Primer Acupuntura Urbana

La recuperación del espacio público espacios urbanos para una nueva vida pública

ACUPUNTURA URBANA INTERVENCIÓN EN LA CIUDAD Y PARTICIPACIÓN: CUATRO EXPERIENCIAS Ana Pérez Caballero Barcelona: Oriol Bohigas y los "lápices de oro", 1980-1992 Alrededor del mundo, se presentan una cantidad de intervenciones urbanas aplicadas según la acupuntura urbana de distintas escalas. Una de las más sobresalientes es de gran escala, que solventa las discontinuidades que se generan en la ciudad para evitar la pérdida de identidad por la falta de memoria del contexto histórico en la ciudad de Bilbao. Se crean intervenciones de equipamiento social cuyo objetivo es regenerar el tejido de la ciudad, a su vez, reorganizando la trama urbana, como lo es en el caso del museo Guggenheim de Bilbao por Frank Gehry. Esta obra logra modificar el entorno inmediato y la manera en que se comportan los usuarios en el resto de los espacios, tomando en cuenta el pasado industrial que existía previamente; mejora los patrones de comportamiento dentro de la misma ciudad. Sin embargo, existe un tipo de intervención a una menor escala, óptimo para proyectos ejecutables sin un gran impacto económico,

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que no pierde de vista el poder regenerar espacios que se acoplan a lo existente. A esta escala, la acupuntura urbana pretende ser una solución a conflictos de terrenos baldíos, que recupera la identidad cultural de la comunidad sin necesidad de ser invasiva, por medio de la potencialización de características del sitio. Estas distintas intervenciones de pequeña escala, encajan en una nueva tendencia denominada "bottom up", es decir de abajo arriba, la cual se comprende a nivel de barrio, en proyectos que se centran en regenerar el tejido urbano con micro-intervenciones locales, por lo que se sigue el lema "pensar globalmente, actuar localmente" mediante distintas iniciativas, como resolver algún detalle o influir en el planeamiento urbano de x lugar. En la Barcelona preolímpica, se realizaron distintos proyectos con un presupuesto ajustado para poder lograr la elección de la ciudad para los Juegos Olímpicos de 1992, lo cual entiende un trabajo detallado de acupuntura urbana, después de la transición de gobierno en los años 80s. Antes, la ciudad de Barcelona era muy diferente en términos arquitectónicos y urbanísticos, pues sus propias características geográficas no le permitían ir más allá de lo compacto, no permitía crear una continuidad, ni una conexión y mucho menos un sentido del lugar en ninguna parte. Tras el cambio de gobierno municipal a favor del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), el alcalde Narcis Serras, elige al arquitecto Oriol Bohigas, para poder lograr un cambio positivo del tejido urbano de la ciudad. Sin embargo, fue necesario desechar la idea ya establecida del Plan General Metropolitano de Barcelona (PGM), en el cual se

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planeaban intervenciones costosas, descontextualizadas y que ponían como protagonista a la construcción de vías rápidas, dejando a un lado la sensibilidad y calidad urbana. Por su lado, el arquitecto Bohigas, toma como principal meta el realizar pequeñas intervenciones sensibles y sobrias en lugares claves de la ciudad, con ayuda de trece estudiantes de arquitectura en la ETSAB; ganadores de un concurso, y quienes fueron posteriormente nombrados "Los lápices de oro". Su modo de trabajo se basaba en buscar y generar una nueva vida urbana en distintos barrios de la ciudad, logrando cierto grado de permeabilidad y a su vez, sanando el sentido de discontinuidad del espacio público percibido por la congestión. Una de las tantas intervenciones se da en el "El Moll de la Fusta", que regenera una experiencia de conexión antes perdida de la ciudad con el mar y por otro lado la reconversión de una antigua estación de ferrocarril de los Sants como un nuevo espacio "Plaza de los Paisos Catalans".

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Moll de la Fusta, Manuel Solá-Morales, 1980

Uno de los ejemplos más sobresalientes es la intervención en el barrio de Santa Catalina en Ciutat Vella, en donde se regeneraron inmuebles abandonados en pro del paisaje urbano, por medio del programa urbano "Barcelona ponte guapa". Fue en este proyecto que se logró estudiar una perspectiva más local y propia de los habitantes, puesto que la institución encargada tomaba en cuenta la importancia de asociaciones con vecinos y la participación ciudadana general durante todo el proceso, al ser un tema de gran aporte a la identidad cultural del barrio. Al mismo tiempo, se rehabilitó el mercado de Santa Catalina, el cual se adapta a un nuevo programa multifuncional conservando su fachada. Fueron sin duda, un sinnúmero de intervenciones de gran y pequeña escala que lograron situar a Barcelona como una nueva ciudad con alto potencial en calidad de vida urbana, enfocada en el bienestar y apropiación de la comunidad; por un lado, con cambios que pretendían romper con la discontinuidad espacial, eran indudablemente intervenciones a gran escala y grandes costos. Sin embargo, los cambios a pequeña escala, más pasivos y menos invasivos, enfocados en curar vacíos o terrenos baldíos, regeneran la ciudad y el espacio sin necesidad de romper con lo

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existente, pues potencializa al máximo características que refuerzan la identidad y tejido urbano de la ciudad, mostrando que una coexistencia de ambas opciones es posible en pro de un planeamiento urbano sano.

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Siembra Orriols, Valencia: red local y ciudadanía La participación ciudadana, va ligada a un modelo proyectual horizontal, el cual es un generador de identidad cultural, y que resulta clave para la intervención en espacios residuales cuya mayor carencia es la memoria histórica. Se pueden organizar según la iniciativa del proyecto sea pública, privada y mixta. La política, y especialmente los gobiernos locales, pueden contribuir a generar las condiciones para que surja esta dinámica. No se trata de realizar un proceso de diseño de proyectos específicos, sino de diseñar y proveer los escenarios propicios para que se desarrolle la participación ciudadana. Esto requiere necesariamente estrategias para el empoderamiento ciudadano en lo que se refiere a tecnología e información.

Mercado de Santa Catalina, Barcelona.

En su “Glosario de reciclaje urbano”, la arquitecta Elisa Valero habla de la forma de entender la ciudad como "Ciudad Open Source". El término “Open Source” implica, pues un espacio donde todos tienen acceso a la información relacionada con la gestión pública (Open Data), con proyectos financiados con dinero público. Al estar a disposición de los ciudadanos, permite que estos pueden hacer uso de estos datos para promover la iniciativa de una acción de participación ciudadana en el espacio público. Elisa Valero finalmente concluye que:

Esquema de intervención urbana en el barrio Santa Catalina.

La Ciudad Open Source es antes de todo un espacio de oportunidad, donde sus habitantes vuelven a ser protagonistas de la identidad, de la gestión y de la transformación de la ciudad. Es una ciudad donde los ciudadanos pueden acceder al “código”, cambiar lo que menos

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les guste y modificar con sus propias manos los espacios en los que viven para adaptarlos a sus necesidades.

para la regeneración de un espacio residual con independencia de la Administración en la toma de decisiones.

Para que se produzca la participación ciudadana, el antropólogo Arjun Appadurai aclara que una participación activa requiere de tres puntos.

Desde que en los años ochenta se produjese la anexión del municipio de Orriols al núcleo de Valencia, varios factores le darán unas ciertas características urbanas que ayudaran a que el barrio mantenga su independencia de la ciudad gracias a su relación con la huerta.

En primer lugar, la información en cualquiera que sea el formato en el que se requiera. En segundo lugar, “espacios de comunicación”, que, de hecho, se pueden asimilar a los espacios públicos o las plataformas on-line que desde Internet se convierten en los nuevos espacios públicos digitales. Por último, se requiere la capacidad de toma de decisiones, ya sean individuales o colectivas, existiendo en este último caso los mecanismos adecuados para favorecer un proceso de deliberación y toma de decisiones. La mayoría de las intervenciones con componentes participativas, además de poseer su propio sitio autogestionado desde donde se informa de los intereses y objetivos del proceso, pueden convertir dicho sitio en una forma de comunicación necesaria para tender lazos y estrechar los existentes entre los distintos miembros generando un sentimiento de comunidad imprescindible para que se produzca la verdadera participación. El barrio de Orriols, en el norte de la ciudad de Valencia, ha acogido un proyecto participativo ejemplar para la regeneración del solar de la ermita de San Jerónimo en el que la participación ciudadana ha tenido un papel esencial en todas las fases del proceso, aun sin finalizar. El marcado carácter proactivo por parte de los vecinos da lugar a una intervención, donde gracias a una red glocal (local+global) y numerosos agentes implicados, se ha conseguido acordar las bases

Un aumento demográfico en los años sesenta provocará la construcción de viviendas de forma descontrolada lo que derivará en un modelo urbano con un núcleo histórico densificado que carece de espacios verdes, plazas o lugares de encuentro para sus ciudadanos. En los años ochenta se comienzan a construir dotaciones que intentan solventar los graves problemas de discontinuidad del barrio, sin embargo, los solares destinados a equipamientos se ubican en las zonas perimetrales del núcleo histórico, ya que este se encuentra saturado, consiguiendo escasos resultados a la hora de regenerar el tejido consolidado. El “descampat de l’ermita”, como se conoce, no es un espacio que nazca de una plaza sirviente al edificio eclesiástico, sino que aparece de la necesidad de conectar el centro de la ciudad con uno de las zonas de nuevo desarrollo. De esta forma, las edificaciones que rodeaban la ermita de San Jerónimo fueron desapareciendo dejando un espacio vacío en torno a la edificación religiosa. En el año 2012 numerosos colectivos y asociaciones de vecinos de procedencia muy diversa, debido al carácter multicultural del barrio, decidieron centrarse en un proyecto común. Se realizó la jornada

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“Orriols Con-Vive” donde se decidieron unas bases comunes para la mejora del barrio. El diagnóstico de problemas se centraba en temas que afectaban a la comunidad local como el paro, la segregación social,… Entre esos puntos también se encontraba la falta de espacios públicos, donde entraba la discusión sobre el solar donde estaba situada la ermita. Los equipos de arquitectos, Carpe Via y Contexto Arquitectura, se ofrecieron a colaborar con la iniciativa uniendo dos talleres independientes en una jornada que se llamo “Sembra Orriols”.Durante esta acción se invitaba a la gente a reflexionar sobre la calidad y cantidad de espacios verdes dentro del barrio. Se habilitó una plataforma vía on-line que pretendía que todos aquellos que no pudiesen asistir a la actividad pudiesen participar desde sus casas. El proyecto se llamó “pensa en verd” y consistía en responder una serie de encuestas sobre los que pretenden tomar conclusiones acerca del mantenimiento, diseño, seguridad,… de los diferentes espacios verdes para concluir que los espacios verdes existentes no se adecuaban a las necesidades del barrio, asi como que el futuro espacio que se debía proyectar era “una plaza y no un jardín”.

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Durante el proceso de riego, tuvo un papel primordial la red glocal. Este agente está basado en diferentes colectivos, profesionales de la disciplina, que ofrecen su apoyo al proyecto materializando las ideas transmitidas por los ciudadanos. En la jornada, “transformaOrriols”, se realiza un montaje del modelo a escala 1:1 de la solución adoptada y un posterior testeo de la plaza. Principalmente se pretendía comprobar la idoneidad de la propuesta, así como que el vecindario fuese consciente de las posibilidades de la futura plaza. Finalmente, en la ultima jornada de “viuOrriols”, se concluye con la presentación de la propuesta del proyecto final tras la floración, y se realiza un análisis del intenso trabajo de diseño colaborativo llevado a cabo.

La actuación colaborativa se presentaba en cuatro fases, ampliables a cinco . Estas se componían de arado, siembra, riego y floración. El primer hito tras el arado fue el proyecto “holaOrriols”, como se llamo a la primera toma de contacto y presentación del proceso participativo. Le siguió, tras la siembra, “imaginaOrriols: ¿cómo podría ser este espacio?” donde los ciudadanos hicieron una reflexión acerca de los usos y mobiliario necesario para el barrio. Se pretendía trabajar con conceptos que afectasen al espacio público obligando a realizar una abstracción del objeto.

Imagen del taller pop-up square

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Hamar: ecosistema urbano y el netwok design. 2010 - 2012 Modelos unidimensionales y pluridimensionales En los procesos de intervención urbana, ya sea a gran o pequeña escala, utilizar las herramientas o técnicas de participación pública le proporciona la comunidad un fuerte sentido de identidad o pertenencia y supone una clara y radical solución a los espacios residuales dentro de la ciudad, o como los llamaría Sola Morales, “espacios des habitados, inseguros e improductivos”. Además es una excelente oportunidad de aprendizaje tanto para el urbanista como para la comunidad en si. A finales de la década de los 60 surgen los debates y diversas teorías sobre como involucrar la participación ciudadana en los procesos de intervención o desarrollo urbano, una de las más famosas y controversiales, fueron el “modelo de escalera”, metodología que propusiera Sherry Arnstein en 1969. Criticado fuertemente por Eugene Mullanm porque básicamente estratificaba la participación o sectoriza las opiniones, cuando más bien debe ser un proceso de involucración integral y donde las personas tengan la oportunidad de participar en el nivel que satisfaga sus necesidades. Pero básicamente, para poder entender las formas en las que se puede intervenir en el espacio público, se deben analizar los diferentes procedimientos y herramientas a la hora de proyectar el tejido urbano. La revista Española de investigaciones sociológicas REIS distingue dos grande grupos en la forma de proyectar: (1) los modelos unidimensionales y (2) los pluridimensionales. Los modelos unidimensionales se caracterizan por organizarse en una escala de conocimientos técnicos y está muy vinculado al tecnocracismo, el cual dota de más poder para decidir a unos u otros

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agentes. El proyecto, en otras palabras, está diseñado por el técnico o el especialista, que se encarga de cubrir las necesidades básicas del individuo, sin esperar que el usuario tenga algo importante que decir, ya que el urbanista es el único cualificado para tomar las decisiones en el proyecto. En este campo, la participación ciudadana es muy incipiente, y más bien, se estructura a base de una jerarquía de poder que se componen de agentes influyentes. Las desventajas de los modelos unidimensionales, es que la visión del proyectista es parcial o reducida debido a que la misma estructura de poderes impide que los eslabones de esta jerarquía tengan un acercamiento, como el proyectista o inversión pública con la masa popular. En los modelos pluridimensionales, el urbanista, alejado de todos los posibles grupos de interés, es el encargado de escuchar las necesidades sociales y someter a consulta el proyecto tantas veces como sea necesario hasta la aprobación por consenso de los futuros usuarios. Son enfocados al encuentro y negociación de los distintos colectivos en aras de llegar a un común acuerdo sobre la forma de proceder en una intervención. Prácticamente, en esta modalidad, la participación ciudadana, es la que puede alterar, modificar y decidir sobre las intervenciones, dejando los intereses políticos y gubernamentales en un plano inferior. Los puntos de acción de estos colectivos, tienen presencia y efecto generalmente, en áreas urbanas desfavorecidas, y con grandes carencias o problemáticas. Por otro lado, dentro del bloque de los modelos pluridimensionales, existen las propuestas multidimensionales, denominado también “empoderamiento o potenciación” que básicamente se enfoca en favorecer las actividades de determinados colectivos que habitualmente no se implican en las decisiones importantes, y

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necesitan intervención de agentes externos ya que por sí solos no pueden “potenciarse”.

de ellos, y por último, presentar un informa con la forma de desarrollo de los tramites participativos.

También existen en un segundo bloque, donde esencialmente el arquitecto o urbanista juega un papel como “interprete” y tiene la responsabilidad de organizar los colectivos ciudadanos implicados y establecer las reglas básicas para reunirse, conversar y negociar; además debe el urbanista formular las preguntas necesarias y crear un ambiente de confianza incluyendo a todas las partes intervinientes.

Proyecto Hamar, Noruega: Plaza Strotorget, Ecosistema Urbano

Después de mencionar todo esto, es importante resaltar que, independientemente del modelo pluridimensional que se aplique, hay tres puntos clave que se deben contemplar. (1) En primer lugar, la reivindicación de espacios y servicios de “consumo colectivo” (2) la construcción de una identidad local y comunitaria independiente de las culturas externas. (3) y por último, la exigencia de un autogobierno local, en las que el colectivo sea el garante de las toma de decisiones.

En el siglo XIX, la ciudad de Hamar, Noruega sufriría un crecimiento exponencial demográfico, debido a la prosperidad de la industria alimentaria y se produjo un desarrollo descontrolado de la ciudad. A principio de los 60 la plaza principal de Hamar, la plaza Strotorget, se convertiría en un aparcamiento, luego, el mercado de la ciudad, y en sí, tenía una memoria histórica muy importante para los pobladores. Fue entonces cuando la municipalidad en el 2010, sometió a concurso la intervención de la plaza, para rehabilitar este espacio olvidado.

Definitivamente, aplicar los modelos pluridimensionales acarrea un sin número de beneficios, de los cuales se pueden destacar: Recursos adicionales, mejores decisiones, se desarrolla un sentimiento de comunidad, se cumple con las legislaciones, ayuda a generar dinamismo económico local, educa a los profesionales, empodera los vecinos de la localidad, satisface la demanda popular, mejora la sostenibilidad, etc.

Tras la selección, la iniciativa ganadora fue la propuesta “DreamHamar” del estudio de arquitectura español Ecosistema Urbano, que durante cuatro meses comenzaría un intenso trabajo de cooperación con la comunidad. El proceso, abarcaría una infinidad de creativas ideas de trabajo colectivo; desde postales, notas, comentarios, paneles con propuestas hechas por estudiantes, talleres de dibujo de esquemas dibujados por la población, dibujos hechos por niños, documentos impresos e digitales, maquetas, hasta la publicación en páginas webs donde incluso profesionales y la comunidad internacional participaría en la transformación de este espacio público.

El proceso participativo se debe iniciar a través de un proceso informativo, en el que se les provea a los futuros usuarios la accesibilidad a los datos relevantes, luego, abrir un periodo de objeciones y propuestas, después, encuestar a la ciudadanía sobre el valor que le tienen a los espacios públicos y la historia que tienen

La primera acción urbana, fue la denominada PaitnHamar, donde artistas urbanos pintaron la plaza con gráficos tradicionales noruegos, con el objetivo de generar un sentimiento de respeto de los ciudadanos hacia el espacio y sentido de pertenencia. A esta acción, le siguieron muchas otras, CreamHamar (Lugar de reunión),

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GreenHamar (sostenibilidad), PlayHamar (inclusión de los niños) ArthHamar (lugar de espectáculo) que todos ellos dieron a conocer el potencial y las posibilidades de la plaza. Otro de los programas implementados, fue el “Academic Network”, una red de conexión entre diferentes universidades del mundo, los cuales aportaban propuestas desde un punto de vista técnico, así como un laboratorio digital (Digital Lab) donde se realizaban workshops, incluso desde aplicaciones para móviles. Un elemento interesante de este modelo de intervención es que el propio ayuntamiento fue un gestor impulsor desde el principio hasta el fin de todo este proyecto, sin embargo, los ciudadanos fueron los que tomaron las decisiones importantes, Ecosistema urbano, fue nada más que un elemento encargado de organizar la información y dar respuesta a las necesidades de la comunidades. Como conclusión de toda esta intervención, el grupo de arquitectos elaboro una propuesta final para la plaza que poco tenía que ver con la propuesta original que presentaron al concurso. El producto final contemplaba todos los usos y espacios que la comunidad consideraba indispensables y muchos de ellos tenían una función polivalente. Sin dudad, el modelo de participación ciudadana en Hamar, es un buen ejemplo de acupuntura Urbana, enfocado a regenerar espacios residuales, y proveerle a la comunidad identidad cultural y memoria histórica, lo cual enriquecía aún más la experiencia espacial, sensorial y social de la comunidad. De esta manera, se subsano en gran medida de los problemas de memoria y favoreciendo la aparición del discurso plural dentro de la comunidad.

Participación Urbana intensiva, que abarcaba todas las edades, sectores, y ocupaciones. Se realizaron un sin número, donde incluso por impulso gubernamental la gente participo activamente de cada jornada. Todas las actividades fueron realizadas en la plaza Strotorget, con el fin de revitalizar ese bien público, hoy es un espacio concurrido e importante en la vida de la comunidad.

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Curitiba: Jaime Lerner y la acupuntura urbana, 1965-1992 Jaime Lerner es un arquitecto y urbanista brasileño, quien al finalizar sus estudios en la Universidad Federal de Paraná, contribuyó al planeamiento urbanístico de Curitiba, su ciudad natal. Durante tres legislaturas fue elegido como alcalde, en su libro que realizó en el año 2005, desarrolla el término de “acupuntura urbana“, en el cual aborda un tipo de estrategias puntuales de intervención hacia la ciudad, con la característica de ser concretas y de gran potencial de regeneración. El arquitecto finlandés Marco Casagrande propone una síntesis de ecología y urbanismo, considerando a la ciudad como un organismo vivo, hace referencias de la ciudad con el cuerpo humano, los parques son pulmones, las plazas son el corazón, el colesterol es el tráfico vehicular. Viéndolo desde esta perspectiva, la acupuntura urbana juega un papel de urbanismo táctico, un micro-urbanismo de intervenciones puntuales cuidadosamente elegidas por su potencial como catalizadores de la mejora general de la ciudad.

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Como alcalde de la ciudad de Curitiba, se centró en buscarle solución a crecimiento demográfico que sufría la ciudad la cual causaba una situación de crisis, riesgo inminente de congestión y exclusión de las zonas periféricas, Lerner resalta la importancia de ver a la ciudad como un conjunto de actividades a realizarse dentro de esta, es decir que el trabajo, la vivienda y el ocio tienen que ir de la mano y lo explica muy bien en el personaje “Vita, la tortuga“ que crea en su libro. Existen dos objetivos principales. En primer lugar hay que evitar la discontinuidad urbana y la proliferación de espacios vacíos que estaban produciendo en la ciudad como resultado de crecimiento exponencial de población. En segundo lugar hay que recuperar la memoria histórica potenciando los lugares que dotaban a sus ciudadanos de una identidad cultural.

Jaime Lerner, utiliza el concepto de acupuntura urbana con el interés de crear un refuerzo de la identidad cultural y la recuperación de la memoria histórica, agregado con una arquitectura más ecológica, enmarcando un urbanismo sostenible. El tejido urbano produce discontinuidades vacías y el objetivo principal es curar estas discontinuidades y problemas derivados de estas. Para explicar las características que debe abordar una buena acupuntura urbana, Lerner recoge una serie de intervenciones en su libro que no necesariamente requieren de una transformación física. Vita, la tortuga. Jaime Lerner

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El crecimiento desproporcionado de la ciudad genera inconexión a todos los niveles, la primera necesidad que se impuso fue la de mejorar las conexiones viarias, pero fomentando el tráfico sostenible organizando un sistema de transporte público eficiente y que responda a las necesidades del ciudadano sin afectar mucho al movimiento de la ciudad, la cual debía de dejar de ser dominada por el coche y ser recuperada para sus ciudadanos. Esta división funcional dentro de la ciudad, además de incrementar el número de desplazamientos y los niveles de CO2, provoca la implantación de soluciones no válidas como la tendencia de crear estacionamientos subterráneos en los centros de las grandes ciudades que ocultan el problema sin eliminar el verdadero germen que ataca a estas, sin fijarse en las consecuencias del problema. La solución que se propone es implementar un “metro en superficie“, descartando un metro subterráneo por poca viabilidad económica, el sistema se organiza en unos corredores estructurales definidos por cinco grandes ejes radiales que llegaban desde la periferia hasta el centro de la ciudad. La infraestructura se pensó para que sea lo más accesible y efectiva posible. Consta de tres franjas, dos exteriores para la circulación rodada privada y una franja central reservada para la circulación de transporte público. Estos ejes viarios se les conoce como ‘’estaciones tubo’’ que agilizan el desembarque de los pasajeros, reduciendo los tiempos de parada, los pasajeros no esperarían más de un minuto para el siguiente metro.

Estación-tubo Curitiba

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Además de la propuesta de estaciones tubo, Lerner propone unos ‘’vehículos singulares’’ articulados de gran capacidad que facilitaran el proceso de desplazamiento, circulando a una velocidad superior a la de los coches, lo que fue un punto clave de su buena aceptación. Sumado a la iniciativa por parte del ayuntamiento de implantar una tarifa social, ambas premisas constituyeron las bases del éxito del sistema. En Curitiba se toman decisiones en las que se trata de potenciar los espacios históricos y que esta tenga una influencia positiva sobre el entorno en el que están situadas. Dentro de estas decisiones está el intento de rescatar y mantener la identidad cultural de la ciudad y se logra recuperando los cines municipales, los cuales habían sido reemplazados por supermercados, templos, etc., el proyecto ‘’Viejo cine nuevo’’ pretendía rescatar las antiguar instalaciones dotándolas con un equipo modernos y generando la creación de circuitos que promuevan el interés ciudadano. Otro proyecto de gran éxito fue la preservación de ríos, curarlos de la contaminación y canalización.

Esquema conexiones red pública - Curitiba

En conclusión, en los proyectos se puede notar como se pretende recuperar la identidad ciudadana, la acupuntura urbana no pretende imponerse, sino, brindar una respuesta positiva a las necesidades el entorno sin invadir la ciudad. Jaime Lerner en su libro pretende dar una reflexión de como ver a las ciudades, y el significado del espacio público. El desarrollo social ha impuesto una nueva forma de resolver los espacios residuales dentro de la ciudad, lugares inconexos, improductivos y vacíos. La acupuntura es la herramienta adecuada para desarrollar este tipo de proyectos debido a que no es invasiva y su estructura se centra en resolver la continuidad, flujos, patrones y ritmos dentro de los espacios, y evita obstruir la ciudad.

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Fuentes Bibliográficas Gehl y Lars. (2001). Nuevos espacios urbanos. Editorial Gustavo Gilli S,A. Barcelona. Jan Gehl (2010). Ciudades para la gente. Buenos Aires, Argentina: Ediciones Infinito. Un-Habitat. PPS. (2012). Placemaking and the future of cities. United Nations Federal Credit Union. Perez, Ana. Acupuntura Urbana. Intervención en la ciudad y participación: Cuatro experiencias. Trabajo fin de grado. ETS Arquitectura. Universitat Politécnica de València

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