06 Lopez Martin, Julian - La Liturgia De La Iglesia

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Serie de Manuales de Teología

La Liturgia de la Iglesia Julián López Martín

Sfc.. »

M

PLAN GENERAL D E LA SERIE I.

Teología fundamental Introducción a la Teología, por J. M.a Rovira Belloso. Dios, horizonte del hombre, por J. de Sahagún Lucas. (Publi­ cado.) 3. Fenomenología de la religión, por J. M artín Velasco. 4. Teología de la revelación y de la fe, por A. González Montes. 5. Historia de la Teología, por J. L. Illanes e I. Saranyana. 6 . Patrología, por R. Trevijano. (Publicado.)

1. 2.

II.

Teología sistemática 7. El misterio del Dios trinitario, por S. del Cura. 8 . Cristologia fundam ental y sistemática, por O. G onzález de Cardedal. 9. Antropología teológica fundam ental, por A. Matabosch. 10. Teología del pecado original y de la gracia, por L. F. Ladaria. (Publicado.) 11. Escatologia, por J. L. Ruiz de la Peña. 12. Eclesiología fundam ental y sistemática, por J. M.a Lera. 13. Mariología, por J. C. R. García Paredes.

III.

Teología sacramental 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20.

IV.

Teología moral 21. 22. 23. 24. 25.

V.

Tratado general de los sacramentos, por R. Amau. (Publicado.) Bautismo y Confirmación, por I. Oñatibia. La Eucaristía, por M. Gesteira. Orden y Ministerios, por R. Amau. Penitencia y Unción de enfermos, por G. Flórez. (Publicado.) Matrimonio, por G. Flórez. La liturgia de la Iglesia, por Mons. J. López. (Publicado).

M oral fundam ental, por J. R. Flecha. M oral de la persona, I, por J. R. Flecha. M oral de la persona, II, por J. Gafo. M oral socioeconómica, por A. Gal indo. M oral sociopolítica, por A. M.a Oriol.

Teología pastoral y espiritual 26. 27. 28.

Pastoral catequética, por A. Cañizares. Teología espiritual, por S. Gamarra. Teología pastoral, por J. Ramos.

LA LITURGIA DE LA IGLESIA Teología, historia, espiritualidad y pastoral POR

Mons. JULIAN LOPEZ MARTIN OBISPO DE CIUDAD RODRIGO SEGUNDA EDICION REVISADA

B IB L IO T E C A D E A U T O R E S C R IS T IA N O S M AD RID 1996

Con licencia eclesiástica del Arzobispado de Madrid (22 VII 94)

© Biblioteca de Autores Cristianos Don Ramón de la Cruz, 57 Madrid 1994 Deposito legal M 24 984-1994 ISBN 84 7914-141-7 Impreso en España Pnnted ín Spain

INDICE GENERAL

Pags

INTRODUCCION

XXI

B

ib l io g r a f ía

S

ig l a s y a b r e v ia t u r a s

C

a p it u l o

xxvi x x x ii

1 Ciencia litúrgica y formación litúrgica (Capitulo preliminar) I Objeto de la ciencia litúrgica II Reseña histórica de la ciencia litúrgica 1 Antecedentes 2 Los comienzos y el primer desarrollo 3 Las fases modernas y las tendencias dominantes III Metodología de la ciencia litúrgica 1 Los contenidos 2 El método IV La aportación de otras ciencias V La form ación litúrgica 1 Nocion 2 Características 3 Objetivos VI La form ación litúrgica de los pastores

3 4 4 4 5 6

9 9 10 11 13 13 13 14 15

PA R TE PR IM ER A

EL MISTERIO E N LA HISTORIA C

a p it u l o

I

II III

II La liturgia en la economía de la salvación De Cristo donante del Espíritu a la liturgia de la Iglesia 1 Cristo resucitado, fuente de la salvación 2 La Iglesia, sacramento de Cristo 3 Pascua-Pentecostés permanentes La economía de la salvación 1 Las etapas de la historia de la salvación 2 La liturgia, síntesis de la historia salviflca La liturgia obra del Padre del Hijo y del Espíritu Santo 1 La presencia y la obra del Padre 2 La presencia y la obra del Hijo Jesucristo 3 La presencia y la obra del Espíritu Santo

19 20 20 21 21 22 22 24 24 25 25 27

Indice general

X

Pags IV

C

a p it u l o

I II

III

C

a p it u l o

I II III IV V VI VII C

a p it u l o

I II

La 1 2 3

liturgia salvación en la historia El misterio pascual, ephapax de la salvación Del acontecimiento a su celebración El memorial

III Plenitud del culto verdadero El culto 1 Nocion 2 Del culto «natural» al culto «revelado» La liturgia 1 La palabra liturgia 2 Definición de liturgia antes del Vaticano II 3 El concepto de liturgia del Vaticano II «Litúrgico» y «no litúrgico» 1 Acciones litúrgicas y ejercicios piadosos 2 Devoción y devociones IV La liturgia e n la historia Los orígenes (ss i iv) 1 Las primeras realizaciones 2 Espiritualización del culto El gran desarrollo local (ssiv-vi) 1 Crecimiento en libertad 2 La liturgia romana clasica El predominio franco-germ anico (ss v i - x i ) 1 Reformas y proceso de hibridación 2 Fisonomía definitiva de la liturgia romana La decadencia bajomedieval (siglos xi-xiv) 1 La liturgia «según el uso de la C una romana» 2 La espiritualidad La uniformidad litúrgica (ss xv xix) 1 Universalización de la liturgia romana 2 Intentos de renovación E l Movimiento litúrgico E l Concilio Vaticano II y la reforma litúrgica postcon ciliar V Ritos y familias litúrgicas Rito litúrgico particular e Iglesia local Las fam ilias litúrgicas orientales 1 Liturgia Sirio-Antioquena y Jacobita 2 Liturgia Maronita 3 Liturgia Asino-caldea o N estonana 4 Liturgia Sino-M alabar 5 Liturgia Bizantina 6 Liturgia Armenia 7 Liturgia Copta 8 Liturgia Etiope

28 28 28 30 31

31 32 32 35 35 37 39 40 40 41 43

44 44 45 45 45 46 47 47 48 49 49 50 51 51 52 53 54

57 57 58 59 60 61 61 62 63 63 64

Indice general

XI

Pags IV

Las fam ilias litúrgicas occidentales 1 Liturgia Africana 2 Liturgia Romana clasica 3 Liturgia Ambrosiana 4 Liturgia Hispano-Mozarabe 5 Liturgia Galicana 6 Liturgia Celta

65 65 66 66

67 69 69

PARTE SEGUNDA

LA CELEBRACION DEL M ISTERIO C a p it u l o

I

II III IV C

a p it u l o

I II III IV

V

C

a p it u l o

I II

VI La celebración La palabra «celebración» 1 Etimología y uso primitivo 2 En el latín cristiano 3 En los libros litúrgicos Aproximaciones al concepto de celebración 1 Desde la antropología 2 Desde la teología Definición y aspectos de la celebración El misterio de Cristo en el centro de toda celebración

73 73 74 74 76 76 76 77 79 81

VII La Palabra de Dios en la celebración La Sagrada Escritura en la liturgia 1 Fundamento 2 Significado La Palabra de Dios en la historia de la salvación La Iglesia bajo la Palabra de Dios La liturgia de la Palabra 1 La liturgia, lugar de la Palabra 2 Estructura de la liturgia de la Palabra 3 Primacía del Evangelio El Leccionario de la Palabra de Dios 1 Signo de la Palabra 2 El Leccionano de la Misa en la historia 3 Organización del Leccionano de la Misa

83 84 84 85

89 90 90 90 92

VIII La asamblea celebrante La Iglesia sujeto de la acción litúrgica 1 La Iglesia, «cuerpo sacerdotal» de Cristo 2 La liturgia, «de la Iglesia» y «para la Iglesia» La asamblea celebrante 1 La asamblea, signo sagrado 2 Dimensiones de la asamblea como signo 3 Asamblea litúrgica e Iglesia local

95 95 96 97 98 98 99 100

86 86

87 88 88

Indice general

XII

Págs. Antinomias de la asamblea litúrgica .............................. La participación litú r g ic a .................................................. 1 . La p a la b r a ........................................................................ 2. El c o n c e p to ...................................................................... 3. E x ig e n cia s........................................................................ 4. Ministerios litúrgicos y participación . : ..................

100 101 101 102 103 104

C apítulo IX. El canto y la música en la c e le b r a c ió n I. El canto en la Biblia y en la litu r g ia .............................. 1 . Espiritualidad bíblica .................................................... 2. Testimonios de la historia ........................................... II. La música litú r g ic a .............................................................. III. Funciones del canto y de la música en la litu rg ia 1. C aracterísticas.................................................................. 2. Papel en la celeb ració n .................................................. IV. Situaciones rituales y funcionalidad litú r g ic a ............... 1 . El h i m n o .......................................................................... 2. La ac lam ació n.................................................................. 3. Meditación ...................................................................... 4. Proclamación lír ic a ......................................................... V. Pastoral del canto y de la música en la litu r g ia

107 107 108 108 110

C apítulo X. La plegaria litú r g ic a ................................................. I. La plegaria litú r g ic a ........................................................... 1. Fundamento bíblico ....................................................... 2. Primeros testimonios .................................................... II. Notas de la plegaria litú rg ic a ............................................ 1. Dimensión trinitaria ....................................................... 2. Dimensión cristo ló g ic a .................................................. 3. Dimensión eclesial ......................................................... 4. Dimensión a n tro p o ló g ic a .............................................. III. Sacramentalidad de la plegaria litúrgica ........................ 1. Actitudes in te rn a s ........................................................... 2. Dimensión corporal ....................................................... 3. E fic a c ia ............................................................................. IV. La eucología y los grandes géneros de la plegaria litúr­ gica ........................................................................................... 1. Eucología m a y o r............................................................. 2. Eucología m e n o r.............................................................

119 119 120 120 121 121 121 122 123 123 123 124 125

C apítulo XI. La comunicación y el lenguaje litú rg ico I. La comunicación como hecho s o c i a l ............................... 1. Nociones ......................................................................... 2. Clases de co m u n ica ció n ................................................ 3. Proceso de la co m unicación.......................................... II. Funciones de la comunicación en la litu rg ia .................

129 129 130 131 132 133

III. IV.

111

111 113 114 114 114 115 115 115

125 126 127

Indice general

XIII

Págs.

C

III. Códigos de comunicación usados en la celebración li­ túrgica ..................................................................................... 1. Comunicación s o n o r a .................................................... 2. Comunicación visual .................................................... 3. Comunicación mediante otros s e n tid o s ..................... IV. E l lenguaje litú r g ic o ........................................................... 1. Distinción entre lenguaje y le n g u a .............................. 2. Claves y características del lenguaje litú rg ico

134 134 135 136 137 137 138

XII. El sim bolism o litúrgico ........................................ N o cio n es.................................................................................. 1. El s i g n o ............................................................................. 2. El sím b o lo ........................................................................ Origen del símbolo .............................................................. 1. Desde el punto de vista psicológico ......................... 2. Desde el punto de vista re lig io so ................................ El simbolismo, de la Biblia a la liturgia ........................ 1. El simbolismo b íb lic o .................................................... 2. El simbolismo en la litu rg ia ......................................... 3. Dimensiones del signo litú rg ico.................................. Signos y símbolos en la litu r g ia ....................................... El r i t o ...................................................................................... Características de los ritos cristianos ............................. E l gesto y la expresión c o rp o ra l.......................................

141 142 142 142 143 143 144 144 144 146 147 147 148 149 150

XIII. El tiem po de la c e le b ra c ió n ............................... El tiempo ................................................................................ 1. El tiempo cósmico ....................................................... 2. El tiempo s a g ra d o ......................................................... 3. El tiempo histórico-salvifico ..................................... 4. El tiempo litúrgico ....................................................... II. La f i e s t a .................................................................................. 1. N o c ió n ............................................................................... 2. Estructura hum ano-religiosa......................................... 3. Notas específicas de la fiesta cristian a....................... III. Los ritmos de la celebración ............................................... 1. El ritmo a n u a l ................................................................ 2. El ritmo d ia rio ................................................................ 3. El ritmo se m a n a l............................................................ IV. El calendario litúrgico ........................................................

153 153 154 154 155 156 156 157 157 158 158 159 159 160 160

XIV. El lugar de la celebración .................................. I. El espacio c e le b ra tiv o .......................................................... 1. El espacio relig io so ....................................................... 2. El templo en la B ib lia ................................................... 3. El espacio litú rg ic o ....................................................... II. E l lugar de la celebración en la h is to r ia ........................

163 163 164 164 165 165

a p ít u l o

I. II. III.

IV. V. VI. VII. C

a p ít u l o

I.

C a p ít u l o

Indice general

XIV

Pags 1 Configuración general 2 Aportaciones posteriores El arte al servicio de la liturgia 1 Estética 2 Idoneidad Los lugares de la celebración Insignias vestidos y objetos litúrgicos Las imágenes

III IV V VI

166 1 66 167 1 68 168

'

j 69 170

17

j

PA R TE T E R C ER A

LO S SIGNO S DEL M ISTERIO La Eucaristía De la «Cena del Señor» a la «Eucaristía» (ss I-Hl) 1 Testimonios del Nuevo Testamento 2 Testimonios de los siglos ii-m La M isa de la basílica (ss iv-vii) 1 La liturgia divina en Oriente 2 La Misa en las liturgias occidentales Evolución posterior (ss vm-xx) 1 La Misa «dramática» y devocional 2 La Misa «de las rubricas» 3 La reforma del Ordo M issae El actual «Ordo Missae» 1 Los ntos iniciales 2 La liturgia de la Palabra 3 La liturgia del Sacnficio 4 Los ritos de conclusión La concelebracion El culto eucanstico La pastoral de la Eucaristía

C a p ítu lo X V

175

I

175

II III

IV

V VI VII C

a p it u l o

I II III IV V VI VII C

177 177 173 17 8 I79 1 80

180 18 1 181 182 182 183 184 \ 84 184 185

XVI Los Sacramentos 187 Los sacramentos en cuanto celebraciones 188 1 Celebraciones de la Iglesia 188 2 Elementos dinámicos 189 El Ritual de sacramentos 190 Los Rituales de la Iniciación cristiana 192 El Ritual de la Penitencia 193 E l Ritual de la Unción y de la Pastoral de los Enfermos 194 El Ritual de las Ordenaciones 195 El Ritual del Matrimonio 195

XVII Los sacramentales I Sacramentales constitutivos en relación con lasperso­ nas

a p it u l o

176

197

197

Indice general

XV

Pags

II

III IV V

1 La institución de ministerios 2 La consagración de vírgenes 3 La bendición del abad y de la abadesa 4 La profesión religiosa Sacramentales constitutivos en relación con las cosas 1 La dedicación de la iglesia y del altar 2 La bendición del agua bautismal 3 La bendición de los oleos y la confección del cris­ ma Bendiciones invocativas Los exorcismos Las exequias 1 Significado 2 Contenido del Ritual de Exequias

197 199 199 200 201 201 202 202

203 204 205 205 206

parte cu arta

LA SANTIFICACION DEL TIEMPO 1 a S e c c ió n C

a p it u l o

I II III IV V VI C

a p it u l o

I II III

IV

E

l a n o l it ú r g ic o

XVIII El año litúrgico Naturaleza del año litúrgico 1 El nombre 2 El concepto Formación del año litúrgico 1 De la antigua a la nueva Pascua 2 Desarrollo posterior Teología del año litúrgico 1 Presencia del Señor en sus misterios 2 Imitación sacramental de Cristo La Palabra de Dios y el año litúrgico La Eucaristía y el año litúrgico Valor pastoral del año litúrgico XIX El dom ingo Origen apostólico del domingo 1 Testimonios bíblicos 2 Pnmeros testimonios no bíblicos Originalidad cristiana del domingo Los nombres del domingo 1 En relación con Cristo 2 En relación con la Iglesia 3 En relación con el hombre La celebración del domingo

209 209 210 210 21 1 211 212

213 214 214 216 216 217 218 219 219 220 220 222

223 223 225 226 227

Indice general

XVI

Pags C

apitu lo

I II III

C

a p it u l o

I II III

C

a p it u l o

I II III

C

XX El Triduo pascual y la Cincuentena Estructura del Triduo y de la Cincuentena pascual 1 El Tnduo 2 La Cincuentena Los datos de la historia 1 Vicisititudes del Triduo pascual 2 Evolución de la Cincuentena Teología y espiritualidad 1 El «santo Tnduo pascual» 2 La Octava pascual 3 Los domingos de Pascua 4 La «Ascensión del Señor» y el «Domingo de Pen­ tecostés» 5 Las ferias del tiempo pascual

229 230 230 230 231 231 232 233 233 237 237

XXI La Cuaresma Estructura de la Cuaresma Los datos de la historia Teología y espiritualidad 1 El «miércoles del comienzo de la Cuaresma» 2 Los domingos de Cuaresma 3 Las fenas de Cuaresma 4 Las fenas de la Semana Santa

241 241 242 243 244 244 246 247

XXII Adviento, Navidad y Epifanía Estructura del ciclo natalicio Los datos de la historia 1 Navidad y Epifanía 2 El Adviento Teología y espiritualidad 1 La «Navidad del Señor» y su Octava 2 La «Epifanía del Señor» 3 Los domingos y la fiesta del Bautismo delSeñor 4 Los días de la octava y las ferias de Navidad-Epifama 5 Los domingos de Adviento 6 Las ferias de Adviento

XXIII Tiem po durante el año. Solem nidades y fiestas del Señor I Estructura del tiempo «durante el año» II Los datos de la historia III Teología y espiritualidad del tiempo «durante el año» 1 Paradigma del año litúrgico 2 Importancia del Leccionano de la Misa 3 El valor de lo «cotidiano» IV Celebraciones del Señor móviles

238 239

249 249 250 250 253 253 254 255 256 257 257 259

a p it u l o

261 261 262 263 264 265 266 267

Indice general

XVII

Pags

V

C

1 Solemnidad de la Santísima Trinidad 2 Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de C nsto 3 Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús 4 Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo 5 Fiesta de Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote Celebraciones del Señor en días fijo s 1 Fiesta de la Presentación del Señor 2 Solemnidad de la Anunciación del Señor 3 Fiesta de la Transfiguración del Señor 4 Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz 5 Aniversario de la Dedicación de la Basílica de Letran 6 F ena mayor de petición y de acción de gracias

XXIV La memoria de la Santísima Virgen y de los Santos I Los datos de la historia 1 El culto a la Santísima Virgen M ana 2 La veneración de los santos II Celebraciones de la Santísima Virgen 1 Solemnidad de la Inmaculada Concepción de Ma­ na 2 Solemnidad de la Asunción de la Virgen M ana 3 Fiesta de la Visitación de la Virgen M ana 4 Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen M a­ na 5 Fiesta de Nuestra Señora del Pilar III Celebraciones de los santos de los angeles v de los di­ funtos 1 Solemnidad de San José 2 Solemnidad del Nacimiento de San Juan Bautista 3 Solemnidad de los Santos Apostóles Pedro y Pablo 4 Solemnidad de Santiago Aposto!, Patrono de Espa­ ña 5 Solemnidad de Todos los Santos 6 Fiesta de los Santos Arcángeles Miguel, G abnel y Rafael 7 Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos

273 273

a p it u l o

2 a S e c c ió n C

267 268 269 270 270 271 271 271 272 272

La

l it u r g ia d e l a s

H

oras

XXV Historia y Teología del Oficio divino I D el «Breviario» a la «Liturgia de las Horas» II Antecedentes de la oración de las horas 1 La p leg aria ju d ia en la época del N uevo T esta­ mento 2 La oración de Jesús

a p it u l o

2J 5 276 276 279 281 281 281 282 282 282 283 283 283 284 285 285 286 287 289 289 289 290 290 291

Indice general

XVIII

Págs. 3. III. La 1. 2.

La plegaria en la Iglesia p rim itiv a ............................. liturgia de las horas en la h is to r ia ..................... 293 Los primeros intentos de organización (ss. i-v) . . . Del Oficio completo y solemne al Oficio privado (ss. vi-xv) ....................................................................... 3. Intentos de reforma (ss. x v i-x x )................................. IV. Teología y espiritualidad de la liturgia de las horas . . 1. Oración al Padre, por Jesucristo, en el Espíritu Santo. 2. Oración en nombre de la Iglesia ............................... 3. Santificación del tiempo y de la e x iste n c ia 4. Valor pastoral ................................................................. 5. Dimensión escatológica ............................................... XXVI. Las H oras del Oficio d i v i n o ................... 301 El Oficio divino como c e le b ra ció n .......................... 301 1. C om ponentes................................................................... 2. Superación de algunas an tin o m ia s............................. II. Los Laudes y las V ísperas.................................................. 1. S im b o lism o ..................................................................... 2. Los Laudes como oración de la m a ñ a n a .................. 3. Las Vísperas como oración del final del d í a 4. Estructura de la c e le b ra c ió n ........................................ III. El Oficio de lectura y la V ig ilia ............................... 308 1. Significado ..................................................................... 2. Estructura de la c e le b ra c ió n ........................................ 3. Las vigilias ..................................................................... IV. La Hora intermedia y las C o m p le ta s....................... 311

292 293 294 295 295 296 296 297 298 299

C a p ít u l o

I.

C

a p ít u l o

I.

II.

III. IV. V.

XXVII. E lem entos de la L iturgia de las H oras . . . Los salmos y los c á n tic o s .................................................. 1. Oración de Cristo y de la I g le s ia ............................... 2. Sentido cristológico ..................................................... 3. Orar con los salmos ..................................................... 4. Ordenación actual de la salmodia ............................. Las lecturas bíblicas y sus responsorios ........................ 1. Leccionario bíblico del oficio de le c tu r a .................. 2. Las lecturas b r e v e s ........................................................ 3. Los resp o n so rio s............................................................ Las lecturas patrísticas y hagiográficas.......................... 1. Leccionario p a trístic o ................................................... 2. Leccionario hagiográfico ............................................. Los h im n o s ............................................................................. Las preces y las oraciones .................................................

301 303 304 304 304 306 307 308 310 310 313 313 313 314 315 315 319 319 320 320 320 321 321 322 323

Indice general

XIX Págs.

PA R TE Q U IN T A

LA VIVENCIA DEL M ISTERIO C apítulo XXVIII. Evangelización, catequesis y expresión li­ túrgica de la f e ................................................................................. I. Evangelización y liturgia ................................................... 1. Perfiles de una problemática ..................................... 2. Unidad entre evangelización y liturgia ................... II. Catequesis y litu r g ia ............................................................ 1. Relaciones entre catequesis y liturgia ..................... 2. Leyes de la catequesis litú rg ic a ................................ III. La liturgia, expresión de la f e ............................................ 1. La liturgia y la confesión de la fe ............................ 2. La liturgia expresa la fe .............................................. 3. La liturgia locus theologicus y la teología litúrgica. IV. La liturgia, mistagogia de la f e ........................................ 1. La mistagogia no es una « p edagogía» ..................... 2. Dimensión mistagógica de la c e le b ra c ió n ...............

333 335 335

C apítulo XXIX. Espiritualidad litúrgica, oración y ejerci­ cios p ia d o s o s..................................................................................... I. La espiritualidad litúrgica ................................................. 1. Espiritualidad de la Ig le s ia .......................................... 2. C aracterísticas................................................................ II. Espiritualidad litúrgica y oración p e r s o n a l.................... 1. Piedad litúrgica y piedad p riv a d a ............................... 2. Necesidad de la oración p e rso n a l.............................. III. La liturgia, escuela de o r a c ió n .......................................... 1. Función mistagógica y oración ................................. 2. Medios para introducir en la o ra c ió n ........................ IV. Los ejercicios p ia d o s o s ........................................................ 1. L eg itim id ad .................................................................... 2. C onveniencia.................................................................. 3. R e n o v a c ió n ....................................................................

337 338 338 339 339 340 340 341 342 342 343 344 345 345

C apítulo XXX. La Pastoral litú rg ic a .......................................... I. La pastoral litúrgica en el conjunto de la pastoral de la Ig le sia ....................................................................................... 1. Triple « fu n c ió n » ........................................................... 2. Unidad y relaciones m u tu a s ....................................... II. Naturaleza y características de la pastoral litúrgica . . 1. El c o n c e p to .................................................................... 2. Las n o t a s ......................................................................... III. Los agentes y los organismos de la pastoral litúrgica . 1. Las personas .................................................................. 2. Las instituciones y los organismos ..........................

327 327 328 328 329 329 331 332 332 332

347 347 348 348 349 349 350 351 351 352

Indice general

XX

Pags

IV.

V

Apéndice

3 El 1 2 3

El equipo de animación litúrgica . ámbito especifico de la pastoral litúrgica La pastoral de los sacramentos y sacramentales La pastoral de los tiempos litúrgicos La pastoral de los ejercicios piadosos del pueblo cris­ tiano El derecho litúrgico, al servicio de la pastoral litúrgica 1 Nocion 2 Autoridad litúrgica 3 El espíritu del actual derecho litúrgico V

o c a b u l a r i o l it ú r g ic o

353 354 354 355 356 356 356 357 358 359

INTRODUCCION D esd e el m o m e n to en que acep té el h o n ro so en carg o de los re s­ p o n sa b les de la s e n e de m a n u ales de te o lo g ía S a p ie n tia F id e i, de esc rib ir el v o lu m en d ed icad o a la L itu rg ia d e la Iglesia, m i p rin cip al p re o c u p ació n ha sido o fre ce r u n a sín tesis co m p leta, clara y p rec isa del sa b er litú rg ico actual, en lo que es co m ú n y b ásico en las cele­ b rac io n es de la Iglesia L os lecto res p o d rán ap re cia r si se h a lo g rad o el p ro p ó sito P ero, en to d o caso, este v o lu m en se h a escrito con el deseo de no d esm erec er del co n ju n to de un p ro y ec to ed ito rial del q u e se ha h ech o carg o la p restig io sa B ib lio tec a d e A u to re s C ristia ­ nos, q ue rea n u d a su rec o n o cid a trad ició n de m a n u ale s te o ló g ico s p a ­ ra E sp añ a e H isp a n o am é rica El estu d io de la litu rg ia in teresa hoy, afo rtu n ad a m e n te, a to d o s los m ie m b ro s del p u eb lo de D ios, co n scie n tes de la n ecesid ad de p o se e r u na fo rm a ció n am p lia y ac tu a liz ad a en to d o s los tem as que afe cta n a la fe y a la vid a y m isió n de la Ig lesia C o n c lu id a h ac e m u c h o tie m p o la etap a de la refo rm a litúrgica, q u erid a y d ise ñ ad a p o r el C o n cilio V atican o II, y estan d o p en d ien te to d a v ía u n a tarea de asim ilació n p ro fu n d a de los libros litú rg ico s p ro m u lg a d o s en las dos ú ltim as d écad as, lo s p asto res, los relig io so s y los fieles laico s, m ás se n sib les a lo que co n stitu y e la «fu en te p rim e ra e in d isp en sab le del esp íritu cristian o » (SC 14), v ien en rec lam a n d o un as ce le b ra cio n e s litú rg icas m ás estab les, m á s ac o rd es con el sen tid o del m isterio y m á s d en sas esp iritu a líc e n te La in tu ició n y, en m u ch o s casos, el interés ex p lícito de p asto re s y fieles co in cid e con las o rien tacio n es que el M ag isterio p o n tific io y ep isco p a l viene señ alan d o en o rden a u n a b u en a fo rm ació n b íb lica y litú rg ica, com o m e d io p a ra p ro fu n d iz ar en el sentid o de los rito s y de los te x to s litú rg ico s, p ara fo m en tar la d ig n id ad y la b ellez a de las c e le b ra cio n e s y de los lugares de cu lto y, en defin itiv a, p ara lo g rar u n a « p articip a ció n co n scien te, in te rn a y ex tern a, p len a y fru ctu o sa» en la liturgia, a la que tiene derecho el pueblo cristiano (c f SC 14, 19, etcétera) B a sta ría citar, del S anto P adre Juan P ablo II, la C arta A p o stó lica V icesim us q u in tu s a n n u s en el X X V an iv ersario de la C o n stitu c ió n S a cro sa n ctu m C o n c ih u m so b re la sag rad a liturgia, de 4 -X II-1 9 8 8 y la E x h o rtació n A p o stó lica p o stsin o d al P a sto re s d a b o vo b is sobre ' En AAS 81 (1989), 897-918, trad españ (1989), 870-879, especialmente n 15

Librería Ed Vaticana 1989 y E 48

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Introducción

la fo rm a c ió n de los sa c e rd o te s en la situ a c ió n a c tu a l, d e 25-1111992 2. D e la C o n g reg a ció n p ara la E d u cació n C a tó lica, la In stru c­ ción D e in stitu tio n e litú rg ica in S e m in a riis, d e 3 -V I - 1979 3. D e la C o n g reg a ció n p ara el C lero, el D ire cto rio p a r a e l m in isterio y la vida d e los p re sb íte ro s, de 31-1-1994 4. Y de la C o n fere n cia E p isco ­ pal E sp añ o la, la E x h o rtac ió n c o le c tiv a La p a s to r a l litú rg ica en E s­ p a ñ a , a los ve in te a ñ o s d e la «SC », de 2 5 -X I-1 9 8 3 5, y las n u m e ro ­ sas cartas, n o tas, d irec to rio s y o tras ac cio n es re a liz a d a s o im p u lsad a s p o r la C o m isió n E pisco pal d e L itu rg ia de E sp a ñ a d esd e h ac e v ario s trien io s, en c am in ad a s a la fo rm a ció n de los re sp o n sa b le s de la v id a litú rg ica de las p arro q u ias y de las co m u n id ad e s. L a litu rg ia es u na d isc ip lin a te o ló g ic a que está p rese n te, co m o asig n atu ra p rin cip al, en las F acu ltad e s te o ló g ic as, se m in a rio s, casas de fo rm ació n de los relig io so s y ce n tro s de p re p a ra c ió n del laicado. El n u m e ro so g ru p o de estu d io so s y p ro fe so re s de litu rg ia de E spaña, fo rm ad o s en los Institutos S u p erio re s de L itu rg ia de R o m a, P arís, T ré v eris y B a rc elo n a y ag ru p a d o s en p arte en la A so c ia c ió n E sp a ñ o ­ la de P ro fe so res d e L iturgia, fu n d a d a en 1977, h a g en e rad o u n a n o ­ tab le p ro d u cc ió n en lib ros, rev istas y otras p u b lic ac io n e s. E sta co n ­ trib u ció n , con p eso esp ec ífico p ro p io en el ca m p o d e la te o lo g ía, se u ne a las m o n o g rafía s, estu d io s, c o lec cio n e s y o b ras co lec tiv a s de te m a litú rg ico q u e se han m u ltip lic ad o en los ú ltim o s añ o s en E u ro p a y en alg u n o s p aíses de A m érica. El m o m e n to actu al del sa b er litú rg ico p erm ite fo rm a r u n a im ag en global y arm ó n ica de la liturgia, aseq u ib le a to d o s, y ab o rd a r un a ob ra sistem á tic a que ex p o n g a las p rin cip ale s cu e stio n es h istó ricas, teo ló g icas, an tro p o ló g ica s y p asto ra le s de la ce le b ra ció n del m isterio cristiano. E n este sentido, el p rese n te v o lu m e n p rete n d e reco g er, an ­ te todo, la ap o rta ció n d o ctrin al del C o n c ilio V atica n o II referen te a la n atu ra lez a de la litu rg ia y a su im p o rta n cia en la v id a de la Iglesia, y las g ran d e s líneas de la refo rm a litú rg ica p o stc o n ciliar. E sta ap o r­ tación se h a visto co n firm a d a y en riq u e cid a en no p o co s asp ec to s p o r el C a tecism o de la Ig lesia C atólica, p ro m u lg a d o a fin ales de 1992, que d ed ica la se g u n d a parte a la ex p o sició n de la d o ctrin a ca tó lica sobre la litu rg ia y los sacram en to s 6. 2 En AAS 84 (1992), 657-804; trad españ Librería Ed Vaticana 1992, y en E 52 (1992), 624-675, especialmente n 48 3 En Typis Polyglottis Vaticanis 1979; trad española, en separata de Vocaciones (Salamanca 1979). 4 Librería Ed Vaticana 1994 45 En PastL 133/134 (1983), 3-13, especialmente el n.8. 6 Véanse los estudios publicados en PastL 214 (1993), Ph 194 (1993), y los de G e r v a i s , P , en NRT 115 (1993), 496-515; F a r n e s , P , en G o n z á l e z , O - M a r t í n e z , J. A. (ed ), El Catecismo postconcihar Contexto y contenidos (Madrid 1993), 132-151; L ó p e z G o n z á l e z , P., en Scripta Theologica 25 (1993), 627-662, L ó p e z M a r t i n , J., en

E n efecto, el C a tecism o ha v en id o a a c tu a liz ar y a o fre ce r una n u ev a sín tesis o rg án ic a de los a ltio ra p rin c ip ia de la refo rm a litú rg i­ ca 7, cuyo co n o cim ien to es in d isp en sa b le p ara lo g rar u n a fo rm ació n de la v id a esp iritu al b asad a en los sa cram e n to s y en la p le g aria de la Iglesia, y p ara llev ar a cabo u n a ta re a e v a n g e liz a d o ra y de ed ifica­ ció n de la c o m u n id ad eclesial te n ien d o co m o fuen te y co m o cu m b re la litu rg ia (cf. SC 1 0 , 42 y 105). E n este sentido , la o rien tació n de to d a la o b ra es d ec id id a m e n te te o ló g ic a, au n q u e sin o lv id a r los resta n te s asp ec to s d esd e los que se h a de ab o rd a r el h ec h o litú rg ico cristiano: h istó rico , esp iritu al, p asto ­ ral y ju ríd ic o (cf. SC 16; O T 16). P or o tra parte, el estu d io de la litu rg ia no so lam en te ha de ilu strar el c o n o c im ien to de la ce le b ra ció n del m isterio en to d a s sus d im e n sio n e s, sino que h a de co n trib u ir ta m ­ b ié n al d esarro llo de la v id a in terio r y a la p rác tica p asto ral re la c io ­ n ad a con la sa n tifica ció n de los h o m b res y el cu lto a D io s (cf. SC 7). El v o lu m e n está d iv id id o en cin co partes, a co n tin u ac ió n de un ca p ítu lo p relim in ar, d ed icad o a la situ ac ió n de la c ien c ia litú rg ica y a los o b je tiv o s de la fo rm ació n litúrgica. L a I parte, e l m isterio en la h isto ria , trata de situ ar el estu d io de la litu rg ia en la p ersp e ctiv a de la e c o n o m ía de la sa lv a c ió n , co m o p le n itu d del cu lto v e rd a d e ro (cap. III), es decir, en el curso de la rev e lac ió n b íb lica (cap. II), y a lo largo de las etap as de la h isto ria de la Ig lesia (cap. IV y V). El p u n to de p artid a de la reflex ió n te o ló g ic a sobre el h ech o litú rg ico c ristian o es la resu rre cc ió n de Je su cristo con la d o n ac ió n del E sp íritu S anto, o rigen de la litu rg ia com o m isterio y m o tiv o cen tral y co n ti­ n uo de la litu rg ia co m o ac ció n y co m o vida. L a II parte, la ce le b ra ció n d e l m iste rio , an a liz a la acció n ex p re ­ siva, rep rese n tativ a y actual izad o ra del m isterio sa lv ífico en sí m is­ m a (cap. V I) y en ca d a un o de los c o m p o n en te s esen ciales de la celeb ració n : la P ala b ra d iv in a (cap. V II), la asam b lea o su jeto ce le­ b ran te (cap. V III), la resp u e sta del ca n to y de la p le g a ria litú rg ica (cap. IX y X ), la c o m u n ica ció n y el le n g u aje en el in terio r de la ce le b ra ció n (cap. X I), los signos, los sím b o lo s y el rito (cap. X II), el tie m p o de c e le b ra r (cap. X III), y el esp acio cele b ra tiv o con los o b je­ to s q ue lo llenan (cap. X IV ). Q u izás el ca p ítu lo m ás n o v ed o so sea el d ed ica d o a la co m u n ica ció n y el len g u aje litúrg ico , un v erd ad ero reto p ara la litu rg ia actual. TCat43/44 (1992), 391-413, L l a b r e s , P., en Communicació 75 (1993), 27-48; M a r l e , R., en Etudes 6 (1992), 689-695; P i a z z i , D , en RivPL 32/2 (1994), 51-57 y T r i a c c a , A. M , en Not 318/319(1993), 34-47. 7 Fueron definidos así por Juan XXIII en 1960, en AAS 52 (1960), 954, y consisten en los «principios fundamentales» expuestos en la Constitución conciliar sobre la sagrada liturgia y que, en palabras de Juan Pablo II, «es necesario mantener constante­ mente presentes y profundizarlos», en Carta Vicesimus quintus annus, op c it , n.5.

XXIV

Introducción

La p rim e ra y la seg u n d a parte, ju n to con la q u in ta, co n stitu y e n lo que algunos au to re s d en o m in an litu rg ia fu n d a m e n ta l, o ley es g e n e ­ rales de toda acció n litúrgica. En este sentido, las p arte s q u e sig u en v ienen a ser la litu rgia e sp e c ia l o la e x p o sició n de las ce le b ra cio n e s litúrgicas en concreto. En efecto, la III parte, los sig n o s d e l m iste rio , trata de m a n era m uy breve del asp ecto cele b ra tiv o de la E u ca ristía (cap. X V ) y de los sacram en to s (cap. X V I) y sacram e n ta les (cap. X V II), p ara no invadir el ca m p o de otro s m a n u ale s de esta m ism a co lecció n . E n un estudio sistem ático de la litu rg ia no p u ed e n faltar la E u c a ristía y los sacram entos, en to m o a los cu ales g ira to d a la v id a litú rg ica (cf. SC 6 ). La IV parte, la sa n tific a ció n d e l tiem p o o el m isterio en el tie m ­ po, trata de la p rese n cia y de la c e le b ra ció n del m isterio sa lv ífico en la ex istencia de los h o m b res, ta n to en los tiem p o s d eterm in a d o s que form an el año litú rg ico com o en la cele b ra ció n de las h o ra s del O fi­ cio divino. P o r este m otivo, esta parte co m p re n d e d o s seccio n es. L a prim era, d ed icad a al año d e l S e ñ o r (cap. X V III), al d o m in g o (cap. X IX ), a los tiem p o s litú rg ico s (cap. X X -X X III) y a la c e le b ra ció n de la m em o ria de la S an tísim a V irg en y de los S an to s (cap. X X IV ). L a segunda secció n ex p o n e la te o lo g ía y la h isto ria del O ficio d iv in o (cap. X X V ), el sen tid o y la e stru c tu ra de cada h o ra (cap. X X V I) y los elem entos que las integ ran (cap. X X V II). La V y ú ltim a parte, la viven cia d e l m iste rio , fo rm a p arte de la litu rg ia fu n d am e n tal, co m o se h a indicad o , y a q u e to c a asp ec to s co m p lem en tario s de la situ ació n de la litu rg ia en la v id a de la Ig le­ sia, com o las rela cio n e s con la ev a n g eliza ció n y la fe (cap. X X V III), la esp iritu alid ad litú rg ica y los actos de p ie d ad p erso n a l o c o m u n ita ­ ria (cap. X X IX ), y la ac ció n p asto ra l litú rg ica (cap. X X X ). La ex p o sició n se c o m p leta co n un ap é n d ice, q u e o frece un vo c a ­ bulario litú rg ico de ca rácter básico, con los té rm in o s p ro p io s de la liturgia en g en eral y del R ito R om an o en concreto. E n él se ex p lican m uchas p alab ras té cn ic as que ap a rece n en el v o lu m e n y se rec u p eran otras casi olvidadas. E ste v o ca b u la rio co n stitu y e ta m b ié n u n a co n tri­ bución a la cu ltu ra relig io sa y litú rg ica, que ac tu a liz a in clu so el sig ­ nificado de n u m ero sas p alab ras que se sig u en u san d o to d av ía, p ero con m atices n u ev o s in c o rp o rad o s p o r la refo rm a litú rg ica p ro m o v id a por el C oncilio V aticano II. La lim itació n de espacio, in ev itab le en u n a o b ra de ca rácter m a ­ nual, h a o b lig a d o ta m b ié n a tratar tod o s los te m as co n la m a y o r c o n ­ cisión y b rev e d ad p osible, aun con el riesg o de d ejar m u ch o s p u n to s reducidos a enu n ciad o s. N o o b stan te he p ro cu rad o to c ar to d o s los contenidos de fo rm a esen cial, cu id an d o ta m b ié n de qu e la d iv isió n de artículos, d en tro de ca d a ca p ítu lo , y la d istrib u c ió n de asp ecto s

Introducción

XXV

p erm itan al le cto r y al estu d ia n te h ac erse u n a idea b ien e stru c tu rad a y co h e ren te de to d a la m ateria. P ara c o m p le ta r el estu d io se d isp o n e de u n a b ib lio g ra fía b ásica al co m ien z o de c a d a ca p ítu lo , y de u n a b ib lio g ra fía m ás p a rticu la rizad a en las n o ta s a p ie de p ág in a. T an to en u n a co m o en o tra b ib lio g ra fía se h an p referid o los títu lo s al a lca n ce del le c to r es p añ o l, in c lu y én d o ­ se los de o tras len g u as cu a n d o faltan los p rim e ro s o se trata de estu ­ d io s m u y im p o rtan tes. A l co m ien z o del v o lu m e n se en c u en tra u n a b ib lio g ra fía de ca rá c te r g en eral, con las p rin cip ale s fu en tes y o b ras au x ilia re s de la c ie n c ia litú rg ica, y co n u n a rela ció n de o b ras siste­ m á tic as, m a n u ale s, d ic c io n a rio s de te m a litú rg ico e in tro d u c cio n e s m ás o m en o s am p lia s a la liturgia, de a y e r y de hoy. C o n fío en q u e las referen c ias b ib lio g rá fica s, m u y re d u c id a s si se tie n e en cu e n ta la p ro d u cc ió n ex iste n te en los ú ltim o s d ec en io s en el ca m p o litú rg ico , p ero su fien tes p a ra los fin es se ñ ala d o s, sean ú tiles p ara los que q u ie ­ ran am p lia r sus c o n o c im ien to s en te m as d e term in a d o s de su interés. A l re d a c ta r este v o lu m e n he te n id o en cu e n ta p u b lic ac io n e s m ías an terio res, p ero m e he aso m ad o ta m b ié n a las d iv e rsa s o b ras siste­ m á tic as d ed ica d as a la litu rg ia p o r co leg a s y auto res co n sag rad o s, de lo s q u e m e co n sid e ro d eu d o r. T am b ién lo soy de lo s alu m n o s d e los d istin to s ce n tro s te o ló g ic o s en los q u e he en señ ad o , esp ec ialm en te de la F acu ltad de T e o lo g ía de la U n iv ersid a d P o n tificia de S ala m an ­ ca. T an to p ara u nos — los p ro fe so re s y los cu ltiv a d o re s del sa b er litú rg ico — co m o p a ra los o tro s — los alu m n o s y los resp o n sa b le s ac tu a le s y fu tu ro s d e la litu rg ia de la Ig lesia— d eseo q u e el co n o c i­ m ie n to y la v iv e n cia de las c e le b ra cio n e s litú rg icas les sea altam en te p ro v ec h o so en to d o s los sentidos. Z am o ra, 21 de m a y o de 1994, v ísp e ra de P en teco stés. El

autor

PRESENTACION DE LA SEGUNDA EDICION L a ac ep tac ió n q u e h a te n id o el v o lu m e n L a litu rg ia d e la Ig lesia , p ublicado por la B A C dentro de la colección Sapientia F idei-Serie d e M a n u a les d e T eo lo g ía , p o r p arte de los p ro fe so re s y estu d ia n tes de litu rg ia h a o b lig a d o a p re p a ra r u na se g u n d a edició n . P ara b en e ficio de los lecto res he p ro cu rad o , sobre todo, ac tu a liz a r la B ib lio g rafía g en eral, la de v ario s c a p ítu lo s y la de alg u n as n o tas, resp e tan d o el d eseo del ed ito r de no alte ra r d em asiad o la m a q u eta ció n de la obra. D eseo ag ra d e c e r ta m b ié n , m uy co rd ia lm e n te, la ac o g id a d isp e n ­ sada a esta obra. C iu d ad R o d rig o , 25 de sep tie m b re de 1996 t Ju l iá n ,

O b isp o de C iu d ad R o drigo

BIBLIOGRAFIA GENERAL 8

1

DOCUMENTACION LITURGICA POSTCONCILIAR

R , E nchindion docum entorum instauratiom s hturgicae, 1 (1963-1973) (Casale M 1976), 2 (1973-1983) (Roma 1988), 3 (19841993) (en p re p a r) P a r d o , A , Enchiridion Documentación litúrgica posconcihar (Barcelona 1992) K a c z in s k i,

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2

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A

n d r ie u ,

A

n d r ie u

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1938 -1 9 4 1 )

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1766, reimpr 1902)

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1706, reimpr

8 Son numerosas las publicaciones que incluyen boletines bibliográficos de liturgia, mas o menos periódicos Entre otras veanse ALW, EL, ETL, Ph QL, RScPhTh y RL Ademas pueden consultarse la Bibhographia Internationahs Spirituahtalis (Roma 1966ss), el Catalogus (1964-1987) del Instituí Bibliographique de Liturgie de la Abadía de Mont-Cesar (Bélgica), y J o h n s o n , M , Bibhographia litúrgica (BELS 63, Roma 1992), T h o m p s o n , B , A Bibhgraphy o f Christian Worship (Metuchen N J London 1982), Z i t n i k , M , Sacramenta Bibhographia Internationalis, 1-4 (Roma 1992)

Bibliografía general

XXVII

P i n d a d o , V - S á n c h e z C a r o , J M , La gran oración eucaristica Textos de ayer y de hoy (Madrid 1969) M issale Hispano-Mozarabicum (Conferencia Episcopal Española-Arzobis­ pado de Toledo 1991) Missale Romanum (Ed typica, Typis Polyglottis Vaticanis 1970, Ed typica altera 1975) ed oficial española M isal Romano (Coeditores Litúrgicos 1988) M o h l b e r g , L C (ed ), Sacramentarium Veronense (Cod Bibl Cap Veron LXXXV[80] (REDFM 1, Roma 1956, reimp 1978) — Líber sacram entorum Rom anae Aeclesiae ordim s anm circuh (Cod V atR eg lat 316/Paris, Bibl N at 7193) Sacramentarium Gelasianum (REDFM 4, Roma 1960, reimp 1968) V o g e l , C - E l z e , R , Le Pontifical romano-germanique du Xém e siecle, 1-2 (Citta del Vaticano 1963-1972) M

a r t in

3

AUXILIARES

A , Vocabulaire latín des principaux themes hturgiques (Tumhout 1966) — Lexicón latimtatis M edn Aevi, praesertirm ad res ecclesiasticas investígandas pertinens (Tum hout 1975) B o u r q u e , E , Etude sur les sacramentaires romains, 1-3 (Cittá del Vaticano 1949-1960) C h a v a s s e , A , Le sacramentaire gélasien (París 1957) — «Le sacramentaire gélasien du vme s Ses deux principales formes», en EL 73 (1959), 249-298 C u v a , A , «I nuovi libn liturgia Rassegna documentaría», en Not 228/229 (1985), 394-408 D e l l ’ O r o , F , «Recenti edizioni cntiche di fonti liturgiche», en B r o v e l l i , F ( d ir ), Liturgia delle ore Tempo e rito (BELS 75, Roma 1994), 196303 D e s h u s s e s , J , «Les sacram entales, etat actuel de la recherche», en ALW 24(1982), 19-46 D i a m o n d , W (ed ), Dictionary o f Liturgical Latín (M ilwaukee 1961) J o h n s o n , M , Bibhographia litúrgica (BELS 63, Roma 1992) L o d i , E , Liturgia della Chiesa Guida alio studio della liturgia nelle sue fo n ti antiche e recenti (Bologna 1981) M a r t i m o r t , A G , Les ordiñes, les ordinaires et les ceremomaux Typologie des sources du M oyen Age occidentale (Tumhout 1991) S c n i t k e r , T A - S l a b y , W A , Concordantia verbalia M issahs Romani Partes euchologicae (Munster i W 1983) P a l a z z o , E , Histoire des hvres hturgiques Le M oyen Age des origines au X l l l e siécle (París 1993) V o g e l , C , Introduction aux sources de l ’histoire du cuite chretien au M o­ yen Age (Spoleto 1966) B

l a is e ,

Bibliografía general

XXVIII

4

OBRAS GENERALES, MANUALES, TRATADOS, DICCIONARIOS Y ENCICLOPEDIAS

J A - G a r r i d o B o n a n o , Introducción a la liturgia de la Iglesia (M a­ drid 1988) — La celebración del misterio cristiano (Parhplona 1996) A l d a z a b a l , J , Vocabulario básico de liturgia (Barcelona 1994) A l l m e n , J J v o n , E l culto cristiano Su esencia y su celebración (Sala­ manca 1968) — Celebrer la salut Doctrine et pratique du cuite chretien (Geneve-Pans 1984) Associazione Professon de Liturgia ( d ir ), Celebrare i mistero di Cristo Manuale di liturgia 1 (BELS 73, Roma 1993) A u g e , M , Liturgia Historia celebración teología espiritualidad (Barce­ lona 1995) A z c a r a t e , A , La flo r de la liturgia renovada M anual de cultura v esptri tuahdad litúrgica (Buenos Aires 1976) B e r g e r , R , Piccolo dizionario di liturgia (Casale M 1990) B o r o b i o , D (d ir), La celebración en la Iglesia 1-3 (Salamanca 19851990) B r a u n , J , Diccionario manual de liturgia (M adnd 1927) C a s t e l l a n o , J et AA A A , Liturgia (Etica della rehgiosita) («Corso di Morale» 5, Brescia 1986) C a t t a n e o , E , II culto cristiano in Occidente Note storiche (BELS 13, Ro­ ma 1978, 2 d ed 1984) C onté, N , Benedetto Dio che ci ha benedetti in Cristo Introduzione alia liturgia (Palermo 1992) C o s t a , E , Liturgia («Enciclopedia di Pastorale» 3, Casale M 1988) C r i c h t o n , J D , Christian Celebration The Mass the Sacraments the Prayer o f the Church (London 1988) D a v i e s , J G ( d ir ), A New Dictionary o f Liturgy and Worship (London 1986) D e l l a T o r r e , L , Celebrare il Signore Corso di liturgia (Roma 1989) De P fdro, A , M isterio y fiesta Introducción general a la liturgia (Valen­ cia 1975) E i s e n h o f e r , L , Compendio de liturgia católica (Barcelona 1940, reimpr 1963) Fink, E , The New Dictionary o f Sacramental Worship (Collegeville 1990) G a r r i d o B o n a n o , M , Curso de Liturgia Romana (BAC 202, M adrid 1961) G e l i n e a u , J et AA AA , Nelle vostre assemblee Teología pastorale delle celebrazioni hturgiche 1-2 (Brescia 1975-1976) — Assemblea santa Manuale di liturgia pastorale (Bologna 1991) G o m a y T o m a s , I El valor educativo de la liturgia católica 1 - 2 (Barcelo­ na 1945, 3 a ed ) J o n e s , Ch , W a i n w r i g h t , G y Y a r n o l d , E (d ir), The Study o f Liturgy (London 1975, 2 a ed 1980) K i l m a r t i n , E J , Christian Liturgy Theology and Practice 1 Systematic Theology o f Liturgy (Kansas City 1988) A

bad,

Bibliografía general

XXIX

Th , Breve historia de la liturgia occidental (Barcelona 1968) J P , Dictionary o f the Liturgy (New York 1989) L e b o n , J , Para vivir la liturgia (Estella 1987) L e G a l l , R (d ir), La hturgie celebration de l Alhance 1-3 (Chambrayles-Tours 1980-1982) — Dictionnaire de Liturgie (París 1982) — La hturgie de l Eghse M ystere signes et figures (Chambray-les-Tours 1990) L ó p e z M a r t i n , J , Liturgia fundam ental 1-2 («Plan de Formación Litúrgi­ ca» del IITD, Madrid 1985, 2 a ed 1988) — La santificación del tiempo 1-2 («Plan de Formación Litúrgica» del IITD, Madrid 1984, 2 a ed 1990) — La liturgia en la vida de la Iglesia (M adnd 1987) — En el Espíritu y la verdad Introducción a la liturgia 1-2 (Salamanca 1993-1994) M a r s i l i , S ( t ) - S c ic O L O N E I - C h u p u n g c o , A J (dir ), Anamnesis Introdu zione storico teológica alia liturgia 1 7 (Casale M - Genova 19741990) — Los signos del misterio de Cristo Teología litúrgica de los sacramentos (Bilbao 1993) M a r t i m o r t , A G ( d ir ), La Iglesia en oración Introducción a la liturgia (Barcelona 1987 nueva ed actualizada y aumentada) M e y e r , H B ( d ir ), Gottesdienst der Kirche Handbuch der Liturgiewissenchafi 1-8 (Regensburg 1983ss) M i s t r o r i g o , A , Dizionario litúrgico pastorale (Padova 1977) N e u n h e u s e r , B , Storia della liturgia attraverso le epoche culturah (BELS 11, Roma 1983) P r a d o , G , Curso fá c il de liturgia (Madrid 1941) R i g h e t t i , M , La historia de la liturgia 1-2 (BAC 132 y 144, Madrid 19551956) S a l a v i l l e , S , Liturgies orientales (París 1 9 3 8 ) S a r t o r e , D - T r i a c c a , A M - C a n a l s , J M (d ir), Nuevo Diccionario de Liturgia (Madrid 1987) S c h m i d t , H A , Introductio in Liturgiam Occidentalem (Roma 1960) V r i j l a n d t , M A , Liturgiek (Delst 1987) K

lauser,

L ang,

5

INTRODUCCIONES A LA LITURGIA INICIACION LITURGICA

l e s s i o , L , Una liturgia para vivir (Buenos Aires 1978) — L uomo essere orante (Milano 1980) A n d r o n i k o f , C , El sentido de la liturgia La relación entre Dios y el hom ­ bre (Valencia 1992) A r a n d a , A , Manantial y cumbre Iniciación litúrgica (México 1992) A r r i g h i , G et A A AA , Introduzione agh studi liturgia (Roma 1962) Associazione Professon e Culton de Liturgia, Celebrare in Spirito e venta (Roma 1992) A u b r y , A , ¿Ha pasado el tiempo de la liturgia? (Madrid 1971) B e a u d u i n , L , La píete de l Eghse Principes et fa its (Louvain 1914)

A

XXX

Bibliografía general

J M , Una liturgia viva para una Iglesia renovada (M adnd 1971). , G , Introduzione alio studio della liturgia (Padova 1990) B if f i , I , Liturgia, 1 Rijlessioni teologiche e pastorah (Roma 1982) B o u y e r , L , Piedad litúrgica (Cuem avaca 1957) — El rito y el hombre Sacralidad natural y liturgia (Barcelona 1967) C a s e l , O , El misterio del culto cristiano (San Sebastián 1953) — Le mystere de la hturgie Choix de textes (París 1990) C a s t r o , C , El sentido religioso de la liturgia (M adnd 1964) C h a u v e t , L -M , Símbolo y sacramento Dimensión constitutiva de la exis­ tencia cristiana (Barcelona 1991) C o l o m b o , G , Introduzione alio studio della liturgia (Leum ann-Tonno 1989) C o r b o n , J , Liturgie de source (París 1980) D a l m a i s , I H , Imtiation a la hturgie (París 1958) Di S t e f a n o , A , Liturgia Introduzione ( C a s a l e M 1 9 9 1 ) Dix, G , The Saphe o f the Liturgy (W estminster 1945, reim pr 1981) D o n g h i , A , A lode della sua gloria II mistero della liturgia (Milano 1988) D o r a d o , G G , La liturgia hoy (M adnd 1987) F e r n a n d e z , P Introducción a la ciencia litúrgica (Salamanca 1992) F i l t h a u t , Th , La form ación litúrgica (Barcelona 1965) G a n d a r a , M J , Introducción a la liturgia (Molina de Segura 1992) G e l i n e a u , J , Liturgia para mañana (Santander 1977) G u a r d i n i , R , El espíritu de la liturgia (Barcelona 1962) G u z z e t t i , G B , Cristianesimo, culto e liturgia (Milano 1 9 8 8 ) H a m m a n , A , Liturgia y apostolado (Barcelona 1 9 6 7 ) H i l d e b r a n d , D v o n , Liturgia y personalidad (M adnd 1966) J e a n N e s m y , C l , Práctica de la liturgia (Barcelona 1968) J u n g m a n n , J A , E l culto divino de la Iglesia (San Sebastian 1959) — Las leyes de la liturgia (San Sebastián 1960) L e c l e r c q , J , Liturgia y paradojas cristianas (Bilbao 1966) L u b i e n s k a d e L e n v a l , H , La educación del sentido litúrgico (M adrid 1967) L l o p i s , J , Itinerari hturgic (Barcelona 1968) M a g r a s s i , M , Vivere la liturgia (Nocí 1978) — La liturgia evento, celebrazione, storia (Casale M 1979) M a l d o n a d o , L , Iniciación litúrgica (Madrid 1981) M a r s i l i , S , Mistero di Cristo e liturgia nello Spirito (Librería Ed Vaticana 1986) M a t e o s , J , Cristianos en fiesta (Madrid 1972) P a s c u a l A g u í l a r , J A , Liturgia y vida cristiana (M adnd 1962) P r e c h , C h , Acción de Dios, fiesta del pueblo Fiesta de Dios, acción del pueblo (Santiago de Chile 1981) R a t z i n g e r , J , La jesta della fe d e (Milano 1984) V a g a g g i n i , C , El sentido teológico de la liturgia (BAC 181, M adnd 1959) V a n d e n b r o u c k e , F , Iniciación litúrgica (Burgos 1965) V e r h e u l , A , Introducción a la liturgia Para una teología del culto (Bar­ celona 1967) W i n t e r s w y l , L A , Liturgia para seglares (Madrid 1963) B

ernal,

B

o n a c c o r so

Bibliografía general 6

XXXI

REVISTAS DE LITURGIA EN LENGUA ESPAÑOLA Y PORTUGUESA 9

Actualidad Litúrgica, Ciudad de México (México) Amen, San Antonio TX ( U S A ) Boletim de M usita Litúrgica, Porto (Portugal) Boletim de Pastoral Litúrgica, Aveiro (Portugal) Celebrar, Quito (Ecuador) CLAM, Montevideo (Uruguay) Cuadernos Phase, Barcelona (España) Dossiers del CPL, Barcelona (España) Liturgia y Canción, Portland ( U S A ) Liturgia y Espiritualidad (antes Oración de las Horas), Barcelona (Es­ paña) Liturgia e Vida, Rio de Janeiro (Brasil) Nova Rivista de Música Sacra, Braga (Portugal) Ora et labora, Mosteiro de Singeverga-Negrelos (Portugal) Pastoral Litúrgica, M adnd (España) Phase, Barcelona (España) Revista Litúrgica Argentina, Abadía de San Benito-Buenos Aires (Argen­ tina) Servicio, Santiago de Chile (Chile)

7

INSTITUTOS DE LITURGIA DE ESPAÑA E HISPANOAMERICA

Escuela Supenor de Liturgia «San Dámaso», M adnd (España) Instituto de Estudios Visigótico-M ozarabes de San Eugenio, Toledo (Es­ paña) Instituto de Liturgia Hispánica, San Antonio TX ( U S A ) Instituto de Liturgia «San Isidoro», Sevilla (España) Instituto Supenor de Liturgia — Facultad de Teología— , Barcelona (Es­ paña) Instituto Teológico Pastoral del CELAM — Sección de Liturgia— , Medellín (Colombia)

8

ASOCIACIONES DE LITURGIA EN ESPAÑA E HISPANOAMERICA

Asociación Española de Profesores de Liturgia (España) Sociedad Argentina de Liturgia (Argentina) Sociedad de Profesores de Liturgia (México) Societat Catalana d ’Estudis litúrgics (España) 9 Este apartado y los siguientes recogen y amplían la información publicada en Not 286 (1990), 250-287,293 (1991), 716-721 Para otras areas lingüisticas vease la revista citada

SIGLAS Y ABREVIATURAS

1 A AS ALW AsSeñ AssSeign BAC BELS Burg Cath CCL CFP CFT CiTom CivCat Comm CommLit Conc CSCO CSEL DACL DB DBS DCT DCTC

REVISTAS, DICCIONARIOS Y COLECCIONES Acta Apostohcae Sedis (Roma 1909ss) Archiv fur Liturgiewissenschaft — antes JLW— (Ratisbona 1950ss) Asambleas del Señor, traducción de AssSeign I séne (M a­ dnd 1964ss) Assemblees du Seigneur (I séne, Pans 1964ss, II série, Pa­ rís 1970ss) Biblioteca de Autores Cnstianos (Madrid) Bibliotheca «Ephem endes Liturgicae» «Subsidia» (Roma 1975ss) Burgense (Burgos 1960ss) J a c q u e m e t , G (ed ), Cathohcisme, lss (Pans 1948ss) Corpus Chnstianorum -Senes Latina, lss (Tum hout-Pans 1953ss) F l o r i s t a n , C ( d ir ), Conceptos fundam entales de Pastoral (Madrid 1983) F r í e s , H (d ir), Conceptos fundam entales de Teología, 1 - 4 (Madrid 1966, 1979 2 a) La Ciencia Tomista (Salamanca 1910ss) La Civilta Cattolica (Roma 1850ss) Communio (Madrid 1979ss) C o m m u n a u te s et L itu rg ie — a n te s PLit— (O ttig m e s 1975ss) Concihum (Madrid 1965ss) Corpus Scriptorum Christianorum O nentalium (Louvain 1903ss) Corpus Scnptorum E cclesiasticorum Latinorum (Viena 1866ss) C a b r o l , F - L e c l e r c q , H - M a r r o u , H (ed ), Dictionnaire d ’A rcheologie Chretienne et de Liturgie, 1-15 (Pans 19071953) V i g o u r o u x , F ( e d ), Dictionnaire de la Bible, 1-5 (Pans 1895-1912) P i r o t , L - R o b e r t , J A (ed ), Dictionnaire de la Bible Supplement, lss (Pans 1928ss) E i c h e r , P ( d ir ), Diccionario de Conceptos Teológicos, 1-2 (Barcelona 1989-1990) B e n i t o , A ( d ir ), Diccionario de Ciencias y Técnicas de la Comunicación (M adnd 1991)

Siglas y abreviaturas DE DETM DHEE DPAC DS DSp DTC DTC DTDC DTI DTNT DTVC

DVatlI E EcclOr EL EstE EstT ETL GLNT Gre Iren JLW LJ LMD LOS LQF LThK LumVit MelScR

XXXIII

n c i l u , E (dir ), Diccionario de Espiritualidad, 1-3 (Bar­ celona 1983-1984) Rossi, L (dir ), Diccionario enciclopédico de Teología M o­ ral (Madrid 1974) A l d e a , Q (d ir), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, 1-5 (Madrid 1972ss) B f r a r d i n o , A d i ( d i r ) , Diccionario Patristico y de Anti­ güedades Cristianas, 1-2 (Salamanca 1991-1992) D f n z i n g f r , H - S c h o n m í t z i r , A (ed ), Enchiridion Svmbo lorum (Barcelona 1967) V i l l c r , M ( c d ), Dictionnaire de Spirituahte Ase etique et Mystique, Iss (París 1937ss) V a c a n t , A - M a n g f n o t , E - A m a n n , E (ed ), Dictionnaire de Theologie Cathohque 1-16 (París 1899ss) V a c a n t , A - M a n g l n o t , E - A m a n n , E (ed ), Dictionnaire de Theologie Cathohque, 1-16 (París 1909ss) S i l a n f s , N - P i k a z a , X (d ir), Diccionario Teológico del Dios Cristiano (Salamanca 1992) P a c o m i o , L (d ir), Diccionario Teologuo Interdisaphnar 1-3 (Salamanca 1982-1983) C o f n f n , L ( d i r ) , Diccionario Teológico del Nuevo Testa mentó 1-4 (Salamanca 1980-1984) A p a r i c i o , A C a n a l s , J M (d ir), D iccionano Teológico de la Vida Consagrada (Madrid 1989) G a r o f a l o , S ( e d ), Dizionario del Concilio Vaticano II (Roma 1969) Ecclcsia (Madrid 1941 ss) Ecclesia Orans (Roma 1984ss) Ephemendes Liturgicac (Roma 1887ss) Estudios Eclesiásticos (Madrid 1922-1936, NS 1942ss) Estudios Trinitarios (Salamanca 1967ss) Ephem crides Theologicac Lovanienses (Louvain-Bruges 1924ss) Grande Lessico del Nuovo Testamento (trad de TWNT), lss (Brescia 1965ss) Gregonanum (Roma 1920ss) Irenikon (Chevcgtonc 1926ss) Jahrbuch fur Liturgicwissenschaft, 1-15 (M unster 19211941) Liturgisches Jahrbuch (Muster 195lss) La Maison Dieu (París 1945ss) L’O nent Syrien (París 1956ss) Liturgiewissenschaftliche Quellen und Forschungen (M uns­ ter 1928ss) H o t f r , J - R a h n l r , K (ed ), Lexikon fur Theologie und Kirche 1-10 (Freiburg i B 1957-1965) Lumen Vitac (Bruselas 1946ss) Melangcs de Science Religieuse (Lillc 1944ss)

A

Siglas y abreviaturas

XXXIV

MS NDE NDL NDM NDT Not NRT OCP OrH PAF PastL PastM PG Ph PL PLit POC QL RB RBen RechSR REDC REDFM RET RevEsp RevSR RHE RHPhR RivPL RL RScPhTh RThPh SacrEr Sales Salm

e i n e r , J y L o h r e r , M ( d ir ), M ysterium Salutis M anual de Teología como historia de la salvación 1-5 (Madrid 1969-1984) F i o r e s , St de ( d ir ), Nuevo Diccionario de Espiritualidad (Madrid 1983) S a r t o r e , D - T r i a c c a , A M - C a n a l s , J M (d ir), Nuevo Diccionario de Liturgia (Madrid 1987) F i o r e s , S t de (dir ), Nuevo Diccionario de Mariologia (M a­ drid 1985) B a r b a g l i o , G (d ir), Nuevo Diccionario de Teología 1-2 (Madrid 1982) Notitiae (Roma 1965ss) Nouvelle Revue Theologique (Toum ai-Pans 1879ss) Orientaba Chnstiana Periódica (Roma 1935ss) Oración de las Horas (Barcelona 1970ss) Parola per l’Assemblea Festiva (trad de AssSeign II sene, Brescia 1970ss) Pastoral Litúrgica (M adrid 1966ss) Pastoral Misionera (Madrid 1965ss) Patrologiae Cursus completus Senes graeca, 1-161 (París 1857-1866) Phase (Barcelona 1961 ss) Patrologiae Cursus completus Senes latina, 1-221 (París 1844-1865) Paroisse et Liturgie (Bruges 1919ss) Proche O nent Chretien (Jerusalem 1951 ss) Questions Liturgiques (et Paroissiales) (Louvain 1921 ss) Revue Biblique (París 1892ss) Revue Benedictine (Maredsous 1884ss) Recherches de Science Religieuse (Pans 191 Oss) R e v ista E sp añ o la de D erech o C a n ó n ico (S a lam an ca 1944ss) Rerum Ecclesiasticarum Documenta, Senes maior Fontes (Roma 1955ss) Revista Española de Teología (Madrid 1940ss) Revista de Espiritualidad (Madrid 1941 ss) Revue des Sciences Religieuses (Strasbourg 1921 ss) Revue d ’Histoire Ecclesiastique (Louvain 1900ss) Revue d ’Histoire et de Philosophie Religieuse (Strasbourg 1921 ss ) Rivista di Pastorale Litúrgica (Brescia 1963ss) Rivista Litúrgica (Finalpia 1914ss, NS 1964ss) Revue des Sciences Philosophiques et Theologiques (París 1907ss) Revue de Theologie et de Philosophie (Lausanne 18681911, 1913-1950, NS 1951ss) Sacns Erudin (Steenbrugge-Brugge 1948ss) Salesianum (Tormo 1939ss) Salmanticensis (Salamanca 1954ss)

F

Siglas y abreviaturas SalTer ScCatt SelT SM StLeg StudTh TCat TWNT

XXXV

Sal Terrae (Santander 1912ss) La Scuola Cattolica (Milano 1873ss) Selecciones de Teología (San Cugat del Valles 1962ss) R a h n f r , K ( d ir ), Sacramentum Mundi Enciclopedia teo­ lógica 1-6 (Barcelona 1972-1976) Studium Legionense (León 1960ss) Studia Theologica (Lund 1948ss) Teología y Catequesis (M adrid 1982ss) K i t t e l , G - F r i e d r i c h , G ( e d ), Theologisches Worterbuch zum Neuen Testament 1-9 (Stuttgart 1933ss)

2

OBRAS MAS CITADAS

Anamnesis 1-7 M a r s i l i , S (t)-ScicoLONE I - C h u p u n g c o , A J (d ir), Anamnesis Introduzione storico-teologica alia liturgia 1-7 (Casale M Genova 1974-1990) 1 La liturgia momento nella stona della salvezza 2 La liturgia panoram a storico generale 3/1 La liturgia i sacramenti teología e sto n a della celebrazione 3/2 La liturgia Eucaristía teología e storia della celebrazione 4 Le hturgie orientah 5 Liturgia delle ore 6 L anno litúrgico Stona teología e celebrazione 1 I sacramentah e le benediziom BOROBIO 1-3 B o r o b i o , D ( d ir ), La celebración en la Iglesia, 1-3 (Sala­ manca 1985-1990) 1 Liturgia y sacramentologia fundam ental 2 Sacramentos 3 Ritmos y tiempos de la celebración Cat Catecismo de la Iglesia Católica (Asociación de Editores del Catecis­ mo 1992) CDC E c h e v e r r í a , L ( d ir ), Codigo de Derecho Canónico Edición bilin­ güe comentada (BAC 442, Madrid 1983) GELINEAU 1-2 G e l i n e a u , J et AA A A , Nelle vostre assemblee Teolo gia pastorale delle celebrazioni hturgiche 1-2 (Brescia 1975-1976) GUERRERO 1-2 G u e r r e r o , F (d ir), El Magisterio Pontificio contempo­ ráneo 1-2 (BAC maior 38-39, Madrid 1991-1992) 1 Sagrada Escritura Dogma M oral Sagrada liturgia Espiritua hdad 2 Evangelización Familia Educación Orden sociopolitico

Siglas y abreviaturas

XXXVI

LOPEZ MARTIN 1-2: L ó p e z M a r t í n , J., En el Espíritu y la verdad, 1-2 (Salamanca 1993-1994). 1 . Introducción teológica a la liturgia (2.a ed. ampliada). 2. Introducción antropológica a la liturgia. MARTIMORT: M a r t i m o r t , A.G. (dir.), La Iglesia en oración. Introduc­ ción a la liturgia (Barcelona 1987: nueva ed. actualizada y aumentada; 2.a ed. 1967). RIGHETTI: R i g h e t t i , M., La historia de la liturgia, 1 - 2 (BAC 1 3 2 y Madrid 1 9 5 5 - 1 9 5 6 ) . 1. Introducción general. El año litúrgico. El Breviario. 2. La Eucaristía. Los sacramentos. Los sacramentales. Indices.

3. AA.AA. ant CE col dom IFLS Laúd NUALC OGLH OGMR OLM or RBN RC RDIA RICA RO Vísp VV.AA.

144,

OTRAS SIGLAS Y ABREVIATURAS 10

Alii Auctores. antífona. Ceremonial de los Obispos (ed. típica 1984). colecta. domingo. Instrucción sobre la Formación litúrgica en los Seminarios (ed. típica 1979). Laudes. Normas universales sobre el Año litúrgico y el Calendario (ed. típica 1969). Ordenación general de la Liturgia de las Horas (ed. típica 1971). Ordenación general del M isal Romano (ed. típica 1969, etcétera). Orden de lecturas de la Misa (2.a ed. típica 1981). oración. Ritual del Bautismo de Niños (ed. típica de 1969). Ritual de la Confirmación (ed. típica 1971). Ritual de la Dedicación de la Iglesia y del Altar (ed. típica 1977). Ritual de la Iniciación cristiana de los Adultos (ed. típica 1972). Ritual de Ordenes (ed. típica 1968; 2.a ed. típica 1990). Vísperas. Vari i Auctores.

10 Las siglas bíblicas y de los documentos del Concilio Vaticano II son las más comunes y conocidas.

C a pit u l o I

CIENCIA LITURGICA Y FORMACION LITURGICA (Capítulo preliminar) La asignatura de la sagrada liturgia se debe considerar entre las materias necesarias y mas importantes en los seminarios y casas de estudios de los religiosos y entre las asignaturas principales en las facultades teológicas (SC 16) BIBLIOGRAFIA

G et AA AA , Introduzione agh studi liturgia (Roma 1962), E , «Ciencia Litúrgica», en N e u h a u s l e r , E , G o s s m a n n , E ( d ir ), ¿Que es teología9 (Salamanca 1969), 379-429, B o n a c c o r s o , G , Introduzione alio studio della liturgia (Padova 1990), B r o v e l l i , F (dir ), II traste­ ro celebrato Per una metodología dello studio della liturgia (Roma 1989), C o l o m b o , G , Introduzione alio studio della liturgia (Leum ann-Tonno 1988), F e r n a n d e z , P , Introducción a la ciencia litúrgica (Salam anca 1992), J u n g m a n n , J A , «Ciencia litúrgica», en SM 4, 347-353, L e n g e l i n g , E J , «Liturgia-Ciencia litúrgica», en DCT 1, 637-659, L ó p e z M a r t i n 2, 405-444, R e n n i n g s , H , «Objetivos y tareas de la ciencia litúrgica», en Conc 42 (1969), 286-302, R i g h e t t i 1, 69-100, T a g l i a f e r r i , R , «11 progetto di una scienza litúrgica», en Associazione Professon Liturgia ( d ir ), Cele­ brare il mistero di Cristo, 1 (BELS 73, Roma 1993), 45-120 A

B

r r ig h i,

artsch,

L a litu rg ia c ristian a es u n a rea lid ad m u y ric a y p o liv a le n te q u e pu ed e ser an a liz ad a b ajo n u m e ro so s asp ecto s E s in n e g ab le qu e se trata de u na rea lid ad u n id a a la fe y a la e x p re sió n p erso n a l y so cial de los m iem b ro s de la Ig lesia E sto h ace que la c ie n c ia qu e tien e co m o objeto la liturgia, p ro cu re ab a rc a r to d o s los as p e c to s del h ech o litú rg ico y de m an era p articu la r aq u e llo s que se refieren a su r e a liz a ­ ció n actual A h o ra bien, el ca rá c te r d in á m ic o y vital de la litu rg ia co n d ic io n a ta m b ié n la fin alid ad in m e d ia ta de la cien c ia litú rg ic a E sta no es u n co n ju n to de co n o c im ien to s ab stra cto s d e sc o n e c ta d o s d el ac o n te ce r de la co m u n id ad c ristia n a Si se o cu p a del h ec h o litú rg ico en su in­ te g rid ad es p o rque aspira, en tre o tros fines, a in flu ir p o sitiv am en te en la realizació n de la litu rg ia y, a trav és de ella, en la v id a c n s tia n a E n este sentido, la cien c ia litú rg ica tiene u n a fin a lid a d al serv icio de la form ació n litú rg ica de tod o s los m iem b ro s del p u eb lo de D ios, p asto re s y fieles

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E ste ca p ítu lo p relim in ar se o cupa, en p rim e r lu g ar, del o b jeto de cien c ia litú rg ica, de su h isto ria y m e to d o lo g ía, y del lu g a r q u e o cu p a en tre las d em ás d isc ip lin as te o ló g ic as. Al final trata ta m b ié n de la fo rm ació n litúrgica. 1.

OBJETO DE LA CIENCIA LITURGICA

Por cien c ia litú rg ica se e n tien d e el cu erp o de c o n o c im ien to s o r­ den ad o s y sistem á tic o s so b re la litu rg ia en to d a su am p litu d . A h o ra b ien, del co n cep to que se te n g a de litu rg ia d ep e n d en en gran m e d id a los c o n ten id o s qu e se atrib u y en a la cien c ia litú rg ica y, so b re to d o , el a sp ecto bajo el cual aq u é llo s son estu d ia d o s y exp u esto s. El c o n c e p ­ to de litu rg ia es esen c ialm en te te o ló g ic o , pero a b a rca tam b ién la d i­ m en sió n e x p re siv a y sim b ó lic a — es decir, an tro p o ló g ica— de la c e ­ lebración. En co n sec u en cia, se ce n tra tanto en el a c o n te cim ien to salvífico (litu rg ia co m o m isterio ) co m o en la d im e n sió n form al de la ritu a lid ad cristian a (litu rg ia co m o acción), sin o lv id a r su fin alid ad en fav or de los h o m b res (litu rg ia co m o vida). L a cien c ia litúrgica, b ajo to d o s esto s aspecto s, fig u ra en tre las d isc ip lin as te o ló g ic as p rin cip ale s de las facu ltad es de T eo lo g ía y en los se m in ario s 1. II.

RESEÑA HISTORICA DE LA CIENCIA LITURGICA

L a m oderna ciencia litúrgica com ienza en el siglo x v i con los p ri­ m eros estudios dedicados a la liturgia. Pero esto no quiere decir que hasta ese m om ento no existiera reflexión teológica sobre la liturgia.

1.

A n tec ed en te s

D e hecho, y a en el N u ev o T estam e n to se p u ed en v er los p rim e ­ ros atisb o s de un a noció n de los sa cram e n to s cristian o s en la p ers­ p ec tiv a de la h isto ria de la sa lv ac ió n y to m a n d o en co n sid erac ió n la c e le b ra ció n m ism a. C o m o ejem p lo s p o d rían citarse 1 C o r 10,1-11; R om 6,4-10; E f 5,22-33; 1 Pe 2,1-2; Jn 3,3-5, etc. Por su p arte, los p rim ero s o rd en a m ien to s ec le siástic o s de la litu rg ia (D id a c h é , Traditio A p o stó lica de H ipólito, C o n stitu tio n es A po sto lo ru m , T estam entum D om ini, etc.) no se lim itan a dar n orm as, sino que ju stific a n la 1 Cf. SC 16; OT 16; S.C. pro Institutionc Catholica, Ratio fundamentalis institutionissacerdotalis, de 6-1-1970 (adaptada en 1985), n.79, en AAS 62 (1970), 370; Id., Ordinationes ad Const. Apost. «Sapientia Chrisüana» rite exsequendam, de 29-IV1979, n.51, en AAS 71 (1979), 513.

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m a n era de p ro c e d e r alu d ien d o al sig n ific ad o de los ritos y a su im ­ p o rtan c ia y d ignidad. Lo m ism o o cu rre con las in te rv en cio n es del O b isp o de R om a y de otro s o b isp o s p ara so lu c io n a r p ro b lem as litú r­ g ico s co n c reto s - ^ p o r ejem p lo , la ca rta de Inocen cio I a D ecen cio de G u b io (4 1 6 ), la del p ap a V igilio a P ro fu tu ro de B rag a (5 3 8 ), etc.— . L os S antos P adres c o m p u sie ro n las ca te q u esis m istag ó g icas y han d ejad o en sus h o m ilías y tratad o s elem e n to s su ficien te s p ara un a au ­ té n tic a te o lo g ía de la liturgia. D urante la E dad M edia se ad v irtió la n ecesid ad de ex p lica r los ritos litú rg ico s al p ueblo, pero esto se hizo, al m en o s en O ccid en te, ab u san d o de la aleg o ría — A m alario de M ezt ( t 850)— , con c o n se­ cu e n cias neg ativ as para la teo lo g ía, para la m ism a litu rg ia y p ara la esp iritu alid ad . La refo rm a p ro testan te fue un aviso, p ero los esfu e r­ zos del ca to licism o h u m a n ista por o fre ce r las b ases o b je tiv a s de la litu rg ia fueron insu ficientes.

2.

Los co m ien zo s y el p rim er d esa rro llo

N o obstan te, es en este m o m e n to c u a n d o c o m ien z a una v erd a d e­ ra cien c ia litúrgica, d eseo sa de c o n o c er las fuen tes de la litu rg ia y la h isto ria de los ritos. La creació n de la im p ren ta co n trib u y ó de m a n e­ ra d ec isiv a a la ed ició n , en el arco de los sig lo s x v i al x v m , de las p rim eras fu entes litú rg icas im p resas de los ritos o rien tale s —-colec­ cio n es de G oar, R enaudot, A ssem an i, etc.— y de los o cc id en tales — M enardo, M abillon, M arténe, B ian ch in i, T o m m asi, M u ratori, Lesley, etc.— . A p arecen tam b ién los p rim e ro s tratad o s sistem á tic o s de liturgia, ligados a los n o m b res de P am eliu s, H ittorp, L ebrún, M orin, Bona, el p ap a B en ed icto X IV , etc. 2. Sin em barg o , la esp iritu alid ad b arro ca se m o v ió po r ca m in o s bien d istin to s de los d escu b ie rto s en las fuen tes litúrgicas. En esta ép o ca fu ero n m ín im o s los in ten to s de a c erca r la litu rg ia a la m asa de los fieles. En el siglo de la Ilustración la ciencia litúrgica ex perim entó un notable progreso a nivel de estudios y de publicaciones, pero las asp i­ raciones científicas sólo pretendían un cam bio en favor del ad o ctrin a­ m iento m oral del pueblo por la vía de la estética y de la suntuosidad. N o se trató de penetrar en el m isterio de la liturgia. Por otra parte, el intento m ás serio de una reform a a fondo de la vida litúrgica — el S ínodo de Pistoya— se vio envuelto en algunos errores doctrinales. El siglo x ix , d en tro del esp íritu del ro m an ticism o , co n o ció los co m ien z o s del M o v im ien to litú rg ico ju n ta m e n te con la restau ració n de la vid a m o n ástica p o r P. G u é ra n g e r en S olesm es (F ran cia). L ig a­ 2 Véanse las referencias a estos autores en

R

i c í u f .t t i

1,81 ss.

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dos a este m o n a ste rio están los g ran d e s in v e stig a d o re s de la h isto ria de la litu rg ia C a g in , C abrol, F éro tin — ed ito r de los lib ro s de la L i­ tu rg ia H isp a n o -M o z árab e— , L eclercq, etc. D esp u és ap arecen o tro s cen tro s de irra d ia ció n litú rg ica co m o las ab ad ías de B eu ro n y M aríaL a a c h (A le m a n ia ), M a re d s o u s y M o n t C é sa r (B é lg ic a ), S ilo s y M o n tserrat (E sp añ a), y el A lk u in C lu b y la H en ry B rad sh aw S o ciety en Inglaterra. E n Italia co b ra n un gran au g e los estu d io s de a rq u e o ­ lo g ía cristian a (D e R ossi) y de h isto ria (D u c h esn e au ), m ie n tras qu e en E sp añ a inician su labor d iv u lg a tiv a los PP. P rad o , A lam ed a , Sub ia n a s, S u ñ o l, el fu tu ro c a rd e n a l G o m á, so b re to d o d e s p u é s del I C o n g reso litú rg ico de M o n tserra t de 1915.

3.

L as fases m o d ern a s y las ten d en cia s d o m in a n tes

Y a en el siglo x x se p u ed e n d istin g u ir tres fases su c esiv a s en el d esarro llo de la cien c ia litú rg ica, c a d a u n a p resid id a p o r u n a te n d e n ­ cia ep iste m o ló g ic a p red o m in an te . T o d as tie n en en co m ú n el ab a n d o ­ no de u n tratam ie n to de la litu rg ia m e ra m en te ru b ric ística o ju ríd ic o cerem o nial. 1. F a se h istó rica y filo ló g ic a . L os p io n e ro s del an álisis c ie n tí­ fico de la litu rg ia se m o v ía n en el ám b ito de la h isto ria de la litu rg ia, cuyo m éto d o p erfec cio n a ro n . L a suya fue una etap a a to d as luces im p rescin d ib le. A l m ism o tie m p o , la o b ra de los in v e stig a d o re s y d iv u lg a d o res de la h isto ria de la liturgia p uso de m an ifiesto la n ec e­ sidad de u n a refo rm a a fondo, a la vez que ap o rta b a los elem e n to s p ara lle v arla a cabo. D e esto s estu d io s se han b en e ficia d o ta n to las refo rm as litú rg icas p arc iale s llev ad as a cabo p o r Pío X II en la d é c a ­ d a de los cin c u e n ta co m o la refo rm a general im p u lsad a p o r el C o n ­ cilio V atica n o II. P ero la ta re a co n sistió ta m b ié n en c o m p arar las ex p re sio n es r i­ tu ales p articu la re s de la litu rg ia, co m o se v en ía h ac ien d o en el ám b i­ to de la h isto ria de las relig io n es. S u rg ió así el m éto d o d e la s litu r­ g ia s c o m p a ra d a s 3, que, al aclarar el p are n tesc o de unas litu rg ias con o tras y o fre ce r el v erd a d ero perfil de la u n iv e rsa lid a d de los ritos, facilitó el ca m in o al an álisis teo ló g ico . C o m o o b ras rep rese n tativ as de lo que fue esta p rim e ra etap a de la cien c ia litú rg ic a se p u ed e n citar el D ic tio n n a ire d ’A rch é o lo g ie ch rétien n e et d e L itu rg ie 4, la H isto ria d e la L itu rg ia de M. R ighetti. L os estu d io s de h isto ria de la litu rg ia han p ro seg u id o con el em p eñ o 3 B a u m s t a r k , A , Liturgie comparée (Chévetogne-Pans 1940). 4 Estas obras y las de los autores citados en este apartado aparecen supra, entre las más citadas y en la bibliografía general.

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n u ev o de an a liz ar las d iferen tes etap as en rela ció n co n los m o v i­ m ie n to s cu ltu rales, p ara p o n e r de m a n ifiesto la esp iritu alid ad resu l­ ta n te de la sín tesis en tre el esp íritu litú rg ico y el g en io cu ltu ral d e los p u eb lo s. L as o b ras m á s rep rese n tativ as de esta te n d en c ia llev an la firm a de Th. K lauser, de B. N e u n h e u se r y de E. C attan eo . P or su parte, la in v e stig a ció n filo ló g ica so b re el latín cristian o y el latín litúrgico y la edició n crítica de las fu en tes de la litu r g ia 5 h an ab ierto el cam in o a un a m ás c o m p leta y ju s ta co m p re n sió n del v o c a ­ b u la rio litú rg ico , a la v ez q u e h an p erm itid o d isp o n e r d e tex to s críti­ ca m e n te seg u ro s d e fó rm u las sacram e n ta les, p le g arias e h im n o s li­ tú rgicos. 2. F a se teológica. L o s resu ltad o s de la h isto ria de la litu rg ia y de la filo lo g ía p la n te b a n no so la m e n te u n a ad e cu a d a in te rp re tac ió n de los dato s h istó ric o s y literario s rela tiv o s a los rito s litú rg ico s, sino ta m b ié n la cu estió n fu n d am e n tal sobre la ese n c ia d e la litu rg ia c ris­ tiana. E n el fondo ex iste no sólo el p ro b le m a h erm e n éu tico de la le ctu ra de los dato s h istó ric o s del p asad o , sino ta m b ié n la g ran p re ­ g u n ta del p aso del sig n ific ad o h istó ric o de los rito s a la v erd ad p e r­ m a n en te de su e sen c ia y de su in se rc ió n en la rea liza ció n actu al del d ise ñ o salv ífico de D ios en la v id a de la Iglesia. D om B eauduin ( f 1960), im p u lso r de la dim en sió n p asto ral de la liturgia, se interesó y a p o r el asp ec to te o ló g ico . P ero el p rim e r av a n ­ ce n o ta b le en este te rren o se prod u jo con los trab a jo s de O d o C asel ( t 1948). Su d o ctrin a d e los m isterios con trib u y ó a ren o v a r de m a ­ n era d ec isiv a la te o lo g ía de los sa cram e n to s, a la v ez que p o n ía de m an ifiesto la n atu ra lez a de la liturgia 6. P o sterio rm en te C. V ag ag g ini, de fo rm a ex p lícita, trató ta m b ié n de su p e ra r la fase h istó ric a de la cien cia litúrgica, p reo c u p án d o se «de p ro fu n d iz a r en la litu rg ia a la luz de la ú ltim a sín tesis del p en sam ien to , q u e sólo p u ed e d ar la te o ­ lo g ía sin tética g en eral, llam ad a h o y d o g m ática» 7. A h o ra b ien , el v erd a d ero giro en la o rien tació n de la cien c ia litú rg ica se p ro d u jo en el C o n cilio V atican o II, cu an d o in sistió en que los m isterio s de la sa lv ació n sean e n señ a d o s — en la te o lo g ía d o g m á tic a— d e m a n era que los alu m n o s « ap ren d an a re c o n o cerlo s p rese n tes y o p era n tes en las ac cio n es litú rg icas» (O T 16). 5 Véanse las senes de colecciones, antologías y subsidios para estudiar las fuentes M., Bibhographia litúrgica (BELS 63, Roma 1992), 61-94. 6 Cf. F i i t h a u t , Th., Teología de los misterios Exposición de la controversia (Bilbao 1963), N e u n h e u s e r , B., «Odo Casel. A 25 anm della sua morte», en RL 60 (1973), 228-236; S a n t a n c . a d a , O. D., «Dom Odo Casel Contnbuto monográfico generale delle sue opere, degli studi sulla sua dottnna e della sua influenza nella teología contemporánea», en ALW 10 (1967), 7-77. 7 V a g a g g i n i , C , El sentido teológico de la liturgia Ensayo de liturgia teológica general (BAC 181, Madrid 1959), 6. en

Jo h n s o n ,

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E n efecto, d esp u és del C o n c ilio se d e sa rro lló u n a v erd a d era y p ro p ia teolo g ía litú rg ica en co n e x ió n co n la te o lo g ía b íb lica, co m o u n a reflex ió n te o ló g ic a so b re el ac o n te cim ien to m ism o de la ce le b ra­ ció n en cuanto p rese n cia y a c tu a ció n de C risto (y de la Iglesia), en la p ersp ectiv a de la h isto ria de la sa lv ac ió n y de la sa cram e n ta lid ad 8. E n el cam p o ec u m é n ico cab e rese ñ ar la co n trib u ció n de J. J. von A llm en, c e rcan a a los p la n tea m ie n to s del V atica n o II. 3. F a se p a s to r a l y a n tropológica. L a p reo c u p ació n p asto ral ap areció desd e el m o m e n to en q ue el p a p a P ío X p ro p u so « la p a rti­ c ip ació n ac tiv a (de los fieles) en los sa cro san to s m isterio s y en la p leg aria p ú b lic a y solem n e de la Iglesia» co m o la « fu en te p rim e ra e indispensable» del esp íritu cristian o 9. E sta p reo c u p ació n se traslad ó a los estu d io s litú rg ico s y a los co n g re so s y sem an as de litu rg ia, y cristalizó en los ce n tro s de p asto ra l litú rg ica y en las rev istas d e d ic a ­ das a esta esp ecialid ad . E n tre los p rim e ro s im p u lso re s de esta n u ev a te n d en c ia de la cien cia litú rg ica se e n c u en tra n L. B eau d u in ( f 1960), R. G uardini ( t 1968) y J. A. Ju n g m a n n ( f 1974). L a te n d en cia cobró fo rm a en lo q ue se llam ó ta m b ié n « ap o sto la d o litú rg ico » , alca n zan d o su cu lm in a ció n en el C o n g reso In tern ac io n a l de L itu rg ia de A sís en 1956 10, casi en las vísperas del V atican o II. L a o b ra m ás rep rese n ta­ tiv a de la te n d e n c ia p asto ral, en la que co n v e rg en ta m b ié n las ap o r­ ta cio n es h istó ric as y te o ló g ic as an terio res, es L a Ig lesia en o ra ció n de A. G. M artim o rt. E n los años sig u ien tes al C o n cilio se in te n sific ó esta lín ea y se o rien tó h acia u n a co m p re n sió n m ás a n tro p o ló g ic a de la litu rg ia. En esta línea se sitú an D a n s vos a sse m b lée s de J. G elin ea u y las p u b li­ cacio n es del In stitu to de L itu rg ia pastoral de P ad u a (Italia). U n en fo ­ q ue sem ejan te lo co n stitu y e la o b ra de L. M. C hau v et. 4. ¿H acia una síntesis? La ciencia litúrgica se m ueve hoy entre dos orientaciones de fondo, la predom inantem ente teológica, que parte de los presupuestos dados por la revelación divina y puestos de m an i­ fiesto po r la tradición eclesial, es decir, la liturgia com o acción de C risto y de la Iglesia que continúa la obra de la salvación por m edio de gestos, palabras y sím bolos, y la predom inantem ente antropológica, que quiere arrancar de la ritualidad tal com o es estudiada p o r las cien­ cias del hom bre, y en la cual se realiza el acontecim iento salvífico. 8 La obra que representa esta orientación es Anamnesis 1-7, dirigida inicialmente por el P. S. Marsili ( | 1983), y en la que han colaborado los profesores del P. Instituto Litúrgico de San Anselmo de Roma. 9 Motu proprio Tra le sollecitudini, de 22-XI-1903, en AAS 36 (1903-1904), 329-339; trad. españ. en G u e r r e r o 1, 621-629. 10 Cf. Junta N. de Apostolado Litúrgico, Renovación de la liturgia pastoral en el pontificado de S.S. Pío XII. Crónica y discursos del I Congreso Internacional de Liturgia pastoral (Toledo 1957).

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Sin em b arg o , las o b ras de d iv u lg a ció n litú rg ica q u e se v ien en p u b lic an d o d esde h ace v ario s añ o s se e sfu e rz a en in te g rar a rm ó n ica­ m ente to d o s los asp ec to s p ara fac ilita r u n a sín tesis, q u iz ás p o rq u e no es p o sib le p riv ile g ia r una ú n ic a d im e n sió n de un h ech o tan co m p lejo co m o la litu rg ia cristian a. En esta p e rsp e c tiv a se e n c u en tra n los m a­ n u ales de litu rg ia de los p ro fe so re s de litu rg ia de A lem an ia, E sp añ a e Italia n . III.

METODOLOGIA DE LA CIENCIA LITURGICA

L a c ien c ia litú rg ic a d e sa rro lla su o b je to sig u ien d o un m éto d o p ro p io . P o r co n sig u ie n te tien e unos co n ten id o s, u na m e to d o lo g ía y un p ro ce so cien tífic o en el que in te rv ien e n ta m b ié n o tras cien cias co n su co n trib u ció n .

1.

L os con ten id o s

L a riq u ez a de la cien c ia litú rg ica le im pide lim itarse a un o solo d e los ca m p o s q u e p u ed e abarcar. Se d ed ica tan to al estu d io d e la litu rg ia del p asad o co m o al an á lisis de la c e le b ra ció n en el p resen te. P ero te n ien d o siem p re en cu e n ta los asp ec to s fu n d am e n tales d e la n o ció n de litu rg ia se ñ ala d o s antes. 1. L iturgia fu n d a m e n ta l. C on e sta d en o m in ac ió n se alu d e a las cu e stio n es que se refieren a to d o el c o n ju n to de la litu rg ia. La p rim e ra de to d as es el co n c ep to m ism o de liturgia, p ara d escrib ir su n atu ra lez a y p ro p ied a d es, y an a liz ar su fun ció n en la v id a de la Ig le­ sia y su im p o rta n cia para el d esarro llo de la p erso n a lid a d cristian a. L a litu rg ia com o m o m e n to de la ec o n o m ía de la salv ació n y acció n de C risto y de la Ig lesia en la m e d iac ió n de los sig n o s es o b jeto ta m b ié n de la te o lo g ía sa cram e n ta ría fu n d am e n tal, de m an era q u e cab e un tratam ie n to co n ju n to de litu rg ia y sa cram e n to s en una so la d iscip lin a. N o o b stan te, la cien c ia litú rg ica se fija e sp ec ialm en te en el m o d o co m o el m isterio de la sa lv ació n se ex p re sa y se rea liza en la sa cram e n ta lid ad y en los d em ás elem e n to s sig n ific ativ o s y e s té ti­ cos de la celeb ració n . E n el estudio de la ce le b ra ció n , la c ien c ia litú rg ica an a liz a la re ­ lación en tre el a c o n te cim ien to que m o tiv a la ce le b ra ció n y el rito. En esta p e rsp e c tiv a se inscriben el p apel de la P alab ra de D io s p ro c la ­ m ad a y ce leb rad a, y la im p o rta n cia de la S ag rad a E scritu ra p ara la liturgia. L a cien c ia litú rg ica se d etien e ig u alm en te en la asam b lea 11 Dirigidas, respectivamente, por H. B. Meyer, D. Borobio y Associazione Professori Liturgia: véase la bibliografía general.

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cele b ra n te y en sus m in istro s, en la acción ce le b rativ a, en los sím b o ­ los y en los g esto s, en el can to y la m úsica, en el tie m p o y en el lu g a r d e la ce le b ra ció n , etc. O tras cu e stio n es que afectan tam bién a la to ta lid a d del h ech o litú rg ico son las rela cio n e s en tre la fe, la te o lo g ía y la litu rg ia, y en tre liturgia, ev a n g eliza ció n y catequesis; la e sp iritu a lid a d litú rg ica; la p ie d ad p o p u la r y la p asto ra l litúrgica. C a m p o s p ro p io s dentro de la ciencia litú rg ica so n ta m b ié n la h is ­ to ria de la litu rg ia y sus fuen tes, el análisis de los rito s y d e las fam ilias litú rg icas de O rien te y de O ccidente, los lib ro s litú rg ico s, y el d ere ch o litúrgico. 2. L itu rg ia e s p e c ia l Se llam a así al estu d io h istó rico , te o ló g i­ co y p asto ral, en la p ersp e ctiv a de la ce leb ració n , d e ca d a u n a d e las accio n es litú rg icas específicas: la eucaristía, los d em ás sa cram en to s, los sa cram e n ta les, la litu rg ia de las horas y los tie m p o s festiv o s. E n ­ tre esto s ú ltim o s se en c u en tra n el dom ingo, el año litú rg ico con sus d iv isio n es, las so lem n id ad es, las fiestas, las m e m o rias y las ferias. A u n q u e los sa cram en to s son ob jeto tam bién de la te o lo g ía d o g m á ti­ ca, de la m oral y del d erech o canónico, lo p ro p io d e la c ien c ia litú r­ g ic a en este ca m p o es ex p o n e r el sign ificad o de los sig n o s sa cram e n ­ tales tal co m o se en c u en tra n en los libros litú rg ico s y en o tras fu en ­ tes de la litu rg ia. A la cien c ia litúrgica co rresp o n d e in v e stig a r la h isto ria de los rito s sa cram e n ta les y su situ ació n actu al, re flex io n ar te o ló g ic am e n te sobre los elem e n to s de la ce le b ra ció n y p ro p o n e r el resu ltad o de esta reflex ió n — verd ad era te o lo g ía litú rg ica— , sin o lv i­ d ar la d im e n sió n p articip a tiv a y espiritual p ara los fieles y las co n d i­ cio nes p a ra u n a ad a p ta ció n ju s ta y resp o n sab le

2.

E l m étod o

El C o n c ilio V atica n o II reco m en d ó la en señ a n za d e la litu rg ia b ajo los asp ec to s te o ló g ico e histó rico , esp iritu al, p asto ral y ju ríd ic o e invitó a los p ro fe so re s de las restantes d isc ip lin as te o ló g ic as a te n er en cu en ta la co n e x ió n de ca d a u n a con la litu rg ia (cf. SC 16; O T 16). L a p lu ralid ad de asp ecto s o b lig a a co m b in ar las p la tafo rm as de ap ro ­ x im ació n al estu d io del hech o litúrgico. L a h isto ria de la cien c ia li­ tú rg ic a h a p u esto de m a n ifiesto tres m o d elo s sucesiv o s. D e ahí que p u ed a h ab larse de tres vías d e acceso al o b jeto de su estudio: la v ía h istó rico -etio ló g ica , la v ía a n tro p o ló g ica y la v ía teológica. 1. C on la vía histórico -etio ló g ica se acce d e al o rig en y a la ev o lu ció n de los signos y de los actos litúrgico s, d istin g u ie n d o lo q u e es su stan cial y lo que es accesorio, lo q ue es fru to de la v o lu n ta d in stitu c io n al de C risto y de la Iglesia y lo q ue es resu ltad o de un a

C.L *Ciencia litúrgica y form ación litúrgica

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sim b io sis en tre la fe c ristia n a y el g en io cu ltu ral de los p u eb lo s, lo qu e es trad ició n y lo que son trad icio n e s, etc. L as fu en te s p a ra el estu d io de este asp ec to de la cien c ia litú rg ica son la S ag rad a E scritu ra en p rim e r lug ar, los d o cu m en to s p atrístico s, co n c iliares, e c le siástic o s y los p ro p iam en te litú rg ico s, la arq u e o lo g ía sag rad a, etc. C a d a tip o de fuente req u ie re el tratam ie n to ad ecu ad o . P ero, en todo caso, la cien cia litú rg ica rec o rre el p ro ce so g en ético y ev o lu tiv o de los rito s de fo rm a d ia cró n ica, etap a p o r etap a, o de fo r­ m a sin cró n ica, e x a m in a n d o el co n ju n to de las m a n ifesta cio n es p ara e stab lece r las leyes de la ev o lu ció n o c o m p aran d o las m a n ife sta c io ­ nes p a ra d e te rm in a r la u n iv e rsa lid a d o la p articu la rid ad de un fen ó ­ m eno. 2. La vía teo ló g ica lleva a la c ien c ia litú rg ica a an a liz ar la litur­ g ia in te rp re tán d o la desd e la rev e lac ió n cristiana. E sta v ía, esp ecu lativ o -h e rm e n éu tica , a c erca la cien c ia litú rg ica a la te o lo g ía sistem á ti­ ca y, en p articu la r, a la te o lo g ía sa cram en taría. Sin em b arg o , al no ser la ú n ic a v ía de ap ro x im ació n a la litu rg ia y to m a r co m o o b jeto de an álisis te o ló g ic o los dato s q ue e m erg en de la h isto ria y de la ce le­ b rac ió n en acto — o fre cid o s p o r las o tras dos v ías— , se ve libre del riesg o de co n v e rtirse en u n a p u ra e sp ec u lac ió n a leja d a de la ex p e­ rien c ia viv a del p u eb lo de D ios. E n este sentido, la reflex ió n te o ló g ic a sobre la litu rg ia d a la d e b i­ da im p o rta n cia a los o rd in es o ritu a les de la eu c aristía y de los sa cra­ m e n to s y sacram e n ta les y a los d em ás libros litúrg ico s. 3. La vía a n tro p o ló g ica co n siste en ten er en cu e n ta las clav es an tro p o ló g ico -cu ltu ra les, p sic o ló g ic as y lin g ü ístic as de u n a ce le b ra­ ció n p ara c a p ta r su cap ac id a d relig io sa, ex p re siv a y co m u n icativ a. L a c ien c ia litú rg ica se sirve de las a p o rta cio n e s de n u m e ro sa s cien ­ cias del h o m b re, desd e la a n tro p o lo g ía cu ltu ral y la etn o lo g ía, la fe­ n o m e n o lo g ía de la relig ió n , la p sic o lo g ía y la so c io lo g ía, la se m io lo ­ g ía y la lingüística. L os resu ltad o s de to d o este c o n ju n to de ap o rta ­ cio n es p erm iten co n o c er la m o rfo lo g ía de los rito s y su in c id en c ia en la fo rm a ció n de los cre y en te s y de las co m u n id ad e s, la n ec esid ad de u n a ad e cu a ció n en tre las form as litú rg icas y los p ro tag o n istas y b e ­ n efic iario s de las ce le b ra cio n e s, las co n d icio n e s p ara u n a a d e cu a d a ac ció n p astoral.

IV.

LA APORTACION DE OTRAS CIENCIAS

Se h an m e n cio n a d o y a alg u n as ram as del sa b er q u e se o cu p an de asp ecto s del h ec h o litú rg ico cristiano. A h o ra bien , las cien c ias n o d irec tam en te litú rg icas, cu an d o tratan de la liturg ia, lo h ac en d esd e su p ro p ia p e rsp e c tiv a y co n u n a p reo c u p ació n no siem p re co in cid e n ­

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Ciencia litúrgica v formación litúrgica

te con la de ésta N o o b sta n te , su ap o rta ció n resu lta im p re scin d ib le y d ebe ser ap ro v e ch ad a En efecto, la cien c ia litú rg ica se sirve d e la h isto ria y de o tras cien cias aux iliares p ara ap reciar, en cada ép oca h istó rica, la relació n en tre la vida eclesial y la ce le b ra ció n litú rg ica, y en tre los rito s y la cu ltura de un pueb lo L a c ien c ia litú rg ica debe al d erech o los c rite ­ rios para ju z g a r los v alo res de unidad y de d iv ersid ad en las form as celeb rativ as, y p ara en c o n trar el eq u ilib rio en tre lo u n iv ersal y lo p articu lar. A unque d u ran te m u c h o tie m p o el tu b m m — la letra ro ja o rú b ricas— p rev a lec ió so bre el m g ru m — el tex to litú rg ico — , el asp ecto ju ríd ic o de la litu rg ia tiene tam b ién su v alo r co m o g aran tía de la ec lesialtd ad de las c e le b ra cio n e s ( c f SC 2 2 , 26, etc ). En el cam p o de las ciencias d e l h o m b re los resu ltad o s han sido p o sitiv o s cu ando han tratado de c o m p re n d e r el h ech o litúrg ico en p ro fu n d id ad y no sólo desde fuera, y cu an d o la liturgia, sin p erd e r su id en tid ad de cien cia teológica, ha sabido in teg rar los dato s an tro p o ló g ico s en el co njunto de su p ro p ia reflex ió n 12 P or últim o, la te o lo g ía no es u n a cien cia au x ilia r de la liturgia, sino su verd ad era m a triz En efecto , la te o lo g ía, en cu an to reflex ió n so bre el hecho litúrgico en la p ersp e ctiv a de la rev elació n y con el ap o y o en la trad ició n viva de la Ig lesia — v erd a d ero lu g ar h erm en eu tico de la P alabra d iv in a— , co n v ierte a la cien c ia litú rg ica en la sede de la au to co n c ien c ia de la Ig lesia sob re un a de sus fu n cio n es co n sti­ tu tivas com o sa cram en to de C risto en m edio del m un d o . La teo lo g ía no sólo ofrece a la c ien c ia litú rg ica sus m é to d o s p o sitiv o y esp ec u la­ tivo para definir la n atu ra lez a y la m isió n de la liturgia, sino tam b ién p ara enuclear la ex p resió n de la fe qu e se en c u en tra en los ritos y en los textos no con vistas a la fo rm u lació n d o g m ática, sino al culto n Pero, por otra parte, la litu rg ia co n trib u y e a d esarro llar la d im en sió n « litúrgica» de la teo lo g ía 14 En p articular, la te o lo g ía b íb lica p erm ite a la cien c ia litú rg ica situ ar la celeb ració n en la co rrien te de los hech o s de la h isto ria de la salvación Pero ju n to a la teo lo g ía b íb lica se sitú a la te o lo g ía p a trís­ tica para ay u d ar a in terp retar los ritos y las fo rm as sacram en tales en el co n tex to doctrinal, ca te q u ético y m istag ó g ico en el que los S antos Padres ex plicaron y ce leb raro n la liturgia.

12 Cf Lopf7 Martin 2, 23 60 11 Cf M a r s h i, S , «Teología litúrgica», en NDL, 1948-1967 (B ib l), y RL 80/3 (1993) 14 Cf T r i a c c a , A M , «Le sens theologique de la liturgic ct/ou le sens liturgiquc de la theologie Esquisse pour une synthcse», en Id-Pisioia, A (dir ), La h tw gie son sens son sprit sa methocie (Liturgie et theologie) (BELS 27, Roma 1982), 321 338 Posteriormente ha publicado mas estudios en la misma linea

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Ciencia litúrgica y formación litúrgica V

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LA FORMACION LITURGICA

La cien c ia litú rg ica está al serv icio de la form ació n litú rg ica, c o ­ m o se ha in dicado an tes E sta form ación es in d isp en sab le para una v iv e n cia p ro fu n d a de la litu rg ia Su co n v e n ie n cia ha sido reco rd ad a u n a y o tra vez. «E l co m etid o m ás u rg en te es el de la fo rm ació n b í­ b lica y litú rg ica del p u eb lo de D ios p asto res y fieles E sta es una o b ra a largo plazo, la cual d eb e e m p ez ar en los se m in a rio s y casas de fo rm ació n y co n tin u ar d u ran te to d a la vid a sacerd o tal E sta m ism a fo rm ació n , a d a p ta d a a su estado, es tam b ién in d isp en sab le para los laicos, tan to m ás que éstos, en m u ch as reg io n es, están llam ad o s a asu m ir resp o n sa b ilid ad es cada vez m ayores en la co m u n id ad » ,5.

1.

N oción

F orm ación, ed u cació n , instrucción, in iciació n litú rg ica, en la li­ tu rg ia y para la liturgia, son los té rm in o s m ás u su ales p ara d esig n ar alg o m ás que el m e ro co n o c im ien to te ó rico de la litu rg ia La fo r m a ­ ción litú rg ica es tan to el p ro ceso activ o de esta fo rm ació n co m o el resu ltad o del proceso, es d ecir, el estad o y el nivel de fo rm ació n a lca n za d a En to d o caso , la fo rm ació n litú rg ica n u n ca es en ten d id a tan sólo co m o un co n ju n to de co n o c im ien to s so b re la liturgia, sino qu e a fe cta ta m b ié n a la esp iritu alid ad de los cre y en te s y a su p artici­ p ació n en la vida litú rg ica de la Iglesia En este sentido, la form ació n litú rg ica pu ed e d efin irse co m o un asp ec to esencial de la form ació n cristian a in tegral, situ ad a en tre la ed u cació n en la fe y la form ació n m oral, y que tien e p o r fin alid ad in tro d u c ir a los m iem b ro s de la Iglesia en la p articip a ció n co n scie n ­ te, ac tiv a y fructuosa en la liturgia p ara una vida cristian a m ás p len a ( c f G E 2, SC 14, 19, 48)

2.

C a ra cterística s

La form ació n litú rg ica ha de ser unitaria, aten d ie n d o tan to al su ­ je to que se form a en la litu rg ia co m o al o b je to m ism o de esta fo rm a­ ció n R especto del sujeto, la form ació n ha de m irar a la to talid ad de la p erso n a y a su v ida C ad a cre y en te está llam ad o a en c o n trarse co n D ios en Je su cristo en la acción litúrgica y a e d ific a r el cu erp o de la Ig lesia R especto del objeto, la form ación litúrgica ha de ce n trarse en |S J u a n P a b l o II, Carta Apost Vicesimus qumtus annus de 4-XI1-1988 (Typis Polyglottis Vaticanis 1989).n 15, c f SC 15-19, 115, 129 O T 4 ,8 , 16, 19, P 0 4-5, 13, 14, 18, etc

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Ciencia litúrgica y formación litúrgica

el m isterio de C risto ta m b ié n de m a n era g lo bal, au n cu an d o d eb a d eten erse en alg u n o de sus asp ecto s, segú n la fo rm a grad u al que tiene la liturgia de p resen tarlo 16 La fo rm ació n ha de ser a d a p ta d a a los d estin a ta rio s, es d ecir, « co n fo rm e a la ed ad, co n d ició n , gen ero de v id a y g rad o de cu ltu ra relig io sa» de los fieles (SC 19) La fo rm ació n litú rg ica h a de estar p resen te en to d o el p ro ceso de la ed u c ac ió n en la fe y de la v id a cristian a La fo rm ació n litú rg ica es m ista go gica , es decir, o rien tad a p o r la m ism a acción litú rg ica h acia la in tro d u cció n ca d a v ez m as p ro fu n d a y vital en el m isterio que se ce le b ra Se trata de la n o ta esp ec ífica de la form ación litúrgica, ya que o b ed e ce a la ex p e rie n c ia de la Iglesia en la iniciación cristian a ,7.

3

O b je tiv o s

La fo rm ació n litúrg ica, co n las características d escritas, d eb e te ­ n er en cu en ta tres objetivo s: 1 O bjetivo g lo b a l, q u e co n siste en la o rien tació n de to d a la fo r­ m ación hacia la vid a de los cre y en tes, de m a n era q u e cad a uno p u e­ da d esarro llar su p ro p ia cap ac id a d y asu m a un d eterm in a d o c o m p o r­ ta m ien to en las ce le b ra cio n e s litú rg icas de acu erd o con su v o cació n cristian a La fo rm a ció n litú rg ica h a de m ira r a la ed u cació n integral de los hijos de D ios, pero ha de cu id ar e sp ec ialm en te la d im e n sió n esp iritu al o v id a en el E sp íritu , sin o lv id a r la d im en sió n social y co lec tiv a del se n tim ien to relig io so , a n t e l a n ec esid ad de o rien tar las m a n ifesta cio n es de la p ie d ad p o p u la r ( c f SC 12-13) 2 O bjetivo eclesial, ten ien d o en cu en ta que la gran m e d iad o ra p ara la rea liza ció n de la v id a cristian a es la Iglesia. La litu rg ia es acción esen c ialm en te eclesial (cf. SC 26) E n este sentido, la fo rm a­ ción litú rg ica ha de fo m en tar la co n c ie n cia eclesial y de p e rte n en c ia a una co m u n id ad local que se hace a sam b lea de cu lto en la ce le b ra ­ ción ( c f LG 26, SC 41 -4 2 ) 3 O bjetivo sa c r a m e n ta l ex ig id o p o r la natu raleza m ism a de la litu rg ia en cu a n to ac o n te cim ien to salv ífico que se rea liza en un rég i­ m en de signos Por tan to ha de aten d e r a la d im en sió n co rp o ral, ex ­ p resiva, co m u n ica tiv a , sim b ó lic a y estética de la litu rg ia L os que to m an parte en ella han de co n o c e r el sig n ificad o de los sig n o s y de los gestos, y el sen tid o m ism o de la ac ció n ritual co m o m ed io de la 16 Pti r a z z i n i , M , «Formación litúrgica», en NDL, 883-903, aquí 884-885, T e n a , P , «La formación litúrgica como responsabilidad pastoral», en Ph 127 (1982) 21-39, y «Cuadernos Phase»21 (Barcelona 1990), Ph 146(1985), RL 68/5 (1981) 17 De la mistagogia se tratara en el capitulo XXVIII

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in te rv en ció n d e D io s e n la v id a de lo s cre y e n te s y co m o e x p re sió n de la resp u e sta h u m a n a a d ic h a in terv en ció n . VI

LA FORMACION LITURGICA DE LOS PASTORES

La n e c esid ad de p rep a ra ció n de los p asto re s en el cam p o litú rg i­ co p ro v ien e del c o m etid o q u e les c o rresp o n d e co m o ed u c a d o re s de la p a rticip a ció n de los fieles en la litu rg ia ( c f P O 5) P ara rea liza r esta ta re a han de esta r ello s m ism o s « im p re g n ad o s to ta lm e n te del esp íritu y de la fu erza de la liturgia» (S C 14) El C o n cilio V atica­ no II rec o m en d ó v iv a m en te q u e se im p artiese a los alu m n o s de los se m in a rio s y de las ca sa s de fo rm a ció n de los relig io so s « u n a fo rm a­ ción litú rg ica de la vid a esp iritu al p o r m e d io de una a d e cu a d a in ic ia­ ción que les p erm ita co m p re n d er los sag rad o s rito s y p articip a r en ellos con to d a el alm a» (S C 17) E stas d irec trice s se h an co n c reta d o en v a n o s d o cu m en to s, co m o la R a tio F u n d a m en ta lis In stitu tio m s sa c erd o ta h s de 1970 18 y la In s­ tru cció n so b re la fo r m a c ió n litú rg ica en los S e m in a rio s de 1979 19 Por lo que se refiere a E sp añ a es p rec iso m e n c io n a r el P la n d e F o r­ m a ció n sa c e rd o ta l p a r a los S em in a rio s M a yo re s L a fo r m a c ió n p a ­ ra e l m in isterio p re s b ite r a l, a p ro b a d o el 2 4 -IV -1 9 8 6 p o r la X L IV A sam b lea P le n a n a de la C o n fere n cia E p isco p al E sp añ o la, ju n to co n el P la n d e E stu d io s d e l S e m in a rio M a y o r 20 En la ex h o rta ció n ap o stó lic a p o stsin o d al P a sto re s d a b o vobis, de 25-111-1992, el p ap a Juan P ablo II afirma* « P ara la fo rm ació n de to d o cristian o , y en esp ecial de to d o sacerd o te, es m u y n ec esaria la ed u c a ció n litúrgica, en el sen tid o p le n o de u n a in serció n vital en el m isterio p ascu al de Je su cristo m u e rto y resu citad o , p rese n te y o p e­ ran te en los sa cram en to s de la Ig lesia» 21

18 C f supra n 1 19 S C pro Institutione Catholica, D e institutione litúrgica in seminaras (Typis Polyglottis Vaticanis 1979), trad española, en separata de Vocaciones (Salamanca 1979) 20 En EDICE (Madrid 1986) 21 J u a n P a b l o II, Exhort apost Pastores dabo vobis de 25-111 1992 (Typis Poly­ glottis Vaticanis 1992), n 48 Sobre la formación litúrgica de los presbíteros c f G o n z a l e z , R , «La vida y la formación litúrgica de los candidatos al sacerdocio», en Seminarios 39 (1993), 431-449, L a g h i , P , «La formazione permanente del “Prete presidente” della celebrazione litúrgica», en Not 330 (1994), 29 40, L o p f z M a r t i n , J , «El carácter mistagogico de la formación litúrgica de los futuros presbíteros Ante el Sínodo de 1990», en Salm 37 (1990), 5 32, Id , «La formación litúrgica del presbítero Notas bibliográficas» en Ph 179 (1990), 417-433, S a r i o r e , D , «Formación litúrgica de los futuros presbíteros», en NDL, 903-912, y Ph 176 (1990)

PARTE PRIMERA

EL M I S T E R I O E N LA H I S T O R I A

C a p ít u l o II

LA LITURGIA EN LA ECONOMIA DELA SALVACION Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Tim 2,4), ha­ biendo hablado antiguamente en muchas ocasiones y de diferentes maneras a nuestros padres por medio de los profetas (Heb 1,1), cuando llegó la plenitud de los tiem­ pos envió a su Hijo, el Verbo hecho carne (SC 5). BIBLIOGRAFIA

H. U. v o n , «El misterio pascual», en MS III/2, 143-335; O., El misterio del culto cristiano (San Sebastián 1953); C u l l m a n n , O., La historia de la salvación (Barcelona 1967); C u v a , A., «Jesucristo», en NDL, 1071-1093; L ó p e z M a r t í n 1, 91-200; O ñ a t i b i a , L , La presencia de la obra redentora en el misterio del culto cristiano (Vitoria 1954); P i s ­ t o / a , A., «Historia de la salvación», en NDL, 998-1015; S o d /, M., Liturgia: pienezza e momento della storia della salvezza, en D e l l ’O r o , F. (dir.), Mysterion. Miscellanea S. M arsili (Leumann-Torino 1981), 111-152; S o r ci, P., «Misterio pascual», en NDL, 1342-1365; T r i a c c a , A. M . - P i s t o i a , A. (dir.), Le Christ dans la liturgie (BELS 20, Roma 1981); I d e m (dir.), L ’economie de salut dans la liturgie (BELS 25, Roma 1982); VV.AA., «La pre­ sencia del Señor en la comunidad cultual», en Actas Congreso Internacio­ nal de Teología del Vaticano //(B arcelo n a 1972), 281-351; y «Cuadernos Phase» 5 (Barcelona 1988). B

C

althasar,

asel,

C u a n d o el C o n c ilio V atican o II q u iso referirse a la litu rg ia no lo hizo sig u ien d o un p la n te a m ie n to esco lá stic o , sino qu e recu rrió al le n g u aje b íb lico y patrístico . D e m o d o se m ejan te los lib ro s litú rg ico s p ro m u lg a d o s en el cu rso de la ap lica ció n de la refo rm a de la liturgia, p ara p re se n ta r los d istin to s sig n o s sacram e n ta les, se sirv en tam b ién de la te o lo g ía b íb lica y litúrgica. Y el C a tecism o d e la Ig lesia C a tó ­ lica , p u b lic ad o en 1992, em p le a el m ism o p ro ce d im ie n to cu a n d o tra ­ ta de la litu rg ia en general y de ca d a u n o de los sacram e n to s en la ec o n o m ía de la salvación L a co m p re n sió n de la litu rg ia es m á s co m p leta y co h e ren te c u a n ­ do se la sitúa en la p e rsp e c tiv a que le es co n n a tu ral, es d ecir, d en tro de la e c o n o m ía sa lv ífica p ro y e c ta d a y re v e la d a p o r el P ad re, cu m p li­ d a p o r el H ijo y S eñ o r n u estro Je su cristo y llev ad a a cab o p o r el E sp íritu S anto en la eta p a de la Iglesia, q u e tran sc u rre d esd e P en te­ 1 Caí 1076ss y 1210ss.

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PI

El misterio en la historia

costés hasta el reto rn o g lo rio so de C risto Pero el ce n tro de esta ec o ­ nom ía lo ocu p a el m isterio pascual de Je su cristo , q u e a su v ez c o n s­ tituye el n úcleo de toda celeb ració n litú rgica En d ic h o m isterio se realizó la salv ació n que la Iglesia anuncia y a c tu a liz a en la litu rg ia

I

DE CRISTO, DONANTE DEL ESPIRITU, A LA LITURGIA DE LA IGLESIA

La Iglesia existe y vive co m o efecto de la p rese n cia en ella del p o d er de la m uerte y resu rrecció n del S eñor El E sp íritu S anto re­ cuerda todo lo que C risto h a realizado y d escu b re el sig n ific ad o salvífico del M isterio pascual, p ero tam bién hace p rese n te y o p era n te este m isterio e introdu ce a to d o s los h om b res en él La resu rrecció n de C risto con la d o n ació n del E spíritu está, p o r ta n to , en el o rig en de la liturgia de la Iglesia y es el m otivo central de cad a un a de sus celeb racio n es, esp ec ialm en te de la eu caristía (cf. 1 C o r 11,26)

1

C risto resu citad o, fu en te de la salvación

En efecto, en la resu rrecció n la h u m an id ad de C risto , « in stru ­ m ento de n uestra salv ació n » (SC 5), se ha co n v e rtid o p ara to d o s los hom bres en fuente viva e in ago tab le del E spíritu S an to (cf. Jn 7,3738, 19,34, Is 12,3) Los sig n o s de la litu rg ia son a h o ra el n u ev o ám bito ex tern o e histó rico de la m an ifestació n v isib le del H ijo en ­ c a m ad o del Padre «L o que fue visible dé n uestro R ed en to r ha p asa­ do a sus sacram entos» 2 Se trata de la d o ctrin a de la p resencia de C risto en la acció n litúrgica, que con fiere a esta toda su efic ac ia sa lv ífica (cf. SC 7) D esde esta do ctrin a se pu ed e h ablar de C risto co m o sa cram e n to del en cuentro con D ios, y de los sacram en to s co m o acto s de salv ació n personal de C risto que se hace p resen te en un acto sim b ó lic o eclesial En d efin itiv a, no ex iste otro ac o n tecim ien to sa lv ifico , o tro n o m ­ bre en el que pod am o s alca n za r la salvación ( c f H ech 4 ,1 2 , R om 10,13) ni «otro sacram en to q u e C risto» ^ 1 S a n L i o n , Hom 74,2, en G a r r i d o , M (ed ), San León Magno Homilías sobre el año litúrgico (BAC 291, Madrid 1969), 307 Una frase analoga de san Ambrosio «Cara a cara te has mostrado, oh Cristo, te encuentro en tus sacramentos», en Apol prof David 12,58, en PL 14, 875 ' S a n A c j ü s i i n , Ep 187,34, e n PL 38, 845

C2 2.

La liturgia en la economía de la salvación

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La Iglesia, sa c ra m en to de C risto

La g lo rifica ció n fue ta m b ié n el m o m e n to en q u e «del co stad o de C risto d o rm id o en la cru z nació el sa cram e n to ad m irab le de la Igle­ sia en tera» (S C 5) En efecto , C risto resu c ita d o «en v ió su E sp íritu de v id a a sus d isc íp u lo s y p o r m ed io de él co n stitu y o a su cu erp o , la Iglesia, com o sa cram e n to un iversal de salv ació n » (LG 48, c f 1) La Ig lesia n ació co m o cuerp o de C risto ( c f 1 C o r 12,12-27, etc ) y co ­ m o esp o sa del V erb o e n c a m a d o (c f E f 5,2 5 -3 2 , A p 19,7, etc ), p o r­ ta d o ra del E spíritu del S eñor, «que es el único y el m ism o en la C a b ez a y en los m ie m b ro s E ste de tal m an era da vida, u nidad y m o v im ien to a to d o el cu erp o , que los P ad res p u d iero n co m p arar su fu n ció n a la que realiza el alm a, p rin cip io de vida, en el cu erp o h u ­ m ano» (LG 7, c f 4). El E spíritu va ed ifican d o la Iglesia y la hace cre cer h asta la m e d id a de C risto (cf. E f 4,4 -1 6 ) La Iglesia es ah o ra el p rim e r sig no sacram en tal p o r m ed io del cual se hace p resen te en v isib ilid a d h istó ric a el don de la salv ació n (cf. SC 7) A trav és de ella, C risto sig ue ac tu an d o en el m u n d o y h ac ie n d o realid ad el acceso de los h o m b res a D ios L a co n d ició n sacram en tal de la Iglesia se m a n ifiesta no sólo en su actu ació n co ti­ d ian a ante el m und o (cf. G S 4 0), sino de m an era esp ecial a través de los sa cram en to s y de o tro s sig n o s En to d o s ellos la Ig lesia se autorea liza com o « señal e instru m en to » de la p resen cia de la salv ació n ( c f LG 1) T o d a la Iglesia es ám b ito extern o de esta realid ad en sus c a n sm a s, funciones y m in iste rio s, pero sob re to d o en aq u e llo s sig ­ n o s que co n stitu y en la fu ente m ism a de d o n d e d im a n a su fu erza y cu y a efic ac ia sa lv ífica no es su p erad a po r n in g u n a o tra acció n eclesial ( c f SC 7, 10, PO 5) Por eso la p rin cip al m an ifesta ció n de la Ig lesia se p ro d u ce en la asam b lea litú rg ica ( c f SC 4 1, LG 26)

3

P a scu a -P en teco stés p erm a n en tes

«E l día de P enteco stés, p o r la efu sió n del E spíritu S anto, la Ig le­ sia se m a n ifiesta al m u n d o ( c f SC 6 , LG 2) El don del E spíritu in au g u ra un tiem p o n u ev o en la “d isp e n sac ió n del m iste rio ” : el tiem ­ p o de la Iglesia, d u ran te el cual C risto m an ifiesta, h ace p resen te y co m u n ica su o b ra de salv ació n m ed ian te la liturgia de su Iglesia “ h asta que él v en g a” (1 C o r 11,26). D urante este tiem p o de la Igle­ sia, C risto vive y ac tú a en su Iglesia, y con ella ya de un a m an era nueva, la p ropia de este tiem p o n u evo A ctú a p o r los sacram en to s, esto es lo que la T ra d ic ió n co m ú n de O rien te y O ccid en te llam a “ la ec o n o m ía sa cram e n ta l” , ésta co n siste en la co m u n icació n (o “ dis­ p e n sa c ió n ” ) de los fru to s del m isterio p ascu al de C risto en la cele-

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El misterio en la historia

b rac ió n de la litu rg ia “ sa c ra m e n ta l” de la Ig lesia» (C a í 1076; cf. 739; 1152). En to d a ce le b ra ció n se p ro d u ce u na e p ifa n ía del E sp íritu , in v o c a ­ do p o r la o rac ió n de la Ig lesia aso cia d a a la o rac ió n de C risto (cf. Jn 14,16) y en v iad o de n u ev o p o r el P ad re p ara rea liza r la san tifica ció n de los hom b res. «El E sp íritu S anto fue env iad o el d ía de P en te co stés p ara que sa n tifica ra c o n tin u am en te a la Iglesia» (L G 4). E sto es lo qu e la Ig lesia viv e y c e le b ra e fic az m en te c a d a v ez q u e se reú n e en a sam b lea litúrgica. Si sie m p re es P a scu a , p o rq u e to d o do n y g rac ia v ien en del P adre en v irtu d de la m u e rte y resu rre cc ió n de C risto con la d o n ac ió n del E sp íritu S anto, sie m p re es ta m b ién P en te c o sté s, p o r­ qu e el E sp íritu « d ad o r de vid a» es co m u n ica d o p e rm a n en te m e n te a la Ig lesia y a los fieles en la litu rg ia (cf. Jn 20 ,1 9 -2 3 ; M t 18,19-20).

II.

LA ECONOMIA DE LA SALVACION

L a litu rg ia, co n to d o lo q u e la p rec ed e — la co n v e rsió n y la fe— y con to d o lo q u e la sigue — la v id a m o ral— , es el m o d o actu al de en trar en la co rrien te h istó ric a de la sa lv ac ió n co m o rea liza ció n del d esignio del P ad re en favor de los h o m b res 4. L a ec o n o m ía d e la sa lv a ció n re v e la d a en la S ag rad a E sc ritu ra co m o ec o n o m ía d el m is­ terio (cf. E f 3,9) tien e su c o n tin u ac ió n en la eco n o m ía sa c ra m e n ta l (cf. C at 1076; 1092). E sto h ac e qu e se d istin g an m o m en to s o tie m ­ p o s su c esiv o s en la rea liza ció n h istó ric a del d esig n io salv ífico del P ad re (cf. SC 5 - 6 ; L G 2-4).

1.

L as eta p a s d e la h isto ria de la sa lvación

L a sa lv ac ió n es u na rea lid ad que fue p rim e ro m isterio esco n d id o en el P adre, a n u n c ia d o d esp u és p o r los p ro fetas, cu m p lid o en C risto y dad o a co n o c er p o r la p re d ic a c ió n ap o stó lic a (cf. R om 16,25-27* E f 3,3-12; 1 T im 3,16): 1. E l a n u n cio y la p re p a ra ció n . Es el tiem p o de la g rad u al revelación del am or del Padre hacia todos los hom bres y de la elección de éstos en C risto (cf. R om 8,29-30). L a salv ació n se fue h acien d o p resen te y se m an ifestó , en lo que llam am o s A n tig u o T estam en to , en u n a serie de p erso n a s, a c o n te cim ien to s, in stitu cio n es, realid ad es y signos que p refig u rab an la p le n itu d que h a b ría de alcan zarse en C ris­ 4 Cf. D a n i e l o u , J., Historia de la salvación y liturgia (Salamanca 1965); D a r l a p , A., «Teología fundamental de la historia de la salvación», en MS 1,47-204; VV.AA.' «El concepto teológico de historia de la salvación», en Actas Congreso, op. cit., 463-572; V a g a g g i n i , C., «Historia de la salvación», en NDT 1, 642-665, etc.

C.2.

La liturgia en la economía de la salvación

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to (cf. 1 Pe 1,10-12): « E sta o b ra d e red e n ció n h u m a n a y de g lo rifi­ ca ció n p e rfe c ta de D io s (fu e) p re p a ra d a p o r las m a ra v illa s q u e D ios h izo en el p u eb lo de la A n tig u a A lia n za » (S C 5). D en tro de la u n i­ d ad in e scin d ib le de los d o s T e sta m e n to s (cf. D V 16-17), la p re d ic a ­ ció n ap o stó lica, los S an to s P ad res y la litu rg ia se h an se rv id o de la tip o lo g ía p ara d e sta c a r la n o v ed a d de C risto y de los sa cram e n to s de la Ig lesia a p artir d e las fig u ra s (tip o s) q u e los a n u n c ia b a n 5. 2. L a p le n itu d y e l cum p lim iento . E s el tiem p o en que el an u n ­ cio (la P ala b ra ) se h ac e re a lid a d (ca rn e ) p a ra los q u e creen y lleg an a ser h ijo s de D ios (cf. Jn 1,12-14). El N u e v o T e sta m e n to se refiere a la « p le n itu d de los tie m p o s» (cf. G ál 4 ,4 ) co m o ep ifa n ía de la sal­ v ac ió n (cf. 2 T im 1,9-10; T it 2,1 1; 3 ,4 -7 ) y p re se n c ia d efin itiv a del E m m a n u e l o « D io s-co n -n o so tro s» (M t 1,23; Is 7,14). C risto es, en e fecto , el d ep o sita rio de esta n u ev a situ ac ió n q u e se m a n ifie sta en sus p a lab ras y en los sig n o s q u e realiza: «L as p alab ras y accio n es de Jesú s d u ran te su vid a o cu lta y su m in iste rio p ú b lic o eran y a salvíficas. A n tic ip ab a n y a la fu erza d e su m isterio p ascu a l» (C a t 1115). El ú ltim o signo que él rea lizó , c u lm in a ció n de to d o s los acto s de e n tre g a al P adre y de se rv ic io a los h o m b res, fue su p a sió n y m u e rte en la q u e en tre g ó su E sp íritu a la Ig lesia ( c f Jn 19,30.34; 1 Jn 5,6-8): « C risto el S eñ o r rea lizó e sta o b ra de red e n ció n h u m a n a y d e g lo rifi­ cació n p erfec ta de D ios... p rin c ip a lm e n te p o r el m isterio p ascu a l de su b ie n a v e n tu ra d a p asió n , de su re su rre cc ió n de en tre los m u e rto s y de su g lo rio sa asce n sió n » (S C 5; cf. L G 3). P ero la v ísp e ra d e p a d e ­ ce r Je sú s in stitu y ó el m e m o rial d e su m u e rte y re su rre c c ió n y lo co nfió a la Iglesia p a ra que lo rea lice h asta su v u elta (cf. SC 47; 1 C o r 11,23-26). 3. La a ctu a liza ció n y la p e rm a n e n cia . En la m u erte del S eñor, co n la en tre g a del E sp íritu y el n ac im ien to de la Ig lesia, se d a p aso a la te rc e ra e tap a de la re a liza ció n de la e c o n o m ía salv ífica. Se in icia el « tie m p o de la Ig lesia» o « tie m p o del E sp íritu S anto», c o n tin u a ­ ció n y resu ltad o , a la vez, d el tie m p o de C risto. L a p re se n c ia d e la sa lv ac ió n en m ed io de los h o m b res, p ro c la m a d a so le m n e m en te p o r el m ism o Je sú s en la sin a g o g a de N az aret (cf. Le 4 ,1 4 -2 2 ), no cesa, p ero se p ro d u ce y se m a n ifiesta d e o tro m odo. E n efecto , se g ú n el d esig n io d iv in o , la o b ra d e la red e n ció n h a de lleg ar a to d o s lo s h o m ­ b res m e d ian te la fe en el E v an g e lio y la in c o rp o rac ió n p e rso n a l al m isterio de C risto en los sacram en to s. E sta es p rec isam en te la m isió n de la Iglesia: « P o r esta razó n , co m o C risto fue en v iad o p o r el P adre, él m ism o en v ió ta m b ié n a lo s A p ó sto les, llenos del E sp íritu Santo, no sólo p ara q ue, al p re d ic a r el E v an g e lio a to d a criatu ra, an u n c ia ra n q ue el H ijo de D io s, co n su 5 Véanse los ejemplos propuestos en Cat 1094, 1217-1222 y 1541-1543.

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m u erte y re su rre cc ió n , nos h a lib erad o del p o d e r de S atan ás y de la m u erte y nos h a co n d u c id o al rein o del P adre, sino tam b ién p ara qu e rea liza ran la o b ra de salv ació n que an u n c ia b an m ed ian te el sa c rific io y los sa cram e n to s en to m o a los cu ales gira to d a la v id a litú rg ica» (SC 6 ; cf. LG 4; A G 4-5).

1.

La litu rg ia , sín tesis de la h isto ria salvífica

Se p ro d u ce , p o r tanto, un m o d o n uevo de intro d u cir a los h o m ­ bres en la c o rrien te de la salv ació n . «C risto ac tú a ah o ra p o r m e d io de los sa cram en to s, in stitu id o s p o r él p ara co m u n ica r su g racia» (C aí 1084; cf. 1115-1116). «E n los sacram en to s, C risto co n tin ú a “ to c á n ­ d o n o s” p ara sa n am o s» (C at 1504). L a liturgia, en la ú ltim a etap a de la h isto ria de la salv ació n , h ace q ue « p reg u ste m o s y p articip e m o s en la litu rg ia ce le ste que se ce le b ra en la ciu d ad santa, Jeru salén , h ac ia la que nos dirig im o s com o p ereg rin o s» (SC 8 ; cf. LG 5 0 ) 6. D e este m o do, fu n d ien d o el pasado, el p rese n te y el futuro, la litu rg ia a p a re ­ ce com o m o m e n to sín tesis de to d a la h isto ria salv ífica y co n fig u ra el tie m p o de la Ig lesia com o la etap a ú ltim a y d efin itiv a de la sa l­ vación 7.

III. LA LITURGIA, OBRA DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPIRITU SANTO L a liturgia, en la h isto ria de la salvación, es siem p re do n d iv in o a la Ig lesia y o b ra de to d a la SS. T rin id ad en la ex iste n cia de los h o m bres. F rente al culto relig io so , ex p re sió n del deseo del h o m b re de acercarse a D ios, la litu rg ia cristian a fo rm a parte de la au to m an ifestación del P adre y de su am o r infinito h ac ia el h o m b re, p o r Je su ­ cristo en el E sp íritu S anto. La d im e n sió n trin itaria de la litu rg ia c o n stitu y e el p rin cip io te o ló g ic o fun d am en tal de su n atu raleza, y la p rim e ra ley de to d a celeb ració n . L a litu rg ia ex p re sa esta rea lid ad d in á m ic a usan d o la fó rm u la p a u ­ lina de 2 C o r 13,13 en los salu d o s y en el com ien zo de la p le g aria eu carística: « L a g rac ia (cháris) del S eñor Jesucristo , el am o r (agápé) de D ios y la co m u n ió n (koinónia) del E sp íritu Santo (estén ) con to ­ d o s v osotros». L o m ism o dice el fam oso ax io m a p atrístico : « T o d o do n vien e del P adre, p o r el H ijo y S eñor nuestro Jesu cristo , en la 6 Véase también Cat \ 137-1139. 7 Cf. M a r s i l i , S., «La teología della liturgia nel Vaticano II», en Anamnesis 1, 85-105,espec. 91-92.

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La liturgia en la economía de la salvación

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unidad del Espíritu Santo, y en el mismo Espíritu, por Jesucristo retorna de nuevo al Padre» 8.

1.

L a p resen cia y la ob ra d el P ad re

En la liturgia Dios es siempre «el Padre de nuestro Señor Jesu­ cristo que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espiritua­ les en Cristo» (Ef 1,3; 2 Cor 1,3), de manera que la oración litúrgica se dirige de suyo al Padre, como establecieron los antiguos concilios norteafricanos 9. Pero el Padre es también el término de toda alaban­ za y de toda acción de gracias. En este sentido, la liturgia es expre­ sión de la «teología», según el uso patrístico y litúrgico de este tér­ mino, es decir, la confesión de las maravillas obradas por Dios Padre en la historia salvífica y, por consiguiente, en la liturgia y en la vida de los hombres. «En la liturgia de la Iglesia, Dios Padre es bendeci­ do y adorado como la fuente de todas las bendiciones de la creación y de la salvación» (Caí 1110; cf. 1079-1083). La liturgia tiene un carácter teocéntrico, de manera que no sólo la dimensión antropológica — el hombre creado a imagen de Dios y restablecido en su dignidad por Jesucristo— , sino también la dimen­ sión cósmica — los cielos y la tierra y todas las criaturas— , están orientadas a reconocer la absoluta soberanía del Padre y su infinito amor al hombre y a toda la creación (cf. Jn 3,16; 1 Jn 4,9; Rom 8,15-39). Finalmente, todo será recapitulado en Cristo y presentado como una oblación al Padre (cf. 1 Cor 8,6; 15,28; Ef 1,10).

2.

La p resen cia y la ob ra d el H ijo J esu c risto

La manifestación divina trinitaria en la liturgia alcanza su culmi­ nación en la referencia a la obra del Hijo y Señor nuestro Jesucristo. El símbolo de la fe, la plegaria eucarística y las grandes fórmulas eucológicas desarrollan ampliamente la «cristología», es decir, la presencia entre los hombres de Cristo, revelador del Padre y donante del Espíritu que nos hace hijos de Dios. La plegaria litúrgica, por 8 Cf. V a g a g g i n i , C., El sentido teológico de la liturgia (BAC 181, Madrid 1959), 184-233. 9 Ut nemo in precibus vel Patrem pro Filio, vel Filium pro Patre nominet: et cum altari assistitur, semper ad Patrem dirigatur oratio: Can. 21 del Concilio de Hipona, can. 23 del Concilio de Cartago, en M a n s i , III, 884 y 922; cf. NnuNHtustR, B., «Der Canon 2 1 des Konzils von Hippo 393 seine Bedeutung und Nachwirkung», en Augustinianum 25 (1985), 105-119.

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El misterio en la historia

tan to, ex p re sa la ce n tralid ad del m isterio de C risto en la litu rg ia, y h ace m e m o ria de toda su o b ra red en to ra 10 Pero C risto , « sen tad o a la d ere ch a del P ad re» ( c f M e 16,19), es el M e d iad o r ú n ico en tre D io s y los h o m b res ( c f 1 T im 2,5 , H eb 12,24), el S um o S acerd o te del san tu ario ce le ste ( c f H eb 8 ,1 -2 , etc ), el in te rceso r p erm a n en te ( c f R om 8,34, 1 Jn 2,1, H eb 7 ,25) S an P ab lo e x h o rta b a a la co m u n id ad cristian a a ca n ta r a D io s y a d arle gracias « en el n o m b re del S eñ o r Jesu cristo » y « p o r m e d ia c ió n de él» (C ol 3 ,1 6 -1 7 , c f E f 5,1 9 -2 0 ) « C risto ora p o r n o so tro s, o ra en n o so ­ tro s y es in v o cad o p o r n o so tro s» 11 C om o S eñ o r y c a b ez a de la Iglesia, C risto p erm a n ec e ju n to a ella y se h ace p rese n te p rin cip alm e n te en los acto s litú rg ico s de d iv e rso s m o d o s p ara lle v ar a cabo la o b ra de la sa lv ació n ( c f SC 7) L a p re ­ sen cia de C risto en la litu rg ia es u n a p re se n c ia d in á m ic a y eficaz, qu e h ace de los acto s litú rg ico s ac o n te cim ien to s de sa lv ac ió n E n la E u ca ristía esta p re se n c ia es, ad em ás, su stan cial « T al p re se n c ia se llam a re a l no p o r ex c lu sió n , co m o si las o tras no fu eran re a les, sin o p o r an to n o m asia» 12 L os m o d o s o grad o s de la p rese n cia del S eñ o r en la litu rg ia c o n firm a n qu e é s ta es, ante to d o , a c ció n de C risto , el cual a so cia al ejercic io de su sa ce rd o c io a to d o s los fieles en v irtu d del b au tism o ( c f SC 14, LG 10-11) 13 El ám b ito ex tern o de esta p re se n c ia es la Ig lesia, co m o se h a dicho an tes P ero el «ám b ito » interno es el E sp íritu Santo 14, el d o n qu e el P adre h a en tre g ad o al H ijo en la resu rre cc ió n y qu e éste h a d erram a d o sobre la Ig lesia ( c f H ech 2,32 33) p ara q u e m o re en ella y en el c o ra zó n de los fieles co m o en un tem p lo ( c f E f 2 ,1 8 -2 2 , 1 C o r 3,16 -1 7 , 2 C o r 6,16) El E sp íritu S anto asiste siem p re a la Ig le­ sia en la a c c ió n litú rg ic a p a ra q u e in v o q u e a su S e ñ o r ( c f A p 22 ,17 20) 10 Cf L a n n e , E , «La relazione dell’anafora eucaristica alia confessione di fede», en Sacra D ottnna 47 (1967), 383-396 11 S a n A g u s t í n , Jn Ps 85, 1, en CCL 39, 1176 12 P a b l o VI, Encíclica Mysterium Fidei de 3-IX-1965, n 22, en AAS 57 (1965), 764, trad españ en G u e r r e r o 1 , 273 13 Sobre los diversos modos de la presencia del Señor en la liturgia c f B e r n a l , J M , «La presencia de Cristo en la liturgia», en Not 216/217 (1984) 455-490, B u r k i , B , «Le Chnst dans la liturgie, d’apres rarticle7 de la SC», en QL 64 (1983), 196-212, C u v a , A , Lapresenza di Cristo nella liturgia (Roma 1973), G a l o t , J , «La cnstologia nella SC», en Not 203 (1983), 305-319, H a e s , P de, «Les presences du Chnst Signeur Differents modes d’actualisation dans la liturgie», en LumVit 20 (1965), 259 274, P a r r e , P , «Presence reelle et modes de presence du Chnst», en QL 69 (1988), 163184, S a y e s , J A , La presencia real de Cristo en la Eucaristía (BAC 386, Madrid 1976), S c h i l l e b e e c k x , Cristo sacramento del encuentro con Dios (San Sebastian 1969) 14 Cf R a h n e r , K , «La presencia del Señor en la comunidad cultual Síntesis teológica», en Actas Congreso op c it , 341 -351, aquí 343-344

C2 3

La liturgia en la economía de la salvación

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L a p resen cia y la o b ra del E spíritu S an to

El E sp íritu S anto es el don de la P ascu a del S eñor, el « don de D ios» (Jn 4,1 0 , H ech 11,15), p ro m etid o p a ra los tie m p o s m esiam co s ( c f Is 32,15, 44,3, E z 3 6 ,2 6 -2 7 , J1 3 ,1-2 , Z ac 12,10), que el M e d ia­ d o r único del cu lto v erd a d ero h a en tre g ad o a la Ig lesia p ara que esta realice, a su vez, su m isió n ( c f Jn 2 0 ,2 1 -2 3 ) B ajo la g u ia y el im ­ p u lso del E sp íritu la Ig lesia o ra ( c f R om 8,26 -27 ), ca n ta y ce le b ra al P ad re ( c f E f 5 ,1 8 -2 0 , C o l 3,1 6 -1 7 ), co n fie sa a Jesú s co m o S eñ o r ( c f 1 C o r 12,3b, F lp 2 ,1 1 ) y lo in v o c a en la esp era de su re to m o (c f 1 C o r 11,26, 16,12, A p 2 2 ,17 20) 15 E n este sentido, la litu rg ia es d o n ació n co n tin u a del E sp íritu S an ­ to p a ra re a liz a r la co m u n ió n en la v id a d iv in a e in ic ia r el re to m o de to d o s los d o n es h a c ia el que es su fu en te y su te rm in o P o r eso to d a acción litú rg ica tien e lu g ar «en la u n id a d del E sp íritu S an to » , no solo co m o « ad o ra ció n a D ios en el E sp íritu y en la v erd ad » ( c f Jn 4 ,2324), sino ta m b ié n co m o ex p re sió n de la co m u m o n d e la Ig lesia, qu e b ro ta del m isterio trin itario y es rea liza d a p o r la p re se n c ia y la a c tu a­ ción del m ism o E sp íritu P or este m o tiv o to d a o ració n litú rg ica es siem p re o ració n de la Iglesia « co n g re g ad a p o r el E sp íritu S anto» ( c f OGLH 8 ) El E sp íritu h ab ilita ta m b ié n a los crey en tes p ara rec ib ir la P alab ra d iv in a y a c o g erla en sus co ra zo n es P o r la acció n del E sp íritu , que a c o m p a ñ a sie m p re a la P a la b ra ( c f S al 3 3 ,6 ) y v a re c o rd a n d o (a n a m n esis) y g u ia n d o h ac ia la v erd a d p le n a ( c f Jn 14,15-17 26, etcetera), «la P alab ra de D ios se co n v ierte en fu n d am e n to de la ac­ ció n litú rg ica y en n o rm a y a y u d a de to d a la v ida» ( c f O L M 9) P or eso la acció n ritu a l q u e sig u e a la litu rg ia de la P ala b ra se ap o y a en la p etició n al P adre, p o r m ed io de Je su cristo , de la p rese n cia tra n s­ fo rm a d o ra del E sp íritu S an to sobre los elem e n to s sa cram en tales y so bre los fieles (ep iclesis) En sum a, el E sp íritu S anto, co n su acció n in v isib le, h ace qu e los actos sa cram e n ta les de la Ig lesia rea lice n lo que sig n ifican , c o n d u ­ cien d o la o b ra de C risto a su p le n itu d segú n el d esig n io etern o del P ad re 15 C f Cat 1 0 9 1 - 1 0 9 3 y 1 0 9 9 - 1 1 0 9 Sobre el Espíritu Santo en la liturgia c f L ó p e z , J , «Bibliografía pneumatologica fundamental», en Ph 1 4 9 / 1 5 0 ( 1 9 8 5 ) , 4 5 7 4 6 7 , M a g n o l i , C l , «Quarant’anni di letteratura litúrgica attomo al tema pneumatologico (Note e rassegne)», en ScCatt 1 1 7 ( 1 9 8 9 ) , 7 7 1 0 3 , y «Cuadernos Phase» 3 4 (Barcelona 1 9 9 2 ) , etc M

a r t in

PI

28

IV

El misterio en la histona

LA LITURGIA, SALVACION EN LA HISTORIA

La se g u n d a etap a de la h isto ria de la sa lv ació n sup u so el m o m e n ­ to en que ésta alca n zo su m a y o r g rad o co m o e p ifa n ía de la p rese n cia d iv in a en el tie m p o , el p u n to nodal en el q u e co n flu y e n to d a s las in te rv en cio n es d iv in a s q ue p rep araro n la v en id a de Jesús, y de d o n d e arran can los n u ev o s sig n o s p o rtad o res de la sa lv ació n T o d a la h isto ­ ria de la sa lv ac ió n está rec ap itu lad a en C risto ( c f E f 1,10) L a e n c a m a c ió n sig n ific a que D ios se u n ió p ara siem p re a la h is ­ to ria h u m an a y q ue la sa lv ac ió n , au n q u e en su realid ad p len a es m eta h istó n c a y esca to lo g ic a, ha de rea liza rse en el tiem p o C risto en el tiem p o es la gran señal de que el R eino de D ios h a lleg ad o d efin iti­ v am en te ( c f M e 1,15, Le 4 ,2 1 ) D e C risto b ro ta la luz que ilu m in a y da sentido a to d a la h isto ria h u m a n a en rela ció n con la ec o n o m ía de la sa lv ació n El es el S eñ o r de la historia, el P an to c ra to r ( c f A p 1,8, H eb 13,8)

1

El m isterio p a scu a l, « ep h á p a x » de la sa lvació n

En efecto , la h isto ria h u m an a, co n tem p lad a a la luz de la fe, a p a ­ rece se m b ra d a de ac o n te cim ien to s que, o c u rrid o s un a vez, han su­ pu esto una in te rv en ció n d iv in a d ec isiv a p ara el fu tu ro E stos m o ­ m en to s se llam an, en el len g u aje bíblico, kairoi —tiem p o s o p o rtu n o s y fav o rab les— y resp o n d en a la ec o n o m ía d iv in a de la salv ació n 16 A hora bien, los kairoi estab lece n una línea de co n tin u id ad a lo largo de to d a la h isto ria, de m an era q u e su c a rácter salv ífico esta p resen te en todos los m o m e n to s de la h isto ria de la salv ació n , aun cu an d o cada uno te n g a su p ro p ia in c id en c ia S urge en to n ce s una caracterís­ tic a de to d o s los kairoi, la de ser irre p etib le s, e p h á p a x — d e u n a vez p ara siem pre P ero en tre to d o s los k a u o i sal vi fíeos hay uno qu e está en el c e n ­ tro y es el p ara d ig m a de to d o s los d em as Es el k a iro s de Jesu cristo y de su m isterio pascual, p len itu d de la histo ria salv ífica E ste kairos es ta m b ié n ep h a p a x ( c f R om 6 ,1 0 , H eb 7 ,2 7 , 9 ,1 , 9 ,2 8 , 10,2, 1 Pe 3,18)

2

D el a co n tecim ien to a su celeb ración

A hora bien, si los kairoi son irrep etib les y de esta ley no escapa ta m p o co el m isterio p ascual de Je su cristo , 6de qu é m an era la sa lv a­ 16 C f

H

ahn

,

H -Ch , «Tiempo (kanos)» en DTNT 4, 267 272

C2

La liturgia en la economía de la salvación

29

ció n c u m p lid a en C risto se p u ed e o fre c e r y a p lica r a ca d a g en eració n y cad a hom bre que h a v en id o al m u n d o d esp u és d e é l 9 L a p reg u n ta p o d ría fo rm u larse ta m b ié n así ¿c ó m o ac ce d e el h o m b re a la c o m e n ­ te sa lv ífica de la h isto ria , u n a v ez q u e é sta h a alca n za d o su p len itu d , ep hápax, de una vez p ara sie m p re 7 El E sp íritu S anto, re a liz a d o r del ac o n te cim ien to C risto ( c f M t 1,18, L e 1,35) y del m isterio pascu al ( c f H eb 9,14), es ta m b ié n el que lleva a cabo en los h o m b res la ad o p c ió n filial p o r la cual h em o s v en id o a ser hijos de D io s ( c f R o m 8 ,15, G ál 4 ,5 -7 ) L o s h o m b res son sa lv ad o s al ser in tro d u c id o s en la c o m e n te d el am o r d iv in o que les h ac e h ijo s de D ios y h ere d ero s con C risto E sta es la m isió n de la Ig le sia en la te rc era eta p a de la h isto ria de la sa lv ac ió n d escrita an tes P o r la acción del E sp íritu S an to el a n u n c io del E v an g e lio , el b a u ­ tism o y los d em ás sa cram e n to s, so b re to d o la E ucaristía, se co n v ier­ ten en k a iro í en la v id a de ca d a h o m b re que escu ch a, cree, se co n ­ vierte, es b au tizad o y rec ib e el p erd ó n de los p ec ad o s y el don del E sp íritu , y p ersev era en la en se ñ a n z a de los A pó sto les, en la e u c aris­ tía, en la co m u n ió n y en la o ració n ( c f H ech 2 ,3 8 .4 1 -4 2 ) Al ephapax, ca ra c te rístic a d e los k a iro í b íb lico s, su ced e ah o ra el h o sa k is — cad a vez qu e, cu a n ta s v ec es— de las accio n es sa lv ifícas de la Iglesia, en p articu la r de lo s ac to s litú rg ico s E n efecto , esta n u ev a cate g o ría c ro n o ló g ica está v in c u lad a an te to d o al ka iro s d e fi­ n itiv o y escato ló g ico de Je su c risto « P u es cu a n ta s v eces (h o sá kís) co m éis este pan y b eb éis el cáliz, an u n c iá is la m u erte del S eñ o r h asta que v u elva» (1 C or 11,26) 17 L a m u erte del S eñ o r y su resu rrecció n co n la d o n ació n del E sp íritu S anto, o cu rrid a de u n a vez p ara siem ­ pre, se h ace actual p ara los q ue ac ep tan la p ro cla m ac ió n del E v an g e­ lio y rea liza n los g esto s y p alab ras en los q ue Jesú s m an d ó p erp e tu ar su o b la ció n h asta su v en id a, es decir, el rito m em o rial en tre g ad o p o r el S eñ o r a su Iglesia ( c f SC 47 ) « L a liturgia cristian a no solo rec u erd a los ac o n te cim ien to s que nos salv aro n , sino q u e los actu a liz a, los h ace p rese n tes El m isterio pascu al de C risto se ce le b ra , no se rep ite, son las ce le b ra cio n e s las que se rep iten , en ca d a u n a de ellas tien e lu g a r la efu sió n del E sp íritu S anto que actualiza el ú nico m isterio » 18 n «Cada vez que celebramos este memorial del sacrificio de Cristo, se realiza la obra de nuestra redención» Super oblata del dom II durante el año Sobre este texto c f P i n p l l , J , «I testi liturgia, voci di autorita, nella costituzione SC», en Not 151 (1979), 77 108, espec 87-99 18 Cat 1104, cf 1084 1085

M) 3

PI

E l misterio en la historia

El memorial

T o d o lo que se h a d ic h o a c erca de la a c tu a liz ació n del a c o n te c i­ m ie n to n o se ría p o sib le sin u n elem e n to q u e estab lece un a p ro fu n d a rela ció n en tre el ka iro s h istó ric o salv ífico , o cu rrid o u n a so la vez (ep h á p a x), y su cele b ra ció n cu a n ta s v eces se rea lice ésta (hosákis) E ste elem e n to es el m e m o r ia l u n a rea lid ad q ue e stab a y a p rese n te en la A n tig u a A lia n z a y fue esco g id a p o r Je sú s en la in stitu c ió n de la E u ca ristía E n efecto , allí está el m an d ato « H ac ed esto en co n m e­ m o rac ió n (a n a m n esis) m ía » (1 C o r 11,24-25) El m e m o rial, en su c o n c ep to p len o , es u n co n m e m o ra ció n real, no m era m en te ideal o sub jetiva, u n a re p resen ta ció n de lo q ue se co n m em o ra, u na p r e se n c ia re a l de lo que h a su ced id o h istó ric a m e n ­ te y ah o ra se n o s co m u n ica de u na m an era eficaz 19 L o s fu n d am e n ­ to s del m e m o rial es p rec iso b u sc arlo s en los p asaje s del A n tig u o T estam e n to que h acen referen c ia a la P ascua ( c f E x 12) y a la in sti­ tu ció n de o tras fiestas de Israel ( c f Lv 23, E st 9,2 8 , etc ) El m e m o ­ rial es u n a acció n sagrada, un rito, e in c lu so un d ía festiv o p ara que D ios «se ac u erd e» de su p u eb lo y de sus o b ras salv íficas, y en los q u e el p u eb lo se v u elv e h ac ia su D io s reco rd a n d o estas o b ras N atu ra lm en te, este a c o rd arse D io s de su p u eb lo es un a n tro p o ­ m o rfism o , p ero rev e la u n a ac ció n salv ífica, o sea, u n a n u e v a p rese n ­ cia o in te rv en ció n eficaz en la v id a de su p u eb lo P o r p arte del h o m ­ b re, el rec u erd o de las o b ras rea liza d as p o r D io s es la resp u e sta de la fe y la ac ep tac ió n ag ra d ecid a del co razó n El m e m o rial aparece siem p re en la B ib lia c o m o u n sig n o que reú n e en sí el p asad o y el p rese n te (fu n c ió n re m e m o ra tiv a y a c tu a li­ zan te) y g ara n tiza la e sp eran z a en el fu tu ro (fu n c ió n p ro fe tic a) A trav és del m em o rial, D ios y su sa lv ac ió n se h ac en de n u ev o p re se n ­ tes aquí y ahora para n o so tro s L a litu rg ia c ristian a tien e en el m e­ m o rial el g ran signo de la p rese n cia del S eñ o r y d e la ac tu a liz ació n d e los m isterio s de C risto L a p arte ce n tral de la p le g a ria eu c arística se llam a p recisam en te an a m n esis p ara e x p re sar que se cu m p le el m a n d ato in stitu cio n al de Je sú s y se h ac e p rese n te y o p era n te su m is­ terio p a s c u a l 20 19 Cf O n a t i b i a , I , «Recuperación del concepto de “memorial” por la teología eucanstica contemporánea», en Ph 70 (1972), 335-345, V e l a s c o , J A , «El concepto de memorial objetivo en el decreto tndentino sobre el Sacrificio de la Misa», en RET 54(1994), 5-48 20 Cf C a s e l , O , Faites ceci en memoire de moi (París 1962), G f s t l i r a , M , «Memorial eucanstico rememoración y presencia de Cnsto», en EstT 24 (1990), 37 105, R a m i s , M , Los misterios de pasión como objeto de la anamnesis en los textos de la misa del Rito Hispánico (Roma 1980), T h u r i a m , M , La eucaristía memorial del Señor (Salamanca 1967), etc

C a p it u l o III

LA PLENITUD DEL CULTO VERDADERO En Cristo se realizo plenamente nuestra reconciliación y se nos dio la plenitud del culto divino (SC 5) BIBLIOGRAFIA A l d a z a b a l , J , «La identidad de la liturgia cristiana según el N T », en Ph 133 (1983), 29-48, B e r g a m i n i , A , «Culto», en NDL, 501-511, L e n g e l i n g , E J , «Culto», en CFT 1, 353-373, L ó p e z M a r t i n 1, 23-89, L y o n n f t , S t , «La naturaleza del culto en el N T » , en C o n g a r , Y M -J et AA AA , La liturgia después del Vaticano II (Madrid 1969), 439-477, L l a b r e s , P , «Lo litúrgico y lo no litúrgico», en Ph 62 (1971), 167-184, M a r s i l i , S , «Liturgia», en NDL, 1144-1163, N e u n h e u s e r , B , La liturgia della Chiesa come culto del corpo di Cristo, en D e l l ’O r o , F ( d ir ), M ystenon M iscellanea S Marsili (Leumann-Tonno 1981), 25-49, S c h m i d t , H , Introductio in hturgiam occidentalem (Romae \% 0 ), 33-87, V e r h e u l , A , Introducción a la liturgia Para una teología del culto (Barcelona 1967), V i l a n o v a , E , «Un culto “en Espíritu y verdad”», en Ph 149/150 (1985), 343-363

El ca p ítu lo p rete n d e a v a n za r en la reflex ió n y el estu d io so b re la n a tu ra le z a de la litu rg ia, d en tro de la p e rsp e c tiv a de la ec o n o m ía de la sa lv ac ió n El uso de un len g u aje b íb lic o y p o sitiv o p ara h ab lar de la litu rg ia y de su im p o rta n cia en la vid a de la Ig lesia h a p erm itid o re c u p e ra r u n a v isió n de la cele b ra ció n del m isterio cristian o qu e se h ab ía ido p erd ie n d o a p a rtir de la E dad M edia, en aras de u n a te o lo ­ g ía in te le c tu a h z a d a y a leja d a de la ce le b ra ció n litú rg ica E n esta rec u p eració n ha h ech o crisis un co n c ep to g en é rico de cu lto, q ue no p are cía c o in c id ir con la n o cio n que se d escu b ría en el N u ev o T estam e n to y en la P atrística E n este sen tid o , el C o n cilio V atica n o II, in sp irá n d o se en u na v ieja p le g aria litú rg ica, afirm ó q u e en C risto «se n o s dio la p le n itu d del cu lto d iv in o » (S C 5)

I

EL CULTO

L a p a la b ra cu lto no g o z a de m u c h a sim p atía cu a n d o se la c o n tra ­ p o ne a o tros asp ecto s de la m isión de la Iglesia 1 E s cierto q ue en la S ag rad a E scritu ra se h ac en fu ertes crítica s al cu lto m e ra m en te fo r­ 1 C f Cox, H , La ciudad secular (Barcelona 1968), M a l d o n a d o , L , Seculariza­ ción de la liturgia (Madrid 1970) P a n n i k a r , R , Culto v secularización (Madrid 1979)

P.I.

32

El misterio en la historia

m al. P o r eso es p rec iso v e rific a r el sen tid o de es ta p a la b ra a p lic a d a al h ech o litú rg ico cristian o .

1.

N oción

L a p a la b ra cu lto (del latín, cultus, colere: h o n rar, v en e rar) es, ciertam en te , d e m asiad o g e n é ric a aun d en tro del len g u aje relig io so . El cu lto es la e x p re sió n c o n c re ta de la v irtu d de la relig ió n , en cu a n to m a n ifesta ció n de la rela ció n fu n d am en tal q u e u n e al h o m b re co n D ios 2. El cu lto co m p re n d e ac to s interno s y ex tern o s en los cu ales se rea liza la c ita d a relació n. E sta rela ció n n ace del co n o c im ien to de la co n d ició n cre atu ral del h o m b re resp e cto de D ios, lo sitú a en un a p o sició n d istin ta de él y lo im p u lsa a rec o n o cer su d ep e n d en c ia m e ­ d ian te ac to s de ad o ra ció n , de o fre cim ien to o de sú p lica de ay u d a, su scep tib les de ser an a liz ad o s p o r las cien cias de la relig ió n 3. E ntre los elem e n to s fu n d am e n tales del cu lto se en c u en tra n la a c ­ titu d de su m isió n (subiectio ), la ad o ra ció n (latría), la te n d en c ia h ac ia D ios (devotio), la d ed ica ció n o en tre g a a él (pietas) en el serv icio relig io so (o fficiu m ), y las re a c c io n e s e m o cio n a le s ante « lo tre m e n ­ do» y « fa sc in an te» de lo sa g ra d o o n u m in o so d el m isterio .

2.

D el cu lto « n a tu ra l» al cu lto « re v ela d o »

En la p e rsp e c tiv a de la rev e lac ió n bíblica, qu e a lca n za su cu lm i­ n ac ió n en Jesu cristo , la o rig in a lid ad del cu lto rev e lad o no co n siste tan to en las fo rm as cu ltu ales co m o en el co n ten id o m ism o del culto. M ás aún, el cu lto rev elad o , al a c e p ta r fo rm as y m o d o s de ex p resió n de otras relig io n es, in c o rp o ra la e x p e rien c ia y asu m e los resu ltad o s lo g rad o s p o r la h u m a n id ad en su ca m in o de b ú sq u e d a de lo trasc en ­ d ente. En este se n tid o cab e ver, en las relig io n es h istó ric as de la h u m an id ad , u n a etap a p rev ia al cu lto rev e lad o , es decir, u n a d in á m i­ ca p ro g re siv a que alca n za su cu lm in a ció n en C risto. 1. E l culto en las religion es. En esta p ersp ectiv a, el C o n cilio V aticano II invitó a d escu b rir en las relig io n es no cristian as «el d es­ 2 C f C h a t i l l o n , J., Devotio, e n DSp 3 , 7 0 2 - 7 1 6 , Lopfcz M a r t i n , J , « A d o r a c i ó n » , DTDC, 5-11 1 Cf. E l i a d e , M , Historia de las creencias y de las ideas religiosas, 1-4 (Madnd 1978-1984), L e e u w , G V a n D e r , Fenomenología de la religión (México D F -Buenos Aires 1964), M a r t i n V f l a s c o , J , Introducción a la fenomenología de la religión (Madrid 1979), S a h a g u n , J d e , Interpretación del hecho religioso (Salamanca 1982), W a a l , A d i , Introducción a la antropología religiosa (Estella 1975), W i n d e n g r e n , G , Fenomenología de la religión (Madrid 1976), etc

en

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La plenitud del culto verdadero

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te llo de aq u e lla V erd ad q u e ilu m in a a to d o s los h o m b res» (N A e 2). E stas relig io n es, a trav é s de la e x p e rien c ia de D ios (cf. G S 7), o rien ­ tan a los h o m b res que no han co n o c id o a C risto y se esfu e rz an en v iv ir h o n estam en te de ac u erd o con los p rec ep to s y d o ctrin as, a los que lleg a tam bién la luz v erd a d era ( c f Jn 1,9) 4. El co n o c im ien to de las fo rm as de cu lto en las relig io n es es m u y útil p ara p en e trar en el su strato an tro p o ló g ico de la litu rg ia cristian a. 2. E l culto en e l A n tig u o T estam ento. El co m ien zo d e un cu lto ca racterístico de Israel y ce n trad o en la ad o ració n del D ios ú n ico debe situ arse en to m o al E xodo 5. En efecto, el cu lto ap arece lig ad o a la rev e lac ió n m o sa ic a y fo rm ó p arte del d in a m ism o relig io so de la lib eració n de E g ip to ( c f Ex 3,12 .1 8 , etc.). L a en trad a en el d esierto estu v o m o tiv ad a ta m b ié n p o r la n ec esid ad de alejarse de las d iv in i­ d ad es p ag a n as para en c o n trarse con el S eñor. D espués vino el asen ­ ta m ie n to en la tie rra p ro m etid a y la o rg an iz ac ió n del cu lto c a ra c te ri­ zado p o r la p ro h ib ició n de las im ág en es y de cierto s sacrificio s, h as­ ta lleg ar a la ed ificac ió n de un sa n tu ario que hizo de Je ru sa lé n el cen tro de Israel. P ero la h isto ria de este p u eb lo está llena d e re tro c e ­ sos y caíd as a ca u sa del in flujo de los p u eb lo s vecinos. D e tie m p o en tiem p o , el S eñ o r p u rifica b a a su pueblo. El d e s tie ­ rro de B ab ilo n ia sig n ificó u n a gran crisis, de m an era que, d esp u és del re to m o , se p ro d u jo un p ro ce so de cen traliza ció n del cu lto en Je ­ rusalén. En el culto del A n tig u o T estam e n to d estacan alg u n as c a ra c ­ terístic as que p rep a ra n la lleg ad a de la p le n itu d del culto cristian o : a) La dim en sió n co m u n ita ria del cu lto se m anifestó, an te to d o , en la sim b io sis en tre lo social, lo p o lítico y lo religioso. El p u eb lo te n ía c o n c ie n cia de p erte n ec er al S eñ o r y de ser dep o sitario de una alian za ( c f Ex 19,5-6; D t 6,4-9; Sal 33,12). Las fiestas, los rito s y tod o s los acto s de cu lto estab an o rien tad o s a ex p resar el re c o n o c i­ m ien to de la so b eran ía de D ios y el p ro p ó sito del pueblo de v iv ir en su presencia. b) La dim en sió n in te rio r no sig n ific ab a la exclusión d e los ri­ tos, p o r ejem p lo las o b la cio n e s y sa crificio s, ni la im p o sib ilid ad de qu e p u d iesen ser ex p re sió n de un cu lto espiritual. Sin em b arg o , la n ec esid ad de la p u rez a in te rio r y de la fidelidad a la alianza es u n a 4 C f L o t z , J. B , « E l c ris tia n is m o y las re lig io n e s n o c ris tia n a s en su re la c ió n c o n la e x p e r ie n c ia re lig io s a » , e n L a i o u r f i i f , R ., Vaticano 11 Balance v p ersp ectiva s veinticinco años después (1962-19H7) (S a la m a n c a 1 9 8 9 ), 9 0 5 -9 1 9 , R o s s a n o , P., « R e ' lig io n e s n o c ris tia n a s » , en N D L , 1 7 1 4 -1 7 2 1 s C f C h a r y , T h , Les prophétes et le cuite ¿i parto de l'exil (T o u rn a i 1955). Eic h r o d i , W , Teología del Antiguo Testamento (M a d rid 1975), 8 9 -1 6 1 , K r a ljs , J H.« « G o ttc s d ie n s t im A lte n u n d N e u e n B u n d » , en Evangehsche Theologie 25 (1 9 6 5 ), 1 7 1 -2 0 6 , R a d , G v o n , Teología del Antiguo Testamento, 1 (S a la m a n c a 197 2 ), 2 9 - 5 3 1 , e tc

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El misterio en la historia

co n stan te en to d a la E scritura. L os p ro fe tas estab a n rec o rd a n d o co n ­ tin u a m e n te esta ex ig en c ia in e lu d ib le del cu lto (cf. 1 S am 15,22; O s 6 , 6 ; M iq 6 , 8 ; Je r 7,22-23). El cu lto d eb ía ir a c o m p a ñ ad o de la o fre n d a d e u n e s p íritu g e n e ­ ro so y ju s to (cf. E clo 3 5 ,1 -1 0 ), es decir, de un co ra zó n co n v e rtid o (cf. Sal 40; 51). D esp u és del ex ilio se ac en tu ó la e s p iritu a liz a c ió n de la v id a relig io sa (cf. D an 3 ,29-41). El cu lto q ue D io s q u iere, afe cta ta m b ié n a la ju s tic ia y a la so lid arid ad co n lo s p o b re s y o p rim id o s (cf. D t 10,12-13; Is 2 9,13; 58 ,6 -1 1 ; A m 5,21-24). c) L a d im en sió n esca to ló g ica e sta b a ín tim am en te lig ad a a la d i­ m e n sió n co n m em o rativ a. T o d o s los a c o n te c im ie n to s d el p a sa d o eran la d em o strac ió n de que el S eñ o r c u m p lía siem p re sus p ro m esa s, y el h ec h o de rec o rd a rlo s en las fiestas o en los rito s co n stitu ía u n a p re n ­ d a de su c esiv o s cu m p lim ien to s. L a le ctu ra de la E scritu ra y la n arra­ ció n de los h ec h o s salv ífico s (cf. Sal 78; 80; 105; 106, etc.) fo rta le­ cía la esp e ra n z a en el D io s lib e rad o r (cf. E x 3 ,7 -1 0 ; 2 0 ,1 ), en un n u ev o E x o d o (cf. Is 4 3 ,1 6 -2 1 ; 4 8 ,2 0 -2 1 ) y en*una L ey n u ev a, escrita en el co ra zó n de los h o m b res (cf. Je r 31 ,3 1 -3 4 ; E z 36 ,1 7 -3 2 ). 3. E l cu lto en el N u e vo T esta m e n to . L o s as p ec to s d el cu lto del A n tig u o T estam e n to , señ ala d o s an tes, tie n en co n tin u id a d real en el N u e v o 6. E n este sentido fue d ec isiv a la actitu d d e Je sú s an te las in stitu c io n es cu ltu ales de su p u eb lo (cf. M t 5,17). Y d esp u és d e él la in te rp re tac ió n de to d a su v id a a la luz de las E scritu ra s p o r la co m u ­ n id a d de los d isc íp u lo s (cf. L e 2 4 ,2 7 .4 4 -4 5 ). a) El fu n d a m e n to del cu lto y de todas sus ex p re sio n es es ah o ra la p e rso n a m is m a de Je sú s, «tem p lo » del cu lto v erd ad ero (cf. Jn 2 ,1 9 -22). L a p red ic ac ió n ap o stó lic a an u n c ió la b u e n a n o tic ia de la salv ació n cu m p lid a en él (cf. H ech 1,4; 2 ,3 3 .3 8 -3 9 ; G ál 3,14). L o s d o n es de D ios están lig ad o s a la fe y a la co n v e rsió n del co razó n , y se trad u c en en u na co n d u c ta de v id a a im itac ió n d e la sa n tid a d d iv i­ na: «sed p erfec to s, co m o v u estro P adre ce le stia l es p erfec to » (M t 5,48; cf. 1 Pe 1,15-16). A h o ra bien, esto s d o n es son fru to del sacri­ ficio p ascu a l de Je su cristo que su stitu y ó los sacrificio s in c ap aces de sa n tifica r (cf. H eb 9,13). El b au tism o (cf. M e 16,16; R om 6 ,4 -1 0 ), la e u c aristía (cf. 1 C o r 11,23-26; H ech 2 ,4 2 .4 6 ) y los d em ás sa cram e n ­ to s co n tien e n el p o d e r de sa lv ac ió n de este sacrificio. .b) El cu lto nu ev o sigue sien d o co m u n ita rio y so c ia l, p ero de m a n era que el p u eb lo co n v o c ad o co m o « sa ce rd o c io real y n ac ió n santa» (cf. 1 Pe 2,9; A p 1,6; 5,10), es ah o ra u n a fra tern id a d en el 6 Cf. G a r c í a , J. M., «El culto en Jesús y en la Iglesia primitiva», en VV.AA., Espiritualidad litúrgica (Madrid 1986), 21-46; H e s s , K . , «Servicio (latreúó, leitourgéó)», en DTNT 4, 216-219 (Bibl.), S t e n z e l , A , «El servicio divino de la comunidad reunida en Cristo Culto y liturgia», en MS IV/2, 26-59, etc.

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La plenitud del culto verdadero

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E sp íritu (cf. H ec h 2 ,4 2 -4 5 ; 4 ,3 2 -3 5 , etc.). L as co m u n id ad e s son lla­ m a d as ig le sia s (cf. H ech 5,11; cf. D t 4 ,1 0 ), ig le sia s d e D io s (H ech 20 ,28; 1 C o r 1,2) y d e C risto (R o m 16,16), q u e in v o c an el n o m b re de Jesú s (cf. 1 C o r 1,2) y se reú n e n en asam b lea (cf. 1 C o r 11,18.20; 14,28). c) El cu lto n u ev o es ahora, con m a y o r razón, in tern o y e sp iri­ tu a l, p o rq u e se d e s a rro lla en los cre y en te s b ajo la acció n del E sp íritu S an to y es, ante todo, cu lto «en el E spíritu S an to y la v erd ad » . El d iá lo g o de Je sú s con la sa m arita n a (cf. Jn 4 ,7 -2 6 ) co n d e n sa la en se­ ñ an z a del N u ev o T e sta m e n to so b re el culto . L a p re g u n ta sobre el lu g a r de cu lto (v. 20) fue c o n testad a p o r Jesú s in d ic an d o el m o d o co m o D ios m ism o q u ie re ser a d o ra d o (v. 21 ), es d ecir, en el te m p lo n u evo que es el m ism o Jesú s resu citad o (cf. Jn 2,2 1 -2 2 ; A p 2 1 ,2 2 ) 7. E n resu m e n , el cu lto cristian o se d efin e p o r los acto s in tern o s y ex tern o s en los q ue el h o m b re cre y en te y la co m u n id ad ex p re san su v in c u lac ió n ex iste n cia l a C risto y son tran sfo rm ad o s p o r la ac ció n del E sp íritu p ara h ac er d e la p ro p ia v id a — en la fe y en el am o r— el cu lto espiritu al grato al P adre 8. La crítica de la se cu larizació n al cu lto se d iluye en la v in c u lac ió n de éste a la san tid ad o rig in al de C risto , el V erb o en c am ad o , y a la Ig lesia, sa cram en to de C risto 9. II.

LA LITURGIA

L itu rg ia es la p alab ra m ás u sad a en la ac tu a lid a d p ara referirse a la fu n ció n sa n tifica d o ra de la Iglesia. Sin em b arg o , la p alab ra litu rg ia tien e u n a p re h isto ria y h a co n o c id o u n a in teresan te ev o lu ció n en su u so y significado.

1.

L a p ala b ra « litu rg ia »

A n tes de e stu d ia r el co n c ep to es p rec iso co n o c er la e tim o lo g ía y los se n tid o s que se han d ad o a este térm in o ,0. 7 Cf. P o t t e r i e , I d e i a , «Adorer le Pére dans l’Esprit et la venté (Jn 4,23-24)», en La vérité dans Saint-Jean, 2 (Roma 1977), 673-706, y B r a u n , F. M, «Le cuite en espnt et en vérité», en Jean le théologien, 3/2 (Pans 1972) 249-271; L ó p e z M a r u n 1,44-55. s Véase la voz «culto» en Cath 3, 359-368; en DETM, 158-171; en D TI2,208-223; en LThK6, 659-667; en NDT 1, 285-298; en SM 2, 92-97, etc , y M a z z a , E., «L’interpretazione del culto nella Chiesa antica», en Associazione Professon Liturgia (dir.), Celebrare il mistero di Cristo, 1 (Roma 1993), 229-279; S o d i , M., «Cultus-colere nei documenti del Vaticano II», en D e l l ’ O r o , F (dir.), op cit., 49-63. 9 C f S o d i , M , «Secularización», en NDL, 1892-1908. 10 C f H e s s , J , « S e r v i c i o (latreúó-leitourgéó), c i t . , R o d r í g u e z , F., « E l t é r m i n o “ l i t u r g i a ’' , s u e t i m o l o g í a y s u u s o » , e n CiTom 97 (1970) 147-163; R o m e o , A., «11 t e r m i n o leitourgia n e l l a g r e c i t á b í b l i c a » , e n VV AA., Miscellanea L C Mohlberg, 2

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El misterio en la historia

1. E tim o lo g ía y uso en e l m u n d o g riego. El té rm in o litu rg ia p ro ce d e del g rieg o clásico , le ito u rg ía (de la raíz lé it — lé ó s-la ó s— : pu eblo, p o p u lar; y érgon: ob ra) lo m ism o q ue sus co rrela tiv o s leito u rg ein y leitourg ós, y se u sa b a en sen tid o ab so lu to , sin n ec es id ad de esp ec ifica r el objeto, p ara in d ic ar el o rig en o el d estin o p o p u la r de una acció n o de una iniciativ a, in d e p en d ie n te m en te del m o d o co m o se asu m ía ésta. C on el tie m p o la p resta ció n p o p u la r p erd ió su c a rác­ ter libre p ara co n v e rtirse en un serv icio o n ero so en fav o r de la so c ie­ dad. L itu rg ia v in o a d esig n ar un serv icio p ú b lico . C u an d o este se rv i­ cio afe cta b a al ám b ito relig io so , liturgia se refería al cu lto o ficial de los dioses. E n to d o s los caso s la p alab ra te n ía un v alo r técn ico . 2. U so en la B iblia. El v erb o le ito u rg éó y el su stan tiv o lei­ tou rgía se en c u en tra n 100 y 4 0 0 v eces, resp e ctiv am e n te, en la v e r­ sión de los L X X , para d esig n ar el servicio de los sace rd o te s y lev itas en el te m p lo . L a u tiliza ció n de leitourg éó -leito u rg ía , trad u c ien d o u n as veces a sh é ré t (cf. N ú m 16,9) y o tras a a b h á d y a b h ó d á h , d e­ sig n a p rác tica m e n te siem p re el se rvic io c u ltu a l del D ios v erd a d ero , realizad o en el san tu ario p o r los d e sce n d ien te s de A aró n y de Leví. P ara el cu lto p riv a d o y p ara el cu lto de todo el p u eb lo los L X X se sirven de las p alab ras latreía y d o u lía (ad o ració n y h onor). En los tex to s g rieg o s solam en te, leito u rg ía tien e el m ism o sen tid o cu ltu al lev ítico (cf. S ab 18,21; E clo 4 ,14; 7,29 -3 0 ; 2 4,10 , etc.). E sta te rm in o lo g ía su p o n e y a u n a in te rp re tac ió n , d istin g u ien d o en tre el se rv ic io de los levitas y el culto que to d o el p u eb lo d eb ía d ar al S eñor (cf. Ex 19,5; D t 10,12). N o o b stan te, la fu n ció n cu ltu al p er­ te n ec ía a to d o el p u eb lo de Israel, au n q u e era ejercid a de fo rm a o fi­ cial y p ú b lic a p o r los sace rd o te s y levitas. En el g rieg o b íb lico del N u ev o T estam e n to , leito u rg ía no a p a re ­ ce ja m á s co m o sin ó n im o de cu lto cristian o , salv o en el d isc u tid o p asaje de H ech 13,2. L a p a la b ra litu rg ia se u tiliza con los sig u ien te s sen tid o s en el N u ev o T estam en to : a) En se n tid o civil de se rv ic io p ú b lic o oneroso, co m o en el g rieg o clásico (cf. R om 13,6; 15,27; F lp 2,25.30 ; 2 C o r 9,12; H eb 1,7.14). b) En sen tid o técnico del cu lto sa c erd o ta l y levítico del A n ti­ guo T estam e n to (cf. Le 1,23; H eb 8,2.6; 9,21; 10,11). L a C arta a los H eb reo s ap lica a C risto, y sólo a él, esta te rm in o lo g ía p ara a c en tu ar el v alo r del sa ce rd o c io de la N u e v a A lianza. c) En sentido de culto e sp iritu a l: San P ablo u sa la p alab ra lei­ to urgía p ara referirse tan to al m in iste rio de la ev a n g eliza ció n com o (Roma 1949), 467-519; 6, 589-636.

S

tratm ann

,

H., Leitourgéó,

en

TWNT 4, 221-238

y en

GLNT

C.3.

La plenitud del culto verdadero

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al o b se q u io de la fe de los que h an creíd o p o r su p red ic ac ió n (cf. R om 15,16; F lp 2,17). d) E n sentido de culto co m u n ita rio cristia n o : « M ie n tras e s ta ­ b an ce le b ra n d o el cu lto del S eño r (leito u rg o ú n tó n ) y ay u n a n d o dijo el E sp íritu S an to ...» (cf. H ech 13,2). Es el ú n ico tex to d el N u ev o T estam e n to en q u e la p alab ra litu rg ia p u ed e to m a rse en sen tid o ritu al o celeb rativ o . La co m u n id ad estab a reu n id a o ran d o , y la p leg aria d esem b o c ó en el en v ío m isio n ero de P ablo y de B ern ab é m e d ian te el g esto de la im p o sició n d e las m an o s (cf. H ech 6 , 6 ). E sta rese rv a en el uso de la p alab ra litu rg ia p o r el N u ev o T e sta ­ m en to o b ed e ce a su v in c u lac ió n al sa ce rd o c io lev ítico , el cual p erd ió su raz ó n de ser en la N u e v a A lianza. 3. E vo lu ció n p o s te r io r . En los p rim e ro s escrito res cristian o s, de o rig en ju d e o c ristia n o , la p a la b ra litu rg ia fue u sad a de n u ev o en el sen tid o del A n tig u o T estam e n to , p ero a p lic a d a y a al cu lto de la N u e­ v a A lia n za (cf. D id a ch é 15,1 11; 1 Clem . 4 0 ,2.5 ,2). D esp u és la p alab ra litu rg ia h a ten id o u n a u tilizació n m u y d e s­ igual. E n las Iglesias o rien tale s de le n g u a g rie g a leito u rg ía d esig n a la ce le b ra ció n eu c arística. En la Ig lesia la tin a litu rg ia fue ig n o rad a, al c o n tra rio de lo que o cu rrió con o tro s té rm in o s relig io so s de o rig en g rieg o que fueron latin izad o s. En lu g a r de litu rg ia se u saro n ex p re ­ sio n es co m o m unus, o fficium , m in isteriu m , o p u s, etc. N o o b stan te, San A g u stín la em p leó p ara referirse al m in iste rio cu ltu al, id e n tifi­ cá n d o la con la tre ía : m in isteriu m vel se rvitiu m religionis, q u a e g ra e ce litu rg ia vel la tría d ic itu r 13. A p a rtir del siglo xv i litu rg ia ap a rece en los títu lo s d e alg u n o s lib ros d ed ica d o s a la h isto ria y a la ex p lica ció n de los rito s de la Iglesia. P ero, ju n to a este sig n ificad o , el té rm in o litu rg ia se h izo si­ n ó n im o d e ritu a l y d e c e rem o n ia . E n el le n g u aje e c le siá stic o la p a la ­ b ra litu rg ia em p ez ó a a p a rece r a m e d iad o s del sig lo x ix , cu a n d o el M o v im ien to litú rg ico la h izo de uso corrien te.

2.

D efin ició n de litu rg ia a n tes del V a tica n o II

N o o b stan te, no resu ltó fácil d efin ir el co n cep to de liturgia. En este sen tid o , la C o n stitu c ió n S a cro sa n ctu m C on ciliu m m arcó un h ito h istórico. 11 Ruiz B u e n o , D. (ed.), Padres Apostólicos (BAC 65, Madrid 1967), 92. 12 En Ruiz B u e n o , D. (ed.), o p . c i t . , 214-215. 13 S. A g u s t í n , Enarr. in Ps 135, en PL 39, 1757.

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E l misterio en la historia

1 L os p rim e ro s intentos d e d efinición L as d efin icio n e s p ro ­ p u estas desd e los co m ien z o s del M o v im ien to litú rg ico eran de tres clases, a saber, estéticas, ju ríd ic a s y teológicas 14 a) D efin icio n es estética s S egún estas d efin icio n e s, la litu rg ia es la « fo rm a e x terio r y se n sib le del culto», es decir, el co n ju n to de cerem o n ia s y de rito s El o b je to form al de la litu rg ia se b u sc ab a en los asp ec to s e x tern o s y estético s del se n tim ien to relig io so L a litu r­ gia era la m a n ifesta ció n se n sib le y d e c o rativ a de las v erd a d es d e la fe Sin em b arg o , esta d e fin ició n es in co m p leta e in su fic ien te d esd e el p u n to de v ista de la n a tu ra le z a de la liturgia. Por eso la e n c íc lic a M e d ia to r D ei del p ap a Pío X ll la rechazó de m a n era ex p lícita 15 b) En las d efin ic io n es ju r íd ic a s la liturgia era p rese n tad a co m o el « culto p ú b lic o de la Iglesia en cuan to reg u la d o p o r su au to rid ad » P ero en esta d efin ició n se id e n tifica b a la litu rg ia co n el d ere ch o litú r­ g ico y con las rú b ric as que reg u la n el ejercic io del cu lto L a M ed ia to r D ei la c o n sid eró ta m b ié n in su fic ien te E n realid ad , la co n fu sió n p ro ce d ía de u na v isión ig u a lm e n te in c o m p le ta de la Ig lesia, c o n te m ­ p la d a co m o so c ied a d p erfec ta o b lig a d a a d a r a D io s cu lto p ú b lic o c) L as d efin ic io n es teo ló g ica s coin cid ían en señ alar la litu rg ia co m o el « cu lto de la Iglesia», pero lim itab an el ca rácter eclesial del cu lto a la acción de los m in istro s ord en ad o s 16 S in em b arg o , alg u n as defin icio n es, p artien d o ta m b ié n de la m ism a idea, trataro n d e lleg ar al n ú cleo de la litu rg ia cristian a, es decir, «al m isterio de C risto y de la Iglesia en su exp resió n cultual» 17 L a litu rg ia es un m is te n o o acció n ritual que h ace p rese n te y op eran te la o b ra red e n to ra de C ris­ to en los sím b o lo s cu ltu ales de la Iglesia 18 En esta p e rsp e c tiv a se p ro d u ce la sig u ien te d efin ició n « L a litu r­ gia es el co n ju n to de signos sen sib les, eficaces, de la sa n tifica ció n y del culto de la Iglesia» 19 Su influjo se ap re cia en el tex to m ism o de la co n stitu c ió n litú rg ica co n c iliar ( c f SC 7) 3 D efin ició n de la en cíclica « M ed ia to r D el» E n tre las d efi­ n icio n es de la litu rg ia antes del C o n cilio V atican o II, o cu p a un lu g ar relev an te la q u e ofrece la en c íc lic a M e d ia to r D el El fu n d am e n to de la litu rg ia es el sa cerd o cio de C risto ( c f M D 4), de m a n era q u e la Iglesia, fiel al m a n d ato rec ib id o de su fun d ad o r, co n tin ú a en la tie rra 14 Veanse las definiciones recogidas por S c h m i d t , H , op c it , 48-60 15 En G u e r r e r o 1, 630-680 (= MD y numero), aquí MD 38 16 «La liturgia es la obra sacerdotal de la Jerarquía visible», en B e a u d u i n , L , «Essai de manuel fondamental de liturgie», en QLP 3(1912-13), 56-58 17 Cf C a s e l , O , El misterio del culto cristiano (San Sebastian 1953), 83 y 105ss 18 C f O n a t i b i a , I , La presencia de la obra redentora en el misterio del culto (Vitoria 1953) 19 V a g a g g i n i , C , El sentido teológico de la liturgia (BAC 181, Madrid 1959), 32 La definición es una síntesis de otra mas amplia, ib , 30

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La plenitud del culto verdadero

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su o ficio sa cerd o tal (cf. M D 5) E n esta p e rsp e c tiv a la en c íc lic a d e­ fine así la litu rg ia « L a sa g ra d a litu rg ia es el cu lto p ú b lic o q u e n u es­ tro R e d e n to r trib u ta al P ad re co m o C a b e z a de la Ig lesia, y el q u e la so c ied a d de los fieles trib u ta a su fu n d ad o r, y, p o r m e d io d e él, al etern o P ad re es, d ic ién d o lo b rev e m en te , el co m p leto cu lto d el C u e r­ p o m ístic o de Jesu cristo , es decir, de la C a b e z a y d e su s m ie m b ro s» (M D 29, c f 32) L a n o ció n es a p re cia b le tam b ién en SC 7 A l m ism o tie m p o , la en c íc lic a situó a C risto en el ce n tro de la ad o ra ció n y del cu lto de la Iglesia. E x p re sa m en te se afirm a la p re­ se n cia de C risto en to d a acció n litú rg ica (M D 2 6 -2 8 ) Sin em b arg o , no se lleg ó a ab o rd a r la relació n en tre esta p re se n c ia y la h isto ria de la salv ació n , ni en tre los m isterio s del S eñ o r y su c e le b ra ció n ritu al, au n q u e esto ú ltim o ap a rece in sin u ad o cu a n d o se h ab la d el añ o litúr­ gico ( c f M D 20 5 )

3

E l c o n ce p to d e litu rg ia d el V a tica n o II

L o s d o cu m en to s co n ciliares, esp ec ialm en te la co n stitu ció n Sacro sa n ctu m C o n c ih u m , h ab lan de la litu rg ia co m o un elem e n to esen ­ cial en la v id a de la Iglesia, que d e te rm in a la situ ació n p resen te del p u eb lo de D ios «C on razón, en to n ces, se c o n sid era la litu rg ia com o el ejercic io del sa ce rd o c io de Je su cristo En ella, los sig n o s sen sib les sig n ific an y, ca d a u n o a su m a n era, rea liza n la sa n tifica ció n del h o m ­ b re, y así el C u e rp o m ístic o de C risto, es decir, la C ab eza y sus m ie m b ro s, ejerce el cu lto p ú b lic o íntegro En co n sec u en cia, toda ce­ le b ració n litúrgica, p o r ser o b ra de C risto sa cerd o te y de su C u erp o , qu e es la Iglesia, es ac ció n sa g rad a p o r ex c elen c ia, cu y a eficacia, con el m ism o títu lo y en el m ism o g rado, no la iguala n in g u n a o tra ac­ ció n de la Ig lesia» (S C 7) E sta n o ció n e stricta m e n te te o ló g ic a de la liturg ia, sin o lv id ar los asp ec to s an tro p o ló g ico s, ap a rece en ín tim a d ep e n d en c ia del m isterio del V erb o e n c a m a d o y de la Iglesia ( c f SC 2, 5, 6 , LG 1, 7, 8 , etc ) L a en c a m a c ió n , en cu a n to p rese n cia efic az de lo d iv in o en la h isto ­ ria, se p ro lo n g a «en los g esto s y p alab ras» (cf. D V 2, 13) de la litur­ gia, que rec ib en su sig n ific ad o de la S ag rad a E scritu ra ( c f SC 24) y son p ro lo n g ac ió n en la tierra de la h u m a n id ad del H ijo de D ios 20 El C o n c ilio h a q u erid o destacar, p o r u n a parte, la d im en sió n li­ tú rg ic a de la red e n ció n efe ctu a d a p o r C risto en su m u erte y resurreció n, y, p o r otra, la m o d a lid a d sa cram en tal o sim b ó lic o -litú rg ica en la que se h a de lle v ar a cab o la « o b ra de la salv ació n » 20 Vease Caí 1070, 1103, etc

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A sí p u es, en la noció n d e litu rg ia que o fre ce el V atican o II, d e s­ tacan los sig u ien te s asp ecto s: a) la litu rg ia es o b ra del C risto to tal, de C risto p rim a ria m e n te , y de la Ig lesia p o r aso cia ció n ; b ) la litu rg ia tiene co m o fin alid ad la sa n tifica ció n de los h o m b res y el culto al Padre, de m o d o que el sa ce rd o c io de C risto se realiza en los dos aspectos; c) la litu rg ia p erte n ec e a tod o el p u eb lo de D ios, que en virtud del b a u tism o es sa ce rd o c io real con el d ere ch o y el d eb e r de participar en las accio n es litú rg icas; d ) la litu rg ia, en cu an to co n s ti­ tuida p o r « g esto s y p alab ras» q ue sig n ific an y realizan efic az m en te la salvación, es e lla m ism a un ac o n te cim ien to en el qu e se m a n ifies­ ta la Iglesia, sa cram e n to del V erb o en c am ad o ; e) la litu rg ia c o n fig u ­ ra y d eterm in a el tie m p o d e la Ig lesia d esd e el p u n to de vista escato lógico; f ) p o r to d o esto la litu rg ia es « fu en te y cu m b re de la v id a de la Iglesia» ( c f SC 10; LG l l ) 21. En síntesis, la litu rg ia se p u ed e d efin ir co m o la función san tificadora y cultual de la Iglesia, esp o sa y cu erp o sacerd o tal del V erb o en cam ado, p ara c o n tin u a r en el tiem p o la o b ra de C risto p o r m ed io de los sig n o s que lo h ac en p rese n te h asta su v e n i d a 22. IV.

«LITURGICO» Y «NO LITURGICO»

Para u na m ás clara co m p re n sió n de la litu rg ia es co n v e n ie n te tam bién p re c isa r la d ife re n c ia en tre las a cc io n e s litú rg ica s y lo que se conoce co m o « ejercic io s p ia d o so s» (cf. SC 13) o « p rácticas p ia ­ dosas y s a g ra d a s » 23.

1.

A ccio n es litú rg ic a s y eje rcicio s p iad o sos

En efecto, « so n accio n es litú rg icas aq u e llo s acto s sag rad o s qu e, por institución de Je su cristo o de la Ig lesia y en su n o m b re, son realizados p o r p erso n a s le g ítim am e n te d esig n ad a s p ara este fin, en co n form idad co n los libros litú rg ico s ap ro b a d o s p o r la S anta S ede, 21 Cf. M a r s h i , S., «La teología della liturgia nel Vaticano TI» y «La liturgia culto della Chiesa», en Anamnesis 1,85-105 y 107-136 22 Para ampliar este concepto consúltese la voz «liturgia» de Cath 7,862-902; CFP, 580-594, DE 2, 489-507, DETM, 591-599; DPAC 2, 1279-1280; DSp 9, 873-884, DTDC, 813-829, DTI 1, 62-83; DVatlI, 1294-1342, L ThK 6, 1083; SM 4, 324-353, y F e r n a n d e z , P., «Qué es la liturgia en nuestra cultura secular», en CiTom 98 (1971) 377-414; L e G a l l , R , «Pour une conception intégrale de la hturgie», en QL 65 (1984) 181 -202; y «Cuadernos Phase» 29 (Barcelona 1991) 23 CDC, c 839, § 2. Sobre esta cuestión cf. B o u y e r , L , La vie de la hturgie (París 1956), 299-314, L e c l e r c q , J., Etudes de pastorale hturgique (París 1944), 149-173, M a r s i l i , S., «Liturgia e non liturgia», en Anamnesis 1, 137-156; S c h m i d t , H., op. cit., 88-98 y 118-129.

C.3.

La plenitud del culto verdadero

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p ara d a r a D ios, a los san to s y a los b ea to s el cu lto q u e les es deb id o ; las d em ás accio n es sa g ra d as q ue se rea liza n en u na ig le sia o fu era de ella, co n o sin sa ce rd o te que las p rese n cie o las d irija , se llam an ejercicio s piad o so s» 24. A h o ra bien, esta d istin ció n en tre ac cio n es litú rg icas y ejercic io s p ia d o so s no es n etam e n te ju ríd ic a . L a d ife re n c ia o b ed e ce tam b ién a fac to re s te o ló g ic o s. El p rim e r fac to r es la rela ció n de la litu rg ia con el m isterio de la Iglesia. S egún esto, « litú rg ico » es lo q u e p erten ece al en tero cu erp o eclesial y lo po n e de m a n ifiesto (cf. SC 26). P or eso son ac cio n es litú rg icas ú n ic am e n te las c e le b ra cio n e s q u e ex p re san el m isterio de C risto y la n atu ra lez a sa cram en tal de la Ig lesia, esp o sa del V erb o e n c a m a d o (cf. SC 2; 7; 41; SC 26). T o d o lo d em ás son acto s de p iedad, co m u n ita rio s o in d iv id u ales 25. U n seg u n d o fac to r lo co n stitu y e la efic ac ia o b je tiv a d e los acto s de culto. A cc io n es litú rg icas y e jercic io s p iad o so s se re fieren a los m ism o s ac o n te cim ien to s salvíficos. A h o ra bien, no to d a s las form as de p ie d ad son ev o c ac ió n y ac tu a ció n de esto s ac o n te c im ie n to s en el p lan o de los signos. L os ejercic io s p ia d o so s ev o c an el m isterio de C risto ú n ic am e n te de m a n era co n te m p la tiv a y afectiv a, es d ecir, su b ­ je tiv a y p sic o ló g ica, m ie n tras que las accio n es litú rg ic a s lo h acen ac tu a liz an d o ante todo la p rese n cia del ac o n te cim ien to p o r m ed io del rito 26. L a efic ac ia de los actos litú rg ico s depend e d e la v o lu n tad in stitu cio n al de C risto y de la Iglesia, y de que se c u m p la n e fe c tiv a ­ m en te las co n d icio n e s n ec esarias p ara su validez. L a e fic a c ia de los ejercic io s p ia d o so s d ep e n d e tan sólo de las actitu d es p e rso n a le s de q u ie n es to m an p arte en ellos.

2.

D ev o ció n y d ev o cio n es

La n o ció n de ejercic io s p ia d o so s co in cid e con lo q u e se en tien d e ta m b ié n p o r d ev o c io n e s. « D ev o c io n es es una d en o m in a c ió n co lec ti­ v a de to d o s los e jercic io s de o rac ió n y prácticas re lig io sa s qu e, si b ien no h an sido in c o rp o rad a s a la liturgia, han a lc a n z a d o cierta e x ­ p resión social y o rg an iz ativ a» 27. A h o ra bien, tanto los a c to s litúrgi24 S. C. Rituum, Instruttio de música sacra et sacra liturgia, de 3-IX-1958, en AAS 50 (1958), 630-663, trad. españ . Commumcantes en santa unión (Sevilla 1958), 6 25 Respecto de «las prácticas religiosas de las Iglesias particulares» (SC 13), que podrían ser consideradas como acciones litúrgicas, véase la opinión favorable de M a r s h i , S , art c it , 154-156. 26 Véase cómo señalaba Pablo VI la diferencia entre el Rosario y la liturgia, en la Exhort. Apost. M anahs tu l tus, n. 48, en AAS 66 (1974) 157, trad. españ. en G u e r r e r o 1,704. ^ 27 V e r h e u l , A , op c it,2 1 5 .

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PI

El misterio en la historia

eos co m o las d ev o c io n e s h an de estar in fo rm ad o s p o r u n a a u té n tic a devoción. En efecto , la d ev o c ió n (en latín d e v o tio , p alab ra p ró x im a a p ie tas) es, según la d efin ició n de S anto T o m ás rec o g id a e x p re sam e n te p o r la en c íc lic a M e d ia to r D ei de Pío X II, «un acto de la v o lu n ta d del que se o frece a sí m ism o a D ios p ara serv irlo » (M D 4 6 ) E n este sentido, la d ev o c ió n , com o ac titu d in te rn a básicq, h ac e m ás fru c tu o ­ sa la p articip a ció n en la liturgia.

C a p i t u l o IV

LA LITURGIA EN LA HISTORIA La liturgia consta de una parte que es inmutable, por ser de institución divina, y de otras sujetas a cambio, que en el decurso del tiem po pueden y aun deben variar (SC 21) BIBLIOGRAFIA B a s u r k o , X - G o e n a g a , J A , «La vida liturgico-sacram ental de la Iglesia en su evolución histórica», en B o r o b i o 1, 49-203, B r a d s h a w , P , La liturgie chretienne en ses origines Sources et methodes (París 1995), B r o v e l l i , F , «L ’evoluzione stonca della prassi litúrgica», en Associazione Professon Liturgia (dir ), Celebrare il mistero di Cristo, 1 (BELS 73, Roma 1993), 155-228, C a t t a n e o , E , II culto cristiano in Occidente Note sto n che (BELS 13, Roma 1978), Gy, P -M , La liturgie dans Vhistoire (París 1990), K l a u s e r , T h , Breve historia de la liturgia occidental (Barcelona 1968), M a r s i l i , S et AA AA , Panorama storico generale, en Anamnesis 2, N f u n h e u s e r , B , Storia della liturgia attraverso le epoche cultural i (BELS 11, Roma 1983), I d , «Historia de la liturgia», en NDL, 966-998, R i g h e t t i , M , M anuale di Storia litúrgica, 1-4 (Milano 1964-1969, 3 J ed ), trad españ de la 2 d ed italiana Historia de la liturgia, 1-2 (BAC 132 y 144, Madrid 1955-1956), W e g m a n , H A J , Geschichte der Liturgie im Westen und Osten (Regensburg 1979)

L a litu rg ia no n ac ió o rg a n iz a d a y co m p leta, sino que se fue fo r­ m an d o y co n fig u ran d o len tam en te L a litu rg ia recib e de los h o m b res su m u ta b ilid ad y su d iferen c ia ció n en la h isto ria y en la g eo g ra fía , aun cu a n d o p erm a n ec e fiel no sólo a su co n ten id o p ro fu n d o , sin o ta m b ié n a alg u n as estru c tu ras ritu a les d eterm in a d as p or la trad ició n ( c f SC 21) L as m u ta cio n es y los ca m b io s son la d em o stració n de la v ita lid a d in tern a de la litu rg ia y de su ca p ac id a d p ara e n c am arse en cada m o m e n to histó rico y aun en ca d a esp acio socio-cultural 1 E n este ca p itu lo se ex p o n en las g ran d e s líneas de la ev o lu ció n h istó ric a de la litu rg ia y el esp íritu que p resid ió cada etap a fu n d a­ m ental La ex p o sició n co m p re n d e los h ec h o s m ás so b resalien tes (A ) y el ca rá c te r que d istin g u e ca d a atap a (B ) 1 C f C para el Culto Divino, La Liturgia Romana y la inculturacion IV Instruc­ ción para aplicar la constitución «SC» (nn 37-40) (Roma 1994), nn 4, 16, 17,28, etc , D1X, G , The Shape o) the Liturgy (Westminster 1945, reimp 1981), J u n g m a n n , J A , «Liturgia (Naturaleza e historia)», en SM 4,324-347, M a r i i n e z , G , «Cult and Culture The Structure o f the Evolution o f Worship», en Worship 64 (1990), 406 433, etc

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PI I.

El misterio en la historia LOS ORIGENES (SS. I-IV)

C o rresp o n d e , o b v ia m en te, a los o ríg en e s del cristian ism o en el m ed io am b ien te ju d ío y a la p rim e ra e x p a n sió n en el m u n d o g reco rom ano 2.

1.

L as p rim era s rea liza cio n es

D u ra n te alg ú n tie m p o lo s p rim e ro s c ristia n o s fre c u e n ta ro n el te m p lo y o b se rv a ro n la ley, au n q u e te n ían sus p ro p ias ce le b ra cio n e s, en tre las q u e so b resa lía n el b au tism o y la fr a c c ió n d el p a n « p o r la casas» (cf. H ech 2 ,4 1 -4 2 .4 6 , etc.). D esa ta d a la p e rse c u c ió n co n tra los h elen istas, se p ro d u jo la crisis y la d isp ersió n . L a len g u a litú rg ica era el g rieg o co m ú n , en la q u e se tran sm itía n las trad icio n e s litú rg icas (cf. 1 C o r 11,23), los m in iste rio s y el d ía d el Señor. Se u sa b a la v ersió n de los L X X en la p red ic ac ió n y en la liturgia, según el m o d e lo de la sin ag o g a, p ero en clav e cristian a. L o s sig lo s u y lu co n o c en lo s co m ie n z o s d el c a te c u m e n a d o , la co n fig u ració n d efin itiv a del b au tism o y de la e u c a r is tía 3, la P ascu a an u al y su cin c u e n te n a festiva, y el c o m ien z o del cu lto a los m á rti­ res. L a o rac ió n se re o rg an iz a te n ien d o en c u e n ta las h o ras del d ía y las v ig ilias n o ctu rn a s. L a p le g aria e u c arística tien e y a fo rm a p ro p ia. C o n la dom us e c clesia e ap a rece n las p rim e ra s m u e stra s del arte c ris­ tiano. En el p rim e r te rcio del siglo m se escrib ió en R o m a la T raditio A p o stó lic a de H ip ólito 4 y en S iria la D id a sc a lia d e los A p ó sto le s, base de la C o n stitu tio n es A p o sto lo ru m de un siglo d esp u és 5. A esto s testim o n io s h ay qu e añ a d ir alg u n as o b ras de T ertu lian o y d e san C i­ priano, testig o s de la vid a litúrgica en el norte de A fric a 6. 2 Véase Cat 1096, c f H a h n , F., II servizio litúrgico nel cristianesimo prim itivo (Brescia 1972), R o d r í g u e z d e l C u e t o , C., «Nacimiento del culto cristiano en el am­ biente judío», en StLeg 16 (1975) 191-208; S c h w e i z e r , E - D i e z M a c h o , A., La Iglesia prim itiva Medio ambiente, organización y culto (Salamanca 1974), VV.AA , Influen­ te s juives sur le cuite chrétien (Louvain 1981). 3 Cf. S a n J u s t i n o , 1 Apol 61 y 65-67, en Ruiz B u e n o , D (ed.), Padres apologistas griegos (BAC 116, Madrid 1954), 250-251 y 256-259. 4 Cf. B o t t e , B. (ed.), La Tradition Apostohque de saint Hippolyte (LFQ 39, Muster i.W . 1963) 5 F u n k , F X (ed.), Didascalia et Constitutiones Apostolorum, 1 (Paderbom 1905). 6 C f S a x e r , V , Vie hturgique et quotidienne á Cartage vers le miheu du III siécle (Cittádel Vaticano 1969)

C.4 2.

La liturgia en la historia

45

E s p ir itu a liz a c ió n d e l c u lto

A la trad ició n litú rg ica p rim itiv a sig u ió una tran sfo rm ac ió n en el seno de las co m u n id ad e s a p o stó lic as que ha sido v in c u lan te en m u ­ ch o s asp ecto s. L a p rim e ra etap a de la litu rg ia cristian a se caracteriza ante to d o p o r u n a gran lib ertad en la ap ro p ia ció n y creació n de las fo rm as cultu ales, y aun en la ad o p ció n de e x p re sio n es q ue resu ltab an m ás co m p re n sib le s p a ra los co n v e rtid o s p ro ce d en te s d e la g en tilid ad . L a im p ro v isació n en la p le g aria fue tam b ién una co n stan te, si b ien d entro de esq u em a s fijos 7. L a p reo cu p ació n p o r la o rto d o x ia en las fó rm u las litú rg icas es p aten te en la T raditio A p o stó lic a de H ip ó ­ lito 8. Se cree fu n d ad a m en te q u e ex istía u n a u n id a d su stan cial en las estru c tu ras fo rm ales de los rito s y la o rg an iz ac ió n g lo b al d e la liturgia 9. El cu lto se e sp iritu alizó aún m ás, en d ep e n d en c ia del N u ev o T es­ tam en to , frente al le g alism o ju d ío al p rin cip io y fren te al ritu alism o p ag a n o d espués. L a litu rg ia su p o e lu d ir ta m b ié n el p elig ro del g n o s­ ticism o con su rec h azo de lo m aterial y corp ó reo . L a litu rg ia fue un facto r d e eq u ilib rio en tre la o fre n d a in te rio r y los elem e n to s to m a d o s de la creación p ara efe ctu a rla ,0.

II.

EL GRAN DESARROLLO LOCAL (SS. IV-VI)

El ed icto de M ilán del añ o 313, p ro m u lg a d o p o r el em p erad o r C o n stan tin o , p ro d u jo u n a situ ació n n u ev a en la liturgia. L a etap a que se co n tem p la llena los sig lo s IV al v í , desd e C o n stan tin o h asta san G reg o rio M agno 11.

1.

C r e c im ie n to e n lib e r ta d

L a p a z co n sta n tin ia n a trajo la p o sib ilid a d de ce le b ra r u n a liturgia m ás so le m n e y v isto sa en ed ificio s ad ecu ad o s. El d o m in g o fue d e­ clarad o d ía festivo. El añ o litú rg ico se estru c tu ró en fiestas y p erío ­ 7 Cf. B o u y e r , L., «L’improvisaron liturgique dans l’Eglise ancienne», en LMD 111 (1972), 7-19 x N 10, en B o i t e , B., op cit., 29 9 Véase el Epitafio de Abercio: c f S o l a n o , J., Textos eucaristicos primitivos, 1 (BAC 88, Madrid 1952), 79-84 10 Cf. J u n c . m a n n , J A., La liturgie des prém iers siécles (Pans 1962), 171-188, R o r d o r f , W , Liturgie, fo i et vie des prem ien chrétiens Etudes patnstiques (Pans 1986). 11 Cf. K r e t s c h m a r , G., «La liturgie ancienne dans les recherches histonques actuelles», en LMD 149 ( 1982) 57-90

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PI

El misterio en la historia

dos siguiendo el círcu lo an u al, c o n serv an d o no o b sta n te su u n id ad g aran tizad a siem pre p o r la cele b ra ció n eu c arística. El san to ral creció con las co n m em o rac io n e s de los m á rtire s y las p rim e ra s fiestas m arian as d esp u és del C o n cilio de E feso (431). L a en tra d a m a siva d e co n v erso s del p ag a n ism o o b lig ó a re o rg a ­ n iz ar el ca te cu m e n ad o y a m a n ten e r el rig o rism o en la rec o n ciliac ió n sacram ental de los p en iten tes. El arte cristian o asu m ió las fo rm as arq u itectó n ica s y o rn am e n tales de la ép o c a cre an d o la basílica. A p a­ reciero n las in sig n ias p o n tificales, los v estid o s y las sed es de los m inistros. En esta ép o c a ap arecen y se co n so lid a n las litu rg ia s lo ca les y se p ro d u ce un a g ra n cre a tiv id a d lite ra ria , m o tiv ad a tan to p o r la o rg a ­ n ización del año litúrgico co m o p o r la m en talid ad latina, au n q u e no d eba d escartarse ta m p o co la p reo c u p ació n p o r la o rto d o x ia en la pieg a n a 12. La fijación escrita de los textos eu c o ló g ico s se inició en R o m a con el pap a san D ám aso (366 -3 8 4 ). L as p rim e ra s co m p o sic io ­ nes form aron p eq u e ñ as co lec cio n e s de fo rm u lario s p ara u n a fiesta o p ara uso de u n a ig lesia, co m o los lib e lli m issa ru m q u e d iero n lu g ar al llam ado S a cra m e n ta rio V eronense ,3. Sin em b arg o , las p rim eras sistem a tiz ac io n es del libro litú rg ico ro m an o se en c u en tra n en el S a cra m e n ta rio G e la s ia n o , d e p o sib le p ro ced en cia presbiteral l4, y en el S a cra m e n ta rio G reg o ria n o , libro de la liturgia papal ,5. U n ejem p lar de este últim o fue en v iad o p o r el p apa A d rian o al em p erad o r C a rlo m ag n o en tre el 785 y 786 y d o tad o m ás tarde de un su plem ento.

2.

L a litu rg ia rom an a clásica

La ép o ca rep rese n ta un m o m e n to de e x p a n sió n y e n riq u e c im ie n ­ to de la liturgia. L a en tra d a en el m u n d o cu ltu ral ro m an o se m a n i­ fiesta ante to d o en la in co rp o ració n a la p le g aria litú rg ica de un estilo eleg a n te y retó rico , sobrio y p reciso. El v o ca b u la rio es rico en m a ti­ ces y d estac a los asp ec to s sa cram en tal y sacrificial, esp ec ialm en te en la E u caristía. E sta id ea se a p re c ia ta m b ié n en la c o n v e rsió n p ro g re si­ va de la m esa eu c arística en altar. 12 San Agustín lamentaba la utilización de plegarias compuestas por personas incompetentes cf. De bapt 6,25, en PL 43, 213-214 13 Cf. M o h l b e r g , L C (ed.), Sacramentarium Veronense (Cod. Bibl Cap Veron LXXXV[80] (REDFM l,R om a 1956,reimp 1978) 14 Cf M o h l b e r g , L. C (e d ), L ibtr sacramentorum Romanae Aeclesiae ordims anni circuh (Cod Vat. Reg lat 316/Paris, Bihl Nat 7193) Sacramentarium Gelasianum (REDFM 4, Roma 1960, reimp 1968) 15 Cf. D e s h u s s l s , J (ed.), Le sacramentaire Grégonen. Ses principales form es d ’aprés les plus anciennes manuscrita Edition comparativ, 1-3 (Fnbourg 1971 -1982)

C.4.

La liturgia en la historia

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R om a cu e n ta en to n ce s con u n a litu rg ia local p erfectam ente d efi­ nida. E n ella la litu rg ia estac io n al d ab a una im agen de la Iglesia co m o com u n id ad itin eran te 16. L o s vestid o s y el cerem onial copiado de la corte su g ieren la p a rtic ip a c ió n en la litu rg ia celeste, presidida p o r el P antocrátor. Las Ig lesia s lo c a le s, a u n q u e ce lo sas de su auto n o m ía litúrgica, m iran a la litu rg ia ro m a n a co m o la e x p re sió n de la Iglesia que tiene la p rim a cía de la S ede A p o stó lica 17.

III.

EL PREDOMINIO FRANCO-GERMANICO (SS. VI-XI)

L a n u e v a etap a a b a rca desd e el final del pontificad o del p apa san G re g o rio M a g n o (5 9 0 -6 0 4 ) h asta san G re g o rio V II (1073-1085). Es el tie m p o del Im perio b izan tin o . En O cc id en te el m onacato desarro­ lló u n a gran labor ev a n g eliza d o ra . 1.

R efo rm a s y p ro ceso de h ib rid a ció n

L os libros litú rg ico s ro m an o s, q u e h ab ían alcanzado un elevado g rad o de o rg an iz ac ió n , em p ezaro n a ex ten d e rse p o r toda la cristian­ d ad llev ad o s p o r m o n je s y p ere g rin o s o so licitad o s expresam ente por la co rte de A q u isg rán , q u e b u sc a b a la u n ificació n no sólo eclesiásti­ ca, sino ta m b ié n p o lítica 18. Se p ro d u jo en to n ce s un cu rio so fen ó m en o de fu s ió n de ritos y de textos ro m an o s y de p ro c e d e n c ia galican a, d and o lugar a los sacra­ m é n ta n o s g ela sia n o s d e l sig lo V I I I 19, co n los leccionarios 20 y anti­ fo narios 21; y a los o rd in e s 22, base del P o n tifica l R om ano G erm áni­ 16 Cf. C h a v a s s e , A., La liturgie de la ville de Rome du Vau Vlllsiécle Une liturgie conditionnéepara l 'orgamsation de la vie «in urbe» et «extra muros» (Roma 1993) 17 Véase el texto de S Ambrosio, De sacramentis, 3,5. en B o t t e , B (ed ) (París 1961), 94 18 Cf J u n g m a n n , J. A., Herencia litúrgica y actualidad pastoral (San Sebastián 1961), 15-89; Ríe h e , P., «Liturgie et culture á Fépoque carolingienne», en LMD 188 (1991) 57-72, V o g e l , C , «Les échanges hturgiques entre Rome et les pays franes jusqu’á Tépoque de Charlemagne», en Le Chiese nei regm delV Europa occidentale (Spoleto 1960), 185-295; VV.AA , Culto cristiano, política impenale carolmgia (Todi 1979) 19 Entre los principales libros de esta familia se encuentran el Sacramentarlo de Gellone (CCL 159 y 159/A, Turhnolti 1981), el Sacramentado de Angoulénie (CCL 159/C, Tumholti 1987); el Sacramentarlo de Saint Gall (LQF 1-2, Münster 1918), el Sacram entado de Rheineau (Fnbourg 1970), y el Sacramentarlo Triplex (LQF 49, Münster 1968). 20 De ellos se hablará en el capítulo Vil. 21 Cf. H e r b f r t , R.-J., Antiphonale Missarum sextuplex (Bruxelles 1953, reimp. 1967). 22 cf. A n d r i e u , M., Les ordines romani du Moyen-Age, 1-4 (Louvain 1931-1961).

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El misterio en la historia

co del siglo x, el p rim ero de los po n tificales m ed iev ales 23. El b au ­ tism o de los p árv u lo s se g en e raliz ó p ro g re siv a m en te , y la p e n ite n c ia em pezó a celeb rarse de form a p riv ad a 24. L a celeb ració n eu c arística se llenó de «ap o lo g ías» 25. M ientras tanto, en R o m a la litu rg ia se m an tu v o casi en suspenso. L os ú n ico s sín to m as d e cre ativ id ad p ro ­ ceden de la in flu e n cia orien tal, com o la intro d u cció n de fiestas m arianas. E ntre los sig lo s ix y x v o lv iero n a R om a los libros litú rg ico s que h abían salid o de ella, p ero y a m ix tificad o s. D urante este tiem po el a rte cristia n o en E u ro p a ev o lu cio n ó len­ tam ente desd e los m o d elo s ro m an o y b izan tin o h acia las fo rm as ro ­ m ánicas prim itiv as, in tro d u cien d o elem en to s n u e v o s 26. D u ran te esta ép o c a tu v iero n lu g a r en O rien te las luchas iconoclastas y la ce le b ra ­ ción del C on cilio de N icea II (a. 78 7) 27.

2.

F iso n o m ía d efin itiv a d e la litu rg ia rom an a

La etap a que o cu p a los siglos vi al xi es co n sid erad a co m o un p erío d o de fijació n y co m p ila ció n , aun cuan d o alg u n as litu rg ias es­ ta b an to d a v ía en p le n a a c tiv id a d cre ad o ra, co m o la litu rg ia h isp á n i­ ca. P ero no se p u ed e d e c ir que fuera un a ép o c a estéril. La em ig ra­ ció n de los libros litúrgicos, con el co n sig u ie n te fen ó m en o de h ib ri­ dación, co n trib u y ó a fijar la fiso n o m ía de la litu rg ia ro m an a p ara siem pre. M ás aún, la litu rg ia ro m an a, que h asta san G reg o rio M ag n o era un rito local, em p ezó a co n v e rtirse en la liturg ia p red o m in an te en to do el O cc id en te latino. La ap o rta ció n de los p u eb lo s fra n co -g erm án ico s, am ig o s de la ex u b e ran cia y el d ram a tism o , se ad v ierte no sólo en la d u p licació n de te x to s y en el au m en to de ritos, insp irad o s en el A n tig u o T esta­ m ento, sino en una n u ev a sensib ilid ad . L as te n d en cias o rig in a d as en la ca p illa im perial de A q u isg rán son v ig o ro sas y creativ as, y b u scan la in terio rid ad den tro del realism o 28. Pero carecían de la m en talid ad sim b ó lic a cu ltiv a d a p o r los S antos P adres. El resu ltad o fue n eg a tiv o 21 C f V o g e l , C . - E l z e , R , Le Pontifical romano-germamque du Xéme siécle, 1-2 (Cittá del Vaticano 1963-1972) 24 Cf. F l o r e z , G., Penitencia y unción de enfermos (BAC «Sapientia Fidel» 2, Madrid 1993), 121-143. 25 De ellas se hablará en el cap XV. 26 Véase el juicio de N e u n h f u s e r , B ., «Historia de la liturgia», c it , 985; y H e i t z , C., Recherches sur les rapports entre architec ture et liturgie á l ’époque carohngienne (París 1963), P e r n o u d , R -Davy, M., Sources et claifs de Parí romain (Pans 1973) 27 De este concilio se hablará en el cap XIV 28 Un capítulo importante de esta época son los himnos Cf. D r e v e s , G. M - B l u m c , C., Analecta hymmca Medu Aevi, 1-55 (Leipzig 1886-1922, reimpr. 1961).

C4

La liturgia en la historia

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p ara la te o lo g ía de los sacram en to s, sobre todo p ara la eu caristía 29. E l p u e b lo em p ez ó a alejarse de la litu rg ia y a d irig irse a las d ev o c io ­ n es 30.

IV.

LA DECADENCIA BAJOMEDIEVAL (SS. Xl-XIV)

L a n u ev a etap a cu b re los sig lo s x i-x iv y e stá m a rc ad a p o r la o b ra del p ap a san G re g o rio V il ( t 1085). El P ontificad o alcan zó el m ás alto p restig io de la ép o c a con Inocen cio III (1 1 9 8 -1 2 1 6 ), cu y as re­ fo rm as afectaron tam b ién a la liturgia M.

1.

La litu rg ia « se g ú n el uso de la C u ria ro m an a »

Se p ro d u jo la u n ifica c ió n litú rg ic a en to m o a la litu rg ia ro m an a y la su p resió n de la litu rg ia h isp án ica. S e in tro d u jo el ju ra m e n to de fid elid ad al P apa en la o rd en a ció n ep isco p a l y la ce le b ra ció n de las fiestas de los P apas san to s en to d a la Iglesia. L os lib ro s litú rg ico s ab re v iad o s p ara uso in tern o de la C u ria R o ­ m ana, el M is a l 32 y el B rev ia rio 33, fueron ad o p tad o s p o r los fran cis­ canos, que los d iero n a c o n o c er p o r toda E uropa 34. Por su parte, el P o n tific a l d e G uillerm o D u rando ( | 1295), co m p u esto en M ende (F ran c ia), fue co p iad o p ara n u m e ro sa s Iglesias, sien d o la b ase de los p o n tific ale s p o ste rio re s 35. 29 Cf. C r i s t i a n i , M , «La controversia eucanstica nella cultura del secolo IX», en Studi M edioevali 9 (1968), 167-233; N e u n h e u s e r , B , L ’Eucharistie au Moyen-Age et á l 'époque moderne (Pans 1966) 30 C f G o u g a u d , L , D évotiom et pratiques ascetiques du Moye-Age (Pans 1925), V a n d e n b r o u c k e , F., La spirituahté du Moyen-Age (Pans 1961). 3' C f D y k m a n s , M., Le térém onial papal déla fin du Moyen-Age á la Renaissance, 1-2 (Bruxelles - Rome 1977-1981), Gy, P.-M., «L’umfication liturgique de POccident et la liturgie de la Cune Romaine», en RScPhTh 59 (1975) 601-612; (1981) 74-79. 32 Cf. A z b v e d o , E d f (ed.), Vetus Missale Romanum monasticum lateranense (Romae 1754), y A n d r i e u , M , «Missale Curiae Romanae ou Ordo missahs secundum consuetudinem Curiae du XlIIéme s.», en Miscellanea EHRLE 2 (Roma 1924), 348376 Este Misal fue la base de la edición príncipe impresa en Milán en 1474, antece­ dente del Missale Romanum promulgado por san Pío V en 1570, cf. L ó p e z M a r t i n , J , «Misal Romano», en NDL, 1293-1311. 33 Brevianum secundum consuetudinem Romanae Curiae aprobado por Inocen­ cio III. 34 C f Dijk, S J. P. v a n - H a z e l d e n , J., The Origins o j the Modern Román Liturgy. The Liturgy o f the P apal Court and the Franciscan Order tn the Thirteenth Century (London 1960). 35 Cf. A n d r i e u , M., Le Pontifical Romam au Moyen-Age, 1-4 (Cittá del Vaticano 1938-1941).

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P.I.

El misterio en la historia

A finales del siglo xn y d u ran te to d o el siglo xm e l m in isterio d e la p re d ic a c ió n alcan zó u n a g ran p o p u la rid a d , p e ro to ta lm e n te al m argen de la liturgia y de la m ism a S ag rad a E s c r itu r a 36. P or o tra p arte se m u ltip lic aro n las m isa s p r iv a d a s , y la co m u n ió n se h izo cad a vez m e n o s frecuente y b ajo u n a so la esp ec ie, a p esar del au g e que en el siglo xm cono ció el cu lto al S an tísim o S acra m en to y que cu lm in ó en la institución de la fiesta d el C orp us C h r is ti37. El a rte cristia n o que llena esta ép o c a es el g ó tico . C o n tra sta la g ran d io sid ad de las iglesias con la div isió n de su in te rio r en cap illas y la m u ltip lic ac ió n de altares y de im ágen es. L a p in tu ra y la escu ltu ­ ra se h ac en m á s narrativas.

2.

L a esp iritu alid ad

E ste p e río d o rep rese n ta ta m b ié n p a ra la litu rg ia la tin a el « o to ñ o de la E dad M edia». L a resta u ració n d e las tra d ic io n e s an tig u as fue en realid ad la co n so lid a ció n d e la litu rg ia ro m an o -fra n ca. L a litu rg ia, co n sid erad a co m o u n a ac tiv id ad de los clérig o s en b en eficio de los fieles, p asiv o s y silenciosos, co n trib u y ó ta m b ié n a c o n fig u rar la so ­ cied a d b ajo m ed iev a l. P or su parte, la re v italiz ac ió n m o n á stic a d e la litu rg ia re su ltó ta m b ié n co n tra d ic to ria . M ie n tra s C lu n y ap o rta b a, ju n to con el esp íritu de u n a refo rm a gen eral de la Ig lesia, una m a y o r so lem n id ad y riq u ez a ex p re siv a, otras ó rd en es co m o el C íster p ro ­ p u g n ab a n la au sterid ad , el rec o g im ie n to y el eq u ilib rio de las an ti­ guas reglas m onásticas 38. L as ó rd en e s m en d ica n te s d iero n u n a v isió n del m isterio de la salv ació n m ás ce rcan a a los h o m b res, ce n trad a en la h u m a n id ad del S alv ad o r y en su v ida terren a. F ue un m o m e n to de fu erte in tim ism o , de afe ctiv id ad p sic o ló g ic a y de cre cie n te in d iv id u alism o , m a n ife sta ­ d o s inclu so en el p red o m in io de la g en u fle x ió n y en el silen cio con q u e se re c ita b a gran p arte d e la ce le b ra ció n eu carística. La p ie d ad p o p u la r lo llen ab a casi todo 39. 36 Cf. L o n g e r e , J , La prédication médiévale (París 1983). 37 Cf D u m o n e t , E., Le désir de voir l 'Hostie et les origines de la dévotion au Saint Sacrement (París 1926). 38 Cf. C a n i v e z , J. M., «Le nte cistercien», en EL 63 (1949), 276-311; L e f e v r e , P., «La liturgie de Prémontré», ih 62 (1948), 195-229; T i r o t , P., «Un Ordo Missae monastique: Cluny, Citeaux, la Chartreuse», ib. 95 (1981), 44-120 y 220-251. 39 Cf B e r g e r , B . - D , Le drame hturgique de Páques du X au XIII s. Liturgie et théátre (París 1976).

C.4. V.

La liturgia en la historia

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LA UNIFORMIDAD LITURGICA (SS. XV-XIX)

C o m p re n d e los sig lo s qu e tran sc u rre n d esd e el final d e la E d ad M ed ia h asta los c o m ien z o s del M o v im ien to litú rg ico , en tra d o el si­ glo x ix . El eje de to d o el p erío d o lo co n stitu y e el C o n cilio de T ren to (1 5 4 5 -1 5 6 3 ), co m o c o n sec u en cia de la refo rm a p ro testan te.

1.

U n iv ersa liza ció n d e la litu rg ia ro m an a

E n el siglo x v se d esarro lló la d evo tio m o d ern a co n un fuerte acen to in d iv id u al o rien tad o h ac ia la m e d itació n a fe ctiv a y la im ita­ ció n de C risto. Se d esarro lló al m arg en de la litu rg ia y de las d ev o ­ c io n es p o p u lares, so sp e ch o sa s am b as de m a teria lism o cu ltu al p ara este m ovim iento. La litu rg ia se tran sfo rm ab a en m e d ita ció n 40. L a re fo rm a p r o te s ta n te atacó las m isas priv ad as, la co m u n ió n co n u na sola esp ecie, los sufrag io s p o r los d ifu n to s y el ca rácter sa crificia l de la M isa. L a litu rg ia qu ed ó red u c id a a la P alabra, al b au tism o y a la C e n a co n ca rácter p u ram en te co n m em o rativ o 41. El C o n cilio d e T rento se o cu pó de los sacram en to s, p ero se to c a ­ ron tan sólo los p ro b lem as d o g m ático s y d iscip lin ares 42. L a revisión de los libros litúrgicos se tuv o que co n fia r al P apa 43. N o o b sta n te se d ec id ió m a n ten e r el uso de la len g u a latin a en la litu rg ia, au n q u e in v itan d o a la ca te q u esis litú rg ica d en tro de la m ism a ce le b ra ció n (cf. D S 1749; 1759). L a revisió n d e l M isa l y d e l B rev ia rio se realizaro n co n g ran ra p i­ d ez, de m a n era qu e el p ap a san P ío V p ro m u lg a b a en 1568 el B re viarium R o m a n u m y en 1570 el M issa le R om anum . A esto s libros sig u iero n en 1596 el P o n tific a le R o m a n u m , en 1600 el C a erem o n ia le E p isc o p o ru m , p ro m u lg a d o s p o r C lem en te V III, y en 1614 el R itu a le R o m a n u m p o r P au lo V 44. L as co n stitu cio n es ap o stó licas de 40 Cf. D e b o n g n i e , P., «Dévotion modeme», en DSp 3, 727-747, H u e r g a , A , «De­ voción moderna», en DE 1, 575-580, etc 41 Cf. B o u y f r , L., Eucaristía (Barcelona 1969), 377-437; C a s s e s e , M., «Prassi litúrgica nella Chiesa dei secoli xv-xvi c culto divino secondo Martin Lutero», en RL 74 (1987), 563-590, Dix, G., op. cit., 613-734, M e s s n e r , R., Die Messrejorm Martin Luthers un che Eucharistie der Alten Á>c/ie(Innsbruck-Wien 1989). 42 Se promulgó también un decreto disciplinar: De observando et evitando in celebratione Missae, en S c h m i d t , H , Introductio in hturgiam occidentalem (Roma 1960), 371-381. 43 Cf. B u g n i n i , A., «La liturgia dei sacramenti al Concilio di Trento», en EL 59 (1945), 39-51; D u v a l , A , Les sacrements au Concile de Trente (París 1985), etc. 44 El Ritual, como libro para uso de los sacerdotes, se conoce desde el s xn con diversos nombres ordinarium, manuale, sacerdotale, etc En España existían diversos manuales de carácter local, como el Toledano, el Valentino, el Tarraconense, etc. cf. VV.AA , Estudios sobre el Ritual, en Liturgia 13 (1958), 129-279

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Pi

El misterio en la historia

p ro m u lg a ció n indican con to d a clarid ad la o b lig ato ried ad , en to d a la Ig lesia latina, de estos libros restitu id o s a d p r is tin a m sa n cto ru m P a ­ trian rtorm am a c ritum 45. P ara v elar p o r la u nidad litú rg ica, el p a p a S ix to V creó en 1588 la S ag rad a C o n g reg a ció n de R itos, cu y a ac tiv id ad d u ró h asta 1969. Son siglos de in m o v ilid ad , au n q u e el S antoral cre ció de form a d es­ m e su ra d a h a sta p re v a le c e r so b re el d o m in g o y los tiem p o s litúrgicos. En el siglo x v m se p ro d u jero n alg u n o s c o n a to s d e refo rm a co m o el M isal y el B rev iario de P arís de 1736, el S ínodo d e P istoya de 1786, y los intentos del p ap a B enedicto X IV en tre 1741 y 1747 46.

2.

In ten to s d e ren ovación

La situ ació n de d ec ad e n cia litú rg ica de la etap a p reced en te se h ab ía co m p lic ad o con la actitu d an tilitú rg ic a de los refo rm ad o res. N o h ab ía o tra salid a que afirm a r la le g itim id ad de los actos sa cra­ m e n tales y su p rim ir los abusos. L a rev isió n de los lib ro s litú rg ico s se hizo p o sib lem e n te con u n a e n e rg ía aún m a y o r de lo q u e p reten d ió el m ism o C o n c ilio de T ren to , de m a n era que los sig lo s sig u ien tes han sid o c a lific a d o s co m o «el p erío d o de la férre a u n ifo rm id ad y del ru b ricism o » 47. P ero la liturgia se salvó de la m ás g rav e crisis de su historia. La « ép o c a del B arro co » — siglo x v u — sig n ific ó el triu n fo y la ex altació n de la litu rg ia ca tó lica p o r la v ía de la em o tiv id ad , el re ­ b u sc am ien to del cerem o n ial y la sun tu o sid ad del arte 4S. Las d ev o ­ cio n es p o p u la re s, en esp ecial el cu lto eu c arístico y las p ro cesio n es, c o n o c ie ro n u n a se g u n d a fase de esp len d o r. P ero faltó n u ev am en te u na reflex ió n te o ló g ic a m ás allá de la rea firm a ció n de la d o ctrin a cató lica y del ru b ricism o . N u ev a m en te la e sp iritu alid ad se v o lc ab a en las p rác tica s p iadosas. E sta d ic o to m ía te n ía que p ro d u cir ca n sa n cio y d esco n ten to . L a lleg ad a de la Ilu strac ió n al ca m p o litú rg ico se hizo n o ta r en la p u b li­ 45 Const Apost. Quo Primum de promulgación del Missale Romanum, de 19-VIl1570, impresa en todos los misales; cf. A l b e r i g o , G , «Dalla uniforrmtá del Concilio di Trento al pluralismo del Vaticano II», en RL 69 (1982), 604-619; Fruiaz, A.-P , Sirleto e la riforma del Messale Romano di san Pío V (Roma 1976). 46 Para estos siglos cf. B urlini, A , «Per una rilettura del Sínodo di Pistoia (1786)», en RL 75 (1988) 713-720; L ó p e z G a y , J , La liturgia en la misión del Japón en el s XVI (Roma 1970), jÚ a r z o l a , I., Pastorale litúrgica del beato Innocenzo XI Sommo Pontefice dal 1676 al 1689 (Rovigo 1972), O l i v e r , A , «José María Tomasi y sus ediciones litúrgicas», en Ph 155 (1986), 403-419; V ila n o v a , E , «Liturgia cristiana y liturgia de cristiandad. El conflicto de los ritos chinos», en Ph 174 (1991) 311 -320 47 K l a u s e r , Th , op. c it , 93. 48 C f Jungmann, J A., Herencia litúrgica, op. c it , 110-121.

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ca ció n de fu en tes y en los estu d io s de in v e stig a ció n h istó rica. L os in ten to s de ren o v a ció n del siglo x v m p rete n d ían u n a m a y o r se n cillez y p articip a ció n co m u n itaria. Sin em b arg o faltab a ta m b ié n un a a d e ­ cu ad a te o lo g ía del cu lto cristian o , de m a n era que la p asto ra l litú rg ica q u ed a b a re d u c id a a u n a fu n ció n m e ra m en te e d u c ativ a y m o ralizad o ra del pueblo. P ero al m e n o s se cap tó la n ec esid ad de u n a acció n p asto ra l e n c a m in a d a a ac erca r la litu rg ia a los fieles.

VI.

EL MOVIMIENTO LITURGICO

N o su ele ser co n sid e ra d o co m o u na etap a en sí. N o o b stan te, sig n ifica el resu rg im ien to litú rg ico que cu lm in ó en el C o n c ilio V ati­ cano II. En efecto, el siglo x ix rep rese n tó p ara la litu rg ia el c o m ie n ­ zo de una ren o v a ció n , au n q u e m a rc ad a al p rin cip io p o r el ro m an ti­ cism o. L os o ríg en es de este im p u lso re n o v a d o r hay q u e b u sc arlo s en la resta u ració n m o n á stic a in ic ia d a en S o lesm es p o r el ab a d P ró sp ero G u éran g e r (1 8 0 5 -1 8 7 5 ), con sus id eales de ro m an izac ió n de la litur­ gia 49. En el siglo x x el M o v im ien to litúrgico ado p tó un estilo to d a­ vía m ás eclesial y p asto ra l, im p u lsad o p o r el M o tu p ro p rio Tra le so lle c itu d in i de san Pío X 50. En B é lg ic a d estacó la ac tiv id ad de L. B eau d u in ( t 1960). E n A le m a n ia el M o v im ie n to se h iz o m á s te o ló g ic o c o n O . C a se l ( t 1948) y R. G uard in i ( t 1968). En A u stria P. P arsch ( | 1954) v o l­ vió a los ideales de B eauduin. En Italia d estac ó el ca rd en al I. S chuste r ( t 1957). En F ra n cia se fu n d ó el C en tro de P asto ral L itú rg ica de París en 1943. E n E sp añ a hubo un fuerte d esp ertar o rien tad o p o r los m o n a ste rio s de S ilos y de M on tserrat, sobre todo a raíz del C o n g reso de 1915 51. En 1956 se fundó la Ju n ta N acional de A p o sto lad o litúr­ g ico, su stitu id a en 1961 p o r la C o m isió n E piscop al de L itu rg ia, P as­ toral y A rte S acro 52. P ero lo m ás sig n ific ativ o de la m en talid ad qu e p resid ía el M o v i­ m ien to litú rg ico fue la fu n d am e n tac ió n te o ló g ic a de la p asto ra l litúr­ g ica, p ara lela m e n te al m o v im ien to b íb lico y a la n u ev a o rien tació n eclesio ló g ica. Al m ism o tiem p o se co n sid erab a la litu rg ia co m o la 49 C f B r o v e l l i , F , «Stona del movimento litúrgico riel nostro secolo», en EL 99 (1985) 217-238, N e u n h e u s e r , B , «Movimiento litúrgico», en NDL, 1365-1382, Rous s e a u , O , Histoire du mouvement hturgique (París 1945) 50 AAS 36 (1903-1904), 329-339, trad españ en G u f r r l r o 1, 621-629. 51 Cf. F r a n q u e s a , A , «El Congrés de 1915 i la seva significació histórica», en 11 Congrés Liturgie de Montserrat, 1 (Montserrat 1966), 5-36; S o d i , M., «Montserrat 1915: una lezione di attualitá» RL 75 (1988), 191-212, V a l l i S e r r a , M., «El congreso litúrgico de Montserrat de 1915 y su aportación pedagógico-htúrgica»- Ph 152 (1986), 125-154 Cf. G o n z á l e z , J. M., «El movimiento litúrgico en España», en NDL, 1383-1388

PI

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El misterio en la historia

did a sc a lia del p u eb lo cristiano, es decir, la m ás efic az fo rm a de « ca­ tcq u esis» so b re todo a trav és de las fiestas y de los sig n o s litú rg i­ co s 53. El M o v im ien to litú rg ico se vio sosten id o p o r el M a g iste rio y las m edidas reform adoras de los Papas, desde san Pío X hasta Pío X I I 54. San P ío X rea lizó u n a refo rm a parcial en el O ficio d iv in o y en el cale n d ario y P ío X II orien tó d o ctrin alm e n te el M o v im ien to litú rg ico con las en c íc lic as M ed ia to r D ei (19 4 7 ) 55 y M u sica e sa c ra e d isc ip li­ na (1955) 56. L levó a cabo la restau ració n de la S em an a S an ta en tre 1951 y 1955, au to rizó el uso de las lenguas m o d e rn a s en la m isa y en los sacram e n to s, y en 1956 d irig ió un im p o rtan te d iscu rso al C o n ­ greso In tern acio n al de L iturgia de A sís 57. P o r ú ltim o , Ju an X X III, co n v o c ad o y a el C o n cilio V atican o II, pub licó un C ódigo d e R ú b r i­ cas y n u ev a s ed icio n e s típ icas de los libros litúrgicos.

VIL

EL CONCILIO VATICANO II Y LA REFORMA LITURGICA POSTCONCILIAR

El co n c ilio c o n v o c ad o p o r el p ap a Ju an X X III se ab rió el 11 de o ctu b re de 1962. El p rim e r te m a estu d ia d o fue la liturgia. El esq u e­ m a entró en el au la co n c iliar el 2 2 de o ctu b re de 1962, y fue d isc u ­ tid o h asta el 13 de no v iem b re. U n añ o d espués, el 4 de d ic iem b re de 1963, ex a ctam e n te cu a tro cie n to s años d esp u és d e la clau su ra del C o n c ilio de T ren to , el p a p a P ab lo V I p ro m u lg a b a la C o n stitu c ió n S a cro sa n ctu m C o n ciliu m 58. U n a v ez p ro m u lg a d a la c o n stitu c ió n litú rg ica del V atican o II, P a ­ blo V I decid ió que em pezase su aplicació n cuanto an tes 59. L a refo r­ 53 La frase es de Pío XI, en B u g n i n i , A , Documenta pontificia ad instaurationem hturgicam spectantia (Roma 1953), 70 54 Cf L f c f a , J , Pastoral litúrgica en los documentos pontificios de Pío X a Pío XII (Barcelona 1959) 55 AAS 39 (1947) 521-595, trad españ en G u e r r e r o 1, 630-680 56 AAS 48 (1956) 5-25, trad españ en Encíclicas y documentos pontificios 1 (Madrid 1960), 1173-1183 57 AAS 48 (1956) 711-725, trad. españ en Junta Nacional de Apostolado Litúrgi­ co, Renovación de la liturgia pastoral en el pontificado de S S Pío XII (Toledo 1957), 315-331 58 Para la historia y el significado del documento véanse las Acta Synodaha Sacro­ san ta Concilu Oecumenici Vaticani II, 1-2 (Typis Polyglottis Vaticanis 1970-1973), y B u g n i n i , A , La riforma litúrgica (1948-1975) (Roma 1983), 26-59, C para el Culto Divino, Costituzione litúrgica «Sacrosanctum Concilium» Studi (Roma 1986), M o r c i l l o , C (dir ), Comentarios a la constitución sobre la sagrada liturgia (BAC 238, Madrid 1965), S c h m i d t , H , La constitución sobre la sagrada liturgia (Barcelona 1967), etc 59 Mediante el Motu propno Sacram Liturgiam de 25-1-1964, en AAS 56 (1964), 139-144

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m a fue em p re n d id a co n a rd o r y con un gran en tu sia sm o , sobre to d o al p rin cip io . L a ta re a de rev isió n , o rie n ta d a p o r un a am p lia serie de d o cu m en to s 60, h a co n o cid o tres fases: a) el p aso del latín a las len ­ gu as m o d e rn a s (1 9 6 4 -1 9 6 7 ); b) la p u b lic ac ió n de los lib ro s litú rg i­ cos rev isa d o s « seg ú n los d ec reto s del C o n c ilio V atica n o II» (1 9 6 8 1975); y c) la ad a p ta c ió n de los libros litú rg ico s a las circ u n sta n cia s de las Ig lesias p a r tic u la re s 61. V ein ticin co años d esp u és de in iciad a la re fo rm a litú rg ica m á s am p lia de to d a la h isto ria , el p ap a Ju a n P a­ blo II la c a lific a b a « co m o el fruto m á s visib le de la o b ra co n c i­ liar» 62. D en tro de la ad a p ta ció n de la litu rg ia en el ám b ito de las Ig lesias p articu la re s se p la n tea ca d a v ez con m a y o r in sisten c ia el tem a de la incu ltu ració n . L a C o n g reg a ció n p ara el C u lto D iv in o y la D iscip lin a de los S acra m en to s p u b lic ó el 25 de en e ro de 1994 u n a In stru cció n p ara a p lic a r los a rtíc u lo s 3 7 -4 0 de la C o n stitu c ió n S a cro sa n ctu m C o n c iliu m , o fre cie n d o los criterio s b á sic o s y el m o d o de p ro c e d e r en e sta m a teria 63.

60 C f K a c z i n s k i , R , Enchiridion documentorum instauratioms hturgicae, 1-3 (Casale M -Roma 1976ss ), P a r d o , A , Enthiridion Documentación litúrgicaposconcihar (Barcelona 1992) 61 C f B u g n i n i , A , «Situación actual de la reforma litúrgica», en Ph 78 (1973), 495-504 Sobre la reforma litúrgica c f C per íl Culto Divino, Atti del Convegno dei Presidenti e Segretari delle Commisiom nazionah di liturgia (Padova 1986), P a s q u a l e t i i , G , «Reforma litúrgica», en NDL, 1690-1714, S a r t o r e , D , «Valutazione della nforma litúrgica un bilancio dei bilanci», en RL 61 (1982), 116-136, Z a n o n , G , «I «biianci» sulla Costituzione SC e la sua attuazione», en RL 77 (1990) 119-128, y CivCat 136/3 (1986), LMD 128 (1976), 162 (1985), Ph 137 (1983), RL 69/1 (1982), 77/2 (1990), Sales 36/1 (1974), etc Referente a España c f PastL 146/147 (1985), 201 (1991), 27-40 62 J u a n P a b i o II, Exhort Apost Vicesimus quintus annus, de4-XII-1988 (Typis Polyglottis Vaticams 1989), n 12 63 La Liturgia Romana y la inculturación, Typis Polyglottis Vaticams 1994, veanse Not 338(1994),461-464,340(1994),608-625,345(1995), 161-181, OrH 25/6(1994), 195-198, QL 77/1-2 (1995), Ph 206 (1995), RL 82/4 (1995), etc.

C apítulo

V

RITOS Y FAMILIAS LITURGICAS La santa madre Iglesia concede igual derecho y honor a todos los ritos legítimamente reconocidos y quiere que en el futuro se conserven y se fomenten (SC 4). BIBLIOGRAFIA

«Liturgies orientales», en DSp 9 (1976), 914-923; D a l L H., Las liturgias orientales (Andorra 1961); F e d e r i c i , T., Teología litúrgica oriéntale (Roma 1978); G e l s i , D., «Liturgias orientales», en NDL, 1510-1537; G y , P. M., «Liturgies occidentales», en DSp 9 (1976), 899-912; H a n s s e n s , J. M., Institutiones liturgicae de ritibus orientalibus, 1-2 (Roma 1930-1932); H e r n á n d e z , A. S., Iglesias de Oriente, 1-2 (Santander 1963); M o l i n e r o , A. C., Las otras liturgias occidentales (Bilbao 1992); P i n e l l , J., Liturgias locales antiguas, en NDL, 1203-1211; R a e s , A., Introductio in liturgiam orientalem (Roma 1947); R i g h f t t i 1,111-172; T r i a c c a , A. M. P i s t o i a , A. (dir.), Liturgie de VEglise particuliére et liturgie de TEglise universelle (BELS 7, Roma 1976); VV.AA., «Le famiglie liturgiche», en Anamnesis 2, 55-128. B o b r in s k o y ,

m a is ,

En el cap ítu lo anterio r, al tratar de la ép o c a del gran d esarro llo local de la litu rg ia (sig lo s iv al vi), se se ñ alab a com o h ech o m ás sig n ific ativ o la c o n so lid a ció n de las litu rg ia s p a rticu la res. L a im p o r­ ta n c ia de este fen ó m e n o es tan g ran d e que req u ie re que se le d ed iq u e un cap ítu lo . P ero an tes de en tra r en la d escrip ció n de estas litu rg ias es p rec iso an a liz ar los co n c ep to s de rito litú rg ico y fa m ilia litú rg ic a .

I.

RITO LITURGICO PARTICULAR E IGLESIA LOCAL

G e n e ra lm e n te se en tien d e p o r rito litú rg ico el co n ju n to de u so s y p ec u lia rid ad e s de tipo cele b ra tiv o q u e se ob serv an en una litu rg ia p articu la r y que la d istin g u en de las d em ás. Sin em bargo, en la fo r­ m ació n del rito se dan tam b ién o tro s facto res co m o la len g u a, la trad ició n h istó rica, la d em arca ció n te rrito ria l tan to eclesiástica co m o civ il, la visió n te o ló g ic a, la esp iritu alid ad , etc. S egún esto, rito litú r­ g ic o es ta m b ié n el m o d o de v iv ir la fe cristian a en sentido g lo b al, incluso de so b rev iv ir en un am b ien te hostil. El c o n c ep to de rito está u n id o al de Iglesia lo c a l o p articu lar (cf. C D 11). En este sentid o, el rito es la rea liza ció n de una Iglesia local con su o b isp o y su p resb iterio d en tro de u nas co o rd en ad as h u m an as,

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PL

El misterio en la historia

so ciales, cu ltu rale s y re lig io sa s esp ec ífica s. T od o esto su p o n e u n a d eterm in a d a v iv e n cia de la P ala b ra d iv in a c o n ten id a en las E scritu ­ ras, in terp retad a p o r los P adres, d e fin id a p o r sín o d o s y co n cilio s y ex p resad a en la litu rg ia de ac u erd o con una trad ició n eclesial au tén ­ tica 1. El rito de u n a Ig lesia se id e n tifica con ella y v ien e a ser su cen tro v ital, su escu e la te o ló g ic a, su c a te q u esis de la fe y d e la m oral cris­ tian a, el d ep ó sito de su m e m o ria h istó ric a e in c lu so su p rin cip al sig ­ no de identidad co m o p u eb lo o co m o g ru p o étn ico (cf. O E t ss.). E sta realidad se d a ante todo en las Iglesias orientales, en las que el rito contribuye decisivam ente a definirlas. En O ccidente el fen ó m e­ no es apreciable en parte en los ritos litúrgicos que han sobrevivido a la universalización de la L iturgia R om ana, com o el A m brosiano y el Rito H ispano-M ozárabe. Los dem ás son testim o n io tam bién d e una tradición litúrgica p a rtic u la r2, pero de m uy corta existencia. El llam a­ do hoy Rito Z aireño no es propiam ente un rito litúrgico, sino el R ito R om ano con algunas adaptaciones según SC 40. M o d ern am en te se u tiliza ta m b ié n la ex p re sió n fa m ilia litú rg ica p ara referirse al c o n ju n to de ritos q u e están « e m p aren ta d o s» en tre sí p o r el o rigen y las c a ra cterísticas co m u n es. El C o n c ilio V atican o ÍI d eclaró que la Ig lesia « atrib u y e igual d ere ch o y h o n o r a to d o s los ritos le g ítim am en te rec o n o cid o s y q u iere que en el fu tu ro se c o n se r­ ven y fom enten p o r to d o s los m e d io s» (S C 4 ) 3.

II.

LAS FAMILIAS LITURGICAS ORIENTALES 3 b,s

E n el p ro ceso de fo rm ació n de las fam ilias litú rg icas de O rien te ju g a ro n un gran p ap el los g ran d e s ce n tro s de irra d ia ció n m isio n era y litúrgica. El fen ó m e n o de la d iv e rsificac ió n de los rito s se p ro d u ce p rác tica m e n te d esd e los o ríg en e s de la litu rg ia cristian a , sobre la b a ­ se de la tradición p ro ced en te de la Ig lesia m a d re de Jeru salén (cf. 1 C o r 11,2.16.20; 15,1, etc.), cu n a de to d a s las litu r g ia s 4. El se g u n ­ 1 «Rito es el patnmomo litúrgico, teológico, espiritual y disciplinar, distinto por la cultura y las circunstancias de la historia de los pueblos, que se expresa en el modo de vivir la fe de cada Iglesia sut iuris>r Codex Canonum Ecclesiarum Onentahum, c 28, § 1, en AAS 82(1990), 1033-1363, cf. F e d e r i u , T ,«C oncettodi “rito” e “liturgia” ín Oriente», en Anamnesis 2, 111-112. 2 Cf. «Riti della Chiesa» (editonale), en Not 311(1992), 365-368. ' C f OE lss.; UR 14-17; Cat 1200-1203 3b,s El Papa Juan Pablo II ha destacado el gran valor de las liturgias orientales en su Carta Apostólica Oriéntale Lumen, de 2-V-1995, véase Ph 211 (1996). 4 Cf. C o c c h i n i , F., «Jerusalén (Liturgia)», en DPAC 2, 1050-1051, L e c l e r c q , H , «Jérusalem (La liturgie)», en DACL 7 (1927), 2374-2392 Lo atestigua en particular el Diario de Egeria c f A r c e , A , Itinerario de la virgen Egeria (381-384) (BAC 416, Madrid 1980), B e r m e j o , E , La proclamación de la Escritura en la liturgia d eJerusa-

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Ritos y fam ilias litúrgicas

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do gran centro fue A n tio q u ía. D e ella p artiero n e v a n g eliza d o re s h a­ cia to d o el O rien te: A sia M en o r, A rm en ia, A lejan d ría, E tio p ía, P ersia y A rabia. N o o b sta n te , el p restig io de A n tio q u ía p asó m ás tard e a C o n stan tin o p la, p ero sin qu e se p erd ie se la im p ro n ta litú rg ica an ­ tio q u e n a. L a a n tig u a B izan cio d esp leg ó un in flu jo en o rm e d esd e el P onto h asta T racia, S iria, P alestina e in clu so el Sinaí y A lejan d ría 5, en tre los sig lo s vi y xi, m o m e n to en qu e se p ro d u jo la ru p tu ra d e fi­ n itiv a co n R om a. D esd e A le ja n d ría llegó el E ev a n g elio a todo E g ip ­ to, a L ibia, a E tio p ía y al n orte de A frica. O tro s g ran d es n ú cleo s fu eron C esárea, cap ital de C ap ad o cia 6, S ele u cia y C tesifo n te, en P ersia, y A rm en ia. L a d iv isió n m ás c o m ú n d e las litu rg ias de O rien te es la sig u ien te: a) F a m ilia a n tio q u en a o siria: C o m p re n d e las litu rg ias o rig in a­ rias de la trad ició n p red o m in a n te m e n te an tio q u en a , au n q u e se a p re­ cien o tro s influjos. D en tro de e lla se ag ru p a n , a su v ez, cu a tro g ran ­ d es seccio n es: 1. L as litu rg ias sirio -o cc id en tale s: S irio -A n tio q u e n a (S irio -C a tó lic a -A n tio q u e n a y S irio -M a la n k ar), Ja co b ita y M aro n ita; 2 . L as litu rg ias sirio -o rien ta le s: A sirio -ca ld ea o N esto ria n a, y M a la­ b ar; 3 . L a L itu rg ia B izan tin a: G rieg a, E sla v a (R u sa, U cran ian a, B ú l­ gara, S erbia, etc.), R u m an a, A lb an esa, M e lq u ita , G eo rg ia n a; 4. L a L itu rg ia A rm enia. b) F a m ilia a lejan drin a, con dos seccion es: 1 . La L itu rg ia C o p ­ ia; 2. L a L itu rg ia E tíope. L as ca racterísticas de ca d a u n a d e estas litu rg ias no son fáciles de definir. N o o b sta n te se p u ed e n p erfila r sus rasg o s p rin cip ales 7. 1. L itu rg ia S irio -A n tio q u e n a y J a co b ita P erten e cie n te a la fam ilia sirio -o cc id en tal, se d en o m in a S irioA n tio q u e n a p o rq u e co n stitu y e el tro n co p rin cip al de la fam ilia, y Ja co b ita po r el o bispo de E d esa Jacob o B ar A d dai ( | 578), d esp u és de la ru p tu ra con C o n stan tin o p la a raíz del C o n c ilio de C a lc ed o n ia (a. 451) 8. Su o rig en se rem o n ta a un fo nd o q uizás je ro so lim itan o , c o m p letad o p o r los d e sarro llo s su b sig u ien te s a las lu ch as cristo ló g icas de los sig lo s v y vi, al m arg en del in flu jo b izan tin o . El R ito lén Estudio terminológico del «Itneranum Egenae» (Jerusalén 1993), G a r c í a d e l V a l l e , C., Jerusalén, un siglo de oro de vida litúrgica (Madrid 1968) 5 Cf. F e r n a n d e z S a n g r a d o r , J. J., L os orígenes de la comunidad cristiana de Alejandría (Salamanca 1994). 6 C f J a n e r a s , S , «San Basilio en la historia de la liturgia», en Ph 120 (1980) 475-492 7 Paia situarlas geográficamente c f L a c k o , M., Atlas hierarchicus Ecclesiarum Cathohcarum Orientalium (Roma 1972) 8 C f P a s q u a t o , O., «Antioquía (liturgia)», en DPAC 1, 142-144; Voicu, S J , «Iglesia Jacobita», en DPAC 2, 1139-1140

60

P.l.

E l misterio en la historia

alcan zó su fo rm a clásica en el siglo x n co n el p a tria rc a M ig u el el G ran d e ( f 1199). Su ce n tro es A n tio q u ía de S iria y su len g u a in icial­ m en te fue el griego; d esp u és de la ru p tu ra, el siríaco o cc id e n tal y fin alm en te el árabe. L a L itu rg ia S irio -A n tio q u e n a o rto d o x a se fu n d ió co n la L itu rg ia B iza n tin a en el siglo xm . A este R ito p erte n ec e la Ig lesia S irio -C ató lica A n tio q u e n a. La litu rg ia de la P alab ra co m p re n d e seis lectu ras. E n tre sus p le ­ g arias e u c a rístic a s d estac an la A n á fo ra d e los D o ce A p ó sto le s y la A n á fo ra de S a n tia g o de Je ru sa lé n . El añ o litú rg ico está d iv id id o en n u ev e p erío d o s, c o m en z an d o y te rm in an d o el d o m in g o de la d ed ica­ ción. L as ca ra c te rístic a s m ás so b resa lie n tes de esta litu rg ia son su riq u ísim a p n e u m a to lo g ía y la ex tra o rd in aria p ro d u cc ió n p o ética y e u co ló g ica de sus h im n o s y a n á fo ra s 9.

2.

L itu rgia M aro n ita

C o n stitu y e u n a ram a a u tó n o m a de la L itu rg ia Jaco b ita. Su o rig en se en c u en tra en las co m u n id ad e s m o n á stic as del v alle d e O ro n tes, en la S iria ce n tral, esp ec ialm en te en el m o n a ste rio de M a r-M aró n , san to a sceta de p rin c ip io s del sig lo v , de d o n d e v iene el n o m b re del R i­ to ,0. Iglesia fiel a C a lc ed o n ia p ero resisten te a B izan cio , se vio ais­ lada p o r los m u su lm an e s, de m a n era que no tu v o co n o c im ien to del III C o n cilio de C o n sta n tin o p la co n tra los m o n o te le tas (a. 6 8 0 -6 8 1 ), h asta que se c o n stitu y ó en p atriarca d o d u ran te el sig lo v n i, te n ien d o q u e refu g iarse en el L íb ano , en C h ip re y en A lep o . E n 1215 los m a ro n itas se u n iero n a R om a. Sin em b arg o , p o co d esp u és se in ició un p ro ceso de latin izació n , acep tad o p ara d istin ­ g u irse de las co m u n id ad e s m o n o fisitas y p ara p o d e r so b rev iv ir. El p ro ce so c u lm in ó en el S ín od o del M on te L íban o en 1736. N o o b s­ tan te, en 1942 y a se p u so en m a rc h a la recu p eració n de su id en tid ad litúrgica, a c e le ra d a p o r el C o n c ilio V atican o II. L a len g u a litú rg ica es el árabe, au n q u e co n serv a te x to s en siríaco. En la eu c aristía u sa la A n á fo ra d e San P ed ro y u n a ad a p ta ció n del C a n o n R o m a n o . 9 C f H a n g í i I, A - P a h l , I., Prex eutharistica, textus e varus hturgns antiquionbus selecti (Ynb u r g 1968); M a r t i n , V - S a n c h f z C a r o , J M , La gran oración eucarística (Madrid 1969); S á n c h e z C a r o , J M., Eucaristía e historia de la salvación Estudio sobre la plegaria eucarística oriental (BAC 439, Madrid 1983) 10 Cf D i b , P , Eludes sur la liturgie maromte (Pans 1919), H a y e k , M., Liturgie maronite, histoire et textes euchanstiques (París 1964), M a c o m b e r , W. F., «A Theory on the Ongins o f the Synan, Maromte and Caldean Rites», en OCP 39 (1973), 235242; Voicu, S. J , «Maronitas», en DPAC 2, 1372

C.5 3.

Ritos y jam ilias litúrgicas

61

L itu rg ia A sirio -ca ld ea o N esto ria n a

P erte n e c e al gru p o sirio -o rien tal y co n stitu y e u n a de las litu rg ias m ás a rc aic as y so b rias que m e jo r han c o n se rv a d o sus raíces sem itas, lejos del influjo del h elen ism o y de B iza n cio n . Su len g u a litú rg ica es el siríaco . L os p rim e ro s n ú cleo s de esta litu rg ia se rem o n tan al sig lo n, c o ­ n o cien d o un d esarro llo en tre los sig lo s ni y vil, y m ás tard e un p e río ­ do de p e rse cu c ió n en el C a lifato de B a g d ad , b ajo d o m in a ció n m u su l­ m ana. La p rim e ra co d ificac ió n litú rg ica está lig ad a al k a th o lik o s ’Ish ó ’y ab III, h ac ia el 650, rep itién d o se el fen ó m e n o en los siglos xn y xm . U n id a a R om a d esde el siglo x v i, la co m u n id ad m ás n u m e ro sa está en Irak — P atria rc ad o de B a b ilo n ia d e los C a ld e o s— , y alg u n as m in o ría s en Irán, Siria, L íbano, E g ip to y E stad o s U nidos. E sta litu rg ia po see la co lecció n d e h im n o s de B a rd e sa n es (1542 2 2) y la de san Efrén. L a estru c tu ra de la litu rg ia d e la P alab ra co m p re n d e cu a tro lectu ras, de ellas d o s del A n tig u o T estam en to . U sa la an á fo ra aram ea de los A p ó sto le s A d d a i y M a ri, y las d e n o m i­ n ad as de T eodoro d e M o p su estia y d e N estorio . El añ o litú rg ico c o m p re n d e n u ev e tie m p o s: A n u n cia ció n , E p ifan ía in c lu y en d o la p recu aresm a, C u a re sm a , P ascua h asta P en te co stés, A p ó sto les, v eran o , y D ed icación. En la L itu rg ia de las H o ras c o n serv an el sim b o lism o de las tres ho ras de oració n diu rn as, la ta rd e, la m a ñ an a y el m ed io d ía.

4.

L itu rg ia S irio -M a la b a r

L a an tig u a Iglesia de la India, que se rem ite al ap ó sto l san to T o ­ m ás y fue e v a n g e liz a d a p o r m isio n ero s p ro ce d en te s d e S eleu cia, c o n se rv a b a su litu rg ia p rim itiv a h asta q ue en el sig lo x v i to m aro n c o n tacto con los p o rtu g u ese s 12. En los S ín od os de G o a (1 5 8 5 ) y de D iam p er (1599) se llevó a cabo una m ezcla de ritos y de tex to s lati­ n os trad u c id o s al sirio. N o o b stan te se c o n serv ó la estru c tu ra de la m isa, con la A n áfo ra de los A p ó sto le s A d d a i y M ari. En 1653 hubo una escisió n que fo rm ó la Iglesia co n o c id a com o Ja co b ita M alab ar, au n q u e en 1925 y en 1930 alg u n o s o b isp o s v o lv ie­ ro n a la co m u n ió n co n R om a. Se les llam ó d esd e en to n c e s sirio -m a la n k a res para d in tin g u irlo s de sus an tig u o s h erm a n o s los sir io -m a la ­ 11 C f T i s s e r a n t , E , «Nestorienne (Eglise)», en DTC 11 (1931), 157-323, espec 314-323 «La liturgie», F i e y , J M ., Jalons pout une histoire de l'Eghse en Iraq (Louvain 1970) 12 Cf E s b r o e k , M. v a n , «Malabar», en DPAC 2, 1340; T i s s e r a n t , E , «Syro-Malabare (Eglise)», en DTC 14 (1941), 3089-3162, espec. 3155-3161 «Liturgie»; Id , Eastern Christiamty in India (London 1957)

62

P.I.

El misterio en la historia

bares. E n 1934 el p ap a Pío X I d ec id ió la re sta u ra c ió n del an tig u o rito sirio -o rien ta l co n ad a p ta cio n e s d e la litu rg ia A sirio -ca ld ea , tra ­ d u cid a a la le n g u a del E sta d o de K erala d esd e 1960. El C o n cilio V atican o II im p u lsó tam b ién la restau ració n de este R ito 13. 5.

L itu rgia B izan tin a

F o rm a un g ru p o p ro p io d en tro de la g ran fa m ilia an tio q u en a ,4. L o s g ran d e s o b isp o s de C o n sta n tin o p la E u d o x io , san Ju an C risó sto m o y N esto rio eran sirio s, co m o ta m b ié n los h im n ó g ra fo s y te ó lo g o s R o m an o el M elo d e, san A n d ré s de C reta y san Ju a n D am ascen o . S ig u en esta litu rg ia los P atria rc ad o s E cu m én ic o d e C o n stan tin o p la, A lejandría, Je ru sa lé n (o rto d o x o g rieg o ), M o scú 15, etc., y n u m ero sas Ig lesias au to céfalas. P ero es ta m b ié n el rito de Ig lesias en co m u n ió n co n R om a, co m o el P atriarcad o de los G re c o -M e lq u ita s en Jeru salén , el P atriarcad o de A n tio q u ía de los S irios en B e iru t y el P atriarcad o g re c o -m e lq u ita en El C airo. E stas Ig lesias c e le b ra n su litu rg ia en siríaco y en árab e, ad em ás del g riego . H ay fíeles c a tó lico s de R ito B iza n tin o en el sur de Italia, en U cran ia y en o tro s p aíses de E uropa. L a L itu rg ia B izan tin a alcan zó su fo rm a d efin itiv a entre lo s si­ glos x n i-x v b ajo la d in a stía de los P aleó lo g o s, ú ltim o s em p erad o res d e B izan cio , p ero se p u ed e re c o n stru ir su fo rm a a n tig u a g rac ias a alg u n o s co m en ta rio s litú rg ico s y a los d iv e rso s ty p ica d e los sig lo s x y xi. C u e n ta con n u m e ro so s lib ro s litú rgico s. L a litu rg ia de la P alabra co m p re n d ía, en tre los siglos iv al vil, al m e n o s dos lectu ras an tes del E v an g elio , una siem pre del A n tig u o T estam en to . Se u sa la céleb re A n á fo ra d e sa n J u a n C risóstom o, qu e p rev a lec e so b re la ca p ad o c ia d e san B a silio . El ico n o sta sio y la v e n e ració n de lo s ico n o s d efin en el esp íritu de esta liturgia. El añ o litú rg ico b iz an tin o c o m p re n d e un ciclo fijo y otro m óvil. El p rim e ro co m ien z a el 1 de se p tie m b re y tie n e su p rim e ra gran fiesta el 8 de se p tie m b re (N a tiv id ad de M aría), te rm in an d o el 15 de ag o sto co n la D orm ició n de M aría. El ciclo m ó vil, ce n trad o en la P ascu a, co m p re n d e la p rec u aresm a , la c u a res­ m a, la sem an a santa y la cin cu e n ten a pascu al l6. 13 Cf P a t h i k u l a n g a r a , V., «The Liturgical Ycar o f the Syro-Malabar Rite», en EL 90(1976) 173-196 14 Cf. G e l s i , D , «Liturgia Bizantina», en DPAC 2 , 1301-1305, P r R i , V , La «gran­ de Chiesa» Bizantina (Brescia 1981), S c h u l z , H -Y., Die ByzantimscheLiturgic (Trier 1980); S o l o v e v , M. M., TheByzantinedivineLiturgy History and Commentary {Was­ hington D.F. 1970) 15 Cf. K u c h a r e k , C , The Byzantine-Slav Liturgie of St. John Chrysostom Its Origin and the Evolution (Allendale 1971). 16 C f A n d r o n i k o f , C., IIsenso della Pasqua nella liturgia bizantina, 1-2 (LumannTorino).

C.5. 6.

Ritos y fam ilias litúrgicas

63

L itu r g ia A rm e n ia

L a ú ltim a ram a de la fam ilia an tio q u en a la c o n stitu y e la L itu rg ia A rm en ia, o rg an iz ad a d u ran te el sig lo v en la reg ió n m o n ta ñ o sa de A sia M en o r, al su r del C á u ca so , seg ún el m o d e lo de la L itu rg ia de Je ru sa lé n 17. E sta litu rg ia recib ió influ jo s de o tras, esp ecialm en te de la B izan tin a, no o b sta n te h ab e rse n e g a d o a ac ep tar el C o n c ilio de C alced o n ia. E n el siglo xi, d u ran te las C ru za d as, en tró en co n tacto con la litu rg ia la tin a en la zo n a de C ilicia, in c o rp o ran d o n u m e ro so s elem en to s. En el siglo x iv , con la inv asió n tu rca, la Ig lesia arm e n ia v o lvió al m o n o fisism o , h a s ta q ue en el siglo x v u n u m e ro sa s co m u ­ n id ad es se uniero n a R o m a y h o y fo rm an el P atria rc ad o de C ilic ia de los A rm en io s, con sede en B eirut. L os arm e n io s n o ca tó lico s tie n en p atriarca d o s en C o n stan tin o p la y en Jerusalén . E n tre los rasg o s m ás p e c u lia re s se en c u e n tra el ca le n d ario , que d iv id e el tie m p o en ciclo s de siete se m an a s y rese rv a los d o m in g o s p ara las fiestas del S eñ o r y de la S an tísim a V irgen . L as fiestas d e los san to s tien en lugar en d ías fijo s entre sem an a, y los m ié rco le s y v ie r­ nes son siem pre días de ayu no . O tro elem e n to o rig in al es su h im n o g rafía, co m p u esta en tre los sig lo s x y xn. U sa la A n á fo ra d e sa n A ta nasio, y el L ecc io n a rio , de fo n d o je ro so lim ita n o , rev e la el m ás an tig u o o rd en de lectu ras co n o c id o , con tres lectu ras d el A n tig u o T estam e n to , m ás el A p ó sto l y el E v an g elio .

7.

L itu rg ia C op ta

P erten ece a la fa m ilia aleja n d rin a, au n q u e está lejo s d e m a n ten e r las estru ctu ras orig in ales 18. Los cop tos, llam ad os así d esp u és de la in vasión árab e (a. 639), son los cristian o s de E gipto qu e no a c ep ta­ ron el C o n c ilio de C alced o n ia. En el siglo vn el p atriarca B en jam ín (6 2 6 -6 6 5 ) rem o d eló la litu rg ia sig u ien d o el m o d e lo sirio, co n s e rv a n ­ do tan sólo alg u n as trad icio n e s prim itiv as. U na se g u n d a refu n d ició n se rea lizó b ajo el p atriarca G abriel 11 (1 1 3 1 -1 1 4 5 ), y u n a tercera y d efin itiv a en el siglo x v , con el p atriarca G ab riel V. 17 C f B a ro n ia n , Z , «La liturgie de l’Eglise armeruenne dans le cadre des liturgies des autres rites onentaux», en O rthodoxia 27 (1975) 15-171, C o n y b e a rf, F. C., R iluale Arm enorum (Oxford 1905), D a y , P D , Eastern C hristian Liturgies, 1 Arm enian, Coptic, Ethiopian an d S yn an (Dublin 1972), Voicu, S. J., «Armenio (Rito)», en DPAC 1,219-220 ,x C f B u r m e s t f r , O H E , The Egyptian or Coptic Church A Detailed Descnption oh her Liturgie al Services (El Cairo 1967), G a s t ó l e , A - L ec l f r c q , H , «Alexandne (Liturgie)», en DACL 1 (1904), 1182-1204, G l r a r d , V , La liturgie des copies d'E gipte(Pans 1978), O r l a n d i s , T , «Copto», en DPAC 1,493-497

P /.

64

El misterio en la historia

En 1739 una p eq u eñ a p o rció n d e esta Ig lesia co n el o b isp o co p to de Jerusalén se unió a R om a. E n el siglo x ix el n ú m e ro de fieles aum entó hasta el punto que el p a p a L eón X III c re ó el P atria rc ad o copto-católico de A lejan d ría co n sed e en la ca p ita l eg ip cia. La lengua litúrgica o rig in a ria fue el g rieg o y en esta len g u a se escribió el E ucologio d e S era p ió n (s. iv) co n su céleb re anáfora. D espués se introdujo la an tig u a le n g u a de E g ip to y a p a rtir de la E dad M edia el árabe. L as lectu ras son siem p re cu atro . El O ficio d i­ vino tiene u na am p lia salm od ia. U san la A n á fo ra co p ta d e sa n B a si­ lio, la de san G regorio e l T eólog o (N a cian ce n o ), y la d e sa n Cirilo. La celebración eu carística es m u y so b ria y se in ic ia co n la litu rg ia d el incienso (cf. Ex 30,7-9). El año litúrgico copto e m p ie z a el 29 de ag o sto y co n sta d e trece m eses, doce de treinta d ías y u n o de cinco, sig u ien d o las estac io n es típicas del B ajo E gipto, m a rc ad a s p o r las in u n d a c io n e s del N ilo. L os ayunos m arcan tam bién el ritm o del año. P o r o tra p arte tien e trein ta y dos fiestas en ho n o r de la S an tísim a V irg en M aría.

8.

L itu rgia E tíop e

Las co m u n id ad es cristian a s esta b le c id a s en el an tig u o rein o de A xum , al sur del S udán, y co n o c id a s d esd e el sig lo iv, d eb iero n de ser fundadas p o r fieles coptos y sirios p ro ce d en te s de A lejan d ría ,9. N o o bstante, la liturgia ac u sa in flu en cias b iz a n tin a s y de o tras litu r­ gias. T ras la invasión árabe la Iglesia de E tio p ía q u ed ó aisla d a del resto de la cristian dad. En el sig lo xm se p ro d u jo u n a restau ració n , in troduciéndose ritos in sp ira d o s en el A n tig u o T estam e n to , co m o las p ro cesiones con el A rca de la A lian za, la circ u n c isió n an tes del b a u ­ tism o y alg u n as fiestas. L a ig le sia es de p la n ta c irc u la r co n un te m ­ plete en el centro. D urante los sig los x v n y x ix , m isio n ero s c a tó lic o s in ten taro n la­ tin izar la L itu rg ia E tíope. N o o b stan te, en E ritrea ex iste n n ú cleo s católicos que han co n serv ad o su rito an c estra l. El ca le n d ario es sim i­ lar al copto. E ntre las fiestas del S eñ or d estac an la E p ifan ía del Jo r­ dán, la m u ltip licació n de los p an es y la v en id a de Je sú s a E g ip to . Las fiestas m arian as tienen tam b ién d istin tas ca te g o ría s. 'E n la ce le b ra ció n eu c arística usan n u m e ro sa s an á fo ra s de p ro c e ­ d encia diferen te, d estac an d o la A n á fo ra d e l Seño r, re e la b o ra c ió n de la A n á fo ra d e H ipólito , y la A n á fo ra d e sa n E p ifa n io . E x isten ta m ­ 19 Cf.

a r c o s , D , The Liturgy o f the Ethiopian Church (El Cairo 1959), P a n l i T , «The Judaic Spint o f the Ethiopian Orthodox Church: A Case Study í n rehgious Acculturation», en Jounal o f Religión in Africa 4 (1972), 178-199, R a n i e r i , O , «Etiopía (Liturgia)», en DPAC 1, 795-796. k o w s k i,

J

M

C5

Ritos y fam ilias litúrgicas

65

bién d o s an á fo ra s m arian as. Su le n g u a litú rg ica es el g h eez, la an ti­ g ua le n g u a de E gipto.

III.

LAS FAMILIAS LITURGIAS OCCIDENTALES

E n el siglo iv se in ició ta m b ié n en O cc id en te la d iv e rsificac ió n de los rito s litú rg ic o s, pero con características pro p ias 20. En efecto , ju n to al p re d o m in io de a lg u n a s m e tró p o lis co m o R o m a , M ilán , A q u ilea, C a rtag o , S evilla, T o led o , A rlés, etc., se p ro d u jo el fen ó m e­ no de la cre ativ id ad eu c o ló g ic a, su rg id o de la c ristian iza ció n del la­ tín, al que se u nió la o rg an iz ac ió n del añ o litúrgico. L as litu rg ias o cc id e n ta le s se clasific an de la sig u ien te m an era, aten d ie n d o a la an tig ü ed a d y a las d ep e n d en c ia s m u tu as: A frican a, R om ana, A m b ro sian a , H isp á n ica o H isp a n o -M o z árab e , G alica n a y C elta. E ntre las q ue ap e n as so b rep a saro n el p erío d o de los o ríg en es se en c u en tra n las de A q u ile a y B en ev e n to , en el n o rte y su r de Italia, resp e ctiv am e n te 21, y la de B raga, en P o rtugal. E sta últim a, llam ad a L itu rg ia B racarense, p arece d e riv a r de alg ú n m isal p erte n ec ien te a la c o n g re g ació n b e n e d ic tin a de C lu n y en el siglo x n 22. 1.

L itu rg ia A frica n a

L a litu rg ia la tin a del no rte de A frica, que se b en e fició d e la o b ra de san C ip ria n o (2 4 9 -2 5 8 ) y de san A g u stín (3 9 6 -4 3 0 ), no so b rev i­ vió a las inv asio n es de v án d a lo s y b e re b e re s que arrasa ro n d esd e el siglo v las flo recien tes Ig lesias n o rtea fric an a s 23. D esde el p u n to de v ista litú rg ico e x istía un a p erfecta o rg a n iz a ­ ción, e sp ec ialm en te en la In iciació n cristian a. L a d isc ip lin a p e n ite n ­ cial era m u y rig o rista a cau sa del p ro b lem a de los lapsi, y el m a tri­ m onio c o n tab a y a con la b e n d ició n n u p cial. El O ficio d isp o n ía de co lectas sálm icas. P ero de to d o esto no han q u ed a d o m ás qu e a lg u ­ 20 C f C a t t a n e o , E., II culto cristiano in Occidente (BELS 13, Roma 1978), 113183, G y , P M., «Historia de la liturgia en Occidente hasta el Concilio de Trento», en M a r t i m o r t , 73-90 21 Cf. M a g g i o n i , C , «Le antiche liturgie italiche non romane», en RL 80 (1993), 463-483 22 Cf. V a z , A L , «O Rito Bracarense Pode-se reconstruir e actualizar o antigo rito de Braga?», en Ora et Labora 19 (1973), 249-266, Id , O Rito Bracarense desde os orígenes ao Missal de Mateus (Braga 1976), Id., Liturgia Bracarense das primitivas da lgreja (Braga 1981) 21 Cf C a b r o l , F , «Afrique (Liturgie)», en DACL 1 (1924), 591-657, K i l m a r h n , E J , «Early African Legislation conceming Liturgical Prayer», en EL 99 (1985), 105-127, M a r í n i , A , La celebrazione eucarísticapresieduta da san Agostino (Brescia 1989), S a x e r , V , Vie liturgique et quotidienne á Carthage vers le miheu du ///‘ siécle (Cittá del Vaticano 1969), Id , «Africa», en DPAC 1, 35-37

P.l.

()(>

El misterio en la historia

nos textos q ue h an so b rev iv id o en o tras litu rg ias co n las q u e se rea li­ zó un n o tab le in tercam b io .

2.

L itu rgia R om an a clá sica

C on este n o m b re se d esig n a la ép o c a en q u e esta litu rg ia es to d a ­ v ía un rito local, entre los sig lo s iv y vi, an tes de la em ig ració n de los libros litú rg ico s ro m an o s p o r to d a E u ro p a 24. A u n q u e la T ra d i­ ción A p o stó lica de H ip ó lito es del p rim e r te rc io del s. m, fue re d a c ­ ta d a en len g u a g rieg a y es an terio r al n a c im ie n to d e las litu rg ias o ccidentales de len g u a latina. Es m u y p ro b ab le que el in tro d u c to r del latín en la litu rg ia de R o m a fu era el P ap a esp añ o l san D ám a so (3 6 6 384). El C anon R o m a n o , al m en o s en su p arte ce n tral, ex istía y a en el siglo iv 25. La liturgia de R o m a tenía un gran prestigio, com o p rueban las car­ tas de los P apas a algunos o bispos sobre tem as litúrgicos 26 y la o b ra h om ilética y eucológica de san L eón M agno (440-461), san G elasio (492-496), san V igilio (537-555) y san G regorio M ag n o (590-604).

3.

L itu rgia A m b ro sia n a

L a litu rg ia q ue su bsiste con este n o m b re en la d ió c esis d e M ilán tiene ciertam en te su o rig en en la trad ició n litú rg ica p ro p ia d e la sede reg ida po r san A m b ro sio ( 3 7 4 -3 9 7 ) 21. En efecto, al santo o b isp o se le atribuyen an tífo n as, h im n o s y v igilias, y una la u s cerei. L a h isto ria de la L itu rg ia A m b ro sian a co n o ce tres etapas: la de los o ríg en e s y el d esarro llo (ss. iv -v u ), la d e co n so lid a ció n (ss. v m ix), y la de c o n fig u rac ió n d efin itiv a b ajo la in flu e n cia ro m a n a y caro lin g ia (s. ix). E ntre sus c a racterísticas están el sistem a de lectu ras, un a eu c o lo g ía p ro p ia, la estru c tu ra del año litúrg ico , las v aria n tes en 24 De ella se ha tratado en el apartado 2 del capítulo precedente No obstante, cf. , A., «La liturgia romana al di qua e al di lá delle Alpi», en RL 80 (1993), 443-462, Roun l a r d , Ph , «Roma (Liturgia)», en DPAC 2, 1909-1911 25 Ajuzgarporel testimonio de san Ambrosio (t 397), en D e sacramentis IV,5,2125, 6,26-28, en B o t i e , B. ( e d ) (París 1961), 114-116, cf. B o r e l i a , P , «Lvoluzione stonca e struttura letterana del Canone della Messa romana», en 11 Canone (Roma 1968), 95-113 26 Las cartas de Sincio a Himeno de Tarragona (a 385), en PL 13, 1134, de Inocencio I a Decencio de Gubbio (a 416), en R C a b i e (ed ) (Louvam 1973), de san León (440-461) a los obispos de Sicilia y a los de Campania, en PL 54, 696 y 1209ss, y de san Vigilio a Profuturo de Braga (a. 538), en PL 84, 829-832. 27 Cf B o r e l l a , P , 11 Rito Amhrosiano (Brescia 1964), P a r e d i , A., Storia del rito am brouano(M ilano 1990), T r i a c c a , A. M., «Ambrosiana (Liturgia)», en NDL, 53-96; I d , «Ambrosiana (Liturgia)», en DPAC 1, 92-94. C

a tella

C5

Ritos y familias litúrgicas

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ei C anon R o m a n o y alg u n o s ritos. U no d e los d istin tiv o s m ás so b re ­ sa lie n tes es su fuerte cristo ce n trism o a n tia rria n o , que se m a n ifiesta tam b ién en el cu lto a la S an tísim a V irg en . A h o ra b ien, la actu al L i­ tu rg ia A m b ro sia n a reb a sa am p lia m en te el estad o p rim itiv o . En e fe c­ to, sus lib ro s litú rg ico s fu ero n siste m a tiz a d o s d u ran te el p erío d o caro lin g io cu a n d o y a no era p o sib le al rito lo cal su straerse al in flu jo de la litu rg ia ro m an o -fra n ca d o m in a n te (s. i x ) 28. D esp u és del C o n cilio V aticano II se ha efe ctu ad o u n a am p lia re fo rm a 29. 4.

L itu rg ia H isp a n o -M o zá r a b e

C on este n o m b re se co n o c e h oy el rito q ue n ació y se d esarro lló en la p e n ín su la Ib érica y en la G alia n arb o n e n se, al m ism o tiem p o q u e los o tro s rito s de O cc id en te 30. Se le h a llam ad o tam b ién h isp á ­ nico p a ra p o n er de reliev e su c o n d ició n latin a, visig ó tico p ara d e s ta ­ car su v in cu lació n a los g ran d es P adres de la Ig lesia esp añ o la, y m o zá ra b e co m o h o m e n aje a los cristian o s que m a n tu v ie ro n su fe bajo la d o m in a ció n m u su lm an a. 1. O rig en . L a p rim itiv a L itu rg ia H isp a n o -M o z árab e es c o n ­ te m p o rá n e a de la L itu rg ia R o m an a clásica. Y co m o ésta, h a co n o c i­ do ta m b ié n las etap a s del d esarro llo e u c o ló g ic o , y de la co n so lid a ­ ció n y co d ificac ió n en lib ro s litú rg ico s no co n tam in ad o s. E ntre los facto res q ue d iero n o rigen al rito se e n c u en tra n el in tercam b io de la H isp a n ia ro m an a con el n o rte de A frica, q u e p ro d u jo la in c o rp o ra­ ció n a la latinidad cristian a 31, y la ex iste n cia d e un a trad ició n cu ltu ­ ral p ec u lia r, que se une en sim b io sis p erfec ta co n la fe y co n el te stim o n io de los m á rtires, p rim ero fren te al p ag a n ism o y d esp u és frente al arrian ism o . 2. D esa rro llo y abo lición . E n el p erío d o de d esarro llo , ju n to a los n o m b res de Ju sto de U rgel (s. vi), san L eand ro ( t 600), san Isi­ d o ro ( f 636), P edro de L érid a (s. vil), C o n a n cio de P alen cia ( | 638), 2* Cf T r i a c c a , A M., «Per una mighore ambientazione delle fonti liturgiche ambrosiane sinassico-eucharistiche (Note metodologiche)», en C u v a , A (dir ), «Fons vivus» Miscellanea litúrgica M S Vismara (Zurich 1971), 161-220; Id , «Libri liturgici ambrosiam», en Anamnesis 2, 201 -217 (B ib l) 29 C f B i f f i , I , «La riforma del Messale Ambrosiano Método e nsultati», en Not 126 (1977) 12-28, véanse RL 65/4 (1978), 70/2 (1983), 5cCat 114/2-3 (1986) 30 Cf. B o h a j a r , J - F f r n a n d c z , I , «Hispana, Liturgia», en NDL, 943-966, F e r r e r , J M , Curso de liturgia hispano-mozárabe (Toledo 1995), G r o s , M , «Estado actual de los estudios sobre Liturgia Hispánica», en Ph 93 (1976), 227-241, P i n l l l , J , «Liturgia Hispánica», en DHEE 2, 1303-1320, Id , «Hispánica (Liturgia)», en DPAC 1, 10471053, R a m i s , G , «La Liturgia Hispano-Mozárabe», en PastL 207/208 (1992), 25-37, y en Ecclüi 11 (1994) 107-120, 13 (1996), 323-326, VV A A , Estudios sobre la Liturgia Mozárabe (Toledo 1965), VV AA., Liturgia y música mozárabes (Toledo 1978). 31 El intercambio fue constante en los primeros siglos1cf. L e r e n a , J , «San Agustín y la antigua liturgia hispánica», en Augustinus 24 (1979) 321-378.

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P /.

E l misterio en la historia

san E u g en io III de T o le d o ( | 657), san Ild efon so ( f 667) y san Ju ­ lián de T o led o ( f 690), san B rau lio de Z arag o z a ( f 651) y san Q u i­ rico de B arcelo n a ( t 6 5 6 ), se d eb e rec o rd a r ta m b ié n la acció n litúr­ g ica de los C o n c ilio s de T o le d o , d estac an d o el III (a. 589), en el que se p ro d u jo la c o n v e rsió n d e R e cared o , el IV (a. 6 33) y el X (a. 656). El resu ltad o de to d a esta la b o r cre ad o ra y p asto ral cristalizó en las rec o p ilac io n e s e fe ctu a d as p o r san Julián 32. En ese m o m e n to y a se c o n ta b a con u n a serie de p ec u lia rid ad e s en la cele b ra ció n e u c arística , en los sa cram e n to s, en el añ o litú rg ico , en el san to ral y en el O fic io ca te d ra l y en el m o n á stic o , q ue d ife re n ­ ciab an n o ta b le m e n te a la L itu rg ia H isp á n ica de las d em ás. L a v id a de la L itu rg ia H isp á n ic a fue tran q u ila h asta qu e su rg ió la h ere jía a d o p c io n ista en E spaña. Félix d e U rgel y E lip an d o d e T o led o (s. v u i) se h ab ían serv id o de te x to s litú rg ico s h isp á n ic o s p ara ap o y a r sus doctrin as. E sto o c a sio n ó q ue la so sp e ch a de h etero d o x ia se ex ­ te n d iera a todo el R ito, no o b sta n te la ap ro b a ció n efe ctu a d a p o r el p apa Juan X ( f 928). F in alm en te, en 1073 el p ap a G reg o rio V II d e­ cretó la ab o lició n del R ito, eje c u ta d a en 1080 p o r el C o n c ilio de B u rgos p ara los R einos de C a stilla y de L eón 33. P ero y a h ac ía tie m ­ po q ue el R ito H isp án ico esta b a sien d o su stitu id o p o r el R o m an o 34. 3. S u p e r v iv e n c ia y re sta u ra c ió n . N o o b s ta n te , en 1085, el m ism o P apa, a raíz de la re c o n q u ista de T o le d o , c o n c ed ió a los c ris­ tia n o s m o z árab e s el p riv ile g io de se g u ir u sa n d o la litu rg ia q u e les h ab ía ay u d a d o a m a n ten e r su fe. P ero p o co a p o co fu ero n d esap a re­ cien d o los m a n u scrito s litú rg icos. C u a n d o en 1495 el card en al C isn eros acced e a la S ede P rim ad a, tan sólo se m a n te n ía fiel al an tig u o rito la p a rro q u ia de S antas Ju sta y R u fina. G racias a él se im p rim ie­ ron el M issa le G oth icu m se c u d u m re g u la m B ea ti Isidori, d ictu m M o ­ zá ra b e s en 1500 y el B rev ia riu m G o th icu m en 1502. E n 1982 el card en al d e T o le d o don M arcelo G o n zá lez M artín , de acu erd o co n la S anta S ede y la C o n fe re n c ia E p isco p al E sp añ o la, creó u n a C o m isió n p ara la rev isió n ex in te g ro del R ito H isp án ico según los p rin cip io s del C o n c ilio V atican o II (cf. SC 3 - 4 ) 35. El p ri­ 32 Cf P in e i i , J , «La Liturgia Hispánica Valor documental de sus textos para la historia de la teología», en Repertorio de Historia de las Ciencias Eclesiásticas en España, 2 (Salamanca 1971), 29-68; I d , «Libn liturgia ispanici», en Anamnesis 2, 190-201 (B ib l) 33 Véase la Carta del Papa a los reyes de León, Castilla y Aragón, en J a f f e , P h . (ed ), Regesta Pontificum Romanorum (Leipzig 1885), nn.4840ss, cf. P e r e z , F., «San Gregorio VII y la liturgia española», en Liturgia 3 (1948), 101-113 y 323-333 , S a i n t D e n i s - S a i n t P i t l r , S., The Reception o f the Román Liturgy in Leon-Castile in 1080 (New York 1985) 34 C f J a n i n i , J , «Liturgia Romana», en DHEE 2, 1320-1324. 35 Cf. A l d a z a b a l , J , «II Rito Ispanico-Mozarabico si mette di nuovo in cammino», en RL 71 (1984), 591 -596, Ramis, G., «Pervivencia y actualidad del Rito Hispano-Mo-

C5

Ritos y familias litúrgicas

69

m er fru to de los trab a jo s d e esta C o m isió n h a sid o el M issa le H isp a n o -M o za ra b icu m ed itad o en 1991 36. U n añ o desp u és, p o r p rim e ra vez en la h isto ria, el S u ceso r de P ed ro ce le b ra b a la M isa seg ú n el Rito H isp a n o -M o z árab e , u sa n d o el citad o m i s a l 37. 5.

L itu rg ia G a lica n a

C o n este n o m b re se d e sig n a la litu rg ia local u sa d a en el su r de las G alias y que d esap a re ció en la se g u n d a m itad del sig lo vm 38. L os p o co s d o cu m en to s que h an so b rev iv id o están y a ro m an izad o s, de m an era que es m uy d ifícil rastre ar los elem e n to s o rig in a les. L as se­ d es que p u d ie ro n h ab e r llegado a ser las g ara n tes d e los rito s lo cales co m o A rlés y M arsella, y la reg ió n de P ro v en za, estab a n y a bajo el d o m in io de los fran co s en el siglo vi. N o o b stan te, el p are n tesc o en tre las L itu rg ias G alica n a e H isp á n ica es tan n o tab le q ue, g rac ias a ésta, se p u ed e n a p re c ia r alg u n o s elem e n to s de aq u élla. E n tre las fu en tes de esta litu rgia se en c u en tran las h o m ilías de F au sto de R ietz ( f 4 8 5 ) y de san C eráreo de A rlés ( f 542), la E xp o sitio b re vis antiq u a e litu rg ia e g a llic a n a e del P seu d o -G erm án de P arís (s. vil), y a l­ g u n o s libros litú rg ic o s 39.

6.

L itu rg ia C elta

El rito litú rg ico de Irla n d a y de o tras z o n a s de las Islas B ritá n ic as d e o rig en celta, ap en as su p e ró la fase de g estac ió n (s. vi), d eb ien d o d a r p aso al R ito R om an o en la ép o c a de los ca ro lin g io s (s. ix) 40. En los sig lo s vi y vil esta Ig lesia era to d a v ía d em asiad o jo v e n p ara m ar­ ca r u n a h u e lla p ro fu n d a en la q ue se p u d ie se ap re cia r el g en io c u ltu ­ ral celta. P or otra parte la len gu a litú rg ica, d esd e el p rin cip io de la zárabe», en Not 202 (1983), 282-286, R a m o s , M , «Revisión ex integro de la liturgia hispano-mozárabe», EL 99 (1985), 507-516; y OrH 25/1-2(1994), Ph 175 (1990) % Missale Hispano-Mozarabicum (Conferencia Episcopal Española-Arzobispado de Toledo 1991), c f Not 267 ( 1988), 670-727; PastL 207/208 (1992), Ph 191(1992), 367-380, Salm 39/2 (1992), 269-275, F e r r e r , M., Los santos del nuevo Misal HispanoM ozárabe (Toledo 1995). 37 Celebrazione eucarísticapresieduta dal Santo Padre Giovanni Paolo II m Rito Ispano-Mozarabico (Tipografía Vaticana 1992), c f Not 311 (1992), 404-410 3X C f C a b r o l , F., «Le Liturgie Galhcane», en A i g r a i n , R., Encyclopediepopulaire desconnaissanceshturgiques (París 1947), 793-800, P i n e l l , J., «Galicana (Liturgia)», en DPAC 1,910-914 39 C f P i n e l l , J , «Libn liturgia gallicani», en Anamnesis 2, 185-190. 40 C f G o u g a u d , L , «Celtiques (Liturgies)», en DACL 2, 2969-3032; P i n e l l , J , «Céltica (Liturgia)», en DPAC l, 397-398, W a r d , A , «Le liturgie msulari», en RL 80 (1993), 484-497, W a r r f n , F. E , The Liturgy and Ritual o f the Celtic Church (Woodbridge-Suffolk 1987)

70

P.I.

El misterio en la historia

ev a n g eliza ció n , no era el g aélico , sino el latín. E n tre los p rim e ro s te stim o n io s de u n a literatu ra c ristia n a irla n d esa se e n c u en tra u n a se­ rie de h im n o s q u e p o n en de m a n ifiesto u n a trad ició n p o ética au tó c­ tona. O tras fu en te s litú rg icas son el A n tifo n a rio d e B angor, co p iad o en el siglo vn, y el M isa l d e Stow e, de finales del siglo vm .

PARTE SEGUNDA

CE LEBR AC IO N DEL MISTERIO

C a p ít u l o V I

LA C E L E B R A C I O N Las acciones litúrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia (SC 26). BIBLIOGRAFIA A u g e , M., «Celebración», en DTVC, 233-241 (Bibl.); B r o v e l l i , F. (dir.), La celebrazione cristiana: dimensioni costitutive dell ’azione litúrgi­ ca (Genova 1987); C o s t a , E., «Celebración-Fiesta», en DTI 2, 25-38; D a l m a i s , I. H., «Teología de la celebración litúrgica», en M a r t i m o r t , 251-304; D u c h e s n e a u , C l ., La célébration dans la vie chrétienne (Paris 1975); Ló­ p e z M a r t í n 1, 201-227; M a l d o n a d o , L. - F e r n a n d e z , P., «La celebración litúrgica: fenomenología y teología de la celebración», en B o r o b i o 1, 205258; M a t e o s , J., Cristianos en fiesta (M adrid 1975), 252-337; R u f f i n i , «Celebración litúrgica», en NDE, 167-183; S a r t o r e , D. et AA.AA., «Le dimensioni della celebrazione cristiana», en Associazione Professori Litur­ gia (dir.), Celebrare il mistero di Cristo, 1 (BELS 73, Roma 1993), 337480; S o d i , M., «Celebración», en NDL, 333-353.

Se in icia la se g u n d a p arte, d e d ica d a a la c e le b ra ció n d e l m iste rio o a la liturgia en cu a n to a cción. E n este ca p ítu lo y en lo s sig u ien te s se estu d ia la « p u esta en escen a» de la litu rg ia, h ac ié n d o se acto sig ­ n ific ativ o , ritual y festiv o d en tro de un lu g a r y de u n tie m p o co n c re­ tos. L a cele b ra ció n es u n a ca te g o ría fu n d am e n tal p ara d e fin ir la litu r­ g ia co m o ac ció n re p re se n ta tiv a y a c tu a liz a d o ra del m isterio de C risto y de la h isto ria de la salvación. El C o n cilio V atican o II rec o rd ó que las ac cio n es litú rg icas p e rte ­ n ecen a la Iglesia y tien en co m o su jeto a to d o el p u eb lo san to de D ios (cf. SC 26). El C atecism o de la Ig lesia C ató lica u tiliza ta m b ié n esta ca te g o ría en el títu lo de la se g u n d a parte, y d ed ica a este c o n ­ cep to un cap ítu lo !.

I.

LA PALABRA «CELEBRACION»

L a ce leb ra ció n tie n e im p o rta n tes co n n o ta c io n e s te o ló g ic as, p ero se b asa en la d im e n sió n ex p re siv a y festiv a del h o m b re. 1 La celebración sacramental del Misterio pascual, en Cat 1135-1209.

74

P II

1

La celebración del misterio

E tim o lo g ía y u so p r im itiv o

C e le b ra r y c e le b ra c ió n p ro ce d en del latín (teleb ra re -c eleb ra tio ), lo m ism o q ue el ad jetiv o c é le b te (celeber), y desd e el p u n to de vista e tim o ló g ico sig n ifican lo m ism o que fre c u e n ta re , es d ecir, el acto de reu n irse v a n a s p erso n a s en un m ism o lu g a r 2. C e le b ra r im p lica siem ­ p re u n a re fe re n c ia a un a c o n te c im ie n to que p ro v o ca un rec u erd o o un se n tim ien to co m ú n C e le b re es no so lam en te el lu g ar frecu en tad o p a ra la reu n ió n , sino ta m b ié n el m o m e n to de la reu n ió n , y n atu ra l­ m e n te el h ec h o que la m o tiv a. E n el le n g u aje c o m ú n la tin o estas p alab ras te m an co m o o bjeto las fiestas p ag a n as, los ju e g o s del circo y los e sp ec tác u lo s en g en e­ ral, con un e v id en te m a tiz p o p u la r, c o m u n ita rio e, in clu so , relig io so L a p alab ra ce le b ra r y su s d e riv a d a s se ca rg aro n de ac ep c io n e s h o n o ­ ríficas, p a ra con los d io se s y p ara con los h o m b res que eran v en e ra­ do s — p o r ejem p lo , los h é ro e s de la g u erra o los atletas— , alu d ien d o ta m b ié n a las m a n ife sta c io n e s ex tern as del h o n o r y de la v en eració n (b oato, so le m n id a d , etc.).

2

En el latín cr istia n o

E sto s m a tic es p a sa ro n al latín cristian o Sin e m b arg o se p ro d u jo un en riq u e c im ie n to del le n g u a je co m o resu ltad o d e la sim b io sis en ­ tre la fe y la c u ltu ra latin a. C elebrare, celebratio , etc , ap arecen en las tra d u c cio n e s la tin as d e la B iblia, en el v o ca b u la rio de los S antos P adres latinos y en los lib ro s litúrgicos 3. 1. L a s tra d u c c io n e s la tin a s d e la B ib lia d ejan e n tre v e r una elecció n en el uso de d e te rm in a d o s té rm in o s D e hech o , cu an d o el verb o ce le b ra re tra d u c e al g rie g o p o ie ó (hacer), tien e se n tid o e x c lu ­ siv am en te cu ltu al y re lig io so y se refiere a d istin to s o b je to s — la P ascu a y o tras fiestas, a lg u n o s ritos, etc — co m o sig no de u n id ad en la c o n m e m o ra c ió n d e un ac o n te c im ie n to ( c f E x 12,48, 13,5, D t 16,10-13) C u a n d o tra d u c e a eo rtá zó (h ac er fiesta), alu d e a la p o p u ­ larid ad del feste jo , a la m u c h e d u m b re que se reú n e p ara h o n rar al S eñor ( c f Ex 12,14, 2 3 ,1 4 , L ev 23,39 41, N ú m 2 9,12, 1 C o r 5,8) 4 La tra d u c c ió n de c a lé ó (co n v o c ar) p o r c e le b ra re in d ica q u e la reu n ió n tiene su o rig e n en la lla m a d a d iv in a ( c f L ev 2 3 ,2 4 ) E ste uso es m uy sig n ific ativ o , p o rq u e está rela cio n ad o con la p alab ra ekkle2 Cf

F o r c f j l f n i , A , Lexicón totius latimtatis (Prato 1839), 520-521, también B , «Celebrare» in der romischen L itwgiesprache (Munich 1963) 3 C f P e l v i , V , «Per una teología della “celebrazione” Fondamenti biblici e patnstici», en Asprenas 23 (1976) 411 -424 4 C f M a y e r , R , «Fiesta (eorté)», en DTNT 2, 188-193 D

roste

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sía, c o n v o c ac ió n del S e ñ o r 5 E n cam b io , el verb o sa b b a tízó (g u ard ar el sáb ad o ), trad u c id o p o r celebrare, alu d e a la reiterac ió n de la c o n ­ v o c a to ria d iv in a — ca d a se m an a— p ara que el p u eb lo rec u erd e las ob ras del S eñ o r ( c f L ev 2 3 ,3 2 , 2 C o r 3 6 ,2 1 ) F in alm en te, cu an d o ce le b ra re trad u c e a ág ó (lle v a r a efecto ), señ ala un ritu al co n creto — la d ed ica ció n del te m p lo , el sáb ad o , etc — ( c f 2 M ac 2 ,1 2 , 6 ,1 1 ) 2 L a P a trístic a latina L os P adres latinos, ad em ás de u sar ce­ leb ra re y ce le b ra tio cu a n d o se refieren a los cu lto s p ag a n o s, te rm i­ nan traslad a n d o este v o ca b u la rio a la litu rg ia cristian a T ertu lian o y san C ip ria n o fueron los p rim e ro s en h acerlo , pero d estac an d o el as­ pecto de en c u en tro con D ios y de co m u n ió n en la c a n d a d de los que se reú n en para ce le b ra r 6 San A m b ro sio d a un co n ten id o m ás esp e­ cíficam en te litú rg ico a celebrare, al se ñ ala r co m o o b je to el m a trim o ­ nio cristian o , im agen de la v id a trin ita ria y v iv e n cia de la P ascu a del S e ñ o r 7. C asiano une ce le b ra re a officiu m rec lam a n d o el sen tid o de unidad en la co n v o cato ria litú rg ica de los m o n jes 8. S an A g u stín su ­ giere la im itación de aq u ello s que son ce le b ra d o s C risto , los m á rti­ res 9. En las h o m ilías de san L eó n M a g n o el v erb o c e le b ra re se refiere siem p re al m isterio p ascual de Je su cristo , p rese n te en las fiestas cris­ tianas ,0. Sin em bargo es frecu en te tam b ién que el v erb o v ay a ac o m ­ p añ ad o de ex p resio n es alu siv a s a las a c titu d es esp iritu ales con qu e se ha de ce le b ra r — d evotione, g a u d u s, etc — y a la co n d u c ta m oral q ue d eb e v en ir después — d ig n is c o n v ersa tio m b u s, etc — . F in alm en ­ te, san C ro m a cio de A q u iley a, co n el té rm in o ce le b ra re y un am p lio ab a n ic o de sinónim os, co n te m p la la ce le b ra ció n co m o la p rese n cia ren o v a d a de to d a la h isto ria de la sa lv ac ió n , d esd e los sig n o s del A n tig u o T estam ento h asta las accio n es salv íficas d e C n s to 11

5 Cf

L , «Llamada (kaleo)», en DTNT 3, 9-15 Advers Valent 30, en CSEL 47, 206, De oratione 23,4, en CCL 1, 272, S C i p r i a n o , De orat dominica 11, en PL 4, 526, Ep 7,7, en PL 4, 242 7 S A m b r o s i o , D epoem t 2,7, en PL 16, 511-512, DeAbraham 1,5, en PL 14,437 H C a s i a n o , D e Caenae instit 3 , e n PL 4 9 , 1 1 4 9 S A g u s t í n , Serm 325,1, en PL 38, 1447, 302,1, en PL 38, 1385, De civit Dei 10,6, en PL 41,284, etc 10 S L e ó n , Serm 63,7, en PL 54, 357, cf P a s c u a l , J A , «El misterio pascual según san León Magno», en RET 24 (1964) 299-314, Soos, M B d f , Le M ystere hturgique d apres saint León le Grand (LQF 34, Münster i W 1958) 11 C f T r e t t e l , G , « Celebrare i misten m Cromazio d’Aquileia», en EL 94 (1980), 27-68 y 145-175 6 T

oenen

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e r t u l ia n o

C

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E n lo s l ib r o s litú r g ic o s

La ac u m u la c ió n de sig n ific ad o s de esto s té rm in o s a lo larg o d e la h isto ria se h ace aún m a y o r en los libros litú rg ico s 12. El o bjeto d e la ce le b ra ció n o sc ila en tre los m isterio s del S eñ o r — esp ec ialm en te el m isterio p a sc u a l— y la m e m o ria de la S an tísim a V irg en y de los san tos, y las ac titu d es de los fieles. A h o ra bien , en las e d icio n e s litú rg ic a s de las d istin ta s le n g u as se p u ed e a p re c ia r una esp ec ial a c en tu ac ió n del asp ec to co m u n ita rio y eclesial (cf. SC 7; 9; 2 6 -2 8 ; 41; L G 26). En sín tesis, c e le b ra r es hacer, realizar, to m a r p arte en un acto social y c o m u n ita rio que se in icia en el h ech o de a c u d ir a un m ism o lug ar p ara feste ja r un ac o n te cim ien to y h o n rar a alg u ien . En el á m ­ b ito re lig io so c ristia n o c e le b ra r es, a d e m á s, d e d ic a r al S eñ o r un tiem p o d e te rm in a d o y sig n ific ativ o , y d ed ica rse a u n a ac tiv id ad cu l­ tual y a u n a c o n d u c ta co h e ren te de vida, con u n as actitu d es y co n unos ac to s c o m u n e s a q u ie n es p articip a n en la celeb ració n .

II.

APROXIM ACIONES AL CONCEPTO DE CELEBRACION

U n fe n ó m e n o tan rico y co m p lejo co m o la cele b ra ció n in te resa p o r igual a la a n tro p o lo g ía y a la teo lo g ía.

1.

D esd e la a n tr o p o lo g ía

P ara los e s tu d io so s del co m p o rtam ie n to hu m an o , la ce le b ra ció n es un a c o n te c im ie n to q u e deb e ser c o m p re n d id o en el ám b ito de la p erso n a y de sus re la c io n e s con los dem ás. En este sen tid o , la ce le­ bració n es un fe n ó m e n o ese n c ia lm e n te so cial y co m u n ita rio , y p u ed e d efin irse co m o un m e d io de rela ció n y de en cu en tro . L a ce leb ració n crea una a p e rtu ra y p ro v o c a un ac erca m ie n to so b re la b ase de unos ideales o de u n o s in te rese s co m u n es 13. D esde el p u n to de vista religioso, la celebración incide en la vida de las personas polarizan d o sus sentim ientos y convicciones en to m o a un d eterm inado v alo r trascen d en te o sagrado, hasta el p u n to de g en e­ rar una m ism a resp u esta expresiva de orden cultual y religioso. La celebración im p re g n a con su lenguaje todos los elem en to s significati­ vos — d esde el lugar hasta los objetos, los gestos, los sím bolos, el 12 Cf. B l a i s e , A Le vocabulaire latín desprincipaux thémes Hturgiques (Tumhout 1966), etc. 13 Cf. F r a t t a l l o n e , R., «La celebrazione litúrgica: premesse antropologico-teologiche», en EL 92 (1978), 245-260.

m om ento, el am biente, etc.— , y los convierte en transm isores de un m ensaje cap az de se r recordado y revivido cuantas veces se desee. L a c e le b ra c ió n , d esd e este m ism o p u n to de vista, es un facto r de u n ificació n de un g ru p o en o rd en a co m p artir u na m ism a ex p e rien c ia estética, re lig io sa o p o lítica , o p ara ad o p tar un d eterm in a d o co m p ro ­ m iso. L os c o m p o n e n te s de la ce le b ra ció n ac tú an co m o c a ta liz ad o r m oral del g ru p o y co m o fac to r « ed u cativ o » de los que lo in teg ran , en la m e d id a en q u e e x ista u n a v o lu n ta d ca p az de atra er y de o rien tar hacia un fin d eterm in a d o . Sin em b arg o , a p esar de este riesg o de u tiliza ció n de la ce le b ra ­ ción con fin es ex trín sec o s, en la esen c ia de lo qu e sig n ific a ce le b ra r se e n c ie rra ta m b ié n u na realid ad no red u c tib le a co n c ep to s ni a n o r­ m as. E n este sen tid o , c e le b ra r es ta m b ié n a c tu a r m o v id o s p o r un im pulso p re ló g ic o y en cierto m odo irracional o em o tiv o . C e le b ra r lleva co n sig o u n a fu erte ca rg a de e sp o n tan e id ad y de so rp resa, aun en el ca so de la c e le b ra ció n reiterad a o e s tab lecid a p o r la co stu m b re o p o r las n o rm as del grupo. L a ce le b ra ció n q uiere ser algo vivo, no ap risio n ad o p o r u na ló g ica fría y d e sen c am a d a. E sto no q u iere d ec ir que te n g a que ser a n á rq u ic a e iconoclasta. T o d o lo co n tra rio , la c e ­ leb ración es tan to m ás c re ativ a cu an to m ás au tén tica m en te se realiza y se vive. El tex to y la c e re m o n ia son un m ed io al serv icio d e los fines de la ce leb ració n . C e le b ra r es, p o r tan to, sin ó n im o de h ac er fiesta, o sea, ju g a r en el sen tid o m ás p o sitiv o de este térm in o . P or eso ce le b ra r es u n a a c tiv i­ dad libre, g ratu ita, d esin te re sad a , in-útil, es decir, no u tilizab le con fines ex trín sec o s, au n q u e llen a de sen tid o y o rien tad a a p o n er en m o v im ien to las en e rg ías del esp íritu y la cap ac id a d de trasc en d e r lo in m ediato y o rd in ario p ara ab rirse a la belleza, a la lib ertad y al bien. C eleb rar es p rese n tim ien to y anticip o de etern id ad ,4.

2.

D esd e la teo lo g ía d e la litu rgia

E sto s v alo re s h u m a n o s de la cele b ra ció n se su m an a los e s p e c ífi­ cos de la litu rg ia cristiana. 1. La ce le b ra ció n tiene u na d im en sió n a ctu a liza d o ra de la sal­ vación: « C a ra cterístico de la ce le b ra ció n re lig io sa es qu e la v id a d i­ vina en cierto m odo se co m u n ica a los p articip an tes. N o es un sim ple recordar, sino u n a p resen cia. L a d iv in id ad está p rese n te en la ce le­ 14 C f . G u a r d i n i , R., «La liturgia como juego», en El espíritu de la liturgia (Barce­ lona 1962), 137-157; M a g g i a n i , S., «Per una defmizione del concepto di liturgia: le categorie de “gratuita” e di “gioco”. La proposta di R. Guardini», en D e l l ’ O r o , F., Mysterion. MiscellaneaS. M arsili (Leumann-Torino 1981), 89-114; T h u r i a m , M., «La liturgia é una festa», en Not 172 (1980), 578-581.

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bración festiva, p ercep tib le o rec o n o cib le a trav é s de su eficacia. L a lengua griega, tan rica d esde el p u n to de v ista relig io so , d a a este hecho el nom bre de epija nía o m a n ifestació n (en sen tid o cu ltu al)» 15. A hora bien, en la celeb ració n no se d a so la m e n te esta m e d iac ió n o hierofanía que pone al h om b re en c o m u n ica ció n con el m isterio , sino que se produce tam b ién u n a p rese n cia efic a z d e la sa lv ació n en la acción ritual, en la que interv ien e la p le g a ria de la Iglesia. E sta invoca a su S eñor para que h ag a efic az la acción del m in istro (epíclesis). N o hay una m im esis o im itació n m á g ica del h ac er d iv in o , sino una palabra inv o cativ a o ind icativ a, q u e ap a rece siem p re d es­ pués de la P alabra p ro clam ad a, y q u e ac o m p a ñ a a un g esto m ín im o y significativo: el rito 16. 2. D im ensión escatológica. La p resen cia de la acción d iv in a convierte en acontecim ien to salv ífico la ce le b ra ció n , y hace de ella un anticipo de la p o sesió n plen a de los d o n es de D io s m ás allá de los lím ites de este m undo. En este sentido , «en la litu rg ia te rre n a p re g u s­ tam os y participam os en aq u e lla litu rg ia celestial qu e se c e le b ra en la ciudad santa, Jerusalén , hacia la cual n o s d irig im o s co m o p ere g ri­ nos, donde C risto está sen tad o a la d ere ch a del P adre, co m o m in istro del santuario y del ta b ern ácu lo v erdad ero; ca n ta m o s un h im n o de gloria al S eñor con to d o el ejército ce lestial; v en e ran d o la m e m o ria de los santos, esperam os p articip a r con ello s y ac o m p a ñ arlo s; ag u a r­ d am os al S alvador, nuestro S eñ o r Je su cristo , hasta qu e se m an ifieste él, nuestra vida, y noso tro s nos m a n ifeste m o s con él» (SC 8) ,7. Las liturgias orien tales han d estacad o con m a y o r én fasis la co ­ m unión con la Iglesia celeste que se p ro d u ce en la ce le b ració n , de m anera que el santuario, los v estid o s litú rg ico s y el m ism o ce rem o ­ nial se p resentan com o la v isib ilizació n de la g lo ria celeste. N o o b s­ tante, la liturgia ro m an a p o see elem e n to s su ficien tes p ara h ac er v iv ir este asp ecto esencial en la ce le b ra ció n l8. 15 C a s f l , O., «La notion dejour de féte», en LMD I (1945), 23-36, aquí 25-26; también Id , «Hodie», ib 65 (1961), 127-132 Véase N e u n h e u s f r , B., «La celebrazione litúrgica nella prospettiva di Odo Casel», en RL 57 (1970), 248-256. 16 Cf. F f d e r i c i , T , «Liturgia, creativitá, íntenonzzazione, attuazione», en Not 127 (1977), 73-87; también D u p o n t , V L , «Le dynamisme de l’action liturgique Une étude de la mystagogie de saint Máxime le Confesseur», en RevSR 65 (1991) 363-388 17 Cf LG 49-50; Cat 1137-1139. 1X Cf A n d r o n i k o f , C., El sentido de la liturgia La relación entre Dios y el hombre (Valencia 1992), 217-235; A u g e , M., «La comunidad eclesial colocada en la tensión entre el mundo actual y el mundo futuro», en Claretianum 10(1970), 139-162, B r o v e l l i , F. (dir.), Escatologia e liturgia Aspetti escatologici del celebrare cristiano (BELS 45, Roma 1988), C a s t e l l a n o , J , «Escatología», en NDL, 659-676; M a g r a s s i , M , «II clima escatologico della celebrazione primitiva», en RL 53 (1966), 374-393, M a r t i n f z , G., La escatología en la liturgia romana antigua (Madrid 1976), R o r d o r f , W., «Liturgie et eschatologie», en EL 94 (1980), 385-395, T r i a c c a , A. M - P i s t o i a , A. (dir ), Eschatologie et liturgie (BELS 35, Roma 1985)

3. D im en sió n co m u n ita ria y e c le s ia l La celeb ració n es acción de C risto y del p u eb lo de D ios je rá rq u ic a m e n te o rd en ad o , es decir, de C risto com o c a b ez a y de los m ie m b ro s de su cuerpo. P or este m o tiv o la ce le b ra ció n es cau sa y m a n ifesta ció n de la Iglesia, y h a de estar o rd en a d a siem p re a que to d o s to m e n parte en la acció n co m ú n , cada u no según su pro pio orden y grado 19. P or o tra p arte, no se p u ed e o lv id a r la in c id en c ia de la celeb ració n litú rg ica en la m isió n y en la pasto ral de la Iglesia, e in clu so en la vida social y p ú b lica 20. 4. E l f i n p rim a rio de la ce le b ra ció n , con todo, no es el de ser un m e d io p ed a g ó g ic o d estin a d o a h ac er m á s eficaz u n a en se ñ a n z a o un m en saje. E n efecto , «la ce le b ra ció n litú rg ica es la ac tu alizació n , en p alab ras y gestos, de la sa lv ac ió n q ue D ios rea liza en su H ijo Je su cristo p o r el p o d er del E spíritu S anto. En la ce le b ra ció n se e v o ­ can, p ara que se hagan p resen tes, los ac o n te cim ien to s de la salv a­ ción, esp ec ialm en te el n ac im ien to de C risto , su m u e rte y re su rre c ­ ción, su ascen sió n , el en v ío del E sp íritu so b re los A p ó sto les en P en ­ te co stés. T o d o esto a fin de q u e el p u eb lo cristian o q u e ce le b ra p u e d a p a rtic ip a r ac tiv a m e n te y rec ib ir sus frutos. El v erb o cele b ra r trad u c e la ex p resió n b íb lica h a c e r m em o ria » 21.

III.

DEFINICION Y ASPECTOS DE LA CELEBRACION

S u m an d o los facto res an tro p o ló g ico s y te o ló g ic o s q u e c o n fig u ­ ran la n atu ra lez a de la ce le b ra ció n , se p u ed e lle g ar a u n a d efin ició n de este fen ó m en o so cial tan com plejo. Lo p rim ero qu e es p reciso resa lta r es su ca rácter de ac ció n to ta l, es d ec ir, sig n ific ativ a y ex p re­ siv a ta n to a nivel p erso n a l co m o a niv el co m u n itario . En seg u n d o lugar, esta acció n es la m an ifesta ció n de u n a p rese n cia sa lv ad o ra p ara el h o m b re, q ue co m u n ica la sa lv ac ió n p rec isam en te a trav és de to d o s los elem e n to s que in terv ien en en la celeb ració n . E n te rc er lu­ gar, la ce le b ra ció n afe cta a to d a la e x iste n cia de q u ien es to m a n p arte en ella, o rien tán d o la h acia una co n d u cta de v id a y co n v irtién d o la en u n a o fre n d a g rata a D ios. 19 Cf. L ó p e z M a r t i n , J , «La comunidad como clave de la celebración», en Ph 172 (1989), 287-302. 20 Cf. B o r o b i o , D , Dimensión social de la liturgia y los sacramentos (Bilbao 1990); H a m m a n , A„ Vie hturgique et viesociale (París 1968); Pou, R., «Relación vida litúrgica y acción cristiana en el mundo», en Ph 43 (1968), 49-61; y Conc 62 (1971), 92 (1974); Ph 34 (1966); 58(1970); 77 (1973), 181 (1991), RL 64/3 (1977). 21 C o f f y , R., «La célébration, lieu de l’éducation de la foi», en LMD 140 (1979), 25-40, aquí 30, cf. I d , Una Iglesia que celebra y que ora (Madrid 1976), V i l a n o v a , E., «La Iglesia celebra la fe», en Ph 177 (1990), 211-226

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La celebración del misterio

El p rim e r asp ecto se refiere a la ce le b ra ció n en su d im en sió n ritual. C e le b ra r es ac tu ar ritu a lm en te, de m a n era sig n ificativ a, m o v i­ dos p o r un ac o n te cim ien to . En este sentid o, la ce le b ra ció n es la litu r­ g ia en a c c ió n , o sea, el m o m en to en q ue la fu n ció n sa n tifíca d o ra y cultual de la Iglesia se hace acto en u n lug ar y en un tiem p o c o n c re­ tos. D e sd e este p u n to d e v ista, la c e le b ra c ió n c o m p re n d e cu a tro co m p o n en tes: el a co n tec im ien to q ue m o tiv a la celeb ració n , la c o m u ­ n idad que se h ac e a sa m b le a ce le b ra n te , la a cció n ritu a l y el clim a fe s tiv o , que lo llena to d o 22. El se g u n d o asp ec to se refiere a la ce le b ra ció n en su d im en sió n m istérica y re sp o n d e a la litu rg ia co m o m iste rio , es decir, co m o p re ­ sencia y a c tu a ció n de D io s en la v id a de su p u eb lo y en la ex iste n cia p ersonal de los q ue to m a n p arte en la celeb ració n . Se trata del co n ­ tenido de la ce le b ra ció n , la rea lid ad o cu lta y, a la vez, p u esta de m an ifiesto y co m u n ica d a en la ac ció n ritual. El te rc er asp ec to alu d e a la ce le b ra ció n en su d im en sió n existen cial y no es o tra c o sa q ue la litu rg ia co m o vida. E n efecto , en la ce le b ra ció n se h ac e sím b o lo y g esto la realid ad co tid ian a de una ex iste n cia c o n v e rtid a en cu lto al P adre en el E sp íritu y la v erd ad , sa n tifica d a p re c isa m e n te en la ce leb ració n . L a litu rg ia es « fu en te y cim a» de la vid a c ristia n a (cf. LG 11) y de la ac tiv id ad de la Ig lesia (cf. SC 10). P o r tanto, la ce le b ra c ió n p u ed e d efin irse co m o el m o m en to ex ­ presivo, sim b ó lico , ritu al y sa cram en tal en el q u e la litu rg ia se hace acto que ev o c a y h ace p rese n te, m e d ian te p alab ras y g esto s, la sa lv a­ ción rea liza d a p o r D ios en Je su cristo con el p o d e r del E sp íritu Santo. La ce le b ra ció n en se n tid o estricto es u n a acció n que co rresp o n d e ante todo a la d im e n sió n ritu a l, e x p re siv a y festiv a de la liturgia. C o m o se ha in d ic ad o an tes, d eb e n d arse u n o s co m p o n en tes: u n a si­ tuación que m o tiv a la cele b ra ció n , un sujeto ce leb ran te, un o s acto s y un m arco tan to local co m o cro n o ló g ico . El C a tecism o de la Ig lesia C a tólica, d esp u és de h a b e r ex p u e sto lo que se refiere a la litu rg ia com o m isterio (cap. I d e la I S ección , d ed ica d a a la ce le b ra ció n d el m isterio cristia n o ), p la n te a así las cu e stio n es ac erca de las ce le b ra ­ ciones litú rg icas: « q u ié n celeb ra, có m o celebrar, cu án d o celeb rar, dó nde celeb rar» (C a t 1135). L os ca p ítu lo s q u e sig u en v an a d ar resp u e sta a to d as estas p re ­ guntas. 22 Cf. L l o p i s , J., «Celebración litúrgica», en Gran Enciclopedia Rialp 5 (1971), 441-444, aquí 442.

C. 6. IV.

La celebración

81

EL MISTERIO DE CRISTO, EN EL CENTRO DE TODA CELEBRACION

Se trata de u n a c o n sec u en cia de cu a n to se ha d ich o en el cap ítu ­ lo II ac erca de la litu rg ia en la ec o n o m ía de la salv ació n , ap licán d o lo a la n o ció n de celeb ració n . En efecto , la ce n tralid ad del m isterio de C risto y de la h isto ria de la sa lv ac ió n en la litu rg ia no sig n ifica que en ella n o te n g an ca b id a o tro s h ech o s o ac o n te cim ien to s de la v id a de los h o m b res o de la Iglesia. E jem p lo s de esta p rese n cia son las ce le b ra cio n e s de los sa cram e n to s y sacram e n ta les que de alg u n a m a ­ n era ja lo n a n la e x iste n c ia h u m a n a, los a n iv ersario s g o zo so s o tristes, las b e n d ic io n e s de los lu g a re s o los m e d io s de trab ajo , de c o m u n ic a ­ ció n o de tran sp o rte, etc., las jo m a d a s ec le siales y las m ism as fiestas cristian a s con su in c id en c ia civil y cultural. L a litu rg ia no sólo d a c a b id a a esto s ac o n te cim ien to s en la c e le ­ bración, sino q ue to m a p ie en ellos p ara o rg a n iz a r alg u n o s elem en to s de la ac ció n litúrgica, ta les co m o lectu ras, canto s, tex to s eu co ló g icos, ritos, so le m n id a d e x te m a , etc. A h o ra bien, la litu rg ia, al ac o g er esto s m o tiv o s h u m an o s, so ciales e inclu so ecle siales no d irec tam en te litú rg ico s, lo h ace sie m p re en rela ció n con el m isterio pascu al de Je su cristo y en la m e d id a en que to d o s ello s se b en efician de la ac­ ción salu d ab le de d ic h o m isterio o son un testim o n io de su p rese n ­ cia 23. Se p u ed e d ec ir q ue en el co n ju n to de las ce le b ra cio n e s litú rg icas ap arece n u na serie de círc u lo s ca d a vez m á s am p lio s en to m o al m isterio de la sa lv ació n , p ero te n ien d o siem p re co m o n ú cleo el m is­ terio de C risto y de la Iglesia.

23 Cf. L ó p e z M a r t i n 2, 63-99; M a l d o n a d o , L., « L o s signos de los tiempos en el corazón del culto», en Ph 62 (1971), 211 -214; S e a s o l t z , K., «Motivos y matices de las celebraciones litúrgicas actuales», en Corte 172 (1982), 197-210; S o t t o c o r n o l a , F., «Celebrare Túnico mistero di Cristo nei molti avvenimenti della storia», en RL 64 (1977), 333-346; T e n a , P., «La celebración litúrgica, entre el acontecimiento y los acontecimientos», en Ph 58 (1970), 371 -383.

C a p it u l o V II

LA PALABRA DE DIOS EN LA CELEBRACION La importancia de la Sagrada Escritura en la celebra­ ción de la liturgia es maxima En efecto, de ella se to­ man las lecturas que se explican en la homilía y los sal­ mos que se cantan (SC 24) BIBLIOGRAFIA

B et AA AA , L a P a ro le d a n s la litu rg ie (Pans 1979), B r o v f l ( d ir ) , L a B ib b ia n ella litu rg ia (Genova 1987), Congreso de Estrasbur­ go, P a la b r a d e D io s y litu rg ia (Salamanca 1966), F f d f r i c i , T , B ibbia e litu rgia, 1-3 (Roma 1973-1975), L o p f z M a r t í n 1, 253-285, I d , «Leccionano de la Misa», en NDL, 1103-1113, M a g r a s s i , M , V ivere la P a ro la (N o­ cí 1979), S N de Liturgia, L a P a la b r a d e D io s h oy (Madrid 1974), M a r t i m o r t , A G , L es lec tu re s h tu rg iq u e s e t leurs h v re s («Typologie des sour­ ces du Moyen Age occidental» 64, Tumhout 1992), N o c e n t , A , «I libri liturgia», en A n am n esis 2, 129-223, R i g h e t t i 1, 274-280, 2, 198-240, T r i a c c a , A M , «Biblia y liturgia», en NDL, 230-257, V a g a g g i n i , C , El se n tid o te o ló g ic o d e la litu rg ia (BAC 181, Madrid 1959), 415-464, y C on c 102 (1975), «Cuadernos Phase» 33 (Barcelona 1992), «Dossiers CPL» 70 (Barcelona 1996), LMD 189 y 190 (1992), P a stL 226 (1995), 229/230 (1995-96), P h 18 (1968), 56 (1970), 151 (1986), RL 70/5 (1983), 71/1 (1984), 73/5 (1986), R ivP L 29/1 (1991) B otte,

l i,

F

El p n m e ro de los com ponentes de la celebración es el aconteci­ m iento que da lugar a la acción litúrgica, evocado p or la Palabra de D ios E n efecto, toda celebración tiene un m otivo que la convoca y ju stifica En el centro de la celebración cnstiana, se ha dicho tam bién, se encuentra siem pre el m isterio pascual de Jesucristo Este aconteci­ m iento central y cualquier otro aspecto de la econom ía salvífica se co n ­ vierten en objeto de una celebración litúrgica desde el m o m ento en que son anunciados, proclam ados y celebrados en la liturgia d e la P alabra El ca p ítu lo ex p o n e la im p o rta n cia de la le ctu ra-p ro cla m ac ió n de la P ala b ra d iv in a co m o fu n d am e n to del d iá lo g o en tre D io s y su p u e ­ b lo y u n o de los m o d o s de la p re se n c ia de C risto en la litu rg ia Se estu d ia n ta m b ié n la e stru c tu ra de la L itu rg ia de la P alab ra y la o rg a­ n iz ació n del L eccio n ario de la P alabra de D ios 1 1 Cuando se habla de la Palabra de Dios, la expresión tiene alguno de estos sigm ficados el Verbo de Dios, el Hijo preexistente (cf Jn 1,1) que se ha encamado (v 14), la Promesa hecha a los Padres, el contenido de las Escrituras bajo la inspiración del Espíritu Santo, la proclamación de estas Escrituras en la comunidad, y, finalmente, el

P.II

84

I.

La celebración del misterio

LA SAGRADA ESCRITURA EN LA LITURGIA

T odas las litu rg ias de O rien te y O c c id e n te han rese rv a d o un puesto privilegiado a la S agrada E scritura en tod as las celeb racio n es. La versión de los LX X fue el p rim er libro litú rg ico de la Ig lesia (cf. 2 T im 3,15-16). 1.

F un dam ento

El propio Jesús, que citaba las E scrituras del A n tig u o T e sta m e n ­ to, aplicándolas a su p erso na y a su obra, no so lam en te m an d ó a c u d ir a la Biblia para enten d er su m en saje (cf. Jn 5,39), sino que, ad em ás, nos dio ejem plo ejerciend o el m in isterio del lecto r y del h o m ileta en la sinagoga de N azaret (cf. Le 4 ,1 6-2 1) y ex p lican d o a los d isc íp u ­ los de E m aús «cuanto se refería a él com en zan d o p o r M oisés y siguendo por todos los pro fetas» (cf. Le 24 ,27 ), an tes de rea liza r la «fracción del pan» ( c f Le 24,30). En efecto , d esp u és de la resu rre c­ ción hizo entrega a los discípu los del sen tido últim o de las E scritu ­ ras, al «abrirles la inteligen cia» p ara que las co m p re n d iesen (cf. Le 2 4 ,4 4 -4 5 )2. H acia el año 155, en R om a, san Ju stin o d ejó esc rita la m ás a n ti­ gu a descripción de la eucaristía do m inical. L a ce le b ra ció n co m en z a­ ba con la L iturgia de la P alabra 3. Es m uy p ro b ab le que, d esd e el principio, la liturgia cristian a sig u iera la p rác tica sin ag o g al de p ro ­ clam ar la P alabra de D ios en las reu n io n es de o ració n y en p articu la r en la eucaristía (cf. H ech 2 0,7 -11 ). P or o tra p arte, es fác ilm e n te com prensible que, cuando em p ezaron a circ u lar p o r las Ig lesias «los recuerdos de los A póstoles», su lectu ra se añ ad iese a la del A n tig u o T estam ento. M ás aún, m u ch as de las p ág in as del N u ev o T estam e n to han sido escritas d espués de h ab er form ado p arte de la tran sm isió n oral en un contexto litúrgico. La p roclam ació n de la P alabra es un h echo co n stan te y u n iv ersal en la historia del culto cristiano , de m an era que no hay rito litú rg ico qu e no tenga varios leccio nario s, en los que h a d istrib u id o la lectu ra de la Palabra de D ios de acu erdo con el calen d ario y las n ecesid ad e s pastorales de la respectiv a Iglesia 4. libro que contiene la Palabra divina dispuesta para ser leída y proclamada en la cele­ bración. 2 C f G a i d e , G , «Le appanzioni del Risorto secondo il terzo Vangelo (Le 24)», en PAF 21 (Brescia 1970), 61-86 Numerosos pasajes del N.T. llevan la huella del uso litúrgico: cf B e g u e r i e , Ph , «La Bible née de la liturgie», en LMD 126 (1976), 108116; Jo r n s , K1 -P., «Liturgie, berceau de FEcnture», en LMD 189 (1992) 55-78. * Véase el texto en I A p o l, 67, en Ruiz B u e n o , D , Padres Apologistas (BAC 116, Madrid 1954), 258. 4 C f F e d e r i c i , T., «El nuevo Leccionario Romano», en Conc 102 (1975), 199-208,

C7 2.

La Palabra de Dios en la celebración

85

S ignificado

T an im portante es este h ec h o que el V atica n o II no d u d ó en re fe ­ rirse a los le cc io n ario s de la P alab ra de D ios co m o los te so ro s b íb li­ cos de la Iglesia, d isp o n ien d o que se ab rie ra n con m a y o r am p litu d (SC 51; cf. 92). En este sentido, el C o n c ilio afirm ó tam b ién la im ­ portancia m áx im a de la S ag rad a E scritu ra en la ce le b ra ció n de la liturgia (cf. SC 24). Esta abundancia obedece a la convicción de la p resencia del Señor en la Palabra proclam ada. «En efecto, com o enseña el m ism o C o n ci­ lio, en la liturgia D ios h ab la a su pueblo: C risto sigue anunciando el Evangelio; y el pueblo responde a D ios con cánticos y oraciones» (SC 33). La Iglesia sabe que, cuando abre las E scrituras, encuentra siem pre en ellas la P alabra divina y la acción del E spíritu, por quien «la voz del Evangelio resuena viva en la Iglesia» (D V 8; cf. 9; 21). La Palabra leída y p ro cla m ad a en la litu rg ia es uno de los m o d o s de la presencia del S eñ o r ju n to a su Iglesia, sobre to d o en la acció n litúrgica: «está p rese n te en su p alab ra, p u es es él m ism o el q u e h ab la cuando se lee en la Iglesia la S agrada E scritura» (S C 7 ) 5. E n efecto, La Palabra e n c a m a d a « resu en a» en to d as la S ag rad as E scritu ras, que han sido in sp irad as p o r el E spíritu Santo con v istas a C risto , en quien culm ina la rev e lac ió n d iv in a (cf. D V 11-12; 15-16, etc.). La m ism a h o m ilía, cu y a m isión es ser «un an u n c io de las m a ra ­ villas de D ios en la h isto ria de la salv ació n , es decir, del m isterio de Cristo, que está siem pre p rese n te y o b ra en no so tro s, so b re to d o en las celebraciones litúrgicas» (S C 35,2; cf. 52) 6, g o za tam b ién de una cierta presencia del S eñor, com o afirm a el p ap a P ablo VI: «(C risto ) está presente en su Iglesia que predica, p u esto qu e el E v an g elio que ella anuncia es la P alab ra de D ios y so la m e n te se a n u n c ia en el n o m ­ bre, con la autoridad y con la asistencia de C risto ...» 7. Id

, «Estructura de la liturgia de la Palabra en los leccionarios antiguos

y

en el O rdo

lectionum M issae», en Ph 151 (1986), 55-81

s Cf M a r t i m o r t , A G., «Está presente en su palabra», en Actas del Congreso Internacional de Teología del Vaticano II (Barcelona 1972), 311 -326, R o g u l t , A M, «La présence active du Christ dans la Parole de Dieu», en LMD 82 (1965), 8-28; M a r s i l i , S , «Cristo si fa presente nella sua Parola», en RL 70 (1983), 671 -690 6 Sobre la homilía véanse A l d a z a b a l , J , «Predicación», en CFP, 817-830, B r o v e l l i , F , «L’omelia Elementi di nflessione nel dibattito recente», en ScCat 117 (1989), 287-329, C. E de Liturgia, Partir el pan de la Palabra Orientaciones sobre el ministerio de la homilía (Madrid 1983), D l l l a T o r r e , L., «Homilía», en NDL, 1015-1038, G r a s s o , D , Teología de la predicación (Salamanca 1966), H a f n s l i , E , «Homilética», en SM 3, 525-533, M a i d o n a d o , L., La homilía (Madrid 1993), M o r e n o , M A , «Prédication», en DSp 12 (1986), 2052-2064, O í i v a r , A , La predicación cristiana antigua (Barcelona 1991), R o u i l l a r p , P h , «Homélie», en Cath 5, 829-833, y LMD 82 (1965), Ph 66 (1971), 91 (1976); QL 4 (1977), RL 57/4(1970), etc 7 Encíclica Mystenum fidei, de 3-IX-1965, n. 20, en G u e r r e r o 1, 272, c f W e s t -

PAL

K(>

II.

La celebración del misterio

LA PALABRA DE DIOS EN LA HISTORIA DE LA SALVACION

A l lle g ar la p le n itu d de los tie m p o s (cf. G ál 4 ,4 ), « la P a la b ra se hizo carn e y h ab itó en tre n o so tro s» (Jn 1,14). H asta ese m o m e n to D ios « h ab ía h ab lad o a los p ad re s de m u c h o s m o d o s p o r m e d io d e los p ro fetas, ah o ra nos hab ló en la p erso n a de su H ijo » (H eb 1,1-2). El P adre m ism o lo p resen tó diciendo: « E ste es m i H ijo am ad o , e sc u ­ ch adle» (M e 9,7 y par.). El V erb o en c am ad o , C risto Jesús, en señ ó a sus d isc íp u lo s la m a ­ n era de ac erca rse al m isterio de la P ala b ra de D io s, es d ecir, a él m ism o com o P ala b ra d iv in a su b sisten te, co n su stan c ia l e igual al P a­ dre y al E spíritu Santo. El invitó a le er las E scritu ra s p ara c o n o c erle a él y el p o d e r d e su resu rre cc ió n (cf. Flp 3,10), y sa b er ir, d esd e él, h ac ia los tie m p o s de la P ro m e sa, al A n tig u o T estam e n to (cf. Le 2 4 ,2 5 -2 7 .3 2 .4 4 -4 8 ). C risto es el cen tro de las E scritu ra s, de fo rm a que to d a lectura, m e d itació n , estu d io o p ro cla m ac ió n de la P alab ra, m á x im e en la cele b ra ció n litú rg ica, h a de g irar en to m o a El. D esd e C risto se va h asta el A n tig u o T estam e n to , y se v u elv e a C risto en la co ntin u id ad que rep rese n ta el N u ev o T estam e n to 8. E n la h isto ria de la sa lv ac ió n , cu m p lim ien to en el tie m p o d el d esig n io del P ad re (cf. E f 1,9; 3,9-1 1 ), la P ala b ra de D io s creó to d a s las co sas y dio la v ida a todo cu a n to ex iste (cf. Jn 1,3; C ol 1,16-17: G én 1,3.6 etc.; Sal 33,6). C o m o luz v erd a d era entró en la h isto ria (cf. Jn 1,5; 3,19). Los ac o n te cim ien to s de la v id a del p u eb lo de Israel fu ero n u n a co n tin u a m a n ifesta ció n de la p rese n cia in v isib le de la S ab id u ría de D ios, que ib a p rep a ra n d o la lle g ad a de lo s tie m p o s m e siá n ico s. S o ­ lam ente el V erbo, que estab a ju n to a D ios (cf. Jn 1,1-2; P rov 8,22; Sab 9,9), co n o c ía al P adre (cf. Jn 1,18; M t 11,27) y p o d ía h ac er a los h o m b res v erd a d ero s h ijo s de D ios si creían en su n o m b re (cf. Jn 1,12-13; 3,5-6).

III.

LA IGLESIA BAJO LA PALABRA DE DIOS

D ios se h a co m u n ica d o con los h o m b res p o r m e d io de su P a la ­ bra. Pero la P alab ra d iv in a esp era siem p re una resp u esta. En efecto , la P alabra de D ios co n v o c a al p u eb lo (cf. Ex 12; 2 0 ,1 -2 ) y lo c o n sti­ tuye en asam b lea pascual litú rg ica (cf. Ex 12; H ech 1-2), co m o sa­ ce rd o cio real y p u eb lo de su p e rte n e n c ia p ara an u n c ia r a to d o el G., «La prédication présence du Seigneur», en B o t t f , B. et AA.AA., op. cit., 145-154. K Cf. FcDrRici, T., «Parola di Dio e liturgia nella costituzione SC», en Not 161 (1979), 684-722, aquí 709-711. phal,

C. 7.

La Palabra de Dios en la celebración

87

m u n d o las o b ras de D ios: « C a lla y escu c h a, Israel. H o y te h as co n ­ v ertid o en el p u eb lo del S eñ o r tu D ios. E scu c h a la v o z del S eñ o r tu D io s, y p o n en p rác tica los m a n d ato s y p rec ep to s qu e yo te p rescrib o h o y » (D t 27 ,9 -1 0 ; cf. Sal 95 ,1 .7 -8 ; H eb 3 ,7-11). C a d a año, el p u eb lo del A n tig u o T estam e n to se reu n ía d elan te d el A rc a de la A lia n za p ara re n o v a r su ad h esió n y fid elid ad . E l A rca c o n ten ía las ta b las de la L ey, P alab ra p erm a n e n te del S eñor, y el vaso del m aná, c o m id a de salvación p ara el p u eb lo (E x 2 5 ,1 0 -1 6 ; D t 10,1-5). L a m ism a realid ad , tran sfig u rad a p o r C risto , resu e n a en el N uevo T estam e n to : L a o fren d a de la A lia n za n u ev a y etern a, se llad a con la S angre del C o rd ero de D ios, se rea liza ta m b ié n en la fid elid ad a la P alabra: «S i m e am áis, g u ard a d m is m an d am ien to s» (Jn 14,15); «el qu e m e am a, g u ard a rá m i P alab ra...» (Jn 14,23.24). El p u eb lo de D ios está llam ad o a e scu c h ar c o n tin u am en te la Pa­ lab ra de D ios ( c f R om 10,8-17; Jn 14,15), y a p re fe rirla p o r en c im a de c u a lq u ie r otra co sa (cf. Le 10,38-42). P ero, ad em ás, el p u eb lo de la P ala b ra está ca racteriza d o p o r la m isió n recib id a del S eñ o r de a n u n c ia r el E v an g e lio a to d a s las g en tes (cf. M t 2 8 ,1 8 -2 0 ), p ara que to d o s los h o m b res v en g an a fo rm a r p arte de la asam b lea pascu al de los d isc íp u lo s del S eñ o r ( c f H ech 2,1-1 1). T o d o b au tiza d o y co n fir­ m ad o p o r el E spíritu S anto es se rv id o r de la P alab ra y m e n sajero del E v an g elio ( c f 1 C o r 9,16). L a Iglesia no sólo es el pu eb lo de la P ala b ra de D ios, sino que sabe q u e h a de vivir de esta P alabra. P or esto en la asam b lea ex trao r­ d in a ria del S ínodo de los O b isp o s de 1985 se d en o m in ó a sí m ism a « Ig lesia b ajo la P alab ra de D ios», qu e « ce le b ra los m isterio s de C ris­ to p ara la sa lv ació n del m u n d o » 9.

IV.

LA LITURGIA DE LA PALABRA

El C o n c ilio V atica n o II se p rese n tó co m o u na asam b lea q u e « es­ cu ch ó con d ev o c ió n la P alab ra de D ios y la p ro cla m ó co n valen tía» (cf. D V 1). A m b as ac titu d es resp o n d en al co m p o rtam ie n to p erm a­ n en te de la Iglesia ante la P ala b ra de D ios d escrita así: « L a Iglesia h a v en e rad o siem p re las S ag rad as E scritu ras al igual qu e el m ism o C u e rp o del S eñor, no d ejan d o de to m a r de la m e sa y d e d istrib u ir a los fieles el pan de vida, ta n to de la P alab ra de D io s co m o del C uer­ p o de C risto , sobre to d o en la litu rg ia» (D V 21). 9 Título de la Relación final, en Sínodo 1985. Documentos (Madrid 1986), 3. La expresión, inspirada en DV 1, tiene profundas resonancias ecuménicas: cf. T e n a , P., Ecclesia sub Verbo Dei, en Ph 151 (1986), 5-8.

88

PAI.

La celebración del misterio

1.

La litu rgia, lu g a r d e la P a la b ra

En efecto, en la litu rg ia se ad v ierte q u e los d estin a tario s de la P alab ra d iv in a no son ú n ic am e n te los fíeles aislad o s, sino el p u eb lo de D ios c o n g re g ad o p o r el E sp íritu S anto, que se h ac e asam b lea de o ración, m e d ian te la escu c h a de la P alabra. L a litu rg ia es lu g ar p ri­ vilegiado d o n d e la P alab ra de D ios su en a con una p articu la r eficacia. L a ce rtez a que la Iglesia tie n e de la p rese n cia d e C risto en la P alabra, la ha llev ad o a no o m itir n u n ca la p ro cla m ac ió n de la E scri­ tu ra (cf. SC 6 ) y a v en e rar con h o n o re s litú rg ico s el L eccio n ario , co m o hace co n el C u e rp o del S eñ o r (cf. D V 21). L a p arte de la ce leb ració n , sobre to d o de la M isa, en la q ue tien en lu g ar las lectu ras b íb lica s fue d e n o m in ad a p o r el V atica n o II litu rg ia d e la P a la b ra (SC 56), d ejan d o an tig u as ex p re sio n es co m o m isa d id á c tic a o de los ca te c ú m e n o s. N o obstan te, el C o n c ilio afirm ó tam b ién que esta litu r­ g ia «está tan ín tim am en te u n id a al rito que c o n stitu y e co n él un solo acto de culto» (ib.). La rev a lo riza ció n de la P alab ra en la litu rg ia (cf. SC 24) sig n ifica rec o n o cer q ue la fu erza de la litu rg ia resid e en la P alab ra de D ios, alim e n to de la fe (cf. D V 23; P O 4), y en la E u ca ristía , fu en te p u ra y p ere n n e de la v id a en el E sp íritu q u e co n d u c e a to d a la Ig lesia (D V 21; SC 10; PO 5).

2.

E stru ctu ra de la litu rg ia de la P alab ra

L a S ag rad a E scritu ra, p ro c la m a d a en la litu rg ia, ex p o n e el d e sa ­ rro llo de la ec o n o m ía d iv in a cu m p lid a en el E v an g e lio de Jesu cristo (D V 2; 4; 7). En la E scritura, leíd a y e n ten d id a en su u n id ad fu n d a­ m en tal, es decir, to m a n d o a C risto co m o cen tro y p u n to d e referen c ia c o n stan te, se m a n ifiesta la salv ació n que D ios h a q u erid o realizar, p rep a ra d a en el A n tig u o T estam e n to y rea liza d a en la en c am ac ió n y en la vida, m u erte y resu rre cc ió n de Jesu cristo . El D ios q ue h ab la y actúa, rev e lán d o se con h ech o s y p alab ras (D V 2; 14), sigue h ab lan d o a los h o m b res p ara q u e no les falte n u n ­ ca tan to el aviso de los h ech o s, ya rea liza d o s en la v id a y en la m u erte de C risto (E va n g elio ), com o la ex p lica ció n o ilu stració n de estos h ech o s en la Iglesia (A póstol) y el rec u erd o de los a c o n te c i­ m ie n to s qu e los p rep a ra ro n o de las p ro fe cía s qu e los an u n c ia ro n (P rofeta). P o r eso el E v an g elio sig n ific a el c u lm en de la re v e la ­ ción d iv in a y de la p ro cla m ac ió n de las S ag rad a s E scritu ra s (cf. D V 18) 10. 10 Cf.

F e d e r ic i,

T., «Estructura», op. cit., 60ss.

C. 7.

La Palabra de Dios en la celebración

89

L a le ctu ra litúrgica de la P ala b ra de D ios se realiza siem p re a la m a n era co m o el propio C risto, los A p ó sto les y los S an to s P ad res u tiliza ro n las E scrituras, es d ecir, situ an d o en prim er té rm in o el m is­ terio pascu al y explicando, desd e él, tod o s los hechos y p alab ras q u e lle n an la h isto ria de la salv ació n y co n stitu y en el co n ten id o de las c e le b ra cio n e s litúrgicas. C om o se ha dich o antes, d esde C risto se v a h asta el A n tig u o T estam ento, y se vuelv e a C risto en la co n tin u id a d rep rese n tad a por el N uevo (cf. D V 20). D e este m odo las lectu ras b íb lica s p o n en de m an ifiesto el desarro llo progresiv o de la h isto ria de la sa lv ació n que cu lm in a en C risto y se p ro lo n ga en los acto s litú rg ico s de la Iglesia.

3.

P rim acía del E van gelio

A u n q u e toda la B iblia h ab la de C risto (cf. Jn 5,39), son los c u a ­ tro E v an g elio s los que contienen la n arración de los h ec h o s y d e las p a la b r a s realizados p o r él. E stos hech o s y palabras, y de m o d o p a r­ tic u la r el m isterio pascual, con stitu y en el cen tro de la h isto ria de la salvación. E n este sentido, C risto glorificado, que está ju n to al P a­ dre, reú n e en sí m ism o el pasado, el p resente y el futuro de la h isto ­ ria h u m a n a e ilum ina con la luz de la P ascua tan to el A n tig u o co m o el N u ev o T estam ento (cf. D V 14-20), y la celeb ració n de la Ig lesia en el tiem p o del E spíritu 11. E sto supone que los hechos y las p alab ras de la vid a h istó ric a de Jesú s, que sucedieron « para que se cum p lieran las E scritu ras» (L e 2 4 ,4 4 ), tienen que ser co n tinuam ente reco rd ad o s y ac tu alizad o s p ara que los hom b res tengan acceso a la salvación efectu ad a p o r C risto. «L a le ctu ra del E vangelio constituye el punto culm in an te de la litu r­ g ia de la P alabra; las dem ás lecturas, que, según el orden trad icio n al, hacen la tran sició n del A ntiguo al N uev o T estam en to, p rep a ra n a la asam b lea reunida para esta lectura evangélica» ,2. «L os E v an g elio s ocupan, con razón, el lugar p reem inente» (D V 18). P o r eso el E vangelio se p ro c la m a y el resto de la E scritu ra sim ­ p le m en te se lee ,3. El orden lógico del contenido de la h o m ilía d eb e­ ría resp e tar tam bién esta prio rid ad del E vangelio resp ecto de las res­ tan tes lecturas. C ada episodio ev an g élico es el co n ten d ió co n c reto del h o y litúrgico de la Iglesia, que actualiza el m isterio de la sa lv a­ ción en ca d a celebración, siguiendo el año litúrgico. 11 Cf. F e d e r i c i , T., «Estructuras», op. cit., 68ss. 12 OLM 13. n Cf.OGMR 89-91; 95; 131.

P II.

90

V.

La celebración del misterio

EL LECCIONARIO DE LA PALABRA DE DIOS

L a P a la b ra d e D ios es libro que co n tien e la rev e lac ió n d iv in a p ara ser leída y p ro c la m a d a en la celeb ració n . E n efecto , D io s m is­ m o p resen tó su p alab ra co m o libro p ara los cre y en te s al p ro fe ta E zequiel (cf. Ez 3,1 -1 1 ) y al au to r del A p o ca lip sis (cf. A p 5 , lss). Se p u ed e decir, a p lica n d o el texto de Jn 1,14, que « la P alab ra se h izo escritu ra y libro p ara m o rar entre no so tro s» .

1.

S ign o d e la P alab ra

E ste libro es, p o r tanto, un sig n o de la p re se n c ia de D io s q u e se c o m u n ica a los h o m b res m e d ian te su P ala b ra leíd a y p ro clam ad a. En él está co n ten id o todo cuanto D ios ha q u erid o m a n ifesta r en o rd en a la salvación. El resto se c o n o c erá cu an d o se p ro d u zc a el « ca ra a cara» (cf. 1 C o r 13,13), es decir, sin la m e d iac ió n de los signos. El resp eto y el am o r que la Ig lesia siente p o r la S ag rad a E scritu ra (cf. D V 21) se ha m a n ifesta d o en los hon o res litú rg ico s qu e ro d ean la p ro cla m ac ió n del E vangelio. E l lib ro es llev ad o en tre luces, in c e n ­ sado, b esad o , co lo cad o sobre el altar, m ostrad o al p u eb lo , g u ard a d o en cub iertas — g u ard a s— precio sas, etc. El lugar p ro p io de este libro es el am bón, desd e el que el m in istro lee y p ro cla m a la P alabra. El arte ha rese rv a d o tam b ién b ellísim as ilu stracio n es y m in iatu ras p ara el E vangeliario, q u e debe ser distin to de los otro s libros de la E scri­ tura (cf. O G M R 79) 14. A h o ra bien, el L eccio n ario es m u ch o m ás qu e un libro, es el m odo norm al, habitual y propio, según el cual la Iglesia lee en las E scrituras la P alab ra viv a de D ios sig u ien d o los d iferen tes h ec h o s y p a la b ra s de salvación cu m p lid o s p o r C risto y o rd en a n d o en to m o a estos h ech o s y p alab ras los d em ás co n ten id o s de la B iblia. El L ec­ cio n ario ap a rece co m o u na p ru eb a de la interp retació n y p ro fu n d ización en las E scritu ras que la Iglesia ha hecho en cad a tiem p o y lugar, g u ia d a siem pre p o r la luz del E spíritu S anto 15.

2.

E l leccio n a rio d e la M isa en la h istoria

En los o ríg en es de la liturgia cristian a, las co m u n id ad e s no ten ían m ás libro litú rg ico que las S agradas E scrituras del A n tig u o T e sta ­ 14 Por este motivo en numerosos países, entre ellos España, se han hecho ediciones artísticas del Evangeliario c f Not 310 (1992), 332-364 15 Véase el documento, de 25-1V -1993, de la P Comisión Bíblica, La interpreta­ ción de la Biblia en la Iglesia (Librería E. Vaticana 1993).

C. 7

La Palabra de Dios en la celebración

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m entó, en los v o lú m e n es en fo rm a de ro llo o en frag m en to s de p a p i­ ro co sid o s p o r un lado. Se su pone que la lectu ra sería h ec h a em ­ p le an d o el m ism o ritual de la sin ag o g a ju d ía (cf. Le 4 ,1 6 -2 1 ). El en c arg ad o e n tre g ab a el v o lu m e n al lector, el cual leía el tex to sag ra­ do e m p ez an d o en el p u n to d o n d e h ab ía q u ed ad o in te rru m p id a la lec­ tu ra en la reu n ió n p reced en te. E ste p ro ce d im ie n to se co n o ce co m o lectu ra co n tinuada , y se p u ed e su p o n e r que se sig u ió tam b ién en la lectu ra de los E v an g e lio s y de las cartas de los A p ó sto les. M ás tard e se h ic iero n u nas an o tac io n es en los lib ro s de la E sc ri­ tura, p ara in d ic ar el co m ien z o y el final de cad a lectu ra, así com o el d ía en que d eb ía to m a rse el p asaje señalado. El p aso sig u ien te fue co p iar la lista de estas an o tac io n es, p ero o rd en ad as co n fo rm e al c a ­ len dario. E sto supuso y a u n a lab o r de sistem a tiz ac ió n de las lectu ras b íb licas. La se lec ció n de te x to s y su asig n ac ió n a d eterm in a d o s días, lo que h oy se d en o m in a le ctu ra tem ática, e m p ez aría a h ac erse a m e­ d id a que ap a recían las fiestas e n el añ o litúrgico. L os p rim e ro s in d icio s de un o rd en a m ien to fijo de lectu ras se o b ­ tien en an a liz an d o las h o m ilías de san A m b ro sio de M ilán (3 4 0 -3 9 7 ), de san A g u stín (3 5 4 -4 3 0 ), de san C esáreo de A rlés (4 7 0 -5 4 3 ) y de otros P ad res 16. L as listas de p eríco p as b íb lica s co n el co m ien zo y el final de las lectu ras, sig u ien d o el ca len d ario litú rg ico , se llam ab an ca p itu la ría lectio n u m — las lecturas no ev a n g élica s— ; ca p itu la ría eva n g elio ru m — los e v a n g elio s— , y co ta tio n e s ep isto la ru m et evang e lio ru m — am b as series de textos 17. F in alm en te se co p iaro n los tex to s b íb lico s en su in teg rid ad . Son los le cc io n a rio s p ro p iam en te d ich o s, que ap arece n a p artir d el siglo vm y h an rec ib id o los m ás d iv e rso s n om bres: Com es, A p o sto lu s, E p isto la re; E va n g e liu m excerptum , E vangeliare, y C om es E p istu la e cu m E va n g e liis y L ectio n a riu m . C u an d o a p artir del siglo xi a p a re ­ cen los m isa le s p le n a rio s, en los que se en c o n trab a la to talid ad de los tex to s n ecesario s p ara la ce le b ra ció n eu c arística , los le cc io n ario s d ejaro n de ex istir co m o lib ro s in d e p en d ie n te s, au n q u e se co n serv ó la 16 C f C h a v a s s e , A , «Un homiliaire liturgique romain du vic siécle», en RBén 90 (1980), 194-232, D a l m a i s , I -H., «De la prédication patnstique aux lectionnaires dans la Patristique latine», en LMD 129 (1977), 131-138, G r e g o i r e , R , Homihaires hturgiques médiévales (Spoleto 1980), P o q u e , S , «Les lectures liturgiques de POctave pascale á Hippone d’aprés les traités de saint Augustin», en RBen 74 (1964), 217-241 , Y a r n o l d , E., «Biblia y liturgia», en DPAC 1, 324-328 17 Cf C h a v a s s e , A , «Les plus anciens types du Lectionaire et de l’Antiphonaire romain de la messe», en RBén 62 (1952), 1-91; I d ., Les lectionnaires rom aim de la Messe, 1-2 (Fnbourg 1993), G o d u , G , «Epítres» y «Evangiles», en DACL 5 (1922), 245-344 y 852-923, J u n g m a n n , J A., El sacrificio de la Misa (BAC 68, Madrid 1965), 500-624, K l a u s e r , Th., Das rdmische Capitulare Evangeliorum, 1. Typen (LQF 28, Münster i W 1935), V o g e l , C , Introduction aux sources de Vhistoire du cuite chrétien au Moyen-Age (Spoleto 1966), 239-328.

92

P II

La celebración del misterio

co stu m b re de u sar el E p isto lario y el E v an g e lia rio p ara la m isa so ­ lem ne. La refo rm a litú rg ica del V atica n o II h a sep arad o n u ev a m e n te el le cc io n a rio del o rac io n al de la M isa, e in clu so h a rec o m en d a d o la ed ición del E v an g eliario 18.

3.

O rg a n iz a ció n d el leccio n a rio d e la M isa

El le cc io n ario resp o n d e a la n ec esid ad de p ro c la m a r los h ec h o s y p alab ras de C risto según los E v an g e lio s, y de reo rg an iz ar, en to m o a él, el resto de las E scrituras. P or ta n to no b a sta la B ib lia co m o tal. C a d a Iglesia p articu la r h a to m a d o las E scritu ras p ara m ed itar, p ro ­ clam a r y v ivir, seg ú n su p ro p ia se n sib ilid ad esp iritu al e h istó rica, el m isterio de C risto. P o r eso ca d a Iglesia ha te n id o no uno, sino v ario s le cc io n ario s a lo largo de su h isto ria , y, en o ca sio n e s, de m a n era sim u ltá n ea. El co n o c im ien to del le cc io n ario es fu n d am e n tal p ara co m p re n d er qué c e le b ra y qu é v ive u na Iglesia. L a refo rm a litú rg ica (cf. SC 35, § 1; 51) ha d ad o lu g ar al m ás ab u n d an te le cc io n a rio d e la M isa de to d a la h isto ria de la litu rg ia rom ana, sin c o n ta r los no m e n o s rico s le cc io n ario s de los ritu ales de los sacram e n to s y el de la litu rg ia de las horas. El actu al o rd en d e lectu ra s d e la M isa entró en v ig o r el 30 de n o v ie m b re de 1969, ju n ­ ta m en te con el O rdo M issa e l9. L os p rin cip io s d irec tiv o s de la o rg an iz ac ió n del le cc io n ario son los siguientes: tres lectu ras en los d o m in g o s y fiestas, p ro fecía, a p ó s­ tol y E v an g elio ; ciclo de tres añ o s p ara el le cc io n ario d o m in ical y festivo, y de dos añ o s p ara el le ccio n ario ferial del tiem p o d u ran te el año; in d e p en d e n cia y co m p lem en ta ried ad del le cc io n ario ferial res­ p ecto del do m in ical; p o sib ilid a d de se lec ció n de lectu ras en las m i­ sas ritu a les, del co m ú n de los sa n to s, v o tiv a s, p o r d iv e rsa s n ec e sid a ­ des y de d ifu n to s; c o n serv ac ió n del uso trad icio n a l de alg u n o s libros de la E scritu ra en d e term in a d o s tie m p o s litú rg ico s; m a y o r p rese n cia del A n tig u o T estam en to ; rec u p eració n de alg u n o s te x to s ev a n g élico s lig ados al ca te cu m e n ad o , etc. 18 Cf. supra, n. 14. 19 Missale Romanum ex Decreto Sacrosancti Oecumenici Concilu Vaticam II insíauratum, auctoritate Pauh PP VI promulgatum Ordo lectionum Missae (Ed. typica, Typis Polyglottis Vaticams 1969, Ed. typica altera 1981); Missale Romanum ex Decreto Lectionarium, 1-3 (Ed typica, Typis Polyglottis Vaticanis 1970) Cf. B u c j N i n i , A , La riforma litúrgica (1948-1975) (Roma 1983), 401-419, F o n t a i n e , G , «Commentarium ad “OLM”», en EL 83 (1969), 4 36-451, L e s s i - A r i o s t o , M , «Aspetti ntuali e pastorali dei praenotanda OLM», en Not 191 (1982), 330-355, T r i a c c a , A M., «In margine alia seconda edizione del “OLM”», en Not 190 (1982), 243-280, W i e n e r , C., «Présentation du nouveau Lectionnaire», en LMD 99 (1969), 28-49.

C. 7.

La Palabra de Dios en la celebración

93

U n a de las n o v ed a d es q ue ap o rtó la refo rm a litú rg ica d el V a tic a ­ no II en el le cc io n ario de la M isa y de los sa cram e n to s h a sid o el sa lm o re sp o n so ria l o grad u al. E ste salm o, n o rm alm en te , d eb e ser ca n ta d o p o r un salm ista, de m a n era que la a sam b lea se u n e p o r m e­ dio de la resp u e sta 20. 20 OLM 19-22, cf. D e i s s , L , «El salmo gradual», en W .A A ., Presentación y estructura del nuevo Leccionario (Barcelona 1969), 65-93; F a r n e s , P., «El salmo responsorial», en Ph 134 (1983), 123-145, H e s b e r t , R.-J., «Le graduel, chant responsonal», en EL 95 (1981), 316-350; M a r t i m o r t , A., «Fonction de la psalmodie dans la liturgie de la parole», en Mirabüe laudis canticum (Roma 1991), 75-96, V e r h e u l , A., «Le psaume responsorial dans la liturgie euchanstique», en QL 73 (1992), 232-252.

C a p í t u l o V III

LA ASAMBLEA CELEBRANTE La principal manifestación de la Iglesia tiene lugar en la participación plena y activa de todo el pueblo santo de Dios en las mismas celebraciones litúrgicas (SC 41). BIBLIOGRAFIA C o n g a r , Y. M.-J., «Réflexions et recherches actuelles sur l’assemblée liturgique», en LMD 115 (1973), 7-29; C u v a , A., «Asamblea», en NDL, 165-181; F a l s i n i , R., «Asamblea litúrgica», en DTI 1, 484-500; G e l i n e a u 1, 62-104; I d . (dir.), Assemblea santa. M anuale di Pastorale litúrgica (Bologna 1991), 274-332; L ó p e z M a r t í n 1, 229-252; M a r s i l i , S . - B r o v e l l i , F . (dir.), Ecclesiologia e liturgia (Casale M. 1982); M a r t i m o r t , 114-136; I d ., La asamblea litúrgica (Salamanca 1965); M a s s i , P., La asamblea del P ue­ blo de Dios (Estella 1968); T r i a c c a , A. M. (dir.), L ’assemblée et les différents roles dans Vassemblée (BELS 9, Roma 1977); I d . - P i s t o i a , A. (dir.), L ’Église dans la liturgie (BELS 18, Roma 1980); V e r h e u l , A., « L ’assem­ blée celebrante et ses Services», en QL 65 (1984), 135-152; y Conc 12 (1966); «Cuadernos Phase» 22 y 54 (Barcelona 1990 y 1994); «Dossiers CPL» 69 (B arcelona 1996); PastL 224/225 (199 5 ); Ph 144 (1 9 8 4 ); RL 62/4-5 (1975).

E l seg u n d o c o m p o n en te de la ce le b ra ció n es la asam b lea del p u e ­ b lo de D ios reu n id a p ara to m a r parte en la acció n litú rg ica. A h o ra b ien, la a sam b lea litú rg ica es, en sí m ism a, un sig n o que ex p re sa y h ace p rese n te a la Ig lesia de C risto. M ás aún, la asam b lea m a n ifiesta ta m b ié n la p rese n cia del S eñor, q ue p ro m etió estar « d o n d e dos o m ás se reú n a n en su n o m b re» (M t 18,20). En el cap ítu lo se estu d ia n p rim e ro alg u n as n o cio n es de te o lo g ía de la asam b lea, d esp u és se an a liz an las c a racterísticas de ésta y, fi­ n alm en te, el co n c ep to de la p articip a ció n litúrgica. I.

LA IGLESIA, SUJETO DE LA ACCION LITURGICA

El C o n cilio V atica n o II afirm ó que «las ac cio n es litú rg icas no son ac cio n es p riv ad as, sino c e le b ra cio n e s de la Iglesia, que e s sa c ra ­ m en to d e unidad, es decir, p u eb lo santo co n g re g ad o y o rd en a d o b ajo la d irec ció n de los obisp o s. P or eso p erte n ec en a to d o el cu erp o de la Ig lesia, influ y en en él y lo m an ifiestan » (S C 26). La Ig lesia rep re­ se n tad a en las ac cio n es litú rg icas es la c o m u n id ad de los fieles « u n i­ d a p o r la u n id a d del P adre, del H ijo y del E sp íritu S an to » (L G 4),

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La celebración del misterio

que se m u e stra o rg án ic am e n te e stru c tu rad a , es d ecir, p re sid id a p o r sus p asto re s y d o tad a de ca rism as, m in iste rio s y fu n cio n e s (cf. L G 8 ; 11, etc.). R e u n id a p ara c e le b ra r la litu rg ia, ap a re c e co m o su jeto « in ­ tegral» de los acto s litú rg ico s f E sta v isió n de la Ig lesia fo rm a p arte de la ec le sio lo g ía litú rg ica del C oncilio V atican o II (cf. SC 2; 41 4 2 ; L G 26) 2.

1.

L a Iglesia, « cu erp o sa c er d o ta l» d e C risto

L a litu rg ia es ejercic io del sa ce rd o c io de C risto , y este sa cerd o cio se hace v isib le en la Ig lesia y p o r m e d io de la Ig lesia, cu erp o , esp o sa y sacram ento del V erb o e n c a m a d o 3. E n efecto, la ú n ic a m ed iació n en la litu rg ia es ciertam en te la m e d iac ió n sacerd o tal d e C risto (cf. 1 T im 2,5), p ero esta m e d iac ió n se ex terio riza y se p ro lo n g a en el tiem p o a trav és de la co m u n id ad de los b au tizad o s. T o d o s ello s p a r­ tic ip a n d e la d ig n id a d sa ce rd o ta l d e C r is to ,‘sie n d o ésta la raíz del d erech o y del d e b e r que tie n en de p a rtic ip a r en la litu rg ia ( c f SC 14), aun cu an d o , d en tro del p u eb lo sa ce rd o ta l, C risto h a q u erid o es­ ta r rep rese n tad o , co m o ca b ez a y sa n tifica d o r de to d o el cu erp o , p o r el sa cerd o cio m inisterial. E ste sa ce rd o c io y el sa ce rd o c io co m ú n de los fíeles p articip a n del único sa ce rd o c io de C risto y se o rd en a n el u no al otro, au n q u e su d iferen c ia es esen cial y no sólo de g rad o (cf. L G 10). P or tan to , cu a n d o se d ic e que la Ig lesia es el su je to de las a c c io ­ n es litúrgicas, no se alu d e so la m e n te al sa ce rd o c io m in iste ria l, es decir, a los o b isp o s y p resb ítero s, sino ta m b ié n a los fíeles cristian o s que form an el pueb lo de D ios (cf. L G 9) y que ejercen el sa cerd o cio co m ún tan to en los sacram e n to s co m o en la p rá c tic a d e la v id a c ris­ tian a (cf. L G 10-11). L a Iglesia, que se m a n ifiesta en las ac cio n es 1 C f C o n c a r , Y M -J , «La Ecclesia o la comunidad cristiana, sujeto integral de la acción litúrgica», en Id et AA AA , La liturgia después del Vaticano II (Madrid 1969), 279-338, P i s t o i a , A , «L’assemblea litúrgica come soggetto della celebrazio­ ne», en RL 72 (1985), 428-435, P o t t i e , Ch - L e b r u n , D , «La doctrine de YEcclesia sujet intégral de la célébration dans les livres hturgiques depuis le Vatican II», en LMD 176(1988), 117-132 2 En efecto, «la liturgia es una epifanía de la Iglesia» J u a n P a b l o II, Carta Apost Vicesimus quintus annus, de 4-X IM 988 (Typis Polyglottis Vaticams 1988), n 9, cf C a n a l s , J. M , «La liturgia, “epifanía” de la Iglesia», en Ph 162 (1987), 439-456, O n a t i b i a , I , «La eclesiología en la SC», en Not 207 (1983), 648-660, R o m a n o , P , «La principal manifestación de la Iglesia (SC 41)», en L a t o u r f l l e , R (d ir ) , Vaticano II Balance y perspectivas (Salamanca 1989), 453-467, S a r t o r e , D , «Iglesia y liturgia», en NDL, 1039-1051, T o u r n e a u x , A , «L’évéque, Leuchanstie et LEglise lócale dans LG 26», en ETL 64 (1988), 106-141, etc 3 C f N e u n h e u s e r , B , «La liturgia come culto del corpo di Cristo», en D el l ’ O r o , F (dir ), Mysterion Miscellanea S Marsili (Leumann-Tonno 1981), 25-47

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La asamblea celebrante

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litú rgicas, es la esp o sa de C risto , n ac id a de su co stad o (cf. SC 5) co m o n u ev a E va y cuerp o sacerd o tal (cf. L G 6-7): « R ealm en te, en u na o b ra tan g rande, p o r la que D ios es p e rfec tam en te g lo rifica d o y los h o m b res san tificad o s, C risto a so cia sie m p re co n sig o a la Ig lesia, su esp o sa am ad ísim a, q ue in v o c a a su S eñ o r y p o r él rin d e cu lto al P ad re» (SC 7; cf. 84). En esta ín tim a a so cia ció n de la Ig lesia a la acció n sacerd o tal de C risto ju e g a un pap el esp ec ialísim o el E sp íritu S anto, que h a sido en tre g ad o a la esp o sa del V erb o co m o « arras de la p ro m esa» (cf. E f 1,13) p ara q u e la asista en la litu rg ia y le c o n c e d a g u sta r el g o zo de un en c u en tro to d a v ía b ajo el v elo de los sig n o s ( c f A p 2 2 ,1 7 .2 0 ; 1 C o r 13,13). «L a litu rg ia viene a ser la o b ra com ú n del E sp íritu S an to y de la Iglesia»; «el E sp íritu y la Ig lesia co o p eran en la m a n ife sta ­ ción de C risto y de su o bra de sa lv ació n en la litu rg ia» 4.

2.

L a litu rg ia , « d e la Iglesia » y « p a ra la Iglesia »

P or esto s m o tiv o s « to d a ce le b ra ció n litú rg ica» es acció n del C ris­ to total, cab ez a y m ie m b ro s, o sea, « o b ra de C risto sa ce rd o te y de su cuerpo, que es la Iglesia» (S C 7). «E s to d a la co m u n id a d , e l C u erp o d e C risto u nido a su ca b e za , q u ien ce le b ra » (C a t 1140; cf. 1097; 1119). «E n la ce le b ra ció n de lo s sacram e n to s, to d a la asam b lea es “ litu rg o ” , cad a cual según su función, p ero “ en la u n id ad del E sp íri­ tu ” que ac tú a en to d o s» (C at 1144). En este sentido , la litu rg ia es «de la Iglesia», p o rq u e p erte n ec e al en tero cu erp o eclesial. P ero esto q u iere d e c ir ta m b ié n qu e la litu rg ia ex iste a cau sa de la Ig lesia y en fav o r de la m ism a Iglesia. L a litu rg ia es « p ara la Ig lesia» , p o rq u e los sa cram e n to s — y to d a la v id a litú rg i­ ca— que co n stitu y e n la Iglesia, m a n ifiestan y co m u n ica n a los h o m ­ b res el m isterio de la co m u n ió n del D ios A m or, uno en tres P erso n as (cf. C at 1118). D e to d o lo an terio r se ex traen o tras co n sec u en cias. E n efecto , si las ac cio n es litú rg icas no so n p riv ativ as de los m in istro s o rd en ad o s, sino acto s de to d a la Iglesia, aq u é llo s no se p u ed e n erig ir en los d u eñ o s de la liturgia. A n ad ie le está p erm itid o , ni siq u iera al sacer­ dote, ni a g rupo alg u n o , añadir, q u ita r o c a m b ia r alg o p o r p ro p ia in iciativ a ( c f SC 22). P or otra parte, ha de p referirse, en cu an to sea p osible, la ce leb ració n co m u n ita ria a la in d iv id u al y casi p riv ad a (cf. 4 Cat 1091 y 1099, c f Cat 1091-1109 Sobre la acción del Espíritu Santo en la liturgia, c f supra, n 15 del cap II, y O l i a n a , G , «La Chiesa, corpo di Cristo ín crescita sotto l’azione dello Spinto», en EL 105(1991), 30-58; 107(1993), 136-168, Triacca* A M , «Presenza e azione dello Spinto Santo nelEassemblea litúrgica», en EL 99 (1985), 349-382, etc

P II

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La celebración del misterio

SC 27), p a ra q u e ca d a cu al d esem p e ñ e to d o y só lo a q u e llo q u e le co rresp o n d e se g ú n la n a tu ra le z a d e la ac ció n y las n o rm as litú rg icas (c f SC 28) En síntesis, el su jeto in teg ral de la ac ció n litú rg ica es sie m p re la Iglesia, in clu so c u a n d o el m in istro o rd en a d o se en c u en tre so lo , p o r­ que tam b ién aq u í es m in istro del C risto to tal, p o r v o lu n ta d del S eñ o r y no por d eleg ació n de la c o m u n id a d 5

II

LA ASAMBLEA CELEBRANTE

A hora bien, la Ig lesia su b siste y se h ace rea lid ad en las leg ítim as reu n iones lo cales de los fíeles p resid id o s p o r sus p a s to re s (L G 2 6) P or esto d ic h as a sam b leas co n stitu y e n , e sp ec ialm en te e n la ce le b ra ­ ción eu carística, la « p rin cip al m a n ifesta ció n » de la Ig lesia de C risto ( c f SC 4 1 ) L as o rac io n es litú rg icas así lo ex p resan , al u sa r o rd in a ­ riam ente el p lu ral b en d e cim o s, ro g am o s, d am o s g racias, etc El su ­ je to o rante es sie m p re el « n o so tro s» ecle sial, es decir, la Ig lesia, que d ialo g a co n su S eñ o r e in v o c a al P adre

1

La a sa m b lea , sign o sa g ra d o

L a a sam b lea litú rg ica es, p o r tan to , un sig n o sag rad o , u n a e p ifa ­ n ía de la Ig lesia sa c ra m e n to d e sa lv a ció n en m e d io del m u n d o ( c f LG 1 ,8 , SC 2, 5, 26, G S 40 ) P re fig u ra d a en la a sam b lea cu ltu al de Israel en el d esierto ( c f E x 19, 24), en la tie rra p ro m e tid a ( c f Jos 24) y d esp u és del ex ilio ( c f N eh 8 , 9), ap a rece en el N u ev o T esta­ m ento in m e d ia tam en te d esp u és de la g lo rifica ció n de Jesú s y de la efu sión del E sp íritu S anto ( c f H ec h 2 ,4 2 -4 7 , 4 ,3 2 -3 5 , 5 ,1 2 -1 6 , etc ) En su c o n fig u rac ió n inicial d esem p e ñ ó un pap el d ec isiv o la e x p e ­ riencia p ascu al y e u c arística re flejad a en los rela to s de las a p a ricio ­ nes de C risto re su c ita d o ( c f L e 24 y Jn 20), p ero co n el tie m p o fue ad optando el ro stro pro p io de ca d a lu g ar la asa m b le a de Je ru salen ( c f H ech 1-6), la a sam b lea de A n tio q u ía ( c f H ech 13,1-3), la asam ­ b lea de T ró a d e ( c f H ech 2 0 ,7 -1 1 ), la a sam b lea de C o rrn to (c f 1 C o r 11, 14), etc 6 5 C f C para la Doctrina de la Fe, Carta sobre algunas cuestiones acerca del ministro de la Eucaristía de 6-V1II 1983, en AAS 75 (1983), 1001-1009, trad españ en G u e r r e r o 1,31 7 -3 2 1 6 C f C h i r a t , H , La asamblea cristiana en tiempo de los apostóles (Madnd 1968), L ó p e z M a r t i n , J , «La asamblea litúrgica de Israel al cristianismo», en Nova et Vetera 14 (1982), 205-224, M a e r t e n s , Th , La asamblea cristiana (Marova 1964)

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La asamblea celebrante

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C o m o to d o sig n o sa g rad o , la asa m b le a tie n e un sig n ific ad o y es, en sí m ism a, un sig n ific an te El sig n ific ad o de la a sam b lea es la rea lid ad m isterio sa y trasc en d e n te de la Ig lesia, cu e rp o de C risto y sa cram e n to de un id ad , p re se n c ia en el m u n d o d e la rea lid ad escatolo g ica del R em o ( c f L G 1, 48, etc ) C o m o sig n ific an te es un g ru p o h u m an o , u n a reu n ió n de cre y en te s q ue están ju n to s p ara celeb rar A h o ra b ien , el ca rá c te r sig n ific ativ o de la asa m b le a litú rg ica le v ien e d ado no solo p o r las c a racterísticas ec le siales que la d efin en com o reu n ió n leg itim a, sino ta m b ié n p o r la ac ció n qu e rea liza E sta acció n h a de ser id e n tifica b le co m o ce le b ra ció n de la Ig lesia de C risto , es decir, co h e ren te con lo que la Ig lesia h ac e sie m p re y en to d a s p artes L a sig m fic ativ id a d de la asam b lea, co m o la sacram e n ta lid ad de la Ig lesia, vien e d ad a ta n to p o r la g rac ia del a c o n te cim ien to de sal­ v ac ió n q u e ac tu a liz a co m o p o r las p alab ras y los g esto s h u m an o s de la ce le b ra ció n E sto s h an d e ser los q u e C n s to y la Ig lesia h an eleg i­ do y d e term in a d o p ara lle v ar a cabo la sa n tifica ció n de los h o m b res y el cu lto a D ios En efecto , sólo cu a n d o «se h ace lo q u e hace la Ig lesia», la a sa m b le a a p a rece en su id e n tid a d d e signo, entre los h o m b res, de la Iglesia, «señal e in stru m e n to » de C risto co n el p o d er d el E spíritu 7

2

D im en sio n es de la a sa m b lea co m o sig n o

E n to d o sig n o litú rg ico se d istin g u e n tres d im e n sio n e s q u e ex p re ­ san o tras tan tas referen c ias a su c o n ten id o m isterio so A p lic ad a s a la a sam b lea son las sig u ien te s a) dim ensión co n m em o ra tiva la a s a m ­ b lea litú rg ica ev o c a y h ace re c o rd a r la co n v o c a to ria d el p u eb lo de D ios en la A n tig u a A lia n za en la p re se n c ia del S eñor, co m o se h a d ic h o an tes, b) dim ensión m an ifestativa la a sam b lea h ace p rese n te y rev e la el m isterio de la co m u n ió n de la Ig lesia y su co n d ició n de cu erp o y esp o sa de C risto p ara la sa lv ació n de los h o m b res, c) d i­ m ensión p ro fe tic a la a sam b lea es an u n c io y an ticip o d e la reu n ió n en la Je ru sa le n celeste ( c f SC 8 , LG 50) T o d a ce le b ra ció n litú rg ica es, p o r tan to , co m u n ió n co n la Ig lesia ce le ste y p articip a ció n , a tra ­ v és del velo de los sig no s, en la alab a n za etern a de D io s y del C o r­ d ero ( c f A p 5,6, etc ) y en la in tercesió n d el S um o S acerd o te y m e ­ d ia d o r ( c f H eb 4 ,1 4 -1 5 , 7,25, 1 Jn 2 ,1 ) 8 7 C f T e n a , P , «Iglesia asamblea, una nueva aportación teológica», en Ph 167 (1988), 415 436, aquí 433 8 C f Cat 1137 1139, Vease supra nn 17-18 del cap VI

P.II.

100

3.

La celebración del misterio

A sa m b le a litú rg ic a e Ig le sia lo ca l

E n to d a a sam b lea litú rg ica se m a n ifie sta la co m u n id ad eclesial, com o se h a dicho. N o o b stan te, n in g u n a reu n ió n de fíeles es le g íti­ m a, si no es b ajo el sag rad o m in iste rio del o b isp o (cf. LG 26). D e ahí q ue la fo rm a p le n a de a sam b lea litú rg ica, co m o sig n o de la Iglesia, es aq u e lla que se d esarro lla b ajo la p re sid e n c ia del o b isp o , ro d ea d o de su p resb iterio y m in istro s, ju n to al ú n ic o altar. « P o r eso co n v ien e q u e to d o s te n g an en g ran a p re cio la v id a litú rg ica d e la d ió c esis en to m o al obispo, sobre to d o en la Ig lesia C ated ral» (S C 4 1 ) 9. A h o ra bien, esta fo rm a de asa m b le a litú rg ica d e la Ig lesia p a r­ tic u la r se ex tien d e y se v iv e en ca d a u n a de las c o m u n id ad e s d e los fíeles que el o b isp o p resid e y g o b ie rn a p o r m e d io de sus p resb ítero s (cf. L G 28). P o r p eq u e ñ as o p o b res q ue sean, C risto está p rese n te en ellas dan d o unid ad a la to d a la Ig lesia (cf. L G 26). E ntre las co m u ­ n id a d es cristian a s so b resa le n las p arro q u ias, d istrib u id as lo c alm en te bajo un p a sto r q ue hace las v ec es del o b isp o , y q u e de alg u n a m a n e ­ ra rep rese n tan a la Ig le sia visib le. D e ahí la n ec esid ad de fo m en tar la v id a litú rg ica p arro q u ial, sobre to d o el d o m in g o (cf. SC 42).

III.

ANTINOMIAS DE LA ASAMBLEA LITURGICA

A l e s ta r c o m p u e sta p o r p e rso n a s con su p ro p ia id e n tid a d , la asa m b le a ce le b ra n te p re se n ta u n a serie de an tin o m ia s q ue, lejo s de o b sta cu liza r su p ap el, lo h ac en m ás efe ctiv o y cread o r: a) La asam b lea es, a la vez, unitaria y diversa, aco g ien d o p o r igual a to d o s los h o m b res a p e sa r de las d iferen c ia s ex iste n tes en tre ellos. E n la asa m b le a c ristia n a no h ay d istin ció n de sexo, o rig en , cu ltu ra, etc. (cf. G ál 3,28; R o m 10,12), p o rq u e to d o s los m ie m b ro s son u n a co sa con C risto (cf. 1 C o r 12,12-14). T am p o co p u ed e h ab e r acep c ió n de p erso n a s (cf. S ant 2 ,1 -4 ), au n q u e la situ ació n de ca d a u n o sea distinta: ca te cú m e n o s, n iñ o s, p en iten tes, ad u lto s, p ecad o res, santos, en ferm o s, sanos (cf. 1 C o r 11, 30; 1 Jn 1,8-10). b) L a a sam b lea es carism á tica y je rá rq u ica , es d ecir, d o ta d a de c a rism a s y d o n es y estru c tu ra d a en una je ra rq u ía de serv icio y de ca rid ad (cf. 1 C o r 12,4-11; E f 4,1 1 -1 6 ). E n el p la n o p rác tico esto se trad u c e en la co o rd in a ció n de los d iv e rso s m in iste rio s y fu n cio n es d en tro de la ce le b ra ció n (cf. SC 28). 9 Cf. Ceremonial de los Obispos (CELAM-DEL 1991), nn.l 1-14, 18-19, y 42-54; I., «La eucaristía dominical, presidida por el Obispo en su catedral, centro dinámico de la Iglesia local», en Ph 199 (1994), 27-44; T e n a , P., «La catedral en la Iglesia local», ib. 188 (1992), 95-112.

O ñ a t ib ia ,

C.8.

La asamblea celebrante

101

c) L a asam b lea es u na co m u n id a d que su p era las ten sio n es en ­ tre el in d iv id u o y el grupo, en tre lo p articu la r y lo q u e es p atrim o n io co m ún, en tre lo que es so lam en te local y lo que es u n iv ersal, etc. La a sam b lea in teg ra el y o y el tú en el nosotros, en un h o rizo n te co m u ­ n itario p resid id o p or el m isterio de la salvación l0. d) L a asam b lea p o la riza y o frece cauces de exp resió n y de co ­ m u n ic ac ió n a los se n tim ien to s de los presentes. L a asam b lea no so­ lam ente es cap az de ce n trar tod o s los sen tim ien to s de un a p erso n a en to m o a un d eterm in a d o v alo r relig io so o ev an g élico ; tam b ién co n ­ c en tra en él a todo el g ru p o h u m a n o que está co m p artie n d o la m ism a e x p e rien c ia de fe y de oración. IV.

LA PARTICIPACION LITURGICA

A h o ra se trata de an a liz ar el papel activo de la asam b lea en la celeb ració n . El V atican o II q u iso que los fíeles no estu v ieran en la liturgia «co m o ex trañ o s y m u d o s esp ec tad o res» (SC 48), sino com o m ie m b ro s ac tiv o s y co n scien tes. P or eso es in d isp en sa b le lo g rar u n a v e rd a d era p articip a ció n activ a, con scien te, p le n a y fructuosa.

1.

La p ala b ra « p a rticip a c ió n »

P a rtic ip a c ió n viene del latín tard ío , de p a rtic ip a d o (p a rtem -ca p e r e = to m a r parte), y es sin ó n im o de interv en ció n , ad h esió n , a sis­ tencia, etc. La p alab ra se usa hoy en el len g u aje d ep o rtiv o , cu ltu ral, político, ec o n ó m ic o y tam b ién en el relig io so y eclesiástico . El sus­ ta n tiv o p a r tic ip a d o y el v erb o p a rtic ip a re ap arecen en las o racio n es litú rg icas in d ic an d o siem p re u na relación, un te n er en co m ú n , o un estar en co m u n ió n . P artic ip ac ió n vien e a ser, de hech o , relació n , co ­ m u n icació n , identificació n , unión, etc. M. E n el v o ca b u la rio e u c o ló g ic o la p alab ra p articip a ció n está c a rg a ­ d a de c o n n o tac io n es p ro c e d e n te s ta n to de la B ib lia co m o de la tra d i­ ción v iv a de la Iglesia. N o en vano se h a usad o esta p a la b ra p a ra referirse a la co m u n ió n eu carística, esp ec ialm en te en las p o sc o m u ­ niones. Por eso lo m ás im p o rta n te no es el térm in o en sí, sin o el o bjeto h ac ia el cual se d irig e la acción: un sacram en to , un m isterio del S eñor, la salv ació n , un don de D ios, etc. En co n sec u en cia, la p a rtic ip a c ió n litú rg ica llev a co n sig o tres a s ­ pectos in separables: a) L a acció n de particip ar, q u e in clu y e u n o s 10 Cf. L ó p e z M a r t í n , J., «La comunidad como clave de la celebración», en Ph 172 (1989), 287-302; M a r s i l i , S., «Unacomunitá, una liturgia», en RL 69 (1982), 593-603. 11 Cf. T r i a c c a , A. M . , «Participación», en NDL, 1546-1573.

PAL

102

La celebración del misterio

acto s h u m a n o s (g esto s, rito s) y u n as actitu d es in te rn as, su sc ep tib les de v aria r en in te n sid a d o en g rad o de m o d alid ad ; b ) el o b jeto de la p articip a ció n , qu e no es so la m e n te el acto m ism o , ritu al o sa c ra m e n ­ tal (el signo), sino ta m b ié n el a c o n te cim ien to o m isterio qu e se co n ­ m e m o ra y actu aliza; c) las p erso n as q ue particip an : fieles y m in is­ tros, c a d a u no segú n su co n d ició n ec lesial y la n a tu ra le z a de la a c ­ ció n litúrgica.

2.

E l co n ce p to

L a p a la b ra « p articip a ció n » h a a c u m u la d o los id e ale s del m o v i­ m ie n to litú rg ico y de la re n o v a c ió n de la litu rg ia p ro m o v id a p o r el C o n cilio V atica n o II. E n efecto , se trata de u no d e los co n c ep to s clave 12. 1. A n te c e d e n te s d e e ste co n cep to . E l p re c e d e n te se m á n tic o m ás ex acto de lo que el C o n cilio V atican o II h a en ten d id o p o r p a rti­ cip ac ió n litú rg ica se en c u en tra en el fam o so m o tu p ro p rio Tra le s o lle c itu d in i de san P ío X , de 22 de n o v ie m b re de 1903: «E s n e c e s a ­ rio p ro v eer, an tes que a otra cosa, a la sa n tid a d y d ig n id a d del te m ­ p lo, d o n d e los fieles se reú n e n p ara rec ib ir tal E sp íritu de su fu en te p rim e ra e in d isp en sab e, q ue es la p a rtic ip a c ió n a ctiva en los sa c ro ­ santos m isterio s y en la p le g aria p ú b lic a y so le m n e de la Ig lesia» 13. P o sterio rm e n te la en c íc lic a M e d ia to r D ei de P ío X II, de 2 0 -X I1947 14, p recisó aú n m ás dicho concepto, al h ab lar de la E u caristía. P ara el P ap a la p articip a ció n d eb e ser, an te todo , interna, es d ecir, e jercitad a con án im o p iad o so y aten to (cf. M D 122). P ero ta m b ié n activa, en cu a n to los fieles o fre ce n ju n ta m e n te co n el sa cerd o te que p resid e y se o frecen ello s m ism o s. El sa cerd o te d eb e in stru ir a los fieles ac e rc a del d ere ch o y del d e b e r de p a rtic ip a r ac tiv a m e n te en el sa crificio eu c arístico (M D 128 y 134). L a en c íc lic a señ ala ta m b ié n los d iv erso s m o d o s de esta p a rtic ip a ­ ción: las resp u e sta s al sacerd o te, los can to s del o rd in ario o el can to d e las p arte s p ro p ias de la solem n id ad . El cu lm en d e la p articip a ció n es la co m u n ió n sa cram en tal, p o r la q ue los fieles alca n za n m ás a b u n ­ d an tem e n te el fruto del sa crificio eu c arístico (M D 144-147). N o o b s­ tan te, la p artic ip a c ió n es en te n d id a a n ivel m o ral y esp iritu al, en un p la n o ante to d o p sic o ló g ic o y afectiv o . Y to d a v ía no se rec o n o ce a 12 Cf. B a r a ú n a , G., «La participación activa, principio inspirador de la constitu­ ción», en La sagrada liturgia renovada p o r el Concilio (Madrid 1965), 225-285; L ó p e z M a r t í n , J., «La participación de los fíeles según los libros litúrgicos y en la práctica», en Ph 144(1984), 487-510. 13 En G u e r r e r o 1,623. 14 Ib., 631-680 (= MD y párrafo).

C. 8.

La asamblea celebrante

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los fieles o tra ca p ac id a d re p rese n tativ a de la Ig lesia en la ce le b ra ció n q u e la a so cia ció n perso n al de cad a u n o a la acció n del m in istro . E ste rec o n o cim ien to se p ro d u jo en el V atica n o II. 2. L a p a rtic ip a c ió n se g ú n la « S a cro sa n ctu m C oncilium ». E n efecto, la co n stitu c ió n , al afirm a r el c a rácter eclesial d e las ac cio n es litú rg icas (cf. SC 26), ex trae in m e d ia tam en te la co n sec u en cia: « P o r eso, p e r te n e c e n a to d o e l cu e rp o d e la Ig le sia , in flu y en en él y lo m an ifiestan » (ib.) 15. Es to d a la asam b lea litú rg ica la que está im p li­ c a d a en la acció n litú rg ica, p ero c a d a uno de los m ie m b ro s in te rv ie­ ne de m o d o d istin to , « seg ú n la d iv e rsid ad de ó rd en es, fu n cio n es y p articip a ció n ac tu al» (S C 26; cf. 28-29). P o r o tra p arte se ex tien d e la p artic ip a c ió n de los fieles a to d a ac ció n litú rg ica, situ án d o la en tre los « p rin cip io s g en e rale s q ue afectan a la re n o v a ció n y al fo m en to de la sa g ra d a liturgia» (el ca p ítu lo I de la SC). E sto q u ie re d e c ir qu e la p articip a ció n es fu n d am e n tal en to d a ce le b ra ció n , tal co m o rec lam a la co n d ició n sacerd o tal del p u eb lo de D ios y la n a tu ra le z a m ism a de la litu rg ia (cf. SC 14). El C o n c ilio V atica n o II, au n q u e no dio u n a d efin ició n de p a rtic i­ p a c ió n de los fieles, señaló alg u n as de sus n o tas esen ciales, que p e r­ te n ec en al m odo de e jerce r la a sam b lea su pap el en las ce le b ra c io ­ nes: la p a rticip a ció n ha de ser intern a y e x te rn a , c o n scie n te, activa, p le n a , fru c tu o sa , a d a p ta d a a la situ a ció n d e los fie le s , co m u n ita ria , etcétera 16. Su d eseo fue que los fieles co m p re n d iesen bien los rito s y las o rac io n es p a ra to m a r p arte en la a c ció n litú rg ica de la m a n e ra m ás fru c tu o sa p o sib le (cf. SC 48).

3.

E x igen cias

Se trata de ex ig en c ias de carácter p asto ral qu e se refieren a a s­ p ecto s ex tern o s de la ce le b ració n , pero qu e están al serv icio del en ­ cu en tro con D ios en Jesucristo. a) L a p a rtic ip a c ió n es una a c tiv id a d h u m a n a que req u ie re p re ­ se n cia física, id e n tifica ció n en las ac titu d es, u n id a d en los g esto s y m o v im ien to s, c o in cid e n cia en las p alab ras y en los acto s, es d ecir, ac ció n co m ún. P ara esto d eb e p ro d u cirse ta m b ié n u n a a p ertu ra p e r ­ sonal, den tro de un c lim a de co m u n ió n , ante el m isterio q u e se ce le­ b ra y ante las co n sec u en cias que h an de d eriv arse p ara la v id a cris­ tiana. b) L a acción co m ú n pide renuncia a p a rtic u la rism o s de ex p re­ sión p ara ac ep tar los cau ces que o frece la ce le b ració n , ta n to en el 15 Cf. S C 2 ;4 1 ;4 2 ;L G 10-11; 26; P 0 5. 16 Cf. SC 11, 14, 19, 21, 26-30,48, etc.

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PAL

La celebración del misterio

p lan o ritual de actitu d es, g esto s y m o v im ie n to s co m o en el p lan o fo rm al de la p le g aria, el ca n to y el silencio. L a a c titu d co m u n ita ria h ace qu e lo ec le sial te n g a u n a p rim a c ía so b re lo in d iv id u al, p ero sin anularlo. M ás aún, uno y o tro asp ec to h an de in te g rarse m u tu am en te. D eb e p ro c u ra rse ta m b ié n u n a b u e n a c o m u n ic a c ió n in te rp e rso n a l p a ra que ca d a p a la b ra y c a d a g esto o sím b o lo sea c o m p re n d id o p o r to d o s 17. c) L a p articip a ció n p id e actitu d e s cu ltu a les cristian as, y n o m e­ ram e n te relig io sas. L a raz ó n e stá en la p e c u lia rid a d de la litu rg ia cristia n a co m o cu lto al P ad re en el E sp íritu y la v erd a d (cf. Jn 4 ,2 3 24), de fo rm a q u e no se p ro d u z c a d esfa se o ru p tu ra en tre la ce le b ra­ ció n y la vida, en tre el cu lto ex tern o y la a c titu d interior.

4.

M in iste rio s litú rg ico s y p a rticip a ció n

L a p a rtic ip a c ió n litú rg ica d ep e n d e en b u e n a m e d id a de la ex is­ te n cia y de la ac tu a ció n de los d istin to s m in iste rio s en la litu rg ia l8. L a Ig lesia es, to d a ella, m in iste ria l, es decir, d ife re n c ia d a y estru c tu ­ rad a en m in iste rio s, o ficio s y fu n cio n e s en los q u e se co n c reta n d e­ term in ad o s asp ec to s y ta re a s que, de suyo, co rre sp o n d e n a to d a la c o m u n id ad eclesial. L os que d esem p e ñ an eso s se rv icio s, lo h ac en en v irtu d de un ca rism a rec ib id o en el sa cram e n to del o rd en — m in iste ­ rio s o rd en a d o s— , o en v irtu d de la in stitu c ió n de la Ig lesia — m in is­ te rio s in stitu id o s— , o en v irtu d de u n e n c arg o m á s o m e n o s estab le. E n to d o s los caso s se tra ta de v erd a d eras « d ia co n ía s» o serv icio s rea liza d o s a im ag en de C risto , « q u e no vino a ser serv id o , sin o a servir» (M t 20,2 8 ; cf. L e 2 2 ,2 7 ), y en n o m b re y al serv icio de to d a la Iglesia. D en tro de la asa m b le a litú rg ica, « ca d a cual, m in istro o sim p le fiel, al d e se m p e ñ a r su oficio , h a rá to d o y solo aq u e llo q u e le co rre s­ p o n d e p o r la n a tu ra le z a de la a c ció n y las n o rm as litú rg icas» (S C 28), de m a n e ra q u e « ca d a u n o de los m ie m b ro s d e la Ig lesia rec ib e u n influ jo d iv erso , según la d iv e rsid a d de ó rd en es, fu n cio n es y p a r­ tic ip a ció n actu al» (SC 26). A sí p u es, en la asa m b le a litú rg ica, la p ar­ tic ip a ció n se rea liza y a lca n za los m a y o re s n iv e les cu a n d o se ejercen tod o s los m inisterio s, tanto los de la p resid e n cia 19, rese rv a d a al m i­ 17 C f U r d e i x , J., «Participación litúrgica y técnicas de comunicación», en Ph 68 (1972), 129-139. 18 Cf. B o r o b i o , D., «Comunidad eclesial y ministerios», en Ph 123 (1981), 183201; Id., «Participación y ministerios litúrgicos», ib., 144 (1984), 511-528; y Conc 12 (1972); «Cuadernos Phase» 13 y 19 (Barcelona 1990); EL 101/2 (1987); LMD 194 (1993); RivPl 116 (1983); RL 73/3 (1986); Seminarios 95 (1982), etc. 19 Cf. S. N. de Liturgia (dir.), P residir la asamblea (Madrid 1970); Id., El presi-

C.8.

La asamblea celebrante

105

n isterio o rd en a d o co m o el del le cto r y el del acó lito . P ero ex isten ta m b ié n o tro s se rv icio s que c o n stitu y e n un v erd a d ero m in iste rio li­ tú rg ic o (cf. S C 29), al se rv ic io de la asam b lea: ac o g id a, p re p a ra c ió n del lu g ar y de los o b je to s y v estid o s litú rg ico s, sacristán , co m en ta d o r o an im ad o r, d ire c to r del ca n to de la asam b lea; al serv icio d e la P ala­ b ra de D io s y de la p le g aria litúrgica: le cto r no in stitu id o , salm ista, can to res, o rg a n ista y m ú sico s, etc.; al se rv ic io del a ltar y de los m in iste rio s ord en ad o s: ac ó lito s no in stitu id o s, m a estro d e c e rem o ­ nias, e t c . 20. Recientem ente se está prestando una atención m ay o r al m inisterio del O b isp o , que ejerce la g rac ia del su p rem o sa ce rd o c io en la Ig lesia p a rtic u la r y local y m o d e ra la v id a litú rg ica de ésta (cf. SC 41; LG 26; e t c . ) 21. dente de la celebración eucarística. Directorio litúrgico pastoral (Madrid 1988); Secre­ tariados N. de Liturgia de Europa, «Presidencia litúrgica y formación para el ministe­ rio», en Ph 191 (1992), 413-431; y «Cuadernos Phase» 19 (Barcelona 1990); etcétera. 20 Cf. Ceremonial de los Obispos, op. cit., 18-41; OGMR 58-73. De estos ministe­ rios se hablará también en el cap. XVII. Véanse los directorios dedicados a los distintos ministerios por el S. N. de Liturgia de España publicados a partir de 1984. 21 Además de cuanto se dice antes sobre Asamblea litúrgica e Iglesia local, y en la nota 9, véase: D e P e r g a m e , J., L'Eucharistie, l'évéque et l ’Eglise durant les trois prem iers siécles (Paris 1994); P i n c k e r s , G., «La misión litúrgica del obispo diocesa­ no», en Ph 210 (1995), 445-455; T e n a , P., «L’évéque en sa cathédrale», en Not 348 (1995), 384-408.

C a p ít u l o

IX

EL CANTO Y LA MUSICA EN LA CELEBRACION La acción litúrgica adopta una forma más noble cuan­ do se celebran solemnemente, con el canto, los oficios divinos en los que intervienen los ministros sagrados y el pueblo participa activamente (SC 113). BIBLIOGRAFIA A l d a z a b a l , J., Canto y música («Dossiers del CPL» 27, Barcelona 1985); A l c a l d e , A., Canto y música litúrgica (Madrid 1995); C o s t a , E., «Canto y música», en NDL, 272-298; F r a t t a l l o n e , R., Música e liturgia. Analisi della espressione musicale nella celebrazione litúrgica (BELS 31, Roma 1984); G a l i n d o , A. (dir.), La música en la Iglesia de ayer a hoy (Salamanca 1992); G e l i n e a u , J., Canto y música en el culto cristiano (Bar­ celona 1967); M a t h o n , G., «Musique», en Cath 9 (1982), 865-898; R a i n o l d i , F., «Pratiche e significad della música nella liturgia», en RL 6 6 (1979), 20-35; S. N. de Liturgia, Canto y música en la celebración. D irec­ torio litúrgico pastoral (Madrid 1992); S t e f a n i , G., La aclamación de todo un pueblo (Madrid 1967); y «Cuadernos Phase» 28 y 55 (Barcelona 1991 y 1994); LMD 108(1971); 131 (1977); 145 (1981); Not 340 (1994), 633-647; PastL 215/216 (1993); Ph 39 (1967); 71 (1972); 120 (1980); 169 (1989); RL 59/2 (1972); 68/1 (1981); 74/4 (1987); RivPL 171 (1992).

Se inicia el estu d io de la ac ció n litú rg ica, te rc e r co m p o n en te de la ce leb ració n . E sta ac ció n c o m p re n d e en p rim e r lu g ar la re sp u e sta a la P alab ra de D ios, en el d iá lo g o q u e se p ro d u ce en tre D io s y su pu eblo: «D io s h ab la a su pueblo: C risto sig u e an u n c ia n d o el E v an ­ gelio. El p u eb lo resp o n d e a D ios co n cá n tic o s y o rac io n es» (S C 33; cf. 7). E ste ca p ítu lo está d ed ica d o al p rim e r m o d o de resp u e sta a la P alab ra de D ios, el canto. Ju n to al ca n to es p rec iso tratar de la m ú si­ ca, que no sólo lo ac o m p a ñ a, sino q ue tien e, ella sola, u n a fu n ció n en la ce leb ració n .

1.

EL CANTO EN LA BIBLIA Y EN LA LITURGIA

El can to es u n a rea lid ad re lig io sa en to d a la B ib lia y, p a rtic u la r­ m ente, en los E van g elio s. El p ro p io S eñ o r ac u d ía a la sin a g o g a se­ gún su co stu m b re (cf. L e 4 ,1 6 ) y allí to m a b a parte en el can to de los salm os. En la ú ltim a C e n a ca n tó los h im n o s del rito p ascu al (cf. M t 2 6,30).

108 1.

P II

La celebración del misterio

E s p ir itu a lid a d b íb lic a

El c a n to en la B ib lia está p resid id o p o r el rec o n o cim ien to de la p rese n cia de D ios en sus o b ras de la creació n y en sus in te rv en cio n es sa lv íficas en la h isto ria. El ejem p lo m ás a c ab a d o so n los salm o s, que a b arcan to d a s las fo rm as de ex p re sió n so n o ra, d esd e el g rito y la ex c la m ac ió n g o z o sa h a sta el cá n tic o a c o m p a ñ ad o de la m ú sica y de la d an z a (cf. Sal 4 7 ,2 .6 ; 81,2; 98 ,4 .6 , etc.). L a in v itac ió n al ca n to es fre cu e n te al co m ien z o de la ala b a n z a (cf. Ex 15,21; Is 4 2 ,1 0 ; Sal 105,1), ad q u irien d o p o co a p o co co n n o tac io n es m e siá n ica s y escato ló gicas, al a lu d ir al c á n tico n u ev o que to d a la tie rra d eb e en to n ar (cf. Sal 96,1) cu a n d o se c u m p lan las m a g n ífica s p ro m esa s d el S eñ o r (cf. Sal 4 2,10; 149,1). E ste cá n tico se ha in iciad o en la v ic to ria de C risto so b re la m u erte, sien d o ca n ta d o p o r to d o s los red im id o s (cf. A p 5,914; 14,2-3; 15,3-4). L a Ig lesia p rim itiv a c o n tin u ó la p rác tica sin ag o g al d el can to de los sa lm o s y de o tro s h im n o s: « L le n ao s del E sp íritu y rec itad en tre v o so tro s salm os, h im n o s y cá n tic o s inspirados; ca n ta d y ce leb rad al S eñ o r co n to d o v u estro co razó n , d an d o g rac ias c o n tin u am en te p o r to d o al que es D ios y P adre, p o r m e d io de n u estro S eñ o r Jesu cristo » ( E f 5 ,18 b -2 0 ; cf. C ol 3,16); « ¿está atrib u lad o alg u n o en tre n o so tro s? O re. ¿E stá de b u en án im o ? C an te» (S a n t 5,13). En C o rin to ca d a uno lle v ab a su salm o a la reu n ió n , de fo rm a q ue san P ablo ad v ierte que «se h ag an p ara ed ificac ió n de to d o s» (1 C o r 14,26) *.

2.

T e stim o n io s d e la h istoria

A c o m ien z o s del siglo II los cristian o s se reu n ía n an tes del a m a ­ n ec er « para ca n ta r un h im n o a C risto, co m o a un dio s» 2. En la ép o c a p atrístic a, los testim o n io s sobre el can to litú rg ico se m u ltip lican . H e aquí un ejem p lo sig n ificativ o : « C u a n d o siento q u e aq u e llo s te x to s sag rad o s, ca n tad o s así, co n stitu y e n un estím u lo m ás ferv o ro so y ar­ d ien te de p ie d ad p a ra n u estro esp íritu que si no se can taran . T o d o s los se n tim ien to s de n u estro esp íritu , en su v aria d a g am a de m atices, h allan en la v o z y en el can to sus p ro p ias c o rresp o n d e n cia s o m o d o s. E x citan esto s sen tim ien to s con u n a a fin id ad q u e v o y a ca lific a r de m isterio sa» 3. 1 C f P a r i s o t , J . , «Chant sacrée», en DB 2/1 (1912), 553-556, P e r r o t , Ch , «Le chant hymnique chez les juifs et les chretiens au premier siécle», en LMD 161 (1985), 7-31, etc 2 P l i n i o e l J o v e n , Ep X, 96,7, en R o r d o r f , W , Sabato e domemca nella Chiesa antica( Tormo 1979), 136-137 1 S A g u s t í n , Confes X, 33,49, en C o s g a y a , J . , Ccw/es/0«es'(BACmin. 70, Madrid

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El canto y la música en la celebración

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S in e m b arg o no to d o s los S antos P ad res fuero n u n o s en tu sia stas del can to en la liturgia. A lg u n o s, co m o S an Ju an C risó sto m o , fu ero n m u y crítico s, p o r e n ten d e r que la m ú sica e ra un fac to r de d isp ersió n y un h alag o de los sen tid o s. E n la E dad M e d ia S an to T o m ás se m u estra un tanto co hibido al d efen d er el can to litú rg ico 4. E stas ac ti­ tu d e s m a n ifiestan que en la Ig lesia siem p re ha ex istid o u n a p re o c u ­ p ac ió n m u y g ran d e p o r el ca rá c te r a u tén tica m en te relig io so y litú rg i­ co del can to y de la m ú sica en el in terio r de las ce leb racio n es. Los últim os y m ás notables ejem plos son el m otu proprio Tra le Sollecitudini de San Pío X (2 2 -X I-1 9 0 3 )5, la encíclica M u sica e sa cra e disciplina de Pío X II (2 5 -X II-1 9 5 5 )6, la instrucción sobre la M úsica Sagrada de la S agrada C o n g reg a ció n de R ito s (3 -IX -1 9 5 8 ) 7 y la C onstitución Sacrosanctum C oncilium del V aticano II (4-X II-1963), que dedica el capítulo V I a la m úsica (cf. SC 1 1 2 -1 2 1 )8. E ste d ocu­ m ento significa la culm inación de todo un m ovim ien to de restauración del canto gregoriano y de renovación del canto p o p u lar religioso 9. D esp u é s del V atican o II se p ro d u jo el fen ó m e n o de la p ro life ra ­ ción de u n a m ú sica m u y d ifícil de e n ju ic ia r to d a v ía d esd e el p u n to de v ista de los criterio s litú rg ico s y p asto ra le s del ca n to y de la m ú ­ sica en la litu rg ia 10. E ntre los d o cu m en to s p o stc o n ciliare s d ed icad o s a la re n o v a ció n de la litu rg ia h ay que c ita r la In stru cció n M u sica m Sa cra m de 5-III-1 9 6 7 n , siendo m uy n u m e ro so s los qu e se han o c u ­ p ado del canto y d e la m ú sica de u na m a n e ra pun tu al 12. 1988), 354 C f B a s u r k o , X , El canto cristiano en la tradición prim itiva (Vitoria 1991), Id , «Canto pagano y canto cristiano en Cesáreo de Arlés», en VV AA , Mysterium et Mimsterium Miscelánea I Oñatibia (Vitoria 1993), 177-200, V e l a d o , B , «El canto litúrgico, misterio y función», en PastL 215/216 (1993), 6-29 4 C f STh II-II, q 91 a 2 5 En AAS 36 (1903-1904), 329-339, trad españ en G u e r r e r o 1, 621-629 6 AAS 48 (1956), 5-25; y en Colección de Encíclicas y Documentos Pontificios, 1 (Madrid s d ) , 1173-1183 7 AAS 50 (1958), 630-663, y en Asís, F d e , Commumcantes (Sevilla 1958) 8 En La música en la liturgia Documentos, «Dossiers del CPL» 38 (Barcelona 1988) 9 El Vaticano 11 declaró que el canto gregoriano es el propio de la liturgia romana (c f SC 116), c f A l t i s e n t , M, El canto gregoriano, un modelo de música religiosa (Tárrega 1973), B e s c o n d , A J , Le chant grégorien (Pans 1972); J e a n n e t e a u , J , Los modos gregorianos Historia, análisis, estética (Abadía de Silos 1985), etc 10 C f A l c a r a z , J , «Reflexiones sobre la situación actual de la música en la liturgia», en Ph 60 (1970), 597-605, G e i i n e a u , J , «La música en la asamblea cristiana veinte años después del Vaticano II», en ib 144 (1984), 529-539, T e n a , P , «El canto y la música litúrgica Situación y perspectivas», ib , 182 (1991), 95-110 11 AAS 59 (1967), 300-320, y en La música en la liturgia, op c it , 10-25, véanse los comentarios en Conc 32 (1968), 283-300, EL 81 (1967), 193-293, Ph 40 (1967), 361-388, VV AA , Música sacra e azione pastorale (Torino-Leumann 1967), y los recientes de C o l s , D , en OrH 16 (1985), 165-169, y T a u l e , A , en Ph 193 (1993), 69-75 12 Entre éstos cabe señalar la OGMR, el OLM, la OGLH, el Directorio para las

11 0

P.IL II.

La celebración del misterio LA MUSICA LITURGICA

El V aticano II im prim ió un nuev o g iro a la reflex ió n y a la p rá c ­ tica del canto y de la m úsica en la liturgia. El m o v im ien to litú rg ico de com ienzos de siglo realizó una gran ta re a de ren o v a ció n m u sical en tom o a la consideración de la m ú sica sa g ra d a « co m o p arte in te­ grante de la liturgia solem ne». La m ú sica d eb ía te n e r las sig u ien te s cualidades: santidad, bo n d ad de las form as y u n iv e rsalid ad . Sin em ­ bargo, estas ideas, unid as a un co n c ep to de litu rg ia m a rc ad a p o r el inm ovilism o y la u nifo rm id ad del latín, no p ro sp eraro n . L a m ú sica sagrada se reducía al canto g reg o rian o y a la p o lifo n ía sacra, de m anera que la m úsica « m oderna» y el can to p o p u la r estu v iero n ex ­ cluidos de la liturgia hasta los años an terio res al C o n cilio ,3. La perspectiva cam b ió con la co n stitu ció n S a cro sa n ctu m C o n ci­ lium. A unque todavía se usa la ex p resió n « m ú sica sag rad a» , el C o n ­ cilio propone unas líneas fu n d am en tales que hay que en ten d e r d en tro del conjunto de to d a la d o ctrin a c o n c ilia r sobre la liturgia. El p u n to de partida ya no es la m úsica sagrada, sino el m isterio de salv ació n celebrado por la Iglesia co m o un ac o n te cim ien to v iv o qu e sa n tifica a los hom bres y contribuye al culto que se d a al P adre. D e ahí que, en la preocupación por el canto y la m ú sica en la litu rg ia, se situ aran en prim er térm ino la au ten ticid ad de la ce le b ra ció n y la p articip a ció n de los fieles. Liturgia y m úsica form an parte de u n a m ism a acció n ex ­ presiva y sim bólica en la que ha de p articip a r to d a la asam b lea, en función del diálogo entre D ios y su pueblo. De hecho se ha aband o n ad o po co a po co la ex p resió n « m ú sica sagrada» y se usan cad a vez m ás las ex p re sio n es m ú sica en la litu r­ gia, m úsica de la liturgia cristia n a , m ú sica litú rg ica y m ú sica ritual. La últim a expresión es m uy p rec isa y h a sido d efin id a así p o r el D ocum ento de 1980 de la A so ciac ió n U niversa L aus: « P o r m ú sica ritual entendem os to d a p ráctica vocal e instrum en tal que, en la ce le­ bración, se distingue tanto de las form as h ab itu ales de la p alab ra hablada com o de los sonidos o ru id o s o rdinarios» ,4. A esta definición hay que añ ad irle un asp ecto m u y im p o rtan te, y que consiste en que la m úsica vocal e instru m en tal h a de estar « ad o r­ nada de las debidas cualidades» p ara la ce le b ra ció n (cf. SC 112), es Misas con niños de 1973, el Ceremonial de los Obispos de 1984, y la Instrucción sobre La Liturgia Romana y la Inculturación, de 25-1-1994 (Typis Polyglottis Vaticanis 1994), n.40. n C f . C o m b e , P., Histoire de la restauration du chant grégorien d a p ré s des documents inédits (Solesmes 1969); M a n z a n o , M., «El futuro del canto popular reli­ gioso», en Ph 39 (1967), 228-241. 14 U n i v e r s a L a u s , «La música litúrgica hoy», 1.4, en La música en la liturgia, op. cit., 53; cf. R a i n o l d i , F., «El documento “Universa Laus” en la historia de la música de iglesia desde Pío X a nuestros días», en PastL 114/115 (1980), 13-23.

C.9.

El canto y la música en la celebración

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decir, h a de ser apta p ara la finalid ad de la liturgia. En efecto , au n ­ qu e el V atican o II no quiso h acer suyo ningún estilo artístic o y ab rió a la Ig lesia a todas las form as de ex p resió n estética (cf. SC 123), señ aló ta m b ié n que habían de ser «dignas, eleg an tes y b ellas, sig n o s y sím b o lo s de las realid ad es celestiales» (SC 122) y, en el caso de los g én e ro s de m úsica, «que resp o n d an al espíritu de la acció n litúr­ g ica» (S C 116). P o r esto, es preferible h ab lar de m úsica litú rg ic a , en ten d ien d o p o r tal la m ú sica que, adem ás de los valo res p ro p io s del arte m u si­ cal, se in tegre en la celeb ració n com o veh ícu lo ex p resiv o y co m u n i­ cativo de los fines propios de la liturgia l5. En este sen tid o cabe in­ te rp re ta r las cualidades que se señ alab an en la m ú sica sag rad a: la sa n tid a d será la capacidad de in te rp re tar la fuerza del m isterio de sa lv ac ió n y la respuesta del hom bre; la b o n d a d d e fo r m a s será sen ­ cilla m en te la calidad estética que e lev a el esp íritu ; y la u n iv ersa lid a d será la expresión de la unid ad en la leg ítim a div ersid ad ,6.

III. FUNCIONES DEL CANTO Y DE LA MUSICA EN LA LITURGIA L as funciones del can to y de la m ú sica en la litu rg ia se d efin en p o r sus características, p u estas al serv icio de los fin es de la liturgia.

1.

C a racterísticas

E ntre las características an tro p o ló g ica s del can to y de la m ú sica, d estac an las siguientes: 1. El canto es expresión d el m un d o in te rio r d el h o m b re, es d e­ cir, de sus sentim ientos, viv en cias, d eseo s e ideas. Es un m ed io de ex p re sió n universal m ás inten so aún q u e la p alab ra, un len g u aje que e stá p rese n te en todas las ép o cas y cu ltu ras de la h u m an id ad . En el ca n to los sentim ientos se m a n ifiestan en un estad o m ás p u ro y no se d ifu m in a n tan rápidam ente. P or otra p arte, el ca n to y la m ú sica en ­ v u elv en al hom bre, lleg an d o a lo m á s h o n d o de la p erso n a y co m ­ 15 Cf. J a s c h i n s k i , E., Música sacra oder Musik im Gottesdienst? (Regensburg 1990); D u c h e s n a u , Cl., «Musique sacrée, musique d ’Eglise, musique liturgique: changement de mentalité», en Not 256 (1987), 1189-1199; F r a t t a l l o n e , R., «Linee teologico-liturgiche sulla música sacra dal Concilio Vaticano II ad’oggi», ib., 1156-1188, etc. 16 Cf. C o s t a , E., «La riflessione posconciliare sul canto e la música nella liturgia», en RL 59 (1972), 217-226; K o v a l e v s k y , M., «Le chant de la liturgie chrétienne: pérennité de ses principes dans la diversité de ses manifestations», en T r i a c c a , A. M. (dir.), Liturgie de l ’Egliseparticuliére, liturgie de l ’Eglise universelle (BELS 7, Roma 1976), 183-194, etc.

112

P.II.

La celebración del misterio

p ro m etien d o las zo n as m ás p ro fu n d a s de la em o tiv id ad y del sen ti­ m iento. P or este m o tiv o «no ha de se r co n sid erad o el ca n to co m o un cierto o rn ato que se añade a la o ración, com o algo ex trín sec o , sino m ás bien com o algo que d im an a de lo p ro fu n d o del esp íritu del q ue o ra y alab a a D ios, y po n e de m a n ifiesto de un m odo p le n o y p e rfe c ­ to la índole co m u n ita ria del culto cristian o » (O G L H 2 70). 2. E xp resió n p o ética . El paso de la palabra al can to se p ro d u ­ ce, g en e ralm e n te , a trav és de la fu n ció n p o ética del len g u aje. P or m ed io del canto la p alab ra alca n za u n a fu erza sig n ific ativ a m ay o r, g an an d o en ex p re siv id a d y en belleza. L a palab ra h ab lad a y el can to son dos m o d o s d iv erso s de expresión. C u an d o se h abla, de suyo lo m ás im p o rtan te es lo que se dice, o sea, la co m u n ica ció n d e u n a id ea o de un concepto. Sin em bargo, el can to no se qu ed a en esta fin ali­ dad p rác tica y, en cierto m odo, u tilitaria. Lo m ism o q u e la p o esía, el can to co n tien e un m en saje en sí m ism o, es u n a acció n q u e se ju s tifi­ ca p o r sí sola. 3. El canto crea com unidad, es decir, une y refu erza los v ín c u ­ los de un g rupo y es un signo de co m unión. C a n ta r c re a u n a a tm ó s­ fera de sin to n ía, p o r en cim a de in d iv id u alism o s y d ife re n c ia s de c u a lq u ie r tipo. El qu e can ta sale de su aislam ien to in terio r y se p o n e en actitu d de co m u n icarse; ren u n cian d o al p ro p io to n o d e v o z y al p ro p io ritm o, se ac o m o d a al to n o y al ritm o que ex ig e el can to y co n trib u y e a la u n idad del grupo. L o s S antos P ad res co m p arab a n a la Iglesia co n un arp a en la que c a d a cu e rd a d a su p ro p io so n id o , pero su en a u n a sola m elodía: « m e d ian te la u nió n de las v o ces se llega a u n a m ás p ro fu n d a unión de co razo n es» 17. 4. A m b ie n te d e fie s ta . L os v alores señalad o s an tes co n v erg en to d o s en este últim o, es decir, en la fiesta com o a tm ó sfera qu e h a de en v o lv er to d a la celeb ració n . E n este co n tex to , el can to sirv e p a ra lib erar se n tim ien to s, n o rm alm en te inhibidos; la d im e n sió n p o ética c o n trib u y e fu ertem en te a cre ar un clim a ag rad ab le, y los asp ecto s co m u n ita rio s del ca n to p ro v o ca n ta m b ié n un se n tim ien to g o zo so co ­ m ún. E n la ce le b ra ció n «h ay qu e esfo rza rse en p rim e r lu g ar p o r que los esp íritu s estén m o v id o s p o r el deseo de la g en u in a o rac ió n de la Ig lesia y resu lte ag ra d ab le c e le b ra r las alab a n za s d iv in as» (O G L H 279). 17 Instrucción Musicam sacram, cit., n.5.

C.9. 2.

El canto y la música en la celebración

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P ap el en la celeb ra ció n

El C o n cilio V atica n o II ha co n trib u id o d ec isiv am e n te a clarifica r el pap el del ca n to y de la m ú sic a en la ce le b ra ció n h ab lan d o de su « fu n ció n m in iste ria l» al serv icio de la litu rg ia (cf. SC 112), ex p re ­ sión an á lo g a a la del « n o b le serv icio » del arte (cf. SC 122). E sta fu n ción está u n id a a la fu n ció n sim bólica o « sa cram en tal» 18. 1. F u n ció n « sa c ra m en ta l» d e l ca n to y d e la m ú sic a . El canto y la m úsica expresan y realizan las actitudes internas de quienes inte­ g ran la asam b lea. P o r u n a p arte resp o n d e n y d an sa lid a al e x te rio r a los se n tim ien to s, y p o r o tra ay u d an a in te rio riza rlo s y a co n so lid a rlo s p ara trad u c irlo s d esp u és en la vida. En este sen tid o co n stitu y e n un v e rd a d ero sig n o de la acció n del E sp íritu en v iad o a los co ra zo n es de los fíeles p ara q ue in v o q u e n al P ad re (cf. R om 8 ,1 5 .2 3 .2 6 -2 7 ), y q u e in sp ira los salm os, las a c la m ac io n es y los h im n o s (cf. E f 5,18-19). «E l can to y la m ú sic a cu m p len su fun ció n de sig n o s de u n a m a ­ n era tan to m ás sig n ific ativ a cu an to “ m ás estre ch a m e n te estén v in c u ­ lados a la ac ció n litú rg ica” (S C 112), según tres criterio s p rin cip ales: la b e lle z a ex p re siv a de la o ració n , la p articip a ció n u n án im e de la asa m b le a en los m o m e n to s p rev isto s y el c a rácter so lem n e de la ce­ leb ración. P articip an así de la fin alid ad de las p alab ras y de las ac­ c io n es litúrgicas: la g lo ria de D ios y la sa n tifica ció n de los fieles» (C at 1157; cf. 2502). 2. F u n ció n m in isteria l. Si la liturgia en tera es « m in isterial» y to d o tien e en ella u n a m isió n o u n a fu n ció n de « n o b le serv icio » , el can to y la m ú sica no son u n a ex cep ció n . E n efecto , co m o los resta n ­ tes sig n o s litú rg ico s, no so la m e n te están al se rv ic io de la ex p resió n y de la c o m u n ica ció n , sino, ante todo, del m isterio de C risto y de la Ig lesia en su re a liz a c ió n ritu al. D ich o de o tro m o d o , la razó n de ser del ca n to y de la m ú sic a en la litu rg ia se en c u en tra en el serv icio a la acció n litúrgica. A h o ra bien, esta fu n ció n se co n creta, desd e el p u n to de v ista te o ­ ló g ico, en tres asp e c to s esen ciales: el rev e stim ien to de la P alab ra d iv in a y de la re sp u e sta del h o m b re, en el diálo g o en tre D io s y su p u eb lo ; el fa v o re c e r la u n id a d y la c o m u n ió n de la asam b lea, co m o sig n o de u n a p ro fu n d a sin to n ía esp iritu al, y el co n stitu ir en sí m is­ m o s un rito, co m o se v erá a co n tin u ació n . 18 Cf. en

G

L

a l in d o

M a r t í n , J., «Canto y música en la liturgia: punto de vista teológico», A. (dir.), op. cit., 195-220.

ó pez

,

P II

114

IV

La celebración del misterio

SITUACIONES RITUALES Y FUNCIONALIDAD LITURGICA

En la p e rsp e c tiv a de la « fu n ció n m in iste ria l» , el can to y la m ú si­ ca en la litu rg ia se co n v ierten en un v erd a d ero rito en alg u n o s m o ­ m e n to s de la ce le b ra ció n . E sto q u iere decir que su m isió n no es ac o m p a ñ ar unos g esto s o u n a acció n , sino c o n stitu ir la m ism a ac ció n ritual E n la c e le b ra ció n h ay m o m e n to s en los q u e ú n ic am e n te se can ta o se escu c h a la m ú sic a in stru m en tal 19. H e aquí las p rin cip ale s situ acio n es ritu ales que crean d eterm in a d o s ca n to s 20,

1.

E l h im n o

P or him n o se e n tien d e el can to q ue se e jec u ta p o r to d o s a u n a, y que se co n v ierte en el sím b o lo de los se n tim ien to s y de los id eales del g rupo E s el can to p o r ex c e le n c ia Su c a racterística p rin cip al c o n ­ siste en que, en él, p a la b ra y m ú sica tie n en la m ism a im p o rtan cia, y la p erc ep ció n del m ism o se h ac e de u n a m a n era g lo b al, sin a c en tu ar m ás un asp ec to q ue el o tro El h im n o , p o r otra parte, p u ed e aso cia rse p erfec tam en te a u n a ac ció n q u e e x ija m o v im ien to , p o r ejem p lo , un a pro cesió n . S in em b arg o , la v erd a d era ac ció n en el h im n o co n siste en el g esto de c a n ta rlo to d o s En la litu rg ia se p ro d u ce esta situ ació n , p o r ejem p lo , en el G loria de la m isa y en el h im n o q u e ab re la ce le b ra ció n del O ficio d iv in o En am b o s ejem p lo s la ev id e n c ia form al y el reliev e d ad o a la fu n ­ ción p o é tic a p id e n co n m a y o r u rg en c ia el canto

2.

L a acla m a ció n

L a ac la m ac ió n es u n a e x p re sió n c o lec tiv a co n cisa, in ten sa, c a rg a ­ d a de em o ció n A c la m a r es, a v eces, ap lau d ir o g rita r D e n u ev o la ac la m ac ió n no c o n siste en p ro n u n c ia r palab ras. E sta s q u ed an en se­ g u n do plan o , lo im p o rta n te es la ex p re sió n em o cio n a l y g estual. El grito ¡v iv a 1 com o la p a la b ra ¡a le lu y a 1 no sign ifican un co n cepto, sino la em o ció n , el en tu sia sm o . P or eso las ac la m ac io n es d eb erían can tarse siem p re C on g esto s v o ca le s de a c la m ac ió n se p u ed e n e x p re sar la resp u e s­ ta a u n a llam ad a, la in v o c ac ió n , la aleg ría, la ac ció n de g racias, la fe, w Sobre la música instrumental vease la Instrucción Musicam sacram c it , nn 6267, c f A y a r r a , J E , «Los instrumentos musicales en la liturgia», en Ph 169 (1989), 29-43, S t e f a n i , G , «Gli istrumenti e la música», en G e l i n e a u 1, 306-308 20 C f S t e f a n i , G , « E s s a i s u r les C o m m u n ic a tio n s s o n o re s d a n s la litu rg ie » , en PLit 52 (1 9 7 0 ), 9 9 -1 0 6 , 2 3 2 -2 4 2 y 3 1 9 -3 3 6 , I d , « II c a n to » , e n

G e lin e a u

1 ,2 8 0 -2 9 8

C9

El canto y la música en la celebración

115

la esp eran z a. E ntre los ejem p lo s de ac la m ac ió n de la litu rg ia se en ­ cu e n tran , ad e m á s de los citad o s, el am én, el d em o s g ra c ia s a D ios, los sa lu d o s y d iá lo g o s, las in v o c ac io n es y las resp u e sta s a las leta­ nías, etc

3

M ed ita ció n

M e d ita r sig n ific a co n c en tra rse , rec o g erse, in terio rizar. L a situ a­ ción ritu al de m e d ita ció n va en d irec ció n o p u esta a la d el h im n o y la ac la m ac ió n . E n estas situ ac io n es, la ex p resió n se p ro y e c ta h ac ia fue­ ra, e x te rio riz a n d o se n tim ie n to s y a c titu d e s, en la m e d ita ció n , en ca m b io , el q ue ca n ta lo h ace p ara sí, ap ro p iá n d o se el m e n saje del c an to , las p alab ras, los so n id o s, el ritm o , las im ág en es, etc. L a m ed ita ció n p erm ite co n c en tra rse , ante todo, en el tex to T al es el caso de la salm odia, qu e es el c a n to -m ed itac ió n de la P alab ra En ella los elem e n to s m u sica les fo rm an u n a esp ecie de halo, en to m o a la p alab ra, q ue facilita la ap ro x im ació n e id e n tifica ció n con lo q u e se e stá ca n ta n d o

4.

P ro cla m a ció n lírica

El h im n o , la a c la m ac ió n y la m ed ita ció n coral son ac cio n es c o ­ le ctiv as, m e n sajes que to d a la asam b lea elab o ra p o r sí m ism a com o sím b o lo s que refu erza n d eterm in a d as a c titu d es y v iv e n cia s E n to d as estas situ ac io n es, sobre to d o en las dos p rim e ra s, el can to crea co m u ­ n id ad , de m a n era ev id en te , y p o n e de m a n ifiesto la u n id a d del g ru p o Sin em b arg o , en la a sa m b le a litú rg ica ex isten p ap e le s qu e d eb e n ser e jercitad o s p o r p erso n as co n c reta s que o sten tan d eterm in a d o s m in is­ te rio s o fu n cio n es D esd e el p u n to de v ista del can to y de la m ú sica ex iste el m in is­ terio del salm ista, cu y a m isió n es en to n a r los salm o s y, so b re to d o , c a n ta r el sa lm o re sp o n so ria l E ste salm o rep rese n ta un ca so de p ro ­ clam ació n lír ic a 21.

V

PASTORAL DEL CANTO Y DE LA MUSICA EN LA LITURGIA

El can to es un fac to r p rim o rd ial p a ra lo g rar el ideal de la p a rtic i­ p ac ió n plena, co n scien te y ac tiv a en las ce le b ra cio n e s litú rg ic a s 22 21 C f supra, n 20 del cap V il 22 Sobre la pastoral del canto, ademas del directorio del Secretariado N de Liturgia citado al principio, pueden consultarse A l l a r y , J et AA A A , Participación en la

P.II.

La celebración del misterio

Por co n sig u ie n te es n e c e sa rio co n se g u ir que to d as las accio n es litú r­ gicas se realicen co n can to , co m o la form a m ás n o b le d e celeb ració n . El ideal es que to d o s los te x to s que p o r sí m ism o s req u ie re n can to , se canten efe ctiv a m e n te, e m p lea n d o el g én ero y el tip o de m ú sica adecuados. P ero en tre la fo rm a so lem n e y m ás p le n a de las ce le b ra ­ ciones litúrgicas, en las q u e se ca n ta to d o lo q ue d eb e se r can tad o , y la form a m ás sen cilla, en la q ue sólo se can ta alg u n a p arte, p u ed e hab er vario s g rad o s de p articip a ció n . «E n la selecció n de las p arte s que se deben c a n ta r se co m en z ará p o r aq u ellas q u e p o r su n atu ra le z a son de m a y o r im p o rtan cia; en p rim e r lugar, p o r aq u e lla s q ue d eben ca n ta r el sa ce rd o te o los m in is­ tros con resp u e sta s del p u eb lo ; o el sa ce rd o te ju n to co n el p u eb lo ; se añadirán d espués, p o co a p o co , las que son p ro p ias sólo del p u eb lo o sólo del grupo de los can to res» 23. Al aleg ir y p ro g ra m a r los can to s p ara una ce le b ració n , se d eb e atender a varios factores: en p rim e r lugar, a la ca lid a d teo ló g ico -litú rg ica de la letra — con p re fe re n c ia los p ro p io s te x to s litú rg ico s u otros in spirados en la B ib lia o en la litu rg ia— , al v alo r m u sical de la m elo d ía y a la utilid ad pasto ral; en seg u n d o lugar, al d ía y al tie m p o litú rgico, p ara d e te rm in a r el g rad o de so le m n iz ac ió n o nivel festivo; en te rc er lugar, al eq u ilib rio y al ritm o de la ce le b ra ció n , a fin de q u e no se pro d u zcan d e sp ro p o rcio n es y co n tra ste s en tre u n a p arte y otra; y, por últim o, a la in te g ració n de to d a la a sam b lea en el can to , in clu ­ so cuando se seleccio n en can to s cu y a ejecu ció n se co n fía a un coro. Es conven ien te tam bién que los fieles sepan c a n ta r alg u n as p artes de la M isa y de o tras c e le b ra cio n e s en latín (cf. O G M R 65). P or o tra parte, cad a una de las ac cio n es litú rg icas req u iere tam b ién q u e se atienda a sus características p r o p ia s 24. L a p articip a ció n de la asam b lea en el can to es un d ere ch o y un deber que no pued e ser su p lan tad o p o r una coral, au n q u e ésta tien e tam bién su p ro p ia fun ció n en la ce le b ra ció n al se rv ic io de to d a la asam b lea 25. E s im p o rtan te que la asa m b le a d isp o n g a de to d a la galiturgia por el canto, la aclamación y el silencio (Madrid 1970); R a i n o l d i , F., «Cele­ brare con il canto: ma che cosa cantiamo oggi?», en RL 75 (1988), 503-517; T a u l e , A., «Los cantos en las celebraciones litúrgicas. Teoría y praxis», Ph 188 (1992), 113-123; V e l a d o , B., «Teología y pastoral del canto litúrgico. Punto de vista pastoral», en G a l i n d o , A. (dir.), op. cit., 220-243. w Instrucción Musicam sacram, cit., n.7. 24 Cf. A l d a z a b a l , J., «El canto en las exequias», en Ph 182 (1991), 111-123; I d ., «El canto en Cuaresma y Semana Santa», ib. 187 (1992), 37-48; D u c h e s n e a u , Cl., «Les chants rituels dans la Messe», en LMD 192 (1992), 25-34; G e l i n e a u , J., et AA.AA., «Los cinco cantos del Ordinario», en Ph 30 (1965), 333-384; T a u l e , A., «Los cantos de la Misa», en Ph 92 81976), 138-143; V e l a d o , B., «El canto en la Liturgia de las Horas», en PaslL 115/116 (1993), 80-105. 25 Cf. Instrucción Musicam sacram, cit., nn. 19-24; A l v a r e z , T., «La función de los

C.9.

El canto y la música en la celebración

117

m a de o fic io s litú rg ico s rela cio n a d o s con el canto y co n la m ú s ic a 26. P ara u n a b u e n a re a liza ció n m u sica l de la litu rg ia es in d isp en sa b le la fo rm a ció n ta n to de los p asto re s y resp o n sa b le s de las ce le b ra cio n e s com o d e los p ro p io s co m p o sito res (cf. SC 115; 1 2 1 ) 21.

coros en las celebraciones», PastL 215/216 (1993), 56-67; C o l s , D., «La schola can­ tonan», en OrH 15 (1984), 332-335. 26 Cf. A l d a z a b a l , « L o s actores del canto litúrgico», en PastL 215/216 (1993), 41-55. 27 Cf. C. para la Educación Católica, Instrucción sobre la formación litúrgica en los seminarios, de 3-VI-1979, en separata de Vocaciones, n.56.

C

a p ít u l o

X

LA P L E G A R I A L I T U R G I C A Cuando la Iglesia ora, canta o actúa, se alimenta la fe de los asistentes y las mentes se elevan a Dios (SC 33). BIBLIOGRAFIA A u g e , M., «Eucología», en NDL, 759-772; B o n a c c o r s o , R. (dir.), La preghiera, 1-3 (Milano 1967); B r o v e l l i , F., «11 M essale Romano di Paolo VI. Per una lettura della eucología», en D e l l ’O r o , F. (dir.), II Messale Romano del Vaticano II, 1 (Leumann-Torino 1984), 17-24; C a n a l s , J. M., «Oración litúrgica», en DTVR, 1224-1242; F e r n á n d e z , P., «Teología de la oración litúrgica», en CiTom 107 (1980) 355-402; G u a r d i n i , R., «La ora­ ción litúrgica», en El espíritu de la liturgia (Barcelona 1962), 57-89; H a m m a n , A., La oración (Barcelona 1967); M a r s i l i , S., «Le orazioni della Messa nel nuovo Messale. Teología e pratica della preghiera litúrgica», en RL 58 (1971), 70-91; R ig h e t t i 1, 228-248; R o g u e t , A. M., «De generibus litterariis textuum liturgicorum eorumque interpretadone eorumque usu li­ túrgico», en Not 2 (1966), 106-117; U r t a s u m , C ., Las oraciones del Misal, escuela de espiritualidad de la Iglesia (Barcelona 1995).

El seg u n d o m o d o de resp u e sta a la P ala b ra de D io s, ju n to al c a n ­ to, tien e lu g ar p o r m e d io de la p le g a ria litúrgica. L a p le g a ria litú rg i­ ca n o es so la m e n te la o rac ió n de cu a n to s to m a n p arte e n .la ce le b ra ­ ción, sino la o rac ió n que la Ig lesia co n sid e ra suy a en la in v o cació n al S eñ o r y en la alab a n za , la acció n de g racias y la p etició n que d irig e al P adre, p o r m ed io de Je su cristo , en el E sp íritu Santo. En este cap ítu lo se trata de la p le g aria litúrgica. Sin em b arg o , en el ca p ítu lo d ed ica d o a la esp iritu alid ad de la litu rg ia se to carán las rela cio n e s en tre la p le g aria litú rg ica y la o rac ió n p erso n al.

I.

LA PLEGARIA LITURGICA

C u a n d o la Iglesia, reu n id a en el n o m b re de Jesú s p ara c e le b ra r el m iste rio de salv ació n , se p o n e a o rar con fó rm u las rec ib id as de la trad ició n cristiana, la p le g a ria tien e u nas c a racterísticas esp ec iale s que la h ac en so b resa lir en tre todas las form as de o ració n . L a p le g aria litú rg ica es la oració n de la Iglesia. El C a tecism o d e la Ig lesia C a tó ­ lica rec o n o ce que «en la litu rg ia to d a o rac ió n c ristian a en c u e n tra su fu ente y su térm in o » (C at 1073).

120

1.

P.II.

La celebración del misterio

F u n d a m e n to b íb lic o

L a o ració n b íb lic a 1 se ca ra c te riz a p o r el ca rácter b en d icio n al y an a m n é tic o de la p le g a ria , lo q u e d a lu g a r a u n p re d o m in o de fó rm u ­ las de tip o n arrativ o m á s q u e d escrip tiv o . E ste rasg o tien e su o rig en en la p ec u lia rid ad de las re la c io n e s qu e D ios h a m a n ten id o co n su p u eb lo en la h isto ria de la sa lv ac ió n (cf. H eb 1,1). El D io s a q u ien se dirige Israel, es un D io s c e rc a n o , q u e h a rea liza d o o b ras m a ra v illo ­ sas que p erm a n ec en p a ra sie m p re en la m e m o ria co lec tiv a , n o m en o s que en el co ra zó n de los g ra n d e s o ran te s de Israel: A b ra h am , M o i­ sés, la m ad re de S am u el, D av id , S alo m ó n , E lias, E ster, etc. L a B ib lia h a cre ad o ta m b ié n g én e ro s, estru c tu ras y fó rm u las de o rac ió n q u e h an te n id o c o n tin u id a d en la tra d ic ió n ju d ía ex tra b íb lic a y q ue h an p asad o ta m b ié n al cristian ism o . E n tre esto s g én e ro s están la b era ka h , la p le g a ria sa crificia l, la p ro fe sió n de fe, e t c . 2. Pero, d en tro de la co n tin u id a d e n tre el A n tig u o y el N u ev o T estam e n to , se pro d u ce la n o v ed a d de la o ra c ió n cristian a , q ue tien e su o rig en en Jesús y en su m isterio p ascu a l. E n C risto la o rac ió n b íb lica alcan za su cu lm in a ció n y se nos d a la p le n itu d de la p le g a ria litú rg ica. In stru id a p o r el S e ñ o r y a s istid a p o r el E sp íritu S an to , la Ig lesia, desde los co m ien z o s, e m p e z ó a fija r los cá n o n es de la p le g aria cris­ tia n a y de las h o ras d e o ra c ió n 3. B asta an a liz ar las p le g arias que a p arecen en el N u ev o T e sta m e n to p a ra a d v e rtir có m o la m em o ria y la b en d ició n siguen e s ta n d o p re se n te s en la p le g a ria co m u n ita ria , p e­ ro te n ien d o co m o ce n tro el m isterio de C risto (cf. H ech 4 ,2 4 -3 1 ; E f 1,3-14; C ol 1,3-20; 1 T im 2 ,1 -8 ; A p 5,8-14).

2.

P rim ero s testim o n io s

E n tre las fu en tes m á s a n tig u a s d e la p le g a ria litú rg ica c ristian a se e n c u en tran la D id a c h é y las O d a s d e Salo m ó n , de in sp iració n ju d e o c n stia n a ; las C artas de san Ig n acio d e A n tio q u ía , llen as de alu sio n es a la oració n litú rg ica; los te stim o n io s de san C lem e n te de R om a, san Justino (I A pol. 6 6 -6 7 ) y san Ire n eo de L y o n , en el sig lo n; las o ra ­ 1 Véanse Cat 2568-2589 y 2592-2597; y G o n z á l e z , A., La oración en la Biblia (Madrid 1968) 2 Cf. A u d e t , J -P., «Esquisse histonque du genre littéraire de la “benediction”juive et de l’euchanstie», en RB 65 (1958), 371-399; B o u y e r , L , Eucaristía (Barcelona 1969), 29-102, G i r a u d o , C., La struttura letteraria dellapreghiera eucarística (Roma 1981); H r u b y , K., «La “birkat ha-mazon”», en VV.AA., Mélanges B Botte (Louvain 1972), 205-222, L i g i e r , L , «De la Cena de Jesús a la anáfora de la Iglesia», en VV AA., El canon romano (Barcelona 1967), 139-200, M a l d o n a d o , L., La plegaria eucarística (BAC 273, Madrid 1967), 4-151. 3 En el cap XXV se tratará de la oración de Jesús y de la Iglesia primitiva

C. 10.

La plegaria litúrgica

121

cio n es de alg u n o s m á rtire s en las A c ta s de su m a rtirio , co m o la de san P olicarpo de E s m im a ( t 156); y, fin alm en te, la T radición A p o s­ tó lica de H ip ó lito (s. m ), el testim o n io m ás com p leto . L a te o ría y la p rá c tic a de la o rac ió n c ristia n a fu ero n ta m b ié n o b ­ je to de tratad o s siste m á tic o s, en tre los que d estac an los de san C i­ priano, T ertu lian o , C le m e n te de A lejan d ría y O ríg en es 4. II.

N OTAS DE LA PLEGARIA LITURGICA

S on ca ra c te rístic a s d e la o rac ió n c ristian a que se p o n en d e m a n i­ fiesto de u n a m a n e ra e sp e c ia l en la p le g a ria litúrg ica.

1.

D im en sió n trin ita ria

D e ac u erd o co n la p rá c tic a an tiq u ísim a de la Ig lesia, to d a o ració n d eb e d irig irse al P ad re p o r m e d io de Je su cristo , n u estro S eñ o r, en la u n idad del E spíritu S an to . D e este m o d o la p le g a ria litú rg ica (b en d i­ ción « asce n d en te » ), c o m o e x p re sió n de la ac o g id a y de la resp u e sta de los h o m b res a los d o n e s de D io s (b en d ic ió n « d esce n d en te » ), cie­ rra el círc u lo de la b o n d a d d iv in a, que lleg a a n o so tro s p o r Jesu cristo y en el E spíritu. L a p le g a ria se en m arca así d en tro de la ec o n o m ía de la salv ació n (cf. E f 3,11; 2 T im 1 ,9 -1 0 )5. S ig u ien d o el eje m p lo y el m a n d ato de Jesú s, el crey en te, m o v id o p o r el E sp íritu Santo, in v o c a a D io s co m o P ad re co n afecto filial (cf. M t 6,9: L e 11,13; R o m 8 ,1 5 -1 6 ). T o d a o ra c ió n se h ac e en el E sp íritu S anto (cf. E f 6,18; C ol 4,2 ), en el cual el p ro p io C risto se o freció al P ad re en la cru z (cf. H eb 9,14). S an P ab lo , cu a n d o rec o m ien d a a los c ristian o s co n v e rtir su v id a en u n a co n stan te acció n de g racias a D ios P adre, les in v ita a h ac erlo en el n o m b re de Jesu cristo y p o r m e d iac ió n de él (cf. C ol 3,17; E f 5,20).

2.

D im en sió n cr isto ló g ic a

P ero C risto no sólo es el M e d ia d o r sacerd o tal de la p le g a ria y el in te rceso r co n tin u o an te el P adre (cf. 1 Jn 2,1; H eb 4 ,1 4 -1 6 ). Es ta m b ié n ob jeto de la o rac ió n y té rm in o de la m ism a. E n las d o xolog ías del N u ev o T estam e n to , C risto ap a rece ju n to al P ad re co m o cen ­ tro de la b en d ició n (cf. R om 16,25-27; E f 3 ,1 4 -2 1 , etc.). D esp u é s de

l ik

,

4 Cf. H a m m a n , A., Oraciones de los prim eros cristianos (Madnd 1956); I d . - S p i d T., «Oración», en DPAC 2, 1587-1592, etc 5 C f supra nn 8-9 del cap. II. Véase Cat 1077-1078 y 1083, y 2626-2627

122

P.Il.

La celebración del misterio

la lu ch a a n tia rria n a la o rac ió n «al P ad re m e d ian te el H ijo en el E sp í­ ritu S anto» se o rie n ta «al P ad re y al H ijo y al E sp íritu S an to » 6. L a litu rg ia se d irig e , p o r ta n to , a C risto el S eñ o r, co m o se ñ a la san A gustín: «él o ra p o r n o so tro s, o ra en n o so tro s y es in vo ca d o p o r no sotros: o ra p o r n o so tro s co m o sa cerd o te n u estro , o ra en n o so tro s p o r ser n u estra cab ez a, y es inv o cad o p o r n o so tro s co m o D io s n u e s­ tro» 7. E n efecto, to d a o rac ió n cristian a se ap o y a en la m iste rio sa u n id a d qu e se ha estab lecid o en tre el V erb o e n c a m a d o y la Ig lesia, esp o sa de C risto, q u e h a b la al E sp o so y, ju n ta m e n te co n él, se d irig e al P adre. El v alo r de la o ració n ec le sial rad ic a en la p re se n c ia en ella del p ro p io S eñor: « E stá p rese n te cu an d o la Ig lesia su p lica y ca n ta salm os» (S C 7; cf. M t 18,20; 28,20; Jn 14,13; 1 6 ,2 3 ) 8.

3.

D im e n sió n e c le sia l

L a p le g a ria litú rg ica c ristia n a es o ració n ec lesial p o r m u c h o s m o ­ tivos: p o rq u e e x p re sa siem p re el n o so tro s c o m u n ita rio d el p u eb lo de D ios y del c o n ju n to de los m ie m b ro s q u e fo rm an el cu e rp o d e C risto (cf. 1 Pe 2 ,9-10; R om 12,4-5; 1 C o r 12,12-13), p o rq u e está fu n d ad a sobre la p articip a ció n en la m ism a fe y en el m ism o b au tism o (cf. E f 4,4 -6), y p o rq u e es e x p re sió n de la u nidad en la d iv e rsid ad de carism as que se m a n ifiestan p ara bien de to d a la Ig lesia (cf. E f 4 ,7 -1 3 ; R om 12,3-8; 1 C o r 12,4-11). La p le g aria litú rg ica es siem p re la vo z de la esp o sa de C risto que in v o ca a su S eñ o r (cf. A p 2 2 ,1 7 .2 0 ) y es la o ración de C risto, con su cuerpo, al P adre (cf. SC 84) 9. P or o tra parte, esta p le g a ria ex p re sa ta m b ié n la co m u n ió n con la Ig lesia del cielo, to m a n d o p arte sim b ó lic a y p ro fé tic am e n te en la litu rg ia ce le stia l e in v o c an d o la a y u d a e in te rcesió n tan to de la S an ­ tísim a V irg en M aría co m o de to d o s los san to s (cf. SC 8 ; L G 49; 66-67). L a p le g a ria litú rg ica no o lv id a a los fieles d ifu n to s (cf. LG 50), a los q u e en c o m ie n d a sie m p re en las m a n o s d e D io s ,0. 6 C f G e r h a r d s , «Pnére adressée á Dieu ou au Christ? Relecture d’une thése importante de J. A. Jungmann á la lumiére de la recherche actuelle», en T r i a c c a , A M (dir.), La liturgie son sens, son spnt, sa méthode (Liturgie et théologie) (BELS 27, Roma 1982), 101-114, etc 7 S A g u s t í n , Enarr In Ps. 85,1, en CCL 39, 1176 (cf OGLH 7). 8 Cf. SC 83-84, OGLH 6-7 Cf. supra, nn.10-13 del cap II. 9 Así lo indican las expresiones Ecclesia tua, populus tuus, famuh tui, Jldeles tui, etc., de numerosas oraciones cf. J u n g m a n n , J . A., El sacrificio de la Misa (BAC 65, Madrid 1963), 428. 10 Cf Caí 1137-1139 y 1370-1371.

C 10 4.

La plegaria litúrgica

123

D im e n s ió n a n tr o p o ló g ic a

E n el d iá lo g o co n D ios la p le g aria litú rg ica se ab re a to d a la riq u ez a de v alo re s del ho m b re, de la so c ied a d y de la creació n en tera (cf. 1 T im 2,1-4). L a ac titu d de la Iglesia, al h ac erse so lid aria «de los g o zo s y las esp eran zas, las triste za s y las an g u stia s de los h o m b res de n u estro tiem p o , so b re to d o de los p o b res y de los qu e su fren » (G S 1), e n c u e n tra ad e cu a d a ex p re sió n ta m b ié n en la p leg aria. L a o ració n de la Ig lesia, p o r ser oració n de C risto, es ta m b ié n o ració n de to d a la co m u n id ad h u m a n a que él h a q u erid o u n ir a sí (cf. O G L H 3). L a Ig lesia, cu an d o m e n cio n a las rea lid ad e s h u m a n as en la p le g a ­ ria, p ro y e c ta sobre los h o m b res y so b re el m u n d o la luz y la g rac ia q u e rec ib e de D io s y, a la vez, en c am in a h ac ia él estas rea lid ad e s a las que abre a la gratu id ad de los don es de la salv ació n n .

111.

SACRAMENTAL1DAD DE LA PLEGARIA LITURGICA

Se trata de la ap lica ció n a la p le g aria litú rg ica d e u n a de las n o tas esen c iale s de la litu rg ia cristian a. L a p le g a ria litú rg ica es u n v erd a­ d ero sig n o efic az desde el p u n to de v ista salvífico .

1.

A ctitu d es in tern as

L o p rim e ro que e x p re sa la p le g aria litú rg ica son las actitu d es in ­ tern as q ue están p rese n tes en to d a o ració n c ristian a y qu e h ac en de to d a la ex iste n cia de los cre y en te s el culto al P adre en el E sp íritu S anto y en la v erd a d de Jesú s (cf. Jn 4,23). L a p rim e ra ac titu d es la ad o ra ció n a D ios, q u e e n g lo b a to d as las d em ás ac titu d es y tien e ad e cu a d a ex p re sió n e x tern a en g esto s co m o la p o stració n , etc. ]2. Jun to a ella aparece tam bién la escu ch a y la ac ep tac ió n de la P alab ra de D ios. E n efecto , la p ro cla m ac ió n y la co n tem p lac ió n de las o b ras de D ios (cf. D V 2) v a siem p re ac o m p a­ ñ ad a de la o rac ió n m e d ita tiv a (cf. D V 25). El ejem p lo m ás n o tab le lo co n stitu y e el uso de los salm o s ta n to en la litu rg ia de la P ala b ra co m o en el O ficio div in o ,3. L a a lab a n za y la ac ció n de g rac ias están p rese n tes tam b ién en la p le g aria litúrgica. L as in te rv en cio n es rea liza d as p o r D io s en fav o r de n Véanse las misas por diversas necesidades: cf. A u g e , M., «Messe e oraziom per vane necessitá», en D e l l ’ O r o , F. (dir.), II Messale Romano del Vaticano 11, 2 (Leumann-Tonno 1 9 8 1 ) , 3 9 9 - 4 1 8 . 12 Cf. Cat 2 0 9 6 - 2 0 9 8 y 2 6 2 8 , L ó p e z M a r t i n , J., «Adoración», en DTDC, 5 - 1 1 . 13 Cf. OLM 1 9 - 2 2 , OGLH 1 0 0 - 1 0 9 ; Cat 2 5 8 5 - 2 5 8 9

124

PAL

La celebración del misterio

su p u eb lo son rec o rd a d as (a n a m n esis) y ce le b ra d as en la litu rg ia su s­ citan d o n u ev a m e n te la b en d ició n y la co n fesió n de fe, y m o tiv an d o la sú p lica de n u ev as in te rv en cio n es d ivinas. L a p etició n y la in v o c a­ ción (epíclesis) son fruto de la ev o c ac ió n y de la ce le b ra ció n de las ob ras sa lv ífica s div in as, y este m o v im ien to se trad u c e en la p le g aria litúrgica. A rre p e n tim ie n to y o fre n d a de la v o lu n tad . C o n frecu en cia, la o ració n , an te la b o n d ad d iv in a m a n ifesta d a en sus o b ras, se co n v ierte en un e x p líc ito re c o n o cim ien to del p ec ad o del h o m b re p ara p ed ir, a c o n tin u ac ió n , que el S eñ o r rec ib a la o fre n d a del co ra zó n arrep e n tid o (cf. Sal 5 1 ,1 2 .1 9 ). P or ú ltim o , la in tercesión. Se tra ta d e un a ac titu d típ ica m en te cristian a , q u e en c u en tra su ejem p lo m á x im o en la p le g a ­ ria sa ce rd o ta l de Jesú s (cf. Jn 17), in tercesió n qu e co n tin ú a en el cielo (cf. 1 Jn 2,1; H eb 4 ,1 4 -1 6 ). L a Iglesia, p o r eso, no cesa «de su p licar a C risto , y po r m e d io de él al P adre, p o r la sa lv ació n de to d o s los h o m b res» (O G L H 6 ). En la p le g a ria litú rg ica están p rese n ­ tes to d as las fo rm as de oració n c ristian a 14.

2.

D im en sió n co rp o ra l

L a p le g aria litú rg ica está c o n stitu id a ta m b ié n p o r actitu d es c o r­ p o rales. El h o m b re tien d e a m a n ifesta r ex terio rm en te cu an to ex p e ri­ m e n ta en su interior. E sta m a n ifesta ció n se rea liza p o r m ed io de la p alab ra, pero ta m b ié n a trav és de g esto s y m o v im ien to s co rp o rales, tan to de los m in istro s co m o de los fíeles. El g esto litú rg ico se estu ­ d iará m ás adelan te. A h o ra se trata tan sólo de su b ray a r la n ec esid ad y el v alo r de la in te g ració n del cu e rp o en la p le g a ria litú rg ica, aun rec o n o cie n d o la so b ried a d co n q u e lo rea liza la litu rg ia ro m an a. N o o b stante, se trata de un asp ec to en el q u e la litu rg ia está a b ierta a la ex p resió n corporal q u e reclam e el talan te de alg u n o s p u eb lo s 15. L as actitu d es co rp o rale s fo m en tan ad em ás la o ració n 16. D esd e este p u n to de vista, los g esto s de las m an o s d esem p e ñ an un papel m u y im p ortante: a) las m a n o s le va n ta d a s o ex te n d id a s (en cru z) es un g esto típ ica m en te sacerd o tal (cf. E x 9,29; 17,11; Sal 28,2; 4 4 ,21; etcétera), p rac tica d o p o r los p rim e ro s cristian o s (cf. 1 T im 2 ,8), y que se rela cio n a con la o rac ió n de C risto en la cru z (cf. Le 2 4 ,3 4 .4 6 ); 14 Cf. Cat 2625-2649. 15 C. para el Culto Divino, La Liturgia Romana y la Inculturación. IV Instrucción para aplicar la constitución «SC» (nn.37-40) (Typis Polyglottis Vaticanis 1994), nn.41-42. 16 Véanse OGMR 2 0 - 2 1 ; OGLH 2 6 3 - 2 6 5 ; y A l d a z a b a l , J., «El cuerpo también reza», en OrH 11 ( 1 9 8 0 ) , 1 7 7 - 1 8 0 ; I d . , «La expresión corporal en la oración», ib. 2 1 ( 1 9 9 0 ) , 2 8 7 - 2 9 2 ; S a g n e , J. C l . , «Le corps dans la priére», en Cath 1 2 , 2 3 3 9 - 2 3 4 7 .

C. 10.

La plegaria litúrgica

125

b) las m a n o s ju n ta s es un gesto de reflex ió n y de co n cen tració n religiosa.

3.

E ficacia

L a p leg aria litú rg ica es una p le g aria eficaz, no so la m e n te en b ase a la co n fia n za filial del o ran te p ara lo g rar lo q ue pide, co m o c a racte­ rística esen cial de la o ració n (cf. M t 6 ,7 -8 .2 5 -3 2 , etc.). A quí se trata, ante todo, de la efic ac ia p ro m etid a po r Jesú s a la o ració n rea liza d a «en su n o m b re» (cf. Jn 14,13-14; 15,7-10.16; 16,23-27). La o ració n en el no m b re de Je sú s está ligada esp ec ialm en te a la asam b lea de los d isc íp u lo s reu n id o s p ara o rar (cf. M t 18,19-20; Jn 14,23). Es a esta o rac ió n a la que el S eñor aso cia su p ro p ia p rese n cia y el do n del E spíritu Santo (cf. Jn 14,15-17, etc.). Por tanto, sin resta r efic ac ia de la o rac ió n p erso n a l, rec o m en d a d a po r Jesú s (cf. M t 6 , 6 ), la p le g aria litúrgica, p o r ser o ració n de C risto y de la Iglesia, go za de una efic ac ia a la q ue no ig u ala n in g u n a o tra fo rm a de o rac ió n (cf. SC 7). A esta efic ac ia se la llam a ex o p ere o p era n tis E cc lesia e 17.

IV.

LA EUCOLOGIA Y LOS GRANDES GENEROS DE LA PLEGARIA LITURGICA

La liturgia ha d esarro llad o una am p lia serie de fo rm as típ icas de plegaria, desd e el p u n to de vista estru ctu ral y literario. D ejan d o las o rac io n es b íb licas, co m o el P ad ren u estro , los salm o s y los cá n tic o s del A n tig u o y del N uevo T estam e n to , así co m o las fó rm u las co m ­ p u estas a base de la E scritura o librem ente, co m o an tífo n as, resp o n ­ sorios, versícu lo s, etc., por p leg aria litú rg ica se en tien d e ah o ra la eucología. E u co lo g ía (del griego: eu c h é — p le g aria— y lo g o s — tratad o — ) sig n ific a p ro p iam en te « te o ría de la pleg aria» . Sin em b arg o , la p ala­ bra es usada en un sen tid o m ás am p lio para referirse al co n ju n to de p le g arias co n ten id a s en un fo rm u lario litú rg ico , en un libro — d e n o ­ m in ad o eu c o lo g io — o, en gen eral, en toda la trad ició n litú rg ica. Este es el uso m ás frecu en te de la p alab ra y el q u e se u tiliza en relació n con la liturgia. La eu c o lo g ía se suele d iv id ir en m a y o r y m en o r, aten d ie n d o a la ex ten sió n y a la im p o rtan cia de las plegarias. La eu c o lo g ía litú rg ica 17 Cf. 117-123.

V a g a g g in i,

C., El sentido teológico de la liturgia (BAC 181, Madrid 1959),

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La celebración del misterio

se en c u en tra en los o rd in e s o ritu a les de los sa cram e n to s, co m p re n ­ d ie n d o el M isa l u oracio n al de la M isa 18 y la L itu rg ia d e las H oras. 1.

E u co lo g ía m a y o r

Se clasific an co m o e u c o lo g ía m a y o r la p le g aria eu c arística , las p le g arias de o rd en a ció n del o b isp o , de los p resb ítero s y de los d iá co ­ n o s, de co n sag rac ió n de v írg en e s, la b e n d ició n n u p cial, la p le g aria d e d ed ica ció n de la ig le sia y del altar, las de b en d ició n de los e le ­ m e n to s sa cram e n ta les (ag u a b au tism a l, óleos, etc.), y las p rin cip ale s d e b en d ició n de p erso n a s, lu g a re s y o b jeto s para el cu lto y p ara el serv icio de los hom b res. L a p le g a ria e u c a rística co n stitu y e el ejem p lo m á s sig n ific ativ o d e la e u c o lo g ía m a y o r y el m o d e lo m ás c o m p leto de la eu c o lo g ía cristian a. Se d efin e co m o p le g a ria de acció n de g rac ias y d e sa n tifi­ cació n (O G M R 54), y ha re c ib id o ta m b ié n los n o m b res de a n á fo ra en tre los o rien tale s, y ca n o n a c tio n is o can o n entre los latinos l9. «E l se n tid o de esta p le g aria es q u e to d a la c o n g re g ació n de los fieles se u n a con C risto en la p ro c la m a c ió n de las m ara v illa s de D io s y en la o fre n d a del sacrificio » (O G M R 54). L a estru c tu ra m ás co m ú n a los m o d e lo s re p re se n ta tiv o s de las d istin ta s fam ilias litú rg icas, ap reciable en las ac tu a les del M isal R o m an o (cf. O G M R 55), o frece el si­ g u ien te e s q u e m a 20: — D iá lo g o -P refa cio -A cla m a c ió n . — Tránsito: « S an to eres e n v erd ad ...» . — E p íc lesis I: « S an tific a esto s don es con la efu sió n de tu E sp í­ ritu ...». — In s titu c ió n • «El cual, cu a n d o iba a ser en treg ad o ...» . (aclam ación. « A n u n c ia m o s tu m uerte...» ). — A n a m n esis-O b la c ió n : « A sí pues, al ce le b ra r el m em o rial... T e o fre ce m o s, P adre, el p an de v id a ...» . — E píclesis II: «T e p ed im o s... que el E spíritu S anto...». 18 El Missale Romanum ex Decreto Sacrosancti Oecumemci Concúu Vaticani II instauratum auctontate Paub PP VIpromulgatum (Ed typica, Typis Polyglottis Vaticams 1970, Ed typica altera 1975), heredero del promulgado en 1570 por san Pío V, contiene cerca de dos mil oraciones Para el estudio de sus fuentes consúltese J o h n s o n , C , «The Sources o f the Román Missal (1975)», en Not 354/356 (1996), 3-180, L o p e z M a r t i n , J , «Bibliografía del Misal Romano», en Ph 163 (1988), 77-92, y M o f l l e r , E , et A A AA , Corpus orationum, lss (CCL 160ss, Tumholti 1992ss) 19 C f supra, n 2, y G i r a u d o , C , Eucaristía per la Chiesa (Roma-Brescia 1989), I d , Preghiere eucarislitheper la Chiesa di oggi (Roma-Brescia 1993), M a z z a , E , Le odíem epregh iere eucaristiche, 1-2 (Bologna 1984), Id , L ’anafora eucarística Studi sulle origini (Roma 1992), VV AA., Eucharisties d ’Orient et d'Occident, 1-2 (París 1970), etc. 20 Los textos citados pertenecen a la plegaria eucarística II del Misal Romano

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— Intercesio n es: « A cu érd ate, S eñor...». — D oxología: « P o r C risto, con él y en él...». (aclam ación: «A m én»). D eb a jo de esta estru c tu ra se ad iv in a el m o v im ien to in te rio r de b en d ició n y de acción de g rac ias al P adre, p o r Je su cristo , en el E sp í­ ritu S anto, que ev o c a la h isto ria de la sa lv ac ió n cu lm in a n te en el m isterio p a s c u a l21. En la p le g aria eu c arística de la litu rg ia ro m an a tien e un gran reliev e el p r e fa c io , co m o p arte v aria b le qu e co n trib u y e a p o n er de reliev e el asp ecto co n creto del m isterio qu e se ce le b ra 22. L as resta n te s fó rm u las de la eu c o lo g ía m a y o r p o seen u n a estru c­ tu ra y un m o v im ie n to in te rio r m uy p are cid o a los de la p le g aria eu ­ carística.

2.

E u co lo g ía m en or

A la eu c o lo g ía m e n o r p erte n ec en las o rac io n es co lecta, sobre las o fren d as, p o sc o m u n ió n , sobre el pu eb lo , c o n c lu siv as de las h o ras del o ficio , sálm icas, etc. U n a c a racterística de estas p le g arias es la de fo rm a r p arte de u n a ac ció n ritual esp ec ífica en el co n ju n to de to d a la ce leb ració n . A sí la o rac ió n co lec ta cierra los rito s in iciales de la M i­ sa y se ce n tra en la c o m u n id a d ya c o n g re g ad a, m ien tras q u e la o ra­ ción so b re e l p u e b lo , ce n trad a ta m b ié n sobre la co m u n id ad , p e rte n e ­ ce al rito de d esp ed id a. L a o ració n so b re las o fren d a s está al final del rito de la p rese n tac ió n de los d o n es sobre el altar, y la o ració n p o sc o m u n ió n sirve p ara clau su rar el rito de la co m u n ió n m ed ian te la acción de gracias 23. Se p u ed e n in cluir d en tro de la eu c o lo g ía m en o r las in te n cio n es de la o rac ió n univ ersal o de los fieles, resta b le cid a p o r el C o n c ilio V atica n o II (c. SC 53) y q u e cu en tan co n im p o rtan tes te stim o n io s en los libros litú rg ico s del p asad o 24. 21 Sobre los elementos de la plegaria eucarística pueden consultarse B o í t e , B , «L’épiclese dans les liturgies synennes orientales», e n SacrEr 6 (1954), 48-72, C a s e l , O , Faites ceci en mémoire de moi (París 1962), P i n t u , J , Anamnesis y epiclesis en el antiguo rito galicano (Lisboa 1974), R a m i s , G , «El memorial cucanstico concepto, contenido y formulación en los textos de las anaforas», en EL 96 (1982), 189-208, S h a n e s , N (dir ), Eucaristía y Trinidad (Salamanca 1990), etc 27 Sobre el prefacio c f B r u y l a n t s , P , «Los prefacios del Misal Romano», en VV AA , El Canon de la Misa (Barcelona 1967), 27-55, M o e l i e r , E , Corpus prefationum 1-5 (CCL 161-161 D, Tumholti 1980-1981), T r i a c c a , A M , «La strutturazione eucologica dei prefazi», en EL 86 (1972), 233-279, W a r d , A - J o h n s o n , C , The Prefaces of the Román M issal A Source Compendium with Concordante and Indices (Rome 1989) Cf L o p f z M a r t i n , J , «Bibliografía sobre el MR», art cit, 85-89, J i n c . m \ n n , J A , El Sacrificio de la Misa op c it , 416-435, 637-645 y 990-1002, y Ph 44 (1968) 24 C f D e C l e r c k , P , La priere universelle dans les hturgies latines anciennes Temoignages patristiques et textes liturgiques (LQF 63, Münster W 1977)

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La celebración del misterio

D en tro de su b rev e d ad , estas o rac io n es c o m p re n d e n u n o s e le ­ m en to s objetivos, unos ele m e n to s estru ctu ra le s y u n as c a ra c te rísti­ cas d e estilo 25. E stas no son fác ilm e n te p erc ep tib les en la trad u c ció n de los tex to s litú rg ico s a las le n g u as m o d ern as. L os elem e n to s o b je ­ tivo s n o son o tra co sa q ue lo s co n te n id o s fu n d am e n tales de to d a p le ­ g aria cristian a. L os te x to s e u c o ló g ic o s son fó rm u las de p le g aria que se inscrib en n e c esariam en te en la d in á m ic a in te g rad o ra del m isterio de C risto. P o r eso es p o sib le id e n tific a r en ellas, de u n a m a n e ra o de otra, las p arte s siguientes: — In vo ca ció n («D ios», « S eñ o r» , referid o s siem p re al Padre). — A n a m n esis de la o b ra sa lv ífica (p ro p o sició n de relativ o : «que has qu erid o ...» — Sú p lica (objeto de la petición: « co n ced e a tu p u eb lo ...» ; a v e­ ces con la ex p re sió n de la finalidad: « p ara que...» ). — C onclusión (« P o r n u estro S eñ o r Jesu cristo ... A m én»). Si los elem e n to s o b je tiv o s co n stitu y e n los c o n ten id o s b ásico s de la p le g aria, los elem e n to s estru ctu ra le s dan fo rm a y co n fig u ran los co n ten id o s en el co n ju n to , de m a n era que a c a d a elem e n to o b je tiv o co rresp o n d e u n elem e n to estru c tu ral. L a fin alid ad de los elem e n to s estru ctu ra le s es dar a la p le g a ria la m a y o r e x p re siv id a d p o sib le. L a riq u ez a y la v arie d ad de las form as e stru c tu rale s está al serv icio de la fun ció n que cada tipo de p le g aria d esem p e ñ a en la celeb ració n . D e h echo, ca d a clase de p le g a ria litú rg ica tie n e su estru c tu ra p ecu liar, a u n d en tro de las in e v ita b les c o in cid e n cias en tre u n o s tip o s y o tro s, d ad a la b rev e d ad de estas p le g arias y el n ú m e ro red u c id o de elem e n ­ to s e n ju e g o . 25 C f A r o c e n a , F . , «La eucología a treinta años de la reforma litúrgica», en OrH 25 (1994), 199-208, A u g e , M , «Pnncipi d’interpretazionedei testi liturgia», en Anam­ nesis 1 , 159-179; L ó p e z M a r t i n , J , «La eucología como respuesta a la Palabra de Dios Una clave hermenéutica imprescindible», en Ph 180 (1990), 457-464; N a k a g a k í , F , «Método intégrale Discorso sulla metodología nell’ interpretazione dei testi eucologici», en C u v a , A (dir.), Fons vivus. Miscellanea E M Vismara (Roma 1971 ) , 269-286, T r i a c c a , A . M , «Studio e letture delPeucologia», en F a r i ñ a , R (dir), Teología, liturgia, storia M iscellaneaC Manziana (Brescia 1977), 197-224

C a p ít u l o X I

LA COMUNICACION Y EL LENGUAJE LITURGICO Los ritos deben resplandecer con una noble sencillez, ser claros por su brevedad y... no deben precisar muchas explicaciones (SC 34). BIBLIOGRAFIA B e n i t o , A. (dir.), Diccionario de Ciencias y Técnicas de la Comunica­ ción (Madrid 1991); Centre de Recherches du Sacré, La communication par le geste (París 1970); L e v e r , F., «Comunicación en la eucaristía», en NDL, 391-410; L ó p e z M a r t i n 2, 99-180; P i s t o i a , A. (dir.), II hnguaggio litúrgico (Bologna 1981); S a s t r e , A. R., «Lenguaje y comunicación en la liturgia», en Ph 138 (1983), 457-472; T r o l e s e , F. (dir.), Comunicazione e rituahtá (Padova 1988); V e n t u r i , G . , «Lengua-lenguaje litúrgico», en NDL, 11131127; y Conc 82 (1973); «Cuadernos Phase» 45 (Barcelona 1993), EL 92/1-3 (1978); LMD 114 (1973); PastL 233 (1996); Ph 59 (1970); QL 73/1-2 (1992); RL 58/1 (1971); 80/2 (1993), 147-256.

En el p rese n te ca p ítu lo y en los sig u ien te s se estu d ia la c e le b ra ­ ció n en cu an to acció n sig n ific ativ a y ritual (cf. C at 1153). P ara c o m ­ p ren d e r m e jo r el sig n ific ad o de los acto s, g esto s y o b je to s q u e in te­ g ran la ce le b ra ció n , es p rec iso te n e r en cu e n ta alg u n as a p o rta c io n e s de las cien c ias de la co m u n ica ció n y del lenguaje. L a fin alid ad de este cap ítu lo es an a liz ar la ce le b ra ció n co m o fen ó m e n o de c o m u n i­ cación h u m a n a y de ex p re sió n sim b ó lic a l . L a ex p o sició n c o m p re n ­ de n o cio n es b ásicas de tipo gen eral, ap lica d as d esp u és a la c e le b ra ­ ció n litúrgica.

I.

LA COMUNICACION COMO HECHO SOCIAL

L a co m u n ic a ció n está en el ce n tro de la v id a so cial, y a q u e a fe cta a casi to d as las facetas y activ id ad e s de la vida. L os c a m b io s q u e ca racteriza n a la so c ied a d de h oy están re la cio n a d o s con el fe n ó m e ­ no de la co m u n ica ció n . 1 C f F e r n a n d e z , P , «Elementos semiológicos de la liturgia», en Salm 22 (1975), 457-497. Para el campo religioso J a v i e r r e , J M , «Comunicación de las ideas religio­ sas», en DCTC, 243-258, R a n s e y , I. T., II hnguaggio religioso (Bologna 1970), y Conc 42(1969), RL 58/1 (1971)

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130 1.

La celebración del misterio

N o c io n e s

L a c o m u n ica ció n es un p ro c e so q ue llev a co n sig o u n a in te n ció n d e in te rcam b io de estad o s su b je tiv o s, co m o ideas, se n tim ien to s, a c ­ titu d es de c o n d u c ta , etc , y se sirv e de to d a clase d e m e d io s p a la ­ b ras, sím b o lo s, gesto s, se ñ ale s v isu a le s y ac ú sticas, etc E tim o ló g ica m e n te, c o m u n ic a c ió n v ien e de c o m m u m c a tio (cu m + m unus), ac ció n de c o m p a rtir u n o ficio o u n a fun ció n , y en este sen ­ tid o in d ic a te n e r alg o en co m ún. La p a la b ra co m u n ic a c ió n h ace refe­ ren c ia a las re la c io n e s p erso n a les y a la so ciedad . C o m u n ic a r sig n i­ fica h ac er sab er, tra n sm itir un m e n saje P ara la so cio lo g ía, la co m u n ic a ció n es u n a red de re la c io n e s te ji­ da a base de in fo rm ac io n es, estím u lo s y resp u e sta s q u e estru c tu ran y co n stitu y en u na s o c ie d a d 2 P ara la psico lo g ía, la co m u n ic a ció n es la acció n p o r la q ue un ind iv id u o , el c o m u m ca d o r, tran sm ite estím u lo s, g en e ralm e n te v erb a les, p ara m o d ific a r el co m p o rtam ie n to de o tro s in d iv id u o s, los rec ep to res 3 E n e s te se n tid o , la c o m u n ic a ció n e s e sen c ialm en te un fen ó m e n o p sic o lin g u ístic o , p u esto q u e p ro d u c e un en cu en tro de sig n ificad o s en tre dos o m ás p erso n a s 4 E sto su p o n e la e x iste n cia de sig n o s o sig n ific an tes rela cio n a d o s co n lo q u e se q u iere ex p resar, y so b re to d o la ex iste n cia de u nas co n e x io n e s en tre los sig n o s y las p erso n a s q ue los co n o c en y los usan. L a co m u n ic a ció n in teresa ta m b ié n a la teolo g ía. L a reflex ió n so ­ b re el m isterio de D ios, en la p ersp e ctiv a de la rev e lac ió n y de la fe, tie n e en cu e n ta ta m b ié n el h ech o de la co m u n ica ció n de D ios al h o m b re — la rev e lac ió n — y del h o m b re con D ios — la e x p e rie n c ia re lig io sa en to d a su a m p litu d — . E n ú ltim a in stan cia, el m iste rio de D io s es un m isterio de co m u n ica ció n ( c f Jn 1,18) P ero ad e m á s la Ig lesia es ta m b ié n u n a señal e in stru m e n to de u n ió n y, p o r ta n to , de co m u n ica ció n ( c f L G 1 ) 5 La litu rg ia no p uede ser ajen a a e sta re a ­ lid ad 2 C f B i n i , L , «Comunicación social», en DETM, 91 98, M o r a g a s , M , Sociología de la comunicación de masas (Barcelona 1985), S a p f r a s , E , «Efectos de la comuni cacion social», en DCTC, 425-435 Y, sin embargo, hoy se padece una gran incomu mcacion c f C a s t i l l a d e l P i n o , C , La incomunicación (Barcelona 1972), P í n u l l , J L , «Incomunicación», en DCTC, 739-754 * C f B u c e t a , L - C u e s t a , U , «Psicología de la comunicación», en DCTC, 11681176 4 C f P a l o , G , «Comunicación», en DTI 2, 51-63 Para ampliar c f B a b i n , P , La era de la comunicación Para un nuevo modo de evangelizar (Santander 1990), C a r r e r a , J \ , Introducción a los medios de comunicación (Madrid 1990), V a l v u e n a , F , La comunicación y sus clases (Zaragoza 1976), W i n k i n , Y , La nueva comunicación (Barcelona 1987) 5 C f M a r t í n e z , F , «Teología de la comunicación», en DCTC, 1326-1342, Id , Teología de la comunicación (BAC 539, Madrid 1994)

C 11

La comumc ación y el lenguaje litúrgico

131

P o r co n sig u ie n te, la co m u n ic a ció n es u n a ac tiv id ad p erso n a l y co m u n ita ria , q ue p u ed e d efin irse co m o un p ro ce so m e n tal y e m o c io ­ nal de in te racc ió n social, en el que se c o m p arten to d a clase de situ a­ cio n es in teriores.

2

C la ses d e co m u n ica ció n

P ara e stab lece r u n a c lasific ac ió n de la co m u n ica ció n se recu rre a d iv e rso s criterio s. Si se atien d e al pap el del e m iso r o co m u m ca d o r, la co m u n ica ció n p u ed e ser u n ila tera l o re c íp ro c a , según se trate de en v iar un m e n saje al re c e p to r sin e sp erar resp u e sta , o si ésta se p ro d u ce E n la ce le b ra ­ ció n litú rg ica se dan estas dos clases de c o m u n ica ció n Si se atien d e al m ed io con el q ue se estab lece la co m u n ica ció n , ésta p u ed e ser d irecta o in d irecta E n el p rim e r caso el e m iso r se co m u n ica de p erso n a a p erso n a con el re c e p to r o el g rupo. E n el seg u n d o caso se u tiliza un m ed io p ara salv ar la d istan c ia o el tiem p o L a c e le b ra ció n litú rg ica en tra d en tro de la ca te g o ría de la co m u n ic a ­ ció n d irecta, au n q u e se u tilice n m e d io s té cn ic o s, p ero d en tro siem p re de un m ism o espacio litúrgico 6 C u a n d o el m en saje es p e r s o n a l y v a d irig id o e x c lu siv am e n te a u n a p erso n a o a u na co m u n id ad co n o c id a , estaría m o s an te u n a co ­ m u n ic ac ió n p riv a d a C u a n d o la c o m u n ica ció n no tien e u n o s d e s tin a ­ tario s d efin id o s, ni se h a d elim itad o el ám b ito h a c ia el que se d irig e el m en saje, se la c o n sid era p ú b lic a E n la litu rg ia la co m u n ica ció n d e b e ría ser siem p re p erso n al en el sentido in d icad o antes, au n q u e se dirija a u n a co m u n id ad am p lia 7 L a co m u n ica ció n es, fin alm en te, v e rb a l o no ve rb a l, si u tiliza o n o las p alab ras p ara tra n sm itir el m e n saje L a co m u n ica ció n v erb al h ab lad a en tra en la ca te g o ría de la c o m u n ica ció n so n o ra , a la que p erte n ec en ta m b ié n o tras fo rm as co m o la m úsica, el can to y el silen ­ cio L a co m u n ica ció n no ve rb a l es m u y co m p leja, p u esto que se sir­ ve de m e d io s y señ ales tan v a ria d o s com o el g esto , la m irad a, los ad em an es, etc 8 6 Otra cosa son las retransmisiones por radio o televisión cf Directorio para las Misas en radio y televisión de 4-I1I 1996 (Madrid 1986), y «Cuadernos Phase» 44 (Barcelona 1993) 7 C f VALBLtNA, F , «Comunicación interpersonal», en DCTC, 258-266 (B ib l), I d , «Comunicación colectiva», ib , 230 242 8 C f C a f f a r c l , C , «Comunicación no verbal», en DCTC, 266 278, D a v i s , F , «La comunicación no verbal» (Madrid 1992, 18ed ) , H i n d e , R A (dir ), La comunicazione non verbale (Barí 1974)

132

P.II.

La celebración del m isterio

En esta ú ltim a ca te g o ría de c o m u n ic a c ió n in te rv ie n e n v ario s se n ­ tidos, adem ás de la p ersp ic ac ia , la fa n ta sía y la in tu ició n , de m an era que puede h ab larse de c o m u n ica ció n m u ltis e n so ria l.

3.

Proceso de la co m u n ica ció n

La com unicación c o m p re n d e c in c o e le m e n to s q u e in te rv ien en en el proceso: el e m iso r, el re c e p to r, la señ a l, el m e n s a je y el có d ig o de señales. El em isor o c o m u n ic a d o r es la p e rso n a q u e tra n s m ite un m en saje. Por este m otivo es el q u e a su m e el co n tro l. E n u n a ce le b ra ció n litú r­ gica intervienen v ario s em iso res: la a s a m b le a m ism a , el p resid en te, los lectores, el salm ista, el an im ad o r, etc. A u n q u e el m e n saje no p ro ­ ceda del em isor, p o rq u e se e n c u e n tra en el lib ro litú rg ico , el co m u ­ nicador nunca es co m p le ta m e n te n e u tra l, y co n su to n o , actitu d , én ­ fasis, etc., p u ede de h ec h o « co lo re ar» el m e n sa je q u e tran sm ite. En todo caso, su p apel está c o n d ic io n a d o p o r su s cu a lid a d e s y p o r su preparación, que p u ed en a u m e n ta r o d is m in u ir la e fic a c ia de la co ­ m unicación. El r e c e p to r e s el d estin a tario del m e n sa je , y d e b e e sta r en c o n d i­ ciones de poderlo recibir. N o es m e ro su je to p a siv o , p o rq u e p u ed e actuar sobre el e m iso r y « ex ig irle» m á s c la rid a d . P ara in te rp re tar correctam ente el m en saje, el re c e p to r tie n e q u e c o n o c e r el có d ig o que utiliza el e m iso r y o b ed e ce r las « in stru c c io n e s» d ad as p o r éste. En todo caso el re c e p to r es el e slab ó n m á s im p o rta n te del p ro ceso com unicativo, p o rq u e si el c o m u n ic a d o r n o a lc a n z a al rec ep to r, es com o si h ab lara al aire. La se ñ a l que sirv e de so p o rte al m e n sa je e s el m e d io q u e salv a la distancia de esp acio o de tie m p o e n tre el e m is o r y el recep to r. La señal suele ser n atu ra l, co m o la p a la b ra o el g e s to , y tie n e qu e v er con los sentidos del h o m b re o con su s fa c u lta d e s p síq u ica s. P ero la señal puede ser tam b ién artific ia l, c o m o p ro lo n g a c ió n d e los sen ­ tidos. En cuanto al m en sa je o c o n te n id o de la c o m u n ic a c ió n , só lo e x is­ te cuando se en c u en tra e stru c tu ra d o en u n sis te m a de sig n o s que p erm ite su tran sm isió n co rrec ta y su p o s te rio r re c e p c ió n e in te rp re ta­ ción. Es decir, cu an d o el co n ten id o se tra n s m ite en un le n g u aje co m ­ p artido por el em iso r y el rec ep to r. E n la c o m u n ic a c ió n ve rb a l el m ensaje lo co n stitu y en n o ta n to las id e as o se n tim ie n to s q u e se ex ­ presan cuanto las p alab ras q u e se p ro n u n c ia n , y en la co m u n ic a ció n visual o gestual los m o v im ien to s de las m a n o s o d el cu erp o . F inalm ente, el có d ig o es el sis te m a d e s e ñ a le s e stru c tu ra d a s de m anera co h eren te y co m p re n sib le p a ra v e rte r en ellas el m e n saje y

C .l l.

La comunicación y el lenguaje litúrgico

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tran sm itirlo . El cód ig o h ac e refe re n c ia ta n to a la co d ifica ció n p or parte del em iso r com o a la d esco d ifica c ió n p o r p arte del r e c e p to r 9. La len g u a es uno de los có d ig o s m ás im p o rta n tes que p u ed e u sar el co m u n ica d o r y que n ec esariam en te ha de ser c o n o c id a p o r el rec ep ­ to r para in te rp re tar el m ensaje. La litu rg ia u tiliza v ario s có d ig o s si­ m u ltán e am e n te, co m o luego se verá. A u nque no es un elem e n to p ro p io del p ro ceso de la c o m u n ic a ­ ción, co n v ien e te n er en cu en ta ta m b ié n la ex iste n cia de los ru id o s o p ertu rb ac io n e s que im p id en unas veces la tran sm isió n co rrec ta de un m e n saje y o tras la recep ció n . Para aten u a r los ru id o s y h acer m ás e fectiv a la co m u n ica ció n ex iste una té cn ic a llam ad a red u n d a n cia , que co n siste en el refu erzo de aq u e llo s elem e n to s qu e p u ed en h ac er m ás clara y p en e tran te la tran sm isió n del m en saje. P or ejem p lo , las v aria cio n e s en la in ten sid ad del sonido, el to n o en la voz, las rep e ti­ ciones, la g estic u lac ió n , el ap o y o de la im ag en sobre el tex to y v ice­ v ersa, etc. P ero ex iste ta m b ié n el recu rso a la re tro a lim e n ta ció n o efecto reto rn o (feed-back) y q ue es un co n tro l de la em isió n del m en saje, m ien tras se efectú a, de m a n era que cu a lq u ie r v ariació n no d eseada pro v o ca un reaju ste del pro p io p ro ce so l0. La retro alim e n ta­ ción es p erfec tam en te p o sib le en la ce le b ra ció n litú rg ica, si los m i­ n istro s están aten to s a los fieles y resp etan y estim u lan las in terv en ­ cio n es del p u eb lo q ue la m ism a litu rg ia ha estab lecid o p ara h ac er m ás viv a su p articip ació n . II.

FUNCIONES DE LA COMUNICACION EN LA LITURGIA

A u n q u e no es fácil an a liz ar la litu rg ia desd e el p u n to de v ista de la co m u n ica ció n , se d istin g u en en ella alg u n as fu n cio n es co m u n ica­ tivas: F u n ció n in fo rm a tiva y d id á c tic a , que trata de tran sm itir un a d octrin a o unos v alores, para o rien tar las actitu d es y el co m p o rtam ie n to de los p articip an tes. E ste tipo de co m u n ica ció n se rea liza p rin cip al­ m en te po r m edio de la palabra. Un ejem p lo de esta fu n ció n se p ro ­ duce cu a n d o un rito es ex p lica d o en el cu rso de su d esarro llo p o r m edio de u na fó rm u la un id a al rito m ism o. E sto se llam a fu n c ió n d e m eta len g u a je y se p ro d u ce en las m o n ic io n e s y a v eces en las p le g a ­ rias in tro d u c to rias de un rito. F unción co n a tiva o in citan te en o rd en a rea liza r d eterm in a d o s actos. P or ejem p lo , las in v itac io n es a o ra r o a rea liza r alg ú n gesto. De m odo se m ejan te se p u ed e co n sid e ra r la co m u n ica ció n te n d en te a c re a r a ctitu d e s fav o rab le s ante un d e term in a d o o b je to p sico ló g ico ,

»

y Cf. NuÑtz, L., «Codificación», en DCTC, 183-193. 10 Cf. L p v f r , F., art. cit., 407-408.

P II

134

La celebración del misterio

co m o la a lab a n za y la sú p lic a a D ios, o la ac o g id a y la rec o n ciliació n de ca ra a los h o m b res F u n ció n esté tic a , c u a n d o se trata de tra n sm itir u n a em o ció n p o é ­ tica o líric a al se rv ic io del ac o n te cim ien to que se c e le b ra E sta fo rm a de co m u n ica ció n está re se rv a d a g en e ralm e n te al ca n to y a la m ú sica, pero no q u ed a re d u c id a ú n ic am e n te al ám b ito de la co m u n ica ció n son ora L os co lo res, los e lem e n to s o rn am e n tales, la ca lid ad de los ob jeto s litú rg ico s e in c lu so su v alo r artístic o so n m a n e ra s de ex p re­ sar la im p o rta n cia de u n a fiesta o las ca ra c te rístic a s d e un tiem p o litúrgico F u n ció n p e r fo rm a tiv a , cu a n d o se su p eran to d o s los n iv eles a n te ­ rio res de co m u n ica ció n y se d a lu g a r a u n a situ ac ió n real n u ev a, a un a p re se n c ia o la co m u n ió n con el m isterio E sta fu n ció n co n d u ce d irec tam en te al m isterio y a la c o m u n ica ció n de la g ra c ia de C risto a trav és de los sig n o s sa cram e n ta les E n esta fu n ció n d e la c o m u n ic a ­ ció n ju e g a u n g ran p ap el el sim b o lism o

III

CODIGOS DE COMUNICACION USADOS EN LA CELEBRACION LITURGICA

A u n q u e y a se h an m e n cio n a d o , co n v ien e c o n o c e r en su s asp ec to s esen ciales los p rin cip ale s có d ig o s de co m u n ica ció n u sa d o s p o r la liturgia.

1.

C o m u n ica ció n so n ora

Se p ro d u ce en la tran sm isió n de m e n sajes m e d ian te có d ig o s b a ­ sad os en el sen tid o del o íd o E sta fo rm a de co m u n ica ció n co m p re n d e la co m u n ica ció n ve rb a l h a b la d a , la c o m u n ica ció n p o r e l c a n to , la co m u n ica ció n p o r la m ú sica y la co m u n ic a c ió n p o r e l sile n c io 1*. 1 L a com u n ica ció n ve rb a l h a b la d a es la fo rm a m á s n o b le de co m u n ica ció n h u m a n a y la m ás efic az P o r o tra p arte, la litu rg ia c ris­ tia n a c o n c ed e p rim a cía a la p a la b ra so b re el g esto y el rito ( c f 1 C o r 14, 13- 19) P o r eso d ec ir, p ro c la m a r, confesar, alabar, etc , so n u n a fo rm a de ac tu a r litú rg icam en te, en d ep e n d en c ia del h e c h o d e la re v e ­ lació n d iv in a p o r m ed io de la p alab ra. E sto h ac e q u e la litu rg ia e x ija siem p re la le ctu ra p ú b lic a y en v o z alta de los tex to s, so b re to d o bíblicos. 11 Vease S t e f a n i , G , La aclamación de todo un pueblo La expresión vocal y musical en la liturgia (Madrid 1967), Id , «La comunicazione órale», en G e l i n e a u 1, 202-211

C 11

La comunicación y el lenguaje litúrgico

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2 L a co m u n ic a ció n p o r m edio d el ca n to es un a fo rm a de co ­ m u n ic ac ió n so n o ra y verbal que p articip a de to d as las cu a lid a d es de la co m u n ica ció n verbal h ab lad a, refo rz ad a s p o r las cu a lid a d es del can to , y de ac u erd o con las d istin ta s situ ac io n es ritu ales qu e este p ro v o c a D esd e el p u n to de v ista se m io ló g ico , en el can to se p u ed en an a liz ar los n iv eles de « d en o tac ió n » o sig n ific ad o d irecto del can to en razó n de su texto, y de « co n n o tac ió n » o sig n ificad o g lo b al en raz ó n de la m e lo d ía y de las re so n a n cia s que p u ed e p ro v o ca r L a litu rg ia siem p re ha p ro cu rad o que la m e lo d ía esté al serv icio del te x ­ to y que este sea in telig ib le 3 L a co m u n ica ció n p o r m ed io d e la m ú sica sola tien e p ec u lia­ rid ad e s p ro p ias en la litu rg ia E n efecto, la au d ició n de la m ú sica en la ce le b ra ció n tien e alg u n as ex ig en cias L a litu rg ia ex clu y e de an te­ m a n o la u tiliza ció n de in stru m e n to s a m o d o de co n cierto , o com o m ú sica am b ien tal p ara cre ar una atm ó sfera N o o b sta n te se ad m ite la m ú sic a sola p ara ac o m p a ñ ar un rito o p ara llen ar u n a p au sa, siem p re que los m ú sico s se in teg ren en la acció n litú rg ica 4 C om u n ica ció n p o r m edio d el silencio A u n q u e p u ed a p a re ­ ce r p ara d ó jico , el silen cio es un v erd a d ero m e d io de p articip a ció n en la litu rg ia, y en este se n tid o se p u ed e e x a m in a r su fu n ció n ex p resiv a y co m u n ica tiv a 12 El silencio es parte de la celeb ració n , p o rq u e no es un vacío, ni un m u tism o n eg ativ o , sino un esp acio esp iritu al p ara la in te rio riza ció n y la o ració n p erso n al El silen cio en la litu rg ia es am b ien tal, n ec esario p ara una b u en a p erc ep ció n de la p alab ra, de co n c en tra ció n p ara d isp o n e rse a un rito, de m e d ita ció n y de p ro lo n ­ g ac ió n de un rito, d esp u és de las lecturas o de la h o m ilía y d esp u és de la co m u n ió n El silen cio es ta m b ié n un rito cu an d o la asam b lea es in v itad a a in v o c ar al S eñ o r d u ran te la im p o sició n de m an o s o d es­ pu és de las in te n cio n es de la oració n de los fieles

2

C o m u n ica ció n v isu a l

Se en tien d en p o r co m u n ica ció n visu al aq u e llo s p ro ce so s c o m u n i­ cativ o s que u tilizan có d ig o s que afectan al sen tid o de la v ista E s un a co m u n ica ció n no verbal En la litu rg ia co n flu y en v a n o s de los có d i­ gos de co m u n ica ció n visual 1 La co m u n ica ció n p o r m edio d e l gesto, no sólo co m o ap o y o de la palab ra, sino ta m b ié n co m o m o v im ien to co rp o ral ex p resiv o p o r sí m ism o E n am b o s caso s el gesto tien e un sig n ificad o , ex p resa una 12 C f Instr Musicam sacram de 5-V 1967, n 17, OGMR 23, 32,47, 88, 122, etc , OLM 28, 31, etc , OGLH 48, 201 y 202, c f B u s q u e t , P , «El silencio en la celebra­ ción», en Ph 92 (1976) 144-148, y RL 76/4 (1989)

136

P.II.

La celebración del misterio

relació n y resa lta u na in ten ció n . P or m e d io del g esto litú rg ico el cre­ y en te ex p re sa sus d isp o sicio n e s in terio res y el m in istro p o n e de m a­ n ifie sto la ac ció n de D ios q ue aco g e, san tifica, b en d ice , etc. N o im ­ p o rta que se trate de g esto s e stereo tip ad o s o que sean siem p re los m ism os. L a litu rg ia sólo p id e que sean a u tén tico s y q u e se rea lice n con n atu ra lid a d y verdad. 2. La co m u n ica ció n m ed ia n te e l sim b o lism o y las im á g en es u ti­ liza, en p rim e r lugar, los sím b o lo s en sentido estricto 13, y tam b ién los ico n o s, las fig u ras, efig ies o re p re se n ta c io n e s p lá stic a s de Je su ­ cristo, la S an tísim a V irg en y los santos, en sí m ism o s o en escen as de su vida. A esta ca te g o ría de c o m u n ica ció n p e rte n e c e n tam b ién los elem e n to s fig u ra tiv o s u o rn am e n tales, co m o el v estid o , las in sig n ias, los o b je to s litú rg ico s, las flo res y o tro s elem e n to s q u e llen an el esp a­ cio de la ce leb ració n . 3. C om u n ica ció n m ed ia n te el e sp a c io . El local de la ce le b ra­ ció n y la d isp o sició n de los d istin to s « lu g ares» — co m o el altar, el am b ó n , la sede y o tro s— crean ta m b ié n un am b ien te sig n ificativ o . L a arq u itectu ra , m ás allá del resu ltad o artístico y de la fu n cio n alid ad , in te rp re ta el esp ac io y co m u n ica m e n sajes, trad u c ien d o en e stru c tu ­ ras y en o rn am e n tac ió n los v alo re s atrib u id o s a los d iv e rso s asp ecto s de la ex iste n cia h u m a n a 14.

3.

C o m u n ica ció n m ed ia n te otro s sen tid os

E n la litu rg ia h ay o tro s có d ig o s de co m u n ica ció n ad e m á s de los que se apoyan en los sentid o s del oído y de la vista 15. P u ed e h ab larse, en efecto , de u n có d ig o táctil: Je sú s to c ó y cu ró al lep ro so (cf. M t 8,3) y al so rd o m u d o (cf. M e 7,33). T o m ás q u ería «to car» p ara c re er (cf. Jn 2 0 ,2 5 .2 7 ), p o rq u e to c ar es co m o v er y o ír (cf. 1 Jn 1,1-3). En la litu rg ia la co m u n ica ció n p o r m ed io del tacto ap a re c e en n u m e ro so s ritos sa cram e n ta les 16. E s in d u d ab le qu e d eter­ m in a d as p o stu ras c o rp o rale s su p o n e n ta m b ié n un co n tac to co n cu a n ­ to nos rodea; p o r ejem p lo , el esta r de rodillas, el estar p o strad o s y el c a m in a r e n tra ñ an u n a ce rcan ía a la tierra. n C f G e l i n e a u 1, 105-135. Cf A b r u z z i n i , E , «Arquitectura», en NDL, 1 4 4 - 1 5 5 ; B u s q u e t , P . , «Un ejemplo de análisis semiológico: el edificio eclesial», en Ph 7 6 ( 1 9 7 3 ) , 3 2 9 - 3 3 9 , H a l l , B. T., La dimensión oculta Enfoque antropológico del uso del espacio (Madrid 1 9 7 3 ) ; VV.AA., Arquitectura como semiótica (Buenos Aires 1 9 7 1 ) . 15 Sobre el papel de los sentidos en la liturgia c f M o n t e r o , P , Animar la celebra­ ción (Madrid 1990). 16 C f A l d a z a b a l , J., «La importancia de tocar», en Gestos y símbolos (Barcelona 1989), 68-72. 14

C .l 1

La comunicación y el lenguaje litúrgico

137

Y de un có d ig o olfativo: El incien so , sím b o lo de las o rac io n es de los san to s (cf. A p 5,8; 8,3-4; Sal 141,2, etc.), es un elem e n to co m u ­ n ic ativ o m u ltise n so rial, al m e n o s en las litu rg ias de O rien te, en las que no sólo se ve y se h uele, sino q u e se oye, p o rq u e el in c en sario llev a ca m p an itas. E n la litu rg ia ro m an a el in cien so es u sad o en m u ­ chas ce le b ra cio n e s ,7. O tro elem e n to olfativo es el b álsam o con el qu e se co n fe c c io n a el crism a.

IV.

EL LENGUAJE LITURGICO

L a litu rg ia es, p o r tanto, un m e d io de co m u n ica ció n en el q u e se p o n e de m an ifiesto un le n g u aje m ú ltip le , h ech o d e p alab ras — in c lu i­ da la P alab ra de D io s— , g esto s, sím b o lo s y otro s elem en to s. E x iste un le n g u a je litú rg ic o , co m o ex iste n el len g u aje p o lítico , el len g u aje científico, el len g u aje religioso, etc. 18. Es fun d am en tal que el len ­ g u aje litú rg ico sea co m p re n sib le y que to d a ce le b ra ció n litú rg ica sea u n esp ac io d o n d e se p ro d u zc a u n a v erd a d era co m u n ica ció n en tre to ­ dos los que particip an . 1.

D istin ció n en tre len g u a je y len gu a

A h o ra bien, no es lo m ism o len g u a que lenguaje. L a len g u a es un co n ju n to de sig n o s o rales y de sus e q u iv ale n te s escrito s u sad o s p ara ex p re sarse, es decir, un m o d e lo co n stan te y gen eral p ara to d o s los m ie m b ro s de u n a c o lec tiv id a d lingüística. L a len g u a, así co n sid era­ da, es un a realid ad su p rain d iv id u al que d eterm in a el p ro ce so de la co m u n icació n . El le n g u a je, en ca m b io , es el p ro ce so de estru c tu rac ió n de las p a lab ras y de las frases de acu erd o co n un d eterm in a d o estad o de la c o n c ie n cia p ara m a n ife sta r lo que se desea. El len g u aje a rticu la la len g u a en función de una cultu ra, una m e n talid ad , u n a filo so fía o u n a d ete rm in a d a serie de rela cio n e s del h o m b re co n sig o m ism o , con los d em ás o con el m u n d o q ue le rodea. A h o ra b ie n , en el ám b ito de un gru p o relig io so , in teg rad o p o r p erso n a s de la m ás d iv e rsa p ro ce d en cia social y cu ltu ral, la n ec esi­ d ad de co m u n ic a r y co m p a rtir la ex p e rien c ia relig io sa h ace que no b asten las p alab ras de la lengua, sino que sea n ec esario re c u rrir a o tro s signos, em o tiv o s y subjetivos. D e este m o d o su rg en el len g u aje 17 Cf. A l d a z a b a l , J., «El incienso», en Gestos y símbolos, op c it , 62-67 ,x Sobre el lenguaje litúrgico, además de los títulos citados al principio, c f L e g a r d i e n , L , «Y a-t-il un langage liturgique?», QL 62 (1981), 145-154, P a r e n t , R , «Le triple langage de l’acte liturgique», en NRT 96 (1974), 406-413, P i s t o i a , A , «Introduzione critica al dibattito recente sul linguaggio litúrgico», en EL 94 (1980), 3-26.

138

P.II.

La celebración del misterio

relig io so y el len g u aje litúrgico, no ce ñ id o s ún icam en te al ám b ito de la c o m u n ica ció n verbal. El le n g u aje so b rep a sa a la lengua, sobre to ­ do cu a n d o se trata de lle g ar a lo m ás p ro fu n d o de las p erso n a s y a tod o su ser, com o o cu rre en el ám b ito del lenguaje relig io so . E n la Iglesia ca tó lica de R ito R o m an o se rec o n o ciero n un total de 3 4 3 lenguas m o d e rn a s entre 1964 y 1978, p ara u sa r en la litu rg ia en ap licació n de las d isp o sicio n es del C oncilio V aticano II ,9. L a e x is­ te n cia de n u m e ro sa s len g u as litú rg icas rec o n o cid a s es ex p re sió n de la u n id a d de la Ig lesia en la d iv e rsid ad de p u eb lo s y cu lturas. N o o b stan te, el latín sig u e sien d o la le n g u a p ro p ia de la litu rg ia ro m an a (cf. SC 36), en la que se p u b lic an las ed icio n e s típ icas de los lib ro s litúrgicos, q ue son trad u cid o s d espués 20. 2.

C la v es y ca r a cterística s d el len gu aje litú rgico

L a litu rg ia es u n a rea lid ad d in ám ica, te n d en te a ser cau ce de c o ­ m u n ic ac ió n relig io sa de los cre y en te s y aun de to d a la co m u n id ad qu e se siente co n v o c ad a , in te rp ela d a y ac tiv a en la celeb ració n . P o r eso el len g u aje litúrgico, su sc ep tib le de an á lisis p o r las cien c ias sem io ló g ica s, tien e unas clav e s y un as ca racterísticas. Se en tien d e p o r cla ves del le n g u aje litú rg ico los d istin to s g én ero s de ex p re sió n y de co m u n ica ció n q u e estru c tu ran los sig n ificad o s o c o n ten id o s q u e la litu rg ia q u ie re tran sm itir. L a litu rg ia se sirve: de la n a rra c ió n o re fe re n c ia a los ac o n te cim ien to s en los que se co n c reta el cu m p lim ien to del d esig n io d iv in o de salvació n 21; de la m etá fo ra o im ág en es y co m p arac io n es q ue ay u d a n a c o m p re n d er m ás fác il­ m en te los co n ten id o s de la fe y las v iv e n cia s del m isterio ; de la a le ­ g o r ía , cu an d o la m e tá fo ra se e le v a a estru c tu ra de len g u aje o se c o n ­ v ierte en ca te g o ría ; de la tip o lo g ía tal y co m o fue u sad a p o r el m is­ m o N u ev o T estam e n to y p o r los S an to s P ad res, y del sim b o lism o . E ntre las ca ra c te rístic a s del le n g u aje litú rg ico so b resalen las si­ g u ien tes: es le n g u aje r e lig io so , es decir, d estin a d o a ev o c ar el m iste ­ rio de sa lv ac ió n y a ex p re sar la ex p e rien c ia de lo inefab le 22; es W,g Cf. G i b e r t , J., «Le hnguc nella liturgia dopo ín Concilio Vaticano II», en Not 156/158 (1979), 385-520; H a u s s l i n g , A., «Lengua litúrgica», en SM 4, 353-357, L l a b r e s , P., «Las lenguas vivas en la liturgia», en Ph 137 (1983), 411-432, M a r t i m o r t , A G . , «Langues et livres liturgiques», en Not 220 (1984), 777-786, R o u i l l a r d , Ph , «Langues liturgiques», en Cath 7, 897-900. 20 C f CDC, c. 838 Sobre las traducciones litúrgicas cf. G u e r r a , M , Las traduc­ ciones de los textos litúrgicos (Toledo 1990), V e n t u r i , G., «Traducción litúrgica», en NDL, 1994-2004, VV AA., La traduzione dei hbn liturgia Atti del Congresso Roma 1965 (Librería Vaticana 1966) 21 Cf. M a l d o n a d o , L., «Memoria y narratividad, denominador común de la teolo­ gía litúrgica y de la teología política», Ph 88 (1975), 297-307. 22 C f A l t i s e r i , D . , El problema del lenguaje religioso (Madrid 1976); T o r n o s , A., «Causas de la crisis del lenguaje religioso», en Conc 85 (1973), 165-176.

CAI

La comunicación y el lenguaje litúrgico

139

b lic o , desd e su m a triz m ism a, qu e es la S agrad a E scritu ra (cf. SC 24) 23; es tra d ic io n a l en cu an to es v ehículo de la trad ició n de la Ig lesia, y en cu an to a c tu a liz a y h ace re v iv ir el co n ten id o de esa tra ­ dición; es u n iv e r s a l q ue p erm ite in te g rar los p articu la rism o s lo cales en la e x p re sió n gen eral; es p o é tic o , al o fre c e r b e lle z a y q u ed a r ab ier­ to a la in tu ició n y a la su g e stió n de quien lo percib e; es m ás p e r fo r m a tiv o q ue in fo rm ativ o , en cu a n to d isp o n e p ara c a p ta r u n a realid ad o p a ra rec ib ir u n a ex p e rien c ia, y en cu an to h ace p rese n te el co n ten i­ do lin g ü ístico evo cad o 24; es ritual, en cu a n to form a parte del rito, a cu yos g esto s y p alab ras co n fie re un sig n ificad o e s p e c ia l25; es in tem ­ p o r a l y trasc en d e n te , de m a n era q ue en la p rác tica se h ace e s tereo ti­ p ad o , so le m n e y o b je tiv o , sin p e rd e r p o r ello ex p re siv id a d y cercan ía co m u n ica tiv a ; es, fin alm en te , so b rio y sev ero , al serv icio de la v e r­ d ad y de la au ten ticid a d del m isterio 26. El len g u aje es uno de los facto res m ás im p o rtan tes p ara llev ar a cabo la incu ltu ració n litú rg ica 27. 23 Cf. C h a u v e t , A., «La dimensión biblique des textes liturgiques», en LMD 189 (1992), 131-147; F a l s i n i , R. (dir.), II jondam ento bíblico del hnguaggio litúrgico (Milano 1991); H u e r r e , D , «Une liturgie impregnée par l’Ecriture», en LMD 190 (1992), 7-24, etc. 24 C f L a d r i e r e , J , «La performatividad del lenguaje litúrgico», en Conc 82 (1973), 215-229 25 Cf. M a g g i a n i , S., «Lmguaggio ntuale per celebrare», en Commissione E per la Liturgia (ed.), Celebrare oggi (Roma 1989), 37-68. 26 Cf. G u a r d in i, R , «La severa majestad de la liturgia», en El espíritu de la liturgia (Barcelona 1962), 159-180. 27 C f C. para el Culto Divino, La Liturgia Romana y la Inculturación Instrucción para aplicarla constitución «SC» (nn 37-40) (Roma 1994), n.39.

C a p itu lo X I I

EL S I M B O L I S M O L I T U R G I C O En la liturgia, mediante signos sensibles, se significa y se realiza, según el modo propio de cada uno, la santi­ ficación del hombre (SC 7) BIBLIOGRAFIA B a b o l i n , S , Sulla fu n zio n e co m u n ica tiva d e l sím b o lo C o rso di stm bolo g ia (Roma 1989), C o c a g n a c , M , Los sím bolos b íb lic o s (Bilbao 1993), C o l í n , P , F e n o m e n o lo g ía y h erm en éu tica d e l sim b o lism o litú rg ic o en C o n g a r , Y M -J et A A A A , La litu rg ia d e sp u é s d e l V aticano I! (Madrid 1969), 239-276, C h a u v e t , L M , S ím b o lo v sa cra m en to D im en sión c o n s­ titu tiv a d e la e x iste n c ia c ristia n a (Barcelona 1991), F a r n i d i , G (d ir), S y m b o h sm e et th e o lo g ie (Roma 1974), Gt l i n l a u 1, 105-135, G u a r d i n i , R , El espíritu d e la liturgia (Barcelona 1962), 125-137, K irc h g a s s n i r , A , El sim b o lism o sa g r a d o en la litu rg ia (Madrid 1963), L o p i z M a r t i n 2, 181250, M a r t i m o r t , 195-250 M a r s h i, S et AA A A , II scgn o n ella h tu tg ia (Roma 1970), V a g a g g i n i , C , El sen tido te o ló g ic a d e la litu rg ia (BAC 181, Madnd 1959), 26-123, y Conc 152 (1980), LMD 22 (1950), 119 (1974),

NPL 129 (1977), RL 55/5 (1968), 66/1 (1979), 67/5 (1980), 73/1 (1983) La c e le b ra ció n litú rg ica ap a rece co m o un co n ju n to de sig n o s El sig n o es un m ed io de c o m u n ica ció n y de en c u en tro En la p ersp e cti­ va de la ex p re sió n , los sig n o s d e la liturgia han sid o eleg id o s p ara c o m u n ic a r el m u n d o in te rio r de q u ie n es to m an p arte en la acción litú rg ica, y co m o m e d iac io n e s p a ra la e x p e rien c ia relig io sa P ero los sig n o s litú rg ico s están ante to d o al se rv ic io de la p rese n cia y de la re a liz a c ió n de u n a sa lv ació n q u e está d estin a d a a los h o m b res en sus circ u n sta n c ia s h istó ric as y ex iste n cia les El te m a del sim b o lism o li­ tú rg ic o tien e una v ertien te a n tro p o ló g ic a y otra te o ló g ic a A m b o s asp ec to s son esen c iale s y es p rec iso te n erlo s en cu en ta En este ca p ítu lo se estu d ia en p rim e r lu g ar el sim b o lism o litú rg i­ co, y d esp u és se an a liz an el rito y el gesto, q ue fo rm an p arte de la ac ció n ce le b ra tiv a

I.

NOCIONES BASICAS

C onviene aclarar el sign ificad o p rec iso de sig n o y de sím b o lo ante el uso tan frecuente que se hace de estas p alab ras *.

1.

El signo

S igno es «una co sa que, ad em ás de la fo rm a p ro p ia qu e im p rim e en los sentidos, lleva al co n o cim ien to de otra d istin ta en sí» 2. En el signo se verifican alg u n as de estas con d icio n es: a) ser d istin to del sig nificado, que está m ás allá del sig n ifican te; b) d ep e n d er de alg u n a m an era del sign ificad o y, p o r tanto, ser m enos p erfec to qu e éste; c) g uardar alguna relación de se m ejan za con el sig n ificad o y ser, a la vez, desem ejante; y d) ser m ás co n o c id o que el sig n ificad o . El v alo r de un signo d epende p rec isam en te de estas co n d icio n es. D e la relación en tre el signo y el sig n ific ad o n ace la clasific ac ió n de los signos en reales y de razón. L os sig n o s son rea les cu a n d o la relació n es real; p o r ejem p lo , u na relació n de ca u sa a efecto. E n estos casos el signo co n tien e y ex p re sa el sig n ificad o . L o s sig n o s reales se dividen, a su vez, en reales n atu rales, cu a n d o la rela ció n d ep en d e de la n atu ra lez a de a q u e llo que ex p resan ; y en reales libres, cu an d o la relació n d ep en d e de u n a v o lu n ta d que elig e los sig n o s y les confiere un sig nificado. L os sig n o s d e ra zón son aq u e llo s en qu e la relación es to ta lm e n te arb itra ria o co n v en cio n al. El signo, p o r tanto, tiene un sen tid o m ás am p lio y g en é rico que otras palab ras que se usan m ás esp ec ífica m en te , co m o señal, icono, em blem a, síntom a, y n a tu ra lm e n te sím b o lo e im agen, q u e d eb e n co n sid erarse co m o esp ec ies de signo.

2. El sím b olo L a p alab ra sím b o lo (del g rieg o : sy m -b á llo , ju n ta r) en tra ñ a la id ea de reu n ir dos co sas o dos fra g m en to s de u na cosa q ue, u n id o s, p er­ m iten un rec o n o cim ien to . E n este sentido, m e d ian te el sím b o lo se reco n stru y e u na situación a n te rio r que ha q u ed ad o su sp e n d id a o qu e se prolonga. 1 C f . B e r n a r d , Gh. A., «Panorama des études symboliques», en Gre 55 (1974), 379-392; R a h n e r , K., «Para una teología del símbolo», en Escritos de Teología 4 (Madrid 1964), 283-321; Ruiz, F., «Símbolo», en DE 3, 393-395; S a r t o r e , D., «Sig­ no/Símbolo», en NDL, 1909-1921, y en D T I4,307-322; S c h l e t t e , H. R., en «Símbo­ lo», en CFT 4,271-279; S p l e t t , J., «Símbolo», SM 6, 354-359. 2 S a n A g u s t í n , De Doctr. christ. 2,1, en PL 34,35.

C. 12.

El simbolismo litúrgico

143

H o y se h ab la g en e ralm e n te de sím b o lo cu an d o se tien e d elan te un sig n ific an te que rem ite no a un sig n ific ad o p reciso , co m o en el caso del signo, sin o a otro sig n ific an te que en cierto m o d o se hace p rese n te, au n q u e no de m o d o total y claro. P o r eso el sím b o lo tiene u n a fun ció n rep rese n tativ a, al h ac er p rese n te de alg u n a m an era su sig n ific ad o y al p a rtic ip a r del m ism o. En todo sím b o lo se ad v ierten los sig u ien te s elem en to s: a) una re a lid a d sen sib le, es decir, un ser, un ob jeto , un a p alab ra; b ) una c o rre sp o n d e n c ia o rela ció n de sig n ific ad o o de an a lo g ía con otra rea­ lidad su p e rio r con la que se en tra en co n tac to a trav é s del elem en to sig n ifican te; y c) la realid ad sig n ificad a con la que se co n tacta está de tal m a n era p rese n te y u n id a al sig n ifican te, que sin él no p odría ejerce r su in fluencia. El sim b o lism o es un p ro ce so que h ace p asar de las co sas v isib les a las in v isib les, y es a la v ez el resu ltad o de este pro ceso . II.

ORIGEN DEL SIMBOLO

«U n a ce le b ra ció n sa cram en tal está te jid a de sig n o s y de sím b o ­ los. S egún la p ed a g o g ía d iv in a de la salv ació n , su sig n ificació n tiene su ra íz en la o b ra de la cre ació n y en la cu ltu ra h u m an a, se p erfila en los a c o n te cim ien to s de la A n tig u a A lia n za y se rev e la en p le n itu d en la p erso n a y la o bra de C risto » 3.

1.

D esd e el p u n to de v ísta p sico ló g ico

El sím bolo no es el p ro d u cto racional. L a m ay o ría de los au to res rec o n o cen que el o rig en del sim b o lism o se en c u en tra , p o r un a p arte, en la ca p ac id a d d el h o m b re p ara rela cio n a r las rea lid ad e s v isib les co n su p ro p io m u n d o in terio r, y p o r o tra en la n ec esid ad de re c u rrir a las form as se n sib les p ara e x p re sar y rev iv ir ciertas ex p e rien c ias o situ ac io n es que de otro m o d o no lo g raría rec o n o cer, reh a cer o rep re­ sentar. E l co m ien z o del p ro ce so sim b o liz ad o r se suele situ ar al final del p aleo lític o al m en o s, cu a n d o la n atu ra lez a en señ ó al h o m b re a tras­ ce n d er lo in m e d ia to y v isib le (cf. R om 1,20; cf. S ab 13,1; H ech 14,17). El univ erso , la luz, la no ch e, el agua, el v ien to , el fuego, el árbol, etc., se p rese n tan com o u na h u ella de la g ran d e za y del p o d er div in o 4. P o r eso los sím b o lo s form an parte del b ag aje h u m an o , cu l­ tural y relig io so de to d a s las ép o cas de la h isto ria , p ero co n referen 3 Cat 1145. 4 C í.C a t 1147-1148.

P II

144

La celebración del misterio

cía sie m p re al m u n d o p síq u ico , es decir, a la fan tasía, lo s su eñ o s, la in spiración p o ética y la fascin ació n relig io sa 5 2

D esd e el p u n to de v ista religioso

En el ca m p o relig io so el sím b o lo se refiere tan to a las fo rm as co n cretas co n que se ex p lícita u na d eterm in a d a relig ió n co m o al m o ­ do de c o n o c er y de re p re se n ta r p ro p io s de la ex p e rien c ia relig io sa L os sím b o lo s relig io so s h acen re feren c ia siem p re a lo sa g ra d o , es decir, al m isterio com o realid ad trasc en d e n te 6 A h o ra bien, esta re a ­ lidad n ec esita de m e d iac io n e s sen sib le s p ara se r v iv id a y ex p resad a, d ad a la n atu ra lez a co rp o ral y esp iritu al del h o m b re L as g ran d es re­ ligiones de la h u m a n id ad así lo atestig u an 7 D e este m odo, cu a lq u ie r cosa p u ed e ser to m a d a co m o sím b o lo Los sím b o lo s en el ám b ito de la relig ió n no so la m e n te están al ser­ v icio del culto, sino que tam b ién co n trib u y en a to d o aq u e llo que el h o m b re b u sc a y esp era en c o n trar en la relig ió n P o r eso no ex iste n in g u n a relig ió n sin sím bolos, au n q u e es p reciso rec o n o cer tam b ién que el sím bolo n u n ca p u ede ex p re sarlo todo 8 111

EL SIMBOLISMO, DE LA BIBLIA A LA LITURGIA

El cristianism o posee tam bién su propio universo sim bólico. A hora bien, el sim bolism o litúrgico se basa esencialm ente en la Biblia (c f SC 24) y se ha desarrollado dentro de la tradición viva de la Iglesia

1

E l sim b o lism o b íb lico

L a B ib lia p o n e de m a n ifiesto la ex iste n c ia de « la p ed a g o g ía de los signos» en la h isto ria de la s a lv a c ió n 9, que d a lu g a r a la « ec o n o ­ m ía sa cram e n ta l» en la litu rg ia 5 J u n g , C , El hombre y sus símbolos (Madnd 1967), 21, cf I d , Simbologia del espíritu (M éxico D F 1964) 6 C f M a r t i n V e l a s c o , J , El hombre ser sacramental (Raíces humanas del simbo lismo) (Madrid 1988), 39 46 7 C f Cat 1146 y 1149 8 C f L u r k e r , M , El mensaje de los símbolos Mitos culturas y religiones (Barce­ lona 1992), 59-76 Veanse también B e i g b e d e r , O , Léxico de los símbolos (Madnd 1989), C i r l o t , J E , Diccionario de símbolos (Barcelona 1978), C h a m p e a u x , G d e S t e r c k x , S , Introducción a los símbolos (Madrid 1989), C h e v a l i e r , J , Diccionario de los símbolos (Barcelona 1986), E l i a d e , M , Imágenes y símbolos (Madrid 1974), F r u t i g e r , A , Signos símbolos marcas señales (Barcelona 1981), etc 9 C f L u r k e r , M , Dizionario delle imagini e dei simboh b iblia (Cmi^ello B 1991), también D a n i e l o u , J , Los símbolos cristianos prim itivos (Bilbao 1993)

C 12

El simbolismo litúrgico

145

1 L a «p ed a g o g ía de los sig n o s» en el A T estam ento A un q u e en la B ib lia ap en as se conoce el térm in o sím bolo ( c f O s 4 ,1 2 , Sab 2 , 9 , 16,6) y, en ca m b io , la p alab ra sig n o y o tras sim ilares se usan con m u c h a frecu en cia l0, el sim b o lism o es connatu ral al m u n d o se­ m ita A h o ra bien , el len g u aje sim b ó lico del an tig u o O rien te qu e se en c u en tra en la B ib lia ha su frid o im p o rta n tes d esp laz am ien to s de sig n ific ad o al serv icio de la fe en el D ios único, cre ad o r de to d o cu an to ex iste y sa lv ad o r del h o m b re P or m ed io de los signos, D ios se rela cio n a con su p u eb lo y lo hace ca m in a r en la fid elid ad a la alian z a Los signos b íb lico s del A n tig u o T estam e n to se su elen clasific ar en cu atro g ran d es b lo q u e s los sig n o s d e la creación, que cu lm in an en el h o m b re, cread o a « im a g en y se m ejan za» de D io s ( c f G én 1,26), los sig n o s a co n tecim ien to , que co n stitu y e n los g ran d es tie m ­ p os de la salv ació n (kairoí), cu y o m o m e n to cu m b re es el éx o d o , los sig n o s rituales, q u e co m p re n d en las in stitu c io n es litú rg icas y festi­ v as de Israel, y los sig n o s fig u r a s, q ue p o nen de reliev e la m isió n salv ífica de d eterm in a d o s p erso n a jes h istó ric o s, o de d eterm in a d as fu n cio n e s en fav o r del p u eb lo L a p rin cip al ca ra c te rístic a del sim b o lism o b íb lic o es su trasfo n d o h istó n c o -sa lv ífic o En este sentido, los signos b íb lico s p o n en de m a­ n ifiesto la co n tin u id a d de la p rese n cia sa lv ad o ra de D io s y p o se en un ca rácter p refig u rativ o , m em o rial y tip o ló g ico E sp ecialm en te los sig ­ n os que tien en c a rá c te r litú rg ico p refig u ran los sacram e n to s de la N u ev a A lian za 11 2 C o n tin u id a d en el N T estam ento L os sig n o s v etero testam e n ta n o s ap a recen en el N u e v o T estam e n to ap lica d o s a las rela cio ­ n es en tre C risto y la co m u n id ad de sus d isc íp u lo s Je sú s no so la m e n ­ te se sirvió de los sig n o s d e la crea ció n p a ra d ar a co n o c er el R ein o de D ios, sino q ue dio cu m p lim ien to a cu a n to an u n c ia b an los sig n o s a c o n tec im ien to y los sig n o s rituales, co n c en trá n d o lo s en su p erso n a y rea liza n d o cu ra cio n e s p o r m e d io de g esto s sim b ó lic o s que p o n ían d e m an ifiesto su p o d er de sa lv ació n ( c f M e 7,33 -3 5 , 8 ,2 2 -2 5 , Jn 9,6, etcétera) 12 A u n q u e el cu lto n u ev o que C risto in au g u ró no está lig ad o a lu g ar alg u n o (cf. Jn 4 ,2 1 -2 3 ), el m ism o S eñor q u iso p e rp e tu a r su acció n 10 Ochenta veces en el Antiguo Testamento y setenta veces en el Nuevo c f H o f i u s , H , «Milagro (sémeion)», en NDTN 3, 89-93 11 C f Cat 1150, veanse B e a u c h a m p , P , «La lecture typologique et le Pentateuque», en LMD 190 (1992), 51-73, D a n i e l o u , J , «Sacramentum futuri» Htudes sur les origines de la typologie biblique (París 1950), Id , Sacramentos y culto según los SS PP (Madrid 1962), G r e l o t , P , Sentido cristiano del Antiguo Testamento (Bilbao 1967), etc ,2 Cf Cat 1151

146

PAL

La celebración del misterio

salvadora por m e d io de ac cio n es sim b ó lic as y ritu a les que instituyó y confió a la Iglesia. E n tre to d a s estas accio n es destacan el b au tism o ( c f Jn 3,3-5; M e 16,16) y la eu c aristía (cf. M t 2 6 ,2 6 -2 9 y par.). A lg u n as de las figuras y de los a c o n te cim ien to s sig n ificativ o s del A n tig u o T estam e n to fuero n ap lica d o s ta m b ié n a la Iglesia (cf. LG 7-8). E sta ap lica ció n se b asa en la u nidad y co n tin u id ad entre el A n­ tig u o y el N uev o T estam en to : «E l A n tig u o T estam en to está patente en el N uevo, y el N uevo late en el A n tig u o » 13.

2.

El sim b o lism o en la litu rgia

L a c o m u n id ad de los d isc íp u lo s de Je sú s ap arece d esde el p rim er m o m e n to sirv ié n d o se de los sig n o s rec ib id o s d el S eñor ( c f H ech 2 ,4 1 -4 2 ) y de m u c h o s o tros sig n o s (cf. H ech 8,17; 1 T im 4,14; 5,22; S ant 5,14-15). El sim b o lism o litú rg ico p ro lo n g a la visión b íb lica de la h isto ria de la sa lv ació n y su ex p re sió n sim b ó lic a y eficaz en la vida de los hom b res. Pero el sim b o lism o de la litu rg ia cristian a es fruto ta m b ié n del in flu jo de otras fo rm as de re p re se n ta r el m u n d o . E n efecto , se apre­ cian tam bién in flu en cias del h elen ism o en los tres p rim ero s siglos, de la cu ltu ra b iz an tin a al co m ien z o de la E dad M ed ia, y de la m en­ talid ad fra n co -g erm án ica alto y b ajo m ed iev a l en O ccid en te. L a vita­ lidad de la litu rg ia cristian a creó una n u ev a síntesis sim b ó lic a apro­ p iá n d o se de signo s, im á g en e s y sím b o lo s del m ed io cu ltu ral en el q u e se d esarro lla: « L o s sa cram e n to s de la Ig lesia no an u lan , sino p u rifican e integ ran to d a la riq u eza de los sig n o s y de los sím bolos del cosm os y de la vid a social» ,4. P or otra parte, los sig n o s y sím b o lo s de la litu rg ia son sig n o s de la f e (cf. SC 59), en cu a n to ex p resan la fe de la Ig lesia qu e actúa co m o sacram e n to univ ersal de salv ació n , y en cu an to su p o n en y exi­ gen la p re se n c ia de la fe en q u ien es los celebran. La fe es suscitad a p o r la P ala b ra de D ios y se ap o y a en ella (cf. SC 9), p ero lo s m ism os sig n o s litú rg ico s alim en tan y n u tren la fe de los p a rtic ip a n te s (cf. SC 24; 33, etc.). 13 S. A g u s t í n , Quaest. in Hept. 2,73, en PL 34, 623; citado en DV 16. Véanse también Cat 128-130 y 1094; y P. Comisión Bíblica, La interpretación de la Biblia en la Iglesia (Libreria Ed. Vaticana 1993), 80ss. 14 Cat 1152. Cf. C. para el Culto Divino, La Liturgia Romana y la Inculturación. IV Instrucción para aplicar la constitución «SC» (nn.37-40) (Roma 1994), nn.4, 17, 19, etc.

C. 12. 3.

El simbolismo litúrgico

147

D im e n s io n e s d e l s ig n o litú r g ic o

T o d o sig n o litú rg ico es sig n o re m e m o ra tiv o de los h ech o s y de las p a la b ra s de C risto , p ero ta m b ié n de los h ec h o s y p alab ras qu e, en la A n tig u a A lian za, a n u n c ia ro n y p rep a ra ro n la p le n itu d de la salv a­ ción. E l sig n o es ta m b ié n d em o stra tiv o de re a lid ad e s in v isib les p re ­ sentes, la g rac ia sa n tifica n te y el cu lto a D ios. El sig n o tien e una d im e n sió n p ro fé tic a en cu a n to p r e fig u ra tiv o de la g lo ria q u e un día ha de m a n ifesta rse y del cu lto que tien e lu g a r en la Je ru sa lé n de los cielo s (cf. SC 8; LG 51). P o r últim o , en el signo litú rg ico se ad v ierte ta m b ié n u n a d im en sió n m o ra l, en el se n tid o de q u e la p re se n c ia de la g rac ia sa n tific a d o ra d isp o n e al h o m b re p a ra tra d u c ir en su v id a lo q ue c e le b ra co m o p rese n te y e sp era a lca n za r un d ía co m o futuro.

IV.

SIGNOS Y SIMBOLOS EN LA LITURGIA

L a litu rg ia cristian a es u na co n stelació n de sig n o s y sím b o lo s 15. D e to d o s ello s se p u ed e re a liz a r la sig u ien te clasificació n : — P erso n a s: la asam b lea, los m in istro s q u e la p resid en (o b isp o , p resb ítero , diáco n o ). — A ctitu d es co rp o ra les ,6: de pie, sentad o s, de ro d illas, g en u fle­ xión, p o strac ió n , inclinación. — G estos d e todos los fie le s : h a c e r la señal de la cruz (cf. M t 28 ,19; 1 C o r 1,18.23), d arse la p az (cf. R o m 16,16; 1 C o r 16,20), g o lp e arse el p ech o (cf. Le 18,13; M t 2 4,30), ca m in ar, ir en p ro ce sió n y p ere g rin a r 17, llev ar el pan y el vino al altar, llev ar u n cirio en c en ­ dido en la m ano, d an z ar 18, com ulgar, cantar, aclam ar, o rar en silen ­ cio, ay u n ar, etc. — G estos y a cc io n es d e los m inistros: le v an ta r los o jo s (cf. M t 14,19; M e 7,34), e x te n d e r las m a n o s (cf. E x 17,11-12; Jn 21 ,1 8 ), ju n ta rla s, lavárselas (cf. Sal 25,6), lav ar los p ies 19, elev ar, m o strar, 15 Cf.

A l d a z á b a l , J., Gestos y símbolos, «Dossiers del CPL» 40 (Barcelona 1989); L., La chiave p e r la comprensione del simbolismo e dei segni nel sacro (Trieste 1982); G u a r d i n i , R., Los signos sagrados (Barcelona 1957); U r e c h , E., Dictionnaire des symboles chrétiens (Neuchátel 1972); W e i d i n g e r , G ., Gesti, segni e simboli nella liturgia (Torino-Leumann 1985). 16 Cf. C i b i e n , C., «Gestos», en NDL, 919-929; L a u r e n t i n , A., Liturgia en cons­ trucción. Los gestos del celebrante (Madrid 1967); L u b i e n s k a , H., La liturgia del gesto (San Sebastián 1957); M a r t i m o r t , 200-210; N e u n h e u s e r , B., «Gestos litúrgicos», en DPAC 1, 948-949; R j g h e t t i 1, 329-382. 17 Cf. M o l l , X., «Peregrinaciones», en DE 3, 146-148; Rosso, S t ., «Procesión», en NDL, 1639-1648; y RL 79/4(1992). 18 Cf. D e b a r g e , L., «De la danse sacrée á la liturgie dansante», en MélScR 49 (1992), 143-161. 19 Cf. F r a n c o B e a t r j c e , P., La lavanda deipiedi (BELS 28, Roma 1982). B a r t o ii,

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P II

La celebración del misterio

besar, saludar, trazar la señal de la cru z u o tro s sig n o s (alfa y o m e g a, etcétera), partir el pan (cf. Le 24,3 0 .3 5 ; H ech 2 ,4 2 ), d ar la paz, so ­ plar (cf. G en 2,7; Jn 20,22), sig n ar (cf. Jn 6,27; H ech 11,26), u n g ir (cf. M e 6,13; S ant 5,14; 1 Re 10,1), crism ar (cf. H ech 10,38; Le 4 ,18 ), insalivación (cf. Jn 9,6), ab lu ció n e in m e rsió n (cf. R om 6 ,3 ss), aspersión, im posición de m anos 20, tocar, acom pañar, asistir en la cáte­ dra o en el altar, acoger, entregar objetos, im poner un vestido, etc. — E lem entos n a tu r a le s 2I: agua, pan, vino, aceite, sal, leche y m iel, luz, o scuridad, fuego, cirio pascu al, cirio en c en d id o en la m a ­ no, ceniza, perfum es, incienso, flores, ram os. — O bjetos 22: cru z, ic o n o s e im á g en e s, c a n d e la b ro s, lá m p ara, E vangeliario, libros litúrgicos, vestid o s litú rg ico s, v estid o b au tism a l, co lo res litú rg ico s, insig n ias (an illo , b ácu lo , p alio , etc.), v aso s sa g ra ­ dos, cam p an a, m an teles, co rp o rales, palia, hiju ela, co n o p e o , etc. — Tiem pos: día, noche, horas, vigilia, sem ana, estació n , año, d o ­ m ingo, fiesta, octava, cu aresm a, cin cu en ten a, añ o ju b ila r, etc. — L ugares: iglesia, puerta, nave, presb iterio , cáted ra, sede, a m ­ bón, altar, bautisterio , fuente bau tism al, lugar p en iten c ia l, c e m e n te ­ rio, etc. Junto a estos signos, la liturgia se ha se rv id o tam b ién de la m ís­ tica d e los n úm ero s en d ep e n d en c ia de la S ag rad a E scritu ra o de otras fuentes 2\ A dem ás existen n u m ero sas fig u ra c io n e s y aleg o rías, co m o las que sirven para id en tificar a los san to s y las p e rso n ific a c io ­ nes, g en e ralm e n te fem eninas, de la Iglesia y de la S in ag o g a, de las v irtudes teologales, e t c . 24.

V.

EL RITO

D entro de los signos litú rg ico s se en c u en tra n las ac cio n es ritu a les y sim b ó licas que tienen p o r objeto ex p re sar, rev iv ir o ac tu a liz ar el m isterio salv ífico que m o tiv a una celeb ració n . El h o m b re, p o r m ed io del rito, «trata de estru c tu rar sus m ás v alio sas ex p e rien c ias p ara p o ­ d er m a n ten erlas en el cen tro de su co n c ie n cia y co n v e rtirlas así en 20 Cf F í a l a , V , «L’imposition des mains comme signe de la commumcation de FEsprit dans les rites latines», en EL 90 (1976), 385-401, M a g g i a n i , S., «La mano e lo spinto Per una lettura simbólica della imposizione delle mam», en RL 78 (1991), 391-401. 21 Cf Rosso, Si , «Elementos naturales», en NDL, 635-659, V o g e l , C , «Símbolos eulturales cristianos alimentos y bebidas», en Conc 152 (1980), 245-250 22 Cf C u v a , A , «Objetos-Vestidos», en NDL, 1446-1466, M a r i i m o r i , 210-218, R i g h e t t i 1, 532-586 2' Cf. B f i g b e d l r , O , op. cit., 319-341. 24 Cf. P i n e d o , R d e , El simbolismo de la escultura medieval española (Madnd 1930)

fuente de en e rg ía y en luz o rien tad o ra p ara su vida». E sta n ecesid ad , prese n te en los m o m e n to s m ás im p o rta n tes de la vida, co m o el n aci­ m iento, el m a trim o n io , la en fe rm e d ad o la m u erte, es co m o «una seg u n d a n atu ra lez a del h o m b re» que an sia trasc en d e rse a sí m ism o y, en d efin itiv a, situ arse en el m u n d o q ue le ro d ea y en el u n iv erso , p ara d a r se n tid o a su vid a, ab arcan d o y c o m p re n d ie n d o su e x is­ ten cia 25. A h ora bien, el rito es la «acció n h u m a n a típ ica» del h o m b re reli­ gioso, de m an era q ue los ritos ab a rcan to d a la am p lia zo n a de la ex p e rien c ia del m isterio. D esd e este pu n to de vista, se su elen señ alar alg u n as ca racterísticas en el rito: una acción sim b ó lica, realizad a de ac u erd o con una n o rm a p rev ia , que se rep ite con un a cierta p erio d i­ cidad y que p rete n d e te n e r una efic ac ia so b ren atu ral o h ac er p resen te una realid ad de o rden s u p e r io r 26. D entro de los rito s e sp e c ífic a m e n te relig io so s se en cu en tran los ritos a p o tro p a ico s p ara a le ja r p o d ere s p elig ro so s, los ritos de p u r ifi­ cación, de expiación, de o fre cim ien to y de com un ió n . O tra clasific a­ ción es la siguiente: ritos cíclico s o lig a d o s al cu rso del tiem po; ritos d e tránsito, que c o n sag ran un paso en la v id a de las p erso n as, y ritos de crisis, que se rea liza n en c irc u n sta n cia s esp ec iale s p ara afro n tar una situación p e lig r o s a 21. VI.

CARACTERISTICAS DE LOS RITOS CRISTIANOS

A dem ás de los valores antropológicos inherentes al rito religioso, los ritos cristianos ponen de m anifiesto la vida del creyente, es decir, su existencia com o verdadera liturgia o servicio a D ios en los herm a­ nos y en las realidades tem porales (cf. Jn 4,23; Rom 12,2; 1 Pe 2,5). A hora bien, los ritos cristianos aparecen desde el principio com o actos de la com unidad eclesial que revive y actualiza los acontecim ientos salvíficos que se han producido en la vida histórica de Jesús, de m odo particular su m uerte y resurrección. Por este m otivo la ritualidad cris­ tiana no es una sim ple continuación de la ritualidad ju d ía, pero tam p o ­ 2S K f n n l d y , E , «Valor del rito religioso para el equilibrio psicológico», en Conc 62 (1971), 212-218, aquí 212; V e r g o i e , A., «Regards du psychologue sur le symbolisme liturgique», en LMD 91 (1967), 129-151. Para las restantes dimensiones del rito cf. B o u s q u e t , F , Le rite (París 1981), C a z e n e u v f , J , La sociología del rito (Buenos Aires 1972), M a g g i a n i , S , «Rito-Ritos», en NDL, 1743-1751, M al d o n a d o , L., «Teo­ ría y praxis de la ritualidad», en Ph 107 (1978), 423-441, Rizzi, A., «Rito», en DTI 4, 204-220, etc 2t Cf. M a r t i n V e l a s c o , J , L o ritual en las religiones (Madrid 1986), 15-33, también B o u y f r , L , El rito y el hombre Sacralidad natural y liturgia (Barcelona 1967). 27 Véase la descripción de cada tipo en T f r r i n , A N., «Antropología cultural», en NDL, 111 -136, aquí 127-131, y su aplicación a la liturgia* ib , 132-135

P.ll.

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La celebración del misterio

co señala u n a ruptura total respecto de la ritualidad relig io sa universal. E sto quiere decir que en los ritos cristianos existe u n a « concentración cristológica» com o n o rm a y carácter específico 28. P or o tra parte, los rito s cristian o s e x p re san y rea liza n el m isterio de la Iglesia co m o «señal e in stru m e n to de la u n ió n ín tim a co n D ios y de la unid ad de to d o el g é n e ro h u m a n o » (L G 1; cf. SC 2; LG 48). E n este sentido, la ritu a lid ad de la litu rg ia g ira en to m o a la E u ca ris­ tía y a los sa cram e n to s, q ue co n stitu y e n la Ig lesia y m a n ifiestan y co m u n ican a los h o m b res el m isterio de la sa lv ac ió n (cf. C a t 1118).

VII.

EL GESTO Y LA EXPRESION CORPORAL

L a liturgia, en cu an to m e d io de e x p re sió n y de c o m u n ica ció n sim bólica, co m p re n d e el g e sto co m o u no de sus elem e n to s m ás im ­ p o rtantes 29. D e h echo, los rito s se c o m p o n en fu n d am e n talm en te de «gestos y p alab ras» que se apo y an m u tu a m e n te 30. L a im p o rtan cia del gesto es d eterm in a n te p a ra p o n e r de m an ifiesto la p o te n cia lid a d sig n ificativ a de los sig n o s y sím b o lo s de la litu rg ia y, en ú ltim a in s­ tancia, de la p rese n cia y la ac ció n de D io s a trav és de ellos. El fu n d am en to de la g estu alid ad litú rg ica se en c u en tra , en p rim e r térm ino, en la n atu ra lez a h u m a n a, es decir, en la c o rp o reid a d del h o m bre, m ed io de rela ció n y de p rese n cia en tre sus se m ejan te s (cf. GS 1 4 ) 31. E sta realid ad h a sido asu m id a po r C risto en la e n c a m a ­ ció n (cf. H eb 10,5). D e este m o d o su h u m a n id ad se co n v irtió en el in strum ento de n u estra sa lv ac ió n (cf. SC 5), de m a n era q u e sus m a­ nos, su m irada, su palab ra, su alien to , eran otro s tan to s m o d o s de co m u n icar la salvación. H oy sigue ac tu an d o ig u a lm e n te en la litu r­ gia, a trav és de los g esto s y p alab ras de sus m in istro s, en los que actúa la fu erza v iv ificad o ra del E spíritu 32. 28 M a r t i n V e i a s c o , J., L o ritual en las religiones, op. cit., 61 . 29 Cf. supra, n. 16; y J o u s s e , M., L ’antropología del gesto (Roma 1979); T r i a c c a , A. M . - P i s t o i a , A. (dir.), Gestes et paroles dans les diverses familles liturgiques (Roma 1978); V f r g o t e , A., «Gestos y acciones simbólicas en la liturgia», en Conc 62 (1971), 198-211. 30 Conocidas son las expresiones: Accedit verbum ad elementum et fit sacramentum (San Agustín, In loan. 80,3); ex verbis et rebus j it quodammodo unum in sacramentum sicut ex form a et materia (Sto. Tomás, STh III, q.60, a.6 ad 2). Cf. L l o p i s , J., «Palabra y rito en la constitución SC», en Ph 20 (1964), 156-161; R a m o s , M., «Palabras y signos en la constitución de liturgia», en Not 212(1984), 202-211; T r a e t s , C., «Rite et liturgie sacramentelle», en QL 55 (1974), 10-31. 31 Cf. B e r n a r d , M., Le corps (Paris 1976); BOF, G., «Hombre», en NDT 1, 665-691; C h a u v e t , L. M., Símbolo y sacramento, op. cit., 117-162; D u b u c , J., II linguaggio del corpo nella liturgia (Roma 1989); M o r r i s , D ., L ’uomo e i suoi gesti (Milano 1977); R o c c h e t t a , C., Hacia una teología del cuerpo (Madrid 1993). 32 Cf. Cat 1076 y 1152.

C. 12.

El simbolismo litúrgico

151

P or o tra parte, «las accio n es, g esto s y p o stu ras co rp o rale s» son un fac to r im p re scin d ib le p ara la p articip a ció n litú rg ica p le n a (cf. SC 30; O G M R 20). M ás aún, la in te g ració n del cuerp o en la o ració n y del gesto en la litu rg ia son fac to re s de eq u ilib rio in te rio r y ex tern o , ad em ás de c o n trib u ir a la ex p re siv id a d , la estética y la fu n cio n a lid a d de los rito s 33. 33 Cf. H a m e l i n e , J. Y., «Observations sur nos maniéres de célébrer», en LMD 192 (1992), 7-24. De la dimensión corporal de la plegaria se ha hablado en el capítulo X.

C a p ít u l o

X III

EL TIEMPO DE LA CELEBRACION La santa madre Iglesia considera que es su deber cele­ brar la obra de la salvación... en días determinados a lo largo del año (SC 102). BIBLIOGRAFIA B a u d e , M., Théologie du temps. Le temps, comme référence et la visée du royaume de Dieu (París 1991); B o u r g e o i s , H. et AA.AA., L ’expérience chrétienne du temps (París 1987); C o o m a r a s w a n y , A. K., El tiempo y la eternidad (M adrid 1980); C u l l m a n n , O., Cristo y el tiempo (Barcelona 1968); D a r l a p , A., «Tiempo», en CFT 4, 343-351; L ó p e z M a r t í n 2, 251293; Pou i R j u s , R., «Cristo y el tiempo», en Ph 50 (1969), 110-122; R o u i l l a r d , Ph., «Temps liturgique et temps des hommes», en Not 261 (1988), 245-252; S i m o n i s , E., «Tiempos y lugares sagrados», en SM 6, 638-641; T r i a c c a , A. M., «Cristo e il tempo. La redenzione come storia», en Litur­ gia 279/280 (1978), 830-850; Id., «Tiempo y liturgia», en NDL, 19671972; Z a d r a , D., II tempo simbólico: la liturgia della vita (Brescia 1985); y Conc 162 (1981); LMD 65 (1961), 133 (1978); 147 y 148 (1981); Ph 63 (1971); RL 57/2 (1970); 64/1 (1977); ScCatt 101/2 (1982).

L a cele b ra ció n litú rg ica se d esarro lla d en tro del tiem p o , co m o to d o ac to h u m an o , p ero el « tiem p o de la c e le b ra ció n » es un tiem p o sig n ificativ o . El h o m b re es el ú n ico ser de la cre ació n qu e no só lo tie n e co n c ie n cia del tiem p o y del esp acio en q ue se m u ev e, sin o que ha tratad o ta m b ié n de so m e te rlo s de alg u n a m a n era y d e d arles un sig n ific ad o , au n q u e sólo sea co m o ex p re sió n de la p ro p ia situ ació n d e án im o o de las circ u n stan cias. E n to d o caso , el h o m b re n o se q u e d a in d iferen te ante el « p aso del tiem p o » . El tie m p o es m u ch o m ás q u e el m arco cro n o ló g ico d o n d e se d e sen v u e lv en los acto s litú r­ gicos. En este ca p ítu lo se estu d ia el tiem po de la c e le b ra ció n en g en eral, d esd e el p u n to de v ista de la an tro p o lo g ía, de la fen o m e n o lo g ía reli­ g io sa y de la te o lo g ía litúrgica. M ás ad elan te, en los ca p ítu lo s d ed i­ c a d o s al d o m in g o y al año litúrgico, se estu d ia rá n los tie m p o s de la litu rg ia en concreto. 1.

EL TIEMPO

El tie m p o es u na de las n o cio n es m ás co m p lejas y d ifíc iles de e x p lic a r que tien e el ho m b re. « ¿Q ué es el tie m p o ? Si n ad ie m e lo

P.II.

154

La celebración del misterio

p regunta, sé lo que es; pero si lo q u ie ro e x p lic a r a q u ien m e lo p re­ gunta, en to n ce s no lo sé». E sta frase, atrib u id a a san A g u stín , d eja co n stan c ia de la d ific u ltad de m a n ife sta r n u e stra c o n c ie n cia su b je ti­ va del tiem po.

1.

El tiem p o cósm ico

El tie m p o es u n a m ag n itu d de las co sas en cu a n to a su d u ració n . El año, el día, las h o ras y c u a lq u ie r o tra d iv isió n del tie m p o re sp o n ­ d en a u n o s cá lc u lo s so b re la b ase de la re v o lu c ió n de la T ie rra alre­ d ed o r del Sol y del g iro que efe ctú a sobre sí m ism a. T o d o esto no es sino una d im e n sió n , resu ltad o de una o b se rv a ció n . E s el tie m p o m a­ tem ático , y en cu an to b asad o en el m o v im ien to del u n iv e rso se le llam a tiem p o cósm ico. En el tie m p o co n sid erad o así, to d as las h o ras son iguales, y no h ay d istin ció n en tre u n o s d ías y otros. A h o ra b ien, ese tiem p o h o m o g é n eo , m a rc ad o p o r el ritm o y la altern an cia, n o es m ás que u n a re feren c ia del verd ad ero tiem p o , la d u ració n de las co ­ sas. En el h o m b re h ay u n a au to c o n c ie n c ia refleja del d e v e n ir de su existen cia, que no co in cid e con la p a u sa m a rc ad a p o r el tie m p o c ó s­ m ico. P ara el h o m b re el tie m p o po see d im e n sio n e s d iferen tes, te ­ nien d o cada in stan te un v alo r d istin to y propio. L o m ism o p u ed e d ecirse de los días, de los m eses y de las estacio n es. C a d a tiem p o tien e su p ro p ia im p o rta n cia y refleja una etap a de la ex iste n cia h u ­ m a n a y de la vid a de las cosas.

2.

E l tiem p o sa g r a d o

S urge así u n a n oció n n u ev a del tie m p o , o m ejo r, u n a ca ra c te rís­ tic a de d eterm in a d o s tie m p o s en los que o cu rre o v a a o cu rrir algo. El h o m b re trata en to n ce s de d e lim ita r el «p o d er» del tie m p o y de traspasar, con el m e n o r riesgo p osible, el um bral qu e le in tro d u ce en ese tiem p o « d istin to » , llam ad o tiem p o sa g ra d o , frente al tiem p o o r­ dinario K A m bos están dentro del tiem po cósm ico , p ero se tiene la im presión de que el tiem p o sagrado es un esp acio circ u n scrito , un p arén tesis en el d ev e n ir de las cosas, un instante su straíd o a la eter­ nidad. El tie m p o sagrad o se co n v ierte en to n ces en un a h ie ro fa n ía . El

1C f.

El sentido religioso de la liturgia (Madrid 1964), 541-554); «El tiempo en las religiones», en Ph 184 (1991), 285-296; E l i a d e , M., Tratado de historia de las religiones (Madrid 1974), 389-410; L é v i - S t r a u s s , C l . , Le temps du mythe (París 1971); M b i t i , J., Entre Dios y el tiempo. Religiones tradicionales africanas (Madrid 1990), 21-41; P o l o , T., «El tiempo sagrado en algunas culturas arcaicas», en RevEsp 178(1986), 133-158. C a s t r o , C .,

D u c h , L l. ,

C. 13.

El tiempo de la celebración

155

tiem po sagrado sup o n e u n a in te rp re tac ió n relig io sa del tie m p o có s­ m ico, a p artir del sig n ific ad o m ítico de la ren o v a ció n de la n atu ra le­ za en la prim avera. F ren te a la idea lin e a l q ue tien e el h o m b re m o ­ derno del tiem po, co m o u n p u n to q ue se d esp laz a h ac ia ad e la n te — el futuro— y desde el que se p u ed e m ira r h ac ia atrás — el p asa­ do— , el ho m b re p rim itiv o te n ía u n a id e a circ u lar y cíclica, de m a n e ­ ra que los acontecim ien to s h istó rico s v o lv ían sobre sí m ism o s 2.

3.

El tiem p o h istó ric o -sa lv íiíc o

«U na de las fechas m ás im p o rtan tes de la h isto ria de la relig ió n es el cam bio de las fiestas n atu ra les israelitas en co n m em o rac ió n de fechas histó ricas que son ta m b ié n a p a ricio n e s del p o d er, ac cio n es de Dios. Cuando la antigua fiesta del passah, ligada con los tabúes de la fiesta lunar y de la prim av era, se tran sfo rm ó en la celeb ració n de la b o ndad de D ios en la salida de E gipto, em pezó algo to talm en te nuevo» 3. En efecto, en la h isto ria de Israel se p ro d u jo un cam b io en la concepción del tiem po sa g ra d o , su p e rán d o se la id ea del tiem p o com o reto m o cíclico. El D ios de Israel no se m a n ifiesta en la co sm o ­ gonía, com o tam p o co se re v e la en los elem e n to s d esen c ad en a d o s de la n atu raleza (cf. 1 R e 19,9-14), sino en la h isto ria de su p ueblo. Sus in te rv en cio n es son « h istó ric a s» , no m ítica s, y h acen h isto ria . El tiem po resultante no es y a u na h ie ro fan ía có sm ica, sin o u n a te o fa n ía , un signo de la acció n p erso n al de D ios en fav o r de su pu eb lo . En este sentido, el tie m p o b íb lico no es rep e tició n del p asad o , sino pro m esa y p ro fe cía de futuro. C ad a a c o n te cim ien to d iv in o sal­ vador del hom bre es irre p etib le y liberador. El tie m p o re su lta ser, a causa de la interv en ció n de D ios, un tiem p o sa lv ífico o h istó rico -sa l­ vífico. El tiem po ya no es el eró n o s in ex o rab le q u e d ev o ra a los hom bres, sino el ka iró s, el tiem p o h istó rico carg ad o de ac o n te ci­ m ientos salvíficos. L a h isto ria h u m a n a en la que D ios actú a es in ter­ p retad a p o r el p u eb lo de D ios co m o u n a h isto ria de sa lv ac ió n 4. M ientras el h o m b re p rim itiv o tratab a de d o m in a r el tiem p o , el h o m ­ 2 Cf. 1985).

E l ia d e ,

M., El mito del eterno retorno. Arquetipos y repetición (Barcelona

3 L e e u w , G. v a n d e r , Fenomenología de la religión (México D.F. 1964), 378. Sobre el tiempo en la Biblia cf. A r o n , R., «Réflexions sur la notion du temps dans la liturgie juive», en LMD 65 (1961), 12-20; C a z e l l e s , H., «Bible et temps liturgique», en LMD 147 (1981), 11 -28; C e c o l i n , R., «Le nuove concezioni del tempo e la Bibbia», en RL 77 (1990), 387-413; P id o u x , G., «A propos de la notion biblique du temps», en RThPh 2 (1952) 120-125; V e r m e y le n , J., «Tiempo e historia en el A.T.», en S elT 95 (1985), 203-211, etc. 4 Cf. H a h n , H. C h ., «Tiempo (kairós)», en DTNT 4, 267-272; y B e r c i a n o , M., «Kairós, tiempo salvífico», en RET 34 (1974), 3-33. Véase el apartado 4 del cap. II.

156

P.II.

La celebración del misterio

bre b íb lico p ro cu ra v iv ir en la p rese n cia de D ios au n q u e sig u e su jeto a los ritm o s del tie m p o cósm ico. El P apa Juan P ablo 11, en la C a rta A p o stó lica T ertio M illen n io A d v e n ie n te , de 10-X I-1994, afirm a que «en Jesu cristo , V erb o E n car­ n ado, el tie m p o llega a ser u na d im e n sió n de D ios». D e ahí el d eb er d e sa n tifica rlo (n. 10).

4.

El tiem p o litú rg ico

El tiem po litú rg ic o o « tiem p o de la ce le b ra ció n » es la ritu alización del tie m p o h istó ric o -salv ífic o , es decir, la cele b ra ció n de los ac o n te cim ien to s en los que se ha m a n ifestad o la salv ació n de D ios 5. En este sen tid o , no sólo c o n m em o ra los h ec h o s d el p asad o , sin o que de alg u n a m an era los h ace presen tes. El tiem p o litú rg ico ad q u iere e n to n c e s d im e n sio n e s de v e rd a d e ro a c o n te c im ie n to sa lv ífíc o , de n u ev o ka iró s « fav o rab le al hom b re» (cf. 2 C o r 6,2), qu e p ro lo n g a la h isto ria de la salvación. L os tie m p o s litúrgicos de Israel eran ya sig n o s m e m o riale s de una p rese n cia cada día m ás intensa de D ios en tre los h o m b res, qu e d esem b o c ó en la « p le n itu d de los tiem p o s» (cf. G ál 4,4; T it 3,4). La P alabra d iv in a fue d esv ela n d o poco a p o co el sen tid o ú ltim o de los ac o n te cim ien to s salvíficos. Israel sabía q ue su D ios, in m u tab le en sí m ism o y p o r en c im a del tiem p o y de la h isto ria, q u iso d esp leg a r en ella su d esig n io de salvación. N o o b sta n te , en tre el tie m p o litú rg ico de la A n tig u a A lia n za y la sa lv ació n que se rev eló en C risto ex iste la m ism a d iferen c ia que entre las figuras y la realidad .

II.

LA FIESTA

L a fiesta es el tiem p o m ás c a racterístico de la ce le b ra ció n , y una de las rea lid ad e s h u m a n as m ás co m p lejas y sig n ificativ as. El estu d io de la fiesta en las ú ltim as d éc ad a s ha resu ltad o m uy fecu n d o p ara la liturgia 6. s Cf. A N D R O N i K o r , C., Ei sentido de la liturgia. La relación entre Dios v el hombre (Valencia 1992), 57-73; C a s f . l , O., Hodie, en LMD 65 (1961), 127-132; H o u s s i a u , A., «La liturgie comme manifestaron du temps de Dieu dans le temps des hommes», en C l e r c k , P. dí. (dir.), Ritue/s. Mélanges P. Gy (Paris 1990), 327-337, etc. 6 Cf. B r a c c h i , R., «Feriae-festus», en EL 100 (1986), 347-367; C a p r i o i i , A., «La festa», en RL 67 (1980), 449-464; C a s f .i , O., «La notion de jour de fete», en LMD 1 (1945), 23-36; C o s í a , E., «Celebración-fiesta», en DTI 2, 25-38; D l b u y s i , F., «La fiesta, signo y anticipación de la comunión definitiva», en Conc 38 (1968), 353-362; H i l d s , J., «Fctes», en DSp 5, 221-247; I s a m b e r i , F., «Notes de la fete comme célébration», en LMD 106 (1971), 101-110; M a cí c ü a n i , S., «Fiesta-fiestas», en NDL, 854-882;

C. 13.

1.

El tiempo de la celebración

157

N oción

L a fiesta p o se e v a lo re s h u m a n o s y re lig io so s q ue h ac en d ifícil su d efinición 7. La fiesta se d efine p o r lo in ú til o no u tilizab le con fines ex trínsecos. L o que p rete n d e es m a n ifesta rse a sí m ism a, p o n er en m o v im ien to la c a p ac id a d festiv a y lú d ica del h o m b re y su ac tiv id ad e x p re siv a y co n tem p lativ a. Es u n a esp ec ie de ju e g o . L a fiesta es tam bién u na im ita ció n d e l h a c e r d iv in o , u na ac tiv id ad co m p lac ie n te com o la de la S ab id u ría que ju e g a en p rese n cia del A ltísim o (cf. Prov 8,27-31). C e le b ra r u na fiesta es una form a de g lo rifica r al S e­ ñ or y de darle gracias. T am b ién se ha d efin id o la fiesta p o r la a fir­ m a ción d e la vida y del m undo: la aleg ría y el reg o c ijo son ac titu d es que im p reg n an to d a la ex iste n cia , y u n a fo rm a de e x a lta r la b o n d ad de las co sas (cf. G én 1,31). L a fiesta se y u x ta p o n e al tie m p o corrien te. Y, ciertam en te , ex iste un fuerte co n tra ste en tre la fiesta y la v id a de ca d a día, un ch o q u e entre la rea lid ad y la utopía, entre los co n v e n c io n a lism o s y la n atu ­ raleza. La fiesta p u ed e p a re c e r un reb ro te el caos in icial, en el que se lib eran todos los se n tim ien to s y se p erm iten to d o s los ex ceso s. P ero la fiesta d a lugar a u na d ila ta ció n del esp íritu , reb a san d o la estre ch e z de la rea lid ad c o tid ia n a y llev an d o al h o m b re a una e x p e rien c ia m ás am plia. L a fiesta en tra en el ca m p o de la ex a lta ció n de la im a g in a­ ción y de la fantasía.

2.

E stru ctu ra h u m a n o -relig io sa

La v arie d ad de fiestas es m u y gran d e, pero to d a s tien en en c o ­ m ún la a tm ó sfe ra que en v u e lv e y ca ra c te riz a su celeb ració n . La fe­ n o m e n o lo g ía señ ala q ue la fiesta no es sino una fo r m a d e v iv ir el tiem po com o realid ad sim b ó lica y sag rad a 8. De este m odo la fiesta se vive co m o un don, co m o u na p o sib ilid a d de lib eració n total. En la fiesta el h o m b re rec u p era su rela ció n con el m isterio . L a p ro h ib ició n del trab a jo en la fiesta, los rito s d e co m ie n zo d e la fie s ta y las d iferen tes form as de su b ray a r el co n tra ste co n el tiem p o co rrien te tratan de ro m p e r co n el p asad o y de a b rir al h o m b re a lo trascen d en te. P o r eso la ac tiv id ad festiv a p o r ex c e le n c ia es el cu lto a J., «Recuperar la fiesta cristiana», en Comm 4/3 (1982) 145-161; A., «Cosa é la fiesta cristiana?», en EL 87 (1973), 75-120; y «Cuadernos Phase» 27 (Barcelona 1991). 7 Cf. M a i . d o n a d o , L., La religiosidad popular, nostalgia de lo mágico (Madrid 1975), 193-218. 8 M a r t í n V e l a s c o , J., «La fiesta. Estructura y morfología de una manifestación religiosa», en Ph 63 (1971), 239-255. M a r iin V elasco, P fr n ig o tto ,

P.II.

158

La celebración del misterio

D ios, co m o cu lm in a ció n de to d a fiesta. Sin este elem e n to de co m u ­ n ic ac ió n con el m u n d o de lo trasc en d e n te , la fiesta n o a lc a n z a sus n iv e les m ás p ro fu n d o s. P or o tra p arte, la fiesta tien e sie m p re un m o tiv o , m ás o m en o s claro en la m e m o ria co lectiv a. M ás allá de la co stu m b re o del p eso d e la trad ició n , en el fondo de las fiestas ex iste sie m p re un h ech o , un m ito, u na le y en d a o un relato ép ico q u e ju s tific a el h a c e r fiesta. 3.

N o ta s esp ecífica s d e la fiesta cr istia n a

L a c e le b ra ció n c ristia n a asu m e los v alo re s h u m a n o s y relig io so s de la fiesta, p ero tiene ta m b ié n asp ec to s p r o p io s 9. E n este sen tid o , la p rim e ra no ta de la fiesta c ristia n a es la de ser un sig n o d e la p rese n ­ cia del S eñor, el E m m a n u e l (D io s-c o n -n o so tro s: cf. M t 1,23). Es la p rese n cia p ro m etid a p o r Je sú s a sus d isc íp u lo s p ara d esp u és de la resu rre cc ió n , cu a n d o el n o vio v u elv e a esta r de n u ev o co n sus a m i­ g o s (cf. M t 9,15). E sta p re se n c ia g en e ra u na a leg ría q u e n ad ie les p o d rá a rreb a tar (cf. Jn 16,22). O tro a sp ec to p ro p io de las fiestas c ris­ tia n as es su v a lo rp re fig u ra tiv o de la fiesta qu e no tie n e fin, n o co m o m e ro an u n c io de lo q u e está p o r v en ir, sin o co m o p re n d a y an ticip o , y a en este m u n d o , de la a leg ría etern a (cf. SC 8; L G 50). L a eu c a ristía es el ce n tro y el cu lm en de to d a fie sta c ristia n a y el p a ra d ig m a de to d a ce le b ra ció n litú rg ica, con esa n o ta p e c u lia r del cu lto cristian o q ue co n siste en la u n id a d in e scin d ib le en tre la P ala b ra y el sa cram e n to (cf. SC 56). L a p ro c la m a c ió n de la P ala b ra an u n c ia el m isterio que se celeb ra, y el g esto sacram e n ta l ac tu a liz a el a c o n ­ tecim ien to salv ad o r en la v id a de los fieles ,0. III.

LOS RITMOS DE LA CELEBRACION

U n a de las c a racterísticas del tie m p o de la c e le b ra c ió n y, en p a r­ tic u la r, de la fiesta, es su d eterm in a ció n en el c a le n d ario . L a litu rg ia c ristia n a no se su strae a esta ley, au n q u e es c o n sc ie n te d e qu e la p re se n c ia de la sa lv ació n en la h isto ria no está su jeta a n in g ú n fac to r de tipo cro n o ló g ico , co m o ta m p o co lo está a los e le m e n to s ex p re si­ v o s o rituales. Sin em b arg o , la m ism a « p e d a g o g ía de los sig n o s» , q u e ayuda al h o m b re a p asar de lo v isib le a lo in v isib le , h a e sta b le ­ cid o m o m e n to s y tie m p o s p ara la c e le b ra ció n en b ase a su efic ac ia sig n ific ativ a y « p ed ag ó g ica» . E sta es la razó n de ser d e los d ife re n ­ tes ritm o s de la c e le b ra ció n litúrgica. 9 Cf. Com. Permanente de la CEE, «Las fiestas del calendario cristiano», de 13-XII-1983, en PastL 127/128 (1982), 3-14. 10 Cf. C a s e l , O., Faites ceci en mémoire de moi (París 1962), 43-44.

C. 13. 1.

El tiempo de la celebración

159

E l ritm o a n u al

« D u ra n te el cu rso del año, la Ig lesia c o n m e m o ra to d o el m isterio de C risto» n . El año litú rg ico co in cid e con el año so lar y civil, asu ­ m ie n d o p o r tan to sus d im e n sio n e s có sm ic a y hu m an a. S in em b arg o p o see sig n ific ad o p ro p io co m o u n id a d sig n ific ativ a del m isterio de C risto en el tiem p o . D en tro del año se articu la n las fiestas m ó v iles, q ue caen cad a año en fec h a d iferen te sig u ien d o la o sc ila ció n de la so lem n id ad de la P asc u a 12, y las fiestas fijas con fech a asig n ad a en el calen d ario . El año litú rg ico co m ie n z a en la ac tu a lid a d el d o m in g o I de a d ­ vien to , al m arg e n del año civil que se in a u g u ra el 1 de enero. Sin em b arg o , en los an tig u o s sa c ra m é n ta n o s ro m an o s, el in icio se p ro ­ d u cía en la so le m n id a d del N ac im ie n to del Señor. E n la litu rg ia b i­ z a n tin a tien e lugar, de h echo, el 8 de se p tie m b re co n la fiesta de la N ativ id ad de M aría. En los p u eb lo s an tig u o s el añ o d ab a co m ien zo en la p rim a v era, au n q u e en alg u n o s lo h a c ía en el otoño. En todo caso, el año es un sím b o lo que en c ie rra to d a la v id a h u m a n a 13. A este ritm o anual p erte n ec ían las an tig u as T ém p o ra s de la litu r­ g ia ro m an a, que se ñ ala b an el p aso de las estacio n es. E n E sp añ a tie ­ nen lugar el d ía 5 de octu b re, en la p ro x im id a d del co m ien zo del cu rso e sco la r y de o tras activ id ad e s in te rru m p id as d u ran te el v erano.

2.

El ritm o d iario

El seg u n d o gran ritm o c ro n o ló g ico de la litu rg ia cristian a es el día: « cad a día es sa n tifica d o p o r las c e le b ra cio n e s litú rg icas del p u e­ blo de D ios, p rin cip alm e n te p o r el sa crificio eu c arístico y p o r el O fi­ cio divin o » ,4. El día se m ide según la co stu m b re ro m an a, de m e d ia­ n o ch e a m e d ian o c h e, salvo los d o m in g o s y so le m n id a d es en que la ce le b ra ció n co m ien z a en la tard e del d ía p rec ed en te, sig u ien d o la trad ició n ju d ía y d an d o lu g ar a las I vísp eras. C a d a fracció n del día se llam a h o ra , au n q u e esta p alab ra es usad a p o r la litu rg ia p ara re fe ­ rirse tan sólo a las h o ra s diurnas, d en o m in an d o vig ilia s o n o ctu rn o s a las h o ra s de la n o ch e , so b re to d o en el O fic io d iv in o (cf. SC 84; 88). 11 NUALC 17; cf. SC 102. Del año litúrgico se tratará en el cap. XV11I. 12 Esta fiesta, ligada al plenilunio de primavera, se celebra no obstante, por decisión del Concilio de Nicea (a. 325), el domingo siguiente. Esto hace que su celebración oscile entre el 22 de marzo y el 25 de abril. 13 Cf. L ó p e z M a r t i n , J . , «El año litúrgico, celebración de la vida», en T r o b a j o , A. (dir.), La fiesta cristiana (Salamanca 1992), 65-100. 14 NUALC 3.

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P.II.

La celebración del misterio

El cen tro del día lo o cu p a , en ca m b io , el sa crificio eu carístico , au n q u e su ce le b ra ció n no te n g a que h ac erse n ec esariam en te en n in ­ g ún m o m e n to esp ecial. T an sólo en m u y p o cas o ca sio n e s el M isal ind ica cu án d o d eb e te n er lugar la eu caristía: el Ju ev es S anto, la n o ­ che de P ascua, el d ía de N av id a d . E n esto s caso s se trata de p o n er de relieve el sig n ific ad o que tien e la h o ra de la ce leb ració n .

3.

El ritm o sem an al

El te rc er ritm o litú rg ico del tie m p o lo m a rc a el d o m in g o : «en el p rim e r día de ca d a sem an a, llam ad o d ía del S eñ o r o d o m in g o , la Iglesia, según u n a trad ició n ap o stó lic a q ue tien e sus o ríg en es en el m ism o d ía de la re su rre c c ió n de C risto , c e le b ra el m isterio p a s­ cual» 15. L a sem an a es un p erío d o de siete días qu e eq u iv ale a p ro x i­ m a d am e n te a la cu a rta p arte del m e s lunar. Es in d u d a b le su o rig en rela cio n a d o con las fases de la lu n a en los p ú eb lo s su m erio s e indoiranios. D e ellos la to m a ro n los h eb re o s y la rela cio n a ro n co n la creación. L a se m an a ju d ía se ap o y a en el sa b a t, el d ía de d esca n ­ so a b s o lu to c o n s a g ra d o al S e ñ o r (cf. G én 2,3 ; Ex 2 0 ,1 0 -1 1 ; D t 5,12-15). E n el cristian ism o , au n q u e al p rin cip io se sig u ió o b se rv a n d o el sábado, m uy p ro n to el « p rim e r d ía de la sem an a» se co n v irtió en el d ía festiv o p o r ex celen cia. L a sem ana, del latín h eb d ó m a d a , estab a v ig en te ta m b ié n en el m u n d o g rec o rro m an o , si b ien rela cio n a d a co n los plan etas co n o cid o s desd e el siglo m a.C . C ad a d ía llev ab a el n o m b re de uno de los p la n eta s, in c lu y en d o ta m b ié n al Sol. El día d e l S o l co in cid ía con el d o m ingo. N o o b stan te, la litu rg ia lla m a al resto de los d ías « ferias» , del latín fe r ia e — d ías festiv o s— : feria II (lu ­ n es), feria III (m artes), etc. D en tro de la sem an a la tra d ic ió n litú rg ica dio esp ecial reliev e a las ferias IV y V I, el m ié rco le s y el v ie rn e s, co m o d ías p en iten c ia les.

IV.

EL CALENDARIO LITURGICO

Se d e n o m in a ca len d a rio el sistem a q u e o rg an iz a y d istrib u y e las d iv isio n es del tiem p o de ac u erd o con un p rin cip io no só lo có sm ic o , sino ta m b ié n sig n ificativ o . El cale n d ario , sea del tip o qu e sea, su ele to m a r co m o base el año sideral, d efin id o p o r el tie m p o q u e ta rd a la T ierra en dar u n a v u elta co m p leta alre d e d o r del Sol — a ñ o so la r— : 3 56 días, 5 horas, 48 m in u to s y 46 se gundos. N o o b sta n te ex iste 15 NUALC 4. Al domingo se dedica el cap. XIX.

C.13.

El tiempo de la celebración

161

ta m b ié n el cale n d ario b asad o en los d o ce ciclo s de la L u n a, qu e dan lu g a r a los m eses, y cu y a d u rac ió n total es de 3 54 d ías, 8 h o ras y 45 se g u n d o s: año lu n a r 16. El ca len d a rio litú rg ic o es, p o r tan to , el sistem a q u e c o o rd in a los tiem p o s de la ce le b ra ció n estab lecid o s p o r la litu rg ia 17. Es u n a e s­ tru ctu ra, a to d as luces o rg an iz ativ a, al se rv ic io de la ce le b ra ció n del m isterio de C risto y de la o b ra de la re d e n ció n « en el círc u lo del año» (cf. SC 102-104) ,8. El anteced en te del cale n d ario litú rg ico es el ca le n d ario b íb lico y ju d ío y, a trav é s de éste, los a n tig u o s ca le n d a ­ rios relig io so s del P ró x im o O rien te ,9. P ero siem p re d en tro de un a g ran lib ertad (cf. G ál 4,10; C ol 2,16), al serv icio de los fines p ro p io s de la litu rg ia cristian a y co m o ex p resió n del señ o río de C risto so b re el tie m p o y la h isto ria ( c f H eb 13,8; A p 1,8.17-18; 2 2 ,1 7 .2 0 ). El c a le n d a rio c ristia n o se d e sa rro lló co n c a ra c te rís tic a s p ro p ia s, si­ g u ie n d o la ev o lu ció n del año litúrgico, au n q u e co n e ctad o a la m a triz c ó sm ic a e h istó ric o -salv ífic a de la co n c ep c ió n b íb lica d el tie m p o y de la fiesta. Es p rec isam en te esta co n ex ió n , fu n d am e n talm en te an tro p o ló g ica , la q u e p erm ite al cale n d ario litú rg ico in te g rar las c e le b ra cio n e s p ro ­ p ia s de la relig io sid a d p o p u la r ju n to al ciclo de los m isterio s del S eñ o r y a la co n m em o rac ió n de la S an tísim a V irg en y de los san to s (cf. SC 102-104) 20. El C o n cilio V atica n o II disp u so la rev isió n del añ o litú rg ico y del c a le n d ario sobre la b ase de la p rim a cía de los m isterio s d e la re d e n ­ ció n ( c f SC 107) y la su b o rd in ac ió n del S antoral ( c f SC 111). L as fiestas de los san to s co n stitu y en tam b ién u na p ro cla m ac ió n del m is ­ terio pascu al (cf. SC 104). La rev isió n del c a le n d ario es un ca p ítu lo p ro p io de la refo rm a litúrgica, n ec esario para la o rg an iz ac ió n del M isal y de la L itu rg ia de las H o r a s 21. El C a le n d a ñ u m R o m a n u m '6 La liturgia romana, como toda la sociedad occidental, sigue el calendario esta­ blecido por Julio César el año 45 a.C. — calendariojuliano— , con la reforma realizada en 1582 por el papa Gregorio XIII — calendario gregoriano—. La mayoría de las Iglesias orientales siguen todavía el primero 17 C f D e n i s - B o u l e t , N., El calendario cristiano (Andorra 1961), L ó p e z M a r t i n , J , «Calendario litúrgico», en NDL, 258-264, O l i v a r , A , «El calendario y el martiro­ logio romanos», en Ph 153(1986), 199-210. El pnmer calendario litúrgico conocido es el de Fuño Dionisio Filócalo, hacia el 354 De él se hablará en el cap XXII ,g Cf. C h a r l i e r , J.-P., Jesús en medio de su pueblo, 3 Calendario litúrgico y ritmo de vida (Bilbao 1993), M a e r t e n s , Th , Fiesta en honor de Yahvé (Madrid 1964), G o u d o e v e r , J v a n , Fétes et talendriers bibhques (París 1967); V a u x , R d e , Institu­ ciones del Antiguo Testamento (Barcelona 1985) 20 G o n z á l e z , R., «Sentido y valor de las fiestas en el ámbito de la religiosidad populan), en Nova et Vetera 16(1983), 177-202 21 Para la historia de su elaboración c f B u g n i n i , A , La riforma litúrgica (19481975) (Roma 1983), 302-322; véase también Not 195/196 (1982), 604-612

162

P.II.

La celebración del misterio

g e n e ra le , que rig e las c e le b ra c io n e s del año litú rg ico de to d a la litu r­ gia rom ana, fue p ro m u lg ad o en 1969 22. A d em á s ex isten los ca le n d a­ rios de las Ig lesias locales y d e las fam ilias relig io sas, d en o m in ad o s ca len d a rio s p a r tic u la r e s 23. 22 Aprobado por el papa Pablo VI el 14-II-1969, mediante el motu proprio Mysterii paschalis, en A AS 61 (1969), 222-226, fue promulgado el 21 -III-1969. 23 Cf. NUALC 49; Instrucción Calendaría particularia, de 24-VI-1970, en AAS 62(1979), 651-663.

C a p í t u l o X IV

EL LUGAR D E LA CELEBRACION Al construir templos debe procurarse con diligencia que sean idóneos para seguir las acciones litúrgicas y lograr la participación activa de los fieles (SC 124). BIBLIOGRAFIA F a r n é s , P., El lugar de la celebración, «Dossiers CPL» 14 (Barcelona 1982); Id., Construir y adaptar las iglesias (Barcelona 1989); G e l i n e a u 1, 169-191; Id., «Les lieux de fassem blée célébrante», en LMD 88 (1966), 64-82; G o n z á l e z M o n t e s , A. (dir.), Congreso Internacional «Arte y Fe» (Salamanca 1995); J o u n e l , P., «Lugares de celebración», en NDL, 12111229; L l a b r é s , P., «De los lugares y tiempos sagrados», en Ph 142 (1984), 331-346; L ó p e z M a r t í n 2, 295-330; M a r t i m o r t , 224-238; P l a z a o l a , J ., El arte sacro actual (BAC 250, Madrid 1965); Id., Historia y sentido del arte cristiano (BAC maior, Madrid 1996); R i g h e t t i 1, 382-586; V i s e n t i n , P. (dir.), Gli spazi della celebrazione rituale (Milano 1984); y «Cuadernos Phase» 58 y 67 (Barcelona 1995 y 1996): LMD 63 (1960); 70 (1962); 136 (1978); 193 (1993); 197 (1994); Ph 32 (1966); 111 (1979); RL 66/4 (1979); 78/1 (1991); RivPL 32/1 (1994).

El lu g a r de la ce le b ra ció n o esp ac io ce le b ra tiv o es, co m o el tie m ­ po litú rg ico e stu d ia d o en el ca p ítu lo an terio r, o tro co m p o n en te en el q u e se d esarro lla la ac ció n litúrgica. A u n q u e la litu rg ia tie n e a C risto co m o tem p lo ú n ico y v erd a d ero (cf. Jn 2 ,1 9 -2 2 ), n ec esita de un lu g ar p ara qu e se reú n a la asam b lea. E ste lu g ar es ig u a lm e n te sig n ific ativ o y su p o n e u n a in te rp re tac ió n del esp ac io de ca ra a los qu e h an de o cu p arlo El ca p ítu lo , ad e m á s de o cu p a rse de los lu g ares y de los o b je to s de la ce le b ra ció n , tra ta rá ta m b ié n alg u n as cu e stio n es g en e rale s re la ­ cio n ad a s con el arte litú rg ico y la ico n o g rafía. I.

EL ESPACIO CELEBRATIVO

Se entienden por espacio celebrativo los lugares donde se desarro­ llan las acciones litúrgicas, y tam bién su am bientación o decoración. 1 Cf. supra, n. 14 del cap.XI; y D a l m a i s , I. H., «Le reflet de sa gloire. Architecture et iconographie chrétiennes», en LMD 114 (1973), 68-84; VV.AA., Espace sacré et architecture moderne (París 1971); V a r a l d o , G., La chiesa casa del Popolo di D io. Liturgia e architettura (Torino-Leumann 1974); Z u n z u n e g u i , J. M., La Iglesia casa del Pueblo de Dios. Liturgia y arquitectura (San Sebastián 1979).

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La celebración del misterio

E l e s p a c io s a g r a d o

T oda reu n ió n req u ie re un m a rc o sig n ific ativ o E ste h ec h o h u m a ­ no se verifica tam bién en el ám b ito relig io so L a a rq u ite c tu ra y el arte han tratad o tam b ién de e x p re sa r y tra d u c ir en su s ele m e n to s y form as la ex p erien cia del h o m b re en los co n fin es del m isterio A sí ha nacido la idea del lugar y de los objetos sagrad o s 2 El esp acio no es h o m o g é n eo p a ra el h o m b re relig io so , p o rq u e ex isten zonas en las que se h a p ro d u c id o o se p ro d u ce u n a h ie ro fa n ía (E x 3,5) El um b ral que sep ara el esp ac io sa g rad o es, a la v ez, fro n ­ te ra y acceso entre dos m u n d o s qu e se op o n en y, no o b stan te, se co m u n ican en tre sí El tipo de lu g a r no im p o rta En to d o caso se m an ifiesta com o «lu g ar terrib le, c a sa de D ios y p u erta del cielo » ( c f G én 28,17), o bien co m o ce n tro del m u n d o y p u n to de e n c u e n tro en tre las d iv ersas zo n as có sm ic as El ritu al ex p re sa u n as v ec es el rec o n o cim ien to y la d elim itac ió n de la sa c ra lid a d del lu g ar, y o tras veces la co n stitu y e o con fiere

2

El tem p lo en la B iblia

La B iblia refleja co n cep cio n es sem ejan tes 3 A n tes de la c o n s­ tru cció n del tem p lo , los h eb reo s in v o c ab a n el n o m b re del S eñ o r en d iv erso s lug ares en los que se h a b ía rev e lad o la p re se n c ia d iv in a D io s se m an ifestó a A b rahan y aseg u ró su asiste n c ia a M o isés y a su pu eb lo para siem p re ( c f E x 3 ,1 3 -1 5 , 3 3,16) S ig n o y te stim o n io de esta c e rc a n ía fue el s a n tu a rio p o rtá til del d e sie rto ( c f Ex 2 5 ,8 9 40ss), lugar de cita con el S eñ o r ( c f N u m 1,1), h asta q u e el lu g a r se fijo en Je ru sa le n ( c f 2 S am 6 ,1 2 -1 9 ) A llí q u iso D av id le v a n ta r un tem plo al S eñor ( c f 7,1-17), o b ra q u e realizó su h ijo S alo m ó n ( c f 1 R e 8,1 ss) El tem plo se co n v irtió en el centro relig io so , e s p e c ia lm e n te d e s ­ p u és de la refo rm a de Jo sías ( c f 2 R e 2 3 ,4 -2 7 ) P ero los p ro fe tas d en u n c ia b an el carácter superficial del cu lto y h asta las p rá c tic a s id o látricas ( c f Is 1,11-17, e t c ), h asta el p u n to d e qu e la g lo ria del S eñor ab an d o n ó el tem p lo ( c f E z 10,4 18) D esp u és d el e x ilio los 2 C f B o u y e r , L , El rito y el hombre (Barcelona 1967, 149-183), E i i a d e , M , Lo sagrado y lo profano (Madrid 1967), 26 69, I d , Tratado de historia de las religiones (Madrid 1981), 370-388, L e e u w , G v a n d e r , Fenomenología de la religión (M éxico D F 1964), 378-388, W i d e n g r e n , G , Fenomenología de la religión (Madrid 1976), 301-329 3 C f C o n g a r , Y M -J , El misterio del templo (Barcelona 1964), D a n i e l o u , J , Le signe du temple (París 1942), H a n i , J , El simbolismo del templo cristiano (Barcelona 1983), R o d r í g u e z , A , «El templo», en Nova et Vetera 37 (1994), 21-52, VV AA , II tempio (Roma 1968), etc

C 14

El lugar de la celebración

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p ro fe ta s h a b ía n an u n c ia d o y a un n u ev o m o d o d e p re se n c ia d iv in a ( c f Je r 3 1 ,3 1 -3 2 , E z 3 6 ,2 6 -2 7 ) L a p ro m e sa se cu m p lió en la e n c a m a c ió n del E m m a n u e l ( c f M t 1 ,21-23, Jn 1,14) P o r o tra parte, la ac titu d de Je sú s an te el tem p lo fue no solo de p ro fu n d o resp e to ( c f M t 2 1 ,1 3 ), sino ta m b ié n de crí­ tica an te las co n d u c ta s que lo p ro fa n ab a n ( c f M t 2 1 ,1 2 , Jn 2 ,1 4 -1 5 ) El v aticin o su ru in a ( c f M t 2 4 ,1 -2 ), p ero an u n c ió ta m b ié n el tem p lo n u ev o ree d ifica d o en la re su rre cc ió n ( c f Jn 2 ,1 8 -2 2 ) L o s d iscíp u lo s d e Jesú s, au n q u e al p rin cip io ac u d ían al te m p lo ( c f H ech 2 ,4 6 , 3,1), eran co n scie n tes del final del te m p lo m a terial ( c f 7 ,4 4 -4 9 ) y de q u e ello s eran las p ie d ra s viv as del te m p lo esp iritu al ( c f 1 C o r 3 ,1 6 -1 7 , 2 C o r 6,16, 1 Pe 2,4 -5 , etc ) El cu lto n u e v o ( c f Jn 4 ,2 3 ) tien e co m o m o d e lo la litu rg ia ce le ste ( c f H eb 9 ,1 1 -1 4 , A p 2 1 ,2 2 )

3

E l esp a c io litú rg ico

L o s cristian o s tien en lu g ares d estin a d o s a la ce le b ra ció n Se trata de un h ec h o sim ila r a lo que o c u m o co n o tras in stitu c io n es litú rg icas de la A n tig u a A lian za, co m o el sa ce rd o c io y el sa crificio , qu e e x p e­ rim e n taro n u n a tra n sfo rm ac ió n en el cristian ism o En este sen tid o es a ltam en te sig n ific ativ o que el ed ificio p ara la ce le b ra ció n no se llam e te m p lo , sin o iglesia (ekklesia ), el m ism o n o m b re q u e d e sig n a en el N u ev o T estam e n to a las c o m u n id ad e s lo­ cales de los fieles ( c f H ech 13,1, R om 16,5, etc ) El esp ac io litú rg i­ co, sin p e rd e r su c a rácter sig n ific ativ o , se v alo ra p o r su d estin o esta­ b le p a ra las ce le b ra cio n e s litú rg icas

II

EL LUGAR DE LA CELEBRACION EN LA HISTORIA

L o s lu g a re s d estin a d o s a la litu rg ia sig n ific an ta m b ié n la p artici­ p ac ió n del cristian ism o en el le n g u aje y en las fo rm as d e e x p re sió n artístic a de los p u eb lo s y cu ltu ras d o n d e se ha en c am ad o 4

4 Cf

G , Arte e liturgia dalle origini al Vaticano II (Milano 1982), D , «Luz y color en la arquitectura basilical paleocnstiana», en CiTom 99 (1972), 367-400, N o r m a n , E , Iglesias y catedrales Historia de las iglesias cristianas desde sus prim eros tiempos hasta nuestros días (Madrid 1990), Q u a c q u a r e l l i , A , II luogo di culto e il hnguaggio simbólico nei primi due secoh cristiani en Saggipatris tici (Barí 1971), 453-483, Z e v i , B , Saber ver la arquitectura Ensayo sobre la inter­ pretación espacial de la arquitectura (Barcelona 1979), etc It u r g a iz ,

C attaneo,

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La celebración del misterio

C o n f ig u r a c ió n g e n e ra l

L a ig lesia co m o ed ificio d estin a d o a la litu rg ia es el resu ltad o de u n a trip le h ere n cia la h ere n cia ju d ía , la h e re n c ia h e le n istic o -ro m a n a y la h ere n cia b iz an tin a La h eren cia ju d ía se co n d e n sa fu n d a m e n ta lm e n te en la « sa la a l­ ta» de las casas, p ie z a «gran d e, p ro v ista de m e sas y d iv a n es» y lu g ar de h o n o r d o n d e se d esarro llab a la litu rg ia d o m é stic a, esp ec ialm en te la cen a p ascu a l ( c f M e 14,15, L e 2 2 ,1 2 , H ech 1,13) El p ap el asig ­ nad o a la P alab ra de D ios, al ca n to de los salm o s y a las p le g arias h ab ía dad o lu g a r a esp ac io s no m u y g ran d e s pero su ficien te s p ara u n a asam b lea ín tim a y n u m e ro sa a la v ez ( c f H ech 2 ,4 6 , 5,42) L a h eren c ia h elen ístico -ro m a n a tie n e su m á x im o e x p o n e n te en la b asílica, ed ificio civil d o ta d o de u n a am p lia lo n ja ap ta p ara la co n v iv en c ia social, los trato s m e rc an tiles o el p as eo El cristian ism o to m ó este m o d e lo arq u itectó n ico d esp u és de la p az d e C o n stan tin o , añ a d ién d o le un atrio p o rtic ad o a la en tra d a El co n ju n to rec u erd a la estru c tu ra de la casa ro m an a L a h eren c ia b iza n tin a se p ro d u ce a p a rtir de la ig le sia de tip o basílica!, co n gran d es cú p u las co m o im ag en de la b ó v ed a celeste. B ajo ellas la litu rg ia de la tierra, im itan d o el ce rem o n ia l de la co rte im perial, ev o c a la litu rg ia del cielo ( c f A p 4 ,1 -5 , 14, etc ) L a arq u i­ te ctu ra ad o p tó un c a rácter m ás sim b ó lico y te o ló g ic o , p ara in tro d u c ir a los fieles en el m undo e s p in tu a l5

2

A p o rta cio n es p osterio res

L as ig lesias p o ste rio re s a los sig lo s v y vi p e rm a n e c ie ro n fieles a la b asílic a ro m a n a y b iz an tin a L a nave, ú nica o cen tral, h a sido siem pre el elem e n to m as ca racterístico de la ig lesia co m o lu g ar de la asam b lea, que se o rien ta h ac ia el sa n tu ario p resid id o p o r el altar y, desd e el siglo xm , p o r el ta b ern ác u lo L a m ajestad y la seren id ad del a rte rom ánico , ex p re sió n de la d iv in a m iserico rd ia que se d erram a sobre el h o m b re 6, d iero n p aso al atre v im ie n to y a la esb eltez del g o tic o El te m p lo g an ó en luz, co m o si q u isiera elim in a r la se p arac ió n entre el esp acio in te rio r y el ex te­ rio r L as v id rie ra s h isto riad as, las b ó v ed a s co n sus n erv ad u ras, las 5 C f A n d r o n i k o f , C , El sentido de la liturgia La relación entre Dios y el hombre (Valencia 1992), 75-85 y 163-185, D u p o n t , V L , «Le dynamisme de l ’action liturgi que Une etude de la “Mystagogie” de saint Máxime le Confesseur», en RevSR 65 (1991)361 387, espec 367-371 6 C f A n d r e o , E , «El arte sacro-romanico un espacio para el Misterio», en La Nueva Europa 6 (1993), 52 60

C 14

El lugar de la celebración

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altas co lu m n as, co n v ierten el m e n saje sim b ó lic o de la ép o c a an terio r en u n a d ia léc tic a de lín e as d in á m ic as y te n sas, en an títe sis co n la esca la h u m an a, y p ro d u ce n en el q ue m ira u n a se n sació n d e d e seq u i­ lib rio y de lu ch a L a asam b lea, d isp e rsa p o r las cap illas, asiste a u n a litu rg ia o ficiad a p o r un clero estru c tu rad o en un a co m p lic ad a esca la d e d ig n id a d es y o ficio s D e sp u é s d el C oncilio d e Trento, el arte barro co co n v irtió las ig lesias y los reta b lo s en u na ex a lta ció n de la fe ca tó lica L a ex u b e­ ran c ia de form as, el co n tra ste de co lo res, la m ú sica y las ce rem o n ia s p ro v o ca b an la em o ció n relig io sa L a litu rg ia im p re sio n ab a al p u eb lo , p ero su b sistía la falta de u n id a d del esp ac io ce le b ra tiv o , q u e se llen o de im ág en es de los santos E l m o vim ie n to h tu ig ic o im p u lso un tím id o a c erca m ie n to en tre el arte m o d e rn o y la litu r g ia 7 El C o n cilio V atican o II, en el cap ítu lo V II de la C o n stitu c ió n sobre la sag rad a liturgia, h izo su y o este in te­ rés, re c o n o cie n d o la d ig n id a d del arte de to d a s las ép o cas, la lib ertad de estilo s d entro de la ap titu d p ara la ce le b ra ció n , e in sistie n d o en la n e c esid ad de facilitar la fo rm ació n integral de los artistas ( c f SC 1 2 2 -1 3 0 )8

III

EL ARTE, AL SERVICIO DE LA LITURGIA

C o n las d e n o m in ac io n e s de a rte re lig io so y a rte sa c ro h a o c u rri­ do lo m ism o que con la m ú sica p ara el cu lto c r is tia n o 9 La Ig lesia no se id e n tifica con n in g ú n estilo artístico , sino q ue se m u e stra ab ierta a a c ep tar to d a s las form as de ex p re sió n estética ( c f SC 123) D e an tem a n o no ex iste un arte « sa g rad o » , sino q ue ex iste n o b ras de arte qu e están de ac u erd o con la fe y que se co n sid eran ap tas p ara el cu lto litú rg ico ( c f SC 122) E n este sentido, lo que an tes se e n ten d ía p o r ai te sacio, d ecir, el arte cu y a d eterm in a ció n se p ro d u c ía a p artir de las n o rm as can ó n ic as y litúrgicas, h oy p u ed e llam arse a rte litú r­ g ic o o a rte a l se rvic io d e la liturgia 10 7 Pío XII, en la encíclica Mediator Dei (año 1947), invito a ello, en G u e r r e r o 1, 239-241 H Veanse el mensaje del Concilio Vaticano II a los art'stas y los discursos de Pablo VI, en P l a t f r o , R P l r e z d e i R i o , J A (ed ), Arte sacro Orientaciones y normas (Oviedo 1986), 17 41 y O n a t i b i a , I , «Relaciones con los institutos de arte sacro», en Not 270/271 (1989), 160-168 9 Vease el apartado 2 del capitulo IX 10 C f C h e n is , C , Fondamenti teonci dell arte sacra Magistero post-concihare (Roma 1991), y B a l t h a s a r , H U v o n , «Revelación y belleza», en Ensavos teológicos 1 (Madrid 1964), 127-166, E v d o k i m o v , P , Teología de la belleza El arte del Icono (Madrid 1991), G a t t i , V , «Arte», en NDL, 156-165, H e r w e g e n , I , Iglesia arte misterio (Madrid 1960) R o u e t , A A lt et liturgie (París 1992), y Conc 152 (1980), LMD 159 (1984), Ph 119(1980), 143(1984)

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P.II.

La celebración del misterio

E ste arte tien e do s ca ra c te rístic a s fu n d am en tales, la estética o b o n d ad artístic a y la id o n e id ad o fu n cio n a lid a d litúrgica. 1.

E stética

L as obras v erd a d eram e n te artístic a s fac ilita n al h o m b re el acceso a los niv eles m ás p ro fu n d o s del m isterio . « P o r ello , la san ta M ad re Iglesia ha sido siem p re am ig a de las b ellas artes, h a b u sc ad o c o n s­ ta n tem en te su n o b le m in iste rio e in stru y ó a lo s artistas, so b re to d o , p ara que las cosas d estin a d as al cu lto sag rad o fu eran rea lm en te d ig ­ n as, eleg an tes y b ellas» (SC 122). La intención de la Ig lesia es fa c ilita r el e n c u en tro d el h o m b re con D ios d en tro de un ám b ito de d ig n id a d y b elleza, co m o ex p re sió n de la infin ita h erm o su ra de D io s y sig n o de las re a lid ad e s q u e se ce le­ b ran en la liturgia. P or esto el arte cristian o en g en e ral y el arte litúrgico en co n creto h an b u sc a d o siem p re el eq u ilib rio en tre el m is­ terio y la form a, o en tre la v erd ad y la b elleza, de tal m a n era que la fo rm a esté siem pre al se rv ic io del m isterio ce le b ra d o y la b e lle z a se co n v ierta en el ro stro visible de la v erd ad n . M ás aún, si se tien e en c u e n ta el m isterio d e C risto , ico n o d el D ios in visible (cf. C ol 1,15, etc.), se en c u en tra n n u ev o s m o tiv o s p ara d ar al arte toda la im p o rta n cia q ue tien e en la litu rg ia. E n el ro stro h u m an o de Jesús rev e rb e ra b a la g lo ria de D io s (cf. 2 C o r 4 ,4 -6 ; H eb 1,3), co m o señal de que la e n c a m a c ió n h a alca n za d o a la m a teria , tran sfo rm án d o la y lle n án d o la de la en e rg ía del E sp íritu , ca p az de lle g ar a todo h o m b re (cf. E f 4 ,2 4 ) y a to d a re a lid a d c re ad a (cf. Sab 1,7; R om 8,19-22). En este se n tid o , el arte au tén tico sig n ifica la tran sfig u ració n de la creación. 2.

Id on eid ad

B ajo esta ex p resió n se en tien d e la c o m p e te n c ia de los lu g ares de la celeb ració n y de to d o s los o b je to s que en tra n en él, p ara se rv ir a los fines de la liturgia. L os d o cu m en to s de la re fo rm a litú rg ica se ñ a­ lan algunas fu nciones del esp ac io ce leb rativ o ,2: a) D esde el p unto de v ista de la co m u n ic a ció n en el in terio r de la asam b lea que celebra, la arq u itectu ra d eb e h a c e r p o sib le la c o n sti­ 11 Cf. G u a r d i n i , R., «La severa majestad de la liturgia», en El espíritu de la liturgia (Barcelona 1962), 159-180. 12 Por ejemplo, OGMR cap.V; y los praenotanda del Ritual de la dedicación de la iglesia y del altar (Coeditores Litúrgicos 1979) (= RDIA); el Código de Derecho Canónico de 1984 (= CDC), y el Ceremonial de los Obispos (trad. del CELAM, 1991) (= CE). También I g u a c e n , D., La Iglesia y su patrimonio cultural (Madrid 1984); Secretariado N. de Liturgia, Am bientacióny arte en el lugar de la celebración (Madrid 1987).

C. 14.

E l lugar de la celebración

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tu c ió n de la asam b lea, la p a rtic ip a c ió n a c tiv a , la p e rc e p c ió n clara d e la P ala b ra p ro c la m a d a o can tad a, la v isib ilid a d de los g esto s y d e los rito s, la ce rcan ía de la p resid e n cia litú rg ica y la m o d e ra ció n y an im a­ ció n de la asa m b le a y el ejercic io d iferen c ia d o de los m in iste rio s y o ficio s litúrgicos. b) D esde el p u n to de vista de la rela ció n co n D io s, los lu g ares litú rg ico s d eb en te n e r estas cu alid ad es: v alid ez p ara co n ju g a r la ac­ ció n y la co n tem p lac ió n ; ex p re siv id a d sim b ó lic a y referen c ia a lo trasc en d e n te ; sen cillez, n o b le z a y v erd a d en los m ateria les, en la d e­ co ra ció n y en la am b ien tació n . c) D esde el pu n to de v ista de la d istrib u ció n del esp acio , se d eb e n te n e r en cu e n ta la o rd en a ció n m u tu a de los d istin to s lu g ares en el in te rio r de la iglesia; la je ra rq u iz a c ió n de las im á g en e s de C ris­ to, de la S an tísim a V irg en y de los santos; la d isp o sició n a rm o n io sa de la cruz, los ca n d elab ro s, las flores y los d em ás o b jeto s qu e se n ec esitan . Es im p o rtan te ta m b ié n cu id a r el trán sito de la calle a la ig lesia, la e x iste n cia de zo n a s in te rm ed ia s de en c u en tro y d e silen cio (atrio , p ó rtico , clau stro , ja rd ín , etc.), y el asp ec to e x te rio r de la ig le sia en el co n ju n to u rb an o o rural. El ed ificio ec le sial es ta m b ié n un sig n o de tra sc e n d e n c ia y u n a c o n fe sió n de la fe cristian a , al estar rem a tad o p o r la cruz.

IV.

LOS LUGARES DE LA CELEBRACION

E n los libros litú rg ico s se en c u en tra n las referen c ias al sig n ific a ­ do y al uso de los p rin cip ale s lu g ares d estin a d o s a la litu rg ia: L a iglesia es «el ed ificio en el que se reú n e la c o m u n id ad c ristia ­ n a p a ra esc u c h a r la P ala b ra de D ios, p a ra o rar u n id a , p a ra re c ib ir los sa cram e n to s y c e le b ra r la eu c aristía» , « sig n o p e c u lia r d e la Ig lesia q u e p ereg rin a en la tie rra e im ag en de la Iglesia celestial» 13. E n tre to d a s las ig lesias so b resa le la c a te d r a l ce n tro de la v id a litú rg ica de la d ió c esis 14. L a n a ve es el lu g ar rese rv a d o a los fíeles p ara q u e p u ed a n p a rti­ cip ar ad ecu ad am en te en la celeb ració n 15. A d em á s ex iste el lu g a r de los can to res y de los m ú sico s ,6. n RDIA p. 24; cf. OGMR 253-257; CDC c. 1214-1234. Cf. D u v a l , N., «Edificio de culto», en DPAC 1, 664-682; G a i l l a r d , J., «Domus Dei», en DSp 3 (1957), 1551-1567, etc. 14 CE 42-44; SC 41; LG 26; cf. supra, n.9 del cap. VIII. 15 OGMR 273. 16 OGMR 274-275.

P.II.

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La celebración del misterio

D entro de la iglesia, el p re sb ite rio es u na z o n a d ife re n c ia d a re s­ p ecto de la nave, cap az p ara el d esarro llo de los rito s 17. E n él se e n c u en tra el altar. El a lta r cristian o «es, p o r su m ism a n atu ra lez a, la m e sa p e c u lia r del sa crificio y del co n v ite pascu al: es el ara en la cu al el sa crificio de la cru z se p e rp e tú a sa cram e n ta lm en te» , un sig n o del m ism o C risto ,8. El altar es ta m b ié n « h o n o r de los m ártires» . P o r esto se m a n tie n e la co stu m b re de co lo ca r sus reliq u ias d eb ajo de los altares; el a ltar ha de ser único y fijo 19. « L a d ig n id a d de la P ala b ra de D ios ex ig e que en la ig le sia h a y a un sitio rese rv a d o p ara su an u n cio ... C o n v ien e q u e en g en e ral este sitio sea un am b ó n estable, no un m u eb le portátil» 20. L a cá ted ra es « sig n o del m a g iste rio y de la p o te sta d del p a sto r de la Ig lesia p a r­ tic u la r » 21. L a se d e « d eb e sig n ific ar el o ficio de p resid e n te de la asam b lea y d irec to r de la o r a c ió n » 22. El T a b ernáculo p ara la re se rv a de la S an tísim a E u ca ristía debe ser único, sólido, etc., a p o d er ser en u n a ca p illa ad e c u a d a p a ra la o ración 23. El b a p tisterio es el lu g ar destinado a la ce le b ra ció n del b au tism o y en el q ue se en c u en tra la fuente b a u tis m a l24. L a se d e p e n ite n c ia l q u e p u ed e estar c o lo ca d a en u n a z o n a d e term in a d a, fac i­ lita la ce le b ra ció n del sa cram e n to de la P e n ite n c ia co n co n fe sió n y ab solución in d iv id u a l25.

V.

INSIGNIAS, VESTIDOS Y OBJETOS LITURGICOS

L as in sig n ias y los v estid o s de los m in istro s c o n trib u y e n ta m b ié n a la am b ien tac ió n del esp acio celeb rativ o . Su ap a rició n fue p ro g re si­ v a desd e los p rim e ro s siglos, h asta a lca n za r en el sig lo XII las fo rm as y los co lo res actuales 26. 17 OGMR 258. 18 RDIA p. 7 6 ; c f . OGMR 2 5 9 - 2 6 5 . Véanse I ñ i g u e z , H., El altar cristiano de los orígenes a Carlomagno (ss II-IX) (Pamplona ¡978), etc 19 RDIA p. 77, OGMR 266, CDC c.1235-1239. 20 OGMR 272; cf. OLM, 32-34; CE 51. Véase L e g a r d i e n , L , «Importance de l’ambon dans la liturgie postconcihaire»; en QL 64 (1983), 49-55, etc 21 CE 42 y 47; cf. A r n a u , R., «La cátedra, signo de la plenitud episcopal», en Anales Valent 33 (1991), 17-48; S a x e r , V , «Cátedra», en DPAC 1, 386-387. 22 OGMR 271 Cf. F a r n e s , P., «Sobre el buen uso del altar, de la sede y del ambón», en OrH 12 (1981), 35-39. 23 OGMR 276-277, CDC 938, cf. F a r n e s , P., «El lugar de la Reserva eucarística», en OrH 15 (1984), 41-48 y 217-222, V a r a l d o , G., «Capella e tabemacolo per l ’adorazione e la custodia», en RL 67 (1980), 68-79. 24 RBN, n.40; CE 52. C f F a r n e s , P., «El baptisterio», en OrH 15 (1984), 272-278, 16 (1985), 37-42, 123-129 y 198-204; H e r r e r o , L., «La fuente bautismal», en Nova et Vetera 36(1993), 165-194, etc 25 Ritual de la Penitencia (Coeditores Litúrgicos 1975), n.12; CDC c.964, etc. 26 OGMR 297-310, CE 56-67; cf. A l d a z a b a l , J., «Pedagogía del vestido» y «Los

C. 14.

El lugar de la celebración

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E n tre los o b je to s litú rg ico s, m e re ce n un h o n o r esp ecial aq u ello s v aso s d e stin a d o s a c o n te n e r los d o n es eu carístico s, o sea, la p aten a, el co p ó n , el cáliz y la c u s to d ia 27. L a litu rg ia actu al m an tien e la c o ­ lo cació n de la cru z y de los ca n d e le ro s en to m o al altar (cf. A p 1,12). P o r re v e re n c ia a la ce le b ra ció n de la e u c aristía se ex tien d e so b re el altar al m e n o s un m antel. A d em á s se u sa n los co rp o rales, la p alia y o tro s p a ñ o s p ara c u b rir los v aso s sa g ra d o s y p a ra p u rifica rlo s 28. A u n q u e n o son o b je to s litú rg ico s sino ele m e n to s d ec o rativ o s, las flo ­ res ju n to al altar d ese m p e ñ a n u n p ap e l sig n ific ativ o de lo s tie m p o s litú rg ico s y de la so le m n id a d 29. E ntre los o b jeto s de m a y o r v o lu m en y trad ició n litú rg ica se e n ­ cu en tran el ó rg an o (cf. SC 120) 30 y las ca m p a n as 31.

VI.

LAS IMAGENES

L as im á g en e s n o so la m e n te son o b je to s litú rg ico s v in c u lad o s al lu g a r de la ce le b ra ció n , sin o q u e a lg u n as están in te g rad as en la m is­ m a a c ció n litú rg ica, co m o o cu rre so b re to d o con la cru z en la litu rg ia ro m an a, o con los ic o n o s en alg u n as litu rg ias o r ie n ta le s 32. L a ex p o sició n de las im á g en e s a la v en e ració n de los fieles (cf. SC 125) se ap o y a en la d o ctrin a del C on cilio II de N ice a (a. 787) 33, q u e esta b le c e la d istin ció n en tre p ro sk y n e in — v e n e ra r— y la treu ein — ad o ra r— , co m o c o n se c u e n c ia de la fe en el m isterio de la en carcolores», en Gestos y símbolos («Dossiers del CPL» 40, Barcelona 1989), 34-41 y 49-54, P a s t o r e a u , M , «Ordo colorum Notes sur la naissance des coleurs hturgiques», en LMD 176 (1989), 54-66, S a l m ó n , P , Etude sur les insignes du Pontífice dans le Rite Romain (Roma í 955), etc 27 OGMR 289-296, cf. B u s q u e t , P , «El arte y los objetos sagrados»,en Ph 82 (1974), 373-380, C o c c h i n i , F., «Cáliz», en DPAC 1, 350, etc. 28 C f OGMR 80, 268-270; 287-288; 311-312, CE 125. 29 Cf. CE 48, 236, 252, 299, 824, 873 b, 929, 931 a, 1104, etc 30 C f B e y r o n , G , «L’orgue en perspective histonque», en LMD 193(1993), 141-166, etc. 31 C f L e c l e r c q , H , «Cloche, clochette», en DACL 3 (1914), 1954-1977. ,2 C f D e m e t r i o I, «Teología y espiritualidad del Icono», en Ph 168 (1988), 527541, y D o n a d e o , M., El icono, imagen de lo invisible (Madrid 1989), G i r a u d , M. F., Aproximaciones a los iconos (Madrid 1990), O u s p e n s k y , L , Théologie de l ’icóne dans l ’Eghse Ortodoxe (Pans 1980); Q u e n o t , M., El icono, ventana al absoluto (Bilbao 1990), T o r r a C ü i x a r t , L M., « L o s iconos, ventana a la eternidad», en Nova et Vetera 35 (1993), 23-59 (Bibl.); y Vita Monástica 179 (1989), etc. 33 Cf. B o e s p f l u n g , F . - L o s s k y , N., Nicée 11 787-1987 Douze siécles d'images rehgieuses (Pans 1987), F r a n q u e s a , A , «El Concilio II de Nicea y el icono», en Ph 143 (1984), 417-435; C r o u z e l , H , «Les raisons théologiques du cuite des images selon Saint Jean Damascéne», en Not 250 (1987), 285-308; D i s t a n t e , D. (dir ), La legitimitá del culto delle Icone (Barí 1988); L ó p e z M a r t í n , J., «La veneración de las imágenes en la Iglesia Católica», en Past Ecuménica 1 (1990), 30-48, P e r i , V., «Roma e la cnsi delFiconoclastia», en Not 255 (1987), 1042-1097, etc

172

P.II.

La celebración del misterio

n ación. L a re p re se n ta c ió n de C risto en fo rm a h u m a n a es el re c o n o ­ cim iento de qu e el V erb o de D io s se ha e n c a m a d o rea lm en te y no en apariencia. E n O cc id en te se elab o ró ta m b ié n u n a reflex ió n te o ló g ic a sobre las im ágenes. P ara san to T o m á s, el cu lto a las im á g en e s de C risto , com o el re n d id o a su h u m a n id ad , es un cu lto de « la tría rela­ tiva»; el culto a la V irg en y a los S antos, en sí m ism o s o en sus im ágenes, y a las reliq u ias, es un cu lto de « d u lía» o v en e ració n y redunda siem pre en el S e ñ o r 34. E sta d o ctrin a fue asu m id a p o r los C oncilios de T rento y V atican o I I 35. P o r o tra parte, no se d eb e o lv i­ d ar la im p o rta n cia que las im á g en e s tie n en en el co n tex to de la p ie ­ dad p o p u la r 36. Se suele d istin g u ir en tre im a g en d e cu lto e im a g en d e devo ció n . L a im agen d e cu lto es la im a g en rela cio n a d a co n el m isterio , es la im agen esen c ial, objetiv a, presen cial. L a im a g en de d evoción, en cam bio, es m ás su b jetiv a, n arrativ a y realista, m á s sen tim e n tal-a fe ctiva, ad a p ta d a al g u sto de la ép o ca, su sc ep tib le de m u ltip lic arse au n d entro de un m ism o espacio de culto 37. E x p re sió n de la d o ctrin a y de la p rác tica es el R ito d e la b en d ició n d e las im á g en e s q u e se exponen a la p ú b lic a ve n era ció n d e los fie le s que se en c u e n tra en el B e n d ic io n a l38.

34 Cf. STh. III, 25, a.2, 3, 5 y 6. 35 Cf. DS 1821-1825; LG 50; 66-67. Véase también Cat 1159-1162 y 1192. 36 Cf. L l a m a s , E . , «Santa Teresa de Jesús y la religiosidad popular», e n RevEsp 4 0 (1981),215-252. 37 G u a r d i n i , K.f La esencia de la obra de arte (Madrid 1960). 38 Promulgado el 3 1-V-1984: Bendicional (Coeditores litúrgicos 1986), cap.33. De este ritual se hablará más adelante.

PARTE TERCERA

LOS SIGNOS DEL MISTERIO

C a pít u l o X V

LA E U C A R I S T I A La Iglesia procura con sumo cuidado que los fieles no asistan a este misterio de fe como espectadores mudos o extraños, sino que, comprendiéndolo bien, mediante ri­ tos y oraciones, participen consciente, piadosa y activa­ mente en la acción sagrada (SC 48). BIBLIOGRAFIA A l d a z á b a l , J., «La celebración de la Eucaristía», en B o r o b i o 2, 251301 y 381-436; C a b i é , R., «La Eucaristía», en M a r t i m o r t , 305-558; C u v a , A., «Fate questo in memoria di me». Vivere la Messa (Roma 1980); H e r m a n s , J., La celebrazione delFEucaristía (Leumann-Torino 1979); G h l i n e a u 2, 123-235; J o u n e l , P., La Misa de ayer a hoy (Barcelona 1988); J u n g m a n n , J. A., El sacrificio de la Misa (BAC 68, Madrid 1963); M a r s i l i , S. et AA.AA., Eucaristía. Teología e storia della celebrazione, en Anamne­ sis 3/2 (Casale M. 1983); M e y e r , H. B., Eucharistie. Geschichte, Theologie, pastorale («Gottesdienst der Kirche» 4 , Regensburg 1989); R i g h e t t i 2, 1-620; V e l a d o , B., Vivamos la santa Misa (BAC pop. 75, Madrid 1986).

Se in icia en este ca p ítu lo el estu d io de los sig n o s d e l m isterio, es d ecir, el sacrificio eu c arístico , los sacram e n to s y los sa cram en tales, « en to m o a los cu ales g ira to d a la v id a litú rg ica» (S C 6). La ex p o si­ ción se lim ita a los asp ec to s estricta m e n te litú rg ico s, p ara no in v ad ir los estu d io s de los resta n te s m a n u ale s de la c o lec ció n d ed icad o s a esta tem ática. Se c o m ien z a p o r la E u caristía, « fu en te y cim a de to d a la v id a cristian a» (L G 11; cf. SC 10; PO 5), a ca u sa de su estre ch ísim a v in c u lació n con el m isterio p ascu a l de Jesu cristo (cf. SC 47). I.

DE LA «CENA DEL SEÑOR» A LA «EUCARISTIA» (SS. l-III)

L a cele b ra ció n e u c arística de la Ig lesia se rem ite al acto in stitu ­ cio n al de la E u ca ristía en la ú ltim a C e n a de Jesús, « la n o ch e en que fue en treg ad o » (1 C o r 11,23).

176

I.

P.IIL

Los signos del misterio

T e stim o n io s d el N u e v o T esta m e n to

La fo rm a p rim itiv a de la c e le b ra ció n eu c arística co n stitu y e to d a ­ v ía un a cu e stió n no resu elta, a p esar de los n u m e ro so s estu d io s qu e se le han d ed ica d o 1. El p ro b lem a rad ica no sólo en la falta de fu en ­ tes, sino ta m b ié n en la m e to d o lo g ía que se ha v en id o em p lean d o . E x egetas e h isto ria d o re s de la litu rg ia estu d ia n los m ism o s te x to s, p ero no se atre v en a reb a sar los lím ites de su p ro p ia esp ecialid ad . N o o b stan te, es p rec iso in te n ta r re h a c e r el cu ad ro de la ce le b ra ció n p ri­ m itiv a con las c o n c lu sio n es qu e p are cen m ás fiables. D el co n ju n to de los dato s del N .T . em erg e ciertam en te la e x is­ ten cia, en la c o m u n id ad p rim itiv a, de un rito lla m a d o cen a d e l S e ñ o r (cf. 1 C o r 11,20) y fr a c c ió n d e l p a n (cf. L e 24,30 .3 5 ; H ech 2 ,4 2 .4 6 ; e tc é te r a ) 2. E ste rito se rea liza al c a er la tard e (cf. 1 C o r 11,23) en el cu rso de u n a c e n a o al final de ella, a c o m p a ñ ad o de u n a p le g a ria de ac ció n de g rac ias (cf. 1 C o r 11,24; y par.). El rito ap a rece co m o alg o esp ecífico de los cristian o s (cf. H ech 2,46). L a ce le b ració n , p o r o tra p arte, se rem ite ai m a n d ato ex p lícito de Jesú s (cf. Le 2 2 ,1 9 , 1 C o r II,2 4 -2 5 ), al q ue san P ablo añ a d e un co m en ta rio (cf. 1 C o r 11,26). D el m ism o co n ju n to se d ed u c e ta m b ié n la ex iste n cia de u n a e s­ tru ctu ra e stereo tip ad a , a rtic u la d a p o r la su c esió n de cu a tro v erb o s que ind ican la acció n del que p reside: to m a r (el p an y el cá liz lleno de v ino), b e n d e c ir-d a r g ra c ia s (con la p le g aria de b en d ició n ), p a r tir (el pan) y d a r (el p an y el cáliz). O tro s v erb o s se refieren a los p articip an tes: com er, b e b e r y h a c e r en m em o ria de Jesús. T o d o el rito sig n ific a a n u n cia r la m u e rte d el S e ñ o r hasta q u e vuelva, co m o alcan ce de la ac ció n m em o rial. Sin em barg o , no es p o sib le sa b er sí el rito co m p re n d ía ta m b ié n u n a « n arrac ió n » o lectu ra de las E scritu ­ ras, au n q u e es p ro b ab le (cf. L e 2 4 ,2 7 .3 2 .4 4 -4 5 ; H ech 2 0 ,7.9). Junto a esto s elem e n to s ritu a les se en c u en tra n las circ u n sta n cia s del lu g ar (las casas: H ech 2,46; la sala o estan c ia su p erio r: H ech 20,7; 9,3 7 .3 9 ; 1,13; M e 14,15; co n m u c h as lu ces en cen d id as: cf. H ech 20 ,8 ), del tie m p o (el p rim e r d ía de la sem ana: H ech 20,7; Le 24,13; Jn 20 ,2 6 ), y de la actitu d de los q ue se reu n ía n (la aleg ría

1 Recientemente se ha vuelto a plantear la cuestión por R o u w h o r s t , G. A. M., «La célébration de l’Eucharistie dans l’Eglise primitive», en QL 74 (1993), 89-112. Cf. también E s p i n e l , J. L., La Eucaristía del Nuevo Testamento (Salamanca 1980); J e r e ­ m í a s , J . , La última Cena. Palabras de Jesús (Madrid 1980); L é o n - D u f o u r , X., La fracción del pan. Culto y existencia en el Nuevo Testamento (Madrid 1983); y Conc 40 (1968), etc. 2 C f . B e h m , J., Kláó, en TWNT 3, 726-743; C o p p e n s , J., «Eucharistie», en DBS 2, 1146-1215; M e n o u d , Ph. H., «Les Actes del Apotres et l ’Eucharistie», en RHPhR 33 81953),21-36.

C. / 5.

La eucaristía

177

e sca to ló g ic a: H ec h 2,46 ; y la e x p e ctac ió n de la v en id a d el Señor: A p 2 2 ,1 7 .2 0 ).

2.

T estim o n io s de los sig lo s II y III

M u y c e rcan a al N u e v o T estam e n to , la D idaché, de o rig en sirio, se refiere a la eu c a ristía en los cap. IX -X y X IV 3. Ju n to a este te s­ tim o n io h ay que m e n c io n a r las referen c ias de san Ig n acio de A ntioq u ía a la ce le b ra ció n e u c arística p resid id a p o r el o b isp o , a c o m p a ñ a­ do de su p resb iterio , co m o ex presió n de la unidad de la Ig lesia 4. H a c ia el año 112 P lin io el Jo v en in fo rm ab a al em p erad o r T ra ja n o de u n a « co m id a o rd in aria e in o fen siv a» de los cristian o s «en d ía d eterm in ad o » 5. A m ed iad o s del siglo n la I A p o lo g ía de san Ju stin o d escrib e con todo d etalle la celeb ració n eu carística d o m in ical 6. U n siglo m ás tarde, la T radición A p o stó lica de H ip ó lito m e n cio n a la cele b ra ció n que sigue a la o rd en a ció n del o b isp o y d a d etalles sobre la im p o sició n de m a n o s sob re los d o n es, la fracció n del p an y la d istrib u c ió n , co n el d iá lo g o entre el m in istro y el q u e co m u lg a, a la v ez que ofrece el tex to de la m ás an tig u a p le g aria e u c arística co n o ­ c id a 7.

II.

LA MISA DE LA BASILICA (SS. IV-VII)

A l fo rm a rse las litu rg ias lo cales, co n el co m ien z o d e la c re a tiv i­ d ad e u c o ló g ic a y la o rg a n iz a c ió n del añ o litú rg ico , la e u c a ristía ad o p tó la estru c tu ra que caracteriza su c e le b ra ció n ta n to en O rien te co m o en O ccid en te. A fin ales d el sig lo v y a se d es ig n a b a co n el n o m b re de m issa y m issa ru m so llem n ia 8. u e n o , D. (ed.), Padres Apostólicos (BAC 6 5 , Madrid 1 9 6 7 ) , 8 6 - 8 8 y 9 1 ; E., «Didaché 1 X - X . Elementi per una interpretazione eucarística», en EL 9 2 ( 1 9 7 8 ) , 3 9 3 - 4 1 9 , etc. 4 AdPhilad. 4; Ad Esmirn. 8, etc. en Ruiz B u e n o , D. (ed.), op. cit., 483 y 493; cf. P e r l e r , O., «Eucharistie et unité de l’Eglise d’aprés saint Ignace d’Antioche», en XXXV Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona (1952), 2 (Barcelona 1953), 424-429. 5 El texto se analizará en el cap. XIX. 6 Apol. 1,65-67: véase el texto en R u i z B u e n o , D. (ed.), Padres Apologistas griegos (s. n) (BAC 116, Madrid 1954), 256-259. 7 B o t t e , B. (ed.), La Tradition Apostolique de Saint Hippolyte (LQF 39, Münster i. W. 1963); cf. H a n s s e n s , J. M., La liturgie d'Hippolyte (Roma 1959), etc. 8 Cf. J u n g m a n n , J. A., op. cit., 206-208; N o c e n t , A., en Anamnesis 3/2, 189-190.

3 R u iz B

cf.

M

azza

,

178

1

P III

Los signos del misterio

La liturgia divina en Oriente

L a ce le b ra ció n e u c a rístic a del O rien te se form ó bajo la d irec ció n p rim e ro de A n tio q u ía y m ás ta rd e de C o n stan tin o p la P o r in flu jo de san B asilio el G ran d e ( t 37 9 ) se ac en tu ó la dim en sió n co n fesan te de la d iv in id ad de C risto y se in te n sific ó la co n c ie n cia del h o m b re ante el « m isterio trem en d o » , d a n d o co m o resu ltad o el ic o n o sta sio q u e se­ p ara al p u eb lo del a ltar La « d iv in a litu rg ia» c o m ie n z a p ro p iam en te co n la p e q u e ñ a en tra­ d a (m ikrá eíso d o s) de los m in istro s y del E v an g e lia rio S ig u en las lectu ras del A p ó sto l y del E v an g e lio , la d esp ed id a d e los ca te c ú m e ­ no s y la o rac ió n de los fíeles L a litu rg ia eu c a rístic a se in ic ia con la en tra d a m a y o r (m eg a lé eíso d o s) o p ro ce sió n de las o fre n d as d esd e la p ro th e sis — m e sa au x ilia r— h asta el altar, p asan d o p o r las n av es de la iglesia. S iguen el b eso de p az y el cred o A co n tin u ac ió n se in icia la p le g aria eu c arística , p ro n u n c ia d a en v oz b aja Al term in o de la ep íclesis el d iá co n o lee los d íp tico s El P ad ren u e stro v a p rec ed id o de u n a letan ía d iaco n al y de u na o rac ió n sa ce rd o ta l Se d a la b en d ició n al p u eb lo y se m u e stran los d o n es co n la m o n ic ió n ta a g ía to is a g ío is (lo sa n to p a ra los sa n to s) S ig u en la fra cc ió n y el rito del zeón, ech an d o ag u a ca lie n te en el cá liz La co m u n ió n se d a co n am b as esp ec ies y, u na v ez te rm in ad a , se tien e la ac ció n d e g rac ias y la b en dición, a la q u e sigue el rep arto de pan ben d ito 9.

2.

La M isa en las litu rg ia s o ccid en ta les

D esp u és de la T raditio A p o stó lic a de H ip ó lito tran sc u rrie ro n casi tres siglos de p en u m b ra El fra g m en to del C anon R o m a n o d el trata­ do D e S a c ra m e n tis de san A m b ro sio (IV , 5 ,2 1 -2 5 ) ta n só lo d a te sti­ m o n io de la ex iste n cia de la p arte cen tral de este v en e rab le tex to en el siglo IV. N o o b sta n te se p u ed e re c o n stru ir la estru c tu ra de la M isa del p erío d o clásico de la litu rg ia ro m an a 10, y e stab lece r ta m b ié n la de los restan tes rito s o ccid en tales 11 L a celeb ració n co m en z ab a d irec tam en te con las lectu ras 12 Sin em barg o , en alg u n as liturgias se fo rm aro n unos rito s in tro d u cto rio s, 9 Cí J u n o m a n n , J A , op c it , 53 65, R i g h l t t i 1, 126-133 10 Gracias al Ordo Romanus I, en A n d r i e u , M , Les Ordines Romam du haut Moyen Age 2 (Louvain 1960), 67-108 c f B o t t e , B - M o h r m a n n , C h r , L Ordinaire de la messe Texte critique traduction et etudes (Louvain 1953), J u n o m a n n , J A , op c i t , 90-98 11 C f P in e l l , J , Le liturgie occidental i Corso d introduzione (Roma 1977) Vease la bibliografía citada en las nn 27-40 del cap V 12 C S A g u s t í n , De civitate Dei 22,8, e n CCL 48, 826

C 15

La eucaristía

179

co m o la en tra d a p ro ce sio n al ro m a n a que cu lm in a b a co n la o ració n c o lle c ta P o sterio rm e n te se añ a d ie ro n el salu d o al p u eb lo y el G loria in e x c e lsis D eo 13 L as litu rg ias g alica n a e h isp á n ic a in tro d u jero n un a o ra c ió n an tes de las le ctu ras (p ra ele g en d u m ) y el trisa g io , tal v ez p o r in flu jo o rien tal L as lectu ras era n dos, ep ísto la y E v an g elio , salv o en las v ig ilias El sa lm o grad u al a c o m p a ñ a b a a la p rim e ra lectura, y el a lelu y a p re­ ce d ía al E v an g e lio , salvo en la C u a re sm a L a litu rg ia h isp á n ic a te n ía tres le ctu ras (p ro fec ía, ap ó sto l y E v an g e lio ), que te rm in ab a n co n los la u d e s o ac la m ac ió n al E v an g e lio (co n el a lelu y a en el tie m p o p a s­ cu a l) D esp u é s v e n ía la ho m ilía. L a p rese n tac ió n de los d o n es era ac o m p a ñ ad a del c a n to « o fe rto ­ rio » (« sac rific io » en la litu rg ia h isp á n ic a). S eg u ían la o rac ió n sobre las o fre n d a s en el rito ro m an o , y las p rec es, le ctu ra de los d íp tico s y rito de la p az en el h isp á n ic o L a p le g a ria eu c a rístic a era siem p re la m is m a en el rito ro m an o , p ero con el p refac io v aria b le E n las litu r­ g ia s h isp á n ic a y g alica n a to d a la p le g aria eu c a rístic a e ra v aria b le L o s rito s de co m u n ió n te n ían co m o elem e n to co m ú n la fracció n del p a n y el P ad ren u e stro L a litu rg ia ro m a n a añ a d ía la co n m ix tió n y el rito de la paz, m ie n tra s la h isp á n ic a in tro d u jo el S ím b o lo — en el III C o n c ilio de T o led o (a.5 8 9 )— 14, la o ste n sió n co n la m o n ició n sa n c ta sa n c tis y la b e n d ic ió n de los c o m u lg an tes La co m u n ió n era ac o m p a ñ a d a de un ca n to , sa lm o v aria b le y an tífo n a en la litu rg ia ro m a n a y salm o 33 en la h isp á n ic a (a d a cc ed e n te s) U n a v ez co n ­ c lu id a la co m u n ió n , se d e c ía la p o sc o m u n ió n (ro m an a) o la co m p letu n a (h isp án ica ) L a litu rg ia ro m an a in c lu ía ta m b ié n , co m o fó rm u la de b en d ició n , la o rac ió n sobre el p ueblo.

111

EVOLUCION POSTERIOR (SS VIII-XX)

L a estru c tu ra b á s ic a de la M isa en la litu rg ia ro m an a q u ed ó fijad a en el siglo v n , cu rio sa m e n te b ajo la fo rm a de la c e le b ra ció n p o n tifi­ c al, de m a n era q u e su b sistió in c lu so , a p artir d el s ix, en la m isa lla m a d a « p riv ad a » o « le íd a» , es decir, sin can to y rea liza d a p o r el sa ce rd o te a solas o co n el p u eb lo en ab so lu to silen cio 13 Cf S L e ó n M a g n o , Serm 26 (6 de la Navidad), 1, en G a r r i d o , M (ed ), San León Magno Homilías sobre el año litúrgico (BAC 291, Madrid 1969), 95 96 Las invocaciones Kyrie eleison etc , constituyen todavía una cuestión abierta c f J u n g m a n n , J A , op c it , 373-389 14 C f P i n e l l , J , «Credo y comunión en la estructura de la Misa hispánica según disposición del III Concilio de Toledo», en VV A A , Concilio III de Toledo XIV Centenario 589-1989 (Toledo 1991), 333 342 El Credo entro en la Misa romana tan solo a comienzos del siglo xi

180

1.

PIII.

Los signos del misterio

La M isa « d ra m á tica » y d ev o cio n a l

La ap a rició n de la m isa « p riv ad a» se d eb ió a un cam b io en la m en talid ad litúrgica, ap re cia b le ta m b ié n en la in tro d u c ció n de las a p o lo g ía s 15, en las ex p licacio n es aleg ó ricas de la M isa, en el auge del culto eu c arístico , en el au m en to de g e n u fle x io n es y o tro s g esto s, en la rec itac ió n en voz baja del canon, en las p reces al rev estirse, etc. La ce le b ra ció n se hizo co tid ia n a y se m u ltip lic aro n las m isas p ara aten d e r las d e m an d a s de los fieles y en su frag io p o r los d ifu n to s. A u m en tab a n ta m b ié n las m isas v o tiv as y p o r las in te n cio n es m ás ex trañas. L os abu so s que se d iero n en este ca m p o y la actitu d de los refo rm ad o res m o v iero n al C o n cilio de T ren to no só lo a ex p o n e r la d o ctrin a ca tó lica sobre la M isa, sino ta m b ié n a refo rm ar la p rác tica de su ce le b ra ció n , aun q u e este trab ajo se llevó a cab o en la rev isió n del M isal p ro m u lg a d o en 1570 po r san P ío V 16.

2.

La M isa «d e las rú b ricas»

El O rdo M issa e de aquel M issa le R o m a n u m m an tu v o in alterad o s los ritos de la M isa d u ran te los cu atro siglos siguien tes. N o o b stan te, la era «de las rú b ricas» co n o c ió ta m b ié n el interés p o r la ex p lica ció n de la M isa al p u eb lo y p o r a seg u rar u n o s m o d o s de p articip a ció n afectiva y devo cio n al 17. P ero se intensificó aún m ás el alejam ien to del pueblo. La co m u n ió n se d istrib u ía fuera de la M isa o en las m i­ sas rezad as, n u n ca en la M isa solem ne, a cau sa del ay u n o e u c arís­ tico. C on el M o v im ien to litú rg ico se abrió c a m in o la n ec esid ad de la p articip a ció n ac tiv a y con scien te. L a resta u ració n del can to g re g o ria ­ no y los d ec reto s de san P ío X sobre la co m u n ió n frecu en te fu ero n los p rim e ro s pasos. L a d ifu sió n de los m isale s de los fieles p erm itió seg u ir la cele b ra ció n u n ié n d o se al sa ce rd o te y to m a r p arte en lo que se d en o m in ab a la « m isa dialo g ad a» . El im p u lso d ecisiv o en esta lí­ n ea se p ro d u jo en la en c íc lic a M e d ia to r D ei de P ío X II (a. 1947).

15 Cf B o r e l l a , P , «Le apollogiae sacerdote negli antichi messali ambrosiani», en EL 63 (1949), 27-41, C a b r o l , F., «Apologies», en DACL 1, 2591-2601, etc ,6 Cf. supra n.43-46 del cap IV 17 Cf. L e B r u n , P . , Explication httérale, historique et dogmatique des priéres et des cérémomes de la Messe, 1-4 (Pans 1716-1726).

C.

3.

15

La eucaristía

181

La reforma del «Ordo Missae»

El C o n c ilio V atica n o II, al d eterm in a r: « D eb e rev isa rse el O rd i­ n ario de la M isa de m o d o q ue a p a rezc an con m a y o r clarid ad el sen ­ tid o p ro p io y la m u tu a co n e x ió n de c a d a u n a de las p artes y se faci­ lite la p a rtic ip a c ió n ac tiv a y p ia d o sa de los fieles...» (SC 50; cf. SC 5 1 -56), d ecid ió la m ás am p lia refo rm a del rito de la M isa de to d a la h isto ria l8. El 3 de abril de 1969, Ju e v es S anto , el p ap a P ab lo VI p ro m u lg ó el n u ev o O rdo M issa e del M issa le R o m a n u m . L a rev isió n co n sistió , an te todo, en p ro c u ra r u n a m ás clara d istin ­ ció n en tre la litu rg ia de la P ala b ra y la litu rg ia eu c a rístic a (cf. SC 56), en la rev isió n de los rito s iniciales, de la p rese n tac ió n de los d o n es y de la co n c lu sió n , en la e lim in a ció n de d o b la jes y en la sim ­ p lific a c ió n de g esto s (cf. SC 50), en la am p lia ció n del L eccio n ario (cf. SC 51); en la rec u p eració n de la h o m ilía (cf. SC 52), de la o ra­ ció n de los fieles (cf. SC 53), de la co m u n ió n b ajo las dos esp ecies (cf. SC 55) y de la co n c eleb rac ió n (cf. SC 57-58 ), sin o lv id a r el uso de las len g u as m o d e rn a s (cf. SC 54) 19. IV.

EL ACTUAL «ORDO MISSAE»

El O rd in ario de la M isa que vio la luz en 1969 ap areció a c o m p a ­ ñ a d o de la O rd en a ció n g e n e r a l d e l M isa l R o m a n o (= O G M R ) 20. E s­ te d o cu m en to , d o ta d o de un p r o e m io y con v aria cio n e s su cesiv as en las dos e d icio n e s típ ica s del M issa le R o m a n u m p u b lic ad a s en 1970 y en 1975, resp e ctiv am e n te, co n stitu y e el in stru m e n to m ás im p o rtan te p a ra an a liz ar la estru c tu ra y los elem e n to s de la actu al ce le b ra ció n e u c a r ís tic a 21. 18 Cf «De missa normativa», en Not 3 (1967), 371-380, B u g n i n i , A , La riforma litúrgica (1948-1975) (Roma 1983), 275-299 y 332-388, F r a n q u e s a , A , «La labor del Consilium en la reforma del Ordo Missae, en Ph 155 (1986), 375-401, Id , «La plegaria eucarística y las palabras de la Institución en las reuniones del Consihum», en VV AA , Mystenum et Ministerium Miscelánea I Oñatibia (Vitoria 1993), 218-234; G r a c i a , J A., «Formación del Ordo M issae», en Ph 36 (1966), 433-455, L ó p e z M a r t i n , J., «La celebración actual de la eucaristía: tradición y renovación», en G a l i n d o , A - L ó p e z M a r t i n , J. (d ir), Eucaristía y Evangehzación hoy (Salamanca 1994), 91 -108, etc 19 Véase el juicio de Juan Pablo II, «Exhortación Apostólica Dominicae Coenae»y de 24-11-1980, n.8, en G u e r r e r o 1, 306 20 El texto en el Misal, cf. F r a n q u e s a , «Presentación de la nueva ordenación general del Misal Romano», en Ph 51 (1969), 221-268, M a r t i n P a t i n o , J M et A A. A A., Nuevas normas de la Misa (BAC minor 9, Madrid 1969). 21 Cf A l d a z a b a l , J., «El ritmo de la eucaristía. Para una evalución del Ordo Missae», en Ph 92 (1976), 99-130, C o p p e n s , J., «Le nouvel Ordo Missae», en ETL 46 (1970), 392-400; F a r n e s , P., «La celebración eucarística después del Concilio», en Ph 99/100 (1977), 263-275, J o u n e l , P , La Misa ayer y hoy (Barcelona 1988), y EL 83/4-5 (1969), LMD 100(1969); 192 (1992), Ph 165/166 (1988); RL 62/4-5 (1975).

P.III.

182

1.

Los signos del misterio

L os ritos in icia les

La M isa co m ien za, « re u n id o el p u eb lo » , co n el can to d e en trad a. E ste canto co n trib u y e a c o n s titu ir la a sam b lea y a u n ir los p e n sa ­ m ientos de to d o s en to m o al m iste rio q ue se ce le b ra (cf. O G M R 25). T erm in ad o el canto, el sa ce rd o te , con su sa lu d o al p u eb lo co n g re g a­ do, m a n ifiesta la p rese n cia d el S eñ o r (cf. O G M R 28). T ien e lu g ar tam b ién el acto p e n ite n c ia l22, las in v o c ac io n es y el G loria. L a c o lec­ ta cierra los rito s iniciales ex p re sa n d o la índole de la c e le b ra c ió n y los m o tiv o s de la litu rg ia del d ía (cf. O G M R 32). L a fin alid ad de to d o s estos rito s es « h ac er q u e los fíeles reu n id o s c o n stitu y a n un a co m u n id ad y se d isp o n g a n a o ír co m o co n v ien e la P ala b ra de D io s y a ce le b ra r d ig n a m en te la E u ca ristía » (O G M R 24). L a flex ib ilid a d de esta p arte , alg u n o s de cu y o s elem e n to s se o m i­ ten cuan d o p rec ed e u na a c ció n litú rg ica, p erm ite que se rea lice n de varios m odos.

2.

La litu rg ia d e la P alab ra

R e v alo riz ad a co m o co rresp o n d e , c o n trib u y e d ec isiv am e n te a p o ­ n er de m a n ifiesto la co n e x ió n ín tim a en tre la P ala b ra y el sa cram e n ­ to, y entre la d o b le m esa del P an de la v id a (cf. Jn 6; D V 21; PO 18; e tc é te r a ) 23. L a o rd en ació n y el ritm o de las lecturas, cu y o v értice es el E vangelio, y de los can to s in te rlec cio n a les, en tre los q u e so b resale el salm o resp o n so ria l, c o rresp o n d e al d esarro llo de la h isto ria de la salv ació n que cu lm in a en C risto (cf. O G M R 34-36; O L M 13 y 17). C o m o «p arte de la m ism a litu rg ia» , la h o m ilía ay u d a a p e n e tra r en el m isterio de la P ala b ra y a v iv ir el ac o n te cim ien to ce leb rad o fav o recien d o u n a v erd a d era co m u n ica ció n de la fe (cf. O G M R 4 142; O L M 2 4-27). L a litu rg ia de la P ala b ra cu lm in a co n la p ro fe sió n de fe, v e rd a d era resp u e sta a la P alab ra de D ios (cf. O G M R 4 3 -4 4 ), y co n la oració n de los fíeles (cf. SC 53; O G M R 4 5 - 4 7 ) 24.

22 Cf.

P., «El acto penitencial de la Misa», en Ph 165/166 (1988), 235-245; A., «El acto penitencial en la Misa», ib., 187 (1992), 63-70, etc. 23 Cf. OGMR 8; 9; 33; OLM 10 y 11-30. De la liturgia de la Palabra se ha tratado en el cap. Vil. 24 Cf. B e l l a v i s t a , J, «La oración de los fíeles», en Ph 165/166 (1988), 261-270; y RL 74/1 (1987); OrH 23/7-8 (1992). F

F

ra nq uesa

arn és,

,

3.

La liturgia del Sacrificio

L a se g u n d a parte de la M isa se rem ite a los g esto s y p alab ras de Je sú s en la ú ltim a C e n a (cf. O G M R 4 8). L a p rep a ra ció n d e los d o n es h a rec u p erad o la p ro ce sió n de o fre n d as d e los fieles. El rito co m ­ p ren d e ta m b ié n la in c en sa ció n del altar, la p u rifica ció n d el q u e p re­ sid e y la o rac ió n so b re las o fre n d as, q u e cierra esta p arte (cf. O G M R 49 -5 3 ) 25. L a p le g a ria eu c arística , « ce n tro y cu lm en de to d a la ce le b ra ció n , es u n a o rac ió n de ac ció n de g rac ias y de san tifica ció n » (O G M R 54). Su rev a lo riza ció n co m o fó rm u la eu c o ló g ic a h a ido ac o m p a ñ ad a del au m en to de te x to s q u e en riq u e ce n el sig n ific ad o del co n ju n to y au n de ca d a p arte (cf. O G M R 55) 26. L a p o sib ilid a d de elec ció n de las p le g arias y de los p re fa c io s resp o n d e a la co n v e n ie n c ia de qu e ap a­ rez can los d istin to s asp ec to s d el m isterio de sa lv ació n (cf. O G M R 3 2 1 -3 2 2 ), y se te n g an en cu e n ta las circ u n sta n cia s de la ce le b ra ció n o de la a s a m b le a 11. L a se cu e n cia de los rito s de la co m u n ió n , articu la d o s en to m o al P ad ren u e stro , el g esto de la p az y la fracció n , es co h e ren te co n la fin alid ad no sólo de esto s ritos, sin o in cluso de to d a la ce le b ra ció n eu c arística , que es la p articip a ció n sa cram en tal (cf. O G M R 56). Se h an m a n ten id o , no o b stan te, elem e n to s sa n cio n a d o s p o r la trad ició n co m o el em b o lism o del P ad ren u estro , la co n m istió n , la p rep a ra ció n p erso n al del sacerd o te y la o sten sió n del S acram en to 28. L a c o m u ­ n ió n se ac o m p a ñ a con el ca n to (cf. O G M R 117). L a co m u n ió n b ajo las d o s esp ec ies ex p re sa u n a esp ecial v in c u lac ió n a C risto p o r p arte de alg u n o s fieles en algu nas circ u n sta n cia s esp eciales 29. A la c o m u ­ 25 Cf. F a r n e s , P., «Las oraciones de la presentación de las ofrendas», en OrH 20 (1989), 41-50; Rainoldi, F., «Riti offertoriali o presentazione dei doni?», en RL 77 (1990), 315-324; R a s m u s s e n , N. K., «Les rites de présentation du pain et du vin», en LMD 100 (1969), 44-58. 26 Cf. Sobre la plegaria eucarística véase el cap. X. 27 C. para el Culto Divino, carta Eucharistiae participationem, de 27-1V-1973, en AAS 65 (1973), 340-347; y en PastL 74/75 (1973), 5-14; cf. O ñ a t i b i a , I., «Plegaria eucarística y participación activa», enPh 88 (1975), 157-170. 28 Sobre el Padrenuestro cf. LMD 85 (1966) y RivPL 16/3 (1978). Sobre el rito de la paz cf. B i a n c h i , S., Offerte vobispacem, en Not 65 (1971), 273-275; U r d e i x , J., «El rito de la paz», en Ph 165/166 (1988), 285-289. Sobre todo el conjunto de los ritos cf. B e r a u d y , R., «Les rites de préparation á la communion», en LMD 100 (1969), 59-71; V f r h e u l , A., «L’ordonnance de la communion selon le nouvel Ordo M issae», en QL 53(1972), 119-133. 29 Cf. Instrucción Sacramentali communione, de 29-VI-1970, en AAS 62 (1970), 664-666; y en PastL 51/53 (1970), 26-31. Cf. Ph 129 (1982), 220-235; L ó p e z M a r t i n , J., «La comunión bajo las dos especies», en Ph 165/166(1988), 296-305; T e n a , P.,«La comunión bajo las dos especies veinte años después del Vaticano 11», en Not 210 (1984), 37-46.

PIII.

184

Los signos del misterio

n ión sig u e un esp ac io de silen cio o el can to de un salm o o h im n o de acción de g rac ias antes de la o ració n p o sc o m u n ió n .

4.

L os ritos d e co n clu sió n

La ce le b ra ció n te rm in a con la d esp ed id a de la asam b lea, p ara que cad a u no v u elv a a sus q u eh a ce re s (cf. O G M R 57 b). E l rito co m ­ p ren d e el sa lu d o y la b en d ició n sa ce rd o ta l, q ue p u ed e ad o p ta r u n a fo rm a m á s so lem n e. V. LA CONCELEBRACION E ntre las fo rm a s de c e le b ra r la M isa, seg ú n el actu al O rdo M issae, el p rim e r p u esto c o rresp o n d e a la m isa e sta c io n a l del o b isp o d io cesan o (cf. O G M R 74) 30. Le sigue en im p o rtan cia la m isa que se c e le b ra « co n la c o m u n id a d p a rro q u ia l... so b re to d o el d o m in g o » (O G M R 75; cf. 76). A h o ra bien, el C o n c ilio V atica n o II q u iso ta m b ié n resta b le ce r la co n c eleb rac ió n eu c a rístic a co m o « ap ro p ia d a m an ifesta ció n d e la u n i­ d ad del sa c e rd o c io , del sa c rific io y de to d o el p u e b lo d e D io s» (O G M R 153; cf. SC 5 7 ) 31. L a co n c eleb rac ió n es o b lig a to ria en las o rd en a cio n e s y en la M isa crism al, y es rec o m en d a d a v iv am en te en la M isa v esp ertin a del Ju e v es S anto, en las m isas de los co n cilio s, de las co n fe re n cia s ep isco p a les y sínodos, en la b en d ició n del ab ad , en la M isa co n v e n tu a l, etc. (cf. O G M R 153; C D C , c. 902). VI.

EL CULTO EUCARISTICO

El culto del M isterio eu c aristico es un asp ec to esen cial del cu lto cristiano. La M isa es ya ex p re sió n de la fe en la p re se n c ia eu c arística del Señor. N o obstan te, la ad o ra ció n de esta p re se n c ia se p ro lo n g a m ás allá de la ce le b ra ció n p o r m ed io de u na serie de acto s litú rg ico s y p ia d o so s c o n sag rad o s p o r la trad ició n , tales co m o la ex p o sició n y 30 Cf. supra, n.9 del cap. VIII. 31 Cf. A u g e , M , «Concelebración eucarística», en NDL, 410-422, F r a n q u e s a , A., «La concelebración a los dieciséis años de su restauración», en K a c z y n s k i et AA AA. (dir.), Liturgia, opera divina e umana Miscellanea Mons A Bugnini (BELS 26, Roma 1982), 291-306, M a d e j a , S , «Analisi del concetto di concelebrazione eucarística nel Concilio Vaticano II e nella nforma litúrgica posconciliare», en EL 96 (1982), 3-56; I d . , «Bibliografía sulla concelebrazione eucarística», ib 97 (1983), 262-273; N e u n h e u s e r , B et AA.AA , Concelebrazione, dottrina e pastorale (Brescia 1965); S u s t a e t a , J. M., «La concelebración eucarística», en Anales Valent 35 (1992), 1-25, T i r o t , P., « L a concélébration et latradition de l’Eglise», en EL 101 (1987), 33-59 y 182-214

C 15.

La eucaristía

185

la b e n d ic ió n co n el S an tísim o S acra m en to , las p ro ce sio n es eu carísticas, los co n g re so s y la o rac ió n p erso n a l an te el T ab ern ácu lo . E ste cu lto h a sido o rien tad o p o r la In stru cc ió n E u ch a ristic u m M y ste riu m , de 2 7 -V -1 9 6 7 32, y p o r el R itu a l d e la co m u n ió n y d e l C ulto e u c a n s tico fu e r a de la M isa 33. E n ello s se ex p o n e n los p rin cip io s te o ló g i­ cos que ju stific a n este cu lto y las o rie n ta c io n e s litú rg icas y p asto ra­ les p ara realizarlo .

VI.

LA PASTORAL DE LA EUCARISTIA

L a p asto ra l de la ce le b ra ció n e u c a rístic a h a ex p e rim en tad o u n g ran av a n ce a p artir del C o n c ilio V atica n o II. L o s esfu e rz o s se h an e n c am in ad o h a c ia la M isa del d o m in g o , el ca m p o d o n d e lo s p ro g re­ sos h a n sido m ás n o to rio s. L a ta re a d eb e co n tin u ar, p a ra q u e la E u ­ c a ristía o cu p e v erd a d eram e n te el ce n tro de las co m u n id ad e s cristia­ n as e im p re g n e to d a la v id a e sp iritu al de los fíeles. P ara lo g rarlo es in d isp en sa b le u n a ad e c u a d a ca te q u esis del M isterio eu c arístico , que co n tem p le tod o s lo s asp ecto s sin e x c lu s ió n 34, y qu e atien d a a la d e­ b id a in ic ia ció n de los n iñ o s y de los jó v e n e s en la ce le b ra ció n d e la M isa. A sim ism o esta p asto ra l req u ie re q u e los m in istro s d e la E u ca ris­ tía rea lice n su fu n ció n esm erán d o se en to d o lo qu e p u ed a au m en ta r el d ec o ro y el asp ec to sa g ra d o de la ce le b ra ció n , p ro cu ran d o p artici­ p a r ello s m ism o s co n la m en te y el co ra zó n , p ara v iv irla co m o el m o m e n to central de su m in iste rio y a y u d a r a los fíeles en su p ro p ia p articip a ció n 35. E s m u y im p o rtan te aten d e r a la litu rg ia de la P a la ­ b ra, a la se lecció n de los ca n to s, a la rec itac ió n de la p le g a ria e u c a­ rística, y a la au ten ticid a d y b ellez a de to d o s los elem e n to s n ec e s a ­ rio s p ara la ce leb ració n . El cu lm en de la p a rtic ip a c ió n e u c a rístic a es la co m u n ió n sa cram en tal (cf. SC 48; 55). 32 En AAS 59 (1967), 565-566, y en Ph 40 (1967), 295-341, 33 La edición típica fue promulgada en 1973, y la oficial española en 1974 Sobre este culto cf. A l v a r e z , L. F., «“Adoración al Padre en Espíritu y en verdad” (Jn 4,23). Aspectos teológico-htúrgicos del culto eucarístico fuera de la Misa», en Isidorianum 3 (1993), 131 -147, B e r t a u d , E., «Devotion euchanstique», en DSp 4 (1961), 1621 -1637; G o n z á l e z , C., Adoración eucarística (Madrid 1990), L ó p e z M a r t i n , J , «Culto eucarístico», en NDL 511-518, T e n a , P , «La comunión y el culto eucarístico fuera de la Misa», en Ph 81 (1974), 173-193, I d ., «La adoración eucarística», ib 135 (1983), 205-218, VV.AA , Memoriale del Signore e sacramento permanente (Leumann-Tonno 1967), y «Cuadernos Phase» 23 (Barcelona 1990); RivPL 30/1 (1992) 34 Cf. Instr. Eucharisticum Mysterium, nn.2-3, en AAS 59 (1967), 540-543, Juan Pablo II, Carta Dominicae Coenae, de 24-11-1980, en AAS 72 (1980), 113-148, trad españ. en G u e r r e r o 1, 299-316. 35 Cf. C para el Clero, Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, de 31-1-1994 (Librería Ed Vaticana 1994), n.49.

C a p ít u l o X V I

LOS

SACRAMENTOS

Los sacramentos están ordenados a la santificación de los hombres, a la edificación del cuerpo de Cristo y, en definitiva, al culto a Dios, pero, como signos, tienen también un fin instructivo... Es muy importante que los fieles comprendan fácilmente los signos sacramentales y reciban con frecuencia los sacramentos instituidos para alimentar la vida cristiana (SC 59). BIBLIOGRAFIA B o r o b i o , D., Sacramentos en comunidad. Comprender, celebrar, vivir (B ilbao 1984); B u g n i n i , A ., La riforma litúrgica (1948-1975) (Rom a 1983), 565-702; C r o c e , V ., Cristo nel tempo della Chiesa. Teología d e ll’azione litúrgica, dei sacramenti e dei sacramentan (Leumann-Torino 1992); D a n i é l o u , J., Sacramentos y culto según los SS.PP. (Madrid 1962); G e l i n e a u , J., Assemblea santa. Manuale di liturgia pastorale (Bologna 1991), 177-271 y 445; J o u n e l , P. et AA.AA., «Los sacramentos», en M a r t i m o r t , 559-886; M a r s i l i , S., L o s signos del misterio de Cristo. Teología litúrgica de los sacramentos (Bilbao 1993); N o c e n t , A. et A.AA., La litur­ gia: i sacramenti. Teología e storia della celebrazione, en Anamnesis 3/1 (Genova 1986); R i g h e t t i 2, 621-1097; S a r t o r e , D. et AA.AA., Nelle vostre assemblee 2 (Brescia 1976); T e n a , P. et AA.AA., Sacramentos, en Bor o b i o 2 (Salam anca 1988); y los números de Ph 156 (1986); RL 75/3 (1988).

El ca p ítu lo co n tin ú a la p re se n tac ió n de los sig n o s d e l m isterio co n los sacram en to s. L a ex p o sició n se lim ita a los asp ec to s estricta­ m e n te litú rg ico s, es decir, a los elem en to s d in á m ic o s de la ce le b ra ­ ció n de los sa cram e n to s en general y a las lín eas b ásica s d e los res­ p e c tiv o s ritu ales. P ara el estu d io p articu la r de c a d a sa cram en to v éa n ­ se los m a n u ale s de esta co lecció n S a p ien tia F id e i d ed icad o s a la te o lo g ía sacram en tal K 1 Publicados o en curso de publicación: A r n a u , R., Tratado general de los sacra­ mentos (Madrid 1994); O ñ a t i b i a , I., Bautismo y Confirmación; G e s t e i r a , M., La Eucaristía; A r n a u , R., Orden y Ministerios; F l ó r e z , G . , Penitencia y Unción de enfermos (Madrid 1993); I d ., Sacramento del Matrimonio.

P.III.

188

I.

Los signos del misterio

LOS SACRAMENTOS EN CUANTO CELEBRACIONES

L os g ran d e s sig n o s del m iste rio de la sa lv ac ió n qu e, ju n to con la E ucaristía, co n stitu y e n el se p ten a rio sa cram en tal de la Iglesia, son «accio n es de C risto y de su cu e rp o q u e es la Ig lesia» (S C 7; C at 1113-1130).

1.

C eleb ra cio n es d e la Iglesia

En efecto, los sa cram e n to s no son ac cio n es p riv ad a s, sin o « c e le ­ b racio n es de la Ig lesia» q u e p erte n ec en a to d o el p u eb lo san to de D ios, influyen en él y lo m a n ifiestan co m o « sacram e n to de u n id ad » en favor de todos los h o m b re s (cf. SC 26). La Ig lesia actú a en ello s com o co m u n id ad sa ce rd o ta l o rg án ic am e n te estru c tu rad a , es decir, com o asam b lea litú rg ica p re sid id a p o r q u ie n es h an sid o in stitu id o s p ara ser p asto re s y m in istro s de C risto p o r el sa cram e n to del O rd en (cf. LG 11). En el seno de esta asam b lea, « ca d a cual, m in istro o fiel, al d esem p e ñ ar su o ficio , d eb e h a c e r to d o y sólo aq u e llo qu e le co ­ rresp o n d e seg ú n la n a tu ra le z a de la acció n y las n o rm as litú rg icas» (SC 28). T odos los o rd in es o ritu a les de sa cram e n to s, al referirse en sus p ra e n o ta n d a a las fu n cio n e s y m in iste rio s en la ce le b ra ció n , p o n en siem pre de reliev e, en p rim e r lugar, lo q ue co rresp o n d e al p u eb lo de D ios y, a co n tin u ac ió n , las c o m p ete n cias de los d iv e rso s m in istro s. D e este m o d o se in d ica q u e el m in iste rio o rd en a d o está al serv icio del sacerd o cio com ú n de los fieles y g ara n tiza que es C risto quien actúa p o r m ed io de su E sp íritu en fav o r de la Ig lesia (cf. C at 1120). En efecto, p ara que a p a rezc a con m a y o r clarid ad qu e la Ig lesia es el sujeto integral de la ac ció n litú rg ica, es su m a m e n te co n v e n ie n te que la ce le b ra ció n de los sa cram en to s, según la n atu ra lez a p ro p ia de cad a uno, se realice con asiste n cia y p articip a ció n ac tiv a d e los fieles (cf. SC 2 7 ) 2. E sta p articip a ció n co n trib u y e a que to d a la celeb ració n p repare m e jo r a los fieles p ara re c ib ir con m ás fru to la g rac ia d iv in a d isp en sad a en los sa cram en to s (cf. SC 59) 3. La cele b ra ció n de los sa cram e n to s d eb e d isp o n e rse c u id a d o sa ­ m ente b ajo la re sp o n sa b ilid ad de los m in istro s, o b se rv a n d o las o rien ­ taciones y las n o rm as pasto rales. L a p rep a ra ció n ha de ser p erso n al, litúrgica y ca te q u ética (cf. SC 9; 35,3). L a efic ac ia d e la ce le b ra ció n 2 Cf. B e l l a v i s t a , J., «La participación de los fieles en los sacramentos a la luz de la historia», en Ph 3 3 ( 19 6 6 ) , 2 0 1- 2 17 ; L ó p e z M a r t i n , J., «La participación de los fieles según los libros actuales y en la práctica», Ph 144 (1984), 487-510, etc. 1 Véase la reflexión del Secretariado Nacional de Liturgia, El carácter comunitario de la celebración, en PastL 189/190 (1989), 3-28

au m e n ta rá si, de ac u erd o co n el resp e ctiv o ritu al, se elig en las lectu ­ ras, las o rac io n es y o tro s elem e n to s q u e m e jo r resp o n d a n a la n e c e ­ sid ad es, a la ed ad , c o n d ició n , g én e ro de vida, cu ltu ra relig io sa y g ra­ do de p rep a ra ció n de q u ie n es v an a re c ib ir los sa cram e n to s (cf. SC 19). E sta elec ció n h a de h ac erse m ira n d o al b ie n co m ú n d e la asam ­ b le a y de a c u erd o con los q ue o fician en la ce le b ra ció n , sin ex c lu ir a los m ism o s fíeles en la p arte que a ello s m ás d irec tam en te c o rre s­ p o n d e (cf. O G M R 73; 313). T o d o s los q u e in te rv ien e n en la ce le b ra ció n de los sa cram e n to s deb en esta r p ro fu n d a m e n te p en e trad o s del esp íritu de la litu rg ia e in stru id o s p a ra c u m p lir su fu n ció n d eb id a m e n te (cf. SC 29). P ara q ue to d o se h a g a co n o rd en y la ce le b ra ció n resu lte d ig n a y fru ctu o sa es in d isp en sa b le qu e se o b se rv e n fielm en te los lib ro s litú rg ico s ap ro ­ b ad o s p o r la au to rid a d co m p ete n te (cf. C D C , c.8 4 6 , § 1). L as lectu ­ ras d eb e n to m a rse de los le cc io n ario s litú rg ico s o ficiale s, de m a n era que se h ag a p aten te ta m b ié n la d ig n id a d de la P alab ra de D io s (cf. O L M 32; 37). 2.

E lem en to s d in á m ic o s

L a ce le b ra ció n de los sa cram e n to s co m p re n d e la litu rg ia d e la P a la b ra , para que se p o n g a de m a n ifiesto la ín tim a u n id a d en tre la P alab ra y el rito (cf. SC 35). M ás aún, las le ctu ras b íb lica s son u n a « p ro cla m ac ió n de las m a ra v illa s o b rad a s p o r D ios en la h isto ria de la sa lv ac ió n o m isterio de C risto , q u e está siem p re p rese n te y o b ra en n o so tro s, p artic u la rm e n te en las ac cio n es litú rg icas» (ib.). C o n esta fin alid ad se h an se leccio n ad o lecturas o p o rtu n as p a ra cad a sa cra­ m en to 4. E n este co n tex to , la h o m ilía c o n trib u y e a su sc ita r la fe e ilu m in ar los c o ra zo n es de q u ie n es v an a rec ib ir los sa cram e n to s (cf. SC 59). D e la m ism a m a n era los ca n to s p rev isto s p o r la m ism a litu rg ia, es­ p ec ia lm e n te los salm o s, alim e n tan la fe y fav o rec en u n a p a rtic ip a ­ ció n m ás p ro v ec h o sa 5. L a ce le b ra ció n tien e su ritm o , su tie m p o de acció n y su tiem p o de co n tem p lac ió n . L a re c o m en d a ció n de q u e alg u n o s sa cram e n to s se rea lice n en el in te rio r de la ce le b ra ció n e u c arística (cf. SC 71; 78) ex p re sa la o rien tació n de to d o s los h ac ia la E u ca ristía (cf. PO 5). L a 4 Cf. OGMR 326; 330; OLM 72; 87-88; B o g g i o , G., «Temí del lezionario delle Messe rituali», en VV.AA., II Messale Romano del Vaticano II, 2 (Leumann-Torino 1981), 334-395; L ó p e z M a r t i n , J., «El Leccionario del Ritual de Ordenes», en Ph 139 (1984), 23-36; R i n a u d o , S., «II Lezionario del rito della Penitenza», en RL 62 (1975), 109-123; T e n a , P., «El Leccionario de la Confirmación», en Ph 69 (1972), 281-287; etcétera. 5 Cf. Secretariado Nacional de Liturgia, Canto y música en la celebración. Direc­ torio litúrgico pastoral (EDICE 1992), nn. 178-191.

PJII

190

Los signos del misterio

aten ció n a los d istin to s tie m p o s del A ño L itú rg ico h ac e p o sib le la arm o n izació n en tre lo p erso n a l y lo co m u n ita rio , en tre lo p articu la r o local y lo u n iv e rsa l, y en tre lo su b je tiv o y lo objetiv o . L os ritu ales deben ap lica rse co n un c riterio de cre ativ id ad sa n a y d e ad a p ta ció n resp o n sab le a las c irc u n sta n c ia s de q u ie n es rec ib en los sacram en to s. L a ce le b ra ció n de los sa cram en to s req u ie re que se p reste una gran aten ció n a los sig n o s y a o tro s ele m e n to s ritu ales. A trav és de ellos se p o n e de m a n ifiesto q u e los sa cram e n to s son accio n es de C risto, que, p o r el p o d e r del E sp íritu y el m in iste rio de la Ig lesia, san tifica a los h o m b res y los ed ifica co m o m ie m b ro s de su cuerpo. L a m ism a a c ció n litú rg ica revela, m e d ian te el sim b o lism o de los g estos y de los rito s, las m a ra v illa s q u e D ios re a liz a in v isib lem en te. Por el m ism o m o tiv o , to d o lo que se u sa en la ce le b ra ció n de los sacram en to s h a de ser d igno, d ec o ro so y b ello , « sig n o s y sím b o lo s de las co sas cele stia les» (cf. SC 122-124). L os elem en to s n a tu ra les q ue se req u ie re n p o r in stitu c ió n d iv in a y han sido d eterm in a d o s p o r la Ig lesia co m o m a te ria p ara la ce le b ra­ ción v álid a de los sa cram e n to s, d eb e n ser ap to s p ara ex p re sa r la v er­ dad del signo, de m a n era q ue en su p rep a ra ció n y co n serv ac ió n se han de resp e tar las no rm as litú rg icas y can ó n icas. D e la m ism a m a n e ra se h a de aten d e r a las c irc u n sta n cia s de tiem po y de lu g a r p ara c e le b ra r de m a n era e x p re siv a d eterm in a d o s sacram entos. En efecto, au n q u e to d o s p u ed e n cele b ra rse a cu a lq u ie r h o ra del d ía o de la noche, so b re to d o en caso de n ec esid ad , en ig u al­ dad de circ u n sta n cia s se h an de p re fe rir los d o m in g o s y los d ías en que p u ed a h ab e r u n a m a y o r p a rticip a ció n del p ueb lo . L os sa cram e n ­ tos que tie n en alca n ce d io c esa n o , co m o las o rd en acio n es, d eb en ce ­ lebrarse en la cated ral; los dem ás, en la ig le sia p arro q u ial o en o tra iglesia, salvo los sa cram e n to s de los en ferm o s. P or o tra p arte, la tra ­ dición litú rg ica ha cread o el b au tiste rio , las sed es p en iten c ia les y la capilla de la R e serv a eu c arística , co m o lug ares ap to s p ara ce le b ra r d eterm in ad o s sacram en to s. L a b ellez a del lu g ar co n trib u y e tam b ién a o rien tar las m e n tes h ac ia las rea lid ad e s in v isib les que se o frecen en los sacram entos. II.

EL «RITUAL DE SACRAMENTOS»

L os lib ro s litú rg ico s d estin a d o s a los sa cram e n to s so n un in stru ­ m ento p asto ral m u y im p o rtan te, no sólo p ara co n o c er lo qu e la Ig le­ sia cree y ex p re sa en su liturgia, sino ta m b ié n p ara c e le b ra r de m a ­ nera a d e cu a d a y p ro v ech o sa 6. 6 Cf. A l d a z a b a l , J., « E l libro litúrgico como pedagogía de la celebración», en Ph 116 (1980), 111-124, M a r t i n P a t i n o , J. M., «Importancia y función pastoral del libro

C.

16.

Los sacramentos

191

In sp irán d o se e n e l m o d e lo d el R itu a l R o m a n o de 1614, q u e in ­ clu ía d irec trice s p a sto ra le s d elan te de ca d a o rd o , los ritu a le s o frecen un o s p ra e n o ta n d a am p lio s e in v itan a las C o n fere n cia s E p isco p ales a q u e añ a d an sus p ro p ias o rien tacio n es p asto rales. A d em á s, en alg u ­ nos caso s p ro p o n en v ario s tip o s de c e le b ra ció n , n u m e ro so s te x to s de recam b io y alg u n o s elem en to s op tativ o s 7. P o r o tra p arte, las e d ic io ­ nes típ ica s latin as co n stitu y e n el arq u e tip o de lo q u e d eb e e n c o n trar­ se en el ritu a l p a rtic u la r p rep a ra d o p o r las C o n fe re n c ia s E p isc o ­ p ales 8. L o s R ituales, ad e m á s, rec o n o cen la e x iste n cia de d iferen tes n iv e ­ les de fe y de v id a cristian a. D e ahí q ue in sistan en la cate q u esis p resa cram e n ta l y d en las p istas ad ecu ad as. P ero ta m b ié n p erm iten o rg a n iz a r la ce le b ra ció n de m o d o q u e se te n g an en cu e n ta esto s n i­ veles. E n m u c h o s ca so s se rá n ec esario ta m b ié n p re p a ra r u n a serie de en c u en tro s, co lo q u io s, inclu so v erd a d eras ce le b racio n es de in icia­ ció n o p rep a ra to rias, so b re to d o cu an d o se tra ta de in tro d u c ir en la v id a litú rg ica a niñ o s, jó v e n e s, ad u lto s en etap a ca te cu m e n al o de red e scu b rim ie n to de su fe. N o se p u ed e o lv id a r q u e la litu rg ia m ism a es ilu m in ac ió n , m istag o g ia, in iciació n viva. E s n ec esario hoy re c u p e ra r las c a te q u esis m istag ó g icas de los s a c ra m e n to s 9, co m o las q ue se im partían en la sem an a d e Pascua. En los SS. P ad res ex istía el c o n v e n cim ie n to p le n o d e q u e la p artici­ p ac ió n e n lo s sa cram e n to s « ab ría» de v e rd a d el e sp íritu d e los fieles a la co m p re n sió n del m isterio ,0. litúrgico», en SalTer 60 (1972), 483-502; S i r b o n i , S , «Dal libro litúrgico alia celebrazione», en RL 77 (1990), 37-56; S o d i , M., «II libro litúrgico: strumento per la celebrazione o per la vita?», ib 72 (1985), 455-468 7 C f Cocol, R., - C o l o m b o , G., «Le condiziom della celebrazione nei sacramenti», en RL 75 (1988), 359-404; L ó p e z M a r t i n , J., «El «modelo» de pastoral de los sacra­ mentos en el Vaticano II y en los actuales rituales», en Ph 156 (1986), 479-508, etc R SC 63 b; CDC, c 826 y 838; C. para el Culto Divino, La Liturgia Romana y la Inculturación IV Instrucción para aplicar la constitución «SC» (nn 37-40) (Roma 1994). C f C h u p u n g c o , A. J., «L’adattamento della liturgia dei sacramenti pnncipi e possibihtá», en Anamnesis 3/1, 365-404, Oñatibia, I., «¿Para cuándo las adaptaciones profundas?», en Ph 103 (1978), 9-32, etc. 9 Cf. «Relación final» II,B,b,2, en Documentos del Sínodo 1985 (BAC, Madrid 1986), 14. 10 Véase la reflexión de san Ambrosio, en De Mysteriis 1,2, ed. B o t t e , B., Des Sacrements Des mystéres (París 1961), 156-157. De la catequesis litúrgica y de la mistagogia se tratará en el cap. XXVIII.

PIII.

192

III.

Los signos del misterio

LOS RITUALES DE LA INICIACION CRISTIANA

En clara an a lo g ía con las p rim e ra s etap a s de la v id a h u m an a, los sacram entos que co n sag ran los co m ien z o s (initia) de la v id a de los hijos de D ios se llam an sa c ra m e n to s de In iciació n (cf. C a t 1275) n . El C oncilio V atica n o II d e te rm in ó u n a resta u ració n m á s c o m p le ­ ta del catecu m en ad o y u n a re v isió n del b au tism o de los ad u lto s (cf. SC 64-66) y de los n iñ o s (cf. SC 67), rec o m en d a n d o ta m b ié n las adaptaciones n ec esarias p a ra los b a u tism o s n u m e ro so s (cf. SC 68) y qu e el agua b au tism a l se b e n d ije ra en la m ism a cele b ra ció n (cf. SC 70). R especto de la C o n firm a ció n , el gran o b je tiv o q u e se ñ aló fue «que aparezca m ás c laram e n te la ín tim a rela ció n d e este sa cram e n to con tod a la In iciació n cristian a » (S C 71). El libro litúrgico para la entrada de los adultos en la Iglesia es el R itual de la Iniciación cristiana d e A dultos (= R I C A ) 12. E sta inicia­ ción m antiene hoy la estructura siguiente, d escrita en los pra en o ta n d a : Etapas

Grados

Precatecumenado Catecumenado

Simpatizantes Catecúmenos

Iluminación

Elegidos

Palabra Evangelización Catequesis

Mistagogia

Liturgia (Admisión) Entrada en el C Celebraciones de la Palabra Bendiciones Imposición del nombre Escrutinios Entregas/Devoluciones BAUTISMO CONFIRMACION EUCARISTIA

L a iniciación de los n iños, h ijo s de p ad re s cristian o s, co m ien z a co n la celeb ració n del B a u tism o en la fe de la Ig lesia, seg ú n el R itu a l d e l B autism o d e N iñ o s p u b lic ad o en 1969 ,3. El sacram en to se ce le­ b ra con la co n fia n za en la fu tu ra ed u c ac ió n en la fe de eso s n iñ o s, de " Cf Cat 1229 y 1233, LG 11, P a b l o VI, Const Apostólica Drnnae consortium naturae, de 15-VIII-1971, en AAS 63 (1971), 657-664, aquí 657, etc 12 Ordo Imtiatioms Christianae Adultorum (Ed typica, Typis Polyglottis Vaticams 1972), ed oficial española de Coeditores Litúrgicos 1976 C f D u j a r i e r , M , La iniciación cristiana de los adultos (Bilbao 1986), y EL 88/3 (1974), LMD 132 (1977); «Quademi di Rivista Litúrgica» NS 8 (Leumann-Tonno 1985), y RL 66/3 (1979)’ Véase la bibliografía de L ó p e z M a r t i n , J , en Ph 171 (1989), 225-240, espec 234-236. 13 Ordo Baptismi parvulorum (Ed typica, Typis Polyglottis Vaticams 1969), ed. española de Coeditores Litúrgicos 1970 C f N o c e n t , A , «Bautismo», en NDL, ¡89210; R o d r í g u e z d e l C u e t o , C , « Ordo Baptismi parvulorum Un paso importante en la renovación litúrgica», en StLeg 18 (1977), 9-48, y EL 84/1 (1970), LMD 98 (1969)* nV 5c5- i 19™ L57 ( 197°)> «Quademi di Rivista Litúrgica» 13 (Leumann-Tonno 1970); RL 57/3 (1970), RivPL 57 (1970), etc h

C .l6

Los sacramentos

193

m a n e ra q u e la In iciació n c ristian a se co m p leta con la C o n firm a ció n y la E ucaristía. C u a n d o se trata de n iñ o s lleg ad o s al u so d e la razó n y que no fueron b au tiza d o s de p árv u lo s, el R IC A p rev é un v erd a d ero cate cu m e n ad o ad ap tad o a ellos 14. El R itual tien e en cu e n ta tam b ién la situ ac ió n de los ad u lto s que, b au tiza d o s de p árv u lo s, n o rec ib iero n in stru c ció n cristian a y d eb en co m p letar la In iciació n 15. El R itu a l d e la C o n firm a ció n , p u b lic ad o en 1972 16, h a p riv ile ­ g ia d o la ren o v a ció n de las p ro m esa s b au tism a les, la crism ac ió n y u n a n u ev a fó rm u la alu siv a al d o n del E sp íritu Santo. El sa cram e n to se c e le b ra en to m o a la ed a d de la d isc re ció n , au n q u e en la m a y o ría de las C o n fere n cia s E p isc o p ale s se h a o p ta d o p o r u n a ed a d m ás ta r­ d ía 17.

IV.

EL RITUAL DE LA PENITENCIA

El sacram e n to de la P en ite n cia o fre ce a los b au tiza d o s p ec ad o res la m iserico rd ia y el p erd ó n de D ios y la rec o n ciliac ió n co n la Ig lesia, q u e les in v ita a la c o n v e rsió n (cf. L G 11). El R itu a l d e la P en iten c ia lú e p u b lic ad o en 1974 ,8. El C o n c ilio V atican o II d isp u so la rev isió n « del rito y de las fó rm u las de la P en iten cia, de m a n era que e x p re sase n m ás claram e n te la n a tu ra le z a y efe cto del sacram e n to » (S C 72; cf. 109; L G 11). El 14 RICA cap V Cf. C E de Liturgia de España, «La Iniciación cristiana de los niños no bautizados en edad escolar», en PastL 211 (1992), 36-45 15 RICA cap IV C f C a ñ i z a r e s , A , «Panorámica general de los catecumenados en España», en Ph 94 (1976), 307-320, L l a b r e s , P , «Celebración del neocatecumenado a partir del RICA», en Ph 118 (1980), 295-303, Z e v i n i , G , «Experiencias de Iniciación cristiana de adultos en las comunidades neocatecumenales», en Conc 142 (1979), 240-248, y Actualidad Catequética 74/75 (1975) 16 Ordo Confirmationis (Ed typica, Typís Polyglottis Vaticanis 1971), ed españo­ la de Coeditores Litúrgicos 1976 C f B o r o b i o , D , Confirmar hoy (Bilbao 1979), B u e n o , E , «La Confirmación Boletín bibliográfico», en TCat 21 (1987), 145-159, F a l s i n i , R , «Confirmación», en NDL, 423-452, O r i o l , J , «El nuevo ritual de la Confirmación», en Ph 68 (1972), 169-178, y EL 86/2 (1972), LMD 110(1972), Ph 69 (1972), RL 59/3(1972), etc 17 C f CDC, c891 C f B o u r g e o i s , H , «La place déla confirmation dans fimtiation chrétienne», en NRT 115 (1993), 516-542, F a r n e s , P , «Nuevas reflexiones en tomo al significado y a la edad de la Confirmación», en OrH 22 (1991), 219-236, F r a n q u e s a , A , «El gran sacramento de la Iniciación», en Ph 177 (1990), 185-209, etc 18 Ordo Paemtentiae {Ed typica, Typis Polyglottis Vaticams 1974), ed española de Coeditores Litúrgicos 1975 C f G r a c i a , J A , «Historia de la reforma del nuevo ritual (1963-1973)», en Ph 79/80 (1974), 11-22, S o t t o c o r n o l a , F , «II nuovo Ordo Paem tentiae», en Not 90 (1974), 63-79, V i s e n t i n , P «Penitencia», en NDL, 10611082, y Comm 11 (1978), EL 89/2-4 (1975), Liturgia 8 (1974), LMD 117(1974), 139 (1979), QL 55/2-3 (1974), «Quademi di Rivista Litúrgica» NS 3 (Leumann-Tonno 1976), Ph 79/80 (1974), 174 (1989), RL 62/1 (1975), 78/5 (1991); RivPL 4/11(1974), etcétera

P.IIL

194

Los signos del misterio

ritu al p ro p o n e tres ritos: re c o n c ilia c ió n de un so lo p en iten te, de v a­ rio s p en iten tes con co n fe sió n y ab so lu c ió n in d iv id u al, y d e varios p en iten tes co n co n fe sió n y a b so lu ció n g en e ral; a d e m á s d escrib e las ce le b ra cio n e s p en iten c ia les sin sacram en to . E n tre las lín eas m ás so ­ b resa lie n tes del ritual se en c u en tra n la v in c u lac ió n de la co n v ersió n a la P ala b ra de D ios, la relació n de la P en ite n cia co n el B a u tism o y co n la E ucaristía, la m e d iac ió n de la Ig lesia y del m in iste rio sace r­ dotal, las in tervenciones del p en iten te y la e stru c tu ra del sa cram e n ­ to 19. Se han rev a lo ríza d o ta m b ié n los g esto s, esp ec ialm en te la im p o ­ sición de las m an o s, y la fó rm u la ab so lu to ria, sin o lv id a r la sed e p e n ite n c ia l20.

V.

EL RITUAL DE LA UNCION Y DE LA PASTORAL DE LOS ENFERMOS

El sacram en to de la U n ció n de los en fe rm o s co n fie re la g racia del E sp íritu S anto al cristian o q ue ex p e rim en ta las d ific u ltad e s in h e­ ren tes a la en fe rm e d ad o a la vejez, e in clu so lo fo rta le ce p ara q u e se u n a a la p asió n y m uerte de C risto (cf. L G 11). Su cele b ra ció n se in scribe en la p asto ral de la e n fe rm e d ad y sig n ific a la p re se n c ia de C risto y de la Ig lesia ju n to al h erm a n o q u e n ec e s ita se r ay u d a d o en su d eb ilid ad (cf. S ant 5,14-15; M e 6,13). L a U n ció n d e los en ferm o s, su p e ra d a la v isió n red u c cio n ista q ue la d efin ía co m o E x trem a u n ció n (cf. SC 73-75), se celebra con el R itu a l d e la U nción y d e la p a s to r a l d e E nferm os, p u b licad o en 1972 21. L a estru c tu ra de la celeb ració n de la U n ció n co m p ren d e unos ritos iniciales, con re feren c ia al B au ­ tism o y un acto p en iten cial, la litu rg ia de la P alab ra y el rito sacra­ m ental. E ste se rea liza con la im p o sició n de m a n o s del sacerd o te, la acción de g rac ias sobre el ó leo y a b en d e cid o o la b en d ició n de éste, la u n ció n en la frente y en las m a n o s con u na n u ev a fó rm u la, y la 19 Cf. D o n g h i , A , «Le forme celebrative del sacramento Analisi e confronto», en VV.AA., 11 sacramento della Pemtenza (Milano 1981), 56-81. 20 Cf. A g u i l a r , J M. d e , «Lugar y sede para la celebración del sacramento de la Penitencia», en Ph 87 (1975), 239-246; F a r n e s , P., «La celebración individual del sacramento de la Penitencia y sus gestos litúrgicos», en OrH 20 (1989), 279-287, ib 21 (1990), 69-84; G r a n d e z , R., «Las palabras de la absolución», en OrH 8 (1983), 247-252, etc. 21 Ordo Unctioms infirmorum eorum quepastoralis curae (Ed. typica, Typis Polyglottis Vaticanis 1972), ed. española de Coeditores Litúrgicos 1979. C f C o l l i n s , M., «El ritual romano: atención pastoral y Unción de los enfermos», en Conc 234 (1991), 191-212; L a r r a b e , J. L., «El nuevo ritual de la Unción de los enfermos», en Lumen 22 (1973), 97-112; S N de Liturgia, Los sacramentos de los enfermos (Madrid 1974), y EL 89/5-6 (1975), «Cuadernos Phase» 3 (Barcelona 1988); LMD 113 (1973); Not 80 (1973); Ph 74 (1972), «Quademi di Rivista Litúrgica» NS 2 (Leumann-Tonno 1975); RL 61/4 (1974), 80/1 (1993); RivPL 10(1973), etc.

C. 16.

Los sacramentos

195

o rac ió n final. C o m o ritos c o n c lu siv o s están la o rac ió n d o m in ica l y la b en d ició n . El ritual ha p rev isto ta m b ié n la U n ció n d en tro de la M isa y la p o sib ilid a d de ce le b ra r el sa cram e n to con v ario s en ferm o s.

VI.

EL RITUAL DE LAS ORDENACIONES

L a o rd en a ció n se co n fie re p o r la im p o sició n d e las m an o s del o b isp o y la p le g aria de in v o cació n del E sp íritu S anto. L a o rd en a ció n im p rim e ta m b ié n un ca rácter sag rad o , de m a n era q u e los o b isp o s, p resb ítero s y d iá co n o s, cad a uno a su m o d o , q u ed a n c o n fig u rad o s co n C risto 22. El C o n c ilio V atican o II d isp u so q ue se rev isa ran los rito s y los te x to s de las o rd en a cio n e s (cf. SC 76). En 1968 se p u b lic ó el D e O rd in a tio n e D ia c o n i, P re sb y te ri et E p is c o p i23. L as o rd e n a c io n e s tie n en la m ism a estru ctu ra: a) rito s intro d u cto rio s: llam ad a y p re ­ se n tac ió n de los eleg id o s, h o m ilía m istag ó g ica, e scru tin io y p ro m e­ sa, le tan ías de los santos; b) rito esencial: im p o sició n d e m an o s, p le ­ g aria d e ord en ació n 24; c) ritos explicativ o s: im p o sició n del vestid o , u n ció n , en tre g a de in stru m en to s, beso de p az y rec ep ció n en el o r­ den, y e n tro n izac ió n si el o b isp o es resid en cial. En 1990 se p u b licó la seg u n d a ed ició n típ ica del ritual de las o rd e n a c io n e s co n el sig n ific ativ o títu lo D e o rd in a tio n e E p isc o p i, p re sb y te ro ru m et d ia c o n o ru m 25. / i

VII.

EL RITUAL DEL MATRIMONIO

El sa cram e n to del M atrim o n io sig n ific a la u n ió n de C risto co n la Ig lesia y da a los esp o so s la g rac ia de am arse con el a m o r co n qu e C risto am ó a su Iglesia (cf. E f 5 ,25-32; G S 48). 22 Cf. Observaciones generales previas del ritual De Ordinatione Episcopi, pre s­ byterorum et Diaconorum (Ed typica altera, Typis Polyglottis Vaticanis 1989), n.6. 2' Ed typica, Typis Polyglottis Vaticanis 1968, ed española Ritual de Ordenes (Coeditores Litúrgicos 1977) C f Bo 11 e, B , «Le nouveau ntuel d’ordination», en QLP 49 (1968), 273-278, y EL 83/1-2 (1969), LMD 98 (1969), 102 (1970), LJ 19 (1969), Ph 139 (1984), R L 56/1 (1969), RivPL 33 (1969) Consúltese L ó p e z M a r t i n , J., «Ordenación para el ministerio Notas bibliográficas», en Salm 39 (1992), 131-160, aquí 149-152 24 Cf. G a r c i a M ac i a s , A., El modelo de presbítero según la actual «Prex Ordinationis presbvterorum» (Toledo 1995), F e r r a r o , G , Le preghiere di ordwazione al diac onato, al presbiterato e all 'episc opato (Napoli 1977), etc 25 Cf. L e s s i - A r i o s t o , M , «Commentanum [De Ordinatione Episcopi ], en Not 283 (1990), 95-115, L ó p e z M a r i i n , J , «La 11 edición típica de los rituales del Orden y del Matrimonio», en PastL 199/200(1990), 10-23, y LMD 186 (199 \)\P h 186(1991).

196

P III

Los signos del misterio

El C oncilio V atica n o II d e te rm in ó la rev isió n del rito d el M a tri­ m o n io y de m an era p a rtic u la r la p le g a ria de b e n d ició n n u p cial, al tiem p o que in v itab a a las C o n fe re n c ia s E p isc o p ale s a e lab o rar rito s p ro p io s ( c f SC 77-78) El n u e v o R itu a l d e l M a trim o n io fue p ro m u l­ g ad o en 1 9 6 9 26 E ntre los a sp e c to s m ás sig n ific ativ o s se en cu en tra la presen tació n del m a trim o n io en su d im e n sió n h tú rg ic o -c ele b ra tiva, superando la p e rsp e c tiv a m e ra m e n te ju ríd ic a qu e ro d ea b a la ex ­ p resió n del co n sen tim ien to . L o s b re v e s p ra e n o ta n d a d escrib en y a la estru c tu ra de la c e le b ra ció n a c o g id a de los co n tra y en te s, litu rg ia de la P alabra, rito del sa cram e n to — e scru tin io , m a n ifesta ció n del co n ­ sen tim iento, ratific ac ió n p o r el sa c e rd o te , b en d ició n y e n tre g a de los anillos, bendición y entrega de las arras (en E spaña y otros países)— , litu rg ia eucarística, d en tro de la cu a l, a co n tin u ac ió n d el P ad ren u e s­ tro, se tiene la p le g aria de b e n d ic ió n n u p cial, co m u n ió n b ajo las dos esp ecies y bend ició n so le m n e al final. En 1989 se ha p u b lic ad o u n a se g u n d a ed ició n típ ic a q u e h a m e ­ jo ra d o el ritual, esp ec ialm en te en los p ra e n o ta n d a , en las referen c ias p n eu m ato ló g ica s de las p le g a ria s d e b en d ició n n u p cial, y, co m o n o ­ v ed ad principal, el n to de la ce le b ra ció n del m a trim o n io an te un asisten te laico, etc 27 26 Ordo celebrandi Matrimomum (Typis Polyglottis Vaticams 1969), ed española de Coeditores Litúrgicos 1970 C f F a r n e s , P , «El Ritual del Matrimonio», en Ph 86 (1975), 93-104, S u s t a e t a , J M , «El nuevo Ritual del Matrimonio», en Ph 51 (1970), 251-266, y EL 93/4-5 (1979), «Quademi di Rivista Litúrgica» NS 4 (Leumann-Tonno 1978), RL 63/4 (1976), RivPL 1 (1969), etc 27 Cf La edición oficial española, aparecida en 1996, veanse A l i a g a , E , «El Espíritu Santo y el matrimonio cristiano en la nueva edición del RM», en Ph 213 (1996), 233-248, F a r n e s , P , «La nueva edición típica del Ritual del Matrimonio», en O rH 2 \ (1990), 307-322, L ó p e z M a r t i n , J , «La segunda edición del RM Aspectos teológicos y pastorales», en Ph 203 (1994), 403-418, R o d r í g u e z , J M , «Nueva edición del Ritual del Matrimonio», en Ph 187 (1992), 13 26, y Not 287 (1990), PastL 232 (1996), RL 79/5 (1992)

C a p i t u l o X V II

LOS SACRAMENTALES La santa madre Iglesia instituyo, además, los sacra­ mentales (SC 60) Y, asi, la liturgia de los sacramentos y sacramentales hace que, en los fieles bien dispuestos, ca­ si todos los acontecimientos de la vida sean santificados por la gracia divina que emana del misterio pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, de quien reciben su poder todos los sacramentos y sacramentales (SC 61) BIBLIOGRAFIA A b a d , J M - G a r r i d o , M , Iniciación a la liturgia de la Iglesia (Madrid 1988), 607-660, B u g n i n i , A , La riforma litúrgica (1948-1975) (Rom a 1983), 703-775, C a p r i o l i , A , «Presupposti antropología per un recupero della categoría di “sacraméntale”», en RL 73 (1986), 153-165, Id , «I sacra­ m én tala, en Ambrosius 63 (1987), 14-30, D o n g h i , A , «Sacramentales», en NDL, 1778-1797, F a r n f s , P , « L o s sacramentos y los sacramentales», en OrH 14 (1974), 324-336, L o h r e r , «Sacramentales», en SM 6, 157-164, M a r t i m o r t (2 d ed 1967), 669-727, M i c h e l , A , «Sacramentaux», en DTC 14(1939), 465-482, R i g h e t t i 2, 1019-1097, S c i c o l o n e , I et AA AA , I sacramentah e le benediziom, en Anamnesis 1 (Genova 1989)

E n tre los sig n o s d e l m iste rio se e n c u en tra n ta m b ié n los sa c ra ­ m en tales 1 L os sacram e n ta les se suelen a g ru p a r d e este m o d o c o n s­ titu tiv o s en rela ció n con las p erso n a s, que e stab lece n a u n a p erso n a en u n m in iste rio o estad o de vida, c o n stitu tiv o s en rela ció n con las co sas, qu e d eterm in a n el d estin o o el uso de lu g ares o co sas, b e n d i­ cio n e s in v o c ativ as so b re p erso n a s, so b re lu g a re s, in stru m e n to s del h o m b re, o b je to s de cu lto y otros; e x o rc ism o s, y e x e q u ia s

I

1.

SACRAMENTALES CONSTITUTIVOS EN RELACION CON LAS PERSONAS

La in stitu ció n d e m in isterio s

P o r m e d io del m otu p ro p n o M inisterio, qua ed a m , de 15-V III1972, el p ap a P ab lo V I su p rim ió el su b d ia c o n a d o y las cu atro ó rd e­ n es m e n o re s del o stia n a d o , lecto rad o , ex o rc ista d o y aco litad o , esta1 C f SC 60-61, Cat 1667-1670, CDC, c 1166

198

P. III.

Los signos del misterio

M eciendo, en su lugar, los m in iste rio s del lecto r y del acólito 2. Se acen tu ó asi la d istin ció n en tre los m in iste rio s o rd en a d o s, que se co n ­ fieren m e d ian te la im p o sició n de las m a n o s, y los d em ás m in isterio s, in stitu id o s o c o n fia d o s a los fieles laico s de m a n era estab le u o ca­ sional 3. La in stitu ció n es un a ce le b ra ció n litú rg ica qu e estab lece a un v a ­ rón laico en el serv icio de la P alabra, co m o lecto r, salm ista, ed u c a­ d o r en la fe, an im a d o r de la p le g a ria co m ú n de los fíeles, d irec to r del can to y resp o n sa b le de la p rep a ra ció n de otro s lecto res; o en el ser­ v icio del altar, co m o ay u d a n te del sa ce rd o te y del d iáco n o , m in istro ex tra o rd in ario de la C o m u n ió n y de la ex p o sició n del S an tísim o e in stru c to r del p u eb lo en la p articip a ció n litúrgica. L a in stitu c ió n se h ace por el o b isp o o por el su p e rio r m a y o r de un in stitu to relig io so , o rd in aria m en te d en tro de la M isa, al final de la litu rg ia de la P alabra. El rito c o m p re n d e la lla m a d a de los c a n d id a to s y, d esp u és d e la h o ­ m ilía, u n a o ració n so b re ello s, a la que sig u e la en tre g a de la B iblia en la in stitu c ió n del lector, y de la p a te n a con pan y del cáliz co n v ino en la del acólito. E ntre los m in iste rio s no in stitu id o s está el m in iste rio e x tra o rd in a ­ rio de la C o m u n ió n , q ue es co n fia d o m e d ian te un sen cillo rito d en tro o fuera de la M isa 4. Los d em ás m in iste rio s litúrg ico s, d escrito s en la O rdenación g e n e r a l d e l M isa l R o m a n o n n .6 7 -6 8 , no se co n fie re n en u n a celeb ració n . A dem ás, en el B e n d ic io n a l se e n c u en tra n un as b e n ­ d ic io n es d e lecto res, ac ó lito s y m in istro s d e la ca rid a d p a ra sig n ific ar el carácter eclesial de las citad a s ta re as 5. 2 De institutione Lectorum et Acolythorum (Ed. typica, Typis Polyglottis Vaticanis 1972); ed. española: Para instituir lectores y acólitos, admisión de los candidatos al Diaconado y al Presbiterado {Coeditores Litúrgicos 1974). Cf. M a n z a n a r e s , J., « L o s nuevos ministerios del lector y del acólito. Comentario al motu proprio Ministerio quaedam», en REDC 29 (1974), 368-384, etc. 3 Cf. CDC, c.230, distingue, por su parte, entre ministerios estables de lector y de acólico, ministerios temporales y ministerios extraordinarios. Cf. supra n.14 del cap. VIH. Además L i g i e r , L., «Ministerios laicales de suplencia. Sus fundamentos en el Concilio Vaticano II», en L a t o u r e l l e , R. (ed.), Vaticano II. Balance y perspectivas (Salamanca 1989), 559-569, etc. 4 Cf. Instrucción ¡mmensae caritatis, de 29-1-1973, en AAS 65 (1973), 264-271; trad. española en PastL 73 (1973), 7-10. El rito en Ritual de la sagrada Comunión y del Culto eucarístico fuera de la Misa (Coeditores Litúrgicos 1974), 139-142. Cf. A l d a z a b a l , J., «Laicos que distribuyen la Comunión», en OrH 18 (1987), 110-117, etcétera. 5 Cf. Bendicional (Coeditores Litúrgicos), cap. V, pp. 177-195.

C. 1 7.

2.

Los sacramentales

199

La consagración de vírgenes

El C on cilio V atica n o II d isp u so la re v isió n del rito de la c o n sa ­ gración de v írg en e s q ue fo rm a b a p arte del P o n tific a l R o m a n o (cf. SC 80). L a refo rm a se h izo d esp o jan d o el rito de ad h e ren cias m e d ie­ vales y d ev o lv ién d o lo a su sig n ific ad o p rim itiv o , es d ecir, d estin á n ­ d o lo a to d a s la s m u je re s q u e d e s e e n c o n s a g r a r su v irg in id a d al S eñor 6. La ex isten cia de un rito de c o n sa g ra c ió n de la v irg in id a d se c o ­ noce desde el siglo IV, cu an d o el p a p a L ib e rio co n sag ró en la b asílic a de san P edro a M arcelin a, h e rm a n a de san A m b ro sio , si b ien la d e­ dicación de las v írg en es c ristia n a s al S eñ o r se rem o n ta a los o ríg en es (cf. 1 C or 7,34). L a litu rg ia de la c o n sag rac ió n , rese rv a d a al o b isp o , pone de m a n ifiesto el ap re cio de la Ig lesia p o r la v irg in id a d y p id e la g racia del E spíritu S anto sobre la m u je r co n sag rad a . A sem ejan za del rito m atrim o n ial, co m p re n d ía la im p o sició n del v elo y u n a b en ­ d ición an á lo g a a la b en d ició n n u p cial. M ás ta rd e se añ a d ió la en tre g a del a n illo 7. En la a c tu a lid a d la co n sag rac ió n de v írg en e s se rea liza al térm in o de la liturgia de la P ala b ra de la M isa. C o m p re n d e el escru tin io , las letanías de los santos, la ren o v a ció n del p ro p ó sito d e v irg in id a d o la p ro fesión relig io sa y la p le g a ria de co n sag rac ió n . A c o n tin u ac ió n se en tregan el anillo y el velo, a los que p u ed e añ a d irse la L itu rg ia de las H oras.

3.

La b en d ición del ab ad y d e la a b a d esa

E ntre los ritos de la v id a m o n á stic a se en c u en tra , d esd e m u y a n ­ tiguo, la ben d ició n del ab ad 8. El P o n tific a l R o m a n o -G erm á n ico d e­ sarrolló esta b en d ició n im itan d o la o rd en a ció n ep isco p al. P ero d is­ tin guía entre o rd in a tio a b b a tis y c o n se c ra d o abbatis. L a p rim e ra se d esarro llab a en la cated ral, co m p re n d ía la im p o sició n de la m an o del 6 Ordo consecrationis virginum (Ed. typica, Typis Polyglottis Vaticanis 1970); ed. española: Ritual de la Profesión religiosa y Consagración de Vírgenes (Coeditores Litúrgicos 1979). Cf. O r i o l , J., «El nuevo rito de la consagración de vírgenes», en Ph 63 (1971), 292-296; R a m i s , G., «¿Para qué sirve el Ritual de la consagración de vírgenes?», en Ph 131 (1982), 385-398; Id., «Consagración de vírgenes y profesión religiosa», en B o r o b i o 3, 527-548; y EL 95/4-5 (1981); 96/2 (1982) y LMD 110 (1972). 7 Cf. C a l a b u i g , I . - B a r b i e r i , R . , «Virginidad consagrada en la Iglesia», en NDL, 2061-2081; R a m i s , G., La consagración de la mujer en las liturgias occidentales (Roma 1990), etc. 8 Cf. B a u d o t , J., «Bénédiction d’un abbé et d’une abbesse», en DACL 2(1910), 723-727, etc.

200

P.III

Los signos del misterio

o b ispo y no p o d ía co n fe rirse a la ab ad esa. A d em á s se en tre g ab a la R eg la, en lu g a r del E v an g e lia rio , y el bácu lo . L a re fo rm a litú rg ica del V atican o II ha sim p lifica d o el ritu a l y h a elim in a d o to d a p o sib le co nfu sió n co n la o rd en a ció n ep isco p a l 9. L a b en d ició n se ce le b ra en la M isa, a co n tin u ac ió n de la litu rg ia de la P ala b ra , p u d ie n d o u sarse, según las n o rm as litú rg icas, la m isa ritual y el le cc io n ario p ro p io . La b e n d ició n del ab ad o de la ab a d e sa d estac an la fig u ra del su ­ p erio r m o n á stic o en rep rese n tac ió n de C risto y su m isió n d e c o n d u ­ cir a sus h erm a n o s o h erm a n as h a c ia el a m o r de D io s y la v id a ev an ­ gélica, p o n ie n d o esp ecial én fa sis en la L itu rg ia de las H o ras y en la lectio divina.

4.

La p ro fesió n religiosa

El C o n cilio V atica n o II d isp u so ta m b ié n q ue se re d a c ta ra un rito d e p ro fesió n re lig io sa y de ren o v a ció n de v o to s y qu e la p ro fe sió n se h iciera d en tro de la M isa (cf. SC 80). H asta ese m o m e n to los in sti­ tu to s de v id a co n sag rad a u tiliz a b a n ritu a les prop io s. L a d eterm in a­ ción co n ciliar y el O rdo p r o fe ssio n is re lig io sa e n o p ro h íb en los ri­ tuales p articu lares 10. N o o bstante, alg u n o s elem e n to s deb en re sp e ­ ta rse sie m p re: la p ro fe sió n p e rp e tu a h a de h a c e rse te rm in a d a la litu rgia de la P a la b ra y no en el m o m e n to de la co m u n ió n ; la estru c ­ tu ra del rito c o m p re n d e la lla m a d a an tes de la h o m ilía, las letan ías, el acto de la p ro fe sió n , la p le g a ria de b en d ició n del p ro feso , la en tre­ g a de las in sig n ias y la in c o rp o rac ió n a la co m u n id ad . Los ritos de la p ro fe sió n re lig io sa se in sp ira n en la p ro fe sió n m o ­ nástica, de la q u e se tie n en las p rim e ra s n o tic ia s en la R eg la d e l M a estro y en la R eg la d e sa n B en ito (sig lo s v -v i) 11. U n fac to r m u y sig nificativo de có m o se co n te m p la la v id a re lig io sa d esd e la litu rg ia es la referen cia a la In iciació n cristian a. 9 Ordo benedictionis Abbatis et Abbatissae (Ed typicae, Typis Polyglottis Vaticanis 1970), trad española «Bendición de un Abad o de una Abadesa», en Rituales de la dedicación de iglesias y de altares y de la bendición de un Abad o una Abadesa (Coeditores Litúrgicos 1979), 135-167 C f N o c e n t , A , L ’Ordo benedictioms abbatis et abbatissae, en RL 60 (1973), 321-325, etc 10 Ordo Professionis Religiosae (Ed typica Typis Polyglottis Vaticanis 1970), ed española Ritual de la Profesión religiosa y Consagración de Vírgenes, cit C f F a r n e s , P , «La nueva liturgia de la profesión religiosa», en Ph 60 (1970), 580-587, R a m i s , G., «El Ritual de profesión religiosa y consagración de vírgenes (Aproximación teológi­ ca)», en Ph 117 (1980), 199-228, y «Cuadernos Phase» 6 y 36 (Barcelona 1988 y 1992) 11 Cf A u g e , M., «Profesión religiosa», en NDL, 1659-1674, C a n a l s , J. M , «Pro­ fesión religiosa», en DTVR, 1407-1425, etc.

II.

SACRAMENTALES CONSTITUTIVOS EN RELACION CON LAS COSAS

En la actu alid ad , d en tro de esta ca te g o ría se en c u en tra n el rito de la d ed ica c ió n d e la ig lesia y d e l altar, la b en d ició n d e l a g u a b a u tis­ m a l y la ben d ició n d e los ó le o s. E n el P o n tific a l R o m a n o se e n c o n ­ trab an ta m b ié n la co n sag rac ió n de los vaso s sa g rad o s y la de las cam p an as.

1.

L a d ed ica ció n d e la ig le sia y d el altar

L a d ed ica ció n de la ig le sia co n stitu y e una de las c e le b ra cio n e s m ás im p o rta n tes de u n a co m u n id ad local, h asta el p u n to q u e in v ad e to d a la liturgia 12. L a d ed icació n de la ig le sia co m p re n d e la d e d ic a ­ ció n del altar, p ero ésta p u ed e re a liz a rse au n q u e la ig le sia n o se d e­ dique. El C D C de 1983 re c o m ie n d a la d ed ica ció n co n rito so le m n e de las iglesias, « so b re to d o las ca te d ra le s y p arro q u iales» (c. 1217, § 2). A sim ism o d eterm in a que se d ed iq u en los altares fijos, y se d e­ d iq u en o b en d ig an lo s m ó v ile s (c.1 2 3 7 , § 1). El p rec ed en te de la d ed ica ció n de las ig le sia s h ay q u e b u scarlo en el A n tig u o T estam e n to , en el que so b resa le n las d ed ica cio n e s su ­ ce siv a s del te m p lo p o r S alo m ó n (cf. 1 R e 8,1-66 ), p o r E sd ras (cf. E sd 6 ,1 5 -1 8 ) y p o r Ju d a s M acab eo (cf. 1 M ac 4 ,3 6 -5 9 ). L a d ed ica ció n de las ig lesias en la a n tig ü ed a d co n s istía b á s ic a ­ m en te en la p rim e ra ce le b ra ció n e u c arística , a la qu e se añ a d ió la co stu m b re de se p u lta r las reliq u ias de los m á rtire s b ajo el altar (cf. A p 6,9) ,3. C u an d o se tratab a de d ed ica r un lu g ar q u e h ab ía sido un te m p lo p ag an o , se rea liza b a an tes u n a p u rific a c ió n co n agua. E ste sen cillo ritual, tra sla d a d o al á re a fra n c o -g e rm á n ic a en el sig lo v m , se llenó de elem e n to s d ram atizan tes. El ritual fue sim p lifica d o en 1961. F in alm en te , en el c u rso de la re fo rm a litú rg ica del V atica n o II se p ro ce d ió a u n a rev isió n a fondo p ara h ac er m ás tran sp a ren te y c o m ­ p ren sib le la ce leb ració n . E n c lara a n a lo g ía co n lo s sa cram e n to s d e la In iciación, la asp ersió n se h ace al co m ien zo , p rim e ro so b re el p u eb lo y d esp u és sobre el altar y los m u ro s interiores. Se in a u g u ra la p ro c la ­ m a ció n de la P alab ra y d esp u és de la h o m ilía se p ro ce d e a la co lo c a ­ ció n de las reliq u ias de los m á rtire s o san to s, si las h ay au tén tica s y 12 C f n 7 de los praenotanda del cap II del Ordo dedicatiom s Ecclesiae et Altaris (Ed typica, Typis Polyglottis Vaticanis 1977), trad española Rituales de la dedicación de iglesias y de altares y de la bendición de un abad y de una abadesa, op c it , 26 13 San Ambrosio, en el año 336, dedicó de este modo la iglesia de Milán Ep 22, en PL 16, 119-126 El papa Vigilio (t 555) informó a Profuturo de Braga de cómo se hacía la dedicación en Roma, en PL 84, 829-832.

202

P.Ill.

Los signos del misterio

notables. Seguidam ente se p ro n u n cia la p le g aria de d ed ica ció n y se realizan las unciones, la in cen sació n y la p rep a ra ció n del altar p ara la eucaristía. A su té rm in o se in a u g u ra la ca p illa d el S an tísim o Sa­ cram en to ,4. L a dedicación del altar es m u y sem ejan te a la d ed ica ció n d e la iglesia, pero se om iten los rito s rela tiv o s al ed ificio , sien d o d istin ta la p leg aria de d ed icació n y los te x to s de la m isa p ro p ia. El R itual co n tien e tam bién los te x to s p ara la co lo ca ció n de la p rim e ra p ie d ra y p a ra la bendición de u n a iglesia, de u n altar m ó v il y d el cá liz y de la p atena.

2.

L a b endición d el a gu a b au tism a l

P erteneciente al rito del B a u tism o , la p le g a ria de b e n d ició n del a g u a se encuentra en los ritu a les c o rresp o n d ien te s y en el M isal R o ­ m ano, en el form ulario de la V ig ilia pascu al. L a b en d ició n del ag u a b au tism al es m e n cio n a d a y a en la T radición A p o stó lic a de H ip ó lito . L a p leg aria de b en d ició n del ag u a b au tism a l co n tien e u n a an a m n e sis de las m aravillas efe ctu a d as p o r D ios en la h isto ria d e la salv ació n « sirviéndose de su c ria tu ra el agua». S igue la ep ícle sis en la que se p id e la gracia de C risto, p o r el E sp íritu S anto, p ara el n u ev o n aci­ m iento 15.

3.

L a b en dición d e los óleos y la co n fecció n d el crism a

El aceite se u sa en v ario s sacram e n to s y en la d ed ica ció n de las ig lesias y de los altares. L a p rim e ra re fe re n c ia a la b en d ició n del ó leo se en cu en tra ta m b ié n en la T radición A p o stó lic a , co n u n a fó r­ m u la q u e alude a los en fe rm o s y a la u n ció n de rey es, sace rd o te s y p ro fetas. P o sterio rm en te rea p arece en las p rin cip ale s fu en tes litú rg i­ cas y en n u m ero so s testim o n io s p atrístico s. Sin em b arg o es d ifícil p re c isa r el m o m en to en que la b e n d ició n de los ó leo s y la co n sag ra­ ció n del crism a se sitúan en la m a ñ a n a del Ju e v es Santo. N o o b sta n ­ te, el m o tiv o p are ce p ráctico , es decir, co n v istas a la c e le b ra ció n de 14 Cf. B e l l a v i s t a , J., «Dedicación de iglesias», en OrH 18 (1987), 335-338; L a r a , A., «La dedicación de iglesias y altares», en B o r o b i o 3, 349-561; Jo u n e l , P., «Dedica­ ción de iglesias y altares», en NDL, 531-548; S a x e r , V., «Dedicación», en DPAC 1, 568-569; y «Cuadernos Phase» 20 (Barcelona 1990); LMD 134 (1978); Not 133/135 (1977); PastL 105/106 (1979); Ph 111 (1979); RL 66/4 (1979), etc. 15 Cf. G i b e r t , J., « L o s formularios de la bendición de agua en el Ordo Baptismi parvulorum y en el Ordo Initiationis christianae adultorum», en EL 88 (1974), 275309; S t o c k , A., «La bendición del agua bautismal en la liturgia romana», en Conc 198 (1985), 205-215; T e n a , P., «La bendición del agua», en B o r o b i o 2, 79-85.

los sa cram e n to s de la In iciació n en la n o ch e de P ascu a, au n q u e el c a rá c te r festiv o de la ce le b ra ció n rev e la ta m b ié n la in te n ció n de re ­ la cio n a r los sa cram en to s con el M isterio p ascu a l de Jesu cristo 16. D esp u és del C o n c ilio V atica n o II se p u b lic ó el ritual de la b e n d i­ ció n de los ó leo s y de la co n fe cció n del crism a co m o p arte del P o n ­ tifical R om ano n .

III.

BENDICIONES INVOCAT1VAS

L as b e n d icio n e s in v o c ativ as, p ara d istin g u irlas de los sa c ra m e n ­ ta les co n stitu tiv o s, so n ac cio n es litú rg icas q ue sa n tifican las d iv ersas circ u n sta n c ia s de la v id a (cf. SC 60). Se trata del g ru p o m ás am p lio de los sacram e n ta les, d en tro del cual o cu p an un lu g a r ca racterístico . E n cu a n to e stab lecid as p o r la Ig lesia, las b e n d icio n e s son v erd a d ero s ac to s litú rg ico s. L a b e n d ició n b íb lic a — eu lo g ía — se d irig e a D io s rec o n o cie n d o su b o n d a d y las m a ra v illa s q u e o b ra en la creació n y en la h isto ria sa lv ífica . P ero b e n d ic ió n es ta m b ié n la acció n d iv in a en fav o r de los h o m b re s ( E f 1,3) ,8. L o s p rim ero s te stim o n io s d e b en d icio n e s sobre p e rso n a s y alim e n to s a p a rece n en la T ra dició n A p o stó lic a , en el c o n ­ tex to de la cele b ra ció n eu c arística 19. En los sa c ra m é n ta n o s y en los o rd in e s ro m a n i las b e n d ic io n e s se m u ltip lic an p ara im p lo ra r la a y u ­ d a de D ios en las m ás d iv e rsa s situ acio n es. A lg u n as de las b e n d ic io ­ n es se re se rv a ro n al o b isp o , sien d o rec o g id as en los p o n tific ale s a p a rtir del siglo x. L as resta n te s c o n tin u aro n en los sa cram en tario s h asta q u e en el sig lo x v ap a rece n los p rim e ro s m a n u ale s, a n tec ed e n ­ tes del R itu a le R o m a n u m p ro m u lg a d o p o r P aulo V en 1614, que les d e d ic a un capítulo. El libro actual p ara las b en d icio n e s 20 d istrib u y e los fo rm u lario s d e b e n d ic ió n en cin co g ran d e s ap artad o s: 1) b e n d icio n e s d e las per]h Cf. M a i e r , P., Die Feier der Missa chrismatis (Regensburg 1990), 33-232; J., «La préface consécratoire du chréme», LMD 49 (1957), 35-49, etc. 17 Ordo benedicendi olea et conficiendi Crisma (Ed. typica, Typis Polyglottis Vaticanis 1970); en España está publicado en el Ritual de Ordenes (Coeditores Litúr­ gicos 1977), 205-220. Cf. A r o z t e g u i , F. X., «Consagración del crisma», en OrH 24 (1993), 475-480; S o r c i , P., «L ’olio per Tunzione. Commento alia benedizione d elfolio», en RL 80 (1993), 54-84, etc. ,K Sobre la bendición bíblica cf. supra n.2 del cap. X. 19 B o t t e , B. (éd.), La Tradition Apostolique desaintH ippolyte (Münster W. 1963), nn.5-8; 29 y 3 1-32. C f . S o d i , M., «Bendición», en NDL, 210-230; T r i a c c a , A. M.-Pist o i a , A. (dir.), Les bénédictions et les sacramentaux dans la liturgie (BELS 44, Roma 1988), etc. 20 De benedictionibus (ed. typica, Typis Polyglottis Vaticanis 1984); ed. española: Bendicional (Coeditores Litúrgicos 1986). Cf. L ó p e z M a r t i n , J., «Las orientaciones generales del Bendicional», en Ph 157 (1987), 45-57; Id., «Las bendiciones», en

R

o g ues,

204

P III

Los signos del misterio

sonas; 2) b en d icio n e s de las co n stru c cio n es y rela tiv a s a las ac tiv id a­ d es de los cristian o s, 3) b en d icio n e s de los o b je to s litú rg ico s o de d ev o c ió n d estin a d o s a las ig le sia s, 4) b en d icio n e s de o b je to s p ia d o ­ sos, y 5) b en d icio n e s p ara d iv e rsa s circ u n sta n cia s E n tre lo s asp ec to s m as d estac ab le s se en c u en tra n el fu n d am e n to trin ita rio y ec le sio lo g ico de las b en d icio n es, la e stru c tu ra ce le b ra tiv a y la im p o rta n c ia d ad a a las d isp o sicio n e s p erso n a les p ara la eficacia de las b e n d icio n e s P or otra parte, éstas se sitú an en el co n tex to de las re la c io n e s en tre el cristian o y el m undo, de a c u e rd o con la te o lo g ía de las rea lid ad e s te rren a s en el C o n cilio V atica n o II

IV

LOS EXORCISMOS

E n re a lid a d son b e n d ic io n e s in v o c ativ as con u n a fin a lid a d p ro p ia en el co n tex to de la fe c ristia n a y de la oración litú rg ica L os ex o r­ c ism o s h an estad o p rese n tes sie m p re en la litu rg ia de la In iciació n cristiana, tan to en el c a te c u m e n a d o de los a d u lto s 21 co m o en el rito d el B au tism o de p árv u lo s 22. A d e m á s se han realizad o y p u ed e n re a ­ lizarse so b re los p o seso s, se g ú n las d eterm in a cio n e s del c 1172 del C D C E n to d o s los caso s la re a lid a d es la m ism a, la Ig lesia, a e je m ­ p lo de C risto ( c f Le 8 ,2 6 -3 9 ) y en su nom bre, lu ch a ta m b ié n co n tra el M alig n o p ara q u e el c a te c ú m e n o y el fiel que su fre en su v id a el p eso del m isterio de in iq u id a d (cf. 2 T es 2,7 ) se v ean lib res de él y se fo rtalezcan con el p o d e r del E sp íritu S anto p ara re sistir al d ia b lo ( c f 1 Pe 5 ,8 - 9 ) 23 S egún la d isc ip lin a ac tu a l d e la Iglesia, el ex o rc ism o so b re los p o se so s só lo p u e d e se r p ra c tic a d o p o r un sa ce rd o te co n lic en c ia ex ­ p re sa del o b isp o ( c f C D C , c .l 172, § 2) E n la ac tu alid ad ex iste un ritual a d in terim 24 B o r o b i o 3, 563-573, U r d e i x , J , «El nuevo Bendicional», en OrH 18 (1987), 142 144, y Conc 198 (1985), RL 73/2 (1986), 81/4(1994), etc 21 Estos exorcismos son de dos clases menores, que imparte el sacerdote o el diácono o un catequista durante la primera atapa del catecumenado c f Ritual de la Iniciación cristiana de los Adultos (Coeditores Litúrgicos 1976), nn 109-118, y mayo­ res, que tienen lugar durante los escrutinios en la segunda etapa ib nn 164, 171 y 178 22 Antes de la unción prebautismal c f Ritual del Bautismo de Niños (Coeditores Litúrgicos 1970), nn 119 y 215 23 C f Cat 550, 1237 y 1673 C f C o r t e s , J B , «Exorcismos y liturgia», en NDL, 8 0 1-825, N a v o n e , J , «Diablo/exorcismo», en NDE, 348-361, S t u d f r , B , «Demonio», en DPAC 1, 572-577, V a g a g g i n i , C , El sentido teológico de la liturgia (BAC 181, Madrid 1959), 328-414, etc 24 C f Not 294/295 (1991), 49 Vease también la Carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe, de 29 IX 1985, en AA S 77 (1985), 1169 1170, c f G y , P -M , «Le mimstere de l’exorciste vu par un theologien», en LMD 197(1994), 125 135

V

LAS EXEQUIAS

El V atican o II q u iso que la ce le b ra ció n de las ex e q u ia s « ex p re sa­ se m ás claram e n te el sen tid o p ascual de la m u erte cristian a y resp o n ­ d iese m e jo r a las circ u n sta n cia s y trad icio n e s de c a d a p aís» (S C 81). E n cu m p lim ien to de este m a n d ato fue p ro m u lg a d o en 1969 el rito a c tu a l25 1

S ig n ific a d o

L a e sp eran z a de que los fieles «q u e h an c o m p artid o y a la m u erte de Je su cristo c o m p artirán tam b ién con él la g lo ria de la re su rre c ­ ción» 26, d a lu g a r a la ce le b ra ció n cristian a de la m u e rte « L a Iglesia, en las ex e q u ia s de sus hijos, ce le b ra el M isterio p ascu al, p ara qu e q u ie n es p o r el b au tism o fueron in c o rp o rad o s a C risto , m u e rto y re­ sucitado, pasen ta m b ié n con él a la v id a eterna» 27 A h o ra bien, las ex e q u ia s y otras fo rm as de o rac ió n litú rg ica y de p ie d ad p ara con los d ifu n to s c o n s titu y e n ta m b ié n u n m o d o de ay u d a r a q u ie n e s h an m u e rto , y de co n fia rlo s a la m iserico rd ia del P adre, en el co n tex to de la co m u n ió n de los santos 28 L as ex eq u ias p o n en tam b ién de relieve el c a rácter esca to ló g ic o de la v id a cristian a ( c f SC 8, L G 4 8 -5 1 ) L as ex eq u ias tie n en ta m b ié n c a rácter de h o n ras fú n eb res, según las c o stu m b res de c a d a p u eb lo En este sen tid o , la h isto ria del R itu a l d e E x e q u ia s h a estad o m a rc ad a p o r estas in flu en cias 29, ad em ás de co n stitu ir u n o de los libros que p u ed e n a lca n za r u n m a y o r g rad o de in c u ltu rac ió n y de ad a p ta ció n 30 25 Ordo exequiarum (Ed typica, Typis Polyglottis Vaticanis 1969), ed española Ritual de Exequias (Coeditores Litúrgicos 1970) C f B r o v e l l i , F , «Exequias», en NDL, 777-793, F a r n e s , P , «Las exequias según el Ritual de Pablo VI», en Ph 109 (1979), 49-58, L l o p i s , J , «Exequias», en B o r o b i o 2,745-760, y EL 84/2 (1970), LMD 101 (1970), 144 y 145 (1980), OrH 21/1-2 (1990), Ph 109 (1979), RivPL 10/3-4 (1973), 12/4(1975), RL 58/3 (1971), etc 26 M isal Romano Plegaria eucarística II Intercesión p o r el difunto 27 Ritual de Exequias 2 a ed renovada (Coeditores Litúrgicos 1989), Observacio­ nes generales previas n 1, c f Orientaciones del Episcopado español n 8 Sobre esta edición c f Secretariado N de Liturgia (ed ), Comentarios al Ritual de Exequias renovado (Coeditores Litúrgicos 1989) 28 C f Ritual de Exequias, op c it , Observaciones generales nn 1 y 13, Orientacio nes nn 15-17, Cat 958, 1032, 1371 y 1689, c f T e n a , P , «“En las manos de Dios” La oración de la Iglesia por los difuntos», en Comm 2 (1980), 220-229 29 Cf M a e r t e n s , Th - H e u s c h e n , L , Celebración cristiana de la muerte (Madnd 1974), S a x e r , V , «Difuntos (culto de los)», en DPAC 1, 597-599, T r i a c c a , A M Pis t o i a , A (d ir), La maladie et la morí du chretien dans la liturgie (BELS 1, Roma 1975), y Conc 32 (1968), LMD 44 (1955), Ph 35 (1966), etc ™ En este sentido c f Di S a n t e , C , «II rito delle esequie tradizioni, adattamenti, prospettive», en B r o v e l l i , F (dir), Escatologia e liturgia (Roma 1988), 183-200, y RL 66/2 (1979)

206

2.

P. III.

Los signos del misterio

C o n ten id o del «R itu al d e E xeq u ias»

El ritual de 1969 ded ica el p rim e r ap a rtad o a los g esto s h u m an o s que siguen al m o m en to de la m uerte. La edición esp añ o la de 1989 d esarro lla estas su g e re n cia s en seis capítulos. Las ex e q u ia s p ro p iam en te dich as se d esarro llan sig u ien d o tres tipos: con tres estacio n es, a saber, en la ca sa del d ifu n to , en la ig lesia y en el cem en terio ; con dos estacio n es: en la ca p illa del ce m e n terio y ju n to a la se p u ltu ra o, co m o en el ritual esp añ o l, en la ca sa y en la iglesia; y con una sola estación: en la casa del difu n to o, co m o en el ritual esp añ o l, en la iglesia. La ed ició n esp añ o la p ro p o n e ad em ás v arios esq u em a s, con can to o sin canto, para cada uno de esto s tipos, su b ray an d o la im p o rta n cia del p rim ero y p ro p o n ien d o tam b ién fo r­ m u lario s b reves, ad a p ta d o s a d iv e rsa s circ u n sta n cia s y en caso s ex ­ trao rdinarios. En todo caso, las ex e q u ia s co m p re n d en tres m o m e n to s p rin c ip a ­ les: el rec ib im ie n to del c a d áv e r y la ac o g id a a los fam iliares; la ce le­ bración de la P alabra de D ios 31 y, según la o portu n id ad , d e la eu c a­ ristía 32; y el rito de últim a rec o m en d a ció n y desped id a. Un ap artad o esp ecial, q ue o b ed e ce al m a n d ato co n c iliar del V atica n o 11 (cf. SC 82), lo co n stitu y en las ex eq u ias de p árv u lo s b au tiza d o s o m u erto s antes de rec ib ir el bau tism o . L os te x to s tien en en cu en ta, an te todo, la situación de los p ad res 33. 11 Cf. B o n d i o l i , D., II lezionario dei defunti (Brcscia 1973); W i e n e r , C., «Le lectionnaire des funérailles», en LMD 93 (1968), 87-93. Ritual de Exequias, op. cit., Orientaciones n.39-40; 42 y 48. Cf. VV.AA., «L’eucaristia in suffragio dei defunti», en II Messale Romano del Vaticano II, 2, op. cit., 465-523. ” Cf. B r a g a , C., «L'Ordo exequiarum per i bambini», en EL 84 (1970), 160-168; etcétera.

PARTE CUARTA

LA S A N T I F I C A C I O N D E L T I E M P O

1.a SECCION: EL AÑO LITURGICO

C a p ít u l o

X V III

EL A Ñ O L I T U R G I C O En el ciclo del año, (la Iglesia) desarrolla todo el m is­ terio de Cristo, desde la Encamación y el Nacimiento hasta la Ascensión, el día de Pentecostés y la expectativa de la feliz esperanza y venida del Señor (SC 102). BIBLIOGRAFIA A d a m , A., L ’anno litúrgico, celebrazione del mistero di Cristo (Leumann-Torino 1984); A u g é , M. et AA.AA., L ’anno litúrgico. Storia, teolo­ gía e celebrazione, en Anamnesis 6 (Genova 1988); A u f d e r M a u r , H., Le celebrazioni nel ritmo del tempo, 1. Fes te del Signore nella settimana e nelVanno («La liturgia della Chiesa» 5, Leumann-Torino 1990); B e l l a v i s t a , J., El año litúrgico (M adrid 1985); B e r g a m i n i , A., Cristo, festa della Chiesa. L ’anno litúrgico (Roma 1982); B e r n a l , J. M., Iniciación al año litúrgico (M adrid 1984); C a s t e l l a n o , J., El año litúrgico, memorial de Cristo y mistagogia de la Iglesia (Barcelona 1994); J o u n e l , P., «El año», en M a r t i m o r t , 917-1046; L ó p e z M a r t í n , J ., El año litúrgico. Historia y teología de los tiempos festivos cristianos (BAC pop. 65, Madrid 1984); I d ., et AA.AA., «Año litúrgico. Ciclos y fiestas», en B o r o b i o 3, 29-282; M a r s i l i , S. - B r o v e l l i , F. (dir.), L ’anno litúrgico (Casale M. 1983); R ig h e t t i 2, 635-1077; y la voz «año litúrgico» en DE 1, 139-141; DPAC 1, 159-162; DTI 1, 431-444; NDL, 136-144; NDM, 153-182, etc.

C on este cap ítu lo se in icia la IV p arte de este m an u al, d ed ica d a a la san tifica ció n del tiem p o . E sta sa n tificació n tien e lu g ar en la ce le­ b ra c ió n del año litú rg ico y del d o m in g o (1.a se cc ió n ), y p o r m e d io de la litu rg ia de las h o ra s (2.a secció n ). El estu d io del año litú rg ico d a c o m ien z o ta m b ié n al an á lisis de los tie m p o s de la ce le b ra ció n en co n c reto , en los q u e se e n m a rc a el « sa g rad o recu erd o » qu e la Ig lesia h ac e del m isterio de la sa lv ac ió n en « a lo largo del añ o » (S C 102). E n cierto m odo, el ca p ítu lo es co n tin u ac ió n del d ed icad o al « tiem p o de la ce le b ra ció n » y a sus ritm os. L a ex p o sició n se ce n tra en la L i­ tu rg ia R om ana, au n q u e sin p e rd e r de vista las referen c ias b ásicas y co m u n es a to d a s las d em ás liturgias.

210

P .IV I.

La santificación del tiempo

NATURALEZA DEL AÑO LITURGICO

La co n stitu c ió n S a cro sa n ctu m C on ciliu m d ed icó un ca p ítu lo en ­ tero, el V, al año litúrgico, p ara ex p o n e r las b ases te o ló g ic as d e u n a ad e cu a d a in te lig e n cia de esta im p o rta n te rea lid ad de la liturgia.

1.

El n o m b re

L a p rim e ra referen c ia a lo q ue h oy se en tien d e p o r año litú rg ico , co m o unid ad y co n ju n to de las ce le b ra cio n e s festiv as, n o ap a reció h asta en tra d o el siglo xv i co n la d e n o m in ac ió n « añ o de la Ig lesia» (K irch en ja h r) '. U n siglo m ás tard e se u sab a el n o m b re d e «año c ris­ tiano» en o b ras d ed ica d as a e x p o n e r las fiestas del S eñ o r y de los santos. E n los alb o re s del M o v im ien to litú rg ico d o m P ró sp ero G uéran g er u tilizó la ex p resió n a ñ o litú rg ico en su céleb re o b ra 2, h ac ié n ­ d o la desd e en to n ce s fam iliar a tod o s los au tores 3. Pío X II la in c o r­ p o ró al m a g iste rio p o n tific io en la en c íc lic a M e d ia to r D ei de 1947 4, y así ap a rece en la c o n stitu c ió n S a c ro sa n ctu m C o n ciliu m y en to d o s los d o cu m en to s de la refo rm a litúrgica. E stas y o tra s e x p re sio n e s an á lo g a s, co m o « añ o del S eñ o r» o «días del S eñor» 5, no alu d en p ro p iam en te a la estru c tu ra del año litúrgico, sino a lo qu e c o n stitu y e su esen cia, el señ o río de C risto sobre el tiem po. El año litú rg ico es año « cristian o » y añ o « del S e­ ñ or», p o rq u e es de C risto y a él le p erte n ec e; y es añ o «d e la Ig le­ sia», o « ec le siástic o » , p o rq u e la Iglesia lo h ace su y o p ara sa n tifica r el tie m p o y la ex iste n c ia de los h om bres. El P apa Ju an P ablo II, al c o n v o c a r el Ju b ileo del añ o 2 0 0 0 y m o stra r có m o d eb e ser ce le b ra d o , ha d estac ad o en la C a rta A p o stó ­ lica T ertio M ille n n io A d ve n ien te, de 10-X I-1994, el ca rá c te r de « año de g rac ia del S eñor» q u e tien e todo añ o litú rg ico y, p o r co n sig u ie n te, el Ju b ileo que ha de c o n m e m o ra r el gran a c o n te cim ien to cen tral de 1 P o m a r j o , G., Postille (Wittenberg 1589), citado por A u f d e r M a u r , H., op. c it , 311. 2 G u e r a n g e r , P , L 'année hturgique, 1-9 (París 1841-1866); trad. españ. abrevia­ da. El año litúrgico, L5 (Burgos 1954-1956), c f B r o v e l l j , F., «Per uno studio de “L’année hturgique’' di P Guéranger», en EL 95 (1981), 145-219. 1 C f B a r s o t t i , D ., Misterio cristiano y año litúrgico (Salamanca 1965); Fuco t e a u x , E , Espiritualidad del año litúrgico (Salamanca 1966), F l o r i s t a n , C , El año litúrgico (Barcelona 1962); J e a n - N e s m y , C1, Espiritualidad del año litúrgico (Barce­ lona 1965); L o H R , E., El año litúrgico (Madrid 1965), P a r s , P . , El año litúrgico, 1-4 (Barcelona 1960-1962); P a s c h e r , J . , El año litúrgico (BAC 247, Madrid 1965). 4 Pío XII, E n c í c l i c a Mediator Dei, d e 20-XI-1947, e n AAS 39 (1947), 521-595; t r a d . e s p a ñ . e n G u e r r e r o 1, 631 -680, a q u í n n . 19 1 -206. 5 Cf. Monastére S. André de Clerlande, Jours du Seigneur Ánnée liturgique (Tumhout 1988-1991).

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El año litúrgico

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la h isto ria h u m a n a, la E n c a m a c ió n del H ijo de D ios (cf. C a rta cit., n. 10, 14, etc.). 2.

El co n ce p to

En el ca p ítu lo X III se estu d ió el tie m p o co m o ám b ito de la a c ­ ció n de D ios en la v id a y en la h isto ria de los h o m b res. A h o ra se tra ta de p ro fu n d iz a r en el sig n ific a d o del tie m p o litú rg ico según el ritm o anual, au n q u e lo que se d ic e tie n e ap lica ció n a to d o s los tie m ­ p o s de la ce le b ra ció n . En efecto , el V atica n o II h a b la de « sa g ra d o rec u erd o en d ías d e ­ te rm in ad o s» , de d e sa rro llo «del m iste rio de C risto en el círcu lo del añ o » y de c o n m e m o ra c ió n de « lo s m isterio s de la red e n ció n » (cf. SC 102). En las citad a s e x p re sio n e s se p u ed e n rec o n o cer las h u ellas del p en sam ien to te o ló g ic o de O d o C asel 6. E n este sen tid o , el añ o litú rg ico es un esp ac io de g racia y de sa lv ac ió n (cf. 2 C o r 6,2), c o n tin u a c ió n del añ o ju b ila r b íb lico p erp e­ tu a d o p o r Jesú s (cf. L e 4 ,1 9 .2 1 ). P uede d efin irse co m o la ce le b ra­ ción del m isterio d e C risto y de la o b ra de la salv ació n en el esp ac io del añ o (cf. SC 102). P o r eso es un sig n o q u e rep rese n ta, tan to en O rie n te co m o en O cc id e n te , la c o n c reció n h istó ric a y d in á m ic a de la p rese n cia del S eñ o r en la v id a de la Iglesia 7. P ero el año litú rg ico es ta m b ié n el resu ltad o de la b ú sq u e d a, p o r parte del p u eb lo de D ios, de un a re sp u e sta al m isterio d e C risto p o r m ed io de la c o n v e rsió n y de la fe, fruto de un itin erario ro tu rad o p o r la e x p e rien c ia de la Iglesia a lo largo de los siglos. II.

FORMACION DEL AÑO LITURGICO

L o q u e hoy c o n o c e m o s co m o año litú rg ico no se em p iez a a d e ­ sa rro lla r h asta el sig lo iv x. D u ran te los tres p rim e ro s sig lo s n o ex is­ tió en la Ig lesia o tra ce le b ra ció n m a rc a d a p o r el ritm o del tie m p o que 0 C f C a s e l , O , El misterio del culto (San Sebastián 1955), 151-170; Véase tam­ bién N f u n h e u s e r , B , «L’année liturgique selon Dom Casel», en QLP 38 (1957) 286-298 También M a r s i l i , S., L o s signos del misterio de Cristo (Bilbao 1993), 319408, N e u n h e u s e r , B., «II mistero pasquale, “culmen et fons” dell’anno litúrgico», en RL 62 (1975), 151-174, etc. 7 Sobre el año litúrgico en las liturgias orientales c f B e l l a v i s t a , J , «La celebra­ ción del tiempo en las Iglesias orientales», en Ph 113 (1979), 367-375, C o r b o n , J , «L’année liturgique byzantine (Structure et mystagogic)», en POC 38 (1988), 18-30, F e d f r k i , T , L 'anuo litúrgico nei nti onentah (Roma 1972), S a m i r , S Kh , «L’anné liturgique copte», en POC 39 (1989), 26-34 Sobre el año litúrgico en las liturgias occidentales no romanas c f T r i a c c a , A. M., «Teología dell’anno litúrgico nelle liturgie occidentali antiche non romane», en Anamnesis 6, 307-366 * Cf. T a l l f y , Th., Le origim d e ll’anno litúrgico (Brescia 1991), V e r h f u l , A, «L’année liturgique. de l’histoire á la théologie», en QL 74 (1993), 5-16

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La santificación del tiempo

el dom ingo, au n q u e ex isten in d ic io s de u na co n m em o rac ió n an u al de la Pascua. P ero sólo a p artir de los sig lo s v m -ix , cu a n d o los fo rm u ­ larios de m isas del A d v ien to se sitú an d elan te de la fiesta de N a v i­ d ad y los libros litú rg ico s co m ien z an con el d o m in g o I d e A d v ien to , se puede h ab lar y a de una estru c tu ra litú rg ica anual. L a d e n o m in a ­ ción, com o se h a dich o an tes, ap a reció in cluso m ás tarde. A la form ació n del año litú rg ico c o n trib u y ero n d iv e rso s facto res, com o la ca p ac id a d festiv a h u m an a, la h u ella del añ o litú rg ico h eb reo y, sobre todo, la fu erza m ism a del m isterio de la sa lv ació n , que tie n ­ d e a m an ifesta rse p o r tod o s los m ed io s, esp ec ialm en te d esd e el m o ­ m ento en que la Iglesia en c o n tró la p o sib ilid a d de p ro y e c ta r su m e n ­ saje sobre la so cied ad y la cultura. E sto sin o lv id a r las n ec esid ad e s c a te q u éticas y p asto ra le s de las co m u n id ad es. 1.

D e la a n tig u a a la n u ev a P ascu a

En todo este co n ju n to de facto res h istó ric o s y p as to ra le s ju g ó un p apel d ec isiv o la le ctu ra de las E scritu ras en la ce le b ra ció n e u c a rís­ tica, tal com o aparece en los p rim ero s testim o n io s 9, lectu ra re a liz a ­ d a en clav e tip o ló g ica , p ascu al y sacram e n ta l seg ú n el m o d e lo del N u evo T estam e n to (cf. Le 2 4 ,2 6 -2 7 .4 4 -4 5 ; H ech 8 3 2 -3 5 , etc.). 1. E l fu n d a m e n to te o ló g ic o . En este sen tid o , el ac o n te cim ien ­ to de la m u erte del S eñor se rev e la no sólo co m o el n ú cleo de la p red icació n de la Iglesia (cf. H ech 2 ,2 2 -3 6 ) y de la ce le b ra ció n eu ­ carística (cf. 1 C o r 11,23-26), sino ta m b ié n co m o el fu n d am en to del año litúrgico. E n efecto, la P ascu a de Israel h a b ía a lca n za d o su cu m ­ p lim ien to y cu lm in a ció n en la p asió n y resu rre cc ió n de C risto con la d o n ació n del E sp íritu S anto (cf. H ech 2,3 2 -3 3 ). L a P ascu a es u n a fiesta y un rito que n ació co m o m e m o ria l del p a s o d e l S e ñ o r (cf. E x 12 y D t 16) I0. En efecto , sólo ex iste un a P ascua, au n q u e se h ab le de cu atro m o m e n to s del ac o n te cim ien to p ascual: la P asc u a del S eñ o r en el éx o d o de E gipto; la P asc u a litú r­ g ica de Israel m e d ian te el rito anual del co rd ero y de los ázim o s; la P asc u a d e J e sú s o su in m o la c ió n en la c ru z (cf. 1 C o r 5 ,7 ), y la P ascua litú rg ica de la Iglesia que ac tu aliza la m u erte de C risto en la e u c aristía (cf. 1 C o r 11,26), y que se ce le b ra ca d a sem an a e in clu so a d iario , y en la m á x im a so le m n id a d anual. 9 Cf. S a n J u s t i n o , Apol. 1,67, en Ruiz B u e n o , D. (ed.), Padres Apologistas griegos (BAC 116, Madrid 1954), 258. 10 Sobre esta fiesta, además de los diccionarios y vocabularios de la Biblia, cf. G a r m e n d i a , R., La Pascua en el A. T. Estudio de los textos pascuales (Vitoria 1978); H a a g , H . , De la antigua a la nueva Pascua (Salamanca 1980); H r u b y , K . , «La Páque juive du temps du Christ á la lumiére des documents de la litterature rabbinique», en LOS 6 (1961), 81-94; L e D e a u t , R., La nuitpascale (Roma 1963), etc.

P o r ta n to , en la p e rsp e c tiv a de la e c o n o m ía de la salv ació n , sólo h ay un ac o n te c im ie n to salv ífico (kairós) v erd a d e ra m e n te d ecisiv o , la P a sc u a de Je sú s co m o « p aso de este m u n d o al P ad re» (Jn 13,1), del cual la v ie ja P asc u a de los h eb reo s e ra el tipo y la s o m b ra , y la P asc u a de la Ig lesia el sa c ra m en to q u e h ac e p rese n te la re a lid a d c u m p lid a en C risto . Se p u e d e h a b la r de c o n tin u id a d , d eriv a ció n , cu m p lim ien to (cf. M t 5,17; H eb 11,39), p e rfe c c ió n (cf. H eb 10,14) y su p eració n (cf. H eb 8,6) de la P ascua an tig u a en la n u ev a n . 2. E l testim o n io histórico. L a c o n m em o rac ió n de la m u erte y re su rre c c ió n del S eñ o r el d o m in g o es a n te rio r a la ce le b ra ció n anual d e la P ascu a. D e h ec h o , la p rim e ra n o tic ia c ie rta de esta cele b ra ció n la p ro p o rc io n a la fa m o sa cu estió n p a s c u a l del sig lo n, referid a p o r E u se b io d e C e sá re a l2. L as c o m u n id a d e s ju d e o c ris tia n a s de A sia M e n o r o b se rv a b an un a y u n o el 14 de N isá n , el d ía en q u e los ju d ío s se d isp o n ía n a c e le b ra r la P ascu a, m ie n tra s q ue las co m u n id ad e s o c­ cid en tales p ro lo n g a b a n el ay u n o h asta e l d o m in g o . E l p ap a V ícto r ( t 203) am en azó con ex c o m u lg a r a las c o m u n id ad e s de A sia M enor, in te rv in ien d o san Iren eo p ara rec o rd a r q ue u n o s c u a re n ta añ o s an tes san P o lica rp o de E sm im a h ab ía ido a R o m a p ara tra ta r el m ism o asu n to con el p ap a A n ice to ( f 156), lle g an d o a m b o s al ac u erd o de re sp e ta r las resp e ctiv as trad icio n es. E n re a lid a d se tra ta b a de u n a m ism a c e le b ra ció n en d ías diferen tes. D e este ep iso d io alg u n o s au to res d ed u c en q u e la p rác tica ju d e o cristian a , lla m a d a ta m b ié n c u a rto d ec im a n a, p u ed e se r m á s an tig u a que la ce le b ra ció n p ascu a l o cc id e n tal en d o m in g o . E n to d o caso , ésta es a n terio r al p ap a V ícto r, a trib u y én d o se al p a p a S o tero ( | 182), su­ ce so r de A n iceto , la d eterm in a ció n de la ce le b ra ció n an u al d o m in ical de la P ascua. P o sterio rm e n te el C o n cilio de N ic e a (a. 3 2 5 ) estab leció p ara to d a s las Ig lesias esta ú ltim a ce leb ració n . 11 «La Ley se ha convertido en Palabra y lo antiguo en nuevo, el mandamiento en gracia, la figura en realidad, el cordero en Hijo»; Melitón de Sardes, Peri Pascha 7, en I b á ñ e z , J.- M e n d o z a , F. (ed.), Homilía sobre la Pascua (Pamplona 1975), 147. 12 Eusebio de Cesárea, Hist. Eccl., V, 23-25, en V e l a s c o , A. (ed.), Historia ecle­ siástica (BAC 349, Madrid 1973), 330-337; cf. B o t t e , B., «La question pascale. Páque du vendredi ou Paques du dimanche?», en LMD 41 (1955), 84-95; C a b i é , R., «A propos de la question pascale», en EcclOr 11 (1994), 101-106; C a n t a l a m e s s a , R., La Pasqua della riostra salvezza (Torino 1971), 109-137 y 219-238; C a s e l , O.,L a fé te d e Páques dans VEglise des Peres (Paris 1963); L e m o i n e , B., «La controverse pascale du deuxiéme siécle: désacords autour d’une date», en QL 73 (1992), 223-231; Loi, V., «Controversia pascual», en DPAC 1,491 -492, etc.

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2.

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La santificación del tiempo

D esarrollo p osterio r

P or co n sig u ie n te, la m u erte y la resu rre cc ió n de Jesús co n stitu y e el a c o n te cim ien to ce leb rad o se m an a lm e n te el d o m in g o y an u alm en te en la fiesta de P ascua, con un c riterio de « co n cen tració n » resp e cto del criterio c ro n o ló g ico de « d istrib u c ió n » de los m isterio s de la v id a de C risto que se afirm aría p o ste rio rm en te 13. Junto a este n ú cleo inicial de la fiesta de P ascu a se form ó un laetissim u m sp a tiu m de 50 días. El ú ltim o d ía de este p erío d o c o ­ m en zó a se r co n sid erad o co m o el « sello » de la celeb ració n pascu al y a co n v e rtirse en un día festivo c a d a v ez m ás autó n o m o , cen trad o en la co n m em o rac ió n de la A sce n sió n del S eñ o r a los cielo s y en la venida del E spíritu S anto l4. P o r influjo de H ech 1,3, la A scen sió n em p ezó a ce le b ra rse tam b ién a los c u a ren ta días de Pascua. E sto o cu rrió en el siglo iv, en la ép o c a en q ue las Iglesias se in te rcam b ia­ b an las fiestas de N avidad y de E pifanía, in stitu id as p o co antes. P or o tra p arte, la rec u p eració n de los santos lu g a re s de Jeru salén fav o re­ ció tam b ién u n a cierta « d isp e rsió n » , p rim ero g eo g ráfica y desp u és cro n o ló g ica, de los d istin to s m o m e n to s de la v id a de C risto, con la co n sig u ien te ce leb ració n . A esto s facto res se u n ie ro n el cu lto a los m ártires, los an iv ersa­ rios de la d ed ica ció n de las iglesias, la o rg an iz ac ió n del catecu m en ado y de la p en iten c ia , la in stitu ció n de los tie m p o s p en iten ciales co ­ m o las té m p o ras, etc. P oco a p o co se form ó la estru ctu ra del año litúrgico, que qu ed ó fijada, al m en o s en O cc id en te, con el co m ien zo de la creació n euco ló g ica.

III.

TEOLOGIA DEL AÑO LITURGICO

El añ o litú rg ico celeb ra la o b ra sa lv ad o ra de C risto en el tiem p o , p ero es ta m b ié n ex p resió n de la resp u e sta de co n v ersió n y de fe p or parte de la Iglesia. En este sen tid o , la in ten ció n b ásica y la finalidad del año litú rg ico es m istag ó g ica y pasto ral. Se trata de h acer presen te el m isterio de C risto en el tie m p o de los h o m b res p ara rep ro d u cirlo en sus vidas. 1.

P resen cia del S eñ or en sus m isterios

La litu rg ia es el p rin cip al m e d io de la p rese n cia del S eñor en su Ig lesia (cf. SC 7). P ero C risto no sólo se hace p rese n te con su p o d er n Cf. CANTALAM bSSA, R., O p. C it., 139-140. 14 De este período y de su evolución se hablará en el capítulo XX.

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d e sa lv a c ió n en la P ala b ra y en los sa cram en to s, e sp ec ialm en te en la E u ca ristía , sin o que ta m b ié n lo hace en c a d a uno de los m isterio s que la Ig lesia ce le b ra en el año litúrgico (cf. SC 102) 15. E sta p resen ­ cia no es m e ra m en te su b je tiv a y lim ita d a a la co n tem p lac ió n reflex i­ v a y a fe c tiv a de los asp ec to s del m isterio de C risto que se van co n ­ m e m o ra n d o , sino que e n tra ñ a u n a cierta efic ac ia sa lv ífica o bjetiva: «A l c o n m e m o ra r así los m isterio s de la red en ció n , (la Ig lesia) abre la riq u e z a de las v irtu d e s y de los m é rito s de su S eñor, de m a n era q u e a q u é llo s se h ac en p rese n tes en cierto m o d o , d u ran te to d o tie m ­ p o , a los fieles p ara q ue los alcan cen y se llenen de la g rac ia de la sa lv ac ió n » (S C 102). L as fiestas y los tie m p o s litú rg ico s no son « an iv ersario s» de los h ec h o s de la v id a h istó ric a de Jesús, sino « p rese n cia in m y ste rio », es decir, en la acció n ritual y en tod o s los sig n o s litú rg ico s l6. L os h e ­ ch o s y p a la b ra s rea liza d o s p o r C risto en su ex iste n cia te rren a y a no v u e lv e n a p ro d u cirse , p ero en cu an to accio n es del V erb o en c a m a d o son a c o n te c im ie n to s sa lv ífico s (kairoí) ac tu a les y eficaces p ara q u ie­ n es los ce le b ra n 17. P o r eso el año litú rg ico no es « u n a rep rese n ta­ ció n fría e inerte de co sas que p erte n ec en a tie m p o s p asad o s, ni un sim p le y d esn u d o re c u e rd o de u n a edad p retérita, sino m ás b ie n es C risto m ism o que p e rse v e ra en su Ig lesia y que p ro sig u e aq u el ca m i­ n o de in m e n sa m ise ric o rd ia q ue inició en la vida m o rtal cu an d o p a­ sab a h a c ie n d o el bien, con el fin de que las alm as de los h o m b res se p o n g a n en c o n tac to con sus m isterio s y p o r ello s en cierto m o d o v ivan» 18. A tra v é s de la liturgia, en ten d ie n d o p o r ella no sólo los sa cra­ m e n to s sin o ta m b ié n los tie m p o s litú rg ico s y las fiestas, los fieles alc a n z a n el p o d e r sa n tific a d o r y los m érito s que se en c ié rran en los m isterio s de C risto , co m o si los «to caran » (cf. Le 6,19; M e 5 ,28-30). L o s « d ía s d eterm in a d o s» del año litú rg ico (cf. SC 102; 105) son sig n o s sa g ra d o s que están in u n d ad o s de la p re se n c ia del Señor. E sta p re se n c ia es m ás in te n sa en los m o m e n to s de la ce le b ra ció n q ue san ­ tific an el tie m p o , es decir, la eu c aristía y la litu rg ia de las h o ras, p ero c o lm a y sa n tifica la to ta lid a d del tiem p o festivo.

15 El tema de la presencia del Señor en la liturgia ha sido tratado brevemente en el capítulo II. Véase también L ó p e z M a r t i n 1, 127-156, espec. 150-153 16 A modo de ejemplo véase la discusión a propósito de la solemnidad del naci­ miento del Señor: G a i l l a r d , J., «Noel, mémoire ou mystére?», en LMD 59 (1959), 37-59; R a f h n , P . , «La féte de Noel, féte de révénement ou féte d’idée9», en T r i a c c a , A M . - P i s t o i a , A. (dir.), Le Christ dans la liturgie (BELS 20, Roma 1981), 169-178. 17 Este era el punto de vista de C a s e i , O., op cit. Sobre el debate acerca de esta doctrina cf. F i l t h a u t , T h ., Teología de los misterios (Bilbao 1 9 6 3 ) . 18 Pío XII, Encíclica Mediator Dei, en G u e r r e r o 1, n.205 En este texto se inspira SC 102, citado antes.

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La santificación del tiempo

Im itación sa cra m en ta l de C risto

L a cele b ra ció n de los m isterio s de la sa lv ac ió n en el añ o litú rg ico co n d u ce ta m b ié n a la im itació n de C risto. A h o ra b ien, la im itació n (m ím ésis) no d eb e en ten d erse tan sólo en sen tid o m o ral, co m o re p ro ­ d u cció n de las ac titu d es y sen tim ien to s del H ijo d e D io s (cf. F lp 2,5 -8), sino en el plan o on to ló g ico y sa cram en tal de la asim ilació n y co n fig u rac ió n del h o m b re a C risto (cf. R om 8,29; F lp 3,10; E f 4 ,24; etcétera). E sta asim ilació n es un p ro ceso que co m ien z a en los sa cra­ m en to s de la In iciació n cristian a y que va d esa rro llá n d o se m e d ian te la p en iten c ia y la eu c aristía h asta que llegue la h o ra del trán sito del cristian o de este m u n d o al P adre, restau rad a y a p le n am e n te en él la im agen y se m ejan za d iv in a con la que fue cre ad o (cf. G én 1,26-27; C ol 3,10, etc.) ,9. A l c e le b ra r los d istin to s aspectos del m isterio de C risto en el añ o litú rg ico , d esd e la en c am ac ió n y el n ac im ien to h asta la g lo rifica ció n (cf. SC 102), el cristian o reco n o ce en su p ro p ia ex iste n cia la v id a del H ijo de D ios q ue le h a h ec h o ren a cer co n él, v iv ir en él, p ad ecer, m o rir, re su c ita r e in clu so estar sentado con él en los cielo s (cf. R om 6,3-4; 8,17; E f 2,5-6, etc.). C a d a uno de los a c o n te cim ien to s de la v id a de C risto d esp leg a d o s en el año litúrgico, a la v ez q ue se h acen p rese n tes y o p era n tes en la v ida de los b au tiza d o s, son el p a ra d ig m a y la re fe re n c ia de cu an to sucede en aq u ello s q ue h an sido in c o rp o ra­ d o s sa cram e n ta lm en te a C risto y hech o s m ie m b ro s d e su cuerpo. El año litú rg ico , con su secu en cia de tie m p o s y de fiestas, rev ela y p erm ite v iv ir esa re a lid a d m ísticam en te: « L a ce le b ra ció n d el añ o litú rg ico tien e u n a p ec u lia r fuerza y efic ac ia sa cram en tal p ara ali­ m e n tar la v id a cristiana... C on razón, al ce le b ra r el m isterio del N a­ cim ie n to de C risto y su m a n ifestació n al m u n d o , p ed im o s “p o d er tra n sfo rm a m o s a im agen de aquel que h em o s co n o cid o sem ejan te a n o so tro s en su h u m a n id a d ” ; y m ie n tra s ren o v a m o s la P a sc u a de C risto, su p lica m o s a D ios que los que han ren a cid o co n C risto sean fieles du ran te su v ida a la fe que han recib id o en el sacram en to » 20, IV.

LA PALABRA DE DIOS Y EL AÑO LITURGICO

P ara h ac er p rese n tes y ce rcan o s a los fieles to d o s y c a d a uno de los ac o n te c im ie n to s salv ífico s de la v id a te rren a del V erb o e n c a m a ­ do, la Ig lesia to m a las E scritu ra s y «va ley en d o cu a n to a él se refie­ re» (cf. SC 6). En esto no hace sino seg u ir el ejem p lo y el m an d ato 19 Cf.

M a r t í n 1,381-423. VI, Motu proprio M ysterii paschalis, de 14-11-1969, n .l, en AAS 61 (1969), 223-224. 20 P

L

ó pez

ablo

del m ism o Jesú s, q ue rem itía co n tin u a m e n te a las E scritu ra s com o re fe re n c ia a su p ro p ia p e rso n a y a su o b ra sa lv ífica (cf. Jn 5,39). D esp u é s de la resu rre cc ió n en señ ó ta m b ié n có m o h a b ía q ue p roceder « co m en z an d o po r M o isés y sig u ien d o p o r tod o s los p ro fetas» (Le 2 4 ,2 7 .4 4 -4 5 ). B a jo la g u ía del E sp íritu S anto, q u e tie n e la m isió n de reco rd ar la e n s e ñ a n z a de Jesú s y c o n d u c ir h a s ta la v e rd a d c o m p le ta (cf. Jn 14,26; 16,13-14), la litu rg ia p e n e tra en el sen tid o de las E scrituras, d isp o n ien d o la p ro cla m ac ió n de los h ec h o s y p alab ras d el S eñor se­ g ú n lo s d iferen tes ritm o s de la ce le b ra ció n , entre los q u e d estacan los d o m in g o s, las so le m n id a d es, las fiestas y las m em o rias. U nas v eces lo h ace sig u ien d o el m é to d o de la lectu ra co n tin u a o sem icontin u a, y o tras siguiendo el m é to d o de la lectu ra te m á tic a , p ero siem ­ p re an u n c ia n d o en la litu rg ia de la P ala b ra los co n ten id o s con creto s del h o y de la salvación p ara los h o m b res 21. P o r tanto, el fu n d am e n to de la ce le b ra c ió n d e los m isterio s de C risto en el año litú rg ico y de su v erific ac ió n en la v id a de los cre­ yen tes se en cu en tra en el L e c c io n a rio d e la M isa, cu y o co m p lem en to son las lecturas de la L itu rg ia de las H o ra s y su eco las o racio n es y d em ás te x to s no bíb lico s.

V.

LA EUCARISTIA Y EL AÑO LITURGICO

H ay, p o r últim o, u n a p e c u lia r re la c ió n en tre el añ o litú rg ico y la eu caristía. El año litú rg ico d e sa rro lla en el c írc u lo d el añ o los m is­ m o s m isterio s del S eñ o r q u e se c o n m e m o ra n en la a n a m n esis de la p le g a ria eucarística. C o m o se h a in d icad o en su lu g ar, lá ev o lu ció n literaria de esta parte de la cita d a o rac ió n es p a ra le la a la fo rm ació n del añ o litúrgico. L as m á s an tig u as fó rm u las an a m n é tic as, co m en ­ za n d o p o r 1 C or 11,26, n o m e n c io n a n n ad a m á s q u e la m u erte del S eñor, incluyendo d e sp u é s «la b ie n a v e n tu ra d a p asió n , la resu rre c­ ció n de entre los m u e rto s y la g lo rio sa asce n sió n a lo s c ie lo s » 22, es d ecir, el m isterio p ascu a l co m o n ú cleo y c e n tro d e la c o n m em o ra­ c i ó n eucarística. M ás ta rd e , so b re to d o en las a n á fo ra s de la trad ició n sirio -an tio q u en a y b iz an tin a, la m e n c ió n de los m iste rio s de C risto se va am pliando hasta a lu d ir in clu so a la ú ltim a v e n id a 23. L a litu rg ia h ispan o -m o zárab e, p o r su p arte, rea liza la a n a m n e sis en el m o m en to de la fracción, n o m b ra n d o los m isterio s de C risto al d istrib u ir los frag m en to s del Pan eu c a ristic o so b re la p a te n a 24. 21 22 23 24

Estos puntos se han tratado en el capítulo VII. Anamnesis del Canon Romano o plegaria eucarística I. Cf. C a s e l , O., Faites ceci en mémoire de moi (París 1962), 7-44. Véase la explicación en los praenotanda del propio M issale Hispano-Mozara-

218

P IV

La santificación del tiempo

En la E u caristía, p o r tanto , se co n tien e la to ta lid a d d el m is te n o d e C risto con su o b ra de la salv ació n , es decir, to d a la « ec o n o m ía del m isterio» d esp leg a d a y c e le b ra d a en el año litúrg ico .

VI

VALOR PASTORAL DEL AÑO LITURGICO

A esta realid ad sacram en tal y m ista g ó g ic a del año litú rg ico se u n e su v alor co m o itin erario de fe y de fo rm ació n c ristian a p ara to d a la co m u n id ad cristian a y co m o el m arco e sp iritu al m ás ad e cu a d o p ara la acción pastoral de la I g le s ia 25 A h o ra bien, el año litú rg ico no se p u ed e c o n fu n d ir co n u n p ro ­ g ram a m ás o m e n o s « p ed a g ó g ic o » L o esp ec ífico del año litú rg ico , en cuanto sig n o efic az de la p rese n cia del S eñ o r en el tie m p o de los h o m b res, es p rec isam en te la ce n tralid ad del m isterio de C risto y de la ec o n o m ía de la sa lv ació n en los d iv e rso s m o m e n to s de su c e le b ra ­ ción L a m ism a reiterac ió n an u al de to d o el ciclo de los m isterio s de C risto, a los que se aso cia la m e m o ria de la S an tísim a V irg en y de los santos, reb a sa el v alo r m era m en te rep e titiv o te n d en te a in c u lca r u n as v erd ad es de la fe o d e uno s ejem p lo s a im itar. C a d a añ o litú r­ g ico es u n a n u ev a o p o rtu n id a d de g rac ia y de p re se n c ia d el S eñ o r de la h istoria, el m ism o ayer, h o y y p o r los sig lo s (cf. H eb 13,8), en el g ran sím bolo de la vid a h u m a n a que es el año 26. bicum(Conferencia Episcopal Española-Arzobispado de Toledo 1991), nn 124-130, y en Not 267(1988), 712-714 25 Cf B e l l a v i s t a , J , «La eficacia educativa del año litúrgico», en Ph 127 (1982), 41 -52, D e l l a T o r r e , L , «L’anno litúrgico struttura formativa della communita ecclesiale e dell’esistenza cristiana», en C a s t e l l a n o , J et A A A A , Corso di Morale 5 Liturgia (Brescia 1986), 291 316, F l o r i s t a n , C , «Año litúrgico y planificación pasto­ ral», en VV AA , Mystenum et Mimsterium Miscellanea l Oñatibia (Vitoria 1993), 34-46, G o m a , I , El valor educativo de la liturgia católica 1 (Barcelona 1945), 499545, y «Cuadernos Phase» 14 (Barcelona 1990), RL 75/4 (1988) 26 Cf L ó p e z M a r t i n , J , «El año litúrgico, celebración de la vida», en T r o b a j o , A , La fiesta cristiana (Salamanca 1992), 65-100

C a p itu lo X IX

EL D O M I N G O La Iglesia, desde la tradición apostólica que tiene su origen en el mismo día de la resurrección de Cristo, ce­ lebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que se llama con razón día del Señor o domingo (SC 106) BIBLIOGRAFIA B o t t e et A A AA , El domingo (Barcelona 1968), F a l s i n i , R ( d ir ), La dom em ca oggi (M ilano 1991), J o u n e l , P , «El domingo y la semana», en M a r t i m o r t , 897-916, I d , Le dimanche (Novahs 1990), L ó p e z M a r t i n , J , E l domingo, fiesta de los cristianos (BAC pop 98, Madrid 1992), M a s s i , P , La dom em ca nella storia della salvezza (Napoh 1967), R y a n , V , El domingo, día del Señor (M adrid 1986), S N de Liturgia, El domingo fie s ­ ta prim ordial de los cristianos (M adrid 1992), S o u s a , O d e , Día di Senhor Historia, teología e espirituahdade do domingo (Lisboa 1962), y la voz domingo en Cath 3, 811-826, DACL 4/1, 858-994, DE 1, 638-639, DETM, 220-226, DPAC 1, 629-632, DSp 3, 947-982, NDL, 378-395, SM 2, 413417, y Comm 4/3 (1982), «Cuadernos Phase» 1 (Barcelona 1988), LMD 9 (1947), 83 (1965), 124 (1975), Ph 164 (1988), 192 (1992), RivPL 119 (1983), 132 (1985), 165 (1991)

L a ce le b ra c ió n del m iste rio de C risto en el cu rso d el añ o , au n q u e g ira en to m o a la m á x im a so le m n id a d de la P ascu a, se ap o y a ante to d o en el ritm o se m an a l m a rc ad o p o r el d o m in g o En efecto , el d o m in g o es el día q u e re c u e rd a la resu rre cc ió n del S eñ o r y la efu sió n del E sp íritu S anto, y en el cual la Ig lesia se reú n e p a ra ce le b ra r la eu c aristía (cf. SC 6 y 106) E ste ca p ítu lo e stu d ia p rim e ro el o rig en a p o stó lic o y los te stim o ­ n io s m ás a n tig u o s del d o m in g o , y a co n tin u ac ió n la te o lo g ía y la c e le b ra c ió n del d ía d e l S e ñ o r . I

ORIGEN APOSTOLICO DEL DOMINGO

El C o n c ilio V a tic a n o II atrib u y e el o rig en del d o m in g o a u n a trad ició n a p o stó lic a (cf. SC 106) Al h ab lar así, e x p re sa u n a co n v ic­ ció n gen eral sin p re ju z g a r u na cu e stió n q ue está to d a v ía ab ierta en m u c h o s asp ecto s 1 1 C f B a c c h i o c í h i , S , Du Sahhat au Dimanche Une recherche histonque sur les origines du Dimanche chretien (Pans 1984), L ó p e z M a r t i n , J , «El origen del domin-

220

1.

P.IV.

La santificación del tiempo

T e stim o n io s b íb licos

L os p asaje s del N u ev o T estam e n to que se refieren al d o m in g o , p resu p o n e n d e alg u n a m a n e ra la o b se rv a n cia del día d e l S e ñ o r, p ero n in g u n o de los lu gares a lu d id o s en ellos se en c u en tra en P alestin a. 1. « C a d a p rim e r día de la sem an a (katá m ían sa b b á to u ), cad a uno de v o so tro s reserv e en su p o d e r y v ay a ateso ran d o lo q u e lo g rare ah o rrar» (1 C o r 16,2): San P ablo, al escrib ir a los fieles de C o rin to entre los añ o s 55 y 56, les re c o m ie n d a p rep a ra r la ap o rta ció n p ara la co m u n id ad de Je ru sa lé n (cf. G ál 2,10). La im p o rtan cia del p asaje está en el rec o rd a to rio de la colecta: cada día p rim e r o d e la se m a n a , es decir, el d o m in g o . P ara la c o m u n id ad de C orin to , d ich o d ía d eb ía te n er ya un sig n ific ad o esp ecial. 2. «E l p rim e r d ía de la sem an a (én dé m ía ton sa b b á tó n ), estan ­ do n o so tro s reu n id o s p ara p a rtir el p an ...» (H ech 2 0 ,7 -1 2 ): El p asaje es m u y dig n o de aten c ió n en to d o s los detalles, p u es el a u to r escrib e co m o te stig o o cular. E s el añ o 57 o 58. San P ablo, d esp u és d e h ab e r c e leb rad o los A zim o s (cf. H ech 20 ,6 ), se en c u en tra en T ró ad e. El ú ltim o d ía de su estan c ia es p rec isam en te p r im e r d ía d e la sem a n a , y están to d o s reu n id o s p a ra la eu c aristía (cf. H ech 2 ,4 2 .4 6 ). T o d o h ace p e n sa r q u e se trata de u n a reu n ió n habitual, en la q u e se d a la circ u n sta n cia ex tra o rd in a ria de la p rese n cia del A p ó sto l. 3. «Y o Juan... fui arreb a tad o en espíritu el d ía del S eñ o r (en té k y ria k é ém éra) y oí d etrá s de m í un a gran vo z co m o de tro m p e ta» (A p 1,9-10). L a im p o rta n cia de este tex to rad ic a en ser el ú n ico del N u ev o T estam e n to q u e d e sig n a ría el d ía p r im e r o d e la se m a n a co n el a d je ­ tiv o k y ria k é (señ o ria l), del que sa lió m ás tarde el n o m b re cristian o del d om ingo. Se trata d el m ism o té rm in o que en 1 C o r 11,20 d esig n a la C ena d e l Señor.

2.

P rim e ro s testim o n io s n o b íb lico s

D entro de los tres p rim e ro s siglos, cuan d o el p r im e r d ía d e la se m a n a se co n so lid a co m o d ía d e l Señor, aparece u n im p o rta n te b lo ­ q ue de te x to s q u e se refieren de fo rm a ex p lícita al d o m in g o y qu e am p lía n la z o n a g e o g rá fic a a E g ip to , el norte de A frica y R om a. go. Estado actual de la cuestión», en Salm 38 (1991), 269-297; M o s n a , C. S., Sioria della domenica dalle originifino agli inizi del Vsecolo (Roma 1969); R o r d o r f , W., £ / domingo. Historia del día de descanso y de culto en los prim eros siglos de la Iglesia (Madrid 1971); I d ., «Origine et signification de la célébration du dimanche dans le christianisme primitif. Etat actuelle de la recherche», en LMD 148 (1981), 103-122.

C .l 9.

El domingo

221

1. « R e u n io s c a d a d ía d o m in ical del S eñ o r (katá kyria kén dé ky río u ), p artid el pan y d ad gracias...» 2: Se trata de la asam b lea eu ­ ca rístic a d o m in ical y se re g istra la fra cc ió n del pan y la acció n de g rac ias (cf. D id. 9,1). L a ex p re sió n ka tá ky ria k én d é k y río u , sim ila r al katá m ían sa b b a tó u de 1 C o r 16,2, in d ica asim ism o u n a co n stan te y u n a reiterac ió n en la p rác tica de la reu n ió n d o m in ical. 2. «S i los que se h ab ían criad o en el an tig u o ord en de co sas v in ie ro n a la n o v ed a d de esp eran za, no g u ard a n d o y a el sáb ad o , sino v iv ie n d o según el d o m in g o (kyriakén), d ía en q u e ta m b ié n am an e ció n u e stra v id a p o r g racia del S eñor y m érito de su m u e rte...» 3. S an Ig n ac io , frente a alg u n o s cristian o s de o rig en p ag a n o q u e q u erían c e le b ra r el sábado, estaría rec o rd a n d o q ue los ju d e o c ristia n o s h ab ían d ejad o de celebrarlo. 3. « P o r eso ju sta m e n te n o so tro s ce le b ra m o s tam b ién el día o c ­ ta vo (tén ém éran tén ogd ó en ) con reg o cijo , p o r ser el d ía en q u e Je sú s resu c itó de entre los m u e rto s y, d esp u és de m a n ifesta d o , su b ió a los cielos» 4: Se trata del p rim e r te stim o n io de la ce le b ra ció n del d o m in g o en A lejan d ría, entre el 130 y el 138. El au to r de la ep ísto la co m p arte co n san Ignacio de A n tio q u ía la referen c ia p ascu a l del d ía d e l S e ñ o r y la p o lé m ic a c o n tra los se g u id o re s del sáb ad o . H ab la ta m ­ b ién de ce le b ra r de m o d o festivo (eis eú p h o syn en ) — ¿ a lu sió n in d i­ rec ta a la eu c aristía?— el dom in g o . El sig n ific ad o p ascu al es ev i­ dente. 4. «El día q u e se llam a d e l S o l se ce le b ra una reu n ió n d e to d o s los q u e h ab itan en las ciu d ad e s o en los cam pos... Y ce le b ra m o s esta reu n ió n gen eral el día d e l S o l, por ser el d ía p r im e r o , en q u e D io s, tran sfo rm an d o las tin ieb la s y la m ateria, h izo el m u n d o , el d ía ta m ­ b ié n en q ue Je su cristo , n u estro S alvador, resu c itó de en tre los m u e r­ tos...» 5. Se tra ta del p rim e r d o cu m en to cristian o q u e d e sc rib e la asa m b le a dom in ical. El te stim o n io se refiere a R om a h a c ia m e d iad o s del siglo n, y se co m p leta con la ex p lica ció n de la e u c a ristía y del b au tism o (Apol. 1,65-66). L a a sam b lea te n ía lugar al am an e ce r, p o r­ q ue el d ía era lab o rab le o, quizás, p o rq u e y a se h ab ía p ro d u c id o el traslad o de la ce le b ra ció n eu c arística de la tarde del d o m in g o a la m añana. 2 Didaché 14,1, en Ruiz B u e n o , D., Padres Apostólicos. Texto bilingüe completo (BAC 65, Madrid 1967), 91. También en R o r d o r f , W., Sabato e domenica nella Chiesa antica (Torino 1979) (= R o r d o r f ) , 134-135. 3 S a n I g n a c i o d e A n t i o q u í a , Ad Magnesios 9,1-2, e n Ruiz B u e n o , D., op. cit., 464; y e n R o r d o r f 134-135. 4 Carta del Pseudo-Bemabé (Ep. 15,9), en Ruiz B u e n o , D., op. cit., 803; y en R o r d o r f 26-29. 5 S a n J u s t i n o , Apol. 1,67, en Ruiz B u e n o , D., Padres Apologistas griegos (BAC 116, Madrid 1954), 258-259; y en R o r d o r f 136-141; cf. L e g a r d i e n , L., «Comment les chrétiens du IICsiécle passaient-ils le dimanche?», en QL 66 (1985), 38-40.

222

P.IV.

La santificación del tiempo

5. «A firm aban (los cristian o s) q ue to d a su falta y todo su erro r co n sistía en reu n irse h ab itu alm en te un d ía fijo (stato d ie), an tes del alba, p ara can tar a ltern ativ am en te un h im n o (carm en ) a C risto , co m o a un dios... R eco n o c ían ta m b ié n el... en c o n trarse p ara to m a r to d o s ju n to s una com ida, pero o rd in aria e in o fen siv a» 6: Se trata de un frag m en to de la ca rta que el g o b ern a d o r P lin io d irig ió al e m p erad o r T rajan o el año 112 p id ié n d o le in stru c cio n e s a c erca de los cristian o s. E l tex to h ab la de un « d ía fijo» y de u n a reu n ió n hab itu al. L a co m id a « o rd in aria e in o fen siv a» p o sib le m e n te era la eu c aristía, u n id a to d a­ v ía a la co m id a fra tern a ate stig u a d a en C o rin to (cf. 1 C o r 11,20-34) y en S iria (D idach é 9-10). P o r o tra parte, p u d o ser en to n ce s cu an d o la eucaristía, con o sin co m id a fratern a, se traslad ó de la tard e del d o m in g o a la m a ñ an a, co m o co n sec u en cia del ed icto im p erial que pro h ib ía las reu n io n es n o ctu rn a s 7.

II.

ORIGINALIDAD CRISTIANA DEL DOMINGO

L os te stim o n io s m á s an tig u o s a c erca del d o m in g o , au n q u e n o re ­ su elv en to ta lm e n te el p ro b le m a h istó ric o del o rig en de su ce le b ra­ ción p o r la c o m u n id ad p rim itiv a, co n trib u y en sin em b arg o a c o n so ­ lid a r lo que co n stitu y e la co n v icc ió n co m p a rtid a p o r la in m en sa m a­ y o ría de los qu e h an in v e stig a d o el te m a, es decir, q u e el día d el S e ñ o r es u n a cre ació n g e n u in am e n te c ristian a qu e se re m o n ta a los p rim e ro s tie m p o s, y que no d ep e n d e ni del cu lto al sol, ni del m andeísm o, ni del sáb ad o ju d ío , ni de los usos de Q u m rán 8. A h o ra bien, la c a u sa « in m ed iata» de la in stitu c ió n d o m in ical se en c u en tra en las ap a ricio n e s del S eñor, que co m u n ica a sus d isc íp u lo s el d o n d el E s­ p íritu S an to y les h ac e «v er» q ue h a resu c ita d o (cf. Jn 2 0 ,1 9 -2 9 ; Le 2 4 ,3 6 -4 5 ; H ech 1,2-3). P o r ta n to , en el o rig en d el d o m in g o no está so la m e n te el ac o n te cim ien to de la resu rre cc ió n , sino ta m b ié n la sin ­ g u la r e x p e rien c ia de los te stig o s q ue D io s d esig n ó , en las m a n ife sta ­ cio n es que v in iero n d esp u és (cf. M e 16,9-14; H ech 10,41-42; 1 C o r 15,5-8). P o r o tra p arte, según esta m ism a o p in ió n , se tie n d e un p u en te en tre los h ec h o s ac ae cid o s en Je ru sa lé n en los ú ltim o s d ías de la e x iste n c ia te rre n a de Jesús, en los en c u en tro s con el R esu citad o y en los co m ien z o s de la Iglesia, y las c o m u n id ad e s de C o rin to , de T róad e, de A sia M enor, del no rte de A fric a y de R om a, las q ue h an leg a­ d o los p rim e ro s te stim o n io s del d o m in g o d u ran te lo s tres p rim e ro s siglos. A u n q u e esta co n e x ió n co n P ale stin a no p u e d a d em o strarse l i n i o e l J o v e n , Epist. ad Traianum X,96,7), en R o r d o r f 136-137. 7 Cf. R o r d o r f , W., El domingo, op. cit., 248-251. 8 Estas hipótesis en L ó p e z M a r t i n , J., art. cit., 285-292.

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d esd e el p u n to de v ista d o cu m en ta l, h ay u n a su m a de p ro b ab ilid ad e s q ue in v itan a to m a r en co n sid erac ió n la h ip ó te sis d el p o sib le o rig en del d o m in g o en la c o m u n id a d m a d re de Jeru salén : «E l estad o actu al de n u e s tro s c o n o c im ie n to s no nos h a p e rm itid o d e sc u b rir co n toda ce rte za el o rig e n d e la o b se rv a n c ia c ristia n a del d o m in g o . L a d isc u ­ sió n del te m a h a e sta b le c id o c laram e n te , sin em b arg o , qu e alg u n o s a rg u m e n to s p u e d e n ser p rese n tad o s co n ju n tam en te , en a p o y o de qu e la o b se rv a n c ia c ristia n a del d o m in g o es u n a cre ació n a u tén tica m en te cristian a , q u e se re m o n ta a los tie m p o s m ás an tig u o s de la co m u n i­ d ad c ristia n a p rim itiv a e inclu so a la in ten ció n m ism a d el S eñ o r re­ su citad o » 9. III.

LOS NOMBRES DEL DOMINGO

U n b u e n p ro c e d im ie n to p ara co n o c er el sig n ific ad o d el d o m in g o es el de ra stre a r sus n o m b res en la trad ició n cristian a ,0. E sto s n o m ­ b res son: 1.

E n re la ció n co n C risto

1. P rim e r día d e la se m a n a es la in d icació n c ro n o ló g ica u n án i­ m e de lo s cu a tro E v an g e lio s, p a ra se ñ a la r el d ía d e la resu rre cc ió n del S eñ o r (M t 28,1 y p ar.) y de alg u n as a p a ricio n e s (cf. M e 16,9; etcétera). L a e x p re sió n día p rim e r o p ro ce d e de la sem an a h eb rea, y d e s ig ­ n a el d ía en que d io p rin cip io la cre ació n de to d a s las co sas (cf. G én 1,3.5). E n este sentido re p re se n ta b a la v ic to ria de la luz sobre las tin ie b la s (cf. G én 1,2), y la p rim e ra m a n ifesta ció n del p o d e r salv ad o r de D io s en fav o r de su p u eb lo (cf. Is 4 1 ,2 0 ; 54,8). E n este co n tex to , la re su rre c c ió n de Je sú s h a in a u g u ra d o la n u e v a cre ació n (cf. 2 C o r 5,17; G ál 6,15; A p 2 1 , 5 ) 11. 9 R o r d o r f , W., El domingo, op. cit., 233. El autor reafirma esta opinión en LMD 148 (1981), espec. 111-122; cf. L e m m f n s , E., «Le dimanche á la lumiére des apparitions pascales», en QL 73 (1992), 177-190; L o p f z M a r t i n , J., art. cit., 295-297. 10 Cf. B o t t e , B., «Las denominaciones del domingo en la tradición cristiana», en «Cuadernos Phase» 24 (Barcelona 1990), 11-32; D a n i é l o u , J., Sacramentos y culto según los SS. Padres (Madrid 1962), 259-329; M a r t i m o r t , A.-G., «El domingo», en Ph 125 (1981), 359-380; R o u i l l a r d , P h , «Los SS.PP.: la significación del domingo», QnAsSeñ 1 (1965), 44-54, etc. 11 Cf. C u v a , A., «La celebrazione del mistero pasquale: domenica e Pasqua», en K a c z i n s k i , R . - J o u n e i , P (dir.), Liturgia opera divina e umana. M iscellanea A. Bugnini (Roma 1982), 649-669; H i l d , J . , Domingo y vida pascual (Salamanca 1966); M a g r a s s i , M., «La domenica, sacramento della Pasqua», en VV.AA., La domenica (Roma 1968), 73-94; T h u r i a n , M., «La domenica, giom o dei quattro memoriali», en Liturgia 245/247 (1977), 659-665.

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2. D ía «seño rial» o K y ria k é ém éra (de K yrio s) ap arece, a d e ­ m ás de en A p 1,10, en D id a c h é 14,1 y en san Ig n acio de A n tio q u ía en A d M a g n e sio s 9,1, c o n v e rtid o y a en su stan tiv o . L a ex p re sió n e v o ­ ca el d ía d e l Y ahveh a n u n c ia d o p o r los p ro fe ta s ( c f Is 13,6-9; J1 2 ,1-2) y ap licad o en el N u ev o T e sta m e n to a la P asc u a d e Je sú s (cf. M t 21,42; H ech 4,11). P ero alu d e, ante todo, al d ía q ue h izo e l S e ñ o r (Sal 117,24; M al 3,17). E ste se g u n d o sentido está av a la d o p o r el uso q ue el N u ev o T estam e n to h ace del salm o 117 ap licá n d o lo a la re su ­ rrecció n d e C risto (cf. M t 2 1,42; H ech 4 ,11; 1 Pe 2 ,7-8 ). C risto, fue ex a lta d o co m o « S e ñ o r y M e sías» (H e ch 2 ,36). El c o n ­ ten id o del títu lo K y rio s no sólo in d ica q ue Je sú s está p o r en c im a de D av id (cf. Sal 109,1; M t 22 ,4 4 ), sino q ue es el H ijo de D io s en el sen tid o que esta ex p re sió n tie n e en la fe c ristian a (cf. M t 16,16-17; R o m 1,4; 1 C o r 12,3). L a in v o c ac ió n «Jesú s S eñ o r» c o n stitu y e la co n fesió n de la fe b au tism al (cf. H ech 2 ,38; 8,37; 1 C o r 5,4), y la ac la m ac ió n n u p cial de la Ig lesia (cf. A p 22,1 7 .2 0 ). 3. El d o m in g o es tam bién se ñ o r d e los d ía s, com o sím b o lo del señ o río de C risto sobre el tiem p o . C risto es «A lfa y O m eg a ... el q ue es, el que era y el que vien e, el O m n ip o te n te ... el P rim ero y el U lti­ m o, el V iv ien te» (A p 1,8.18.19; cf. 2,8; 2 2,13). «E l san to d ía del d o m in g o es la c o n m em o rac ió n del S alvador. Es llam ad o d o m in g o p o r q u e es e l s e ñ o r d e los días. En efecto , an tes de la p asió n del S eñ o r no e ra lla m a d o d o m in g o , sino p rim e r día. E n él in au g u ró el S eñ o r las p rim ic ia s de la cre ació n del m u n d o , y en él d io ta m b ié n al m u n d o las p rim ic ias de la resu rrecció n . P o r ello este d ía es el p rin c i­ pio de to d o bien: p rin cip io de la creació n del m u n d o , p rin cip io de la resurrecció n , p rin cip io de la sem an a» 12. 4. El d ía d e l S o l no es u n a d en o m in ac ió n orig in al cristian a. Ju s ­ tin o la u tiliz a to m á n d o la de la se m an a p la n eta ria (A p o l 1,67). E sta c o in cid e n cia p e rm itió a los c ristian o s u tiliz a r el sim b o lism o in sin u a­ do y a en la S ag rad a E scritu ra y de m o d o p articu la r en el C á n tico d e Z a ca ría s: « N o s v isitará el Sol que vien e de lo alto, p ara ilu m in ar a los que v iv e n en tin ieb las y en som b ras de m u e rte» (L e 1,78-79; Sal 18,6). L a ex p re sió n alude sin d u d a al tex to de M al 3,2 0 q u e h ab la del «sol de ju stic ia » , e incluso a Is 9 , ls s (cf. M t 4 ,1 6 ) y a Is 60,1. 5. El d o m in g o fue llam ado tam b ién o ctavo d ía (é ém éra é ogd ó é y é ém é ra é ogdoás). Se trata de un n o m b re q u e p e rte n e c e p o r en tero al c a m p o de la sim bólica. Sin em b arg o , la referen c ia n o es

12 Homilía del siglo v, atribuida a Eusebio de Alejandría, Serm. 16, 1, en PG 86,416; y en R o r d o r f 210-211. Véase también Cat 1166 y 2174-2175; y M a g r a s s i , M., «La domenica, giomo del Signore e signore dei giomi», en Liturgia 260/261 (1978),116-150.

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p u ra m e n te a rtific ia l, c o m o p o n e n d e m a n ifie s to n o p o c o s te s ti­ m o n io s. El « o ctav o día» tien e sig n ific ad o b a u tism a l y esca to ló g ic o . El p rim e r se n tid o está en rela ció n co n a lg u n a s refe re n c ia s al n ú m e ro o ch o en la S ag rad a E scritu ra: las o ch o p e rso n a s q u e se sa lv aro n del d ilu v io (cf. 1 Pe 3 ,2 0 -2 1 ), y la circ u n c isió n a los o ch o d ías del n a c i­ m ie n to 13. A m b o s signos son fig u ras del bau tism o . El sen tid o e s c a ­ to ló g ic o ap arece co m o un d esarro llo en la reflex ió n p atrístic a so b re el o cta vo día. E n efecto , a p a rtir del sig n ific a d o d el día sé p tim o co ­ m o p le n itu d de la se m an a , se q u iso v e r en los siete d ía s la im ag en de este m u n d o y, en co n se c u e n c ia , e n el o c ta v o la im a g en d e lo qu e está p o r v en ir, es d ecir, la v id a etern a.

2.

E n relación con la Ig lesia

1. El d o m in g o es ta m b ié n el día d e la asam blea, sím b o lo de la Ig lesia del S eñ o r (E k klésía toíi K y río u ), q u e se h ac e v isib le so b re to d o en la c e le b ra ció n e u c a rístic a (cf. L G 26; SC 4 1 ). L a re fe re n c ia d el d o m in g o al S e ñ o r y a la Ig le sia re c u e rd a q u e é sta no ex iste sino en d ep e n d en c ia del q u e es su C a b e z a y E sp o so (cf. E f 5,23; C ol 1,18). L as ap a ricio n e s de Je sú s re su c ita d o h a b ía n h e c h o q ue los d isc í­ p u lo s se c o n v irtieran en « h e rm a n o s» (cf. Jn 2 0 ,1 7 ), te n ié n d o lo to d o en c o m ú n (cf. H ec h 2 ,4 2 -4 7 ; 4 ,3 2 -3 5 , etc.) y re u n ié n d o se «en u n m ism o lugar» co m o e x p re sió n de la c o m u n ió n en el E sp íritu (cf. H ech 2,1). L a v id a c o m u n ita ria es u n a d e las señ ales de q u e se ha fo rm a d o ya la a sa m b le a d e la N u e v a A lia n z a a p a rtir de un p eq u e ñ o resto (cf. H ech 2 ,3 8 -4 1 ). N o a c u d ir a la a s a m b le a e ra m u y g ra v e (cf. H eb 10,24-25): « C u a n d o enseñ es, o rd e n a y p e rsu a d e al p u e b lo a ser fiel en reu n irse en asam b lea; que n o falte, sin o q u e sea fiel a la reu n ió n de to d o s, a fin de que nadie sea c a u sa de m e rm a p a ra la Ig lesia al n o asistir, ni el C u erp o de C risto se v e a m e n g u a d o en u n o de sus m iem b ro s... N o a n tep o n g á is v u estro s a s u n to s a la P a la b ra de D io s, sin o ab a n d o n ad to d o en el día del S eñ o r y c o rre d co n d ilig e n c ia a v u estra asam b lea, p u es aquí está v u e s tra a lab a n za . Si no, ¿q u é ex c u sa ten d rán ante D ios los que no se re ú n e n el d ía del S e ñ o r p a ra esc u c h a r la p alab ra de v id a y nutrirse del a lim e n to d iv in o q u e p erm a n ec e e tem a m e n 13 Véase S. J u s t i n o , Dial. 41,4 y 138,1-2, en Ruiz B u e n o , D., Padres Apologistas, op. cit., 370 y 542; cf. D a n i é l o u , J . , «El domingo com o octavo día», en «Cuadernos Phase» 24, op. cit., 33-61.

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te?» ,4. L a ce le b ra ció n del d o m in g o es un signo de p erte n en c ia a la Ig lesia y de id en tid ad cristian a 15. 2. El d ía d e la P a la b ra d e D io s: L a a sa m b le a d o m in ical m a n i­ fiesta ta m b ié n a la c o m u n id ad c ristia n a co m o « Ig le sia de la P ala b ra » (cf. SC 6; 106; D V 21; P O 4 ) 16. E n la asam b lea d o m in ical, en la d o ble m e sa de la P ala b ra de D io s y del C u e rp o del S eñor, C risto m ism o « nos co n g re g a p a ra el b an q u e te p ascu a l de su am o r; co m o h izo en o tro tiem p o con los d isc íp u lo s, él n o s ex p lic a las E scritu ra s y parte p ara n o so tro s el pan» 17. 3. El d ía d e la E u ca ristía : L a eu c aristía tien e su m o m e n to p ro ­ p io y p rin cip al en el d o m in g o , y el d o m in g o rec ib e su sig n ific ad o de la eucaristía. En efecto, si el d o m in g o es el día m e m o rial de la sa lv a­ ción efe ctu a d a en el m isterio p ascu a l, la e u c aristía es el sa crificio sa cram en tal de d ich o m isterio , al q u e to d o s los fieles se d eb en aso ­ c ia r p erso n a lm e n te o fre cié n d o se ello s m ism o s, ju n ta m e n te con C ris­ to, p o r m in iste rio del sacerd o te (cf. SC 48; L G 11; P O 5) 18. E x iste u n a co rrela ció n en tre la Iglesia, la eu c aristía y el d o m in g o ,9. L os m ártire s del d o m in g o co n fe saro n h ab e r ce le b ra d o el d o m in icu m (la eu c aristía), p o rq u e no p o d ía n v iv ir s in e d o m in ic o (el d ía del S e ñ o r ) 20.

3.

E n rela ció n con el h om b re

1. F ie sta d e los cristia n o s: El d o m in g o es « fiesta p rim o rd ial, q u e d eb e p rese n tarse e in cu lcarse a la p ie d ad de los fieles, d e m o d o q ue sea ta m b ié n un d ía de aleg ría y de lib e ració n del trab ajo » (SC 106). C on este n o m b re está rela cio n a d o el te m a del p rec ep to d o m i­ 14 Didascalia Apostolorum 13, en R o r d o r f 168-169 Véase también Cat 21782179 15 Cf Cat 2182, C E Española, Sentido evangehzador del domingo y de las fiestas, de 22-V-1992 (Madrid 1992), nn 5, 7 y 28 De la asamblea litúrgica se ha tratado en el capítulo VIII 16 Véase OLM 7 De este tema se trató en el cap VII 17 Misal Romano, Plegaria eucarística para la Misa p o r diversas necesidades (antes Plegaria eucarística V con sus cuatro vanantes) después del Santo, c f Le 24,25-35 También Mosso, D , «La liturgia della Parola nella messa domenicale», en RD71 (1984), 20-32 18 C f B r o v e i l i , F , «La communitá cristiana m domemca celebra l’eucanstia», en RL 67 (1980), 479-494 y 642-660, L ó p e z M a r t i n , J , «La eucaristía dominical, actua­ lización permanente de la Iniciación cristiana», en S N de Liturgia, La Iniciación cristiana hoy (Madrid 1989), 281-300, y LMD 130 (1977), Ph 61 (1971), RL 64/1 (1977), RivPL 12/5 (1975) 19 Cf B l a z q u e z , R , «Día del Señor, Cena del Señor, Iglesia del Señor», en La Iglesia del Vaticano //(Salamanca 1988), 131-173 20 Texto en R o r d o r f 176-177

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n ical. L a ce le b ra ció n del d o m in g o c u m p le p le n a m e n te el d eb e r m o ­ ral de d a r a D ios el culto q u e le es d eb id o 21. El d o m in g o no es un d ía festiv o m ás, sin o la fiesta p r im o r d ia l de los c ristian o s 22. P o r este m o tiv o no se p e rm itía a y u n a r ni o rar de ro d illa s el dom in g o : «E n este d ía de fiesta n o se d eb e ay u n ar, y en el culto no n o s d eb e m o s arro d illa r ni siq u ie ra u na vez» 23; «E l qu e se aflige el d o m in g o , es reo de p e c a d o » 24. 2. D ía d e aleg ría y d e lib era ció n : E n esta p ersp e ctiv a, el d e s­ ca n so d o m in ica l co n stitu y e un acto de cu lto a D io s (cf. G én 1,31; Sal 103,1-24). El d o m in g o , ad e m á s, « c o n trib u y e a q u e to d o s d isfru ­ ten del tie m p o de d esca n so y de so la z su ficien te que les p erm ita cu ltiv a r su v id a fam iliar, cu ltu ral, social y relig io sa (cf. G S 6 7 )» 25. P or o tra parte, la p a la b ra de Jesús: «el sá b ad o es p ara el h o m b re» (M e 2 ,2 7 ), in v ita a re c o n o c e r la d im e n sió n lib e rad o ra del cu lto a D ios (cf. E x 4 ,3 1 ) y la e x ig e n c ia de e x te n d e r a to d o s los h o m b re s la lib e rtad de los h ijo s de D ios (cf. R om 8,21, etc.), de ac u erd o con la m isió n de Je sú s (cf. Le 4,1 8 ).

IV.

LA CELEBRACION DEL DOMINGO

E l d o m in g o p o se e v a lo re s d e c isiv o s p ara la fe y p ara la v id a de la Ig lesia, q ue han de rea liza rse en el c o n tex to de los reto s n u ev o s de la cu ltu ra y de la so cied ad de h oy 26. El asp ec to m ás u rg en te en la p asto ra l e sp ec ífica del d o m in g o es, sin du d a, el de la ca te q u esis d e lo q ue sig n ific a el día d e l S e ñ o r 27. 21 C f Cat 2175-2176, c f F l e c h a , J R , «La teología del domingo en san Martín de Braga», en Archivos Leoneses 59/60 (1976), 341-357, F r a s s e n , G., «L’obligation a la messe dominicale en Occident», en LMD 83 (1965), 55-70, G o n z á l e z G a l i n d o , A , Día del Señor y celebración del Mi sterio eucarístico Investigac ion histónco-teológica de la misa dominical y su obligatoriedad (Vitoria 1974) 22 Cuanto se ha dicho en el capítulo X I I I sobre la fiesta, tiene aplicación al do­ mingo. 23 T e r t u l i a n o , De corona 3, en PL 2,79, S B a s i l i o , De Spiritu Sancto 27, en R o r d o r f 188-189, etc 24 Didas calía Apostolorum 21, en R o r d o r f 170-171 25 Ctf/2184, c f 2185-2188 y 2193-2195 26 Cf B e l l a v i s t a , J , «El domingo, valores e interrogantes», en Ph 164 (1988), 107-123, B e n a s s a r , B , «Week-end y domingo», en Ph 61 (1971), 75-82, B i f f i , G , «La celebración del domingo problemática y orientaciones», en Ph 125 (1981), 381 -395, R o d r í g u e z d f l C u e t o , C , «El domingo, fiesta para el Señor y para nosotros caminos de nueva evangelización», en StLeg 33 (1992), 97-135, etc 27 C f A l d a z a b a l , J , El domingo cristiano («Dossiers del CPL» 34, Barcelona 1987), B a s u r k o , X , Para vivir el domingo (Estella 1993), E q l i z a , J , El domingo hoy, ¿vacaciones y/o fie s ta 7 (Pamplona 1986), S N de Liturgia, El domingo hoy D ocu­ mentos episcopales sobre el domingo (Madrid 1985), I d , Día del Señor Antología de textos, guiones y homilías (Madrid 1992), etc

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E n el ce n tro de la p asto ral del d o m in g o ha de es ta r la asam b lea eu carística. U na ce le b ra ció n de la eu c aristía v erd a d eram e n te festiva, d ig n a y sig n ific ativ a co n fie re al día del S eñor su alm a y su n o ta m ás relevante 28. L a pastoral del d o m in g o deb erá ev itar la d isp e rsió n de la co m u n id ad de los fíeles y p ro m o v e r el sen tid o ec le sial y co m u n i­ tario. C u a n d o falta el sa cerd o te u o tra circ u n sta n cia g rav e im p id e la p articip a ció n en la c e le b ra ció n eu carística, la Ig lesia re c o m ie n d a a los fíeles q ue to m en p arte en la litu rg ia de la P alab ra, si ésta se ce le­ b ra , o q u e se d e d iq u e n a la o ra c ió n d u ra n te un tie m p o c o n v e ­ niente 29. P ero la cele b ra ció n del d o m in g o no se red u ce a la eu caristía. El día d e l S e ñ o r es san tificad o ta m b ié n p o r la L itu rg ia de las H o ras (cf. SC 100) y p o r otro s acto s litú rg ico s, com o la c e le b ra ció n de los sa­ cra m en to s y sa cram en tales. El d o m in g o es tiem p o ap to p ara la ad o ­ rac ió n eu c arística , la lectura y m e d ita ció n de la P alab ra de D ios, y la p rá c tic a de ac to s de piedad. L a ce le b ra ció n del día d e l S e ñ o r req u ie re ta m b ié n qu e el c ristia ­ no sea co n scie n te de que h a resu c ita d o con C risto (cf. C o l 3,1) y de q ue ha rec ib id o el don del E sp íritu (cf. R om 8,15; 5,5). El d o m in g o in v ita a co n fig u ra r la p ro p ia e x iste n c ia según el m isterio p ascu al, rec h aza n d o las « o b ras del p e c a d o » (cf. Jn 8,34; R om 13,12) y d ed i­ c á n d o se a las « o b ras de la luz» (cf. M t 5,16; 1 Pe 2 ,12). La carid ad fra tern a y la so lid arid ad co n los n e c e sita d o s ha sid o siem p re uno de los sig n o s m ás p a te n te s de la p a rtic ip a c ió n p ro fu n d a en la co m u n ió n del E sp íritu q ue b ro ta de la E u c a ristía (cf. H ech 2 ,4 2 -4 7 ; 4 ,3 2 -3 7 ). L a C o n fe re n c ia E p isco p al E sp añ o la, p re o c u p a d a p o r la situ ac ió n de d eterio ro del d o m in g o , a d e m á s d e la Instru cció n p asto ral de 1992 c itad a supra, en la n. 15, p u b lic ó un a n u ev a n o ta en 1995 titulada: « D o m in g o y socied ad » . V éase el te x to y el co m en ta rio en P h 207 (1 995), 2 4 1-248. 28 Instrucción Eucharisticum Mysterium, de 25-V-1967, n.25-27, en AAS 59 (1967), 555-556; cf. SC 41-42; LG 25; PO 5. 29 CDC, c. 1248, § 2; Directorio para las celebraciones dominicales en ausencia de Presbítero, de 2-V I-1988, en PastL 183/184 (1989), 17-31; cf. L o p f z M a r t i n , J., «El directorio sobre las CDAP (comentario)», en REDC 46 (1989), 615-639; P a r e s , X., «Las asambleas dominicales en ausencia de presbítero», en Ph 119 (1980), 393404; S a r t o r e , D., «Asambleas sin presbítero», en NDL, 181-188; y «Cuadernos Phase» 60 (Barcelona 1995); LMD 130 (1977); etc.

C a p ítu lo XX

EL TRIDUO PASCUAL Y LA CINCUENTENA La Iglesia cada semana conm emora la resurrección del Señor, que una vez al año celebra también, junto con su santa pasión, en la máxima solemnidad de la Pascua (SC 102). BIBLIOGRAFIA A n d r o n i k o f , C . , II senso della Pasqua nella liturgia bizantina, 1-2 (Leumann-Torino 1986); B a l t h a s a r , H. U . v o n , «El misterio pascual», en MS 3/2 (1969), 143-335; C a b i é , R., La Pentecóte. L'évolution de la Cinquentaine pascale au cours des cinq prem iers siécles (Toumai 1965); C a ­ s e l , O., La fé te de Páques dans VEglise des Peres (Paris 1963); Centro de P. L. de París, El misterio pascual (Salamanca 1967); J o u n e l , P., «El ciclo pascual», en M a r t i m o r t 917-964; L e c l e r c q , H., «Páques», en DACL 13 (1938), 1521-1574; I d ., «Pentecóte», ib. 14 (1939), 259-274; L ó p e z M a r ­ t í n , J ., El don de la Pascua del Señor. Pneumatología de la cincuentena pascual del M isal Romano (Burgos 1977); M a r t í n e z S a i z , P., El tiempo pascual en la liturgia hispánica (M adrid 1969); N o c e n t , A., Celebrar a Jesucristo, 4 (Santander 1979); I d ., «II triduo pasquale. II tempo pasquale», en Anamnesis 6, 93-145; R i g h e t t i 1, 785-863; S c i c o l o n e , I. (dir.), La cele­ brazione del Triduo pasquale. Anamnesis e mimesis (Roma 1990); y AsSeñ 42-52 (1966); «Dossier del CPL» 68 (Barcelona 1996); PAF 17-27 (19701973); RL 55/1 (1968).

C on este ca p ítu lo se in ic ia el estu d io de las d istin ta s p arte s del añ o litúrgico. C a d a u n a se p re se n ta sig u ien d o el o rd en de im p o rta n ­ cia, de ac u erd o con las N o rm a s u n iv ersa les so b re e l a ñ o litú rg ic o y e l C a len d a rio '. En c a d a ca p ítu lo se an a liz a en p rim er lu g ar la e s­ tru c tu ra del tiem p o , d esp u és se rep a san los d ato s de la h isto ria y , p o r ú ltim o , se ex p o n e la te o lo g ía y e sp iritu a lid a d de la ce leb ració n . El p rese n te ca p ítu lo está d ed ica d o tan sólo al T rid u o p ascu a l y a la cin cu e n ten a , q u ed a n d o p ara el sig u ien te la C u a re sm a , p o r raz o n es de esp acio . El ciclo p ascu a l in clu y e ta m b ié n este tie m p o , lle n an d o ca to rce se m an as d esd e el d o m in g o I de C u a re sm a h asta la so le m n i­ dad de P en te co stés, a las qu e h ay q ue a ñ a d ir los d ías d esp u és de C eniza. 1 En Misal Romano (Coeditores Litúrgicos 1988), 101-112 (= NUALC y artículo).

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I

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ESTRUCTURA DEL TRIDUO Y DE LA CINCUENTENA PASCUAL

El ce n tro del ciclo p ascual lo o c u p a el T riduo, q u e se p ro lo n g a en la C in cu e n ten a

1

E l T r id u o

«E l T rid u o de la Pasión y de la R esu rre cc ió n del S eñ o r b rilla co m o la c u lm in a ció n de todo el año litú rg ico L a p ree m in en c ia que tiene el d o m in g o en la sem ana, la tien e la so le m n id a d de P ascu a en el año litú rg ico (S C 106)» (N U A L C 18) «E l T rid u o p ascu al de la P asión y de la R esu rrecció n del S eñ o r co m ien z a co n la M isa v esp er­ tin a de la C e n a del Señor, tien e su cen tro en la V ig ilia pascu al y a c ab a con las v ísp era s del d o m in g o de R e su rre cc ió n » (ib 19) La cele b ra ció n p ascu a l com pren d e, p o r tanto, los d ía s del « trid u o de C risto cru cificad o , sepultado y resu c ita d o » 2, in icián d o se la celeb ra­ ció n en la ta rd e del ju e v e s santo, seg ú n el m o d o d e co n tar los días reserv ad o p o r la litu rg ia para los d o m in g o s y so le m n id a d es P ero si la M isa de la C ena del S eñ o r es el p relu d io , la cu lm in a­ ción es la V ig ilia pascual, «la m ad re de to d a s las san tas v igilias» 3 L a v ig ilia ab re ad e m a s el tiem p o p ascu a l con el re to m o del G loria y del A le lu y a El d o m in g o de R e su rre cc ió n es, p o r o tra p arte, el p rim er d ía del tie m p o p ascu a l

2

L a C in c u e n te n a

En efecto, « lo s cin cu en ta días q u e v an d e s d e el d o m in g o de R e­ su rrecció n h asta el d o m in g o de P en te co stés h a n de ser celebrados co n aleg ría y ex u ltac ió n com o si se tratase d e u n solo y ú nico día festivo, m ás aú n , co m o un g ra n d o m in g o (S A ta n a sio , E p fe s t 1) E s to s so n lo s d ía s en q u e p r in c ip a lm e n te se c a n ta el ale lu y a » (N U A L C n 2 2 ) L a C in cu e n ten a d e sc a n sa s o b re los dom in g o s de P a scu a ( c f ib 2 3 ) N o o b stan te, se c o n se rv a la fiesta de la A scen ­ sión del S eñ o r a los cu aren ta d ías de P asc u a, a u n q u e se ha previsto su traslad a d o al d o m in g o V II allí d o n d e n o se a p o sib le celebrarla co m o fiesta de p rec ep to ( c f ib 25), co m o h a o c u rrid o en E spaña 2 s A g u s t í n , Ep 54,14, en PL 38,215 YS A m b r o s i o «En esto consiste el tnduo sacro, en el que Cristo padece, reposa en el sepulcro y resucita», en Ep 23,12-13, en PL 16,1030 3 S A g u s t í n , Serm 219, citado en NUALC 21

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L os o ch o d ía s de la o c ta v a de P ascu a se eq u ip aran a las so le m n id a­ des del S e ñ o r ( c f ib 24 ) L as ferias del tie m p o p ascu al cu e n ta n con fo rm u lario s p ara la M isa y p a ra el O fic io L as ferias sig u ien te s a la A scen sió n p o seen un m a y o r ac en to p n e u m a to ló g ic o ( c f ib 26)

II

LOS DATOS DE LA HISTORIA

L a h isto ria de este tie m p o es co m p leja, p ero c o n trib u y e a d e te r­ m in a r el c o n te n id o del T rid u o y de la C in c u e n te n a p ascu a l

1

V ic isititu d e s del T r id u o p ascu a l

El n ú c le o de la ce le b ra ció n anual de la P asc u a h u n d e su s raíces en la fiesta h e b re a del P e sa h -M a zzo t (P a scu a -A z im o s), cu y o sig n ifi­ cad o se h ac e n o ta r en n u m e ro so s p asaje s del N u e v o T estam e n to , esp e c ia lm e n te los referen te s a los ac o n te cim ien to s fin ales d e la v id a de Je sú s 4 A las p rim e ra s n o ticias de la co n m em o rac ió n anual c ris­ tia n a de la P asc u a p o r las co m u n id ad e s de A sia M en o r el 14 de N isán, h a y q u e a g re g a r las h o m ilías p ascu a les que ex p o n e n el o b jeto de la c o n m em o rac ió n s E n cu a n to al rito p ascu a l, los te stim o n io s m e n cio n a n un ay u n o de d o s o tres d ías q ue te rm in a b a en u n a v ig ilia n o ctu rn a D el d esarro llo de ésta se co n o c en alg u n o s elem e n to s o rac io n es p o r los ju d ío s y los p e c ad o res, le ctu ras de los P ro fetas y de los E van g elio s, salm o s, h o ­ m ilía, e u c a ristía y ág a p e D el estu d io c o m p arad o de lo s le cc io n ario s m á s an tig u o s, se d ed u c e la p re se n c ia co n stan te de G en 1, G én 22, Ex 12-14, D an 3, E z 37, etc , en tre las lectu ras de las d istin ta s tra d ic io ­ nes 6 El b au tism o e stá atestig u ad o a co m ien z o s del siglo m p o r T e r­ tu lian o (D e b a p t 19) y p o r la T radición A p o stó lic a de H ip ó lito El p rim e r te stim o n io del rito de la luz es u n a h o m ilía de A s te n o el S o fista en el siglo iv (In P s 5, hom 6) P oco a p o co las c e le b ra c io ­ n es se ex ten d ie ro n a to d o s los días del T rid u o p ascu al, co m o p u ed e a d v e rtirse y a en el D ia rio d e Viaje de E g eria h acia el año 384 7 4 De esta fiesta se ha hablado ya en el capitulo XVIII 5 C f C a n t a l a m e s s a , R , La Pasqua nella Chiesa antica (Tonno 1978), L e m o i n e , B , «La celebration de Paques d’apres les htteratures homiletiques quarto decimane du deuxieme siecle et pseudo-chrysostomienne du quatrieme», en QL 74 (1993), 17 29 Sobre la controversia pascual c f n 12 del cap XVIII 6 C f L o p f z M a r t i n , J , op c i t , 248 256 7 A r c e , A , (ed ), Itinerario de la virgen Egeria (BAC 416, Madrid 1980), 129-136 y 281 301, c f G a r c í a d e l V a l l e , Jerusalen un siglo de oro de vida litúrgica (Madrid 1968), 213-250, etc

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L a litu rg ia ro m an a co m p re n d ía m icia lm e n te la ce le b ra ció n de la P asió n a la h o ra de n o n a del viernes, la so le m n e v ig ilia p ascu al, con seis lectu ras en la trad ició n g reg o rian a (cu atro del A .T ) y ca to rce en la g elasian a (d o ce del A T .), y la m isa del d o m in g o de P asc u a La litu rg ia b a u tism a l in clu ía la b en d ició n del a g u a y la p ro ce sió n al b a u ­ tisterio El p re g ó n pascu al o laus cerei, co n o c id o en M ilán y en E s­ p añ a desd e el sig lo v, en tró en R o m a en el siglo x i 8 El ju e v e s santo , d ía de la rec o n c ilia c ió n de los p en iten tes y de la M isa crism al d esd e el siglo v, co n o c ió a p a rtir del sig lo v n u n a m isa v esp ertin a sin litu rg ia de la P alab ra, c o n m em o rativ a de la traició n de Ju d as y de la ú ltim a C ena. P o sterio rm e n te esta m isa ad q u irió un m a­ y o r reliev e in c o rp o ran d o en la E d ad M e d ia el la v ato rio de los p ies y la rese rv a d e la E u ca ristía p a ra la co m u n ió n del sa cerd o te al d ía si­ g u iente 9 En la litu rg ia de las h o ras se in tro d u jero n elem e n to s d ra­ m atizan tes, co m o la o cu ltac ió n de la luz El año 1951 el p a p a P ío X II inició la rev isió n de la S em a n a S anta resta u ran d o la V ig ilia p ascu a l y d ev o lv ien d o a las c e le b ra cio n e s del T rid u o su c a rá c te r m ás au tén tico . E n la m ism a lín e a se situ ó la re fo r­ m a litú rg ica del V atican o II 10.

2.

E v o lu ció n d e la C in cu en te n a

El tie m p o p asc u a l cu e n ta c o n el an tec ed e n te del p erío d o que tran sc u rría en tre la fiesta ju d ía d e P asc u a y la fiesta de las S em an as o P en teco stés ( c f L ev 2 3 ,1 5 -1 6 ) 11 E n el m arco de esta ú ltim a se sitú an los ac o n te cim ien to s n a rra d o s en H ec h 2 E n tre los sig lo s II y v P en teco stés fue un esp ac io u n ita rio e in d iv isib le de cin cu e n ta días desd e el d o m in g o de P asc u a h a sta la c o n m em o rac ió n c o n ju n ta de la A sce n sió n del S eñ o r y de la v e n id a del E sp íritu S an to el d ía cin cu en tésim o 12. L a o ctav a pascu al, co n o c id a en Jeru salén , en R o m a y en o tras litu rg ias d esd e m u y an tig u o , fue el tie m p o de la m ista g o g ia de los iniciad o s en los sa cram e n to s p ascu a les 13. 8 C f P i n e l l , J , «La benediccio del cin pasqual i els seus textos», en Litúrgica 2 («Scnpta et Documenta» 10, Montserrat 1958), 1-119 9 C f L ó p e z M a r t i n , J , «Jueves Santo Misa vespertina de la Cena del Señor», en Ph 145(1985), 25-39 (B ib l), etc 10 C f S c h m i d t , H A , Hebdómada sancta, 1-2 (Romae-Friburgi B -Barcinone 1956-57), T e n a , P , «La «recepción» de la Semana Santa reformada», en Ph 145 (1985), 5-14 11 Sobre la fiesta judia de shavuhót o pentékosté c f P o t i n , J , La fete ju tve de la Pentecóte Etudes des textes hturgiques 1-2 (Pans 1971), y en diccionarios y vocabu­ larios de la Biblia 12 Cf C a b i e , R , op c it , 3-113, etc 13 C f Chavasse, A , «La signification baptismale du caréme et de l’octave pasca-

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A fin ales del siglo iv se in tro d u jo la fiesta de la A sce n sió n a los c u a re n ta días de la P ascu a, tal c o m o se la co n o c e en los se rm o n e s de san L eó n M agno (4 4 0 -4 6 1 ) 14 P en te co stés p asó a ser la so lem n id ad de la v e n id a del E sp íritu S anto, rec ib ien d o u n a vig ilia, en p ara lelo a la de P ascu a, y u n a octava. P o r o tra p arte, en los d ías p rev io s a la A sce n sió n se in tro d u je ro n las « le tan ías m e n o re s» co n su ay u n o co ­ rre sp o n d ie n te, y al final del tie m p o p ascu a l se situ ó la ce le b ra ció n del ay u n o del m es cu a rto (ju m o )> es d ecir, las té m p o ras d el v eran o L os d o m in g o s del tie m p o p ascu a l, sa lv o el de la o ctav a de P ascu a, ap e n as te n ían rele v an c ia, y era n d e n o m in a d o s « d o m in g o s II, III, etc , desp u és de P ascu a» , y el d o m in g o sig u ien te a la A sce n sió n , « d o m in ­ go in fra o ctav a de la A sce n sió n » L a u n id a d o rig in a ria d e la C in c u e n ­ te n a h a b ía d esap a re cid o

III

TEOLOGIA Y ESPIRITUALIDAD

L a ce le b ra ció n de to d o el p e río d o o fre ce en la a c tu a lid a d u n a im a g en de gran u n id a d y c o h e ren cia 15.

1.

E l « T r id u o sa n to p a scu a l»

L a ce le b ra ció n del m isterio p ascu a l, a la v ez q u e ev o c a los h e ­ ch o s fin ales de la v id a te rren a de C n s to , rev iv e y a c tu a liz a la p a rti­ cip ac ió n de los b au tiza d o s en el p aso de las tin ieb la s a la lu z 1 L a tard e de la fe r ia V in C oena D o m im in a u g u ra el T rid u o p ascu al co n la M isa de la C ena d e l S e ñ o r El m o m e n to está m a rc ad o p o r el rec u erd o de la in stitu c ió n de la E u ca ristía , v erd a d ero « sa c rifi­ cio v esp ertin o » ( c f Sal 141,2). P o r o tra p arte , las p re sc rip c io n e s q u e p ro h íb en la ce le b ra ció n de la m isa sin el p u e b lo y rec o m ie n d a n v ív a­ le», en LMD 58 (1959), 27-38, W e g m a n n , A J , «La historia de la octava de Pascua», en AsSeñ 43 (1964), 9-18, etc 14 Cf C a b r o l , F , Ascensión en DACL 1 (1907), 2934-2943, etc Es preciso reseñar también una celebración a los 40 días de Pascua, denominada tessarakosté (cuadragésima), ademas de la mesopentécosté (medio-pentecostes) c f C a b i e , R , op c it, 181-185 15 C f B e l l a v i s t a , J , «Los temas mayores de la cincuentena pascual», ib 110 (1979), 125-135, L ó p e z M a r t i n , J , «Lineas de pneumatologia litúrgica en la Cincuen­ tena pascual de la actual Liturgia Horarum del Rito Romano», en S c ic o l o n e , 1 (d ir), Psallendum M iscellanea in onore J Pinell (Roma 1992), 139-165, N o c e n t , A , Cele­ brar a Jesucristo 4 Semana Santa Tiempo pascual (Santander 1979), VV A A «Triduo pasquale Tempo di Pasqua», en D e l l ’O r o , F (d ir), II M essale Romano del Vaticano II Orazionale e Lezionario 1 (Leumann-Torino 1984), 305-484, y Ph 145 (1985), RL 61/2 (1974), 62/2 (1975), 77/1 (1990), RivPL 13/2 (1975), 16/2 (1978) 19/1 (1981), etc

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m ente la concelebración, c o n fie re n u n a no ta de ec le sialid ad eu carís­ tica y de unidad en tre e u c a ristía y sacerdocio. El lav ato rio de los pies se ha orientado ta m b ié n a la eu c aristía: la an tífo n a U bi ca rita s ac o m ­ paña ahora la p re se n tac ió n de los dones. Los textos del M isal in sisten en la en treg a de C risto p ara la sal­ vación de los h o m b res 16. Je sú s cu m p le el ritual de la P ascu a ju d ía (Ex 12,1-8.11-14; Sal 115), o fre cie n d o su C u erp o en lu g ar del an ti­ guo cordero y d erram a n d o su S angre p ara sellar la n u ev a alian za (1 C or 11,23-26). A l lav ar los p ie s a los discíp u lo s m an ifiesta el am or «hasta el ex trem o » (Jn 13,1-15). El p refacio y los tex to s p ro ­ p ios en la plegaria e u c arística su b ray a n la id e n tid a d en tre la en treg a de Jesús y el m em o rial en el q ue « se rea liza la o b ra de n u estra red e n ­ ción» 17. El traslad o solem n e del S acram ento al lu g ar de la reserv a p ara la com unión del d ía sig u ien te es un signo de co n tin u id a d en tre el Sacrificio y la ad o ra ció n de la P re sen c ia sacram en tal. 2. El Viernes Santo d e la P a sió n d e l S e ñ o r está p resid id o p or una liturgia austera y sobria. E l M isal y la litu rg ia de las h o ras p ro ­ ponen de m odo c o n v e rg en te la m u e rte g lo rio sa del C o rd ero p ascu al, para que los cristian o s re n u e v en en sí m ism o s el p aso de la m u erte a la vida. El oficio de lectura se ab re con tres salm o s de sin g u lar ap licació n cristológica a la P asión: el Sal 2 (cf. H ech 4 ,2 4 -3 0 ), el Sal 21 (cf. M e 15,34; M t 27,39-40) y el Sal 37 (cf. Le 23,49). Sigue el p asaje de H eb 9,11-28, que m u e stra a C risto co m o P o n tífice d efin itiv o y M e­ diador de la A lianza N ueva. La le ctu ra p atrístic a, de san Ju an C risóstom o, com enta la tip o lo g ía del cordero. L os re sp o n so rio s de las lec­ turas son un centón de te x to s b íb lico s del A n tig u o y del N u ev o T es­ tam ento sobre estos m ism o s tem as 18. L os laudes se o rien tan h ac ia el valor redentor del sa crificio de C risto , q ue su stitu y e las an tig u as v íc­ tim as (Sal 50 y C án tico de H ab 3), y h ac ia la ex altació n de la cru z (Sal 147). La lectu ra b rev e de esta h o ra y las se ñ ala d as p ara la hora interm edia se to m a n del IV ca n to del p o e m a del S ierv o (ls 53), m ientras las antífon as v an d e sg ra n an d o los d istin to s m o m e n to s de la Pasión. S ignificativos son ta m b ié n los sa lm o s 39, 53 y 87 de d ich a hora. El centro del d ía es la c e le b ra ció n de la P asió n a la h o ra de N o n a (cf. M t 27,45-46). Se trata de u na sin a x is no eu c arística , llam ad a en otro tiem po m isa de p resa n tifica d o s 19. L a acción litúrgica, en la que 16 Véase la colecta de la Misa 17 Oración sobre las ofrendas. 18 Para los nuevos textos en el proyectado curso bienal del oficio de lectura véase: L e s s i - A r i o s t o , M., «Liturgia Horarum-Supplementum», en Not 306/307 (1992), 9167, aquí 93-94 y 144-145.

19 C f .R lG H E T T I 1,808-812.

C.20.

El Triduo pascual y la Cincuentena

235

se u sa el c o lo r rojo , tien e tres m o m en to s: 1.° L a litu rg ia d e la P a la ­ b ra , con la le ctu ra del IV ca n to del p o e m a del S ierv o (Is 52,1353,12: 1 lect.), ap licad o a Jesú s q ue « en tre g a su v id a co m o ex p ia­ ción»; el Sal 30 co n las p alab ras de C risto en la cru z (cf. Le 2 3 ,4 6 ); el p asaje del S um o S acerd o te, « ca u sa de sa lv ac ió n p ara los que le o b ed e ce n » (H eb 4 ,1 4 -1 6 ; 5,7-9: 2 lect.) y la P asió n seg ú n san Ju an (Jn 18,1-19,42: Ev.). E sta s lectu ras v an seg u id as de la p le g aria u n i­ versal de los fieles, q ue en este día co b ra un reliev e esp ecial. 2.° L a a d o ra ció n d e la cruz, p re c e d id a de la o ste n sió n al p u eb lo . L a a n tífo ­ na « T u cru z ad o ra m o s» , de o rigen b iz an tin o , y los im p ro p e rio s ev o ­ can el m isterio de la cruz. 3.° La c o m u n ió n , en la qu e se d istrib u y e el P an eu c arístico co n sag rad o en la tarde p rec ed en te. A u n q u e esta so le m n e ce le b ra ció n sustituye a las vísp era s, sin em b arg o , la litu rg ia de las h o ras las tiene. P ara ello to m a el Sal 115 (cf. 1 C o r 10,16; 11,26), el Sal 142 y Flp 2,6-11 y, co m o lectu ra b rev e, 1 Pe 2,21 -2 4 . D esp u és la Ig lesia e n tra en el silen cio qu e p re ­ cede a la resu rrecció n . 3. E l g ran Sábado. El segu n d o día del T rid u o p ascual no h ay otra c o n v o c a to ria que el O ficio d iv in o ante el altar d esn u d o , p resid i­ do p o r la cru z 20. El C o n cilio V atican o II rec o m en d ó ta m b ié n que este d ía estu v ie ra co n sag rad o p o r el ayu n o p ascu a l (cf. SC 110). El O ficio d iv in o tien e un to n o de m ed ita ció n y de rep o so , esp e c ia lm e n ­ te el o fic io d e lectura (salm o s 4, 15 y 23; H eb 4,1 -1 3 y h o m ilía del g ran S á b a d o , a lu siv a al d esce n so del S eñ o r al ab ism o : cf. 1 Pe 3 ,1 9 s s ) 21. L os lau des incluyen la m en tacio n es del ju s to (Sal 63 e ls 38) y el an u n c io de la resu rre cc ió n (Sal 150 con A p 1,18 de an tífo ­ na). L a hora in term ed ia h ab la de la luz q ue b rilla en m e d io de las tin ieb las. Las vísp era s rep iten los salm o s de la m ism a h o ra del V ie r­ nes S anto, p ero con an tífo n as que alu d en a los sig n o s de Jo n ás y del tem p lo (cf. M t 12,39-40; Jn 2 ,19-21). L os d em ás tex to s se refieren al b au tism o co m o im ag en de la se p u ltu ra de C risto (cf. R o m 6,3-4). L a p ie d ad cristian a d ebe te n er ta m b ié n un rec u erd o p ara la S an tísim a V irg en este d ía 22. 4. L a v ig ilia en la n o ch e sa n ta d e la R esu rrec ció n d e l S e ñ o r abre el día tercero del T rid u o 23. La V ig ilia p ascual es esen cialm en te 20 Véase la rúbrica del Misal Romano para el sábado santo 21 Los cánticos del oficio de lectura del ciclo bienal en Lessi-Ariosio, M art cit 94 y 145 22 «En el gran Sábado, cuando Cristo yacía en el sepulcro, fortalecida solamente por la fe y la esperanza, ella sola entre todos los discípulos esperó vigilante la resurrec­ ción del Señor» Misas de la Virgen María (Coeditores Litúrgicos 1987), Orientacio­ nes generales, n 36; c f Noe, V., «Nel ncordo di Colei che nel grande sabbato raccolse la fede di tutta la Chiesa», en Liturgia 21 (1988), 371-384. 23 Véase la rúbrica del Misal Romano para la vigilia pascual.

236

P IV

La santificación del tiempo

u n a am p lia c e le b ra ció n de la P alab ra de D ios q u e te rm in a con la eu caristía. L os rito s del co m ien zo , el b au tism o y la ren o v a ció n de las p ro m esa s b au tism a les tienen lugar en este co n tex to v ig ilia r P o r o tra p arte, es ex tra o rd in a ria la ab u n d a n cia de sím b o lo s en to d a la ce le b ra­ ción. a) el rito d el fu e g o y de la luz ev o ca la resu rre cc ió n de C risto y la m a rc h a de Israel g uiado p o r la co lu m n a de fu eg o El rito c u lm i­ n a con el e x su lte t pascu al; b) la liturgia d e la P a la b ra d estac a tanto p o r el n ú m e ro de lectu ras co m o p o r la secu e n cia le ctu ra-sa lm o -o ra ción, re c o rrien d o los paso s de la h isto ria de la sa lv ac ió n L as o rac io ­ n es ofrecen la in te rp re tac ió n c ristian a d e los tex to s del A n tig u o T e s­ tam en to 24; c) la liturgia d e la In icia ció n cristia n a in c o rp o ra al m is­ terio p ascual a los ca te cú m e n o s ad u lto s o a algú n p árv u lo . D esp u és to d a la a sa m b le a ren u e v a los co m p ro m iso s b au tism a les y es ro cia d a con el agua en m e m o ria del b autism o; d) por últim o se rea liza la eucaristía, p ro c la m a c ió n de la resu rre cc ió n del S eñ o r en la esp era de su ú ltim a v en id a (cf. 1 C o r 11,26, 16,22, A p 2 2 ,1 7 .2 0 ). 5. E l «día q ue hizo el S eñ o r» L a liturg ia ro m an a co n v o ca de n u evo a los fíeles p ara la «m isa del día» 25. El O ficio d iv in o m a rc a la p au ta tan to del o ficio d o m in ica l de to d o el añ o co m o , e sp e c ia l­ m en te, de la h o ra de la u d es de las so le m n id a d es y fiestas T o d o s los elem e n to s son p ro p io s, inclu so el esb o zo de o ficio d e lectu ra p ara los que no asistie ro n a la v igilia. L os la u d es ev o can la n u ev a c re a ­ ción (Sal 62, D an 3 ,57-88 y Sal 149; H ech 10,40-43). L a h o ra in te r­ m edia se basa en el Sal 117 (cf. M t 21,42, H ech 4 ,1 1 ) L a m isa g ira en to m o a la resu rrecció n : H ech 10,34 37,43 (1 .a lect.), Sal 117, C ol 3,1-4 o b ien 1 C o r 5,6b-8 (2 a lect.), y Jn 2 0 ,1 -9 . Se can ta tam b ién la se cu e n cia de P ascua, m ie n tras las o rac io n es se refieren a los sacram e n to s pascu ales. L as II vísp era s d efin e n ta m ­ b ién las co rresp o n d ien te s del d o m in g o de la I se m an a del sa lte rio co n el Sal 109 ( c f M t 2 2 ,4 1 -4 6 ), el Sal 113 A , y A p 19,1-7 L a lectura de H eb 10,12-14 se refiere a la g lo ria de C risto , y la a n tífo n a del M a g n ífic a t ev o c a la ap a rició n de Jn 20,19. 24 Creación (Gen 1,1-2,2 y Sal 103), Abrahan (Gen 22,1-18 y Sal 15), Exodo (Ex 14,15-15,1 y 15,1 -7a 17-18), Profetas (Is 54,5-14 y Sal 29), Is 55,1-11 y 12,2 4-6, Bar 3 9-15 32-4,4 y Sal 18, Ez 36,16-17a 18-28 y Sal 41), Nuevo Testamento (Rom 6,31’l ), Sal 117 y aleluya, Evangelio (Mt 28,1-10 — A— , Me 16,1 -8 — B— , Le 24,1 -12 c f L ó p e z M a r t i n , J , El don de la Pascua op c it , 248-257, para los textos del Misal c f ib , 216-218 y 226-229 25 Asi lo indica el prefacio pascual í, propio no solo del domingo, sino de toda la octava Sobre este prefacio c f M e r c i e r , G , «La preface de Paques», en LVC 5 3 (1966), 13-20

C 20 2.

E l Tnduo pascual y la Cincuentena

237

L a o cta v a p a sc u a l

El d o m in g o d e re su rre c c ió n se p ro lo n g a en la C in cu e n ten a sim ­ bó lica, el tie m p o del E sp íritu 26. N o o b stan te, los o ch o p rim ero s días tien en un sen tid o esp e c ia l co m o tie m p o de la m ista g o g ia L a ce le­ b ració n de la o cta va p a s c u a l sig u e fu n d am e n talm en te d o s g ran d e s líneas, la p rim e ra , d e fin id a p o r los e v a n g elio s y las lectu ras p atrísti­ cas del o ficio d e le ctu ra del lunes, m a rtes y m ié rco le s, se cen tra en las ap a ricio n e s, in c lu id o el d o m in g o de la o ctav a , la seg u n d a línea v iene m a rc a d a p o r el re c u e rd o de la In iciació n cristiana* su b ray an este asp ec to los te x to s de las o rac io n es del M isal, la lectu ra b íb lica del o fic io d e le c tu ra , to m a d a de la I C arta d e san P e d ro , y las lectu ­ ras p a trístic a s del ju e v e s , v ie rn e s y sáb ad o , de las C a te q u esis m istag ó g icas de Je ru salén 27. El lu n e s de la o c ta v a se in ic ia la le ctu ra se m ic o n tin u a de H ech o s d e los A p ó sto le s d e las m isas de las ferias de la C in cu e n ten a , in d e­ p e n d ie n te m e n te d e la se rie d e p rim e ra s lecturas d e los d o m in g o s, to m a d as del m ism o libro. D u ra n te to d a la sem an a, in c lu id o el d o ­ m in g o de la o ctav a , los sa lm o s de to d as las h o ras son los m ism o s del d o m in g o de R e su rre cc ió n , ex c ep to en el o ficio de lectu ra en qu e son p ro p io s ca d a día. L os re sta n te s te x to s son tam b ién pro p io s. 3.

L os d o m in g o s d e P a scu a

A p a rtir del d o m in g o II, los d o m in g o s q u e in teg ran la C in c u e n te ­ n a p ascu a l tie n en u n id a d te m á tic a d e fin id a p o r el E v an g e lio y la 1.a lectu ra. A ño A

A ño B

A ño C

Dom II

Hch 2,42-47 1 Pe 1,3-9 Jn 20,19-31

4,32-35 1 Jn 5,1-6

5,12-16 Ap 1,9-1 la

Dom III

Hech 2,14 22-33 1 Pe 1,17-19 Le 24,13-35

3,13-15 17-19 1 Jn 2,1-5 24,35-43

5,27-32 40-41 Ap 5,11-14 Jn 21,1-19

Dom IV

Hech 2,14 36-41 1 Pe 2,20-25 Jn 10,1-10

4,8-12 1 Jn 3,1-2 10,11-18

13,14 43 52 Ap 7,9 14-17 10,27-30

Dom V

Hech 6,1-7 1 Pe 2,4-9 Jn 14,1-12

9,26-31 l Jn 3,18-24 15,1-8

14,20-26 Ap 21,1-5 13,31-35

26 Vease la 1 a colecta de la Misa de la vigilia de Pentecostés c f L ó p e z El don de la Pascua, op c i t , 499-501 y 540-548 27 Para el ciclo bienal c f L e s s i - A r io s t o , M , art c it , 95 ss y 146ss

M a r t in ,

J,

PIV.

238

La santificación del tiempo

Año A

Año B

Año C

Dom VI

Hech 8,5-8.14-17 1 Pe 3,15-18 Jn 14,15-21

10,25-26.34-35.44-48 15,1-2.22-29 Ap 21,10-14.22-23 1 Jn 4,7-10 14,23-29 15,9-17

Dom VIL

Hech 1,12-14 1 Pe 4,13-16 Jn 17,1-1 la

1,15-17.20-26 1 Jn 4,11-16 17,1 Ib -19

7,55-60 Ap 22,12-14.16-20 17,20-26

En efecto, d om II: don del E sp íritu y v id a de la co m u n id ad ; dom III: ap a ricio n e s y an u n c io del E v an g e lio ; dom IV: el B uen P astor; dom V: p artid a de Je sú s y m in isterio s; dom V I: p ro m esa s y m a n ife s­ tacio n es del E sp íritu; dom V II: a u sen c ia-p re sen c ia en la e sp era del E spíritu. C o m o le ctu ra ap o stó lic a se leen: la I C arta d e sa n P ed ro (A ), la I C arta d e sa n J u a n (B ) y el A p o c a lip sis (C ), te x to s m u y aco rd es con el esp íritu del tie m p o pascu al. P o r su p arte, lo s p refac io s se fijan en la resu rrecció n y en la p rese n cia del S eñ o r en su Ig le ­ sia 28. El le cc io n ario b íb lico del oficio de lectura o fre ce de fo rm a co n ­ tinua, a p artir del d o m in g o II de P ascu a, la C arta a los C olosenses, el A p o ca lip sis y las tres C artas d e sa n J u a n . L as lectu ras p atrístic as su elen referirse al ev a n g elio de la M isa. L as lectu ras b rev e s de la u ­ des, vísp era s y h ora in term ed ia fo rm an u na serie ju n to co n las co ­ rre sp o n d ie n tes a las ferias, que se va rep itien d o cad a sem an a. Las p reces de las d o s h o ras p rin cip ale s del d ía reflejan la te m ática p ro p ia del tiem po, son siem p re d istin ta s y están d irig id a s a C risto en su m ayoría.

4.

L a « A sc e n sió n d el S e ñ o r» y el « D o m in g o d e P e n te c o s té s »

A m b as so le m n id a d es tien en el sello p ro p io qu e les h a co n fe rid o la trad ició n , p ero en la litu rg ia actual se h a a c en tu ad o la d im e n sió n ec le sio ló g ic a de la p rim e ra y la d im e n sió n p ascu a l y p n eu m ato ló g ica de la segunda. L as le ctu ras b íb lica s de la m isas arm o n izan en tre sí en ca d a fiesta, co m p letan d o la te m ática las del o ficio de lectu ra ( E f 4 ,1 -2 4 y san A gu stín en la A scen sió n , y R om 8,5-2 7 y san Ireneo en P en teco stés). L os salm o s re sp o n so ria le s y los del o ficio d e lectu ra se u sab an ya en estas fiestas. H e aquí el cuad ro del L ecc io n a rio d e la M isa: 28 Cf. W a r d , A. -J o h n s o n , C. (ed.), Fontes liturgici. The Sources of the Román M issal (1975), 2. Prefaces (Rome 1987), 176-221.

C.20.

El Triduo pascual y la Cincuentena

Año A Ascens.

Hech 1,1-11 E f 1,17-23 Mt 28,10-20

Año B 4,1-13 Me 16,15-20

Pent. vig.

Gén 11; Ex 19; Ez 37; J1 2,28-32 Rom 8,22-27 Jn 7,37-39

día

Hech 2,1-11 1 Cor 12,3-7.12-13 Jn 20,19-23

5.

Gál 5,16-25 15,26-27;16,12-25

239 Año C

Heb 9,24-28; 10,19-23 Le 24,46-53



Rom 8,8-17 „ 14,15-16.23-2629

L a s f e r ia s d e l tie m p o p a s c u a l

A p a rtir del lu n e s de la se m an a II de P ascua las ferias g u ard an cierta u n id a d b asad a en la le ctu ra se m ic o n tin u a de H ech o s de los A p ó sto le s, q ue em p ez ó en la o ctava, y de los ca p ítu lo s 3, 6, 12, 1317 y 21 d el E va n g e lio se g ú n san J u a n , q ue co m p letan la lectu ra de este ev a n g elio in ic ia d a en la C uaresm a. E stos ca p ítu lo s se refieren a los sa c ra m e n to s p asc u a le s y reco g en los d isc u rso s del ad ió s, p ero in d e p e n d ie n te m e n te de la serie de lectu ras ev a n g élica s d o m in icales. En el o fic io d e lectura, desd e el lunes de la feria II, se leen el A p o ­ ca lip sis (sem a n as II-V ) y las tres C artas d e sa n J u a n (sem an as VI y V II). C o m o lectu ras p atrístic as se usa una am p lia se lec ció n de tex ­ tos c e n trad o s en asp ecto s del m isterio p a s c u a l30. L as c o lec tas de ca d a día son pro p ias, m ie n tras q u e las restan tes o ra c io n e s se en c u en tra n en los fo rm u lario s d o m in ica les. El O ficio d iv in o cu e n ta ta m b ié n con series de an tífo n as, lectu ras b rev es, resp o n so rio s p ara ca d a día de la se m an a que se van rep itien d o . L as p rec es de la u d es y de v ísp era s dos series, u n a p ara las se m an as im ­ p a re s y o tra p a ra las pares. 29 La 2.a lectura y el evangelio de los años B y C fueron introducidos ad libitum en la segunda edición típica del Orden de Lecturas de la Misa en 1981: cf. Not 180/183 (1981), 422-423. Para la misa de la vigilia, celebrada de forma más extensa, el Misal Romano (ed. española de 1988, pp. 356-359) propone salmos y oraciones para interca­ lar entre las lecturas del Antiguo Testamento. 30 Para las series del oficio de lectura del ciclo bienal cf. L e s s i - A r io s t o , M., art. cit., 97-113 y 148-165.

C a p ítu lo XXI

LA C U A R E S M A El tiempo cuaresmal prepara a los fíeles a oír la Pala­ bra de Dios más intensamente y a orar, especialmente mediante el recuerdo o la preparación del bautismo y la penitencia, para celebrar el Misterio pascual (SC 109). BIBLIOGRAFIA B e r g a m i n i , A., «Cuaresma», en NDL, 497-501; C h a v a s s e , A., «La pre­ paración de la Pascua», en M a r t i m o r t (ed. de 1967), 764-777; M a e r t e n s , Th., La cuaresma, catecumenado de nuestro tiempo (Madrid 1964); I d ., Nueva guia de la asamblea cristiana, 3. De la semana de ceniza al domin­ go de Pascua (Madrid 1970); N o c e n t , A., Contemplar su gloria. Cuaresma (B arcelona 1966); I d . , Celebrar a Jesucristo, 3. Cuaresma (Santander 1979); I d ., La quaresima, en Anamnesis 6, 147-173; P i e r r e t , R . - F l i c o t e a u x , E., «Caréme», en DSp 2 (1953), 136-152; R ig h e t t i 1, 727-802; Rizz i n i , P., «Ascoltatelo». La Parola di Dio nelle domeniche di Quaresima (Bologna 1983); R y a n , V., Cuaresma - Semana Santa (Madrid 1986); V a c a n d a r d , E., «Caréme», en DACL 2 (1924), 2139-2158; VV.AA., «Tempo di Quaresima», en D e l l ’O r o , F. (dir.), II M essale Romano del Vaticano II, 1 (Leumann-Torino 1984), 177-303; y AsSeñ 21-38 (1965-1967); CommLit 2/2 (1976); LMD 31 (1952); PAF 10-16 (1970-1976); RL 60/1 (1973); RivPL 9/1 (1971); 15/2 (1977).

C o n tin ú a en este ca p ítu lo el estu d io del ciclo p ascu a l, tratan d o a h o ra de la C u a re sm a , el p erío d o que an tec ed e al T rid u o de C risto m u e rto , sep u lta d o y resu c ita d o . I.

ESTRUCTURA DE LA CUARESMA

L a C u a re sm a d u ra c u a re n ta d ías, d esd e el d o m in g o I de este tie m p o h a sta el ju e v e s santo. P ero a esto s d ías h ay que añ a d ir el m ié rc o le s de ce n iz a y las ferias de este nom bre. C o m en zan d o la c u e n ta de los cu a re n ta d ía s el citad o m ié rco le s, la C u a re sm a term in a el d o m in g o de R a m o s, q u e, a su vez, in a u g u ra la S em an a Santa. P ero en re a lid a d el « tie m p o de la C u a re sm a tra n sc u rre d esd e el m iérco les de ce n iz a h a sta la m isa de la C e n a del S eñ o r ex c lu siv e» (N U A L C 29). E sta s n o rm as q u ie re n re c o g e r el c a rá c te r p o p u la r del m iérco les de ce n iz a y co m p a g in a rlo co n el co m ien z o « o ficial» del d o m in g o I d e C u aresm a. P o r su p arte , los d ías d e la S em a n a S an ta están o rien ­ ta d o s a la c o n m e m o ra c ió n de la P asió n del S eñor, y en la m a ñ an a del

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La santificación del tiempo

ju e v e s santo tien e lu g a r la M isa crism al (cf. n 3 1 ) . «E l tie m p o de C u aresm a está o rd en ad o a la preparació n de la c e le b ra ció n de la P a s­ cua» (N U A L C n 27) Los dom ingos de C u aresm a se denom inan I, II, III, IV y V , pero el V I lleva por título dom ingo de R am os en la P asión d el S eñ o r L as ferias de todo el tiem po son independientes de los dom ingos, y su tem ática g u arda cierta relación con ellos En tiem po de C u aresm a no se adorna con flores el altar, y la m úsica se perm ite sólo p ara sostener el canto, a excepción del dom ingo VI y las solem nidades y fiestas 1

II

LOS DATOS DE LA HISTORIA

L a C u a re sm a es el resu ltad o de un largo p ro ce so d e se d im e n ta ­ ción de tres itin erario s litú rg ico -sacram en tales la p rep a ra ció n in m e­ d iata de los ca te c ú m e n o s a los sacram entos de In iciació n , la p e n ite n ­ cia p ú b lic a y la p artic ip a c ió n de la com u n id ad cristian a en lo s d o s an terio res co m o p rep a ra ció n p ara la P ascua L a C u a re sm a o q u a d ra g esim a es co n o c id a co n este no m b re desde el siglo iv (san Je ró n im o y E g e n a ) y h a c e referen c ia al significado del n ú m e ro 4 0 en la B i­ b lia 2 L os p rim e ro s dato s a c erca de una p rep a ra ció n de la P asc u a son los ya c o n o c id o s — en el ca p ítu lo an terio r— del a y u n o de d o s o tres días en los sig lo s n y m E n R om a el ayuno se ex te n d ía d u ran te tres sem anas y a en el siglo iv 3, pero num ero so s te stim o n io s h acen p e n ­ sar en la e x iste n c ia de la cu a ren te n a p en iten c ia l co m o un h e c h o g e­ neral a finales de d ich o siglo o co m ien zo s del sig u ien te Sin em b ar­ go, d e sap a re cid a la in stitu c ió n del ca te cu m e n ad o y su stitu id a la re ­ co n ciliació n p ú b lic a p o r la p e n ite n c ia se creta (s v n ss), la C u a re sm a quedó co n fig u rad a en el M isal y en el O ficio d iv in o co m o un tie m p o casi ex c lu siv am e n te p e n iten c ia l y ascé tico L os ev a n g elio s y las o ra ­ ciones de las m isas de los escru tin io s p asaro n a las ferias y éstas term in aro n p o r c o n ta r con ce le b ra ció n estacio n al to d o s los d ías La ce n iza se em p ez ó a im p o n e r a to d o s los fieles en el siglo IX, cu an d o h ab ía d ecaído la p rá c tic a de la p en iten cia p ú b lica 4. 1 Ceremonial de los Obispos (CELAM-DEL 1991), n 252 2 C f D aniel ou, J , «Le symbolisme des quarante jours», en LMD 31 (1952), 19-33 3 S ó c r a t e s , Hist Eccl 5,22, citado por A u f d e r M a u r , H , Le celebraziom nel ritmo del tempo 1 (Leumann-Tonno 1990), 219 C f también C a l l e w a e r t , C , «La duree et le charactere du caréme anclen», en SacrEr (Steenbrugis 1940, reimp 1962), 449-603, C h a y a s s e , A , «L’organisation stationale du caréme romaine, avant le VIIIe siecle Une orgamsation pastorale», en RevSR 56 (1982), 17-32, etc 4 C f R a f f a , V , «Venfica stonca sul rito delle cenen», en VV AA , Mysterium et Mimstenum M iscellaneal Oñatibia (Vitoria 1993), 320-352

En el siglo vn se a g re g a ro n las té m p o ra s de la p rim av era a la p rim e ra se m an a de C u a re sm a P ero d esd e el siglo vi d ata tam bién u n a p re c u a re sm a q u e c o m e n z a b a tres d o m in g o s an tes del I dom ingo d e C u a re sm a , de difícil in te rp re ta c ió n y no m en o s o sc u ro origen L o s d o m in g o s se d e n o m in a b a n d e Q u in cu a g é sim a (5 0 d ía s antes de P ascua, co n tad o s desd e el d o m in g o a n te rio r al I de C u aresm a), S exa ­ g é sim a (6 0 días, a v a n za n d o otro d o m in g o m ás y te rm in an d o la cu en ­ ta el m ié rc o le s de la o c ta v a d e P asc u a), y S ep tu a g ésim a (70 días, a b ase de in clu ir otro d o m in g o an tes y te rm in a r en el II de P ascua) E ste p erío d o d esap areció en la refo rm a del C alen d ario en 1969 5 El d o m in g o V d e C u a re sm a , al q u e d a r d esp o ja d o de la referen c ia a los escru tin io s, se co n v irtió en D o m in g o d e la P a sió n d e l S eñ o r, dando lu g a r a q ue esa sem an a tu v ie ra este c a rá c te r ad e m á s de la S em an a S an ta A esto se añ a d ió la co stu m b re de v e la r las cru ces, las im ág e­ nes y los reta b lo s d esd e el sig lo xi, a u n q u e sólo se h izo oficial en el sig lo XVII P or o tra p arte, la d e v o c ió n a la P asió n de C risto y a la V irg en D o lo ro sa invad ió ta m b ié n las ú ltim a s se m an a s de la C u a re sm a sobre to d o a p a rtir de la B aja E d ad M e d ia El m o v im ien to litú rg ico im p u l­ só u n a fuerte re n o v a c ió n de este tie m p o o rien tán d o lo h a c ia el m iste ­ rio p ascu al En este sen tid o se e x p re só tam b ién el C o n cilio V atica­ no II ( c f SC 109-110)

III

TEOLOGIA Y ESPIRITUALIDAD

C e le b ra r la C u a re sm a sig n ific a « p e n e tra r p ro fu n d a m en te en el m isterio de C risto p o r m e d io de las ce le b ra cio n e s an u a le s d el sa cra­ m en to cu aresm al» 6 L a C u a re sm a es un sig n o defin id o fu n d am e n tal­ m en te p o r la g rac ia y la sa lv ac ió n lo g rad as p o r C risto , n u ev o Israel ( c f M t 2,15), y p o r la co n v e rsió n , la fe, el b au tism o y la p en ite n c ia (c f SC 1 0 9 -1 1 0 )7 5 C f P a s c h e r , J , El año litúrgico (BAC 247, Madrid 1965), 42-61, etc La liturgia bizantina tiene todavía ante-cuaresma c f A n d r o n ik o f , C , II senso della Pasqua nella liturgia bizantina 1 (Leumann-Torino \9$6), 86 140 h C f M a r s il i , S , «Quadragesimale sacramentum», en RL 23 (1936), 49 51, Id , «Messa di quaresima», ib 29(1942), 13-16 7 C f C a s t e l l a n o , J , «Cuaresma el camino de Jesús hacia la Pascua», en O rH 19 (1988), 57-63, F a r n e s , P , «La Pascua de Israel en el Leccionano cuaresmal», en OrH 17(1986), 42-52, y «Dossiers CPL» 8, 11 y 45 (Barcelona 1980-1991), etc

244

1.

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La santificación del tiempo

E l « m ié rc o le s d el co m ie n z o d e la C u a r e s m a »

L a actual c e le b ra ció n de este día ha rein terp re tad o el rito de la cen iza (cf. G én 3,1 9) co m o ex p resió n de la v o lu n ta d de co n v e rsió n ante la llam ad a de D ios 8. Por eso se ha intro d u cid o u n a n u ev a b e n ­ dición sobre q u ie n e s van a re c ib ir la ce n iza y se h a situ ad o el rito d espués de la hom ilía. L as lecturas de la m isa in v itan a la au ten tici­ d ad de las o b ras p e n iten c ia les de la C u aresm a: J1 2 ,1 2 -1 8 ; 2 C o r 5 ,20-6,2 y M t 6 ,1 -6 .1 6 -1 8 . L a liturgia de las h o ras c o m p leta esta p ersp ectiv a, p ro g ra m á tic a para to d a la C u a re sm a , co n el tex to de Is 58,1-12 y de o tro s p ro fe tas, co n un p asaje de la I C arta de san C le­ m en te en el o fic io d e lectura. Los restan tes te x to s p ro p o n en las ac ti­ tud es p ara v iv ir la C uaresm a. Las ferias q u e siguen al m ié rco le s de ce n iz a se m a n tie n en en la m ism a línea, con te x to s so b re las o b ras p en iten c ia les. El ju e v e s d e s­ pu és de ce n iz a d a co m ien z o la lectu ra se m ic o n tin u a del L ib ro d el E xo d o en el o fic io d e lectura.

2.

L os d o m in g o s d e C u a r e s m a

C o n stitu y e n el en tra m ad o de to d a la C u a re sm a , esp ec ialm en te el año A, de m a rc ad o ca rácter b au tism a l. El año B, en cam b io , d esarro ­ lla u na línea c risto ló g ic o -p a scu a l, m ie n tras el año C es m ás p e n ite n ­ cial. A h o ra bien, los d o m in g o s I y II de los tres añ o s tien en un m a­ y o r ac en to cristo ló g ic o , m ie n tras q u e los d o m in g o s III, IV y V lo tienen ec le sio ló g ic o y s a c r a m e n ta l9. E l D o m in g o de R am o s tiene fiso n o m ía pro p ia. H e aquí la se rie de le ctu ras d o m in ica les d e la M isa: 8 Cf A l d a z a b a l , J , «La ceniza», en OrH 15 81984), 49-55; C a b r o l , F., «Cen­ dres», en DACL 2, 2037-2044; P a t e r n a , P., «El miércoles de ceniza y la antropolo­ gía», en Ph 144 (1984), 541 -547. y C f OLM 67 y 97; cf. R o d r íg u e z d e l C u e t o , C., «Sentido bautismal de la antigua cuaresma (domingo V de Cuaresma en la liturgia romana de los ss iv-vn)», en StLeg 27 (1986), 195-214, R o s e , A ., «Les grands évangiles baptismaux du caréme romain», en QLP 43 (1962), 8-17, S a n c h o A n d r e u , J., «Estructura y contenido teológico del Leccionario de Cuaresma del Misal Romano», en Nova et Vetera 8 (1979), 173-194. Por otra parte, dicha estructura es análoga a las de las restantes liturgias occidentales c f M a r t in P i n d a d o , V., Los sistemas de lecturas de la Cuaresma Hispánica (Salamanca-Madnd 1977); M o l d o v a n , T., Relación entre anáfora y lecturas bíblicas en la Cuaresma dominical hispánico-mozárabe (Salamanca 1992).

C 21. AAo A

La Cuaresma Año B

245 Año C

Dom I

Gén 2,7-9;3,l-7 Rom 5,12-19 Mt 4,1-11

Gén 9,8-15 1 Pe 3,18-22 Me 1,12-15

Dt 26,4-10 Rom 10,8-13 Le 4,1-13

Dom II

Gén 12,1-4a 2 Tim 1,8-10 Mt 17,1-9

Gén 22,1-2 9 15-18 Rom 8,31-34 Me 9,1-9

Gén 15,5-12.17-18 Flp 3,17-4,1 Le 9,28-36

Dom III

Ex 17,3-7 Rom 5,1-2 5-8 Jn 4,5-42

Ex 20,1-17 1 Cor 1,22-25 Jn 2,13-25

Ex 3,1-8.13-15 1 Cor 10,1-6 Le 13,1-9

Dom IV

1 Sam 16,1.6-7.10-13 1 Crón 36,14-16.19--23 Jos 5,9-12 E f 5,8-14 2 Cor 5,17-21 E f 2,4-10 Jn 9,1-41 Le 15,1-3.11-32 Jn 3,14-21

Dom V

Ez 37,12-42 Rom 8,8-11 Jn 11,1-45

Je 31,31-34 Heb 5,7-9 Jn 12,20-33

Is 43,16-21 Flp 3,8-14 Jn 8,1-11

Dom Ram

Mt 21,1-11 ls 50,2-7 Flp 2,6-11 Mt 26,14-27,66

Me 11,1-10

Le 19,28-40

Me 14,1-15,47

Le 22,14-23,56

L as lectu ras del A n tig u o T e sta m e n to se refieren a la h isto ria d e la salv ació n , te m a m u y p ro p io de la ca te q u esis cu a resm a l. C a d a añ o h ay u n a serie de te x to s q u e p rese n tan d ia c ró n ic a m e n te las d iv e rsa s etap as de d ic h a h isto ria , d esd e el p rin cip io h a sta la p ro m e sa d e la N u e v a A lia n za l0. L as seg u n d as lectu ras, en u n a p e rsp e c tiv a d istin ta y sin cró n ica, co m p letan el sig n ific ad o de ca d a d o m in g o . L o s tem as n u clea re s de los d o m in g o s 1 y II de los tres año s so n co in cid e n te s: C risto, el Siervo, atra v iesa el d esierto co n d u c id o p o r el E sp íritu 11, y es co n firm a d o co m o en v iad o d el P ad re p a ra c u m p lir la m is ió n d e salvación. L os ev a n g e lio s resp e ctiv o s se to m a n de los sin ó p tico s. L os te m as de los d o m in g o s III, IV y V del añ o A se cen tran en el ag u a viva, en la luz y en la resu rre cc ió n , re sp e ctiv am e n te. E n el a ñ o B alu d en a o tro s ta n to s sig n o s del m iste rio p ascu al: el te m p lo , la se rp ie n te de b ro n ce y el g ran o de trig o , to m a d o s d el IV E v an g elio . L o s te m as de los d o m in g o s 1II-V del a ñ o C fo rm an la serie «d e la m ise ric o rd ia divin a» : in te rp re tac ió n de u n o s h ec h o s lu c tu o so s, el h i­ jo p ró d ig o y la ad ú ltera. L os te x to s p e rte n e c e n al E v a n g e lio seg ú n sa n L u c a s, ex c ep to el ú ltim o , to m a d o de san Juan. 10 En los pnmeros siglos se usaba esta forma de exposición narrativa de la historia de la salvación: S. A g u s t ín , D e catech. rudibus 3,5, en CCL 46, 124, cf. D a n i e l o u , J.-Du C h a r l a t , R , La catechesi nei prim i secoh (Leumann-Torino 1979), 223-235 11 Las tentaciones narradas en Mt 4 , 1 - 1 1 y Le 4 , 1 - 1 3 , evangelios del dom I de Cuaresma de los años A y C, respectivamente, tienen su equivalente en el A.T.: c f Dt 8 , 7 = Mt 4 , 4 ; Dt 6,16 = Mt 4 , 7 , Dt 6 , 1 3 = Mt 4,10. Véanse el prefacio de este domingo y la lectura patrística de san Agustín.

246

P.IV.

La santificación del tiempo

L as co lectas y los p refac io s p ro p io s de los d o m in g o s I y II y de los d o m in g o s III, IV y V, cu a n d o se leen los ev a n g elio s del añ o A , co m p letan el cu ad ro 12. L os tex to s del O ficio se m u e v en en to m o a asp ecto s g en erales de la C u a re sm a y del m isterio p ascu al de Je su ­ cristo, esp ec ialm en te en el d o m in g o V y en el de R am o s. El o ficio d e lectura de los d o m in g o s de C u a re sm a p ro p o n e la lecció n qu e co rres­ p o n d e del E xo d o (dom . I, II y III) y del L evític o (dom . IV ), d ad o qu e esto s libros se leen desd e el co m ien z o de la C u aresm a. El d o m in g o V c o m ien z a la le ctu ra de la C arta a los H ebreos. L a le ctu ra p a trísti­ ca de los d o m in g o s, en cam b io , tien e en cu e n ta los g ran d es tem as ev an g élico s d o m in ica les del ciclo A 13. Los d o m in g o s I, II, III y IV tien en en co m ú n las lecturas b rev es de la u d es, h o ra in te rm ed ia y vísp era s, así co m o el V y el de R am os. El d o m in g o de R am os se p ro c la m a el relato de la en tra d a de Jesú s en Je ru sa lé n en el rito de la b e n d ició n de los ram o s, y la P asió n del S eñor en la m isa, ca d a año según el resp ectiv o sin ó p tico 14. L as dem ás lectu ras de la m isa y el salm o h ab lan de la ac titu d d el S iervo, co m p letán d o se el cu a d ro con la lecció n b íb lica d el o fic io d e lectu ra (H eb 10,1-18) y la de san A n d rés de C reta 15.

3.

L as ferias d e C u aresm a

L as ferias de las cin co se m an as de C u a re sm a , au n d en tro de su au to n o m ía, co m p letan asp ecto s tem ático s de los d o m in g o s. L os an ti­ g uos fo rm u lario s tan to de lectu ras co m o de o rac io n es h an sid o re ­ fund id o s y en b u e n a p arte ren o v ad o s. Se m a n tie n e la p re se n c ia del A n tig u o T estam e n to com o p rim e ra le ctu ra y se ha b u sc ad o u n a m a­ y o r u n id ad co n los ev an g elio s. El lunes de la IV se m an a se in ic ia la le ctu ra del E va n g e lio seg ú n sa n J u a n , sig u ien d o los p asaje s q u e tie ­ n en m ejo r c a b id a en la C u a re sm a y que p relu d ian la P asión. A l co m ien z o de las sem anas III, IV y V se en c u e n tra u n a m isa de lib re elecció n , q ue pu ed e em p lea rse en cu a lq u ie r feria, co n las le ctu ­ ras ev a n g élica s de la sam aritan a, del cieg o de n ac im ien to y de re su ­ rrecció n de L áz aro que se leen en el año A. L a d iv e rsid ad de tem as se p ro d u ce ig u alm en te en el O ficio d iv i­ no, esp ec ialm en te en el L ec cio n a rio patrístico . El o ficio d e lectu ra 12 Cf. W a r d , A .-J o h n s o n , C., The Prefaces o f the Román Missal (Rome 1989), 102-165. 13 Para el leccionario bienal cf. L e s s i - A r io s t o , M., «Liturgia Horarum-Supplementum», en Not 306/307 (1992), 9-167, aquí 78ss y 130ss. 14 Cf. R a m o s , M., «El domingo de Ramos. El pórtico de la Semana Santa», en Ph 145(1985), 15-23. 15 Para el curso bienal cf. L e s s i - A r io s t o , M., art. cit., 91-92 y 143.

C.21.

La Cuaresma

247

p re te n d e m o stra r u n a p a n o rá m ic a de la h isto ria de la salv ació n co n u n a se lec ció n de E xo d o — q u e c o m ie n z a el m ié rco le s de cen iza y te rm in a el sábado de la se m a n a III— , L e v ític o y N ú m e ro s — to d a la se m an a IV , incluido su d o m in g o — y, a p a rtir del d o m in g o V, co n la C arta a los H eb re o s, q u e in te rp re ta la an tig u a a lian z a a la luz del m iste rio p ascual y ah o n d a e n el sig n ific a d o salv ífico del sa crificio de C risto 16. L as lecturas b rev e s de la u d e s, h o ra in term ed ia y vísp era s co m p re n d en dos se ries, p a ra las se m a n a s I-IV y p ara las sem an as V y V I, resp e ctiv am e n te, co m o su c ed e co n los d o m in g o s. En las p reces de la u d e s y de v ísp era s o c u rre lo m ism o que en las ferias d el tiem p o p ascu al. 4.

L as ferias d e la S em a n a S a n ta

L a C u a re sm a tien e c o m o d ía s fin ales las cuatro p rim e ra s ferias de la S em a n a S anta. E n e fe c to , el lunes, m a rtes y m ié rco le s san to s p ro lo n g a n de alg u n a m a n e ra el a m b ie n te p rep a scu a l del d o m in g o de R am o s. L as p rim e ra s le c tu ra s p re se n ta n los ca n to s d el p o em a del S iervo (Is 4 2,1-7; 4 9 ,1 -6 ; Is 5 0 ,4 -9 a ) y los e v a n g elio s rec o g en ep iso ­ d io s que p relu d ian la P asió n : la u n ció n en B e ta n ia (Jn 12,1-11), el a n u n c io de la n eg a ció n de P e d ro y de la traició n de Ju d as (Jn 13,213 3 .3 6 -3 8 ) y la rev e lac ió n d e la traició n de éste (M t 2 6 ,1 4 -2 5 ). El O ficio divino, d u ra n te esto s tres d ías y el m ism o ju e v e s santo h asta la h ora in te rm ed ia in c lu siv e , co n trib u y e aun m ás a d ar a estos d ías un carácter de in tro d u c c ió n a la P asió n del S eñor, no o b sta n te la rep e tició n de te x to s en laudes, h o ra in te rm ed ia y v ísp era s. El o ficio d e le ctu ra sigue o fre c ie n d o la C a rta a los H eb re o s y añ a d e esp lén ­ d id o s te x to s p atrístic o s, en tre los q u e d esta c a la h o m ilía so b re la P a sc u a de M elitón de S ard es el ju e v e s santo ,7. L a M isa crism al de la m a ñ an a del ju e v e s es, en realidad, un p arén­ tesis, si bien ponien do de reliev e que todos los sacram entos bro tan de la hum anidad vivificada y viv ifican te de C risto, el ung id o del S eñor ( c f Is 61,1-9: 1.a lect.; Sal 89; Le 4,16-21: evang.), que ha hecho p ar­ tícipe de su consagración al p ueblo santo (A p 1,5-9: 2.a lect.). Pablo VI quiso que esta celebración tuviese un acentuado carácter sacerdotal l8. 16 Para el leccionario bienal cf. L e s s i - A r io s t o , M., art. cit., 78-91 y 130-142. 17 Para el curso bienal del oficio de lectura cf. L e s s i- A r io s t o , M ., art. cit., 92-93 y 143-144. 18 C f Rose, A., «La signification de la Messe chrismale», en QL 69 (1988), 26-66; Russo, R., El «propio» de la Misa Crism al en el Misal Romano de Pablo VI. Estudio histórico litúrgico-teológico {Romae 1992); T e n a , P., «La misa crismal. Una aporta­ ción catequética», en Ph 127 (1982), 67-70. Para los textos de la bendición de los óleos, c f supra, n n .l8 y 19 del cap. XVII. Para el prefacio c f A b a d , J. A., «Fuentes y teología del prefacio crismal del nuevo Misal Romano», en Teología del sacerdocio 4 (Burgos 1972), 351-363.

C a p í t u l o X X II

ADVIENTO, NAVIDAD Y EPIFANIA La santa madre Iglesia, en el ciclo del año, desarrolla todo el misterio de Cristo, desde la encamación y el N a­ cimiento... y la expectativa de la feliz esperanza y venida del Señor» (SC 102). BIBLIOGRAFIA B e r g a m i n i , A., «Adviento», en NDL, 50-53; Id., «Navidad-Epifanía», ib., 1405-1409; B o t t e , B. et AA.AA., Noel, Epiphanie, retour du Christ («Lex Orandi» 40, París 1966); C a b r o l , F., «L ’avent», en DACL 1 (1925), 3223-3230; J o u n e l , P., «El tiempo de Navidad», en M a r t i m o r t 965-986; L e m a r i é , J., Navidad y Epifanía (Salamanca 1966); Id., «Noel (la liturgie)», en Cath 9 (1982), 2309-2329; M a z z a r e l l o , S., «Epifanía», en DE 1, 692694; Id., «Navidad», en DE 2, 679-682; N o c e n t , A., Contemplar su gloría: Adviento, Navidad, Epifanía (Barcelona 1963); Id., Celebrar a Jesucristo, 1-2 (Santander 1979); «II tempo della manifestazione», en Anamnesis 6, 177-205; R i g h e t t i 1, 6 7 5 -7 2 7 ; R y a n , V ., Adviento-Epifanía (M adrid 1986); VV.AA., «Tempo di Avvento, tempo di Natale», en D e l l ’O r o , F. (dir.), II M essale Romano del Vaticano II 1 (Leumann-Torino 1984), 37175; y AsSeñ 2-14 (1964-1967); «Cuadernos Phase» 66 (Barcelona 1995); «Dossiers CPL» 67 (Barcelona 1995); LMD 59 (1959); PAF 1-9 (19701973); Ph 48 (1968); RL 59/5 (1972); 71/5 (1984); RivPL 9/6 (1972); 13/6 (1976); 14/6(1977).

El co m p le m e n to d el c ic lo p ascu a l lo co n stitu y e el ciclo n a ta licio o de la m a n ife sta c ió n del S eñor. A d v ien to , N av id a d y E p ifan ía están u n id o s e n tre sí p o r e sta referen cia. El c a p ítu lo estu d ia esto s tie m p o s b ajo la p e rsp e c tiv a c o m ú n de la v en id a o m a n ifesta ció n del Señor. A h o ra b ie n , la ce le b ra c ió n del A d v ien to tie n e c a rá c te r d e p re p a ­ ració n de la N a v id a d y de la E p ifan ía, de m o d o se m ejan te a lo que o cu rre co n la C u a re sm a resp e cto de la P asc u a y su cin cu en ten a. I.

ESTRUCTURA DEL CICLO NATALICIO

« D e sp u é s d e la an u a l ev o c ac ió n del M isterio p ascu a l, la Ig lesia no tie n e n a d a m á s san to q u e la c e le b ra ció n del N ac im ie n to del S eñ o r y de sus p rin c ip a le s m a n ifesta cio n es» (N U A L C 32). L a so le m n id a d del 25 de d ic ie m b re o c u p a el cen tro de to d o el ciclo y, a la v ez, g u ard a u n a esp ec ial rela ció n con la P ascua. L a ce le b ra ció n n atalicia del S eñ o r se in ic ia co n las I vísp era s de N av id a d y te rm in a el d o m in ­ go d esp u és de la E p ifan ía.

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P IV

La santificación del tiempo

L a c a racterística m as v isib le de este p erio d o es la ac u m u la ció n de fiestas Las p rin cip ale s son el 25 de d iciem b re y la E p ifan ía, el 6 de enero, pero el d o m in g o sig u ien te a N avidad se ce le b ra la fiesta d e la S ag rad a F am ilia, el 1 de enero, o ctav a de N av id ad , la so le m n id a d de S anta M aría M ad re de D ios, y el d o m in g o d esp u és de E p ifan ía la fiesta del B au tism o del S eñor E n aqu ello s lu gares d o n d e el 6 de en ero n o es de p rec ep to , la E p ifan ía se traslad a al d o m in g o qu e ca ig a en tre el 2 y el 8 de en ero ( c f N U A L C 37) P or o tra parte, se m a n tie ­ ne la o ctav a de N av id ad , que incluye, en los días 26, 27 y 28 de d iciem b re, las fiestas de san E steb an , san Ju an E v an g elista y los san ­ to s In o ce n tes D esp u és del 1 de en ero , las ferias de N av id ad tie n en m e n o r cate g o ría L a litu rg ia ro m an a d ed ica a la p re p a ia c ió n de la N av id a d cu atro se m an a s con su s resp e ctiv o s d o m in g o s El A d v ien to em p iez a en las I vísp era s del d o m in g o que cae el 30 de n o v ie m b re o en el d ía m ás ce rcan o a esta fecha, y te rm in a an tes de las I vísp era s de N av id a d (N U A L C 40 ) A p artir del día 17 de d iciem b re se in te n sific a la p re­ p ara ció n p ara la N av id a d L as ferias son in d e p en d ie n te s de lo s d o ­ m in g o s II

LOS DATOS DE LA HISTORIA

L a h isto ria de to d o este ciclo n o es unifo rm e E n efecto , m ie n tras los lib ro s litú rg ico s actu ales co m ien z an el d o m in g o I de A d v ien to , lo s an tig u o s sa c ra m é n ta n o s lo h acían el día 25 d e d ic iem b re

1

N a v id a d y E p ifa n ía

L as fiestas de N av id ad y E p ifan ía ap a reciero n en el ca le n d ario cristian o a c o m ien z o s del siglo iv, au n q u e en lugares d iferen tes 1 L a p rim e ra n o ticia h istó rica de la N a v id a d pro ced e del cro ­ n ó g rafo co p iad o p o r F u n o D io n isio F ilo calo el 354, au n q u e se re­ m o n ta al año 336, que co n tien e la d ep o sitio m a rtyru m y la d ep o sitio e p isco p o ru m de la Ig lesia de R o m a E n ca b ez an d o la p rim e ra lista, el d ía 25 de d ic iem b re , se lee VIII k a l rnn natu s est C h ristu s in B etleh em lu d e a e 1 S in em b arg o , a p esar de las in v e stig acio n es, no se sabe co n c e r­ te z a cual pud o ser el m o tiv o de la elecció n del 25 de d ic iem b re co m o fec h a de la fiesta del N acim ien to del S eñor L a c o in cid e n cia del 25 de d ic iem b re con la fiesta p ag a n a del N a ta h s (so h s) invicti, e sta b le ­ 1 Puede verse el texto en P a s c h e r , J , El año litúrgico (BAC 247, Madrid 1965), 350 352, c f Jo u n e l , P , «Los calendarios», en M a r t im o r t , 1012-1013

C 22

Adviento Navidad y Epifanía

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cid a el añ o 275 p o r el e m p e ra d o r A u re h a n o en el so lsticio de in v ier­ no, h a h e c h o p e n s a r q u e el cristian ism o h a b ría q u erid o co n tra rrestar la fiesta p a g a n a p ro p o n ie n d o la ce le b ra ció n del n ac im ien to de C ris­ to, el v e rd a d e ro s o l d e ju s tic ia ( c f M al 4 ,2 , Le 1,78) 2 U n a seg u n d a h ip ó te sis se b a s a en el cá lc u lo de la fec h a de la m u e rte de C risto , según la c re e n c ia a n tig u a de q ue é sta h a b ría te n id o lu g ar el m ism o d ía en q u e se p ro d u jo la e n c a m a c ió n L a fec h a del 25 de d ic iem b re se h a b ría fijad o , p o r ta n to , en base al 25 de m arzo , fec h a estim a d a de la m u erte 3 U na te rc e ra h ip ó te sis se ap o y a en el o b jeto de la fiesta seg ú n las h o m ilía s p a trístic a s, e sp e c ia lm e n te las de san L eó n M ag n o (4404 61), el te stig o sin d u d a m ás cu a lific ad o a c erca d el sen tid o o rig in a­ rio de la N a v id a d en la litu rg ia ro m an a , a u to r p o r o tra p arte del fa­ m o so to m u s a d F la v ia n u m env iad o al C o n c ilio de C a lc ed o n ia 4 L a ráp id a d ifu sió n d e la fiesta se ex p lica m ás fác ilm e n te p o r la n ec esi­ d ad de a firm a r y d ifu n d ir la fe a u té n tic a en el m isterio de la e n c a m a ­ ció n q u e p o r el afán de c o n tra rre sta r u n a fiesta p a g a n a El C o n cilio de N ic e a se h a b ía ce le b ra d o el añ o 325 y los co n c ilio s sig u ien tes tu v ie ro n que h a c e r frente a d iv e rso s erro res cristo lo g ic o s 5 D e h e­ cho, a fin ales del sig lo iv la N a v id a d se c e le b ra b a y a en el n o rte de A fric a (a 360), en E sp añ a (a 384), en C o n sta n tin o p la (a 380), en A n ­ tio q u ía (el 386), en C a p ad o c ia, etc 6 L a litu rg ia p ap a l de R o m a, a p a rtir d el siglo v , co m p re n d ía tres esta c io n e s el 25 de d ic iem b re S an ta M a ría la M a y o r — ju n to al p e­ 2 Hipótesis apoyada por B o t t e , B , Los orígenes de la Navidad y de la Epifanía (Madrid 1963), obra escrita en 1932 y que ha influido notoriamente en los estudios postenores No obstante c f R o l l , S , «Botte Revisited A Tuming Point m the Re­ search on the Ongms o f Chnstmas and Epiphany», en QL 74 (1993), 153-170 3 C f D u c h e s n e , L , Origines du cuite chretien (Pans 1920, la I edición es de 1889), 261, etc , y últimamente T a l l e y , Th J , «Le temps liturgique dans TEglise ancienne Etat de la recherche», en LMD 147 (1981), 29-60, aquí 39 48 Id , Le origim dell anno litúrgico (Brescia 1991, trad del ingles de 1986), 93-101, y A m a s s a r i , A , «Alie origim del Calendario natalizio», en Euntes Docete 45 (1992), 11-16 4 En G a r r i d o , M , San León Magno Homilías sobre el año litúrgico (BAC 291, Madrid 1969), 69-122 C f A l b e r ic h , E , «El misterio salvifíco de la encamación en el primer formulario navideño del sacramentarlo leoniano», en RET 25 (1965), 277 317, C a l l a e w a e r t , C , «S León le Grand et les textes du Leonien», en Sacris Erudin 1 (1948), 36-164, S c h n i t z l e r , Th , «Das Konzil von Chalkedon und die westhche (ro mische) Liturgie», en G r il l m e ie r , A - B a c h t , H (dir ), D as Konzil von Chalkedon 2 (Wurburg 1951 52), 735 755, etc 5 M a z z a r e l l o , S , «Navidad», art c it , señala como primera causa del origen de la Navidad la lucha contra el arriamsmo, aunque admite también, como causas «sociolo gicas y políticas», el sincretismo religioso del culto impenal y el apoyo de Constantino 6 C f M o s s a y , J , «La Noel et l’Epiphame en Cappadoce au IV siecle», en B o t t f , B etA A Noel Epiphanie op cit ,211-236, T h e o d o r o u , E , «Saint Jean Chrysostome et la féte de Noel», ib , 195-210, W i l m a r t , A , «Un sermón de saint Optat pour la fete de Noél», en RevSR 2 (1922), 271 302, etc

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P.IV.

La santificación del tiempo

seb re— en la m e d ia n oche; S anta A n astasia , al am an e ce r, y S an P e­ dro, entrad o el d ía 7. C on o rigen d iferen te en cu an to a la época, las tres c e le b ra cio n e s se d ifu n d ie ro n con los libros litú rg ico s ro m an o s. E n el siglo vi se in tro d u jo la v ig ilia de N av id a d co n ay u n o y u n a m isa v esp ertin a, y p ro b ab le m en te ta m b ié n la o ctav a el d ía 1 de en e­ ro. L as fiestas de san E steb an , san Ju an E v an g e lista y los In o cen tes se rem o n tan al m en o s al siglo vi en la litu rg ia ro m an a, au n q u e y a se ce le b ra b an d esd e el siglo iv en la litu rg ia siria, co n la p articu la rid ad de in clu ir ta m b ié n las fiestas de san P edro y san Pablo, san Ju an y S antiago el d ía 27, no te n ien d o la fiesta de los Ino cen tes. L as resta n ­ tes litu rg ias o c c id e n tales siguen a la litu rg ia ro m an a , p ero co n m em o ­ ran d o tam b ién el d ía 27 al apóstol S antiago 8. 2. L a fie s ta d e E pifanía n ac ió en O rien te, p ro b ab le m en te en E g ip to en círc u lo s h etero d o x o s, en la h ip ó te sis d e qu e fu era d ic h a fiesta la ce le b ra d a p o r los g n ó stico s b asilid a n o s el 6 de en ero p ara co n m em o rar el b au tism o de Jesús, según u n a alu sió n de C lem en te de A lejan d ría ( t 2 1 5 ) 9. Lo cierto es que a fin ales del sig lo iv la E p ifan ía e sta b a p rese n te no sólo en A sia M e n o r según las h o m ilías de los P ad res C a p ad o c io s (a.3 7 2 ss), en A n tio q u ía (a.3 8 6 ), en C h ip re (a .374), en Je ru sa lé n (a.380), sino tam bién en O ccid en te — G alia (V ien a a.3 6 1 ) y E sp añ a ( a .3 8 0 ) 10. L a p rim e ra n o tic ia seg u ra de su cele b ra ció n en R o m a son las hom ilías de san L eón (4 4 0 -4 6 1 ) 11. A h o ra bien, m ien tras en O rien te la E p ifan ía o sc ila en tre la c o n m em o rac ió n del B a u tism o d el S eñ o r — E gipto, A n tio q u ía y C o n sta n tin o p la en un seg u n d o tiem p o — y la fiesta del N a c im ie n to — C ap ad o c ia, A n tio q u ía y C o n stan tin o p la al p rin cip io , C h ip re, Je ru sa lé n — , en O ccid en te se ce n tra en la ad o ra ­ ción de los M agos. El m o tiv o del ca m b io de co n ten id o en alg u n as Iglesias de O rien te se deb e a la lle g ad a de la fiesta d el 25 de d ic ie m ­ bre. N o o b sta n te , la s’litu rg ias o cc id e n tales h an co n m em o rad o en la E p ifan ía las m a n ifesta cio n es del S eñ o r en la ad o ra ció n de los M a­ gos, en el b au tism o de Je sú s y en las b o d as de C a n á ,2, y en alg u n as Ig lesias ta m b ié n la tra n sfig u rac ió n y la m u ltip lic ac ió n de los p an es. La fiesta de la E p ifan ía fue eleg id a en la an tig ü ed a d p ara an u n c ia r la

7 Una referencia a las tres misas aparece ya en S. G r e g o r io M a g n o , Hom 8 in E vang, en PL 76, 1103. 8 Cf. R ig h e t t i 1, 703-715 9 En Stromata 1,146,1, en PG 8, 887 10 Cf. L e m a r i e , J , «Epiphame», en DSp 4 (1960), 863-879, S a x e r , V., «Epifanía», en DPAC 1,718-719, etc. 11 En G a r r i d o , M., op. cit., 123-153, c f L a n g , A P , «Anklange an liturgische Texte ín Epiphamesermonen Leos der Grossen», en SacrEr 10 (1959), 43-126, etc 12 Véase ant. del Magníficat de las II Vísp. de la Epifanía.

C.22.

A dviento , Navidad y Epifanía

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fec h a de la c e le b ra c ió n de la P ascua. E n las Ig lesias o rien tale s era d ía bautism al y en él se b e n d e c ía n las ag u as 13. L a fiesta del B a u tism o del S eñor, q ue cierra hoy el ciclo n a v id e ­ ño, h ab ía en tra d o en el c a le n d a rio ro m an o en 1960, p ero se ce le b ra ­ b a el d ía 13 de en ero , a los o ch o d ías de la E pifan ía. N o o b stan te, los m isale s g alica n o s te n ía n y a e sta fiesta d esd e el sig lo x v iii 14.

2.

E l A d v ie n to

El A d v ien to se d e sc o n o c e en R om a an tes del sig lo vn. N av id ad no te n ía p rep a ra ció n e sp e c ia l e n to n ce s, p u es las T ém p o ra s d e d i­ ciem b re eran to d a v ía in d e p en d ie n te s 15. L as prim eras n o ticias de una cierta p rep a ra ció n de la N a v id a d p ro ce d en del C o n c ilio de Z arag o z a (a.380). L os fo rm u lario s de m isas que se e n c u en tra n b ajo el títu lo D e a d ve n tu D om ini, al final de los sa c ra m é n ta n o s g elasian o s (de o rig en ro m an o -g alica n o ), p ro b a b le m e n te no te n ían n ad a qu e v er con la p re­ p ara ció n de la N av id a d , sin o co n el rec u erd o de la ú ltim a v en id a de C risto, co m o su g iere su co lo ca ció n . Sin em b arg o , esta te m ática se vio atra íd a p o co a p o co p o r el rec u erd o de la e x p e ctac ió n q u e p rec e­ dió a la m a n ifesta ció n h istó ric a del M esías. El R o tu lu s de R av en a, au n q u e es del sig lo v, se m u e v e y a en esta p ersp e ctiv a. P o r su p arte, las litu rg ias o rien tale s no h a n te n id o n u n ca u n as ce le b ra cio n e s esp e­ cíficas de A d v ien to . P or o tra parte, se ad v ie rte n ta m b ié n flu ctu acio n es en cu a n to al n ú m ero de sem an a s del A d v ien to o rig in ario : seis en u n o s te stim o ­ n io s y cu atro en o tros. El n ú m e ro de cu a tro d o m in g o s q u ed ó fijad o tan sólo a p artir de los sig lo s vm -ix. III.

TEOLOGIA Y ESPIRITUALIDAD

S ig u ien d o el c riterio de la im p o rta n cia o b je tiv a de las c e le b ra c io ­ nes, es p reciso c o m e n z a r p o r las m á s im p o rtan tes ,6. 13 C f D a l m a i s , I H., «La sanctification des eaux et la féte de PEpiphame dans la tradition syro-antiochienne et ses denvées», en T r ia c c a , A M - P is t o ia , A. (d ir), Les bénédictions et les sacramentaux dans la liturgie (BELS 44, Roma 1988), 59-71. 14 C f L e m a r ie , J , «La Baptéme du Seigneur dans le Jourdain d’aprés les textes scripturaires en usage dan les Eglises d’Orient et d’Occident», en LMD 59 (1959), 96-98. 1<¡ C f C h a v a s s e , A., «L’avent romam du VICau VIIL siécle», en EL 67 (1953), 297-308 (cf. ib 69 [1955], 21-23); L e m a r ie , J , «Le mystére de l’avent de la Noel d’aprés \e Rotulus de Ravenne», en Q LP42 (1961), 303-322; R y a n , V., «L’avent Ses origines et son développement», en QL 67 (1986), 203-213, etc. 16 C f. C a s t e l l a n o , J., «La Navidad: historia y teología», en Ph 174 (1989), 481490, G o o s s e n s, A , «Polyvalence accentuée. le cycle de Noel selon Vatican II», en QL

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1.

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La santificación del tiempo

L a « N a v id a d del S eñ or» y su O cta v a

1. L as I vísp era s del 25 de d iciem b re cantan a la P ala b ra qu e ha to m a d o carne, u n a v ez cu m p lid o el tie m p o (G ál 4 ,4 -5 ), y qu e sale a la luz com o el esp o so de su cá m a ra n upcial (ant. M a gn.). La m isa de la vigilia se ab re con el can to «H o y vais a sa b er q u e el S eñ o r v e n ­ drá» (E x 16,6-7). En ella se p ro c la m a la g en e alo g ía de Jesu cristo (M t 1,1-25; Is 6 2,1 -5; H ech 1 3,16-17.22-25). L a o rac io n es co n e ctan el tiem p o de A d v ien to con la N av id ad . El oficio d e lectu ra to m a los salm os m e siá n ico s 2, 18 A y 4 4 p ara c e le b ra r al e n g e n d rad o del P adre (cf. H eb 2,5) y esp o so de la Ig lesia (Sal 44 ,3 ). S ig u en la p ro ­ fecía de la raíz de Jesé (Is 11,1-10) y el se rm ó n 1 de la N a v id a d de san L eón M agno. L os re sp o n so rio s c o m ien z an con la p a la b ra « h o y » , p ara in d icar la ac tu a lid a d del ac o n te cim ien to salv ífico 17. L a m isa de m e d ia n o c h e tien e un claro p ara lelo con la vig ilia p ascu al 18. El e v a n ­ gelio anuncia: «os h a nacid o u n S alv ad o r» (cf. Le 2 ,1 -1 4 ), el d esce n ­ d iente de D av id (Is 9,2-7), Je su cristo , D io s y S alv a d o r n u estro (T it 2 ,1 1 -1 4 ), a q u ien el P ad re dice: « T ú eres m i H ijo, y o te h e en g e n d ra­ do hoy » (S al 2,7). L a señal es la eu c aristía, el n u ev o in te rc a m b io a d m ira b le 19. L os lau d es ev o c an la ad o ra ció n de los p asto res, co m o h ac e ta m ­ b ié n la m isa d e la a u ro ra (L e 2,1 5 -2 0 ). E llos rep rese n tan a to d o el p u eb lo , co m o la h ija de S ió n (Is 62 ,1 1 -1 2 ; Z ac 9,9). L a tercera m isa se ce n tra en el m isterio de la P ala b ra h e c h a ca rn e (Jn 1,1-18), cu y a v en id a h a traíd o la sa lv ació n (Is 5 2 ,7 -1 0 ) y es rev e lac ió n del P ad re a los h o m b res (H eb 1,1-6). L a e n c a m a c ió n , p rin cip io de la acció n re ­ d en to ra del h o m b re, es aún m ás su b lim e q ue la creació n (cf. c o lec­ ta). L as II vísp era s ex a lta n al M esías desd e su n ac im ien to (Sal 109), qu e h a asu m id o la c o n d ició n h u m a n a desde lo m ás h o n d o (Sal 129), P rim o g én ito y ca b ez a de la Ig lesia (C ol 1,12-20), la P ala b ra de la vida q ue se h izo v isib le (1 Jn 1,1-3). 2. L a so le m n id a d de S a n ta M a ría M a d re d e D ios, el d ía 1 de en ero , p o n e de reliev e cu atro asp ec to s, al m enos: la o ctav a de N a v i­ dad, la circ u n cisió n (cf. L e 2 ,2 1 ), la im p o sició n del n o m b re de Jesú s (cf. M t 1,21; L e 1,31; 2,2 1 ) y la fiesta de la M a tern id a d d iv in a de 73 (1992), 205-222; W a r d , A. -J o h n s o n , C., «The Sources o f the Román Missal, 1: Advent-Christmas», en Not 240/242 (1986), 441-478; I d ., The Prejáces ofthe Román Missal (Rome 1989), 57-101 (Bibl.), etc. 17 Cf. P i n e l l , J., «V hodie festivo negli antifonari latini», en RL 61 (1974), 679592. 18 Véase las colectas respectivas: cf. A s h w o r t h , H., «The liturgical Prayers o f St. Gregory the Great», en Traditio 15 (1959), 107-161, aquí 118-121; C a p e lle , B., «La main de Saint Grégoire dans le sacramentaire romain», en RBén 49 (1937), 13-28; I d ., «La préface de Noel. Origine et commentaire», en QLP 18 (1933), 273-283, etc. 19 Cf. H e r z , M., Sacrum commercium (München 1958).

C.22.

Adviento, Navidad y Epifanía

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M a r ía 20. T o d o s esto s te m as ap a rece n en las lectu ras, esp ecialm en te el d el n o m b re d iv in o (N ú m 6 ,2 2 -2 7 ), y el de M aría se d e d e la S a b i­ du ría (L e 2,16-21 y G ál 4,4 -7 ). L as o rac io n es y el p refac io in sisten en los b en e ficio s q ue h a d ep a rad o la co lab o rac ió n de M a ría en la en c am ac ió n . N u m ero so s te x to s re c u e rd a n ta m b ié n la v irg in id a d p er­ p etu a de la M a d re del S eñ o r (cf. ant. 3 de laudes). L a litu rg ia de las h o ras c o m b in a los te m as cristo ló g ic o s de la N av id ad , e sp ec ialm en te en las lectu ras b íb lica s co m o H eb 2 ,9 -1 7 y M iq 5,2-3, con los te m as m a rian o s, en las an tífo n as, resp o n so rio s, le ctu ra p a trístic a (san A tan a sio ) y en los sa lm o s q u e la litu rg ia ap lica a M a ría y a la Ig lesia: el Sal 23, el 86, el 98, el 147, el 121, el 126, e tcé tera, y el cán tico de E f 1,3-10.

2.

L a « E p if a n ía d e l S e ñ o r»

L a so le m n id a d c o n serv a su c a rá c te r trad icio n a l d en tro de la litu r­ g ia ro m an a. El ev a n g elio (M t 2 ,1 -1 2 ) y el p ro fe ta (Is 6 0 ,1 -6 ) co n fi­ g u ran el alcan ce te o fá n ico y u n iv e rsa lista de la ce le b ració n . E sta se ab re con las I vísp era s en las q u e el Sal 134, el cá n tic o de 1 T im 3,16 sob re C risto « m a n ifesta d o en la ca rn e» y la le ctu ra de 2 T im 1,9-10 d estac an la ep ifa n ía de Je su cristo S alvador. L as an tífo n as se h acen eco de esta m a n ifesta ció n y alu d en a la estre lla co m o sig n o del g ran R ey. El o ficio d e lectura está v erte b ra d o p o r el Sal 71, m e siá n ico y alu siv o a los rey es de T arsis, S ab a y A rab ia, al qu e se añ ad en Sal 95 y Sal 96 con su c a rácter u n iv e rsa lista. L a le ctu ra es Is 6 0 ,1 -2 2 , a la que sig u e un serm ón de san L eón so b re la E pifan ía. L os la u d es a lu ­ den ta m b ié n al ca rácter m isio n ero de la fiesta (cf. Is 5 2 ,7-10). L a m isa se abre con el tex to de M al 3,1, p ara esb o za r en la c o ­ lecta el co n ten id o d e la so lem n id ad . Al ev a n g e lio y al p ro fe ta ac o m ­ p añ an el Sal 71 y E f 3 ,2 -3 .5 -6 (2.a lect.). El p refac io ce le b ra a C risto , « m a n ifesta d o en n u estra carn e m o rtal» . L as resta n te s o rac io n es rec o ­ n o cen en la eu c aristía la p re se n c ia del m isterio . L a h o ra in term ed ia ha se leccio n ad o los salm os 46, 85 y 97 co m o ex a lta ció n de C risto. L as 11 vísp era s con el Sal 109, el 111 y A p 15,3-4 g lo rifican tam b ién al S eñor, ante el que se p o stran to d as las nacio n es. L a lectu ra es T it 3,4-5. 20 Con esta fiesta se ha querido recuperar una hipotética celebración mariana situada antiguamente en Roma este día: cf. B o t t e , B., «La premiére féte mariale de la liturgie romaine», en EL 47 (1933), 425-430; G u i l m a r d , J.-M., «Une antique féte mariale au Ier Janvier dans la ville de Rome?», en EcclOr 11 (1994), 25-67; L e f e v r e , P., «A propos de la nouvelle féte mariale du I ianvier», en QL 52 (1971), 36-38; M e o , S . - S a r t o r e , D., «Madre de Dios», enN D M , 1173-1 199, aquí 1194-1197.

256

3.

P IV

La santificación del tiempo

L os d o m in g o s d esp u és de N avid ad y la fiesta d el B au tism o del S eñ or

1. El d om ingo dentro de la o ctav a de N avidad , fie s ta d e la S a ­ g ra d a F a m ilia 21, recoge en las antífonas, lecturas b rev e s del O ficio , en los resp o n so rio s y en las p reces d iv ersas alu sio n e s a la v id a o cu lta de Jesús, sin o lvidar las virtu d es de la fam ilia cristian a. E n este se n ­ tid o d estacan las lecturas b íb lica ( E f 5,2 1 -6 ,4 ) y ec le siá stic a (u n a h o m ilía de P ablo V I) del o ficio d e le ctu ra . L a m isa se m u ev e en la m ism a tem ática. Por u n a parte p rese n ta el a c o n te cim ien to de la p re­ sen cia del H ijo de D ios en el seno de u n a fam ilia h u m a n a, e sp ec ial­ m en te en los evan g elio s (M t 2 ,1 3 -1 5 .1 9 -2 3 : año A ; L e 2 ,2 2 -4 0 : B; y L e 2,41-52: C ), y po r o tra pro p o n e «el m a ra v illo so ejem p lo de la S ag rad a F am ilia» (colecta) com o m o d e lo de la Ig lesia y de la in sti­ tu ció n fam iliar. E ste asp ecto lo señ alan las lectu ras d el A n tig u o T es­ ta m en to y del A póstol en los tres ciclo s, ad e m á s de las o racio n es p resid en ciales. 2. El d om ingo II de N av id a d ce le b ra el N a c im ie n to de Jesús co n el co lo rid o pascual del día d e l S e ñ o r, y en este sen tid o to d o s los tex tos, esp ecialm en te las lectu ras O ficio d iv in o , son un can to a C ris­ to, la P ala b ra etern a del Padre, que ha m o rad o en tre los h o m b res. La m isa se ab re con la alusión al d esce n so de la S ab id u ría d iv in a (S ab 18,14-15; cf. E clo 2 4,1-4.12-16: 1.a lect.; Jn 1,1-18: ev an g .). L a se­ g u n d a lectu ra h ab la igu alm en te de la g lo ria del S eñ o r (cf. E f 1,36 .1 5-18). L as oracio n es tien en ta m b ié n u n co n ten id o sap ien cial ev i­ dente. 3. L a fie s ta d el B autism o d el S e ñ o r en riq u e c e n o tab lem en te el ciclo n av id eñ o , desde el p unto de v ista c n s to ló g ic o . El ev an g elio se lee ca d a año según un S in ó p tico (M t 3,1 3 -1 7 ; M e l,6 b - l 1; Le 3,151 6.21-22), m ie n tras las resta n te s le ctu ras h a b la n de la in v estid u ra m e siá n ica de C risto y de su u n ció n p o r el E sp íritu (Is 4 2 ,1 -4 .6 -7 ; H ech 10,34-38) 22, tem as que se ev o can ta m b ié n en el p refacio y en las o rac io n es, si bien estos te x to s h ac en re fe re n c ia al sacram en to del B autism o. En el O ficio d estacan las le ctu ras b íb lic a s y las an tífo n as, que g iran en torno a los m ism o s co n ten id o s de la M is a 23. A lg u n o s 21 Esta fiesta había sido introducida en el calendario romano en 1893 por el papa León XIII, en el domingo III después de Epifanía La reforma del calendario la ha acercado a la Navidad sobre el antiguo oficio y misa cf. P a s c h e r , J , El año litúrgico (BAC 247, Madrid 1965), 454-462. 22 El OLM de 1981 ha introducido adhbitum, para el año B ,Is 55,1-11 y 1 Jn5,l-9, y para el año C, Is 40,1-5 9-11 y Tit 2,11-14, 3,4-7, que tocan, respectivamente, los temas del agua viva del Espíritu y del bautismo cristiano. 23 Se han vuelto a usar las antífonas Veterem hominem en varias horas: cf. L e m a r i e , J., «Les antiennes Veterem hominem du jour de l’octave de l’Epiphame», en EL 72 (1958), 3-38.

C.22.

Adviento, Navidad y Epifanía

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sa lm o s son m u y sig n ific ativ o s, co m o el 28 y el 65. L os resta n te s se to m a n de la so le m n id a d de la E pifanía. C on esp ecial in terés se ha e sc o g id o un se rm ó n de san G re g o rio N ac ian c en o en la fie sta de las lu c es c o m o le c tu ra p atrístic a. 4.

L os d ías de la o cta v a y las feria s d e N a v id a d -E p ifa n ía

L as m e m o ria s de san E steb an (26 de d ic iem b re), san Ju a n E v an ­ g e lista (d ía 27 ) y de los san to s In o ce n tes (d ía 28) se co m b in an con la o c ta v a de N av id a d . L a c e le b ra ció n m ás id e n tifica d a co n ella es, sin d u d a, la de los In o cen tes, a ca u sa del ep iso d io ev a n g élico de M t 2 ,1 3 -1 8 . P ero san Juan E v an g e lista es ta m b ié n el g ran te stig o de la e n c a m a c ió n del H ijo de D ios, a p artir del m isterio de la resu rre cc ió n (cf. Jn 20 ,2 -8 : ev a n g elio ; 1 Jn 1,1-4: 1.a lect.). L as m isas y el O ficio d iv in o d e la o c ta v a de N av id a d g iran en to m o al m isterio del n ac i­ m ie n to del S eñor, con lectu ras de la I C a rta de san Ju an y los e v a n ­ g elio s de san L ucas y de san Juan, m ás las lectu ras b íb lica s del o ficio d e le ctu ra — de la C a rta a los C o lo sen se s— y las lectu ras p atrísti­ cas 24. L as ferias q u e sig u en a la o ctav a de N av id a d se refieren a sig n o s e p ifá n ic o s to m a d o s del IV E v an g e lio h a sta el 5 de en ero y de los d em ás e v a n g elista s en tre el 7 y el 12 25. L as o rac io n es se m u ev en en to m o a la te m á tic a n atalicia , p ero ca d a d ía cu e n ta con u n a seg u n d a c o le c ta p a ra d esp u és de la E pifanía. E n cu a n to al O ficio d iv in o , a p a rtir de la II se m an a se u sa y a el sa lte rio co rrien te, au n q u e los re s­ ta n tes te x to s son p ro p io s. L a le ctu ra de la C a rta a los C o lo sen ses te rm in a el día 5 de enero, y a p artir de ese día se lee la ú ltim a p arte del p ro fe ta Isaías. L as le ctu ras p a trístic a s se refieren a la E p ifan ía y al B a u tism o del S eñor. 5.

L os d o m in g o s d e A d v ien to

L a Iglesia, al c e le b ra r el A d v ien to u n id o a la N av id ad , es c o n s­ cien te de cu m p lir a la v ez la e sp era del an tig u o Israel en la ex p e cta­ tiv a m esiá n ica , y su p ro p ia esp era de la c o n su m ac ió n de la filiació n d iv in a co m u n ica d a p o r C risto en su v en id a h istó ric a (cf. R om 8,19; 1 Jn 3 , 2 ) 26. E sta te m ática d escan sa so b re los cuatro d o m in g o s, si­ 24 C f F a r n e s , P , «Las lecturas bíblicas del tiempo de Navidad», en OrH 16(1985), 344-350, G o e n a g a , J. A., «Celebración de la Navidad y crónica de los evangelios de la infancia», en Ph 113 (1979), 397-417 Cf. OLM 96; T e n a , P, «El Leccionario ferial de Navidad», en Ph 125 (1981), 427-432 26 Véanse NUALC 39 y el prefacio I de Adviento* c f F r a n c e s c o n i , G , «Per una lettura teologico-liturgica dei prefazi di Avvento-Natale-Epifania del Messale Roma-

25

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P.IV.

La santificación del tiempo

g u ie n d o las lín e as del L ec cio n a rio de la M isa, q u e d a u n id a d a los tres ciclo s A , B y C: Año A

Año B

Año C

Dom I

Is 2,1-5 Rom 13,11-14 Mt 24,37-44

Is 6 3 ,16-17;64,1.3-8 1 Cor 1,3-9 Me 13,33-37

Jer 33,14-16 1 Tes 3,12-4,2 Le 21,25-28.34-36

Dom II

Is 11,1-10 Rom 15,4-9 Mt 3,1-12

Is 40,1-5.9-11 1 Pe 3,8-14 Me 1,1-8

Bar 5,1-9 Flp 1,4-6 8-11 Le 3,4-6

Dom III

Is 35,1-6.10 Sant 5,7-10 Mt 11,2-11

Is 61,1-2 10-11 2 Tes 5,16-24 Jn 1,6-8.19-28

S of 3,14-18 Flp 4,4-7 Le 3,10-18

Dom IV

Is 7,10-14 Rom 1,1-7 Mt 1,18-24

1 Sam 7,1-5.8.12.14 16 Rom 16,25-27 Le 1,26-38

Miq 5,2-5 Heb 10,5-10 Le 1,39-45

E n efecto, estas lecturas h ac en q ue el d o m in g o 1 g ire to d o él en to m o a la v ig ilan c ia y a p rá c tic a de las o b ras de la luz en la e sp era esca to ló g ic a de la ú ltim a v e n id a del S e ñ o r 27. L a le ctu ra p atrístic a de este d o m in g o m e d ita sobre los d o s ad v ien to s de C risto . L a e sp eran z a es la n o ta d o m in a n te co m o ac titu d fu n d am en tal d e la v id a c ristia ­ n a 28. E l 11 d o m in g o , aun d en tro d e la m ism a tó n ic a esca to ló g ic a, in tro d u ce los av iso s de Ju an el B autista: « p rep a ra d los ca m in o s del Señor». Su len g u aje v eh e m e n te, in sp ira d o en Isaías y B aru c (1.a lect. B y C ), lla m a a la co n v e rsió n y al ca m b io de vida. L a le ctu ra p atrís­ tic a actu a liz a la fig u ra del B a u tista en la p red ic ac ió n de los en v iad o s de C risto. T an to en este d o m in g o co m o en el a n te rio r las an tífo n as y las o rac io n es d e la M isa in v itan a salir a n im o so s al en c u en tro d el S eñ o r que viene. El d o m in g o III de A d v ien to , d e n o m in ad o G a u d ete (aleg rao s) se­ gú n el co n sejo p au lin o de F lp 4.4-5 (2.a lect. añ o C ), está to d o él m a rc ad o p o r la aleg ría « p o rq u e el S eñ o r está cerca» (cf. co lecta). N u ev a m en te el B a u tista refleja las actitu d es del A d v ien to , co m o d es­ ta c a la le ctu ra p a trístic a del O ficio. El d o m in g o IV se sitú a y a en los aco n te cim ien to s que p rec ed ie ro n al n ac im ien to de Jesús. E s el d o ­

no», RL 59 (1972), 628-648, M a r q u e s S u r i ñ a c h , J , El Misal de Pablo VI Estudio critico de la eucología de Adviento (Pamplona 1986), etc. 27 Cf. C o n t é , N., Benedetto Colui che viene L 'Eucaristía e l'escatologia (Napoli 1987). 28 C f M a r t í n e z , G., La escatología en la liturgia romana antigua (Madnd 1976); Ruiz d f l a P e n a , J L., «Tiempo de adviento, tiempo de esperanza», ib 136 (1983), 291-298; T r i a c c a , A. M . - P is t o i a , A. (dir.), Eschatologie et liturgie (BELS 35, Roma 1985), espec. 171 -183 y 331 -357, etc.

C 22

Adviento, Navidad y Epifanía

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m in g o de las a n u n c ia c io n e s a Jo sé (ev a n g . del añ o A ), a M aría (ev an g. del añ o B ) y a Isab e l (ev an g . del año C ), el d o m in g o en el que la fig u ra de M aría, la M u je r (n u e v a E va) y M ad re del S eñor, co n fie re una nota sin g u lar a to d a la c e le b ra c ió n 29. L a litu rg ia de las h o ra s de lo s d o m in g o s de A d v ien to co n trib u y e a p e rfila r la ce le b ra c ió n de la e sp e ra en las dos v en id as de C risto . El o fic io d e lectu ra sig u e el lib ro de Isaías en u nión co n las ferias. P ara las d em ás h o ra s se u sa el sa lte rio de las cu a tro se m an as co n an tífo ­ n as, lectu ras b rev es, re sp o n so rio s y p rec es p ro p ias 30.

6.

L a s feria s d e A d v ien to

C o n stitu y e n el c o m p le m e n to de lo s d o m in g o s, p ero fo rm an dos b lo q u e s, h asta el 16 de d ic ie m b re y d esd e el 17 h a sta el 24. En las ferias h a sta el 16 de d ic ie m b re se lee el lib ro de Isaías co m o p rim e ra le ctu ra de la M isa, sig u ien d o el m ism o ord en del lib ro , sin ex clu ir lo s fra g m en to s que se leen ta m b ié n los d o m in g o s. L o s e v a n g elio s de e sto s días están re la c io n a d o s co n la p rim e ra lectura. S in em b arg o , d esd e el ju e v e s de la se g u n d a se m an a, las lectu ras del ev a n g elio se refieren a Ju an el B a u tista, de m a n era qu e las p rim e ra s lectu ras o c o n tin ú a n el libro de Isaía s o co n tien e n un te x to rela cio n a d o con el e v an g elio . E n la ú ltim a se m an a an tes de N a v id a d , se leen en la p ri­ m e ra le ctu ra te x to s p ro fé tic o s rela cio n a d o s con el ev a n g elio , y en éste, los ac o n te cim ien to s que p rep a ra ro n el n ac im ien to del S e ñ o r 31. El le cc io n ario p atrístic o del o fic io d e le ctu ra o frece, d u ran te las ferias h asta el 16 de d ic iem b re , u n a ó p tim a m e d ita ció n so b re la se­ g u n d a v en id a de C risto y sobre las ac titu d es del A d v ien to . A p artir del d ía 17 co n stitu y e n un c o m en ta rio de los ev a n g e lio s de las m isas. E n las resta n te s h o ras del O ficio se rep iten c a d a se m an a las series de le ctu ras brev es, re sp o n so rio s y p rec es, co n u n a g ran a b u n d a n cia de textos. U n a c a racterística im p o rta n te de las ferias a p a rtir d el d ía 17 es el uso de las cé le b re s « an tífo n as de la O » en las V ísp e ra s y en el alelu y a de la M isa. E stas an tífo n as co n stitu y e n u n a b e llísim a re c re a ­ 29 Véanse el prefacio IV del Misal Romano en español (ed de 1988) y las conside­ raciones de Pablo VI en la exhortación Marialis cultus, de 2-11-1974, nn 4-5, en G u e r r e r o 1, 685-686, también C a s t e l l a n o , J„ «La Virgen María en la espera y en la manifestación del Señor», en OrH 18 (1987), 362-369; Rosso, S t , «Adviento», en NDM, 33-64, etc 10 Cf OGLH 157 ” Cf OLM 94, F a r n e s , P., «Las lecturas bíblicas en Adviento», en OrH 14 (1983), 325-331, F o n t a i n e , G , «Le lectionnaire de la Messe au temps de l’avent», en Not 66/67 (1971), 304-317 y 364-376; T e n a , P., «El Leccionario ferial de Adviento», en Ph 1 13 (1979), 387-395

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La santificación del tiempo

ción po ética de los títu lo s m e siá n ico s de C r is t o 32. L as o rac io n es de esto s días, to m a d as en p arte del R ó tu lo d e R a v e n a , p o se en u n a n o ta ­ ble in spiración m a rio ló g ic a 33. El d ía 24 de d ic iem b re tien e u n a m isa de la m a ñ a n a qu e es to d a u n a o b ertu ra del m isterio de la N av id ad . In clu so la c o lec ta se d irig e al p ro p io Jesú s, co n tra lo q u e es h ab itu al en la litu rg ia ro m an a. U n a y o tra vez los te x to s del O ficio an u n cian : «H o y sab réis que v ien e el Señor». 32 Cf. K n o b l a c h , Th. J., «The “O” Antiphons», en EL 106 (1992), 177-204. 33 Cf. supra, n.15; y R o s e , A., «Les oraisons du Rotulus de Ravenne», en QL 52 (1971),271-292.

C a p ít u lo X X III

TIEMPO DURANTE EL AÑO, SOLEMNIDADES Y FIESTAS DEL SEÑOR El espíritu de los fieles debe orientarse, sobre todo, a las fiestas del Señor en las que se celebran, a lo largo del año, los misterios de la salvación. Por tanto, el Propio del Tiempo debe prevalecer por encima de las fiestas de los santos, para que se conm em ore de modo debido, íntegramente, el ciclo de los misterios de la salvación (SC 108). BIBLIO GRAFIA B e l l a v i s t a , J., «Sobre las solemnidades del Señor en el tiempo p er annum», en Ph 70 (1972), 347-454; C i r e l l i , U., «Solennitá e feste del Signore», en D e l l ’O r o , F . (dir.), II M essale Romano del Vaticano II, 2 (Leumann-Toríno 1981), 17-58; G a i t á n , J. D., La celebración del Tiempo Ordinario (Barcelona 1994); L ó p e z M a r t í n , J., «Tiempo Ordinario», en NDL, 1967-1972; I d ., «Posibilidades pastorales del tiempo “durante el año”», en Ph 189 (1992), 203-218; N o c e n t , A., Celebrar a Jesucristo, 5-7 (Santander 1979); P a s c h e r , J., El año litúrgico (BAC 247, Madrid 1965), 280-349 y 462-491; R i g h e t t i 1, 862-882; VV.AA., «Tempo Ordinario», en D e l l ’O r o , F. (dir.), op. cit., 1 (Leumann-Torino 1984), 485-587 y 671-696; y AssSeign o AsSeñ 16-20, 53-78 y 88 (1960-1967); PAF 28-62 (19711973).

El estu d io de los tie m p o s litú rg ico s se c o m p leta en este ca p ítu lo con el tiem p o d u ra n te e l año. E ste tie m p o p erte n ec e p o r en tero al P ro p io del T iem p o , es decir, al sagrad o rec u erd o del m isterio de C risto en el círc u lo del año (cf. SC 102). E n él se in sertan cu atro so le m n id a d es del S eñ o r qu e, ju n to con o tras fiestas in c lu id as en el S an to ral, co m p letan el d esarro llo de los m isterio s del S eñor.

I.

ESTRUCTURA DEL TIEMPO «DURANTE EL AÑO»

« A d em á s de los tie m p o s que tie n en c a ra c te rístic a p ro p ia, q u ed an trein ta y tres o trein ta y cu a tro sem an a s a lo largo del círc u lo del añ o en las que no se ce le b ra un asp ec to p e c u lia r del m isterio de C risto , sin o m ás bien se c o n m e m o ra el m ism o m iste rio de C risto en su p le ­ nitud, p rin cip alm e n te en los d o m in g o s» (N U A L C 43). A este tie m p o se le h a d e n o m in ad o d e q u o tid ia n o , y tie m p o « d esp u és de la E pifa-

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La santificación del tiempo

n ía» y « d esp u és de P en teco stés» y, m o d e rn a m en te, ternpus p e r a nrtum o « d u ran te el año» y « tie m p o ord in ario » . C o m ie n z a el lunes sig u ien te al d o m in g o del B au tism o del S eñ o r y se p ro lo n g a h asta el m a rtes an terio r al m iérco les de C eniza, re a n u d án d o se el lunes d e s­ p u és del d o m in g o de P enteco stés, p ara te rm in ar an tes de las I v ísp e­ ras del d o m in g o I de A d v ien to (cf. N U A L C 44). El co m p re n d er trein ta y tres o trein ta y cuatro sem an as d ep e n d e de la te rm in ac ió n del ciclo de N av id a d -E p ifa n ía. E n efecto , el d o ­ m in g o del B a u tism o del S eñor c o rresp o n d e al p rim e r d o m in g o del tie m p o « d u ran te el año». L os d em ás d o m in g o s se en u m eran p o r o r­ d en sucesivo h asta el p rin cip io de la C u aresm a. D esp u és de P en te­ co stés, si las se m an as del tie m p o « d u ran te el añ o » son trein ta y cu a­ tro, se c o m ien z a la serie p o r la sem an a qu e sigue a la ú ltim a q u e se h ay a celeb rad o an tes de la C u a re sm a , pero te n ien d o en cu e n ta que las so le m n id a d e s de P en te co stés, de la S an tísim a T rin id a d y del C u erp o y S angre de C risto — don d e se ha traslad a d o a d o m in g o — su stitu y en a las ce le b ra cio n e s d o m in ica les que co rresp o n d an . C u a n ­ do las sem an as del tiem p o « d u ran te el año» son trein ta y tres, se o m ite la p rim e ra se m an a que h a b ría de to m a rse d esp u és de P en te­ co stés J. L os d o m in g o s del tie m p o « d u ran te el año» ced en la ce le b ra ció n a las so le m n id a d es y a las fiestas del S eñ o r del ca le n d ario u n iv e rsa l, en caso de o c u rren c ia con ellas (cf. N U A L C 5). N o o b stan te, ex c lu ­ y en en p rin cip io la asig n ac ió n p e rp e tu a de o tra ce le b ra ció n , salv o las so le m n id a d es de la SS. T rin id ad el d o m in g o d esp u és de P en teco stés, el C u erp o y la S angre de C risto el d o m in g o sig u ien te a la SS. T rin i­ d ad, y C risto R ey del U n iv erso el ú ltim o d o m in g o « d u ran te el año» (cf. N U A L C 6-7). El viernes p o ste rio r al d o m in g o II d esp u és de P en teco stés se ce le b ra la so le m n id a d del S ag rad o C o raz ó n de Jesú s, y el ju e v e s d esp u és de P en te co stés la fiesta de Je su cristo , su m o y etern o S acerd o te, del cale n d ario p articu la r de E spaña. T o d as estas ce le b ra cio n e s del S eñor, al no te n e r fec h a fija, están su jetas a la m o ­ v ilid ad de la P ascua.

II.

LOS DATOS DE LA HISTORIA

El tiem p o « d u ran te el año», a p esar de s u estru c tu rac ió n en la ú ltim a refo rm a litú rg ica, co n stitu y e uno de los elem e n to s m á s arc ai­ co s de la ce le b ra ció n del m isterio de C risto a lo larg o d el año. E ste tie m p o h a sido u n a « v erd a d era cé lu la del año ec le siástic o » , a n terio r a la d iv e rsificac ió n de las fiestas y de los ciclo s de lo q u e m á s ta rd e 1 Misal Romano (Coeditores Litúrgicos 1988), 363.

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Tiempo durante el año

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se llam ó el P ropio del T iem p o 2. E n efecto , seg ú n los m ás an tig u o s m a n u sc rito s del E p isto la rio y del E v a n g e lia rio ro m an o s de la M isa, las series de ep ísto la s y de ev a n g elio s q u e o cu p a n los d o m in g o s qu e sig u en a la E p ifan ía y a P en te co stés se en c u en tra n entre los su strato s a n terio res al siglo vi, cu a n d o to d a v ía n o se h ab ía in tro d u c id o en R o ­ m a el tie m p o de S ep tu ag ésim a. En efecto , en los ca p itu la ría del E v a n g e lia rio ro m an o p u ro a p a ­ rec en d ie z d o m in g o s d esp u és de E p ifa n ía y d ie ciséis d esp u és de P en te co stés. L a serie te n ía u n a gran u n id a d en to m o a la v id a y al m in iste rio p ú b lic o de Je sú s y a sus p a rá b o la s y m ilag ro s, sig u ien d o los tres ev a n g elio s sin ó p tico s. En cu a n to a las ep ísto las, seg ú n los m ás an tig u o s c o m e s, se to m a b an de las c a rtas p au lin as a p a rtir de la E p ifan ía , y de las ca rtas ca tó lica s d esp u és de P en te co stés — la lectu ­ ra de estas ca rtas e m p e z a b a en el tie m p o p a sc u a l— , co m p letán d o se la serie con la cartas de san P ablo n u ev a m e n te 3. En los ev a n g elia­ rio s del tip o ro m an o g alica n o (s. v m ), se m e zc lab a n las m isas d o m i­ n ic ale s con las del S an to ral y o fre cía n u n as c u rio sa s d iv isio n es del p erío d o : desd e P en te co stés h asta los SS. A p ó sto le s (29 -V I); d esp u és d e los SS. A p ó sto les; d esp u és de san L o re n zo (10-VIII); d esp u és de san C ip ria n o (1 6 -IX ) o d esp u és de los SS. A n g ele s (san M iguel, el 29-IX ). E n los sa cram e n ta rio s este tie m p o e stá m e n o s o rg an iz ad o , a lca n ­ za n d o su estru c tu ra d efin itiv a a p a rtir de los sig lo s v i i i - i x , co n los fo rm u lario s del S u p le m e n to del S a c ra m e n ta rio G rego ria n o . L as a n ­ tífo n a s y o tros ca n to s de la M isa fu ero n to m a d o s del S a lte rio si­ g u ie n d o un criterio p ro g re siv o . T o d o esto da un a id ea del carácter ab ierto del tie m p o « d u ran te el año», es d ecir, no ceñ id o a un a te m á ­ tica p re v ia d efin id a p o r u n a id e a d o ctrin al o ascé tica , co m o o cu rrió co n los tiem p o s de A d v ien to , C u a re sm a y P asc u a 4.

III.

TEOLOGIA Y ESPIRITUALIDAD DEL TIEMPO «DURANTE EL AÑO»

El C o n cilio V atica n o II q u iso re sta u ra r la im p o rta n cia del « ciclo en tero del m isterio sa lv ífico » p ara q ue el P ro p io del T ie m p o so b re­ saliese d eb id am e n te so b re el S antoral (cf. SC 108). Ju n to a este p rin ­ cipio, el V atican o II p ro p u so tam b ién la rev a lo riza ció n del d o m in g o c o m o d ía d e l S e ñ o r y n ú c le o y fu n d a m e n to d e l a ñ o litú r g ic o

2 R i g h e t t i 1, 654; cf. B e l l a v i s t a , J., «El tiempo durante el año en la tradición litúrgica», en Ph 189(1992), 185-201. 3 Cf. G odu, G., «Evangiles», en DACL 5 (1922), 852-923, aquí 919-923. 4 En la liturgia hispánica ocurrió algo semejante: cf. S a n c h o A n d r e u , J., L o s form ularios de los domingos de Quotidiano en el Rito Hispánico (Valencia 1981).

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La santificación del tiempo

(SC 106). Esto es ju sta m e n te lo q ue p rete n d e el tiem p o « d u ran te el año». A n te los o jo s de los fieles se d esarro llan los ep iso d io s de la v id a h istó ric a del H ijo de D ios so b re la tierra, ca d a u n a de sus p a la ­ bras, gestos o actos, q ue tien en su rec ap itu lac ió n en la P ascu a (cf. H ech 2,22-2 4 .3 2 -3 3 ; 10,38, e t c . ) 5. 1.

P arad igm a d el añ o litú rg ico

El año litú rg ico es «el sa g ra d o rec u erd o » del M isterio d e C risto y de la obra de la sa lv ac ió n q ue la Iglesia d esarro lla en el « círcu lo del año» (cf. SC 102). E l d e sp lie g u e se p ro d u ce d en tro de la u n id ad sim b ó lica del año, que en c ie rra la re feren c ia al ciclo c o m p leto d e la v id a hum ana. E sta v isió n del año litú rg ico d esca n sa no p rec isam en te sobre los tiem pos litúrgicos, sino so b re los d o m in g o s y las so le m n i­ d ad es del Señor, au n q u e ju n to a ellas ex ista n o tro s tie m p o s de p re p a ­ rac ió n y de p ro lo n g ació n . El tiem po « d u ran te el año», o cu p a n d o m á s de la m itad del círc u ­ lo anual, d esp lie g a «los h ec h o s y p alab ras» de sa lv ació n rea liza d o s p o r Jesucristo en «el añ o de g ra c ia del S eñor» (cf. L e 4 ,1 9 ), en el que sigue m an ifestá n d o se co m o eí D io s-co n -n o so tro s (cf. M t 1,23). P ero a la vez d esarro lla la h isto ria en tera de la sa lv ac ió n , d esd e su c o m ien zo en la cre ació n h asta su c o n su m ac ió n en la P aru sía. E sta fin alid ad tiene la 1.a lectura, del A n tig u o y del N u ev o T estam e n to , del ciclo bienal de este tiem p o . E l E v an g elio , en ca m b io , se va le­ y en d o en un ciclo único, d istrib u id o de la sig u ien te m an era: M arco s en las sem anas 1-9; L ucas en las se m an as 10-22; y M ateo en las sem anas 23-34. O tro ta n to su ced e con la le ctu ra b íb lic a del o ficio d e lectura de la litu rg ia de las horas, tan to en el ciclo anu al co m o en el bienal 6. Sin em bargo, es p reciso te n e r en cu e n ta que la litu rg ia n o ev o c a el m isterio de C risto y la h isto ria de la salv ació n sig u ien d o u n a ló g i­ ca b asad a en la cro n o lo g ía, sino p ro ce d ien d o a m o d o de círc u lo s su cesiv o s o cu ad ro s ce n trad o s en « etap a s» o « m o m e n to s» d iferen tes. E n este sentido no hay in c o n v en ie n te en in te rru m p ir la se cu e n cia de h ech o s y p a la b ra s de Jesú s al lle g ar el ciclo p ascu al, p ara re a n u d arla d esp u és de P e n te c o sté s, p o rq u e e n to d o m o m e n to v a o fre c ie n d o « b loques» ap a ren te m en te d isp e rso s, u n ific ad o s siem p re p o r la refe­ ren cia al entero m isterio de C risto y a la actual etap a de la h isto ria 5 Cf. G a i t a n , J. M., «Sentido litúrgico-espiritual del T.O.», en RevEsp 178 (1986) 111-132; Id., «El T.O.: vivir la tensión del Reino», en Ph 196 (1993), 291-301, etc. 6 Cf. Not 12 (1976), 238-248, 324-333 y 378-388; y Ph 93 (1976), 201-213). La finalidad de la S. Escritura en el oficio de lectura es «completar las lecturas hechas en la Misa, ofreciendo así un panorama de toda la historia de la salvación» (OGLH 143; cf. nn. 144-155).

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de la salv ació n . El c a rá c te r p ascu a l de los d o m in g o s d el tie m p o « d u ­ ran te el año» se p o n e de m a n ifiesto , e n tre otro s sig n o s, p o r el uso del sa lm o 117 en los lau d es d o m in ic a le s d e los de las se m an as II y IV, y en la h o ra in te rm ed ia de los d o m in g o s de las sem an a s I y III, ad e m á s del salm o 109 en las II v ísp e ra s d o m in ica les de las cu atro sem an as. P o r o tra parte, la litu rg ia de las h o ra s del tie m p o « d u ran te el año» se ca ra c te riz a p o r aten e rse an te to d o al S alterio d istrib u id o en las cu a tro sem an as, no co n tan d o con o tro s te x to s p ro p io s qu e las lectu ­ ras b íb lica s y p atrístic as del o fic io d e lectura, las an tífo n as del B e n e ­ d ic to s y el M a g n ífica t, im p o rta n te p u n to de co n e x ió n co n el E v a n g e ­ lio co rresp o n d ien te , y las c o lec tas de los d o m in g o s q u e se u tiliza n en L au d e s y V ísperas.

2.

Im p o r ta n cia d el L ecc io n a rio de la M isa

C o m o se h a visto en la h isto ria del tie m p o « d u ran te el añ o » , en la c o n fig u rac ió n de este tie m p o h a ju g a d o sie m p re un p ap el d ec isiv o el E v an g e lio d o m in ica l, n ú cleo del L e c c io n a rio d e la M isa . E l O L M actu al ha p erfec cio n a d o y ha h echo aú n m ás co m p leto el d esp lie g u e de los hec h o s y p a la b r a s de Je sú s en el tie m p o « d u ran te el año», sirv ié n d o se de dos p ro c e d im ie n to s de se lec ció n y d istrib u c ió n de los tex to s. El p rim e ro , tan an tig u o c o m o el h ec h o m ism o de leer las E scritu ra s en la ce le b ra ció n litú rg ica, es el de la lectu ra c o n tin u a o se m ico n tin u a (cf. O L M 66, § 3; 6 7 ) 7. E l segu n d o es to ta lm e n te n u e ­ vo y co n siste en h ab e r a sig n ad o b á sic a m e n te , en un ciclo de tres año s, un ev a n g e lista sin ó p tico a c a d a año: M a teo en el añ o A, M a r ­ cos en el B, y L u ca s en el C 8. E n esta p ersp e ctiv a se sitú an los ac en to s o m a tic es q u e tie n en los p rim e ro s d o m in g o s del tie m p o « d u ran te el año», en los q u e «se leen los c o m ien z o s de la p red ic ac ió n del S eñ o r q ue g u ard a n u n a e stre ch a rela ció n con el B a u tism o y las p rim e ra s m a n ife sta c io n e s d e C risto » (O L M 1 0 5 ) 9. Y lo m ism o cabe d ec ir de los ú ltim o s d o m in g o s de la serie: «al final del añ o litú rg ico se lle g a esp o n tá n e a m e n te al te m a esca to ló g ic o , p ro p io de los ú ltim o s d o m in g o s, y a q u e los ca p ítu lo s del E v an g elio que p rec ed en al rela to de la p a sió n tratan este tem a, co n m á s o m en o s am p litu d » (ib.) 10. 7 Véase la razón dada en OLM 68. 8 El principio se completa con la asignación de algunos capítulos del IV Evangelio para reforzar el de san Marcos (dom. XVII-XXI del ciclo B). 9 Cf. F a r n e s , P., «Las primeras semanas del T.O.», en OrH 15 (1 9 8 4 ), 5 -1 1 . 10 Cf. G o n z á l e z C o u g i l , R., «Contenido teológico-litúrgico de las últimas semanas del T.O.», en VV.AA., Mysterium et Ministerium. Miscellanea 1. Oñatibia (Vitoria 1 9 9 3 ), 5 8 -8 1 .

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La santificación del tiempo

El seg u n d o p ro c e d im ie n to alu d id o , de a sig n a r u n ev a n g elista si­ n ó p tic o p a ra ca d a año d en tro del ciclo trien al, a c erca aú n m ás la ce le b ra ció n de la P ala b ra al ideal de p ro c la m a r el E v an g elio y de o rg an izar en to m o a él las d em ás lecturas 11. D e este m o d o se facilita ta m b ié n el m in iste rio de la h o m ilía, sig u ien d o los m a tic es p ro p io s de cada evan g elista, sus co n ten id o s y su n tm o narrativ o 12. P or su parte, las o rac io n es de los d o m in g o s no se ciñ en a una te m ática p re c isa y u n ita ria co m o o cu rre en los o tro s tiem p o s, sino que rec o g en asp ec to s v ario s de la v id a cristian a y referen c ias a la e u caristía y a sus frutos para la co m u n id ad , etc. ,3. Sin em b arg o , los p refac io s d o m in ica les y los p re fa c io s co m u n es p ara el tie m p o « d u ­ ran te el año» ay u d a n a c a p ta r la rela ció n en tre el tie m p o de los h o m ­ b res y la h isto ria de la salv ació n , cu y o ce n tro es el m isterio p ascu al de Jesu cristo 14.

3.

E l va lo r d e «lo co tid ia n o »

El tiem p o « d u ran te el año» es u n a g ran o p o rtu n id a d p a ra in teg rar las situ ac io n es m á s c o rrien tes d e la v id a de los h o m b re s en el m iste­ rio de C risto. E s lo que alg u n o s au to re s llam an la te o lo g ía d el « tiem ­ p o co tid ia n o » ,5. L a c lav e de la e s p iritu a lid a d d e este tie m p o es siem pre el m isterio de C risto en el día to m a d o co m o u n id a d b ásica, sa n tifica d o p o r la ce le b ra ció n e u c arística y p o r la litu rg ia d e las h o ­ ras 16. E l com ien zo de ca d a d ía trae el recu erd o de la n u ev a creació n in a u g u ra d a en la resu rre cc ió n del S eñor, las h o ras in term ed ias ev o ­ can la v en id a del E sp íritu en P en te co stés (tercia), la cru cifix ió n (sex ­ ta) y la m u e rte de Jesú s (nona). L as V ísp e ra s in v itan a u n irse al sa crificio v esp ertin o de la cru z co n sag rad o en la ú ltim a C ena. Y , en el cen tro , la eu c aristía, v erd a d era P ascu a co tid ia n a en la qu e el c ris­ tian o p u ed e u n irse a la ac ció n sa cerd o tal de C risto y p rese n tar su 11 No obstante, la segunda lectura sigue una vía propia cf OLM 107 12 Cf Mosso, D , «La liturgia della parola nella messa domenicale», en RL 71 (1984), 20-32, V e n t u r i , G F , «II Lezionario, catechesi narrativa della Chiesa», ib , 52-79 n Pese a ello en las ediciones alemana e italiana del Misal Romano se han introdu­ cido colectas alternativas inspiradas en las lecturas c f A l d a z a b a l , J , «Las lecciones del misal alemán», en Ph 98 (1977), 159-168, C o l o m b o t t i , T , «Le collette altemative per le ferie del T O », en RL 72 (1985), 535-553 14 Cf W a r d , A -J o h n s o n , C. (ed ), Fontes hturgici The Sources of the Román M issal (1975), 2 Prefaces (Rome 1987), 222-294 15 C f C a s t e l l a n o , J , El año litúrgico, memorial del Cristo y mistagogia de la Iglesia (Barcelona 1994), 264-266, F l o r i s t a n , C , «Lo ordinario del tiempo ordina­ rio», en Ph 189 (1992), 253-254 16 Cf. NU ALC 3 C f P i n e l l , J , Las oraciones del Salterio «per annum» en el libro de la Liturgia de las Horas (Roma 1974)

C 23

Tiempo durante el año

26 7

p ro p ia v id a co m o o fre n d a p ura, g ra ta a D ios y cu lto esp iritu al (cf. R om 12,1). E sta n o ta del tie m p o « d u ran te el año» es p rec iso te n erla en c u e n ­ ta in c lu so cu a n d o se c e le b ra n las m e m o rias de la S an tísim a V irg en M a ría y de los san to s, p o rq u e su b siste to d a v ía u n a m e n talid ad de qu e estas ce le b ra c io n e s del S antoral son « fiestas» en sen tid o ab so lu ­ to 17. El m o d o c o m o se rec o m ien d a no in te rru m p ir la le ctu ra co n ti­ n u ad a del L ecc io n a rio fe r ia l (cf. O L M 82) y, sobre todo, la co m p o ­ sició n d el O ficio d iv in o q u e se c o m b in a con la feria (cf. O G L H 2 3 5), ilu stra n la p rim a c ía que tie n e la c e le b ra ció n del m isterio de C risto so b re o tro s asp ecto s. P or o tra parte, el tie m p o « d u ran te el año» p erm ite aten d e r m e jo r a las n e c esid ad e s co n c reta s de c a d a c o m u n id ad cristian a q u e p id e n ce le b ra c io n e s esp ec iale s — entre las q ue d estac an la ce le b ra ció n de alg u n o s sa c ra m e n to s y sa c ra m e n ta le s— , o m isas p o r d iv e rsa s n e c e ­ sid a d es o p ara g ru p o s p articu la re s. L as fiestas relig io sas p o p u la re s tie n en m á s ca b id a en este tie m p o , p u d ié n d o se ce le b ra r in c lu so m isas v o tivas según las n o rm as litú rg icas 18.

IV.

CELEBRACIONES DEL SEÑOR MOVILES

L as cu atro so le m n id a d es del S eñ o r del tie m p o « d u ran te el año» y la fiesta de Je su cristo , su m o y etern o S acerd o te, se c e le b ra n en fechas v ariab les, en d e p e n d e n c ia de la m o v ilid a d d e la P ascu a.

1.

S o lem n id a d de la S a n tísim a T r in id a d

El p rim e r d o m in g o d esp u és de P en te co stés se ce le b ra el m isterio de D ios P ad re, H ijo y E sp íritu S anto, rev e lad o en la e c o n o m ía de salv ació n . L a d ev o c ió n a la SS. T rin id a d se in ició e n la E d a d M ed ia, d ifu n d ié n d o se la fiesta en la ép o c a c a ro lin g ia ,9. El p a p a Ju an X X II la in tro d u jo en el ca le n d ario ro m an o en 1334, au n q u e só lo alcan zó u n a d ifu sió n v erd a d eram e n te u n iv e rsa l en 1570 a tra v é s d el M isal p ro m u lg a d o p o r san Pío V 20. 17 F a r n e s , P , «Las primeras semanas del T O », art c it , 7 18 C f OGMR 326-334 19 Cf Suplemento de Amano del Sacramentarlo Gregoriano, en D e s h u s s e s , J (ed ), Le Sacramentaire Gregonen (Fnbourg S 1979), nn 1806-1810 20 C f V e l e z d e M e n d i z a b a l , A , «Fiesta de la Trinidad y liturgia», en EstT 1 (1973), 359-411, W e b b , D , «Du Codex Reg lat 316 (le Sacramentaire Gélasien) aux Missels modemes breve esquisse de l’histoire des Propes de la féte de la Sainte Tnnité», en T r i a c c a , A M - P i s t o i a , A (dir), Trinité et liturgie (BELS 32, Roma 1984), 395-419

268

P.IV.

La santificación del tiempo

L a SS. T rin id ad ap a rece en la litu rg ia co m o un m iste rio n o sólo de fe y de adoración, sino ta m b ié n de co m u n ió n y de v i d a 21. L as lectu ras del ciclo A (Jn 3,16-18; Ex 34 ,4 -6 .8 -9 ; 2 C o r 13,11-13) g i­ ran en to m o al N o m b re div in o y al am o r fontal del P ad re m a n ife sta ­ do en el envío del H ijo Jesu cristo . L as del año B (M t 2 8 ,1 6 -2 0 ; D t 4 ,3 2 -3 4 .3 9 -4 0 ; R om 8,14-17) po n en de reliev e la au to m an ife sta ció n de D ios en la ec o n o m ía sa lv ífíca y en el bau tism o . Las del año C (Jn 16,12-15; P rov 8,22-31; R om 5 ,1-5) alu d en a la S ab id u ría d i­ v in a que se m a n ifiesta en el H ijo y en el E sp íritu S anto. La litu rg ia de las h o ras o frece ta m b ié n un riq u ísim o co n ju n to de sa lm o s y de le ctu ras p ro p ia s, en tre los q u e d estac an el Sal 112, el 147, el cán tico de E f 1,3-10 y R om 11,33-36 (I V ísp .), el Sal 8 y el 32, 1 C or 2,1 -1 6 y el tex to de san A tan asio (O f. de lectura), 1 C o r 12,4-6 (L aúd.), E f 4 ,3 -6 (II V ísp.), etc.

2.

S olem n id ad d el C u erp o y d e la S an gre de C risto

E sta fiesta se em p ezó a c e le b ra r en L ie ja en 1246. El p ap a U rb a ­ n o IV la ex ten d ió a la Ig le sia u n iv ersal en 1264, d o tá n d o la d e m isa y o ficio p ro p io 22. En 1311 y en 1317 fue de nuev o rec o m en d a d a p o r el C o n c ilio de V ien n e (F ran cia) y p o r el p ap a Ju an X X II re sp e c tiv a ­ m ente. La « co n m em o rac ió n m ás cé le b re y so le m n e del sa cram e n to m e m o rial de la M isa» (U rb a n o IV ), h a rec ib id o los n o m b res de « fiesta del S an tísim o C u erp o de n u estro S eñ o r Je su cristo » , « fiesta de la E u caristía» (S ín o d o de L ieja) y « fiesta del C u erp o de C risto » (M i­ sal de 1570). H oy se d en o m in a « so le m n id a d del C u erp o y de la S an ­ gre de C risto » , h ab ien d o d e sap a re cid o la fiesta de la « P re cio sísim a S angre» del d ía 1 de ju lio 23. L a p ro cesió n co n el S acra m en to es re c o m en d a d a p o r el C D C co m o « te stim o n io p ú b lic o de v en e ració n h ac ia la S an tísim a E u ca ristía » (c.9 4 4 , § 1). L os textos de la litu rg ia o fre ce n un a sín tesis d e to d o s los asp e c ­ to s del m isterio eu caristico . D o tad a de series de lectu ras p ara ca d a ciclo del L eccio n ario , en el año A la fiesta d estac a la E u ca ristía c o ­ m o b an q u ete del S eñor, p refig u rad o en el d esierto (D t 8 ,2 -3 .1 4 -1 6 ), p ara fo rm ar un solo C uerp o (1 C o r 10,16-17) con el P an de la v ida 2’ Cf. L ó p e z M a r t í n , J., «Función didascálica de la lifurgia en el Misterio Trinitario según el Missale Romanum y el Ordo Paenitentiae», en EstT 12 (1978), 3-52, espec. 14-24. 22 Cf. C a l l a e y , F., «L’origine della festa del Corpus Domini» (Rovigo 1958); G y , P. M., «L’office du Corpus Christi et S. Thomas d’Aquin. Etat d’une recherche», en RScPhTh 64 (1980), 491-507, etc. 23 Cf. N o e , V., «La celebrazione del Sangue di Cristo nella riforma litúrgica postconciliare», en Not 232 (1985), 589-601.

(Jn 6,49-50). E n el añ o B a p a rece el te m a de la A lian za sellad a en la S an gre de C risto (E x 2 4 ,3 -8 ; H eb 9 ,1 1 -1 5 ; M e 14,12 -1 6 .2 2 -2 6 ). Y en el año C se p o n e de re lie v e el sa crificio m em o rial (G én 14,18-20; 1 C o r 11,23-26; Le 9 ,1 1 -1 7 ). L as o ra c io n e s son las m ism as del an ti­ g uo fo rm u lario , con la cé le b re c o le c ta d irig id a a C risto « que nos d ejó el m em o rial de su p asió n » . N o o b sta n te , el M isal o frece dos p refac io s p a ra esco g e r, uno c e n tra d o en C risto S ace rd o te y V íctim a y o tro en la in stitu c ió n del sa c rific io y del sacram en to . L a litu rg ia de las h o ra s de la so le m n id a d u tiliza de n u ev o los cé leb res h im n o s 24 y an tífo n as del an terio r O ficio . E ntre to d as las an tífo n as d esta c a n las del M a g n ífic a t: O q u a m su a v is est de las 1 V ísp e ra s y O sa c ru m c o n v iv iu m de las II. L as lectu ras b íb lica s son Ex 2 4 ,1 -1 1 , a la que sig u e u n te x to de san to T o m ás, 1 C o r 10,16-17; M al 1,11; Sab 16,20; P ro v 9,1 -2 ; H ec h 2 ,4 2 .4 7 y 1 C o r 11,23-25.

3.

S o lem n id a d d el S a g ra d o C o ra z ó n d e J esú s

E l cu lto litú rg ico al C o ra z ó n d e C risto el v ie rn e s sig u ien te a la o ctav a del C o rp u s se in ic ió en el siglo x v n co n san Ju a n E udes ( t 1680) y santa M a rg a rita M a ría A lac o q u e ( | 1690), au n q u e la d e­ v o ció n se re m o n ta a los sig lo s xm y x iv , re c ib ie n d o la p rim e ra a p ro ­ b ac ió n p o n tific ia un sig lo m ás tard e. E n 1856 el p ap a P ío IX e x te n ­ d ió la fiesta a to d a la Iglesia, y en 1928 P ío XI le d io la m á x im a c a te g o ría litúrgica. L a re fo rm a p o stc o n c ilia r h a ren o v a d o p ro fu n d a­ m e n te sus te x to s so b re la b ase del fo rm u lario de la M isa co m p u esto p o r m a n d ato de P ío X I 25. L as le ctu ras del año A se c e n tra n e n la in v itac ió n d e Jesú s: « V e­ n id a m í to d o s los q u e e stáis c a n sa d o s y ag o b iad o s» : M t 11,21-30; D t 7 ,6-11; 1 Jn 4,7 -1 6 . El añ o B c o n tie n e las lectu ras de la an tig u a m isa: Jn 19,31-37; O s 11,1-9 con Is 12,2ss co m o salm o resp o n so rial. E l a ñ o C e v o c a la b ú s q u e d a d e la o v e ja p e r d id a : L e 1 5 ,3 -7 ; Ez 34,1 1 -1 6 ; R om 5,5-11. D e las d o s co lectas, la p rim e ra es n u ev a y se in sp ira, co m o el p refac io , en la e sc e n a de la la n zad a, c o m en ta d a p o r san B u e n av e n tu ra en la le ctu ra p a trístic a del O ficio , m ien tras q ue la se g u n d a alu d e al te m a del C o raz ó n de C risto « h erid o p o r n u e stro s p ecad o s» . 24 Sobre el Pange lingua cf. A r o z t e g u i , F. X., «Himno al Sacramento de la Euca­ ristía», en OrH 21 (1990), 169-181. 25 Cf. B u g n in i , A., «Le messe del SS. Cuore di Gesú», en BEA, A. (dir.), Commentationes in Litt. Ene. «Haurietis Aquas», 1 (Roma 1959), 61-94; L e c l e r c q , J., «Les sources liturgiques de la dévotion au sacré-Coeur», en Vie Spirituelle 104 (1961), 377-393, etc.

270

P.IV.

La santificación del tiempo

La liturgia de las h o ras se ce n tra en el am o r de D io s rev e lad o en C risto ( E f 5 ,25b-27 : I V ísp.), la fuente del ag u a v iv a (R o m 8,28-39: O f. lect.), la A lia n za n u ev a (Jer 31,33: L audes), la m is e ric o rd ia d iv i­ na ( E f 2,4-7: II V ísp.), etc. 4.

S olem n id ad de J esu c risto , R ey d el U n iverso

La fiesta fue in stitu id a p ara el ú ltim o d o m in g o d e o ctu b re p o r el p ap a Pío X I, en la en c íc lic a Q uas p r im a s , de 11-X I I - 1925 26. En la actu alid ad tien e un en fo q u e m ás có sm ic o y esca to ló g ic o al final del añ o litúrgico, e in clu so ap u n tan d o ta m b ié n a los c o n ten id o s del tie m ­ po de A dv ien to (cf. colecta). L as tres series de lectu ras p rese n tan a C risto com o P asto r de la h u m a n id ad (A : M t 2 5 ,3 1 -4 6 ; E z 3 4 ,1 1 12.15-17; 1 C o r 1 5 ,2 0 -2 6 .2 8 ), R ey ete rn o (B : Jn 18,33-37; D an 7,13-14; A p 1,5-8), y R ey d esd e la cru z (C: Le 2 3 ,3 5 -4 3 ; 2 Sam 5,1-3; C ol 1,12-20). El p refacio co m p leta la visió n del rein ad o de C risto alu d ien d o a sus cualid ad es: « R e in o de la v erd a d y la vida, de la santidad y la g racia, de la ju stic ia , el a m o r y la paz». El o ficio d e lectu ra invita a c o n te m p la r la v isió n del H ijo del ho m b re e n el A p o calip sis (A p 1,4 -6 .1 0 .1 2 -1 8 , etc.), an tes d e p ro p o ­ n er un co m en ta rio de O ríg en es so b re la p etició n ven g a a n o so tro s tu R eino del P adrenuestro. Los salm o s de esta h o ra son m e siá n ico s y reales (el 2 y el 71). L as d em ás h o ras se refieren al señ o río de C risto a p artir del m isterio p ascual (cf. E f 1,20-23; 4 ,1 5 -1 6 ; C ol 1,12-13; 1 6 b -18; 1,19-20; 1 C o r 15,25-28). 5.

F iesta de J esu c risto , su m o y etern o S a cer d o te

Fue in tro d u c id a p ara E sp añ a en 1973 y cu e n ta co n te x to s p ro p io s para la M isa y el O ficio 27. El fo rm u lario de la M isa se ce n tra en el m isterio de C risto , m e d iad o r y p o n tífic e de la N u e v a A lia n za p o r su o b lación (L e 2 2 ,1 4 -2 0 ; Is 5 2 ,1 3 -5 3 ,1 2 ; Sal 39; H eb 10,11-18), q ue ha querido eleg ir y co n sag rar a u nos fieles com o m in istro s y d isp e n ­ sadores de sus m isterio s (cf. c o lec ta y p refac io ). L a litu rg ia de las h o ras v u elv e u n a y o tra v ez a esto s co n ten id o s, ley en d o H eb 4 ,1 4 16; 5,1-10 y un frag m en to de la en c íc lic a M e d ia to r D e i de P ío X II en el o ficio d e le ctu ra , H eb 10,5-10, H eb 7,26-27 y H eb 10,19-23 en L audes, T ercia y V ísperas, resp ectiv am en te. T an só lo en S ex ta (cf. 1 Pe 2,4-5) y en N o n a (1 Pe 2,9 -1 0 ) se alude al sacerd o cio del p u e ­ b lo de D ios. L o s salm o s son m e siá n ico s y sa ce rd o ta le s (el 2, 39, 109, 110). 26 En AAS 17 (1925), 593-610 y 655-668. 27 Cf. Decreto de la C. para el Culto Divino de 22-VIII-1973, en Not 89 (1974), 34.

C.23. V.

Tiempo durante el año

271

CELEBRACIONES DEL SEÑOR EN DIAS FIJOS

T e n ie n d o en cu e n ta su lo c aliza ció n en días fijos en el ca le n d ario , se sitú an en la ó rb ita de los m isterio s de la e n c a m a c ió n o de la g lo ­ rifica ció n de C risto. 1.

F ie sta d e la P resen ta ció n d el S eñ or

F ijada en el ca le n d ario ro m an o el d ía 2 de febrero, a los cu a ren ta d ías del N a v id a d (cf. L e 2,22; L ev 12,6), es co n o c id a p o r E g eria a fin ales del siglo iv. E n O rien te se la co n o c e co m o fiesta del H ypap a n te (en c u en tro ) entre el S eñ o r y su pueblo. Su ce le b ra ció n en O c ­ cid en te se inició en R o m a en el siglo vi. El p ap a S erg io I ( f 701), de o rig en sirio, la dotó de u na p ro cesió n , lo m ism o q u e a las o tras fies­ tas m a rian as 28. En los libros litúrgicos latinos se la ha d en o m in ad o H yp a p a n te seu o cc u rsu s D o m in i y P u rific a d o sa n c ta e M ariae. El títu lo actu al su b ray a la co n d ició n de fiesta del S eñor, au n q u e sin p e rd e r la referen c ia m arian a. El fo rm u lario litú rg ico tien e tex to s n u ev o s, en tre ello s el p refac io y la le c tu ra d e H eb 2 ,1 4 -1 8 , p a ra refo rz ar el sig n ific ad o d e la o b la ­ ció n d e C risto al P adre. L as otras lectu ras (L e 2 ,2 2 -4 0 ; M al 3,1-4) d estac an la en trad a del S eñ o r en el te m p lo y su en c u en tro co n los an c ia n o s que rep rese n tan al an tig u o Israel. M aría ap arece aso c ia d a a la o b lació n de C risto 29. L a liturgia de las h oras alu d e a la c o n s a g ra ­ ció n de los p rim o g é n ito s (E x 1 3 ,l-3 a .l 1-16), a la luz de C risto (ser­ m ó n de san S ofronio) y a su o b lació n sacerd o tal (H eb 10,5-7 y H eb 4 ,1 5 -1 6 ), etc.

2.

S o lem n id a d de la A n u n cia ció n d el S eñ or

S o lem n id ad del S eñ o r con un fuerte acen to m arian o , es lla m a d a « A n u n cia ció n de la S an tísim a M adre de D ios y siem p re V irg en M a ­ ría» p o r la litu rg ia b iz an tin a, y « A n u n cia ció n de S an ta M aría M ad re d e n u estro S eñor Jesu cristo » p o r los an tig u o s sacram e n ta r i os ro m a ­ nos. L a fiesta es p o ste rio r a la de N av id a d , y su in ten ció n o rig in a ria fue sin d u d a la co n m em o rac ió n de la co n c ep c ió n v irg in al de Jesú s n ueve m eses an tes del N acim ien to 30. L a referen c ia m ás an tig u a de 28 Cf. M e a o l o , G., «Presentación del Señor», en NDM, 1654-1662 (Bibl.), etc. 29 Cf. Pablo VI, Exhort. Apost. Marialis cultus, de 2-II-1974, n.20, en G u e r r e r o 1,691-692. 10 Cf. A n d r o n i k o f , C., Le sens des fétes, 1. Le eyele jixe (Paris 1970), 65-92; M a g g i o n i , C., Annunziazione. Storia, eucologio, teología litúrgica (Roma 1990); M o ­ r í , E. G., «Anunciación», en NDM, 143-153, etc.

272

P IV

La santificación del tiempo

su cele b ra ció n es una h o m ilía de A b ra h án de E feso h a c ia el añ o 530 en C o n stan tin o p la. En Je ru sa lé n es co n o c id a un sig lo m ás tard e p o r las hom ilías de san S o fro m o , y en R om a p o r la p ro c e sió n estab lecid a p o r el sapa S ergio (s vil) L a n o tic ia de esta fiesta lleg ó a E sp añ a d u ran te el X C o n cilio de T o le d o (a 656), pero n o fue in tro d u c id a el 25 de m arzo, sino el 18 de d ic iem b re El centro de la c e le b ra ció n lo co n stitu y e el relato ev a n g élico de Le 1,26-38 ( c f Is 7,1 0 -1 4 , Sal 39, H eb 10,5-10) L a rela ció n en tre la e n c am ac ió n y la red e n ció n es p u e sta de re h e v e p o r la c o lec ta y el n u evo prefacio L as d em ás o rac io n es alu d en a la Ig lesia y a los sa­ cram en to s L a litu rg ia de las h o ras rec o g e el v aticin io de N atán so ­ b re el hijo de D avid (1 C rón 17,1-15), al que ac o m p a ñ a un fra g m en ­ to de la carta de san L eón M agno a F laviano so b re el m isterio de la e n c am ac ió n del H ijo de D ios L os re sp o n so n o s y an tífo n as ev o can , m ientras tanto, las p alab ras del ángel a M aría

3

F iesta de la T r a n sfig u ra ció n del S eñ or

Se celeb ra el 6 de ago sto , cu a ren ta días antes de la E x altac ió n de la S anta C ru z A m b as fiestas son co m u n es a O rien te y a O ccid en te. L a fiesta de la T ra n sfig u ració n p are ce te n e r orig en en la Ig lesia ar­ m en ia en tie m p o s de san G reg o rio Ilu m in a d o r (s iv), au n q u e el te s­ tim onio m as an tig u o p ro ce d e de S iria orien tal (ss v -v i) E n E sp añ a se celebra d esd e el siglo x, d ifu n d ié n d o se p o r to d o O cc id en te p o r o b ra de san P edro el V enerable. El 6 de agosto de 1457 el p ap a C elestino III la in tro d u jo en el cale n d ario ro m an o San Pío X la ele­ vó de categoría litú rg ica 31 La escena del T a b o r no es sólo la m a n ifesta ció n de la d iv in id ad de Jesús de c a ra a la fu tu ra p asió n , sino ta m b ié n el an u n cio de la gloriosa v en id a del S eñor al final de los tie m p o s (M t 17,1-9 y p ar , D an 7,9-10 13-14, 2 Pe 1,16-19, p refac io ) El O ficio d iv in o ac en tú a en sus antífonas y salm os p ro p io s (el 83, 96, 98), y esp ec ialm en te en las lecturas, la g lo ria de C risto P an to c rá to r e Icono del P ad re ( c f Flp 3 ,20-21, 2 C o r 3 ,7 -4 ,6 , e t c )

4

Fiesta de la E xa lta ció n de la S an ta C ru z

E sta fiesta y la an tig u a del día 3 de m ayo, en h o n o r de la S an ta C ruz, proceden de la litu rg ia de Je ru sa lé n en to m o a la b asílic a cons31 Cf A n d r o n i k o f , C , op c it , 225-273, J o u n e l , P , Le cuite des saints dans les basiliques du Latran et du Vatican au X1L s (Roma 1977), 184-185 y 268-269, etc

ta n tin ia n a del M a r ty n u m (el lu g a r de la c ru z ), d e d ic a d a el añ o 335 32 A p artir del siglo vn la fiesta del 14 de sep tiem b re se ex ten ­ d ió a O rien te y a O cc id en te El o b je to central de la fiesta es la g lo ria de la C ru z del S eñor, m a n ifesta ció n del a m o r del P adre, de la o b ed ien c ia filial d e N S Jesu cristo y de la vid a en el E sp íritu L a C ruz, an u n c ia d a y a en el sig no le v an tad o p o r M o isés en el d esierto (Jn 3 ,1 3 -1 7 , N u m 2 1 ,4 -9 , Flp 2 ,6 -1 1 ), es la an títe sis del árbol del p ara íso (p refacio ) L a litu rg ia de las h o ras o frece u n a rica se lec ció n de te x to s del N T alu siv o s a la C ru z del S eñor (1 C o r 1,23-24, G ál 2 ,1 9 -3 ,7 13-14, 6 ,1 4 -1 6 , c f h o ­ m ilía de san A n d rés de C reta) y a la re d e n ció n h u m a n a 5

A n iv ersa rio de la D ed ica ció n d e la B asílica d e L etrán

E s la fiesta de la C a te d ra l de R om a, ca p u t et m a te r o m n iu m E cclesiarum , co m o se lee en el fro n tisp ic io de la en tra d a p rin cip al L e ­ v an tad a sobre el lugar de re sid e n c ia de la e sp o sa d e C o n stan tin o , fue d ed ica d a h acia el año 324 al S alv a d o r y, p o ste rio rm en te , a san Ju an B a u tista y a san Ju a n E v an g e lista D esd e el siglo xi el an iv ersario se h a fijad o el 9 de n o v ie m b re y se ce le b ra en el ám b ito de la litu rg ia ro m an a 33 L os textos, salvo la lectura p atrístic a del O ficio (u n se r­ m ón de san C e sáre o de A rlés), se to m a n del co m ú n de la d ed ica ció n de u na iglesia. L a litu rg ia se ce n tra en el sim b o lism o del ed ificio eclesial ( c f 1 C o r 3,1 6 -1 7 , 1 Pe 2,5, etc ) E n tre los textos eu c o ló g ic o s so b resale el p refac io sobre el m isterio de la Iglesia, esp o sa d e C risto y te m p lo del E sp íritu El O ficio d iv in o de la d ed ica ció n es e x tra o rd in a ria m e n ­ te rico a ca u sa de los salm o s p ro p io s a lu siv o s a Je ru sa lé n , im ag en de la Iglesia de C risto , de las lecturas bíb licas, entre las qu e so b resalen 1 Pe 2,1 -1 7 del oficio d e lectura y A p 21,2-3 22 27 de las II V ísp e­ ras, de las lectu ras p atrístic as (a eleg ir) y de los h im n o s latin o s U rbs le ru sa le m bea ta y A n g u la ris fu n d a m e n tu m 6

F eria m a yor d e p etició n y d e acció n d e gra cia s

E sta ce le b ra ció n , a sig n a d a en E sp añ a al d ía 5 de o ctu b re, se in s­ c rib e en tre las ce le b ra cio n e s del tie m p o « d u ran te el añ o » , au n q u e los textos litú rg ico s se en c u en tre n en el S a n to r a l34 L a feria m ay o r es 32 Cf A r c e , A (e d ), Itinerario de la virgen Egeria (BAC 416, Madrid 1980), 318-321, F l o l o w , A , La rehque de la Vraie Croix Recherches sur le developpement d un cuite (Pans 1961), etc 33 Cf J o u n e l, P , Le cuite des saints op c it , 305 307 y 380-381 34 Cf B e l l a v i s t a , J , «Las cuatro Témporas», en OrH 24 (1993), 449-458, G r a c i a , J A , «El 5 de octubre en el nuevo calendario nacional», en Ph 70 (1972), 355-362, etc

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heredera de las C u atro T é m p o ra s y de las R o g a tiv a s, o rig in a ria s de R om a y ligadas a las cu atro estac io n es del año 35 Su fin alid ad e ra la de p ed ir la bend ició n del S eñ o r y darle g racias p o r los fru to s d e la tierra y del trabajo N o obstan te, su situ ació n en el ca le n d ario litú r­ gico hacía que se im p re g n ase n del co n ten id o del tie m p o litú rg ico en el que tem an lugar La feria de p etició n y de acció n de g racias es e x p re sió n d e la inserción de «lo co tid ian o » en la ce leb ració n del m isterio de C risto En ella «la Iglesia o ra al S eñ o r p o r las v a n a s n ec es id ad e s de los hom bres, pero ante to d o p o r los frutos de la tie rra y los trab a jo s, y para darle gracias p ú b licam en te» 36 O tro tanto p u ed e d ec irse de las R ogativas, institución ta m b ié n ro m an a, pero de in d u d a b le p eso en m uchas Iglesias locales C o rresp o n d e a las C o n fere n cia s E p isc o p ale s determ inar su fecha y el n ú m ero de días de su ce le b ra ció n

35 Hipólito de Roma (s n m) no las conocía aun El origen de estas celebraciones se atribuye al papa Siricio (284-399) c f J a n i n i , J Siricio y las cuatro Témporas (Valencia 1958), etc 36 NUALC 45, c f 46-47

C a p it u l o X X fV

LA MEMORIA D E LA SANTISIMA VIRGEN MARIA Y DE LOS SANTOS En la celebración de este circulo anual de los míste­ nos de Cristo, la santa Iglesia venera con amor especial a la bienaventurada Madre de Dios, la Virgen M ana, unida con lazo indisoluble a la obra salvifica de su Hijo (SC 103), ademas, la Iglesia introdujo en el circulo anual el recuerdo de los mártires y de los santos y proclama el misterio pascual cumplido en ellos (SC 104) BIBLIOGRAFIA A u g e , M , «Le feste della Madre di Dio e dei santi», en Anamnesis 6, 229-259, J o u n e l , P , «El culto de los santos» «El culto de M ana», en M a r t i m o r t , 1000-1046, I d , Le renouveau du cuite des Saints dans la liturgie romaine (BELS 36, Roma 1986), L o d i , E , Los santos del Calendario Ro­ mano (M adrid 1992), P a s c h e r , J , El año litúrgico (BAC 247, Madrid 1965), 656-786, P e l o s o , F , Santi e santita dopo il Concilio Vaticano II (BELS 61, Roma 1991), R i g h e t t i 1, 882-977, S a t o r , D M , Las fiestas de la Virgen Notas históricas y litúrgicas (Madrid 1990), VV AA , «Solenmtá, feste e m em one della Beata Vergine M ana Celebrazioni commum in onore dei Santi», en F D e l l ’ O r o (d ir ), II Messale Romano del Vaticano ¡I, 2 (Leum ann-Tonno 1981), 59-278, T r i a c c a , A M - P i s t o i a , A (d ir), La Mere de Jesús et la Commumon des Saints dans la liturgie (BELS 37, Ro­ ma 1986), Id (d ir), Saints et saintete dans las hturgies (BELS 40, Roma 1987), y AsSeñ 80, 84, 89, 93 y 95 (1966-1967), «Cuadernos Phase» 37 (1992), EL 101/5-6 (1987), LMD 52 (1957), PAF 63, 64 (1971-1972), Ph 153 (1986), RL 63/3 (1976), 65/3 (1978), 74/1 (1988)

El co n o c im ien to del añ o litú rg ico se c o m p le ta co n el estu d io de la m e m o ria litú rg ica d e la S an ta M ad re de D io s y d e los san to s E stas ce le b ra cio n e s tie n en su d ía p ro p io en el cale n d ario , q ue en el caso de los santos es el de su n atalicio p ara el cielo ( c f N U A L C 56) El c a le n d ario g en e ral de la litu rg ia ro m a n a co n tien e tan só lo un re­ d u cid o n ú m e ro de san to s L os d em as a p a rece n en lo s ca le n d ario s p articu la re s y en el M a rtiro lo g io P ara ce le b ra r a la S an tísim a V irg en y a los san to s, el M isal y la litu rg ia de las h o ras o fre ce n fo rm u lario s p ro p io s y co m u n es L os 1 C f SC 111, NUALC 49 53, OGMR 316, Instrucción Calendaría particulana de 24 V I-1970, en AAS 62 (1970), 651-663 Sobre la futura edición del Martirologio c f Not 272 (1989), 267 268, 276/277 (1989), 529-597, 299/30 (1991), 300-360

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prim ero s se d istrib u y e n sig u ien d o los m eses del ca le n d ario , m ie n tras qu e los seg u n d o s están ag ru p a d o s según la an tig u a d istrib u c ió n que je ra rq u iz a las d iv e rsa s ca te g o ría s de santos: S an ta M a ría V irg en , ap óstoles, m ártires, pasto res, d o cto re s de la Iglesia, v írg en es, san to s varo nes, santas m u jeres, relig io so s, los q ue se han d ed ica d o a un a activ id ad ca ritativ a, educad o res. I

LOS DATOS DE LA HISTORIA

P rim ero se trata de la m e m o ria litú rg ica de la S an ta M a d re de D ios y desp u és de la que se h ace de los santos. 1.

El cu lto a la S a n tísim a V irg en M aría

La h isto ria del cu lto litúrgico de la S an ta M ad re de D ios tie n e su p rincipal exp resió n en las fiestas m a rian as 2. C ad a u n a o b ed e ce a un asp ecto de la p a rticip a ció n de M a ría en el m isterio de C risto , y ju n ­ tas form an un v erd a d ero ciclo e o rto ló g ico co rrela tiv o al de los m is­ terios del S e ñ o r 3 En los p rim e ro s siglos la v e n e ració n de la S an ta M ad re de D ios estab a u nida a la c o n m em o rac ió n de los m isterio s cen trale s de la v ida de Jesús, esp ec ialm en te la P ascu a 4. L as p n m e ra s referen cias al cu lto m a n a n o son una frase de la h o m ilía de san M elitó n de S ardes so b re la P a scu a (s n), y el in te rro g a to rio b au tism a l y la p le g aria eu c arística de la T radición A p o stó lic a de H ip ó lito 5 En el siglo iv aparecen las fiestas de N avidad y d e Epifanía, y la del H ypapante E n todas ellas d estaca la figura de la M ad re del Señor, aunque no p uede hablarse todavía de fiestas prop iam en te m a ñ an a s D espués del C oncilio de E feso (a. 431) surgen las fiestas de la V irgen 2 C f A b a d , J A , «El culto de veneración a María», en VV AA , María en los caminos de la Iglesia (Madrid 1982), 97-134, C a s t e l l a n o , J , «Virgen Mana», en NDL, 2030-2061, G a s p a r i , S , M ana nella liturgia (Roma 1993), L o p f z M a r t i n , J , «El culto manano y la liturgia renovada después del Concilio Vaticano II Doctrina y vida», en Marianum 143 (1992), 431 -450, L l a b r f s , P , «El culto a Santa Mana, Madre de Dios», en B o r o b i o 3, 213-236, VV AA , La Virgen M ana en el culto de la Iglesia (Salamanca 1968), etc 3 C f P a b l o VI, Exhort Apost Mariahs cultus de 2-II-1974, n 2-15, en G u e r r e r o 1, 685-690 (= MC), c f también C a l a b u i g , I M , «Le radici della presenza di Mana nell’anno litúrgico», en M a r s i l i , S - B r o v e l l i , F (d ir), L anno litúrgico (Casale M 1983), 111-130, C a s t e l l a n o , J , El año litúrgico memorial de Cristo y m istagogia de la Iglesia (Barcelona 1994), 289-325 4 C f M o n t a g n a , D M , « L a liturgia m an a n a prim itiva», en Marianum 24 (1962), 84-128, 5 Cf Ib a n e z , J - M e n d o z a , F (ed ), Mehton de Sardes Homilía sobre la Pascua (Pamplona 1975), 185, B o t t e , B (ed ), La Tradition Aposiolique de Saint Hippolyte (LQF 39, Munster W 1963), nn 4 y 21

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en sentido estricto. El prototipo de las p rim eras fiestas m arian as es la solem nidad del 15 de agosto, el día d e la M a d re de D io s M a ría , com o la deno m in a el L eccio nario A rm enio de Jerusalén (s. v), aunque la fiesta se centró m ás tarde en la glorificación de M aría, es decir, en su dies nata h s 6. P oco después aparecieron la N atividad de M aría el 8 de septiem bre y la P resen tación en el tem plo, ínicialm ente el 20 de n o ­ viem bre 7. El C oncilio de Efeso influyó sin duda en la creación de la fiesta de la A nunciación del S eñor el 25 de m arzo, estudiada en el capítulo anterior. E sta fiesta, ju n to con las del 2 de febrero, 15 de agosto y 8 de septiem bre, se encuentran y a en R om a en el siglo vn, siendo dotadas de una procesión po r el p ap a Sergio I ( f 701). E stas cu a tro fiestas fu ero n las ú n ic as con c a rá c te r g en eral en el ám b ito de la L itu rg ia R o m an a h a sta en tra d o el sig lo x iv 8. En ese siglo el C a le n d ario R om an o ad o p tó las fiestas de la V isitació n , el 2 de ju lio , y la In m a c u la d a C o n c ep c ió n de M aría, el 8 d e d iciem b re, co n o cid a en O rien te co m o la C o n c ep c ió n de san ta A n a 9. P o sterio r­ m en te se in tro d u je ro n las fiestas de la P re sen ta ció n de M a ría (21 de n o v ie m b re) y la D ed ic ac ió n de S an ta M a ría la M a y o r de R o m a (5 de agosto) 10. A p a rtir del siglo x v n se p ro d u jo u na n u ev a am p liació n del ciclo e o rto ió g ic o m a ria n o , co n la in c lu sió n e n e l c a le n d a rio g e­ n eral de fiestas en b u e n a p arte ce le b ra d as y a p o r alg u n as ó rd en es relig io sas. S anto N o m b re de M aría en 1683, N tra. S ra de la M e r­ ced n , N tra. Sra. de la V ictoria — m ás tarde N tra. Sra. del R osano— , N tra Sra. del M o n te C a rm elo en 1726 12, N tra. Sra. de los D o lo res en el siglo x ix 13, N tra. Sra. de L ou rd es en 1907 14, M a tern id a d d iv i­ na de M a ría en 1931, C o ra z ó n de M a ría en 1944 l5, M a ría R em a en 1954 16, y fin alm en te S anta M a ría M ad re de D io s en 1969.

6 C f L ó p e z M a r t i n , J , «La solemnidad de la Asunción de la Virgen Mana en el Misal Romano», Eph M anol 35 (1985), 109-141, S a t o r , D , «Asunción», en NDM, 258-289, etc 7 C f G h a r i b , G , «Presentación de la Virgen Mana», en NDM, 1647-1655, M e a o l o , G , «Natividad de Mana», en NDM, 1464-1470, etc 8 C f C h a v a s s e , A , Le Sacramentaire Gelasien (Toumai 1958), 376-402 9 C f F i o r e s , S d e , «Inmaculada», en NDM, 910-941, P o l c , J , «Visitatio B M V da seicento anm nell’Occidente litúrgico», en EL 103 (1989), 269-274, S a t o r , D , «Visitación», en NDM, 2040-2046, etc 10 C f M e a o l o , G , «Dedicación de Santa Mana la Mayor», en NDM, 564-572 11 C f P i k a z a , X , «Merced Virgen liberadora», en NDM, 1320-1334, etc 12 C f M a c c a , V , «Carmelo», en NDM, 386-391 13 En España había una conmemoración de los Dolores de la Santísima Virgen el viernes de la actual semana V de Cuaresma C f M a g g i a n i , S , «Dolorosa», en NDL, 633-643, etc 14 C f L a u r e n t i n , R , «Lourdes», en NDM, 1154-1166 15 C f A l o n s o , J M - S a t o r , D , «Inmaculado Corazón de Mana», en DNM, 941955 16 Cf S a t o r e t A A A A , «Reina», en NDL, 1712-1731

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Sin em b arg o , el c o n ju n to de las fiestas m a rian as n ec e sita b a un p rin cip io ilu m in ad o r que p u sie ra de reliev e el se n tid o p ro fu n d o que tiene la fig u ra de la S an ta M ad re de D ios en el añ o litú rg ico . Por eso la rev isió n del ca le n d a rio d ed icó u n a aten c ió n esp ec ial al ciclo eorto lógico de la Stm a. V irg en M a ría l7. El resu ltad o ha sido u n a n u ev a co n fig u rac ió n de las c e le b ra cio n e s m a rian as m ás co h e ren te con la im p o rta n cia o b je tiv a d e ca d a una: tres so le m n id a d es (1 d e en ero , 15 de ago sto y 8 de d iciem b re); dos fiestas (8 de sep tie m b re y 31 de m ayo); cu a tro m e m o rias o b lig a to rias (21 de n o v ie m b re, 15 d e sep ­ tiem b re, 22 de ag o sto y 7 de o ctu b re); cuatro m e m o rias facu ltativ as (C orazón de M aría, 16 de ju lio , 5 de ago sto y 11 de febrero) 18. E n E sp aña h ay u n a fiesta m ás el 12 de o ctu b re, N u e stra S eñ o ra del Pi­ lar, y u n a m e m o ria o b lig a to ria el 16 de ju lio , N u e stra S eñ o ra del M onte C arm elo. D e este m o d o se d a ta m b ié n u n eq u ilib rio m a y o r en tre las fiestas co n m em o rativ as de asp ecto s del m isterio de M a ría o de su v id a y las fiestas alu siv a s a ad v o c ac io n e s m arian as, de tip o m á s d ev o cio n al. L as p rim e ra s son g en e ralm e n te las m á s an tig u as y las qu e se ce le­ b ran ta m b ié n en O rien te. P or o tra parte, estas fiestas cu en tan casi siem pre con le ctu ras b íb lica s pro p ias. L as seg u n d as son to d a s p o ste­ rio res a la E d ad M e d ia y, com o se h a ind icad o, alg u n as h an p erte n e­ cid o a los c a le n d a rio s de las ó rd en e s relig io sas. P ara casi to d a s h ay qu e ac u d ir a le ctu ras b íb lica s del C o m ú n de la V irg en . L as ce le b ra ­ cio n es de m a y o r ra n g o litú rg ico (so lem n id ad e s y fiestas) p erten ecen al p rim e r grupo. Las fiestas de M a ría se in se rtan h o y con m ás fac ilid a d en el e s­ p íritu de los tie m p o s litú rgicos. E n este sen tid o p u ed e h ab larse de u n a n o ta o ac en to m a rio ló g ic o en la co n m em o rac ió n de los m isterio s de la salv ació n 19. E n esta p ersp e ctiv a se m u ev e la C olecció n d e M i­ sa s de la Virgen M a H a d estin a d a ante to d o a los san tu ario s m arianos 20. Por otra p arte, no hay que o lv id a r «la an tig u a y d isc re ta m e ­

17 Cf. A u g e , M , «Le linee di una rinnovata pietá mariana nella riforma dell’anno litúrgico», en Marianum 41 (1979), 267-286, etc. 18 Algunas han cambiado de fecha para adecuarlas mejor a algunos datos evangé­ licos la Visitación el 31 de mayo, entre la Anunciación y el Nacimiento de san Juan Bautista; y María Reina el 22 de agosto, a los ocho días de la Asunción a los cielos. 19 C f M anahs cultus, n.2, en G u e r r e r o 1, 685, C para el Culto Divino, Orienta­ ciones y sugerencias para el año mariano, nn. 1-3, en S N. de Liturgia, Orientaciones y celebraciones para el año mariano (Coeditores Litúrgicos), 13-15 20 Collectio Missarum de B M V., 1-2 (Librería Ed Vaticana 1987); ed. oficial española Misas de la Virgen, 1-2 (Coeditores Litúrgicos 1988) Cf. A l d a z a b a l , J , «Las nuevas misas marianas. El lenguaje de su eucología», en Ph 159 (1987), 207-236, L ó p e z M a r t i n , J , «María en la celebración del misterio de Cristo. Los praenotanda de la Collectio Missarum de B M V », en Marianum 137(1 987), 43-86, etc.

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m o ria de S an ta M a ría en el sábado» (cf. M C 9), en el tie m p o « d u ­ ran te el año», cuan d o no h ay una m e m o ria o b lig a to ria 21.

2.

L a ven era ció n d e los sa n tos

L as so le m n id ad es, fiestas y m em o rias de los san to s fo rm an en el año litú rg ico u n a n u ev a co ro n a de ce le b ra cio n e s en to m o al m isterio de C risto (cf. SC 104; 111; L G 50). El cu lto litúrgico a los santos co m en zó h istó ric am en te con la v e ­ n era ció n de los m á rtires, u n a form a de cu lto a los d ifu n to s asu m id o p o r los cristian o s pero rela cio n a d o desd e los p rim e ro s tie m p o s con la m u erte del S eñor y con la co n fesió n de su se ñ o río p a s c u a l22, com o a p a rece ya en la m u e rte de E steb an (cf. H ech 6,8-15; 7,5 4 -6 0 ). A C risto m ism o se le da ya el título de « m á rtir» (cf. A p 1,5) y ju n to a él ap a rece n los d em ás « te stig o s» (cf. A p 6,9-11; 7 ,9 -1 7 , etc.). El an iv ersario de la m u e rte y de la se p u ltu ra (d ep o sitio 23) de los m á rtires era co m o el v erd a d ero n atalicio en la Je ru sa lé n celeste, y sobre las tu m b a s se escrib ían in v o c ac io n es, co m o los g ra ffiti de la m e m o ria de los A p ó sto le s en las ca ta cu m b a s de san S eb astián en R o m a 24, c e le b rá n d o se la e u c a ristía co n c a rá c te r festiv o 25. C a d a Ig lesia te n ía su lista o ca le n d ario de ce le b ra cio n e s de m ártire s e in­ clu ía los n o m b res de los m ás céleb res en la p le g a ria e u c arística y en las letanías. En un a seg u n d a etap a se em p ezó a h o n ra r ta m b ié n co m o « c o n fe ­ so res» a los ascetas, a las v írg en es y a los obisp o s. La ascesis era co n sid e ra d a co m o u n a esp ec ie de m a rtirio y la v irg in id a d co m o u n a fo rm a su p e rio r de fid elid ad al S eñor (cf. 1 C o r 34; 2 C o r 11,2). L a v iu d ez era vista tam b ién co m o u n a fo rm a de ascesis c ristian a (cf. 1 T im 5,5). L os o b isp o s de los p rim ero s siglos, q u e no hab ían co ro ­ n ad o su v id a con el m a rtirio o no h ab ían salid o de en tre los ascetas, eran in scrito s en u n a lista se m ejan te a la de los m á rtire s p ara ser rec o rd a d o s en la o rac ió n com ún. U n ejem p lo de estas listas es el C ron ógrafo F iloca lian o de R o m a del 3 5 4 26. Sin em b arg o , en los 21 C f Rosso, S, «Sábado», en NDM 1742-1756, etc 22 Cf A m o r f , A., «Culto e canonizzazione dei santi neirantichitá cristiana», en Antomanum 52 (1977), 38-80, D f l e h a y e , H., Origines du cuite des martyrs (Bruxelles 1912, 1933 2 d ed revis.), M o e l l f r , E., «Cuite des défunts et cuite des martyrs», en QL 64 (1983), 45-48, S a x e r , V., «Martirio, culto de los mártires», en DPAC 2, 1377-1379, etc. 23 Cf. L e c l e r q c , H., “Depositio ”, en DACL 4 (1920), 668-673. 24 Cf. D u v a l , N , «Martirio, Inscripciones», en DPAC 2, 1385-1386, etc 25 Un ejemplo en el Martirio de san Pohcarpo, 18, en Ruiz B u e n o , D (ed ), Padres Apostólicos (BAC 65, Madrid 1950), 685 26 Cf. supra, n 1 del capítulo XXII.

280

P.IV.

La santificación del tiempo

p rim e ro s siglos no está claro el m o d o co m o un p asto r d ifu n to p asab a de la lista o b itu a ria a la v en e ració n co m o santo en se n tid o estricto . N o o bstante, la v en e ració n se ap o y a b a tam b ién en la id e n tifica ció n de los buenos pastores con C risto (cf. Jn 10,11-15; M t 20,26.28, etc.). En todo caso, el cu lto era de ca rácter local, p ero p o co a p o co la fam a del santo h ac ía que su cu lto se extendiera. A p a rtir del sig lo iv el cu lto de los san to s alcan zó un gran d esarro llo a ca u sa de los d es­ cu b rim ien to s y de los traslad o s de sus reliquias. O tro s facto res fu e­ ro n las p ere g rin a cio n es, la d ifu sió n de los libros litú rg ico s y el in flu ­ jo de unas litu rg ias sobre otras. F in alm en te hay q u e se ñ ala r ta m b ié n la p ro p ag a ció n de las actas de los m ártires, au tén tica s y le g en d arias, de las p asio n es — m ás ta rd ía s— y de las vid as de san to s, ju n to con los escrito s p ro p io s o atribuidos. N o faltó ta m p o co u n a reflex ió n te o ­ ló g ica sobre el v alo r del m a rtirio y sobre el re c o n o cim ien to de o tras fo rm as de santidad. A p artir de los siglos x y xi los o b isp o s e m p ez aro n a so licitar del P ap a el rec o n o cim ien to del cu lto de los santos. E n 1171 lo d isp u so así u n a d ecretal de A lejan d ro III p ara to d a la Ig lesia latina. D esp u és del C o n cilio de T re n to esta ta re a fue c o n fia d a a la C o n g reg a ció n de R itos, cre ad a en 1588. E n 1634 se in stitu y ó la b ea tific ac ió n , co m o e tap a p rev ia a las ca n o n izacio n es. L a b ea tific ac ió n sig n ific a la a u to ­ riza ció n del cu lto d en tro de un te rrito rio co n c reto o de u n a fam ilia religiosa. E n 1969 el p ap a P ablo V I creó la C o n g reg a ció n p ara las C ausas de los S a n to s 11. A ctu a lm e n te el p ro ce d im ie n to de las ca n o ­ n iz ac io n es se rig e p o r la co n stitu c ió n ap o stó lic a D ivin u s p e r fe c tio n is M a g iste r, del p ap a Juan P ablo I I 28. El resu ltad o de to d o el largo p ro ce so de fo rm ació n del cu lto de los santos fue la co n v e rsió n de este cu lto en u na rea lid ad en si m is­ m a, llenando el c a le n d ario de co n m em o rac io n e s y de o ficio s d o b les y añ a d id o s, h a s ta el p u n to de su p la n ta r y d ific u ltar las ce le b ra cio n e s d o m in ic a le s y de los m isterio s del Señor. S an Pío X en 1911 y Ju an X X III en 1960 resta b le cie ro n el equilibrio en fav o r del P ropio d el T ie m p o , c o m o lo h iz o ta m b ié n el C o n c ilio V a tic a n o II en SC 111, ab o g an d o inclu so p o r la aplicació n de criterio s d e v erd ad era rep resen tativ id ad y de u n iv e rs a lid a d 29. 27 Cf. E v e n o u , J., «Canonisations, béatifications et confirmations de cuite. Depuis la création de la Congrégation des Rites (1588) jusqu’au 31 décembre 1985», en Not 234 (1986), 41-47. 2H De fecha 25-Í-1983, en AAS 75 (1983), 341-355; trad españ en Código de Derecho Canónico. Edición bilingüe comentada (BAC 442, Madrid 1983), 883-888 29 Cf. B r o v e l l i , F , «Culto a los santos», en D T I2,224-229; D u b o i s , J., «Les sainst du nouveau calendner. Traditionet critique histonque», en LMD 100(1969), 157-178, P a t e r n a , P . , «El culto a los santos en la renovación litúrgica d e l Vaticano II», en Ph 116(1980), 143-150, etc.

C.24.

Memoria de la Virgen M aría y de los Santos

281

II. CELEBRACIONES DE LA SANTISIMA VIRGEN L a Ig lesia v en e ra la m e m o ria de la S anta M ad re d e D ios, u n ié n ­ d o la a la ce le b ra ció n de la o b ra de la sa lv ació n en el añ o litú rg ico y re c o n o c ie n d o su « in te rv en ció n en los m isterio s de C risto » (cf. LG 6 5 -66; SC 103). E ste es el sig n ific ad o b ásico de to d a s las ce le b ra cio ­ n es en h o n o r de la S an tísim a V irg en en la liturgia. El an álisis se o c u p a ú n ic am e n te de las so le m n id a d es y fiestas.

1.

S o lem n id a d de la In m a c u la d a C o n cep ció n d e M aría

T ie n e lu g a r el 8 de d ic iem b re , en la p e rsp e ctiv a del A d v ien to (cf. M C 3-4). L a C o n c ep c ió n in m a cu lad a de M aría, « lle n a de g racia» (L e 1,26-38: E van g .), d efin id a co m o v erd a d de fe p o r P ío IX el 8X I I - 1854, es m e n c io n a d a en las o rac io n es y en el p refacio , in c lu y en ­ do ta m b ié n la p ro y ec ció n ec le sial y esc a to ló g ic a de la fig u ra de la n u e v a E v a (G én 3 ,9-15.20: 1.a lect.), e le g id a antes de la creació n del m u n d o ( E f 1,3-6.11-12: 2.a lect.). L a litu rg ia de las h o ras, u tilizan d o en g ran p arte las an tífo n as del O ficio p rec ed en te, es to d o un can to ju b ilo s o en h o n o r de M a ría y de C risto el S eñor (cf. R om 5,12-21). L as d em ás lectu ras alu d en a la elec ció n en C risto de to d o s los fieles (cf. R o m 8,29.30; E f 1,4; 1,11-12a) y a la Iglesia, san ta e in m a cu lad a (cf. E f 5 ,2 5 b -2 6 a.2 7 ).

2.

S o lem n id a d de la A su n ció n de la V irgen M a ría

E l dies n a ta lis de M a ría p erm ite a la Ig lesia c o n tem p lar en M aría su ic o n o esca to ló g ic o (cf. M C 6). P ara esta so le m n id a d el M isal o fre ce u n a m isa de la v ig ilia y u n a m isa del día. El fo rm u lario de la v ig ilia estab lece u na d elica d a co m p arac ió n en tre M aría en la escen a de la V isitac ió n y el arc a de la alian z a en el m o m e n to de ser in tro d u ­ cid a en el sa n tu ario (L e 11,27-28; 1 C rón 15,3-4.1 6 -16 ,2 ). M aría, en la to ta lid a d de su ser, h a sido aso c ia d a a C risto en el m isterio p ascu al (1 C o r 15,54-57). El p ap a P ío X II d efin ió el d o g m a de la A su n ció n de M a ría en cu e rp o y a lm a a los cielo s el 1 de n o v ie m b re de 1950. L a m isa del día ve en M a ría la im ag en de la Ig lesia (A p 11,19; 12 .1-6.10), E sposa de C risto (Sal 44). L a v ic to ria de C risto so b re la m u e rte es ta m b ié n la v ic to ria de M aría (1 C o r 15,20-26), p o rq u e el S eñ o r h a h ec h o m a ra v illa s en ella (L e 1,39-56). L as o rac io n es y el p refac io su b ray an la d im e n sió n ec lesio ló g ica. L a litu rg ia de las h o ­ ras alu d e al p ara lelism o entre la A sce n sió n del S eñ o r y la A su n ció n de M a ría (I V ísp .), a la p a rtic ip a c ió n de to d o s los fieles en la g lo rifi­

P.IV.

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La santificación del tiempo

cación de C risto ( E f 1,16-2,10; lect. de P ío X II), y a las actitu d es de alab an za y de g ratitu d (Is 61,10: L au d es y d iv e rsa s an tífo n as), etc. 3.

F iesta de la V isita ció n d e la V irgen M aría

S ituada el d ía 31 de m ayo, p erm ite cla u su ra r la ce le b ra ció n de este m es en la p ie d ad p o p u la r y se p ro y e c ta ta m b ié n so b re la so lici­ tu d de la V irg en M a ría h a c ia los d isc íp u lo s de Je sú s en el clim a de la C in cu e n ten a pascu al. L a Ig lesia se rec o n o ce en M aría, « p o rtad o ra de D ios» y llen a del E sp íritu (L e 1,39-56), H ija de S ión qu e se e stre­ m e c e de a le g r ía al s a b e r q u e el S e ñ o r e s tá en m e d io d e e lla (S o f 3,14-18), y que deb e aten d er am o ro sam en te a cad a uno de los fieles (R om 12,9-16). L as o rac io n es piden p o d e r p e rc ib ir la p rese n ­ cia del S eñ o r en el S acram en to eu c arístico . La litu rg ia de las h oras, en sus te x to s p ro p io s, v u elv e u n a y o tra v ez so b re la a le g ría de la Ig le s ia a n te la p re s e n c ia del A m ad o (C ant 2,8-14; 8,6-7 y h o m ilía de san B eda: O f. de lectura). L as a n tí­ fonas rep asan el E v an g e lio de la fiesta, y las le ctu ras b rev e s in sisten en la p rese n cia del S eñ o r (J1 2 ,2 7 -3 ,1 ; S ab 7 ,2 7 -2 8 ) y en la a lab a n za de M aría (Jdt 14,7; T o b 12,6). 4.

F iesta de la N ativ id a d de la S a n tísim a V irg en M a ría

El día 8 de se p tie m b re se c e le b ra el n ac im ien to de M aría, la a u ­ ro ra que p rec ed e a la salida del sol (ant. de entrad a). L a litu rg ia de la P alab ra ev o c a los o ríg en e s h u m a n o s de Jesú s en la m a tern id a d v irg i­ nal de M a ría (M t 1,1-16.18-23; y sup ero b lata), cu m p lié n d o se los an u n cio s p ro fé tic o s (M iq 5,2-1). L a se g u n d a lectu ra h ab la de la v o ­ cación de cad a cristian o en C risto. L a litu rg ia de las h o ras se rem o n ­ ta al p ro to ev a n g elio (G én 3,9-20: O f. de lectu ra) p ara re c o rd a r que po r M aría v ino la salv ació n del m u n d o en C risto (serm ó n de san A ndrés de C reta: ib.). L as an tífo n as can tan la g lo ria del n ac im ien to de M aría, m ie n tras las lecturas se refieren a la estirpe del M esías (Is 11,1-3a; R om 9,4-5) y en salzan a la que es m o rad a d e D io s en tre los ho m b res (C an t 6,10; Jdt 13,24.25; A p 21,3). 5.

F iesta de la N u estra S eñ o ra d el P ilar

C e le b ra d a en E sp añ a y en varios p aíses h isp a n o am erica n o s 30, alude desde la an tífo n a de e n tra d a a la co lu m n a d e fu eg o q u e g u iab a a los israelitas en el desierto (S ab 18,3; Ex 13,21-22). L as lectu ras (L e 11,27-28; 1 C ró n 15,3-4.15-16; 16,1-2; H ech 1,12-14) su b ray an

30 C f .

O r tiz G a rc ía ,

A., «Pilar (Virgen del)», en NDM, 1615-1623, etc.

C.24.

Memoria de la Virgen María y de los Santos

283

el sig n ific ad o de la p re se n c ia y de la v en e ra c ió n d e la V irg en M aría en m e d io del p u eb lo cristian o . Las o ra c io n e s y el p re fa c io alu d en a la p ro te c c ió n m a tern al de M a ría en esta ad v o c ac ió n . La litu rg ia de las h o ras u sa b ásic a m e n te los te x to s del C o m ú n de la S an tísim a V irg en , p ero alu d e ta m b ié n a la co lu m n a (E clo 2 4 ,3 -1 5 ; E lo g io del P ilar: O f. d e le ctu ra) y d esta c a an te to d o la fu n ció n p ro ­ te c to r a de M a ría d e s d e su s a n tu a r io (2 C ró n 7 ,1 5 -1 6 : a n t. d e L au d es). II.

CELEBRACIONES DE LOS SANTOS, DE LOS ANGELES Y DE LOS DIFUNTOS

El estu d io de las ce le b ra cio n e s co n c reta s de lo s sa n to s en el c a ­ le n d ario ro m an o g en e ral se lim ita fo rz o sam en te a las so le m n id a d es.

1.

S o lem n id a d de San J o sé

El cu lto de san Jo sé n a c ió en la E d ad M e d ia co m o co n s e c u e n c ia de la d ev o c ió n a la in fan c ia de Jesús. L a fija ció n de la fec h a es p u ­ ram e n te fortuita. L os g ran d e s p ro p ag a d o re s de la d ev o c ió n al C u sto ­ d io del R e d e n to r fu ero n san B e rn ard o y S an ta T e re sa d e Jesús. El p a p a G re g o rio X V elev ó la c e le b ra ció n a fie sta de p re c e p to en 1621. P ío IX en 1870 declaró a san José P atron o de la Ig lesia u n iv e rs a l31. L o s te x to s de la m isa d estac an la a sc e n d e n c ia d a v íd ic a de san Jo sé (2 S am 7 ,4 -5 .1 2 -1 4 .1 6 ), la m isió n q u e le fue c o n fia d a y su co n ­ d ic ió n de ju s to (M t 1,16 .1 8-21 .2 4; o b ien L e 2 ,4 1 -5 1 ) y de crey en te (R om 4 ,1 3 .1 6 -1 8 .2 2 ). L as o rac io n es y el p refac io se refieren a su e n tre g a so lícita y fiel a M a ría y al H ijo d e D io s, y a la p ro tec ció n so b re to d a la fam ilia cristian a . L a litu rg ia d e las h o ras e n m arca al san to en la h isto ria de la salv ació n (H eb 11.1-16: O f. d e lectu ra) y re p a sa las referen c ias b íb lica s a su p e rso n a y a su m isió n , m ie n tras p o n e de reliev e la g ra n d e z a de su serv icio (C o l 3 ,2 3 -2 4 ; 2 S am 7,2829; P rov 2 ,7-8; S erm ó n de san B e m a rd in o : O f. de lectu ra).

2.

S o lem n id a d d el N a cim ien to de S an J u a n B a u tista

Se c e le b ra seis m e ses an tes del N a c im ie n to d e Je su cristo , seg ú n el d ato de L e 1,36, y tre s m e ses d esp u és de la so le m n id a d de la A n u n cia ció n (cf. Le 1,56). L a ce le b ra ció n a p a rece y a en el sig lo iv y 11 Cf. F i o r e s , S. d e , «José», en NDM, 988-1011; S t r a m a r e , T., San Giuseppe nella sacra Scrittura, nella teología e nel culto (Roma 1983), etc.

284

P.IV.

La santificación del tiempo

está atestig u ad a en to d o s los lib ro s litú rg ico s o cc id e n tales 32. L a ce­ leb ración c u e n ta co n u na m isa de la vig ilia, en la q u e se lee el an u n ­ cio del ángel a Z ac aría s (L e 1,5-17) y la p ro fe cía re la tiv a a la v o ca­ ción del P re cu rso r (Jer 1,4-10), p ara b en e ficio de los fieles (1 Pe 1,812). L as o rac io n es rec u erd an q u e Juan era la v o z que an u n ció la lleg ad a del S alvador. L a m isa del d ía se cen tra en el n acim ien to (Le 1,57-66.80) y en la m isió n de Ju an de cara a Israel (H ech 13,2226) y a las n ac io n e s (Is 4 9,1 -6 ). El p refacio p o n e de reliev e la re la ­ ción en tre el B a u tista y el au to r del B au tism o , en tre el p ro fe ta y el C o rd ero de D ios. L a litu rg ia de las h o ras p ro p o n e u n a serie de te x to s del A n tig u o y del N u e v o T estam e n to en los qu e ap a rece la fig u ra del B a u tista (H ech 13,23-25; M al 3 ,23 -24 ; Is 49,1; 49 ,5 -6 ; 4 9 ,7 ), d estac an d o el de su v o cació n (Jer 1,4-10.17-19: O f. de lectura), al que ac o m p a ñ a un serm ó n de san A gu stín .

3.

S o lem n id a d de lo s S an to s A p ó sto les P ed ro y P a b lo

L a ce le b ra ció n c o n ju n ta de los A p ó sto le s a cu y o s n o m b res está u n id a la S ede de R o m a p ro v ien e p o sib lem e n te del cu lto qu e rec ib ie­ ron en las ca ta cu m b a s de san S eb astián , ju n to a la V ía A p ia, d o n d e estu v iero n sep u lta d o s d u ran te alg ún tiem p o 33. L a Ig lesia celeb ra en am bos A p ó sto les no sólo la g lo ria de su m artirio , sino ta m b ié n el m isterio de su v o ca ció n ap o stó lica, u n o h ac ia Israel y el otro h ac ia los g en tiles (p refacio ). E n efecto, tan to en la m isa de la v ig ilia co m o en la del d ía se rec u erd a su te stim o n io h asta la san g re (H ech 12,111: 1.a lect. del día; Jn 2 1,1 5 -1 9 : Ev. de la v igilia; 2 T im 4 ,6 -8 .1 7 18: 2.a lect. del día) y se ev o c a la m isió n de am b o s (M t 16,13-19: evang. del día; G ál 1,11-20: 2.a lect. vig ilia), q ue o fre cie ro n la sa lv a­ ció n en el n o m b re de Je sú s (H ech 3,1-10: 1.a lect. v ig ilia). U n o y o tro son fu n d am e n to de la fe cristian a y m o tiv o de aleg ría p ara to d a la Iglesia (o racio n es). L a litu rg ia de las h o ras tien e co m o tex to cu m b re el p asaje del en cu en tro de P ed ro y de P ablo en Je ru sa lé n (G ál 1,15-2,10: Of. de lectura), seg u id o del serm ó n de san A g u stín sob re el m artirio de los d o s apóstoles. L as d em ás le ctu ras, los re sp o n so rio s y las an tífo n as fo rm an u na e x tra o rd in a ria serie de te x to s n e o testam e n tario s alu siv o s 32 Cf. P a s c h e r , J., op. cit., 600-613; de san Juan Bautista se celebra también el martirio el 29 de agosto: cf. ib., 613-617. 33 Cf. J o u n e l , P., «La solemnité des apotres Pierre et Paul selon la liturgie rénovée», en VV.AA., Mélanges liturgiques offerts au P. B. Botte (Louvain 1972), 245258; S a x e r , V. «Pedro Apóstol», en DPAC 2, 1731-1734, etc.

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Memoria de la Virgen María y de los Santos

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ta n to a las v iv e n cia s m ás p ro fu n d a s de c a d a ap ó sto l, esp ec ialm en te de san P ab lo , co m o a la m isió n ap o stó lica.

4.

S o lem n id a d de S a n tia g o A p ó sto l, P atro n o de E spañ a

La trad ició n c ristian a ha señ alad o E sp añ a co m o el lu g a r de la p re d ic a c ió n de S a n tia g o , el h ijo de Z e b e d e o y h erm a n o de Ju an E v a n g e lista (cf. M t 4 ,2 1 ; M e 15,40, etc.), el p rim e ro en b e b e r el cá liz del S eñ o r (p refacio ; cf. H ech 12,2). H ac ia el añ o 830 el o b isp o T e o d o m iro de Iria d escu b rió en C o m p o stela su se p u lcro , in ic iá n d o se d esd e ese m o m e n to las p erg rin ac io n e s q u e tan to au g e tu v ie ro n en la E d ad M edia. L a fiesta d el 25 de ju lio , se ñ ala d a en el M a rtiro lo g io R o m an o co m o el d ía de la traslac ió n de las reliq u ias d e S an tiag o de Je ru sa lé n a E spaña, ap a rece y a en los sa c ra m é n ta n o s del sig lo vm co m o m e m o ria del a p ó s to l34. La fiesta tien e el m á x im o ran g o litúr­ g ico en to d a la n ac ió n esp añ o la, siend o ad e m á s de p recep to . La litu rg ia de la M isa y del O ficio co n tem p lan , p o r u na p arte, el m a rtirio del apó sto l y p o r o tra su p a tro c in io so b re E sp añ a. El E v an ­ g elio e v o c a el ep iso d io del d iálo g o de la m a d re d e los Z eb e d eo s co n Jesú s (M t 2 0 ,2 0 -2 8 ), m ie n tras las o tras d o s lectu ras se refieren al m a rtirio de S an tiag o (H e ch 4,33 ; 5 ,1 2 .2 7 -3 3 ; 12,1) y a su sig n ific ad o (2 C o r 4 ,7 -1 5 ). L as lectu ras b íb lica s del O ficio alu d en a la m isió n ev a n g eliza d o ra de los A p ó sto le s (1 C o r 4 ,1 5 ; 1,18-2,5) y a la fundam e n tac ió n de la Iglesia en ello s ( E f 2,1 9 -2 2 ; 4 ,1 1 -1 3 ). L a h o m ilía p atrístic a de san Ju an C risó sto m o c o m e n ta el E v an g e lio de la M isa. L as an tífo n as rec o g en v iejo s tex to s de g lo rifica ció n del P atro n o de E spaña.

5.

S o lem n id a d de T o d o s los S a n to s

E sta fiesta tien e su o rig en en la d ed ica ció n del P an teó n de R o m a el año 610 a la S an tísim a V irg en y a to d o s los m ártires. L a fijació n de la fec h a el 1 de n o v ie m b re se p ro d u jo en el sig lo ix, ex te n d ié n d o ­ se p o r to d o O c c id e n te b a jo el p o n tific a d o de G re g o rio IV (8 2 7 844) 35. L a so le m n id a d co n m em o ra a la m u c h ed u m b re « q u e nadie p u ed e c o n ta r» (A p 7 ,2 -4 .9 -1 4 ), a s a m b le a de la Je ru sa lé n celeste (p refacio), h erm a n o s e in terceso res (co lecta), en los q u e se h icie­ 34 Cf. P e r e z d e U r b e l , J., «Orígenes del culto de Santiago en España», en Hispania Sacra 5 (1952), 1-31, etc. 35 Cf. P a s c h e r , J . , op. cit., 760-771, etc.

P.JV.

286

La santificación del tiempo

ro n realid ad las b ie n av e n tu ra n za s (M t 5,1-12) y ah o ra ven a D ios (1 Jn 3,1-3). La litu rg ia de las ho ras can ta al solo S anto en tre T o d o s los S a n ­ tos, invitando en antífo n as, lectu ras y resp o n so rio s a c o n tem p lar la ciu d ad fu tu ra y a im itar a los q ue ya la h ab itan (A p 5 ,1-14; san B ern ard o ; E f 1,17-18, etc.). Los salm os co n stitu y e n ta m b ié n u n a m e ­ d itació n sobre la g lo ria de la Je ru sa lé n celeste.

6.

F iesta d e ios S an tos A rcá n g eles M igu el, G a b rie l y R a fa el

El actual cale n d ario litú rg ico h a reu n id o en un m ism o día, el 29 de sep tiem b re, las fiestas de los S an to s A rcán g eles. T am b ién hay que te n er en cu e n ta la m em o ria o b lig a to ria de los S an to s A n g eles C u sto d io s el d ía 2 de octubre. El fu n d am e n to de estas ce le b ra cio n e s se en c u en tra en las referen c ias de la S ag rad a E scritu ra a cad a u n o de los arc án g eles y al ángel custo d io . El cu lto a los án g eles co m en zó en O rien te, p ero m u y p ro n to se ex ten d ió en O ccid en te. E l de san M i­ guel a fin ales del siglo v, con o ca sió n de la d e d ica ció n d el san tu ario le v an tad o en el M o n te G arg an o en Italia. El de san G ab riel y el de san R afael d esd e el siglo x , sien d o in tro d u cid o s p o r B e n ed icto X V en el cale n d ario ro m an o en 1921. L a fiesta del A n g el de la G u ard a, co m o cele b ra ció n in d ep en d ien te, se co n o c e en E sp añ a en el sig lo x v , siendo ex ten d id a a to d a la Iglesia latina en 1670 36. L as m isas del 29 de se p tie m b re y del 2 de o ctu b re se ap o y an an te to d o en los te x to s b íb lico s (Jn 1,47-51; D an 7 ,9 -1 0 .1 3 -1 4 y A p 12,712: día 29; M t 18,1-5.10; Ex 2 3 ,2 0 -2 3 : d ía 2 de o ctu b re). El p refac io y las o rac io n es se fijan en la creació n de los án g eles, o b je to de la c o m p lac en c ia d iv in a, y en la asiste n c ia y p ro tec ció n so b re los h o m ­ bres. L a litu rg ia de las ho ras rec o g e te x to s b íb lico s alu siv o s a los á n g eles, desde salm o s pro p io s (el 8, 96, 102 y 137) h a s ta la le ctu ra de A p 12,1-17 (O f. de lectura) con la h o m ilía de san G re g o rio M ag ­ no sobre el sig n ific ad o de la p a la b ra « án g el» (d ía 2 9) y el serm ó n de san B ern ard o co m en ta n d o el Sal 90 (d ía 2). Im p o rtan te el cán tico de las II V ísp e ra s (C ol 1,12-20), que p ro c la m a el señ o río de C risto so­ bre las criaturas: « ce lestes y te rrestre s, visib les e in v isib les, T ro n o s, D o m in a cio n e s, P rin cip ad o s, P o testad es» . 36 Cf.

P

a scher

, J .,

op. cit., 740-760, etc.

C.24. 7.

Memoria de la Virgen María y de los Santos

287

C o n m em o ra c ió n d e T o d o s lo s F ieles D ifu n to s

E n el S antoral o c u p a un p u esto rele v an te la c e le b ra ció n del d ía 2 de n o v ie m b re en re c u e rd o de to d o s los d ifu n to s. La p ro x im id a d co n la so le m n id a d de T o d o s los S an to s c o n trib u y e a ilu m in ar el final de la e x iste n c ia c ristia n a co n la luz e sp eran z ad o ra qu e b ro ta de la P as­ cu a del S eñor. La c o n m e m o ra c ió n del d ía 2 de n o v ie m b re se rem o n ­ ta a u n a d isp o sic ió n de san O d iló n de C lu n y , en el año 998. L a litu r­ g ia ro m a n a in tro d u jo la c o n m em o rac ió n en el siglo x iv . A cau sa de la a n tig u a práctica, o rig in a ria de E spañ a, de ce le b ra r tres m isas el d ía 2 de n o v ie m b re, e x ten d id a a to d a la Ig lesia p o r el p ap a B en ed ic­ to X V en 1915, el M isal R o m an o o fre ce tres fo rm u lario s p ara este día. Sin em b arg o , las le ctu ras han de to m a rse de las q u e tien e el L ec cio n a rio p ara la litu rg ia exeq uial. L a litu rg ia de las h o ra s se b asa en el O ficio de D ifu n to s qu e se e n c u e n tra en el C o m ú n . N o o b stan te c o n tien e u n a le ctu ra p atrística p ro p ia, to m a d a de san A m b ro sio , qu e co m en ta el tex to de F lp 1,21: « P ara m í, la v id a es C risto , y u n a g an a n cia el m orir».

2.a SECCION: LA LITURGIA DE LAS HORAS C a p ít u lo X X V

HISTORIA Y TEOLOGIA DEL OFICIO DIVINO El Oficio divino, desde la antigua tradición cristiana, está organizado de tal modo que el curso entero del día y de la noche está consagrado a la alabanza a Dios (SC 84). La Iglesia, recitando el Oficio divino, alaba a Dios sin interrupción e intercede por la salvación del mundo entero (SC 83). BIBLIOGRAFIA B r o u e l l i , F. (dir.), Liturgia delle ore. Tempo e rito (BELS 75, Roma 1994); C a s s i e n , Mons. et AA.AA., La priére des heures (Paris 1963); C u v a , A., La liturgia delle ore. Note teologiche e spirituali (Roma 1975); D e l l ’ O r o , F., Liturgia delle ore. Documenti ujficiali e studi (Leumann-Torino 1972); G u i v e r , G., La compagnia delle voci. Liturgia delle ore e popolo di Dio nelVesperienza storica delTecumene cristiana (Milano 1991); L ó p e z M a r t í n , i., La oración de las Horas. Historia, teología y pastoral del Oficio Divino (Salamanca 1984), 19-137; M a r t i m o r t , A. G., «La ora­ ción de las Horas», en M a r t i m o r t , 1047-1173; P i n e l l , J., Liturgia delle ore, Anamnesis 5 (Genova 1990); R a f f a , V., La liturgia delle ore. Presentazione storica, teológica e pastorale (Milano 1990); R i g h e t t i 1, 10781172; T a f t , R., La liturgia delle ore in Oriente e in Occidente (Cinisello B. 1988); VV.AA., La preghiera della Chiesa (Bologna 1974); VV.AA., «Li­ turgia de las Horas», en B o r o b i o 3, 283-524; y EL 85/4-6 (1971); LJ 29/1 (1979); LMD 64 (1960); 105 (1971); 135 (1978); RL 64/3 (1975); RivPL 3 (1971); Seminarium 24 (1972).

L a 2.a se cc ió n de esta p arte del m a n u al trata de la sa n tifica ció n de las h o ras del d ía p o r m e d io del O ficio d ivin o . E ste ca p ítu lo , el p rim e ro d ed ica d o a la litu rg ia de las horas, estu d ia la n a tu ra le z a y la fin alid ad de esta acció n litú rg ica, en u n a p e rsp e c tiv a h istó ric a y te o ­ lógica. 1. DEL «BREVIARIO» A LA «LITURGIA DE LAS HORAS» L a litu rg ia de las h o ras ha rec ib id o v ario s n o m b res en la h isto ria. El m ás d ifu n d id o h a sido el de B rev ia rio L B rev ia rio sig n ific ab a 1 Breviarium Romanum ex Decreto Sacrosancti Concilii Tridentini restitutum Summorum Pontificum cura recognitum, 1-4 (Ed. quinta post typicam, Typis Polyglot­ tis Vaticanis 1956).

P.IV

290

La santificación del tiempo

reunión en un solo v olum en, p ara fac ilita r el rezo in d iv id u al, de to­ dos los elem e n to s n ec esario s p ara ce le b ra r el O ficio d iv in o co m o salm os, lectu ras, him nos, etc., rep a rtid o s en d iv e rso s libros. P ero aquel no m b re en tra ñ ab a u n a m e n talid ad p riv a tiz a d o ra y re d u c c io n is­ ta de la p le g aria eclesial que era p rec iso co rregir. D espués del V atican o II h an rec u p erad o su sig n ific ad o las e x p re ­ siones O ficio d ivin o y litu rg ia d e las ho ra s 2. « O ficio » q u iere d ecir servicio cultual y ac ció n litú rg ica, y « d iv in o » in d ica en h o n o r de quién se rea liza la ce leb ració n , D io s m ism o. E sta ex p re sió n es eq u i­ v alente a la de « o b ra de D io s» (op u s D ei), según la ex p re sió n d e san B enito: « N ad a se an tep o n g a a la o b ra de D ios» (R eg la 4 3 ,3 ). E l se­ gundo nom bre alu d e a la p le g a ria eclesial d istrib u id a seg ú n las h o ras del día. En este sen tid o el O ficio d iv in o es v e rd a d era litu rg ia, ejercic io del sacerd o cio de Je su cristo p ara la san tifica ció n de lo s h o m b res y el culto a D ios (cf. SC 7), y, co n sec u en te m en te, ce le b ra c ió n de to d a la Iglesia, o sea, o ració n de C risto co n su C u erp o eclesial al P ad re (cf. SC 84). P or este m o tiv o se h a de p re fe rir sie m p re la ce le b ra ció n com un itaria, co n a siste n cia y p artic ip a c ió n ac tiv a de los fieles, a la recitació n in d iv id u al y casi p riv a d a (cf. S C 2 6 - 2 7 ) 3. II.

ANTECEDENTES DE LA ORACION DE LAS HORAS

El orig en de la litu rg ia de las ho ras h ay que b u sc arlo en la o ra ­ ción de Jesú s y de las co m u n id ad e s p rim itiv as, q ue o b se rv a b an los ritm os de la p le g aria ju d ía .

1.

La p leg a ria ju d ía en la ép o ca del N u ev o T e sta m e n to

«Jesús n ació en un pueb lo que sabía orar» 4, en el seno de una fam ilia p ia d o sa que o b se rv a b a co n am o r y fid elid ad los p rec ep to s 2 Ojficium Divinum ex decreto Sacrosancti Oecumemci Concilu Vatwam II instauratum auctoritate Pauli PP VI promulgatum, Liturgia Horarum mxta Ritum Roma­ num, 1-4 (Ed typica, Typis Polyglottis Vaticanis 1971-1972, Ed typica altera 198688). Edición oficial española Oficio Divino reformado por mandato del Concilio Vaticano II y promulgado por S S el Papa Pablo VI Edición típica aprobada por la Conferencia Episcopal Española y confirmada p o r la Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino, Liturgia de las Horas según el Rito Romano, 1-4 (Coeditores Litúrgicos 1979-1981). En la cabecera del primer volumen se encuentran la Const Apost. de Pablo VI LaudisCanticum, de 1-X I-1970, y la Ordenación general de la Liturgia de las Horas (= OGLH) 3 Cf. OGLH 20-32 4 J e r e m í a s , J , Abba El mensaje central del Nuevo Testamento (Salamanca 1981), 75.

C.25.

Historia y teología del Oficio divino

291

del S eñ o r (cf. Le 2 ,2 1 .2 2 -2 4 , etc.). E n un m u n d o p o liteísta, que d es­ p re c ia b a la o ració n c o m o ab su rd a e inútil, y que red u jo la relig ió n a u n c o n ju n to de p rác tica s sa n g rie n ta s y o b sc en a s, Je sú s p articip a b a en la p le g a ria del p u eb lo in stru id o en la o ració n p o r D io s m ism o a tra­ v és de la rev e lac ió n b íb lica 5. L a p rá c tic a ju d ía de la p le g aria c o m p re n d ía tres m o m e n to s de o rac ió n al día: al c a er la tarde, al a m a n e c e r y al m e d io d ía (cf. Sal 54,18; D an 6,10). D e esto s m o m e n to s, do s estab an u n id o s a los sa­ crific io s llam ad o s p erp e tu o s, q ue se o fre c ía n to d o s los d ías en el T em p lo (cf. N ú m 28,2 -8 ). D e este m o d o el sa crificio e ra sa n tifica d o p o r la oració n . A l ac o starse y al le v an ta rse se rec itab a el S h em á Yisra e l (E scu c h a, Israel), la p ro fe sió n de fe en el D io s ú n ic o (cf. D t 6 ,4-9; D t 11,13-21 y N ú m 15,37-41). Je sú s m ism o lo rec itab a (cf. M e 12,29-30). A l m e d io d ía se d ecían las b e n d icio n e s de la Thephillah. E sta p le g aria p erte n e c ía al culto de la sinago g a. L a litu rg ia ju d ía c o n te n ía ad e m á s una am p lia v arie d ad d e h im ­ n o s, sa lm o s y o rac io n es p ara las fiestas, las p ere g rin a cio n es al T e m ­ p lo y la litu rg ia d o m é stic a, en la que d estac ab a n la b en d ició n al caer la tard e (lu c e m a rio ) y la acció n de g rac ias de la cena. E n este am ­ b ie n te d e o ra c ió n v iv ió Jesú s, d e m o d o q u e « la a la b a n z a a D io s re­ so n ó en el co ra zó n de C risto co n p a lab ras h u m a n as de ad o ració n , p ro p ic ia c ió n e in te rcesió n » (O G L H 3).

2.

L a ora ció n de J esú s

« C risto Jesú s, al to m a r la n atu ra lez a h u m a n a, in tro d u jo en éste ex ilio te rren o aquel h im n o que se can ta p e rp e tu a m e n te en las m o ra­ d as ce le stia les» (O G L H 3; cf. SC 83). L a o ració n de Jesú s en su v id a te rre n a fue la ex p resió n del co lo q u io etern o del V erb o co n el P adre en el E sp íritu S anto, y el an u n c io de la m e d iac ió n sacerd o tal que co n tin ú a ahora en los cielo s 6. P ero Jesú s en señ ó ta m b ié n có m o se h a de orar, con su te stim o n io y con en señ a n zas ex p lícitas, en tre las q u e se destacan : a) la p u reza 5 C f supra n 1 del capítulo X. Sobre la piegana judía cf B e n C h o r i n S h , Le Judaisme enpriére La liturgie de la synagogue (París 1984), H e i n f m a n n , J , L apriere ju ive Anthologie (Lyon 1984), H r u b y , K., «Les heures de priére dans le Judaisme á l’époque de Jésus», en C a s s i f n , Mons et AA AA , op. c i t , 59-84, M a n n s , F , La priére d 'Israel á l ’heure de Jés us (Jerusalem 1986), S a n t e , C. di, La preghiera d'lsraele Alie ongim della liturgia cristiana (Casale M 1985), y QL 52/2, etc 6 Véanse las síntesis de OGLH 4 y de Cat 2599-2622, c f A r o n , R , Asi rezaba Jesús de niño (Bilbao 1988), D u p o n t , J., «Jesús y la oración litúrgica», en VV AA , El Oficio Divino hoy (Barcelona 1969), 27-74, H a m m a n , A., La oración (Barcelona 1967), 68-175, K o u l o m z i n f , N , «La priére du Chnst au Pére», en T r i a c c a , A. M -Pis t o i a , A. (dir.), Le Christ dans la liturgie (BELS 20, Roma 1981), 131-142, etc.

292

P.IV.

La santificación del tiempo

de la in te n ció n (cf. M t 6,5 -6 ; M e 12,38-40); b) la u n ió n de la m en te co n la voz, p a ra n o ca er en el re p ro c h e te rrib le d e Is 2 9,13 (cf. M t 15,8 y par.); y c) la co n fia n za en el P adre (cf. M t 6 ,7 -8 .2 5 -3 2 ; Le 12,22-30). O tras e n señ a n zas a fe cta n a la n ec esid ad de la o rac ió n (cf. Le 22,40; 6,28 p ar.), a la o rac ió n en su n o m b re (cf. Jn 14,13-14), a la o ración de p etició n (cf. M t 5 ,4 4 ;7 ,7 ), a la h u m ild ad (cf. L e 18,914) y a la p erse v e ra n c ia (cf. 11,5-13). P ero la en señ a n za m á s o rig in a l e im p o rta n te es la q u e se refiere al co n ten id o m ism o de la o ració n . E ste co n ten id o se co n d e n sa en u n a palabra: ¡Abba, P adre!, e x p re sió n de la rela ció n filial a títu lo ún ico en tre el H ijo Je su cristo y el P adre. L a re v e la c ió n de esta re la ­ ció n fue se g u id a de la d o n ac ió n del E sp íritu S anto, q u e h ace p o sib le la filiació n d iv in a ad o p tiv a y el q ue to d o s los d isc íp u lo s de Jesú s pued an in v o c ar a D ios. P or eso el P ad ren u e stro es el m o d elo su p re­ m o de la o ració n c ristia n a (cf. Le 11,1-4) 7. L a D id a c h é , a fin ales del sig lo I, es te stig o de la su stitu ció n del S h em á po r el P ad ren u e stro en los círc u lo s ju d e o c ristia n o s, ta m b ié n tres v eces al d ía 8.

3.

L a p leg a ria en la Ig lesia p rim itiv a

L os A p ó sto le s, in stru id o s p o r el S eñ o r d esp u és de la resu rre cc ió n (cf. H ech 1,3), e n señ a ro n ta m b ié n a o ra r y o rg an iz aro n en el E sp íritu de Jesú s la oració n de las p rim e ra s co m u n id ad e s cristian a s 9. D esde los p rim e ro s m o m e n to s la « p e rse v e ra n c ia en las o rac io n es» fue una ca ra c te rístic a d e la c o m u n id a d q u e su rg ió de P en te co stés (cf. H ech 2 ,42 ). A l igual q u e Jesú s, los p rim e ro s cristian o s ac u d ía n al T em p lo y a la sin a g o g a, au n q u e lu eg o c e le b ra b a n la « fra cc ió n del p an » en sus casas (cf. H ech 2 ,46-47). O b serv ab a n la co stu m b re de rez ar p ri­ v a d a m e n te o en co m ú n en la esta n c ia p rin cip al, a ciertas h o ras del d ía y aun de la n o ch e (cf. H ech 12,12; 16,25). L a o ració n se d irig ía o rd in aria m en te al P ad re celestial. P ero con el p aso del tie m p o se ac rece n tó en la c o m u n id ad eclesial la co n c ie n ­ cia de q u e Je sú s no sólo es m e d ia d o r y « lu g ar» ú n ico p ara a d o ra r al P adre en el E sp íritu y la v erd ad (cf. Jn 2 ,19-22; 4 ,2 3 -2 4 ), sin o ta m ­

7 Cf. Cat 2759, 2765-2766, etc. 8 Didaché 8,3, en Ruiz B u e n o , d. (ed.), Padres Apostólicos (BAC 65, Madrid 1967). 85. 9 Véanse OGLG 5 y Cat 2623-2649. También C a s s i e n , Mons., «La priére dans le N.T.», en Id. et AA.AA., op. cit., 17-42; C h i r a t , H., La asamblea cristiana en tiempo de los Apóstoles (Madrid 1968); H a m m a n , A., op. cit., 176-436, etc.

C.25.

Historia y teología del Oficio divino

293

b ién té rm in o de la o rac ió n cristiana. E je m p lo de esto son las d o x o lo gías 10, las b en d icio n e s al P adre por la o b ra rea liza d a en C risto 11, y los h im n o s cristo ló g ico s 12.

III.

LA LITURGIA DE LAS HORAS EN LA HISTORIA

L a h isto ria del O ficio d iv in o sig n ific a la p erse cu c ió n , a lo la rg o de los siglos, del ideal: «E s necesario o ra r siem p re» (L e 18,1) 13.

1.

L os p rim ero s in ten to s d e o rg a n iz a ció n (ss. I-V )

L os p rim e ro s sig lo s cristian o s o fre ce n m u y p o ca in fo rm ació n so ­ b re la o rac ió n a ciertas horas. A p artir del siglo m los te stim o n io s son ca d a v ez m á s a b u n d a n te s y m e n cio n a n , ju n to a los o ficio s m a tu ­ tin o y v esp ertin o , sin d u d a co m u n ita rio s, las ho ras tercia, sex ta y non a, « fija s y d eterm in a d as» en rec u erd o de la SS. T rin id a d y en m e m o ria de los m o m e n to s de la p asió n de C risto y d e alg u n o s aco n ­ te cim ien to s n arrad o s en los H ech o s de los A p ó sto les ,4. L a e ta p a q u e sig u ió a la p a z de C o n s ta n tin o fa v o re c ió ta m b ié n el d e s a rro llo del O fic io d iv in o . D o s fu e ro n lo s m o d e lo s q u e se o rg a n iz a ro n : el m o d e lo e c le s ia l — c a te d ra l y p a r r o q u ia l— y el m o d e lo m o n á stic o . E l p rim e ro se c e n tra b a so b re to d o en la s c e le ­ b ra c io n e s de la m a ñ a n a y de la ta rd e , es d ec ir, en lo s la u d es y las v ísp e ra s p re s id id a s p o r el o b isp o o p o r un p re sb íte ro , co n a s is te n ­ cia del c le ro y del p u eb lo . E l se g u n d o e s ta b a m a rc a d o , en ca m b io , p o r el d e se o de d e d ic a r el m a y o r tie m p o p o s ib le d e la jo m a d a a la p le g a ria , sig u ie n d o los c o n s e jo s e v a n g é lic o s y b u sc a n d o el e q u ili­ b rio e n tre la o ra c ió n y el tra b a jo . A sí se in tro d u je ro n , ju n to a la u ­ des y v ísp e ra s y las h o ra s in te rm e d ia s, p rim a , c o m p le ta s y las v i­ 10 Cf. B r e c k , J., «Les formules trinitaires dans le N.T.», en T r i a c c a , A. M . - P i s t o i a , A. (dir), Trinité et liturgie (BELS 32, Roma 1984), 37-50; F e d e r i c i , T., «Doxología», en DTDC, 355-363. 11 Cf. M a i d o n a d o , L., La plegaria eucarística (BAC 273, Madrid 1967), 280-309. 12 Cf. OGLH 43; B o i s m a r d , M. E., Quatre hymnes baptismales dans la l épitre de Fierre (Paris 1961), etc. 13 Además de los títulos citados al principio, cf. A l d a z a b a l , J., et AA.AA., Litur­ gia de las Horas. Veinte siglos de historia («Dossiers del CPL» 36, Barcelona 1988); B a u m e r , S., Histoire du Bréviaire, 1-2 (Rome 1905; reimpr. 1967); S a l m ó n , P., L Of­ fice divin. Histoire de la form ation du Bréviaire (Paris 1959); I d ., «La Oración de las Horas», en M a r t i m o r t , ed. de 1967, 855-955, etc. 14 Cf. P i n e l l , J., «El número sagrado de las horas del Oficio», en VV.AA., Miscellanea litúrgica card G. Lercaro, 2 (Roma 1967), 887-934; R a f f a , V., «L’orario di preghiera neU’Ufficio divino», en EL 80 (1966), 97-140, etc.

P.IV.

294

La santificación del tiempo

g ilia s n o c tu rn a s l5. F in a lm e n te , la o rd e n a c ió n m o n á s iic a c o n fig u ­ ró el O fic io de las ig le sia s l6.

3.

D el O ficio co m p leto y so lem n e al O ficio p rivad o (ss. V I-X V )

En los sig lo s v i - i x el O ficio d iv in o era la o rac ió n de la Ig lesia local, clero y p ueblo. C u an d o to d a v ía no se h ab ía g en e raliz ad o la cele b ra ció n d iaria de la eucaristía, las h o ras del O ficio co n stitu ían la sa n tificació n de los días en tre sem ana. Se p ro d u jo e n to n ce s u n a g ran creació n de e lem e n to s no b íb lico s del O ficio: an tífo n as, h im n o s, re s­ p o n so rio s y o rac io n es, p ara lela a la que te n ía lu g a r en la M isa y en los sa cram en to s 17. Sin em bargo, cu a n d o al final de esta ép o ca se im p u so p o r ley la ce le b ra ció n coral de to d o el O ficio , se in iciaro n los p rim e ro s sín to m as de la d ecad en cia, an te la d ific u ltad que su p o n ía p ara el clero d ed ica d o a la cura de alm as. P o r o tra p arte, el O ficio ro m an o , o rig in a lm en te m uy sobrio, se fue co m p lic an d o ca d a d ía m ás h asta req u e rir n u m e ro so s libros para su ce leb ració n . L a so lu ció n p rac tica d a en la ca p illa del p alac io de L etrán, en R o m a, de u sa r u n a ab rev iació n de los libros litú rg ico s em p lea d o s en la b asílica, fue im itad a en otros lugares. El B rev ia rio de la C uria R om ana, a d o p tad o p o r san F ran cisco en 1223, se d ifu n d ió p o r to d a E u ro p a 18. P ero la v en taja real del libro litúrgico ú nico trajo co n sig o el in c o n v en ie n te de la in tro d u cció n de la rec itac ió n p riv ad a. L o que en un p rin cip io fue ex cepción, se conv irtió en norm a. E n el sig lo x v , co m o c o n se c u e n c ia de la d evo tio m oderna, se ac en tu ó en la esp iri­ tu a lid a d sa ce rd o ta l la o rien tació n in tim ista y su b jetiv a, ten d en te a h a c e r de la m ism a M isa y del O ficio el c u m p lim ien to de un a o b lig a­ ció n perso n al. N i siq u iera las ó rd en es y c o n g re g acio n es relig io sas q u e se fu n d aro n a p a rtir del siglo x v i ten ían y a el O ficio d iv in o co ­ m o oració n co m ú n . P o r o tra parte, la in tro d u c ció n de v ig ilias, o cta­ 15 En una semana lo distribuía la Regla de san Benito: cf. C o l o m b a s , G. M . - A r a n I. (ed.), La Regla de san Benito (BAC 406, Madrid 1993), 320-371; R o u i l l a r d , P h ., «Priére et communauté dans la Régle de S. Benoit», en Not 167 (1980), 309-318, etc. 16 Cf. Luikx, B., «L’influence des moines sur F office paroissial», en LMD 51 (1950), 55-81. 17 Para el Rito Romano cf. D r e v e s , G. M . - B l u m e ,* C. (ed.), Analecta Hymnica M ediiAevi, 1-55 (New York 1961); H e s b e r t , R. J.. Corpus Antiphonalium Officii, 1-6 (REDFM 7-12, Roma 1963-1979), etc. ( 18 El ejemplar más antiguo, conocido como «Breviario de Santa Clara», se titula así: Incipit ordo et officium breviarii romanae ecclesiae Curiae, quem consuevimus observare tempore Innocentii tertiipapae et aliorum pontificum, en C h o l a t , A. (ed.), Le Bréviaire de Sainte Claire (Paris 1904). Cf. A b a t e , G., «II primitivo Breviario francescano (1224-1227)», en Miscellanea Francescana 60 (1960), 47-240, etc.

g u re n ,

C.25.

Historia y teología del Oficio divino

295

v as, co n m e m o ra c io n e s y o ficio s do b les y sem id o b le s c o m p lic ó aú n m ás la ce le b ra ció n del O ficio.

4.

In ten to s d e ren o v a ció n (ss. X V I-X X )

Se h a c ía n ec esaria u n a refo rm a del O ficio . P ero fra casaro n v ario s in tentos. El p rim e ro el del card en al Q u iñ ó n ez , q u e trató d e d ev o lv er el O fic io a su p u re z a p rim itiv a , y d io lu g a r a un lib ro , im p re so en 1535 y ad o p tad o p o r P aulo III p ara uso de q u ien es, o b lig a d o s al rezo del O ficio , no p u d ie ra n a c u d ir a coro. Sin em b arg o , el libro fue d esau to riz ad o p o r el p ap a P au lo IV en 1558 ,9. O tro in ten to im p o r­ tan te fue llev ad o a cab o p o r los T eatin o s, con el p a tro c in io del p ro ­ p io P apa, pero la m u e rte de éste im p id ió la rea lizació n del trab ajo . El C o n c ilio de T re n to p ro y ec tó ta m b ié n la refo rm a del B rev iario , a u n q u e co rresp o n d ió al p ap a S an P ío V p ro m u lg a r la n u ev a ed ició n en 1568. P ero de n u ev o el S antoral in v a d ió el ciclo del S eñor, im p i­ d ien d o la u tiliza ció n del S alterio seg ú n la an tig u a o rd en a ció n ro m a ­ na. C asi cu a tro sig lo s d esp u és, en 1911, san Pío X llev ó a cab o una re fo rm a alig eran d o las ho ras, in tro d u c ien d o ca n to s b íb lico s en lau ­ d es y rec u rrien d o al o ficio m ix to — los salm o s de la feria y el resto del p ro p io o del C o m ú n de los S an to s— p ara e v ita r la a c u m u la ció n de oficios. En 1945 se d ifu n d ió u na n u ev a v ersió n latin a del S alterio , rea liza d a p o r el P. In stitu to B íblico de R om a. F in alm en te el C o n c ilio V atica n o II p la n teó u n a refo rm a glo b al de la litu rg ia de las horas. E ntre sus o b je tiv o s fig u rab an la recu p eració n de la « v erd a d de las h o ras» en o rden a sa n tifica r el cu rso en tero del d ía y de la n oche, la a d e cu a ció n de la ce le b ra ció n a la ép o c a actual y la p articip a ció n de los fieles en el O ficio d iv in o (cf. SC cap. I V ) 20.

IV.

TEOLOGÍA Y ESPIRITUALIDAD DE LA LITURGIA DE LAS HORAS

U no de los asp ecto s m á s p o sitiv o s de la refo rm a p o stc o n c ilia r de la litu rg ia de las h o ras h a sido la p ro fu n d a b ase te o ló g ic a qu e se h a p ro p u esto co m o fu n d am e n to de la esp iritu alid ad y de la p asto ra l del O ficio divino. 19 Cf. R a f f a , V., «Dal Breviario del Quignonez alia Liturgia delle Ore di Paolo VI», en D e l l ’ O r o , F . , op. cit., 2 8 9 - 3 6 3 . 20 Cf. B u g n i n i , A., La riforma litúrgica (1948-1975) (Roma 1 9 8 3 ) , 4 8 2 - 5 6 1 ; Ma t e o s , J., «La historia del Oficio Divino y su reforma actual», en Ph 3 2 ( 1 9 6 6 ) , 5 - 2 5 , etcétera.

P.IV.

296

1.

La santificación del tiempo

O ración al Padre, p o r J e su c r isto , en el E sp íritu S anto

La liturgia de las horas tie n e u na p rim e ra d im e n sió n trin itaria, que es a la vez cristológica y p n e u m a to ló g ic a 21. En este sen tid o , la liturgia de las horas refleja el co lo q u io am o ro so y etern o en tre las P erso n as divinas (SC 83; O G L H 3). P or otra parte, si toda la litu rg ia es o b ra de C risto que aso cia a la Ig lesia en el culto al P adre (cf. SC 7), la litu rg ia de las h o ras p o n e de m an ifiesto aún m ás esta v in c u lac ió n . A im itació n de su S eñ o r y si­ g u ie n d o su m andato, la Iglesia alab a , d a g racias e in v o ca al P ad re en el O ficio divino. Es la n o rm a d ad a p o r Jesús: « C u a n d o oréis, decid: P adre n uestro» (L e 11,2). L a p le g a ria de las ho ras, p o r ser p le g aria eclesial, cu e n ta con la p rese n cia p ro m e tid a del S eñ o r (cf. SC 7) y se rea liza «en la com unión del E sp íritu S anto». El E sp íritu S anto « es el m ism o en C risto, en la to ta lid a d de la Iglesia y en c a d a un o de los cristianos... N o p u ed e darse, p u es, o ració n cristian a sin la acció n del E sp íritu Santo, el cual, rea liza n d o la unid ad de la Ig lesia, nos llev a al P adre p o r m edio del H ijo» (O G L H 8). La a siste n cia del E sp íritu p ro d u ce en el ho m b re la sy n e rg ía d iv in a p ara g lo rifica r al P ad re y san tificar las realidades de este m u n d o 22.

2.

O ración en n om b re d e la Iglesia

L a liturgia de las h oras es p le g a ria «de la Ig lesia» , que se rea liza « co n la Iglesia» y «en n o m b re de la Iglesia». E sta ú ltim a ex p resió n no debe ser en ten d id a lim itá n d o la al m a n d ato ju ríd ic o o d eleg ació n qu e la Ig lesia d a a ciertas p erso n a s, e sp ec ialm en te o b lig a d as a su c e le b ra c ió n . A u n q u e e s ta d im e n sió n e x is te (cf. SC 8 4 , 85, 87, 90, etc.), el O ficio d ivino «en el n o m b re de la Ig lesia» im p lica p ri­ m e ra m en te un hech o teo ló g ic o y sacram en tal. En efecto , la litu rg ia d e las ho ras es de suyo « fu n ció n de to d a la c o m u n id ad » , y a qu e p o r ella « la o ració n de C risto p e rd u ra sin interru p ció n en la Iglesia» (O G L H 28). L a ig n o ran c ia o el o lv id o de esta v erd ad ha p ro d u cid o eq u ív o co s lam entables. M ientras ha sido g eneral la id e n tifica ció n en tre los co n ­ cep to s de «eclesial» y « ju ríd ico » o en tre litu rg ia y fu n ció n del m in is­ tro, el O ficio d iv in o ap arecía só lo co m o ac ció n ex c lu siv a de los 21 Cf. supra, cap. X. C., El sentido de la liturgia. La relación entre Dios y el hombre (Valencia 1992), espec 37-47 Cf. Cat 1091, 1099-1109 y 2670-2672, B e h l e r , G -M., «Pner dans FEsprit et pner sans cesse selon le N.T », en LMD 109 (1972), 31-50; G o e d t , M. d e , «La intercesión del Espíritu en la oración cristiana (Rom 8,26-27)», en Conc 79(1972), 330-342, etc.

22 A n d r o n i k o f ,

C 25.

Historia y teología del Oficio divino

291

m o n je s y de los clérig o s en c arg ad o s ju ríd ic a m e n te p a ra ello. P ero tal v isió n es red u c tiv a e in c o m p leta. L a Ig le sia es ta m b ié n el p u eb lo c ristian o , y la litu rg ia es ta m b ié n fu n ció n de la c o m u n id ad . En efe c­ to, to d o b au tiza d o y co n firm a d o po see la c a p a c id a d sacerd o tal p ara el cu lto al P adre «en el E spíritu S anto y la v erd a d » ( c f Jn 4 ,2 3 ). P or tanto, h ay litu rg ia de las h o ras en n o m b re de la Ig lesia siem p re que un g ru p o de fieles se reú n a para o rar sig u ien d o esta fo rm a estab leci­ da, esp ec ialm en te b ajo la p resid e n cia de los p asto res. D e ahí la p re­ feren cia po r la fo rm a co m u n ita ria en la ce le b ra ció n del O ficio d i­ vino 23. A h o ra bien, «a los m in istro s sa g ra d o s se les co n fía de tal m o d o la litu rg ia de las h o ras q u e ca d a u no de ello s h a b rá de ce le b ra rla in c lu so cu an d o n o p articip e el pu eb lo ... p u es la Ig lesia los d eleg a p ara la litu rg ia de las h o ras de form a que al m e n o s ello s aseg u ren de m o d o co n stan te el d esem p e ñ o de lo q u e es fu n ció n d e to d a la co m u ­ nidad, y se m a n ten g a en la Ig lesia sin in te rru p c ió n la oració n de C risto» (O G L H 28) 24.

3.

S a n tifica ció n del tiem p o y de la ex iste n c ia

L as rec o m en d a cio n e s del S eñ o r y de los A p ó sto le s in v itan d o a la o ra c ió n c o n stan te (cf. L e 18,1; 2 1 ,3 6 ; R o m 12,12; C o l 3,2; 1 T es 3,10) están en el o rig en de la liturgia de las ho ras. En este se n ti­ do, la Iglesia, fiel a su m isió n , « no c e sa un m o m e n to en su o ració n y nos ex h o rta a n o so tro s con estas p alabras: “ O frez ca m o s siem p re a D ios el sa crificio de a lab a n za po r m e d io de él [Jesú s]” (H eb 13,15). E lla resp o n d e al m a n d ato de C risto no sólo con la ce le b ra ció n eu c a­ rística, sino ta m b ié n con o tras fo rm as de o ració n , p rin cip alm e n te con la litu rg ia de las horas, que, co n fo rm e a la a n tig u a trad ició n cristian a, tien e co m o c a racterística p ro p ia la de se rv ir p ara sa n tifica r el cu rso en tero del d ía y de la n o ch e » (O G L H 10; cf. SC 84) 25. 23 Cf. SC 84, 99, 100, OGLH 9, 20-27, L e n g f l i n g , E. J , «Les options genérales de la nouvelle liturgie des heures», en LMD 105 (1971), 7-33, M a r s i l i , S , «Preghiera comune e preghiera della Chiesa», en RL 62 (1975), 313-322, P o w e r , D , «La oración en familia o en grupo y el Oficio Divino», en Conc 52 (1970), 259-271, etc. 24 C f OGLH 28-32, C para el Culto Divino, Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros (Librería Editnce Vaticana 1994), nn 38-42, F a r n e s , P , «Ministerio pastoral y Liturgia de las Horas», OrH 130 (1983), 271 -284, L o d i , E , «La liturgia delle ore nella vita sacerdotale», en EL 86 (1972), 6 i -73, L ó p e z M a r t i n , J , op c it , 123-137, etcétera 25 Entre la celebración eucarística y la liturgia de las horas existe una relación muy profunda cf. PO 5; OGLH 12, D i e z P r e s a , M., «Relación entre la liturgia de las horas y la eucaristía», en Vida Religiosa 36 (1974), 67-74; L ó p e z M a r t i n , J . , op cit., 109121, etc.

P.IV.

298

La santificación del tiempo

S an tificar el tie m p o es d ed ica rlo al serv icio de D io s y de los h o m bres, y v iv irlo co m o un esp acio de g rac ia y u n a o p o rtu n id a d de salv ació n (cf. 2 C o r 6,2). E s g lo rifica r al P ad re y a Jesu cristo , so m e ­ tiendo a él to d a s las cosas, p ara que to d a la ex iste n cia q u ed e im p re g ­ n ad a de alab an za, de sú p lica y de acción de g racias, y el cristian o p u ede h ac er de su v id a u n a o fre n d a santa, ag ra d ab le a D io s y cu lto espiritual (cf. R om 12,1). P o r eso, la Ig lesia insiste en que la ce le b ra­ ció n del O ficio d iv in o se h ag a «en el tie m p o m ás ap ro x im ad o al v erdadero tiem p o natural de cada ho ra canónica» (S C 94; O G L H

l l ) 26. Por otra parte, si la o ració n de las h o ras sa n tifica la ex iste n cia , lo ha de ser e sp ec ialm en te p ara cu an to s han recib id o «el d eb e r de o rar p o r su g rey y p o r to d o el p ueblo de D ios» (O G L H 1 7 ) 27.

4.

V a lo r p a sto ra l

P ero la o rac ió n in cu m b e ta m b ié n a to d o el p u eb lo d e D io s, que p articip a de la m isió n p asto ral de la Iglesia. E n este sen tid o , « lo s que to m an p arte en la litu rg ia de las h o ras co n trib u y en de m o d o m iste­ rio so y p ro fu n d o al cre cim ien to del p u eb lo de D io s (cf. P C 7); y a qu e las ta re as ap o stó lic as se o rd en a n “a que to d o s, u n a v ez h ec h o s h ijos de D ios p o r la fe y el b au tism o , se reú n an , alab en a D ios en m ed io de la Iglesia, p articip e n en el sa crificio y co m an la cen a d el S eñor” (SC 10)» (O G L H 18). Por este m o tiv o la litu rg ia de las h o ras p erte n ec e a la esen c ia de la Iglesia, del m ism o m o d o q u e la e v a n g eliza ció n y lo s sa cram en to s, y la ac ció n c a rita tiv a y social. L o s que ce le b ra n la litu rg ia de las h o ras deben sa b er que co lab o ran p le n am e n te a la d ifu sió n del R eino lo m ism o que cu a n d o se em p eñ a n en o tras tareas p asto ra le s ig u al­ m ente n ec esarias, « p u es sólo el S eñor, sin el cual n ad a p o d em o s h ac er (Jn 15,5), y a q u ien ac u d im o s con n u estro s ru eg o s, p u ed e d ar a n u estras ob ras la e fic a c ia y el in c re m en to (SC 85), p ara qu e d iaria­ m e n te s e a m o s e d ific a d o s c o m o m o ra d a de D io s e n el E s p íritu ( E f 2 ,21-22), a la m e d id a de la plen itu d de C risto ( E f 4 ,7), y red o b le­ m os las en e rg ías p ara llev ar la b u en a n u ev a de C risto a los qu e están fu era (S C 2)» (O G L H 18). 26 Cf. O ñ a t i b i a , I., «Alabar a Dios al compás de las horas», en Ph 130 (1982), 305-324; P inell, J., «La priére et le temps», en L M D 65 (1971), 38-59, etc. 27 Cf. supra, n.24; y F a r n e s , P., «La Liturgia de las Horas en la vida contemplati­ va», en Ph 65 (1971), 455-457; S. N. de Liturgia, El Oficio Divino y su celebración en las comunidades religiosas (Madrid 1969), etc.

C.25. 5.

Historia y teología del Oficio divino

299

D im en sió n esca to ló g ica

L a litu rg ia de las h o ras es, p o r últim o, p re g u sta ció n y p a rtic ip a ­ ció n «en la litu rg ia celestial... d onde C risto está sen tad o a la d iestra de D ios, com o m in istro del san tu ario y del ta b ern ác u lo v erd ad ero (A p 21,2; C ol 3,1; H eb 8,2)» (SC 8), p ara in te rced e r p o r n o so tro s (cf. H eb 7,25; 1 Jn 2,1). En C risto se estab lece un v ín cu lo de co m u ­ nión en tre el p u eb lo p ere g rin o , que a so cia a to d a la cre ació n en la liturgia, y los b ie n av e n tu ra d o s, que to m a n parte en la a lab a n za del « q u e e s tá s e n ta d o en el tr o n o y d e l C o r d e r o » (A p 5 ,1 3 ; cf. O G L H 16). P o r o tra parte, en esta d im e n sió n e sca to ló g ic a de la litu rg ia en gen eral, y del O ficio d iv in o en particu lar, no hay n in g ú n esca p ism o ang elista. A l co n trario , la esp eran z a del R ein o , a v iv ad a en la litu rg ia de las h oras, im p u lsa a los cristian o s en o rden a la tran sfo rm ac ió n del m u n d o presente: « H asta n o so tro s ha lleg ad o la p le n itu d de los tie m p o s (cf. 1 C o r 10,11), y la ren o v a ció n del m u n d o está irre v o ca­ b le m en te d ec reta d a y em p iez a a realizarse en cierto m o d o en el siglo prese n te (LG 48). D e este m odo la fe nos en señ a tam b ién el sen tid o de n u estra v id a tem p o ral, a fin de que u n id o s con to d as las criatu ras an h e le m o s la m an ifesta ció n de los hijo s de D ios (R o m 8,15). En la litu rg ia de las h o ras p ro cla m am o s esta fe, ex p re sam o s y alim e n ta­ m o s esta esp eran za, p articip a m o s en cierto m o d o del g o zo de la p er­ p etu a a lab a n za y del día que no co n o c e o caso » (O G L H 16).

C

a p ít u l o

XXVI

LA HORAS DEL OFICIO DIVINO Como el fin del Oficio es la santificación del día, de­ be restablecerse el curso tradicional de las Horas, de mo­ do que, en la medida de lo posible, éstas correspondan al tiempo natural y, al mismo tiempo, se tengan en cuenta las condiciones de la vida moderna en que se encuentran aquellos que se dedican al trabajo apostólico (SC 88). BIBLIOGRAFIA B e r n a l , J. M., «La celebración litúrgica de las Horas. Su pedagogía», en Ph 130 (1982), 285-304; B r a u l t , l.-M., «La Liturgia delle Ore», en G e l i n e a u , J., (dir.), Assemblea santa. Manuale di liturgia pastorale (Bo­ logna 1991), 458-477; H a n s s e n s , J. M., Nature et genése de Voffice de matines (Roma 1952); L ó p e z M a r t í n , J., La oración de las Horas. Histo­ ria, teología y pastoral del Oficio Divino (Salamanca 1984), 141-201; R a f f a , V., «Lodi e Vespro: cardine della preghiera oraria ecclesiale», en RL 55 (1968), 488-511; Id., «Liturgia de las Horas», en NDL, 1164-1191; R i g h e t ­ t i 1, 1253-1297; S a r t o r e , D., Introduzione alia liturgia delle ore (Roma 1971); V i s e n t i n , P. et AA.AA., La liturgia delle ore. II nuovo Ufficio Divi­ no (Roma 1971).

El ca p ítu lo se d e d ic a al sig n ific ad o y a la cele b ra ció n de las h o ras del O ficio d ivino. P ero an tes de an a liz arla s co n v ien e h a c e r alg u n as o b se rv a c io n e s sobre alg u n o s asp ec to s del O ficio d iv in o en cu an to c e le b ra ció n , p ara te rm in a r con alg u n as in d ic ac io n e s p asto rales.

I.

EL OFICIO DIVINO COMO CELEBRACION

L a litu rg ia de las h o ras es u n a ce le b ra ció n b astan te p e c u lia r en c u a n to a sus elem e n to s y ca racterísticas.

1.

C o m p o n e n te s

E n to d a ac ció n litú rg ic a se d istin g u en el asp ec to in v isib le, q u e no es o tro q u e la p rese n cia del m isterio de la salv ació n , y el asp ec to v isib le y sa cram en tal, es d ecir, ex p re siv o y sim b ó lico de m e d iác ió n al se rv ic io del m isterio. E n la ce le b ra ció n del O ficio d iv in o el p rim e r asp ec to es la p re se n c ia sa ce rd o ta l de C risto en m ed io de los su y o s,

302

PAV.

La santificación del tiempo

que aseg u ra la efic ac ia de la p le g a ria litú rg ica (cf. SC 7; 83-84). El segundo asp ecto lo co n stitu y e n los sig u ien te s co m p o n en te s: 1. La liturgia de las horas, aun cu an d o sea rec itad a in d iv id u al­ m ente p o r un m in istro de la Iglesia, tien e siem p re co m o su je to in te ­ g r a l a la Iglesia m ism a, rep rese n tad a p o r la a sam b lea o p o r el m in is­ tro. En efecto, «la litu rg ia de las h o ras no es una ac ció n p riv ad a, sino que p erten ece a to d o el cu erp o de la Iglesia, lo m a n ifiesta e influye en él (cf. SC 26). Su ce le b ra ció n eclesial alca n za m a y o r es p len d o r, y p o r lo m ism o es rec o m en d a b le en g rad o sum o, cu a n d o la rea liza u n a Ig lesia p articu la r con su o bispo, ro d ea d o de su p resb iterio y m in is­ tros... de fo rm a q ue resp o n d a de v eras a la h o ra del d ía y, en lo po sible, con p a rticip a ció n del p u eb lo » (O G L H 20). De la m ism a m a n era, la cele b ra ció n del O ficio d iv in o p o r la c o ­ m u n id ad parro q u ial y p o r o tras asam b leas an álo g as p o n e de m a n i­ fiesto «a la Iglesia v isib le co n stitu id a p o r to d o el o rb e» (O G L H 21; cf. SC 42). L as c o m u n id ad e s re lig io sa s rep rese n tan tam b ién a la Iglesia o rante (cf. O G L H 24; 26), y los laicos y las fam ilias que celebran alg u n a p arte de la litu rg ia de las horas, se in se rtan m ás p le ­ nam en te en la Ig lesia (cf. O G L H 2 7-28). 2. L a a cción com ún celebrativa, en el O ficio d ivino, consiste esen c ialm en te en la p leg aria, con m u y p o co s g esto s. Pero es una p leg aria m uy v aria d a en cu an to a los g én e ro s (h im n o , salm o d ia, lec­ tura, resp o n so rio s, p reces, acla m ac io n es, etc.) y en cu a n to al ritm o , con una c a d en c ia de cantos, p alab ras y silen cio s q ue, de ac u erd o con la fiesta y el tie m p o litú rg ico , d esp lie g a un d in a m ism o am p lio y eq u ilib rad o (cf. O G L H 33). En este sentido, el can to del O ficio d iv i­ no no es un m ero elem e n to de ad o rn o ex tern o , sin o q u e refu erza el ca rácter de alab an za, de sú p lica y de ac ció n de g rac ias de la p leg aria, al m ism o tiem p o qu e co n trib u y e a d arle un to n o festivo. El clim a festiv o es tan im p o rtan te co m o la p artic ip a c ió n co m u n i­ taria. El invitato rio , el him n o , las an tífo n as qu e o rien tan en la in te li­ gen cia de los salm o s, las ac la m ac io n es y resp u estas, etc,, c o n trib u ­ y en al esp íritu de oración. L os salm o s, cu an d o no son can tad o s, han de ser rec itad o s con ritm o, v iv e za y v arie d ad (O G L H 279). 3. El tiem po de ce le b ra ció n de las horas, con su ca rácter sim b ó ­ lico, form a p arte tam b ién de esta p le g a ria cu y a fin alid ad es sa n tifica r el cu rso entero del día y de la noche. D e ahí el in terés del C o n cilio V atican o II en rec u p erar la « v erd a d de las h o ras» en la ce le b ra ció n (cf. SC 88 y 94).

C.26. 2.

Las Horas del Oficio divino

303

S u p era ció n d e algu n as an tin o m ia s

L a ce le b ra ció n de la litu rg ia de las h o ras tien e tam b ién la p ecu ­ liarid ad d e su p e ra r alg u n as an tin o m ia s no sie m p re fáciles de reso lv e r en la p rá c tic a en o tras ac cio n es litúrgicas. a) Iden tificació n entre la p a la b ra y el rito. En la litu rg ia de las h o ras la acció n ritu al es m ínim a. En ella la p alab ra es recitad a, can tad a, p ro cla m ad a , escu ch ad a y m ed itad a, según este esq u em a: salm o d ia, lectu ra de la P alab ra de D ios (y le ctu ra p atrística o hagiog ráfica en el O ficio de lectura), oración. En las d em ás ce le b ra cio n e s la litu rg ia de la P alabra p rec ed e al rito, tan am p lio co m o la p rim e ra p arte de la acción litú rg ica y fo rm an d o u na u n id a d con ella (cf. SC 56). E n el O ficio d iv in o no hay otro rito q u e el p ro p io d iá lo g o en tre D ios y su p u eblo, pero de m a n era que la P alab ra d iv in a se ofrece al h o m b re no sólo en las lecturas, sino ta m b ié n co m o co m p o ­ n en te p rin cip al de su o rac ió n en los salm os y en los resp o n so rio s. b) In teg ració n en tre lo p e r s o n a l y lo com u n ita rio . La re c o ­ m e n d ac ió n de la ce le b ra ció n c o m u n ita ria de la litu rg ia de las h o ras (cf. O G L H 21; 33, etc.), de ac u erd o con su índole eclesial, no sig n i­ fica que se ig n o re o se m in u sv alo re la rec itac ió n in d iv id u al. T an to en u n a fo rm a co m o en la o tra «se m a n tie n e la e stru c tu ra esen cial de esta liturgia, que es un co lo q u io en tre D ios y el h o m b re» (O H L H 33). P o r o tra parte, to d a ce le b ra ció n , p ara ser v erd a d ero en c u en tro co n D ios, ex ig e una ac titu d p ersonal de fe, de e scu c h a co n tem p lativ a y d e co n v ersió n . E sto se v erific a en el h o rizo n te eclesial de u n a p le­ g aria viv a y abierta, en la que ca d a uno o ra y to d o s oran en el n o m ­ bre de C risto y de la Iglesia, con la asiste n cia del E sp íritu S anto. En la rec itac ió n a so las esto se v erific a ta m b ié n de m a n era esp ecial cuan d o el que ora es un m in istro ord en ad o que en ese m o m e n to está aseg u ran d o la p le g aria co n stan te de la Ig lesia a la q ue está v in c u lad o (cf. O G L H 28) l. c) Integración de lo objetivo y lo subjetivo. L a o b jetiv id ad de la p le g a ria litú rg ica, que d im a n a de la p rese n cia del m isterio de C ris­ to en la liturgia, en m o d o alg u n o p reten d e ag o tar la p ied ad p erso n al y las te n d en c ias esp iritu ales de ca d a uno o de los g ru p o s ecle siales (cf. SC 12). N o o b stan te, la litu rg ia es fu en te y cu lm en (cf. SC 10; L G 11) y referen c ia n ec esaria p ara to d o s los actos de p ied ad (cf. SC 13). L a m ism a o rd en a ció n de la litu rg ia de las h o ras, al se ñ ala r lo que co n stitu y e la estru c tu ra b ásica de esta form a de o rac ió n qu e se h a de resp e tar siem pre, ab re a la vez esp acio s a la cre ativ id ad san a y a la ad ap tació n resp o n sab le (cf. O G L H 2 4 4 - 2 5 2 ) 2. 1 Véanse en el cap. VIII las antinomias de la asamblea litúrgica. 2 Cf. OGLH 19.

P IV

304

II

La santificación del tiempo

LOS LAUDES Y LAS VISPERAS

En el O ficio d iv in o hay h o ras que d estac an p o r su v alo r eclesial y p o r su im p o rta n cia p ara la o rac ió n p erso n al S on los L au d es y las V ísperas, d e n o m in ad a s en la a n tig ü ed a d « h oras estab lecid as» , y c o n ­ sid erad as p o r el C o n cilio V atica n o II co m o «el d o b le q u icio so b re el q ue g ira to d o el O ficio co tid ia n o » (S C 89, c f O G L H 37 y 40)

1

S im b o lism o

El p ro g re so m o d ern o ha alterad o en b u en a p arte la relació n en tre el h o m b re y la n atu raleza, en tre el ritm o de la v id a h u m a n a y las ca d en c ia s n a tu ra le s del u n iv e rso Sin em b arg o , el h o m b re actu al g u ard a viva su se n sib ilid ad ante la b ellez a del m u n d o v isib le, p u esta de reliev e p o r la luz del a m an e ce r y p o r la ca íd a de la tard e qu e ac erca a la o sc u rid a d silen c io sa de la no ch e El len g u aje de la c re a ­ ción, el día que h ab la de luz y calor, de en e rg ía y vida, y la n o ch e q u e su g ie re frío, sueño y m uerte, sigue siendo in telig ib le p ara el h o m b re m o d e rn o , se cu la riza d o y casi an alfab eto p a ra el lenguaje sim b ó lic o El día y la noche, la luz y las tin ieb las, ten d rán siem p re un sig n ific ad o d ia léc tic o ca p az de co n m o v er p ro fu n d a m en te el c o ra­ zó n h u m an o P ara los cristian o s, cu y a v isió n del m u n d o se n u tre en g ran m e ­ d id a de la B iblia, este sim b o lism o tien e un a g ran im p o rtan cia La litu rg ia de los L au d e s y de las V ísp eras se nu tre ab u n d a n te m en te en esta sim b o lo g ía b ásica 3.

2

L os L au d es com o o ración de la m añ an a

Los L au d es co m o o rac ió n de la m a ñ an a tien en un d o b le sig n ifi­ cad o sa n tifican el d ía en su co m ien z o y h acen m e m o ria g o zo sa de la resu rre cc ió n del S eñ or 1 «L os laudes m atu tin o s están d irig id o s y o rd en ad o s a san tifi­ ca r la m añ an a, co m o se ve claram e n te en m u ch o s de sus elem en to s S an B asilio e x p re sa m u y bien este ca rácter m atin al co n las sig u ien ­ tes p alab ras “ A l co m en z ar el día o ram o s para que los p rim e ro s im ­ p u lso s de la m en te y del co ra zó n sean para D io s ni em p leem o s n u estro cuerp o en el trab a jo an tes de p o n er p o r o b ra lo q u e fue d i­ ch o P o r la m a ñ an a escu c h arás m i voz, p o r la m a ñ an a te ex p o n g o mi 1 C f A g r e l o , S , «Algunos precedentes culturales de la simbologia de la luz», en Antonianum Al (1972), 96*121, I d , «El tema bíblico de la luz», ib , 353-417, S f a m e n i , R , «Luz», en DPAC 2, 1324 1325, etc

C 26

Las Horas del Oficio divino

305

causa, m e acerco y te m iro ” (Sal 5 ,4-5)» (O G L H 38a). En efecto , en la o ració n de L audes, los fieles, an tes de in ic ia r las activ id ad e s de la jo m a d a , d ed ica n a D ios to d a s sus tareas, y b u sc an p o te n cia r su ca p a­ cid ad h u m a n a c re ativ a con el im pulso sa n tifíca d o r de la g racia d i­ v in a 4 T o d o lo que es el h o m b re y todo lo que él p ro d u ce h a de estar d ed icad o al S eñor d u ran te la jo m a d a , de m o d o qu e la g rac ia d iv in a sea el im p u lso contin u o de la activ id ad h u m a n a 5 El trab ajo ap arece co m o u n a co lab o rac ió n con el C r e a d o r 6 P or otra p arte, al co m ien zo del día, cu a n d o el c o ra zó n se aleg ra al p asar de la o sc u rid a d a la luz, se p ide «q u e n u estro esp íritu y to d a n u estra v id a sean u n a co n tin u a alab a n za » al S eñor, y q u e « ca d a u n a de n u estra s accio n es este p le n a­ m en te ded icad a» a é l 7 2. L os L audes h acen m e m o ria de la resu rrecció n del C risto, y lo ce leb ran com o luz del m u n d o « E sta hora, que se tien e con la p rim e ra luz del día, trae ad e m á s a la m e m o ria el rec u erd o de la resu ­ rrecció n del S eñor Jesú s, que es la luz v erd a d era q ue ilu m in a a to d o s los h o m b res (Jn 1,9), y el sol de ju s tic ia (M I 4 ,2 ) que n ace de lo alto (L e 1,78)» (O G L H 38b) L a P ascu a del S eñ o r se co n m em o ra d ia ria­ m e n te en la e u c aristía y en los L audes, la h o ra en q ue C risto p aso de la o sc u rid a d a la luz, de la m u erte a la vida, v erd a d era e p ifa n ía del P rim o g én ito de en tre los m u e rto s (C ol 1,15 18, A p 1,5), el E sposo que sale del tálam o (Sal 18,6) y P rim icia de u n a n u ev a h u m a n id ad (1 C o r 15,20) A l co m en z ar el día los L au d es h ac en co n te m p la r a D ios com o fuente de to d a luz ( c f 1 Jn 1 ,5 ) 8 y la Iglesia p id e ser ilu m in ad a p o r la luz de la P alab ra d iv in a que es C risto 9 S iendo C risto « D io s de D ios, luz de luz, D ios v erd a d ero de D ios v erd ad ero » , los L au d es in v o can ta m b ié n a Je su cristo que ilu m in a a todo h o m b re qu e v ien e a este m u n d o 10 4 C f Veanse en el salterio de las cuatro semanas de los volúmenes III o IV de la Liturgia de las Horas las oraciones conclusivas de Laudes (= or Laúd ) del lunes de la semana II (= II) y del lunes de la semana III (= III) 5 C f or Laúd lunes I, y or Laúd viernes IV 6 C f or Laúd martes III y or Laúd lunes IV 7 Or Laúd sabado II, cf or viernes II y or Laúd martes IV 8 C f or Laúd jueves II y or Laúd sabado IV 9 C f or Laúd jueves I,or Laúd viernes I y or Laúd jueves II, y or Laúd martes I, or Laúd miércoles III, y or Laúd viernes III 10 C f or Laúd martes II

306

3.

P.IV.

La santificación del tiempo

L as V ísp er a s com o o ra ció n d el fin a l del día

T res son los g ran d e s te m as q ue la O G L H co n sid era fu n d a m e n ta ­ les en la se g u n d a gran o ración del día: la acció n de g racias, la m e ­ m o ria de la R ed en ció n y la esp eran z a de la vid a eterna. 1. La acción de gracias, cu an d o ya d eclin a el día, se celeb ra « p o r cu an to se no s ha o to rg ad o en la jo m a d a y p o r cu an to h em o s lo g rad o re a liz a r con ac ie rto » (O G L H 39a). En efecto , al te rm in ar el d ía sube a D ios la ofren d a del trab ajo , co n v e rtid o en sa crificio esp i­ ritual n , y se p ide a D ios que co n tin ú e en v ian d o su ay u d a 12, o to rg u e el p erd ó n p o r los p ecad o s y d efic ien c ia s del d ía tran sc u rrid o 13. 2. La ev o cació n del M isterio pascual: « T am b ién h acem o s m e ­ m o ria de la R e d en c ió n p o r m ed io de la oració n que elev a m o s “ co m o el in cien so en la p rese n cia del S eñ o r” , y en la cual “el alza r de las m a n o s” es “o b la ció n v esp e rtin a ” (Sal 140,2). L o cual “p u ed e ap li­ carse ta m b ié n a aquel verd ad ero sacrificio v esp ertin o que el d iv in o R e d en to r in stitu y ó p rec isam en te en la tard e en q u e ce n ab a co n los A p ó sto les, in a u g u ra n d o así los sacro san to s m isterio s, y qu e o fre ció al P ad re en la ta rd e del día su p rem o , que rep rese n ta la cu m b re de los sig los, alza n d o [en la cruz] sus m an o s p o r la sa lv ació n del m u n d o ” (C asian o )» (O G L H 39b). E sta m ism a rela ció n en tre las V ísp eras y el M isterio Pascual a p a ­ rece ex p re sa d a en u na o ració n qu e, am b ien tad a en la escen a de los d isc íp u lo s de E m aús (L e 2 4 ,1 3 -3 2 ), d isp o n e a los o ran te s en el co n ­ tex to p ascual y eu carístico de la tarde del día de la resu rrecció n ,4. Por otra p arte, las V ísperas de los v iern es de las cu atro sem an as ex p resan , con p ro fu n d a in sp iració n b íblica, claras alu sio n e s a la p a ­ sión y m uerte del R edento r 15. 3. S ig n ifica d o e sca to ló g ic o d e las V ísperas: « p ara o rien tam o s co n la esp e ra n z a h ac ia la luz que no co n o c e ocaso , “ o ram o s y su p li­ cam o s p a ra que la luz reto m e siem p re a no so tro s, p e d im o s q ue v en ­ g a C ris to a o to r g a m o s el d on d e la lu z e te rn a ” (S. C ip ria n o )» (O G L H 39c). El tem a de la luz es co n tem p lad o al av a n za r las p rim e­ ras so m b ras de la noche. El S eñor, « orig en d e to d a luz» en los L au ­ des, ap a rece co m o «luz sin o caso » en las V ísperas. E s el m o m e n to de p ed ir al d u eñ o del día y de la n o ch e que nos g u ard e e ilu m in e no sólo p ara la v id a presente, sino tam bién para la etern a ,6. 11 Cf. oración conclusiva de vísperas (= or. Vísp.) del martes 1 y del lunes II. 12 Cf. or. Vísp. martes III. 13 Cf. or. Vísp. miércoles III y jueves III. 14 Cf. or. Vísp. lunes IV. 15 Cf. or. Vísp. viernes I, II, III y IV. 16 Cf. or. Vísp. miércoles I; or. Vísp. jueves I; or. Vísp. lunes III y or. Vísp. martes III.

C.26 .

Las Horas del Oficio divino

307

E sta m ism a p e rsp e c tiv a esc a to ló g ic a puede ap reciarse ta m b ié n en o tras o rac io n es que e m p lea n las p alab ras del M a g n ífic a t17.

4.

E str u c tu ra de la celeb ra ció n

A m b as ce le b ra cio n e s son casi id én ticas en los elem en to s qu e las in teg ran y les co n fie re n un d in a m ism o peculiar. a) L a ce le b ra ció n con la in vocación «D ios m ío, ven en mi a u ­ x ilio » (Sal 69,2), la d o x o lo g ía G loria a l P adre... y la aclam ació n A le lu y a , salv o en C u a resm a. El h im n o « d a a cada h o ra u n a esp ecie de co lo rid o p ropio... p ara que el co m ien zo resulte m ás fácil y se cree un clim a m ás festivo» (O G L H 42; cf. 173). D urante la in tro d u cció n del O ficio los fieles y quien les p resid e están de pie. b) En L audes la salm o d ia co m p re n d e un salm o, un cán tico del A n tig u o T estam e n to y o tro salm o de alabanza; cad a u n o con sus an tífo n as resp ectiv as. E n V ísp e ra s hay dos salm os y un cán tico to ­ m ad o de las ep ísto la s o del A p o calip sis. E sta o rden ació n resp o n d e a la a n tig u a trad ició n ro m an a. L a a sam b lea está sentada. c) L a lectu ra b rev e « está se ñ ala d a de acuerd o con las ca racte­ rístic as del día, del tiem p o y de la fiesta; deb erá leerse co m o una p ro cla m ac ió n de la P ala b ra de D ios, qu e inculca co n in ten sid ad al­ gún p e n sam ien to sag rad o y que ay u d a a p o n er de reliev e d eterm in a­ das p alab ras a las que p o sib lem e n te no se p resta to d a la aten ció n en la le ctu ra co n tin u a de la S ag rad a E scritu ra» (O G L H 45). Por otra p a rte , « h a y lib e rta d p a ra h a c e r u n a le c tu ra b íb lic a m á s ex te n sa (O G L H 46; cf. 2 4 8 -2 4 9 ; 251). L a le ctu ra pu ed e ir se g u id a de una h o m ilía (O G L H 47 ), de un silen c io (O G L H 48), y en to d o caso del resp o n so rio . d) El cán tico ev an g élico , el B en e d icfu s en L au d es, y el M a g n í­ fi c a t en V ísp eras, «q u e la Ig lesia R o m an a h a e m p lea d o y h a p o p u la­ riza d o a lo largo de los siglos, ex p re san la a lab a n za y acción de g racias p o r la ob ra de la R ed en ció n » (O G L H 50). A m b o s cánticos son, en efecto, una sín tesis p rec io sa de la h isto ria de la salvación c u lm in a d a en C risto. Se can tan de pie, p o rq u e son E v an g elio p ro cla­ m ado. L as an tífo n as del cá n tic o de Z ac aría s y del cá n tico de M aría tie n en u n a im p o rta n cia y d ig n id a d esp ec iale s y u n en el O ficio divino co n la fiesta del d ía o el tie m p o litúrgico. E stá n to m a d as m uchas v eces del E v an g e lio de la M isa. e) L as p reces so n «tan to las in te rcesio n es qu e se h acen en V ís­ p eras co m o las in v o c ac io n es h ec h as p ara c o n s a g ra r el d ía a D ios en los L au d es m a tu tin o s» (O G L H 182). S ig n ifica n u n m o m e n to de in­ 17 Cf. or. Vísp. lunes I y or. Vísp. miércoles II.

P.IV.

308

La santificación del tiempo

tercesión eq u ip arab le al de la o rac ió n de los fieles d e la M isa, au n ­ qu e se hacen de m o d o d istin to (cf. O G L H 180). « E n las p reces que tienen lugar en las V ísp eras, la ú ltim a in ten ció n es siem p re p o r los difuntos» (O G L H 183). f) El P adren u estro , síntesis y cu lm en de to d a oració n cristian a, según an tig u a trad ició n «se dice so le m n e m en te tres v eces al día: en la M isa, en los L audes m a tu tin o s y en las V ísp e ra s» (O G L H 195). g ) La oració n co n clu siv a, p ro p ia — la co lec ta d e la M isa del día— o to m ad a del cu rso ferial del sa lte rio de las cu a tro sem an as, c o m p leta las p rec es y ru b ric a to d a la ce le b ra ció n d e la h o ra de L au­ des o de V ísp eras. P or últim o , el m in istro o rd en a d o , si lo hay, b en ­ dice a la asam b lea y la d esp id e, o, en caso co n tra rio , el qu e h a d iri­ g ido la ce le b ra ció n p ro n u n cia u n a fó rm u la in v o c ativ a co m o d esp e­ dida.

III.

EL OFICIO DE LECTURA Y LA VIGILIA

L a hora que h o y se d e n o m in a o ficio d e lectu ra rep rese n ta la ú lti­ m a etap a de la p le g aria n o ctu rn a su rg id a en la Ig lesia ap o stó lic a a ejem p lo de Je sú s (cf. M t 14,23.25; Le 6,12) y d e acu erd o co n su ex h o rtació n a la v ig ilan c ia (cf. M t 26,4 1 ; Le 2 1 ,3 6 , etc.). E n el O fi­ cio m o n ástico c o m p re n d ía vario s « n o ctu rn o s» o d iv isio n es. G en e ra l­ m ente se iniciab a en p le n a n oche, an tes del can to del g allo , y d u rab a h asta el alba. P oco a po co el co m ien z o se fue d esp laz an d o a este m o m en to — m a tu ta , de d o n d e v ien e el n o m b re a d M a tu tin u m o M a i­ tin e s— . El V atican o II co n serv ó este ca rácter v ig iliar en los m o n a s­ terios ( c f SC 89 c). El actual o ficio d e lectu ra « p u ed e rec itarse a cu a lq u ier hora del día, e inclu so en la n o ch e del d ía p rec ed en te, d es­ p u és de hab erse ce le b ra d o las V ísp e ra s» (O G L H 59).

1.

S ign ificad o

El nom bre co rresp o n d e a la realid ad . Es O ficio , es d ecir, ce le b ra ­ ción litúrgica, no m ero ejercic io d ev o cio n al; y de lectu ra, o sea, de asim ilació n o ran te de la P alab ra de D io s — lectio d iv in a — 18. P or o tra parte, esta h o ra resp o n d e b ien a la v o lu n ta d d el V atican o II de fo m en tar el c o n o c im ien to y el a m o r a la E scritu ra (cf. SC 2 4 , 35; 51; D V 25; P O 13). E n efecto , la b ase de este O ficio so n las lectu ras 18 Cf. B a l l a n o , M., Lectio divina, en DTVR, 927-939; C o l o m b a s , G. M., La lectura de Dios (Zamora 1980); también: P.C. Bíblica, La interpretación de la Biblia en la Iglesia (Librería Editnce Vaticana 1993), 114-115.

C 26.

Las Horas del Oficio divino

309

bíb lica s, p rec ed id a s de salm o s y a c o m p a ñ ad a s de lectu ras de P ad res o de o tro s au to re s (cf. O G L H 56). 1. El fu n d am en to de la lectura bíb lica en el O ficio d iv in o y en p a rtic u la r en esta h o ra es trip le ( c f O G L H 140): a) la trad ició n c ris­ tia n a an tig u a qu e arran c a de la p rác tica ju d ía de la sin ag o g a 19; b) la le ctu ra es p ro p u e sta p o r la m ism a Iglesia, en o rd en a la celeb ració n litú rg ica del m isterio de C risto y de la o b ra de la sa lv ació n en el año litú rg ic o 20; y c) la lectura es ac o m p añ ad a de la o ración. La p ec u lia­ rid ad de la P alab ra de D ios en el O ficio d iv in o , a d iferen c ia de lo q u e o cu rre en o tras cele b ra cio n e s, es que su p ro cla m ac ió n se realiza en fo rm a ex c lu siv am e n te dialo g al y o ran te ( c f SC 33). 2. L a lectura p a trístic a o h a g io g rá fica del o ficio d e lectura re s ­ p o n d e p o r u n a p arte a la m ism a trad ició n litú rg ica de la Iglesia, p ero ta m b ié n al ap re cio p o r la le ctu ra de los S an to s P ad res y de otros au to res cristian o s ( c f SC 92 b; O G L H 159-160). El an terio r O ficio d iv in o era b astan te p o b re en este aspecto: p o r ejem p lo , de 650 lectu ­ ras no b íb lica s h ab ía sólo 24 de los P adres griego s. P ero « la fin ali­ d ad de esta lectu ra es, ante todo, la m e d ita ció n de la P alab ra de D io s tal co m o es en ten d id a p o r la Ig lesia en su trad ició n » (O G L H 163; c f 164). P o r o tra parte, «la le ctu ra de los P adres co n d u ce a los c ristia ­ nos al verd ad ero sentido de los tie m p o s y de las festiv id ad es litú rg i­ cas, les hace ac cesib les las riquezas esp iritu ales de la Iglesia... y p o ­ ne al alcan ce de los p red ic ad o res ejem p lo s insign es» (O G L H 165). En este sentido , el o ficio d e lectura vien e a ser u n a p articip a ció n en la p ro fu n d a y lu m in o sa m e d ita ció n q ue los S an to s P adres, bajo la g u ía del E spíritu, hiciero n de la P alab ra de D ios 21. E n cu a n to a la le ctu ra h ag io g ráfica, b asad a en la v id a de los sa n ­ to s, la Ig lesia la p ro p o n e en las ce le b ra cio n e s de ésto s p ara qu e los fieles en c u en tre n ejem p lo y estím u lo en el se g u im ien to de C risto: « C on el n o m b re de le ctu ra h ag io g rá fica se d esig n a y a el tex to de alg ú n P ad re o escrito r ecle siástic o que o b ie n h ab la d irec tam en te del santo c u y a festiv id ad se c e le b ra o qu e p u ed e ap licársele rectam en te, y a un frag m en to de los escrito s del santo en cuestió n , y a la n arració n de su v ida» (O G L H 166). L as lectu ras h a g io g rá fica s están al serv icio del cu lto litú rg ico de los sa n to s, tal co m o lo en tien d e y v ive la Iglesia ( c f L G 4 9 -51; SC 8; 104). 19 Como se ha visto en los cap. VII, XV y XIX. 20 De esto se ha hablado en el cap. XVIII. 21 Cf. P.C. Bíblica, op. cit., III,B,2.

P.IV.

310

2.

La santificación del tiempo

Estructura de la celebración

E ste O ficio se co m p o n e del in v itato rio o ap ertu ra, la salm o d ia, las lecturas y la co n clu sió n . a) La ap e rtu ra de la ce le b ra ció n es sim ilar a la de las otras h o ­ ras. P ero si el oficio d e lectu ra se ce le b ra an tes de L au d es, tien e u n a fo rm a m ás so lem n e, com o c o rresp o n d e al in icio de to d o el O ficio d el d í a 22. b) La sa lm o d ia co m p re n d e tan sólo «tres salm o s, o frag m en to s, cuan d o los sa lm o s que co rresp o n d e n son m á s larg o s» (O G L H 62). E sto s sa lm o s son y a u n a p rim e ra ap ro x im a c ió n co n tem p lativ a al m e n saje de la le ctu ra bíblica. S uelen ser salm o s n arrativ o s o m e d ita ­ tivos, de c a rá c te r h istó ric o a veces (cf. O G L H 104-107), de co lo rid o p en iten c ia l los viern es, o de to n a lid a d p ascu al los d o m in g o s. En las g ran d es fiestas de P ascu a y de N a v id a d los salm o s eleg id o s están acred ita d o s p o r el uso litú rg ico trad icio n al. c) L as lectu ras co n stitu y en el cuerp o central de la celeb ració n . A n tes de las le ctu ras se dice el verso, que las un e co n la salm o d ia. L a p rim e ra le ctu ra, la b íb lica , se to m a g en e ralm e n te del P ro p io del T iem p o (cf. O G L H 248), ex cep to en so le m n id a d es o fiestas de los santos, en que se to m a del P ro p io de los S an to s o del C o m ú n . A las lectu ras siguen los resp o n so rio s, se lec cio n a d o s de la S ag rad a E scri­ tura, de fo rm a que dan n u ev a luz p ara la in te lig e n cia de los tex to s leídos (cf. O G L H 169-170). d) P ara co n c lu ir el O ficio, se recita el Te D eu m en los d o m in ­ go s fuera de C u aresm a, en fiestas y so le m n id ad es, y en las o ctav as de N av id ad y P ascua. El O ficio term in a en todo caso con la oració n p ro p ia del día y co n la a c la m ac ió n « B e n d ig a m o s al Señor: D em o s g racias a D ios».

3.

Las vigilias

S on un o ficio d e lectura p ro lo n g ad o , p ara el co m ien z o de la c e ­ le b ració n del d o m in g o y de las g ran d e s so le m n id a d es co m o P ascu a, N av id ad , P en te co stés y otras. En el actu al O ficio d iv in o m a n tie n en el ca rácter de a lab a n za n o ctu rn a de los an tig u o s M a itin e s. S ig u en el o rd en de la c e le b ra ció n del o fic io d e lectura, h a sta las lectu ras. E n ­ to n c es se añ ad en los cá n tico s b íb lico s y el E v an g elio , seg ú n v ien e ind icado en apén d ices. D esp u és se tien e la h o m ilía, si co n v ien e, y se te rm in a con el Te D eum (cf. O G L H 73). 22 Véase el Ordinario de la Liturgia de las Horas en cualquiera de los volúmenes.

C.26 IV.

Las Horas del Oficio divino

311

LA HORA INTERMEDIA Y LAS COMPLETAS

L as h o ras tercia, se xta y non a se situ aro n siem p re en tre L audes y V ísperas. E n efecto, «los cristian o s aco stu m b ra ro n a o rar p o r d e­ v o ció n p riv a d a en d eterm in a d o s m o m e n to s del día, in c lu so en m ed io del trab a jo , a im itació n de la Ig lesia ap o stó lica. E sta trad ició n , an ­ d an d o el tiem p o , cristalizó de d iv e rsa s m a n eras en c e le b ra cio n e s li­ tú rg icas. T an to en O rien te co m o en O cc id en te, se ha m a n ten id o la co stu m b re litú rg ica de c e le b ra r tercia, se x ta y nona, p rin cip alm e n te po rq u e se u n ía a estas h o ras el rec u erd o de los a c o n te cim ien to s de la P a s ió n del S e ñ o r y d e la p r im e ra p ro p a g a c ió n d el E v a n g e lio » (O G L H 74-75). El C o n cilio V atica n o II, no q u erie n d o elim in a rlas, d isp u so que se m a n tu v ie sen las tres en el O ficio coral, y q ue fu era del co ro se red u ­ je ra n a una, la m ás ac o m o d a d a al m o m e n to del día (cf. SC 89 e). P o r este m o tiv o se la d e n o m in a ho ra in term ed ia . L os qu e ce leb ran las tres h o ras d iu rn as tie n en en el O ficio d iv in o los elem e n to s p ro p io s de ca d a hora, y en cu a n to a los salm os, han de re c u rrir a la sa lm o d ia co m p le m e n ta ria (cf. O G L H 81). L a hora In term edia, q u e p ro c u ra la sa n tifica ció n de la jo m a d a entera, estim u la la esp iritu alid ad del trab ajo , y h ace m e m o ria de los m o m e n to s p rin cip ale s de la P asió n de C risto, co m o p u ed e ap reciarse sobre todo en los h im n o s y en las o rac io n es co n c lu siv as del salterio de las cu a tro sem anas. Su e stru c tu ra es m u y sencilla: ap ertu ra, h im ­ no, sa lm o d ia con tres salm o s o fra g m en to s, lectu ra b rev e, v erso y o rac ió n co n clu siv a. L as C om pletas, p o r su parte, « son la ú ltim a o rac ió n del día, que se h a de h a c e r an tes del d esca n so n o ctu rn o , au n q u e h ay a p asad o ya la m e d ia n o ch e» (O G L H 84). Su e stru c tu ra es sim ila r a la de las o tras H oras del O ficio , p ero o fre ce la p o sib ilid a d , p o co d esp u és del co m ien z o , de rea liza r al final del día un b rev e ex am en de co n c ie n cia y un brev e acto p en iten cial (cf. O G L H 86). La sa lm o d ia co m p ren d e un salm o o dos m u y co rto s, y está p erm itid o rec itar to d o s los d ías los salm o s del d o m in g o (cf. O G L H 88). La H ora, c o n c eb id a co m o una v erd a d era ce le b ra ció n , in clu y e u n a b en d ició n final, y te rm in a, d an d o así fin al cu rso d ia rio del O fi­ cio d iv in o , con la an tífo n a a la V irg en M aría (cf. O G L H 92).

C a p ítu lo X X V II

ELEMENTOS DE LA LITURGIA DE LAS HORAS Adáptese el tesoro secular del venerable Oficio roma­ no, de modo que puedan disfrutar de él más amplia y fácilmente todos a quienes se les confía (SC 90). BIBLIOGRAFIA A l d a z á b a l , J. et AA.AA., La alabanza de las Horas («Dossiers del CPL» 46, Barcelona 1991); A r o c e n a , F ., Orationes super psalm os e Ritu Hispano-Mozarabico ad Laudes matutinas et Vesperas p er quattuor hebdó­ madas Psalterii distributae (Toledo 1993); F a r n é s , P., «Algunos aspectos de la nueva Liturgia de las Horas», en Ph 93 (1976), 175-200; F e r n á n d e z , P., «Elementos verbales de la Liturgia de las Horas», en B o r o b i o 3, 449512; F r a n q u e s a , A., «Lectura cristiana de los salmos y sentido de las lec­ turas», en Vida Religiosa 36 (1974), 39-54; G i b e r t , J., «La nouvelle distribution du Psautier dans la Liturgia Horarum », en EL 87 (1973), 325-382; L ó p e z M a r t í n , J., La oración de las Horas. Historiaf teología y pastoral del Oficio Divino (Salam anca 1984), 203-233; M a r t i m o r t , 1085-1128; P a s c h e r , J ., «II nuovo ordinamento della salmodia nella liturgia romana delle ore», en D e l l ’O r o , F. (dir.), Liturgia delle Ore (Leumann-Torino 1972), 161-184; R i g h e t t i 1, 1173-1252; R o s e , A., «La lecture chrétienne du Psautier dans la liturgie des heures», en EL 86 (1972), 5-30.

E n este ca p ítu lo se e stu d ia n los elem e n to s q ue in teg ran la litu rg ia de las h o ras, es decir, los salm o s, lecturas, an tífo n as, etc.’, su n a tu ra ­ leza y fu n ció n , y los criterio s a c tu a les de su o rd en am ien to . I.

LOS SALMOS Y LOS CANTICOS

El p rim e r elem e n to co n stitu tiv o del O ficio d iv in o y el m á s sig n i­ ficativ o lo c o n stitu y e n los sa lm o s y los cá n tic o s b íb lico s. 1.

Oración de Cristo y de la Iglesia

L os salm os, « co m p o sic io n es p o é tic a s de alab a n za » (O G L H 103), e lab o rad o s «b ajo la in sp ira ció n del E sp íritu S an to » (O G L H 100), h an fo rm ad o parte siem p re de la o rac ió n de Israel y de la Ig lesia y han sido estu d iad o s y c o m en ta d o s p o r la trad ició n cristian a L 1 En esta perspectiva cf. A p a r i c i o , A ., Los salmos, oración de la comunidad (Madrid 1981); F e d e r ic i, T., Teología e liturgia dei salm i (Rom a 1975); G i b e r t , J., «Salm os», en N D L , 1850-1873; R j n a u d o , S., I salmi, preghiera di Cristo e della

314

P.IV.

La santificación del tiempo

L as d iv isio n es y los títu lo s de los salm o s en la B ib lia in d ican y a su utilización litú rg ica en I s r a e l2. L os gén ero s literario s en que fu e­ ron escrito s (cf. O G L H 106) d ejan en tre v er en m u c h o s caso s una fin alid ad relig io sa y litúrgica. P ero en la p le n itu d de los tie m p o s ha sido en el corazón y en los labios de C risto d o n d e los salm o s han ad q u irid o todo su sentido. Jesú s es el su p rem o o ran te de los salm os, el que h ac e su y o s to d o s los se n tim ien to s que ap a rece n en ello s, y el p ro tag o n ista de las p ro m esa s que co n tien en . En efecto , los e v a n g e­ lios m uestran a Je sú s o ran d o con los salm o s en 21 p asajes, m ás o m enos exp lícito s. Je sú s o rab a co n los salm os en la litu rg ia de la sin ag o g a y en la del te m p lo , y en las co m id as. E sp ec ia lm e n te in tere­ sante es la p rese n cia de los salm o s en los ac o n te cim ien to s de la P as­ cu a 3. L a Iglesia p rim itiv a siguió el ejem p lo de Jesú s y se sirv ió de los salm os tanto p ara la o ració n litú rg ica y p riv ad a co m o p ara la p red i­ cación (p o r ejem p lo , H ech 1,20: Sal 68,26 y 108,8). L os A p ó sto le s rec o m en d a ro n o ra r co n salm o s (cf. R om 15,9-11; E f 5,19, etc.) en to d a circ u n sta n cia (cf. S ant 5,13). P o r o tra parte, el N u ev o T esta­ m en to rec o n o ció en los salm o s la in sp ira ció n del E sp íritu S an to (cf. H ech 1,16; 4,2 5 ; H eb 4,7), y los en ten d ió siem p re referid o s a C risto y a la Iglesia (cf. Le 20,4 2 -4 3 ; 2 4 ,4 4 ) 4.

2.

Sentido cristológico

T o d o s los q u e cantan o recitan los salm o s d eb en c o n o c er los d i­ v erso s sentid o s qu e tienen en la S ag rad a E scritu ra (O G L H 102). En efecto, hay en los salm o s un p rim e r sentido, qu e es el qu e ten ían p ara qu ien es los c o m p u sie ro n y usaron. A l p aso d e los siglos, los h ec h o s sa lv ífico s rea lizad o s p o r D ios en fav o r de Israel van am p lia n ­ do ese p rim e r sen tid o co n n u ev as luces, h asta alca n za r la p le n itu d en C risto (cf. O G L H 101; cf. H eb 8,5; 10,1). Chiesa (Leumann-Torino 1973); R o s e , A., Les psaumes, voix de Christ et de l ’Eglise (París 1981); y «Cuadernos Phase» 9 (Barcelona 1989); LMD 135 (1978); QL 71/3-4 (1990); Ph 134 (1983); RL 68/2 (1981); RivPL 18/3 (1980), etc. 2 Cf. K r a u s , H. J., Teología de los salmos (Salamanca 1985); I d ., Los salmos, lss (Salamanca 1993ss); E n c i s o V i a n a , J., « L o s títulos de los salmos y la historia de la formación del Salterio», en Est.Bibl. 13 (1954), 135-166, etc. C f G o u r g e s , M., «Los salmos y Jesús. Jesús y los salmos» («Cuadernos Bíbli­ cos» 25, Estella 1979); V a n d e n b r o u c k e , F., L o s salmos y Cristo (Salamanca 1975); etcétera. 4 Cf. K.IS1e m a k e r , S., The Psalms Citations in the Epistle to the Hebrews (Amsterdam 1961); sobre la interpretación de algunos salm os com o el 21, el 109 y el 117: Duponi, J., Etudes sur les Actes des Apotres (París 1967), 265-269 y 283-307, etc.

C.27.

Elementos de la Liturgia de las Horas

315

E n efecto , los salm o s tie n en un sen tid o lite ra l q u e in clu so h o y no se p u ed e d e sa te n d e r (cf. O G L H 105-107). A h o ra b ien , « q u ien recita los salm o s en n o m b re de la Iglesia, debe d irig ir su aten ció n al sen ti­ do p le n o de los salm os, en esp ec ial al sen tid o m e siá n ico que m o v ió a la Ig lesia a serv irse del S alterio» (O G L H 109; c f D V 12). S eg ú n esto, « ta n to los P ad res co m o la litu rg ia p ro ce d iero n rec tam e n te al o ír en los salm o s a C risto q u e clam a al P adre o al P adre qu e h ab la con su H ijo, rec o n o cie n d o in clu so en ellos la voz de la Iglesia, de los A p ó sto le s o de los m á rtire s» (O G L H 109). D e este m o d o , «el que recita los sa lm o s en la litu rg ia de las h o ­ ras» h a de se r co n scie n te de q ue « no lo h ac e tan to en n o m b re p ro p io co m o en n o m b re de to d o el cu e rp o de C risto , e inclu so en n o m b re de la p e rso n a del m ism o C risto » (O G L H 108).

3.

Orar con los salmos

L os cristian o s h allan a veces no p o cas d ific u ltad e s p ara o ra r con los salm os. L a d ific u ltad p rin cip al rad ic a en la falta de fo rm ació n b íb lica y litúrgica. P or eso, «es necesario , an te to d o , q ue los fieles “a d q u ieran u n a in stru cció n b íb lic a m ás rica, p rin cip alm e n te acerca de los sa lm o s” (S C 90), y que ca d a cual, co n fo rm e a su ca p ac id a d , co n sid ere de qué m odo y con qué m éto d o p u ed e o rar rec tam e n te cu an d o los recita» (O G L H 102). A v ec es las d ific u ltad e s se p ro d u ce n a ca u sa del co n tra ste en tre el salm o y el estad o de án im o subjetivo. E sta d ific u ltad se d esv an e ce cu a n d o el que rec ita o c a n ta los salm os trata de sin to n iza r co n los se n tim ien to s de aleg ría o de triste za que aflo ran en la p le g aria (cf. O G L H 108) y de ap re n d er a « g u sta r la salm o d ia, m e d ita r v erso tras verso, d isp u e sto siem p re el co ra zó n a resp o n d e r a la v o lu n ta d del E sp íritu que in sp iró al salm ista y sigue a sistie n d o tam b ién a to d o el que c o n p ie d a d está d isp u e sto a re c ib ir su g ra c ia » (O G L H 104; cf. 102).

4.

Ordenación actual de la salmodia

La d istrib u c ió n y o rd en a ció n del salterio en el O ficio d iv in o h a co n o c id o v aria cio n e s c o n sid erab les a lo largo de la h istoria. El C o n ­ cilio V atica n o II estim ó la c o n v e n ie n cia de d istrib u ir los salm o s «no en u n a sem an a, sino en un p erío d o de tiem p o m ás largo» (SC 91). L a refo rm a litú rg ica o ptó p o r la d istrib u c ió n en cuatro se m an as 5: 5 Para ello se omitieron los salmos imprecatorios (Sal 57; 82; 108; cf. OGLH 130);

P.IV.

316

La santificación del tiempo

I SEMANA DEL SALTERIO Dom.

OF.LECT.

1 2 3

Lun.

Mart

Miérc.

Juev.

Vicm

6 9 ai 9 a2

9 bi 9 b2 11

17' 172 173

174 175 176

34' 342 343

104'* 1042 1043 11819

Sáb.

62 C 149

5 C 28

23 C 32

35 C 46

56 C 47

50 C 99

116'

1171 1172 1173

18 b

H.INTERM.

118 1 12 13

1182 16' 162

1183 24 1 242

1184 25 27

1185 33' 332

109 VISPERAS

113 a

C

10 14 C

19 20 C

26' 262 C

29 31 C

40 45 C

11814 15 C

90

85

142

301 129

15

87

4 133

LAUDES

71 72

COMPLETAS

* En el Tiempo Ordinario se toman los salmos 130 y 1311 2.

11 SEMANA DEL SALTERIO Dom. OF.LECT.

103' 1032 1033

LAUDES

117 C 150

H.INTERM.

22 75l 75 109

.

Lun.

Mart.

Miérc.

Juev.

Viem.

Sáb.

3°: 302 30

36' 362 36

38' 38 51

43' 432 43

37' 372 37

1051* 1052 105

41 C 18 a

42 C 64

76 C 96

79 C 80

1186 39' 39

1187 52 53

1188 54' 54

1189 55 56

61 66 C

7t' 71 C

48' 44' 442 48 C C C COMPLETAS como en la I semana. VISPERAS

113 b

50 C 147

91 C 8

118 10 58 59

118" 60 63

114 120 C

112 115 C

* En el Tiempo Ordinario se toma el salmo 135! 2'3. se redujo el número de salmos de cada hora (cf. OGLH 88); se dividieron en secciones los más largos, como el Sal 118 y otros 47 (cf. OGLH 124; 132); y se reptieron algunos (cf. OGLH 126): Cf. B e l l a v i s t a , J., «La actual distribución de los salmos en la Liturgia de las Horas», en Ph 134 (1983), 147-156; R o s e , A., «La répartition des psaumes dans le cycle liturgique», en LMD 105 (1971), 66-102, etc.

C.27.

Elementos de la Liturgia de las Horas

317

III SEMANA DEL SALTERIO Dom.

Lun.

Mart.

Miérc.

Juev.

Viem.

Sáb.

OF.LECT.

144' 1442 144

49' 492 493

67* 67 67

88' 882 88

884 883 88

68' 682 68

106' 1062 106

LAUDES

92 C 148

83 C 95

84 C 66

85 C 97

86 C 98

50 C 99

11819 C 116

117 ' 117i 117

I I 8 12 70' 70

118¡3 73 73

118'4 69 74

11815 78 79

2 11 212 21

118'6 33' 33

109 110 C

122 123 C

124 130 C

125 126 C

131' 131 C

H.INTERM.

VISPERAS

134' 134 C

121 129 C

COMPLETAS como en la 1 semana.

IV SEMANA DEL SALTERIO

OF.LECT.

LAUDES

Dom.

Lun.

23, 65 65

72' 72 723

Miérc.

Juev.

Viem.

Sáb.

101' 1012 1013

102' 1022 102

43'

77'*

43 43

77 77

174** 7 t 77

89 c, 134

100 c, 143'

107 C 145

142 C 146

50 C 147

75 75

118'7 81 119

118‘h 87 87

U 8 '9 93' 93

11820 127 128

11821 132 139

11822 44' 44

109 111 C

135' 1352 C

136 137 C

138' 138 C

143' 143 C

144' 144 C

140 141 C

117 C 150 22,

H.INTERM.

VISPERAS

Mart.

91 C 8

COMPLETAS como en la 1 semana. * En el Tiempo Ordinario se toma el salmo 541'2'3. ** En el Tiempo Ordinario se toma el salmo 4 9 1'2'3.

En las cu a tro se m an as ap arece n los cá n tic o s (C ) en los L au d es y en las V ísp eras (cf. O G L H 136-137) 6. H e aquí su orden: h Cf. C a b r o l , F., «Cantiques», en DACL 2 (1909), 1975-1994; R o u s s e a u , O., «La plus ancienne liste des cantiques liturgiques tirés de l’Ecriture», en RechSR 35 (1948), 120-129.

P.IV.

318

La santificación del tiempo

C A N T IC O S D E L A N TIG U O T E ST A M E N TO PA R A LAUDES 11 semana

I semana DOMINGO LUNES MARTES MIERCOLES JUEVES VIERNES SABADO

Dan 3,57-88.56 ICrón 29,10-13 Tob 13,1-10 Jdt 16,2-3.15-19 Jer 31,10-14 Is 45,15-26 Ex 15,1-4 8-13 III semana

DOMINGO LUNES MARTES MIERCOLES JUEVES VIERNES SABADO

Dan 3,57-88 56 Is 2,2-5 Is 26,1-4.7-9 Is 33,13-16 Is 40,10-17 Jer 14,17-21 Sab 9,1-6.9-11

Dan 3,52-57 Eclo 36,1-7.13-16 Is 38,10-14 17-20 1 Sam 2,1-10 Is 12,1-6 Hab 3,2-4 13a. 15-19 Dt 32,1-12 IV semana Dan 3,52-57 Is 42,10-16 Dan 3,26-29.34-41 ls 61,10-62,5 Is 66,10-14 Tob 13,10-13 15.16b-17 Ez 36,24-28

C A N T IC O S D E L N U EV O T E ST A M E N T O PARA V ISPER A S DOMINGO LUNES MARTES MIERCOLES JUEVES VIERNES SABADO

Ap 19,1-7 (en Cuaresma, IPe 2,21-25) E f 1,3-10 Ap 4,11; 5,9.10.12 Col 1,12-20 Ap 11,17-18, 12,10b-12a Ap 15,3-4 Flp 2,6-11

En la o rd en a ció n de los salm o s se han te n id o en cuenta: a) El carácter de cada h o ra del O ficio. P or ejem p lo , en L au d es el p rim e r salm o alu d e a la m a ñ an a y el salm o te rc ero es de a lab a n za (cf. O G L H 4 3 ). E n V ís p e ra s se e m p le a n s a lm o s d e a c c ió n d e g ra c ia s. En C o m p le ta s se h an e le g id o sa lm o s de c o n fia n z a (cf. O G L H 88). b) L a v in c u lació n de alg u n o s días al m isterio p ascu al. A sí, p ara el d o m in g o , se asig n an los salm o s 23, 109, 113, 117, etc. P ara el v iern es, ad em ás del salm o 50, se in c lu y e el salm o 21, rez ad o p o r Jesú s en la cruz, y o tro s salm o s p en iten c ia les (cf. O G L H 129). c) L as características literarias y te o ló g icas d e los salm os. Se h an resta u rad o los títulos d e los sa lm o s (cf. O G L H 111), y cad a

C.27

Elementos de la Liturgia de las Horas

319

salm o v a p rec ed id o de u n a brev e frase del N u ev o T estam e n to o de los S antos P ad res p ara m e jo r p recisar su se n tid o e s p iritu a l7. d) L a in terp retació n litúrgica de los salm os en las o ra cio n es sá lm ica s, aú n no p u b lic ad a s en ed ició n o ficial, pero de las que ex is­ ten v arias co leccio n es (O G L H 1 1 2 ) 8. e) L as an tífo n a s, que precisan el sen tid o de los salm o s, en m ar­ cá n d o lo s en un sen tid o p articu la r según el día litú rg ico o la co n m e­ m oració n ce le b ra d a (O G L H 113-120) 9. f ) Los div erso s m odos de sa lm o d ia r, en la recitació n o en el can to , tie n en ta m b ié n n o ta b le im p o rta n cia p ara ay u d a r a e x p re sar la ín d o le p ro p ia de cad a salm o (O G L H 121-122).

II.

LAS LECTURAS BIBLICAS Y SUS RESPONSORIOS

El se g u n d o elem e n to co n stitu tiv o del O ficio d esp u és de los sa l­ m os y cá n tic o s lo fo rm an las lectu ras b íb licas larg as o b rev es, y co n ellas los resp o n so rio s.

1.

Leccionario bíblico del «oficio de lectura»

A u nque en un p rin cip io se p ro y ec tó un L eccio n ario b íb lico b ie ­ nal, d esp u és se o ptó p o r un curso anual (cf. O G L H 145- 146 ) 10. En líneas gen erales, he aquí los criterio s seguidos: Se p ro cu ró u n a cierta co rrelació n con el L eccionario de la M isa n , de m an era que el N u e­ vo T estam e n to se lee ca d a año ín te g ram e n te en tre las le ctu ras de la M isa y las del O ficio; lo que no sucede con el A n tig u o T estam en to , 7 C f F i s c h f r , B , «Les titres chrétiens des psaumes dans le nouvel Office Divin», en LMD 135 (1978), 148-157 Para la redacción de los títulos actuales se han tenido en cuentan los antiguos recopilados en Sal m o n , P , Les «tituhpsalmorum» des anciens manuscnts latins (Pans-Cittá del Vaticano 1959) 8 C f A r o c l n a , F., Orationes super psalmos e Ritu Hispano-Mozarabico ad Lau­ des matutinas et Vesperas per quattuor hebdómadas Psalteru distributae (Toleti 1993), C a n a l s , J M., Las colectas de salmos de la serie «Visita nos» Introducción, edición critica e índices (Salamanca 1978), P in fll, J., Líber orationum psalm ographus Colectas de salmos del antiguo Rito hispánico (Madrid 1972), etc 9 C f L o d i , E , «L’antifonario della liturgia oraría nei tempi forti», en D f l l ’O r o , F (dir ), Mystenon Miscellanea S Marsili (Leumann-Torino 1981), 499-523, etc 10 Véanse en Not 68 (1971), 393-408, 119/123 (1976), 238-248, 324-333 y 378388. 306/307 (1992), 9-167, Ph 93 (1976), 201-213; cf. F a r n l s , P , «El leccionario bíblico bienal de la LH», en Ph 125 (1981), 409-425, M a r t i m o r t , A. G , «Le lectionnaire biennal de l’Office de lecture», en Not 302 (1991), 486-509; R o s e , A., «La répartition des lectures bibhques dans le livre de la Liturgie des Heures», en EL 85 (1971), 281-305, etc. 11 Cf E v e n o u , J , «Les lectures de la Mcsse et de EOffice, complcmentaires ou concurrentes9», en LMD 135 (1978), 83-97.

320

P / V.

La santificación del tiempo

del q ue sólo se lee una se lecció n (cf. O G L H 146). E n la d istrib u ció n de los libros b íb lico s se han te n id o m u y en cu e n ta los tie m p o s del año litú rg ico (cf. O G L H 147-152). P ara las so le m n id a d es y fiestas se h an asig n ad o le ctu ras p ro p ias ( c f O G L H 154). C a d a u n a de las períco p a s b íb lica s g u a rd a cierta unidad. P o r este m o tiv o , a v eces, se o m iten alg u n o s v ersíc u lo s (cf. O G L H 155).

2.

Las lecturas breves

L as lectu ras b rev e s son fra g m en to s selecto s de la S ag rad a E scri­ tu ra, en fo rm a de se n ten c ia o de ex h o rta ció n (cf. O G L H 156). E n el actu al O ficio d iv in o h ay 561 le ctu ras breves. C u a tro series se d istri­ b u y en en las cu a tro sem an as del S alterio, ad e m á s de las p ro p ias de A d v ien to -N a v id ad , C u a re sm a , P ascua, y las d estin a d as a cad a so ­ le m n id ad y fiesta (O G L H 157; cf. O G L H 4 4-46 ; 79-80; 88; 156158) ,2. L as lectu ras brev es son v erd a d eras p ro cla m ac io n e s de la Pa­ lab ra de D ios, q u e p u ed en ir se g u id as de h o m ilía y silen cio . P or o tra p arte , « h ay lib e rta d p a ra h a c e r u n a le ctu ra b íb lic a m ás ex ten sa» (O G L H 46; cf. 2 4 8 -2 4 9 , 251).

3.

Los responsorios

L os resp o so rio s, qu e en el O ficio d iv in o sig u en a las lectu ras b íb lica s largas o b rev e s, ay u d a n a la m e d ita ció n o ran te del tex to leí­ do, y d an su in te rp re tac ió n litú rg ica y su clav e cristo ló g ic a. En el o ficio d e lectu ra los resp o n so rio s qu e siguen a las lectu ras p atrístic as y las h a g io g rá fica s suelen ser m ás libres. En la h o ra in term ed ia son u n a ac la m ac ió n b rev e, a m o d o de eco o reso n a n cia in terio r de la P ala b ra escu c h ad a ( c f O G L H 169-172) 13.

III.

LAS LECTURAS PATRISTICAS Y HAGIOGRAFICAS

E ste pu n to viene a ser co n tin u ac ió n del d ed icad o al o ficio de le ctu ra en el ca p ítu lo anterior.

12 Cf. F a rn e s, P., «Lecturas bíblicas breves y largas», en OrH 1 (1986), 319-324; Id., «Las lecturas breves», ib. 20 (1989), 349-356. 13 Cf. L e n g e lin g , E. J., «Le letture bibliche e i loro responsori nella nuova LH», en D e l l ’O r o , F . (dir.), Liturgia delle ore, op. cit., 1 8 5 - 2 1 9 .

C.27.

1.

Elementos de la Liturgia de las Horas

321

L eccio n a rio p a trístico

A l e lab o rar el actual L ec cio n ario p atrístic o 14, se han ten id o en cu e n ta los sig u ien te s criterio s p o sitiv o s: p ro c u ra r te x to s de g ran v a­ lo r esp iritu al, en ord en a la v id a cristian a; aten ció n al año litú rg ico , c o n a y u d a a v ec es de se rm o n e s y h o m ilía s q u e ac en tú an su d im e n ­ sión sa cram en tal y su e fic ac ia esp iritu al; p rese n tac ió n , ju n to a los S an to s P adres, de e scrito s de d o cto re s de la Ig lesia y p ág in as del C o n c ilio V atica n o II y de los Papas; re c o g e r te x to s so b re la o ració n y el cu lto que ayu d en p a ra la v id a p asto ra l y p ara la e s p iritu alid ad litú rgica. En sen tid o n eg ativ o : e x c lu ir te x to s q u e p u d ie ra n resu ltar p ro b le m á tic o s p o r su fo n d o o p o r sus ex p re sio n es, o p o rq u e to c an c u e stio n es te o ló g ic as o filo só fic as d eb a tid a s, o p o rq u e co n tien e n aleg o rism o s ex a g erad o s, an tise m itism o s, etc. S ig u ien d o los criterio s ex p re sad o s, la le ctu ra p atrístic a, co n fo rm e a la trad ició n ro m an a, e stá u n id a a la le ctu ra b íb lica p rec ed en te (cf. O G L H 159). A v eces se o fre ce un d o c u m e n to de alg ú n P ad re de fo rm a co n tin u ad a d u ran te v ario s días. E n to d o s lo s caso s, u n a frase, a m o d o de títu lo al inicio de la lectura, fav o rece su co m p re n sió n . El actual L ec cio n a rio p atrístic o es u n a ex celen te an to lo g ía de tex to s cristian o s, en la q u e están p re se n te s P ad res y escrito res de to d as las ép ocas, de O rien te y de O cc id en te, y en la que se to c a un a g ran v aried ad de te m as l5. A d em á s, el L ec cio n ario p u ed e ser co m p letad o p o r o tro a d lib itu m c o n u n a m a y o r a b u n d a n c ia d e le c tu ra s (cf. O G L H 161). Y ex iste ta m b ié n la p o sib ilid a d de que las C o n fe re n ­ c ia s E p is c o p a le s a ñ a d a n o tro s te x to s d e la tr a d ic ió n lo c a l (cf. O G L H 162). P o r o tra parte, las co m u n id ad e s m o n ásticas cu en tan ta m b ié n con un L eccio nario p atrístico 16.

2.

Leccionario hagiográfíco

El C o n c ilio V atican o II q u iso « d ev o lv er su v erd a d h istó ric a a las p asio n es o vid as de lo s san to s» en el o fic io d e lectu ra (S C 92 c). La ta re a no era fácil de realizar, esp ec ialm en te resp e cto de los san to s an terio res al co m ien z o de los p ro ce so s de c a n o n iz ac ió n (s. xii). P ara 14 Véase el índice en Not 95/96 (1974), 253-276; cf.: A s h w o r t , H., «11 lezionario patrístico del nuovo Ufficio divino», en D e l l ’O r o , F. (dir.), Liturgia delle ore, op. cit., 221-227; M a r t i m o r t , A . G., «La lecture patristique dans la Liturgie des Heures», en M irabile laudis canticum ( B f l s 60, Roma 1991), 161-183, etc. 15 Véase F e r r f i r a , P., Indice dos temas, autores e obras das leituras patrísticas e eclesiásticas da Liturgia das Horas (Lisboa 1979), etc. 1(1 Leccionario bienal bíblico-patrístico de la Liturgia de las Horas. 3-4 (Zamora 1984). Cf. A s h w o r t h , « A Proposed Monastic Lectionary, References and Themes», en EL 91 (1977), 74-92, 171-189, 246-270, 382-413,499-514; 92 (1978), 88-110.

322

P.IV.

La santificación del tiempo

reso lv e r el p ro b lem a de la falta de d o cu m en ta ció n se o p tó p o r u n a solución doble: in clu ir una b rev e rese ñ a histó rica, co n d ato s cierto s referen tes al santo y a su culto, al co m ien zo del o ficio co rresp o n ­ diente; e in tro d u cir la lectu ra h ag io g rá fica , p ro p iam en te tal, en se­ g u ndo lugar l7. E ste le ccio n ario se ha elab o rad o con arreg lo a los criterio s si­ guientes: d ejar h ab lar al santo m ism o a trav és de sus e scrito s — se h a hech o en u nos seten ta ca so s— ; e m p le a r b io g rafía s co n tem p o rán e as o bien in fo rm ad as — en u nos trein ta caso s— ; resp e cto de las A ctas de los M ártires sólo se han e m p lea d o cuatro de las an tig u as, d o c u ­ m en talm en te ciertas, y en o tros casos, u n o s cu a ren ta , se h an to m a d o escrito s de P adres q u e h ab lan del m á rtir co n creto o d el m a rtirio en g eneral; p o r últim o se h an co m p u esto lecturas n u ev as p ara alg u n o s santos, con bu en as b ases h istóricas.

IV.

LOS HIMNOS

L os h im n o s son ca n to s que alab an a D ios, y su elen te rm in ar co n u na d o xología trin itaria (cf. O G L H 174) ,8. S ituad o s al co m ien zo de ca d a hora, intro d u cen en la c e le b ra ció n y le dan un co lo rid o p ro p io (cf. O G L H 42; 58; 62). L os h im n o s son c e rca de 300 en la ed ició n típ ica latina del actual O ficio d iv in o 19. L a edició n esp añ o la de la L itu rg ia de las H o ra s los ha co n serv ad o en ap én d ices, p ero ha in c o r­ po rad o 270 him n o s y p o em as in tro d u cto rio s a la o ració n , en len g u a c a s te lla n a 20. P ara elab o rarlo s se ob serv aro n los sig u ien tes criterio s: traducir, en v ersio n e s m ás o m en o s libres, him n o s latin o s, rec re án ­ d o lo s a veces; se lec cio n a r te x to s de la an to lo g ía p o ética relig io sa en c a ste lla n o ; in c o rp o ra r c a n to s re lig io so s de ac ep tac ió n g en e ral; y cre ar him n o s n u ev o s — cerca de un cen te n ar— , ex p re sam e n te d esti­ n ad o s a la liturgia de las horas. 17 Cf A m o r e , A , «Le letture agiografíche nella Liturgia delle ore», en D e l l ’O r o , F (dir.), Liturgia delle Ore, op c it , 229-240, J o u n e l , P., «Les lectures du Sanctoral dans la LH», en Not 302 (1991), 531 -547 18 Del himno como situación ritual se ha hablado en el cap IX |y Cf. C o s t e , M , «L’hymne et sa fonction dans l’Offíce», en LMD 143 (1980), 61-78; L e n t i n i , A , «Te decet hymnus» lunario della Liturgia delle ore (Roma 1984); Ol ivar, A., «El himno en la celebración del Oficio», en Ph 65 (1971), 447-454 20 Cf. Himnos de la Liturgia de las Horas (Coeditores Litúrgicos 1988); V e l a d o G r a n a , B , «Los himnos castellanos del nuevo Oficio», en PastL 18/120 (1981), 6-45; Id , «Los himnos de la Liturgia de las Horas en su edición española», en Ph 130 (1982) 325-335, y en LMD 151 (1982), 67-82.

C.27 V.

Elementos de la Liturgia de las Horas

323

LAS PRECES Y LAS ORACIONES

S ig u ien d o el co n sejo del A póstol (cf. 1 T im 2 , 1-2 ), la litu rg ia de las h o ras, de m o d o se m ejan te a co m o se h ace en la M isa (cf. O G L H 180), in c lu y e ta m b ié n d o s se ries de p re c e s. C o n este n o m b re «se d esig n an tan to las in te rcesio n es que se h acen en V ísp e ra s co m o las in v o c ac io n es h ec h as p ara co n sa g ra r el día a D ios en los L au d es m a­ tu tin o s» (O G L H 182). El O ficio d iv in o actu al o fre ce ce rca de dos m il in te n cio n es, q ue m u c h as v eces son p rec io sas p ará frasis d e tex to s d e la E scritu ra. P ero, ad em ás, c a d a fo rm u lario q u ed a ab ierto a o tras in te n cio n es p e rso n a les o lo cales ( c f O G L H 188). L as p rec es, que p erm iten ta n to la ce le b ra ció n c o m u n ita ria co m o la rec itac ió n p o r u n o solo ( c f O G L H 189; 191), se d istrib u y e n en el salterio de las cu atro se m an as, así co m o en so le m n id a d es, fiestas, o ficio s co m u n es, y en to d o s los d ías de A dviento, C u a re sm a y P ascua ( c f O G L H 183) 2I. E n el sa lterio de las cu a tro sem an as, en los v o lú m e n es III y IV ta n to de la ed ició n típ ic a la tin a co m o de la ed ició n o ficial esp añ o la, fig u ra n p ara las ferias del T ie m p o « d u ran te el año» las o rac io n es co n c lu siv as de L au d e s y de V ísp e ra s, m ás las de las H o ras In term e­ d ias. E stas o rac io n es, to m a d as de las que co n ten ía n los an tig u o s sa­ c ra m é n ta n o s p ara el O ficio o c o m p u estas ex p r o fe s s o p ara rec o g er el sig n ific ad o de las horas, fo rm a n u na co lec ció n im p o rtan te d e cara a la esp iritu alid ad de la o ració n de la I g le s ia 22. 21 C f B o l ’r m o n t , C l d e , «Fonction et expression des pnéres d’intercession», en LMD 105 (1971), 134-149; E v e n o u , J , «Les pnéres d’intercession», ib 143 (1980), 107-123, R a f f a , V., «Le intercessioni di Lodi e di Vespn», en EL 8 6 (1971), 41-60 22 C f D u m a s , A , «Le orazioni del Ufficio feríale nel tempo p er annum», en D e l l ’O r o , F. (dir.), Liturgia delle ore, op. c it, 251-268, P i n e l l , J , «Le orazioni composte per EUfficio divino nelfam bito della tradizione eucologica latina», en Not 154 y 155 (1979), 250-265 y 310-340

PARTE QUINTA

VIVENCIA DEL MI S T E R I O

C a p ít u l o X X V I I I

E VANGELIZA ClONf CATEQUESIS Y EXPRESION LITURGICA DE LA FE La liturgia es la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana to­ da su fuerza (SC 10). BIBLIOGRAFIA A u d e t , J.-P., «La fe y la expresión cultual», en C o n g a r , Y. M. et AA.AA., La Liturgia después del Vaticano 11 (M adrid 1969), 385-437; B r o v e l l i , F., «Fe y liturgia», en NDL, 840-854; D a l m a i s , I. H., «La litur­ gia y el depósito de la fe», en M a r t i m o r t , 296-304; L u k k e n , G., «La litur­ gie comme lieu théologique irremplagable», en QL 56 (1975), 97-112; Koc h u p a r a m p i l , X., «The Liturgical Dimensión o f Evangelization», en QL 72 (1991), 218-230; L ó p e z M a r t í n í , 311-346; 2, 335-372; R a m o s , M., «Evangelización y liturgia», en NDL, 772-777; S a r t o r e , D., «Catequesis y liturgia», en NDL, 319-333; T r i a c c a , A. M . - P i s t o i a , A. (dir.), La liturgie expression de la fo i ( B e l s 16, Roma 1979); y Conc 82 (1973); «Cuadernos Phase» 8 y 38 (Barcelona 1989 y 1992); LMD 134 (1978); 140 (1979); 178 (1989); Ph 28 (1965); 190 (1992); RL 60/5 (1973); 67/2 (1980); 69/2 (1982); 72/1 (1985); 76/1 (1989); TCat 37/38 (1991).

C on este ca p ítu lo se in icia la ú ltim a p arte de este m a n u al, d e d i­ ca d a a los asp ec to s v iv e n cia le s de la liturgia. El p rim e ro d e esto s asp ec to s afe c ta a las rela cio n e s en tre la litu rg ia y la fe (cf. SC 59), y en tre la litu rg ia, la e v a n g eliza ció n y la cate q u esis (cf. SC 9; 33; 35). U n id o a este te m a está el d e la liturgia co m o lu g a r te o ló g ic o d e la fe de la Iglesia.

I.

EVANGELIZACION Y LITURGIA

L a ev an g eliza ció n , in clu so b ajo el m a tiz de « n u ev a e v a n g e liz a ­ ción» la n za d o po r el p ap a Ju an P ablo II en 1983 \ es un reto p ara la Ig lesia d e n u estro tiem p o , q u e alca n zó a m p lia reso n a n cia en la te rc e­ ra A sa m b le a gen eral del S ínodo de los O b isp o s d e 1974 y en la 1 J u a n P a b l o II, «Discurso a la Asamblea del CELAM», en Haití el 9-III-1983, en Ecclesia 2119(1983), 415. No obstante fue en 1979 cuando habló por primera vez de la nueva evangelización: cf. Peregrinación Apostólica a Polonia (BAC minor 56, Madrid 1979), 211-212.

32 8

P. V.

La vivencia del misterio

ex h o rta ció n a p o stó lic a E v a n g e lii n u n tia n d i de P ab lo V I 2. La litu rg ia no es in d ife re n te a este reto. 1.

P erfiles d e u n a p ro b lem á tica

En efecto, la ev a n g e liz a c ió n ha su citad o n u m e ro so s in terro g an tes a la liturgia, no sólo en el ám b ito teó rico , sino, so b re to d o , en el terren o de la p rác tica p a s to r a l3. E stos in terro g an tes han p u esto en e v id en c ia la n e c e sid a d de un m a y o r a c erca m ie n to en tre la acció n e v a n g e liz a d o ra y ca te q u ética y la p a sto ra l litú rg ica, p ara su p e ra r p la n tea m ie n to s u n ila te ra les o ab so rb e n tes de lo q ue es p ro p io de ca­ da una 4. P o r otra parte, los p ro b le m a s en tre e v a n g eliza ció n y celeb ració n h ab ían su rg id o an te el c re cie n te p ro c e so de d e sin te g ra ció n de las lla m a d as « v ie jas c ristian d a d es» . L a p asto ra l se d eb a tía en tre un a p rác tica sa cram e n ta l te n d en te a aseg u rar, ante tod o , la v alid ez de los rito s y un n u ev o esfu e rz o m isio n ero de e v a n g eliza ció n de las p e rso ­ n as que, au n q u e b au tiza d as, p o se ía n u nos n iv e les m u y b ajo s de fe y de vida cristian a y que, n o obstan te, p ed ían los sa cram e n to s 5. E sta p ro b lem átic a se ag u d izó en los añ o s de la ap lica ció n de la refo rm a litú rg ica, a ca u sa de u n a serie de fen ó m en o s so c io cu ltu ra le s qu e vi­ n iero n a h ac er m ás difícil la acción p asto ra l de la Ig lesia 6.

2.

U n id ad en tre ev a n g eliza c ió n y litu rgia

El ac erca m ie n to en tre e v a n g eliza ció n y litu rg ia se p ro d u ce sobre la b ase de lo qu e c o n stitu y e la m isió n to tal de la Ig lesia (cf. EN 14) y de lo que sig n ific a la e v a n g eliza ció n (cf. E V 18). Sin em b arg o , no es fácil d efin ir ésta 1. E v an g e liz ar es an u n c ia r el n o m b re, la d o ctrina, 2 De 8-XII-1975, en AAS 58 (1976) 5-76; trad españ. en G u e r r e r o 1, 85-120 (= EN) 3 Cf. F l o r j s t a n , C., «¿Evangeliza la liturgia?», en Ph 190 (1992), 341-349; R a m o s , M., «Evangelización y liturgia», en S N. de Liturgia, Evangelización y sacramentos (Madrid 1975), 179-191. 4 Cf. A l d a z a b a l , J , «Preguntas a la catequesis desde la liturgia», en Ph 118 (1980), 255-266 (Bibl.); M a l d o n a d o , L , «El estilo «catequético» de la celebración», ib 172 (1989), 313-316. 5 Cf. M a l d o n a d o , L., «Liturgia eucarística y evangelización», en PastM 2 (1965), 26-46; R o v i r a , J M., « L o s sacramentos, signos de fe», en Ph 28 (1965), 187-199; S e b a s t i a n , F., «Sacramentos y fe. Un problema de la pastoral española», en Iglesia Viva 1 (1966), 75-85, etc. 6 Respecto de España c f T e n a , P , «Itinerario del tema “evangelización y sacra­ mento”», en Ph 85 (1975), 6-16; e Hispanoamérica c f C e l a m , «Liturgia y evangelización», en Not 98 (1974), 328-330, etc. 7 El documento de trabajo del Sínodo de los Obispos de 1974 recogía hasta cuatro nociones de evangelización. Véase: La evangelización del mundo contemporáneo.

C 28

Evangelización, catequesis ...

329

la v id a, las p ro m esa s, el R ein o , el m isterio de Jesú s de N az aret H ijo de D io s, con v istas a una ad h e sió n vital a C risto y a la en tra d a v isi­ b le en la c o m u n id ad eclesial m e d ian te los sig n o s o g esto s sa cram e n ­ tales de la Ig lesia (cf. E N 22-24). El n ú cleo de la e v a n g eliza ció n es la p ro cla m ac ió n ex p lícita de que «en Jesu cristo , H ijo d e D io s h ech o h o m b re, m u e rto y resu c ita d o , se ofrece la sa lv ac ió n a to d o s los h o m ­ bres, co m o don de la g rac ia y de la m ise ric o rd ia d e D io s» (E N 27). E sto rec lam a u n a g ran u n id a d en tre ev a n g eliza ció n y p asto ral de los sacram en to s: « N u n ca se in sistirá b astan te en el h ec h o de qu e la ev a n g eliza ció n no se ag o ta co n la p red ic ac ió n y la en señ a n za d e u n a d o ctrin a... L a ev a n g eliza ció n d e sp lie g a to d a su riq u e z a cu a n d o rea li­ za la un ió n m ás íntim a, o m ejor, u n a in te rco m u n ic ac ió n ja m á s in te­ rru m p id a, en tre la P ala b ra y los sacram en to s. En un cierto sen tid o es un eq u ív o co o p o n er, co m o se h ace a v eces, la e v a n g eliza ció n a la sa cram en talizació n » (EN 4 7 ) 8. El C o n c ilio V atica n o II lo h ab ía in d ic ad o ta m b ié n , al referirse al an u n c io del E v an g e lio y a la litu rg ia co m o dos m o m e n to s de la m i­ sió n de la Ig lesia (cf. SC 6; 9; PO 4; A G 13-15), y al rec o rd a r que los sa cram e n to s son « sa cram e n to s de la fe», que « n o só lo la su p o ­ nen, sino q u e la fo rtalecen , la alim e n tan y la e x p re san co n p alab ras y ac cio n es» (SC 59; cf. 6 0 -6 1 ) 9. II.

CATEQUESIS Y LITURGIA

L a ca te q u esis y la litu rg ia tie n en en c o m ú n el d irig irse a lo s fíe ­ les, y a q ue la cate q u esis es « u n a ed u c ac ió n en la fe de los n iñ o s, de los jó v e n e s y ad u lto s que c o m p re n d e e sp ec ialm en te u n a e n señ a n za de la d o ctrin a cristian a , d a d a g en e ralm e n te de m o d o o rg án ic o y sis­ tem ático con m iras a in iciarlo s en la p le n itu d de la v id a cristian a» 10. En este sentido, la ca te q u esis está u n id a a la ce le b ra ció n y se articu la co n ella, au n q u e sin c o n fu n d irse con ella (cf. C a t 6). 1.

R ela cio n es en tre ca te q u esis y litu rg ia

Pero, adem ás de destinatarios com unes, la catequesis y la liturgia co m parten la tarea de introducir a los hom bres en el m isterio de la Documento preparatorio al Sínodo de Obispos (Madrid 1974), c f F l o r i s t a n , C , «Evangelización», en CFP, 339-351 (B ib l), espec 339-242 8 Cf. N e u n h e u s e r , B., «Evangelizzazione e celebrazione litúrgica», en P. U, Urbaniana, L ’annunzio del Vangelo oggi Commento all ’Esort Apost di Paolo V I «Evangelu Nuntiandi» (Roma 1977), 237-253, y N o c e n t , A., «L’annunziodel Vangelo nella liturgia», i b , 35-55. 9 Véanse también Cat 1153 y 1155 10 Cat 5.

330

P. V.

La vivencia del misterio

salvación, ayudándoles a vivir y a exp resar su fe 1'. L a suya no es una ta re a paralela, sin o conv erg en te. P or una parte, la cateq u esis está orientada a la exposición de la fe y a la confesión de ésta, que tiene lugar en la celebración, especialm ente en la eucaristía, cum bre de toda evangelización (cf. PO 5). P or otra parte, la liturgia significa tam bién la actualización continuada de la historia personal y com unitaria de la conversión y de la fe de los fieles, así com o el m edio m ás eficaz de la incorporación del hom bre al m isterio de Jesucristo l2. En el d esarro llo de su tarea, la cate q u esis se sirv e de la litu rg ia, es decir, de los signos, de las p alab ras y de los g esto s d e la c e le b ra­ ción, p ara tra n sm itir la d o ctrin a de la fe y p ara e d u c a r a los d estin a­ tarios en la v id a cristian a. L a ca te q u esis ex p lica ta m b ié n los sig n o s sa g ra d o s q ue u sa la litu rg ia y co n trib u y e a la in ic ia ció n g rad u al y p ro g re siv a de los ca n d id a to s a los sa cram e n to s en la celeb ració n co n scie n te y fructuosa. E sta in ic ia ció n h a sido d ifícil siem p re, p o r­ que los ritos afe cta n a la to ta lid a d del h o m b re y re q u ie re n un co n o ­ c im ien to m ás am p lio que la so la d octrina. L a cate q u esis b u sc a h o y o fre ce r una fo rm a ció n cristian a m ás integ ral, en el m arco in d isp en ­ sab le de la co m u n id ad e c le s ia l13. E s ju sta m e n te esta v isió n la que d eb e llev ar a la ca te q u esis a a su m ir p le n am e n te su ta re a en la in ic ia­ ció n en la v id a litú rg ica y sacram en tal. P ero esto no se rá rea lid ad sin el ap o y o y la c o lab o rac ió n de q u ie ­ n es trab ajan en el ca m p o de la p asto ra l litúrgica. E sto s ú ltim o s h an de to m a r en m a y o r co n sid erac ió n los asp ec to s d id a scá lic o s de la li­ tu rg ia, y cu id ar al m á x im o la d im e n sió n e x p re siv a y co m u n ica tiv a de la fe en los signos, en los textos y en los gesto s litú rg ico s I4. E l C a tecism o d e la Ig lesia C atólica es un p u n to de en c u en tro en tre c a ­ te q u esis y liturgia, so b re to d o desd e el m o m e n to en q u e la d o ctrin a sobre la cele b ra ció n d e l M iste rio cristia n o (II p arte d el C a tecism o ) o fre ce u n a v isió n p le n a m e n te in te g rad o ra ta n to de lo q u e es la litu r­ 11 B r o v e l l i , F. (dir.), Liturgia e catechesi (Roma 1993); M a l d o n a d o , L., «Cele­ brar. Reflexiones para un diálogo entre catequistas y liturgistas», en TCat 26/27 (1988), 463-475; T r i a c c a , A. M., «II rapporto “Liturgia-Catechesi” nella dinámica ecclesiale. Paralelismo o convergenza?», en Not 238 (1986), 322-346; V e r h e u l , A., «Liturgie et catéchése», en QL 67 (1986), 252-261, etc. 12 Véanse: C. para el Clero, Directorio Catequístico general, de 1971 (Madrid 1973), nn.l7ss, espec. n.25; J u a n P a b l o II, Exhort. Apost. Catechesi tradendae, de 16-X -1979, nn.20 y 23-24, en G u e r r e r o 2, 130 y 133-134; Comisión E. de Enseñanza y Catequesis de España, La catequesis de la comunidad (Madrid 1983), nn.44ss, 59ss, 89-90 y 234. 13 Cf. E s t e p a , Mons. J. M., «La comunidad cristiana, origen, meta, ámbito y agentes de la catequesis», en Actualidad Catequética 92/93 (1979), 231-253. 14 Cf. C o f f y , R., «La celebración, lugar de la educación en la fe», en Ph 118 (1980), 267-280; F e r r i e r e , C., «La célébration: lieu de catéchése?», en PLit 56 (1974), 451455; F l o r i s t á n , C., «La liturgia, lugar de educación en la fe», en Conc 194 (1984), 87-99, etc.

C.28.

Evangelización, catequesis.

331

gia en cu an to m isterio y ce le b ra ció n , co m o de las rela cio n e s co n la cateq u esis, esp ec ialm en te la ca teq u e sis m ista g ó g ica 15.

2.

L ey es de la ca teq u esis litú rg ica

Se en tien d e aquí p o r c a te q u esis litú rg ica no la m istag o g ia, que tien e lu g a r p rin cip alm e n te en la m ism a ce le b ra ció n , sin o la ex p lic a ­ ció n p rev ia de los rito s y de los tex to s que h an de u sarse en una d eterm in a d a acció n litú rgica. L a cate q u esis litú rg ica fo rm a p arte de la p rep a ra ció n de alg u n o s sa cram en to s y deb e rea lizarse sig u ien d o los co n ten id o s y las o rien tacio n es de los resp ectiv o s R itu ales ,6. H e aquí alg u n as leyes que h a de ten er en cu en ta 17: a) P reem in en cia d e la P ala b ra d e D ios, m a n ifesta d a en la e s­ tru c tu ra de los ritos: p rim e ro la P alabra, luego el rito sacram en tal; en la in sp ira ció n b íb lic a de las fó rm u las y d em ás texto s; en la referen c ia co n stan te que se h ace en los p ra e n o ta n d a al d ato b íb lico y p atrístico ; y en el m o d o com o las rú b ric as articu lan la litu rg ia de la P alab ra y la litu rg ia del sacram en to . L a ce le b ra ció n no sólo es m e ta de la ca te­ q u esis litú rg ica, sino p u n to de p artid a de la m ism a. b) In terio riza ció n de la acción litú rg ica o co rresp o n d e n cia e n ­ tre las actitu d es in tern as y los gesto s o accio n es. E n efecto , la ca te­ q u esis litú rg ica se o rien ta h a c ia la p articip a ció n ac tiv a y fru c tu o sa de los fíeles, pero la p articip a ció n ex tern a está al serv icio de la actitu d in terio r, de la fe y del deseo de cre cer en ella. c) In teg ra ció n d el crey en te en la com unida d , y de ésta en la Iglesia un iv ersal, p ara que el sa cram e n to fo rm e p arte de la v id a de c a d a in d iv id u o y de ca d a p u eb lo e n riq u e cie n d o su h o rizo n te existencial. d) C o n tin u id a d en tre la cateq u esis y la liturgia: la ca teq u esis litú rg ica d eb e p resta r aten ció n a to d o s los elem e n to s q u e co m p o n en u n a ce le b ra ció n , y su b ray a r aq u e llo s m ism o s asp ec to s que los R itu a­ les p o n en en p rim e r p lano. P or otra parte, esta c a te q u esis d eb e p ro ­ lo n g a rse de alg u n a m a n e ra en las in te rv en cio n es del c o m en ta d o r o m o n ito r en la ce le b ra ció n litúrgica. 15 Véanse Cat 1074 y 1075. Sobre la segunda parte del Catecismo cf. L ó p e z J., «La celebración del misterio cristiano. La II parte del “Catecismo de la Iglesia Católica”», en TCat 43/44 (1992), 391-413, y los estudios citados en la n.6 de la Introducción a este volumen. 1(1 De la importancia del Ritual se ha hablado ya en el cap. XVI. 17 Sigo a T r j a c c a , A. M., «La liturgia educa alia liturgia?», en RL 58 (1971), 261-275; Id., «Contributo per una catechesi liturgico-sacramentale. In margine al nuovo Ordo Confirmationis», en RL 60 (1973), 611-632.

M a r tin ,

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P. V. III.

La vivencia del misterio

LA LITURGIA, EXPRESION DE LA FE

La liturgia, en cu an to cu m b re de la acció n ev a n g e liz a d o ra (cf. PO 5; SC 10), g u ard a ta m b ié n una ín tim a rela ció n co n la fe. U n a rela ció n que co m p re n d e vario s aspectos.

1.

La litu rgia y la co n fesió n de la fe

Y a se ha in d icad o an tes q ue la ca te q u esis está o rie n ta d a a la co n ­ fesión de la fe, e sp ec ialm en te en la liturgia. A h o ra bien, cu an d o se afirm a que en la litu rg ia se co n fie sa la fe, o se c e le b ra la fe, no se alu d e tan sólo a la fe perso n al de q u ie n es to m an p arte en la c e le b ra­ ción, sino a la fe de la Iglesia, p ro c la m a d a y ce le b ra d a co n las p a la ­ bras y los g esto s de la litu rg ia y que h acen suya los qu e la p ro fesan . L a c e le b ra c ió n litú rg ica, en cu an to m a n ifesta ció n p rin cip al de la Ig lesia, es el ám b ito n ecesario — au n q u e no el ú n ic o — en el q u e se co n fie sa la fe. A sí lo ratifica el m in istro del B a u tism o cu an d o d ice co n to d a la asam blea: « E sta es n u estra fe, ésta es la fe de la Ig lesia qu e nos g lo riam o s de p ro fe sar en C risto Jesús, S eñ o r n u estro » 18. «L a Iglesia cree de la m ism a m a n era que ora. C ad a ce le b ra ció n eu c arística es u n a p ro fe sió n de fe. L a n o rm a de la p le g a ria es n o rm a de la fe» 19. P ero esto no se p ro d u ce so lam en te en la p le g aria eu c a ­ rística y en el sím b o lo de la fe, c u y a estru c tu ra y co n ten id o s son m u y sem ejan tes 20, sino tam b ién en las d em ás fórm ulas eu c o ló g ic as y en los rito s y signos, es decir, en to d o s los elem e n to s de la litu rg ia y en to d a s las celeb racio n es.

2 . L a litu rgia ex p re sa la fe La litu rg ia no es so la m e n te ám b ito en el qu e se ce le b ra la fe, sino que es, ella m ism a, exp resió n de la fe de la Iglesia 2I. S u p erad a una visión p arcial y su b jetiv a de esta ex p re sió n , q ue su p o n e un red u ccio nism o de la ce le b ra ció n litú rg ica a la p ro b le m á tic a d e la ex p e rien c ia 18 Ritual del Bautismo de niños (Coeditores Litúrgicos 1970), 48. Véase también Ritual de la Confirmación (Coeditores Litúrgicos 1976), 33. 19 Les Évéques de France, 11 est grand le mystére de la foi. Priére et fo i de l ’Eglise Catholique (Paris 1978), Introd. 20 Cf. L a n n e , E., «La relazione dell’anafora eucarística alia confessione di fede», en Sacra Dottrina 47 (1967), 383-396; F e d e r ic i , T., Letture bibliche sulla fed e (Roma 1971), 453-480. 21 Cf. A l e s s i o , L., «La liturgia y la fe», en Not 159 (1979), 578-583; M a l d o n a d o , L «Celebración y expresión de la fe», en EstT 19 (1985), 91-105; R a m i s , G., «La liturgia, expresión de fe», en Ph 114 (1979), 519-523, etc.

C.28.

Evangelización, catequesis..

333

relig io sa, lo q ue se co n stata en la liturgia co m o ex p resió n de la fe es, an te todo, la relació n en tre el m isterio de la salv ació n — o los m iste­ rio s de la fe— y su ex p re sió n litúrgica. En efecto, los m isterio s de la fe, en cu a n to a c o n te cim ien to s salv ífico s, son objeto de la fe de la Ig lesia a d o c trin a d a p o r la rev e lac ió n d iv in a , pero son tam bién el c o n ten id o de la ce le b ració n . El fam o so a x io m a lex orandi, lex cred e n d i (la n o rm a de la o ra­ ció n es la n o rm a de la fe), ab re v iac ió n de legem cred e n d i, lex sta tu a t s u p p lic a n d i (la n o rm a de la p le g aria estab lece la n o rm a de la fe), tien e un sen tid o am p lio en o rden a m o stra r la ad e cu ació n en tre las v erd a d es de la fe y su ce le b ra ció n en la litu rg ia, m ás allá del sentido p rec iso q ue tu v o en el In d icu lu s de g ra tia D ei de P ró sp ero de A quitania, de do n d e p ro ced e 22. En efecto, la litu rg ia refleja siem pre una d o ctrin a de la fe y un a cierta en señ a n za, au n q u e su fin alid ad no es la d e instruir. En n u m e ro so s caso s p resu p o n e y sig u e la fe rev e lad a y en señ a d a p o r la Ig lesia en su m a g iste rio , re a firm á n d o la en la v id a de los crey en tes. E n o tro s caso s la litu rg ia p rec ed e a la fe p ro p u esta p o r la Ig lesia, c o n stitu y e n d o un facto r m u y p o d ero so de su ex p licitac ió n , p o r ejem p lo en alg u n o s d o g m as m a rian o s 23. N o o b stan te, no es a la litu rg ia a q u ien co rresp o n d e m a n ife sta r y p ro p o n e r la d o ctrin a de la fe, sino al M a g isterio de la Ig lesia. P or o tra p arte, la litu rg ia ex p re sa tam b ién m u c h as veces u n a o p in ió n co ­ m ú n o h istó ric a particu lar. Por este m o tiv o , antes de p rec isar qué es lo qu e ap arece en el te stim o n io de la litu rg ia con ca rácter v e rd a d e ra ­ m e n te u n iv e rsa l, « sie m p re y en to d a s p arte s» , es n ec esario rea liza r an á lisis p ac ie n tes y co n tra sta d o s que a y u d e n a d e te rm in a r la fe e in d iv id u aliza r sus ex p resio n es.

3.

L a litu rg ia « lo cu s th e o lo g ic u s» y la teo lo g ía litú rg ica

E ste ap a rtad o es u na co n sec u en cia de los an terio res. Si la litu rg ia es ám b ito en el q ue se co n fie sa la fe y ella m ism a es e x p re sió n de la fe de la Iglesia, la litu rg ia es ta m b ié n un lu g a r te o ló g ic o . E sto q u iere d ec ir que la litu rg ia re p re se n ta ta m b ié n u n a co n sid erac ió n esp ec ífica d e la fe, no con v istas a la fo rm u lac ió n de la d o ctrin a o a su en señ an 22 Cf. S c h m i d t , H. A., Introductio in liturgiam occidentalem (Romae 1960), 131139. Además D e C l e r k , P,, «Lex orandi-lex credendi. Sens originel et avatarts historiques d’une adage équivoque», en QL 59 (1978), 193-212; D o n g h i , A., «Nella lode la Chiesa celebra la propria fede. Considerazioni suH’assioma lex orandi - lex credendi», en D e l l ’O r o , F. (dir.), Mysterion. Miscellanea S. M arsili (Leumann-Torino 1981) 161-192, etc. 23 Cf. V a g a g g i n i , C., El sentido teológico de la liturgia (BAC 181, Madrid 1959),

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3 34

La vivencia del misterio

z a , sino con v istas a la ce le b ra ció n D icho de o tra m an era, la litu rg ia co ntem pla la fe en el plano de la ac tu alizació n ritual en los sig n o s 24. La te o lo g ía se ha se rv id o de la litu rg ia co m o p ru eb a de u n a d e ­ te rm in ad a d o ctrin a o d e un d ato de fe S in em b arg o , d e lo qu e se trata es de p o n er de reliev e la co in cid e n cia en tre el o b je to d e la litur­ gia, en cuan to ce le b ra ció n de la fe, y el ob jeto de la teo lo g ía, en cu an to reflex ió n sobre la fe E ste o b jeto es el m isterio o ac o n te ci­ m ien to salv ífico que se hace efic az m en te actual en un rég im en de signos En la liturgia h ay tex to s q u e tien en u n a p ro c e d e n c ia h istó ric a co n c reta y que re sp o n d e n a un m o m e n to sin g u lar d esd e el p u n to de v ista de la h isto ria del d o g m a y de las co n tro v e rsias te o ló g icas 25. E n la eucología, co rrec tam en te in te rp re tad a 26, y en el co n ju n to de g e s­ tos, de sím b o lo s y de elem e n to s qu e integ ran u n a acció n ritu al, ex is­ te una v erd a d era te o lo g ía litú rg ica en cu a n to ex p re sió n litú rg ica o sim b ó lico -ritu al de la d o ctrin a de la fe E n este sen tid o , la te o lo g ía litú rg ica es e q u ip arab le a la te o lo g ía b íb lica o a la te o lo g ía p a tr ís ti­ ca, en cuanto « lu g a re s te o ló g ic o s» p ara el estu d io y la reflex ió n so ­ bre la do ctrin a de la fe P or teolo g ía litú rg ic a se en tien d e ta m b ié n la reflex ió n te o ló g ic a que a rran c a de la p rác tica c e le b ra tiv a , y con ella se ilu stra el co n te­ nido teo ló g ico de la litu rg ia P o r o tra p arte, la te o lo g ía, en relació n con la liturgia y en cu an to to m a en co n sid erac ió n el m o d o sa cram e n ­ tal de ac tu a liz ació n de los m isterio s de la sa lv ació n en la liturgia, d esem b o c a en un a h o m o lo g ía y en una doxo log ía , de m an era que p u ede h ab larse de un verd ad ero « se n tid o litú rgico » de la te o lo g ía 27 IV

LA LITURGIA, MISTAGOGIA DE LA FE

El ú ltim o asp ec to de las re la cio n e s en tre la litu rg ia y la fe es el del en riq u e cim ien to de la fe q u e se p ro d u ce en to d a a c ció n litú rg ica En efecto, los sa cram en to s, y con ello s to d o s los sig n o s litú rg ico s, no sólo suponen la fe y la ex p resan m e d ian te p alab ras y g esto s, sino que « la fortalecen y la alim e n tan » (S C 59) L os sacram e n to s « co n ­ 24 M a r s i l i , S , «Liturgia e teología Proposta teorética», en RL 59 (1972), 455^173, aquí 456 Sobre la liturgia como locus theologicus c f D a l m a i s , I H , «La liturgie comme lieu theologique», en LMD 78 (1964), 97-106, S t e n z e l , A , «La liturgia como lugar teológico», en MS 1 (Madrid 1974), 670-685, etc 25 Por ejemplo los textos de Navidad con especial referencia a la obra litúrgica de san León Magno c f supra n 4 del capitulo XXII 26 C f supra n 19 del cap X 27 C f L ó p e z M a r t i n 1, 347-379, sobre la base de las aportaciones esplendidas de M a r s i l i , S y de T r i a c c a , A M Vease la bibliografía citada allí y en pp 470 471 Ademas M a g g i a n i , S , «La teología litúrgica di S Marsili come “opera aperta”», en RL 80 (1993 (1993), 341-357, T r i a c c a , A M , «Teología della liturgia o teología litúrgica9 Contnbuto di P S Marsili per una chianfícazione», ib , 267-289

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Evangelización, catequesis

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fieren ciertam en te la gracia, pero ta m b ié n su c e le b ra ció n d isp o n e ó p ­ tim am e n te a los fíeles a rec ib ir la m ism a g rac ia co n fruto, a d ar cu lto rec tam e n te a D ios ya p ra c tic a r la carid ad » (ib ). E sta fu n ció n n u triti­ v a y e n n q u e c e d o ra de la fe se d e n o m in a m ista g o g ia

1

La m ista g o g ia no es u na « p ed a g o g ía »

L os S antos P adres llam aban m ista g o g ia a la in tro d u c ció n p ro g re­ siv a y grad u al en la vid a litú rg ica de la c o m u n id ad cristian a, en los sa cram e n to s o m isterio s sag rad o s en los que se rea liza la o b ra de n u estra sa lv ació n 28 L a m istag o g ia, al co n trario de lo que o cu rre con la c a te q u esis o rien tad a a los c a te cú m e n o s en sen tid o estricto , se d iri­ ge a los b a u tiza d o s y co n firm a d o s, te n ien d o en c u e n ta que son ya hijo s de D ios en el H ijo Jesu cristo y están b ajo la acció n ilu m in ad o ra del E sp íritu S anto P or eso la m istag o g ia se p ro d u ce no d esd e una e x p e rien c ia m era m en te an tro p o ló g ica , o d esd e u na « p ed a g o g ía » g e­ n éric a de la fe, sino d esd e la sy n erg ía d iv in a o co m u n ica ció n in terio r de D ios al h o m b re p o r m e d io de la eu c aristía y de los d em ás sacra­ m entos. A trav és de la litu rg ia el E sp íritu S anto tran sm ite al h o m b re u n a « ex p e rien c ia» v iv a y d istin ta L a e x p lica ció n de esta ac ció n fo rm a d o ra de la fe qu e se p ro d u ce en la litu rg ia la c o n stitu y e n las cé le b re s ca teq u e sis m ista g ó g ica s de la an tig ü ed a d 29. H oy ese m o d e lo está reflejad o en el R itu a l d e la In icia ció n cristia n a de los A d u lto s 30.

2.

D im en sió n m ista g ó g ica de la celeb ra ció n

M istag o g ia q u iere d ecir, p o r ta n to , co n d u c ir a los y a in iciad o s (m ystai) a v iv ir en teram e n te el don recib id o , el m isterio de sa lv a­ 28 Cf F e d e r ic i, T , «La mistagogia della Chiesa Ricerca spirituale», en A n c i l l i , E (d ir), Mistagogia e direzione spirituale (Milano 1985), 163-245, I d , «La santa mistagogia permanente de la Iglesia», en Ph 193 (1993), 9-34, T r i a c c a , A M - P f s t o i a , A (dir), M ystagogie pensee hturgique d aujourd'hui et liturgie ancienne (BELS 70, Roma 1993), y LMD 177 (1989) 29 C f D a n i e l o u , J , La catequesis en los prim eros siglos (Madrid 1975), M a z z a , E , La mistagogia Una teología della liturgia in época patrística (Roma 1988), O n a t i b i a , I , «La catequesis litúrgica de los Padres», en Ph 118 (1980), 281-294, S t u d e r , B , «Mistagogia», en DPAC 2, 1456, T r i a c c a , A M , «Liturgia e catechesi nei Padn note metodologiche», en F e l i c i , S (d ir), Valon attuah della catechesi patrística (Roma 1979), 51-66, etc 30 Edición típica de 1972, ed oficial española, Coeditores Litúrgicos 1976, cf Congreg per íl Culto Divino, «Riflessiom sul cap IV delFOICA», en Not 85 (1973), 274-278, comentario ib 278-282, G o n z á l e z , R , «La mistagogia en el Ritual de la Iniciación cristiana de Adultos», en Ph 191 (1992), 3 81 -394

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La vivencia del misterio

ción Su m e ta es la co m u n ió n co n el P adre, en Je su cristo , en la p re ­ sencia del E spíritu Santo, y su tie m p o m ás sig n ific ativ o es la C in ­ cu entena pascual Sin em b arg o , la acció n m istag ó g ica no se e n c ie rra en este tiem po sim bólico y em b lem ático , sino que se p ro d u ce en toda celebración, verd ad era e p ifa n ía del E sp íritu que C risto resu c ita­ do regala co n tin u am en te a la Ig lesia E s la m ism a acció n ritual, en cuanto ev o cació n y rep rese n tac ió n del m isterio salv ífíco , la que c o n ­ duce p ro g re siv a m en te a los fieles al corazó n del a c o n te cim ien to que se hace p rese n te con su efic ac ia En la practica, la m istag o g ia v ien e a ser el m o d o p le n o de c e le ­ b rar la liturgia, d ando la p rim a cía a la P ala b ra d iv in a y a la d im e n ­ sión in v isib le y trasc en d e n te de la ac ció n ritual H ay m istag o g ia cu ando el m in istro d esem p e ñ a su fu n ció n de d isp e n sad o r de los d i­ v inos m isterios, con au tén tico sen tid o de lo sa g rad o cristian o e in tro ­ du ciendo y an im an d o el esp íritu de o ració n y la p articip a ció n in te­ rior ( c f SC 11, PO 5), y cu a n d o h ace una h o m ilía b asad a v e rd a d era­ m ente en la P alabra de D ios c e le b ra d a y cu m p lid a en el sacram en to . La p le g aria y los gestos de la litu rg ia, u nidos en u n a fu n ció n de v erd ad era « lin g ü ística ce le b ra tiv a » del m isterio , c o m p letan la m istag o g ia 31

31 C f F e d b r ic i, T , «Estructura de la liturgia de la Palabra en los leccionanos antiguos y en el Ordo lee tionum Missae», en Ph 151 (1986), 55-81, aquí 76-81, L ó p e z M a r t i n , J , «El estilo de las celebraciones litúrgicas», en PastL 193/194 (1990), 30-40

C ap itu lo X X I X

ESPIRITUALIDAD LITURGICA, ORACION Y EJERCICIOS PIADOSOS La liturgia no abarca toda la vida espiritual El cristia­ no, llamado a orar en común, debe, no obstante, orar al Padre en secreto (SC 12) Conviene que los ejercicios piadosos se organicen teniendo en cuenta los tiempos li­ túrgicos para que esten de acuerdo con la sagrada litur­ gia, deriven en cierto modo de ella y conduzcan al pue­ blo a ella (SC 13) BIBLIOGRAFIA B r a s s o , G , Liturgia y espiritualidad (Montserrat 1956), B r o v e l l i , F ( d ir ), Liturgia e spiritualita (Roma 1992), C a s t e l l a n o , J , Oración y litur­ gia, en NDL, 1456-1474, Id , Pedagogía de la oración cristiana (Barcelona 1996), C u v a , A , « Vita nell Spinto e liturgia», en Not 342 (1995), 33-51, F l o r e s , J J , Traducir en la vida el M isterio pascual Apuntes para una espiritualidad litúrgica (Madrid 1992), L ó p e z M a r t i n 1, 381-423, 2, 447492, L o p f z M a r t i n , J , «Devociones y liturgia», en NDL, 562-582, M a r s i l i , S , «Espiritualidad litúrgica», en Los signos del misterio de Cristo (Bil­ bao 1993), 409-459, N e u n h e u s e r , B , «Espiritualidad litúrgica», en NDL, 676-702, V a g a g g i n i , C , E l sentido teológico de la liturgia (BAC 181, Ma­ drid 1959), 606-700 y 753-764, VV AA , Liturgia y vida espiritual (Bilbao 1965), y Conc 52 (1970), «Cuadernos Phase» 52 y 57 (Barcelona 1994), LMD 109 (1972), 153 (1983), OrH 26/4-5 y 6 (1995), Ph 60 (1970), 89 (1975), 112 (1979), 117 (1980), 197 (1993), RL 61/3 (1974), 63/2 (1970), 73/4 (1986), 65/2 (1978), 77/6 (1990), 75/2 (1988)

L a v id a esp iritu al, lla m a d a ta m b ié n vid a interio r, es la v id a «en el E sp íritu » , es d ecir, la v id a de los cristian o s rea liza d a co m o u n a p erm a n en te a sim ilació n al H ijo Je su cristo b ajo la ac ció n del E sp íritu S anto (R om 8,29) L a litu rg ia está en el o rig en , en el d esarro llo y en la co n su m ac ió n de esa v id a E n este se n tid o se p u ed e h ab lar de un a esp iritu alid ad litú rg ica, o b jeto de este ca p ítu lo A h o ra bien, de la m ism a m a n e ra que «la litu rg ia n o ag o ta to d a la ac tiv id ad de la Ig lesia» ( c f SC 9), ta m p o co ab a rca to d a la v id a esp i­ ritual ( c f SC 12) P o r este m o tiv o se estu d ia n ta m b ié n en este ca p í­ tu lo las rela cio n e s en tre la o ració n p erso n al y la p articip a ció n litú r­ gica, y la situ ació n de los llam ad o s ejercic io s p ia d o so s del p u eb lo cristiano.

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La vivencia del misterio

LA ESPIRITUALIDAD LITURGICA

L a v id a cristiana, co m o « cu lto en el E spíritu y la v erd ad » ( c f Jn 4,23, R om 12,1), se verifica en las ce le b ra cio n e s litú rg icas en las que se co n c reta la litu rg ia co m o « ejercic io del sa ce rd o c io de Je su ­ cristo» para san tificació n del h o m b re y cu lto a D ios ( c f SC 7) 1

1

E sp ir itu a lid a d d e la Iglesia

A h o ra bien, esta e sp iritu alid ad no es u na fo rm a de v id a fac u ltati­ va u o p cio n al, sino b ásica y g en eral, co m ú n a to d o s los d isc íp u lo s de Je sú s Sin ex c lu ir m od elo s co n creto s, según las d iv ersas escu elas h istó ricas de esp iritu alid ad , la litu rg ia co n stitu y e u n facto r fu n d a­ m ental de to d as ellas 2 E n este sentido, h ab lar de esp iritu alid ad litúr­ g ic a sig n ific a referirse al su stra to co m ú n de to d a fo rm a d e v id a can s m á tic a o a p o stó lic a L a e sp iritu alid ad litú rg ica v ie n e a ser, de h e­ cho, la esp iritu alid ad de la Iglesia 3 Se su p era ta m b ié n de este m o d o u n a v isió n su b je tiv a y p s ic o ló ­ g ica de la v id a esp iritu al, y a qu e el m isterio de C risto que se ce le b ra en las ac cio n es litú rg icas es p re se n ta d o y viv id o en to d a su in teg ri­ d ad y efic ac ia o b je tiv a ( c f SC 7) L os m isterio s d e la sa lv ació n se p o n en al alca n ce de los fieles no só lo p ara que ésto s los co n tem p len y traten de im itarlo s en su vida, sino, an te todo, p a ra q u e se b en e fi­ cien de su fuerza red e n to ra ( c f SC 102) L a litu rg ia ce le b ra y ac tu a­ liza el m isterio de C risto co m o m o m e n to ú ltim o y co n stitu tiv o de la ú ltim a etap a de la h isto ria de la salv ació n , en ín tim a d ep e n d en c ia con la rev e lac ió n b íb lica L a esp iritu alid ad litú rg ica rep rese n ta, p o r tanto, lo esp ec ífico cristian o de la v id a in te rio r y la o b je tiv id a d de un a sa lv ació n a n u n c ia d a p o r la P ala b ra de D io s y cu m p lid a en los sig n o s sacram e n ta les 1 C f G e l i n e a u , J et AA A , «Liturgie et vie spintuelle», en DSp 9, 923-939, Obispos de Cataluña, «La liturgia, fuente de la vida espiritual», en Not 311 (1992), 411-418, T e n a , P , «Liturgia y espiritualidad, ¿cuestión actual9», en Ph 62 (1971), 157-166, VV AA , Espiritualidad litúrgica (Madrid 1986), etc 2 C f M a r s i l i , S , op c it , 411-447, también C a s t e l l a n o , J , «Un símbolo de san Juan de la Cruz la fuente Biblia, liturgia y espiritualidad», en Ph 185 (1991), 389-413, G o e n a g a , J A , «San Ignacio de Loyola y la liturgia de la Iglesia», en Ph 183 (1991), 217-239, R i v e r a , J - I r a b u r u , J M , Espiritualidad católica (Madrid 1982), etc 3 C f L ó p e z M a r t i n 1, 387 Vease también T r i a c c a , A M , «Per una defmizione di “spintualita” cristiana daH’ambito litúrgico», en Not 272 (1989), 277-288

C 29 2

Espiritualidad litúrgica oración

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C a ra c te rístic a s

L as características de la esp iritu alid ad litú rg ica d efin en el estilo de v id a de q u ie n es la o rien tan de ac u erd o con la p ro p u esta de la litu rg ia L a esp iritu alid ad litú rg ica es esen c ialm en te b íb lica , es d ecir, b a ­ sad a en la B ib lia co m o P alab ra de D ios ce le b ra d a y a c tu a liz ad a en los sig n o s litú rg ico s El L ec cio n a rio de la M isa, el del O ficio d iv in o y el de los sa cram e n to s y sacram e n ta les o fre ce n los co n ten id o s salv ífic o s co n c reto s p ara la san tifica ció n de los h o m b res y el cu lto a D io s En este sentido, esta e sp iritu alid ad es tam b ién h istó rica y p ro fé tic a , en cu an to llev a a p e n e tra r en el sig n ific ad o salv ífico y escato ló g ico de los a c o n te cim ien to s de la h isto ria de la salv ació n , cu m p li­ d a en C risto y p ro lo n g ad a en la ex iste n cia de los b au tiza d o s L a esp iritu alid ad litú rg ica es cristo c en trica y p a s c u a l d ad o que la litu rg ia tien e co m o cen tro el m isterio de C risto , cu lm in a ció n y cu m p lim ien to de la h isto ria de la sa lv ació n «de u n a v ez p ara siem ­ p re» (ephapax) L a litu rg ia an u n cia, ce le b ra y h ace p rese n te «aq u í y ah o ra» (hosakis) la o b ra de C risto b ajo la ac ció n del E sp íritu d e rra ­ m a d o en la P ascu a A l p ro d u cirse esta ac tu a liz ació n en u n rég im en de sig n o s sen sib le s y efic ac es, ca d a u no a su m o d o ( c f SC 7), la litu rg ia g en e ra u n a e sp iritu a lid a d s a c r a m e n ta l de m a n e ra q u e el cristian o v ive en C risto y C risto vive en él ( c f G ál 2 ,2 0 ) L a e sp iritu alid ad litú rg ica es, p o r últim o , esp iritu alid ad m ista g ó g ic a L a litu rg ia v a p ro d u cie n d o u n a in ic ia ció n grad u al, p ro g re siv a y v ital en el m isterio de C risto en su rep rese n tac ió n y ac tu a liz ació n litú rg ica En este sentid o , la esp iritu alid ad litú rg ica es p le n am e n te m ística, sin la red u c ció n , b astan te frecu en te, de ésta a e stad o s p sic o ­ lógicos o su b je tiv o s de co n c ie n cia II

ESPIRITUALIDAD LITURGICA Y ORACION PERSONAL

L a esp iritu alid ad litú rg ica, en cu an to vid a en el E sp íritu sobre la b ase de la p articip a ció n en la litu rg ia de la Iglesia, sig n ifica p ara c a d a uno de los fieles la in teg ració n tan to de los elem e n to s o b jetiv o s de la v id a esp iritu al, que p ro ced en de la trad ició n cristian a, co m o de los su b je tiv o s, que co n fig u ran la ex p e rie n c ia relig io sa p erso n al L a v iv e n cia de las ce le b ra cio n e s litú rg icas co m o en c u en tro s con D io s en Je su cristo p ro d u ce co m o fru to la a rm o n izac ió n d e to d o s los as­ p ec to s de la v id a esp iritu al, de m a n era q u e la v id a in te rio r rea lm en te p rep a ra , a c o m p a ñ a y p ro lo n g a las actitu d es que se d esarro llan en la litu rg ia 4 4 Cf

B a r o f io ,

B et AA AA , Liturgia Sogha dell espenenza di D kP (Padova

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1.

P. V.

La vivencia del misterio

P ied ad litú rg ica y p ied ad p riv a d a

En la Iglesia han ex istid o sie m p re la litu rg ia y los ac to s de p ie d ad co m o dos form as le g ítim as de cu lto cu y a d iv e rsid ad e sp ec ífica suele ex plicarse en base a la n atu ra lez a de ca d a u na de ellas: la litu rg ia es el culto que p erten ece al en tero cu e rp o de la Iglesia, y los ejercicio s p iadosos, tod o s los d em ás actos relig io so s c o m u n ita rio s o in d iv id u a­ les 5. A la p rim e ra fo rm a de cu lto se la ha llam ado tam b ién p ie d a d litúrgica y a la se g u n d a p ie d a d p riv a d a , en g lo b an d o en esta form a lo qu e hoy se d en o m in a p ie d a d p o p u la r. L a p o lé m ic a ex iste n te en otro tiem po entre los p artid ario s de una u o tra fo rm a de p ie d ad h a d ad o p aso al re c o n o cim ien to de que en am b as han de estar p rese n tes, en cada una a su m odo, tan to el elem e n to o b jetiv o , es d ecir, el m isterio o la acción de D ios, co m o el elem e n to su b jetiv o , que co n siste en la actitud del hom bre o recta disp o sició n del alm a 6. P or tanto, am b as fo rm as de p ied ad están rela cio n a d as entre sí, au n q u e se d istin g u en realm en te y en la p rác tica no d eb en co n fu n d irse (cf. SC 12-13).

2.

N ecesid a d de la o ración p erso n a l

«E l cristian o , llam ad o a o rar en co m ú n , debe, no o b stan te, en tra r tam b ién en su in terio r p ara o rar al P adre en lo esco n d id o ; m ás aún, según e n sen a el A póstol, debe o rar sin interrup ció n » (SC 12; cf. M t 6,6; 1 T es 5 ,1 7 ) 1. La liturgia no sólo no exclu y e la oració n p er­ sonal, sino que invita a los fieles cristian o s a d ed ica rse al co lo q u io co n el P adre con c o n fia n za filial e in tim id ad , co m o lo h ac ía el S eñ o r y co m o aparece en la Iglesia p rim itiv a 8. La h isto ria del O ficio d iv i­ no p o n e de m an ifiesto la co m p le m e n ta rie d a d ex iste n te en tre las o ra­ cio n es « estab lecid as» y la o rac ió n p erso n al a la que se d ed icab an los cristian o s, e sp ec ialm en te los m o n je s (la lectio d ivin a 9). 1982); B e r n a l , J. M., «La celebración litúrgica como experiencia íntima de Dios», en Ph 114 (1979), 473-493; T r a e t s , C., «La liturgie, recontre de Dieu dans le Christ», en QL 67 (1986), 214-234, etc. s Estas nociones han sido ya estudiadas en el apartado 4 del cap. III. 6 Cf. G a r r i d o , M., «Piedad objetiva y subjetiva en la vida espiritual», en Liturgia 17 (1962), 170-180; K o s e r , C., «Piedad litúrgica y pia exercitia, en G . B a r a ú n a (dir.), La sagrada liturgia renovada p o r el Concilio (Madrid 1965), 313-352, etc. 7 Cf. B a r o f i o , B., «Oración», en DTI 3, 888-679; B o c a s s i n o , R. (dir.), La preghie­ ra, 1-3 (Milano-Roma 1967); H a m m a n , A., La oración (Barcelona 1967); I d ., Compedio sulla preghiera cristiana (Cinisello B . 1989); M a r s i l i ,S., La preghiera (Librería E. Vaticana 1989); S u d b r a c k , J., «Oración», en SM 5, 1-18, etc. * Cf. supra, el apartado 2 del cap. XXV. 9 Cf. supra, n. 18 del cap. XXVI.

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Espiritualidad litúrgica, oración...

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S o lam en te a raíz de la d evo tio m o d ern a se p ro d u jo u n a d isc o n ti­ n u id a d en tre la o rac ió n p erso n a l y la p le g a ria litú rg ica. L a m e d ita ­ ció n se ap a rtó de la m a triz de la P alab ra de D io s y de los tex to s litú rg ico s p ara d ed ica rse a « co n tem p lar» y a « c o n sid erar afe ctiv a­ m en te» d iv e rso s o b je to s o asp ec to s del m isterio de D ios o de la sal­ vació n al m a rg e n p rác tica m e n te de la ce le b ra ció n , in clu so cu an d o se asistía a ella ,0. El m o v im ien to litúrgico, p rim e ro , y el C o n cilio V a­ tic an o II, desp u és, situ aro n de n uevo la « m e d ita ció n » en su ju sto lu g ar co m o escu c h a de la P ala b ra de D ios y p rep a ra ció n o p ro lo n g a ­ ció n de la liturgia. En este sen tid o se m u e v en las rec o m en d a cio n e s del C oncilio y de n u m e ro so s d o cu m en to s p o stc o n ciliare s , l . P o r co n sig u ie n te, la o rac ió n p erso n al d eb e ser un estím u lo c o n s­ tan te en la v id a de to d o cristian o q u e q u ie ra h a c e r de su ex iste n cia un cu lto al P ad re «en el E sp íritu S anto y la v erd ad » , y en tre g arse con m a y o r in te n sid a d al se rv ic io de los ho m b res. N in g ú n cristian o o ra solo. Le a c o m p a ñ a sie m p re el E sp íritu S anto (cf. R o m 8 ,1 5 .2 6 -2 7 ). Su oració n es siem pre u na o rac ió n a dúo y a coro , en la qu e resu e­ na la in v o cació n de la Ig lesia en la ep íclesis co n tin u a a su S eñ o r (cf. A p 2 ,17.20) ,2. L a o ració n p erso n a l será siem p re u n a fo rm a fu erte de o ració n q u e e n c o n trará co n tin u id a d y arm o n ía en la o rac ió n c o m u n ita ria y en la p le g a ria litúrgica. A l m ism o tiem p o , la litu rg ia, ce le b ra d a con la d eb id a aten c ió n in te rio r y el cu id ad o de la p a rtic ip a c ió n co n scie n te y activ a, c o n trib u irá a e n riq u e c e r la v id a esp iritu al de to d o s los fíeles, p ero esp ec ialm en te de los m in istro s ,3.

III.

LA LITURGIA, ESCUELA DE ORACION

L a liturgia, e sp iritu alid ad de la Iglesia, es u n a v erd a d era « escu e la de o ració n » q ue in tro d u ce y hace p ro g re sa r en la o ració n cristian a, en la p e rsp e c tiv a de la m ista g o g ia d escrita en el ca p ítu lo an terio r. L a litu rg ia es, co m o en o tro s asp ec to s, « fu en te y cu lm en » de la v id a cristiana. 10 Cf. supra, n.40 del cap. IV. 11 Cf. S o d i , M., «L'orazione mentale», en Not 233 (1985), 644-669. Véase también C a s t e l l a n o , J., «Meditación cristiana y espiritualidad oriental. Anotaciones desde una perspectiva litúrgica», en Ph 184 (1991), 297-320. 12 Cf. OGLH 8; Cat 2672. De esta asistencia se ha hablado ya en el apartado 4 del capítulo XXV. Véase también C a s t e l l a n o , J., «La oración cristiana. Cuarta parte del Catecismo. Una exposición desde la perspectiva litúrgica», en Ph 194 (1993) 137-151. 13 Ci. SC 19; 90; PO 18; J u a n P a b l o II, Exhort. apost. Pastores dabo vobis, de 29-111-1992 (Typis Polyglottis Vaticanis 1992), nn.26y 72; C. para el Clero, Directorio para la vida y el ministerio de los presbíteros, de 31 -1-1994 (Typis Polyelotis Vaticanis 1994), nn.39 y 48ss.

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P. V.

La vivencia del misterio

A veces no resu lta fácil a rm o n iz a r en la p rá c tic a la o ració n p e r­ sonal y la p le g aria litúrgica ,4. U nas v ec es las d ific u ltad e s están en la m ism a liturgia, en te n d id a m ás co m o ac ció n y ex p re sió n sim b ó lica qu e co m o « Ig lesia en o ración» y esp ac io de en c u en tro co n D io s en Je su cristo . O tras veces las d ific u ltad e s están en la d ic o to m ía en tre p rác tica s de p ied ad y ce le b ra ció n , y en la a u sen c ia de esp íritu de o rac ió n o falta de ex p e rien c ia orante.

1.

F u n ción m ista g ó g ica y o ración

E n to d o caso, la liturgia, con su c a rá c te r m istéric o y eclesial, es « escu e la de o ració n » p ara la to ta lid a d de los m ie m b ro s d el p u eb lo de D ios. E n efecto , de lo que se trata es de ed u c ar en la o ració n a p artir de la ce le b ra ció n litúrgica, p ara que no existan co m p artim e n to s es­ ta n co s en la esp iritu alid ad , y la o rac ió n p ersonal y la p articip a ció n litú rg ica fluyan com o un m ism o m o v im ien to del crey en te h ac ia D ios P adre, p o r Je su cristo , en el E spíritu. E n este sentido, la litu rg ia p o n e en ju e g o su c a rá c te r m istag ó g ico de in tro d u cció n p ro g re siv a y g ra­ d u al de los fieles en el m iste rio de la rela ció n filial d e los cre­ y en tes 15. El g esto del e ffetá en el an tig u o rito del B au tism o (cf. M e 7,34) o el g esto de Je sú s co m u n ica n d o a sus d isc íp u lo s la « in te lig e n cia» de las E scritu ra s d esp u és de la resu rre cc ió n (cf. Le 2 4,4 5 ; Jn 20 ,2 2 ), rec u erd an u n a vez m ás la n ec esid ad de la asiste n cia del E sp íritu S an­ to, « m ista g o g o » in te rio r de la o ració n cristian a (cf. 1 C o r 12,3b; R om 8,26-27). El d esv ela el sentido ú ltim o de la P alab ra de D ios y c a p ac ita a los crey en tes para ac o g erla con fe y re sp o n d e r a ella en la o rac ió n y en la v id a (cf. Jn 4,23; R om 12,1). L a litu rg ia no sólo es lugar p o r a n to n o m asia de la o rac ió n c ristia ­ na, sino ta m b ié n su m o d elo e jem p lar y su re fe re n c ia n ecesaria.

2.

M e d io s p ara in tr o d u cir en la oración

P ara cu m p lir su función m istag ó g ica de ca ra a la oració n , la litu r­ g ia se sirve p referen te m e n te de dos m edios: 14 Cf. C a n a l s , J. M., «Oración litúrgica», en DTVC, 1224-1242; F e r n á n d e z , P., «Teología de la oración litúrgica», en CiTom 107 (1980), 355-402; G o n z á l e z , L., «De la oración personal a la oración litúrgica», en S. N. de Liturgia, La oración en las comunidades cristianas (Madrid 1987), 47-67, etc. 15 Cf. M a r s i l i , S., «La liturgia, mistagogia e culmine della preghiera cristiana», en RL 65 (1978), 184-191; y H a m e l i n e , D. J.-Y., «A propos de la liturgie “école de priére”», en LMD 196 (1993), 55-69.

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Espiritualidad litúrgica, oración...

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a) L a P a la b ra d e D io s en p rim e r lugar, p o rq u e es el fu n d am e n ­ to de to d a acció n litúrgica. L a liturgia n u n ca p ro cla m a la P alab ra en ab stracto ni al azar, sino que, g u ia d a p o r el E sp íritu , se lec cio n a y p ro p o n e los d iv e rso s co n ten id o s sa lv ífico s sig u ien d o la ce le b ra ció n del m isterio de C risto. T o d o cu a n to se d ig a de las ca racterísticas de la o ració n c ristian a a p a rtir de la p le g a ria litú rg ica, d es ca n sa en este h echo b ásico que co n v ierte a la a sam b lea ce le b ra n te y a ca d a uno de los fieles en « o y en tes» de la P alab ra que la ac o g en con fe. N o se p u ed e o lv id a r que la litu rg ia es co m u n ió n co n el m isterio q ue se celeb ra, p ero no en g en e ral, sino a p artir de u n as rea lid ad e s de salv a­ ció n co n c reta s q ue son an u n c ia d as p o r la P alab ra de D ios, h ech as o b jeto de acció n de g rac ias y de sú p lica en la p le g aria litú rg ica y c o m u n ica d as efic az m en te en los g esto s sa cram en tales. b) L os ritm o s o tiem p o s d e p le g a ria estab lecid o s p o r la liturgia sig n ific an u nas c o n stan tes p a ra la o rac ió n del p u eb lo de D ios, en cu a n to sujeto de la p le g aria eclesial, y p ara la de cu an to s, d en tro de él, la rea liza n o aseg u ran el c u m p lim ien to del m a n d ato ev a n g élico de o rar siem pre: « E s v erd a d eram e n te d esea b le que la L itu rg ia de las H oras p e ­ n etre, an im e y orien te p ro fu n d a m en te to d a la o ració n cristian a, se co n v ie rta en su ex p re sió n y alim e n te con efic ac ia la v id a esp iritu al del p u eb lo de D ios... D e h echo, el libro de la L itu rg ia d e las H oras, d iv id id o en tie m p o s ap ro p ia d o s, está d estin a d o a so sten erla co n ti­ n u am en te y a ayu d arla...» I6.

IV.

LOS EJERCICIOS PIADOSOS

Se tra ta de an a liz ar las re la cio n e s en tre la litu rg ia y los ejercicio s de p ied ad o d ev o c io n e s del p u eb lo cristian o 17. E sto s actos, co m o se h a in d icad o antes, tien en m u c h o que v er co n lo q ue h o y se llam a p ie d a d p o p u la r o c a to lic ism o p o p u la r ,8: «A d em ás de la liturgia, la u’ P a b l o VI, Const. apost. Laudis canticum, en AAS 63 (1971), 531-532. Véase OGLH, nn.5-9. 17 Cf. supra, apartado 4 del cap. III; además E v e n o u , J., «Liturgie et dévotions», en Not 246 (1987), 31-51; G o n z á l e z , R., «Liturgia y ejercicios piadosos», en Ph 161 (1987), 359-374; N e u n h e u s l r , B., «Liturgia e pietá popolare», en Not 260 (1988), 210-217, etc. 18 P a b l o VI, Exhort. apost. Evangelii nuntiandi, de 8-XII-1975, n.48, en G u e r r e r o 1,101-102. Cf. A i. V A R t z , R., La religión del pueblo. Defensa desús valores (BAC pop. 1, Madrid 1976); S. N. de Liturgia, Liturgia y piedad popular. Directorio litúrgico pastoral (Madrid 1989); Id., Religiosidad popular (Madrid 1990); T l r r i n , A. N. - C a s ­ t e l l a n o , J.. «Religiosidad popular», en NDL, 1722-1743; VV.AA., Liturgia e religiosita popolare (Bologna 1979); y Conc 206 (1986); Comm 9/5 (1987); «Cuadernos Phase» 39 (Barcelona 1992); LMD 122 (1975); Ph 89 (1975); RivPL 16/2 (1978), etcétera.

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La vivencia del misterio

vida cristian a se nutre de fo rm as v aria d as de p ie d ad p o p u lar, en ra i­ zadas en las d istin ta s culturas. E sclarec ién d o las a la lu z d e la fe, la Ig lesia favorece aq u e lla s fo rm as de relig io sid a d p o p u la r qu e ex p re­ san m e jo r un sen tid o ev a n g élico y una sa b id u ría h u m a n a y que e n ri­ quecen la v id a cristian a» ,9. L as rela cio n e s en tre una y o tra fo rm a de cu lto a lo largo de la h isto ria no han sido siem pre flu id as 20.

1.

L egitim id ad

L os p rin cip io s en los que se b asan las re la cio n e s en tre la litu rg ia y los ejercic io s p ia d o so s ap arece n fo rm u lad o s p o r p rim e ra vez en la en c íc lic a M e d ia to r D ei, de Pío X I I 21. El d o cu m en to d istin g u ía tres clases de ejercic io s p iad o so s: a) los actos de p ie d a d p e r so n a l, « que d isp onen a los fieles a p articip a r en las sag rad as fu n cio n es co n m a­ y o r fruto» (M D 219; cf. 222; 224); b) los ejercicio s co lec tiv o s de p ie d ad o d ev o cio n es p o p u la re s, q ue «si bien, en rig o r, no p erten ecen a la sa g rad a liturgia, rev isten p articu la r d ig n id a d e im p o rtan cia... y g o zan de rep etid as a p ro b a cio n e s y a lab a n za s de la S ede A p o stó lica y de los o bispos» (M D 225; c f 2 2 6 - 2 2 7 ) 22, y c) aq u e llo s acto s cu y o v ín cu lo con la litu rg ia es tan estre ch o e íntim o q u e p rác tica m e n te se identifican con ella (cf. M D 165) 23. El C ó d ig o de D erech o C a n ó n ic o de 1983 ha m an ten id o el re c o ­ n o cim ien to de esto s m e d io s p o r los cu ales se rea liza en la Ig lesia la fun ción de santificar, en los cá n o n es 834 y 839. E sto s cá n o n es se inspiran en SC 7 y 105, y en otros te x to s co n c iliares que h acen refe­ ren cia a la co n trib u ció n de los laicos a la fu n ció n sa n tifica d o ra de la Ig lesia (cf. LG 10; 34; 38; 41; A A 4; 6; 8). 19 Cat 1679; c f nn. 1674-1675 20 Cf. B e r t a u d , E - R a y e z , A , «Dévotions», en DSp 3 (1957), 747-778, C a t t a n e o , E , II culto cristiano in Occidente Note storiche (Roma 1978), 416-471 y 518-538, H a m m a n , A., «Devoción, devociones», en DPAC 1, 584-586, etc 21 En AAS 39 (1947), 521-595 trad. españ. en G u e r r e r o 1, 630-680 (= MD y número de margen). 22 Pío XII mencionaba el mes de mayo dedicado a la Virgen María, el mes de junio al Corazón de Jesús, las novenas y los triduos, el Via Crucis y el Rosario Todos estos ejercicios «contribuyen con frutos saludables a nuestra participación en el culto litúr­ gico» (MD 226) 21 Entre estos actos Pío XII situaba «las bendiciones con el Santísimo Sacramento, las solemnes procesiones por los campos y ciudades, especialmente con ocasión de los Congresos Eucarísticos, y la adoración del Augusto Sacramento» (MD 165, c f 166).

C 29

2.

Espiritualidad litúrgica, oración.

345

C o n v e n ien cia

El C o n cilio V atican o II, con rea lism o y eq u ilib rio , q u iso estim u ­ lar la esp iritu alid ad m ás allá de la m ism a v id a litú rg ica (cf. SC 12). En efecto , h ab lan d o de la v id a esp iritu al de los p resb ítero s, reco rd ó « lo s m e d io s g en e rale s y p articu la re s, n u ev o s y an tig u o s, qu e el E spí­ ritu S anto n u n ca h a d ejad o de su sc ita r en el p u eb lo de D ios, y que la Ig lesia rec o m ien d a, e in clu so m a n d a alg u n as veces, p ara la sa n tifica­ ción de sus m iem b ro s» (P O 1 8 ) 24. El C oncilio hizo rec o m en d a cio ­ nes sim ilares a los relig io so s (cf. PC 6), a los se m in aristas (cf. O T 8) y a los se g lares (cf. LG 34; A A 4). A h o ra bien, el C o n c ilio estab leció tam b ién : « q u e (lo s ejercicio s p ia d o s o s ) se a n c o n fo rm e s a las le y e s y n o rm a s de la Ig le sia » . P ío XII dio ya en la M ed ia to r D ei un do b le criterio p ara en ju iciar d ich o s ejercicios: « ev itar que se in tro d u z ca en ello s alg o inepto o in d igno del d ecoro de la ca sa de D ios, o co n trario a la sana p ied ad » (M D 227); y que «el esp íritu de la sag rad a litu rg ia y sus p recep to s in flu y an b en é fica m en te sobre ellos» (ib.). U na rec o m en d a ció n a n á ­ lo g a h iz o el V atican o II: « co n v ien e que esto s m ism o s ejercicio s se o rg an ic en te n ien d o en cu e n ta los tie m p o s litú rg ico s, p ara qu e estén d e acu erd o con la sa g rad a liturgia, d eriven en cierto m o d o de ella y co n d u z ca n al p u eb lo a ella, y a que la litu rg ia, p o r su n atu raleza, está m u y p o r en c im a de ellos» (S C 13). L os ejercic io s p ia d o so s serán ta n to m á s re c o m e n d a b le s c u a n to m ás re la c io n a d o s e s té n co n la « fu en te g en u in a del esp íritu cristian o » (SC 14). P ab lo VI alab a en la M a ria lis cultus « aq u e lla s fo rm as de p ied ad h ac ia la M ad re de D ios, a p ro b a d as p o r la Ig lesia d en tro d e los lím i­ tes de la d o ctrin a san a y o rto d o x a y que se d esarro llan en arm ó n ica su b o rd in ac ió n al culto a C risto y g rav itan en to m o a él co m o su natural y n ec esario p u n to de referen cia» (M C Intr.; cf. LG 66).

3.

R en o v a ció n

P ara lo g rar estos ideales es n ec esario re n o v a r alg u n o s ejercic io s de p ie d ad de acu erd o con la liturgia. H e aquí los criterio s p ara esta ren o v a ció n que o frece la e x h o rta ció n M a ria lis cu ltu s (M C 2 9 -3 9 ) 25: 24 La referencia a estos medios es una constante del Magisterio eclesiástico' cf. J (ed.), El sacerdocio hoy Documentos del Magisterio eclesiástico (BAC minor 67, Madrid 1983), J u a n P a b l o II, Exhort apost Pastores dabo vobis, op c i t , nn.47-48, C para el Clero, op. c it , n 39. 25 Véanse también las sugerencias que hace C. para el Culto Divino, «Orientacio­ nes para el año manano», en Orientaciones y celebraciones para el Año Mariano (Coeditores Litúrgicos 1987), 11-62 E squerda,

346

P V

La vivencia del misterio

a) O rientació n bíb lica Las p rác tica s de pied ad d eb en llev ar el sello de la in sp ira ció n en la B ib lia co m o libro fu n d am en tal de la o ración cristiana, según las rec o m en d a cio n e s del C o n cilio V atica­ no II ( c f D V 25, SC 24, 35) N o se trata so lam en te de que los e jer­ cicio s p ia d o so s se im p reg n en del le n g u aje b íblico , sin o de que re c o ­ ja n los co n ten id o s del m e n saje cristian o ( c f M C 30) b) La o rien ta ció n litú rg ica supone llev ar a la p rác tica los d e ­ seos de SC 13 ( c f M C 31) ev itan d o do s ac titu d es ex trem as, el d e s­ p rec iar o su p rim ir las p rac tica s p ia d o sas av a la d as p o r la Iglesia, y el un ir actos litú rg ico s y ejercic io s de p ied ad al m ism o tiem p o c) L a o rien ta ció n ec u m én ic a co n siste en « ev itar co n cu id ad o to d a clase de ex a g erac io n e s que p u ed a n in d u c ir a e rro r a los d em ás c ristia n o s a c e rc a d e la v erd a d era d o ctrin a de la Ig lesia ca tó lica» (M C 32) d) O rientació n a n tro p o ló g ica para ten er en cu en ta «las ad q u isi­ cio n es seg u ras y c o m p ro b a d as de las cien cias h u m a n as» p ara que no se p ro d u z c a n d iv e rg e n c ia s e n tre éstas y la p ie d a d c ris tia n a ( c f M C 34) L a p ie d ad cristian a está llam ada a fu n d irse con la realid ad h u m an a p ara tran sfo rm arla y en riq u e ce rla desde d en tro 26 2( C f G o n z á l e z , R , «Interpelación a la liturgia desde la religiosidad popular» en Studium Legionense 27 (1986), 55-78

C a p itu lo X X X

LA PASTORAL LITURGICA Los pastores de almas deben fomentar con diligencia y paciencia la educación litúrgica, asi como la participa­ ción activa de los fieles (SC 19) BIBLIOGRAFIA B r a n d o l i n i , L , La pastúrale litúrgica a quindici anm dal Concilio Va­ ticano //(R o m a 1980), C o s t a , E ( d ir ), Liturgia («Enciclopedia di pastorale» 3, Casale M 1988), D e l l a T o r r e , L , Pastoral litúrgica en NDL, 1576-1600, F l o r i s t a n , C , Teología practica Teoría y praxis de la acción pastoral (Salamanca 1991), 477-561, Id - U s f r o s , M , Teología de la ac­ ción pastoral (BAC 275, Madrid 1968), 381-467, G f l i n f a u , J (d ir), Assemblea santa Manuale di liturgia pastúrale (Bologna 1991), H e u s c h e n , L , «Pastoral de los sacramentos», en G B a r a u n a , La sagrada liturgia renovada p or el concilio (Madrid 1965), 461-485, L e c e a , J , Pastoral litúr­ gica en los documentos pontificios de Pío X a Pío X II (Barcelona 1959), R a m o s , J , Teología pastoral (BAC, Madrid 1995), 423-445, V i s e n t i n , P , Una liturgia p er Tuomo La liturgia pastorale e i suoi compiti (Padova 1989), y «Cuadernos Phase» 41 (Barcelona 1993), Ph 49 (1969), RL 79/1 (1992)

L a v iv e n cia de la litu rg ia req u iere u n a ac ció n p a s to r a l litú rg ic a , p ro m o v id a p o r los p asto re s y los resp o n sa b le s de la v id a litú rg ica de las co m u n id ad e s. E sta ac ció n es co n te m p la d a p o r la te o lo g ía p a s to ­ ra l 1 y p o r la m ism a c ien c ia litú rg ica en relació n co n los d em ás as­ p ecto s de la m isió n de la Iglesia E n este ca p ítu lo final se estu d ia la p asto ral litú rg ica co n esp ecial aten ció n a la p a rticip a ció n de los fieles en la litu rg ia Se tratará ta m ­ bién del d erec h o litú rg ic o , al serv icio de la fin alid ad p asto ra l de la litu rg ia I

LA PASTORAL LITURGICA EN EL CONJUNTO DE LA PASTORAL DE LA IGLESIA

L a m isió n de la Iglesia, co n tin u ac ió n de la m isió n de C risto ( c f Jn 20,2 1 , H ech 1,8, SC 6), ap arece reflejad a de este m o d o p o r el C o n c ilio V atica n o II « L a Ig lesia, p red ic an d o el E v an g e lio , m u ev e a los o y en tes a la fe y a la co n fe sió n de la fe, los d isp o n e p ara el 1 Sobre teología pastoral tratara el volumen 28 de esta colección de manuales

348

P. V.

La vivencia del misterio

b au tism o , los arran c a de la se rv id u m b re del erro r y de la id o la tría y los in c o rp o ra a C risto , p ara q u e cre zca n h a sta la p le n itu d p o r la ca ri­ dad h ac ia él (L G 17; cf. SC 6)».

1.

T rip ie « fu n ció n »

U na le ctu ra aten ta de este tex to p o n e de m a n ifiesto las tres g ra n ­ d es accio n es q u e co n fig u ran la m isió n de la Iglesia: la p red ic ac ió n del E v an g e lio (p a sto ra l d e la P a la b ra ), el b au tism o y la in c o rp o ra ­ ción a C risto (p a sto ra l de los sa c ra m e n to s), y la p rác tica de la ca ri­ d ad (p a sto ra l d e l servicio ). E sta div isió n , b asad a en C risto « P ro feta, S acerd o te y R ey», aparece ta m b ié n en la d istin ció n clásica de las fu n cio n es del m in iste rio o rdenado: el m u n u s d o c e n d i o fu n ció n de enseñar, el m u n u s sa n c tific a n d i o fu n ció n sa n tifica d o ra y cu ltu al, y el m u n u s re g en d i o fu n ció n de g u ía del p u eb lo de D io s (cf. L G 2527; C D 12-16; PO 4-6). T o d o el p u eb lo de D ios p articip a de estas tres fu n cio n es de C risto y cu m p le ta m b ié n la p arte q u e le co rresp o n ­ de en la m isió n de to d a la Ig lesia (cf. L G 33-35; A A 2 - 4 ) 2. M ás rec ien te m e n te se h an p ro p u esto o tras d iv isio n es an álo g as, que p u ed e n sin tetizarse así: la ev a n g eliza ció n o m isió n (keryg m a ), la cate q u esis (didasca lia), la litu rg ia (leito u rg ía ), la co m u n ió n eclesial (ko inonía) y el serv icio (diakonía) 3. L as d o s p rim eras son en g lo b a­ das p o r algún a u to r y llam ad as m artyría. En rea lid ad su b sisten las tres fu n cio n es an terio res, dad o que la ko in o n ía es fru to tan to d e la pasto ral de la P ala b ra (ev a n g eliz ac ió n y ca te q u esis) co m o d e la p as­ toral litú rg ica, y co n stitu y e el fu n d am e n to de la p asto ra l del serv icio .

2.

U n id ad y rela cion es m u tu as

E n todo caso , la p a s to r a l litú rg ic a , v in c u la d a a la fu n ció n sa n ti­ ficad o ra y cu ltu al de la Iglesia, se d istin g u e b ien en rela ció n co n los resta n te s asp ecto s de la m isió n eclesial, p ero d en tro siem p re de un a d in á m ic a u n ita ria m ás am p lia qu e no p u ed e p re sc in d ir de n in g u n o . E n efecto, la pasto ral de la P alab ra es n ec esaria « p ara q u e los h o m ­ bres p u ed a n lleg ar a la liturgia... llam ad o s a la co n v e rsió n y a la fe» (SC 9). P or o tra parte, «la litu rg ia m ism a im p u lsa a los fieles a que, “ sa cia d o s con los sa cram e n to s p a s c u a le s” , sean “ co n c o rd es en la p ie d a d ” ; ru eg a a D ios que “ co n serv en en su v id a lo q ue recib iero n 2 Cf. J u a n P a b l o II, Exhort postsinodal Christifideles laici, de 30-XII-1988 (Typis Polyglottis Vaticanis 1988), n 23 3 Cf. F l o r i s t a n , C., Teología práctica op. cit., 223-226

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La pastoral litúrgica

349

en la fe” , y la ren o v a ció n de la a lian z a del S eñ o r con los h o m b res en la eu c aristía en c ie n d e y a rrastra a los fieles a la ap re m ian te carid ad de C risto » (SC 10). La p asto ra l litú rg ic a ha d e te n e r en c u e n ta qu e la litu rg ia es « cu m b re a la cual tie n d e la ac tiv id ad de la Ig lesia y, al m ism o tie m ­ p o, la fu en te de d o n d e d im a n a to d a su fu erza» (SC 10; cf. SC 11). Pero, al m ism o tie m p o , h a de e sta r o rie n ta d a a la fo rm ació n de una a u tén tica co m u n id ad cristian a (cf. PO 6).

II.

NATURALEZA Y CARACTERISTICAS DE LA PASTORAL LITURGICA

L a p a sto ra l litú rg ic a su rg ió co m o te n d en c ia d en tro del m o v i­ m ien to litú rg ico cu a n d o san P ío X rec o rd ó — en 1903— qu e la p ar­ tic ip a ció n de los fieles en la litu rg ia es la fu en te p rim e ra e in d isp en ­ sable del esp íritu cristian o 4. El C o n cilio V atican o II asu m ió este ideal (cf. SC 14), p ara h a c e r de él el p rin cip al o b je tiv o de la refo rm a litú rg ica (cf. SC 11; 14; 19; 21, etc.). T e rm in a d a ésta y u n a v ez p ro ­ m u lg a d o s los lib ro s litú rg ico s, su b siste el m ism o o b je tiv o en la tarea p erm a n en te de co n d u c ir a los fieles h ac ia u na v iv e n cia ca d a d ía m ás p ro fu n d a de lo que celebran 5.

1.

E l co n cep to

El co n c ep to de p asto ral litú rg ica d ep e n d e, en to d o caso , del co n ­ cepto de liturgia y del co n cep to de ce le b ra ció n 6. P or pasto ral litú r­ g ic a se p u ed e en ten d er, en sen tid o am p lio , la acció n « aten ta a to d o aq u e llo que en la ex iste n cia cristian a y en la ac tiv id ad de la Ig lesia e m erg e com o ex p resió n ritu a liza d a de la d ig n id a d y fu n ció n sacer­ dotal p ara fav o recerlo e in terpretarlo desd e la fe» 1. En un sentido m ás co n creto , p asto ral litú rg ica es la ac ció n te n d en te a q u e el p u eb lo p articip e « ac tiv a y co n scie n tem en te en la ce le b ra ció n del cu lto de 4 C f supra, nn 15-20 del cap I, Junom ann, J A , «La pastoral litúrgica como clave de la historia de la liturgia», en Herencia litúrgica y actualidad pastoral (San Sebastián 1961), 450-471 5 En esto consiste la «renovación litúrgica», c f J u a n P a b l o II, Carta Apostólica en elXXVaniversario de la Constitución «Sacrosanctum Concihum» sobre la Sagrada Liturgia, de4-XII-1988 (Typis Polyglottis Vaticanis 1988), nn lOy 14, también T r i a c c a , A M , «Riforma litúrgica e nnnovamento litúrgico», en Liturgia 174/175 (1974), 481-484 6 C f S a r t o r e , D , «Concetto di pastorale litúrgica Riflessione epistemológica a partiré dal dibattito contemporáneo», en RL 79 (1992), 9-24 7 D e l l a T o r r e , L , art cit., 1589

P. V.

350

La vivencia del misterio

m odo q ue h alle en la fuente m ism a el v erd a d ero esp íritu cristian o » 8; y ta m b ié n «la c ien c ia y el arte de c o n v e rtir los sig n o s del cu lto c ris­ tian o en lo m ás co m u n ica tiv o s p o sib le» , p ara fa v o rec er la p artici­ p ació n 9. N o o b stan te, co m o se h a in sin u ad o , el v erd a d ero co n c ep to de pastoral litú rg ica d ep e n d e ín tim am en te de la n atu ra lez a de la litu rg ia en cu an to e x p re sió n sim b ó lic a y ritu al, q ue a c tu a liz a y h ac e p rese n te la o b ra de la sa lv ac ió n de C risto: « P asto ral litú rg ica es la ac ció n pasto ral re a liz a d a p o r el p u eb lo de D io s p ara e d ific a r el cu e rp o de C risto m e d ian te las ac cio n es ec le siales del cu lto cristian o , te n ien d o en cu en ta la situ ació n real de los h o m b res» 10. L a litu rg ia req u ie re el ejercicio de u n a p asto ra l y es ella m ism a acció n p asto ral. E n sum a, la p asto ra l litú rg ica e stá al serv icio de los fin es d e la liturgia. P o r eso se p u ed e d e c ir ta m b ié n q u e la litu rg ia p erte n ec e al ser de la Iglesia, m ie n tras q u e la p asto ra l litú rg ica está en el o rd en del obrar, es decir, en la lín ea de to d o aq u ello que co n trib u y e al crecim ien to del cu erp o de C risto (cf. SC 11; 42-43; 61) n .

2.

Las notas

L a p asto ra l litú rg ica p re se n ta alg u n as características p ro p ias, te ­ nien d o en cu e n ta el p u esto que le c o rresp o n d e en el c o n ju n to de la m isió n de la Iglesia: a) N o es d irec tam en te m isio n era, au n q u e d eb a e sta r im p re g n a­ da de un talan te ev a n g elizad o r. E n efecto , la ac ció n ev a n g eliza d o ra y la acció n p asto ra l litú rg ica no sólo no se opo n en , sin o que se im ­ p lican m u tu a m e n te 12. L a pasto ral litú rg ica está o rien tad a h ac ia los fieles, p ara in c o rp o rar m ás p le n a m e n te a C risto a los q u e h an creíd o y alim e n ta r su v id a de fe con los sa cram e n to s (cf. SC 9; 59). b) L a p asto ra l litú rg ica está o rien tad a a la fo rm ació n integral del ser cristian o , seg ú n la m e d id a de C risto (cf. E f 4,13; C ol 1,9), en an a lo g ía con la v id a hu m an a. E n este sen tid o h a de c u id a r e sp ec ial­ m en te los elem e n to s m ás d irec tam en te m istag ó g ico s de la litu rg ia y p re sta r la d eb id a aten c ió n a la in ic ia ció n litúrgica. 8 R o g u e t , A. M., «La pastoral litúrgica», en M a r t i m o r t (2.ded. de 1967), 267-282, aquí 268. 9 G e l i n e a u 1, 36-51, aquí 47. 10 F l o r i s t á n , C-, «Pastoral litúrgica», en Teología práctica, op. cit., 479-501 (Bibl.), p. 487. 11 Cf. L l a b r e s , P., «La pastoral litúrgica en el corazón de la misión de la Iglesia», en Ph 181 (1991), 11-22; O ñ a t i b i a , I., «Nuevas perspectivas de la pastoral litúrgica», en ib. 179 (1990), 375-395; T e n a , P., «La pastoral litúrgica del Vaticano II a nuestros días», en Ph 178 (1990), 273-288, etc. 12 De esta problemática se ha hablado en el capítulo XXVIII.

C.30.

La pastoral litúrgica

351

c) El o b je tiv o in m ed iato de la p asto ra l litú rg ica es la p articip a­ ció n de los fieles. P o r eso h a de p ro c u ra r instruir, e d u c ar y c o n d u c ir p ro g re siv a m en te y p o r to d o s los m e d io s a los fieles h ac ia e sa p arti­ c ip ació n co n scien te, ac tiv a y fru c tu o sa a la que tien en d ere ch o en v irtu d de su b au tism o (cf. SC 14; 19). En este sen tid o , la p asto ra l litú rg ica h a de d irig irse a la to ta lid a d de los fieles, y no so lam en te a un g ru p o m ás o m en o s selecto. E n d efin itiv a, la p asto ral litú rg ica es u n a p rax is ec le sial q ue re ­ q u iere ta m b ié n u n o s co n o c im ien to s, un a c ien c ia te ó rica y p ráctica, b asad a en la te o lo g ía litú rg ica y en la ap o rta ció n d e las cien c ias h u ­ m an as que co n trib u y en a en riq u e ce r la celeb ració n 13.

III.

LOS AGENTES Y LOS ORGANISMOS DE LA PASTORAL LITURGICA

El sujeto de la litu rg ia es siem p re la Iglesia, cu erp o de C risto, m a n ifesta d a en la a sam b lea celeb ran te (cf. SC 26; 41; 42, etc.) ,4. P o r este m o tiv o los ac tu a les libros litú rg ico s, en sus p r a e n o ta n d a u ob se rv a cio n e s gen erales previas, antes de h ab lar de los d iferen tes m in iste rio s en la ce leb ració n , in clu id o s los que p ro ce d en del o rd en sagrado, se refieren siem p re al pap el de la co m u n id ad cristian a.

1.

Las personas

L a pasto ral litúrgica, co m o se h a dich o antes, afecta de alg u n a m a n era a to d o s los m ie m b ro s del p u eb lo de D ios, m in istro s y sim ­ p les fieles, a ca d a u no según la d iv e rsid ad de ord en y de o ficio (cf. SC 28). A h o ra bien, co m o y a se h a in d icad o tam b ién , la p asto ral litú rg ica es ta re a que co rresp o n d e p rin cip alm e n te a aq u e llo s que, en v irtu d de la sa g rad a o rd en a ció n , o p o r in stitu ció n o p o r en carg o es­ table u ocasio n al, han sido llam ad o s a d esem p e ñ ar los d iv e rso s m i­ n isterio s y oficio s en la liturgia. En este sen tid o se p u ed e h ab lar de ag en tes de p asto ral litú rg ica, co m o se h ab la de ag e n te s de o tros ca m p o s de la m isió n p asto ral. P ero te n ien d o en cuen ta siem pre el c a rácter de dia ko n ía y de ko in o nía que v in c u la tod o serv icio a la to ta lid a d de la Iglesia, su jeto ú lti­ m o de c u a lq u ie r ta re a eclesial. La p astoral litú rg ica co m p ete, en p ri­ m er térm in o , a los m in istro s o rd en ad o s, es decir, a los p asto res, y en seg u n d o lu g ar a tod o s aq u ello s, laicos y relig io so s, que trab a jan en 13 Cf. Ci e r c ' k , P. d e , «La participación en la liturgia: la aportación de las ciencias humanas», en Ph 179 (1990), 361-374. 14 Este es el tema del cap. VIII.

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P. V

La vivencia del misterio

este ca m p o co n creto . C o n la p asto ra l litú rg ica co lab o ran ta m b ié n los c a te q u ista s y to d o s los qu e se d ed ica n a la ed u c ac ió n en la fe, d ad a la ín tim a rela ció n en tre c a te q u esis y liturgia. L o m ism o p u ed e d ecir­ se de los artistas y de los m ú sico s que p o n en su arte al serv icio de la litu rg ia (cf. SC 121; 127).

2.

Las instituciones y los organismos

L a p asto ra l litú rg ica se d esarro lla ante todo en el ám b ito de la Ig lesia local y p articu la r, au n q u e a n ivel de la reg u la ció n d e la litu r­ g ia , del e s tu d io , p ro g ra m a c ió n , c o o rd in a c ió n y se rv ic io s ex ista n o tras in stan c ias u o rg an ism o s. L os In stitu to s S u p erio res de L itu rg ia y otro s ce n tro s de fo rm a ció n en este cam p o sig n ifican ta m b ié n un a n o ta b le co n trib u ció n a la p asto ral litú rg ica, e sp ec ialm en te en el ám ­ b ito de la fo rm a ció n de los resp o n sa b le s y de los ag en tes p asto ­ rales ,5. A h o ra bien, u n a co sa es la acció n p asto ra l litú rg ica y o tra la co m ­ p e te n c ia en la reg u la ció n de los asp ec to s n o rm ativ o s de la liturgia. E sta fu n ció n , en la litu rg ia ro m an a, co rresp o n d e a la S ede A p o stó li­ c a y, en la m e d id a en que d eterm in a el D erecho , al o b isp o y a las C o n fere n cia s E p isc o p ale s (cf. SC 22; C D C , c.838). El P apa, la C o n ­ g reg a ció n p ara el C u lto D ivino y la D isc ip lin a de los S acram en to s, la C o n fere n cia E pisco p al y el o b isp o d io c esa n o no só lo in terv ien en en la pasto ral litú rg ica m e d ian te ac to s ju ríd ic o s, sin o ta m b ié n ejer­ cien d o un m a g iste rio que o rien ta y se ñ ala ca u ce s p ara el fo m en to y la ren o v a ció n de la acció n p asto ral en el cam p o de la liturgia. 1. En el seno de las C o n fere n cia s E p isco p ales se en c u en tran las C o m isio n e s E p isc o p ale s de L itu rg ia , que actúan en n o m b re de to d a la C o n fere n cia ta n to p ara e je c u ta r d isp o sicio n e s co m o p ara p ro p o n er ac cio n es con cretas. V in cu lad o s a dich as C o m isio n e s están los S ecre­ ta riad o s o D ep a rtam e n to s de L itu rg ia (cf. SC 44), co m o ó rg an o s eje­ cu tiv o s de las C o m isio n e s y q u e rea liza n ta m b ié n u n a ta re a de co o r­ d in ació n y de a n im ac ió n a niv el de to d o el te rrito rio de la C o n fere n ­ cia E piscopal 16. En alg u n as reg io n es existen, ad em ás, co m isio n es in te rd io ce san a s de litu rg ia d e p e n d en d ien te s de los o b isp o s de un a p ro v in cia ec le siástic a o de alg u n as d ió cesis co n u n a le n g u a co m ú n o con u n a c o n fig u rac ió n so c io p asto ral sim ilar. 15 C f Not 2 1 8 ( 1 9 8 4 ) , 5 3 2 - 5 7 1, y N o e , V , «La función de los Institutos litúrgicos», en Ph 1 5 7 ( 1 9 8 7 ) , 1 9 - 3 8 Lo mismo cabe decir de las Asociaciones de Profesores de Liturgia, centros, publicaciones periódicas, etc c f Not 2 8 6 ( 1 9 9 0 ) , 2 5 0 - 2 8 7 16 En España fue creada en 1 9 6 5 la Comisión Episcopal de Liturgia, ademas del Secretariado Nacional de Liturgia c f L ó p e z M a r t i n , J , XXV años en el Secretariado Nacional de Liturgia, en PastL 2 0 1 ( 1 9 9 1 ) 2 7 - 4 0

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La pastoral litúrgica

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2. A n iv el d io c esa n o la pasto ral litú rg ica es m o d e ra d a p o r el o b ispo, co m o cu a lq u ie r o tra a c ció n p a s to r a ll7, el cual su ele serv irse de un d eleg a d o ep isco p a l o d io c esa n o , o de u n a C o m isió n d io c esa n a de L itu rg ia, M ú sica y A rte S acro (cf. SC 45 -4 6 ). L as ta re as q ue su e­ len d esem p e ñ ar las d eleg a cio n e s y co m isio n e s de p asto ra l litú rg ica son de fo rm ació n e in fo rm ac ió n , co n su lta y an im ació n , p ro g ra m a ­ ció n y rev isió n , etc. 18. 3. E n la p a rro q u ia , co m o co m u n id ad local (cf. SC 42; L G 26; C D 30), la acció n p asto ra l litú rg ica co rre sp o n d e al p árro co en p rim e r lugar y bajo la au to rid ad del o b isp o d io c esa n o ,9. A u n q u e ex istan de h ech o o tras c o m u n id ad e s m ás red u c id as o con o tras características, la p arro q u ia sig u e sien d o el esp acio m atriz de la v id a c r is tia n a 20.

3.

El equipo de animación litúrgica

En o rd en a u n a m a y o r e fic a c ia p asto ra l, la p a rro q u ia y o tras c o ­ m u n id a d es deb en co n tar co n un eq u ip o litú rg ico o d e a n im a ció n li­ tú rg ica 21. A un q u e no es n o m b rad o ex p re sam e n te , el eq u ip o litú rg i­ co está c o n tem p lad o p o r la litu rg ia actual: «L a p rep a ra ció n efe ctiv a de ca d a ce le b ra ció n litú rg ica h ág a se con án im o co n c o rd e en tre to d o s a q u ello s a q u ie n es atañe, ta n to en lo q u e to c a al rito co m o al asp ec to p asto ra l y m u sica l, b ajo la d irec ció n del re c to r de la Ig lesia, y o íd o ta m b ién e l p a r e c e r d e los fie le s en lo q ue a ello s d irec tam en te les atañ e» (O G M R 73; cf. 313). 17 C f CDC, c 381, etc , S C pro Episcopis, Directorium de pastorah ministerio episcoporum (Typis Polyglottis Vaticanis 1973), n n 75-91, y L l a b r e s , P , «El Obispo y la Iglesia particular en el Ceremonial de los Obispos», en Ph 162 (1987), 457-468, S a n c h o , J , «El Obispo, maestro de liturgia según el CaeremonialeEpistoporum», en VV AA , Cum vobis et pro vobis (Valencia 1991), 349-363, «Cuadernos Phase» 53 (Barcelona 1994) 18 Cf V e l a d o , B , Función y posibilidades de las delegaciones diocesanas de liturgia, en PastL 107/109 (1979), 17-46, y Not 160 (1979), 655-657, Ph 49 (1969), 2-54 19 C f CDC, c 519, 528, § 2 Lo mismo cabe decir del rector de una iglesia en su ámbito respectivo c f ib , c 556 20 Cf P a r s , P , La renovación de la parroquia por medio de la liturgia (Bilbao 1957), Secretaría, Congreso «Parroquia evangehzadora» (Madrid 1989), espec 299ss, y F l o r i s t a n , C , Para comprender la parroquia (Estella-Navarra 1994) 21 C f S N de Liturgia, El equipo de animación litúrgica Directorio liturgico-pastoral (Madrid 1989), y M o n t e r o , P , Animar la celebración (Madrid 1990)

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IV.

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La vivencia del misterio

EL AMBITO ESPECIFICO DE LA PASTORAL LITURGICA

Sin p rete n d er re c o g e r to d as las ac tiv id ad e s y ta re as p ro p ias de la p astoral litúrgica, en tre las que se en c u en tra n las de tip o g en eral, com o la cate q u esis y la fo rm ació n litú rg ica, los p rin cip ale s ca m p o s a los que se d ed ica son los siguientes:

1. La pastoral de los sacramentos y sacramentales 22 1. La In icia ció n cristiana, en p articu la r el ca te cu m e n ad o de los adultos, el b au tism o de los niños, la co n firm a ció n y la p rim e ra e u c a­ ristía. En este cam p o se m a n ifiesta con to d a su ag u d e za la p ro b lem á­ tica de la fe en rela ció n con la c e le b ra ció n de los sacram en to s: p a ­ dres de los n iñ o s q u e van a ser b au tiza d o s, n iñ o s n o b au tiza d o s en edad esco lar, la ed a d de la c o n firm a c ió n y la p rep a ra ció n de ésta, la celeb ració n de las p rim e ra s co m u n io n es, lo s-n eo c atec u m en a d o s de adultos en p ro ce so de red e scu b rim ie n to o asu n ció n de la f e 23. 2. L a a sa m b lea eucarística, sobre to d o do m in ical y festiv a, p e ­ ro sin o lv id ar a las co m u n id ad es que la celeb ran a diario 24. Ju n to a esta finalid ad se en c u en tra ta m b ié n la ren o v a ció n del cu lto eu c arísti­ co fuera de la M is a 25. 3. La P en iten c ia co m p ren d e la aten ció n al p ec ad o — p re d ic a ­ ción y m ed io s p ara la co n v e rsió n — , la ce le b ra ció n del sa cram en to de la rec o n ciliac ió n , las ce le b ra cio n e s p en iten c ia les y los tie m p o s de p e n ite n c ia 26. U n cap ítu lo im portante de la pasto ral de este sacra­ m ento afecta tam b ién a su relació n con la e u c a r is tía 27. 22 Veanse los cap XVI y XVII No obstante, cf. I n j e s t a , A , «La celebración y la pastoral de los sacramentos después del concilio», en Ph 100 (1977), 317-338, y Ph 201/202(1994) 21 Cf C E de Liturgia, «La Iniciación cristiana de los niños no bautizados en edad escolar», en PastL 211 (1992), 36-45, F a r n e s , P , «Nuevas reflexiones en tomo al significado y a la edad de la Confirmación», en OrH 22 (1991), 219-236, F r a n q u e s a , A , El gran sacramento de la Iniciación cristiana Ph 177 (1990) 185-209, S N de Liturgia, La Iniciación cristiana hoy liturgia y catequesis (Madrid 1989), V e l a , J A , Reimciación cristiana Respuesta a un bautismo sociológico (Estella 1986), V e r n e t t e , J - B o u r c i E o i s , H , Perspectivas neocatecumenales (Madrid 1980), etc 24 Vease el cap. XV, especialmente el punto 4 También c f V e l a d o , B , Vivamos la santa Misa (BAC popular 75, Madrid 1986), etc Conc 172 (1982), PastL 97/99 (1978), Ph 183 (1991), etc 25 C f supra, n 33 del cap XV, ademas B a b u r e s , J , «La adoración eucarística», en OrH 24 (1993) 247-253, Ph 135 (1983), RL 67/1 (1980), etc 26 Cf supra, nn 18 y 20 del cap XVI, y C a n a r d o R a m í r e z , S , Los Obispos

españoles ante el sacramento de la Penitencia (1966-1991) Principales cuestiones teológicas y pastorales (Salamanca 1993), etc 27 C f B l a n c h e t t e , Cl., Pémtence et eucharistie Dossier d'une question controverse^M ontreal-Pans 1989)

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4. La p a s to r a l d e l M a trim o n io y de la fa m ilia afecta ante to d o a la p rep a ra ció n de la ce le b ra c ió n litú rg ica, p ero co n tem p la tam b ién la esp iritu alid ad con)oigal y fam iliar b asad a en el sacram e n to y los an iv ersario s del m a trim o n io 28, así co m o la o ració n y la litu rg ia d o ­ m é stica 29. 5. L os sa c ra m en to s de los en ferm o s, y no sólo la U nción, con las c a ra cterísticas de la p asto ra l sa n ita ria en los g ran d e s h o sp itale s y la aten ció n a la te rc era e d a d 30. 6. L a celeb ra ció n cristia n a de la m u erte en las ex eq u ias, el an i­ v e rs a rio , las c o n m e m o ra c io n e s y, en g e n e ra l, el c u lto a lo s d i­ fun tos 31.

2.

La pastoral de los tiempos litúrgicos

1. El d o m in g o y e l a ñ o litú rg ico req u ie re n u n a aten ció n no só lo a los asp ec to s c a te q u ético s de su sig n ific ad o , sin o ta m b ié n u n a ac­ ció n e n c a m in a d a a la c e le b ra ció n fru c tu o sa del d ía del S eñor, de las so le m n id a d es y fiestas y de los d istin to s tie m p o s co n los qu e la Ig le­ sia instru y e a los fieles ( c f SC 105) 32. 2. L a p a s to r a l d e la litu rg ia d e las h o ra s co n siste, ante todo, en la in c o rp o rac ió n e fe ctiv a de lo s fieles a esta p le g a ria de la Ig lesia, p ero sin o lv id a r la p rep a ra ció n y la v iv e n c ia p o r p arte de q u ien es la tie n en c o n fia d a en v irtu d de la o rd en a ció n o de la co n sag rac ió n reli­ g io sa 33.

28 C f supra, nn 26 y 27 del cap XVI, A z n \ r , F , La preparación pastoral para la celebración del sacramento del Matrimonio en la legislación particular española postconcihar(Zaragora 1981), B r a n d o l i n i , L , «La pastorale del Matrimonio», en Not 288 (1990), 357-364, y LMD 127 (1976), Ph 86 (1975), RL 55/3 (1968), 64/2 (1977), 70/2 (1983), RivPL 18/5 (1980), etc 29 C f M o s e r , L , Celebraciones litúrgicas en familia (Santander 1972), S a r t o r e , D , Familia, en NDL, 826-840, y RL 70/2 (1983), RivPL 18/5 (1980). etc 30 Cf supra, n 21 del cap XVI, O ñ a t i b i a , I , «La unción de los enfermos Condi­ ciones de una renovación sacramental», en Conc 119 (1976) 437-445, «Cuadernos Phase 16 (Barcelona 1990), etc 31 Cf supra nn 27-35 del cap XVII, R o u i l l a r d , Ph , «Les liturgies de la mort», en Not 12(1976), 98-114,139-152, y Conc 94 (1974), Ph 57 (1970), 76 (1973), RL 66/2 (1979), etc 32 C f supra, nn 25 y 26 del cap XVIII y nn 26-29 del cap XIX, L ó p e z M a r t i n , J , El domingo, fiesta de los cristianos (BAC popular 98, Madrid 1992), 165-214 Páralos tiempos litúrgicos y la solemnidades y fiestas veanse los capítulos XX-XXIV 33 C f supra, apartado D del punto 4 del cap XXV, B ernal, J M, «La celebración de la Liturgia de las Horas Su pedagogía», en Ph 130 (1982), 285-304, L ó p e z M a r t i n , J , La oración de las Horas Historia, teología y pastoral (Salamanca 1984), 235-245, etcétera

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3.

La vivencia del misterio

La pastoral de los ejercicios piadosos del pueblo cristiano

A fecta a los ac to s de p ie d ad o d ev o c io n e s, de tip o in d iv id u al, fam iliar o co m u n ita rio , esp ec ialm en te a los q ue han sid o rec o m e n d a ­ dos p o r la Ig lesia ( c f SC 13; 60; 105; 1 1 1 ) 34.

V

EL DERECHO LITURGICO, AL SERVICIO DE LA PASTORAL LITURGICA

L as n o rm as y las o rie n ta c io n e s de los ac tu a les lib ro s litú rg ico s y las rú b ric as q u e reg u lan el d e sa rro llo d e las ce le b ra cio n e s tien en una fin alid ad esen c ialm en te pasto ral, al servicio de los fines de la li­ turgia.

1.

Noción

P or d ere ch o litú rg ico se en tien d e el co n ju n to de ley es que han de o b se rv a rse en las c e le b ra c io n e s litú rg icas, o ta m b ié n el co m p lejo n o rm ativ o q ue reg u la la fu n ció n sa n tifica d o ra y cu ltu al de la Ig le­ sia 35. D entro del derech o general de la Iglesia, las ley es litú rg icas tie n en u n a fiso n o m ía p articu la r, y a q ue se en c u en tra n en los lib ro s litú rg ico s, tan to en los p r a e n o ta n d a co m o en las rú b ric as, y en d iv e r­ sos d o cu m en to s de la au to rid ad co m p ete n te 36. El C ó digo d e D e re ­ cho C an ó n ico reco n o ce la e x iste n cia de la n o rm ativ a litú rg ica co n fu erza de ley, au n q u e no esté rec o g id a en la o rd en a ció n can ó n ica: «E l C ódigo, o rd in aria m en te, no d eterm in a los rito s q u e han de o b ­ se rv a rse en la ce le b ra ció n d e las ac cio n es litú rg icas; p o r tanto, las le y e s litú rg ic a s v ig e n te s h a s ta a h o ra c o n s e rv a n su fu erza, sa lv o cu a n d o a lg u n a d e ellas sea c o n tra ria a los cá n o n es del C ó d ig o » (C D C , c.2) *7. L a n o rm a tiv a litú rg ica e x p re sa m u c h as v eces las ex ig en c ias del d erech o d iv in o , esp ec ialm en te c u a n d o se refiere a la e u c aristía y a 34 Véase el apartado 4 del cap XXIX 35 A Cuva, Derecho litúrgico, en NDL, 548-562, aquí 549, c f Burki, B , «Liturgie et droit ecclésiastique», en QL 64 (1983), 5-7, CIVIL, R , «La liturgia e le sue leggi», en Anamnesis 1, 181-207, M a r t i m o r t , 137-153, R i g h e t t i 1,35-51 36 Véanse las ediciones de K a c z y n s k i , R , Enchiridion documentorum instauratioms hturgicae, 1-3 (Roma 1976ss), P a r d o , A , Enchiridion Documentación litúrgica posconcihar( Barcelona 1992) 37 Además esta el Libro IV del CDC (c 834-1253) c f M a n z a n a r e s , J , «Principios informadores del nuevo derecho sacramental», en VV AA , XVIII Semana Española de Derecho Canónico (Salamanca 1984), 235-252, Id , et AA AA , «Función de san­ tificar», en Nuevo Derecho parroquial (BAC 501, Madrid 1983), 111-571, y ScCatt 112 (1984), Ph 141/142 (1984), RL 71/2 (1984), etc

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La pastoral litúrgica

357

los sacram en to s. L a fid elid ad a las d isp o sicio n e s litú rg icas es re q u e ­ rid a p o r la n atu ra lez a m ism a de su o b jeto , q ue son las ce le b ra cio n e s de la Iglesia, accio n es que n u n c a son p riv ad a s, sin o qu e p erte n ec en al en tero cu erp o eclesial (cf. SC 26).

2.

A u to rid a d litú rg ica

A u n q u e y a h a sido m e n cio n a d a, co n v ien e p re c isa r d ó n d e rad ic a la autoridad sobre la litu rg ia de la I g le s ia 38. El C o n cilio V atican o II estab leció los p rin cip io s, rec o g id o s y sistem a tiz ad o s en el c.838 y en o tros cá n o n es del C D C , de m a n era que se p u so fin al u n ifo rm ism o qu e h ab ía reg id o la litu rg ia en los ú ltim o s cu atro sig lo s de la h isto ria de la Iglesia, y se ab rió el ca m in o a un a leg ítim a v arie d ad d en tro de la unidad. L os ca m b io s m ás sig n ific ativ o s se refieren al p ap el del o b isp o d io c esa n o y al de las C o n fere n cia s E pisco p ales. El o b isp o tien e el d eb er de m o d erar, p ro m o v e r y c u sto d ia r to d a la v id a litú rg ica de la Ig lesia q u e le ha sido co n fia d a 39. Las C o n fere n cia s E p isco p ales, se ­ gú n el C D C , c.8 3 8 , § 3, y los ac tu a les libros litú rg ico s tien en co m ­ p eten c ias en las trad u c cio n e s y a d a p ta cio n e s de los rito s, en la p u b li­ ca c ió n de ritu a le s p a rtic u la re s 40 y en la in c u ltu r a c ió n d e la li­ tu rg ia 41. La S an ta S ede tien e au to rid ad resp e cto de la o rd en a ció n de la litu rg ia en la Iglesia u n iv e rsa l y, p articu la rm en te , d en tro del R ito R o m ano, p u b lic an d o las ed icio n e s típ icas de los lib ro s litú rg ico s y a p ro b a n d o las tra d u c c io n e s en las le n g u a s v e rn á c u la s (cf. C D C , c.8 38, § 2; c f SC 36, § 3) y o tro s actos de las C o n fere n cia s E p isc o ­ pales. 38 C f C a s t e l l a n o , J , «Autontá e ruoli ín materia litúrgica», en G o f f i , T - P i a ñ a , G (dir ), Liturgia («Corso di Morale» 5, Brescia 1986), 379-406 39 Cf CDC, c 835, § 1, § 4, 387-390, 392, § 2, etc , G y , P M «La responsabilité des évéques par rapport au droit liturgique», en LMD 112(1972), 9-24, c f supra n 17 40 C f CDC, c 838, § 3, SC 22,2, SC 38, 63b, 77, 110, 119, 120 y 128, ínstr ínter Oetum enia, de 26-1X-1964, nn 23-31, en AAS 56 (1964), 882-884, c f M a n z a n a r e s , J , Liturgia y descentralización en el Concilio Vaticano II (Roma 1970) Sobre la aplicación concreta c f supra, n 8 del cap XVI 41 C f C para el Culto Divino, La Liturgia Romana y la inculturación IV Instruc­ ción para aplicar debidamente la Constitución conciliar «SC» (nn 37-40) (Typis Polyglottis Vaticanis 1994), nn 32 y 65-69

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3.

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La vivencia del misterio

E l esp ír itu d el a ctu al d erech o litú rg ico

L os a c tu a les lib ro s litú rg ico s, de a c u erd o co n las p re sc rip cio n e s del C o n c ilio V atica n o II, tien en sie m p re en cu e n ta la p articip a ció n de los fíeles (cf. SC 31). P o r tan to , no b asta con a seg u rar to d o lo que es n e c e sa rio p ara la v alid ez y la licitu d de los acto s sa cram e n ta les, sino q u e ha de fav o rec erse la p a rtic ip a c ió n co n scie n te, activ a, in ter­ n a y fru c tu o sa de los fíeles (cf. SC 11; 33; 59). P o r este m o tiv o las o rien tacio n es g en e rale s —p r a e n o ta n d a — y las rú b ric as de los ac tu a ­ les lib ro s litú rg ico s co n tien e n u n as b u en as d o sis de te o lo g ía , de es­ p iritu a lid a d , de p asto ra l y, en d efin itiv a, de m istag o g ia. T o d o ello sin m e rm a del c a rá c te r v in c u lan te y o b lig a to rio , esp ec ialm en te cu an d o se trata de no rm as esen c iale s que afectan a los rito s y a la estru c tu ra de los sa cram en to s. Ju n to a esta c a racterística de las n o rm as litú rg icas, se p u ed e a p re­ ciar ta m b ié n la v o lu n ta d de fa v o rec er al m á x im o u n a sa n a c re a tiv i­ d ad y la a d a p ta ció n a los d iv e rso s g ru p o s, reg io n e s y p u e b lo s (cf. SC 38), y aun a las co n d icio n e s de los fíeles, segú n la d iv e rsid ad de ó rd en es, fu n cio n es y p articip a ció n (cf. SC 26; 34, etc.). A h o ra b ien , re a liz a r esta ad a p ta ció n c o rresp o n d e tan sólo a la au to rid ad ec le siás­ tica co m p ete n te (cf. SC 39; 63b, etc.), no a los sim p les m in istro s, de m a n era que «nadie, au n q u e sea sacerd o te, añada, q u ite o ca m b ie co ­ sa alg u n a p o r in ic ia tiv a p ro p ia en la litu rg ia» (S C 22, § 3; C D C , c.8 4 6 , § l ) 42. N o o bstante, en to d o s los lib ro s litú rg ico s se estab lece n aq u e llo s elem en to s que se d ejan a la elec ció n y al buen se n tid o p asto ra l de los m in istro s: form as de re a liz a r un rito, lecturas, can to s u o tro s textos. G en eralm en te, en u n a m ism a ac ció n litú rg ica, se o fre ce la p o sib ili­ dad de eleg ir en tre v arias fó rm u las — p r o o p p o rtu n ita te, la u d a b iliter, a d libitum , d e m ore, etc.— o de d ec irlo con o tras o sem ejan tes p alab ras — sic vel sim ilib u s ve rb is— 43. En alg u n as circ u n stan cias la p o sib ilid ad de ad a p tació n p o r parte del m in istro es m a y o r 44. 42 C f C para el Clero, Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros (Typis Polyglottis Vaticanis 1994), nn 49, 52 y 64 43 Cf. OGMR 313, c f A B , «Glossae Pro opportunitate», en Not 106/107(1975), 196-201. 44 En las misas para grupos particulares* c f Instr. Actio pastorahs, de 15-V-1969, en AAS 61 (1969), 806-811, y en las misas con niños, c f Directorio para las misas con niños, de 1-X I-1973* AAS 66 (1974), 30-46.

APENDICE

VOCABULARIO LITURGICO * A b ad y abadesa (abba, padre) supe­ rior o supenora del monasterio (cf. CE 667 y 694), véase Ritual de la Bendición del Abad v de la Abade­ sa) Ablución: gesto de lavar una parte del cuerpo en el Bautismo Absolución: palabras de la fórmula y gesto (imposición de manos) del per­ dón de los pecados en el sacramento de la Penitencia Acheropita (a-cheiro-poiété, no hecho a mano), se dice de algunos iconos Acetre: recipiente que contiene el agua bendita para la aspersión, se com ­ pleta con el aspersorio Aclamación: fórmula exclamativa de participación (ej. amén, aleluya, ho­ sanna, Gloria a ti, Señor, etc , c f CE 116). Acólito: ministerio instituido o confia­ do, de manera estable o temporal, al servicio del altar (cf. CE 28, 808, CDC c 230, Rito de la Institución del Acólito, y bendición para los acólitos en el Bendicional). Acróstico: frase compuesta por las pri­ meras letras de unas palabras (ej. Ichthys — pez— en gnego significa: Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador; era un símbolo paleocnstiano). Acta: documento que se levanta en la ordenación del obispo (cf CE 573), en la dedicación de una iglesia (cf. CE 877), etc Actitudes corporales: gestos litúrgi­ cos de los fieles de pie, de rodillas, sentados, etc. (c f OGMR 20-21): véase cap. XII Acto penitencial: nto inicial de la Mi­ sa, como preparación de todos los presentes (c f OGMR 29), y en las Completas (cf. OGLH 86)

Ad accedentes: canto de la comunión en el Rito Hispano-Mozárabe Ad complendum : oración final de la Misa en el Sacramentarlo Gregoria­ no y en el Rito Hispano-Mozárabe. Addai y Mari: título de una anáfora siro-antioquena (s m) Admisión, rito de celebración de en­ trada entre los candidatos al diaconado y presbiterado (cf CE 479ss, véa­ se RO) Adoración (proskynésis — p o stra ­ ción— , latría) acto de culto reserva­ do a Dios, y uno de los fines del cul­ to a la Eucaristía fuera de la Misa, se expresa con el gesto de la genufle­ xión (c f CE 69) Adviento (adventos, venida), tiempo litúrgico de preparación de la Navi­ dad (c f NUALC 39-42, CE 227ss). Agape (amor), comida fraterna que en­ marcó o precedió a la Eucaristía en los prim eros tiem p os (cf. 1 Cor 11,17-34) Agnus Dei (Cordero de Dios) canto de la fracción del Pan (c f OGMR 56 e) Agua: elemento natural para el Bautis­ mo, para recordar este sacramento (nto de la aspersión) y para realizar numerosos sacramentales, hay un ri­ to de bendición del agua en el Bau­ tismo, y una bendición fuera de este sacramento Akáthistos (no sentado)* célebre poe­ ma mariano de la Liturgia Bizantina (s v). Alba: túnica o vestido común a todos los ministros, de color blanco (c f OGMR 298, CE 65) Alegoría: metáfora o figura literaria que añade un significado puramente ideal a una realidad; se refiere tam­ bién al método de interpretación de

* Para las siglas véanse Siglas y abreviaturas 3. Otras siglas

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la Biblia y de la liturgia, basado en dicha figura Su abuso da lugar al alegonsmo Aleluya (alabad a Yahveh) aclama­ ción usada en vanos momentos, es­ pecialm ente en la procesión deí Evangelio, excepto en el tiempo de Cuaresma Alocución: hom ilías m istagogicas o exhortaciones a los candidatos en la celebración de algunos sacramentos y sacramentales Altar: mesa eucarística, que simboliza también el ara del Sacrificio y la pie­ dra angular que es Cristo (cf OGMR 2 5 9 ss, CE 9 1 8 ss, R D IA , C D C, c 1235-1237) Ambón (anabainein subir) lugar li­ túrgico para la proclamación de la Palabra de Dios (c f OGMR 272, CE 51) Amen (asi es) aclam ación aramea conservada en el N T (c f 2 Cor 1,20) y usada para la conclusión de las oraciones por la asamblea Amito (amicire revestir) lienzo que se pone sobre el cuello y la espalda bajo el alba (cf OGMR 8 Id, 298, CE 61) A náfora (anaphora ofrecim iento) plegaria eucarística oriental Anamnesis (conm em oración, memo­ rial) categoría bíblica unida a la Eu­ caristía (cf 1 Cor 11,24-25), parte de la plegaria eucarística, a continua­ ción de la institución, que evoca los m isterios de Cristo y contiene la ofrenda del Sacrificio (c f OGMR 55e) Anástasis (resurrección) lugar del san­ to sepulcro en Jerusalen Animación litúrgica: se denomina asi la función de preparar las celebracio nes y procurar, durante su realiza­ ción, que los fieles participen viva­ mente, de manera interna y externa, es conveniente disponer de un equi­ po de a n im a ció n litú r g ic a ( c f OGMR 313) Angelus: plegaria manana compuesta de textos bíblicos (antífonas del Ofi­ cio de la Stma Virgen), en memona de la Encamación (cf Pablo VI, Ma riahs cultus 4 1) Anillo: símbolo de la alianza matrimo­ nial (c f RM, CE 601), insignia epis­

copal (c f RO, CE 58) y abacial (cf CE 678), de la vida religiosa (cf CE 734 y 784) Aniversario: conmemoración anual de la dedicación de la iglesia (c f CE 45, 878), de la ordenación del obispo (c f CE 1167), de la muerte de un di­ funto (c f CE 395), etc Antífona (antiphon voz opuesta) tex­ to breve que acompaña a los salmos y les da sentido litúrgico y modo musical (cf OGLH 113 120) Antifonario o antifonal libro litúrgico que contiene las antífonas de la Li­ turgia de las Horas Antimensio: paño de lino o seda seme­ jante a los corporales, con reliquias en un extremo, usado en la Liturgia Bizantina Antipendio (colgar delante) frontal de altar o paño precioso colgado delante Año jubilar: año santo de perdón y de gracia, inspirado en Lev 25,8-17, que se celebraba cada 50 años desde el año 1300 y que posteriormente se fi jo cada 25, existen otros jubileos ex­ traordinarios y de carácter local Año litúrgico: el sagrado recuerdo que la Iglesia hace del misterio de Cristo en el «circulo anual» (c f SC 102, NUALC 1) Apologías: oraciones privadas de los ministros introducidas en la Misa du rante la Edad Media c f cap XV Apóstol: denominación de la lectura del N uevo Testam ento, antes del Evangelio, en numerosas liturgias Ara: se llamaba asi la piedra del altar portátil Arcano (disciplina del) prohibición de la Iglesia antigua de hablar de los sa­ cramentos y de la liturgia ante los no cristianos Arras del M atrimonio: 13 monedas que el esposo entrega a la esposa después de la imposición de los ani­ llos, en el rito del Matrimonio (cf Ritual del Matrimonio) Asamblea: comunidad reunida para la liturgia, signo de la presencia del Se­ ñor (cf Mt 18,20) y manifestación de la Iglesia (c f SC 41-42) vease cap VIII Aspersión (aspergeré rociar) rito de purificación (c f Sal 50,9) o de re-

Vocabulario litúrgico cuerdo del Bautismo sobre el pueblo, o sobre el difunto (exequias), y en numerosas bendiciones sobre lugares y objetos (cf Bendicional) Aspersorio: instrumento provisto de una cabeza hueca y agujereada para la aspersión complemento del ace­ tre Atril: mueble para sostener el M isal en el altar Ayuno: gesto de abstenerse de tomar alimentos en señal de penitencia, o como participación en la pasión del Señor (c f SC 110, CDC c 1252), o como preparación para recibir la Eu­ caristía (c f CDC c 919) Azimo: pan no fermentado, para la Eu­ caristía (c f OGMR 282-283, CDC c 926) Báculo: insignia episcopal, símbolo de la solicitud pastoral (c f RO CE 57, 59, 588), y abacial (c f CE 677) Baldaquino: dosel apoyado en colum­ nas o suspendido del techo que en­ marca y cubre el altar, ya no se usa sobre la cátedra (c f CE 47) Basílica: iglesia mayor caracterizada por su antigüedad, magnificencia o prerrogativas Se llama también asi al modelo de edificio eclesial creado después de la paz de Constantino (a 313) Bautismo: el primer sacramento de la In ic ia c ió n cristia n a ( c f R IC A , RBN) vease cap XVI Bautisterio: lugar litúrgico para la ce­ lebración del Bautismo, donde están la fuente bautismal, los oleos y el ci­ rio pascual (c f RICA, RBN, CE 995) Beatificación: rito por el cual un sier­ vo de Dios es elevado a los altares y se autoriza su culto publico en cier­ tos lugares o ámbitos Berna (paso) banco presbiteral que flanquea la cátedra episcopal, o zona a la entrada del iconostasio en la Li turgia Bizantina Bendición (eulogia) acción de alabar a Dios (bendición ascendente), y todo don del Padre (bendición descenden­ te c f Ef 1,3 6), rito de despedida del pueblo (c f OGMR 57), sacramental invocativo de la presencia y de la

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protección divina sobre personas, lu­ gares, objetos, etc (cf Bendicional) Bendicional: libro litúrgico del Ritual Romano (ed típica de 1984), que contiene las bendiciones Benedictus: canto evangélico de los Laudes (c f OGLH 50, Le 1,68 79) Berakah (bendición) genero eucologi co procedente de la Biblia y de la h turgia judia, que tiene continuidad en la plegaria eucarística y en otras formulas eucologicas mayores Beso litúrgico: gesto de veneración del altar, del E vangeliario, etc ( c f OGMR 85, 232), gesto de p a z en di­ versos ritos a los neófitos en las or­ denaciones, en la profesión religiosa, en la Misa, etc Blandones: hachas de cera que porta­ ban encendidas varios m inistros (blandoneros) que se situaban, junto con el turiferario delante del altar durante la plegaria eucarística en las Misas solemnes Bolsa de los corporales pieza cuadra da de dos hojas revestidas de tela, del color litúrgico que corresponda, para guardar el corporal Bonete: birrete de vanas hechuras (de cuatro picos el modelo español), que forma parte del habito coral y se usaba en el Oficio coral y en las p ro ­ cesiones Breviario: antiguo nombre de la Litur gia de las Horas, que correspondía al libro litúrgico en el que se habían reunido todos los elementos para la celebración del Oficio divino C abildo o capitulo catedral o cole­ gial colegio de sacerdotes (canóni­ gos) al que corresponde celebrar las fruiciones litúrgicas mas solemnes en la catedral o en la colegiata ( c f CDC c 503, OGLH 20, 24) Calendario: tabla o elenco de los me ses, semanas y días litúrgicos de la celebración del misterio de Cristo y de la memoria de la Stma Virgen y de los Santos (c f NUALC 48ss) Junto al calendario general del Rito Romano (ed típica de 1969) existen los calendarios particulares de las Iglesias locales y de los Institutos re­ ligiosos

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Cáliz: vaso destinado a recibir la San­ gre del Señor durante la Misa (c f OGMR 80, 290ss, CE 984) Campanas: se empezaron a usar en el s vi para convocar a los fíeles y para dar diversas señales según las cele­ braciones litúrgicas, son bendecidas y llevan inscripciones y dedicatorias, su uso es regulado por la liturgia (cf CE 37, 300, 349) El campanario co­ mo construcción junto a la iglesia data del s vm Campanilla: se usaba para avisar a los fíeles en algunos momentos de la Misa y en otros actos litúrgicos, por ej el Viatico Cancelas: cerca baja que separa el presbiterio de la nave central en las iglesia antiguas Candelaria: nombre popular de la fies­ ta de la Presentación del Señor Candelero, candelabros soportes des­ tinados a sostener los cirios o velas junto al altar, o en las procesiones, la liturgia señala el numero de los que se usan en la Misa ordinaria (al me­ nos dos) y en la estacional siete (c f OGMR 79, 84, 269), gran soporte del cirio pascual Canon (norma) Romano Plegaria eucanstica I de la Liturgia Romana Canonización: nto de inscripción de un beato en el catalogo de los santos y declaración de la universalización de su culto litúrgico y del día de su memoria Cántico: composiciones del Antiguo y del Nuevo Testamento similares a los salmos, usados en Laudes y Vís­ peras (c f OGLH 136-138) y en las Vigilias (c f OGLH 73) Canto: gesto y acción de participación litúrgica de gran valor religioso y es­ tético, para responder a la Palabra di­ vina (c f SC 33) y fomentar la unidad y la solemnidad de la celebración (cf SC 12ss) Cantor: salmista o miembro del coro o schola cantorum es un verdadero ministerio litúrgico (c f SC 29) Capilla: lugar de culto destinado a una comunidad particular vease orato­ rio, y espacio para la celebración, con una cierta autonomía, en el inte­ rior de una iglesia

Capitula: lectura breve de las horas del O ficio divino (c f OGLH 156158) Capituhkre-capitulario lis ta de las lecturas bíblicas, especialmente de los Evangelios, antecedente de los leccionanos Casulla: vestidura sacerdotal para la celebración eucarística, del color li­ túrgico que corresponda (c f OGMR 81, 161,298, CE 65, 534) Catecumenado: tiempo de instrucción catequetica y de preparación para los sacramentos de la Iniciación cristia­ na (c f RICA) Por analogía se llama también asi a otros periodos de pre­ paración presacramental Cátedra: asiento reservado al obispo en la asamblea litúrgica, signo del magisterio y de la potestad del pastor de la Iglesia particular (cf CE 42, 47) Catedral: iglesia en la que el obispo tiene situada la cátedra y , por la «majestad de su construcción, es sig­ no del templo espiritual» (CE 43) y «centro de la vida litúrgica de la dió­ cesis» (CE 44) Celebración: la liturgia en cuanto ac­ ción, o momento expresivo, simbóli­ co y ritual de la evocación y actuali­ zación del misterio salvifico vease cap VI Celebraciones dom inicales en ausen­ cia de presbítero: asambleas domi­ nicales en los lugares donde no se puede tener la Misa por falta de sacerdote, constan de la liturgia de la Palabra y pueden comprender tam­ bién la comumon sacramental (c f D irectorio p a ra las celebraciones dominicales en ausencia de presbíte­ ro, de 1989, CDC c 1248, § 2) Cem enterio (koiméterion dormitorio) lugar de enterramiento de los fíeles, bendecido como lugar sagrado, hoy se debe bendecir al menos la sepultu­ ra (c f CDC c 1240) Ceniza: elemento natural, signo de la conversión al comienzo de la Cua­ resma y recuerdo de la muerte (cf Bendición de la Ceniza, en el Misal Romano, CE 253) Ceremonia: nto o acción exterior, for­ mal y estereotipada, ejecutada ñor-

Vocabulario litúrgico malmente por los ministros, las cele braciones no son un aparato de cere momas (cf CE 12, 34) Ceremonial de los Obispos: libro que describe y regula la liturgia episco­ pal, referencia de toda celebración li­ túrgica (ed típica de 1984) C erem oniero o M aestro de Ceremo­ nias el ministro que prepara y dirige las acciones litúrgicas para que trans curran con decoro, orden y piedad (cf OGMR 69, CE 34 36) Ciclo (Kyklos giro) cada uno de los periodos de tiempo que se vuelve a iniciar de nuevo Cincuentena: vease Pentecostés Cíngulo (cingere ceñir) cordon o cin­ ta para recoger el alba (c f OGMR 298) Cirio pascual: vela grande de cera que representa a Cristo resucitado duran te el tiempo pascual y en la liturgia del Bautismo y de las Exequias (c f pregón de la Vigilia pascual) Cirios: vease luz Colecta (colhgere reunir) oración presidencial que cierra los ritos de entrada de la Misa y expresa el senti­ do de la celebración (cf OGMR 32), acción de recoger las ofrendas de los fieles, reunión de la liturgia estacio­ nal Colores litúrgicos: tonalidades diver­ sas de los vestidos litúrgicos según los tiempos del año litúrgico o las celebraciones blanco, rojo, verde, morado, negro y rosa (c f OGMR 307 310) En España se usa el color azul en la solemnidad de la Inmacu­ lada Comentador: el ministro que explica los ritos e introduce en el sentido de las partes de una celebración con una monición (c f OGMR 68a, CE 51) Comes: índices y pencopas de las lec­ turas bíblicas de la Misa C om m u nicatio in sacris: participa­ ción en las celebraciones sacramen­ tales por ministros de distintas con fesiones esta prohibida para los ca tolicos (c f CDC 1365), otra cosa son las celebraciones de la Palabra y de la oración, participación en los sacra­ mentos de otras confesiones la Igle­ sia católica permite a sus fieles acce­

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der, con ciertas condiciones, a los sa­ cramentos de las Iglesias en las que estos son validos y acoger a los fíe­ les de otras confesiones con tal de que profesen la fe católica respecto del sacramento que quieren recibir (c f CDC c 844) Competentes: los que com ienzan el catecumenado propiam ente dicho (cf RICA) Com pletas: ultima hora del Oficio di­ vino (cf OGLH 84) C óm puto eclesiástico: conjun to de cálculos necesarios para resolver los problemas relativos a las divisiones del tiempo y formar el calendario li turgico Comunión: convite eucaristico o rito de participación sacramental en la Eucaristía (c f OGMR 56) Puede ha­ cerse con una sola especie o bajo las dos especies (cf OGMR 240ss) Común de los Santos: en los libros li­ túrgicos los formularios para la Misa o para la Liturgia de las Horas desti­ nados a celebrar a los santos que no cuentan con textos propios en el Pro pío de los Santos y agrupados según la clasificación tradicional apostó­ les, mártires, pastores (antes confeso res pontífices}, vírgenes, etc Concelebracion: celebración eucanstica por vanos sacerdotes, expresión de la unidad del sacerdocio, del Sa c n ñ c io y del pueblo de Dios (c f OGMR I53ss) Concurrencia: cuando en el m ism o día hubieran de celebrarse las Víspe­ ras del Oficio en curso y las I Víspe­ ras del día siguiente, prevalecen las del día que ocupan lugar preferente en la tabla de días litúrgicos (c f NUALC 61) C on fesión (exom ologeo confesar) proclamación de la fe (c f OGMR 43), y oración de alabanza a Dios y reconocimiento de los pecados (cf 1 Jn 1,9), formula de confesión general (Yo confieso), y acto del penitente en el sacramento de la Penitencia Confesonario: vease sede penitencial Confirmación: sacramento de la dona­ ción del Espíritu Santo a los bautiza­ dos (c f RC)

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Conmemoración: recuerdo o memo­ rial, en la Liturgia de las Horas, cuando un O ficio es impedido, se añade al final de Laudes y Vísperas una antífona y la oración correspon­ diente (c f OGLH 239b) Conmistión (commixtio, mezcla) de­ posición de un fragmento del Pan eucarístico en el cáliz consagrado Po­ siblemente tuvo origen en el rito del fermentum, fragmento del Pan eucarístico enviado por el Papa a las igle­ sias extramuros y que se introducía en el cáliz, como signo de comunión. Conopeo (chonopéíon, tienda): velo que cubre el Sagrario, como signo de la presencia del Señor (cf. Ritual de la Comunión y del Culto eucaristic o) Consagración: en la plegaria eucarística, el momento de la institución (cf. OGMR d), dedicación total al Señor de las vírgenes (c f Ritual de la Con­ sagración de vírgenes, CE 715ss), se llamó también así la ordenación y la dedicación de la iglesia y del altar Conventual, Misa celebración eucarística que forma parte del Oficio co­ tidiano de la catedral o de una comu­ nidad religiosa (c f OGMR 76). Copón: véase píxide Coro: lugar litúrgico reservado al clero para el O ficio divino; y lugar del grupo de cantores o schola cantorum, el grupo mismo de los cantores; celebración coral por los miembros de un cabildo o de una comunidad religiosa. Coronación: imposición de una corona a una imagen de la Stma. Virgen (cf. Ritual de la coronación de una ima­ gen de la Virgen, CE 1033ss). Corporal o corporales lienzo que se extiende sobre el mantel del altar pa­ ra poner sobre él la patena y el cáliz en la Misa (cf. OGMR 49; 80; 100) Credencia: mesita en el presbiterio pa­ ra colocar lo necesario para la Misa (cf OGMR 80c, CE 129) Credo: véase símbolo Crisma (chrísma, ungüento): mezcla de aceite y bálsamo bendecido en la Misa crismal, usado en el Bautismo, Confirmación, Ordenaciones y dedi­

cación de la iglesia y del altar (cf CE 274ss). Crismación: gesto de la unción con el santo Crisma Crismeras: vasito o ánfora pequeña para guardar los santos óleos y el crisma Crismón: medallón que lleva escrito el monograma de Cristo con las letras alpha y omega (cf Ap 1,8). Cronógrafo: calendario, el más famo­ so es el de Fuño Dionisio Filócalo (a 336), que señala ya la fiesta de Navidad. Cruz: símbolo del sacrificio pascual del Señor, que preside la celebración de la Eucaristía (cf OGMR 270, CE 1011), es adorada el Viernes Santo, es venerada en la Misa con la incen­ sación, etc. Se distinguen' cruz de la iglesia, del altar, procesional, arzo­ bispal, pectoral, etc. Cuarenta lloras: culto eucarístico por espacio de cuarenta horas, de manera continua o discontinua en van os días, nacido en el s. xvi y celebrado en los días de Carnaval Cuaresma: tiempo litúrgico de cuaren­ ta días (cf. simbolismo bíblico) como p reparación para la Pascua ( c f NUALC 27-31) Cuartodecimanos: cristianos que en el s ii celebraban la Pascua el mismo día que los judíos (14 de Nisán) C uatro Tém poras: d ía s de ayun o coincidiendo con las cuatro estacio­ nes, establecidos posiblemente por el papa Siricio ( t 398); celebradas hoy, en España, como jomada de petición y acción de gracias el día 5 de octu­ bre (cf. NUALC 45-47, CE 381384) Culto (colere, honrar): en general son los actos internos y extemos de la re­ ligión, el culto cnstiano equivale a la liturgia de la Iglesia de Cristo. Curso (cunus, movimiento): sucesión armoniosa de sílabas en la métrica latina de las oraciones e himnos; y sene u ordenación de los salmos en el Oficio. Custodia: vaso para la ostensión de la Eucaristía en la exposición, en las procesiones y en la bendición euca­ r istía s (cf. CE 1104-1105 y 1108).

Vocabulario litúrgico Dalm ática: vestido, a modo de túnica ancha, propio del diácono (c f 81b); la lleva también el obispo bajo la ca­ sulla, en la Misa estacional (c f CE 56) Dedicación: rito de destinar al culto di­ vino la iglesia y el altar (cf. RDIA, CE 916ss) Depositionis dies (día de la sepultura) el aniversario de la muerte o de la se­ pultura de los cristianos, en el caso de los mártires y de los santos equi­ vale al ches natahs Despedida (dimissio)• rito conclusivo, unido a la bendición del pueblo (cf. OGMR 57) cuando hay un ministro ordenado, en la Iglesia antigua, la sa­ lida de los catecúmenos al término de la liturgia de la Palabra, véase Misa Devotio (piedad): se refiere a la actitud de la voluntad para con Dios, devo­ ciones, en plural, equivale a los ejer­ cicios piadosos del pueblo cristiano y a las tendencias espirituales hacia un aspecto del misterio de Dios, de Cristo o de los santos. Día litúrgico: día natural santificado por la liturgia, que en el caso de los domingos y solemnidades se inicia en la tarde precedente (cf. NUALC 3

).

Diácono (diakonéó, servir) el grado inferior de los ministerios ordenados, para proclamar el Evangelio, servir al altar, ayudar al presbítero, etc. (c f RO; OGMR 61, CE 9; 24ss) Dies natalis (día del nacimiento)- ex­ presión tomada por los cristianos pa­ ra referirse al día de la muerte como entrada en la verdadera vida; equiva­ le al depositionis dies. Difuntos, Todos los Fieles: conmemo­ ración del día 2 de noviembre, me­ mento de difuntos intercesión de la plegaria eucarística Diócesis: porción del pueblo de Dios confiada al obispo (c f CDC c.369), cuya principal manifestación es la eucaristía (cf. SC 41, LG 26) Dípticos: tablillas en las que se escri­ bían los nombres de los santos, de los difuntos y de los oferentes que eran recordados en la plegaria eucarística.

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Diurnal: libro que contiene todas las horas (diurnas) del Oficio divino, ex­ cepto la de lectura Domingo (dominica dies, día del Se­ ñor) véase cap XIX. Doxología (doxa, gloria) fórmula de alabanza a Dios y a Cristo o a las di­ vinas Personas, última parte de la plegaria eucarística, conclusión de los salmos en la Liturgia de las Ho­ ras (c f OGLH 123-125) y aclama­ ción al com ienzo del O ficio (c f OGLH 41) Durante el año, tiempo las 33 o 34 semanas en las que no se celebra un aspecto particular del misterio de Cristo, sino el misterio en su pleni­ tud (cf. NUALC 43-44) E conom ía salvífica (oikonomía, g o ­ bierno): plan de salvación revelado por Dios, cumplido en Cristo y reali­ zado en la Iglesia (c f Ef 1,3-14), por la liturgia (cf SC 5-7): véase cap II Effetá (ábrete): expresión aramea (cf Me 7,34) y gesto que pasó a la litur­ gia bautismal para significar la aper­ tura de los oídos y de la boca a la Palabra de Dios (cf. RICA, RBN) Eisodos (entrada), rito de comienzo de la Misa (pequeña entrada) y de la procesión de ofrendas (gran entrada) en la Liturgia Bizantina. Elegidos: candidatos al Bautismo des­ pués de la imposición del nombre cristiano (c f RICA); se llama así también a los candidatos a las órde­ nes sagradas. Elevación: gesto de ostensión del Pan eucarístico y del Cáliz después de la respectiva consagración, gesto de ofrenda del Cuerpo y de la Sangre de Cristo en la doxología de la plegaria eucarística. Em bolism o (embálló, añadir)- texto breve que se introduce o se añade a una plegaria (ej súplica que sigue al Padrenuestro), se llama también así a la parte central del prefacio. Entrada: recibimiento del obispo en la iglesia (cf CE 79), canto de entrada véase introito Entrega: en la Iniciación cristiana, véase traditio, en las Ordenes, el rito de imposición de las insignias ponti-

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fícales y de transmisión del Evange­ liario y de otros objetos (cf RO) Eortologia, eortologico (eorte fiesta) relativo a las fiestas o ciclo festivo Epacta (epaktos añadido) edad de la luna o numero de días que hay desde el ultimo novilunio de un año hasta el 1 de enero siguiente, sirve para calcular el novilunio de cada mes, especialmente el de marzo, que fija la fecha de la Pascua No obstante, se llama también asi al calendario que señala las variaciones litúrgicas de cada año (calendario litúrgico pasto­ ral) Ephápax (una sola vez) expresión que alude al carácter único e irrepetible del acontecimiento pascual (vease cap II) Epiclesis (epikaleo llamar) petición o invocación del Espíritu Santo (c f Jn 14 16), en la plegaria eucarística (cf OGMR 55c; y en otras formulas eu cologicas mayores Epifanía (epiphaneia manifestación) solemnidad del 6 de enero, común a Oriente y a Occidente, y conmemo­ ración de los «signos» de Jesucristo después de la citada fiesta (primeros domingos del Tiempo «durante el año») Epístola (carta) lectura apostólica en la Misa romana, recibió este nombre del prodominio de las cartas paulinas en dicha lectura Epistolario: leccionario que contenía las epístolas existió hasta la reforma litúrgica del Vaticano II y se usaba tan solo en la Misa solemne Escrutinios: averiguaciones acerca de los candidatos a la Iniciación cristia na y ritos de bendición y exorcismo (c f RICA) Estación (statio parada) asamblea li turgica desde una iglesia, donde se hace la reunión (collecta), hasta otra (iglesia estacional)y se trata de una practica de la antigua Liturgia Roma­ na, que puede practicarse todavía en la Cuaresma (c f CE 260 261), se llama también asi la parada en el cur so de una procesión (cf CE 392) Estacional, Misa celebración eucans tica presidida por el obispo, sobre to do en la catedral rodeado de su

presbiterio con la participación del pueblo (cf CE 119ss), antes se lla­ maba «Misa pontifical» Estipendio: limosna con ocasión de un acto litúrgico, generalmente la Misa (c f CDC 945 958) Estola: banda de tela, del color litúrgi­ co correspondiente que usan el obis­ po y los presbíteros colgada del cue­ llo, y el diácono cruzada desde el hombío izquierdo a la cintura (cf OGMR 302, CE 66, 67) Eucaristía (acción de gracias) cele bracion del Memorial del Señor (Mi­ sa) y Sacramento de su Cuerpo y Sangre vease cap XV Eucologio, eucología (euche plegaria) libro de plegarias (ej el Eucologio de Serapion, s iv), y ciencia que es­ tudia las oraciones, o conjunto de formulas litúrgicas excluidas las lec­ turas y otros textos bíblicos Eulogía: vease bendición Evangeliario: leccionario que contiene los textos evangélicos de la Misa y es objeto de diversos honores litúrgi­ cos (cf OLM 36, CE 74, 128), se usa también en la ordenación del obispo y del diácono (c f RO) Evangelio (buena noticia) proclama cion litúrgica de los textos evangeli eos (c f OGMR 35) Exequias: celeb ración del m isterio pascual de Jesucristo en la muerte de un fiel, comprenden vanos ritos, en­ tre los que sobresale la Misa exe­ quial (c f Ritual de Exequias ed de 1969, OGMR 336) Exomologesis: vease confesión Exorcismo: rito de la Iniciación cnstiana de adultos (vease escrutinio) y del Bautismo de párvulos, invoca­ ción de la asistencia divina frente al influjo del Maligno (c f CDC c 1172, § 1) vease cap XVII Exorcista: antigua orden menor y mi nisterio para realizar el exorcismo (c f CDC c 1172, § 2 ) Expiación: fiesta hebrea de purifica­ ción de los pecados (c f Lev 16,1113), que alcanzo su plenitud en el Sacrificio de Cristo (c f Heb 9 10) Exposición del Santísimo Sacram en­ to: ostensión prolongada o breve del Pan eucaristico en la custodia o en el

Vocabulario litúrgico copon para la adoración (cf Ritual de la Comunión y del Culto eucaristico CE 1102ss) Exsultet (alegrese) primera palabra del pregón pascual o laus cerei Extrema unción: nombre dado en la Edad Media a la Unción de los En­ ferm os (c f SC 73) Facistol: atril grande usado en el coro para colocar los cantorales, o en el presbiterio para poner el leccionario o entronizar el Evangeliario (c f CE 336b, 1174) Faldistorio: asiento móvil o plegable Fam ilias litúrgicas: agrupaciones de los Ritos litúrgicos de Oriente y de Occidente por su origen común o afi­ nidades rituales vease cap V Feria (fiesta) designa cada uno de los días de la semana, excepto el sabado y el domingo lunes, feria segunda etcetera, designa también los días li­ túrgicos en los que no hay oficio propio (c f NUALC 16) Fermentum: vease conmistión Fiesta: tiempo de la celebración (vease cap XIII), y días litúrgicos de menor rango que las solemnidades que se celebran dentro del día natural, salvo que se trate de fiestas del Señor que caen en domingos durante el año y tien en e n to n c e s I V ísp er a s ( c f NUALC 13) Fiestas de guardar o de precepto: los días festivos en los que los fíeles tie­ nen obligación de participar en la Misa y de abstenerse de trabajos y actividades que impidan dar culto a D ios y descansar (c f CDC 12461248) Flores: adornan la iglesia y el altar, y la capilla de la Reserva eucarística, no se usan en algunos tiempos litúr­ gicos (c f CE 48, 252) Fracción del Pan: nombre de la Euca­ ristía en el N T (c f Le 24,35), rito de preparación de la comumon alusi­ vo a la unidad en Cristo de los que participan en ella (cf OGMR 56c, c f 1 Cor 10,16-17) Fuego: elemento natural usado en la Vigilia pascual como símbolo de la resurrección, de el se enciende el ci­

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rio pascual y el incensario (cf Misal Romano) Fuente bautismal: lugar donde mana o donde se contiene el agua bautis mal (cf CE 995), tiene bendición es­ pecial (cf Bendicional) G aud ete (alegraos) se denomina asi al domingo III de Adviento (cf Flp 4,4) Este domingo se usa el color rosa (c f OGMR 308f) Gelasiano: sacramentarlo romano con influencias galicanas del s vn, cabe­ za de fila de los Gelasianos del s VIH (vease cap IV) Genuflexión: arrodillarse como gesto de adoración (cf CE 69-71) y de su­ plica profunda (ej en las oraciones solemnes del Viernes Santo) Gestos litúrgicos: movimientos corpo­ rales de los ministros y de los fíeles de tipo practico o con carácter sim­ bólico, señalados por las rubricas en los distintos momentos de una cele­ bración veanse cap XI y XII Gloría: himno doxologico y festivo entre los ritos iniciales de la Misa (c f OGMR 31) Gloria al Padre: vease doxologia Gradual: salmo después de la epístola cantado o proclam ado desde las «gradas» del ambón actualmente, salm o responsorial después de la primera lectura (cf OGMR 36) G radúale: libro litúrgico que contiene los salmos graduales (Gradúale simplex ed típica de 1967 y de 1954, Gradúale Romanum ed de Solesmes 1974) G regorianas, misas costumbre piado­ sa de celebrar la Misa por un difunto durante 30 días seguidos G regoriano, calendario reforma del calendario efectuada por el papa Gregorio XIII en 1582 G regoriano, canto el canto propio de la Liturgia Romana (c f SC 116117) Gregoriano, sacramentarlo sa c ia mentano papal, cabeza de fila de los sacraméntanos de este nombre, for­ mado en el s vn en Roma (vease cap IV) Gremial: paño cuadrado que se ciñe para el lavatorio de los pies en la Mi­

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sa de la Cena del Señor, o se coloca encima de las rodillas del obispo en las ordenaciones y en la dedicación de la iglesia y del altar (c f CE 301 535, 902) H abito coral: vestido eclesiástico para asistir a las celebraciones en el pres biteno o en el coro, lo usan los obis pos y otros prelados, los canónigos y el clero auxiliar (c f CE 1199 1210) vtanse bonete muceta y roquete Hagiografica, lectura texto del santo en el Oficio de lectura (vease cap XXVII) Hebdomadario (hebdómada semana) encargado de presidir la liturgia du­ rante la semana en el Oficio catedral o conventual Hijuela: vease palia Himnario: libro que contiene los him­ nos del Oficio divino Himno: canto introductorio de las ho ras del Oficio divino ( c f OGLH I73ss), situación ritual en la celebra cion (vease cap IX) Himnodia: medida rítmica de los him­ nos cristianos para uso litúrgico, y agrupación de los himnos en las dis­ tintas liturgias (ej himnodia siriaca) Hisopo: vease aspersorio Historia de la salvación: vease econo mía salvifica Homilía: explicación de las lecturas o de otros textos de la liturgia como parte de la acción litúrgica (c f SC 52, OGMR 41, CDC c 767), corres ponde tan solo al ministro ordenado (cf OGMR 42) Homiliario: colecciones de sermones, generalmente de los SS Padres, usa dos desde la Edad Media en la Litur gia de las Horas y en la predicación Homoforio: banda que lleva el obispo alrededor del cuello en la Liturgia Bizantina y que recuerda al pastor que lleva sobre sus hombros la oveja (cf Le 15,5) Hora canónica: cada una de las cele­ braciones del Oficio divino Hora intermedia: las horas de tercia sexta y nona que se celebran en el «intermedio» de Laudes y de Víspe­ ras vease el cap XXVI

Horologio (indicador de las horas) li­ bro litúrgico bizantino semejante al Diurnal ejercicio piadoso en memo­ ria de la pasión del Señor Hosanna: aclamación del Sanctus y del domingo de Ramos, procedente de los Evangelios (cf Mt 21,9, Me 11,9) Hostia (victima) pan ázimo, redondo y delgado, destinado a la celebración eucarística (vease ázimo) y una vez consagrado Humeral: paño que cubre los hombros del ministro que lleva el Santísimo Sacramento o que da la bendición con el Hypapante (encuentro) fiesta de la Presentación del Señor Icono (imagen) pintura santa del Sal­ vador o de la Stma Virgen o de los santos, venerada como un signo de la presencia divina (vease cap XIV) Iconografía: estudio de los iconos y de las imágenes de culto o de devoción en la liturgia y en el arte cristiano Iconostasio: retablo pintado con ico­ nos que separa el santuario y el altar de la nave en la Liturgia Bizantina Iglesia (asamblea) edificio para las ce lebraciones litúrgicas, signo de la edificación de Dios (cf CE 840, 864, CDC c 1214) Illatio: comienzo de la plegaria eucanstica hispánica, equivalente al pre­ facio romano Imagen: escultura o pintura de Cristo, de la Stma Virgen o de un santo, cu­ ya veneración se orienta hacia la per­ sona representada (c f SC 125) Imposición de manos: gesto litúrgico procedente de la Biblia, que significa la transmisión del Espíritu Santo o de otro don divino, que se realiza en la Misa y en varios sacramentos, y para bendecir solemnemente al pue­ blo, constituye la materia de las Or­ denaciones Improperios (improperia reproches) cantos durante la adoración de la Cruz el Viernes Santo (c f M isal Ro mano) Incensación: rito de veneración hacia el Santísimo Sacramento, el altar la

Vocabulario litúrgico Cruz y las imágenes los ministros y el pueblo (cf CE 84 98) Incensario: recipiente para las brasas, sostenido con cadenillas y provisto de tapa, que lleva el turiferario y que sirve para la incensación Incienso: resma de olor aromático al arder en el incensario usado en di­ versos momentos de la Misa y en otras celebraciones y que significa la oración (cf Sal 140,2, Ap 8,3, CE 84ss) Inclinación: signo de reverencia, pue­ de ser sencilla y profunda (c f CE

68) Inhumación (humus tierra) acto de enterrar un cadáver, el Ritual de Exe quias preve la ultima estación junto al sepulcro en el rito completo Iniciación cristiana: proceso de incor­ poración a la Iglesia mediante los sa­ cram entos que consagran los c o ­ mienzos de la vida cristiana vease cap XVI Inmersión: forma mas significativa de realizar el Bautismo (c f Rom 6,4) sumergiendo en el agua al bautizado (cf RICA, RBN) Insignias: distin tivos episcopales o abaciales y de la consagración reli­ giosa (cf CE 57, 723) Institución de m inisterios: antiguas ordenes menores, vease cap XVII Intercesión: suplica en favor de los hombres que se hace en la Misa o en el O ficio divino (vease preces), y una parte de la plegaria eucarística en la que se expresa la comunión y el ruego por toda la Iglesia, por los vi vos y por los difuntos (c f OGMR 56g) Interrogatorio: preguntas sobre la dis­ posición de los candidatos en la cele­ bración de vanos sacramentos y sa­ cramentales Introito (entrada) canto que abre la celebración eucarística (c f OGMR 25-26) Invitatorio: invocación y salmo (Sal 94, o bien 99, 66 o 23) que abren la celebración del O ficio (c f OGLH 34 36, CE 213)

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K airos: tiempo favorable (cf 2 Cor 6,2) en el que se manifestó la salva cion vease cap II Kyriale: libro que contiene los cantos invariables de la Misa (ed típica de 1965) L aetare (alégrate) denominación del dom ingo IV de Cuaresma ( c f Is 66,10), se puede usar el color rosa (cf OGMR 308f) Lampara del Santísimo: luz que indi ca y honra la presencia eucarística en el Sagrario (c f CDC c 940) Laudes: oración matinal al comenzar el día, hora del Oficio divino (cf SC 8 9, OGLH 3 7 ss ) vea se el cap XXVI Laus cerei: nombre dado en la anti guedad a la bendición del cirio pas cual vease exsultet Lavabo o lavatorio de las manos ges­ to de preparación personal del sacer dote en la Misa (cf OGMR 52, 106), también se realiza después de la un­ ción en algunos sacramentos y sacra­ mentales Leccionario: libro signo de la Palabra de Dios que contiene las lecturas de la Misa y de otras celebraciones y modo de realizar la «lectura liturgi ca» de dicha Palabra en la Iglesia vease los cap VII y XXVII, también se puede decir del conjunto de lectu ras patrísticas y bagiograficas vease cap XXVII Lectio divina: modo de leer y meditar la Palabra divina, típicamente mo­ nástico, pero apto para todos los fie­ les vease cap XXVI Lector: ministro instituido o encargado de hacer la lecturas o proclamar el salmo (c f OGMR 34, 66) Lectura continua y temática: modos de selección y ordenación de las lec­ turas siguiendo la sucesión del libro bíblico o la unidad temática vease cap VII Lectura, Oficio de antiguo oficio de Maitines hoy celebración basada en una mas abundante meditación de la Palabra de Dios que puede hacerse a cualquier hora del día (c f OGLH 55), y que mantiene, no obstante, el

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carácter nocturno en la liturgia coral (cf SC 88) vease cap XXVI Letanías: invocaciones y suplicas bre­ ves dialogadas entre un cantor y el pueblo en algunas celebraciones, y en procesiones y otros actos de pie­ dad Letra dominical: cada una de las siete primeras letras del alfabeto que indi­ can los días de la semana y permiten señalar los domingos según la letra que corresponde a cada año, los años bisiestos tienen dos letras, una hasta el 24 de febrero y otra desde ese día en adelante Letras apostólicas: documento ponti­ ficio que se muestra y se lee en la ordenación episcopal y en la toma de posesión en la catedral (cf CE 573, 1143) Libelli: cuadernillos de formularios de misas agrupados por meses o temas, son el antecedente de los sacramen tarios el sacramentarlo Veronense es la mas famosa colección de hbel h vease cap IV Líber sacerdotalis: manual de la cele­ bración de los sacramentos (s xvi) Liber usualis: libro manual que con­ tiene los cantos de la Misa y del Ofi­ cio divino para uso de los cantores Liturgia (leiton-ergon obra popular) culto de la Iglesia (vease cap III) Liturgia de las Horas: nombre actual del Oficio divino u oración oficial de la Iglesia vease cap XXV Llamada: rito con el que se llaman nominalmente los religiosos que van a profesar y los candidatos a la institu­ ción de ministerios (c f 755-756, 798 y 813) vease presentación Lucernario: bendición de la lampara en la liturgia judia, antecedente de la celebración de Vísperas y de la laus cerei la primera parte de la Vigilia pascual Lustral, agua: agua bendecida para la purificación o los exorcismos Luz, luces símbolo bíblico muy pre­ sente en la liturgia bajo múltiples u so s lampara cirios encendidos junto al altar (cf OGMR 79, 269) y en numerosos ritos (ej Bautismo, consagración de vírgenes, procesio­ nes)

M adrina: vease padrino M aestro de ceremonias: vease cere­ moniero M agníficat: cántico evangélico de Vís­ peras (c f Le 1,46-55) M aitines (matuta aurora) vease Lec­ tura Oficio de M andatum: rito del lavatorio de los pies en la misa vespertina de la Cena del Señor el Jueves Santo (c f M isal Romano) M anípulo (mampulum pañuelo) anti­ gua pieza similar a la estola y del mismo color, pero mas pequeña, que se fijaba en el antebrazo izquierdo M anteles: lienzos que cubren el altar (c f OGMR 269), después de la misa de la Cena del Señor y durante el Viernes y Sabado Santos se retiran M anutergio o cornijal toalla para se­ carse las manos en el lavabo M aranathá (Maraña tha ven, Señor Jesús, y Maran atha, el Señor vie­ ne) aclamación aramea de la liturgia cristiana (cf Ap 22,20, 1 Cor 16,22) que refleja el clima de la celebración eucanstica primitiva, hoy se usa en la aclamación después de la consa­ gración Martirologio: libro prom ulgado en 1584 con la relación completa de los mártires y de los demas santos en su dies natahs siguiendo el calendario, de los mas importantes se incluye ademas una breve reseña o elogio La ultima edición es de 1922, y des­ de hace tiem po se trabaja en una nueva M atrimonio: sacramento de la alianza matrimonial vease cap XVI M edio-Pentecostés: antigua celebra­ ción a la mitad de la Cincuentena pascual, en la que se leía el Evange­ lio de Jn 7,14ss M emoria: el monumento en honor de un mártir, y la conmemoración litur gica, obligatoria o libre, de un santo (c f NUALC 14) M emorial: vease anamnesis la cele­ bración de la Misa M enologio: colección de vidas de san­ tos y noticias de las diferentes fiestas del Señor y de la Stma Virgen, orde­ nada por meses, de la Liturgia Bizan­ tina

Vocabulario litúrgico M iércoles de ceniza: primer día de la Cuaresma vease cap XXI M inisterios laicales: denominación de los oficios litúrgicos que se confie­ ren mediante la institución lectorado y acolitado, y que pueden ser confia­ dos también de manera estable o temporal a los laicos (cf CDC c 230, SC 28-29, OGMR 6 8 )), entre ellos están el ministro extraordinario de la comunión, el catequista, el padnno, etcetera M inisterios litúrgicos: nombre genéri­ co de todos los oficios y funciones que se ejercen en las celebraciones litúrgicas (c f OGMR 58) M inisterios ordenados: denominación de los tres ordenes de la Jerarquía eclesiástica episcopado, presbitera do y diaconado, a los que se accede por el sacramento del Orden oficios y funciones litúrgicas que proceden d el sa c r a m e n to d el Orden ( c f OGMR 59-61) Misa (missae missarum sollem m a) nombre de la celebración eucarística derivado de la expresión missa alu­ siva a la bendición de despedida del pueblo o de los catecúmenos, que se tomo extensivamente por toda la ce­ lebración Misal: en la actualidad el Oracional de la Misa, que contiene todos los tex tos eucologicos vease eucología no obstante, desde el siglo xi su verda­ dera naturaleza era la de libro plena rio conteniendo también las lecturas y los cantos, en la Liturgia Hispánica se denominaba M issale mixtum y contenía también los textos del Ofi­ cio M istagogia (myeo mystagogeo iniciar en los misterios) ultima etapa de la Iniciación cristiana en la semana de Pascua, marcada por las catequesis sobre los sacramentos (mistagogicas) (c f RICA, CE 374, 429), función iniciadora, progresiva y permanente de la misma liturgia sobre los que p a r ticip a n en e lla v e a s e cap XXVIII M isterio: en la liturgia es el aconteci­ miento salvifico que es celebrado en los ritos sacramentales, en sentido global es el designio de salvación

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desplegado en la economía salvifica una parte de la cual es la misma h turgia vease cap II M isterio pascual: la «bienaventurada Pasión (muerte), resurrección de en­ tre los muertos y gloriosa ascensión del Sefíor a los cielos» con la dona cion del Espíritu Santo, celebradas en la liturgia c f cap II Mitra: insignia pontifical del obispo y del abad, que cubre la cabeza en al­ gunos momentos de la celebración, se le impone al obispo en la ordena­ ción, aludiendo a la corona de gloria que recibirá del supremo Pastor (cf 1 Pe 5,4) M onición (monere exhortar) formula que invita a realizar un acto o un gesto litúrgico (c f OGMR 11, ej , «oremos»), introducción o explica­ ción breve de algún rito (cf OGMR 68a) vease comentador Myron: el crisma de los orientales Muceta: especie de capa pequeña, par­ te superior del habito coral N ártex: vestíbulo inferior de la iglesia donde se situaban los catecúmenos y los penitentes públicos Nave: parte central de la iglesia desti­ nada a los fieles (cf OGMR 273) Naveta: recipiente en forma de nave, en el que se coloca el incienso Natividad de María: fiesta del 8 de septiembre, de san Juan Bautista solemnidad del 24 de jumo Navidad (natm tas nacimiento) so lemmdad y tiempo del Nacimiento del Señor vease cap XXII Neófito (neophytos recien nacido) el nuevo bautizado (cf 1 Pe 2,2), du­ rante el tiempo de la mistagogia Neomenia (neomenia luna nueva) fiesta del novilunio (cf Col 2,16) Nocturno: cada una de las tres partes en que se dividía el antiguo oficio de Maitines Nona: hora intermedia desde las tres hasta las seis de la tarde (cf Mt 27,46, Hch 3,1) Numero áureo: numero que señala los novilunios en el ciclo de 19 años, se obtiene sumando el 1 al año y divi­ diendo el total por 19, el 0 corres

ponde al 19 Pertenece al computo eclesiástico Nunc dimittis: cántico evangélico de las Completas (cf Le 2,29-32) Nupcial, bendición plegaria de bendi­ ción de los esposos en la celebración del Matrimonio (cf Ritual del Matri­ monio) O , antífonas de la serie de antífonas de Vísperas y del Aleluya desde el día 17 hasta el 23 de diciembre in­ clusive, que comienzan en latín con dicha exclamación Obispo (episkopos vigilante) el grado supremo del sacramento del Orden, que posee la plenitud del ministerio eclesial y la incorporación al Colegio Episcopal en la sucesión apostólica (cf RO), preside la Iglesia particular y es el sumo sacerdote de su grey (cf SC 41, CE 5-10) Oblación: ofrecimiento del Cuerpo y de la Sangre de Cristo en la plegaria eucarística (cf OGMR 55f) Octava: prolongación de una solemni­ dad durante ocho días, actualmente solo existen las octavas de Pascua y de Navidad (cf NUALC 24 y 35) Ocurrencia: cuando en un mismo día ocurren vanas celebraciones, se cele­ bra la Misa y el Oficio de la que ocu­ pa un lugar superior en la tabla de los días litúrgicos (cf NUALC 59 y 60), cuando se trata de una solemni­ dad que cae en un domingo de Ad­ viento, Cuaresma o Pascua, se trasla­ da al lunes siguiente (cf NUALC 5, modificado en 1990) Ofertorio: vease oblación de la Victi­ ma santa, canto (ad offertorium) que acom paña a la procesión de las ofrendas (cf OGMR 50), por exten­ sión, se denominaba asi el nto de la presentación y preparación de los do­ nes, e incluso todo gesto de ofreci­ miento en el ámbito de la piedad po­ pular Oficio divino: vease cap XXV Oficio de lectura: vease lectura Ofi­ cio de Oficio de tinieblas: desde el s xn has­ ta la reforma de rubricas de 1960, los Maitines y Laudes del Jueves, Vier­ nes y Sabado Santos de la antigua Li­

turgia de las Horas en los que se apagaban progresivamente las quince velas de un gran candelabro triangu­ lar llamado tenebrario O frendas u oblata el pan y el \ mo pa­ ra la Eucaristía, y «otros dones para los pobres o para la Iglesia» (c f OGMR 49) Ogdóada (ogdoos octavo) el día octa­ vo nombre escatologico del domin­ go en la antigüedad vease cap XIX Oleos: los tres aceites destinados a la unción de los catecúmenos a la Un­ ción de los enfermos y a la confec­ ción del Cusma son bendecidos por el obispo en el curso de la Misa cris­ mal, y deben guardarse en el bautis­ terio (c f CE 274) Opus Dei: denominación de la Litur­ gia de las Horas en la Regla bene­ dictina (cap 43) Oracional: vease Misal Oración de los fieles: plegaria univer­ sal con la que concluye la liturgia de la Palabra (cf OGMR 45-47) O raciones presidenciales: plegarias reservadas al ministro que preside (c f OGMR 10 y 13) O raciones sálmicas: plegarias inspira­ das en los salmos (c f OGLH 112, CE 198) vease cap XXVII Oración sobre el pueblo: plegaria de bendición y de despedida del pueblo (cf OGMR 57a), actualmente figu­ ran en un apéndice del Ordo Missae Oración sobre las ofrendas o superoblata plegaria que cierra el rito de la presentación de los dones y ante­ cede a la plegaria eucarística (c f OGMR 53), en otro tiempo se llamo secreta porque se recitaba en voz baja Oratorio: lugar destinado temporal mente al culto divino que, no obstan­ te, debe bendecirse ( c f CE 954, CDC c 1226-1229) O rden, ordenación: sacramento del Orden y los ritos de la ordenación del obispo, de los presbíteros y de los diáconos (cf RO), antes de la re­ forma litúrgica se distinguía entre ordenes mayores, las referidas y el subdiaconado, y ordenes menores, el ostianado, lectorado, exorcistado y acolitado, hoy reducidas a los minis-

teños instituidos del lector y del aco­ lito veanse ministerios ordenados y ministerios laicales O rdines Romani: libros de los ss vm al x, que describían las ceremonias de la Liturgia Romana, reunidos en vanas colecciones vease cap IV Ordo: ritual de una celebración por ejem plo, O rdo Baptism i Parvulorum Ritual del Bautismo de Niños, traducido también por «Ordinario» indicando los elementos comunes e invariables por ejemplo, Ordo Mis sae Ordinario de la Misa Organo: el mayor y el mas tradicional de los instrumentos musicales al ser­ vicio de la liturgia, puede bendecirse y su uso esta regulado por las nor­ mas litúrgicas (cf CE 41, 193, 300) Ornam entos: vestidos litúrgicos Ornato: am bientacion festiva de la iglesia, del altar y del lugar de la Re­ serva eucarística ( c f CE 38, 50, 299) vease flores Osculo: vease beso litúrgico Padrino -madrina el o la garante de la preparación de un catecúmeno, al que presenta a la Iglesia, en la actua­ lidad es la persona que asiste a quien va a ser bautizado o confirmado y adquiere un compromiso de tutela en la educación en la fe (c f RICA, RBN y RC, CDC c 873-874 y 892893) Palia o hijuela pañitos blancos o de los colores litúrgicos, que se colocan sobre la patena (de forma circular) y sobre el cáliz (cuadrada) Palio: banda circular de lana decorada con seis cruces negras que se coloca en tomo al cuello, que el Papa otorga a los arzobispos residenciales (c f CE 57 y 1154), se llama también asi al dosel sujeto por varales para las pro­ cesiones del Santísimo Sacramento Paloma eucarística: recipiente en for­ ma de paloma, suspendido del balda­ quino o de un soporte junto al altar, en el que se guardaba la Eucaristía desde el s xi Panagia (toda santa) titulo bizantino de la Stma Virgen, medallón pecto­ ral con la imagen de la Santa Madre

de D io s, que llevan los obispos orientales Pantocrátor (todopoderoso) represen­ tación de Cristo majestad en el ábsi­ de de la iglesia o en el tímpano de la portada Paraliturgia: se denominaban asi las celebraciones no propiamente litúrgi­ cas y las celebraciones de la Palabra (c f SC 35,4) Parasceve: denominación hebrea de la víspera del sabado, día de la muerte del Señor (cf Mt 27,62, etc ), que la liturgia em plea para designar el Viernes Santo feria VI in Parasceve Parusía (parousia presencia) retomo de Cristo al final de los tiempos (cf 1 Ts 2,19) Pascha annotinum (año anterior) pri­ mer aniversario de la celebración del Bautismo Pascua: c eleb ra c ió n de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor (cf CE 227, 295) veanse Misterio pas­ cual y Triduo pascual, tiempo pas­ cual que concluye en Pentecostés vease cap XX Pasión: relatos de los últimos aconteci­ mientos de la vida del Señor según los cuatro Evangelios, leídos el do­ mingo de Ramos (cada año según un sinóptico) y el Viernes Santo (según San Juan), semana precedente a la Pascua o Semana Santa (cf NUALC 30-31) Patena: bandeja o platillo que contiene la hostia durante la Misa (cf OGMR 80, 290ss) Patrono del lugar: santo o titulai de un territorio al que se extiende su patiocimo, su celebración obliga a to­ das las iglesias situadas en el, vease tabla de los días litúrgicos en el Mi­ sal Romano Paz, rito de la: gesto que se intercam­ bia antes de la comunión, después de la oración del sacerdote (cf OGMR 56b) vease beso litúrgico Pectoral, cruz insignia pontifical so­ bre el pecho que llevan los obispos occidentales y los abades (cf CE 57, 63) Penitencia, sacramento de la sacra­ mento de la reconciliación y del perdon de los pecados véase cap XVI

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Penitenciales, salmos se denominaban asi los siete salmos siguientes Sal 6, 31, 37, 50, 101, 129 y 142, que se encontraban en la antigua Liturgia de las Horas juntamente con las leta­ nías Pentecostés (Pentekoste quincuagési­ mo) solem nidad que clausura la Cincuentena pascual, y todo el perio­ do comprendido entre Pascua y di­ cha fiesta Peregrinación: gesto religioso salien­ do del propio lugar para visitar la ca­ tedral o un santuario (c f CE 45, 260) Perícopa (peri kopto corte) fragmen­ to de un capitulo de la Biblia equi­ vale a la lectura bíblica señalada Persignar: hacer el signo de la cruz signar y santiguar a continuación Petición del sacramento ruego de que se confiera un sacramento o sacra mental, que hace un ministro en fa vor del candidato o del elegido, en el curso de la celebración Píxide (pyxis caja) copon o vaso ce­ rrado en el que se guarda la Eucaris­ tía (cf OGMR 80, 290ss) Planeta: vestido litúrgico similar a la casulla, pero con la parte delantera mas corta, que se usaba en lugar de la dalmática en Adviento y Cuares­ ma, se llama también asi a la casulla Plegaria eucarística: «oración de ac­ ción de gracias y de santificación», centro y culmen de la celebración de la Misa (cf OGMR 54 55) Pluvial, capa (pluviale para la lluvia) vestidura litúrgica ancha y redonda, abierta por delante, del color hturgi co que corresponda, usada en las procesiones y en numerosos ritos (cf OGMR 303) Pontífice (pons puente) nombre dado al obispo como sumo sacerdote de su grey (cf SC 41, CE 5ss), al Papa se le llama Sumo Pontífice y Romano Pontífice Pontifical Romano: desde el s x, el libro que contiene las celebraciones sacramentales reservadas al obispo Portapa7: placa de metal o de marfil con una imagen en relieve que se usaba para dar la pa z a los fieles en

la Misa, besándola en primer lugar el sacerdote Poscomunión: oración conclusiva del rito de la com unión ( c f OGM R 56k) Posturas: vease actitudes corporales Precedencia de los días litúrgicos: or­ den que guardan entre si los días h turgicos de acuerdo con su importan­ cia, según la tabla que se encuentra en el Misal y en la Liturgia de las Horas vease ocurrencia Prefacio (praefari ir delante) primera parte de la plegaria eucarística (cf OGMR 55a) Pregón pascual: vease exsultet Presantificados, Misa de en la Litur­ gia Romana, la acción litúrgica del Viernes Santo en la que se comulga de la Eucaristía consagrada el día an­ terior Esta practica es originaria de la Liturgia Bizantina, que la observa en los días de Cuaresma Presbiterio: parte de la iglesia distinta de la nave donde esta el altar (cf OGMR 258, CE 50), cuerpo de los presbíteros de una Iglesia particular con su obispo, que se pone de mani­ fiesto en la concelebracion y al que se accede en la ordenación (c f CE 1, 1 1 ,2 1 ,2 7 4 ) Presbítero (anciano) el grado del sa cramento del Orden que es participa­ ción en el sacerdocio de Cristo y cu­ ya m isión , com o cooperador del obispo, es «secundar el ministerio episcopal» (c f RO), y preside la asamblea litúrgica haciendo las ve ces de Cristo (c f OGMR 60) Presentación del que va a recibir un sacramento, junto a la petición rito de preparación de los dones en la Misa Presidencia: función del ministro o ce lebrante principal en las acciones li­ túrgicas (cf OGMR 59 60), corres­ ponde de suyo al ministerio ordena do de manera que los laicos no presiden, sino que dirigen o moderan una celebración (por ejemplo, cele­ braciones dominicales en ausencia de presbítero), en la concelebracion la presidencia la ejerce uno solo (cf OGMR 161, 166, 170)

Vocabulario litúrgico Prima: antigua hora del Oficio divino, entre los Laudes y tercia suprimida por el Concilio Vaticano II por ser un doblaje de Laudes (cí SC 89 d) Procesión: traslado ordenado de un lu­ gar sagrado a otro, bajo la presiden­ cia litúrgica, hay procesiones litúrgi­ cas y piadosas, ordinarias y extraor­ dinarias (c f CE 1093ss), ritos de entrada en la Misa, del Evangelio etc Profesión religiosa: celebración en la que los religiosos hacen su consagra­ ción a Dios (cf Ritual de la Profe sion religiosa CE 748ss) Prom esas bautism ales: renuncias y profesión de fe que antecede al Bau­ tismo, se renuevan en la Confirma­ ción y, cada año, en la Vigilia pas­ cual Propio de los Santos o Santoral parte del M isal y de la Liturgia de las Ho ras que comprende las celebraciones que tienen día fijo en el calendario se encuentra distribuido por los me­ ses del año, y dentro de el se encuen­ tran algunas fiestas del Señor, ade­ mas de las celebraciones de la Stma Virgen y de los Santos veanse cap XXIII y XXIV, vease Común de los Santos Propio del Tiempo: parte del Misal y de la Liturgia de las Horas que com­ prende el ciclo de los misterios del Señor, frente al Propio de los San tos se caracteriza también por in cluir las celebraciones móviles, ex cepto Navidad y Epifanía, que tienen día fijo, esta organizado por tiempos litúrgicos Prosfora: vease oblación Prothesis: mesa para la preparación de las ofrendas en la Liturgia Bizantina Provisión canónica, con ocasión de la celebración litúrgica cuando se conoce la provisión canónica de la Iglesia particular (cf CE 1129) Pulpito (pulpitum estrado) plataforma elevada con antepecho y tornavoz, situada en la nave, en la que se predi caba al pueblo Purificador: pañito para realizar las purificaciones después de la comu nion (cf OGMR 80, CE 165)

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Q uincuagésim a, domingo de domin­ go anterior al primero de Cuaresma, cincuenta días antes de Pascua, den tro del tiempo de Septuagésima R ecom endación del alma: «entrega de los moribundos a Dios» (c f Ri tual de la Unción y de la Pastoral de los Enfermos) Recomendación y despedida: rito fi­ nal de las exequias ante el cadáver (cf Ritual de Exequias) R edd itio sym b oli (d e v o lu c ió n del Símbolo) celebración previa al Bau tismo, en la que los elegidos recita ban oficialmente el Símbolo de la fe Refrigerium: costum bre romana de hacer una comida junto a la tumba de un difunto, especialmente en su ani­ versario Regina caeli: antífona manana al ter mino del O ficio divino durante el tiempo pascual, se usa en lugar del Angelus en dicho tiempo Reliquias: restos mortales pertenecien­ tes a los santos, objeto de veneración (cf SC 111), se pueden depositar ba­ jo el altar dedicado (cf RD1A) Renuncias: la parte de las promesas bautismales por las que el que va a ser bautizado, o sus padres y padri­ nos en su nombre, renuncian al dia­ blo y a sus obras y seducciones (cf RICA, RBN, CE 361, 430, 442) Reserva eucarística: gesto de guardar el Santísimo Sacramento especial­ mente después de un acto de culto a la Eucaristía, sagrario y capilla don de se guarda la Eucaristía Responsorio o responso (respuesta) canto alternativo entre un cantor y el pueblo al final de las lecturas del Oficio (cf OGLH 169-172) o en el salmo responsonal (cf OGMR 36, 90), se llamaban también asi las pre ces que recitaba el sacerdote por los difuntos, que incluían textos del Ofi cío de Difuntos Retablo (retro-tabula tabla detras) desde el s xi, tablas pintadas con imágenes que empezaron a colocarse detras del altar hasta alcanzar un gran desarrollo con el arte gotico

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Reverencia, ^ignos de se llaman asi la inclinación la genuflexión y el beso del altar (c f CE 68-83) Rito: acción reiterada y significativa, acción litúrgica compuesta de gestos y palabras ej rito de entrada vease cap XII Rito litúrgico: peculiaridades que defi­ nen una liturgia particular, por ej Ri­ to Hispano-Mozarabe vease cap V Ritual: vease Ordo Rogativas: procesiones para pedir a Dios por las necesidades de los hom­ bres (c f NUALC 45-47, CE 381384) Rosario: ejercicio piadoso mariano, inspirado en la liturgia, compuesto esencialmente por la recitación de 10 avem arias, precedidas del Padre nuestro y seguidas del Gloria al P a­ dre meditando los misterios de Cris­ to y de la Stma Virgen, Pablo VI lo llamo «compendio del Evangelio» y «vastago germinado en la liturgia», c f Mariahs cultus 42 55 Roquete: parte del habito coral de li­ no u otro tejido semejante (c f CE 63, 1199), se distingue de la sobre­ pelliz (cotta pequeña vestidura) por las mangas largas y estrechas como el alba (c f CE 65, 192) Rótulo de Ravena: famoso manuscrito que contiene oraciones de prepara­ ción para la Navidad de los ss v-vi, vease cap XXII Rubricas (ruber rojo) en los libros li­ túrgicos, texto de las normas que han de seguirse en las celebraciones, es­ crito o impreso con tinta roja, en los actuales libros contienen también re­ ferencias catequeticas y pastorales Sábado: día séptimo de la semana he­ brea, observado por el Señor (c f Me 1,21, Le 4,16) y por los primeros cristianos, sobrepasado por el domin­ go vease cap XIX, la liturgia lo ce­ lebra como preparación del día del Señor e incluso con una «discreta y antigua conmemoración de la Stma Virgen» (c f NUALC 15) vease cap XXIV Sacras: las antiguas tres tablas o cua­ dros colocados sobre el altar con los

textos de las partes invariables del Orao Missae Sacramentario: primitivo libro litúrgi­ co del sacerdote, con las oraciones de la Misa, de los sacramentos y del Oficio divino s Gelasiano Grego riano Veronense, etc Sacristán: responsable del secretarium o sacristía cuida de la preparación de las celebraciones y del ajuar litúr­ gico (c f CE 37) Sacristía y secretarium (apartado) lu gar donde se revisten los ministros, donde se incia la procesión de entra da de la Misa y donde se guarda el ajuar litúrgico, en la catedral debe­ rían ser dos lugares distintos, el pri­ mero cercano a la entrada de la igle­ sia (cf CE 53) Sagrario: tabernáculo o lugar de la re serva de la Eucaristía (c f OGMR 276-277, CDC c 938) Salmista: ministro que canta o procla ma el salmo responsonal u otro can tico bíblico (cf OGMR 67) Salmo responsorial: vease gradual Salmodia: canto o recitación modulada de los salmos, especialmente en la L iturgia de las H oras (c f OGLH 122 y 278 279) Salve Regina: la mas celebre de las an­ tífonas mañanas (s x) con que con­ cluye el Oficio divino Sanctus: aclamación que sigue al p re ­ facio (c f OGLH 55b) Santoral: vease Propio de los Santos se denomina también asi el calenda­ rio de los santos vease Martirologio Santuario: veanse presbiterio e ico­ nostasio lugar de peregrinación (cf CDC c 1230ss) Schola cantorum: coro de cantores para interpretar algunas partes según los diversos géneros del canto y fa­ vorecer la participación de la asam­ blea en el canto (c f OGMR 63), ocupa el coro Secuencia (sequentia continuación) canto poético después de la segunda lectura en algunas solemnidades (ej Pascua, P en tecostés) (c f OGMR 40) Sede: asiento del ministro que preside la asamblea litúrgica (c f OGMR 271)

Vocabulario litúrgico Sede penitencial: asiento para oír las confesiones, en lugar patente y pro­ visto de rejillas entre el penitente y el confesor que puedan utilizar libre­ mente los fíeles que asi lo deseen (c f CDC c 964, § 2) Semana: cada periodo de siete días, marcado por la celebración del do mingo vease cap XIII Sentencias: frase del N T o de los SS Padres que llevan los salmos, a con­ tinuación del itulo en el salterio de las cuatro semanas de la Liturgia de las Horas para indicar el sentido cristiano del salmo (c f OGLH 109 y 111) Septuagésima: antiguo tiempo, de tres semanas de duración, que precedía a la Cuaresma y que empezaba en el dom ingo de este nombre, setenta días antes del domingo II de Pascua Sepulcro: se denom ina asi el lugar donde se depositan las reliquias bajo el altar en el rito de la dedicación Sexagésim a, domingo de dos domin­ gos antes del I de Cuaresma, dentro del tiempo de Septuagésima sesenta días hasta el miércoles de la octava de Pascua Sexta: hora intermedia que se celebra al medio día (c f Mt 27,45, Hech 10,9) Shemá: plegaria hebrea recitada tres veces al día (cf Dt 6,4-9, etc ) Shémoné-esréh: plegaria hebrea de las 18 bendiciones Signación: vease signo de la cruz Signo de la cruz o señal de la cruz gesto de formar la cruz con la mano sobre uno m ismo (c f OGMR 28, vease persignar) o sobre una persona o cosa (signación) o en el aire para bendecir o invocar la gracia divina Simbolism o litúrgico: conjunto de sig­ nos de la liturgia, y carácter exprcsi vo y sacramental de los signos litur gicos véase cap XII Símbolo: formula de profesión de la íc apostólica que se recita o canta en la Misa los domingos y solemnidades (cf OGMR 43-44) Sinaxis (synaxis reunión) asttnihha litúrgica Sinergia o svnetgia (s\n
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hombre en Jesucristo, bajo la acción del Espíritu Santo, la liturgia es si­ nergia del Espíritu y de la Iglesia Sobre las ofrendas: vease oración so­ bre las ofrendas Sobrepelliz: vease roquete se reviste siempre sobre la sotana (c f CE 65) Solemnidad: los días litúrgicos mas importantes, cuya celebración co­ mienza en las I Vísperas, el día pre­ cedente, y que en algunos casos cuenta con misa de la vigilia (cf NUALC 11) Solideo (solo a Dios) casquete que cu­ bre la parte posterior de la cabeza, usada por el Papa (de color blanco), los cardenales (de color rojo), los obispos y abades (de color violeta) y otros clérigos (de color negro), se quita ante el Santísimo Sacramento, de ahí el nombre Sufragios: oraciones y otros actos en favor de los fíeles difuntos Superoblata: vease oración sobre las ofrendas T ab la de los días litúrgicos: vease precedencia Te Deum: himno al final del Oficio de lectura y de las vigilias (cf OGLH 68. 73), se usa también como canto de acción de gracias Témporas: vease Cuatro Témporas Tercia: hora intermedia equivalente a las nueve de la mañana (c f Hech 2,15) Tiara: triple corona que usaban los Pa­ pas y con la que eran coronados, no era una insignia estrictamente litúr­ gica, fue suprimida por Pablo VI Titular de la iglesia: misterio o advo­ cación del Señor o de la Stma Vir­ gen o nombre del Santo en cuyo ho­ nor se ha dedicado la iglesia (c f CE 865), se requiere también para la iglesia que se bendice, aunque no se dedique (cf CI 955) I ítulo sálmico: breve enunciado al co­ mienzo de cada salmo en el salterio de las cuatro semanas de la / iturgia de las Horas para señalar su signifi­ cado (el OGIII III) Ir a d o (arrastrado) versículos de un salmo que se cantaban o recitaban

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seguidos, sin antífona ni responso rio entre el gradual y el Evangelio Traditio (entrega) rito de entrega so­ lemne del Símbolo de la j e (traditio symboh) o del Padienuestro (traditio orationis dominicae) a los catecume nos, después venia la redditio Triduo (tres días) aplicado al santo «Triduo pascual de Cristo muerto, sepultado y resucitado» vease cap XX Trisagio (tres veces santo) el triple sanctus («Santo Dios, santo fuerte santo inmortal »), procedente de las liturgias orientales, que se canta en los improperios del Viernes Santo, con sentido ímcialmente cnstologico y mas tarde trinitario Tropo (desarrollo) texto breve que se intercala en una aclamación, aprove­ chando una melodía (ej en las invo­ caciones de la 3 a forma del acto pe mtencial) Tunicela: vestidura del subdiacono, idéntica en la practica a la dalmática que dejo de usarse al desaparecer el subdiaconado como orden sagrado Tuiiferario (que lleva el fuego) mi­ nistro que porta el incensario Typikon (typos ejemplo) libro litúrgi­ co griego con cei emonias y rubricas U nción de los Enfermos: sacramento de la fuerza del Espíritu Santo en la enfermedad vease cap XVI Urbi et orbi (a la ciudad y al mundo) expresión usada por los Papas para referirse a Roma y al resto del mun­ do, por ejemplo en las bendiciones apostólicas V elación: rito de imposición del velo de la virgen (cf Ritual de la consa gracion de vírgenes), y antiguamente también de la esposa en la liturgia del Matrimonio

Veronense, sacramentarlo llam ado antiguamente leoniano (por san León Magno), es una colección de hbelli missarum que se remontan al s v y cuyo manuscrito se encuentra en la biblioteca de Verona (Italia) vease cap IV Verso: aclamación después de la lectu­ ra breve de la hora intermedia (cf OGMR 79) Via Crucis (Camino de la Cruz) ejer­ cicio piadoso inspirado en la liturgia que va recorriendo, con un desplaza­ miento hacia las distintas estaciones para meditar en los momentos de la Pasión del Señor siguiendo ante todo los relatos evangélicos Viático (provisión para el viaje) ulti­ ma comunión sacramental del cris tiano en peligro de muerte (cf RUE 26, CDC c 921) Vigilia (vela) preparación que antece­ de a una solemnidad (c f OGLH 7072) con elementos litúrgicos propios, entre los que destaca la misa de la vigilia, la vigilia pascual es la mas relevante de todas vease cap XX, el Ojicio de lectura se puede convertir en vigilia en la víspera de solemnida des y fiestas (cf OGLH 73) vease cap XXVI Vinajeras: jarritas que contienen el vi­ no y el agua para la Misa Visita pastoral: presencia del obispo en las parroquias o comunidades lo­ cales de su diócesis como ministro del Evangelio, pastor y gran sacer dote de su grey (cf CE 1177 1184) Vísperas (tarde) oración del final del día, hora del Oficio divino (cf SC 89 , OGLH 3 9 ss) vease el cap XXVI Z eon, rito del agua hirviendo que se echa en el cáliz en la Liturgia Bizan­ tina a continuación de la conmistión

ACABOSE DE IMPRIMIR ESTA SEGUNDA EDICION DEL VOLUMEN DE «LA LITURGIA DE LA IGLESIA» DE LA BIBLIOTECA DE AUTORFS CRISTIANOS, EL DIA 13 DE NOVIEMBRE DE 1996, FESTIVI­ DAD DE SAN LEANDRO, OBISPO, EN LOS TALLERES DE SOCIEDAD ANONIMA DE FOTOCOMPOSICION, TALISIO 9 MADRID

LAUS DEO

VIRGIN ¡QUE M ATRI

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