando las reglas de juego de la norma forestal, aunque con varias dificultades para cubrir los costos de transacción asociados al manejo y enfrentar las dificultades asociadas a su inserción en los mercados, y de esa manera obtener beneficios económicos que justifiquen las inversiones realizadas en el manejo forestal.39 Otra vía, generalmente fomentada por proyectos forestales, es la de generar alianzas entre comunidades y empresas, aunque hasta ahora éstas han probado no ser muy efectivas para vincular las necesidades de las comunidades con las demandas de materia prima de las empresas. Existe evidencia anecdótica, en relación a que estarían aumentando los índices de extracción ilegal debido a la facilidad de traficar con los permisos forestales y la posibilidad de quebrar los procedimientos creados para la fiscalización forestal. Otro caso notorio es la expansión acelerada de los desmontes ilegales, que ya fue

38 39

Estas actividades comerciales están principalmente vinculadas con la demanda de madera de los mercados domésticos de Santa Cruz y La Paz, aunque parte de esa madera es procesada y exportada a mercados regionales. Benneker 2006; Pacheco 2007.

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identificada bastante tiempo atrás.40 Es que junto con las mayores presiones por madera, facilitada también por la expansión de los mercados, se ha producido un debilitamiento gradual de la institucionalidad pública forestal, lo que es producto del virtual colapso del sistema de regulación forestal (que ha tendido a privilegiar el control administrativo de los procesos y debilitado los mecanismos de monitoreo y vigilancia forestal). No están muy claros los motivos que han llevado a esa decisión pero posiblemente están asociados con la baja disponibilidad de recursos en la Superintendencia Forestal. Asimismo, los gobiernos municipales no han tenido los suficientes incentivos para participar en la fiscalización forestal, por la modalidad adoptada de distribución de las patentes, que no deja recursos a los municipios provenientes del combate a la extracción y desmonte ilegal. Estas señales de la realidad muestran las dificultades que está enfrentado el sistema de comando y control adoptado con las reformas forestales de mediados de los noventa. Adicionalmente, poco es lo que se ha hecho para mejorar los sistemas de monitoreo del manejo forestal, más aún ante la reducción de recursos para la fiscalización forestal por la reducción de la patente forestal a las concesiones, la que nunca fue restituida a sus niveles originales41, lo que también llevó a la reducción de recursos para los gobiernos municipales, truncando el proceso de descentralización de la gestión forestal. Asimismo, los procesos establecidos por ley para hacer efectivo el monitoreo a las concesiones, como son las auditorías forestales, nunca fueron ejecutadas. Esto ha llevado a reducir la confiabilidad en el sistema de regulación forestal. Además, los varios regímenes de excepción que se han implantado desde la SF para facilitar la aplicación del régimen forestal han tendido a debilitar la institucionalidad forestal.42 Es evidente que las reglas de juego definidas con la reforma forestal impusieron estándares difíciles de cumplir en la realidad, más dirigidos a regular el aprovechamiento comercial en gran escala. Es que su problema ha sido el imponer normas homogéneas a realidades diversas, y olvidar las prácticas de aprovechamiento de baja intensidad realizadas por indígenas y campesinos. En lugar de favorecer reglas más flexibles, se impusieron normas rígidas que fueron frecuentemente violadas. Otro problema serio que dificulta el desarrollo forestal en Bolivia es la debilidad de los encadenamientos sectoriales, porque se ha tendido a priorizar la articulación de las cadenas productivas vinculadas a los mercados de exportación.43 No obstante, existen relaciones vigorosas entre los usuarios locales con madereros y unidades artesanales e industriales de procesamiento, las que usualmente se producen de manera informal o ilegal. Esto lleva a que esos mercados generalmente no operen de manera transparente, y parte de los beneficios sean apropiados por aquellos actores con mayores recursos financieros o mejores capacidades de negociación en esos mercados, fenómeno usualmente conocido como captura por las élites. Además, cuando los usuarios forestales locales se insertan en cadenas más estructuradas, usualmente a través de alianzas con empresas forestales, generalmente no obtienen beneficios mayores por su madera, aunque sí logran mercados más seguros para la misma. Un factor adicional son las limitaciones para el desarrollo de mercados de no maderables, y la posibilidad de obtener beneficios

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43

Contreras 2002. La patente de aprovechamiento forestal prevista en la Ley Forestal imponía US$ 1 por hectárea/año por toda el área de la concesión, la que mediante DS. 27024 de mayo de 2003 fue reducida al área intervenida anualmente, más el pago de un cuota adicional de regulación retenida en su integridad por la SF. Principalmente las medidas que permiten la elaboración del Plan Operativo Anual Forestal (POAF) con cargo a PMF, la promulgación y cancelación de los Planes de Manejo Forestal (PMF) en áreas menores a 3 ha, y la aprobación de varios PMF de superficies menores de 200 ha dentro de una misma propiedad. Chávez et al. 2003.

de esos recursos.44 Una excepción es la castaña, que es la principal fuente de subsistencia de numerosas familias rurales. Las reformas de mediados de los noventa, aunque pusieron un cierto orden en la situación caótica que atravesaba el sector, no han ayudado a resolver los problemas mencionados, debido a su exagerado énfasis en el aprovechamiento forestal maderero a través del uso comercial de gran escala del bosque. Aún si se considera que, como mencionan Taylor y colegas,45 era necesario que se otorgaran esas prioridades si es que se querían producir cambios sostenidos en el corto plazo, hubiese sido importante una mayor capacidad del sector público y privado para evaluar las implicaciones del régimen forestal y proponer medidas correctivas (sobre todo en la revisión de las normas) a las realidades de los diferentes actores forestales, ajustes al sistema institucional, mejores incentivos para los usuarios forestales y la búsqueda de mercados más transparentes, entre otros. En este orden de cosas, el Estado se ha refugiado en cumplir simplemente con sus funciones administrativas mínimas, los actores forestales en intentar obtener el mayor beneficio económico posible de los bosques que tienen a su acceso, y los proyectos forestales en hacer lo posible para aplicar el modelo disponible pero con pocas innovaciones en tecnologías y modelos organizativos. En el contexto descrito no es fácil dilucidar las causas de los problemas que enfrenta el sector forestal, puesto que algunas tienen relación con factores por fuera del sector forestal y otras son inherentes al sector. Entre las primeras están sobre todo las políticas de tierra que, a través del saneamiento de la propiedad agraria, han alentado no sólo la legalización de derechos de las propiedades obtenidas por medios ilegales, sino también la conversión de bosques a otros usos y, con ello la expansión del desmonte ilegal y, a su vez, el aumento de la oferta ilegal de madera. Además, las políticas de subsidio indirecto a la agricultura comercial también han actuado contra los bosques. Los factores inherentes al sector forestal tienen relación, entre otras cosas, con la poca articulación de los mercados y al hecho que esos mercados tienen muchas imperfecciones, están controlados por unos pocos compradores, y los usuarios incurren en altos costos de transacción para mantener sus operaciones forestales. Adicionalmente, no existen políticas forestales de incentivo para hacer manejo forestal y tampoco mecanismos de provisión de servicios forestales y asistencia técnica, con lo que los usuarios forestales menos favorecidos quedan a expensas de aquellos agentes con más capital y mejor conocimiento de los mercados, y que aprovechan sus ventajas para aumentar sus beneficios. A esto se suma las grandes debilidades estatales para monitorear las operaciones forestales y, lo que es más serio aún, para sancionar a los infractores de delitos ambientales. En este orden, la reducción de las patentes forestales a las concesiones, aunque alentó la recuperación económica de este sector, también dejó al Estado sin los recursos necesarios para proporcionar servicios y fortalecer sus acciones de monitoreo.46 Asimismo, esto ha debilitado a los gobiernos municipales, que no están dispuestos a invertir sus recursos para apoyar la fiscalización forestal o proporcionar servicios, y los apoyos proporcionados por las prefecturas en los diez años del régimen forestal actual han sido bastante erráticas, o no han sido coordinadas con los niveles locales, lo que ha generado muchas ineficiencias.

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Marshall et al. 2006. Taylor et al. 2002. Es importante indicar que los recursos de las patentes forestales siempre estuvieron en el papel porque los concesionarios nunca procedieron al pago efectivo de las patentes en los niveles estipulados en la legislación forestal (Carden 2003).

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Los desafíos emergentes para el manejo forestal Para superar los problemas mencionados y continuar avanzando hacia una gestión forestal más sostenible, con implicaciones positivas en la conservación, el crecimiento económico y la reducción de la pobreza, se precisa adoptar una visión más integral de la gestión de los bosques, esto es que incorpore más explícitamente la necesidad del manejo múltiple de los recursos del bosque, incluidos los servicios ambientales, y la necesidad de articular mejor las visiones, intereses y necesidades de todos los actores forestales, sobre todo de los más marginados. En el contexto boliviano, esto es particularmente complejo porque deben incorporarse nuevas dimensiones en el análisis y en las propuestas, como son las dimensiones regionales y las étnicas, particularmente en lo que hace a la promoción del desarrollo y el gobierno de los bosques. En particular, entre los desafíos más concretos para avanzar en esa línea, están los vinculados con la necesidad de ir hacia un manejo forestal más integral o que promueva el manejo múltiple de los recursos forestales; que sea más incluyente, facilitando una mejor distribución de los beneficios de esos recursos permitiendo que se queden más recursos en los territorios donde los mismos se generan; y que promueva un gobierno más democrático y participativo de la gestión de los bosques, con la participación complementaria de los diferentes niveles de gobierno y una efectiva participación social no sólo en la definición de las políticas sino en su puesta en marcha. Para enfrentar esos desafíos se debe avanzar de manera simultánea en varios ámbitos de acción, particularmente aquellos vinculados con evitar la especulación de la tierra, promover una mejor distribución de la misma y, al mismo tiempo, asegurar derechos a la tierra y bosques más seguros – aunque éstos aparentemente resultan ser objetivos contradictorios. Es preciso que se avance hacia sistemas de manejo forestal menos homogéneos, que reconozcan la diversidad de los actores y de sus prácticas de manejo de bosques. Además es necesario nivelar las condiciones de juego para todos los actores forestales, mejorando sus capacidades de negociación en los mercados y haciendo que los mismos sean más transparentes, considerando no sólo los mercados para los bienes forestales sino también aquellos que están emergiendo para los servicios ambientales, y los mecanismos de deforestación evitadas. Finalmente, es necesario que existan mejores incentivos para que los actores rurales incluyan entre sus prioridades el ordenamiento y manejo de los bosques, dentro de propuestas negociadas más amplias de manejo de paisajes, como parte de mecanismos más democráticos para hacer efectivo el gobierno de los recursos forestales, con sistemas más eficientes de control de las decisiones y de la aplicación de los recursos que provienen de las rentas forestales que son administradas por los diferentes niveles de gobierno.

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Pero sin duda el gran desafío no reside dentro del sector forestal sino más bien está en las condiciones y políticas por fuera del sector forestal, principalmente en las políticas de tierra, de desarrollo de infraestructura caminera, y de promoción de la agricultura. Hasta ahora no ha existido un balance apropiado para, dentro de propuestas de desarrollo territorial concertadas, promover la regularización de derechos propietarios y facilitar condiciones para su inserción en los mercados. La conversión de bosques es mucho más agresiva en áreas de frontera ocupadas por la empresa agrícola, en su intento de optimizar la obtención de beneficios a través de las actividades más rentables, y es poco más lenta en las fronteras de la colonización, donde se combinan objetivos de subsistencia y de mercado. En la medida en que sean mayores las áreas de bosque dentro de propiedades agrarias, serán también mayores los desafíos para promover iniciativas de manejo forestal en esas propiedades. Es posible asumir que el

manejo forestal en comunidades tiene mayores perspectivas de emerger como una solución de gestión forestal local antes que el manejo forestal en propiedades privadas individuales. Aunque es posible que los mercados emergentes para carbono puedan alterar los cálculos de los productores sobre los costos de oportunidad de uso del suelo, tendiendo a favorecer prácticas de conservación forestal, todavía está pendiente la cuestión de equidad en el acceso de los actores rurales a esos mercados. No es posible suponer que va a existir un tránsito hacia el manejo forestal incluyente si es que no se cuenta con políticas sectoriales activas para favorecer esa transición - como la provisión de servicios técnicos y de extensión forestal -, dinamizando las propias capacidades locales, en favor de las iniciativas de las comunidades indígenas, campesinas y de extractivistas, para hacer manejo de bosques para la producción y/o conservación. Además, es necesario alentar la modernización de las micro, pequeñas y medianas unidades económicas de producción y transformación forestal. Ello se conseguirá con políticas, por fuera del sector forestal, que logren hacer más oportuno su acceso a capital financiero y la promoción de innovaciones tecnológicas. También es fundamental propiciar la integración horizontal de estos productores en el mercado para desarrollar de manera más vigorosa las economías forestales locales. El Estado, hasta ahora, ha dejado al sector privado avanzar solo en la consecución de esos objetivos, lo que no ha llevado a resultados significativos. No obstante, la institucionalidad pública está bastante debilitada para pensar en un papel más activo del Estado en el desarrollo, siendo preciso reforzar las capacidades técnicas y de implementación de las agencias públicas. Aunque la descentralización forestal abrió las puertas para promover mayores intervenciones de los gobiernos locales, en mayor grado en la fiscalización forestal y, en menor medida, en la promoción del manejo forestal, ese proceso no ha dejado saldos muy alentadores, porque ni las prefecturas, ni los municipios han invertido recursos significativos en los bosques, ni siquiera en acciones básicas de fiscalización y monitoreo. Además el esquema de descentralización forestal empleado ha marginado de las decisiones a las organizaciones locales, indígenas y campesinas. La emergencia del debate de las autonomías departamentales debería ayudar a revitalizar la discusión sobre la necesidad de una descentralización forestal efectiva, donde se complementen las capacidades locales en las acciones de fiscalización, monitoreo y promoción del desarrollo forestal con las acciones e intervenciones de los distintos niveles de gobierno. Continúa abierto el debate sobre qué funciones deberían corresponder a cada nivel. En esta línea, es de fundamental importancia que se transforme el actual sistema de comando y control, en el que el Estado asume simples roles de fiscalización, por otro donde sea más activo en la promoción del manejo forestal, y que otorgue mayores capacidades de decisión sobre el manejo forestal a los propios actores locales. Finalmente, la irrupción de lo indígena plantea dos desafíos adicionales a la gestión forestal. El primero es la necesidad de incorporar las visiones y prácticas de manejo de los recursos forestales de los pueblos indígenas dentro de los sistemas formales de manejo forestal, lo que podría derivar en modelos más diversos de manejo de bosques, y el segundo es construir mejores sistemas de gobierno local de sus territorios, y por lo tanto de los recursos forestales, sobre la base de las instituciones ya existentes. No hace mucho sentido intentar imponer modelos homogéneos de manejo, los que posiblemente no van a funcionar, o intentar suplantar sus instituciones por sistemas diferentes de gobierno de los bosques. Ésta no es tarea fácil porque, en muchos casos, estas poblaciones se enfrentan al debilitamiento progresivo de sus instituciones, y han apropiado prácticas más intensivas de manejo de bosques vinculadas a los mercados. El desafío es mejorar sus capacidades de negociación en los mercados y en la construcción de procesos de gestión

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local de los recursos forestales, frente a proveedores de servicios y proyectos de asistencia, incorporando sus saberes y valores. Comentarios finales Este documento propone un balance sintético de la gestión forestal y señala algunos desafíos importantes a futuro. El mismo observa que el sector forestal ha conseguido estabilizar su crecimiento vinculado con su inserción en mercados externos. Aunque este tipo de crecimiento puede sostenerse a futuro, plantea importantes cuestionamientos sobre la posibilidad del sector para promover mejores procesos redistributivos de los beneficios, y sobre la conservación futura de los bosques. En la medida en que los bosques no generen beneficios ampliados a la sociedad, continuarán creciendo las presiones sobre los bosques tanto en tierras públicas como privadas. Un tema relevante es que en la actualidad la superficie de bosques dentro de propiedades privadas sea mayor a la de los bosques públicos, ya sea en áreas de conservación o los entregados a concesiones. En ese sentido, actualmente crecen las áreas con manejo forestales en propiedades privadas - individuales y comunitarias - aunque esté en duda la calidad del manejo que se realiza porque, en muchos casos, los planes se elaboran sólo para justificar la extracción de madera. Además, la expansión de la frontera agrícola hace que los desmontes sean una fuente importante de madera que compite de manera desleal con las áreas manejadas. Este trabajo sugiere que los principales desafíos hacia delante consisten en transitar hacia una gestión forestal más integral e incluyente, con el propósito de apoyar a que los bosques cumplan con múltiples finalidades de provisión de servicios ambientales, desarrollo económico y reducción de la pobreza, si es que se quiere que se conserven en el largo plazo. Éstos aparentemente resultan ser objetivos contradictorios, difíciles de armonizar en la práctica, pero las visiones fragmentadas sobre la gestión forestal han alcanzado resultados relativamente pobres. Las reformas forestales en el país de mediados de los noventa no han conseguido enfrentar esa compleja tarea, por lo que hace falta establecer una agenda más ambiciosa de reformas si es que se quiere enfrentar ese desafío. Esta agenda no sólo debería vincularse con acciones dentro del sector forestal sino con reformas de políticas no forestales, que pongan más atención a las regiones forestales y las poblaciones que dependen de los recursos forestales. De la manera como se responda a estos desafíos dependerá la gestión de los bosques a futuro, que precisa de la combinación de voluntades con buenas políticas, en un periodo en el que se están transformando rápidamente los paradigmas sobre la gestión forestal en el ámbito regional y mundial.

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Créditos fotografías: P.Pacheco

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Quemas no controladas

por M.O. Ribera y C.B. de Morales La problemática de las quemas anuales ha merecido diversos análisis y el manejo de las cifras es muy variable. De acuerdo al Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI), se reportan para el año 2007 desde 2.200 hasta 3.000 “focos de calor” (incendios o quemas extendidas o localizadas), mientras que el Instituto Boliviano de Información Forestal (IBIF) presenta datos realmente alarmantes de más de 188.000 incendios en los últimos diez años, es decir una media anual mayor a 18.000 fuegos entre 1998 y 2007. Valores altos extremos se encuentran en los años 1999, 2004 y 2005. Sea como fuere, las cifras son muy elevadas y tienen tendencia a aumentar a causa de las sequías prolongadas de los últimos años.47 El uso del fuego en los cultivos anuales Es necesario entender que el uso del fuego es todavía una necesidad para determinadas formas de agricultura y ganadería en el trópico. Muchos grupos indígenas desarrollaron modelos de utilización del suelo basados en una agricultura itinerante que permite que los niveles nutricionales se restablezcan satisfactoriamente en suelos y vegetación. En razón del veloz agotamiento de la fertilidad del campo de cultivo, las superficies cultivadas durante dos o tres años deben dejarse en descanso para su recuperación, siguiendo un ciclo de barbecho itinerante. Por lo tanto, el agricultor se ve obligado a tumbar el bosque o monte y quemarlo antes de sembrar cultivos anuales como arroz, yuca o maíz. Además del uso de las cenizas como fertilizante, la quema produce una efectiva destrucción de las plagas potenciales. El corte y la quema reducen los costos de preparación del terreno, en términos de inversión de tiempo y esfuerzo. De no practicarse el chaqueo, el agricultor invertiría más energía (calorías) en el trabajo de limpieza de lo que puede obtener como resultado de la cosecha, es decir tendríamos una inversión energética negativa. El sistema tradicional de chaqueo es en estas circunstancias el único que puede asegurar la supervivencia de la familia. Si se llegara a prohibir, alguien debería subsidiar a miles de pequeños agricultores que se verían impedidos de cultivar diversos productos básicos, afectando el flujo de productos hacia las ciudades y la seguridad alimentaria de la región. Pero el sistema de quemas resulta eficaz únicamente cuando la tierra es suficiente para completar el ciclo de barbecho y donde existe una baja densidad demográfica, de manera que las superficies quemadas se mantengan pequeñas.48 La agricultura intensiva y a gran escala presenta una situación diferente. La ampliación de las fronteras agrícolas y el uso del fuego en la preparación de terrenos para cultivos en gran escala de soya y otras plantaciones abren nuevos frentes de ocupación de tierras para fines agropecuarios. Este es el caso de las zonas de Guarayos, Choré, Norte de La Paz y Pando, independientemente de que se trate de grandes, medianos o pequeños productores. Estas nuevas ocupaciones contribuyen en gran medida al problema de la quema y desmonte. Esta producción se destina al mercado y en general, a medida que los agricultores ingresan en ellos, vendiendo por ejemplo arroz, soya o maní, se ven estimulados a habilitar espa47 48

Ribera 2007. Manejo del fuego, incendios forestales y quemas extendidas. LIDEMA Moran, 1993.

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cios de cultivos cada vez más grandes, con lo cual los desmontes y las quemas se incrementan, agudizando el problema.

Fuente: La Prensa

Durante la quema las temperaturas del suelo en los terrenos chaqueados pueden variar entre 67 y 310 ºC en la superficie, y entre 48 y 190 ºC a 1 cm de profundidad. La quema por tanto impide la aparición de malezas que se encuentran en forma de semillas en el suelo o los rebrotes de las plantas desbrozadas. Cuanto más caliente y más completa es una quema, menor será el vigor de la sucesión secundaria y mejores las condiciones para el crecimiento de las nuevas plantas cultivadas. Si la quema es incompleta, la competencia de los cultivos con las plantas invasoras será muy dura y, desde muy temprano en el ciclo de crecimiento, significa una elevada inversión de tiempo y esfuerzo en faenas de limpieza. 49

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Ribera 2007. Manejo del fuego, incendios forestales y quemas extendidas, LIDEMA.

Quema de pastizales En el caso de la ganadería, el uso del fuego permite el rebrote de los pastos de manera que estén disponibles para las necesidades de alimentación del ganado. Los ecosistemas de herbáceas y graminoides (praderas, sabanas, pastizales) están normalmente sujetos a fuegos con una periodicidad más frecuente que los ecosistemas de bosques. Muchos incendios inclusive, en períodos muy secos, se producen de forma espontánea sin intervención del hombre.50 La ganadería extensiva que se practica en diversas regiones del país, recurre a la quema de pastizales maduros como una práctica común durante la época seca, con el fin de promover el rebrote de pastos para la cría del ganado. Con frecuencia los pastizales están asociados a comunidades arbustivas, ya sea que éstas estén distribuidas de manera dispersa o rala, o formen densos manchones. Las quemas recurrentes ocasionan impactos importantes a estos ecosistemas de bosques, precisamente en las fronteras entre el bosque y el pastizal. El problema principal del chaqueo radica en cómo se hace uso del fuego y qué medidas se toma para evitar su expansión incontrolada. La mala práctica en la quema de pastizales se deriva de procesos no controlados, sin contrafuegos, o en horas de mayor intensidad de vientos. La realización de varias quemas sucesivas en la época seca es otra mala práctica, que no permite la recuperación de las plantas. Los fuegos extendidos de las sabanas afectan a menudo las formaciones boscosas, las más afectadas son las islas de bosque y los bordes de los bosques de galería. Muchos fuegos extensos en zonas boscosas son causados por chaqueos y quemas de pastizales que salieron de control, aunque no se excluye otras causas como fuegos dejados por cazadores o negligencia. Un incendio forestal extendido puede afectar más de 5.000 hectáreas en un par de días. En algunas zonas de los Yungas se queman las laderas aduciendo la eliminación de serpientes venenosas. Algunas etnias amazónicas del Beni que viven en ecosistemas de sabanas todavía usan el fuego como una práctica tradicional para la caza del ciervo de pantanos. Por otra parte, se ha conjecturado que las talas y quemas en las zonas de colonización obedecían a una necesidad del poblador proveniente de las tierras altas, de tener espacios abiertos que reduzcan la sensación de amenaza e inseguridad del nuevo medio tropical. En numerosas circunstancias los fuegos son producidos por la simple “costumbre” de quemar, lo cual es por supuesto debido a la ignorancia y en ocasiones, el vandalismo.

Emergencia por los incendios El territorio nacional confronta un estado de extrema contaminación, por los incendios que están asolando a seis de los nueve departamentos, como resultado de la habilitación de tierras forestales a agrícolas para la siembra. Esta práctica que se produce cada año, pero con más intensidad que el anterior, ha llegado en la actualidad a afectar, por ejemplo, las operaciones aéreas de siete aeropuertos, a causa de las densas humaredas que los cubren. La situación es tan grave en la región oriental del país, empezando por la

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por ejemplo a partir de relámpagos o por efecto “lupa” de las gotas de agua del rocío o lloviznas, y posiblemente también por combustión espontánea de gases provenientes de la descomposición de materia orgánica.

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ciudad de Santa Cruz, la mayor del país, que miles de personas están sufriendo en su salud los efectos de las humaredas, tales como infecciones respiratorias, conjuntivitis en los ojos e irritaciones de la piel (dermatitis). El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI) informó que los satélites espaciales han registrado 447 incendios, entre los días lunes y martes de esta semana. Esta cifra es siete veces mayor a la del año pasado, cuando en el mismo periodo se detectaron 63 incendios. Aunque las apreciaciones oficiales sobre el origen de los incendios pueden ser todavía provisionales, hasta tanto se completen las investigaciones técnicas del caso, el director general de recursos naturales forestales y medio ambiente, Jaime Villanueva, dijo a la Razón que la mayor parte de los incendios se está produciendo en propiedades agroforestales mayores a las 500 hectáreas de extensión, lo que puede atribuirse a una actividad netamente agroindustrial. La finalidad sería la de extender la frontera agrícola. La devastación de bosques no ha causado todavía la muerte de seres humanos, pero lo que sí está haciendo es matar a la fauna en reservas y parques nacionales, entre ellos Aguaragüe (Tarija) y Carrasco (Cochabamba), además de poner en riesgo campos petrolíferos en Camiri, donde arden unas 500 hectáreas del cerro Sararenda, que está considerado como un patrimonio nacional. Pese a que en el pasado se demandó a los agricultores no seguir causando estos daños forestales – incendios y chaqueos −, esta vez tendría que dirigírseles un clamor nacional, para que se abstengan de realizar estas prácticas sin control alguno que constituyen verdaderos crímenes contra el medio ambiente y la biodiversidad. Además, a estos depredadores se les tiene que aplicar sanciones rigorosas, previa investigación exhaustiva y esa es responsabilidad de las autoridades. Uno se pregunta, bajo estas circunstancias, en qué está la normativa sobre el medio ambiente. Bolivia tiene una ley en la materia, pero ésta no cuenta con sanciones. Es decir, en la historia nacional no existe registro de alguien que haya sido juzgado y sentenciado por quemar un bosque, por talar árboles sin plan de manejo, por saqueo, por la muerte de fauna y flora. La conclusión es que los daños al ambiente y que tienen efecto directo en el ser humano no son sancionados en el país. Bajo estas circunstancias no se comprende dónde están las organizaciones ambientalistas del país, que son muchas, reclamando por esta actividad tan dañina. Para ser pragmáticos, se nota que la falta de previsión le falló al país y los incendios han sorprendido a todos desprevenidos de control, de leyes y de capacidad de reacción. Editorial de La Razón, 4 de octubre de 2007

Características de los incendios forestales

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Los incendios forestales más atemorizantes y devastadores son los denominados incendios de “copa” o “corona”, son incendios que se expanden velozmente por la copa de los árboles, provocan muy altas temperaturas (más de 250 ºC) y matan a la mayor parte de la vegetación; además son muy difíciles de controlar. Por el

contrario los fuegos de suelo o rastreros, son de menor intensidad y arden lentamente, siendo más fáciles de controlar. En general los incendios devastadores sólo se propagan si existe mucho material inflamable acumulado. Precisamente, una práctica de manejo forestal implica el manejo de fuegos controlados de suelo con el fin de eliminar periódicamente el material inflamable acumulado y evitar que se generen incendios grandes que puedan derivarse en fuegos de corona. Cuando se trata de bosques, las zonas quemadas y devastadas por fuegos intensos, tardan varios años en regenerarse. Normalmente las fases juveniles de regeneración del bosque y los bancos de semillas de los suelos han sido eliminadas. Si la intensidad del incendio es extrema, los bosques pueden ser totalmente destruidos, en cuyo caso se deben producir procesos de recolonización de especies de plantas, desde zonas vecinas no afectadas, para que se produzca la regeneración natural. Por lo general los bosques y otros ecosistemas sujetos a fuegos regulares, están compuestos por especies con elevada resistencia y adaptaciones al fuego (p.ej. cortezas y ritidomas gruesos y yemas protegidas). En casos de quemas severas se evidencia un elevado grado de carbonización en troncos y ramas (20-40%) y daños de carbonización parcial de cortezas y ritidomas (40-80%). Normalmente se observa la pérdida casi total del follaje y yemas (70-90 %), y hasta un 30% de ramas altas muertas así como una alta mortalidad de epífitas. En estos casos hay una alta probabilidad de mortalidad o daño fisiológico muy severo, con la muerte posterior de muchos individuos. A diferencia de los bosques, las quemas en pastizales son rápidas, es decir menos prolongadas y se generan temperaturas de quema mucho más bajas; ambas situaciones en función a la menor cantidad de biomasa y materia seca involucrada. Los ecosistemas con una estacionalidad marcada de hasta 6 o 7 meses secos, son más vulnerables a incendios. En esta categoría se ubican los diversos tipos de bosques secos deciduos de valles mesotérmicos y sus transiciones a formaciones más húmedas. Existen regiones de elevada incidencia, en las cuales las quemas son crónicas, como el Chaco, particularmente el Chaco serrano; la Chiquitanía, con la región de sabanas del cerrado y la región Guarayos en Santa Cruz; los valles secos y las transiciones al bosque tucumano-boliviano en el Sur del país; también las sabanas del Beni se tornan en ecosistemas de alta vulnerabilidad a los fuegos en la época seca. Inclusive los bosques húmedos de Yungas, que tienen una estación seca entre julio y septiembre, soportan considerables quemas en ciertos años. Las áreas protegidas que comprenden este tipo de ecosistemas son asimismo vulnerables. Impactos y efectos Los efectos de los fuegos no controlados son diversos, el más inmediato es la destrucción de la biodiversidad, afectando severamente a la fauna y flora, y ocasionando la pérdida o degradación de sus hábitats. No solamente se dan fuegos intencionales en el trópico, también se usa en zonas montañosas altas, donde se practica la quema de pastos para obtener alimento verde para el ganado. Según el SERNAP, se identificaron en 2007 más de 600 focos de calor dentro de las áreas protegidas de importancia nacional. En Aguaragüe hubieron 33, en Amboró 15, en Apolobamba 3, en el Parque Nacional Carrasco 33, en la Estación Biológica del Beni 2, en Iñiao se reportaron 39, en Kaa-Iya 2, en Madidi 4, en Manuripi 49, en el Noel Kempff Mercado 79, en Otuquis 14, en Pilón Lajas 3, en San Matías un increíble número de 259, en Isiboro Securé 65, 8 en Tariquía y uno en el Parque Tunari. En algunos casos los fuegos incontrolados afectan ecosistemas únicos y relictuales como los queñuales (Polylepis spp.) en zonas altas o palmares de janchicoco

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(Parajubaea torallyi) en Chuquisaca.51 Por supuesto se pierden valiosos recursos forestales maderables y no maderables. La acumulación de cenizas y materia carbonizada provoca episodios de contaminación masiva de aguas (y cambios de pH) cuando las primeras lluvias lavan y arrastran los materiales de la combustión acumulados en el suelo, afectando la calidad ambiental de los cuerpos de agua. El efecto inmediato más evidente es la emisión de humos y contaminación del aire, que se deja sentir no sólo en las zonas afectadas sino en ciudades como Santa Cruz, Trinidad, Cochabamba y La Paz, con consecuencias en la salud de los pobladores del campo y la ciudad, causando problemas respiratorios y oculares. Aunque parezca irónico, es gracias al humo que la población ha llegado a tomar conciencia de la gravedad del problema de las quemas. La emisión de miles de toneladas de gases, como el dióxido de carbono, productos de las quemas, contribuye de forma directa a los fenómenos de calentamiento global y cambio climático. Es importante recordar sin embargo que una importante proporción de los humos que llegan al territorio nacional, provienen de las extensas quemas de la Amazonía y el Cerrado brasileño. Medidas de control Un manejo controlado y responsable de los fuegos debería evitar las grandes quemas extendidas y los incendios forestales incontrolables, o al menos debería reducir significativamente la probabilidad de su ocurrencia. Consideramos que el fuego debe ser manejado con responsabilidad y bajo control social o comunitario, no sólo del Estado, del cual ya se ha visto que no cuenta con los medios necesarios. Entre las normas que prescriben cuidado y control en el tema de quemas están la Ley de Medio Ambiente, el reglamento forestal, el reglamento general de áreas protegidas y las normas técnicas para permisos de desmonte y quema de pastizales de las Superintendencias Forestal y Agraria. La Ley de Municipalidades confiere responsabilidades a los municipios para precautelar impactos a los ecosistemas y recursos. Sin embargo, el nivel de aplicación y cumplimiento de estas normas ha sido excepcionalmente reducido. La escasez de recursos y medios para atender el tema de incendios y fuegos de la época seca, tiene su raíz principal en la debilidad de las gestiones ambientales, tanto municipales como prefecturales, y esto tiene que ver directamente con la escasa atención que se brinda al tema ambiental y la falta de recursos en estas instancias del Estado. En regiones con alta vulnerabilidad a los incendios debería ser imprescindible la incorporación de presupuestos en los Planes de Desarrollo municipales y departamentales, para enfrentar contingencias relacionadas con incendios forestales. La adopción de modelos agroforestales, que combinan cultivos anuales con una cubierta permanente de árboles frutales, maderables, tintóreos, palmeras, etc., de forma de reducir las superficies de corte y quema anual, es una solución interesante. Mientras menos superficies de chaqueo se habiliten, favoreciendo los cultivos de cubierta perenne y los sistemas agroforestales, mucho mejor. Lo anterior se justifica además por la predominancia en aquellas zonas cálidas de suelos que tienen vocación forestal, con fuertes limitaciones para fines agropecuarios. Los productores pueden así combinar parcelas agroforestales con parcelas de

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SERNAP 2007.

cobertura perenne, obteniendo productos destinados al mercado, como el café (bajo sombra) o el cacao, con lo cual necesitarán progresivamente menos superficies de cultivo bajo sistemas de chaqueo. Finalmente es necesario tomar en cuenta que la posibilidad de fuegos extendidos, cada vez más graves, en muchas regiones del país, aumentará considerablemente debido al fenómeno del cambio climático global. La recurrencia de sequías severas y los cambios en los regímenes de lluvia, así como el aumento de temperatura que ocasiona mayores niveles de evapo-transpiración y sequedad, son el motor para que los desastres por quemas proliferen y se intensifiquen. Diversas proyecciones indican que los próximos años esta problemática se agudizará, sin embargo en el país aparentemente pocas previsiones se están tomando al respecto.

El control social de los incendios Podría considerarse como una alternativa complementaria al rol del Estado en el control del uso del fuego, al control social derivado de normas comunitarias. Esto con seguridad puede funcionar en comunidades campesinas e indígenas con base cultural tradicional y que aún practican normas consuetudinarias en el manejo de recursos como los cursos de aguas, bosques o campos de pastoreo, como es el caso de la región de Tomina en Chuquisaca. En esta línea, una experiencia interesante de manejo comunal del fuego se viene desarrollando en la zona de Guarayos, bajo impulso del programa BOLFOR. De cualquier forma, las diversas instancias del Estado deberían empezar a conferir mayor importancia a procesos de recuperación, valoración y enriquecimiento de normas comunitarias, con especial énfasis en el tema de quemas y chaqueo, lo cual podría traducirse en el mediano plazo en la reducción de quemas extendidas. En la mayoría de los casos, el manejo del fuego en parcelas individuales o campos comunales de pastoreo, implica una necesidad de participación de varias personas de una comunidad, aspecto que no siempre es factible de conseguir y que depende en gran parte del nivel de fortaleza organizacional comunitaria y de la vigencia de los mecanismos de solidaridad y reciprocidad, los cuales en muchas comunidades rurales ya se han perdido o están en proceso de hacerlo. Ribera 2007. Manejo del fuego, incendios forestales y quemas extendidas. LIDEMA .

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Informe del Estado Ambiental de Bolivia 2007 - 2008

CONTENIDO CUARTA PARTE Capítulo 11  Las áreas protegidas contra viento y marea  La problemática social del PNANMI Madidi  Exploración petrolera y defensa del PN Amboró  Ecoturismo en Bolivia, comunidades, desarrollo y conservación

Cuarta parte Áreas protegidas

Capítulo 11 Las Áreas Protegidas, contra viento y marea por Marco Octavio Ribera Introducción En el presente reporte no se entra en detalles sobre situaciones, momentos y menos personas de la historia del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP), aspectos que no pasarían de ser anecdóticos. Tampoco se aborda, al menos en profundidad, aspectos de la composición o categorías de manejo de las áreas, puesto que es una información básica que ya se encuentra descrita inclusive en textos escolares. Dadas las limitaciones de extensión del capítulo, el mismo se concentra en aquellos aspectos que se consideran estructurales, en general críticos y definitivamente relacionados a la situación por la que atraviesan actualmente las áreas protegidas. Se concluye en términos genéricos que el panorama para las áreas nunca fue fácil, tanto por razones internas como externas y que siempre enfrentaron impactos importantes, pero que ahora, como nunca antes, enfrentan graves e inminentes amenazas, derivadas de la lógica del desenfrenado crecimiento económico mundial, que en nuestro país se traduce por ejemplo con la iniciativa IIRSA, la producción de agrobiocombustibles, o los megaproyectos energéticos y mineros. Creo firmemente que lo que le ocurre al Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP) y a las áreas protegidas en Bolivia, se da en mayor o menor grado en los sistemas de áreas en todas partes del mundo, y que no debe caer sobre los responsables del SNAP toda la culpa de que las cosas no vayan bien. Las que deberían sentirse algo más incómodas son las autoridades del Estado, en especial de gobiernos pasados; y por que no decirlo, también la sociedad en general, por no haber cuidado y precautelado su SNAP. Se pretende que los comentarios aquí presentados puedan ser un aporte para una muy necesaria reingeniería del SERNAP y el SNAP, pero principalmente para un cambio de visión y actitud del aparato estatal respecto de los objetivos de conservación y las áreas protegidas. Breve historia Las áreas protegidas son espacios naturales y culturales de interés nacional y de utilidad pública, por cuanto reportan importantes beneficios a las poblaciones locales y regionales, beneficios que no han sido todavía evaluados formalmente, ni incorporados en las cuentas nacionales como activos imprescindibles del capital natural de la nación.1 Son reservorios de ingentes recursos biológicos estratégicos, muchos de los cuales probablemente no tienen uso o utilidad actual, pero que en el mediano o largo plazo pueden ser de enorme relevancia, dada su potencialidad. Muchas áreas protegidas se encuentran en zonas con poca aptitud agrícola, y de muy alta fragilidad y sensibilidad ecológica, por sus características topográficas y de suelos, climas extremos o por su relativo aislamiento. A pesar de ello, prestan una serie de

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FOBOMADE 2003. Las venas del ALCA: Integración de la infraestructura regional sudamericana (IIRSA); ver también Ribera 2007. El estado ambiental de Bolivia (preliminar).

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servicios ecológicos que todavía no han sido valorizados en el país. El hecho de que la accesibilidad a las áreas protegidas no sea fácil implica también que extensas superficies están todavía cubiertas por ecosistemas en buen estado de conservación.2 La primera área protegida creada en Bolivia data de 1939; el Parque Nacional Sajama forma actualmente parte de las 21 áreas con gestión implementada. El año 1992, a partir de la promulgación de la Ley del Medio Ambiente, se crea formalmente el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, siendo uno de los sistemas de áreas más recientes del continente y el mundo. El SNAP es el conjunto de áreas de régimen y jurisdicción especial legalmente establecidas. Las 21 áreas protegidas de carácter nacional comprenden un 18% del territorio nacional, lo que hace una superficie legal total de algo más de 17 millones de hectáreas, albergando una extraordinaria riqueza de biodiversidad y paisajes. Significa algo más de un 70 % de la representatividad de especies, ecoregiones y ecosistemas del país.3 En términos generales, la mayor parte de estas áreas fueron creadas de forma aleatoria y bajo situaciones coyunturales y no en base a procesos técnicos y con fundamentación científica suficiente. No es sino hasta los años 90 (después de crearse el SNAP) que las creaciones de áreas protegidas como Madidi, Chaco, San Matías o Palmar de Chuquisaca, se fundamentaron en procesos técnicos relativamente formales. A pesar de la conformación mayormente aleatoria del SNAP, se puede aceptar que en muchos casos se dio un óptimo nivel de coincidencia en la creación de áreas con zonas que sumaban elevada riqueza biológica, alta fragilidad y excepcional belleza paisajística (PN Carrasco, Amboró, PN Noel Kempff Mercado, Sajama, etc.). De acuerdo a la Ley 1333 el SNAP incluye, además de las áreas nacionales, aquellas de carácter departamental, municipal e incluso privadas; sin embargo hasta ahora no se produjo ninguna iniciativa de gestión integral y las experiencias de “sistemas” departamentales actuales se están dando sin ninguna coordinación con el SERNAP. Categorías de manejo El tecnicismo de las categorías de manejo en el SNAP tuvo como fuente a las escuelas tradicionales mundiales, dando lugar a varios Parques Nacionales y Reservas.4 Al menos en la teoría, el concepto de categoría tiene correlación con los objetivos y alcances de la conservación. A lo largo de la historia de creación de las áreas, se asumieron derivaciones conceptuales diversas, incluidas las denominaciones mundiales de Reserva de Biosfera proveniente de la UNESCO.5 Más allá de la simple denominación, en forma especial fueron objeto de debate los Parques Nacionales, que fueron vistos como paradigmas de preservación y protección estricta. Sin embargo en la práctica y a excepción de PN Noel Kempff Mercado, en todas las áreas con dicha categoría hay comunidades locales que usan recursos y ecosistemas (Sajama, Carrasco, Madidi, Kaa Iya, Cotapata). En conclusión, de una forma u otra los modelos de “conservación” en los parques de Bolivia, distan mucho de las figuras convencionales de parques en otras latitudes e inclusive de países vecinos como Chile, Brasil o Argentina.6 Esto ha sido alguna vez

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FAN et al. 2005. Análisis de vacíos de representatividad del Sistema Nacional de Áreas Protegidas. SERNAP 2001. Ribera 1996. SIRENARE/SERNAP 2005. Para comparación ver por ejemplo Miller 1978, Planificación de Parques Nacionales para el ecodesarrollo; Diegues, 1996. O mito da natureza intocada; y Barzetti, 1993, Parques y progreso.

interpretado en sentido que la designación de categorías ha sido casi un mero formalismo. A lo largo de la historia del SNAP, todavía no se ha formalizado un debate dilucidador al respecto. En el reglamento de áreas protegidas se incorporó la categoría de Área Natural de Manejo Integrado (ANMI), afín al de Reserva de uso integrado. Se trata de una categoría flexible, que se acerca al de Paisaje Protegido usado en otros países y que procura compatibilizar el uso amplio de los recursos con acciones de protección de los ecosistemas.7 En términos generales, el éxito de la gestión en una de estas áreas radica casi por completo en la precisión de la zonificación y en el énfasis en aspectos relacionados al manejo de recursos, algo que no se ha alcanzado aún en el SNAP. Esto se ha traducido en una marcada laxitud en las acciones de conservación de los ecosistemas y agrosistemas. Al contrario de lo que muchas veces ha sido interpretado y hasta difundido, las ANMI abarcan en general reducidas superficies de zonas de protección estricta, predominando en ellas los ecosistemas modificados que forman paisajes culturales propiamente. Esto es válido incluso para inmensas ANMI como San Matías, ni que decir para pequeñas ANMI como Palmar de Chuquisaca o la franja de Amboró, en las cuales la protección de ecosistemas y recursos es muy difícil por los numerosos conflictos con la población local. Una situación particular, que puede ser interpretada como una simple superposición no resuelta, se da entre algunas áreas protegidas y Tierras Comunitarias de Origen (TCOs).8 Sin embargo también puede ser interpretada como una coincidencia, una suerte de alianza no formal, producto de la elevada compatibilidad entre los objetivos de las áreas y las proyecciones de los pueblos indígenas, donde priman aspectos de reciprocidad. Un aspecto que apoya esta figura es la ausencia de conflictos serios a lo largo de varios años en áreas que presentan esta doble condición (Pilón Lajas, TIPNIS, Kaa Iya, EBB, Madidi).9 El SNAP como reflejo de la debilidad de la gestión ambiental en el país No tendría mayor relevancia realizar un análisis focalizado únicamente de la situación del SNAP, cuando se trata de entender su desarrollo y su estado actual. Es importante realizar un análisis genérico de la gestión ambiental del país, gestión de la cual son parte las áreas protegidas, en un contexto que determina sus rasgos fundamentales en cuanto a alcances y avances en estos últimos años. El relegamiento de los temas ambientales ha significado su total subordinación a las visiones de crecimiento económico. Esta polarización hacia las visiones de desarrollo ha constituido desde siempre la marca registrada del capitalismo a nivel mundial; dentro de esta lógica, la conservación de la biodiversidad y las áreas en particular pierden sentido. Siguiendo esta línea, los temas ambientales, a lo largo de varios años anteriores, no fueron jerarquizados en el Estado, al punto de darse un abierto menosprecio, siendo vistos más bien como un obstáculo a las políticas de crecimiento económico y de desarrollo, por lo tanto estratégicamente soslayados. La pregunta es cuánto realmente está cambiando actualmente esta situación.

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Reglamento General de Áreas Protegidas; Ribera 1996. FAMNK 2006, Elaboración del Plan Estratégico Institucional del SERNAP. Ribera 2005; Gruenberger 1999; Flores y Amaretti 2002.

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La raíz del problema de la conservación: lógicas y visiones desarrollistas Posiblemente en ningún otro frente de la gestión ambiental se ve tanta confrontación como entre las áreas protegidas y las visiones de desarrollismo. Las problemáticas mayores que enfrentan las áreas protegidas en el país y en cualquier parte del mundo, tienen que ver con las divergencias con las lógicas netamente economicistas imperantes a nivel global, muchas de las cuales exhiben inclusive con desenfado el rótulo de desarrollo sostenible. La visión desarrollista está unidimensionalmente orientada al incremento de la producción, la exportación, la acumulación de capitales y los procesos de reinversión, y es intrínsecamente excluyente de los temas ambientales, sociales, culturales, de salud y equidad.1 En la lógica desarrollista en la que se enrumbaron ciegamente los países latinoamericanos desde hace unas décadas, incluido el nuestro, siguiendo la ola del mundo industrializado, las modalidades de explotación de la tierra y los recursos tienen la connotación de “economía de rapiña” (concepto introducido por el geógrafo alemán Friedrich a principios del siglo XX), el cual ya entonces advirtió la expansión de las economías, en especial de países europeos. En la actualidad, el ritmo de crecimiento demencial del capitalismo mundial y de las transnacionales, ha sido identificado como una modalidad maximizada de economía del tipo de rapiña que choca estrepitosamente con conceptos como límite de crecimiento, redistribución de riquezas, conservación de la biodiversidad, pueblos indígenas y obviamente de área protegida.2 Desafortunadamente el país no está al margen de esa dinámica avasalladora y ello también ha repercutido directa o indirectamente en la gestión de conservación de la biodiversidad y por tanto de las áreas protegidas, que son vistas como simples trabas. Las mayores amenazas actuales sobre estos espacios obedecen en mayor o menor grado al avance de las dinámicas economicistas, tanto desde el propio Estado como de los sectores de producción.3 En un mundo dominado por la economía, donde la felicidad se mide en función al tamaño del PIB, el ingreso per capita y los regalos de Navidad, las áreas protegidas, más allá del ecoturismo y algún café de excelente calidad, no son instrumentos de generación de riqueza e ingresos al Tesoro General de la Nación. Al no ingresar en las economías de mercado, y al no tomarse en serio los procesos de valoración de los servicios ambientales y ni siquiera el concepto de desarrollo sostenible, es lógico que lleven las de perder. Mientras no empiece a reducirse la preeminencia de la lógica economicista, las rutas de la conservación de la biodiversidad estarán siempre cuesta arriba.

Es conocido que la falta de relevancia del sector ambiental en el Estado está en relación a la mayor jerarquía de la que gozan los sectores del “desarrollo” (Economía, Industria y Comercio, Hidrocarburos, etc.).10 El sector ambiental en el Estado siempre mantuvo un bajísimo perfil en comparación con otros ministerios encargados de temas productivos y desarrollo. El Ministerio de Desarrollo Sostenible, inaugurado con mucha pompa a inicios de los 90, además de su escasa jerarquía, llegó a ser simplemente parte de un botín político y por tanto sujeto a una extremada politización partidaria. Adicionalmente, en las esferas gubernamentales, el concepto de desarrollo sostenible no fue más allá de un slogan y un discurso.

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Ribera 2007; Gavalda 1999; Gruenberger 1999.

Debe enfatizarse además la escasa importancia del tema ambiental en los ámbitos prefecturales y municipales, lo cual propició que no se comprenda el rol de las áreas protegidas ni se busquen procesos de articulación con las dinámicas de desarrollo.11 Los aspectos anteriores se reflejaban inevitablemente en una baja prioridad a la hora de la asignación de presupuestos, lo cual agudiza la debilidad crónica de la gestión ambiental, fomentando instituciones débiles y sin capacidades, que difícilmente pueden realizar adecuados procesos de fiscalización y seguimiento a la aplicación de los diversos instrumentos de regulación, a la protección de la vida silvestre o el mantenimiento de las áreas protegidas. Producto de la no priorización de la temática ambiental como política de Estado, por varios años se dio escasa atención al tema de los acuerdos y convenios internacionales, por ejemplo al Convenio de Biodiversidad, estrechamente relacionado al tema de las áreas protegidas. La debilidad de la gestión de áreas protegidas tiene por tanto raíz en la debilidad de la gestión ambiental en general. Por otra parte, el SNAP carece de una inserción y articulación efectiva con las políticas públicas y procesos claves, como el ordenamiento o planificación territorial y del uso del suelo. Sin embargo, la debilidad de la gestión ambiental no explica por sí sola los avatares por los que pasó el Sistemas de Áreas Protegidas desde su creación el año 1992, y existen varios otros elementos intrínsecos que deben ser analizados. Normativa débil y preeminencias sectoriales La Ley madre del SNAP es la Ley del Medio Ambiente (Ley 1333), que junto con el Reglamento del SNAP son las únicas normas que tienen una relación directa con las áreas protegidas. Esto implica que el andamiaje normativo de las áreas es muy débil y que existen muchos vacíos, en tanto que los pocos instrumentos legales están desactualizados.12 Esto es válido incluso para la Ley 1333, donde los vacíos y falencias observadas a lo largo de su débil aplicación, no han sido subsanados. Al contrario, existe la intencionalidad en oficinas y autoridades de Estado de flexibilizarla para dar paso a la exploración petrolera, precisamente dentro de las áreas protegidas. Este intento de “perforación” de la norma, se apuntala en las visiones desarrollistas antes mencionadas y en ciertos movimientos sociales y cívicos regionales que tiene sus propios intereses. El Reglamento General de Áreas Protegidas, aprobado el año 1996, ha sido la herramienta legal que el SERNAP usó para interponerse en diversos intentos de avasallamiento, en algunos casos de forma exitosa, incluso ante normas poderosas como el Código de Minería o la Ley Forestal. De cualquier forma, en la actualidad tiene un elevado grado de obsolescencia y debilidad, en función a las profundas modificaciones sociales, políticas y económicas que viene experimentando el país, en los dos últimos años especialmente. Por tanto es imprescindible promover su actualización y fortalecimiento estructural y de fondo. Un avance sustancial implicaría contar con una Ley de Biodiversidad, que jerarquice el tema de las áreas protegidas.

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Entre 1997 y 2003 especialmente, se acrecentó un rechazo abierto al “Estado neoliberal”, del cual desafortunadamente era parte el SERNAP. Lo que en general se ignoraba o se quería ignorar era que el tema áreas protegidas, al igual que la gestión ambiental en su integridad, constituía un paria dentro la maquinaria estatal y que carecía de apoyo tanto del Estado como de los movimientos sociales. FAN 2005; SIRENARE/SERNAP 2005.

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La instrumentación legal ambiental insuficiente ha ocasionado debilidad en la gestión ambiental y ha llegado a perjudicar al SNAP, dificultando la realización de procesos de control y fiscalización eficientes; como resultado de ello, los impactos a la calidad ambiental y a los ecosistemas se han multiplicado y agravado en los últimos 12 años.13 Pero el principal problema no radica en las insuficiencias o deficiencias de las normas, sino en las debilidades en la aplicación de estas, vale decir en sus operadores (debilidades institucionales). A esto se suma la inexistencia de fiscalías ambientales especializadas. Es generalizada la falta de un adecuado seguimiento a los Estudios de Impacto Ambiental (EIA), a los Programas de Prevención y Mitigación (PPM) y a los Planes de Aplicación y Seguimiento Ambiental (PASA). Esto repercute en múltiples omisiones y contravenciones de la norma y estimula la inobservancia de las normativas ambientales por parte de actores sociales y sectores económicos, de forma que existe un recrudecimiento de los impactos y afectaciones en diversas regiones del país. En general, se traduce en una discrecionalidad indeseable en el campo ambiental por parte de las empresas. Algo que se ha observado de forma recurrente es que las normas ambientales son en esencia punitivas y coercitivas, pero no son preventivas. La preeminencia de ciertos sectores económicos tiene relación con la preeminencia de las leyes que los soportan. Los procesos de exploración y explotación de recursos no renovables en general, gozan de privilegios que se apuntalan en la generación de beneficios económicos inmediatos y tangibles a la nación, gozando desde hace varias décadas de un apoyo casi irrestricto por parte del Estado. Esto ha ido de la mano con un rechazo por los temas ambientales, por ser considerados como obstáculos al desarrollo. Casos se han dado en especial a nivel de la minería corporativa transnacional grande, la minería cooperativa, el sector de hidrocarburos, la empresa privada, o la Cámara Agropecuaria del Oriente, para citar los más importantes.14 La preeminencia del sector hidrocarburífero ha sido tan evidente que el sector ambiental llegó a considerar como un triunfo el haber incorporado en el marco de la nueva Ley de Hidrocarburos la obligatoriedad de coordinar entre la autoridad de áreas protegidas y el Ministerio de Hidrocarburos, las actividades de exploración al interior de las áreas. También las unidades ambientales sectoriales (p.ej. UMA o Unidad Medio Ambiental de Hidrocarburos) se caracterizan por una marcada debilidad y subordinación a las oficinas de las cuales dependen. Un claro ejemplo se denota al observar el organigrama de YPFB, la atención del tema ambiental que es tan crítico en un sector caracterizado por generar grandes impactos, no tiene la jerarquía de una gerencia ambiental, no forma parte de las ocho gerencias técnicas que tiene dicha empresa, y es una simple dirección aislada, junto la dirección de recursos humanos. La progresiva transferencia de la administración de los hidrocarburos a YPFB (o la minería en manos de COMIBOL), si bien se considera una reivindicación estatal necesaria, desde el punto de vista ambiental da escalofríos. En los años que le tocó ejercer protagónicamente la administración de la exploración y explotación (1970-1996), demostró escasa responsabilidad ambiental, incluso después de aprobada la Ley del Medio Ambiente y sus reglamentos. Uno de los principales argumentos para exigir la aprobación de la Ley de Medio Ambiente a fines de los años 80, fue precisamente el accionar discrecional de la empresa estatal. Como resultado de ello se tiene una enorme acumulación de contaminación por pasivos ambientales mineros y petroleros en las regiones donde se explotaron estos recursos. Se debe notar la superposición existente entre las áreas protegidas y concesiones

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FAMNK 2006; FAN et al. 2005. La Prensa, 9 de septiembre de 2007. Ribera 2006,2007.

petroleras otorgadas por sucesivos gobiernos hasta hoy, lo cual dio lugar a que determinadas corrientes en años anteriores interpreten de forma antojadiza que las áreas estaban siendo reservadas para las transnacionales, cuando en realidad la dirección de monitoreo del SERNAP enfrentaba conflictos en desigualdad de condiciones con autoridades de hidrocarburos y empresas petroleras, en absoluta soledad y sin apoyo, ni del Estado ni de los movimientos sociales emergentes en ese entonces.15 Institucionalidad y turbulencia En los lejanos años 60s a 80s las áreas protegidas sufrieron una etapa errática y de vacío de gestión, cuando estaban a cargo del ahora extinto Centro de Desarrollo Forestal, una instancia poco solvente y corrupta, que nada hizo a favor de la conservación de la biodiversidad. En los años 80, algunas iniciativas con el apoyo de instituciones privadas dieron lugar a procesos pioneros, en los cuales el Estado tenía poca intervención (EBB, PN Amboró, PN Noel Kempff Mercado, o PN Carrasco). Con la aprobación de la Ley 1333 en el año 1992 empieza la odisea organizativa del SNAP. La gestión del SNAP estuvo inicialmente a cargo de la Dirección Nacional de Conservación de Biodiversidad (DNCB), parte del recién creado Ministerio de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente (MDSMA). La DNCB atendía además aspectos de vida silvestre y recursos genéticos, pero su accionar administrativo estaba ligado a las pesadas estructuras burocráticas ministeriales. A partir del año 1998, la gestión del SNAP se descentraliza con la creación del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP), como una estructura operativa desconcentrada del entonces Ministerio de Desarrollo Sostenible. El SERNAP tiene como misión institucional coordinar el funcionamiento del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, garantizando la gestión integral de las áreas protegidas de interés nacional, a efectos de conservar la diversidad biológica en el área de su competencia.16 Tiene independencia de gestión técnica y administrativa, y cuenta con su propia estructura y competencia de alcance nacional. Si bien el efecto más favorable de la independencia del SERNAP respecto del Ministerio se tradujo en un mayor dinamismo para tomar decisiones técnicas y administrativas, el precio de esta relativa autarquía implicó un paulatino aislamiento respecto del conjunto de políticas públicas.17 Esto se tradujo en un accionar notablemente desvinculado del resto de la maquinaria de gobierno, situación que llegó a acentuar su debilidad. El SNAP y las sucesivas oficinas responsables de su gestión, estuvieron sujetos a una intensa turbulencia institucional que llegó a obstaculizar al menos temporalmente la operatividad y continuidad de varios procesos. El SERNAP mantuvo a lo largo de muchos años un fuerte sesgo hacia una visión puramente gerencial, relegando los aspectos técnicos y científicos a un segundo plano, algo que se transmitió a la gestión de las áreas. Las lógicas de la planificación y las discusiones mayores por tanto llegaron a girar en torno a presupuestos, desembolsos, logística, oficinas, personal, etc. y mucho menos en relación a aspectos de conservación de especies, impactos a los ecosistemas, nuevos conocimientos o el manejo de recursos.18

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Delgado y Mariscal 2004; Flores y Amaretti 2002. SERNAP 2001, El Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Zambrana 2007. Desde algún tiempo se dieron percepciones de que se debería buscar alternativas institucionales para el SERNAP, en función a los cambios del Estado y las diversas visiones autonómicas. El cambio más relevante fue designar como Director de la institución a una persona indígena; sin embargo esta condición de legitimidad − única en el mundo hasta donde se

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En la actualidad y en función a los cambios de la organización del poder ejecutivo, se ha presentado una situación de dicotomía en la gestión de las áreas protegidas. Al interior del Viceministerio de Biodiversidad está actualmente la Dirección General de Biodiversidad y Áreas Protegidas (DGBAP), encargada de la emisión de normas, políticas y proyecciones estratégicas, incluso para el SNAP; esto contradice el estatuto desconcentrado del SERNAP. Existe un elevado riesgo de superposición y duplicación de procesos, peor aún serán las contradicciones emergentes, en especial si las dinámicas de articulación son débiles. Políticas y proyecciones estratégicas El vacío de apoyo del Estado, tanto en lo financiero como en lo institucional, permitió desde los primeros años de establecimiento del SNAP, el accionar discrecional de organizaciones internacionales y nacionales de conservación. Si bien este apoyo generó algunos beneficios esporádicos, en mayor o menor grado dio pábulo a que se traten de imponer visiones no compatibles con la realidad nacional, dando lugar a posiciones de rechazo tanto por las poblaciones locales como por movimientos sociales que llegaron a enarbolar apreciaciones distorsionadas, en sentido de que las áreas protegidas estaban siendo reservadas para las transnacionales, y estimulando un creciente rechazo hacia ellas. Entre 1992 y 1999, el SNAP careció de políticas institucionales y estratégicas que aportaran un marco orientador de su gestión. Recién el año 2000, con la línea del SERNAP, se empieza un proceso de generación de políticas, las cuales en una primera etapa tuvieron un sesgo excesivo hacia temas de desarrollo social y económico, relegando los objetivos primarios relacionados a la conservación y uso sostenible de los recursos. Es válido reconocer que un acierto fundamental desde un principio fue incorporar en los principios que guían la gestión del SNAP, el garantizar la conservación del patrimonio natural en el marco del respeto de las identidades culturales, como un compromiso ético que busca no sólo valorizar, proteger y restaurar la riqueza de la biodiversidad, sino revalorizar los conocimientos y prácticas del manejo de los recursos naturales de las poblaciones asentadas en las áreas protegidas y sus entornos, como socios y actores fundamentales en los procesos de gestión de estos espacios. 19 De cualquier forma, la conservación de la biodiversidad curiosamente no figuraba como uno de los elementos centrales y jerárquicos del conjunto de principios, contradiciendo los objetivos esenciales de la creación de las áreas protegidas. En diversas etapas de la historia del SNAP y a partir de una ingerencia desmedida de determinados proyectos, el concepto de conservación fue abiertamente atacado, más por pugnas personales que por esencia, promoviéndose una inusitada y extrema polarización hacia un marco netamente antropocentrista y de desarrollo. Esta lógica de visualizar a las áreas protegidas como una especie de “centros de desarrollo” obstaculizó los intentos de encontrar un punto de equilibrio y de compatibilidad entre conservación y desarrollo, promoviendo una dinámica de exclusión. Esta polarización ha inducido a un distanciamiento entre las direcciones de planificación y la de monitoreo ambiental del SERNAP, las cuales difícilmente llegaron a articular sus acciones. Este es uno de los elementos cruciales para explicar la debilidad interna de gestión que tuvo y uno de los puntos que debe ser subsanado.

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conoce para los sistemas de áreas − no está siendo tomada como una ventaja comparativa extraordinaria en casi ningún ámbito. SIRENARE/SERNAP 2005.

Por otra parte, las políticas para el desarrollo del SNAP y los posteriores intentos de marcos estratégicos hasta el año 2004, se orientaron a proyecciones teóricas carentes de visión de contexto y sin prospectiva de escenarios futuros, es decir que parecía no prever los cambios estructurales en lo político, social y económico que podrían suceder en el país, de forma que la figura de integralidad y complementariedad planteadas no coincidieron con la profundidad de las reformas ocurridas y hasta podían en su momento ser interpretadas como contradictorias. El año 2005 se realizó una consultoría por una conocida fundación para la elaboración de un Plan Estratégico Institucional del SERNAP, el cual a pesar de su enfoque excesivamente gerencial, arrojó un análisis minucioso y detallado de la situación real del SERNAP y el SNAP en términos de capacidades y limitantes.20 En todo caso pudo haber servido como base de partida para una eventual reorientación institucional.21

Instrumentos de gestión Guardianía En cuanto a los sistemas de protección, en muchas oportunidades se ha cuestionado el rol y presencia de los guardaparques, por su imagen de ente represor hacia la población local. Sin duda existen varios antecedentes que corroboran esta situación no deseable, y como resultado de ello a lo largo de varios años se propuso que los guardias asumieran más bien un rol de “promotor o extensionista”, sin demasiado éxito. En más de una oportunidad emergían ideas, en general provenientes de personas o instancias que desconocían la realidad de las áreas protegidas, en sentido de eliminar los cuerpos de guardaparques. La verdad es que los guardaparques son importantes, no para generar interdicción sobre los pobladores y comunidades locales, sino para contrarrestar avasallamientos provenientes del exterior de las áreas, como cuartoneros de Palos Blancos que depredan la madera del Pilón Lajas, cazadores de vicuñas desde el Perú, cazadores furtivos desde el Brasil en San Matías, empresas madereras infractoras en el TIPNIS, etc. De cualquier forma, en términos generales el accionar de las guardianías es muy limitado, debido a factores como su escaso número en relación a la cobertura del área, la falta o limitación de suministros y medios de transporte, o la extrema conflictividad que impide su llegada a algunas zonas. Muchas áreas se encuentran bien conservadas, no tanto por la efectividad de gestión sino porque son muy extensas y poco accesibles. En algún momento se propuso como alternativa, apelar a la revalorización de formas de control social basados en la recuperación de las normas comunitarias de manejo de recursos, como una forma legítima y complementaria a la de las guardianías oficiales; esta idea no tuvo mayor apoyo, a pesar de que existían experiencias concretas en diversas regiones. 22

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FAMNK 2006. Es particularmente llamativo que la última proyección estratégica o Agenda para el Cambio que proyecta el próximo decenio del SERNAP, no considere y ni siquiera mencione temas críticos (y que realmente precisan de una visión estratégica), que de forma directa e indirecta afectarán o incluso podrían desbaratar el SNAP, como ser: las visiones desarrollistas de sectores del Estado y privados, la apertura a inversiones y transnacionales que abren puertas a megaproyectos y procesos devastadores de los ecosistemas (p.ej. expansión de soya, o grandes represas), la iniciativa IIRSA, el riesgo de producción a gran escala de agrobiocombustibles y la proliferación de transgénicos, los riesgos hacia la biodiversidad y las comunidades locales por efectos del cambio climático global, la expansión acelerada de la minería, las nuevas lógicas en la explotación de gas e hidrocarburos, etc. Moscoso 2002, 2005.

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Un elemento muy álgido es el de la práctica general de “incorporar” la participación de las poblaciones locales en el sistema, esencialmente contratándolas como guardaparques, en muchos casos incluso a dirigentes. Esto puede ser interpretado positivamente desde el argumento de la creación de fuentes de trabajo e incluso como una forma de que la gente local participe y asuma responsabilidades. Sin embargo tiene serias connotaciones sociales, puesto que se podría estar incurriendo, al menos en determinadas regiones, en casos de flagrante cooptación. Los guardaparques locales son fuente de conflicto comunal, pues muchas veces son repudiados por su propia gente e incluso sus familiares. En el caso de las dirigencias, esta práctica ha sido muy criticada por atentar contra la estructura organizativa de las comunidades, debilitando la cohesión comunal y restando credibilidad a las bases dirigenciales locales.23 De cualquier forma es un tema que puede desvanecerse a medida de que las comunidades locales empiecen a ejercer un control social autogestionario de las áreas. Monitoreo Por otra parte, el monitoreo para conocer la situación de la biodiversidad no pudo avanzar, principalmente debido a la escasa importancia que se confirió en ciertas etapas a los temas de conservación de biodiversidad y protección ambiental. Antes de 1997, se realizó un monitoreo y sistematización de información sobre el estado de conservación de las áreas protegidas, proceso que fue truncado con el cambio de gobierno. El sistema de información y sus bases de datos fueron desmantelados, eliminando parte de la información generada y destinando los equipos para fines administrativos. Posteriormente ya no hubo otro intento serio hasta la conformación del SIG en el año 2002. Otro instrumento de seguimiento, el Sistema de Medición de la Efectividad de la Gestión del SNAP (MEMS) en base a los score-cards de The Nature Conservancy, fue una herramienta interesante de seguimiento, para medir la efectividad (aunque no la eficacia, es decir para ver si se cumplía, no si se hizo bien).24 Esto explica en parte que los puntajes promedio del SNAP y de las áreas alcanzaron en general valores por encima de la medía (0 a 5), considerando que era de conocimiento general que muchas cosas no iban tan bien. Es posible que dicho instrumento hubiera sido de mayor utilidad de haber tenido una mayor articulación con aspectos de gestión de biodiversidad y ambiental a cargo de la Dirección de Monitoreo que ya estaba manejando un SIG, para medir la “salud de los ecosistemas” además del cumplimiento de resultados de gestión.25 Es de esperar que se esté subsanando la desvinculación con las acciones del monitoreo ambiental. Planificación Antes de 1998, la elaboración de los planes de manejo estuvo sujeta a una elevada dispersión metodológica (hubo varias escuelas) y tanto la participación local como de la DNCB fue muy escasa (por ejemplo en Amboró, Noel Kempff Mercado, Pilón Lajas), generando en más de una oportunidad el rechazo de las comunidades locales, como fue el caso del primer Plan de Manejo del PN Noel Kempff Mercado, el año 1994. En años posteriores, una de las principales limitaciones para avanzar en la generación de estas herramientas fue la ausencia de un marco metodológico idóneo. La elaboración de una complicada guía en el año 2000, ocasionó que en varias acciones de planificación se utilicen formatos diversos

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Diegues1996; Ribera 2005, Governanza y gobernabilidad en las Áreas Protegidas de Bolivia. FAMNK 2006, Elaboración del Plan Estratégico Institucional del SERNAP. Hockings et al. 2000.

(Otuquis, Madidi, Palmar, Cotapata, Sama, REA) debido a su difícil aplicabilidad, aunque el nivel de participación social se incrementó notablemente. En términos generales, siempre se cuestionó su real aplicabilidad y utilidad, es decir que no son instrumentos funcionales, lo cual tiene que ver con el proceso de elaboración (poco participativo), pero especialmente con la débil inserción en los planes operativos anuales de las acciones previstas, además de existir debilidades en los mecanismos de ejecución, presupuestos insuficientes y falta de capacidad de gestión en las áreas. En relación a los planes operativos anuales, en la mayoría de los casos sus proyecciones enfatizan aspectos administrativos, organizacionales y de inversiones, con débil incorporación jerárquica de elementos relevantes en materia de conservación, investigación o manejo de recursos. Un elemento crítico es que no llegan a reflejar las líneas de los planes de manejo. Por otra parte, en la práctica, muy pocos planes de manejo lograron integrarse de forma efectiva a los planes de desarrollo municipal; algunas experiencias aisladas en ciertas regiones y áreas no deberían considerarse razón suficiente como para generalizar el proceso a todo el SNAP. Es deseable que el cambio actual de los planes de manejo hacia “Planes de Vida” considere algunos de estos elementos. Zonificación Los procesos de zonificación de los planes de manejo también adolecen de muchas dificultades en su definición y aplicación; de inicio los obstáculos se derivaban del modelo complicado y ambiguo que establece el Reglamento General del SNAP, aunque han habido intentos de simplificación. Los procesos de zonificación de manejo no se han tomado en serio, han sido demasiado permisivos y no tuvieron efectividad de aplicación en el terreno. Definitivamente es difícil apreciar su utilidad si no se tiene un real convencimiento de la importancia de la conservación. Por otra parte, su aplicabilidad se reduce si no se contempla una subzonificación para las zonas de aprovechamiento de recursos, y en especial de los espacios de acceso y uso comunal o colectivo (bosques, praderas, humedales, ríos, etc.), aspectos que no fueron tomados en cuenta con la suficiente seriedad. Además la zonificación y particularmente la subzonificación de las zonas de uso de recursos debe ser un proceso eminentemente participativo donde se junten la visión técnica y la visión local. En conclusión, los avances en el manejo de estos instrumentos han sido muy magros. Zonas de amortiguación y corredores biológicos Otros instrumentos de apoyo a la conservación de la biodiversidad en relación a las áreas protegidas tampoco tuvieron mayores resultados: se puede mencionar el fracaso de las zonas de amortiguación, que sólo tuvieron cierto avance y efectividad en unas pocas áreas piloto, pero que al nivel del SNAP no pasaron de ser un tecnicismo sin aplicación práctica. También el tema de los corredores biológicos como el “Amboró–Madidi”, incluso con proyección transfronteriza, han quedado como una figura discursiva sin posibilidades de aplicación práctica. Ambos instrumentos implican una elevada complejidad de temas, problemáticas y actores, que necesitan el respaldo de una fuerte política de Estado a favor del ambiente, además de que su eventual éxito estaría más bien supeditado a la fortaleza de las gestiones ambientales municipales de un corredor o en torno a un área protegida. Ambas situaciones han estado lejos de cumplirse. El SERNAP financió con fondos GEF la realización del Estudio de vacíos de representatividad, el cual estuvo a cargo de un equipo de organizaciones nacionales e internacionales.26 Los resultados son determinantes: si bien el SNAP “nacional”

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comprende una elevada representatividad del patrimonio natural del país, existen numerosos vacíos y elementos prioritarios a ser conservados por el grado de amenaza que enfrentan. Sin embargo, en la actualidad, las capacidades y el modelo institucional son insuficientes como para poder asegurar su inclusión al SNAP, ya que para ello se debería cambiar su lógica de organización y pensar además en otros instrumentos. Conservación, impactos actuales y grandes amenazas La palabra conservación se tornó hacia fines de los años 90 en una mala palabra. Esto tenía fuerte relación con las visiones y modalidades de gestión de biodiversidad impulsadas principalmente desde el hemisferio Norte bajo la escuela de Kenton Miller desde la década de los 80.27 Conservar se mimetizó con preservar, con no tocar, con zonas intangibles, con interdicciones y prohibiciones, figuras impulsadas en ese entonces de forma activa por algunas organizaciones internacionales y ONGs locales ligadas a aquellas, dando lugar a rechazos generalizados tanto por los pobladores locales como por diversas corrientes políticas. En los años posteriores vinieron cambios y tanto las visiones como los léxicos empezaron a cambiar; toda una corriente de científicos y ambientalistas comenzaron a trasuntar el concepto de conservación con uso de recursos, prácticas tradicionales, derechos indígenas, etc.28 De cualquier forma, dicha transformación y apertura al cambio en el propio contexto del SNAP no tuvo buen recibimiento, predominando una atmósfera cargada de prejuicios; la conservación llegó a tener un cierto status de tabú.29 Paradójicamente, las comunidades locales conservan la naturaleza y los recursos, la diferencia está en el vocablo, ellos hablan de “cuidar”, incluso con una visión transgeneracional, pues hablan de reservar, “guardar” para los hijos y los nietos. En varios casos preservan zonas enteras en relación con sus contextos cosmogónicos y mítico religiosos. Afianzar la conservación efectiva y contrarrestar contravenciones y procesos expoliativos al interior de las áreas fue siempre una tarea difícil, tanto por las limitaciones operativas como por la lógica de no generar o profundizar conflictos sociales. La imagen de un SERNAP principalmente interdictivo se dio en la década de los 90 a partir de algunos hechos aislados (p.ej. el caso de Cotapata con el decomiso de palos para picotas, la pesca en el Amboró, o la caza en el EBB). Se llegó a argumentar que actuar sobre impactos menores era la forma más fácil de mostrar control (a pesar de los conflictos generados), puesto que fiscalizar las acciones sobre los grandes impactos ocasionados por actores externos, grupos de poder regional o sectores económicos poderosos como minería o hidrocarburos, rebasaba la capacidad de control de las guardianías y del SERNAP. 30 El hacer efectiva la gestión de conservación se tornaba difícil puesto que en muchos casos las administraciones de las áreas requerían el apoyo jurídico institucional de la oficina central, la cual a su vez nunca tuvo un apoyo decido ni del Ministerio de Desarrollo Sostenible ni de las Prefecturas ni de la Superintendencia Forestal cuando la madera cortada en las áreas salía de éstas (Amboró, Madidi, Pilón Lajas, Manuripi, etc.). En otros casos las administraciones locales no reaccionaban o incluso llegaban a desconocer la magnitud de las expoliaciones al interior de

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Miller 1978; Barzetti 1993. Ver por ejemplo Barzetti 1993; Borrini-Feyerabend 1996; FAN et al. 2005; Flores y Amaretti 2002. Muchas de las pugnas entre “conservacionistas” y sus contrarios que en realidad carecen de un denominativo claro, fueron artificiales y caprichosamente erigidas en función a posiciones subjetivas e intereses, incluso a rencillas personales o simples afanes de protagonismo. Delgado y Mariscal 2004.

los límites de las áreas. De cualquier forma se generó un vacío de fiscalización. La situación en la actualidad, lejos de mejorar, está empeorando. Se puede concluir que los mayores impactos y amenazas en las áreas no se han producido a partir del uso del suelo y los recursos por las comunidades locales, salvo unas pocas excepciones, sino en relación a los impactos y amenazas que vienen de afuera: acciones expoliativas ejercidas por actores externos de las regiones o grandes amenazas derivadas del accionar discrecional de las Prefecturas y Alcaldías que ven a las áreas como zonas externas y ajenas, y no como espacios fiscales de carácter patrimonial. Conservación de la biodiversidad y de los ecosistemas En relación al estado de conservación de los ecosistemas y especies en el SNAP, se conoce que en general es aceptable, pero existe una clara tendencia a desmejorar debido a la progresión de impactos y amenazas que están siendo insuficientemente contrarrestadas. Si bien las tasas anuales de cambio o degradación de cobertura natural de ecosistemas en las áreas se pueden considerar bajas, comparativamente al resto del país, debería de cualquier forma llamar a la preocupación al producirse en zonas de elevada fragilidad y poca aptitud agropecuaria.31 En todo caso se deberían definir los límites aceptables para la modificación y cambio de uso de los ecosistemas en cada área protegida. Por su parte el SERNAP ha identificado los siguientes riesgos e impactos de forma genérica: caza furtiva; quemas e incendios; tala ilegal; asentamientos o avasallamientos; coca y narcotráfico; hidrocarburos y minería; turismo desordenado; construcción desordenada de caminos; megaproyectos; y cambio climático. 32

Algunos eventos que no se pudieron controlar La siguiente lista muestra algunos eventos expoliativos en los cuales no se logró obtener resultados efectivos de control, debido a la debilidad institucional, la falta de apoyo de las oficinas superiores del gobierno central, la preeminencia de los contraventores y la falta de apoyo social:  Expansión de fronteras agropecuarias en la franja de amortiguación Norte del PN Amboró (sobre el área de manejo integrado), afectando zonas frágiles pedemontanas.  Expansión de fronteras agropecuarias en la zona Norte del PN Carrasco (afectando zonas colinosas del pie de monte).  Expansión de fronteras agropecuarias y tala de madera hacia el interior de la Reserva-TCO Pilón Lajas en la región Norte (Yucumo - Rurrenabaque).  Expansión desordenada de fronteras agropecuarias en la zona sur de la EBB (franja de amortiguación).  Construcción ilegal del tramo caminero Apolo – Asariamas, impulsado por la Alcaldía de Apolo y la Prefectura de La Paz.  Explotación forestal ilegal en el TIPNIS, bajo incentivo y directa participación de algunas empresas que explotan el vecino Bosque Chimanes (Zona Asunta, Oromomo. Secure) y al amparo de poderes políticos regionales.

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FAN et al. 2005. La Prensa, 9 de septiembre de 2007.

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 Explotación forestal desordenada en el Madidi, tanto en zona San Fermín (desde el Perú) como en la zona de Asariamas.  Explotación forestal ilegal en la Reserva Manuripi con participación de brasileros; además asentamientos ilegales y explotación forestal en la frontera con el Perú.  Explotación forestal desordenada en zona baja de ANMI Apolobamba (zona Camata-Mapiri).  Explotación forestal ilegal en la Reserva Pilón Lajas, zona Cascada, Alto Quiquibey, a partir de motosierrismo proveniente de Palos Blancos.  Intensa exploración petrolera en el PN-ANMI Aguarague, así como construcción de túneles, ductos y caminos.  Actividades de la industria minera de bórax y azufre altamente contaminantes en Sol de Mañana en la Reserva Eduardo Abaroa.  Caza y explotación forestal ilegal en ANMI San Matías por gente del Brasil, llegando incluso a ejercerse violencia sobre los guardaparques y sin que exista reacción efectiva de las autoridades bolivianas.  Turismo desordenado y generador de fuertes impactos en la Reserva Eduardo Abaroa (REA). En algunos de estos casos los impactos continúan, como la expansión de fronteras agropecuarias en Pilón o Carrasco, el turismo desordenado en la REA o la explotación ilegal de madera en el Madidi, en otros casos han sido solo parcialmente controlados. Fuentes: Ribera 2005a; FAN et al. 2005; La Prensa, 9 de septiembre de 2007

Algunas áreas protegidas enfrentan la presencia de pasivos ambientales, la mayoría de los cuales no han sido tratados en los procesos de abandono o sólo parcialmente. Se deben mencionar los siguientes entre los más críticos:  Pasivos de minería de azufre en la Reserva Eduardo Abaroa, Minas Horsu y Susana, zona Puripica, y que afectan directamente a la Laguna Verde.  Pasivos de minería del oro en diversas quebradas del PNANMI Cotapata (p.ej. sector río Chairo arriba)  Pasivos de minería del oro en ANMI Apolobamba (zona Sorapata)  Pasivos de minería de asbesto al interior del PN Carrasco  Pasivos hidrocarburíferos diversos en PNANMI Aguarague  Pasivos hidrocarburíferos en el TIPNIS, por la exploración de la REPSOL. Las amenazas estructurales de mayor gravedad, especialmente sobre los ecosistemas de las tierras bajas (y que también afectarían áreas protegidas), se derivan tanto de las proyecciones de la iniciativa IIRSA, como de la nueva visión de producir agrobiocombustibles, cuya expansión a gran escala produciría un avance sin precedentes de las fronteras agrícolas, en especial de la soya, caña y palma africana.33 También la explotación forestal no regulada y la ganadería de reemplazo se expandirían a partir de los nuevos tramos asfaltados que la iniciativa IIRSA está promoviendo. A todo esto se debe sumar el hecho que las ofertas de desarrollo parecen no tener las adecuadas contenciones ambientales, por lo que se hace necesario, diseñar canales alternativos de articulación entre conservación y desarrollo, que puedan

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CSF 2007a y b; FOBOMADE 2003; Van Dijck y den Haak 2007.

ir más allá que la aplicación de instrumentos y recaudos ambientales clásicos. Esto es evidente cuando llegan a las regiones recursos del Impuesto Directo a los Hidrocarburos que producen un apoyo social regional que no había antes. 34 Grandes amenazas Mayor atención y preocupación deberían concitar el conjunto de grandes amenazas a los ecosistemas y las comunidades locales, las cuales podrían generar en los próximos años enormes impactos directos o indirectos, tanto al interior de las áreas como en las zonas de influencia inmediata. Entre los casos de amenazas más críticas que se han identificado están:  Proyectos de inversión vial en el marco del IIRSA: corredor Norte, generando riesgos sobre las Reservas Pilón Lajas y Manuripi, y corredor Pailón - Puerto Suarez, amenazando a ANMI San Matías y PNANMI Kaa Iya (Chaco).  Construcción de represas en el río Madeira (Jirau, San Antonio) que afectarían una extensa región de la Amazonía boliviana y áreas protegidas departamentales como Bruno Racua e Iténez.  Construcción de camino Apolo - Ixiamas cruzando el PNANMI Madidi (en especial considerando las rutas de mayor vulnerabilidad).  Construcción del camino San Ignacio - Villa Tunari, cruzando zonas de extraordinario fragilidad y bien conservadas del TIPNIS.  Construcción del camino Sehuencas - Ivirgarzama, cruzando el PN Carrasco.  Reactivación del proyecto de la represa de El Bala, por acción de ENDE y el Ministerio de Energía e Hidrocarburos, que afectaría a Madidi y Pilón Lajas.  Represa Cambarí en la cuenca del río Bermejo y que afectaría la zona interior de la Reserva Tariquía en Tarija.  Reactivación general de la minería por incremento de precios y mercados a nivel mundial.  Reactivación de las exploraciones y proyecciones de explotación hidrocarburífera, que afectarían áreas como Madidi o Amboró.  Reactivación de las proyecciones de explotación de energía geotérmica en la región de la Laguna Colorada, dentro de la Reserva Eduardo Abaroa.  Explotación del hierro del Mutún (graves riesgos sobre PNANMI Otuquis y ANMI San Matías)  Polo industrial, ferrovía y puerto sobre el río Paraguay (muy graves riesgos sobre Otuquis)  Polo agroindustrial (caña-etanol-azúcar) en el Norte de La Paz (San Buenaventura - Ixiamas), riesgos sobre el Madidi y su zona de influencia.  Exploración petrolera al interior del PNAMI Madidi (Norte de La Paz).  Navegabilidad del Iténez-Río Verde, como parte del IIRSA; y la instalación de represas en el Brasil e hidrovías conectadas con el Paraná.  Expansión de la soya sobre ANMI San Matías y PNAMI Kaa Iya del Chaco El avance de estas grandes amenazas que vienen enfrentando las áreas protegidas, ha demostrado la escasa capacidad del SERNAP y el propio Viceministerio de Biodiversidad para rebatir la preeminencia de las lógicas desarrollistas imperantes. Fuentes: Ribera 2005; La Prensa de 26 de agosto, 9 de septiembre, 7 de octubre y 18 de noviembre de 2007.

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Zambrana 2007.

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Los avatares de la participación social Malas lecturas y conclusiones sobre las áreas protegidas siempre han existido, una de ellas observa por ejemplo que no es comprensible que 18 millones de hectáreas de tierras fiscales estén cerradas cuando hay gente con escasa tierra o sin ella. Más allá de ignorar el concepto de resguardo patrimonial, la mala lectura viene en sentido que en todas las áreas protegidas hay gente que vive y usa los recursos, es decir que no son espacios vacíos; además menos del 40% en promedio de estas tierras son efectivamente fiscales, el resto son tierras comunitarias o privadas. A esto hay que añadir que la gente ocupa precisamente las zonas más aptas para diversos usos, zonas que son reducidas en superficie, ya que el resto tiene alta fragilidad ecológica y es poco apto para usos agropecuarios. La población que vive en las áreas protegidas y sus zonas de influencia más inmediatas y que tiene diversos derechos sobre el uso de espacios, es de aproximadamente 120.000 habitantes (19.000 familias) en unas 800 comunidades, en tanto que la población regionalmente vinculada con las áreas protegidas del SNAP es de aproximadamente 1,5 millones de habitantes. Esto incluye a la población de las secciones municipales involucradas en su gestión y que representa el 18% de la población del país.35 Un total de 96 municipios están vinculados con la gestión de las áreas protegidas, en algunas áreas confluyen varios municipios (caso del PNANMI Amboró) mientras que otros municipios abarcan más de un área protegida (caso de Apolo en La Paz). El concepto de “Parques con gente”, aparentemente controversial en la lógica del Norte, nació de la necesidad de armonizar los objetivos de conservación con las necesidades de aprovechamiento de los ecosistemas y recursos por las poblaciones locales. Fue un intento adaptativo e inclusivo a los cambios y paradigmas sociales de América Latina. De cualquier modo no dejó de ser un elemento reduccionista, que parecía tomar a la gente como objeto del proceso (podría decirse igual “parques con tigres” o “parques con maras”). Posiblemente un cambio más legítimo y equitativo sería el de “Gente con Parques”, bajo una visión de real apropiación positiva de los espacios y de las gestiones, slogan similar al actualmente propuesto de “áreas de la gente”. La figura de Comité de Gestión, como instrumento de participación social en la gestión de las áreas, fue mantenida con variaciones poco significativas desde inicios de los años 90, arrastrando muchas dificultades para poder apoyar efectivamente a la gestión de las áreas, como ser poco interés en motivarlos, capacitarlos y facilitarles una operatividad básica. En términos generales, el nivel de involucramiento en las dinámicas de las áreas fue muy superficial y circunstancial. En algunos casos (Madidi, Cotapata, REA), antes de ser un ente que apoye a la gestión del área, se constituyó en una instancia de demanda y presión sobre la dirección del área, algo así como comités de conflictos. Se considera que es una figura que requiere de una “reingeniería” que implique la búsqueda de alternativas, muchas de las cuales podrían encontrar su base en los modelos de organización tradicional en cada región (ayllus, consejos, cabildos, capitanías). En cuanto a los convenios de co-administración, en una primera etapa anterior a 1998 se dieron varios intentos fallidos; las situaciones menos consistentes se dieron con ONGs, en tanto que los procesos más estables fueron con la participación de las organizaciones sociales locales. En esta línea, el caso del Kaa Iya del Gran Chaco tiene un nivel paradigmático.36 Sin embargo, aunque se dieron avances,

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Ribera y Liberman 2005; SIRENARE/SERNAP 2005. como se refleja en CABI / WCS 2001.

también se perdieron oportunidades a pesar de condiciones favorables, por ejemplo en el caso de Pilón Lajas (Consejo Tsimane-Mosetene), Palmar (Centralías), EBB (Consejo Chimane), o en Apolobamba. Con seguridad la figura de co-administración deberá ser superada en función a los nuevos escenarios socio-políticos planteados. Es así que con los cambios que experimentó el país a partir del año 2005, la visión estratégica del SNAP se debe enfocar necesariamente hacia la cogestión, aspecto en el cual no se ha avanzado durante varios años. En tanto que otras ideas como la de crear áreas protegidas comunales que dependan del SERNAP, en el fondo carecen de sentido, considerando las actuales visiones de cambio. En relación a preparar fortalezas para una participación social más profunda, no se dieron procesos sistemáticos y profundos de capacitación y empoderamiento orientados a generar liderazgos y capacidades, que permitan de forma progresiva a las poblaciones locales asumir roles en la administración, gestión y manejo de las áreas protegidas.37 El resultado fue una elevada incertidumbre a la hora de producirse el cambio de modelo hacia una visión participativa y protagónica de las fuerzas sociales, las cuales quieren hacerse cargo de las áreas. Por otra parte, el personal de las áreas tampoco está capacitado para enfrentar los nuevos desafíos de una participación social cogestionaria. En el fundamento del estado actual resalta como elemento orientador fundamental la inclusión y la participación indígena y campesina, sin embargo en el SERNAP dicha participación estaría siendo comprendida como una ampliación de los niveles administrativos hacia la presencia dirigencial, sin generar propiamente una política intercultural en base a consensos. Se debe superar la visión administrativista de la participación social en la gestión del SERNAP hacia un enfoque con clara adscripción ideológica, que sincronice con la visión de gobierno. 38 Conflictos ocasionados por diversos motivos y el rechazo al Estado (neoliberal) del cual formaba parte el SERNAP, dieron lugar a situaciones de baja gobernanza. La gobernanza en áreas protegidas se define como los marcos jurídicos institucionales, estructuras, sistemas de conocimiento y valores culturales, que determinan la manera en que las decisiones son tomadas, así como los mecanismos de participación de los diferentes actores y las formas en que se ejerce la responsabilidad y el poder.39 Para que se den condiciones de buena gobernanza en las áreas protegidas, tiene que privilegiarse el tema de la participación social.40 En especial hasta el año 2004, el nivel de gobernanza en el SNAP era excepcionalmente bajo, aspecto manifestado en la multiplicidad de conflictos sociales y el número de zonas a las cuales el personal del área no tenía acceso.41 La gobernabilidad en las áreas protegidas comenzó a tener tropiezos varios años antes de la creación oficial del SNAP. Por ejemplo el PN Amboró, administrado con el apoyo de ONGs con visiones muy preservacionistas, conoció ya en los años 80 conflictos y rechazos abiertos por parte de la población local. Otro elemento activador de la desgobernanza fue la creación inconsulta y sin participación local de varias áreas (Amboró, Carrasco, Noel Kempff Mercado, Tariquia, etc.). Ha sido muy escasa la promoción y avance en la vinculación de las áreas protegidas con el desarrollo de los municipios y TCOs, considerando los más de 90 municipios que interaccionan con las áreas protegidas. Sólo en algunos casos muy puntuales se pudo promover una articulación efectiva de las áreas protegidas con el

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PADEM 2001; Borrini-Feyerabend et al. 2001. Zambrana 2007. Leff 1998. Martínez 2006. Ribera 2005a; CERES 2000.

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desarrollo de los municipios y TCOs, enlazando por ejemplo procesos de planificación. En la mayoría de los casos no existe sintonía entre los planes de manejo y los planes de desarrollo municipal, lo cual en parte se debe a la debilidad de las gestiones ambientales de las Alcaldías. Es posible que algunas experiencias como la ocurrida en torno al PN Sajama sean la excepción, pero no es válido tratar de extrapolar dicho proceso a todo el SNAP, pues esto distorsiona la realidad. Es más, no se han dado todavía procesos de articulación área protegida-municipio, ni siquiera en situaciones de especial cercanía geográfica, como es el caso de la Alcaldía de La Paz con el PNANMI Cotapata. Un aspecto crucial es que no se debería seguir intentando la articulación a los procesos de desarrollo por la vía de la simple coordinación interinstitucional y definir el éxito de la participación en función a la voluntad de incorporar recursos de contraparte para algunos proyectos en las áreas.42 El SERNAP no termina de comprender que la participación de la gente no es un problema administrativo; ésta no puede seguir siendo vista como un mecanismo de apoyo de las comunidades a los objetivos de participación, donde predomina el enfoque transaccional: “tu me ayudas a conservar, yo te doy proyectos de desarrollo”.43 En relación a la participación de beneficios, cabe mencionar que sólo en contados casos como la Reserva Eduardo Abaroa o Madidi, las áreas protegidas han podido posicionarse como generadoras de ingresos y empleo para las comunidades locales, a partir de procesos de ecoturismo y de manejo de recursos. La potencialidad de las áreas es incuestionable, pero los avances son aún escasos, por tanto es cuestionable y contraproducente tratar de extrapolar y magnificar resultados aislados para mostrar una imagen irreal de mucho avance. Manejo de recursos, una materia pendiente Uno de los aspectos más débiles del SNAP fue la poca atención al tema de manejo de recursos, lo cual parece contradictorio considerando que en todas las áreas hay uso de recursos, y que se trata de “Áreas con gente”. Una de las razones sin duda es la falta de políticas claras y proyecciones estratégicas, lo cual dio lugar a acciones aisladas, con lógicas de exclusión competitiva en lugar de crear sinergias. Considerando la enorme diversidad de necesidades y oportunidades de intervención en el tema de manejo de recursos, sólo pudieron desarrollarse unas pocas experiencias focalizadas en ciertas áreas. Si bien permitieron definir algunas proyecciones estratégicas, no se aconseja extrapolar el éxito de dichas experiencias aisladas como si fuera un logro extendido a todo el SNAP, pues nos podría conducir a distorsionar y minimizar la problemática del uso de recursos.

Vacíos y debilidades Se identifican los siguientes vacíos y debilidades en el tema recursos, entre los más importantes:  Inexistencia de una instancia institucional del SERNAP que atienda el tema recursos de manera específica (dirección, coordinación, etc.).  Insuficiente diseño de un marco estratégico y de políticas para el tratamiento del aprovechamiento y manejo de recursos (suelos, agua y recursos de biodiversidad).

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Zeballos y Quiroga 2003; Morales 2003; Mesa et al. 2000. Zambrana 2007.

 Ausencia de procesos sistemáticos de planificación, ordenamiento y adecuación del uso del suelo y aprovechamiento de recursos, a nivel de finca/predio o de espacios comunales de acceso común, que orienten los procesos productivos a una mayor sostenibilidad, mejor eficiencia y menor costo ambiental.  Proyectos focalizados, aislados y de corta duración, con escasa articulación entre ellos.  Ausencia de acciones estratégicas de negociación y gestión para la consecución y afianzamiento de financiamientos que permitan un proceso efectivo de apoyo al tema de manejo de recursos en el SNAP.  Insuficiente desarrollo de un marco de normas jurídicas y técnicas sobre aprovechamiento y manejo de recursos en áreas protegidas.  Inaplicación de normas sectoriales de manejo de recursos y el suelo (chaqueos, uso de pendientes, quemas, etc.).  Escaso apoyo a la valoración, recuperación (rescate) o generación de normas comunales o consuetudinarias referidas a temas de aprovechamiento y manejo de recursos.  Escaso apoyo en temas de valoración, recuperación de sistemas y conocimientos tradicionales en el aprovechamiento del suelo y los recursos naturales.

De cualquier manera, lo más destacable en cuanto a recursos en el SNAP, además de la enorme riqueza biológica, es la pervivencia en muchas de las Áreas de prácticas y conocimientos tradicionales en el aprovechamiento de ecosistemas de la tierra y los recursos por poblaciones indígenas y campesinas.44 También se debe mencionar la elevada agrobiodiversidad (especies, variedades y razas domesticadas de plantas y animales) en prácticamente todas las áreas, elemento al cual poca o ninguna atención se ha conferido hasta el momento. Otro aspecto en parte relacionado a los anteriores, y que tuvo escaso desarrollo, fue el de la producción ecológica y la certificación en áreas protegidas. El apoyo al manejo de recursos en el SNAP debe partir del principio de que cualquier producción dentro de las áreas debe ser o al menos tender a ser ecológica (y por supuesto orgánica), no sólo por principio sino por la oportunidad de captar mercados especiales. Sin embargo, muy reducidos esfuerzos se realizaron hasta el momento para convertir esto en una política. El año 2002 se logró la firma de un convenio de cooperación con la AOPEB (Asociación de Organizaciones de Productores Ecológicos de Bolivia), sin embargo nunca llegó a ser aplicado y quedó en el olvido. Sería favorable que con la aprobación de la Ley 3525 (de Regulación y promoción de la producción agropecuaria y forestal no maderable ecológica), genéricamente conocida como “Ley de la Producción Ecológica” y su reglamento, se considere el potencial estratégico de estos elementos. Insostenibilidad financiera Otro tema álgido en la funcionalidad del SNAP es su sostenibilidad financiera. El SNAP ha mostrado una debilidad financiera crónica, a pesar de que nació, como popularmente se dice, con “su pan bajo el brazo” (fondo GEF I), los escenarios son de elevada incertidumbre, con tiempos largos de escasez presupuestaria, y con una dinámica supeditada a la captación de financiamientos externos.

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Ribera y Liberman 2005; Zeballos y Quiroga 2003.

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El mantenimiento presupuestario de la gestión de las áreas protegidas tiene escaso apoyo legal específico, la Ley del Medio Ambiente no menciona nada sobre partidas de soporte financiero que deberían asegurar el funcionamiento del SNAP, ni siquiera en los artículos referidos a la creación del extinto Fondo Nacional de Medio Ambiente (FONAMA). Por su parte, el Reglamento General de Áreas Protegidas no hace mención alguna del soporte financiero del SNAP, salvo en los artículos 110 y 11 referidos a ingresos económicos provenientes de tarifas de turismo en Áreas Protegidas. Sólo el Decreto Supremo Nº 25158 de creación del SERNAP45, establece que este financiará sus operaciones con las siguientes fuentes de ingresos: a) Asignaciones presupuestarias anuales del Tesoro General de la Nación; b) Fuentes de cooperación o financiamiento, internas o externas; c) Recursos propios por prestación de servicios y otros, de conformidad a reglamentación específica. Es posible que el inciso a), referido al Tesoro General, no ha sido trabajado demasiado en términos de gestionar anualmente la respectiva asignación. La realidad es que nunca el Estado realizó una atención efectiva financiera del SNAP. Debemos partir del principio que el Estado debería haber generado desde 1992 una responsabilidad, al menos parcial, del mantenimiento básico de las áreas protegidas, lo cual debería haber figurado en las partidas del Presupuesto General de la Nación, más allá de las obligaciones de poner contrapartes a los proyectos canalizados. 46 El monto necesario para la operatividad mínima de las áreas protegidas y el SERNAP es relativamente importante y asciende anualmente a más de 5 millones de $US. Desde un inicio, para el arranque y creación del Sistema de Áreas Protegidas el año 1992, la sostenibilidad financiera estuvo marcada por una fuerte incertidumbre, determinada por la dependencia estricta de los financiamientos externos (Banco Mundial, GEF, Holanda, Alemania, TNC, etc.), situación apenas paliada en los últimos años por el accionar del FUNDESNAP, una fundación privada que maneja el fondo fiduciario del SNAP. La contraparte estatal para estos proyectos de apoyo externo, fue siempre insegura y sujeta a profundas inconsistencias. Si bien entre 1992 y 2003 existieron compromisos firmados por el Estado boliviano para proveer fondos de contraparte para los proyectos que contaban con financiamiento externo, las contrapartes comprometidas para fondos como los del GEF fueron en su momento des-inscritos de las partidas respectivas del TGN y utilizadas para otros fines, con lo cual no sólo el SNAP quedaba en una situación precaria sino la credibilidad del país. A pesar de la interpretación de que los financiamientos de los proyectos GEF I y II (administrados por el Banco Mundial), de la KFW o de los Países Bajos son en realidad “dineros que nos pertenecen”, esto es una verdad a medias y desde luego muy subjetiva. 47 La realidad es que no ha habido nunca partidas permanentes inscritas en el Presupuesto General de la Nación, derivadas de nuestro propio PIB para soportar la funcionalidad básica del SNAP, como ocurre en mayor o menor grado en otros países latinoamericanos. A pesar de haberse superado en la actualidad la proporción de aporte nacional para el funcionamiento de las áreas protegidas respecto de la década de los 90, sigue siendo muy bajo, lo cual deter-

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Capítulo I del Régimen Económico de la Institución, en el Artículo 24 referido a los recursos financieros

FAMNK 2006.

en especial los del GEF, considerando las recomendaciones del Convenio de Biodiversidad, por el cual los países desarrollados aportan un reducido porcentaje de su PIB a los países pobres con fines de conservación.

mina todavía una fuerte dependencia de los financiamientos de la cooperación internacional. Llama la atención que considerando las regalías e impuestos petroleros como el IDH, no se hubiese considerado incluir (desde un lado) o en su defecto demandar (desde el otro), alguna cifra para las áreas protegidas, habida cuenta que han sido las más afectadas por los impactos petroleros. Posiblemente ya es tarde para pensar en aquello, especialmente por la conflictividad que envuelve el tema. Desconocimiento y desinformación Otra debilidad en la gestión de las áreas protegidas ha sido la carencia de una estrategia y un programa de comunicación y difusión con adecuados soportes financieros que permitan acciones sistemáticas y recurrentes.48 La comunicación sobre el SNAP se redujo a acciones aisladas, dispersas y sin el suficiente impacto, a cargo de diversas instituciones o de las propias áreas, en sus regiones. El resultado general implica un bajo conocimiento nacional y regional del SNAP, de aquí una de las posibles causas de su bajo posicionamiento. En general ha predominado la desinformación sobre las áreas protegidas, muchas veces reforzada por intereses sectoriales o políticos. La prensa en los últimos años ha conferido una atención muy parcial al tema de las áreas protegidas, mostrando sólo la belleza paisajística de las áreas protegidas, con un sesgo muy reiterativo hacia áreas como el Madidi, y ha dado mucha menor importancia al análisis de las problemáticas que enfrentan éstas. Ningún medio ha tomado posiciones efectivas a favor de las áreas protegidas. Algo que destacar es que ya existen en la mayoría de los textos escolares, capítulos enteros con mapas y datos precisos del SNAP, citando como fuente al SERNAP; beneficio que sin embargo se ha dado sin que el SERNAP haya realizado procesos de articulación con las editoras o el propio Ministerio de Educación. Coordinación internacional A pesar de los acuerdos y cartas de intenciones, nunca pudieron prosperar de manera efectiva los procesos de integración de áreas protegidas transfronterizas, como Bahuaja Sonene-Madidi entre Perú y Bolivia, las áreas del Chaco (BoliviaParaguay) o en el pantanal con el Brasil. Las razones son varias, por ejemplo la falta de continuidad en las negociaciones por cambios de gobierno en nuestro país, o al final de cuentas por falta de interés de ambas partes. En general, la coordinación a nivel internacional es muy escasa, lo mismo sin duda se siente en otras latitudes, y esta no es una falencia del SNAP de Bolivia, sino del “sistema de áreas mundial” que no funciona: en cada país hay un sistema isla, con escaso contacto o vinculación con otros sistemas. Lo más valioso sería el apoyo moral, corporativo y público de unos sistemas a otros, al menos a nivel continental, por ejemplo cuando el Madidi está en riesgo, o se depreda Itatiaia en la Mata Atlántica, o hay amenazas en el Parque Manu en el Perú o Yasumí en el Ecuador. Sin embargo hay silencio absoluto, indiferencia, no hay espíritu de red, no hay manifestaciones de respaldo ni presencia corporativa o colectiva. Los grandes congresos y encuentros sirven para una periódica catarsis y descarga de distintas emociones que al final de cuentas no sirven para mucho.

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FAMNK 2006.

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Avances y logros El hecho de que el SNAP - al igual que el resto de áreas protegidas en el mundo esté pasando por los avatares de la incomprensión, indiferencia y asedio, no quiere decir que no se hayan experimentado importantes avances y logros en más de una década. Entre los más relevantes se deberían mencionar: 1. Modelos de coadministración con elevado empoderamiento indígena, casi al nivel de autogestión; tal es el caso del PNANMI Kaa Iya en el Gran Chaco, al punto de haber sido considerado como modelo. 2. Creación de grandes áreas protegidas que incrementaron la cobertura del SNAP y su representatividad nacional, por ejemplo PNANMI Madidi, ANMI San Matías, PNANMI Kaa Iya del Chaco, además de áreas de Santa Cruz, recogiendo las recomendaciones del Plan de Uso del Suelo. 3. Creación del PNANMI Kaa Iya en función a una demanda y presión del pueblo indígena guaraní (Capitanía del Alto y Bajo Isozo). 4. Creación del ANMI Palmar de Chuquisaca, que protege una palmera endémica (Parajubaea torallyi) y un loro endémico (Ara rubrogenys). 5. Creación de un área protegida en el subandino de Chuquisaca (PNANMI Iñao), a partir de un excepcional consenso y participación de municipios y prefectura. 6. Experiencias de manejo comunitario de ecoturismo exitosas como Chalalán en el Madidi, Mapajo en Pilón Lajas y Tomarapi en Sajama. 7. Experiencias de producción ecológica en base al café, tanto en Madidi (Café Madidi) como en Pilón Lajas (Café Mujer). 8. Rechazo al ingreso de la petrolera Andina al PN Amboró, gracias a la movilización municipal y comunitaria y a la resistencia del SERNAP y funcionarios del área que llegaron incluso a enfrentarse al propio Ministerio de Desarrollo Sostenible que pretendía abrir dicho ingreso. 9. Resistencia exitosa de la Dirección de Monitoreo del SERNAP al intento de ingreso de exploraciones petroleras (Chaco y Petrobras) al bloque Río Hondo en el Madidi, en los años 2001 y 2002. 10. Rechazo exitoso comunal indígena y de guardaparques del Pilón Lajas a intentos de ocupación ilegal de tierras en la zona de la Laguna Azul. 11. Firmeza y habilidad de las direcciones jurídicas del SERNAP para manejar el Reglamento General de Áreas Protegidas y con sólo este instrumento rebatir leyes poderosas como de minería o hidrocarburos. 12. Elaboración de planes de manejo más participativos. 13. Superación de los momentos de turbulencia institucional cuando se instituyeron en el SERNAP direcciones cuestionables y negativas. 14. Establecimiento de una dirección indígena del SNAP y SERNAP, la cual es una figura única en el mundo.

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15. Establecimiento y funcionamiento exitoso del SIG en la Dirección de Monitoreo del SERNAP. 16. Promoción del estudio del GAP: Análisis de vacíos de representatividad. 17. Los Comités de Gestión que en su momento constituyeron un modelo a nivel latinoamericano. 18. Conformación de una figura organizativa propia con visión corporativa de los guardaparques a nivel nacional. 19. Información de buena calidad y precisión sobre el SNAP y las áreas protegidas, que son incorporados en muchos textos escolares.

Foto 1

ANMI Palmar de Chuquisaca

Foto 2

PN. Amboró, región de valles altos

377 Foto 3

Reserva de fauna Eduardo Abaroa

Bibliografía

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La problemática social del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi por Oscar Loayza Cossio49 El Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado PNANMI Madidi fue creado el 21 de septiembre de 1995 mediante Decreto Supremo 24123, incluyendo entre las principales consideraciones para su creación que “las poblaciones indígenas tacana, quechua originaria y otras, desde tiempos inmemoriales han vivido en la zona y han expresado su deseo de participar en el desarrollo de un área protegida y su apoyo a la creación de ésta, así como al desarrollo de acciones de conservación que incorporen sus derechos ancestrales”. A lo largo de su historia (ver cuadro), los pueblos indígenas fueron sometidos a una disolución paulatina de su identidad, diversidad y conocimientos; un desplazamiento de sus lenguas propias por foráneas (quechua o castellano); la pérdida de sus áreas tradicionales de ocupación a consecuencia de las reducciones misionales, los desplazamientos masivos de población a zonas de producción, el tráfico de mano de obra nativa y la colonización; la pérdida de valores religiosos y creencias propias por la evangelización; la desestructuración de sus formas originales de organización y autogobierno; la reducción de sus poblaciones por enfrentamientos, enfermedades desconocidas, persecuciones y esclavitud; la reducción o desaparición selectiva de los recursos naturales de sus territorios; la negación de su existencia, ciudadanía y derechos por parte del Estado, entre otros. En las últimas dos décadas los pueblos indígenas han logrado reconstituir con esfuerzo comunidades y organizaciones propias, además de demandar y titular parte de sus territorios ancestrales, pudiendo así construir paulatinamente una gestión territorial integral propia y generar algunas oportunidades económicas para sus pueblos.

El contexto histórico de la región del Madidi La historia de la región del Madidi, según información incluida en el Plan de Manejo del Parque, ha estado marcada por auges extractivos de recursos que han determinado períodos de bonanza económica temporal, normalmente concentrada en pocas manos. Estos movimientos económicos estuvieron ligados a invasiones a los territorios de los pueblos indígenas, desplazamientos poblacionales masivos, tráfico de mano de obra nativa, llegando a extremos de reducción drástica y hasta exterminio de las poblaciones indígenas presentes. Los hitos más importantes en la historia de la región han sido:  Época prehispánica. Presencia de diversos grupos étnicos, algunos emparentados con la familia lingüística arawak, como tacanas y araonas, que desarrollaron una cultura propia y particular.  Siglo XIV. Presencia temporal e incluso permanente de pueblos andinos (Tiwanacu, Wari) e intercambio económico y cultural.

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El presente trabajo forma parte del Programa de Conservación del Gran Paisaje Madidi de la Wildlife Conservation Society y contó con el apoyo del pueblo de los Estados Unidos a través de USAID, la Gordon and Betty Moore Foundation y la John D. and Catherine T. MacArthur Foundation. Los contenidos son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de los financiadores.

 Siglo XV: Expansión incaica y asentamientos permanentes, comercio forzado con pueblos indígenas amazónicos.  1536 - 1825: Época colonial, expediciones militares buscando “El Dorado” o el “Paitití”. Primeras misiones evangelizadoras y reductoras de Apolobamba.  1825 - 1880: Inicios de la República. Reimpulso a las reducciones y misiones evangelizadoras y auge de la quina o cascarilla, con la que se da inicio a una cultura extractivista no sostenible de recursos naturales, que en alguna medida se mantiene hasta hoy.  1880 - 1917: Auge de la goma, con dotación de concesiones a empresas extranjeras y formación de las primeras haciendas. Movimientos poblacionales masivos y tráfico de mano de obra indígena.  1917 - 1964: Auge de las haciendas agropecuarias y de la figura del “patrón”. Auge del oro. Profundización de la disolución de identidades étnicas y pongueaje. Inicio de procesos de colonización de origen andino.  1964 - 1985: Auge de la exportación de cueros de animales silvestres y uso de mano de obra indígena para la cacería.  1971 - 1995: “Marcha al Norte”, 3 megaproyectos fallidos (ingenio azucarero, represa de El Bala e Hidrocarburos). Caminos de penetración, colonización intensa de poblaciones altiplánicas. Auge de la madera y afectación profunda a territorios indígenas por empresas madereras.  1995 - actualidad: Reconocimiento de derechos de los pueblos indígenas (TCOs) e inicio de políticas de conservación del patrimonio natural nacional (Áreas Protegidas). Auge del turismo.

Vale la pena recalcar que desde épocas prehispánicas hubo asentamientos permanentes de poblaciones quechuas provenientes, principalmente, de la expansión inca, las que conformaron comunidades, desplazando, en algunos casos, a las poblaciones indígenas e iniciando procesos de comercio forzado para abastecer sus centros de demanda y consumo con productos provenientes del bosque, coca, oro y otros. Estas poblaciones quechuas pasaron luego, a raíz de los auges extractivos, de invasores a invadidos y, en alguna medida, sufrieron similares impactos que las poblaciones indígenas. Sin embargo, la Reforma Agraria de 1953 reconoció las tierras comunales que ocupaban tradicionalmente o facilitó la reconstitución de comunidades campesinas a partir de las ex-haciendas, transformándolas en propiedades de derecho colectivo y que actualmente basan su economía principalmente en la agricultura. Los periodos de auge económico - primero de la quina y luego de la goma y la madera - durante el período republicano atrajeron nuevas poblaciones a la región, principalmente de origen blanco o mestizo. Este grupo, respaldado por su manejo del capital, su poder político y sus relaciones con el mercado, mantuvo hegemonía territorial a través del latifundio, las haciendas o las concesiones sobre recursos naturales. Por otra parte, ejercía el control del poder local (municipios, subprefecturas, agencias cantonales, corregimientos), manteniendo un enfoque estrictamente urbano y usufructuaba del poder económico a través de formas extremas de explotación de mano de obra, como el esclavismo o el pongueaje. Hasta hoy se mantienen todavía monopolios de intermediación entre la producción y comercialización de los recursos naturales, con el uso de figuras como el “habilito” o el endeudamiento permanente de los pobladores indígenas y originarias mediante adelantos de capital (anticipos o préstamos), provisión de alimentos básicos, herramientas, material escolar u otros elementos de primera necesidad a cuenta de la próxima cosecha agrícola o de madera, pieles u otros recursos naturales, muchas veces obtenidos furtivamente.

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A partir de la década de los setenta se desarrollaron nuevos asentamientos de poblaciones quechuas y aymaras a raíz de los procesos de colonización, principalmente impulsados, aunque no siempre debidamente apoyados por el Estado.50 Las familias tomaban posesión de predios, generalmente situados a orillas de los caminos de penetración. En muchos casos las tierras que ocupaban estaban sobrepuestas a territorios indígenas. Los nuevos ocupantes conformaron comunidades afiliadas al sector sindical de colonizadores, entre los cuales prevalecía la tenencia individual de la tierra (normalmente 50 ha), lo que da un matiz diferente a su forma de gestión de los recursos naturales y a su visión de desarrollo en relación a los habitantes originarios de la zona. El relacionamiento variable entre los actores sociales de la región, sumado al nivel de incidencia que ejerzan éstos sobre otros actores institucionales, tanto públicos del nivel local (Gobiernos Municipales, Subprefecturas) o nacional (SERNAP y otros), como privados (ONGs, organizaciones económicas, cámaras de empresarios, etc.), así como de éstos sobre los primeros, marca la dinámica y problemática social cambiante de la región. Características generales del Área Protegida El Madidi es sin duda el área protegida más emblemática del país, caracterizada por una alta variación altitudinal, topográfica y climática, que le permite tener una variedad de ecosistemas y una biodiversidad de relevancia mundial. Tiene una superficie de 1.895.750 ha. Se encuentra en el Departamento de La Paz, en las provincias Abel Iturralde, Franz Tamayo y Bautista Saavedra y ocupa parte de la jurisdicción de los municipios de Ixiamas, San Buenaventura, Apolo, Pelechuco y Curva. Tiene asimismo una relación funcional con el municipio de Guanay. Las poblaciones urbanas de estos municipios, tienen actualmente en los comités cívicos su principal mecanismo de representación y acción. Según el Plan de Manejo, dentro del PN y ANMI Madidi viven 31 comunidades principalmente de origen quechua, tacana y leco (nueve comunidades están en el área del Parque Nacional y 22 en el Área Natural de Manejo Integrado). La población total es aproximadamente de 3700 habitantes (22% en el Parque y 78% en el ANMI). El Madidi tiene superposición con cuatro Tierras Comunitarias de Origen (San José de Uchupiamonas, Tacana I, Lecos de Apolo y Lecos de Larecaja), vecindad con dos (Tacana II y Pilón Lajas) y proximidad con otras dos (Araona y Mosetén). Estos pueblos indígenas, en su mayoría, se encuentran afiliados a la Central de Pueblos Indígenas de La Paz (CPILAP). En la zona de Pelechuco y Apolo, dentro y fuera del área protegida, se asientan tradicionalmente alrededor de 80 comunidades de origen quechua, afiliadas a las Federaciones Sindicales Únicas de Trabajadores Campesinos de la Primera y Segunda Sección (Apolo y Pelechuco) respectivamente. Finalmente, a lo largo del camino entre San Buenaventura – Ixiamas – Alto Madidi, en la zona de amortiguación externa del área protegida, se asientan alrededor de 35 comunidades interculturales provenientes de procesos de colonización y que están afiliadas a la Federación Sindical de Productores Agropecuarios de la Provincia Abel Iturralde (FESPAI).

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Conocidos como la Marcha al Norte o el Proyecto de Ingenio Azucarero de San Buenaventura.

Los actores del Madidi y sus relaciones En forma general se pueden rescatar los siguientes patrones generales de relacionamiento entre los principales actores relacionados al Madidi:

Mapa 1. Ubicación del PN y ANMI Madidi Fuente: SERNAP

Mapa 2. Ubicación histórica de los pueblos indígenas en la región del Madidi Fuente: Plan de Manejo del PN y ANMI Madidi

 Existe una marcada separación entre las poblaciones urbanas (principalmente compuesta por ex hacendados, comerciantes, empresarios y otros) y rurales (principalmente conformada por campesinos e indígenas).  El ejercicio del poder aún tiene un sesgo marcado hacia la población urbana, que concentra para sí la mayoría de las instituciones del Estado locales, aunque en los últimos procesos eleccionarios se ha dado un nivel creciente de penetración de representantes indígenas y originarios en las mismas.  Existe una autoatribución de representatividad regional en las poblaciones urbanas, quienes asumen las decisiones inherentes al destino común, en muchos casos desconociendo las expectativas de la población rural (indígena o campesina) y negando la existencia de una diversidad cultural, a extremos de utilizar las instituciones y organizaciones, aprovechando su capacidad de convocatoria y movilización, para fines totalmente contrarios o ajenos a ellas.  Existen diferencias marcadas entre las visiones de los pueblos indígenas (visión caracterizada por un mayor arraigo, pertenencia e identidad territorial y de equilibrio con el entorno), campesinos originarios (visión caracterizada por el ejercicio de la propiedad sobre el suelo, la demanda de exclusividad en el acceso a los recursos naturales y de mayores oportunidades económicas) y la población colona (visión caracterizada por la demanda de reconocimiento, legalidad, posibilidad de expansión y consolidación territorial y sobre los recursos naturales).

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Relaciones con el área protegida Por otra parte, en la relación de estos principales actores sociales locales con el área protegida PNANMI Madidi se pueden destacar los siguientes elementos:  Gobiernos Municipales: en general la relación de los Gobiernos Municipales con el área ha sido muy irregular y con altibajos marcados, en algunos casos han sido más parte de la problemática que de la solución, incluso en temas de su propia competencia. En muchos casos han optado por respaldar conflictos contra el área protegida, con el ánimo de disminuir la presión sobre sí mismos. Con menor frecuencia, los Gobiernos Municipales han actuado en el marco de sus competencias favoreciendo la gestión del área protegida o promoviendo proyectos conjuntos de beneficio local.  Organizaciones indígenas: en general la relación con el área ha sido de defensa común ante conflictos o amenazas. La compatibilidad legal existente entre TCOs y áreas protegidas define un marco de relacionamiento coherente con la norma que, sin embargo, debe desarrollar mecanismos claros para la aplicación y ejercicio de la misma en la práctica, que permita consolidar una relación simbiótica no condicionada.  Comunidades campesinas al interior del área protegida: en gran parte de los casos, la relación con el área ha estado marcada por una constante presión por obtener proyectos o alternativas económicas compensatorias a las limitaciones o restricciones que la protección del área les causa, estas demandas o presiones han tenido niveles variables de legitimidad, de presión y de conflicto.  Colonos y comunidades campesinas al exterior del área: la relación ha estado marcada por una frágil vecindad y por un nivel de presión por acceder a oportunidades de proyectos o alternativas económicas generadas por el área, en compensación a la imposibilidad de acceso a los recursos naturales de la misma, mostrando, en general, un nivel de respeto condicionado al área protegida.  Población urbana: representada principalmente a través de los comités cívicos, la relación ha estado marcada por el uso no siempre legítimo del área protegida como mecanismo de presión hacia el Estado para el logro de reivindicaciones regionales, muchas veces históricas, en algunos casos no compatibles con la conservación y objetivos del área.  Organizaciones no gubernamentales: el Madidi se ha convertido en una oportunidad privilegiada de captación financiera, que ha motivado la presencia de una gama variada de instituciones no gubernamentales. La mayoría de las ONGs se ha enfocado hacia el desarrollo de capacidades locales y a la ejecución de proyectos de mayor o menor envergadura, con impactos variables, costos/beneficios no siempre claros, transparencia variable y agenda variable. El personal del área protegida ha hecho esfuerzos para mejorar la coordinación, concurrencia y complementariedad institucional, conformando una Coordinadora Interinstitucional que contribuya a una visión común; sin embargo, no todas las instituciones han mostrado predisposición y voluntad por participar en ella.

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Conflictos en la gestión del PN y ANMI Madidi Un reciente estudio concluido por WCS (Salinas, 2007) sobre conflictos ambientales en el SNAP, proporciona elementos que muestran que los principales conflictos sociales, de orden económico, político o institucional, que atraviesa el Madidi están muy ligados a la inobservancia de la normativa ambiental (régimen legal especial de áreas protegidas), así como a la no consideración de los objetivos, categoría y zonificación del área. Entre ellos se pueden citar:  Conflictos relacionados a proyectos de infraestructura caminera (ApoloIxiamas, Asariamas-San Fermín, Ixiamas-Puerto Heath), sin respeto a criterios o normas técnicas, sociales, económicas y ambientales.  Conflictos relativos al acceso y la tenencia de la tierra, principalmente relacionados a la comprensión y reconocimiento de la demanda y titulación de Tierras Comunitarias de Origen a favor de los pueblos indígenas de la región, por las expectativas de expansión o de acceso y disfrute de los recursos naturales que ellos contienen.  Conflictos relacionados al acceso y uso de los recursos naturales renovables, con énfasis en la madera, en forma ilegal y no sostenible.  Conflictos relacionados a la explotación de recursos naturales no renovables (hidrocarburos, minería), por la sobreposición de derechos territoriales con derechos de uso (concesiones) o por la incompatibilidad con la conservación y objetivos del área.  Conflictos ligados a la poca o ninguna articulación entre los diferentes actores y sectores sociales, tanto entre actores públicos (Gobiernos Municipales, Prefecturas, Gobierno Central), entre actores públicos con privados o entre actores privados (p.ej. ONGs).  Falta de claridad y de cumplimiento de funciones, roles y competencias y desarticulación, descoordinación o sobreposición a nivel de instrumentos de planificación estratégica y territorial (Planes de Desarrollo Municipales, Departamentales o Nacionales, Planes Municipales o Departamentales de Ordenamiento Territorial, Plan de Uso de Suelos, Plan de Manejo del Área Protegida, Planes de Gestión Territorial Indígena, etc.).  Conflictos ligados a proyectos o alternativas económicas, a la distribución de beneficios generados por los mismos o al acceso preferencial a ellos (p.ej. acceso exclusivo a áreas turísticas).  Conflictos ligados al uso del Parque como canal de presión para lograr la atención del Estado a demandas sociales sectoriales o de grupo, en temas ajenos a las competencias o posibilidades del área protegida (salud, educación, caminos, producción, etc.).  Conflictos ligados a temas político-partidarios o a la generación de plataformas políticas u ofertas pre-electorales para potenciales candidatos y al uso del área protegida como discurso.  Conflictos por temas de límites o jurisdicciones político–administrativas, principalmente municipales (Apolo-Pelechuco, San Buenaventura-Ixiamas, Apolo-San Buenaventura).

La gestión del PNANMI Madidi, antecedentes y proceso Los hitos más importantes que marcan los antecedentes y el proceso de gestión del PNANMI Madidi se describen a continuación. Si bien la creación del PNANMI Madidi se justificaba plenamente por sus características ecológicas y biológicas, la búsqueda de una aceptación social para

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su declaración estuvo acompañada de un discurso ligado a las oportunidades económicas que el área podría generar, en breve, a favor de todos los habitantes locales. Esta posibilidad de desarrollo unida a una cultura económica extractivista e inmediatista de algunos actores de la región, ha desembocado en una excesiva expectativa de origen y en una carga muy pesada para la gestión del área y para sus reales y legales, capacidades y competencias. Al inicio de la gestión del PNANMI Madidi, entre 1996 y 1998, se destinaron los principales esfuerzos a consolidar el Programa de Protección, buscando sentar presencia territorial y asumir un nivel aceptable de control sobre los recursos naturales del área. Durante este tiempo la población local mantuvo un rol pasivo y expectante en relación al área. Entre 1998 y 2001, la gestión del Madidi estuvo marcada por demandas crecientes de alternativas económicas a ser implementadas en el área y el cumplimiento de los compromisos previamente adquiridos, que dieron lugar a algunas medidas aisladas como la dotación de agua potable o el desarrollo de proyectos piloto de turismo y manejo de recursos naturales. La participación en la gestión era sin embargo aún limitada y los roles y competencias del área protegida y de los otros actores eran poco claros; en muchos casos los Gobiernos Municipales formaban parte de la demanda más que de la solución. A partir del 2001, se buscó fortalecer la participación en la gestión del área, caminando hacia una gestión integral con la re-estructuración del Comité de Gestión, a partir de un análisis de actores en función a criterios de legitimidad, legalidad, representatividad y cultura democrática.51 Se logró definir con mayor claridad competencias y roles institucionales, así como optimizar la intervención institucional en el área mediante la conformación de una Coordinadora Interinstitucional. Se dieron pasos iniciales hacia la construcción de una gestión integral del Área Protegida mediante la elaboración ampliamente participativa del primer Plan de Manejo y el inicio de su implementación programática. En contraposición, se incrementaron las demandas por iniciativas de desarrollo y surgieron conflictos ligados a intereses políticos y económicos de grupos de poder, a partir de demandas de reivindicaciones históricas ligadas a megaproyectos económicos o de infraestructura, comprometidos en algún momento histórico por el Estado (caminos, hidrocarburos, tierras, ingenio azucarero, etc.). En estos conflictos el área de Madidi fue utilizada como medio de presión (con intervenciones, asentamientos ilegales, destrucción de bienes, toma de rehenes, etc.) a fin de llamar la atención del Estado para su resolución. Actualmente, el PNANMI Madidi está buscando superar un período de profunda debilidad. El proceso de desinstitucionalización que sufrió el SERNAP entre noviembre de 2005 y septiembre del 2006 ha repercutido también en el área con el cambio arbitrario de la Dirección y Jefatura de Protección, la salida de varios guardaparques con amplia experiencia de trabajo, la limitada capacidad financiera, la desarticulación y descoordinación institucional, la presión social y el incremento de los conflictos sociales que pusieron al Madidi en una situación de alta vulnerabilidad. El SERNAP está dando ahora pasos de recomposición básica de la gestión con el nombramiento de un Director y cubriendo las acefalías en el cuerpo de protección con procesos participativos, buscando retomar la presencia institucional y el control territorial del área protegida, así como rearticular la coordinación y el apoyo institucional técnico y financiero, a partir de una visión común y concurrencia estratégica y programática en el marco del Plan de Manejo. Hacia una gestión compartida El principal desafío a futuro de la gestión del Madidi es lograr que los actores locales, con derechos preconstituidos sobre la jurisdicción del área protegida, se

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Lehm et al. 2002.

involucren y comprometan con su gestión. El Estado y las instituciones de apoyo, por sí solos, no lograrán soportar las amenazas que se ciernen sobre el área si no se cuenta con el respaldo pleno de las poblaciones que, ancestralmente y en derecho, han habitado y habitan el área protegida y que, en el marco de este derecho, deben compartir también la responsabilidad en la gestión y las decisiones con el Estado, ya que comparten un mismo destino con el área. El análisis de actores realizado para el PN y ANMI Madidi no diferenció entre actores con derechos territoriales preconstituidos sobre la jurisdicción del área protegida y aquellos con vecindad o interés funcional, económico o de otra naturaleza sobre la misma, ya que, como se mencionó, la finalidad era la de reestructurar el Comité de Gestión y no la de crear una instancia de gestión compartida con responsabilidad y decisión. En este contexto y para enfrentar la problemática social que se cierne sobre el área y garantizar el cumplimiento de las funciones y obligaciones del Estado para conservar el patrimonio natural y cultural existente en el Madidi, es necesario proponer y desarrollar nuevos modelos de gestión que reconozcan y respeten los derechos territoriales preconstituidos sobre el área protegida; permitan una mayor inclusión de los objetivos y visiones de los pueblos indígenas y originarios en la gestión del área; garanticen el respeto a las decisiones y autonomía de los pueblos indígenas y el ejercicio del derecho a la propiedad sobre la tierra y del aprovechamiento de los recursos naturales por sus habitantes; cumplan con el principio de subsidiariedad que el SERNAP ha priorizado para el SNAP entendido como la delegación paulatina de mayores responsabilidades y competencias a los niveles locales; permitan mejorar las condiciones de gobernabilidad del área y la construcción de una paulatina sostenibilidad social y política de su gestión, entre otros. La propuesta de cogestión de la Central de Pueblos Indígenas de La Paz La Central de Pueblos Indígenas de La Paz (CPILAP), en representación de los cinco pueblos indígenas que la conforman, cuatro de los cuales tienen TCOs con sobreposición parcial o total con el área protegida, ha presentado al SERNAP una propuesta de cogestión para el PNANMI Madidi. Esta propuesta busca incluir también a otros actores, con similares derechos territoriales preconstituidos sobre la jurisdicción del área protegida, como las Federaciones de Campesinos de Apolo y Pelechuco y el pueblo Esse Ejja, por ejemplo. El CPILAP plantea conceptualmente la cogestión como: “una instancia privilegiada de participación, conformada por actores con derechos territoriales preconstituidos sobre la jurisdicción del área protegida, que tienen visiones compartidas con la existencia y conservación del área y que asumen la gestión del área protegida en co-responsabilidad con el Estado y con capacidad de decisión en los ámbitos político, estratégico y normativo”. Justifican esta propuesta 1) el cambio de paradigma de la gestión de las áreas protegidas de una visión preservacionista ortodoxa (antropo-excluyente) a una visión integral y de promoción del desarrollo sostenible con base en la conservación (antropo-incluyente); 2) que las organizaciones indígenas cuentan con estructuras representativas de alta legitimidad y poder de convocatoria; 3) que los pueblos indígenas han respetado los principios de libertad de expresión, libertad de organización y respeto a leyes y acuerdos; 4) que los indígenas mantienen lógicas sostenibles en el aprovechamiento de los recursos naturales y del espacio; y 5) que los pueblos del Madidi han tenido importantes avances en procesos de gestión territorial sostenible, concebida desde una perspectiva integral y que incluye aspectos sociales, económicos, ambientales y culturales.

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La implicancia de este modelo de gestión compartida permitiría: 1) que el SERNAP en representación del Estado, asuma sus roles y responsabilidades en correspondencia a su mandato legal y político/social de proteger y conservar el patrimonio natural y cultural de la Nación bajo un modelo compartido con instancias locales en el marco de roles claramente establecidos; 2) que los actores sociales locales con derechos territoriales preconstituidos sobre la jurisdicción del área protegida ejerzan efectivamente este derecho en la misma magnitud que asumen responsabilidades compartidas con el Estado sobre la gestión y sobre las decisiones políticas, estratégicas y normativas del área protegida; 3) que las instituciones públicas o privadas que lo deseen y que demuestren capacidades para hacerlo, puedan participar en la ejecución compartida o delegada de programas y/o proyectos a través de la firma de convenios o contratos específicos de co-administración con el Estado; 4) que se fortalezca la coordinación, concurrencia y sinergia entre todas las instituciones que trabajan en el área protegida a través del fortalecimiento de la Coordinadora Interinstitucional y; 5) que se mantenga o fortalezca una amplia, abierta y transparente participación a favor de todos los actores relacionados directa e indirectamente con el área protegida a través del Comité de Gestión. Bibliografía CPILAP 2007. Propuesta de Co-Gestión del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi. (Documento de trabajo, no publicado). Con apoyo de WCS. La Paz. Lehm, Zulema, et al. 2002. Diagnóstico de actores sociales PNANMI Madidi. Con apoyo de SERNAP, CARE, WCS. La Paz. Loayza, O., L. Painter, e I. Arnold 2006. El proceso de construcción de gobernancia en el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi. En: Memorias del Simposio Internacional Gobernabilidad y Gobernanza en los Territorios de América Latina. CESU, IFEA, IIG, IRD, NCCR. Cochabamba. República de Bolivia 1993. Ley Nº 1333 del Medio Ambiente. República de Bolivia 1995. Decreto Supremo Nº 24123 de Creación del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi. República de Bolivia 1997. Decreto Supremo Nº 24781. Reglamento General de Áreas Protegidas. Salinas, Elvira 2007. Conflictos Ambientales en Áreas Protegidas de Bolivia. WCS, USAID, MOORE. La Paz. SERNAP 2005. Parque Nacional Madidi, WCS, CARE. Plan de Manejo del Parque Nacional Área Natural de Manejo Integrado Madidi. Con el apoyo de la Comunidad Europea y USAID Global. La Paz.

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Exploración petrolera y defensa del Parque Nacional Amboró por Miguel Angel Crespo El Parque Nacional Amboró (PNA), uno de los parques nacionales más importantes, no sólo del país sino del mundo entero, contiene tres ecosistemas muy vulnerables.52 La altitud del parque varía entre 200 y 2.800 m snm, y es uno de los parques más ricos del mundo en diversidad de aves y anfibios, con cerca de 816 especies de aves y 76 especies de anfibios. Según los registros de flora, en la zona existen 2.400 especies de plantas, aunque se estima que fácilmente el número de éstas podrían llegar a 5.000. La historia del Parque Amboró debe resaltar el rol de las organizaciones locales, fundamentalmente las 95 comunidades campesinas que lo circundan, las que cuestionaron la falta de participación y consulta en el proceso de creación y delimitación del parque. Este conflicto se agudizó en el año 1993 con enfrentamientos entre organizaciones campesinas - lideradas por la Federación Única de Trabajadores Campesinos de Santa Cruz (FSUTC-SC), y por otro lado organizaciones conservacionistas y el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP). En esa oportunidad, un estudio realizado por PROBIOMA permitió desmentir las denuncias y acusaciones acerca de la supuesta mala relación que tenían las comunidades campesinas con los recursos naturales del sector Sur del PNA. Las conclusiones apuntaron a que las comunidades manejaban sus recursos naturales en forma adecuada, que existía conocimiento local de la importancia de los mismos y que fueron agentes externos los que causaron impactos en la biodiversidad. Entre estos últimos estaban concesiones mineras en el Río Surutu, concesiones madereras, explotadores de leña para proveer a los productores de chancaca53 en los valles, así como los clubes de caza y pesca. De esta manera se concluyó que los mejores guardianes del PNA eran y son las comunidades locales y que se debía apoyar a las mismas en el manejo y protección de los recursos de la biodiversidad, mediante una serie de emprendimientos que les generen ingresos. Surgieron las propuestas de ecoturismo comunitario y agricultura ecológica. Estos emprendimientos permitían la generación de ingresos económicos en base a la conservación de la biodiversidad, de manera que las comunidades campesinas asumieron gradualmente la protección de dicho parque. En 1994, se elaboró la Propuesta de Administración Campesina del Parque Nacional Amboró. Sin embargo, el PNA continuó sufriendo amenazas serias, cuando a consecuencia de la aprobación del Código de Minería (en el primer gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada), prácticamente se cuadriculó las riberas del río Surutú, límite natural del Parque en la Zona Norte. Las organizaciones campesinas de Yapacaní, junto con los municipios, consiguieron revertir las concesiones y sobre todo impedir que se realicen trabajos de explotación de áridos. Asimismo, fueron las propias organizaciones campesinas que, con movilizaciones, lograron detener la apertura de caminos de acceso hacia el Parque Amboró, fomentada por los concesionarios mineros.

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El Amboró fue declarado como Parque Nacional el 16 de agosto de 1984, mediante Decreto Supremo 20423. Actualmente cuenta con una superficie de 637.600 ha, de las cuales 195.100 constituyen el Área Natural de Manejo Integrado. Pequeños panes de azúcar morena producidos artesanalmente.

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Lo mismo ocurrió cuando en 1997 la empresa petrolera capitalizada Andina se hizo dueña de la concesión que pertenece al Bloque Amboró - Espejos, con una superficie de 320.000 ha, entre los cantones Florida y El Filo. El proyecto pretendía desarrollar seis líneas sísmicas, de 15 a 20 km de largo por 1,5 km de ancho. De acuerdo con el boletín informativo de la empresa, el impacto ambiental en la zona sería mínimo, porque no habría necesidad de construir caminos de acceso, ya que todo sería transportado por helicópteros. Pero, para llevar a cabo estas actividades, Andina tenía que ingresar a la zona establecida como Área de Protección estricta. Con dichos antecedentes, Andina presentó ante las autoridades gubernamentales de ese entonces el Estudio de Evaluación de Impacto Ambiental (EIA). Ante la falta de acción de las autoridades ambientales, las organizaciones campesinas plantearon su rechazo, determinando que no se permita ninguna actividad minera o hidrocarburífera en el PNA. En respuesta a la movilización iniciada por las organizaciones sociales, la empresa Andina llamó a una consulta pública, que en realidad tenía el carácter de una reunión abierta, en la cual la empresa informaría acerca de sus intenciones de ingresar al Amboró. Lamentablemente, algunas organizaciones conservacionistas que trabajaban en el área y la Dirección del PNA, se prestaron al juego de la empresa petrolera. Ante esa situación, PROBIOMA propuso no ingresar en el ámbito de la consulta pública, ni evaluar los Estudio de Impacto Ambiental, ya que sería aceptar que las actividades que pretendía realizar la empresa petrolera, podían ser motivo de una negociación; y el PNA no es negociable desde ningún punto de vista. Esta propuesta fue también asumida por las organizaciones campesinas, la Cámara Hotelera y otros movimientos urbanos que se sumaron a la defensa del PNA, como fue el caso del Grupo Ecológico Universitario, Grupo Ecológico América y los Comités de Fiscalización de la actividad hidrocarburífera de la Gran Chiquitanía, quienes iniciaron una campaña de recolección de firmas de apoyo, que fueron enviadas a las autoridades de gobierno. A pesar de este rechazo masivo, la empresa inició los trámites de Licencia Ambiental en la ciudad de La Paz. Esta situación promovió movilizaciones, marchas y bloqueos encabezados por las organizaciones campesinas de la Provincia Ichilo. Alrededor de mil campesinos iniciaron una marcha de protesta en la que recorrieron más de 20 km desde la localidad de Huaytú hasta la localidad de Buena Vista y bloquearon la carretera principal que une los departamentos de Santa Cruz y Cochabamba. El bloqueo duró 10 horas y fue levantado por acción de la Policía. Ante esta represión, los campesinos expresaron que seguirían con sus acciones hasta que la empresa Andina desista de su intención de ingresar al PNA. Sin embargo, el gobierno y la empresa persistían en continuar el proceso de trámite de la Licencia, amparados por la Ley de Hidrocarburos de entonces, en la que se señala de interés nacional cualquier actividad hidrocarburífera, aún por encima de las Áreas Protegidas. Esta posición fue rechazada por el movimiento campesino, amenazando ante tal situación con tomar el PNA si la empresa Andina ingresaba. Es más, amenazaron con “recuperar” más de 3.500 hectáreas cedidas para la creación del PNA e ingresar con 200 familias para habilitar tierras para la agricultura, aduciendo que la ley debía ser igual para todos. Por otra parte, la Cámara Hotelera de la mancomunidad Sara - Ichilo se pronunció, rechazando el ingreso de la empresa Andina, ya que la exploración petrolera afectaría a la inversión de la industria sin chimeneas, a la identidad cultural, religiosa y el ecoturismo, en los que se invirtieron millones de dólares.

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Este proceso derivó en que, en marzo del 2001 y ante la presión social, el gobierno niegue la solicitud de la empresa Andina, declarando que a cambio se compensaría con otra concesión en el país, para que ejecute la exploración. De esta manera, la acción social logró frenar una intencionalidad que hubiera tenido serios impactos sociales y ambientales.

Ecoturismo, comunidades, desarrollo y conservación

por Marcelo Arze Desde hace más de una década, Bolivia viene impulsando proyectos eco-turísticos, cuyo objetivo es promover la conservación y el desarrollo, no como elementos antagónicos de una ecuación, sino más bien como una posibilidad real de efectivizar el desarrollo sostenible. Bolivia es uno de los 15 países más biodiversos del planeta y su variedad cultural se manifiesta en 36 grupos étnicos. Esta riqueza natural y cultural contrasta con un producto interno bruto per cápita de apenas 1153 dólares por año, que posiciona la economía del país en el último lugar de Sudamérica.54 Es así que, guiados por la visión del aprovechamiento sostenible de estos recursos naturales y culturales como una estrategia de desarrollo, se empieza a discutir el año 2002 sobre ecoturismo para Bolivia. El resultado obtenido fue la siguiente definición del ecoturismo: “Aquellos viajes a lugares naturales conservados, con fines recreativos y de aprendizaje, bajo normas que reduzcan el impacto ambiental y cultural, y que dejen beneficios económicos a la comunidad y valoricen y recuperen los valores culturales”.55 De esta definición podemos rescatar los siguientes conceptos: los lugares naturales conservados, que en nuestro país están en su mayoría asociados a áreas protegidas; los fines recreativos y de aprendizaje, que encadenan el concepto de educación ambiental; la reducción de impactos ambientales y culturales, que son aportes directos a la conservación; y un eje central que es el beneficio a las comunidades locales, elemento que ha diferenciado al modelo boliviano de ecoturismo de otros modelos. El estado del mercado turístico de Bolivia nos muestra que la oferta ha crecido de manera exponencial en los últimos años. En una reciente publicación, fruto de la II Cumbre Nacional de Ecoturismo, el Comité Nacional de Apoyo al Ecoturismo (CONAE) inventarió 59 iniciativas eco-turísticas, casi todas ellas de propiedad y gestión totalmente comunitaria.

54 55

http://www.ine.gov.bo/asp/indicadores.asp?TI=2 Definición elaborada en las Jornadas Nacionales de Ecoturismo, Bolivia, año 2002

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Mapa.- Emprendimientos Ecoturísticos en Bolivia Fuente: Comité Nacional de Apoyo al Ecoturismo, Elaborado por J.C. Ledesma, SIG-Conservación Internacional

Desde la perspectiva de la demanda, durante el año 2005 el país recibió 390.888 visitantes extranjeros56 mientras que, según el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP), las áreas protegidas fueron visitadas por 136.460 personas durante el mismo año. Un análisis de las estadísticas nacionales muestra que entre los años 1999 y 2004, el turismo en Bolivia ha crecido un 12%, en tanto que en ese mismo periodo, las Áreas Protegidas mostraron un incremento del 120% de visitas, es decir, diez veces más. Este análisis permite inferir que un número cada vez más grande de turistas que visita Bolivia, tiene como objetivo de su viaje conocer lugares naturales, siendo la Reserva Eduardo Abaroa, el Parque Nacional Madidi, el Parque Nacional Carrasco y la recientemente creada Área Protegida Municipal más grande de Bolivia, Pampas del Yacuma, los ejes magnéticos de turismo más importantes del país. Un cálculo muy conservador muestra que las visitas a las áreas protegidas generaron 16.375.241 dólares americanos, como gasto directo de los turistas en las áreas protegidas, lo que puede ser considerado como un aporte directo de la biodiversidad a la economía del país, esto sin considerar el efecto en cascada y multiplicador que estas visitas generan. Este análisis contrasta con la situación empresarial comunitaria, ya que solamente el 10% de los emprendimientos turísticos comunitarios han alcanzado el punto de equilibrio financiero (es decir que sus ingresos han igualado o superado sus costos), lo que obliga a cuestionarnos acerca de este proceso empresarial, que no ha conseguido los logros esperados.

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Fuente Viceministerio de Turismo, El Turismo en Cifras, Gestión 2005.

En algunos casos la baja calidad en el servicio, unos procesos de capacitación inconclusos, la falta de visión de mercado o la inexistencia de planes de negocios, los procesos centrados sólo en generar infraestructura, un acompañamiento por periodos demasiado cortos y financiamientos tan pequeños que no aseguran la continuidad, han sido algunos de los problemas que han debido enfrentar muchas de las iniciativas ecoturísticas comunitarias. Sin embargo, existen algunos emprendimientos exitosos que han posicionado al país con modelos interesantes y han planteando un camino para otras comunidades: Chalalán, Tomarapi, San Miguel del Bala, Kawsay Wasi, Mapajo y La Yunga, entre otros, han desarrollado modelos sostenibles de gestión autónoma comunitaria, que muestran importantes impactos en la conservación de la biodiversidad y permiten un desarrollo económico local. Algunos impactos menos visibles se dan en el proceso de empoderamiento que las comunidades han tenido. Una muestra se ve en la política actual de gobierno, que plantea el turismo comunitario como un eje central. El trabajo de emprendedores comunitarios en el desarrollo de esta política permite también mostrar un cambio real en la composición del sector. Una de las lecciones aprendidas más importantes es que el desarrollo del turismo está directamente asociado a la participación de todos los actores, a saber tanto el sector público local, regional y nacional, los que deben coordinar acciones con la cooperación internacional, sin perder de vista que el ente dinamizador es el empresariado privado, tanto comunitario como tradicional. La perspectiva de trabajo a varios niveles, desde lo empresarial hasta lo nacional, permite el desarrollo de un ambiente propicio. Para ello, es necesario trabajar en estrategias de mercadeo más eficientes, en políticas de Estado inclusivas, en el planteamiento de normas que beneficien a todos los actores y en el encadenamiento de los productos en las cadenas de comercialización, para acceder más eficientemente al mercado. Los avances realizados en el ecoturismo en Bolivia son significativos y el aporte a la conservación de algunas regiones lo convierte en un fuerte aliado para la gestión de las áreas protegidas, con la disminución de actividades extractivas en lugares con actividad ecoturística, la consolidación de áreas de conservación, el aporte a la educación ambiental, la revalorización cultural de las comunidades involucradas y el empoderamiento de estas comunidades. Por lo tanto, es importante continuar el trabajo iniciado, fortalecer la imagen de marca del destino Bolivia, asociándola a su riqueza cultural y natural, desarrollar mejores vínculos para el acceso al mercado y fundamentalmente trabajar en procesos de capacitación, que son los únicos que promueven cambios reales. Éstos se traducen en la valoración de la riqueza que poseemos, su necesidad de conservación y la potencialidad que se tiene como país de generar un modelo integral de desarrollo sostenible.

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Informe del Estado Ambiental de Bolivia 2007 - 2008

CONTENIDO QUINTA PARTE Capítulo 12  Estado de conservación de la agrobiodiversidad en Bolivia  Jatata (Geonoma deversa)  El majo Oenocarpus bataua Capítulo 13  Al borde del abismo: la vida silvestre en Bolivia  El jucumari  Jaguares (Panthera onca)  Gato andino y gato de la pampa  Depredación de ganado y conservación de fauna silvestre  El aprovechamiento del lagarto (Caiman yacare): lecciones aprendidas y el nuevo rol de los planes de manejo  Aprovechamiento de mariposas y conservación de los bosques montanos en el Parque Nacional ANMI Cotapata

Quinta parte Biodiversidad

Capítulo 12 Estado de conservación de la agrobiodiversidad por Emilia García Introducción La diversidad biológica o biodiversidad se refiere a la variedad de los seres vivos en términos de número de especies, a la variabilidad genética y a la variedad de ecosistemas que los albergan.1 La agrobiodiversidad se refiere a la diversidad de plantas con diversos grados de domesticación, así como todas las variedades (llamadas cultivares) utilizadas en la agricultura. El uso adecuado de la biodiversidad representa una alternativa para aprovechar los ecosistemas sin destruirlos, conservar las áreas poco o no intervenidas y lograr beneficios socioeconómicos y culturales para los pobladores. Desde hace algo más de 10.000 años la humanidad empezó a domesticar plantas y animales, seleccionándolos por algunas características especiales y reproduciéndolos posteriormente, lo que a lo largo de siglos y milenios, ha dado origen a formas, razas y variedades domesticadas, que son importantes para la agricultura, ganadería y forestería. En la actualidad se recurre cada vez más a la ingeniería genética, gracias a la recombinación y manipulación artificial de genes, con el objetivo de lograr las características deseadas en corto tiempo y así obtener nuevas variedades económicamente interesantes. A lo largo de este proceso de domesticación, se han desarrollado definiciones que se refieren a las variedades y su importancia:  Cultivares primitivos: variedades locales que fueron seleccionadas a través de varias generaciones, quedando en los lugares de origen formas más primitivas.  Cultivares modernos: son pocas formas de alto rendimiento que se usan en la agricultura, generalmente su base genética es muy restringida.  Líneas avanzadas de mejoramiento: mutaciones y otros productos del mejoramiento genético.  Parientes silvestres: ancestros comunes con las especies domesticadas que han permanecido silvestres y con un pool genético muy amplio. Contienen genes resistentes a plagas y enfermedades, pueden mejorar la productividad, dan mayor valor nutritivo y buen sabor, etc. La mayor agrobiodiversidad se encuentra en zonas muy particulares, denominadas “microcentros de diversidad”, que son áreas geográficas con características ambientales, sistemas de producción agropecuarios y patrones socioculturales determinados, que posibilitan la supervivencia y el uso de la biodiversidad.2

1 2

Brack 1996.

Tapia et al. 2004; García et al. 2003.

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Riqueza y distribución Bolivia es considerada como uno de los 15 países megadiversos, junto con Brasil, Colombia, Perú, Zaire, Madagascar, México y China, entre otros. Esta calidad fue reconocida en la “Declaración de Cancún” de 1992.3 Gran parte de sus especies vegetales son utilizadas en la etnobotánica de diferentes grupos humanos, que son también muy diversos. En Bolivia, existen 36 grupos étnicos que han tenido una amplia historia de uso de los recursos vegetales de su territorio.4 Este uso incluye la construcción y desarrollo de conocimiento, manejo y formas de uso que originan una complicada red de interacciones entre las comunidades y su entorno. La riqueza cultural de Bolivia es amplia y heterogénea, lo cual da múltiples posibilidades de uso y manejo de productos y servicios de la biodiversidad. Sin embargo, tal como lo afirma la “Exposición de Motivos” del Anteproyecto de Ley de Regulación de Servicios de la Diversidad Biológica, este potencial no ha podido ser todavía aprovechado de manera racional y sostenible en beneficio del desarrollo del país.5 De acuerdo con X. Cadima, América es uno de los centros de origen y domesticación de especies como la papa, el maíz, la yuca, el camote y el frijol, cultivados mundialmente.6 Además, existen otras especies alimenticias poco conocidas que incluyen los tubérculos denominados papalisa (Ullucus tuberosus), oca (Oxalis tuberosa) e isaño (Tropaeolum tuberosum), raíces como la racacha (Arracacia xanthorrhiza), la ajipa (Pachyrhizus ahipa), aricoma (Smallanthus sonchifolius), la achira (Canna edulis) y maca (Lepidium meyenii), pseudocereales como la quinua (Chenopodium quinoa), kañiwa (Ch. pallidicaule) y amaranto, millmi o coimi (Amaranthus caudatus), semillas de tarwi (Lupinus mutabilis) y maní (Arachis hypogea), así como también numerosos frutos. Según Brack, en Bolivia existen al menos 100 especies nativas domesticadas, con miles de variedades.7 El altiplano es uno de los centros de domesticación y de existencia de 180 especies silvestres de papas, de gran importancia para cruces con las variedades domésticas y el mejoramiento genético. Si bien la agricultura boliviana depende en un 30% de recursos genéticos nativos y la ganadería depende en un 92% de recursos forrajeros silvestres no cultivados, el potencial de la biodiversidad de los cultivos nativos como fuente de productos para la industria nacional e internacional (con nuevos productos farmacológicos, cosméticos, químicos) está desaprovechado.8 Hay también muchas plantas con frutos comestibles exóticos, o que permiten la extracción de perfumes o la obtención de pesticidas, que no han sido incluidas en programas de desarrollo. Para un posible desarrollo industrial en base a estos recursos resulta muy importante la participación de la empresa privada nacional, en el marco de una política de Estado que favorezca la investigación y su enlace con las capacidades económicas y tecnológicas. Como menciona Gudynas “Corresponde al Estado gestionar y manejar su biodiversidad”.9

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3 4 5 6 7 8 9

Brack 1996; Ministerio de Desarrollo Sostenible y Planificación 2001. Mihotek 1996. MDSP 2001. Cadima 2006. Brack 1996. Cadima 2006; Brack 1996. Gudynas 1996.

Para tener una idea de la riqueza vegetal que existe en Bolivia y las enormes posibilidades de encontrar especies útiles y/o con potencial económico, a continuación se presenta el número de plantas estimado para el país (tabla 1):

Tabla 1. Riqueza vegetal estimada de Bolivia Grupo Número de especies Briofitas (musgos y hepáticas) 1.300 Pteridofitas 1.300 Gimnospermas 16 Angiospermas 17.000

Fuente: modificado de Beck 1996

De este número, se estima que existen alrededor de 5000 - 7000 plantas vasculares útiles, entre angiospermas, gimnospermas y pteridofitas (helechos). Los árboles de las formaciones boscosas son los más utilizados y las principales familias útiles son las leguminosas y moráceas.10 Boom registró en un inventario del bosque amazónico de la zona de Alto Ivón, 360 especies; de éstas, 305 especies son utilizadas por los Chácobo. Entre los arbustos, la familia más utilizada es Asteraceae. Las formas de uso más importantes son como medicina y alimento.11 Especies con uso alimenticio En Bolivia existen varios centros de origen de plantas domesticadas: maní, quinua, papa, además de otros tubérculos y raíces. El trabajo más completo sobre plantas útiles es aún el clásico de Martín Cárdenas.12 Estas especies han sido manejadas por comunidades desde la antigüedad. Por ejemplo, en el caso de la papa, según Julio Rea existen 200 variedades, que se mantienen gracias a los cuidados de las comunidades de las zonas de Potosí y Cochabamba.13 Esto representa mucho más de lo que se ha podido mantener en bancos de germoplasma del Perú y de Bolivia.14 Rea hace mención que la distribución amplia y la gran tolerancia de los tubérculos andinos a diferentes ambientes se ha podido mantener en el tiempo, abarcando más de seis siglos en los Andes, gracias al manejo de las diferentes variedades por las comunidades campesinas. La región andina fue un importante centro de domesticación de especies, debido a que constituye un mosaico geográfico y ecológico. Se produce la variación de los microclimas en distancias cortas, en las que se dan diferencias de precipitación, temperaturas, radiación solar y tipos de suelo. El relieve también es un factor importante. Los fondos de valle en general presentan suelos profundos, abundante sol en el día y heladas nocturnas, mientras que las laderas tienen suelos superficiales, no reciben tanta radiación pero están libres de heladas.15 Los pueblos antiguos supieron utilizar bien estas diferencias cultivando diversas especies de plantas en

10 11 12 13 14 15

Boom 1987. Macía et al. 2003. Cárdenas 1989. Rea 2004.

Por ejemplo, Ochoa (1990) nombra 114 clases de papas cultivadas y 31 especies silvestres para el Perú. NCR 1989.

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todos los microambientes posibles, principalmente en un gradiente altitudinal.16 En aquellos lugares donde había condiciones particulares que dificultaban el cultivo se construyeron terrazas, se formaron camellones o sukakollos o se instalaron sistemas de riego, haciendo frente a pendientes pronunciadas y con riesgos de derrumbes, a suelos con capa freática superficial, suelos secos y lugares expuestos a las heladas.17 Paralelamente al cultivo, las comunidades campesinas antiguas desarrollaron sistemas de preservación de los alimentos y las cosechas. Se transformó la papa en chuño, se desecaron o tostaron las legumbres y se construyeron silos.18 De acuerdo con Ranaboldo, en el caso de la papa, son las mujeres en las comunidades campesinas las que mantienen un mayor conocimiento sobre las variedades y los usos culinarios.19 La diversidad de especies que se han cultivado, seleccionado y adaptado a diferentes lugares a lo largo de siglos, ha podido estabilizarse sin necesidad de utilizar agroquímicos.20 Si bien los Andes son un importante centro de origen de tubérculos y raíces, también hay algunos cultivos que se originaron en las tierras bajas. En la tabla 2 se presentan algunos de los principales alimentos originarios de los Andes y las tierras bajas. La importancia actual de los cultivos tradicionales tiene que ver con las posibilidades futuras de producción de alimentos.

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16 17 18 19 20

Murra 1987, Rengifo 1990. NCR 1989. ibid. Ranaboldo 1993. Morales 1994.

Tabla 2. Principales alimentos de origen andino y de tierras bajas, según la parte utilizada Achira Canna edulis

Tubérculos y raíces

Granos y pseudocereales

Hortalizas

Frutos

Semillas

Ajipa

Pachyrhizus ahipa

Aricoma

Smallanthus sonchifolius

Camote

Ipomoea batatas

Isaño

Tropaeolum tuberosum

Gualusa

Xanthosoma sagittifolia

Jamachi pek’e

Maranta arundinacea

Maca

Lepidium meyenii

Mauka

Mirabilis expansa

Oca

Oxalis tuberosa

Papa

Solanum tuberosum var. andigenum

Papalisa

Ullucus tuberosum

Racacha

Arracacia esculenta

Yuca

Manihot boliviana

Amaranto Kañawa Maíz Quinua Ajíes Zapallos y afines Bayas Cacao Cactáceas Chilto Chirimoya y guanábana Frutilla, zarzamora y grosella

Amaranthus caudatus Chenopodium pallidicaule Zea mays Chenopodium quinoa Capsicum spp. Cucurbita y otros géneros Especies de Vaccinium, Ribes Theobroma cacao Opuntia, Cleistocactus, Cereus Physalis peruviana Annona cherimolia, Annona muricata Fragaria vesca, Rubus spp. y especies de Ribes Cyphomandra betacea Carica papaya Inga edulis Solanum muricatum Ananas comosus Passiflora mollisima, P. edulis, P. ligularis Sambucus peruviana Anacardium occidentale Arachis hypogaea Juglans australis Phaseolus vulgaris Lupinus mutabilis

Lima tomate Papaya Pacay Pepino dulce Piña Tumbo, maracuyá, granadilla Uvilla Cayú Maní Nuez Poroto Tarwi

Fuente: modificado de NCR 1989

A continuación se describen brevemente las especies con órganos subterráneos comestibles, siguiendo un orden alfabético.

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Achira Canna edulis (Cannaceae) es una especie perenne distribuida en las elevaciones medias de los Andes. Tiene rizomas ricos en almidón de fácil digestión, promisoria también para uso industrial. Es una especie de día neutro y crece en un rango amplio de altitud (0 – 2900 m), temperatura (9 - 30º C), precipitación (250 - 4000 mm), pH del suelo (4,5 a 8,0). Se reconocen dos variedades: con rizomas blancos y rizomas morados. En la Universidad de Ayacucho (Perú) se mantiene una colección de clones.21 Ajipa Pachyrhizus ahipa (Fabaceae) es una especie cultivada en los valles húmedos y ceja de monte de Perú y Bolivia entre los 500 y 3000 m. No se conoce en estado silvestre y su cultivo parece ser muy antiguo (unos 2000 años atrás) por la evidencia arqueológica alrededor de su distribución actual. Tiene raíces comestibles tuberosas y carnosas, de sabor dulce y agradable, ricas en proteína. Es pariente de la especie llamada jicama (Pachyrrhizus erosus) de Centroamérica y sudeste de Asia.22 Como otras leguminosas, tiene asociación con bacterias nitrificantes y eso hace que pueda crecer en suelos poco fértiles, los cuales son mejorados. Con una buena preparación del suelo al inicio de su cultivo requiere poco cuidado. Tiene altos rendimientos y es resistente a plagas y enfermedades. Es afectado por la humedad excesiva. Investigaciones sobre las especies de Pachyrrhizus existentes en diferentes lugares de Bolivia fueron realizadas por Julio Rea.23 Es muy importante la conservación de las variedades y ecotipos, que representan reservorios de germoplasma valioso, debido a que algunos de ellos pueden desaparecer. Aricoma o yacón El yacón (Smallanthus sonchifolius, Asteraceae) es una raíz con alto contenido de agua y sabor dulzón, con posibles centros de origen en Bolivia y Perú desde donde se expandió a todos los Andes. Desde allí, en los últimos 30 años, ha sido introducido en otros continentes y países, como Nueva Zelanda, Asia (Japón y Corea) y Norteamérica.24 El yacón no se cultiva en grandes superficies pero casi no falta en los huertos como un cultivo secundario para el consumo familiar o de protección contra depredadores. Se produce en los departamentos de La Paz (Escoma, Yungas), Cochabamba, Chuquisaca y Tarija.25 Camote La raíz comestible de Ipomoea batatas (Convolvulaceae) tiene alto valor alimenticio por su contenido de carbohidratos, vitaminas y minerales. Es un cultivo de distribución amplia, aún en suelos poco fértiles de regiones áridas, y a través de los restos arqueológicos se calcula que tiene unos 10.000 años de antigüedad.26 Se cultiva en los bosques húmedos de Bolivia, generalmente como parte de los huertos familiares, junto con otras especies alimenticias. Gualusa Corresponde a la especie Xanthosoma sagittifolium (Araceae), un cultivo antiguo originario del norte de Sudamérica, y distribuido desde el Perú y Bolivia hasta México. Es una especie rica en almidón, contiene sustancias irritantes, cristales de oxalato de calcio y látex que desaparecen con la cocción. Es un cultivo con altos

21

402

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National Research Council 1989. Lost crops of the Incas; las descripciones acerca de las condiciones de cultivo en los siguientes párrafos provienen de esta fuente, cuando no se indica otra cosa. ibid. Julio Rea, com. pers. NRC 1989; Alfaro et al. 2003. Alfaro et al. 2003 y observaciones de la autora en 2005. León 1987.

rendimientos, valor nutritivo y producción temprana, además de ser una especie apta para el mejoramiento genético.27 Isaño El isaño (Tropaeolum tuberosum, Tropaeolaceae) es un cultivo antiguo, según las evidencias de los sitios arqueológicos. Es un cultivo al que se le ha dado poca importancia, debido quizá a un mercado reducido y la poca costumbre de consumirlo.28 Es una especie rica en carbohidratos y con un contenido variable de proteínas. Necesita ser cocinado, de lo contrario no tiene buen sabor. Se cultiva en pequeñas parcelas en terrazas y laderas húmedas de la cordillera o en el borde de otros cultivos, entre los 2400 y 4300 m en Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina.29 Prefiere los ambientes húmedos y fríos, suelos orgánicos con pH de 5,3 a 7,5. Tiene altos rendimientos (30 a 60 t/ha), y se necesitan pocos insumos para su producción. Es tolerante al frío y a pesar de ser vulnerable a las virosis, debido a su contenido de glucosinolatos no es atacado por nemátodos, contiene sustancias bactericidas y muestra acción repelente de insectos, por lo que sirve también para proteger otros cultivos de estas plagas. Sin embargo, no ha podido competir con otros cultivos debido a la escasa demanda en el mercado nacional e internacional. Algunas estimaciones dan una idea de que su cultivo no supera las 100 ha en Bolivia.30 No se conoce sus ancestros y hasta los años 80 se habían reconocido cerca de 100 variedades. La variabilidad genética, de acuerdo con Cadima, probablemente se debe a que el isaño ha podido crecer en ambientes heterogéneos, lo cual ha favorecido el desarrollo y conservación de varios cultivares con buena rusticidad y tolerancia a enfermedades y plagas. Jamachi pek’e Maranta arundinacea (Marantaceae) tiene rizomas ricos en almidón con los que se prepara una harina muy digestible y de buen sabor. No se conoce silvestre y se piensa que se originó en el norte de Sudamérica y las Antillas.31 Se cultivó en los Yungas de La Paz. Maca Lepidium meyenii (Brassicaceae) es una especie que crece en el piso altoandino desde los 3500 hasta los 4800(?) m, en ambientes expuestos a la alta radiación solar, heladas y gran variación de temperatura (-10º C a +18º C). Tiene raíces engrosadas, ricas en almidón y azúcares, proteínas, hierro y yodo. Se puede preservar las raíces secas por mucho tiempo. Actualmente ha ganado muchos mercados por sus propiedades nutritivas y su posible efecto energizante y estimulante sexual, le han dado la reputación de ser el “viagra andino” o el “ginseng peruano”. Tiene glucosinolatos y también se ha reportado la presencia de alcaloides, taninos y trazas de saponinas. Existen pocas colecciones, principalmente realizadas por el Internacional Board for the Protection of Genetic Resources (IBPGR). Perú es el país con varios centros donde se mantienen colecciones de las variedades y accesiones de diferentes lugares (Junín, Huancayo y Ayacucho). En Bolivia se ha experimentado la expansión de su cultivo y su comercialización, debido a sus propiedades nutricionales. Un rasgo importante es que se cultivan bajo condiciones orgánicas, sin fertilizantes ni pesticidas. El principal centro de cultivo de la maca en Cochabamba en Tapacari, Ventilla y Arque, entre los 2.700

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ibid. Cadima 2006. NCR 1989, Cadima op. cit. Grau et al. 2003; Cadima op cit. León 1987.

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y los 4.600 msnm.32 Desde el año 2,000 se cultiva en las montañas entre Oruro, Potosí. Mauka Mirabilis expansa (Nyctaginaceae) es una especie con tallos y raíces comestibles, que crece en zonas húmedas y frías, entre los 2.200 y 3.500 m. Aparentemente, su cultivo es antiguo y sus ancestros silvestres han sido encontrados en Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Fue redescubierta en Bolivia en los años 60, se distribuye en las altas montañas de Bolivia, Perú y Ecuador.Tiene alto contenido de carbohidratos y proteínas, además de calcio, fósforo y potasio. Su producción es buena, especialmente en alta montaña, y es tolerante a las heladas y a la escasez de agua. Las raíces crudas son fuertemente astringentes y amargas, lo cual se pierde exponiéndolas al sol. Oca La oca (Oxalis tuberosa, Oxalidaceae) es el segundo tubérculo importante después de la papa en Bolivia, donde se cultiva entre los 2800 y 4000 m de altitud. Contiene carbohidratos, proteínas, hierro y calcio. Existen variedades amargas que se secan y se consumen después como “caya” (oca deshidratada), cuando ya han perdido ese sabor. Los agricultores andinos reconocen hasta 12 variedades. La mayor colección de ocas (unas 400 accesiones) se encuentra en Cusco. En Bolivia, la producción según datos hasta 1998 alcanza un promedio de 3 t/ha.33 Papa El principal tubérculo andino es la papa (Solanum andigenum, Solanaceae), ampliamente estudiada por su importancia como alimento en todo el mundo. En el trabajo de Cadima se mencionan varios trabajos de diferentes autores sobre este tubérculo, publicados en libros y revistas. En Bolivia, la Fundación para la Promoción e Investigación de Productos Andinos (PROINPA), cuenta con un centro de documentación especializado en papa. A nivel internacional se tiene el Centro Internacional de la Papa (CIP), con sede en Lima, Perú. Ambas instituciones realizan y apoyan la investigación científica y actividades relacionadas con la papa con el objetivo de luchar contra la pobreza y contribuir a la seguridad alimentaria de forma sostenible. Aparte de Solanum andigenum se cultiva un amplio espectro de variedades de papa, que ha ido disminuyendo con el tiempo. Existen papas harinosas y duras, dulces y amargas, estas últimas tolerantes a las heladas, como la papa luk’i, que se cultiva a más de 4100 m snm.34 Con la creación del Programa Colaborativo de Biodiversidad de Raíces y Tubérculos Andinos, PBRTAs, con la participación de Ecuador, Perú y Bolivia, entre 1993 y 2003, se ha contribuido al conocimiento de otros tubérculos andinos (oca, ulluco e isaño), incluyendo aspectos de diversidad genética, sistemas productivos, usos alternativos y conservación de estos cultivos. 35 Papalisa La papalisa o ulluco (Ullucus tuberosus, Basellaceae) es un cultivo antiguo, registrado en sitios arqueológicos del Perú de más de 4.000 años de antigüedad. Se conocen formas silvestres que crecen en Bolivia, Perú y el norte de Argentina.36 Actualmente, se cultiva en siete de los nueve departamentos, pero la mayor super-

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Alfaro et al. 2003. NCR 1989; Cadima 2006. Morales 1994. Cadima 2006. NCR 1989.

ficie cultivada y de producción se encuentra en las zonas altas de Cochabamba y Chuquisaca. Este cultivo resiste tanto las heladas como el calor y se desarrolla mejor en ambientes húmedos, suelos ligeramente ácidos (pH 5,5 a 6,5) pero es sensible al ataque de virus. Contiene carbohidratos y proteínas, junto con importantes cantidades de vitamina C (23 mg/100 g de peso húmedo).37 A pesar de ser un cultivo poco exigente en cuanto a las condiciones ecológicas, tiene bajos rendimientos, posiblemente debido al ataque de virus. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas, los rendimientos registrados en 15 años (1983 a 1998) son menores a las 3 t/ha.38 Racacha La racacha, Arracacia xanthorrhiza (Apiaceae) es una especie conocida sólo de Sudamérica y algunos sitios de Centroamérica y el Caribe. Se cultiva desde los 500 hasta los 3200 m, con temperaturas entre 14 y 21º C (25º C), 1.000 mm de precipitación, pH 5 a 6. Tiene raíces no muy engrosadas, firmes y de color amarillo, ricas en almidón, calcio y vitamina A, comercializadas ampliamente en la actualidad. Tiene un período de crecimiento más largo que la papa, es sensible al frío y sensible a plagas como ácaros, nematodos, virus. Esta sensibilidad la convierte en una especie apta para la propagación por cultivo de tejidos. Se conocen variedades silvestres de Ecuador y norte del Perú, que representan los mayores centros de diversificación junto con Colombia. Se mantienen colecciones en Venezuela (Mérida) y Perú (Cajamarca). Yuca En las tierras bajas el principal alimento es la yuca (Manihot boliviana) una euforbiácea de distribución tropical. Las raíces tienen alto contenido de almidón, vitamina B, hierro y fósforo, pero pocas proteínas y calcio. Existen variedades dulces mejoradas donde se ha disminuido la proporción de ácido cianhídrico, un compuesto tóxico. La yuca se consume cocida, como harina, como chivé (Beni) y sirve para preparar chicha. Pseudocereales Los pseudocereales son cultivados cerca del piso subnival. Son especies tolerantes a la sequía y/o las heladas. Tienen alto contenido de proteínas y aminoácidos esenciales como la lisina, metionina y triptófano. Por estas características han sido incorporados en el desayuno escolar como granos, panes enriquecidos o pipocas. También son utilizados ampliamente en granolas y müsli de diferentes industrias. Amaranto Muy parecido a la quinua, Amaranthus caudatus, conocido también como kiwicha, coima, millmi, es una planta de semillas comestibles muy pequeñas, blancas y lustrosas, ricas en proteínas, que se cultiva en los valles húmedos. Actualmente se produce para la fabricación de harinas, panes, granolas y pipocas. Kañahua Chenopodium pallidicaule (Chenopodiaceae) es una planta nativa de los Andes que crece a más de 3800 m y hasta los 4400 m. Es la especie más tolerante a las heladas, sequía, suelos salinos y plagas.39 Crece mejor en suelos sueltos y se adapta a suelos poco profundos con pH desde 4,8 a 8,5. Las hojas son ricas en calcio y la planta se utiliza como abono verde, también es una forrajera palatable. Tiene

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importancia como fuente de genes para el mejoramiento de otras quenopodiáceas. Maiz El maíz (Zea mays, Poaceae) es un cultivo de origen mesoamericano y su presencia en Sudamérica data de unos 11.000 años atrás. Su pariente silvestre, el teosinte, tiene unos 80.000 años de antigüedad.40 Actualmente, se cultiva ampliamente en sus diferentes variedades, principalmente en los valles, en un rango altitudinal de 1500 a 3000 m y de zonas semiáridas (500 mm de precipitación) a húmedas (3000 mm). Es una fuente alimenticia importante en los trópicos, existiendo diferentes variedades según las características del endosperma (duro, dulce, reventador), y también se usa como forraje y para la obtención de aceite. Quinua La especie más cultivada para exportación y consumo interno en el país, Chenopodium quinoa, tiene proteínas y aminoácidos esenciales como lisina, metionina y cistina. Las semillas de la mayoría de las variedades tiene saponinas y el mejoramiento se ha dirigido a lograr variedades con granos con bajos contenidos de saponinas. Se han realizado estudios genéticos a nivel de tesis para tratar de separar las diferentes variedades.41 La evidencia arqueológica sugiere que antes de la llegada de los españoles, la quinua se cultivaba desde el sur de Chile hasta el norte de Colombia, desarrollándose las variedades de valle (2000 - 3600 m), altiplano, alrededor del Lago Titicaca (3800 m), salares, costa (sur de Chile) y de valles interandinos. Se produce con rangos de precipitación entre 300 y 1000 mm anuales y en suelos con pH de 6 a 8,5. Existen colecciones de germoplasma de cerca de 2000 ecotipos en Chile, Argentina, Ecuador, Colombia, USA, Inglaterra y Rusia. Las principales variedades cultivadas de quinua son la quinua Real, con semilla menuda que contiene saponinas, quinua Sajama, sin saponinas, quinua Carangas, quinua amarilla y quinua roja, que son quinuas mejoradas.42 Hortalizas Las plantas de este grupo con hojas, tallos y frutos comestibles, son una importante fuente de vitaminas A y C, minerales y fibra. Pimientos y ajíes Los frutos de este grupo pertenecen a la familia de las solanáceas. El más conocido es el locoto (Capsicum pubescens), cuyo origen probable es la región central de Bolivia y cuyo cultivo va de 1.500 a 3.000 m. Otros frutos relacionados genéticamente con el locoto son las ulupicas (Capsicum eximium) que no es una especie domesticada y que crece entre los 1.400 y 2.800 m, en lugares algo más secos y fríos.43 El ají (Capsicum baccatum var. pendulum) es cultivado en los Andes desde unos 4.000 años atrás. También se consume el aribibí (Capsicum baccatum var. baccatum) que es un pariente silvestre. Zapallos, jocos

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León 1987. Fuentes 2004. Morales 1994. NCR 1989.

En este grupo se encuentran varias especies de cucurbitáceas, ricas en vitaminas A, C, potasio y hierro. El zapallo, Cucurbita maxima tiene origen sudamericano, con centros de diversidad en Bolivia, sur del Perú y norte de Argentina y Chile. El joco, Cucurbita moschata, es una especie introducida de México y Centroamérica, que se cultiva en las tierras bajas de Bolivia,44 el lacayote, Cucurbita ficifolia se cultiva en las cabeceras de valle, entre los 1000 y 2000 m. La achojcha, Cyclanthera pedata, es originaria de Sudamérica y se cultiva en los valles montañosos hasta los 2000 m. Otras especies menos conocidas en Bolivia son Sicana odorifera, que tal vez fue introducida a Santa Cruz desde el Brasil o Paraguay,45 y Sechium edule, denominada chayote. Esta es una especie domesticada en las tierras altas de México y Guatemala, donde se cultivó antes de la llegada de los españoles. Su cultivo se ha extendido a Sudamérica, y otros países de África, Asía, Europa y Norteamérica, pudiendo escapar de cultivo. Su fruto es rico en almidón y agua.46 Frutos Entre los 1300 y 3000 m de altitud se tiene la mayor diversidad de frutos comestibles en los diferentes tipos de vegetación de Bolivia, y muy pocos son cultivados para su comercialización. En su mayoría se recogen para el consumo familiar. Todos son frutos que posee niveles altos de vitaminas A y C, fósforo, calcio y hierro. Bayas Vaccinium floribundum (Ericaceae) es un arbusto postrado común del páramo de Yungas, el bosque de ceja y el bosque montano húmedo, entre los 1800 y 3800 m. Produce bayas oscuras que se consumen en el páramo yungueño y la ceja de monte de Yungas, y son importantes recursos alimenticios para el oso jucumari, el zorro andino y aves frugívoras. 47 Cacao El cacao (Theobroma cacao) pertenece a la familia Sterculiaceae y tiene su centro de origen en Amazonía Central. Su cultivo fue introducido en Bolivia hace cientos de años y actualmente existen diversas variedades adaptadas a diferentes condiciones ecológicas. En los últimos años se ha promovido la introducción de variedades, en especial en el norte de La Paz, además del cultivo orgánico que ha favorecido el comercio a nivel internacional. El cacao también crece de forma silvestre en bosques húmedos de tierras bajas. La semilla se usa para la elaboración de chocolate, existiendo otros productos en base a la utilización de la pulpa, como el jugo y vinagre, junto con su uso medicinal. 48 Las especies silvestres relacionadas con el cacao que tienen potencial económico son el chocolatillo (Theobroma speciosum), árbol de los bosques húmedos amazónicos de La Paz, Cochabamba, Beni y de las zonas castañeras de Pando, y el cupuazú (Theobroma grandiflorum), especie originaria del este de la Amazonía. El cupuazú se cultiva en las zonas cálidas y húmedas de La Paz, Beni y Pando. En ambos casos se consume la pulpa del fruto, y el cupuazú sirve para la preparación de jugo, mermelada y vino. Otros parientes silvestres del cacao son poco comunes, como el chocolatillo macho (Theobroma obovatum) y chocolatillo (Theobroma subincanum). 49 Cactáceas

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Vásquez y Coimbra 2002. ibid. León 1987. Rivadeneira 2001; Rechberger 1999. Proyecto Parientes Silvestres del Cacao en Bolivia Información Herbario Nacional de Bolivia.

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El fruto de cactáceas más conocido es la tuna, Opuntia ficus-indica que crece cultivada y silvestre en lugares áridos de todo el país. La tuna tiene su centro de origen en México, desde donde se distribuyó a Sudamérica en tiempos prehispánicos. Además de los frutos se utiliza el mucílago de los tallos (pencas) como aclarador de aguas turbias, como medicina casera y para embellecer el cabello. Existen otros cactos con frutos comestibles de consumo ocasional en su estado silvestre, como la achacana (Neowerdermannia vorwerckii), en el este de Bolivia las pitajayas (especies de los géneros Cleistocactus y Cereus). En el altiplano sur se consumen los frutos del airampo (Opuntia soehrensii) y la pasacana (Trichocereus pasacana).50 Chilto Es la baya de Physalis peruviana, solanácea nativa de los Andes. Se distribuye alrededor de los 2500 m de altitud. Es un fruto que queda encerrado por el cáliz, que al secarse se vuelve translúcido. Contiene vitaminas A, C, complejo B, proteínas y fósforo. Chirimoya y guanábana Corresponden a las especies Annona cherimolia y Annona muricata (Annonaceae), respectivamente. La chirimoya se cultiva para su venta y se consume como fruto fresco o en helados y jugos. La guanábana no es cultivada y solamente se encuentra en algunos huertos familiares. Ambas especies son sensibles a las heladas por lo que su distribución está alrededor de los 1500 m en el bosque montano húmedo. Otra especie con frutos comestibles es Annona squamosa. Frutilla, zarzamora y grosella silvestre La frutilla cultivada, Fragaria vesca (Rosaceae) se cultiva ampliamente por la introducción de las carpas solares. Una especie silvestre, Fragaria chiloensis, poco común en el bosque montano, se consume ocasionalmente. Bajo el nombre de zarzamora o como “kari kari” se conocen los frutos agregados de las especies de Rubus, una rosácea de los bosques montanos, que también forman parte importante de la dieta de frugívoros silvestres.51 La grosella silvestre corresponde a especies del género Ribes (Saxifragaceae), cuyos frutos son comestibles; pero hasta el momento estas especies no han sido estudiadas a profundidad. Pacay Con este nombre se conocen los frutos de Inga edulis (cultivada) y otras especies silvestres del género Inga (Fabaceae, Mimosoideae). Cerca de 59 especies registradas en Bolivia52 se encuentran en todas las formaciones boscosas húmedas y semideciduas, entre los 120 m (Valle del Sacta, Cochabamba) y 2200 m (Valle de Zongo, La Paz). La importancia de estos árboles es que tienen la capacidad de fijar nitrógeno en el suelo y también se asocian con micorrizas; además son utilizados como árboles de sombra para los cultivos de cítricos, café y cacao, y tienen uso como leña.53 Crecen en suelos con niveles altos de aluminio, que resultan tóxicos para otras especies.54 Las flores y los frutos son recursos alimenticios para la fauna. Papaya

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Zeballos et al. 2003. Rechberger 1999; Rivadeneira 2001. Saldías 1993. Saldías op. cit.; PIAF 2002. NCR 1989.

Es el fruto de Carica papaya (Caricaceae), que tiene muchos híbridos y variedades distribuidas en los bosques tropicales húmedos. Se cultiva y se comercializa ampliamente durante todo el año. La planta y el fruto tiene un látex que contiene enzimas proteolíticas (papaína) que tiene uso industrial, medicinal y como ablandador de carne.55 Pepino dulce La solanácea andina, Solanum muricatum, ganó popularidad en Japón y Nueva Zelanda.56 Es un fruto generalmente partenocárpico de fácil producción y que no requiere grandes cuidados. Se produce en un rango altitudinal amplio. Tiene alto contenido de agua, vitamina A y C, a la vez que es bajo en carbohidratos. Piña Especie nativa de Sudamérica, Ananas comosus (Bromeliaceae) tiene su probable origen en el este de Bolivia y el área central del Brasil y ya era cultivada en la época prehispánica, siendo introducida a Europa en el segundo viaje de Colón.57 En Santa Cruz se cultivan dos variedades: la piña roja y la piña negra. Según Vásquez y Coimbra la piña negra fue mejorada por los nativos de Guarayos, en tamaño, fragancia y sabor. Tomate de árbol o lima tomate Cyphomandra betacea es una solanácea cultivada en bosques montanos, en las laderas húmedas de los Andes, entre los 1000 y 2300 m de altitud, aunque actualmente se restringe a algunos huertos familiares.58 El fruto es alargado y fresco; es ácido así que se consume preferentemente en forma de mermeladas. Se reporta que son ricos en vitaminas A, B6, C, E y hierro. 59 Tumbo, maracuyá y granadilla El tumbo, Passiflora mollissima (Passifloraceae) crece de forma silvestre en el bosque montano húmedo y también es cultivado en huertos de viviendas rurales y jardines urbanos, donde llega hasta los 3600 m. Se consume el fruto fresco, en jugos o helados y se prepara un cóctel muy demandado por ser exótico y de agradable sabor. El maracuyá, Passiflora edulis, está muy extendido en los Yungas, pero su cultivo no está planificado.60 Es más ácido que el tumbo, por lo que se consume sobre todo en forma de jugos, helados y cremas para repostería. La granadilla, Passiflora ligularis, se cultiva desde los 800 m hasta los 3000 m de altitud.61 Uvilla Con este nombre se conoce el fruto del saúco, Sambucus peruviana (Caprifoliaceae), especie originaria de los Andes del Perú y distribuida en Ecuador, Bolivia y norte de Argentina, entre los 2800 y los 3900 m de altitud.62 Se cultiva en los huertos y en los bordes de chacras. Tiene crecimiento rápido y da buena sombra, por lo que también se cultiva como ornamental en parques y avenidas de algunas ciudades (La Paz, por ejemplo). Se usan las ramas tiernas para fabricar instrumentos musicales y phusañas (tubos para avivar el fuego), porque la médula se puede extraer con facilidad. Los frutos son drupas pequeñas, de color guindo a negro al

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Vásquez y Coimbra 2002. NCR 1989. Vásquez y Coimbra 2002. por ejemplo en Zongo, observación personal. NCR 1989. Brack 1996. NCR 1989. Sanjinés Asturizaga, Ollgaard y Balslev 2006.

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madurar. Son ricos en vitamina C y se pueden consumir frescos o como mermelada. En Perú se utiliza en mermeladas, helados y yogures. Otros frutos Además, están otros cultivos de origen americano: la palta (Persea americana, Lauraceae), el plátano (Musa paradisiaca, Musaceae) con varios híbridos, la guayaba (Psidium guajava, Myrtaceae); y cultivos introducidos como el mango (Mangifera indica, Anacardiaceae), higo (Ficus carica, Moraceae), naranjas, toronjas, limas y limones (Citrus spp., Rutaceae) de origen asiático; duraznos, damascos, ciruelos, guindas (Prunus spp., Rosaceae), peras (Pyrus spp., rosaceae), manzanas (Malus spp., Rosaceae), distintas variedades de uva (género Vitis, Vitaceae) que se consumen como fruta y para la industria vinífera, el tamarindo (Tamarindus indica, Fabaceae), nativo de África y posiblemente sur de Asia y la granada (Punica granatum, Punicaceae), originaria de la región del Mediterráneo hasta los Himalayas, todos distribuidos ampliamente en los trópicos y subtrópicos.63 En Santa Cruz se ha introducido el cultivo del kaki (Dyospiros kaki, Ebenaceae) originario de China y Japón (Bailey 1951) y posiblemente la carambola (Averrhoa carambolo, Oxalidaceae). En el trópico de Cochabamba, Beni, Pando y alrededores de Santa Cruz se consumen numerosos frutos silvestres que podrían ser manejados.64 Se nombran sólo algunos a manera de ejemplo:

Tabla 3. Algunas especies de árboles silvestres con frutos comestibles Nombre vernacular Nombre científico Familia cedrillo Spondias mombin Anacardiaceae chirimoya de monte Rollinia edulis, R. herzogii Annonaceae gargatera Jacaratia spinosa Caricaceae verdolago negro Terminalia amazonica Combretaceae achachairú Garcinia macrophylla Guttiferae ocoró Garcinia madruno Guttiferae Paquío, pitohuayaca Hymenaea courbaril Fabaceae, Caesalpinioideae pacay Inga spp. Fabaceae, Mimosoideae almendrillo Dipteryx odorata Fabaceae, Papilionoideae chocolatillo amarillo Pseudolmedia laevis Moraceae coco Guazuma ulmifolia Sterculiaceae coquino amarillo Micropholis guianensis Sapotaceae naranjillo Coussarea regnelliana Rubiaceae guapurú Myrciaria cauliflora Myrtaceae tumbo Pasiflora nitida Passifloraceae Pouteria Sapotaceae Fuentes: PRAEDAC (2001) y Vásquez y Coimbra (2002).

Varios géneros de palmeras proporcionan frutos comestibles: asaí, Euterpe precatoria, Bactris gasipaes, motacú (Attalea phalerata), tembé (Bactris gasipaes), majo (Oenocarpus bataua), marayaú (Bactris major) y janchicoco (Parajubaea torallyi), palmera endémica del centro y sur de Bolivia,65 varias de ellas silvestres. Las palmeras cultivadas como fuente de diversos productos (tronco, madera, ho-

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Bailey 1951. ver por ejemplo PRAEDAC 2001; Vásquez y Coimbra 2002. Se puede consultar también el estudio realizado por Copeticona 2002 en Pando. Thompson 2007.

jas, frutos, aceite, palmito) corresponden a los géneros Euterpe, Geonoma (Geonoma deversa, jatata), Scheelea, Oenocarpus, Acrocomia (Acrocomia aculeata) y Orbignya (Orbignya phalerata, cusi).66 Varios estudios sugieren que el cultivo de palmeras ha acompañado por mucho tiempo a los pueblos precolombinos.67 Semillas A pesar de su importancia actual como cultivo no se incluyen las habas (Vicia faba, Fabaceae) por ser una especie originaria del norte de Africa y suroeste de Asia.68 Castaña La castaña, Bertholletia excelsa (Lecythidaceae) es un elemento típico del bosque amazónico. Sus semillas, también conocidas como “almendras” y “nueces del Brasil” son ricas en aceite y proteínas. La cosecha de castaña representa una de las principales actividades económicas en el noroeste del país y tiene un amplio mercado interno, en el cual se consume directamente como semillas o se utiliza en chocolates, helados y galletas. Cayú Anacardium occidentale (Anacardiaceae) produce un pseudofruto por desarrollo del pedúnculo floral y una nuez como resultado del crecimiento del ovario. De éste último fruto, la parte comestible es la semilla. Tiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Maní La especie Arachis hypogaea (Fabaceae) es originaria del sur de Brasil y Paraguay, este de Bolivia y noreste de Argentina, desde donde se expandió hacia el oeste hasta Perú y al norte hasta México. En Sudamérica es un cultivo con unos 2500 años de antigüedad, actualmente en expansión por sus semillas ricas en proteínas, sabor agradable y aceite de alto valor energético.69 Se piensa que unos migrantes arawak introdujeron en Sudamérica el maní junto con otras plantas domesticadas y seleccionadas apropiadamente para cada región, clima y tipo de suelo, como el frijol, la yuca, papaya, camote, piña y joco.70 Investigaciones recientes proponen un centro de diversificación de una subespecie de maní con crecimiento erguido (Arachis hypogaea var. fastigiata) en el sur de Rurrenabaque, Beni.71 En la zona estudiada por Williams, se encuentran comunidades tacana que cultivan unas seis razas primitivas de maní, utilizando prácticas agrícolas ancestrales. El cultivo se realiza en las playas arenosas de los ríos durante la época seca y se realiza la cosecha al principio de la época de lluvias. Una parte de la cosecha es seleccionada y sembrada en el bosque alto para obtener semilla nueva, lo cual ejerce una presión selectiva continua sobre el germoplasma. De este modo se logra mantener los caracteres adaptados al agroecosistema específico de la zona.72 Macadamia Esta semilla, rica en aceite y de sabor agradable es de las especies Macadamia integrifolia y M. tetraphylla, nativas de Australia. Se cultiva de manera alternativa en lugares húmedos y suelos ligeramente ácidos.73

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Moraes 2005. ver Baleé, Prance. Bailey 1951 León 1987. Vásquez y Coimbra 2002. Williams 1991. ibid. Villachica y Lazarte 1998

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Nuez Juglans es un género arbóreo de los bosques montanos húmedos, que crece alrededor de los 2500 m de altitud, con tres especies registradas en Bolivia: la nuez, Juglans regia (cultivada), J. boliviana, distribuida en los Yungas y J. australis, especie del bosque tucumano-boliviano, con semillas pequeñas y endocarpos gruesos. Es de interés forestal por su madera y como planta tintórea. Poroto Los porotos que corresponden a variedades de Phaseolus vulgaris (Fabaceae) se cultivan en Santa Cruz y el Chapare. Se consumen cocidos y en las tierras altas se consumen tostados, en especial en Semana Santa y en la festividad religiosa de Corpus Cristi, junto con maní, higos secos, chirimoyas y otras frutas de la estación. Tarwi El tarwi o chuchusmuti, Lupinus mutabilis, es una leguminosa domesticada desde hace unos 1.500 años, y cultivada desde Venezuela hasta el norte de Chile y Argentina.74 Existen muchas variedades, razas y ecotipos que crecen desde los 800 hasta los 3000 m de altitud. La variedad dulce más conocida es la variedad Pairumani desarrollada en el Centro de Investigación del mismo nombre. Sus semillas contienen aminoácidos esenciales, sobre todo lisina, ausente en otros granos. Existen colecciones de germoplasma en Cochabamba (Bolivia) y otros países como Perú, Chile, Polonia, Alemania y Rusia. Proyecto Parientes Silvestres de Cultivos Los parientes silvestres son ancestros de las especies cultivadas que forman parte de la diversidad biológica, continúan sobreviviendo en condiciones silvestres y se encuentran en poblaciones naturales. Son portadores de genes valiosos para mejorar muchos cultivos y elevar el valor nutricional de ellos. Este proyecto está siendo ejecutado en cinco países con importantes centros de origen de plantas cultivadas: Armenia, Sri Lanka, Uzbekistán, Madagascar y Bolivia, desde el 2005 hasta el 2009. En Bolivia cuenta con la participación de varias instituciones: Herbario Nacional de Bolivia, Centro de Biodiversidad y Genética – Herbario Forestal “Martín Cárdenas”, la Fundación PROINPA (Cochabamba y La Paz), el Museo de Historia Natural “Noel Kempff Mercado”, El Vallecito – Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN), el Centro de Investigaciones Citogenéticas de Pairumani y la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB). El financiamiento del proyecto está a cargo del Programa UNEP/GEF. En el proyecto se sistematiza la información y se la incluye en el Sistema Nacional de Información sobre Parientes Silvestres de Cultivos SNIPS. Esta información será transmitida a los pobladores y actores locales de los municipios considerados, a través de su participación en ferias y otras actividades donde se reúnan las autoridades locales, pobladores, responsables de instituciones, con el fin de crear una conciencia comunitaria sobre la importancia de los Parientes Silvestres de Cultivos y su conservación in situ. El proyecto abarca tres departamentos: La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. Se estudian los parientes silvestres de 16 géneros de especies cultivadas. A modo de ejemplo, se presenta el proyecto para la zona andina, que compren-

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NCR 1989.

de los Municipios de Apolo, Caranavi, La Asunta y Charazani en el Departamento de La Paz, en el que se han planteado los siguientes objetivos: 1. Apoyar a la conservación de parientes silvestres de cultivos de la zona andina, importantes para la agricultura y la alimentación del país, generando información e identificando especies promisorias. 2. Evaluar su estado de conservación. 3. Iniciar la aplicación de acciones de conservación a través de la implementación de parcelas demostrativas para la conservación in situ. En este programa se estudian los parientes silvestres de los cultivos de la yuca (género Manihot), camote (género Ipomoea) y piña (género Ananas), con el objetivo de poder utilizarlos para mejorar la producción, aumentar la resistencia a plagas y/o enfermedades, y a los efectos del calentamiento global. La información posteriormente se introduce en la base de datos del Herbario Nacional de Bolivia.75 Los resultados hasta el momento muestran la existencia de unas 5 especies silvestres del género Manihot (M. anomala, M. brachyloba, M. condensata, M. guaranitica. M. tristis, Manihot sp1 y Manihot sp2), 3 especies de Ipomoea y una especie silvestre del género Pseudoananas En las fotos 1-3 se muestra el aspecto de las raíces que han sido identificadas como de especies silvestres de Manihot. En las fotos 4 y 5 se ve el aspecto de las flores típicas del género Ipomoea y en la 6 se observa una planta con inflorescencia de una especie de Pseudoananas. Las fotografías han sido gentilmente proporcionadas por Mónica Zeballos, investigadora del Herbario Nacional de Bolivia.



Foto 1. Raíces engrosadas de M. anomala

Foto 2. Raíces engrosadas M. guaranitica

75

M. Zeballos 2008 com. pers.



Foto 3. Raíces engrosadas M. tristis

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Foto 4. Ipomoea alba





Foto 5. Ipomoea grandifolia

Foto 6. Pseudoananas sp.

Especies medicinales En el país se usan alrededor de 3000 especies con fines medicinales, las cuales principalmente se cosechan de su medio natural, y sólo en algunos casos se cultivan.76 Las familias con mayor importancia medicinal son las Asteraceae, Fabaceae (Papilionoideae), Solanaceae y Lamiaceae.77 Existen numerosos trabajos que se han realizado en los últimos años sobre las plantas utilizadas por diferentes etnias, como se puede apreciar en la tabla 4. Otros trabajos, reseñados en la tabla 5, se refieren a plantas útiles en general y no sólo medicinales.

Tabla 4. Estudios etnobotánicos sobre plantas medicinales ETNIA AUTORES Chácobo Boom 1987 Chiquitano Toledo 1995 Isoseño-Guaraní Gallo 1994 Kallawaya Girault 1987 Hinojosa 1991, Mosetenes Quintana y Vargas 1995, Vargas 1996 Mosetén-Tsimane Aguirre 2006 Quechua-Tacana Paniagua 2001 Rakaypampeños Arrázola et al. 1996 Tsimane Huanca 1999, Ticona, en prep. Yuracaré Hinojosa et al. 2001 Valle alto de Cochabamba Vandebroek, Thomas y AMETRAC 2003

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414

77

Boom 1987; Bourdy 2002; Cárdenas 1989; De Lucca y Zalles 1992; Girault 1987; Gimenez e Ibisch 2003; Macía et al. 2003; Vidaurre 2006. Vidaurre 2006.

Tabla 5. Lista de trabajos realizados a nivel de tesis de licenciatura, maestría e informes de consultoría Autor Año Tema Arrázola, S. 1999 Diversidad etnobotánica y potencial etnofarmacológico de los valles secos de Cochabamba, Bolivia Amaya Vecht, K. 2005 Medicinal plant diversity in the community of Pulquina Municipality of San Lucas. Prov. Nor Cinti, Chuquisaca, Bolivia Araoz, J. Sin año Estudio preliminar etnobotánico en el cantón del Valle del Medio (Prov. O’Connor, Tarija) Carretero, A. 2005 Plantas útiles y conocimiento tradicional en el bosque tucumano-boliviano Hurtado, R. 2007 Usos de plantas en dos comunidades campesinas del bosque tucumano-boliviano de Vallegrande (Santa Cruz, Bolivia) Wilkin, P. 2004 Transmission and transference of knowledge about medicinal plants in an urban market of the Andean Plateau, Bolivia.

Las plantas medicinales y el mercado El mercado farmacéutico mueve muchos miles de millones de dólares y casi la mitad de lo que se comercializa son productos naturales y sus derivados. Las especies vegetales más buscadas son aquellas con actividad inmunomoduladora: uña de gato (Uncaria tomentosa, Uncaria guianensis, Rubiaceae), que tienen también actividad antiinflamatoria, sangre de drago o de grado (Croton lechleri, Euphorbiaceae), con propiedades antiinflamatorias y antivirales. Ambas se cultivan en el Perú, que es el país que las exporta. La exportación de la uña de gato reportó a este país cerca de 6 millones de dólares en la década pasada.78 En Bolivia ambas especies se aprovechan sólo en forma silvestre, pero constituyen cultivos potenciales de alta demanda en el mercado regional. En la actualidad se busca mucho las especies con actividad antioxidante. Estudios realizados en el Instituto de Investigaciones Químicas de la Universidad Mayor de San Andrés han mostrado que varias especies silvestres que crecen en los Andes altos, como la “chillka” (Baccharis latifolia), presentan actividad antiinflamatoria y en ciertos casos, también antioxidante. A partir de estos estudios se ha pensado en introducir esta especie silvestre al cultivo, para su industrialización en forma de crema.79 La carqueja (Baccharis trimera y B. genistelloides) es una compuesta que crece en el páramo yungueño y la ceja de monte de los Yungas, y se utiliza en las afecciones hepáticas. Recientemente Laboratorios INTI, con la colaboración de Planta Médica (una ONG de la Cruz Roja Suiza), ha sacado al mercado un producto elaborado en base a carqueja para el tratamiento de desordenes digestivos (Carqueja Médica) por su actividad antiinflamatoria y antihepatotóxica. Las plantas medicinales representan alternativas económicas para los agricultores80 pero es necesario investigar más antes de plantear su cultivo. El cultivo es una forma de manejo que toma tiempo y dedicación, porque significa domesticar es-

78 79 80

Brack 1996.

Lily Salcedo, química, com. pers. 2005.

Renjifo 1996.

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pecies silvestres y determinar las condiciones ecológicas necesarias. Las especies herbáceas y arbustivas utilizadas por comunidades rurales y nativas son las más apropiadas para iniciar cultivos a gran escala. En la tabla 6 se presentan algunas especies de interés por su actividad biológica.

Tabla 6. Lista de especies silvestres promisorias y sus propiedades medicinales Familia Flacourtiaceae Santalaceae Menispermaceae Fabaceae - Papilionoideae Apiaceae Rubiaceae Phytolaccaceae Magnoliaceae Bignoniaceae

Especie Casearia sp. Casimiroa edulis Cissampelos pareira Copaifera reticulata Eryngium heterophyllum Genipa americana Petiveria alliacea Talauma boliviana

Tecoma stans

Propiedades medicinales antiulceroso antihipertensivo relajante muscular (corteza) antiinflamatorio hipotensor, anticolesterol antitumoral contra desordenes digestivos T. mexicana tiene glucósidos con uso como cardiotónicos (hojas, corteza) hipoglicemiante y diurético (contiene tecomine y sacharan C)

Fuente: Brack 1996

Bioprospección La bioprospección que es la búsqueda de nuevos productos de la naturaleza que pueden servir a la sociedad. En combinación con los estudios etnobotánicos, ha ampliado la información sobre especies con uso medicinal, pero sólo algunas se han estudiado en sus aspectos fitoquímicos, farmacológicos y actividad biológica como por ejemplo Pera benensis (Euphorbiaceae) o Galipaea longiflora (Rutaceae), con actividad contra la leishmaniasis, especies antimaláricas, antifúngicas y otras.81 La probabilidad de encontrar y aislar un principio activo en plantas de uso medicinal es muy baja, es por eso que se acostumbra empezar el análisis de plantas conocidas como medicinales por los grupos étnicos. Una experiencia favorable fue que, como producto de la bioprospección en plantas utilizadas por los Tsimane contra la leishmania, se obtuvo la extracción de la chimanina a partir de la evanta (Galipea longiflora, Rutaceae), lo que le valió una patente al equipo de trabajo franco-boliviano.82 Varias especies introducidas son utilizadas como medicinales.83 Por ejemplo, Cymbopogon citratus (hierba luisa) es una poácea aromática introducida de India y cultivada en los Yungas, el boldo (Peumus boldus, Monimiaceae), bolsa bolsa (Capsella bursa-pastoris, Brassicaceae), manzanilla (Matricaria recutita, Asteraceae), anís (Pimpinella anisum), hinojo (Foeniculum vulgare, Apiaceae), retama (Spartium junceum, Fabaceae-Papilionoideae), alhucema o alusima (Lavandula latifolia, Lamiaceae), entre otras.

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81 82 83

Fournet et al. 1991, 1993 ; Ortiz et al. 1996 ; Gimenez 2003. Fournet et al. 1991, 1993. Macía et al. 2003; Wilkin 2004.

Otras categorías de plantas útiles Existen varias otras especies que tienen distintos usos en la vida de las comunidades urbanas y rurales. Algunas de estas especies están bajo cultivo o tienen perspectivas de hacerlo. A continuación se hace referencia a ellas muy brevemente para no extendernos demasiado. Especies condimenticias, oleaginosas y edulcorantes Las especias tienen gran demanda en el mercado nacional e internacional. Los principales condimentos cultivados son distintos tipos de ají (Capsicum), la huacataya (Tagetes minuta), quirquiña (Porophyllum ruderale) de origen andino, junto con plantas introducidas como el laurel (Laurus nobilis), romero (Rosmarinus officinalis), tomillo (Thymus vulgaris), menta (Mentha piperita). apio (Apium graveolens), perejil (Petroselinum hortense). Además del ají, el achiote (Bixa orellana).), vainilla (Vanilla sp.), canela (Cinnamomum zeylanicum) y pimienta (Piper nigrum) se cultivan a escala industrial. La cúrcuma (Curcuma longa) nativa del Asia y el jengibre (Zingiber officinalis) del SE asiático, están siendo cultivados en los bosques húmedos de Bolivia y comercializados en mercados y supermercados. Ambas especies requieren suelos francos, ligeramente ácidos y sitios con temperaturas entre 24 y 28°C. La cúrcuma produce un aceite esencial y la curcumina que es un colorante.1 Algunos condimentos se recolectan de plantas silvestres, como el laurel nativo (géneros Nectandra y Ocotea), la koa (Satureja boliviana y S. parvifolia,), palillo (Escobedia spp.), picana (Cordia alliodora), matico (Piper aduncum), canelón (Aniba canelilla) y otras especies más.2 Las principales plantas productoras de aceite son la soya (Glycine max), el girasol (Helianthus annuus), el maní (Arachis hipogaea), el algodón (Gossypium barbadense) y el maíz (Zea mays). En el mercado de productos cosméticos existe demanda por los aceites de origen vegetal, como el de varias palmeras, por ejemplo, el cusi Attalea speciosa, majo (Oenocarpus bataua), motacú (Attalea phalerata), siyeyi (Chamaedorea angustisecta), total (Acrocomia aculeata), además de otras plantas como Fevillea pergamentacea (Cucurbitaceae) y especies de Cuphea (Lythraceae).3 La especie cultivada para la fabricación de azúcar es la caña, Saccharum officinarum (Poaceae) nativa del Asia. Algunas especies silvestres se utilizan como fuente de sustancias dulces como la caña agria (Costus scaber, Zingiberaceae) y el pacay (Inga edulis).4 Como edulcorante, la especie más conocida es Stevia rebaudiana (Asteraceae), que contiene un glucósido 300 veces más dulce que la sacarosa. Desde hace unos años se ha introducido el cultivo de Stevia rebaudiana en los Yungas, de amplio uso actual como edulcorante, que tiene un amplio mercado vendiéndose envasado y también incluido como ingrediente en diferentes productos dietéticos elaborados por IRUPANA, Pharmanat y otros fabricantes. No se ha confirmado su presencia en Bolivia en estado silvestre pero existen alrededor de 30 especies del género.5 Especies para vestimenta El uso del algodón data de 8000 años atrás, según el explorador Eder esta fibra ya se cultivaba en Moxos desde hace mucho tiempo.6 Actualmente se cultiva intensivamente en las tierras bajas para la obtención de fibra textil y forraje, y también para la industria aceitera.

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Hay especies nativas que proporcionan cortezas, que antiguamente se utilizaron para fabricar vestimentas rústicas, como por ejemplo, cortezas de Annonaceae, Poulsenia armata (Moraceae), Ficus spp., hojas de palmeras y gramíneas.7 Especies para construcción y artesanías Las especies que pueden aprovecharse por su madera tienen amplio mercado nacional e internacional. Entre las especies maderables se han reportado alrededor de 100 especies maderables de los bosques húmedos,8 varias de ellas en Bolivia. Sin embargo, el cultivo de árboles maderables nativos ha recibido poca atención. La investigación forestal debe estar dirigida a lograr su producción en viveros o sistemas forestales. Los recursos forestales no maderables son cada vez más apreciados por sus posibilidades de aprovechamiento sostenible. En esta categoría se incluyen la jatata (Geonoma deversa) para la fabricación de techos y esteras de larga duración, jipi japa (Carludovica palmata, Cyclanthaceae) que proporciona fibras para distintos tipos de artesanía, carahuata o garabatá (Bromelia serra, Bromeliaceae), con cuya fibra los Ayoreos y Guarayos tejen bolsas para su uso personal y para su comercialización como artesanía.9 Relacionadas con la artesanía textil están las plantas tintóreas. Para teñir las diferentes fibras textiles (algodón, carahuata o lana) se utilizan especies como el achiote (Bixa orellana) y numerosas especies silvestres, como las tholas de los géneros Baccharis y Parastrephia, en las tierras altas, willka o curupaú (Anadenanthera colubrina), quebrachos y sotos (Schinopsis quebracho y S. quebracho-colorado), tara (Caesalpinia spinosa) y otras más que han sido registradas en diferentes estudios realizados en Cochabamba,10 Santa Cruz11 y a nivel nacional.12

Las referencias sobre plantas útiles cultivadas y silvestres podrían extenderse más, pero se requiere más tiempo para analizar toda las publicaciones relacionadas con el tema. No se hace mención por ejemplo, a las especies que dan bebidas estimulantes como el café (Coffea arabica, Rubiaceae), el té (Camellia sinensis, Theaceae) y el guaraná (Paullinia cupana, Sapindaceae), el tabaco (Nicotiana tabacum, Solanaceae) y numerosas especies de plantas ornamentales.

Erosión genética y pérdida de recursos tradicionales De modo general, la pérdida de la biodiversidad puede darse por las siguientes causas:      

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Destrucción del hábitat Introducción de especies ajenas Sobreexplotación Contaminación ambiental Cambio climático Prácticas inadecuadas de manejo.

Los parientes silvestres y formas primitivas van desapareciendo por erosión genética y se hace necesario realizar acciones de conservación para poder disponer

del material genético útil para el futuro. Esta conservación puede ser ex situ o in situ. Esta última, si bien más efectiva implica estudios de las formas y variedades existentes en los diferentes lugares, así como apoyo y recompensa a los agricultores por el trabajo de conservar el material genético. El manejo tradicional antiguo muestra respeto por los periodos de descanso, poco uso de pesticidas y abonos químicos, mientras que el sistema actual de manejo presenta intervalos más cortos de descanso, sobreexplotación de los suelos, uso de agroquímicos, tendencia al monocultivo y la producción a escala industrial.84 Los problemas que se generan como consecuencia de estas prácticas inadecuadas son la pérdida de cobertura vegetal, grandes cambios de temperatura, erosión del suelo. Actualmente el cultivo extensivo de la quinua en ambientes áridos frágiles resulta preocupante por el riesgo desertificación de extensas zonas y la disminución de la capacidad productiva de la tierra. Problemas relacionados son la migración de las comunidades, los cambios en los patrones socioeconómicos, el reemplazo de la producción agrícola por el comercio y otros. Los incentivos económicos y sociales que proporcionan algunos productos, podrían sin embargo fomentar la conservación y disminuir la pérdida de la biodiversidad. Muchos sistemas tradicionales pueden ser modernizados, ahorrando largos periodos de investigación. Las poblaciones rurales son buenas conservadoras de la biodiversidad, especialmente recursos genéticos, pero cuando se implantan grandes proyectos de desarrollo a menudo quedan marginados y la economía se orienta hacia el provecho de empresas foráneas.85 Para contrarrestar la erosión genética se han desarrollado bancos de germoplasma en los que se guardan ecotipos de solanáceas, leguminosas, cucurbitáceas, quenopodiáceas, amarantáceas, cactáceas en un número estimado en 10.000 especies nativas y 1.000 especies introducidas. Estas especies corresponden a tubérculos, granos, hortalizas, forrajes, frutos y especies forestales. Los bancos de germoplasma también se ocupan de introducir especies y una vez que éstas se han adaptado a las condiciones del país, se conservan como variedades criollas. Los riesgos sin embargo tienen que ver con el aprovechamiento ilegal. Según Brack, Bolivia es depositaria de importantes recursos fitogenéticos, pero varios han salido del país de forma ilegal: caucho, tomate, papa, ulluco, oca, quinua, amaranto y especies silvestres, cactus) o por intercambio irrestricto de genes a nivel mundial.86

Experiencias favorables y promisorias Las mayores oportunidades están relacionadas con la diversidad de ecosistemas: puna, yungas, chaco, amazonas, proporciona condiciones diversas, grupos culturales diversos y experiencias de uso y manejo también diversos. La economía nacional depende de la biodiversidad en más del 60%. La biodiversidad es una fuente importante de productos para el autoabastecimiento de las comunidades locales y la importancia económica de este uso supera lo que puede ingresar por exportación de los productos derivados de la misma biodiversidad (pesca, caza, plantas medicinales, alimenticias, fibras, artesanía, leña, madera, tintes y colorantes, etc).

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Cordero 2003. ibid. Brack 1996.

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Otro factor favorable es que ya existen cultivos mejorados y producidos de manera orgánica como el café, cacao y piña. Además, en el mercado internacional existe una demanda creciente de productos de los bosques húmedos, aunque con estándares de calidad específicos.

Como un ejemplo de la existencia de un momento favorable para la producción nacional con miras a la exportación se transcribe un artículo del boletín ¡Exportemos! de la Cámara de Exportadores: La FDTA-Valles apoyada por el proyecto MAPA financiada por USAID/Bolivia, desarrolla junto con los productores de Chuquisaca y de Santa Cruz, desde hace unos cinco años el Programa Ajíes con el ají (Capsicum annuum), nombre comercial Páprika. También ha iniciado la introducción de ajíes con potencial de mercado internacional, principalmente del tipo páprika con intervenciones en los valles cruceños. El 90% de la producción será destinado a la exportación. El Programa FDTA-Valles trabaja también con las empresas que industrializan el ají tradicional en el país, que anteriormente consumían ají peruano. El ají (Capsicum annuum) tiene alto contenido en vitaminas A y C, licopeno, importantes para la adecuada absorción de hierro, calcio y algunos aminoácidos. Se utiliza para la curación de heridas, incrementa las defensas, se usa como digestivo y diurético. Algunas variedades se usan como plantas ornamentales, aprovechando el atractivo de sus frutos, pero es principalmente utilizado como condimento, hortaliza de acompañamiento y colorante (pimentón) Sus derivados tecnológicos se usan como colorantes de gran variedad de productos entre los cuales se pueden citar derivados cárnicos, salsas, bebidas refrescantes, etc. En la medicina homeopática es utilizada para dolor de huesos y articulaciones, así como inflamación de mucosas. Los ajíes se pueden consumir frescos, secos, como pimentón y en conserva. Durante la gestión 2006, Bolívia exportó 2.450 dólares americanos con destino a España. Sin embargo, hasta julio de 2007 las exportaciones de páprika secatriturada crecieron y se diversificaron, alcanzando un monto de 40.872 dólares americanos, siendo los principales destinos de exportación Estados Unidos, España y Argentina.

Existen mercados potenciales para especies nativas Estos mercados se encuentran especialmente en Europa, Estados Unidos y Japón. En el caso del ají, por ejemplo, el país con la mayor capacidad de exportación es Perú, pero no logra cubrir toda la demanda mundial, por lo que existen buenas perspectivas para los productores bolivianos. El aumento en la producción y el cultivo a gran escala, sin embargo, debe ser planificado, eligiendo sitios donde no represente riesgos para la conservación de los bosques montanos.87 En la tabla 7 se muestran las especies amazónicas consumidas a nivel familiar y local, las cuales tendrían mercados potenciales a nivel nacional e internacional.

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Killeen et al. 1993.

Tabla 7. Lista de especies amazónicas con mercados potenciales a nivel nacional e internacional Familia Nombre vernacular Especie Usos Arecaceae Asaí Euterpe precatoria frutos, palmito, bebidas, (palmeras) artesanía Arecaceae palma real Mauritia flexuosa Bebidas, artesanía (palmeras) Arecaceae Majo Oenocarpus bataua Frutos, bebidas, aceites, (palmeras) medicinal Arecaceae Bactris gasipaes Frutos, bebidas, aceite, (palmeras) palmito, medicinal Arecaceae Marfil vegetal Phytelephas macrocarpa nueces, aceites esenciales, (palmeras) artesanía Myrtaceae Camu camu Myrciaria dúbia frutos, ricos em vitamina C Caryocaraceae Caryocar villosum Frutos, aceite, madera, carbón Fabaceae Pitohuayaca Hymenaea courbaril Frutos, resina, madera (Caesalpinioideae) Carapa guianensis aceites, perfume, medicina Myristicaceae Virola spp. madera, aceites esenciales, perfumes Fuente: modificado de Renjifo 1996

Los productos de origen vegetal pueden comercializase sin transformación, lo cual se relaciona con los aspectos de su cosecha oportuna, embalaje, preservación y transporte hasta el mercado de destino, lo que a veces puede resultar dificultoso. Otra forma de incursionar en los mercados es con productos elaborados a partir de especies cultivadas. Por ejemplo, existe comercialización de chicha, como maíz procesado, por microempresarios. La Universidad Mayor de San Simón, a través del Programa de Alimentos y Productos Naturales (PAPN-UMSS), con la colaboración del subproyecto Raíces y Tubérculos Andinos (UMSS), el Centro Internacional de la Papa y la Cooperación Técnica Suiza (COSUDE), inició acciones para la producción, procesamiento e introducción al mercado de la maca y el yacón, realizando ensayos para su venta en estado fresco, como harina y como jugo. Se realizaron análisis químicos y microbiológicos de ambas raíces.88 Tendencias mundiales de mejorar la nutrición Existen tendencias mundiales crecientes para mejorar la nutrición con alimentos saludables. Por ejemplo, los LOHAS (Lifestyle of Health and Sustainability) constituyen una forma de vida que pone énfasis en la salud y la sostenibilidad. Corresponden a un segmento del mercado que compra productos que no ocasionan daños a los ecosistemas, no abusen del trabajo infantil, ni de la mano de obra barata. Forman un grupo de consumidores en Estados Unidos, Unión Europea, Japón y Taiwán que buscan productos orgánicos, amistosos con el medio ambiente, sustentables y de comercio justo en una perspectiva “gourmet”.89 En Bolivia, de acuerdo a la Fundación Nuevo Norte, esta iniciativa está favoreciendo las propuestas de productos y servicios basados en un pacto intercultural, político empresarial e incluyente de largo plazo. Para realizar los emprendimientos se debe tomar en cuenta que los mercados LOHAS son exigentes en calidad y

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Alfaro et al. 2003. ¡Exportemos! 2007.

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estabilidad en la oferta de productos. Es importante no perder de vista la competencia porque hay otros países con cualidades culturales y naturales similares que ya están trabajando en el desarrollo de ofertas para la demanda de los LOHAS. Producción orgánica y productores ecológicos La Asociación de Organizaciones de Productores Ecológicos de Bolivia (AOPEB) junto con 11 organizaciones y emprendimientos como El Ceibo, Industrias Irupana, Asociación Nacional de Productores de Quinua (ANAPQUI), Cooperativa El Campesino, Naturaleza y QUINUABOL realizarán en el 2008 exportaciones de productos orgánicos (quinua, sésamo, cacao, amaranto, café, castaña, té de frutas), por valor de 8.3 millones de dólares americanos.90 Apoyo internacional para la conservación de la agrobiodiversidad El Proyecto Seguridad Alimentaria de la ONG Save The Children con financiamiento de USAID (2002 – 2009) apoya a 200 comunidades y 72.000 personas que cultivan duraznos, peras, higos y uvas de manera orgánica en las provincias Aroma y Loayza del departamento de la Paz. Sólo en el municipio de Sapahaqui hay 2.500 agricultores. El objetivo es mejorar los ingresos de las familias de los productores a través de la venta de frutos de buena calidad y sus derivados - mermeladas y vino - para que ellos inviertan más en la nutrición y educación de sus hijos, al mismo tiempo que se protege el medio ambiente.91

Relación con sistemas productivos tradicionales La región andina es un importante centro de domesticación de especies cultivadas por el mosaico geográfico que presenta. Existen muchos microclimas, en los que varía la precipitación, las heladas, el sol y los tipos de suelos en pocos metros de distancia. Los fondos de valle pueden tener suelos profundos, abundante sol y heladas nocturnas, mientras que las laderas pueden tener suelos superficiales, sombra y ausencia de heladas. La estrategia utilizada por los incas, que realizaron un manejo efectivo de los recursos, fue el uso de todos los microambientes posibles, una diversificación vertical, que según Murra ha dado lugar a la teoría de la complementariedad ecológica o la del control simultáneo de muchos escenarios ecológicos geográficamente dispersos, a cargo de un determinado grupo étnico.13 En comunidades del altiplano central se realiza la siembra de papa acompañada de oca y papalisa en menor cantidad, y ocasionalmente isaño, en pequeñas parcelas, aprovechando microambientes con condiciones distintas, además de efectuar la siembra en diferentes épocas del año para contrarrestar la falta de lluvia o la persistencia de las heladas.14 Esta es una estrategia para aprovechar las distintas condiciones del terreno y para disminuir los riesgos de pérdida de la cosecha. También es frecuente el uso de diferentes variedades y el cultivo a distintas altitudes en el caso de la papa, quinua y cebada.15 El manejo de las especies domesticadas fue paralelo al desarrollo de técnicas de cultivo y predicción del clima, por ejemplo, en laderas pendientes con riesgo de erosión se construyeron terrazas y sistemas de riego. Este manejo disminuye los efectos de las bajas temperaturas y la falta o exceso de agua. Se

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Revista ESCAPE, 9 de marzo 2008 ibid.

utilizaron como indicadores bioclimáticos el comportamiento de los animales, la floración de ciertas plantas, los patrones de las nubes y la lluvia.16 Se practicaron y aún se practican formas de preservación de los alimentos: deshidratación (chuño), construcción de silos, preparación de charque.17 La muña o khoa (Satureja parvifolia) ya fue utilizada en la época prehispánica para proteger los alimentos almacenados (papa) del ataque de insectos parásitos.18

Sistemas de producción, manejo tradicional, introducción de técnicas “modernas”, ventajas y desventajas Los recursos genéticos del área andina han estado manejados por las comunidades de manera integral, bajo el enfoque de sistemas, conservando especies y variedades de generación en generación.92 De acuerdo con Ribera y Liberman, los sistemas de producción, principalmente los desarrollados en áreas protegidas, no se dirigen exclusivamente al consumo doméstico sino que todo excedente, por pequeño que sea, se destina a la venta o al intercambio para obtener aquello que se necesita en las viviendas.93 En caso de no existir excedentes, se sacrifica incluso una parte de la producción de autoabastecimiento con el mismo fin. La producción y conservación de los tubérculos andinos se ven favorecidas por el hecho de que estos cultivos siguen siendo parte de la dieta de los pobladores y a que existe un uso diversificado, relacionado con las prácticas culturales. Los factores que se oponen al mantenimiento de la agrobiodiversidad son la pérdida gradual del conocimiento de los agricultores, una alta o escasa demanda en los mercados y los precios bajos, la tendencia a invertir menor cantidad de tiempo y trabajo en la producción, a lo que se une la falta de alternativas tecnológicas modernas. 94 En las tierras altas fuera de las áreas protegidas, los sistemas productivos se relacionan sobre todo con las prácticas agrícolas y, en algunas regiones, la cría de camélidos, mientras que en las tierras bajas se complementa con la recolección, caza y pesca.95 La larga historia de cultivos en diferentes lugares ha ocasionado el agotamiento de los suelos, lo cual incide negativamente en los rendimientos. La estrategia de los productores para contrarrestar esta disminución en la productividad es ampliar las áreas de cultivo. Cuando las tierras ya no son útiles para la agricultura, se utilizan como terrenos de pastoreo para ganado, con la introducción de forrajeras no nativas, como ocurre en las zonas de colonización como Alto Beni, Apolo y otros lugares. Otra tendencia, agudizada en los últimos años es que, ante la bajada de los precios de varios cultivos, se reduce la diversidad de especies cultivadas y se termina en el monocultivo, como es el caso del arroz, maíz, plátano y quinua, entre otros. El monocultivo aumenta la incidencia de enfermedades y plagas, para las cuales se usa una mayor cantidad de pesticidas químicos. Un problema adicional es la creciente implantación de cocales en los Yungas, en zonas que estaban destinadas al cultivo de los cítricos y el café, con graves consecuencias para la fauna silvestre y los suelos.96

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Cordero 2003. Ribera y Liberman 2006. García y Cadima 2003; Cadima 2006. Ribera y Liberman op. cit. ibid.

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Los sistemas productivos son diversos, manteniéndose sólo en pocos casos, las prácticas tradicionales, los descansos prolongados, la rotación y el abono natural. Por ejemplo, la papa se cultiva en las tierras altas utilizando técnicas tradicionales de producción, buscando la utilización de diferentes variedades para disminuir el riesgo de pérdida de las cosechas por factores imprevistos (heladas, inundación, sequía).97

Los sistemas tradicionales se caracterizan por: 1. Fuertes raíces culturales, que nacen de los conceptos míticos y religiosos sobre la tierra (o el bosque) y los bienes de la naturaleza. 2. Prácticas bajo normas de conducta que se basan en el respeto y la sostenibilidad del recurso, tomando sólo lo necesario. 3. Cultivo extensivo con un alto movimiento dentro del paisaje, horizontal y vertical. 4. Manejo comunal de los recursos: tierra, zonas de pastoreo. 5. Reciclaje y utilización de pocos insumos externos (uso de estiércol, abono verde, etc.). Las tendencias en el sector agrícola se orientan hacia: 1. Incrementar el rendimiento, la productividad y la calidad de los productos agrícolas (control del crecimiento y del desarrollo de las plantas). 2. Desarrollar cultivares con mayor calidad nutricional o con mayor valor agregado. 3. Realizar el mejoramiento de oleaginosas. 4. Preservar la cantidad y calidad de los productos (granos, tubérculos) durante su almacenamiento para evitar pérdidas. 5. Disminuir el tiempo y costo de programas de fitomejoramiento (cultivo de tejidos, micropropagación in Vitro, fitomejoramiento dirigido). 6. Producir metabolitos (metabolitos secundarios, proteínas humanas de uso terapéutico, anticuerpos monoclonales para diagnóstico, enzimas de uso industrial. 7. Bioplaguicidas y control biológico: utilización de feromonas para control biológico de plagas y similares. 8. Uso de plantas como modelo genético, virología molecular, evaluación y uso de la diversidad genética. Las necesidades para el futuro son: 1. Colecciones de la diversidad genética. 2. Selección del germoplasma útil. 3. Análisis de las prácticas agrícolas tradicionales locales. 4. Bases genéticas para el mejoramiento. 5. Manejo consistente en mejoramiento de las técnicas de cosecha, limpieza y procesamiento. 6. Estudios nutritivos. 7. Control de plagas y enfermedades. Fuente: modificado de Ribera y Liberman 2006.

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97

Cadima, op. cit.

Sin embargo, un punto importante sigue siendo la combinación de la investigación agrícola y la conservación de la biodiversidad. Varios autores coinciden en señalar que para ello es necesario el desarrollo de sistemas de conocimiento local sobre las prácticas agrícolas, incorporando además, las experiencias, prioridades y expectativas de los agricultores.98 Antes que tratar de aumentar los rendimientos o la producción, se debe atender aquello que les interesa a los agricultores y que les hace sentir bien: disminución de los riesgos, menor esfuerzo físico, menor inversión. Esto con el fin de lograr su compromiso para un medio ambiente conservado. Actualmente, en los agroecosistemas las tradiciones y las costumbres de manejo de los diferentes productos agrícolas se van perdiendo poco a poco, como es el caso de los tubérculos andinos,99 principalmente por querer atender cada vez más las demandas del mercado y por la tendencia a invertir menos trabajo en la producción. El uso de la biotecnología Con el avance de la Biología Molecular, en el tema de la agrobiodiversidad y el mejoramiento genético de plantas, las tendencias actuales se orientan a los siguientes aspectos:100 1. Obtener plantas transgénicas resistentes a plagas (virus, bacterias, hongos, insectos) y herbicidas. 2. Obtener plantas transgénicas resistentes a sequía, salinidad, frío, calor, metales pesados, etc. 3. Obtener plantas con carácterísticas mejoradas y/o nuevas (más proteina, almidón, grasas, madurez retardada, etc.). 4. Obtener células y plantas transgénicas como sistemas de producción de metabolitos secundarios, proteínas de uso terapéutico, anticuerpos monoclonales, enzimas, plástico biodegradable. 5. Obtener mapas genómicos de cultivos principales con el propósito de hacer el fitomejoramiento tradicional más rápido y eficiente. 6. Reemplazar los agroquímicos por productos de origen biológicos (biofertilizantes, bioinsecticidas, bioherbicidas, control biológico de plagas, biopesticidas, etc.) Por ejemplo, en Cochabamba existe hace tiempo un programa de rizobiología para aumentar la productividad de las leguminosas (p.ej. habas, tarwi). Con esta tecnología,el programa había logrado hacia 1995 un aumento del 50% en la producción por hectárea.101 También hay experiencias exitosas de cultivo in vitro de orquídeas (Masdevallia), bromeliáceas (Billbergia), helechos arbóreos (Cyuathea caracasana) y rosáceas como frutilla (género Fragaria), queñua (Polylepis), algunas de ellas endémicas, realizadas por la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN) y el Laboratorio de Biotecnología Vegetal.102 Se han realizado distintos trabajos de tesis.103

98 99 100 101 102 103

Townsend 2003; Manchego 2003. García y Cadima 2003. Brack 1996. Brack 1996. Carrera de Biología – UMSA.

Villegas 2003; Sánchez 2006; Rocabado (en prep.); López (2004) y Plata (en prep.).

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Conservación in situ La conservación in situ de los recursos de la agrobiodiversidad se caracteriza por la participación activa del hombre en las parcelas agrícolas a través del cultivo permanente y el manejo de las comunidades vegetales que van apareciendo.104 Los proyectos relacionados con la conservación de la agrobiodiversidad buscan identificar áreas específicas en las cuales se puedan realizar estudios y fortalecer la conservación in situ. Se seleccionan aquellos lugares donde se mantienen las prácticas culturales antiguas (que conlleva el mantenimiento de la riqueza génica), los lugares que presentan diferentes condiciones ecológicas y socioculturales, y donde los genotipos de los cultivos nativos crecen mezclados con el germoplasma silvestre.105 En los centros de diversidad identificados se realizan inventarios de las variedades y semillas manejadas en las comunidades, luego se determina la erosión genética en base a análisis comparativos de diversidad registrada in situ y ex situ.106 Se busca promover las prácticas locales para la conservación de la biodiversidad y la formación de bancos comunales (jardín de variedades), rescatar las tradiciones y costumbres locales de uso de la diversidad, en el marco de una gestión de la biodiversidad a nivel municipal e incorporando iniciativas de agroturismo, ecoturismo y organización de microempresas rurales.107 Técnicas modernas, derivadas de la biología molecular, dan información sobre la evolución y conservación de la diversidad, con lo que contribuyen a la conservación in situ de cultivos y variedades agrícolas. Para el caso de la oca, se han utilizado marcadores moleculares para contrastar estos datos con la etnotaxonomía de la oca en comunidades de Cusco, Perú,108 lo que ha permitido realizar estudios de los patrones geográficos de la variabilidad genética de este cultivo.109 Conservación ex situ La conservación ex situ es la que se realiza fuera del lugar de origen del germoplasma. Se realiza en forma de colecciones de campo, bancos de semillas, en propagaciones in vitro y jardines botánicos. A través del proyecto Colaborativo de Biodiversidad de Raíces y Tubérculos Andinos (PBRTAs), en Bolivia se realizaron importantes colectas de oca,110 papalisa111 e isaño112 y establecieron bancos de germoplasma con estas colecciones, los cuales actualmente constituyen las colecciones nacionales. En el cuadro siguiente se presenta una relación del número de accesiones de tubérculos andinos existentes en los bancos de germoplasma y el número de morfotipos.

426

104 105 106 107 108 109 110 111 112

Bellón et al. 1997, citado por Cadima 2006. Cadima 2006. ibid. García y Cadima, 2003. Emshwiller 2004. Cadima 2006. IPGRI/CIP 2001; Ugarte y Baudoin 2004. IPGRI/CIP 2003. Grau et al. 2003.

Tabla 8. Número de accesiones de tubérculos andinos en Bolivia Especie* Oca Papalisa Isaño Papa

Bolivia 503 200 80 1400

No. morfotipos 181 42 33

Fuente: Modificado de Cadima 2006

El banco de germoplasma en Bolivia está a cargo de la Fundación PROINPA (Promoción e Investigación de Productos Andinos) en el marco del Sistema Nacional de Recursos Genéticos para la Agricultura y la Alimentación (SINARGEAA).113 Colecciones mundiales de tubérculos andinos están depositadas en el Centro Internacional de la Papa (www.potatocip.org). A pesar de los esfuerzos realizados en los Bancos de germoplasma, se pierde material genético por falta de condiciones para su conservación. Se necesitan cámaras frías y otros equipos, personal especializado, financiamiento, planificación, organización constante y seguimiento del material depositado, entre otros aspectos.114 La conservación ex situ debe incorporar la participación de los agricultores en tareas como la selección de materiales potencialmente útiles de las colecciones de germoplasma, ensayos de producción y también en procesos de mejoramiento genético para la obtención de nuevas variedades. Además, se debe mantener el intercambio permanente entre agricultores y técnicos.115 La reintroducción de germoplasma a las comunidades es una forma de reducir el riesgo de pérdida de agrobiodiversidad por problemas fitosanitarios. Recomendaciones para la conservación de la agrobiodiversidad  Sigue siendo muy importante continuar con el inventario y la documentación de la diversidad de especies cultivadas en los herbarios. Paralelamente, se debe priorizar la síntesis y el análisis de la información existente, mejorar los estudios etnobotánicos y mejorar la capacidad para la conservación in situ y ex situ.  Se debe incorporar a las comunidades de agricultores en el proceso de mantener y manejar las variedades adaptadas a las distintas regiones, junto con las prácticas agrícolas. La investigación campesina está ligada al proceso productivo, además se realiza a lo largo de su historia familiar. Por esta razón, numerosos investigadores consideran las chacras de los agricultores como espacios de experimentación agropecuaria. Esta forma de investigar tiene ventajas y complicaciones particulares, porque requiere un enfoque y comprensión del sistema agropecuario en el que se da peso a la experiencia y no sólo a variables experimentales.116 Como menciona Cadima (2006), es necesario tomar en cuenta los conocimientos locales y populares sobre los usos, agregando valor a esos recursos e identificando usos alternativos.  La industrialización de los productos de origen andino podría garantizar un mayor acceso a los mercados urbanos. Las posibilidades de incrementar los

113 114 115 116

Cadima 2006. Cordero 2003. Cadima 2006. Rengifo 1990.

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usos y consumo de estos productos se relacionan con el conocimiento de su composición química, características físicas y nutricionales, que pueda orientar sus posibles usos y aplicaciones. En el caso de los tubérculos andinos, al ser fuentes importantes de almidón, pueden ser aprovechados en la industria. Con la identificación de metabolitos secundarios se pueden proponer usos y aplicaciones en distintos tipos de industria.  Es importante realizar acciones para manejar las especies promisorias e introducirlas al mercado. Para eso se deben identificar otras potencialidades en los mismos productos, por ejemplo, Petiveria alliacea se usa para los desordenes digestivos y tiene beneficios paralelos: en cultivos multiestrato, la presencia de Petiveria alliacea ha ayudado a evitar la presencia de ciertos insectos.117  Es necesario proteger la biodiversidad como un tema de patrimonio estratégico. Cordero refiere como una amenaza actual el uso indebido de la biodiversidad por foráneos, en beneficio propio o de empresas transnacionales. Se sustraen especies o recursos genéticos para su comercialización en el exterior (cactáceas, orquídeas) o para obtener híbridos, nuevas variedades, metabolitos o transgénicos (OGM). Existe un marco legal para el acceso a los recursos genéticos de Bolivia. Bolivia junto con los países del Pacto Andino asumió la decisión 391 que es la norma específica que regula el acceso a los recursos genéticos. La Ley del Medio Ambiente de 1992 se refiere a que es deber del Estado y la sociedad, conservar y promover el aprovechamiento sostenible de los recursos renovables.118

428

117 118

Brack 1996. Hidalgo 1996.

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Jatata (Geonoma deversa)

por Marcelo Otterburg C. La jatata (Geonoma deversa) es una palmera que se encuentra en Pando, el noreste de La Paz, el suroeste y norte de Beni y el este de Cochambamba, en bosques con suelos bien drenados y altitudes entre los 165 y 850 metros.119 Es un recurso forestal no maderable, aprovechado durante generaciones por las comunidades originarias tsimane y mosetene en la elaboración de paños de jatata para el techado de sus casas. Este producto artesanal llega también a los mercados nacionales, especialmente en el oriente del país, como accesorio rústico de lujo. La incursión de los paños de jatata en el mercado, con una gran demanda del producto, ha tenido su mayor repercusión en la TCO Tierra Indígena Tsimane en el Beni. Según la Superintendencia Forestal, sólo en los años 2003 y 2004, se ha reportado más de un millón de paños de jatata provenientes del norte de La Paz y del Beni, lo que ha provocado su desaparición en grandes extensiones donde antes se encontraba.120 Este proceso de fuerte disminución de las poblaciones de jatata es causado principalmente por su aprovechamiento sin previa elaboración de planes de manejo, por el acceso libre y desordenado al recurso, las técnicas de aprovechamiento inadecuado, un deficiente control sectorial o local, además de la debilidad de las organizaciones de base, su dependencia de intermediarios y el desconocimiento de los mercados para vender su producto directamente. A pesar de las dificultades anteriormente descritas se ha logrado avanzar en los siguientes aspectos: Desarrollo de criterios científicos de manejo de Geonoma deversa Con la generación de criterios científicos, que respalden nuevas formas de aprovechamiento de jatata, se puede garantizar menores impactos de la recolección en sus poblaciones. De hecho, las cualidades ecológicas y morfológicas de la especie la hacen interesante dentro del marco de aprovechamiento sostenible de recursos forestales no maderables. Entre estas características se puede mencionar que se aprovechan las hojas, las cuales pueden ser recolectadas durante casi todo el año, permitiendo a los productores planificar su aprovechamiento y asociar esta actividad con otras también productivas, de fuerte contenido cultural, como la cacería, recolección de frutos silvestres, pesca, etc. Otra característica interesante es su estructura de palmera multicaule o cespitosa, es decir que tiene entre 3-30 tallos, los que pueden llegar a producir entre 10-15 hojas cada uno en aquellos individuos que superan los dos metros de altura.121 Esto permite cortar solamente aquellos tallos que sobrepasan los 1,5 m de altura y tienen hojas que alcanzan los 75 cm de longitud, respetando los individuos que tienen hojas de menor tamaño y que son semilleros. Estas acciones ayudan a los otros tallos a crecer y desarrollarse, produciendo nuevas hojas.

119 120 121

Moraes y Sarmiento 1999, Moraes 2004. Ergueta 2006. Moraes y Sarmiento 1999.

435

Los datos científicos indican que una disminución de la intensidad de corte – del 90% que se practicaba a un 65% - permitirá a esta palmera regenerarse, evitando interacciones negativas con especies asociadas de árboles y especies simpátricas del sotobosque como Geonoma interrupta (bo´bori). Estas últimas pueden aprovechar la acción antrópica sobre la jatata para ganarle territorio y reducir el espacio donde se desarrollaba.122 También es de destacar su hábito arbustivo de sotobosque, que exige proteger los sitios donde se realiza extracción forestal, ya que cualquier intervención de especies arbóreas asociadas provocaría la rápida desaparición de la jatata en el área. Sistemas de organización comunales con perspectivas de consolidar la autogestión del producto Otro aspecto de igual importancia son los avances en la generación de capacidades locales, en procura de iniciar procesos de autogestión acordes a la realidad que presentan. En el caso particular de la gestión comunitaria de Geonoma deversa en Pilón Lajas, se ha establecido que existe una diferencia clave con respecto a otras actividades productivas que involucran recursos forestales no maderables. Esta diferencia permite considerarla como un emprendimiento productivo sostenible, al tratarse de una actividad cultural, lo cual implica que se asegura la continuidad de la elaboración de paños de jatata aún cuando los costos de producción superan los beneficios económicos conseguidos, razón que explica por qué esta actividad es desarrollada casi exclusivamente por etnias Tsimane´ y Mosetene y no por otras como los Yuracaré y Tacanas, que también cuentan con el recurso. Sin embargo, las ventajas de la interacción social hombre-jatata se ven afectadas cuando se intenta desarrollar criterios empresariales en las comunidades productoras con las características socio-culturales y económicas de las etnias tsimane´ y mosetene, en las cuales aspectos ocultos de percepciones de éxito y perspectivas a futuro que se generan dentro de cada una de ellas, pueden definir resultados poco predecibles. Estas diferencias pueden ser atribuidas a las interacciones desiguales entre comunidades (y hasta productores individuales) con los actores externos; por ejemplo, la distancia hacia los centros poblados, los inmigrantes que han salido de la comunidad y con el tiempo han regresado con nuevas perspectivas de vida, o las interacciones con foráneos que se han introducido en círculos sociales y han llegado a tener poder de decisión dentro de las comunidades. Por estos motivos el trabajo en cada comunidad obliga a contar con sistemas flexibles de aprovechamiento, producción y venta de paños de jatata, tomando en cuenta los cambios que surgirán, según modelos que evolucionan junto con las demandas de los productores y las necesidades que se generan al establecer nuevos nichos de mercado y mejores precios del producto. De igual manera, los resultados y avances alcanzados deben ser evaluados periódicamente para conocer las percepciones y expectativas generadas entre las comunidades y los productores, con los nuevos modelos de producción y de comercialización que se apliquen.

436

122

Ergueta 2006.

Foto 1

Niños en comunidad indígena Chimane mostrando paño tejido

Foto 2 Tejedor indígena de paños de jatata

Bibliografía Ergueta, P., M. Otterburg y S. Estensoro 2006. Jatata: Un recurso valioso para los habitantes del bosque tropical. Sagitario, La Paz Bolivia. Moraes, M. 2004. Flora de Palmeras de Bolivia. Herbario Nacional de Bolivia, Instituto de Ecología, Carrera de Biología, Universidad Mayor de San Andrés, La Paz. 262 pp. Moraes, M. y J. Sarmiento. 1999. La jatata (Geonoma deversa) (Poit. Kunth, Palmae) – un ejemplo de producto forestal no maderable en Bolivia: Uso tradicional en el este del departamento de La Paz, Revista de la Sociedad Boliviana de Botánica 2:183-196. Créditos fotografías: M.Otterburg

437

El Majo (Oenocarpus bataua)

por Jeyson Miranda M. Distribución Las palmeras silvestres tienen bastante importancia en las regiones tropicales. Entre ellas se destaca por su utilidad la especie Oenocarpus bataua, entre muchas otras. Oenocarpus bataua está ampliamente distribuida en el norte de Sudamérica, desde el este de Panamá hasta Trinidad, las Guyanas, Surinam y luego hasta Brasil. También se encuentra en la región amazónica de Colombia y desciende por la vertiente oriental de los Andes hasta Bolivia, pasando por Ecuador y Perú.123 En Bolivia esta especie se encuentra distribuida en las tierras bajas entre 150 a 280 m (sudoeste y noreste de Beni, norte de La Paz, centro y noreste de Pando) en bosques primarios bien drenados, en los márgenes de los ríos, y está asociada mayormente con Astrocaryum, Geonoma, Bactris, Socratea exorrhiza e Irartea deltoidea. Asimismo es abundante en bosques húmedos premontanos andinos y bosques nublados en pendientes abruptas, entre 400 y 1100 metros (este de Cochabamba, noreste de La Paz, oeste de Santa Cruz), como en los alrededores de la zona de Guanay, donde se encuentra en bosques húmedos montanos y de pie de monte entre 600 y 1400 metros.124

Foto 1 Recolector de frutos de majo

438

123 124

ver Moraes 1996; Peña 1996; Henderson, 1994; Borgtoft & Balslev, 1990 Balick 1987; La Rotta et al., 1989; Moraes, 2004

Usos en Bolivia La palmera es ampliamente utilizada, varias partes se utilizan para el techado, también tiene usos como fibra, como madera, como medicina y como alimento por sus frutos, de los cuales se extrae un líquido sabroso (leche de majo), rico en proteínas y el aceite de majo, mientras que las semillas se utilizan como amuleto.125 Se puede comprobar que el majo o chari (Oenocarpus bataua) tiene mucha importancia y es muy común en la vida diaria de los habitantes de las zonas tropicales donde existe este recurso natural. En el cuadro se reporta el variado uso que se da a esta palmera, con fines constructivos, medicinales, cosméticos, pero sobre todo alimenticios. Partes de la palmera (Oenocarpus bataua) y los usos que presenta Partes de la Parte usada y/o planta consumida Meristemo foliar Hojas Hojas tiernas Hojas adultas Interior del estípite Tronco o tronco Epicarpio Frutos

Mesocarpio Semillas Raquillas

Forma de obtención

Producto

Corte (tala o tumba) Palmito Corte Escobas Corte Techos Larvas de Tumba Coleópteros Aceite vegetal, Recolección y leche vegetal maduración natural Aceite vegetal, Recolección y leche vegetal maduración natural Recolección Cortinas Recolección Individuales

Finalidad de uso Alimenticio Artesanal Construcción Alimenticio y medicinal Alimenticio, medicinal y cosmético Alimenticio y medicinal Artesanal Artesanal

Fuente: Miranda, 2007

Avances en manejo Para un mejor aprovechamiento y manejo del recurso majo, la ONG Trópico incorporó el uso de equipos de cosecha (trepadores) que permiten cosechar los frutos maduros y cortar las hojas, sin tener que cortar toda la palmera, para así poder aprovechar mejor sus recursos. Los trepadores se sujetan fuertemente a los pies del cosechador con unas correas o cuerdas, además la persona debe usar un cinturón de seguridad. En el momento de la cosecha, los cosechadores llevan también una cuerda amarrada a la cintura para sujetar el fruto y un machete en el cinturón. Comercialización Debido al alto contenido de vitamina A y ácidos grasos insaturados, además de las características similares al aceite de oliva, el aceite de majo tiene bastante mercado a nivel internacional, especialmente en Europa. En Bolivia la comercialización es todavía muy reducida, debido a que la población no tiene conocimiento sobre este producto. Sin embargo se lo puede obtener en los puntos de venta ecológicos de AOPEB.

125

Anderson 1978; Balick 1982, 1986.

439

Bibliografía Anderson, A.B. 1978. The names and uses of palms among a tribe of Yanomama Indians. Principes 22: 30-41. Balick, M. 1982. Palmas neotropicales, nuevas fuentes de aceites comestibles. Interciencia. 7 (1): 25-29. Balick, M. 1986. Systematics and economic botany of the Oenocarpus-Jessenia (Palmae) complex. Adv. Econ. Bot. 3: 1–140. Balick, M. 1987. Jessenia y Oenocarpus: palmas aceiteras neotropicales dignas de ser domesticadas. Org. de las Nac. Un. para la Agr. y Alimentación (FAO), Roma, Italia. 180 p. Borgtoft H. y H. Balslev 1990. Palmas Útiles. Especies ecuatorianas para agroforestería y extractivismo. Ed. Abya -Yala. Quito, Ecuador. 158 p. Henderson, A. 1994. The palms of the Amazon. Oxford Univ. Press, N. York. 334 p. La Rotta, C., P. Miraña, M. Miraña, B. Miraña, M. Miraña, y N. Yucuna. 1989. Estudio botánico sobre las especies utilizadas por la comunidad indígena Miraña, Amazonas, Vaúpes. Colombia. WWF – FEN. 30 p. Miranda, J. 2007. Estructura poblacional, producción de frutos y uso tradicional de la palmera majo (Oenocarpus bataua) en bosque montano en Guanay – La Paz. Tesis de Licenciatura en Ingeniería Agronómica. UMSA, La Paz. Moraes, M. 1996. Bases para el manejo sostenible de las palmeras nativas de Bolivia. Min. Des. Sost. y Medio Amb., Tratado de cooperación amazónica. La Paz. Moraes, M. 2004. Flora de palmeras de Bolivia. Herbario Nacional de Bolivia, Instituto de Ecología, La Paz. 262 p. Peña, M. 1996. Ecology and Socioeconomics of palm heart extraction from wild populations of Euterpe precatoria Mart. in eastern Bolivia. Thesis Gr. School, University of Florida. Gainesville, Florida. 64 p.

Créditos fotografías: J.Miranda

440

Capítulo 13 Al borde del abismo: la vida silvestre por Marco Octavio Ribera Introducción Más que un documento de información, y siguiendo la línea del libro del cual forma parte, el presente texto pretende ser un aporte a la reflexión y la alerta sobre el estado actual de la vida silvestre en el país, en especial de la fauna. Son tiempos difíciles para la naturaleza, el economicismo mundial está logrando que muchas sociedades humanas adopten rumbos contrarios a la sostenibilidad, la equidad y el respeto por los seres vivos. Se ha llegado a plantear desde una visión antropocentrista renovada, que los animales o la naturaleza no tienen derechos, que ello es privativo de la especie humana; y esto ha servido para retroceder a las lógicas de dominación del mundo natural, como al inicio de la revolución industrial. Esperemos que este aporte se alinee en los esfuerzos para revertir dicho despropósito.1 Para enfocar el presente análisis, se ha utilizado la metodología de evaluación de gestión ambiental, estado-presión / efecto-respuesta (EPER), aspecto que puede facilitar los procesos de sistematización de una línea base y de seguimiento a las problemáticas así planteadas.2 Estado general de la vida silvestre en Bolivia La vida silvestre, también denominada vida salvaje (wildlife), se refiere al conjunto global de especies de plantas y animales silvestres (incluidos microorganismos), que habitan libremente en un ecosistema, aunque con frecuencia se ha asumido el concepto para las especies de la fauna de una región, y en especial las más conspicuas, de tal forma que se constituyen en los elementos referenciales del concepto. La vida silvestre constituye la riqueza biológica del planeta, aspecto que ha sido relacionado, en las tres últimas décadas especialmente, al de diversidad biológica y en especial, al de zonas o regiones de megadiversidad: es decir la acumulación de riqueza de especies en determinadas áreas geográficas del mundo, como parte de una estrategia para fortalecer las acciones y prioridades de conservación.

1

2

En definitiva, éste no es un texto destinado a especialistas de vida silvestre, los cuales pueden encontrarlo hasta aburrido; es un texto para la gente que, sin ser especialista, se relaciona de alguna manera con aspectos o temas ligados a la naturaleza, las regiones rurales o los recursos; para aquellos que les toca ejercer cargos de autoridad o simplemente planificar procesos de desarrollo. También para aquellas generaciones que están en la etapa de conocer nuestra realidad y en general para toda la gente que se encuentra preocupada o atraída por el tema de la vida silvestre. A pesar de su extensión, resulta ser telegráfico, un resumen, que procura abordar la mayor diversidad posible de elementos, desafortunadamente sin poder profundizar en detalles. Avellaneda 2007.

441

En cuanto a la riqueza biológica del planeta, considerando el componente de especies vivas tanto de flora y fauna, se conoce en la actualidad el siguiente conjunto de cifras:3

PLANTAS

Hongos Musgos Helechos Plantas superiores

INVERTEBRADOS Esponjas Cnidarios Platelmintos Nematodos Moluscos Anélidos Equinodermos

Nº Especies

72.000 16.000 10.000 240.000

10.000 10.000 20.000 25.000 70.000 12.000 6.000

INVERTEBRADOS Artrópodos Crustáceos Arácnidos (arañas) Insectos (Coleópteros) (Dípteros) (Himenópteros) (Lepidópteros) VERTEBRADOS Peces Anfibios Reptiles Aves Mamíferos (Roedores) (Quiropteros) TOTAL VERTEBRADOS

Nº Especies 40.000 75.000 35.000 1.000.000 400.000 120.000 130.000 150.000 25.000 4.950 7.970 9.950 4.763 1.702 1.702 52.633

Estos números pueden ser casi definitivos en algunos grupos (p.ej. mamíferos y aves) en los cuales se han realizado colectas e inventarios exhaustivos, sin embargo, en otros grupos las cifras son todavía muy parciales, como es el caso de grupos muy grandes o poco conocidos, en especial invertebrados y plantas inferiores (insectos, arácnidos, hongos y algas). También existen regiones poco exploradas del planeta que necesitan ser inventariadas con mayor detalle como los fondos marinos y doseles de selvas tropicales, donde se podrían encontrar más especies. El drama de esta enorme riqueza biológica radica en dos puntos contrapuestos en el tiempo: a) posiblemente, miles de especies pueden haber desaparecido del planeta en los últimos cincuenta años, sin que la ciencia haya podido realizar siquiera registros, debido a la devastación de ecosistemas en diversas regiones (Amazonía, África central, Sudeste asiático) y, b) es probable una desaparición masiva de especies en las siguientes décadas, debido al calentamiento global. Desde hace varios años se asume que Bolivia es un país megadiverso, vale decir que alberga una extraordinaria diversidad de especies de plantas y animales, por tanto se encontraría entre los países con mayor riqueza biológica del mundo.4 Gran parte de esto se debe a la gran riqueza de ecoregiones y ecosistemas que detenta el país,5 y a la gran superficie que ocupan ecosistemas reservorios de elevados niveles de biodiversidad, como son los bosques montanos de Yungas y de la Amazonía.6 Lo anterior significa que Bolivia se encontraría entre los 12 o 15 países de megadiversidad del planeta (en términos de especies de plantas, animales y de riqueza genética o germoplásmica implícita), junto con Brasil, Colombia, Perú, México, Indonesia, Birmania, el Congo, Australia, Ecuador, Costa Rica, entre otros.

3

442

4 5 6

Pascual Trillo 1997; Flores y Miranda 2003. Sitios web: www.worldwildlife.org; www.ambiental. net; www.ecoportal.net. Diez y Riester 1996; Zeballos y Quiroga 2003. Ribera et al. 1996; Navarro 2002; Ibish y Mérida 2003. Ibish y Mérida, op. cit.

Datos preliminares indican que Bolivia comprendería en términos de especies el 14,3% de las aves, el 8,98% de los reptiles y el 7,5% de los mamíferos mundiales. Considerando diversas fuentes7 y manteniendo un margen razonable de incertidumbre en cuanto a cifras exactas, los números de especies en determinados grupos de plantas y animales vertebrados para Bolivia, se sintetizan en la siguiente tabla: Biodiversidad

Total registr. aprox.

Plantas

17.217 especies (estimadas unas 20.000)

Vertebrados

2.897 especies (estimadas unas 3.100)

Grupo Angiospermas Gimnospermas Helechos Musgos Hepáticas Mamíferos Aves Reptiles Anfibios Peces

Nº especies registradas aprox. 14.000 17 1.400 1.800 396 1.396 267 201 634

Se estima además que del total de plantas y vertebrados registrados en Bolivia, un 68% y 70% respectivamente estarían representados en el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SNAP).8 Los valores de biodiversidad muestran un fenómeno de “aglomeración numérica” de especies de flora y fauna en regiones de elevada biodiversidad como lo son Yungas y el Subandino amazónico que, por decirlo de alguna manera, “acaparan” un elevado número del total de especies de plantas y animales del país.9 Entre las ecoregiones que alcanzan especial relevancia por concentrar los mayores niveles de biodiversidad están: los bosques montanos húmedos a pluviales de yungas, que incluyen los bosques neblinosos de altura, los bosques subandinos y pedemontanos pluviosos, el bosque de yungas tucumano-boliviano, el bosque amazónico húmedo estacional de llanura y el bosque subhúmedo estacional de la Chiquitanía, incluyendo superficies más húmedas del Chaco (hacia el Norte). En total, estas grandes regiones comprenden más de un 75 % de la riqueza biológica del país. Como ejemplo de esta situación se puede citar al PNANMI Madidi, con cerca de dos millones de hectáreas y más de 8 pisos ecológicos, donde se estima la probable existencia de más de mil especies de aves, más de 6.000 especies de plantas y 200 especies de mamíferos.10 Endemismo En cuanto a las especies endémicas (especies propias y exclusivas de un país, localidad o región), más allá de las discusiones fronterizas y geopolíticas que no llevan a mucho, son especies únicas, normalmente de rango geográfico restringido; por tanto deben tener un tratamiento preferencial en las evaluaciones de estado de amenaza y deben ser desestimadas en la posibilidad de ser usadas como recursos. La mayoría de las especies endémicas se encuentran en estado de amenaza

7 8 9 10

FAN 2005; Ibish y Mérida 2003; Flores y Miranda 2003. Ribera y Liberman 2005; FAN 2005. FAN 2005.

Ribera y Liberman 2005.

443

y vulnerabilidad debido a sus poblaciones reducidas, que en realidad llegan ser metapoblaciones.11 Se pueden citar los casos de la paraba frente roja de los valles secos (Ara rubrogenys) o la paraba barba azul (Ara glaucogularis), la boga (Orestias pentlandii) y muchas otras. La mayoría de los endemismos del país se distribuyen en los bosques húmedos de montaña de la vertiente oriental o yungas y subandino, además de los valles secos mesotérmicos.12 Al momento se conocen los siguientes números de especies endémicas para el país en diversos grupos:13 1.500 especies de plantas superiores, 150 helechos, 15 mamíferos, 25 aves, 35 reptiles, 37 anfibios, 34 peces. Se estima que el número de endemismos para Bolivia, considerando plantas y vertebrados podría ascender a más de 3.000 especies. Especies amenazadas Si bien toda esta riqueza de especies es digna de orgullo, somos un país que muy poco o nada ha hecho y está haciendo para reducir el proceso de depauperación y aniquilación de su fauna silvestre en todas las regiones del país, desde los arenales de Oruro hasta las selvas húmedas del Beni. Como se verá más adelante, diversos tipos de presiones e impactos, derivados de las actividades humanas en las últimas siete décadas, han ocasionado que numerosas especies de animales y plantas silvestres vayan engrosando las listas de especies amenazadas. No debería servirnos de consuelo, pero esta situación, con mayores o menores agravantes, se viene dando en todos lo confines y países del planeta; somos parte, y un ejemplo más, de un proceso mundial de eliminación sistemática de la vida silvestre.14 Como resultado de muchos años de un gran cúmulo de impactos, que van desde la cacería comercial hasta la devastación de ecosistemas y hábitats, contamos con una nutrida lista de especies amenazadas, las cuales, como se mencionó anteriormente, se suman a una lista mundial mucho mayor.15 En el mundo existen más de 15.000 especies de plantas y animales en franca amenaza, y el número tiende a crecer.16 Las especies amenazadas son especies de fauna y flora que, a consecuencia de presiones e impactos, tienen poblaciones mermadas y su número tiende a disminuir, lo mismo que su rango de distribución geográfica.17 Uno de los primeros intentos de definir una lista de especies amenazadas de fauna silvestre del país fue el Libro Rojo de los Vertebrados18 en el cual se identificaron un total de 101 especies (no se consideran aquellas en la categoría de datos insuficientes), de un total de 2.589 especies de vertebrados reportados en dicha fuente. Varios años después, se sintetizó el trabajo de varios investigadores zoólogos del país y se editó el libro: Fauna Amenazada de Bolivia, con apoyo de la UICN, en el cual se establecen cifras diferentes a las que presentaba el Libro Rojo.19 La siguiente tabla resume los resultados del trabajo editado por Flores y Miranda.

444

11 12 13 14 15 16 17 18 19

Anderson y Tarifa 1996; Herzog et al.2005; Jaksic 2001. FAN 2005. Anderson y Tarifa 1996; FAN 2005; BOLFOR 2003; Ibish y Mérida 2003. www.greenpeace.org. www.worldwildlife.org; www.ecoportal.net. www.worldwildlife.org. Ribera, M.O 1996; Flores y Miranda 2003. publicado en 1996 como resultado de una reunión nacional de especialistas. Flores y Miranda, op. cit.

EX

Mamif.

Aves

Reptl.

Anfib.

Peces

2

--

--

--

1

Ejemplos de especies Chinchilla chinchilla, Lama guanicoe cacsiliensis, Orestias cuvieri

Chaetophractus nationi, Lama guanicoe voglii, Ara glaucogularis, Anairetes CR 2 3 1 1 1 alpinus, Caiman latirostris, Hyla charazani, Orestias pentlandii Oreailurus jacobita, Catagonus wagneri, Pteronura brasiliensis, Hippocamelus antisiensis, Terenura sharpei, Rhea EN 6 7 2 1 -pennata, Anodorhynchus hyacintinus, Poospiza garleppi, Ara rubrogenys, Melanosuchus niger, Podocnemys expansa, Telmatobius culeus Priodontes maximus, Callimico goeldii, Ateles chamek, Chrysocyon brachiurus, Panthera onca, Tremarctos ornatus, Blastoceros dichotomus, Tayassu pecari, VU 28 22 1 -37 Tapirus terrestris, Rollandia microptera, Phoenicoparrus andinus, Ara militaris, Simoxenops striatus, Podocnemys unifilis, Prochilodus lineatus, Orestias agassi, Orestias ispi, Orestias olivaceus. Alouatta seniculus, Felis pardalis, Tayassu tajacu, Vicugna vicugna, Phegornis mitchellii, Harpia harpyja, Asthenes berlepschi, Geochelone LR 28 33 9 -20 carbonaria, Eunectes murinus, Boa constrictor, Colossoma macroponum, Pseudoplatystoma fasciatum, Corydoras bolivianus. EX (Extinta en la vida silvestre), CR (en peligro crítico), EN (en peligro de extinción), VU (vulnerables), LR (menor riesgo de amenaza)

Esta lista consideraba un total de 2.674 especies de vertebrados en Bolivia, arrojando un total de 207 especies amenazadas en diversas categorías. El número de especies de vertebrados registradas en Bolivia, se había incrementado a 2.897 en otra publicación del mismo año.20 Se debe considerar como altamente probable que los datos de la tabla anterior sean sólo parciales y que actualmente el número de especies amenazadas puede llegar a ser considerablemente más elevado. Las especies en mayor grado de amenaza del país y en las cuales deberían enfocarse programas específicos y urgentes de conservación y protección estricta son: El quirquincho (Chaetophractus nationi), el guanaco del Chaco (Lama guanicoe voglii), la paraba barba azul (Ara glaucogularis), el pequeño tiránido Anairetes alpinus, el caimán del Pilcomayo (Caiman latirostris), y la boga del Lago Titicaca (Orestias pentlandii). Casi en similar situación están el gato andino (Felis jacobita), el quilimero o pecarí chaqueño (Catagonus wagneri), la londra (Pteronura brasiliensis), la taruca (Hippocamelus antisiensis), el suri (Rhea pennata), la paraba jacinta del cerrado (Anodorhynchus hyacintinus), el gorrión del Tunari (Poospiza garleppi), la paraba frente roja de valles secos (Ara rubrogenys), el caimán negro (Melanosuchus niger), y la tataruga (Podocnemys expansa).

20

Ibisch y Mérida 2003.

445

Se observa en el trabajo mencionado el hecho de que el cóndor (Vultur gryphus) y la soka (Fulica cornuta) hayan sido situados en la categoría de menor riesgo de amenaza y la pava mamaco (Crax globulosa) en vulnerable. Se ha sugerido que el cóndor y la soka deberían figurar como vulnerables, en tanto que la pava mamaco en peligro de extinción, debido a su rango geográfico extremadamente constreñido y su escasa población. También es discutible la ubicación del oso andino (Tremarctos ornatus) como vulnerable, siendo que sus bajas abundancias y el intenso acoso (no sólo en el país sino en todo su rango), lo situaría en una condición de EN o de peligro de extinción. Finalmente se observa que para esa fecha, sólo figura un anfibio en condición de amenaza (Hyla charazani), cuando ahora se conoce que más de 15 especies se encontrarían amenazadas.21 Actualmente se cuenta con una evaluación e informe acerca de la conservación de las especies vegetales, realizados el año 2005 por los Herbarios del país en el marco del Programa de Conservación de Especies Amenazadas e impulsado por la Dirección General de Biodiversidad (no pub.). Este informe menciona el dato, aún preliminar, de cerca de 900 especies de plantas que se encontrarían en algún grado de amenaza en el país, cifra que corroboran también las proyecciones de otros trabajos.22 Las extinciones conocidas en el país se produjeron exclusivamente en las tierras altas,23 uno de los más conocidos es el caso del humanto (Orestias cuvierii), especie de pez ciprinodóntido endémico del Lago Titicaca, que fue un recurso de gran importancia hasta la primera mitad del silo XX y especialmente apreciado por su tamaño relativamente grande, y por esta razón fue sobre-explotado y estaba expuesto a competencia con especies introducidas como la trucha y el pejerrey.24 No se ha registrado ninguna pesca, ni científica ni utilitaria, de esta especie en los últimos cuarenta años. Otra especie extinta es la chinchilla, desaparecida ya a fines de los años 1940,25 al igual que el guanaco, extirpado en todo el Altiplano (Lama guanicoe). La taruca (Hippocamelus antisensis) desapareció del Altiplano central ya en época de la colonia pero sobrevive en reducidos números, en zonas de serranías apartadas y flancos cordilleranos. El cóndor (Vultur gryphus), escasamente observado, está restringido a determinadas regiones de difícil accesibilidad y todo hace suponer que sus poblaciones están en declinación desde hace varios años. Entre las especies de peces endémicos del Lago Titicaca, destaca la boga (Orestias pentlandii) por su máximo grado de amenaza, a la cual actualmente se la considera desaparecida del lado boliviano y con poblaciones muy reducidas en el sector del Perú, por tanto en franca vía de extinción. De igual forma requiere atención el ispi (Orestias ispi) de forma alargada y pequeño tamaño (5-8 cm.), muy apetecido como un recurso local por su agradable sabor, el cual se encuentra fuertemente mermado por la sobrecaptura con redes agalleras y de arrastre, de tramas reducidas. Uno de los efectos más nocivos se ha producido en años anteriores, por una sobrepesca para fines de alimentación de truchas en criaderos.26 Se conoce desde hace varios años que otras especies de peces endémicos del lago como el karachi negro (Orestias agassii), el karachi blanco (Orestias luteus) también llamado punku, y el karachi chico (Orestias olivaceus), que son utilizadas como apreciado recurso alimenticio en toda la región andina, se encuentran en diversos estados de amenaza por la

446

21 22 23 24 25 26

www.natureserve.org. Fjeldsa y Kessler 1996; Ibisch y Mérida 2003; Navarro 2002. CDC 1996; Flores y Miranda 2003. Montes De Oca 2005. Ribera 2005. Ribera 2005.

sobre-pesca no regulada, el uso de mallas y artes de pesca inadecuadas, o el efecto de especies introducidas como el pejerrey. Un importante grupo de especies de las tierras altas (aves, mamíferos y reptiles), enfrenta fuertes grados de amenaza, traducida en una notable reducción de sus abundancias poblacionales:27 el zambullidor (Rollandia mycroptera), la soka (Fúlica cornuta), las chokas (Fúlica spp.), el suri (Rhea pennata), el condor (Vultur gryphus), loros andinos (Bolborhynchus spp.) y pérdices en los géneros Nothoprocta, Nothura y Tinamotis. Especial mención deben tener cerca de 20 especies migratorias (mayormente desde Norteamérica) que encuentran refugio los meses del verano en los ecosistemas acuáticos de tierras altas y bajas.28 En fuerte grado de amenaza se encuentra el titi o gato andino (Oreailurus jacobita), muy raro y con poblaciones en franca declinación por la caza para fines rituales;29 la taruca (Hippocamelus antisiensis), importante habitante del páramo yungueño, con poblaciones notablemente bajas. Las persecuciones inclusive estarían deprimiendo las poblaciones del zorro andino (Pseudalopex culpaeus), un prolífico generalista, pero muy perseguido por su hábito de predación sobre los ovinos, además por su piel, cola y patas, que tienen un fin de comercio ritual. El quirquincho (Chaetophractus nationi) restringido a ciertas zonas apartadas de Oruro y Potosí y muy perseguido para el comercio ritual o folklórico; el venado de cola blanca (Odocoileus virginianus) que se encontraría preferentemente en Bolivia, en la región de Ulla Ulla (Apolobamba), con poblaciones muy reducidas y que es perseguido por la caza deportiva y de subsistencia.30 También algunos reptiles como las lagartijas (Liolaemus multiformis) son capturadas por miles para ser vendidas para usos medicinales tradicionales en ciudades como La Paz o El Alto, y es posible que sus poblaciones en algunas zonas del Altiplano boliviano hayan sido fuertemente mermadas por esta sobre-explotación. Otras especies afectadas son con seguridad, las pequeñas aves que nidifican en totorales, debido a las perturbaciones de su hábitat. El puma (Felis concolor) es otra especie con poblaciones en declinación y retracción de su rango de distribución, a pesar de sus hábitos ubicuistas. Esta situación se viene dando por un mayor avance de las actividades humanas hacia las zonas no muy intervenidas y un mayor contacto o interferencia con la vida silvestre.31 La vicuña (Vicugna vicugna), que hace unas décadas estuvo al punto de la extinción por la cacería masiva e irrestricta, en los últimos años se ha convertido en un recurso estratégico en la región andina, generando importantes expectativas y beneficios económicos para las comunidades locales.32 En Bolivia, el incremento de sus poblaciones naturales podría superar en la actualidad los 75.000 individuos, con un nivel de recuperación óptima en los últimos 40 años. De cualquier forma, se puede considerar que la vicuña todavía se encuentra en franco estado de amenaza y sujeta a procesos frecuentes de caza furtiva, especialmente fuera de las áreas protegidas en funcionamiento. De cualquier forma la esquila en vivo se ha convertido en una alternativa de primera línea para generar beneficios socio-económicos a numerosas comunidades campesinas de dentro y fuera de las áreas protegidas, habiendo pasado las poblaciones de la especie, del apéndice CITES I al II, lo cual ha permitido el inicio de la comercialización de la fibra. Las tres especies de flamencos, mayormente concentrados hacia el sur de las tierras altas del país (entre Lago Coipasa y Reserva Eduardo Avaroa) y que se congregan estacionalmente en grandes colonias nidificantes, han recuperado,

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Flores y Miranda 2003; Boyla y Estrada 2005; Ribera y Hanagarth 1982. Boyla y Estrada 2005; Rocha y Saez 2003. Villalba 2004. Tarifa et al. 2001. Ribera 1999. Comparar Cardozo y Lopez 1978, con Ribera y Liberman 2005.

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como producto de varios años de protección y monitoreo, niveles poblacionales relevantes,33 especialmente en las lagunas de la Reserva mencionada, posiblemente con cifras que habrían excedido, en los mejores años, los 70.000 individuos. Sin embargo, se encuentran fuertemente amenazados por la colecta de sus huevos para fines alimenticios y comerciales, pero principalmente por la reciente depredación para la obtención de plumas destinadas a disfraces folklóricos. También el suri (Rhea pennata) se encuentra fuertemente amenazada por sus plumas y sus huevos.34 Existen indicios de una creciente reducción de las poblaciones de la rana gigante (Telmatobius culeus), la cual es utilizada en diversas zonas para fines gastronómicos, medicinales u ornamentales. Respecto al tema de la reducción de especies de anfibios, sin embargo existe una preocupación generalizada entre los expertos35 al existir indicios de reducciones poblacionales llamativas de algunas especies de ranas y sapos en tierras altas como Charazani, Sajama, Lago Titicaca (Hyla, Bufo, Telmatobius), existiendo alta incertidumbre sobre las causas de esta pérdida. En torno a esta crítica situación, se ha dado una voz de alerta mundial, debido a disminuciones de poblaciones y hasta extinciones de especies en diversas regiones, en especial de bosques tropicales montanos36 atribuibles al calentamiento global o la dispersión de hongos Chitridios patógenos. De acuerdo al informe de Evaluación Global de Anfibios en Bolivia,37 de 201 especies de anfibios, 5 estarían en peligro crítico, de las cuales tres en posible proceso de extinción o ya desaparecidas (Gastrotheca lauzuricae, Hyla chlorostea, Eleutherodactylus zongoensis). Entre las plantas, las especies más afectadas en las tierras altas son las queñuas, tholas, la yareta y la totora.38 Algunas plantas medicinales (Ephedra, Gnaphalium, Cestrum) sujetas a constantes presiones de recolección, parecen estar mostrando efectos localizados de reducción de sus poblaciones. Entre las especies de plantas, en las cuales se conoce o se sospecha que tiene problemas de conservación figuran:39 la Puya (Puya raimondi), con metapoblaciones reducidas en Comanche y algunas prepunas de la vertiente oriental (Araca, Vacas, Karayani); la palma janchicoco (Parajubaea torallyi) endémica de determinados valles altos de Chuquisaca; la mara (Swietenia macrophylla) agotada comercialmente por la explotación forestal, con relictos en algunas áreas protegidas; el asaí (Euterpe predatoria) en algunas zonas alejadas y dentro de áreas protegidas; el quebracho (Schinopsis balansae) y el kolo (Schinopsis brasiliensis) muy diezmados por su madera excepcionalmente dura; la jatata (Geonoma deversa), la palma de la fiesta de Ramos, que crece en los yungas altos (Xeroxylon spp.) masivamente recolectada en los meses previos a Semana Santa y afectada especialmente en sus fases de regeneración; el jira, nombre genérico para varios helechos arbóreos (Alsophyla, Cyathea) talados para jardinería. También figuran en esta lista de plantas amenazadas, la yareta (Azorella compacta) diezmada para su uso en la minería, diversas especies de queñuas (Polylepis spp.), tholas (especialmente Parastrephia) y cactáceas columnares del género Echinopsis. También se debe mencionar a la totora (Schoenoplectus californicus var.tatora) especie que fue sujeta a intensos procesos de extracción y sobre-explotación especialmente para alimen-

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Rocha 2006; Flores y Miranda 2003. Flores y Miranda op. cit. J. Aparicio, com. pers. www.solociencia.com; www.ecuadorciencia.org www.natureserve.org. Rocha y Saez 2003. Peña y Zuidema 2000; García 2001; Fjeldsa y Kessler 1996; Tomhasca 2005; Moraes y Sarmiento 1999; TROPICO 2006.

tación del ganado,40 en 1985 la superficie total estimada en la región lacustre del Titicaca para Perú y Bolivia era de 61.030 ha, las cuales se redujeron a 38.629 para el año 2000, esto significa una reducción del 63% debido a diversos factores como el sobre-uso por el ganado, sobre-corta, quemas y contaminación. Estado de las poblaciones En cuanto al estado de conservación de la fauna en los ecosistemas de montaña en Yungas, a lo largo de toda la vertiente oriental cordillerana, se puede concluir que, si bien las condiciones de limitada accesibilidad han reducido el ingreso de los cazadores o colonos, muchas zonas han sido fuertemente intervenidas:41 Pata, Apolo, Consata, Mapiri, Guanay, Challana, Tipuani, Caranavi, Bella Vista, Coroico, Chulumani, Asunta, Monte Punku, Altamachi, Sehuencas, Arepucho, Pongo, y un similar número de localidades hacia el sur, en el bosque tucumano boliviano (Valle Grande, Padilla, Monteagudo, Huacareta, Entre Ríos, Bermejo). Las presiones de cacería frecuente han deprimido en muchas de estas regiones las poblaciones de especies de mayor biomasa y que son cazadas por su carne,42 como venados (Mazama), jochis y saris (Agouti, Dynomis), taitetúes (Tayassu tajacu), primates como Cebus o Ateles, además de pavas (Cracidae: Penelope, Crax). También la caza de control de predadores afecta las poblaciones de especies amenazadas como el oso andino al que se le atribuye ataques al ganado; además del puma, el ocelote y, en zonas más bajas, el jaguar, que ha desaparecido de muchos valles yungueños desde la década de los 60. Algunas águilas, como la majestuosa Oroaetus isidori, tiene requerimiento de grandes espacios de selva de yungas casi intacta,43 y es cazada cuando eventualmente se acerca a las viviendas de colonos y acecha aves de corral. Llama la atención que en los últimos años, ciertas especies particulares de insectos, como los escarabajos gigantes del género Dynastes, sean objeto de recolección indiscriminada en algunas localidades de los yungas, para fines de comercialización al exterior. En las tierras bajas, el estado de la fauna silvestre varía según el grado de intervención de las regiones.44 Existen amplias regiones que presentan aparentemente buenas poblaciones de especies importantes de fauna, que están amenazadas en el contexto territorial general, lo cual obedece principalmente a una ubicación de difícil acceso (Norte de La Paz, Eva Eva, Alto Paragua, Gran Chaco, Chiquitanía) y/o por coincidir con áreas protegidas (TIPNIS, EBB, Pilón Lajas, Madidi, Noel Kempff, Kaa Iya, San Matías, etc.). Entre estas especies figuran por ejemplo, el marimono (Ateles chamek), el tapir (Tapirus terrestris), el chancho de tropa (Tayassu albirostris), el quilimero (Catagonus wagneri), venados (Mazama spp.), jaguar (Panthera onca), gama (Ozotoceros bezoarticus) y diversas especies de pavas de monte o crácidos. Algunas de estas zonas son refugio de ciertas especies muy mermadas como el caimán negro (Melanosuchus niger) o la nutria gigante (Pteronura brasiliensis), las cuales presentarían poblaciones relictuales particularmente amenazadas.45 El Gran Chaco de la Provincia cordillera (70% protegido por el PNANMI Kaa Iya) es considerado como uno de los mayores reservorios de mamíferos de gran talla del neotrópico.46 Las regiones circundadas por grandes humedales (muchas zonas del Beni, Pantanal), se han convertido en refugios de

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Rocha y Saez 2003; Ribera y Rocha 2003. Ibisch y Mérida 2003; Ribera et al. 1996; Navarro. 2002. Ribera 1995; Ribera y Liberman 2005. Valdez 2001; Ribera 1995. Ribera y Liberman 2005; Valdez 2001; FAN et al.2005; Moraes et al. 2000. Pacheco, L. 1996; Ibisch y Mérida 2003. Miserendino et al. 1998; Ibisch y Mérida 2003

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importancia para muchas especies perseguidas, como el chancho de tropa, jaguar, ciervo de pantanos, borochi, etc.47 Un tipo de elemento clave en las llanuras de inundación del Beni, son los sitios de reproducción estacional masiva de aves o “garceros” en ciertos hábitats boscosos rodeados de bajíos, que congregan colonias multiespecíficas de cigueñas (Mycteria americana), garzas (Ardea alba), ibises (Platalea ajaja), en números que abarcan varios miles de individuos. También se deben destacar los “loreros” en islas de bosque de la sabana, que congregan enormes agregaciones monoespecificas de Aratinga spp. Estos particulares ecosistemas y su rica vida silvestre, han sido muy poco atendidos y no hay información actualizada sobre su estado de conservación. En el otro extremo, están las regiones en las cuales el estado de conservación de muchas especies de fauna ha sido fuertemente afectado por diversas actividades humanas. Estas especies (como el marimono, tapir, chancho de tropa, jaguar, venados, o pavas de monte), presentan en este tipo de áreas, abundancias poblacionales muy bajas y son muy raras. Estas zonas son circundantes o próximas a las áreas densamente pobladas y con fuerte intervención humana en las cuales los ecosistemas han sido profundamente fragmentados o devastados por el avance de fronteras agropecuarias, derivadas ya sea de la colonización o de la agricultura a escala industrial del tipo de la soya.48 Las zonas circundantes a estas regiones de fuerte modificación de los ecosistemas, aún cuando pueden presentar coberturas boscosas todavía primarias, tienen una notable escasez de fauna mayor. En algunos casos estas zonas de fuerte impacto ecosistémico se encuentran próximas a áreas protegidas, existiendo inclusive zonas de vaciamiento de fauna en determinados sectores del interior de áreas protegidas, como la EBB o Pilón Lajas.49 Ejemplos de estas regiones de tierras bajas donde el estado de la fauna es preocupante, son: Ixiamas, San Buenaventura - Rurrenabaque, Yucumo, Sur de la EBB, Chapare, Sudeste del TIPNIS, Yapacaní - San Carlos, la macro área de la Zona integrada del Norte de Santa Cruz –Pailón - San Julián - Pailas, Cobija - Puerto Rico, El Chorro – Riberalta - Guayaramerín, San Jose de Chiquitos - Roboré - Puerto Quijarro, Abapó - Gutierrez - Charagua - Villamontes. La mayoría de estas áreas, constituyen tramos a lo largo de caminos, en los cuales existen activos procesos de ampliación de las fronteras agropecuarias y paralelamente se ejerce, desde las poblaciones y comunidades, una regular presión de caza de subsistencia o para comercio de carne o derivados.50 En torno a este mosaico, por un lado de áreas aún poco intervenidas y con fauna, y por otro áreas con ecosistemas degradados y vaciamientos de fauna, se plantea la ocurrencia de la dinámica “fuente - sumidero”, en la cual las áreas con poblaciones abundantes de fauna, actúan como fuentes (“sources”), asegurando al menos por el momento, procesos reproductivos a partir de los cuales se repueblan las áreas periféricas o sumideros (“sinks”) con nuevos individuos, que son sistemáticamente cazados.51 En muchos casos también, estas áreas o tramos de fragmentación de ecosistemas actúan como barreras, impidiendo el flujo de los animales (y genes) entre masas boscosas que aún son fuentes, pudiendo estarse generando procesos de aislamientos de poblaciones.

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Beck et al. 2000. Urioste y Pacheco 2001; Ibisch y Mérida 2003 Ribera, M.O. 2000; Ribera y Liberman 2005 Ojasti 2000; Tejada et al. 2006. Ojasti 2000; Thompson 2007; Burel y Baudry 2002.

Es particular el caso del chancho de tropa o tropero (Tayassu pecari), una especie que puede alcanzar hasta 60 Kg, y que se agrupa en piaras numerosas.52 Se conoce por referencias regionales que en décadas pasadas (1930-1960) podían encontrarse tropas o grupos hasta de 500 individuos, que además exhibían un comportamiento muy agresivo, generalmente de ataque a los cazadores o intrusos que ingresaban a sus territorios. La permanente presión de cacería doméstica o de subsistencia, más los eventos extractivos comerciales anteriores, habrían ocasionado procesos de depresión poblacional de esta especie. En efecto, el tamaño promedio de las tropas parece haberse reducido drásticamente en la actualidad. En la mayoría de las regiones de regular acceso, es muy difícil encontrar tropas con más de 200 individuos, también el número de tropas parece haber disminuido según versiones locales.53 Es posible que exista un tamaño crítico o mínimo de tropa, por debajo del cual se afecta la sociobiología y la continuidad reproductiva de la especie.54 Las modificaciones comportamentales más relevantes, se relacionan con la pérdida de las pautas de agresividad ante predadores (típicas de las tropas de épocas pasadas) y su reemplazo por pautas de fugitivismo (tropas “bravas” versus tropas “ariscas”). Otro caso particular es el marimono (Ateles chamek), especie de fácil detección por su porte y voces, es una especie cada vez más rara en muchas zonas de fácil acceso a poblaciones.55 La presión de cacería selectiva sobre los primates ha eliminado poblaciones enteras de Ateles en muchas regiones (Alto Beni, Choré, Bosque Chimanes, Chapare, Guarayos). En las ecoregiones de sabanas naturales del Beni, existen poblaciones de fauna notablemente amenazadas como el ciervo de pantanos (Odocoileus dichotomus), borochi (Chrysocyon brachiurus), la gama (Ozotocerus bezoarticus). Estas especies son regularmente cazadas por diversos motivos, o en el caso del pio (Rhea americana), se ven afectadas por la recolección sistemática de sus huevos. En el caso del jaguar, parecería sin embargo que sus densidades o su frecuencia de actividad, tienden a aumentar, en las regiones con mayor actividad ganadera, a pesar de la caza de control que se ejerce.56 La protección de la fauna en las áreas protegidas En términos generales, se podría asumir que el estado de conservación de muchas especies de fauna silvestre (aves, mamíferos y reptiles menores) está mejor al interior de las áreas protegidas que en las regiones sin protección, en especial en aquellas áreas de mayor superficie (Kaa Iya, Madidi, TIPNIS, Noel Kempff, San Matías, Carrasco-Amboró). Sin embargo, es difícil dar por cierto que estas unidades estén asegurando poblaciones posiblemente viables de especies con grandes requerimientos espaciales, como el jaguar, el oso andino, caimán negro y harpía.57 De cualquier forma, las diversas áreas protegidas, tienen una relación interesante con determinadas especies emblemáticas, muy particulares de cada zona, por ejemplo: Apolobamba – vicuña y cóndor, Eduardo Avaroa – flamencos, Sajama – bosques de queñua (Polylepis tarapacana), El Palmar – palma janchicoco (Parajubaea torallyi) y oso andino, Amboró – pava copete de piedra (Pauxi unicornis), Carrasco – guácharos (Steathornis caripensis), Manuripi – castaña, EBB – mara, Kaa

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Copa 2000; Fragoso 1997. Ribera y Rocha 2003; Chicchón 1994. Fragoso 1997; Ribera e Hidalgo 2003. Ribera 2000. www.mre.gov.br; www.una.ac.cr; www.rainforest-alliance.org. Ledezma et al. 2004.

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Iya - quilimero y guanaco. Respecto al carácter emblemático que tienen muchas especies de fauna y su eventual relación con áreas de conservación, esto no ha sido suficientemente aprovechado para fines de fortalecimiento de las proyecciones de conservación, usando a éstas como “especies paraguas”. Entre estas especies se pueden mencionar al oso andino, vicuña, cóndor, jaguar, quilimero. Un punto a destacar es el actual estado de conservación en recuperación de las diezmadas poblaciones de vicuña, principalmente dentro de áreas protegidas como Sajama, Eduardo Avaroa, Apolobamba y Sama, esto a pesar de la fuerte amenaza de caza furtiva a la que siempre han estado sujetas. También ha sido relevante la recuperación de las poblaciones del lagarto, lo cual ha sido la base para poder pensar nuevamente en un proceso de aprovechamiento bajo manejo, aunque todavía persiste la polémica.58 Es necesario alertar, sin embargo, que hay dos situaciones que podrían afectar esta figura, la presión de caza que ingresa cada vez más a estos espacios naturales o no intervenidos y, el deterioro de las zonas de influencia o amortiguación de las áreas protegidas, por el cual, éstas se están convirtiendo en islas bioregionales. El caso más crítico, ya mencionado anteriormente, se estaría dando en cuanto la conservación de especies con grandes requerimientos espaciales o territoriales, como jaguares, águilas harpías, jucumaris o chanchos de tropa. Causas y agentes del impacto sobre la fauna Son numerosos los tipos de presión que han impactado en el pasado e impactan actualmente sobre las especies de fauna silvestre, afectando de forma directa o indirecta sobre su estado de conservación. Los impactos tienen diversas raíces, como ser la ausencia de aplicación del enfoque ecosistémico en procesos de desarrollo,59 visiones eminentemente desarrollistas dirigidas a generar la mayor rentabilidad en el menor tiempo posible, o simplemente la visión antropocentrista occidental, que busca la dominación a ultranza de la naturaleza.60 A continuación, se describen de forma general los principales agentes de presión que han tenido mayores efectos negativos sobre la vida silvestre en el país. Cacerías expoliativas comerciales A pesar de ser un tema del pasado, se considera conveniente extendernos en este punto, primero porque es un tema casi desconocido, al menos para muchos jóvenes profesionales y estudiantes del país, segundo porque, a pesar de haber sucedido hace varias décadas, es posible que sus efectos todavía se estén manifestando en las actuales dinámicas poblacionales de muchas especies de fauna, y tercero porque, de ser cierto el segundo punto, es un buen ejemplo de pasivo intergeneracional que se nos ha legado a las generaciones actuales. Es posible que las primeras presiones severas sobre las poblaciones de diversas especies de fauna en las regiones amazónicas de Bolivia se dieran con el auge de la goma (entre 1890 y1939).61 También podemos pensar que en el periodo del auge de la quina, mucho antes (1830 -1870) se habían producido, en diversas regiones de los yungas, procesos expoliativos de la fauna asociados a la explotación de

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Godshalk 1997; UICN 2002. Mitchell 1999. Avellaneda 2007; Byan 1986. Ojasti 2000; Zuidema 2003; HERENCIA. 2001.

estas especies forestales.62 En el caso de la goma, aparte de los enormes costos sociales y culturales que implicó el proceso,63 la masiva ocupación de los bosques de la Amazonía, por numerosas partidas de siringueros, significó una presión sobre la fauna para obtención de carne. No se ha encontrando información al respecto, pero es fácil suponer la importancia que tenía la caza en la subsistencia de miles de trabajadores caucheros, que iban o eran llevados a la región y donde los suministros de carne vacuna eran escasos o inciertos. Otro evento se dio en la década de los treinta, en el Beni. Fue un proceso de explotación comercial de la garza blanca (Ardea alba) de la cual se obtenían las plumas nupciales del cuello para abastecer los mercados de la moda europea de entonces. En el proceso se sacrificaba al animal o se lo lastimaba; de cualquier forma, se afectaban los procesos reproductivos, esto produjo la desaparición de varios “garceros” o centros de nidificación. El cambio de la moda y de los vestuarios que incluían dichas plumas, salvó a esta especie. Dicho fenómeno extractivo afectó a la especie en toda Sud y Centro América. A fines de los años 40 del siglo pasado, empieza en Bolivia y varios países sudamericanos, un proceso expoliativo desenfrenado, orientado a la sobre-explotación de diversas especies de la vida silvestre, especialmente en las regiones amazónicas y orientales de nuestro país, para obtención de cueros y pieles principalmente.64 Esto como respuesta a la apertura y diversificación de las industrias y los mercados en diversos países del hemisferio Norte. Este boom en los países del hemisferio norte, por entonces “en desarrollo”, aprovechó los vacíos de control y fiscalización estatal en los países pobres proveedores de la materia prima, así como los vacíos jurídicos en materia de regulación del uso de vida silvestre. La ausencia de regulaciones a nivel internacional y la evidente escasa estructuración del Estado en nuestro país, ocasionaban que las numerosas normas emitidas para tratar de parar la matanza generalizada de la fauna silvestre sean del todo insuficientes. Las oficinas del Estado en esas épocas acabaron por dar permisos sin respaldo de regulación, salvo el de realizar controles aduaneros para el cobro de patentes. Como resultado, se ocasionaron drásticos impactos sobre las especies sobreexplotadas, por ejemplo el caimán negro (Melanosuchus niger), y en menor proporción el lagarto (Caiman crocodylus) llegaron casi a desaparecer, en un proceso que se extendió inclusive hasta 1980.65 Este tipo de explotación también afectó a especies como el chancho de tropa y el taitetú, cuyos cueros eran fuertemente demandados en el mercado internacional. En las regiones de Beni y Pando, se recogieron reportes de diferentes fuentes sobre este auge del cuero del chancho de tropa y del taitetú, que aunque corto fue muy destructivo.66 Uno de esos testimonios corresponden a la versión original del Sr. Juan Balderrama que vivió en la zona del Bosque Chimanes-EBB por más de 50 años y que muestra la sucesión de eventos:”[...] Grandes grupos de cazadores se internaban a los montes con víveres para muchos días y alcohol, ubicaban las tropas grandes de chancho que tenían hasta 400 animales o más, no como ahora con pocos chanchos cada tropa. Las tropas eran “bravas”, no ariscas como ahora, y los cazadores esperaban a la tropa a que los atacara, desde árboles seguros, entonces mataban hasta 100 animales o más de una sola vez, al final la tropa huía [...] sólo sacaban el cuero y llevaban un poco de carne para el camino porque los cueros pesaban mucho. Habían montones de carne podrida en los montes y des-

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Ribera y Liberman 2005. Diez y Riester 1996; Moran 1993. Ribera 1996; Ojasti 2000. Godshalk 1997; Pacheco 1996. Ribera 2000 a y b.

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de la pampa se veían nubes de suchas y peroquises67 en los lugares donde hacían matanza los cazadores. [...] al taitetú lo perseguían con perros lanceros y bravos. Al final el cuero ya no valió más, ni del taitetú, y la gente cazaba otros animales que valían [...] pero el chancho y el taitetú ya se habían escapado, muchos años sin ver chanchos.68 Los comunarios caminábamos en el monte días y días sin hallar las tropas, entonces cazábamos monos, tejones, pavas y otros animales para poder comer. La gente decía que el chancho y el taitetú se habían escapado a las serranías y a los yomomos (pantanos)... poco a poco con el tiempo fueron apareciendo, y en los otros años ya había chancho y taitetú de nuevo... pero ya no como antes...”. En esos mismos años, se produjo el auge del cuero de la Pteronura brasiliensis o “londra” (nutria gigante); el elevado precio y la demanda originó una cacería de exterminio no solo en la región de llanuras si no en los flancos subandinos. En la actualidad se la considera virtualmente extirpada de muchas regiones.69 Otro testimonio del Sr. Juan Balderrama, muestra aunque pintorescamente el penoso proceso: “Antes cuando era jovenzuelo iba yo a espiar a las londras en el río Matos, también en el Curiraba, y hasta en el Maniquí, aunque había menos. Las londras jugaban con sus cachorros, peleaban y pescaban, habían muchas y se escuchaba desde lejos sus gritos [...] después las cazaron por miles, unas pocas escaparon a los bajíos yomomosos y se volvieron jichis70 ahora ya no hay nada”. En efecto, aproximadamente en 1970 se consideraba a esta especie como desaparecida de la zona, aunque posteriormente se reportó su presencia al interior de la Reserva (EBB), en zonas virtualmente inaccesibles, pero esto no fue comprobado. Se conocen reportes de poblaciones aisladas en el río Cosincho (afluente del Maniqui) en el subandino. Entre 1960 y 1975 inclusive, se produce en toda la región de tierras bajas, una explosiva extracción de pieles de félidos, proceso conocido como “gateo”. Los gatos (félidos) fueron cazados sistemáticamente con trampas de encierro (jaulas), trampas de “mordida” y al acecho, colocando sebos o animales vivos de atracción, o con jaurías de perros.71 Según reportes, algunos cazadores en una noche dejaban hasta 50 trampas, y podían obtener hasta 10 o más animales. Se vieron afectados principalmente: Felis pardalis, Felis wieidii y Panthera onca. Para atraer a los felinos se sacrificaban primates, otros pequeños mamíferos (Agouti, Dasyprocta) y aves. La opinión de personas que nacieron o vivieron muchos años en el área de estudio, y que además participaron en la caza de félidos, es generalizada en el sentido que desde hace varios años hay pocos “gatos” en comparación a años anteriores. Un suceso aparentemente relacionado, aunque no del todo comprobado, fue el explosivo crecimiento de las poblaciones de ratas (Callomys spp.) en la región de San Joaquín en el noreste del Beni en los años 50 y 60, lo que originó la propagación del virus de la fiebre hemorrágica, ocasionando una epidemia mortal en la población humana del área.72 Los años precedentes a este evento, la zona fue escenario de la cacería exhaustiva de félidos, que culminó con un vaciamiento agudo. Para controlar la población de ratas, se tuvo que recurrir al envío de centenares de gatos domésticos de diversos puntos del país. Finalmente, entre los años 70 y 80, recrudeció la extracción masiva de loros y guacamayos (parabas) vivos para satisfacer la demanda del mercado internacional de mascotas, las especies más afectadas fueron: Ara ararauna, Ara chloroptera,

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buitres. Este testimonio correspondía al período 1953-1954. Ibisch y Mérida 2003. monstruo mítico de gran tamaño que habita lagunas y pantanos. Ojasti. 2000; Ribera 1996; Townsend 1996. Canedo 2001.

Ara nobilis, Ara auricollis, Amazona spp, Pionus menstruus, Pionites leucogaster, y otras. La disminución del número de parabas o guacamayos (Ara spp.) fue muy drástica y hasta los años 90 inclusive, se reportan extensas áreas como “vacias” de estas especies, áreas donde antes eran muy abundantes.73 Tambien se extraían primates con fines de investigación médica (Aotus azarae, Alouatta seniculus), o para mascotas (Cebus spp., Saimiri boliviensis, Callicebus moloch). Mientras todo lo anteriormente descrito ocurría en las tierras bajas tropicales, en las tierras altas, ocurría la devastación de la vicuña y la chinchilla. La primera especie era perseguida y cazada de forma masiva, incluso miembros del ejército participaban en las matanzas usando armas de repetición.74 También las tropas de guanaco (subespecie de altura) eran cazadas al mismo ritmo por su cuero y su carne. En tanto que la chinchilla seguía siendo acosada con perros y hurones en sus madrigueras desde décadas muy anteriores. La ambición desmedida por los valiosos cueros ocasionó la extinción en nuestro territorio de la chinchilla (a pesar de numerosas prohibiciones emitidas) y el guanaco de altura,75 en tanto que las poblaciones de vicuña se redujeron a un mínimo tal que estuvieron a punto de extinción en la década de los sesenta.76 Se estima que entre 1920 y 1960 se aniquilaron en el país, más de 300.000 vicuñas; el recuento de vicuñas del año 1978 (INFOL) no superaba los 4.000 individuos en las principales zonas tradicionales de distribución. En resumen, este penoso proceso de expoliación, dio por resultado en el lapso de casi siete décadas, una dramática reducción de las poblaciones de especies de fauna silvestre, algunas de las cuales desaparecieron de grandes extensiones y algunas inclusive fueron puestas al borde de la extinción, como es el caso del caimán negro (Melanosuchus niger), la londra o nutria gigante (Pteronura brasiliensis) o la vicuña en las regiones de tierras altas. Las poblaciones de lagarto (Caiman yacare) fueron esquilmadas al límite de la extinción comercial, hasta mediados de los años ochenta. En estos procesos de caza participaban las comunidades locales indígenas y campesinas,77 sin embargo recibían escuálidos beneficios, los cuales en cambio fueron acumulados por los rescatadores, las pocas curtiembres instaladas, pero especialmente por los comerciantes y brookers internacionales. Esta caza, en general furtiva, se generalizó en diversas regiones del país, incluyendo las actuales superficies de las Áreas Protegidas, tales como la Reserva Manuripi, TIPNIS, Pilón Lajas, EBB, entre otras. Los efectos fueron drásticos, por ejemplo en el caso de la EBB se produjo la extinción total de la londra gigante, la cual podía ser observada en los ríos principales hasta antes de 1970. Cacería ligada a la explotación forestal Uno de los agentes de fuerte presión e impacto sobre la fauna de las tierras bajas, se derivó de la explotación forestal, que se intensificó de forma desordenada en el país, en los años setenta y hasta mediados de los noventa.78 Este período anterior a la aprobación de la nueva Ley Forestal (Ley 1700 de 1996) se caracterizó por un masivo otorgamiento de concesiones y permisos de explotación, una expoliación muy selectiva hacia especies valiosas como la mara y el cedro, la superposición

73 74 75 76 77 78

Ribera 2000. C. Ribera, com. pers. Flores y Miranda 2003. Cardozo y Lopez 1978. Ojasti 2000; Moran 1993; Ayres et al. 1991. Ibisch y Mérida 2003; Pavez 1998; De Vries 1997.

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y avasallamiento a territorios indígenas, un alto nivel de incumplimiento del anterior régimen forestal, además de connotados grados de corrupción.79 Extensas regiones del país fueron ocupadas por las empresas (Bosque Chimanes, Norte de La Paz, Alto y Bajo Paragua, río Blanco y Negro, el Choré, Guarayos), instalando aserraderos y grandes contingentes de trabajadores. Esto implicó una elevada demanda de carne, que era subsanada con una cacería intensiva sobre las especies de mayor biomasa del bosque como chanchos de tropa, taitetúes, tapires, venados, marimonos, etc. Esta caza proliferó contraviniendo las normas forestales de la anterior ley (DL 11686 de 1974), que obligaba a los empresarios a dotar a sus trabajadores con carne vacuna.80 El resultado, a mediados de los años 80, era la existencia de grandes zonas de vaciamiento y una severa escasez de recursos de caza para las poblaciones indígenas y campesinas. A ello se sumó la acción de partidas de motosierristas “piratas” que explotaban madera al margen de las concesiones y la norma,81 ocasionando similares impactos de cacería indiscriminada. El ordenamiento de la nueva ley forestal contribuyó a reducir la matanza en las concesiones y áreas con permiso de aprovechamiento, para entonces, la mara que había sido la motivación mayor, estaba casi estaba extinguida comercialmente en la mayoría de las zonas donde había sido explotada intensivamente. Grandes regiones fueron abandonadas, sin mara y casi sin fauna, las cuales lentamente han sido repobladas por la fauna. En la actualidad existen procesos de aprovechamiento con manejo y vía certificación forestal, donde hay mayor control sobre la vida silvestre. De cualquier forma en diversas regiones la explotación vía motosierrismo continúa ejerciendo impactos de cacería significativos sobre la fauna. Destrucción y deterioro de ecosistemas y hábitats La degradación y modificación de los ecosistemas se inició hace varios siglos en tierras altas y valles secos. En las punas, los efectos del sobrepastoreo, en especial de ovinos, tala para leña, quemas y posteriores procesos de expansión de la ocupación agrícola en extensas zonas, ocasionó la desaparición de los densos pastizales de pastos empenachados, tholares y queñuales en sus microclimas de serranías y zonas rocosas. Esto sin duda significó un impacto sobre especies de fauna como perdices (Tinamotis, Nothoprocta), cuyo proceso de domesticación se habría cortado en la colonia; impactos drásticos por pérdida de hábitats pesaron también sobre suris, vicuñas y guanacos, fauna que a lo largo de siglos se fue replegando hacia las zonas más alejadas, hasta desaparecer como es el caso del guanaco. A partir de los años 40 se inician los procesos de ocupación agrícola en diversas regiones naturales de tierras bajas de Latinoamérica.82 En Bolivia en esa época se abren las fronteras de colonización de las zonas de yungas y tierras bajas;83 las zonas de Caranavi, Alto Beni y el norte de Santa Cruz (Portachuelo, Montero, Mineros) en función al Plan Bohan, son los primeros frentes de ocupación, sumándose en años posteriores, las zonas de Yucumo, Rurrenabaque, Chimoré, Chapare, Yapacaní. Estos procesos se extienden especialmente a lo largo de los tramos camineros recién abiertos. La presión de colonización ocasionó en primera instancia activas fases de fragmentación de las masas boscosas, para culminar en unos años en un cambio de matriz por la devastación de extensas superficies de bosques y el cambio total del paisaje, con predominio de cultivos, pastizales y barbe-

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Pavez 1998. Miranda et al. 1991. Pavez 1998. Brack y Brack 1994; Gallopin 1995. Boyla y Estrada 2005; Montes De Oca 2005.

chos, con manchas aisladas de bosques secundarios. Los procesos de fragmentación de bosques han sido identificados como uno de los eventos de modificación de ecosistemas con mayor peso sobre la pérdida de biodiversidad.84 El año 1970 se aprueba el proyecto Abapo-Izozog, abriéndose las fronteras agropecuarias en las zonas de los bosques del Chaco serrano hacia el Parapetí.85 En años siguientes se produce la expansión incontrolada para el cultivo de algodón, caña de azúcar y soya en toda la región del Norte integrado de Santa Cruz, que en años posteriores ocupa extensas zonas hacia San Julián y en torno al río Grande. Este proceso culmina los años 1987 a 1992, con el proyecto Tierras bajas del Este,86 en la apertura incontrolada de las fronteras del bosque chaqueño-chiquitano y el cultivo de la soya a escala industrial, primero rumbo hacia Pailón y luego hacia Laguna Concepción. Como resultado de toda esta ocupación, existe en la actualidad una inmensa mancha de ecosistemas totalmente modificados de más de 4 millones de hectáreas, con claras tendencias a seguirse expandiendo.87 Similar situación se ha producido en el caso del arroz, cuya producción se ha incrementando rápidamente en los últimos 10 años, tanto en zonas de bosques como en sabanas, donde se lo siembra desde avioneta en grandes superficies, lo cual afecta drásticamente la sensible estructura de estos ecosistemas y a la vida silvestre que depende de ellos; a esto se asocia el uso de plaguicidas también a gran escala. A menor escala que en el caso de la soya, pero con similares impactos devastativos para los ecosistemas y hábitats de la fauna silvestre, se ha producido la expansión de la ganadería de reemplazo, especialmente en la región norte amazónica (Pando, norte del Beni) y en diversas zonas del norte de Santa Cruz.88 Además del Chapare, Alto Beni - Caranavi o la zona integrada y este de Santa Cruz, otras regiones de devastación de ecosistemas se encuentran en Pando (Cobija-Puerto Rico), Norte del Beni (Riberalta), San José de Chiquitos - Puerto Quijarro, Villamontes-Yacuiba, Bermejo, en las cuales se han ocasionado repliegues de la fauna silvestre hacia zonas más alejadas. En cuanto a las regiones de las sabanas naturales, del Beni y los cerrados de la Chiquitanía – Guarayos, los mayores impactos se dan a partir de las quemas estacionales, que en ciertos años desembocan en grandes incendios incontrolados. Estas quemas recurrentes, aparte de ocasionar el progresivo deterioro de los ecosistemas boscosos (islas de bosque, palmares y bosques de galería), causan mortalidades de animales que no pueden escapar a tiempo, como culebras, armadillos, tamandúas, etc. El deterioro de los hábitats boscosos inmersos en las sabanas como las islas de bosque, comprende la muerte de árboles en las periferias en contacto con el fuego y la posterior proliferación de lianas que ocasionan la muerte y caída de más árboles. También las islas de bosque son preferencialmente ocupadas por el ganado que duerme en ellas, ocasionando degradación por pisoteo y al alimentarse de las fases de regeneración, dando lugar a islas de bosque con interiores vacíos y polvorientos. No deberían pasar desapercibidos en este punto, los impactos relativos a la expansión del cultivo de quinua a escala industrial, en diversas regiones del sudoeste de Potosí y Oruro. Esta actividad ha ocasionado una masiva remoción de matorrales y pastizales (“destholamiento”) en enormes superficies a través de la meca-

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Burel y Baudry 2002; Smith y Smith 2001. Montes De Oca 2005. Urioste y Pacheco 2001; BOLFOR 2003. Ribera 2007; Urioste y Pacheco 2001. HERENCIA 2001; Ribera y Liberman 2005.

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nización, los cuales son hábitat de especies como el suri, perdices, varias especies de aves menores, zorros, etc. También se considera como una perturbación mayor, la degradación de bofedales, por reducción de la oferta hídrica, sobrepastoreo y “enterramientos” de lodo, desde las torrenteras de los cerros circundantes, por efecto de las lluvias cortas torrenciales (que se han tornado comunes) y el “destholamiento” para cultivo de quinua. La degradación de los bofedales es un tema crítico, pues son hábitat preferencial de diversas especies de fauna silvestre andina como patos, garzas, flamencos, el chorlito andino considerado amenazado por su rareza (Phegornis mitchelli) y la wallata (Chloephaga melanoptera), que es una especie casi emblemática de estas zonas. Lo que adiciona aún mayor importancia a los bofedales es su condición de hábitat clave para muchas aves migratorias (Tringa, Calidris, Steganopus). Caza de subsistencia y comercio de carne Otro severo impacto sobre muchas especies de fauna (en especial las de mayor biomasa) se da por la sobre-explotación a partir de una cacería intensiva, constante y no regulada. Estas situaciones afectan a las regiones con mayor ocupación humana y sus zonas circundantes, las cuales tienden a crecer. Esta cacería puede ser para fines de subsistencia, sin embargo al incrementarse el número de usuarios sobre un recurso mayormente abierto, no existen formas de regulación por el Estado (en ninguno de sus niveles jurisdiccionales) ni en el nivel comunitario.89 En general la caza inicialmente es selectiva hacia presas de mayor biomasa (tapires, troperos, taitetúes, marimonos, venados). Con frecuencia, los animales son buscados en hábitats preferidos, como aguadas o salitrales.90 La presión de cacería intensiva da lugar a las pautas de comportamiento huidizo o “fugitivista” de los animales; en la mayoría de las especies, la reiterada presencia humana y manifestaciones como ruidos o tala de árboles, ya es un elemento de tensión que hace que el animal busque espacios sin interferencia.91 La cacería que en general implica el ruido explosivo de las armas de fuego, implica un comportamiento de escape, la gente en los lugares define esto, como que los animales “se han vuelto más ariscos”.92 Los vaciamientos de especies grandes y preferidas, dan lugar a que los cazadores progresivamente busquen presas menores y casi marginales (tejones, monos pequeños, pavas), como alternativa a invertir en prolongadas jornadas de cacería hasta lugares más alejados.93 Los cazadores que deciden alejarse, para compensar la inversión de un viaje largo, abaten normalmente muchas presas y se ven obligados a hacer secar la carne (“charquear”) en secaderos; esto aumenta las tasas de captura en dichas zonas más distantes y poco intervenidas.94 Muchas veces esta caza de subsistencia familiar se entremezcla con una obtención de presas destinadas parcial o totalmente a los comercios de carne, locales o regionales (para otras familias de la comunidad, para otras comunidades o para restaurantes), esto también como parte de las estrategias de supervivencia familiar de los cazadores.95 La caza para comercio de carne es mayormente selectiva, hacia presas preferenciales como taitetúes, agutíes (jochis) o venados, lo cual

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Antezana 2001; Lehm 2004; Ribera 2000. Copa 2000; Townsend 1996. Rabinowitz 1993. Ribera 2000b. Vickers 1991. Ribera 2000b. Ojasti 2000; Tejada et al. 2006.

obliga a los cazadores que abastecen regularmente carne a terceros, a ingresar a lugares más alejados. En estas zonas con pronunciado vaciamiento de fauna, se da por supuesto que las tasas de captura de ciertas especies preferenciales han sobrepasado las tasas de renovación poblacional de las especies. 96 Algunas veces la sobre presión de caza está relacionada a la confluencia de grandes contingentes humanos, por ejemplo durante el período de la zafra de la castaña (diciembre-marzo), miles de zafreros o recolectores de este preciado fruto ingresan a los bosques, ya sea a las propiedades comunales o a las barracas, donde ejercen una regular e intensiva presión de caza.97 En algunos casos, la caza es individual, en otros casos, los campamentos de zafreros tienen “contratistas” que proveen alimentación y carne, invariablemente de monte. Esto ha sido parcialmente controlado en la Reserva Manuripi, pero no en otras regiones. En cierto modo, se emula el proceso de presión de cacería, que hace muchas décadas se daba en las barracas gomeras de la misma región o más recientemente en las concesiones forestales. En el país existen al menos 13 zonas con grandes periferias de vaciamiento drástico de fauna por sobrepresión de caza: Apolo, Ixiamas, Caranavi, Alto Beni, Rurrenabaque, Chapare (Trópico de Cochabamba), Yapacaní, San Julián, Riberalta, Zonas castañeras de Pando, Roboré, Puerto Suarez, Camiri, Villamontes. En este tipo de presión se adscribe la recolección masiva para comercio de huevos de tortugas de río (Podocnemys unifilis y Podocnemys expansa), ambas en condición de amenaza. Así mismo se debe considerar la presión de extracción masiva y comercial de ciertas especies de plantas,98 como el palmito o asaí (Euterpe precatoria), la recolección de la jatata (Geonoma deversa), de la palma de la fiesta de Ramos en los Yungas (Xeroxylon spp.). En las tierras altas, la presión se dirige a especies resinosas con alto poder calorífico, por tanto explotadas para uso y comercio como leña, como tholas (Parastrephia spp.), yareta (Azorella compacta) y las queñuas (Polylepis spp.). En muchas regiones del país se vienen produciendo vaciamientos de estas especies de flora por la sobreextracción. Caza para comercio ritual y costumbrista Aún cuando se considere de importancia la finalidad de la ritualidad en la mantención de los acervos culturales tradicionales, es imposible desligar los fuertes impactos que ejerce la caza de especies silvestres con fines de comercio ritual. Es el caso de la etno-medicina o medicina ritual, donde se ofertan productos de numerosas especies como plumas de cóndor, pieles, patas y colas de zorro, pieles de diversos félidos, caparazones de armadillos, murciélagos y muchos otros (La Prensa, 16-11-07). Causa especial preocupación el caso del titi o gato andino,99 una de las especies en mayor grado de amenaza en el país. Estos productos son regularmente comercializados en diversos mercados tradicionales del país, como el “mercado de las brujas” en La Paz. Destaca también la comercialización de ingentes cantidades de lagartijas altoandinas del género Liolaemus para fines de medicina natural ritual.

96 97 98 99

Ayres et al. 1991; Chicchón 1994. HERENCIA. 2001, Ribera y Liberman 2005. Peña y Zuidema 2000; Moraes y Sarmiento 1999; García 2001; Fjeldsa y Kessler 1996. Villalba 2004.

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Este tipo de presión, se ha ido tornando más crítica en función a las siguientes razones: a) b) c)

d)

Se produce en las regiones de tierras altas donde la accesibilidad a zonas apartadas es comparativamente más fácil. Se concentra de forma muy especial en un número importante de especies amenazadas como el cóndor, titi o gato andino (Oreailurus jacobita), quirquinchos, suri, zorro, puma, jaguar. El número de usuarios en grandes ciudades como La Paz o El Alto, se ha incrementado exponencialmente, extendiéndose no sólo a las clases más populares sino a grandes sectores de las clases medias que han asumido la ritualidad como forma de identidad cultural, lo cual hace que la demanda se haya intensificado. No hay ninguna forma de control ni regulación

No existen estudios y procesos de seguimiento al respecto, pero es posible que algún volumen anual de animales o productos de la vida silvestre comercializados localmente para fines rituales, provenga de áreas protegidas o de sus regiones de influencia inmediata. En los últimos diez años ha emergido una forma de impacto altamente crítico sobre determinadas especies amenazadas, la caza para satisfacer los mercados costumbristas folklóricos, ligados a festividades regionales, para lo cual se usan diversas partes de animales (plumas, pieles, cueros) en la confección de disfraces de tobas, sikuris, morenos, etc. Estos mercados ya suman un alto número y tienden a crecer en dimensión por el alto número de participantes y comparsas (Carnaval de Oruro, Carnaval de Santa Cruz, Carnaval de la Paz, Fiesta del Gran Poder, Cotoca, Urkupiña, Entrada Universitaria, y muchas otras menores en diversas localidades del país. El impacto es ejercido sobre flamencos (las tres especies), suri, jaguar, zorro, guacamayos, reptiles y hasta vicuñas. Las cifras son escalofriantes, para elaborar algunos disfraces (tobas) se sacrifican hasta 20 flamencos o marihuanas, si se considera el total de comparsas en un evento grande como el carnaval de Oruro, el costo ambiental significaría hasta 10.000 animales sacrificados (El Diario, 24-II-2008), similar situación se plantea para otras especies. Faltan evaluaciones más rigurosas, sin embargo se estima que los resultados muestren panoramas aún más críticos. A pesar de las prohibiciones realizadas a nivel de los comités organizativos y algunas instancias oficiales (viceministerio de biodiversidad, prefecturas y municipios) o las recomendaciones para uso de materiales alternativos en la confección de disfraces, los dos últimos años se ha visto un fuerte incremento de esta presión sobre especies amenazadas de la fauna silvestre. Caza de control de predadores Este tipo de presión se produce en todos los pisos y regiones ecológicas del país, como en diversas regiones de Sudamérica.100 Las causas de la predación al ganado pueden ser muy diversas: a) en algunos casos las actividades humanas han avanzado en los últimos treinta o cuarenta años hacia regiones más alejadas y normalmente ocupadas por vida silvestre, de tal forma que la expansión de la ganadería (que incluye el incremento del tamaño de los hatos), hace que las llamas se acerquen al puma o las vacas se acerquen al jaguar, con funestas consecuencias para ambas partes. La predación sobre el ganado aumenta y los criadores abaten de diversas formas a los predadores; b) en otros casos, la presencia del ganado, simplemente atrae a individuos predadores que deambulan buscando

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100

Ribera 1999; Ribera y Liberman 2005; Ojasti 2000.

territorios (por ejemplo pumas o jaguares jóvenes); c) puede darse el caso de que los vaciamientos locales de presas (pecaríes, agutíes, venados, etc.) obliguen a los predadores a buscar presas alternativas que pueden estar en los hatos de ganado; d) también puede darse el caso de animales predadores, que se han habituado a cazar ganado preferencialmente, debido a la mayor facilidad de captura o por la mayor disponibilidad; e) en muchos casos el control del criador hacia su ganado es muy relajado (pérdida de prácticas culturales de protección y cuidado del ganado por parte de las comunidades), y tanto las llamas pueden permanecer días enteros en los cerros (“machajes”) o las vacas en los bajíos e islas de bosque de la sabana, en dichas circunstancias los predadores actúan con toda libertad. Similar situación se da en el caso de hatos de vacunos que son dejados en los páramos yungueños y cejas de monte, mientras los propietarios viven en el piso de yungas, dos mil metros más abajo.101 Se ha sugerido que en determinadas regiones, la mortalidad debido a enfermedades o frío (caso Sajama) es más importante que la mortalidad por depredación.102 No se conocen estudios específicos en el país, pero la teoría postula que a una mayor disponibilidad y densidad de presas, debería producirse un incremento en la densidad de los predadores.103 Esto tiene que ver con el incremento de hatos de llamas, oveja o vacas, en casi todas las regiones rurales del país.104 Existen casos por demás probados de caza de ganado por pumas o zorros sobre camélidos o de jaguares sobre vacunos, además, hay referencias de predación oportunista del borochi (Chrysosyon brachiurus) sobre terneros en las pampas del Beni. La predación oportunista sobre ganado menor y aves de corral puede ser ejercida, desde eventual hasta regularmente, por tejones, meleros, zarigüeyas o gatos monteses. En todos los casos de depredación sobre el ganado mayor o menor, entra en juego la caza de control, ya sea de forma directa en el momento (normalmente con arma de fuego), o la captura por trampas y muerte posterior, persecución y partidas de caza para atrapar al individuo predador, que incluyen normalmente el riesgo de abatir otros individuos de forma indiscriminada, hasta el hecho de usar cebos envenenados que puede ocasionar muertes masivas (por ejemplo de cóndores o buitres). De cualquier forma, la caza de control, ejerce presiones adicionales a las ya existentes, sobre ciertas especies de la fauna silvestre. Como alternativa, en algunas áreas protegidas (Sajama, El Palmar, Apolobamba) se ha llegado a realizar acciones de ahuyentamiento a través del uso de petardos. En otros casos, persiste una duda considerable respecto del rol predador, como es la prelación atribuida por el oso andino o jucumari sobre el ganado, lo cual parece suceder (reportes en Ecuador y Colombia), pero muy eventualmente y en ciertos individuos de gran talla. El oso andino suele encontrarse con el ganado vacuno, que es literalmente “abandonado” por los campesinos de yungas en las parte partes altas de los páramos (cría extensiva con escaso manejo y control de hato). También es dudosa la condición de predador que pesa sobre el cóndor, al cual se le acusa y persigue por supuestamente predar sobre terneros recién nacidos, situación no comprobada, pero que podría derivarse del hecho de que el cóndor se puede alimentar de terneros recién nacidos, muertos y abandonados, cosa que puede haber sido extrapolado a una supuesta predación. En otros casos, la muerte del ganado por otras causas (embarrancamiento, caída de rayo, enfriamiento) puede ser atribuida a un animal predador. 101 102 103 104

Ribera y Liberman 2005. Zacari y Pacheco 2005. Margalef 1993; Smith y Smith 2001. Zeballos 2006; Ribera y Rocha 2003.

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También se da el caso de control de las especies “destructoras de cosechas”, especies que pueden ingresar a los cultivos y alimentarse de ellos, tal es el caso de muchas especies de aves, agutíes (jochis), taitetúes, capiguaras, venados y hasta el oso andino en maizales.105 En algunas regiones de las tierras altas, las vicuñas todavía son consideradas como plagas por al eventual interferencia con cultivos o pasturas. Los pobladores afectados con frecuencia colocan ahuyentadores (latas, plásticos), las cazan o, en el peor de los casos, recurren a la medida de colocar cebos envenenados. La práctica de control, algunas veces, ha afectado especies con fuerte grado de amenaza como la paraba frente roja de los valles secos, que es sindicada de dañar los maizales. Tráfico de especies y sus derivados Se parte del principio, de que actualmente existen todavía personas involucradas y circuitos de tráfico de vida silvestre, especialmente en regiones fronterizas alejadas como Guayaramerin, San Matías, Puerto Suarez o Yacuiba, pero de ninguna manera, lo actual es comparable con la expoliación masiva de la vida silvestre de hace décadas. Desde los años 90, el panorama de tráfico se ha reducido, pero no por el control o regulación interna, sino en función a las restricciones del comercio internacional de vida silvestre derivadas del CITES, es decir, que operan fuera de nuestras fronteras.106 Lo cierto es que a pesar de las políticas internacionales del CITES, todavía existe un tráfico de vida silvestre desde el país (La Prensa, 16-11-07), el cual desde ubérrimas regiones de la llanura beniana o del Norte de Santa Cruz, utiliza pistas clandestinas o incluso registradas, para el tráfico de cueros de caimanes, lagartos y félidos, además de guacamayos y otras especies. Es un mal global, o por lo menos afecta a todos los países pobres de América Latina, África o Asia.107 Los destinos más importantes siguen siendo los mercados de los países ricos. El tráfico propiamente, es una actividad netamente delictiva y en muchos casos está estrechamente ligada al tráfico de drogas. También se supone que existe un tráfico, más eventual que regular, de productos de vida silvestre a baja escala, realizado por personas particulares (no de forma corporativa) que salen del país por vía aérea o terrestre, y sacan los productos (pieles y cueros mayormente) en sus equipajes. En el ámbito internacional el Paraguay, que tiene dificultades desde hace años en cuanto el cumplimiento efectivo del Convenio CITES, ha sido identificado como un centro del tráfico de vida silvestre y punto de enlace de los productos ilegalmente extraídos de diversos países de la región. Por ejemplo, en la región de Puerto Suarez y Roboré se detectaron el año 2004 al menos tres personas que compraban y “habilitaban” regularmente a pobladores de la región para obtener cueros de jaguar y tigrecillo. Estos comerciantes posteriormente vendían el producto acopiado a rescatadores, que sacaban el producto al exterior en avionetas. También a lo largo de los ríos amazónicos (p.ej. Iténez– Mamoré) existe todavía una extracción y tráfico masivo de huevos de tortugas de río hacia las regiones del Brasil. En estos casos se aprovecha la insuficiencia del control y de la aplicación de la norma en nuestro país, a diferencia de las existentes en el vecino país. Las especies más afectadas son el jaguar, ocelote la paraba jacinta (Anodorhynchus hyacintinus), caimán negro, londra, taitetú y boas. En las regiones altas, se dieron en años pasados eventos de cacería furtiva sobre

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WCS 2003. Ribera 1996; Ibisch y Mérida 2003. Ojasti 2000.

la vicuña en la zona de Ulla Ulla (Apolobamba), especialmente por cazadores y traficantes del Perú. Se debe poner en relevancia que la presión en el ANMI Apolobamba (ex Reserva Ulla Ulla) sobre la vicuña, fue particularmente fuerte, pero afortunadamente no prosperó, gracias al esfuerzo del cuerpo de guardaparques y de las propias comunidades. 108 Destaca por su particularidad, el tráfico hacia el exterior de los escarabajos del género Dynastes (disecados para colecciones o incluso vivos), de algunas especies de mariposas y eventualmente de arañas en los géneros Lasiodora, Braquipelma y Acanthosturia, para mercados de mascotas. Para satisfacer las demandas del tráfico internacional, normalmente las capturas son elevadas, por tanto los impactos sobre las especies seleccionadas son elevados, además con frecuencia las incursiones afectan poblaciones de fauna estables y hasta relictuales (caso caimán o londra), en regiones naturales poco intervenidas e incluso en el interior de áreas protegidas. El tráfico de vida silvestre enriquece a los intermediarias y eslabones finales de la cadena delictiva, el poblador que abate el felino o captura el loro, recibe en el mejor de los casos unos pocos bolivianos por su esfuerzo. El otro elemento reñido con la ética, es la actitud de millones de personas (independientemente de sus motivaciones) en los países desarrollados, que demandan productos o animales de la vida silvestre, los cuales en última instancia son los directos y mayores responsables del tráfico de la vida silvestre. Es también preocupante en este tipo de presión sobre la vida silvestre, el tráfico local o doméstico de especies de vida silvestre (a nivel nacional), que se ha tornado regular y está totalmente fuera de cualquier tipo de control y regulación (La Prensa, 16-11-07). Al igual que en el caso de comercio para fines rituales, la situación se agrava por el incremento de eventuales usuarios y de la demanda en las grandes ciudades del país. Se ejerce especial presión sobre loros (Amazona, Ara, Pionus, Aratinga, Brotogeris), monos (Saimiri, Cebus, Aotus, Callicebus), tortugas (Geochelone, y Podocnemys) como crías para acuarios) y ardillas. Este comercio interno presiona especies de fauna para satisfacer demandas de cueros para curtiembres y pequeñas peleteras, en ciudades como Santa Cruz o Cochabamba. También destaca en esta forma el tráfico local de fibra de vicuña, el cual se realiza a una escala pasmosamente amplia y de forma abierta en la feria 16 de Julio de la ciudad de El Alto, donde también se ofertan muchas otras especies de vida silvestre arriba mencionadas. En cuanto al comercio local, también en la Reserva Eduardo Avaroa, hasta inicios de los años 90, existía todavía una extracción masiva de huevos de flamenco de las principales lagunas, tanto para uso local como para comercio hacia Chile y Argentina. En la región del Isozo (PNANMI Kaa Iya), era regular hasta mediados de los años 90, la captura de loros (vía captura de las nidadas) para su venta en la región y en Santa Cruz.109 Esta captura era desarrollada por la población indígena local como parte de su contexto de supervivencia, sin embargo la actividad fue prohibida por la propia Capitanía del Alto y Bajo Isozo al crearse el área protegida. Mucho del tráfico al exterior o inclusive interno, prospera en función a la libertad con que operan las redes virtuales (vía internet) de traficantes, que crean una demanda de especies de la vida silvestre o sus productos, las cuales al momento no han sido investigadas.

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Ribera y Liberman 2005. Ribera y Liberman 2005.

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En el país se ha dado mayor énfasis al tema de las especies de fauna silvestre, sin embargo existe un proceso desde hace varios años de explotación y tráfico de especies de plantas, que no ha merecido la atención que debería implicar. Las especies vegetales se han concentrado principalmente en cactáceas, orquídeas, bromeliáceas y palmeras. Se ha producido situaciones de tráfico y decomisos de semillas de la palmera endémica “janchicoco” (Parajubaea torallyi) en el ANMI Palmar de Chuquisaca. Es importante mencionar que la mara (Swietenia macrophylla) se encuentra en el apéndice CITES II. Situación que no ha impedido que se llegue a su agotamiento comercial en la mayoría de las regiones del país. Introducción de especies exóticas La introducción de especies intrusas o exóticas, es un elemento de perturbación ecosistémica, pero especialmente para la vida silvestre. En general las introducciones de especies exóticas en diversas regiones del mundo, como ranas, peces e insectos, han tenido efectos devastadores en las faunas y floras de las regiones y países receptores. En la incorporación de especies invasoras, ya sean intencionadas o accidentales, existe el riesgo de generar procesos de competencia o predación, ante las cuales las especies locales no están evolutivamente preparadas, por lo cual pueden generarse drásticos impactos a sus poblaciones. Estos aspectos pocas veces se han tomado en cuenta y numerosas iniciativas productivas a lo largo de la historia han optado por especies extrañas. Un caso típico es la introducción formal hace ya varias décadas de las truchas (Salmo gairdneri, Oncorhynchus mykiss) y el pejerrey (Basilichthys bonaeriensis), de las cuales se supone ejercieron presiones decisivas sobre las especies nativas de peces (Orestias spp.). En las tierras bajas, se introdujeron en los años 80 y 90 carpa y tilapia, en estanques, existiendo fugas. Se desconoce al momento las consecuencias locales de estas liberaciones accidentales. Es el caso del paiche (Arapaima gigas), un gigantesco pez amazónico que está amenazado en otras latitudes de la Amazonía, pero que fue introducido a la cuenca del Madre de Dios en el Perú. Esta especie estaba ausente de la cuenca del Beni-Mamoré, pero se produjo una invasión accidental a fines de los años 90, desde los criaderos del Perú a través del río Madre de Dios. Se ha alertado sobre los serios riesgos de afectación a la biodiversidad nativa o local por competencia y depredación. Como en otros casos, las especies nativas no contarían con las adaptaciones ecológicas y comportamentales como para evitar los efectos negativos. Otras especies exóticas invaden regiones naturales espontáneamente, tal es el caso de la liebre (Lepus sp.) que ingresó al país y el resto de la región andina hace varias décadas desde la Argentina (donde fue introducida de Europa).

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En el caso de las plantas se conocen muchos casos, principalmente de malezas, pastos y plantas ornamentales. El caso más reciente, es la aprobación mediante Ley 3819 de Enero del 2008, del proyecto para la introducción de una agresiva planta de regiones costeras desérticas, nativa de Eurasia, denominada “espina de mar” (Hippophae rammnoides, fam. Elaegnaceae), con fines de control de la erosión y desertificación de las tierras altas del país, considerando dicha introducción como de prioridad nacional. La discusión se encendió en muchas oportunidades en torno a estas iniciativas, normalmente costosas, que se realizan sin contar con estudios experimentales al respecto, ni haber hecho evaluaciones consistentes de la información sobre la biológica de las especies exóticas a introducir en los ecosistemas del país. Tampoco se aplica el principio precautorio. Por otra parte, la crítica también se enfocaría en este caso, en la tendencia a menospreciar y desconocer las virtudes de las especies de plantas nativas, que han evolucionado luchando contra la desertificación de los altiplanos de Bolivia y que si no están cumpliendo su rol, es porque las han extraído insosteniblemente para fuente de leña, como

es el caso de las diversas especies de tholas. Los próximos años darán una buena oportunidad para evaluar el impacto ecológico de la introducción de la espina de mar en ecosistemas de elevada sensibilidad ecológica como la Puna. Turismo Si bien la práctica del ecoturismo tiene actualmente en todo el mundo, una enorme relevancia en términos de apoyar los objetivos de conservación de la biodiversidad y de forma muy especial de la vida silvestre, existen modalidades indefinidas que pretenden mimetizarse con el ecoturismo, pero que generan importantes impactos en las zonas poco intervenidas. Este es uno de los mayores riesgos de las prácticas del turismo, que puede acceder hasta regiones remotas naturales, muchas veces dentro de las áreas protegidas y tener contacto con la vida silvestre. Si no es un auténtico ecoturismo, si los servicios son deficientes (p.ej. agencias u operadores sin experiencia) o los mecanismos de control son deficientes y laxos, entonces, en general produce impactos indeseables. En el país no son muchas las regiones que desarrollan actividades relevantes de turismo en la naturaleza, básicamente el sudoccidente de Potosí, en especial el tramo Salar de Uyuni – Reserva E. Avaroa (Laguna Colorada) y la región del Madidi – Rurrenabaque y su entorno. En ambos casos se han dado y persisten impactos que afectan la vida silvestre.110 La escasa especialización en operaciones de ecoturismo de numerosas agencias de turismo en localidades como Rurrenabaque o Uyuni, ocasiona que se generen impactos en zonas naturales alejadas, dentro y fuera de las áreas protegidas. Hay reportes de operaciones de turismo de aventura que propician la caza, que llega a impactar sobre especies amenazadas; en otros casos hay un turismo lúdico que implica el acoso, la manipulación y exhibición fotográfica de especimenes de lagartos, caimanes, boas o anacondas (turismo hacia las pampas del Beni y sobre el río Yacuma), lo cual implica el riesgo de daños fisiológicos sobre los animales debido al stress. Se dan casos regulares donde los turistas ofrecen alimentos a primates (Saimiri, Cebus) para motivar su acercamiento y tomar fotografías. En otros casos, si bien no hay grandes impactos, ni los grupos de turistas ni los operadores de las agencias observan las normas básicas del ecoturismo, como evitar la emisión de ruidos, las caminatas erráticas fuera de las sendas, la mala disposición de basura, el fecalismo abierto, el uso de detergentes o jabones en cuerpos de agua, etc. En general, el turismo no es el mayor de los males sobre la vida silvestre, pero como se mencionó, tiene un factor de alto riesgo, que es la oportunidad de llegar hasta lo más recóndito de los lugares salvajes y afectar a la vida silvestre en ellos. Impactos naturales Solamente analizamos, el caso especialmente recurrente de las tierras bajas de Bolivia y en especial para el Beni, de las grandes inundaciones, las cuales se asume, derivan de la sinergia entre los fenómenos de El Niño-La Niña y del cambio climático. Estos fenómenos han sido especialmente drásticos en los últimos años. Se han reportado (aunque no se conocen evaluaciones o estudios específicos al respecto) altas mortandades en los años de grandes inundaciones en el Beni (1982, 1992, 1998, 2007) tanto por ahogamiento directo, como por hambruna, debilitamiento o enfermedades. Posiblemente sea una de las presiones más devastadoras sobre las poblaciones de muchas especies de la fauna silvestre en las tierras bajas. Si bien, la mayoría de las especies de la llanura inundable, han evolucionado con la presión de estos eventos climáticos, lo que está sucediendo en los últimos años en función al deterioro climático global, puede que sea un elemento de stress, al cual muchas especies no puedan adaptarse.

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A la presión del agua, se debe sumar la cacería facilitada, que alguna gente realiza durante la inundación, cuando muchos individuos de varias especies se refugian en las zonas más altas como las islas de bosque. En estas circunstancias la fauna se encuentra en un nivel de elevada vulnerabilidad. Se asume que después de una gran inundación, las poblaciones de las especies de fauna están particularmente mermadas, incluso algunas, en determinadas zonas pueden desaparecer por completo. Si a esto se suma un periodo posterior de caza “normal”, para abastecimiento de carne, después de un período lógico de escasez, el resultado debería ser simplemente catastrófico. Se ha observado en ciertas regiones, como el Norte de La Paz, casos de epidemias que habrían ocasionado grandes mortandades en las tropas de Tayassu pecari (tropero) en décadas pasadas, aspecto que ha sido muy poco investigado. En otras regiones de la Amazonía, también se han reportado casos similares.111 Impactos por contaminación Sin duda, uno de los aspectos menos estudiados o menos dados a conocer, se relaciona con los impactos hacia la vida silvestre por los diversos tipos de contaminación ambiental.112 Es por demás conocido, que en el país existen muchas situaciones concretas en las cuales la contaminación proveniente de actividades extractivas e industriales excede los límites permisibles de sustancias o elementos altamente tóxicos. Los agentes varían desde los pasivos de la minería dejados por los auges de décadas pasadas, hasta el drenaje ácido de roca, metales pesados como plomo, arsénico, cadmio, mercurio, afluentes alcalinos ricos en cianuro, o vertidos de hidrocarburos BTEX. Todos estos pueden estar generando serios efectos sobre la vida silvestre, especialmente acuática. Entre los casos más preocupantes, están el Lago Poopo-Uru Uru por la contaminación minera que afectaría especialmente a peces, crustáceos endémicos y aves; también el caso del río Pilcomayo y sus afluentes, que impactan principalmente sobre la ictiofauna, que es un recurso alimenticio importante de las comunidades locales. 113 La exploración petrolera en sus diversas etapas, ha generado desde hace varias décadas, importantes impactos localizados sobre la vida silvestre, no solo por la degradación a los ecosistemas (sendas, campamentos, helipuertos, caminos), sino por contaminación a partir de uso de sustancias como bentonitas, formol o lignosulfatos y el rebalse de piscinas de lodos. Entre las zonas afectadas se encuentra el Aguaragüe (irónicamente un área protegida), otras zonas del subandino de Tarija y Chuquisaca, zonas de la llanura chaqueña, el TIPNIS, la serranía de Eva Eva y el Chapare, con el Parque Carrasco. El derrame de petróleo del ducto de TRANSREDES el año 2000 sobre el río Desaguadero y que llegó a afectar al Lago Poopo, debió generar un enorme impacto sobre la vida acuática, sin embargo, las evaluaciones y resarcimientos se concentraron casi exclusivamente en aspectos de la afectación agropecuaria (cosechas, pasturas y ganado). Destaca también por su gravedad, el caso de la bahía de Cohana en el lago Titicaca, que por efecto de la contaminación masiva urbano-industrial proveniente de El Alto y Viacha,114 se viene afectando un amplio espacio del litoral lacustre en dicha zona, incluyendo los totorales, lo cual ha afectado a las poblaciones de peces, an-

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Fragoso 1997. Seoanez 1998; Ibisch y Mérida 2003. Ribera 2007;Ibisch y Mérida 2003 Ribera 2007.

fibios y aves. Se conoce el impacto por contaminación de mercurio en las zonas de explotación de oro (Tipuani, Guanay) y que podría afectar de forma directa a vida silvestre. 115 También se debe alertar sobre la contaminación a partir del uso a gran escala de plaguicidas (insecticidas, fungicidas, bactericidas, nematicidas, acaricidas, etc.) o herbicidas, usados a lo largo de los ciclos agrícolas, incluidas las etapas post-cosecha o de almacenamiento y transporte.116 Los plaguicidas de uso más frecuente corresponden a órgano-clorados como el DDT, Aldrín o el Lindano; órgano-fosforados como el Parathion o Malathion; o carbamatos como el Carbaryl, Baygón o el Furadán. El uso de los herbicidas se ha incrementado en diversas regiones de agricultura intensiva, las sustancias más utilizadas son: Paraquat, 2,4-D, bentazon, terbutrina, atrazina, simazina, linurón, metribuzin, metabenzotiazurin, tomcato, y el glifosato. Las zonas de mayor impacto por uso de agroquímicos son las de intensa actividad agrícola como el Chapare, Caranavi, o las zonas soyeras (Pailón, San Pedro), las zonas arroceras de Santa Cruz (Los Troncos, Pailas, San Julián), y también el valle alto de Cochabamba. Otros impactos considerables de contaminación se producen a partir de la acumulación y vertido no regulado de residuos sólidos, en las afueras de poblaciones, que van desde grandes ciudades hasta pequeñas localidades rurales, normalmente ubicadas a lo largo de las carreteras, ya sea en forma de vertederos improvisados o rellenos sanitarios mal administrados o colmatados. También la acumulación de residuos y de fecalismo abierto, se da en regiones de afluencia masiva de turismo como la Reserva Eduardo Avaroa (debido a deficiencia en servicios), estas situaciones son más críticas cuando se trata de zonas en las cuales la presencia de vida silvestre es importante. Indicadores de presión humana Diversas especies de fauna silvestre son especialmente sensibles a las presiones de ciertas actividades humanas, las cuales son determinantes para su estado de conservación. Estas son la cacería y la modificación de los ecosistemas y hábitats. Como ejemplo de estas presiones se describe un gradiente de situaciones de presión en las tierras bajas del sudoeste del Beni.1 1. Lugares de carácter prístino, de los cuales existe elevada probabilidad de que sólo excepcionalmente han sido visitados por el hombre, comprenden ecosistemas íntegros, con vegetación natural (climáxica o sucesional). No existen indicios de ningún tipo de actividad humana pasada o actual, no hay sendas o picadas, pascanas o taperas, señales de hogueras, árboles escarificados, etc. En general corresponden a superficies reducidas a medianas, en regiones muy remotas y alejadas, típicamente inaccesibles o de extremadamente difícil acceso (p.ej.crestas o filos de montañas rodeados de farallones, valles profundos en cañones inaccesibles y ríos muy caudalosos, “alturas” boscosas en parches o como lenguas circundados de extensos pantanos de difícil transitabilidad).

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Existe alta abundancia y diversidad de fauna silvestre, presencia de especies que en otras regiones son muy fugitivistas, poblaciones importantes de marimono, manechi, tapir, jaguar. Pueden encontrarse chancho de tropa (Tayassu pecari) en grupos bastante numerosos (200 a 400 individuos) y con pautas de fuerte agresividad. La fauna silvestre presenta un compor-

Ribera 2007;Ibisch y Mérida 2003 Ribera 2007; www.ecoportal.net; www.ambiental.net

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tamiento de alta tolerancia a la presencia humana (muy poco o ningún fugitivismo). Gran abundancia de huellas de animales silvestres, incluidas las de jaguar. 2. Lugares con mayor intervención por el hombre que en el punto1, presentan ecosistemas íntegros y con vegetación natural. No existen perturbaciones mayores a la estructura de los ecosistemas, aunque es evidente la presencia de cazadores y recolectores, aunque no frecuentemente; existen algunas pascanas de caza, hogueras, secaderos de carne, también existen sendas o picadas en mayor cantidad que en el tipo de sitio antes descrito, las cuales son de transito más facilitado. Estos sitios se encuentran en zonas alejadas de rutas o poblaciones, el acceso es relativamente difícil. Hay una alta abundancia y diversidad de fauna silvestre, pueden observarse marimonos y tapires, aunque ciertas especies presentan claras pautas de fugitivismo como el chancho de tropa (“tropas ariscas”). 3. Zonas que están regularmente intervenidas por el hombre (principalmente cazadores y recolectores), presentan predominio de ecosistemas bien conservados en general, aunque muestran evidencias de algunas perturbaciones anteriores, como pequeños chacos y barbechos, cerca a las pascanas de caza o dispersos, señales de quemas o incendios, árboles talados, etc., aunque no hay gente que viva permanentemente. Se evidencia una mayor cantidad de actividad de caza por la presencia de pascanas de cacería, señas de hogueras, secaderos de charque y restos de animales. Las sendas son de fácil transitabilidad y es evidente que son regularmente frecuentadas; se observan numerosas picadas nuevas y antiguas. Ocupan superficies relativamente extensas, se encuentran a no mucha distancia de rutas principales o poblaciones, la accesibilidad no es difícil. La abundancia y diversidad de la fauna silvestre es relativamente alta, aunque se nota una menor riqueza en especies e individuos de mayor biomasa o preferidos por los cazadores (antas, monos, taitetúes, chanchos de tropa, pavas de monte). Es notoria la menor abundancia de huellas de animales que en los casos anteriores, asimismo se nota ostensiblemente un marcado fugitivismo ante la presencia humana, de aquellas especies más sensibles como el marimono, el cual ya es raro.

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4. Lugares intervenidos por el hombre a partir de diferentes modalidades de uso de los recursos. Si bien los ecosistemas presentan todavía un buen estado de conservación, existen evidencias de mayor frecuencia de perturbaciones a su estructura, por ejemplo se observan varios sitios de impactos por agricultura actual o pasada (chacos y barbechos), hay importantes espacios con bosques secundarios, especialmente en las terrazas de ríos y arroyos. El patrón de asentamiento humano se caracteriza por la presencia de algunas viviendas permanentes, dispersas o aisladas de familias o grupos familiares, o alguna comunidad mayor en conformación. Se encuentran frecuentemente árboles talados o tocones antiguos y señas de quemas. Existe una red de sendas principales limpias y de fácil transitabilidad, las cuales en general conectan chacos y viviendas, muchas de éstas son aptas para herradura y algunas para el transito de carretones. La fauna silvestre es poco abundante y poco diversa, especialmente están ausentes aquellas especie de mayor biomasa y preferidas por cazadores (Antas, ciervos, venados, tortugas, taitetu, chancho de tropa, pavas de monte, monos en especial el marimono). La densidad de huellas de animales silvestres es muy baja. No existen pascanas de cacería o indicios de que esta actividad sea actualmente relevante. Estos tipos de lugares ocupan importantes superficies en torno a las zonas de mayor actividad agropecuaria y de poblaciones grandes.

5. Lugares fuertemente intervenidos por el hombre, los ecosistemas y la vegetación natural han sido profundamente modificados y por tanto en el contexto escénico o de paisaje en general, predominan las zonas de barbechos, bosques secundarios, pastizales de reemplazo y cultivos, con manchones de bosque primario remanente en zonas dispersas. Este mosaico está interconectado por una red de sendas principales o secundarias de muy fácil transitabilidad y muchas de ellas aptas para el paso de carretones o inclusive de motorizados livianos en la época seca. Pueden existir uno o más caminos secundarios que vinculan las comunidades o núcleos poblacionales más importantes. Normalmente también pueden encontrarse pequeñas comunidades campesinas. La abundancia y diversidad de la fauna silvestre son bajas a muy bajas, la densidad de huellas es muy baja. Presencia ocasional de especies que son atraídas por cultivos como agutíes o taitetúes e incluso venados o capiguaras cerca de los ríos.

Efectos y consecuencias Como se vio en los capítulos anteriores, muchas regiones del país sufrieron el embate de diversos tipos de caza comercial, esto hace ya varias décadas. No se sabe si se realizaron evaluaciones posteriores de medición del impacto de la caza expoliativa (en todo caso esto debió haberse hecho a fines de los 80), sin embargo, podemos suponer que todavía algunas especies afectadas en ese entonces, muestren efectos en cuanto a sus niveles poblacionales y de distribución geográfica, es decir que estas especies estarían todavía en proceso de recuperación. Si analizamos el caso de la londra o nutria gigante y del caimán negro, esta situación parece ser evidente. Menos claridad existiría en el caso de pecaríes, felinos o parabas. El caso de la vicuña, a pesar de sus niveles positivos de recuperación, también parece arrojar evidencias al respecto. Pero como hemos visto, las presiones intensivas de caza no son cosa del pasado, en las tres últimas décadas el incremento de las poblaciones humanas en muchas regiones (Alto Beni, Yucumo, San Borja, Ixiamas, Chapare, San Julián) han ocasionado presiones sistemáticas sobre diversas especies de la fauna silvestre, en especial las de mayor biomasa y que dan mayor aporte proteínico al cazador. Una de los efectos más notorios de la sobrepresión de caza son los vaciamientos de fauna, comunes en la mayoría de las regiones con regular ocupación humana.117 Los pobladores y cazadores de estas regiones reportan, de forma reiterativa, la reducción de la disponibilidad de fauna silvestre, lo cual se traduce en jornadas cada vez más largas de cacería, hasta zonas muy alejadas, incluyendo el interior de algunas áreas protegidas, o incluyendo cambios en la alimentación, por ejemplo recurrir más a la pesca, incluso la compra de carne o charque vacuno.118 Muchas especies de fauna que figuran en las listas de amenaza, son parte de los fenómenos de vaciamiento, que implica dos procesos: a) la declinación de las poblaciones animales en una región, por abatimiento de la caza, por huída o por migración en busca de mejores ofertas de hábitats y recursos, b) la retracción del rango de distribución geográfica, que implica procesos de extirpación local o desaparición de la especie, o extrema rareza, en zonas donde antes era común, lo cual, además de huida y abatimiento, puede implicar la modificación drástica

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de los ecosistemas y pérdida de hábitats. Un caso ejemplificador puede ser el de la vicuña que a inicios de la colonia fue reportada incluso en las partes altas que rodean la ciudad de La Paz, luego a inicios del siglo XX comenzó a desaparecer de una gran parte del Altiplano central y hacia 1960 sólo podía ser encontrada en pequeños números en regiones alejadas como Ulla Ulla, Mauri o San Pablo de Lipez. Es necesario poner en relevancia, la importancia de la fauna como recurso fundamental para la reproducción y supervivencia de numerosas familias y comunidades indígenas y campesinas.119 Por ejemplo, en el país, se ha puesto en evidencia la enorme relevancia que tiene el manejo de la fauna para los Sirionó dentro de las dinámicas de consolidación de su territorio.120 Los vaciamientos de fauna significan desde esta perspectiva social, un efecto drástico de menor disponibilidad de recursos y proteína para la gente local, lo cual afecta la seguridad alimentaria y la estructura de los sistemas productivos e incluso la pervivencia de la base cultural de los pueblos indígenas (5, 15, 40).121 Los vaciamientos, sin embargo, tienen además otras connotaciones muy severas sobre la dinámica de los ecosistemas en los cuales estas ocurren y sobre la dinámica de las poblaciones de las especies afectadas. Los efectos de la cacería selectiva e intensiva de especies de biomasa mayor (“bocas o picos grandes”) que da lugar a un progresivo vaciamiento de primates, tejones, jochis o agutíes, taitetues, meleros, loros, pavas, tucanes, etc., implica procesos de eliminación de los dispersores de semillas de un gran número de árboles. El efecto, a mediano y largo plazo, implica cambios en las composiciones florísticas y estructura de los bosques, los cuales poco a poco empiezan a mostrar un reemplazo y mayor abundancia de especies de árboles, cuyos dispersores son aves pequeñas o cuyas semillas se dispersan por el viento y agua. Estos aspectos están siendo comprobados en muchos lugares de la Mata Atlántica y la Amazonía.122 En el caso del árbol de la castaña (Bertholletia excelsa), el éxito en la dispersión de los frutos y la regeneración natural parece estar basado en una especial interacción ecológica con roedores medianos conocidos como jochis o pacas (Agouti, Dasyprocta), los cuales parten el duro coco con sus poderosos incisivos y esconden las semillas (almendras con cáscaras) en diversos puntos del piso del bosque.123 Muchas de estas semillas escapan de la predación del roedor y pueden germinar. En la actualidad, en muchas zonas de distribución de este magnífico árbol, se ha observado un alarmante vacío de las fases de regeneración natural más tempranas, situación que ha sido correlacionada con la también alarmante ausencia de estos roedores por efecto de la presión de cacería.124 Esto implicaría que estaría en riesgo la continuidad de los inmensos rodales de castaña en muchas de las zonas de la Amazonía de Bolivia y Perú principalmente. Por otro lado en regiones tropicales donde se ha evidenciado una remoción de los grandes predadores como jaguares, pumas y ocelotes, se han visto incrementos inusitados de roedores grandes y medianos (tipo agutíes) que ocasionan una fuerte depredación de semillas de palmeras principalmente, afectando las fases de regeneración natural de varias especies.125 Estos vaciamientos de depredadores félidos, pudieron también haber ocasionado la ausencia del factor controla-

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Antezana 2001; Ayres et al. 1991; Lehm 2004; Ribera 2000 b; Ribera y Liberman 2005. Townsend 1996, 1997; Lehm 2004. Balée 1989 ; Chicchón 1994 ; Lehm 2004. Tomhasca 2005. Ribera y Liberman 2005. Zuidema 2003. Tomhasca 2005.

dor en la cadena trófica e influir para que explosionen las poblaciones de roedores en la zona del Machupo, San Joaquín y Magdalena, que a su vez dio lugar a una dispersión del virus de la fiebre hemorrágica.126 Por su parte los vaciamientos de presas como troperos, taitetúes o agutíes, ocasionan que grandes predadores como los jaguares recurran con mayor propensión a atacar al ganado. Los vaciamientos, también ejercen un efecto severo sobre la reducción de las tasas de renovación poblacional, ya que pueden afectarse los sex-ratios (proporción de machos y hembras), los encuentros entre machos y hembras pueden tornarse más raros.127 De cualquier forma la caza selectiva en ciertas épocas, afecta hembras preñadas o con crías, lo cual deprime las tasas de renovación y de supervivencia de los juveniles.128 En relación a la supervivencia de las poblaciones mermadas de las especies afectadas, uno de los efectos onerosos más preocupantes, aunque poco atendidos o conocidos por no ser evidentes, es la pérdida o reducción de los niveles de riqueza genética o de germoplasma, es decir pérdida de genes de una población dada de seres vivos.129 Si en una región dada, una población tiene 10.000 individuos y, por caza selectiva, desaparecen 3.000 individuos, esto incide de forma directa en una pérdida de riqueza genética o erosión, situación que implica la pérdida de germoplasma de dicha población animal, y por tanto se ha afectado el potencial de variabilidad. Otro ejemplo de erosión genética, se da a partir de procesos extractivos selectivos intensificados, como es el caso de la tala de los mejores árboles o individuos de mara u otra especie forestal valiosa, ocasionándose un “descremado” de la especie. Estas pérdidas de variabilidad por reducción poblacional ponen en riesgo a las especies a partir del fenómeno de “cuello de botella” y deriva genética (por ejemplo selección de ciertos genes indeseables) y eventualmente las sitúa en riesgo de extinción. En cualquier caso, significa una pérdida neta de información o diversidad genética. 130 Las poblaciones pequeñas con escaso o ningún flujo genético constituyen el escenario ideal donde la deriva genética actúa con mayor fuerza, dando lugar a la fijación de alelos al azar y reduciendo la heterocigosis.131 La teoría nos dice que la deriva genética es evolución que se produce como consecuencia del error de muestreo de la producción de un número finito de zigotos a partir de un conjunto de genes. Por azar, las frecuencias de alelos cambian de una generación a otra. La deriva genética se da con mayor efectividad en poblaciones pequeñas que grandes. A lo largo de muchas generaciones, la deriva inexorablemente da lugar a una pérdida de diversidad genética. Si algunos alelos fijados son deletéreos, la deriva ocasiona una reducción de la eficiencia (metabólica, fisiológica, reproductiva) de los individuos de la población. Este fenómeno desemboca en una depresión consanguínea. En poblaciones pequeñas y aisladas, todos los individuos están emparentados y no hay otra elección más que la cruza con un pariente. La disminución de los heterocigosis en poblaciones reducidas y aisladas (o metapoblaciones) y un aumento de la homocigosis, hace que los alelos deletéreos queden expuestos, lo cual puede dar lugar a los procesos de “cuello de botella”, en los cuales una población reducida tiene pocas probabilidad de sobrevivir, pues además de haber reducido su arsenal genético por la falta de heterocigosis, es muy vulnerable, especialmente si ocurren situaciones de mortalidad masiva por efectos climáticos, epidemias, hambrunas, etc.

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Canedo 2001. Smith y Smith 2001. Ojasti 2000. Pascual Trillo 1997. Kwiatkowska 2000. Freeman y Herron 2001; Jaksic 2001; Kwiatkowska 2000.

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La acumulación de alelos recesivos deletéreos (o lastre genético) puede dar lugar a la extinción de poblaciones pequeñas.132 Cuando la manifestación de las mutaciones deletéreas da lugar a una reducción del tamaño poblacional, la efectividad de la deriva genética aumenta. Por tanto, aumenta la velocidad y proporción de las mutaciones deletéreas que se fijan, lo cual nuevamente disminuye el tamaño poblacional, fenómeno que se denomina “disolución mutacional”. Toda esta consideración científica se resume en su expresión más drástica en el incremento de riesgo de extinción de las especies. Respecto a este efecto, desde luego el más terrible por su irreversibilidad, el país entero debería meditar que no son cosas lejanas, que sólo ocurren en la India o Madagascar. Ya tenemos experiencia en dicha materia, es decir las actuales generaciones en curso, ya hemos recibido el legado transgeneracional, de al menos tres extinciones, la chinchilla, el guanaco de altura y el humanto. Hemos estado a punto de ver extinguirse a la vicuña, la londra y el caimán negro. Aparentemente, no hemos aprendido de la historia, y estamos poniendo en la lista de “en peligro de extinción” a la puya, al quirquincho, al cóndor y al oso andino, a la paraba frente roja, etc. En cuanto a los impactos o presiones de degradación de los ecosistemas, éstos ocasionan a través de la fragmentación, efectos de pérdida de hábitats,133 que pueden ser sitios de reproducción o nidificación, refugios, sitios de descanso o lugares con especial presencia de recursos, agua, etc. Además de la pérdida de hábitats, se produce una reducción del tamaño general del ecosistema, ingresando no sólo en el dilema del aislamiento biogeográfico, sino también en el del tamaño crítico de ecosistema, situación que afecta la distribución de recursos alimenticios, recursos claves (keystone) y espaciales (por ejemplo sitios reproductivos, madrigueras), pudiendo desembocar en la extinción local de poblaciones enteras de las especies más sensibles. Ya se ha dicho que las especies con requerimientos espaciales especialmente grandes predadores como jaguares o águilas harpías, se ven especialmente afectadas. Las presiones de caza hacia las zonas naturales que están poco o nada intervenidas, como el interior de áreas protegidas, significan afectar seriamente la dinámica fuente-sumidero, lo que implica deteriorar la “fábrica” que produce los nuevos reemplazos que son usados como recursos por la gente de las localidades.134 Al mismo tiempo la caza en el sumidero (zonas accesibles a los poblados), tiene efectos generales sobre el flujo genético de las especies, puesto que impide el intercambio con otras zonas o masas boscosas no intervenidas. La degradación ecosistémica en amplias zonas tiene además un efecto de barrera, además del efecto de caza, dificultando aún más ese flujo de individuos y genes. La remoción de predadores por caza de control en una zona dada puede significar simplemente la constante apertura de nuevos nichos para nuevos merodeadores. El ganado es atractivo para nuevos predadores, que llegan a ocupar el lugar de los anteriormente removidos, generándose un círculo vicioso que significa el efecto de un progresivo y mayor deterioro poblacional de las especies de predadores. La remoción de predadores, significa un efecto de perturbación de las redes alimenticias y el debilitamiento de los mecanismos de control, por ejemplo de herbívoros o roedores, que a su vez afectan las cosechas o a la salud humana.

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Freeman y Herron 2001. Burel y Baudry 2002; Killeen 2007. Ojasti 2000; Townsend 1997.

Los efectos de la contaminación minera, hidrocarburífera, industrial, urbana o por pesticidas, sobre la vida silvestre, son prácticamente desconocidos. Incluso carecemos de suficiente información sobre sus efectos sobre la gente. Sin embargo, de alguna manera se podría suponer que algunas de las afectaciones detectadas en personas o el ganado doméstico, también ocurren en especies de la vida silvestre, especialmente mamíferos y hasta aves. Los herbicidas de uso tan popularizado en las regiones agrícolas en los últimos años, ocasionan efectos patológicos graves en seres humanos, como ser insuficiencia renal, fibrosis pulmonar, insuficiencia hepática y cáncer de piel. El glifosato y sus derivados, son la base para la fabricación de herbicidas de amplio espectro, no selectivo, utilizado para combatir malezas en tierras agrícolas. En general, existen muy pocos estudios sobre los impactos de los agroquímicos sobre la fauna silvestre, inclusive son muy escasos los estudios sobre las consecuencias en la salud humana. La escasa información difundida indica mayormente impactos en la ictiofauna y otros organismos acuáticos.135 En cuanto a los residuos sólidos, es crucial atender los efectos de la acumulación de restos orgánicos en zonas periféricas a poblados o ciudades, o en zonas de afluencia importante de turismo, lugares donde ciertas especies de fauna silvestre pueden allegarse (zorros, tejones, rapaces, roedores). Estas situaciones son la puerta abierta al riesgo de transmisión de enfermedades o intoxicaciones a la vida silvestre, dado que muchos de estos residuos ya están en fase de descomposición. La mala disposición de residuos peligrosos hospitalarios, ya ingresa en el terreno de la pesadilla. Por su parte, los plásticos además de afear el paisaje, generan otra serie de inconvenientes. Normalmente las bolsas u otros envases desechados como botellas, contienen restos de alimentos o bebidas, los cuales se descomponen y fermentan en el interior de estos envases, lo cual implica un riesgo de proliferaciones bacterianas que al ser liberadas, por ejemplo al agua, pueden afectar la salud humana o de los animales. En zonas rurales, los vertederos en las periferias de los pueblos, o en zonas naturales con afluencia masiva de turismo, las bolsas de plástico desechadas con restos alimenticios, pueden ser consumidas por diversas especies de fauna (zorros, felinos, aves) y ocasionarles severas patologías (infección, obstrucción intestinal) e incluso la muerte. Similar efecto pueden tener los envases industriales de alimentos y hasta el papel. Respuesta (gestión ambiental, políticas, normas e institucionalidad) En términos generales se puede afirmar, que considerando al menos las dos décadas pasadas, las respuestas desde el Estado hacia la problemática de la vida silvestre, han sido pocas y sin ninguna efectividad. Ha predominado en general una absoluta despreocupación, que ha ocasionado un vacío de intervención directa. Esto puede obedecer a muchos aspectos, y en primera instancia podrá ser atribuido a la debilidad normativa, a la poca eficiencia y capacidad de las instituciones o a la falta de alternativas productivas, etc.; sin embargo, la problemática de la vida silvestre es parte de la gestión ambiental y, es ahí donde posiblemente radica nuestra mayor debilidad y deficiencia.136 La gestión ambiental en el país, se ha caracterizado por tener un desarrollo muy insuficiente,137 a pesar de la cantidad de instrumentos normativos vigentes.138 Los sucesivos gobiernos han mostrado una marcada indiferencia hacia las temáticas ambientales y ecológicas (p.ej. conservación de la biodiversidad), las cuales

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Ibisch y Mérida 2003. Avellaneda 2007. Ribera 2007. Hernaiz 2002.

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han sido interpretadas desde siempre por las corrientes neoliberales y capitalistas como simples obstáculos al desarrollo de los países y la expansión empresarial.139 Esta posición fue replicada en el país durante varios años a lo largo de sucesivos gobiernos, promoviendo una lógica desarrollista o economicista, basada en la preeminencia de los sectores minero, petrolero y forestal. Producto de esta falta de priorización de la temática ambiental como política de Estado, por varios años el país dio escasa atención al tema de los acuerdos y convenios internacionales más relacionados a temas ambientales y de conservación, incluidos los de la Agenda 21. Esto ha repercutido en varios aspectos, como la poca atención al fortalecimiento normativo o en lograr instituciones responsables, eficientes y con capacidades, cosa que a su vez ha dado lugar a que las acciones y mecanismos de control y fiscalización sean deficientes e insuficientes;140 en tanto los problemas proliferan y se agudizan. Disposiciones legales acerca de la fauna En cuanto a la respuesta del Estado desde lo legal o normativo, es interesante realizar un recuento de las normas a favor de la protección de la vida silvestre a lo largo de muchos años como país, en el cual se puede observar que en realidad no hubo demasiados vacíos. 2  Prohibición de matanza de vicuñas (DS s/n 1825), presidencia de Simón Bolivar. También menciona un premio por cada vicuña domesticada.  Prohibición de la caza de chinchilla, vedas (DS s/n 1832), presidencia de Andrés de Santa Cruz.  Prohibición de la caza de chinchilla (DS s/n 1850), presidencia de Isidoro Belzu.  Prohibición de la caza de chinchilla (DS s/n 1863), presidencia de José María Achá.  Prohibición de la caza y exportación de cueros de vicuña y chinchilla (DS s/n 1920), presidencia de José Gutierrez Guerra.  Prohibición de la caza de vicuña y se recomienda establecer criaderos para esta especie (DS s/n 1939), presidencia de Germán Busch.  Creación del Parque Nacional del Bosque de Queñuas del Sajama (DS s/n 1939), presidencia de Germán Busch.  Prohibición de la captura y caza de la Garza Real (DS s/n 1939), presidencia de Carlos Quintanilla.  Prohibición de la pesca de mauri, boga, humanto, karachi, ispi (DS s/n 1940), presidencia de Carlos Quintanilla.  Prohibición de exportación de lana de vicuña (DS s/n 1950), presidencia de Mamerto Urriolagoitia.  Prohibición de exportación de cueros crudos de caimán y lagarto (DS 5665. 1960), presidencia de Victor Paz Estensoro.  Permite bajo regulaciones la caza y exportación de caimán y lagarto (DS 5902, 1961), presidencia de Victor Paz Estensoro.  Prohibición de la caza de jaguar, felinos, hurones, boas, sicuri (DS 6885, 1964), presidencia de Victor Paz Estensoro.  Prohibición de la exportación de cueros curtidos (sin procesamiento final) de caimán y lagarto (RS 133225, 1966), presidencia de Alfredo Ovando Candia.  Regula la escala impositiva para el comercio interno e internacional de productos de caza y pesca (DS 8063, 1967), presidencia de Rene Barrientos Ortuño.

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Ribera 2007; García 1999. Ribera e Hidalgo 2003; Ribera 2007.

 Prohibición de la explotación y comercialización de cuero y lana de vicuña (DS 8533, 1968), presidencia de Rene Barrientos Ortuño.  Vedas del caimán y lagarto (RM 279. 1972), presidencia de Hugo Banzer Suarez.  Prohibición de caza del taitetú, capihuara, venado (RM 441. 1972), presidencia de Hugo Banzer Suarez.  Prohibición de caza en Parques Nacionales y Reservas equivalentes (RM 509, 1972), presidencia de Hugo Banzer Suarez.  Prohibición de la caza y captura del guanaco, taruca y venado (DS 11212, 1973), presidencia de Hugo Banzer Suarez.  Prohibición de la captura de fauna amazónica como parabas, tucanes, mutunes, garzas, cardenales (DS 11251, 1973), presidencia de Hugo Banzer Suarez.  Prohibición de la captura de suri y ñandú o pio (DS 11253, 1973), presidencia de Hugo Banzer Suarez.  Ley Forestal general de Bolivia (DL 11686, 1974), presidencia de Hugo Banzer Suarez.  Ley de Vida Silvestre, Parques Nacionales, Caza y Pesca (DL 12301, 1975), presidencia de Hugo Banzer Suarez.  Veda Total: Pejichi, chinchilla, oso, jaguar, puma, cóndor, garzas, flamencos, bufeos, caimán, boas, tortugas (DL 16605, 1979), presidencia de David Padilla Arancibia.  Veda total, con excepción de 50.000 cueros de Caiman crocodylus a favor de ASICUSA (DS 21312, 1986), presidencia de Victor Paz Estenssoro.  Veda total, con exclusión para investigación científica, productos terminados de especies de CITES I y cueros curtidos de pecaríes (DS 21774, 1987), presidencia de Victor Paz Estenssoro.  Veda total e indefinida (DS 22641, 1990), presidencia de Jaime Paz Zamora.

Hasta 1990 inclusive, se puede afirmar que la extraordinaria lista de normas para la regulación y control de la caza y uso de la vida silvestre nos demuestra que el problema no radica en la emisión de leyes y otras normas (aparentemente es la parte fácil), sino que la falla radica, por una parte en la aplicación de la norma por las instancias responsables y autoridades de gobierno y, por otra, en el cumplimiento de las normas por la sociedad, dualidad incumplida y que es una de nuestras mayores debilidades A mediados de los años 60, se reconoció a nivel internacional, que la única forma para regular el comercio de vida silvestre, era establecer un mecanismo legal obligatorio y global. De esta forma se crea la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres o sus Derivados (CITES), 141 la cual entró en vigencia a principios de los 70, con el fin de controlar el desordenado comercio de fauna y flora silvestre, neutralizar el tráfico y prevenir que especies en estado de conservación precario, ingresen en dicho comercio. Si bien Bolivia había suscrito la Convención CITES ya en 1973 y en mayo de 1979 ratificaba su adhesión a partir del Decreto Ley 16464, el proceso expoliativo de caza comercial continuó sin evidenciar cambios varios años después, existiendo casos probados de corrupción, al punto que el país fue sancionado en la quinta convención de partes realizada en Buenos Aires. Entre 1975 y 1985, las restricciones CITES y las presiones internacionales cobraron lentamente más fuerza en el mundo, existiendo una disminución de la intensidad del comercio mundial. Recién el año 1989, CITES comienza a ser aplicada con cierta rigurosidad en el país, aunque se realizaron denuncias sobre determina-

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Ribera 1996.

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das autorizaciones de exportación de cueros de lagarto (Caiman yacare), que fueron cuestionadas.142 De cualquier forma, se observó en esos años, una reducción de la cacería comercial en comparación a las décadas anteriores. Esto, obedeció a las estrictas medidas de control que ejercieron los países signatarios en los aeropuertos internacionales, y al colapso de los mercados internacionales abiertos e ilícitos, y no en función a las medidas de control interno. De cualquier forma el país ratifica nuevamente la Convención CITES en julio de 1991 a partir de la Ley No.1255. En la actualidad la autoridad administrativa de CITES radica en la Dirección General de Biodiversidad en La Paz, en tanto que la autoridad científica tiene base en Santa Cruz (Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado), situación que haría presumir procesos dificultosos de coordinación efectiva. Al amparo de la Convención CITES, en su apéndice I, están especies como el pequeño tití (Callimico goeldi), el pejichi (Priodontes maximus), la londra (Pteronura brasiliensis), el gato andino (Oreailurus jacobita), el jaguar (Panthera onca), el oso andino (Tremarctos ornatus), el cóndor (Vultur gryphus) todas las aras o guacamayos, todas las águilas y halcones. En el apéndice II, están especies como el chancho de tropa (Tayassu pecari) el taitatú (Tayassu tajacu) y el puma (Felis concolor). Se considera de una importancia estratégica radical, apoyar el fortalecimiento de esta Convención, puesto que es una de las únicas salvaguardas a favor de la vida silvestre, al menos reduciendo el riesgo de ampliación del tráfico al exterior, en momentos en que el resto de mecanismos de regulación al interior del país, están casi inoperantes. El año 1986 fue creado el Consejo Consultivo de Vida Silvestre (DS 21774) con el fin de apoyar y asesorar a los niveles de decisión del Estado sobre la política nacional de conservación de flora y fauna silvestre, emitir recomendaciones sobre estudios, proyectos, programas y convenios de investigación, así como la autorización o rechazo de solicitudes de exportación relacionadas con la Convención CITES. A través del decreto supremo 22641 de 1990, relativo a la veda general e indefinida, es ratificado bajo la composición de las instancias entonces vigentes, el Ministerio de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente y la Dirección Nacional de Conservación de Biodiversidad, además del Museo Nacional de Historia Natural, El Instituto de Ecología de la UMSA y la Liga de Defensa del Medio Ambiente. El accionar de esta instancia siguió hasta los primeros años del 2000, cuando el gobierno en ese entonces ya no impulsó su accionar y el proceso de varios años simplemente desapareció. Al momento no se conocen iniciativas para reactivar esta instancia o conformar otra. A pesar de que en algún momento se cuestiono su actividad por motivos de funcionalidad y efectividad, con la anulación de facto de esta instancia, se ha dado un paso atrás. En años posteriores, con notable menor profusión que en décadas pasadas, se aprobaron leyes y normas relevantes para apoyar, al menos de forma indirecta, la gestión de conservación y manejo de la vida silvestre del país. El año 1992 es un hito por la emisión de la Ley General del Medio Ambiente (Ley 1333) que, entre otros aspectos, crea el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP). El año 1994, se aprueba la Ley 1580, que ratifica el Convenio de Diversidad Biológica. El año 1996 se aprueba la nueva Ley Forestal (Ley 1700), la cual tiene el mérito de haber ordenado el caos y la arbitrariedad en el otorgamiento de concesiones y permisos de aprovechamiento, elemento que como se vio, fue altamente atentatorio hacia la vida silvestre. El siguiente año, se emite el DS 24781 del Reglamento General de Áreas Protegidas, que contempla aspectos relevantes para la protección de la vida silvestre; adicionalmente se debe mencionar que todas las normas de establecimiento de las áreas protegidas de Bolivia, cuentan con elementos y salvaguardas a favor

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Urioste y Pacheco 2001.

de la vida silvestre. Un avance sustancial en cuanto la protección de la vida silvestre, fue la creación del Sistema Nacional de Áreas Protegidas y su posterior desarrollo,143 el cual a pesar de enfrentar un sinnúmero de dificultades económicas y de falta de apoyo del propio Estado del cual es parte, ha llegado a ser el único instrumento efectivo de protección del patrimonio natural. Parte de este logro es la conformación del Cuerpo Nacional de Guardaparques, que aunque suene reiterativo, a pesar de las limitaciones de apoyo, es un baluarte en la defensa de la naturaleza en el país. Casi en la misma línea, se habían conformado en los años 90, los cuerpos de Guardafaunas en diversas regiones de las tierras altas del país a partir de comunarios y autoridades locales en las regiones rurales, especialmente para brindar protección a la vicuña; sin embargo, una mala decisión de un ministro de turno, disolvió esta instancia comunal, lo cual nuevamente fue dar otro paso atrás. El año 1999, a través del DS 25458, se ratificó la veda de 1990, pero se incorporaron excepciones para el uso sostenible de algunas especies de fauna, que cumplan el requisito de poseer planes de manejo y uso sostenible. El año 1997 se emitió el DS 24529 del Reglamento para la Conservación y Manejo de la Vicuña (considerando áreas de manejo a Mauri - Desaguadero, Ulla Ulla y Sud Lípez), en tanto que el año 2006, se aprueba el DS 28593, que establece los mecanismos para la comercialización de la fibra de vicuña en su forma no procesada (bruta y descerdada) eliminando la restricción que obligaba la comercialización en paño o tela, aspecto que no coincide con las posibilidades reales de manejo tecnológico de las comunidades campesinas. El año 2002 se aprueban las leyes de ratificación de los Convenios RAMSAR y para la Conservación de Especies Migratorias, ambos estrechamente relacionados con la protección de la vida silvestre. En cuanto a intentos fallidos que buscaron promover el fortalecimiento directo e indirecto de la normativa para la protección, y manejo de la vida silvestre, se debe mencionar la propuesta de Ley de Biodiversidad con innumerables versiones desde 1993 a la fecha, la propuesta de Ley de Áreas Protegidas y las diversas versiones de reglamento de vida silvestre. En esta línea, un aspecto por demás crítico es el vacío de una norma en el nivel de reglamento, que regule y oriente específicamente los procesos de conservación y manejo de la vida silvestre. Al existir un vacío enorme sin una ley de biodiversidad, lo que queda en concreto, es el Decreto-Ley 12301 de 1976, que a claras vistas ya es obsoleto. Por su parte la Ley 1333 tiene limitaciones, pues se concreta a hacer menciones genéricas sobre el tema, en tanto que el Reglamento de Áreas Protegidas tiene algunos elementos relevantes, pero su aplicación se circunscribe exclusivamente al interior de estas unidades de conservación. No faltaron, sin embargo, intentos para obtener un reglamento especial para la vida silvestre, existen versiones específicas tanto del 2001 como del 2003 y 2004, incluso existe una propuesta de reglamento de vida silvestre para su aplicación en las áreas protegidas. Sin embargo la escasa voluntad política y la incertidumbre para abordar estos temas en escenarios de efervescencia política, impidieron su tratamiento y emisión oficial. De manera que numerosos elementos relacionados a la protección de la fauna, en los cuales es urgente incidir, como las presiones del comercio ritual o folklórico, el tráfico interno de especies o el comercio de carne en las regiones, además de aspectos de manejo propiamente, no tienen asideros normativos prácticos.

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SERNAP 2001.

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Pero volvemos al principio, ¿las salvaguardas derivadas de normas y leyes pueden asegurar la protección de la vida silvestre?, a claras vistas que no, si de tener normas se tratara, la problemática de conservación de la fauna silvestre no tendría la dimensión que tiene. Una de las manifestaciones más evidentes de la debilidad de una gestión ambiental, es la reducida capacidad operativa de sus instituciones responsables.144 En las décadas anteriores a 1960, la responsabilidad sobre la vida silvestre recayó en diversas reparticiones supeditadas a los ministerios de agricultura o de hacienda. La Guardia Forestal de la Nación, con atribuciones sobre la vida silvestre, se creó recién en 1969; en los años 1970 se creó el Centro de Desarrollo Forestal (CDF), llegando a instruirse a partir de un decreto supremo, la conformación de Comités de Defensa de la flora y la fauna a nivel departamental, provincial y cantonal. Por demás es conocido el triste desempeño del CDF durante los nefastos años 70 y 80. Recién el año 1993, oficialmente, tanto las áreas protegidas como la vida silvestre dejan el CDF y pasan a la Dirección Nacional de Conservación de Biodiversidad (DNCB), creada al interior de la Secretaria Nacional de Medio Ambiente; esta Secretaría sería reemplazada luego por el Ministerio de Desarrollo Sostenible. Durante varios años, la DNCB desempeñó el doble papel de regir sobre áreas protegidas y la vida silvestre, para pasar después a conformar durante muchos años y hasta la actualidad, la Dirección General de Biodiversidad, mientras que las áreas protegidas pasaban al SERNAP. Más allá del compromiso y empeño de toda la gente que ha trabajado en estas nuevas reparticiones del Estado, la falta de jerarquización y de apoyo tanto financiero como político, generan una reducida capacidad operativa, a lo cual se añade la falta de apoyo normativo sustancial (falta de la Ley de Biodiversidad y de un Reglamento de Vida Silvestre). Se suma a esto, el efecto de la centralización de poderes en instancias ministeriales crónicamente débiles, las cuales deben necesariamente subsidiar en las regiones a los entes prefecturales (Direcciones de Recursos y Medio Ambiente) que han adolecido tradicionalmente de una debilidad y desmotivación aún mayor. Fuera del marco normativo e institucional, una atención más efectiva de respuesta a la problemática de la vida silvestre se ha dado en otros ámbitos y tiene que ver con el incremento del estado de conocimiento de la vida silvestre. A pesar de las agudas limitaciones presupuestarias y de apoyo del Estado a las universidades e institutos de investigación, se han realizado importantes avances en aspectos de investigación y formación sobre la vida silvestre. Claros ejemplos derivan del accionar del Instituto de Ecología de la UMSA o el Instituto de Biodiversidad y Genética de la UMSS. El Centro de Datos para la Conservación (CDC, actualmente TROPICO) tuvo un rol importante en la sistematización y generación de información sobre vida silvestre. Años después, organizaciones internacionales como la Wildlife Conservation Society (WCS) han realizado sustanciales aportes, especialmente en el norte amazónico de La Paz, también destaca la organización Armonía y Bird Life Conservation, con su programa de áreas importantes para la conservación de aves en los Andes tropicales, o BIOTA en el tema de la conservación de flamencos y de predadores-caza de control, sólo para citar algunos casos. No se puede dejar de mencionar el prolífico trabajo de W. Townsend en temas de manejo comunitario de la fauna. Posiblemente éstas han sido las respuestas más relevantes en relación a la problemática de la vida silvestre. Destacan también algunas experiencias de manejo de vida silvestre orientadas a la sostenibilidad y la generación de beneficios para los pobladores locales, y que también han tenido desarrollo en algunas áreas protegidas (San Matías, TIPNIS, Apolobamba y Sajama). Destacan dos experiencias: El programa de aprovecha-

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Ribera e Hidalgo 2003.

miento sustentable del lagarto (Caiman yacare), y la esquila en vivo de la vicuña (Vicugna vicugna). El programa de aprovechamiento sustentable del lagarto (Caiman yacare), tiene un temprano origen el año 1995 cuando la Dirección Nacional de Conservación de la Biodiversidad, da inicio a un proceso de gestión a partir del Plan de Acción de la Vida Silvestre, donde el manejo sostenible del Caiman yacare era una de sus prioridades. A las evaluaciones previstas en el mencionado plan de acción, siguió la aprobación del Reglamento de Manejo del Lagarto (DS 24774 de 1997) que levantó la veda y permitía el aprovechamiento comercial de cueros de lagarto mediante un sistema de cuotas anuales de cosecha. Entre 1998 y 1999, se asignan cupos de captura para la especie en el Beni, con la participación de cuatro curtiembres; sin embargo estos procesos fueron cuestionados por la UICN y no fueron aprobados por el Consejo Consultivo de Vida Silvestre.145 El año 2000, se aprobó por una resolución ministerial (RM 49/00) el Reglamento de Aprovechamiento del Lagarto. Los siguientes años se asignaron cupos de captura aprobados por el Consejo Consultivo de Vida Silvestre. El año 2001, dentro del programa departamental para el aprovechamiento sostenible del Caiman yacare en el Beni, se impulsa un proceso de evaluación poblacional y ecológica de la especie con miras a un aprovechamiento sostenible. Para el efecto se realizaron varios estudios, entre los cuales, el proceso metodológico para la definición de “ecoregiones” de captura y la asignación de cuotas de cosecha, así como las evaluaciones de la densidad poblacional de la especie, fueron arduamente debatidas, en función a las aparentes deficiencias que presentaba y el riesgo de sobrecaptura que podía existir para determinadas zonas. También, desde un inicio se advirtió el riesgo de que si no se fortalecían los sistemas de control y fiscalización a nivel central y en las regiones, el proceso podría culminar en vaciamientos locales y regionales del recurso especialmente en las tallas mayores de captura. En los años siguientes, el desarrollo del proceso, evidenció el accionar poco eficiente de las prefecturas de departamento (de Beni y Santa Cruz principalmente) en términos de adecuado control y fiscalización. A pesar de que los mayores beneficios han recaído en las curtiembres y empresas de comercialización, el concepto no deja de constituirse en una alternativa importante para generar ingresos a los grupos de indígenas y campesinos pobres de las diversas regiones, que en general, son los menos beneficiados del proceso. El proceso de manejo en áreas protegidas se inició en el ANMI San Matías (TCO Rincón del Tigre), aunque no estaba previsto inicialmente de esta manera. Posteriormente se elaboró un plan de manejo del lagarto para el TIPNIS el cual se encuentra en fase de ejecución. En cuanto al manejo de la vicuña, los censos realizados entre los años 2001 y 2004 arrojaron la cifra cercana a 60.000 individuos en todo el país, se espera que en la actualidad esta cifra pueda ser algo más alta. Las regiones de mayor concentración de vicuñas son la región de Ulla Ulla en el ANMI Apolobamba, la región Mauri - Desaguadero (La Paz) y la región de San Pablo de Lípez - Esmoruco en Potosí, ocupando en total 99.700 km2 de hábitat. Hasta el año 2005 existían aproximadamente 16.000 vicuñas al interior de las áreas protegidas (24% del total): ANMI Apolobamba con más de 10.000, PN Sajama y su zona de influencia con 3.500, Reserva Eduardo Avaroa con 1.500, Reserva Cordillera de Sama con 500 y el resto se distribuye en otras unidades de protección. La Reserva Apolobamba y otras regiones de las tierras altas, ya tenía el año 2005, un importante stock almacenado de productos de diversas esquilas en vivo, a la espera de la norma que libere el comercio de la obligatoriedad del paño, situación que ha empezado a concre-

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tarse a partir del año 2007. Paralelamente al esfuerzo de las comunidades locales e instituciones, para favorecer el proceso de esquila en vivo y la comercialización legal de la fibra de vicuña, existe un mercado ilegal que implica la destrucción del recurso y que tiene manifestaciones abiertas e impunes en ferias como la 16 de Julio de El Alto, donde se ofertan grandes volúmenes de fibra, cueros, paños, mantillas, etc. Podemos concluir en torno a este caso específico, que si bien por un lado se ven avances sustantivos, por otro se advierte una absoluta inacción e incapacidad de establecer el control, y esto ocurre desde 1825 a la fecha.

Conclusiones Desgraciadamente las condiciones actuales, que no son precisamente las de un escenario bueno, pueden empeorar al futuro, en especial si se mantienen la indiferencia estatal y la proyección hacia lógicas desarrollistas exentas de sensibilidad hacia el tema ambiental. Grandes riesgos o amenazas se ciernen, en especial relacionados a una degradación y devastación de los ecosistemas a gran escala, bajo dos elementos de incentivo y amplificación: las iniciativas IIRSA y la lógica agrobiocombustibles.146 Esto implicará un incremento desmesurado de las fronteras agropecuarias del cultivo de soya, otras oleaginosas o caña de azúcar, sobre regiones todavía bien conservadas y sus ecosistemas críticos, al igual que sobre áreas protegidas y en especial sus zonas de influencia.147 Relacionado a esto, se suma el riesgo de la implementación de megaproyectos hidroeléctricos tanto en nuestro territorio (p.ej. El Bala, Cachuela Esperanza, Baritú) como en el Brasil sobre el río Madera (Jirau y San Antonio), las cuales podrían generar enormes impactos en los ciclos de inundación (desde ya, perturbados por el cambio climático) en los ecosistemas y sobre muchas especies. Otro agente de riesgo hacia la vida silvestre, vía fragmentación y devastación de los ecosistemas, es el incremento de la colonización espontánea o dirigida hacia zonas naturales todavía bien conservadas (Norte de La Paz, Monte San Pablo, Guarayos, Paragua, Pando, bosque Chiquitano). También la contaminación ambiental se avizora como una amenaza sobre la vida silvestre, en especial en zonas que están experimentando la reactivación de la minería o donde se desarrolla una intensa actividad petrolera. La expansión de la agricultura a escala industrial, conlleva el riesgo de un mayor uso de plaguicidas. Entre las regiones especialmente sensibles, se ha identificado el enorme riesgo de contaminación por la explotación de energía geotérmica en la reserva Eduardo Avaroa, que afectaría la cuenca de la Laguna Colorada, la propia laguna y las poblaciones de flamencos. No se puede dejar de mencionar, a pesar de que ya es un elemento bastante popularizado, los impactos y efectos derivados del cambio climático.148 Se prevé en los siguientes años un recrudecimiento de las grandes inundaciones en las tierras bajas o severas sequías en las Punas y el Chaco, que en general son elementos que ponen en jaque a muchas poblaciones de fauna. También se deben considerar los impactos sobre la disponibilidad hídrica, los cambios de vegetación y la composición florística en los ecosistemas, o la disponibilidad de recursos.149 Todas estas situaciones afectarán a las poblaciones de la fauna silvestre, que ya se encuentran bajo presión.

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CSF 2007 a y b. CSF, 2007 a; Killeen, T. 2007. Velazques 2005; www.nationalgeographic.com Velazques 2005.

Foto 1 La caza de vida silvestre afecta a las especies amenazadas al reducir la posibilidad de sobrevivencia de las crías.

Foto 2 Al no haber control, las festividades folklóricas ocasionan una depredación masiva de ciertas especies amenazadas de la vida silvestre

Foto 3 Suris, flamencos, guacamayos, zorros, son las especies más afectadas por las entradas folklóricas

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Foto 4

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Foto 5

Suri o ñandú andino (Rhea pennata ), especie fuertemente amenazada

Vicuña (Vicugna vicugna), especie en fase de recuperación y que ha empezado

Todos estos elementos, desafortunadamente sinergizados con los impactos de la caza en todas sus modalidades, podrán ejercer presiones extraordinariamente fuertes en los próximos años sobre la vida silvestre, al punto de que en la siguiente década podríamos lamentar varias extinciones, en especial si los mecanismos de respuesta de control y regulación, siguen manteniéndose con la misma debilidad e ineficacia que hasta ahora.

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Créditos fotografías: Foto 1: M.O.Ribera - EBB Fotos2 y 3 Carmen Quiroga Fotos 4 y 5: Omar Torrico

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El Jucumari

por Robert B. Wallace El Jucumari, Oso Andino u Oso de Anteojos (Tremarctos ornatus) es el único miembro de la familia de los osos o Ursidae en Sudamérica y uno de los animales más grandes, carismáticos y simbólicos de la fauna boliviana. Para LIDEMA tiene particular relevancia, ya que representa el símbolo de la organización, pero más allá de eso, es también para muchos un embajador de los bosques montanos del país, tanto de los Yungas como de aquellos más secos de Chuquisaca y Tarija. Estos bosques nublados y accidentados, misteriosos e impenetrables, pero también tan amenazados a nivel continental, son el hogar de este gigante. Por muchos años, el comportamiento tan inconspicuo del oso y las condiciones de su hábitat hicieron que a nivel continental la información sobre este animal fuera realmente escasa. Sin embargo, en los últimos años una explosión de información sobre el jucumari ha permitido un conocimiento básico de su biología y - orgullo para los bolivianos - una buena porción de los avances han sido estudios con base en Bolivia. El jucumari se encuentra en Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela, con rumores de su presencia en el extremo de norte de Argentina. Entre Bolivia y Perú se encuentra alrededor de 60% de su hábitat disponible a nivel continental, siendo los dos países vecinos particularmente importantes para la conservación de esta especie. Aunque existen reportes confiables de la presencia ocasional del jucumari en los bosques Foto 1 Autofoto del Jucumari en su habitat natural, el bosque nublado. amazónicos que colindan directamente con las últimas serranías de los Andes, es una especie andina con preferencia particular para los bosques montanos por encima de los 2000 metros sobre el nivel del mar. Los bosques montanos tropicales de Sudamérica son una de las regiones biogeográficas más amenazadas del mundo. En Bolivia hay registros recientes en el norte de La Paz, en las áreas protegidas de Apolobamba y Madidi, que demuestran una preferencia notable para los bosques nublados, como ceja de monte y bosque montano superior. 150 Sin embargo, también hay una presencia importante en el bosque montano mediano y las sabanas abiertas del páramo yungueño. Aunque su presencia ha sido confirmada en bosques montanos inferiores e incluso bosque de piedemonte, parece que éstos son hábitats menos importantes para el jucumari. También se ha confirmado 150

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su presencia más al sur de La Paz, en los bosques montanos del Parque Nacional Cotapata y en los del Parque Nacional Carrasco en Cochabamba.151 Eulert confirmó en 1995 la presencia del jucumari en el Parque Nacional Amboró, con una mayor frecuencia de uso de los bosques montanos inferiores y el bosque de piedemonte, de manera similar a otros sitios en Carrasco.152 Más recientemente, se han hecho registros importantes en los bosques montanos más secos de Chuquisaca y Tarija.153 Los datos mencionados confirman que Bolivia representa una importante porción de la distribución del jucumari a nivel continental y su presencia confirmada dentro de varias áreas protegidas de superficie importante (Apolobamba, Madidi, Carrasco, Amboró) es esperanzadora para sus perspectivas de conservación. Curiosamente y a pesar de que la familia Ursidae es miembro del Orden de los Carnívoros, el jucumari es considerado principalmente vegetariano, con una buena porción de su dieta basada en frutos y particularmente en la base de las hojas tiernas de una serie de especies de bromelias del género Puya. Estudios recientes han detallado la dieta del oso en la región de Parque Nacional Carrasco en Cochabamba154 y también en el norte de La Paz dentro del ANMI Apolobamba y el PNANMI Madidi155, confirmando el patrón dominante de las bromelias en la composición de las heces colectadas hasta la fecha en Bolivia. Entonces está claro que las bromelias son muy importantes, aunque es también posible que las frutas estén siendo subestimadas, ya que es mucho más difícil recolectar heces dentro del bosque nublado que en el páramo yungueño donde prevalecen las bromelias. Si bien hay información sobre la distribución y dieta del oso andino en muchos de los países donde se encuentra la especie, hay mucha menos información sobre otros aspectos de su ecología y comportamiento, que también son necesarios para evaluar el estado de su conservación, como por ejemplo, datos relacionados a sus patrones de actividad, abundancia, movimientos y amenazas que enfrenta. En los últimos diez años una serie de estudios en el norte de La Paz han contribuido a paliar las deficiencias de información relacionada a estos aspectos. Susanna Paisley realizó el primer estudio de radio-telemetría del jucumari en el mundo, detallando los movimientos de dos osos en el valle de Pusupunku en el ANMI Apolobamba por un año.156 El estudio reveló que los osos andinos son efectivamente diurnos, pero pueden tener breves periodos de actividad en la noche157 y también que por lo menos una vez en el transcurso de su vida son capaces de realizar movimientos de hasta 15 km en línea recta.158 Críticamente, este estudio generó las primeras estimaciones de áreas de acción para esta especie (6,6 y 7,4 km2 para los dos machos estudiados). Desde entonces, nuevos datos del Ecuador, con un tamaño de muestra interesante de seis osos, sugieren que las áreas de acción del oso andino son más grandes; un promedio de 14,37 km2 para hembras y 66,62 km2 para machos.159 Anteriormente, los investigadores extrapolaban valores de densidad de otras especies de oso para estimar las poblaciones de oso andino a nivel continental.160

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151 152 153 154 155 156 157 158 159 160

Ríos-Uzeda 1999 para Cotapata; Vélez-Liendo 1999 y Azurduy 2000 para Carrasco. Rumiz et al. 1999. Vargas y Azurduy 2006; Vélez-Liendo, en preparación. Azurduy 2000; Vélez-Liendo y Azurduy 2000. Rivadeneira 2000; Paisley 2001; Villalpando 2002; Alvares y Palabral, en preparación. Paisley 2001; Rechberger et al. 2001; Paisley y Garshelis 2006. Paisley y Garshelis 2006. Rechberger et al. 2001. Castellanos 2004. Kattan et al. 2004.

Sin embargo, en la misma región de Apolobamba en Bolivia, la continuación de los estudios estableció claras preferencias de hábitat ya mencionadas y luego, utilizando trampas cámara y distinguiendo los diferentes individuos, se generó la primera estimación de densidad del oso andino en el mundo, de entre 4 y 6 osos por 100 km cuadrados.161 Esta estimación, aunque preliminar, es menor que la mayoría de las estimaciones de otras especies de osos anteriormente utilizadas y por lo tanto tiene fuertes implicaciones para la conservación del jucumari en el futuro. Además de la preocupación sobre el proceso de pérdida y fragmentación de hábitat para el oso andino, hay otras amenazas para esta especie que tienen que ver con conflictos con actividades agrícolas y ganaderas de las comunidades locales. Estudios realizados en Apolobamba con participación de comunidades locales han confirmado que el oso andino es una de las dos especies más importantes en términos de consumo de maíz en los chacos cercanos al bosque.162 Un estudio con la participación de tres comunidades ha demostrado que las pérdidas medidas eran menores a lo esperado según entrevistas y también que una serie de medidas de mitigación no letales funcionaban para reducir los daños causados por los animales silvestres en general.163 En Apolobamba, las comunidades de los valles también identifican el oso andino como depredador ocasional de ganado, particularmente de vacas.164 Recientes observaciones en Ecuador confirman que el oso andino puede atacar vacas y ovejas.165 Las entrevistas y observaciones en Apolobamba sugieren que, aunque muy probablemente los osos atacan ocasionalmente vacas que no están siendo cuidadas, tienden a ser culpados por otras pérdidas de ganado causadas por enfermedades, accidentes y envenenamiento.166 Las dos situaciones anteriores significan que, en por lo menos algunas porciones de su distribución, el jucumari está amenazado por la cacería furtiva. Sin embargo, es también relevante resaltar la importancia del oso andino o jucumari en la cultura de Bolivia y de las comunidades locales. Nuevamente, Paisley provee una línea base, detallando el rol del jucumari o ukuku en varios bailes folklóricos a nivel nacional y describiendo una serie de cuentos tradicionales de la región de Apolobamba sobre el jucumari.167 En resumen, los importantes avances en la última década en el conocimiento del oso andino confirman que el jucumari es una especie naturalmente rara y que requiere, incluso a nivel individual, grandes áreas espaciales para sobrevivir en una de las regiones más frágiles y vulnerables del continente. Para especies con grandes requerimientos espaciales, o “especies paisaje”,168 además de la pérdida de hábitat, el problema de fragmentación del hábitat es un proceso bastante preocupante, porque afecta la posibilidad de conservar para el futuro, poblaciones relevantes de especies cuyas densidades son normalmente muy bajas. Recientes estudios de gabinete en el norte de su distribución continental han demostrado la relevancia de la fragmentación para el oso andino.169 El hábitat natural del jucumari es restringido comparando con aquél de especies de regiones más vastas como la Amazonia; y por lo tanto los procesos de planifi161 162 163 164 165 166 167 168 169

Ríos-Uzeda et al. 2006, 2007. Paisley 2001; Morales 2003. Morales 2003. Nallar et al. 2002. Goldstein et al. 2006. Paisley 2001; Nallar et al. 2002; Wallace, obs. pers. Paisley 2001. Sanderson et al. 2002; Coppolillo et al. 2004; Painter et al. 2006. Kattan et al. 2004.

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cación territorial para su conservación son aún más importantes. Una herramienta útil es el enfoque de especies paisajes170 que ha sido utilizada en el norte de La Paz por la Wildlife Conservation Society.171 Este enfoque reconoce las necesidades espaciales que tienen las especies paisaje, identifica las áreas de distribución que tengan mayor probabilidad de mantenerse como baluartes de conservación para las poblaciones, y busca asegurar que sean específicamente tomadas en cuenta en planes de conservación y desarrollo.172 Obviamente en muchos países, incluyendo Bolivia, las áreas protegidas forman la base de conservación para muchas especies, incluyendo especies con grandes requerimientos espaciales como el oso andino. Incluso, el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) cuenta con varias áreas protegidas de tamaño importante a nivel regional y por ende estas áreas tienen importancia más allá del ámbito nacional para la conservación de varias especies paisaje.173 En el caso específico del jucumari, las áreas protegidas más importantes a nivel nacional se encuentran en dos bloques continuos bajo protección, los que en conjunto forman áreas de tamaño significante para la conservación del oso. El primer bloque se encuentra en el norte del Departamento de La Paz, principalmente dentro y alrededor de los bosques montanos y páramo húmedo del ANMI Apolobamba y el PNANMI Madidi, pero también extendiéndose al sur a la RBTCO Pilón Lajas y también al norte hacia el PN Bahuaja-Sonene de Perú. El segundo bloque se encuentra en la zona de los Yungas, en el límite de Cochabamba y Santa Cruz y está conformado por el PN Carrasco y el PNANMI Amboró. Otras áreas protegidas del país también reportan la presencia del oso andino, pero en muchos casos son áreas de tamaño muy reducido para tener mucha relevancia para la conservación del jucumari, por ejemplo el PNANMI Cotapata o el ANMI El Palmar. Otros lugares como el TIPN Isiboro Securé tienen sólo una parte de su superficie con hábitat adecuado para el oso; en el caso de la RNFF Tariquía, ANMI El Palmar o PNANMI Iñao, éstos se encuentran en los bosques secos al extremo sur de su distribución, donde las densidades naturales esperadas para el oso son mucho menores. Recientemente, los especialistas de osos a nivel mundial, reunidos en México, han clasificado el oso andino como Vulnerable según las categorías oficiales de la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (UICN). En este sentido, y considerando la situación a nivel nacional descrita arriba, hay varias recomendaciones para la conservación del jucumari en Bolivia en los próximos años: 1) En los dos bloques más importantes identificados, se tiene que asegurar que las necesidades del oso andino sean específicamente contempladas en los planes de manejo de las áreas protegidas; y de manera integral en las diferentes unidades territoriales de los alrededores. 2) En general, pero especialmente en las áreas protegidas más pequeñas y aisladas, hay que explorar las posibilidades de conservación en las unidades territoriales adyacentes.

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170 171 172 173

Sanderson et al. 2002; Coppolillo et al. 2004. Gómez 2004; Gómez y Wallace (a, b), en preparación; Peña, en preparación.

Wallace 2006.

Wallace 2006; Wallace et al. 2007.

3) En las áreas protegidas en el sur del país, se requiere más información sobre la distribución del oso andino y su ecología en general. 4) En todas las áreas protegidas y áreas más importantes de distribución, se requiere urgentemente información sobre densidades y tamaños poblacionales. Las dos metodologías más apropiadas para estimar la abundancia son campañas organizadas de trampas cámaras174 y también estimaciones derivadas de información genética de heces y pelos recolectados en campo. Afortunadamente las capacidades para realizar estudios de genética de vida silvestre en el país están en incremento con el desarrollo del Instituto de Biología Molecular y Biotecnología de la Universidad Mayor de San Andrés. 5) En términos de ecología, es prioritaria la realización de más estudios de telemetría o genética, que revelarán si los individuos utilizan grandes trechos altitudinales entre páramo yungueño y bosques de piedemonte, o si hay individuos que se especializan en bosques montanos superiores y otros en bosque montanos inferiores. Obviamente, la respuesta a dicha pregunta tiene importancia para determinar los requerimientos de conectividad para la conservación de la especie. 6) Se requieren campañas locales de difusión sobre la situación del oso andino a nivel nacional e internacional, la importancia de áreas prioritarias para la conservación de la especie y el oso en la cultura andina. Dichas campañas también tienen que incluir explícitamente los problemas ocasionados por la convivencia del oso con las actividades productivas de las comunidades locales y difundir experiencias de manejo de estos conflictos. 7) Finalmente, se requiere una difusión a nivel nacional sobre la situación del oso andino y la necesidad de enfocar esfuerzos hacia la conservación de su hábitat natural y el apoyo a las áreas protegidas del país, aprovechando la sensibilidad de la población hacia individuos de esta especie en cautiverio que ya están perdidos ecológicamente.

Foto 2

174

Autofoto nocturna del Jucumari

Ríos-Uzeda et al. 2007.

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Créditos de fotografías: Fotos 1 y 2 Boris Ríos - WCS

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Jaguares (Panthera onca)

por Robert B. Wallace y Damián I. Rumiz El jaguar es el mayor de los félidos americanos, se distribuye desde el sur de los Estados Unidos de Norteamérica hasta el norte de Argentina, y está listado en el Apéndice I de CITES, por la fuerte disminución que sufrió en la segunda mitad del siglo pasado debido al comercio internacional de pieles. Si bien las restricciones de CITES redujeron la principal presión de cacería sobre la especie, ésta fue considerada globalmente como ‘vulnerable’ por la IUCN en 1990 y 1994, y permanece como ‘en peligro’ en la lista ESA de Estados Unidos.175 En 2002 el grupo de especialistas de gatos176 rebajó la categoría del jaguar de ‘vulnerable’ a ‘casi amenazada’ o NT en la lista roja debido a su amplia distribución y presencia en áreas protegidas, pero con la indicación que sus poblaciones están declinando y que con más datos sobre amenazas, como la destrucción del hábitat y la cacería, podría cambiar su estatus. En Bolivia, el intenso trampeo comercial para pieles de jaguar y otros gatos tuvo su auge en los años 60s y 70s. Con la caída del mercado internacional de pieles, la cacería disminuyó en los 80s y algunas poblaciones de fauna comenzaron a recuperarse.177 A principios de los 80s el precio de una piel de jaguar en zonas rurales era bajo (U$ 5-10), pero igual la cacería deportiva, oportunista, o al servicio de ganaderos era importante, pudiendo representar una extracción anual de 300-400 jaguares en Bolivia.178 En 1990 la ley de veda prohibió en todo el país el uso de fauna silvestre que no tuviera fines científicos o de subsistencia. Por la limitada aplicabilidad de la veda igual continuó y aún existe cierto nivel de cacería de jaguares, aunque esta amenaza directa parece más bien la consecuencia inevitable de los procesos de deforestación, fragmentación de hábitats y agotamiento de las presas naturales que ocurre con la expansión agropecuaria. La magnitud y distribución de estos procesos, que destruyen o degradan el hábitat, puede examinarse en varios modelos geográficos del cambio de uso de la tierra, para así estimar la extensión útil o la ya inhóspita para el jaguar. Sin embargo, aún no es posible definir la aptitud e importancia de grandes áreas en estado intermedio de impacto, o de parches buenos pero pequeños y aislados, para la conservación del jaguar.179 En los últimos diez años ha habido un incremento extraordinario de información sobre el jaguar en Bolivia (ver sección de bibliografía) y Latinoamérica.180 En base a esta información podemos afirmar que el conocimiento actual de la distribución es mucho más detallado que la situación resumida en los mapas publicados en base a colectas por Sidney Anderson.181 Con la creación de una base de datos de distribución de mamíferos grandes y medianos de Bolivia, liderado por la Wildlife Conservation Society (WCS) y con participación del Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado, ya se tiene 355 registros en 80 localidades independientes para

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175 176 177 178 179 180 181

Species Survival Network (SSN) 2000. Cat Specialist Group (CSG), 2002. Ribera 1996. Tello 1986. Rumiz 2007. Sanderson et al. 2002; Marieb 2006. Anderson 1997.

Foto 1 Autofoto de Jaguar en el PN Madidi

Foto 2 Autofoto de Jaguar en el PN Madidi

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jaguar, sistematizados a nivel nacional.182 La información indica que el jaguar está presente en las regiones de la Amazonía, Cerrado, Chiquitanía, Chaco, Sabanas del Beni, Pantanal y también en los bosques montanos de los Andes tropicales y subtropicales, hasta más o menos 2000 m snm. De los datos surge que varias localidades que hace diez o más años tenían jaguares, actualmente ya no los tienen, y que algunas ecoregiones tienen mayor riesgo de perder al jaguar de su lista de fauna. Resultados de encuestas también sugieren que en algunas áreas forestales certificadas, donde se aplica control de cacería y otras prácticas responsables, ahora hay más jaguares y fauna que antes, cuando se alimentaba al personal de la empresa con carne de monte. Por otro lado, en los últimos seis años una serie de estudios utilizando trampas cámaras han establecido estimaciones de densidad para el jaguar en cuatro ecoregiones del país (Amazonía, Chaco, Chiquitanía y Pantanal).183 Resumiendo estos estudios, se puede resaltar que las estimaciones de densidad varían entre menos de 1 individuo a casi 6 individuos por 100 km2, confirmando la rareza natural de este carnívoro mayor. Con el desarrollo de la metodología de trampas cámaras y la experiencia nacional se hace visible la necesidad de muestrear un área suficientemente grande para permitir estimaciones realistas de la densidad del jaguar. Desafortunadamente a nivel nacional no hay estudios de telemetría del jaguar, lo cual representa un vacío importante de conocimiento y una prioridad de investigación en el futuro. Entonces está claro por un lado que el jaguar tiene una distribución amplia en Bolivia, pero por otro lado investigaciones recientes comprueban que es una especie con densidades muy bajas y requerimientos espaciales grandes, incluso para la supervivencia temporal de unos pocos individuos (cientos de km2). Dada su baja densidad, se necesita un área de ambiente natural muy grande (miles de km2) para mantener una población significativa sin peligro de que se extinga en un futuro cercano. En este sentido es importante considerar los procesos de desarrollo en el país que llevan a la destrucción y fragmentación de bosques, la exterminación de presas naturales y la cacería de los grandes felinos, como se ha observado con la expansión agrícola y ganadera en los alrededores de Santa Cruz de la Sierra. Es relevante mencionar el conflicto que enfrentan los jaguares y otras especies de grandes carnívoros por la depredación ocasional del ganado, pero que en muchos casos está sobrestimada y que casi siempre lleva a la persecución indiscriminada de los jaguares. Sin embargo, las estancias que mantienen abundantes presas naturales y hacen un manejo ganadero adecuado - principalmente en la época de pariciones - pueden reducir significativamente estas pérdidas y permitir la convivencia con el jaguar.184 Esto es particularmente relevante en áreas de manejo integrado nacionales como las de San Matías, Otuquis y Kaa Iya, que incluyen grandes áreas de ganadería extensiva en Santa Cruz, y el ANMI departamental de Iténez en el Beni. También las Tierras Comunitarias de Origen en el Beni son particularmente extensas, tienen jaguares y son usadas en parte para la ganadería. Considerando lo mencionado, vale la pena resaltar la importancia de tres tipos de unidad de manejo importantes para la conservación del jaguar y otras especies de vida silvestre en el mapa jurisdiccional de Bolivia: Áreas Protegidas, Tierras Comunitarias de Origen y Áreas de Manejo Forestal. El Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) cubre más de 17% del territorio nacional y varias de las 22 unidades tienen tamaños interesantes para la conservación de ‘especies paisajes’ o 182 183

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184

Wallace et al. en preparación. Wallace et al. 2003; Silver et al. 2004; Arispe et al. 2005a, 2007; Maffei et al. 2005; Ayala y Wallace, en preparación. Arispe et al. 2005b.

especies con grandes requerimientos espaciales. Para el jaguar podemos hablar de varias áreas individuales o bloques de áreas de particular importancia como por ejemplo, PN Noel Kempff Mercado (1.614.308 ha), PNANMI Otuquis (1.038.150 ha), ANMI San Matias (2.987.788 ha), PNANMI Kaa-Iya (3.467.614 ha), RNVSA Manuripi (760.809 ha), TIPN Isiboro Securé (1.257.578 ha), el bloque de PN Carrasco y PNANMI Amboró (693.970 ha + 602.156 ha), y el bloque de PNANMI Madidi y RBTCO Pilón Lajas (1.876.945 ha + 385.850 ha). Dados los tamaños impresionantes y las condiciones de conservación presentes en los casos arriba mencionados, estamos hablando de una serie de potenciales baluartes de conservación para el jaguar, tanto a nivel nacional como también a nivel regional. En muchos casos, las mismas áreas protegidas tienen territorios indígenas o TCOs sobrepuestas (totalmente o parcialmente) o adyacentes, también de tamaño interesante y con visiones de desarrollo formalmente establecidos y compatibles con la conservación de la biodiversidad. Un total de 30,7% del territorio nacional está dentro de las TCOs, indicando la enorme importancia actual y potencial de estos espacios para la conservación de vida silvestre, incluyendo jaguares. Similarmente, otro gran porcentaje de la distribución del jaguar en Bolivia se encuentra dentro de áreas de manejo forestal, como concesiones empresariales, propiedades individuales, áreas comunales y/o municipales forestales, que suman más de 7 millones de ha. De ellas, unos 2 millones han sido certificadas bajo estándares del Forest Stewardship Council, indicando que en su manejo se tienen en cuenta los aspectos ambientales; lo que puede significar otra pieza fundamental para la conservación del jaguar. En conclusión, el jaguar está amenazado a nivel regional y nacional por ser una especie naturalmente rara, con grandes requerimientos espaciales, haciéndolo vulnerable a pérdida de hábitat, fragmentación de la misma; y también al decremento en las poblaciones de sus presas naturales. Además, como es un carnívoro grande, tiene problemas tanto de conflictos con ganaderos como de cacería deportiva, practicada por personas rurales y urbanas, que lo perjudican directamente. Está claro que ha desaparecido de una buena porción de su distribución histórica a nivel regional - y que esta pérdida va a aumentar en el futuro. Sin embargo, si las Áreas Protegidas pueden lograr sostenibilidad social y financiera en Bolivia, y al mismo tiempo los territorios indígenas y áreas bajo manejo forestal pueden lograr condiciones mínimas de manejo, entonces los jaguares podrían contar con importantes baluartes para su conservación en el futuro.

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Créditos de fotografías: Fotos 1 y 2 Guido Ayala - WCS

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Gato andino y gato de la pampa

por Ma. Lilian Villalba M. El gato andino Oreailurus jacobita es también conocido con los nombres comunes: huaña titi, gato rayado, gato zonzo, q’uita gato, titi, titi phisi, titi misi, osqhollo.185 Estado de conservación, amenazas principales y uso El gato andino es considerado como el felino con mayor grado de amenaza en América y uno de los menos conocidos a nivel mundial. Actualmente, se encuentra entre los cinco felinos más amenazados en todo el mundo.186 La especie se considera endémica de la Provincia biogeográfica alto andina y su distribución está restringida a valles rocosos altos de los Andes de Argentina, Bolivia, Chile y Perú. Recientemente se han dado registros de la especie en la estepa andina del sur, en las provincias argentinas de San Juan y Mendoza, en esta última a 1900 m snm. 187 En Bolivia se ha registrado la presencia del gato andino en algunas localidades alto-andinas de los Departamentos de Cochabamba, La Paz, Oruro y Potosí; hasta el momento no se tienen reportes sobre su presencia para la región de la Puna o Altiplano (3500 a 4000 m snm). Debido al poco conocimiento sobre esta especie, no se sabe aún cual es el tamaño actual de la población en ninguno de los países que habita; no obstante se considera que es reducida, que sus poblaciones se encuentran naturalmente en bajas densidades y que su distribución es naturalmente fragmentada.188 En Bolivia se han identificado 4 amenazas principales, las cuales en orden de importancia son: pérdida y fragmentación de hábitat, caza tradicional, reducción de presas y caza oportunista.189 Un estudio sobre la genética de la especie que se está llevando a cabo en la actualidad, sugiere que las poblaciones de gato andino, en varias partes de su distribución, muestran una variabilidad genética reducida, lo cual puede estar afectando a la especie.190 Categoría UICN: Se considera En Peligro (EN) bajo el criterio C2a(i), lo que significa que el tamaño de la población total se estima en menos de 2500 individuos maduros, con tendencia a disminuir y que no existen sub-poblaciones que contengan más de 250 individuos maduros. Esta categoría es la segunda categoría de amenaza para las especies silvestres. Está incluida en el apéndice II de CITES.191 A pesar de las prohibiciones legales para proteger esta especie, el gato andino y el gato de las pampas (Oncifelis colocolo), ambos conocidos como titi, son cazados porque sus pieles son utilizadas por algunas comunidades aymaras y quechuas en ceremonias tradicionales relacionadas con el marcado del ganado doméstico 185 186 187 188 189 190 191

Villalba et al. 2004. Nowell y Jackson 1996, Nowell 2002. Sccrochi y Halloy 1986; Sorli et al. 2006. Villalba et al. 2004. Alianza Gato Andino 2006. Cossíos, datos no publicados. Bernal, 1999.

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(llamas y alpacas) o el inicio de la época de siembra, con la creencia que el titi les traerá abundancia, buena producción y bienestar para su ganado.192 Pequeñas porciones de la piel del titi son también usadas en las denominadas “mesas” rituales.193 La caza para estos fines, así como aquella caza observada sin motivo alguno, unido a que el gato andino tiene una distribución muy restringida y específica a ambientes rocosos, hace que esta especie sea muy vulnerable. Esto se agrava si se considera que las leyes no son respetadas y que hasta el momento solamente se ha verificado la presencia del gato andino en cuatro áreas protegidas de Bolivia, el Parque Nacional Tunari, el Parque Nacional Carrasco (Cochabamba), el Parque Nacional Sajama (Oruro), en el Área Natural de Manejo Integrado Nacional Apolobamba (La Paz) y en el área de influencia de la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Avaroa (Potosí).194 Actividades para la conservación del gato andino Actualmente existe una iniciativa multinacional, la Alianza Gato Andino (AGA http://www.gatoandino.org) que se ha formado con el objetivo de coordinar y llevar a cabo diferentes actividades para la conservación de la especie. En octubre del 2004, AGA publicó el Plan de Acción para la conservación de la especie, donde se establecen tres líneas de acción principales para contribuir a la conservación del gato andino: investigación, educación y participación comunitaria, y apoyo a la gestión en la conservación a nivel local, regional y de áreas protegidas. En Bolivia se han obtenido avances importantes en el conocimiento de la especie, dado que hasta principios de la década de los 90 aun no se tenía información sobre la distribución de la especie e inclusive se confundía a la misma con el gato de las pampas. Con los estudios de distribución, también se ha logrado obtener información sobre la dieta, algunos aspectos de su ecología y se ha realizado el primer y único estudio sobre movimientos y área de acción de un ejemplar de gato andino, usando la técnica de radio telemetría. El estudio de especies como el gato andino, que son difíciles de ver y que tienen una distribución fragmentada, específica a cierto tipo de ambientes de no muy fácil acceso, a lo largo de la cordillera Andina, ha requerido por un lado unir esfuerzos, cooperar y compartir experiencias e información entre los investigadores y por otro, buscar medios y técnicas que faciliten el desarrollo de los proyectos. El trabajo con las comunidades locales es un componente importante para la conservación del gato andino; se vienen desarrollando actividades de difusión y educación, dirigida principalmente a niños y niñas de las escuelas que se encuentran dentro de las áreas protegidas o área de influencia, así como talleres de entrenamiento a profesores rurales para la aplicación de la metodología EEPE (Enseñanza de la Ecología en el Patio de la Escuela). La ejecución de los proyectos no hubiera sido posible sin el apoyo que se ha recibido de organismos externos y también del personal de las áreas protegidas involucradas. La investigación y las acciones educativas son todavía esenciales para la conservación del gato andino y gradualmente se están iniciando proyectos para apoyar el desarrollo de capacidades en áreas protegidas y en las comunidades locales.

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Villalba et al. 2004. Villalba y Bernal 1999, Yapu 2001, Núñez y Gallardo 2002. Villalba y Bernal 1999, Gallardo y Lucero 2006, Alfaro y Huaranca, datos no publicados; H. Ticona, com. pers.).

Foto 1: Foto con cámara trampa del gato andino

Foto 2: Gato andino en su habitat de rocas y escarpas

Foto 3: Uso de la especie en danzas tradicionales

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El gato andino no es una especie dañina, pues no ataca ni al ganado doméstico (camélido u ovino) ni a aves de corral y en todo caso juega un papel ecológico muy importante en el control de las poblaciones de vizcachas y otros roedores pequeños al alimentarse de éstos. No obstante, su conservación aun no concita el interés genuino de las poblaciones locales que en general está más enfocado a proyectos de desarrollo o de conservación de especies silvestres que puedan generarles un beneficio directo. El gato andino puede ser una especie emblemática para la conservación de la biodiversidad alto andina, pues es fundamental encarar simultáneamente la conservación de esta especie con la conservación de los ecosistemas alto andinos, donde se encuentran otras especies de flora y fauna que también tienen problemas de conservación y algunas de ellas son un recurso importante para las comunidades locales. El ligar la conservación del gato andino y su hábitat con los intereses de las comunidades locales, a través de proyectos de uso sustentable es otro desafío que la Alianza se plantea. El gato de las pampas Oncifelis colocolo lleva los nombres comunes: uma titi, gato chaskoso, q’uita gato, titi, titi phisi, titi misi, osqhollo.195 Estado de conservación, amenazas principales y uso El gato de las pampas es un felino algo más pequeño que el gato andino y de color amarillento; sin embargo es frecuentemente confundido con este último. El gato de las pampas tiene una distribución más amplia que el gato andino, ocupa una mayor variedad de hábitats y su aspecto varía en las diferentes partes en las que se encuentra distribuido. Está asociado principalmente a hábitats con pajonales, arbustos y bosques abiertos, tanto de las tierras bajas como altas de Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil. 196 En Bolivia se tiene reportes para las zonas bajas, para el Altiplano y región alto andina, sin embargo es poco lo que se conoce sobre su biología y ecología. Un estudio llevado a cabo con base a entrevistas por Villalba y Bernal en 1999 menciona la presencia de esta especie en varias localidades altiplánicas o alto andinas de los departamentos de Cochabamba, La Paz, Potosí, Oruro y Tarija. No se sabe con certeza el estado en que se encuentran las poblaciones de esta especie, pero se considera que la caza y la alteración de hábitat podrían ser los principales factores de amenaza, aunque su distribución se encuentra menos restringida y no es fragmentada como ocurre con el gato andino. En la zona del altiplano y la región altoandina, la caza se da principalmente para usar la piel de la misma manera que se hace con el gato andino, aunque en algunas localidades del altiplano paceño se ha reportado que el gato de las pampas ataca al ganado ovino. El uso de las pieles de felinos y otra fauna, para usos tradicionales es al parecer una gran amenaza para estas especies. En el “mercado de las brujas” en la ciudad de La Paz, en un solo día se contaron 20 pieles de gato de las pampas y a una piel de gato montes (Oncifelis geoffroyi), jaguar (Panthera onca), ocelote (Leopardus pardalis) y puma (Puma concolor).197

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195 196 197

Villalba y Bernal 1999. Nowell y Jackson 1996. Sanderson, com. pers.

En Bolivia, como toda especie silvestre se encuentra protegida y su caza está prohibida. A nivel internacional se encuentra dentro del Apéndice II de la CITES y la UICN clasifica a esta especie como Casi Amenazado en las listas rojas del 2002; sin embargo en la evaluación del año 2000 estaba considerado como de Preocupación Menor.198 La información que se ha generado sobre esta especie, proviene básicamente de los esfuerzos que se vienen realizando para el estudio del gato andino. Ambas especies son simpátricas en la región altoandina y los registros que se tiene de presencia de gato de las pampas en esta zona es siempre mayor, comparada con la que se obtiene de gato andino. Es muy posible que el gato de las pampas se encuentre en mejor situación que el gato andino, sin embargo es importante desarrollar acciones orientadas a mejorar el conocimiento de esta especie, de manera que nos permita tomar adecuadas medidas para su conservación. Bibliografía Alianza gato andino. 2006. Informe IV Taller Internacional para la Conservación del Gato Andino. Abril 4-8, 2006. La Paz – Bolivia. 11p. Bernal, N. 1999. Capítulo Mamíferos. En J. Sarmiento, Ed. Plan de acción para las especies amenazadas de Bolivia. Diagnóstico. Museo Nacional de Historia Natural. La Paz, Bolivia. Gallardo, G. y A. Lucero. 2006. Avances en el conocimiento del gato andino (Oreailurus jacobita) en el Parque Nacional Sajama. Póster presentado al II Congreso de Mastozoología en Bolivia. La Paz, Mayo 17 al 19, 2006. Nowell, K. 2002. Revision of the Felidae Red List of Threatened Species. Cat News 37:4-6. Nowell, K. y P. Jackson. eds, 1996. Wild Cats. Status Survey and Conservation Action Plan. IUCN/SSC Cat Specialist Group. IUCN. Gland, Switzerland. Núñez, A y G. Gallardo. 2002. Distribución de tres especies de felinos: gato andino (Oreailurus jacobitus), gato de las pampas (Lynchailurus pajeros) y oskollo (Oncifelis geoffroyi) en Bolivia. Informe no publicado para la Iniciativa Multinacional para Determinar la Situación del Gato Andino y las Prioridades para su Conservación. Cat Action Treasury - COCGA. La Paz, Bolivia. Scrocchi, G.J., y S.P. Halloy. 1986. Notas sistemáticas, ecológicas, etológicas y biogeográficas sobre el gato Andino, Felis jacobita Cornalia (Felidae, Carnívora). Acta Zoológica Lilloana XXXVIII, 2:157-170. Sorli L.E. Martinez F.D., Lardelli U. and Brandi S. 2006. Andean cat in Mendoza, Argentina – Further south and at lowest elevation ever recorded. Cat News 44: 24. Villalba L. and N. Bernal. 1999. Distribución y estado actual del gato Andino (Oreailurus jacobita) en Bolivia. Informe Final a Cat Action Treasury. La Paz, Bolivia. 12 pp. Villalba, L., Lucherini, M., Walker, S., Cossios, D., Iriarte, A., Sanderson, J., Gallardo, G., Alfaro, F., Napolitano, C., y C. Sillero-Zubiri. 2004. El gato andino: Plan de acción para su conservación. Alianza Gato Andino. La Paz. Bolivia. Yapu, F. 2001. Memorias del Titikaka. Cosmovisión y leyenda del Lago Sagrado. La Paz, Bolivia. Créditos fotos: Foto 1 PGA-Khastor; L Villalba, E.Delgado Foto 2 PGA-Khastor; E.Delgado, M.Berna, L.Villalba Foto 3 PGA-Bolivia Nuria Bernal

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Nowell 2002

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Depredación de ganado y conservación de fauna silvestre

por Luis F. Pacheco, Rosario Arispe, Giovana Gallardo, Rodolfo Nallar y Ximena Velez-Liendo Si bien los animales domésticos son víctimas de ataque por varios grupos de animales (caimanes, serpientes, aves rapaces y mamíferos varios), aquí nos centraremos en el problema de la depredación de ganado mayor (ovino, vacuno, caprino, camélido, equino y porcino) por carnívoros. No nos ocuparemos de la depredación de aves de corral y mamíferos pequeños (conejos y cuises), pues este tema ha recibido muy poca atención de los investigadores. En Bolivia, los carnívoros involucrados en este conflicto pertenecen a tres familias: Ursidae, con el único representante en Sudamérica, el jucumari (Tremarctos ornatus), Canidae y Felidae. El jucumari ataca vacunos y camélidos en la zona de ceja de montaña (Yungas y Bosque Tucumano Boliviano), además de atacar cultivos, especialmente de maíz. Entre los cánidos, el problema más conocido se da en tierras altas y el responsable es el zorro (Pseudalopex culpaeus), que ataca ganado ovino, caprino y juveniles de camélidos, hasta el año de edad. En cuanto a los felinos, sólo nos referiremos al problema causado por el puma (Puma concolor) tanto en tierras bajas como altas de Bolivia y el tigre o jaguar (Panthera onca) en la zona de llanuras bajas tropicales. Estos dos félidos de gran tamaño atacan ganado de todo tipo y edad. Este artículo no debe tomarse como una revisión bibliográfica (por ello van pocas citas), sino como una presentación del problema, especialmente dirigida a gente fuera del ámbito de la investigación, y escrita con base en experiencias nacionales y del exterior.

Foto 1. Jaguar devorando una presa

El comienzo del conflicto La depredación de carnívoros sobre otras especies es un acontecimiento natural, que actúa como control de poblaciones de herbívoros; sin embargo en algunas ocasiones puede convertirse en un acontecimiento dañino para los ganaderos.199 En Bolivia, el ser humano ha sido víctima de la depredación de su ganado por carnívoros desde antes de la colonia; al menos en las tierras altas del país, donde los camélidos domésticos han coexistido con puma y zorro por siglos antes de la llegada de los europeos. Los pueblos de las tierras bajas no poseían ganado antes de la llegada de los europeos, por lo cual el problema probablemente comenzó con la introducción de ganado a esas tierras. Si bien es posible suponer que la depredación por puma y zorro era vista como algo natural por parte de los primeros ganaderos de camélidos, es difícil pensar que fuera aceptada como algo contra lo cual no debía lucharse.

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Wade y Bowns, 1997.

En todo caso, tanto en las tierras bajas como en las tierras altas, es posible que el conflicto real haya comenzado recién hacia fines del siglo XX, cuando las actividades de conservación se contrapusieron a las formas “tradicionales” de manejar el problema por parte de los ganaderos. Esto debe haber tenido su inicio dentro de áreas protegidas, por cuanto refieren los propios ganaderos, quienes gustan de comentar sobre las “ridículas pretensiones” de los conservacionistas en sentido de que no maten a los carnívoros, aun cuando éstos amenacen su ganado y, por tanto, su fuente principal de ingresos. Este problema puede haberse incrementado por el cambio de prácticas culturales, principalmente ligado a la menor inversión en el cuidado y manejo de ganado debido a otras ofertas e incentivos económicos y sociales asociados a un estilo de vida más urbano.200 Así, es muy posible que el problema de depredación de ganado por carnívoros se haya tornado en un conflicto de cuidado desde el punto de vista de la gestión ambiental, por el propio accionar del ser humano en relación a las actividades de control practicadas por los ganaderos. Sería muy interesante e ilustrativo identificar regiones donde se haya eliminado totalmente a los carnívoros depredadores de ganado, por medio de cacería por ganaderos. Lo más probable es que, si existen, esos lugares deben ser muy pocos. Es más probable que los carnívoros hayan dejado de habitar algunas regiones por causa de la destrucción de su hábitat o por falta de presas, que ésas sí parecen haber sido diezmadas por el ser humano (i.e. tarukjas, guanacos, vicuñas, ciervos, gamas, troperos). Como ejemplo concreto, la gente del PN Sajama indica que el problema con el puma se volvió muy importante (por el efecto negativo en su economía) a partir de los años 1993-94. Esta fecha coincide con el establecimiento de una administración en el parque. Dado que, según los propios habitantes del PN Sajama, los conservacionistas llegaron prohibiendo la caza de pumas y zorros, - entre otras cosas que la gente siempre había hecho sin permiso de nadie. Luego llegaron los proyectos ligados a la existencia del área protegida, pero siempre enfatizando la importancia de la conservación de puma y zorro (entre otras especies, claro). De esa manera, la gente veía a la conservación como una actividad que beneficiaba a los enemigos de su ganado, lo cual se percibe muy mal, si podemos ponernos en el lugar de los ganaderos. De manera similar, el recelo de los ganaderos de tierras bajas hacia la conservación de los carnívoros probablemente comenzó en las estancias dentro de áreas protegidas, para luego expandirse a toda la región. Con seguridad, el cambio en patrones de uso de la tierra, resultado de migraciones del campo a la ciudad, han contribuido a que la depredación de ganado por carnívoros silvestres, antes aceptada como algo que debía considerarse en las cuentas, sea vista actualmente como algo incontrolable y de lo cual son culpables los conservacionistas. Razones para estudiar este conflicto Leyendo el anterior acápite, cabría preguntarse para qué molestarse con este tema, si se piensa que los carnívoros no han sido afectados por la cacería por parte de ganaderos. Si bien esto puede haber sido cierto hasta hace poco, el crecimiento poblacional en el país, así como el cambio en las formas de controlar el problema y el hecho de que la destrucción del hábitat ha afectado directamente a los carnívoros, disminuyendo la probabilidad de que la cacería de control siga sin afectar a los carnívoros, nos volcó a estudiar el fenómeno. Creemos que este conflicto puede afectar fuertemente las poblaciones de carnívoros en un futuro cercano, e incluso eliminarlos localmente, si no se toman medidas para mitigarlo, de manera que el ganadero pueda aceptar la presencia de estas especies en

200

Oetting et al. 2001.

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sus campos, que cubren extensas zonas del hábitat de especies como jaguar, jucumari, puma y zorro. Los amplios requerimientos de hábitat por parte de estas especies de carnívoros hacen necesario incluirlos en los cálculos de hábitat disponible en las zonas ganaderas, ya que las áreas sin actividad humana son muy pequeñas como para asegurar la conservación de dichas especies. En resumen, necesitamos hacer de los ganaderos aliados y no enemigos.

Algunas cifras a nivel nacional El caso del jucumari y su conflicto con el ganado Si bien el conflicto principal del jucumari con el ser humano es su ataque a los cultivos de maíz, también se ha comprobado en campo que esta especie depreda sobre ganado vacuno y camélido.201 Información recogida en talleres comunales en Pelechuco indica que entre 1997 y 1999, el jucumari depredó 70 reses.202 Para los años 1999 al 2002, el cóndor habría sido el responsable de la muerte de 249 bovinos (crías de 1 a 5 meses) y 2 camélidos; seguido del jucumari con 197 vacunos y 1 caballo.203 Las comunidades del municipio de Curva mencionaron al jucumari como animal dañino, pero no lo responsabilizaron de pérdidas de ganado.204 Probablemente sus hábitos omnívoros hacen que los ataques del jucumari al ganado sean generalmente casuales, aunque la gente en el campo y evidencias anecdócticas indican que los jucumaris que atacan una vez podrían hacerlo con mayor frecuencia después. Los ganaderos del PN ANMI Cotapata han eliminado al menos tres jucumaris en los últimos ocho años, e indican que después de matar al oso, la depredación cesó por un tiempo. El puma y el zorro en el altiplano Al parecer, los problemas de depredación de ganado por zorro están ampliamente distribuidos por las zonas altas y cabeceras de valle en Bolivia, coincidiendo con la distribución de este cánido. De manera similar, el puma parece causar daños al ganado dondequiera se encuentre. La diferencia es que el puma ya no está tan ampliamente distribuido como el zorro. La destrucción del hábitat y la alta densidad de población humana parecen haber alejado al puma hacia las partes más altas y solitarias de la Cordillera de los Andes. En el Parque Nacional Sajama los daños por puma y zorro estimados por los ganaderos consultados ascienden a 1254 camélidos (llamas y alpacas) y 598 ovejas para el periodo 1995 a 1998.205 Este mismo autor indica que, proyectando esas cifras al total de ganaderos de la zona, los números alcanzarían 2500 cabezas de camélidos y 854 ovinos. Un estudio de la dieta del puma en el PN Sajama apoyó esas estimaciones, calculando las necesidades de presas de una población de 10 pumas adultos.206 Se ha estimado, sin embargo, que la muerte de ganado por enfermedades puede llegar a ser 2-6 veces mayor que aquella producto de la depredación.207 En Apolobamba, el animal que genera mayor impacto por depredación en las comunidades de la 2ª sección municipal de Curva es el zorro, que depredó 633

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201 202 203 204 205 206 207

Morales 2003. Goldstein 1999. Nallar et al. 2002. Gómez et al. 2002. Ribera 1999 Pacheco et al. 2004. Zacari y Pacheco 2005.

camélidos y 255 ovinos entre 1999 y 2002. El puma, por su parte, atacó 140 camélidos, 41 caballos y 39 vacunos.208 En el municipio de Pelechuco, el puma depredó 44 vacunos, 58 camélidos y 2 equinos.209 El jaguar en Santa Cruz La depredación de ganado vacuno es una de las principales razones por las que el jaguar es cazado en Santa Cruz, pero además se encuentra amenazado por la constante pérdida de hábitats, sobre todo en las tierras bajas que presentan la mayor tasa de deforestación en el país. Aunque la mayoría de las estancias ganaderas consultadas en Santa Cruz reportaron tener pérdidas ocasionadas por ataques de jaguar, no lo consideran un problema grave dentro de la producción extensiva, ya que el pasto pobre, el abigeato, la sequía y en algunas áreas las inundaciones, son factores más críticos. Aún así, la persecución y cacería de jaguares es una actividad normal para el ganadero. Entre 2002 y 2005, se reportaron 347 jaguares y 230 pumas sacrificados en las 85 estancias entrevistadas.210 Como parte de un estudio de caso, se evaluó la muerte de ganado vacuno y las causas registradas por los vaqueros durante 16 años en una estancia del bosque chiquitano. Se reportó un total de 1559 muertes registradas, de las cuales 731 (47%) fueron atribuidas al jaguar, un 23% a las serpientes, un 14% a las enfermedades y un 16% por otras causas como accidentes, abandonos, frío, maltratos y causas desconocidas. El 76,5% de los ataques del jaguar afectó a vacunos recién nacidos hasta un año. Se estimó que el jaguar causaba anualmente una pérdida de 65 cabezas.211 Formas de manejar el conflicto Es necesario enfatizar que el conflicto entre ganadería y conservación de carnívoros es global. En Europa los protagonistas son osos pardos, lobos y linces, en Asia leopardos, tigres y panteras de las nieves, en África leones, leopardos y perros salvajes (licaones), en Oceanía el dingo y en Norte América el mismo puma, osos negro y pardo, coyotes, lobos y el jaguar en México. A lo largo de América Latina, el jaguar, el puma y el zorro son los carnívoros en conflicto con la ganadería. Los estudios sobre el éxito de los diversos métodos de mitigar el conflicto son muy numerosos, pero no dan una receta aplicable globalmente. Lo que sí puede generalizarse es que no es posible acabar con el problema, lo cual implica que parte del manejo del conflicto es una cuestión de llegar a acuerdos con los ganaderos. Las técnicas para reducir la depredación pueden ser clasificadas en letales y no letales; cabe mencionar que es recomendable utilizar varios métodos de manera simultánea para evitar que el depredador se acostumbre a uno solo y el problema reincida. En todos los casos, es necesario establecer un sistema de monitoreo confiable, donde se pueda reconocer las causas de muerte, lugares frecuentes de depredación, principales causas, así como identificar deficiencias en los sistemas de manejo de animales domésticos para disminuir la frecuencia de eventos. A continuación enumeramos (sin orden de prioridad o eficiencia) algunos de los métodos más usados y que podrían ser aplicables en el caso de Bolivia.

208 209 210 211

Gómez et al. 2002. Nallar et al. 2002. Arispe et al. 2006. Con un valor aproximado de $US 4847, según Arispe et al. 2006a.

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Métodos de manejo posibles 1) Mejoramiento del cuidado del ganado. La diversificación de las actividades económicas en buena parte de las áreas rurales ha ocasionado una disminución del tiempo dedicado a la ganadería, con un consiguiente incremento en el tiempo que el ganado merodea sin cuidado directo. Esto seguramente ha contribuido a que los depredadores incrementen sus ataques al ganado. El cuidado por perros no es una práctica muy común en Bolivia y posiblemente sería una opción, si es que se utilizan razas especialmente criadas para ese trabajo, pero cuando se crían muchos perros o de razas no aptas, estos mismos animales pueden depredar sobre el ganado. Sin embargo, es fundamental incrementar de alguna manera el tiempo invertido en cuidado directo. Una posibilidad que podría manejarse es el cuidado comunal, es decir, que la vigilancia se realice por parte de una persona para varios hatos. Obviamente, no puede esperarse que los resultados sean iguales a un cuidado personalizado para cada hato, pero los costos en tiempo y mano de obra se reducirán sustancialmente. A veces con la implementación de algunas medidas que requieren sólo un poco más de esfuerzo se observan cambios; por ejemplo si el problema es con animales de corta edad, como generalmente ocurre, se tiene que mantener a las madres preñadas y a las crías en áreas abiertas, habilitar las pasturas de maternidad en lugares donde los cuidantes tengan fácil acceso para su control y vigilancia. Las montas deben concentrarse en periodos cortos (de tres a cuatro meses de duración); esto además facilita el control de pariciones y permite una vigilancia más estrecha de los animales pequeños. 2) Ahuyentamiento. Este tipo de método es ampliamente utilizado en Bolivia, debido a que es efectivo y económico. Como ejemplo están las prácticas de Chaku (o arreo), que consiste en hacer mucho ruido con petardos o fuegos pirotécnicos. También suele colocarse campanillas al ganado, que al sonar alertan a los perros y pastores. Objetos visuales que se colocan sobre animales (tipo chalecos) pueden evitar que se acerquen los depredadores. 3) Condicionamiento de aversión. Se basa en el supuesto de que no todos los individuos atacan al ganado. Los individuos que sí atacan pueden aprender que esa conducta trae consigo consecuencias desagradables, con lo cual se reduce la posibilidad de que esos individuos vuelvan a atacar. Lo que se hace es dejar que el individuo se alimente de su presa, la cual ha sido previamente preparada con sustancias que enfermarán al consumidor. La puesta a prueba de este método debe hacerse de forma que puedan atribuirse los resultados al uso del condicionante, para lo cual es necesario un apoyo decidido de los ganaderos. 4) Mercados especiales para carne amigable con depredadores. Esto es una realidad en otros países. Existen mercados selectos que pagan más si se certifica que el producto (la carne) proviene de zonas donde no se controla por caza a los depredadores del ganado. Su aplicación al caso boliviano requiere de investigación de esos mercados y profundo entendimiento con los ganaderos.

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5) Proyectos productivos vinculados explícitamente a conservación. Estos proyectos pueden ser de diversa índole (ecoturismo, aprovechamiento de especies con interés comercial). Lo fundamental es que los ganaderos comprendan y acepten que los beneficios económicos de esos proyectos

son una forma de compensación económica por los daños causados por depredadores silvestres. 6) Cacería de control. La mayoría de las formas tradicionales de manejo del problema consideran la eliminación del animal problema. Si la población del depredador es muy pequeña o vulnerable a los efectos de la caza, ésta no es una opción válida. Sin embargo, habrán casos en que la población del depredador no está en peligro y llegar a acuerdos con los ganaderos que les permitan eliminar algunos individuos muy problemáticos será fundamental para mantenerlos interesados en relacionarse con actividades de conservación vía manejo. Hay variadas opciones para ejercer control mediante cacería, la dificultad está en encontrar la técnica adecuada para asegurarse de que se está eliminando al individuo problema. Qué se hace con los individuos cazados dependerá del tipo de programa de manejo que se ejecute y las opciones deben quedar abiertas a las posibilidades que ofrezca la especie a ser controlada. 7) La compensación económica. Consiste en una indemnización económica a los afectados, es decir, aquellos ganaderos que demuestren la pérdida de ganado por carnívoros silvestres recibe un pago en efectivo por parte del Estado. Es una forma muy directa de manejar el conflicto y se usa en algunos países de alto nivel económico. Sin embargo, requiere de financiamiento constante y puede caer en dificultades para la identificación de los reportes falsos. Esta opción no nos parece aplicable en Bolivia al presente. Fuente: modificado de Gallardo et al. 2007

En todo caso, hay dos grupos de personas que deben entenderse para que el manejo de este conflicto sea viable: los ganaderos y los conservacionistas. Los ganaderos deben aceptar que la mejor forma de disminuir la depredación es mejorar los sistemas de manejo y sanidad, y no dejar a los animales domésticos sin vigilancia. Los ganaderos, deben también estar concientes que a pesar del daño que causan a su economía, los grandes carnívoros nos brindan servicios ambientales al controlar las poblaciones de sus presas y que, además, son un patrimonio de la humanidad y que su conservación es tarea y responsabilidad de todos. Los conservacionistas, por su parte, deben aceptar que la conservación de ciertas especies, como los grandes carnívoros, implica costos y que éstos generalmente afectan a una porción de la población: los ganaderos. Aceptando estas realidades, lo único que resta para que el manejo del conflicto llegue a buen término es un cambio de actitud ante él, para escoger y poner a prueba uno o varios métodos de mitigación del mismo.

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Bibliografía Arispe, R., D. Rumiz, C. Venegas y A. Noss. 2006. El conflicto de la depredación de ganado por jaguar (Panthera onca) en Santa Cruz, Bolivia. Resumen VII Congresso Internacional sobre Manejo de Fauna Silvestre na Amazonia e America Latina. Ilhéus Brasil. Arispe, R., D. Rumiz y S. Angulo. 2006a. Evaluación prelimar sobre el conflicto jaguar - ganado en la estancia San Miguelito. Informe técnico n° 164, Wildlife Consevation Society. Santa Cruz, Bolivia. 24p Gallardo, G., A. Nuñez, L.F. Pacheco y M. Ruiz-García, 2007. Conservación del puma en el Parque Nacional Sajama: estado poblacional y alternativas para manejar su conflicto con la ganadería camélida. Aceptado. Mastozoología Neotropical. Goldstein, I. 1999. “Addressing people-spectacled bear conflicts due to crop raiding and livestock depredation”. En: Human-carnivore conflict, local solutions with global applications, symposium held during the 16th annual meeting of the Society for Conservation Biology, Canterbury, UK. Gómez H., R. Nallar, A. Morales, H. Ticona, J. Quisbert y A. Barrera, 2002. Evaluación del impacto por depredación de animales silvestres sobre el ganado doméstico en las comunidades de la Segunda Sección Municipal de Curva Prov. Bautista Saavedra, del Área Natural de Manejo Integrado Nacional Apolobamba. Wildlife Conservation Society. Morales, A. 2003. Evaluación de daños causados por vertebrados silvestres en maizales de Pajan, K’apna y Wayrapata (ANMIN Apolobamba, La Paz – Bolivia). Tesis para optar al título de licenciatura en Biología. UMSA, La Paz. 86 p. Nallar, R., H. Aranibar y A. Morales, 2002. Evaluación del impacto por depredación de animales silvestres sobre el ganado domestico en las comunidades de la Segunda Sección Municipal de Pelechuco, Prov. Franz Tamayo, Área Natural de Manejo Integrado Nacional Apolobamba. Wildlife Conservation Society. Oetting, I., R. Wallace, H. Gomez, O. Loayza, A. Cuila y R. Nallar, 2001. Informe del Taller de Gestión Ambiental en Apolobamba, Mancomunidad Apolobamba – ANMIN Apolobamba – WCS. 30 p. Pacheco, L.F., A. Lucero y M. Villca. 2004. Dieta del puma (Puma concolor) en el Parque Nacional Sajama y su conflicto con la ganadería. Ecología en Bolivia 39(1):75-83. Ribera Arismendi, M.O. 1999. Evaluación integral del impacto de depredación del puma (Felis concolor) y el zorro (Pseudalopex culpaeus), sobre el ganado camélido en el Parque Nacional Sajama. Informe no publicado. 121 p. Wade, D. y J. Bowns. Procedures for Evaluating Predation on Livestock and Wildlife. (en línea) (1997) http://texnat.tamu.edu/ranchref/predator/pred.htm. Consultado en enero de 2004. Zacari, M.A. y L.F. Pacheco 2005. Depredación vs. problemas sanitarios como causas de mortalidad de ganado camélido en el Parque Nacional Sajama. Ecología en Bolivia. 40: 58-61.

Crédito fotografía: Rosario Arispe WCS Santa Cruz

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El aprovechamiento del lagarto (Caiman yacare): lecciones aprendidas y el nuevo rol de los planes de manejo

por Alfonso Llobet Querejazu, Mario González Osto y Silvia Ten Ferrier Introducción El desarrollo de un programa de aprovechamiento sostenible de lagartos (Caiman yacare) en Bolivia surgió en 1997 según el modelo de cosechas de animales silvestres, basado en el éxito demostrado por la experiencia venezolana con C. crocodilus.212 Este sistema es el que requiere de menor inversión económica y donde los mayores beneficiarios (teóricamente) deberían ser los propietarios de las tierras donde se lleva a cabo el aprovechamiento.213 El aprovechamiento se basa en el dimorfismo sexual que presenta la especie para establecer los límites de tamaño mínimo de los animales a ser cosechados, de tal manera que la cosecha se enfoca hacia los animales mayores a 180 cm de longitud total, los cuales generalmente son machos adultos, protegiendo así a las hembras reproductoras. Una situación que hay que tener presente es que la caza en la naturaleza es la más difícil de regular y tiene un alto riesgo de no ser sustentable; las poblaciones de cocodrilianos pueden ser disminuidas muy fácilmente por la remoción de adultos reproductores. Si a esto se añade que la gran sobreexplotación de poblaciones de cocodrilianos (que llevó a muchas especies a niveles críticos desde el punto de vista de su conservación) se debió en gran medida a la caza directa,214 es fácil deducir que se necesitan diferentes sistemas de control que sirvan para ajustar y corregir las fallas del programa, de tal manera que se pueda asegurar el cumplimiento del objetivo principal: lograr la efectiva conservación del Caiman yacare en Bolivia. Problemas enfrentados en el Programa Lagarto en Bolivia Desde sus inicios, el Programa ha experimentado una serie de tropiezos, los cuales deben servir como base de análisis para evitar cometer los mismos errores en un proceso de reconcepción o rediseño del aprovechamiento del lagarto en Bolivia. El presente documento no pretende criticar simplemente el proceso desarrollado hasta ahora, sino aprovechar la experiencia como “lecciones aprendidas” de tal manera que se pueda lograr un programa transparente y sostenible desde el punto de vista biológico, social, económico y político. Tal vez la primera consideración que es necesario realizar se refiere a la normatividad desarrollada en Bolivia para aprovechar a la especie. En este sentido, hay que recordar que en todas las versiones de Reglamento de Aprovechamiento del Lagarto que fueron aprobadas, se ha tratado de aplicar algunos criterios (sin duda exitosos en otros países como Venezuela) que no son compatibles con la realidad de Bolivia. Los errores cometidos en este sentido van desde el tipo de cacería propuesto en un inicio (utilización de arpón en zonas donde no se acostumbra a usar esta herramienta), hasta la porción de espacio territorial que debe ser muestreada para poder establecer el estado poblacional de la especie (10% 212 213 214

Thorbjarnarson y Velasco 1998. Velasco et al. 1995. King 1989.

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de cada ecoregión), lo cual es completamente irrealizable por las condiciones de acceso e hidrológicas de las zonas que habita el lagarto en Bolivia. Se debe señalar que ninguna de las evaluaciones poblacionales realizadas entre 1997 y 2003 cumplió con los requerimientos definidos en el mencionado reglamento, en el cual se establece que se debe realizar conteos en al menos el 10% de la extensión de cada región ecológica identificada.215 La segunda consideración es con respecto a la falta de relación entre los estudios poblacionales realizados y las cosechas autorizadas. En este sentido y a manera de ejemplo, cabe señalar que entre 1997 y 2003, de las cosechas autorizadas en el Departamento del Beni (30.000 el año 1999, 40.000 el año 2001, 39.132 el año 2002 y 40.000 el año 2003), sólo los años 2001 y 2002 hubo alguna relación entre los estudios realizados y las cosechas aprobadas. Adicionalmente, otro error técnico fue que los estudios de los años 2001 y 2002 extrapolaron resultados de cuatro ecoregiones particulares a todo el Departamento del Beni, que en ese momento tenía definidas once ecoregiones reconocidas para el programa lagarto, dejando sin efecto el carácter ecoregional del programa; de esa manera, la definición de ecoregiones se hizo inútil desde el punto de vista de minimizar el sesgo que se puede producir al realizar las estimaciones del tamaño y la estructura poblacional. Por otra parte, debemos mencionar que se presentaron casos en que se autorizó la cosecha de animales en poblaciones carentes de potencial de aprovechamiento, tal como ocurrió en Santa Cruz el año 2002. Allí se reportó una estructura poblacional de C. yacare con una proporción de individuos Clase IV (mayores a 180 cm de longitud total) correspondiente apenas al 1,72% del total de la población,216 cuando de acuerdo a la norma (Art. 18 del Reglamento para la Conservación y Aprovechamiento del Lagarto) las cosechas sólo se autorizarán en poblaciones en buen estado de conservación; entendiéndose como “buen estado de conservación” a las poblaciones donde los individuos mayores a 180 cm de longitud total (Grupo IV) superan el 15% del total formado por los Grupos II, III y IV. Finalmente, no debemos olvidar los casos en que se autorizaron cuotas de cosecha por encima del límite recomendado en los estudios.217 También hubo casos en que se otorgaron cupos sin que exista ningún estudio previo que los justifique, como en el año 2002 en Santa Cruz y 2003 en Beni.218 La tercera consideración que es necesario realizar, también con relación a los estudios ejecutados por las empresas consultoras contratadas, está referido al sistema de licitación del Estado boliviano para contratar bienes y servicios, el cual (de acuerdo a las normas bolivianas) da preferencia a una empresa consultora (con fines de lucro) sobre una entidad académica, científica u ONG (sin fines de lucro). Esta situación originó que se adjudiquen los procesos de evaluación de las poblaciones de lagarto a empresas consultoras, que en la mayoría de los casos contaban con escasa o ninguna experiencia en el estudio de poblaciones animales. El producto obtenido fue una serie de estudios desarrollados con metodologías poco confiables, con criterios diferentes y con personal con escasa o nula experiencia en la evaluación de poblaciones de lagartos. Este conjunto de factores se combinó con el hecho de que en muchas ocasiones, además del financiamiento proveniente de las Prefecturas Departamentales, las empresas consultoras contratadas recibieron dinero extra de empresas curtidoras y/o comercializadoras de cueros de lagarto, comprometiendo así la independencia que debe tener la información generada en el campo. De esta manera, se produjo una cantidad im-

215 216 217

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Llobet et al. 2004. PIAS 2001. El año 2002 en el Departamento del Beni se autorizó una cuota de 39.132 individuos cuando la recomendación emanada de los estudios era de 13.054 individuos. Llobet et al. 2004.

Foto 1 Niños extrayendo el cuero de lagarto

Foto 2 Cueros de lagarto para comercializar

515

portante de información, la cual (paradójicamente) no puede ser utilizada para analizar las tendencias poblacionales de la especie, ni para evaluar el impacto de las cosechas sobre las poblaciones de C. yacare, pues (de acuerdo a lo establecido por las mismas empresas consultoras), cada trabajo fue realizado en áreas diferentes y con metodologías diferentes, razón por la cual la información no se puede comparar de un año a otro.219 La cuarta consideración que es necesario realizar es referente a la pobre aplicación de sistemas de control, que produjo una falta de confiabilidad en cuanto a las cosechas realizadas. En este sentido, ya se han mencionado ejemplos en los cuales no se respetó la cantidad de animales a cosechar ni los lugares autorizados para realizar la cosecha. Adicionalmente, producto del Taller realizado en la ciudad de Trinidad del 2 al 4 de abril de 2002, y de acuerdo al informe elaborado por Larriera, miembro de Crocodile Specialist Group (CSG) de la UICN, resulta un aspecto altamente preocupante que todos los cueros de talla legal no sean precintados en origen, permitiendo a los compradores seleccionar los de mayor tamaño (aún dentro de la medida legal), y precintando sólo estos.220 Esto resulta en una innecesaria sobrecaptura de animales que, si bien en el futuro podría disminuir por las leyes naturales de oferta y demanda, sería preferible y sencillo evitar hoy, asegurando la comercialización de todas las pieles de talla legal (dentro del cupo). Esto se lograría simplemente, precintando todos los cueros en el lugar de origen, previo a la venta. Finalmente, la quinta consideración a realizar, se refiere a la falta de comunicación entre los diferentes sectores involucrados, y la desinformación de los usuarios con respecto no solo al espíritu, sino también a los cambiantes aspectos prácticos del Programa. Esta situación debe reconocerse como un problema muy serio, pues los usuarios del Programa (principalmente el sector indígena) no tienen una información correcta sobre sus derechos y responsabilidades con respecto al aprovechamiento sostenible del lagarto en Bolivia. Este escenario produjo que se dieran casos en que dueños de predios desconocían completamente el hecho de que se encontraban inscritos en el Programa y se hubieran realizado (teóricamente) varias cosechas en su propiedad, aunque en la práctica lo que ocurrió fue que se aprovechaban licencias de cosecha fraudulentas para movilizar animales cuyo origen no se conoce.221 Adicionalmente, se desarrolló un sistema manejado por las curtiembres, en el que la mayor parte del proceso de gestión del aprovechamiento (desde las inscripciones de los usuarios hasta la movilización de los cueros) se realizaba por funcionarios de las mismas curtiembres, las cuales manejaban la información que debía llegar a las comunidades indígenas y a otros actores (como los estancieros). El rediseño del Programa Lagarto y el nuevo rol de los Planes de Manejo A principios de 2004, la Dirección General de Biodiversidad invitó tanto a especialistas como a varias instituciones científicas y de conservación del país (Museo Nacional de Historia Natural, Instituto de Ecología, Museo Noel Kempff Mercado, Wildlife Conservation Society, Faunagua, Biota, Programa Nacional de Biocomercio Sostenible, entre otros) para discutir alternativas sobre el futuro del Programa de Lagartos. De las reuniones surgió la propuesta de conformar un grupo nacional

516

219 220 221

Llobet et al. 2004. Larriera 2002. Llobet et al. 2004.

de especialistas en lagartos que asesorara sobre las próximas decisiones a tomar, y también se propuso nominar al Museo Noel Kempff Mercado como futura autoridad científica en el tema. Adicionalmente, se planteó el desarrollo de planes de manejo específicos para Tierras Comunitarias de Origen (TCOs) y Áreas Protegidas como una herramienta destinada a aumentar la importancia y la participación de los actores locales en la gestión del aprovechamiento del lagarto.222 Desde esta perspectiva, los ‘Planes de Manejo del Lagarto’ plantean desarrollar una serie de actividades capaces de asegurar el fortalecimiento de las estructuras comunales y supracomunales encargadas de llevar a cabo el manejo de esta especie, y a su vez convertirse en una herramienta técnica que asegure la sostenibilidad en el aprovechamiento del lagarto. En la medida que en Bolivia existe una debilidad institucional del Estado en sus tres niveles (nacional, departamental y local) para administrar el Programa (especialmente en los aspectos de control y fiscalización), los Planes de Manejo, posibilitarán que los actores a nivel local tengan claro tanto sus derechos como sus responsabilidades, además del rol que juegan los diferentes niveles de autoridades en el marco del aprovechamiento del lagarto (particularmente qué institución dicta las cuotas y normas del programa a nivel nacional), de manera que se puedan desarrollar sistemas locales de control y normas locales que fortalezcan la tarea de las autoridades tanto nacionales como departamentales. En general a nivel nacional debe generarse una integración sólida entre la base técnica y los aspectos administrativos y de control. Es decir, la base del programa en lo referente a cuotas de cosecha debe ser eminentemente técnica. En este sentido, es necesario avanzar más en la colección y análisis de datos ya iniciada, para lo cual la información que se produce en el marco de la construcción de los diferentes planes de manejo (la cual se colecta con mayor intensidad que a nivel nacional) se convierte en un referente de confiabilidad que se adiciona al esfuerzo de colecta de datos llevado a cabo por la Autoridad Científica CITES (Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado), brindando un panorama más confiable sobre las tendencias poblacionales del lagarto y sus respuestas a los procesos de cosecha. El Programa Lagarto a nivel nacional ha logrado avances importantes en los aspectos legales y de participación social, debiendo mejorarse los aspectos técnicos, de fiscalización y control, y la capacitación y difusión en base a un programa integral. Para esto, los planes de manejo plantean el desarrollo de un programa permanente de divulgación, educación y toma de conciencia que llegue a todos los actores del programa. El mensaje debe aclarar sólidamente los derechos y responsabilidades de los diferentes actores para poder aprovechar este recurso en forma sostenible. Uno de los problemas de los proyectos de aprovechamiento económico, es que son vistos como resultados en el plano económico y no como una oportunidad para generar información que mejore el manejo o incremente nuestro conocimiento científico. Es decir, si consideramos que el conocimiento de la dinámica de las poblaciones de cocodrilianos es todavía limitado, se debe asumir que este tipo de información tiene también una utilidad limitada en el desarrollo de planes de manejo. Si asumimos que la tarea de los investigadores y administradores de recursos responsables del manejo de los cocodrilianos es establecer programas con altas probabilidades de que el uso del recurso sea sostenible,223 entonces los planes de manejo deben constituirse también en una fuente de información sobre

222 223

Rumiz y Llobet 2005. Ross 1995.

517

la dinámica de las poblaciones, que vaya a retroalimentar el sistema, para poder corregir los errores y asegurar el cumplimiento de los objetivos planteados. Por esta razón cada plan de manejo debe plantear el desarrollo y estar íntimamente ligado a un programa de monitoreo.224 En resumen, estos Planes de Manejo permitirán: a) obtener un significativo incremento de ingresos económicos por el manejo del Lagarto en cada comunidad participante; b) lograr un reparto equitativo de los mismos (repartidos entre familias de cazadores, comunidades y organizaciones locales); c) fortalecer sus estructuras tradicionales comunales y supracomunales; d) democratizar las tomas de decisiones (actividades y planificación son definidas por los usuarios del recurso); e) planificar su producción y comercialización; f) estructurar un sistema de autoevaluación (monitoreo biológico y de beneficios), protección del recurso y difusión interna; y g) fortalecer la estructura organizativa de los actores locales. Esto posibilitará pasar del básico manejo del recurso centrado en la cosecha anual de cueros (que beneficia esencialmente al reducido grupo de intermediarios) a una gestión integral del mismo con mayor beneficio local que, además, conllevaría a asegurar la sostenibilidad del aprovechamiento a largo plazo. Al mismo tiempo, estos trabajos permitirán obtener datos fundamentales sobre la biología y ecología del lagarto, máximo considerando la extensión espacial que los mismos abarcarán, en los que se incluirán aspectos relativos a la reproducción de la especie (época, nidadas, etc.). Estos insumos, estructurados en una base de datos de fácil consulta, permitirán fortalecer el Programa Nacional para la Conservación y el Aprovechamiento Sostenible del Lagarto, así como proporcionar información técnica útil para posibles iniciativas futuras relacionadas con el recurso (como la experimentación de nuevos modelos de manejo para la especie). Además, se plantea la implementación de un sistema de monitoreo, asociado a la gestión local del aprovechamiento del lagarto, que permitirá detectar las desviaciones y posibilitará realizar ajustes sobre el manejo bajo un modelo de gestión adaptativa. De esta manera, se avanzará hacia el manejo territorial y el uso sostenible de los recursos naturales por parte de los actores sociales, fortaleciendo una visión integral en la gestión territorial, aportando insumos y experiencias, y conformando un grupo de técnicos locales con capacidad para dar continuidad a las acciones iniciadas.

Bibliografía citada King, F.W. 1989. Conservation and Management. Pp. 216-229. En: C.A Ross (Ed.). Crocodiles and Alligators. Golden Press Pty. Ltd. Australia. Larriera, A. 2002. Informe sobre: Taller de evaluación del programa nacional de aprovechamiento sostenible del lagarto (Caiman yacare), en Bolivia. Documento no publicado.

518

224

McNab 1983; y Walters y Holling 1990 en Magnusson 1995.

Llobet, A., L.F. Pacheco, y J.K. Aparicio 2004. Analysis of the Program of Conservation and Use of the Spectacled Caiman (Caiman yacare) in Bolivia, and recommendations to improve it. En: Proceedings of the 17th Regional Meeting of the CSG, Darwin, Australia. IUCN – The World Conservation Union, Gland, Switzerland. Magnusson, W. E. 1995. A Conservação de Crocodilianos na América Latina. Pp. 5-17. En: A. Larriera y L.M. Verdade (Eds.). La conservación y el manejo de caimanes y cocodrilos de América Latina. Vol. 1. Fundación Banco Bica. Santo Tomé, Santa Fé, Argentina. MDSP 2002. Memoria del Taller de Evaluación del Programa Nacional de Aprovechamiento Sostenible del Lagarto (Caiman yacare). Trinidad, 2 al 4 de abril de 2002. PIAS 2001. Evaluación del estado de conservación de poblaciones de Caimán yacare en el Departamento de Santa Cruz (Provincias Ángel Sandoval y Cnl. Germán Busch). Programa Integral Amazonía Sostenible. Ross, P. 1995. La importancia del uso sostenible para la conservación de los cocodrilianos. Pp. 19-32. En: A. Larriera y L.M. Verdade (Eds.). La conservación y el manejo de caimanes y cocodrilos de América Latina. Vol. 1. Fundación Banco Bica. Santo Tomé, Santa Fé, Argentina. Rumiz, D. y A. Llobet 2005. Propuesta de rediseño del Programa de Conservación y Aprovechamiento Sostenible de Lagarto (Caiman yacare) de Bolivia. En: Proceedings de la Reunión Regional de América Latina y el Caribe del Grupo de Especialistas en Cocodrilos (CSG/SSC/IUCN). Santa Fe, Argentina 17 -20 de Mayo 2005. Thorbjarnarson, J. y A. Velasco. 1998. Economic incentives for management of Venezuelan Caiman. Conservation Biology. 13(2):397-406. Velasco, A., R. De Sola y M. Quero. 1995. Programa de manejo de la baba (Caiman crocodilus) de Venezuela. Pp. 213-220. En: A. Larriera y L. M. Verdade (Eds.). La conservación y el manejo de caimanes y cocodrilos de América Latina. Vol. 1. Fundación Banco Bica. Santo Tomé, Santa Fé, Argentina.

Crédito fotos: Alfonso Llovet

519

Aprovechamiento comercial de mariposas y conservación de los bosques montanos en el Parque Nacional ANMI Cotapata

por Fernando Guerra-Serrudo, J. Sánchez, R. Callisaya y L.F. Pacheco Desde junio de 2003 se iniciaron estudios sobre ecología básica de las mariposas diurnas de la parte baja del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Cotapata, bajo los auspicios de la Estación Biológica Tunquini (EBT) del Instituto de Ecología de la UMSA. El estudio preliminar fue realizado en las Comunidades de Tunquini, El Chairo, Alto Villa y Sandillani, dentro del bosque húmedo montañoso de Yungas, entre 1100 y 2000 m snm. En dicho estudio se registraron 587 especies de mariposas diurnas, de las cuales 121 ya eran objeto de comercio internacional ilegal. Actualmente el número de especies registradas para la parte baja del Parque sobrepasa las 700 especies de mariposas diurnas.225 Con base en los resultados del mencionado estudio, la EBT gestionó financiamiento del Programa Nacional de Biocomercio Sostenible (PNBS) para implementar un Plan de Manejo, el cual fue afinado, sometido y finalmente aprobado por la autoridad pertinente.226 El proyecto apoyado por el PNBS busca vincular el aprovechamiento sostenible de un recurso silvestre con la conservación de los ambientes yungueños y una mejor calidad de vida de los habitantes locales. El proyecto se inició en marzo de 2006 y considera aspectos económicos, sociales y ecológicos. En el trabajo se generaron espacios para la integración de la comunidad en el desarrollo y su participación en el proceso de toma de decisiones. De esta forma se realizó una investigación participativa con los habitantes de la comunidad, con el fin de evaluar la sostenibilidad de la cría de mariposas como alternativa económica para esta zona. Se debe mencionar que los procesos de investigación en torno a los aspectos biológicos, económicos y sociales (organización, capacitación de personal local), todavía se están desarrollando, proceso que continuará en el futuro. Para conocer el mercado de mariposas, el emprendimiento cuenta con documentos de investigación de mercado y un plan de negocios para su implementación. Comercialmente ha iniciado contactos con compradores que demostraron gran interés en las especies bajo manejo. El mercado incluye segmentos para especímenes secos, para coleccionistas, pupas, para su liberación en mariposarios del exterior y en eventos sociales a nivel nacional y un fuerte componente de aprovechamiento turístico. Este último está basado en un mariposario (exhibición de mariposas vivas) ya instalado en el pueblo de Chairo. Los comunarios se han organizado en una Asociación para el Manejo de Recursos Naturales (Nayriri), la cual se hará cargo de la totalidad del manejo de las mariposas, contando siempre con la asesoría de los técnicos de la EBT. Los beneficios económicos de la actividad serán administrados total y autónomamente por la Asociación Nayriri. El emprendimiento permite la inserción de los pobladores sin hacer ninguna distinción de género o generacional, por lo que cobra una importancia especial desde

520

225 226

F. Guerra, datos no publ. Guerra y Ledezma 2006.

el enfoque social y cultural. La importancia de insertar en las actividades productivas a las mujeres radica en que no tienen muchas otras opciones de trabajo. También se incluye a los jóvenes de la comunidad, que actualmente abandonan la zona debido a la falta de alternativas económicas. De esta manera se vincula a estas personas con las actividades económicas de la comunidad, además de apoyarles en la apropiación de su cultura y su territorio, convirtiéndose ellos en uno de los pilares de la sostenibilidad. Recientemente, la Fundación PUMA ha otorgado un segundo apoyo financiero al proyecto, el cual será esta vez administrado directamente por la Asociación. A mediano plazo se espera tener establecida y fortalecida una empresa liderada por hombres y mujeres de la comunidad, dedicada a la producción de mariposas diurnas como una actividad productiva, ambientalmente sostenible, con el objetivo de responder a la demanda nacional e internacional de mariposas; y adicionalmente ofrecer un producto ecoturístico y de educación ambiental a través del mariposario. Es importante notar que este proyecto y todos los que están siendo impulsados por los pobladores locales (manejo de epífitas en Chairo, manejo de escarabajos en Pacallo), tienen su origen en la visión expresada en el Plan de Desarrollo Rural Sostenible, elaborado por las propias comunidades de la parte baja del PN ANMI Cotapata en 2005. Este plan fue concebido con el objetivo de vincular explícitamente la conservación con mejoras en calidad de vida de la gente de la región.

Bibliografía Guerra-Serrudo,J.F. y J. Ledezma Arias 2006. Plan de manejo para mariposas diurnas mediante crianza y cosecha directa del estado silvestre en el PNANMI Cotapata. EBT, Instituto de Ecología. 23 p. Subcentral Agraria 2 de Julio “Chairo”, Subcentral Pacallo, Estación Biológica Tunquini. 2005. Plan de Desarrollo Rural Sostenible. Sector del Valle del río Huarinilla, PNANMI Cotapata. Equipo de trabajo (técnicos de apoyo): Rada Pérez, J.A., L.F. Pacheco y V. Callisaya Choque. 73 p.

521

Informe del Estado Ambiental de Bolivia 2007 - 2008

CONTENIDO SEXTA PARTE Capítulo 14  El cambio climático en Bolivia Capítulo 15  Capa de ozono y radiación ultravioleta en Bolivia

Sexta parte Problemas ambientales globales y su implicancia en Bolivia

523

Capítulo 14 El Cambio Climático y sus implicancias en Bolivia por Oscar Paz Rada Contexto Pretender establecer una línea base del cambio climático en Bolivia y, muy particularmente, del impacto del cambio climático, puede resultar de alto riesgo, toda vez que el proceso de entendimiento de todos los elementos que hacen a esta temática aun está en desarrollo e investigación y requerirá de estudios complementarios que deben realizar una serie de instituciones del país, muy particularmente aquellas relacionadas con la ciencia y las que deben evaluar las implicancias del cambio en los diferentes componentes socioeconómicos. Sin embargo, aquí se desarrollará un análisis preliminar de todos los elementos que hacen al cambio climático, apoyado en los documentos básicos que se han generado, la mayoría de ellos como resultado de las tareas del Programa Nacional de Cambios Climáticos del Ministerio de Planificación del Desarrollo y de otras instituciones de ciencia del país. El cambio climático debe verse desde una concepción integral, es decir desde sus orígenes y causas, pasando por los escenarios existentes y los impactos. En ese contexto Bolivia ha venido trabajando en los inventarios de Gases de Efecto Invernadero (GEI), causantes del problema del cambio climático, pasando por los impactos del cambio climático en diversos sectores de la economía nacional, de allí que se enmarcará el presente documento en considerar estos elementos de referencia para el país. Las emisiones de gases de efecto invernadero Bolivia tiene un nivel de emisiones de GEI muy reducido si se compara con las emisiones mundiales, ya que las mismas apenas representan un 0,027% en el sector energético y 0,37% en el sector del uso del suelo y cambio en el uso del suelo.1 La Tabla 1 resume los niveles de emisión del año 2000 en Bolivia, aplicando metodología de inventarios de GEI del Panel de Expertos del Cambio Climático (IPCC por su sigla en inglés), y como puede inferirse de esta tabla, el sector con mayor preponderancia en las emisiones de bióxido de carbono (CO2) es el sector del Uso del Suelo y Cambio en el uso del Suelo, con 77%, seguido del sector energético, con un 21%, y el sector de procesos industriales, con 1,8%. En materia de gas metano (CH4), el sector agrícola representa el 73%, luego viene el sector del Uso del suelo y Cambio en el uso del suelo con 14%, el sector energético con 5,5% y finalmente el sector residuos con el 7,5%. La Figura 1 resume los sectores más importantes de emisión de GEI en la década 1990 - 2000.

1

PNCC, Inventario de GEI de la Década 1990-2000.

525

En base a inventarios para el año 2002 y 2004 hechos por el PNCC (tabla 1), se ha desarrollado un proceso conservativo de análisis tendencial de los inventarios para el año 2004, que se presenta en la Tabla 2 y que muestra los valores en cada sector, confirmándose la importancia de las emisiones en Bolivia por actividades en el sector del Uso del Suelo y Cambio en el Uso del Suelo.

Tabla 1. Resumen General del Inventario de Emisiones de GEI de Bolivia – 2000, Gg. CATEGORIAS DE FUENTES Y SUMIDEROS DE GASES DE EFECTO INVERNADERO Total de Emisiones y Remociones Nacionales Energía A Actividades de Combustión Método de Referencia Métodos por Sectores B Emisiones Fugitivas Procesos Industriales Uso de Solventes y Otros Productos Agricultura Cambio en el Uso de Tierra y Silvicultura Residuos

Emisiones de CO2

Remociones de CO2

52.539,06

18.547,05

7.175,36 7.056,38 7.788,30 7.056,38 118,98 607,48

44.756,22

Partidas Informativos: Búnkers Internacionales Aviación Emisiones de CO2 Provenientes del Uso de Biomasa

238,62 238,62 3.445,89

18.547,05

CH4

N2O

NOX

CO

COVDM

SO2

706,01

3,62

77,13

1.504,93

61,52

12,10

38,59 6,58

0,27 0,26

46,08 45,99

304,68 304,53

51,93 44,51

11,74 10,32

6,58 32,01 NO

0,26 0,01 NO

45,99 0,09 0,01

304,53 0,14 0,01

10,32 1,42 0,37

516,38

2,25

6,65

341,44

44,51 7,42 8,60 0,99

98,15 52,90

0,67 0,43

24,39

858,81

0,00 0,00

0,01 0,01

1,24 1,24

0,41 0,41

0,20 0,20

NA NA

HCFs

PFCs

8,37

NO

0,00

8,37

NO

0,00

Fuente: PNCC – Inventario de GEI Bolivia (2003).

Tabla 2. Proyección del Inventario de Emisiones de GEI de Bolivia – 2004, Gg. Proyección estimada Emisiones de GEI (Gg) año 2004   CO2 CH4 Energía Procesos industriales

7.063,49 776,95

Agricultura Cambio en el uso de la tierra y silvicultura Residuos







526

Fuente: - Elaboración propia.

 

564,68 28.187,8  

73,31

SF6

Figura 1. Emisiones de CO2 por categorías de fuente en el periodo 1990 - 2000.

1990

50,000

1994

40,000

1998

30,000

Gg

2000

20,000 10,000 0

Abandono de Tierras Cultivadas

Conversión de Bosques y Praderas

Cambios en la Biomasa en Bosques y Otra Vegetación

Productos Minerales No Metálicos

Petróleo y Gas Natural

Quema de Gas Natural en Campos

Caminos, Fuerzas Armadas y Otros

Minería / Metalurgia

Agricultura, Silvicultura y Pesca

Residencial, Comercial e Institucional

Transporte

Industrias Manufactureras y Construcción

-20,000

Industrias de la Energía

-10,000

Fuente: PNCC – Inventario de GEI Bolivia (2003).

Tendencias climáticas en Bolivia Un estudio realizado para el PNCC2, que se halla en impresión, desarrolla el análisis de tendencias climáticas en Bolivia y los cambios de fase y amplitud de los ciclos mensual y anual, concluyendo que “[...] en términos generales se detectan tendencias crecientes con el tiempo, tanto en la temperatura media como en las temperaturas extremas del país”. “Las tendencias con el tiempo en las precipitaciones es bastante irregular con una mayor inclinación hacia el incremento”. La temperatura media, según ese estudio, presenta un valor de variabilidad de -0.4ºC a 0.8ºC en la región de los llanos orientales y en la precipitación entre -0,17% y 0,98%. En la región Norte del país la temperatura media se habría incrementado entre 0,2 y 1ºC y a nivel de precipitación hay variaciones de 0,16 a 0,22%. En la región de tierras bajas la temperatura media se habría incrementado entre 0,1 y 0,3ºC y las precipitaciones muestran tendencias de 0,07% y -0,29%. En la región de los valles, los valores de cambio en la temperatura media fueron muy oscilantes entre -2,3ºC y 2ºC y la variación de precipitación también entre -0,48% y 0,21%. A su vez, según Michel, en la región altiplánica las temperaturas presentan tendencias en su mayoría positivas con valores medios de entre 1,1ºC y 1,7ºC y a nivel de precipitación oscilaciones entre -0,4% y 0,94%.

2

T. Michel para el SENAMHI, en 2005.

527

Lo anterior es coincidente con la conformación de los diferentes pisos ecológicos existentes en el país que muestran variaciones amplias en su comportamiento climático a lo largo de los últimos años, ya que el record considerado abarca períodos desde los años 40 hasta el 2004, en 23 estaciones analizadas. La Figura 2 sintetiza las tendencias de precipitación y temperatura en nueve estaciones de las principales ciudades del país, según el estudio realizado por Michel. Figura 2. Variación tendencial de Temperaturas Mínimas, Máximas y Precipitación en las principales ciudades del país. COCHABAMBA ANALISIS DE TENDENCIAS DE PRECIPITACION AÑO NORMAL (LINEAL)

ANALISIS DE TENDENCIAS ANUAL DE TEM PERATURA M AXIM A M EDIA (LINEAL)

y = -0,8949x + 25,539

300,0 250,0

100,0 50,0 0,0 -50,0 0

10

20

30

40

50

y = 0,0546x - 1,5836

2,5 2,0 1,5 1,0 0,5 0,0 -0,5 0 -1,0 -1,5 -2,0 -2,5 -3,0

200,0 150,0

60

-100,0 -150,0 -200,0 -250,0

10

20

30

40

50

60

ANALISIS DE TENDENCIAS ANUAL DE TEMPERATURA MINIMA MEDIA (LINEAL) y = 0,0181x - 0,5165

1,5 1,0 0,5 0,0 -0,5

0

10

20

30

40

50

60

-1,0 -1,5 -2,0

SANTA CRUZ ANALISIS DE TENDENCIAS DE PRECIPITACION AÑO NORMAL (LINEAL)

ANALISIS DE TENDENCIAS ANUAL DE TEM PERATURA M AXIM A M EDIA (LINEAL)

y = 4,01x - 126,35

1200,0

y = 0,0044x - 0,1682

1,5

1000,0 800,0

1,0

600,0

0,5

400,0

0,0

200,0

-0,5 0

0,0 -200,0 0

10

20

30

40

50

60

70

10

20

30

-1,0

-400,0

-1,5

-600,0

-2,0

-800,0

ANALISIS DE TENDENCIAS ANUAL DE TEM PERATURA M INIM A M EDIA (LINEAL)

y = 0,0281x - 0,8424

2,0 1,5 1,0 0,5 0,0 -0,5 0 -1,0 -1,5 -2,0

528

10

20

30

40

50

60

40

50

60

LA PAZ ANALISIS DE TENDENCIAS ANUAL DE TEMPERATURA MINIMA MEDIA (LINEAL)

ANALISIS DE TENDENCIAS ANUAL DE TEMPERATURA MAXIMA MEDIA (LINEAL)

y = 0.0121x - 0.4278

y = -0.0233x + 0.9262 2.0

2.0 1.5

1.5

1.0 0.5

1.0

0.0 -0.5 0

10

20

30

40

50

60

70

0.5

80

-1.0

0.0

-1.5

-0.5

-2.0 -2.5

0

10

20

30

40

50

60

70

80

-1.0

ANALISIS DE TENDENCIAS PRECIPITACION AÑO NORMAL (LINEAL) y = 0.2147x - 12.217 500.0 400.0 300.0 200.0 100.0 0.0 -100.0 0

20

40

60

80

100

120

-200.0 -300.0

CHUQUISACA

ANALISIS DE TENDENCIAS ANUAL DE TEMPERATURA MINIMA MEDIA (LINEAL)

ANALISIS DE TENDENCIAS ANUAL DE TEMPERATURA MAXIMA MEDIA (LINEAL) y = -0.0097x + 0.284

y = -0.0019x + 0.0828 1.0

4.0 3.0

0.5

2.0 0.0

1.0

-5

0.0 -5

-1.0

5

15

25

35

45

55

65

5

15

25

35

45

55

65

-0.5 -1.0

-2.0 -3.0

-1.5

ANALISIS DE TENDENCIAS DE PRECIPITACION AÑO NORMAL (LINEAL) y = 0.1556x - 4.4842

600.0 500.0 400.0 300.0 200.0 100.0 0.0 -100.0 0

10

20

30

40

50

60

-200.0 -300.0

529

TARIJA ANALISIS DE TENDENCIAS ANUAL DE TEMPERATURA MINIMA MEDIA (LINEAL)

ANALISIS DE TENDENCIAS ANUAL DE TEMPERATURA MAXIMA MEDIA (LINEAL) y = 0.007x - 0.1563

1.5

0.5

1.0 0.5

0.0

0.0

-0.5

-0.5

y = 0.0302x - 0.5403

1.0

0

5

10

15

20

25

30

35

40

0

5

10

15

20

25

30

35

40

-1.0

-1.0

-1.5

-1.5

-2.0

ANALISIS DE TENDENCIAS DE PRECIPITACION AÑO AGRICOLA (LINEAL) y = -1.2616x + 34.048

500.0 400.0 300.0 200.0 100.0 0.0 -5 -100.0

5

15

25

35

45

55

-200.0 -300.0

POTOSÍ

ANALISIS DE TENDENCIAS ANUAL DE TEMPERATURA MINIMA MEDIA (LINEAL)

ANALISIS DE TENDENCIAS ANUAL DE TEMPERATURA MAXIMA MEDIA (LINEAL)

y = -0.0449x + 1.2905

y = -0.054x + 1.5831

10.0

5.0 4.0

8.0

3.0

6.0

2.0

4.0

1.0

2.0

0.0 -1.0 0

0.0 -2.0

0

10

20

30

40

50

60

10

20

30

-2.0 -3.0 -4.0

-4.0

ANALISIS DE TENDENCIAS DE PRECIPITACION AÑO NORMAL (LINEAL) y = -2.5204x + 73.105

500.0 400.0 300.0 200.0 100.0 0.0 -100.0 0 -200.0 -300.0 -400.0 -500.0

530

10

20

30

40

50

60

40

50

60

ORURO ANALISIS DE TENDENCIAS ANUAL DE TEMPERATURA MINIMA MEDIA (LINEAL)

ANALISIS DE TENDENCIAS ANUAL DE TEMPERATURA MAXIMA MEDIA (LINEAL) y = 0.0189x - 0.4596 2.5

3.0

2.0

2.0

1.5

1.0

1.0 0.5

0.0

0.0

-1.0

-0.5 0

y = 0.0367x - 1.0364

5

10

15

20

25

30

35

40

45

0

10

20

30

40

50

60

-2.0

-1.0 -1.5

-3.0

-2.0

-4.0

ANALISIS DE TENDENCIAS DE PRECIPITACION AÑO NORMAL (LINEAL) y = 0.154x - 4.604 40.0 30.0 20.0 10.0 0.0 -10.0

0

10

20

30

40

50

60

-20.0 -30.0

BENI

ANALISIS DE TENDENCIAS ANUAL DE TEMPERATURA MINIMA MEDIA (LINEAL)

ANALISIS DE TENDENCIAS ANUAL DE TEM PERATURA M AXIM A M EDIA (LINEAL)

y = 0.0173x - 0.3734

y = -0.0023x + 0.0281

2.0 1.5

1.5 1.0

1.0 0.5 0.0 -0.5 0 -1.0 -1.5 -2.0

0.5 10

20

30

40

50

0.0 -0.5

0

5

10

15

20

25

30

35

40

45

50

-1.0

-2.5 -3.0

-1.5

ANALISIS DE TENDENCIAS DE PRECIPITACION AÑO NORMAL (LINEAL) y = 2.7417x - 86.353 1500.0 1000.0 500.0 0.0 -5

5

15

25

35

45

55

65

-500.0 -1000.0

531

PANDO

ANALISIS DE TENDENCIAS ANUAL DE TEMPERATURA MINIMA MEDIA (LINEAL)

ANALISIS DE TENDENCIAS ANUAL DE TEMPERATURA MAXIMA MEDIA (LINEAL) y = -0.0003x + 0.0262

y = -0.0022x + 0.0053

1.5

1.0

1.0

0.5

0.5 0.0

0.0 0

5

10

15

20

25

30

35

40

45

-0.5

-0.5

0

5

10

15

20

25

30

-1.0

-1.0

-1.5 -2.0

-1.5

ANALISIS DE TENDENCIAS DE PRECIPITACION AÑO NORMAL (LINEAL) y = 4.5285x - 142.62

800.0 600.0 400.0 200.0 0.0 -5 -200.0

5

15

25

35

45

55

65

-400.0 -600.0 -800.0

Fuente: Elaboración Propia en base a Estudio Tendencial de Michel T. (2005)

Otro importante aporte fue realizado a través de un estudio propiciado por el PNCC denominado “Evaluación de Tendencias del Balance Hídrico como indicador del Cambio climático”, donde se analizan 28 estaciones del país, excluyendo Beni y Pando y que presenta las tendencias de variación de los patrones climatológicos con un mínimo de 30 años3. En éste trabajo se concluye que: • Las diferentes áreas áridas y semiáridas del país muestran tendencias al ascenso de temperaturas, lo que se traduce en un incremento de la demanda de vapor de agua de la atmósfera reflejada en una mayor evapotranspiración. • El efecto de incremento o decremento de la precipitación no se verifica en este parámetro ya que muestra moderada estabilidad. Se ha podido verificar, sin embargo, que en la mayoría de las estaciones consideradas, el período posterior a 1983 ha presentado precipitaciones inferiores a la media histórica. • El Déficit Hídrico se muestra ascendente en la mayor parte de las estaciones, debido fundamentalmente a la mayor evapotranspiración y en menor medida al descenso de la precipitación.

532

3

por García et al. 2006.

35

40

45

Los mapas que se presentan a continuación resumen el análisis tendencial. Mapa No. 1 Variación de la Temperatura Mapa No.2 Variación de la Temperatura

Máxima Anual (ºC/año)

Mínima (ºC/año)

Mapa No. 3 Variación de la Precipitación anual acumulada (mm/año)

Fuente: MPD-UMSA. Evaluación de Tendencias de balance Hídrico (García et al. 2006)

533

Escenarios climáticos Los escenarios climáticos se constituyen en una visión de futuro en lo que significaría las nuevas condiciones meteorológicas para un país. En ese contexto se los utiliza como herramienta para establecer el nivel de impactos que el clima podría generar sobre diferentes sectores como la agricultura, los ecosistemas, la salud, los recursos hídricos, la biodiversidad y la infraestructura. Todo esto, en el entendido que estos sectores están influenciados fuertemente por las condiciones climáticas. Los escenarios climáticos que se manejan internacionalmente están influenciados por escenarios de emisiones, los que a su vez se hallan condicionados a fuerzas conductoras del desarrollo, como el crecimiento económico, poblacional, el uso de la energía, la valoración del medio ambiente y las tendencias globales y regionales. Una aproximación macro para Bolivia se puede obtener con datos del Modelo Schengen.

Figura 3. Incremento de las temperaturas para Sud América bajo escenarios de B2-AIM en el periodo 1990 al 2050 De acuerdo la Figura 3, los cambios de temperatura observados bajo el modelo Regional B2-AIM4 generado por el Asian Pacífic Integrated Model, presenta incremento de la temperatura superficial media hasta el año 2050 en aproximadamente 1.5 ºC, no existiendo mucha diferencia entre escenarios de referencia y escenarios de mejores supuestos de políticas. Lo que significaría que Bolivia en promedio también llegaría a este nivel de temperatura en los próximos 30 años. Respecto a las precipitaciones regionales existe un incremento de las probabilidades de ocurrencia de estas en todas las grillas generadas para Bolivia con una probabilidad de incremento de 0.8 (Ver figura 4).

534

4

Éste hace referencia a la familia de escenarios de emisiones del IPCC, B2 generados por el modelo Japonés Asian Pacific Integrated Model (AIM)

Sin embargo, la distribución temporal de las mismas se muestra mucho más crítica para la actividades productivas y de servicios, relacionadas con la disponibilidad de precipitación, factor que incide fuertemente en la recarga de acuíferos. Este hecho se pone de manifiesto en la Figura 5, donde la probabilidad de incremento en la precipitación el mes de enero es menor, cambiando la configuración del mapa. Se muestran los mayores registros de precipitación tendiendo a expandirse hacia el área integrada del departamento de Santa Cruz con probabilidades más bajas de incremento en la precipitación.

Figura 4. Probabilidad de incremento en las precipitaciones anuales bajo el Escenario B2AIM generado por tres modelos CSM-98 ECH395; ECH498 GFDL90 y HAD295 HAD300. Modelo MAGICC/SCENGEN

Figura 5. Probabilidad de incremento en la precipitación del mes de enero bajo el escenario B2-AIM.

Un estudio del SENAMHI sobre escenarios de cambios climáticos para Bolivia (desarrollado el año 1998) muestra un rango de variaciones diversas en temperatura y precipitación que podrían darse en Bolivia en diferentes zonas del país que deben ser consideradas. La Tabla 3 muestra esos resultados. Tabla 3. Variaciones en temperatura y precipitación en diversas regiones de Bolivia AREA

ESCENARIO 2030 Variación de Temperatura y Precipitación

Pando y Norte de La Paz

(1.1 a 1.4ºC)

(-3 a 3% de P)

La Paz, Oruro, parte de Cochabamba, Chuquisaca y Potosí

(0.8 a 1.3ºC)

(4 a 5% de P)

Potosí, parte de Chuquisaca y Tarija

(0.8 a 1.4ºC)

(0 a 7% de P)

Santa Cruz, Beni

(0.9 a 1.4ºC)

(-4 a 22% de P)

Fuente: SENAMHI (1998)5

5

En base a Modelos de Circulación general HADCM2, UKHI, GISSEQ).

535

El estudio de García et al (2006) también desarrolla un análisis de proyecciones para el 2050 en base a las tendencias mostradas, encontrándose que las temperaturas máximas tienen una variación homogénea en el territorio estudiado a diferencia de las mínimas. Esto implicaría que los incrementos previstos oscilarán en rangos de 0.18 a 1.16 ºC hasta el año 2050. En el caso de las mínimas se percibe, según el reporte, mayor heterogeneidad y áreas de incremento y de reducción de este parámetro, con máximos valores de incremento en el Departamento de Cochabamba y máximas reducciones en el Departamento de Potosí. “Si las tendencias de cambio se mantienen hasta el año 2050, bajo los registros considerados y analizados se puede concluir que en las zonas circunlacustres y más fuertemente en el Altiplano y Valles altos de Potosí y Chuquisaca, podría esperarse mayor amplitud térmica provocada por una aridización y desertificación intensa”, señala García (ver mapas).

Mapa No. 4 Estimación de la Variación de la Temperatura Máxima Anual (ºC/año)

Mapa No. 5 Variación de la Temperatura Mínima (ºC/año) (2050)



Fuente: MPD-UMSA. Evaluación de Tendencias de balance Hídrico (García et al. 2006)

Impactos del cambio climático y de la variabilidad climática El incremento de la vulnerabilidad de los sistemas humanos se da por la falta de planificación de los flujos migratorios y asentamientos clandestinos en áreas de alto riego, consideraciones que se incrementan en mayor proporción por la provisión de servicios básicos incompletos, por ejemplo: muchos de los asentamientos humanos nuevos cuentan con servicio de agua potable pero no con alcantarillado, lo que incrementa la vulnerabilidad, no sólo al cambio climático sino a otros tipos de amenazas, debido a que en presencia de precipitaciones extremas, incrementa la probabilidad de ocurrencia de deslizamientos en asentamientos urbanos de alto riesgo. Las ciudades y poblaciones en el país se han caracterizado por la frecuente ocurrencia de deslizamientos, inundaciones y riadas; anualmente representan importante pérdidas con daños en la infraestructura, los mismos que se incrementan sustancialmente en áreas altamente probables de inundación, como el caso del

536

evento extremo de fines de 2006 y principio de 2007 en áreas del Beni.6 Este es el caso de la ciudad de Trinidad, donde los asentamientos humanos se han extendido fuera del anillo de circunvalación, zona conocida por su alta probabilidad de inundación. Otros ejemplos de esta naturaleza se ponen de manifiesto en diferentes ciudades del Oriente y Norte del país, como es el caso de Cobija, que anualmente presenta inundaciones de 3 metros sobre el espejo de agua promedio registrado en la región, exacerbando la presencia de brotes de enfermedades endémicas e incremento de picaduras de serpientes. Los eventos climáticos extremos afectaron de manera distinta a una proporción considerable del territorio boliviano. Por una parte, se presentaron fuertes precipitaciones, principalmente sobre la Cordillera Oriental, Tierras Bajas del Sur, Llanos Orientales y El Beni. Como consecuencia, estas áreas sufrieron deslizamientos, aludes torrenciales, desbordes de ríos e inundaciones. Por otra parte, la ocurrencia de heladas, déficit de precipitaciones y granizadas afectaron especialmente a áreas de los departamentos localizados en el Altiplano. Los ecosistemas de las regiones afectadas de el Beni, Santa Cruz y Pando (bosques Amazónicos y sabanas inundables) dependen de inundaciones periódicas. Cuando estos eventos ocurren en áreas remotas sin intervención humana, no son considerados desastres. Sin embargo, donde los sistemas humanos y naturales interactúan, los fenómenos naturales con manifestación extrema suelen afectar negativamente la vida y el bienestar de las personas. Las inundaciones, deslizamientos y aludes torrenciales son el resultado de la combinación de un evento extremo asociado a El Niño o La Niña (precipitaciones intensas) con situaciones de vulnerabilidad: principalmente ocupación de áreas inundables y uso inadecuado del territorio en las zonas medias y altas de las cuencas (deforestación, agricultura en pendiente sin prácticas de conservación de suelos); también se produjeron situaciones en que la infraestructura vial afectó el drenaje normal de las aguas, tal como se muestra en la Figura 6.

6

Por el atraso en la publicación, este capítulo no ha podido tomar el cuenta los eventos de principios de 2008 (nota de los editores).

537

Figura No. 6 Efectos Climático y Factores de Vulnerabilidad

Fuente: CEPAL/ECLAC (2007)

El número de emergencias ha ido creciendo en los últimos años, muchas de ellas por la incidencia de eventos climatológicos, como se puede ver en la Figura 7 y el Cuadro a continuación.

538

Figura 7. Situaciones de Emergencia declaradas por el Gobierno de Bolivia 1930 – 2004 32

35 30 21

19

04

00 20

01

- 20

95

90 19

91

- 19

85 86 19

19

81

- 19

80

75 19

76

- 19

70

- 19

19

71

- 19

65 66 19

19

61

- 19

60

55 19

56

- 19

50

- 19 51

19

19

7

3

0

46

- 19

40 19

41

- 19

35 36

- 19

19

30

0

45

0

0

- 19

5

19

5

4

- 19

10

12 8

- 20

12

15

16

96

17

20

19

25

Relación de eventos climáticos extremos en Bolivia (década del 2000)

AÑO

EVENTOS

IMPACTOS

2008

Fenómeno de La Niña

No se puede hacer aún un balance de los daños, debido a que el fenómeno está en curso. Hasta febrero 2008 había 54 fallecidos y más de 70.000 familias damnificadas por las inundaciones.

2007

Fenómeno de El Niño

El Niño moderado provoca desastres en Bolivia: Ocurrencia de inundaciones en el oriente del país y sequías en el altiplano asociadas al fenómeno de El Niño moderado. De acuerdo con la CEPAL (2007), la ocurrencia del fenómeno de El Niño moderado en el país representó pérdidas por un valor aproximado de US$ 443 millones.

2007 Oct.

Lluvias torrenciales

Vía Tarija-Bermejo tiene 17 puntos de corte por lluvias: Las fuertes precipitaciones pluviales que se registraron la tercera semana de octubre bloquearon la carretera Tarija-Bermejo, debido a los deslizamientos que se produjeron a la altura del túnel falso de Alarache.

2007 Mar.

Inundaciones

Desborde del río Beni afecta a poblaciones en Norte de La Paz: El temor se apoderó de las poblaciones ribereñas de San Buenaventura y Rurrenabaque, luego que los ríos Beni y Enapurena se desbordaran en el Norte de La Paz, como consecuencia de las fuertes precipitaciones pluviales provocadas por el fenómeno de El Niño, se realiza acciones de evacuación de familias afectadas por las inundaciones.

2007 Mar.

Sequías inundaciones

Lluvias y sequía en Cochabamba: Cochabamba sufre un nuevo desastre como consecuencia de la sequía que afecta a comunidades y poblaciones de la zona andina del Valle Alto y áreas del Cono Sur, en contraposición a otros lugares que sufrieron el impacto de inundaciones, riadas y deslizamientos por las precipitaciones pluviales.

539

AÑO

540

EVENTOS

IMPACTOS

2007 Feb.

Inundaciones

Evalúan magnitud de desastres climáticos: El vicepresidente de la República, Álvaro García Linera, junto al prefecto, Rubén Costas, realizó un sobrevuelo por las zonas inundadas en el Norte Integrado de Santa Cruz, donde existe más de un centenar de comunidades cubiertas de agua, producto de las últimas precipitaciones pluviales y desborde de los ríos, Grande, Yapacaní e Ichilo.

2007 Feb.

Inundaciones

Inundación en Saavedra causa 500 damnificados: Las autoridades del municipio de Saavedra declararon emergencia porque las intensas precipitaciones pluviales, caídas el 1 de febrero, dejaron un saldo de 500 personas damnificadas. Situación similar se vive en Montero, Portachuelo, El Naranjal, Okinawa y Pailón, lo que aumenta a 1.555 las familias afectadas en el departamento de Santa Cruz.

2007 Feb.

Inundaciones

Crecida de tres ríos pone en alerta a población cruceña: El nivel de las aguas de los ríos Piraí, Grande y Yapacaní, subieron peligrosamente, productos de las intensas precipitaciones pluviales registradas.

2007 Ene.

Inundaciones

Beni en riesgo de ser aislado por precipitaciones pluviales: Las fuertes precipitaciones pluviales que se registraron en el departamento del Beni amenazan con aislar esa región, ya que gran parte de su infraestructura caminera se encuentra seriamente dañada.

2007 Ene.

Lluvias por encima de lo normal

Territorio nacional soporta lluvias por encima de valores normales: En el 90 por ciento del territorio nacional se registran precipitaciones pluviales que están por encima de los valores normales, en algunos departamentos llovió el doble de lo esperado para este mes, según el informe del SENAMHI.

200.7 Ene.

Inundaciones sequías

Inundaciones y sequía en varias regiones del territorio nacional: Los primero días de enero municipios de los departamentos de Cochabamba, Oruro, Chuquisaca y algunas regiones de Potosí presentaron inundaciones, en tanto que otras zonas potosinas se vieron afectadas por sequías debido a la falta de precipitaciones pluviales.

2007 Ene

Inundaciones

Unas 4.000 familias afectadas por las inundaciones en el país. Las fuertes precipitaciones pluviales ocasionadas por el fenómeno El Niño causaron ya dos muertes y afectaron a cerca de 4.000 familias en cinco departamentos del país.

2006 Dic.

Mazamorras

Precipitaciones pluviales provocan problemas en ciudad de La Paz: La Ciudadela Ferroviaria sufrió arrastre de material pesado de la cuenca del Choqueyapu. Las precipitaciones pluviales caídas sobre la ciudad provocaron problemas en barrios de la ciudad de La Paz debido al rebalse de bocas de tormenta, canales, sistemas de alcantarilla y pluviales en su generalidad.

2006 Mar.

Inundaciones

La Paz, Cochabamba, Sucre y Santa Cruz sufrieron daños e inundaciones: Las precipitaciones pluviales que cayeron el 26 de marzo en La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Sucre ocasionaron destrozos e inundaciones en las calles y avenidas de estas ciudades; en algunos casos cortaron el suministro de agua y luz.

AÑO

EVENTOS

IMPACTOS

2006 Ene.

Granizos Lluvias torrenciales

Prefectura logró $us. 50.000 para paliar desastres naturales: La Prefectura logró 50 mil dólares para paliar los desastres naturales ocasionados por el granizo y las precipitaciones pluviales de los meses de diciembre 2005 y enero.

2006 Feb.

Lluvias torrenciales

Cerca de 500 familias perdieron el 60 por ciento de sus cultivos en Challacollo y Eucaliptus: El Comité de Defensa Civil confirmó que cerca de 500 familias de San Pedro de Challacollo y de Eucaliptus, perdieron hasta el 60 por ciento de sus cultivos y necesitan ayuda para sobrevivir, como consecuencia de las torrenciales precipitaciones pluviales y el desvío de los ríos.

2006 Feb.

Inundaciones

Inundaciones afectan a 265 familias del departamento de Oruro: Familias afectadas en la comunidad de Ancacato y Pampa Aullagas están rodeadas de agua, después del desborde del río Márquez que dañó viviendas y los cultivos de haba, papa y cebada.

2006 Feb.

Inundaciones

Intensas y persistentes lluvias aíslan Cobija: Las intensas y persistentes precipitaciones pluviales que soportó Cobija por más de 10 horas ocasionaron que esta capital se aísle de sus provincias y del resto del país. Centenares de familias se vieron afectadas por las riadas que destruyeron sus hogares principalmente en las zonas periféricas.

200.6 Ene.

Lluvias torrenciales

La Paz fue declarada en “alerta roja” por causa de lluvias: Debido a la intensificación de las tormentas y los desastres provocados por las fuertes precipitaciones pluviales en diferentes provincias, la Prefectura de La Paz y Defensa Civil declararon al departamento en alerta roja.

2006 Ene.

Inundaciones

La Prefectura declara en emergencia a Santa Cruz: Para paliar los desastres provocados por las intensas precipitaciones pluviales en miles de hectáreas de cultivos agrícolas, comunidades y barrios cruceños, y acceder al Fondo de Emergencia Nacional del Tesoro General de la Nación (TGN), la Prefectura aprobó, mediante resolución administrativa, la declaratoria de emergencia departamental.

2006 Ene.

Crecida de ríos

Crecida de río provoca la rotura de un oleoducto y derrame de petróleo: La crecida del río del Pojo, distante a 233 kilómetros de Cochabamba, rompió el oleoducto que va a Sica Sica y provocó el derrame de petróleo.

2006 Ene.

Crecida de ríos

Santa Cruz en alerta por crecida de ríos: Las autoridades de la Prefectura temen que la precipitaciones pluviales provoquen el desborde de los ríos Piraí y Grande que serían causa de varias inundaciones en el Norte.

2005 Nov.

Inundaciones

Soyeros perdieron $us 4 millones por inundaciones: El sector soyero perdió alrededor de 4 millones de dólares debido a las precipitaciones pluviales de acuerdo a un informe de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (ANAPO).

2005 Nov.

Lluvias torrenciales

Departamentos del eje troncal los más afectados por lluvias: Las precipitaciones pluviales de Noviembre y las crecidas de los ríos generaron problemas en los tres Departamentos del eje troncal. Las áreas más afectadas son las vías camineras y las pérdidas agrícolas en Santa Cruz.

541

AÑO

542

EVENTOS

IMPACTOS

2005 Nov.

Lluvias torrenciales

Víctimas por riadas exigen su inmediata evacuación: Habitantes de los márgenes de los ríos Chapare y Chimoré solicitaron su evacuación a zonas más altas debido al anegamiento de sus viviendas y cultivos agrícolas, producto de las precipitaciones pluviales en el trópico cochabambino. En algunas zonas, el agua subió 0,5 a 1,5 metros de altura, afectando a más de medio centenar de viviendas precarias y en algunos casos ocasionando la muerte de decenas de animales de corral.

2005 Oct.

Lluvias torrenciales, Incendios forestales, Nevadas

Hay más de 1.650 familias afectadas: El Viceministerio de Defensa Civil y Cooperación al Desarrollo Integral, a través de sus regionales en Potosí, Beni y Pando, brinda asistencia humanitaria a más 1.650 familias damnificadas por las precipitaciones pluviales, nevadas e incendios. El viceministro de Defensa Civil, manifestó que estos desastres provocaron la destrucción de 105.093 hectáreas por incendios en zonas de Riberalta y más de 50 comunidades afectadas por las nevadas en Potosí y la mortandad de 343 cabezas de ganado.

2005 Sep.

Lluvias torrenciales, Nevadas

Potosí: Ejército se moviliza para luchar contra la lluvia y la nevada: Para brindar asistencia humanitaria a 383 familias damnificadas por precipitaciones pluviales y nevada que afectan a más de 13 comunidades principalmente de las provincias de Nor y Sud Lipez del departamento de Potosí, Defensa Civil movilizó al personal militar de los regimientos “Loa”, “Pérez”, “Chichas 7 de Caballería” .

2005 Sep.

Sequías

Sequías afectan el país: Los campesinos en Beni y Santa Cruz sufrieron la pérdida de sus plantaciones de granos y hortalizas por la sequía que azotó sus departamentos. Se tiene también un reporte que más de 25 mil reces perecieron por los problemas climáticos. Se teme que si no hay precipitaciones pluviales, los efectos de la sequía que en Beni y Santa Cruz se repitan en La Paz, Oruro y Potosí. Como consecuencia se teme que la producción y venta de alimentos disminuya en los centros urbanos.

2005 Feb.

Lluvias torrenciales

Emergencia por lluvias intensas en el departamento de Cochabamba: Los consejeros vallunos declararon como zona de emergencia a todo el departamento de Cochabamba, ante los efectos de la sequía y las intensas precipitaciones pluviales que causaron varias inundaciones.

2005 Feb.

Lluvias torrenciales

Fuertes lluvias ocasionan problemas: desborde dejó incomunicadas a más de 40 comunidades de Cochabamba: Los deslizamientos en la zona de El Sillar son frecuentes. El informe proporcionado por el Servicio Prefectural de Caminos menciona que existe el riesgo de que la circulación en la carretera a Santa Cruz quede suspendida de forma indefinida .

2005 Feb.

Lluvias torrenciales

Alcaldía requiere US$ 1 millón para cubrir la Alerta Naranja: El alcalde de La Paz, solicitó al presidente, Carlos Mesa, 1 millón de dólares para cubrir todas las necesidades de la Alerta Naranja, para prevenir desastres ocasionados por las intensas precipitaciones pluviales.

AÑO

EVENTOS

IMPACTOS

2004 Oct.

Lluvias torrenciales

Inundaciones en la ciudad de Santa Cruz: Las precipitaciones pluviales caídas en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra dejaron al descubierto las falencias que existe en el sistema de drenaje, puesto que causaron grande inundaciones en la ciudad.

2004

Nevadas

Nevadas Castigan Sur de Potosí: Fuertes nevadas (12 horas) afectan las provincias del sur de Potosí causando severos daños en la ganadería e infraestructura turística.

2004 Ene.

Inundaciones

Lluvias castigan a los comunarios de La Paz: El departamento de La Paz fue declarado en emergencia, existen 6 mil familias afectadas por las inundaciones ya que 17 de las 20 provincias han sido fuertemente afectadas por las precipitaciones pluviales.

2004 Ene.

Inundaciones

Inundaciones aumentan casos de dengue en Pando y Beni: A consecuencia de las permanentes precipitaciones pluviales, que favorecen la reproducción del mosquito Aedes aegypti la amenaza del dengue se expande en el norte del país. Existen 250 personas afectadas en Beni a los cuales se suman 8 confirmados en Pando y 200 sospechosos.

2004 Ene.

Inundaciones

Aparición de mosquitos causa alerta a la ciudadanía de Cochabamba: Las persistentes precipitaciones pluviales en el valle cochabambino, originaron la masiva aparición de mosquitos, conocidos como zancudos, como consecuencia de las aguas detenidas.

2004 Ene.

Inundaciones

Crece a 15 mil personas evacuadas en 30 albergues de Trinidad: De una cifra inicial de 8 mil personas directamente afectadas por la inundación, sumó a 15 mil los damnificados por las fuertes precipitaciones pluviales en la capital del Beni - Trinidad por lo que rescatistas y socorristas evacuan a 30 albergues a cargo de la Prefectura.

2004 Ene.

Inundaciones

Ríos se desbordan en varios municipios de Cochabamba: Los pobladores de municipios del valle alto y bajo del departamento están alerta, ante el desborde de los ríos por las lluvias que no cesan de caer. Como consecuencia de las precipitaciones pluviales se desbordaron los ríos de los municipios del Cono Sur, de Colcapirhua y Quillacollo.

2003 Dic.

Inundaciones

Emergencia Santa Cruz pide ayuda para frenar las inundaciones: El Alcalde declaró a la ciudad en emergencia. Se registran intensas precipitaciones pluviales en la capital cruceña que ocasionaron graves problemas de inundación a los barrios alejados.

2003 Dic.

543

AÑO

544

EVENTOS

IMPACTOS

2003 Dic.

Inundaciones

Lluvia de nueve horas inundó barrios de la zona norte de Cochabamba: Las precipitaciones pluviales se registraron en toda la región. Las proyecciones de AASANA señalan que las lluvias permanecerán en Cochabamba.

2003 Nov/ Dic.

Sequía

Gobierno no descarta declarar una emergencia por la sequía: El gobierno evalúa la sequía que afecta a cinco departamentos del país, por falta de precipitaciones pluviales, luego de conocer el informe de los prefectos de Cochabamba, Oruro, Potosí, Santa Cruz y Tarija, departamentos que pueden ser declarados en estado de emergencia.

2003

Inundaciones y deslizamientos de tierra

Desaparece la población de Chima por deslizamiento de tierra: Lluvias intensas afectan la mayor parte del país causando inundaciones y situaciones de emergencia en muchos lugares del oriente. En la localidad de Chima ubicado al norte del Departamento de La Paz, se produce un deslizamiento de tierra que destruyo casi todo el pueblo. En la región tropical del Chapare, en Villa Tunari las intensas lluvias destruyen el puente sobre el río Chapare cortando el tráfico vial entre los departamentos de Cochabamba y Santa Cruz.

2002 Ago.

Nevadas intensas

Intensa nevada en el sur oeste del Departamento de Potosí ocasiona la muerte de centenares de llamas (ganado auquénido).

2002 Feb.

Granizada

Granizada provoca muertes y desastres económicos en la ciudad de La Paz: El 19 de febrero 2002, una intensa granizada de 50 minutos de duración afectó la ciudad de La Paz, causando la muerte de 70 personas, 19 desaparecidos y 130 heridos. También provoca grandes pérdidas económicas en viviendas, locales comerciales, restaurant, transporte público y privado e infraestructura vial.

2002

Sequías

Cultivos del valle de Cochabamba son fuertemente afectados por sequía: La falta de lluvias produce severas caídas en los rendimientos de los cultivos del Valle bajo de Cochabamba (Aiquile, Totora, Omereque y Pasorapa), en rangos que varían entre 70 hasta 90 %, uno de los cultivos más afectados es el maíz.

2001 Mar.

Inundaciones

Pueblo de Viacha se inunda por desborde de rió: Intensas lluvias en el altiplano causan inundaciones en muchos barrios de Viacha, donde el rio Pallina se desborda. La alta humedad y las bajas temperaturas incrementan las enfermedades respiratorias agudas.

2001 Mar.

Inundaciones

Inundaciones en el altiplano de La Paz: Fuertes lluvias en una región normalmente seca del Altiplano de Bolivia, causa extensas inundaciones, destruyendo casas y dejando miles de personas sin techo adecuado o alimento. Durante marzo y abril, la Agencia ADRA ayudó a 4,000 personas del altiplano a través de la distribución del valor de un mes de alimento y construyó albergue temporal para 300 familias en el área de Viacha.

AÑO

EVENTOS

IMPACTOS

2001 – 2000

Inundaciones y sequías

Inundaciones y sequías obligan al Gobierno a declarar zonas de desastre en 5 departamentos de Bolivia: Durante los meses de diciembre del 2000 a marzo 2001, Bolivia sufrió el impacto de las inundaciones y sequías más duras en los últimos años, obligando al gobierno a declarar zona de desastres a cinco de los nueve departamentos del país y se vio en la necesidad de solicitar un préstamo por algo más de 10 MM $us al Banco Central de Bolivia para la atención de los desastres. Las inundaciones se registraron a raíz de precipitaciones pluviales que superaron las marcas más altas registradas por el SENHAMI en los últimos 50 años agravada por la falta de políticas y estrategias de prevención. La intensidad de la lluvia llego a 22 milímetros en una hora. Como efecto de estas se perdieron viviendas y cosechas, se deterioraron las principales vías de transporte dejando incomunicadas a poblaciones y se afectó severamente la infraestructura pública. Una de las escenas más desgarradoras la vivió la población de Viacha a 35 kilómetros de la ciudad de La Paz donde se tuvo que lamentar la pérdida de viviendas y 300 familias afectadas. Mientras algunas poblaciones sufrían inundaciones, en otros departamentos la sequía causó la pérdida de cosechas y ahondó la crisis económica principalmente del sector rural del país. El saldo de los eventos de diciembre del 2000 a marzo del 2001, ha sido de 74 muertos, 60.000 familias afectadas, un daño en el sector agrícola de alrededor de 12.000 hectáreas con un costo de 127 MM $us y en total el país perdió un estimado de 700 MM $us (alrededor del 10% del PIB).

19992000

Sequías

Campaña de cultivos de invierno afectadas por la sequía: Sequías en el Departamento de Santa Cruz causan daños en 169.400 hectáreas con cultivos de invierno, campaña 1999 -2000.

19971998

Fenómeno de El Niño 97-98

El Niño 97-98 provoca desastres socioeconómicos en Bolivia: El Niño en 1997/1998 ocasionó al país perdidas en un valor aproximado de $US 530 millones equivalentes al 7% del PIB nacional, de los cuales el 53% fueron causados por sequía en el altiplano y el 47% restante por inundaciones en las zonas norte y oriente del país. Según esas estimaciones, unas 120.000 familias fueron afectadas; más de 22.000 por inundaciones, 92.000 por sequías y 5.000 por heladas y granizos.

198283

Fenómeno de El Niño 82-83

El Niño 82-83 provoca desastres socioeconómicos en Bolivia: Los fenómenos climáticos extremos predominantes fueron inundaciones y sequías. Hubo 700.000 damnificados por las inundaciones y 1.600.000 personas afectadas por la sequía. De acuerdo con el informe de la CEPAL, las pérdidas económicas totalizaron US$ 837 millones.

Fuente: Elaboración propia en base a sistematización de datos, David Cruz Choque,(PNCC)(2007).

545

Impactos del cambio climático sobre la región Amazónica en Bolivia El cambio climático acentúa los procesos de degradación forestal y erosión genética en los bosques pluviales de la Amazonía. Los cambios en la precipitación y degradación forestal afectan también a la regulación del ciclo hidrológico al interior y al exterior de la cuenca amazónica (alterando el ciclo hidrológico), reduciendo sustancialmente los stocks de carbono mundial. En ese contexto, los efectos de las quemas y los incendios forestales en la zona amazónica han sido documentados y los resultados son muy preocupantes debido a su efecto climático local. Estos se concentran durante la época seca, aumentando la posibilidad de que las zonas sufran sequías fuertes y persistentes. El humo de los incendios tiene efectos locales pero también es transportado largas distancias contribuyendo a la contaminación del aire en otras zonas del país. También se reciben las emisiones de los incendios forestales que ocurren en otros países amazónicos.7 El año 2005 se ha reportado la frecuente presencia de tormentas tropicales y déficit en la precipitación en gran parte de la región amazónica, lo que ha incrementado la secuencia de incendios forestales. De hecho en octubre de 2005, el gobierno boliviano declaró la zona amazónica del Beni como zona de “desastre nacional” pues atravesaba la peor sequía desde 1963. Esta condición provocó que la zona de la Provincia Vaca Diez del Beni sufra uno de los peores incendios de su historia, el cual durante 15 días devoró más de 100.000 hectáreas de bosque con la consecuente pérdida de numerosas especies de la zona. De esta manera se puede concluir que la mayor actividad de deforestación provoca un efecto más intenso del cambio climático, aumentando la vulnerabilidad de los ecosistemas de la zona y siendo parte de un cada vez más perturbador círculo vicioso. Similar situación se ha estado dando el año 2007 cuando por efecto de los vientos y la falta de precipitación, se han generado importantes pérdidas y también existe la potencial declaratoria de zona de emergencia en las provincias de Santa Cruz y del Chaco.

Mapa No. 6 Incendios en la sabana y bosques en la región amazónica del norte de Bolivia NOAA-GOES de septiembre de 2005. (a) Las partículas producidas por el fuego (estimadas por los puntos de fuego) son inyectadas en modelos de transporte atmosférico (b) que muestran el efecto las quemas.8

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7

de acuerdo a lo investigado por Longo et al. 1999 y Freitas et al. 2004.

8

GOES-NOA 2005; PNCC 2005. Fuente: El Cambio Climático en Bolivia (2006) MPD-VPTAPNCC.

Por lo mencionado, se hace necesario identificar acciones que apoyen a la adaptación de ecosistemas muy vulnerables como la Amazonía, tales como la habilitación de áreas que faciliten la adaptación de fauna silvestre a través de la migración creando “vías de escape”, o realizando seguimiento permanente al manejo de los ecosistemas con el fin de reducir la presión sobre estos.9 Asimismo, los eventos extremos también han ido marcando las zonas bajas del país con importantes inundaciones que generan pérdidas económicas importantes. La incidencia del cambio climático en este caso es trascendental ya que pese a tener episodios de El Niño moderados, los impactos son de importancia, lo cual está siendo considerado como la incidencia del cambio climático en este tipo de eventos.

Fotos No. 1, 2, 3 Área amazónica del país está sufriendo los impactos de las inundaciones exacerbadas por el cambio climático.

Impacto del cambio climático sobre los recursos hídricos A nivel del país se ha acentuado la ocurrencia de tormentas tropicales en los últimos años, con vientos superiores a los 28 m/s según la escala Beaufort, con importantes daños, no observados en registros históricos de periodos largos en las regiones de Santa Cruz, Yungas de La Paz y Tarija. También se observó la presencia de movimientos convectivos violentos con granizo de magnitud como los registrados en la ciudad de La Paz en febrero de 2002 y 2003. 9

Müller 2003.

547

Los cambios del clima no se expresarán solamente en la intensidad de los eventos meteorológicos extremos, sino que también podrían exacerbar la escasez periódica y crónica de agua durante los periodos de estiaje en la zona baja y en los valles áridos y semiáridos del país y reducir la disponibilidad de agua en las zonas de ascendencia orográfica. El limitado desarrollo productivo y ambiental del país incrementa la vulnerabilidad al cambio climático, ya que muchas áreas productivas y urbanas están situadas en zonas áridas o semiáridas. La población en su mayoría obtiene el agua de puntos de abastecimiento únicos como pozos o ríos. Estos sistemas de suministro son, por naturaleza, vulnerables, ya que carecen de reservas alternativas en caso de necesidad. Además, dada la escasez de recursos técnicos, financieros y de gestión, acomodarse a las situaciones de escasez y/o implementar medidas de emergencia sin planificación, constituye una pesada carga para la economía nacional y es casi imposible para las economías locales. Por otra parte, hay indicadores de mayor frecuencia de inundaciones en las zonas bajas, incrementando las necesidades de adaptación no sólo a las sequías y a la escasez crónica de agua, sino también a intensas precipitaciones que ocasionan inundaciones con daños significativos a la infraestructura. Estas emergencias ocurrirían con presencia de mazamorras, relaves, riadas, a lo que se suma la creciente vulnerabilidad por la falta de recursos y problemas relacionados con los asentamientos mal planificados. Todos estos impactos coinciden con la evaluación científica a nivel mundial, que muestra escenarios regionales con reducción de los periodos de lluvias pero con incremento sustancial de la probabilidad de presencia de precipitaciones intensas en corto tiempo. En este sentido el país todavía no cuenta con sistemas que permitan estudiar estos aspectos a través de sistemas de alerta temprana y desafortunadamente también se percibe un incremento en la vulnerabilidad de las poblaciones por los asentamientos no planificados. Gran parte de las cuencas en el país no cuenta con un manejo integral, que incorpore actividades orientadas a la protección de la cuenca, y que articule los diversos tipos de aprovechamiento de los recursos naturales. Esto se traduce en la degradación biofísica de los suelos, disminución de la recarga de los acuíferos, reducida disponibilidad de agua, elevando los índices de pobreza, generando conflictos sociales, reduciendo la productividad y los ingresos económicos de los habitantes de estas cuencas. El impacto de la disponibilidad variable de los recursos hídricos en Bolivia afecta a diversos sectores productivos del país. Como ejemplo se puede tomar el retroceso de los glaciares, documentado por Ramírez et al. en 2005. Precisamente se establece por estudios del Instituto de Hidráulica e Hidrología de la UMSA (IHH) que el glaciar de Chacaltaya prácticamente está en extinción, según datos del último reporte de evaluación del IPCC. También Charkini ha perdido una importante masa glaciar. El Programa Nacional de Cambio Climáticos PNCC, junto con el IRD y el IHH, han desarrollado un estudio sobre la retracción del glaciar Tuni Condoriri, habiéndose establecido que, en los últimos 50 años este glaciar ya se habría retraído en aproximadamente un 35%, con las implicancias sobre los sistemas de abastecimiento de agua para ciudades como El Alto y La Paz y para el riego y la generación de energía.

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El mapa muestra el proceso de retracción del glaciar Tuni Condoriri entre 1956 y el 2006. De seguir este proceso, se considera que estos glaciares se agotarían en el año 2045 para el Condoriri y el 2025 para el Tuni. 10

Fuente: IHH-PNCC-IRD. Ramírez et al. (2006) en Imprenta

Otros estudios realizados a fines de 1998 por el PNCC y el IHH de la UMSA, utilizando modelos de simulación, demuestran la vulnerabilidad del recurso hídrico en las cuencas del río Choqueyapu y del río Piraí, en las ciudades de La Paz y Santa Cruz respectivamente. Se encontró que en los periodos de bajos caudales, ya sea por ser época de estiaje o por periodos de baja precipitación anómala, un evento de elevada precipitación, provoca una sensibilidad mucho más alta que cuando los caudales son normales o elevados. Esto último significa que en estos periodos relativamente secos, una tormenta de elevada magnitud no contaría con el poder de amortiguación de los caudales base normal de los ríos. La elevada precipitación ocasionaría entonces fuertes picos de caudal y turbiones, cuyos efectos podrían ser muy destructivos. Los resultados mostraron que la cuenca del río La Paz y otras del altiplano son susceptibles a conflictos entre oferta y demanda de agua, así como a agudizar los impactos de lluvias cortas y de gran magnitud, especialmente en lo relacionado a la erosión. En la cuenca del río Piraí y gran parte de los Llanos, existe tendencia de que se incremente la probabilidad de inundaciones en época de lluvia.

10

Ramírez et al. 2006.

549

Impacto del cambio climático sobre la salud El cambio climático está generando impactos a nivel de la salud ya que se están produciendo el rebrote de ciertas enfermedades en algunas regiones y su aparición en otras, donde por condiciones climáticas no era posible pensar en su presencia. Es el caso de enfermedades como el dengue y la malaria. En Bolivia, se documentó la circulación del virus del dengue serótipo 1 y la ocurrencia de casos de dengue clásico desde 1987, registrándose la re-emergencia del dengue serotipo 1 en los Departamentos de Santa Cruz, Tarija y el Beni. En los años 1999 y 2000, se reportaron 27 y 80 casos de dengue clásico respectivamente; y en los primeros seis meses del año 2003 se reportaron dos casos de dengue hemorrágico confirmados en laboratorio, además de otros 15 casos probables, pendientes de clasificación final.11 Las causas señaladas para el incremento de los casos de dengue en Bolivia, se centran en el incremento de los viajes aéreos, las condiciones climáticas, el comercio internacional de neumáticos usados, que al acumular agua de lluvia, constituyen hábitats ideales para la postura de huevos, la urbanización no planificada, las dificultades en el abastecimiento de agua, sumados al deterioro de los programas de control del vector, la carencia de insecticidas con buena relación de costo/efectividad y la falta de educación sanitaria (OPS). Las epidemias suelen presentarse en la época de lluvias, la que favorece la proliferación del vector, predominantemente entre enero – mayo. Sin embargo el área de distribución del mosquito ha subido fuertemente en las últimas décadas debido a que ciertas condiciones de temperatura y humedad les están siendo aptas. Según Aparicio, el brote de dengue que se presentó en los primeros meses de 1998 en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, coincidió con niveles elevados del Índice de Vegetación (NDVI), lo que muestra indirectamente la relación de esta enfermedad con la precipitación pluvial y el incremento de las temperaturas en la zona.

Foto No. 4 Los pozos de agua son criaderos de vectores, que por la elevación de la temperatura se convierten en agentes de transmisión de enfermedades. (Fotografía Marilyn Aparicio, 2006.)

550

11

Aparicio M. 2006 en El Cambio Climático en Bolivia – PNCC – 2006).

A su vez, la malaria muestra una tendencia creciente: en 1987 se registraron 24.891 casos y en 1996, 64.135 casos en ocho de los nueve departamentos, seis de los cuales se encuentran en zonas de alto riesgo con transmisión permanente, evidenciándose una triplicación de casos en 9 años. Desde 1950 esta enfermedad presenta, por lo tanto, un sostenido incremento en el índice parasitario anual (IPA), habiéndose marcado 1998 como el año en que se presentó la mayor cantidad de casos, con 25 casos por 1.000 habitantes. Actualmente, existe transmisión activa de malaria en el 75% del territorio nacional, donde vive la mitad de la población boliviana. El año 2000 todavía se notificaron 31.468 casos de malaria por P. vivax, con un índice parasitario anual (IPA) de 8,8 por mil, y 2.536 casos por P. falciparum, comparando con los 74.350 (IPA 24,8 por mil) y 11.414 casos, respectivamente, que se reportaron en 1998. La malaria ha reaparecido en extensas zonas en las que ya no había transmisión y se han presentado brotes en áreas que tradicionalmente por sus condiciones altitudinales y climáticas no permitían el desarrollo de este tipo de dolencia. Tal fue el caso del brote de malaria no importada, presentado en 1998 en la comunidad de Tuntunani en Carabuco del Departamento de La Paz, situado por encima de los 2800 m snm.12 Por otra parte, se ha reportado resistencia de las infecciones por Plasmodium falciparum a los medicamentos habituales, lo que induciría a utilizar medicamentos más complejos que encarecen los costos de atención.13 De acuerdo a los resultados de Aparicio y Ortiz (2000), la sensibilidad de la malaria al clima en Bolivia es muy elevada y se está produciendo un cambio en la incidencia (incremento) y la presentación de casos de malaria durante un mayor número de meses.14 La fuerte dependencia de la malaria a la variabilidad climática, se manifiesta en la mayor respuesta de la enfermedad durante los meses de noviembre – marzo. Es importante señalar también que las enfermedades respiratorias y diarreicas (IRAs y EDAs, respectivamente) también se hallan relacionadas con el clima por lo que la incidencia climática esta generando impactos a diversos niveles. Las variaciones térmicas y en la baja accesibilidad al agua potable o sin contaminación, la importancia de las variaciones en los patrones meteorológicos, que se presentan durante eventos de variabilidad climática (el Niño, la Niña, etc.) y los debidos al cambio climático global, estas evidenciando su influencia sobre la incidencia, prevalencia y sobre el curso de EDAs predominantemente en el grupo etáreo más vulnerable como es el de los menores de cinco años de edad. Estudios previos realizados por Aparicio y Ortiz en el año 2000 para las capitales de Departamento en Bolivia, relacionados a la influencia del clima y su variabilidad para cuatro enfermedades, señalan que las Enfermedades Diarreicas Agudas (EDAs) presentan una marcada fluctuación estacional, que está de acuerdo a las variaciones del clima en el país, con índices estaciónales altos en dos periodos: abril - mayo, coincidiendo con la época de menor precipitación (época seca) e inestabilidad de temperaturas que señalan el inicio del invierno austral, y entre los meses de octubre - diciembre, pudiendo en algunas zonas hacerse presente tempranamente como en agosto, o extenderse hasta enero del siguiente año.

12 13 14

Rutar 2000. Aparicio 2006. Aparicio y Ortiz 2000.

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Según Aparicio las EDAs que predominan en las épocas lluviosas, cálidas y de transición, corresponden a los municipios que se hallan localizados en las regiones bajas de Bolivia, mientras que las EDAs predominantes en los meses fríos o de transición hacia el invierno predominaran en las ciudades más altas y obviamente con un clima influido por la Cordillera de los Andes. Por su parte, los estudios sobre Infecciones Respiratorias Agudas (IRAs) y las neumonías se presentan en la mayoría de los municipios con una marcada fluctuación estacional, la cual está en correspondencia con las variaciones del clima en Bolivia. En general, se puede decir que las IRAs y neumonías en las regiones estudiadas, aparecen a finales del otoño, predominan en invierno y presentan cierto repunte en los meses de transición.15 Estos datos demuestran que bajo un escenario de cambio climático en el que se intensificarían los extremos térmicos, la incidencia de las IRAs sería mucho mayor. La adaptación al cambio climático El cambio climático y sus impactos son un hecho insoslayable, por ello Bolivia debe iniciar un proceso muy serio de fortalecimiento de capacidades para enfrentarlos. A las acciones que puedan reducir el nivel de vulnerabilidad al cambio climático se la denomina adaptación, la cual puede ser de dos formas: autónoma o planificada. La primera nos llevaría a generar grandes pérdidas económicas que un país como Bolivia no puede permitirse; la segunda, en cambio, debe ser la tarea de todos, en todos los niveles y sectores. La inacción puede constituirse en el enemigo potencial más grande de los países que día a día están paulatinamente verificando los impactos del clima y la pérdida de sus recursos económicos y sociales. La comunidad internacional y muy particularmente los países desarrollados, generadores del efecto invernadero y por tanto el cambio climático, deben asumir acciones concretas y reales para que los países en vías de desarrollo como Bolivia puedan contar con los recursos suficientes para enfrentar este nuevo azote que vive la humanidad. Pero más allá de ello está también la acción propia de los países. Bolivia debe incorporar las cuestiones del cambio climático en sus políticas de desarrollo, y avanzar más allá de lo que en la actualidad plantea el Plan Nacional de Desarrollo, que ya es un paso importante, haciendo que la adaptación al cambio climático sea tarea de todos desde el lugar que nos toque actuar.

552

15

Mejía y Moscoso 2001

Bibliografía MPD-VPTA-PNCC. El Cambio Climático en Bolivia – Análisis, síntesis de impactos y adaptación. La Paz, Bolivia 2006. MDS-VMARNDF-PNCC Primera Comunicación de Bolivia ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. La Paz, Bolivia, 2000. MDS-VRNMA-PNCC. Inventario de emisiones de gases de efecto invernadero de Bolivia, para la década 1990 – 2000. La Paz, Bolivia, 2003. MDS-VRNMA-PNCC. Vulnerabilidad y Adaptación de la salud humana ante los efectos del cambio climático. La Paz, Bolivia, 2000. MPD-UMSA Facultad de Agronomía. Evaluación de las tendencias del balance hídrico como indicador del cambio climático. La Paz, Bolivia, 2006. SENAMHI – PNCC, Michel T. Análisis de tendencias climáticas en Bolivia. Documento en edición. PNCC-IHH-IRD. Deshielo de la cuenca de Tuni Condoriri y sus impactos sobre los recursos hídricos de las ciudades de La Paz y El Alto. En proceso de edición. La Paz, Bolivia. Créditos de fotografías: Fotos 1,2,3: Oscar Paz-PNCC

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Capítulo 15 Capa de ozono y radiación ultravioleta por Francesco Zaratti El ozono en Bolivia El ozono (molécula con tres átomos de oxígeno) es un gas poco abundante en la atmósfera, el cual se ha vuelto popular en el mundo en los años 1980 a raíz del descubrimiento del llamado “agujero de ozono” en la Antártica, producto, como se supo pronto, de la destrucción de ese gas por parte de unas sustancias químicas artificiales que empezaron a ser emitidas a la atmósfera en siempre mayores cantidades a partir de los años 1930. La importancia del ozono estratosférico para la vida en el planeta radica en su capacidad de absorber y bloquear a la radiación ultravioleta solar, como veremos más adelante. La posibilidad de un adelgazamiento de ese escudo protector de la vida llevó a los gobiernos a tomar medidas “heroicas” con el fin de hacer sustentable el desarrollo económico del planeta, reemplazando las sustancias agotadoras del ozono (principalmente los famosos CFC, clorofluorocarbonatos) con otras menos peligrosas. Mucho antes que saltara a la palestra pública esta temática, en Bolivia el Instituto de Investigaciones Físicas (antes Laboratorio de Rayos Cósmicos de Chacaltaya), realizó algunos trabajos importantes de estudio del perfil de ozono. Se conservan fotografía y análisis de los datos de entonces, que han sido recuperados para comparar eventuales cambios en la atmósfera de nuestro país entre los años ’60, cuando se hicieron las mediciones, y los ’90, cuando el actual Laboratorio de Física de la Atmósfera (LFA-UMSA), en colaboración con el Instituto nacional de Pesquisas Espaciales (INPE-Brasil) volvió a realizar ozonosondeos en los mismos predios de Cota Cota, La Paz16 En la figura 1 se reproducen dos típicos ozonosondeos del año 1964 y del año 1998. Con base a esos datos y a otras medidas, es posible afirmar que el perfil del ozono en la atmósfera boliviana, al igual que la columna total, no ha cambiado significativamente en los últimos 40 años. De paso, esas gráficas muestran la distribución típica del ozono según la altura. A nuestras latitudes, la máxima concentración se registra entre 17 y 30 km de altura, región de la estratosfera que recibe el nombre de “capa de ozono”. Esa altura no es casual: representa el equilibrio entre la abundancia de ozono y la intensidad de la RUV-B: más arriba hay más UV-B y menos moléculas de oxigeno que pueden ser convertidas en ozono, más abajo hay más oxígeno pero la UV-B es menos intensa. Desde el año 1996 opera en La Paz un espectrofotómetro Brewer un instrumento muy sofisticado de propiedad del INPE-Brasil, que mide, entre otros, el contenido de ozono en la atmósfera (“columna de ozono”) y la intensidad de la radiación ultravioleta. Asimismo, desde el año 1978, con algunas interrupciones, se realizan medidas de ozono total mediante instrumentos colocados a bordo de satélites artificiales, cuyos datos permiten tener mediciones independientes, aunque muy 16

Zelaya 1964; Schulczewsky y Sheriff 1968; Aldaz 1964; Zaratti et al. 1999.

555

consistentes, de la columna de ozono sobre el altiplano boliviano. La columna de ozonos e mide en “unidades dobson” o DU: el promedio mundial (300 DU) significa que si se concentrara todo el ozono de la atmósferas obre la superficie de la Tierra, su espesor sería de 3 mm, un valor aparentemente insignificante, pero de extrema importancia para la vida en el planeta. En términos generales, más de diez años de medidas de la capa de ozono desde el LFA-UMSA, permiten afirmar lo siguiente: a) b)

c)

El intervalo de valores mensuales del ozono en La Paz está entre 238.3 DU (junio 2002) y 271.4 DU (octubre 1999), con un valor promedio de 254.8 DU. El ciclo anual del ozono sobre el Altiplano muestra que la columna de ozono es máxima en primavera (septiembre-octubre) y mínima en otoño (mayo-junio). En un cierto sentido esto es providencial ya que el ozono suele aumentar en los meses en los cuales los niveles de radiación ultravioleta son mayores. En todo caso, los valores del ozono sobre el Altiplano son particularmente bajos, entre los más bajos del planeta, debido a su cercanía al Ecuador (la cantidad de ozono promedio disminuye yendo desde los polos hacia el ecuador), a la altura (debido a al reducción de la atmósfera) y a otros fenómeno dinámicos.17

Está por demás decir que la contribución de Bolivia al agotamiento del ozono es mínima, debido a su bajo nivel industrial. Aún así, el país ha realizado esfuerzos para reconvertir la industria que utilizaba las sustancias agotadoras de ozono, con el apoyo de la comunidad internacional, con base al Protocolo de Montreal. La Radiación Ultravioleta en Bolivia A comienzo del siglo XIX el astrónomo, músico y desertor de la guardia real de Hannover, William Herschel, descubrió que además de la luz, nos llega del Sol una radiación invisible, de longitud de onda más larga que el color rojo. Según la costumbre de entonces de representar verticalmente los colores, esa radiación caía más abajo del rojo, razón por la cual recibió el nombre de infrarrojo. La capacidad de la Tierra de absorber luz visible y volver a emitir radiación infrarroja es el proceso que está a la base del efecto invernadero. Poco después de Herschel, otro físico alemán, Johannes Ritter, descubrió que el Sol emite también radiación de longitud de onda más corta que el azul o el violeta. Esa banda de radiación que estaba representada más arriba del color violeta recibe el nombre de radiación ultravioleta. Esa región, que se extiende entre 0.1 micras y 0.4 micras de longitud de onda, suele dividirse en tres bandas, conforme a los efectos que tienen sobre la vida: • UV-A, que es la cercana a la radiación visible (320-400 nm): es responsable del bronceado de la piel; • UV-B, llamada también biológica, varía entre 280 y 320 nm. A pesar de ser una banda muy estrecha, tiene una importancia fundamental para la vida. Dosis excesivas de UV-B pueden provocar graves daños a la piel, la vista y el sistema inmunológico. La mayor parte de esta radiación es atenuada por la capa de ozono.

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17

Zaratti et al. 1999 ; Kirchhoff y Guarnieri 2002.

• UV-C representa la banda más peligrosa para la vida y se extiende entre 100 hasta 280 nm. En efecto la vida evolucionó sin conocerla, ya que la UV-C es absorbida totalmente por la atmósfera. La UV-C se produce artificialmente en la industria de los germicidas y naturalmente en las estrellas. Por eso es necesario salir de la atmósfera terrestre y colocar telescopios en órbita para poder observar la radiación UV-C proveniente del cosmos. Restringiendo nuestra atención a la componente biológicamente activa de la radiación ultravioleta (UV-B), queremos comentar su dependencia de los factores ambientales. La magnitud más significativa es la intensidad de la radiación que se define como la cantidad de energía que impacta por unidad de tiempo en una superficie unitaria dispuesta horizontalmente. La intensidad se mide en vatios por metros cuadrados (W/m2). Sabemos bien que la intensidad de la radiación ultravioleta en la superficie de la Tierra no es la misma en lugares diferentes, en diferentes meses del año y a diferentes horas del día. Asimismo ella varía si el día es soleado o nublado, si la atmósfera es limpia o contaminada, si estamos en un lugar con horizonte abierto o si estamos rodeados de cerros, si estamos en la nieve o en un prado verde. Desde luego, no todos esos factores afectan por igual la intensidad de la UVB, de modo que es útil repasar su importancia y alcance. El ángulo cenital solar El factor más importante que determina la intensidad de la UV-B es sin duda la inclinación de los rayos solares, medida mediante el “ángulo cenital solar” (SZA): es el ángulo que forma el Sol con respecto a la dirección vertical. El SZA determina cuánta energía llega a una superficie unitaria horizontal: para SZA pequeños los rayos caen casi verticales y mucha energía llega a la superficie unitaria. Ahora bien ¿dónde y cuándo se tienen menores SZA? En primer lugar en la zona tropical: entre los dos trópicos el Sol pasa dos veces al año por el cenit (SZA=0) y, en general, los SZA son menores que a latitudes intermedias. Por tanto la intensidad de la UV-B depende de la latitud. En segundo lugar, a una latitud fija, la intensidad de la UV-B depende de la estación del año: en verano el sol es más alto que en invierno. Por tanto en verano la UV-B es más intensa que en invierno. Asimismo, en un mismo lugar y en una misma época del año, la UV-B depende de la hora del día: cerca del mediodía (astronómico antes que legal) el Sol está más alto en el cielo que a otras horas del día. No es de extrañar entonces que las horas más peligrosas para exponerse al Sol estén en torno al mediodía. De hecho la intensidad de la UV-B en las tres horas centrales del día alcanza al 50% de la intensidad de todo el día. La capa de ozono Ya hemos mencionado la importancia de la capa de ozono para absorber la UV-B. Ahora bien la capa de ozono cambia, a su vez, con la latitud, con la época del año y condiciones meteorológicas sinópticas. Se estima que una disminución del 10% de la capa de ozono puede tener como consecuencia un incremento de hasta un 20% de la UV-B, en especial de ciertas longitudes de onda muy peligrosas para la salud. Las nubes Las nubes que se interponen entre el Sol y la superficie de la Tierra tienen el efecto de atenuar la radiación, efecto difícil de cuantificar debido a la complejidad física y geométrica de las nubes. Casi un 50% de la radiación ultravioleta que llega a la superficie es difusa, es decir, llega de todo lado del cielo, mientras la luz es mucho más direccional. Una consecuencia de este hecho son las quemaduras que se sufren aun estando a la sombra: es la radiación UV difusa la que produce el daño.

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La altura La dependencia de la UV-B con la altura se debe a dos efectos: reducción de la atmósfera (menos dispersores de la radiación) y reducción del contenido de ozono. Sin embargo intervienen críticamente otros factores, el albedo (porcentaje de energía reflejada por la superficie terrestre), el contenido de aerosoles, la topografía y otros factores que afectan diversamente las diferentes longitudes de onda. Se entiende entonces que no exista un valor único para el incremento porcentual de la UV-B con la altura, habiéndose obtenido valores que varían entre 5% y 50 % por km para el incremento de la UV-B eritémica (o sea la UV-B medida con referencia al daño que produce en la piel). Medidas realizadas en Bolivia, entre La Paz (3420 m snm) y Chacaltaya (5300 m snm) muestran un incremento del 7% por km para UV-B eritémica.18 [ref. 7]. El albedo El albedo es la propiedad de una superficie de reflejar la radiación. Es experiencia común que la nieve fresca (albedo 90%) refleja mucho más la radiación (visible y UV-B) que la hierba (albedo 10%). Ahora bien, a mayor albedo, mayor será la intensidad de la UV-B que recibe el cuerpo humano: esto explica por qué es fácil broncearse y quemarse en la nieve, o en el Salar de Uyuni, en días soleados. Aerosoles Se entiende por aerosoles partículas suspendidas en la atmósfera, como polvo levantado por el viento o cenizas y humo provenientes de la quema de cobertura vegetal. Existen aerosoles que absorben la UV-B y aquellos que la reflejan. Su alta variabilidad, espacial y temporal, hace difícil cuantificar el efecto neto sobre determinada localidad. Sin embargo es un hecho que los niveles de RUV en Bolivia han disminuido en años recientes en los meses de septiembre y octubre, debido a la humareda provocada por los chaqueos. Orbita terrestre Sabemos que la Tierra describe una órbita elíptica en torno al Sol. En nuestro verano (austral) la Tierra está más cerca al Sol que en invierno. Se ha estimado que esa pequeña diferencia de distancia hace que en el hemisferio sur en verano la radiación solar sea un 7% mayor que la correspondiente al hemisferio norte en verano. ¡Otra ganga por vivir en el hemisferio Sur! Dependencia bajo el agua La dependencia de UV-B con la profundidad del agua es importante para los sistemas acuáticos: plancton y algas. En general, el agua atenúa a la UV-B más que a la luz, y más para longitudes de onda cortas, a tal punto que cerca de la costa la UV-B se extingue para profundidades de 20 metros, debido a las peculiares propiedades bio-ópticas de esas aguas, aunque en aguas claras oceánicas se ha podido detectar efectos de la UV-B hasta a 30 metros de profundidad. Con base a más de diez años de medidas continuas de la radiación ultravioleta y la capa de ozono en Bolivia, mostramos, a continuación, algunos resultados que caracterizan la RUV en La Paz y, en general, en Bolivia. En lo que sigue nos referiremos a los valores máximos (intensidad de la radiación “eritémica” o irradiancia), que se mide en mW/m2 o mediante el Índice de RUV (IUV), como a los valores acumulados en el tiempo (dosis de la UV-B eritémica, que se mide en J/m2). La figura 4 da cuenta de las horas más peligrosas del día en La Paz, y en general en Bolivia, para exponerse a la RUV: entre las 10 y las 15 se recibe el 80% de la dosis del día, mientras entre las 11 y las 14 nos llega el 50% de la dosis diaria. Con-

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Zaratti et al. 2003

secuentemente, es aconsejable disfrutar de los efectos benéficos del sol fuera de esos horarios. La figura 5 muestra el comportamiento diario de la UV-B en dos días soleados, de abril y octubre. Se observa que en octubre (cerca al paso del sol por el cenit) se tienen máximos más elevados debido a la menor inclinación de los rayos solares. Asimismo el máximo de la UV-B se obtiene en torno a las 12:30, que corresponde al mediodía local de La Paz (longitud 68.1ºW). Está claro que los meses de mayor irradiancia en Bolivia son los que están entre los dos pasos del Sol por el cenit: noviembre, diciembre y enero, a pesar de que en ese período suele haber menos días soleados, aspecto que confunde a algunas personas. Comparando con otros lugares del planeta, podemos afirmar que los niveles de la RUV en Bolivia están entre los más elevados del mundo, un récord poco envidiable, dados los riesgos que conlleva una elevada intensidad de la radiación ultravioleta. Finalmente, la figura 6 muestra el comportamiento anual del índice de UV-B en La Paz durante seis años. Es posible distinguir el efecto providencial que tiene el clima del verano en Bolivia (nublado y lluvioso) para mantener la intensidad de la radiación ultravioleta en límites compatibles con el desarrollo de la vida vegetal y animal en altura. Conclusiones Por lo expuesto sintéticamente en el presente artículo, la radiación ultravioleta en Bolivia alcanza niveles entre los más elevados del mundo debido a causas naturales. Sin embargo, esos valores no han variado significativamente en los últimos años, de manera que no se puede hablar de una “emergencia” natural por la radiación ultravioleta en nuestro país. Lo que sí ha cambiado es la actitud de la gente hacia la radiación solar: la población dedica más tiempo a actividades al aire libre y, asimismo, no se protege adecuadamente por motivos de moda. Consecuentemente, existe una “emergencia social” que hace de la RUV en Bolivia un verdadero problema de salud ambiental, que debe ser resuelto mediante la educación, información y prevención, tareas a las que está abocada desde el año 1998 la Campaña de la Radiación Ultravioleta en Bolivia, conducida por el Laboratorio de Física de la Atmósfera de la UMSA. A las personas interesadas en profundizar el tema de este artículo, les sugerimos la lectura del libro coeditado por el autor del presente artículo.19

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Zaratti y Forno, 2003. La Radiación Ultravioleta en Bolivia.

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Bibliografía citada Aldaz, Luis 1964. Atmospheric ozone above La Paz, Bolivia, in Final Technical Report contract AF-AFPSR 63-319, Laboratorio de Física Cósmica, cuaderno No. 27, agosto 1964, pp. 32-39, La Paz, Bolivia. Kirchhoff, V. W. J. H.; Guarnieri, F. L., 2002. Missing ozone at high altitude: Comparison of in situ and satellite data, JGR, 10.1029/2001; JD000810, 2002 Schulczewsky R. H. y Sheriff F., 1968. Perfiles de ozono, eclipse solar del 12 de noviembre de 1966, en Resumen de Labores, cuaderno No. 31, marzo 1968, pp. 153-159 (O. Saavedra, editor), La Paz, Bolivia. Zaratti F., M. Andrade y R. Forno 1999. Resultados preliminares de la campaña de ozononosondeo en La Paz, Bolivia, Revista Boliviana de Física No. 5. Zaratti F., M. Andrade, R. Forno y E.R. Palenque 1999. Longitudinal and latitudinal variations of the total ozone over the Central Andes, Il Nuovo Cimento vol. 22 c, N. 2, pp. 1456-1152 Zaratti F., R. Forno, J. Garcia J. y M. Andrade. Erythemally weighted UV-B variations at two high altitude locations, Journal Geophysical Research, en prensa. Zaratti F. y R. Forno (edit.) 2003. La Radiación Ultravioleta en Bolivia, libro publicado por la OPS/OMS. Zelaya A., 1964. Medidas de ozono de superficie en Chacaltaya, en Resumen de Labores, cuaderno No.26, noviembre 1964, pp. 60, (R. Vidaurre, editor), La Paz, Bolivia

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Informe del Estado Ambiental de Bolivia 2007 - 2008

CONTENIDO SÉPTIMA PARTE Capítulo 16  Política ambiental  Movimientos sociales y conflicto ambiental  El MAP, una iniciativa para la gestión ambiental e institucional boliviana  Estado actual y proyecciones de la gestión ambiental municipal Capítulo 17  Estado de situación de la legislación ambiental e institucional boliviana Capítulo 18  Gestión Ambiental y financiamiento en Bolivia

Séptima parte Políticas ambientales y sociedad civil

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Capítulo 16 Política Ambiental por Jenny Gruenberger Antecedentes Bolivia, desde los inicios de su historia colonial y a lo largo de su vida republicana, se ha caracterizada por ser exportadora de materias primas, sin mayor valor agregado. Su caso corresponde al que los economistas denominan “la maldición de los recursos naturales”, en el sentido de que la abundancia de recursos puede ser un obstáculo al desarrollo, en la medida que los países dependen excesivamente de ellos y sus clases dominantes desarrollan una mentalidad rentista. La posición boliviana, de proveedor de materias primas al mercado internacional, no sólo permitió y posibilita la acumulación de capitales que benefician muy poco o nada al país, sino también provocó y genera contaminación, enfermedad y pobreza en aquellos sitios donde ese capital se nutre. El resultado de la explotación minera, primero de la plata, luego del estaño y posteriormente de los polimetálicos y el oro, es un caso concreto de cómo una ventaja natural, que debería mejorar la situación de los habitantes del país, provoca conflictos socioambientales, contaminación y, por tanto, deterioro de ríos y suelos, con los consecuentes costos económicos en la salud y la productividad de las personas y los ecosistemas. Esta actividad extractiva aportó durante los primeros años del presente siglo con menos de un 3% al PIB1, lo que sin lugar a dudas no cubre ni de lejos el deterioro socioambiental provocado. Así mismo, de la exportación de goma en la Amazonía y corteza de quina en los Yungas, nos quedó el sistema semiesclavista denominado “habilito”2. Más recientemente, la extracción de maderas preciosas disminuyó la riqueza forestal de los bosques; y ahora la producción extensiva, principalmente de soya, arrasa con ellos a un ritmo que, según datos de la Superintendencia Forestal, para el año 2007, estaría alrededor de 300.000 hectáreas; esto, sin incluir superficies menores a las 5,3 hectáreas3. También está el caso de la creciente producción de castaña, que es generalmente presentada como una actividad sostenible, a pesar de que se basa, en gran medida, en la recolección del fruto por familias enteras, incluyendo niños, que reciben una remuneración muy baja y estacional y en general también están sujetas al “habilito”.

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Instituto Nacional de Estadísticas. Estadísticas de la Actividad Minera. 1994 – 2004. 2005. La Paz. El habilito es un sistema de relación laboral que consiste en adelantar el pago por el trabajo de recolección en alimentos y otros insumos, dando lugar a un endeudamiento permanente que, en general, coloca a los trabajadores en una situación de semi-esclavitud. Según la Superintendencia Forestal, la deforestación en el tercer trimestre del 2007, fue de 225.111 hectáreas, lo que significaría aproximadamente una deforestación anual de unas 300.000 hectáreas. Sin embargo, estos datos históricamente sólo toman en cuenta superficies mayores a 5,3 hectáreas, por lo que se calcula que la deforestación, considerando extensiones menores, podría llegar a 500.000 hectáreas año.

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En este escenario, no existieron políticas ambientales capaces de responder a los enormes problemas que afectan a Bolivia. Aunque en las últimas décadas la temática ambiental, así como la propuesta del desarrollo sostenible, fueron incorporadas a los planes de desarrollo y a la economía jurídica como discurso, sólo en casos marginales hubo algo de efectividad. Lo anterior, lejos de ser casual, responde a la incompatibilidad entre el modelo capitalista y el desarrollo sostenible. Mientras el desarrollo sostenible propone procesos participativos, de largo plazo, basados en un manejo integral del territorio y sus recursos naturales, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la población, el modelo capitalista en su versión neoliberal, aplicado en el país los últimos 20 años, postula un crecimiento de corto plazo, a partir de la exportación de los recursos naturales, priorizando a los sectores que respondan a las demandas del mercado internacional y sosteniendo, contra toda evidencia, que el excedente de ese crecimiento permitirá superar la pobreza y mejorar la situación ambiental. Sin embargo, en caso de que efectivamente se incremente la riqueza,4 al no existir ni los mecanismos ni la voluntad política para que el excedente se distribuya con equidad, lo único que sucede es que se amplía la brecha entre los más pobres y los más ricos, y se empeora la situación ambiental. Es decir, las dimensiones social y ambiental no son priorizadas y se las sigue considerando un freno a los propósitos del desarrollo neoliberal. A pesar de los avances institucionales y normativos que se dieron desde los años noventa, la gestión ambiental nunca dejó de ser un discurso para estar acorde con los tiempos del “desarrollo sostenible”, ya que en los hechos se mantuvo como la última prioridad nacional. En consecuencia, el desarrollo sostenible, que básicamente debía generar bienestar social, sin destruir la base natural que lo sustenta, no prosperó; y el desarrollo siguió siendo un proceso de crecimiento y concentración de las riquezas. Esta situación, como lo dice Leff5, es producto de la opción occidental moderna que separa la economía y la producción del ambiente donde ambas se dan, perdiendo la visión de integridad. De esta forma, el mismo sistema incuba las fuerzas que intentarán transformarlo y surgen las movilizaciones sociales que buscan el acceso a la tierra, el territorio y los recursos naturales. En Bolivia, las expresiones más notables de estos movimientos fueron la Marcha por la Vida en los años 90, la Guerra del Agua en Cochabamba, y la Guerra del Gas, en la ciudad de El Alto, a inicios del nuevo milenio. El nuevo contexto Para muchos ecologistas, la elección del gobierno actual pareció ser el inicio de un cambio necesario, que tendría que ir de la mano con la adecuada gestión del ambiente, en el marco de la construcción de un Estado más equitativo e inclusivo. Esto, en la medida que las reivindicaciones que lo habían llevado al poder estaban íntimamente relacionadas con el acceso equitativo a los recursos naturales y a los beneficios que de ellos se obtuviera. Además, teórica e idealmente, un gobierno que representa los intereses de indígenas, originarios y campesinos debería encarar la gestión del ambiente desde la cosmovisión que asumen sus culturas, es decir, de una manera integral, holística

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Se ha calculado que de las ganancias de la soya, sólo el 20% va a los productores, el resto va a parar a las transnacionales de agroquímicos (según Timothy J. Killeen, en la presentación: Servicios Ecológicos y el Futuro de Bolivia. Ministerio de Desarrollo Sostenible. Octubre de 2004, La Paz. Leff, Enrique 1993.

y de largo plazo, considerando al ser humano parte del entorno natural y no una especie que deba explotar brutalmente la naturaleza para progresar. Esta idea se veía reforzada por el hecho de que en gobiernos anteriores, el movimiento ambientalista y las organizaciones indígenas y originarias habían sido aliados; las demandas de participación en la toma de decisiones y la protección ambiental los habían reunido repetidamente defendiendo el “bien común” contra las posiciones sectoriales y de los grupos de poder, que sirven, generalmente, a intereses del capital transnacional. Sin embargo, la división de las instancias encargadas de la gestión ambiental en tres ministerios: el de Planificación para el Desarrollo, el de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente y el de Agua, fue la primera señal de que la gestión ambiental no era una prioridad gubernamental.6 La Liga de Defensa del Medio Ambiente (LIDEMA)7 reaccionó inmediatamente, incluso antes de que la Ley de Organización del Poder Ejecutivo (LOPE) fuera publicada, y en carta abierta del 2 de febrero de 2006, hizo conocer al nuevo gobierno su disposición para colaborar, a partir de sus capacidades institucionales, en la construcción de una Bolivia inclusiva, equitativa y sostenible. A continuación, se transcribe su recomendación sobre la nueva situación institucional de la gestión ambiental.

Extracto de la carta de LIDEMA a los Poderes Políticos del Estado Las intensas luchas que hemos vivido en los últimos años muestran claramente que temas como la propiedad y acceso a los recursos naturales no pueden ser desatendidos por el Estado, por lo que la falta de una instancia específica que vele por la justa distribución, redistribución y aprovechamiento sostenible de los recursos agravaría estos problemas. En ese sentido, proponemos que se incorpore el concepto de sostenibilidad en el Ministerio de Planificación del Desarrollo y que se jerarquice o por lo menos se mantenga el rango y las atribuciones del Viceministro de Recursos Naturales y Medio Ambiente en una sola autoridad, con todas las direcciones generales que a la fecha dependen de él y, si es posible, una cartera adicional referida al ordenamiento territorial, como instrumento de planificación de los recursos naturales, para cumplir una tarea transversal, con competencia sobre todos los sectores, urbanos y rurales, garantizando una gestión ambiental sostenible, a partir de un enfoque integral sobre los temas que hacen a la utilización de los recursos naturales y a la contaminación y degradación de los mismos, considerando las múltiples interrelaciones entre los diversos factores ambientales. En esta misma lógica, solicitamos que el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP), esté bajo la tuición del Ministerio de Planificación del Desarrollo, porque la declaratoria y gestión de las áreas protegidas hacen al ordenamiento territorial, del que se hará cargo este ministerio. La Paz, 2 de febrero 2006

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Gaceta Oficial de Bolivia. 21 de febrero de 2006. Ley de Organización del Poder Ejecutivo, No. 3351. Bolivia. LIDEMA es la red de organizaciones ambientalistas de Bolivia, cuya misión es ser vocero y promotor del movimiento ambientalista, para contribuir a la construcción del desarrollo sostenible, a fin de que la población acceda, de forma equitativa, a una mejor calidad de vida.

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Las primeras señales de que las funciones y roles del Estado en cuanto a gestión ambiental estaban siendo improvisadas y que se mantenía la eterna incomprensión de la importancia del ambiente en los procesos de desarrollo, se expresaron en el caos creado al asignar un conjunto de competencias similares al Ministerio de Planificación para el Desarrollo (MPD) y al Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente (MDRAMA), que generaron rivalidades, por ejemplo, sobre la definición de cuál de ellos se quedaría con los programas que contaban con recursos económicos de cooperación internacional, como los de Cambio Climático o de Ozono. Esta incomprensión se hizo manifiesta también en el olvido del nombramiento de la Autoridad Ambiental Competente, función que quedó en suspenso por más de dos meses, tornando inviable la gestión ambiental y mostrando un desconocimiento de lo que ésta implica y las consecuencias desastrosas que tal vacío podía provocar ante la aprobación automática de licencias ambientales para cualquier tipo de actividades, obras y proyectos, dada la figura del silencio administrativo positivo vigente.8 La situación empeoró cuando los nuevos funcionarios de gobierno cuestionaron la participación de representantes de ONGs en los procesos de análisis, discusión y definición de temas que hacían a su competencia, con el argumento de que el gobierno ahora era de indígenas.9 Esto a pesar de que, paradójicamente, varios de estos funcionarios habían sido empleados de ONGs y, sobre todo, de que un importante porcentaje de las clases medias e intelectuales habían expresado, mediante el voto, que estaban conscientes de que un cambio profundo era indispensable para que el país supere la crisis en la que una historia de inequidades, abusos y explotación lo habían sumergido; y que querían aportar al mismo. Esta nueva situación de exclusión, más allá de sus justificativos históricos, diluyó la expectativa de una lógica sistémica, holística y de largo plazo para la transformación de Bolivia, la misma que debería partir del análisis del territorio y sus recursos, de sus pobladores y capacidades, para definir el país que juntos debíamos construir, a partir de procesos de planificación participativos e inclusivos, que permitan una priorización realista para avanzar en los temas de mayor importancia, como posteriormente de alguna manera lo planteó el Plan Nacional de Desarrollo: Bolivia Digna, Soberana, Productiva y Democrática para Vivir Bien (PND).10 La organización institucional para la temática ambiental Desde inicios de los años noventa hasta principios del año 2006, los temas que hacen a la gestión ambiental habían sido asignados al Ministerio de Desarrollo Sostenible, a través del Viceministerio de Recursos Naturales y Medio Ambiente. Aunque es de conocimiento público que la gestión ambiental estaba lejos de ser óptima, no sólo por la poca jerarquía que se le atribuía frente a los sectores productivos, sino también por una serie de deficiencias de coordinación interna entre las direc-

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La figura del silencio administrativo significa que si no se emite un criterio en los plazos establecidos legalmente, los documentos presentados para la realización de actividades obras o proyectos, quedan automáticamente aprobados. El desmontaje anunciado del Estado colonial y neoliberal partía de un prejuicio recurrente en el país: todo lo anterior es malo y se debe comenzar de cero. Para el caso ambiental, comenzar de nuevo era perder las conquistas de movimientos sociales y ambientales logradas a lo largo de casi quince años. Gaceta Oficial de Bolivia. Decreto Supremo 29272, Septiembre 2007. Plan Nacional de Desarrollo “Bolivia Digna, Soberana, Productiva y Democrática para Vivir Bien – Lineamientos estratégicos 2006 - 2011”.

ciones, por el escaso personal con el que contaban y la inestabilidad funcionaria, al menos quedaba claro de quién era la responsabilidad de dicha gestión. Con la nueva Ley de Organización del Poder Ejecutivo (LOPE) y su Decreto Reglamentario11 se creó el Ministerio de Planificación del Desarrollo (MPD) en lugar del Ministerio de Desarrollo Sostenible (MDS). Gran parte de las competencias ambientales del entonces MDS fueron distribuidas entre el Ministerio del Agua, el Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente y el MPD. Esta división de la gestión ambiental en tres ministerios, como ya se señaló anteriormente, fue entendida por algunos ambientalistas como un retroceso, no porque se crea que el tema ambiental es sectorial, sino debido a que por su histórica debilidad, se consideraba indispensable que lo ambiental esté articulado y concentrado en un solo ministerio, a fin de que alcance la fuerza necesaria para ser asumido por las demás instancias sectoriales, que tienen una serie de limitaciones para incorporarlo en su visión de desarrollo. Esta disgregación de las responsabilidades sobre la gestión ambiental no podía ser parte de una estrategia planificada, más bien parecía ser una improvisación que, al menos en el caso del Ministerio del Agua, respondía a las demandas de los movimientos sociales. En este caso, se entremezclaron las competencias destinadas a brindar servicios con el manejo de los recursos, olvidando que la gestión integral de cuencas es un tema ambiental, que si bien provee servicios de diferente índole, como el aprovisionamiento de agua para consumo humano o riego, no puede ser resumido a la gestión aislada de un solo recurso y menos a la provisión de un servicio. Esta confusión entre la provisión de agua y la gestión de los recursos hídricos, se refleja claramente en las funciones que se atribuyen al Viceministerio de Servicios Básicos, bajo cuya responsabilidad está “Diseñar y desarrollar la Estrategia del Agua y de los recursos hídricos, en función de la estrategia de defensa de la soberanía y seguridad nacional.” A los otros dos viceministerios (de Riego y de Cuencas y Recursos Hídricos), sólo se les encarga contribuir al desarrollo de esta estrategia. La lectura de la LOPE, en lo que hace a las atribuciones del Ministerio de Aguas y sus viceministerios, nos lleva a pensar que las cuencas fueron entendidas como simples cursos de agua y no como espacios territoriales y socioeconómicos en los que se desarrolla la gestión ambiental integral, visión que felizmente ha sido superada en el Plan Nacional de Cuencas,12 aunque el mismo no considera la coordinación interministerial. La improvisación en la distribución de responsabilidades sobre la gestión ambiental, además de reflejarse en los vacíos antes mencionados y en la falta de definiciones, también se observa en la falta de claridad respecto a las atribuciones de cada Ministerio (Tabla 1).

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República de Bolivia. 8 de marzo de 2006. DS 28631. Reglamento a la Ley de Organización del Poder Ejecutivo.. Ministerio del Agua. Viceministerio de Cuencas y Recursos Hídricos. 2007. Plan Nacional de Cuencas. Marco Conceptual y Estratégico (Versión 01).

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Tabla 1. Superposiciones Ministerio de Desarrollo Rural Agropecuario y Medio Ambiente

Ministerio de Planificación del Desarrollo

Viceministerio de Biodiversidad, Recursos Forestales y Medio Ambiente

Viceministerio de Planificación Territorial y Ambiental

Formular políticas para el aprovechamiento de la biodiversidad, el uso sostenible de los recursos forestales y conservación del medio ambiente, articuladas a los procesos productivos y el desarrollo social y tecnológico. Promover el aprovechamiento sostenible de la biodiversidad, el biocomercio y el desarrollo de certificación ambiental y social.

Formular políticas para el uso sostenible de los recursos naturales renovables y no renovables, biodiversidad y conservación del medio ambiente, articuladas a los procesos productivos y el desarrollo social y tecnológico. Promover el desarrollo social y económico a través del aprovechamiento sostenible de la biodiversidad, el biocomercio y el desarrollo de certificación ambiental y social. Formular políticas de calidad ambiental para coadyuvar la competitividad de los procesos productivos, en coordinación con el Ministerio de Producción y Microempresa. Formular y coordinar políticas y normas reglamentarias para el manejo de recursos forestales.

Formular políticas de calidad ambiental para coadyuvar la competitividad de los procesos productivos, en coordinación con el Ministerio de Planificación para el Desarrollo. Formular y coordinar políticas y normas para el uso, manejo, comercialización y aprovechamiento de los recursos forestales maderables y no maderables. Evaluar el potencial de los recursos forestales, Evaluar el potencial de los recursos forestales, determinar las áreas de concesión y determinar las áreas de concesión y aprobar el programa de áreas a ser aprobar el programa de áreas a ser licitadas, con la participación de los licitadas por la Superintendencia pueblos indígenas y originarios. Forestal, con la participación de los pueblos indígenas y originarios. Proponer patentes para concesiones forestales, Proponer el monto mínimo de las patentes para basándose en los precios referenciales concesiones forestales, basándose en de productos forestales en estado los precios referenciales de productos primario, fijando montos equitativos. forestales con valor agregado. Viceministerio de Desarrollo Rural y Agropecuario Formular políticas y normas para el manejo sostenible de suelos.

Viceministerio de Planificación Territorial y Medio Ambiente Formular políticas para el uso sostenible de la tierra.

Esta superposición provocó competencia inter-viceministerial y desorientación en la ejecución de actividades que resultó igual o peor a la de anteriores gestiones, donde las pugnas partidistas eran un impedimento para avanzar en el desarrollo de políticas e instrumentos de gestión ambiental. Al respecto, el Informe Misión de Evaluación de Medio Término de las Embajadas de Holanda y Dinamarca, señalaba lo siguiente: “La nueva estructura institucional derivada de la Ley LOPE creó una desorganización general y generó algunos vacíos en la gestión ambiental. Esto incidió en la asignación de recursos comprometidos por la Cooperación Internacional; los recursos del Plan Pluri Anual (PPA) y otros programas se tuvieron que desagregar en varios Ministerios, con las consiguientes complejidades administrativas y operativas. El PPA fue desintegrado pero algunas de sus áreas de intervención fueron apropiadas por los Viceministerios.”13

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Embajada Real de los Países Bajos y Embajada del Reino de Dinamarca. 2006. Plan Plurianual 2004-2007. Informe Misión de Evaluación de Medio Término. La Paz.

Por otra parte, el reglamento de la LOPE14 no especificaba las funciones de los Ministerios de Minería y Metalurgia o de Hidrocarburos y Energía, en cuanto a la gestión ambiental, aunque las oficinas sectoriales de medio ambiente siguen funcionando y jugando un rol importante en lo que hace a los impactos de estas actividades extractivas. La LOPE explicita la estructura referida a la gestión ambiental para los Ministerios que conforman el Poder Ejecutivo de la siguiente manera (Tabla 2). Tabla 2. Ministerios y áreas con funciones relacionada a la gestión ambiental1 Viceministerio de Planificación y Coordinación Ministerio de Planificación del Desarrollo

Viceministerio de Planificación Territorial y Ambiental Viceministerio de Ciencia y Tecnología

Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente

Viceministerio de Biodiversidad, Recursos Forestales y Medio Ambiente

Viceministerio de Tierras Viceministerio de Desarrollo Rural y Agropecuario Viceministerio de Riego Ministerio del Agua Viceministerio de Cuencas y Recursos Hídricos

Viceministerio de Relaciones Exteriores y Cultos Ministerio de Relaciones Exteriores y Cultos Viceministerio de Relaciones Económicas y Comercio Exterior Viceministerio de Defensa Civil Ministerio de y Cooperación al Desarrollo Defensa Nacional Integral

Dirección General Dirección General Institucional Dirección General Territorial Dirección General Ambiental

de Planificación de Coordinación de Planificación de Planificación

Dirección General de Ciencia y Tecnología Dirección General Áreas Protegidas Dirección General Dirección General Dirección General

de Biodiversidad y de Medio Ambiente de Recursos Forestales de Tierras

Dirección General de Desarrollo Rural Dirección General de Dirección General de Hídricos Dirección General de Multilaterales Dirección General de Bilaterales y Cultos Dirección General de Asuntos Marítimos.

Riego Cuencas y Recursos Relaciones Relaciones Límites, Fronteras y

Dirección General de Negociaciones, Integración y Acuerdos Comerciales Dirección General de Protección al Medio Ambiente

Elaboración propia en base al Reglamento de la LOPE.15

Posteriormente, mediante Decreto Supremo 29057,16 se especifican algunas atribuciones en materia ambiental, explicitando que la Autoridad Ambiental Competente Nacional es el Viceministerio de Biodiversidad, Recursos Forestales y Medio Ambiente, dejando a cargo del Viceministerio de Planificación Territorial y Ambiental la planificación ambiental del país.

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Nos referimos al Decreto Supremo 28631 del 8 de marzo de 2006. La elaboración de esta tabla se basa en las atribuciones sobre la gestión ambiental dadas a los diferentes Ministerios y no en criterios propios de las atribuciones que éstos deberían tener. República de Bolivia. 14 de abril de 2006. DS 29057, Reglamento a la Ley de Organización del Poder Ejecutivo.

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No obstante, los temas ambientales en la nueva organización del Poder Ejecutivo pierden jerarquía y se alejan del enfoque integral, al ser localizados al interior de un ministerio sectorial, como lo es el de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente. De esta manera, se pierde la visión holística que propone el PND y se ve dificultada, sino impedida, la posibilidad de encarar el desarrollo nacional de manera integral, colocando de esta manera en desventaja la protección del ambiente y los recursos naturales, frente a la importancia dada a los temas de infraestructura o sectoriales, por ejemplo minería y energía. Legislación El principal hito de la historia de la legislación ambiental boliviana es la Ley del Medio Ambiente, Ley 1333 de 27 de abril de 1992, que incluye básicamente todo aquello que a inicios de los años noventa se podía esperar de una Ley destinada a proteger los recursos naturales. Esta norma marco fue un triunfo para el movimiento ambiental y aunque actualmente requiere una actualización para adecuarse a los cambios ocurridos desde su promulgación, su mayor limitación fue la falta de voluntad política para aplicarla. Esto se reflejó en la debilidad de las instancias encargadas de su cumplimiento, tanto en términos de recursos económicos como humanos, también en la casi nula difusión y, por tanto, poco conocimiento de la Ley y, fundamentalmente, en la promulgación de nuevas leyes sectoriales, como la Ley de Hidrocarburos y el Código de Minería, que la dejaron en desventaja en la medida en que debilitaron su aplicación en los sectores mencionados, con la intención de evitar que las inversiones, principalmente extranjeras, fueran desincentivadas. También la Ley Forestal (Ley 1700 del año 1996) fue considerada una victoria indígena y ambientalista, porque evitó la privatización de los bosques, e inició el cobro de patentes por hectárea concesionada, disminuyendo la corrupción que implicaba el cobro por volumen; además incorporó los derechos indígenas señalados en el Convenio 169 de la OIT y ratificados por la Ley 1257. Asimismo, creó mecanismos para el control y la fiscalización, a través de planes de manejo e inventarios forestales y facilitó el acceso de las Asociaciones Sociales del Lugar (ASLs) para que puedan hacer uso del recurso forestal. Sin embargo, varios decretos destinados a beneficiar al sector maderero en contra de la conservación de los bosques debilitaron en gran medida lo logrado en esta materia hasta mitades de los años 90. La Ley INRA, que fue aprobada el mismo año que la Ley Forestal y los Reglamentos a la Ley del Medio Ambiente, tenía la intención de ordenar y sanear la propiedad de la tierra en 10 años, entre el 1996 y el 2006, además de reconocer y otorgar la propiedad colectiva de las Tierras Comunitarias de Origen (TCOs). Sin embargo esta Ley fue mal entendida y peor aplicada, mientras que su reglamentación burocratizó en forma excesiva las exigencias para el proceso de saneamiento. El resultado es que estamos muy lejos de haber cumplido con el cronograma inicial de trabajo, mientras que la distribución de la propiedad de la tierra está más concentrada que antes de la Reforma Agraria de 1953. Lo anterior se refleja en la tabla 3, que muestra que el 70% de la tierra está concentrada en menos del 10% de los predios, mientras que algo más del 4% está distribuida entre más del 70% de los predios. Esta excesiva concentración del recurso es una de las causas fundamentales para que el 82% de la población rural sea pobre y el 59% indigente.17 17

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Datos presentados por Alcides Vadillo en el Taller Reconceptualizando el Desarrollo Sostenible, de la Alianza Boliviana de la Sociedad Civil para el Desarrollo Sostenible (ABDES), diciembre 2007.

Tabla 3. Rangos de tamaño de superficies y número de predios Rangos de tamaño de propiedades (hectáreas) No. hectáreas 0-50 277.634 51-500 2.298.501 501-2.000 9.237.643 2.001-2500 5.555.924 2501-50.000 37.790.430 Más de 50.000 4.069.328 TOTAL 55.169.132

% 0.46 3.88 15.60 9.38 63.81 6.87 100

Predios 30.913 11.491 8.101 2.405 5.685 42 58.637

% 52.7 19.6 13.8 4.1 9.7 0.1 100

Fuente: Plan de Desarrollo Sectorial. Revolución Rural, Agraria y Forestal.

A esto se sumó la imposibilidad de contar con una Ley de Ordenamiento Territorial, que definiera el destino y la forma de uso que se daría al territorio, constituyéndose en la base para la planificación del desarrollo nacional y, por tanto, de la gestión ambiental. La inexistencia de una Ley de Biodiversidad, que proteja la riqueza genética, de especies y ecosistemas del país, también fue un vacío que impidió la protección del patrimonio nacional. Si bien el Reglamento de Áreas Protegidas dio un asidero para la defensa de estas áreas, su bajo rango jerárquico no le permitió imponerse frente a leyes sectoriales que tenían la atribución de declarar prioritaria cualquier explotación minera o hidrocarburífera en un área protegida. La falta de aprobación de la Ley de Aguas, después de más de 30 versiones consecutivas, también fue muestra de la falta de voluntad política por normar los usos de los recursos naturales renovables. En la actualidad y a pesar de que la propuesta de nueva Constitución Política del Estado incorpora el desarrollo sustentable, el derecho al medio ambiente sano y capítulos sobre medio ambiente y recursos naturales, no se ha avanzado efectivamente sobre estos temas. La Ley del Medio Ambiente está desactualizada, ha sido sólo parcialmente aplicada, y aún no se cuenta con leyes sustanciales como las antes mencionadas. Por otra parte, los intentos de impulsar leyes innovadoras y de interés nacional han conducido a que se trabaje fuera de contexto, no sólo por el hecho de que paralelamente se estaba discutiendo la nueva Constitución Política del Estado, sino además, porque algunos proyectos de ley, impulsados por la brigada del MAS, como la de Emisión de Carbono, la de Biocombustibles o la de Residuos Sólidos, que felizmente fueron detenidos, resultaban contradictorias con las necesidades o realidad del país, al menos desde la perspectiva ambiental y la de los pueblos indígenas y originarios. Este estancamiento y en algunos casos retroceso de la normativa ambiental, responde en gran medida a las prioridades políticas, que como ya se señaló anteriormente, están destinadas a potenciar a los sectores productivos tradicionales que consideran al tema socioambiental como un impedimento al desarrollo, sin importar si este desarrollo está orientado a atraer inversiones y promover las exportaciones, o a potenciar la acumulación interna y distribuir el excedente.

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Planes de Desarrollo En el pasado, los Planes Generales de Desarrollo Económico y Social (PGDES), eran el instrumento estratégico nacional de desarrollo. Los conceptos para su elaboración estaban inspirados en la propuesta de desarrollo sostenible, que constituía, al menos discursivamente, la tarea objetivo de la gestión gubernamental.18 Por su parte, el actual Plan Nacional de Desarrollo: Bolivia Digna, Soberana, Productiva y Democrática para Vivir Bien (PND), tiene la finalidad de “orientar y coordinar el desarrollo del país en los procesos de planificación sectorial, territorial e institucional” 19. Al respecto, resulta interesante comparar ambos documentos en base a los aspectos que aparecen en la tabla 3. Tabla 3. Comparación entre planes de desarrollo PGDES 1997 – 2002

Objetivo del Plan

Desarrollo sostenible para mejorar la calidad de vida de toda la población, a través del desarrollo productivo integral, el desarro­llo social con equidad y la participación ciudadana plena, bajo los preceptos de la conservación de la base de recursos naturales y la preservación de la calidad ambiental.

Pilar de Oportunidad, destinado a que el desarrollo nacional sea un esfuerzo mancomunado entre Estado y sociedad civil, en torno al aprovechamiento real de las capacidades humanas, recursos naturales y una ocupación equilibrada del territorio de la Nación. Gestión La política ambiental es la búsqueda Ambiental de la armonía entre el ser humano y la naturaleza, lo cual implica construir la cultura social del respeto y cuidado de los recursos naturales, por medio de la protección, mejoramiento y uso sostenible del medio ambiente y conservación de la biodiversidad. Ministerio de Desarrollo Sostenible Marco y Planificación y de las unidades institucional ambientales sectoriales, para la gestión departamentales y municipales, con ambiental competencias específicas.

PND 2006 – 2011 Sus propuestas y orientaciones son la base del inicio del desmontaje del colonialismo y del neoliberalismo en el país. Su principal aspiración es que las bolivianas y bolivianos vivamos bien. Su objetivo es lograr la convivencia equilibrada y la complementariedad con equidad de la Economía Estatal, la Economía Comunitaria, la Economía Mixta y la Economía Privada. Bolivia Productiva, orientado a la transformación, el cambio integrado y la diversificación de la matriz productiva para generar excedentes, ingresos y empleo con la finalidad de cambiar el patrón primario exportador excluyente. Al igual que los demás pilares, el de Bolivia Productiva está transversalizado por la innovación, la equidad social, cultural y de género, y el manejo adecuado del medio ambiente. Ministerio de Planificación del Desarrollo. Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente. Ministerio del Agua.

Podemos encontrar similitudes en los discursos manejados en el PND 2006 - 2011 y el PGDES 1997 - 2002, a pesar de que se expresan de modo diferente. Por supuesto, ambos documentos señalan que su objetivo final es lograr que la población 18 19

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República de Bolivia, Presidencia de la República 1997. Plan General de Desarrollo Económico y Social 1997 – 2002. Ministerio de Desarrollo Sostenible (editores). Bolivia. Gaceta Oficial de Bolivia. DS 29272. Septiembre 2007. Plan Nacional de Desarrollo “Bolivia Digna, Soberana, Productiva y Democrática para Vivir Bien – Lineamientos estratégicos 2006 - 2011”. Bolivia.

alcance una mejor calidad de vida. Si bien este concepto puede tener muchas acepciones, para los ambientalistas el vivir bien y la calidad de vida son similares, en la medida que concuerdan en la búsqueda de valorar el ser más que el tener. La calidad de vida también podría ser definida como “la complementariedad entre el acceso y disfrute de los bienes materiales y la realización afectiva, subjetiva y espiritual, en armonía con la naturaleza y en comunidad con los seres humanos” como define el PND20 al “vivir bien”. Sin embargo, más allá de las similitudes en el discurso, existen diferencias estructurales. El PND hace mucho más énfasis en las dimensiones estatales y comunitarias de la economía, como una alternativa al modelo capitalista neoliberal. Por otra parte, el protagonismo que asumirá el Estado para lograr la generación, control y distribución de los excedentes producidos por los recursos naturales, para la acumulación interna y el desarrollo nacional, se contrapone al libre mercado en el que se arraigaba el modelo anterior. Al respecto, el PND toma distancias con el modelo de desarrollo seguido por los anteriores gobiernos y define el patrón de desarrollo que actualmente se busca implementar. La sustitución del Ministerio de Desarrollo Sostenible por el de Planificación, respalda por tanto esta posición de regular mejor el mercado y retoma la planificación como instrumento esencial para lograr un manejo de la economía (recursos naturales, humanos y económicos) acorde con los objetivos del nuevo patrón de desarrollo propuesto. Es también importante el énfasis que el PND da al relacionamiento directo con los actores sociales, cuando señala que la toma de decisiones se basa en el ejercicio social del poder, y postula que los pueblos originarios, indígenas, comunidades campesinas y colonizadores y los movimientos sociales urbanos y rurales de las tierras bajas y altas, ejercerán su capacidad de decisión y su responsabilidad en la gestión pública en el Estado Social Comunitario. Este Plan propone democratizar el acceso libre e irrestricto a la información y fortalecer las capacidades técnicas e institucionales de los pueblos comunitarios, a fin de fomentar la responsabilidad compartida. Otra diferencia sustancial es la visión cosmocéntrica que asume el PND, frente al discurso antropocéntrico que caracterizó a las anteriores gestiones. Esta comprensión integral del universo se asemeja a la de ciertas corrientes ecológicas, que también comprenden al universo como un todo interconectado y dinámico, en el que el planeta Tierra es un ser vivo, del que la humanidad es integrante. Por otra parte, el desarrollo sostenible está implícito en su contenido,21 aunque de forma parcial, porque queda ausente la equidad intergeneracional. Sin embargo, más allá de las diferencias o coincidencias, en la realidad persiste la incomprensión sobre el hecho de que no se puede alcanzar un desarrollo que permita eliminar los altos niveles de pobreza, si éste sigue dejando de lado la dimensión ambiental y se utiliza el ambiente como si fuera un simple y permanente proveedor de recursos y receptor de desechos. El crecimiento no puede sobrepasar las capacidades y límites físicos del ambiente, de otra manera sólo producirá, en el mediano y largo plazo, mayor escasez, contaminación y por lo tanto, mayor pobreza y violencia por el acceso a los recursos naturales. De allí que sería importante superar definitivamente la falsa disyuntiva entre desarrollo y ambiente, porque sólo en un ambiente sano se puede generar una vida digna para las actuales y futuras generaciones.

20 21

Ibid, artículo 5to. En la Estrategia General del PND se señala que en el proceso de construcción del nuevo Estado prevalece lo comunitario, la asociación de complementarios que a su vez son diversos, la reciprocidad, la relación armónica con la naturaleza y la visión holística de la realidad.

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Planes sectoriales En este acápite, haremos referencia fundamentalmente al Plan del Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente, por su relación directa con la temática y porque es el único del área ambiental oficialmente concluido. El Plan de Desarrollo Sectorial, Revolución Rural, Agraria y Forestal22, en su introducción recuerda que se enmarca en el PND y que “[…] contiene orientaciones para el desmontaje del colonialismo y el neoliberalismo, con la construcción de un Estado plurinacional y comunitario, la formación de la nueva economía basada en la reciprocidad y la solidaridad y, al mismo tiempo, con una relación armónica de la sociedad con la naturaleza”. Propone además “[…] la transformación del patrón de desarrollo primario exportador hacia un nuevo patrón de desarrollo integral y diversificado, basado en la industrialización de los recursos naturales renovables y no renovables.” Este Plan contempla tres áreas, denominadas revoluciones, la agraria, la rural y la ambiental - forestal. El objetivo de la política forestal es lograr un aprovechamiento sustentable de la biodiversidad, la consolidación de la gestión ambiental y la conservación de la biodiversidad.

Tabla 4. Objetivos y Políticas del PDS Revolución

Objetivos

Políticas

Agraria

Avanzar hacia la seguridad y soberanía alimentaria del país

Rural

Ampliar la contribución de la producción agropecuaria y forestal a los medios de vida de la población y al desarrollo del país Impulsar la gestión sustentable de los recursos naturales

1. Transformación de la estructura de tenencia y acceso a la tierra y bosques 2. Transformación de los patrones productivos y alimentarios 3. Apoyo a la producción y transformación de los recursos naturales renovables 4. Dinamización y restitución integral de capacidades productivas territoriales

Ambiental Forestal

5. Aprovechamiento sustentable de los recursos naturales renovables 6. Consolidación de la gestión ambiental y conservación de la Biodiversidad

Fuente: Plan de Desarrollo Sectorial. Revolución Rural, Agraria y Forestal.

Este plan, “[…] articula estrechamente el desarrollo rural con la gestión ambiental y de los recursos naturales renovables, para avanzar hacia el desarrollo rural integral y sustentable.” La afirmación anterior refleja la sectorialidad del plan, orientado a la producción agropecuaria y forestal. Este ámbito constituye una limitante para introducir adecuadamente la gestión de la calidad ambiental en las políticas, con el peso relativo y la integralidad que le corresponden. De esta manera, el énfasis a lo largo del plan está puesto en el área rural, y las temáticas urbanas y las actividades

22

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Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente. 2007. Plan de Desarrollo Sectorial. Revolución Rural, Agraria y Forestal. Bolivia.

industriales productivas están prácticamente ausentes del mismo. Lo dicho se corrobora en la afirmación siguiente: “Este plan constituye el llamado para poner en marcha un vigoroso proceso de cambio rural para construir un nuevo futuro en el campo.” Asimismo, el plan señala que “Es integral porque reconoce y valora las múltiples funciones que cumplen la agricultura y los bosques no sólo porque ofrecen medios de vida para la población y contribuyen a la oferta de alimentos, sino también porque constituyen fuentes de desarrollo económico, y aseguran la provisión de servicios ambientales.” También indica “Es sustentable porque promueve el aprovechamiento de los recursos naturales renovables garantizando su regeneración futura, asegurando el resguardo de los ecosistemas naturales y la calidad ambiental.” Lo anterior es sin duda correcto, pero el enfoque del plan del Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente es definitivamente parcial y sectorial, lo que no debería ser cuestionado al tratarse de un ministerio de desarrollo rural y agropecuario, pero sí de uno bajo cuya dependencia está la temática ambiental, que obviamente no puede limitarse al ámbito rural y agropecuario. Además, surge aquí otro problema, ya identificado en la LOPE y que se refleja en este plan, que aunque reconoce que “Los mayores impactos ocurren en la degradación de suelos y la deforestación y, consecuentemente, en el deterioro de las cuencas. La degradación de suelos ha sido más severa en la parte occidental del país”, no menciona la necesidad de coordinar con el Ministerio del Agua temas que hacen a la gestión de cuencas y a la degradación y desertificación de suelos, entre otros que no se pueden dejar de lado si el objetivo es el desarrollo rural integral y sustentable. Por su parte, el Plan Nacional de Cuencas (PNC)23, que circula en su primera versión, tampoco considera la necesidad de coordinar con otros ministerios y fundamentalmente el MDRAMA, a pesar de que, por una parte, señala que la cuenca es “la unidad de planificación y gestión de los recursos hídricos y ambientales […] que relaciona los espacios de gestión pública y social”. Por otra, presenta al PNC como una herramienta para construir “políticas y normativas para la gestión integral y social del agua y del medioambiente en las cuencas de Bolivia”. Esta situación que evidencia la falta de voluntad política para promover la coordinación interministerial es sumamente preocupante, teniendo en cuenta los escasos recursos existentes para la gestión ambiental y el poco peso relativo que las instancias responsables de la misma tienen en el marco del Poder Ejecutivo. El rol de las organizaciones ambientales de la sociedad civil El rol que han jugado las organizaciones de la sociedad civil en la gestión ambiental no siempre ha podido alcanzar los resultados esperados, debido a que han incidido en la normativa, pero no han podido hacerlo en la política, limitándose de esta manera a lograr instrumentos que, por no responder a las prioridades gubernamentales, no pudieron ser implementados a cabalidad. En este contexto, las organizaciones ambientalistas han logrado la aprobación de la Ley 1333 y alcanzado conquistas en el marco normativo y legal, también han realizado importantes aportes en lo que hace a la investigación, sensibilización y

23

Ministerio del Agua. Viceministerio de Cuencas y Recursos Hídricos. 2007. Plan Nacional de Cuencas. Marco Conceptual y Estratégico (Versión 01).

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capacitación ambiental, sin embargo, su papel ha sido débil en lo que se refiere a temas de fondo que hacen al desarrollo. Una de las causas de esta debilidad ha sido su dependencia económica, que muchas veces las ha llevado a priorizar temas de acuerdo a la disponibilidad de financiamiento y no de las metas que se habían trazado, provocando así que la cooperación internacional para el ambiente tenga una fuerte incidencia sobre las prioridades del trabajo, tanto en términos temáticos como geográficos. Otra de sus debilidades es el no haber podido conformar un movimiento ambiental nacional que se movilice por planteamientos concretos y enfocados a construir procesos de largo plazo. En general y salvo raras excepciones, como la Ley del Medio Ambiente o la Asamblea Constituyente, las organizaciones ambientalistas no han logrado definir objetivos comunes y, peor aún, muchas veces se han visto enfrentadas por espacios de acción o posibilidades de financiamiento, así como también por posiciones divergentes en cuanto al contenido y forma de lograr la sostenibilidad. La debilidad del movimiento ambiental nacional también se debe a la poca comprensión, por parte de las demás organizaciones, grupos sociales y entidades gubernamentales, de la necesidad de que la sostenibilidad sea incorporada de manera integral en los procesos de desarrollo. Aún ahora y a pesar de las dramáticas evidencias de la importancia de proteger el ambiente, diversos sectores de la sociedad boliviana siguen considerando que la problemática ambiental es un tema importado o, en el mejor de los casos, un asunto que los países del Norte deben resolver, en la medida en que son quienes lo han provocado. Aunque este pensamiento tiene bases reales, porque es evidente que gran parte de los problemas ambientales que hoy provocan catástrofes nacionales son producto de procesos, intereses o presiones externas, no podemos perder de vista que sus causas y efectos son también el resultado de la falta de políticas nacionales que precautelen la integridad del patrimonio nacional. En general, las políticas gubernamentales han promovido procesos productivos insostenibles, dirigidos a responder a las presiones externas, mediante el crecimiento de las exportaciones, o a mitigar la pobreza campesina a través de prácticas agrícolas social y ambientalmente inadecuadas, tales como la promoción de cadenas productivas que no tomaron en cuenta la capacidad de carga de los ecosistemas y los contextos socioculturales, la introducción de tecnologías inadecuadas o el traslado de poblaciones altiplánicas a regiones tropicales, sin la orientación necesaria para adaptarse a las nuevas condiciones ambientales. En ese contexto, uno de los roles fundamentales de las organizaciones ambientalistas, más allá de continuar con su tarea de investigación, capacitación, vigilancia, sensibilización y cabildeo, es aportar en la construcción de políticas, estrategias, programas y planes nacionales que incorporen la sostenibilidad en los procesos de desarrollo y en la creación de mecanismos que permitan operativizarlos. Evidentemente esta tarea no es fácil, en la medida en la que el falso dilema entre protección ambiental y desarrollo no sea superado.

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En este sentido, el desafío mayor de las organizaciones ambientalistas es fortalecer su relacionamiento y articulación con el resto de la sociedad, involucrando a otras organizaciones y movimientos sociales en la lucha por la protección ambiental. Esto con la finalidad de lograr que la sociedad boliviana comprenda que no podrá vivir bien si no se compromete con un desarrollo que garantice el cuidado del ambiente y un aprovechamiento sostenible de los recursos naturales renovables, que son la base del bienestar de toda sociedad, principalmente de la nuestra que se caracteriza por su importante patrimonio natural, el mismo que constituye la mayor ventaja comparativa del país y sobre la base del cual éste deberá desarrollarse.

Conclusiones En una realidad tan compleja como la boliviana, con una incidencia de pobreza de 61,5%24 y con un coeficiente de Gini de 0,6325, ambos, los más altos de Sudamérica, intentar modificar el modelo de desarrollo heredado resulta tarea difícil. Por ello, dos años de gestión no son suficientes para juzgar los resultados y además existen procesos en marcha para construir participativamente e implementar lineamientos políticos e instrumentos que permitan “… transitar a un nuevo patrón de desarrollo que sea ambientalmente sustentable…”26. Sin embargo, aunque las diferencias del actual discurso gubernamental y la acción política son evidentes, las prácticas no se han modificado. Si bien queda claro que el modelo primario exportador tiene que ser superado, parece que aún no se entiende que esto sólo será posible incorporando la dimensión ambiental27 en el patrón de desarrollo. En ese sentido y a pesar de que el gobierno actual propone escenarios socioambientales que deberían ser tomados en cuenta para el desarrollo sostenible, como la planificación del desarrollo, la idea de “vivir bien”, la incorporación de la cosmovisión indígena, entre otros, es evidente que la correlación de fuerzas entre el desarrollismo y la sostenibilidad no ha cambiado y que la dimensión ambiental, en los hechos, sigue siendo “la quinta rueda del carro”. Esta incomprensión hace que se mantenga la falsa disyuntiva entre ambiente y desarrollo y que se continúe priorizando el crecimiento a ultranza, con una visión de corto plazo que beneficia principalmente a los sectores productores tradicionales; lo que se traduce en la promoción de todo tipo de proyectos sin consideraciones ambientales ni sociales, e incluso que se hable de la producción de energías a partir de usinas nucleares. Esto provoca que quienes tienen a su cargo la temática ambiental, se enfrenten a una pelea difícil y asimétrica, que deriva en que la gestión ambiental siga manteniendo las clásicas debilidades, poca jerarquía, casi ninguna coordinación interministerial, inseguridad funcionaria e insuficientes recursos humanos y económicos, entre otros. Además se conserva una visión agrarista que contradice la vocación forestal de la mayor parte del territorio nacional y que, de alguna manera, reniega de la propia diversidad cultural que se quiere valorar, rescatar y empoderar, al olvidar la íntima relación que ésta guarda con el territorio y, por tanto, con su diversidad natural. Esta incomprensión lleva a que se subestime la mayor riqueza que tiene el país, su diversidad cultural y natural, que para satisfacción de los economicistas es también su gran ventaja comparativa. En este contexto, lo principal es que las políticas gubernamentales superen el falso dilema entre conservación del ambiente y desarrollo de una vez y para siempre, la protección del ambiente no puede ni debe ser una traba para que las personas vivan bien, pero el desarrollo no puede seguir siendo la causa de que cada vez vivan peor.

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Ministerio de Planificación del Desarrollo; Fondo de Población de las Naciones Unidas. 2007. Bolivia: Población, Territorio y Medio Ambiente. Análisis de la Situación de la Población. Bolivia. Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Informe Nacional sobre Desarrollo Humano 2007. El estado del Estado en Bolivia. Bolivia 2007. Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente. 2007. Plan de Desarrollo Sectorial. Revolución Rural, Agraria y Forestal. Bolivia. La dimensión ambiental entendida como la integralidad de relaciones que existen entre las sociedades y su entorno, haciendo de ambas un todo indisoluble, interrelacionado, dialéctico.

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Recomendaciones Si lo que se busca es transitar del modelo primario exportador hacia un patrón de desarrollo que priorice la satisfacción de las necesidades de las poblaciones tradicionalmente excluidas, es imprescindible lograr una nueva forma de distribuir, donde cada quién reciba de acuerdo a sus necesidades y brinde de acuerdo a sus capacidades. Para lograr lo anterior, es necesaria una manera diferente de producir, que no esté destinada a la acumulación, ni a promover un consumo derrochador y depredador. Si además se pretende que el nuevo patrón de desarrollo pueda sostener en el tiempo el acceso democrático a los beneficios que brinda el patrimonio natural, se deberá promover el aprovechamiento de los recursos renovables sin sobrepasar su capacidad natural de regenerarse y la utilización de los no renovables previendo su sustitución y evitando que la contaminación supere la capacidad de asimilación del ambiente. Es decir que si lo que se quiere es satisfacer las necesidades de las generaciones actuales y futuras, sin destruir las bases del desarrollo (los recursos naturales y los procesos ecológicos), es necesario incorporar la lógica de la sostenibilidad. Esto debido a que la propuesta del desarrollo sostenible está destinada a alcanzar, mediante procesos altamente participativos, que se tome en cuenta la realidad y la visión local y cultural de las personas, una forma de vida que priorice el ser y no el tener. La construcción de un nuevo patrón de desarrollo además precisa procesos de planificación territorial consensuados con los usuarios de los recursos, que deberían basarse en el análisis integral del territorio nacional, incluyendo a su población y patrimonio natural, para así construir una visión de país que, incorporando las expectativas locales, permita definir los objetivos del desarrollo. En base a esta planificación territorial, que deberá definir el uso que se dará a las riquezas probadas y potenciales del país, tanto renovables como no renovables, las estrategias y planes sectoriales podrán impulsar procesos productivos que no se sobrepongan y contradigan entre sí, estén articulados para el logro de los objetivos y sean sostenibles. Aunque falta esta visión de país y no se cuenta con un sistema de planificación diseñado ni consensuado, el PND plantea que tiene la finalidad de “orientar y coordinar el desarrollo del país en los procesos de planificación sectorial, territorial e institucional” y considera “Desarrollar de manera prioritaria los ejes transversales: equidad, innovación, medio ambiente y gestión de riesgos”. Por su parte, los planes sectoriales expresan la voluntad de realizar cambios estructurales, que permitan el aprovechamiento sustentable de los recursos forestales, biodiversidad y servicios ambientales. Sin embargo, es evidente la poca importancia que se da en los hechos a la sostenibilidad y a su dimensión ambiental, lo que se expresa en la preponderancia que la política gubernamental continúa otorgando a los sectores productivos tradicionales, en franca contradicción con el discurso de planificación, transversalización de la dimensión ambiental y sostenibilidad. Por ello, las principales recomendaciones se centran en la necesidad de superar el dilema entre desarrollo y medio ambiente, para poder incorporar los principios de la sostenibilidad en los procesos de planificación que se realicen.

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Además, a fin de transversalizar la temática ambiental, es indispensable la creación de una instancia, que por su jerarquía, claridad en sus competencias y especificidad pueda conseguir que todos los sectores incorporen la dimensión ambiental en sus políticas, planes, programas y proyectos, para lograr así que a nivel gubernamental se hable un mismo idioma y no se siga cuestionando la importancia de proteger el patrimonio natural nacional y darle un uso sostenible.

En este sentido, dicha instancia debería tener la autoridad suficiente para evitar que los sectores desarrollistas del Estado sigan respondiendo a intereses del modelo que cuestiona el gobierno y por lo tanto manejando un doble discurso en temas de integración, como el IIRSA, que nada tiene que ver con la integración de los pueblos, porque sólo satisface las necesidades de los capitales transnacionales para facilitar su movilidad y mayor lucro; o proyectos energéticos, que no responden a las expectativas y prioridades locales o nacionales, sino al sobreconsumo energético de países desarrollados, que se resisten a disminuir las emisiones de carbono en sus procesos productivos, exportando los impactos a países como el nuestro, sin consideración por los recursos naturales ni por las prioridades de sus habitantes. En el actual contexto, esta instancia debería estar en el Ministerio de Planificación del Desarrollo, porque cumple con las condiciones antes mencionadas para conducir al país hacia un desarrollo sostenible. En cuanto a las recomendaciones concretas, en la Tabla 5 se presentan algunas que fueron extraídas de un trabajo realizado a fines de los años noventa28 y se las compara con la situación actual, a fin de identificar los avances que existieron en los últimos 10 años.

Tabla 5. Avances del PND Comentarios

Recomendaciones al PGDES 1997 – 2000 Ambientales generales Reflejar el consenso social en los planes de desarrollo e incorporar en ellos la dimensión ambiental de manera transversal. Integrar la temática ambiental a través de mecanismos de coordinación interministerial y desde los ministerios con las prefecturas y municipios. Garantizar los fondos necesarios para la gestión ambiental y su adecuada y eficiente administración y ejecución.

Garantizar la continuidad funcionaria en el nivel técnico, para no perder las experiencias ni la memoria institucional y poder recuperar los aciertos, lecciones aprendidas en gestiones anteriores, así como las propuestas técnicas y científicas adecuadas a la sostenibilidad. Armonizar con las demás leyes la legislación ambiental y completarla, pero fundamentalmente, cumplir y hacer cumplir la normativa jurídica existente.

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Los planes sectoriales toman en cuenta a prefecturas y municipios, pero no a otros ministerios. Se mantiene demasiada dependencia de la cooperación internacional y, en el caso del SNAP, a pesar de la prohibición de que instancias privadas manejen fondos públicos, no se cuenta con un mecanismo alternativo al FUNDESNAP. Persiste la inestabilidad funcionaria.

La NCPE incorpora el desarrollo sustentable, el derecho al medio ambiente sano y capítulos sobre medio ambiente y recursos naturales. Se prevé la adecuación y complementación de la Ley 1333 y su reglamento, también la modificación del Código Minero y el seguimiento a su aplicación. Otras leyes y normativas relacionadas al tema están siendo revisadas y promovidas.

Gruenberger, Jenny. 2001. Evaluación de la gestión ambiental gubernamental en el marco del desarrollo sostenible 1997 – 2000, Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales (ILDIS) Inédito. La Paz.

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Diseñar instrumentos técnicos, administrativos y legales necesarios para garantizar procesos productivos sostenibles.

Crear incentivos para los sectores productivos que protegen el entorno y sanciones para aquellos que no se rigen a la normativa vigente. Impulsar la realización de investigaciones regionales y locales que permitan conocer los recursos, su estado, características y usos actuales, ancestrales y potenciales. Promover la participación desde lo local en la perspectiva de que se fortalezcan los mecanismos de control social y se incentive la responsabilidad compartida, pero diferenciada.

El PDS del MDRAMA incorpora esta perspectiva, aunque también propone la mecanización agropecuaria. Se ha promulgado la Ley de Producción Ecológica y su reglamento No se crearon incentivos pero la SIA sancionó por primera vez a quienes realizaron quemas no autorizadas. Se prevé elaborar el libro rojo.

La participación de los representantes de los movimientos sociales en la toma de decisiones se ha ampliado y profundizado, pero se ha limitado la de otros actores, como las ONGs.

Gestión ambiental Fortalecer y cualificar las instancias gubernamentales encargadas de la gestión ambiental, mediante un mayor número de personal capacitado en temas técnicos, ambientales y legales, para que puedan asimilar, difundir e implementar las políticas ambientales y aplicar la legislación. Aplicar adecuadamente los mecanismos existentes en los sistemas nacionales de evaluación de impacto ambiental y control de calidad. Realizar mayores esfuerzos para evitar incendios incontrolados que provocan inconmensurables daños a la biodiversidad. Promover la educación ambiental.

Las instancias responsables de la gestión ambiental siguen débiles.

Se tiene prevista la implementación de un sistema de prevención y control y remediación de pasivos ambientales. La SIF ha mejorado notablemente sus sistemas de monitoreo y está preparada para implementar labores de alerta temprana. Se ha previsto fortalecer la educación ambiental.

Suelos y recursos forestales Acelerar el saneamiento de tierras, con el objetivo de beneficiar a los más pobres, y que este proceso sea también de oficio en occidente. Aunque lo ideal sería realizar una redistribución del territorio. Fomentar la agricultura campesina para disminuir las migraciones hacia las ciudades y la ampliación de la frontera agrícola, a través del incentivo a la recuperación de tecnologías tradicionales y la adecuación de tecnologías modernas aptas a los ecosistemas específicos.

Incentivar los procesos productivos que tiendan a alcanzar la soberanía alimentaria y disminuyan la dependencia de mercados externos.

Realizar un control adecuado de los insumos agroquímicos y desincentivar su importación a la vez que fomentar la producción nacional de insumos agrobiológicos.

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Este es el tema más conflictivo en el país y las medidas adoptadas encuentran una fuerte oposición por parte de quienes obtuvieron la tierra, principalmente, durante los periodos dictatoriales. La Revolución Rural plantea el fortalecimiento de la agricultura familiar campesina, indígena y originaria con base comunitaria, valorizando su rol productor de alimentos básicos y el potencial productivo del conjunto de los productores rurales en actividades agropecuarias y agroforestales, y otras actividades productivas no agropecuarias, respetando sus propias visiones culturales. La soberanía y seguridad alimentaria son prioridad del PND y en el PDS, donde se propone revalorizar los cultivos andinos con alto valor nutritivo, como la quinua, amaranto, tarhui, cañahua, etc.

Incentivar la producción agroforestal y la de productos forestales con alto valor agregado, así como la formación de bosques productivos en áreas degradadas.

Incentivar el uso integral de los bosques y la integración de sus habitantes tanto en la utilización del mismo como en la distribución que de ello resulte. Incentivar iniciativas productivas que demuestren que es posible conservar y a la vez mejorar el nivel de ingresos.

Se tiene prevista y se cuenta con recursos para la forestación y la reforestación, inicialmente de 27.000 hectáreas de plantaciones forestales. El Programa Sustentar impulsará la forestería comunitaria. La Revolución Forestal plantea: - Impulsar el desarrollo de una gestión forestal sustentable dirigida a lograr el manejo comunitario e integral de los bosques. - Promover la conservación y aprovechamiento sustentable de la biodiversidad a través de todos los conocimientos, innovaciones y prácticas asociadas, asegurando la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de la misma. Para el bosque amazónico se pretende realizar acciones de manera prioritaria, antes de que el uso del suelo lo afecte.

Recursos hídricos Impulsar una ley de aguas que responda a las demandas sociales y que recoja las propuestas técnicas de los grupos de la sociedad civil, en la perspectiva de que exista una adecuada y equitativa gestión del recurso.

El PNC prevé la formulación de una Ley de Gestión de Agua y Cuencas.

Biodiversidad Fortalecer la coordinación entre el SNAP y la DGB para actuar con una visión integral en la conservación de la biodiversidad. Aprobar una ley de conservación de la biodiversidad, a fin de que se pueda garantizar su adecuada gestión, con la participación de los actores locales. Definir qué áreas protegidas son de prioridad nacional, departamental o municipal y consolidarlas con la participación de los actores locales. Consolidar las áreas protegidas del SNAP, mediante una legislación clara que efectivamente proteja su patrimonio natural. Hacer efectiva la participación de las comunidades locales en el manejo y aprovechamiento de la biodiversidad.

El SERNAP tiene dependencia funcional del VBRFMA, lo que no es necesariamente un avance para la gestión del SNAP. El PDS MDRAMA prevé la elaboración de la ley de biodiversidad, con un reglamento de vida silvestre y normas especiales. Se ha firmado entre la CIDOB y el SERNAP un primer acuerdo para la gestión compartida de las áreas protegidas.

Se prevé impulsar el manejo sostenible de la quenua, la vicuña, el lagarto y 5 especies de vertebrados en el Beni.

1. Sin avances o con acciones planificadas. 2. Con avances parciales. 3. Con avances significativos.

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Movimientos sociales y conflicto ambiental

por Pablo Villegas Nava e Igor Patzi Sanjinés Breve exposición de tres casos en Bolivia El objetivo de este artículo es modesto: caracterizar algunas situaciones que enfrentan a la gente en el escenario de las controversias ambientales. Hemos escogido tres casos: un conflicto en un área protegida (Pilón Lajas); el provocado por una gran empresa afectando a un amplio sector social (derrame de petróleo en el río Desaguadero) y otro de alcance internacional, el caso del Complejo del Río Madera. Debemos hacer dos aclaraciones: la primera es que no pretendemos hacer un análisis exhaustivo de los problemas presentados, y la segunda, es que los casos en cuestión no son modelos paradigmáticos de conflicto ambiental. Hemos omitido la identificación de algunos nombres de personas e instituciones, considerando la brevedad de este documento y la necesidad de sustentar nuestras aseveraciones con información precisa. El caso del derrame de petróleo sobre el río Desaguadero Según la información divulgada por la empresa Transredes, el derrame de petróleo se inició el 29 de enero del 2000, el 30 de enero a horas 18:00 se había detenido el paso de combustible. Según nuestra fuente29, aparte de la acción de la empresa, la primera acción en torno al problema fue la visita de varias instituciones al lugar del hecho: la Prefectura del departamento, Comité Cívico, FOBOMADE, la Universidad Técnica de Oruro (UTO), la brigada parlamentaria y la prensa. Resultado de estas visitas, fue la verificación de que la empresa no tenía un plan de contingencia. Luego se produjo la visita de otras instituciones – entre ellas Defensa Civil - las cuales procedieron a informar a la población sobre lo ocurrido y sobre las previsiones que debían tomar para el consumo de agua y con el ganado. Cuando se inició el derrame, las comunidades reaccionaron cerrando sus canales de riego. Seguidamente recurrieron a un conjunto de instituciones y ONGs en busca de apoyo y orientación, y protagonizaron una serie de marchas de protesta en la ciudad de Oruro. Una de las causas principales para estas movilizaciones fue la tardanza de la empresa en satisfacer sus demandas. El primer problema directo para las comunidades a causa del derrame fue la falta de agua para consumo humano; y para el ganado, la falta de agua y forraje. Entre febrero y junio Transredes procedió a aplicar su plan de emergencia. En este sentido, realizó un trabajo de llenado de fichas de reclamo en las comunidades afectadas, con datos agronómicos, pecuarios y sociales por familia. Las familias que no llenaron las fichas no ingresaron en la estadística de las damnificadas, y por tanto no fueron tomadas en cuenta más adelante. Equipos compuestos de ingenieros, antropólogos y psicólogos procedieron a elaborar diagnósticos comunales. Estos equipos tenían además las siguientes tareas: constituirse en un nexo

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La fuente que utilizamos aquí es Montoya et al. 2002. Para cualquier otro caso se hará la cita respectiva.

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Foto 1. Movimiento social de protesta en Sucre en contra de la contaminación minera del río Pilcomayo

entre las comunidades y la empresa, detectar posibles acciones de los comunarios contra ésta, orientar a la empresa en el proceso de limpieza de los residuos de petróleo, asesorar a la empresa en la firma de convenios, atender reclamos específicos y hacer efectivas las compensaciones económicas en las 127 comunidades afectadas. Las labores de limpieza de las áreas contaminadas duraron desde febrero hasta fines de julio del 2000, y en el caso de las comunidades de Chuquiña y Japo, se realizaron recién en el mes de diciembre. Para dichos trabajos, la empresa reclutó gente de las comunidades, pero también de otros lugares, inclusive tropa del ejército en servicio. La retribución por estos servicios no fue homogénea, pues variaba entre 20 y 35 Bs. diarios, según se tratara de propietarios o no de las tierras afectadas. Al margen de ello, se aplicaron también criterios arbitrarios para los pagos creando a la larga problemas entre los comunarios. Se implementó adicionalmente un servicio de médicos y veterinarios en puestos que fueron instalados en algunas comunidades. Fuera de ellas, los afectados tuvieron que movilizarse hasta Oruro para recibir el servicio. La atención no era totalmente gratuita, pues los medicamentos corrían a cuenta de los comunarios. Todos los servicios indicados estaban condicionados a que los comunarios firmaran un convenio con la empresa. Entre los principales puntos del convenio, se destacan los siguientes:

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 El convenio era de carácter privado entre la empresa y los comunarios y daba al derrame ese mismo carácter;  Cualquier divergencia entre los signatarios se sometería a la ley de conciliación y arbitraje;  Se obligaba a los comunarios a renunciar a todo reclamo y acción judicial o extrajudicial contra Transredes después de la firma del convenio;

 Transredes se deslindaba de toda responsabilidad en el derrame, el cual era definido como un accidente; y,  La empresa asumía voluntariamente el resarcimiento de daños y perjuicios directos causados por el derrame. Las comunidades habían tenido la seguridad de recibir la compensación de forma directa y en efectivo, pero la empresa, arbitrariamente, había establecido un acuerdo con CARE, según el cual sería ésta la que recibiría los pagos de compensación y los haría llegar a los damnificados en forma de proyectos o en especie, nunca en efectivo. Aún en el caso de la entrega en especie, los beneficiarios estarían bajo la tutela de CARE para definir y adquirir los productos en que se convertiría su compensación. Esta institución se pagó sus gastos administrativos del fondo de compensaciones. Las condiciones del convenio encontraron, obviamente, resistencia por parte de algunas comunidades, pero en definitiva Transredes logró la firma de los mismos hasta diciembre del 2001. Para los trabajos de evaluación y cuantificación de los daños a las comunidades se contrató a 25 instituciones y consultores independientes, cuya misión formalmente era representar a las comunidades. Para representar los intereses de la empresa, se contrató a la Resolve Ltda., una compañía especializada en el pago de seguros, y a Polaris Applied Sciences Inc. Todos estos contratos eran pagados por Transredes. Según el convenio firmado entre comunidades y empresa, una vez concluida la evaluación en cada comunidad, debía confrontarse con la evaluación de Resolve y Polaris. Las evaluaciones se abocarían a los impactos directos, excluyendo los perjuicios de mediano y largo plazo. En dichas evaluaciones, Transredes rechazó sistemáticamente los reclamos por daños al ganado, aduciendo la falta de evidencia veterinaria que comprometiera a la empresa. La misma suerte corrieron otros perjuicios, como la depreciación de las tierras, jornadas de trabajo agrícola perdidas, daños a los caminos, etc. Como resultado de las negociaciones, el monto final de la cuantificación de daños acordado entre los evaluadores fue, en general, el 31,50% de las cifras obtenidas por los evaluadores que representaban a las comunidades. Sólo en algunos casos las compensaciones se reajustaron por el descontento de la gente. Una vez acordado el monto de compensación entre evaluadores, se sometía a consideración de la comunidad. De ser aprobado, se firmaba un convenio de transacción. En caso contrario se recurriría al arbitraje. Sólo dos comunidades (Chuqiña y Japo), se negaron a firmar el convenio. Este proceso generó serias desavenencias entre las comunidades y “sus” evaluadores. Los pobres resultados alcanzados por éstos en las confrontaciones podían atribuirse a que sus honorarios los pagaba la empresa y a las condiciones de su contrato, que los condicionaba al número de fichas de reclamo atendidas, al tamaño de la superficie afectada por comunidad y al carácter “conflictivo” o no de ésta. Ello se debe a que los evaluadores representaban, de hecho, los intereses de la empresa, no de las comunidades. No era pues extraño que muchas comunidades ni siquiera hubieran llegado a conocer los resultados de su trabajo. Un caso que muestra los extremos a los que llegó Transredes, es el de la comunidad Chuquiña, que desaprobó el trabajo de su evaluador. Dicho evaluador optó por no entregar el documento a la comunidad, pero sí a Transredes, que lo adoptó como resultado de evaluación oficial y “premió” al referido evaluador con un empleo en sus filas.

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La realización de la auditoría ambiental, a pesar de su obligatoriedad, fue retrasada injustificadamente por el gobierno y se inició recién seis meses y medio después del desastre. Dicha auditoría fue lograda gracias a las movilizaciones de los afectados y de las instituciones cívicas regionales. Sin embargo, la contratación de la auditoría ambiental fue también irregular. Cuatro empresas se presentaron para realizarla, pero Transredes impuso el contrato de la ENSR, una vieja cliente de la empresa petrolera. Una vez iniciada la auditoria, se evidenció que ésta se estaba realizando sin la supervisión técnica del gobierno. Por ello, el Comité Cívico de Oruro, FOBOMADE y LIDEMA solicitaron la participación de dos de sus representantes en la fiscalización de la auditoría. No obstante, a pesar del basamento legal de su pedido, tuvieron que “pelear” con la burocracia gubernamental para la designación de los fiscales, quienes comenzaron su labor recién en diciembre – estando la auditoría ya bastante avanzada. Más aún, la competencia de los fiscales fue restringida a la de “observadores”, y su acceso limitado a sólo los informes finales. Transredes retrasó la auditoría de varias maneras, entre ellas, postergando la firma del contrato. El tiempo ganado lo aprovechó para borrar evidencias del derrame, por ejemplo, recogiendo y haciendo desaparecer la fauna silvestre muerta a causa de la contaminación. De manera muy suspicaz Transredes había impuesto previamente la obligación de que los afectados enterrasen su ganado muerto. Gracias a esta acción, la auditoría no pudo considerar este tipo de evidencia como prueba, y obviamente, la necesidad de compensar este tipo de daño a los campesinos. Como se indicó antes, las comunidades habían recurrido en un comienzo a varias instituciones, incluyendo al Estado, en busca de ayuda. Tal recurso fue empleado sólo en la fase inicial del desastre, porque en adelante la empresa presionó a las comunidades para relacionarse sólo con ella, desechando así la posibilidad de acción conjunta, algo que se planteó también en un comienzo. Según nuestra fuente, la empresa llegó a comprar el silencio de los dirigentes campesinos y otros involucrados. Dos comunidades, Chuquiña y Japo, se destacaron del resto por la resistencia que plantearon a la empresa. Como dijimos antes, la empresa condicionaba la provisión de servicios, en este caso de forraje, a la suscripción del convenio marco. Tal convenio fue rechazado por las comunidades en cuestión, impidiendo la limpieza del petróleo en sus terrenos por parte del personal de Transredes. El conflicto llegó a tal extremo que obligó al gobierno a salir de su pasividad y hacer de mediador, lo cual resultó en una resolución administrativa (MDSMA, N° 19/2000, del 15 de junio), que obligaba a la empresa a entregar a estas comunidades 3738 toneladas de forraje durante 5 meses, contrastando con el ofrecimiento original de la empresa de 670 TM de forraje a Japo y 14 TM a Chuquiña. La empresa rechazó la determinación estatal, y las comunidades iniciaron una batalla legal demandando el resarcimiento y la indemnización por todos los daños a corto, mediano y largo plazo, rechazando la indemnización limitada a los daños directos.30 Estas comunidades esperaron vanamente que su posición fuera replicada por otras. Un factor importante en la determinación de los comunarios de Chuquiña y Japo,

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Contaminación por el Derrame de Petróleo en el Río Desaguadero. FOBOMADE Boletín Nº 25, mayo 2001.

fue la experiencia de Chuquiña en conflictos ambientales anteriores con la empresa minera Inti Raymi. Aunque los comunarios de Japo no contaban con tal experiencia, se sumó a la iniciativa de la gente de Chuquiña. En acción conjunta con el Comité Cívico Departamental de Oruro, que había logrado el apoyo de una institución internacional, tomaron la previsión de filmar las evidencias del derrame y realizar la toma de muestras para su análisis de laboratorio. Como consecuencia, recién diez meses después del derrame se procedió a la limpieza del petróleo. Para ello el Estado, a través de la Prefectura se vio forzada a amenazar a las comunidades con declararlas infractoras a la ley “por resistirse a la limpieza del petróleo”. De hecho, en Chuquiña y Japo no se terminó el proceso de compensación, debido a la duración del proceso legal contra Transredes. Tal proceso se extendió tanto que según nuestra fuente, se hizo demasiado tarde para que fueran compensadas. Este fue el “premio” conseguido por este par de comunidades, que de manera ejemplar tuvo un planteamiento firme en defensa de su medio ambiente. El caso del derrame de petróleo de Transredes en el río Desaguadero el año 2000, es uno de los más expresivos en cuanto al papel permisivo del Estado, que permitió que la empresa manipulara el desastre como si se tratara de un asunto de interés privado entre dicha empresa y las comunidades, violando las leyes y los derechos de los campesinos. El Estado no sólo jugó un rol pasivo, sino que llegó a presionar directamente a las comunidades para que firmaran los convenios maliciosamente elaborados por Transredes; además retrasó la auditoria ambiental y obstruyó el nombramiento de fiscales de la auditoría. Las autoridades de gobierno, desde el viceministro de Energía hasta el presidente de la República, se manifestaron minimizando los impactos y aventurando posibles montos de las multas sin mediar ningún proceso que les sirviera de base; aplicaron sanciones administrativas a la empresa con el objetivo de evitar que fuera procesada por otra vía y con este mismo fin se retrasó la auditoría ambiental. Se utilizó este retraso como pretexto para dilatar la adopción de otras medidas, pese a que la auditoría no sustituye los procedimientos penales. Los pasos seguidos por la empresa se pueden resumir del siguiente modo: Hizo que el Estado no interviniera como correspondía; sembró la división entre los comunarios para evitar que actuaran en conjunto, neutralizó o puso de su parte a las autoridades de Estado locales, hizo que el problema generado a las comunidades quedara aislado del conjunto del país, realizando una campaña mediática a nivel nacional sosteniendo que los damnificados estaban “bien atendidos” para evitar que otros sectores se solidarizaran con ellos; contrató un equipo de antropólogos de la universidad de Oruro, que jugaron un rol importante en la aplicación eficaz de muchos procedimientos estratégicos en contra de las comunidades, y logró finalmente una posición tal, que le permitió desempeñar con holgura el rol de juez y parte. El caso Pilón Lajas La Reserva de la Biosfera y Territorio Indígena “Pilón Lajas” (RB-PL) ostentó desde su creación la calidad de Reserva de la Biosfera y a la vez, Territorio Indígena. Aunque al presente la coexistencia de estas dos categorías parece contradictoria en extremo, hace dos décadas se consideraba viable combinar la conservación del medio ambiente y la preservación de las culturas indígenas. En un pasado no muy lejano las instituciones ambientalistas parecían guiarse por el supuesto de que los indígenas – particularmente los amazónicos − eran aliados per se del interés conservacionista. A consecuencia de ello, en el Pilón Lajas no existieron iniciativas serias para apoyar a las comunidades indígenas en el plano económico y productivo, subestimando la posibilidad de que pudieran ceder a la influencia del mercantilismo.

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El conflicto que revisamos aquí se inicia el año 2005 con una censura al Consejo Regional Tsimane’ Mosetene (CRTM) por parte del Comité de Gestión (Consejo de Gestión) del Área Protegida, debido a que el CRTM había llegado a un acuerdo con la Federación de Colonizadores de Yucumo (FEPAY)31 sobre los límites de la TCO. El CRTM propició este acuerdo para viabilizar el saneamiento de la TCO y a la vez solucionar el problema de la constante inestabilidad de los límites de la TCO, provocada por la presión de los colonizadores. Más adelante, surge otro nuevo conflicto con la ejecución del Plan de Manejo del 2004, porque sus ejecutores no reconocieron el derecho de los indígenas a participar en su realización, ni a recibir la capacitación necesaria. Otro frente de conflicto se abrió con la quema de madera extraída ilegalmente por algunos colonizadores, quema en la cual participan los indígenas, según ellos, instigados por la RB-PL. Más adelante se produce otra quema de madera, esta vez extraída por indígenas; quema que es ejecutada por el mismo personal de la RB-PL. A esto siguieron allanamientos policiales y maltratos patrocinados por la RB-PL a las viviendas de indígenas supuestamente implicadas en el corte ilegal. Finalmente, en una reunión del Consejo de Gestión, en ausencia de la representación indígena, ésta es excluida de la presidencia del Consejo que le correspondía por norma, la que es asumida por la HAM de Rurrenabaque. Este hecho fue patrocinado por el Director de la RB-PL. De tal modo, la institucionalidad de la RB-PL quedó comprometida, contraponiéndose a la TCO. Seguidamente, la RB-PL envió un grupo de guardaparques originarios a la TCO para presentarse a sí mismos como futuros dirigentes del CRTM e “informar” sobre una posible separación de la TCO de la RB-PL. Finalmente, ante esta serie de acciones, las autoridades de la TCO indígena, desde los corregidores de las comunidades hasta el CRTM, emiten un manifiesto exigiendo que el Director del Área sea retirado. Estos conflictos conducen a una lucha de poder al interior del Consejo de Gestión, justamente el organismo llamado a concordar las partes comprometidas con la creación del área protegida, perjudicando seriamente la participación de los representantes de la TCO en el Consejo y poniendo en entredicho la viabilidad de la convivencia en un mismo espacio de la TCO y la RB-PL. La reacción negativa de la RB-PL al acuerdo CRTM - FEPAY se debió a que al reducirse la TCO en favor de los colonizadores, el espacio ocupado por éstos quedaría al interior de la RB-PL, implicando la necesidad de que la administración de la RBPL deba relacionarse y consensuar ya no sólo con los indígenas, sino también con los colonizadores, este último un sector mucho más experimentado y politizado. Esta preocupación era también compartida por las ONGs que realizaban actividades al interior del área protegida y la apoyaban financieramente. El problema surgido por la causa mencionada puso al descubierto la contradicción entre las atribuciones propietarias de la TCO y los fines conservacionistas de la RB-PL. Es precisamente esta contradicción a la que nos referimos al emplear el concepto de doble estatus, tema sobre el cual seguiremos a continuación. Para dar algunas luces a la problemática del “doble status”, se debe repasar los antecedentes históricos de la RB-PL. Al iniciarse la gestión del Área Protegida bajo esta doble definición, los indígenas plantearon la conformación de un Consejo de Gestión excluyendo a los colonizadores, y de otro “Comité de Seguimiento” con la participación de estos últimos.32 Por su parte, Veterinarios sin Frontera (VSF), aproxi-

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Antes FECY. Brugioni 1999.

mándose a la posición de los indígenas, propuso la creación de un comité conformado por la DNCB (hoy SERNAP), la Subsecretaría Nacional de Asuntos Étnicos, de Género y Generacionales, y los representantes indígenas, efectivo al interior del área; y otro comité con la DNCB, VSF y los representantes de los colonizadores para el área de influencia. Sin embargo, la DNCB, ignorando estas propuestas, conformó el Consejo de Gestión con 14 miembros de los cuales dos correspondían a la DNCB, uno de ellos el Director del Área, a cargo de la presidencia; dos a los indígenas, correspondiéndoles la vicepresidencia; dos a los colonizadores; uno a VSF, y el resto a representantes de municipios y otras instancias de Estado. Esta conformación se mantuvo hasta principios de 1998. Desde su creación, la RB-PL atravesó una serie de problemas sociales, especialmente con los colonizadores, que en 1997 tomaron el campamento central de VSF. Esta acción concluyó con la salida de esta institución del área de Yucumo. VSF, no obstante, continuó a cargo de la RB-PL y trabajando con la federación de colonizadores de Rurrenabaque (Beni) y la Cascada (La Paz). Esta crisis dejó mal parado al Consejo de Gestión como el escenario de diálogo del que se esperaba la solución de las divergencias entre los sectores sociales que lo integraban. La explicación del problema del Consejo de Gestión, según la CIDOB, era la desventajosa participación indígena en esta instancia.33 Desde la óptica del entonces Director a.i. de la RB-PL, el problema era que el Consejo de Gestión estaba compuesto por representantes de sectores que no pertenecían a la TCO, pero que detentaban más poder sobre ésta que sus “propietarios”, los cuales por su parte, no podían ejercer ninguna influencia en las áreas vecinas de la reserva.34 Para VSF, el problema principal estaba en la desequilibrada participación indígena en el Consejo de Gestión, pues sólo tenían dos de los 14 representantes que lo integraban. Todos los actores mencionados coincidieron en la injusta representación indígena en el Consejo de Gestión, sin brindar soluciones concretas. Por ello, a la crisis con los colonizadores de agosto del 96, siguió la generada por el CRTM, exigiendo una mayor participación en el Consejo y denunciando que éste sólo se ocupaba de las empresas madereras y el motosierrismo, y no de los problemas de calidad de vida de los indígenas35. Posteriormente, los reclamos indígenas buscaron detentar la administración directa de la RB-PL junto al Gran Consejo Tsimane (GCT); la participación de sus representantes en toda la institucionalidad medioambiental, desde el Ministerio del ramo hasta la RB-PL; y que la mayor parte de los fondos captados para la RB-PL se destinara a la TCO.36 Todas estas expectativas eran paralelas a la demanda de incrementar su representación en el Consejo de Gestión. La propuesta de la administración directa de la RB-PL fue aceptada por las autoridades de gobierno.37 No obstante, desde entonces hasta el momento del conflicto que nos ocupa, no se habían desarrollado determinadas capacidades de este sector para que asumiera la administración. En vez de lograr este objetivo, la representación indígena logró magros éxitos en el tema de su participación en el Consejo de Gestión, donde si bien se incrementó numéricamente y se les otorgó la presidencia, seguían en minoría. Y pese a estar en sus manos la presidencia del

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Silva, Ruth (30/08/97). Carta al Director a.i. de la RB-TI Pilón Lajas. Documento del Dir. a.i. TI-RB PL “Sobre las causas de la ocupación de las instalaciones del CD-34 del Proyecto TI-RB PL” 10/06/96. Carta del CRTM a la CIDOB. Firmado: Claudio Huallata (Pdte. CRTM) y Santos Huallata (Srtio. Tierra y Territorio CRTM), 13/05/97. Silva, Ruth, ibid. VSF se retiró de la administración de la RB-PL el 27/05/98.

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Consejo, en los hechos, la dirección de las reuniones estaba normalmente a cargo de “facilitadores”, que eran consultores de ONGs o del SERNAP. Finalmente, como vimos, sus representantes fueron desplazados de la presidencia. De esta manera, el Estado tomaba para sí el control de una instancia de representación que, según sus propias normas y objetivos, correspondía a los indígenas. Uno de los temas que subyace a la problemática del Pilón Lajas, es el derecho al aprovechamiento de los recursos naturales. Como mencionamos antes, en la primera crisis entre la TCO y la RB-PL, los representantes indígenas denunciaron que el destino de los recursos económicos era fundamentalmente conservacionista y no el desarrollo económico-productivo de la TCO, y que el financiamiento destinado a este rubro se estaba destinando a los colonizadores. En ese entonces, VSF ya habían advertido sobre el peligro de que la falta de alternativas llevara a los indígenas a una alianza con los madereros.38 Efectivamente, los indígenas de algún modo estaban presionados para insertarse en la dinámica del mercado, dada su necesidad de dinero para enfrentar gastos en educación, alimentación, atención médica, y otros que derivan del proceso mismo de cambio cultural. En este contexto de transformaciones impuestas por la modernidad, el dinero se constituye en un medio para lograr el ascenso social, y para acceder a la generalmente subestimada importancia que los indígenas asignan a su integración a la sociedad nacional. Al interior de las comunidades, esta integración suele representar una condición de superioridad a la del mantenimiento de determinados patrones culturales “tradicionales”. Frente a estos problemas y necesidades crecientes no resueltos por más de una década, la alternativa económica más viable para los indígenas era su relación con los madereros, dispuestos a pagar por los árboles de la TCO. En esta situación, las restricciones impuestas por la RB-PL a la explotación de los recursos naturales, aún en el supuesto caso de que las normas se aplicaran con justicia y equidad para todos los sectores, eran sujetas de ser cuestionadas ante la ausencia de alternativas económicas reales. La lógica de una conjunción entre la conservación de la naturaleza y la preservación de la cultura y sociedad indígena, va quedando atrás frente a la creciente dependencia indígena del aprovechamiento de la naturaleza como fuente de dinero. Y como el proceso de cambio cultural parece irreversible, se puede avisorar una gradual campesinización de los indígenas. Y a medida que esto sucede, su derecho exclusivo a la TCO, tiende a ser vista como un injusto privilegio por los “otros” campesinos. Tal es la situación en un área protegida vecina (el Parque Nacional Madidi). Los peligros que ha enfrentado el AP hasta el momento, han sido mayormente externos (por ejemplo: madereros), pero, al presente existen signos preocupantes del descontento de los pobladores de la TCO con el área protegida. Esto se expresa claramente en la intervención de una mujer tsimane’ en el taller de corregidores del 3 de noviembre, 2005: “[…] los colonos dicen que no es nuestro territorio, dicen que es del gobierno…”. Cuánta flexibilidad permiten los funcionarios de la RB-PL a las actividades extractivas de uno u otro sector, es el eterno tema de la búsqueda de un correcto equilibrio en la aplicación de las leyes; tomando en cuenta el principio de parque con gente, es muy difícil de lograr teniendo en cuenta derechos preexistentes al “trabajo” y la ocupación de espacios para fines productivos, sustentados en la Constitución Política del Estado. Estos derechos preexistentes se contraponen a

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Plan de Manejo, 1997-2001.

nuevas reglamentaciones como el de las áreas protegidas y el de la existencia de las TCOs, que evidentemente privilegian a un sector frente a los demás. La RB-PL ha acumulado una rica experiencia de cerca de dos décadas – al igual que otras áreas protegidas de Bolivia - sin embargo la normativa existente no refleja esta experiencia. Sobre el doble estatus, el Reglamento General de Áreas Protegidas no diferencia entre la población que en razón de pertenecer a una TCO, tiene atribuciones territoriales y administrativas sobre el AP, y otros actores que “sólo” se definen como habitantes circunstanciales de este espacio. Tampoco diferencia entre actores de Estado y de la sociedad civil, como si fueran lo mismo. Sin embargo, estos y otros vacíos no son únicos. En el Plan de Manejo del 2004, aplicado en el momento del conflicto, se evidenciaba un claro desconocimiento acerca de las instancias de representación indígena como el CRTM, 39 sus organizaciones dependientes y determinados cargos como el de los corregidores, los cuales eran entendidos como entidades opuestas. Además confundía a los funcionarios del SERNAP con los de las organizaciones indígenas (GCT y CRTM). Esta visión disociada de la naturaleza de los actores, especialmente de las organizaciones de base, coincide con una conducta intervencionista en el sector indígena y por tanto constituye una fuente constante de conflictos. Y ante el surgimiento de los conflictos, el Estado, en vez de asumir su rol de mediador ante la sociedad, entró en la disputa como parte, omitiendo las diferencias entre los actores y sus atribuciones. El caso del Complejo Río Madera Los planes de construcción del Complejo del Río Madera (CRM) en el Brasil tienen su origen en la década de los años 70. A pesar de esto, la actitud de los gobiernos nacionales ha sido contemplativa, de modo tal, que poco antes de aprobarse el EIA en el Brasil, pocas personas e instituciones estaban al tanto en Bolivia. En el marco de estas iniciativas aisladas, una ONG boliviana envió en el 2006 un investigador al norte amazónico para estudiar las posibles consecuencias del CRM, informar a la sociedad local y captar su percepción sobre la iniciativa brasileña. Fruto del trabajo de investigación realizado, se hace evidente el desconocimiento casi total de la población sobre el proyecto. En septiembre del mismo año se inicia una serie de reuniones con fines informativos con la sociedad civil del norte amazónico, fundamentalmente pescadores, zafreros, campesinos, indígenas, e instituciones que operan en la región. La reacción de estos sectores ante el CRM y sus posibles consecuencias, llegó a ser de tal magnitud, que se convierte en un movimiento social que alcanza un punto culminante en un encuentro en Cobija donde asisten representantes de base de Pando y del norte del Beni.40 Se constitu-

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El PM-2004, planteaba 4 alternativas para la cogestión. En la tercera (Asamblea de corregidores como un espacio de participación indígena y co-administración entre el CRTM y SERNAP) se consideraba al CRTM y a la asamblea de corregidores como opuestos, sin comprender que son parte de una misma entidad. En cuanto hace al Consejo de Gestión, el PM propone 3 alternativas para la inclusión de los colonizadores. El justificativo es que: “Sin la incorporación de los colonos al Consejo de Gestión este carece de representación del sector (de) mayor cantidad de población en la región....”. Esto es que la representación para la cogestión de la TCO-RB-PL, no está en razón de los derechos propietarios sobre el área sino de otros factores como la cantidad de población. Para comprender cómo funcionaría el Consejo de Gestión, veamos un ejemplo. Según la segunda alternativa, se otorga 3 representantes a los colonizadores, elevando el número de miembros del Consejo de Gestión a 18. En una votación la TCO tendría sólo el 39% de los votos; sin embargo, el PM sostiene que el sector indígena mantendría el 50%. Para esto se basa en la suma de los votos de la TCO (7), el Consejo de Gestión (1) y la RB-Pilón Lajas (1). Esto muestra que el PM confunde a los empleados del Estado con los representantes de la TCO. 40 “Conforman el Movimiento Social por la Defensa de la Cuenca del Río Madera y la Región Amazónica. Bolivianos y brasileños se unen contra las represas del Río Madera. Pablo Ville-

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ye el “Movimiento Social por la Defensa de la Cuenca del Río Madera y la Región Amazónica”, incluyéndose además representantes del Movimiento de Afectados por las Represas del Brasil. Si bien el Comité fue conformado con la integración de las ONGs sólo como instancias de asesoramiento, su rol fue muy importante para el movimiento debido a que las características del conflicto exigían urgentemente la obtención de información y su manejo por profesionales de varias especialidades, tales como ingeniería hidráulica, economía y salud pública. El rol de la información técnica para el movimiento fue decisivo. Contra lo que se esperaba en principio, aquí el protagonismo de la población local jugó un rol central. En los diferentes eventos sobre el CRM, los participantes demostraron un conocimiento impresionante de los ríos de la región y gracias a éste, se pudo llenar ciertos vacíos de información y prever las consecuencias del CRM. En cuanto a la participación del gobierno boliviano, durante varios meses siguientes a la iniciación del movimiento éste demostró una seria desorientación respecto al tipo de información requerida, las fuentes y la forma de obtenerla y sobre todo la importancia de hacerlo. La reacción de la sociedad ante el CRM en el norte amazónico se diferenció claramente según los sectores medios y altos por una parte, y los bajos por otra. Los primeros parecían más interesados en los impactos positivos del proyecto, considerando la supuesta valorización de sus propiedades, oportunidades laborales y a veces (candorosamente) esperanzados en jugosas compensaciones económicas derivados de los impactos del proyecto a sus propiedades y bienes. En el sector intelectual y de algunas ONGs e instituciones de la región, se pudo percibir una posición temerosa a cualquier antipatía de los brasileños favorables al proyecto. Ello se explica en el supuesto de que, en la medida en que estos sectores pretenden formar parte de la dinámica desarrollista del Brasil, implícitamente menos se comprometerán con el futuro ambiental de Bolivia. Tal posición fue evidente también en los interlocutores del Estado boliviano, desde sus niveles locales hasta los nacionales. Es notable que en ningún momento se manifestó divergencia alguna entre instancias de Estado referidas al tema, ni siquiera entre municipios, prefectura y gobierno central, que por lo demás, han estado los últimos años duramente enfrentados en otros campos. En cuanto a los sectores populares, el hecho es que, como pocas veces, la mayor parte de las organizaciones de base más representativas de Bolivia se manifestaron con un contenido nítidamente ambientalista. La Declaración fue firmada por la CSUTCB, los Campesinos de Pando, la CIDOB, la FSUTCRMD (Federación Sindical de Trabajadores Campesinos Regional Madre de Dios), la CIRABO, la CSUTCG, CSUTCR, y otras organizaciones regionales y nacionales. El contenido, la complejidad y la intensidad del conflicto han sido determinados básicamente por dos factores. Por una parte, las consecuencias del CRM que aquí no tratamos por cuestión de espacio, y sobre los cuales preferimos remitir a la lectura de otros documentos.41 Por otra parte, la exigencia del movimiento social de ser tomados en cuenta por el Estado boliviano, pues tratándose de un problema internacional, el movimiento debía recurrir a su propio Estado para que

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gas. Bolpress, 2007-02-05. Molina 2006; Villegas 2007.

lo representara o protegiera ante el Brasil. Sin embargo, la actitud del gobierno boliviano se caracterizó por: i) su “neutralidad” y silencio frente a la población; y ii) por no tener una posición frente al CRM y en general frente a la IRSA, consecuente con su discurso sobre la “defensa de los recursos naturales” y su rol de interlocutor (¿portavoz?) de los indígenas. Al parecer las prioridades del gobierno se centraban en las ciudades del eje central, y en la conformación de una unidad ideológica/política con los gobiernos de Lula Da Silva y Bachelet, objetivo al que sometió su visión geopolítica, a servir de paso a las caravanas de transportistas brasileños necesitados de exportar sus productos por el Pacífico, y finalmente, lo que es peor, su compromiso ambiental. En cuanto hace a la reacción de los sectores populares de la sociedad, ésta fue inmediata ante la noticia del CRM y como se dijo, su aporte al análisis y previsión de los impactos fue notable. A partir de esto puede sostenerse que si no habían reaccionado antes, fue simplemente porque no estaban informados. Las acciones que asumieron a continuación muestran que los movimientos sociales pueden defender sus intereses con una visión de mayor alcance que los gobernantes, normalmente más interesados en las acciones que rindan frutos políticos inmediatos. La actitud de estos sectores se puede comprender por el grado de dependencia de su economía del estado del medio ambiente.42 Posiblemente, de haber contado con alternativas, su cuestionamiento no habría sido tan categórico. Pero era evidente que a diferencia de los sectores más altos de la sociedad ellos no veían ningún beneficio en el CRM, ni otro destino que el de seguir jornaleando. Su conocimiento del medio ambiente local les hacía ver que las alteraciones provocadas por el CRM en el medio natural, harían más difícil la vida, eliminando además las cualidades de este medio para la recreación y el bienestar. Después de un periodo ascendente, que en determinado momento llega a integrar a representantes del Perú en el Comité, el movimiento entra en un periodo de cierta pasividad, influido por divergencias entre y al interior de las ONGs que lo apoyaban. Estas se debían por una parte a un diferente grado de “radicalidad” condicionado por factores tales como sus fuentes de financiamiento y por su posición ante los gobiernos “populares” de sus respectivos países, a los cuales no querían causar problemas. En el caso de Bolivia, esto llevó al surgimiento de un movimiento paralelo contra el CRM, que se fue extendiendo espontáneamente, aunque sin cohesión orgánica, en las ciudades, incluyendo a diversos sectores sociales, ONGs e instituciones ambientalistas. Este movimiento nunca se integró al del norte, el cual quedó reducido al área rural. Continuando con el curso de los acontecimientos, finalmente el 9 de julio del 2007, después de 9 meses de iniciado el movimiento, fue emitida en el Brasil la licencia previa para la construcción de dos de las represas del Madera. Ello dio lugar a una reacción del parlamento boliviano, que convocó al Canciller de la República a responder a una petición de informe oral. En esta oportunidad, la posición del gobierno nacional se mostró en su forma definitiva cuando el Canciller expresó su visión condescendiente a los planes brasileños en estos términos: “… no nos estamos oponiendo, […] sólo manifestamos que hay riesgos, impactos no sólo en Brasil, sino también en Bolivia y Perú”43 y también se mostró abiertamente indulgente con la posición brasileña: “Conocemos la creciente necesidad de energía en Brasil.

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Villegas 2007. Bolívia quer integração para usinas no Madeira, diz chanceler FATOR BRASIL (REUTER)

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Eso obliga a proyectos urgentes.”44 Tal posición echó por la borda todo el esfuerzo y tiempo que el movimiento había invertido sobre todo en cabildeo ante el gobierno, para concientizar a sus funcionarios sobre los peligros y desventajas de la implementación del referido proyecto. Posteriormente, en diciembre del 2007 el gobierno boliviano firmó un acuerdo con los Presidentes de Chile y Brasil para dar curso a la construcción de la carretera transoceánica. En esta oportunidad, ante la llegada del presidente brasileño a La Paz, un grupo de ecologistas realizó un acto de protesta contra el plan del CRM, un hecho que derivó a ser la primera vez que el gobierno de Morales reprime un movimiento social, tomando presos a varios de sus miembros. Entonces, desde Potosí, el referido presidente emite un llamado a los opositores a las represas, instando a “[…] pensar en las mayorías, en la vida y las necesidades que tiene nuestros hermanos, es importante respetar el medio ambiente, pero también es importante las demandas en temas energéticos”.45 Evidentemente, no se refería a demandas de energía en Bolivia. El destinatario principal de los muchos manifiestos emitidos por el movimiento del norte amazónico a lo largo de su movilización ha sido el gobierno boliviano, pero dado su silencio, desde la reunión de febrero 2007 en Cobija, los asistentes, ya se habían mostrado indignados, recordando que se habían emitido varios manifiestos públicos exigiendo a las autoridades de Estado que asumieran la defensa de los intereses nacionales y de la población local, pero sin obtener ninguna respuesta, información o consulta. Finalmente, como expresó el máximo dirigente de la Federación de Campesinos del Pando, Manuel Lima, en vista de que el gobierno no asumió su rol de defender la soberanía nacional y velar por el medio ambiente, se tuvo que recurrir a una instancia internacional. Ante estas iniciativas, el MAB y las comunidades en riesgo de ser afectadas por el CRM en el Brasil se adhirieron al recurso presentado por las organizaciones bolivianas, y de manera conjunta demandaron que el gobierno de Brasil detuviera la destrucción de la Amazonía y sus habitantes. Al gobierno boliviano se le solicitó exigir al gobierno de Brasil la paralización del proceso de licitación o, en su defecto, que demande al mismo ante la Corte Internacional de Justicia, por infringir violaciones a los principios de Buena Vecindad, Igualdad de Derechos de los Estados sobre la Soberanía de las Aguas, al Principio Precautorio, así como el debido Proceso al haber violado la notificación y consulta previa al Estado boliviano.46  Síntesis y conclusiones Hemos revisado tres conflictos ambientales acentuando el rol de los movimientos sociales en estos conflictos. Los temas primordiales sobre los cuales han versado los mismos, pueden resumirse así: i) En el caso del derrame de petróleo en el río Desaguadero, más allá de los impactos en el medio ambiente, el problema sustancial ha sido la respuesta, entre negligente y cómplice, del Estado ante la arbitrariedad de una empresa petrolera. ii) En el caso del Pilón Lajas, por su doble condición o doble estatus (Área Protegida y a la vez Territorio Indígena), el conflicto se ha centrado en el de-

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FATOR BRASIL (REUTER), ibid. ANF 19-12-2007, Potosí - Bolivia “Inversiones para Energía e Hidrocarburos” Represas del río Madera en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: Los Pueblos Indígenas y Campesinos de la Amazonia demandan al Gobierno de Brasil por Violación de Derechos Humanos.

recho al aprovechamiento de los recursos naturales, y el apego ortodoxo y descontextualizado de los funcionarios del Estado a determinadas normas. iii) En el caso del Complejo del Río Madera, los movimientos sociales anticiparon las graves consecuencias que se han previsto en caso de implementarse el proyecto hidroeléctrico brasileño. En la emergencia del problema, el Estado evadió su responsabilidad de representar los intereses nacionales frente a una iniciativa extranjera. En los tres conflictos, se destaca el rol asumido por los representantes del Estado. En el caso del Desaguadero, el agente causal del conflicto (Transredes) se constituye en el principal antagonista de los movimientos sociales, y el Estado toma una posición de segundo orden. Durante el conflicto del Pilón Lajas, los representantes del Estado toman parte activa en el problema, entorpeciendo las posibilidades de resolverlo. En el caso del Complejo Río Madera, el Estado asume una posición contraria al interés de los movimientos sociales ambientalistas, solidarizándose con los problemas de un país vecino. Vemos, así, una gradación de tres posiciones estatales contrarias a la gente: como cómplice, como torpe, y finalmente, como parcializada en su contra. En los tres casos, la sociedad civil se halla expuesta directamente a los intereses contrarios. Frente al Estado, la acción de los movimientos sociales se expresa a través de marchas o movilizaciones fuera del área de conflicto, ampliando su área de influencia, creando preocupación a sus antagonistas. Por eso Transredes se esforzó notablemente para que no se produjeran y en el caso del Complejo del Río Madera, a la primera oportunidad en que el movimiento decidió sobrepasar los limites de acción en que se había mantenido, realizando una demostración en la ciudad de La Paz, fue reprimido por el gobierno. Aunque las fuerzas conservadoras que simpatizan con los poderosos recurrentemente imaginan los movimientos sociales (también los motivados por causas ambientales) como expresiones irracionales – siguiendo las interpretaciones al estilo Ortega y Gasset o Le Bon -, las que hemos revisado en este artículo conocen sus derechos y forman parte de mecanismos de presión alternativos, que no excluyen otros mecanismos que pueden operar de manera paralela o consecutiva a los medios usados antes. En el Pilón Lajas el movimiento social protagónico es una organización establecida y única; en el caso del Desaguadero las organizaciones pertenecen a dos organizaciones separadas, que no llegan a actuar como federaciones provinciales. En el caso del Río Madera, el movimiento social surge a partir del apoyo de organizaciones ya existentes. Como vemos, ante los conflictos existe una tendencia natural de los movimientos sociales de buscar o crear escenarios amplios de contactos, mas allá de sus interlocutores directamente comprometidos en el conflicto. Evidentemente la importancia de dicha estrategia es tal, que sus antagonistas circunstanciales intentan limitar o eliminar esta posibilidad de manera temprana. Los movimientos sociales intentan actuar de manera unificada. A falta de una organización, se la crea (como en el caso del CRM). La unidad de los movimientos sociales es obviamente muy peligrosa para sus adversarios. Otro elemento evidente – rescatado de nuestros tres casos de estudio -, es que la red de contactos de los movimientos sociales, sus movilizaciones públicas y su unidad orgánica, son vistos por los sectores conservadores y desarrollistas como expresiones irracionales, anárquicas e incluso antidemocráticas. Frente a la insurgencia de los MS, se suelen tomar medidas amañadas, ilegales y tiránicas.

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En nuestros tres casos, los movimientos sociales afectados por las agresiones al medio ambiente, se encontraron desprovistos de un mediador eficiente y/o un juez neutral. Tuvieron que enfrentarse directamente a adversarios poderosos, que recurrieron a diversas estrategias de contra-ataque. En los casos del Desaguadero y el Madera, los instrumentos empleados por estos adversarios estuvieron claramente dirigidos a afectar los elementos cohesionadores de los movimientos sociales. Crearon división, desconfianza entre familiares, susceptibilidad hacia investigadores externos, y un creciente descrédito del Estado y sus mecanismos de intervención en favor de la sociedad. Su efecto va más allá de los conflictos específicos. Socava la capacidad y la voluntad de la sociedad para solucionar estos problemas.

Bibliografía Brugioni, I. 1999. Desarrollo del hombre en armonía con la naturaleza: La Reserva de la Biosfera –Tierra Comunitaria de Origen Pilón Lajas (Bolivia). Desafíos entre la teoría y la práctica. Documento de sistematización de experiencia. Veterinarios Sin Fronteras, Francia: Misión en Bolivia. Molina, J. 2006. Análisis de los Estudios de Impacto Ambiental del Complejo Hidroeléctrico del río Madera, Hidrología y Sedimentos. La Paz, Bolivia. Montoya Ch. J.C.; J. Amusquivar; A. Flores; A. Molloy y P. Sánchez 2002. Efectos Ambientales y socioeconómicos por el Derrame de Petróleo en el río Desaguadero. Fundación PIEB, La Pa. Villegas, Pablo (marzo, 2007) El Complejo del Río Madera. Fase 2 de la Ferrovía de la Muerte (preliminar).

Crédito foto: ASE-LIDEMA

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El MAP: una iniciativa para la gestión ambiental en la Amazonía

por Juan Fernando Reyes El sudeste amazónico, que abarca parte de Bolivia, Perú y Brasil, es considerado el corazón de la Amazonía por ser una de las regiones con mayor diversidad biológica de los ecosistemas amazónicos. Sin embargo, en el último tiempo, los bosques tropicales de esta región están sufriendo una serie de amenazas ambientales: grandes obras de infraestructura como carreteras y represas, extracción selectiva de madera, expansión de la agricultura y ganadería, plantaciones de monocultivos como soya y caña de azúcar, minería, prospección petrolera. Las políticas gubernamentales de fomento a la producción para exportaciones, en los tres países, han generado una creciente necesidad de vías de comunicación y de generación de energía. Estas demandas se empezaron a articular en los niveles gubernamentales a través de la Iniciativa de Integración Regional de Sur América (IIRSA), que está promoviendo, entre otras, la construcción de la Carretera del Pacífico que unirá Río Branco (la capital del Estado de Acre) con Puerto Maldonado (la capital del Departamento de Madre de Dios) para seguir desde allí a los puertos de Ilo y Matarani en el Pacífico. Esta carretera, concluida en el tramo brasileño, está siendo ahora asfaltada en el lado peruano, en un trazo muy cercano a la frontera con Bolivia. Las expectativas de los pobladores locales, que ven oportunidades de acceso a los centros urbanos a través de estas modernas carreteras, son rápidamente frustradas por crecientes inversiones foráneas que arrasan con las economías locales a la vez que provocan irreversibles cambios en el uso de la tierra. Amplias áreas de cultivo de soya en Rondonia, una creciente expansión de la caña de azúcar para etanol en el Acre, la creciente prospección petrolera y explotación minera en Madre de Dios, son ejemplos de ello. La expansión ganadera transfronteriza en el Norte de Bolivia por súbditos brasileños paralela a la carretera Río Branco- Porto Velho y la tala ilegal de madera boliviana sacada ilegalmente hacia Perú en las proximidades de la carretera Iñapari-Puerto Maldonado, son también un efecto colateral de estas obras de infraestructura, al igual que lo será seguramente la construcción de las represas de Jiraú y San Antonio en el Río Madera. También los fenómenos climatológicos de los últimos tiempos están afectando la región. Eventos extremos como sequías e inundaciones son cada vez más frecuentes. Por ejemplo en febrero de 2006 se reportaron fuertes inundaciones en Rio Branco y en mayo del mismo año se registró la cota mínima de los últimos 13 años en el Río Acre en esa ciudad. Una de las mayores sequías de la región se dio en el 2005. Ese año se registraron 2300 puntos de quemas en Pando y se llegó a cuantificar más de 240.000 ha de bosques quemados. Con estas sequías los bosques son susceptibles al fuego y las quemas desaprensivas de chacos y pastizales terminan en serios incendios. Millones de toneladas de biodiversidad se convierten en humo y gas carbónico en el Sudeste de la Amazonía. Además del impacto del humo en la salud humana estas quemas producen la muerte de miles de árboles; esto provoca que haya más luz penetrando al suelo del bosque y por tanto más evotranspiración, lo que a su vez provoca mayor susceptibilidad al fuego.

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Los crecientes impactos, ambientales y sociales, son comunes para bolivianos, peruanos y brasileños que viven en esta región, por lo que para evitarlos se necesita de la colaboración transfronteriza. Los países tienen fronteras, los bosques no. El núcleo de la Amazonía Sudoccidental lo constituye la región trinacional MAP (por las iniciales Madre de Dios-Perú, Acre-Brasil, Pando-Bolivia), con 302.78 km2 y alrededor de 700.000 habitantes. Desde 1999, se viene desarrollando en esta región una iniciativa de instituciones y personas del ambiente académico-universitario, productivo, social, estatal y ONGs, que tiene por objetivo alentar procesos de concertación de voluntades, participación democrática en la toma de decisiones y coordinación de planes e iniciativas integracionistas orientadas hacia el desarrollo sostenible de la triple frontera, el corazón de la Amazonía Sudoccidental. Básicamente, el proceso MAP es un movimiento social, una iniciativa de colaboración de ciudadanos de Madre de Dios-Acre-Pando para el desarrollo y la conservación, que trata de afirmar el derecho de los pueblos a conocer sobre aspectos que afectan su futuro y el derecho a participar en decisiones colectivas. Esta iniciativa comenzó en 1999 con una reunión del mundo académico-universitario regional para discutir sobre los efectos de la carretera interoceánica que une Río Branco con el Pacífico, cruzando por Puerto Maldonado. Este primer esfuerzo fue creciendo con la realización de otro encuentro en Río Branco en el 2000, donde se creó el nombre de Región MAP, un concepto, una construcción colectiva, que implica integración trinacional; este evento es considerado como el MAP I. A partir de ahí se sucedieron siete reuniones MAP, la última, el MAP VII, en las ciudades de Brasileia y Epitaciolandia en noviembre de 2007. Para brindar una idea del nivel de participación, en el MAP VI, en Cobija se llegó a convocar a más de 600 personas de más de 170 instituciones, entre universidades, entidades públicas y ONGs. Las reuniones anuales del MAP, llamadas Foro MAP, se organizan en torno a cuatro mesas temáticas: conservación ambiental, desarrollo económico, equidad social y políticas públicas. El objetivo de este foro, es presentar los resultados de los Mini-MAPs, que son reuniones y procesos de discusión y acción sobre temáticas específicas que funcionan entre los eventos anuales. Algunos de los Mini-MAPs son: Cuencas hidrográficas, Quemas, Ordenamiento Territorial, Educación, Salud, Carreteras, Turismo, Castaña, Derechos Humanos, Defensa Civil. En la actualidad hay dieciocho minimaps funcionando. Los minimaps parten de iniciativas de instituciones que colaboran entre sí e involucran a actores de los tres países. No existe actividad MAP en un solo país, las actividades MAP son necesariamente trinacionales.

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La estructura del MAP es policéntrica, su unidad básica son los minimaps (los mencionados grupos temáticos), cada minimap tiene un coordinador y un vicecoordinador por país, que son los encargados de liderar las actividades del grupo. Cada minimap está articulado a una mesa temática (Conservación, Desarrollo Económico o Equidad). A su vez cada mesa temática tiene un coordinador y un vicecoordinador por país. Los coordinadores de mesas temáticas promueven los minimaps y facilitan su articulación en los foros anuales. Por su parte, la mesa de Políticas Públicas es transversal a las otras tres y las articula. La mesa de Políticas Públicas tiene también un coordinador y un vicecoordinador por país, el coordinador de esta mesa del país organizador del foro anual - con el apoyo de las otras tres mesas - asume la coordinación del movimiento. El foro anual se realiza en forma rotativa entre los tres países (Brasil, Perú, Bolivia), por lo que la coordinación rota también anualmente.

El MAP no es un movimiento institucional y no busca convertirse en una institución, no es un movimiento político, es más bien un espacio de articulación y de construcción de políticas públicas, que no busca sustituir ni desplazar a las organizaciones existentes. Participan en las distintas instancias del MAP universidades, ONGs, movimientos sociales, autoridades locales y departamentales (estaduales, en caso de Brasil). Los avances de la Iniciativa MAP se reflejan en el sitio web www.map-amazonia. net, donde están disponibles más de 300 presentaciones y artículos producidos en los foros MAP y los minimaps. La Iniciativa MAP constituye un importante esfuerzo regional para concretar una zona de integración fronteriza. Las diferencias económicas, sociales, culturales, productivas, políticas y jurídico-institucionales de los tres países en estas fronteras son grandes, pero también los puntos en común que pueden potenciar las posibilidades de sus pobladores para la conservación y el desarrollo sostenible.

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Estado actual y proyecciones de la gestión ambiental municipal

por Gonzalo Zambrana Las diferencias entre los municipios de Bolivia Existen diferencias marcadas entre los municipios de Bolivia; según datos del último censo, el 62% de la población boliviana es urbana; de las poblaciones más urbanas, el 12% tienen más de 70.000 habitantes; 50 municipios tienen más de la mitad de su población urbana, mientras que el 60% de los municipios tiene un 100% de población rural; existen 15 municipios con menos de 1.000 habitantes y 6 de ellos tienen menos de 500, siendo los casos extremos, el municipio de Yunguyo del Litoral de Oruro, con 221 habitantes y el municipio Nazacara de Pacajes de La Paz, con 267 habitantes. Como es bien sabido, desde la promulgación de la Ley de Participación Popular, se definen jurisdicciones y competencias en base a los recursos de coparticipación tributaria; posteriormente los recursos HIPC y últimamente el IDH, además de otros fondos concurrentes, contribuyeron en el incremento de recursos disponibles en municipios. En el caso del municipio de Yunguyo del Litoral de Oruro, referido anteriormente, su presupuesto de coparticipación y HIPC alcanza aproximadamente a Bs 72.000 anuales y gracias a los recursos del IDH, su presupuesto se ha incrementado en un 134% por lo que se estaría hablando de casi Bs 160.000 (Bs 13.000 mensuales). El alcalde tiene un sueldo de Bs 350, el Presidente del Concejo Bs 150 y los Concejales 100 Bolivianos.47 Indudablemente la disponibilidad de los recursos financieros es fundamental para la gestión municipal efectiva, puesto que en los municipios pequeños, las oportunidades para el desarrollo y las capacidades de enfrentar grandes problemas, no tienen el correlato financiero necesario, más allá de la voluntad política de sus autoridades. De cualquier forma, la capacidad de gestión no necesariamente está en relación a la disponibilidad de recursos ya que, aún con recursos disponibles, existen Municipalidades con notables limitaciones de gestión. La problemática del ambiente en el desarrollo municipal La problemática ambiental municipal en Bolivia, como es obvio, tiene características diferenciadas y está determinada, entre otros, por aspectos biogeográficos, tamaño y proporcionalidad urbano-rural de los municipios, etc. Los municipios urbanos tienen los típicos problemas del proceso de urbanización que se ha producido en los últimos lustros en Latinoamérica, como es el crecimiento rápido y generalmente desordenado de asentamientos, con frecuencia en zonas no aptas para viviendas y por tanto carentes de servicios básicos; incremento descontrolado de vehículos y vías; y el incremento de PyMEs, como práctica social de generación de empleo e ingresos, sin un adecuado tratamiento de los temas ambientales. Debemos recordar que la tasa de crecimiento de la ciudad de El Alto fue en su momento una de las más altas de la región con un 10% anual,48 y la inexistencia

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www.enlared.org.bo En condiciones no forzadas.

de un complemento en servicios básicos redundó en el deterioro de su calidad ambiental. La gestión en municipios de áreas metropolitanas tampoco ha tenido una atención adecuada, expresada en términos de una gestión supramunicipal del desarrollo o el ambiente; y las Prefecturas no han tenido la capacidad de liderizar la gestión supramunicipal del ambiente y la sostenibilidad, a pesar de que ello corresponde a sus atribuciones y competencias. Por su parte, los municipios rurales tienen problemas relacionados con la pérdida de recursos naturales renovables, con el deterioro de las bases productivas como el suelo, por efecto de sobreexplotación o uso de agroquímicos; mientras que los municipios de vocación forestal enfrentan la pérdida de bosques por la insuficiencia de políticas de promoción para un aprovechamiento sostenible de los recursos forestales. La gestión de la biodiversidad en los municipios, solamente juega un rol “coadyuvante” al gobierno central. Los problemas de minería e hidrocarburos han estado casi completamente al margen de la capacidad de gestión de las municipalidades, a pesar de ser los sectores de mayor potencial de contaminación y de impacto localizado, además de ser causantes del dramático problema de los pasivos ambientales. En Potosí existen ingenios mineros en el área urbana y en Oruro existen concesiones mineras que casi coinciden con áreas urbanas. En el caso de los hidrocarburos, la refinería Gualberto Villarroel está en medio de un área urbana densamente poblada de Cochabamba debido al crecimiento de la ciudad y, a pesar de existir problemas de contaminación evidentes, la municipalidad se mantiene al margen porque “no tiene competencias”. Las experiencias de planificación territorial han tenido diferentes alcances y no se conoce de casos en que los aspectos ambientales hayan sido la variable fundamental para sus definiciones. En Cochabamba por ejemplo, a pesar de contarse con información técnica suficiente y georeferenciada sobre contaminación atmosférica, la norma sobre reordenamiento vial y vehicular no ha considerado factores ambientales. En general los PMOTs no han pasado de ser instrumentos técnicos que han engrosado los anaqueles. De cualquier forma, el Viceministerio de Planificación Territorial está en un proceso de revisión de las guías de formulación de Planes Municipales de Ordenamiento Territorial, con la intención de constituir un solo instrumento estratégico que contenga los PDMs y los PMOTs. Existe una desarticulación entre la promoción económica y la gestión ambiental y esto también muestra diferencias entre lo urbano y lo rural, pues mientras en los municipios grandes no se tiene programas de promoción económica sistemáticos y consolidados, en los municipios rurales se está entrando con fuerza creciente en esta temática,. Sin embargo en ninguno de los dos se ha logrado articular economía y ambiente, excepto por razones como el valor mercantil de la producción orgánica, por ejemplo. Por tanto la temática ambiental se ha mantenido como un sector más, con políticas y acciones propias, a veces incompatibles con las políticas de promoción económica. La planificación de la gestión ambiental La Gestión Ambiental Municipal, luego de casi 10 años del primer Plan Maestro formulado por la Municipalidad de Cochabamba, ha cumplido un ciclo que ha estado asociado al modelo de gestión vigente en las instituciones públicas y a la valoración y tratamiento que se ha hecho de la temática ambiental. Las instituciones gubernamentales, principalmente departamentales y municipales, han tenido avances diferenciados; además han habido experiencias concretas depen-

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dientes del gobierno central,49 que han trabajado principalmente en temas de gestión ambiental relacionados con actividades industriales y mineras. De cualquier forma, los avances relativos a este ámbito de la gestión pública han estado definidos, como se anotó anteriormente, por el tamaño de los municipios: por un lado, los Gobiernos Municipales más grandes han logrado un gran desarrollo de instrumentos burocráticos para la gestión ambiental, principalmente urbana, contando con planteles técnicos numerosos, equipamiento, disponibilidad de recursos financieros, etc. y asimismo se han elaborado innumerables Planes de Acción Ambiental en varios departamentos del país; por su parte los municipios pequeños y rurales han tenido muchas dificultades en la efectivización de una gestión ambiental propiamente dicha, mas aún cuando se ha apelado a la solución acostumbrada: el establecimiento de unidades de medio ambiente y la formulación de planes de acción ambiental municipal. De acuerdo a ello, se ha observado un desarrollo relevante en temas concretos, como la gestión de residuos sólidos o la exhaustiva evaluación de la contaminación atmosférica en algunos municipios del eje central. El modelo de gestión ambiental basado en el enfoque de norma-control, ha enfatizado acciones relacionadas con la calidad ambiental urbana, sin articulación al desarrollo económico, que por su parte tampoco ha considerado de manera adecuada los aspectos ambientales; esta insuficiente comprensión del carácter integral del desarrollo ha impedido el auténtico desarrollo sostenible municipal y se constata que ha persistido el enfoque sectorial en el tratamiento de los temas ambientales. Procesos de descentralización Desde hace varios años nuestro país ha entrado en una tendencia descentralizadora sostenida; la gradual consolidación de la gestión municipal autónoma y el establecimiento de los gobiernos departamentales con demandas crecientes de mayor autonomía definen este proceso descentralizador como histórico e irreversible. Sin embargo de ello también se debe reconocer la multiplicidad de visiones que se tiene sobre esta temática, tanto entre los diferentes actores gubernamentales, como en diferentes ámbitos geopolíticos del país; estas concepciones van desde la propuesta autonómica departamental de los segmentos sociales nucleados en torno al Comité Cívico de Santa Cruz, hasta las autonomías indígenas promovidas por las organizaciones indígenas y campesinas. Tan diferenciada es la problemática de la gestión pública subnacional que, mientras la Prefectura de Santa Cruz está avanzando activamente con la descentralización a nivel provincial, con asignación presupuestaria y estructura institucional especifica (modelo que está siendo imitado por las prefecturas de Beni, Pando y Tarija), la Prefectura de Oruro ha elaborado el Plan de Desarrollo Departamental de Oruro, recuperando la territorialidad indígena originaria y por tanto con un enfoque autonómico indígena. Pero también existen muchos matices, como el caso de los municipios productores de hidrocarburos del Gran Chaco, que han logrado una asignación presupuestaria de casi la mitad de las regalías departamentales, la misma que es ejecutada por autoridades de la subprefectura y los corregimientos; otro caso relevante es el municipio de Yapacani, que a través de una movilización campesina, reivindicó sus derechos sobre los recursos generados por el campo petrolero Víbora; similarmente los campesinos de Tarija lograron que la Prefectura distribuya directamente recursos a municipalidades rurales. A su vez el gobierno actual ha presentado en el Plan Nacional de Desarrollo, criterios de regionalización a partir de indicadores de pobreza; y el Viceministerio de

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como los Proyectos BID-929, PMAIM y PCDSMA.

Descentralización está impulsando una intensa promoción de la regionalización (Amazonía, Pantanal, Norte de Potosí, etc.), manteniendo empero la decisión política de no modificar la territorialidad y las autonomías municipales. En resumen, se constata que existen diferentes concepciones en el tema de la descentralización y está claro que los aspectos ambientales o ecosistémicos están ausentes de las propuestas de descentralización o autonomías. Planificación estratégica mancomunada Las mancomunidades tienen un respaldo normativo desde hace varios años y por tanto existe una importante experiencia en su gestión; estas unidades de planificación del desarrollo han tenido limitaciones, relativas a:  Carácter voluntario de las decisiones para su vigencia.  Ausencia de competencias.  Asignación voluntaria de recursos por parte de las autoridades de los municipios miembros.  Importancia política secundaria para las autoridades municipales.  Criterios de aglutinación desarrollistas y no necesariamente biofísicos o ecosistémicos.  Operativización de ejes de desarrollo como proyectos municipales, más que proyectos mancomunados. Sin embargo, las mancomunidades son un tipo de institucionalidad que, en muchos casos, se ha generado a partir de criterios de homogeneidad: Chaco, Pantanal, río Caine, río Pilcomayo, Trópico, Andes, Yungas, Chiquitanía, Tahuamanu, Mamoré, etc. Por esas características las mancomunidades se muestran como un escenario potencial adecuado y “en funcionamiento” para operativizar las políticas de regionalización o autonomías regionales e indígenas. En la planificación del desarrollo de las mancomunidades, se observa que los criterios empleados han sido similares a la planificación municipal, lo cual está expresado en la Ley de Mancomunidades, donde se indica que la formulación del Plan de Desarrollo Mancomunado deberá sujetarse a la norma del SISPLAN y los lineamientos de planificación participativa. Las experiencias de planificación ambiental mancomunada, tampoco han sido exitosas ya que se han expresado en capítulos de Planes de Desarrollo o Planes de Acción Ambiental Mancomunados, que terminan siendo un grupo de proyectos ambientales;50 es decir que la inefectividad de la gestión ambiental mancomunada es similar a lo sucedido en municipios y prefecturas, pues adolece del proverbial defecto del sectorialismo en el tratamiento de los temas de ambiente y sostenibilidad. Planificación en escenarios de incertidumbre La historia de la Planificación Estratégica (PE) en Bolivia es relativamente corta pero muy densa en términos de vivencia. A partir de criterios de Planificación Estratégica Empresarial, se introdujeron metodologías en las instituciones públicas, privadas, sociales, etc. Todas las instituciones han elaborado Planes Estratégicos

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Por ejemplo los casos de las mancomunidades del Cono Sur de Cochabamba o del Chaco Chuquisaqueño.

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en base al ZOPP, FODA, Sinfonía, etc. y lo siguen haciendo.51 En el área rural se han utilizado los Diagnósticos Rurales Rápidos, Participativos y otros. En todos los casos se ha definido acciones con diferentes plazos y responsables, habiéndose llegado inclusive a la formulación de Estrategias de Ejecución. Por ello, la teoría y métodos sobre PE, como un conjunto deliberado de acciones que pretenden alcanzar resultados especificados de corto, mediano o largo plazo en términos de crecimiento de variables de diferentes tipos y denominaciones, son abundantes, tanto para el área urbana como rural. Entonces, después de esa amplia experiencia de planificación estratégica, la pregunta es ¿Cuánto de lo planificado ha sido ejecutado? y quizás más importante que ello es ¿Cuáles han sido las razones por las que no se han ejecutado?. Se debe evaluar sistemática y exhaustivamente la experiencia de la planificación, para obtener respuestas a estas preguntas. Pero desde un acercamiento fenomenológico, es posible afirmar que en nuestro país, hasta ahora no se ha prestado la debida atención al horizonte de certidumbre de los procesos de planificación estratégica, ni siquiera bajo criterios de ajuste de acciones planificadas. Las características institucionales en países como el nuestro definen un haz de factores de incertidumbre, que normalmente no son tomados en cuenta en su debida magnitud; por ejemplo, temas como la “movilidad de personal técnico de las municipalidades”, por razones políticas, o la “falta de recursos financieros”, que son conclusiones que se repiten en los talleres de evaluación de la gestión publica, son dos ejemplos de temas que ya no pueden ser entendidos como problemas a ser resueltos, sino como escenarios de las políticas públicas. Los aspectos fiscales en la gestión ambiental subnacional Durante el periodo de gestión ambiental transcurrido, se han efectuado una serie de definiciones institucionales y fiscales para el funcionamiento de los niveles subnacionales de la gestión publica, Ley de Participación Popular, Ley de Descentralización, Ley del Diálogo (para la distribución de recursos HIPC) y otras de carácter fiscal como la distribución de los recursos provenientes de los hidrocarburos, etc. Las medidas de carácter institucional han definido atribuciones y competencias para los gobiernos subnacionales; y en el ámbito fiscal se ha establecido el origen y destino de los recursos para el funcionamiento de estas instancias. Las transferencias de recursos han tenido una distribución isotónica52 y a pesar de criterios de ecualización, como los fondos de compensación departamental, en general las transferencias no han respondido a una distribución que permita un desarrollo equilibrado o equitativo a la diversidad de municipios y departamentos de nuestro país, ya que no es lo mismo Bs 200.000 para el Municipio de Nazacara de Pacajes, que tiene menos de 300 habitantes, que para el Municipio de Santa Cruz de la Sierra, que tiene más de un millón de habitantes. El destino de los recursos financieros transferidos después de la asignación por coparticipación definida en la Ley de Participación Popular, en general ha priorizado las inversiones en salud, educación y en menor grado (pero de manera creciente), en promoción al desarrollo económico-productivo; la ley del dialogo especifica más claramente el destino de los recursos de la reducción de la deuda externa, hacia el alivio a la pobreza y últimamente los recursos del IDH53, que mantienen las inversiones sociales, visibilizan mejor las inversiones en promoción del

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ZOPP: Ziel Orienterte Projekt Planung, Planificación de Proyectos Dirigidos a Objetivos; FODA: análisis de fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas. Distribución “a todos por igual”, sin considerar las características diferenciadas de cada municipio en diferentes ámbitos (necesidades, capacidades, etc.), según Barrios, 2004. Decreto Supremo 28421.

desarrollo económico y adicionalmente aparece la seguridad ciudadana como nuevo destino de las inversiones. Se debe destacar que también las universidades públicas son beneficiarias de una importante proporción de los recursos del IDH, los mismos que tienen una definición específica para su ejecución. De acuerdo a lo anterior se observa que no existen asignaciones específicas para los temas de ambiente y sostenibilidad; quizás la única referencia normativa especifica, es la indicada en el Reglamento de Residuos Sólidos de la Ley del Medio Ambiente, que en su Art. 13 define que por lo menos el 2% de los ingresos por los servicios de residuos sólidos, deben destinarse a actividades de educación sobre residuos sólidos. Hoy, a la luz de las tendencias desarrollistas de fuerte base social popular, se podrían enfrentar problemas ambientales de gran magnitud, sin los recursos necesarios para enfrentarlos. En todo caso, no se trata de buscar un porcentaje de recursos para destinarlos a las inversiones en ambiente y sostenibilidad, como el 2% referido líneas arriba, ya que este tipo de asignaciones proporcionales suelen tener un efecto regresivo y además no podrían expresar las múltiples realidades de municipios y prefecturas del país. Modelo competencial ambiental en los diferentes niveles del gobierno Durante los anteriores años, en el curso de maduración del ciclo de políticas públicas referidas a temas integrales (como desarrollo, ambiente, etc.) y la dificultad creciente del modelo de desarrollo vigente para un tratamiento desintegrado de temas integrales, se ha generado un desorden normativo-competencial y, por tanto, la inexistencia de un modelo de definición de competencias entre los diferentes sectores y niveles de gobierno. Esto ha sido más fuerte en el tema ambiental, ya que por su carácter integral es multisectorial y diseminado en los diferentes niveles de gobierno. Esto se puede observar fácilmente en la diversidad de normas y planes ambientales existentes, que definen diferentes tipos de competencias entre los sectores, sin una coherencia entre ellas. Actualmente, el Plan Nacional de Desarrollo ha propuesto la transversalización del tema ambiental en el desarrollo, pero aún se mantienen las incoherencias, como el hecho de que la autoridad ambiental competente para actividades de minería e hidrocarburos se encuentre en el Ministerio de Agropecuaria y Desarrollo Rural. Por otro lado, la ejecución de planes nacionales carece de articulación efectiva (obligatoria) con los niveles subnacionales; es el caso por ejemplo para el Plan Nacional de Cuencas o las iniciativas de regionalización territorial de los Viceministerios de Planificación y Descentralización. La posibilidad de la aprobación de una Nueva Constitución Política del Estado, y el establecimiento de gobiernos subnacionales, define una oportunidad única para estos propósitos. Para ello, es necesario evaluar el conjunto de las políticas de gestión ambiental, que incluya a los diferentes sectores y niveles de gobierno para diseñar un modelo competencial coherente y efectivo. Necesidad de una gestión del ambiente y la sostenibilidad bajo un enfoque transversal Como se dijo anteriormente, los procesos estratégicos de gestión ambiental subnacional se han basado en un modelo sectorial, que ha sido inefectivo. La intención más avanzada de articular los temas de ambiente y sostenibilidad en el desarrollo

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fue la propuesta de la Municipalidad de Cochabamba, que a fines del 2004 presentó un proyecto para la formulación de la Agenda 21 Municipal del Cercado.54 Esta iniciativa fue ampliamente discutida, ese mismo año, en el Primer Encuentro Nacional de Unidades Ambientales que organizó esta Municipalidad, con el apoyo del Viceministerio de Biodiversidad, Recursos Naturales y Medio Ambiente, al cual asistieron más de 60 técnicos de prefecturas y municipalidades de todo el país; algún, el resultado fue un Plan de Acción Ambiental con denominación de Agenda 21, es decir el tratamiento sectorial no logró ser superado. Algo similar se observa en el contenido de la propuesta de Agenda 21 de la Municipalidad de La Paz, que también tiene notables características sectoriales. Es evidente que el modelo de tratamiento de los temas de ambiente y sostenibilidad han sido inefectivos y, considerando el proceso histórico de nuestro país, se debe convenir en que se ha cumplido un ciclo y por ello se deben proponer nuevos enfoques de gestión ambiental para el desarrollo. Si bien puede haber diferentes enfoques y metodologías, que pretendan conducir a un manejo adecuado de los temas ambientales en los procesos de desarrollo, no son suficientes si la concepción de transversalidad no está precisada claramente, ya que puede suceder que, como en Cochabamba, un enfoque concebido para transversalizar, como es la Agenda 21 Local, se lo convierta en sectorial. Uno de los efectos centrales del enfoque de transversalización, además de la necesaria articulación de los temas ambientales al desarrollo, es su carácter preventivo, puesto que el tratamiento de los temas ambientales o de manejo de recursos naturales renovables, es simultáneo a las actividades de desarrollo. Sin embargo, la dificultad radica en la carencia de instrumentos metodológicos para transversalizar ambiente y sostenibilidad en la planificación y gestión estratégicas del desarrollo. Por tanto es necesario entender la transversalización como el proceso por el cual, los temas de ambiente y sostenibilidad son introducidos en el conjunto de las estrategias (proyectos, actividades, etc.) de la planificación y gestión del desarrollo, principalmente asociadas a las actividades económicoproductivas y no sólo como un capitulo sectorial de Recursos Naturales o Calidad Ambiental, sin que esto limite la consideración de temas sectoriales que por sus características y magnitudes no pueden ser articulados a alguna actividad especifica. A partir de este enfoque se deben desprender los diferentes temas que corresponden a la gestión del ambiente y la sostenibilidad municipal y su articulación a los diferentes niveles de la gestión pública. Se deben considerar prioritariamente los siguientes aspectos:  En consideración a las características diferenciadas de los municipios de Bolivia, se deben diseñan instrumentos y modelos también diferenciados para la gestión ambiental municipal, se ha de entender que no es lo mismo hacer gestión ambiental en Santa Cruz de la Sierra y en Yunguyo del Litoral. Esto plantea desafíos para la gestión supramunicipal, los cuales deben ser asumidos por prefecturas y mancomunidades.  La Planificación del Desarrollo que está definida por el Sistema Nacional de Planificación, a través de los manuales de planificación participativa y los manuales para la formulación de los planes de ordenamiento territorial debe asimilar los aspectos ambientales, expresados en los planes de acción ambiental municipal y, en conjunto, deben constituir un único instrumento de planificación del desarrollo sostenible. Es decir, se debe eliminar la práctica de elabo-

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ración de diferentes tipos de planes, para elaborar un único plan de desarrollo sostenible basado en el ordenamiento territorial y en el cual los aspectos de ambiente y sostenibilidad estén incluidos transversalmente.  Se debe efectuar una evaluación de las propuestas de descentralización y regionalización a la luz del enfoque ecosistémico y, a partir de ello, proponer estrategias que permitan que las iniciativas de descentralización y regionalización consideren conceptos de conservación de los ecosistemas. Para ello, las mancomunidades son un escenario potencial de mucha importancia, en sí mismos y además para el acercamiento a la planificación regional. Ello permitiría introducir los (tan abandonados) criterios biofísicos o ecosistémicos en la planificación del desarrollo, lo que a su vez implicaría una gestión adecuada y sostenible del ambiente y los recursos naturales.  Es necesario aplicar criterios de planificación-gestión en escenarios de incertidumbre, lo que requiere establecer verdaderas y efectivas alianzas entre los diversos actores involucrados en la problemática del ambiente y desarrollo local, y debe hacerse en base a la intercooperación y gestión asociada entre involucrados y/o cooperación intermunicipal. La misma debe ser innovadora y flexible, permitiendo por una parte aprovechar efectiva y sinérgicamente las capacidades existentes frente a la insuficiencia de recursos y medios, y por otra, viabilizar la gestión participativa del proceso de planificación  Es imprescindible evaluar el modelo competencial-fiscal para la gestión del ambiente y la sostenibilidad. Por tanto se debe pensar en mecanismos capaces de tomar en cuenta el enfoque de transversalización entre ambiente y actividad productiva, a la hora de definir el destino de los recursos transferidos y por otra parte se debe considerar la forma de relacionar ambiente y sostenibilidad en las asignaciones para el tema de seguridad ciudadana y los recursos que se destinan a las universidades. Para ello se requiere diseñar una estrategia fiscal que permita considerar los temas ambientales en la definición del destino de los recursos asignados a los diferentes niveles de gobierno y según las temáticas consideradas.

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Capítulo 17 Estado de situación de la legislación ambiental e institucional por Marianela Hidalgo Claros

Introducción y antecedentes En consideración a la amplitud de los temas y de la legislación que regula cada uno de éstos, el presente informe ambiental se constituye en una síntesis de los aspectos más relevantes contenidos en la Ley del Medio Ambiente (LMA) Nº 1333 del 27 de abril de 1992 y, a partir de la evolución de cada uno de éstos, centra su atención de manera especial en temas que hoy por hoy ameritan ser considerados, por dos criterios:  Insuficiencia, caducidad o debilidad de la legislación especial por diferentes causas.  Desorden de la legislación especial por sobreposición de intereses sectoriales sobre el interés colectivo. Ambos aspectos restan eficacia a los objetivos planteados y mandatos contenidos en la propia LMA, lo que lleva a que la gestión ambiental adolezca de serias deficiencias. En este contexto, el presente informe en una primera parte, abarcará de manera ampliada lo relativo a la legislación aplicable a la: evaluación de impacto ambiental, áreas protegidas, ordenamiento territorial, educación ambiental, y recurso hídrico y temas conexos. En la segunda parte, el informe contiene un análisis retrospectivo del marco institucional, así como un análisis de los aspectos relevantes del marco institucional vigente. La legislación ambiental boliviana nace, al igual que en muchos otros países hace muchos años, sin embargo ésta se caracterizaba por estar contenida en regulaciones dispersas, en normas sectoriales o más bien por constituir una normativa casual con relevancia ambiental, que en muchos casos no logra cumplir los efectos deseados. En lo que hace al marco institucional, no se contaba tampoco con instituciones responsables, especializadas en el tema ambiental, o las funciones recaían en diversas autoridades. Recién en la década de los 90, Bolivia trató el tema en una Ley especial, a través de la cual se pretendía corregir todas las deficiencias detectadas en la legislación existente, bajo un enfoque integral.

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1. Análisis de la evolución del marco legal a partir de la Ley del Medio Ambiente Aspectos generales La Ley del Medio Ambiente en Bolivia denota un enfoque integral en su tratamiento, abarcando temas referidos a los recursos naturales renovables y no renovables, a las áreas protegidas, a la evaluación de impacto ambiental, ordenamiento territorial y tipifica una serie de acciones del hombre como delitos ambientales. En las disposiciones generales, se introduce por primera vez el concepto de “Desarrollo Sostenible” entendido como: el proceso mediante el cual se satisfacen las necesidades de la actual generación, sin poner en riesgo la satisfacción de necesidades de las generaciones futuras, como una tarea global de carácter permanente. Con la declaración expresa del medio ambiente y los recursos naturales como patrimonio de la nación, el objeto de la Ley precisamente es su protección y conservación, “regulando” las acciones del hombre frente a la naturaleza, promoviendo el desarrollo sostenible para mejorar la calidad de vida de la población. Calidad ambiental y actividades susceptibles de degradar el Medio Ambiente: En cuanto a la calidad ambiental, la LMA incorpora un capítulo expreso donde señala que el Estado y la sociedad tienen el deber de garantizar a cada persona y ser viviente el disfrutar de un ambiente sano y agradable en el desarrollo y ejercicio de sus actividades, por ello el control de la calidad ambiental es de necesidad y utilidad pública e interés social. Como objetivos de la calidad ambiental están los de:  Preservar, conservar, mejorar y restaurar el medio ambiente y los recursos naturales para elevar la calidad de vida de la población.  Normar y regular la utilización del medio ambiente y recursos naturales en beneficio de la sociedad en su conjunto.  Prevenir, controlar, restringir y evitar actividades que conlleven efectos nocivos para la salud o deterioren el medio ambiente y los recursos naturales. Todas las personas naturales o colectivas que desarrollen actividades susceptibles de degradar el medio ambiente, deben tomar las medidas preventivas que correspondan, informar a la autoridad competente y a los posibles afectados para evitar daños a la salud de las personas y daños al medio ambiente, reconociendo dentro de éstas: a las que contaminan el aire, las aguas, el suelo y subsuelo, las que alteran el patrimonio natural y cultural, las acciones que producen el deterioro ambiental temporal o permanente y que inciden en la salud de la población. Instrumentos de Planificación Ambiental La LMA dispone que la planificación del desarrollo a nivel nacional y regional del país debe incorporar la dimensión ambiental, a través de un proceso dinámico, permanente y concertado entre las diferentes entidades involucradas en la problemática ambiental. Entre los instrumentos básicos de planificación la LMA reconoce a los siguientes:

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• Formulación de planes, programas y proyectos a nivel nacional, departamental y local. • Ordenamiento territorial. • Manejo integral y sostenible de los recursos a nivel de cuenca. • Estudios de Evaluación de Impacto Ambiental (EEIA). • Mecanismos de coordinación y concertación intersectorial. • Inventarios, diagnósticos, estudios y otras fuentes de información. • Medios de evaluación, control y seguimiento de la calidad ambiental.

Con relación a los instrumentos de planificación ambiental previstos en la LMA se emiten las siguientes consideraciones:  A la fecha, uno de los instrumentos de planificación ambiental más utilizados son los EEIA, no obstante, éstos a la hora de su formulación no son concebidos como tal y su contenido en muchos casos presenta grandes deficiencias, desvirtuando la utilidad del mismo, al constituirse la Licencia Ambiental en el fin y no en el medio para optimizar la gestión ambiental de las obras, actividades o proyectos a ejecutarse.  Otro instrumento de planificación que está siendo desarrollado con mayor énfasis durante los últimos años, es el ordenamiento territorial; no obstante, los planes a nivel departamental y municipal responden a diferentes metodologías, escalas, etc. lo que resta eficacia y credibilidad a su contenido en algunos casos.  No existe una complementariedad ni articulación entre los diferentes instrumentos de planificación ambiental, por ejemplo los EEIA no guardan relación con los Planes de Ordenamiento Territorial, ni con los Planes de Manejo Integral de Cuencas, tampoco existe una complementariedad entre estos últimos.  Los Planes de Manejo Integral de Cuencas, son valiosos instrumentos de planificación ambiental, no obstante, en la práctica son escasas las experiencias en el tema a nivel país.

A partir de la incorporación de diversos temas relevantes para la gestión ambiental en la Ley del Medio Ambiente y los mandatos contenidos en ésta después de 1992, la legislación ambiental en Bolivia ha evolucionado sólo de manera relativa y en algunos casos de forma deficiente. A continuación se analiza con mayor detenimiento algunos temas de mayor interés, a saber la evaluación de impactos ambientales, las áreas protegidas, la educación ambiental, el ordenamiento territorial, los recursos naturales en general, y los recursos hídricos. Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) El marco legal de la EIA básicamente se encuentra en las siguientes disposiciones legales: • Ley del Medio Ambiente Nº 1333 del 27.04.08. • Reglamento de Prevención y Control Ambiental – DS 24176 de 1995. • Reglamento modificatorio al Reglamento de Gestión y de Prevención y Control Ambiental DS 28592 de 2006.

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• Normas conexas contenidas en el cuerpo reglamentario de la LMA – DS 24176. (Reglamento de Gestión Ambiental, Reglamento de Contaminación Hídrica, Reglamento de Contaminación Atmosférica, Reglamento de Residuos Sólidos, Reglamento de Sustancias Peligrosas). • Reglamento Ambiental del Sector Hidrocarburos - DS 24335 del 19.07.96. • Reglamento Ambiental Minero - DS 24782 del 31.07.97. • Reglamento Ambiental del Sector de Industria Manufacturero - DS 26736. La Ley del Medio Ambiente define a la EIA como el conjunto de procedimientos administrativos, estudios y sistemas técnicos que permiten estimar los efectos que la ejecución de una determinada obra, actividad o proyecto puedan causar sobre el medio ambiente. El Reglamento de Prevención y Control Ambiental y sus disposiciones complementarias y modificatorias, regulan lo relativo a evaluación de impacto ambiental. Entre los aspectos importantes dispone lo siguiente:  La Evaluación de Impacto Ambiental tiene como objetivos identificar y predecir los impactos que un proyecto, obra o actividad pueda ocasionar sobre el medio ambiente o la población, para establecer las medidas necesarias que eviten o mitiguen los que fuesen negativos, e incentivar los impactos positivos.  Aplicar los instrumentos preventivos (Ficha Ambiental, Estudio de Evaluación de Impacto Ambiental y Declaratoria de Impacto Ambiental).  En la fase de prevención, se aplica a todas las obras, actividades y proyectos, (AOP) públicos o privados, así como a programas y planes, con carácter previo a su fase de inversión, cualquier acción de implementación o ampliación.  En la fase de control, se aplica a todas las AOP públicos o privados, que se encuentren en proceso de implementación, operación, mantenimiento o etapa de abandono.  Establece el marco institucional con funciones claramente definidas para las autoridades competentes en la tramitación y obtención de la licencia ambiental.  Contiene el procedimiento para la obtención de la licencia ambiental y clasifica estas últimas en función a diversos criterios.  Define los instrumentos de regulación de la evaluación de impacto ambiental desde el inicio del procedimiento hasta la obtención de la licencia ambiental. La intención inicial (y el mandato contenido en el propio Reglamento) fue que, tanto el sector público como privado de las diferentes áreas se rijan bajo un mismo instrumento legal, el cual, en el marco de lo previsto en la LMA, podría ser complementado por los sectores con normas técnicas. Esto ocurrió cuando el sector de hidrocarburos aprobó el Reglamento Ambiental del Sector Hidrocarburos (RASH) el año 1996.

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No obstante, el año 1997 la legislación sobre evaluación de impacto ambiental se va desordenando a partir de la aprobación del Reglamento Ambiental Minero, el cual modifica los instrumentos de regulación previstos en el Reglamento de Prevención y Control Ambiental, como el formulario EMAP en lugar de la Ficha Ambiental o las competencias de las autoridades establecidas en la norma inicial,

generando perjuicios indirectos al propio sector minero que a la hora de tramitar su Licencia Ambiental debe afrontar una serie de tropiezos por las modificaciones efectuadas en el Reglamento del Sector. El año 2001 el desorden sobre la legislación de evaluación de impacto ambiental se acentuó aún más con la aprobación del Reglamento Ambiental del Sector de Industria Manufacturera (RASIM), el cual en un intento por facilitar la gestión ambiental del sector, rompe en definitiva el marco institucional inicialmente previsto así como la normativa general contenida en el RPCA, sin derogar expresamente obligaciones contenidas en el cuerpo reglamentario de la LMA. Esta situación, al igual que en sector minero, más que una ayuda para el sector genera duplicidad en las obligaciones y resta claridad para las empresas que intentan desarrollar una gestión responsable. Por otro lado, al modificar el marco institucional y dejar la responsabilidad en los Gobiernos Municipales (los cuales en un porcentaje superior al 60%, después de 15 años de vigencia de la LMA aún no cuentan con una Unidad Ambiental establecida), generó total incumplimiento a las funciones conferidas por el RASIM. Lo señalado resta eficacia no sólo a la norma como tal, sino a los objetivos que persigue la evaluación de impacto ambiental como instrumento de planificación ambiental, debido a que en la generalidad de los casos en lugar de complementar el marco legal vigente con normas técnicas, se contradice y desordena el marco legal e institucional inicialmente establecido. Probablemente el concebir a la EIA como el conjunto de procedimientos administrativos y no como un instrumento fundamental para guiar adecuadamente la toma de decisiones, ha sido la causa para que, a nivel de la propia instancia responsable de la gestión ambiental (Autoridad Ambiental competente) y principalmente las instancias sectoriales coadyuvantes (Organismos Sectoriales competentes), no se entienda a la EIA y a los instrumentos preventivos o regulatorios que forman parte de ella, como un mecanismo real que oriente a las propias autoridades en la toma de decisiones con la finalidad de prevenir y mitigar los impactos ambientales derivados de las acciones del hombre traducidos en obras, actividades o proyectos. Menos se ha avanzado aún en el tema de evaluación ambiental estratégica (EAE), la cual adolece de vacíos normativos para guiar los procesos en marcha, situación que propicia que los resultados de las iniciativas en curso sin duda sean muy diferentes en cuanto estructura, contenido y resultados. La EAE tampoco ha sido utilizada por el propio Estado para guiar sus decisiones en lo relativo a políticas y normas. Áreas Protegidas A 15 años de la vigencia de la LMA, se cuenta con un Proyecto de Ley consensuado desde el año 2001, no obstante, a la fecha, aún no se tiene aprobada la Ley de Áreas Protegidas y su legislación se encuentra dispersa en diversas normas legales. El marco legal de las áreas protegidas, básicamente está contenido en: • • • •

Convenio sobre Diversidad Biológica - Ley 1580 del 15.06.94. Ley del Medio Ambiente Nº 1333 del 27.04.08. Reglamento General de Áreas Protegidas - DS 24781 del 31.07.97. Reglamento General de Operación Turística en Áreas Protegidas DS 28591 del 17.01.06. • Normas especiales de declaratoria de cada una de las áreas protegidas existentes en el país.

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La Ley del Medio Ambiente en un capítulo específico:  Crea el Sistema Nacional de Areas Protegidas (SNAP) y establece que las áreas protegidas (APs) constituyen áreas naturales con o sin intervención humana, declaradas bajo protección del Estado mediante disposiciones legales.  Establece que el propósito es la protección y conservación de flora y fauna silvestre, recursos genéticos, ecosistemas naturales, cuencas hidrográficas y valores de interés científico, estético, histórico, económico y social con la finalidad de conservar y preservar el patrimonio natural y cultural del país.  Declara a las áreas como patrimonio del Estado y de interés público y social, debiendo ser administradas según sus categorías, zonificación y reglamentación.  Determina que la declaratoria de un área protegida es compatible con la población local, considerando objetivos de conservación y planes de manejo.  Manda que mediante legislación especial se definan las categorías de manejo de las APs, asimismo se establezcan las normas de creación de un AP, su manejo y conservación. El 31.07.97, mediante DS 24781, se aprobó el Reglamento General de Áreas Protegidas para regular la gestión de las áreas protegidas en el marco de lo dispuesto por la LMA; el reglamento contiene disposiciones fundamentales:  Define categorías de manejo y mecanismos e instrumentos de planificación y gestión.  Define el marco institucional a nivel nacional, departamental y a nivel de cada área protegida; y confiere atribuciones y competencias a cada una de las instancias competentes.  Prevé restricciones para usuarios, permisionarios, concesionarios y propietarios a cualquier título para el uso y aprovechamiento de recursos naturales en APs declaradas, en función a la categoría, zonificación, planes de manejo y reglamentos de uso y a las emergentes de su título.  Establece que la ocupación ilegítima de APs no confiere ningún derecho a sus autores. Los Directores de Áreas deben efectuar acciones penales o administrativas correspondientes contra quienes ocupasen ilegítimamente un área bajo responsabilidad.  Señala que ninguna autoridad, organismo, sector o instancia administrativa podrá asumir, ignorar o sobrepasar la jurisdicción especial de las APs. Lo señalado y la gestión misma de las áreas demuestran que si bien las disposiciones legales contenidas en la LMA son de gran importancia, éstas son insuficientes para garantizar el cumplimiento efectivo de los objetivos de un área protegida. Asimismo, ante el vacío de una Ley de Áreas Protegidas, el Reglamento General de Áreas Protegidas se constituye en la norma legal principal. No obstante, su rango jerárquico inferior frente a otras Leyes sectoriales que regulan aspectos relativos a las áreas protegidas, sin considerar la legislación ni la jurisdicción especial de las áreas protegidas, dificulta su total aplicación y pone a las áreas en situación de desventaja e inseguridad jurídica.

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En cuanto al marco institucional aplicable, a la fecha es el Ministerio de Desarrollo Rural Agricultura y Medio Ambiente a través del Viceministerio de Biodiversidad, que supervisa el funcionamiento en cuanto al cumplimiento de normas, objetivos y resultados por parte del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP) El SERNAP a cargo de un Director Ejecutivo, se crea como instancia desconcentrada del Ministerio de Desarrollo Rural, con competencia nacional, responsable de coordinar el funcionamiento del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP), cuyas tareas no pueden ser duplicadas, ni en la estructura central por Viceministerios o Direcciones Generales, ni en las Prefecturas de Departamento. A nivel de cada área protegida, se encuentra el Director de Área, el cual se halla bajo dependencia del SERNAP, es la máxima instancia de decisión dentro del área protegida en el marco de su competencia. Educación ambiental Sobre el tema la LMA dispone que las instancias competentes del Estado deben definir políticas y estrategias para desarrollar programas de educación ambiental formal y no formal. Asimismo prevé que la temática ambiental sea incorporada en los planes y programas en todos los grados, niveles, ciclos y modalidades de enseñanza del sistema educativo. Las universidades autónomas y privadas deben orientar sus programas de estudio y formación profesional para contribuir al logro del desarrollo sostenible y protección del medio ambiente. Por otro lado, también los medios de comunicación social deben fomentar y facilitar acciones para la educación e información ambiental y su conservación. En cuanto a los objetivos de la LMA, se podría decir que existen avances incipientes en lo relativo a la incorporación de la temática ambiental en planes y programas educativos a nivel de colegio. A nivel de las Universidades igualmente el avance es lento y en muchos casos se presentan serias deficiencias por la falta de claridad en cuanto al contenido y dirección de los programas de pregrado y postgrado. Los medios de comunicación social tampoco se han insertado en el proceso de educación e información ambiental como corresponde, más allá de iniciativas aisladas, éstos vuelcan su atención a los temas ambientales sólo cuando se presentan hechos de contaminación, incendios u otros que pueden ser utilizados momentáneamente como noticias relevantes, sin que existan iniciativas de seguimiento o investigación que pudieran coadyuvar en la información y educación ambiental a la población boliviana. En cuanto al marco legal, más allá de los objetivos previstos en la LMA no se cuenta con un marco legal que permita guiar de mejor manera estos procesos. En lo relativo al marco institucional la situación es igual o más preocupante ya que a la fecha, tampoco se cuenta con una instancia gubernamental responsable de impulsar el proceso de educación ambiental en Bolivia. Lo señalado, sin duda, resta posibilidades de propiciar iniciativas no sólo orientadas a la educación ambiental de la población boliviana en general, sino fundamentalmente a la educación ambiental de actores involucrados en la toma de decisiones a nivel de los diferentes Poderes del Estado, teniendo presente que en el Poder Ejecutivo y Legislativo se adoptan decisiones traducidas en normas legales y que el Poder Judicial es el responsable de su aplicación.

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Ordenamiento Territorial El marco legal sobre la materia está contenido en las siguientes disposiciones legales: • Ley del Medio Ambiente No 1333 del 27.04.92. • Reglamento de Gestión Ambiental DS 24176 del 8.12.95. • R.S. 217075 del 5.06.97 que contiene disposiciones para el OT y establece el marco institucional. • Normas conexas: Ley de Participación Popular No 1551 del 20.04.94, Ley de Descentralización Administrativa No 1654 del 28.7.95, Ley de Municipalidades No 2028 del 28.10.99. La Ley del Medio Ambiente, al igual que en otros casos, hace referencia por primera vez al Ordenamiento Territorial. Dentro de las bases para lograr políticas orientadas a mejorar la calidad de vida de la población, está el establecimiento del ordenamiento territorial, a través de la zonificación ecológica, económica, social y cultural; la LMA aclara que el ordenamiento territorial no implica la alteración de la división política nacional establecida. Asimismo, la LMA considera al ordenamiento territorial como un instrumento esencial de la planificación, sin embargo, se reitera que es importante establecer cual el grado de relacionamiento con otros instrumentos de planificación como los Estudios de Evaluación de Impacto Ambiental o el manejo integral de cuencas, ya que éstos podrían coadyuvar en la formulación de los Planes de Ordenamiento Territorial; o viceversa el Plan de Uso del Suelo (PLUS) y el Plan de Ordenamiento Territorial (PLOT) podrían ser considerados en esos otros instrumentos, ese es un vacío de gestión que requiere ser considerado a futuro. A mediados del año 1997 entró en vigencia la R.S. 217075, norma legal que aprueba el Marco General del Ordenamiento Territorial complementario a las Normas Básicas del SISPLAN. El rango jurídico de esta disposición legal, pese a la importancia de su contenido, incide negativamente en cuanto al cumplimiento de las responsabilidades asignadas a las instituciones del sector público. La citada norma señala que el ordenamiento territorial es complementario a la planificación estratégica debiendo participar los sectores públicos sujetándose a lo dispuesto por el SISPLAN. El Ordenamiento Territorial busca armonizar el bienestar de la población con la optimización del aprovechamiento de los recursos existentes, para ello articula la dimensión espacial con los intereses de sector, de los departamentos y municipios, siendo fundamental la articulación de ambos procesos, debido a que los Planes de Ocupación del Territorio (POT) contienen la información sobre la ocupación del territorio y uso de los recursos naturales, criterios que orientan la localización de los programas y proyectos de inversión, información que sirve para el ajuste permanente de los planes de desarrollo. Con relación al Plan Nacional de Ordenamiento Territorial, señala que éste es el resultado de la compatibilización y síntesis de los Planes Departamentales de OT, que contiene la estrategia nacional para el ordenamiento del territorio y la política de ocupación del mismo, en el marco del PGDES. El Plan de Ordenamiento Territorial departamental y municipal, está compuesto por el Plan de Uso del Suelo (PLUS) y el Plan de Ocupación del Territorio (POT).

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 En relación al PLUS, la norma prevé que éste asigna usos del suelo con base en la zonificación agroecológica económica, tomando en cuenta la aptitud,

potencialidades, capacidades ecológicas, condiciones socioeconómicas e incorporación de áreas definidas para uso de suelo urbano.  En lo referente al plan de ocupación del territorio, de acuerdo a la norma precitada, éste debería contener un sistema jerarquizado de asentamientos poblacionales con roles y funciones productivos y de servicios públicos y básicos, así como la localización de infraestructura vial, comunicacional, de energía, de servicios básicos y sociales, que sirva para orientar la distribución de la población, la integración física, la dotación de servicios básicos y sociales, y la generación de oportunidades de desarrollo para la población en función de las potencialidades y recursos existentes y también para orientar y definir prioridades de inversión, de acuerdo a las necesidades de la población ahora y en el futuro. Desde el año 2001, se cuenta con las Guías Metodológicas que guían la formulación de Planes de Ordenamiento Territorial a nivel municipal y departamental. A la fecha, precisamente estas Guías están siendo utilizadas para avanzar en la formulación de Planes, no obstante, debido a deficiencias o vacíos detectadas en las mismas, la formulación de planes presenta muchas diferencias en cuanto a contenido entre unos y otros y en muchos casos adolecen de deficiencias. Finalmente, es importante resaltar la ausencia de la Ley de Ordenamiento Territorial, la misma que luego de haber sido aprobada por la Cámara de Senadores el año 2000, no corrió la misma suerte en la H. Cámara de Diputados ya que el tratamiento del Proyecto no ha progresado, dejando un vacío importante en la legislación ambiental, al igual que en una serie de temas como el recurso hídrico, áreas protegidas, entre otros. Enfoque integral de los recursos naturales La LMA incorpora en un Título todo lo relativo a recursos naturales renovables y no renovables y establece que:  El Estado y la sociedad están obligados a preservar, conservar, restaurar y promover el aprovechamiento de los recursos naturales renovables (flora y fauna, agua, aire, suelo).  Los particulares pueden usar un recurso en tanto la actividad no sea perjudicial al interés colectivo y se asegure su uso sostenible.  Las leyes especiales de cada recurso deben establecer las normas que regulen los distintos modos de cada recurso según características propias de los mismos.  En cuanto a los recursos naturales no renovables la LMA dispone que éstos pertenecen al dominio originario del Estado. Si bien a la fecha, se ha avanzado y se cuenta con legislación sobre tierras, recursos forestales y recursos no renovables, el tema de recursos hídricos, pese a su gran relevancia no ha merecido el mismo trato y hoy por hoy presenta una serie de deficiencias, razón por la cual haremos referencia de manera sintética a los aspectos más preocupantes.

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Recursos hídricos En cuanto al recurso hídrico la ley dispone que el agua en cualquier estado, es de dominio originario del Estado y constituye un recurso básico para todos los procesos vitales. Establece que:  Su protección y conservación es tarea fundamental del Estado y la sociedad, que la planificación, protección y conservación de las aguas en todos sus estados y el manejo integral y control de las cuencas es prioridad nacional.  Que el Estado priorizará acciones para garantizar agua de consumo para toda la población y normará y controlará el vertido de cualquier sustancia o residuo que cause contaminación de las aguas o degradación de su entorno.  Pese a las disposiciones contenidas en la LMA (más de 15 años de vigencia), es importante destacar que a la fecha existe un vacío legal en cuanto a una Ley que regule el otorgamiento de derechos del recurso hídrico con diferentes fines, existe una Ley obsoleta del año 1906 la cual incluso contiene disposiciones contrarias a la Constitución Política del Estado, por tanto, implícitamente está derogada en casi todo su contenido.  Además de la LMA y la Ley de Aguas, se cuenta con una serie de disposiciones legales que directa e indirectamente regulan el uso del agua y establecen marcos institucionales diferenciados, cada uno de éstos con competencias sobre la administración del agua, tales como: • • • • • • • • • • • • •

Código Civil de 2 de abril de 1976. Ley de Organización del Poder Ejecutivo No 3351 del 21.02.06. DS No 28631 del 8.03.06. Ley No 2028 del 28.10.99 (Ley de Municipalidades). Ley No 2878 del 8.10.04 (Ley de Promoción y Apoyo al Sector Riego). DS No 28818 del 2.08.06. DS No 28819 del 2.08.06. Ley No 2066 de 11.04.2000 (Ley de Agua Potable y Alcantarillado Sanitario). DS 24176 del 8.12.95. Ley 1654 del 28.07.95 (Ley de Descentralización Administrativa). Ley 1604 de 21.12.94 (Ley de Electricidad). Ley No 1777 del 17.03.97 (Código de Minería). DS 24043 de 28.06.95.

A la fecha, una de las grandes deficiencias para la gestión de este vital recurso, es la falta de una Autoridad del Agua responsable de la administración del agua para múltiples usos, la definición de mecanismos para otorgar derechos de uso, plazos y otros aspectos imprescindibles para garantizar una gestión medianamente eficiente. Otro aspecto preocupante del marco institucional vigente es que, pese a las modificaciones de la organización del Poder Ejecutivo y la creación de un Ministerio del Agua, prácticamente ninguna de las deficiencias detectadas han sido corregidas, siendo el Ministerio del Agua otra instancia más dentro del desorden institucional existente, debido a que sus atribuciones y funciones se limitan a la formulación y ejecución de la política integral y sostenible de los recursos hídricos así como a acciones de coordinación. Entre las instancias con competencia en la gestión y protección del recurso hídrico se encuentran:

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• • • • • • • • •

Ministerio del Agua Ministerio de Desarrollo Rural y Medio Ambiente Prefectura de Departamento Gobierno Municipal Superintendencia de Agua Potable y Saneamiento Básico Superintendencia de Electricidad Superintendencia de Minas Servicio Nacional de Riego Servicio Departamental de Riego

Por lo expuesto, la relevancia de las disposiciones contenidas en la LMA han quedado sin fuerza debido a que aún no se tiene claridad alguna respecto a la cantidad y calidad de nuestros recursos hídricos, menos existe una planificación para su disposición. Al contrario, se ha señalado que aún sin planificación alguna, son varias las instancias que participan de su administración, sin coordinación alguna.

2. Análisis sobre el marco institucional aplicable a la gestión ambiental A partir del análisis de la estructura institucional, atribuciones y competencias de los Ministerios y Viceministerios que inciden en la gestión ambiental integral, se emiten las siguientes consideraciones: Principales deficiencias en el marco Institucional anterior  El ex Ministerio de Desarrollo Sostenible, dentro de su estructura institucional contaba con cinco Viceministerios: Viceministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Viceministerio de Tierras, Viceministerio de Ordenamiento Territorial, Viceministerio de la Mujer y Viceministerio de la Niñez, Juventud y Tercera Edad.  Entre las deficiencias detectadas bajo esa estructura para el tratamiento de los recursos naturales y la gestión ambiental, estaba el tratamiento de temas referidos a género y generacionales, concretamente el hecho de contar dentro de la estructura institucional con temas e instancias adicionales al medio ambiente y recursos naturales, como el Viceministerio de la Mujer y el Viceministerio de la Niñez, Juventud y Tercera Edad, que le restaban identidad al Ministerio de Desarrollo Sostenible, ya que dicha temática está más relacionada con el tema de desarrollo humano.  Por otro lado, otra deficiencia detectada era el recargo de competencias que recaían en el Viceministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y la cantidad de instancias bajo su dependencia directa. En cuanto a los recursos naturales renovables, bajo su dependencia directa se encontraban cuatro Direcciones Generales: la Dirección General de Biodiversidad, la Dirección General de Desarrollo Forestal, la Dirección General de Cuencas, la Dirección General del Medio Ambiente. Por otra parte, bajo dependencia directa del Viceministro, se encontraban todos los Programas y Proyectos referidos a medio ambiente y recursos naturales, que en total sumaban más de diez. Si bien la cantidad de Programas y Proyectos dificultaba el desempeño del Viceministro, a la vez, el enfoque otorgado particularmente en la anterior gestión fue de que cada uno de estos Programas o Proyectos responda a los objetivos de gestión de cada una de las Direcciones Generales

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dependientes y no sean compartimientos estancos autónomos, ya que de ese modo podría generarse la duplicidad en cuanto a las funciones y actividades que desarrollaba cada Dirección General, como se ha podido establecer al inicio de gestión. Como ejemplo, el tema de servicios ambientales era tratado por todas las Direcciones Generales de manera aislada e independiente y por otro lado por alguno de los Programas como el de Cambios Climáticos, aspecto que reflejaba debilidad en los resultados, duplicidad de funciones y sobre todo mayor asignación de recursos financieros. Otra instancia dependiente del Viceministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales sujeta a supervisión y evaluación de gestión, era el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP) como instancia desconcentrada, con autonomía de gestión técnica y administrativa y competencia a nivel nacional, vale decir que sus funciones no se podían duplicar ni en la instancia central del ex Ministerio de Desarrollo Sostenible ni en las Prefecturas de Departamento. Es preciso hacer notar que la jerarquización de la autoridad competente de áreas protegidas bajo la figura del SERNAP, fue un proceso de varios años, ya que inicialmente, era una Unidad bajo la dependencia de una Dirección General la que trataba el tema de áreas protegidas, sin independencia técnica, legal ni administrativa. Pese al número de instancias dependientes, el hecho de que sólo el recurso tierra fuese objeto de tratamiento por otro Viceministerio, aún cuando éste también dependía del ex Ministerio de Desarrollo Sostenible, incidía negativamente en el tratamiento y visión integral para el manejo de los recursos naturales, ya que normalmente todos los problemas referidos a la tierra, iban ligados a otros recursos como el agua, recursos forestales, biodiversidad, etc. En este sentido, más bien la deficiencia detectada debió haber sido corregida siempre bajo una visión integral e interdependiente de la administración y conservación de los recursos y el medio ambiente. Aspectos preocupantes del actual marco institucional Es fundamental tener presente, que el actual gobierno parte de la premisa de jerarquizar el marco institucional de los recursos naturales y darle la importancia que merece el tema ambiental, si bien ambas pretensiones son correctas, se puede establecer que los cambios efectuados en la estructura actual del marco institucional aplicable al medio ambiente y recursos naturales no constituye una respuesta adecuada al objetivo previsto ni va en correspondencia con las afirmaciones efectuadas. Al contrario, el cómo se han realizado los cambios objeto de análisis, genera mayores deficiencias comparativas que las detectadas en el marco institucional anteriormente vigente. Mayor fraccionamiento en el tratamiento de los recursos naturales El marco institucional para el manejo de recursos naturales lejos de responder a una visión integral para su tratamiento y uso, de manera inexplicable divide el tratamiento de éstos en mayor grado, que lo que se observaba hasta el año 2006. En cuanto al agua

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La creación de un Ministerio de Aguas para tratar el tema de recursos hídricos parecería significativa por la importancia estratégica del recurso, no obstante, del análisis de las competencias y atribuciones reconocidas a este Ministerio, se establece que las deficiencias subyacentes en cuanto a la administración del recurso no se han resuelto, ya que el ámbito de competencia de este Ministerio, está limi-

tado al tratamiento de cuencas, al uso de aguas para riego y agua potable y lo concerniente a las aguas internacionales. Es preciso tener presente la importancia estratégica del recurso hídrico a nivel mundial, por los múltiples usos y servicios que brinda y sobre todo por la escasez del mismo y por ende, la necesidad de preservarlo en cuanto a su calidad; y por otro lado reconocer la interdependencia existente con otros recursos y con el componente ambiental. Dentro de las atribuciones conferidas al Ministerio del Agua no se prevén las de coordinación con otras instancias del Poder Ejecutivo que inciden en la gestión del recurso hídrico, ni con instituciones departamentales o municipales, que hoy por hoy tienen una serie de prerrogativas y responsabilidades sobre el recurso hídrico. Por otro lado, tal como se evidencia en la estructura institucional del Ministerio del Agua, se ha incorporado el Viceministerio de Servicios Básicos, aclarando que este Viceministerio anteriormente dependía del ex Ministerio de Servicios y Obras Públicas, actualmente denominado Ministerio de Obras Públicas, Servicios y Vivienda. Al respecto, es preciso destacar que este Viceministerio no está abocado exclusivamente al servicio de agua potable, sino también al de alcantarillado sanitario, disposición de excreta, residuos sólidos y drenaje pluvial, que van más allá del tema de uso y servicio del recurso hídrico con fines de agua potable. Probablemente era mejor mantener su ubicación dentro de la estructura del Ministerio de Obras Públicas, Servicios y Vivienda, ya que todos los servicios públicos como el de electricidad, comunicación y trasporte se hallan bajo dependencia de esta entidad, más aún cuando el Viceministerio de Servicios Básicos, como su nombre lo indica, también está abocado en general a servicios. En otras palabras, si se tuviera que partir del criterio de que el sector de agua potable hace uso del recurso hídrico para ese fin, no debería perderse de vista que los servicios de electricidad y el aprovechamiento de recursos no renovables, implican uso de recursos hídricos también y no por ello se encuentran bajo la estructura del Ministerio de Aguas; este es otro aspecto que muestra inconsistencia en el actual esquema institucional de dicho Ministerio y falta de visión integral en el manejo del recurso. En este contexto, la Superintendencia de Saneamiento Básico también pasa bajo tuición de este Ministerio de Recursos Naturales, cuando la misma depende del Sistema de Regulación Sectorial SIRESE, instancia que junto al resto de las Superintendencias de Servicios como Electricidad, Transporte, Telecomunicaciones, etc, se hallan bajo tuición del Ministerio de Obras Públicas, Servicios y Vivienda. Por otro lado, es preciso destacar que las deficiencias existentes en la legislación vigente de recursos hídricos, debido a la ausencia de una Ley de Aguas actualizada, reflejan la falta de una autoridad que administre el recurso hídrico, otorgando derechos sobre su uso. Ese vacío ha generado que varias leyes sectoriales incorporen previsiones donde la autoridad de sector, independientemente de su estructura, confiera transitoriamente derechos sobre el recurso agua como es el caso del sector de electricidad o riego, o que éste sea otorgado como un recurso accesorio, tal cual acontece en la legislación minera. La creación de un Ministerio del Agua si bien es importante desde el punto de vista que jerarquiza al recurso al igual que los hidrocarburos o minerales que desde hace varios años cuentan con propios Ministerios, lo negativo es la ausencia de mecanismos de coordinación con las autoridades que administran el recurso hídrico con múltiples fines. En cuanto al recurso tierra, recursos forestales, biodiversidad y áreas protegidas En lo relativo a la administración del recurso tierra, su tratamiento sigue siendo competencia de un Viceministerio de Tierra cuya dependencia actualmente es

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del Ministerio de Desarrollo Rural. El tratamiento de los recursos forestales y de biodiversidad dependen del Viceministerio de Biodiversidad, Recursos Forestales y Medio Ambiente que, al igual que el Viceministerio de Tierras, depende del Ministerio de Desarrollo Rural. Al respecto, es preciso señalar que los cambios efectuados no reflejan claridad alguna, ya que el tema agropecuario y de desarrollo rural junto con el tratamiento de la coca, hacen parte de la estructura institucional de dicho Ministerio, sin reflejar los nexos ni la necesidad de que temas tan diferentes sean competencia de una misma institución. En síntesis, el marco institucional actual no corrige las deficiencias detectadas en el régimen institucional anterior, al contrario las acrecienta porque constituye una fusión parcial de lo que era el ex Ministerio de Agricultura y el ex Ministerio de Desarrollo Sostenible. En cuanto a la Gestión Ambiental Más preocupante aún, es la poca claridad en el tratamiento del tema ambiental, ya que son dos Ministerios a través de dos Viceministerios diferentes los que tienen competencia sobre el tema, el Viceministerio de Biodiversidad, Recursos Forestales y Medio Ambiente y el Viceministerio de Planificación Territorial y Medio Ambiente. La estructura operativa de la Dirección General del Medio Ambiente había sido ignorada en el primer Decreto Reglamentario de la LOPE de manera incomprensible, ya que pese a que los dos Viceministerios llevan denominaciones relativas al medio ambiente, ninguno contemplaba el rol fundamental de autoridad ambiental competente a nivel nacional, atribución que anteriormente la ejercía el Viceministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Recién en el mes de abril mediante un Decreto complementario se subsana el vacío detectado, no obstante este vacío no ha sido adecuadamente tratado. Por una parte, el hecho de que la Dirección General de Medio Ambiente, que desde el año 1992 (a partir de la promulgación de la Ley del Medio Ambiente) había desarrollado funciones bajo la dependencia de la ex Secretaría Nacional del Medio Ambiente y posteriormente del Ministerio de Medio Ambiente o Ministerio de Desarrollo Sostenible, actualmente haya pasado a depender del Ministerio de Desarrollo Rural, concretamente bajo el Viceministerio de Biodiversidad, Recursos Forestales y Medio Ambiente, implica un retroceso del marco institucional anterior, donde era la instancia competente única reconocida como autoridad ambiental al margen de cualquier sector específico. Además genera una serie de confusiones, debido a que de acuerdo a la legislación ambiental, existe una autoridad ambiental nacional, cuyas características hacen a una instancia transversal y en ningún caso sectorial, como actualmente se encuentra ubicada esta instancia. Por otro lado, define que cada sector debe contar con una Unidad de Medio Ambiente (UMA) más conocida como el organismo sectorial competente, las cuales han sido conformadas en el sector minero, hidrocarburífero, industrial, siendo tarea pendiente que sectores como turismo, agricultura y otros establezcan sus Unidades Ambientales, tal cual manda el DS 28592 del 17.01.06, con funciones claramente diferenciadas del rol que cumple la autoridad ambiental competente. Vale decir que el Ministerio de Desarrollo Rural debería contar con una UMA para coadyuvar en la gestión ambiental desde el punto de vista de los impactos ambientales y de contaminación que pudiera causar tanto el sector agropecuario como las plantaciones de coca y sus procesos de industrialización.

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Se reitera que la DGMA como tal, debería haberse mantenido como una instancia dependiente del Ministerio de Planificación, más aún debido a que los Programas y Proyectos de carácter transversal se han mantenido en el Viceministerio de Planificación Territorial y Medio Ambiente, generándose también un fraccionamiento

en la gestión ambiental respecto de la DGMA y los Proyectos y Programas relativos al tema. Tampoco se tiene claridad si la actual DGMA además de autoridad ambiental, fungirá como OSC para agricultura y temas referidos a la coca, o por su parte ese Ministerio conformará su UMA o si se mantendrá el vacío actual, ya que se reitera que el ex Ministerio de Agricultura nunca constituyó la Unidad de Medio Ambiente. Como se señaló en el párrafo precedente, otro aspecto negativo relacionado con la gestión ambiental está representado por la forma como se han fusionado los Programas y Proyectos, como el Programa de Cambios Climáticos, Contaminantes Orgánicos Persistentes, Comisión Gubernamental de Ozono y otros que dependían del ex Viceministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Si bien estos trataban temas puntuales, en su mayoría estaban ligados directamente a la gestión ambiental, aspecto que motivó la necesidad de un trabajo coordinado con la Dirección General del Medio Ambiente en diferentes ámbitos a nivel nacional y también a nivel internacional, para contar con una posición única como país. Considerando a la vez las relaciones e interdependencia, lo importante era que cada Programa o Proyecto responda a los objetivos de gestión de la Dirección General de Medio Ambiente o de cualquiera de las otras con las que tuviera relación temática. A la fecha, de acuerdo a la información recabada de funcionarios de los diferentes Programas, todos éstos habrían pasado a dependencia del Viceministro de Planificación Territorial, dependiente a su vez del Ministerio de Planificación. No existe una norma legal que respalde dicha dependencia, ya que ésta se generó a partir de las gestiones realizadas por el Viceministro del ramo, para la inscripción de los diferentes Programas y Proyectos bajo su dependencia ante el Ministerio de Hacienda. Lo señalado, sin duda muestra falta de coherencia y conocimiento de las relaciones e interdependencia entre cada uno de los Programas y Proyectos con la gestión ambiental y particularmente con la autoridad ambiental competente, que actualmente depende del Ministerio de Desarrollo Rural, por tanto los niveles de coordinación prácticamente son inexistentes. Existe un alto índice de probabilidad de que la duplicidad de recursos financieros como humanos se acentúe o que las posiciones tomadas por el país no sean únicas o coherentes en cada uno de estos temas. Ahondando en la crítica, no es aceptable que el tema económico se sobreponga con las responsabilidades institucionales, como aparentemente habría acontecido en este caso. Por otro lado, el hecho de que el tema ambiental en la práctica dependa de dos Viceministerios dependientes de dos diferentes Ministerios, puede conllevar a sobreposición parcial de funciones, duplicidad de recursos humanos o financieros y una gestión ambiental poco coherente. Unido a lo señalado, la insuficiencia técnica y numérica de recursos humanos y el despido de personal formado en la materia o contratación de personal sin esa formación técnica, sin duda, incidirá de manera negativa en la gestión ambiental. Como resultado de lo señalado, se refleja la urgente necesidad de clarificar y ordenar el ámbito de competencias de cada uno de los Ministerios objeto de análisis, así como de sus respectivos Viceministerios. De otro modo, los objetivos previstos estarán muy lejos de alcanzarse.

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3. Conclusiones principales Por lo expuesto anteriormente, se puede establecer que la intención de jerarquizar el tema ambiental y de recursos naturales renovables no es satisfactoria. En lo que respecta a la gestión ambiental, se estaría diluyendo las competencias de los actuales Viceministros de Planificación Territorial y el Viceministerio de Biodiversidad, Recursos Forestales y Medio Ambiente, a lo cual se añade la desmembración ilógica de los Programas que hacen parte de la gestión ambiental y cuya administración y ejecución hoy se distancia absolutamente de la Dirección General de Medio Ambiente dependiente del Ministerio de Desarrollo Rural, haciendo inviable la premisa de que los Programas y Proyectos responden a objetivos de gestión de esta Dirección para evitar duplicidad de acciones o acciones contradictorias. Pese a lo señalado, un aspecto fundamental de resaltar es que los Programas mencionados, si bien han sido desmembrados del Viceministerio de Biodiversidad, Recursos Forestales y Medio Ambiente, conservan su estabilidad funcionaria, lo que no ha acontecido con las Direcciones Generales y sus dependientes. En lo relativo a la jerarquización de los recursos naturales, sin duda, ésta no se ha cumplido y adolece de falta de claridad en las estructuras planteadas. Mayor incidencia negativa se produjo en el Servicio Nacional de Áreas Protegidas. Su jerarquización y relativa independencia han costado muchos años de esfuerzo, sin embargo la nueva estructura del SERNAP lo hace depender de una Dirección General, aspecto que representa un retroceso de los logros alcanzados, con el riesgo de intromisión e incidencia política de algunas autoridades o actores interesados. En todo caso, si la intención era jerarquizar el tratamiento de la gestión ambiental y de recursos naturales, debería haberse establecido el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en cuya instancia debería haberse incorporado el tratamiento de todos y cada uno de los recursos naturales bajo un mismo nivel jerárquico a nivel de Viceministerios, incluyendo el tema ambiental; y dentro de esta instancia ambiental establecer las dependencias de los diferentes Programas y Proyectos; e incorporar dentro del Ministerio un Viceministerio de Ordenamiento Territorial, para que con esta instancia, cada uno de los Viceministerios de Recursos Naturales y de Medio Ambiente, pudiesen realizar acciones coordinadas y a su vez coordinar acciones con el Ministerio de Planificación. Es preciso una reformulación por lo menos de las competencias institucionales desarrolladas en la LOPE y sus reglamentos, de otro modo será inviable la consecución de los objetivos propuestos. Se está generando un mayor debilitamiento en las instancias responsables de llevar adelante la gestión ambiental y de recursos naturales, con todos los perjuicios que ello implica para el país y sus habitantes y sobre todo como una clara muestra de que intereses particulares de diferente índole se sobreponen en definitiva sobre el interés nacional.

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Es cuanto a la designación de autoridades, salvo excepciones, en la mayoría de los casos ésta obedece a criterios políticos y no técnicos, como se da en el tema de aguas entre otros. Más preocupante aún, es que precisamente en los Ministerios, Viceministerios y otras instituciones públicas cuya designación de autoridades responde a criterios ajenos a los técnicos, se ha podido establecer que ello ha repercutido también en los funcionarios contratados, los cuales en su amplia mayoría no tienen conocimiento técnico alguno, lo que dificulta o entorpece una gestión aceptable en los cargos que desempeñan. Lo señalado, incide de manera muy negativa en la gestión gubernamental en materia de recursos naturales y medio ambiente.

Capítulo 18 Gestión Ambiental y financiamiento en Bolivia por Liliana González Uno de los temas de discusión que se destaca en la agenda de la comunidad ambiental boliviana es el de encontrar soluciones que fortalezcan la gestión ambiental a través de mecanismos de inversión que contribuyan al desarrollo de un sistema coherente de financiamiento, capaz de robustecer políticas públicas de desarrollo sostenible. Este capítulo aborda de manera no exhaustiva la gestión ambiental desde la perspectiva de financiamiento, comprendiendo estimaciones presupuestarias y gasto público realizados por el Estado Boliviano en el área ambiental en los últimos años; la descripción de algunos instrumentos financieros y sus usos prácticos orientados al fortalecimiento de la gestión ambiental; el gasto privado como estudios de caso y la inversión de las contribuciones de la cooperación internacional en este sector, promovidas por programas y proyectos de financiamiento. Los recursos financieros que el país destina al área ambiental no se caracterizan por competir en los primeros puestos de los presupuestos ministeriales ni de las inversiones nacionales. Más por el contrario, la asignación presupuestaria para los recursos ambientales no es considerada de manera sectorial sino transversal a los sectores productivos a nivel nacional y apenas alcanza a menos del 1% en relación a la inversión pública total estimada en las últimas gestiones. El comportamiento de la inversión ambiental ha sido variado en los últimos años. La programación y ejecución de inversión pública entre las gestiones 1997 y 2000 presentó tendencias estacionarias, e incluso sostuvo reducciones en la inversión durante 1998 debido a la conclusión de programas de desarrollo rural sostenible, pero que volvieron a acrecentarse a partir del 2001 al 2005 por efectos de ciertos sectores. La ejecución presupuestaria del área ambiental por entidad refleja que las mayores inversiones a partir del año 2000 han sido realizadas principalmente por las entidades descentralizadas como el Instituto de Reforma Agraria y el Servicio Nacional de Meteorología, así como por las Prefecturas de Departamento, específicamente en proyectos de saneamiento y titulación de tierras, equipamiento, canalización de ríos y programas de conservación y protección de medio ambiente ejecutados en Prefecturas.

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Presupuesto Ejecutado (En Millones de Dólares) Sector: Medio Ambiente Entidad ejecutora

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

Adm. Central

9,50

3,50

9,50

8,50

12,40

11,30

13,10

4,00

6,20

Prefecturas

9,60

5,70

5,00

8,60

13,50

13,70

10,70

9,90

12,40

Municipios

1,10

1,20

0,80

2,20

1,60

3,20

2,70

7,10

1,90

Fondos

3,20

0,80

0,30

-

-

1,60

-

-

-

Otros

3,90

0,20

8,20

5,60

6,80

1,30

8,90

8,90

15,00

27,30

11,40

23,80

24,90

34,30

31,10

35,40

29,90

35,50

Total MM $US

Fuente: Viceministerio de Inversión Pública y Financiamiento Externo, 2006.

Por otra parte, los Gobiernos Municipales a partir de 1999 han experimentado un crecimiento paulatino debido a la distribución de recursos HIPC emergentes del Diálogo Nacional. Por el contrario, los Fondos y la Administración Central han tenido un decremento de las inversiones del sector; sin embargo, en términos absolutos los niveles de inversión son relativamente crecientes en las diferentes entidades que ejecutan planes, programas y proyectos en el área de manejo de recursos naturales. También las Prefecturas Departamentales como consecuencia de la legislación vigente de los últimos años y los resultados de la Estrategia de Lucha Contra la Pobreza, incrementaron sus inversiones en el área ambiental. Los proyectos y programas están relacionados con los logros de los Objetivos de Desarrollo del Milenio; así como por la redefinición de políticas ambientales que prioriza la gestión hacia temas de productividad con uso sostenible y generación de recursos y empleo. En términos porcentuales la inversión en el área ambiental por departamento se ha comportado hasta el 2005 de la siguiente manera:

626

Presupuesto Ejecutado (en %) Sector: Medio Ambiente Departamento

1997

1998

1999

2000

2001

2003

2004

2005

Chuquisaca

0,60

2,20

2,50

2,70

6,10

2,10

5,30

8,60

La Paz

5,70

14,40

12,50

20,40

32,30

22,90

34,70

15,70

Cochabamba

8,40

13,40

4,20

10,40

8,50

5,30

9,10

8,10

Oruro

0,90

3,90

1,10

1,60

2,50

2,60

3,60

3,70

Potosi

0,50

6,20

5,60

4,70

4,10

7,30

4,90

10,80

Tarija

20,60

4,30

5,00

6,10

8,10

6,70

15,90

16,40

Santa Cruz

3,70

12,90

22,90

22,80

17,20

16,20

12,10

16,30

Beni

2,40

14,30

17,30

7,30

8,50

7,50

9,60

10,30

Pando

0,90

2,10

2,20

7,00

6,40

7,30

1,70

2,80

Nacional

56,30

26,30

26,70

17,00

6,30

22,10

3,10

7,30

Total (%)

100,00

100,00

100,00

100,00

100,00

100,00

100,00

100,00

Fuente: Viceministerio de Inversión Pública y Financiamiento Externo, 2006.

La ejecución de los últimos años - a partir del 2001 - se encuentra en los departamentos de la Paz, Santa Cruz, Cochabamba y Tarija, siendo regiones menos beneficiadas los departamentos de Oruro, Pando, Beni y Chuquisaca. Este comportamiento se explica por efectos de mayor inversión en regiones con mayor recurso propio y mayor acceso a financiamiento externo. Por otra parte, la participación porcentual de la ejecución de inversión pública en el área ambiental está fuertemente sustentada con recursos provenientes de la cooperación internacional, es decir con recursos externos, que varían alrededor del 60% al 70% del total de la inversión pública en el sector medio ambiente en relación a esta dependencia.

627

INTERNO Recursos nacionales EXTERNO Cooperación internacional

Ejecución Presupuestaria por Fuente de Recursos Sector: Medio Ambiente 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003

2004

2005

8,00

5,00

9,50

11,00

16,00

17,50

11,50

12,80

12,80

19,80

6,00

15,00

14,50

17,00

13,50

21,00

16,00

23,00

Fuente: Viceministerio de Inversión Pública y Financiamiento Externo, 2006.

Comparación Anual Ejecutada por Fuente de Financiamiento

628

PERIODO I (1997 - 2000)

8,10

13,80

PERIODO II (2001 - 2005)

14,40

18,40

Actualmente con recursos del Tesoro General de la Nación, el Viceministerio de Biodiversidad Recursos Forestales y Medio Ambiente, quien es la autoridad competente en temas ambientales, participa con el 1,8% del presupuesto del Ministerio de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, existiendo una subejecución presupuestaria a nivel departamental y municipal. En relación a la implementación de mecanismos o fondos de financiamiento nacionales para la gestión ambiental, el caso de aplicación más relevante es el Régimen Forestal, cuyo actor líder es la Superintendencia Forestal, como órgano regulador, controlador y fiscalizador. Ha recaudado cerca de 70 millones de dólares desde la puesta en vigencia del actual régimen forestal, hace 10 años55. Casi la totalidad de estos ingresos provienen de los aportes por conceptos de patentes y tarifas de regulación forestal que han sido pagados por usuarios del bosque, permitiendo un desarrollo significativo de la autosostenibilidad del modelo. Sin embargo, el desafío mayor de este mecanismo se proyecta hacia el logro de un mayor nivel de aplicación efectivo, en buena medida debido a vacíos de coordinación del sistema público descentralizado del gobierno, el relacionamiento poco armónico con el sistema de Superintendencias establecido y la escasez de recursos materiales y técnicos para las operaciones de control y fiscalización del bosque. El régimen forestal ha logrado democratizar el acceso a recursos forestales, permitiendo que actores sociales de base cuenten con más de 3 millones de hectáreas bajo manejo forestal sostenible. Este sector representa el 3% del PIB del país y su importancia radica en la generación de empleo, particularmente rural, de más de 90 mil familias de manera directa y 160 mil con empleo derivado de la actividad forestal. Se estima que el sector exporta 200 millones de dólares anualmente, colocándose en el segundo lugar de exportaciones no tradicionales después de oleaginosas. Un segundo mecanismo financiero que potencia la gestión ambiental promoviendo la conservación de biodiversidad es implementado a través de la Fundación para el Desarrollo del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (FUNDESNAP), creada en un marco de organización privada sin fines de lucro, que a partir de 2001 se propone contribuir a la sostenibilidad financiera y desarrollo integral del Sistema Nacional de Áreas Protegidas mediante la canalización de recursos, gestión y administración eficiente en el marco de la política del SNAP. FUNDESNAP en su corta vida institucional logró canalizar alrededor de 22,9 millones de dólares americanos contabilizados hasta el año 2000, planteándose desafíos de sostenibilidad que van más allá de la canalización de recursos financieros y que incluyen criterios de sostenibilidad social y política. La multiplicidad de actores que intervienen en la gestión de un área protegida - y en la suma e interrelación que conforma el sistema nacional - promueve de manera natural la necesidad de construir bases de co-financiamiento y corresponsabilidad de gestión que orienten la política de sostenibilidad del SNAP de este proceso. El Sistema Nacional de Áreas Protegidas es financiado con recursos provenientes de cooperación internacional en un 95%; 3% es generado por aporte propio, proviniendo estos recursos del sistema de cobros por servicios ambientales relacionados con el sector de turismo en áreas de alto ingreso, y el 2% restante proviene del Tesoro General de la Nación. En este escenario el FUNDESNAP se constituye de

55

La Cámara Forestal Boliviana estima que al menos el 50% de estas recaudaciones han sido distribuidas en más de 123 municipios y 8 prefecturas coadyuvando en las tareas relacionadas con el sector forestal.

629

manera sólida en el brazo financiero del sistema de áreas protegidas por su liderazgo en la canalización de recursos financieros y no financieros. Los recursos provenientes de la Cooperación Internacional, constituyen una de las fuentes más importantes de recursos destinados a fortalecer la gestión ambiental a nivel nacional. La provisión de estos recursos es dada en el marco de la estructura administrativa y de gestión pública descentralizada mediante mecanismos diversos y arreglos institucionales de cooperación con actores públicos y sociales, orientados a financiar programas estratégicos definidos a nivel nacional, departamental y local. Las contribuciones de los donantes a la gestión ambiental alimentan con recursos financieros y de asistencia técnica áreas de trabajo relacionadas con la conservación y uso de biodiversidad; contribuyen al desarrollo del sector forestal; apoyan la gestión de sistemas hídricos mediante enfoques de manejo de cuencas; se enfocan en temas relacionados con la gestión de calidad ambiental; y en iniciativas para enfrentar los efectos del cambio climático, siendo estas áreas reconocidas como las de mayor concentración, entre otras existentes. De acuerdo a estimaciones de las diferentes agencias de cooperación bilateral y multilateral, se aprecia la previsión de compromisos totales de alrededor de 330 millones de dólares americanos estimados entre el 2006 y el 2010, bajo la siguiente estructura sectorial o temática:

Fuente: Construcción propia sobre la base de información de las agencias de cooperación en el marco del Grupo de Cooperación Internacional en Medio Ambiente, 2008.

630

Los recursos provenientes de las agencias de cooperación internacional se observan a partir de cuatro grandes grupos de donantes. Así, se consideran recursos provenientes de las instituciones multilaterales, conformadas por los Bancos de Desarrollo y otras instituciones que cuentan con una organización administrativa independiente; de los fondos provenientes de las agencias de cooperación bilateral, compuestas por los países amigos que están presentes en Bolivia; del apoyo de las organizaciones del Sistema de Naciones Unidas para el Desarrollo; y de la asistencia de los países miembros de la cooperación técnica entre países en desarrollo.

Cada una de las Agencias de Cooperación ofrece su contribución o apoyo, ya sea financiero o técnico, a través de los diferentes sectores productivos y sociales, aportando de manera significativa a la gestión ambiental mediante programas y proyectos de cooperación en relación a las inversiones provenientes de fondos propios o públicos del país. Una forma de contribución de los donantes a la gestión ambiental se aprecia de manera bilateral mediante acuerdos de cooperación entre partes, de manera directa al gobierno y también mediante la concurrencia de actores sociales. Asimismo, es ofrecida con una tendencia a incrementarse en los últimos años mediante mecanismos de “canastas de fondos”, conformadas entre países donantes europeos, cuyo desafío mayor es el logro de una cooperación armonizada que responda en lineamientos con la política nacional y a nivel programático. Entre las agencias de cooperación que se destacan por el volumen de su contribución se encuentran los Países Bajos, Dinamarca, Suecia, Alemania, Noruega, la Comisión Europea. Otras agencias como USAID, GTZ, COSUDE, JICA aportan con recursos financieros y no financieros de manera significativa. El Banco Mundial, el BID y la CAF lo hacen a través de programas estratégicos y líneas de crédito particulares. Pese a no contar con estimaciones del gasto ambiental por parte de los actores privados, es posible sin embargo, dar cuenta de estudios de caso en sectores y empresas sobre los que es posible acceder a información. En cuanto a las actividades desarrolladas por las empresas privadas, la principal novedad es la creciente orientación hacia medidas preventivas, en cuya visión aparentemente aumentó la certificación de los sistemas de gestión ambiental aun en contexto de crisis. Para estas empresas, las motivaciones para considerar factores ambientales en sus intervenciones, si bien es dada por la presión regulatoria, muchas de ellas declaran que buscan mejorar la imagen corporativa a través del desarrollo de su gestión ambiental. Utilizan enfoques de responsabilidad social y seguridad laboral como conceptos que todavía tímidamente son desarrollados o incluidos en sus costos de producción. PETROBRAS por ejemplo, de manera pública expresa su apoyo a la ejecución de proyectos a favor de comunidades cercanas a sus áreas de trabajo, presupuestando en los últimos años contribuciones de alrededor de 3,1 millones de dólares para respaldar y financiar emprendimientos en las áreas de educación, salud y saneamiento básico, deporte, cultura y medio ambiente, entre otras. La actividad petrolera, como cualquier otra que genera impacto ambiental considerable, está obligada por ley a invertir recursos en estudios de evaluación de impacto ambiental, así como a desarrollar procesos de consulta pública y estrategias de mitigación, pero que sin embargo en la práctica se constituyen todavía en procesos incipientes, donde la aplicación de instrumentos orientadores de las políticas públicas de fiscalización y control deben fortalecerse y concretarse. La información recogida, sin pretender ser absoluta del tema, nos lleva a entender que pese a que el país reconoce, en sus múltiples estrategias y planes de desarrollo, la potencialidad estratégica boliviana en relación a su posesión de los recursos naturales renovables y no renovables y la indiscutible ventaja comparativa en la que nos coloca este hecho a nivel de otros países, todavía nos queda un enorme camino por recorrer antes de poder afirmar que la gestión ambiental es una política pública claramente fortalecida y que los recursos ambientales, por el grado de la consideración presupuestaria, significan un sector estratégico de la economía boliviana. La inversión de recursos financieros destinados a consolidar la gestión ambiental es un desafío y una tarea pendiente.

631

SIGLAS SIGNIFICADO DE SIGLAS Y ABREVIACIONES FRECUENTEMENTE UTILIZADAS A AAC ABDES AFRM ALBA ALCA ALT ANAPO ANAPQUI ANMI AOPEB AP APG ASC ASDI Desarrollo ASE ASL B BID BM C CAF CAINCO CAN CAO CDB CDC CEDLA CFB CG CIDOB CIP CIPCA CIRABO CITES CMDS 2002) CNB CNF CNI CNUMAD CODERIP COMIBOL COSUDE CPE

Autoridad Ambiental competente Alianza Boliviana de la Sociedad Civil para el Desarrollo Sostenible Áreas Forestales de Reserva Municipal Auditoría de Línea Base Área de Libre Comercio de las Américas Autoridad Binacional del Lago Titicaca Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas Asociación Nacional de Productores de Quinua Área Natural de Manejo Integral Asociación de Organizaciones de Productores Ecológicos de Bolivia Área Protegida Asamblea del Pueblo Guaraní Apex Silver Mines Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Asociación Sucrense de Ecología Asociación Social del Lugar Banco Interamericano de Desarrollo Banco Mundial Corporación Andina de Fomento Cámara de Industria y Comercio Comunidad Andina de Naciones Cámara Agropecuaria del Oriente Convenio de Diversidad Biológica Centro de Datos para la Conservación Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario Cámara Forestal de Bolivia Comité de Gestión Comunidades Indígenas del Oriente Boliviano Centro Internacional de la Papa Centro de Investigación y Promoción del Campesinado Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia Convención Internacional sobre el Tráfico de Especies Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible (Johannesburgo Comité Nacional de Bioseguridad Cámara Nacional Forestal Cámara Nacional de Industrias Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo (Río 1992) Comité de Defensa del Pilcomayo Corporación Minera de Bolivia Agencia de Cooperación Técnica Suiza Constitución Política del Estado

633

CPILAP CRM CRTM CSF CSUTCB CUMAT D DANIDA DGB DGMA DGICSA Ambientales DMC DNCB DS E EAE EBB EEIA ENB Biodiversidad ENDE ENDS F FA FAN FAO FEGASACRUZ FMI FOBOMADE FUNDESNAP G GEF GEI GTZ H HAM HIPC deuda) I-J-K IBAMA IBNORCA IDH IE IIRSA

634

INC INE INRA

Central de Pueblos Indígenas de La Paz Complejo Río Madera Consejo Regional Tsimane-Mosetén Conservación Estratégica - Bolivia Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia Capacidad de Uso Mayor de la Tierra Agencia de Cooperación Técnica de Dinamarca Dirección General de Biodiversidad Dirección general de medio Ambiente Dirección General de Impactos, Calidad y Servicios Diámetro mínimo de corte Dirección Nacional de Conservación de la Biodiversidad Decreto Supremo Evaluación ambiental estratégica Estación Biológica del Beni Estudio de Evaluación de Impacto Ambiental Estrategia Nacional de Conservación y Uso de la Empresa Nacional de Electricidad Estrategia Nacional de Desarrollo Sostenible Ficha Ambiental Fundación Amigos de la Naturaleza Food and Agriculture Organization (Naciones Unidas) Federación de Ganaderos de Santa Cruz Fondo Monetario Internacional Foro Boliviano para el Medio Ambiente y el Desarrollo Fundación para el Desarrollo del Servicio Nacional de Áreas Protegidas Global Environment Facility Gases de efecto invernadero Agencia de Cooperación Técnica Alemana Honorable Alcaldía Municipal Highly Indebted Poor Countries (Programa de alivio de

Instituto Brasilero de Medio Ambiente Instituto Boliviano de Normalización y Calidad Impuesto directo a los Hidrocarburos Instituto de Ecología Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana Instituto Nacional de Colonización Instituto Nacional de Estadística Instituto Nacional de Reforma Agraria

IPCC JICA KfW Alemán) L LIDEMA LMA LOAS consumidores LOPE LR M MA MAB MACIA Agropecuarios MAGDR MAP Bolivia MARGOT MAS MDRAMA Ambiente MDRAyMA Ambiente MDS MDSMA MDSP MERCOSUR MoniCA MPD MSC N NCPE NCR O OGM OIT OMC OMS ONG OSC OTB P PAASH PADEM PAF-BOL PDM PDS Forestal. PDVSA

Panel de Expertos del Cambio Climático Agencia de Cooperación Técnica Japonesa Kreditanstalt fur Wiederaufbau (Banco de Reconstrucción

Liga de Defensa del Medio Ambiente Ley del Medio Ambiente Lifestyle of Health and Sustainability, asociación de Ley de Ordenamiento del Poder Ejecutivo Ley de la República Manifiesto Ambiental Movimiento de Afectados por Represas del Brasil Ministerio de Asuntos campsinos, Indígenas y Ministerio de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural Región trinacional Madre de Dios-Perú, Acre-Brasil, PandoMarco General para el Ordenamiento Territorial Movimiento al Socialismo Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ministerio de Desarrollo Sostenible Ministerio de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente Ministerio de Desarrollo Sostenible y Planificación Mercado Común del Sur Red de Monitoreo de la Calidad del Aire Ministerio de Planificación del Desarrollo Minera San Cristóbal Proyecto de Nueva Constitución Política del Estado National Research Council Organismo genéticamente modificado Organización Internacional del Trabajo Organización Mundial para el Comercio Organización Mundial de la Salud Organización no gubernamental Organización sectorial competente Organización Territorial de Base Plan de Acción Ambiental del Sector Hidrocarburos Programa de Apoyo a la Democracia Municipal Proyecto de Desarrollo Forestal para Bolivia Plan de Desarrollo Municipal Plan de Desarrollo Sectorial. Revolución Rural, Agraria y Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima

635

PE PEA PGDES PGN PIB PLUS PMAIN PMF PMOT PN PNA PNANMI PNB PNC PNCC PND PNUD PNUMA POA POP POT PPA PRAEDAC PROINPA PRONALDES PRONAR PyME Q-R RAMSAR Humedales RASH RASIM Manufacturera RB RB-PL REA RNFF RUV S SENAMHI SERNAP SF o SIF SIA SIRENARE Renovables SISPLAN SNAP SNIDS Sostenible SRNA

636

T

Plan estratégico Población económicamente activa Plan General de Desarrollo Económico y Social Presupuesto General de la Nación Producto Interno Bruto Plan de Uso del Suelo Proyecto Medio Ambiente, Industria y Minería Plan de Manejo Forestal Plan Municipal de Ordenamiento territorial Parque Nacional Parque Nacional Amboró Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Producto Nacional Bruto Plan Nacional de Cuencas Programa Nacional de Cambios Climáticos Plan Nacional de Desarrollo: Bolivia Soberana, Productiva y Democrática para Vivir Bien. Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente Plan Operativo Anual Plan de Ordenamiento Predial Plan de Ordenamiento Territorial Plan plurianual Programa de Apoyo a la Estrategia de Desarrollo Alternativo en el Chapare Fundación para la Promoción e Investigación de Productos Andinos Programa Nacional contra la Desertificación Programa Nacional de Riego Pequeña y Mediana Empresa Convención Internacional para la Protección de Reglamento Ambiental del Sector Hidrocarburos Reglamento Ambiental del Sector de Industria Reserva de la Biosfera Reserva de las Biosfera Pilón Lajas Reserva Andina Eduardo Avaroa Reserva Nacional de Flora y Fauna Radiación ultravioleta Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología Servicio Nacional de Áreas Protegidas Superintendencia Forestal Superintendencia Agraria Sistema de Regulación de los Recursos Naturales Sistema Nacional de Planificación Sistema Nacional de Áreas Protegidas Sistema Nacional de Información para el Desarrollo Servicio Nacional de Reforma Agraria

TCA TCO TDPS TIPNIS TLC TNC TPFP

Tratado de Cooperación Amazónica Tierra Comunitaria de Origen Complejo Titicaca, Desaguadero, Poopó, Salares Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Securé Tratado de Libre Comercio The Nature Conservancy Tierras definidas como de producción forestal permanente

U UDAPE UICN UMA UMSA UMSS USAID UTO

Unidad de Análisis de Políticas Económicas Unión Mundial para la Naturaleza Unidad de Medio Ambiente Universidad Mayor de San Andrés Universidad Mayor de San Simón Programa de Cooperación de los Estados Unidos Universidad Técnica de Oruro

V VBRFMA VIPFE Externo VMARN VMARNDF

Viceministerio de Biodiversidad, Recursos Naturales y Medio Ambiente Viceministerio de Inversión Pública y Financiamiento

VMEH VMT VSF

Viceministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales Viceministerio de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Desarrollo Forestal Viceministerio de Energía e Hidrocarburos Viceministerio de Turismo Veterinarios sin Frontera

W-X-Y-Z WCS WWF YPFB

Wildlife Conservation Society Fondo Mundial para la Naturaleza Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos

637

Lista de autores AUTOR Eduardo Gudynas

Cargo o función actual, dirección y correo electrónica CLAES Montevideo 11700 Uruguay [email protected]

Cécile. B. de Morales

Bióloga Msc. en Ecología, comportamiento y evolución. Docente emérito de la UMSA Ex presidente de LIDEMA [email protected]

Marco Octavio Ribera Arismendi

Biólogo transdisciplinario Especialista en Gestión ambiental integral y de la conservación de la biodiversidad - gestión de áreas protegidas. [email protected] [email protected]

Evelyn Taucer

Gestión y calidad ambiental, Planificación ambiental calle Mexico 1790, La Paz, Bolivia [email protected], evelyn_taucer@simbiosis. com.bo

Apolonia Rodríguez

Ingeniero Ambiental Urb.Loyola Nº 50 zona Huacareta. Sucre [email protected]

Rosario Tapia

Biotecnóloga Calle Sucre Nº 51, Potosí [email protected]

Silvana Lafuente Tito

Egr. Ingenieria Quimica - Mención Medio Ambiente Dirección: Fortin Boqueron y Jose Nuñez Nº 266 [email protected] Biólogo MSc. [email protected]

José Coello de la Cerda Pablo Villegas Nava

Estudios: Antropologia (Bolivia) y Salud Publica, M. Sc. (Suecia) Direccion: calle Lucas Jaimes 1833 Miraflores, La Paz [email protected] / [email protected]

Igor Patzi

Antropólogo Vincenti 927A (Sopocachi) La Paz [email protected]

Iván Castellón Quiroga

Sociólogo [email protected]

José Lorini

Ingeniero Agrónomo c.Rosendo Gutierrez, Nº 571. La Paz [email protected]

639

Freddy Koch

Ingeniero Químico c.MacarioPinilla Nº253. LaPaz. [email protected]

Rubén Marín

Biólogo [email protected]

Nout Weeda

Especialista en Ordenamiento Territorial

Máximo Liberman

Biólogo [email protected] Bióloga, especialista en etno-ecología. [email protected]

Wendy Townsend

640

José Ramón Campero

Ingeniero Agrónomo [email protected] c.Fernando Guachalla 521. Tel.2119019

Oscar Mendieta Chá vez

Ingeniero Agrónomo Fund. RENACE Fundació[email protected]

Lorenzo Soliz

Director General CIPCA [email protected] Pasaje Faviani Nº2578. Av . 20 de Octubre (entre Campos y Pinilla)

Oscar Loayza Cossio

Ingeniero Agrónomo con mención en Desarrollo Rural (UMSS), especialidad en Áreas Protegidas (UAGRM) y Diploma en Geografía Humana (Universidad de Sevilla y UAJMS) Oficina WCS: Calle 11 de Obrajes No. 133 entre Ormachea y Costanerita. Domicilio: Calle 2, esq. Calle 6 No. 200 Alto Següencoma. Laboral: [email protected] <mailto:[email protected]> Personal: [email protected] <mailto:ogoloco@ hotmail.com> [email protected]

Iván Arnold Terrazas

Ingeniero forestal. Nativa (Naturaleza, Tierra y Vida), Tarija, Junín 506. Tel. 6633254. [email protected]

Vladimir Orsag

Ingeniero agrónomo Profesor emérito de la UMSA [email protected]

Pablo Pacheco

Profesion: PhD en Geografia en la Graduate School of Geography, Clark University, MA, USA. Especialidades: dimensiones humanas del cambio ambiental, ecología política, instituciones para el manejo de recursos naturales, cambios en el uso del suelo, políticas agrícolas y forestales Ocupacion: Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR) Av. Jaimes Freyre No. 2940 esq. Muñoz Cornejo. La Paz [email protected]

Miguel Angel Crespo

Administrador de Empresas Barrio Equipetrol calle 7 Este Nº 29. Santa Cruz. PROBIOMA [email protected]

Marcelo Arze

Administrador turístico, post grado en Administración de empresas y especialista en Ecoturismo Conservación Internacional Bolivia, Calacoto Calle 13 N8008 Domicilio: Achumani, Condores Lakota, Condominio Frutales Casa N38. La Paz [email protected]    o  marcelo_arze@hotmail. com

Emilia García

Bióloga (Botánica); especialidad: Flora y vegetación andina, Ecología vegetal Herbario Nacional de Bolivia - Instituto de Ecología UMSA, calle 27 Cota Cota. Campus Universitario. La Paz [email protected]

Marcelo Otterburg C.

TROPICO [email protected]

Jeyson Miranda M.

TROPICO [email protected]

Robert. B. Wallace

Robert Wallace Biologo de conservacion y manejo sostenible Wildlife Conservation Society Casilla 3-35181 SM., La Paz, Bolivia #133 Calle 11, Obrajes, La Paz, Bolivia [email protected]

Damian.I. Rumiz

Biólogo Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado. Santa Cruz [email protected]

María Lilian Villalba

Bióloga [email protected]

Luís Fernando Pacheco.

Centro Postgrado en Ecología y Conservación, Instituto de Ecología, UMSA. Centro de Estudios en Biología Teórica y Aplicada (BIOTA). [email protected]

Rosario Arispe

Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC) [email protected]

Giovana Gallardo

Centro de Estudios en Biología Teórica y Aplicada (BIOTA). Postgrado “Magíster en Ciencias, Producción, Manejo y Conservación de Recursos Naturales Universidad de Los Lagos, Osorno-Chile. [email protected]

641

642

Rodolfo Nallar

Wildlife Conservation Society, Programa de Conservación del Gran Paisaje Madidi – Bolivia. [email protected]

Ximena Velez-Liendo

Biologia y conservacion de grandes carnivoros; GIS; modelizacion ecologica Evolutionary Ecology Group, Department of Biology, University of Antwerp  2610 Wilrijk, Belgium           [email protected]

Alfonso Llobet Querejazu,

Asociación Boliviana de Conservación – ABC. Grupo de Especialistas en Cocodrilos IUCN. Calle Chochi # 2755; Bloque 5, Depto. 1B; Santa Cruz, Bolivia [email protected] / [email protected]

Mario González Osto

Asociación Boliviana de Conservación – ABC. Av. Comunidad Europea Nº 624, Trinidad, Bolivia [email protected]

Silvia Ten Ferrier

Asociación Boliviana de Conservación – ABC. Av. Comunidad Europea Nº 624, Trinidad, Bolivia [email protected]

Fernando Guerra Serrudo

Estación biológica Tunquini, Inst.de Ecología, UMSA [email protected]

J. Sánchez

Estación biológica Tunquini, Inst.de Ecología, UMSA [email protected]

R. Callisaya

Asociación para el Manejo de Recursos Naturales NAYRIRI, Chairo, Prov. Nor Yungas, La Paz [email protected]

Oscar Paz Rada

Ingeniero c.Mercado. Edif. Ballivián. 1328. La Paz inc..bol@planificación.gov.bo

Francesco Zaratti

Físico Campus universitario Cota Cota - LP [email protected]

Jenny Gruenberger

Licenciada en Sociología, Máster en Relaciones Económicas Internacionales Directora Ejecutiva de LIDEMA [email protected]

Gonzalo Zambrana

Economista ambiental [email protected]

Juan. F. Reyes

Economista Calle Cívica. Nº 47. Pando [email protected]

Marianela Hidalgo

Marianela Hidalgo - Abogada experta en Derecho Ambiental. Auquisamaña Calle “C” No 123 [email protected]

Liana González

Liliana Gonzáles Alé, Msc. en Ciencias Políticas Los Pinos Nuevos Bloque 9 Depto 6 A - La Paz [email protected]

643

El presente trabajo busca recopilar los principales avances en el conocimiento acerca del estado ambiental de Bolivia, de manera a establecer una línea base con la cual se podrán cotejar futuros éxitos o retrocesos de la gestión ambiental.

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