Exploración Clinica Del Ganado Vacuno

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G.Rosemberg

Exploración clínjca del CA~ADO

\"AC.liNO

...

~Exploración el el

clínica

GANADO VACUNO por

GUSTAV ROSENBERGER Doctor en Vettrh,orlo. Cotedr6tlco Director de lo Clrnlca de Enfermeclodea del go~todo vacuno de lo Escuela Superior de Veterinario de Honnover

Con la colaboración de

C.

011\KSEN,

11.-D. GltÜND~B

y

M.

STÓUEH

Con 166 flguraa en el tuto y ' 16mlnoa en color

EDITORIAL LA*>R, S. A. IAICRONA • MADIID • BUENOS AllfS 110 DE JANEtlO • MDICO ·MONTEVIDEo

TratluCI' Í•Ín C!' JII'Iiwlu l'.,r el PROF. DR . CLEMENTE SÁNCHCZ-GARNICA MONTES

Cnl ctlrú&ico

IIUIIH' I'Itr&n

tl t! l' nlulugí~t Ct•ucrnl, l'ropt·tll-ut Ít' ll ~· Eurunu· tlncft•:~ .E,.¡H• IIÍtlintll f'll

In Fue·ult 1ul tlt: \'t•re riunrin tic Zuru¡:uzn

Tftulo de la obra orlf:tlnnl: Guatav Rosenbtr¡tr, DIE KLINISCHE UNTERSUCHUNG DES RINDES Editada por VERLAO PAUL l'AREY, BcrUn- Hnmburg

e

S. A. Depósito legal: B. 10.841 EDITORIAL LABOR,

TALLERES GRÁFICOS

: Cnlnbria, 235 - 239 : Barcelona - 15 : S .0 Registro: n. 170 - 66 Printed 1n Spaan MARIANO GALVE ! Carmen, 16 BarcelonA - 1

VI

Prólogo de la edición española

de tanto interés y de tan prometedor futuro. sobre todo en nuestro país. en el que la explotación del ganado vacuno se halla en vías de rranco desarrollo. EDITORIAL LABOR ha cuidado la edición española con el interés y ericicncia QU!! pone siempre en sus publicaciones. y tanto la Editorial como el traductor están seguros de haber prestado un buen servicio a los veterinarios y es!udian· tes de habla castellana. Prof. Dr.

CLEMENTE SÁNCHEZ·ÜARNICA MONTES

VIII

Prólogo de 1:1 edición akm:1na

Con esta obra hemos pretendido Henar las necesidades de la práctica y facilitar a los estudiantes una ayuda eficaz en el aprendizaje de Jos métodos de exploración clínica. Si hemos logrado nuestros propósitos. pese a Jos múlti~lcs trabajos. lógicos para todos los que intervienen en un servicio clínico importante. hemos de agradecerlo. sobre todo. a nuestros colaboradores de largos años; docente Dr. DtRKSEN y asistentes Dr. STOBER y Dr. GRÜNDER. con ayuda de los cuales ha sido posible culminar la primera parte de la obra. El Drw STOBER ha colaborado en la preparación de las ilustraciones. índice de materias y composición. Vaya también nuestro agrad~cimiento. a todos los demás colaboradores de la clínica. quienes. con su ayuda. han facilitado la terminación de la obra. La editorial ha colmado todos nuestros deseos y ha dado al libro una adecuada presentación; por ello queremos aquí hacer constar nuestro vivo agradecimiento al señor FRIEDRICH GEORGI.

G. ROSENBERGER

PRÓLOGO DE LA EDICIÓN ESPAÑOLA

Con plena satisfacción he acometido la tarea de traducir esta obra. Me honro con la amistad del profesor G. R osenbcrgcr. y. por haber permanecido tantos años en su clínica. conozco bien sus m¿todos de trabajo y la honrad~z de sus investigaciones. La Clínica Bovina de la Escuela Sup~rior de V~terinaria de Hannover. que fundara el inolvidabl~ y llorado prof~sor R. Gotze. cs. sin duda alguna. la primera dd mundo. no sólo por sus instalaciones y material. sino tambi~n por el gran número de casos que utiende durante.: el año. Además. junto con el profesor G. Roscnbcrger. trabajan en ella clínicos tan prestigiosos como los doctori!S Dirksen y Stobcr. Ello supone ya una sólida garantía. fundamentada por más de trdnta arios de estudios ininterrumpidos sobre la especialidad. Hace ya tiempo quc los prufcsor~s de la Clínica Bovina dc Hannover sc habían propuesto la daboraci(;n y publicación dc un tratado sobre las enfermed~ldcs del gaoo1do vacuno. Esta primera partc de la obra se dcdica exclusivamente a las cuestiones de diagnóstico. y en ella encontrará d lector soJucinnados todos Jos problemas referentes a la exploración. Sorprenden la sencillez cxpositiva y la riquc1.a iconográfica. frutos naturales de un perfecto conocimiento de la materia y de muchos años de trabajo. La exploración y el diagnóstico en Jos bovinos no están exentos de dificultades. Tiene particular importancia lo referente a los preestómagos. extremo que se explica en esta obra de acu~rdo con las últimas técnicas y los procedimientos mejor comprobados. Quien pretenda dedicarse a la clínica vacuna. nunca podrá seguir un camino seguro si no domina perfectamente las tt!cnicas de exploración. En este libro se exponen con la misma seguridad y sencillez con que las explicaría el profesor Rosenberger con sus extraordinarias dotes de maestro. La edición española viene a IJenar un vacío sentido duránte muchos años. Los especialistas y veterinarios en generaL...saben muy bien cuán escasa es la bibliografía que hoy pueden manejar sobre estos temas. Cuando aparezca el libro sobre las enfermedades de los bóvidos. ya en preparación. se habrá dado un gran paso en el conocimiento de la patología y clínica de los rumiantes.

PRÓLOGO DE LA EDICIÓN ALEMANA

Sobre el tema de las enfermedades de los bóvidos existe actualmente sólo un compendio de POMMIER (1952) en lengua fra ncesa y una gran obra. en inglés, de GmaoNs. con la colaboración de otros 54 autores. que se ha editado en los Estados Unidos con el título de Diseases of Cattle (segunda edición. 1963). Además. LAG ERLOF y HOFLUND han publicado (1936) un diagnóstico buiátrico en sueco, traducido al danl.!s. Las obras publicadas anteriormente en Alemania po r HARMS (1895), DlECKERifOFF (1903), así como por WEBER (Die k/inische U ntersuclumg des Rindes, 1928 f Exploración clínica de los bóvidos] : Die Krankheitt•n dt•s Rimh•s, 2.• ed., 1947 [ Enfer~m,dcuh•s del ¡:cmado ''acwrn ] han quedado anticuadas. y su contenido es incompleto o está parcialmente SUJl'!rado gr..&cias a los progresos científicos realizados dcsdc cntonccs. Entre tanto han aparecido nuevos libros alemanes sobre trastornos de la rcprnducción. así como de obstctrici~t y enfermedades de las mamas en los bóvidos: pcro los veterinarios clínicos y los estudiantes seguían echando de menos una obra moderna especiulizada. sobre enfermedades del ganado vacuno. Por esta razón. y hace ya vurios años. existía en la Clínica Bovina de Hannover el plan dc pub) icar un tratado sobre los padecimientos de los bóvidos. que incluyera. además. la exploración. Al preparar el libro se pensó. sin embargo. que sería preferible agrur.ar las numerosas materias en dos tomos separados. El primero. que ahora aparece. Exploración clínica del ~cmado vacww, será seguido. inmediatamente. por otro más voluminoso y de mayor contenido. titulado Enfermedades del ganado ¡·acuno. Tal como se enseña en las clases de p.ropcdéutica clínica. en el primer tomo se incluye un apartado sobre el comportamiento con los bovinos. incluyendo los medios de sujeción y la tranquilización medicamentosa. Siguen capítulos sobre anamncsis. reseña. exploración general. así como la especial de los diferentes aparatos orgánicos. incluyendo la de la sangre. lfquido de panza, orina y heces. para terminar con un estudio sobre la valoración de los datos reunidos. Junto con las características normales de cada órgano, se destacan también los síntomas patológicos, que se aClaran con ejemplos. En el segundo tomo se describirá el .cuadro patológico esp.ecial. junto con los datos anormales de orina. sangre. heces y otros líquidos orgánicos.

INDICE DE MATERIAS

Maanejo de los bóYidos . Generalidades

1

Pn:caucion.:s para acercar e a lo'l bóvido · on1ención mediante

procc!'dimi~nto

coercitivo'\

2

Captura de Jo.¡ bóvido · c:n liherrad .

2

'ujcción de lo bóvido ahc:ta Extremidades antcriore Extremidades pn tcriorc

3 3 S 6

Cola .

10

Torcedor del tMax Putros

11

11 12

Dcrriho de lo · hóvidu Gcncralidadc" Pr
Tranquilización y an

esta medicamentog

14

14 14 1()

18 )9

19 20

20 24

Tranquilización gcnerát

24

Anestesia local

26 26

Preliminarc Anesttsico locales Anestesia superficial

27 28

fndicc de: materia Ane'itC i. p r infiltración Anc:slc ·ia de e m.lucción . Anc le. iu cxtradural . Ane. tesia general (narco i!)) Preliminarc are ~¡ · p r inhalación Narcosis por inyección Narcosis oral N:trcosis por vía rectal Plan de la exploración dlnlca

Preliminarc

-28., 29

34 34 37

38 39 40

44 44

45

Hi torial (:.namne i ·) Gener:.tlidadc ·

45

Oumción dd padc:dmic:nto

45

y dc:llarrollo de: 1 'i síntom:h

aracterc

Po il;\lc C'.tU'ia del

proc;e~¡u

Tratamiento. anteriores

46 47

48 48

Rcsc~a

Gcncralidadc

48

Raza y tipo de explotación

4K

Sexo y edad .

49

Peso corpur-.11

.SS

Coloración de la capa

SS

Marca, en la oreja .

57

MarC'ns de fuego .

57

lmprc ·ión del escudo nasal

58

Fórmul

de grup · sangurneo"

SR

Exploración aenenal

60

Preliminarc

60

Actitud .

60

Comportamiento.

62

Estado de nutrición

66 67

Hábito o aspecto • Frecuencia del pul o .

68 69

Temperatura corporal .

70

Resumen .

74

Frecuencia de la

rc:'ipiraciones.

lnt.licc di! m. tcri e;

Xf

F.. ploradón e pedal

15

Prcliminarc'

75

Pelo. . pie!, tcjidü

uhcut:ínco y muco

:h

75 75 76

vi ihlcs

Gene m 1ida de~ Plan de la c. pi•Mación . ~ isl

nea llnf:itico

88

Gencr:alidadc

88 8

Plan de 1 «: ploración

Aparato

9:!

~lrculatorlo.

GcneraJid:uJc

9:!

Plan de la exploraci · n

9:!

11 S

Aparato respiratorio Gcneralidade'

115

Plan de la explüración

11 S

Aparato dilh"livo

14

cncr. lidadcs

134 134

Plan de la cxpJc,racil\n

Gcncralida'k'

188 18H

Plan de la cxpluracil;n

IH8

Aparate• urinario.

200

AJ:arato locomotor General ida de'

200

Plan de la exploración

200

· trma nervio o

~enlral.

206

206 :!07

Gcncr..&l idadc'i

Plan de la e plorací ' n

órganos de lo s ntido Generalidadc Plan de la cxploraci · n ·.

Aparato aenltal . Generalidades

Plan de la exploración .

..

210 210 210 213 213 213

(ndicc c.Je materias

XII

Mama.

217

Genera lidade~

:!17

Plan de la exploración

117

Evaluación de lo d to obtenido en la uploradón. Diagnóstico, dif·renciación y enjuiciamiento

d~

la enfermedad

:!23 223

Tratamiento y prorilaxi

12S

Redacción del hi torial de la enfermedad

226

fNDICE ALFABÉTI O

227

MANEJO DE LOS BÓVIDOS Generalidades El veterinario es juzgado de acu~rdo con su forma de actuar ante los pacientes. Una actitud tranquila. firme y confiada. con el empl~o de palabr.1s amistosas y procurando ofrecer alimentos y caricias al animal. logra siempre mejores resultados. aun en bóvidos con cpsiquismo obtuso•. que los gritos. golpes o hasta carreras. Sin embargo. cuando no bastan estos cuidados y d trato carir1oso. para evitar dificultades o accidentes. habrá que recurrir a los medios de sujeción adecuados. Pura ello se utilizar3n primeramente los procedimientos más simples (contención de la cabeza. o extremidades). acudiendo al uso de los sistemas m3s dolorosos (aciaks) sólo cuando aquéllos fracasan . El pmpictario está obligado a advertir al facultativo sobre los malos hábito~ (pat;adas. afán de embestir) dd bóvido enfermo ~ por otr.1 parte. es misión dd veterinario proteger al p.aciente y al personal ayudante. dentro de lo posible. de posibles accidentes y lesiones. durante la exploración y el tratamiento. ordcnamJn la adopción de las oportunas medidas de seguridad (responsabilidad).

Precauciones para acercarse a los bóvidos Si las circunstancias no exigen otra cosa. d que va a explorar debe acercarse al animal. preferentemente por el lado derecho. es decir. por aquel desde el cual se efectúa corrientemente el ordeño. Cuando ya ha tomado contacto con el paciente --golpeándole suavemente con la mano o acariciándolo en el dorso- . puede p.asar a la otra parte. No se ha de olvidar que los animales medrosos, intranquilos o agresivos. suelen saltar hacia un lado imprevisiblemente y cocear o topar. Por lo genentl. los bóvidos, en contra~osición a los équidos. suelen atacar con las extremidades posteriores en sentido lateral. describiendo con ellas un semicírculo con movimiento de guadaña hacia atrás. Pero ocasionalmente pueden también lanzar cortos go~s hacia la parte posterior. Los toros y las vacas ninfómanas intentan, además. golpear con la cabeza o los cuernos al que explora, empujándolo hacia la pared o contra el suelo. Con la adecuada sujeción de las extremidades o de la cabeza p.ueden evitarse estos malos hábitos. J.

Rosp~auc;Ea :

E•ploración diaica ckl aaa•do ncuno.

Contención mediante procedimientos coercitivos Capturo de los bóvidos en libertad Las acas se sujetan sin dificultad en el prado o en el corral. ·obre todo cuand comen durante:: el ordeño. simplemente agarrándolas con la mano (de las narices o J::Or el morro. y. mejor. del pliegue de la babilla o de.: la la) o colocándoles un laz de cuerda o cabezada. Por el contrario. los animalc. jóvenc ·. así comq los de cebo y las vaca que están criando. no aco tumbrado. al contact e n d hombrt=. se dejan e gcr con dificultad. En tale caso~ habrá

F ui. l .

Empalit .1d.1 .;un

111 :1n~.1

p:ar:.1

conh.' ll\.'f

l.h

r~"c."' ~· n l i h~.·rt:•ll

que acudir a la ayuda de personal suficiente. que.: colabore en las tare01s de contención el tiempo ncccsari . Cuando no se di ponga de un cobertizo será prcci ·n agrup.ar al rebaño en un rincón de la pradera. evitando hostigar innecesariamente a lo anima~es. Hecho e to. un <.~yudante se acercu desp<.~ci por detrás de la res que se ha de sujetar. a la cual llegará pasando entre las demás. procurando así agarrarla r.ípidamente por medio de un lazo de cuerda colocad obre los cuernos o e n una cabezada. Si fracasan todos e tos intentos. será necesario e nducir toda la manada hasta el establo. la inyecciones c¡ue se aplican por medio d ' un proyectil utilizando un fusil adecuado. y que se vacian automáticamente en el animal. sólo se citan aquí de pasada como medio auxiliar para la e ntención. Con ellas puede lograrse la tmnquilización de un paciente desde gmndes distancias (hasta 30 m) em· pleando fármacos traquilizantes (pág. 24) o relajadores musculares (pág. 18). con los cuales, pasado un poco tiempo, se sujeta al animal sin esfuerzo. Este procedimiento sólo se aplica hasta ahora en casos aislados. Cuando hayan de ser explorados o tratados simultáneamente varios animales o todo un efectivo en libertad en la pradera. es recomendable el empleo

Contención m..:di:mll.: p mcc:dim icnhl' cn~~ rc ui v,,,

3

de un cerc-ado con num;.:a (fig. 1). en el cual se reúnen todos. entrando uno a uno en la manga. que puede cerrarse por detrás. Una vez allí. los movim ientos t-'1c. . 1

Suj~·c • <> n

de la c.thc:l.l pur d ch.1jo

FIG . .\ .

SUJI..'C:Íli n d e: 1.1 c:Jh~·/,1 por 1,1 n.H I/.

del animal quedarán muy limitados. y ser-.i posible atarlo por Jos lados. para proceder así a Ja exploración o al tratamiento en serie. Sujeción de los bovinos Cabe~a

El animal que se ha de explorar debe estar sujeto con una cadena o cabezada o a~ado al pesebre. En caso necesario se contiene la cabeza por debajo (fig. 2) o agarrando por las narices (fig. 3). En Jugar de este último procedí-

4

miento puede rccurrirse también al empleo de los 1wrigo11t•s o pin:.a.\· 11a.mles, tah.:s como los d«:scritos en la figura 4. con los cuales se evitan lesion«:s en la mucosa nasal. corrientes cuando se utiliza sólo la mano (uiias de los dedos). Se ha de tener en cuenta que la cabeza debe mant«:nerse alt:1 o elevada hacia delante, porque. en otro caso. el animal empuja a quien lo sujeta. dada la fuerza que puede desarrollar con el cuello. Los toros. a partir de los 12 meses. deben estar provistos del correspondiente anillo mlSal. por el que pueden ser ¡•garrudos sin dificultad. No obstante. como quiera que al intentar sujetarlos

Fui . 4.

Naritton..:s. 0 :: itqukrd:t :1 tf-:n:c:h:l . mot.fdo' d \.· IIA A..:t' y Rm-.r.l

H .,K~I!'o ,

pnr el anillo los animales suelen defenderse escondiendo la cabeza contna el pesebre. es recomendable atar una cuerda o cuerdas desde el anillo hasta los cuernos con lo cual será más fácil la operación. Los toros adultos no pueden ser sujetados con seguridad suficiente utilizando sólo la mano para agarrar el anillo. por lo que será preciso recurrir al empleo de un bastón de conducción (fig. 21 ). El anillo se sujeta mejor agarrándolo con una pinza adecuada. Estos anillos deben estar colocados en la parte más anterior del tabique nasal. dond«: sólo hay mucosa en ambos lados sin septos cartilaginosos. Los toros adultus agresivos llevan un ap.a rato llamado Zahmbu. construido a base de abmzaderas de hierro elásticas con salientes. que se fijan en los cuernos y al anillo nasal. gracias a los cuales, si el animal intenta embestir o empujar hacia delante. se produce dolor" por la presión en la nuca, frente y dorso de la nariz. En determinados casos. tales como intervenciones en la cabeza. cuello. boca. faringe o esófago, puede ser necesario sujetar fuertemente la cabeza del animal. En tales circunstancias se podrá recurrir al empleo de un cabezal y cornil, que se atan a un poste vertical. o sujetando por los cuernos a un trave-

Cunh:ncíún nh.·díantl.'

p rnccdimícnlo~

coercitivo<;

5

s~lño

a la altura adecuada. También puc.!de contc.!ncrsc la cabeza con el narigón. levantándola fuertt:mc!nlc hacia delante y a rriba. mientras que dos ayudantes la contienen por los lados y por debajo. Para cualquier tipo de exploración o tratam iento en las extremidades de los animales en pie es también fundamental la sujeción de la cabeza por el morro o por los o llart:s.

t· u;.

e¡ .

Ekvacu)n tk la

~· lllrcmi<.lac.J

.wlcrinr

l;ltl.

f, ,

Elcvach\n d e la

c~lrcmi(Ja tl

.uu.:no:

con :.yuda (.!e un:t cuad:t

Extremidades anteriores

La t:xtremidad an terior de un bóvido. por ejemplo. para explorar una cojera. se lewmra con la ayuda de un hombre situado a un lado. por delante de la t:spalda. y en la forma que se representa en la figura 5. El miembro asi doblado debe sostenerse suavemente. ya que. en otro caso. el animal apoya circunstancialmente todo su peso sobre la persona que lo sujeta. También puede levantarse la extremidad util izando una cuerda colocada en el metacarpo o en el menudillo. que se lleva hasta la cruz para ser ma11tenida en posición por un ayudante situado en el lado contrario (fig. 6). Por último. el levantamiento del miembro y las pequeñas intcr'lenciones se facil itan colocando un torcedor del antebrazo (análogo al del corvejón que se aplica en las extremidades posteriores); simultáneamente, este to rcedor sirve para evitar las hemorragias en el campo operatorio.

M.tn~jo de

lo' hóvidtlS

Extremidades posteriores

Para mantener quieto al animal duranh! la exploración. o p.ara proh:gerse de las coces. la extremidad posh:rior que se ha de examinar se suj~ta agarrando fm•rremf'/ll(.' nm la numo el plit'gllt' df' la babilla (fig. 7) o imrculuci(.'llclo /u cola por debajo del mismo (fig. 17). o. tambi~n. recurriendo al empico de un trozo de cuerda dc 30 a 40 cm de longitud. do blado. que se coloca comn

Fu: . 7. Su jeción dd plic¡w c d e la hahilla

Fw. 8. Turccdor eh: cnrv.:jt1n

torn•c/or c/e/ COf\ '(.'j<JII (fig. , 8). S~ logran Jos mismOS fines COn la (JÍII:,ll de/ t<•nddn , según SCHEEL (fig.. 9). que se coloca en el tendón de los gastrocnemios. Para inmo vilizar s imultáneamente ambas extremidades puede emplearse una cuerda. que se a ta en R en los dos corvejones. po r encima de los calcáncns. tirando de la cuerda po r detrás (fig. 11 ). o bi~n las cadenas ele con •t•jt}n. que se colocan en el tendón a cada lado y se enganchan. tirantes. en los respect ivos anillos (fig. 10). Lel:antar las extremidades posteriores en los bóvidos resulta generalmente más difícil que en los équidos. Lo mejor es emplear para ello un palo (estaca ) sin aristas. de 1.5 m de largo, del grueso aproximado de un brazo. y que se introduce por debajo del corvejón le\'antando éste y. con ello. la extremidad hacia arriba. con la ayuda de dos hombres fuertes (fig. 12). Si es necesario, se mantiene el miembro en esta posición gracias a una cuerda. que se desata fácilmente fijada al palo. o colocando. además. el torcedor de corvejón; SI se procura que

Conlcnción mcdiJnlc procedimicnhh cocrcilivu

1-tt. IJ.

F1G . 11.

t•int.l dd h:n<.lt\n '~~,ttín St 111 11

~k

Attuiks.

7

1 u •. 1O. Suj~c: il\ n d • l.h ~·x trtmitl.td.-, ptht.-riorc' c:on e ,,kn.h ~k e:un :j,'m

Su,cción d e las extremidades po tcriores con una cuerda colocada en forma d e 8

~fan~jo d~ lo ~

Fu ;. 1! .

Ekv~lc tt'. n

bóvidos

t.k la cxtr..:mid;td

..

1,

pmt~rior

..

FaG. 13. Confcc.:ión de un lazo para trabar y sujetar (las diferentes fa ses, d e izquierda a derecha); tirando del extremo libre de la cuerda se puede desatar el nudo rápídamcnte y sin esfuerzo

Cnntl!nci<1n mediante procc<.limicntn"i col!rci ti vth

d palo de este último quedt: situado precisamente en el pliegue dd corveJon. la extremidad puede levantarse solamente con su ayuda. Los dos hombres que sujetan el palo deben r.crmanecer muy juntos al animal. a fin de que ~ste no se balancee o intente: moverse hacia un lado. Si la intervención que se ha de realizar es de mucha duración. habrá que conceder al paciente un descanso de tiempo t:n tiempo. durante d cual se le pcrmitc que apoye la extremidad en el sudo.

¡: ,<; . 14. Suj~:c:ión ror v l ~oro~o levantamiento haci:t arriha de la ra fz d e la cola ocacial dd r:tho•

Fm .

1~.

Pin1a t.k Ctlla

Lils extremidades posteriores pueden le vantarse de manera análoga. tambi~n con la ayuda de un palo. que se introduce entre los rayos de una rueda de carro frenada. un agujero de la pared o procedimiento parecido. sujetándolo po r el otro extremo con un solo hombre. En el potro (pág. 11 ). la extremidad posterior se levanta primero con una cuerda. y. después de introducir un palo perpendicular. a la altura del pliegue tarsal. se fija fuertemente a él. Esta fijación debe estar realizada. como todas. de manera que pueda ser desatada rápidamente y sin dificultades. La figura 13 muestra cómo debe manejarse la cuerda (sin nudos); tirando fuertemente- del extremo libre. las partes atadas se sueltan inmediatamente. SIEBER recomienda un procedimiento parecido al de HEss p.ara levantar las extremidades posteriores (una cuerda sin poleas atada al metatarso). El

JO

lazo se sujeta por encima dd corvejón alrededor de la tibia. y con ayuda de una polea y una cuerda (viga o gancho en la pared o en el techo dd establo). se sube hacia arriba hasta que la tuberosidad cakánea alcance la altura del isquion . Aunque con este sistema muchos animales se dejan caer o se tumban . los accidentes son raros. Colo

En las intervenciones en las extremidades posteriores. flancos. aparato genital o mama. la cola de los bóvidos molesta y amenaza co n sus sacudidas la limpieza del cam~o operatorio. Para exámenes cortos p.uede ser su¡t•tatla por un ayudante. que. simultáneamente. agarra la cabeza (por las nan-

F1c.. 16. Traoado d e la cola

1-"IG.

17. Sujc.:ción d.: b cob por d guc d e 1::1 h:ahill:t

plk-

ces). dirigiéndola hacia atrás por un lado. y tira de la cola hacia delante por el lado contrario. De esta manera. casi todas las reses permanecen tranquilas. Efectos análogos se logran también con el llamado torcedor df! la cvlu. o sea. levantando fuertemente hacia arriba el maslo de la misma (fig. 14). Cuando la intervención sea más prolongada. es ¡:referible utilizar Ja pinza de cola (fig. J 5). o atarla en la parte contraria a la operación por encima del corvejón. con un ramal (lazo de la cola). pero nunca a objetos fijos de las proximidades (peligro de heridas) más o menos cercanos (fig. 16). Para los tratamientos en

Conh:nción

m~diant~

proc\!dimil!nto..; coercitivo;¡

11

la mama. el rabo y la extremidad posterior. se fijan p.o r un ayudante. pasando aquél alrededor de la pierna entre ésta y la mama. y sacando luego el extremo por delante de la rod illa p.ara tirar así fuertemente hacia arriba (t'ncolamiemo. figura 17). Torcedor del tórax

Los animales muy inquietos. que no puedan ser contenidos por SUJecaon de la cabeza. extremidades o cola. se mantienen casi siempre quietos poni¿ndoks un torcedor del tórax. Para esto se pone una cuerda fuerte alrededor del

FtG . 18. TorcL-dor d : tt',rax

pecho. por detrás de la espalda. anudándola en esta postcton y procediendo luego a tensarla. según necesidad. por medio de un palo (fig. 18). Este sistema . llamado agarrote•. sólo debe ser utilizado en casos especiales. en los que es totalmente imprescindible. A menudo se obtienen los mismos resultados con la administración de tranquilizantes (pág. 24). Potros

En muchas intervenciones se facilita el trabajo del veterinario y se evita el esfuerzo de sus ayudantes utilizando un potro o aparato de contención. En la figura 19 se representa una instalación adecuada para todas las necesidades

~anej o

1:!

de

lo~

hóvidns

en clínica vacuna. Se construye. preferentemente. con tubos de hierro de 6 a R centímetros de diámetro. que se enclavan t:n suelo de cemento a una profundi· dad aproximada de 50 cm. Los travesaños horizontales que se colocan por de· hmte del pecho y por detrás del animal. así como d arco de la nuca y la barra

1 1 1 1 1 1

,_,

Fu;. 19.

1 1

11 1 1 1_1

Pot ro fijo rara bthiJo~ (nh:d idas :I Jlro xim.td :h : 1 : JO : lon.:ilud , 1.70 m: O,MO m : ahura, O .~ m : cndav:u.J,, ~.· n d sudo, 0 ,50

~.n~ hur.l,

p:1ra levantar has extremidades posteriores. deben ser gr•u.Juables. y los pasa· dores que los sujetan pudrán ser sac;ados con facilidad. Para la limpieza es deseable una conducción de agua en las cerc:mias. Modernamente se han construido potros portdtilt·.. ·, para la clínica bovina y p.ara d cuidado de los cascos (KASTN ER. KNEZEVIC. CLEMENTE).

Conducción de los bóvidos Los animales jóvenes y las vacas deben ser conducidos. como norma. con una cabezada (de cuerdas. cadenas o cuero). No es correcto. y hasta puede resultar peligroso sacar a un bóvido del establo o del prado sólo con la cadena del cuello o con un cornil. La cabezada debe tener el tamaño adecuado. sin ex· trcmos colgantes en el morro que molesten al animal con sus lazos. La otra punta se pasa por det rás de las orejas y se ata o se sujeta con una hebilla. La persona que guía al animal se sitúa a la izquierda. y mantiene el extremo del ramal evitando que la res intente marchar demasiado de prisa. para lo cual la golpeará suavemente en la cara con la cuerda o con un trozo de vara (fig. 20). En caso necesario se le coloca un antifaz de lona. Los toros adultos. y como medida de precaución, se llevarán siempre con ayuda de un bastón de conducción, colocando. además. para mayor seguridad. una cuerda o una cadena fina atada al anillo nasal (fig. 21). Para conducir a

onten i )n

l1l

·di.tnt.:

rm ú•tlirnicnllh

·ocrciti\'ll

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e to. anima le · ebl! confi· rs~ sól en ayudantes ma. culin s on fuerza . uficil!ntc. Otro ayudante d~be olaborar en las tareas de at~u y desatar al paciente en el .: ·ta blo. Par;.t 1 toro e i. ten antibce · adecuado · e n pr lectores oculart!~. Sin embargo. n todo 1 s animales mue tran mayor tr:.mquilidad con d antifaz que sin él. p r lo cual hay que e mpr bar previamente ha t krancia en ada ca o.

Ft ;,

:o.

Fto. 21.

Com.luc .¡,·"' t.k un;a

a ·a

Conducción de un toro

14

Mancjn de 1,1.,. h ' vidl->

Derribo de los bóvidos Generalidades

Para muchas intc:rvencionc . tales como. por ejemplo. operacion...::s de: brg.a Juración en la pc;zuña o c;n l s pezonc . es preferible trabajar con el • nimal tumbado. tanto para r.roteger al paciente y en inter¿s del ¿xit de la operación. como para facilitar la tarea del veterinario y de su ayudante . Para ello. igual que: en los équido . puede recurriese. en 1 s bóvidos. al i tema de trabonc de Berlín; sin embargo. e te procedimiento e ha abandonado por 1 peligros que; entraña (lesiones en los cuerno . p lvi o co tillas. rotura de: la panza repleta o dd útero gestante). Es más seguro y encillo el si tema de derribo sin trab ne ·. En t do ca o. habrá que di p ner de coldwnt!Ws ele paja para Lumbar al paciente. sobre todo p.ara col carlas bajo la cabeza. e palda y antebrazo (en caso contrario. existe el peligro dc: una parálisis del nc'ITio r,Lulial) •. y tambi¿n bajo la pelvis. El cuerno que queda hacia abajo pucdl! protl!gcrsc con una cubierta de ucro (funda de cuernos). Además. e rc:comcndabh.! col car ~Ll unirmtl un muifcr:.. i las circunstancias n l exigen otra <.: lsa. ta res debe tumb~arse cun la pcm:.a hacia alwjo. c. decir. sobre d lado izquit!n.ln.

Procedimientos de derribo con cuerdos

01.! los distintos métodos utilizabks en clínica bovina para el derribo c:nn CUt!rdas. ·t)fo s~rán descritOS a <.:Ontinuacit\n dos d~ Jos más antiguos. p.\!rO adeCUados para la m¡ayorfa de los casos: platalong:.1 DI! Jong y las técnicas dMads~n y Abd~in. propias par•a determinadas circunstancias. Para los animalt!s adultos se recomienda utilizar una p/atalun¡.:a larga. qul.! se ata en nudo corredizo alrededor de ambos cuerno . pa ándola succsivam\!ntl.! por delante y por detrás de la espalda. así como r.or delante de. la pclvi ·. alrededor del cuello. tórax y abdomen: d extremo libre se lleva ha ia atrás. Ademá . se e 1 can trabonc de cuero en el meta<.:arpo y metatars de cada una de las cuatro extremidades. teniendo en cuenta que la hebillas han de ucd:u hacia fuera (¡:eligro de heridas). y los anill s. por debajo d 1 abdomen. A con· tinuación se pone una cuerda en lazo <.:orrcdizo. pa ando por los anill s de cada uno de los dos par s de extremidades anterior y posterior. dejando sus extremos libres para tirar de ellos hacia el lado contrario del que se haya de realizar el derribo. Durante la operación. que se efectúa a una señal del veterinario. un hombre sujeta p.or debajo la cabeza del paciente y la dobla hacia el mismo lado. Simultáneamente, dos o tres ayudantes tesan con lenti· tud la platolonga y, tan pronto como se tumba el animal, dos personas tiran de cada una de las cuerdas de las extremidades hacia un lado (fig. 22). Cuando el paciente está tumbado. dos hombres presionan la cabeza y la pelvis sobre el suelo, para mantenerlo quieto, y comprueban. durante la operación, que las

ont~nción mediante procedimiento ... cocrcitivn

Fro. 12.

15

Derribo con pl:ualon

Jr. . 13. O rribo por el procedimiento d

Jon

colchonetas no se desvíen. Si es necesario. la extremidades trabadas del animal tumbado se atan a algún punto fijo (árbol o po te). o bien se suelta un miembro para tratarlo con mayor facilidad. o hacer así asequible la mama. Entonces puede soltarse la platalonga.

J(,

Para 1 s unimal!.! dc.:scornado . a í e< mo para los pacic.:nt~ j<1vc.:ncs } anestesiad s. e apn. piad el método dt! derriho C< m cuerda . de.: DE Jo u. Para ello. un ayudante.: s~ col a junto a la cabc.:za. d blada hacia un lado y ujetada ~ r el m rro; 1 egundo. por el e ntraril). '-= itúa al lad del :tbdomc.:n del animal tra ado en la forma que ante.: se dijo. y. prcci amc.:ntc.:. en el lado en e) que e ha de.: hacer el derri o. Una uerda larga e lkva alredc.:dor dd ientre, dándole forma d'-= U. y l do · extrem s libres e tiran hacia arriba pasando p r el fond de.: la U. de tal manera que éste. al tirar de 1 e trc.:m . quede c.:n el lado e ntrario. aproximadamente.: a la altura media dd tronco. La dos mmas de la U se dirigen entoncc.:s por dc.:tds de la e ·palda .alreded< r del tórax. y p.o r delante del isquion. rodt:and el abdomen. Tirando fut:rtc.:mente de las puntas hacia arriba. se aprieta b cuerda de t 1 manera. que el animal. sobre cuyo dor o presiona el ayudante con sus brazos. no tarda c.:n tumbarse (fig. 23). Si n e di pone de trab nes. puede n:currir e ul método de Mud en. que. má que a un procedimic.:nto para tumbar. e pare c.: a un sistema para tirar al sudo. La dos c.:xtremidadcs anteriore del animal sujet p r la cabeza. c traban con una cuerda en forma de 8 alrededor dc.: lo · mc.:nudill s. A continuadt1n ·c.: ata en cada mic.:mbn po terior. y a la altura dd cor c.:jón. una cuc.:rda de :l a 4 m de larga. c.:n nudo corredizo. Ambas cuc.:rd<.~ e pasan c.:ntrc la c.:xtrc.:midades antc.:riore p r dc.:b<.~jo de us trabas. hacia ddantc.: y arriba. p.ara volver luc.:go hacia atrás y . al ir por el lado del animal qu~ luc.:gn s~ ha dc.: quc.:dar t:n la parte ·upc.:rior. El derribo s~ logra a ·í tc.:sando ambas cuerdas en sc.:ntido diagonal hacia atrás y algo en din:ccic.Sn al lado en el que debu cac.:r el paciente.: ( 1 ó 2 hornhn:s). tirando simultánc.:amcntc.: de 1<.~ cola (otru ayudante). mientras se tuerce la cahc7.a (como se ha indicado anteriormente.!). El pron•dimi<•mo d(· 1fhd(•in. que.: rc.:quiere el empleo de una cincha adc.:euada. con do · anillos en c·lda lado. es apropiad para tumbar a los toros grandes (tmtamicnto del pene . Para ello. además de la persona que ·c.: itúa en la cub~za del animal. hay que disponer de cuatro ayudantes p,ara tirar de la cuerda y juntar las extremidades bajo el vientre. Primero e e tocan la cincha y los trabones dotados de anillos (alredcd r del mctac:upo y metatarso . A continuación. en cada miembro se ata en el menudillo una cuerda en laz corredizo. El extremo libre d~ estas cuerdas e pa a por 1 s an íllo superiores d~ la cincha (cuerdas de las e trernidadc ant riorc ) y. a imi mo. p r lo anillos infc.:rior~ (cuerdas de la extremidades po teriorcs . luego por los anill · de los orrc ·pondientes trabone y. de nuevo. por los de.: la cincha. como se hizo ante . Al tirar de los cabo para te arios. se ejerce una acción de poleas. Lo animale derribado con este sistema pueden ser colocados fácilmente de un lado o dt: tro gracias a que los miembro e tán bien recogidos y fijado bajo el abdomen. Mesa portótil de operacio"es

La escasez de mano de obra en el camp.o hace difícil encontrar los ayudantes en número necesario para la ejecución de los procedimientos de derribo

ont.:nción mediante proccdimienl · coc:rci1ivo

17

ante citados. Por ello se han realizado intentos para ~fectuar la o.pl!ración on ayuda de instalacione mecánica • a fin de ahorrar e fuerz y mejorar la

FrG •. 24 y 25. Derribo de una vaca sobre la mesa portátil de op raciones (modelo del in,titulo Richurd-Gotzc d: Hannovcr) Arriba, introducción del animal en el suelo de Ja mesa; abajo, roLación de la me con el animal sujeto, gracia a la ayuda de tres cola orador fuertes, que p~ ionan sobre l limón y sobre una palanca

condiciones operatorias. Desde 1955 se viene utilizando con éxito. tanto en la clínica rural como en las instalaciones hospitalarias la mesa portátil de opera· dones (modelo Richard Gi:>tze), del Instituto de Hannover. con una fuerza de

Manejo de 1

hó ido

trae i 'n de 700 kg '11). Está formada por una parrilla de aria part~. recubiertas de goma. s bre la cual pucd ser sujetado d animal e n cincha . y tiene tambi~n un suelo sobre el que se coloca el animal durante las opaacioncs de fijación y al tumbarlo o levantarlo. así e m una lanza o timón. gracias al cual la m~sa p.uede hacerse girar alrededor dd c;;je de su rueda . y que ·irve además, con los adecuados acoplamientos. para pemtitir el transporte de é ta como remolque en un coche de turismo. El manej de la me a de operaciones es muy simple. y se comprende rápidamente por los ayudantes (fig . 24. 25). El animal que se ha de tumbar se coloca s bre el sud del aparato. provi ·to de cabe~da. antifaz y cornil. ha la que la cabeza est¿ a la altura del cabezal. que. previamente, según las necesidades. se habrá situado en el lado izquierdo o derecho de la parrilla. Entonce e sujeta aquélla a la me a con la cabezada y el cornil. A continuación se pDnen tres cinchas alrededor del tronco del animal: las dos anteriores se e tocan en el tórlx y se atan a la parrilla. mientras que la posterior se emplaza alrededor del abdomen. y luego pasando entre la mama (e;; croto) y la extremidad posterior externa. dirigiénd se hacia atrás y rodeando inmediatamenh: a la interna para ser fijada luego en la parrilla. He;; ho e t . y a una serial. e tesan simultáneamente las tre cincha por medio de una manivela. con lo cual. el animal así ujet e coloca fácilmente en po ición horizontal con la ayuda de tres J:c:rsonas. Dos de ellas agarran la lanza y tiran hacia abajo; la tcrcc;;ra empuja de una palanca que se ha colocado en el suelo de la cama. Con el animal tumbado. se: tesan r.ipidámente y de nuc· vo l;a cinchas y. por último. se atan las extremidades con corre;ls o cuerdas a la parrilla del aparah>. Para las Opt!raciones en las extremid.adc ·. .abdomen ,, mama. se quita la placa que forma el suelo. Una colchoneta adecuada de paja n espuma de gom~a. coloc¡ada por debajn de la espalda y rarte upcriur del antebrazo. protege contra posibles parálisis del 1wrl'io radial. La incorr.o ración del animal se lleva a cabo n:alizando las operacil'mcs en cntido inverso: e sueltan las lig
La aplicación endovcnosa de relajadores mu culares. como ayuda para tumbar al animaL es poco adecuada para lo bóvidos. Los compuesto de succinilcolina no están exentos de pj!ligro. ya que pueden originar paráli is de los músculos respiratorios y p rturbaciones cardíacas. Por estas razones. tales productos sólo pueden ser empleados con cuidado y a veces se requiere la práctica de la res¡;iración artificial. WESTHUES, así como DI TZ y colaboradores, han e municado. por el contrario lo mismo que G HRJNG y LUKANC. haber obtenido buenos resultados con el empleo del éter glicerina de guayaco] (My •) Fabricante ; Karo scric(nbrik H.

BENZf.,

Hannovcr-Ricklin¡en.

Conlcncit1n ml'tli.Jnh.' pr

ctlimicnlu' cucrci1ivo

19

301-Lübcck; GGG-fábrica de quírnicu ~n Berlín-Grünau; Myocain A-Holzing r de Yil:na). que aplican a raz · n de 2-5 gr p r cada 50 kg de pe o vi . o. mejor. en rlo ificación individual. o sea. hasta que e 1 gra que el animal se tumbe. Dadas las particularidad hemolisantcs de estos p.reparados, e deben evitar en las soluciones las e ncentrucione upai res al 5 %. El relajamiento mu cular p.u de 1 grar e tambi~n durante un tiempo may r por medio de la infusión gota a gota. En el caso de sobred sificaci nes pueden producir en el animal tumbado convulsione· pasajeras. La aplicación previa de tranquilizantes (pág. 24) re ulta ventaj a. Sin embargo. se ha de e nsiderar que los relajadores musculares originan una cierta paralización de la musculatura (ausencia de movimientos ddensivo ·). pero no eliminan el dolor ni actúan . bre el sens rio. Para lo rar e to últimos fine será precis recurrir a la anestesia local o general (pág. 26). Existen otra posibilidade para el derribo por medicamento : el empleo de la wu•stesia extradura/ alta (pág. 29) o la nurcvsis del paciente (pág. 34).

Incorporación de los bóvidos tumbados Genera 1id a des

La in~:apacidad para ll!vantarse. el llamado ch'clíbito de los bóvidos enfermos. puelk kncr distintn habrá que realizar lo· oportunos exámenes (pá~. 200). para determinar si existe una parálisi · o un traumatismo grave (fracturas 6scas. lu. aci ncs articulares. roturas musculares). que no sólo impidan la operación. sino c.¡uc hasta la hagan pcligr sa. Por último. •mtcs de efectuar Jo intentos será preciso tomar las necesaria precauciones. Así. cuando de la hi ·toria clínica se de prenda que el animal lleva mucho tiempo echado. habrá que prepararle espacio suficiente para levantarlo. porque en su incapacidad intenta a anzar hacia delante o e mueve hacia los lados ba culando. El paciente no dcberá estar atad ni e tocado ante el pesebre o en un sitio e trecho. P r otra p.artc. es ac nsejable. antes de intentar incorporar! . cambiarlo de postura hacia el lado contrari en el que ~crmanece echado. porque las partes que han quedado debajo están entumecidas y son incapaces de realizar esfuerzos y movimient . El cambio de p sición se logra presionand sobre el dorso y la pelvis y. ca o necesario. colocando juntas las extremidades bajo el abdomen. mientras otro ayudante . tira de la cabeza del enfermo. Inmediatamente antes de intentar Ja incorporación. lo miembros se doblarán en forma adecuada bajo el tórax y el abdomen. Finalmente. se prepara una superficie idónea en el suelo por medio de una capa bien apisonada de paja con estiércol. turba. serrín. arena o tierra. La paja suelta sobre una superficie resbaladiza no evita las dificultades para que el animal se incorpore.

Intento de incorporación

Después de tos cxámen~.: y medida pr.:na ·. lo pnmcro que ha quc hacer e lograr uc el animal t! incorpc>rt! por ·us propios nu•clios. Para cllt) se int nta animarlo con v ce o golpeándole con fuerza en el uell y en d tó· rax: el o necesario. se recurre al empleo de lo · aguij ne d~ctricos. que e aplican en las zona del cuerp situadas en la parte baja del lado en que el

Fu;. 1t,, V;H::t

~ch:HI:t

a 1.1 ru..: M: k h.l coltlO.:.Illo l;a

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rara inrcm. r incorJlu r:trl.a

paciente e~tá tumbado. para hl cu;tl <.:Oil\'Ícnc humedecer la piel con un poco dt.! agua. a fin de logwr una mayor cnnductibilídad. De forma parecida actúan las instilaciones o inyecciones de pt.!lJUCr1as cantid:.adcs di.! :.agua fria en d paht.> llón auricular. así com la contt.:nción de la re piración duranh! brt.!vcs momentos (pág. 127). método este último que no th:bc ·cr aplic:.ado en pacil.!nlc · con in~u· ficicncia rcspiratori¡a, · Incorporación forzada

uando fraca an lo proccdimicnt antcri res habrá 4ue re urnr a h·· vantar al animal por la fuera. Para ell no hay que lvidar que los bóvido . de manera fi iológi a, e levantan primero con Ja parte posterior del cuerpo. por lo cual habrá que seguir el mismo orden en los intentos de incor¡;owción. En t d s los casos. un ayudante se col ca al lado de la cabeza del paciente y otro sujeta la cola. mientras dos más. situados a ambos lados. agarran Jos coxales o el pliegue de la babilla (pág. 6). para levantar asr el tercio posterior. La operación habrá de efectuarse a una señal del veterinario. con un fuerte impulso y, caso necesario. utilizando un aguijón eléctrico. Los intentos repetidos infructuosos para incorporar al paciente logran sólo perjudicarlo y fatigarlo.

C onl~nción

m~di : anlc

prnccdimientm

Clh:rcÍIÍVOS

21

Con d empkü de la cuerda de Jo/me (fig. :!6) no siempre St! logra el éxito. P~t ra este procedimiento se prepara una cuen.Ja fu erte. que se coloca y anuda alrededor del cuerpo del animal prcpurado en dt!cúbito csternal. de t:ll manera que. pasando por debajo y delante del pecho y articulucioncs cscápulo- humeralc:s. rodeu los coxales por la cara externa de las extremidades. Colocada así la cuerda. tres o cuatro ayudantes pueden agurrarla e intentar de I!Stt: modo leva nt ar ~•1 paci.:nte. en la forma indicadu untcriormcnte. Muchas veces. el lazo de cuerda se desliza hacia los con ejones y por de Junte dd pecho. con lo cual

Fu: .

~7 .

V.ac:t cch.ttb. prcpJr:tdJ para el int-:nto de incorpor~lc ión COl\ 1 .1~ cuerda.¡ hajo d tóra~ y IJ pclvi'

las extremidades se recogen debajo del abdomen. y así se dificultan sus movimkntos. impidiendo que el raciente pueda p<>ncrse en pie. Es más útil el empleo de dos cuerdas. que se colocan perpendicularmente alrededor del tórax y del abdomen. por del~ulte d~.: las mamas: cw!rdas torcícica y pt!h·ica (fig. 27}. Las cuerdas se tesan y anudan en las posiciones descritas. tras lo cual. uno o clos humhrcs tiran de los extremos hacia arriba para poner al pacienh! en pie. También es posible la incorpo ración de Jos bóvidos tumbados con la ayuda de un aparato de suspensión provisto de poleas. No obstante. para mantener al animal en pie no es apropiado este método e incluso puede resultar peligroso. porque los pacientes se reclinan sobre el aparato. dejándose caer por la parte posterior; además. esta posición forzada resulta perjudicial para el aparato circulatorio. En Inglaterra y Estados Unidos. las vacas tumbadas se levantan también utilizando unas pinzas metálicas que se colocan en ambas tuberosidades isquiáticas ( Bagslwwe's caule lwist), a las que se adosan las poleas que. en caso dado. sirven p.ara_mantener a] animal en pie durante algún tiempo. No obstante, con este sistema pueden producirse lesiones (desgarros musculares).

Manej

22

dt: los bóvidu

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Tra~quilización y anestesia medicamentosas

Pese a que la tranquilización medicamentosa y la anestc ia por mcdi de anestésicos y narcóticos ólo rara vez se utilizan para 1 s bóvidos en las ex· ploraciones clínicas. y su empleo se limita a facilitar las medidas terapéuticas. esto prO<'t•diminuos químicos de derribo han de ser descritos aquí junto e n los métodos mecánicos. tant por su importancia general e mo para e itar rcret iciones.

Tranquilización general En los caso ~n que se presentan dificultadc para examinar y tratar a b,). id medro. os o agresivos. 4uc ofrecen mucha rcsish:nci¡t, y tambi~n cuando falle el personal adecuado. puede hacerse preciso el empleo de los trmu¡uili:.tmtes p ra lograr un mejor manejo le lo pacientes. Estos produ<.:t~.c)S. llamados también m•urvph~~icos. m·urvléptico.r y atarÓC'~kol', actúan produciendo una inhibición centr:sl psicomotora. sin obnubilacitSn apreciable d~l en orio ni anulación de la scnsibilid¡1d dolorosa . Los anímate así tratados aparecen m:i: trnnquilos. con menor irritabilidad y mejores posibilidadc de man~jo. Este estado ( «lrnnquilidad •) facilita o po ibilita toda clase de operaciones necesarias. tale como. p r ejemplo. exámenes de la cabeza. boca y faringe. extremidades. pezuñas. mamas y pezones. así como lo trabajos de contcnci · n (sujeción. derribo). sin que se prc enten movimientos apreciable de defen a e~ ta­ dos de excitación. En los transportes. además de la tranquili7.ación con el empleo de e to productos e evitan lesiones y pérdidas de pe o. El e tad de tranquilidad se acompaña de un relajamiento de la musculatura. En 1 s t ros. el pene cae fláccido por su propio peso fig. 30 . o puede ser extraído. examinado y tratado con el animal en pie. Pese a lodo. los tranquilizantes. como ya se ha dicho. no producen una eliminación o disminución apreciable en la sensib.ilidad dolorosa. En las operaciones cruenta . aunque se hayan administrado estos fármacos, habrá que contar con las naturales reacciones defensivas. o obstante, en tales intervenciones la anestesia local o general (pág. 26) pueden realizarse con mayor facilidad utilizando esta premedicación.

15

FtGS. ~H a 30. Valor:1ción t.lc los efecto~ de un tr:m~u il iz;lotc : A la izquierda, o jo de un toro joven antes t.ll! la i n y~o•cción: en el C~o'l\lro, dc,pués tk iniciarse los efectos (JliO)is y prol ap~o dd c uc:rpo clignot:.anrc: ,¡nc.Jrome de 1lorncr) ; a la dcn:cha, d pene colganlc :l cau~a de! 1:1 accit;n dd tr:1nquili2antc

En Alemania S\! utilizun como tranquilizantcs para los bóvidos. sobre todo. cl Co mbciJn llaya (Propionilpronwcina): Dcccntán Mcrck ( Pcrfcnacina} y Domina! Cda (hi<.Jrocloruro de pmtipendil). En los a nimules (sobre todo en los intranquilos) en que se prescntan dificultades par~• la inyección. los productos se inycctan por vía intramuscular profunda: cn otro caso. cs prdcrible la inyecc.:ián intravenosa. porque con ella se logran dcctos m:.ís r•ír.idos. Las inyecciones en la vena no tlcbcn dcc.:tuarse con excesiva rapide7.. sino que habd llliC in vertir en dlas entre 5 y JO segum.los. De no haccrlo así. pucdc succdcr que d paciente caiga ~ti sudo como consecuencia de un d;.!sccnso brusco de la p.n.:s ión sanguínea. Las dosis p
~lancjo

di! hh h vidu

damcnte junt a ·us compañdo . Los tor s mue tran una disminucit'>n pasaJera de la /ihidv de put! de la administración de tranquilizante ·. Para la intcrvcnci ne en la cavidad abdominal e n d paciente en pk e recurrirá sólo al u. o de lo trlnquilizantc . cu ndo la. circun tancias lo hagan absolutamente preciso. En laks ca. os es ac n ·e jable la aplicación intramuscular de pequeña do ~i . ya que. de no haccrl a í. e corre el rit:sgo de que el animal e tumbe bru amente durantt: la or.cra ión. Los tranquilizantes están tOlatm~nte e ntraindicados en 1 animal~' e n afecciones cardíacu . re piratoria o hepática . En tales circun tancia pueden actuar con excesiva violencia movimientos de tic e n la cabeza y cuc!ll . fal ' a masticaciones. dccúbitt) y hasta originar graves tra tornos circulat ri con colapso. E to enfermo . que. por otra parte. permanecen tranquilo a cau a de su padecimiento. no precisan el citado tratamiento. Si se ob:crvan íntomas de intolerancia como 1 s citado . e utilizurá para combatirlo ólo la nomdrenalina (Artcrcn 1 Hocch t. nc r-Epirenan-Byk Gulden • Va ·oprc ina (por ejemplo, Hypofisin Hoechst y cafdna. Lu Humadas reac·dones parmh'jic:as, curacterizada por uumcnto di! la intranquilidad y agre ividad. son e tra rdinariamente rara en los bóvidos. al contrario de lt) que sucede.: con lo équidos y cerdos de. pul!s de la administración de tranqu ilizantl.! ·. Con t do. sed preciso e it4lr al pacicntl.! t da clase de m >ll.!stias ante. di.! la inyección.

Anestesia local Preliminares

En toda opl.!ración dolorosa - r:or cjcmpln. en la amputacitlncs uc las pczu11as o cn el de. cornauo de los animalcs adultos - es n ccs~tria y hasta preceptiva h •meste ia medicamentosa. tanto para protcg\!r al paciente comn para lograr las naturales condici ncs de seguridad en Ja intcrvcncit)n. Sólo r: drá presl:inuirsc de ella cuando el dolor que se haya de sufrir sea ráp ido e in ignificante - como sucede al abrir un abscc ·o ·uperficial o en el descornado de los terneros- . en circun ~tancias similares a la pequeñas intervenciones que uclcn efectuar e en el hombre sin anestesia (inter t.:nci ncs odontológicas y . tras). o bien uando u ejecución no es posible ante la gra l.!dad de un proceso que pone en peligro la vida del pa ientc y que e ige actuar con rapidez - punción de la panza con trocar. o abertura de la misma en el curso de un timpani mo inten o y per istentc- . La castración de los machos p.odrá realizarse. según lo dicho. sin anestesia. sólo hasta la edad de 9 mese , pero los animales adulto deberán ser anestesiados en tal ca . Por el contrario. la est rilización de los toros por resección de la cola del epidídimo puede realizarse sin tal tratamiento en todas las edades. ya que se considera como una intervención de escasa importancia. Dado que los bóvidos tienen una particular tolerancia, la mayor parte de las intervenciones en las clínicas se efectúa con anestesia local, es decir. sin



variar el estado de e nsciencia y. casi siempre. con el animal en pie. 11 se ha facilitado más aún mod\;rnamcntc con el emplc de lo tranquilizante (pág. 24). también para los pacientes indó ilcs y salvaje . Según donde se aplique el ane ti!. ico. se distinguirá la anestesia local pt:rift!rica (superficial de infiltración y de conducción) de la llamada •central» o extradural. AnesMsicos locales

Para la aneste ia 1 al de las mue sa y otro tejido e utiliza. obre tod • la Pantocaína Hoech t (0.5-2 %) ~ también on adecuado para est fin ...s la Xilocaína Ciba (1-:! o/ 00). así como la Gingicaína Hoechst en spray (e ·ta última n puede utilizarse en los ojos). En caso nece ario se podrá emple:.tr también la Tuto aína Baycr (5 %) como mwstésic superficial. fl H

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Entre los tmestésicos /ocah·l· illyc·ctahlc•.,·. atkcuado para las anl!stcsias de infiltración. conducción y extmdural l!n lo· bóvidos. se emplean. además de la ovocaína Hul!chst y compuestos similares (p.nr ejemplo. la Nc caína. la Jsocaína di! J\!napharm. la O r"'-caína Rcntschh:r y la Clorprocaina Ll!una). sobre todo la Tutocaína Dayer. a i como la Hostacaína Hol!chst y la Xilocaína Pharma tcrn. Los dos último til!ncn un efecto muy ráp.ido. Con la adición de los llamados \'asoc·ollstrictorcs, tales como la Adrenalina ( upriurcnina Hoeeh ·t y otros) o. mejor. la oradrl!nalina (Arterenol Hoech t y similares) en la cantidad de 1 c.c. de la . olución al 1 11 / 011 para 100 c.c. del anestésico local. se logra retrasar la resorción. y con ello se aumentan )a intenidad y duración de la insensibilización. En cada caso. estas solucione se preparan inmediatamente antes de su uso. Si se añade Adrenalina hay que tener en cuenta la posibilidad de hemorragias p st peratorias en la zona intervenida. La adición simultánea de 500 a 1000 VRE Hyaluronidasa (Lurona a Bayer o Kinetín Schering) por cada lOO c.c. de ane té ic . facilita una mejor difusión del producto en 1 s tejido (p. r el llamado factor de difusión), pero en este caso no pueden permitirse defectos groseros en la técnica de la inyección. Cuando Explicación de las JI madas : •) Par ne tesias de larga duración se ftadirán vasoconstrictorcs . ..) Las concentraciones más elevadas t.iencn el peligro de producir lesiones medulares, por lo cual, sólo puedl!n aplicarse para la anestesia caudal sacra; por las mismas razones, no pueden afladirsc vasoconstrictores en la ane tesia extradural.

~lan~jo

de 1 ' bóvido ·

las in fu ione s • r\!alizan uidado ·amente. empleando 1 m d'-=rn anc t~ ic s. la citadas ~•diciones dt:: productos suckn ser innccc arias para 1 bó idos. Anestesia superficial

Para la anestesia 1 al de las mucosa.\· e utiliza alguno de lo producto citad en la página 27. apli ándol en g ta p r medio de una torunda de algod · n. para extender) por la sup.erficie que se ha de anestesiar. Pura interven iones de larga duración serán precisas la e ncentracione más alt·as. y ta aneste ia sulas más pequeña ~ pam aquellas otras de rápida ejecución. ~erficial es adecuada. por ejempl . para extra r cu rp s extraños d~ los ojos. para pequeñas intervcnpara la end se pia de las f sa na aJes (pág. 123) ci ncs dolor a en la extremidad del pene. Tambi¿n para las operaciones en el inte tino suele ser preciso eliminar 1 sen ibilidad dolorosa del mesemerio por medio de la instilación de uno de aquell s productos. o empapando con una torunda. Por el contrario. la intervenciones en la vagina pueden realizarse . ó1o recurriendo a la ane tcsia caudal sacra (p:ig. 31 . La ane tcsia por enfriamiento en la superficies CllttÍm·as t'Xternas. utilizando instilacione de Cloroetileno. tiene p a aplicación en los bóvid . dado d gro or de su piel; por ello e mcj r realizar una infiltración subcutánea en la zona que se ha de intervenir. Anestesia por infiltración

Muchas ínter c!nciones de poca impnrtancia pu ...~cn rc!alizarse pn:via una cuidmJo. a infiltración subcutánea e inlramu cular del campo operutorio. empleando anc. té ic · locales {pág. 27). L" · hcrni ~as umbilicalc! y los tumores. se infiltran así en su otse siguic!ndo la líneas de un rombo. Al p.n ner la inyec· cic;n habrá que cuidar de que la punta de la aguja no penetre en ningún vaso. y. asimismo. e e itarán cuidtu.losamcntc Jos tejidos infectados. Rcali7.ad i.& la inyección. se refuerza 1 efecto anest~ ico dando un ligero ma aje con los dedos sobre la zona infiltrada. Si esta infiltración no logra una anestesia manifiesta en la línea de ección. e p dr:í asociar con la anestesia de conducci ·n; por ejemplo. en operaciones ~n la zona de lo flanc s. Anestesia de conducción

En los cas en que la infiltración del campo operatorio no sea suficiente o resulte inadecuada por las alteraciones de los tejidos. se emplea un anestésico local inyectado en la p rte proximal del camp.o. para interrumpir la sensibili· dad en el curso de las fibras nerviosas de la región. Este tipo de anestesia es de gran utilidad, ~or ejemplo. en las amputaciones de las pezuñas (infiltración de los nervios podales). asf como en las laparotomías (anestesia de las astas ventrales de los últimos nervios torácicos y de los dos o tres primeros lumbares =anestesia paravertebral. y también para el descornado (infiltración del nervio del cuerno). Más rara vez se utiliza para intervenciones en el pene (anestesia del nervio dorsal peneal). También en e tos casos es recomendable un lig~ro

Anes:~sta

Anestesra eltlradura! seqmenlal (dorsolumoar)

A :tes:~s 1 ~~.~r.:d u ral

e:r:tradu1al umhar (lumbcs,cra)

s.1cra (sac ococcrgea) 1

1

1 Y2 3

~4

Vertebras coccigeas

Dura madre externa - Espacto extradural (grasa)

Cánulas para anestes1a exlradural

Dura madre interna -Espacro subdural (suero) Aracnoides Espac10 subaracnoideo (hqu1do cefalorraquldeo) Piamadre lateua nerv1osa (t~ePIIOS espmales) Canal central (liqu1do cefalorraqUideo)

Inadecuada

Correcta

-

masajl.! dd punto di.! inyl.!cción para lograr ml.!jor~s efectos. Las particulari,ht· des de estas tc.!cnicas de inyección se estudiarán en el tomo correspondiente a <'11/crmcclmh·s de lo.\· búridos. a l describir los distintos métodos de operación. A continuación se detallará sólo la técnica de la anestesia ~.:x tradural. porque tiene aplic~tción en muy distintas intervcncioncs y. por ello. ticnen una gran importancia. Sus características la ddincn como una anestesia de la conducción • central •. Anestesia extradural

Gi!m'rulidadc•s. En los bóvidos es posible la aplicación extradural (también epidural o ccentrat.) de anestésicos locales (pág. 27). desde las vértebms torá• cicas hasta las coccígeas. La anestesia se produce así en los nervios espinales a lo largo de su curso por el canal medula r-(zonas caudales de la espina dorsal) o a su salida de éste (zonas craneales). La amplitud del campo anestesiado corresponde a la extensión de los nervios afectados. y también depende del punto de inyección (fig. 31) y de la cantidad de líquido inyectado. Por el contra rio.

JO

Manejo de los bóvidllS

la duración de la insensibilización dependerá. sobr~ todo. del tipo y concentración del producto empleado. Las inyeccion(!s en el esp.acio existente entre el sacro y las vértebras caudal(!s reciben el nombre de mu•sresias sacras. Cuando se inyecta el producto entre las últimas vértebras lumbares y el sacro se habla de tmel·tesia ·lumbar; por último. cuando se logra una insensibilización en forma de faja o cinturón. despuc!s de la inyección cxtradural en las vértebras torácicas o lumbares. se tratará de una ant!stesia seg/11('/l/tJI, aunque sería más correcto denominarlas anestesia sacrococcígea. lumbvsacra y roraco/umbtu. El extremo caudal de la médula suele alcanzar en los bóvidos solamente las últimas vértebras lumbares. pero muchas veces llega hasta el sacro. En la anestesia lumbar y segmenta} es posible. por estas razones. alcanzar. después de atravesar la duramadre illler11a, hasta la cavidad más profunda en forma de hendidura. e inclusive el espacio subdural y el subaracnoideo. llegando a la misma médula {fig. 31). por lo cual ésta puede ser anestesiada y. en determinadas circunstancias. también lesionada. Este peligro no existe en la anestesia sacra. ¡:orque én el sacro se encuentnan solamente las astas nerviosas de la cauda equina, parcialmente relacionadas con las cubiertas medulares. Inyectando altas dosis en la anestesia sacra. puede alcanzarse la zona lumbar por vía extradural sin ningún peligro; por este motivo es el método de elección para las intervenciones importantes en el tercio posterior de los bóvidos. En los bóvidos. la ilwn·ación t'll las extrc•midades postt•riort's corresponde a h.ts astas vcntrales de los cuatro últimos nervios lumbares y de los cuatro ~rimeros sacros. todos los cualc:s discurren un determinado espacio r.or el camal vertebral. en dirección caudal cubiertos por la duramudrc: illl('rna. ant~s de abandonar la espina dorsal por los orificios laterales de los espacios intcrvcrtebrulcs. Por ello. en toda anestesia cxtradural. ~n la que d producto anestésico alcanza. en dirección craneal (anestesia segmenta!). el sl.!gundo o tercer segmento lumbar de la médula. o en dirección caudal (anestesia sacra) el tercero o cuarto segmento sacro. habrá que contar con una posible influencia sobre la estabilidad en la estación del paciente (movimientos hacia delante y atrás. flexiones de las extremidades posteriores. caída al suelo). efectos que dependen de la clase. cantidad y concentración de la solución utilizada. La anestesia sacra dosificada de tal manera que permita al animal mantenerse en pie con seguridad. se denomina caudal (también. baja o pec¡uetia). En caso contrario. se llamará sacroanestesia craneal (también anterior, alta o grande). La i11yección extradural sólo debe aplicarse con el animal en ~ie o en decúbito esternal. Cuando el anestésico se aplica con el paciente echado en decúbito lateral. sólo se logra una insensibilización efectiva en el lado situado en la parte inferior. mientras que las zonas superiores apenas se anestesian o no sufren ninguna influencia. En toda inyección extradural es imprescindible cuidar la limpieza y asepsia en el trabajo. porque. en caso contrario. pueden p.roducirse graves infecciones en el canal ráquideo. capaces de originar parálisis permanente. A causa del peHgro de lesiones medulares las dosis altas citadas en la página 27. en lo referente a las concentraciones de los anestésicos, sólo deben aplicarse para la sacroanestesia caudal y en casos especiales.

31

Por las mismas razones no pueden utilizarse los vasoconstrictores junto con los anestésicos en este tipo de inyecciones. Para evitar los efectos del schock es recomendable! inyectar solamente soluciones -a la temperatura dd cuerpo. y no con demasiada rapidez. sino lentamente. lmlicadum:s. La anestesia sacrocaudal es a~ropiada p.ara intervenciones en la cola. ano. recto. periné. vagina y vejiga urinaria. con d animal en pie. Por el contrario. para operaciones en las extremidades posteriores. mamas. aparato genital masculino y las laparotomías con el paciente tumbado. es preferible la sacrvaneJte..,·ia craneal, con la que. además. se facilita el derribo. Con la adecuada elección de las concentraciones y de los anestésicos. así como de sus dosis. es posible la anestesia y extracción del pene en los toros. J:ermanecicndo el paciente en la estación (pág. 32). La anestesia lumbar se utiliza. ocasionalmente. para la castración de los toros y para intervenciones en las marr.as o en las extremidades p.ostcriorcs. Con todo. en estos casos. se recurre casi siempre a la anest~sia sacra. La Ollt•stesia se.c!mtmtal logra una insensibilización electiva de las paredes abdominales en la región de los flancos. y es útil para las laparotomías con el animal en pie. Sin embargo. el método. exige determinadas com.liciones y experiencia en el op~rador. y Se! corre cl riesgo de que! el paciente caiga al suelo ·por ddiciencias técnicas (inye~ción subdural o subaracnoid..:a) o que quede compl..:tamente sin anestesiar (iny..:cción del ancstJsico fuer~a de! las vé rtebras). Tt!cnica. P~1r~1 la anest('sia sacra es preciso buscar la hendidura existente entre el cxtrt!mn dd sacro y la apófisis espinosa de la primera vért..:bra caudal. n la que aparece entre! las apófisis de los dos primeros anillos caudales. lo cual se logra f:icilm&.:nte palpando con el dedo mientras qu..:. simult:incamcntc. se mueve la cola del animal hacia arriba y 01hajo (fig. 3~). En este! punto Se! cortan los ¡:dos. y la piel se dcsinkcta y limpi¡a con cuitlóidn. En el punto medio se clava una aguja estéril - aproximadam..:ntc. de 60 mm de longitud por l .R mm de diámetro y con lu punta conformada como se ve en la figura 31 - . con una inclinación de 45 o respecto a la columna vertebral. y de tal manera que se diri~c haci¡a abajo y adelante. ¡:ara que alcance la luz del canal vertebral con una enérgica presión. Si la aguja está bien implantada. con frecuencia se aprecia un débil silbido. debido a la entrada de aire; pero si la punta se ha enclavado en el cuerpo de la vértebra o en los cartílagos intervertebrales. se apreciará una resistencia y será necesario extraerla un poco ¡:ara buscar el camino adecuado. Caso de que fluya sangre por la cánula o pueda ser aspirada con la jeringuilla. habrá que retirar también la aguja o. mejor. extraerla totalmente realizando una nueva implantación. Si la posición es correcta. el líquido anestésico corre sin dificultad. casi de forma espontánea sin que sea necesario presionar mucho con la jeringuilla (fig. 33). • Según el tamaño del animal. para · -la-anestesia sacrocaudal bastan de 8 a 10 c. c. del producto anestesiante. Los pacientes jóvenes sólo reciben 6 c. c .• mientras que los toros grandes precisarán. generalmente. hasta 15 c. c .. según las circunstancias. Para las anestesias de corta duración se utilizarán las con-

Man~jo

de lth

hó\' Ídll~

ccntracioncs bajas. y ('iara las intervenciones largas. las altas. tal como se.: dc.:scrihe en la rágina 27. Para la sacroanasrc•sia craneal se emplearán. según el tamaiio de los animaks. de.: 20 a 100 c.c. de anestésico. En las anc.:stc.:sias superficiall!s o en los <.~nimaks pl!queños bastará b inyección di! 20 c. c.. pero cuando se realicen laparatomías en las zonas ventrales de la región abdominal. con el animal echado. serán precisos 100 c. c. o más (la inyección ha de ser lenta). Con todo. es comeniente no utilizar altas concentr-~cionc.:s de anestésico en la anestesia

l"acrocraneal (pág. 27) a fin de.: e\ itar lesiones mcdubrcs y decúbitos demasiudo prolongados. Tras la inyección. el animal debe permanecer en un lugar ad~­ cuadn t pág. 14 ). Su cabeza debe estar algo más elevada que el rc.:sto del cuerpo. rara evitar que el anestésico llegue a centros medulares vitales. Mientras dura la intervención. las extremidades r.ermanecerán atadas. para que el paciente no realice movimientos perturbadores (intentos de incorporarse con los miembros anteriores). El animal permanecerá en observación hasta tanto pueda permanecer en pie. y no será obligado a levantarse con demasiada precocidad. Después de una anestesia extradural sacra. utilizando 60 a 80 c. c. de la solución entre el 0.25 y el 0.5 % de Tutocaina. o bien 60 c. c. de Ja solución al 0.25 % de Hostacaína. se logra en los toros la extracción y tratamiento del pene en el paciente en pie. No obstante, hay que prever posibles inseguridades en la estación. intranquilidad en los movimientos o caída al suelo. por lo cual deberán tenerse a mano los aparatos adecuados (colchonetas y trabones (página 14 ]). Modernamente. para los citados fines se emplean casi siempre los tranquilizantes (pág. 24). o métodos especiales de anestesia de la conducción

Trunqu ili1-ación y

an~ .. ~ ~ ~ia

medicamento ..a ~

33

(m!rrio dorsal del pcm.• , ncr\'ios pudc•ndas y hc•morroidales, mtísculo rctractor del pene). Para la m1estesia lumbar se inyectan -después de corta r el pelo. limpiar y desinfectar- Jos líquidos anestésicos. precisamente en el punto más blando. que se aprecia entre las apófisis espinosas de la última vé rtebra lumbar y el sacro. utilizando unas c-.ínulas de 60 a 140 mm de longitud (para animaks jóvenes y adultos. respectivamente) y de 1.8 mm de diám~:tro provista de man-

1-"10 . 33.

Inyección del anestésico en 13

an~c:sl.a

cxlrJdural

~lCra

drín. La cánula se enclava en dirección oblicu:.a. de arriba abajo. hasta que su punta alcanza la luz de la hendidura extradural que aquí es bastante amplia. Cuando se extrae el mandrín suele orrsc la entrada del a ire. Si la prueba de aspiración resulta negativa (no se absorbe sangre ni líquido cefalorraquídeo). se inyectan de 20 a 30 c. c. de anestésico en solución de mediana concentración (pág. 27). Con este tipo de anestesia. el animal suele encontrarse incapaz para permanecer en pie. En estos casos habrá que tomar las mismas medidas que las descritas para la anestesia sacrocraneal. Ernt castra toros jóvenes sin producirles dolor. y con los animales en pie, emp.leando la anestesia lumbar e inyectando sólo 2 a 5 c. c. • La inyección extraduntl par~ la ane..Slf..sia segmental se efectúa, tras las consiguientes medidas preparatorias (véase anteriormente). preferentemente entre las vértebras lumbares primera y segunda. 1 a 2 cni a un lado de 1a línea media (hacia la derecha para anestesiar el flanco izquierdo. y viceversa), en3.

RoSE,.IUOE" : Ellploradón dCnka del aanado vacuno.

M anejo di! los bó\ idos

clavando Ja cánula tras la línea de unión. a lo largo d\!l bordl! anterior de las apófisis transversas de la 11 vértebra lumbar. Primeramente se introduce una cánula corta dirigiéndola hacia el orificio intervertebral para depositar allí 5 a 10 c. c. del anestésico y. a continuación. y en el mismo punto se introduce. otra cánula con mandrín de 100 mm de longitud (por ejemplo. núm. 629 a). tomando una ligera inclinación hacia delante y en sentido medial. hasta que se atraviesa el ligamento imeracual (resistencia). Cuando se llega a la duramadre in/enza se ap¡ccian repent inos movimientos de defensa por parte del paciente. En este momento se extrae el mandrín y se comyrueba la posición de la punta de la cánula en el espacio extradural siguiendo los criterios conocidos: débil silbido producido p.or la corriente de aire. ausencia de sangre o de líquido al asyirar con la jeringuilla y falta de resistencia al inyectar el anestésico. Para la anestesia de los flancos son necesarios de 10 a 12 c. c. de una solución de concentración media (pág. 27). Las concentraciones más elevadas son peligrosas porque pueden originar una parálisis en Jos nervios de las extremidades posteriores (pág. 31). La insensibilidad se comprueba pinchando suavemente con una aguja en los flancos. y a veces se aprecia un ligero encorvamiento de la columna vertebral hacia la parte anestesiada.

Anestesia general (narcosis} Preliminares

Rara vez es necesario en los bóvidos recurrir a la narcosis. o sea. a la anul~u.: ió n pasajera del sensorio y de la motilidad por medio de narcóticos. port¡ue la mayor parte de las operaciones pueden efectuarse con ane~tesia local (p<ígina 27) y. en caso necesario. previa adn.linistración de tranquilizantes (pági· na 24). únicamente para intervenciones de importancia en la cabeza (resecci
TranquiliLación y anc'ilc'iiil mcdicanwnto, a'i

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cida por la tráquea puede ser útil para efectuar una respiración artificial y para la administración de narcóticos po r inhalación (pág. 37). Con todo. taJes sondas tienen hasta ahora una aplicación limitada. ya que su empJco requiere muchos cuidados y una ayuda especializada. Pese a todo no hay que olvidar Ja posibilidad de Jos citados riesgos cuando se trate d~ anestesias generales en los bóvidos. procurando que los efectos ni sean muy prolongados ni muy profundos (ausencia total de reflejos) y colocar al paciente en una posición adecuada. Ante tod o. hay que examinar detenidamente al animal p.ara descubrir b existencia de procesos cardíacos. pulmonares o hepáticos (págs. 92. 124. 174). En tales casos se prescindirá en absoluto de Ja anestesia general o se hará con dosis muy bajas. Lo mismo sucederá cuando se trate de hembras en avanzado estado de gestación o durante el parto (peligro para el ternero). Siempre que sea posible. los pacientes permanecerán a dieta o beberán lo estrictamente necesario durante las 12 horas previas a la narcosis. p.ara reducir así el volumen de la ¡:anza. Es recomendable una premedicación con tranquilizantes (pág. 24). al objeto de facilitar las operaciones previas. disminuir Ja excitación prenarcótica y potenciar el anest~sico. Con este procedimiento st: asegura también la inmovilidad del animal cuando desaparece el efecto de la anestesia general. Antes de realizar la narcosis será preciso haber tomado todas las precauciones para que p.ueda empezar inmediatamente la intervención. EJ animal ser¡í tumbado con ayuda de tranquilizantes o relajadores musculares (pág. 24). Este sistema es recomendable. sobre todo. para evitar la excitación prenarcótica cuando se utiliza éter o cloroformo en inhalación. Para derribar al paciente se puede esperar también a la acción del narcótico. En Ja anestesia general por inyección suele bastar un ayudante. que sujeta la cabeZ4l dirigiéndola hacia arriba. apoyándose simultáneamente contra el dorso y tórax del animal. En las narcosis por inhalación. y según el tamaait> del animal. harán falta de 3 a 5 ayudantes vigorosos. La posición más adecuada para evitar complicaciones es la de decúbito esternal. con las extremidades recogidas bajo el cuerp.o. si bien esta postura. que además es difícil de mantener. imposibilita el acceso al campo operatorio en muchas intervenciones. Si las circunstancias no exigen otra cosa. se preferirá el decúbito lateral derecho· (al contrario de Jo acostumbrado). porque así la panza no recibe la presión de las demás vísceras y. con ello. disminuye el peligro de reflujo del contenido de los rcservorios; ¡;or otra parte. en caso necesario. si se presenta un timpanismo. p.uede efectuarse la punción con un trocar. El paciente debe permanecer siempre atado para impedir los molestos movimientos de defensa que se producen al final de la narcosis. y mientras dura la intervención. dos ayudantes sujetarán la cabeza y la pelvis. El paciente estará tumbado de tal manera. que su tercio anterior y cuello queden más elevados. pero la cabeza se colocará de forma que el hocico quede algo más bajo -colocación de un rulo- lleno de paja bajo la espalda y cuello-. para que la faringe se sitúe en el sitio más alto. Con este procedimiento se logra que el contenido de la panza y la saliva que refluyen se eliminen directamente por la boca. Por los mismos motivos, la lengua del animal anestesiado debe

31)

M:ml!jo di! los bóvidos

recogerse hacia arriba tirando de ella en la cavidad bucal. quedando en esta postura hasta que reaparecen los reflejos. El grado de narcosis se comprueba por medio del reflejo palpebral. que nunca debe quedar anulado. Se debe disponer de un trocar para tratar una posible timp¡~nitis intensa. En este caso será preferible colocar al paciente en decúbito estemal para realizar la punción. Si fluye repentinamente el contenido de la panza. tanto en la narcosis profunda como al aumenlar la presión abdominal. éstas son las mejores medidas de seguridad que pueden tomarse. Si se observa disminución de los reflejos palp.e bmles. respiración entrecortada y aumento de frecuencia, así como irregularidad y debilidad en la actividad cardíaca. serán síntomas de que el narcótico ha sido administrado en dosis demasiado alta. En tales casos hay que administrar analépticos centrales (Cardiazol Knoll. por ejemplo). y para combatir el colapso periférico. estimulantes (Veritol KnoiJ. Effortil Cda o Rep.hrin Hoechst) y también preparados combinados (Veriazol KnoiJ o Pregazol Hoechst), a la dosis de 5 a 10 c. c. por vía intravenosa. Además. para la respiración artificial habrá que realizar 15 a 20 movimientos forzados p.or minuto. levantando y bajando fuertemente la extremidad anterior que ha quedado hacia arriba. o insuflar aire con un fuelle y con sonda traqueal. Rara ,·ez. y sólo tras pérdida de sangre. será necesario reponer el caudal circulatorio. Como estimulantes después de la narcosis pueden emplearse productos como el Mcgimide Nicholas o el Eukratón Nordmark (2.5 hasta S g en solución al 10 % por vía intravenosa). Al final del estado de narcosis. la h:ngua se introduce nuevamente en la boca y el animal mueve la coJa. En caso necesario será preciso prolongar la anestesia administrando nuevas dosis o recurriendo a la anestesia local. Al reaparecer la motilidad. sobre todo cuando se administraron previamente tranquilizantes. persiste todavía una clara analgesia. que p.e rmitc atender a la herida sin molestias (suturas. apósitos). Terminada la intervención se quitan las ligadur..ts y se coloca al paciente en decúbito csternal. pero deberá permanecer bajo la observación hasta que intente levantarse. Las vacas no suelen intentar la incorporación prematura y peligrosamente. sino que sólo lo hacen cuando son capaces para ello y tienen seguridad. En los toros. por el contrario. hay que tener cuidado; pero si recibieron tranquilizantes. también suelen permanecer tranquilos. Hasta tanto el paciente recupere su aptitud para ponerse en pie y para caminar. puede recibir alimentos y bebidas sin peligro de falsas deglu· ciones. No obstante. y por causa de los efectos residuales de la narcosis y de la tranquilización, debe permanecer 1 ó 2 días aislado (box libre) para que no tenga que sufrir las molestias que le ocasionan los otros animales. La leche ordeñada inmediatamente después de la anestesia no es apropiada para el consumo humano. Según el narcótico empleado y la forma de administración, se distinguen, para los bóvidos, varios métodos de anestesia : de inhalación. de inyección, oral y rectal, que serán descritas brevemente a continuación. Para las necesidades prácticas será mejor recurrir a uno de los procedimientos más simples.

Tr:anquili1ación y ane,te,ia medicamentosas

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Narcosis por inhalación

Generalidades. En los bóvidos es posible la administración de narcóticos en forma de vapores. con ayuda de máscarJs respiratorias que tapen la nariz y la boca - una simple bolsa o saco. un cubo perforado o la máscara especial de Westhucs- . pero cuando se trata d\! anestesia de larga duración. el método es poco recomendable. ya que no se puede comprobar el flujo de la saliva o del contenido gástrico. que pueden ser asrirados con facilidad o interrumpir el paso del aire en el interior de la máscara. Ofrece mayores seguridades introducir una amplia sonda tras intubación de la tráquea. previa la administración de tranquilizantes. relajantes. o después de aplicar barbitúricos (MESSERVY y JOI'-lES. FJSIIER y JENNINGS). La sonda traqueal se deja en su sitio mientras dura la anestesia. hasta que reaparecen los reflejos. En la práctica de estos métodos. y al contrario de lo que suct..~e en los demás. es indispensable la colaboración de un ayudante preparado. Los pulmones de los bóvidos son más sensibles que los de otros animales frente a la administración de narcóticos - intensa secreción bronquial. peligro de neumonía p.ostanestésica- . y tienden generalment~. con facilidad. dumnte la narcosis. a Jos broncoespasmos y a la producción de enfisema. La narcosis <'Oil ét1.1r exige el empleo de aparatos adecuados. para asegurar la necesaria concentnlción de vapores. Por otra parte. es poco apropiada para fines prácticos. dad<> el peligro de explosión y el olor que comunica a la carne duranh! algún tiempo. lo cual la hará inadecuada para el consumo humano en caso de un sacrificio urgente. Tras una fase previa de excitación. que se disminuye mucho con el empleo de hidrato de cloral o de tiobarbitúricos. la aspiración dd éter proporciona una adecuada anestesia general. El estado de inconsciencia se extiende a lo largo tic un período equivalente al de la narcosis misma. o la rebasa en un 50 %. Tras la medicación r-revia. por el contrario. este período es más largo (FJSIIER y Jr:NNINGS). El cloroformo p.ucdc inhalarsc también con ayuda de un saco o cubo perforado. en los que se coloca una gasa empapada. Estas máscaras deben sujetarse bien con cintas a los cuernos. para evitar que se caigan. La operación se realizará mejor con el animal tumbado y atado (sujetando bien la cabeza). a causa de la fase de excitación que se produce. Para logmr la anestesia. y según el tamaño de los pacit!ntes. se precisarán 30 a 50 c. c. de cloroformo. prolongándose el estado al añadir. según sea necesario. de 10 a 30 c. c. sucesivamente. Este tipo de narcosis, cuando sea posible. no debe durar más de 20 minutos. Los animales se levantan en pocos minutos desp.ués de quitarles la máscara (BAJER. B ocK). La posibilidad de utilización de las canales de bóvidos cloroformados para el consumo humano se enj~ic.i~n según diversos criterios. Según se desprende de las actuales experiencias. el Bromch/ortrifluoretano (Fluothane l. C. 1. o Halothan Hoechst) es un producto muy adecuado p.ara la narcosis por inhalación en los bóvidos. Este fármaco, que, por otra parte, re-

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suha todavía muy caro. requiere. para su administración. un aparato especial. El animal se repone en 30 minutos hasta una hora. aunque );¡ nan.:osis haya t<::nido una larga duración (FISHFR y J ENNINGS. Bt:RGE y M ü L LER) . Narcosis por inyección

Generalidades. En los bóvidos puede lograrse una rápida y segura anestesia co n el empleo de narcóticos soporíferos. en aplicación endovenosa. preferentemente. en la \'ena yugular. Las inyecciones en la vena mamaria sólo deben ponerse. para evitar complicaciones. cuando el animal está ya tumbado y atado. La imp.lantació n de la cánula en la vena debe ser correcta. porque la narcosis no se produce cuando el líquido se inyecta fuera del vaso y porque el hidrato de cloral origina desagradabks reacciones (para y tromboflebitis). Para realizar adecuadamente la técnica. es preferible utilizar cánulas especiales con orificio lateral. Como quiera que la narcosis por inyección no es cara. es ;tconsejable adquirir la propia experiencia res¡:ecto a las dosis. aplicándolas con el debido cuidado. Es. sobre todo. imr.ortante cuando se emplean barbitúricos. realizar la inyección empleando el tiempo necesario. La rapidez de la infusión puede regularse sin peligro con la ayuda de!- un apa rato de inyección provisto de un largo tubo de goma (70 a 80 cm). lcvant:.tndo o bajando el frasco según sea preciso. Cuando se inyecten barbitúricos es preferible el empleo de una jeringuilla grande (50 a 200 c. c.). y comprobar el tiemp.o con el reloj. El animal será sujetado por un ayudante si ~mpi\!za a tambalearse (pág. 35). Alcohol. Según las exp~riend;~ s de Dl t:RNIIOFI:R. se logra una somnolencia profunda o una intensa tramtuilización. suficiente para muchas int~rvcncioncs. administrando 2 a 4 c. c. / kg de p\!SO de una mezcla compuesta por una part\! de alcohol etilic() y tres de solución de glucosa al :20 •;:). La cantidad que se ha de inyectar ~s muy grande ( 1 ó hasta 2 1 para un animal de 500 kg). y el estado de somnolencia puede durar varias horas. 1/idrato ele· cloral. Este producto. que se empl\!a muy frecucnh:mcnte en la clín ica bovina para lograr una anestesia generul. se aplica por vía endovl.!nosa estricta. en dosis de 4 a S g de una solución al 4 o al 10 %. recién preparada con agua templada. y por SO kg d\! peso vivo. preferentemente tras la medicación con tmnquilizantcs. La inyección se administra lentamente hasta que aparece el efecto. es decir. hasta que se tumba el animal. La narcosis se produce pasados 10 minutos. aproximadamente. de la infusión. y pers iste durante 20 hasta 60 minutos. La recuperación total requiere otras 2 ó 3 horas. La narcosis con hidrato de cloral es apropiada también como tratamiento de base pa ra continuar después con la anestesia por inhalación o con barbitúricos, o en combinación con anestésicos locales. La carne no se altera con el hidrato de cloral. GROVES afirma haber obtenido buenos resultados con una mezcla conservable formada por 60 g de hidrato de cloral. 30 g de sulfato magnésico. y agua destilada para completar 350 c. c .. añadiendo luego 100 c. c. de alcohol etnico y 20 c. c. de Pentobarbital (Nembutal Abbott). de cuya solución se in-

Tranquili/aci,\n y anl!"itC\b mcd ica mento•;a'

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ycctan lentamente. hasta lograr el efecto. 50 c. c. por cada 50 kg de peso vivo. Una combinaci()n parecida para la narcosis recomienda K. BtENOINGER: 10 g d.: hidrato de cloral y otros 10 de Pentobarbital (Narcorén Rentschler) disueltos en 100 c. c. de agua. para inyectar a razón de 10 a 15 c. c. por 50 kg de peso vivo. Barbittíricos. Con el Pt!ntobarbital (Nembutal Abbott. Narcon~n Rcntschler). administrado en dosis de 1 hasta 1.5 g ~or 50 kg de peso vivo. en infusión lenta (4 m:nutos), se logra una na rcosis adecuada. que dura. aproximadamente. 30 minutos. si bien la somnolencia ulterior es muy larga (3 horas). Ocasionalmente se obsc!rvan también trastornos circulatorios. Este producto es más adecuado para los bóvidos, administrado en combinación con el hidrato de cloral.

El Ht!xobarbital (Evipán Bayer) Se! aplica. según Sct-INEIDER. a razón de! 1 g por cada 50 kg de ¡:eso en una solución del 10 al 20 %. en inyección endovenosa. en la que se invierten de 10 hasta 20 segundos. Se logra así una narcosis. que se prolonga durante 7 a 14 minutos. con un estado de somnolencia de 30 hasta 60 minutos. El Thiopt'IIWI {Pentothal Abbott. Trapanal Promonta) permite una narcos i~ de 5 a 10 minutos. tras b inyección endovenosa rávida (8 segundos) de 0.5 a 0.75 g por cada 50 kg de peso. disueltos en 50 c. c. de agua. El estado de somnolencia se manifiesta tras una fugaz disminución de los movimientos respiratorios. y la fase de recu~ració n alcanza entre tres cuartos y una hora (WR&Gil r y H All. W t:STft UES y fRITSCH).

El M ethiwra/ (Thiogenal Merck. Brevinarcón Chemischc Werke Radebcull se utiliza mucho para Jos bóvidos en clínicas e institutns. Se recomienda disolver la dosis necesaria (0.6 a 1 g por 50 kg de p.eso vivn ; en Jos animales viejos. ddgados o l.!nfamos. la c.Josis mínima) en 50 c. c. de agua. e inyectar por vía cndovcnosa en 20 segundos. mejor aún . previa administración de tranquil izarltcs. Al aparecer la narcosis puede apreciarse un ligero temblor muscular. que se acomparia de respiración lenta y superficial. El estado de somnolencia dura 10 minutos. y en los pacientes fuertes puede prolongarse otro tanto aplicando nuevamente una inyección con un tercio de la dosis inicial. La rccup.cración necesita media hora. Narcosis oral

Generalidades. Para lograr la narcosis por vía oral se administran los productos con la sonda esofágica o con una botella. La ingestión voluntaria con el agua de bebida se l9gra sólo cuando el animal no ha tomado agua durante mucho tiempo. ¡:,orque, lógicamente. extraña el olor y el sabor. Las· dosis necesarias son superiores a las que se administran por vía intravenosa, ya que los productos se diluyen mucho en el preestómago y se resorben con lentitud; antes de alcanzar el torrenle circulatorio han de pasar por el hígado. Por estas razones. los efectos de la narcosis oral son muy lentos. y la intensidad de la

M ~1ncjo

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d.: lo ... bóvidos

anestesia alcanzable. muy insegura. Por ello. cuando no hay ningún motivo especial para aplicar este método. se prefiere. en general. la inyecció n de narcóticos.

Alcohol. Con su empleo se logra un estado de embriaguez o hasta de somnolencia. con disminución de la sensibilidad y de los reflejos; pero. ocasionalmente. se han observado también excitaciones y hasta casos de muerte. H FSS y WvssMANN recomiendan las dosis de 0.5 a l 1 para 200-400 kg: J a 2 1 para 400-fOO kg y 2 a 3 1 para 600-800 kg. de alcohol al 40 ó 50 % (aguardiente). En muchas zonas se utiliza toda\ ía este sistema de narcosis.

Hidraro de clvral. Se administra por vía oral en dosis dobles de las indicadas para la vía endovenosa : 8 g por cada 50 kg de peso -vivo en 2 a 3 1 de agua. Narcosis por vra rectal

Generalidtules. Como quiera que los bóvidos ddecan muy frecuentemente. sin que se pueda hacer mucho por evitarlo. esta forma de apJicación (con clisma) no ha encontrado mucha aceptación. Además. en lo que se refiere a kt absorción y a los afectos existen parecidas inseguridades que en la vía oral. Para evitar la expulsión dd producto se recomienda no vaciar previamente el recto. La medicación previa con tranquilizantes es muy útil. El narcó tico se lleva al recto lo más cranealmente posible. disuelto en agua a la temperatura del cueq:o (agua o cocimiento de simiente de lino). con un tubo de go ma o un catéter de rig idez adecuada y de grosor de un lapicero (cun ayuda d\! una jeringuilla o irrigador). las cantidades de líquido se retienen (')Oco.

Hidrato t/(• doral: H g por cada 50 kg de efectos an:Hogns a lns que se

logr~1n

r.~so

en 1 1 de ¡agua. pnxlucen con la inyección endovenosa.

Rectidón R iedd dt' HtliJn: ERDNI:R y fRITSCif han logrado un est-ado de somnolencia de dos horas de duración después de 15 minutos de aplicar 0.75 g (lOr .kg de peso vivo. en solución al 10 %.

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PlAN DE lA EXPLORACIÓN ClÍNICA .. l.a cxploradón exact:l es el fundamento dl' la nctlvltla
Preliminares Una adecuada exploración sólo podrá realizarse. también en los bóvidos. en nmdidom:s apropiadas o modificando las existentes. En los establos. los animales enfermos se examinan. corrientemente. atados en su plaza. En el caso de que.! los demás animales estorben. se procura retirarlos. Los ruidos y mugidos molestos para la atención del veterinario en la vaquería pueden evitarse proporcionando alimentos a la totalidad del efectivo. o fijándolos en la purrilkt en aquellas cuadras que lu tengan. Los terneros en libertad y los novillos debe· rán ser contenidos por l¡a cabeza por personas de confian7.a (poig. 4). lo mismo que los ~mimales adultos intmnquilos. La exploración se hace muy difícil en los establos oscuros. angostos o ruidosos (ruidos de máquinas). así como en naves con los animales sueltos. En estas circunstancias es preferible conducir al animal enfermo a un lugar adecuado. a ser posible. ilumin..ado. tr...nquilo y limpio (era. z..aguán. o pasiJJo). En caso necesario se podrá n!
Historial

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Historial (anamnesis) General idades La anamnesis dc.be informar al veterinario sobre los caracteres del padccimiento antes de su visita; además. complementa la ex~loración de manera importante y. a veces. decisiva. Al interrogar sobre las p.articularidades habrá que considerar la experiencia y capacidad de observación del propietario. vaqueros. ordeñadores o pinchc.s. preguntándoles o dejándoles que expongan la situación conforme a sus ideas. Muchas veces observan acertadamente sínto mas característicos en la locali:.aciótl dt!l padt!cimit.mto; por ejemplo. ausencia de rumia. meteorismo periódico. cólico. diarrea (localización en el aparato digestivo). tos, disnea (en el ar.arato respiratorio). actitudes repetidas como para orinar. o emisión de orina sanguinolenta (en el aparato urinario). claudicaciones (en d aparato locomotor). Con todo. se pondrá sumo cuidado en diferenciar las a¡:·reciaciones objetivas de las interpretaciones subjetivas. Con frecuencia. el personal de la vaquería. dado su continuo contacto con los p.acientes. puede informar al veterinario sobre el curso de la enfermedad mejor que el proph.:tario o d administrador. En otros casos. por existir el temor de reprimendas pueden darse informes falsos más o menos intencionadamente (ocullación de las causas. quitar importancia a tos síntomas). Merecen un;a atención especial en la valoración de la anamnesis los datos referentes a animales quc fueron aJquiridos en época reciente como .wmos, o que apareciero n t'll/<•rmos ¡:oco tiemp.o dc.spués de ser comprados (reclamación del certificado de sanidad. página 226). Es recomendable en gc.ncral. al twcer el interrogatorio. no ajustarse a un esquema dcmasiadn severo - al contrario de lo que sucederá en la exploración clínica del animal. que se r~ali1.ará a continuación- . sino que es preferible efectuar un resumen a lo largo d~ la conversación. que así se lleva con mayor confianza. Sin embargo, no debe olvidarse ningún punto importante. Las preguntas de mayor interés se referirán a la duración del padl'cimiento, características y desarrollo de los síntomas, así como a posih/es causas. informándose. además. sobre cualquier tratmniento establecido con anterioridad.

Duración del padecimiento La calificación de un proceso como sobrt!agudo, cuando dura pocas horas o hasta dos días; agudo (3-14 días). subagudo (2-4 semanas) o crónico (más de 4 semanas) no tiene ninguna relación con el grado del padecimiento, si bien • las enfermedades agudas suelen cursar con una sintomatología más grave que las crónicas. Así, en los bóvidos. muchas- infecciones (p.or ejemplo, carbunco. glosopeda. fiebre catarral maligna y otras) se caracterizan por una evolución rápida. generalmente con síntomas manifiestos. mientras que las infestaciones parasitarias suelen cursar de forma más larvada. Por estas razones. al conocer

Pla n d\! I!XpiM.tció n clini ca

la duración del padecimiento pueden ex el u irse ya una serie de afecciones que. norm~lmcnte. tienen un cu rso más corto o m~ís largo (diagnúsrico). Además. pu~den tomarse valiosas consideraciones y enjuiciar las posibilidades de curación (pronóstico). Así. por ejemplo. en las enfermedades del metabolismo. no raras en los bóvidos (tetania. cetosis. osteomalacb y otras). el pronóstico será fa vorable durante la fase disfuncional previa. en la cual no existen aún graves alteraciones orgánicas: pero el juicio será desfavorable más tarde. cuando las lesiones en el corazón. hígado, esqueleto etc.• son ya irreparables (fase anatómica). La investigación intestinal ofrece también mejores posibilidades de operación en los primeros momentos que en las fases más avanzadas (incarccración. rotura. peritonitis). Pese a lo dicho. no se debe recriminar al ganadero por haber esperado tanto tiempo para la consulta. porque entonces siempre tenderá a d•tr informes irreales sobre la dumción del proceso. La fecha de la anamnesis es útil para informar al facultativo y facilitar la comprobación de la extensión en las alteraciones que acompañan a la enfermedad : así. el revestimiento cútaneo. cuando el proceso es reciente. aparece más brillante. suave y liso: por el contrario. en los estados avanzados se presenta eriz•tdo y sin brillo. Con todo. hay que valorar también la influencia del alojamiento. cuidados y estación del año (página 76). El estado de las carnes es todavía bueno. casi siempre. en los padecimientos agudos. pero malo en las enfermedades crónicas y. sobte todo. en las consuntivas (pág. 66). Las parálisis originarias desde algún tiempo se acompañan de atrofias musculares locales; tales animales muestran. además. zonas de necrosis cútanca a causa de los frecuentes decúbitos. El tamaiio de las lesiones locales. tal como. po r ejemplo. el de un absceso. o el de un actinomicoma. que. como se sabe. crecen con lentitud. proporcionan asimismo elementos de juicio sobre la época del proceso.

Caracteres y desarrollo de los srntomas Al preguntar sobre el cuadro sintomático. se ¡:rocurará primeramente ohtener información sobre la localización y ;:rada o imen.ridad del prcx:eso. La existencia de símomas btíj·icos característicos (patognomónicas) proporciona elementos de juicio para localizar con probalidad el sistema orgánico afectado (circulatorio, respiratorio. digestivo. locomotor. etc.). Con todo. no hay que dejarse llevar por situaciones premeditadas. o combinando suhjetivamente situaciones o particularidades que sólo aparecen juntas de manera casual. para llega r rápidamente a un diagnóstico. Por ejemplo: heridas más espasmos = tét::tnos; morded ura de un perro seguida de gran excitación = rabia ; parto reciente más decúbito = p.aresia hipocalcémica pos parto. Estos diagnósticos se muestran más tarde como falsos. tras haber fracasado en el tratamiento y. a veces. cuando ya es demasiado tarde. Es preferible seguir buscando síntomas demostrativos o complementarios que permitan alcanzar un diagnóstico seguro y exacto (pág. 123).

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Para tuks fines suden ser muy importantes las preguntas referentes ul desarrullo del padecimiento
Posible causo del proceso Para intentar aclarar las causas de la enfermedad ( er;v/ogía) muchas veces difíciles de descubrir. habrá que interrogar, según los casos. sobre la alimentación (cantidad. composición. cambios de alimentos). alojamiento (particularidades del establo y alrededores. o de los-pastos. higiene). trato (características y conocimientos del personal) y tipo de explotación (leche. carne. cría o trabajo ; página 48). Además. es im¡:ortante saber si el paciente o algún otro animal cercano a él, han sido adquiridos recientemente (¿dónde?).

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Plan de c:
Trotomientos

anteriores

Es muy interesante. en muchas explotaciones. y también frente a determinadas enfermedades de los bóvidos. conocer la posibilidad de que se haya establecido ya algún tratamiento. No es infrecuente que se hay:.tn efcclu:.tdo indicaciones perjudiciales ~or profanos e inexpertos. de cuyas consecuencias ulteriores el veterinario consultado más tarde debe eludir toda responsabilidad (aspecto forenst! ). Los ejemplos más corri..:nt-es de tales intentos inadecuados y defectuosos están en la administración de medicamentos con producción de neumonía por deglución desviada. así como en las obstrucciones de esófago al introducir groseramente sondas o instrumentos inap.ropiados. También pueden ci~arse las peritonitis consecutivas a la punción de panza con técnicas inadecuadas. y las claudicaciones originadas por recortes defectuosos en las ¡:ezuñas. Si el tratamiento previo fue establecido por un veterinario. se podrán obtener de sus resultados valiosos elementos de juicio para el diagnóstico y pronóstico.

Reseña

Generalidades El cuidadoso registro de las características de identidad del paciente es imprescindible en la exploración. p.ara una ulterior expedición de certificaciones veterinarias (pág. 226) (certificados de s:midad. hi~itoriaks clínicos. informes. testimonios). Pero. también. los datos que aquí se anotan proporcionan información de gran im¡:ortancia en los padecimient<>s corrientes y en lo que se refiere al diagnóstico o pronóstico. tal como se muestra en los ejemplos que se citarán. En la reseña habrá que distinguir los caracteres pcrmanent~ de los temporales o pasajeros (raza. sexo. color de la capa. huellas del escudo nasal y grup.os sanguíne.os. así como edad. peso. marcas en las orejas y hierros o marcas a fuego.

Rozo y tipo de explotación Las distintas razas bovinas, cuyas particularidades pueden estudiarse en los tratados de Zootecnia. pueden presentar una disposición diferente {pág. 67) frente a· determinadas enfermedades. Así. la dilatación y torsión del cuajar se ha observado casi con exclusividad en animales pertenecientes a razas de los valles o de explotación lechera. Las tumoraciones de tipo canceroso en los ojos (cuncer eye) aparecen en bóvidos dc piel depigmentada en la cabeza (Hereford) con mucho mayor frecuencia que en otros animales de cabeza· pigmentada. También algunos defectos constitucionales se pioducen con mayor incidencia en determinadas razas. como sucede con el subdesarrollo del aparato sexual femenino en las novillas blancas Shortborn (white heifer disease), o con la acondroplasia •terneros bulldog• en la raza Dexter. Finalmente. las diversas

Rc.¡~ña

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razas se distinguen también « r:or su temperamento»: así. los bóvidos berrendos son. en general. perticularment\! tranquilos y manejabks. mientras que los Ahcrdeen Angus son muy rebeldes y presentan dificultades para sl!r explorados y tratados. Tiene asimismo interés el tipo dl' exp/owc:ión del animal enfermo: en los animales de cebo. dada la intensiva alimentación a que están sometidos. abundan las indigestiones primarias. mientras que las vacas de producción lechera tienden a padecimientos metabólicos y carenciales. Por el contrario. las vacas y los bueyes de tiro muestran una mayor incidencia en los padecimientos del aparato locomotor. respiratorio y circulatorio. Los trastornos de la función sexual tienen gran importancia en los animales dedicados a la cría. mientras que carecen de inter~s 1=.ara los destinados al cebo.

Sexo y edad Tanto el sexo como la edad predisponen a los bóvidos a determinadas enfermedadt!s: por ejemplo. los trastornos metabólicos suelen afectar casi exclusivamente a las hembras adultas. intensamente forzadas por la gestación y la lactación. Por el contrario. las tumoraciones interdigitales ( Lima:c) son más frecuentes en las extremidades posteriores de los toros pesados. Los animales jóvenes tienden. con mayor intensidad. a padecc;:r afecciones parasitarias que los hóvidl.,S adultos. más inmunizados o d(>tados de p.remunidad. pero en éstos. por el contrario. son más frecuentes las lesiones dd bonete por cucrr:os extraños metá 1icos. Corricntl.!menh!. y con refaencia a la edad. se distinguen en los bóvidos las siguientes /tts('s: T crll<'ros /acumt('S o mtmtmu•s. Hasta los 3 meses. según la du ración dd período en que se les administra leche. Los criados con nodriza maman m;is tiempo. pero toman también otros alimentos. El ternero destetado s..: llama tam bién be<.'<'rro o choto. l kccrro.r y b('C<'rras. Desde los 3 meses hasta terminar la fase de recría (lo cual. según las razas. se logra. en las hembras. a los 20 ó 24 me:;es. y en los toros. por el contrario. a los 12 meses). Hcmhras adultas. que se denominan. durante su primera gestación. no ,·i1/as o t~ralas y. tras el parto. w1cas, d iferenciando en éstas. según el número de gestaciones. las primerizas de las que han tenido ya dos. tres o más partos. Al macho bm•ilw adulto se le llama. según las zonas. toro, semC'ntal o. simplemente. m acho. y a los castrados. bueyes, denominaciones que tienen también relación con el tipo de explotación: toros ~ara la cría. para el cebo y bueyes de trabujo o de carne. así como toros esterilizados o recelas. Es muy interesante. para el que explora a un animal. saber si la hembra que tiene a nte sí está o no gestante. A veces no compensa un tratamiento largo y costoso en un animal vacío desde hace largo tiempo, mientras que. por el contrario. en las vacas preñadas habrá que tender no sólo a conservar la vida y el valor de la madre. sino también del feto. Por otra parte, determinados medicamentos sólo pueden 4.

RO!if.~auc;u :

Exploración clíníca del aan•do vacuno.

so

Plan de cxrloración clínica

ad ministrarse. a las hembras en gestación avanzada. con dosificacit"ln cuidadosa. pues exist~o:n incluso contraindicaciones (por ejemplo. en el trat¡¡miento de la distomawsis o de h.1 hi~mJermosi s). Finalmente. la gestación avanzada. así comn la luctación intensiva. predisponen. sobre todo en las vacas estabuladas. a dctermin:tdos trastornos metabólicos. CuamJo la fecha de nacimiento no pueda ponerse de manifiesto con exactitud . ya sea por las marcas de la oreja. libro de la explotación o c:n las hojas del establo. st• determina la edad de los terneros observando el revestimiento piloso en el ombligo. cordón umbilical. así como las encías e imrlantación y tksgaste de los dientes de leche. y tambi¿n la cornificación de las pezuñas y de lus cuernos~ en. los bt'cerros y 11m•illos. según el progresivo desgaste de los dientes y el crecimiento de los cuernos. y. por último. en los animale!s adultos ~.:onsidcrundo los anillt'S de. los cuernos y el cambio y desgaste de los incisivos r.ermanentc:s. La determinación de la edad por los datos citados. tiene límites en su exactitud. r.orque tanto el crecimiento de las formaciones corneales como el cambio y desgaste de los dientes. son factores somc:tidos claramente a las condiciones individuales. r.tza y alimentación. En los bóvidos adultos. estas \'~ari~lciones pueden alcanzar hasta 6 meses. Debidt) a dio. al rtjar la edad por estos sistemas es preciso hacer constar sobre qu~ elemento se enjuició. Por cjl!mplo. edad en la boca. aproximada. 6 años para un toro. o bien se podrá afirmar que una vaca tiene en tri! 4 y 5 a1"los conforme ul « númt!ro de an illos en In'\ C.:th.·rnos" (tres). etc. Tt•rJit•r t ,.\'. Los terneros inmaduros. o nacidos precnzml!nte. muestran aln:dcdnr del ombligo un revl!stimiento piloso corto y erizado. En lns terneros a término. ~~te aparece en el bajo vientre. unifnrmc y con igual longitud. mientr;as que. cuando ht gest;aeión fue muy prolongada. se muestra con ~los muy largos y rizosos. El cordün umhilic~al (fig. 34) r.crmanece húmedo hasta cuatro c.lías dc~p.ués dd parto. ~ro entonces si! reseca y retrae. Pas~&dos 14 días. aproximadamente. si! desprende. y deja en d ombligo una costra manifiesta. que dura entre 3 y 4 semanas. Después. el ombligo cicatriza. Al nuccr. los l\!rncrns maduros poseen 6 dientes incisivos. pero casi siempre suelen ¡¡parecer los 8 totales. los cuall!s. primeramente. se muestran protegidos y juntos en la encía. para salir más tarde de la misma (fig. 35). Hasta los 12 días de edad. la encía se rl!lrac r-rimero en las pin1.as. más tarde en los incisivos medios y. pasadas 3 semanas. en los extremos. hasta dejar al descubierto el cuello del diente. A las 4 scmun¡¡s. todos los incisivos de leche están en línea. En su cara lingual empiezan ya a observarse las p.rimeras señales de desgaste. que. partiendo del borde superior. se inician. al mes y medio (pinzas). dos meses (primeros medianos). dos meses y medio (segundos medianos) y tres meses (extremos). Las almohadillas de las pezuñas del feto se eliminan por desgaste en 4 días. El primer surco. en el borde inferior del ribete corneal, en la pezuña del feto. desaparece a Jos 14 días. El segundo. que se forma entre las fases fetal y posnatal. aparece entre las 4 y 5 semanas. y ~rogresa en dirección distal al crecer la cornificación podal. de tal manera. que a los 45 días mide ya 1 cm aproximadamente; a los 5 meses. 3 cm más o menos por debajo del surco comario

51

y paraldamt!ntl! al mismo. Lkgado aquí también desaparece. En d lugar dt! implantación de los futuros cuernos los terneros dt! hasta 14 días po

t!~n

un

umhilic.al J .: un día tk,pués dd Juc.:imi..:nto h~ inicia 1.1 dc,~: c~ci,\n)

F1t;. J4.

t ~rn~:ro

Curd,\n

JI

t ~:n:~r

Fl<; . 35. l nci-.ivo · d • lcch~: d:: un tcrnl·ro recién n.tcido : todos e llos han salido ya. aun que e t:in cubicno :aún, en u mitad , por la.; cnd .as y ordenado" en forma d e cmpalimd:l

abultamiento epidérmico blando. Este esbozo de cuerno («núcleo corncal •) se endurece a las 4 semanas aproximadamente. y se hace apreciable sobre los frontales. Pasados 3 meses. el capuchón del cuerno se asienta ya firmemente sobre el sostén óseo que se ha ido desarrolJando.

A los 1O y hasta los 15 m¡;scs. la superficie de frotación de los dientes de leche (fig. 36) interesa Frogrcsivamentc. dcsc.k las pinzas a los extremos. la totalidad de.: la cara lingual. La longitud de los cuernos es de 2 cm IJt'cerros.

FIG. 36. l nca~ivo, tk kche d e un becerro d e S mc:.c..; d e ~.·dad :apro:< imJd ~•m~ntc : l.t C:lrl lingu:tl de h1' p:~las C'\t;i dc,gao;tad :a h ;l ~t :l

Fu •. ~7.

b m itad

('amhiu d e hh diclll l':'\ indsivth. L ••,

pal:h w h a n mudado y.a y c't;in m uy

cr~.·~.:id. l ":

d i\tÍilJtUCil hÍl' O, por ~U I:Jill oH)U y (urma, lk lth am. i,ivns d e kc:hc, m,í, Pl.'tiU"'""' )' cu.1· dran¡.:ul.m:"; novalla tk 1 \C

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a los 3 meses. y s ucesivamente crece a razón de 1 cm por mes. Una longitud de 8 cm corresponderá. por tanto, a la edad de 9 meses. R eses aclultcL\', En las hembras. durante Jos partos se forman. en el surco coronario. cornificaciones menos intensas. que salen al exterior en el curso de los próximos meses. de tal manera que se aprecian perfectamente como anillos en la curvatura interna de los cuernos (fig. 41 ). Según se admite en las diferentes regiones dedicadas a la cría, el primer anillo cornea) aparece. por tanto. a la edad de 2,5 a 3 años. formándose uno nuevo en cada parto. es decir. a razón de un anillo por año. Suponiendo que el animal ha parido regularmente todos los años. y que durante este tiempo la vaina cornea no se haya desprcn-

53 dido. se puede cakular la edad a razón de 1 a 2 años po r anillo. A veces. estos an illos se hacen tamb i~n artificialmente c<m fines fraudulent os. o bien se liman o se separa de su asiento la vaina del cuerno.

rlti .

,\H .

1nci SÍ VO~ ~rmJn~· ntCS d~ UOJ VJC~ d~ 6 Ji\Oi : lOO:IS bs él de g;a..;tc d ~ !lu supt:rficil' lingual h:a '13 b mít:td

rl(i . ~9.

Formación del cuello en los

i nci~ivo~

(lÍI!Z:l'i mu ~.;tr:tn

de una v:1ca de 16 aftos

Los anillos producidos como consecuencia de enfermedades graves y defectos de alimentación («falsos anillos córneos») son, casi siempre. menos manifiestos. y se diferencian con facilidad de los auténticos. Cuando Jos cuernos han sido recortados artificialmente. su pü.nta está caliente (de lo contrario. está fría). Es recomendable comparar la edad de los cuernos siempre con la de los dientes. la cual. por otra ¡:.~rte. constituye el único procedimiento cuando

Plan d~ c:
t-:1 0.

40.

l nci'i"os di! un:1 v:1ca t.l: 18 ""o" aprox im:adamenll!, '-'" form:a di! mu"on.:s

s~

trata de machos o de reses descornadas. Los resultados podrán corrl;!girse así adecuadamente. La muda de los dientes se realiza en los bóvidos. aproximadamente. a los 20 meses (palas): dos años y llll;!dio para los prim~ros nll.:di:.tnos. tres años y tres meses para los segund os medianos y cuatro at\os r~•ra los extremos. A los 4 años. la rc:s ha ct·rrculu. Los indsivos P'!rmancntcs que

..- ,(, 41 . Cu..:rno con cim:u antlhh en una \Jea d.: 7 a1'o'

así se han implantado siguen creciendo a lo largo de otro año. Se distinguen de los de leche por su tamaño y forma de pala. frente a la forma cuadrada y menor tamaño de éstos (fig. 37). A los 5 años. de 1 14 a J ' 3 de la cara lingual de las palas aparece desgastada. desgaste que alcanza a la mitad del diente. aproximadamente. a los 6 años (fig. 38). y a la totalidad. a los 9 años. Aprox imadamente a los 12 .años. los incisivos muestran un cuello manifiesto (fig. 39). Las reses más viejas muestran sólo muñones dentales por el continuo desgaste (fig. 40). antes de la caída definitiva de las piezas dentarias.

SS

Peso corporal El conocimiento dd peso del racientc tic.:nc importancia para enJUICiar su dc.!sarrollo y estado de carnl!s. comparándolo con los ani males sanos del efecti vo. tratados en fo rma análoga . Po r otra parte.!. se facilita una exacta dosificación de los medicamentos que se han de administrar y se posibilita la valoración de la carne en el caso de un sacrificio de urgencia. En las enfermedades de.! curso prolongado se logran elementos de juicio ¡;ara el pronóstico conociendo las variaciones dd peso del cuerpo (engorde o adelgazamiento). Para obtener la necesaria experiencia se compararán. si es posible. con frecuencia. las cifras obtenidas en la apreciación visual. con las de la báscula. En otro caso es recomendable calcular la cifra media entre las p.roporcionadas por dos o tres personas expertas. Las cintas métricas utilizadas ocasionalmente para a~reciar el peso de las reses no suelen proporcionar datos más exactos que los que logra una persona experimentada.

Coloración de lo capo Mientras que para las reses de un solo color la capa se po ne bien de;: manificsto en las descripciones de la raza. en aquellas otras bcrrcndas en negro o n ~jo. así como cn las manchadas. se hace imprescindible. para asegurar la cxacta idcntificación dc un dctcrminado animal en las certificaciones. el dctallar t~ulto cl tama1io como la situación y forma dc cada mancha cn p¡trticular. Tamhit!n tiene esto inter~s en la clínica. porque l
Fto. 42. Esquema de la~ manchas en la cabeza; de izq uierda a derecha, sobre labio, lucero, ~trella, gran estrella, cordón y morro blanco o cbcbc con el superior-

~e,

Plan di! exploraci ó n clínica

ftCi . 43 .

Diagra ma con d b trihució n de la ~ m anchas en una vac-. h\•rrcnda

tadas. y porque el cáncer de ojo (ctmn·r (')'f! ) se presenta preferentemente en las reses de cabeza blanca (Hcrcford). Para describir la coloración de la capa puede emplearse con ventaja una silueta esquemática del animal. o una plantilla adecuada. en la cual se dibujan las manchas (fig. 43). En otro caso. éstas se describen por el orden siguiente: cabeza, cuello, encuentro. dorso. grupa. bajo tórax. bajó vientre. mama (~e­ zones) o escroto. extremidades y cola. En esta relación se toman en cuenta sólo las zonas dep.igmentadas o las pigmentadas. según la superficie corporal del animal esté más o menos coloreada. Sobre la reseña de las manchas blancas de la cabeza dan clara idea las imágenes de la figura 42. Las características de la capa de la res diseñada en el dibujo de la figura 43 puede describirse. por

57 \!j~mplo.

de Ja siguiente forma: vaca b(!rrenda en negro. con estrella d~ tamaño d~ la palma de la mano. mancha en el canal exterior de 1 palmo de longitud y 2 dedos de anchura; depigmentación de uno o dos anchos de ma no a todo lo largo de la espalda derecha y hasta la mitad. a la altura del encuentro en la izquierda. con otra de¡:igmentación análoga de tres a cuatro anchos de mano c:
Marcos en lo oreja Un dato importante de identificación. sobre todo pant las reses de un solo color. lo constituyen las marcas de la oreja (marcas del criador. establo. libro genealógico. inseminación o vacunaciones). Pero. al contrario de lo que sucede con las características de la capa. congénitas e invariables. pueden desaparecer {pequeñas perforaciones en la oreja). rasgarse (cortes en el borde de la misma} o ser borradas. para ser sustituidas por otras (cauterizaciones}. Estas marcas se efectúan en la oreja dirigidas hacia fuera y en el centro del borde anterior dd pabellón auricular. utilizando de preferencia pinzas de marcar o crótalos. Para kerlas se sujeta la oreja por su base. no por la punta (movimientos def(!n· sivos ). En lugar de las referidas marcas puedea utilizarse otras con arreglo a una clave determinada. por medio de unas muescas que corresponden a la serie numérica.

Fro. 44. Scftal a

fuego

en

el cuerno

Morcas de_f_yego Para señalar a los animales se utilizan también marcas a fuego en las pezuñas o en los cuernos. así como en la ¡;iel (fig. 44). Este tipo de marca es corriente sólo en determinadas zonas (prados comunales, grandes efectivos 'acunos).

Plan d~ c:
Impresión del escudo nasal En casos muy espt!ciales. la impresión de las lin~as papilares y glándulas dd hocico. con la característica del escudo nasal (nasolabiograma: figura 45) proporcionan medios de identificación de un valor inalterable. comparable al

de ha'\ hudlas dig.it~tks dd hombre. Para esto se limria y seca primcr~unente d hocico con un p;u1o. imr.rcgnándolo des pu~s con una almohadilla entintada. rara colocar. po r último. sobre la supcrfici~. una hoja d~ papd secante apoyada sobre un tablero ri!;tido. presionando uniformemente para obtener la im prcsit)n.

Fórmula de grupos songufneos Modernamente. la investigación de los grupos sanguíneos en los bóvidos está adquiriendo una creciente impo rtancia. entre o tras cosas. para comr.robar la identidad y la ascendencia. En los to ros utilizados en inseminación artificial. el conocimiento de los grupos sanguíneos es corriente o hasta preceptivo en muchos lugares. Los distintos factores de estos grupos conocidos hasta la fecha para los bóvidos. y las múltiples rosibilidades de combinación entre ellos. hacen que sólo rarísimamentc coincida en dos animales una fórmula idéntica. En caso necesario. la muestra de sangre (con adición de anticoagulantes; página 106) de la res que se ha de identificar. así como de sus posibles padres (investigación de la paternidad) o de los que tal vez se confundieron con ellos. podrán enviarse a un instituto especializado en estos estudios (Patronato de Biología Animal de Madrid o Instituto de Investigaciones Veterinarias).

59

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Exploración general

Preliminares

La rápida. pero fundamental exploración general. proporciona elementos de juicio p.ara comprender el grado en que se encuentra afectado t'l estado ~-:e­ m·ral del pacinue. y también información sobre el asiemo dd proc(•so. Aun en aquellos animales con claras manifestaciones de una enfermedad. como. por ejemplo. una cojera. es siempre necesaria una exploración general r-ara cnmprobar la intc•nsidtul dd patlecimil•nto primario y de los simultáneos o subsiguientes (,·omplicacimws). datos qu~ habrá que considerar para el diagnóstico. pronóstico y teraf'j.!utica. Así. un trastorno dd estado gcncral producid(l por un proccso infeccioso febril. en cl curso de una dauc.Jicación exigirá. junto a las medidas terar:éuticas locak~. un tratamiento general. tal como la administración de sulfamidas o antibióticos. Por otra parte. será inútil el tratamicnto de una afección podal supurada. eJe pronóstico favorable. si se consideran sólo Jas lesiones locales. cuando sc aprecien cn el paciente afecciones cardíacus o pulmonares peligrosas para la vida ( ellclcx:arclitis o IU'umo11ia mewstúsica), originadas por metástasis bacterianas. Lo mismo sucede p.ara todas Jas demás enfermedades. En particular se estudian. durante la exploración general. Ja actitwl. comportamiento, estcldo de nutrición. hábito, frc•cmmcia de la rel·piración y tlel pull·u, así como la t('mperatura corporal de) animal enfermo. consignando los datos para valorarlos en un breve resumen.

Actitud Bajo el concepto de actitud o aspecto hay que considerar la impresión anatómica del paciente. Al enjuiciar el aspecto. el que explora observa sucesivamente la cabeza. cuello. dorso. región lumbar, sacro. coJa, tórax. abdomen y extremidades del animal, comprobando también la tensión de la pared abdominal tal como se describe en la página 180. Las anormalidades posJulares en la estación o en el decúbito suelen ser. en los bóvidos. poco expresivas; pero

61

t=n; . 46- 48. l:t :.ctilud

d~

[x .un ~ n

(~j"·mpJo..¡)

Ftv . 46. AcutuJ d.: IJ rcticulo-pcritonitis tr:tum:itica : dorso cncon•:ldo, cxtr~mi d ad~.: s 'I!P:\· r:uJ:.t~ ~.:n posición de b:.tnco d ~o• aserrar ladcm :is, tensión d e bs p:.rede¡¡ :1 hdom i nal ~~ aumentad:~)

Fu •. 47. un h~:c~o·rro lUnlh.1do, con par;ili.;is de l:ls cxtremiJ.td e-. fHhh:riorcs, :t cath:t de comprc..¡ión nH:dular por mi):racit'S n llc lan·a-. de hipoll"·rtna e n d c o nducto \'crt~·hr.ll

fu:; . 48.

Ael itud en la t etan ia hipomagncsiémica : decúbito lateral con opi....,tótonos (espasmos tónico-ciónicos)

Plan de .:xploració n clínica

ha y una serie <.k actitudt!s inadecuadas que resultan características para dctcrmin:td a~ enfermedades: así. el dorso encorvado. con la pared abdominal tensa. son síntomas frecuc:ntes de una peritonitis. sobre todo a consecuencia de lesiones en d bonete por cuerpos cxtraiios puntiagudos (fig. 461. Un cuadm pareddt) se observa tambi¿n en las metritis gravl.!s y 1.!11 la osteomalacia. El encorvamiento de la columna vertebral en sentido dorsal. dt!bido a alteraciones ¡:atoh)gicas cong~nitas o adquiridas. se denomina c:ifojis. Si este encorvamiento tkne sentido ventral se llamará /ortlo.\·is y. pnr último. las anorm:.~lida­ des en sl!nt ido lateral reciben d nombre de escoliosi.,·. La abducl'ión dt! las extremidades anteriores constituye una anormalidad postural q ue se observa en ),)s padecimientos del pcricard io y de los pulmones. Las cuatro extremidades colo<.:adns c:n forma de poi ro de aserrar. junto con la cabeza y el cuello cstir~tdo y la cola tensa. son características típicas en los bóvidos con t~tan os. p.adc:dmknto. por lo demás. extremadamente raro en estos animales. La elevación inde¡:endientc de la cola ind ica padecimientos dt)Jt)rosos en el rc<.:lt), ano o en los aparatos urinario y geniwl. Los animales que aparecen con la cabeza y cuellt> dohladt>S hada abajo y adelante. en los qut!. a veces. cudga t~ambi~n la kngu~a fu er~.' de la boca. suden r:adl.!cer af~cdones en la f~\ringe y laringe 1nbstrucci6n f~aríng.e~t o similares) y tambi~n en d aparato respiratorio (disnea). Los bóvidos gravemente enfermos tienen la cabeza c~aída o echada durante largo tiempo. La mayor rurte de las cojeras y parálisis cursan con a<.:tituc.Jes y posturas car4tctcristicas en la extremidad af~ctada Cfig. 47). En d c.lel'Úhitt), la c;.abeza doblada sobre d türax es un síntoma de est~tdo comatoso. ~ohre todo en la parálisis hipuc;ak~m ica trus d parto~ por d contrario. sude nhscn ar-;e decúbito lateral. con extrl.!mic.J~ades tensas y caheza extendida hacia atrás. en ka tdania h iponwgnesié mic~t Cfig. 4~).

Comportam iento El comportamiento o la imprC'.riún psinmwtora cid pacientt' comprenc.Je las reacciones fisiológicas o patnlógic
Exploracit'ln gl!ncra 1 l · u;~ .

4'1-5 1.

63

Ex : tm~n d .:l cumc~j~:mplo~)

port.•mk nto

Comportami.:nto en la : 1ncorror:.ció n l:nta ; d :.nim:.l pcrmllh~c..: :-.ohr~ las an iculacionl.!s carpi:1nas ~• c:ul\:t d\.· dolor.:~ .:n d ~squdc:to Fra . 4<).

\Htcomal~cia

t-'u;. 50. Comportami.:ruo ~·n d ror t'lmnn : cc:guc:ra. sialorrca. p rurul,it'lll haci:t C: I1\'L'Il l'l\amh:nto

tkl:lllh:

ft r.. 51 . Compo rl a rni~· nto c:n d hotul i-.mo : Dc:cúhito en compkta apat ia, con parál i~is d..: la mu.;culat ura c~quclética (cola) y · d e la lengua

menos manejables que otros. Estas particularidades, congénit-as o adquiridas por el contacto con el hombre («temperamento o carácter.) no pueden confundirse con las variaciones de comportamiento originadas por la enfermedad (anamnesis exacta). Tras un trabajo agotador. el comportamiento del animal es más tolerable.

Como ejemplos de las alteraciones caracterí~ticas que se obser'van en les bóvidos. se citan los siguientes: Aumemo de la excirnhilidnd psicvmorora (t•xciración). Furiosa intranquil idad. ~.:mbcst idas. la nzamiento de la paja con los cuernos. bocados u los objetos cercanos y movimientos de ~ropulsión y empuje. en la rabia. Sacudidas localizadas o generales en los músculos. con espasmos tón ico-clónicos y decúbito. en la tetania. Temblores. rechinamiento de dic!ntes. movim ic!ntos de propulsión ciegos y patadas. en el envcnt!namit!nto r or plomo (fig. 50). Intranquilidad con intenso prurito. hasta ca usarse! mutilaciones. t!n la enfermedad de Aujcszky. Sínto mas de cólico. movimientos hacia a trás y adc:lante. marcha con pasos cortos. golpes en el abdomen con las extremidades y continuos decúbitos e inco rporaciones. en las afecciones dolorosas agudas de! la cavidad abdominal (trauma por cuerpos extraños. distopia o dislocación dd cuajar o de! r.artc del intestino. obstrucción de las vías biliares principaks. de los uréteres o de la uretra por concremcntos o cálculos. torsió n de útero y otras más). Disminución de la t•xcitahiliclad psicomotora (dt•prt!sit>n. smmwlc•ncia. apatía, coma, part'sias. paní/isis). ~cúbito con indiferencia total. en la paresia pul!r¡:er~tl. Intenso coma en las afecciones hepáticas con alto contenido de comr-onentcs biliares en sangre. Pará lisis general de los músculos de fibra lisa y estriada. en d botul ismo (fig. S 1). Descenso o apoytl de la cabc1.a contra la pared. pesebre o abrevadero. sin prl!star atención al ambh:ntl!. en los trastorn os dd s i~te m a nervioso central (afeccio nes d\!l \!ncéflllo o de las men ing\!s) y en d ~orna en el cursn de otras \!nferm~dades. Los animales gravemente enfermos se deprimen en d intervaln de pocos días: ingieren pocos alimentos n los despn:dan tot~llrnen te ; los bocados d\! prensión son meno r..:s que los norma les. E~tos animales permanecen mucho tiempo echados. y s..: incorp>ran con d esgana. no se d cfi..: nden de los insectos. qu\!. por ello. se ecumulan sob re su cuer po. Los ojos cstún hundid os y muestran un brillo fdlril o ¡tparecen mates po r falta de movimi\!nto en los párpados. y el hocico muestra costras en círculo al rededor qe los ollares. po rque el a nimal se lame roco. Otros comportamicnto.r patofúgic:os serán : tos. estornudos. ronqu idos. esterto res y golpes de ijar (pág. 117). rum ia en vacío y o tro · movimientos masticatorios no fisiológicos: remascado y caída al e~terior del bolo alimenticio : sialorrca. lcngücteo. vómitos o regurgitaciones (pág. 135); marcha rígida . knsa o tamba lea nte y distintos movimientos en las diferentes claudicaciones y parálisis (pág. 201): incontinencia o tenesmo urina rio y fecal y otms circunstancias más. Los dolores se manifiestan en los bóvidos p.or largos y prolongados mugidos o cortos quejidos. rechinamiento de dientes. temblores musculares y desgana en los movi mientos. así como por sintomas de cólico (dolores abdominales). Rara vez se observa sudoración en estos casos. L as anormalidades comprobadas en el comportamiento, durante la explo· ración general, s irven de o rientació n para examinar aisladamente el aparato afectado en el curso de los reconocimientos especiales (págs. 75 y ss.).

Exploración ~;.:ncral

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65

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Ex.lllh.' n de nut ri· cj,;n lqcmrllhl \.'~t :u.lo

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Fac . S4. Becerro ta· quéctico y retrasado en el desarrollo 5.

RosENllUCiU: Ellploración clínica del a:oaado vacuno.

Plan J\! c!X(lloración clínica

Estado de nutrición Para enjuiciar el estado de las carnes es preciso recurrir a la insr.ccción y palpación del cuerpo del paciente.:. comparando con otros animaks sanos de la misma ed
Exploración general

67

En las enfermedades del aparato locomotor de curso prolong~do se observa. en los bóvidos. una característica demacración en determinadas partes del ~.:ucrpo (dt~~nzerndón muscular, atrofia por itwcti\•itlad ), sobre todo en la región del tríc~ps hruquiul después de parálisis del rwrvio radial, o en la del cuadríceps en los procc!sos crónicos gravc:s dd corvejón. etc.

Hábito o aspecto El concepto de hábito expresa. durante la exploración g«!nc!ral. la impn•sián clínica t!Xternu dt!l paciente, característica de un estado momentáneo y no sólo dependiente de la salud o enfermedad. sino también de! la estructura corporal. alimentación. alojamiento y cuidados. La clase y extensión de las variaciones externas a¡:reciables proporcionan. al que explora con cuidado. impo rtantes elemc:ntos de juicio que. comp.arudos con los de los animales s~nos. permitc:n sacar conclusiones sobre la illfL'nsidm/ y duración del padt•cimiento ac:ttutl. Así. las alteraciones en la actitud (pág. 60) y el comportamiento (püg. 62): las débiles. medianas y graves en el hábito. junto con las de revest imiento cutáneo (pág. 75) y del estado de nutrición
Plan de: exploración dinica

Se conoce por disposición la mayor tendencia de un animal al pa
Frecuencia de los respiraciones Los movimientos respjratorios del paciente se observan en los costillares y en los flancos. contándolos a lo largo de un minuto y sin influirlos por Ja excesiva proximidad del clfnico. Éste debe situarse. preferentemente. detrás y un poco al lado dd animal. La frec11encia normal de las n ·spiraciones varía. en las reses adultas. entre 15 y 35 por minuto. siendo de 50 por minuto para Jos terneros. Está intensamente sometida a circunstancias individuales (excitación. movimientos) y a las variaciones ambientales (sobre todo la temperatura dd aire). En el verano o en los establos con ambiente enrarecido. así como en lns animales jóvenes o en las hembras en avanzado estado de gestación. d número de respiraciones es mayor que en el invierno. en ambiente fresco. y en los machos viejos. lo mismo que en las hembras vacías. Durante la comida. la rumia. o si se realizan esfuerzos o hay tcncsmos. se hace difícil la observación de la actividad respiratoria. En tales casns puede recurrirse a detcrmin~ar la frecuencia por auscultacic rel="nofollow">n. En caso d\! duda se comparan los datos obtenidos con los de animales sanos. Un incremento pato/cígico en la fr('Cucncia rt•spiratoria (poli¡nwa) se observa en la disminución de la superfici~ útil de los pulmones - a causa de padecimientos pulmonares. tumores intratorácicns. propulsión del diafragma en dirección craneal por sobrecarga de los preestó· magos. ascitis. hidroamnios- . así como al descender la capacidad de fijación de oxígeno en la sangre (envenenamiento por nitrato. carbunco. rara vez también en estados anémicos) y durante los trastornos de la termorrcgulación (excesiva longitud del pelo de carácter congénito). El descetu·o del nlÍmern ele n~spiraciones (oligopnea) se aprecia ocasionalmente en el curso de las enfermedades que evolucionan con una parálisis encefálica (centro respiratorio) (paresia puerperal. lesiones hep-áticas graves. acetonemia intensa. coma agónico). Las variaciones de la normalidad en la frecuencia respiratoria. apreciadas durante la exploración general. han de ser enjuiciadas de acuerdo con el trastorno del estado general del paciente. y proporcionan. junto con las dificultades que se observen (variaciones patológicas en la intensidad. tipo o ritmo de los movimientos respiratorios; página 115) y los ruidos anómalos asociados a la respiración ~pág. 116) datos suficientes para efectuar luego una comprobación cuidadosa en la exploración general.

Ex plor:ación

gcn~ra 1

Frecuencia del pulso La frecuencia dd pulso se mide p.or palpación de una de las arterias penféricas adecuadas para este fin : Arteria 11w:ri/ar externa (vena de la cara). Inmediatamente después de su paso alrededor de la mandíbula inferior. lateralmente en borde anterior del mtísculo maseteru. A.rtt~riu nu!dimw (vena del codo). Medialmente por debajo de la articulación del codo.

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del puJ, o en l;t artl·ria n1.1xi·

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A rt<.•ria .m/<'IW (vena de la pierna). En el centro de la pierna. medial y alg<' por delante del tendón. Arteria coccígea (vena de la cola). En la parte inferior de la cola. uno a dos anchos de mano por detrás de la raíz. Bifurcación de la uv rtc1. En la exrJoración rectal (pág. 167) dorsal bajo las vértebras lumbares (necesaria sólo en casos especiales). Si las circunstancias no exigen otra cosa, se toma el p.ulso en los bóvidos en la arteria maxilar externa, en la que puede palparse ventajosamente en ambos lados a la vez (fig. 55). Durante la ingestión de alimentos y durante la rumia no puede examinarse el pulso en este· punto. Para realizar la exploración hay que acercarse despacio al animal. a fin de eliminar toda influencia sobre la frecuencia o estados de intranquilidad que dificultan la palpación. presio-

70

Plan d\! exploración cHnit.:a

nando sobre el vaso con Jos dedos índice y medio. La frecuencia se mide con el reloj (! ). por lo menos durante 15 segundos y. mejor. durante 30 ó 60 segundos. Lus cifras varían normalmente. conforme a la edad. sexo y peso del animal. entre los siguientes límites : Pnr miuutu

Terneros y becerros Novillos . . . Vacas vacías o en gestación poco avanzadas . . Vacas muy avanzadas . Grandes toros y bueyes .

90-110 70-90 70-80 70-90 60-70

Adcm3s el número de pulsaciones depende de los esfuerzos corporales. excitación psfquica y condiciones ambientales {temperatura y humedad del aire). En la tnc¡uicarclia (pág. 97). la frecuencia del pulso está aumentada (pulsus /rc'CIIt'llS), y en la bradicardia (¡;ág. 97). disminuida (pulsus rcuus). En los animales adultos se considerarán siempre como patológicos los valores SU(h!riorcs a 90 pulsaciones. lo mismo que en los novillos cuando pasen de 100 y en los terneros las cifras superiores a 110 por minuto. Normalmente. las fre· cuencias del pulso y cardíacas se corresponden: las diferencias (menor número de pulsaciones que de contracciones del corazón) se producen cuando ltlS sístoles ventriculares son d~biles (insuficiencia cardíaca) o se siguen con demllsiaua mpidcz (cxtrasistolia). con lo cual no se envfa la cantidad de sangre suficiente como para origimu en el torrente circulatorio una onda pulsátil apreciable. Cualquier variación en la frecuencia del pulstl con respecto a la norm;alidad. apreciable en la exploración general. ha de ser enjuiciada en la correspond icnte alterucil)n del estado general del ;utimal. tanto más cuanto llUe estas :llmmalíus del r itmo y de la calidad del pulso (pág. 101 ) proporcionan datos útiles para la ulterior comprobación de los ó rganos del ap.a rato circulatorio. que se ha de efectuar en el curso de la exploración especial.

Temperatura corporal

Se considera como • temperatura • en los bóvidos. gencmlmente. la illlt'riur dd cuerpo. que se mide con los termómetros corrientes de máxima. colocados en el recto. durante el período de tiempo prescrito para ellos. Tras lubrificac ión de la cubeta de mercurio con agua. jabón o mucílago. se introduce el termómetro casi totalmente en el ano. siendo preferible sujetarlo a la raíz de la cola del paciente con una pinza que se ata a su extremo libre. Sólo cuando es imposible o no aconsejable la medida de la temperatura en el recto. podrá tomarse la vaginal en las hembras de forma excepcional. Pero en este caso habrá que hacer constar esta circunstancia en la anotación. La temperatura vaginal es casi siempre algo más baja que la rectal. En las inflamaciones del recto o de la vagina. las temperaturas son muy altas. Por el contrario. cuando el ano cierra defectuosa mente (a causa de parálisis del esfínter o inmediatamente

Exploración general

71

después de una exploración rectal). o bien cuando los labios vaginales no coactan adecuadamente (durante las fases avanzadas de la gestación. en el puerperio o en las heridas. l~s cifras son bajas). La temperatura nvrmal del cuerpo, que tiene oscilaciones muy grandes en los bóvidos. se influye. sobre tO\'imie11to~· vigorosos y la ingestión de pjensos. conducen a ekvaciones pasajeras de la temperatura. como consecuencia del natural incremento metabólico; ¡:;or otra parte. las cifras suelen ser algo más elevadas en las reses gordas que en las delgadas. Las fundom.•s stJxualt's ejercen asimismo influencia sobre la tempemtura en las hembras vacunas. En los últimos días. antes dd celo y en los previos ¡al parto se observa un paulatino aumento de la temperatura. que se troca en un descenso inmediatumente antes de estas circunstancias. Aunque las cifras termom~triC4lS obtenidas en los bóvidos. en el curso de cnfermed¡ades infe,cinsas. no tengan proporción con el resto de los síntomas dd proceso - por ejemplo. en la peritonitis o pericarditis infecciosas difusas-· . la termo metría tiene en estos animales la m isma importancia que en los demás y que en el hombre. También en la buiatría. la medida d~ la temperatura dd cuerpo proporciona valiosos datos para el diagnóstico y el pronóstico. por lo cual no se debe prescindir de ella en la exploración general. En las elevaciones patológicas de lOJ temperatura corpoml hay que distinguir. según las causas. la hipertermia (•ndúg<'ml (fiebre propiamente dicha) y b.a hipertermia t•.tÓJ.:('Ila. por lo demás. muy rara (golp.e de calor e insolación). La /ittbre es un estado patológico con hiperproducción calórica (incremento del metabolismo) y disminución de las pérdidas de calor. que se considera como un importante factor en el proceso de curación y defensa del organismo enfermo. Por lo general se acompaña de retención de Hquidos. trastornos de la digestión. así como incremento en la frecuencia respiratoria y cardíaca (págs. 68 y 97). En los bóvidos con padecimientos febriles se aprecia también un aumento de la temperatura en la superficie corporal (pág. t73) o una distribución irregular; además, las mucosas de la nariz. boca y vagina es~án pastosas y pegajosas; el hocico, seco, y los ojos. con brillo febril. A veces se aprecian escalofríos. La fiebre se produce por substancias extrdñas al organismo. casi siempre de carácter proteico. procedentes del microorganismo o resultantes del

Plan de cxrlnración clínica

metabolismo del paciente. En la sepsis o septicc•mia, los agentes p1ogenos llegan al torrente circulatorio desde la zona dd cuerpo primariamente afectada (p.or ejemplo. una articulación pedal hc:rida e infectada). originando. junto con la fiebre. graves alteraciones generales. La proliferación secundaria en otros órganos - válvulas cardíacas. pulmones o articulacionc:s y vainas tendinosaspuede deberse a m etástasis (sepsis metastásicas o ph•mia). La invasión dd organismo con otros microbios o virus se denomina bacreriemia o \'irosis, mien· tras que se llama toxemia la acción de los venenos fo rmados por ellos. que. cuando se absorben por el intestino. original la emeroto:ct'mia. Tras la resorción de tales productos o de los ¡::rocedentes dd catabolismo orgánico. en heridas internas o externas. aparece la fiebre traumática. Ocasionalmente, para

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~•um\!ntar

las ddensas y la capacidaJ d\! curación del animal se inyectan c¡tsi siempte soluciones de contenido proteico. que produc\!n una /ic:hrt• c:uratiw1 o m\!dicam\!ntosa. Nn obstante. los fármacos qu\! se utilizan corrientemente en buiatría para la terapéutica incspccifica (por ej\!mplo. Yatrén-Cesdna Bayer u Omnadina Hoechst). no suden r.roducir. en gcneml. incrementos apreciables de la temperatura orgánica. Por el contrario. el tratamiento endovcnoso. con yodo o sales yódicas. origina casi siempre elevación de la misma. Grado de la fiebre•. Las temperaturas comprendidas entre el límite superior de la normalidad y los 40° C. se designan como clébiles: entre 40° y 41 " . como medias. y. por último. se llamará fiebre alta la comprendida entre 41 a y 42• . Las cifras más altas (hiperpiresia) se encuentran sólo de forma excepcional. El curso ele la fiebre suele ser poco característico en los bóvidos. La vigilancia continuada de la temperatura. en lo cual. si es necesario. ha de colaborar el ¡:ropietario. proporciona. no obstante. en estos animales. mejores elementos de juicio sobre la evolución del padecimiento. que la medición aislada. En las infecciones por virus suele observarse una curva febril en dos fases (pri· mera subida: viremia; segunda: infección bacteriana secundaria). La difusión de una peritonitis va acompañada. generalmente. por un paulatino ascenso de la temperatura. con grandes oscilaciones a lo largo del día. con lo cual esta curva toma la forma de agujas (fig. 56). Tanto en las bronconeumonías agudas

Exrloracit\n ¡;cncml

73

graves como en la fiebre catarral maligna y en determinadas inflamaciones de la mama, se aprecia gcncralmente fiebre muy alta. casi siempre en meset::t. Por lo demás. la diferenciación de las distintas formas de evolución del proceso febril (fiebre contimw, remitente, intt.•rmiteme. recurreme y atípica) no tiene mucha importancia en los bovinos. El rápido descenso de la fiebre en el plazo de dos a tres días se IJama crisis. y lisis, el descenso lento hasta alcanzar los valores normales. Golpe de calor. En los terrenos bajos. así como en los transportes con intensa promiscuidad y en las estabulaciones con muchos animales. en ambiente enrarecido. la temperatura orgánica puede elevarse sensiblemente de manera primaria a caus::t de la retención calórica -es decir. por insuficiente pérdida de calor, cuya producción aumentada por el trabajo muscular y la excitación- . para alcanzar cifras de hasta 42° C. ca¡;aces de producir graves trastornos generales consecutivos a parálisis de centros vitales (lesión indirecta dd encéfalo). La insolación, más rara. aumenta la temperatura del cuerpo. p.o r el contra· río. de forma secundaria. al influir sobre los centros reguladores encefálicos gracias a la acción de los rayos solares sobre el cráneo del animal. El tlc•Jn•nsv pmoMJ:ico ele ltr temperatura orgánica hasta valores inferiores a 37.5 ., C. consecutivo a una disminución de la producción calórica (menor metabolismo). con mantenimiento o aumento de las pérdidas calóricas (defectuoso riego hemático del cuerpo. parálisis de los vasos) se denomina hipott•r· miu. En estas circunstancias. la superficie corporal está siempre sensiblemente fría. Este síntoma aparcee después de intensos enfriamientos (fiastoreo o tr..msporte en épocas ventosas o con frío humedo). así como tras graves pérdidas de sangre. diarreas y estados comatosos (como en la paresia hipocalcémica puerpcral). En la fase final de lus padecimientos graves se observu. en los bóvidos. una sensible hipotermia. en dependencia con el fracaso circulatorio. lo cual constituye un síntoma de desfavorable pronóstico. Asimismo. después del des· censo crítico de la fiebre se origina a veces una temp.cratura corporal con valores pasajeros inferiores a los normales. pese a lo cual. el estado general del paciente muestra casi siempre una mejoría manifiesta. Las particularidades en la distribución de la temperatura cm la superficie corporal se incluyen en el concepto de calor cutám•o. No obstante. esta distri· bución del calor. con la excepción de las afecciones cutáneas e inflamatorias locales y de los enfisemas subcutáneos es basteante independiente del estado de la piel. y viene determinada. en primer lugar. por su irrigación sanguínea y por la temperatura de las partes del cuerpo subyacentes. La comprobación de la temperatura su~erficial se realiza por palpaciones comparativas del tronco (cuello. dorso. tórax, abdof11en) y de las partes distales (cabe~. hocico. orejas. base de los cuernos. extremidades. pezones o escroto y cola). mejor con el dorso de la mano. Normalmente. la temperatura cutánea es algo más aUa en el tronco que en las partes distales, y desciende en ambos de manera simultánea de 36° a 30° C). En los padecimientos febriles. las diferentes partes del cuerpo aparecen con frecuencia mucho más calientes que en los animales vecinos, o se

Plan

74

d~

exploración cHnica

distribuye por la superficie la temperatura de forma irrl!gular (zonas calientes y frías en los escalofríos). Las afecciones graves cursan. en su fase final. con manifiesto enfriamiento de la superficie coq:oral. sobre todo en las zonas distales. por lo cual es un síntoma que se ha de tener en cuenta en el pronóstico. Toda variación patológica de la tempemtura corporal y superficial ha de considen.arse como señal de un trastorno general. Las causas deben comprobarse en las ulteriores exploraciones. Resumen Terminada la exploración general. Jos resultados. con los datos ref\!rentes a la actitud. comportamiento. estado de nutrición. hábito. frecuencia respiratoria y pulso. así como de la temperatura corporal. junto con la información lograda en la anamnesis. se resumen en la forma siguiente: El estado gt 1Wral del animal no está alterado o lo está sólo en forma ligera. en grado medio o intensamente. 2. La enfermedad tiene una probable /ocaliztlciún en d ap.arato linfático. circulatorio. respiratorio. digestivo. urinario o en d locnmotor y. tambi¿n, en el sistema nervioso central. · Finalmente. se resumen las consideraciones o aclaraciones sobre la locali1-ación. gravedad. duración. clase y causas dd proccS<), así como d juicio sobre las posibilid:.u.lcs uc curación. recurriendo para ello a las exploraciones especiales. l.

1

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Exploración especial

Preliminares En los pacientes con afcccionc:s internas se realiza un examen sucesivo de los diferentes sistemas orgánicos sobre el fundamento de los datos obtenidos en la amnesis y en la exploración general. que permiten suponer cuáles son los enfermos o afectados. Con el fin de no pasar por alto ninguna unidad im· p.ortante. se recomienda el examen de los aparatos orgánicos siguiendo siempre el mismo orden. en el plan de exploración que se relaciona en los capítulos siguientes: Pdo. piel. tejido subcutáneo y mucosas visibles. Aparato linfático. Circulatorio. Aparato respiratorio. Aparato digestivo. Aparato urinario. Aparato locomotor. Si st~.:ma nervioso central. ó rganos de los sentidos. Aparato genital y mama. Ello permite utilizar procedimientos expJoratorios apropiados y completos para esclarecer el problema. En los padecimientos puramente externos - por cj~.:mplo. claudicaciones o afecciones cutáneas- . sin alteraciones del estado genera l, la exploración especial puede limitarse. por el contrario. al órgano afectado o al aparato enfermo.

Pelos, piel, tejido subcutáneo y mucosos , visibles Generofulades

El estado del revestimiento cutáneo y las p.articularidades de la piel son el e espejo de la salud •. ya que no sólo muestran alteraciones en sus padecimientos Independientes. sino que constituyen un reflejo del grado y duración de las

7fl

Plan (.k exploración clínica

enfermedades. sobre todo en las crónicas de tipo consuntivo y en las generales. La t•xp/oración de la cubierta externa se realiza por inspección. palpación, percusión y comprobación del olor de la piel. En caso necesario se tomarán tambit!n las adecuadas muestras para exámenes especiales.

Plan de lo exploración

El pdu de los bovinos sanos es brillante. liso. asentado y suave. En primavera y en otoño se muda una parte del revestimiento cutáneo (caída o crecimiento del pelo de invierno). Normalmente. por estas razones. el pelo de \'t~rmw es más fino y cono que el de invit•rflv, que es más grueso. largo y. frecuentemente. también más grosero. El alojamiento (atados. en naves o establos abiertos. o bien en el prado) y los cuidados (limpieza) influyen gmndemente sobre las características del re\ estimiento cutáneo. y su enjuiciamiento debe realizarse. a ser posible. por comparación con los demás animales del dectivo. Un manifiesto retraso en la muda. con el pelo mate y erizado. o la presencia de los llamados pelos tic: hambre: escasamente pigmentados y con asr:ccto herrumbroso. en los bóvidos berrendos o negros. son señales de un trastorno trófico de los pelos. consecutivo a procesos graves de larga duración. Tales síntomas se observan. por ejemplo. en las cndoparasitosis de los becerros. así como en las enfermedades crónicas del hígado. riiión y carencias minerales (fósforo); pero deben ser diferenciados en los animales que poseen con carácter cong¿nito pdo.\· /ar¡.:os. El brillo o rt•/lt'jo purd11sco en los pelos negros cortos ;aparece en la enfermedad por carencia de cobre. Los ch•spn•ndimi('lllos lcx.·ali zwlos ele/ pe'lo. asociados c~tsi siempre a determinadas alteraciones cutáneas. son comunes en las actoparasitosis (sarna. piojos. etc.) o en la proliferación de hongos (Tridrophy1o11 \'t'rr11c:osum y otros). y se observa también en las hiperqueratosis con grosero engrosamiento de la piel. En la carencia de cobalto se forman anillos alrededor de los ojos por la carda del pelo (llamados lc:mc:s). La alup<'cill general se presenta en raros casos de forma congénita. y tras graves enfermedades infecciosas e intoxicaciones se produce as•mismo. una caída general cid pc:lo. El cnlor de las mucosas asequibles a la inspección en la boca (fig. 57). vestíbulo vaginal (fig. 74) y en ojos (fig. 58) es normalmente rosa pálido. siempre que no estén p.igmcntadas. Una coloración amarillenta por depósito de pigmentos biliares (ictc•ricia; figura 74) aparece cuando el flujo de la bilis está entorpecido (ictericia obstructiva o mecánic-ct. consecutiva. por ejemplo. a la obstrucción del c:o11duc1o colédoco). y tras la repentina destrucción de grandes cantidades de eritrocitos (ictericia hemolítica o por supeñunción. tal como en la babesiosis y en las hemoglobinurias alimentarias y p.or el agua de bebida). En la ictericia mecánica. las mucosas suelen estar bien irrigadas (más amarillo naranja). mientras que en las ictericias hemolíticas aparecen casi sin sangre (amarillo grisáceo anémico). Las anemias no hemolíticas (hemorragias intraorgánicas o externas. o sea. anemias postraumáticas. y las

77

consecutivas a i nsufidt= nt~ formación d~ glóbulos rojos: an~m ia s aplásticas) se caracterizan p.o r una clara coloración plÍlida de las mucosas. q ue puede llegar hasta el aspecto de la po rcelana en los casos graves (fig. 73). El tmw ,.iolC'ta a~ulado (cianosis) se observa ocasionalmente en la debil idad cardíaca intensa (estasis venoso) o en los padecimientos graves del apa rato respiratorio (ddectuoso recambio gaseoso). El enrojecimit.!llfo de las mucosas s ucl~ deberse

Fw . 57 .

Exploración d e l:1

mu co~a

hucJI

1-'u;. 58. Posición d e la cabeza para la cxde la conjuntiva csdcml y d i! los capilares cpicsclcrah:s

plor::~ció n

a procesos inflamatorios locales o generales (dilatación de los vasos). En las fases avanzadas de la llamada enfameclad de las mucosas (mucosa/ disease), o de la fiebre catarral maligna. se aprecian erosiones y necrosis concomitantes. También en las infecciones generales y en las intoxicaciones. las mucosas muestran un enrojecimiento difuso. mientras que en las diátesis hemorrágicas (pág. 82) aparecen hemorragias puntiformes. El color propio de la piel sólo puede apreciarse en Jos bovinos en las zonas no pigmenta.das y poco cubiertas de pelo. tales como bajo vientre. mamas. pezones. escudo mamario. saco testicular y cara interior de la pierna. Normalmente presenta una coloración gris rosada clara. En los animales con anemia grave. la piel aparece en estos puntos manifiestamente pálida y gris amarillenta en la ictericia. No obstante, estas alteraciones se aprecian mejor en la inspección de las mucosas. El en·

7S

Plan

d~ ~:
clínica

roj('dmielllo ch:hil de la pid se denomina eritema: la inflamación manifi~~ta. e:ctmtc•Jml (por influencias nocivas internas en intolerancias alimentarias: hagazus) o ecuma (por influencias nocivas externus. como en las parasitosis. por ejemplo). mientras que se llama rá dermat i1is la inflamación de todas lus capas cutáneas. tal como sucede. entre otras. en la fotos~nsibilidad de los bóvidos. frente a fu ertes insolaciones. en las zonas cutáneas no pigmentadas Clus llamadas quenwduras solares). Tras la curación de lesiones cutáneas gra' es (heridas. úlceras dccubitales y otras) pueden quedar ~anas cicatri~ah•s tlepigmemaclas y sin pdo. Gracias a las secreciones de las glándulas sudoríparas y sebáceas. la piel y los pelos de los bovinos poseen una ligera Jwmeclatl y lubricaciún, que deja res iduos grasos en los dedos al calisart el pelo o tras la palp.ación. Estos animaks sudan sólo raramente. Los accesos de sudor que se observan ocasionalmente (en el shock alérgico o en los dolo res extraordinariamente violentos). afectan a la base de las orejas. cuello y espalda. así como a los flancos. que. de este modo. aparect:n to talmente empapados y recubiertos de espuma . M~s frecuentes suekn ser las sudoradones serosa~· de la piel. casi siempre debid as a procesos innamato rios. en los cuales el líquido (suero. linfa) flu ye al exterior entre las células de la cr.idermis : entonces la piel rezuma. Las go titas SI! resec¡an y forman depósi to~ de diferente consistl!ncia y comr.addad. parcialml!nte caracteristictls (escamas. costras o escaras). tal como en las paras itosis cut ~íneas. exant~rnas alim~ntarios o l!nfermcdud di! la luz. El hocico de los h\h i· dos. dada la secn:ción continua de sus glándulas. aparece húmedo brillante y. pnr dio, regularmente frío: pero en el curso di! enfermedades gra ves se to rna seco o costroso y se muestra muy frío (cuma) n ca l icnt~ (fichre). La disminucit)n de la sl!crecitSn sebácea (astt•alo.\·is), que dl!genera en un pdo ~mho~ tado con piel áspera. es un síntoma concomitante de diferentes enferrnl!dades cró ni<.:'"as. tah.:s co mo tuberculos is. sarna 1! hiperqu~ra tnsi s. El exceso de esta secreció n (sehorrC'a) hliCC que los pelos y la piel ar.arczcan cubiertos por una capa grasosa: es un síntoma que se presenta a veces a consecuencia de trastornos en el metabol ismo graso. sobre tod o en los terneros que son al imenta· d os durante las primer~as s~manas de s u vida con leche en polvo des~ngrasada. a la qu ~ se añaden grasas extrañas. El o lor de! la piel de los bóvidos es característico («Olor de las vaquerías • ). En Jos animales con acctonuria manifiesta. la piel tiene tamb ién un olor aro mático. como de fruta. a causa de la acetona. mientras que los pacientes co n procesos purulentos graves despiden un o lor pútrido. nauseabundo y. muchas veces. penetrante. Tambié n es posible distinguir en la piel o en el establo el o lo r de los medicamentos. productos de limp.ieza y de desinfecció n empleados. El que producen los alimentos ácidos almacenados en el establo puede adherirse también a los animales. Lo referente a la temperatura cutánea se ha expuesto en la página 73. Según la extensión de las a lteraciones locales. la temperatura de la piel estará en estos puntos más o menos elevada, pero en el enfisema subcutáneo (pág. 81) aparecerá más fría que en las zonas del cuerpo limitantes.

7•)

Turgor de la pid.

La elasticidad plástica se comprueba por medio de un pliegu~. que se coge lateralmente en el cuello o sobre las últimas costillas. La pid sana de Jos bo\.inos es elástica y blanda y pcrmitl.! coger con facilidad pliegul.!s. qul.! dl.!sa purccen inmediatamente al soltarlos. En los padl.!c imientos que cursan con intensa J)\!rdida de líquidos (exicusis). como. por ejemplo. en bs d ia rn:as gra ves. la elasticidad de la pid y del tejido subcutáneo disminuye de ta l manera. que los pliegues permanecen largo tiempo (fig. 59). La desaparición dd panículo adiposo. tras intenso adelgazamiento (pág. 66). o rigina una

t-to . ~·1 . lnh:n,.a cxh.:u,j.¡ cul :inc~• en un:a , .u:o~ con cnh:riti"' crl;nica: .1 c:ltha ~k 1.1 pérJida e l\ l01 .:Ja,lkÍll.uJ t.k l:1 {lÍ1:J, l
pid ríg.iu;a. reseca o • correosa» en l~as pro m in encías {)seas. tal como l.!n las ap6fisis esr.ino4ias di.! la columna vertebral. zona de la escápu la o en las costillas (coriago). Las inflamaciones agudas y crónicas producen abultamientos depresiblcs más o menos manifiestos (fases in iciales). o hasta engrosamientos resecos y firmes (fases avanzadas). confo rme se o bserva en los flemones. actino micosis. sa rna o hiperqueratosis. En diferentes padecimientos de estos animales hay prurito, qu e se manifiesta po r intranquilidad. rascamiento con las pezuñas o con los cuernos. estregamientos y frotamientos contra objetos cercanos. lameduras y mordiscos de las zonas afectadas y por cabeceos. Dado el peligro de contagio (sobre todo en las tricofitosis). el prurito no se comprobará con el dedo, sino con un palito o espátula. En caso positivo. los pacientes muestran su com'p lacencia estirando la cola. cabeza y cuello y po r el deseo de_ permanecer en contacto con el objeto rascante. El prurito localizado es un síntoma que acompaña casi regularmente en las afecciones parasitarias, sobre todo en las fases iniciales ; y muy rara vez se observa también en la rabia. en eJ punto de la mordedura. El

80

Pbn

d~

cxplorJción clini:a

prurito generali:atlo, qul! a v~ccs lleva al animal a r;roducirse feroces mord~­

duras en el tercio posterior y grand(!s mutilaciones. es un síntoma característico de la enfermedad de Aujeszky (macl itch). Por ~1 contrario. la ingestión de Jos propios pdos sin prurito concomitante. se dc:bl! considerar como expresión de una afección carencial. A u memos de espesor en la pid y tejido subcutanc:o. En los bóvidos se observan con frecuencia infiltraciones cutáneas y subcutánc:as en zonas localizadas. con acumulación de líquido en los espacios intercelulares (hidropesía cutánea). En el espacio de estos edemas. los pliegues y contornos normal~s de la piel. más o menos engrosada. desaparecen. y ésta presenta un aspecto brillante en las zonas desp.rovistas de pdo. La palpación muestra una consistencia pastosa. y la huella que deja la presión del dedo permanece largo tiempo. En correspondencia con el parto, aparecen edt'IIWS fisinló¡.:icus en la mama (sobretetas) y en los alrededores de la vulva (relajación de las vías blandas del parto). Los nlemas putulógicos afectan. sobre todo, al cuello. papada y bajo tórax~ a veces. también a la p.arte distal de las extremidadc:s. aunque pueden producirse en cualquier parte dd cuerpo. Entre ellos. los <'clemas no inflamatorios (edemas por estasis e hidrémicos) no son dolorosos ni están enrojc:cidos y muestran la misma temperatura que las zonas de su vecindad : su desarrollo es lento. Los etleJmts loc.'(tfc•s por ('Stcmccmriento s~ deben a la obstrucción de p.equerios linfáticos o vc:n~ts. la) como la oclusión (trombosis) o la comp.resitSn - por la cadena del cuello o vendajes demasiado apretados. por ejemplo- . Los ('d<•nws ¡.:t'Jrc•rales por t•.wwrcamiC'nto ap:1re~~n a consecuencia del rc:turJn del rdlujo sanguíneo hasta el cor~azón. y son un síntoma de pcricarJitis y otras debilidades cardíacas intensas Je divc:rsa crinlogia. frccuentc:s en los bovinos. En estos casos. el c:dema s~ cxtic:nd~ uniformemente por la zuna anterior e inf~rior del pecho. llegando. en los más avanzados. hasta alcan7.ar d canal exterior (fig. 6lJ). Tales c•dt•llra~· carclíacos au· mentan de tamaiio con la fatiga corporal y d isminuyen al administrar h)nicos cardíacos. Los t'd<'mtts hidrémicos o cm¡néctic:os que apar~ct:n con )as anemias por disminución de lu cantidad de scroalbúmina que fija el agua. así como los t'cl('JilCJ.f r('lw/es. son muy raros en los bovinos y aparecen en las partes bajas del cuerpo. como síntoma concomitante de las enfermedades consuntivas gmves (subnutrición. parasitosis. anemias). Los edemas inflamatorios se originan. en forma de aniiJo. alrededor de Jos focos de inflamación. a causa de un retardo en el reflujo sanguíneo debido a la acción de los productos inflamatorios (edema colateral)~ se forman con relativa rapidez y están calientes. enrojecidos y claramente dolorosos. En los bóvidos se observan frecuentemente en los traumatismos infectados en las regiones de la boca y faringe. así como en la laringe y alrededor de los flemones y tromboflebitis: también se producen en los edemas gaseosos. tras picaduras de insectos y en el curso del carbunco y de la pasteurelosis. A veces aparecen repentinamente múltiples edemas redondos. ovalados. del tamaño de un grano de guisante hasta el de la palma de la mano. en forma de bancales. que se llaman placas o taleros con distribución preferente en la cabeza. cueUo, dorso y alrededor de

81

la aberturas naturaks dd cuerpo. Son un síntoma caractaístico de la urticaria, reacción al~rgica frente a dctermin:Jdos altmcntos. mcd icamcntos y otras substancias. para las cuaks se ha sc1lsibilizado d animal afectado. Los aumentos de voluml.!n debidos a la acumulación de aire en el tejido subcutáneo. en los que la pid se aprecia más o menos separada de sus p:lrtes subyacentes. se denominan t'll/iscmas. Con la mano se comprimen como almohadillas gaseosas. se corren b~ajo la pid y p.roducl.!n crepitaciones. A 1uulos que sobresalen sobre el nivel de la piel. l os múltipks engrosamientos inflamatnrios ..:n forma nodular. en lns folículos pilosos y glándulas sebáceas. reciben d nombre de acné. Las vesículas recubiertas de epidermis y llenas de líquido seroso aparecen. entre otras. en la fotoscnsibilidad ligera y en la virucl:J mamaria. Las Vl'siculus \'ariúlicas maduras muestran una depresión central y un cerco periférico enrojecido. Las umpollas que se observan en la r.id de los pezones y en el surco interdigital del pie. así como en la boca. en el curso de la glosop.eda. se llaman aftas. las de contenido purulento (pústul:Js) son raras en los bóvidos: pero son frecuentes las extensas infiltraciones purulentas de la piel y tejido subcutáneo (flemones o inflamaciones del tejido celular). así como la acumulación de grandes masas de pus en el subcutis (abscesos). que se presentan después de heridas contaminadas. Ambos son calientes y dolorosos. y los flemones tienen consistencia dura y cerco edematoso. mientras que Jos abscesos son. generalmente. de tacto fluctuante. Los hematomas. acumulación de grandes cantidades de sangre bajo la piel. se muestran asimismo como abultamientos fluctuantes, pero en ellos la fluctuación es más débil. más sorda. y se desarrollan con mayor rapidez que los abscesos. Se producen casi siempre por cornadas o por otros traumatismos obtusos, sobre todo en las zonas laterales del tórax y en la di! los flancos. 6.

R osE,.•t.I'IGtlt : Ellploraci6n dínieol del ¡:a nado vacuno.

Pl11n de exploración clínic.,

:lUnque también pueden presentarse en cualquier otra parte del cuerpo Cfig. 60). Para lograr una segura diferenciación con Jos abscesos. se recurre circunstancialmente a una punción. con las consiguientes precauciones de asepsia. Las hemorragias dr.: la pid propiamente dichas se denominan pett•quias o t•quimoshi. Muy rara vez se observan estas hemorragias de la pid en forma de emisiones espontáneas (sudor dé sangre. Juwwhidrul·is) en las alteraciones de la coagulación y de la permeabilidad capilar. En los bóvidos. los envenenamientos con mdiloto y helecho macho. así como las intoxicaciones con restos de soja

l ' u;.

(lll.

Volurnino-.o hcrnJIOrn:t suhcul :iOl'O en el flanco derecho y hajo a c:au.;a de una cornadJ

vi4.'11ltl.',

tratada con tricloroetilc nu. entre otros. cursan con una particular tendenc ia a tales hemorragias (clicít('sis ltemorrá¡.:ic:a): en tales cusos aparecen no sólo en la r.icl y tejido subcutúnco sino también en las mucosas y órganos internos. las neoformaciones cutcím:us más frecuentes en los bóvidos son los aumcn· tos de volumen de carácter in/ecc.:ioso en las actinomicosis (casi siempre. en la cabeza) y p.apilomatosis (cabeza, cuello y bajo viemre). Los engrosamientos cutáneos debidos a tuberculosis o leucosis. asr como los nódulos de la dermatitis nodosa y los tumores malignos que ~·ueden presentarse después de constante irritación (sarcoma carcinoma). son extraordinariamente raros. Mientras que la actinomicosis y la papilomatosis casi siempre pueden ser reconocidas por su aspecto, en las demás lesiones citadas sólo se logra generalmente una segura identificación por el examen histológico de las muestras de tejido (pág. 86). Las queratinizaciones o cornificaciones de la piel, que se ponen de manifiesto

Pel os. piel. tejido c¡ubcutánc\l y muco'Qs vi,ihlc:s

83

en forma de placas. láminas o callos (epitelio cornificado. parcialmente con núclc:o conjuntivo). que alcanzan d tamaño desde una judía hasta el de una cabl!za. se deben a irritaciones prolongadas o particularmente intensas en la piel de estos animales, y carecen en si de importancia patológica. mientras no interfieren mecánicamente a la res. Pérdidas ti~: subswncia tle la piel. SI! denominan erosiunes los desprendimientos de las capas epiteliales de las mucosas. y excoriuciones, las de la piel que dejan al descubierto el cuerpo papilar enrojecido y. más tarde. cos-

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trosn. !'ic: rrmhu.:c:n tras traumatismos supc:rfichah!s y en difcrl!ntcs cnfl!rmedade~ in fecciosas. Las hc:ridas penetrantes. que i:lleresan· todas las capas cutáneas. ·on heridas cl<' la piel. y se denominan clllcÍIIl'O-IIIItscular<'.\', Clltcíneo-lt'llclino.ms, rutcíneo-ús('U.~ cte.. confurmc d tejido subyacente afectado. Las úlceras cuICÍII<'CI.\' se producen por destrucción purulenta de los tejidos. tal como después de abrir un absceso o en la actinomicosis. La muerte de la piel a consecuencia Jc uccioncs mecánicas. térmicas. químicas o lumínic-«s exageradas. y que se denomina m:c:rosis cutcínl!a o gangrena d<' la piel, no es muy rara en los bovinos. y se debe. por \!jemplo. a decúbitos prolongados sobre un mismo punto. a la presión de la cadena o a la inyección subcutánea o perivenosa de medicamentos nocivos para los tejidos (solución de cloruro cálcico. entre otros), así como a la acción de pomadas revulsivas y a la fotosensibilidad. Las zonas cutáneas así afectadas se vuelven ásperas y resecas. para desprenderse luego en forma de esfacelos o por fusión. Los parásitos del revestimiento pil~so _ o de la piel se localizan en los bóvidos. con preferencia. en los puntos siguientes : Los trichodectes (pardoamariUentos. de cabeza ancha y achatada ; figura 61). así como los piojos, bastante mayores (gris oscuros con cabeza larga

Pbn

d~

exploración clín ica

y p.untiaguda: figura 62) asientan casi siempre bajo d re,·estmuento piloso de

la oreja y de la base de los cuernos. así como en la parte superior dd cuello y en el dorso. Aquí se aglutinan tambi~n sus huevos {liendres) a lo largo dd tallo piloso (fig. 63). Las J:tlrrapatas (fig. 64) se localiz~1n con preferencia en las zonas poco recubiertas de pdo y con piel fina. como párpados. orejas. parte inferillf dd

Fl
f 1o. 6J . liendre (huevo) en un pelo: tamano natural, 1.1 mm ; 3~ aumento-.

cuello y abdomen. cara interna de la pierna. mama o escroto. escudo mamario y pliegue anocaudal y. que, desp.ués de desprenderse. dejan en su lugar pequeños nódulos duros, dolorosos y con costrds en la superficit!. Los mosquitos se agrupan en grandes cantidades en los mismos lugares y alrededor de las aberturas naturales del cuerpo. en las que dejan múltiples puntos hemorrágkos parecidos a los de las picaduras de pulga. Entre los ácaros de la sarna, parasitan rara vez a los bóvidos los Psoroptes, chupadores que se localizan en la base de los cuernos. cuello. dorso y raíz de la cola, preferentemente. Por el contrario. las larvas devoradoras de

85

Fto . M . Dos ¡:.rrap:ll:ts hcmbr:l:l; (l.nxl~s ridmu) ; la iz41uierda, vista por d dor o ; la dcrcch:., por d abdomen : t:amJ"o norm:tl, dc-.dc un:1 cahcza d..: alfiler hasta el de un.1 c.:rcza p.:quci\J ; S aumcnros

Chorioptes s\.! sitúan. snb r~ tllOl). ~n las c.:xtremidad~s y en la cola. mi~ntras 4u~ los aradorc.:s dd Sarcoptt!s Cfig. 65) lo hacen de prderencia . en la cabeza y cuello. En las zonas afc.:ctadas se produce prurito. caída dd pelo y. a vc.:ces. heridas por estregamkntos sobre una pid engrosada y. más tarde. rccubierl ~t

FaG. 6S . Ácaro Sarcopus (hembra); tam:af\o n1tural,

o.~

a O,S mm ; 300 aumentos

S6

Pl an d\! c:
de costras. Los Dt•nzoclt'X (fig. 66) que tambi¿n son raros en los bovinos. se encuentran en pequeños nódulos. aunque la piel permanece intacta. Las /an·as de lripoderma (fig. 67) se albergan en el interior de las caracte· rísticas protuberancias. del tamaño de una avellana al de una nut:z. en primavera y verano. bajo la piel dd dorso. rt:giones lumbar y sacra. donde perforan un orificio p~tra respirar. Entre las micosis cutáneas sólo tiene inter¿s en estos animales la Tric:ho /ilia (producida por el Tricltophylcm l't•rrucosum y otros). Origina. sobre todo en los becerros. lesiones cutáneas en la cabeza y cuello. a veces tambi¿n en otros puntos. de forma red ondeada. des provistas de pelo y con un recubrimiento como de ceniza. Obtt•nción dt' mul'stras. Los piojos y trichodectes vivos y sus liendres se encuentran en los meclumes de pelo arrancados. o se recogen con una ruscadera fina. Para comprobar el contenido de los pelos en cobre o manganeso. cuando se sospecha una carencia de estos elementos. se recortan tmu'slras pilosas y se recogen en zonas limpias del cuerpo. Pura conocer la etiología lk las caídas locales dd pdo (sarna y ti1b) se toman muestras de rctspatl11ras cu-

Fu; . ""· Á c.H o /Jc·mo,/c·x: tam.1ño n.llural. 0. 1 :1 O.:l mm : 300 :mnH.'nto"

táneas (con un objeto afilado. hasta hacer sangrar) en los bordes de la zona afectada. En los aumentos de volumen puede obtenerse por punción una mu\!stra del líquido que contiene, previo rasurado y desinfección del campo y empleando cánula y jeringuilla estériles, o, también. un trozo de tejido del tamaño de una guinda que interese todas las capas cutáneas. El material ob-

Pelos. piel. tejido

~ubcUI:lnco

y

muco ~H

vi,ihlc'i

87

tenido se envía al laboratorio sin añadirle ningún producto cuando hayan dt! realizarse estudios bacteriológicos. parasitológicos o micológicos. y añadiendo fnrmalina al 5 % cuando se trate de realizar estudios histológicos. las particu-

Flli. l11.

Larvas t.k barro, "'XIr:.tki:h tk ~us nódulo, Ch.' 'f'lldc•rmtt /ull'i\) : n:uur:ll, ~O :1 :\U mm: 1 · ~ t.k la im:tgén n:uur:~l

1:1m :u~ o

la ridades sohrc la demostración de microorganismo en las c.lift!rt!nlcs akcdoncs c.:ut:lneas se detallan en d tomo cnrrcs~mdicnte a cn fermelhtdes lk lns h,;. vid os.

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·r:

Sistema linfático Generalidades

La exploración dd sistema linfático tiene importancia en un doble sentido: por una parte. tanto los ganglios como los vasos linfáticos pueden afectarse. c:on pn:sentación de lesiones más o menos características. tal como sucede en la actinomic.:osis. estreptotricosis. tuberculosis y supuraciones. rero. sobre todo. cn la leucosis o 1infadenosis. Po r otra parte. intervienen en d curso de los padecimientos de las diversas regiones. originando muchas veces tumefacci nnes. dolorimientos e infartos reactivos. que proporcionan datos adecuados para conocer afecciones en los órganos que no puc;:den sc;:r explorados () snn difíc.:ilment~ asequibles. El examen dd aparato linfático sc realiza por in!lpecciün y palpación de los ganglios que lo permiten. y. en caso dado. también d~ los vasos linfáticos altcnu.Jos. Cuando sohrc el fundamento de la anamnesis. u ante la presencia de ganglios C.:l)n engrosamientos tumorales, se Sllspcd~c una lcucosis. h~thr:i <JUC r.rnceder a e,'(aminar d cuadro lcucncitario. En d~:­ taminados casos pueuen enviarse muestras de tejidos para el examen histtl· lúgi~o . (1 líquido de runci,)n r a ra la exrloración h~tc.:teriohígka .

Plan de lo exploración En la palradó n de Jos ganglios linftíricos. que. norm¡llmente. arar~l·~n con una tensa clastici observar los posibles aumentos de tamaño. dolc.;rimientos. aumento
Ganglios sulmuriculart!s (yang/ios parotídc.'os). Situados ~ligo por dl!bajo di! la articulación de la mandíbula y en si tuación media l en el borde o ral de la glcíndula parútica. con la cual snb rl!sak un ~oco en el mis mo sentid o. Su tamaño es parecido al de.! los ganglios mand ibula res. T o man lu linfa de la pa rte supe rio r de la cabc:za. Se palpan pellizcando el extremo do rsal de la parótida. algo por debajo de la oreja. En general sólo S:! aprecian muy ten uemente. Ganglios faringeus imernos (gang/ioJ rerrofaríngc.·o~· mctlialcs). Si1uados en posición caudodorsal sobre la faringe: no rmalmente no son palpables: reciben la linfa de! los órganos internos de la cabe1.a. incluyendo la ringe y

f u;. M . E~f'l nracit'lll f';tlpa loria d.: los }.!:tll¡:Jio, linf:\lico' : l. gan¡:Jjo.¡ parol ld.:n"': 3. ~a n~l ios f;t ríng~:o" inh:rnm: 4. ~;tnglios J')rc~:-.carwlarc-.: 1\. gangliu-. mama rio.;

rarinl{CO ~: ~. ganglios

~ . gan~no .. prl'cn•rak':

faringe. Para palparlos se introduce n las puntas de los dedos por ambos lados entre las ramas de ]a mandíbula. laringe y columna vertebral. intentando a sí establecer contacto co n los dedos de la mano s ituados en el lado con trano: de esta manera no se producirá dific ultad respiratoria ni se apreciarán entre las yemas de los dedos formaciones dunss. siempre que los ganglios no estén aumentados de tamaño ni haya otras variaciones de volumen en la hendidura laríngea (abscesos. flemones. etc.). Los ¡.:anglivs farín¡:eos externos (ganglios r etrofaríngeos laterales) se sitúan por detrás de la fosa de la's alas del atlas y está n cubiertos por el extremo dorsal de .la _glándula mandibular, por lo cual no son palpables. Tiene escaso interés para la exploración clínica. Ganglios preescupu/ures (ganglios cervicalt.!s superficiales). Están recubiertos de músculos y situados por delante y algo hacia arriba de la articula-

90

Plan

d~

exploración clínica

caon dd encuentro. con el tamaño y la lo ngitud de un dedo. Constituyen el centro linfático regional para el cuello. p.e cho y espalda. &! palpan introduciendo la punta de los dedos y presionando sua\~mente por delante del borde anterior de la escápula. por lo cual se escurren ostensiblemente bajo la mano. Ganglios precrurules (ganglios subilíacos). Situados en el tercio inferior de la línea que une la tuberosidad ilíaca con el pliegue de la babilla. Generalmente son algo mayores que los preescapulan:s. y reciben la linfa de la mitad posterior del tronco y de la zona cráneo-lateral de las extremidades posteriores. La palpación se efectúa de forma análoga que en los ganglios preescapulares. presionando y empujando hacia delante con la punta de los dedos. uno o dos anchos de mano por encima de la babilla. Gan¡.:lios mamarios ( gcmglios su pramanwrivs ). Situados. en las hembras. " ambos lados. casi siempre entre la parte inferior de la pelvis y la caudal d\! la mama. Uno de ellos tiene el tamaño de una avellana hasta el de nuez. y el otro. el de un huevo de gallina aplastado. Reciben la linfa de la mama y de la parte interior y posterior de la pierna. Para examinar los ganglios mamarios izquierdos se intro duce la mano dd mismo lado por detrás. levantándola hacia arriba. mientras que la mano derecha palpa la parte caudal de la m isma en ht línea . medial ~ de este modo se aprechan los ganglios posterio res más grandes. Ll)S 01! la mitad derecha se r.alpan adecuadamente en la fo rma descrita. Ganglios inguinales (ganglios inguinah•.\' SllfU•rjidalc•s). En los machO!\. situados a ambos lados. po r encima dd cuello del saco h:sticular. caudal sobre: d cordón sl!minal y b~ajo la pared del ~tbdumen. Tienen d tamai1o de una avellana hast~a el de una nuez. y constituyc:n el centro linfático de: Jos órganos genitah:s. Palpación . desde la parte caudal. lln ~llHlll!nto en el t~tm~u\n <.k los ganglios profundos dd ntt'llo situauos junto a la tráquea (ganglio.\' n·n·icalt'.\' profundos). o di! los gan~lios de los flan cos (ganglios lh' la fosa ilíaca). situados en el ijar. comúnmente no J')alJ')abll!s ni visibles. hasta alcanz~ar d volumen de una avdlana o de una judía~ no siempre tiene sign ificado patológico. Po r el contrario. las tumefacciones ckaramel}tc apreciables en los ganglios de la l'lllrada tll'! pl'cho (ganglio.\' 111<'· diastínicos crcuwal('s). así como los dt• ltt.\' axila.\' (J.!an ·:lio .f axilares) o los de la parte' postC'rior dt' la pit'rna (¡.:anglios pnplíl<'os). que normalmente están ocultos. han de ser considerados siempre como un hecho ratológico. Durante la exploración recta l son a!;ct:'Jibles los ~anglios imernos siguil'll· /(',\' (pág. 167): Gan¡.:lios intc•nws del íleon (¡.:anglios ileom(•dia/es). Situados en posición retropcritoneal del íleo n. en sentido craneomedial. Los más grandes alcanzan desde el tamuño de una nuez al de un huevo de gallina aplastado. Reciben la linfa de] pliegue de la babilla. rodilla y mama. asf como de los linfáticos inguinales y de la parte superior de la pierna. muslo y lomo. Se palpan con la p.alma de la mano. a ambos lados de la entrada de la pelvis. en sentido craneomedial por encima del íleon.

L os ganglios de las ramas de la aorta (ganglios hipogástricos o lumbares aórticos), los situados en el hilio del riñón (ganglios renales) y los que se

Si~tcmJ linf~itic,,

~1

encu\!ntran cerca del int~stino en el mesenterio. llamados ~anglius imcstinales o mest~mt:ricos. así como los emplazados en el extremo posterior de la cara medial de la panza. denominados ¡:tmJ,:Iios dt• la panza. todos asequihl~s tam· bi~n pnr vía rectal. sólo se ¡:alpan cuando est:in patológicamente aumentados de tamaño. Los \'asas linfúticns t•xrenws son también apreciables cuando se encuentran anormalmente llenos a causa de padecimientos. o cuando está lesionada su par~d. En tales casos aparecen. m:is o menos claramente destacados en forma de cordones que se dirigen hacia los ganglios regionales. en la piel o debajo d~ ella. y hasta pueden presentar nódulo o úlceras. En la valoración clínica dd aparato linfático interesa . además. el cuadro leucocitariv, d número total de leucocitos por milímetro cúbico. así como d porcentaje de linfocitos y células análogas (linfoidocitos). En el estudio de la lcucosis. los bó\'idos adultos con cifras entre 1O 000 y 18 000 leucocitos con 60 hasta 75 % de linfocitos. son sospechosos de l~ucemia. y se consid~ran como cnf~rmos de tal padecimiento cuando estas cifras son aún sur:eriores. siempre 4ue no haya otr..& causa que justifique la linfositosis. Las particularidades r~· f~rentes a la obtención de sangre y enjuiciamiento de cuadro hcmático corr~s­ pond~n al ~studio dd .aparato circulatorio (págs. 106 y 109).

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h :unatolu~iichc unJ

ZIHit-NtiMii· N

Dia~nusc: .



Aparato circulatorio Generalidades

La exploración d~ los órganos de la circulación proporciona datos para sa~r si el pacic:nt~ sufn: un traswrno circulatorio y. t:n caso dado. tras las oportunas comprobaciones. ¡:ara distinguir si el proceso es de tipo primario o sccund~trio. o sea. si la circulación está afectada directamente por el curso de la enfermedad (por cj~mplo. en la pt•ricttrtliti~· rrmwuirku) o sólo d~ munera indirecta y sintomática (como en lus afeccio nes cardíucas y de los vasos en los pnx:esos infc:cciosos y tóxicos gr..aves). El res ultado del examen del aparato circulatorio es de gran importancia. y hasta decisivo. para el t:njuicia miento de las posibilidades de curación. al considerar f¡ts posibles y ulteriores c:onse· cuencias sobre s u cap~tcid•td funcional. sobre tudo. en Jo que ••1 coruzó n se refiere.: ( insufic.:icncia circulatoria o cardíac~• ). Pnr c~tas razoncs. lu decisil)n de s;tcrificur necesariamente una res enferma se der iva muchas veces de los datos obtenidos en el a,.:urato circulatorio. y con su ohscrvación. el vcterimt· rio est;i en conc.l icinncs tic ordem1 r el aprnvec hu m icntn del valor económ ic:n del paciente. La <'Xploraciún del aparatn circulutorio se inicia en el corazón. pasando luego a las arterias y capilares p¡tra llegar a las grandes venas. En muchos casos es necesario también el examen de una muestra de sangre en lo que se refiere a determinados componentes o particularidades. Además. todo ello debe compkmentarsc con la explo raci ón del bazo. Plan de la exp loración

Cornzúu En los bóvidos. el corazón se encuentra en la parte anterior del tórax. entre Jas costillas tercera y sexta. y alcanza. con su base. ar.roximadamente la altura de la mitad de aquél (fig. 89). La punta del corazón está algo desviada hacia la izquierda y en sentido caudal. de tal manera. que las 3¡ 5 partes del músculo cardíaco se hallan a la izquierda y. aproximadamente. las otras 2 / 5 partes. a la derecha de la línea media. Por ello. el corazón se explora mejor desde el lado izquierdo. aunque a veces es muy útil un examen complementario por el lado derecho. El corazón se explora por los procedimientos de inspección. palpación. percusión y auscultación. En ocasiones está indicada también una

Aparato c1rculaturil'

r.unción ~xplnratoria lh~ la bolsa p~ricürdi<.:a. Por el contrario. tanto el examl..!n roen tgenológi<:o como el dectrocard iográfico no han obt~nidn ha~ta la fecha aplicaciones p.rácticas en los blh·itll)S. Jnspecciún . Con el animal ~n pie . se obsena la pared del tórax junto al cndo i1quicrdu (znna cartlíaca). En condicinrh!S normaks no se aprecia aquí ningún síntoma de la actividad cardíaca. Solamc:ntt! St! notan sacudidas originadas r or el go/p(' de cora::.ún cuando kt víscera se contrae con extraordinario vigor. El que ~xrlora pondrá tambi~n aten..:ión en la parte inferior y amerior tld p('c'ho (parada). En las insuficiencias cardíacas graves aparecen aquí cde-

l ' u ;. M.

J:d\·n•a (h: J'U¡1ada ~n 1.1 p~:­ ric:m.liti-. tr.uun.it ic::t

más por retención (fig. 69): por otra parte. en esta zona pueden aprcctarse también grandes aumentos de volumen por flemones gaseosos (pág. 81) o por la acción de ganglios leucóticos (pág. 88). que interfieren el flujo hcmático dificultándolo ~n las venas yugulares. La palpación se realiza con la punta de los dedos de la 'mano izquierda. introducida hacia la superficie limitante con el cuarto espacio intercostal entre el codo y la pared del abdomen. mientras que la mano derecha descansa sobre el dorso del paciente (fig. · 70). Dura nte esta operación se o6servan las características del golpe cardíaco y los posibles _temblores ulwriures de la pared abdominal. así como las reacciones dolorosas en la región cardíaca. El golpe del corazón se produce por la contracción del miocardio. asociada a una ligera torsión del músculo hacia la izquierda . que se transmite más o menos clara-

Plan de cxph,ració n clínica

mente a la pared dd tórax. El vigor y la localización dd golp.c cardiaco dependen del tamaño y de la energía del corazón. así como del estado de la bolsa pcricárdica y de la extensión y estado dc los ¡:ulmones; asimismo dependen del grosor de la pared del tórax. Normalmente. en los animales grucsos no se nota. mientras que en los delgados. y ~tras t!Xcitaciones corporales o psíquicas. se aprecia claramente. Hay que tener en cuenta tanto el alargamiento como la debilitación o reforzamiento del golpe cardíaco. así como la falta de ritmo. La d~s,·iación hacia la derecha se observa ocasionalmente en las peri-

fto . 70. ~arditis

Examen palpato rio dd

ch oqu~

Clfdiaco

o pleuritis del lado izquierdo. Cuando el gulr.c C
Aparato circubtorio

'}5

en las insufici\!ncias cardiacas graves. El rdorzamiento del golpe del con1zón \!S normal en animales muy delgados. En caso contrario. es síntoma de una afección cardíaca incipiente o d\! un defectuoso proceso circulatorio (pérdida de sangre. colapso periférico), cuando el corazón intenta dominar la situación aumentando su trabajo (compensación). Las arritmias del golpe de la punta se refieren a anormalidades en la regularidad del mismo. o a repentinos incrementos o disminuciones en su número (página 98).

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.shsoluia (lo,tctrl\lll, prCl'\tl\0\.lgo)

Con indcpcm.Jcncia dd golpe cardiaco pueden apreciarse en la rcgton temblores cm1w zurridus. Son producidos por roces o crepitaciones inmediatamente debajo de la mano que palpa y originados en el pericardio (pág. lOO). o por soplos más alejados. y casi siempre con ritmo regu lar. procedentes de anormalidades en el paso cndocárdico de la corriente hemática (pág. 98). La sensibilidad clolorosa en la zona cardíaca se ~xamina por palpación vigorosa con uno o dos dedos en los espacios intercostales ~ll. IV y V. a la izquierda y a la derecha en dirección ventral. Sobre todo los animales con pericarditis traumática reciente. o con pleuritis aguda. huyen de la presión o emiten quejidos de dolor. La percusión de la región cardíaca se realiza adesituando• la extremidad anterior del paciente o, mejor todavía. haciendo que un ayudante la sujete hacia

Plan de exploració n clinic.J

ddanh:. Con un martillo pl!rcutor rt:qu~ilo y con ph.:xímdro. se percut~ primcram~nh: a lo largo d~l borde posterior de los ancónens. de arriba abajo. hasta alcanzar la matidez dd corazón. para seguir luego en dirc:cción caudal (fig. 71. línea l ). A continuación se sigue la operación en una línea r;erpendicular cambl al corazón (fig. 71. líneas 2 y 3) y en la zona ventral del campo pulmonar (pág. 124). Normalmente pu~de dctcrminars~ ~n los bóvidos sólo uni.l IIWtidez rdati\·a, del tamaño de la pi.!lma de la mano. ~n los espacios intercostales lll y IV. inm~diatamente al lado y por encima dd codo. CU} OS contornos no s i~mpre son f:k il~s de delimitar. Dorsalmenh: akanza. d~ man~r;! aproximada. 1 ó de la altura dd tórax. y se limita. en dir~cción caudal. por una línea que corre en ángulo de unos 45 o hacia el esternón. No se observa mati(kz absoluta del corazón. porque la punta cardíaca situada aquí está ser-arada de la pa red torácica por el pulmón. mientras que la base está recubierta por la e'\p;llda. En el enfisema pulmonar se produce una disminución o dt•suparicián de la matidez relativa. Por el contrario. se aum~nta o se llega hasta la nwtide:. absoluta cuando hay acumulación de líquidos en la bolsa pericárdica (hidro. h~mo, p.io o fibrinopcricardias). En estas circunstancias. la linea caudal que lim ita la matide1. cardiaca se encorva o se aplana. y a v~c~s llega hasta a tornar sentido horizontal. Estas matideces p~ricardíticas pu~tkn alcanzar nn sólo la zona post~SCi.lpu lar. sino la pret!scapular. También. cuando rara vc1. se aumenta d tamal\o dd corazón. por hip~rtrofia o dilatació n. la mutid~z se incr~m~nla. rnkntr.ts disminuye claram~ntc a cnns~cu~ncia de ah~racinncs rulmon;trcs (neumonía. atclectashl). Ocasionalmente:. en las pericarditis avanzadas puede dd~rmina rsc tambi~n ~n ht región cardiaca un .wmido tim¡uíniro. (/IIC ' .\"(' t/C'/J(' ll /a t/( '/lllllt/(lciCÍII de gaSCS en la bolsa f.CricárdÍl:a (neumoperÍC~lr· dia ). L;ts porciones g:istricas prolapsadas cn la cavidad torácica afectan casi siemrrc. cn los bóvidos. al bonete. que no conti~nc gases. sino li4uidos. por lo cual pueden originar una matid~z relativa o absoluta. Durante la pcrcusit)n hay que observar también si existe sensibilidml tlo/oro.m ( p:ig. 158). La auscultacicín supC'ra a las demás posibilidades de exploración tanto en importancia como en el intcr¿s de los datos que r-rop.urciona. Para esta opcracit)n es r~comendablc utilizar un fonendoscopio con tubo de goma. provisto de campana o cápsula acodada. tal como el de Gotze. el cual puede ser introdu cido suficientemente entre los ancóneos y la pared torácica del animal (fig. 72). El punto de elección para auscultar. se sitúa normalmente en los espacios intercostales IV y V. pero puede variar. como el choque de la punta (pág. 92). El primer tono cardíaco correspondiente al principio del srstole (sistólico) se origina po r la vibración del miocardio al contraerse y por el cierre de las válvulas aurículo-ventriculares (tono muscular y \calvular); es más largo. profundo o resonante y tambi~n algo más alto que el segundo tono. Este último es. por el contrario, más corto. claro y suave. y se produce p.or el cierre de las válvulas semilunares (tono valvular); por tanto, corresponde al prin· cipio del diastole (tono diastólico). Desde el' punto de vista fonético, ambos tonos pueden remcdarse con las sílabas buu-dup. El intervalo entre el primero Y el segundo tonos es mucho más corto. normalmente, que la pausa entre este

Apa rato circul:tt oriu

~7

último y la próxima s í~tole (pausa car clíaca). El primer to no ~e ausculta mcjL)r sobre los ventrículos (pum o nuíximo: ventrículo izquierdo, en d 1V espacio intercostal dd mismo lado. algo por debajo de la linea dd codo: d tono ventricular derecho. en el 111 espacio intercostal del mismo). El segundo tono se escucha sobre la aorta y arterias pulmonart!s (pum o máximo: tono aórtico. en el lV y. pulmonar. en el lll espacio intercostal izquierdo). Al auscullar la actividad cardíaca hav que prestar principal atención a los fenómenos siguientes: frecuencia . intensidad, ritmo. pausas entre los tonos y. también . a los posibles ruidos accesorios (sigla mnemotécnica F-1-R-P-R).

Fw. 72. Au)!Cultación con el foncndoo;copio de G i)tlc

La frecucmc:ia cardíaca corresponde. por lo general. a Ja del pulso ( página 70) : en casos raros (maniriesta debilidad cardíaca. extrasistolia) puede ser aquélla mayor que la de éste. El incremento del número de contracciones cardíacas. en estado de reposo. superior a 90 por minuto en los bovinos adultos. debe ser considerado como un importante síntoma de un trastorno circulatorio. lo mismo que cuando estas cifras rebasan las lOO por minuto en los becerros y las 110 en los terneros (ICiquícardia). En tales casos se entiende que está afectada la circulación. aunque no se aprecien anormalid~des en sus ór· ganos. Al incrementarse la frecuencia cardíata. no se oye el segundo tono: hu-bu-bu. Como quiera que en los pacientes medrosos p.u ede producirse una taquicardia pasajera. simplemente ante las molestias de la exploración, se recomienda esperar un poco durante Ja auscultación. hasta que la frecuencia de 7.

Ros~BEIIIC Ek :

E11ploracló n cHn ic:a del a:an:ado varuno.

contracciones S\! haya normalizado. La disminucil)n \!ll d número. hast:.a al· canzar cifras inf~riore~ a 70 ó 65 ~or minuto (hrmltcartlia). se consid~ra tam· bién como patológica: puede se r debida a vagotonía o a un trastorno en la pro· uucción de estímulos en el nódulo sinusal. La bradicardia vagotüni,·a se presenta en las les iones irreversibles del vago abdominal. así como cu:.tndo están interesados los centros encdálicos en el curso dt! intoxicaciones graves (com o colcmia. acetonemia intensa. etc.). Para diferenciar la de la bradicardia dd seno. SLANINA y GoovtN recomiendan la inyección subcutánC-3 de 30 a ~O milignamos de atropina. En los pacientes con bradicardia vagal. la frecuencia de las contracciones se incrementa entre el 30 y el J00 % en d plazo Je 60 a 90 minutos. mientras que. en los que muestran bradicardia sinusal. permanece invariable o desciende un p.o co. La intensidad de los tonos cardíacos es. normalmente. vigorosa y regular. o sea. que en la auscultación se oyen claramente y siempre con la misma fuerza (excepciones: animales muy delgados o excesivamente cebados). El rejorzamiemo más o menos manifiesto del primer tono (timbre de tambor) se observa al incrementarse el trabajo del corazón en circunstancias fisiológicas o patológicas (fatiga cor¡::oral. excitación psíquica. anemia o insuficiencia cardíaca). Por el contrario. el segundo tono está reforzado y se ausculta más corto. agudo y alto. cuando hay dificult:tdes para d paso de la corrie nte sanguín\!a en la ci rculación mayor o menor (enfisema pulmonar. insuficiencia bicúspjde; refuerzo del tono pulmon:1r: estenosis aórtica : refuerzo dd tono aórtico). Las alteraciones que originan un tlt.•hilitmnit!IIIO de los tonos cardíacos. h"sta tal \!xtremn que éstos se oyen muy tenues o no se uyen corresr.o nden a aquellas que disminuyen también la inten~idad del choque cardíaco (pág. 94). El ritmo norm¡tl del corazón es uniforme. o sea. que l:t duración de las pausas y de los tonos aislados es constante: lmu-tlup--bmt-dup- lmu-dup, etc. La tllso.:iación (particil)n incompleta) o d Jesdoblamiento (particit)n contplct¡t) dd primero o segundo tono pueden observarse ocasionalmente en anima· 1\!s nwnirics tamcntc sanos. pero ta mbién ser la consecuencia sintomática de un agot¡uniento o de una insuficiencia cardíaca:

huhuu-clup

disociación

httlt "llttlt-(/ttf1

desdobla m icn to

/Jttll·clttclttfJ

disociación

buu-d11p / c/u p

desdoblam iento

del 1.t'r tonn

.,

f

del 2." tono

La irregularidad completa de la activiclud cardíaca (arritmia cardíaca. corazón intermitente o tumultuoso) corresponde a trastornos en la conducción de las excitaciones o a debilidad miocárdica grave. pero las pequeñas arritmias pueden observarse también en animales completamente sanos. Todo lo que se escuche durante la auscultación del corazón. en dependencia con su actividad, fu:- ra de los tonos primero y segundo. debe ser considerado,

9Y

Aparato circulatorio

si n tener en cuenta sus características ue tono o timbr~. como ruido cardíaco o accesorio. Según el punto de localización de estos ruidos. q ue siempre tienen significado patológico. hay que distinguir los endo y exo o paicárdicos: Los ruidos endoccírdicos se r.roduccn en el interior del corazón y. casi siempre. a consecuencia de cierre defectuoso (insuficiencia) o a estrecham iento (estenosis) de las válvulas aurículo-ventriculares o de las semilunares. Las lesiones fundamentales de ellas tienen. comúnmente. carácter trombótico inflamatorio (endocarditis Hll\'lllar), y muchas veces pueden atribui rse a metástasis bacterianas (pág. 72) proc~d~ntes de otros focos de infección (supuraciones ue las articulaciones podales. abscesos hepáticos. endometritis y otros) y. más rara vez. a traumas por cuerpos extraños que afectan al endocardio. Con independencia de estos ruidos de origen endocardítico. se designan los producidos por anormalidades en el desarrollo del corazón (persistencia del forcmtt!ll intravemricu/ar). como ruidos accesorios orgánicos. mientras que se llaman funcionalt!s los que no r .ermiten la demostración de ninguna etiología orgánica. Estos últimos. cuando se producen a consecuencia de babesiosis. o hemoglobinuria alimentaria. o por la bebida. así como en la imanición grave. se llaman también .soplos mtt!micol· ·y suelen desaparecer en pocos días. T od os los soplos endocárd icos (expresión fonética: /) aparecen perfectamente Sincronizados con hls difcr~ntcs fases de la actividad cardíaca: /lmu-clup huu/-dup lmu-fdup lum -dupf

prcsistólico sistólico J'\n:di.atólico diatól ico

}

( Soplos

~ndocárdic,>s

Los ruiuos acc..:sorios \!ndocárdicus s~ oyen de fo rmas dif\!rentes: Pueden describi rse como murmullos. pitidos. burbujeos. soplos. silbidos. ru ido~ ue aserrar. cr..:pitacioncs. zumbidos o ronquidos qu\! parece como si vinieran «desde kjos». Al contrario de lo que sucede con Jos ruidos pcricárc..l icos. no sólo son comp.lctamentc regulares. sino constantes en cuanto a su timbre. intensidad y localización se refiere. Los ruidos cndocárdicos sistólicos corresponden a una insuficiencia en las válvulas aurículo-ventriculares. o a una estenosis en los grandes troncos arteriales (crrt,•ria aorta y pulmonar). que se produce casi siempre a la altura de las válvulas semilunares. También los ruidos cardíacos. generalmente más débiles y funcionales. son. muchas veces. de naturaleza sistólica. Por el contrario. los ruidos endocárdicos diastólicos se observan en la insuficiencia de las semilunares o en las estenosis de las válvulas aurfculoventriculares. Las diferentes lesiones valvulares pueden apurecer combinadas. Para localizarlas. se auscultan comparativamente los llamados puntos máximos, descritos en la página 97, para cada parte del corazón independiente, y se comprueba tambié n el estado de los vasos (págs. 101 y 104). Toda alteración valvular manifiesta origina una traba en el trabajo del ventrículo correspondiente,

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Plan eJe cxplor:lción clínl!:.1

es decir. que disminuye d volumen y presión h\!mát icus en las arh.:rias que parten del mismo. y. además. un cstasis en las venas. La \!stasis \!n las t·cmls pulmonares pu\!d\! alcanzar. \!11 la circulación m\!nor (u vía retrógrada •). en casos muy avanzados. al ventrículo izquierdo. desde donde se transmiten a las \'C nas yugular y mamaria. La ausencia de= ruidos endocárdicos accesorios no indica necesariamente que d animal afectado no padezca una k sión valvular o una endocarditis. Los ruidos ucc(•soriul· ti:rtt.·r11os o pl!riClírdicos SI! producen fuera dd corazón pero en sus inmcdiaciont:s directas. Se auscultan en correspondencia con la acti\1idad cardíaca. pl!ro no se hallan tan exactamente vinculados a determinadas fases de la misma como los ruidos endocárdicos. Los pcricárdicos se ap.reciun como roces. crujidos. respaduras. crepitaciones. chasquidos o explosiones que vienen como • más di! cerca " (inmediatamente bajo el fonandoscopio) y que tienen una duración. intensidad. tono y pumn múximo variables (es necesaria una auscultación prolongada o repetida). Las causas más frecuentes de los ruidos extracardí::lcos de los bovinos están en la pericurditis tram11titica, en la cual no sólo se acumulan líquidos en la bolsa pericárdica recubierta de fibrina y con tejido granuloso (ruidos de roce) sino que tambi¿n, en determinadas circunstancias. se producen gases (ruidos como de chasquidos). Lesiones parecidas se presentan tambi~n en la pericarditis tuberculosa y en lu leucosis del corazón. Ocasionalmente. tras lesiones del diafragma. d golpe del corazón sobre el bonete prolapsado en la cavidad torácica puede auscultarsc como un ruit.ln accesorio cxtracardíaco. parecido al que se produce al golpear con un pañuelo. Los chasquidos que se originan al contraerse d bonete (pág. 155) se escuchan. en estos casos. inmediatame(lte por detrás del corazón. pen> ellos solos no demuestran la existencia de una tal distopía del retículo. Todos los ruidos c¡,¡rdíacos se auscultan más claramente tras (•l'fuer:.os cor· por11h•s (can1inar rápidamente. contener la respiración por unos nwmentns 1pág. 1271). La pruelm ele la com(~ndón sirve para reforzar los ruidos pcricár· dicus: después de tener colocada la bolsa de goma en el hocico. para conten~.:r la respiración durante 30 segundos aproximadamente. se retira para que el animal inspjre profundamente. y se vuelve a colocar de manera inmediata: los pulmones. que entonces se han llenado de aire al máximo, comprimen al pericardio y hacen más manifiestos los ruidos de roce. mientras que la respjración permanece cortada. En los casos con un aumento masivo de la matidez cardíaca puede recurrirsc ocasionalmente a una punción de la bolsa pericárdica para aclarar dudas. aunque en tales circunstancias el pronóstico. aparte las características del líquido acumulado. suele ser muy sombrío. Para esta operación se utiliza una cánula ancha o un trocar fino, que se clavan . tras la oportuna p.reparación del punto de la punción (pág. 86). ya lateralmente. en un espacio intercostal de la matidez cardíaca y siguiendo una dirección crancomedial. o inmediatamente en el ángulo que se forma entre el extremo ventral de la arcada costal izquierda y la apófisis del esternón. después de seccionar la piel y la musculatura y guiando con el dedo que palpa el pericardio en dirección craneodorsal.

Apar.thl cin:ula toriu

101

Si el lí4uido de puncaon es purulento o rutrdacto. se corre el peligro d e infectar la cavidad abdominal por el orificio de la cá nula. El elc-ctrocardio.~rama. o sea . la obtención de las cu rvas de la actividad ch!ctrica del corazón sólo ha encont rado apl icaciones aisladas en clínicas de ganado \ acuno. dadas las exigencias técnicas y de aparatos en este proced imiento. La situación diferente de los ejes ca rd íacos en relación con los del ho mbre ¡::rccisa la elección de derivacio nes adecuadas. para las cuales. así como pa ra la denom inación de los dife re ntes tramos de las curvas. no se han elaborado todavía reglas unifo rmes. Tras sucesivas investigacio nes. se ha de espe rar que la electrocardiografía pueda proporcio nar en los bóvidos d¡ttos diagnósti cos decisivos en las fa ses iniciales de la p11ricarditis traum ática, así como en Jos trastornos ca rd íacos o riginados por la glosopeda o la lcucosis, y también para descubrir las alleraciones en la fo rmación de los estímulos y en la conducción de los mismos. También la rm•llfgl!llografía dl!l cora:.ún ofrece serias dificultades de métod o en los b6vidos. dadas las gruesas capas corporales que los rayos han de atravesar ; po r ejemplo. es necesario tumbar al animal en decúbito do rsal, con las extremidades anteriores extendidas hacia delante. La roentgenografía facilita asimismo el diagnóstico precoz de la pc•ricurt!itis trmmuítica: la acumuhac ió n de líquidos en el pericardhl. hace que éste to me la fo rma de un saco relat ivamente ancho y de poca altura. con pulsaciones débiles o si n ellas: en el 75 (;t, de los casos se a pr\!cia. además. en la rarte superior d\! la bolsa. un a <:ú pul ~a gaseosa. Frecuentemente puede n vers~ tamh il!n con est~ procedimiento los cuerpos exlratios que lesiona n el ~ricarditl.

Arterias La \!xplo r~aci,;n de las a rteri~as se rdiere a l <' .rtiiiiCII del pul.,·o por pal pación. c. 1u ~ se dcctú;a gcnerulmcnt~ en ht arf('ria maxilar c·xtana (fig. 55) en la fo rma descrita \!n la página 69. Durante \!ste ex.a mcn hay q ue considerar, junto con la frecuencia. estudiad a ya en la ~xr.ln ración gen~ral. el ritmo y la calidad del pulso. Normalment~. el ritmo del puls(J es regular. o sea. que los es pacios entre las pausas aisladas tie ne n la mism ~a duración (pulso re'gular ). El pulso sin ritmo (pulso irregular) se observa en los trastornos de la prod ucció n de los estímulos y de la conducción de tos m ismos. así como en la d ebilidad cardíaca manifiesta y. ocasionalmente. aunque en menor grado. como hallazgo casual en animales completamente sanos. Las causas más frecuentes de la a rritmia del pulso en los bó\~dos son la leucosis cardíaca y las lesiones del miocardio consecutivas a la glosor.eda. La calidml del pulso se refiere a la amplitud. fuerza y duración de la o nda pulsátil. así como al estado de plenitud de -Jas arterias. Estas particularidades dependen de la actividad cardíaca (energía contráctil. volumen-minuto, capacidad de las válvulas). así como de la presió n hemática (perfil y tensión de los vasos. cantidad de sangre circulante) y varían en relación co n aquéiJas.

Pla n d~ exploración clini.:a

Se ar,rccian cjerci~ndo una presión creciente con los d~dos. bajo lns cuales se desli7.a suavemente el vaso que se ha d~ examinar. La amplitud. fuerz:t y duración de la onda pulsá til son normahnente regular~s (pulso i~ua/). El pulso irregular (pulso desigual) dl!b~ ser siempre considl!rado como síntoma patológico (intensa debilidad cardíaca. anormalidad~s valvulares). La amplitud del pulso. así como la plenitud de las arterias se manifiestan por d aumento . de tamaño del vaso durante la onda pulsátil. y se diferencian el pulso grande o lleno. con arterias muy repletas (pulso maRno o p/('no), y el pequeño o vacío con los vasos sólo muy poco llenos (pulso par\'O o ,·acuo ). dd pulso normal. en el que los vasos tienen una plenitud intermedia (pulso normal). La fuerza del pulso se determina en virtud de la presión que los dedos han de ejercer para cont rarrestar la onda o para anular del todo la r-ulsación. Por lo gen~ral. d pulso de los bóvidos e~ moderadamente fuerte (más blando que en los équidos). La fuerza del pulso puede considerarse como una medida del trabajo cardíaco (pulso fuerte o débil) y de la tensión de las paredes vasculares (pulso duro o blando). Con independencia de la duración normal dd pulso. se distingue el pulso saltón (pulso cc!lc·re : amplio. débil y corh1) y el pulso reptante (pulso tardo: pequeño. débil y largo). Son signo de mal pronóstico. el pulso corn\) cde alambre» (pulso comractus), as{ como el pequeiio y blando (pulsa

filiforme). La tt'nsión Jlt'mútic'a puede s~r también medida en los bóvidos . si bi~n hasta ahora no ha encontrado gr:and~s apl icaciones el procedimi~nto. El ml.!todo m~s :adt!cuado ~s la medici,)n indirt!cta con un:1 mangueta en la artaia cacd¡.:ca. S~ obtienen valor~s normales ~ntre 100 y 200 mm di! mt!rcurin p~1ra la presión sistólica y 60 :a 140 mm para la diastt>lica. La presillll hemática se ve influida por la p.ostura del cuerpo. ingestión de alimentos. rumia. cdn. g~s­ taciün y otras circunstancias.

eapilares (vasos (' pisc/C'ralt's) Por inspC'cciún d(• los ra.w.f (•pisc:lera/('s pueden cxaminar'ie a simple vista estos finísimos capilares. En este punto se encuentran en estrecho contacto arterias prccapilares y venus poscapilares que. p.or lo general. y en terminología clínica. se designan. simplemente. como •capilares• . s i bien los vasos puros de este tamaño son visibles sólo microscópicamcntc. Para la exploración se tuerce la cabeza del animal hacia un lado. en la forma que se indica en la figura 58. con lo cual el globo ocular gira y los deja al descubierto. Hay que considerar la plenitud, /ímitc•s y coloración. así como la posible pulsación de estos vasitos. En Jos bóvidos aparecen moderadamente llenos y bien man ifiestos. o sea. destacados de las p.artes inmediatas (fig. 75); las finas arterias muestran un color rojo más claro que las vénulas QUC las acompañan. de tinte más violáceo. Un aumento en la plenitud de las arteriolas. que se destacan como •inyectadas•. a¡:arece en los procesos inflamatorios del ojo. con mayor claridad en la fiebre catarral maligna y también cuando la tensión hemática está aumentada (fig. 76). Ocasionalmente. cuando existe esta última circunstancia.

Aparato circulatorio

IOJ

s~ aprc~:ia

una pulsación de las arteriolas. que muestr:.tn contracciones rítmicas de tipo reptante. La inyección de las venas epiesckrales se debe a la disminución del flujo hemático hacia el corazón (venus. véase más adelunte). Cuando los ~apilares aparecen con una coloración rojiza clara y delimitación poco precisa se debe a permeabilidad de las paredes vasculares en intoxicaciones graves. que. en los casos más intensos. tal como en las diatesis hemorrágicas (pág. 82). pueden llegar hasta la producción de hemorragias subconjunti\·ales.Los vasos epiesclerales vacíos. que delimitan con poca claridad sus contornos. son síntomas de anemia manifiesta (fig. 77). Para aclarar dudas en lo que se refiere a la circuladón periférica dd organ ismo. puede recurrirse también. junto con la exploración de los vasos epiesclcrales. al examen di! las mucosas ,·isil>h•s (página 76). V t!llllS

Paru kt exploración de las grandes 'emts. snbrc todo de la yugular y de la suhcwtínt'a dd ahclmllt'll (\'t~na mamaria. vena de la h:che). se recurre a su inspección y palpación . para comprobar su ('l'tmlo de ph•11itud y mm·imit:m os o ¡mlsaciones apreciables. En el examen hay qul! obsl!rvar si d lil>rl! flujo de la \ 't!IUI \'Ugular no cstd dificultadl> por lns instruml!nlos de sujeción. Mientras c.¡ue las venas 1mamarius. dada su situación po r dc.:b:ajo dd corazón. normalmentl! aparcc..:n bien ll..:nas. el mismo hecho. cuando se refiere a las v..:nas yugulares. dehc ser considerado como l\Íntoma p:.ttológico. Cuando hts \'ellas yug't· /are.\ están mtormalmt'llle llena.\· (estasis) aparecl!n cilíndricas. a veces. hast:.a con d gmsnr de un hrazo. y s..: aprecian con una consistenci:t elástica y fluctuant..:. Este.: estado se origina r.or dificultades dd flujo venoso. qu..: se dchcn. sohrc todo. a restricciones de la actividad cardíaca. consecutivas a p..:rica. El pulso \'ello.w m·wuh·o. en la \'<'na yugular. se dcb..: al reflujo de.: sangre durante la sísto:e auricular (por eso se llama tambi~n pulso nmoso auricular o prcsistólico). Este tipo de pulsación no es patológico (pulso venoso fis iológico). y puede obsen ~ rse en la mayor parte de los bóvidos no muy musculosos ni con piel gruesa. En b prm•ha de compresión de la yugular, o sea. al presionar sobre ella en la mit:td superior del cuello. el pulso negativo llega a desaparecer. en la parte que queda entre el dedo y el corazón. por el natural flujo de la sangre hacia el mismo. mientras que la r.orción que queda por encima del dedo se llena de sangre 'Cí'"tonsecuencia de estasis. Por el contrario. el p.ulso venoso posilh·o. se produce por insuficiencia de la válvula tricúspide ; la sangre venosa se dirige entonces activamente durante h sístole hasta la aurícula derecha. para alcanzar las venas (pulso venoso ventricular o .

Fra. 73.

H a . 7~ .

MucoSls intensame me anémic:ts

J- Jt;.

N.

ExJmcn de la muco..a dd ve)tíbulo v~1 gin :l l. que :1quí ap:Hcce con tinción i.:téric:l

V.t'l>'> cpi,c:Jcralcs normalme nte n:plc tu'i y bien manilie'-tO'l

Ffo. 77.

F t
V:I,O'i pktu~

cpi11dcraks mu)' (inycct.t c.Jo,l

Vasos cpisclcrales vacíos (anémico)

r~· ·

Pl:t n eJe cxploracit\n clínica

sistólico); r.or ~llo la pulsació n es rítm ica y sincrónica co n el pulso arterial y. as1m1smo. con el primer tono cardíaco (¡auscultación del corazón!). mientr~ts que. en los casos graves. las venas aparecen fuertemente ingurgitadas (fig. 78). El pubo venoso positivo persiste en la porción de la vena pró xim:.t al corazón

t-Jc;. 7M.

l' ru~ha t.l ~

1:1 c,t:bi'\ v~no~ . En ~o.'\tc Jntmal. 1:& );ln¡:r~ no fluyt.! ul corazón d ~~c l.l un:1 in\uficiencia c:udf:sca gr:t\c (l'thJoc:arditi, Y:.tl· vul:lf d e la 1ric,hpit.lc'

rMrtc t.l i'J ~tl dl· l.t \~n:l ~ ugul:lr, a c :1u~• c.h:

duwnte la prucb
La C:(ploración del :.1parato circulatorio. antes y después de esfuerzos corpo rales (caminar rápidamente. trabajo. contención de la resp iración) proporciona datos apreciables sob re su cap~t cidad funcional. Los síntomas patológicos. son Jos s ig uientes : Desproporcionado aumento de la frecuencia de los latidos hasta más de J, 3 ó 1í2 de las cifras iniciales. con recuperación sólo muy lenta (fase de recuperación. superior a 5 minutos). Aparición o refuerzo de ruidos cardíacos. arritmias o pulso venoso positivo. Rápid o agotamiento del animal (marcha lenta. caídas al suelo). Bazo

El bazo está situado. en los bóvidos adultos. dorsolateral sobre la p.anza y bonete. en la mitad izquierda de la cúpula diafragmática, o sea. completa·

Aparato ci rculalorio

105

mente d\!nt ro dd tó rax ( fig. 79). y tiene una longitud de 2 palmos. 1 ~ anchura de una mano y el g rosor de un dedo. con forma de lengua~ el extremo ve ntral puede alcanza r en los to ros la rl'gión xifoidea y puede ser herido por traumas de cu\!rpos extraños. E n la emloscopia desde el flanco izquierdo. solamente puede examinarse d tercao dorsal dd bazo. La palpación desde el exterior .:s posible sólo por d.:trás dd a rco costal izq uierdo en los C4tsos de extraordinario aumento de volumen (~.o r ejemplo. a causa de leucosis); por vía rectal no es asequible. Po r el contrario. al abrir la cavidad abdo minal (laparatomía ex plo radora; pág. 181) o a través de los preestómagos (ruminotORlÍa exploradora. pági na 178) se puede palpar en toda su extensió n. El bazo normal es demasiado delgado para producir ruidos en la percusión; la matidez. que a veces se aprecia solamente en la parte dorsal. corresponde a un manifiesto ~lU mento de tamaño del ó rgano (a menudo. leucosis). Con la pttrcusión para comprobar t.'/ dolor se obsen a. en ocasiones. en la zona de proyección del bazo. una clara sensibilidad. a causa de traumas por cuerpos extraños. abscesos esplénicos. lcucosis o carbunco. Los bóvidos con lcucosis es plénica mues-

Fl
tran. en el cuadro hemático. casi siempre-una característica e intensa linfocitosis (más de 20 000 leucocitos por milímetro cúbico. con cifras superiores al 80 % en linfocitos); si existen abscesos en el bazo suele observarse una manifiesta granulocitosis, p.e ro también. ocasionalmente. notoria linfocitosis.

106

Plan d\! exploración cl ínic;¡

Sangre

Las llllll'slra.\· tle sangre se obtienen generalml!nle l!n los bóvidos en la l 'c>IW yugular ingurgitada. con .ayuda de un lazo de cuerda. cadena o pinzas de compresión (fig. 80). y. excepcionalmente. tambi~n de la vena mamaria (l't!llll subcutlÍm'a del alulomen). Para motivos especiales. tales como la demos· tración de babesias. es más apropiada la vena de la oreja (\ '(' llll auricular

Fto. 80. Aparatos para comprimir la v,•na yul(ubr en Jo, ht)vídos. al ohjcto di! ohtcncr mues· tra' de sangre. D e izttuil!rda a d crcchn: cucrrlc según Wrrrf. . y pinla d i! san¡;da 'lcgún Snn:t " t; K

11wgna). Si se necesita para el examen sangre natin 1 sin coagular. se ha de

añadir previamente a los tubos de ensayo un anticoagulante (una punta de cuchillo de citrato sódico. o 3 gotas de una solución de heparina al 2 o/o. o 10 mg de Etilendiaminotetraacctato cálcico. por cada tubo de 10 c. c. de capacidad . Estos tubos se llenan hasta 3/ 4 ó 4 / 5. dejando correr la sangre a lo largo de sus paredes p.ara evitar la rotura de los glóbulos rojos (hemólisis). pipeteando con cuidado a continuación. para lograr la solución y p~rfecta distribución del anticoagulante. Las muestras así tratadas son adecuadas también para la obtención de plasma san~uíneo (por centrifugación). Si. por el contrario. ha de ser examinado el suero, se dejan los tubos (sin añadirles nada) hasta que aparece la coagulación. evitando las agitaciones. porque en otro caso. el suero se hemolisa y queda inútil para el correspondiente estudio. Para

Apar:Ho circulatorio

107

favorecer la coagulación se dejan las muestras. primeramente. entre 1 a 12 horas a la temperatura del laboratorio. o cerca de un objeto caliente. para extraer luego el suero con todo cuidado. Para estudiar la fórmula leucocitaria se necesita una extensión de~ sangrt.' fina y uniforme. realizada con una gota rccit!n obtenida en la forma indicada en la figura 8 1. sobre un portaobjetos

a) Con el t3pón dd tubo que contiene l3 S3ngrc, se pone en d extremo dd port!l· objl!tos

b)

El cubreohj..:to.¡ se lleva a la got!l con un.l inclin:.ación d.: 45 • sobre d port!l

e)

LJ i:Ut.t ~k !.
d i ~e l':\l il·tlJ..: l.t .:ot:a por (.1~,•'\lil.t micnto cuid.tdO'>O y uniforme dd cuhrc ..ohrc c:l porta

F tG. 81 . l'rcparaci<\n de unl cxtcn,.ión di.' o;a ngrc

limpio y desengrasado. dejá ndola secar al atn! y anotando des pués sobre la misma los datos con lápiz (no con bolígrafo). El volumen hc•mático de los bóvidos alcanza 1/ 15 del peso corporal. Por tanto. a cada kilogra mo de peso corresponden 60 a 70 c. c. de sangre. El exa· men de la sangre incluye. junto con las características organolépticas (color. viscosidad). el recuento microscópico. diferenciación y distinción moñológica de los elementos celulares (eritrocitos. ~ leucocitos, trombocitos) y. en caso ne· cesario. el estudio bioqurmico, serológico. rrticrobiológico. parasitológico o toxicológico. para la determinación de ciertas propiedades o substancias en la sangre, plasma o suero (coagulación. reacciones de labilidad sérica; hemoglo·

108

Plan Lh: explo ració n clinica

bana. fibrina. fermentos. seroprotdna. ekctrólitos. minerales. oligoelcmentos. pruc.luctos metabóli<.:os fisiológicos y patológicos. vita minas o tóxicos; reacciones de aglutinación. fijación del complemento y neutralización. demostración de agentes infectantes o infestantcs. así como d~ tox inas y otras m:is). Las particularidades referentes a las técnicas de hematologia clínica pueden ser consultadas en las obras de WtRTII y de ScHALM. Entre los muchos componentes y particularidades de la sangre de los bovinos. son de importanc ia general los ~iguientes:

Características macrosc:v picas. El color dt! la sangre normal es intensamente rojo. y su co!lsistt.'llcia, moderadamente viscosa y espesa. En la anemia a vanzadu. la san~ re aparece con una coloración roja clara y fluida. y en las afecciones hemolíticas (hemoglobinemias). más de color café y acuosa. mientras que. en el envenenamiento por nitrato. tiene un tinte pardo achocolatado. En la agonía. así como en las infecciones generales graves y en las intoxicaciones. se observa a menudo una manifiesta coloración roja oscura. Después de la rérdida intensa de líquidos (enteritis crónica). o cuando falta el agua de bebida. ha sangre se vuelve espesa. Cuadro erilrodwrio. Normalmente. d mímL'ro cit.' ~·ritrodrus por milímetro cúbico de sangre varía entre 6.5 y 8 millones (limites. entre 5 y 10 millones); · en los t\!rneros y becerros ~s casi siempre m:is altn que en los animales y adultos. y la cifra S\! eleva al incrementarse la cons istencia (diarrea. falt:a de agua de bcbiua). hasta aka:lz:tr valores su periores u los 12 millo nes. Las ~anemias Cpág. 7ll) se clasirican. según d número de eritrocitos. en ligeras (de 3.5 a 4.5 millones pl1 r milímetro cúbico). moder:adas (2.5 a 3.5 por milímetro cúbico} o gr;aves { l 5 a 2.5 millones pnr m ilímetro cúbico); en casos extremos pueden observarse :a veces cifras :aún más bajas (pronóstico desfavora ble). /~/ n ilor /t('maltkriro de la s:angre de los bóvitlos. \l sea. d porcentaje dd volumen de eritrocitos con relación al volumen hemático. desr.ués de ccntrifugar (una hora a 4000 r . p. m .) (llamado pad.C'd ce// \'olume') cs. casi sicmpr\!. de 34 a 38 % (límites. cntrc 24 a 48 e:{, ). De ellos se des prende. considerando d número de gl óbulo~ rojos. que el volumen critrocitario medio (m<'all c-hrpuscu/ar volu m <') es de 45 a 55 ":~ (límites. entre 40 y 60 ." :1 ). Ln w!loddad de scdim<'llfllciún tiene poca impo rtancia diagn óstica en los bovinos. a causa de las dificultades de método - la sedimentación relativamente lenta de los eritrocitos exige. po r ejemplo. la posición inclinada de los tubos - y de las amplias variacio nes sobre los valores normales. así como por la ausenc ia de claras modificaciones en las enfermedades que no cursan con pérdida de sangre o hemólisis. En todo caso. p.ucde ser útil para seguir la evolución del prOCCSO. Para lo concerniente a los grupos sanguíneos de los bóvidos. véase página 58. El contenido normal de hemoglobina en la sangre bovina varia entre 10.5 a 12 g / 100 c. c. de sangre (límites. entre 8 y 14 g %). y es también más alto en los animales jóvenes que en los adultos. Las cifras hemoglobínicas inferiores a 7 % deben considerarse como anemia ligera. y las inferiores a los 4 g %.

1 AMINA JI

fou;s . R1 y 83. Los elemento, ~clulare:o., en unJ cxtcn,j,\n de sanjlre de bóvido (\!oJoración de l,appenhcim : 1000 aurn~IHOS). lzttuicrd:l: Linfodto (urribu), inmediat:tml!nh: por encima dos trombodtos : un granuludto c:osinólllo (Ct'lllro i:.qttic•rdtt): ¡ranulocito nc:utn~fHo scl(mcntado (ubujo): eritrocitos. lXr~ha: granulodto nc:utrótilo sc:g· me01:1t.lu (urriha), monocito (ahttfo) : critrocihh

FrG. 84. Extensión hemática "(coloración de Pappenheim; 100 aumentos) de una vaca con Jeucosis Linfática : numerosos elementos linfocitarics. rel:uivamente ¡randcs e inmaduros, en parte también binucleado~

JO~

Aparato circulatorio

como anemia gra\~ . El contenido medio de hemoglobina por eritrocito (vah>r globular. mean corpuscular hemoglobin) se determina dividiendo d contenido hemoglobínico de la sangre por el número de glóbulos rojos. y normalmente varía. entre 13 y 15 l'l'g (límilcs, entre 11 y 17 ,rt,ttg). El porcentaje medio del volumen hemoglobínico. con referencia al volumen er.itrocitario (mean corpuscular hemoglobin ccmct.'lltrmion) varía. en los bóvidos sanos. entre 28 y 32 ~~ (límites. entre 26 y 34 %>; en las <Jnemias hipt.'lcrómicas se obtienen valores más bajos. Fórmula lt.mcociraria. En los bóvidos jóvenes. el número de leucocitos, hasta los 2 años. es algo más alto (8000 a 12 000 mm:1 de sangre) que en los animales ad ultos (5000 a 10 000 mnr' ). la fúrmula h•ucociwria (figs. 82-84) de los animales adultos es como sigue: \':liMes mee líos

5 0/O1

(0-7

%)

0.5 % 33 u,'

(0-2

%)

GrJnulocitos eosinófilos Granulocitos basófilos Granulocitos neutrófilos

.

Q

De ellos. formas juveniles

Linfocitos Mnnocitos

u'

•)

•3 N ,u

En cayado Segmentados

U miles

(25-45 ':f.> (O '){. )

(0-5

~:) )

30 (y.,

(25-40 ';{,)

55 "' 5 'iu

(40-60 ':t. }



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•;-:, )

En comparación cnn otras especies animales. el porcentaje de linfocitos en el total de leucocitos es relati vamente más alto en los büvidos (d llamado <.'ttadro hc:mcítico clinfútic:o•). La leucncitosis. <.:on incremento dd número tk n~utrófilos en cayado y. circunstancialmente. y con la aparición de forma~ juveniles (desviación a la izquierda). es índice de la presencia de un proceso inflamatorio agudo. mientras que. cuando aumenta la proporción de granulocitos maduros. segmentados (granulocitosis). existe. por el contrario. unu inflamación crónica. El aumento de los cosinófilos (cosinofilia) no es raro en la parasitosis. sobre todo en la distomatosis hepática. y se observa también en las reacciones alérgicas. El incremento de la cifra total de leucocitos con aumento simultáneo de la proporción de linfocitos (linfocitosis) no sólo se observa en la leucosis (leucemia linfática. figura 84). sino también tras las babesiosis. La manifiesta disminución del número de leucocitos (leucopenh) no es rara en las fases iniciales de un proceso vírico. así como en las infecciones bacterianas graves y en las mastitis agudas. La hipo o agranulocitosis aparecen cuando el número relativo de granulocitos est~_§.ensiblemente disminuido. Las citadas variaciones de la fórmula leucocitaria no se producen en los bóvidos de manera saem~re tan manifiesta como en otros animales domésticos o en el hombre.

Plan de explo ración clínica

110

Cnagu/aciún cft• la sangre. El tkmpo tfe hemorragia se determina absorbiendo con un poco de papel secanh! la pcque1ia hemo rragia que se produce tras una mínima lesión de la piel (pinchazo co n una aguja o bisturí en el hocico o en la oreja). Cada 15 segundos se 1impia la gota de s~mgre sin tocar la herida : normalmente. la hemorragia cesa a los 3-5 minutos. Los tiempos más largos son patológicos. Th•mpo de: coagulación. Se determina r.oniendo una gota de sangre fresca en un portaobjetos y pusando por ella. cada 30 segundos. la punta de una aguja n un pelo. En los animales sanos se aprecian. después de 5 a 10 minutos. sutiles filamentos de fibrina . Tanto el tiempo de hemorragia como el de coagulación están claramente aumentados en las diátesis hemorrágicas (pág. 82). así como en las lesiones hepáticas graves. El mímero de tromboc:itus varía. en los bóvidos. entre los límites normales de 250 000 a 750 000.'mm:1 de sangre. Una disminución hasta cifms inferiores a 50 000-100 000 1mm 3 es patológica y muestra el peligro de una posible di:itesis hemorrá gica. El tiempo de protrombina p/asmútica varía. según d m¿todo empleado en su determinación. entre 1S y 20 segundos. El bóvido posee normalmente más protrombina de la que necesita para la coagulación de la sangre; d exceso. aproximadamente del 10 %. ha de ser considerado al c:njuiciar los datos (GORISEK). Por el tiempo de protrombina se obtienen r~f~rencias sobre las necesidades en el aporte de vitamina K. así como del cslado del hígado y sobre l;a tendcncia a padecimientos de diástcsis hcmorrágicas. El aumcnto dc este tiempo cs patológico. El cmllt'llido ele· fihrim )getw p/a.muítico. en Jos bóvidos. que suden reaccionar a las inflamaciones con una intensa protlucción de fibrina. es claramcntc más alto que en las otras especies animales: 500 mg '~• de fibrina en h>s terneros y f>SO mg % en los adultos se considera n cnmo valores medios normales. En las inflamaciones agudas se encuentran cifras bastante más altas. mientras que. por el contrario. en los procesos crónicos, el incremento es moderado. Las repetidas exploraciones proporcionan información sobre el curso del padecimiento. Protdnc1s séric:e~s. El cUIII<.'IIiclo tollll ele proteínas en el suero de los bóvidos varía normalmente entre 6 y R gr 1100 c. c. (valo res más bajos : hipoproteinemia). Las frucciones separables por clectroforcsis del suero muestran que, ya en los animales sanos. la albúmina y la gammaglobulina sobre todo. tienen límites de variación muy amplios:

% (disminución 10-20 %

Albúmina 30-50 a-globulina .B-globulina

en estados patológicos)

5-18 %

-y·globulina 20-50 % (aumento o disminución en estados patológicos).

Aparato circul.llorio

111

Además una scrae Je enfermedades producen varaacaones simult!inc!as en la proporción de proteínas séricas (disprot~incmias). Por eso. este método exploratorio tiene. hasta la fecha. imr.o rtancia secundaria en los bóvidos. Sin c!mbargo. es interesante el hecho de que los terneros con ugammaglobulinemia (falta de la fracción gammaglobulínica portadora de! anticuerpos). son francamente sensibles a las infecciones. sobre todo por E. coli. De la misma forma. el valor de las pruebas inespec:íficas de labilidatl prutt'ica (coagulación de Weltmann. reacción de sulfato de cadmio. formolgclificación. prueba del yodo o del Lugol y otras) es muy limitado c:n los bóvidos. dada la frecuente presencia de procesos crónicos inflamatorios subclínicos. consecutivos a acciones traumáticas infecciosas o parasitarias. Para estos efectos. la prueba más adecuada en la práctica es la del Lugol de WÓolf (GORISEK. SERTlé y ZDELAR). En los casos positivos revela aumento de la gammaglobulina. Esta prueba resulta positiva. sobre todo. en los procesos inflamatorios crónicos de naturaleza exudativa (por ejemplo. en la retículo-peritonitis traumcítica y en la colangitis dil·tmtw/Osa). mientms que resulta negativo en padecimientos no inflamatorios (como trastornos metabólicos. indigestiones alimentarias primarias o alergosis). Cuando coexisten varios de los procesos citados. el valor de la prueba del Lugol es. naturalmente. limirado. Ent'Te las .mbstcmcias conl t'lliclas t•n el suero h(•mcítico se estudian en otra parte de esta obra. la bilirrubina (pág. 176). fermentos sé ricos (pág. 176). urca (pág. 195). nilrógeno residual (pág. 196). Los demás componentes de la sangn: de especial importancia. cuya determinación se realiza en Jos laboratorios o institutos. serán estudiados junto con sus v¡alores normales. sospechosos o p<~tologic.:os. en el tomo correspondiente a enfermedades de los bóvidos al tratar d¡; cada padecimiento. cuando éstos cursen con nwnifiestas vari~aciones \:ll aquellos componentes. Tal puede decirse de los cuapos cctónicos y de la glucosa en la acctonemia: del calcio en la paresia hipocalcémic.:a del parto; del cobre en la ca renda del mismo metal: magnesio en las tctan ius: del fósforo en la osteomalacia: vitaminas en las enfermedades por carenci.as vitamínicas. Las aglutininas del suero aparecen. entre otrus. en las salmonclosis y en las brucclosis. y los anticuerpos fijadores del complemento. en la glosopeda y en la paratubcrculosis. Con frecuencia se utiliza para el diagnóstico de las citadas enfermedades el estudio de una muestra de sangre o de suero en los que se refiere a alguna de las referidas substancias o características. Médula ósea

La exploración de un frotis de la m édula ósea sólo es posible cuando se tiene suficiente experiencia. y no encuéntra aplicación en Ja práctica de la clínica bovina. La obtención de muestras se realiza por punción y aspjración de la médula en el esternón o en una costilla.

Plan de cxploracílin clínica

11 ~

cons idera como normales los siguientes valtlrcs de los ell!mentos celulares de la médula ósea de lo s bóvidt1S adultus: WINQlJI ST

\ ' a lnrl' ' nwcl i 11 'i ( ,, llfl )

Células primitivas Procritoblastos Eritoblastos basófilos y policromát icos Eritroblastos ortocromáticos Promiclocitos Mieloci~os

4.3 l :!.3 '157.3 23'1.8 7.9

l.hni te•.., ( n ; , ..¡ )

2-8 6-17

163-308 104-353

2-14

ncutrófilos

29.0

10-50

eosinófilos

7.3

7-14 13-74

Mctnmielocitos neutrófilos cosinófilos Granulocitos ncutrófilos en cayado neutrófilos segmentados Eosinófilos en cayado y segmentados Granulocitos basófilos

41.4 20.9 82.0 114.6

50-128 49-190

56.7

24-108

1.~

1-14

0-8

Linfocitos

106.9

Monocitos

1.6 9.9

0-4

J:!. 7 o.7lJ

2-29

Células plasmáticas Rcticulocitns Cocil.!ntl.! midoroycsi~: eritrop<>yl!sis

56-163 4-23 0.40-I.K4

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Exploración clfnic:1 del

a:m:~do

ncuno.

114

Plan JI.! explor.tció n clínica

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,.

Aparato respiratorio Generalidades

También en la exploración del aparato rcspi ratl)tio de los bóvidos hay que t ~ner en cuenta varias particularidades. Hay que observar. ante todo, la actividad respiratoria desde un lugar próximo al animal (pasillo de servicio o pasillo de separación). De esta manera se puede prestar atención a cualquier ruido asociado a la respiración. Finalmente. se e.xaminan en d animal mismo las diferentes partes dcl apan.tto respiratorio. siguiendo. sucesivamente. el camino de la corriente de aire inspirada: aire respirado. ollures. fosas nasales y senos accesorios. laringe y faringe. tráquea y pulmones. Además se realiza un examen de.: la p.ared torácica para comprobar la cxist..:ncia de.: posibles al· lcraciuncs patológicas. Plan de la exploración ¡\1/o\'imh•lllo.\' rc•spiratorios

Para examinar la actividad r..:spiratoria se d..:ctúan las observaciones descritas en la página 68. Jndependientcmcnh: de la {rt'cu('ncia, ya consid..:rada en ha exploración general. hay que prestar atención a la intensidad. tipo y rit· mo respiratorios. La imensiclad eh• la n •spiración en los bóvidos se caracteriza normalmente por su vigor. de tal manera que los movimientos respiratorios son así claramente apreciables (volumen respiratorio. 3 a 4 J por movimiento); después de movimientos y trabajos se refuerza considerablemente. Las dificultades en la respiración se acompañan casi siempre de una intensificación de los movimientos. mientras que. por el contrario. disminuye en los estados dolorosos de la cavidad torácica y del espacio abdominal anterior. así como en Jos trastornos del sistema nervioso central. En los bóvidos sanos. el tipo respiratorio es costoabdominal. o sea. que las paredes torácica y abdominal intervienen igualmente en Jos movimientos de la respiración. El predominio o la presencia absoluta de rc!spiración costal se produce cuando disminuye por causas mecánicas la actividad del diafragma (alteraciones en las porciones craneales del-abdomen) o a consecuencia de dolores (trastornos inflamatorios en la zona diafragmática). Por el contrario, el tipo respiratorio abdominal se observa en los procesos dolorosos de la pared del tórdx. · ·- · · -

JI(,

En el rirmu r cspir lllorio normal (t•u¡mea). la inspiración y la cspirac H n ti..:m:n una proporción de 1 a 1.2 : d~sput!s sigue una corta pausa. Las v:.trbciones int~nsas del ritmo respiratorio (desiguales duración e intensidad de los movimientos respiratorios) ~e observan ocasionalmente en l.as ultcracioncs dd sistema nervioso ('Cntrul. El ritmo d ~ Chcync-Stok..:s se caruct..:ri7..t por un período apncico. seguido de mt1vimi~nt os respiratorios que van creciendo en intensidad hasta alcanzar un punto máximo. p.ua empezar luego a declinar hasta la próximu paus:1. de J5 a 30 segundos. las variaciones patológicas en el tipo. intensidad y ritmo de la respiración reciben el no mbre de n •spiracián dificulrosa (disnea). La di:mc.·tt inspiraroria. con predominio de: los movimientos costales y claro alargamiento rdativo de la inspiración. es un síntoma que acompa1ia a las estenosis de las vías re'\piratorias superiores. En esta circunstancia. los animales afectad o~ prescnt:Jn Ja sintomatología siguiente : intensa dilatación de los ollan:s. cabc7.a y cuell\l estirados. extremidades anteriores separadas y violentos movimientos de inspi~ación en la pared del tóra:<, con inmovilidad d~ los flancos y pared abdominal. A veces se escuchan ruidos estcnóticos (v~ase antcril'nncntc). Por el contrario. la dislt('l.l ('.\'piratorhl se origina al dificultarse la espiración. subr.: toJo cn d enfisl.!ma pulmonar. con rredominio de los movimientos abdonainales y relativo alargamiento Úl! aquella fas..:. En este caso SI! pn>úucc la n:spiración doble. o contragolp..: {primera fase : contraccilSn de la pared torácica : segunda fase : contracción úe lns múscul,>s ahdominaks) : con ello se apn:cia un .surco• () depresión par:alclo al arco CllStal. lJUI! no obstante. en hls bóvidos. J:tdo el ~su d..: los prccstómagt.>s. es mc11os :tpreci~abl c como síntnm:.1 que el 4u..: se pres..:nta en el •huc5tragn de los ét¡uidns•: tanto los flancos cnm'l d ano se r.roycctan más o menos int..:nsam..:ntc hacia fu,!ra en el momento de b cspiraci<Sn. y. al mismo t1empo. !iud..: oirse. casi si..:mprc. un esh:rtor regular. En la disn..:a l'spiratoria intcnsa. la bocu puede permanecer t:ambic5n abierta. con la lengua fuera (la JJumada r<'spiradún lnu:a(). En c:asos raros. la boca pcrnl.\nece cerrad .. a consecuencia de procesos dolorosos importantes : entonces toman parte los c-~rrillos hinchándose y desinchándose en la espiración y en la inspiración (los llamados }:lobos de las IIU.'jillas). No obst~antc. en los bóvidos. se presenta con más frecuencia la di.metJ mixta, o sea. la dificultad respiratoria. que se intensifica tanto en la inspiradón como en la espiración. ya que en muchas afecciones del pulmón está disminuida tanto la superficie rcspimtoria como la capacidad elástica pulmonar (tendencia a la producción de enfisema secundario. en la bronconcumoní~. así como a cnfiserr.a pulmonar primario. tras una infección). También Jos trastornos circulatorios (insuficiencia cardíaca. alteraciones valvulares pericarditis o anemias). y muchas intoxiCélciones pueden ir acompañadas de respiración disneica. Ruidos durante la respiració11

Normalmente. en las inmediaciones del animal no se oye ningún ruido referente a la re~piración. Sin embargo, en muchas disneas aparecen fcnóme-

Aparato rc ... pir~t urio

11 7

nos sonortlS duramente manifi~.·sll)S. que J eb¡;u ser aclarados en cuanto a su -.'ngcn y causa. El eslornudu o la expu lsión vioknta y soplantc de airt: por la nariz y boca de fDrma repentina y cona {rl!soplido) se observa a c,lns;::cucncia de irritacionl.!s en d iulcrior de Ja nariz. por acumulación d~. sccrecillnes (catarro nasa)) cuap<.lS extraños (p,tja o parccido.s}. En t!i enfisl!rna p.ulmonar agudo man ifiesto. llls h0vidos lanzan. dcspués de cad.t espiración. un t¡m•jidv prolongad<"'. Ruidv.l~ ,·stenottcvs. Los estrechamientos en las vías respira torias altas conduct:n a ruid <'s sincrónicos con la respiración (estridc>res) qul.! tienen diferente timbre. según la localiiación del punto 4ue dificulta el paso de b corriente de aire. Ruidos de coriza (ruidos estenóticos nasales) se producen a consct:uencia de procesos cstcnosantes en el trayl!cto nasal (influmación de la mucosa. acumulación de moco. sangre o pus y tumores): es un síntoma casi ~onstantc l.!n la fi~brc catarral maligna. y se man ifiesta más clarament~ du rante b in."píración. Para loca liza r ~ ~ origen se proc~dcrá a explorar la nariz (pág. 129). Los estrechamientos ~n la faring.: y glotis se manifiestan c:n rmu¡11idos (ruidos ~st.:n&icos faungcus). por ejemplo. en d infarw de: los ganglios ret rofa ríngcos ,l en lc.)S cst~tdos com~llnsos. C~Isi siempr.: son m~!s intensos l.!n la espiración. y ,,: ~.·sfua7a n al ~omprimir latl.!ralmcnr~ la far ing~. Los c'Sicrtc>rc•s respiratorios Cruith> cstenótico laríngeo). que. en uca~ion~s se observan tras la fatiga corporaL son relativamente frl.!cuentcs en Jos bóvidos. Entre las causas ucsta~an. lu tu ben:ulo~is. actith>micnsis. difteria de los h!rnl!ros. cdem;t y procl.!sos supuratlo:; cnn absccsl>~ en la laringe. etc. Al comprim ir la laringc ~on más altns ~n d hlno. y mas dl.!bile~: si s.: tara un orificio nasal. La estenosis de la tr~iquca '! Jc lc•s gruesos hmnqu ins es extraordinariaml.!nh; rara en los bc.1vidos: -.:n este ~aso se oyen m;js nwrmu/los o zumbidos ) . a veces. lcalizaci\m de las lesione~ originarias: 1:-t tos seca y fuertc tndica que el procc.;so c.stá en las vías respiratorias altas. mientras que. cuando es húmeda y más apagada. se deberá a una bronconeumonía profunda o :.1 pleuritjs, La provocación artificial de la tos se logra mejor con ayuda de la bolsa del hocico (conti:nción de la respiración [pág. 1271. En las lesiones pulmonares graves. la percusión violen~a__
JIH

Plan

d~o.•

c1tplor3,;ión clínk3

accesorios apr.:ci;tbks en lns p.ulmon.:s S\! \!1\tudia en la auscultaciún pulmtlnar (pág. 127}. A in• n •spirmlo Colocando los dorsos d\! ambas manos ddant.: de las aberturas nasaks. se.: comprueba si la t·orrh•me de aire u d uire espirculu es igualmente intensa en los dos lados. Una corriente desigual indica la existencia de una estenosis en el interior d\! la nariz (se comprueba obstruyendo alternativamente un ollar). El aire respirado carece. normalmente. de olor. o. a lo más. éste es dulzaino. suave. u a vacan. El olor desagradable o pútrido es patológico. Cuando se aprecia sólo en un oJiar. la causa estará en la mitad nasal correspondiente: en caso contrario. habrá que buscarla también en la boca {supuraciones dentarias. nccrobacilosis o parecidos) y también en los r .ulmones (neumonía por deglución. gangrena). El olor a frutas en el aire respirc1do se observa en las vacas de leche con acetonemia. No todos los que exploran tienen la misma sensibilidad olfativa frente a este olor a acetona; por ello. esta capacidad debe s\!r comprobada y mejorada examinando pacientes acetonémicas.

1/ocicv Normalmente. tanto el hocico como los oll .. n:s están húmedos. r\!cubiertos de un líquido seroso (producto de las glándulas del hocico). Por tul razón. esta zona aparece relativamente fría. Un hocico seco y más caliente Cen procesos febriles generales) c.s siempre patolúgicu. ln mismo que.: cuando se halla francamente.: frío (disminución de.: la temperatura corp.n ral en el fracaso circul;ltnrio). Los enrojecimientos y las pc!rdidas epiteliales c.:n animales que lo tienen depigmentado Sllll índice de.: fotosensibilidad: las erosiones y anillos necrüticos alrededor de los ollares ~on consecuencia de sujeciones brutales por la nariz. fiebre catarral maligna o enfermedad de las mucosas: finalmente. las aftas correspondc.:n a la glosopeda. La cl~ra tumefacción edematosa en la zona del hocico (cara de hipopótamo) aparc.:ce en la enfermedad maculosa y. a vt!ces en la urticaria. La secreción nasal desecacla, formando un anillo alrededor de los ollares. se observa en las citadas enfermedades y en el catarro de la nariz: pero el mismo síntoma aparece también en Jos estados comatosos y en el botulismo. porque el animal enfermo no p.uede lamerse. Por el contnsrio. el flujo n1sal patológico. que puede provenir de las partes más profundas del aparato respirato rio. se aprecia sólo en los bóvidos. casi siempre. tras cuidadosa observación -examen de la entrada de la nariz. durante algún tiempo, con una linterna- . porque. en general. estas secreciones se limpian periódicamente con la lengua y se degluten. El aumento de las secreciones y las hemorragias procedentes de la nariz se deben a heridas -al ag&rr~r a los animales. introducción inadecuada de la sonda nasal- o a inflamaciones . .tumores o cuerp.os extraños · en las fosas nasales o en sus senos accesorios. Se considerará si el flujo nasal es uni o bilateraL En el primer caso, la salida de pus a borbotones se obsen•a a

11'}

o-

oc 8~. traqut':~l

ln~trumcntos para la obtención tk mu\.~tra~ de moco traqu~·al : di.' Brriba abajo. sonda oral de: Mulla Cd al:tmbrc: pJr3 la torunda c:stá sacado). cokctor d ~ laringt: d e: H.autm:tnn. c:a nula traqul.":ll y :tlam~rc po rtatorundas para l.l extracción crucm:a d.!.! muc-~tras en la tr;ic.tu~·a

Faa.

menudo. por c:jcmplo. c:n d c!mpic.:ma dd sc.:no frontal. La sc.:crcc10n o el exudado se c:xaminan mc.:jor sobre una surxrficic.: de.: cristal (portaobjc:tos). Habrá qu~ considc:rar la cantidad (abundante! en la fic.:brc: catarral maligna y en d empiema de.: senos accesorios). Ctllor (normalmente. claro. sc.:roso como d agua : c:n otro caso. blanquccino turbio. purulento o hemorrágico. con un tono rojo hasta rojo pardo; cuando conticne rcstos dc alimentos. la totalidad es gris verdosa); consistencia (normal: ~tcuosa ; si no. mucos4t. con fltkulos. coágulos o costms): olor (normalm~ntc. no huele.:: cn otro C4lSO. cl olor pucdc scr indcfinido. cuando hay dcstrucción dc cpitcl io. o dcsagrad~1blc y pcnetrantc en no la dcstruccidn dc tejidos profundos) y elementos accesorios (normalmcntc ., contiene.: ninguno; dc lo contra rio. pucde h¡1bcr espuma de finas burbujas. débilmente enrojecidas. en el edema pulmonar; espuma de grandes burbujas con restos alimentarios cuando se trata de.: saliva. y coágulos hemáticos o sangre fresca. así como partículas de.: alimentos y vcrmes pulmonares). De forma análoga a la descrita sc estudia el ~spwo expulsado durante la tos hacia la boca o la nariz. y que debe considerarse siempre como patológico. En determinados casos - sospccha de tuberculosis. actinomicosis o micosis de los pulmones- es interesante procurar el examen bacteriológico o micológico del esp.uto. No obstante. tanto la boca como la faringe de los bóvidos suelen ser muy ricas en micobactcrias y hongos apatógenos. que dificultan. en gran manera. la valoración de los datos exploratorios obtenidos en el esputo o en las muestras de moco tomadas allí; por ello son preferibles par.a este fin las muestras del moco traqueal Para obtenerlas se utiliza con preferencia la sonda bucotraqueal de Müller (fig. 85). que se introduce con el añimal bien fijado y mantenido con el cuello y la cabeza estirados. primero siguiendo el paladar para pasar sobre la tuberosidad lingual. hasta llegar a la faringe. En

1:!0

Plan de c:
rll> . Sh.

or.•l d..:

~hi lla.

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'IUI.'a

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Fu; . 87. Momento coloc:u la torunda en el tubo de cn:-.ayo

d~

este momento, el operador sujeta la laringe con la mano libre y mueve la sonda, siguiendo esta guía. hacia delante y atrás. •buscando• (fig. 86). La entrada en la tráquea se aprecia bien a través de los anillos de la misma ; ~r otra parte. cuando se ha introducido correctamente, el animal reacciona tosiendo de manera

l \ ~tl"1 ¡\ lf 1

1 10. SS. Seno.. .H:~o:t:~orio.. en lo, hthtdo, (~11u l , pordón .lhor.ll dd ,(110 n.t,.tl . :11ul o ..curo . mt>r.túu y violcl.a, porc:ionc:.. or.tJc, tkl mt,mtl : .1m.anllu. ,~·nn m.t'ill.u : s>.mJu. ,~·nu n.a.... l J ur...al

F1o. 89.

Situación y cun.o del esófago (p:1rdo). a f como topogrnHa del corazón en un bóvido

Aparato

re!opi r~tt orio

t~t

inmc.!diata. Ll~gado ~Sh! momento. la varilla que lkva la torunda se empuja un poco y se mueve en la tráque:.1 varias veces hacia arriba y hac ia abajo. con In cual se o riginan violentos estímulos tu. ígcnos. y la torunda se emp:.1 pa con d moco o con el exudado. A continuación se reti ra la va rilla. hasta introduci rla en la vaina de la sonda. r~sguardándola en ella y extrayendo. por último. todo d aparato. Para termin:.1r. se lleva la to runda. con las precauciones de asepsia n:.lturales. a un tubito de ensayo (fig. 87). Los proced imientos crue ntos p:tra

obtener estas muestras propuestos. •en los métodos de lucha contra la tubl!rculosis,, r-or V oN Ü STERTAG. y que se reali7.aban con la ayuda de la llamad a cánula traqueal. que se im¡:lanta en la zo na ventral del cuello. en el interio r d e la traquea. así como el fundamentado en el colector del moco faríngeo (fig. 85). han sido totalmente abandonados. dadas las man ifiestas desventajas que mostraban. Asim ismo. la sonda nasotraqueal de goma de V oN H oNt:. utilizada para los mismos fines. hoy sólo tiene impo rta ncia histórica.

Fosas nasalt!s y senos accesorios

·-

La exploración de las fosas nasales incluye la inspecc1on de la totalidad de la nariz y de la regió n fronta l. así como su palpació n y percusió n externas.

Pl.tn de explorad'-~ " clínica

El interior de ha nariz puede er sondado y observado por cndoscopia: en caso necesario está indicada tumhién la trepanación exploradora de los senos frontales o maxilares. En la inspc.•cción exrenw hay qut: p¡cstar atención a has heridas y erosiones (actinomicosis. osteo fibro ma o osteosa rcoma. empiema y cenurosis). Los aumentos de volumen se examinan por palpación para apreciar la consistencia. facilidad de d~slizamiento y sensibilidad al dolo r. La percusión de las fosas nasales y de sus senos accesorios. ent re los que descatan por su impo rtancia los d os frontah:s. se realiza con el extremo ro mo de un pcquet1o martillo percutor (fig. 90). comparando siempre el lado izquierdo con el derecho. Normalmente. sobre los senos se aprecia un ruido alto y claro. s in dolor manifiesto. El empiema o rigina. po r la plenitud del seno debida al contenido purulento. una matidez y. casi siempre manifiesta sensibilidad dolorosa. La pt~rmeabili­ clad de la ví:l nasal se comprueba introduciendo una sonda para bóvidos. más blanda y fina ( 16 mm de diámetro) que la utilizada para los c!quidos. El interior pucde inspc:ccionarse sólo a simple vista y con una linterna en su cuarta parte anterior. a(:roximadamente: para reco nocer posibl~s anormalidades en zonas más profundas se recurre a la rinoscopia. por ej..:mplo. con el endoscopio

<9

Fsc . 91 . Jnstrum1.-ntal para cndoscopia d e las cavidades orgánicas. De arriba abajo, troca r para introducir el endo copio en Ja cavidad abdominal, endoscopio d e Li~ss. c:abl\! de contacto ) transformador c:on regulador de tensión

de Liess (fig. 91). y con este método pueden obser\'arse también la laringe y la faringe. El aparato se introduce por el meato nasal del animal. previamente tr.t- · tado con tranquilizantes (pág. 24) y que se anestesia. además. superficialmente. (pág. 26). hasta llegar a la faringe. y. una vez allí. se inspecciona el interior

Aparaln

F u ;.;;_ 91 y 93.

r~ ,p iralurio

123

Fa r in~oto

y llringoscopia con d espéculo tubular. lzt~uic rda , fijación y explorac ión : dl!r~ocha. cuadro cndo:~eó p ico de la laring.:

según la necesidad. moviendo el instrumento hacia delantl! o atrás o dándole vudtas. En el interior de la nariz habrá que prestar atención al enrojecimiento. tumdaccionl!s. nódulos. pústulas. erosiones. úlccms. heridas y cicatrices de la mucosa. así como a la presencia de secreciones. sangre o pus. y de tumores o di! cuerpos extrai1os. En los s,·tws acct•sorios los padecimientos más corrientes de los bóvidos se: centran en el seno nasal. dividido. aprmdmadaml!nte. desde el centro de la frente en dos mitades. derecha e izquierda. por una lámina ósea (fíg. 88). La apertura de estos senos. divididos interiormente en dos o trl!s compartimientos nraks y en otro paranral. con fines diagnósticos. se reali7.a. bien separando d cuerno akctado. o por trepanación . La técnicu operatoria se describe en el tomo de enfermedades de los bóvidos. Farin¡.:t• y /arill~!C'

Pum su examen. se recurre a la inspección. así como a l~t palpación externa e interna. Además. hay que considerar las características de la voz del paciente. La inspección externa p.roporciona sólo datos apreciables cuando existen manifiestas variaciones anatómicas en la región de la faringe y de la laringe. La inspección interna con el endosco¡:,io (fig. 91) es relativamente aplicable en )a práctica; la observación con ayuda de un espéculo tubular de amplio diámetro y resistencia. que se introduce por la boca. proporciona. por lo menos. iguales resultados (figs. 92-93). Hay que prestar atención a las anormalidades en la mucosa. asimetrías o aumentos de volumen. sobre todo en la entrada de la laringe (edema. tuberculoma. actinomicoma. membranas difteroides) y en 1~ hendidura faríngea (abscesos. ganglios retrofaríngeos). Con ayuda de una

Plan t.k cltplnración clínica

cucharilla i ntroducid:.~ u truv¿s dl.!l espt!culo ru~dcn tomurse. hajo observadón directa . en caso necesario. pe4ueñas muestras de tejido. para dc<.:tu;tr ulteriores i nvcst igacion..:s. En /a palpación ex1am1 hay que c!xaminar las posibks scnsihilidades dolorosas. asimctri'"ts. así como los aumentos de volumen en las Zl1nas de la faringe y laringe. comprohando. al mismo tiempo. si los ruidos estl~nóticos existentes (p:íg. 117} se rduc:rzan al incrementar la presión externa. Ap~rtc esto. se inspeccionan tambi~n por la palpación los ganglios regionales (p:íg. 88). La ulterior palpaciún i111~r11a permite obtener información sobre el tamaño y con. istenciu de las lcsionc:s. así como de los posihks defc:ctos de: hls partes rrofundus. y permite también explorar con el dedo el interior de la laringe. Más . detalles sobre esto se darán en la exploración de la cavidad bucal (p:íg. 140). Normalmente:. las hembras vacunas dejan oír su \'V: o bramido relativamente con poca frecuencia. sobre todo antes del suministro de alimentos. durante el mismo y a la hora del ordeño. así como durante: el celo o cuando ~e les quita el tern..:ro. Los terneros pequc!ños balan con más frecuc:ncia . Pl1r el contrario. los toros adultos emiten comúnmente bramidos y rugidos agresivos. Un comportamicnto parecido. con bramidos permanentl.!s y repetidos. a h., largo de distintos períodos. lo muestran las v:tcas con degeneración ovárica de grande~ quistes (ninfomanía). a las que se llama l>rcmwclurns: J:Or el contra· rio. el hramido de la vaca con rabiu es más suavt: y prolongado. y a veces sube de tono. Los tumores en la cavidad craneal pul.!dcn producir pérdida de la voz o influir sohre l.!lla. Los gemidos (largos quejidos o bramidos. ~uspiros ~o rtos} se ohserv¡m en padl.!cimiento~ gravl.!s. y casi siemprl.! dolorosos. situ~t­ dns en el inh:rior o fuera del ap.arato respiratorio <enfisema pulmon¡tr. neumonía. rctic-u/u-p('ritonitis trmmuitica y otras). T rcíc¡uea S<11u es ascquihlc a la l.!xploración la porcton cervical de la tráqul.!a. que ~e examina por in.rp<•cciún. pa/padcí11 y. en caso necesario. por mtsndt 1tcicín. Hay lJUI.! prestar atención a las heridus. variaciones de volumen y sensibilidad a la presión. Los ruidos estenóticos (pág. 117) l.!n d interior de la tráquea son muy raros en los bó\ idos. y se localizan mejor con el fonend oscopio. El sondai<' para fines exr:loratorios no es corril.!ntc en estos aninmles. Para lo rdati vt' a la obtención de muestras del moco traqueal. véase página 119.

Pulmmu•s y pleura

Para Ja exploración de los pulmones y de la pleura se recurre. además de al examen de los movimientos respiratorios (págs. 68 y 118). a la percusión y aus· cultación del campo de proyección pulmonar. Este último método proporciona datos más precisos si se contiene previamente la respiración del animal du· rante unos momentos. Para la diferenciación etiológica de un padecimiento pulmonar diagnosticado clínicamente son precisos. al mismo tiempo, Ja prueba

1:!5

tub\.!rculínica. d exam~n de las h~ct:s para los vt:rmes pulmonares o la obtcnciün de una muestra dd moco traqueal. Sólo en casos muy concretos es im· prescindible una punción de la cavidad torácica o una rocntgenografía de los pulmones. Campo pulmonar. En los bóvidos. además dd ca mpo torácico ~xistt: tambi~ n un ca mpo pulmona r preescapular (fig. 94). Este último está debajo de la musculatura de la csp:.l lda. y st: extiende desde la articulación dd hombro hasta la mitad de la escápula. aproximadamente: según d grosor de los mús:u-

FIC; . ~ . Zon~1 pn:.:~apu iM y tor:1cica dd pulm,\n de lo' hóvido'\ (linea d e tróllO continuo) : en nt.1 última. 1a lona vcntr:tl con l.1 m:liKkt c:.mJflca rclativ.1: arcada co, tal. Hn ~·a d e tr:11.o' Interrumpidos

los y el estado de carnes dd animal. ti~ne una anchura entre 2 y 5 dedos. Para la exploración clínica desempeña un papel secundario. El campo pulmonar tor.ícico es relativ-amente pequeño en los bovinos. dado el escaso número de costillas ( 13 en los bóvidos. 18 en los équidos) y la posición del diafragma. Está limitado. dorsalmente. por el borde laten.tl del músculo dorsal. y cranealmente. en la parte superior, por la orilla caudal de la escáp.ula y por los an· cóneos en la parte baja. Según el estado de carnes y la musculatura del paciente. los límites anteriores describen una línea convexa cranealmentc o inclinada ; los animales muy bien alimentados muestran esta línea en forma de arco. suavemente dirigido en sentido caudal. Los límites posteriores del campo pulmonar se extienden desde el extremo-superior del penúltimo espacio in· tercostal (XI). describiendo un ligero arco que pasa por el centro de la 9! cos· tilla y alcanza. aproximadamente. dos anchos de dedo por encima de la punta del codo, para junlarse con la línea del límite anterior y de la zona de matidez

Plan ,,k ~~plorac:ión cHnic;\

cardíaca (fig. 7 J ). Por el lado derecho. la parte supaior Jd Hmit~ caudal ~e extiende. generalmente. algu más hacia atrás. por el ancho de uno o dos dedos (aprox imadament~. sobre la 11." costilla) que en el lado i1.quierdo. en el cual se empuja algo hacia delante por la masa de los prcc:srómagos (aproximadamente. sobre la 11 .• costilla). Pt'rcusidn. Se realiza en un ambiente tranquilo utilizando un martillo pequeño y un plcxímctro que no rebase. en anchura. la de los espacios inlercostales; también pueden emrlcarse los dedos. Para obtener resultados seguros se necesita práctica y experiencia. Los golpes se dan con el martillo sujeto entre el dedo pulgar y el índice. dejando que la mano se mueva libremente por la articulación de la muñeca. De este modo se golpea con suavidad sob re el plcxímetro. sujeto firmemente sobre su posición. Para distinguir los límites pulmonares se percute con suavidad. al objeto de diferenciar con toda claridad las calidades del sonido. Normalmente. en la región del campo pulmonar se produce un sonido claro (•sonido pulmonar lleno•). El radio de acción de la percusión en la profundidad del tórax se extiende sólo hasta 7 cm. aprox imadamente; las lesiones situadas a mayor profundidad apenas son determinables por el método. Para originar una matidez. las condensaciom:s del tejido pulmonar han de tener. por lo menos. el tamaño de un huevo de gallina hasta el de un puño. Primeram~ntc s~ comprueban Jos límites caudah:s dd ca!llpo pulmonar pnr medio d~ la pt.n:usión lwri:.vma/ (fig. 95. líneas 1-5). Es más fácil en el lado derecho. donde el campo se limita por la matidez hepática (pág. 174) y la del librillo (pág. 162) que c:n d lado in¡uierc..lo. donde puede obtenerse un sonido pen:utnrio parecido al pulmonar en la 7.ona dorsal de la p:.anza (pág. 149). El campo pulmonar torácico se extiende en dirección caudal. en el enfisema pulmonar local n g~neral y en d neumotórax . Por el contrario. se dirig~ hacia delante en la sob recarga de los preestómagos. dilatació n y torsión del cuajar o del ciego. aumento del tamaño del hígado. 41Sdtis ~ hidroamnios y en la gestación avanzada: las pericarditis elevan hacia arriba el límite desde su parte ventral. Seguidamente se pnx:ede a la percusión \'<'rtical. que se inicia a lo largo de los límites craneales del campo pulmonar (fig. 95. línea 6). para seguir progresivamente en dirección caudal en los espacios intercostales (fig. 95. líneas 7-13). cada vez. de arriba abajo. para determinar así las p:osibles alteraciones de los sonidos ¡;ulmon:ues normales. Hay que prestar particular atención a la zona situada inmediatamente por detrás de la matidez cardíaca (pá· gina 95). en el campo pulmonar. que es la que se llama sector de con1e11ido gaseoso (fig. 95. líneas 6-8). El sonido alto. hasta timpánico. se produce sobre zonas enfisematosas (más o menos extensas) y cavernas llenas de aire (local). así como en el neumotórax (general). Las matideces circunscritas aparecen sobre focos neumónjcos hepatizados. grandes nódulos (leucosis o tuberculosis de los ganglios externales). en la zona correspondiente a porciones gástricas prolapsadas, así como en el intenso engrosamiento de la pleura. La acumulación de líquidos (hidrotórax) o de exudado purulento producen matidez en

1~7

b zona ventral dl!l campo pulmonar. con unos límites dorsales. genl!ralmente muy claros. por una clara línea horizontal. Para la pt•rcusión du/ormm se utiliza un martillo percutor pesado o. en caso dado. uno ligero de carpintero ; por lo demás. se procederá como en las r.ruebas dd dolor para los cuerpos extraños (pág. 158). Con este procedimiento se produce dolor en el campo pulmonar. sobre todo en las pleuritis (que. circunstancialmente. pueden ser tr
Ftci. 95 . P~ rcu"i,) n en la /.Olla ruhnon.u toractca . Uru ve¿ fiJados lus limite' calk.l.Jics r or J"~rcu ~iún ho r iLontal CHnea
O = dar o pulmonar : p rogrc~i va

ha ~ la

ocasiones se produce también tos. Las pulmonías p.uras. po r el contr.uio. son prácticamente poco dolorosas. Auscultación. Para auscultar el campo pulmonar se utiliza un fonendoscopio. por ejemplo. el de Gotze. pero también es posible la auscultación di· recta. aplicando el oído a la pared torácica cubierta con un p.añuelo. Con la campana del fonendoscopio aplicada fuerte y uniformemente. se van examinando ambas partes del campo pulmonar. empezando por la parte dorsocraneal, para continuar en dirección caudal. con intervalos de tres a cuatro dedos. y luego hacia abajo en líneas sucesivas, procurando auscultar en cada p.unto. por lo menos, uno o dos movimientos respiratorios. La mano libre se apoya sobre el dorso del animal. Se consigue hacer más manifiesto cualquier ruido respiratorio patológico recurriendo a una conlención pasajera de la

1~te

Plan d..: cxpiMa::ión clin il.'a

FH •. ')6 .

Conh:nd,\u

J~:

respirucum. Para dlü se

1:1 n:,piraci,)n con una hol-;a t.k lo:Oill3 p.tr:l rdorl:H lu-. r u1do.¡ pulmon:l rl.'s

coloc~t

al paciente! - tapándoll! el hocico y la bocauna bolsa de goma fácilmente dilatable. que se mantic.!ne en su posición hasta observar en el animal síntomas de intranquilidad (fig. 96). o se le tapan los ollares con un par1o humedecido. Tal contención de la rcspiraci<.Sn dt:be ser evitada cuando se ha diagnosticado. por la percusión. un enfisema pulmonar. rara no empeorar el curso del p.roceso. En la auscultación - para la cual se de· bcn uprovechar. sobre todo. los primeros movimientos res piratorios profundos que se realizan tras contener lu entrada del aire- . hay que prestar atención a la exacerbación de los ruidos respia~torios normales. así como a la posible aparición de ruidos patológicos y al tiempo necesario para que el animal re· cupere la normalidad en la actividad respiratoria: también hay que observar la tos que se produzca por la citad~ contención (pág. 117). Ruidos respiratorios normales. La figura 97 muestra la distribución de Jos ruidos que se escuchan normalmente sobre el campo ¡;ulmonar. El murmullo vesicular se ausculta sólo de forma predominante en el tercio dorsocaudal del campo torácico. Por el contrario. en el resto de la zona. así como en la pr(!escapular. se escucha en Jos bóvidos un ruido respiratorio mixto, formado por el murmullo vesicular. jun~o con la respiración bronquial propagada. El murmullo vesicular es un ruido respiratorio que se puede imitar poniendo

Apar.1to

re~piratoriu

12')

los labios como para pronunciar la ktra V. y se origi na por el múltiple choque de la corriente de ai re en los bordes dd árbo l alveolar. Por el contrario. la resp.iración bronquial es un ru ido cstcnótico que se produce en el sistema tubular relativa mente rígido. compuesto por la tráquea y bronquios. y que se: imita fonéticamente pronunciando en la espiración la letra ch. y se debe a los torbellinos de ai re que se forman en los estrecham ientos naturales de las víus respiratorias altas. Tras contener la respiración. tanto el murmullo vesicular como la respiración · mixta se refuerzan considerablemente en la auscultación. Ruidos respiratvrius plUológicvs. El murmullo vesicular se debilita o dc:saparcce cuando la pared torácica es muy gruesa (ani males cebados. edemas. engrosamientos pleurales) y en aquellas zonas en las que el tejido pulmonar no contiene aire (neumonía. edema p.ulmonar. qu istes equinocócicos). La respiración vesicular reforzada se ausculta. por el contrario. en la disnea (i nspiración profunda) y sobre zonas pulmonares enfisematosas. El soplo bronquial aparece reforzado. sobre todo. en las estc:nosis de las vías respiratorias altas (laringitis. traqudtis. bronqu itis). y entonces puede enmascarar completamente. en dctc=rminadas circunstancias. el murmullo vesicular. Sobre las zonas neumónicas se ausculta mejor. gracias a la más fácil conducción de los ruid os por los h:jidos hepatiwdos (soplo tubárico).

Fu;. 97.

Oi~tribución

de los ruid os rcspir:uorio normales !'obre el c~ampo pulmon:1r tor:ícico: • = murmullo vesicul.tr. e =rcspir.1ción mixta

Además de las citadas variaciones de los ruidos respjratorios fisiológicos. han de considerarse como patológicos todos los ruidos accesorios relacionados con la respiración. Los estertores o crepitaciones de burbujas finas se produ9.

R osENIIUGEII :

Explor:u:lón clfnica del aan::ado vacuno.

1JO

Plan de exploración clínica

c~n

al pasar la corriente de aire por las hendiduras alveolan:s y los pequeños bronquios. en el ~nfisema pulmonar. edema y la neumonía reciente. Los t!Stertores húmedos se auscultan sólo rara vez en los bóvidos. Se producen cuando los bronquios contienen líquido. a través del cual burbujea d aire (edema pulmonar. hemorragia pulmonar rccic11te. bronconeumonía catarral inicial. verminosis pulmonar. neumonía por deglución). El ruido se oye como burbujas. crujidos o borboteos. y se diferencian Jos estertores de pequeñas y grandes burbujas. Los procesos innamatorios. dado su alto contenido en fibrina. dan casi siempre al aparato respiratorio de los bóvidos una consistencia áspera. y forman en los bronquios tabiques y prominencias que vibran al paso del aire. originando los ruidos crepiumtt•s sl!cos. Éstos. que se manifiestan como gemidos. pitidos. sibilancias o ronquidos. suelen permanecer largo tiempo con el mismo tono y en el mismo emplazamiento, al contrario de lo que sucede con los crep.itantes húmedos. y acompañan a la brvnconeumonla cutarral y a la purulema a\·anzadas, así como a la neumonía crupal. No obstante. cuando tales ruidos permanecen en el mismo sitio durante varios días. o hasta semanas. habrá que considerar la existencia de graves lesiones anatómicas en el terreno pulmonar. como nódulos tuberculosos. abscesos. quistes de equinococos u otros parecidos. Al moverse las hojas pleurales. alteradas por los procesos inflamatorios. se producc:n. raramente en Jos bovinos. manifiestos ruidos de roce (frotaciones. raspaduras). p.orque los exudados acumulados en el espacio pleural impiden el roce o lo disminuyen. Los ruidos siguientes. que rued\!n apreciarse \!11 la auscultación de los pulnmnes. no dcb\!n considerarse como ruidos respiratorios acccs"uios; temblorcs muscularcs (sacudidas dc la coampana dcl funcndoscopio). crcpitaciones de los pelos. degluciones. eructo. rumia o movimientos de los r.rcstómagns. La n•cupt•rud/m n•.,·pirmoritt después de la contención . o sea. el tiempo que se mvierte en recuperar la frecuencia normal. cs. (X,r lo general. de uno o dns minutos. siendo patológicos Jos períodos más largos. Entre los métodos exploratorios adccuados para comprobar la etiología de un padecimiento pulmonar diagnosticado se hallan d t'Xamen de las hec<'S. para comprobar la existencia de \'t!flllt dd pulmón que se estudia en la página 172. y la obtC'nción d(• mueJ·tras de moco trcu¡m•cll, que se trata en la pág. 119. Para la prueba tuhacu/Fnica illlradérmica se recorta el pelo en una superficie del tamaño de una caja de cerillas. a un ancho de mano por delante de la espina de la esr.alda. aproximadamente a la mitad de su altura. y. tomando un pliegue cutáneo. se mide con un cuthpetro de muelle. Luego se procede a la inyección intracutánea de 0.1 c. c. de tuberculina en el centro del pliegue. empleando una jeringuilla de tuberculina a propósito (tal como el instrumental de Stuttgart); la posición correcta del líquido en la piel se comprueba palpando con el dedo (es fácil notar un abultamiento como una lenteja). La reacción debe leerse no antes de las 72 horas ni después de las 96. Para ello se vuelve a medir el grosor del pliegue cutáneo en el punto de la inyección (ob~eniendo la cifra del incremento real al restar las anteriores). y se comprueba la sensibilidad dolorosa en la zona apretando suaYemente la piel entre los dedos. 1 .\'

131

Aparato n:-.piratoriu

Los datos se valoran de

a~uerdo

con el cuadro siguit:nte :

Negativo; Aumento de grosor inferior a 1.5 mm. Punto de la inyección. indoloro ; sin otras alteraciones. Dudoso :

Aumento de grosor inferior a 3 mm. Punto de la indoloro: no hay alteraciones manifiestas.

Posit ivo:

Aum~nto d~

in y~~.:ción .

casi

grosor superio r a 1.5 mm. Punto de la inyección. débil o intensam~nte doloroso~ algo pastoso o francamente blando. Con o tras alteraciones o sin ellas (aumento del calo r. enrojecimiento. infarto de los linfáticos. exudación).

Para dif~renciar en los bóvidos las r~acciones positivas tuberculin icas inespecíficas (es decir. producidas po r M . tuberculosis avium, M . parutuberculosis o micobacterias apatógenas). que se observan a veces. de las específicas (por inf~cción co n NI. wberculvsiJ· bo,·is u lw minis), es adecuada la tuberculización simultánea con tuberculina bovina y aviar en dos puntos distintos. Hay que aceptar una reacción inespecífica cuando. siendo negativa o dudosa la reacci6n a la tuberculina bovina. d a uml.!nto del grosor de la pid en el punto de inyecció n de la a viar es de 3 mm o superior. o cuando. con reacción positiva a la tuberculina bovi na. la de la a via r es n. a veces se obtiene poco Uquidu o no se obtiene ninguno. La muestra de la punción se cxamin~• respecto al color. olor. consistencia y composición : trasudado (seroso. claro. sin olor y líquido). ex udados (turbios. purulentos. con coágulos. conti~nen fibrina y células: a menudo. mal olor) o sangre. La exploración rm•nt;.:eno/úgica del tóra x se aplica s'">lo en los puntos do nde se dispone de las instalaciones adecuadas rara el caso. Los datos que proporcionan pueden ser interesa ntes cuando existen focos tuberculosos calcificados. quistes de equinococos. así como lesiones traumáticas pulmo nares JX>r cuerpos extrdños procedentes del estó mago. y fract uras de los huesos torácicos y otros más.

Pared torácica En la exploración del aparato resp!!ato rio hay que prestar atención también a la pared del tórax. para descubrir posibles enfisemas cutáneos, edemas. hematomas (págs. 80 y 81). así como fractums de costillas o del esternón y heridas abiertas, que pueden tener relación con los padecimientos del aparato respiratorio.

132

Pbn

d~

explor3ción clínica

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Aparato digestivo Generalidades La posición particular de: la clínica de los bóvidos se: fundamenta. sobre trato digestivo de estos animales. todo. en las características propias del ap& Para comprender las polifacéticas alteraciones. sobre todo en el territorio de los preestómagos. se requieren conocimientos básicos de anatom(a del aparato digesti~. fisiologra de los fenómenos de: la digestión. así como de: las p.articularidades de la alim\!ntación. Durante la explo ración dd aparato digestivo se: observan. desde lejos. las siguientes funciones. interrogando sobre los detalks : apetito y toma de los alimentos. sed y b\!bida de líquidos. rumia. erupto. vómitos y defecación. Despul.!s el que explora se acerca al animal. y examina sucesivamente el mismo camino que r\!corr\!n los alim\!ntos; cavidad bucal. faringe. esóf•tgn. panza. bonete. librillo. cuajar e intestinos. Por último. S\! exploran d hígadu. cavidad abdominal y pared c.Jd vientre. La exploración complementaria del alimento. líquido de panza o mu'--stras d\! h\!ces sude ser de gran valor para el c.J iag.nóstico de padecimientos en d aparato digestivo. En determinados casos es necesaria la punción de abdomen. la htparo'ieopi;t. así como la apertura y explor'"tcit)n de la cavidad abdominal y de lus preestómagos.

Plan de lo exploración A pelito

El impulso o instinto de ingerir alimentos se considera. con razón. como uno de los síntomas de mayor importancia para la salud del animal. Normalmente. los bóvidos que no están satisfechos ingieren. el pienso que se les ofrece. con voraz apetito. rápida y totalmente. sin interrupción. siempre que el pienso sea suculento y conocido por el animal. Muchos bovinos. por ejemplo. des· precian alimentos concentrados •extraños,., pese a que tengan unas caracterís· ticas perfectas y buen sabor. Por ello. para comprobar el apetito se deben ofrecer al animal sucesÍ\~amente varios piensos (hierba. heno. ensilado. remolachas. recortes o peladuras) ~ entonces se observa cuál de ellos se prefiere. Esta prueba no se sustituye simplemente por el interrogatorio del dueño. ya que el contenido del pesebre vado puede haber sido ingerido por los animales de las plazas vecinas. Además. es muy importante observar todo el proceso durante la in· gestión del pienso (pág. 135). Según el tamaño carporal y la situación (período de lactación. gestación) de cada animal. así como la composición del alimento

Aparato digc,tivo

l.U

(sobre todo su contenido en hidratos de carbono. proteínas y fibra) . la cantidad total del día. sumando los tres piensos fundamentales . varía en los bóvidos. Para un establo de animales adultos se administran. aproximadamente. 5 a 10 kg de alimento grosero. 3 a 8 kg de concentrados y 20 a 40 de verde. melazas o de remolacha. La aust"'ncia o disminución dd apetito puede tener funda mento en la calidad del pienso (estropeado. podrido. mohoso. helado o sucio) o en un p.adecimiento del aparato digestivo. que disminuyen la prensión o utilización del pienso (inapetencia primaria). pero no obstante. y en no raras ocasiones. el apetito defectuoso se debe también a circunstancias accesorias (alimentos no corrientes. celo. ambiente extraño). o a padecimientos de otros órganos no relacionados directamente con el aparato digestivo. sobre todo cuando está trastorna4o el estado general p.or procesos dolorosos infecciosos o tóxicos (inapetencia secundaria). Se distinguen los siguientes grados en los trastornos del apetito: Apetito disminuido. El animal come csin alegría• o ingiere sólo una parte de la ración en los padecimientos poco serios. A pelito ~·ariablt!. Corresponde a procesos de curso también variable o a un padecimiento recidivante (por ejemplo. dilatación dd cuajar. cuerpos extraños clavados superficialmente en el bonete). Jnapett'nciu complt•ta u cmort•xia. Se obser...-..t en las enfermedades graves permanentes. El apt•tito que se dirige sólo a determinados alimt'ntos, así como el apt•tiw mu,rmal (pica. alotriofagia) por productos extraños se deben a trastornos metabólicos o carenciales. sin que haya especificidad para uno de ellos. Así. el lamer y roer las partes inmediatas. beber aguas sucias. ingerir excrementos. tierra. m~ldera. pelo. y otros. es indicación de insuficiente aporte de sales minerales (cloruro súdico. fósforo) o de oligoelementns (cobre. cobLllto). y son hechos que se observan también en la acetonemia. La rt'cupercwión del apetito es un signo de fa vorable pronóstico. Para confirmar las sosr-cchas de inadecuación cualitativa de los alimentos. o hasta de toxicidad . se recomienda enviar una muestra del pienso (0.5 a l kg de todos los componentes de la ración. empaquetados aparte) a un instituto especializado en tales investigaciones. En el informe que acomp.aña a la muestra hay que indic;ar. junto con los síntomas de la enfermedad presente. la cantidad que los animales reciben diariamente de las distintas partes. y la carencia o el tóxico que se sospecha existe.

Ingestión de los alimentos Si es posible. se efectúa la observación con el animal en su plaza. comprobando su comportamiento para compararlo-con los vecinos sanos. En particular hay que prestar atención a los siguientes: Prensión de los alimentos. Los bóvidos toman el pjenso fundamentalmente con Ja lengua. y las harinas, también con los labios. Esta operación. que nor-

J36

Plan de exploración clínica

malmente se realiza con actividad, esti trastornada o disminuida cuando hav dolor en la cavidad bucal (inflamaciones. heridas o infecciones de la lengu,;. fracturas maxilares. cuerr-os extraños). así como cuando la musculatura de la masticación está contraída (trismo. como en el tétanos) y en los espasmos y parálisis (rabia. intoxicación por plomo)~ además. en el botulismo avanzado la lengua cuelga fláccida fuera de la cavidad bucal (fig. 51). Masticación. En Jos bó\'idos tiene más significado de moler o triturar que de morder. y es más superficial durante la ingestión de los alimentos que durante la rumia (pág. 137). Los trastornos de la masticación pueden ser originados por los más diferentes procesos inflamatorios dolorosos y por lesiones no inflamatorias de la lengua (actinomicosis. glosop.e da. fiebre catarral maligna). de Jos dientes (inflamaciones en la cavidad dentaria. muelas superpuestas) o de las mandíbulas y carrillos (actinomicosis. abscesos. fracturas. cuerpos extraños clavados). También los Uamados espasmos o parálisis de los 1111Ísculvs masticadores disminuyen o dificultan la masticación. En aquellos últimos. sobre todo en el botulismo. el alimento puede caer de la boca. La masticación permanente en vacío aparece por alteraciones dd sistema nervioso centr•.ll. y puede originarse. por ejemplo. en la intoxicación p.or plomo (movimientos de masticación como para cortar. cmanía de masticar•). en la forma nerviosa de 13 acetonemia o en los abscesos cerebrales. Degludún de los alinu•,uos. El bolo alimentkio se transporta por el lado izquierdo del cuello en dirección al estómago. gracias a ondas peristáticas. La deglución puede ser dificultosa o imposible. por padecimientos en la zona de la faringe n del cs,Sfagn. Suele trat;arse de lesiones originadas por cuerpos ex· trailos cort.antes u obtusos. tales como heridas. edemas. flemones. abscesos o. tamhién. por la presencia de ganglios linfáticos infartados y. asimismo. ocasio· nalmentc. por los llamados (!Spasmo..· o partili.\'i.\·. Los trastornos de 1 ~' deglución se m;anifiestan por sialorrca. sofocaciones. quejidos. tos y ucumula\.:ión de píen· so entre lus carrillos o en la far inge (e hacer huchea); a \Cces. el alimento cae de la boca o se expulsa por las narices (n:gurgitación). Si existe disfagia. hay que pensar siempre también en la rabia. Cuando en un paciente se observan algunas de 1as citadas anormalidades. se procede (menos cuando se sosr-echa de rabia) ulteriormente a determinar las causas por medio de la exploración de la boca y faringe (pág. 140). Así como el esófago (pág. 142). Sed

Los bóvidos adultos. durante el perfodo de alimentación seca, necesitan al día de SO a 60 1 de agua, y durante el período de verde. de 25 a 40 l. Cuando la temperatura ambiente es muy elevada, sobre todo en el pastoreo en los días calientes y soleados. las necesidades aumentan considerablemente. La sed está incrementada en los animales con alta producción de leche. así como en la diarrea. o en los padecimientos febriles o exudativos y en Ja insuficiencia renal. Como quiera que, modernamente. en los establos los animales beben el

Aparato dice tivo

137

agua \!n b~b~t.kros automáticos. a menudo no es posible conocer datos exactos sobre las cantidad~s de líquido ingerido~ en caso necesario se retira el bebedero y se les administra el agua a los pacientes por medio de un cubo.

lngest ión de agua La obsen~ación se realiza. prd~rl!ntemcnte, con un cubo (agua clara. ligeramente tibia). Los animales recién cstabul:.tdos no están muchas veces acostumbrados a la utilización de los bebederos automáticos y necesitan un apren· dizaje: en los toros. el anillo nasal puede estorbar. La ingestión de alimentos blandos o líquidos se ve perjudicada. casi siempre en las fases avanzadas de las enfermedades antes citadas (caen de la boca). por lo cual. tales pacientes prefieren otros alimentos reblandecidos. En muchos p.rocesos dolorosos de la cavidad bucal. por ejemplo. glosopeda o afección dentaria. los animales se mantienen. en ocasiones. durante largo tiem~o. sin ingerir nada de agua. y. de repente. cuando la sed supera al dolor. beben una enorme cantidad de una sola vez. Lo mismo sucede cuando el agua de bebida no es impecable desdc el punto de vista de su sabor (aguas residu¡tJes pantanosas o parccidas). En la rabia pu~de llegarse hasta la aversión por el agua (hidrofobia). o sea. que el animal muestra esp;tsmos deglutnrios dolorosos ante la visión de agua y. en general. se excita. Camino que sit-:uen los alimt'll/os y las ht:bit!as cl<~gluticlo.\', así como los mt•dictmu•mos culmini.wraclo.\·. En los terneros jóvenes. la leche ingerida pasa directamente al cuajar gracias al derre reflejo de la gotera esofágica. cuando !\e toman cantidadl.!s modcmdas: ~n otro caso. una parte lkga también a los precstómagos. que todavía apenas están desarrollados. En los animales adultos. este refll!jo se pierde casi complctam~nte. Los aliml.!ntos secos (y los mc:dicamentos) pasan directamente a los pn:estó m;.agos. y así como las bebidas (y lns medicamentos lil¡u idos) corren casi siempre primenl hacia ellos. y luc:go. según las neces idades. r
Rumia Tanto para los bóvidos como para los demás •rumiantes•. la rumia es imprescindible p.ara la digestión de las grandes cantidades de alimentos ricos

138

Plan de cJtploración cUnic:l

en fibra. Este fenómeno posee una particular sensibilidad indicativa de la salud del animaL Todo trasto rno permanente de la rumia ha de considerarse como sínto ma grave. mientras que. por el contrario. la reaparición es señal de buen pronóstico. Antes de la reyección se produce una inspiració n profunda. que se interrumpe de pronto por un débil golpe de los ijares : entonces. el bolo sube por el esófago. e inmediatamente después se inicia la masticación. Después de la deglució n del bolo rumiado se intercala una corta pausa cde espera•, tras la cual se repite el fenómeno. La observación de la rumia se efectúa en un ambiente tranquilo. al que el animal esh! acostumbrado, y precisa de alguna paciencia. Hay que considerar los siguientes puntos : lnicillción dtt la rumia. Normalmente empieza un~ hora u hora y media desp.ués de la comida. Ntímero y duración de los períodos dtt rumia. Según el tipo de alimento. hay entre 4 a 8 períodos. cada uno de media a una hora. de tal manent que. en la totalidad dd día. el animal rumia de 40 a 60 kg de contenido dd preestómago. en lo cual invierte de 3 a 7 horas. Pt•so del ho/o tlt> rumia. 80 a 120 g aproximadamente ; poco después de la rcyccción pueden ser sacados de la boca cogiéndo los con rapidl!z. Núuu.•ro eh• golpt•s y rinnpo de rumiu por bolo . Según s u composición. de 40 a 70 golpes en el plazo de 45 a 60 segundns. La rumia ha de ser siempre igual y regular. sin interrupciones y • placentera •. Los trastornos de la rumia tienen su o rigen en anormalidades patológicas de la boc-..a. faringe. esófago o preestt)magos (traumatismos por cuerpos extraiios. estenosis funcionales). o bien acomp.añan a enferm~dades de curso grave loc~alizac.J¡as en otro punto y que alteran d estad,, general dd animal. Po r estas razones habrá que distinguir trastornos dt• la rumia primarios y sec·lmdarios (sintomáticos). Hay que prestar atención a estos signos : Retraso en la apiarición de la rumia después de la comida : escaso número o duración di.! Jos períodos: muy pocos golpes por bolo: rum ia demasiado corta o dema· siado larga por bolo: rumia superficial. con desgana. o totalmente ausente: rara vez se producen también matizaciones en vacío o se tira el bolo. El incremento ratológico de la rumia. asi como cuando ésta se hace permanentemente en vacío. se asocia n a veces a sialorrea. chasquidos de lengua o crujidos de c..licntes en las afecciones encefálicas. y a las intoxicaciones por plomo o a las fo rmas nerviosas eJe la acctoncmia. Jirup/tiS

Los eruptos que se oyen. en la eliminación de los gases formados en los fenó menos fermentativos de los preestómagos (normalmente. 600 1 a l día poco más o menos. contient:n. aproximada mente. 66 % de C0 2 • 26 % de CH ,. 6 % de N,. O. 1 % de H ::S y p.o co menos del 1 % de 0 2 ) son fundamentales para la vida de los rumiantes. La frecuencia del eructo difiere según el alimento y la producción de gast:s. Con dieta pura de heno, la cifnl es de 15 a 20 p.or hora. aproximadamente; con hierba de pasto (hierba o leguminosas) suele ser

139

más eh:vada (60 a 90 por hora). Por el contrario. el crupto es más raro o falta en las estenosis u obstrucciones del esófago (pág. 144). así como en determinadas afecciones del preestómago (reticulu-peritonitis traumática aguda. estenosis funcionales. fermentación espumosa del contenido de panza). con lo cual se produce una acumulación de gas en el preestómago (timpanismo) (pág. 148). Vómitos

La salida activa del contenido gástrico. por contracción de los preestómagos y presión simultánea de la prensa abdominal. es bastante rara en los bovinos. En tales casos. el animal muestra intranquilidad. se mueve hacia atrás }' se queju. manteniendo estirados la cabeza y el cuello; muchas veces saca la lengua de la boca. y entonces se expulsan repentinamente grandes masas de alimentos (5 a 20 1) en torrente por la boca y. ocasionalmente. tambi¿n de manera simultánea por las narices. El examen del vómito permite aclarar si éste procede en realidad del preestómago (consistencia semilíquida. como de pun!. restos alimentarios muy triturados. olor y color propios del contenido de la panza) o del esófago (mezclado con saliva. poco triturado. masas de alimento toda vía •frescas•). o si está mezclado con pus. sangre o trozos de h:jidos. lo cual indica una herida en el esófago. Solamente en el primer caso se trata de un \'Vmito puro: por el contrario. en los últimos. que cursan con rt'J.tllrgitadom•s más bien en torrente o borbotones. se deben a irritaciones. dilataciones. estenosis y tumores en d esófago. Las causas dd vónlito puro se encuentran en diferentes estados patológicos. como alteraciones mediastínicas. anormalidudes en la cntrada dcl esófago y cardias. sobrecargas. trastornos funcionales csh!nóticos y tumores de los prcestómag~.ls. contcnido gástrico allcmdo o tl)xico y ac~.:toncmia nerviosa; más r-.lramente. tamb i~n en la r(•ticuloP<'ritonitis trmmuítica: cs de importancia diagnóstica la d iferenciación entrc los \Ümitos con dolores y manifiesto trastorno dd estado genl.!ral. di.! aqul.!llos otros quc no se acompañan de estos sfntomas Los primeros suelen debcrsl.! a hcridas o inflamaciones en el esófago. así como a alimentos tóxicos. mientras que los otros son consecutivos a un divertículo csofácico. Para aclarar las dudas sobre el vómito. se procede siempre a un sondaje de esófago (pág. 144) y. en caso necesario. también a una ruminotomía explomtoria (pág. 154). Defecación

Los bóvidos defecan entre lO y 24 veces al día. sobre todo cuando se levantan y durante la comida. encorvando moderadamente el dorso y levantando la cola. para eliminar. en total. entre 30 y 50 kg de heces pastosas. Cuando hay dificultad para la evacuación de heces, los animales hacen repetidos esfuerzos (prensa abdominal). y muchas veces-muestran hasta síntomas de cólico: en estos casos se encuentran a veces en el recto grandes cantidades de residuos fecales. Si la cola se mantiene continuamente levantada. la causa estará en proceso eaterítico o doloroso en la cavidad pélvica. pero también se puede

14()

Plan
pensar en la rabia; por el contrario, en la parálisis anocaudal. la cola cuelga fláccida. y muchas veces sucia. presentando el animal los mismos síntomas citados. La falta absoluta de defecación es síntoma de paresia grave del librillo. cólico de la vesícula biliar u obstrucción intestinal. Frccu..:nh!S evacuaciones de heces de poca consistencia o líquidas. en forma de chorro. revelan anorma-

Fw. 9lL

lnlltrum ~ ntos

para l:a c:xplor:tción de: l:a hoca . A la

i~t¡ui.:rd3 ,

arriba, cui\.t hucal de

O.ty"·r. que se introt!uce entre: l:u muda~ (fi~ . •Nt. A l.t iz4 uic:rda .th.ljo, anillo hucal di! Christoph, ,,u¡:, lo mi)mo '}uc: d ahrchoc:a" de: Wc:in)tart (dc:rc:ch.t), se mtrodu..:c: en c:l c:srucio entre ta~ mud.ts y lo<~ inci,ivo, de la mandfhul.t infc:rior Hia. 100)

lith.tth.:s en los alimentos o inflamOtcinn..:s en el cuajar y ..:n d intestino (verminosis. paratuherculnsis. soalmondosis. enfermedad de las mucosas y otros más). La succión y expulsión de aire por d ano se produce en l;as irrit~acioncs de la parte distal del intestino. n del ap.aratn genital kmenino. usí corno en estados paralíticos. tal como en la rabia. Las part icularidades sohn: las caructeríslicas y examen de las heces se detallan en la página 169. CtH·idad hura/ y farin¡.:e

Lu exploración de la cavidad bucal no debe ser reali zada cuando se sospecha rabia. dados los peligros de infección a que se expondría el veterinario: en otro caso se efectúa por inspección externa e interna y por palp.ación. si es preciso. después de administrar un tranquilizante (pág. 24) y. también. por apreciación del olor. En la inspección y palpación externas se han de considerar la eliminación de saliva. aumentos de tamaño y heridas en los carrillos. maxilares y fauces. Normalmente, los bóvidos producen cada día de 100 a 190 1 de salha, que degluten sucesivamente. La salivación profusa puede deberse a un incremento anormal en la producción del líquido o a trastornos de los fenómenos deglutorios. El primer caso se presenta en todas las inflamaciones de la J>oca, por

141

ejemplo. en la glosopeda. fiebre catarral maligna. enfcrmed;1d de las mucosas y otras estomatitis no infecciosas. El último es consecutivo a las ya citadas (pág. 136) dificultades de la deglución (y a las obstrucciones de esófago). La saliva se examina. en busca de un posible contenido en alimentos. sangre. pus y trozos de tejidos. asr como en su olor. Los aumentos de volumen de los citados órganos se exploran rara apreciar la consistencia (edc:ma. flemones. flemones gaseosos. abscesos. actinomicomas. engrosamientos óseos). así como posibles heridas que comuniquen con la cavidad bucal. Para la insp,•cdón de la parte anterior de la cavidad bucal. se abre c.!sta y se introduce lateralmente la mano extendida por el punto de la mandíbula que no tiene dientes. y presionando hacia arriba con los dedos en la mandíbula supc:rior. La inspección de las partes más profundas se efectúa con ayuda de una cuña bucal. que se introduce entre las muelas. o bien empleando un anillo o abreboc-Js colocados entre ambos maxilares. con el animal sujet() (figs. 98 y 99). Como quiera que la tuberosidad lingual dificulta a menudo la visión de la faringe. se rc!comienda p.ara ello el emplc!o de un espéculo tubular como en

r1

ftG. 99. Inspección de 1:1 c:~vidad hucal con ayuda de la c:uila de B:~yer y Ul\3 linterna

la laringoscopia (fig. 92). Para la exploración pa/patoria de la cavidad bucal y de la faringe es imprescindible el empleó -de uno de los instrumentos citados antes. para mantener la boca abierta; en este caso puede ·recomendarse el simple anillo bucal de Christoph. En~onces sujetarán al animal dos hombres por la nariz o por la cabeza, uno de los cuales tira de la lengua. agarrada con

14 ~

un trapo. hacia un lado (fig. 100). La mano dd qu~ explora se introduce en ., pos1c1on de obstetra . - es decir. con los d~dos recogidos en cono y no con la mano abierta y ancha- . entre las dos filas de mudas de bordes cortantes. evitando así el producirse heridas. Al palpar la ca ,~idad bucal y la faringe hay que prestar atención a los puntos siguientes: presión de las mandíbulas - por lo general. moderada mente; fuerte~ sc.)lo se abren con dific ultad. o no se pueden abrir en los espasmos de los músculos masticadores (pág. 136) ~ la presión es d~bil en las pará lisis (pág. 136 ; mucosas (enrojecimientos. tumefacciones. heridas. úlceras. vesículas y sensibilidad dolorosa). dientes y mandíbulas (posición anormal. excesivo desgaste o coloración anómala. permanencia de muelas de leche. fracturas dt: piezas dentarias. modificaciones en la superfici~ dentaria. hinchazones en Jos maxila res). lengua (heridas. úlceras.

F1c •.

100.

E~tnlorac it\n ú~

la cavid.Jú hucal ut ili1ando el amllo Ú\: h ocJ d~ t'hri,tunh

' vesículas. consistencia y motilidad anormales). así como glándulas salivares y ganglios li nfáticos (tumefacciones y abscesos). Hay que prestar singular atención a los alimentos no deglutidos (buche) y a los cuerpos ext raños clavados o punzantes. Además. las anormalidades de los huesos y de los dientes pueden ser roent¡:e'.!o¡:raficultls, para lo cual la película se introd uce en la boca recubierta con una caja de plástico y en la p.artc que interesa impresionar. El olor de la cavidad huce1l suele ser en los bóvidos. moderadamente dul· zaino. Cuando se aprecia un olor desagradable o pútrido (/ot~tor ex ore•). el hecho es patológico y puede provenir de la boca (supu ración dentaria. necrosis de las mucosas). faringe o . esófago (supuraciones. necrosis). de los preestómagos (contenido a lterado) o de los pulmones (gangrena). En la acetonemia. la cavidad bucal tiene un aromático olor a acetona. Esófago

El esófago de los bóvidos contiene sólo musculatura estriada. y corre por la parte lateral del cuello primeramente dorsaL luego a la izquierda y. por

Aparato

di¡;~~tivo

143

último. otra vez dorsal sobre la tráquea. En Ja totalidad de su parte torácica se sitúa encima de ésta. A lo largo de su curso. el esófago muestrd dos inflexiones en la rarte cefálica d~l cuello y en la torácica. que pueden ser influidas por la r.ostura de cabeza y cuello. así como otra. no tan manifiesta. dorsal a Ja raíz de Jos pulmones (fig. 89). La inspección y palpación externa son posibles sólo en la porción cervical. mientms que el sondaje. por el contrario. se puede hacer

Fu;. JUl . P.1lpJción dd c'M:t¡,:o en '" l'lOrción cervical

en todo el esófago. Su exploración es muy importante en todos los trastornos de la deglución. rumia y eruptos (timpanismos). así como en las arcadas y vómitos. Para la inspección externa se observa la parte izquierda del cueJJo en la gotera yugular. poniendo atención en el camino que sigue el bolo alimenticio deglutido. Dura nte ella se aprecia si se producen a hogos. aumentos de volumen y si hay heridas. Para la palpación se examina el cuello de arriba abajo y ¡;or encima y por debajo de la tráquea (bajo -la -columna vertebral) (fig. 101). Normalmente. el esófago no se palpa. Hay que observar la posible presencia de aumentos de volumen en el lubo esofágico (cuerpos extraños. tumores) en su pared (traumas antiguos, abscesos, larvas) o en sus zonas inmediatas (ede-

Plan de C'
FtG. 1 0 ~ .

Tubo ~~ f3gico de Thiro (:miba) y de Thygescn (Jb!ljo)

ma. enfisema. flemones. tumoraciones lc::ucóticas). así como de dolores. Para el ~·mulaje se emplean sondas nasoesofágicas o bucales de goma o material plástico y también los tubos esofágicos de espiral - por ejemplo. el de Thiro Cfig. 102) -que. lentamente, con cuidado y sin violencias. pueden ser introducidos y propulsados. Con este procedimiento. las dificultades de paso diagnosticadas. consecutivas a obstrucciones parciales o totales del esófago (estenosis obstructi'f'as) o por presiones en sus inmediaciones -estenosis por compresión. ocasionadas a menudo por ganglios mediastinicos infartados·- pueden localizarse en cuanto a su emplazamiento. midiendo en el anin~al la cantidad de sonda introducida por el esófago hasta el obstáclilo. En las dilatacioncs esofágicas (divertículos. ectasias). la sonda choca comúnmente con una resistencia dástica. y en otros casos. no obstante. pasa sin dificultad hasta el estómago. (Cuando se sospecha dilatación de esófago. es dc gran valor la exploración roentgenoltSgica con papilla de contraste.:. Dcspu..!s de retirar la sonda se examina su extremo para ver si contiene sangre. pus. restos dc tcjido o si huele mal (heridas esofágicas antiguas). En casos muy particularcs puede explorarse d est,fago. manual o digitalmente. en su parte inicial. dl!sdc la cavidad bucal. y '-=fl su extremo distal. desde la pan7.a. Prc:estómagos

De los pn:cstómagos de los bóvidos - que tienen una capacidad total ap.roximada de 200 a 250 1 (figs. 103- 104)- . los sacos dorsal y ven tral de la panza ocu pan casi por completo la mitad izquierda de la cavidad abdominal~ est'-= último a1canza. con su saco ciego caudoventral. algo más hacia la derecha. El bonete. que está situado delante de la panza. ocupa la mitad inferior de la cúpula diafragmática. junto con los extremos ventrales del hígado y del bazo. distribuyéndose casi igualmente a derecha e izquierda de la línea media. El librillo, que se comunica con el bonete por la gotera esofágica y por la abertura retículo-saltérica, está situado a la derecha. por delante y. aproximadamente, a la mitad de la altura de la cavidad abdominal, entre el hígado. pared abdominal. cuajar y saco ciego anterior de la panza. Los diferentes divertículos de los preestómagos dotados de formaciones mucosas especialmente apropiadas para sus diversas funciones - papilas en la panza, celdillas ordenadas en retículo.

Ft<.. 104. Topogra(ta del prcc tóm3go d e los bóvid o 10.

Ro

C'liFitGI 1t :

E,ploración

c:JínrC'll

del

11n1do

VICUJ\0 .

en el bdo derecho

l-16

Plan de exploración

clínic~t

en el bonete; hoj~s en el librillo- suden contraerse a un ritmo sensiblemente periódico y coordinado (fig. 106). gracias al cual. los alimentos se mezclan según sus características. son reyectados pam la rum ia o transportados hacia delante y se expulsan Jos gases en el erupto. Esta motilidad está gobernada. ~obre todo, por el n<'n·io \'ago; las fibras simpáticas frcnadoras. proceden del ganglio celíaco. El vago abdominal izquierdo (dorsal) inerva la panza y envía sólo pequeños fascículos al bonete. librillo y cuajar. mientras que el derecho (ventral) inerva. sobre todo a estos últimos (fig. 105). Como quiera que la saliva de los bovinos no contiene fermentos y los preestómagos carecen de glándulas.

F1o. 105. Vi~ta c~ucm :hica I\Obr~ el curso y dí. tribucil1n d.: la r:1ms abdominal del nervio vago en la zona del prcc: 'tóm:lgo y dd cua jar (en el d ibujo a la derech:t, con d anim:ll craneal : a. orificio bonclc·lihrillo : b, pnoro)

la desintegración del contenido de éstos se rcaliz.a. sobre todo. por vía fcrmen· tativa ba~teriana. En este r.roceso desempctia el papel más importante la dc.:s· ~')mposición de los hidratos de carbono (celulosa. almidón. azúcares) hasta ácidos grasos (ac¿tico. hutirico. p.ropiónico y l:ictico). que constituye la fcrmcntacilSn de la panza. Junto a esto se descompon\!n p1!4ueñas cantidades de protdnas y se sintetizan aminoácidos. prótidos y vitaminas (complejo B. vita· mina K). fenómen os en los cuales intervienen tambi~n los infusorios. Por últi· mo. se producen en los prccstómagos. junto con la disgregación de las grasas por las lipasas microbianas. la hidrogenación de ácidos grasos insaturados y la síntesis de grasas y lipoidcs en los microorganismos de la flora microbiana. partiendo de otras materias primas. Los productos de la digestión en los precs· tómagos se absorben. en parte. en ellos mismos (por ejemplo. las grasas) y. en otra parte. sólo en el cuajar y en el intestino (proteínas).

Panza

La exploración del estómago de maceración. o rumen, se efectúa por ins· r-ccción del flanco izquierdo (circunstancialmente. también por laparoscopia). por p.alpación a tra,~s de )as paredes del abdomen y por el recto ; por auscu1· tación y percusión. En determinados casos es muy interesante la obtención y examen de una muestra del líquido de la panza. A veces sólo es posible un diagnóstico preciso efectuando la ruminotomfa exploratoria.

Aparato di¡:c,ti\•u

147

t:u;. lOft. Ex,o:.ición c~w:rnática del ciclo motnr del prcc'ltt; maltO y cua~u en un bóvido CeJe St•I·N, /)laJlmlfticu r trrnpla ,J,./1,. malattit' dt'KII .rrumuC'i tlt'i bol'i~ti. Farmit.•li;a-S. A. Farmaccutici hali.t)

A . Tod3'1 la~ porcionc · g;htricas está n fláccida~ : el orificio bonete-librillo, abil.'rto .

B.

Contracción p:ucial del bonete, permaneciendo cerrada 1:. abertura bonl.'tc·lihrillo ; progresiva contracción del librillo .

C. Contracción completa d el bonetl.'. con la abertura hacia el librillo, :abierta : flaccickz y dilatación dd librillo y cuajar. D . Cierre de la abertura bonete-librillo. fl:.ccidcz del bonete, contracción del saco crancodorsal de la panza y del bonete, :as{ como contracción total del librillo y cuajar. E.

Conducto bonete-librillo abierto a la mitad : contracción del saco caudodorsal de la panu , a si como movimientos peristálticos del librillo y cuajar.

F.

Controcción del S3Co caudovcntral d e la p:anz.a, permaneciendo abierto el orificio bonete· librillo ; pcristalt ismos en la zona pilórica d él cuajar.

Las flechas indican la dirección en que se mueve el contenido ¡istrico.

148

Plan de exploración clínic:l

En la inspección se obs\!rva en d hueco dd ijar izqui\!rdo c:l \!stado de r\!pleción de la panza (hundido -- poco; lleno -- normal: abultado - exageradamente repleta). y se presta atención a Jos fenómenos motores sucesivos. lo cua les. no obstante. sólo se aprc!cian claramente en animales de paredes abdominales delgadas. En lugar de la inspección lap:.uoscópica de la panza. hoy st: recurre más a la laparotomía diagnóstica (pág. 181). Para la pa/padún de las contracciones del rumen se coloca la mano abierta sobre el hueco del ijar izquierdo. para poder apreciar así la consistencia al presionar con los dedos. En gcner..al. la panza. por el alimento grosero que contiene. está modcrad:lmente blanda, hasta pastosa amasable. en el centro (masa de alim\!ntos). mientras que. por el contrario. en la parte ventral es más fluctuante (contenido liquido). y sólo se muestra muy tensa durante el momento culminante de sus contracciones. En la repleción patológica con gas o con masas espumosas de alimentos (timpanismos) aparece tensa y elástica y empuja al ijar más o menos fuertemente hacia la izquierda (fig. 149 b). Las sobrecargas con alimentos secos y los enarenamientos de la panza originan una consistencia dura y apenas dcpresible. Cuando hay estenosis funcionales el resumen está dilatado atónicounente y sobrecargado con masas de alimentos. pero de consistencia como sopa o \!Spuma (fig. 149 d). que. al ser sacudidos. fluctú~Ul y crepitan. Mejor que desde el exterior. por las paredes abdominales. la panza se explora palpándola por vía r~ctal (pág. 167). ya que es asequible t!n toda la porción dorsal dd saco ciego y en parte de la \'Cntral. En la auscultación de los ruidos que acompañan a la motilidao del rum\!n. cJ fonendoscopio se coloca en el C\!ntro dd hueco dcl ijar izquierdo (fig. 107). y luego. para dcscubrir posible.(\ distopias del cuajar (pág. 165). se lleva aproximadamente a la misma altura sobre el penúltimo espacio intercostal izquicrdo; normalmente se auscultan también allí los ruidos oc la panza. Durante esta operación se observan d tipo. energías y frecuencia de Jus citados ruidos. que. cn los animales sanos. se manifiestan como rugidos periódicos. que se van incrementando sucesivamente, para volverse a atenuar - mezcla de las porciones groseras de los alimentos. que rozan a lo largo de la p.ared de la punza cu· biertas con papilas-. Normalmente. los dos sacos de la panza trabajan en forma alterna. de manera que entre dos contracciones completas del bonete (pág. J55) se contraen sucesivamente el saco dorsal y el ventral por lo menos dos veces. y raramente sólo una vez; las contracciones se inician desde la parte craneal hasta la caudal y. por último. de atrás adelante (fig. 106); las contracciones complementarias que se dirigen de atrás hacia delante en el saco dorsaL inician el erupto; conforme a la presión gaseosa intmruminal. se produce una de estas contracciones complementarias p.or cada dos movimientos normales de la panza (ritmo 2: 1; más rara vez. 1 : 1 ó 3: 1). La frecuencia normal de los ruidos de panza osciJa, en los bóvidos. entre 7 y 14 en el intervalo de 5 minutos. En la práctica se ausculta sólo un corto tiempo. durante 2 ó 3 contracciones, que se consideran como normales si se producen en 2 minutos. Inmediatamente después de las comidas y durante la rumia. los ruidos son más frecuentes

e intensos; lu~go se hacl.!n más raros y débiles. Dl.!spués de 48 horas de dieta la panza se para casi por completo. También al principio de la timpania o de la fermentación ~spumosa la panza muestra un aumento en su actividad. mientras que. por el contrario. ésta disminuye tras la alimentación rica en proteínas. trabajo corporal. así como en la mayor parte de las afcccion~s de los prcestómagos {rC'ticulo-peritvniris traunuítica, atoniu. estenosis funcionales. inh!nso timpanismo. periton itis generalizada). Asimismo. la actividad de la panza pu~dc disminuir en los padecimientos graves localizados fuera de los preestó-

t\u..¡cultach'lll lh: la flanla . Para cauc no fl.l~ inadvcrtit.l.& una fltNhk d t~tOJ1tJ del e recomienda cot,>ear el fonc ndo~or io no ~~;ólo en el ij.1r it.'lukrdo, ,¡no I.Jn\htén en 1.1 1nna ' Uflcrior del ~núhimo ~·~racio illlcrco,lal

FJfl. 1117. c uaJar.

m.tgos. con intensa influencia snbrl.! el estado gcnl.!ral. De acuerdo con lo dicho. puedl.!n distinguirse trastornos motores de la pan:.a. primarios y .\'<.'cwularios (sintomáticos}. En las parálisis del vago abdominal (estl.!nosis funcionales). en \\!Z del ruido normal como crcpjtantl.! se aprl.!cia otro más estrepitoso y zum· bante - tensiones y distensiones no fisiológicas y alternant\!s de la pared de la panza con desituaciones de la bolsa gaseosa dorsal sin que se mueva la masa alimentaria-. En la panza semivacía o completamente llena de líquidos (falta d\! clasificación de los alimentos cuando el contenido de la panza es inactivo o está descompuesto). se producen ruidos de chapoteo o burbujeo y. ocasionalmente. también sonidos más metálicos. muy parecidos a los que se aprecian en la torsión del cu:1jar hacia el lado izquierdo (pág. 164). La percusión de la panza en la p.ared abdominal izquierda (sucesivamente. de arriba abajo) da. por Jo general. en las zonas dorsales. un claro sonido tim-

ISO

Plan

d~

exploración cl ínica

panaco; en las vcntralcs a éstas se aprecia una zona horizontal variable. algo más elevada en dirección caudal. del tamaño de un ancho de mano. en la que se va incrementando paulatinamente la matidez del sonido percutorio. mientras que en la mitad inferio r de la panza se produce un profundo. pero no completo sonido mate. En la sobrecarga. o cuando se apdotonan en la p.anza masas gro~ems de pienso. pero. sobre todo. en el enarenamiento. pueden aparecer zonas ventrales con matidez total. Por el contrario. el ruido pcrcuto rio en el campo dorsal de la panza es resonante. como de tambor. en los timpanismos y en las fermentaciones espumosas. Asilllismo. en la torsión del cuajar hacia la izquierda se percute. en la región dorsocaudal. en la pared del tórax. una zona oval inclinada. que produce un sonido muy alto. Ocasionalmente al percutir en el suelo de la panza se obtiene un ruido localizado o completa· mente difuso. de carácter hipcrsonoro (!Jamado tono dtt cajcl). Aparece. sobre todo. en padecimientos graves agudos del preestómago (por ejemplo. en las retículo-¡x•ritnnitis traumáticas reciellles). para dcsa~areccr en algunos días. al extenderse en dirección caudal {EKELUND. STÁLFORS. Ntcow). Las causas de este fenómeno no están aclaradas. La pt•rcusión clo/uro.m de la p.anza se efectúa como en el bonete (pág. 158): en las ruminitis y en los abscesos de panza res ulta positiva. Modernamente ha encontrado acogida en el diagnóstico clínico de los bl')· vidos. el examen del líquido de panza (HOFLUNO. HoLTt:NIUS. 8JÜRCK). Alguna de estas pruebas pueden dcctuarsc tambi~n en el medio rural Ct) n poco gasto. Para ello se extraen. aproximadamente. 500 c. c. del cont\!nidn líquido del rumcn utilizando una sonda apropiada. tal como la de Sor\!nsen y Schamby.: (figs. 108· 109). pnlcediendo. a ser pos ihle. de rorma inm\.'tliata. a observ·a r b!\ particularidades siguientes (teniendo en cuenta que entre la ohtención y el citado examen no deben pasar más de 9 horas . si la muestra se almacena a la temperatura del laboratorio) ( DIRKSI:I'I y Wor.F). Culor. Normalmente. según el alimento. es más verde (verde o liva o pardo verdoso). Durante el pasto reo. el tono es verde puro. cuando los animalelii se alimentan con reco rte de remolachas. gris y amarillo p;,trdusco cuando predo· mina el ensilado o la paja. Si el lí..¡uido aparece completamente k-choso gri· sácco (exceso de paja) o verde negruzco (largo estasis. podredumbre de los ali· mcntos en el prccstómago) se considera como patológico. Consistt'ncia. Normalmente. algo viscosa; el contenido acuoso de la pan· za es inactivo. En las fermentaciones espumosas. la muestra es muy rica en espuma. En las muestras sensiblemente viscosas predomina tal vez la saliva. por lo cual. en estos casos habr.í que aclara r la duda haciendo una nue\'a ex· tracción. Olor. Normalmente es •aromático•. o sea, no repelente. y es influido in· tensamente por el alimento (heno. hierba. remolachas. coles. ensilados. etc.). El olor mohoso pútrido. desagradable (descomposición de las proteínas) y el ácido penetrante (excesiva formación de ácido láctico. después de la sobrealimentación con piensos ricos en hidratos de carbono. así como el olor soso e insustanéial (líquido de panza inactivo) son patológicos.

151

1-tG. 108. Aparato ,J¡: S•'r..:n,cn y Sch;\m· h) e p:ua l.t obtención dd li4uid o tk p:lnl:l (c,qu~mútico)

1 = Tubo
F ilt ru (plástico)

con o r ificio..;

3 Alc:tchofa de .¡ucción (mct:t)) 4 - Tornillo (pJrJ abrir y limpiar la alc.t-

chof:t). 5

P~rt.:

intcrm,·cJ ia (p,tr,t

MIJCI ~I f

b :tlca·

chofa a la :.onda). tl = Tubo csof.igico di! 1 hy~.:~n (fig. lO~ l.

7 T.t pün t..k goma .

1

L, :H-2 I 3

M F r ....co recolector {3 ,, S 11.

'1 Suph:mcnto (p.tra aclop;tr 1.1 bomh.a ~• s­ p trantc: homb:t utcrin:.t J c Vchn d :t'll', o m:iquina eJe on.lc" o ).

F tG. 109. Obtenció n d e trquido de panza con el in t rumental de Sorcnscn y Schambye

PIa n d.: \!'tplmación clín ica

Vn/or t!t'l p/1 (fig.. 11 0). Se mide con papd indicador. comparando con la escala de colores. Normalmente. conforme a la cnmposicic.)n de lo alimentos y al t i~ mpo transcurrido desde la última comida. el pH \'aría entre 6.~ y 7.2. Los valores más altos se observan en los fl.!n ómenos de dl.!scomposición. 1.!1\ la alimentación prcdominanteml.!nte proteica y cuando hay un contenido excesivo de saliva en la muestr:.a : por el contrario. se observan \'alon:s bajos cuando la dicta es rica \! n ft!cula. Un manifiesto descenso de lns \'alorcs de pH. h"1sta cifras inferiores a 5. se aprecia en la sobrealimentación con productos que con tien~n muchos hidratos de carbono fácilmente dil!~riblcs (salvado. remolacha azuca rera. hojas de remolacha azucarera. patatas o manzanas), como consecucn~o.·ia de la excesiva ferm\!ntación Jáctica. Setlimt•nwción y florm:idn (fig. 111). El líqu ido de la panza recién obtenido y. a ser posible. pri\ado de las partes más gruscras. se coloca en una probeta para su observación. Normalmente. las partes más gruesas empiez:.tn a sedimentarse inmediatamente. y. con más lentitud. las partículas alimenticias pequc•ias. mientras que los grandes trozos fibrosos tienden a subir hacia arriba junto con las burbujas de gas que se desprenden en la fermentación. y aquí ~e sitúan bajo una znna espumosa de más o menos anchura (fig. 111 izquierda). Se mide el tiempe que s~ inviert\! en la totalidad del fenómeno de scdimcntach)n y fl ntacit)n. desde que S\! llevó el líquido ul r\;cip i~ nl\!. Por lo general. s~­ gún la alimcnto.tción y conforme al intcrv;.llo \!xistcnte cntr\! la úllima comida y la toma dc muestra. d tiempo dc estos fcmSml.!nns I.!S de! 5 a 1O minutos. cuando no e~tá alterada la ti ig\!st it)n prcgástriea. Más tard\!, si el liquido de panza \!S activo. c:omien1an t ~unbit!n a subir a la s up~rficil.! las partícubs ;alimentarias <.Jlle '\e !;etlimentarun y a caer las t¡ue quedart)ll en la superficie. Si el líqu ido es inactivo. o aparece acuoso. o con cualquier t)tra anormali<.Jad (hambre. alimentadt>n iJw<.kcuada. indigestiones). se observa una r~~ pida sed imentacit>n. y \!st;i disminuida o anuhada la fl otacit)n. Pnr el contrario. en la putrefacción del contenido de la ram~a . () en la fl.!rlllentación espumosa. la fhltación es extraordinariamente rápida. y se acompai'ia de intensa fnrmaci(m de espuma. 1::1 cmrtt'nitlo de infusorio.\· (fig. 112). El líqu ido de pan la cnntil!ne mlis de JO tipos de r;rotnzoos del onJI.!n Holotricos (!so y IJcLrytridws) y 0/igotricho.\· (Diplo y Emodiuium. Opltryso.,·col<.'x). Son 4lllaerohios Clbligados y. posiblemente. no imprescindibles para la vida de los animales y para el desarrollo de los p.rcestórnagos de los ternl!ros. No obstant\!. los infusorios transforman las proteínas vegetales de Jos al imentos en proteínas animaks de gran valor biológico y de fácil digestión , siendo capaces. ad~.:más. de contribuir a la formación de glucógeno a r-artir de la fécula del pienso. así como de la fructosa. inulina y cclobiosa; también sintetizan las vitaminas del comr.lejo B. El número normal de infusorios conteni<.Jos en d líquido de la panza. es. en números redondos de 10 ' /c. c. Según el tamaño (20 a 200 .">· se distinguen los infusorios pequeños. medianos y grandes. El examen de los infusorios proporciona datos de gran valor sobre la actividad de la mucstn del líquido de panza. A menudo. la concentración y la intensidad de movimientos de estos protozoos

153

se aprecian a simp.le vista. ya obs\.!rvnnJo la probeta al trasluz. ya examinando una gota sobre un portaobj~tos. porque se perciben movimientos rápidos de: burbujas dc gas o movim ientos en las partículas del sedimento. Es más precisa la observación microscópica (una gota de líquido entre cubre y portaobjetos). a 30., C de tempcratum o d~spués de cah!ntar suavemente sobre una pequeña llama (cerilla). utilizando 80 a lOO aumentos En este examen se aprecia la cantidad (concentración: -... r- +- . r -'- -. ... - - . - - - ) de infusorios. así como el número de grandes. medianos y pequeños y la proporción entre vivos (que se mueven) y muertos. En Jos trastornos de la digestión pregástrica desaparecen. ante todo. Jos infusorios grandes; a continuación los medianos y. por último. los pequeños. En los procesos gra ves es posible la muerte dpida dc la totalidad dc la fauna infusorial de la panza. Por cl contrario. cuando sc trata de trastornos recientes y moderados se encuentran. ju nto con los \ ivos. un nümcro rclativamentc alto de infusorios muertos. Comenitlv dt! bacterias. La flora bacteriana de los prcestóm:Jgos cs imprescindible y de vital importancia para los rumiant\.!s. Las cifras admitidas rderentes al mímero de bacterias oscila entre 10; y to•.: g~rmenes por centiml.!tro cúbico o. t ~1m bién . por gramo. según se trate di.! contenido líquido o sülidn tk la pan1.a. Según ÜRTH y K AUFMANN. d líquido contienl! sólo dd 12 h ~ts t a d 25 % como máximo de la totalidad di.! bacterias de la panz¡) . Este núml!ro es manifi\.!stamcntc inferior cuando se trata de alimentación grosera rica 1.'11 fihra {enllm'-=I.!S se calcula 3 kg de bacterias por panza). que cua ndo la dicta \.!On til.!nl.! lllll'-=ha f~cub (5 a ó kg por ranLa). Entrl.! l~I S bactl.!ri~IS contenida.¡ en d rl.!sumeo. g.rampositivas o negativas. SI.! distinguen 4 tipos. según su forma {cm;os grandes. aislados o en cadena : bacilt)S, en forma Je puro. .ligo m:h p\.!q uci'los: bastoncillos muy pcc.¡udíos. ordenados rect~•ng.u l~arment \!: bacilos cuadrados voluminosos) y 5 grupos. según su acti\ idad (lo~ que di rigieren la celulosa: los que degradan el almidl1n y los anicares; los que forman lactatos y p.iruvatns: l o~ que sintetizan prntdnas y los que sintetizan vitaminas). Los tipos y cantidadl.!s. en lo que se refiere a la flora bacteriana de los prel.!stómag.os. dependen. en gran manera. de la alimentación. y apenas pueden ser examinados recurriendo a métodos simpl\.!s de ex ploración. Por tales razones. el re· cuento y diferenciación de las bacterias no han adquirido hasta la fecha importoanciu práctica para el diagnóstico clínico. L<· ,·aduras. Las levaduras que aparecen constantemente en el conten ido de los preestómagos. intervienen en la síntesis de aminoácidos a part ir de compuestos nitrogenados de bajo peso molecular. así como en la producción de las condiciones anaerobias necesarias para la fermentación de la celulosa: además. toman parte también en la síntesis de vitaminas. Digestión de la celulosa (fig . 113). En un tubo de ensayo que contiene 10 c. c. de líquidos de panza y 0.3 c. c .. dc una solución de glucosa al 16 %. se introduce una hebra de hilo de algodón (núm. 40) que. por lo general. sólo tiene celulosa, y se ata a su extremo interior una perla de "idrio para que el hilo cuelgue en el interior del líquido. Normalmente. al llevar la muestra a la estufa a 39° C. ]a hebra es •digerida • entre 48 y 54 horas. o sea, que la bola

154

Plan

d~

exploración clínica

de cristal cae al fondo. En otros casos. este procc.:so dura bastante más tiempo. Capacidad th• fernlt'llllJción de la glucosa (rig. 114). Se.: ponc.:n 1O c. c. de líquido de panza con 0.5 c. c. de una solución de.: glucosa al 16 % en un sacarómetro de fermentación. que se lleva a la est ufa a 39 " C . para hacer la lectura a los 30 y 60 minutos. El líquido de panza normal p.roduce 1 ~t 2 c. c. de gas ~or ho ra. mientras que las muestras inactivas sólo forman poco o nada. Por el contrario. en la fermentación gaseosa. el gas es muy abundante. casi siempre con manifiesta formación de espuma. Reducción de los ni1ri1vs (fig. 115). Tres tubos de ensayo se llenan. cada uno. con 10 c. c. de líquido de panza. añadiéndoles. respecti vamente, 0.2. 0.5 y 0.7 c. c. de una solución al 0.025 % de nitrito potás ico. y se llevan a la estufa a 39 ., C. Cada 5 minutos se pone una gota de estos tubos sobre una placa de porcelana y se les añaden 2 gotas de reactivo 1 (ácido sulfanílico. 2 c. c. ~ ácido acético al 30 %. c. s. hasta 200 c. c.) y de reactivo ll (u-naftilamina. 0.6 c. c.; ácido ucélinJ concemratlo. 16 c. c.; DJ:tW destiltulu, 140 c. c.). En tanto las muestras contienen nitritos. aparece coloración roja. Tal coloración debe desaparecer sucesivamente a los 5-10 minutos rara el primer pozal. y a los 20 y 30 para los otros dos. Según la actividad dd líquido de panza. la reacción será más rápida (alimentos verdes. putrefacción. meteorismos) o más knta (~llimentos defectuosos. afecciones de los preestómagos). Ácidos ~:rasos \'v/titilt•s. Se determinan según el método de Schambye. Nom1almente se encuentran. en tntal. 9 a 12. en los cuales. el ácido acético. propiónicu y butirico están en la proporción aproximada de 60-65 : 20:20-25. mientras que el ácido láctico. así como el valeriánico. caprónico y fórmico sólo están en cantidades vcstigiales {inferiores a JO mg por lOO c. c.). Cuando el líquido de p.anza es inacthu. la cantidad de ácidos grasos disminuye. mientras que las cifras son más elevadas que las citadas cuando rara vez se determina un retardo en la resorció n en los mismos. la cual. por Jo general. se produce con gran rapidez. Los valores bajos del pH en el líquido de la panza van asociados comúnmente a un aumento patológico del ácido láct ico (sobrec:arga con hidratos de carbono de fácil digestión). La ruminotomía exploratoria (llamada también ruminotomía de prueba o dia~:nástica) permite el examen interno del contenido de Ja panza {cantidad. composición. asr;ccto. grado de trituración . olor y color). la inspecció n de una p.arte de la pared del rumen (enrojecimiento y pérdidas epiteliales en la ruminitis) y. tras evacuar una parte del contenido. la palpación desde el interior de la totalidad de la panza. así como de los órganos vecinos (bonete. librillo. cuajar, bazo. hígado y vesícula biliar. así como las porciones intestinales y del útero gestante no asequibles por vía rectal). En muchos casos en los que el problema no puede ser aclarado por otros procedimientos. puede llegarse a un diagnóstico exacto por Jos datos obtenidos en los órganos citados. tales como adherencia. variaciones en la situación, tamaño o consistencia. así como dolores localizados; además. p.u ede recurrirse eventualmente a una terapéutica adecuada en la misma panza (evacuación y sustitución del contenido descom-

155

puesto. masaje del librillo. apertura dd absc(!SO. administración de grandes cantidades de medicamentos. etc.). razones por las cuales la ruminotomía diagnóstiva va adquiriendo una importancia creciente.

Bmwtc• El c•stúmago de reyeccwn, o retículu, no es asequible a la inspección y palpación externa. a causa de su situación predominantemente intratorácica. y po r la tensión de la pared del abdomen propia de la zona del apéndice esternal. Al explorarlo. la percusión y auscultación tienen una importancia secundaria frente a las llamadas pruebas dt!l dolor o de los cuerpos extrmios. Los detc:ctores de metales. así como la ruminotomfa exploratoria. prestan servicios muy valiosos. La laparoscopia y la exploración roentgenológica del bonete son. por el contrario. poco aptos para fines prácticos. y. casi siempre. también inútiles. En la pC'rcusiún el bonete produce un sonido macizo en el lado izquierdo. ventral por detrás del campo pulmonar y a la altura de la 6.• a s.· costillas. parc.!cido al que se escucha en las partc.!S bajas de la panza. La matidez complc!ta en aquella zona permite inferir la existencia de gr~ndes adherencias o de abscesos voluminosos. La mtsculwdón del bonc:te se realiza en d extremo ventral de la 6." ó 7.• costillas del lado izquierdo. Aquí pueden escucharse los ruidos como de chapoteo -- originados por las contmccionc!s del retículo. que!. según la consistencia de su contenido. se acompañan o se siguen de murmullos o de borborigmos- . Además. en este punto se oyen también ruidos asociados a la deglución. erupto y rum i4t. Normalmente. el bonete se contrae cada 40 ó 60 segundos ~n dos fases. separadas pnr una corta pausa (primero parcialmente y luego r.nr completo). que. sin embargo. no se distinguen en la auscultación. Se corresponden con el principio y el fin dd ciclo de los preestómagos (fig. 106). La reyccción del bolo de la rumia coincide casi siempre con la primc.!ra fase de la contracción del bonete. En genc.!ral. Jos movimientos del retículo son mús intensos y frecuentes durante la comida y la rumia: los trastornos motores de los prc.!cstómagos .actúan comúnmente de. forma anáioga sobre la panza y sobre el bonc.!te. Los bóvidos con traumas en el retículo emiten. no rara vez. un quejido doloroso. sincronizado con las contracciones del rcservorio (LAGERLOF, GoTZE. Wtt.UAMS): este «lamento reticular• puede apreciarse por palpación de la ~anza. que se contrae inmediatamente tras el bonete. auscultando a la vez en los pulmones o en la tráquea. Lo mismo puede hacerse si se auscultan un mismo tie.mpo el bonete y la traquea (véase más adelante). Las llamadas pruebas del dolor de los cuerpos extraños sirven para demostrar un aumento de la sensibilidad dolorosa en el peritoneo parietal de la zona del bonete. que. ~r lo general. se debe a una retículo-peritonitis traumática. En casos positivos. los •dolores de la cavidad abdominal • característicos se manifiestan por quejidos cortos como gemidos espiratorios. En procesos patológicos recientes se aprecian estos quejidos casi siempre con claridad al explorar esta zona. lo cual no sucede en los casos más inveterados. en los que la

Pla n de

156

c-<J)Inra~iun

cl ínica

sensibilidad dolornsa puede hall~t rse tan all:nuada. que los gemidos S del dorso. Se coge un pliegue cutáneo sobre la cruz. a ser posible. en d momento cu lminante de la inspiración. apretando a la vez hacia abajo el dorso del paciente (fig. 11 6). Al realizar esta operación se producen desituacioncs orgánicas y distensiones dolorosas de las posibles adherencias en las vísceras de hl regiún xifuitft•a. El rellizcamiento se efectúa primero con sua vidad y luego con enagía. a fin de comr,mbar el grado de la sensibilidad . En los animaks grandes y vigorosos puede ser necesario efectuar la comprobación con la ayudu de un p;tlo. convirtit! nJola entonces en una • prueba del palo pura el dorso••. Prueba del palo . Se realiza ut ili7~11H.Io un palo sin aristas Je 1 a 1.5 m de hmgitud. y del g.rosnr ;aproximado de un bwzo. el cual se introduce perpcnFl
11 6-11 X.

Pruchas dd dtllor para cucrpns cxtrar1ns

F1o. 116.

Pcllizc:amicnto d el dorso

1'7

Fto. 11 7. Prucb.1 dd p:.lo

FtG. 118. Pcrcu..ic)n doloro

~~

dicularmentc bajo el .animal. con lo cual dos ayudantes pueden levantar lentamente el abdomen. dejándolo caer bruscamente (fig. 117); la operación se inicia tras el apéndice xifoides y se continúa hacia atrás con intervalos de un ancho de mano - se procurará proteger-el pene en los machos y el útero en las hembras en gestación avanzada-. Como quiera que los animales tienden así a encorvar el dorso y el abdomen. es aconsejable obligarlos a tomar la postunt inicial de tiempo en tiempo. pellizcando fuertemente la piel del dorso.

158

Plan de exploración clínica

El aumento de la sensibilidad localizado en algún punto en la zona comprendida entre el apéndice xifoides y el ombligo. es índice de un padecimiento simple por cuerpos extraños. mientras que. por el contrario. la sensibilidad difusa corresponde a complicaciones o a alteraciones localizadas en otro punto. Pt•r cusióll dolorosa. La prueba dd dolor o la percusión se realiza (sin plexímetro) con un martillo pes:~do. pro\ isto de top.c de goma. con golpes. r.rimero suaves. y luego vigorosos (fig. 118). Estos golpes. procurando proteger las costillas (dolorosas) y has venas mamarias (hematomas). se repiten a cada

F1a . 119. l'crcu .¡i\~ n dolorosa (ejemplo). En J;a percusión horiLon1.1l a lo lar.:o de las lin~o.·a, 1 a 4 :~e :aprecia :o.cn'\ihilidad en l:a regió n "ifoidca: J:a wn:1 duloro'a '\C ddimita por pcrcusion V\.' rl ic:tl :a lo J:ar¡:o de l:u Hncas 5 :a 9 : reacción al dolor : nula . • - débil. • - clara : arcada co'ilal - ·- -

e-

lado y en la totalidad de la pared torácica y abdominal. siguiendo líneas rectas sucesivas. con inclusión de la media ventral (fig. 119. líneas 1 a 4). en sentido horizontal; a continuación. y de la misma forma. se procede a percutir en líneas verticales. para delimitar así mejor Jos posibles puntos dolorosos (fig. 119. líneas 5 a 9). Hay que prestar una atención principal a la comparación de la sensibilidad dolorosa en la zona de proyección del bonete (figs. 120 y 121) y de las demás regiones del cuerpo. en las cuales. sobre todo en la del hígado (fig. 145), pulmones (fig. 94). corazón (fig. 71). librillo (fig. 124) y cuajar (fig. 125) puede delimitarse. ocasionalmenle, por repetidas percusiones, alguna zona localizada con sensibilidad aumentada. De esta manera. la zona dolorosa puede determinarse casi siempre claramente. y es posible también conocer el grado de la sensibilidad dolorosa qne allí se produce. Sin embargo. hay que considerar que los pacientes con retículo-peritonitis traumática pre-

IS~

sentan a veces dolor más o menos difuso en la región del origen del diafr.1gma Co sea. en una faja del tamaño aproximado de una mano por detrás de los límites caudales del campo de percusión pulmonar). que se debe a una progresión de las sacudidas por el diafragma en la región del bonete. En la percusión del bajo vientre se escucha a veces e el ruido de caja .. descrito en la página 150. Dt•terminadón dd tlolor por palpación. Es una prueba poco corriente. que consiste en comprimir fuertemente con la mano o con el puño en la zona de proyección del bonete (figs. 120-121); para reforzar la presión. el que ex· plora puede apoyar el codo sobre su rod illa.

fws . 1~O y 1:!l. Zo na
Pruebas del cmninctr y bajar por plmrus indimu/o.\". A veces. los bóvidos con padecimientos dolorosos del bonete emiten quejidos espont~ncos al h:vantarsc. a causa de la presión de las vísceras sobre el diafragma. En las zonas montañosas. el do lor puede comprobarse de manera parecida. dejando que el animal camine sucesi\'
Plan de exploración cHnic:I

rrupciones úe la respiración). que son índice: de: una sensibilidad aumentada de la pid en las zonas correspond ic:ntc:s y que: se consideran como hallazgo positivo en la prueba. En la práctica, al realizar c:sta exploración. rara vez puedl! evitarse que el anima l encorve tambi¿n el dorso. con Jo cual se establece una coincidc:ncia entre: la prueba de la zona y la del pellizcamiento del dorso. cuyos resultados no indican la sensibilidad cutánea. sino la propia de la n:gión del foco patológico (pág. 156); el resultado positivo de la prueba de las zonas. así como la del pcllizcamiento de la espalda. no puede considerarse como específico de la rctículv-pt•ritonitis traumática, sino que. no rara vez. se pr< rel="nofollow">tluce también a causa de procesos dolorosos en la cavidad torácica (como p~ricardi­ tis, plt•uritil') o en el abdomen (invaginación intestinal. hepatitis, nefritis, m etritis. torsión de IÍtt•rv y otn.ls más). Po r estos motivos. est:.ts pruebas no deben enjuiciarse de manera aislada. sino relacionadas con la prueba del palo y con la de la p.e rcusión . El examen d~ las paredes torácica y abdominales. en sus zonas ventrales y ventrolaterales. con ayuda de un detector dt• mt•talcs electromagnético (figura 122). proporciona información sobre la presencia de cuerpos extraños ferromagnéticos (hierro. acero. níquel) dl!ntro de su campo de acción. Esta exploración se realiza con uno de estos aparatos. llamados t"ambién delt"'c tort's, endometaloscopios o ferroscopios. que: se comprut!ban previamente con una aguja de acero. Deben alcanzar. por lo menos. 8 a 12 cm. Se h•l de tcnc:r en cuenta que el resultado es p.ositivo tanto para los trozos de hierro no traumat izantcs situados en d interior dd estómago. como para aquellos o tros que cst~n clavados y. por otra parte. que la retícu/o-pt•ritonitis trm11mítica puede ser prnducida también por objetos puntiagudos de materiales n\'l magnéticos (latón. cobre:. aluminio. madc:ra. etc.). o por cuerpos extrafios ferrostls enclavados en las rarcdc:s del estómago. fuera del alcance del aparato. Po r estas razones. los datos obtenidos sólo puc:den enjuiciarse: en relación con Jos resultados de las pruebas del dolor (pág. 155). Para el examc:n se coloca el buscador del detector. a ser posible. en un ambiente en el que no haya hierro - hay que tener cuidado con las cadc:nas de sujeción. bebedores automáticos y otros- . primeramente llevándolo a lo largo y por debajo del paciente. y luego. confom1e a las indicaciones del amperímetro. auriculares o altavoz. moviéndolo alrededor de Ja línea media. hacia atrás y hacia delante. hasta qut! las señales se aprecien con la máxima claridad. Los datos pueden anotarse en un esquema de la región xifoidea (fig. 123); sin embargo. las señales no siempre corresponden al lugar en el que luego habrá de ser encontrado el cuerpo extraño en el animal. sobre todo en zonas muy gruesas y anfractuosas. La palpación interna del bonete tras ruminotomía (pág. 154) proporciona valiosos da tos sobre el estado del rcsenorio en los casos que no pueden ser aclarados por otros procedimientos. Para la laparoscopia del retículo hay que colocar al animal en decúbito dorsal. El endoscopio se introduce después de incidir la piel en la región xifoidea, y con la producción de neumoperitoneo. Este método de exploración se utiliza sólo en casos especiales.

Apa ra to digc\tivo

16 1

Po r medio dd (.'xumen rol'nt~t.·nológico del bonete es posible determin ar. \!n ani males no muy voluminosos. el núml'ro y el tamar1o de los cuerpos cxtrailos presentes y. a veces. ta mbién si están clavados o no en el retículo. Las 11.!. D~h!Cior dc:ctrom:tgnético de: cxtr:lñ05, con indicador acú, tico : a 13 izqukrd :l. d c4uipo del ingc:nic:ro l1Fk ~CH . d e Ekktrogc:r.itcb.au, B.1vk r:1 (con un pc:quet\o :.ha voz); a 1:1 dc:recha, el de: la C:l~.l 1fauptnc:r (con :1uricu1:trcs) riG .

cu~rpo'

frG . 113. E.'qur.:ma d e los datos obtenidos con el d etector d e m ct:tlcs. us d o~ r:tm:ts del triángulo rcpre~cn ta n la proyección dorsovcotral de Jos extremos de amh:ts arcadas dorsales, con la superficie limitada por ellos y que forma Ja rc¡ión xifo idea (con Ja linea blanca). Izquierda: Ejemplo de loc:tlilación d e un cu.:rpo cxtr:u'\o en J.t cit:1d:1 región, a 13 d;:recba d e 1:1 linea m l•d i:l : la c ruz indica c:l punto de Jas sel\alc:s m3s intcn .....u, D c rcchl. Valor:tción de lo' da tos. Si J:u sci\alcs dd d.:h:ctor si! escucha n en 1:t 10n:1 1. es sdbl de que hay un cuc:rpo cxlr:tt\o en el bonc:tc : si :lJ'I:lrccc:n en 1:1 w n:a 1, e tán com('llicado' d d iafr:1gma y pcric:.rdio o lo' pulmonl'S: e n la zona 3, d tr:tuma afecta al h lgado : en la zon:1 4 , .si cu:aj:u, y e n la S, al bonc:tc o a la pant:a, m i.:ntra' que en la zon:t 6 tendrán un sign ific:tdl) <.k poo;ihk" Jc:,ionl!'l en el huo ~

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2

adherencias son demostrables sólo tras la producción de un neumoperitoneo. Las particularidades técnicas son descritas por RAPt é e J LJJAS. así como por FREDERIK y WJNTZER.

Librillo

El estómago de desecación y trituración, u omaso. que interviene en los procesos patológicos. tanto de los preestómagos como del tracto cuajar-intestino. 11 .

Rm~~EilCEA:

Ellplor~ci6n

cllnica del 1anado vacuno .

Plan de

cxplor~l ció n

clínica

se sustrae a los m~tod os corricntt!s de exploración. a causa de su situación en el interior del tórax (pág. 144). recubierto por las costillas. La presión palpatoria. percusión y auscultación. sucJen proporcionar datos de escaso valor sobre su est<~do. Informes más seguros sólo pueden obtenerse por la ruminotomia ex plorad ora o por la laparotomía . las cuaks han adquirido. por estas razones. unu particular importancia pa ra la explorución del librillo.

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librillo (ray:ulo) ; Uncas d e micntacit\n rnati<.Jc¿ car<.l f;u:a y arcada c
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pu lmt~n.

El cam¡w t/(' pcrcu.vián dC'I librillo está situado u la derecha vcntrolateralmcntc. '' la altura de la 7.r. y 9." costillas. y se limita crancalmcnte por el borde cauduJ del campo pulmonar ; en este punto. el librillo establece contacto. en extensión variable. con el diafragma y con la pared lateral del tórax (fig. 124'· Por la palpación vigorosa con los nudiJJos o con el puño se localiza aquí. ocasionalmente. en Jos padecimientos del omaso. una sensibilidad delimitada a la presión; a veces. efectuando p.alpaciones a sacudidas. se puede hasta reconocer el contragolpe del órgano patológicamente endurecido (la llamada paresia de librillo). Asimismo. durante la prueba del palo se nota a veces un choque o golpe en la región .Tifoidea, producido por el omaso. muy aumentado de tamaño e indurado, cuando éste bascula mucho. emitiendo el animal simultáneamente un quejido. La percusión del dolor (pág. 158) proporciona. en general. mejores resultados que la palpación profunda. pero hay que procurar evitar las costillas, que son muy sensibles. En la percusión para determinar la sonoridad, se obtiene normalmente. en la zona de proyección· del librillo. un ruido moderadamente mate. con d~limitación muy difícil de los órganos vecinos

163

- hígado (pág. 174). pulmon~s (pág. 1:!6). cuajar (pág. 165). intestino (página 167}-. Cuando está aumentado el tamaño. se incrementan también el pcrímdro y Ja intensidad de la matidez. mientras CJUC falta cuando el librillo disminuye de \Olumen o está separado de Ja pared torácica. Los ruidos crepitantes que se producen rítmicamentc con las contracciones del bonete no siempre se aprecian clar:.amcnte durante la ausculracicin en el centro dd campo de proyección. o difieren co n dificultad de los sonidos más intensos originados en los otros p.reestómagos. En Jas e~tenosis funcion:.tles se escucha a veces. en lugar de las crepitaciones. un ruido como de líquido en la misma zona. Normalmente. el orificio bonete-librillo se abre durante la segunda fase de la contracción del retículo (pág. 155). para cerrarse inmediatamente y seguir una violenta contracción dd librillo. seguida de otras o hasta tres más débiles (fig. 106). Al contraerse en la segunda fase el bonete. pasan al librillo cada vez 80 c. c. aproximadamente del contenido de los preestómagos triturado y lí4uido (total al día. unos 120 1). En este punto se reduce el contenido acuoso de los alimentos por presión y resorción. y éstos son triturados y más finamente molidos. Tras la ruminotomía (pág. 154). d librillo se palpa desde el bonete y desde los dos sacos ciegos anteriores de Ja panza. en los 2 / 3 de! su superficie. En esta palpación se tienen en cuenta su tamaño. consistencia. sensibilidad y posibles adherencias con las inmediaciones. El librillo sano tiene el tamaño de una cabeza hasta el de un balón de consistencia p.astosa. con1pucta. sin resistencia manifiesta a lu pn:sión. y es inscnsibl~. Los moderados aumentos del volumc:n no ti~n~n particular import~mcia sino van ~&sociados a una apreciable variación de la consistencia. En la llamada ¡mre!J·ia dd librillo. el órgano está duro (contracción espástica). a¡:c:nas o muy poco dcprcsible. y muy doloroso; por el contrario. en Jus c:stcnosis funcionales uparcce a vc:ccs fláccido y blando. Su contc.!nido pued~ ser examinado introduciendo dos o tres dc.!dos por el orificio bon~l~·librillo. desprendiéndolo con cuidado de entre las hojas: normalmente. tiene una coloración verdosa pardo oscur•'· y aparece casi seco. Los restos de alimentos groseros y sin d igerir. ¡&sí como los líquidos ~n el librillo, constituyen haJiuzgos patológicos.

Cuajar La exploración clínica del cthcmrasn. o ('stómaRo glandular. ha adqui· ido im ~ ortancia al aumentar Jos conocimientos sobre sus padecimientos. Este •estómago propiamente dicho de los bóvidos• interviene de una manera fundamental en la digestión de las proteínas. y en su interior está recubierto por una mucosa en forma de pliegue como hojas de curso en csp:ral. En Jos terneros. de leche. su tamaño es doble que el de la panza. siendo la mitad de ésta a Jos 3 meses. p.ara alcanzar unn novena parte. aproximadamente. del volumen del rumen. en los animales adultos (10 a 15 J.)_._ Por tales razones. su zona de proyección. en las paredes ventrales del abdomen. difiere con la edad y se influye cranealmente por Jas contracciones del bonete. y caudalmente. por el útero. que, durante la gestación av~nzada, presiona fuertemente hacia adelante (figu-

IM

Pl an

d~

cxrloración clínica

ms 125-128). Mi\!ntras que en los terneros jthcnes ocup~ una grau p~trt~ del suelo dd abdomen. desde la arcada costal h~s ta poco ~ntcs de la peh is. sobre todo a la izquierda de la línea med ia . en los bóvidos adultos la porción fúndica se encuentra inmediatamente por detrás dd bonete en la regiti11 xifoidea. y se extiende. a partes iguaks. a la derecha y a la izqUierda de la línea blmwa en dirección caudal. donde la p.orción pilóric:1 gira en la región del ombligo o 1 ó 2 anchos de mano por delante de ella y por debajo del polo del librillo hacia atrás. a la derecha. y en posición dorsal. po r la arcada costal (fig. 132). Las distopias patológicas del cuajar dilatado se presentan en los bóvidos, con mucha frecuencia. en los últimos años. En tales circunstancias. el abomaso, lleno de mayor o menor cantidad de gas y liquido. se desplaza hacia el fla nco derecho (dislocacivn dt! abomaso hacia la tlerc.•clw, a veces con torsión). o se introduce entre la panza y la pared izquierda del tórax y del abdo-

Ftl:~ . 125-118 . 7.on.t d~ p rov~'Ccil\n dd cu;1jar e n lo, t·u)vido" ( vi .. t:a ventral). Oc ÍL.4 uierda 3 derecha : ternero recién n Jc id ~>; ternero eJe 3 rnc~c; : v:u::t de 5 a"o"~ y vac:.1 d e 7 :I"O!\ en 8C.:stación ;1vannd.1

men (dil·locaciún de abomaso hada la i:.quh·rda). Para la exploración del cuajar se recurre a la inspección exh:rna. circunstancialmente. también a la kaparoscopia y a la palp.ación desde el exterior. En caso necesario puede procederse también a la laparotomía o a la ruminotomía. así como a la auscultación y a la percusión. El examen dd líquido de punción del cuajar se ut iliza sólo en raras ocasione~. En general. en el cuajar sano se ohticncn pocos datos ca· ractcrísticos con los citados métodos. si se exceptúa la palpación directa; por el contrario. pueden recogerse síntomas muy daros cuando el estómago está muy lleno o cuando sufre distopia. Inspección externa. En la región hipocondríaca der~cha. y por detrás de cUa, pueden apreciarse ocasionalmente abultamientos más o menos manifiestos. consecutivos a sobrecargas patológicas del cuajar (indigestión de leche o de pienso grosero en los terneros: estenosis pilórica funcional de los animales adultos). En la dilatación del cuajar se nota n muchas veces abultamientos parecidos, semiesféricos. que llenan una parte del flanco derecho o izquierdo. El abomaso distópico puede verse también en la laparoscopia del ijar afectado. Palpación. En los terneros. tumbados en p.osición lateral izquierda, puede notarse el cuajar a través de las paredes del abdomen. sobre todo cuando está

165

no est~n muy t~:nsas a caus:.t dd dolor. Al prc.,·imwr en /a pa/paciún. los animales con ahomasiris declanada o con úlceras dd cuajar muestran una sensibi lidad dolorosa en el campo de r.royección dd estómago. Es más interesante la pa/pacid11 direc/ll después de laparotomía o ruminowmía, con lo cual es rosiblc examinar la total superficie del cuajar. que. normalmente. aparece fláccido y sólo compacto en la zona del píloro (rorus pilórico) y. en general. ocupado en una parte de su capacidad con un contenido líquido de consistencia de puré. Hay que prestar atención a la situación. contenido -cantidad. consistencia. cuerpos extraños- . paredes engrosadas o más finas - las primeras. en la leucosis del cuajar o en el edema de su mucosa; las últimas. en las úlceras de abomaso-. reacciones dolorosas y posibles adherencias. L¡as r.c rsonas de brazo largo y mano fina logran a veces también explorar el cuajar a través de la abertura bonete-librillo. En la exploración rectttl (póg. 167) puede palparse el cuajar cuando está intensamente dilatado y dirigido hacia la derecha. apreciándolo como un balón de aire muy tenso. PcrcusiJn. La delimitación del abomaso por medio de la percusión no es muy segura. El sonido claro o submate que se aprecia normalmente en su zona de proyección varía hacia la matidez cuando existe sobrecarga. Por el contrario. el cuajar dilatado rroduce. segú n d contenido de gas. un so nido claro 1imr.ánico. de extensión más o meno~ amplia. en d irección caud:ll y a la daecha o izquierda de la arcada costal. a la mitad de la altura del tronco aproxim:adamente. La pt•rc·usitín dolorosa del cuaj:u sude resultar claramente positiva cuando está afectado al mismo tiemr.o d p.:ritoneo p:arietal: aun así. la zona de sensibilidad no siempre se localiza con precisión. de ta l forma que es difícil delimitar por este dahl los padecimientos dolorosos tld bonete. librillo o hígado. A veces d martilln choca. durante la percusión dolorosa. con una resistencia m:is dura en l:t zona ue proyccd,;n del cuajar. en comparación con el resto de la pared abd<.lminal. que. pnr In gencr:al. es más elástica. Este dato indica engrosamiento de la pared dd abnmaso (lcucosis) o la acumulación de arena en su ca\idad. A usculwdcín. 5'e sabe poco snhrc los ruidos normales del cuajar; se producen en el centro del intervalo que media entre las crepitaciones del librillo (pág. 163) y el pcristaltismo intestinal (pág. 167). Los movimientos o ndulat orios del cuajar. más claros en la zona pilé rica. coinciden con la fase de relajamiento del bonete y con la contracción del librillo (fig. 106): por el contrario. el abomaso permane:c inmóvil durante las contracciones del bonete. En la disropia del cuajar se auscultan sobre el órgano dilatado -parte superior de la arcada costal derecha o izquierda-- tonos altos de timbre metálico. que se originan por el movimiento de los líquidos en el interior de la víscera muy Jlena y dilatada por el gas. Estos ruidos aparecen a veces de forma es¡:ontánea. pero otras han de ser provocados · por sacudidas del flanco (auscultación con sucusión o efecto steel-band). Punción. El cuajar de Jos bóvidos puede ser objeto de punción en un punto situado aproximadamente por delante del centro. entre la ap.ófisis xrmuy

r~pl~t o ,

siempre que

aqu~llas

Plan tk cxploracil)n clinica

166

foidcs y d ombligo. utilizando. según el tamai1o del an imal. una c;inula d~ 4 a 8 cm de longitud (fig. 129). El líquido de punción (en c:1su ncces:1 rio. absorbido con una jeringuilla) es. normalmente!. nlgo m:ís cluro que el de la p..anza. pardo. amarillo o verde aceituna. de consisten cia acuosa. o lo r ácido y con un pH de 2 a 4. Los valo res superio res del pH (entre 5 y 7) se observan en las hemorragias del cuajar (líquido de punción rojizo). mezcb de bilis (aspecto mucoso verdoso) y en la putrefacción del contenido (mal olo r). Cuando se sospecha distopja dd cuajar. la punción se efectúa sobre la zona timpánica o algo por d ebajo; en casos pos itivos se obti ene un líq uido claramente ácido.

F1c;. 129.

Punci.:m úd

cu;~J;tr .

Lu~;~r d~:

dd líqu ido

imr'lanta<:i\)n r'UIIciün

d~:

1.1 c:i nut;, y ohh:nci\jn

d~:

Por el examen de las mm•stra.r ele ht•(·c•s pueden demostrarse las hemorwgias del abomaso. que. comú nmente. se deben a ulcer:scioncs (casi siempre. a consecuencia de lc ucosis del cuajar). ut ilizando. para tal efecto. la prueba de la bencidina (pág. 170). En las parasi tosis del estó mago pueden verse los huevos de los vermcs (pág. 171).

Intestino El intestino de los bóvidos. excepto la po rción inicial del intestino delgado (duodeno ). que asciende por la ho ja parietal del gran epiplón. está situado en el interior de la bursa supraomt•ntalis. y ocupa los 2/ 3 posteriores de la m itad derecha de la cavidad abdominal. .donde. según el estado de repleción de la pa nza. es emp.u jado hacia la derec ha. y en sentido ventral durante la gestación.

Apamto digc·aivo

167

a consecuencia di! la pres1on que ejerce el útero. aumentado de tamaño (figura 132). Mientras que el intestino delgado sude est:u cas i siempre considerablemente vacío. el intest ino grueso aparece moderadamente lleno o Heno por compkto en t:ondiciones normales. La consistencia dd contenido intestinal se va incn:ment~mdo de delante (líquido t:omo so pa) hacia atrás (aspecto de puré fino. o scmiespeso). En la exploración del intest ino. la inspección. lap,a roscopia y palpación externa. así como la percusión y la auscultación tienen una importancia secundari:t frente a la exploración rectal. y la laparotomía diagnóstica que. ocasionalmente. es necesaria. Cuando se sospecha un padecimiento del cuajar o del intestino. deben examinarse también las muestras de heces. En la inspt'cciún externa se aprecian sólo rara vez aumentos de volumen en el flanco derecho. cuando el intestino está muy repleto de gas (meteorismo; por ejemplo. en la torsión del ciego. vólvulo del intestino delgado. íleo paralítico y. ocasionalmente. invaginación intestinal). La lapuroscopia por el ijar derecho muestra. ante todo. las asas intestinales a través del gran epiplón: después de separar su borde caudal se hacen visibles el intestino grueso y el resto de la asas situadas sobre él. La· pa/pacidn y pt' rcusicSn de las paredes abdominales de la derecha muc:stran sólo rara vez una sensibilidad clara y localizada en los procesos dolorosos del intestino (invaginación. estrangulación. enteritis aguda). El sonido percutorio es charn. sobre el tercio dorsal de hl zona intestinal. y resulta mod~ra­ d¡jm~nte mate p.or debajo. s~ obtiene un sonido intl!rmcdio. de límites aproximadamente horizontales. algo más alto ~n los animaks ~n g~stación avan7.ad.a. y más bajo en los no gcstant~s o en las priml.!ras épocas d~ la pr~ñcz. Las anormalidades en estos sonidos ·- clara timpania. cin:unstancialmenle. ~n has zonas ven tralcs. <) matidez d orsal - son signos de vari~acioncs en el estado de repleción o en la silU\lci6n d~ Jos inl~stinos. Dada la moderada cantidad del contenido intestinal. normalmente de <.:ons istencia líquida o poco pastosa. se aprecian en los bóvidos sólo borborigmos intestinales débiles y raros (erer. itaciones. chapoteos o zurridos). que pueden ser enmascarados pnr los ruidos de los preestómagos. más int~nsos. Por estas circunstancias. h1 aw¡cultaciún del intest ino en el ijar derecho es. casi siempie. poco práctica y SI! utiliza sólo en casos sospechosos. En el catarro entérico grave y en la asc itis se escuchan chapoteos duranll.! la auscultación con sucusión. Los sonidos altos. timpánicos claros. con resonancia metálica. se producen en el meteorismo simple. en el íleo y en los estados distópicos del cuajar y del ciego.

Explvración rectal Para la exploración rectal se ut iliza· u·n guante largo de goma. lubricado con mucílagos. no sólo por razones de higiene, sino para evitar el peligro de una alergización. Durante 1a operación. un ayudante sujeta la cabeza y la cola del animal (como se describe en la página 10). Si el animal no defeca espon·

168

Plan

d~

exploració n clínica

táncamente por la excitación del recto al introducir la mano. d que explora evacua. ante todo. el contenido de las partes posteriores dcl recto. para pal(:ar luego con la mano abierta. y con movimientos lentos. evitando comprimir con los dedos para no producir contracciones molestas y hasta heridas. Si aparecen ondas peristálticas. se espera hasta su terminación con los dedos recogid,, s (la llamada postura de ob~·t('tra). o bien se pasa la mano a través de estas ondas. En el curso de exploraciones muy prolongadas puede acumularse aire en el recto. con lo cual las paredes del intestino ap.arecen tensas como un balón. de ral manera que no es ¡:asible obtener datos en la palpación. En tales casos se debe interrumpir la operación. para continuarla cuando el intestino ha recuperado su estado de reposo. Normalmente se alcanza desde el recto. además de las asas caudales del intestino y Jos órganos genitales internos. también una parte del peritoneo parietal. p.anza. riñón izquierdo y. a veces. el polo caudal del derecho. la bifurcación de la aorta. pelvis y sacro. así como los ganglios Jifáticos y la vejiga urinaria. En circunstancias patológicas se alcanza también el cuajar o el hígado. sobre cuyas particularidades se dan los oportunos detalles en los capítulos co rrespondiente~. En el examen palpatorio del imt'stino por ' 'Ítt rectal hay que diferenciar la exploración del rc:cto c:n si. de la de has asas intestinales que desde él se a lca nzan. En el primer caso. la mano examina la superficie de la mucosa y puede también pal¡:ar h1 pared cogiendo pliegues con cuidado. En d segundo. se apreci.an normalmente sólo algunos indicios (poco contenid(), sua,·idad d~ la cubierta sc:rosa ). Las asas intestinales resb:alan entre los dedos con una consistencia blanda mostrando así sus paredes finas y escurridizas. Asimismo. los mesenterios y los ganglios mcs~ntéricos. blandos y pcque11os. no se palr;an o diferencian con scgurid:1d de los intestinos cuando no están patológicamente afectados. En la exploraci6n rectal del intestino hay que prestar atención a Jos siguientes puntos: Características d~ la supc:rfici~ (mucosa del recto o serosa de los demás intestinos). grosor y tensión de sus paredes. conh:nido (cuntidud . consistencia). así como a posibles dolores o adherencias. Son lmJiazgos putológicos Jos siguientes : ganglios linfáticos intestinales -voluminosos o compactos (leucosis. tuberculosis. enteritis grave). pared intestinal engrosada (cnteril is crónica. r:aratuberculosis. no rara en algunas zonas: coccidiosis en el recto). cordones tensos (distopias. dislocaciones). formaciones como embutidos espirales o. también. ~féricas. de consistencia dura (invaginación. estrangulación. dilataciones llenas de gas) o en algunas asas intestinales (torsión del ciego. íleo paralitico). adherencias groseras y ásperas. o fijaciones rígidas del intestino con los órganos vecinos (peritonitis). estrechamientos del recto (hematomas. flemones. abscesos. tumoraciones leucóticas o lesiones peritoneales en la cavidad pélvica). o también. acumulación de heces en la ampolla rectal (parálisis intestinal secundaria en la paresia del libriiJo o en el cólico biliar. parálisis anocaudal). Para aumentar el rad io de acción del brazo que afectúa la exploración rectal. a veces es útil levantar la pared del abdomen a la altu ra del ombligo. con un palo o una tabla. con lo cual se logra que las vísceras se corran algo en dirección caudal. La seguridad completa se obtiene

Jfl9

palpando C!ll la cavidad abdominal despu~s de laparotomía en el flanco derecho. con lo cual. una gran parte dd intestino puede ser somt:tido también a la inspección extrapcritoncal.

Examen tic las heces Las heces frescas o tomadas directamc:nte dd recto se someten a la inspección. tacto y c:xamen del olor. siguiendo los criterios que se dan a continuación. En caso necesario. la muestra de heces se deja sedimentar después de diluirla con agua en un matraz. Además. en los padecimientos del aparato digestivo está indicado. a menudo. el examen parasitológico o bacteriológico de las heces. Camidacl. Normalmente. moderada hasta abunda nte. La ausencia de restos fecalc:s durante la exploración rectal debe ser considerada como indicación de una obstrucción en el conducto gastrointestinal. Si se encuentran mucosidades serosas o blanquecinas. el dato se corresponde con una paresia grave del librillo. mientras que si el moco es entre rojizo y rojo oscuro • .o mezclado con sangre. hay que pcns:.ar. por d contrario. en una oclusión intestinal. Cvlor. ormalmente. scgún la a limentación. es verde o hasta pardo aceituna. En ·la obstrucción biliar. la coloración es gris r;~rdusca. y cuando hay mucha c:.1ntiuad de bilis. amarilla grisácea. y pardo negruzca cuando son muy densas (paresia del librillo. alimento inadecuado) o cuando contiene sangrl! mezclada. de hemorragi:ts ocultas. que proviene. a menudo. del cuajar. Por el contrario. la sangre procedente de las porciones posteriores del intestino da a las hcccs un color rojo cl:lro u oscuro (pág. 170). Ccmsi.wencia. Por In gcner~ll aparecen finamente digeridas. con una consistencia de puré más o m~nus csp~so (plastas) y algo más fluida durante el pastorco que en la época de al imcnta<.:iün en el establo. Las heces duras. en holas o e ni recortadas (a heces en tortas • ). ar.an.:cen tras el cspesamicnto (carencia de agua. pienso inadecuado. paresia del li brillo. a veces también en la acetonemi.a). A menudo. en la distopiu del cuajar se muestran pastosas y pegajosas. como recubiertas de una capa de grasa. mientras q ue en las enteritis aparecen fluidas. con una consistencia de sopa y. muchas veces. espumos:.as. Cuando contiene gran cantidad de partículas groseras. se debe a masticación o digestión incompleta (trastornos del preestómago. rumia defectuosa). Olor. Normalmente es poco manifiesto. no rcp.ulsivo. Patológicamente es putrefacto. nauseabundo. desagradable (fermentaciones o putrefacciones anormales. descomposición de productos inflamatorios o de sangre). Substancias mczdudus. Las particularidades siguientes. apreciables ya en la inspección o palpación de las heces. o después de la sedimentación en un matraz. previa dilución de las muestras en agua, deben considerarse como datos patológicos: moco en coágulos en h enteritis catarral y recubriendo los escíbalos fecales duros~ moco viscoso. gris blanquecino, mezclado a menudo con sangre (circunstancialmente. en forma de tacos duros). en lugar de las heces en el íleo; fibrina en filamentos. más rara vez como membranas cru~osas puras

Plan

170

ll~ expiM~& ci t\ n

clin ic.t

(figs. J 30-13 1) ~n Ja enteritis profunda ((.'meritÍ.\' /ihrínosa) . Las inflamaciones graves tJc la v~síc.:ula biliar pu~dcn hacer qu~ las heces \"a)an acompai1adas por masas muco purulcntas de mal olor. La eliminación de sangre de las porciones distales del intestino muestra una coloració n rojo clara o rojo oscura. en estad o líquido o en coágu los; r.or el contrario. la qu~: pro\'ienc de las partes crancaJ~:s y del cuajar produce una tinción en las hec~s más o menos claram~:nte n~:gro v~:rdosa hasta negro pa rdusca oscura (melt!IIU). La sang.r~ qu~: no se aprecia como tal en las h~:cc:s. por su fina distribución en ciJa. se demuestra en sus-

FJGS.

DO~ 131.

Excn:cion.:.,. :-.c ucJomcmhr~l nO'Ia' de fihrina procct.h.·nh:' d.:l intcM ino th:l~:tdo (i,qu k rd:~) y d .:l intestino ~ctru;:w (l.fcrccln)

pensiones acuosas co n la pru~:ba de la bcncidina (h~:morragias teocultas•). En ésta se ha de tcn~: r en cuenta que el result:.ado pucd~: ser influido por o tras subs· tancias contenidas en las heces bovinas. por lo cual. si la reacción es pos itiva (coloración verde o azul). habrá que examinar muestras en di luciones crecientes : 1 g dt: heces se diluye en 500 c. c. de agua; 2 c. c. de esta suspensi ó n se ponen en un tubito. a l que se ha a1iadido previamente una p.unta de cuchillo de bencidina. 2 c. c. de ác ido acético y 2 c. c. de solución de agua oxigenada al 3 ?{¡. Lectura de la prueba: Existe probablemente sangre si la reacción re· sulta positiva a las dilucio nes de 1 : 500 a 1 :5000. y la existencia es segura cuando la positiv1d ad permanece en di luciones más altas. Tras a1imentación con hojas de remolacha. las heces contienen tierra en cantidades mayores o me· no res: grandes cantidades de arena que obstruyen el intestino y ¡;ueden producir síntomas de cólico aparecen con trastornos concomitantes de la motilidad de los preestómagos y del cuajar.

LÁ M INA V

(· JG. JJ~. Topografi:l del i ntc~tino. ao;r como del hi~1 do y Cl1.1j..r en un bc;vido (vi.,.ta dc,dc la dcrech.1, de~pués de separar una parte del diafragma y d el gr;:¡n epiplón). F.n la cavidJd abdominal : uma rillo, duodeno: mor.1do, yeyuno : rojo, fll·on ; verde, as."\ cspirnl del colon a..ccndcnle: aLul, colon descendente : gris, cic¡.to, cuajar e hígado. En la c.1vidad torácica : rojo. aorta y :ulerias interc<Xtales ; a zul, vena cava caudal: :1marillo, nervio frén ico

171

Exwnen para~itolúgicv dtt las hrct•s. Para comprobar b ptesencia de p
e:: , 1

- - ...

..;..-

..

..

Método comhin:uJo ~k \~:tl i nh: lll :.u:iün y flotaciún p.1r.1 t.h: hu~:vo.¡ ~k trico,lron~llidth. ;;,cari,, ten ia.; y di.;. lom .t~, ;a,j COIIHl tk OOt¡IIÍ'itC'i d-· C:OCC: ÍdtO' .:n J,¡, h ~:c~:~

Fu. . 1H . l.t

J~:mo, trac ici n

Método d.: pu" 1.1 clcmo'l r.tcu'n th: IJr· va.; d e vcrm::'i pulmo· Fll; . 1.\4.

la

m Í!tr:ac i ~,;n

nJr~:'

en

la ~

h cc.:~

. trata de una invasión con Mcmit•da. se aprecian en las heces a simple vista- . el resto de los parásitos. en sus diferentes fases de desarrollo. corrientes en las heces de los bóvidos. son visibles sólo al microcopio (a 80 y 104 aumentos). Métodvs de d<•ccmtaciún. La muestra fec:.&l. bien mezclada con agua. se pasa por un colador poco fino y se deja en una placa de Petri durante 6 horas o toda la noche. hasta que se forme un claro sedimento. el cual se estudia al microscopio después de dec-Jntar con cuidado el agua que sobrenada; con ello. los parásitos aislados que se encuentren indican la invasión del paciente. Este método permite descubrir todas las fases parasitarias en las heces bovinas. suponiendo que se hallen en número suficiente. Método combinado de sedimentación y flotación (fig. 133). Para el enriquecimiento de huevos de trichostrongnidos. áscaris. tenias y distomas. así como de quistes de coccidios. se lleva una muestra de heces. del tamaño de

'"'" 1-

Plan

d~

\!Xploración clínic.t

.

~i>''

•""': r FICi. 135. Huevo de trico:.tronyílido!t : t:t· m:11'10 n.1tural , 30 :l 50 y 70 :1 110 Jl : 300 aumentos

fu :. 137. lluevo-. d~ Stroll~) .. luid1·( l'lllliiiiHtts : t:unat'o na tu· ral. ~'\ Jlur ~CI 1, : .\00 ;umh:ntu'

lluevo ~k Nc>mllwclirus : tamai\o n:uurll, 80 por 160 ·" ; 300 aumentos

FtG. 136.

llucvu.¡ de r,;,.¡,,¡, m·it : tam:t"n natur :tl, 7.5 flur .\.5 1• ;

Ft(:, 1JM.

'nn .aumento'\

un huevo ue gallina. a un vaso de precipitados. se mczda cuidadosamente con a!!ua y se eliminan las partes vegetales más grosems por medio de un col~tdor 4ue vierte en una copa. Una muestra. del tamaño de una avellana. tomada del sedimento formado después de algún tiempo. se IJc, 41 a un tubo ue centrífuga y se mezcla en la proporción 1 : 10 con el lí4uidn de enriquecimiento - solución de cloruro sódico concentrada para los huevos de trichostrongílidos. áscaris. tenias y quistes de coccidios; sil icato potásico en solución acuosa (1: l) p;ua los hue\'OS de los distomas grandes y pe4ucños--. centrifugando l minuto a 4000 revoluciones. En la práctica puede lograrse también la flotaci ón removiendo la muestra de heces con el líquido de enriquecimiento en un vaso de precipitados y dejando reposar durante algunas horas. Finalmente. se toman 2 ó 3 gotas de la superficie del líquido con un asa de alambre. haciendo una extensión sobre un portaobjetos para el examen microscópico. Las formaciones parasitarias más importantes que suelen encontrarse se describen en las figuras 135-143. Método de la emigración (fig. 134). Para la demostración de larvas de vermes p.ulmonares se pone una porción de heces. del tamaño aproximado de

Fu;. 1:\9. H uevo.; tk :hcari, (Nc•ua,,.,,¡f l'iwlurttm) : tamano natural. 75 por 95 !': 300 :~u ­ mt:nto!>

FIC..

1-tO.

-

Huevo de tcni:.a (Afmrit>:.ia natural. ~O por 70 .'' : 300 .lUntCillO\

t'\/)0/l)f/): tam:u~o

,

Flti.

141 . Ooq ui, te de coc:cidiu

(1-.'im r•ritt ::.rimi) : t;lmJi'\o natur.ll. 1S po r ~O ." : ~00 :1 umcnto'

Fw. 141. lluevo d-: di~lllrll.J gr.lnt.l..: <1(/,\do/a lrr¡uítica): tam:.11'\0 natu ral,

80 por 140 /( : 300 aumentos

Fto. 143.

Huevos

de

pequeño

distoma

(DicroCJelirun dendriticwn); tamaño n;uuTal, 25 por 40 p. ; 300 aumentos

FtG. 144.

Larva d e ve rme pulmonar (Dictyocau-

lus l'ÍI•i.pnrus); tamaño na:ural, 0,4 mm: 100 au-

mentos

17-'

una man7.<Jna. ~nvud ta en un tro1.o de gasa. y se introduc~ todo en un embudo lleno de ~1gua hasta la mitad. en cuyo ~xtremo s~ ha c0locado un tubo de goma cerrad o por una pinza. Despu~s de 24 ho ras se anoj~t cuidadosamente la pin1a para ex tr<Jer las primeras 3 a 5 gotas. que se llevan a un portaobjetos para el examen microscó pico a fin de descubrir las lar\'as (fig. 144). Éstas se distinguen con facilidad de los nematodes de la tierra o d~ las larvas d~ trichostrongil idos. que pued~n estar presentes cuando las hecc!s se to ma ron dd suelo o cuando se han almacenado durante! mucho tiempo. En los casos de diarreas de! o rigen no conocido se to ma una muestra. con limpieza. directamente del recto. y se llc!va a tubitos est¿riJes para el e.mmen bacterivlv¡.:h:o o virolúgjco (salmo nelas. bacterias tuberculosas y paratuberculosas. virus de la enfermc!dad de las mucosas y otros). Hígado El diagnóstico clínico de las enfc!rmedades hepáticas presc!nta. en los bóvidos. ci~nas dificultad~s. Aun en los más grav~s proc~sos dd hígado faltan a vec~s síntomas característicos. tal~s como ictericia y aumento o dolor del campo d~ percusión hepát ica. Además. p.ueden fallar las pruebas dd laborator io par... demostrar los trastornos de la función. si permanece intacta una tercera parte del parénquima. Sin embargo. el conocimiento del estado dd hígado es importante. porque en muchos procesos patológicos se ve afectado de forma primaria o secundari:1. y ~orqu~ todas las lesiones h~pát ica s actúan sohre d metubolismo y. con ello. sobre la salud y c~tpadd~td del anim;1l. Po r t~1ks ra7.ones. y pese a llls resultados parcialmente poco expresivos. d~he recurrirse a to· dos los ml!todos de ~xa men rcali1.ahles. para enjuiciar lu~gn los datos en su totalidad. En general. la exploración del hígado en los bóvidos se funda en la inspección de l:ts mucos;ts visibles. en ht palpaci\)n y ¡:ercusión de la zo na h\.!p:ítira . prueba del azul de metileno en la orina y ex~lm~n de las h~ces para descuhrir huevos de distoma. Sin embargo. son m~s efectivas. aUIHJUe m:is costosas. la determinación del contenido de bilirrubina y fermentos en el suero. así como J¡,¡s prueb~1s de función con la bromos ulfaldna. Si es necesario. pu-.:de recu rrirsc tambil!n. para resolver el problema. a la laparoscopia . laparotomía exploradora o a biopsia del hígado. lns¡u:ccicín, palpación. percusicín. En la in sp~cción de las mucosas visibles hay que prestar atención a la posible ictericia (pág. 76). 4ue. en los bóvidos. sólo se produce. en general. en las lesiones hepáticas graves. con un cont~­ nidn sérico en bilirrubina su perior a los 2 mg ~:r•. Las lesiones cutá neas consecuti vas a la fotosensibilidad (pág. 78) y la manifiesta tendencia a las hemo rragias (págs. 82 y J JO) será n siempre consideradas como indicación de un trastorno hepático. Las anormalidades palpables por vfa externa. son apreciables sólo en los aumentos excesivos en el tamaño del hfgado (grandes abscesos. vesícula biliar obstruida. hígado congestionado. equinococosis) y en la zona dorsal por detrás de la arcada costal izquierda; también por vía rectal se palpan sólo en la parte anterior del flanco derecho los gra ndes aumentos del hígado; no

Aparato d i gl!~ tivo

17.5

obstante. el brazo introducido en esta dirección provoca en el animal quejidos o movimientos de defensa cuando sufre procesos hep.áticos dolorosos. La sensibilidad del hígado se aprecia mejor por la palpación presionando y ¡:-.or la percusión para provocar dolor: los resultados son más claros en los procesos agudos que en los crónicos. La zona normal de percusión hepática está situada. dorsalmente. en la región de la IO.a a la 12! costillas. Se produce un sonido mat\!. casi siempre bien delimitado. de 3 a 4 dedos de ancho y de la altura de

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~ucada

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una mano (fig. 145) frente al campo pulmonar (sonido pulmonar lleno) y por ddante de la zona dorsal de los intestinos (sonido timpá nico): la matidez puede correrse de 1 a 3 dedos en dirección craneal durante la gestación avanzada o en los procesos que afectan a los órganos abdominales. o. por el contrario. desviarse la misma distancia en dirección caudal cuando existe enfisema pulmonar. Los aumentos del campo percutorio del hígado que alcanzan 5 ó 6 anchos de dedo y aún más. deben considerarse. por lo general. como p.atológicos. sobre todo si coexiste en la zona sensibilidad dolorosa. Cuando el hígado está muy aumentado de tamaño se prod uce a veces. en lugar del sonido mate. un ruido alto. correspondiente a los intestinos. porque el lóbulo hepático derecho. J:Or su propio peso o por la vesícula biliar con un \ olumen incrementado. se separa de la pared del abdomen ~- En el curso de la distopia del cuajar hacia la derecha (pág. 164). la matidez del hígado desaparece cuando se pasa de la dislocación a la torsión del estómago.

176

Plan tk

~xploración

clínica

Con la prul'lw dd a:.ul de IIIC'tileno (fig. 156) pu~d~ lkmostrarsc la ~xist~n­ cia de bilirrubinoides en la orina (coloración vcrd~ por oxidación). Sin embargo. la prueba. no siempre resulta negativa en los animall.!s sanos. ni regularmente positiva en p.acientes con afecc io nes hepáticas~ por ello. se consid~ran efectivos sólo los resultados claros o intensamente positivos. como indicadores de un padecimiento del hígado. Además. se ha de consid~rar que la pru~ba dd azul de metileno reacciona tambh!n cuando la orina contiene hemoglobina (página 192); para realizarla se alladen a 5 c. c. de orina (¡medir!) las gotas de solución al 0.2 ~.'. de azul de metileno (¡contarlas!) que se necesiten para lograr que el color vire de verde a azul. Valoración : Azul con 1 a 2 gotas. - - - ; después de: tres gotas. + - - ; después de 5 gotas. + ,- - ; y. tras añadir más de 5 gotas. + + + . (Con ayuda de las tabll!tas Ictotcst LHo rmon-Chemie. Munichj. los pigmentos biliares de la orina de los bóvidos se demuestran sólo cuando ~lcanzan una concentración que corresponde al resultado + + - de la prueba del azul de metileno). Lo concerniente al examen de las heces t:ara la demostración de lmel•os d,, disromll se estudia en la página 171. Aquí sólo tienen valor los hallazgos positivos. porque puede haber fasciolosis sin que aparezcan los huevos en las heces. El comenido livrma/ de bilirrubina en sm•ro (mc!todl> de Jendrassik y Cleghorn) en los bóvidos es inferior a 0.2 mg % en to tal. e inferior a 0.1 mg % de bilirrubina directa. En los estados de inanición se elevan algo. Las cifras entre 0.2 y 0.5 mg % en to tal y entre 0.1 a 0.25 de bilirrubina directa deben considerarse como sospechosas. y las más elevadas. como dem<)strativas de un trastorno de la funcidn hepática. Las citadas tabletas de lctotcst demuestran sólo un contenido total de bilirrubina superior a 1.5 mg ·:~.. los fc.•rnu•mos séricos liberados en las lesiones pan..'Oquimatosas constituyen un sensible indicador para las ksiones de las células hepáticas. en particular. la scroglutamatoxalacetato-transaminasa (SGOT). que es utilizable para el diagnóstico de los p:tdecimicntos hepáticos en los bóvidos (Farbtest Boehringer-Mannheim): no obstante. la actividad de este fermento se aumenta también en las alteraciones cardíacas o de los músculos del esqueleto (por ejemplo. en la tetania o en los desgarramientos musculares). que deben ser excluidos en el diagnóstico diferencial. Los valores normales de la SGOT varían entre 40 y 70 \Jnidades Wroblcwski ~ las cifras muy elevadas (más 200 U. W.) aparecen en las he¡;atitis agudas. Para realizar la prueba de función hepática. utilizada en las clínicas para bóvidos con el nombre de test de la bromosulfaleína. se inyectan 2 mg del colorante por cada kilogramo de peso. por vía endovenosa. Del suero obtenido antes de esta inyección. y después de 25 minutos de la misma. se mezclan 2 c. c. de cada muestra con 2 gotas de lejía de sosa al 1O % y se realiza el estudio fotométrico para determinar la cantidad de materia colorante no destruida o eliminada durante este período (comparar las extinciones). Las retenciones comprendidas entre 5 y 10 %; 10 ~ 25 % y las superiores a 25 % corresponden a lesiones hepáticas de carácter leve. de grado medio o graves.

·x.

Ap:uato dit;l!stivo

177

rcspecli\amente. Los •valores normales• inferiores a 5 " ;', de retención de BS no significan necesariamente. que el hígado esh! por completo sano. ya que los padecimientos crónicos o las alteraciones aisladas localizadas en una zona del hígado influyen a menudo muy poco en la prueba de la bromosulfaleína. En la práctica- cuando no se dispone de fotómetro- . la retención p.ucdc medirse groseramente a simple vista. comparando la tonalidad de los colores de las muestras de suero previa y posterior a la inyección : el color rojizo manifiesto de la segunda muestra corresponde a valores retentivos patológicos .

•...._

-

-

t-'Ui. 146. lns1rumcntal par;l 1.1 b iopsia de h l~ad~ (dcsm~nt:~do) s~o.• gún Ln~ Sl!
El l.!xamcn clcctroforético de las pro/eÍIWJ ele/ sw!ro. así corno las pruebas (/(' labilidcJd S<:ric:a (pág. 110) son poco demostrativas para el diagnóstico de padecimientos en los bóvidos. En la fórmula lt~ucocitaria (pág. 109). sólo en las hepatitis agudas graves (como en la retención biliar o cuando hay abscesos grandes en el hígado) puede determinarse una granulocitosis manifiesta con desviación a la izquierda; pero en la colangitis distvmatosa no s1empre se aprecia una clara eosinofilia. La biopsia dd hígado se efectúa con un trocar especial (fig. 146). 20 a 30 cm a un lado de la línea media del dorso en la zona de matidez hepática (fig. 145), en el espacio intercostal Xl o XII. Cuando se alcanza el hígado. se retira el esHlete. y la cánula. con su punta cortante y succionante. se intro· duce en el parénquima con un giro. El trozo de tejido obtenido debe medir. a ser posible, 0.5 cm de grosor y ser compacto; se introduce en formalina al 5 % y se envía para el estudio histológico. En la práctica. la biopsia del hígado tiene el inconveniente de que los resultados se conocen sólo después de unos días (más rápidamente, en los frotis simples. para los cuales basta 12.

ROSDtiDCilll. : EJ!ploradón elfo ka del

aanado

vacuno.

J7K

Plan
la biopsia de una aguja). y tampoco son válidos para d hígado en total. ya que las lesiones suelen \!Star loculizadas ~ por d contrario. la bio psia es muy
179 J~

una mano. tamaño de un puño. cte.). o~ esta manera p.uedcn ser diferenciadas y enjuiciadas la nwyor parte de las afecciones hepáticas. valorando. en conjunto. con los demás datos clínicos obtenidos. En determinados procesos patológicos se hace necesario. tras la muerte del animal. el envío a l laboratorio de un tro:.o (/(' tt'jit!o IU'plítico del tamaño de

j' J 1 \

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F1os . 147 y 141L

Vi ~t:J

d i! las 1ona ~ hc p~itica:. pJ ipabks (r:~yado) J tr:1vé~ de 1:1 panl3 y bonctl! ( izquierda) y d l!st.lc la cavid ad ahdomin:~l (d crcch;a)

un puño. para su examen químico (contenido en vita mina A. cobre o plomo y de otros venenos). Los valores normales de estas substancias en el hígado. así como sus variaciones patológicas. se estm.Jian en el tomo correspondiente a enfermedades de los bóvidos.

Pared y cavidad abdomitwl La exploración del abdomen incluye la inspección de sus p.aredes y del perímetro del vientre; la comprobación - palpando- del grado de tensión de aquéiJas y, en caso necesario. también el examen del peritoneo parietal (laparotomía exploradora) y del líquido cavitario (punción del abdomen, laparotomfa).

Plan J\! c.:xploración cHn ic:t

180

En la in.,·pección ele las purech•s ahtlomina/C's hay que considerar Jos aumentos de volumen localizados. como hernias. alteraciones c.:utáneas o subcutáneas (pág. 81) y bs heridas. Se sacan conclusiones diagnósticas obscrvanuo el contorno por detrás. para apreciar las variaciones manifiestas en la forma normal ovalada vertical (fig. 149). las cuales. no obstante. requieren una comprobación mediante la explon.tción de los órganos afectados (v~anse éstos). La tt!nsiñn de las parcclc•s dt'l abtlomt'll se examina. por delante del pliegue derecho de la babilla. con los dt:dos extendidos (fig. 150). Normalmente. las paredes están blandas; la tensión en grados diferentes. acomp.a ñada a veces de sensibilidad. se produce en los padecimientos dolorosos del abdomen y en la sobrecarga intensa de los intestinos. Pese a la irritación peritoneal, la tensión puede ser ocasionalmente normal. tal como en la debilidad completa consecutiva a una intens:1 peritonitis generalizada.

F1o. 149.

ReJlrcsent:ación

c~qucm :ít ic:~

del pcrfmctro del ubdom.:n d.: Jos bdvidos, visto por detr:ú

u) Normal. b) Timp:~n i,mo a¡udo con boiS3 g:a~o'>a dor~l. e) F~rm.:ntacidn espum~ tra .. ulimc:ntación con lc:gumino~ s. ,¡, En la c~hmosis funcion~11 :anterior c:onsccutiv4 :1 lesión del v:aao. r) f.n 1:1 oscit io¡ o hidro;amnio.;, /) En la dil:~tación y di,topia int'-'n'a" h:tci.a la derecha dd cua jar, o ~n la d ilatación y tor,ión del cica:o

Cuando hay actmmlacicin e/(' líquido.\· en la nn·idad abdominal - contorno del vientre en forma de pera. chapoteos durante la auscultación. que se acompaña de movimientos de sucusión en las paredes. matidez horizontal a la percusión-- puede intentarse su reconocimiento mediante la exploración rectal. a fin de determinar si se encuentran en el canal gastrointestinal. en el útero (hidroamnios) o libres en la cavidad abdominal. En el último c:aso. los intestinos nadan en el líquido cuando éste tiene mayor ~so específico que aquéllos (ascitis hidrópica). o bien caen hacia abajo cuando el peso específico es menor (rotura de la vejig1 de la orina). Las acumulaciom!s de gas en la cavidad del abdomen son muy raras en los bovinos después de roturas intestinales (punción de la panza. lesiones en el intestino por partos difíciles) o en las peritonitis pútridas (sonido percutorio timpánico. como de tambor; e espacio vacío• dorsal. apreciable por exploración rectal). Tales acumulaciones anormales de gases pueden ser determinados con facilidad recurriendo a la punción estéril con una aguja en el ijar izquierdo o derecho. Normalmente. el aire entra en la cavidad peritoneal, en la que produce un silbido claro. a causa de que la presión es menor allí; la dirección de la corriente de aire puede comprobarse con la llama de una cerilla. Por el

181

contrario. en la peri1o11itis di fus:.t no (!XÍStc esta presión baja. e incluso puede ocurrir que por la aguja de punción salga un gas de olor pútrido. La punción diagnóstica th• la cal'idwl abdominal con un trocar obtuso (corte de la piel) o una cán ula co n orificio la teral se efectúa en la r egión xifoidea derecha. si se sospecha rotura intestinal. en un punto paramedial a la derecha y un ancho de mano por dela nte de la mama. El líquido peritoncal. que no rmalmente tiene colo r ambarino y aspecto claro. se enju icia como se hizo con

t: llJ .

1.~0.

F.x:tmcn de 1.&tensión de l:ts

parc~ cs

ahdominalcs

el contenido de la cavidad to rácica (pág. 131). Entre las substancias extrañas que puede co ntener hay que co nsiderar el pus (turbicdl.ld. mal o lor). fibrina (coágulos. masas}. así como partkulas de alimentos. com r .o ncntcs biliares (tinción naranja hasta parda) y orina (olor>. Cuando sea necesaria la laparotomía exploratoria para di agnost icar seguramente un proceso en la ca vidad abdomi nal. si ello no puede hacerse con claridad por otros métodos. se elige el flanco izquierdo. si se supone que el foco está localizado en los vreestómagos. o el flanco derecho si los síntomas se inclinan más .a una localización en el cuajar. intestino o hígado. Después de abrir la cavidad abdominal se ~xamina. primero, el peritoneo r .ariet.al y visceral. que. por lo general. aparece claro. tra nsparente. blanquecino grisáceo. liso y húmedo; los estados patológicos son: Coloración amarillopardusca (pigmentos biliares). intensa congestión e inyección de los \asos (i nflamaciones.

Plan J\!

~'<JliOI.tción

clínica

intoxicaciones) o adherencias (bridas fibrino~as = peritonitis rec ieu tc: adh\!rencias fihrosas =- peritoniti~ antigua). Durante est:.a opcrack)n se comprueba también la cantidad. color. consistcnrin· y olor del líquido peritoncal. Se toma con cuidado una muestra con el hueco de la mano en la p;.trte m:ís profunda de la cavidad, procurando evitar todo contacto con la sangre de la herida operatoria. para no dificultar luego el enjuiciamiento dd liquido (véase anteriormente). A continuación se procede a la exploración metódica de la cavidad del abdomen. En las hembras pueden ser tambi~n palpados. en la exploración después de \'aginotomía. los órganos situados inmediatamente por delante de la pelvis.

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JRfl

Plan de exploración cl ínica

Jlígrulo

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Aparato urinario Generalidades

La exploración de los riñones. de las vras urinarias. así como de la orina misma. es útil para reconocer los padecimientos que afectan a estos órganos; por otra parte. también una serie de afecciones con localización fuera del apa· rute> urinario - por ejemplo. hemoglobinemia. acetonemia. lesiones hep3ticas graves e intoxicaciones- cursan con elirninación por la orina de una serie de substancias patognomónicas (hemoglobina. cuerpos cetónicos. derivados de los pigmentos biliares o venenos). La exploración del aparato urinario se lleva a cubo observando la micción ~spontánea o provocada. examinando la orina y efectuando la palpación rectal (circunstancialmente. también \'aginal) de los ürganns urinarios internos. así como por la inspcc<.:ión indin.:cta. palpación y sondaje de la uretra asequible desde d exterior~ la vejiga urinaria de has hem· bras bovinas puede ser examinada así por cndnscopia. En casos nccc.:s:arios. la vaginotomia o la laparotomía (pág. 181) ofrecen la posibilidad de p01lpar directamente todos los araratos urinarios situados en d uhdomen y cavidad pélvka. En la anamnesis. cuando se sospecha un padecimiento renal. tie11en importan<.:ia las preguntas referentes a la sed dd paciente (página 136; canti· dad de agua bebida. en caso necesario. mid iéndola con un cubo). La estrecha dependencia funcional y anatómica entre los aparat04\ urinarios y genital (figuras 151. 164) es causa de que los padecimientos del primero arecten no rara vez a los genitales (y viceversa). lo cual se hu de poner en cuenta en Ja ex· pi oración. Plan de la exploración

Micción La micción esponflínea la realizan las hembras bovinas. sobre todo. casi inmediatamente después de lt!vantarse. unas S a 8 veces al día: algo menos los toros. con un total de 6 a 12 1 (máximo. 25 1) de orina. La cantidad total de orina eliminada en el día apenas puede ser comprobada si no se efectúan recogidas regulares; el aumento manifiesto (poliuria), con incremento de la sed (polidipsia), así como la clara disminución (oliguria) son patológicos. Durante la micción hay que observar los síntomas de micción dificultosa (frecuentes posturas como para orinar. expulsando sólo pequeñas cantidades ( polaquiuria)~

Apara to urinario

189

interrupción repentina d~ la micció n. con expresión de dolor o sínto mas d~ cólico (estranguria). tales como quejidos. golpes con las extremidades posteriores. temblores. cola permanentemente leva ntada y. en los to ros. contracciones repetidas y violentas en fo rma de ond~s en la zona perineal dd pene. por irritaciones y obstrucciones en la utrea . \ejiga o uréteres) ; tambi¿ n hay que prestar atención a la frecuencia de las micciones (muy frecuentes: polaquisuria; raras: oligoquisuriu ~ nulas: iscuria), apreciando también si la orina fluye

151. Represt.:ntación esquemática de los órganos genit:.t· Jes femeninos de la vaca, con ~lida de la uretra al vestíbulo vagin.1l ; al obtener la orina hay que prestar atención al divcrF1G.

tlculo suburetral

espontáneamente a gotas (orina goteantc) o en torrent~ (incontinencia) y. en las hembras. sin tomar la postura característica (elevación del dorso y la cola. movimientos de la pr~nsa abdominal). La micción frecuente y dificultosa se observa también en los padecimientos d~ la vagina y en la rabia. En la práctica, la obt~nción y ~xamen d~ la orina se llev:tn a cabo d~spués de la cxplor&.Lción de los órganos urinarios. Los n:sultados d~ben considerarse en relación con las características de la micción. Ohi<'IIC:ÍtÍn

dt! la orina

La orina recogida en la micción espontánea o provocudu {frotaciones suaves en la vulva y pt!riné, o masaje rectal de la vejiga urinaria) no sólo no es apropiadu para el examen bacteriológico. sino que las substancias que la acompa~ ñan (moco. sangre. pus. sedimentos celulares) no ·pueden ser reconocidas con claridad en su ¡;rocedencia del aparato urinario o del genita l. Po r estas razones es mejor recoger la orina empleando instrumental hervido. después d~ sujetar al animal (al mismo tiempo. de la cabeza y de la cola 1pág. 10 J) y previa limp.ieza de la vulva y sus alrededo res. Para esta operació n son apropiados un tubo de goma del grosor de un lapicero o el catéter uterino enco rvado (modelo Brcslau). así como el tubo interno del· catéter. de doble corriente. de Soderlund. Las pipetas de inseminación. sobre todo las de cristal. no deben utilizarse ~ara estos fines. dado el peligro que ofrecen (heridas. roturas). El tubo de goma se introduce. dirigido por el dedo índice que palpa el camino. y el catéter. después de abrir la vagin.a con ayuda de un espéculo de dos hojas (del tamaño para ovejas). haciéndolos pasar a la uretra p.revia iluminación del campo (lámpara. linterna de bolsillo). Hay que tener en cuenta la existencia del divertlculo suburetral (fig. 151). . El instrumento se introduce sólo unos milí·

1')()

metros en él. y luego. kvantándolo suavemente. se :.alcanZLI la entruJa de la ure. tra pasando sobre el pliegue dd divertículo. con lo cu :ll. normalmente. no se nota ninguna resistencia. P:.ara evitar infecciones de las vías urinarias es pre· ciso realizar un lavado de vagi na antes. de tomar b muestra. siempre que el paciente sufra catarro vagina l o uterino. Si la orina no se evacua espontánea. mente al introducir el ca t~ter. se aspi ra con una jeringuilla de 100 a 200 c. c. (fig. 152). Si de esta forma tampoco se obtiene orina. p.uede insuflarse aire en

f'u; , 1S~ .

Tom;t de orina

~: n

una vaca con c:l l'',éculo y d c:atétcr Utl•rino curvo (moddu Orc.·,J.ut) y la j~ri ngu illa lk Jand

la veji~a. con ayuda de la jeringuilla. con lo cu
La orina obtenida se examina desde el punto de vista macroscópico. físico, químico y. en caso necesario. también microscópico y bacteriológico. Dada

Aparato urina rio

191

la importancia diagnóstica. el examen di! la orina resulta hoy también imprescindibk en la práctica. En particular hay qul! pn:star atención a Jos s iguientes hechos: Color. Normalmente. la coloración es entre p.ajiza y ambarina (amarillo claro u oscuro). La orina manifiestamente clara. acuosa. es frecuente en la insufic iencia renal y en la acetonuria. pero ocasionalmente se observa también en animales sanos. La tinción moderadamente oscura (amarillo ~arda) se aprecia a veces cuando disminuye el agua de bebida. en los trastornos de la digestión o en los procesos febriles. y no tienen importancia específica. La tinción

Ftos. 153·1 !í4.

Obt~ncilin

~o d ~n:cha,

d¡; orina

un toro; a la iLqui~rda . r"-colc:cción d~o• l:t orina

ma~k

tkl

pr~Jlucio :

a la

parda clara u oscura corrl!spondc a la presencia de derivados de los pigmentos oiJiarcs ~ en este t.' aso. al agitar se forma una espuma fluorescente. arnurilloverdosa. El color rojo pardo aparl!ce dcsr.ués de la administración de knotiacha. y en anim
Pl :~ n

de exploración clin ica

dikrenciac ió n entre la opalescencia difusa con fl óculos grandes. Las causas se aclaran a l examinar el sedimento (pág. 194}. Cti ii SÍSII.'Ilcia. No rmalmente. es líquido-acuosa; d aspecto mucoso o cenagoso. mezcbdo a veces con coágulos hcmáticos. aparece en la pi<'iolle/ritis. La o rina recogida puede contener moco procedente de los genitales en las hembras. Olor. Suavemente aromático; son patológicos los olores amo niacal. irritantes o putrefactos y dulzainos (i nfecció n de las vías urinarias). así co mo los que recuerdan a la fruta (acctonuria). Pt!su espt!cíjico. Normalmente es de 1.025 a 1.045. con una media de 1.030. Desciende en la poliuria y aumenta en la oliguria. El uc::scc:nso permanente. en el peso es pecífico. a valores inferiores a 1.020. indica una limitación en la capacidad de concentración de los riñones (insuficiencia renal). Valor del pH. Se comprueba con papel indicador. C.asi siempre es débil o manifiestamente alcalino (pH 7 a 8) por el contenido en carbonatos alcalinos. Es intensamente básico en las infecciones de las vías urinarias. mientras que presenta ocasionalmente reacción ácida. en los trastornos digestivos. inanición. acctonemia prolo ngada o infecciones febriles. Contt!llido dt! all>tímina. Se determina po r medio de la prueba del anillo de Hcller. mezclando con cuidado en un tubo de ensayo. unos centímetros cúbicos de ácido nítrido concentrado y la misma cantidad de orina que se superpone a l ácido. No rmalmente. la o rina no contiene albúmina. En los casos positivos (albuminuria) se observa un manifiesto anillo gris blanquecino en la superficie de contacto (fig. 156). Una zona roji1.a por debajo de esta superficie n() l iene significado patológico. Cuando la reacción es p.osith a. tiene una decisiva importancia diagnóstica el conocer el origen de la albúmina. para saber si procede de los ririones (albuminuria por sohr~carga ~ alouminuria sintomática en los padecimientos febriles generales~ albuminuria específica renal en los padecimientos del riñón) o de las vías urinurias (album inuria accidental o posrenal). hecho que debe aclararse po r ulteriores exámenes. Deriwulos d<' los pigmentos biliares. E xamen C"on ayuda de la prueba del a7.ul de mctileno (pág. 176. fig. 156). La de Gmelin no es aconsej:1blc para la orina de bóvido. Cnm<'nido en hemo~lohina. Se demuestra con la prueba di! la bencidina (fig. 156). esto cs. calentando un poco de po lvo de bencidina con 5 gotas de ácido acético. para añadir luego 2 c. c. de solució n de agua oxigenada al 3 % y 2 ó 3 gotas de orina. y agitar. Color gris blanquecino : negativo (no rmal) ; \ -erde hasta azu l : positi vo (pato lógico). En los casos positivos hay que examinar el sedimento para ver si contiene eritrocitos -distinción entre hemoglobinuria y hematuria (véase anteriormente)- . La hemoglobinuria se presenta en los bóvidos. generalmente. cuando en un cono intervalo de tiempo se destruyen más de 1160-1 / 40 de los eritrocitos de la sangre (hemólisis como en la babesiosis y en las hemoglobinemias por líquidos o por alimentos). Cuando la obtención de orina se ha realizado inadecuadamente

1· ro-.. 1SS- 151.

An.íli ... is eJe orina

Fra . 1SS.

Orina nomaal, con contenido hcmogloblnico (tr:ln .. parcncia bc:ulJ) y hcmático (no trln p:~re nte)

Frc. 1S6.

Oc i14uicrda .1 cJcrc:ch... , reacc i one:~ negativa~ y po'iatavas c:n las pmc:b.a'i d e albúmin:.. tlc rivado'i de los pigmentos biliarc:!!l. hc:mo¡dobina y cuerpos cctónico-.

F1o. 157. Reacción negativa y

p~i t i va

de cuerpos cc:tónicos con tabletas test

158- 160. Componentes del s~dimcnto urinario de los bóvidos FIGS.

FtG. 158. S..:d imt.:nto urinario con muchos cristaks de carbonato c:ilcico en la indig~s­ tión crónica; 100 au· mentos

Ftll. 1~9 . s~·Jinu.•nto uri n.ario t:n una ci,titi.¡ puruknta. Cri_,t:~­

ks de fo,raco triple ( 1), numl.'ro-;os ..:ritrocito' (2) y ku· cocitll'i tk,truido' (31, ;.¡,¡ Clll110 Jli:Uil O' epi· telio" de la veji~:t (4):

200 aumento'

Fto. 160. Sedimento urinario en la ncfritb purulenta : Cristales aislados d e fosfato triple (1 ), algunos eritrocitos (2) asf como muchos leucocito s destruidos (3) y epitelios renales (4); 200 aumentos JJ.

RosF.NBntGER ;

E11plorAción clínica del ganado vacuno.

194

Plan de exploración clinka

(lesiones en la mucosa). la p.rueba de la bendicina. que es muy sensible. res ulta siempre positi\a. Cuerpos ct•lt)nicos. La pequeña cantidad de cuer~os cetónicos (ácido acetac¿tico. acetona. ácido bctaox ibutírico). presentes normalmente en la orina de los bóvidos. no se pone de manifiesto con los métodos que se describen a continuación; por eJio. el resultado positivo de las mismas es considerado siempre como acetonuria patológica. Prueba de Imbert-Bonamour. Cuatro partes de la solución reactiva (ácido acético glacial y nitroprusiaro sódico al JO %- a partes iguales y 1 parte de orina. se mezclan. y luego se deja que caiga sobre este líquido un poco de amoníaco (licor tmwnia~·a/ cáustico lll JO %). En casos ~ositivos se forma un anillo violeta en la superficie de contacto (fig. 156). Prueba de Rothera. Un poco de polvo reactivo de acetona (nitroprusiaro sódico, 1 ; carbonato sódico anhidro, 20; sulfato amónico, 20 g; m~zcla en forma de polvo) se humedece bien con algunas gotas de orina. Si ésta contiene cuerpos cetónicos. aparece una coloración violeta. En lugar del polvo se utilizan hoy mejor las tabletas (acetest. tabletas reactivas de la acetona. etc.) con mayor comodidad (fig. 157). Determinados datos cuantitativos sobre el contenido de cuerpos cctónicos en la orina. y. con ello. la intensidad del padecimiento. p.ueden obtenerse compar~ndo la coloración de las tabletas con Jos patrones de color impresos en la envoltura. o. mejor aún. realizando diluciones crecientes de la orina con agua r-ara apreciar hasta cuándo es positiva la reacción a la acetona. s,•dinu·mo (f~gs. 158-160. Centrifu~tr la orina durante 10 minutos a 1000 r. p. m. (basta 1~• centrífuga de mano) o dejarla sedimentar toda la noche en un tubo cónico. El sedimento se lleva al portaobjetos para ser examinado (bajo cubreobjetos). a 10-100 aumentos. Hay que prestar atención a lo siguiente : Cristales (el carbonato cálcico es un componente normal de la orina de Jos bóvidos. y se disuelve en medio ácido formando gasi!S: el contenido en cristales de fosfato tricálcico. en forma de ataúd. que se disuelven tambi~n en ácidos pero sin formació n de gas. es indicio de cistitis o de pielitis). epitelios (células grandes poligonales. procedentes de las mucosas o de las partes superiores de la vejiga de la orina;· células de tamaño mediano con núcleo manifiesto. a menudo agrupadas. proceden de los epitelios renales: células alargadas de mediano tamaño desprendidas de las porciones medias de la mucosa vesical: Jos epitelios de las partes más profundas son parecidos a Jos renales). leucocitos (no agrupados. núcleo invisible; aumentan en las infecciones supuradas de las vías urinarias); eritrocitos (sin núcleo. casi siempre en forma de bayas de enebro: carecen de importancia si están aislados. pero si son numerosos indican pie/onefritis y· cistitis hemorrágica y restos procedentes de Jos tubuli renales (los cilindros urinarios son siempre patológicos. así como las bacterias). Examen bacteriológico. Cuando se sospecha pielonefritis o tuberculosis en las vías urinarias. así como cualquier otra infección en la vejiga. se enviará al laboratorio una muestra de orina tomada en condiciones estériles o sedimento.

Ap:uato urinario

Riiíom·s

En los bóvidos. el riñón izquierdo (con un polo <.:audal engrosado y craneal puntiagudo. así como con la superficie que establece contacto con la panza. aplastada). está situado por detrás del derecho (irregularmente oval y plano). por debajo de la columna \ ertebral. Mientras que el riñón derecho. en situación directamente retroperitoneal. es poco deslizable. el izquierdo cuelga de un ligamento de hasta un ancho de mano. y se mueve más o menos. según la plenitud de la panza. generalmente. un p.almo hacia la derecha de la línea media. El riñón izquierdo se extiende. aproximadamente. desde la 12.* \ értebra torácica a la 3:' lumbar. y el izquierdo. desde aquí hasta la 5.a vértebra lumbar. En la ~xplornción rectal (pág. 167) sólo se alcanza. por lo general. el riñón izquierdo. aunque. ocasionalmente. se puede llegar también a una parte dd derecho. Hay que considerar las posibles adherencias con las inmediaciones. sohre todo con la p.anza (peritonitis por punción). así como la cantidad y consistencia del panículo adiposo. tamaño de los riñones y características de su superficie (normalmente es lisa : patológicamente aparece áspera. blanda o fluctuante). La sensibilidad de los riñones puede ser también examinada mediante la ptn.~usión en la zona de las vértebras lumbares. Si los dato~ son irregulares. hay que considerar que existe un padecimiento renal. El aumento de .amario de los riñones. reconocible por la vra rectal. acompañado a veces de signos de dolor. exceptuando la h:ucosis renal. se observa en las fases avanzadas de la mayor parte de los procesos nefríticos (leucosis. pidmrefriris. nefrosis-amiloidea. hidronefrosis). mientras que la disminución del volumen (cirrosis renal) se obser\'a sólo rara vez en Jos bóvidos. En las ndritis supuradas metastásicas. la superficie renal aparece siempre granulosa y con nódulos. A veces. en las ncfropatías sólo se aprecia diferencia de tamaño y de consistencia en los lóbulos aislados. La situación extraperitoneal de los riñones permite la imbibición gelatinosa de éstos al producirse una retención de orina. circunstancia en la cual aumentan de tama11o hasta alcanzar la cavidad pelvica (consistencia como de gelatina). Si. para aclarar la etiokgfa de un cólk9. se procede a una /apara o vu¡.:inotomía, hay que efectuar siemrre el examen palpatorio de los riñones. uréteres y vejiga urinaria (cálculos). La inspección endoscópica de los riñones. desde el flanco derecho, presenta dificultades cuando t!stos se hallan bien recubiertos de grasa ; en otro caso. una coloración grisamarillenta generalizada. con abultamiento de los lóbulos aislados, será índice de una degeneración renal: los focos grises limitados por bordes rojizos son síntoma de nefritis supurada. y las manchas gris blanquecinas. parcialmente alargadas. corresponden a una '11!/ritis intersticial focal. Para las pruebas de función renal son adecuados el examen de las substancias contenidas en sangre que deben eliminarse por orina (nitrógeno o urea en suero). así como la prueba de concentración de Volhard y la de sobrecarga con soluciones colorantes inyectables; sin embargo. estos métodos han sido todavía poco estudiados en los bóvidos. Para la práctica, el procedimiento más sencillo es la investigación de urea en suero con ayuda de papeles test (GOdecke.

Af'arato urin~&rio

IIJ7

(figs. 151-164). Se extiende más o menos hacia Ja cavidad abdominal. según su estado de repleción. Así. durante la (.•xploración recia/ o. en caso necesario. también en la l'aginal, puede pulparse como una formación musculosa. contraída. del tamaño de un puño o como un órgano hueco lleno de líquido. fluctuante y de! paredes finas. Hay que observar su estado de repleción. características de sus paredes. adherencias con los puntos vecinos. posible dolor y contenido anormal. Si la vejiga se encuentra rcpc!tidamente vacía sin que se

hayan observado micciones. existe una rotura de la misma (pág. IRQ). En la p<.~rálisis vesical (asociada casi siempre a parálisis anocaudal) y en la obstruccián de la uretra aparece. p.o r el contrario. permanentemente muy llena. y sólo se vacia por presió~ manual. Los engrosamientos en las paredes y el dolor se observan en las cistitis crónicas. mientras que las alteraciones vesicales no inflamatorias ()cucosis o tumores de la mucosa a causa de h('lnaturia vesical) suelen cursar como aumentos de tamaño indoloros. En casos raros se encuentran cuerpos extraños en la vejiga (cálculos. pipetas de inseminación rotas). Las distopias (invaginación o prolapso vesical) se reconocen durante la exploración vaginal (pág. 114). La exploración roenl¡.:enosn.Jpica (desde el vientre. colocando la placa en el recto protegida por una cubierta de plástico) proporciona datos no sólo sobre el ¡;crímetro y relieve de la mucosa. cuando se llena la vejiga con medios de contraste. sino también de la uretra (en los toros. sólo la porción péJvica); sin em· bargo. en las hembras bovinas tiene una- importancia secundaria frente a la cistoscopia. Para ella. fijando previamente al animal (sujeción combinada de nariz y cola (pág. 10]) se vacia primero el recto y luego la vejiga, realizando después una anestesia extradural sacrocaudal (pág. 31). A continuación se

196

Plan d-.: exploración clínica

Berlín). El contenido normal es inferior a 40 mg % : las cifras supcrior\!s a 50 mg o¡.. aparecen en la insuficiencia renal y en la ur\!mia. El contenido d\! nitr6¡:t.•no residutl/ del suero (normalmente. di! 20-40 mg %) se hallan también aumentado en los padecimientos renales (sobrl! 50 mg •?(,). En la prueba de concentración de Volhard se determina el peso específico de la o rina tomada antes y 24 horas después de suprimir el agua (pág. 192) ~ en la insuficiencia renal no se produce concentración de la orina (incremento del peso específico) (SAGOVAC). En la prueba de la sobrect~rga con subsrmrcias cvlorcuues se ha de tener en cuenta que. circunstancialmente. la carne mantiene una colomción durante uno o varios días. por lo cual no es apta para el consumo si se impone un sacrificio de urgencia. Tras la inyecció n de índigo de carmín (20 c. c. de la solución al 0.4 %. por vía intravenosa) la primera orina teñida se elimina. normalmente. en 4 a 8 minutos (SAGOVAC. WASSILEFF). El máximo de eliminación de azul de metileno se alcanza a la hora de la inyección intramuscular de 0.4 mg/ kg de peso (en solución al 2 % ) ; en los bóvidos sanos. esta eliminación termina a las 24 ho ras (STAMATOVIC : y Cvr:TKOVtt:). En los padecimientos renales está alargado el tiempo de eliminación de los colorantes. Como quiera que estos padecimientos sólo afectan a veces a un riñón. se recomienda observar d fenómeno no recogiendo la orina. sino por inspección endoscópica (pág. 197) de las gotas del líquido que caen a la vejiga por ambas aberturas de los uréteres. H ORVÁTII y KARSAt recomiendan. para la prueba fraccionaria de la función renal en los bóvidos. la inyección endovenosa d\! roj() fenol (HO a 100 c. c. al 0.6 %). que normalmente St! dimina en d plazo medio de 20.6 minutos.

Los uréteres. que. partiendo de las pelvis renales. tuman dirección dorsolateral. pura situarse. primero. retroperitonealmente y luego en el pliegue de la serosa (plica urogenirul) hasta llegar a la vejiga. tienen. normalmente. el grosor aproximado de una paja. y no se pueden palpar en la exploradún rt'C:· tal u va¡.:inal. Por lo general. enferman a consecuencia de una pielonefritis o cistitis, y más raramente por obstrucciones debidas a c~lculos; entonces aparecen en animales no muy cebados. casi siempre unilateralmente. como cordones del grosor de un dedo hasta el de un brazo de niño. y dolorosos. El mismo aspecto puede producirse en el engrosamiento leucótico de sus paredes. caso. en el cual, sin embargo. suele faltar una apreciable sensibilidad dolorosa. Las alteraciones tuberculosas de los uréteres. que antes se observaban muy a menudo y en las que éstos aparecían como •barras de sah, son hoy muy raras. La desembocadura de los uréteres en la vejiga puede ser examinada por cis· toscopia.

Vejiga de la orina En los toros y bueyes, la vejiga de la orina se encuentra debajo del recto, y en las hembras vacunas. por debajo de la vagina y sobre el suelo de la pelvis

19S

insufla la vejiga por medio de un catéter uterino cuno (modelo Brcslau) y una jeringuilla de 100 a 200 c. c .• introduciendo luego el endoscopio (fig. 161). La orientación dentro de la cavidad vesical se realiza observando la porción ventral. el polo anterior (pequeña contractura en forma de embudo) y las desembocaduras de los uréteres. que se encuentran en los abultamientos situados en el trígono ,·esica/ dorsal. En particular hay q,ue observar el color y las características de la mucosa. ~osibh:s hemorragias. lesiones inflamatorias y tumo raciones. así como. alternativamente. el vaciamiento de cada uréter. En la h emaruria \'t•sicul. la cistoscopia es muy concluyente. En la fase inicial se aprecian pequeños p~ntos hemorrágicos en la mucosa; más tarde. la mucosa aparece rugosa y como co n verrugas. con los vasos llenos. y con nódulos rojos claros u oscuros~ a veces hay también abultamientos como zarzamoras. de los cuales mana sangre.

Urt•trtl La uretra de las hembras bo\ inas se inspecciona desde la vagina (cs¡Xculo bivalvo y linterna). y también se palpa con los dedos o se sonda con el cat~ter uterino curvado (modelo Breslau) (pág. 189). Obsérvense las posiQles heridas. inflamaciones. obstrucciones y cuerr-os extmi'\os. Ocasionalmente se aprecian acumulaciones de orina en la vagina. fl3ccida y pendiente hacia delante (uroWigina) , que pueden originar una infección de las vías urinarias. La uretra de h)s toro.\' y lmeye.,· se exp.lura por inspección y palpacil)n: b primer.1. en el perin15. y la segunda. en la po rción pdvic~t (rectal: entonces se observan las contracciones rítmicas de los mtíscu/os url'tralt'.\' ), así como de la r-orción p~lvic¡a (desde el exterior). considerando su característica form¡t de S. Así se obtienen datos sobre las dificultades del flujo urin<Jrio --vejiga lh.:n.t. uretm aumcnt~ada de tamar1o o dolorosa. manifiestas contraccinnes violentas en las porciones pélvicas o perineales- . caso en el cual es aconsejable un sondaje. Para ello se extrae el pene. a ser posible. con el animal tumbado. despu~s de la anestesia extradural sacra (pág. 32) o administrundo un tr~nquilizante (pág. 24). introduciendo la sonda lubricada con glicerina (cat~ter de Rusch . que se pone rígid o con un alambre de sierra de Liess: las sondas metálicas finas. con la punta redo ndeada son. po r el contrario. menos apropiadas). La obstrucció n de la ure tra masculina po r concrementos se produce casi siempre en la flexura sigmoiclt!u o a la altura de la porción isquiática (fig. 164).

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Aparato locomotor Generalidades

Los órganos del movimiento de los bóvidos enkrman casi siempre de forma independiente; no obstante. pueden también presentar trastornos funcionales patognomónicas. consecutivos a determinadas afecciones generales (por ejemplo. alteraciones metabólicas: osteomalacia; intoxicaciones: fluorosis; infecciones: po/iarrriris mt•rasrúsica). Su examen se efectúa por la adecuada inspección de la actitud y postura de las extremidades. así como por el comJ:Ortamicnto en ·reposo (con el animal echado o en pje) y en movimiento. Las partes de las extremidades de las que se sospeche se encuentran enfem1as o lo están en realidad. se someten. según la necesidad dd caso. a ulteriores exá· menes por palpación. percusión. movimientos pasivos. sond~&jes o punciones y comprobación de la sensibilidad cutánea.

Plan de la exploración

Con el paciente t'clwclo se distinguen claramente algunas alteraciones pa· tollSgicas en las pezuñas y en el resto de las extremidades. Hay que prestar aten· ción a las particularidades. forma y estado de conservación de las pezuñas (pezuñas de establo o en forma de zapatillas. superficie quebradiza. tapas con hendiduras). asr como a los aumentos de volumen o a Jos contornos difusos (flemones. abultamientos de las articulaciones o de las vainas tendinosas. abul· tamientos de los huesos y otras). Además. es importante enjuiciar la actitud de las extremidades. la flexión de las articulaciones y la realización de movimientos desacostumbrados. Así. la pierna. por ejemplo. puede situarse dema· siado hacia un lado en la fractums de hueso; la e postura de rana •. con ]as extremidades posteriores extendidas hacia delante. indica el desgarramiento de los músculos abductores. y la contracción en flexión es síntoma de procc· sos muy dolorosos en la región del pie (infosura). Si. durante la inspección con el animal echado. se aprecian ya alteraciones unívocas que permiten saber claramente que no es necesario o resulta imposible levantar al paciente, para ulteriores exploraciones o tratamientos, se intentará entonces sujetarlo en el suelo presionando sobre la cabeza (las rodillas, en el cuello. y ambos cuernos. en el suelo) y atando convenientemente las extremidades (pág. 14).

Aparato locomotor

::!01

En todos los demás casos se hace que el animal st' le,·tmle. y entoncc:s se comprueba si hay variaciones en el comportamiento (incorporación. ante todo. del tercio anteri01. permanencia de rodillas sobre las articulaciones del carpo durante largo tiempo l fig. 49]. tambaleos. flexiones en las articulaciones y otros). Con el animal e11 reposo, el que explora observa la actitud de las extremidades (flexiones o extensiones anormales. inclinación de los corvejones. garra de oso). su posición con relación al tronco (hacia fuera. adentro, addantc o atrás; posición de banco de aserrar: extremidades claramente remetidas bajo el vientre. en la congestión de las pezuñas). así como el comportamiento del paciente (pisar con cuidado. estremecimientos. caminar con p.asos cortos. sacudidas o nexioncs de los miembros. tambaleos. caídas). Al observar al paciente por delante y por detrás se aprecian. por comparación de las extremidades derechas e izquierdas. aumentos de volumen o atrofias (asimetrías). así como las heridas; estos datos pueden proporcionar valiosos informes sobre la localización del padecimiento. Finalmente. se procura que el animal camine para descubrir posibles tr..tstornos en la marcha y en el nwl·imienu>. Según esté acortada la fase de apoyo (sost~n y propulsión) o la de elevación (elevación y avance) de los miembros enfermos. se tratará de una cojera de a¡::oyo o de elevación. respectivamente. o de una claudicación mixta cuando coexisten trastornos de ambas partes. La causa de las cojer..ts de ele\-ación se localiza. casi siempre. en las zonas distales. mientras que Jos padecimientos de las rodillas. articulación del encuentro. suelen cursar con claudicación mixta. en tanto que. por el contrario. las de la espalda y las de la articulación podal se manifiestan por cojeras de elevación. En las de apoyo. con los miembros en manifiesta abducción. el padecimiento suele estar localizado muchas veces en la pezUiia externa. mientras que cuando los procesos dolorosos afectan a la uña interna. la extremidad interesada se sittía. por 1() general. algo p.o r delante de la contraria. para descargar el peso. y. a veces. en reposo. Jlegan hasta cru1.arse (sobre todo en los miembros anteriores). Los animales con dolores muy intensos en la zona de Jos pulpejos o de los tendones flcxores procuran apoyarse con la punta de las p.ezuñas. micntr..ts que. por el contrario. si la sensibilidad se halla en las partes anteriores de las uñas (por ejemplo. en la infosum). se observa tendencia a a~oyarsc sobre los pulpejos. Según la intensidad de la claudicación. se distinguen cinco grados de cojeras: 1.0 • ligera; 2.0 • manifiesta; 3.0 • de grado medio; 4.0 • grave; 5!», muy grave. En las cojeras de quinto grado la extremidad afectada es incapaz de apoyarse o de elevarse: el animal camina sobre los otros tres miembros. Después de esta inspección con el animal echado. en la estación y en la marcha se lleva a cabo una exploración detenida de la extremidad afectada. así como de las masas articulares enfermas. Para ello se da por supuesto el conocimiento de los métodos adecuados ·de- sujeción (págs. 5 y 6). Si todavía no se conoce claramente la localización del Jrastorno causante de la cojera. se procede a examinar detenidamente desde las partes distales a las proximales. La exploración de las pl'zuñas se efectúa con el miembro levantado (pági-

Pl~n

d\! cxrloración clínica

nas 5 y 6). Primeramcntl! se examinan. comparándolas. las tap
F11; . lh~ . J•tu c h~• úd úulur '"'" l;,a, J"' t'• ¡uJ\.a, pur compr._· ,j~in ú~: l.& \!ubicrla cc\rn~·a c:un l.a pin1.1 Ú t' ~:xplor..ar ca,c:o"

a la flexión o distensión. pero ¡:oco a la torsión. habrá 4uc pensar en fractura del tejuelo. y si predomina el dolor en la torsión. en una torcedura o luxación. Naturalmente. las inflamaciones del surco coronario son tamb ién origen de reacciones dolorosas. A continuación se efectúa el examen de la pezuña con las tenazas de exploración de las mismus (fig. 162) y por medio de la percusión (extremo obtuso del martillo percutor o parte posterior de las tenazas). De esta forma. la sensibilidad máxima se fija frecuentemente en una zona localizada. algo por delante. en los abscesos del corion. en la punta del pezuño o bien en el tercio posterior de la palma y en las paredes laterales cuando hay fractura del tejuelo. En casos de duda podrá recurrirsc a finas incisiones en la capa córnea. a un tratamiento diagnóstico (compresas de Priessnitz) o al examen por roentgenografía cuando se trate de lesiones óseas. Las heridas y

Aparato locomntor

203

las fístulas se examinan por sondaje con instrumentos estériles y con cuidado. tms limpieza y desinfección de las zonas limítrofes. a fin de determinar la profundidad de los tejidos afectados (huesos, articulaciones. tendones o vainas tendinosas). Finalmente. se procede al examen de las zonas pruximalt!s d(' los miembros (articulaciones. tendones. músculos y huesos) (:Or medio de la palpación (presión con Jos dedos). percusión y movimientos pasivos. para apreciar aumentos de volumen. consistencia. incremento de temp.e ratura o de la sensibilidad dolorosa. así como la motilidad. La exploración de las urticulaciones. \'aínas tendinosas y bulsas sino\·iales se dirige. con independencia de la palpación. a descubrir aumentos de la temperatura y de la sensibilidad al dolor sobre b s partes enfermas. así como las nudosidades en los sacos sinoviales y vainas tendinosas (alifafes). que serán cuidadosamente palpados ~ara apreciar con la punta de los dedos el aumento de su contenido (abultamientos fluctuantes y tensos). La reacción dolorosa ante la flexión. distensión y torsión de la supuesta articulación enferma proporciona informes complementarios para conocer la localización dd padecimiento. Los estados inflamatorios agudos particularmente dolorosos. en los que hay complicación de Jos tejidos perisinoviales. hacen suponer una infección. Las cxostosis y crepitaciones en las articulaciones se obscrv~ln en l~ls artrosis avanzadas. Si. pese a la exploración meticulosa. no puede aclararse la localización dd padecimiento articular. podrá recurrirse a la anestesia diagnóstica. Para esto se utiliza un anestésico local de alta concentración (pág. 27). que se inyecta a la dosis correspondiente. en espacio sino' ial (hasta 30 c. c.). por vía intraarticulur (para los puntos de inyección. véase 1( Enfermedades de los btívidos • ). Después de 20 a 39 m in utos se com· ¡-,rueba si ha desaparecido la cojera. Por medio de la punción diagnóstica de los órganos sinoviales. y con d examen dd líqu ido así obtenido. no sólo puede llegar a conocerse la existencia de un proceso. sino. muchas veces. también el tipo y fase dd mismo. Lu sino\'ia normal es un líquido claro. algn anmrillo y opalt:scente. inmJoro. el cual forma filamentos. y que pese a una larga conservación. no se coagula. A 4" C permanece líquido hasta 48 horas. En la prudw ele la mucimr. la sinovia sana forma. en un líquido claro. coagulitos de mucina elásticos y ásperos. Para esto se utiliza la parte que sobrenada dd líquido de punción después de centrifugar ; 1 c. c. de éste se deposita con cuidado. sin tocar las f¡aredes del tubo. en una solución dt! 4 c. c. de agua destilada y 0.1 c. c. de ácido acético 7 N. Antes de la lectura se deja la prueba en rc~oso durante una hora a la temperatura del laboratorio (VAN P ELT y CON· NER). La sinovia infectada tiene un color amarillo perdusco y es más líquida o. por el contrario. ap.arece cremoso-purulenta. turbia y. en ocasiones. también con coágulos. A veces se aprecian considerables anormalidades en el olor. Los procesos asépticos. sobre todo los de naturaleza crónica. no causan alteraciones en la sinovia. o éstas son insignificantes; sin embargo. en estos casos. la prueba de la mucina muestra un líquido floculoso y turbio. Otras ~osibi­ lidades de examen de la sinovia. que se han de realizar en el laboratorio. son las siguientes: determinación y diferenciación de las células que contiene -en

Plan de ~xplomción clinic:•

las inflamacion\!s infecciosas. mayor núm\!ro de leucocitos que en las aseptlcas--. así como de la tasa de azúcares (más baja en las inflamaciones asépticas) y el contenido en fosfatasas alcalinas (aumentado en las artritis crónicas dcformantcs y en las infecciones). El examen bacterio lógico de la sino\'ia. pese a la presencia de infecciones, resulta a menudo negativo por causas que todavía se desconocen. Por último. y para confirmar el diagnóstico, p.uedc proceder's e. además. a la roentgenografía. examl!n de la sangre (cuadro hcmático. pruebas serológicas de la brucelosis. determinación de calcio y fósfo ro en el suero) y a la biopsia de las cápsulas. Para diagnosticar las fracturas en los huesos de las t'Xtrt•midades. el miembro en cuestión. con el animal en pie o tumbado, se somete sucesivamente a nexiones. extensiones. abducciones y aducciones. así como a movimientos de rotación. El que explora observa así las anormales motilidades. y con la mano abierta. o por medio de la auscultación. comprueba si se producen crepitaciones (crujidos palpables o audibles). Las roturas de mtísculos, fasc:ias o tc.•ndones. así como las /uxadonc·s urticufares. se reco nocen tambi¿n por la movilidad patológica d\! las partes afectadas y por sus posturas y actitudes a normales. Para la exploración de las claudicaciones de las extremidades posteriores. no diagnosticablc:s con seguridad por otros procedimientos. sobre todo en los pacientes tumbados. se proc\!dc también a la palpación de la arcada pélvica con el animal levantado. y procurando los citados movimientos junto con la percusión dolorosa a lo largo de la columna vertebral. Si. comprnb;adas las anormalidad\!s (!O la postura y movimientos de las extr\!midades. se sosr .c cha la existencia de una ¡u~rúlisis. se exam ina la sensibil idad cután\!u. por m\!din de suaves pinchazos con una ;aguja. \!n la zona iner\ ada r.o r d nervio af~ctado. Huy que diferenciar las parálisis parciales (paresias) de las completas (parálisis). y las debidas a afecciones de los n~rvios perif~ricus . de las de urig\!n central (parálisis mcdular\!s). d iferenciando también las fláccidas de las cspásticas. Lo referente al di(ls:nóstic'o esp(•cial de los diferentes padecimientos en el aparato locomotor se detalla en d tomo • Enfermedades del ganado vacuno•.

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Aparato locomotor

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Sistema nervioso central Generalidades

El examen clínico del encéfalo y m~dula. así como de sus meninges. apenas asequibles. por estar en el interior del cráneo y de la columna vertebral. es particularmente difícil. dado el hecho de que el veterinario no puede infor· marse sobre las apreciaciones subjetivas de sus pacientes. Sólo puede apoyar· se sobre síntomas objetivos. que. a veces. son muy poco expresivos y que co· rresponden a reacciones ¡¡normales del animal en sus distintas funciones cor· porales. Por estas razones. el t¡ue explom ha de r.oseer un conocimiento exacto sobre el cumporwmh~llto y reacciones instintivas o reflejas de los bóvidos. La anamnesis. cuando se trata de afecciones del sistema nervioso central. adquie· re particular importancia. sobre todo en los padecimientos que se presentan sólt) en forrna de accesos. o que ya aparecieron antes con carácter progresivo. y de tal manera que el cuadro sintomático ha variado. Los órganos del siste· ma nervioso centr~1l de los bóvidos enferman. en parte. de manera indepen· diente ·- como. por ejemplo. en la rdbia. enfermedad de Aujeszky. botulismo. listeriosis. comprensión por hematomas. abscesos. partículas óseas. parásitos o meninges engrosadas- . y otras veces. en corresponden<.:ia con determinados proce.-;ns generales - como fiebre catarral muligna. intoxicación por plomo. sepsis por co1is o estados comatosos- . Como quier..1 que muchas de estas en· fcrmedadcs constituyen un peligro para la vida del paciente y son incurables. · es importante un diagnóstico rápido y seguro. a fin de decidir sobre la posi· bilidad del aprovechamiento de la carne o r ara eliminar las causas si se tntta de botulismo o envenenamiento por plomo: otros padecimientos dt:l sistema nervioso central pueden ser tratados con éxito si se conocen adecuadamente. El diagnóstico de la rabia es muy importante, por constituir un peligro de in· fección para el hombre y ser enfermedad de declaración obligatoria; por ello cuando hay síntomas del sistema nervioso central se procurará siempre eli· minar las posibles dudas a este respecto. antes de ocur.arse más detenidamente del animal. La exploración del sistema nervioso central se funda en la ade· cuada observación del animal en la estación y en movimiento - se conduce o se Je deja caminar libremente en un espacio cerrado- durante la comida o al beber agua. defecación y micción, etc., a fin de apreciar posibles trastornos del sensorio. motilidad o sensibilidad. El cráneo y la columna vertebral se exa·

Si,tcma ncrvi o ..o cent ral

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minan por inspeccaon. palpación y percusión. A vec~s es muy concluyente la trepanación diagnóstica de los senos frontales. o la toma de una muestra de líquido cefalorraquídeo.

Plan de la exploración

E:wnu.m del compvrtcmth•nto. Los trastornos dt.!l St'llsorio se manifiestan por reacciones anormales frente a circunstancias ambientales corrientes en el animal. tales como comida. bebida. ordeño. cep.illado. echar la cama. comportamiento con el personal. compañeros de plaza (establo) o del pasto (prados). así como frente a las moscas y otras más. Las variaciones de la conducta se expresan porque el ¡;aciente toma parte con mayor o menor intensidad en todos estos fenómenos. La e.tcitución (aumento de la irritabilidad) se caracteriza por agitación. intranquilidad. mi~do. agr~sividad. tendencia a embestir o incremento de Jos movimientos de ddensa. motilidad más vigorosa de ojos y orejas y. en casos graves. también por bramidos. ataques de furia. rotunt de las atadurJs o espasmos por causas insignificantes o hasta sin motivo visible. La elepresión (irritabilidad disminuida) se manifiesta por desgana en Jos movimientos. separación del resto del rebaño. no reconocimiento del personal. falta de interés por el pienso y la b~bida. permanencia en r-ie o tumbado con la c-abeza caída. así como mirada sin brillo y fija. sin mover las orejas o sin defen· dersc de las moscas; en este estado. y según el grJdo de los síntomas. pueden distinguirse apatía. somnolencia. sopor o coma (todas las funciones. menos la respiración y la circulación. abolidas). Trastornos eh~ la moti/idad. Se pone de manifiesto por sí111omas dt• ¡mrúlil'is {disminución del tono muscular. paresias. parálisis de los músculus masticatorios. de la deglución. del pabellón auricular. cuello. respiratorios.- vejiga urinaria. ano o extremidades) o por síntomas de hip('rt'Xdtahi/iclud motri:. (tono muscular aumentado. espasmos. temblores y sacudidas. espasmos tónicos o clónicos de músculos aislados o de todo el cuerpo. con un cuadro caractcrlsti(.;O en el tétanos. tetania. y lltc.min~o:itis). así como por tu·tittuh•s y movimientos illcoordinculo.\', ~articularmentc ataxias (en la estación : extremidades muy se· paradas o cruzadas. o postura oblicua de la cabeza y cuello ; en movimiento: marcha insegura y a tientas sobre terreno uniforme. más claramente al pasar sobre obstáculos. o si se tapan al paciente los ojos con un antifaz; balanceos. tambaleos. pasos irregulares altos y muy largos. re¡;etidas caídas hacia delante. a un lado o hacia detrás) y por nw,•imieii/Os de propulsión (empujar hacia delante. hacia un lado o hacia atrás. recostarse o marchar en círculo o cmovim iento de pista •). Los trastornos de la sensibilidad se aprecian examinando la sensibilidad superficial (suaves pinchazos con la _aguja, p.ellizcamiento en la piel con la pinza de catar cascos. percusión de los salientes óseos, mejor aún con los ojos tapados). de los reflejos orgánicos (después de colocar cada articulación en posición o actitud no fisiológicas. cruzando las extremidades), por presiones

PIJn
a lo largo de los trcmcvs 11en·iosvs ascquibl~s (m•rl'io ill/raorbital radial, mediano. /ib11/cJr, tibia{). así como comp.robando Jos reflejos clt•{t'llsi,·os y los tendinosos (tocando la córn~u. párpados. superficie intt=rior de la oreja. escudo mamario o escroto. ano y p.arte inferior de la cola; percusión de la base de los cuernos. de los ancóneos a la altura del codo. del reflejo patelar y del tendón de Aquiles. así como de la car..t dorsal de las articulaciont!s un poco por encima de la corona. menudillo. carpo o tarso; cogiendo pliegues cutáneos en el dorso). ~ esta manera podrán diferenciarse la hiper. hipo y anestesia. averiguando. a ser posible. su extensión. Realizando una ~nspección de cerca podrán descubrirse defectos y variaciones de volumen en el cráneo y en la columna vertebral ; en esta última. flexiones o encurvamientos anormales - cifosis. lordosis. escoliosis (pág. 62)-. La consistencia. sensibilidad dolorosa y tamaño de las alteraciones se examinan por medio de la palpación y. caso dado. también p.or sondaje y percusión. observando la impresión que se produce en las reacciones del animal en lo referente a agravaciones de los trastornos de su comportamiento. Por la percusión pueden descubrirse tambi¿n matideces en los senos frontaks (pág. 121. figura 90). La exploración particular de las lc!siones. así como d conocimiento del tipo y extensión y hasta de la Jcx:ali:.iu:iún del padecimit!nto en el interior del t!nc~falo o de la m~dula. tropiezan muchas \"Cces con dificultades. En /u trc•pmwció11 diugnósth:u d(• lo~· se11os fromalt~s (pág. 122) hay que: prestar att!nción a los traumas. abultamientos y consistencia de los huesos del cráneo. así como a la ¡:osible sensibilidad o soluciones de continuidad al palpar las láminas óseas que recubren d cerebro. La punción del espacio subaracnoideo para la obtl!nción de 1/c¡llido ct•fularrcufiiÍth·o se realizan. bien a un ancho di! mano por detrás de la nuca. mantcnh:ndo la cabeza doblada (punción suboccipital). o. más sencillamente. en la fosa entre las apófisis csrinosas de la última v~rtebra lumbar y la primera del sacro (punción lumbar). Después de rasurar. limpiar y desinfectar la piel. se clava vigorosamente una cánula fuerte. estéril. de 12 a 15 cm de longitud. dotada de mandrin. haciéndola progresar lentamente hasta que se .alcanza la duramat/r(', Jo cual se nota por las reacciones de defensa del animal. El líquido se aspira con una jeringuilla de 20 c. c. y. a ser posible. debe estar libre de sangre procedente de la herida de la punción. Normalmente. este licor es claro como el agua. y no surge espontáneamente. sino. en todo caso. sólo a gotas; los enturbiamientos. coloración oscura y salida con fuerza por la aguja (aumento de la presión de líquido) son patológicos. Las particularidades sobre Jos métodos especiales de exploración del líquido cefalorraquídeo pueden consultarse en los trabajos de FANKHAUSER. FJ::DOTOV y STOCKLI.

Si ...tcma n.:rv io'\o c.:ntral

Bibliografía BROWNI.f.F., A. ( 1957): Highcr ncrvo u" activity in dümest ic cattk Brit. Vct. J. 113, 407-416. CoRNEI.IUS, Cll. E., y J. J. KANEKO ( 1963) : Clinical biochemi.;try or domC'itic animJIS. Acadcmic Prc"'· Nueva York. - Londres. FANKHAUSER, R. ( 1954): Dcr Li4uür ccrcbro"ipinali' in dcr Veterinlirmcdinn. Z bl. Vct. Mcd. 1, 136- 159. Feoorov. A. J. (1960) : Cercbrospinal fluid of domcstic animals. (Obcrsctzt aus dl!m Russischcn von L. Z. SAUNDERS). U. S. Ol!pl. H~ alth, Education and Wclfare : Publ. Hcahh, Serv., Bethc"ida, Maryland, EE. UU. FRAUCIIIGER. E.• y W. HoFMANN (1941): Die Nervenk.rank.heitcn des Rindes. Huber, Berna. MAREK, J .. y J. Mócsv (1960) : Lc:hrbuch der klin ischen Diagno.nik dcr inncrcn Krank heiten dcr Haustiere, 6.a ed .. Fischer. Jcna. ~ION"TI, F. (1956): La ~miología del sistema nervoso negli animali domestici. Vet. Ital. 7, 577- 763 (supl.). STOCKLI, A. (1950): liquorgewinnuna und Bc:stimmung dcr norm;llcn liquorwert.: bcim Rind. Schwc:iz. Arch. Ticrhk. 91, ~:!8 -:!50. ÜBFRREITER, O. (1956! 57): Bdtrag zur Diagnostik und Thcrapie der chirurgischen Krankheiten des Gehirns und ciner Haute. Schwei:t:. Arch. Tierhk. 98, 311- 351 y 99, .SI - 99.

Órganos de los sentidos Generalidades

las alteraciones no complicadas de los sentidos clt!l gusto y c/d olfato. as( como dd uído, no s6lo se aprecian con dificultad y raramente en los bóvidos. sino que. en general. tienen una importancia práctica secundaria. ya que influyen muy poco o nada sobre las posibilidadc:s de utilización de los animales. Tambi~n las reses con trastornos th• la \'Üidn, que no influyen en su estado general. pueden ser explotados en estabulación. Sin embargo. no son a~ropia­ dos p.ara el pasto. los padecimh:ntos del sistema nervioso central están asociados a veces a altl'raciomw ele! /u sensibilitlacl (pág. :!07) o de los demás sentidos. y. conoci~ndolas. se facilita el diagnóstico del proceso. En los ojos de lns bovino:; pucuen aparecer diversos padecimientos primarit>s; por otra parte. !\e a fectan en una serie de r-adccimientos generales. a veces de forma patugnomónica. por lo cual su explorución tiene importancia rráctica. al contrario de lo que sucede con los demás órganos de los sentidos. El examen se lleva .. efecto por insr:ección a la lu1. del día - ·la inspección del interior del ojo se reali?.a con ayuda de una linterna y. caso dado. tambi~n con un es()\!jo oftálmico - . de los púrpados. globo ocular (conjuntiva. córnea. esclerótica). cámara ~ante· rior. iris. cristal in o. humor vítreo y retina. así como comprobando los reflejos oculares. capacidad v isuHI y permeabilidad del conducto lacrimal. Plan de la exploración

En la insp~cción externa de los ojos se observa primeramente la reacción a la luz. Clujo lacrimal. ausencia de parpadeo. parálisis o cierre defectuoso de los párpados. así como heridas y aumentos de volumen en los mismos. A continuación se tuerce la cabeza del animal a un lado. para lograr así hacer visible la mayor parte del globo ocular (fig. 58). En la fotofobia y en las lesiones dolorosas de los ojos es preciso anestesiar previamente su superficie (página 28) y también. eventualmente. separar los párpados con cuidado; se examinan el tamaño (macro o microvftalmos). situación (exo o enolftulmos) y movimiento del bulbo (nistagmo, estrabismo, parálisis). así como posibles acumulaciones de substancias (cuerpos extraños. productos inflamatoños). comprobando también si existen alteraciones de color o inflamaciones y defectos

211

en la conjumira y t•sdt•rdtica. Al inspeccionar se pre~ta atcnc1on a la c:úmara anterior del ojo con iluminación lateral. para descubrir enturbiamientos. acumulaciones de sangre o pus y adherencias entre la córnea y el iris. La exploración del rt•/lejv pupilar se efectúa iluminando el ojo repentinamente con una linterna tras de haberlo tapado: el estrechamit!nto lento o la falta de reacción (midriasis). así como una pupila permanentcmc:nte pequeña (miosis). es patológico. Lo mismo sucede con las opacidades o dislocaciones del cristalino

Fui. lhl . Exf'lor.a..:hín tk lth ojo-. \:1111 el C'ipcjo ofl :llm ictl tk lldmholl1

(c:ataraw. luxación). El cuc.•rpo vítreo y la retina se examinan con ayuda del espejo oftálmico (fig. 163). para descubrir hemorragias. opacidades. coloraciones anormales e inyección de los vaso~. El reflejo palpebral y corneul se comprueban tocando suavemente con los dedos. siendo patológica una reacción lenta o ausente. El examen de la c:apacidad visual se Jle\ a a efecto abriendo los dedos como pam asustar delante de los ojos. sin que el animal lo aprecie al tocarlo o por otro procedimiento, y también llevándolo contra obstáculos o dejándolo que camine libremente; pero no hay que olvidar que las reses ~je__gas se orientan muy bien en un ambiente conocido. El canal lagrimal nasul p.uede ser examinado a partir de la carúncula en ~1 ángulo medial del ojo. o mejor, desde su extremo nasal. en las alas laterales de la nariz. un poco por dentro de los oiJares (en la parte medial del pliegue).

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Plan d" exploración

clinic:~

utilizando una sonda botonada fina para lavarlo. o un cat~ter de R üsch para sondarlo; con estos procedimientos se comprueba su permeabilidad y se observa el posible contenido patológico (sangre. moco. pus . ve rmcs ocula res).

Bibliografía B ELL, F. R. (1959) : Thc scnse of tastl! in domcsticatcd animals. Vc:t. Rcc. 71, 1071- 1079. DREWKE, B. (1 929): · Beitr:lg zur klinischcn Untersuchung :1n Rindcraugcn. Diss. Bcrlín. GussAKOW, G. W. (1955): Durchsrülcn des Nascn-Trancnkanals hci Rinc.Jcrn. Vetc:rin:lrij:a, 32, 8: 66-68. HIUMANN, G. (1937): Beitr~ge zur Kcnntnis des miuels Neulda·Augcn'\piegcls unter.;uchtcn Augcnhintcrgrundes bc:i gesundc:n und kranken Rindem. Diss. BerHn. JAKoa, H. (1920) : Tierflrztliche Augenhc:ilkunde. Schoetz, BerHn. KUDIUAWZEW, A. A., y N. l. losHKIN (1956) : Obc:r cine Methodc: 1ur Untcrsu:hung d e:~ Geruchssinnc:s bei Kühc:n. Ssctschc:now J. Physiol. UdSSR. •U, 916- 918. MARIDC, J., y J. Mócsv (1960) : lehrbuch der klinischen Diagnostik dcr inncrcn Krank heiten dc:r H:1usticrc. 6.• c:d., Fischcr, Jena. N1cous. E. (1928) : Ophthalmologic: vétérinaire c:t comrarée. 2.• ed., Vigot, P:trk PAUSZINSKY, B. (1941) : Ophtalmologischc Untersuchung.:n bc:i Rind.:rn. mit hesondcr«!r Berücksichliguna dcr Rcgcnbogc:nhaut. Diss. Budap:st. SMYTHI!, R. H. (1956) : Veterinary ophth:llmology. R;llli~re, Tindall y Cox. londrc~. TAKÁCS, L. (1941): Ver!lndcrungen :1m Augcnh int.:rgrund bdm Rind. D i"· B utlapé~l .

Aparato genital Generalidades

Los p.adecimientos de los órganos sexuaks tienen una particular importancia en los bóvidos. si se exceptúan los an imales de cebo. cuando influyen sobre su capacidad reproductom y hacen así problemático su ulterior aprove-

. esquemática de los gcnitah:=' dd toro. con urc~tcrcs, vcjil!a urinJria y uretra : obsérvc~ la cur· v:uura t.ld ¡lene ~· u rorm:~ d..: S Fu;. 1M.

V isit~n

chamicnto económico. En este libro sólo .se considerun someramente. porque pueden conducir al padecimiento de enfermedades. El diagnóstico especial de los trastornos de la reproducción es tarea de la andrología. ginecologfa u obstetricia de los bóvidos. Plan de la exploración

La exploración de los genitales maséulinos (fig. 164) se limita. de acuerdo con lo indicado anteriormente. a la inspección y palpación de los órganos sexuales externos e internos y a la observación del comportamiento durante la

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cópula. El .wwo lt'llicular. ft'l l iculos - ~:n lns toros adultos. upmx imada mente <.)e) tamatlO d~ Ull hUC\t) lk ganso, elásticos y apretados- . t•pic/ídimo -- Cabeza en el polo testicula r dorsal. Cl llllO un ~apuc hón suavemente granuloso~ cuerpo en posil:ión medial dd mismo. corto. liso. dd grosor de un lápiz: cola situada en el polo ventral. de consiste!ncia tensa en forma d~ calota. dd tamaño de la yema de un dedo- . cordón t•sp"rnuírico y ganglios pudendvl· (pág. 90) se exu minan por detrás con el animal sujeto. haciendo palpuciones comp~trativas sobre la situación. tama•1o. forma. con istenci..a. aumc!nto de! calor > sensibilidad dolorosa. De las partes intcrrns dd aparato sexual masculino son palpables. en la t!Xploraciún rc•cllll (pág. 167). inmediatamente por delante de la porción péh-ica de la uretra. sobre el sudll de la p.clvis. y la vejiga. los conductos seminales (grueso de una paja) y sus ampollas (grosor de un lapicero hasta el de un dedo pequeño), así como las ''esícu/us seminah•s (tamaño aproximado de un dedo. cornificadas. lobuladas y con elasticidad blanda)~ se observa rán posibles variaciones en h simetría. así como endurecimientos y sensibilidad. La exploración dd pellt y del prc•pucio se re:tliu por ins¡}(!Ccicín y palpación. cuando está introducido en su envoltura o extrayéndola d~ él. Para ello. el miembro se observa ya d urante la cubrición o d~spués de un:.t previa anestesia extradural sacra (pág. J 1) o. tambi~n. después de la administración de un tranquil izante (pág. 24). sacándolo con la ayuda d~ un paño lim· pio. Habrá que apreciar los aumentos de tamatio. adherencias con las zon;as inmediatas. trastornos en la motilidad y alllllllalías ~n la dirección . así como heriuas y sfntornas inflamatorios (enrojecimientos. hemorragias. úlce ras. dcpc)sitos. flujo) y tam bién ncoformacinnes (fibromas. papilomas). En caso n~­ ce'iario se puede sondar tamhi~n la un.:tra (p:.ig. llJN,. Los ¡.:t'nitale.\' /t'III<'IIÍIIos (fig. 151 ) se exploran Jlllr insp~.:ccic.ln extenw y v;aginal ~ en casn necesa rio. l
Ap.tr.thl g~nilal

forma del hodco d\! t\! nca ( normalm~nte. en forma d\! taco o cono =- T : forma de roseta = R ; muy caída = C: fláccida y lobulada = f): abertura y tamuiiú dd orificio (c,lmpl\!tamc ntc cerrado ;: O; ob\!rlura del grosor de una rfaja = 1 ; dd grosor d\! un lápiz = :!: del grosor de un dedo = 3; del grosor de dos d\!dos = 4: o que p\!rmite \!l p:.tso de tre dedos -= 5). obstrucción con tapón mucoso. flujo y otros datos. En la palpuc:ión a trm·és del recio. el útero. que está situado encima o a un ludo d\! la \ejiga. y a dif\!rente distancia sobre el sudo d\! la pelvis. dirigiéndose craneoventralmentc a la cavidad abdominal. se distingu\! por su bifurcación.

Porcitin ,·aginal dL'I cuello.

Fu;. lfl5.

lal\pcccit\n de la v:.,:in:t t'a~t i no,c\lpia) co n el c"péculo d e d'h hr;uo' de ü i-.chof-Gthzc

A partir de ella se palpan lns cuernos uterinos en forma cilindroide. así como las trompas y los ovarios. Hay que considerar las r:·articularidades siguientes : Ovarios. Situación. tamaño - normalmente. de una avellana al de un huevo de paloma - . consistencia (elásticos tensos). superficie (lisa). movilidad (libres o con adherencias. o pegados a las inmediaciones) y sensibilidad dolorosa. Por otra parte. habrá que determinar el número. tamaño y consistencia de las formaciones vesiculosas (folículos. qu istes) y del cuerpo amarillo. Trompas. Grosor (diámetro de un hilo de bramante ; sólo palpable tras engrosamientos patológicos). consistencia. sensibilidad dolorosa. adherencias. Vtero. Situación. tamaño - en las hembras jóvenes cabe perfectamente en la mano : cuernos del tamaño aproximado de un dedo = U 1 : cabe justamente en la mano: cuernos del tamaño aproximado de dos dedos = U 11; sobresale fácilmente en la cavidad abdominal: cuernos del tama ño aproximado de tres dedos= U 111: mayor aún = U IV- , forma o simetría. consistencia y

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Plan d'- expl o ración clínica

utilizando una sonda botonada fina para lavarlo. o un cat~ter de Rüsch para sondarlo; con estos procedimientos se comprueba su permeabilidad y se observa el posible contenido patológico (sangre. moco. pus. vermes oculares).

Bibliografía BEu.• F. R . (1959): The scnse of tast.: in domesticatcd animals. Vl!t. Rec. 71, 1071 - 1079. DREWKE. B. (1929): · Bcitrag zur klinischcn Untersuchung an Rindcraugen. Dis~. B~!rlín . GussAKOW, G. W. (1955): DurchsJlUicn des Nusen-Trancnkanals be i Rindcrn. Vctc:rin:1· rija. ll, 8: 66-68. Htu.MANN, G . (1937): Beitliige zur Kenntnis des miuels Ncukla·Augenspicgels unter'\Uch· ten Augenhinterarundes bd aesunden und kranken Rindcrn . Diu. BerUn. JAKoa. H. (1920): Ticr~rztlichc Augenhcilkundc. Schoetz. Berlín. KUDIUAWZEW. A. A., y N. l. LoSHKIN (1956) : Obcr cine Mc:thodc: 1.ur Untcrsu:hung de Geruchssinnes bci KUhcn. S'\etschenow J. Physiol. UdSSR. 42, 916- 918. MAREIC, J., y J. Mócsv (1960) : lehrbuch der klinischcn Diagno:~~tik dcr inncrcn Krank· heiten dcr Hnustic:re. 6.• ed .• Fischer. Jena. Nacou~ E. (1928): Ophthalmologic: v~t~rinairc c:t comraréc:. 2.• cd., Vigot, Pari:o. PRUS21NSKY. B. (1941) : Ophtalmolo¡ischc Unter~uchungc:n bc:i Rindcrn. mit bc:sondc:rc:r lkrUcluichti¡ung dl!r Rcg~nbo¡c:nhaut. Diu. Buda~'\t. St.tYTttl!, R. H. (1956): Vetcrinary ophthalmolo¡y. Ball i~rc:. Tindall y Cox. Lontfrc:'l. TAK.ks. L. (1941) : Ver!intfcrungen am Auttenhintcrgrund bdm Rind. D i'\'1, Butl:.arc~l .

Aparato genital Generalidades

Los p.adc:cimieotos de los órganos sexualc:s tienen una particular importancia c:n los bóvidos. si se exceptúan los animales de cebo. cuando influyen sobre su capacidad reproductora y hacen así problemático su ulterior aprove-

Fm. 1M. Visil~n cSlJUCm•ilicu de los gcniwks t!d toro. con uréteres, vcji~a urin:ui:a y uretra : ob~rvc'\c la curvatura dd pcnc en forma d e S

chamicnto económico. En est\! libro sólo . se consideran someramente, porque pueden conducir al padecimiento de enfc:rmedadcs. El diagnóstico especial de los trastornos de la reproducción es tarea de la andrologfa. ginecologra u obstetricia de los bóvidos. Plan de la exploración

La exploración de los genitales masculinos (fig. 164) se limita. de acuerdo con lo indicado anteriormente. a la inspección y palpación de los órganos sexuales externos e internos y a la observación del comportamiento durante la

Plan de exploración clínica

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contractividad (flaccidez prolongada -= e 1; paulatina contntcción durante la JI: capacidad de contracción muy manifiesta = 111). conteexploración = nido normal y anormal (gestación. piómetra. feto momificado. hidroamnios). superficie y características de las paredes (lisa; paredes que se vuelven más finas durante la gestación; a veces. engrosamientos tumorales de las mismas en la leucosis). movilidad (libre) o adherencias {patológico). El cuello normal tiene el tamaño aproximado del puño de un niño y es com(:aCIO. En las alteraciones inflamatorio-infecciosas de los órganos sexuales remenidos aparecen con frecuencia más o menos claramente engrosados los ¡:ang/ios linfáticos ilíacos internas (pág. 90). Los métodos especiales de exploración. como las pruebas del comportamiento en el celo. diagnóstico de gestación. investigación de la esterilidad y exploraciones obstc!tricas. obtención de muestras del moco cervical. así como de biopsias de la mucosa uterina. se estudian en las obras de Obstetricia y Ginecología.

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Mamas Generalidades

El oportuno diagnóstico de los padecimientos de la glándula mamaria de las vacas no sólo es una fundamental exigencia de la higiene de la leche. sino decisivo para un tratamiento eficaz. con el que se evitarán alteraciones permanentes que disminuyan la producción. Particularmente interesante es el rápido descubrimiento de las infecciones mamarias durante el tiempo del ordeño a máquina. Algunas afecciones de la mama pueden producir graves alteraciones generales. y conducir a largos procesos o hasta a la muerte. La exploración de la glándula mamaria se realiza por inspección. palpación y examen de la secreción. Durante ella no se ha de olvidar que la unidad clínica de la mama es el cuarterón. por lo cual. en las mastitis se ha de sentar el diagnós· tico para cada cuarto aislado. Plan de la e xploración

Al realizar la inl·pt.•ccit;, por un lado y por detrás se comprueban el tamaño. asientn y forma de la mama en total. de sus cuarterones aislados y de los pezones. A4cmw. Es deseable la • mama de máquina ordeñadora,., a ser posible. con cuarterones y pezones uniformes; por lo menos Jo~ dos cuartos anteriores y los posteriores deben tener. respectivamente. el mismo tamuño: se enjuician desfavorablemente las mamas en escalera. de cabra. semiesféricas y colgantes. Pc·zmll!s. Deben tener. aproximadamente. la longitud de un ancho de mano: no son con\'enientes los pezones demasiado largos ni demasiado cortos. así como los oblicuos o su~emumerarios (intermedios. colaterales. posteriores). La cúpula del pezón debe tener forma semiesférica. no puntiaguda. plana. en embudo o en bolsa. Además. durante la inspección se han de observar las alteraciones cutáneas en la mama. fístulas de leche. aumentos de volumen (hematomas. abscesos. neoformaciones y otras más). heridas y pérdidas espontáneas de la leche. La palpación de la mama considerará la (Úel de la misma. las dos partes del pezón (esfínter. cisterna). la cisterna mamaria y el tejido glándular formador de la leche en el cuarterón. Aquf. cada cuarterón, que posiblemente

Plan
ha sido nrdcriado con anh:riorillad. se levanta hacia arriba con ambas manos y se palpa primero superficialmente. Juego en la profund idad y. como es natural. de abajo arriba sucesivamente. Piel t/(' la mmnn. Cuando la mama está orderiada. se distiende normalmente con facilidad; en caso contrario. apa r~.:cc tensa en los diferentes cuartero nes. según el gmdo de plenitud. lnmediataml.!nte antes y después del parto. se produce un edema fisiológico (pág. 80); el intenso edema del parto. con ulterior induración (•acucado•. mama aco rchada). así como los edemas inflamatorios (pág. 80) dunmte la lactación y el período seco. son síntomas patológicos. Esfínter. Normálmentc se palp.a. al rodar entre los dedos la punta del pezón. como un pequeño y consistente grano de cebada. En esta palpación hay que comprobar la existencia de tumefacciones. heridas y neoformaciones en la punta o en la luz del canal. así como la sensibilidad al dolor. La ~rmeabi­ Jidad (facilidad de ordeño del esfínter se comprueba extrayendo algunos chorros de leche; las causas de la dureza de ord~ño. están casi siempre en el esfínter; más raramente. en la cisterna. Cistt•rtw. La mucosa de la dsftirJw dd pe:.ón se palpa también rotando éste entre los dedos ; todo engrosamicntu. endurecimiento o dolor son patológicos ; el paso a la cisterna glmululur dcbe permitir la entrada de un dedo empujando desde abajo. Los estrechamientos (anillos). nódulos. tabiques parciales o totales) y hts dilataciones son también anormales. En los p(!zones hay que p.rest.ar atención a las tumefacciones y heridas. así como a las fístulas de Jedte (• fugas • ). Los llamados ccílculos lácteos están formados por concrcmentos Lle los componentes de la leche~ se mueven libremente en el hueco del pc?.ón. y duwnte el orderio pueden obstruir el esfínter en forma de válvula. Cu<'rpo glcmclu/ar. Cada cuarterón se examina para observar su consistencia Cgranuhtcinnes. formaci(;ll de núdulos. induraciones d ifusas. hipertrofia o atrofia) y su sensihi lid:.td l.loloros:t. El tejido mamario sa no (parénquima e intersticio) se nota. Llespués del ordci1o. finamente granuloso blando. y. por el contrario. cuando no se ha ordeñado. tenso y firme. Cuando hay edema muy manifiesto en la mama. Jos cuarterones glandulares se J:alpan a veces con dificultad o no pueden p.:.alparsc. Los datos obtenidos en la palpación se relacionan en la forma siguiente : ormal =Tl.!jido mamario con fina granulación. blc.1ndo (tras ordeño) o tenso (sin ordeñar). 1 = Compacidades y granulaciones en focos. 11 = Compacidades y granulaciones generalizadas; nódulos local izados. 111 = Nudosidades generalizadas. IV = Nudosidades con endurecimiento difuso en algunos puntos. V = Difusamente endurecido. VI = Inflamación difusa aguda (calor y dolor). VIl = Imposible de palpar, ~ causa del edema fisiológico.

2 19

Ganglios. Junto con los ganglios mamarios cst:ín a veces tambil.!n afectados. es decir. engrosados. en Jos padecim ientos infecciosos de la mama, los ilíacos internos. Si las afeccione~ se localizan en la piel. se infanarán los prccrurales. Su exploración se ha estudiado ya en otro luga r (pág. 90). Examen dt' la secreción. La lt:che se enjuici:J desde un p.unlo de vista cmmlitmil•o , rdcrido al total del ordeño y compara ndo la producción de cada cuarterón. o cualirari\·o. en relación con alteraciones macroscópicas (aspecto. olor); en caso necesario. examinando también los caracteres químicos o anormalidades de composición ( J: H. células) o por el estudio bacteriológico (determinación de gérmenes).

Fw. 166.

Eumcn

d~:

la ,,·crc..•ciun ma n1.tri.1

~ohrc

una

~uhcta

negra

Ante todo se procede a examinar los primeros chorros de cada cuarterón sobre fondo oscuro (placa de ordeño). para apreciar. sobre todo. las variaciones en los caracteres normales de la h:chc (color. consistencia. así como fluidez y ~ubstancias extrañas) (fig. 166). Para el enjuiciamiento de la secreción es adecuado el cuadro siguiente: Normal = Secreción sin variaciones macroscópicas. es decir. leche normal en mama en lact:~ci ón. leche calostral de tonalidad amarillopardusca y de carácter espeso. gelatinoso en las p.rimcras épocas de la lactación o con aspecto seroso o como miel en las vacas secas. En las hembras primerizas se pueden ordeñar. a los tres o cuatro meses de gestación. algunas gotas de un liquido áspero como miel. A

= Se conservan los caracteres lácteos. pero es acuosa y de tonalidad azulada. aunque sin coágulos.

:!:!O

Plan de exploración clínica

B

~- Como

C

,.,... Como en A . pao con coágulos gruesos.

D

-- Como en A. pero con gra n cantidad de coágulos gruesos.

E

- Predominio de los coágulos. con pérdida parcial de los caracteres lácteos (por ejemplo. en las infecciones mamarias por E. co/i y C. piogen~s).

F

= Caracteres lácteos completamente perdidos; la leche se sustituye por pus (P; tal como en las mastitis por C. piVRttnt!s o en las infecciones mixtas). sangre (s; el llamado ortll'lio de sangre). suero (S; como sucede en lu mastitis colibacilar) o fibrina (F).

en A. pero con finos coágul6s.

Las variaciones del olor de la leche se aprecian claramente sobre todo. en las mastitis p.roducidas por C. pivgem!s. Las prut!bus químicas rápitlas, que pueden efoctuarse con facilidad en la práctica. son las que se citan a continuación ; proporcionan datos sobre trastornos de la sc~rcción no apreciables macroscópicamente. ~ro no sustituyen al estudio bacteriológico de lu leche. Dct<'rminación dt'i pH en la leche con ayuda de papel de filtro especialmente preparado (casi siempre. bromotimol) : desviación hacia el lado alcalino (valores normales. entre 6.5 a 6.7). 4ue. no obstante. puede faltar en las fases iniciales de la mamitis. Pru('hu dt• Whilt'.\'id<'. Si se mezclan S gotas dt: leche normal con 2 gotas de solución de sos¡l N sobre un portaobjetos. st: produce un enturbiamiento honH>g~neo; por el contrario. cuando contiene muchas c~lulas se forman coágulos y filamentos. Prudw el<' la mastitis, ele Ccllifornia (St:trAt.M v NooRLANOI·R). En una placa de prueba blanca especial. que tienc cuatro pocillos. se ponen 2 c. c. de leche d e cada cuarterón. mezclando. en cada caso. con 2 c. c. dcl lí4uido prueba (solución de sulfato de alquila ril mezclado con ind icador). y moviendo luego la placa en círculos horizontales para homogcnizar. La coloración hacia el vinleta o la tonalidad amarillenta son índice de variación del pH y del aumento en d contenido celular. Al t:njuiciar la cfcctividad práctica de ambas pruebas y las diversas modificaciones. se ha dc considerar que el resultado positi,-o de las mismas está condicionado por un incremento _del contenido en células. No obstante. esta particularidad se observa normalmente! en las vacas secas y en las que inician la lactación. y no siempre se debe. en los demás casos. a una infección bacteriana de la mama. Por otra parte. los padecimientos de la ubre que no cursan con un sensible aumento de células en la leche no pueden ser detectadas por estas pruebas. de tal manera que pueden pasar inadvertidas pululaciones latentes con estafilococos o estreptococos. Por ello. el examen bacteriológico de la secreción no puede ser sustituido con estas pruebas. No obstante. sirven como medio de orientación en el examen del establo y como procedimiento

Mama ~

d\!mostrativo en grav\!s alteracion\!s d~ la secreción para el personal de la vaquería. JAARTSVElD. así como RtC'IiTt· R. han eluborado un método con Jos mismos fundam~ntos . que es apropiado para el examen de las muestras de leche tomadas de los cántaros. La obtención de mtu•stras lácteas para d extmll'll bacteriológico se realiz:.t antes del tratamiento de la ubre y despuc!s de limpiar a fondo el pezón y desi nfectar su punta. ordeñando luego a lgunos chorros - primera parte del ordeño. para · investigar el M. tuberculoso también las porciones finales-. que se recogen en un tubo estéril. el cual se mantiene inclinado. Si es posible se.: toma una muestra independiente de cada cuarterón del animal afectado. En casos determinados se recomienda. para asegurar el éxito de la terapéutica. determinar Ja resistencia de Jos gérmenes comprobando in \'irro su crecimiento en un medio que contenga los medicamentos (antibiogmma). En el dill.f!llÓstico de los rrocesos inflamatorios de la mama habrá que dis· tinguir. s\!gún su localización. la telitis. cisternitis. galactoforitis y mastitis. La clasificación clínica de hts mamitis se realiza según los datos siguientes: Duración del padecimiento. Sobreagudo. agudo. subagudo. crón ico (pág. 45). Extensión y carácter de las a/t(•raciwres t'll la ~lcínclula. Ninguna. débil. de grado med io. grave~ pocos o muchos. pequeños o grandes nódulos. endurccimicntó difuso o tumefacción aguda. Grado y tipo de los trastornos dt• la st•creción. Ninguno. moderado. de grado medio. gnves ~ leche acuosa. con coágulos pequeños o gramks. cremosa~ mezcla de sangre. suero. fibrina o pus ~ alteraciones d~l olor. Influencia sobre el t~stmlo gt'llaal tld padelll<'. Ninguna. dc!bil. de gratlo metlio o grave (pág. 74). De los dato~ totalc.!s obt~nidos puede desprendas~. en una parte de las mastitis infl:cciosas. cuál es el agente microbiano que las prod uce.

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Evaluación de los datos obtenidos en la exploración Diagnóstico, diferenciación y enjuiciamiento de lo enfermedad

Terminada la exploración. los datos obtenidos se resumen. a ser posible. en un diagnóstico completo. que. tal como en los siguientes ejemplos. informa sobre la localización, grado, durm.:ión, tipo y C(lusas del padecimit?lllo, así como sobre posibles complicaciones, e indicaciones sobre su influ~ncia en c!l estmlo gl'ncral del paciente. •Indigestiones alimentarias subagudas. primarias de grado medio - a causa de sobrealimentación con ensilado podrido- con escasa influencia sobre d estado general •. •lnrlamación supumda en la articulación d~l pie. con orificio
~~4

Plan de

c~p l ura ció n

clínica

patogno mó nicos : Eventual padecimiento simultáneo d~ varios animales co n los mismos sínt omas. hallazgos de cadáveres di! animuh:s en el pienso o en el agua de bebida . demostración de la toxina botulínica en el aliml!nto o en la sangre. V:.tca d~ alta producci ó n que. en una prad~r~• de hierba jo' en. se ha tumbado y presenta temblo res. tetania y opi~tótonos. Diagnóstico posible: Tetania pratnue. Sínto mas patognó micos: Anamncsis. accesos espasmódicos. magnesio s..!rico disminuido: curación tras la inyección di! calcio-magnesio. Un paciente está tumbado después de dos días di! intranquilidad. con frecuentes ddccacioncs y micciones. movimientos dt! p¡opulsión y empuje. Diagnóstico posible : Rabia. Síntomas (iatognomónicos : Anamnesis. hidrofobil. bramidos ; a veces. mordeduras de perros o zorros rabiosos demostrables : muerte rápida. presencia de corpúsculos de NeJ:ri en el cerebro dcsp.ués de la necropsia. Una res permanece l!n decúbito. con parálisis simétrica progresiva de ambas I!Xtremidadcs posteriores: no hay otros síntomas. Diagnóstico posible : Lesión en la porcián cmu/ul dt.' la nu:dula. Síntomas patognomónicas. Parálisis simétrica lc:ntamente crecicnt~: comprobación en la necropsia (trauma. absceso. larvas de hip.o dl!rma. tumorl!s lcucóticos o causas parl!cidas en el canál \Crtcbral). Una vaca h~! caído al sueln durante la cubrición y no puede levantarse d~sde enlonc~s . Diagnóstico posible: Traummi.\·mo grm·t• en la zona caudal de la columna vertebral. pdvis o extremidades posteriores. Síntomas patognomónicus : En la e:
2:!S

pasajaos. pueden constituir en Jos bóvidos. a menm.lo. defectos estéticos sin importancia. siempre que no trastornen el estado general dd animal y su capacidad de producción. o no impliquen ulteriores pdigms de complicaciones. Si la curación es posible sólo con un lrtlltlmiemo cos/o.m . que no guarda proporción r~tzonable con el valor del paciente - o sea. la diferencia entre el valor carne del animal enfermo y el precio en vida de un animal de la misma producción- , se procederá. gener.tlmente. al sacrificio. Lo mismo sucede cuando d proceso de curación es muy prolongado. cuando la recuperación de la producción total es muy problemática o hay que esperar a la próxima lactación (se exceptúan los animales de gran valor zootécnico). así como los pacientes que podrían ser curados del p.adccimiento para que. a causa de otros tmstomos (poca leche. esterilidad y otros). resultan antieconómicos. Por el contrario. el intento de tratamiento está indicado siempre si se puede salvar el valor carne. que. a causa del padecimiento. se considera perdido. por ser inadecuada para d consumo humano.

Tratamiento y profilaxis

La primera cundicit.\n de todo tratamiento es la eliminación de las causas pah>lógicas -extracción de cuerpos extraños en los ojt.ls. esófago o bonete. destrucción de los parásitos t.l agentes infecciosos. sustitución de los alimentos pcr judiciales u patológicos -:dieta). o sea. la '''rap,~utica caust1/ o etiológica. Si se desconoce la etiología o no puc:de ser influida por los medios de que se dis· pone. d tratamic:nto habrá de reducirse a los síntomas del p~ld\!cimicnto (puncil;n en el timpanismo. administración de astringent\!S \!n l~as diarreas). es decir. la /t'TClfJt/ulietl .rilllmmírica. Si fracasan lo~ anterior\!s procedimientos y no se puet.k esperar una curación. sino sólo la at\!nuación de los síntomas (fístula de panz~a en las estenosis runcion~aks d\! preestómagus () alim\!ntación forzada en los trastornos irrev\!rsibles de la ingestión). se ar.licarán medidas paliativas. tales como la.~ indicad~ts en vacas incurables que se hallan en gestación avanzada. para esperar el parto antes dc1 sacrificio. En muchas enfermedades hay qu\! decidir si el tratamiento será ,,,t/inmwllloso (conservador) o quirúrgko, tal como sucede en la actinomicosis; en estos casos. Jos mejores resultados se ubticncn muchas \CCcs. con una tcrupélllka combinada. ya que. sobre todo en buiatría. no se suelen distinguir limites entre la medicina quirúrgica y la me· d icamentosa. Cuando la C4lusa d\! la enfermedad constituye un peligro permanente para Jos demás animales del efectivo. hay que tomar m~didas para evitar ulteriores contaminaciones -eliminación de las causas en los alrededores. estabulación cuando las condiciones del prado son malas. o. viceversa. eliminación de las fuentes de infección o invasión. cambio de la alimentación cuando el pienso es defectuoso, etc); es decir. se instaurd una profilaxis. A menudo. es tan importante el correcto asesoramiento al propietario sobre tales medidas. como el tratamiento de los animales ya enfermos. •U .

R osEI'IHRGU :

Eaplo ración cl(oica del aanado vacuno.

Redacción del historial de la enfermedod

Según el destilh) e importanci~t . hay qu-.: distinguir. -.:n los historiales clínicos veterinarios. las ct!rlijicac:ium·s simph•s (certificado de sanidad. certificado de seguro) de los informes completos (punto de vista profesional en cuestiones judiciales. reclamaciones de responsabilidades. etc.). En el primer caso se limita a una exposición resumida de los datos y a Ja exposición del diagnóstico completo. En el último. esta exposición se fundamenta y razona sobre hechos científicos, sobre todo en lo referente a las causas. posible culpabilidad. duración del padecimiento y p¿rdida de valor dd animal. También es imprescindible siempre conservar la identidad dd animal resumida en su reseña. Si. entretanto. el paciente fue sacrificado o murió. habrá que exponer el resultado de la necropsia. exposición en la cual se hará un estudio crítico de las lesiones que se han encontrado relacionadas con la enfermedad (tiempo de desarrollo de las mismas. causas. repercusiones). El estilo literario del escrito se acomodará a quien vaya dirigido. ya sea p.rofano (agricultores. compañías de seguros) o veterinarios o comisionados. Las expresiones propias de la clínica son a menudo, desconocidas· o poco claras para quienes no están acostumbrados a esta materia. por lo ·cual pueden o riginar juicios cquivocados. Por tanto. deben. suprimirse o vulgarizarse. para su mejor entendimiento. En la ensnian:a clínica. los cstudiant~:s. al redactar los ltistorialt•s ele sus paci<'II/('S, deben procurar seguir d pl¡ul dc: eo:Jtploradón p.ropucsto (reseña. anamnesis. hallazgos nnrm¡ah.:s y patnlógicos en la exploración general y esr-ecial de los órganos aislados. di¡agnósticu. di¡tgnóstico difer~:nci¡al. pronóstico en relación con las posibilidades de curacic.)n y las p;artic.:ularidades terapéuticas). e incluirán tam bi~n inftlnnación sobre d tratamiento establecido. Suponiendo que d animal se~t sacrificado o muera. d-.:herán rec.htctar un breve informe de necropsia. en d 4uc las lesiones halladas en el cadáver se comp.urcn con Jos síntomas clínicos observados en el anim¡tJ vivo.

ÍNDICE ALFABÉTICO

Abomaso, 163. Abscesos, 81. AcctSOs de sudor, 78. Acn~. 81. Actitud, 60. Actividad c:ardáac:a, lrrecubridad completa de la, 98. Aftas, 81. Apmmaalobulinemia, 111 . Agua, lnaestión de, 136. Aire aspirado, 118. - respirado, 118. Albúmina, 110. Alcohol, 38, 40. Aliaoquisuri.a, 189. Alimentos. DcaJución de lo41, t J6. - lnacstión de los, 135. - Presión de lo~. 13S. Alopecia. 76. Anamnesis. 45. Alotriofa¡ia, t 35. Anm1i.:as no hcmollt icas, 76. Anestesia de conducción. ~7 . - ntradural, 29. --alta, 19. - ,encraJ, 34, 37. - por infiltración. 28. -local, 26. -lumbar, 30, 31, 33. - lumbosacra. 30. -medicamentosa. 24. -sacra, 31. - sacrocaudal, 31 . - sacrococdgea. 30. - sepncntada, 30, 31. 33. - superficial, 28. - toracolumbar, 30. - sacras, 30. A nest6sicos locales inyectables. 27. AniUo nasal, 4. Anorexia, 13S. Antifaz, J2. Aona. Bifurcación de la, 69. Aparato circulatorio, 92. --Examen funcional del, 10o4. - di&estivo, J34. 1S.

Ros~uGu :

Exploración c:lfnic:a del aa nado

- genital, 213. -locomotor, 200. -respiratorio, J 1.5. -de suspensión, 21 . -urinario, 188. Apatía, 64. Apetito, l34. - Disminución del. 13.5. - variable, JJS. Arrirmia cardíaca, 98. Arritmias del aolpe de la punta, 9.5. Ancria coccraea, 69. - m:.xilar externa, 69, -mediana, 69. -sa fena, 69. Arterias, 1Ol. ArticuJ:ac:iones. Explor:ación do l.as, 203. Asteatosis. 78 . AtrofiA por in;actividad, 6 7. Aument05 de espesor. 80. Au\Cult:.ción, 96. lbctc:ricmia, il. B:arbitúr ico~. 38, 39. Bastón de conducción, 4, 12. Bazo, JOo4 . - Endo~pia del, 10$. -Palpación del, 105 . -Percusión en la zonu d\! proyecció n d •1, 1 0~ . Bcc:errcs, S2. Becerros y becerras, 49. Bilirrubina. 11 . Bolsa pcric,rdica. Punción de la, 100. Bolsas sinoviales, Exploración de las. 203 . Bonete. ISS. -Auscultación d el, US . - Determinación del dolor por palpación del, 159. - Examen roentgenológico d.:l. 161 . -Palpación interna del, 160. ...... Percusión deJ, ISS. -Percusión dolorosa del, 158. -Prueba de las zonas del. 159. -pruebas del caminar y bajar por planos in· dinados, 1S9. VKWIO.

fndi cc alfahético Uóvidos, Comport:tmicnto ~ n Jo,, J. - Conduccil\n d..: los, 1::!. - en l i h~rtad , Ca¡ltura d ..: lo ·. ::!. - tumbados, Incorporación d \.· lo.... JQ. Jlox libre, 36. llmdic:udia, 70, 9R. Rromchlorrrifluorctano, 37. Oronconeumonfa cat:.rr..al, 130 . - - purulenta avanud:t, DO. Cabcuda, 1::!. Calor cutáneo, 73 . C:1mpo pulmonar, 1:!.S. Canal lagrimal nasal, :! 11. Canccr eye, 48, .S6. Cánula tr~qucal, 191 . C::tp:l, Coloración d..: 1:1, .SS, .56. CapacidGd visu:ll, Eumcn di! la, ::!1 l. Capilares. JO:!. Catarata, 211. CauJa equina, 30. Ca\•idad dd abdomen, Acumulación· d~ g~1s en la. 180. - l hdominal, 179. · .· - -Acumulación de llquidos \."Jl b, 180. - - Pu1h:ión dbgnóstica du la , 181. - buc::tl, Exploración de la, 141. - - Inspección de la, 140. - - - d e la parte anterior de IJ . 141. - - l•oaiJlación d e 1..1, 140. - toddca, Punción de: J..a, l.ll. t\:nt ro rc:-.Jlir:uorio, t'IH . <.'~rc..ado con man~a. .l. <:ianollb. 77. C•rcun'll :tncias amhientak..;, 71 . (. 'j,¡¡.;js, 1t)7. Ci,to-.
n.

Con~tituciún,

67.

Conh:nci,$n mediante Jlroccdimientos coercitivos, 2. -pasajera de l:t rcl)piración. 1::!8. Contenido de fibrinógcno plasm .ítico, 11 O. - normal de bilirrubma en ~ucro. 116. - - de hemoglobina en la sangre, 108. Corazón , c:xplortació n del ap:arato circulatorio,

91 . - ln~pección del, 93 . - intermitente o tumultuo~. 98. - matidez absoluta, 96. - - relativa, 96. - Ritmo normal del, 98 . - Roentgenografía del. 101. Coriago, 79. Corriente de aire, 118.

C orwjón, C:adenas l.k, fl . Crillis, 73. Cristalino, 211. CuJdro eritrocitario, IOIL Cu.~jar,

163.

- Auscultación dd, lftS . - O istopi:l d d . 165. - ln)lpección t:Xh!rnal del. IM. - P..alpación dd , 164, 16S. - Pcrcu~ión d el, IM. - - dolo ro:.:1 dd, 165. -Punción del, 16.S. Cuerda de! John.:. ~J . - ~Jvica, 21 . - torácica, 11. Cuerpo gl:lndular, ~18 . Cuerpo vfueo, ~JI . Curso d~ la fiebre, Chorioph!S, S.S.

n.

Datos obtenidos en 1:1 exploración, Evalu::tción d«' Jo , 213 . Ocbilit:trniento o au)Cncia del golpe do· la punt3, 94. Decúbito, 19. . ..... ... . Ol!fl!cac:ión, 13~ . . · .. Ocgent:r3ción muscular, fl7 . Demacració n, 66 . Dcmodc:x, 86. D~prcllit\n, 64. Ocrm;ttiti), 7K. - nodoQ, 8:!. lk•rriho con ayuda tn~·d ic:lm~ntos, 18. - de lo" hthido,, 14. -con cucrd:b, 14. l>c:-.arrollo del padecimiento. 4 7. l>c..coronado d e Ju~ ::w i m :tk~ adulto.;, ::!6. l>ctcctor d e: rn~·tak" . IMJ. O iagnl\sttco, 46. Oiáte Í'i hemorr~at ica. 8:!. D i'iiOcac:ión de abom:a...a haci:~ la derecha, IM . - - haci:1 13 izqUierda . 1M. Oi ·nc:t espiratoria, 116. - in,.piratoriJ, 116. - mixta, J16. D i~posición, 68 . Oivcrtkulo sub urctra l. 189. Duración del padccim k nto, 4S Durarntadrc interna, 30, 34. Duodeno, 1M. t

"e

F..czcm:1, 78. Edema colateral, 80. - gaseoso, 81. Edemas, 80. - benignos, 81 . - cardfacos, 80. - fisiológicos., 80. - ¡enerales por estancamiento, 8(.1. - hidr~micos o caq~c:ticos, 80. · - innamatorios, sb.

: . ·

lndicc alfabético Ed~mas locah:' por t:!ltancamicnto, 80. - malignoo;, 81. - no inrlamatorio'i, 80. - p:uológicos, 80. - n.: n:tlc~. 80. F.lcctrocardiograml, 101 . Endocardia valvul:~r, Q9, Enfermedad de Aujco;Lky, 80. - Redacción dd hi.¡torial d e l:i. "!:!6. Enfi~m:1, 91. Enteritis fibrinou, 170. Entcrotoxcmi:l, Eritrocitos, Núml•ro de, 10K. F.rosiones, 83. Eruptos. 138. Esófago, 14~ . - fno;pección extcrnl del, 14~ . -Palpación d el, 143. - Somfajc d el. 144. Espa~mo o ~r~li is, 136. Est:ldo &encral. 60. - de nucor;is, 36. - d e: nutrición, 66. E'it:tsio; venoso. 17. E~tc:rtores, 11 7. - o crepiL:lcioncs. 1:!'). - h umedos, 130. F.'tornudo, 11 7.

n..

E~otr.abi~mo. ~10 .

l!'ltr:m¡:uria, 189. €ter, 37. F.tiolo,:l:l. 47 . F.upnl.'a, 116. Examen d e l;~.¡ hcce-1, cant id ad . lfl') . --color, 1h9. - - consi,tl..'n<:Íla, ltW. - - olor, 169. - - 'uh'lt:tncia'l mczcl:ld:J 'i. 1(;9, - de 1:1 kchc. ddcrm inacilín dd pi l. :!:!0. - - - pruch:1 d e I.A m~t,titi'i de California. 110. - - prueha de Whitcsidc. 210. - - prucha'i qulmic:ts r~tpida,, ~~0 . - del liquido de p::anl.J . 1~0. - - - c olor. 1 ~0. - - - consio;tcnci~l. 1 ~0 . - - - olor, ISO. - Examen d e las muestra dc hccc'\, 1M. - de la orina, 190. --color, 191. - - conli,tcncia. 191 . - - contenido de albúmin:1. 19:!. - - - en hcmoglobin
Examen para)itológi-:o d e la-. h ~ccs. método combinJdo d~ scdimcntacidn y fl otaciJn, t 71. - - - métodos de decantación, 171. Ex:1ntcm:1. 78 . Excitación, 64 . Excori:lcion~ , 83 . Exico i), 79. Ex o o enolftalmo-., :! 1O. Exploración clínica, Plan de la. 44 . - e pedal, 75 . - Pl:ln d e la, 134. - rectal. 167, 197. - rocntgcnoscópic:a vesical. 197 . Extensión de sangre, 107. Extremidades :sntcriorcs, 5. - posteriores, 6. - - f nervación de las. 30. Factor d e d ifusión. 27. Falsos anillos córneos, 53. Faringe, fnspccción de la, 140 --externa de la, 1:!3. - - interna de la, 1:!3. - Palpación de la. 140 Fermentos sérico.,, 11 1. Fiebre. 71. -atípica, 73 . - continua, 73 . -curativa, n . - intermitente, 7.1 . -- recurrente. 7.'. - r~·mitcntc. 73 . - traum ~hica, 7:!. t:lemom."'\, 81. Foetor ex o re, 14:!. t:ormas juvenil\...;, 109. Fórmula lcucucitaria, 1041. Fo'' ' nasales. 1:! l. - - Explotación de la~ . 121 . - - 1ll'IJX'Cci\m ex tema d e: ~;, .., 1:!~. - - Palp:u:ión eJe 1.... 1:!:!. - - Pcrcu,.ión de la , 12:!. Fotoscnsihilidad. SS. Fr:~cc io nC"ll ~p:u:~blcs por dectroforc\is d el sue· ro. 110. Frccuencia c.ard faca, 97. C ;~ nglius del canal exterior, lUJ . -cervicales profundos, 90. --superficiales. 89. -de la entr::ada d el pecho, 90. - farfngcos externos. 89. - - internos. 89. - d :: la fosa ilfaca, 90. -hipogástricos o lumbares aórticos, 90. - itcomcdiales. 90. ...:_inguinales, 90. - - superficial~. 90. - internos d el fleon, 90. - inte5tinales. 90. -linfáticos. 88.

130

lnc.Jicc alfabético

Ganglio~ linfático • iH:~cos intc.:rno-., ~ 16. - mamarios, 90, 219. - m:1ndibularc.:s, 88 . - mcdiastfnicos, c:rancalc.:s, 90. -de la panza, 90. - p:notídcos, 89. - poplfteos, 90. - prccrur:tles, 90. - prcescapul:lres, 89. - profundos del cuello, 90. - d e las ramas de: la aorta , 90. - renalc.:s, 90. - retrofarfngeos laterales, 89. - - mcdi:.¡lc:s, 89. - subauricularcs, 89. - subiUacos, 90. - supramamuios, 90. Gangrena de la piel, 83 . Garrapatas, 84. Genitales externos, Inspección de los, 214. -femeninos, Exploración de los, :!.14. - - vestíbulo va¡inal y vagina, 214. -mascul inos, Exploración eJe: los, 113. Glándula mandibular, 89. Globo ocul:u. 210. Globulina, 110. ...globulin:a, 110. #·Giobulina. 110. -rGiohulina, 110. Golpe de calor, 73. de: cora1ón . 93. Grado de la fiehre, 71 . Gr;~ nulocito~ h.•s6rilo'l, 10'1. - c:osinófilos, 109, - nc:utrMilos, IOQ. - neutrófilo~ en cayado. 109. - - ~gmentario:~, 109.

Grupoo¡ ~ngufn~>os, ~8. 108.

IUbito o as()\:cto, 67. -de invierno, 67. - de verano, 67 . 1h.'Ccs, Examen bacteriológico d e la,, 174. Hematomas, 81. Hematuria vesical, 198. Hembras adultas, -49. Hemoh idro~i s. 82. Hemorroides. Anestesia de las, 33. Heridas de la piel, 83 . HcxobarbitaJ, 39. Hidrato de cloral, 37, 3~. 40. Hfgado, 174. - Biopsia del, 177. -Inspección del, 174. - Palpación del, 174. - Percusión del, 17-4. Hiperpiresia, 72. - exó¡ena, 71. - ~ndóaena, 71 . Hipotermia, 73. Historial, 45.

Hocico, 118. Huesos d e lls extrcmid:1dcs, Fracturas en los, ~04.

Huevos d e distoma, 176. Ictericia, 76. - hemoUcica, 76. -mecánica , 76. lmpr.:sión cUnic:a, 67. - d el escudo ~sal. 58 . - psicomotora, 6~ . Inanición, 66. Inapetencia primaria, 1)S. -secundaria, 135. Incorporación forzada, 20. Infiltración del nervio del cuerno, 28 . lnmunjd3d, 68. lnsoladón, 73. Inspección, 124, 148. -externa, 143, 167. Intento de incorporación. ~0 . Intestino, 166. -Auscultación del. 167. Inyección cxtradural, 30. lscuria, 189. ~p:lrO!'ICOpia,

167.

-en el ijar izquierdo,

17~ .

- del retículo, 160. l.apnrotomi:ls, 28. Laringe. lnspcc:ci6n extl'rn:l de la, 1~3 . - ln~pccci ón intcrn:l de la, 113. - llalp3ción interna de.: la, 11-4. - Palpación c:xh:rna de la, 114. l.arvas de h ipoc.ler m:~. 8~ . leche. Ex:amen de la secreción de la, ~19 . lihido, 26. Lihrillo, lfll. -Auscultación del. 16~ . - Campo de: pcrcu"iión del. 1 6~ - Palpación del, 162. -Paresia del, 163. ligamento intcracual, 34. ligamentos pélvico~. 214. linfocitos, 109. Liquido cefalorr<»quideo, 208. - de panza. Acidos grasos volátiles en el, 154. - -Capacidad de fermentación d e la glu· cosa en el, 1.S-4. - - Contenido de hacterias en el. 153. - - - d e infusorio~ en el, 151. - - Digestión de la celulosa en el 153. - - l cvadurn en el, 153. - - Reducción de Jos nitr ito~ en el, J54. --Sedimentación y flotación del, 152. --Valor del pH en el, 152. lisis, 73 . locaJiz.adón y grado del proceso, 46. -del padecimiento, 4.S. luxaciones articulares, 204.

tndice Macho, 49. Machos, Castración de Jos, :!6. Macrooftalmos, 11 O. Mic:rooftalmos, 210. Mad itch, 80. Malos hábitos, 1. Mam3, Cuerpo glandular de la, :! 18. -Inspección de la , 117. - Palpación de 1:1, :! 17. Mamas, 217. Marcas de fuc¡o, 57. -en la oreja, 51. Masticación, 136. Matidez relativa, Disminución o desaparición de L1, 96. M6:Jula ósea, 111. - - Frotis de la, 11 1. - Punción y aspiración de la, 1 1l . Mejillas, Globos de las, 116. Melena, J70. Mesa de operaciones, Manejo de la, 18. -portátil de operaciones, 16. Mesenterio, 18. Mctúusis, 72. Mcthitural, 39. Mé!todo de derribo con cuerdas de lk JonM, 16. -de M:adscn, 16. Mé!todolj de: la emigración, 17:!. Micción, J88 . Micosit cut:inc3, R6. Mklri:asis, 21 l. Miosis, 211. Moco traquc:al, 1:!4. - -Obtención de muc~tras de. 130. Monocitos, 109. Mo~uitos, 84. Movimientos rcspir:uorio$, 1 1S. Muco!IU discasc, 77. M ucos;as, 28. - visibh:s, 75 . Mu~tras lllctca'l para el uamcn hactcrioló¡ico, :!21. Muftoncs dcnt:llc~ . ~4 . Murmullo vesicular, 128. Murmullos, 117. Músculo rctractor del pene, Ancst~ia del. 33. Músculos ma,.ticadorco;, Par~Uisio; de los, 136. Narcosis, 34. -con itcr, 37. -por inhalación, ~7 . - por inyección, 38. -oral, 39. - por vfa rectal, 40. Narigones, 4. Necrosis cutánea, 84. Neoformaciones cutáneas~ 82. Nervio dorsal del pene, Anestesia del, 28, 33. - radial, 67. Nervios pudendos, An~esia de Jos, 33.

alfa~lico

231

Neumonfas por aspiración, 34. :!4. Ncuropl~gicos, :!4. Nistagmo, 210. Nitrógeno residual. 11 1. Novillas o eralas, 49. NeuroJ~pticos,

Oídos, 210. Oligopnca, 68. Olor de la cavidad, 142. - examen del Uquido de panza. ISO. -de la piel, 78. Omaso, 161. Orgao~ de los sentidos, 210. Orina, Obtención de la, 189. Ovarios, Exploración de los, 21S . Palpación, 93, 1:!4. -del hlgado tras laparotomia o ruminotomia, 178. -interna, 124. Panza, 146. -Auscultación de los ruidos de Ja. 148. - Inspección de la, 148. -Percusión de: la, 149. --dolorosa de la, 150. Pápulas, 81. Parálisis, 64, 204, 210. Pnrásitos del revestimiento, 83 . Pared. 179. - torácica, 1J l. Paredes abdomin:alcs, Inspección de IJs, 180. Parcsi.-s, 64. Pato~ncsis, 47 . Pau~ cardiaca, 97. Pelo, 76. - CaKJ:a general del, 76. - Desprendimientos localizados del, 76. - de invierno, 76. - de verano, 76. Pcl~. 75 . -de hambre, 76. -laraos, 76. Pcntobarbital. 39. Percusión, 126. -dolorosa, 127. Pericarditis traumálica, 92, 95, 101 . Peso corporal, 55. Peritonitis, 168. Petequias o cquimonc:s, 82. Petón, 218. - cisterna del, 21 8. - E.vlnter del, 218 . Pezones, Inspección de los. 218. Pezui\as, Amputación de las, 26, 28 . ~Exploración de las, 101 . Pica, l3S. Piel, 75 . -de la mama, 218. - P~didas de suhstaneia de la, 83.

lmflce alrabéti:o

n.

Picmia, Pinza tk coiJ, 10. - del tendón, 6. P i n~s nasak~ . 4. Piojo , 83. Placa\ o taleros, 80. PI a ma s:1ngulneo, 1Ob. Platalonga, 14. Pleura, 1:!4. Pol3quiuri:l, 188. Pol:1quisuritt, 189. Poliartritis mcta~t:hica. :!00. Polidipsia, 188. Polipnca, 68 . Poliuria, 188. Porción vaginal del cuello, Exploración de la, :! 15. Potros, 9, 11 . - port~tilcs, 12. Precaucion~o.'S p:lr:l Kercar~ 3 Jos bóvido"· l . Pre~tóm11¡os,

144.

Prcmunidad, 68. Primer tono c;ud laco. 96. Proc~'
Pul..o mat:no o pleno. 102. - norm:1l, 102. -parvo o va~unJ, 102. - rcgul...1r, 1Ol . - R itmo del. 101. -tardo. 101. - \·cno;;o auricui:Jr, 103. - - negat ivo, 103. - - po"itivo, 103. Pulsus f n:cuens, 70. Punto máximo, tono a~rtico, 97. - - ventriculo iLquicrdo, 97.

· •·

Quejido. 117. Quem:1duras sobres. 78 . Quer:uiniz.n cioncs o comiricucioncs de la pi~l.

8!. Reacciones

par:sd~jicas,

Rc:ticulo~r itoniti~

16.

traumátic:a. 111 .

Rcct idón Ric:dd d..: H...1~n. 40. rco¡pir:tlori:l , 130. Reflejo -.h: la goterJ, 1)7. Rc:!lej' p:slpchr:tl y cornea!. 111. - pupil:ar, 211 . Reflejos, 34. Región cardl:ac:J, R\·accionc' dolorosas en la, R~o.cupcraci ón

9). Reacur¡¡i1acionc,, 1N . Relajadores mu,cul:lrc'\, 1M. RcS<~:I. 48. Re~8 ndullai, ~:! . R c~i)ll.:nci:a, 68. Resoplido, 1J 7. Re~piración buc:1l, 11 it. - COSllll, 115. - dificulto,.a, 116. - lntcn,idad d e l:a. 11 ~. Rc ~pir:~doncs. Frccucnck• d ;: l:ls, 68. Rct(culo, IS5 . Rinoscopia, 121. R it\onc~. ln~pccción de loe;, 195. - - cndo'iCtil"ic:J de lo~. 195. - Pcrcusic>n de lo . 195 . Ronquidos, 117. Roturas de fascias. 204. - de tcndonc • :!04. -de músculo.¡, ::04. Ruido card(:aco, 99. - - o accc~orio. 99. -respiratorio mi"to, 128. - :~c~csorios clttcrnc. o pcricárdico. , 100. -de cori.m, 117. Ruidos crcpitantcs ~cos. 130. - durante la respiración, 116. - endocárdicos. 99. - c:stcnóticos, 117. --nasales, 117. -respiratorios normales, 128. - · - - patológicos. 129. -de roce ~n ·~1 espacio pleural, 130.

233

lndicc alfahético Rum~n.

146. Rumia, 137. Ruminitis, 1SO. Rum inotonla cxplor:uoria, 154.

Saco testicular, ~14 . Sacroanastesia craneal, 3 1. 3:!. Sangre, 106. - D ractcrísticas macroscópicas d e la, l O~ . - Coagulación de la, 110. - E.xam~n de la, 107. - Muestras de, 106. S:1rcoptes, 85 . Scborr~. 78 . ~-credón, Eumcn d e la, ~19. - ru1sal desec~da , 118. Sed, 136. Sc¡undo tono ardbco, 96. Semental, 49. Sc:no J\3sal, 123. S<nos accesorios, 111, 1:!3. Sarna, Ácaros de la, 84. S~ n sibilidad, Alteraciones d e la, 110. Sentido d el gusto, 210. -dd olf:uo, 210. S!.!p'(i", 72. - mctastásica . n . Scpticémi:a, 72. ~xo y ed:td, 49 . Silbidos, 117. Slnto~s b:hicos, 46. - demo~t r:at iv~ o compkmc:nt:uio'(, 4fl. Sistema linf:ttico, H8. - ncrvio.;o central. 206. Somnolencia, 64. Sunda bucotr:tq ue:al de Míillcr, 119. Sond:.jc v~-sk:al, 198. Soplo~ on~m ico~. 99. Subnutriciún. 66. Sudor de san~rc, 8~ . Sudoraciones 5eros:~s. 78. Suero hcmát ico. Substanci:as contenida), en. el, 111.

-106. Sujeción d e los hovino s. 3. SuJ)Crficics cutá nca'i cxtcrna'i,

::::!~ .

Taquicard ia. 70, 97 . Tejido subcutáneo, 7S . Temblores como zurridos, 95. Temperamento, 63. Temperatura corporal, 70. - cutánea, 78. - no rm:~l, 71. Tcncsmo u rinario, 64. Tensión hemlltica, 10:!. - de las paredes del abdomen, 18 '. Temeros bulldoa. 48. -Edad de los, 50. -lactantes o mamones, 49.

Test d e l:l bromo'lul fa l dn:~ , 176. Thiopcnt;tl. 39. Tiempo de coagulacidn, 110. - di! h emorragia, 110. · - de p rotrom binl pl:~smdticn, 11 O. Tiob:ubilúricos, 37. Tipo d e explotación. 49. - respiratorio, l iS . --abdominal. 11 S. Tono d e la voz. 11 7. Tonos cardiacos. Ocbilita mi~nto de los, 98. - - lntcm.id:ul d e los, 98. Tórax, Exploración rocntgenólogia d el. 131. Torcedor del antebrazo, 5. - d e tórax, 11 . - de lt1 cola, 10 - d el co rvejón. S. Toro, 49. Tos, 117. Tranq uilidad. 24. Tranquili:z:~ción, 14. - genero!, 14. Tranquiliz.1 ntes, 25. - :uarácticos, ~4 . - neurolc!pt icos. 24 . - ncuroplégicos, 24. Tr:anstorno circulatorio, 92. Tr:a nstornos d e la motil i\l:uJ . 207 . - motore~ de la pan1.a, 14'}. -de la rumia primario,, Utc. - d ..: la secreció n, 211 . -\le la ~n'(ibil idad, 107 . - dd sensorio. 107. - d e la visión, 210. Trá~u~·.,,

114.

- Au.;cuh:tción d e la . 1!4. Tratamiento. ~2 ~ . Trepanación d iagnt~'ihca d e los senos Crontah:s, 108. Trichodcctc,, 83. Trichofilia, 86. Trichophytun vc:rnJco,um. 7fl. Mfl. Trigono vesical, 198. Tri!\mo , 136. Trombocilos, Número d e, 110. Tromp:as, E~tplor.ación de las. :!tS. Tubo esofágico de Thiro, 144. Tumores malignos. 82. Turgor de l:a piel, 79. úlceras cutáneas. 83 . Urea, 111. Ur~lcrcs, Exploración rectal o vaginal d e los,

. .196. Uretra, 198. Urovagioa, 198. urticaria, 81' 11 8. Otero, Exploración del, 215.

fnd ice :1lf.1hético

:!34 VdC.J~, .9. V:1c:1s niurc~m:ana , 1.

Veskul:as variólica:., 81. V f:1 nasal. Permeabilidad de IJ, 1!~ .

V3ginosco('ia, 214 . Vagínotoml:t, 182. Vo.irus tend inasa), Exploracion d i! l.l\,

Volumen eritroc:it:ario, 109.

Valor bcm:uócriro. 108. Vasocon~u ictor~s.

27 .

Vasos tpisdenak·s, 102. - - Insp~ci ón de Jos. 101. - lin(áticc~ externos. 91 . Vcji¡a de la orina, 196. Velocidad de Kdim.!nt:ación, 108. V\"na mnmaria, 103. - subcur¡inea dd ~bdomen, JO l. Vena~.

103.

- yuaulares, 103. Vcrmc:s del pulmó n, t:\0.

V i ro~is. ~0).

72.

- hcm:ilico, 107. Vó mito puro, J39. Vómitos, 139.

Vulvl, 214. White hdfer discak, 48 . Yugular, 103. Z:thmbu, 4. Zona cardbC3, Sensibilidad ~olorosa en Ja, 95 . Zuntbidos, 117.

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