Oszlak Resumen

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Oszlak, O. “La formación del Estado Argentino” Capítulo 1. Lineamientos conceptuales e históricos Estado, nación, estado nacional: algunas precisiones No se trata solamente de preguntarse cuando una nación (o un mercado, o un estado) se convierte en tal, sino además qué otra cosa va siendo a lo largo de su proceso constitutivo. Dentro de este proceso de construcción social, la formación del estado nacional supone a la vez la conformación de la instancia política que articula la dominación en la sociedad, y la materialización de esa instancia en un conjunto interdependiente de instituciones que permiten su ejercicio. La existencia del estado se verificaría entonces a partir del desarrollo de un conjunto de atributos que definen la “estatidad” (la condición de ser “estado”) es decir, el surgimiento de una instancia de organización del poder y de ejercicio de la dominación política. El estado es, de este modo, relación social y aparato institucional. La estatidad supone la adquisición por parte de esta entidad en formación, de una serie de propiedades: 1. Capacidad de externalizar su poder, obteniendo reconocimiento como unidad soberana dentro de un sistema de relaciones interestatales; 2. Capacidad de institucionalizar su autoridad, imponiendo una estructura de relaciones de poder que garantice su monopolio sobre los medios organizados de dominación; 3. Capacidad de diferenciar su control, a través de la creación de un conjunto diferenciado de instituciones públicas con reconocida legitimidad para extraer recursos de la sociedad civil, con cierto grado de profesionalización de sus funcionarios y cierta medida de control centralizado sobre sus variadas actividades; 4. Capacidad de internalizar una identidad colectiva, mediante símbolos que refuerzan sentimientos de pertenencia y solidaridad social y permiten el control ideológico como mecanismo de dominación. Estos atributos no definen a cualquier tipo de estado sino a un estado nacional. El surgimiento del estado nacional es el resultado de un proceso de lucha por la redefinición del marco institucional considerado apropiado para el desarrollo de la vida social organizada. Esto implica que el estado nacional surge en relación a una sociedad civil que tampoco ha adquirido el carácter de sociedad nacional. El tema de la estatidad no puede entonces desvincularse del tema del surgimiento de la nación, como otro de los aspectos del proceso de construcción social. En este sentido, el doble carácter del estado (abstracto y material) encuentra un cierto paralelismo en el concepto de nación. En efecto, en la idea de nación también se conjugan elementos materiales e ideales. La existencia del estado presupone la presencia de condiciones materiales que posibiliten la expansión e integración del espacio económico (mercado) y la movilización de representantes sociales para instituir relaciones de producción e intercambio mediante el control y empleo de recursos de dominación. Esto significa que la formación de una economía capitalista y de un estado nacional son aspectos de un proceso único, aunque cronológica y espacialmente desigual. Pero además implica que esa economía en formación va definiendo un ámbito territorial, diferenciando estructuras productivas y homogeneizando intereses de clase que contribuyen a otorgar al estado un carácter nacional. El surgimiento de condiciones materiales que hacen posible la conformación de un mercado nacional es condición necesaria para la constitución de un estado nacional. La formación del estado nacional es el resultado de un proceso convergente, aunque no unívoco, de constitución de una nación y un sistema de dominación. La constitución de la nación supone el surgimiento y desarrollo, dentro de un ámbito territorialmente delimitado, de intereses diferenciados generadores de relaciones sociales capitalistas; y en un plano ideal, la creación de símbolos y valores generadores de sentimientos de pertenencia que tienden un arco de solidaridades por encima de los variados y antagónicos intereses de la sociedad civil enmarcada por la nación. La existencia del estado deviene de un proceso formativo a través del cual aquél va adquiriendo un complejo de atributos que en cada momento histórico presenta distinto nivel de desarrollo. El ámbito de competencia y acción del estado puede observarse como un campo de negociación y conflicto, donde se solucionan cuestiones que integran los problemas socialmente vigentes. De esta forma el origen, expansión, diferenciación y especialización de las instituciones estatales resultarían de intentos por resolver la creciente cantidad de cuestiones que va planteando el contradictorio desarrollo de la sociedad. La expansión de aparato estatal deriva del creciente involucramiento de sus instituciones en áreas problemáticas (o “cuestiones”) de la sociedad, frente a las que adoptan posiciones respaldadas por recursos de dominación. El grado de consenso o coerción implícito en estos actos de apropiación depende de la particular combinación de fuerzas sociales que los enmarcan. Pero en todo caso, siempre se hallan respaldados por alguna forma de legitimidad, derivada del papel que el estado cumple como articulador de relaciones sociales, garante de un orden social que su actividad tiende a reproducir. Emancipación, organización y estados nacionales en América Latina. El acto de ruptura con el poder imperial no significó la automática suplantación del estado colonial por un estado nacional. Ello se debió a que en su origen, la mayoría de los movimientos emancipadores tuvieron un carácter municipal, limitados generalmente a la localidad de residencia de las autoridades coloniales. Los débiles aparatos estatales del período independentista estaban formados por un reducido conjunto de instituciones. A este primitivo aparato se fueron superponiendo órganos políticos, con los que se intento

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sustituir el sistema de dominación colonial y establecer un polo de poder alrededor del cual formar un estado nacional, en muchos casos confluyeron en largos períodos de enfrentamientos regionales y lucha entre facciones políticas, en los que la existencia del estado nacional se fundaba, de hecho, en solo uno de sus atributos: el reconocimiento externo de su soberanía política. La integración política de las colonias con la metrópoli, que el proceso emancipador interrumpió, había sido una condición necesaria de su explotación económica. Con la independencia, las tendencias hacia la autonomización regional se vieron reforzadas por el debilitamiento de los antiguos ejes dinámicos de la economía colonial y el creciente aislamiento, que dificultó el desarrollo e integración de nuevos circuitos económicos. El período independentista se caracterizó así por tendencias secesionistas que desmembraron los virreinatos y modificaron drásticamente el mapa político de América Latina. Sin duda, la concreta posibilidad de constitución de un estado dependió fundamentalmente del grado de articulación logrado entre los intereses rurales y urbanos. Como gruesa generalización, podríamos aceptar que la efectiva posibilidad de creación de una economía más integrada y compleja, sumada a la preservación de ciertas instituciones coloniales como instrumentos de control político, suministraron la base que fusionaría a la sociedad territorialmente asentada y al incipiente sistema de dominación, en un estado nacional. En la experiencia latinoamericana los largos períodos de guerras civiles, que se extendieron entre la independencia y la definitiva organización nacional, pueden visualizarse como aquella etapa en la que se fueron superando las contradicciones subyacentes en la articulación de los tres componentes (economía, nación y sistema de dominación) que conformarían el estado nacional. Cuestiones centrales en la etapa formativa del estado La propia existencia de los estados estuvo ligada a la aparición de condiciones en el ámbito internacional que modificaron profundamente la extensión y calidad del abanico de oportunidades de actividad económica desarrollables en la región. Aún cuando las nuevas oportunidades de desarrollo capitalista movilizaron a los agentes económicos y produjeron ajustes y desplazamientos en las actividades productivas tradicionales, tal movilización encontraba prontamente límites objetivos: mercados muy localizados, población escasa, rutas intransitables, anarquía monetaria, inexistencia de un mercado financiero y vastos territorios bajo control indígena o de caudillos locales. Las iniciativas veían comprometidas sus posibilidades de realización. Ante los sectores dominantes de la época, el estado nacional aparecía como la única instancia capaz de movilizar los recursos y crear las condiciones que permitieran superar el desorden y el atraso. Resolver estas cuestiones exigía, necesariamente, consolidar el “pacto de dominación” de la incipiente burguesía y reforzar el precario aparato institucional del estado nacional. En consecuencia, durante la primera etapa del periodo independentista los esfuerzos de los incipientes estados estuvieron dirigidos a eliminar todo resabio de poder contestatario, extendiendo su autoridad a la totalidad de los territorios sobre los que reivindicaban soberanía. La reiterada y manifiesta capacidad de ejercer el control e imponer mando efectivo y legítimo sobre territorio y personas, en nombre de un interés superior material e ideológicamente fundado en el nuevo patrón de relaciones sociales, es lo que definía justamente el carácter nacional de estos estados. Esa capacidad se veía jaqueada por el enfrentamiento con intereses regionales, con tradiciones de administración localista, con formas caudillistas de ejercicio del poder local y con variables proyectos federativos y tendencias disolventes que amenazaban la integridad de los territorios pretendidamente acotados por la nación. De aquí que en esta primera etapa los nuevos estados exteriorizaran su presencia fundamentalmente como aparatos de represión y control social, lo cual se reflejaba en el mayor peso relativo de aquellas instituciones destinadas a la consolidación y legitimación del poder central (milicias, vías de comunicación, instituciones y mecanismos jurídicos de regulación social). El “orden” representaba para el estado una condición básica de su supervivencia y consolidación. Orden y progreso, pero primero orden, luego progreso. Un estado capaz de imponer el orden y promover el progreso era, casi por definición, un estado que había adquirido como atributos la capacidad de institucionalizar su autoridad, diferenciar su control e internalizar una identidad colectiva. Asignar sus escasos recursos al “orden” restaba posibilidades de facilitar el “progreso”, con lo cual su legitimación tendía a fundarse en la coacción, resintiéndose su viabilidad institucional. Pero por otra parte, imponer “orden”, efectivizarlo, creaba condiciones materiales para impulsar el progreso, libraba recursos para su promoción, aumentaba la capacidad extractiva y viabilidad del estado y tendía a fundar su legitimación en su condición de agente fundamental del desarrollo de relaciones sociales capitalistas. En general, los estados que emergieron del proceso de internacionalización de la economía mostraron una débil capacidad extractiva y una fuerte dependencia del financiamiento externo, lo cual sumado a su papel en la formación de un mercado interno, la consolidación y ordenamiento jurídico de la propiedad de la tierra, el aliento a la producción de materias primas y manufacturas con escasos requerimientos tecnológicos y la canalización de recursos hacia sectores primario-exportadores, mercantiles y financieros, reforzaron las características de un sistema productivo y un orden social subordinado frente a los centros del capitalismo mundial. Dependiendo principalmente de la naturaleza de los bienes primarios exportables que constituyeron la base de la inserción en el mercado internacional. Su actividad y recursos se dirigieron hacia la creación de condiciones que favorecieran la expansión de la economía exportadora y mercantil. Las observaciones efectuadas sugieren que los estados latinoamericanos, en su etapa formativa, fueron desarrollando sucesivamente sus aparatos de represión, de regulación y de acumulación de capital social básico. El estado debía, para consolidad su poder, legitimarse y luego continuar sosteniendo las condiciones de expansión económica. Recapitulación La identificación con la lucha emancipadora, precario componente idealista de la nacionalidad, fue insuficiente para producir condiciones estables de integración nacional. La base material de la nación recién comenzó a conformarse con el surgimiento de

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oportunidades para la incorporación de las economías locales al sistema capitalista mundial y el consecuente desarrollo de intereses diferenciados e interdependientes generados por tales oportunidades. La consolidación del poder de aquella clase, o alianza de clases, que controlaba los nuevos circuitos de producción y circulación de bienes en que se basó la expansión de la economía exportadora. Este sistema de dominación (el estado nacional) fue a la vez determinante y consecuencia del proceso de expansión del capitalismo iniciado con la internacionalización de las economías de la región. Determinante en tanto creo las condiciones, facilito los recursos y hasta promovió la constitución de los agentes sociales, que favorecerían el proceso de acumulación. Consecuencia, en tanto a través de múltiples formas de intervención se fueron diferenciando su control, afirmando su autoridad y, en ultima instancia, conformando sus atributos.

LA ORGANIZACIÓN NACIONAL Y LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO EMANCIPACIÓN Y ORGANIZACIÓN NACIONAL

Roto el vínculo colonial, pronto se hizo evidente que la dominación española no había creado resquicios para el desarrollo de una clase dirigent criolla capaz de suplantar con su liderazgo y legitimidad el control político o territorial ejercido por la corona. La secesión de las provincias de Paraguay, el Alto Perú y la Banda Oriental acentuó un tanto los débiles sentimientos nacionales y creó conciencia en los líderes revolucionario sobre la necesidad de defender la integridad del territorio heredado de la colonia. No obstante, los diversos órganos políticos y proyecto constitucionales ensayados durante las dos primeras décadas de vida independiente, fueron ineficaces para conjurar las tendencias secesionistas la pulverización de los centros de poder, que tendieron a localizarse en las viejas ciudades coloniales del interior. Separados por la distancia, l agreste geografía o las franjas territoriales bajo dominio indígena, estos centros de poder se integraron en torno a la figura carismática d caudillos locales. La expansión económica de la región pampeano-litoraleña durante la primera mitad del siglo XIX estuvo estrechamente ligada a su inserción e el mercado internacional como exportadora de bienes pecuarios e importadora de productos industrializados. Los intereses del sector mercantil-portuario y de los terratenientes exportadores se homogeneizaron en torno al fortalecimiento del circuit económico y a la consolidación del sistema de instituciones de la provincia, que garantizaba la estabilidad política interna. El desarrollo de la producción pecuaria se basó en el uso extensivo de la tierra y en la racionalización de la explotación en las estancias, qu consistió principalmente en el disciplinamiento de la fuerza de trabajo y el aprovechamiento integral del ganado. La estancia era una unida productiva y al mismo tiempo una unidad político-social, como núcleo organizado de la vida en la campaña. Abarcaba desde la organizació militar necesaria para defenderse de los indios y para actuar como policía rural, hasta la producción de la mayor parte de los consumos internos Su carácter se hallaba definido por la producción para el mercado y la difusión de relaciones salariales. Para los terratenientes, el fortalecimiento del circuito se centraba en garantizar las condiciones de producción de bienes pecuarios a través de control de la frontera con los indios y desarrollar las vías de comunicación entre el puerto y las unidades productivas. El interés del sector mercantil-portuario en el fortalecimiento del circuito económico Buenos Aires-mercado externo se combinaba con e propósito de expandir el mercado para las importaciones hacia el interior del territorio. El predominio de Buenos Aires sobre las demá provincias se ligaba en este caso a la integración de todas las regiones a la economía portuaria, bajo un régimen liberal. La apertura de todo e territorio como mercado para las importaciones y el potencial incremento de las exportaciones requerían uniformar el sistema monetario, abol las barreras aduaneras internas, crear vías de comunicación y garantizar el tráfico interprovincial, tareas que solo podrían encararse a partir de desarrollo de un sistema de instituciones nacionales basado en los recursos de la provincia de Buenos Aires. La región del Litoral tuvo un desarrollo de la actividad ganadera anterior al de Buenos Aires. Participó de los impulsos derivados de l exportación de productos pecuarios y del comercio de importación. Pero se vio relegada a un segundo plano por la supremacía del puerto d Buenos Aires y el acceso directo al mismo que tenía la producción de esta provincia. La guerra civil que sobrevino algunos años después de Caseros, debe entenderse como la manifestación político-militar de un enfrentamient entre proyectos alternativos de unidad nacional, congruentes con interés económicos opuestos. LA CUESTIÓN DEL PROGRESO

La continuada expansión de la economía exportadora durante la primera mitad del siglo comenzó a acelerar su ritmo partir de la caída de Rosas merced a la confluencia de favorables condiciones domésticas y externas. La eliminación de las restricciones al comercio y la exportación d oro, por una parte, y los efectos de la llamada segunda revolución industrial, por otra, produjeron un fuerte incremento de la producción y e intercambio. Con la apertura de nuevas oportunidades generadas por la revolución tecnológica, el constante aumento de la demanda y lo cambios en las condiciones políticas internas, se inició un doble proceso alimentado por la experiencia de otros países que servía como guía como meta, y por la movilización de actores sociales que rápidamente adquirían conciencia de las posibilidades de reproducirla en el context local. La Constitución Nacional de 1853 representó sin duda la plasmación normativa de esta nueva concepción; y lo que se ha dado en denominar e Proyecto de la Generación del 80 encontró en la carta constitucional su más acabado fundamento. A lo largo de todo el s XIX se reiterará manifestaciones de este pensamiento dominante sobre las infinitas posibilidades de progreso. La libre navegación de los ríos y la eliminación de las aduanas interiores generaron nuevas posibilidades de intercambio comercial y formació de mercados. Ello contribuyó a producir una paulatina transformación de la estructura social del país.

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LA CUESTIÓN DEL ORDEN

La dispersión y el aislamiento de los mercados regionales, la escasez de población, la precariedad de los medios de comunicación y transporte la anarquía de los medios de pago y en la regulación de las transacciones, la inexistencia de un mercado financiero, las dificultades para expand la frontera territorial incorporando nuevas tierras de garantías sobre la propiedad, la estabilidad de la actividad productiva y hasta la propia vid oponían escollos prácticamente insalvables a la iniciativa privada. La distancia entre proyecto y concreción, entre la utopía del “progreso” y l realidad del atraso y el caos, era la distancia entre la constitución formal de la nación y la efectiva existencia de un Estado nacional. Po definición, entonces, el “orden” excluía a todos aquellos elementos que podían obstruir el progreso y el avance de la civilización, fueran ésto indios o montoneras. El “orden” también tenía proyecciones externas. Su instauración permitiría obtener la confianza del extranjero en l estabilidad del país y sus instituciones. Con ello se atraerían capitales e inmigrantes, dos factores de la producción sin cuyo concurso tod perspectiva de progreso resultaba virtualmente nula. APARATO INSTITUCIONAL Y ORGANIZACIÓN NACIONAL

La alianza de fuerzas litoraleñas que depuso a Rosas con el auxilio de efectivos extranjeros, asumió objetivos de organización nacional cuy consecuencia no se basó en extender la guerra hacia el interior luego del triunfo de Caseros, sino de incorporar los poderes locales a l organización del gobierno nacional mediante acuerdos interprovinciales. Dada su situación política peculiar luego de la batalla de Casero Buenos Aires habría de permanecer bajo control militar. Urquiza promovió la unidad política del territorio mediante un sistema institucional nacido de acuerdos interprovinciales. La concurrencia de la provincias a la organización de la nación ocurrió sin dificultades, salvo en el caso de Buenos Aires, que no reconoció los pactos preliminare conducentes a la organización nacional, ya que se negó a integrar a la Confederación Argentina. La autoexclusión de Buenos Aires privó a las autoridades de la Confederación de la única fuente significativa de recursos fiscales que existía e el territorio. En mayo de 1852, mediante el Acuerdo de San Nicolás, las provincias otorgaron a Urquiza el cargo de Director Provisorio de la Confederació Argentina. En tal carácter debía reglamentar la navegación de los ríos interiores, organizar la administración general de los correos y todo l atinente a transportes y comunicaciones. Se lo facultó además para intervenir en cualquier lugar del territorio nacional, al mismo tiempo que s disponía que las fuerzas del ejército nacional quedaran bajo el mando del Director Provisorio. Asimismo, las provincias debían contribuir a lo gastos del gobierno nacional proporcionalmente a sus recursos. No obstante el acuerdo de San Nicolás, casi todos los recursos con que contó en un comienzo el Director provisorio provinieron de l federalizada provincia de Entre Ríos. Uno de los principales problemas que enfrentó el gobierno de la Confederación fue la organización de u aparato recaudador. Los experimentos de creación de un Banco Nacional y de emisión de papel moneda fueron seguidos por la rápid depreciación de este último y el ulterior cierre del primero. El papel moneda en general no fue aceptado y su circulación se limitó a pagos hecho por el gobierno y posteriores transacciones de los particulares con el fisco. El intento de centralización de las aduanas, casas de moneda y correos provinciales, mediante un sistema de Administración de Hacienda Crédito, también resultó en un rotundo fracaso. Las provincias, por su parte, al ser abolidas las aduanas internas y nacionalizadas las externas, s vieron privadas de los recursos necesarios para atender los gastos de las exiguas administraciones locales. Al finalizar la década del 50, la Confederación se hallaba estrangulada económicamente. Además de los ejércitos de línea destinados a cuestiona las fronteras interiores, los gobiernos provinciales contaban con milicias locales denominadas “guardias nacionales”. En 1854 se dispuso la creación de la Inspección General del Ejército y Guardias Nacionales, con el objeto de centralizar la conducción de ejército y reglamentar el funcionamiento de las milicias de cada provincia. A pesar de las vicisitudes de la guerra civil y del asedio que le impusieron las tropas confederadas luego de la secesión, Bs As dispuso en tod momento del control de su Aduana y el apoyo de su Banco, pilares de la viabilidad institucional del Estado Provincial. ALIANZAS POLÍTICAS Y ORGANIZACIÓN NACIONAL

La alianza de sectores políticos de Buenos Aires con el Litoral había agotado sus objetivos con la deposición de Rosas. Caseros y má precisamente, el Acuerdo de San Nicolás, inauguraban un nuevo capítulo de la lucha por la organización nacional, signado por la unión de lo diversos sectores porteños para enfrentar a la Confederación Argentina liderada por Urquiza. Las resoluciones de San Nicolás, que otorgaban a Urquiza funciones nacionales con un poder prácticamente discrecional y adjudicaban a cad provincia el mismo número de diputados haciendo caso omiso de diferencias en la cantidad de habitantes produjeron el primer conflicto abiert entre Buenos Aires y Urquiza, con posterioridad a Caseros. Poco más tarde, cuando ese había perdido la posibilidad de controlar la provincia po medio de un gobierno elegido localmente, debió asumir personalmente el poder, interviniendo en virtud de sus atribuciones como Directo Provisorio de la Confederación. Inicialmente, Urquiza se había apoyado en el sector unitario liderado por Valentín Alsina para neutralizar la oposición de los restos de federalismo rosista porteño. Pero como no obtuvo el apoyo unitario para llevar a cabo sus planes de organización nacional, buscó más tard reconciliarse con los federales para ganar a través de ellos el control directo de la provincia. Sin embargo en ambas circunstancias fue manifiest la ausencia de un correlato de la política litoraleña en el conjunto de las fuerzas políticas de Bs As. Lejos de servir como nexo de la política urquicista en Buenos Aires, estas fuerzas se aliaron frente a los intentos de Urquiza de controlar l provincia, y finalmente se apoderaron del gobierno provincial en septiembre de 1852, a solo siete meses de la batalla de Caseros.

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A lo largo de la lucha por el predominio interno, que se dio en el marco del conflicto con la Confederación, se fue configurando una nueva fuerz política. El partido unitario, que pasó a llamarse liberal, permaneció unido y en el control del gobierno provincial a lo largo de casi todo e periodo que duró ese conflicto. Pero al mismo tiempo se fue desprendiendo la fracción liberal-nacionalista conducida por Mitre, opuesta al secto liberal que posteriormente se denominaría autonomismo. El liberal-nacionalismo, si bien postulaba la defensa y fortalecimiento de los interese locales de la provincia, tenía como objetivo central crear condiciones para iniciar un nuevo proceso de organización nacional que, en vez de se conducido por el Litoral, fuera liderado por Buenos Aires. La otra facción optó por seguir una política de conflicto abierto con la Confederación Finalmente, el gobierno de Buenos Aires logró, a mediados de julio, el levantamiento del sitio, el fortalecimiento de su soberanía y el retiro d las fuerzas de la Confederación que se hallaban en su territorio. En 1854 se sancionó la constitución provincial, declarando a Buenos Aires, al menos provisoriamente, Estado independiente. En diciembre d 1854 y enero de 1855, Buenos Aires y la Confederación firmaron dos convenios que, más allá de las promesas de reunificación naciona reafirmaban la situación autónoma de la provincia. Entre 1856 y 1859 el gobierno de la Confederación fue endureciendo progresivamente s política hacia Buenos Aires. Entre 1858 y 1859 el Litoral consiguió cierta unidad de los gobiernos provinciales en contra de la polític secesionista de Buenos Aires y en torno a la figura de Urquiza, cuya gravitación provenía fundamentalmente de ser jefe del partido federal de interior. Sin embargo, los preparativos de una guerra contra Buenos Aires no hicieron variar la política de sus autoridades. Estas seguía condicionando toda negociación con respecto de su soberanía, el retorno al statu quo de 1855 y el retiro definitivo de Urquiza de la vida pública. Luego de la batalla de Cepeda, Buenos Aires se comprometió a revisar la Constitución de 1853 mediante una convención provincial. A principios de 1860, Mitre inició una ofensiva política contra el sector radicalizado de la revolución de septiembre, que ocupaba la mayor part de los cargos políticos y predominaba en la legislatura provincial. En las elecciones de marzo de 1860 para la renovación de esta legislatura l fracción mitrista obtuvo mayoría en ambas cámaras, posteriormente Mitre fue elegido gobernador. De inmediato anunció su propósito de incorporar la provincia a la Confederación. El gabinete fue duramente criticado y se acusó al gobierno d haber traicionado la revolución de septiembre. Por su parte, Urquiza seguía siendo la figura política clave de la Confederación como gobernador de Entre Ríos, jefe del partido Federal comandante en jefe del ejército. A pesar de su apoyo a Derqui para que accediera a la presidencia, Urquiza era partidario de una política má flexible con respecto a Buenos Aires y seguía viendo en la posibilidad de una alianza del Litoral con la provincia disidente la base fundamenta para la organización definitiva del gobierno nacional. CONSIDERACIONES FINALES

Las condiciones en que se arribó a la instauración de un nuevo gobierno nacional en 1862 sintetizaban diez años de lucha, a través de los cuale ni el proceso de organización nacional, iniciado en San Nicolás, pudo materializarse en un efectivo aparato institucional, ni la provincia de Bs A pudo resolver el conflicto entre sus funciones internas en torno al problema de la organización nacional. Las circunstancias que rodearon e enfrentamiento armado no cambian un hecho esencial: sin Buenos Aires, la Confederación habría continuado siendo un conglomerado acéfalo pero con Buenos Aires, el gobierno nacional difícilmente podría haberle impuesto una política que contrariara sus poderosos intereses.

Capítulo 3 LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO Introducción Pavónderrumbe de la Confederación Argentina la confirmación de la hegemonía porteña no significó la resolución del viejo problema de la institucionalización del poder. El triunfo de Pavón creaba una situación sin precedentes en la historia institucional del paísla lucha política se entabló desde posiciones diferentesde un conflicto “horizontal”, entre pares se pasó a una confrontación “vertical” entre desigualestoda movilización de fuerzas contraria al orden establecido por los vencedores sería calificada, de ahí en mas, como levantamiento o rebelión interior. El centro de la escena política fue ocupado por una coalición de fracciones de una burguesía en formaciónsu actividades eran mercantiles y agroexportadorasa ellas se vinculaban:  Por origen social los intelectuales y guerreroseran una clase política  Por lazos comerciales fracciones burguesas del litoral fluvial y el interior. Por su diversidad no eran una coalición fuerte y confiablediferencias internaspor eso el liderazgo inicial de BSAS pronto se diluyópasaron 18 años hasta que se consolidó nuevamente un “pacto de dominación” relativamente estable. Ámbitos de actuación y formas de penetración del E La existencia y desarrollo de instituciones estatales puede observarse como un verdadero proceso de “expropiación” social en el sentido de que su creación y expansión implica la conversión de intereses “comunes” de la sociedad civil en objeto de interés general a medida que esto ocurre la sociedad va perdiendo competencias, ámbitos de actuación, etc. Al disolverse la Confederación Argentina se retornó de hecho al arreglo institucional vigente antes de su creaciónla desagregación y la implementación de la Constitución Nacional estaban todavía pendientesello suponía materializar en la acción lo que hasta ese entonces era una formal declaración de intencionesSe trataba de:  adquirir el monopolio de ciertas formas de intervención social reservadas a la jurisdicción de las provincias  de una invasión por el E nacional de ámbitos de acción propios “particulares”  de la delimitación de nuevos ámbitos operativos que ningún otro sector de la sociedad estaba en condiciones de atender.

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La existencia del E nacional exigía replantear los arreglos institucionales preexistentes, desplazando el marco de referencia de la actividad social de un ámbito local-privado a un ámbito nacional-publico. La transferencia de funciones ejercidas de hecho por las provincias, concentró los mayores esfuerzos del gobierno nacional, que fueron dirigidos especialmente a la formación de un ejército y un aparato recaudados verdaderamente nacionales. Disuelta la Confederación las fuerzas militares de BSAS pasaron a constituirse en el núcleo del nuevo ejército nacional. La reorganización del sistema rentístico y su aparato recaudador se llevó a cabo a partir de los recursos y organismos correspondientes de la provincia de BSAS. El problema ya no se reducía a montar, sobre la base de instituciones de BSAS, organismos con proyección nacional, sino a apropiar y concentrar atribuciones ejerciéndolas a través de mecanismos generalmente creados ex novo. El gobierno nacional tenia que apropiarse de ciertos instrumentos de regulación social hasta entonces impuestos por la tradición, legalizados por la colonia o asumidos por instituciones como la iglesiano había en estos casos una clara lógica de sustituciónse resolvía de forma pragmática. Las heterogéneas disposiciones, costumbres, instituciones y practicas socialmente aceptadas desde la colonia pasando por la vida independiente habían conformado un cuerpo jurídico amorfo e inconsistente-fueron sustituidos por modernos códigosanticiparon y regularon minuciosamente los más diversos aspectos de la vida civil y la actividad económica. A veces la apropiación funcional implicó una invasión de fueros ancestralesEj. Registro de personas, casamiento y cementerios. Otras veces supuso la incursión en ciertos campos combinando su acción con la de los gobiernos provinciales y la de los particulares Ej. Educación, FFCC, áreas de colonización, negocios bancarios, construcción de obras, etc. En general el E se apropió de las actividades hasta ahora mencionadas sustituyendo en su ejecución a otros agentes socialesesta sustitución, casi siempre imperativa, implicaba una transferencia y concentración de ámbitos funcionales cuyo control representaría, a la vez, una fuente de legitimación y poder el E comenzaba a hallar espacio institucional y a reforzar los atributos que lo definían como sistema de dominaciónesto sacudió las raíces las formas tradicionales de organización social y ejercicio del poder políticopor eso después de la instauración del gobierno de Mitre las reacciones no tardaron en producirse. A pesar de que el movimiento indiciado en BSAS contaba con aliados de causa en el interior, fue la rápida movilización de su ejercito el argumento más contundente para “ganar la adhesión” de las provinciasla centralización del poder y los recursos resultaba insuficientesin embargo esta presencia no podía ser solo coactiva - los largos años de guerra civil habían demostrado la inviabilidad de varios experimentos de creación del E fundado en las fuerzas de las armas o en efímeros pactos cambiantes - si la represión aparecía como condición necesaria para lograr el monopolio de la violencia y el control territorial la creación de bases consensuales de dominación aparecía también como atributo de estatidadello suponía no solamente la constitución de una alianza política estable, sino además una presencia articuladora - material e ideológica - que soldara relaciones sociales y afianzara los vínculos de la nacionalidadde aquí el carácter multifacético que debía asumir la presencia estatal y la variedad de formas de penetración que la harían posible. Penetración represiva Esta modalidad implica la aplicación de la violencia física o amenaza de coerción, tendientes a lograr el acatamiento a la voluntad de quien la ejerce y a suprimir toda eventual resistencia a la autoridadinstrumento clave empleado por el E para imponer esta forma de control coercitivo fue la institucionalización de un EJÉRCITO NACIONAL. Hasta 1862 la conducción del aparato represivo fue un atributo compartido por el gobierno nacional y las provincias. La renuencia de las provincias a ceder el privilegio de la conducción de las fuerzas militares radicadas en su territorio, base de la defensa de su autonomía pero a la vez escollo para la formación de un ejército nacional. Correspondió a Mitre la organización de un ejercito regular Al comienzo los problemas a resolver fueron:  la simultaneidad o alternancia sucesiva de los frentes de lucha y  la falta de profesionalización (no había una ley de conscripción obligatoria)  Homogeneización de los cuadros militares ya que  No se contaba con una fuerza integrada con el aporte de todas las provincias  No existía una adecuada distribución jerárquica entre los diversos rangos. La creación de ejercito nacional no eliminó automáticamente a las guardias nacionales mantenidas por las provinciasMitre y Sarmiento debieron enfrentar rebeliones interiorestenían una motivación común: la defensa de las autonomías provinciales, amenazadas por la creciente centralización del poder en un E nacional que, a los ojos del interior, encarnaba el proyecto hegemónico de BSAS. La organización del ejército nacional se planteo en términos de una disminución de los efectivos movilizados en la campaña militar y una concentración de esfuerzos en custodiar las fronteras, especialmente las “internas”, peligrosamente acechadas y violadas por incursiones indígenas. La presidencia de Mitre fue un periodo de dura prueba para el nuevo ejército nacional Hasta 1876 (se decreta su licenciamiento) la Guardia Nacional sirvió de importante refuerzo del ejército regular. Al constituirse como una institución permanente su existencia posibilitó y aceleró la capacidad de penetración del E nacional en todo el ámbito territorialtodas las provincias se hallaban “representadas” en el ejército nacionalesto demostraba  que el EN había conseguido ganar o imponer el apoyo de las provincias pero

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 que aun no había podido establecer una fuerza diferenciada de su origen provincial y continuaba dependiendo del apoyo de los gobiernos locales para mantener el aparato represivo nacional. Ejército nacionalhacia 1880 había adquirido un perfil institucional diferente  formaba sus cuadros con tropas enganchadas voluntariamente  se había desarrollado su profesionalismo e institucionalización.  tenía una estricta subordinación al poder civil lo que acentuó su espíritu de cuerpo evitando las divisiones interna y el fraccionamiento partidario.  Se normalizó su aprovisionamiento, vestuario, armamento y puesta al día de los sueldos  Nuevos institutos militares formaban y perfeccionaban los cuadros.  Los avances tecnológicos multiplicaban la capacidad ofensiva del poder militar nacional. Los gastos del gobierno nacional destinados al Ministerio de Guerra y Marina insumieron, hasta 1880, la porción más significativa del presupuestoel presupuesto bélico superó casi siempre la mitad de los gastos totales de gobiernolas cifras ponen de manifiesto el abrumador peso que tuvo el componente represivo en la configuración inicial del aparato estatalsu contrapeso fue el aumento de los recursos sobre todo provenientes del uso del crédito. Penetración cooptativa Se refiere a la captación de apoyos entre los sectores dominantes locales y gobiernos provinciales a través de alianzas y coaliciones basadas en compromisos y prestaciones recíprocas tendientes a preservar y consolidar el sistema de dominación impuesto en el orden nacional. Para ser viable el E nacional debía contar con una clase social capaz de articular la economía a nivel nacional y desequilibrar la correlación de fuerzas políticas a nivel regional. Durante el interregno entre Pavón y la asunción de Mitre BSAS asumió de hecho el gobierno nacional. A partir de allí el Gob. nacional debió enfrentarse una vez mas al mismo dilema: diferenciarse de su matriz porteña sin traicionar los intereses asociados al Puerto; pero a la vez, lograrlo sin convertirse en una mera excrecencia del autonomismo provincialla “idea federal” era un enorme obstáculo a las posibilidades expansivas de un E nacional. Las provincias no podían ser ignoradas ganar su “adhesión” implicaba la creación de mecanismos que contrabalancearan esta importante fuente de poder que era el SENADO (creado con la Constitución del 53) Se trataba de incorporar a los sectores dominantes del interior, no tanto como representantes de intereses regionales o locales sino mas bien como componentes de un nuevo pacto de dominación a nivel nacional. El E nacional jugo sus cartas a 2 puntas:  usando la fuerza y recursos de BSAS para someter a las provincias interiores y  valiéndose de pactos y coaliciones con las burguesías provinciales, para contrarrestar la influencia ejercida sobre el gobierno nacional por la burguesía porteña. Además de la represión abierta el E fue afirmando sus bases sociales de apoyo a través del empleo relativamente discrecional de ciertos mecanismos de cooptación:  subvenciones a las provincias: la suspensión súbita de subvenciones a provincias cuyas situaciones no eran favorables o el refuerzo de partidas a aquellas otras en que los sectores dominantes eran adictos al gobierno nacional, constituía un instrumento de acción política que, hábilmente manejado, permitía consolidar las posiciones de sus aliados en el interior.  Utilización de cargos públicos como mecanismo de cooptación: convirtió al empleo público en un importante factor compensador pero a la vez en un preciado instrumento para la captación de apoyos al gobierno nacional.  Intervención federal: la vaguedad del texto constitucional sobre este asunto hizo posible que su aplicación no tuviera una modalidad precisa. Era un poderoso instrumento de control sobre los poderes locales. La utilización selectiva de este recurso apuntó mas bien a la conformación de un sistema político en el que los “partidos” provinciales dominantes se sometieran a las orientaciones fijadas desde el gobierno nacional. Aclaración: Sería erróneo calificar de partidos a la inmensa variedad de tendencias, facciones y agrupamientos escasamente orgánicos a través de los que se expresó la actividad política desde la independencia hasta las ultimas décadas del siglo 19. El término partido se utilizó en un sentido de “parcialidad”, de corriente aglutinadora de intereses relativamente inmediatos y coyuntura de un segmento de la sociedad, antes que en su moderno sentido corporativo. Existía una sucesiva creación y disolución de clubes políticos y con frecuencia los integrantes de la “clase política” cambiaban de partido esto demuestra la flexibilidad y el pragmatismo total que se producía por los intereses cambiantes y no por principios ideológicos contradictorios. Esta misma fluidez permitía al presidente de turno combinar y manipular sus variados recursos a fin de mantener y afianzar las situaciones provinciales que le eran favorables y volcar en su favor las contrariaspero el gobierno nacional no siempre las tendría todas consigoni Mitre ni Sarmiento pudieron imponer sucesor. Correspondía a Avellaneda sentar las bases de un nuevo pacto de dominación. Penetración material Formas de avance del E nacional sobre el interior, expresadas en obras, servicios, regulaciones y recompensas destinados fundamentalmente a incorporar las actividades productivas desarrolladas a lo largo del territorio nacional al circuito dinámico de la economía pampeanaesta incorporación producía dos tipos de consecuencias:  Ampliaba el mercado nacional y  Extendía la base social de la alianza que sustentaba el nuevo E.

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Hay que analizar primero la dimensión geográfica de nuestro país: este se reducía a un ramillete de viejas ciudades coloniales, esparcidas sobre un vasto territorio. Estos núcleos urbanos reunían la población y la economía de un espacio geográfico cuyos contornos políticos eran una reivindicación originada en un localismo exacerbado por los fracasos de los sucesivos intentos de organización nacional. Esa extensa geografía contenía una gradación de espacios diferenciados la provincia y el desierto constituían en esencia dos países. Su frontera era objeto de constante lucha y negociación y los límites provinciales se expandían o estrechaban en función de los resultados de esa lucha. Entre ambos comenzaron a surgir E intermedios, los “territorios” según la constitución, por coincidir con espacios prácticamente inexplorados e inhabitados, no sujetos a dominio de gobierno local alguno que quedaron subordinados a la jurisdicción nacional. Esta particular conformación del espacio había debilitado el desarrollo de vínculos nacionales, sentimientos de pertenencia y comunidad de destino y había impedido la formación de un mercado nacional. La organización nacional no podía apelar únicamente a argumentos ideológicos ni tampoco era posible construir la unidad nacional mediante el solo recurso de las armas había que formar un mercado nacionalaunque el país era prodigo en tierras su ocupación efectiva y puesta en producción exigía trabajo y capitales (gobernar es poblar)pero además de población se necesitaba inversiones en capital fijo y tecnología que articularan la producción y la circulación. Cuando en el plano institucional parecían allanados gran parte de los obstáculos que se oponían a la definitiva organización nacional, las barreras de la naturaleza y la inmovilidad o inexistencia de recursos seguían erigiendo formidables escollos. Ej. La necesidad de construcción de caminos, la libre navegación de los ríos originaba necesidades de canalización, obras portuarias, etc., ¿En que sentido fue el E argentino un factor de articulación social? A partir de 1862 el E nacional tuvo un papel preponderante en la creación de oportunidades, la generación de intereses y la satisfacción de necesidades que beneficiaron a regiones, sectores y grupos sociales cada vez mas amplios. Pero el hecho saliente es que estas formas de intervención penetraban efectivamente en la sociedad convirtiendo al E en un factor constituyente de la misma y a su acción en un prerrequisito de su mutua reproducción. No olvidemos que la penetración material fue solo una de las formas en que el E intentó extender su control sobre la sociedad la penetración material comparte con la cooptativa y la ideológica un común fundamento consensual, aun cuando este consenso tiene en cada caso referentes distintos: el interés material, el afán de poder o la convicción ideológica. En cambio la penetración represiva implica la aplicación de violencia física o amenaza de coerción tendientes a lograr el acatamiento a la voluntad de quien la ejerce y a suprimir toda eventual resistencia a su autoridad. La represión y las formas más consensuales de penetración son procesos simultáneos. El desorden era también visto como producto de la miseria y, si el progreso requería orden, también el orden requería progresoel progreso era un factor legitimante del orden, por lo que la acción del E debía anticiparse a resolver un amplio espectro de necesidades insatisfechas que “agitaban los espíritus” y amenazaban destruir una unidad tan duramente conseguidalo 1º era tomar conciencia de la real envergadura de los problemas enfrentados, de las oportunidades desaprovechadas, de las aspiraciones, necesidades e intereses despertados a partir de las nuevas circunstancias que dominaban la escena político-institucional de la sociedad argentinalos gobiernos provinciales asumieron inicialmente el papel de voceros de los intereses económicos de sus respectivas localidadeslos informes de gobernadores y la correspondencia mostraban un cuadro elemental de la situaciónpero gran parte del papel articular del E se efectivizó a partir de una compleja red de interacciones entre “empresarios” estatales o individuos o sectores interesadosdesde este punto de vista la acción estatal uso diversos mecanismos:  la provisión de medios financieros y técnicos para la ejecución de obras o el suministro de servicios  el dictado de reglamentos que introdujeran la regularidad y la previsibilidad en las relaciones de producción e intercambio  la concesión de beneficios y privilegios para el desarrollo de actividades lucrativas por parte de los empresarios privados (Ej. FFCC, Ej. Pág. 144: Ferrocarril Central Argentino. Conclusión: El impacto del FFCC fue desigual, jugando en el Litoral un rol articulador que contrasta con el disímil papel cumplido en el interior. Los FFCC crearon un MI nacional, pero sobre todo posibilitaron la explotación de la pampa húmeda, generaron un alza inédita en el precio de la tierra y contribuyeron, de este modo, a la consolidación de los terratenientes pampeanos como clase hegemónica.) y  el acuerdo de garantías sobre la rentabilidad de los negocios emprendidos con el patrocinio estatal, la ejecución de las obras y la efectiva prestación de los serviciosmultiplicidad de los compromisos asumidos por el Ese garantizaban los capitales en su rendimiento, la fuerza de trabajo en su reproducción y la tierra en su posesión. Lucro, energía y propiedad: tres fuerzas de cuya debida articulación dependía el progreso. Otra cuestión importante: Importante papel que cumplió el E como empleador de fuerza de trabajo y formador de un extenso sector de contratistas e intermediarioscapacidad del E de generar socialmente nuevas oportunidades de trabajo asalariado, extendiendo así las relaciones de producción capitalistas. Penetración ideológica A diferencia de las otras modalidades la penetración ideológica apelo a mecanismos mucho más sutiles, a veces subliminales mecanismos que tendieran a legitimar el nuevo patrón de relaciones sociales que se venían conformando. Este tipo de penetración con las otras contribuyeron a crear la base consensual sobre la cual podía construirse un sistema de dominación. La penetración ideológica del E implicaba lograr que en la conciencia ordinaria de los miembros de una sociedad se instalen ciertas creencias y valores hasta convertirlos en componentes propios de una conciencia colectivahay que diferenciar dos aspectos de este proceso:  por una parte la creación de una conciencia nacional (procura crear una mediación entre E y sociedad basada en el sentido de pertenencia a una nación)

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 y por otra la internalización de sentimientos que entrañan una adhesión “natural” al orden social vigente y que, al legitimarlo, permiten que la dominación se convierta en hegemonía (promueve el consenso social en torno a un orden capitalista, un modo de convivencia, de producción y organización social que aparece adornado de ciertos atributos y valores deseables) En ambos casos lo que esta en juego es la capacidad de producción simbólica del E. Casos de penetración:  EDUCACIÓN: vehiculo privilegiado. Los grupos dirigentes le asignaron una función política vinculada a la formación de recursos humanos. Se concebía mas como una garantía del orden que como condición de progreso. Se privilegiaba la preparación de sujetos aptos para el manejo de funciones burocráticas. Esta concepción tendió, en el marco de un régimen político oligárquico al elitismo y el enciclopedismo. Se privilegiaba la educación media sobre la primariaesto confirma el carácter elitista de la política oficial.  CONTROL SOBRE EL CULTO: El estado nacional busco controlarla. La relación con la Iglesia tenia, para los sectores dominantes un carácter eminentemente instrumental: si la Iglesia controlaba conciencias, el E controlaba a la Iglesia.  MATRIMONIO CIVIL: la ley de matrimonio civil fue aprobada en 1888. La ley presentaba limitaciones: por ejemplo no se apartaba en lo sustancial de las concepciones tradicionales sobre la familia. El matrimonio civil era considerado una institución cuya función básica era “darle hijos al E”.  SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO: era un poderoso mecanismo de socialización y adoctrinamiento. Sus fundamentos no fueron puramente represivos. La faz coercitiva del aparato militar se complementaba, por la vía de la conscripción obligatoria, con un poderoso mecanismo de penetración ideológica y control social. Era un rito de pasaje, complementaba a la educación por sus fines similares. El pasaje por las filas del ejército podría constituirse también en un elemento de homogeneización étnica. La carga simbólica internalizada durante el pasaje por las filas completaba un proceso de socialización que se deseaba uniforme, de modo de “argentinizar” o nacionalizar más velozmente a los hijos de la población de orígenes, lenguas y tradiciones heterogéneas. Cristalizaciones institucionales La descentralización del control, condición indispensable de la centralización del poder, implicaba diferenciar organismos, especializar funciones, desagregar y operacionalizar definiciones normativas abstractas, sin perder de vista la necesidad de coordinar e integrar la actividad desplegada por un sistema institucional crecientemente complejoestas cristalizaciones de la penetración estatal eran momentos en el proceso de adquisición de uno de los atributos de estatidad: la emergencia de un conjunto funcionalmente diferenciado de instituciones publicas relativamente autónomas respecto de la sociedad civil, con cierto grado de profesionalización de sus funcionarios y de control centralizado sobre sus actividades. El aparato institucional que surgió en esos primeros años era esencialmente un aparato militar. La burocracia estaba constituida principalmente por organismos castrenses. El gobierno nacional era un huésped poco grato no solo en BSAS sino también en las poblaciones donde la actividad de sus organismos tenía por objeto consolidar su capacidad extractiva de recursos y control socialla inserción de estas instituciones en los medios locales estuvo signada por lealtades contradictoriasuna integración poco conflictiva exigía por lo general una alta dosis de flexibilidad en la aplicación de las disposiciones legales y reglamentarias establecidas por las autoridades centrales Ej. En las aduanas y receptorias el contrabando aparece como un mal inevitable. La incompleta institucionalización de las unidades administrativas nacionales en el interior también se manifestaba en su escasa especialización y reducida legitimidad. En estas circunstancias, resulta destacable el carácter “explorador” y “empresario” del funcionario destacado del interiorlos funcionarios nacionales revelaban un atento sentido de oportunidad frente a la apertura o cierre de posibilidades de expansión y mejoramiento de los servicios. En este aspecto asumían un claro papel intermediador entre los intereses del gobierno nacional y los de la comunidad de su jurisdicción, sin olvidar la promoción de sus propios intereses. 1862el gobierno nacional al reconstituirse debió afrontar una situación inédita: continuar atendiendo el funcionamiento de organismos cuya responsabilidad asumía, tratando de crear al mismo tiempo un andamiaje institucional sin cuya existencia resultaba poco menos que imposible asegurar su gestión. No había un modelo que se aplicaraexistía una gran influencia de modas y modelos extranjeros en la organización y procedimientos burocráticosla imitación influyó en el pensamiento y la acción de la épocala clase dirigente argentina miró hacia Europa y los EEUU, adoptando sus modelos de organización social y funcionamiento institucionalesto no siempre se ajustó a las reales necesidades de la gestión estatal. El aparato burocrático que intenta desarrollar en la 1º etapa de la organización nacional definitiva constituye un armazón formal que solo muy gradualmente irá adquiriendo contenido. Desde el punto de vista de la diferenciación estructural y funcional del aparato burocrático Mitre mantuvo el esquema previsto en la constitución Nacional5 ministerios: de Guerra y Marina, del Interior, Justicia, culto e instrucción pública, el de Relaciones Exteriores y el de Hacienda. Nueva división social del trabajo Los gobiernos provinciales pronto perderían a manos del E nacional el poder de reunir ejércitos, emitir moneda, decretar el E de sitio, administrar justicia o recaudar impuestos. Su intervención se concentraría en asegurar el normal desenvolvimiento de las relaciones sociales en el ámbito local de la producción y el intercambio, fundamentalmente mediante el disciplinamiento de la fuerza de trabajo y la provisión de algunos servicios. Quedaría reservado al gobierno nacional un abanico de funciones: los aspectos vinculados con el orden y el progreso cuya resolución no podía quedar librada a la iniciativa o los recursos de algún sector de la sociedad civilde todas

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formas la acción del E en esta primera etapa donde no tenia muchos recursos se concentraban en aquellas actividades que demandaban mas de su iniciativa y capacidad que de sus recursos: Ej. Promoción de la inmigración, la adquisición y concesión de créditos, el desarrollo de obras publicas. Primera ola económica expansiva durante el gobierno de Sarmientoafecto de forma diferencial a diversas regiones del país:  aquellas que consiguieron incorporarse a la economía agroexportadora vieron aumentada la capacidad contributiva de su poblaciónello aumento en consecuencia las posibilidades financieras de los gobiernos provinciales localizados en esos territorios.  Las provincias marginadas del proceso de expansión “hacia fuera” o aquellas que no consiguieron generar un mercado nacional para sus productos hallaron mayores dificultades para reponer sus ya débiles finanzas. Y cayeron en la dependencia de los subsidios y el empleo que proporcionaba el gobierno nacional. El cuadro resultante podría resumirse así:  Un Estado Nacional que crecía espasmódicamente  Buenos Aires y, en menor medida, los demás E provinciales de la pampa húmeda, prácticamente relevados de aquellas actividades altamente riesgosas pero con capacidad de generar ingresos tributarios suficientes para asegurar la reproducción del nuevo patrón de relaciones sociales  Las restantes provincias, con economías declinantes debido a su desvinculación con los mercados externos y al auge del comercio importador de BSAS que gradualmente sustituía a la producción local cuya precaria situación financiera se vio agravada por alzamientos armados contra el gobierno nacional o sus propios gobiernos. De esta forma se configuró una situación que tendía a reforzar la hegemonía de las provincias pampeanas y sus clases dominantes. La burguesía porteña se creo una doble base de sustentación:  a través del control de las instituciones y recursos provinciales aseguró las condiciones contextuales y las garantías de coerción indispensables para organizar y promover una actividad productiva y mercantil en rápida expansión y frecuente transformación  a través de su privilegiado acceso al gobierno nacional movilizó los recursos e instituciones que suprimirían los diversos focos de cuestionamiento al nuevo sistema de dominación y acercarían al puerto unidades productivas y mercados interiores creados a impulso de una vasta actividad de promoción, garantía de la inversión y construcción de grandes obras de infraestructura. Relación nación-provincias El proceso de formación del E implicó la gradual sustitución del marco institucional provincial como principal articulador de relaciones sociales. Parte de este mismo proceso fue la transformación de diversos sectores dominantes del interior en integrantes de una coalición dominante a nivel nacional. La provincia continuo siendo, al menos hasta 1880 el otro termino de la contradicción que planteaba la existencia de un E nacional. El carácter que asumió la relación entre el E y los diversos sectores de la incipiente burguesía no puede desconocer el papel mediador de la instancia provincial. Diferente relación entre el EN y las provincias y entre el EN y BSASSi bien el E nació con el decidido auspicio de los sectores dominantes porteños, también nació expuesto a sus tensiones y contradiccionesBSAS apoyo toda iniciativa dirigida a penetrar el territorio nacional y afianzar la hegemonía porteña. Pero resistió todo intento del gobierno nacional de coartar su autonomía y atribuciones por más decisiva que fuera la influencia que ejercieran en el gobierno nacional, el suyo era un poder que en esta instancia compartían con las burguesías del interior. Y aunque estas encontraban creciente terreno de convergencia en sus intereses de largo plazo con los sectores dominantes de BSAS, no estaban dispuestas a aceptar que el E nacional se constituyera en un mero epítome institucional de la burguesía porteñapor eso es importante sustraerse a la visión maniquea que considera al sistema de dominación surgido con Pavón como una simple prolongación de la burguesía porteña en el E. simétricamente tampoco debe caerse en el otro extremo de atribuirle total autonomía. El E nacional interiorizó en su seno el conflicto que durante décadas había dividido a Buenos Aires y el interior. Esta mediatización del conflicto convirtió al estado en una arena de negociación y enfrentamiento, pero al mismo tiempo contribuyó a constituirlo en un actor diferenciado de las partes en pugna. Solo cuando este “tercer personaje” entro en escena, cuando el E pudo definir su propia personalidad y convertirse en árbitro de la situación nacional, fue posible resolver el secular conflicto definitivamente.

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