Clase Social Según Karl Marx

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Clase social según Karl Marx Karl Marx

Para Karl Marx las clases sociales pueden entenderse de dos formas, sea como: 1) grupos de individuos que se definen por una misma categorización de sus formas de relacionarse con los medios materiales de producción (particularmente la forma de obtención de sus rentas), o 2) una conciencia de clase entendida como la creencia en una comunidad de intereses entre un tipo específico de relaciones socioeconómicas. Esto se desprende de la breve descripción que es frecuentemente citada del 18 Brumario de Luis Bonaparte,4 en ausencia de una exposición dedicada del tópico en el resto de su obra:

Los campesinos parcelarios forman una masa inmensa, cuyos individuos viven en idéntica situación, pero sin que entre ellos existan muchas relaciones. Su modo de producción los aísla a unos de otros, en vez de establecer relaciones mutuas entre ellos. Este aislamiento es fomentado por los malos medios de comunicación de Francia y por la pobreza de los campesinos. Su campo de producción, la parcela, no admite en su cultivo división alguna del trabajo, ni aplicación alguna de la ciencia; no admite, por tanto, multiplicidad de desarrollo, ni diversidad e talentos, ni riqueza de relaciones sociales. Cada familia campesina se basta, sobre poco más o menos, a sí misma, produce directamente ella misma la mayor parte de lo que consume y obtiene así sus materiales de existencia más bien en intercambio con la naturaleza que en contacto con la sociedad. La parcela, el campesino y su familia; y al lado, otra parcela, otro campesino y otra familia. Unas cuantas unidades de éstas forman una aldea, y unas cuantas aldeas, un departamento. Así se forma la gran masa de la nación francesa, por la simple suma de unidades del mismo nombre, al modo como, por ejemplo, las patatas de un saco forman un saco de patatas. En la medida en que millones de familias viven bajo condiciones económicas de existencia que las distinguen por su modo de vivir, por sus intereses y por su cultura de otras clases y las oponen a éstas de un modo hostil, aquéllos forman una clase. Por cuanto existe entre los campesinos parcelarios una articulación puramente local y la identidad de sus intereses no engendra entre ellos ninguna comunidad, ninguna unión nacional y ninguna organización política, no forman una clase. Son, por tanto, incapaces de hacer valer su interés de clase en su propio nombre, ya sea por medio de un parlamento o por medio de una Convención. No pueden representarse, sino que tienen que ser representados. Su representante tiene que aparecer al mismo tiempo como su señor, como una autoridad por encima de ellos, como un poder ilimitado de gobierno que los proteja de las demás clases y les envíe desde lo alto la lluvia y el sol. Por consiguiente, la influencia política de los campesinos parcelarios encuentra su última expresión en el hecho de que el poder ejecutivo somete bajo su mando a la sociedad.5

La doctrina marxista intenta descubrir la objetividad de la existencia de las clases (clasificaciones) socialmente relevantes a través de la formación de intereses subjetivos yuxtapuestos y en contraposición a otros grupos de intereses comprendidos en forma similar.6 Las clases sociales aparecen entonces como dualidades antagónicas en un contexto histórico de conflicto cuyo eje

central es el materialismo histórico. De ese enfrentamiento mediado por la historia surge la lucha de clases que es la manifestación misma del conflicto de los intereses materiales de los individuos en las relaciones sociales basadas en la explotación, engendrando nuevas clases dominantes antes mientras el desarrollo de las fuerzas productivas no sea suficiente para que la historia finalice con una clase trabajadora subalterna capaz de reemplazar a las clases dominantes existentes, y a la vez incapaz de transformarse en dominante de otra por carecer de herramientas de producción propias (como sería el caso del proletariado moderno), y así abolir toda forma de explotación. En el esquema marxiano, las clases sociales estamentales de las sociedades precapitalistas podían encontrarse en conflicto mutuo pero las clases dominadas poseían intereses en el mismo siendo que estas eran a su vez estamentos, con lo cual las transformaciones sociales exigían un ulterior desarrollo provocado por nuevas clases dominantes:

En el estamento (y más todavía en la tribu) esto aparece aún velado; y así, por ejemplo, un noble sigue siendo un noble y un plebeyo un plebeyo, independientemente de sus otras relaciones, por ser aquélla una cualidad inseparable de su personalidad. La diferencia del individuo personal con respecto al individuo de clase, el carácter fortuito de las condiciones de vida para el individuo, sólo se manifiestan con la aparición de la clase, que es, a su vez, un producto de la burguesía. La competencia y la lucha de unos individuos con otros es la que engendra y desarrolla este carácter fortuito en cuanto tal. Por eso en la imaginación, los individuos, bajo el poder de la burguesía, son más libres que antes, porque sus condiciones de vida son, para ellos, algo puramente fortuito; pero, en la realidad, son, naturalmente, menos libres, ya que se hallan más supeditados a un poder material. La diferencia con el estamento se manifiesta, concretamente, en la antítesis de burguesía y proletariado. Al aparecer el estamento de los vecinos de las ciudades, las corporaciones, etc., frente a la nobleza rural, sus condiciones de existencia, la propiedad mobiliaria y el trabajo artesanal, que existían ya de un modo latente antes de su separación de la asociación feudal, aparecieron como algo positivo, que se hacían valer frente a la propiedad inmueble feudal, y ésta era la razón de que volvieran a revestir en su modo, primeramente, la forma feudal. Es cierto que los siervos de la gleba fugitivos consideraban a su servidumbre anterior como algo fortuito en su personalidad. Pero, con ello no hacían sino lo mismo que hace toda clase que se libera de una traba, aparte de que ellos, al obrar de este modo, no se liberaban como clase, sino aisladamente. Además, no se salían del marco del régimen de los estamentos, sino que formaban un estamento nuevo y retenían en su nueva situación su modo de trabajo anterior, y hasta lo desarrollaban, al liberarlo de trabas que ya no correspondían al desarrollo que había alcanzado.7

Marx destacó que, a diferencia de todas las anteriores sociedades de la historia de Occidente con múltiples grupos de clases antagónicas, en la moderna sociedad capitalista el sujeto social pasa a ser el capital como proceso social, y el conflicto se simplifica en la formación interna a la sociedad civil de dos grandes clases caracterizadas cuya "distribución" depende de su rol económico: el proletariado y la burguesía.8 Esta última, por su función social originaria, dispondría físicamente de los medios de producción. Le sería propio a las clases burguesas el modo de producción denominado capitalismo y su apoyo teórico, el liberalismo, comprendido como su epifenómeno

ideológico. El proletariado, como clase oprimida capaz de superar a la burguesía, debería unirse contra ésta para romper con su explotación. Siendo su negación dialéctica y sin haber generado dentro de sí nuevas clases opresoras u oprimidas, se volvería el instrumento de la negación de la sociedad con clases. La condición de su transformación en clase política sería la superación de sus diferencias geográficas y culturales ("¡Proletarios de todos los países, uníos!" había sentenciado en la última página del Manifiesto Comunista) y el descubrimiento de su conciencia de clase para así superar la alienación.9

El marxismo, en tanto teoría y explicación causal de la realidad, ha llegado a autointerpretarse como la adecuada ideología futura de la clase proletaria. Este enfoque ha sido considerado una paradoja de autorreferencia por la cual la misma noción marxiana de clase y de "ideología de clase" se vuelve la reificación de esta clase particular, noción que es a su vez parte de la doctrina y cuyo criterio de verificación (el éxito en el proceso histórico) es también parte de la misma.10 Otras corrientes marxistas han entendido su pensamiento sociológico como un criterio objetivo y universal de análisis de la realidad testeado por su carácter "progresista" para el proletariado, o bien en términos políticos como funcional a un programa de acción de un partido revolucionario que se presupone será beneficioso para esta clase.11

A pesar de la importancia del concepto de clase para el movimiento político marxista, muchos autores destacan como sorprendente que el propio Marx nunca diera una definición precisa de clase en ninguno de sus escritos, a pesar de describir muchas de sus características.12 Éstos, a partir de ciertas menciones en parágrafos clave, creen posible deducir, en forma alternativa al marxismo clásico, la noción que el autor habría tenido en mente: entre otras, que la posición social de un individuo no estaría simplemente determinada por el tipo de fuente de ingreso y por tanto las clases sociales serían más bien entidades de tipo social y no meramente económicas. Se recalca también el hecho de que este haya distinguido claramente, a la manera hegeliana, entre clase social objetiva (Klasse an sich 'clase en sí') y clase social subjetiva (Klasse für sich 'clase para sí'), y que, aunque su análisis primigenio era dicotómico, sus escritos posteriores consideran el desarrollo de estratos intermedios no explicables dentro de una relación binaria opresor-oprimido. Citan la abrupta interrupción del manuscrito del tercer volumen de El Capital, en el momento en que está respondiendo a la pregunta ontológica «¿qué constituye una clase?»; en el mismo la clase no aparece como rígidamente ligada al origen del ingreso o la posición en la división del trabajo:

La próxima pregunta a responder es ésta: ¿qué forma una clase?, y por ciento que esto se desprende de suyo de la respuesta a la otra pregunta: ¿qué hace que trabajadores asalariados, capitalistas y terratenientes formen las tres grandes clases sociales?

A primera vista, la identidad de los réditos y de las fuentes de rédito. Son tres grandes grupos sociales, cuyos componentes, los individuos que las forman, viven respectivamente de salario,

ganancia y renta de la tierra, de la valorización de su fuerza de trabajo, su capital y su propiedad de la tierra. Pero desde este punto de vista médicos y funcionarios, por ejemplo, también formarían dos clases, pues pertenecen a dos grupos sociales diferentes, en los cuales los réditos de los miembros de cada uno de ambos fluyen de la misma fuente. Lo mismo valdría para la infinita fragmentación de los intereses y posiciones en que la división del trabajo social desdobla a los obreros como a los capitalistas y terratenientes; a los últimos, por ejemplo, en viticultores, agricultores, dueños de bosques, poseedores de minas y poseedores de pesquerías. [Aquí se interrumpe el manuscrito.]13

Karl Marx ha utilizado muchas categorizaciones variables para clasificar las relaciones de producción por la fuente de ingreso, pero esto presupone que las condiciones que las determinan como clases preexisten a su unidad política y a que puedan mancomunarse en conflictos de intereses subjetivamente considerados. Con lo cual no es el conflicto el que genera o da origen a la distinción de clase en la que basan su unidad, sino que es el que "descubre" aquellas categorías de relaciones de producción que son significativas para delimitar las contraposiciones de intereses solidarios entre sí. De esta forma, el conflicto espontáneo no determina pero revela la extensión mínima que subdivide a las diferentes clases sociales en posible relación de explotación:14

De una parte, los diferentes individuos sólo forman una clase en cuanto se ven obligados a sostener una lucha común contra otra clase, pues de otro modo ellos mismos se enfrentan los unos con los otros, hostilmente, en el plano de la competencia. Y, de otra parte, la clase se sustantiva, a su vez, frente a los individuos que la forman, de tal modo que éstos se encuentran ya con sus condiciones de vida predestinadas; se encuentran con que la clase les asigna su posición en la vida y, con ello, la trayectoria de su desarrollo personal; se ven absorbidos por ella.15

Respecto a la lucha de clases, según Marx su desarrollo final salamente se alcanzará cuando el conflicto entre las clases requiera que estas dejen de existir y se dependa de una transición a un modo de producción no edificado sobre estas. Dicha visión del conflicto social como generado por las clases sociales, y el entendimiento de las clases sociales como parte de una estructura vinculada por relaciones de producción, era para el propio Marx su principal aporte al desafío epistemológico de las ciencias sociales:

Por lo que a mí se refiere, no me cabe el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna ni la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses habían expuesto ya el desarrollo histórico de esta lucha de clases y algunos economistas burgueses la anatomía económica de éstas. Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar: 1) que la existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción; 2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del

proletariado; 3) que esta misma dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases...16

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